Juan José Cresto - Roca y El Mito Del Genocidio
Juan José Cresto - Roca y El Mito Del Genocidio
Juan José Cresto - Roca y El Mito Del Genocidio
Estaba Roca ocupando tierras de indios? La respuesta es categricamente negativa. Esas tierras
desiertas comienzan a ser ocupadas con las expediciones pobladoras de la Espaa colonizadora del
siglo XVI que, repetimos, trajeron el caballo y la vaca. Los indios iniciaron su ocupacin 180 aos
despus.
Los indgenas americanos precolombinos estaban radicados en mnimas parcelas de territorio y
aprovecharon los descubrimientos, invenciones, ingreso de animales antes desconocidos y la tecnologa
del blanco para su expansin territorial.
Pero existen algunas consideraciones que hay que sopesar: la expedicin debe adjudicarse al gobierno
del presidente Avellaneda, quien design para comandarla a su ministro de guerra, el general Julio
Argentino Roca, en estricto cumplimiento de la ley del 25 de agosto de 1867, demorada doce aos por
las dificultades polticas y econmicas del pas. "La presencia del indio -deca la ley- impide el acceso al
inmigrante que quiere trabajar." Para financiar la expedicin se cuadricul la pampa en parcelas de
10.000 hectreas y se emitieron ttulos por la suma de 400 pesos fuertes cada uno, que se vendieron en la
Bolsa de Comercio. Aunque prohibieron la adquisicin de dos o ms parcelas contiguas, esta venta fue la
base de muchas de las fortunas argentinas.
La ley, la expedicin y la organizacin fueron discutidas en el Congreso y votadas democrticamente.
Todo el pas, toda la poblacin de la Nacin, quera terminar con este oprobio, desde el Congreso y los
gobiernos provinciales hasta los peridicos, sin excepcin.
Roca organiz la expedicin y a ella se incorporaron no solamente cuerpos militares, sino tambin
periodistas, hombres de ciencia y funcionarios. El periodista Remigio Lupo la integr como corresponsal
del diario La Prensa y remiti sus crnicas. Monseor Antonio Espinosa
public su diario, con noticias muy valiosas de todo lo mucho que vio, pero tambin escribieron hombres
de ciencia, como los doctores Adolfo Doering y Pablo Lorenz, y naturalistas, como Niederlein y Schultz,
que estudiaron la flora, la fauna y las condiciones del suelo.
Acompaaron tambin enfermeros y auxiliares. Los indios prisioneros y los nios, mujeres y ancianos
fueron examinados por sus dolencias, vacunados y muchos de ellos remitidos a diversos hospitales de la
muy precaria Buenos Aires de esos das.
Ahora bien: puede creerse que toda estas personas y otras que siguieron paso a paso la expedicin
pueden ser cmplices de silencio en caso de genocidio? Se concibe un secreto de cinco mil personas?
Lo hubiera permitido un humanista como el presidente Avellaneda? La nica realidad es que la llanura
pampeana qued libre de malones y que a los indgenas se les asignaron grandes reservas, si bien es
cierto que individuos inescrupulosos les cercenaron posteriormente muchas de sus parcelas con
supuestos derechos, actitud reprobable, sin duda, que forma parte de litigios del derecho civil.
Por otra parte, mencionar al indio como tal es un insulto. Por qu indio? El es, simplemente, un
argentino entre treinta y siete millones de habitantes, con los mismos derechos y obligaciones que todos.
No merece ningn tratamiento especial ni ms derechos que otros, pero tampoco ninguna tacha que lo
invalide, que lo relegue o que lo menoscabe, porque tiene tambin todas las prerrogativas
constitucionales. Es nuestro conciudadano y, por lo tanto, nuestro hermano. Merece y tiene todo nuestro
fraterno afecto. No ms, no menos. Lo contrario es indigno y discriminatorio.
Lo que se quiso hacer y efectivamente se hizo fue concluir con los asaltos a pueblos indefensos y poner la
tierra frtil a disposicin de la poblacin para ser trabajada. En efecto, en menos de 25 aos a la
Argentina se la llamaba "la canasta de pan del mundo".
El 12 de octubre de 1880, Roca jur como presidente de la Repblica, por haber vencido a Tejedor en las
elecciones. Hizo un gobierno histrico: concluy el tratado de lmites con Chile, en 1881; desarroll la
instruccin pblica; construy escuelas; extendi los ferrocarriles. Los inmigrantes agricultores
comenzaron a agruparse en colonias. Se estibaron miles de bolsas de trigo en las estaciones.
El pedestal de la gloria de Roca est en sus dos gobiernos y en su orientacin poltica, mucho ms que
en la ocupacin del desierto, pero sta es un timbre de honor de su biografa. Con el tiempo, a travs de
personas que no han ledo especficamente sobre el tema o que tienen otros intereses, se ha creado una
fbula que gente de buena fe la ha credo, porque as se elaboran los mitos que despus parecen
"verdades reveladas" de valor teolgico. Felizmente, cualquier serio investigador de historia, cualquier
estudioso del pasado que se documente, se preguntar azorado: qu genocidio?
El autor es director del Museo Histrico Nacional y presidente de la Academia Argentina de la Historia.