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002 Jaime Alarcón El Sufrimiento en El Antiguo Testamento

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La Humanizacin a travs del sufrimiento.

Una visin desde el Antiguo Testamento/Jaime Alarcn

La Humanizacin a travs del Sufrimiento: Una visin desde el Antiguo Testamento. Profesor Mg. Jaime Alarcn Vjar. Introduccin. El sufrimiento es parte de la existencia humana, y aunque su existencia no tiene explicacin racional, ste se hace presente en cada momento de nuestra existencia. El ser humano padece, principalmente, dos formas de sufrimientos: un sufrimiento individual proveniente de las enfermedades del cuerpo, y de los conflictos personales; frente a este tipo de sufrimiento nadie puede escapar, ricos y pobres se enferman y sufren. El segundo tipo de sufrimiento es el que posee un carcter colectivo, y este es producido por los eventos catastrficos producidos por la naturaleza (Terremoto, maremoto, volcn, etc.). A este sufrimiento colectivo - en Amrica Latina y el Tercer Mundo en general habra que sumarle la condicin social de pobreza, ya que fruto de la privacin de las condiciones socio-econmicas esenciales para la realizacin de la persona se produce un sufrimiento existencial del que millones de personas no pueden librarse. En la Biblia, las creencias que la cultura juda tenia con relacin a la enfermedad, el dolor y el sufrimiento generaban un clima de hostilidad contra la persona sufriente. Guiados por ideas que eran alimentadas por una Teologa Retribucionista (dar para recibir), la sociedad estigmatizaba a la persona y obstaculizaba de esta forma la confrontacin y acompaamiento al que sufre. En el Nuevo Testamento, con el anuncio del reinado de Dios, validado por su praxis solidaria, Jess nos revela la cercana amorosa de Dios; esta cercana invita a la reflexin y al cambio de actitudes frente a los que sufren. Realizaremos una reflexin en torno al sufrimiento experimentado por el justo Job, quien se rebel contra las ideas de su poca, y revisaremos cmo este hombre sali adelante, a pesar de la incomprensin de las personas que le rodeaban. La revisin de algunas creencias que se daban en tiempos del Antiguo Testamento con relacin al sufrimiento y las acciones pastorales que se pueden elaborar en torno a este dilema humano, pueden brindarnos pautas para comprender la problemtica del sufrimiento como conciencia existencial del gnero humano en el mundo. Asumir responsablemente la existencia del sufrimiento nos puede permitir crecer en el amor. Frente al sufrimiento tenemos solamente dos caminos: Asumir el dolor, como un desafo para amar ms y mejor, es decir nos humanizamos o; nos sumergimos en la amargura mas profunda y encarnada en el sentido de la existencia, embrutecindonos y hacindonos insensibles al dolor. Sin embargo, el amor pone una dimensin particular a la experiencia del dolor, ya que sirve como punto de entrada para entender el sufrimiento como una clave hermenutica de entrada al otro. Nos permite pasar del dato dado (dolor) a la clave de experiencia (sufrimiento) para llegar a la dimensin de hacerse sacrificio, es decir, nuestra actitud hacia el otro como un acto del culto litrgico. Debido a que no podemos comprender racionalmente las razones de la existencia del sufrimiento, al menos podemos buscarle una dimensin humanizadora. El sufrimiento es la experiencia que nos permite explorar en profundidad la ternura existencial, el sentido de la piedad humana en cada persona que ahora es vista no como un enemigo, sino como un colega en el proceso de humanizacin. El sufrimiento nos permite hacer el descubrimiento del rostro humano en las situaciones mas extremas y lmites (cf. Mt. 25:31-46), en donde no pareciera existir nada humano posible. Es el punto de entrada a la interioridad de las personas, que se expresa en la solidaridad y en la dimensin relacional mas propia del ser humano, jugndose en la permanente tensin entre angustia y esperanza, donde se arma el drama existencial de cada coexistencia. El sufrimiento es capaz de dar un rostro humano a quien sufre. II.- El Sufrimiento una mirada Bblica desde el A.T. El mundo del hombre/mujer del Antiguo Testamento era formado y gobernado por poderes personificados (cf. Sl. 114:3-8; 148). Ellos crean que las montaas, ros, rboles, rocas y toda la naturaleza estaba animada, es decir tenan vida propia. Las relaciones humanas y la historia era el campo de actividad de dioses y espritus grandes y pequeos. Por esta razn, al hablar de sufrimiento, los israelitas hablan de poderes personificados (Cf. 1Sm.18:10; Sl.3:1; 11:2; 91:5s.). El sufrimiento, por lo tanto, no era algo casual sino intencionado.
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La Humanizacin a travs del sufrimiento. Una visin desde el Antiguo Testamento/Jaime Alarcn

La sociedad humana en el mundo personificado del AT estaba consolidada de la misma forma que la naturaleza. La vida de la persona estaba definida desde su nacimiento. En el mundo antiguo prcticamente no exista libertad para decidir la eleccin de una profesin (fijado por el sistema de castas) o de compaeros; inclusive el mismo domicilio estaba fijado definitivamente para la poblacin sedentaria. Tanto para la vida o para la muerte, el hombre/mujer perteneca a su clan y a su pueblo. Es dentro de este sistema social rgido en donde el ser humano desarrolla su vida, asume sus sufrimientos y supera sus problemas. Es obvio que no se puede constatar con exactitud las enfermedades que existan en Israel ni sus sntomas, pero se sabe que el hombre/mujer veterotestamentario tema a una serie de enfermedades las que consideraba como un castigo de Dios (cf. Ex 9:8-12; Nm 12:12-16; Dt 28:22.27-29.35; 2R 7:3; 2Cr 6:28; 1Sm 5:6-6:9; 2Sm 24:11-15) 1. Por esta razn se produca una relacin interesada con Dios, generndose un sistema de retribuciones. Para el hombre/mujer veterotestamentario el cuerpo y el alma es una unidad indivisible (cf. Pr 18:14), es por esta razn que el israelita tena una comprensin amplia del bienestar de la persona. Cuando se hablaba de hombre/mujer sano, se inclua: el cuerpo, alma, espritu, seguridad y xito en todas sus actividades. Para aliviar el sufrimiento producido por la enfermedad existan las instituciones sociales que lo diagnosticaban y curaban, as tenemos la funcin de los sacerdotes (los que cuidaban la pureza del culto frente al caso de la lepra y otras enfermedades, cf. Lv 13; 21, Dt 23:2; 24:8; 2Cr 26:20). Las enfermedades comunes eran diagnosticadas y, probablemente tambin, curadas por los profetas, curanderos y milagreros (cf. 2Rs 1:2; 3:15ss; 4:18-37; 5:10; 8:8; 1R 13:4-6; 14:1-3; 17:17-24; Nm 12:1; 27:21; 1Sm 16:15ss; 30:7; Is 38:1). Todos los enfermos podan alcanzar cura para sus dolencias, incluso dirigir sus rogativas a Dios para alcanzar su misericordia y aliviar su castigo (cf. Sl 38:3-10). La vida saludable no estaba restringida slo para un grupo privilegiado que tena dinero, era un derecho de toda la sociedad. Adems de la funcin teraputica de las instituciones sociales, el profetismo siempre defendi la pureza de la fe en Yahv, denunciando y desenmascarando las "idolatras", las que legitimadas por sistemas sociales seudo-religiosos pretendan reducir la fe y la vida humana a un mero servicialismo (Cf. Am. 2:6-8; 4:1). Frente a la opresin de la persona por el sistema monrquico los profetas defendieron sus derechos en nombre de Dios. En este mundo se consideraba que la enfermedad, el dolor y el sufrimiento eran castigos divinos por el pecado propio, o bien de los antepasados (padres-madres). Esto era fundamentado a travs de la teologa de la retribucin, la que funcionaba en torno a la culpa y el castigo. De la aplicacin rgida de esta teologa se deduce la consecuencia de que el dolor, el sufrimiento, era seal absoluta de mal comportamiento, del pecado, mientras que la prosperidad es seal inequvoca de una vida justa. Sin embargo esta teologa no se puede sostener frente a la experiencia de la realidad misma, realidad compleja que no encuentra explicacin en una relacin causa-efecto como ya se ha sealado. III.- La Religin y Sufrimiento: Quin hizo sufrir al justo Job? (Job 1:122 y 2:1-13). 3.1.- En la Iglesia de los Justos solamente sufren los Pecadores. Juan haba quedado cesante hacia ya algunos meses, y asista todos los das a la Iglesia para pedirle a Dios con toda su fe que lo bendijera con un nuevo trabajo. Su esposa y su hijito se haban quedado en cama, pues, haban contrado la gripe por el fro de los das invernales y no tenan dinero para comprar remedios. Sin luz y sin gas, se calentaban y cocinaban en un brasero, el escaso dinero reunido, fruto de algunos "pololos" realizados por Juan, slo alcanzaban para cocinar una sopita en la cual nadaban algunos esquivos trocitos de pan, huevo y cebollas. Pero todas estas penurias no importaban mucho, pues, el hermano Juan y su familia tenan mucha fe, Dios pronto les respondera sus oraciones. En la Iglesia, todos eran muy espirituales, alegres y aparentemente felices. Sin embargo, aunque Juan buscaba la compaa y apoyo de sus hermanos(as) en la fe, un sentimiento de angustia y soledad lo acompaaban constantemente. Todos, de alguna o de otra manera, comentaban la suerte del pobre hermano Juan; la hermana Mara deca que a Juan el Seor lo estaba probando, pues, siempre el Seor prueba a los hijos que l ama. La hermana Rosa deca que Juan era un flojo, y por esta razn no tena trabajo. El hermano Carlos,
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Erhard GERSTENBERGER S. Sofrimento no Antigo Testamento, p. 12. En: Erhard GERSTENBERGER S. - Wolfgang, SCHRAGE. Por que sofrer? O sofrimento na perspectiva bblica, 2 ed., Sinodal, So Leopoldo, Brasil, 1987.

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profesor de la escuela dominical, agregaba su comentario teolgico en su clase, y deca: "El hermano Juan est siendo castigado por el Seor, pues, todava no se ha arrepentido de corazn de todos sus pecados". Cul de todos ellos tena la razn? Juan no lo saba, estaba slo y muy confundido; por su parte, callado sufra y oraba al Seor con mucha fe, confiando en que pronto Dios le respondera su oracin. Cuantas veces esta escena se ha repetido en nuestras congregaciones, y todos nos hemos apresurado a dar respuestas teolgicas acerca de la causa del sufrimiento que est padeciendo el hermano(a). Esta situacin es muy antigua y tambin la encontramos en la Biblia. El libro de Job es una prueba de ello. 3.2.- La Teologa de la Retribucin como marco de fondo del sufrimiento de Job. La idea religiosa de concebir al ser humano en una relacin interesada con Dios es comn a todas las religiones del Antiguo Cercano Oriente. La literatura sapiencial o sabidura concibe que la felicidad es patrimonio exclusivo de los justos; los injustos (pecadores) solos se acarrean desgracias sobre s mismos, como una consecuencia o castigo de Dios por sus pecados. Por lo tanto, en este mundo, segn esta forma de pensar, slo sufren los injustos o pecadores; a los justos les corresponde solamente una vida feliz. A esta forma doctrinal de pensamiento se le llama Teologa de la Retribucin2. Ella es una forma de fotografa de la realidad, pero solamente en blanco y negro. Sin embargo, no se puede hacer de estas doctrinas un dogma infalible aplicable a todas las situaciones de la vida. El sufrimiento no tiene una explicacin racional en la Biblia, el ser humano sufre porque es humano, el dolor es parte de la vida y ste no se pude evitar; tan slo nos resta saber como lo enfrentamos y lo hacemos ms tolerable, es decir, cmo lo humanizamos. En este tipo de pensamiento el ser humano est sujeto a la fatalidad, al destino escrito por los dioses en el cielo, este destino el hombre/mujer no lo puede cambiar, slo debe buscar la buena voluntad de los dioses, a travs de los continuos y onerosos sacrificios, esperando que los dioses mejoren su suerte y destino en esta vida. El libro de Job refleja este tipo de pensamiento en medio de la cultura y religin israelita, pensamiento al que nuestro personaje se opone fervientemente. En esta forma de pensamiento si la persona comete un pecado recibe el castigo correspondiente por parte de Dios, y si se arrepiente, Dios le perdona y restituye a su antigua condicin de bienestar (Cf. Sl.1). La dinmica de articulacin y predicacin de la Teologa de la Retribucin es realmente demoledora de todo tipo de argumento, ella se caracteriza por ser un conjunto de doctrinas que alaban, reconocen y exaltan a Dios como creador de toda la creacin, siendo esta capacidad creativa de Dios un instrumento de comparacin con la finitud y limitaciones del ser humano. Es indudable, que en esta comparacin tan asimtrica, siempre el ser humano resulta ser el perdedor. Quin es el hombre/mujer para que se atreva a poner en dudas la voluntad de Dios? Si el hombre/mujer sufre es porque ha pecado, y Dios que es sabio no se puede equivocar con el castigo. No se puede cuestionar a un Dios sabio y creador, solamente al hombre/mujer le corresponde aceptar su destino y sufrir en silencio. La obra maestra del libro de Job nos sita en un escenario especial, ideal, en donde una persona justa sufre, como lectores sabemos que Job no ha pecado, que todo es una prueba. Los amigos no saben esta informacin y ellos reaccionan segn los principios de la teologa y del dios retribucionista que tienen en la cabeza. Es impactante ver con cunta facilidad y amenaza escondida los amigos tratan de imponer su doctrina y as tapar y acallar la experiencia de Job. Los argumentos son lapidarios, desarticulan cualquier argumento de defensa, frente a estas doctrinas no queda ms que resignarse y aceptar la realidad sin atreverse a cuestionar a un Dios inmutable, que cre todo desde tiempos eternos. La doctrina retribucionista no es una teora cualquiera o una sabidura cualquiera, sino que es divina, pertenece a los secretos de Dios. Fue revelada a los sabios, ellos no la inventaron, solo la transmiten para que el hombre en su finitud se enriquezca (cf. Job 28:1-28). Son argumentos tan convincentes y hbiles los que abundan en los discursos y estrategias doctrinales retribucionistas de los amigos de Job, que defenderse frente a ellos resulta una verdadera hereja. Frente al quehacer de un Dios creador y todo-poderoso, los problemas del ser humano resultan insignificantes, cmo Job va a molestar a Dios con su sufrimiento? El Dios
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A. WEISER, Das Buch der Zwolf Kleinen Propheten . Alte Testament Deutsch 24. Gottingen: 1964, Vandenhoeck und Ruprecht. Citado por: John MAUCHLINE, The Book of Hosea, pp. 578 y 579. (Traduccin nuestra).

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retribucionista se concibe lejano y muy atareado para preocuparse de la realidad de los simples mortales. Si no podemos responder a estas interrogantes, tampoco habr derecho a cuestionar la sabidura del que s tiene la respuesta. Por lo tanto, si alguien sufre es porque ha recibido el pago de sus pecados, y eso no se puede cuestionar. Los amigos hablan y hablan y no tienen la capacidad de escuchar argumentos contrarios a la tradicin. La realidad del sufrimiento del inocente no logra destruir sus creencias y sus esquemas mentales. Prefieren defender sus paradigmas (modelos) de pensamiento, pensando que defienden a Dios, y rehsan escuchar una voz disonante que viene de la experiencia real. Es precisamente por eso que el ltimo, y ms importante, elemento estratgico de que disponen los amigos es tan seductor y atractivo: Qu saca el Todopoderoso de que t seas justo o qu gana si tu conducta es honrada?... porque l humilla a los arrogantes y salva a los que se humillan (22:3,29). Aunque tuvieras razn, qu sentido tiene seguir defendiendo tu causa? Puede un hombre ser til a Dios? Puede un sabio serle til? Por qu no desistes? Si te vuelves al Todopoderoso arrepentido de tus pecados, te restablecer, cuando le supliques, te escuchar y brillar la luz en tus caminos. Frente a este discurso doctrinal no hay defensas, quien lo intente resulta ser un hereje. 3.3.- La Bsqueda de Humanizacin del Sufrimiento. Nuestra tarea como cristianos, no se limita a buscar una explicacin terica al sufrimiento, ya que esto sera ubicarnos "enfrente-de" el que sufre defendiendo axiomas teolgicos que no reflejan ni explican el amor de Dios ni su dolor frente a los que sufren. El camino de acompaamiento del que sufre es a travs de la solidaridad, hacer del "sufrimiento del otro" mi sufrimiento 3. Cuando logramos asumir el sufrimiento solidariamente en forma colectiva nos humanizamos, y ofrecemos dicho sufrimiento a Dios, como una ofrenda, para encontrarle un sentido liberador y hacerlo soportable. Este proceso de solidarizar con el que sufre es lo que los(as) telogos denominan como "humanizacin del sufrimiento". A travs de la solidaridad con el que sufre, participamos del dolor del mundo, y llegamos a comprender el dolor de Dios4. Es claro que este proceso de humanizacin del sufrimiento no significa que el sufrimiento humano vaya a desaparecer, pero al menos s implica un hacer del sufrimiento algo tolerable y llevadero. Y en el aspecto social y econmico, implica que con nuestro compromiso y solidaridad podremos hacer desaparecer las estructuras sociales que provocan sufrimientos adicionales a los justos o inocentes. Podemos cambiar las condiciones sociales bajo las cuales sufren los hombres y mujeres. Podemos cambiar y aprender del sufrimiento en vez de empeorarlo. Podemos, de forma gradual, hacer retroceder y suprimir incluso el sufrimiento, que aun hoy se produce para provecho de unos pocos. Pero en todos estos caminos tropezamos con fronteras que no se dejan traspasar. No slo la muerte es una de esas fronteras. Existe tambin el embrutecimiento y la falta de sensibilidad, que son mutilaciones y heridas que ya no se pueden eliminar. El nico medio de traspasar estas fronteras consiste en compartir el dolor con los que sufren, no dejarlos solos y hacer ms fuerte su grito5. Como cristianos, gozamos la salvacin gracias a la gratuidad (Gracia) de la misericordia de Dios, esta realidad nos impulsa hacia una sensibilidad con el que sufre, pues, nuestra salvacin ha sido ganada por Cristo en la cruz a travs del sufrimiento injusto; cargando con nuestros pecados nos "representa" en la cruz. De esta forma representativamente nos ha reconciliado con Dios y nos ha manifestado su gracia precursora6. Jess lanz su ltimo grito en la cruz: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado? . Esta pregunta dirigida a Dios brot de lo profundo del corazn, como una oracin que interpela a Dios. Este gemido de Jess en la cruz, ha sido tomado del Salmo 22 y es similar al de Job. Es un llamado a una humanidad quebrantada que aun no ha conocido la experiencia de la Resurreccin. Jess se siente abandonado por Dios, y en esa ausencia de Dios anhela su presencia, siente sed de Dios. Jesucristo no le dio una explicacin al sufrimiento, simplemente lo asumi. l quiso llevar en s el sufrimiento ntimo de aquellos que
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Gustavo GUTIERREZ. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. , p. 16. Dorothee SLLE. Sufrimiento, Sgueme, Salamanca, Espaa, 1978, p. 179. Idem., p. 180. Dorothee SLLE. El Representante, La Aurora, Buenos Aires, Argentina, 1972, p. 14.

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gritan ese por qu a m? l ha gritado ese llamado ms profundamente que ningn otro ser humano, para que, todos aquellos que, despus de l, cayeran en el dolor y la muerte, no lo gritaran nunca ms solos7. La apertura a nuestra humanizacin con el sufrimiento nos hace sensibles y solidarios con el que sufre. Como cristianos nuestro deber es solidarizar con el que sufre, para encontrarnos con Dios en el dolor. La actitud de ser sensibles al dolor del otro, nos humaniza. Frente al sufrimiento nos encontramos todos desnudos, como seres humanos, dependientes de la mano de Dios. Sin escondernos detrs de frmulas teolgicas que convierten la noticia del evangelio en una verdad eterna fuera de la historia8. Cuando nos humanizamos con el sufrimiento es posible que el clsico y recurrente por qu a m?, que es tan antiguo como la humanidad, gracias a la Cruz, pueda convertirse en un para qu? y, por la fe y el amor, por el abandono y la ofrenda, llegar a transformarse en un cmo?. As, el sufrimiento es el aprendizaje del ser, es llegar a ser lo que somos al despojarnos del resto9. Por otro lado, el sufrimiento del inocente nos recuerda las imperfecciones de las estructuras sociales. Y el encuentro con el que sufre se hace un encuentro con el "Dios sufriente". Esta experiencia de fe nos desafa, a travs del sufrimiento compartido solidariamente, a perfeccionar dichas estructuras. Este proceso en Amrica Latina se hace cada da ms necesario, ya que en el sistema Capitalista Neoliberal encontramos estructuras sociales injustas que - por asegurar ganancias para unos pocos-, provocan a millones de seres humanos un sufrimiento innecesario e injusto. Frente a esta realidad de los que sufren la marginacin del mercado y las frustraciones de la falta de un poder adquisitivo, se hace necesario y urgente el asumir la voz proftica en las Iglesias para hacer ms fuerte el dolor de los millones de chilenos marginados y construir un mundo ms humano. Hacer del lector, junto a Dios, conocedor de la causa del sufrimiento de Job, la que se deriva de una prueba, ayuda a darle un sentido diferente al sufrimiento. Job, a pesar de los bienes y bendiciones de Dios, es un ser humano de carne y hueso. Es decir, Job no est por encima del sufrimiento, como ser humano tambin le toca sufrir, ste no es por causa del pecado. La diferencia est en que Dios est preocupado por el sufrimiento y destino de Job e invita al auditorio a sumarse en este esfuerzo de sacar a Job de su depresin, acompandolo haciendo as ms llevadero y tolerable su sufrimiento.

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Pierre DUMOULIN. Job, un sufrimiento fecundo, San Pablo, Bogot, 2001, p.105. Jos Porfirio MIRANDA. O ser e o Messias. Um estudo sobre o messianismo de Jesus, Paulinas, So Paulo, 1982, p. 51. Pierre DUMOULIN. Op., Cit., pp.105-106.

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