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Español
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Published:
2024-05-10
Updated:
2024-05-25
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18,411
Chapters:
7/?
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7
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No tienes ni idea

Chapter 7: Es lindo tener un amigo

Summary:

Negan le hace pensar a Rick la verdadera razón por la que no quiere empezar una nueva relación.

Chapter Text

No podía negar que se sentía un poco atraído al hombre que conoció ese día en la estación de policía. Era guapo, increíblemente seductor y las cosas que decía tan de repente le sacaban una que otra carcajada.

Sumado a eso, fue la primera vez que no era él quién tomaba la iniciativa. Por lo que, los apodos cariñosos (como si fueran novios de secundaria) y los indebidos acercamientos de Negan lo dejaron desconcertado.

Además, el enterarse que era una persona muy culta y preparada, sobre todo, alguien que podría ser como un amigo para sus hijos, lo dejo completamente encantado. Y aun después de todo, intentaba que esa atracción desapareciera. Era vergonzoso aceptarlo, pero no se sentía listo para empezar otra relación.

 

—Carl, pensé que habíamos hablado de esto —le recordó a su hijo mayor. Detrás de él, Judith y RJ lo miraron, anticipando la inevitable pelea entre ambos. Física y mentalmente de lado de su hermano.

—¿Qué?, ¿ya te dejaste manipular por ese sujeto? —contestó a la defensiva —. ¿Ahora le crees más a él que a tus propios hijos?

—No estoy hablando de él —exclamó empezando a hervirle la sangre —. Esto es sobre nosotros, sobre ti.

—¿Yo?, yo ya deje muy en claro lo que pienso sobre cómo le cedes la responsabilidad de cuidarnos a unos desconocidos. Te dije que yo podía cuidar de Jud y RJ, pero nunca me escuchas.

—¿Y quién va a cuidar de ti, Carl? Tú también me preocupas.

—Sé cuidarme solo. Lo hice durante años, por si no lo recuerdas.

—Lo recuerdo, recuerdo eso todos los días del año —dijo amargamente. Carl cambió su expresión, sintiéndose un poco culpable, pero no lo suficiente para desistir sobre su decisión — ¿Algo más que quieras decirme?, si no, entonces espero que intentes llevarte bien con Negan, los tres.

—¿Piensas contratarlo? —cuestionó sintiéndose traicionado.

—No pienso, ya lo hice, y no voy a cambiar de opinión —incluso con la mirada dolida de su hijo se mantuvo firme, pero intento adoptar un tono más suave. Jamás podría estar realmente furioso con sus chicos —. Carl, no quiero discutir, por favor... ¿Pueden darle una oportunidad?, ¿por mi?

—Papá---

—Prometo que es la última vez. Si no funciona, dejaré de buscar niñeras, se los suplico, chicos... ¿estamos? —pregunto viendo a cada uno de sus hijos, esperando una respuesta, en medida de lo posible, afirmativa.

—Estamos —contestaron los más pequeños al unísono.

—¿Carl...?

—Estamos —murmuro cortante.

 

 


 

 

Eran más de las 11 de la noche cuanto finalmente logró que RJ conciliara el sueño. Desde la muerte de Michonne, eran frecuentes las pesadillas en todos, pero su hijo pequeño fue quién más lo resintió.

Trataba de ser un buen papá, pero, la mayoría de cosas con sus hijos se las perdió por completo. Festivales escolares, viajes familiares, campamentos, festividades.

Leerles un cuento, llevarlos a la escuela y caminar a casa mientras comían helado, ayudarlos con las tareas, arroparlos, simplemente platicar; como Carl dijo, él había tomado todas esas responsabilidades, que, aunque para algunos fueron cosas banales, era lo menos que podía hacer como su papá.

Suavemente cerró la puerta de la habitación de sus hijos. Ni siquiera podía pensar en ir a dormir ahora. Aunque se sintiera agotado, por alguna extraña razón, no tenía sueño

 

—Hey, oficial bonito, ¿todo bien? —Negan llamó su atención recargado en la pared, a lado de las escaleras. Se había desecho de esa chaqueta de cuero, quedándose solo con una camiseta blanca.

Había olvidado por completo que seguía aquí. Pensándolo bien, sería muy grosero de su parte decirle que se fuera de su casa considerando la hora y lo sucedido con sus hijos.

—Negan, lo siento, yo... pensé que ya te habías ido —trató de explicarse. El más alto lo miró con una ceja levantada y media sonrisa.

—Justo ahora... ¿estás corriéndome, cariño?

—N-no, ¡claro que no!... solo decía. En realidad, puedes quedarte a pasar la noche —ante la mirada divertida de Negan y prediciendo las, seguramente indecentes, siguientes palabras de este, agregó con pena —, si quieres. Considéralo mi disculpa.

—Llegas tarde, cariño. Acabo de llamar a alguien para que venga por mi, debería estar aquí pronto. Aunque —ahí estaba, el Negan desvergonzado que invadía su espacio personal —, si me lo pides así de dulce, podría pensar en mandarlo a la mierda —Rick frunció el ceño al escuchar, una vez más, a Negan maldiciendo. Pensó en irse, cuando el hombre le agarró del brazo para detenerlo.

—Oh, vamos, Rick. Tus bebes están durmiendo. Ese día, en el bar, no tenías quejas sobre mí, ¿te acuerdas? —susurro en su oído.

—En cualquier momento podrían despertarse... —dijo pesadamente, como si le costará encontrar las palabras.

—No lo harán. ¿Y sabes?, justo ahora estoy un poco sediento, así que, tu y yo podemos... —Negan lo tomó de la barbilla acercándose sus caras y relamiendo sus labios — ¡Ir por un buen café a la cocina! —dicho esto se apartó con risas de por medio. Silbando alegremente mientras bajaba las escaleras.

 

Rick solo pudo seguirlo, con un evidente sonrojo en sus mejillas.

 

 


 

 

En tanto Rick ponía a dormir a sus bestias, Negan había aprovechado para hacer uso de esa bonita cafetera que tenían en casa. Cubierta de polvo por tanto tiempo sin usarla, pero sorprendentemente todavía servía.

Pensó en irse, pero aún tenía cosas que hablar con el lindo policía, así que eso tendría que esperar. De todos modos, se aseguró de escribirle a Simon, su mano derecha, para que pasará por el en aproximadamente 40 minutos, obviamente accedió, a pesar de la hora.

Y a pesar de la hora, el guapo Rick Grimes le había aceptado el café. Ambos sentados en el gran sillón de la sala principal, parecían un adorable matrimonio, platicando mientras los niños dormían, no obstante, ese escenario estaba muy alejado de la realidad.

 

—Me preocupa RJ. Apenas entró a primer grado, y le es muy difícil comunicarse con otra persona que no sea conocido nuestro, tampoco juega con nadie que no sean sus hermanos...

La conversación rápidamente se dirigió hacía los tres diablillos Grimes. No se quejaba. Conocerlos haría más fácil su trabajo.

—Bueno, Rick, cada niño es diferente. Dale tiempo, se adaptará pronto.

—Yo sé, pero ya han sido dos años y todo sigue igual. Me da miedo que empiecen a molestarlo en la escuela. Sabes como son los niños.

—Te preocupas mucho, cariño —la mirada de obviedad que le lanzó Rick, le hizo querer justificar su comentario, en efecto, era muy obvio que se preocupara —. A lo que me refiero es que, el niño debe tener esa vena de duro que su papá le heredo. Carl y Judith la tienen.

—¿De qué hablas?, ¿cuál vena?, ¿eso es siquiera posible? —el ojiazul soltó una risotada, que se escuchaba como el canto de los malditos ángeles. Aunque fuera costumbre hacerlo reír, no se cansaba de eso.

—Vamos, sabes a lo que me refiero. ¿Has visto esos ojos intimidantes?, nadie se atreverá a meterse con ellos. Son unos rudos.

—Eso parece...

 

 


 

 

—¿Y?, ¿conseguiste que te aceptarán? —preguntó Simon al volante, sin perder de vista la carretera.

—Una mierda, esos mocosos son horribles demonios. Jamás conocí niños tan molestos capaces de romper los huevos a cualquiera. Y sus malditas miradas de mierda---

—Yo preguntaba si te contrataron... —interrumpió Simon.

—Oh, si, claro. El papá esta jodidamente desesperado por qué alguien cuide de sus adorables monstruos, y seguro que todos los que pasaron por esa casa se largaron a los pocos segundos, completamente meados en los pantalones. Justo ahora, debe pensar que soy su maldito ángel.

—Me da gusto por ti, y no quiero arruinarte el buen momento, pero tarde o temprano te vas a enterar...

—¿De qué me voy a enterar?

—Digamos que El Santuario tiene problemas —el ambiente cambió de un segundo para otro. Completamente serio, dijo —. Deja de darle jodidas vueltas, dime ya.

—La policía nos tiene en la mira —la policia que servía para un carajo, sin hacer menos el trabajo de Rick, pero de verdad que eran unos completos hijos de perra, viviendo en su jodido mundo de americanistas aspiracionales, sin tomar en cuenta la gente que tenía que hacer cosas impensables por conseguir un pedazo de pan.

Por 'cosas impensables' se refería a mierda perfectamente legal, pero que la bola de metiches que vivían en la parte más tranquila de la ciudad se encargaron de tachar como indignas. No asesinaban, ni robaban, solo eran personas, como ellos, tratando de salir del hoyo de suciedad donde les toco nacer.

 

—¿Y ahora por qué?

—Al parecer algunos de los nuestros están metiendo su trasero en asuntos ilegales. ¿Recuerdas ese incidente hace dos años?. Ese grupo, ¿cómo era...?, ¿los lobos?

 

Oh, esos imbéciles si eran la verdadera basura de la humanidad. Traficaban drogas, mataban inocentes y lo que más odiaba, eran putos violadores.

 

—¿Cómo demonios paso eso?

—El grupo se disuelve. Cuando menos nos dimos cuenta, había gente nueva y muchos dejaron de seguir los viejos ideales.

—¿Viejos ideales?, ¡son nuestros jodidos valores!

 

Negan se sintió enfermo de escuchar cómo el refugio que alguna vez fue el Santuario, se estaba convirtiendo en una casa de hospedaje para cobardes violadores. Fue peor aún, sabiendo que, no podía hacer nada para cambiarlo.

En algún momento de su vida, considero ese sitio como su hogar. Las personas que trabajaban ahí siempre le tendieron una mano. Pero, finalmente, él no decidía quien entraba y quien salía de ese lugar, por más que le gustaría.

Sin embargo, se sentía terriblemente mal quedarse en modo espectador.

 

 


 

 

—¿En serio los niñeros son tan malos, Jud? —preguntó la pequeña Gracie, sosteniendo su conejo de peluche asustada por el señor malo del que les contó Carl en la hora de la comida, siendo respaldado por Judith y RJ.

 

Era fin de semana, lo que significaba que podían quedarse despiertos hasta más tarde.

La noche reinaba y afuera llovía fuertemente. Los niños más pequeños habían construido una improvisada tienda de acampar con sabanas y cojines. Jugaban Monopoly, mientras los papás de Gracie, junto con Carl, Enid, Henry y Lydia cocinaban

 

—Lo son. En cuanto te descuidas te atan con esposas y te obligan a comer guisantes —dijo Judith tirando los dados.

—A mi me gustan los guisantes... —respondió Herschel más concentrado en el juego que en la conversación.

—Pues a nosotras no, ¿verdad, Gracie? —la susodicha negó con la cabeza varias veces, estando de acuerdo con su mejor amiga.

 

Cuando la pequeña Grimes estaba a punto de preguntarle lo mismo a su hermano notó que este seguía concentrado en su cuaderno. Lentamente se acercó hasta él, viendo el dibujo, estaban papá, Carl, ella y a un lado, la que seguramente, era mamá. RJ había intentado borrarla, manchando a los demás.

 

—Se arruino... —murmuro el niño con el ceño fruncido.

—Está bien. Es bonito, seguro a papá le va a gustar. ¿Por qué no se lo enseñamos a Carl? —sugirió.

RJ se levantó emocionado corriendo hacía la cocina. Los otras dos niñas fueron detrás suyo. Herschel tomó su "dinero" falso, antes de seguirlas.

 

 


 

 

En días como estos, a Rick se le hacía imposible no recordar a Michonne.

A diferencia de Lori, quien prefería los días calurosos, tanto Michonne como él disfrutaban la lluvia. Quedarse en casa, preparando s'mores y leyendo comedias tontas. Mientras los niños pasaban el día con sus amigos, usualmente en casa de Carol, con Aaron y Eric, o en la granja de los Greene. Estos últimos le ofrecieron quedarse para cenar con ellos, pero Rick prefirió estar solo por ese día. Necesitaba pensar.

Más pronto que tarde, sus planes se vieron frustrados con el ruido de su celular. Sorprendido, revisó su teléfono, ya era tarde, así que, ¿quién podría estar llamándolo a esa hora?

"Negan", se leía en este

 

—¿S-si? —contestó un poco tembloroso. No se sentía bien.

«Hey, oficial bonito, ¿qué tal todo?»

—Bien, todo bien —murmuro.

«Cariño, no te oyes muy bien que digamos... ¿Te llamé en un mal momento?»

—N-no, ¡no!... para nada. Solo, estoy algo cansado.

«De acuerdo, cariño, ¿por qué no descansas un poco? Te llamaré luego---

—¡Espera!... estoy libre ahora, tal vez podamos hablar.

«Diablos, ¿el bonito ayudante del Sheriff me está pidiendo salir?»

—Ya me has invitado dos veces. Estoy devolviendo el favor.

«Eso hiere mis sentimientos, cariño. Pero una cita es una cita, así que, ¿donde nos vemos, oficial?»

 

 


 

 

Estar con Negan era como volver a esa vida salvaje y emocionante de su juventud. Le asustó mucho lo diferente que eran sus mundos. El hombre parecía estar en completa libertad, pero esa libertad peligrosa, sin responsabilidades, sin pensar demasiado las cosas.

Se sentía aterrado de como tenía el poder para arrastrarlo a su mundo, y al mismo tiempo, una parte de si mismo quería que lo hiciera.

 

—¿Y bien?, ¿qué sucedió? Te escuchabas muy nervioso cuando hablamos —preguntó Negan sirviéndole una copa de whiskey.

La verdad es que nunca fue un buen bebedor, se emborrachaba facilmente. Aparte que, no tomaba en horas de trabajo. Tampoco era de esos tipicos papás que guardaba botellas de alcohol en su casa. Se aseguró de que sus hijos nunca tuvieran a la vista ese tipo de cosas.

Incluso Carl, que ya había cumplido 17, jamás tomó una sola copa. Probablemente porque desde pequeño tuvo que ser responsable de otros, al pasar del tiempo, sus intereses fueron otros que los de los chicos de su edad. No sabía si eso era algo bueno o malo, pero así era.

—Son... asuntos personales —ante la ceja alzada de Negan, dijo forzando una sonrisa —. Perdón, no quiero abrumarte con mis cosas. Siempre que hablamos, es sobre mis problemas.

—Cariño, no me importa escucharte hablar sobre tus problemas. Desde luego debes tener más que yo.

—¿Es muy evidente?

—Digamos que a tus chicos no les gustan mucho las niñeras, ¿no? Seguro que debiste tener problemas para encontrar a una. ¿Por qué es eso?

 

Rick tomó un trago, sintiendo como el alcohol le quemaba la garganta —. Bueno, ellos creen que quiero reemplazar a su mamá.

Entonces, Negan se rio, tan fuerte que llamó la atención de otras personas. Rick lo miró interrogante.

 

—Perdón pero, no entiendo por qué pensarían eso —dijo entre risas.

—Hubo un incidente con una de las niñeras. Creo que malinterpreto mis intenciones, y pensó que quería una relación con ella.

—¿En serio? —Si, claro, pensó Negan. Seguro que desde un inicio la mujer buscó tener algo con Rick, mientras el ingenuo ayudante del Sheriff creía otra cosa.

—Uhm... —asintió triste — Carl nos oyó y creyó lo peor. Desde ahí empezaron con las travesuras.

—Bueno, tiene sentido ahora. Aunque algún día tendrán que aceptar que su papá quiera tener una relación con alguien más, ¿no?

Rick soltó una risa, mirando a Negan a los ojos —Lo que pasa es que, no quiero otra relación.

—¿Estás seguro de eso? ¿No será que más bien es Carl quien no está listo para otra relación? —eso dejó pensativo a Rick. Tal vez, Negan tenía razón, tal vez no quería otra pareja por qué no pretendía lastimar a sus hijos con eso —. Nunca digas nunca, cariño. Puede ser que atraigas lo contrario.

El ojiazul se sirvió otra copa, tomando de un trago todo el contenido en esta. Empezó a llenar otra cuando le preguntó a Negan— ¿Y qué me dices tú? ¿No estás buscando a alguien?

—Bebe, yo soy un maldito lobo solitario. Después de probar la verdadera soltería, no vas a querer salir de ahí, te lo aseguro.

—Eso es una mierda.

—Cuidado ahí, oficial. Pensé que no te gustaban las malas palabras —al parecer el borracho Rick era diferente del sobrio Rick, pensó Negan. Viendo divertido como Rick seguía sirviéndose copa tras copa. Finalmente decidió quitársela —. Cariño, vas a manchar tu ropa de asqueroso vomito si continuas con esto.

—No voy a conducir.

—Eso no fue lo que dije.

—Mis hijos no están en casa.

—Woah, alto ahí, bonito. ¿Te me estás insinuando?

 

Era divertido ver a Rick tratando de ponerse de pie, caminando tambaleante hacía él. Negan se levantó, cuando en ese preciso momento, el ojiazul cayó sobre él. Alcanzó a sostenerlo por la cintura. Rick se inclinó más hacia el, casi susurrando en su oído.

 

—¿Y si lo estuviera haciendo?

 

Negan maldijo en sus adentros, sintiendo como el asunto empezaba a ponerse apretado ahí abajo. Parecía un maldito adolescente virgen.

—No folló con borrachos, cariño. Eso está jodidamente mal. Te voy a dejar a tu casa —camino con Rick a cuestas, aunque parecía delgado como la mierda, todavía era un adulto. Se las arregló para llegar al auto de Rick, buscando en los bolsillos de este para arrancarlo. Lentamente lo recostó en la parte trasera, cuando el maldito Rick Grimes lo tomó del cuello de su chaqueta, besándolo, torpe y dulce como era.

Negan se quedó pasmado durante unos segundos, sin moverse para corresponder el beso, ni para tratar de apartarse. Su diablo interior gritándole que cediera a sus impulsos y lo follará duro en el carro, mientras la parte racional de sí empujo suave pero firme al policía. Jamás follaría a alguien sin consentimiento, y estar borracho era automáticamente sin consentimiento.

—Gracias por escucharme... —alcanzó a decir antes de caer dormido, completamente fuera gracias al alcohol.

 

Aun aturdido por lo que pasó, logró conducir sin problemas hasta la residencia de los Grimes. Estaciono, y soltó un gran suspiro agarrando el volante con las dos manos. Estaba jodidamente nervioso. No quería que el bonito oficial tuviera ideas equivocadas de él, pensó en miles de escenarios posibles, incluso considero dejar a Rick en su cama rezando por qué cuando se despertará no se acordará de nada o al menos fingiera que no lo hacía. Pero finalmente, no podía dejarlo solo, podría empezar a tomar otra vez.

 

—Carajo, Rick, espero que tus lindos monstruos realmente no estén.