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Sociocrítica e Informática

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Sociocrtica e informtica Hilda Mercedes Morn Quiroz

A la luz de los paquetes computacionales de bases de datos, se revisan las propuestas metodolgicas iniciales de Edmond Cros, referentes a la organizacin del material lingstico de una obra en campos semnticos para su anlisis y crtica. Ante las posibilidades que ofrece la informtica, tal recurso metodolgico se reactualiza, al facilitarse el manejo de gran cantidad de datos sobre una base semntica, y resulta particularmente til en el caso de estudios comparativos.

Uno de los aspectos ms controvertidos de la sociocrtica, independientemente de la escuela de que hablemos, es el metodolgico. Y no es de extraar, puesto que, una vez concebidos los fundamentos tericos de nuestras visiones del mundo, desde cualquier disciplina, el problema es qu hacer y cmo hacer para ponerlos a prueba. El que nuestras construcciones tericas tengan sentido o carezcan de l depende, en buena medida, de las formas que encontremos para volverlas operativas y, por lo tanto, de utilidad para la reflexin posterior acerca de una realidad determinada. Que esta reflexin nos acerque a la verdad (si es que sta es posible), al conocimiento o, por lo menos, al saber, as sea como mero paliativo a nuestras angustias, depende, pues, de que logremos encontrar la manera de no perdernos en el camino, de concentrarnos en lo esencial sin perder de vista el detalle. Es eso lo que, a pesar de las dificultades y controversias, ha logrado la sociocrtica de Edmond Cros.

Como muestra, basta un botn y, en este caso, tomaremos el que aparentemente resulta ms difcil de aplicar y explicar: los campos lxicos o campos semnticos, y su organizacin por pares opuestos, que Cros ha llamado textos semiticos. No nos detendremos aqu a discutir la pertinencia de las denominaciones de tales agrupamientos del material lingstico de una obra, a pesar de que ha sido uno de los temas de discusin acerca de la sociocrtica de Cros. Por otro lado, no centraremos nuestra atencin en los resultados de un anlisis determinado, sino ms bien en el proceso, de manera general,

aunque con referencia a un trabajo concreto y, por ende, a mi propia experiencia en la prctica de la sociocrtica.

He de confesar que mi primer contacto con la sociocrtica de Cros fue, por decir lo menos, bastante confuso. Mientras algunos aseguraban que era complicadsimo, o que era buscarle tres pies al gato, otros afirmaban que no se trataba ms que de contar palabras. Luego, las opiniones volvan a dividirse entre estos ltimos: o contar palabras no serva para nada o, al contrario, daba respuesta a todas nuestras posibles preguntas acerca no slo de la obra estudiada, sino de la sociedad entera en que sta haba sido creada. Como observadora ajena al proceso de los estudiantes de doctorado en aquel momento, no pude evitar, sin embargo, sentirme atrada por tan misterioso arte que poda ser, a la vez, una total prdida de tiempo, o una varita mgica para resolver dudas y angustias.

Ya convertida yo en estudiante de Cros, aprend que ese proceso de contar palabras era slo una de varias opciones metodolgicas presentadas por l, y no la sociocrtica misma, y que, en todo caso, lo importante no era contar, sino la lgica del agrupamiento que de los signos ligsticos se haca. Con un proyecto de tesis doctoral acerca de lo que enseamos a los nios de preescolar a travs de las canciones, me pareci que precisamente esa opcin sera la ms adecuada para dar cuenta del contenido de tales canciones, desde el vocabulario utilizado hasta el discurso en que se insertaban y, por lo tanto, de las prcticas sociales y los valores implcitos en ellas. Cros mismo fue el primero en advertirme que tal vez resultara demasiado engorroso el proceso al seguir ese camino, puesto que se trataba de una gran cantidad de obras cortas que haba que analizar en su totalidad y luego comparar entre s. Impaciente por ver lo que un anlisis de tal naturaleza descubrira, deso la advertencia y, con toda la ingenuidad y candor de los novatos, decid intentar el agrupamiento de palabras alrededor de campos semnticos. Algo tendra que ocurrrsenos en el camino para manejar los ms de 40.000 signos

contenidos en la muestra constituida por 325 canciones y, como material de control en cuanto a la modelizacin, 54 cuentos.

No pas mucho tiempo antes de que el sistema de colores y formas para la clasificacin, combinado con cuadritos de concentracin que al principio pareci muy ingenioso, se revelara ms complicado y mucho menos claro de lo previsto. Hubo que acordarse entonces de que la era de las computadoras ya nos haba alcanzado, y hacer uso de ellas, con todo y nuestra inexperiencia, nos evit abandonar la empresa que, a la postre, result toda una aventura metodolgica.

Para empezar, hubo que capturar el texto de cuentos y canciones en un procesador de palabras y hacer que ste separara los signos lingsticos, previamente delimitados, uno por lnea, y agregara una clave para relacionarlos con el cuento o la cancin de que se trataba, as como para poder volver luego al orden original, en caso de ser necesario. Se intent pasar entonces a una base de datos, tarea que, en general, es ms bien simple. En la base de datos, cada lnea del procesador de palabras se convierte en un registro, y cada columna en un campo en el que se anotan las diversas observaciones, categoras para la clasificacin y caractersticas propias del material, permitiendo as la organizacin en diversos grupos y subgrupos, en coherencia con la lgica interna del sistema de signos. Por lo tanto, la base de datos se nos presentaba como una herramienta imprescindible para el anlisis sociocrtico de una obra sobre la base de campos lxicos.

Sin embargo, el nmero de signos que tendran que convertirse en registros independientes, sobrepasaba la capacidad de los paquetes computacionales ms populares no solamente en aquellos aos, sino hasta la fecha. Por ello, en casos como ste, se hace necesario dividir el material en varios archivos desde el principio, lo que dificulta enormemente no slo la comparacin global, sino tambin la unificacin de criterios. En los casos de los paquetes que s tienen capacidad para tantos registros, una

vez que se agregan nuevos campos, no es posible volver a abrir el archivo, debido a la gran cantidad de memoria de superficie requerida para hacerlo. De esta manera quedaron sepultados en el disco duro de la computadora, varios archivos de Works y de Excel, sin posibilidad de ver su contenido, independientemente de la capacidad de la mquina utilizada y/o del espacio disponible en el disco.

Por otro lado, las bases de datos inteligentes, con sus cdigos preestablecidos y no controlables por el usuario (Works, en especial), convierten el contenido de los campos en datos distintos a los que se pretendi introducir. La palabra mar, por ejemplo, desapareci de mi base de datos, puesto que se trataba de un mes y, por lo tanto, de una fecha que el paquete consider incompleta (cabe aclarar que el idioma de ste era el francs, por lo que mar no formaba parte de su vocabulario). Otros datos fueron ledos como complicadas frmulas matemticas, y se convirtieron en una expresin numrica que daba cuenta del resultado de la operacin que el paquete realizaba con total autonoma.

De este modo, y despus de muchos ensayos y ms errores, llegamos a una base de datos interactiva, que exige una especie de dilogo con el usuario. Podramos pensar que esto agrega dificultades, puesto que hay que aprender una serie de rdenes y procedimientos para comunicarse con el paquete y lograr que los datos se acomoden y reacomoden, se sumen, se cuenten y se comparen, pero se tiene ms control sobre los datos, an cuando stos no siempre estn a la vista. Esta ltima caracterstica, que obliga al usuario a conocer y memorizar con mayor precisin el contenido de cada campo, permite, en cambio, que el paquete funcione con un mnimo de memoria de superficie, lo que, a su vez, le da una mayor capacidad para el almacenamiento, la modificacin y el manejo de datos.

Con este tipo de paquetes (especialmente dBase) se cuenta adems con las ventajas que ofrece la posibilidad de programar. Puesto que algunas consultas requieren de una gran cantidad de acciones y, por lo tanto, de mucho tiempo, sobre todo en lo que se refiere a la comparacin del material correspondiente a diferentes obras, como fue el caso del que hablamos, esta posibilidad es particularmente valiosa. Consiste, bsicamente en escribir todas las instrucciones requeridas y hacer que el paquete las ejecute sin necesidad de estar presente. Los resultados de la consulta se recuperan ms tarde en un archivo de texto autogenerado, listos para ser utilizados en las diferentes fases del anlisis e interpretacin y/o en la redaccin del informe. Este mismo archivo de texto es reconocido por algunos paquetes para grficas, lo que facilita an ms el estudio comparativo y la presentacin final de los hallazgos obtenidos.

De entre los paquetes computacionales de mayor circulacin en nuestro medio, Access es tal vez el ms cercano a dBase en cuanto a las ventajas a que nos hemos referido, pero los ficheros ocupan ms espacio en el disco duro, y el lenguaje para programar las macros es ms sofisticado que el de dBase.

En resumidas cuentas, encontramos que la utilizacin de la computadora simplifica y agiliza el anlisis basado en el agrupamiento del material lingstico de una obra, al mismo tiempo que permite definir y mantener con mayor claridad los criterios a seguir en el proceso. Esto cancela buena parte de los argumentos en contra de la eficiencia y pertinencia de tal recurso metodolgico. ste, a su vez, como Cros mismo expres entonces, parece haber sido concebido en relacin con las posibilidades que ofrece la informtica.

La organizacin del material lingstico de acuerdo con esta propuesta de Cros, en una base de datos dinmica, constituye la base para un minucioso anlisis del contenido de una obra, ya sea de manera independiente o en relacin con otra u otras. Al mismo

tiempo, se multiplican las posibilidades de interpretacin, desde diversas perspectivas, como Cros mismo aconseja. As, por ejemplo, preguntarse por el significado de una obra en trminos de Harald Weinrich, centrando el anlisis en el uso de los tiempos verbales, o en los trminos de Erich Fromm, inquiriendo acerca de la cultura del tener en oposicin a la del ser, resulta un juego de nios. Corremos el riesgo entonces, de que los argumentos en contra de la sociocrtica de Cros y sus propuestas metodolgicas se fundamenten en el hecho de que, en lugar de trabajar, nos divertimos. Una crtica que puede resultar muy peligrosa, si quienes nos pagan por ello deciden hacer vlida la definicin de trabajo que da Mark Twain, en oposicin a la diversin, y acabemos por pagar para que se nos permita seguir descubriendo, a travs de los productos culturales y sus significados, los antagonismos de la vida que todos vivimos.

Est claro, sin embargo, que ni la sociocrtica en tanto que teora, ni contar palabras, en tanto que metodologa, tienen todas las respuestas. Esta limitacin es compartida por cualquier otra teora y cualquier otro mtodo. Sin embargo, la gua que nos ofrece esta sociocrtica es de un valor incalculable, no slo por las respuestas que nos permite dar a nuestras preguntas, sino tambin y tal vez sobre todo, por las nuevas interrogantes que plantean los hallazgos obtenidos de esta manera, por la flexibilidad y la amplitud de la visin a las que prcticamente nos obliga. Y, en este sentido, quizs an ms all de los clculos de su creador, el mtodo de los controvertidos campos lxicos y textos semiticos, ocupa un lugar privilegiado. Guadalajara, Jalisco, octubre de 2000

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