El honor del capitán Lex

Western realizado por André de Toth (1912-2002). El guión, de Charles Marquis Warren y Frank Davis, desarrolla un argumento de Sloan Nibley. Se rueda en escenarios naturales de Alabama Hills (Lone Pine, CA) y Warner Ranch (Calabazas, CA). Producido por Louis F. Edelman para la Warner, se estrena el 22-X-1952 (NYC).

La acción dramática tiene lugar durante la Guerra de Secesión Americana (1861-65) en el territorio de Colorado (Fort Hedley, Grey Rock Pass, South Fork, Bear Creek, Taos Wells...), en un invierno posterior al de 1861. El capitán Alexander “Lex” Kearney (Cooper), del 5º Escuadrón de Caballería de la Unión, es acusado de desobediencia y cobardía ante el enemigo y juzgado en consejo de guerra. Es degradado y expulsado del ejército. Decide sumarse a un grupo de cuatreros y desertores de la Confederación, liderado por Austin McCool (Brian), ganar la confianza del grupo y situarse en una posición que le permita averiguar la identidad de las personas que pasan información a McCool sobre los itinerarios de las partidas de caballos adquiridos por el ejército de la Unión.

El film suma western y guerra. Es el segundo western del segundo ciclo de westerns del realizador, que componen 5 films (“La mujer de fuego”, “El honor del capitán Lex”, “El último comanche”, “Pacto de honor” y “El día de los forajidos”), estrenados entre 1947 y 1959. Acusan la inspiración de autor del realizador y la impronta singular de su personalidad. El conjunto es mejor que el del primer ciclo, protagonizado por Randolf Scott y realizado entre 1951 y 1954.

Los personajes del film, como ocurre con frecuencia en las obras de De Toth, se ven enfrentados a situaciones extremas en las que lo único que les interesa es sobrevivir. En estas circunstancias son capaces de dar lo mejor y lo peor de ellos mismo. Su visión de la naturaleza del ser humano es pesimista y descorazonadora. Salvo la excepción del héroe, los personajes se comportan movidos por la codicia, la crueldad, el cinismo, el engaño y la barbarie. El film denuncia la inmoralidad de la guerra, a la que califica de infernal, terrorífica y fuente de desesperación y muerte. Critica al ejército por sus rituales inhumanos (arranca galones en público, pinta la espalda de amarillo...). Condena la violencia y apuesta por la paz.

No tiene una visión ingenua y simplista de la guerra. Nos dice que en ella son importantes las estrategias, la iniciativa, la capacidad de anticipación y, sobre todo, la información y el nivel tecnológico de las armas. Al igual que en otros films del autor, el fuego se emplea como instrumento eficaz de lucha. De Toth vivió como informador gráfico la invasión de Polonia por Alemania entre el 1 y el 6 de septiembre de 1939 (comienzo de la IIGM), de la que extrajo una experiencia inolvidable.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)

... y que De Toth. Que bien se mete una historia en poco mas de 90 minutos. Que buen guión donde se cuenta todo y nada se deja a la interpretación personal o a la imaginación. Pero veamos algunos aspectos que merecen mención.

Un Cooper un poco mayor que borda un papel que le requiere poco esfuerzo. Sonríe, se enfada, ama, espía con enorme credibilidad. La actriz que le da la réplica ... como si no estuviera.

La música me ha parecido muy adecuada. Alguien la ha considerado excesiva pero a mi me parece que respeta muy bien los tiempos callando en los diálogos y resaltando los momentos puramente militares o los de acción.

Filmada en magníficos exteriores, con fondos de impresionantes montañas de invierno, que le proporcionan un frescor que se agradece en el género del western. Preciosos algunos animales de entre los rebaños de caballos que el director maneja y filma con maestría; en especial el pinto y el corcel negro que monta Cooper.

No me ha parecido tan destacable el color y, sobre todo, penosa la fotografía de las escenas nocturnas (al menos para su visionado en TV por buena pantalla de que se disponga). Destaco, también, por el peligro que implicó, la escena del vuelco del carro en que el sargento apenas puede evitar ser atropellado.

¡Véanla los aficionados y pasen una buena tarde de cine!

Estimulante y atípico western, una obra que no para de interrogarse sobre los límites de la traición y que, lástima, acaba resolviéndose de una forma algo convencional. Hasta ese momento hemos asistido a un guión brillante que realmente nos cuela una sorpresa de las gordas mediado el metraje, cambiando por completo la piel del relato y enfrentándonos a una nueva visión de los personajes y de la historia que nos descoloca, que nos hace pensar. ¿El engaño como respuesta a la traición no es acaso traición? De Toth sabe que habla de cosas complejas y expone esa dualidad Bien/Mal en plena contienda entre facciones rivales con la óptica ambigua que requiera la ocasión, trasladando dicha ambiguedad a nuestro cerebrito, donde seguirá retumbando hasta los mismísimos títulos de crédito, por mucho final feliz y familiar que nos quieran hacer tragar. Por supuesto, el trabajo del autor de House of Wax es un refinado tratado de artesanía, plagado de bellas panorámicas y elegantes movimientos de cámara situados en plena acción. Gary Cooper aporta presencia, y los personajes femeninos sólo aparecen para ratificar la ideología machista de este tipo de westerns. Notable.

Lo mejor: trabaja con ideas peliagudas.
Lo peor: el hijo que le han colocado a Gary Cooper: ¿de dónde ha salido semejante elemento?

André de Toth se embarca en esta producción que intenta abarcar un descubrimiento fundamental en el arte de la guerra, como es el nacimiento del contraespionaje, y la aparición de los rifles de repetición Springfield.

En plena Guerra Civil americana, la denominada guerra de Secesión, el arma fundamental de combate era la caballería, y los confederados a través de audaces misiones y utilizando a cuatreros y criminales, cortaban los canales de abastecimientos de caballos a su enemigo del Norte.

Con un buen guión, nos presenta el nacimiento del contraespionaje, y la eficacia de los rifles Springfield, con el siempre eficaz Gary Cooper al mando de las operaciones.

Bellas conducciones de los caballos, con una excelente fotografía y un ritmo trepidantes.

Notable, 7.

Western de los años cincuenta que se nos presenta con un buen guión en una historia un poco compleja en la cual destaca la personalidad arrolladora de Gary Cooper y su buen hacer, junto a unos escenarios naturales de gran belleza, destacando también las escenas de acción muy bien filmadas de gran credibilidad, pero toda la película transcurre con un ritmo acelerado, como si tuvieran prisa por narrar toda la historia, no descansando en casi ningún momento. La música ameniza todo el film de una manera casi constante, pero muy especialmente en las secuencias de acción, siendo un poco agobiante su composición estridente y su ritmo, con tal de ambientar en demasía todas las escenas de acción como era costumbre en este tipo de films en aquellos años de su rodaje.
Un Western clásico, sin indios y que gustará a todos los aficionados a este tipo de films.