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Jesucristo El Ideal

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Jesucristo: ideal del Ser Humano

En esta presentacin de la obra de Josef Ratzinger (Papa Benedicto XVI), "Jess de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusaln hasta la Resurreccin", se quiere abordar hoy un tema que saca a la luz uno de los hilos conductores de la obra: mostrar a Cristo como modelo del ser humano. Pero no como un modelo ms, elegible o rechazable, sino como el ideal del ser humano. De alguna manera esta perspectiva est presente en los dos volmenes de la obra del papa telogo sobre Jess de Nazaret. Se presentar en esta conferencia, sin pretensin de ser exhaustivos, algunas ideas sobre la relacin entre cristologa y antropologa; el fundamento bblico para considerar a Jesucristo ideal del ser humano; y se esbozar este carcter ideal de Jess para el ser humano a partir, sobre todo, de dos escenas de la Pasin del Seor: la ltima Cena y el proceso ante Pilato. La muerte en cruz y la resurreccin, eventos fundamentales de revelacin del ser de Jesucristo no se tocarn pues son parte de comunicaciones posteriores en este evento. I. Relacin entre Cristologa y Antropologa Una importante relacin en la ciencia teolgica es aquella que se da entre Cristologa y Antropologa. Es una relacin que ha ocupado a ms de un telogo. Se trata de una relacin fecunda, complementaria y dira necesaria desde el punto de vista del hombre. El Concilio Vaticano II indica, de alguna manera, la necesidad de esta relacin cuando afirma en la Constitucin pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual que slo a la luz del Verbo encarnado se esclarece el misterio del hombre (GS 22). Y es ciertamente importante afirmar esta fecunda relacin entre Cristologa y Antropologa pues Cristo es la medida de las posibilidades humanas, la medida del hombre en su plenitud. Qu puede alcanzar el ser humano? Hasta dnde puede llegar? Qu es lo ms grande que puede lograr? Son preguntas que slo pueden hallar respuesta desde el misterio del Verbo encarnado, del Hijo de Dios

que se hizo hombre para ensear a los hombres el camino de la verdadera humanidad. Lo que hasta aqu se ha afirmado no es una opinin antojadiza de quien esto escribe ni una moda de algn telogo que camina al comps de los tiempos. Que Cristo esclarece la autntica comprensin del hombre es, como se ha sealado, doctrina del Magisterio, expresada en un Concilio y esto porque se trata de una doctrina con base en la Sagrada Escritura y la Tradicin de la Iglesia, autnticos canales de transmisin de la Revelacin. En esta presentacin se intenta abordar un tema especfico de la relacin entre cristologa y antropologa, esto es, se quiere proponer a Jesucristo como ideal del ser humano a la luz del ltimo libro de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, Jess de Nazaret. Desde la entrada en Jerusaln hasta la resurreccin. Hay que tener en cuenta entonces, ante todo, lo que pretende dicha obra. Queda claro en ella que no es una vida de Jess, ni tampoco una cristologa. El papa telogo nos dice que es una presentacin de la figura y mensaje de Jess, el resultado de la bsqueda del Jess real ms que del Jess histrico, demasiado insignificante en su contenido para ejercer una gran eficacia histrica . El gran telogo convertido en papa escribe: He tratado de desarrollar una mirada al Jess de los Evangelios, un escucharle a l que pudiera convertirse en un encuentro; pero tambin, en la escucha en comunin con los discpulos de Jess de todos los tiempos, llegar a la certeza de la figura realmente histrica de Jess . Y contina: espero sin embargo, que haya podido acercarme a la figura de Nuestro Seor de una manera que puede ser til a todos los lectores que desean encontrarse con Jess y creerle . Llegados a este punto, y a propsito de lo citado acerca del encontrarse con Jess y creerle, parece conveniente acoger una idea crucial que emerge de la lectura de la obra de la cual se viene tratando. La cristologa consiste en el encuentro de Cristo con el hombre que busca profundizar su fe, la cristologa se hace conocimiento sapiencial, conocimiento orientado a la existencia. Y el encuentro con Cristo no es slo el encuentro de una inteligencia con el objeto que se estudia, sino ms bien, el encuentro de toda la persona humana con Aquel al cual se adhiere, encuentro en el cual la orientacin de todo el destino humano se implica. Lo que se busca en esta presentacin es que, desde el encuentro con

Cristo que la cristologa debe propiciar, se descubra que Jesucristo es el ideal del ser humano. Como se ha sealado, el tema es de algn modo sugerido por el Concilio Vaticano II. Se lee en el texto conciliar: En realidad, el misterio del hombre slo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adn, el primer hombre, era figura del que haba de venir, es decir, Cristo nuestro Seor, Cristo, el nuevo Adn, en la misma revelacin del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacin. Nada extrao, pues, que todas las verdades hasta aqu expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona. El que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es tambin el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adn la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En l, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada tambin en nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnacin se ha unido, en cierto modo, con todo hombre . Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre, lo que significa que la plenitud del ser humano, sus mejores posibilidades, slo se conocen verdadera y plenamente desde Cristo. Todo otro conocimiento del hombre es parcial, reductivo e insuficiente. Slo desde Cristo se puede conocer todo lo que el hombre puede ser, lo que puede lograr y puede alcanzar; se trata de algo que va mucho ms all de cualquier realizacin concreta que no sea la existencia histrica de Jess de Nazaret. Desde Jess de Nazaret se entiende la vocacin del hombre, la misma que es vocacin divina y se concretiza en la propia existencia. Jesucristo revela plenamente el ser del hombre pues l es el hombre perfecto, quien ha devuelto a la humanidad la semejanza divina perdida por el pecado original. El Concilio invita tambin, en el texto citado, a descubrir la grandeza de la Encarnacin como elevacin de la naturaleza humana a una dignidad sin igual, pues mediante la encarnacin el Hijo de Dios se ha unido, en cierto modo, a todo hombre. El texto conciliar es de una especial profundidad y fija la medida cierta de toda antropologa teolgica. Esta idea presente en el Concilio, sin duda alguna est presente como certeza previa y hasta como clave de lectura de la vida de Jesucristo, Nuestro Seor, en el libro del papa Benedicto XVI. Es bueno recordar

que Joseph Ratzinger fue perito conciliar, que est slidamente comprometido con la teologa del Concilio Vaticano y por eso no ha de extraar que de la lectura de su obra, en ambos volmenes, Jesucristo sea propuesto como ideal del ser humano. Este carcter ejemplar o ideal de Jesucristo en relacin con el hombre es como un tema transversal en la obra Jess de Nazaret. En esta presentacin slo sern abordados algunos aspectos del segundo volumen. La idea de Cristo como ideal, modelo o ejemplar del ser humano, que propicia la relacin entre Cristologa y Antropologa, tiene profundas races bblicas que es bueno recordar. Sin la ms mnima pretensin de exhaustividad se sugieren tan slo ciertos textos que apoyan la idea desarrollada por Gaudium et spes. Desde la protologa hay que considerar que el ser humano ha sido creado a imagen de Cristo y en l ha sido predestinado (Ef 1, 3-10) escatolgicamente. En la literatura paulina se presenta con claridad que el ser humano es llamado a la configuracin con Cristo (Rom 8, 29; 1 Cor 15, 49). Y si el hombre es llamado a la configuracin con Cristo, de ello se sigue que slo se puede contemplar la perfeccin de la humanidad gracias a la encarnacin (Rom 8, 3). Esta visin del hombre que llega su perfeccin en Cristo se apoya en el pensamiento de san Pablo, quien en su doctrina presenta a Cristo, Nuevo Adn, dando una nueva dimensin al ser humano, revelando el misterio escondido (Ef 3, 8-9; 1, 3-10; Rom 16, 25-26). Y esto es importante para la antropologa cristiana, explicada por el Apstol, que tiene en cuenta la realidad de la oposicin del hombre a Dios. Desde el inicio, en Adn, el hombre se opuso a los designios divinos (Gn 3). El hombre que Adn personifica, opuesto a los designios divinos, es aqul al que san Pablo denomina hombre viejo. En oposicin a ste, Cristo es Novedad (Rom 6, 6; 2 Cor 5, 17; Ef 4, 22). Cristo en persona es sabidura, justicia, santificacin, redencin (1 Cor 1, 30). l trae la salvacin al ser humano, pues en l est la plenitud de la divinidad, plenitud de la que todos hemos recibido (Col 1, 9-10), gracias a la Encarnacin del Hijo de Dios (Jn 1, 16). Acogiendo la doctrina de san Pablo, los Padres de la Iglesia tienen la seria conviccin que solamente si Cristo se hace realmente lo que nosotros somos, podemos llegar a ser lo que l es. Se trata de la doctrina del admirable intercambio que encuentra su mejor expresin en san Ireneo. Por tanto, hablar de Jesucristo

como ideal del ser humano, no es un tema desarraigado de la tradicin bblicopatrstica, por el contrario, es una verdad fuertemente anclada en la Escritura y en la Tradicin eclesial. II. El carcter paradigmtico de Jesucristo para el hombre en la obra de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI De la lectura de la obra Jess de Nazaret de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI emerge la conviccin del carcter paradigmtico de Jess en relacin con el hombre, aflora la verdad de Jesucristo como ideal del ser humano. Ya en la primera parte, y tambin en la segunda que ahora se presenta, hay alusiones al carcter ejemplar de Nuestro Seor Jesucristo para quien cree en l. Esto se desprende del fin de la obra. El papa escribe: He tratado de desarrollar una mirada al Jess de los Evangelios, un escucharle a l que pudiera convertirse en un encuentro () Espero sin embargo, que haya podido acercarme a la fig ura de Nuestro Seor de una manera que puede ser til a todos los lectores que desean encontrarse con Jess y creerle . Y es claro que ese creer se hace seguimiento de Alguien a quien se ve como ideal de humanidad. Benedicto XVI desea presentar al Jess real para que el lector pueda hacerse discpulo. Y si esto lo ha hecho ya en la primera parte de la obra, adquiere en esta segunda parte mayor relevancia, pues en esta parte se encuentran las palabras y los acontecimientos decisivos de la vida de Jess. De all que lo que en esta parte se puede extraer como consideracin del valor paradigmtico de la existencia de Jess para el ser humano tiene una especial relevancia. As, en esta presentacin se intentar mostrar a Jess como ideal del ser humano en los momentos decisivos y finales de su vida, principalmente en su pasin, pero contemplando todo en la perspectiva que ofrece la resurreccin gloriosa. Pero antes de ir adelante conviene preguntarse: es posible alcanzar el ideal que Jess propone? Vale la pena mirar a Jess como ideal? Tener a Jess como ideal no es un asunto prometeico que slo puede llevar a una experiencia de frustracin? Es oportuno entonces recordar el sentido del bautismo para el cristiano. El bautismo inaugura la posibilidad de alcanzar el ideal, el estilo de vida del Seor. Sin el bautismo la vida

cristiana no existe, pero el bautismo la posibilita. El bautismo no es slo el inicio temporal de una existencia cristiana sino la condicin de posibilidad de la misma; es la posibilidad de que la existencia cristiana se despliegue llegando a su culmen: la transformacin en Cristo, la vida segn el ideal que es Cristo. Por el bautismo el hombre queda inmerso en Cristo de una vez por todas y recibe su nueva identidad del ser en Cristo. Este proceso fundamental, mediante el cual no nos hacemos cristianos por nosotros mismos, sino que nos convertimos en cristianos gracias a la accin del Seor en su Iglesia, es irrepetible . Por accin del Seor se hace posible alcanzar el ideal que el mismo Jess propone con su existencia terrena. a) Vivir segn el modelo de Jess: vigilancia e infancia espiritual Llegando a este punto conviene preguntarse por qu puede ser importante vivir segn el modelo ofrecido por Jess. La respuesta la podemos hallar desde dos perspectivas distintas. Puede darse una respuesta a la pregunta sealada desde una perspectiva protolgica, insinuada cuando se ha ofrecido una breve fundamentacin bblica del tema. De la literatura paulina, sobre todo, se recaba la certeza que el hombre ha sido creado en Cristo, segn la imagen de Cristo y para reproducir la imagen del Hijo. Por eso el ser humano ha de encontrar su ideal en Jesucristo, de all que el Verbo encarnado sea modelo de humanidad y de humanizacin. En virtud de su origen el hombre puede mirar a Cristo, Verbo encarnado, como su ideal. En perspectiva escatolgica, contemplando el fin ltimo del hombre dispuesto por Dios, es tambin posible mirar a Jesucristo como ideal del ser humano. Mirando en perspectiva, hacia el futuro escatolgico, el papa invita a la vigilancia. Y en este sentido escribe: Por otro lado, vigilancia significa sobre todo apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. Significa que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo segn sus propios deseos, sino segn la orientacin de la fe. Todo eso est explicado en las parbolas escatolgicas de Jess, particularmente en la del siervo vigilante (cf. Lc 12, 42-48) y, de otra manera, en la de las vrgenes necias y las vrgenes prudentes (cf. Mt 25, 1-13).

Hacer lo que es justo, no vivir segn los propios deseos, vivir segn la orientacin de la fe, son actitudes que se pueden aprender en la contemplacin de la existencia de Jess de Nazaret, ideal del ser humano. La vigilancia que brota de la contemplacin y seguimiento de Jess no es un salir del presente, un especular sobre el futuro, un olvidar el cometido actual; muy al contrario, vigilancia significa hacer aqu y ahora lo que es justo, tal como se debera obrar ante los ojos de Dios. En tal sentido la verdadera vigilancia es practicar la justicia () Ser vigilante significa saberse ante la mirada de Dios y obrar como suele hacerse ante sus ojos. La vigilancia es una actitud cristiana que invita a vivir de modo adecuado, segn el estilo de Cristo.

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