Creative Writing y periodismo">
Excelsior
Excelsior
Excelsior
Marcelino Perello
24/12/2014 00:07
Marcelino Perello
23/12/2014 04:03
Cuando todo pareca entrar en la pausa navidea, cuando la actividad y los estados de
nimo quieren refugiarse en esa extraa molicie que acompaa la celebracin agridulce,
nica combinacin de alegra y melancola, una de esas que llaman noticia bomba rompe
el silencio y estalla en los encabezados de todos los peridicos del mundo. Cuba y Estados
Unidos reanudan relaciones diplomticas.
La noticia, para ser noticia y para ser bomba, requiere obviamente que la reanudacin no se
quede en diplomtica y que vaya seguida y acompaada de otras. Muy en particular del fin
del bloqueo criminal que estrangul, sin lograr ahogarlo, al nico pas socialista de
Amrica. Aunque no acaba de estar del todo claro, ahora debera reanudarse, de manera no
s qu tan paulatina, el trnsito normal de bienes y gentes entre los dos pases.
Habrn pasado 55 aos casi exactos desde aquel primero de enero en que los barbudos del
Movimiento 26 de julio entraron triunfantes en la ciudad de La Habana ante la sorpresa y el
alborozo exultante de casi toda la poblacin. Casi. La fecha no ha de ser casual, y se ha de
haber adelantado un par de semanas para que funcione a modo de presente navideo para
quienes sufrieron en carne propia las sevicias del sitio militar que el imperio impuso a la
isla.
Y junto a ellos, el acontecimiento ha sido celebrado con gran satisfaccin por casi todo el
mundo. Casi. Yo pertenezco a ese otro casi, a esa franja estrecha de quienes no acaban de
ver claro el sentido del vuelco en la poltica gringa. Hay dos estrechos sectores de la
opinin pblica mundial, dos sectores diametralmente opuestos, que no lo han visto con
agrado.
Uno del ala ms recalcitrante de la gusanera de Miami que ve en l una claudicacin tcita
de Washington y una aceptacin resignada de la realidad cubana, del gobierno comunista
de La Habana y del sistema socialista que, a trancas y barrancas, an impera en el pas.
El otro sector, en el que yo me incluyo, es el de los que vemos el peligro de que este giro
represente el tiro de gracia que acabe con el socialismo en uno de los dos reductos que an
conserva en el mundo. Ignoro, incluso, si Fidel no se encuentra tambin en las mismas filas,
junto a m. No me s explicar su silencio. De hecho las palabras del presidente Obama lo
dejan bien claro. Afirma que a todas luces 53 aos de bloqueo no han funcionado, y que la
sociedad sin clases, basada en principios marxistas, sigue vigente en Cuba.
Ello representa, por supuesto el reconocimiento de un fracaso, de un fracaso monumental,
pero al mismo tiempo es el anuncio de un cambio de tctica. Obama viene a decir que si
por asfixia no hemos conseguido liquidar el comunismo, vamos a intentarlo por otras vas.
Por intoxicacin. En otras palabras, no se renuncia al propsito original, a exterminar esos
pinches revolucionarios de mierda, slo que ahora lo haremos avasallndolos con las
delicias del consumo, la propiedad y el mercado capitalista.
Soportaron estoicos las carencias y el desabasto de alimentos, medicinas y maquinaria. Y la
imposibilidad de viajar. Vamos a ver si, tan machitos ellos, resisten ahora la embestida de
coches del ao, pantallas planas, tablets de 32 gigabytes y cruceros en islas que se mueven.
Claro que no habr para todos ni mucho menos. Con unos cuntos que los disfruten, basta.
Los dems con la pura ilusin, con el mero espejismo, tienen. Esa frmula siempre ha
funcionado, desde hace siglos.
Lo acaban de hacer en China y en Vietnam, y de poca. Ya ven. Los retratos y de Mao y de
Ho Shi Minh siguen presidiendo algunas plazas, pero de lo que queran y decan apenas se
acuerdan algunos. Si acaso. Tambin pondrn el nombre y la imagen de Fidel aqu y all,
claro. En su momento, ya no falta mucho. Aunque les cause agruras a los motilones ms
rancios. No hay fijn. Con Omeprazol se les pasa.
Ese peligro existe, por supuesto. Hasta dnde el pueblo de Cuba posee la entereza de
defender su revolucin y su identidad, es hoy un enigma. Porque de eso se trata, de aquello
que les es suyo. La mitad de su historia como estado independiente, los cubanos la han
recorrido sobre otro concepto de libertad. No s si estarn dispuestos a renunciar a l. Las
dificultades han sido ingentes, sin duda. Algunas las sobrepasaron, otras no.
Plantear un esquema socializante supuso intrepidez, las amenazas acecharon mantenindose
ocultas, comprometiendo obviamente muchos otros logros apegados a modalidades
ordinarias. Maniobras insidiosas vetaron iniciativas importantes mediante intervenciones
aviesas.
Hoy tal vez se enfrentan a la ms desafiante de todas. No tengo ms remedio que tenerles
confianza, que aferrarme a ella. Aunque mis dedos titubeen sobre el teclado.
En cualquier caso el gesto de Washington no es de ninguna manera de buena voluntad. Si
de un regalo de Navidad se trata, es un regalo envenenado.
Dicen que las bestias carroeras, hienas y chacales, buitres y zopilotes, prevn la muerte de
su futura vctima y que la siguen y sobrevuelan an estando sta en vida.
*Matemico
bruixa@prodigy.net.mxl
El desertor
Marcelino Perello
17/12/2014 03:30
Fue ese tringulo, el contraste y la armona entre ellos, la que prohij los numerosos xitos,
algunos pasmosos, que puntean la vida del MR13. De ellos tres, tres como en Sierra
Maestra, djeme confesarle que me quedo con el tercero, con Payeras. Lo admiro y lo
considero un ejemplo de entrega y coherencia.
Los primeros aos de combate en la selva fue un denodado y sufrido combatiente, pero su
inquietud de que a la lucha liberadora haba que dotarla de un sustento terico mucho ms
estructurado no dej de crecer. Su valor militar fue siempre acompaado de una cierta
desazn acerca de los pasos a seguir y del desenlace de todo ese sacrificio. Insisti una y
otra vez en construir contrafuertes polticos resistentes y congruentes y en lanzar cables
hacia otras formaciones revolucionarias radicales pero no necesariamente armadas. Poco a
poco fue explorando las posibilidades de ensanchar las perspectivas tericas y prcticas del
movimiento.
Para obtener buenos resultados emprendi gestiones audaces tanteando incluso terrenos
opuestos. Largamente objetado por amplios sectores abiertamente militaristas actu
lgicamente. Estableci las tcticas adecuadas montando bases ideolgicas especialmente
novedosas.
No encontr demasiado eco en sus compaeros, aguerridos hombres de combate. Por otro
lado se haba producido un giro brusco en las modalidades de la represin y en la actitud
criminal del ejrcito que ya no persegua nicamente a la guerrilla, sino que destrua todo lo
que encontraba a su paso, hombres, casas y animales, poblados enteros, en una salvaje
poltica de tierra arrasada. Sembrando, literalmente, el terror.
Todo ello acab decidindolo a abandonar la lucha armada, ponerse a salvo y emigrar.
Logra llegar a la Ciudad de Mxico en 1984, donde ya haba residido 20 aos antes como
estudiante de Filosofa en la UNAM. Estudios que haba continuado despus en Leipzig.
Fue aqu en la melanclica y algo amarga tranquilidad de la retaguardia que escribi,
adems de la poesa a la que nunca renunci, su ms interesante libro, Los fusiles de
octubre, un texto no por apasionado menos reflexivo, en el que aborda el balance de la
accin revolucionaria guatemalteca de la segunda mitad del siglo. Se trata de un anlisis
esplndido, que concierne no nicamente a su pas, y que de alguna manera se adelanta y
prev la debacle que hara naufragar el proyecto socialista en el mundo entero.
Una mala noche de invierno de 1995, el corazn henchido y agotado de Mario Payeras
ces de latir en una modesta cama de la seccin de urgencias del hospital de Xoco. Tena
54 aos. Fue enterrado, junto a su hermano de armas e ideales, Marco Antonio Yon Sosa,
en Tuxtla Gutirrez. Un ao despus la tumba fue saqueada y los restos de ambos
sustrados. Se desconoce su paradero y a los autores de la profanacin. La paz haba sido
firmada cuatro meses antes.
El tiempo y el devenir le dieron la razn a este hombre de una sola pieza. Su legado es la
victoria del derrotado. Todos los que an creemos con firmeza en que las banderas de la
liberacin de los hombres volvern a ondear, tarde o temprano, a los vientos de la historia,
recordaremos el ejemplo inmarcesible de este lcido, intachable, ejemplar, valeroso
desertor.
La tregua
Marcelino Perello
16/12/2014 02:28
El embate meditico contina a mansalva. Para asombro no slo de las almas cndidas y de
los amantes de los esquemas fciles, algunos de los medios ms poderosos de Mxico
persisten en su feroz y tenaz denostacin del Primer Mandatario. Desde hace semanas su
impetuosa campaa dej de ser velada. Pero no slo. El otro da, mientras jugbamos
cartas, nuestra anfitriona, la querida Cecilia Aguilera, nos hizo escuchar, supongo que por
puro morbo y a modo de msica de fondo, el canal noticioso de la agencia gringa CNN. Y
durante toda la velada no dejaron de hablar, en emisiones y estilos distintos, de lo mismo.
Si no pronunciaron el nmero 42 y las palabras estudiantes, desaparecidos, Ayotzinapa al
menos una docena de veces por hora, se lo juro, no las mencionaron. Tal cual.
Y ahora resulta que el prestigiado, ecunime y siempre bien informado Wall Street Journal,
hace saber al mundo, y de paso a nosotros, que el secretario de Hacienda de Mxico, Luis
Videgaray tiene nada menos que una casa de siete millones de pesos y que para ms inri la
construy una empresa que ya ha construido otras. Entre ellas un nido para aves marinas.
Horror.
De qu se trata? Le dir yo de qu se trata: de hacer olas y de alborotar a los incautos. A
los que no saben nadar.
Los ilustres y audaces reporteros del Journal deberan saber que ese es el precio aqu de
cualquier depa de medio pelo (de medio pelo fino, digamos), y que no hay nada ilegal ni
escandaloso en ello. Deberan ser conscientes de que lo que es preciso perseguir y
denunciar son delitos, fraudes e injusticias. Y que, as, el suyo prueba ser un rotativo
panfletario y amarillista ms.
En todo caso conviene tener presente que la discrecin no es pecado, y ms bien es
considerada una virtud, pero que tanto en asuntos pblicos como en privados corre siempre
el riesgo de suscitar suspicacias.
Poner a cubierto iniciativas expuestas no conlleva ilegalidad alguna, conviene obviamente
no facilitar intromisiones aviesas necesitando zanjar agiotajes, en ninguna tesitura refrendar
esas ganancias anmalas. Muchas inversiones muestran indiscutibles visos irregulares,
engendrando sospechas obligadas en sectores especialmente lbiles al manifestar
ostensibles reservas.
Extrapolar y sugerir que una pequea omisin es ndice de grandes transgresiones es uno de
los mecanismos clsicos de la difamacin.
Siempre es recomendable jugar ms al cronista que al adivino. Ni usted ni yo sabemos si
diciembre har volver las aguas a su cauce o si los emboscados continuarn con el
enjuague. Y si la tregua a Pea, de haberla, resultar tan efmera como aquella de la
Navidad de 1914 en Ypres.
*Matemtico
bruixa@prodigy.net.mx