El inah en la
modernidad
María Teresa Olivera Carrasco
María de la Luz Aguilar Rojas
Coordinadoras
El inah en la
modernidad
VIII (2013) y IX (2014)
Congresos Nacionales de Investigadores
María Teresa Olivera Carrasco
María de la Luz Aguilar Rojas
Coordinadoras
ISBN: ------------ (Sindicato Nacional de Profesores de
Investigación Científica y Docencia del INAH)
Primera edición 2021
Imagen de portada: VIII Congreso Nacional de Investigadores del INAH "El
INAH en la Modernidad". Metepec-Atlixco, Puebla noviembre 2013.
Diseño editorial: Hernán García Crespo
D. R. ©2021 Sindicato Nacional de Profesores de
Investigación Científica y Docencia del INAH
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por escrito del Sindicato Nacional de Profesores
de Investigación Científica y Docencia del INAH
Impreso y hecho en México
Índice
MINERAS
25
LAS MINERAS EN SONORA, DE TODO COMO EN BOTICA
César Armando Quijada López
27
VISITA A LOS FILOS MEZCALA: LA MINERÍA Y LA ARQUEOLOGÍA
Rosa Ma. Reyna Robles
47
EL INAH ANTE LA AMENAZA DE LA MEGAMINERÍA TÓXICA. EL CASO
ABIERTO EN MORELOS Y SUS DERIVACIONES A NIVEL NACIONAL
Paul Hersch Martínez
63
MEDIO AMBIENTE
85
BREVE REFLEXIÓN SOBRE LOS VALORES INTANGIBLES EN MATERIA
AMBIENTAL
Isela Guadalupe López López
87
LA CONCENTRACIÓN DEL AGUA EN MANOS PRIVADAS: LA VENTA ILEGAL
DE AGUA POR RANCHEROS Y EJIDATARIOS EN BAJA CALIFORNIA SUR
Armando de Jesús Romero Monteverde
99
APLICACIÓN DE LA TECNOLOGÍA EN LA INVESTIGACIÓN
LOS USOS DE LA FOTOGRAFÍA EN LAS CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS
José Gamboa Cetina
117
119
APORTES DE LOS ALGORITMOS Y DE LA IMAGENOLOGÍA MÉDICA A LA
COMPRENSIÓN DE LA MOVILIDAD Y CARGA FÍSICA EN GRUPOS HUMANOS
DEL PASADO. APLICACIÓN Y EJEMPLOS DE CASOS EN EL ÁREA MAYA
José Manuel Arias López
135
TECNOLOGÍA EN EL SEMIDESIERTO: SISTEMAS DE INFORMACIÓN
GEOGRÁFICA EN EL ARTE RUPESTRE DE NUEVO LEÓN
Moisés Valadez Moreno y Denise Carpinteyro Espinosa
165
ELABORACIÓN DE MODELOS RECONSTRUCTIVOS DE TEOTIHUACÁN,
CONTEXTOS FUNERARIOS, ESTRUCTURAS ARQUITECTÓNICAS,
PINTURA MURAL Y CERÁMICA
Roberto Pliego Martínez, Ignacio Rodríguez García, Luis Alfonso González Miranda y
Fernando García Aguirre
175
INTERDISCIPLINARIEDAD EN EL PROYECTO VENUS: APORTES
DESDE LA HISTORIA Y LA RESTAURACIÓN
Imelda Estela Cacique García y Álvaro Santillán Bueyes
193
METODOLOGÍA DE REGISTRO DIGITAL EN AutoCAD PARA LA
INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA
José Antonio López Palacios, Yalo Jesús Madrigal Cossío, Yanin Arenas Ávila,
Fabián Gutiérrez Gómez, Dulce María Díaz Velasco y Ramón López Valenzuela
209
SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA Y SU APLICACIÓN
EN EL MANEJO Y OPERACIÓN DE ZONAS ARQUEOLÓGICAS
Jaime Cedeño Nicolás y Luis Antonio Huitrón Santoyo
221
IMPLEMENTACIÓN DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN
GEOGRÁFICA (SIG) PARA EL REGISTRO, GESTIÓN Y ANÁLISIS DEL
PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LA REGIÓN NORTE DE VERACRUZ
Alejandro J. Uriarte Torres
235
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
251
SOCIALIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO ANTROPOLÓGICO
A TRAVÉS DE LOS MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACIÓN
Mayelnikte Garduño Sansore, Mayti Yajaira Cahum Chan,
Claudia Rubí Caamal Solís y Juan Parra Uc
253
ARQUEOLOGíA Y TURISMO UN PARADIGMA
Noemí Castillo Tejero
265
EL PROYECTO TURÍSTICO BARRANCAS DEL COBRE EN CHIHUAHUA
Y LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS INDÍGENAS
Horacio Almanza Alcalde
277
AFECTACIONES AL MARCO LEGAL: CASO DE LA PRIVATIZACIÓN
DEL SITIO NATURAL CEREMONIAL WIXARIKA DE TATEI HARAMARA
EN LA PLAYA E ISLA DE SAN BLAS NAYARIT
María de Guadalupe Zepeda Martínez
299
DESARROLLO URBANO
313
PATRIMONIO Y MODERNIDAD: TRABAJOS DE SALVAMENTO
ARQUEOLÓGICO EN TERRITORIOS NORTEÑOS
Moisés Valadez Moreno y Denise Carpinteyro Espinosa
315
EL IMPACTO URBANO EN LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS DE LA ZONA
CERRIL DE XOCHIMILCO
Araceli Peralta Flores
327
EL CERRO DEL OBISPADO: UN SITIO HISTÓRICO DE MONTERREY
ANTE NUEVAS AMENAZAS DEL DESARROLLO URBANO
Lydia Espinosa Morales, María Olimpia Farfán Morales y Moisés Valadez Moreno
343
ARQUEOLOGÍA EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE
CAMPECHE: PROBLEMÁTICAS Y PERSPECTIVAS
Vicente Suárez Aguilar y Heber Ojeda Mas
367
LA REGIÓN DE MÉRIDA: INVESTIGACIÓN, GESTIÓN Y PUESTA
EN VALOR DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Luis Raúl Pantoja Díaz
381
MODIFICACIONES CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVAS
407
LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA EN EL INSTITUTO NACIONAL
DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Jaime Garduño Argueta
409
EL INAH Y LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL
EN EL ENTORNO ACTUAL: EL CASO DE LA AUTOPISTA
GUANAJUATO-SAN MIGUEL DE ALLENDE
Beatriz Cervantes Jáuregui y Gabriela Zepeda García Moreno
425
LA CONSULTORÍA ARQUEOLÓGICA: IMPOSIBILIDADES Y POSIBILIDADES
ANTE LA DESTRUCCIÓN COTIDIANA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO
Júpiter Martínez Ramírez
443
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
sonido, o los conciertos de Plácido Domingo y Pavarotti, lo que
se hizo en 2011 en Tzintzuntzan o Cacaxtla, es decir, una nueva
violación a los reglamentos.
¿Cuál es el conocimiento que queremos se lleve el visitante, nacional y extranjero de la grandeza de las civilizaciones prehispánicas?, difundámoslo en museos de zona, trípticos, visitas guiadas, y
evitemos que los visitantes vayan a escalar pirámides para ver el paisaje; todavía no he visto que se permita en Francia a ningún visitante
llegar a los techos de los Castillos del Loire para admirar el paisaje.
Con tristeza recuerdo cómo las autoridades del INAH del sexenio pasado se prestaron a la farsa de “Las nuevas maravillas
del mundo”, orquestada por Televisa y Coca Cola, donde se proponía como una nueva maravilla a la pirámide de Kukulkan en
Chichén Itzá, cuando ya la zona arqueológica en totalidad había
sido incluida por la UNESCO como uno de los sitios Patrimonio
de la Humanidad.
Hay que tener cuidado con la información que se da a cualquier visitante de las zonas arqueológicas, ésta debe ser verídica,
es necesaria la existencia de guías de las zonas abiertas al público, pues muchas no se han reeditado, o bien hacer nuevas.
Cada zona debe tener un museo interactivo en el que el visitante
entienda cómo están ahora las ruinas restauradas, pero también
cómo debieron ser en su época de apogeo.
Es inconcebible que en este momento a pesar de años de lucha
y concientización todavía existan mexicanos que promuevan la
privatización de los bienes arqueológicos, como objeto de consumo, como un producto salvador de la economía nacional por
las supuestas divisas que a través de él van a captar; se olvidan de
que hay que educar a los niños y jóvenes sobre su pasado, que conozcan su historia. El turismo arqueológico no es el salvador de
la economía nacional pero el conocimiento de nuestro pasado es
el salvador de nuestra idiosincrasia como mexicanos, que nuestro
patrimonio arqueológico sea nuestro orgullo y no objeto de comercio. Paradigma: la arqueología como historia o para el turismo-
275
276
EL INAH EN LA MODERNIDAD
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Patrimonio Cultural, Buenos Aires, UNESCO, 2002.
EL PROYECTO TURÍSTICO
BARRANCAS DEL COBRE EN
CHIHUAHUA Y LA VIOLACIÓN DE LOS
DERECHOS INDÍGENAS
Horacio Almanza Alcalde
halmanza.chih@inah.gob.mx
Centro INAH Chihuahua
Introducción
En su afán por crecimiento económico, los gobiernos estatal y federal vieron a partir de la década de los noventa a la Sierra Tarahumara como una región estratégica para el desarrollo turístico.
Para ello lanzaron un programa de inversión e implementación
a 10 años, conocido como Plan Maestro Barrancas del Cobre.
Fundamentalmente a partir de 2009, el enfoque de la inversión
ha sido en infraestructura de transporte y de servicios incluyendo
un aeropuerto, así como atractivos como un teleférico, un bungee
jump y un sistema de tirolesas.
El anuncio de la puesta en marcha en 2008 generó expectativas y detonó el incremento de la plusvalía de la tierra en el área
y, en consecuencia, el interés de inversionistas por la apropiación
privada. Casos añejos de apropiación y disputa por la tierra se
agudizaron entre comunidades indígenas, empresarios y gobierno estatal. Este trabajo se centra en dos de cuatro disputas por la
tierra dentro del contexto del proyecto turístico.
Mogotavo es una comunidad indígena con ocupación ancestral de su territorio, sin embargo, dos solicitudes de dotación de
tierra han sido negadas por el gobierno federal con el argumento
de que no existen como comunidad. La comunidad ha sufrido
acoso por tres generaciones de la familia Sacristán, que se esta-
[ 277 ]
278
EL INAH EN LA MODERNIDAD
blecieron y obtuvieron la propiedad privada de las tierras donde
se encuentran asentados.
Conscientes de que ocupaban tierras indígenas, los Sacristán
siempre vieron con recelo a sus residentes originales, sin embargo, no habían hecho ningún esfuerzo legal para expulsarlos
hasta el anuncio del proyecto turístico en 2008. El hostigamiento
comenzó, y dos años después, parte de las tierras de Sacristán
fueron vendidas a una empresa de bienes raíces propiedad de un
grupo político afín al secretario de turismo. Esta empresa continuó las amenazas contra la comunidad y desarrolló un plan de
desalojo y reubicación para la mayoría de sus residentes.
La comunidad de Wetosachi, por su parte, es posesionaria
de las tierras desde mucho antes de que éstas fueran adquiridas
como propiedad privada en la década de 1980 por parte de los
hermanos empresarios Encinas1 a través de una transacción con
un mestizo local que previamente había reclamado la propiedad.
Los empresarios dejaron las tierras sin uso por décadas y no realizaron ningún intento de desalojar a los posesionarios indígenas, hasta que el gobierno anunció la etapa de implementación
del Proyecto Turístico Barrancas del Cobre. Desde entonces, la
comunidad ha denunciado el acoso de uno de sus empleados.
La economía política del turismo, los conflictos de recursos
y el proyecto turístico de la Barranca del Cobre
Un sector influyente de la literatura antropológica ha subrayado
la importancia de considerar la economía política global en el
análisis de las relaciones sociales y políticas a nivel local2 Para
entender mejor el poder de decisión política en el despojo de la
tierra y los procesos de conflicto en la Sierra Tarahumara, aquí se
1
Casi la totalidad de los nombres e individuos han sido anonimizados en este
trabajo, por cuestiones de ética de investigación.
2
Farmer, 2004; Mintz, 1997; Wolf, 2001.
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
exploran los límites del poder de decisión de los grupos sociales
subalternos y la forma en que este es constreñido por actores políticos globales, en colaboración con élites locales con el objetivo
de acceder y apropiarse de los recursos locales.
La literatura ya ha demostrado el grado en que las instituciones y actores nacionales y locales consienten su propia asimilación al sistema económico de mercado global, a pesar de que ello
resulte desfavorable a la economía, a la soberanía y a los intereses
del país. Por ejemplo, las instituciones financieras presionan a los
gobiernos nacionales a invertir en turismo con el fin de cumplir
con las políticas de desregulación global.3 Además, es bien sabido
que el turismo representa porcentajes de ingresos bajos para las
economías nacionales del país de destino, la generación de empleo para mano de obra local suele ser precaria, las ganancias en
divisas se ven mermadas por la concentración de inversiones en la
industria turística de los países del norte y los servicios turísticos
son inaccesibles para 80-90% de la población fuera de los países
occidentales y desarrollados. En este contexto, el capital global
influye altamente en los procesos de formulación de políticas nacionales del sector y, por lo tanto, mina la soberanía de los Estados
y contribuye a la desigualdad social. Mientras que el papel de los
gobiernos nacionales se limita a garantizar condiciones favorables
para las empresas, el equilibrio entre las ganancias económicas y
el impacto socio-ambiental es cada vez más cuestionado.4
En el caso de México, la mayoría de los desarrollos turísticos
costeros terminan involucrando negocios por la tierra con comunidades pesqueras así como diversas formas de apropiación5 por
3
El General Agreement on Trade and Services (GATS) y el Trade Related
Investment Measures (TRIMS) desregulan la inversión transnacional al eliminar
medidas de protección para la industria nacional. De Chávez, 2007:222.
4
Duterme, 2007; Suresh, 2007; UNEP, n/d; Lagunas, 2007; Hall y Tucker, 2004;
De Chávez, 2007:222; BBVA, 2011.
5
Las tierras frecuentemente se rentan, los derechos de propiedad pueden
ser vendidos a los inversionistas, o incluso toda la comunidad agraria puede ser
279
280
EL INAH EN LA MODERNIDAD
actores estatales y privados. Ejemplos de estos casos son Cancún,
Isla Mujeres e Isla Holbox en el Caribe mexicano6 Punta Colonet,
Cabo Pulmo y el proyecto Escalera Náutica en Baja California7
Santa María Ostula8 además de los aquí analizados.
Además, los denominados “ecoturismo”, “turismo de naturaleza” o “turismo de aventura” se han establecido en sitios con
especial belleza escénica o singular relevancia ecológica, donde tienden a residir los pueblos indígenas. En consecuencia, los
conflictos agrarios inducidos por el turismo, que solían ocurrir
exclusivamente en las zonas costeras, se están trasladando a otros
territorios rurales. En estos procesos de control de la tierra9 las
instituciones agrarias y sus relaciones con otros actores han sido
cruciales para los desenlaces de estos negocios por la tierra.
El desplazamiento de comunidades rurales enteras por la industria del turismo implica la participación de éstas en los procesos de negocios con la tierra, conduciendo a menudo a procesos de
acaparamiento por grandes empresas y de despojo de la población
local.10 Este fenómeno también involucra reasentamientos y amplios procesos migración-inmigración con la separación resultante
de muchos grupos sociales de sus economías locales y su consecuente marginación dentro y fuera de los nuevos centros turísticos.
En particular, la (in)migración juvenil produce en las ciudades importantes brechas generacionales y oferta de mano de obra barata
para los nuevos residentes como única alternativa.11 La creciente
urbanización, crecimiento económico y el establecimiento de esdisuelta y convertida en propiedad privada.
6
Guerrero, 2012; Franco-Cáceres, 2011; Macías-Zapata, 2004.
7
Luque y Gómez, 2007; Gámez, 2008; González-Olimón, et al., 2011.
8
Gledhill, 2004; Marín-Guardado, 2004.
9
Lund y Lee-Peluso, 2011
10
Borras, et al., 2011; LRAN, 2011; Lund y Lee Peluso, 2011; Borras y Franco, 2010.
11
Castellanos, 2008:147.
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
tructuras de valores ajenos, normas y modelos de consumo en las
ciudades también son causas comunes de la transformación del patrimonio cultural tangible e intangible, de generación de diferentes
formas de cambio social, y todo ello influido por el creciente poder
económico-político de los intereses del gran capital turístico.12
Junto con la desatención de la economía política global por la
literatura de turismo (como sostienen Hall y Tucker,13 los enfoques crítico-políticos han sido también descuidados por los estudios de turismo y desarrollo. La relación entre los desarrolladores
turísticos y el Estado, por ejemplo, es fundamental para comprender mejor la política de turismo. Las instituciones estatales
se convierten en los agentes que ejecutan los cambios necesarios
para ofrecer a la industria del turismo condiciones adecuadas
para la inversión, incluyendo aspectos laborales, de seguridad,
financiamiento e infraestructura.
En este nivel, surgen diversas clases de intereses económicos, buscando atraer las máximas ganancias al menor costo posible. Los residentes locales, sin embargo, a menudo cuestionan
los impactos ambientales y sociales involucrados, junto con las
violaciones a los derechos humanos por grandes proyectos de
infraestructura. En este sentido, suelen desatarse procesos de negociación y conflicto entre los diferentes actores, que involucran
una variedad de estrategias y fuerzas que finalmente definirán el
resultado del proyecto correspondiente.14
Los grupos generalmente afectados son residentes y comunidades que se enfrentan a diversas formas de amenazas a sus
medios de subsistencia. Estas amenazas incluyen competencia
desleal a sus negocios locales, impacto sobre su entorno y su con12 Machuca y Castellanos, 2008; Lagunas, 2007; Hall y Tucker, 2004; Barretto,
2007; Croall, 1994; Pattullo, 1996; Lanfant y Graburn, 1994.
13
1994; y Hall y Tucker, 2004.
14 Ver Cernea, 1988, 2000; Machuca, 2008; Hall y Tucker, 2004; Barabas y
Bartolomé, 1992; Monsalve, 2012.
281
282
EL INAH EN LA MODERNIDAD
texto cultural y social, exclusión de los beneficios y del proceso
de toma de decisiones, la posibilidad de perder sus tierras, sin
mencionar el impacto cultural a largo plazo de nuevas necesidades y formas de consumo.15
Rara vez las comunidades locales afectadas ejercen el poder
suficiente para hacer frente a los actores corporativos en igualdad
de condiciones para participar en una disputa formal. Sin embargo, factores tales como la organización local, el activismo, defensa legal adecuada, la asesoría de redes de solidaridad, cobertura
mediática y la politización de las formas de defensa pueden contribuir de forma importante a procesos de redistribución, políticos y económicos, así como a mayores posibilidades de justicia
social. Un ejemplo de esto es la manera en que las comunidades
de Mogotavo, Wetosachi y Bakajípare han establecido vínculos
con ONGs solidarias, participando de esta manera tanto en demandas jurídicas como en procesos de activismo consistentes
en manifestaciones, mítines y campañas y difusión de su larga
historia de lucha a través de artículos y videos.
Un análisis de los mecanismos de poder y la mediación en los
procesos de despojo de tierra derivado de la inversión turística
estaría incompleto sin la consideración de la influencia de la economía política y los procesos del mercado global. El propósito
no es analizar aquí en detalle el funcionamiento del turismo en la
economía política global, sino mostrar la manera en que las demandas del mercado a nivel local y nacional influyen en el diseño
de políticas en las dimensiones local y nacional. En este sentido, el
mercado juega un importante papel en la gobernanza económica
y política mundial, lo cual sugiere que también tiene una influencia fundamental en la política nacional y local y la consideración
de estos factores pueden dar luz a la reflexión sobre las causas de
los procesos de despojo de tierras en territorios indígenas.
15
Machuca, 2008; Lagunas, 2007: 20.
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
El Plan Maestro Barrancas del Cobre
El Plan Maestro Barrancas del Cobre fue presentado a mediados de los noventa por el Gobierno Federal como un importante
programa de inversión en el estado de Chihuahua que involucra
proyectos de desarrollo en transporte, comunicaciones, agua y
alcantarillado infraestructura, así como servicios turísticos con
inversión pública y privada.16 La fase de implementación se presentó en 2005 con el nombre de Proyecto Turístico Barrancas del
Cobre (PTBC), el cual ajustó las iniciativas de inversión iniciales
al enfocarse en áreas de infraestructura de suministro de agua,
un teleférico, tirolesas, un salto de bungee e inversión privada en
hoteles y servicios turísticos en el área del Divisadero Barrancas.
El PTBC, situado en la zona montañosa del estado de Chihuahua, generó expectativas sobre el aumento del valor de la tierra en la región, dando pie, hasta ahora, a cuatro disputas por la
tierra entre comunidades indígenas e inversionistas locales. Tres
de estos conflictos (Mogotavo, Wetosachi El Madroño y Bakajípare) se encuentran estrechamente relacionados debido a su
cercanía y enfrentan despojo de tierras o amenazas de desalojo
forzoso como consecuencia del mismo proyecto.
Mogotavo es una comunidad indígena con ocupación ancestral de su territorio, cuyas dos solicitudes de dotación de tierra
han sido continuamente negadas por el gobierno federal. La comunidad ha sufrido acoso por tres generaciones de la familia
Sacristán, que se establecieron y obtuvieron la propiedad privada
de las tierras donde se encuentra asentada la comunidad. Más
adelante en 2010, parte de las tierras de Sacristán fueron vendidas
a una empresa de bienes raíces, la cual continuó las amenazas
contra la comunidad y desarrolló un plan de reasentamiento para
la mayoría de sus residentes.
16
Mancera, et al., 1998:37; Sariego, 2001, 2008; Mayer, 1996.
283
284
EL INAH EN LA MODERNIDAD
La comunidad de Wetosachi se estableció mucho antes de
que las tierras fueran adquiridas como propiedad privada en la
década de 1980 por parte de los hermanos Mendoza Pagés, empresarios del sector de construcción. Desde la inauguración del
proyecto turístico la comunidad ha sufrido acoso por empleados
de empresarios. La comunidad indígena de Bakajípare, la mayoría de los cuales tienen derechos de propiedad de la tierra en el
ejido de San Alonso, se enfrentaron con el arrendamiento arbitrario de una porción de sus tierras por un empresario hotelero.
La comunidad indígena demandó jurídicamente a la asamblea
del ejido por la renta ilegal de las tierras.
Como resultado del anuncio de un proyecto de gran escala,
el valor de las tierras en la zona se incrementó y lo mismo sucedió con la demanda de estas. En dos casos —Mogotavo Mesa
de la Barranca y Wetosachi El Madroño— actores privados ya
ostentaban derechos de propiedad privada, de tierras que ancestralmente han estado habitadas por las comunidades indígenas,
pero, el auge turístico aumentó aún más el interés en el mercado
de la tierra. Para ello, los inversionistas vieron la necesidad de
persuadir a las comunidades indígenas de abandonar sus tierras
y trasladarse a las habitaciones construidas ad hoc en el ejido
vecino de San Luis de Majimachi, indicando que, de no hacerlo,
se verían en la necesidad de emplear medidas más coercitivas.
En décadas anteriores Mogotavo se había enfrentado a una larga
lucha con las autoridades agrarias y otras oficinas del Estado con
el apoyo de organizaciones clientelares que al final no aportaron
ninguna ganancia a las comunidades.
En su búsqueda por una propiedad segura y pacífica, las comunidades indígenas han enfrentado dos tipos particulares de
obstáculos establecidos por funcionarios estatales y actores privados. En primer lugar, los terrenos habitados por las comunidades de Wetosachi y Mogotavo fueron adquiridos por mestizos
locales, certificados por las autoridades agrarias y luego vendidos
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
a inversionistas privados, quienes hicieron caso omiso de la posesión de las comunidades indígenas.
En segundo lugar, el Estado ha rechazado la creación del núcleo agrario de Mogotavo con el argumento de que su patrón
de asentamiento era demasiado disperso y por lo tanto la comunidad no podía ser considerada como tal. Bajo una dinámica diferente, la población de la comunidad indígena vecina de
Bakajípare se enfrentó a la concesión como propiedad privada a
un hotelero de parte de sus tierras, llevada a cabo por sus compañeros mestizos ejidatarios y la directiva del comisariado en
particular.
Estas acciones se sostuvieron a través de la negación de formas locales de territorialidad y sistemas normativos, así como
por la invisibilización de la existencia física y jurídica de los sujetos indígenas. Las instituciones estatales y otros mediadores
legitimaron estas decisiones al asumirse ellos mismos como representantes políticos.
Reconocimiento diferenciado y despojo de tierras por
interés en inversión turística
La historia de estas formas de reconocimiento diferenciado,
son de eficaz diligencia gubernamental hacia los trámites de los
particulares (familia Sacristán), en contraste con la sistemática
obstaculización de las gestiones de la comunidad indígena. Por
mencionar algunos ejemplos, la comunidad de Mogotavo no fue
llamada para verificar, como lo obligaba la ley, la demarcación
de límites de los lotes de los Sacristán, y los topógrafos enviados
por las autoridades agrarias, a petición de Mogotavo, concluían
la falta de capacidad agraria de Mogotavo alegando su inexistencia como comunidad indígena. Entre estas, se encuentran casos
injustificados de validación a los reportes en contra de la comunidad e invalidación de aquellos a favor.
285
286
EL INAH EN LA MODERNIDAD
A esta dinámica se añade el ineficiente papel jugado por los
intermediarios y asesores oficialistas de la comunidad. En contraste con estos, la asesoría de organizaciones de la sociedad civil
con las que se vinculan hasta la primera década de 2000 les da resultados más positivos y concretos al llevar el conflicto al ámbito
jurídico donde las partes se enfrentarían como iguales dentro del
sistema jurídico hegemónico y haciendo énfasis en los derechos
culturales y colectivos indígenas recientemente reconocidos por
el derecho internacional.
En 1921 un mestizo de apellido Sacristán solicita a las autoridades federales agrarias el reconocimiento de la propiedad de
1 000 hectáreas como propiedad privada17 dentro del territorio
ancestral indígena de Mogotavo.18 16 años más tarde, en 1937, sus
hijos reciben concesiones19 de tres terrenos 500 has. cada una.20
En enero de 1982, 39 miembros de Mogotavo realizaron una
petición de dotación ejidal con el nombre de Mesa de la Barranca recibieron una resolución en sentido negativo en septiembre
del mismo año, debido a que los inspectores agrarios (CAM)21
declararon Mogotavo como una comunidad inexistente en julio
de 1982.
17 Bajo este argumento, él alega la necesidad de contar con esta propiedad para él
y sus cinco hijos, pues sus padres habían vivido ahí desde antes de su nacimiento en
1882. Argumenta haber servido en la revolución mexicana y posteriormente haber
ejercido el cargo de presidente municipal; sin embargo, apunta que sus enemigos
destruyeron sus pertenencias y por lo tanto requería de mayor seguridad sobre la
propiedad heredada.
18 A partir del número de hijos de Federico Sacristán. Homero Saldanha archivo
privado 13/07/87 HS.
19 “A título oneroso”. Adjudicación de tierras nacionales a un particular en la forma
de propiedad privada tras una ocupación de más de seis años. RAN, 7/3224 pp. 1102.
20 En virtud del decreto del 2 de agosto de 1923 argumentando posesión dentro
de tierras nacionales por más de seis años el cual es el mínimo establecido por ley
para la “Adquisición a título oneroso”. El alcalde de Bocoyna certifica una residencia
por nueve años (11/04/40, RAN p. 3).
21
Comisión Agraria Mixta. Archivo 2294.
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
En julio de 2008 un miembro de la familia Sacristán vendió
más de dos tercios de sus propiedades a un grupo de cinco políticos del PRI, todos socios propietarios de una recién formada
compañía de bienes raíces. El acuerdo establece que el vendedor
es responsable de tomar acción jurídica o material para el desalojo de los habitantes, “preferentemente de forma voluntaria”.22
La familia Sacristán —propietarios del actual Hotel Divisadero— y algunos de sus guardias de seguridad advirtieron a la
gente de Mogotavo que desalojaran los terrenos, o de lo contrario
tendrían que enfrentar un proceso de reasentamiento forzado.23
La organización Tierra Nativa tomó la defensa jurídica de la
comunidad y se entró en una etapa de demandas y resoluciones
que, aunque no eran del todo favorables, detenían y evitaban
indefinidamente toda acción de desalojo y despojo por parte de
los particulares.
En una acción audaz, la comunidad indígena de Wetosachi
demandó a las autoridades por la creación del Fideicomiso Barrancas del Cobre por haber omitido la creación de un consejo
consultivo regional. El tribunal en un principio falló contra la
comunidad argumentando que ella no se encontraba asentada
en la misma área donde el proyecto se habría de desarrollar, pero
finalmente les reconoció el derecho a la consulta y mandató al
gobierno del estado a proteger a la comunidad así como ordenó
la creación de un consejo consultivo regional para garantizar el
ejercicio del derecho al consentimiento, libre, previo e informado
de las comunidades indígenas de la zona y a garantizar una representación adecuada de la comunidad indígena de Wetosachi.24
Tras vincularse las comunidades con ONGs solidarias, alcanzaron, no sin dificultades, sus primeros triunfos en décadas, en
22
Archivo Homero Saldanha, 14/07/08.
23 Comunicación verbal: Cortés, 2010; Bustillos-Ramírez (A), 2010; BustillosRamírez (B), 2010; Bustillos-Meráz, 2010.
24
Amparo en revisión 781/2011.
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buena medida a partir del ejercicio y reivindicación de sus propios procesos de toma de decisiones, los cuales eran respetados
por los asesores.
¿Representación política o intermediación? La anulación
de la soberanía del sujeto político y el desplazamiento de la
autodeterminación
Las prácticas y las relaciones sociales encontradas en los procesos
de disputa de las Barrancas del Cobre sugieren que el despojo
es posible debido a la restricción del poder de toma de decisiones políticas de las comunidades indígenas, tanto a nivel global,
nacional y local. La apropiación de tierras por actores privados
es, en pocas palabras, una cuestión de cesión de la soberanía de
actores subalternos hacia representantes políticos y mediadores;
y a su vez del Estado a los actores del mercado en la dimensión
de la economía política global. La evidencia empírica también
indica que, en consecuencia, la resistencia al despojo y la defensa de la tenencia de la tierra por las comunidades indígenas son
resultado del ejercicio de la autodeterminación vía sus sistemas
normativos.
En primer lugar, el Plan Maestro Barrancas del Cobre se originó a partir de un proceso de negociación entre el gobierno
del estado de Chihuahua y los gobiernos federales con el Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial para financiar
un desarrollo turístico a gran escala en la región indígena de la
Sierra Tarahumara. Aunque en la primera etapa, en la década de
1990, se preveía la existencia de un consejo consultivo, éste fue
tempranamente disuelto y omitido del plan (Ruiz, comunicación
personal, 2010). La unilateralidad del proyecto y los consecuentes abusos de los derechos humanos contra las comunidades indígenas llevó a los asesores legales de estas a demandar a los
inversionistas por violar el principio del consentimiento libre,
previo e informado, garantizado por el derecho internacional.
INDUSTRIAS CULTURALES Y TURISMO
Como resultado, a principios de 2012, los jueces correspondientes
dictaminaron, por un lado, amparo contra todo reasentamiento
forzado de la comunidad indígena de Mogotavo por parte de la
empresa de bienes raíces SENSA y, a partir de una demanda de
Wetosachi, la obligación de instalar un Consejo Consultivo con el
fin de garantizar la participación de las comunidades y el consentimiento informado sobre el proyecto turístico. En este sentido,
los intentos de los actores privados para llevar a cabo el proyecto
de desplazamiento fue consecuencia de las decisiones tomadas
en función de las necesidades del mercado global y sin embargo
enfrentó la posterior resistencia de las comunidades a través de
la organización y el establecimiento de alianzas con redes de solidaridad y organizaciones de la sociedad civil.
Observaciones en el trabajo etnográfico y los archivos agrarios dan evidencia de momentos críticos en los procesos de disputa de la tierra y particularmente de los mecanismos de disputa
en la práctica. Por ejemplo, los datos muestran cómo la comunidad de Mogotavo primero confió y se apoyó en una gama de
agentes e intermediarios que no obtuvieron logros a favor de la
comunidad indígena, mientras que de forma diligente y eficaz
apoyaron a los empresarios y las élites locales. Al final, la asesoría
jurídica y las demandas contra actores dominantes demostraron
ser un mejor instrumento para enfrentar los intentos de despojo.
Sin embargo, esta opción no existiría sin la reivindicación por
parte de la comunidad de prácticas de autodeterminación tales
como los sistemas normativos tradicionales, donde se toman las
decisiones por consenso.
Ejemplos de los primeros son las sistemáticas negaciones por
parte de funcionarios agrarios y topógrafos de reconocer a Mogotavo como un pueblo y por lo tanto, de tener derecho a la
propiedad de la tierra. Estos funcionarios, en cambio, trabajaban
con eficacia en el reconocimiento de la propiedad privada y el
derecho de la familia Sacristán. El entonces INI otorgó asesoría
y representación ante las autoridades agrarias en nombre de la
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Mogotavo, sin embargo, nunca desafió jurídicamente la posición
de los actores dominantes, entre los cuales se encontraban varios
aliados políticos. Bajo esa lógica, diversas clases de mediación
otorgadas por organizaciones campesinas corporativistas y otros
individuos más tarde resultaron sesgarse a favor de los actores
dominantes.
El gobierno del estado no podría considerarse un representante neutral, pues fue uno de los más interesados en la realización del Proyecto Turístico Barrancas del Cobre. Por otra parte,
algunos de los actores involucrados en los intentos de despojo eran miembros del partido gobernante PRI (propietarios de
SENSA, la familia Sacristán y la familia Fresno —actualmente
presidente del comisariado y “cacique” del ejido San Alonso—).
En realidad, el gobierno del estado siempre estuvo implicado directamente en las inversiones y en la apropiación de tierras a
través de adquisiciones (arrendamientos de tierras) a través del
Fideicomiso “Barrancas del Cobre” en asociación con familia Sacristán y el ejido San Luis de Majimachi.
La única ocasión en que el secretario general de gobierno debía de fungir como mediador —entre Mogotavo y SENSA/familia
Sacristán—, no asistió al taller al que fue invitado pero, en cambio, alertó sobre el evento a los ejidatarios mestizos de San Luis
de Majimachi25 y, en consecuencia, estos irrumpieron en la reunión y amenazaron a los miembros de la ONG.26 En ese sentido,
el gobierno del estado no ha sido considerado un representante
político apropiado para las comunidades indígenas involucradas
en el conflicto de tierras.
Las comunidades de Mogotavo, Wetosachi y Bakajípare decidieron jugar bajo reglas ajenas —el sistema jurídico estatal—,
sin embargo, lo hicieron después de la discusión previa y la decisión informada a través de sus sistemas normativos indígenas
25
Asociado a SENSA y la familia Sacristán.
26
Tierra Nativa, 2010.
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y de haber recibido asesoría jurídica formal de organizaciones
solidarias. Las comunidades no limitaron sus prácticas de autodeterminación a sus normas internas, sino que además utilizaron otros instrumentos, como el derecho moderno oficial. Estas
comunidades decidieron no ceder su soberanía a los actores dominantes, sino más bien, llevar a la práctica su libre autodeterminación en interdependencia con actores externos y normas y
tener resultados, aunque preliminares y parciales, en la obtención
de la propiedad de la tierra.
En última instancia, la práctica de la autodeterminación resultó ser fundamental para la reconsideración de las relaciones con
el Estado y el establecimiento de nuevas relaciones con actores
como las organizaciones de la sociedad civil y su equipo de profesionales (documentalistas, biólogos, antropólogos, abogados y
otros). Dejando atrás su relación subordinada con mediadores
del Estado, las comunidades indígenas renunciaron al mismo
tiempo a seguir una cultura política (como el clientelismo) que
permitía el desenvolvimiento de dominación y sus tácticas específicas. Con base en estas decisiones fundamentales, las comunidades a través de sus sistemas normativos han negado su
consentimiento a las prácticas formales e informales de representación política, así como a algunas de las formas institucionalizadas de dominación, contrarrestando directa e indirectamente
los efectos de las representaciones hegemónicas. Por otra parte,
la nueva relación con organizaciones civiles solidarias estableció
condiciones para la aparición de diferentes formas de poder entre
las comunidades y las autoridades tradicionales.
Estos procesos sugieren que las comunidades están superando la invisibilización por parte de los actores dominantes en su
propio terreno: el sistema jurídico. Las comunidades indígenas
no sólo reivindican el derecho de practicar sus propios sistemas
normativos, sino también su derecho de acceso a la justicia del
Estado. El hecho de que las comunidades indígenas han entrado
al ámbito jurídico tiene gran significado para la opinión pública
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y para los actores dominantes, pues ya no sólo llevan sus luchas
al escrutinio público, sino se posicionan como sujetos políticos y
jurídicos. Pasar de actores subalternos a sujetos políticos y jurídicos crea una significativa diferencia con respecto a la posición
que las comunidades indígenas ocupa(ba)n en la estructura social, pues la visibilización ha mostrado comenzar a traducirse en
el respeto de los otros.
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