(Des)cortesía en español
Espacios teóricos y metodológicos
para su estudio
Franca Orletti
Laura Mariottini
editoras
P R O G R A M A
(Des)cortesía en español
Espacios teóricos y metodológicos
para su estudio
Franca Orletti
Laura Mariottini
editoras
P R O G R A M A
PUBLICADO POR LA UNIVERSITÀ DEGLI STUDI ROMA TRE
Y EL PROGRAMA EDICE (Estudios sobre el Discurso de la Cortesía en Español),
Departamento de Español, Portugués y Estudios Latinoamericanos,
UNIVERSIDAD DE ESTOCOLMO
programa@edice.org - www.edice.org
© Programa EDICE, 2010
© Autores en los capítulos individuales
EDITADO POR
Franca Orletti
Laura Mariottini
COORDINACIÓN
Secretaría de Publicaciones del Programa EDICE
Directora: Diana Bravo
Subdirector: Antonio Briz
Coordinadora: Nieves Hernández Flores
DISEÑO DE TAPAS
Ariel Cordisco
Los artículos que componen esta publicación han sido sometidos a un sistema de evaluación ciega
arbitrado por una comisión internacional de pares.
Todos los derechos reservados.
Esta publicación no puede ser reproducida, en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por
un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico,
fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el
permiso previo por escrito del Programa EDICE.
(Des)cortesía en español. Espacios teóricos y metodológicos
para su estudio
Edición académica a cargo de Franca Orletti y Laura
Mariottini. 1ª ed. - Roma-Estocolmo: Università degli Studi
Roma Tre-EDICE, 2010.
744 págs. 16x23 cm.
ISBN-13: 978-91-974521-5-1
ISBN-10: 91-974521-5-7
1. Lingüística. I. Franca, Orletti, ed. II. Mariottini, Laura
Índice
Agradecimientos
9
Presentación
11
SECCIÓN I. (Des)cortesía en el habla
Pragmática sociocutlural. La configuración de la imagen social como premisa
socio-cultural para la interpretación de actividades verbales y no verbales de imagen
DIANA BRAVO, Universidad de Estocolmo
19
¿Cómo se reconoce la atenuación? Una aproximación metodológica basada en
el español peninsular hablado
MARTA ALBELDA, Universidad de Valencia
47
Perspectiva topológica de la descortesía verbal. Comparación entre algunas
comunidades de práctica de descortesía del mundo hispanohablante
SILVIA KAUL DE MARLANGEON, Universidad Nacional de Río Cuarto
71
Le voy a decir una cosa, pero no me diga usted...: el derecho a la palabra
CATALINA FUENTES RODRÍGUEZ, Universidad de Sevilla
87
La cortesía en español peninsular. Análisis de la secuencia de cierre en
conversaciones telefónicas
LUCÍA FERNÁNDEZ AMAYA, Universidad Pablo de Olavide
111
El halago en boca propia es vituperio. Usos del halago y de ‘ándale’ como
estrategias de cortesía
LIDIA RODRÍGUEZ ALFANO, Universidad Autónoma de Nuevo León
ELENA JIMÉNEZ MARTÍN, Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Monterrey
131
Diferencias de género en el trato pronominal
LEONOR OROZCO, Escuela Nacional de Antropología e Historia
151
Cortesía y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down
CARMEN ARACELYS LÓPEZ, Universidad Pedagógica Experimental Libertador
ALEXANDRA ÁLVAREZ MURO, Universidad de los Andes
167
SECCIÓN II. (Des)cortesía en los medios
La descortesía en contextos de telerrealidad mediática. Análisis de un corpus español
183
JOSÉ LUIS BLAS ARROYO, Universidad Jaume I
El tuteo presidencial: ¿descortesía o cambio de “talante”?
JAVIER MEDINA LÓPEZ, Universidad de La Laguna
209
La descortesía (también) “vende”: acercamiento al estudio de estrategias descorteses
en el discurso publicitario
ESPERANZA ALCAIDE LARA, Universidad de Sevilla
221
Quien no corre, vueling: el cambio de código como estrategia de cortesía en publicidad
245
MARÍA JOSÉ GARCÍA VIZCAÍNO, Montclair State University
Actividades de imagen en la publicidad institucional española: la confianza social
en el sistema
NIEVES HERNÁNDEZ FLORES, Universidad de Copenhague
261
Argumentación, cortesía, y ‘poder’ en las cuñas de radio
SANTIAGO ALCOBA, Universitat Autónoma de Barcelona
DOLORS POCH, Universitat Autónoma de Barcelona
285
La cortesía subtitulada. Un análisis intercultural de las peticiones en el cine
español y los correspondientes subtítulos en inglés
DERRIN PINTO, University of Saint Thomas
315
Cortesía y/o descortesía en la prensa hispana: la imagen de las políticas en los
medios de comunicación
ESTER FORGAS BERDET, Universidad Rovira i Virgili
331
Aportación a la historia de la (des)cortesía: las peticiones en el siglo XVI
SILVIA IGLESIAS RECUERO, Universidad Complutense de Madrid
369
SECCIÓN III. (Des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y
culturas
(Des)cortesía, migración y comunicación intercultural
MARÍA ELENA PLACENCIA, Birkbeck, Universidad de Londres
399
La intrusión descortés del intérprete como estrategia coercitiva en los tribunales
de inmigración en los Estados Unidos
MARJORIE ZAMBRANO-PAFF, Indiana University of Pennsylvania
431
La (des)cortesía subyacente en los comentarios de los lectores de la sección
humorística de una revista colombiana
JULIO ESCAMILLA MORALES, Universidad del Atlántico
457
SECCIÓN IV. (Des)cortesía en contextos especializados
Las disculpas en el discurso político latinoamericano
ADRIANA BOLÍVAR, Universidad Central de Venezuela
491
“¿Qué le aconseja Ud. al comandante Chávez?” Aspectos del
macrodiálogo social post referéndum consultivo en Venezuela
FRANCES D. ERLICH, Universidad Central de Venezuela
YELITZA RAMÍREZ, Universidad Central de Venezuela
521
Polifonía y (des)cortesía en el debate político
MARÍA EUGENIA FLORES TREVIÑO, Universidad Autónoma de Nuevo León
537
JOSÉ MARÍA INFANTE, Universidad Autónoma de Nuevo León
Políticos cara a cara: actividades de imagen en el debate electoral
GIOVANNA MAPELLI, Università degli Studi di Milano
557
Tratamientos directos e indirectos entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo
en México (1821-1862)
MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP, El Colegio de México
575
Descortesía en el contexto judicial. El caso del juicio del 11-M
MARÍA BERNAL, Universidad de Estocolmo
599
La cortesía en la interacción especializada: la ponencia en congresos
LILIANA CUBO DE SEVERINO, Universidad Nacional de Cuyo
637
Principios sociopragmáticos de la interacción y dinamismo de las relaciones
de poder entre médico y paciente
MARÍA DE LA O HERNÁNDEZ LÓPEZ, Universidad Pablo de Olavide
655
SECCIÓN V. Enseñanza y adquisición de la cortesía verbal y no verbal
Descortesía en la interacción dialógica de aprendices hispanófonos de italiano L2
PURA GUIL, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid
PALOMA PERNAS, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid
MARGARITA BORREGUERO, Grupo A.Ma.Dis, Universidad
Complutense de Madrid
679
Marcadores del discurso en la enseñanza de lenguas: oye y la (des)cortesía verbal
MARÍA ISABEL RODRÍGUEZ PONCE, Universidad de Extremadura
CAROLINA AMADOR MORENO, Universidad de Extremadura
705
Interrupción y (des)cortesía. Algunas reflexiones en torno a la enseñanza y
adquisición de las funciones estratégicas de la interrupción en las clases de L2
ESTER BRENES PEÑA, Universidad de Sevilla
721
Agradecimientos
La presente publicación procede de un selecto número de
contribuciones escogidas por el consejo editorial del Programa EDICE
mediante una revisión a ciegas (peer-review) entre más de ochenta, presentadas en
el IV Coloquio Internacional del Programa EDICE que se ha celebrado en
Roma, en la Universidad Roma Tre, entre los días 23-26 de septiembre de 2008,
y cuya realización ha sido posible gracias al trabajo y al apoyo de muchas
personas e instituciones a las cuales, en estas pocas líneas, queremos expresar
nuestra gratitud.
Agradecemos al Rector de la Universidad Roma Tre por el interés en
nuestro proyecto y por su participación en los actos de abertura; y al
Departamento de Lingüística y al Instituto Cervantes de Roma por el auspicio
institucional y económico que nos han ofrecido. Agradecimientos particulares
van al Consiglio Regionale del Lazio y, sobre todo, al consejero Claudio
Moscardelli, quien demostró su vivo interés en la cultura y en la formación
académica poniéndonos en la condición de poder obtener el patrocinio y una
financiación para el coloquio. Nuestra gratitud va también a la Compagnia dei
Lepini, y a su presidente, Fabrizio Di Sauro, que ha acogido con curiosidad
intelectual nuestro trabajo y ha invitado a todos los participantes a visitar una de
las maravillas de nuestra tierra, la Oasis de Ninfa, y sus alrededores,
ofreciéndonos un almuerzo típico en uno de los pueblos medievales mejores
conservados: Sermoneta.
El entusiasmo, el interés y la calidad de las intervenciones nos mueven
a agradecer sinceramente a todos los participantes que, con sus aportes teóricos,
metodológicos y analíticos, han contribuido al enriquecimiento mutuo. Roma
ha representado una ocasión provechosa de intercambio entre países europeos
y americanos sobre temas de cortesía y descortesía desde múltiples perspectivas:
(pragmática, sociolingüística, multimodal, cultural y mediática); y, sobre todo,
entre grupos que ya han desarrollado investigaciones amplias y grupos que
acaban de formar parte de dicha red de proyectos.
No queremos dejar de mencionar al comité organizador local, al comité
internacional del Programa EDICE (Ariel Cordisco, Nieves Hernández Flores,
Silvia Kaul y María Bernal) por acompañarnos desde lejos pero paso a paso en
el difícil recorrido de la organización del coloquio, a su secretaría de
publicaciones (Ariel Cordisco, Nieves Hernández Flores) y al consejo editorial
por el arbitraje de los trabajos presentados. Finalmente, un agradecimiento
especial a Diana Bravo, directora del Programa EDICE y pionera de los
estudios sobre cortesía en ámbito hispánico. En homenaje a ella, con motivo de
su reciente sexagésimo aniversario, ha sido celebrado el IV Coloquio
Internacional.
Franca Orletti y Laura Mariottini
Istituto Cervantes Roma
Consiglio Regionale del Lazio
Compagnia dei Lepini
Presentación
Han transcurrido más de treinta años desde que Robin Lakoff, y
Penelope Brown y Stephen Levinson publicaran respectivamente el ensayo The
logic of Politeness y el volumen Politeness: Some Universals in Language Usage,
contribuciones que, junto al trabajo de Geoffrey Leech de 1983, introdujeron la
‘cortesía’ (politeness) como objeto de estudio, un fenómeno destinado a abrir un
campo de investigación nuevo en el ámbito de la pragmática lingüística.
El interés por la (des)cortesía en el mundo hispánico no ha hecho más
que crecer en los últimos años. Como recuerda Diana Bravo en la presentación
del volumen Pragmática sociocultural (2004), fue gracias a Henk Haverkate que
empezaron a desarrollarse investigaciones, proyectos, estudios y análisis sobre la
cortesía en español. El autor de La cortesía verbal. Estudio pragmalingüístico
lamentaba, en efecto, que la teoría de Brown y Levinson, basada en el
pensamiento de Goffman, que mucho impulso había dado en otras lenguas y
culturas, en el mundo hispánico no había tenido el mismo éxito. Desde
entonces, y en los últimos diez años, el Programa EDICE ha trabajado con el
fin de colmar intereses teóricos, metodológicos y analíticos para ampliar y
fortalecer la bibliografía existente. Es indudable que estos objetivos han sido
alcanzados: el Programa EDICE ya ha celebrado su IV Coloquio Internacional
y reúne a un elevadísimo número de expertos de todo el mundo cuenta con
varias publicaciones en monografías y en revistas especializadas y además
muchas universidades han incluido programas sobre cortesía en los cursos de
licenciatura o de doctorado. Por otra parte, el hecho de que el IV Coloquio
Internacional se haya celebrado en Roma, una ciudad que no pertenece al
mundo hispánico, pero que con él tiene una fuerte relación basada en una
antigua tradición académica, es otro importante testimonio de la madurez que
ya ha conseguido, y de la aún mayor extensión que el Programa EDICE sigue
persiguiendo. No es casual que este IV Coloquio se haya celebrado en el
Departamento de Lingüística por impulso de Franca Orletti, quien, en los días
26 y 27 de mayo de 1980, en el mismo lugar –que por aquel entonces se
denominaba Instituto de Lingüística– organizó el primer congreso en Italia de
pragmática, delineando así, de forma pionera, nuevos espacios teóricos y
metodológicos de estudio dentro de esa disciplina, entre los cuales destacaban
la atenuación y la cortesía.
Para un ámbito en auge como la cortesía, los dos años que han pasado
desde la anterior edición del Coloquio representan ya tiempo más que suficiente
para que se aprecien en él avances notables, tanto en el desarrollo de algunos
enfoques como en los resultados de las nuevas investigaciones. Así, en el
12 •
Franca Orletti y Laura Mariottini
presente volumen se proporcionan por un lado marcos teóricos que delimitan y
definen mejor los espacios en los que colocar los estudios sobre cortesía, y por
el otro, se ofrece aproximaciones concretas de análisis. Además, como la
cortesía no se limita al estudio de la lengua, sino que integra cada vez más
aspectos multidisciplinarios y multimodales de los contextos cognitivos,
sociales, políticos, literarios, históricos y culturales, las contribuciones aquí
reunidas participan en el diseño de un marco singular para su integración con
otras ciencias humanas y sociales.
Las contribuciones, divididas entre las cinco secciones de las que se
compone la obra, tratan de (des)cortesía en el habla, (des)cortesía en los
medios, (des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y culturas,
(des)cortesía en contextos especializados y, finalmente, enseñanza y adquisición
de la cortesía verbal y no verbal.
La primera sección está dedicada a la (des)cortesía en el habla y trata del
fenómeno en el nivel de la conversación y del discurso. Central para todos estos
artículos es acudir al concepto de “efecto social” (Bravo 2003, 2004) y a la
estructura secuencial de la conversación. Ambos suponen una visión dinámica
de la (des)cortesía (Mariottini, 2007) puesto que una acción verbal no es cortés
o descortés en sí sino que adquiere dichos valores en las interpretaciones y en
las acciones de respuesta de los interlocutores. En particular, el concepto de
“efecto social” se presenta en la contribución de Diana Bravo, quien se
propone continuar la discusión acerca de los problemas de interpretación y
clasificación de actividades de cortesía. Marta Albelda ofrece algunos criterios
de reconocimiento de la atenuación y Silvia Kaul de Marlangeon propone
emplear la noción de “comunidad de práctica” de Wenger (1998) para el
estudio de la descortesía. El elemento secuencial se evidencia en las
contribuciones de Lucía Fernández Amaya, quien analiza el tratamiento de la
cortesía lingüística en las secuencias de cierre de conversaciones telefónicas en
el español peninsular. Catalina Fuentes Rodríguez estudia la rentabilidad de dos
expresiones relativas al decir: el anuncio del acto de habla del propio hablante
(“le voy a decir una cosa”) y el rechazo de la intervención del interlocutor (“no
me diga (usted)”, “no hable…”). Lidia Rodríguez Alfano y Elena Jiménez
Martín se centran en el examen de dos manifestaciones de la cortesía mexicana: la
realización del acto de halagar y el empleo de la marca de apoyo ándale/ándele. Los
trabajos de Leonor Orozco y de Carmen Aracelys López y Alexandra Álvarez
Muro se centran en el usuario-hablante y en el usuario-oyente más que en el
efecto social de la comunicación o en la estructura de la interacción: la primera
autora estudia el poder, la distancia y el sexo del destinatario como factores
importantes en la selección del trato pronominal, mientras que las segundas se
proponen estudiar la (des)cortesía en el discurso sobre un grupo social
estigmatizado como es el del Síndrome de Down.
Coloquio del Programa EDICE
• 13
La segunda sección trata de la (des)cortesía en los medios y recoge trabajos
en varios contextos mediáticos: la televisión, la publicidad, tanto escrita como
oral, la prensa, la radio y el cine. Hilo conductor de las contribuciones aquí
reunidas es el interés en torno a las acciones descorteses que parecen florecer
en los nuevos formatos mediáticos: en Operación Triunfo –como subraya Blas
Arroyo– y en Tengo una pregunta para usted –como evidencia Javier Medina López.
Esperanza Alcaide Lara analiza cómo la descortesía se realiza en una estrategia
de persuasión empleada para “vender”, ya que atrae al posible cliente afectando
aparentemente su imagen para luego repararla virtualmente al mostrarle cómo
sería su realidad cuando adquiera el producto. Distinta es la estrategia que María
José García Vizcaíno estudia en materiales promocionales de la compañía aérea
española Vueling: el cambio de código. Su peculiaridad, en efecto, es la mezcla
de variantes lingüísticas en medio de expresiones coloquiales, refranes, rimas o
palabras de raíz española donde le añaden el sufijo -ing en inglés con los que
buscan transmitir dinamismo y humor con el fin de potenciar la imagen de
afiliación del consumidor. El tema de la contribución de Nieves Hernández
Flores es la imagen y publicidad institucional. En su estudio, la autora subraya el
uso del trabajo de imagen con el propósito de alcanzar el objetivo político e
ideológico de confirmación de la validez y del poder de las instituciones. Poder
(duro o blando) y cortesía (negativa o positiva) son, en cambio, los aspectos
abordados por Santiago Alcoba y Dolors Poch, quienes estudian sus distintas
manifestaciones en el constituyente argumentativo de los anuncios publicitarios
de radio. Derrin Pinto y Ester Forgas Berdet analizan, desde orientaciones y
ámbitos muy diversos, las repercusiones de la (des)cortesía: el primero
examinando las películas españolas subtituladas en inglés y sus consecuencias
en la formación de estereotipos negativos aplicables al ámbito español; la segunda
analizando los casos de repercusión mediática en los periódicos del ámbito
hispano de las campañas electorales de Ségòlene Royal a la presidencia de
Francia y de Hillary Clinton a la de Estados Unidos. Finalmente, el trabajo de
Silvia Iglesias Recuero, que cierra la sección, se aleja de los nuevos medios para
dirigirse a los “viejos” o “tradicionales”: la autora afirma la necesidad y la
posibilidad del estudio histórico de las manifestaciones lingüísticas de la cortesía
y la representatividad de las fuentes documentales.
La tercera sección abarca la cuestión de la (des)cortesía en situaciones de
contacto entre lenguas y culturas, un ámbito de estudio muy reciente que está
despertando intereses en muchos hispanistas. Baste con mencionar que el
próximo congreso de la AISPI (Asociación Italiana de Hispanistas) que se
celebrará en Trento en el mes de octubre de 2010, está enfocado a los contactos
interlingüísticos e interculturales. El aporte de María Elena Placencia advierte
“la necesidad de atender a problemas o conflictos en la comunicación
relacionados no solo con variación en ideologías interpersonales/valores de
14 •
Franca Orletti y Laura Mariottini
grupos culturales divergentes que entran en interacción, sino también con
problemas sociales como la discriminación motivada por prejuicios étnicoraciales en el contacto interétnico, producto de migraciones locales o externas”.
Como evidencia la autora, es indispensable que los que se ocupan de
comunicación intercultural en relación al área de mediación y los estudiosos de
cortesía o, más en general, de pragmática sociocultural, interactúen para
alcanzar objetivos comunes. El papel del “tercer participante” (intérprete o
mediador) en la interacción entre nativo y no-nativo en interacciones de
tribunal es analizado por Marjorie Zambrano-Paff quien subraya su “intrusión”,
descortés y coercitiva, en la interacción de los tribunales de la migración porque
se adopta una posición de poder antagónico y asimétrico (como los abogados y
los jueces) identificándose, así, con las estructuras de la institución. Finalmente,
también Julio Escamilla Morales se ocupa de contactos y prejuicios
representando una caracterización de la (des)cortesía subyacente en
comentarios de lectores aparecidos en la página WEB de la revista colombiana
SoHo, después de que dicha revista publicara una sección humorística titulada
genéricamente Círculo de odio regional.
La cuarta sección está dedicada a la (des)cortesía en contextos especializados y
recoge las contribuciones de Adriana Bolívar, Frances D. Erlich y Yelitza
Ramírez, María Eugenia Flores Treviño y José María Infante, Giovanna
Mapelli, María Eugenia Vázquez Laslop sobre discurso político, de María
Bernal sobre discurso jurídico, de Liliana Cubo de Severino sobre discurso
académico y de María de la O Hernández López sobre interacciones médicopaciente. Adriana Bolívar adopta una perspectiva de estudio crítica para
averiguar qué formas y funciones políticas estratégicas adoptan las disculpas en
las luchas por el poder. La autora se pregunta de qué manera se construye el
proceso de la disculpa cuando los actores son jefes de Estado en América Latina.
Uno de los jefes de Estado de América Latina cuyos discursos son fuentes
inacabables de análisis es Hugo Chávez; sin embargo, con una perspectiva
invertida, Frances D. Erlich y Yelitza Ramírez examinan las actitudes y las
evaluaciones de la población venezolana con respecto a la propuesta de reforma
y a la gestión presidencial de Chávez con el fin de ofrecer una reflexión acerca
de la evolución de un aspecto del macrodiálogo social en Venezuela, y
particularmente acerca de las formas de vinculación con el presidente que
mantienen ciertos sectores de la población. El género “debate político cara-acara” ha sido abarcado por María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
y Giovanna Mapelli, quienes se centran, respectivamente, en el análisis de los
recursos verbales y en las actividades de imagen empleados por los locutores.
Distinta es la orientación de María Eugenia Vázquez Laslop, quien estudia la
evolución de las formas y fórmulas de tratamiento en México entre los
presidentes del parlamento y los diversos representantes del Poder Ejecutivo de
Coloquio del Programa EDICE
• 15
los gobiernos republicanos y monárquicos desde la independencia de México de
la Corona española (1821) hasta después de la Guerra de Reforma (1862). María
Bernal se ocupa de descortesía en el contexto judicial español, concretamente,
en el juicio por los atentados terroristas cometidos el 11 de marzo de 2004 en
Madrid. Liliana Cubo de Severino analiza las estrategias corteses que utilizan los
miembros de la Sociedad Argentina de Lingüística en sus ponencias con el
objetivo de analizar los distintos comportamientos corteses de acuerdo con la
variable contextual grado de polemicidad. Finalmente, María de la O Hernández
López explora la interconexión entre los principios sociopragmáticos de la
interacción en relación a dos aspectos de gestión de relaciones interpersonales
identificados por Spencer-Oatey (2008): los derechos y las obligaciones, dentro
de las interacciones médico-paciente.
La quinta, y última, sección se dirige hacia la enseñanza y la adquisición de
la cortesía verbal y no verbal. En esta perspectiva, Pura Guil, Paloma Pernas y
Margarita Borreguero se centran en el análisis de los comportamientos
interpretables como descorteses y anticorteses en un corpus audiovisual de
conversaciones entre aprendices hispanohablantes de italiano L2. María Isabel
Rodríguez Ponce y Carolina P. Amador Moreno estudian el comportamiento
del marcador discursivo oye con respecto a la cortesía verbal en aprendices
anglófonos de español, comparándolo con su uso por parte de hablantes
nativos de esta lengua. Por último, Ester Brenes Peña define el fenómeno de la
interrupción, diferenciándolo de otros conceptos próximos (como el de
solapamiento y encabalgamiento) delineando su importancia en la adquisición
de la competencia comunicativa en español, sobre todo por parte de estudiantes
de L2.
Para concluir, esta obra es un excelente estado de la cuestión para
investigadores que se interesen en la (des)cortesía en los distintos ámbitos
abarcados. En ella se refleja que los estudios sobre cortesía se han convertido
en un filón maduro en el ámbito de la pragmática y que los académicos
lingüistas e hispanistas dentro y fuera del mundo hispánico participan
activamente en su desarrollo internacional.
LAS EDITORAS
Franca Orletti
Laura Mariottini
Obras citadas
Bravo, D. (2003). Actividades de cortesía, imagen social y contextos
socioculturales: una introducción. En D. Bravo (Ed.), Actas del Primer
Coloquio del Programa EDICE: La perspectiva no etnocentrista de la cortesía:
16 •
Franca Orletti y Laura Mariottini
Identidad sociocultural de las Comunidades hispanohablantes (pp. 98-107).
Programa EDICE, www.edice.org.
Bravo, D. & Briz, A. (Eds.) (2004). Pragmática sociocultural. Barcelona: Ariel.
Mariottini, L. (2007). La cortesia. Roma: Carocci.
Wenger, E. (1998). Communities of Practice. Cambridge: Cambridge University
Press.
SECCIÓN I
(Des)cortesía en el habla
Pragmática socio-cultural
La configuración de la imagen social como premisa socio-cultural para la
interpretación de actividades verbales y no verbales de imagen
Diana Bravo
Universidad de Estocolmo
Resumen
En este trabajo se propone continuar la discusión, iniciada en otros artículos
de la misma autora, acerca de los problemas que presenta la interpretación y la
clasificación de actividades de cortesía en discursos hablados. En Bravo (1998
y 2005b) se observa cómo en conversaciones entre hablantes L1 y L2 de
español la falta de una competencia socio-cultural compartida produce malos
entendidos a la hora de interpretar actos y estrategias de cortesía. Esto hace
suponer que los/as analistas podamos tener dificultades para interpretar
cortesía si no pertenecemos a la misma comunidad de habla que los hablantes
cuyas producciones comunicativas están siendo objeto de estudio. En Bravo
(2008b y 2009b) se realizan experimentos para demostrar que informantes en
el rol de analistas del discurso, difieren en sus interpretaciones dependiendo de
a qué grupo socio-cultural pertenezcan. La problemática que subyace a que no
se haya considerado en su justa medida la naturaleza socio-pragmática y sociocultural del fenómeno de la cortesía, reside en que este tipo de estudios se
adscribe a una orientación de la pragmática que considera en menor o mayor
medida al lenguaje como autónomo del contexto social. Con este fundamento
sostenemos que la cortesía debiera estudiarse dentro del marco de una
pragmática de orientación socio-cultural y que, en consecuencia, las premisas
socio-culturales debieran ser consideradas indispensables para el estudio de la
cortesía en corpus naturales, ya que dan cuenta de los supuestos que subyacen
a las interpretaciones del/de la analista.
Palabras clave
Cortesía, competencia socio-cultural, premisas, analista, imagen social básica.
20 •
Diana Bravo
1
Introducción
A pesar de que, en general, se reconoce que la interpretación del
fenómeno lingüístico y comunicativo de la (des)cortesía, presenta una marcada
variación debida a factores contextuales de diferente naturaleza (Bravo, 2003,
2004) 1 , una buena parte de los estudios en el área adoptan criterios
provenientes de las teorías fundadoras (Lakoff, 1973; Leech, 1983; Brown &
Levinson, 1987). El de la (des)cortesía ha sido tratado hasta ahora como un
concepto pragmático y para su interpretación se ha recurrido a principios que
caracterizan a lo que en otros trabajos hemos denominado “pragmática
tradicional u ortodoxa” 2 . Desde esta perspectiva se considera al hablante un
agente racional que emite un enunciado del cual se infiere lo que se quiere decir
con lo dicho. Se sostiene que para realizar estas inferencias los hablantes
comparten parcelas de conocimientos entre las que se incluyen las de los
códigos lingüísticos y algunas características de la situación comunicativa
(Grice, 1975; Sperber & Wilson, 1986). Para interpretar cuál es la intención del
hablante, el analista usa el método de la introspección o sea una proyección ad
hoc de sus propias experiencias comunicativas. El oyente no participa, ya que el
intercambio se limita a un enunciado aislado del contexto a partir del cual se
clasifican amenazas y atenuaciones de acuerdo a conocimientos supuestamente
compartidos que no se hacen explícitos. Los resultados se ordenan en actos
amenazantes y estrategias de cortesía con validez universal que se justifican en
las necesidades –también universales– de ‘imagen social’ (face) 3 de los hablantes.
Creemos que esta postura desconoce que la interpretación de la (des)cortesía
depende de una amplia conjunción de factores de orden contextual y la causa
de esta negligencia reside en que se parte de una concepción del lenguaje que lo
considera, en principio, autónomo con respecto al contexto. La lábil naturaleza
del fenómeno de la cortesía impone serias restricciones a la aplicación de esta
orientación de la pragmática a su interpretación. En Bravo (2009) hemos
propuesto estudiar la cortesía desde la perspectiva de una pragmática sociocultural, incluyendo, entre otras, las nociones de “comunidad de habla”,
Este tema es tratado en casi todos nuestros trabajos, pero más específicamente en Bravo 1999,
2004, 2008a, 2008b y 2009b.
2 En trabajos anteriores he utilizado el término “formal” para esta orientación de la pragmática
pero en trabajos más recientes (por ejemplo, Bravo, 2009b) he preferido “ortodoxa” para evitar
asociaciones con la “pragmática formal”.
3 La imagen social básica es definida como aquella cuya configuración se compone de contenidos
socio-culturales consensuados por una mayoría dentro de esa sociedad y que serían reconocidos
por los que la integran (Bravo, 2003).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 21
“contexto del usuario” y “situación comunicativa”, acuñadas por la etnografía
del habla (véase Gumperz, 2001) 4 .
El objetivo de una pragmática sociocultural sería el de describir la
producción y la interpretación de los mensajes transmitidos por los enunciados
dentro del propio sistema socio-cultural al cual se adscriben los hablantes en
estudio. Desde esta perspectiva no basta con justificar la interpretación en los
propios conocimientos del/la analista (introspección) sino que es necesario
acceder a las intuiciones y percepciones del usuario de la lengua (consultación)
(Bravo, 2009a, 2009b). Con base en las reflexiones precedentes, nos
proponemos dar respuesta a la necesidad del estudioso de la (des) cortesía de
contar con los instrumentos adecuados para su interpretación. Para lograrlo,
partimos de otras investigaciones propias, anteriores a la presente, para
profundizar la discusión acerca de las premisas socio-culturales como una categoría
del análisis que da cuenta de los supuestos del analista, los conocimientos
compartidos por los hablantes.
Los conocimientos a los cuales nos referimos tratan sobre todo de la
competencia socio-cultural de los usuarios de una lengua dada. Cuando hablamos de
usuario de una lengua, no se trata del hablante que produce los enunciados del
texto a analizar, sino de un concepto que representa el uso habitual que se hace
del lenguaje en esa comunidad de habla, lo cual presupone, entre otros,
conocimientos compartidos acerca de códigos lingüísticos, sociales y culturales;
es decir, la posesión de una competencia social y cultural para la comunicación
(Bravo, 2008a: 19-22). Aunque el analista pertenezca a la misma comunidad de
habla que los hablantes en estudio, es necesaria la consultación para homologar
variables como las de roles, género, actualidad de las experiencias
comunicativas, edad o perspectiva teórica o metodológica, factores que
influencian la interpretación. En Bravo (2008b, 2008c, 2009a, 2009b), se
expone una metodología de consultación que permite hacer explícitas las
premisas socio-culturales que subyacen a la interpretación de niveles de cortesía
presentes en la producción comunicativa de los hablantes. Esta es la de la
realización de tests intersubjetivos en los cuales los/as informantes adoptan el
rol del primer analista, analizando el mismo corpus y utilizando su misma
metodología. Los siguientes son los pasos que describen el procedimiento para
la interpretación 5 :
a) Introspección. El/la analista utiliza suposiciones fundamentadas en su
propia experiencia comunicativa para la interpretación. Esto se hace
En Bravo (2009b) exponemos en detalle las diferencias entre la pragmática tradicional y la
pragmática socio-cultural.
5 Para una más detallada explicación, consúltese Bravo (2008a).
4
22 •
Diana Bravo
reproduciendo el modo en que cualquier hablante interpreta mensajes
de las contribuciones comunicativas en interacción.
b) Consultación. Los/las informantes toman el rol del/ de la analista y
aplican los mismos métodos para interpretar las mismas contribuciones
comunicativas, sin tener información acerca de los resultados
obtenidos por el primer analista.
c) Exposición y fundamentación de los resultados. En esta fase se
hacen explícitas las premisas socio-culturales que subyacen a las
interpretaciones finales.
El/la analista cuenta con unos resultados preliminares obtenidos de su
propio análisis. A estos resultados los coteja con los obtenidos por consultación
y, a partir de allí, explica cómo se fundamentan los resultados que se consideran
finales; es decir, se hacen explícitas las premisas socio-culturales que han tenido
incidencia en la interpretación. De esta manera, es posible describir algunos de
los elementos –los que permita esa investigación en particular– y su relación
con los conocimientos de los usuarios de esa lengua sobre cómo conceptualizan
su relación interpersonal en términos de cortesía. Por ejemplo, en Bravo
(2008b), se explican las diferencias de interpretación que presentan un grupo de
informantes suecos frente a un grupo de argentinos, al interpretar la misma
situación comunicativa. Estas diferencias se explican con ayuda de las premisas
socio-culturales. En el ejemplo, los hablantes son dos excompañeros de colegio
–hombre y mujer– que se encuentran por casualidad y hablan de lo que ha
pasado durante el tiempo en el que no se han visto. La mujer, luego de que su
compañero le ha contado que no ha terminado sus estudios, se siente molesta al
hablar del buen trabajo que ha conseguido y produce una serie de
comportamientos comunicativos que los informantes suecos interpretan como
atenuaciones a la amenaza hacia el deseo de verse y ser visto como igual a los
demás que es uno de los contenidos socio-culturales reconocidos como parte
de la imagen social básica, en su aspecto de la afiliación (Bravo, 1999).
Teniendo en cuenta que la atenuación es una función que se reconoce solo en
relación a la percepción de una amenaza en la realización de un acto (Bravo,
1993, 1998, 2001, 2002), es evidente que este tipo de comportamientos
atenuadores se perciben como desproporcionados al no interpretarse un tan
algo grado de amenaza en este contexto como en el caso sueco, amén de que
este contenido muy probablemente sea ajeno a la configuración de la imagen
básica de los hablantes argentinos. Estas reflexiones (si bien se apoyan en
estudios anteriores y en la discusión con los/as informantes que sigue
inmediatamente después de realizado el análisis) no pueden revestir otro que el
carácter de una hipótesis, ya que es lo que suponemos –poniéndonos en lugar del
hablante– que ha fundamentado su interpretación.
Coloquio del Programa EDICE
• 23
Estas hipótesis irán conformando un cuerpo de premisas que nos
servirán de apoyo para discutir los resultados obtenidos de la observación de
otros corpus pero no constituyen categorías a priori, ya que no han sido
utilizadas de esa manera. El objetivo de nuestro estudio no ha sido comprobar
la validez de hipótesis fundamentadas en distintas fuentes (otros estudios
pragmáticos, antropológicos o sociales), sino que realizamos el análisis
preliminar, valiéndonos de nuestros propios conocimientos como hablantes y
seguimos el mismo criterio cuando sometemos el corpus al análisis de los/as
informantes. De esta manera, la explicitación de las premisas socio-culturales se
realiza a posteriori y forma parte de la tercera fase del procedimiento. Aquí se
requiere reflexionar acerca de cómo explicamos el análisis y cuáles son los
conocimientos que creemos que “compartimos” en nuestro rol de hablanteanalista.
Los resultados así obtenidos contribuyen a aportar, por de pronto, dos
tipos de datos: (1) los que se pueden asociar por similitud a datos obtenidos en
otros trabajos y (2) los nuevos. Ambos contribuyen a entender mejor el
complejo sistema de relaciones entre modos de comunicación e intenciones
sociales dentro del cual se insertan los comportamientos estudiados y es lo que
a la larga nos lleva a poder:
- describir la configuración de la imagen social del grupo al que adhieren los
hablantes en estudio,
- evidenciar las normas para la relación interpersonal vigentes en esa
sociedad o grupo social y
- registrar contextos de realización reconocibles.
El presente trabajo estará dedicado a reflexionar sobre la procedencia o
fuente de las premisas socio-culturales utilizadas por los/as analistas para arribar a
sus conclusiones y a explicar los procedimientos, el tipo de datos y los aportes
realizados para contribuir al conocimiento de los contextos socio-culturales a los
que adscriben los hablantes en estudio. Para cumplir con este objetivo, discutiremos
los resultados obtenidos por un grupo de informantes al interpretar las actividades de
imagen no verbales en relación de co-textualización con otras verbales y no verbales
realizadas por hablantes que participan en conversaciones poli-dialógicas de tema
polémico en ámbito académico. En este caso, nos ha interesado observar cómo la
consideración de parámetros de asimetría social, como la jerarquía académica, el
género y la edad influencian la interpretación de cortesía.
2
Sobre la interpretación de la cortesía
Como lo hemos comentado en la introducción y tratado en otros
trabajos, las teorías tradicionales de la cortesía presentan dificultades para ser
24 •
Diana Bravo
aplicadas a la interpretación de los mensajes de cortesía y eso se debe, en gran
parte, a que se apoyan en los principios que provienen de la orientación
ortodoxa de la pragmática. Por de pronto, tenemos como esquema típico para
este tipo de estudios el trabajo presentado por Brown y Levinson (1987). En
esta obra se sigue el modelo de la pragmática ortodoxa. Se infiere la intención
racional, voluntaria y consciente del hablante o significado del hablante del
micronivel del enunciado. La unidad de análisis es el acto de habla y el mensaje se
interpreta desde la creencia de que los hablantes son agentes racionales en
conocimiento de principios cooperativos necesarios para lograr una interacción
exitosa (Grice, 1975). Por otro lado, también se afirma que los hablantes
comparten parcelas de conocimiento entre los que se incluyen los códigos
lingüísticos y factores que hacen a la propia situación comunicativa (Sperber &
Wilson, 1986). El modelo de interacción no marcado es el cara-a-cara; o sea, la
conversación. Esta es vista como una secuencia de enunciados y los roles de
hablante y oyente son intercambiables. El objeto de estudio es el enunciado
producido por el hablante que tiene el turno de palabra. Los mensajes son las
intenciones que se clasifican como actos siguiendo su fuerza ilocutiva, que es
interpretada sin consideración de si el corpus es natural o si se trata de ejemplos
ficticios y sólo por introspección; o sea, sin atender a la realidad social ni
cultural de los propios hablantes ni a otros factores contextuales que puedan ser
relevantes. Por el contrario, mediante el contexto se explica en forma mínima
algunas circunstancias de la situación comunicativa. Este modelo de análisis
propone que es posible interpretar la fuerza ilocutiva de un acto en forma
autónoma del modo en el cual se han registrado los enunciados –o de todo
contexto– fuera de los límites del mínimo intercambio dialógico y, por
supuesto, fuera de la consideración de la totalidad del texto.
De esta manera, los actos son clasificables en categorías inamovibles y
universales y la conversación es vista como estática en vez de dinámica. No hay
un proceso de intercambio o de reelaboración de significados mediante la
interlocución en este modelo (Bravo, 2009a). La teoría tradicional de la cortesía
presentada por la obra de Brown y Levinson (1987) adopta esta orientación
(Análisis del Discurso) y agrega la noción de ‘imagen social’ (face) acuñada por
Goffman (1967) para explicar el comportamiento de cortesía. Este es, a mi
entender, uno de los mayores logros que se le puede atribuir, ya que la noción
de face ha demostrado ser operativa para la clasificación de las actividades de
cortesía (Placencia & Bravo, 2002; Bravo, 1999, 2002, 2004, 2005; KerbratOrecchioni, 2004). Lamentablemente, los actos y estrategias de cortesía se
consideran universales y la imagen social es la misma para todas las culturas
(Bravo, 2003, 2004). El principio conductor es que la fuerza ilocutiva de un acto de
habla que se realiza con el enunciado puede aparecer asociada a una amenaza a la
imagen social del oyente y la consideración que el hablante debe al oyente, hace que
Coloquio del Programa EDICE
• 25
éste deba realizar estrategias para atenuarlas. El mayor peso se otorga a la cortesía
negativa cuyos modos de realización –estrategias de cortesía negativa– aparecen
directamente correlacionados con las necesidades de imagen negativa (Bravo,
2004; Haverkate, 2004; Kerbrat-Orecchioni, 2004). El objeto de estudio de la
cortesía son las “estrategias”, que responden al modelo del agente racional con
objetivos e intenciones claros y conscientes, dejándose en un segundo plano los
comportamientos de cortesía convencionalizados y rituales que parecen explicar
sistemas de cortesía no anglófonos, como del de la sociedad japonesa (según los
comentarios que encontramos en el profusamente citado trabajo de Ide, 1989).
Tampoco se pone el foco, salvo en forma marginal, en comportamientos que se
puedan asociar a una cortesía valorizante más representativa para la modalidad
peninsular que la cortesía negativa, tal como lo resaltan los estudios de Hernández
Flores (2002, 2008), Albelda (2003) y Bernal (2005, 2007).
En Bravo (1999, 2003, 2005) se afirma que ese modelo ha implicado
serias dificultades para su aplicación a otros contextos socio-culturales que no
se corresponden con los que subyacen a las interpretaciones que encontramos
en la teoría expuesta en el trabajo de Brown y Levinson (1987), dando lugar a
asunciones erróneas por parte de los/as analistas que impiden describir la
compleja idiosincrasia de las manifestaciones que adopta el fenómeno de la
cortesía dependiendo de un conjunto de factores contextuales tanto internos
como externos al texto y a la propia situación comunicativa.
Una de las afirmaciones que más problemas han causado a la hora de
interpretar efectos sociales de cortesía en corpus situados ha sido asumir que
los aspectos de la imagen social, el negativo (necesidad de no imposición en las
acciones) y el positivo (necesidad de aprobación de la personalidad y de que se
compartan los propios deseos y puntos de vista) tienen un carácter
transcultural. Esta afirmación ha sido discutida por nosotros en varios de
nuestros trabajos anteriores 6 , en los cuales sostenemos que la imagen social
tiene una configuración socio-cultural particular para un determinado grupo o
sociedad y que no puede trasladarse sin más a otros contextos, sino que es
necesario determinar cuáles son los contextos socio-culturales que forman parte
de esa configuración. Con esta justificación se utiliza una nueva denominación
para estos aspectos (autonomía y afiliación), que a nuestro entender tiene una
mayor capacidad explicativa. La imagen de autonomía y la de afiliación no son
auto-explicativas y por eso constituyen categorías vacías a ser rellenadas con los
contextos socio-culturales que correspondan en cada caso 7 .
Ver especialmente, Bravo (1999, 2004).
Véase para un ejemplo de aplicación Bravo (2002) y para una profundización de las categorías
de análisis de la cortesía que se consideran relevantes Bravo (2005).
6
7
26 •
Diana Bravo
3
La imagen social básica
En este trabajo nos proponemos comprobar de qué manera los
contextos socio-culturales que se suponen en conocimiento de una mayoría de
los integrantes de un cierto grupo social o del conjunto de la sociedad
intervienen en las premisas socio-culturales con las cuales un/una analista
enfrenta el análisis de un corpus con el objetivo de describir comportamientos
de cortesía. Para este tipo de estudios hemos desarrollado el concepto de imagen
social básica mediante el cual se formaliza la idea de que los usuarios de una
lengua reconocen en forma “habitual” determinadas expresiones y acciones de
cortesía, a partir de un bagaje común producto de sus experiencias
comunicativas anteriores a la presente. En Bravo (1999) afirmamos que si
delimitamos contenidos socio-culturales podemos llegar a describir la
configuración de una imagen social básica, que constituiría un conocimiento
compartido y contractual, que los usuarios de esa comunidad de habla, suponen
existente y que subyace a la producción y realización de actividades de cortesía.
Esta configuración se adaptaría a la situación de habla en estudio mediante su
traslado a los contenidos de imagen que corresponden a los roles sociales
relevantes. En Bravo (2003) se precisa esta idea diciendo que las expectativas de los
hablantes en estudio acerca de cuáles son los comportamientos adecuados al
discurso de cortesía, tienen como referencia la configuración de la imagen social
básica y que se trataría de una referencia no explícita ni actualizada. Así es que lo
que denominamos premisas socio-culturales se nutren de información proveniente
tanto de fuentes internas (lingüísticas, comunicativas e interaccionales) como
externas (conocimientos extralingüísticos). En el caso que nos ocupa, veremos que
la consigna de la que se provee a los/as informantes en el rol de analistas, de “ser
objetivos” es interpretada como atenerse en lo posible a estas imágenes que se
suponen mayoritariamente consensuadas por la sociedad de pertenencia, evitando
una subjetividad que puede asociarse con cómo el/la analista como persona
interpreta desde su propia perspectiva la realidad de los hablantes, es decir que, tal
cual lo veremos en el ejemplo que vamos a exponer en este estudio, la medida de
objetividad refiere a las actitudes más estándares acerca de cómo se conciben los
roles de género, edad y jerarquía universitaria, lo cual finalmente coincide con la
configuración de la imagen social básica de la sociedad de referencia para estos
analistas.
4
Análisis
En la investigación que presentamos a continuación analizamos un
corpus de conversaciones entre académicos/as en una universidad argentina
Coloquio del Programa EDICE
• 27
con la finalidad de observar cuáles son los elementos que permiten a los/as
analistas interpretar recursos comunicativos no verbales en términos de
percepción de (des)cortesía. Nuestro objeto de investigación ha sido el estudiar
las percepciones de los/as investigadores al interpretar efectos sociales de (des)
cortesía y los fundamentos que han dado origen a tales percepciones. Dentro de
la etnografía del habla se hace referencia al contexto del usuario para indicar
que existen unos conocimientos compartidos por los hablantes que pertenecen
a la misma comunidad de habla que les permiten establecer conexiones
similares entre enunciados y realidad social (véase Gumperz, 2001). Si los/as
analistas pertenecen a la misma comunidad de habla tendrán, en principio y en
forma no marcada, los mismos puntos de partida de los hablantes en estudio.
En trabajos anteriores hemos resaltado la importancia que tiene esta pertenencia
para realizar un análisis introspectivo de los materiales (véase Bravo, 2009b) que
reúna condiciones de validez aceptables. En este caso, los/as informantes son
académicos y, por lo tanto, esta circunstancia se cumple. Sin embargo, queremos
profundizar en cuáles son en específico estos conocimientos que supuestamente
comparten, cómo los aplican a la interpretación y en que medida se pueden
suponer extendidos a la sociedad en su conjunto o propios de los roles relativos de
los estos informantes con respecto a los ocupados por los hablantes en
observación. La investigación se hizo en el marco de un curso de comunicación no
verbal dirigido a estudiantes avanzados y profesores de lengua y de carreras afines a
la comunicación. Los/as informantes debían –siguiendo un modelo para la lectura
de los recursos no verbales en interdependencia con otros de ocurrencia
concomitante, tanto no verbales como verbales (Bravo, 1998, 2000)– observar la
relación entre actividades percibidas por ellos como de imagen 8 y variables extralingüísticas como la edad, el género y la jerarquía universitaria de los hablantes.
También se les pidió que fueran objetivos en sus interpretaciones sin especificar en
lo que esto consistía.
4.1
Los/as informantes
El grupo de informantes se componía de 14 personas; 8 de edades
comprendidas entre 40 y 50 años y 6 entre 26 y 35 años. El único varón de 30
años licenciado en antropología y el resto provenían de las carreras de lenguas
modernas y de letras; 6 eran profesoras universitarias titulares, 2 ayudantes de
cátedra y 5 profesoras de instituto.
8
Recuérdese que las actividades de imagen incluyen a las de cortesía (Bravo, 2005).
28 •
Diana Bravo
4.2
La presentación de la imagen social
Cuando interactuamos ponemos en juego una presentación del Yo frente a
nuestro auditorio (Goffman, 1959). Con base en esta conceptualización de
Goffman, se asignó a los/as informantes la tarea de reflexionar acerca de cuál era la
imagen social presentada por cada uno de los cuatro académicos, participantes en
una conversación informal de tema polémico en el recinto de una facultad. La tarea
consistía en referir los comportamientos clasificables en actividades de imagen a los
roles académicos, de género y de edad de los hablantes. El procedimiento consistía
en interpretar comportamientos comunicativos realizados con señales no verbales
haciendo atribuciones de en qué grado el/la hablante manifestaba menor o mayor
estatus social. Mi observación de las suposiciones que habían llevado a los
informantes a concluir en una determinada interpretación, se basaba en dos
consideraciones principales (1) que la presentación de sí mismo se transluce en una
“impresión” que el auditorio recibe como un resultado de la actuación del hablante
en cuestión y (2) que lo que se pretende detectar qué es lo que los informantes han
“percibido” y cómo esa percepción se asocia a las asunciones que ellos mismos han
utilizado como fundamento para su análisis.
4.3
Roles situacionales
En el intercambio comunicativo conversacional se requiere, en forma no
marcada, de un intercambio interaccional dialógico en la que los participantes
adoptan roles relativos a la posición del otro (véase Goffman, 1961: 85-152). Si bien
los roles varían de acuerdo con la dinámica de la situación actual y de acuerdo a
cómo cada interactuante se ubica a sí mismo y a los demás en la progresión del
texto como totalidad, existen expectativas de adecuación de los comportamientos a
la situación y a los roles, las cuales tienen como fuente parcial, modelos sociales
aceptados por una mayoría de los integrantes del grupo de pertenencia. Es por eso
que en este estudio los informantes establecen categorías que considerar útiles para
expresan la relación que se establece entre características sociales de los
participantes y sus comportamientos en términos de roles y de expectativas
asociadas a los mismos. Un ejemplo de este tipo de categorías es la del “rol de
experto” o la del “rol docente” al las que haremos referencia más tarde.
4.4
Recursos no verbales en el habla
La metodología y los criterios teóricos seguidos parten de un modelo
de análisis (presentado en el curso) en el cual se reformula el concepto de habla,
Coloquio del Programa EDICE
• 29
integrando a lo que se entiende por lenguaje (palabras y contorno
suprasegmental) y señales no verbales. Según este modelo, el sistema del
lenguaje en el habla estaría integrado por señales verbales y no verbales que
ocurren en una relación de co-textualización mutua. En este sistema quedarían
afuera señales comunicativas no verbales como el uso del mobiliario, la
vestimenta u otras reflexivas (adaptadores) que no se relacionan con las que
conforman el mismo texto de un modo dinámico sino que adoptan
características más estáticas y permanentes a lo largo del desarrollo de un
intercambio comunicativo y que, por lo tanto, no contribuyen al progreso del
habla, aunque la “contextualizan” 9 . El objeto de estudio son las señales no
verbales “ilustrativas” o sea aquellas que representan un objeto, una idea o un
pensamiento. En su carácter de “no verbales”, estos recursos se emplean con
un grado menor de convencionalización y de nivel de atención y conciencia que
las verbales. Esto quiere decir que se supone que no pueden ser manipuladas de
la misma manera y que, generalmente, en lugar de tener un significado
convencional y arbitrario, éste suele ser icónico y representativo. Esta última
característica se cumple de un modo especial en el tipo de señales clasificadas
como “ilustrativas”. Esto significa también que con respecto a las verbales, se
les atribuye valores más destacados de sinceridad y de espontaneidad y que si
bien, la determinación de sus significados comunicativos está más sujeta a los
contextos de ocurrencia que los de las verbales, sus efectos sociales pueden
tener mayor impacto en las impresiones que los hablantes reciben de sus
interlocutores que lo que sucede cuando solo se tiene en cuenta la producción
en el canal verbal.
4.5
Interpretación de las señales no verbales
En el estudio realizado por los informantes académicos, el foco del
análisis lo constituye la observación de gestos con función ilustrativa es decir
toda aquella gesticulación mediante la cual se representan visualmente objetos,
palabras, dimensiones, ideas, conceptos etc. Además se consideran (1) otros no
verbales que se presentan en el co-texto más o menos inmediato y (2) señales
verbales con las cuales se combinan o a las cuales refiere el significado de las no
verbales.
A fin de describir el carácter de los recursos no verbales, además de
distinguirlos por el tipo de señal –en este caso, las ilustrativas– también
registramos sus funciones con respecto a lo que el hablante dice y a la actitud
9
Ver para un desarrollo de esta metodología en Bravo (1993, 1996, 1998, 2000).
30 •
Diana Bravo
manifestada por este último con respecto al mensaje y al efecto de éste sobre la
relación actual con su interlocutor 10 .
Lo de abajo es un ejemplo ficticio:
(1)
A le ordena a B:
Aléjate de mi vista que estás todo sucio y me vas a manchar la
ropa nueva [con el dedo índice señala hacia el lugar de la salida]
Como el gesto representa una acción, decimos que es “ilustrativo”. Las
siguientes son las funciones que interpretamos de su ocurrencia:
a) actitudinal porque manifiesta una actitud hacia lo que él mismo dice
dirigida a su interlocutor que tiene el efecto de reforzar la creencia de
que su destinatario debe alejarse de su presencia.
b) interpersonal; es simultánea, expresa rechazo interpersonal teniendo
un efecto social negativo en la relación interpersonal de los
participantes en el intercambio.
c) emocional; también simultánea, transmite la experiencia de una
emoción, experiencia personal o estado de ánimo negativo. En este
caso disgusto por la suciedad de su destinatario.
d) ilocutiva; porque contribuye a la comprensión del sentido ilocutivo de la
proposición: que B tiene que irse porque puede manchar la ropa de A con su suciedad.
En el ejemplo (1) no distinguimos una función regulativa como la que se
evidencia en el (2), con la que se pide retrocanalización.
(2)
A se dirige a B:
¿Qué me dices? [levanta las cejas]
Tampoco distinguimos en los ejemplos (1) y (2) una función de
“manejo del habla” como en (3). Mediante esta función se da cuenta de un
estado cognitivo relacionado con el proceso de pensamiento:
(3)
A le dice a B:
¿Qué te estaba diciendo? [chasquea los dedos. Glosa del gesto:
acordarse]
10 Para formular estas funciones nos hemos valido principalmente de la teoría del lenguaje
emocional presentada por Arndt y Janney (1987). Para un desarrollo y justificación del modelo
consultar a Bravo (1998, 2000).
Coloquio del Programa EDICE
5
• 31
Datos del corpus
Los participantes son académicos y los nombres que les damos no son
los verdaderos. Ana tiene 39 años y es profesora titular en la carrera de
Lenguas. Betty, 27, es estudiante en la carrera de Genética. Carlos, también de
27 años, es estudiante en la carrera de Estética. Finalmente, Darío, con 55 años,
es semiótico y periodista. Están sentados a una mesa rectangular, Darío y
Carlos comparten una de las cabeceras y a uno de los costados se sientan Ana y
Betty. La cámara enfoca primero a Ana, luego a Carlos y en forma destacada a
Darío. La duración de la filmación es de 45.50 minutos. Hablan del tema
(elegido por ellos) de la censura y, en relación con ella, de la libertad de
expresión. Comienza la conversación con opiniones acerca de la película del
director Scorsese: La última tentación de Cristo y Carlos propone discutir acerca de
“qué piensan los que no piensan como todos lo hacen”; o sea, aquéllos que no
adhieren a la opinión más consensuada sobre el tema: que la película ataca unos
valores sociales importantes y que por eso merece ser censurada. Betty es quien
tiene la opinión contraria más extrema y considera que toda censura es
equivocada y comenta que desde el punto de vista cristiano la película
contribuye a mostrar un Cristo más humano. En contraposición, los
informantes presentan la opinión de Darío como más general y fundamentada,
ya que éste argumenta problematizando el conflicto entre el consenso con
respecto a lo que es bueno y a lo que es malo y el problema de la libertad de
expresión. Ana toma una postura intermedia y Carlos evita confrontaciones.
Los temas que se derivan del principal (la censura religiosa) son los de la
exposición de películas pornográficas, la utilización de animales en
experimentos de laboratorio y el nazismo.
En el cuadro 1 se expone la ubicación relativa de los hablantes de
acuerdo a edad, género y jerarquía académica. En las columnas de edad y de
jerarquía académica los participantes se ordenan en una escala de mayor a
menor. La primera línea en todos los cuadros corresponde al participante con
mayor grado de estatus evaluado.
Cuadro 1. Percepción de la imagen social del participante en grados de mayor a menor estatus
PARTICIPANTE
EDAD
GÉNERO
DARÍO
ANA
BETTY Y CARLOS
MAYOR
MAYOR
MENOR
MASCULINO
FEMENINO
FEMENINO
MASCULINO
JERARQUÍA
ACADÉMICA
MAYOR
MAYOR
MENOR
32 •
Diana Bravo
En el análisis se pone el foco en los gestos ilustrativos. La primera
distinción es entre gestos ilustrativos y gestos no ilustrativos. Luego se clasifican
funciones de todas las señales no verbales, especialmente en los gestos
ilustrativos y en cualquier otro recurso comunicativo no verbal que se presente
en su entorno es decir aquellos que constituyen su co-texto no verbal. En el
caso de que haya también señales no verbales que sea necesario indicar para que
se comprenda el estatus comunicativo del gesto en observación, figuran en la
exposición que se hace del análisis (en el cuadro 2, abajo en la columna que
corresponde a “co-texto relevante”, en cursiva).
Para comprender mejor el procedimiento seguido en el análisis
presentamos en los ejemplos (4) y (5) y (6) los episodios 1, 2 y 3 (E1, E2 y E3)
donde hemos numerado la ocurrencia de los no verbales cuya interpretación
expondremos en el cuadro 2.
(4) 11
Episodio 1: señales 1-7 y 20
Ana: no sé un canal NAZI / ya que fue lo que vos dijiste ((1a mirar a
interlocutor y 1b señalarlo/a levemente con el mentón))/
CODIFICADO ((2 encogerse levemente de hombros)) para el que lo
quiera VER y que los demás no lo VEAN o un canal RELIGIOSO
para el que le interese [la religión]
Carlos: [(( ))] ((tocarse la comisura de los labios con los dedos))
Ana: [y los demás no]((negar con la cabeza))
Darío: [no no el t el tema] un poco ((4 abrir la mano ahuecada hacia
delante y hacia la mesa)) bueno el tema del del las expresiones
ideológicas sea nazismo sea el el que fuere ((5 cruzar los brazos sobre
la mesa)) / yo creo que en tanto y en cuanto éste se exprese a nivel
ESTÉTICO / o a nivel TEÓRICO / de ninguna manera ((negar con
la cabeza)) puede estar VEDADO / y esto CUIDADO ((7a agitar el
dedo índice levantado hacia el interlocutor)) ((7b levantar el dedo
índice y llevarlo hacia la nariz y la boca)) porque ((agitar el dedo índice
levantado hacia el interlocutor)) e INCLUSO ((señalar la mesa con el
dedo índice)) en plena en pleno régimen militar ((señalar la mesa con
el dedo índice)) un juez de la nación ((girar el dedo índice en pequeños
círculos)) 1DICTAMINÓ ((agitar el dedo índice hacia delante varias
11 Convenciones para la transcripción: / pausa hasta 0, 5 min; // pausa de más de 0, 5 min;
(( )) no verbales; [ ] solapamiento; & sucesión sin pausa entre dos emisiones de distintos
hablantes; QUE pronunciación marcada; & mantener el turno en un solapamiento (ver Briz et. al.,
1995).
Coloquio del Programa EDICE
veces)) QUE // la exposición de la doctrina comunista ((agitar el dedo
índice hacia delante varias veces)) o marxista ((abrir la mano, palma
hacia abajo, hacia delante y hacia un costado)) (creo que dijo) no es
((mover el dedo índice hacia ambos lados)) delito
Ana: [((ah bueno)) bueno sí claro] ((20 afirmar con la cabeza)) ((tomar
el jarro y beber))
(5)
Episodio 2: señales 1-3
Ana: sí yo lo lo también dije RELIGIÓN por el lado de // no de lo
que sucede en la práctica sino de la CONSIDERACIÓN SOCIAL
((bajar levemente la cabeza pero no la vista)) o sea son todas cosas
((bajar levemente la cabeza pero no la vista)) que no tienen un
CONSENSO GENERALIZADO que son // eee CREENCIAS ((1a
afirmar con la cabeza)) o PREFERENCIAS ((1b afirmar con la
cabeza )) o ideas de MINORIAS o de SECTORES ((2 afirmar con la
cabeza )) y que hay otros sectores que no comparten / ((3 afirmar con
la cabeza)) a eso me refería yo hay gente religiosa ((señalar con el puño
cerrado y el dedo pulgar abierto para un lado, con antebrazo
levantado))
Carlos: claro
Ana= y gente que no lo es / ((señalar con el puño cerrado y el dedo
pulgar abierto para un lado, con antebrazo levantado))
(6)
Episodio 3: señales 25-26
Betty: § claro puede ser que en el caso de la / PORNOGRAFIA
((mover la cabeza hacia delante y alzar las cejas)) haya una aceptación
INCONSCIENTE / ((mirar a C)) en eee la población / ((mirar a A))
porque si NO Si fuera TAN FUERTE NO? ((abrir la mano de
costado, moviéndola hacia abajo)) bancarse un programa ((abrir la
mano de costado, moviéndola hacia abajo, con movimiento mas
marcado)) pornográfico como lo es bancarse ((abrir la mano de
costado, moviéndola hacia abajo, con movimiento más suave)) un
programa /((abrir la mano de costado, moviéndola hacia abajo, con
movimiento suave)) NAZI ((abrir la mano de costado, movimiento
lateral más marcado)) no? que termina en un exterminio ((25 abrir la
mano de costado, movimiento lateral de desplazamiento)) entero de
poblaciones ((26 abrir la mano de costado, movimiento lateral de
desplazamiento)) / la que la sociedad de ALGUNA manera ((levantar
• 33
34 •
Diana Bravo
hombro, moviéndolo hacia delante)) tendría que haberse hartado de
haberse impuesto contra eso ((mover la mano hacia delante)) pero sin
embargo SIGUE ((levantar el hombro, con movimiento de mano
abierta de costado hacia un lado)) estando
Darío: § aja entonces en la tot ((con manos en los costados, hacer
movimiento hacia adentro y hacia los costados)) viendo en conjunto
((con manos en los costados, hacer un movimiento hacia adentro y
hacia los costados)) en la totalidad // de de una comunidad de una
población ((mover circularmente las manos, con las palmas hacia
arriba)) /
Cuadro 2. Ejemplo del registro de los datos provenientes del análisis
REF.
E1:1a
Ana
E1: 1b
Ana
ACTIVIDAD
NO VERBAL
Mirar al
interlocutor
Señalar con el
mentón al
interlocutor
INTERPRETACIÓN*
Buscar aprobacióncolaboración
Buscar aprobacióncolaboración
TIPO DE
SEÑAL
No ilustrativa
Ilustrativa
E1: 2
Ana
Encogerse de
hombros
Buscar aprobacióncolaboración
Ilustrativa
E1: 4
Darío
Abrir la mano
ahuecada hacia
adelante y hacia la
mesa
Ponerse en el rol de
experto: tomar el turno,
pedir atención para
ocupar el turno.
Ilustrar el contenido
Ilustrativa
E1: 5
Darío
E1: 7a
Darío
E1: 7b
Darío
CO-TEXTO
RELEVANTE:
Proximidad
Cruzar los brazos
sobre la mesa
FUNCIÓN
Interpersonalregulativa
Interpersonalactitudinalilocutivaregulativa
Actitudinalilocutivainterpersonal
Regulativainterpersonalactitudinalilocutiva
RegulativainterpersonalActitudinalilocutiva
Agitar el dedo
índice levantado
hacia el
interlocutor
Ponerse en el rol de
Ilustrativa
experto: retener el turno,
inducir a la atención al
auditorio: representar una
pausa entre prefaciodesarrollo
Ponerse en el rol de
experto:
ilustrar la acción verbal de
pedir atención y silencio
CO-TEXTO
RELEVANTE:
cuidado
Llevar el dedo
índice hacia la
Ponerse en el rol de
experto: ilustrar la acción
ActitudinalIlocutiva-
Ilustrativa
Coloquio del Programa EDICE
nariz y la boca
E1: 20
Betty
E2: 1(a,
b)-3
Ana
E3: 2527
Betty
CO-TEXTO
RELEVANTE:
cuidado
Afirmar con la
cabeza
CO-TEXTO
RELEVANTE:
Relajación
corporal
Afirmar con la
cabeza
CO-TEXTO
RELEVANTE:
argumentar
Con la mano
abierta
movimiento que
se desplaza hacia
un costado
verbal de pedir atención y
silencio
• 35
emocionalinterpersonal
Expresar Acuerdo
Ilustrativa
IlocutivaactitudinalInterpersonal
Enfatizar Contenidos:
persuadir
Ilustrativa:
bastones
Actitudinalilocutiva**
Enfatizar Contenidos
Ilustrativa
Ilocutivaactitudinal
CO-TEXTO
RELEVANTE:
exterminio
* En orden de función más patente a función menos patente
** En términos de acciones
Una vez obtenidos los resultados del registro de datos del total de los
90 minutos de filmación, estos fueron ordenados de la siguiente manera:
- Se cuantificó la producción total de palabras por minuto producidas
por el conjunto de todos los participantes y por cada uno de ellos, lo
mismo se hizo con la cantidad de no verbales por minuto. Los
porcentajes que se presentan en los distintos cuadros se establecen
teniendo como referencia estas cantidades.
- El total de las palabras producidas por minuto fue de 154 y el de no
verbales de 23 por minuto; es decir, un 13 % del total de recursos
utilizados se transmitió por medio del canal no verbal.
- En el cuadro 3 presentamos los resultados de cuantificar la producción
verbal de cada hablante en el canal verbal y en el cuadro 4, en el no
verbal. En el 5, la producción de las señales clasificadas como
ilustrativas y en el 6, la producción de señales no verbales de acuerdo a
las funciones que se les atribuyen.
36 •
Diana Bravo
Cuadro 3. Producción en el canal verbal de cada participante en %.
Sobre el total de palabras producidas por ese mismo participante
PALABRAS
453
444
132
361
1390
ANA
BETTY
CARLOS
DARÍO
POR MINUTO
50.33
49.33
14.66
40.11
154.44
%
32 %
31%
10%
27%
Cuadro 4. Producción de señales no verbales producidas por cada participante
en por cientos sobre el total de no verbales producido
ANA
BETTY
CARLOS
DARÍO
SEÑALES NO
VERBALES
41
67
26
71
205
POR MINUTO
%
4.55
7.44
2.88
7.88
22.77
20%
32%
13%
35 %
En el cuadro 5 se expone por participante la producción de señales no
verbales ilustrativas en por cientos sobre el total de señales no verbales y en el 6
se distingue la producción de cada participante en una determinada función en
relación al total de señales ilustrativas producidas. En el cuadro 7 se expone lo
producido por cada participante en cada función sobre el total de funciones
clasificadas por participante.
Cuadro 5. Producción de no verbales por participante de acuerdo a la clasificación
en ilustrativas en por cientos del total de ilustrativas producido
ILUSTRATIVAS
ANA
BETTY
CARLOS
DARÍO
25
51
22
46
NO
ILUSTRATIVAS
16
16
2
25
TOTAL
% ILUSTRATIVAS
41
67
26
71
60 %
76 %
85%
65 %
Cuadro 6. Producción de señales no verbales por participante en por ciento
sobre el total de funciones clasificadas
ACTITUD.
EMOCIO. ILOCUT. INTER. REG.
ANA
18%
35%
19%
23%
15%
BETTY 37%
15%
35%
25%
25%
CARLOS 13%
15%
10%
8%
8%
DARÍO 32 %
35%
36%
44%
52%
ACTITUD. = Actitudinal; EMOCIO. = Emocional; ILOCUT. = Ilocutivo;
INTER. = Interpersonal; REG. = Regulativo
Coloquio del Programa EDICE
• 37
Cuadro 7. Producción de señales no verbales por participante en por ciento
sobre el total de funciones clasificadas para cada participante
ACTITUD. EMOCIO. ILOCUT. INTER. REG.
ANA
25%
7%
41%
18%
9%
BETTY
32 %
2%
45%
12 %
9%
CARLOS 32 %
7%
41 %
11 %
9%
DARÍO 23 %
2%
39%
19 %
17 %
ACTITUD. = Actitudinal; EMOCIO. = Emocional; ILOCUT. = Ilocutivo;
INTER. = Interpersonal; REG. = Regulativo
Una vez agrupados los datos correspondientes a la interpretación (ver
en el cuadro 2) en distintas categorías éstas se ordenan de acuerdo al grado de
estatus que los/as informantes les han atribuido. En los cuadros se expone la
cantidad de señales incluidas en cada categoría por participante. Las categorías
en el cuadro 8 a, son las que recibieron una evaluación de mayor estatus, a su
vez la distribución en columnas también indica el mismo tipo de relación, es
decir la primera columna corresponde a la categoría con mayor estatus
evaluado. Las cifras se calculan en relación al total de minutos que dura la
conversación (90 minutos). En el cuadro 8 b se exponen las categorías que
recibieron una evaluación de menor estatus. En el cuadro 9 se distribuyen las
categorías por participante de acuerdo a la cantidad total de no verbales
producidos por cada uno de ellos.
PARTICIPANTE
PONERSE EN EL ROL DE
EXPERTO
PARTICIPANTE
PERSUADIR /
SER PRECISO
PARTICIPANTE
ILUSTRAR /
AGREGAR CONTENIDOS
PARTICIPANTE
REGULAR LA TOMA DE
TURNOS
Cuadro 8a. Categorías de mayor estatus por participante en cantidad
de producción por minuto de conversación
DARÍO
BETTY
ANA
CARLOS
2, 55
1,11
0, 55
0, 55
ANA
BETTY
CARLOS
DARÍO
0,44
0,11
0,00
0,00
DARÍO
BETTY
ANA
CARLOS
3.44
2.77
1.88
1.44
DARÍO
ANA
BETTY
CARLOS
1.11
0,44
0,33
0.33
38 •
Diana Bravo
PARTICIPANTE
ENFATIZAR
CONTENIDOS
PARTICIPANTE
EXPRESAR
ACUERDO
PARTICIPANTE
BUSCAR
APROBACIÓN /
CONSENSO
PARTICIPANTE
MOSTRAR
INOCENCIA /
IMPOTENCIA /
MODESTIA
Cuadro 8b. Categorías de menor estatus por participante en cantidad
de producción por minuto de conversación
CARLOS
ANA
DARÍO
BETTY
0,00
0,00
0,33
1.22
CARLOS
DARÍO
ANA
BETTY
0,00
0,22
0,22
0,33
CARLOS
DARÍO
ANA
BETTY
0,00
0,33
0,66
1,22
CARLOS
DARÍO
ANA
BETTY
0,00
0,22
0,33
0,33
BUSCAR APROBACIÓN
CONSENSO
2
6
BETTY
3
25
CARLOS
3
13
3
11
DARÍO
10
31
2
3
21
85
7
21
11
PERSUADIR /
SER PRECISO
EXPRESAR
ACUERDOS
17
PONERSE EN
EL ROL DE EXPERTO
ILUSTRAR / AGREGAR
CONTENIDOS
4
MOSTRAR
INOCENCIA / IMPOTENCIA
/ MODESTIA
REGULAR LA TOMA DE
TURNOS
ANA
ENFATIZAR
CONTENIDOS
PARTICIPANTE
Cuadro 9. Distribución de las categorías por participante por cantidad
del total de no verbales producidos por cada uno de ellos
3
5
4
3
10
1
3
14
41
67
5
26
2
23
71
7
43
5
205
En el cuadro 10 se expone el resultado de las asociaciones realizadas
por los informantes que motivaron que se agruparan comportamientos no
verbales en cada categoría. En la última columna el participante que ha
conseguido mayor número de interpretaciones enmarcadas en esa categoría.
Obsérvese que en la última columna cuando esta es compartida por dos
participantes, el que figura primero es quién ha tenido más interpretaciones que
se corresponden con el contenido de la primera columna; “categoría”.
Coloquio del Programa EDICE
• 39
Cuadro 10. Asociaciones que se corresponden a las categorías
CATEGORÍA
ASOCIACIONES
PARTICIPANTE
PONERSE EN EL
ROL DE
EXPERTO
CONTROL SOCIAL, PROTAGONISMO,
“ROL DE HABLANTE”
DARÍO
PERSUADIR/SER
PRECISO
CONTROL SOCIAL, SEGURIDAD, “ROL
DE ORADOR”
ANA
ILUSTRAR/AGREG
AR CONTENIDOS
CONTROL DE LA COMUNICACIÓN,
“ROL DOCENTE”
DARÍO
REGULAR LA
TOMA DE TURNOS
CONTROL SOCIAL, SEGURIDAD, “ROL
DE MODERADOR”
DARÍO
ENFATIZAR
CONTENIDOS
NECESIDAD DE AUTOAFIRMARSE,
“ROL DE OPONENTE”
BETTY
EXPRESAR
ACUERDO
NO CONTROL SOCIAL, INSEGURIDAD,
CORTESÍA, GÉNERO FEMENINO, “ROL
DE COLABORADOR”
ANA Y BETTY
BUSCAR
APROBACIÓN/CO
NSENSO
NO CONTROL SOCIAL, INSEGURIDAD,
CORTESÍA, GÉNERO FEMENINO, “ROL
DE DEPENDIENTE DE”
BETTY Y ANA
MOSTRAR
INOCENCIA/
IMPOTENCIA/
MODESTIA
NO CONTROL SOCIOEMOCIONAL,
INSEGURIDAD, CORTESÍA, GÉNERO
FEMENINO, “ROL DE
CONTEMPORIZADOR”
ANA Y BETTY
6
Discusión de los resultados
Con respecto a las interpretaciones que se realizaron es necesario
resaltar que los/as informantes atribuyeron diferentes interpretaciones a los
mismos no verbales dependiendo de quien era el agente. Así, se justificó la
atribución de rol de docente a Darío por su uso de ilustradores de contenido
(por ejemplo, ahuecar la mano representando un recipiente), mientras que los
mismos comportamientos fueron interpretados para Betty como recursos para
convencer y autoafirmarse en su rol de oponente. Las señales con la función de
tomar el turno (por ejemplo, miradas o alargar la mano hacia el hablante)
fueron asociadas con tener control de la interacción y adoptar el rol de
moderador (Darío). El control de la gesticulación se relaciona con su grado de
congruencia con las señales verbales. A mayor congruencia mayor control de la
comunicación, mayor seguridad y evaluación de mayor estatus. Reprimir la
40 •
Diana Bravo
gesticulación se asocia con inseguridad (Betty), lo mismo ocurre con gesticular
de un modo excesivo (Carlos). A mayor inseguridad evaluada se atribuye menor
estatus a la presentación de la imagen social del participante de que se trate.
También se asocia con inseguridad el uso de adaptadores. Darío es quien
menos usa de adaptadores, mientras que Betty se balancea, Carlos se aproxima
y aleja de la mesa y Ana se toca el cabello cuando otro/a habla.
También se comentó el motivo por el cual Darío fue ubicado primero
en la escala de mayor estatus. Se lo percibió como el participante en el grupo
que fue en mayor grado receptor de la atención de sus interlocutores ya que se
le permite tomar el turno y se hace silencio cuando habla. En comparación con
el rol asumido por el otro integrante masculino del grupo, Carlos, se destacó
que éste –sentado al lado de Darío– toma una posición de proximidad lateral
cuando Darío ocupa el turno y que Darío, a su vez, no parece prestar atención a
Carlos cuando éste habla. Se observó también que algunos comportamientos
particulares de Darío son reconocidos como indicadores de un estatus alto;
mesarse la barba, escasas sonrisas, volumen moderado de voz.
Los mismos comportamientos comunicativos pueden también recibir
diferentes interpretaciones por parte de los informantes de acuerdo al modo
cómo son realizados. Por ejemplo, las miradas se asociaron con la
manifestación de grados variables de autoestima y en relación a esto con grados
de seguridad-inseguridad, lo que finalmente permitía evaluar grados de mayormenor estatus en la actuación de los participantes. Por ejemplo, se observó que
Carlos evitaba la mirada, lo cual indicaba el grado más bajo de autoestima y de
estatus; Betty miraba a todos buscando aprobación al hablar y esto fue
interpretado como indicador de inseguridad y bajo estatus aunque en menor
grado que el que se atribuyó a Carlos. El comportamiento de Ana en el uso de
la mirada, dirigir la mirada tanto al hablante como a su destinatario indicó un
grado favorable de seguridad y estatus. En el caso de Darío, su comportamiento
cuando ocupa un turno de habla; evitar dirigir la mirada hacia quien desea
tomarlo y sostener la mirada cuando el turno que ocupa está seguro para
solicitar atención, se interpretó que evidenciaba el mayor grado de control de la
conversación y como una manifestación de poder, seguridad y alto estatus.
Se percibieron varias funciones cumplidas por la misma señal; por
ejemplo, la dirección de la mirada se asocia con grados de cortesía. Betty mira a
todos buscando aprobación cuando habla (cortesía), Ana dirige la mirada
alternativamente a quien habla y a su destinatario (cortesía). Carlos evita dirigir la
mirada mientras habla (cortesía), Daniel evita mirar a quien habla (tomar el turno),
mira a quién él le habla (atención). En este caso se interpreta descortesía y a
mayor grado de cortesía menor estatus evaluado.
Coloquio del Programa EDICE
• 41
La siguiente es la formalización de cómo ha sido percibida por los
informantes la imagen social presentada por cada uno de los participantes en la
conversación en estudio:
Ana: cortés/centrada/colaborativa/experta/estatus medio
Betty: cortés/insegura/entusiasta/confrontativa/experta/estatus bajo
Carlos: cortés/poco participativo/inseguro/no experto/estatus bajo
Darío: descortés/protagonista/seguro/estatus alto
7
Conclusión: ¿es la imagen social consensuada o imagen básica
un parámetro de objetividad científica?
A partir de los resultados obtenidos de nuestro análisis y del modo en
que estos datos son comentados por los/as informantes en relación a los
parámetros dados para guiar la interpretación (es decir, los de edad, género y
jerarquía académica), se concluye que las premisas socio-culturales que justifican las
interpretaciones realizadas por los/as analistas son en un grado determinante
provenientes de conocimientos acerca de los contenidos socio-culturales que
corresponden a la imagen social consensuada por la sociedad de pertenencia
para esa situación, para tales recursos comunicativos y según esos roles
específicos.
Mientras que en nuestro corpus el comportamiento femenino fue
relacionado con comportamientos que manifestaban tensión e inseguridad
como grados de rigidez corporal, uso de adaptadores, pedir aprobación
mediante señales regulativas, mirar a quien habla para retener el turno y seguir
temas iniciados por otros participantes, el masculino se asoció con seguridad,
uso de ilustradores de contenido, distribución o control de los turnos mediante
señales regulativas, evitar mirar a los/as interlocutores/as para retener el turno
y proponer temas. El factor edad, en el que a mayor edad mayor estatus
evaluado, fue asociado con el uso de mayor variedad de señales no verbales y la
congruencia de éstas con las verbales. Con respecto a esta variable la ubicación
coincidió también, como en el caso del género con la realidad en cuanto a
diferencias de edad entre los participantes. Con respecto a la evaluación en
cuanto a grado de estatus evaluado (ver el cuadro 1), Carlos es quien se ubica en
el nivel más bajo, a pesar de que los/as informantes consideran que teniendo en
cuenta la configuración de la imagen social básica trasladada a los roles de
género debiera Betty ocupar el último lugar. Según los informantes, esto se
debe a que Carlos se ve limitado en sus comportamientos no verbales a causa
de su ubicación lateral con respecto a Darío quien asume el rol más protagónico
en el grupo y a la circunstancia de que es el dueño de casa y que su rol de
42 •
Diana Bravo
anfitrión le impone permitir que se destaque la actuación de sus invitados. Sin
embargo, los comportamientos que se mencionan como propios de lo
masculino son también representativos para la actuación de Carlos; así, por
ejemplo, se le atribuye junto con Darío y en contraposición a la actuación de
Ana y de Betty, el producir mayor cantidad de ilustradores de contenido y una
mejor distribución entre las funciones como así también un reparto más
equilibrado de entre señales “enganchadas” a la propia expresión y aquellas que
refieren a la de sus interlocutores. Ana y Beatriz por su parte y en comparación
con los participantes masculinos, producen mayor cantidad de actitudinales y
un reparto asimétrico de las funciones y de la referencia a su propia expresión y
a la de sus interlocutores, siendo este tipo de “enganche” también el más
frecuente para las participantes.
En la discusión, los/as informantes coinciden en afirmar que han
usado “objetividad” en sus interpretaciones al evitar las evaluaciones desde una
perspectiva idiosincrática y procurar acercarse lo más posible a lo que suponen
son las creencias más consensuadas en el conjunto de la sociedad acerca de los
contenidos socio-culturales de la imagen social en relación a los parámetros
observados de edad, género y jerarquía académica.
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Diana Bravo
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¿Cómo se reconoce la atenuación?
Una aproximación metodológica basada en el español peninsular hablado
Marta Albelda Marco
Universitat de València, España 1
Resumen
Este trabajo pretende ofrecer algunos criterios de reconocimiento de la
atenuación a los investigadores que se proponen detectar en un corpus las
formas que desempeñan dicha función pragmática. Para ello se ha tomado
como muestra el corpus de conversaciones coloquiales del español peninsular
Val.Es.Co. (Briz et al., 2002): se ha analizado la presencia de la atenuación de
acuerdo con los datos que la bibliografía sobre el tema aporta. A partir de ello
se han delimitado los casos en que este fenómeno tiende a ofrecer resistencia al
analista. Por último, a partir de las dificultades de reconocimiento de
atenuantes, se señalan los aspectos en común que presentan todos ellos y se
ofrecen algunos criterios, o guías, que aportan más datos al analista de corpus
que se enfrenta a la identificación de estos mecanismos.
Palabras clave
Atenuación, metodología de análisis pragmático, español peninsular hablado
1
Este trabajo ha sido posible gracias a la financiación de dos proyectos: “Transcripción y
digitalización del corpus Val.Es.Co.” (Generalitat Valenciana, GV-2007-160) y “Estudio
sociolingüístico del español de Valencia” (Ministerio de Ciencia y Tecnología y fondos
FEDER, HUM2007-65602-C07-01/FILO).
48 •
Marta Albelda Marco
1
Introducción
Aunque los primeros trabajos sobre atenuación lingüística se pueden
situar alrededor de los años sesenta y setenta (Zadeh, 1965; Lakoff, 1972;
Lysvåg, 1976; Fraser, 1980), en los últimos veinte años el fenómeno ha recibido
una creciente atención. En diversas lenguas, culturas y géneros lingüísticos se
están publicando cada vez más estudios sobre atenuación; así, entre otros,
Holmes (1984a, 1984b), Bazzanella, Caffi y Sbisà (1991), Bravo (1993), Briz
(1995, 2003, 2007), Puga (1997), Pato de Váldez (1997), Caffi (1999, 2007),
Ferrer y Sánchez (1998), Sbisà (2001), Pons (2003), Erlich (2003), Douglas de
Sirgo (2003, 2007), Álvarez y Joven Best (2005), Giora et al. (2005), Albelda
(2008a), Holmlander (2008), entre otros. Su definición está más o menos clara,
pero su reconocimiento en los intercambios comunicativos por parte del
analista de la lengua produce todavía confusión e inseguridad.
Se ha observado que, desde el punto de vista del investigador del
fenómeno, resulta complejo identificar los casos en los que los usuarios de la
lengua emplean estrategias de atenuación. Aun trabajando con corpus
lingüísticos, al analista le faltan herramientas para determinar si se está
atenuando; y asimismo, cuando se realizan trabajos en común entre diversos
investigadores sobre un mismo corpus, se hallan divergencias en sus análisis.
Veamos, por ejemplo, si en el siguiente fragmento conversacional (1) el
enunciado encabezado por supongo que… (línea 7) se encuentra atenuado:
(1)
[Briz et al. 2002, MA. 341: 133-147] 2
1 R: yo no- no- no sé nada de ella/ no sé si se habrá traído a su madre oo
2 E: en principio se iba a traer a su madre
3 R: porque yo lo que comenté con Maruja↑/ es quee no sabía si se la traería
el fin de semana pasado/
4 o se la traería ayer/ que [eraa fiesta]
5 E:
[¿QUÉ se traería↓] al guaguá también?
6 M: me la- se la traería ayer
7 R: ¡hombre! supongo que se traería al guaguá también
8 E: ¿y dónde lo van a meter?
El verbo suponer introduciendo enunciados suele considerarse como
atenuante en diversos de los listados de mecanismos de atenuación aportados
2
Los ejemplos de las conversaciones pertenecen al corpus coloquial oral Val.Es.Co. (Briz et al.
2002). Las referencias aparecerán entre corchetes, los códigos de las conversaciones son los
mismos que se pueden ver en la publicación y tras los dos puntos se señalan las líneas de la
conversación a la que pertenece el extracto.
Coloquio del Programa EDICE
• 49
por la bibliografía (véase, por ejemplo, Briz, 1995, 1998). Sin embargo, fuera de
contexto y sin conocer la intención del hablante, ¿podría considerarse
claramente como un atenuante de la modalidad?, o por el contrario, ¿cabría
pensar que quien lo utiliza, la hablante R, expresa el matiz de posibilidad
–ausencia de seguridad– respecto a lo que dice?
El problema de la identificación de los enunciados atenuados estriba en
que, a pesar de que sus formas y funciones se encuentran, con más o menos
suerte, establecidas 3 , la atenuación es una categoría pragmática y solo en su
contexto real es posible identificarla. En este sentido, el analista que pretende
identificar los casos de atenuación en un texto o en un discurso puede dudar al
enfrentarse al texto desde fuera, como teórico y estudioso de un producto
realizado por otros y en una situación ajena. No obstante, su dependencia
contextual no impide que pueda determinarse a priori una caracterización de
este fenómeno, puesto que la bibliografía ha ido estableciendo una regularidad
en sus formas y también se han delimitado sus funciones.
Los estudios realizados hasta el momento sobre la atenuación han
contribuido en gran medida a poder interpretar la intención del hablante, en
especial los basados en el análisis de usos lingüísticos, puesto que a través de
ellos se reflejan las intenciones de sus usuarios. El presente artículo trata de
ofrecer más elementos para sistematizar y contribuir a acotar su identificación.
Partiendo de las aportaciones de estos trabajos y siguiendo la plantilla de
mecanismos de atenuación establecida por la bibliografía, se ha analizado el
corpus de conversaciones Val.Es.Co. (Briz et al., 2002) para extraer
conclusiones que puedan contribuir a una metodología de reconocimiento de la
atenuación. Para contrastar los resultados de este corpus de registro informal
con otro más formal, se han analizado también algunas de las conversaciones
semidirigidas del corpus El español hablado en la ciudad de Valencia (Gómez
Molina, 2005).
La plantilla de mecanismos de atenuación empleada para analizar en
una primera fase el corpus integra las propuestas de Bazzanella, Caffi y Sbisà
(1991), Briz (1998, 2003, 2007) y Caffi (1999, 2007), por ser las más completas y
porque en ellas están presentes los procedimientos recogidos por otros autores.
En concreto, se analizan los diversos procedimientos de atenuación descritos
en estos trabajos, que inciden en dos niveles: en el contenido proposicional y en
la fuerza ilocutiva.
3
Entre otros, pueden verse los listados de mecanismos de atenuación y de las funciones que
desempeñan en House y Kasper (1981), Briz (1995, 1998, 2007), Pato de Váldez (1997), Puga
(1997), Caffi (1999, 2007), Oliver del Olmo (2004), Molina (2004-2005), Álvarez y Best (2005),
Douglas de Sirgo (2007), etc.
50 •
Marta Albelda Marco
La metodología seguida para el análisis ha sido la siguiente. En primer
lugar, se han detectado las formas de atenuación del corpus de acuerdo con los
dos tipos de atenuantes citados arriba y que, como se ha dicho, se basan en la
bibliografía manejada; a partir de ello, se han aislado aquellos casos que suelen
presentar mayor dificultad para ser reconocidos por el investigador. En
segundo lugar, se han determinado los rasgos que tienen en común todos los
casos de dificultad de reconocimiento y se ha observado cuál es el déficit de la
bibliografía al respecto para intentar mejorarlo. En tercer lugar, se han aportado
una serie de criterios que pretenden ayudar al investigador a calcular si
determinadas formas pueden ser identificadas como atenuantes; se trata de una
primera propuesta, en la que se ofrecen unas pautas generales, y que no se
encuentra cerrada.
2
Detección de atenuantes con problemas de reconocimiento
Los problemas fundamentales en el reconocimiento de atenuantes en
un corpus derivan del hecho de que una misma forma lingüística (morfológica,
sintáctica, semántica, modal) puede desempeñar o no la función de atenuación,
según su uso concreto. Ante ello, el problema parecería resolverse acudiendo al
contexto, lo que en la práctica se facilita al trabajar con corpus discursivos. Sin
embargo, la investigación sobre el tema muestra que, aun partiendo de estudios
basados en corpus, persisten los problemas de reconocimiento, que derivan, en
definitiva, de la naturaleza pragmática de la atenuación. Esta se origina en la
intención del hablante cuando emplea la lengua, y ante ello el analista no deja de
ser un observador externo, tanto a la intención del que emite como a las
circunstancias de emisión.
No obstante, al observar los usos atenuados en un corpus, no todos
ellos presentan dificultad de reconocimiento. El primer paso en la resolución de
los problemas metodológicos para identificar atenuantes exige que se
discriminen los casos problemáticos de los que no lo son. Para ello, antes se
recordarán los tipos básicos de atenuación y se señalan algunas notas sobre su
clasificación, que facilitarán más tarde el reconocimiento de este fenómeno.
2.1
Tipos de atenuación
Las diversas propuestas de tipos y procedimientos de atenuación se
pueden reducir, de forma sucinta, a dos categorizaciones generales según el
grado de incidencia de este fenómeno: la atenuación de lo dicho y la atenuación
del decir (Briz, 1995, 1998, 2003):
Coloquio del Programa EDICE
• 51
a) Atenuación de lo dicho o del contenido proposicional, así rotulada por Briz
(1995, 1998, 2003) 4 , en la que se atenúa también indirectamente el decir: es
aquella por la que se minimiza la cantidad o se expresa un elemento de la
proposición de forma vaga o imprecisa 5 . Esto se consigue principalmente con
recursos morfológicos o mediante la selección léxica (eufemismos, lítotes),
como se aprecia en los ejemplos de (2):
(2)
Su planteamiento es un poco equivocado, tiene algo de erróneo
Solo les robaré unos minutitos para explicarles mi oferta
Sabes que eres como impetuoso, así que ándate con cuidado en ese nuevo
trabajo
No estoy plenamente satisfecho con su trabajo (en lugar de estoy decepcionado con su
trabajo)
No digo malo, pero sí algo perjudicial para nuestra empresa
Las empresas económicamente débiles no podrán afrontar la subida de impuestos.
b) Atenuación directa del decir o de la fuerza ilocutiva de un acto de habla (Briz,
1995, 1998, 2003) 6 . De manera simplificada, partiendo de la tipología clásica de
actos de habla de Searle (1969) 7 , la atenuación puede afectar a actos asertivos,
directivos, comisivos (promesa e invitación) y expresivos. En el caso de los
declarativos no es pertinente aplicar estrategias de atenuación, puesto que, de
acuerdo con Vanderveken (1985: 185), no pueden recibir gradación de la fuerza
ilocutiva y siempre se realizan con el mismo grado de fuerza cero.
Dada la complejidad de cada uno de estos tipos de actos de habla, se
señalan algunas precisiones que, de acuerdo con el primer análisis del corpus,
ayudan a ver cómo la atenuación afecta a cada uno de estos ellos.
Dentro de los directivos conviene distinguir entre los que los que se
realizan en beneficio del yo y expresan petición (órdenes, preguntas,
prohibiciones, solicitudes), de los que se realizan en beneficio del tú y expresan
4
5
6
7
Véanse también las formas que recoge Meyer-Hermann (1988: 283) y el concepto de bushes de
Caffi (1999, 2007), tomado, a su vez, de la metáfora de Lakoff (1972).
La atenuación de lo dicho presenta una estrecha relación con la modalidad de los conceptos
vagos - fuzzy modality -, de la que dan un completo detalle los trabajos de Zadeh (1965) y Lakoff
(1972).
La atenuación del decir o de la modalidad se corresponde, grosso modo, con los mecanismos
hedges y shields, según la terminología de Caffi (1999, 2007). Véanse también, al respecto, los
trabajos de Lysvåg (1976), Fraser (1980), Holmes (1984a), Bravo (1993), Puga (1997), Sbisà
(2001).
Conviene tener en cuenta las matizaciones que la filosofía del lenguaje hace a la propuesta de
actos de habla de Searle (1969), en relación con el grado de fuerza ilocutiva (ver Sbisà, 2001).
52 •
Marta Albelda Marco
consejo 8 . En el caso de los directivos que buscan un beneficio para el oyente,
suele ser menos frecuente el recurso a la atenuación (Albelda, 2008a; Briz (Ed.),
2008). Los mecanismos para atenuar los actos directivos son numerosos y muy
diversos. Así, por ejemplo, se puede conjugar el verbo en condicional o en
imperfecto, se emplean verbos y adverbios modales como poder, permitir, querer,
fórmulas estereotipadas condicionales o concesivas del tipo si no es mucha
molestia/ si no es mucho problema/ si no le importa, preguntas indirectas, etc. Véanse
algunos casos en (3):
(3)
Venía a pediros que bajéis el volumen de los móviles
¿Por qué no vas a buscar la baja, si te encuentras tan mal?
¿Sería tan amable de apagar el cigarrillo?
Si no te importa, habla más despacio
Siento darte la paliza otra vez, pero es que necesito que leas el artículo, a ver si se
entiende
Podrías hacerte un bocadillo más grande, así no pasas hambre.
En cuanto a los actos asertivos, la estrategia primordial de la
atenuación se dirige fundamentalmente a eludir la responsabilidad del hablante
respecto a lo que dice (Meyer-Hermann, 1988; Pato Váldez, 1997; Caffi, 1999,
2007). Se reduce la fuerza ilocutiva de la aserción mediante la expresión de la
duda o de la posibilidad, de la delimitación del juicio a la subjetividad (llegarán
tarde, creo yo) o eludiendo la adscripción del enunciado a uno mismo (como, por
ejemplo, ocurre en las impersonalizaciones, Holmes, 1984a; Caffi, 1999;
Álvarez, 2005). En la expresión de aserciones en forma de duda o de
posibilidad se suelen emplear verbos y estructuras modales como suponer, creer,
pensar, parecer, imaginar, no sé, para mí, digo yo, en mi opinión, a mi parecer, a mi juicio, a
mi modo de ver, adverbios modalizadores como a lo mejor, tal vez, quizás, casi,
seguramente, probablemente, etc. La minimización de la fuerza ilocutiva mediante
impersonalización presenta también diversas posibilidades: la despersonalización
del origen deíctico del enunciado (Caffi, 1999, 2007) (por lo que dicen, según cuentan,
por lo visto, al parecer, la forma se, el indefinido uno/a, el tú impersonalizado...: Yo no
digo nada, pero si una persona está mala, está mala; Se ve que eso va muy bien para el aire
acondicionado), el evitar la referencia directa al propio hablante como origen de
una opinión o de un juicio (Me temo que habrá que ir acabando la sesión; Me ha tocado
comunicarles el veredicto del tribunal) (Briz, 2008: 167-204).
8
Una distinción muy cercana es la realizada por Tsui (1994), dentro de los mandatos, entre
órdenes y avisos: en los primeros el beneficio del mandato es para el hablante; en los segundos,
para el oyente.
Coloquio del Programa EDICE
• 53
Para poder referirnos más tarde a los grados de dificultad en el
reconocimiento de la atenuación, el estudio de este fenómeno exige establecer,
a nivel metodológico, una distinción entre dos tipos de atenuación de los actos
de habla asertivos, de acuerdo con los casos observados en el corpus. Si bien es
una distinción muy general y a medida que avance la investigación convendrá
matizar, se puede hablar de:
- atenuación de los asertivos para suavizar o relativizar la expresión de
las opiniones o juicios del propio hablante. Con las opiniones se evalúan
aspectos que pueden afectar al tú/interlocutor, más directamente o
menos: evaluaciones sobre la persona del interlocutor, juicios sobre su
conducta o sobre su trabajo, opiniones categóricas, correcciones,
disconformidad, desacuerdo. Obsérvense en los ejemplos (4), (5) y (6)
las formas señaladas en cursiva, en las que se expresa una opinión de
forma atenuada:
(4)
[MT. 97: 81-85]
A: la mayoría (de videntes) pues funcionan↑/ pues mira/ como videncia↑/ no
sé cómo decirte/ no hay que estudiar nada↑ y se lo nota uno/ hay muchos
que dicen que se lo notan/ y a lo mejor pues lo que pienso yo que no lo son/ sino
que más bien son sicólogos
(5)
[MT. 97: 207-210]
B: la astrología/ también yo creo que la gentee en general/ la utiliza/ los que
acuden a la astrología↓ en función de saber por QUÉ MEDIOS pueden
acceder/ y por cuál es el camino más rápido para llegar a conseguir lo
bueno
(6)
[MT. 97: 274-280]
C: entonces claro siempre estamos o recordando el pasado o pensando
en el [futuro]
D: [y también] también a lo mejor es que hay una cierta dosis de– de
insatisfacción
-
atenuación que pretende reducir el compromiso epistémico del hablante hacia
la verdad que está expresando, hacia el estado factual de las cosas que
dice. En estos casos, a diferencia de los anteriores, se habla de algo que
se sabe, por lo que no se opina, sino que se restringe la verdad de lo
sabido por uno mismo; en este sentido, son actos que afectan menos
directamente a la imagen del interlocutor. La atenuación se consigue,
entonces, al expresar en forma de duda aquello que realmente se
54 •
Marta Albelda Marco
conoce con certeza. También se incluyen aquí, por ser otro modo de
reducir el compromiso con la verdad, las justificaciones personales,
tanto las excusas de una acción propia (de lo hecho o dicho por el
hablante) como los rechazos o negativas a peticiones hechas por
otros 9 . Algunos ejemplos de este tipo son los siguientes:
(7)
[MA. 341: 112-120]
M: (…) aunque pasen dos o tres o equis caballos más// pagarán lo mismo
R: yo sé que antes- porque me parece que una vez lo comentamos con nuestra
amiga Marisa (…) y comentó eso↓ que era según la categoría del coche↑/ se
pagaba una cosa↑/ u otra
(8)
[MA. 341: 101-104] (Hablando de una factura del seguro del coche)
R: yo no me acuerdo
M: yo sí que el año pasao pagué del mío siete mil y pico
E: yo creo que eran siete mil novecientas o seis mil 10
(9)
[G.68: 747-751]
C: esto era cuando (…) el concurso En Pos de Fama↑// y había una revista↑/
y aún tengo yo↑ si no las he tirao/ que no las debo haber tirao/ que se
titulaba↑/ se llamaba Clima
(10)
[MA.341: 368-373]
R: y el otro día se estaban llevando muchos tendederos de aquí enfrente y yo
digo ¿QUÉ no me compraré uno y si acaso↑// pero es que ya tengo cosas por
detrás de to(d)as las puertas/ y yo digo no↓
En los ejemplos (7) y (8) las hablantes expresan en forma de duda (me
parece que, yo creo que) un mensaje que conocen con seguridad. En (9) la hablante
C restringe la verdad de lo dicho mediante una proposición condicional (si no las
Aunque si bien esta distinción dentro de los asertivos entre juicios/opiniones y afirmaciones de
hechos sabidos es nuestra, hay trabajos sobre el tema que también reconocen que se trata de
acciones distintas. Así, por ejemplo, Tsui (1994), dentro de los actos que denomina
informaciones, separa los reports (informes o relatos de hechos) de los assesments (valoraciones o
juicios).
10 En este ejemplo, sin el resto del contexto, el analista puede dudar entre verdadera atenuación o
el hecho de que realmente la hablante no esté segura. Sin embargo, si se acude a su contexto,
se aprecia cómo la hablante conoce con seguridad la cantidad de dinero y, por lo tanto, al
emplear creo que está atenuando su afirmación para no mostrarse tajante ante sus vecinas.
9
Coloquio del Programa EDICE
• 55
he tirado) para comprometerse menos con la realidad de que disponga de las
revistas mencionadas. En el caso de (10), justifica el hecho de no haberse
decidido a comprar un tendedero.
Los otros tipos de actos de habla, los comisivos y los expresivos,
también son susceptibles de recibir atenuación, pero la experiencia sobre
análisis de corpus y la escasa literatura bibliográfica dedicada a estos, indica que
es menos frecuente que se atenúen. Los comisivos son actos de habla por los
que el hablante promete actuar de acuerdo con sus palabras; si se atenúan, el
hablante expresa un menor compromiso con sus propuestas, como ocurre en el
ejemplo (11):
(11)
[XP.48.A1: 179-182]
S: mira quizá/ voy a ver si soy capaz de modelizarte la carga/ (( )) modelizarte
no/ decirte qué es lo que estamos haciendo con este equipo/ y tú ya verás
cómo la modelizas
Por último, los actos expresivos, en el caso de que se atenúen, suelen
hacerlo cuando está en juego la imagen del interlocutor. Son, por ejemplo, los
insultos, las recriminaciones o las quejas. Así, en (12), C recrimina a su marido,
(A), que los huesos no se desgastan, si no que se inflaman con el frío, y si no te
sabe mal es la forma de atenuar su reproche:
(12)
[RV.114: 187-195]
A: eso es el frío que tengo aquí/ QUE SE DESGASTAAN↑
C: y se INFLAMAAN ↑/ con el FRÍOO// SABIONDO
A: °(¡me cago en la puta madre!)º
C: síi/ (…) SE INFLAMAN LOS HUESOS CON EL FRÍO↓ SI NO TE
SABE MAAL
El análisis de la atenuación en actos de habla comisivos y expresivos, se
podría simplificar si se integran en los actos de habla directivos y asertivos. Los
comisivos, puesto que se refieren al compromiso del hablante con lo dicho
pueden incluirse dentro de la atenuación de los asertivos; para los expresivos,
en tanto que su atenuación solo es relevante en el caso de que se apele a la
imagen del oyente, puede aplicarse lo mencionado en la atenuación de
directivos.
56 •
Marta Albelda Marco
2.2
Los tipos de atenuación según su dificultad de reconocimiento
Aplicando los criterios tipológicos de la atenuación del apartado
anterior al análisis de un corpus de conversaciones orales del español peninsular
(Briz et al., 2002), se puede establecer una distinción entre procedimientos que
se reconocen de forma directa y clara y los que presentan más dificultad al
analista. Se presenta, a continuación, una clasificación basada en los resultados
obtenidos del análisis del corpus 11 .
Por un lado, se encuentran los tipos y mecanismos de atenuación que
no suelen ofrecer problema para ser reconocidos como atenuantes, puesto que el
analista observa que no hay una clara adecuación entre forma lingüística y
realidad expresada. Se reconoce algún mecanismo de indirección entre lo dicho
y lo referido. Se trata, habitualmente, de los siguientes tipos de atenuación:
- atenuación del contenido proposicional: queda explícita bien la
imprecisión o bien la disminución de la cantidad. Se reduce mediante la
expresión lingüística el valor significativo (semántico) respecto a la
sustancia designada o referida (Holmes, 1984a; Bazzanella, Caffi &
Sbisà, 1991; Briz, 1998).
- atenuación del acto de habla directivo: supone siempre una
movilización de la persona a la que se dirige el mensaje y, por tanto,
son actos que de por sí presuponen una potencial carga de amenaza. El
investigador sabe que las amenazas son un tipo de acción susceptible
de ser atenuada, por los intereses de la negociación comunicativa y
social (Bravo, 2001; Briz, 2003; Contreras, 2007). Se incluye también en
este grupo el acto de habla expresivo, pues como se ha explicado, es
relevante su atenuación cuando está implicada la imagen del
interlocutor.
- atenuación del acto de habla comisivo: en tanto que se espera del
hablante un compromiso con las acciones que reflejan sus palabras,
resulta obvia la disminución del compromiso al emplear mecanismos
de atenuación. En estos actos de habla, además, también resulta clara al
analista la necesidad del hablante por cuidar de su propia imagen
personal (Hernández, 2001, 2006).
- atenuación mediante justificaciones e impersonalizaciones en los
asertivos: en estos casos ocurre como en los anteriores, está
claramente comprometida alguna de las imágenes de los participantes
en la interacción, bien la del oyente, bien la del hablante. Para el
11 Por cuestiones de espacio, no se incluyen en el presente trabajo la cuantificación de los
resultados.
Coloquio del Programa EDICE
• 57
investigador, que analiza el enunciado en cuestión en un corpus, resulta
sencillo identificar si el mensaje transmitido supone una carga negativa.
- atenuación de asertivos y directivos que supongan disconformidad o
desacuerdo en intercambios dialógicos: en estos enunciados resulta
patente la necesidad de atenuar para buscar el acuerdo como fin de
cualquier negociación (Briz, 1998). Se ponen en juego elementos de
relación interpersonal y del trabajo de las imágenes, que el investigador
reconoce inmediatamente.
En definitiva, todos los tipos de atenuación citados se identifican sin
dificultad porque tienen en común, bien el pretender reducir el contenido
semántico de lo dicho manipulando la expresión pero sin que la realidad factual
sea modificada, o bien el estar involucrados en la expresión de contenidos que
afectan a la imagen de otra persona.
Por otro lado, el análisis del corpus llevado a cabo según los criterios de
la bibliografía manejada revela la existencia de un grupo de mecanismos de
atenuación que suelen presentar dificultades de reconocimiento para el analista. En
general, se trata, frecuentemente, de mecanismos de atenuación del acto de
habla asertivo cuando emplea formas de duda o posibilidad. Más en
concreto, las formas que suelen confundir al analista son aquellas estructuras de
verbos de pensamiento que introducen una proposición (creer, suponer, parece,
imaginar, pensar); así como los adverbios de duda o posibilidad (quizás, a lo mejor,
tal vez, seguramente). Estas formas son las empleadas tanto en la atenuación de los
juicios y opiniones como en la atenuación del compromiso epistémico hacia la
verdad sabida 12 .
El problema aquí se centra en si el empleo de la “forma candidata a
atenuante” expresa una duda real en el hablante (en cuyo caso no sería
atenuante, sino el estado real de la mente del hablante, que no tiene la certeza
real sobre lo que dice) o si es una estrategia del que habla para reducir el
compromiso con sus palabras (y entonces sí se consideraría atenuación, pues la
intención sería disminuir la responsabilidad hacia lo emitido, no querer ser
tajante). En otras palabras, la confusión proviene del hecho de que el
investigador no puede acceder directamente a la intención del hablante y las
formas lingüísticas empleadas no son suficientes para discernir claramente el
empleo de la atenuación. Piénsese en la duda planteada en el ejemplo (1):
supongo que se traería al guagua también. Si se conocieran mejor las circunstancias en
que fue emitido este enunciado, tal vez podríamos determinar si el hablante
12
Junto con estas formas, se ha observado que otros mecanismos de atenuación de asertivos, en
ocasiones, también pueden ofrecer resistencia al análisis del investigador (por ejemplo, el
empleo de formas apelativas o apéndices fáticos, como oye, ¿sabes?, etc.). Por ser este un estudio
limitado y porque estas formas presentan poca dificultad de reconocimiento, se dejan de lado
en este trabajo.
58 •
Marta Albelda Marco
duda realmente o si está atenuando para velar por la imagen del interlocutor o
de sí mismo.
En el siguiente apartado se recogen algunos criterios que pueden
orientar al investigador en la tarea de identificación de atenuantes.
3
Propuesta de criterios para el reconocimiento de la atenuación
La primera ayuda para solventar los problemas de reconocimiento de
atenuantes es el mismo hecho de que el investigador sea consciente de que, en
ocasiones, no se reconocen automáticamente, a pesar de que nos encontremos
ante expresiones candidatas a funcionar como atenuantes. La segunda ayuda la
proporciona la distinción entre los tipos de atenuación problemáticos y los que
no, como se ha señalado en el apartado anterior.
Resultan de gran valor los listados de formas, mecanismos y funciones
de atenuación que se han realizado en muchas lenguas; algunos de ellos
aparecen citados en otros lugares de este artículo y en la bibliografía (véase
especialmente la propuesta adoptada aquí: § 2.1.). También es imprescindible el
estudio de los enunciados en su contexto de producción. En este sentido,
cuanto más completa sea la información que el corpus ofrezca, más
posibilidades habrá de que la interpretación del analista sea certera. Junto a todo
ello, se proponen, a continuación, una serie de factores que pueden contribuir a
su reconocimiento y que el investigador deberá tener en cuenta cuando se
enfrente al análisis.
3.1
Rasgos situacionales
En los análisis de categorías pragmáticas resulta muy útil conocer cada
uno de los rasgos situacionales en los que se desarrolla el intercambio
comunicativo, pues el analista dispone de más datos para juzgar la lengua.
El siguiente esquema refleja los rasgos situacionales que se consideran
más útiles para la identificación de fenómenos pragmáticos; se acompañan de
los signos (+) y (-), los cuales indican la tendencia al mayor o menor empleo de
atenuación. A estas conclusiones se ha llegado en otros trabajos anteriores
(Briz, 2004; Haverkate, 2004; Albelda, 2008b; Bravo, 2008; Douglas de Sirgo,
2008, entre otros) y se corroboran en nuestro corpus 13 :
13
Para más detalle sobre el contenido de los tres primeros rasgos, véase Briz et al. (2002), Briz
(2004) y Albelda (2008b); para el cuarto rasgo, véase Briz (2004) y Haverkate (2004).
Coloquio del Programa EDICE
• 59
1. Marco físico donde se realiza la entrevista o conversación:
(-) Familiar/ cotidiano
(+) Transaccional
2. Relación de poder/ jerarquía entre los interlocutores:
(-) Igualdad funcional y/o social
(+) Desigualdad funcional y/o social
3. Grado de proximidad, conocimiento común compartido entre los
interlocutores:
(-) Relación vivencial de proximidad: amigos, parientes, colegas,
conocidos
(+) Relación vivencial de no proximidad (desconocimiento)
4. Origen geográfico y cultural del hablante (culturas de distancia y de
acercamiento):
(-) cultura de acercamiento
(+) cultura de distanciamiento
Los rasgos marcados con (+) son los que caracterizan, a su vez, una
situación formal, por lo que de la conjunción de ellos, se puede derivar el
siguiente principio, a tener en cuenta en los análisis del fenómeno que se está
estudiando: “a más rasgos formales (+), más posibilidades de que se emplee
atenuación”.
3.2
Identificación del tipo de acto de habla y de la fuerza ilocutiva
Además de los rasgos situacionales de la interacción en general, el
investigador deberá identificar el tipo de acto de habla que los enunciados
susceptibles de etiquetarse como atenuantes presentan (comisivos, declarativos,
directivos, etc.). La identificación de la fuerza ilocutiva del enunciado le revelará
la intención del hablante.
Dentro del reconocimiento del tipo de acto de habla, el siguiente paso
consiste en observar si hay o no correlación directa entre el punto ilocutivo del
acto de habla (el objetivo intencional, Vanderveken, 1985) y el grado de fuerza
ilocutiva supuesto en dicho punto ilocutivo (si el acto de habla es directo o no).
Por ejemplo, si un mandato (acto de habla directivo) se transmite en su forma
neutra o si se transmite con un grado de fuerza menor, por ejemplo en forma
de sugerencia 14 .
14
De acuerdo con Vanderveken (1985), un mismo punto ilocutivo puede expresarse con
diferentes fuerzas ilocutivas. Así, por ejemplo, en el punto ilocutivo directivo se sitúan
órdenes, mandatos, peticiones, sugerencias, consejos, súplicas y preguntas. Asimismo, el punto
ilocutivo asertivo puede expresarse con diversas fuerzas ilocutivas, como aserciones,
testimonios, predicciones, informes, confesiones o conjeturas.
60 •
Marta Albelda Marco
Si dicha fuerza ilocutiva no está transmitida de forma neutra y hay
elementos de indirección (lo que Vanderveken considera fuerza ilocutiva 0),
esto constituirá una señal de que el investigador se encuentra ante un posible
caso de atenuación (si se ha disminuido la fuerza ilocutiva; o intensificación, el
fenómeno contrario). El analista, entonces, seguirá buscando indicios de
atenuación, acudiendo, así, a las plantillas de mecanismos y formas de
atenuación.
3.3
Implicación de las imágenes de los interlocutores
Aun analizando los elementos anteriores, el investigador puede
encontrarse con potenciales mecanismos de atenuación del decir y seguir
confundido sobre su identidad. Al mismo tiempo que identifica la fuerza
ilocutiva, debe tener en cuenta otro elemento, quizás más determinante si cabe,
para hacer uso de estrategias de atenuación: observar si están implicadas las
imágenes de las personas. En el caso de que lo estén, las posibilidades de que
emplee mecanismos de atenuación incrementarán: este dato, por tanto, apoyará
y facilitará la tarea de reconocimiento. De hecho, como se ha visto en el
apartado 2.2., los tipos de atenuación que resultan más fácilmente identificables
son, en su mayoría, aquellos en que se implican las relaciones de imágenes
personales, pues es esta la principal causa de empleo de atenuación (Bravo,
1993, 2001; Briz, 2003, 2007; Álvarez y Joven, 2005, Bernal, 2007).
Entre los elementos constitutivos de la comunicación, los que
principalmente propician la estrategia de la atenuación son los interlocutores.
Los otros elementos de la comunicación también pueden influir, como el canal
o el mensaje, pero son los intereses de las imágenes los que en última instancia
priman a la hora de emplear atenuación. Así, por ejemplo, el mensaje puede
contener una fuerte carga negativa (como un insulto), pero si se trata de
situaciones en las que las imágenes no se encuentran en peligro, no será
necesario el empleo de la atenuación (Bernal, 2007). Cabe señalar, además, que
no se trata solo de la implicación de la imagen de los oyentes, lo cual ha sido
ampliamente mostrado en los estudios de cortesía, sino también de la imagen
del propio hablante (Hernández, 2001, 2004, 2006).
3.4
Los asertivos atenuados
Quedaría, por último, el problema de los asertivos atenuados en forma
de duda. Siempre y cuando el contexto lo facilite, resulta útil diferenciar en el
Coloquio del Programa EDICE
• 61
análisis de estos actos si son opiniones o son aserciones de hechos factuales 15 .
Así,
- por un lado, cuando se trate de opiniones y se empleen formas de
atenuación (de aquellas que proporcionan las plantillas), en estos casos
dichas formas funcionarán habitualmente como atenuantes, pues a
través de la opinión se expresa una postura personal, en la que no tiene
sentido hablar de duda o vacilación.
- si, por otro lado, se trata de aserciones de hechos factuales, en las que hay
mecanismos de atenuación, ahora el problema puede persistir, pues es
más complicado discernir si la intención del hablante realmente
contiene duda o si atenúa para comprometerse menos.
Para estipular si las aserciones de hechos factuales constituyen o no
casos de atenuación, la última posibilidad es apoyarse en pruebas formales que
ayuden a reconocer su carácter atenuante. Por el momento, esta es una
investigación en proceso, en la que se están detectando marcas que puedan
ayudar a acotar si se trata o no de atenuación. Se recogen, a continuación,
algunos de los resultados.
3.4.1
Asertivo atenuado que protege la imagen del oyente
En primer lugar, en estos actos de habla asertivos habrá que fijarse,
como se señaló más arriba, en si lo dicho afecta a la imagen del interlocutor
(oyente), pues en ese caso las probabilidades de que se atenúe serán mayores.
En este sentido, hay algunos factores conversacionales que favorecen el uso de
la atenuación, y que es útil advertirlos:
- mensajes con temáticas conflictivas, la expresión del desacuerdo o de la
disconformidad. Estos contenidos pueden entrañar un potencial de
amenaza para alguna de las imágenes de las personas implicadas.
- las respuestas negativas a una petición/solicitud/ofrecimiento o que
contradicen lo opinado u expuesto por otros. El adverbio no es una de
las palabras que más acompañada va de atenuantes.
- en relación con lo anterior, se deberá tener en cuenta si lo dicho por un
hablante responde a un par adyacente (la unidad conversacional es,
entonces, un intercambio), puesto que en ese caso sus palabras se
15
Recuérdese la distinción propuesta al respecto en el apartado 2.1: por un lado, atenuación de
juicios y opiniones; por otro lado, reducción del compromiso del hablante hacia lo dicho
(aserción de la verdad factual).
62 •
-
3.4.2
Marta Albelda Marco
determinan respecto a las de otro interlocutor; o, en cambio, si las
formas atenuantes se encuentran o se refieren a su propia intervención 16 .
otro hecho conversacional que favorece la recurrencia a la atenuación
en este sentido es la producción de mecanismos metalingüísticos como el
robo del turno a otro interlocutor, la interrupción en su turno o el
cambio de tópico o digresión.
Asertivo atenuado que protege la imagen del hablante. Pruebas formales
En el caso de que el mensaje no afecte a la imagen del tú (oyente), solo
queda la posibilidad de que el empleo de la atenuación se deba al cuidado de la
imagen del yo (hablante): que el hablante quiera reducir su compromiso sobre lo
dicho o que quiera atenuar su propia opinión. En este último supuesto (las
opiniones), ya se ha visto que, en principio, el empleo de un mecanismo de
atenuación implica un fácil reconocimiento de que se quiere atenuar.
Para discernir si en los casos de aserción de hechos factuales se trata de
duda o de atenuación, se apuntan algunos mecanismos que el análisis de corpus
ha mostrado que pueden funcionar como pruebas de que existe atenuación:
Prueba 1. Consiste en observar si el elemento de atenuación está
integrado dentro de un acto o de una intervención del hablante (es decir,
funciona como subacto; ejemplo 13), o si, por el contrario, el elemento
supuestamente atenuado constituye en sí mismo un acto o una intervención 17 y,
por tanto, se encuentra aislado (ejemplo 14). Las expresiones que se están
analizando son las marcadas en cursiva en los ejemplos:
(13)
[MA. 155-165]
1 R: si allí no puede– allí no puede tender mojado↓ chorreando
2 E: yoo– espera§
3 R:
§ no puede limpiar repisas/ porque bajo vive la dueña↑ y no le
va a tirar
4 toda la porquería a la dueña
5 M: el deslunao↑ me parece↑/ el de la cocina↑ que está tapao↓ pero allí subían
to(do)s los
6 OLORES↑/ cuando tenga una el gas encendido↑ el otro/ no tiene
ventilación
Para una caracterización de estas unidades conversacionales, véase Briz et al. (2003); para las
implicaciones que estas ejercen en el empleo de categorías pragmáticas, véase Briz y Estellés
(e.p.) y Albelda (2008b).
17 Se siguen las definiciones de acto, subacto e intervención defendidas por Briz Gómez et al. (2003).
16
Coloquio del Programa EDICE
• 63
(14)
[MA. 102-113]
1 M: yo el año pasao pagué del mío siete mil y pico
2 E: yo creo que eran siete mil novecientas o seis mil
3 R: pero del tuyo ¿qué es?
4 E: uun Renaúl diecinueve
5 M: y lo que me ha chocao↑ es que siendo un Forito 18 digo es que a lo mejor
hay un tope→
6 E: no lo [sé]
7 M: [que] aunque pasen dos o tres o equis caballos más→ pagarán lo mismo
El enunciado no lo sé (ejemplo 14, línea 6) tiene más probabilidades de
no ser atenuación, puesto que el hablante solo emite la fórmula “candidata a
atenuante” sin que acompañe o introduzca otras palabras, por lo que no se
puede decir que proteja (ni al hablante ni al oyente) de algún contenido con
carga negativa o amenazante. Se tratará, más bien, de la expresión real de
posibilidad o de duda. Sin embargo, en el ejemplo 13 (línea 5), me parece es
introducido a posteriori –como matización– en el plan discursivo de la
hablante, lo cual es ya una muestra de la intención por atenuar su aserción. Al
estar integrado en un enunciado mayor (no constituye acto en sí), aumentan las
posibilidades de reconocer en su intención una reparación o mitigación del
efecto que su aserción pueda provocar.
Prueba 2. Otro indicio formal que aumenta las posibilidades de que una
expresión constituya realmente una atenuación es que el hablante reformule su
enunciado o lo corrija, como ocurre en el ejemplo 15:
(15)
[MA. 560-566]
1 M: estoy esperando quee venga lo de los coches/ que todavía no ha llegado
2 R: es que ahora↑ ahora que lo dices↑ es verdad/ porque era el aniversario↓ los
veinticinco
3 años ¿no?
4 E: claaro
5 M: sí/ yo creo que sí
En estos casos, el mecanismo de autocorrección puede advertir al
analista de que el hablante ha considerado sus palabras previas (en 15, sí)
demasiado directas, por lo que repara la fuerza de su afirmación 19 .
18
Renault y Forito (Ford) son marcas de vehículos.
64 •
Marta Albelda Marco
Prueba 3. Un último indicio formal de atenuación que se ha detectado en el
corpus es la anticipación de ciertos elementos a las palabras que, a juicio del hablante,
puedan ejercer un efecto negativo20 . Se trata de un modo más sutil de expresar el
mensaje indirectamente. En (16), la proposición concesiva introducida por pero (línea
6) constituye un subacto subordinado (de acuerdo con Briz et al., 2003) de
justificación emitido previamente a la aserción del contenido proposicional (subacto
director). Esta justificación anticipada retarda la negación y el rechazo de la opinión
del otro interlocutor, de tal manera que amortigua el efecto negativo:
(16)
[MA. 147-155]
1 E: ¿y dónde lo van a meter?
2 R: ¡AY! NO [SERÁ=]
3 M:
[¡noo!]
4 R: = PORQUE NO HAY CASA
5 M: no– no– a– además tiene una galería– además el otro día tenía…
6 R: pero en la galería↑ allí no puede estar
7 E: noo↓ él tiene que estar [(( ))]
8 R:
[si allí no puede–] allí no puede tender moja–
chorreando
Las pruebas ofrecidas pretender servir al analista únicamente como
indicios formales que aumentan las posibilidades de identificar las potenciales
formas atenuantes como verdadera atenuación. No obstante, no son pruebas
categóricas, será el contexto el que se encargue de matizarlas. Son el resultado
de un análisis de un corpus del español peninsular de registro coloquial (y
parcialmente semiformal), por lo que, de momento, se deben circunscribir a
esta variedad. Queda por realizar una aplicación a un mayor número de
conversaciones para observar su frecuencia y matizar su repercusión en la
identificación de la atenuación. Asimismo, es también tarea pendiente obtener
más pruebas formales en esta línea.
También el ejemplo (13) se puede entender como una corrección: es una matización posterior
al sujeto sintáctico, propia de la planificación sobre la marcha de lenguaje hablado espontáneo
(Briz, 1998).
20 Es la topicalización, en terminología de Lingüística textual. La anticipación, no obstante,
constituye un caso más amplio que el de la topicalización y que en futuras investigaciones se
tratará de matizar. Con anticipación no nos referimos únicamente a desplazamientos sintácticos
de palabras o sintagmas, sino también a comentarios emitidos previamente a la aserción.
19
Coloquio del Programa EDICE
4
• 65
Conclusión
Este artículo ha intentado ofrecer algunas soluciones a los problemas
que presenta el reconocimiento de la categoría pragmática de la atenuación.
Como la experiencia sobre el análisis del fenómeno muestra, son muchos los
enunciados en los que, aun presentado formas establecidas como susceptibles
de ser atenuantes, el investigador no posee certeza de que funcionen como
tales, pues es difícil acceder a la intención del que produjo dicho acto de habla.
El análisis de esta categoría en corpus de interacciones reales puede resultar de
gran ayuda, más todavía si se dispone de corpus con fichas descriptivas de los
rasgos situacionales de cada interacción, puesto que permiten al analista
conocer mejor las circunstancias auténticas de emisión. No obstante, junto con
el análisis del fenómeno en y a partir de corpus, es necesario contar con
criterios específicos de reconocimiento, sobre todo para los casos que resultan
más complejos de interpretar.
Las pautas de reconocimiento que aquí se presentan funcionan a modo
de pistas que pueden guiar en la identificación de atenuantes. Aunque estos
criterios no resuelven plenamente el problema del reconocimiento, sí que
pueden ayudar al analista a discernirlo y, al menos, es útil el disponer de una
neta distinción entre los procedimientos que presentan problemas de
identificación de los que no lo suelen hacer (apartado 2.2). Es imprescindible
que en un análisis de este fenómeno el analista sea consciente de que hay casos
de atenuación que, de entrada, oponen dificultad para catalogarlos como tales.
Los resultados del análisis de corpus aquí recogidos muestran que, en principio,
apenas poseen dificultad los tipos de atenuación que afectan al contenido
proposicional y a los actos de habla directivos, expresivos y comisivos, al igual
que aquellos que tienen que ver con justificaciones, impersonalizaciones y
desacuerdos en asertivos. Por el contrario, el fenómeno parece más complicado
de interpretar en actos de habla asertivos, especialmente en los que se emplean
formas lingüísticas de duda o posibilidad. Para estos casos se han propuesto
algunos criterios, como el diferenciar entre opiniones y aserciones de hechos
factuales, el tener en cuenta si están implicadas las imágenes de alguno de los
interlocutores, la detección de algunos factores conversacionales que
habitualmente exigen el uso de atenuación (temáticas conflictivas,
interrupciones, etc.) y la observación de algunas marcas formales que invitan
con frecuencia a recurrir a la atenuación.
Resultan muy útiles y valiosos los listados de formas y mecanismos de
atenuación ofrecidos por los estudiosos de la pragmática, puesto que recogen la
codificación lingüística del fenómeno y, por tanto, ayudan a reconocerlo. Ahora
bien, estas formas se encuentran determinadas por el contexto, su función
66 •
Marta Albelda Marco
pragmática está ligada a las características situacionales donde se realiza el
intercambio comunicativo y, por tanto, es dependiente de ellas. Así pues, las
marcas lingüísticas constituirán un primer indicio para atraer la atención del
analista, quien, en segundo lugar, tendrá que observar otros factores,
situacionales, discursivos o puramente formales, como los que se han expuesto
en las páginas anteriores. Es importante señalar, por último, que esta propuesta
solo es una primera guía, que deberá seguir completándose conforme avance la
investigación.
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Perspectiva topológica de la descortesía verbal
Comparación entre algunas comunidades de práctica de descortesía
del mundo hispanohablante
Silvia Kaul de Marlangeon
Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina.
Resumen
Wenger (1998) brindó el concepto de comunidad de práctica y Mills (2003) lo
aplicó a su corpus de (des)cortesía femenina. El propósito del presente trabajo
es ofrecer un análisis de diferentes comunidades de práctica de descortesía del
mundo hispanohablante, ahora desde una perspectiva topológica, lo cual
implica considerar cada una de esas comunidades como un espacio
multidimensional. Usamos el concepto de comunidad de práctica para describir
el comportamiento lingüístico de descortesía y comparar las características
distintivas de cada una de las comunidades descorteses consideradas.
El análisis revela la ventaja metodológica de preferir como unidad social básica
la comunidad de práctica, frente al concepto más amplio de comunidad de
habla de Hymes (1972). Asimismo rescata la importancia de considerar el
género discursivo como parte de las prácticas de cada comunidad.
El trabajo no sólo explora algunas de las comunidades de práctica más
representativas de la cultura dominante tratada, como expresión de los valores
centrales compartidos por la mayoría de sus miembros, sino también las
diversas manifestaciones de subculturas idiosincrásicas comprendidas dentro de
aquélla. Este artículo, apoyado en un corpus de diez distintas comunidades de
práctica, se enmarca en estudios de descortesía verbal de enfoque social y
discursivo (Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003, 2005a, 2005b, 2006a,
2006b, 2008a, 2008b, 2009a y 2009b), y en los estudios efectuados para la
cortesía por Bravo (1999, 2003, 2004 y 2005).
Palabras clave
Descortesía verbal, Perspectiva topológica, Comunidad de práctica
72 •
Silvia Kaul de Marlangeon
1
Introducción
En un trabajo previo (Kaul de Marlangeon, 2008a), ofrecimos una
tipología de la descortesía en español, cada uno de cuyos tipos o clases de actos
descorteses tiene en común la similitud en la intención descortés o la ausencia
de ésta, entendiendo que ese concepto de similitud está plasmado
idiosincrásicamente en la cultura concerniente y regulado por ella y que los
tipos ordenados por dicho constructo teórico constituyen un conjunto de
elecciones a disposición del hablante para canalizar su conducta descortés,
dentro de la cultura hispanohablante. El propósito de la tipología fue encontrar
una clasificación que pusiera el énfasis en las diferencias de actitud descortés
dentro de un continuo de descortesía.
El trabajo actual cambia hacia una perspectiva topológica y se propone
analizar diferentes comunidades de práctica del mundo hispanohablante en
cuanto a la descortesía que en ellas prevalece y, por consiguiente, considera
cada comunidad de práctica como un espacio multidimensional en el cual tanto
la cultura dominante como las subculturas o culturas marginales coexistentes
con aquélla comparten ciertas dimensiones relativas al fenómeno de la
descortesía.
No ignoramos la complejidad que lo gestual aporta al fenómeno
expresivo social de la descortesía, pero, reconociendo el aspecto relevante del
lenguaje en la cohesión identitaria del respectivo grupo dentro del
correspondiente espacio multidimensional, por ahora nos restringimos
fundamentalmente a la descortesía verbal presente en corpora propios y ajenos
que delimitaremos.
Wenger (1998) brindó el concepto de comunidad de práctica; sostiene
(pássim) que las comunidades de práctica son una parte integrante de nuestra
vida diaria, cuyos miembros se encuentran mutuamente involucrados en una
tarea particular y tienen un repertorio compartido de recursos negociables
acumulados en el tiempo; que todos nosotros pertenecemos a varias de tales
comunidades, aunque ellas no necesariamente posean una denominación
específica; y que, por tanto, el concepto de comunidad de práctica debe ser
visto como una unidad que posee tres dimensiones: compromiso mutuo,
empresa conjunta y repertorio compartido.
Mills (2003) aplicó el concepto de comunidad de práctica a su corpus
de (des)cortesía femenina. Para esta autora (ibid: 109), la cortesía debe ser vista
como un conjunto de estrategias o hábitos verbales que los interlocutores u
otros fijan o juzgan como una norma para ellos; también debe ser percibida
como una norma construida socialmente dentro de una determinada
comunidad de práctica. La cortesía sólo puede ser analizada dentro de una
Coloquio del Programa EDICE
• 73
comunidad de práctica particular y debería ser vista como negociaciones con
normas presupuestas, dadas en dicha comunidad.
Nosotros también coincidimos con esta óptica y aplicamos el concepto
de comunidad de práctica a diferentes corpora de descortesía; cavilamos acerca
de la aplicabilidad de las dimensiones que ofrece Wenger (1998) a las
comunidades de práctica, corteses y descorteses, y comparamos las
características distintivas de los comportamientos lingüísticos descorteses
considerados.
Nuestro análisis revela la ventaja metodológica de tener en cuenta la
comunidad de práctica como unidad social básica, en vez del concepto más
amplio de comunidad de habla de Hymes (1972). Asimismo demuestra la
importancia de considerar el género discursivo como parte de las prácticas de
cada comunidad.
El trabajo explora algunas comunidades de práctica representativas de
la cultura dominante en Hispanoamérica, como manifestación de los valores
centrales compartidos por la mayoría de sus miembros, y algunas comunidades
de práctica representativas de subculturas o culturas marginales coexistentes con
aquélla.
De acuerdo con McLaren (2005: 273-274), la cultura dominante refiere a
las prácticas y representaciones sociales que afirman los valores centrales,
intereses y compromisos de la clase social que controla la riqueza material y
simbólica de la sociedad, mientras que las subculturas están formadas por
individuos que suelen emplear prácticas sociales distintas para favorecer una
identidad distinta de la cultura dominante: son culturas marginales cuyos
individuos viven o actúan, de modo voluntario o forzoso, fuera de las normas
sociales comúnmente admitidas.
Este artículo se enmarca en estudios de descortesía verbal de enfoque
social y discursivo (Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003, 2005a, 2005b,
2006a, 2006b, 2008a, 2008b y en prensa a y b), contraparte de los del mismo
enfoque social y discursivo efectuados para la cortesía por Bravo (1999, 2004 y
2005). Está apoyado en un corpus de diez distintas comunidades de práctica, a
saber: de servicio militar (basado en ejemplos literarios de Briski, 1995; Fogwill,
2008; Linch, 1966; Vargas Llosa, 2004 y Walsh, 1988), de debate político
(basado en ejemplos de Blas Arroyo, 2001), de audiencias judiciales (basado en
ejemplos de Carranza, 2007), de consultas médicas (basado en ejemplos de
Cordella, 2007 y de Madfes, 2008), de hinchadas de fútbol (basado en nuestros
propios ejemplos), de personajes mediáticos (basado en nuestros propios
ejemplos), de personas involucradas en chistes étnicos (basado en Kaul de
Marlangeon, en prensa a y b), de clase media baja rioplatense (basado en Kaul
de Marlangeon, 2005b), de jóvenes universitarias de clase media autoras de
graffiti en baños públicos (basado en Kaul de Marlangeon, 2006b) y de jóvenes
74 •
Silvia Kaul de Marlangeon
contestatarios (basado en Zimmermann, 2005), ésta última para ejemplo de
descortesía aparente o anticortesía.
La deliberada heterogeneidad de este corpus, la diversidad de las
situaciones comunicativas que refleja y la variedad de su procedencia geográfica
sirven al punto de vista topológico escogido, el cual explora las semejanzas
entre las diferencias de diversas comunidades de práctica comprendidas dentro
del concepto superordinado general de comunidad de práctica descortés del
mundo hispanohablante.
2
Desbroce conceptual
Hymes (1972) tomó la comunidad de habla como unidad social básica
de análisis, es decir, la comunidad que comparte reglas para la producción e
interpretación del habla y reglas para la interpretación de, al menos, una
variedad lingüística y sostuvo que ambas condiciones son necesarias, aunque la
diferencia entre el conocimiento de una variedad y el conocimiento del habla no
se vuelve usualmente evidente en una comunidad única, donde ambos
conocimientos se adquieren en forma conjunta. Con reglas de habla, este autor
se refirió a los modos por los cuales los hablantes asocian formas particulares
de habla, tópicos, formas de mensajes, con situaciones y actividades
particulares. De este modo el concepto de comunidad de habla resulta útil para
explicar la regulación de la comunicación verbal en una determinada
comunidad, porque los enunciados aparecen insertos en sus convenciones de
empleo y no se los considera restringidos al plano meramente lingüístico.
Sin embargo, por las razones que exponemos a continuación,
encontramos conveniente preferir el concepto más restrictivo de comunidad de
práctica al de comunidad de habla, por la ventaja metodológica que reporta a
nuestro análisis:
- la comunidad de habla es la entidad de más alto rango que constituye
una unidad social básica, tal como la concebía Hymes; ella da cabida a
las diferentes comunidades de práctica: es una condición necesaria para
éstas;
- se puede pertenecer a diferentes comunidades de práctica dentro de la
comunidad de habla de la cual se es miembro;
- la pertenencia a una comunidad de habla no es una cuestión de
elección, como usualmente lo es la pertenencia a una comunidad de
práctica;
- la afiliación a la comunidad de habla es un ingrediente constante de la
identidad de sus individuos; la afiliación a una comunidad de práctica es
Coloquio del Programa EDICE
• 75
un rasgo contribuyente a tal identidad, pero variable de individuo a
individuo;
- el repertorio compartido de la comunidad de habla es repertorio
compartido de cualquier comunidad de práctica dentro de aquélla, pero
los repertorios compartidos de una determinada comunidad de práctica
pueden no ser compartidos por otra comunidad de práctica dentro de
la misma comunidad de habla;
- concordamos con Mills (2003: 30) en que el concepto de comunidad de
práctica permite una noción compleja del individuo: por su
participación en varias comunidades de práctica se lo concibe como un
ser multifacético, no como una entidad estable y coherente, sino como
un rango de posiciones subjetivas, algunas de las cuales se destacan en
la interacción con otros grupos particulares.
Por tanto las comunidades de práctica proveen un marco más
adecuado para analizar y evaluar las emisiones descorteses de sus miembros.
Ya referimos en la Introducción que, según Wenger (1998), todos
nosotros pertenecemos a varias comunidades de práctica, aunque ellas no
necesariamente posean una denominación específica. Asimismo conviene tener
en cuenta para el análisis siguiente, que en una dada comunidad ciertos
miembros pueden ser corteses y otros descorteses con respecto a un
determinado comportamiento o que toda la comunidad puede ser cortés
respecto de un cierto comportamiento y ser descortés respecto de otro.
Además es útil traer a colación la aseveración de Mills (2003: 4) de que
las normas de una comunidad a menudo se desbordan unas en otras porque los
miembros del grupo pertenecen a muchas diferentes comunidades y sub-grupos
y, por otra parte, no necesariamente están de acuerdo con cuáles formas de
comportamiento deban ser dominantes en una comunidad particular; por
último, que las comunidades de práctica están en un constante proceso de
cambio, determinado por las acciones y evaluaciones de sus miembros
individuales en relación con el grupo.
Por nuestra parte, estipulamos que el concepto de comunidad de
práctica es una entidad teórica que el analista determina según los objetivos de
su estudio.
También ya hemos referido que, según Wenger (1998), el concepto de
comunidad de práctica debe ser visto como una unidad que posee tres
dimensiones: compromiso mutuo, empresa conjunta y repertorio compartido.
A continuación nos abocaremos a la contraparte de estos conceptos para el
caso de la descortesía.
En una comunidad de práctica cuyos miembros son corteses, existe el
compromiso mutuo, tácito o expreso, de la protección de sus imágenes
públicas. La cortesía posee, pues, el rasgo de la simetría.
76 •
Silvia Kaul de Marlangeon
En una comunidad de práctica cuyos miembros son descorteses en forma bilateral o
bidireccional, es decir, dados a la réplica de la descortesía, el compromiso mutuo
de la cortesía se transmuta en prevención mutua o conciencia acerca de la posible
hostilidad que cada miembro puede desplegar en pos del logro de sus objetivos
o de la prevalencia de su cosmovisión.
En una comunidad de práctica en que algunos de sus miembros son descorteses en
forma unilateral o unidireccional, es decir, ejercen descortesía sin réplica, el
compromiso mutuo de la cortesía se transmuta en el hecho de que el sujeto de
menor poder tiene expectativa de recibir descortesía de parte del de mayor poder, es
decir, conciencia acerca de la posibilidad de ser víctima de la hostilidad del de
mayor poder y éste tiene expectativa de causar descortesía, es decir, conciencia de su
capacidad de vulnerar la imagen del de menor poder.
La prevención mutua y las expectativas de recibir o de causar
descortesía, recién mencionadas, excluyen que la homogeneidad, la paz, la
armonía y la felicidad sean propiedades distintivas de la respectiva comunidad
de práctica. Por lo contrario, el conflicto puede constituir el núcleo esencial de
la práctica compartida. Desacuerdos, desafíos y competencia pueden ser sus
formas de participación en una suerte de empresa conjunta, cuyo repertorio
compartido sean los modos de producir descortesía: palabras, símbolos, gestos,
géneros discursivos, acciones y premisas culturales involucradas.
Las comunidades de interacción bilateral apelan a la descortesía por la
ausencia de un compromiso mutuo; cada cual persigue su realización personal;
el éxito o hasta el prestigio del otro van en detrimento de los propios, como en
el caso de los contendientes políticos. Estas comunidades tienen un
conocimiento compartido del repertorio de recursos acumulados en el tiempo a
que cada miembro puede echar mano para prevalecer sobre los demás. Cuando
esos recursos son eventualmente negociables, el acuerdo puede desplazar a la
descortesía potencial; y, si lo logra, se está en presencia de una empresa
conjunta de los que negocian en la comunidad de práctica cortés.
Las comunidades en que ocurre descortesía unilateral tienen un
conocimiento compartido del repertorio de recursos acumulados en el tiempo a
que el sujeto de mayor poder puede echar mano para prevalecer sobre el de
menor poder, como en los casos del suboficial militar sobre el soldado, del
médico sobre el paciente, del juez sobre el testigo, etc.
La cortesía y la descortesía deben, pues, su esencia a la presencia o
ausencia, respectivamente, de compromiso mutuo.
Coloquio del Programa EDICE
3
• 77
Delimitación de las comunidades de práctica consideradas
Delimitamos las comunidades de práctica en cuanto al fenómeno de la
descortesía que en cada una de ellas predomina y nos proponemos detectar un
repertorio de rasgos característicos o dimensiones de ese fenómeno en tales
comunidades.
Precisamente el Cuadro 1, final de este ítem 3, describe esos rasgos
estructurantes que permiten identificar las peculiaridades idiosincrásicas
descorteses de cada comunidad y discernir las que son comunes a varias.
Señalamos que el comportamiento descortés de un individuo es variable
con la comunidad de práctica donde lo ejerce; es decir, tal individuo puede
pertenecer a varias comunidades de práctica, con diferente grado de
participación en cada una de ellas y con distinto nivel de actuación en cuanto a
la descortesía.
Concordamos con Martin (1984), en que los géneros describen el
impacto del contexto de cultura sobre la lengua usada y manifiestan la
institucionalidad que la lengua les acuerda para lograr determinados propósitos
sociales. Coherentemente, rescatamos la importancia de considerar el género
discursivo dentro de la práctica de cada comunidad, no sólo porque brinda en
varios casos la denominación de dicha comunidad, sino porque se inscribe en el
contexto de cultura donde se sitúan la ideología, los valores, las experiencias
compartidas y las expectativas acerca de los modos de comportamiento y de
obtención de cosas de la respectiva comunidad.
El género discursivo preponderante en cada una de las diez
comunidades de práctica consideradas es, por una parte, el que se infiere de la
denominación de la respectiva comunidad (debate político, audiencia judicial,
consulta médica, chiste étnico y graffiti) y, por la otra: género instructivo para el
servicio militar, género de estribillo para las hinchadas de fútbol, género de
pelea para los personajes mediáticos, género coloquial ramplón para la clase
media baja rioplatense y género coloquial procaz para los jóvenes
contestatarios.
El carácter de la organización de la comunidad de práctica en que ocurre la
descortesía objeto del estudio puede ser:
- institucional (de interés público, estable, sujeta a normas) o, por lo
contrario,
- no institucional
En general, una comunidad de práctica institucional puede predisponer a
los miembros investidos de poder a ejercer descortesía; sin embargo, no los
obliga a ello. Cuando esos miembros optan por la descortesía, al poder
institucional que invisten se suma el poder que se han arrogado y el oyente
78 •
Silvia Kaul de Marlangeon
queda sin posibilidad de réplica, o, para expresarlo en términos de van Dijk
(2003: 47), sujeto al control y hasta al abuso de poder.
Dados un individuo y un grupo en una comunidad de práctica, puede
ocurrir que aquél experimente afiliación exacerbada al grupo, entendida como
verse y ser visto como adepto al grupo, al punto de escoger la descortesía en su
defensa, y puede ocurrir que el individuo experimente refractariedad hacia el
grupo, entendida como la autonomía exacerbada de verse y ser visto como
opositor al grupo (Kaul de Marlangeon, 2005a: 303). Cuando estos dos
conceptos se apliquen a la descortesía entre grupos, entenderemos que se trata
de la consideración conjunta de las actitudes homónimas de cada individuo del
primer grupo respecto del segundo.
La descortesía estratégica posee al menos, alguno de los rasgos característicos
siguientes, los tres primeros de los cuales corresponden a la relación entre los
interactuantes y los restantes, al modo de ejercer la descortesía:
- intragrupal: la que se produce dentro de un mismo grupo de la
comunidad de práctica en la relación de individuo versus individuo;
- individual-grupal: la que se produce dentro de la comunidad de práctica
en la relación de individuo versus un grupo o bien en la relación entre
dos individuos de grupos distintos, por refractariedad del primer
individuo al segundo grupo, o por afiliación exacerbada del primer
individuo a su propio grupo;
- grupal: la que se produce dentro de la comunidad de práctica en la
relación entre un grupo y un individuo, o bien, entre dos grupos; en
este último caso, la descortesía que un grupo inflige a otro es extragrupal
respecto del primer grupo;
- bilateral o bidireccional: la replicada por el ofendido, caracterizada por la
reciprocidad de la actitud y la equipolencia de la intención de los
interactuantes, con fuerte propensión al crescendo, lo cual configura una
escalada simétrica, consecuencia de las sucesivas y alternativas asimetrías
de poder que plantean los interactuantes (véanse Watzlawick et al.,
1967; Pardo,1988; Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003);
- unilateral o unidireccional, generalmente en complementariedad rígida, es decir,
cuando el hablante que produce la mayor tensión es siempre el mismo
en todas las interacciones, sin oportunidad de alternancia para el otro
(véanse Watzlawick et al., 1967; Pardo, 1988; Kaul de Marlangeon,
[1992] 1995-2003 y 2008b);
- sincrónica: la que se produce en presencia del destinatario de la
descortesía;
- asíncrona o mediada: la que se produce en ausencia del destinatario de la
descortesía;
- ritual: la inherente a una ceremonia rutinaria; o, por lo contrario,
Coloquio del Programa EDICE
-
• 79
no ritual;
crónica: la persistente o continua; o, por lo contrario,
ad hoc: la situacional, para la circunstancia;
aparente: la que tiene aspecto de descortesía, pero carece de animus
injuriandi; también llamada anticortesía; o, por lo contrario,
- real: la auténtica;
- ideológica: la provocada por ideología; o, por lo contrario,
- no ideológica;
- coral: la practicada simultáneamente por un grupo en forma de estribillo;
o, por lo contrario,
- singular.
Para cada uno de los tres primeros rasgos, que se ocupan de especificar
la descortesía conforme a la relación entre los intervinientes, indicamos su
presencia con el signo + y su ausencia con el signo θ. Para cada uno de los
restantes rasgos característicos indicamos su ocurrencia con el signo +, la
ocurrencia del rasgo contrario con el signo - y la ocurrencia de uno u otro con
+/- .
Quisiéramos subrayar que el rasgo bilateral concerniente a la descortesía
no es sinónimo de simétrico. Por la esencia misma de la descortesía intencional,
con prelación a la emisión descortés ya el hablante se ubica en la situación
adecuada para que esa emisión produzca el efecto que desea y muestre el poder
desde el cual la profiere; por tanto, elige exhibir en lo que dice las trazas del
poder que se arroga. Dado, pues, que el poder se construye por la misma
actividad discursiva, aun en la descortesía bilateral o bidireccional la relación de
poder entre los interactuantes, en cada instancia del uso de la palabra, siempre
es asimétrica y, por ende, desigual.
Para la caracterización de la descortesía en las comunidades de práctica
consideradas, también podríamos haber utilizado rasgos tales como generacional,
para la ejercida por una determinada franja etaria, o antinormativa, para la ejercida
por ciertos grupos opuestos a las pautas sociales vigentes, como en la llamada
anticortesía, pero hemos preferido excluirlos del repertorio, porque más que
concernir a la descortesía, atañen a la comunidad de práctica en que ocurren.
Por otra parte, toda descortesía, en cuanto transgrede las normas de la cortesía,
es antinormativa.
80 •
Silvia Kaul de Marlangeon
Gráfico 1. Perspectiva topológica de algunas comunidades de práctica
4
Análisis comparativo de las comunidades de práctica de
descortesía escogidas, a través de los rasgos de la descortesía verbal
estratégica esgrimida en ellas
Comenzamos por los rasgos conjuntos grupal y coral, por ser
idiosincrásicos de una sola de nuestras comunidades de práctica: las hinchadas de
fútbol. Estos dos rasgos van indisolublemente unidos a lo ritual de esos eventos.
Ciertamente, esta descortesía con los caracteres grupal, ritual y coral no es ejercida
por un hablante, sino por un grupo de tales, cuyas emisiones se producen
ritualmente y son simultáneas o a coro y tienen por destinatarios un individuo
particular o un grupo.
Ejemplos argentinos son, con destinatario singular, el
(1)
“Fulano, compadre, la concha (vulva, vagina) de tu madre” de los estadios de
fútbol, dirigido a un jugador, a un director técnico, al árbitro, etc.
Y, con destinatario plural, el
(2)
“¡Hijos de puta!”, endilgado al grupo adversario y reiterado muchas veces.
Coloquio del Programa EDICE
• 81
Los estribillos que una parcialidad corea en contra de otra durante un
encuentro deportivo conforman una instancia de descortesía de fustigación entre
grupos, motivada por refractariedad de un grupo respecto de otro.
El rasgo de ritualidad de la descortesía en la comunidad de práctica de
las hinchadas de fútbol también lo posee la descortesía en las comunidades de
servicio militar, de debate político, de personajes mediáticos y de jóvenes
contestatarios. En ellas tal rasgo es predictible porque el hablante ejerce un
determinado papel de tipo ceremonial que produce su propia descortesía o
propicia la aparición de la del oyente. Bernal (2007: 143) señala un
comportamiento análogo para el campo de la cortesía.
El rasgo intragrupal de ciertas instancias de la descortesía es
compartido por la comunidad de práctica institucional de personajes mediáticos
y por las comunidades de práctica no institucionales marginales de jóvenes
contestatarios, de clase media baja rioplatense y de jóvenes universitarias de
clase media autoras de graffiti en baños públicos.
Además, en las comunidades de práctica de jóvenes contestatarios y de
autoras de graffiti, conformadas según entornos generacionales, ciertas
instancias de la descortesía participan del rasgo individual-grupal, otras del
rasgo bilateral o bidireccional y otras del rasgo unilateral o unidireccional. Las
dos comunidades de práctica se diferencian en que la de jóvenes contestatarios
es de descortesía sincrónica, ritual, crónica y aparente, mientras que la de
autoras de graffiti lo es de descortesía asíncrona, no ritual, ad hoc y real. Ambas
comunidades coinciden en el rasgo ideológico de la descortesía en su trato en el
interior del grupo.
Ejemplo de descortesía bilateral o replicada en la comunidad de
práctica de jóvenes contestarios, tomado de Zimmermann (2005: 255):
(3)
[Valencia líneas 9,10 y 11 en: Briz,1995]
B: Yeee pasa las papas/ ¡hostia↑! Medio paquete os habéis hecho ya↓ cabrones /
déjame coger§
D: § medio paqu- noo de eso no se llena /// (8’’) [dame cocacola]
Como explica Zimmermann, la descortesía que manifiestan estos
jóvenes es parte de una estrategia global de mostrarse con una identidad rebelde
respecto de las normas instituidas. Nuestro análisis concomitante muestra que
dicha estrategia promueve una descortesía aparente entre sus miembros en la
relación individuo versus individuo dentro de la misma comunidad de práctica y
una relación individual-grupal indirecta de refractariedad del individuo hacia el
grupo de la cultura dominante. Prueba de ello es el empleo de actos directivos
82 •
Silvia Kaul de Marlangeon
sin atenuación, reproche, interjecciones y vocativo injuriosos proscriptos por la
sociedad establecida. Este ejemplo exhibe también el rasgo de descortesía ritual
y sincrónica.
El ejemplo que a continuación reproducimos, tomado de la comunidad
de práctica de las autoras de graffiti (Kaul de Marlangeon, 2006b), revela una
descortesía unilateral, asíncrona y no ritual:
(4)
[Castro, 2004: 001,169] Facultad de Economía
-¿Me recomiendan algo bueno para la maldita ¡¡celulitis!!?
-Suprimí los panchos (emparedados de salchicha), gorda.
-Hacé gimnasia.
Otro ejemplo de comunidad de práctica con descortesía asíncrona es la
de las personas involucradas en chistes étnicos. El corpus está tomado de Kaul
de Marlangeon (en prensa b); allí sostenemos que la descortesía verbal se
esgrime contra el miembro anónimo y ausente, prototípico de la colectividad
objeto de la burla. La descortesía consiste en el señalamiento o atribución de
rasgos o actitudes que constituyen defectos en el esquema dominante de valores
culturales, como se observa en el siguiente chiste, que, a través de antítesis
irónicas, exhibe el rasgo estereotípico de la indolencia mexicana como estrategia
de refractariedad hacia esa comunidad:
(5)
[Muleiro, 2005: 147]
El mexicano Robiroso Zapata conocido como Ándale Piecito, dormitaba su
interminable siesta.
Robiroso estaba junto a su perro. De pronto, un conejo del desierto pasó
corriendo a 100km. por hora, dejando una polvareda descomunal. A las seis
horas de haber pasado el conejo, el perro levantó la cabeza. Después de bostezar
largamente, hizo: -¡Guauuu!
Robiroso levantó muy lentamente una mano y le dijo:
-¡Tranquilo, Rayo!
En el caso más general, el chiste étnico constituye, prima facie, una
descortesía de fustigación de un individuo versus un grupo (la etnia motivo de
la burla), ya que la lesión a la imagen del miembro anónimo prototípico de la
colectividad zaherida está dirigida unilateralmente por el narrador del chiste. Sin
embargo, en términos más amplios, se trata de una descortesía de fustigación
entre grupos motivada por la refractariedad de cada miembro del primer grupo
Coloquio del Programa EDICE
• 83
(burlador) hacia el segundo grupo (burlado). Esa coincidencia en la
refractariedad conforma una pauta de afiliación al propio grupo, algunas veces
el único elemento de cohesión en éste, a la vez que también genera en los
miembros de la etnia ridiculizada una actitud de afiliación a ella.
Del rasgo individual-grupal en la descortesía, participan las
comunidades de servicio militar, de debate político, de audiencias judiciales, de
consultas médicas, de personajes mediáticos, de personas involucradas en
chistes étnicos, de jóvenes contestatarios y de autoras de graffiti. Lo
ejemplificamos en el debate político cara a cara. Tomamos los datos de Blas Arroyo
(2001), cuyo corpus fue recogido de los debates televisivos Aznar-González,
representantes parlamentarios de opuestas formaciones políticas españolas, en
el contexto de la campaña electoral de 1993. La descortesía allí presente
depende sobremanera de la volición de cada sujeto interviniente, dirigida a
incrementar el propio poder, aunque coincidimos con Blas Arroyo (2001: 18)
en que el tipo de evento comunicativo y la temática del debate político son
favorables a la expresión de esa agresividad, por lo cual esta descortesía
participa del rasgo de ritual, por el cual los interlocutores son muy conscientes
de que intervienen en un juego histriónico destinado a aniquilar al adversario,
con el fin de captar el favor de la audiencia.
(6)
Blas Arroyo (2001: 32)
José María Aznar: “y usted se comprometió a exigir responsabilidades y no ha exigido
ninguna, usted no tiene credibilidad para exigirle responsabilidades a nadie en ese
terreno mientras usted no sea capaz...”
Felipe González: “y es verdad que hay que recuperar el empleo (JMA: risas), sí
usted se ríe pero no pero no se reirían esos miles, esos millones de personas que
le digo; es verdad que hay que hacer un esfuerzo por recuperar el empleo y por superar la
crisis, señor Aznar, pero usted no tiene ninguna fórmula para hacerlo, no sabe cómo
hacerlo”.
Ésta es una descortesía de fustigación, llevada a cabo frente a espectadores,
y bidireccional, o sea, caracterizada por la reciprocidad de la actitud y la
equipolencia de la intención de los interactuantes, con fuerte propensión al
crescendo, en que las emisiones descorteses son las que priman en ella, todo lo
cual configura la escalada simétrica antes mencionada.
El poder de cada interactuante (Brown & Levinson, 1987) ha sido
preasignado institucionalmente, con relativa paridad, y el objetivo de cada uno es
incrementar la propia cuota y disminuir la del otro; como consecuencia, la
distancia social (Brown & Levinson, 1987) entre los actores fluctúa durante el
intercambio.
84 •
Silvia Kaul de Marlangeon
Coexisten la cortesía hacia la audiencia y la descortesía de fustigación
entre los hablantes, más por refractariedad al grupo político del adversario, que
por afiliación exacerbada al propio grupo; el rasgo ideológico prima en ella y
fundamenta la práctica social de sus miembros.
En cambio, el rasgo ideológico está ausente en la comunidad de
práctica de la clase media baja rioplatense: en ella el zaherimiento consciente y
volitivo surge del desajuste entre la realidad, esquiva o adversa, y las
expectativas que alienta cada miembro respecto de sí, de los demás y de su
relación con ellos.
5
Conclusiones
Hemos comprobado que el concepto de comunidad de práctica es una
entidad teórica útil para analizar y evaluar las emisiones descorteses de sus
miembros. Hemos ofrecido dos dimensiones funcionales de la descortesía: por
una parte, la prevención mutua para la descortesía bilateral y las expectativas de
recibir o de provocar descortesía para la descortesía unilateral, y, por la otra, el
repertorio compartido de modos de producir descortesía: palabras, símbolos,
gestos, géneros discursivos, acciones y premisas culturales involucradas.
Mientras que la tipología del comportamiento verbal descortés (Kaul
de Marlangeon, 2008a) nos ha servido para clasificar diferencias en una escala o
sistema de descortesía, la presente topología resulta eficaz para destacar
semejanzas que permiten relacionar las diversas comunidades de práctica desde
los puntos de vista que brindan diecisiete rasgos característicos de la descortesía
presente en ellas.
Referencias bibliográficas
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Le voy a decir una cosa, pero no me diga usted…:
el derecho a la palabra
Catalina Fuentes Rodríguez
Universidad de Sevilla
Resumen
El lenguaje parlamentario utiliza con una alta frecuencia las expresiones
relativas al decir. Estudiamos aquí la rentabilidad de dos de ellas: el anuncio del
acto de habla del propio hablante (“le voy a decir una cosa”) y el rechazo de la
intervención del interlocutor (“no me diga (usted)”, “no hable…”). Hemos
partido de un corpus formado por Diarios de sesiones y comisiones del
Parlamento español y andaluz, así como de textos coloquiales extraídos del
CREA y transcripciones de programas de televisión. Ello nos ha permitido
comprobar los valores de las construcciones, así como la influencia que
contexto, factores socioculturales y tipo de discurso tienen en su interpretación,
sobre todo en cuanto a los efectos de cortesía. Para ello hemos partido de las
investigaciones previas sobre (des)cortesía que el programa EDICE ha ido
realizando a la largo de los años, así como otras aportaciones venidas de otros
enfoques sobre este fenómeno. Hemos querido aplicar, asimismo, un estudio
que incluya parámetros textuales e interactivos, así como información
pragmalingüística. Esta integración de factores y conocimientos nos ha
permitido comprobar la complejidad del comportamiento de estas unidades y la
tremenda variedad en la interpretación. En concreto, “le voy a decir una cosa”
adopta el valor descortés en contextos de enfrentamiento. “No me diga”, por
su parte, es descortés “per se”, ya que atenta contra el principio de cooperación.
Ahora bien, el cotexto lingüístico puede enfatizar o atenuar la descortesía. El
tipo de discurso, en este caso el parlamentario, disminuye el efecto descortés.
Son, pues, variables que hay que tener en cuenta junto al contexto sociocultural,
integrando la vertiente pragmalingüística y textual con la sociopragmática.
Palabras clave
Texto parlamentario, Descortesía, Pragmalingüística, Elementos de la enunciación
88 •
Catalina Fuentes Rodríguez
1
Introducción
El estudio sobre la (des)cortesía ha sido muy fructífero hasta ahora en
el ámbito sociopragmático y etnográfico, no tanto en el pragmalingüístico. En
esta aportación queremos detenernos a reflexionar sobre el comportamiento de
ciertas estrategias interactivas en el discurso parlamentario 1 . Ellos nos servirá
para demostrar cómo el tipo de texto es un factor determinante en el efecto de
(des)cortesía de un fenómeno 2 .
La cortesía es una invariante, una dimensión connatural al propio
lenguaje, que surge de la interacción forma lingüística-contexto 3 . Generalmente,
el contexto se entiende desde la vertiente social, y en este sentido es muy
variado, como ya expuso Bravo en el Tercer Coloquio del Programa EDICE:
El contexto sociocultural se extiende desde una interacción
interpersonal hasta una comunidad de habla. Se incluye el grupo, las
redes sociales, la clase socioeconómica, factores culturales como el
conocimiento compartido, las creencias y valores, factores
demográficos y sociales como la edad, el sexo, la educación, la clase
social y el lugar de residencia, la identidad étnica o nacional. El
conocimiento de esos aspectos les permitiría a los participantes
establecer una conexión entre enunciados y realidad social, lo cual
haría posible la interpretación del texto. Estos contextos varían de
cultura a cultura, intracultural, situacional y aun interpersonalmente.
A esto se refieren los etnometodólogos cuando hablan del contexto
del usuario (Bravo, 2008a: 14).
A ello hay que añadir los valores codificados que tienen las expresiones
lingüísticas y los que adoptan en el encuentro comunicativo, dependiendo de la
norma que cada tipo de discurso impone, ya que los objetivos del hablante
difieren en cada caso. El contexto, pues, es más amplio, no se limita a lo
sociocultural, sino que afecta a lo interactivo, por lo que hay que añadir algunas
otras variables a las consideradas hasta ahora 4 .
Este trabajo se inscribe dentro del proyecto de Excelencia “La violencia verbal y sus
consecuencias sociales”, financiado por la Junta de Andalucía (Hum 593).
2 Para ello lo confrontaremos con otros discursos claramente coloquiales, provenientes del CREA
y de programas de televisión.
3 Para una visión panorámica del fenómeno es necesario partir de obras clave como Brown y
Levinson (1987), Haverkate (1994, 2003), y consultar las actas de los tres coloquios anteriores del
Programa EDICE (www.edice.org), así como las numerosas aportaciones que sus miembros han
realizado. Consúltese también Bravo y Briz (2004), Placencia y Bravo (2002), Bravo (2005,
2008b).
4 Véase, por ejemplo, la propuesta que desde otra perspectiva, han realizado autores como
Spencer-Oatey (2000: 13-14), que incluye otros ámbitos de la conducta derivados de la relación:
1
Coloquio del Programa EDICE
2
• 89
El discurso parlamentario
En el lenguaje político en general, y en el parlamentario en particular, lo
característico es la confrontación. Sus funciones estratégicas, según Chilton y
Schäffner (2000: 304-306), son la coerción, la resistencia, la oposición y la
protesta, el encubrimiento, la legitimación y la deslegitimación. En un sentido
más general, Van Dijk y Wodjak, desde una perspectiva sociológica
universalista, fijan como objetivo último el cambiar el estado de cosas, y
sustituirlo por un nuevo orden.
Esto hace habitual o “norma” algo que en otras situaciones interactivas
sería evaluado como descortés (véanse los trabajos de Bolívar 5 , Blas Arroyo 6 ,
por ejemplo). La evaluación como cortés-descortés depende de cada situación y
de lo esperado en ella. En consecuencia, el tipo de discurso actúa como un
atenuante del efecto que las unidades lingüísticas provocan, ya que es lo
previsible en esa situación. Prueba de ello es que los interlocutores no
reaccionan de forma negativa ante lo que podrían considerarse insultos o
ataques a la imagen propia. El hablante las utiliza para realzar su papel, para
imponerse al otro, que es la función para la que ha sido elegido. Por otro lado,
también hay que tener en cuenta que la imagen atacada no es la personal, sino la
estratégica o social (Bravo, 2001), de representante de un grupo político. Esto
hace que estemos desenvolviéndonos en un intercambio profesional, en el que
no es previsible la aparición del plano emocional, del plano íntimo o personal.
Todo esto configura el contexto discursivo en el que van a aparecer las
expresiones que operan como mecanismo de (des)cortesía, y que se unen al
contexto sociocultural, el único considerado hasta ahora. En la evaluación,
pues, de los efectos de (des)cortesía hay que tener una visión más amplia del
los fines interactivos, los derechos y obligaciones sociales, y las “sensibilidades” de imagen. En su
obra de 2005 cita “wants condition, face condition, expectancy reactions, emotional reactions” (SpencerOatey, 2005). Consúltese también Watts ([1992] 2005) y Locher y Watts (2005).
5 Bolívar (2005) considera que la descortesía se utiliza como estrategia política, no es el grado cero
o el polo negativo de la cortesía, sino que es una forma de resaltar la diferencia, en vez de buscar
la armonía. Para la descortesía consúltese Lakoff (1989); Culpeper (1996, 2005); Culpeper et al.
(2003); Kienpointner (1997); Martín Rojo (2000); Kaul (2008); Bousfield (2008), entre otros. Para
el lenguaje político, en concreto, véanse Martín Rojo (2000); Van Dijk (2000); Ilie (2001, 2003);
Bolívar (2001a, 2001b); Blas Arroyo (2001); Bolívar et al. (2007), Chilton (2002).
6 Este último describe la descortesía no como una forma de atentar contra la imagen del otro,
sino como algo no marcado, ya que el objetivo de todo texto politico es precisamente mostrar la
debilidad o incompetencia del otro. Entre las estrategias que cita: decir que miente, mostrarse
despectivo, formular contrastes desventajosos, asociarlo con intenciones o hechos negativos o
acusarlo de contradictorio, no se encuentra la que nosotros vamos a tratar aquí, que sería una
forma de imposición. Para nosotros la descortesía no consiste solo en atacar la imagen del otro, o
crear una imagen negativa de él, sino en el dominio del yo en la interacción.
90 •
Catalina Fuentes Rodríguez
contexto, que abarca tres niveles: la situación comunicativa, el tipo de discurso,
los factores sociales y etnográficos.
En la situación comunicativa (primer nivel) hay una realidad primera
que es la propia interacción verbal, con dos roles básicos: el de hablante y el de
oyente. Entre las actividades de imagen del hablante, pues, hay que considerar
también estas, y añadirlas al contexto interactivo que compone la realidad del
usuario. En el caso que nos ocupa, se utiliza esta actividad enunciativa como
instrumento de enfrentamiento con el otro. Lo atacado no es el hablante en
cuanto miembro de un grupo o una cultura, sino en tanto participante del
encuentro comunicativo. La descortesía radicaría aquí en la imposición del
hablante, que pretende dominar en la interacción al otro, acaparando el acto de
hablar y no permitiéndole ejercer su derecho al mismo.
3
Lo interactivo: el decir
La presencia de la enunciación en el discurso político ha sido poco
tratada. Encontramos alusiones en Bayley (2004), quien considera que la
frecuencia de aparición de elementos de opinión, modales y de enunciación es
característica de este lenguaje, pero no analiza con exactitud en qué consiste, ni
sus funciones, ni la verdadera especificidad que plantea.
Por nuestra parte, hemos analizado en otro lugar (Fuentes, 2008a) las
diversas funciones que tiene el infinitivo independiente decir como eje
organizador del discurso y en las réplicas. Y en el congreso de Gales del SIS
(Fuentes, 2010, e.p.) ya vimos cómo la aparición de yo creo, adverbios de
probabilidad o reafirmativos, constituía una característica de este tipo de texto,
no sólo como muestra de una forma de hablar rotunda, sino afectando a la
propia imagen del hablante. Este es el que se presenta como rotundo, firme,
brillante en su discurso. Es una forma de convencer, de ganar votos, ofreciendo
la imagen de una persona con garantías, en la que confiar.
Hoy nos ocupamos de otro aspecto: la utilización del verbo decir, en los
dos polos: el anuncio del habla propia (Yo), y el rechazo del habla del otro (Tú).
Es una estrategia argumentativa empleada frecuentemente, y que alcanza su
nivel más alto en el enfrentamiento directo, en el rechazo fuerte. Lo vamos a
comprobar en textos del Parlamento español, del Parlamento andaluz 7 , y por
último en el Crea 8 , para ver su rendimiento en la lengua coloquial actual 9 . Con
7 Hemos consultado 11 Diarios de Sesiones y Comisiones del Parlamento Andaluz (DSPA 117,
118, 119, 139, 140, 141, DSCA 334, 341, 352, 358, 362) 13 del Congreso de los Diputados
(DSPE 309, 310, 22, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 18, 19, 21, 54), 5 de Comisiones tanto del Congreso como
del Senado de España (36, 37, 38, 39, 53).
8 Corpus de Referencia del Español Actual.
Coloquio del Programa EDICE
• 91
ello, aparte de la descripción de su funcionamiento, podremos comprobar
cómo influyen las circunstancias propias de cada discurso, así como el contexto
social y lingüístico que lo rodea, en la interpretación cortés o descortés de su
uso.
Estos elementos no han sido abordados desde una perspectiva de
cortesía antes. Sí se han tratado otros actos de habla 10 . Así, tenemos estudios
sobre la pregunta, la interrupción, las peticiones, los cumplidos, los halagos, los
insultos… 11 A esto se une el hecho de que el enfoque pragmalingüístico haya
tenido menos peso, y no se hayan tenido en cuenta otras vertientes discursivas y
pragmáticas rentables, aunque menos conocidas en el ámbito anglófono. Me
refiero, por ejemplo, a la teoría de la argumentación, que, en el fondo, engloba
la cortesía verbal 12 , o la teoría de la enunciación.
Estas teorías parten de la enunciación como acto de realización del
hablar. Supone el control y modificación del propio discurso, el ajustar lo dicho
a la intención del hablante. En concreto, se han centrado en:
- el hecho de reformular, es decir, corregir, explicar la primera
enunciación, cuando no se adapta a la intención del hablante. Para ello
hay todo un sistema de conectores: es decir, o sea, vamos…
- la formulación del discurso, con calificaciones sobre la sinceridad,
franqueza, confidencialidad (sinceramente, honestamente, francamente, en
serio…), o reserva (que yo sepa…) 13
- el estudio de algunas estructuras oracionales que apuntan a la propia
enunciación 14
- el léxico o la fraseología 15 .
El corpus utilizado es oral, aunque en el caso del texto parlamentario partamos de las
transcripciones recogidas en los Diarios de Sesiones. Hemos manejado textos políticos y
coloquiales, provenientes del CREA y de transcripciones de programas de Televisión, realizados
por Ester Brenes, para poder mostrar cómo estos mecanismos, puramente orales, varían en su
caracterización cortés o descortés según el tipo de discurso en el que aparezcan. De este modo
comprobamos el rendimiento de esta variable en la perspectiva de cortesía.
10 Los estudios más habituales parten de un acto ilocutivo o perlocutivo y analizan las
realizaciones corteses o descorteses. Sin embargo, apenas se reflexiona sobre la inscripción del
acto de decir en el propio discurso. Se lo considera previo al “acto de habla”, al que sí se le
reconoce dimensión social, y no se evalúa según la perspectiva de cortesía.
11 Véanse Austin (1962); Placencia y Bravo (2002); Siebold (2008).
12 Cfr. Fuentes (2008b).
13 Cfr. Fuentes (2008c).
14 Véanse, por ejemplo, las condicionales en Montolío (1999), o los modificadores de modalidad
de Kovacci (1992), que son en el fondo complementos de enunciación. También en Gutiérrez
Ordóñez (1997). Véanse también los estudios sobre lo metadiscursivo llevados a cabo por M.
Casado y su grupo (Casado et al., 2005; González et al., 2006).
15 Cfr. Fernández Bernárdez (2002).
9
92 •
Catalina Fuentes Rodríguez
Pero hay otras veces en que el verbo que expresa de forma clara y explícita
la enunciación se manifiesta en el discurso, algo muy frecuente en el texto
parlamentario. Debemos ver cuáles son las razones contextuales, ergo
pragmáticas, de su aparición: pueden estar en el entorno verbal, en el entorno
sociocomunicativo o en el tipo de discurso 16 . De esta forma integraremos la
vertiente lingüística con la social, la sociopragmática con la pragmalingüística,
necesarias cuando el objetivo del investigador es, por una parte, conocer aún
más las circunstancias de empleo de los elementos lingüísticos y entender los
actos comunicativos con todas las implicaciones sociales y de comportamiento
de los individuos que tienen (tarea esta privilegiada en los estudios de cortesía),
y, por otra, un interés científico-metodológico, como lingüistas. El estudio de la
lengua necesita un enfoque nuevo que parece estar en la pragmática. Pero en su
descripción y diseño hay que ser rigurosos, científicos en suma, para tener un
modelo que explique toda la realidad comunicativa, y no una mera imbricación
o suma de elementos sociales con elementos lingüísticos 17 .
El uso de la enunciación se aborda aquí en una doble dirección:
- el uso que hace el hablante de su propio acto de habla: le voy a decir una
cosa, le voy a decir algo. Es un anuncio catafórico;
- el uso que hace el hablante del acto de habla del oyente, al no aceptarlo:
no me diga, no hable…
El primero aparece comúnmente en cualquier discurso, y podría
considerarse cortés o descortés, dependiendo de otros factores, como la
entonación o la situación concreta. El segundo parece fundamentalmente
descortés: implica negarle el uso de la palabra al interlocutor, no dejarle que se
defienda. Es propio, además, de una intervención en presencia, donde se
permite la réplica, circunstancia esta específica del discurso parlamentario. Este
consiste en una suma de discursos que intentan contestarse, responderse. Esto
lo consiguen en mayor o menor medida en cuanto se alejan del discurso, de la
oratoria en cuanto tal, y se acercan a la interacción verbal, a la conversación.
Textos parlamentarios
Å-------------------------------------------/---------------------------------------------Æ
Discurso
Conversación
+formal
-formal
Debates tipificados
Preguntas orales
Esto corresponde a la macroestructura y superestructura, en términos de Van Dijk (1983).
Cfr. Fuentes (2000). En esta obra abogamos por una propuesta modular donde el análisis lingüístico
clásico (fonética, morfosintaxis, semántica) se ve completado por los ámbitos macroestructurales
ligados a una visión del producto comunicativo en su contexto social, cultural, histórico e interactivo.
Así, hay que incorporar el estudio de la polifonía, de la cohesión textual, la enunciación, la modalidad, la
estructuración informativa, argumentativa, y la inscripción del discurso en una tradición tipológica.
16
17
Coloquio del Programa EDICE
• 93
Es, por tanto, un tipo de texto especial. Además, si tenemos en cuenta
que el Parlamento es una interacción en la que la norma es el enfrentamiento,
tendremos que decidir cuál es la verdadera dimensión y fuerza de estos hechos.
3.1
“Le(s) voy a decir una cosa” en el discurso parlamentario
La primera estructura consiste en una operación de anuncio del acto
comunicativo. ¿Qué consigue con ello el hablante?
- controla su discurso (plano metadiscursivo);
- controla la relación con el oyente (plano interactivo);
- focaliza una información que considera relevante, llama la atención del
oyente sobre ella. Es lo que realiza el segmento “una cosa” (plano
informativo)
Desde la perspectiva de cortesía, constituye una estrategia que cuida la
imagen propia. Refuerza al yo frente al otro.
(1)
Creo que la situación es la que es, que las investigaciones están en proceso, que
hay una fase inicial –que ya veremos adónde nos lleva– pero también les digo una
cosa, señorías: si se diesen las circunstancias, si la situación evolucionase, si de las
investigaciones se dedujese la necesidad de que se proceda a la disolución con
todos los requisitos que establece la ley, con los informes previos, sería este
Gobierno, sería este partido y sería también la Junta de Andalucía los primeros
que procediesen a solicitarlo (DSPE 22, 15/7/2008, Sr. Hernando Vera, PSOE).
En este fragmento del Parlamento Español la encontramos empleada
primero como anuncio. A la vez refuerza la información que sigue, ayudada por
la adversativa en que se expone la postura propia.
Si el contexto interactivo es de enfrentamiento, la enfatización deriva
hacia lo descortés. En el siguiente, anuncia algo ridículo, con lo cual, tras
minimizar el hecho, “es una sola cosa”, desarma al adversario, potenciando,
además, su valor ilocutivo y perlocutivo. Actúa, pues, como un mecanismo
enfatizador, realizante 18 , le da más fuerza argumentativa a lo dicho, y, desde el
punto de vista de la cortesía, acentúa la descortesía. La estrategia empleada, le
digo (voy a decir) una cosa, pues, enfatiza. La dirección descortés, en este caso, la
fija el contexto y el cotexto.
18
Para Ducrot (1995) el realizante aumenta la fuerza argumentativa del elemento al que afecta.
94 •
Catalina Fuentes Rodríguez
(2)
Señor presidente, usted es presidente, no es candidato. Escuche más a su
ministro de Economía y no tanto a sus asesores electorales. Y le digo una cosa,
reúnase con algún jarrón chino. Yo sé que a usted la política exterior y la política
económica nunca le gustaron, pero ahí están, y algún jarrón chino a lo mejor le
puede asesorar. Muchas gracias (DSPE, 21, 2/7/2008, Sra. Oramas GonzálezMoro, Grupo Mixto).
Pero debemos tener en cuenta otro factor más: el tipo de discurso. En
el lenguaje parlamentario es muy frecuente la contraposición de posturas, es su
entorno natural, con lo cual el conflicto es la norma. Esta estrategia aparece,
pues, más frecuentemente en contextos negativos, pero su fuerza se reduce,
porque se espera.
(3)
Lo que pasa en España, fundamentalmente, es que hay muchísimas familias
españolas y muchísimas empresas que lo están pasando muy mal, señor
presidente del Gobierno, y que no ven en el Gobierno a alguien que esté
dispuesto a dar una solución y a generar un mínimo de confianza de cara al
futuro. Usted habla de políticas sociales. Le diré una cosa: la política social es la
política que crea crecimiento económico, la que crea empleo y la de precios
bajos (DSPE, 2/7/2008, 21, Sr. Rajoy).
En este caso aparece un contexto antiorientado de enfrentamiento:
usted habla/ le diré una cosa. Es una deslegitimación del contrario, un medio
de oposición, de crítica.
(4)
Señorías, ¿qué aprobamos hoy aquí? Hacer un debate en el Pacto de Toledo, que
vamos a consensuar con todos los grupos. Vendrán los agentes sociales a decirnos
cómo ven esta reforma, vendrán ellas y algunas más a decirnos cómo lo ven; luego
entre todos alcanzaremos un consenso en el Pacto de Toledo y tiraremos
adelante. Le digo una cosa, señor Campuzano. Yo ni siquiera llevaba esto en el
programa electoral, porque le he dicho cuál era mi objetivo, pero no es
razonable venir aquí a valorar el Pacto de Toledo y dos días antes de que el
ministro venga a la Comisión del Pacto de Toledo para iniciar la negociación de
la renovación traer este debate aquí. Eso es hacerse trampas en el solitario
(DSPE, 18, 24/6/2008, Sra. López y Chamosa, PSOE).
En el siguiente, aparece con otra variante, no voy a hablarle, y se combina
con otras formas, como el rechazo al otro (No diga), o la acumulación de
argumentos (le voy a decir más).
Coloquio del Programa EDICE
• 95
(5)
Yo no voy a hablarle de derechos de las lenguas, sino de derechos de las personas.
El derecho de una persona –yo, por ejemplo– a poder usar euskera en la
Administración en todas sus instancias; en el médico; en los comercios, porque
usted conoce perfectamente –porque es vasco como yo– el caso de Euskadi,
donde el 70 por ciento de los comercios manifiestan en la última encuesta que
solo utilizan el castellano; en el polideportivo; en los transportes públicos,
etcétera. Y no diga que el decreto del Gobierno vasco obliga a que la única lengua
vehicular en el ámbito de la educación sea el euskera; no. Lo que dice el decreto
es que el fin del sistema educativo debe ser que los escolares, al finalizar el
periodo educativo, deben conocer y dominar ambas lenguas con igualdad. Y en
esto hay libertad en los colegios para elegir el sistema que quieran, pero siempre
teniendo en cuenta que el objetivo es que las personas acaben conociendo
ambos idiomas. Le voy a decir más, el 95 por ciento de la comunidad educativa
está de acuerdo, incluso por encima de ideologías. No solo es en el ámbito de las
ikastolas –por decirlo de alguna manera–, sino que la escuela cristiana, que forma
parte de la FERE, está de acuerdo y la escuela pública también. (…)Y los
alumnos en Euskadi, en Cataluña y en Galicia tienen una formación más que
suficiente en castellano; no en un castellano vulgar que han aprendido en el
entorno, sino un castellano rico en términos y en estructuras. Los libros de
lengua castellana que se utilizan son los mismos en Palencia que en Vizcaya. Le
voy a decir más. En las últimas pruebas PISA que se hicieron en castellano a
escolares vascos, su comprensión lectora superó con creces la media española,
con mucha diferencia (DSPE, 6, 13/5/2008, Sr. Esteban Bravo, PNV).
En el Parlamento Andaluz encontramos también contextos altamente
descorteses, donde el anuncio catafórico potencia su valor. Son rechazos: Me
parece una falta de respeto… tenga usted respeto…o Eso, como cuestión previa.
(6)
Y, señor portavoz del Grupo Parlamentario Popular, le voy a decir una cosa previa:
yo he dicho muchas veces en esta tribuna, y lo vuelvo a reiterar, que me parece
una falta de respeto a esta Cámara y una falta de respeto a todos los diputados y
diputadas que se sientan en la misma, que ustedes utilicen expresiones como
«rodillo». Me parece una falta de respeto. Usted tiene que tener un poco de
consideración y de respeto a las mayorías y las minorías que la voluntad popular
dijo en un momento dado. Por tanto, tenga usted respeto a esa voluntad
popular, tenga usted respeto a esta institución y tenga usted respeto a todos los
diputados y diputadas que nos sentamos en el mismo. Eso, como cuestión
previa. Y ahora le voy a decir otra cosa: usted viene aquí, se sube a la tribuna y lanza
sus múltiples improperios y desatinos con respecto no ya al proyecto de
presupuesto, que también, sino a la propia acción y a la propia labor del
Gobierno de la Junta de Andalucía. Me parece muy bien, usted puede hacer lo
que crea conveniente. Lo que crea conveniente. Porque aquí lo que le importa es
96 •
Catalina Fuentes Rodríguez
descalificar de la a a la zeta, con independencia de cuál sea el contenido de un
proyecto de presupuesto (DSPA, 140, 20/12/2007, Sra. Moro Cárdeno, PSOE).
Le voy a decir una cosa, pues, consiste en un anuncio catafórico de una
información:
- esta información es relevante;
- previene al oyente, que la va a esperar
- de este modo el oyente elabora una serie de inferencias
- estas inferencias pueden tomar dos direcciones: a) coorientación: es un
argumento importante para su discurso, para justificar su postura o b)
antiorientación: es un argumento contra la postura del receptor. Se
convierte así en un ataque. Es descortés.
Todo ello constituye una estrategia de enfatización de la propia imagen,
una forma de imposición frente al otro, algo de nuevo característico y propio
del lenguaje parlamentario, porque es su función. El político intenta ser
brillante, destacar su argumentación frente a la de los otros, que procura
destruir. La forma lingüística es, pues, descortés en principio, pero el contexto
parlamentario atenuaría esa descortesía, porque es lo habitual. El
funcionamiento de le voy a decir una cosa, con sus variantes verbales, podría
formularse así:
Forma lingüística
Operación de imagen
3.2
Cotexto
Tipo discurso: parlamentario
- c. positivo: efecto neutro neutro
- c. negativo: descortés
atenúa la descortesía
No me diga
Por otra parte, tenemos la expresión relativa al polo del oyente: no diga,
no hable, no me digas, que presupone también adelantarse a un discurso al que se
le quita autoridad y legitimidad y cuya realización se impide. El hablante no
acepta el discurso del interlocutor, porque lo considera inadecuado o porque no
le reconoce al oyente el derecho a emitirlo. Se le niega a este la posibilidad de
intervenir, de expresar su opinión, porque es falsa, el hablante está equivocado,
miente o no tiene autoridad. Es decir, la incapacitación puede radicar en el
dictum, en el contenido, o en el mismo ser hablante, en sus características
personales, convirtiéndose en un ataque ad hominem. Esto no es legítimo
desde el punto de vista argumentativo o retórico (Fuentes & Alcaide, 2002).
Generalmente le acompaña una argumentación que demuestra las razones del
rechazo.
Coloquio del Programa EDICE
• 97
(7)
Esto no quiere decir que no sigamos luchando por el plátano de Canarias, y así va a
ser hasta el final del problema, la resolución del conflicto y la pervivencia,
porque el sector del plátano no es solo agricultura, no es solo economía para las
islas sino que además está asociado al concepto general de las islas Canarias, al
paisaje, a la economía en todos los sentidos, hasta el propio turismo está
vinculado al mundo del plátano. Por tanto, no diga que nosotros nos estamos
desprendiendo de este problema porque es todo lo contrario: seguiremos luchando
desde los ministerios que correspondan (DSPE 18, 24/6/2008, Sra. Coello
Fernández-Trujillo, PSOE).
Puede consistir en un rechazo total del argumento, seguido de una
explicación, o más frecuentemente, de una alternativa, de una contraposición:
“No diga X. X no es verdad” o “No diga X sino Y”. La justificación que sigue
pretende quitarle un poco de fuerza a la contraposición.
(8)
Sra. Fernández Sanz: Vamos a ser serios, Estado somos todos y el gran reto es
codecidir de forma corresponsable. A mí me parece que aquí tenemos algo que
asumir entre todos, y es intentar en este momento de recesión arrimar todos el
hombro para trabajar en la dirección de resolverlo de la mejor manera posible y
lo antes posible. A eso yo lo llamo las políticas keynesianas. El señor Casas me
dirá que es un lenguaje antiguo –no me lo diga otra vez, señor Casas–, pero no se
ha inventado otro nombre, son esas políticas (Senado, Comisión 39, 30/6/2008,
Sra. Fernández Sanz, PSOE)
Con no me lo diga otra vez el hablante le niega al oyente el derecho a
introducir su acto de habla. Le pide o le ordena que no hable, por tanto atenta
contra su propia actividad como interlocutor. Es descortés, pero lo es aquí aún
más porque el cotexto aumenta dicho efecto. Aparece con un marco negativo:
Vamos a ser serios, que presupone que no lo son, y, por tanto, hay una crítica
fuerte inserta.
A veces va seguido de un aparente atenuativo:
(9)
No voy a defender la semana de 60 horas en Bruselas. Si algo distingue a la
izquierda de la derecha es que la izquierda ha sido siempre pionera precisamente
en el sentido contrario. Acudan ustedes a la historia, por favor, y vean quién ha
defendido la semana de 40 horas, la de 35 horas, con muchas críticas, eso sí, que
venían de la derecha. Por tanto, no digan por favor a este Gobierno que va a
defender eso (Diario de Sesiones y Comisiones del Senado 38, 30/6/2008, Sr.
Ministro de Sanidad y Consumo).
98 •
Catalina Fuentes Rodríguez
Pero ¿por favor quita fuerza o enfatiza el acto directivo? En principio es
una forma codificada como atenuativo de una petición. El hablante se presenta
a sí mismo como una persona educada, considerada con los demás. Como esto
no es lo esperable, se infiere una crítica a los otros, a los que acusa de mentir.
Por tanto, la distancia entre ambos grupos es mayor, y la descortesía también.
La atenuación aquí en vez de reducir la fuerza, la aumenta, porque no es lo
esperado en ese discurso.
Puede aparecer con una variante más enfática o emotiva: no me diga. El
clítico actúa como intensificador:
(10)
Usted me ha puesto el ejemplo de las carreteras, que cuentan con un convenio
acordado con la Generalitat de Cataluña. Sin embargo, si en el conjunto del
presupuesto es el 8,5 por ciento, no me diga que, si para evitar la dualidad de las
dos Españas, el Ministerio de Fomento dijera, por ejemplo, que quiere invertir el
20 por ciento la Generalitat diría: No, no, por favor, más del 8,5 por ciento no
(Diario de Sesiones y Comisiones del Senado, 36, 26/6/2008, Sra. Candini i
Puig)
En otra variante aparece el verbo hablar en vez de decir:
(11)
No hay nada más antisocial que el paro y se está destruyendo mucho empleo en
España en estos momentos. (Aplausos.) Y no hay nada más antisocial, señor
presidente del Gobierno, que el hecho de que la gente no pueda llegar a fin de
mes porque hay un Gobierno que no es capaz de tomar medidas contra la
subida de los precios. Eso es lo verdaderamente antisocial. (Una señora
diputada: Demagogo.) No hable usted de los 400 euros. No vuelva a hacerlo.
Son los que cobra el presidente de un banco mientras que el conserje de ese
mismo banco no cobra ninguno. Es la medida más antisocial que yo he visto a
lo largo de mi vida política en España. (Aplausos.) No hable usted más de los 400
euros, señor presidente. Usted se siente obligado –y es su gran objetivo– a
recuperar la confianza. (DSPE, 21, 2/7/2008, Sr. Rajoy, PP)
No hable usted es una variante de no diga. En no hable más, más actúa como
realizante: le da más fuerza al mandato de negarle la palabra. Si ya es negativo
pedir que no hable, lo es más presuponer o dejar inferir que el discurso es
repetido, que lo ha hecho más veces. Hablar es un verbo más general, designa el
acto, focaliza el hecho más que el contenido del mismo, que es lo que ocurre
con decir, por ello tiene más efectos. Va seguido de no vuelva a hacerlo, que aporta
una gran fuerza, otra variante en que se enfatiza el no derecho a la emisión. El
contexto aumenta la fuerza descortés. En una sesión anterior encontramos:
Coloquio del Programa EDICE
• 99
(12)
Una persona como usted, que conoce las pensiones tan bien o mejor que yo, no
puede venir aquí a decir que la pensión media en los hombres es de 400 euros; sabe
que está mintiendo (DSPE, 18, 24/6/2008, Sra. López i Chamosa, PSOE)
En este último caso se emplea una forma más enfática para negarle el
derecho a réplica del receptor, para quitarle relevancia, y poder llevar al oyente a
lo que desea. Aparece con una oración declarativa, pero con fuerza ilocutiva
directiva: No puede venir aquí a decir… Constituye una manifestación de autoridad
y un acto descortés de imposición con respecto al oyente.
Todas estas expresiones se sitúan en un contexto de enfrentamiento.
Son descorteses, claramente. El propio acto de habla que supone lo es. Atenta,
además, contra el principio de colaboración, básico en la conversación. Es un
ataque directo a la propia estructura de la interacción.
La descortesía aquí radica no sólo en el ataque a la imagen del otro
como receptor, sino, sobre todo, en la que proyecta del propio hablante. Este se
presenta como una persona dominante, no colaborativa, en una relación de
poder con respecto a su interlocutor, que le lleva a adueñarse del propio
funcionamiento del intercambio, que, en principio, es una actividad compartida.
No puede haber conversación con un único ser que habla y sin intervenir el
otro. Ahora bien, el tipo de discurso en que aparece, en el que la norma es el
enfrentamiento y la dialéctica de oposición le quita fuerza, atenúa la descortesía.
En el Parlamento andaluz encontramos la misma situación. Aparece en
contextos interactivos de enfrentamiento en los que esta estructura se utiliza
con una dimensión altamente descortés: como marcas argumentativas de
fuerza, de imposición del Yo y rechazo del otro. Además, aparece con diversas
variantes empleadas tanto por el representante del gobierno como de la
oposición. El valor de las unidades aparece sobrepotenciado por la presencia de
otras unidades del cotexto. Este actúa como un marco que proporciona más
descortesía.
(13)
Eso sí, señor García, no como usted plantea, no como usted plantea. Eso ya no
existe en ninguna parte del mundo, lo que usted plantea. Dígame un solo caso
en el mundo donde se dé eso que usted está planteando. Mire usted, China está
privatizando las empresas públicas. Usted no va a venir a decirle a la Junta de
Andalucía que es que nosotros tenemos unas teorías neoliberales y que no
somos capaces de intervenir. ¿Usted nos puede decir eso de verdad, mirándonos a la
cara? ¿Usted nos puede decir eso? ¿Usted no mira hacia Andalucía, las empresas que
hemos visto que, interviniéndolas, era posible sacarlas adelante, como hemos
hecho? Cómo va a decir eso. (…) Si usted dice eso, o dice qué máquina es o no lo
100 •
Catalina Fuentes Rodríguez
puede decir, porque eso no es serio, eso no es serio, eso es acusar de un delito a un
funcionario público, al que sea, y eso no se puede decir así, sin más. Usted tendrá que
decir qué máquina se ha subvencionado dos veces, porque, si alguien ha
subvencionado una máquina dos veces, ése, desde luego, va ante un juez
inmediatamente, inmediatamente. Eso no se puede soltar en barbecho (DSPA, 119,
2/05/2007, Sr. Consejero de Innovación, Ciencia y Empresa)
En esta intervención del consejero encontramos el rechazo absoluto
del habla del otro con expresiones declarativas: usted no va a venir a decirle… El
hablante no ordena o pide, como en no diga, sino que niega el hecho futuro: no
va a venir. Luego lo modaliza con el verbo poder. Pero estos aparecen en
construcciones interrogativas retóricas, que implican hechos negativos: ¿Usted
nos puede decir..? indica “no nos puede decir”. Niega una posibilidad, o, mejor
dicho, una capacidad. La entonación interrogativa de un acto que no espera
respuesta le proporciona aún más fuerza al rechazo, porque es un acto
originalmente apelativo, que exige una colaboración, negada aquí. Es un
procedimiento indirecto que se convierte en mecanismo de fuerza. A
continuación lo reitera: ¿Usted nos puede decir eso?, o ¿cómo va a decir eso?, formas de
evidencia y reafirmación. O la aserción impositiva del final: Eso no se puede soltar
en barbecho. La posición es de poder claramente y de enfrentamiento: el hablante
le dice al oyente que no puede emitir su discurso, que no se lo va a permitir.
En este caso se ha utilizado un habla muy coloquial, a pesar del usted,
que es puramente ritual, obligado, pero en absoluto implica distancia o respeto.
Esto acerca a los interactuantes, imita una conversación informal y proporciona
un alto grado de fuerza, al hacer más inmediata la interacción. Por ello aparecen
tantas marcas de modalidad.
Ambos procedimientos (le voy a decir… no me diga) se combinan en una
situación de enfrentamiento fuerte, como en los siguientes fragmentos que
muestran el cruce de acusaciones entre el presidente de la Junta, Sr. Chaves, y la
portavoz de la oposición, Sra. Martínez. En ambos se utilizan estos mecanismos
con valor descortés, ya que sirven para reforzar la imagen propia y destruir la
del adversario. El contexto de críticas aumenta este efecto.
En la intervención de Chaves, que es una respuesta a otra de Martínez,
él establece una secuencia seguida de mire usted, y de un enfrentamiento entre lo
que lo que hacen ellos (el PP) y él (PSOE):
(14)
Y termino esta primera intervención, señora Martínez. ¿Que nosotros nos
hemos beneficiado por el cobro de los impuestos de la vivienda? ¿Se ha
preguntado usted, señora Martínez, si el señor Aznar y el señor Arenas, el
Gobierno durante esa época, se beneficiaron también al cobrar el Impuesto
sobre al Valor Añadido de las viviendas de Marbella? ¿Se lo ha preguntado? Pues,
Coloquio del Programa EDICE
• 101
mire usted, le voy a decir algo, señora Martínez: Ni la Junta de Andalucía ni el
Gobierno del señor Aznar se beneficiaron del cobro de esos impuestos; entre
otras cosas, porque el cobro de los impuestos va a parar a los ciudadanos a
través de obras públicas y de equipamientos (DSPA 118, 12/4/2007, Sr. Chaves,
PSOE).
La intervención de Martínez sigue en esa misma línea, pero es mucho
más agresiva: juzga lo que ha dicho Chaves y lo critica:
(15)
Señor Chaves, le repito lo del otro día: disculpas de mal pagador.
Mire usted, usted ha dicho que el auto del señor Torres, del juez Torres, era
subjetivo. Muy bien, pues está usted poniendo en duda el contenido del mismo;
lo diga usted cómo lo diga. Ahora, le repito: cuando ustedes están en el
gobierno, las cosas las ven de una manera y, cuando están en la oposición, de
otra.
Le voy a decir una cosa: ustedes empezaron a actuar, jurídicamente, cuando
apoyaban a la señora Marcos, candidata socialista, Concejal socialista, en la
legislatura...; que luego hubo una moción de censura, pagada al parecer por un
señor, que es el mismo al que le adjudicaron ustedes, ilegalmente, el casino de
Sevilla. Eso para empezar.
Para seguir, esa señora era Concejala socialista, señor Chaves, y usted la apoyó.
No me diga usted que no tenían nada que ver, porque había sido y fue Concejala
socialista. O sea, que no me diga que no tenían nada que ver, porque les fueron
ustedes a apoyar igual que van ahora a apoyar al señor Plata, igual, con el mismo
ímpetu. Ya no digamos del señor Zarrías; no me hable de Gil, porque Gil dijo lo de
unos talones que volaban y que no sabemos dónde llegaron. Pero, desde luego, a
mí me gustaría que lo explicaran ustedes. (…)
Mire, señor Chaves, lo que yo le pediría –y yo le creo a usted, fíjese– es que hiciera
usted posible que haya una Comisión de Investigación por primera vez en este
Parlamento –le llevamos pedidas como cuarenta, en los últimos años– y diga
todo lo que usted ha dicho, y más, y nosotros le felicitaremos. Pero no me diga
usted que le han metido esos goles en urbanismo y usted no se ha enterado,
porque no me lo creo (Idem, Sra. Martínez, PP).
En este enfrentamiento dialéctico las formas son claramente
descorteses, tanto por la forma como por el contenido. Son los dos cabeza de
lista de los partidos mayoritarios: el presidente de la comunidad y la jefa de la
oposición, con lo cual sus manifestaciones tienen más poder, más relevancia,
pero a la vez están obligados a liderar el enfrentamiento, a mostrarse más
tajantes, más beligerantes y más seguros de su posición. En la intervención de la
sra. Martínez encontramos:
102 •
Catalina Fuentes Rodríguez
-
apelativos de oposición, como mire usted. O no me diga usted (no me hable)
en que literalmente anula la palabra o capacidad de réplica: Mire usted,
aclárese, y diga por qué...;
- anuncios del decir: le voy a decir una cosa, le repito;
- enumeraciones: eso para empezar... para seguir;
- fórmulas interrogativas en que se le pide cuentas de hechos negativos, y
dejan abiertas, como inferencias, acusaciones fuertes: ¿Por qué han vetado
la Comisión de Investigación?
En este caso, se une el anuncio del acto de habla (enfatizado, por
relevante) al rechazo al acto del otro. Es un contexto de enfrentamiento, que se
acerca a lo coloquial. Es más libre, está menos prefijado, porque el
enfrentamiento personal también lo es. Como texto se acerca más al combate
verbal de una conversación. Y es más directo, con lo cual es más fuerte.
El lenguaje coloquial actúa aquí como un mecanismo de fuerza
argumentativa, ya que no es lo esperado en el discurso parlamentario. Las
formas descorteses potencian su valor. Se hacen aún más descorteses.
Acto (descortés) – Discurso parlamentario (atenúa lo descortés porque es la
norma) – Lenguaje coloquial (no esperado – acentúa lo descortés).
4
La influencia del tipo de discurso. Uso en la lengua coloquial
Por último, vamos a comparar estos resultados con el comportamiento
de estas unidades en el habla coloquial, para lo cual usaremos textos del
CREA 19 . Esto nos permitirá comprobar, por una parte, la vitalidad de la
construcción en español. Y, por otro, cómo cada uno de ellos impone su propia
norma, en virtud de la cual se evalúa como cortés o descortés. En estos textos,
se utiliza le voy a decir una cosa para guiar la interpretación del receptor,
anunciando la relevancia o peso informativo de cada enunciado o argumento.
Así, en el ejemplo siguiente está integrado en el discurso, seguido de la
expresión “muy importante”.
(16)
ÁNGELES LAMUÑO. Si me permitís voy a decir una cosa muy importante: El que sea
actor y tenga el sentimiento de la interpretación no deje de dar el salto porque si
no siempre se estará preguntando “...y ¿si lo hubiera dado? Y luego si viene y no
19 Estas formas aparecen en diálogos todas, ya sean reales (programas de televisión como Esta
noche cruzamos el Mississipi, entrevistas recogidas en periódicos), como novelas en las que se
reproducen conversaciones. Aunque estos no correspondan a textos naturales, son obras en que
se intenta recoger el lenguaje coloquial.
Coloquio del Programa EDICE
• 103
resulta regresará más tranquilo (La Ratonera. Revista asturiana de Teatro,
01/2002).
Aparece atenuado con si me permitís, que supone una actitud humilde,
ante lo que puede parecer una imposición en el habla. No es, por tanto,
descortés en este discurso, lo que demuestra que es el contexto el que le
proporciona dicho valor. Es un enfatizador informativo. En contextos de
enfrentamiento, sí aparece la descortesía, tal como ocurría en los otros textos.
(17)
Pues desde luego te voy a decir una cosa, Sara –exclamó doña Loreto mientras la
señalaba con el dedo. Teniendo en casa a esta joya..., ¡buena gana tienes de
seguir pagándole un dinero todos los meses al golfo de mi yerno, para que se lo
gaste con la puta ésa, mira lo que te digo! (A. Grandes, 2002. Los aires difíciles.
Barcelona: Tusquets)
(18)
Te voy a decir una cosa, Nicanor. Yo no maté a mi hermano. Pero como Tamara se
entere de esto, como escuche una sola palabra, aunque sólo sea un rumor, como
se te ocurra decirle alguna vez que yo maté a su padre, te voy a matar a ti (Idem).
En los textos coloquiales alternan los contextos de enfrentamiento y
los de no enfrentamiento. Es más frecuente como anuncio catafórico y apoyo
de la propia aserción. Incluso puede llegar a ser característico del habla de
ciertas personas. Estas lo utilizan como una forma de focalizar, anunciándola,
una información que consideran importante, a la vez que llaman la atención
sobre su propio acto de enunciación, sobre su papel como hablantes.
(19)
Sabes? Eso es muy diferente. Yo mira, yo tengo mi novio Sí. Que mide dos
metros, con ojos azules y yo cuando veo a un tío con un escándalo de un
paquete la pepita me palpita. Claro, porque porque claro, hay en mi tierra hay un
hay una cosa en mi tierra hay un refrán que se dice, en mi tierra Porque te voy a
decir una cosa, mira, hoy en día todas las mujeres, hasta casadas y todo, y no
miento a nadie, están con los maridos y a la vuelta de la esquina se van a las
cafeterías, se ponen peluca y ponen los cuernos que dan gusto (Esta noche
cruzamos el Mississippi, 23/10/1996, Tele 5).
(20)
Ana, gracias por estar aquí. Ojalá todo acabe bien. Y no sé en que camino llegará
todo. Gracias por estar aquí. Gracias a ustedes. Te voy a decir una cosa. Te Sí. Voy
a pedir permiso porque yo quiero darle las gracias a un gran personaje. ¿Qué
cómo se llama? El fiscal que le ha dado la citación a Ana María, que la verdad,
nos ha apoyado mucho y desde aquí le mando un beso muy fuerte y un Abrazo
104 •
Catalina Fuentes Rodríguez
de Ana María, de Rubén y de nuestro abogado. Muy bien. Gracias a todos por
estar aquí. Con tu permiso. Y mucha suerte en lo que pueda venir en el futuro.
Y te voy a decir una cosa Pepe. Sí. Resulta que la todo la verdad no la hemos
contado porque es que esta gente lo que pasa que esta mujer yo le dije desde el
primer momento que ella podía venir a mi casa, que mi casa estaba dispuesta
para ella (Esta noche cruzamos el Mississippi, 21/10/1996, Tele 5).
En otros textos coloquiales, no del CREA 20 , la situación es equivalente:
adquiere el valor descortés en contextos de enfrentamiento:
(21)
Carmele Marchante: vale, yo quiero decir una cosa muy corta. Con Antonio
Ordóñez esto no ocurría y como tu entrada te la regalaron y dijiste [<<…>>]
no la has traído [<<…>>]
Kiko Matamoros: [mira] te voy a decir una cosa, oye, vamos a ver un momentito,
déjame, si alguien ha hecho algo en Ronda por acabar con la reventa ha sido
Fran Rivera (TNT, Tele 5, 25/9/2006)
Es una reacción ante la postura del otro.
(22)
Moderadora: [oye, un momento, todos a la vez no]
Lidia Lozano: [te voy a decir una cosa, Kiko, te voy a decir una cosa], creo que con
Carmen Ordóñez no ha habido NADIE, NADIE, que le dijese a la cara ni
consumes cocaína, ni eres una drogadicta, ni nadie le ha dicho [en ningún plató
=] (TNT, Tele 5, 20/10/2006)
(23)
Encarni Manfredi: [te voy a decir una cosa, te voy a decir una cosa,] te voy a decir una
cosa para que te quede clara, te voy a decir una cosa para ver si te queda clara. En primer
lugar, cuando la noticia sale, a mí me llaman, y como a mí me llaman, yo decido
si vengo o no, sobre todo si lo que se está hablando más de la mitad es mentira.
Punto número uno. Punto número dos, todavía no he ido yo a la tele a contar si
voy bien con mi marido, si, es horario infantil, si mi marido me ha dao un beso
aquí o allá o si yo he estao con Fulano o he estao con Cetano, cosas que otros,
incluyéndote a tu, sí has contao. [Punto número tres, punto número tres, no, te
estoy contestando, te estoy (A tu lado, Antena 3, 11/7/2006)
En el caso de la expresión No me diga, los textos coloquiales muestran
una mayor complejidad: la encontramos integrada, en contextos de oposición
en que tiene también un valor descortés:
20
Grabado y transcrito por Ester Brenes.
Coloquio del Programa EDICE
• 105
(24)
Y por favor, no me diga que el hombre siempre ha sido igual de vicioso, porque
no es cierto. Bueno, sí es cierto, pero ahora es mucho más: más mezquino y más
vicioso (B. Ameztoy, 2001. Escuela de mujeres. Madrid: Oberon).
(25)
Si hay tanta gente dispuesta como tú dices, preséntame 5.000 firmas de
militantes y entonces me lo pienso y a lo mejor tiro, pero no me digas que
tenemos mucha gente porque aquí a la hora de la verdad no se cuenta nunca con
casi nadie -le dijo Ibarra a Corcuera, y algunos salieron de allí creyendo que
había cedido (G. López Alba, 2002. El relevo. Crónica viva del camino hacia el II
Suresnes del PSOE. 1996-2000. Madrid: Taurus).
En ellos aparece seguido de una justificación. Sin embargo, también
puede aparecer con una entonación exclamativa, con valor de sorpresa, y en ese
caso no sólo intensifica la información sino que muestra una actitud subjetiva
ante ella:
(26)
No me diga que la casa está encantada (C. Ruiz Zafón, 2003. La sombra del viento.
Barcelona: Planeta)
(27)
Juan: No me diga, maestro, que el golpe de efecto no fue genial (S. Ortiz Trixac,
2001. Lances que cambiaron la Fiesta. Madrid: Espasa Calpe).
Hemos pasado de un acto de habla directivo, de una exhortación: “le
ordeno que no me hable, que no comunique su información”, cuya descortesía
radica en no aceptar el discurso al contrincante y su fuerza argumentativa en
impedirle la defensa, a un contexto emotivo exclamativo. Es un acto de habla
de sorpresa, que se presenta generalmente con un evaluación positiva. Puede
ser incluso utilizado en contextos de saludo como forma de crear empatía:
(28)
No me diga que trabaja usted para mi buen amigo Sanmartí. Él, como yo, es el
mejor en lo suyo. ¿Y dígame, qué tal está su marido? (Idem)
A partir de aquí ha desarrollado una expresión independiente como
operador modal de sorpresa: ¡No me diga(s)! Y en el caso de la lengua coloquial,
si se combina con la entonación exclamativa adopta un valor aún más enfático,
ligado a la modalidad. Aquí la construcción no es no diga, que no puede ser
106 •
Catalina Fuentes Rodríguez
independiente, sino no me diga, que elide el objeto, cosa que no permite en
ninguna otra combinatoria 21
(29)
El maître me pregunta por Torcuato. Le digo que está bien, pero que ha
preferido quedarse en casa leyendo un tratado sobre pedagogía cibernética.
–¡No me diga! ¿Sabe usted que a mí también me apasiona esa ciencia? (J. Tomeo,
2003. La mirada de la muñeca hinchable. Barcelona: Anagrama).
Exige un contexto evaluativo, una relación de cierta empatía, que
acepta la expresión de las emociones. No es correcto en un texto formal. Por
ello no es frecuente en textos parlamentarios y sí en textos coloquiales,
conversacionales o dialógicos. Es una expresión propia de la interacción, y, por
tanto, del diálogo. Exige, además, una relación de cierta familiaridad, en la que
esté permitida la expresión de las emociones.
El cotexto, pues, es importante, así como el tipo de discurso y los
factores socioculturales, para determinar el efecto de (des)cortesía 22 .
5
Dimensión cortés/descortés de estas construcciones
La perspectiva pragmática global que proponíamos más arriba, donde
los elementos lingüísticos se contemplan en su relación con la situación
interactiva, social, y con el tipo de discurso, nos permite llegar a ciertas
conclusiones sobre el empleo que hace el hablante de estas construcciones del
decir como anuncios de su propio acto de hablar. Este valor catafórico lleva
una motivación informativa en primer lugar: asegura la relevancia de lo que
sigue. En segundo lugar, un motivo interactivo: consigue (o intenta) atraer la
atención del interlocutor para que esté atento. En tercer lugar, implica una
reafirmación o apoyo del propio discurso. En algunos casos coloquiales lo
hemos visto empleado casi como una muletilla.
En los textos parlamentarios aparece de dos formas: a) como anuncio
catafórico y focalizador informativo de lo que sigue. Para ello el contexto debe
ser de no enfrentamiento; b) como forma de autoafirmación de la propia
imagen y de rechazo del otro, en contextos de enfrentamiento. Es una forma de
anunciar el desacuerdo, de imponer el yo. Crea ya el conflicto y anuncia la
réplica transmitiendo un mensaje de seguridad y fuerza. Generalmente va
De “No diga que+ oración”, podemos tener “No lo diga”, pero no la elipsis: *”No diga”.
En el Congreso de “(Des)cortesía y violencia verbal en español”, celebrado en noviembre de
2008 en Sevilla, presentamos una formulación más completa de los factores implicados en la
evaluación. Consúltense las Actas, que aparecerán en breve.
21
22
Coloquio del Programa EDICE
• 107
seguido de una argumentación justificativa del rechazo presentado al discurso
de otro. El tono también muestra, evidentemente, dicha oposición. Es, pues, un
potenciador de la descortesía en contextos de desacuerdo.
Con respecto a no me digas, no me hable…, es puramente descortés en
todas las circunstancias, ya que implica un rechazo absoluto del otro, le niega la
posibilidad, el derecho a hablar, desacreditándolo personalmente y
desacreditando su discurso, que muestra inadecuado, no veraz, inaceptable.
Atenta contra el principio de cooperación comunicativa, básico para mantener
la interacción verbal. Además, lo hace con un acto directivo, ordenándole al
otro que no realice su acto de habla, impidiéndole realizar su función social
como interlocutor. Para que sea efectivo, el hablante tiene que estar investido
de autoridad, reconocida, o bien crearla en el propio acto comunicativo.
Personalmente él se presenta como superior al otro.
Ambas formas, pues, en un discurso parlamentario de enfrentamiento,
que es lo más habitual, se usan como formas de imposición del yo frente al
otro, con lo que la imagen de este queda minimizada. Son procedimientos,
pues, altamente descorteses. Ahora bien, hay que tener en cuenta que, al ser lo
normal en este tipo de discurso, se atenúa dicho efecto de descortesía. Eso sí, el
cotexto lingüístico puede aumentarlo al acompañarlo de otras expresiones
(como por decirlo de alguna manera, vamos a ser serios, por favor, eso no se pude decir, mire
usted, aclárese…), o al usar un lenguaje coloquial, emotivo, no esperable en este
tipo textual.
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La Cortesía en Español Peninsular
Análisis de la secuencia de cierre en conversaciones telefónicas
Lucía Fernández Amaya
Universidad Pablo de Olavide
Resumen
En este artículo se resumen las conclusiones alcanzadas tras analizar el
tratamiento de la cortesía lingüística en las secuencias de cierre de
conversaciones telefónicas en español peninsular, siguiendo un enfoque
metodológico basado no sólo en la pragmática, sino también en el análisis
conversacional, disciplina que estudia fragmentos auténticos del uso del
lenguaje espontáneo. Por un lado, siguiendo principalmente las propuestas de
Schegloff y Sacks (1973) y Gallardo (1993, 1996, 1998) he dividido la secuencia
de cierre de las conversaciones telefónicas en cuatro partes: pre-cierre,
aceptación, despedida y despedida y cierre. Por otro lado, desde una perspectiva
pragmática, identifico en dicha secuencia las estrategias de cortesía utilizadas
por los interlocutores. Finalmente, aunando el análisis pragmático y el
conversacional, describo las estrategias de cortesía que se utilizan para codificar
cada movimiento que compone la secuencia de cierre, alcanzando así un
entendimiento más profundo de los mecanismos que operan en la
conversación.
Palabras clave
Cortesía, conversación telefónica, secuencia de cierre, español peninsular,
estrategias
112 •
Lucía Fernández Amaya
1
Introducción
Una de las principales motivaciones para llevar a cabo este trabajo de
investigación es que no existen demasiados estudios empíricos sobre cuestiones de
cortesía lingüística en español que utilicen conversaciones telefónicas1: “There are
a few studies that look at politeness in mediated interactions such as telephone
conversations” (Placencia & García 2007: 378). Normalmente, las conversaciones
telefónicas han sido principalmente utilizadas en investigaciones realizadas desde el
análisis conversacional (Schegloff & Sacks, 1973; Button, 1987, 1990; Hopper,
1992; Ávila Muñoz, 1998; Schegloff, 2002a, 2002b; Arminen, 2005; Hutchby &
Barnett, 2005, entre otros). Sin embargo, considero necesario aunar ambos
paradigmas –pragmático y conversacional– para obtener un correcto
entendimiento de los mecanismos que operan en la conversación.
Otro de los motivos por los que mi estudio se fundamenta en
conversaciones se debe a que creo que el fenómeno de la cortesía lingüística debe
estudiarse en la interacción y no sólo circunscribirse al acto de habla, al igual que
han indicado autores como Ide (1989), Matsumoto (1989), Pavlidou (1994), Meier
(1995), Placencia (1996), Buck (1997), Arundale (1999, 2004, 2006), Mills (2002),
Briz (2004), Koike (2005) o Müller (2006), entre otros.
En esta comunicación resumiré las conclusiones alcanzadas tras
analizar el tratamiento de la cortesía lingüística en las secuencias de cierre de
conversaciones telefónicas en español peninsular, siguiendo un enfoque
interaccional basado en el análisis conversacional, disciplina que estudia
fragmentos auténticos del uso del lenguaje espontáneo.
La decisión de centrarme en el cierre conversacional para analizar la
cortesía se basó en el hecho de que considero al igual que otros autores como
Gallardo (1993), Cameron (2001), Takami (2002) o Coppock (2005), entre
otros, que la secuencia de cierre es, junto con la de apertura, otra parte
problemática de la conversación en lo que a cortesía se refiere. Tal y como
indica Bravo (2005: 34) la cortesía es “una actividad comunicativa cuya finalidad
propia es quedar bien con el otro y que responde a normas y a códigos sociales
que se suponen en conocimiento de los hablantes.” Sin embargo, cuando
llegamos al final de una conversación, nuestro interlocutor puede interpretar
que no deseamos seguir conversando. Esto a su vez puede llevar la implicación
de que no estamos disfrutando de su compañía o que consideramos que
nuestro interlocutor es aburrido o molesto. Por lo tanto, mientras que la
apertura puede amenazar la imagen negativa del interlocutor, el cierre
conversacional puede ir en contra de su imagen positiva. Para reducir este
1
Los únicos estudios que la autora ha encontrado hasta la fecha son Placencia (1991, 1995, 1996,
1997), González Royo (1998) y Escamilla et al. (2005).
Coloquio del Programa EDICE
• 113
riesgo y proteger la imagen de los interlocutores, se emplean diversas estrategias
de cortesía lingüística.
En este sentido, Gallardo (1993: 64) indica que, al igual que sucede con
las secuencias de apertura, las secuencias de cierre “pasan a ser las más
apropiadas para estudiar la cortesía”. Sin embargo, aunque se ha escrito bastante
sobre la apertura de las conversaciones telefónicas en distintos idiomas y
culturas 2, no se puede decir lo mismo sobre la secuencia de cierre (Schegloff &
Sacks, 1973; Clark & French, 1981; Button, 1987, 1990; González Royo, 1998;
Pavlidou, 1997, 1998, 2000, 2002, 2008; Placencia, 1997; Takami, 2002), de ahí la
necesidad de llevar a cabo el presente estudio.
2
Estructura conversacional de la secuencia de cierre
Siguiendo principalmente a Schegloff y Sacks (1973) y Gallardo (1993,
1996, 1998), considero que la secuencia de cierre puede estar compuesta de los
siguientes elementos 3:
Pre-cierre:
- Turnos de paso (Vale. Bueno).
Así el hablante indica que no tiene nada más que decir y proporciona
un turno “gratis” a su interlocutor, quien, debido a que estas formas
terminan con cualquier tema anterior, puede introducir un tema nuevo
sin que se rompa la coherencia temática. Si se aprovecha esta
oportunidad que se da en el pre-cierre y se introduce un nuevo tema, se
produce una reapertura y puede ser que la conversación vuelva a
extenderse. Pero si el hablante no aprovecha la ocasión porque no tiene
nada más que decir y contesta al pre-cierre con un turno simétrico, da a
entender que está de acuerdo en que comience la sección de cierre.
- Anuncio explícito (Te tengo que dejar ya).
Este tipo de anuncios se utiliza para interrumpir un tema de
conversación y comenzar la secuencia de cierre.
- Expresiones sentenciosas (Eso, que está la cosa fatal) 4.
Véanse Schegloff (1968, 2002a, 2002b), Godard (1977), Sifianou (1989, 2002), HoutkoopSteenstra (1991), Hopper (1992), Lindström (1994), Pavlidou (1994), Placencia (1996), Park (2002),
Taleghani-Nikazm (2002a, 2002b), Ten Have (2002), Sun (2004), Grieve y Seebus (2008), entre
otros. Un caso especialmente significativo es el de Ávila Muñoz (1998) que dedica 13 páginas de su
artículo a la secuencia de apertura y tan sólo una y media a la de cierre.
3 Se espera que el cierre se componga de las cuatro partes principales. Sin embargo, los
subapartados pueden no ocurrir en su totalidad y no tienen por qué seguir el orden propuesto.
4 Tanto las expresiones sentenciosas como las intervenciones que se comentan en el apartado
(1.d), son pre-cierres propuestos por Gallardo (1993).
2
114 •
Lucía Fernández Amaya
Estas ofrecen un comentario donde la implicación como hablante es
mínima e indican al interlocutor que ya no hay nada más que decir.
- Ofertas pretemáticas de cierre (¿Estabas durmiendo?).
Estas preguntas no se pueden considerar parte de un tema, sino el
comienzo de uno. Según Schegloff y Sacks (1973: 314), cuando estas
ofertas de cierre pretemático se rechazan, bien la oferta o bien algún
componente del enunciado de rechazo se convierte en el tema de
conversación. Pero si por otro lado se aceptan, a estas ofertas les sigue
una sección de cierre en la que se incluye una parte donde se hacen
planes para seguir la conversación en otro momento.
- Intervención que, tras haber comentado varios temas de conversación,
hace referencia a actividades que fueron interrumpidas por la llamada
(Te dejo para que puedas seguir estudiando).
Aceptación del ofrecimiento de cierre que se expresa en el pre-cierre 5:
- Acuerdos para un contacto en el futuro (Esta noche nos vemos).
Según Button (1987), al hacer referencia a un futuro contacto, se da a
entender que la conversación ha de seguir en otro momento y que la
presente ha de terminar.
- Expresión de buenos deseos y saludos para otras personas (Adiós, hija, y
que se mejore tu padre).
- Caracterización final (Tan sólo llamaba para ver cómo estabas. Gracias por
llamar). 6
- Secuencia lateral.
Gallardo (1996: 101) describe la secuencia lateral como aquella que
“provoca una discontinuidad que interrumpe momentáneamente el discurso”.
Según la autora, supone un cambio de tema, pero los interlocutores no estiman
que dicho tema sea propio de su conversación, sino que lo consideran una
cuestión marginal que desvía su atención durante algunos momentos. Este tipo
de secuencia es lateral porque hace referencia a otra secuencia central que se
estaba desarrollando, es decir que tiene una articulación trimembre: secuencia
en curso - secuencia lateral - regreso a la secuencia en curso.
- Cualquiera de los movimientos mencionados en el pre-cierre.
Despedida. (Adiós. Hasta luego).
Despedida y cierre. (Adiós. Hasta luego).
El pre-cierre funciona como un ofrecimiento de cierre y si tal oferta se rechaza, en el siguiente
turno de habla se introduce un nuevo tema de conversación y la secuencia de cierre se pospone.
6 Puede seguirle un turno en el que se minimice el coste del acto en el que se han dado muestras
de gratitud (de nada).
5
Coloquio del Programa EDICE
3
• 115
Análisis
3.1
La cortesía lingüística en la secuencia de cierre: algunos
ejemplos
El corpus analizado se compone de cierres conversacionales obtenidos
de 23 llamadas en español peninsular. Yo misma realicé las grabaciones del
corpus español en mi ciudad de origen, por lo tanto, la variedad del español
utilizada es la andaluza. Todas las llamadas se producen entre familiares y
amigos.
Tal y como indica Briz (2004: 84) “El fin último de toda interacción es
lograr el acuerdo, la aceptación lingüística (y social) del otro”. En este sentido,
el cierre de una conversación puede ser una labor delicada y constituir una
amenaza 7 para la imagen positiva de los interlocutores, puesto que uno no sabe
si el otro desea seguir hablando. Para mitigar dicha amenaza y para evitar que el
oyente se sienta rechazado cuando el hablante decida terminar la conversación
se emplean diversas estrategias. Por ejemplo, mediante el uso de pre-cierres se
observa que el hablante va buscando la cooperación de su interlocutor, ya que,
tal y como asegura Levinson (1983: 346), “by prefiguring an upcoming action
they invite collaboration in that action”.
Uno de estos pre-cierres sería el turno de paso, mediante el cual se
produce una etapa de verificación de objetivos interaccionales que se marca
lingüísticamente: el hablante cede su turno de habla al oyente para comprobar si
este último también ha terminado o si, por el contrario, aún tiene algo más que
decir, en cuyo caso se pospondría la secuencia de cierre. Así, si el oyente acepta
el ofrecimiento, el cierre conversacional se produce de mutuo acuerdo 8.
(1)
Pre-cierre
Aceptación
7
A: Bueno=
B: =Bueno [pues entonces]
A:
[Mañana nos vemos]
Turnos
de paso
Spencer-Oatey (2008) indica que no hay situaciones delicadas/amenazantes a priori, sino que
depende de los objetivos interaccionales. Es decir, sería delicado si hay intereses divergentes, i.e.,
si uno quiere terminar y el otro no. A veces es evidente que ambos quieren terminar y por tanto
la amenaza potencial no se hace real. En el cierre, por tanto, es muy relevante tener en cuenta los
objetivos y necesidades de los interlocutores. Por tanto, cuando hablo de amenaza en el presente
estudio, me refiero a situaciones en las que los intereses de los interlocutores no tienen por qué
ser los mismos.
8
Todos los ejemplos utilizados están sacados de las 23 conversaciones analizadas.
116 •
Lucía Fernández Amaya
A menudo también se expresa el motivo que lleva al hablante a
terminar la conversación, como queriendo indicar que le gustaría seguir
hablando pero algo se lo impide: “It removes the implication that one wishes to
end the conversation by providing an alternative motivation, an alternative
explanation for one’s potentially face-threatening behavior.” (Coppock 2005: 3)
(2)
Pre-cierre
Aceptación
A: Bueno, niña, te dejo [es que]=
B:
[( )]
A: =es que no te tenía que haber
llamado, te tenía que haber llamado
después de comer.
B: Bueno [venga]
A:
[Porque] ya lo que pasa es
que tengo que hacer el zumo y de
todo.
B: Claro.
Anuncio explícito
Turno de paso
Mediante este movimiento el hablante le comunica al oyente los
motivos por los que no puede seguir hablando, presentando así la separación
como algo ajeno a su voluntad. Hasta aquí el análisis conversacional.
Desde un punto de vista pragmático, Gallardo (1996: 94) asegura que
“si el intercambio encierra siempre un posible acto de amenaza de la imagen del
interlocutor, los turnos iniciales y finales se dedican precisamente a suavizar el
impacto de tal amenaza”. Por lo tanto, la teoría de la cortesía nos indica que
para mitigar la posible amenaza que puede suponer para la imagen positiva del
oyente llevar a cabo el pre-cierre, el hablante utiliza diversas estrategias 9. La
primera de ellas sería buscar el acuerdo y evitar el desacuerdo a través del
marcador bueno. En el primer enunciado, bueno no sería un turno de paso
porque no ocupa el turno de habla completo del hablante. La utilización de esta
estrategia se justifica por el hecho de que en la secuencia de cierre ejerce una
gran influencia la Máxima de Acuerdo (Leech 1983), ya que el hablante se
asegura de acordar con el oyente concluir la conversación.
La siguiente estrategia de cortesía positiva es utilizar un término de
tratamiento que indica pertenencia al mismo grupo social que el oyente: niña.
Mediante esta estrategia el hablante hace referencia al conocimiento que
comparte con el oyente y a la relación que existe entre ambos para que éste
Sigo las estrategias de cortesía que proponen Brown y Levinson (1987), aunque la clasificación
de dichos autores ha sido revisada y adaptada al acontecimiento de habla que es objeto de mi
estudio (ver apéndice).
9
Coloquio del Programa EDICE
• 117
último entienda que le gustaría seguir hablando, pero motivos ajenos a su
voluntad se lo impiden.
La última estrategia de cortesía positiva que aparece en este pre-cierre
es dar razones, cuyo uso está justificado por la propia naturaleza del
movimiento conversacional en la que está enmarcada: el anuncio explícito.
Mediante esta estrategia el hablante da a entender que da por supuesta la
cooperación del oyente y declara la existencia de reflexividad entre ambos.
En otras ocasiones, el hablante se preocupa por el oyente haciendo
mención a la actividad que ha tenido que interrumpir para contestar a la
llamada, indicando el hablante, de este modo, que va dejarle para que continúe
con dicha actividad. En estos casos el deseo del hablante de terminar la
conversación se plantea como una preocupación por la tarea en la que estaba
envuelto el oyente antes de la llamada. Esta sería una estrategia orientada por
un lado hacia la imagen negativa del oyente, puesto que le dará libertad para
actuar, pero por otro lado, también se orienta hacia su imagen positiva, ya que
es una forma de “attending to the hearer’s interests” (Brown & Levinson, 1987:
102). Por lo tanto, la cortesía positiva y la cortesía negativa no siempre han de
darse en enunciados diferentes, tal y como dieron a entender Brown y Levinson
(1987). Hay casos en los que un mismo procedimiento lingüístico puede
orientarse tanto a la imagen positiva como a la negativa del hablante o del
oyente, como podemos ver en este ejemplo.
(3)
Pre-cierre
Aceptación
Despedida
Despedida y cierre
A: Bueno, te dejo para que
sigas estudiando, ¿vale?
B: Sí.
A: Ve:nga.
B: Adiós.
A: Hasta ahora.
Anuncio explícito
Turnos
de paso
En la fase en la que el oyente acepta el ofrecimiento de cierre del
hablante también se emplean diversas estrategias de cortesía destinadas a
proteger la imagen positiva de los interlocutores ante la amenaza que supondría
el término de la conversación. Un ejemplo serían los acuerdos para contactar
otra vez en un futuro, que es uno de los movimientos que aparece con mayor
frecuencia en el corpus.
(4)
Pre-cierre
Aceptación
A: ¿Vale?
B: Vale.
A: Venga, entonces ya me
llamas tú mañana, ¿no?
Turnos
de paso
Acuerdos
para
118 •
Lucía Fernández Amaya
Despedida
Despedida y cierre
B: Venga, yo mañana te
llamo.
A: Hasta luego. Adiós.
B: Hasta luego.
futuro
contacto
De este modo, los interlocutores aseguran que, aunque ahora tengan
que separarse, estarán accesibles para un futuro contacto. En este caso, los
hablantes acuerdan los términos en los que se van a producir ese próximo
contacto y así producen el cierre de manera conjunta. Pavlidou (1998: 92) indica
que de esta forma los interlocutores refuerzan los lazos afectivos que les unen:
Having satisfied the reason for making the telephone call,
the partners are faced not only with the organizational problem of
closing the (telephone) conversation, but also with the problem of
how to do this without causing any bad feelings. Definitely, one way
of achieving the latter is by using tokens of phatic communion, as
Laver (1975, 1981) has shown. Another, I would like to maintain, is
to elaborate on the mutuality of their decision to close the conversation, thus
creating greater involvement in one another and enhancing their relationship 10.
Esta estrategia estaría orientada hacia la imagen positiva de los
interlocutores, al igual que la expresión de buenos deseos y los saludos
destinados a otras personas. Según Gallardo (1993), a través de esta última, se
intenta rellenar el espacio de tiempo que dura la separación.
(5)
Pre-cierre
Aceptación
A: Bue:no.
Turnos
B: Bueno hija.
A: Bueno Mari pues dale =
B: Sí.
de paso
Expresión de
buenos
deseos
y saludos
para otros
A: =dale [muchas felicidades a todos]
B:
[( )]
A: =muchos besitos a Pepito, a la niña y a
todos=
B: Igualmente.
A: =y que el año que viene que entre
por lo menos como estamos.
B: Verdad que sí.
10
Énfasis de la autora.
Coloquio del Programa EDICE
Despedida
Despedida y
cierre
• 119
A: Por lo menos de salud que es lo
principal=
B: Eso.
A: =que la lotería tampoco nos ha tocado
nada pero en fin qué le vamos a hacer, no
tenemos más dinero, con el que tenemos,
tenemos bastante ((ríe))tenemos bastante.
Vale Mari, muchos besos.
B: Muchas gracias, igualmente.
A: Adiós hija.
B: Adiós.
Una vez que A ya sabe que B tampoco tiene nada más que decir, gracias
a los turnos de paso, produce una expresión de buenos deseos, para reforzar los
lazos afectivos que existen entre ambos antes de separarse. De este modo, el
hablante le indica al oyente que aunque ahora mismo no puede seguir hablando
no quiere decir que ya no se interese por él. Por este motivo las estrategias de
cortesía que utiliza son de cortesía positiva, puesto que se presta atención al
oyente y se le hace regalos (“muchas felicidades”, “muchos besos”).
Por otro lado, mediante la caracterización final, el hablante también puede
preocuparse por la imagen positiva del oyente (Tan sólo llamaba para ver cómo estabas).
Mediante este tipo de enunciados el hablante resume el motivo de su llamada y señala
que no tiene nada más que decir una vez que este motivo se ha hecho explícito.
En definitiva, la combinación de estrategias de cortesía en el cierre de
conversaciones telefónicas responden a una necesidad constante de negociación
(Arundale, 2004, 2006; Locher & Watts, 2005) y, por tanto, esta combinación sólo es
entendida en el análisis que vaya más allá de un enunciado, y considerando tanto el
turno de habla del hablante como del oyente.
3.2.3.2 Datos totales: Estrategias de cortesía encontradas en la secuencia
de cierre
Gráfico 1. Ocurrencia total de estrategias
TOTAL
21
105
ONRECORD
C+
2
C474
OFFRECORD
120 •
Lucía Fernández Amaya
De las 602 estrategias y subestrategias encontradas, el 80,56% (474) son
subestrategias de cortesía positiva, mientras que el 17,44% (105) son
subestrategias de cortesía negativa, para terminar con un 3,49% (21) y 0,33% (2)
de estrategias off record y bald on record respectivamente. Por lo tanto, los datos
muestran el predominio de la cortesía positiva frente al resto, lo cual viene
determinado por el acontecimiento de habla en cuestión, ya que durante el
cierre el hablante desea asegurarse de que su interlocutor también quiere
concluir la conversación. De esta forma la subestrategia que predomina es la de
cortesía positiva “Busque el acuerdo y evite el desacuerdo” [C+4], con un
16,28% (98) del uso total, seguida de la subestrategia “Dé por supuesto o
afirme la existencia de afinidad con el oyente. Bromee” [C+5] con un 15,78%
(95), puesto que la máxima que rige la secuencia de cierre es la de acuerdo
(Leech 1983). Le siguen por grado de ocurrencia la subestrategia de cortesía
negativa “Cuestione, mitigue” [C-2] (14,95% - 90), empleada generalmente para
que el anuncio de cierre no parezca una imposición que amenace la imagen del
oyente, y la subestrategia de cortesía positiva “Utilice términos de tratamiento
que indiquen su pertenencia al mismo grupo social que el oyente (nombres
propios, apodos, etc.)” [C+3] (11,30% - 68), con la que el hablante deja claro
que mantiene una relación estrecha con el oyente.
Tabla 1. Estrategias de cortesía positiva.
CORTESÍA POSITIVA
100
88
80
76
60
50
40
40
37
35
37
22
20
16
9
3
2
0
0 0 0 0
13
11
9
4 5
0 1
3
5
1
4
0 0
4
0 0
0 0
1
4
0 0
0 0
3
2
0
0
C+1 C+2 C+3 C+4 C+5 C+6 C+7 C+8 C+9 C+10 C+11
PRE-CIERRE
ACEPTACIÓN
DESPEDIDA
DESPEDIDA Y CIERRE
Coloquio del Programa EDICE
• 121
Aquellas subestrategias que aparecen entre un 8% y un 5% son
“Percátese o preste atención al oyente” [C+1] (7,48% - 45), “Haga regalos al
oyente (bienes, comprensión, cooperación, compasión, solidaridad)” [C+11]
(6,98% - 42), “Haga ofertas o promesas al oyente” [C+7] (6,48% - 39), “Dé o
pida razones” [C+9] (6,31% - 38). Todas ellas se enmarcan dentro de la cortesía
positiva porque la suma de los valores P, D e I en el acontecimiento de habla
que se analiza en el corpus español da un nivel de Seriedad (weight) bajo, ya que
se trata de conversaciones telefónicas sobre temas cotidianos entre familiares o
amigos. Por debajo del 4% se encuentran las siguientes subestrategias,
empleadas por el hablante, bien para asegurarse de que su interlocutor está de
acuerdo en terminar la conversación, bien para reducir la amenaza que podría
suponer dicho fin:
- “Afirme o dé por supuesto el conocimiento de las necesidades del
oyente y su respeto por ellas” [C+6] (3,82% - 23)
- “Asuma o reafirme la reciprocidad” [C+10] (3,32% - 20)
- “Sea optimista” [C+8] (2,82% - 17)
- “Diga algo de manera incompleta” [OF2] (2,33% - 14)
- “Impersonalice” [C-6] (1,50% - 9)
- “Generalice” [OF5] (0,50% - 3)
- “Exagere” [OF3] (0,33% - 2)
- “Sea incompleto, utilice la elipsis” [OF6] (0,33% - 2)
- “Sea pesimista” [C-3] (0,33% - 2)
- “Discúlpese” [C-5] (0,33% - 2)
“Nominalice” [C-8] (0,33% - 2).
Tabla 2. Estrategias de cortesía negativa.
CORTESÍA NEGATIVA
80
69
70
60
50
40
30
19
20
9
10
0
0
0
0
2
0
0
2
0
0
0
0
0
0
0
2
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
2
0
0
0
0
0
0
0
C-1
C-2
C-3
PRE-CIERRE
C-4
ACEPTACIÓN
C-5
DESPEDIDA
C-6
C-7
C-8
C-9
DESPEDIDA Y CIERRE
Finalmente, las subestrategias que tan sólo aparecen en una ocasión
(0,17%) son bald on record número 1, que se utiliza cuando el hablante se expresa
122 •
Lucía Fernández Amaya
como si la máxima eficacia fuese muy importante y metafóricamente comunica
urgencia para producir más énfasis, y bald on record número 3, empleada cuando
el peligro de dañar la imagen del oyente es mínimo. Las subestrategias bald on
record número 2, “Dé indirectas” [OF1], “Utilice preguntas retóricas” [OF4],
“Exagere (el interés, la aprobación, la simpatía hacia el oyente)” [C+2], “Sea
convencionalmente indirecto” [C-1], “Sea deferente” [C-4], “Exponga el FTA
como una regla general” [C-7] y “Realice el FTA para que conste como una
deuda o para que el oyente no quede endeudado” [C-9] no aparecen
representadas.
Tabla 3. Estrategias on-record y off-record.
ON-RECORD & OFF-RECORD
10
9
9
8
7
6
5
5
4
3
3
2
2
2
1
1
1
0 0 0
0 0 0 0
0 0 0
0 0 0 0
0 0
0
0 0
0 0 0 0
OFF3
OFF4
0
0 0
0
0 0
0
ON1
ON2
PRE-CIERRE
4
ON3
OFF1
ACEPTACIÓN
OFF2
DESPEDIDA
OFF5
OFF6
DESPEDIDA Y CIERRE
Conclusiones
De la presente investigación se pueden obtener principalmente dos
conclusiones: a) la secuencia de cierre de la conversación telefónica en español
peninsular sigue la estructura propuesta por Schegloff y Sacks (1973) y b) en
dicha secuencia, los participantes cooperan para terminar la conversación sin
dañar la imagen del otro: “La cortesía necesita de la orientación hacia el otro,
del deseo de quedar bien con el otro” (Bravo 2005: 33).
Así, el trabajo de investigación que he llevado a cabo permite mostrar la
importancia que adquiere la complementación de dos modelos de análisis
lingüístico –pragmático y conversacional– para un correcto entendimiento de
los mecanismos que operan en el cierre conversacional telefónico. En
Coloquio del Programa EDICE
• 123
consecuencia, comparto la afirmación de Mey (1993) de que la razón por la que
el análisis conversacional no es capaz por sí mismo de dar cuenta del uso del
lenguaje es porque deja a un lado las consideraciones de tipo pragmático. Del
mismo modo, Márquez Reiter y Placencia (2005: 79) indican que “The goal of
most Hispanists is to go beyond the description of structures of talk-ininteraction to the explanation of their use in relation to sociocultural factors.”
Por otro lado, queda demostrado que los hablantes, cuando se disponen a
conversar, tienen en cuenta las necesidades del oyente, aunque personalmente
enfatizaría que también tienen en cuenta su propia imagen, tal y como indica
Hernández Flores (2004). De este modo, la conversación en general y el cierre
telefónico en particular, no es ni más ni menos que una negociación constante
entre el hablante y el oyente de sus necesidades, preferencias, etc. y variables
contextuales: P, D e I. Esta visión de la interacción como negociación tiene
bases sólidas en trabajos empíricos publicados en los últimos años (Arundale,
1999, 2004, 2006; Mills, 2002; Locher & Watts, 2005; Fant, 2007).
Los resultados del análisis indican que, debido a los bajos valores de las
variables P y D en el acontecimiento de habla que es objeto de análisis, se
emplea mayoritariamente la cortesía positiva. Este hecho muestra que en
español los hablantes utilizan un gran número de recursos que manifiestan
solidaridad y cercanía con el oyente. Este resultado concuerda con la opinión de
numerosos autores (Walters, 1979; Hickey, 1991, 2005; Vázquez Orta, 1995;
Díaz Pérez, 1999; Portolés & Vázquez, 2000; Ballesteros, 2001; Lorenzo Dus,
2001; Valeiras Viso, 2002; Haverkate, 2003; Ardila, 2004; Márquez Reiter &
Placencia, 2005, entre otros) que siguiendo a Brown y Levinson (1987),
consideran que el español es una lengua orientada hacia la cortesía positiva y
donde, por lo tanto, predominarán las estrategias de este tipo: “I must state
baldly that Brown and Levinson’s division of politeness into positive and
negative applies directly to Spanish society which, on a positive-negative cline,
is very close to the positive end” (Hickey 2005: 319-320).
Finalmente, he de advertir que las conclusiones derivadas de mi análisis
no se pueden extrapolar al idioma español en general por varios motivos:
primero debido a lo limitado que es el corpus. Segundo, debido a las
características propias del mismo, ya que si en vez de haber analizado
conversaciones telefónicas, fuese otro tipo de acontecimiento de habla, quizás
se habrían obtenido resultados diferentes en la codificación lingüística de la
cortesía. Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta las
características especiales de esta lengua que, a diferencia de otras, se habla en un
gran número de países en el mundo. De este modo, no podemos generalizar los
resultados obtenidos en este estudio a todas las variedades de español.
124 •
Lucía Fernández Amaya
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Coloquio del Programa EDICE
• 129
Apéndice
Estrategia bald on record (Realice el FTA de manera que conste, sin
compensación)
1. Cuando el hablante, en sentido figurado, expresa urgencia para enfatizar su
enunciado (ON1).
2. Cuando existen interferencias en el canal de comunicación que ejercen presión para
que se hable con la máxima eficacia (ON2).
3. Cuando el peligro de dañar la imagen del oyente sea minúsculo, como en los
ofrecimientos, peticiones o sugerencias que benefician al oyente y no suponen un gran
sacrificio para el hablante (ON3).
Estrategias de cortesía positiva
1. Percátese o preste atención al oyente (C+1).
2. Exagere (el interés, la aprobación, la simpatía hacia el oyente) (C+2).
3. Utilice términos de tratamiento que indiquen su pertenencia al mismo grupo social que
el oyente (nombres propios, apodos, etc.) (C+3).
4. Busque el acuerdo y evite el desacuerdo (C+4).
5. Dé por supuesto o afirme la existencia de afinidad con el oyente, bromee (C+5).
6. Afirme o dé por supuesto el conocimiento de las necesidades del oyente y su respeto
por ellas (C+6).
7. Haga ofertas o promesas al oyente (C+7).
8. Sea optimista (C+8).
9. Dé o pida razones (C+9).
10. Asuma o reafirme la reciprocidad (C+10).
11. Haga regalos al oyente (bienes, comprensión, cooperación, compasión) (C+11).
Estrategias de cortesía negativa
1. Sea convencionalmente indirecto (C-1).
2. Cuestione, mitigue (C-2).
3. Sea pesimista (C-3).
4. Sea deferente (C-4).
5. Discúlpese (C-5).
6. Impersonalice (C-6).
7. Exponga el FTA como una regla general (C-7).
8. Nominalice (C-8).
9. Realice el FTA para que conste como una deuda o para que el oyente no quede
endeudado (C-9).
Estrategias off record (Realice el FTA sin constancia)
1. Dé indirectas (OF1).
2. Diga algo de manera incompleta (OF2).
3. Exagere (OF3).
4. Utilice preguntas retóricas (OF4).
5. Generalice (OF5).
6. Sea incompleto, utilice la elipsis (OF6).
El halago en boca propia es vituperio
Usos del halago y de ‘ándale’ como estrategias de cortesía
Lidia Rodríguez Alfano, Universidad Autónoma de Nuevo León
Elena Jiménez Martín, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey
Resumen
El objeto de estudio en este artículo consiste en dos manifestaciones de la cortesía
mexicana: la realización del acto de halagar y el empleo de la marca de apoyo
ándale/ándele. El objetivo general es describir su funcionamiento en muestras del uso
del español en la capital del estado de Nuevo León, México; y los objetivos
específicos son: a) identificar los rasgos propios del acto de halagar; b) clasificar los
tipos de halago que se presentan en el universo de estudio; c) develar los casos en que
el auto-halago se constituye en manifestación de la cortesía; y d) definir las funciones
cumplidas mediante la introducción de los indicadores de apoyo ándale/ándele como
muestras de cortesía estratégica. Los planteamientos teóricos comprenden propuestas
sobre: la cortesía en general, de Leech (1983) y Hernández Flores (2004); el halago, de
Bravo (2004a, 2004b), Briz Gómez (2004, 2005 y 2007) y Bustos (2007); los usos del
halago en el español de México, de Nelson y Hall (1999), Félix-Brasdefer (2008) y
Hernández Flores (2008); los macro-actos de discurso, de van Dijk (1991); la coconstrucción de la cortesía, de Arundale (1999); la clasificación lingüística de ándale,
de Company (2004) y su definición en diccionarios de la RAE y DEUM. Los
resultados muestran que el halago, además de conformar un acto de habla, se
constituye en parte de un macro-acto de discurso, y que la expresión ándale/ándele
funciona como indicador pragmático de apoyo cortés. La conclusión general a que
llegamos es que las dos manifestaciones de la cortesía estudiadas son a la vez rituales y
estratégicas, y en ambas se evidencia el funcionamiento de un ideoma que se traduce
en el español mexicano en forma de una máxima expresada en términos de “apégate
a las normas de tu cultura”; y que, entonces, la cortesía depende del contexto cultural,
además del situacional, y de las intenciones y características de los hablantes.
Palabras clave
ideoma, acto de halagar, marcadores pragmáticos de apoyo, cortesía estratégica
132 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
1
Introducción
La fórmula Te invito a cenar en tu casa es de uso común en México y
motiva confusiones en los visitantes o residentes recién llegados que no
conocen esta fórmula cortés. La sustitución del posesivo de primera persona,
“mi”, por el de la segunda (tu, en el tratamiento de “tú”/su, en el tratamiento de
“usted”) se orienta a expresar la disposición de los mexicanos a “abrir las
puertas al visitante esperando que se sienta como en su propia casa”, y
manifiesta una de las formas que adopta en este país el ideoma 1 “respeta los
valores de la comunidad”. Como parte de nuestra revisión sobre este ideoma de
la cultura mexicana, examinamos los resultados de algunas investigaciones
etnográficas y antropolingüísticas, en los cuales se reportan los valores
predominantes de la cultura correspondiente a diversas lenguas indígenas
(náhuatl, tzetzal, zapoteca, etc.) que se centran en cuatro conceptos: respeto,
distancia, cortesía y confianza (con predominio de uno sobre los otros
dependiendo del grupo social). Estos resultados coinciden con los obtenidos
mediante encuestas sobre cortesía llevadas a cabo en comunidades mexicanas
contemporáneas por Félix-Brasdefer (2008) y Hernández Flores (2008). De
ambas fuentes puede inferirse que el “yo” que define a la imagen social del
mexicano es un “yo relacional”, un “yo social, interactivo, según el cual se da
prioridad a la otra persona y luego al hablante” (Félix-Brasdefer, 2008).
Sustentamos así nuestro presupuesto relativo a que, como afirma Briz Gómez
(2004: 82), el ideoma correspondiente a México podría expresarse como
“respeta los valores de la comunidad, apégate a ellos”.
Una consecuencia de que la cultura mexicana sea predominantemente
“social” es que en sus prácticas cobra gran importancia la cortesía ritual
(denominada “cortesía normativa” por Bravo, 2005) que se traduce: a) en actos
de cortesía positiva con fases predeterminadas en saludos, peticiones,
invitaciones, y elogios, en determinados contextos (aun en las reuniones con la
familia y en las conversaciones cotidianas); o b) en actos de cortesía negativa
que implican una serie de secuencias negociadas en los distintos turnos, y que
incluyen formas indirectas de expresión. Así, el ideoma de la cultura mexicana
referente al respeto a sus valores se manifiesta en estrategias de cortesía
orientadas a evitar el conflicto y a salvaguardar la imagen propia y del otro
(véanse Leech, 1983: 80; Briz Gómez, 2004: 67 y Hernández Flores, 2004: 97).
Entendemos “ideoma” en el sentido acuñado por Briz Gómez (2004: 67), como la serie de
comportamientos básicos de una cultura dada. Así, en torno a reglas que se respetan en la
conversación, en España el ideoma indicaría “sé original”, y, en México, “respeta los valores de la
comunidad”.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 133
Para este artículo hemos seleccionado como objeto de estudio dos
manifestaciones de la cortesía estratégica muy distintas en su funcionamiento
lingüístico y aun semántico-pragmático, pero que tienen en común ser
manifestaciones características de la cortesía mexicana: la realización del acto de
halagar y el empleo de la marca de apoyo ándale/ándele. Estas estrategias no se
han estudiado todavía en profundidad. El objetivo general es describir sus
rasgos en una muestra del uso del español mexicano; y los objetivos específicos
son: a) identificar los rasgos propios del acto de halagar en el universo de
estudio; b) clasificar los tipos de halago que se presentan en el universo de
estudio; c) develar los casos en que el auto-halago se constituye en
manifestación de la cortesía; y d) definir las funciones cumplidas mediante la
introducción de los indicadores de apoyo ándale/ándele como muestras de
cortesía estratégica.
Enseguida ilustramos la lógica de exposición del presente artículo
como sigue:
Cortesía estratégica en
El habla de Monterrey
Acto de halagar
Rasgos propios del
acto de halagar
Tipos de halago
Uso de marca de apoyo
Ándale/ándele
Funciones
Estructura del ritual
En el ritual de
agradecimiento
Valores culturales,
Objetos de alabanza
En la co-construcción
del tema
El auto-halago
cortés
Muestra de solidaridad,
o de afecto/amistad
Para cumplir nuestros objetivos elaboramos un universo de análisis
tomado de “El habla de Monterrey”, macro-proyecto de investigación que
comprende cuatro corpora: “Primera fase” (HM: 1985-1986); PRESEEA (HMP:
2006-2007), “Estudios diacrónicos” (HMD: 2006-2007), y “Estudios del
lenguaje coloquial” (HMC: 2006-2007). De estas cuatro muestras del lenguaje
oral, tomamos fragmentos de diálogo que ilustran los usos de las estrategias de
134 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
la cortesía en registros 2 caracterizados por distintos grados de formalidad en el
habla, y que forman parte de entrevistas realizadas a hombres y mujeres de
distinta edad y diferente nivel educativo; por tanto, consideramos necesario
definir la caracterización sociodemográfica de los participantes que
identificamos como Informante (I) y Entrevistador (E), respectivamente, a fin
de explicar la variación en las manifestaciones de la cortesía en cada caso.
2
Rasgos del acto de halagar
Con María Bernal (2002: 127) y Bustos (2007: 3), definimos el “halago”
como un acto de habla mediante el cual el hablante emite un enunciado que
valora positivamente los méritos, pertenencias o personas afines a su
destinatario, y, en retrospectiva, éste se ve obligado a responder con una
respuesta verbal o no verbal.
En México existen muy pocos estudios sobre el halago. Nelson y Hall
(1999) han estudiado las diferencias entre los halagos en Estados Unidos y
México, con fines de enseñanza a los estudiantes extranjeros. En su estudio
destacan algunos aspectos relevantes sobre los halagos en México, como su alta
frecuencia y el hecho de que, aun cuando versan principalmente sobre
apariencia física, personalidad, trabajo y posesiones, los más frecuentes se
refieren a las características naturales de la apariencia (ojos bonitos) y de la
personalidad (inteligencia) más que a la apariencia artificial (un peinado) o a los
logros y posesiones conseguidas (como era el caso de Estados Unidos).
Asimismo, señala que, en cuanto al género, son las mujeres las que halagan más
(especialmente a otras mujeres) y que entre dos hombres raramente se hacen
cumplidos referidos a la apariencia personal.
Por otra parte, (Lorenzo-Dus, 2001) sostiene que los halagos más
frecuentes en México son expresiones ritualizadas compuestas por una
selección limitada de adjetivos y verbos entre los que menciona: rico(a),
bonito(a), padre, bueno(a), lindo(a), inteligente. En nuestro universo de estudio
identificamos estructuras sintácticas de los halagos como las descritas por FélixBrasdefer (2007): ¡Qué guapa! (Entrevista HMP072), que se conforma por “Qué
+adjetivo; ¡Qué bonito nombre! (Entrevista s/n del corpus HMC), “Qué” +
adjetivo + sustantivo; ¡Qué padre que fue una de las fundadoras de aquí! (Entrevista
HMP072), “Qué” + adjetivo + verbo + sustantivo. ¡Tienes una hija muy linda!
Definimos “registro” como “variedad de uso según la situación comunicativa concreta”; el
registro del habla coloquial es el que tiene mayor grado de informalidad, y en nuestro universo de
estudio corresponde al corpus HMC. En cambio en los otros tres corpora, conformados por textos
de entrevistas sociolingüísticas, el registro es a la vez semi-formal y semi-informal, y comprende
sólo algunos rasgos del lenguaje coloquial.
2
Coloquio del Programa EDICE
• 135
(Entrevista HMP083), verbo + sustantivo + adjetivo ¡Te queda bien rico!
(Entrevista HMP072), verbo + adjetivo + sustantivo; ¡Ustedes tocan muy bien!
(Entrevista HMP029), sustantivo + verbo + adverbio. Sin embargo, hemos de
enfatizar que el halago no siempre es explícito.
En este artículo describimos tres rasgos que resultan propios del halago
en nuestro universo de estudio: su carácter de muestra de la cortesía estratégica;
su estrecha relación con la cultura; y la forma de ritual que adquiere su
realización en el discurso.
2.1
El halago, muestra de la cortesía estratégica
Briz Gómez (2004: 82-83), al relacionar las estrategias valorizantes del
halago con el tipo de sociedad de que se trata, distingue entre culturas de
distanciamiento o de alejamiento; y culturas de acercamiento, por ejemplo las
hispánicas, que promueven los actos valorizantes como halagos, cumplidos,
piropos, siguiendo el ideoma “hay que halagar” vigente en España y en todo
Latinoamérica, aunque posiblemente es mucho más frecuente en este
continente (véase Briz Gómez, 2007). Por otra parte, Briz Gómez (2007) y
Bustos (2007: 5) sostienen que el uso del halago es estratégico y situacional, y
tiene fines múltiples en el intercambio comunicativo, especialmente como
marca cooperativa. Admitimos la ubicación del halago como manifestación de
la cortesía estratégica atendiendo a la propuesta de Briz relativa a que el
prototipo semántico-pragmático para expresar ese acercamiento social es el
llamado acto verbal valorizante o agradador, que resulta con frecuencia
intensificador o realzador, y, por tanto, comprende halagos y cumplidos (y
rituales de agradecimiento, entre otros). Sostiene que los halagos se encaminan
a conseguir un propósito personal y el aspecto negativo de este tipo de acto es
la adulación o falsa cortesía, para cuya realización, dice Briz (2005: 9): “me
acerco al otro cortésmente como estrategia para lograr un fin distinto del ser
cortés”, y en ese momento, quien emite el halago pasa a ser “estratégicamente
cortés”.
En el discurso de las entrevistas que forman parte del corpus analizado,
los halagos sirven a los entrevistadores para conseguir su propósito: obtener
una muestra de habla que, como propone Labov (1984) se acerque lo más
posible a la espontánea de modo que pueda ser útil a estudios sociolingüísticos
o bien pragmáticos y del discurso. Atendiendo a este proyecto comunicativo,
los entrevistadores intentan cuidar la imagen propia y la de su informante,
como se comprueba en el siguiente ejemplo:
136 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
(1)
I:[…] y ahorita pos toy en vacaciones / es mejor
E: ¡Uh / qué bien! / ¿hasta cuándo tiene vacaciones?
I: Pos / por lo regular nos dan... / eh / salimos el día veinte / entramos el siete
/ de abril / nomás / de lunes a viernes / y este... / en... / julio o agosto / otra
vez / otros quince días / y en diciembre otra vez
E: ¡Ah / qué bien! / pues tiene muchas vacaciones / y me imagino que a la
mejor no tiene tanto peligro de que lo despidan / como en Sukasa / ¿no? / ahí
dejan / despiden con más facilidad ¿o no? (Entrevista HM453)
En (1), el entrevistador emite reiteradamente la expresión ¡qué bien!: la
primera vez, para halagar en forma moderada al informante al expresarle su
aprobación ante su cambio de trabajo (como vigilante en la tienda Sukasa), a la
universidad, donde labora como vigilante del estacionamiento; y en la segunda,
como una forma de manifestarle su admiración por haber seleccionado un
empleo donde tiene más vacaciones. En ambos casos, el Entrevistador (E)
realiza un acto de habla indirecto de “felicitación”, mediante el cual halaga a su
interlocutor.
Con todo y pese a considerarse su carácter como muestra de la cortesía
estratégica, el halago puede ser evaluado como positivo y extremadamente
cortés en cuanto su emisión en ocasiones es requerida para salvar la imagen del
interlocutor; o, en diferentes grados, como inapropiado y aun descortés, en
culturas más distanciantes donde, al menos su uso en exceso se interpreta como
invasor de la privacidad del otro. Este hecho se ha reportado en los estudios
llevados a cabo por Henk Haverkate (2004) respecto a la cultura holandesa
donde el cumplido juega un papel secundario y el hablante holandés, poco
acostumbrado a recibir cumplidos, no está preparado para responder
adecuadamente a los mismos. En el caso de los hablantes ingleses, Hickey
(1991) menciona que los cumplidos, expresiones de admiración y de aprecio en
la cultura española son considerados como exagerados e hipócritas o, incluso,
vergonzantes para los ingleses en el mismo contexto.
2.2
Estrecha relación del halago con los valores culturales
De acuerdo con Nelson y Hall (1999), la gente halaga lo que valora y,
en México, se valora más lo que la persona es que lo que hace o tiene.
Sostienen los autores que los cumplidos mexicanos son más frecuentes, más
creativos, más complejos sintácticamente, aparecen en mayor número de
situaciones, muestran un grado mayor de involucramiento de quien los expresa,
llegando a ser cariñosos, románticos, atrevidos. Se muestran, pues, como un
Coloquio del Programa EDICE
• 137
elemento importante en la interacción entre hablantes, cumpliendo diferentes
objetivos o estrategias.
En el siguiente ejemplo, se comprueba la estrecha relación del halago
con lo que se valora en la cultura mexicana:
(2)
I: Pos yo / el hobby que Dios nos dio […] darnos dinero para ime a mi rancho
porque / de allá, este / nosotros salimos a / a caminar a parar veredas y todo
eso / y a caminar y a ver o sea para ver / las palapitas allá / porque ahí muchos
tienen su alberquita y todo eso / y pos eso es el hobby de nosotros (…) Y
nosotros que estamos grandes / ya los chiquitillos pos / andar corriendo porque
/ no hay peligros de carros y todo eso
E: Sí.
I: Y allá, es el hobby que nosotros tenemos. Y nos vamos…
E: ¡Qué bonito! ¿Cómo es allá, oiga? ¿Es en […], verdad?
I: Sí, viene siendo… es de Salinas, pero es…
E: Ah, de Salinas (Entrevista HM118).
Véase cómo en (2), la entrevistadora calla ante el comentario negativo
expresado por la informante, relativo a que su único hobby consiste en ver las
propiedades ajenas, y reserva una respuesta para la última parte de lo dicho por
su interlocutora, donde expone las ventajas del lugar, y al enunciar el
“cumplido” (¡Qué bonito!) (ahí no hay peligro para los niños); y, al hacerlo, nos
proporciona la evidencia de que el halago es un elemento de cooperación, no
sólo por orientarse a mejorar la relación entre los interlocutores, sino por
reafirmar la identidad de quien lo recibe, su estatus y su poder, valores que se
consideran importantes en la cultura mexicana.
Además, los datos obtenidos de mediante el presente estudio muestran
que lo que se pondera a través del halago es aquello que es valorado en la
cultura. Ejemplos:
(3)
E: ¿Y tu abuelita tam’ién era de aquí?
I: Sí mi abuelita Liberata
E : ¿Cómo se llamaba?
I : Liberata
E ¿Liberata? / ¿era / era… / y e- / era de aquí de Monterrey?
I : Sí
E : Nunca había escuchado ese nombre / había escuchado Librada
I : No / Liberata
E : ¡Pero qué bonito nombre!
I : Liberata
E : Se oye como / italiano Liberata / (Entrevista HMP056)
138 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
(4)
E: ¡Qué padre! / como quien dice usted fue de las fundadoras de aquí
I: No / porque ya estaba el primero / y el segundo sector / este’s el tercero
(Entrevista HMP092)
(5)
E: Tengo tres hijos ya / ya grandes
I: Ya grandes / ¡mira! / ¡cómo te animastes / a seguir estudiando! / ¡qué guapa!
3 (Entrevista HMP072)
En (3), se expresa un halago centrado en el valor de la familia: la
entrevistadora introduce un halago referente al nombre de la abuela de la
informante y añade la explicación de la causa por la cual lo califica como
“bonito”: el origen italiano, que le da status a su interlocutora en el contexto
donde se realiza esta conversación (el Monterrey, México, de 2006-2007, año en
que fue levantado el corpus de HMC). Halagar de este modo a un miembro de
la familia a quien se da un alto valor en México, la abuela (“abuelita” en el
dialecto del español usado en este país) es una estrategia muy efectiva para los
fines que persigue la entrevistadora. En (4), el halago que la entrevistadora
dirige a su interlocutora mediante la expresión “¡Qué padre!, consiste en
ponderar el valor de ser “pionero” o fundador de un barrio o vecindad; pero
esta significación ha de inferirse de la cultura que tal vez derive de un
preconstruido cultural sobre valoración de los “cristianos viejos” versus los
recién avecindados en las ciudades españolas medievales; mientras que lo
ponderado en los halagos introducidos; y en (5), remite a lo extraordinario que
le parece a la informante que una madre (con hijos grandes) estudie.
En general, en todos los usos del halago como muestra de cortesía
estratégica se alaba lo que se considera valioso por parte del emisor. Al
respecto, Nelson y Hall (1999) apuntan que el halago es, en México, un
elemento importante en la fundación de relaciones amorosas, y se realizado de
manera concreta en el “cortejo”; y con base en lo observado en nuestro
universo de estudio, podríamos proponer que lo mismo sucede en ámbitos
laborales, de amistad, familiares, etc.
En el español que se usa en el norte de México, el término “guapa” no se refiere a la belleza
física, sino a la capacidad sobresaliente para realizar un tipo de tarea o una actividad o bien a la
inteligencia superior, como en este caso.
3
Coloquio del Programa EDICE
2.3
• 139
Estructura del ritual del halago
Para describir el carácter de ritual que adquiere el acto de halagar en
México, retomamos la propuesta de Arundale (1999: 119-153) relativa a que
aun el cuidado de la imagen propia y la del interlocutor se realizan dentro de un
proceso de co-construcción; en consecuencia, el halago no necesariamente se
expone en forma explícita, como se comprueba enseguida, donde la
introducción del halago funciona como parte de la co-construcción del sentido
o del tema:
(6)
I: Estoy en la clínica treinta y tres / soy cubre vacaciones y cubro regularmente
áreas claves como quirófano / urgencias / urología / cirugía’mbulatoria / este...
/ terapia no porque no me gusta.
E: Ajá / entonces / por ejemplo / no sé / ya me imagino que a la estas alturas
de / del partido ya no... / no se pone nerviosa o / no sé me imagino que / ha
estado /dentro de las operaciones ¿no? (Entrevista HMP059)
En (6), la entrevistadora contribuye al tema de conversación mediante
un halago implícito en que alaba la eficiencia adquirida por su interlocutora (I)
en sus años de experiencia como enfermera; de este modo, el cumplimiento con
la cortesía es doble pues no sólo incluye el cuidado de la imagen del interlocutor
sino también la continuación con un tema propuesto por éste (su trabajo).
Ahora bien, con base en el presente estudio y una observación general
a los cuatro corpora de El habla de Monterrey, podemos asegurar que no existen
prácticamente halagos de un solo turno. Al respecto, Briz Gómez (2005)
sostiene que el halago se constituye en un acto de habla cerrado y acabado en sí
mismo que comprende dos fases: en la primera aparece el enunciado que
contiene el elogio: y en la segunda, otro enunciado mediante el cual el elogiado
responde adecuadamente. En México este acto tendría prototípicamente cuatro
fases o más en las cuales hay un halago, una no aceptación del mismo (o
desvalorización), insistencia y agradecimiento como en el ejemplo siguiente,
donde I es la Informante, mujer de edad avanzada y de nivel educativo medio; y
E, la Entrevistadora, estudiante universitaria, de 40 años:
(7)
I: Sigues como siempre bonita / delgadita delgadita
E: ¡Ay n’hombre! ni me diga he aumentado /como diez kilos
I: ¡Sí hombre!
E: Sí / en serio / ya volví al gimnasio porque dije ¡ya! (Entrevista HMC046).
140 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
En los casos en que los cumplidos son aceptados directamente, hay dos
turnos, y el segundo suele ser un agradecimiento: “muchas gracias”, o una
atenuación de la alabanza mediante el ofrecimiento de un préstamo de la
prenda que resulta elogiada: “muy a la orden”, o una justificación: “me lo
compré el otro día”. Al respecto, Valdés y Pino (1981) han comprobado, en su
estudio del español de Chihuahua, que por medio de la atenuación de la
alabanza se trata de mostrar afiliación con el interlocutor y estrechar los
vínculos de solidaridad.
3
Tipos de halagos
Siguiendo a Bravo (2004a, 2004b) y a Félix-Brasdefer (2008), al hablar
de la negociación de imagen, nos hemos propuesto no reducir el estudio a la
descripción del acto de halagar, sino considerar la perspectiva discursiva del
Análisis Conversacional. Con tal fin, hemos clasificado los halagos hallados en
los cuatro corpora del proyecto El habla de Monterrey, según su función en el
discurso.
Así, hemos identificado diversas funciones discursivas de los halagos,
las cuales ubicamos en un continuum en cuyos ejes se ubican los extremos del
grado de cooperación en la co-construcción de la cortesía, y que comprenden:
halagos de colaboración conversacional, halagos incluidos en un macro-acto de
discurso, halagos de afiliación o amistad, y autohalagos corteses.
3.1
Halagos de colaboración conversacional
Este tipo de halagos corresponde a los que, como estrategia de cortesía,
contribuyen a la elaboración del tema conversacional, como se ilustra
enseguida:
(8)
I: A m… / me gusta / por su limpieza / a… su… / dignidad / tienen mucha
dignidad ante la vida / ¿qué más me gusta de’llos? / su a- / afectuosidad / son
muy afectuosos / y aparte que caben en cualquier lugar / ellos se adaptan
E: Qué bonito está ese
I: Ese se llama el gusano (Entrevista HMC046)
En este fragmento del diálogo el halago apoya la fluidez de la
conversación, en cuanto la entrevistadora elogia la belleza de los peces que la
informante luce en su pecera. Asimismo, este tipo de halagos se constituye
Coloquio del Programa EDICE
• 141
también en muestra de cortesía discursiva cuando uno de los participantes en
un diálogo cambia el tema o el centro de interés a fin de salvar la imagen del
otro o la propia, ejemplo:
(9)
I: Sí / profeso la religión / cargo mi virgen ¿sabes? / porque la traigo / es
corrientita la traigo desde hace doce o trece años
E: Ah / okay
I: Estaba m’hi´ja muy mala de cáncer (…) La tenían que operar / yo me
encomendé a ella porque me dijeron que era muy milagrosa y me encomendé
/eso fue hace doce años
E: Ah ¡qué bueno!
I: Y la promesa es traerla siempre
E: Ah
I: Mientras no la pierda aquí anda conmigo
E: Sí claro / ¿y es su nietecito?
I: Este es mi nieto
E: Hijo de ella
I: No / no… / los hijos de ella / ahorita cuenta el mayor que es el mayor de mis
nietos veintidós años
E: Ajá
I: Y la niña veinte
E: Ah / okay
I: Y están los chiquitos / este / un niño de once niño / y siete la niña
E: No pues qué bueno (Entrevista HMD013)
En este caso, el entrevistador (varón) emplea la estrategia de cortesía
intentando evadir su participación en torno a un tema tabú (el cáncer de seno) y
en salvaguarda de la imagen negativa de su interlocutora, aun cuando ésta
insiste en relatar pormenores de la experiencia negativa del cáncer de su hija y
de sus consejos, pondera el milagro de la Virgen al que alude su interlocutora
con la expresión ¡qué bueno!, y más adelante reitera esta estrategia para halagar a
la abuela cuando muestra con orgullo a sus nietos.
3.2
Halagos incluidos en un macro-acto de discurso
Este segundo tipo corresponde al acto de habla de “halagar” que forma
parte o constituye el núcleo de un macro-acto de discurso, categoría que es
definida por van Dijk (1991), como la acción global que se realiza, y que a su
vez está conformada por una serie de actos de habla más concretos, entre los
que hallamos los macro-actos de “aprobar”, “agradecer” “felicitar”, etc.; por
ejemplo, las expresiones halagüeñas dirigidas por la informante a la
142 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
entrevistadora en los siguientes fragmentos de diálogo dentro de una misma
entrevista:
(10)
I: ¡Ah! / sí / sí (ahí) ‘tá bien / (…)
E: ¡Ah! gracias / (…) / es de la Facultad de Filosofía
I: ¡Ay! / ¡qué maravilla! (Entrevista HMP035)
(11)
E: Cumplí / pus… / 34 (años) hace dos días
I: Muy / muy joven (Entrevista HMP035)
En (10), el acto de halagar es realizado mediante la enunciación de
“¡Qué maravilla”!, y, a la vez, este acto de habla forma parte del macro-acto de
aprobar el hecho de que la entrevistadora estudie en la universidad y, a la vez, el
de congraciarse por participar en un proyecto tan importante dirigido desde la
Facultad de Filosofía y Letras; y en (11), el macro-acto de habla realizado por la
informante es de felicitación a través del halago referente a la juventud de la
entrevistadora.
3.3
Halagos de afiliación o amistad
En este nuevo tipo de halagos ubicamos a aquellos que se orientan
hacia la consolidación de valores comunes entre los interlocutores, estrategia de
cortesía empleada en el corpus estudiado para reforzar los lazos de afiliación al
grupo o de amistad mutua. Para manifestar una identidad con los habitantes de
un lugar (forma de afiliación a un grupo), se introducen halagos como sigue:
(12)
I: […] soy de Michoacán/ soy de Morelia Michoacán
E: ¡Ah mira qué padre!
I: Pero ya casi soy de aquí porque me vine aquí a los diez años / setenta que
tengo /
sesenta / aquí en Nuevo León (Entrevista HMD013)
En (12), la estrategia de cortesía consiste en halagos mutuos expresados
por las dos interlocutoras en el nivel de la ilocutividad; esto es, cuando en
respuesta a la información sobre el lugar de origen de la Informante (I), la
entrevistadora (E) expone su admiración por la ciudad de Morelia y sus
habitantes, mediante la expresión ¡qué padre!; y en respuesta a ese acto de
admiración, I devuelve el cumplido, estrategia de cortesía, al destacar con
Coloquio del Programa EDICE
• 143
muestras de orgullo (Pero ya casi soy de aquí..) su reconocimiento de que
Nuevo León, lugar de origen de E, es su terruño por adopción.
3.4
¿El auto halago es vituperio?
El dicho El halago en boca propia es vituperio se utiliza muy frecuentemente
como manera de indicar, por un lado, la inadecuación social de alabarse a sí
mismo (elemento base de la cultura de modestia y sobriedad del norte de
México; y, por otro lado, para justificar o atenuar un autohalago (al igual que
“con todo respeto” precede generalmente a una crítica o diferencia de opinión).
Este dicho es repetido sin cuestionamiento alguno como si su significación
fuera, si no universal, sí compartida por todos los hablantes del español. Sin
embargo, los datos encontrados en el presente estudio parecen negar este
adagio. Véanse los siguientes ejemplos:
(13)
E1: ¿Y ahorita cómo / cómo ve / le va bien / en cuestión de la / no...
I: Pues mira / ya crecieron los hijos / a Dios gracias me han salido /
maravillosos hijos / no es porque sean
mis hijos ninguno s’emborracha ninguno... / trai problemas /ninguno le patea la
puert’a la mujer /
ninguno la trai...
E2: No tienen vicios (Entrevista HMD014)
(14)
I: Les quiero enseñar las fotografías de / de mis hijos / mira / éstos son mis
hijos
E: ¡Ay! qué / qué guapos y qué bonita es su hija
I: Que te puedo decir yo que’stán hermosos mis hijos / preciosos / bien
parecidos /¡n’hombre! Valen oro
molido / ¿qué te puedo decir yo verdá?
E: Claro
I: Si son mis hijos
E: Sí
I: Son / muy apuestos
E: Sí muy guapos y muy linda su hija / qué bonito vestido
I: Sí / gracias al Señor / y espero que / que le haiga ido muy bien este año / que
les haya ido muy bien a
ellos este / que... / digo este / m’hija se lo merece bueno Victor / parece
hasta’orita una buena persona
/ ¿m’entiendes? / l’adora / dice... / siempre / este / pues dice qu’él se casó muy
enamorado pero muy
144 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
enamorado d’ella / muy enamorado
E: Mire qué bonita / qué guapa es su hija / muy bonita
I: Muy bonita ¿vedá?
E: Salieron muy bien en la foto (Entrevista HMP083)
En ambos fragmentos de entrevista se comprueba que, aun cuando las
informantes se refieren enfáticamente a las cualidades de sus hijos, las
entrevistadoras, en lugar de mostrar rechazo ante esa falta a la regla relativa a
que el halago en boca propia es vituperio, reafirman la opinión de su interlocutora, a
sabiendas de que, de acuerdo con la cultura mexicana, toda madre debe
expresar un sentimiento de orgullo por sus hijos; y, dado que el ritual de
cortesía obliga al receptor a mostrar su acuerdo con esta norma cultural, en
casos como (14), donde no se comparte la postura expuesta por el emisor del
autohalago, la respuesta cortés implica evadir la negación y actuar como lo hace
la Entrevistadora (E), quien desliza, cortésmente, un ligero desvío del foco de
interés de la conversación, de la belleza física hacia la cualidad de la fotogenia.
En otro fragmento, el auto-halago se modera mediante la exposición
del reconocimiento de que su interlocutora posee las mismas cualidades que la
hablante se auto-adjudica:
(15)
E: Oye me estaba acordando de los chiles rellenos que tú preparas / ¡qué bruta! 4
/ y eso que tú sabes / te
consta que soy buena para cocinar
I: Rebuena
E: […] el otro dia que me trajiste un chile no me lo comí yo porque no le había
hecho lonche a mi viejo / y
haz de cuenta que se lo llevó pero ya cuando él llegó del trabajo dijo ¡qué bruta!
/ es que ese chile que te
dio la Caya estaba ¡pero con madre! (Entrevista HMC049)
Lo que se evidencia en todos estos ejemplos es que normas opuestas
permiten el auto-halago y modifican el ritual de cortesía respectivo.
4
Usos corteses de ándale/ándele
La RAE registra la voz “ándale” como “interjección que invita a iniciar
un movimiento” 5 , y con la misma significación (entre otras) es incluida en el
Esta expresión se emplea en el norte de México no en un sentido literal sino figurado, e indica
admiración.
4
Coloquio del Programa EDICE
• 145
Diccionario del Español Usual de México (DEUM) dirigido por Luis Fernando Lara.
Gramaticalmente, ándale, en tratamiento de solidaridad, y ándele, en tratamiento
de respeto, son formas del imperativo verbo andar 6 al que en México se añade
“le” solamente para dar mayor énfasis a la expresión, mientras que en el español
de uso general (fuera de México) se emplea sin este clítico personal de la tercera
persona (el imperativo estándar del español es anda/ande). Company (2004)
sostiene que “ándale más bien intensifican la acción completa del verbo,
funcionando el constructo en su totalidad verbo + clítico, como una frase
verbal que intensifica la acción del verbo, con la cual el hablante valora el
significado global del evento, un marcador de subjetividad o bien exhorta al
oyente, el otro participante del acto de habla, a involucrarse, un marcador de
intersubjetividad.
En nuestro universo de estudio, esta significación básica aparece
solamente en las citas del discurso referido; ejemplo:
(16)
E: Y por ejemplo / ¿usted / acostumbra ir a la iglesia?
I: Pues mira yo soy católica pero no de ir / de a dejar al padre lo del / pa'l
chocolate como decía mi
abuelita (risas) / decía mi abuelita “¡ándale! Ya 'stá llamando el cura pa'l
chocolate” / yo no / yo
voy /cuando /muy de vez en cuando (Entrevista HMD014)
En otras entrevistas se presenta esta expresión, pero en medio de otras
fórmulas de cortesía, de modo que va perdiendo fuerza ese significado que los
diccionarios registran como “básico” (incitación a realizar un movimiento”):
(17)
E: Bueno / muchas gracias
I: ¡Ándale m'hija / que les vaya muy bien /cuídense mucho / que Diosito los
bendiga y ya saben / aquí tienen su casa (HMP082)
Presuponiendo el valor de ándale/ándele como marcador pragmático de
apoyo, donde puede equipararse a “bueno”, ¨pues”, “en fin”…, reconocemos
que su inclusión en el discurso remite a variaciones de interés, y entre éstas es
relevante el hecho de que funciona como un indicador de cortesía de uso
exclusivo en el español mexicano; y, sin embargo, no ha sido estudiado como
5 En este sentido se acerca a órale cuando funciona como expresión de asombro y es de uso muy
frecuente en México (aunque se empela más que todo en el Distrito Federal, y no tanto en el
resto del país, de modo que ándale/ándele es de uso más generalizado).
6 Mendikoetxea (1999: 1606) cataloga a andar entre los verbos ergativos de movimiento.
146 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
tal. Por tanto, en el presente trabajo enfocamos especialmente otros
significados que se acercan al que registra Lara en el DEUM (aunque sin
catalogar al vocablo ándale como marcador pragmático de apoyo): “eso es lo
que quiero decir”, y “así es como se hace”.
Como resultados del examen pragmático-discursivo, identificamos tres
usos de este marcador pragmático de apoyo cortés: en el ritual de
agradecimiento, en la co-construcción del tema, y como muestra de solidaridad
o afecto.
4.1
‘Ándale’, en el ritual de agradecimiento
El marcador discursivo ándale en su uso cortés es introducido en el
ritual del agradecimiento cuando sustituye a las fórmulas de “gracias” o a su
respuesta obligatoria: “por nada”/“de nada”:
(18)
E: Jorge / quiere- / te / ¿sí tienes / chanza de que te hagan una entrevista? / ¿sí
tienes /tiempo?
I: Creo que sí
E: ¡Ándale! (HMP083).
Esta sustitución de la fórmula de agradecimiento va aumentando su
frecuencia en el lenguaje juvenil en Monterrey; y, por otra parte, manifiesta algo
más acerca de los actos de habla en los que se introduce el ándale, pues su
función pragmática comprende: actos de cortesía “nucleares” cuando su misión
es la de salvar la imagen propia y la del interlocutor; y “actos periféricos”
cuando persigue otros fines, como el de agradecimiento, en el ejemplo anterior.
4.2
‘Ándale’, en la co-construcción del tema de conversación
La introducción de ándale también se presenta como indicador de
cortesía al tiempo que contribuye a la co-construcción del tema/significado.
Ejemplo:
(19)
I: […] con la torta de tamal / el... / el / ¿cómo se llama? / el el... / ¡ay! no sé
el...
E: No sé
I: Bueno ya (risas) / el atole / con la torta de tamal
E: Champurrado
Coloquio del Programa EDICE
• 147
I: Ándale ese / el champurrado / (Entrevista HMC007).
En (19) la cortesía se muestra cuando la Informante (I) introduce el
Ándale en señal de que acepta la designación con la cual E le ayuda a completar
el mensaje sobre la bebida que acompaña a las “tortas de tamal”.
4.3
‘Ándale’, como muestra de solidaridad o afecto
Ándale/ándele es utilizado como estrategia para manifestar la cortesía al
expresar diversas actitudes, como las de solidaridad, o bien como muestra de
amistad o afecto.
La solidaridad con el grupo de pertenencia como otra forma que
adopta el ideoma de la cortesía mexicana (de “respeta los valores de la
comunidad”) se evidencia en los siguientes ejemplos:
(20)
I: Te acuerdas que antes (este barrio) esta'a bien peligroso no / antes estaba
horrible / porque había nomás com'una barda ahí
E: Sí / exactamente
I: Y de ne- / y estaba todo lleno de pintas así de graffiti
E: ¡Ándale!
I: Y antes'taba / oscuro no había ni luz mercurial por ahí
E: No... / y había mucho pandillero y mucho robos yo recuerdo ahí
I: Exacto / ahí sí estaba bien feo (Entrevista HMP072)
En (20), la introducción de ándale es cortés porque manifiesta la
adhesión de E a lo que atañe a los residentes del barrio donde ambas residen.
En otros fragmentos encontramos que los interlocutores se proponen
dar muestras de su amistad y/o expresar afecto, como prácticas de la cortesía,
ejemplo:
(22)
I: […] sí se pe- / se te / se te bate / la vas metiendo / y con las manos/ aunque
te las estés quemando si
tienes guantes / yo ya me di cuenta que con la cuchara / no le puedes menear/
porque /se te bate la sopa /
no te queda entera
E: ¡Ándale!
I: Ento'ces/ con las manos tú tienes que irla / despegando (Entrevista
HMC057).
148 •
Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
En general el uso del marcador de apoyo ándale es uno de los más
frecuentes en México y manifiesta una forma distinta de cortesía.
5
Conclusiones
En el presente estudio hemos constatado la relevancia del uso del
halago y de ándale como estrategias de la cortesía valorizante en relación con
del principio de cooperación subyacente en las máximas conversacionales según
se manifiesta su introducción en entrevistas de cuatro corpus recogidos en
Monterrey, México.
La conclusión general que deriva de los resultados es que, lejos de ser
universal, la cortesía depende del contexto situacional, las intenciones y
características de los hablantes y la cultura a la que pertenecen. En las dos
manifestaciones de la cortesía que hemos estudiado se evidencia el
funcionamiento de un ideoma que se traduce en el español mexicano en forma
de una máxima expresada en términos de “sé cortés sin dejar de apegarte a las
normas de tu cultura”.
Los rasgos compartidos por los halagos y los términos ándale/ándele
como indicadores de la cortesía tienen que ver con la función que cumple su
introducción en el discurso: cuando forman parte de un ritual de cortesía que
caracteriza el ideoma mexicano que hemos mencionado; cuando apoyan la coconstrucción del tema o del significado y, por ende, al diálogo que tiene lugar
en el intercambio comunicativo en las entrevistas; y cuando se constituyen en
elemento esencial en la realización de un acto de habla.
La introducción de halagos y/o de ándale/ándele como indicadores de la
cortesía estratégica o periférica corresponde en los corpora comprendidos para
este estudio, en el objetivo que persiguen los entrevistadores: la realización de
una entrevista. Y su uso como marcadores de la cortesía nuclear comprende su
funcionamiento como muestras de solidaridad con el grupo de pertenencia y/o
muestras de afecto o de amistad dirigidas al interlocutor.
El empleo de estos marcadores de cortesía dentro de una práctica
ritual, como cuando ándale se constituye en una fórmula distinta para expresar el
agradecimiento, se diferencia de otros funcionamientos donde, por ejemplo, la
introducción de un halago con el fin de propiciar el acercamiento social y
estratégico llamado acto verbal valorizante o agradador.
Hemos dejado para un proyecto futuro la aplicación de métodos
cuantitativos que nos permitan definir la variación sociodemográfica del empleo
de los marcadores estudiados y de sus distintas funciones. Por lo pronto
podemos adelantar que, de acuerdo con las normas de cortesía vigentes en
Monterrey, México: el halago en boca propia no siempre es vituperio.
Coloquio del Programa EDICE
• 149
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Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín
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Diferencias de género en el trato pronominal
Leonor Orozco
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Resumen
Los datos aquí presentados muestran que las mujeres son las impulsoras de la
extensión del tuteo en la ciudad de Guadalajara (Estado de Jalisco, México) y
que para ellas, el poder, la distancia y el sexo del destinatario son factores
importantes en la selección del trato pronominal. Asimismo, hay diferencias en
el trato pronominal que reciben hombres y mujeres, con una tendencia a tutear
más a las mujeres sin importar su posición social.
Palabras clave
género, tuteo, mujeres, variación, cambio lingüístico
152 •
Leonor Orozco
1
Antecedentes
Existen suficientes datos empíricos que revelan diferencias de diversa
índole en el comportamiento lingüístico de hombres y mujeres, y de manera
específica en el comportamiento cortés (véanse por ejemplo, Holmes, 1995;
Coates, 1998; Mills, 2003). Por otra parte, desde la sociolingüística variacionista,
se ha mostrado que la variable sexo o género es un factor importante para explicar
el papel que desempeñan hombres y mujeres en los procesos de variación y
cambio lingüístico. En su estudio de Norwich, Trudgill (1974: 93-95) observó
que las mujeres eran más conscientes que los hombres con respecto a los
significados sociales que conllevaban ciertas variables lingüísticas y señaló como
causa probable de esta consciencia el que a los hombres se les valore por la
ocupación que desempeñan y a las mujeres por su apariencia 1 . Los estudios que
muestran que el sexo es un factor significativo en los procesos de cambio
lingüístico son numerosos 2 ; Por lo general, se ha observado que en procesos de
cambio desde arriba 3 las mujeres son innovadoras mientras que en procesos de
cambio desde abajo son conservadoras. Hay, por lo tanto, una aparente
paradoja que Labov (2001) fórmula en los términos siguientes: “las mujeres se
ajustan más de cerca que los hombres a las normas sociolingüísticas cuando
están prescritas, pero se ajustan menos que los hombres cuando no lo están” 4 .
Sin embargo, al analizar ambos tipos de estratificación, Labov observa que es
primordial conocer en qué etapa se sitúa un cambio, ya que existen asimetrías
de sexo en los modelos de cambio lingüístico; pues, cuando se examinan los
datos con detalle, se observa que las mujeres van un paso adelante que los
hombres en estos procesos y que sólo en el caso de variables estables las
mujeres se comportan de manera conservadora.
En términos sociológicos, a las mujeres se les valoraría por su posición social adscrita, en tanto
que a los hombres por la posición social adquirida. Una posición social es la “ubicación de un
individuo, de un grupo o de una clase en una red de relaciones sociales, o bien en una estructura
o en un sistema social, independientemente del sujeto que la ocupa en determinado momento”
(Gallino, 1995, s.v. posición social). La posición social adscrita es “una posición social (rol) que se
asigna al individuo sobre todo a causa de sus características biológicas más significativas y sin
tener en cuenta las aportaciones personales (posición adquirida) producidas en el entorno social”
(Martínez Riu, 2001, s.v. posición social).
2 Para un panorama del comportamiento diferenciado de hombres y mujeres en comunidades de
habla hispana, se sugiere ver el recuento de Blas Arroyo (2005: 157-189).
3 En los procesos de cambio lingüístico los términos desde arriba y desde abajo refieren a dos
aspectos: a) el grupo social que inicia el cambio lingüístico y b) el nivel de consciencia que existe
respecto a las valoraciones sociales que tiene la variable en cuestión. Los cambios desde abajo
inician en las comunidades de hablantes de clase baja y los cambios desde arriba inician en los
grupos de hablantes de clase media y alta.
4 “Women conform more closely than men to sociolinguistic norms that are overtly prescribed,
but conform less than men when they are not” (Labov, 2001: 293).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 153
En este trabajo usaré indistintamente los términos sexo y género para
referirme a esta variable. Actualmente se prefiere el uso del término género
porque refiere a características sociales y culturales no relacionadas
exclusivamente con el sexo biológico. De acuerdo con algunos autores el
cambio ha sido en el empleo de uno u otro término. Labov (2001: 263) señala
que, a pesar de que se emplea el término género, los investigadores no miden el
grado de masculinidad o feminidad de los hablantes, sino que continúan
separando a la población estudiada en dos grupos. Sin embargo, Cheshire
(2002) –quien hace una revisión cabal del empleo de ambos términos en la
sociolingüística– reconoce que a pesar de que este factor se usaba en los
primeros estudios variacionistas como una variable demográfica fácil de
controlar y con la intención de poder “reproducir” los estudios, hay trabajos en
los que el cambio es de término y otros en los que sí hay un cambio de enfoque.
Por otra parte, a partir de la discusión suscitada por el trabajo de Robin
Lakoff (1975), surge una serie de estudios sobre lengua y género que también
ha aportado resultados empíricos que muestran diferencias en la actuación
lingüística de mujeres y hombres. Las explicaciones giraron inicialmente en
torno a dos grandes ejes: 1) las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres
se deben a que, históricamente, las mujeres han estado supeditadas al dominio
masculino; 2) estas diferencias existen porque hombres y mujeres se educan en
subculturas diferentes. En trabajos más recientes se asume que los dos
enfoques no son excluyentes y el interés se centra también en la manera en que
los hablantes construyen y modifican identidades de género mediante el empleo
consciente de ciertos rasgos lingüísticos (Coates, 1998: 413-415; Eckert &
McConnel-Ginet, 2003: 1-8).
Es necesario señalar que la evidencia empírica acumulada en las últimas
décadas ha contribuido a hacer generalizaciones sobre la incidencia del factor
sexo o género en la actuación lingüística, pero no puede esperarse que las
tendencias observadas se repitan de una comunidad a otra. En los primeros
estudios sobre lengua y género, se sugería la existencia de un lenguaje propio de
las mujeres (Lakoff, 1975). En trabajos más recientes se cuestiona si muchos de
los rasgos lingüísticos atribuidos a las mujeres se deben en realidad al sexo o
más bien a la posición social que éstas ocupan (por ejemplo, O’Barr & Atkins
1998).
2
Metodología
Los datos que presento son parte de mi investigación doctoral en la
que pretendo trazar la difusión de un cambio lingüístico en curso: la extensión
del tuteo. Por lo tanto, sigo la metodología de tiempo aparente que se emplea
154 •
Leonor Orozco
en la sociolingüística variacionista (véase Labov, 1994: 43-72). En el mundo
hispanohablante se han realizado numerosas investigaciones sobre formas
pronominales de tratamiento siguiendo esta metodología (por ejemplo, Lastra
de Suárez, 1972; Moreno Fernández, 1986; Medina López, 1993; Rodríguez
Mendoza, 2003) 5 .
Estos datos provienen de un corpus obtenido mediante una entrevista
que fue contestada oralmente por personas originarias de la Zona
Metropolitana de Guadalajara, México 6 . Se realizó un muestreo intencionado
porque el objetivo de la investigación es contar con datos de hablantes que
compartan ciertas normas sociales y lingüísticas y que tengan características
sociales diversas, para obtener con ello patrones de variación sociolingüística.
Para realizar el muestreo se consideraron tres variables sociales
preestratificatorias (género, edad, escolaridad) y para cada una de ella se
definieron varios niveles o variantes. Se trabajó con 36 personas distribuidas
equitativamente según las siguientes características: a) género (18 hombres y 18
mujeres); b) edad (12 personas para cada uno de los siguientes grupos de edad:
20-39 años; 40-59 años; 60-79 años) y c) escolaridad (12 personas para cada uno
de los siguientes grupos de escolaridad: básica, media y superior).
La entrevista se conforma por 82 situaciones de saludo y de petición.
Con el fin de obtener datos sistemáticos de variación, las situaciones
comunicativas que la conforman presentan variación en cuanto a diferentes
aspectos, por ejemplo, el tipo de relación del destinatario en los ejes de poder y
distancia, así como el sexo, la posición social que representa y, en algunos casos,
la edad. Se trató que las situaciones que se plantean en la entrevista sean
situaciones en las que los participantes interactúan o podrían interactuar
normalmente, con destinatarios a los que es posible enfrentarse cotidianamente,
por ejemplo, saludar a un vecino. Además, en todas las situaciones los
participantes asumen su propia posición social; en este sentido el instrumento
empleado es, según la tipología de Kasper (2000), una entrevista de “juegos de
roles”.
En este trabajo se analiza el tipo de relación que existe con el
destinatario de acuerdo con los ejes de poder y distancia (Brown & Gilman,
Por razones de espacio no menciono todos los trabajos que se han basado en cuestionarios para
obtener datos de tratamientos, así como todos aquéllos que emplean la metodología variacionista
para el análisis sincrónico. Sugiero al lector interesado consultar la bibliografía realizada por
Fernández (2006).
6 Actualmente la Zona Metropolitana de Guadalajara es la segunda zona urbana más poblada del
país y la tercera ciudad industrial; comprende los municipios de Guadalajara, Zapopan,
Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, El Salto, Ixtlahuacán de los Membrillos y
Juanacatlán; su población es de 4.095,853 habitantes, los cuales representan el 61% de la
población total del estado de Jalisco que asciende a 6.752,113 habitantes (INEGI 2005).
5
Coloquio del Programa EDICE
• 155
1968; Brown & Levinson, 1987). Poder refiere al eje vertical de una relación;
con este concepto se engloban las diferencias que existen entre los
interlocutores, ya sean de edad, posición jerárquica o estatus. El eje de distancia
refiere al grado de cercanía que existe entre los participantes sin importar su
estatus o jerarquía. Distingo tres categorías para cada uno de los ejes: en el eje
de poder: mayor, menor e igual poder que el destinatario; en el eje de distancia:
destinatario desconocido, relación de trato (destinatarios con los que existe una
relación previa que se restringe al ámbito formal o público y en la que los
intercambios son poco frecuentes) y por último, relación de familiaridad.
Los datos que presentó fueron analizados cuantitativamente mediante
el programa Goldvarb 2001 (Robinson, Lawrence & Tagliamonte, 2001). Este
programa presenta dos tipos de resultados estadísticos. El primero de ellos es
de tipo descriptivo, pues proporciona frecuencias y porcentajes. El segundo, de
tipo inferencial, proporciona probabilidades. La probabilidad se mide de 0 a 1,
donde 0 significa que la posibilidad de que se realice una variante es nula y 1 es
la certeza total de que esa variante se realizará. Por esta razón, la probabilidad
de 0.500 se considera el punto medio a partir del cual se dice que un factor
favorece o no una de las variantes analizadas; se asume que las probabilidades
menores a 0.500 no favorecen la realización de una variante, mientras aquéllas
mayores a 0.500 sí la favorecen.
3
Resultados
A primera vista, el análisis cuantitativo indica que en el trato
pronominal no hay diferencias basadas en el género. En la tabla 1 se muestran
las frecuencias y porcentajes de uso pronominal, vemos que tanto hombres
como mujeres tienen porcentajes de tuteo de 63%, el 37% corresponde al trato
de usted. Sin embargo, si se hace un cruce entre las variables género y sexo del
destinatario o género y edad se obtienen datos que revelan una conducta
diferente de hombres y mujeres. Enseguida se presentarán los resultados del
cruce de estas variables, pero antes veremos qué ocurre con el sexo del
destinatario.
Tabla 1. Uso de formas pronominales de tratamiento según género
tú
Hombre
Mujer
%
63
63
F
723
737
%
37
37
usted
F
431
429
156 •
Leonor Orozco
3.1
Sexo del destinatario
Los resultados del tratamiento pronominal en función del sexo del
destinatario nos muestran (ver tabla 2) una ligera diferencia para ambos grupos,
se tutea con mayor frecuencia a las mujeres, con 69%, que a los hombres, con
58%. En las situaciones en que no se hizo referencia al sexo del destinatario
hubo un 66% de tuteo. Nos centraremos aquí únicamente en aquellas
situaciones en que sí se especificó el sexo del destinatario, por ejemplo, el cajero
de un banco, la empleada de una zapatería.
Tabla 2. Uso de formas pronominales de tratamiento según sexo del destinatario
Hombre
Mujer
No especificado
%
58
69
66
tú
F
628
518
314
%
42
31
34
usted
F
464
231
165
Para ver si las tendencias generales no eran producto de algún sesgo en
la entrevista se hizo una revisión a detalle de las preguntas, ya que nos
preocupaba que no hubiera un balance adecuado con respecto a los
destinatarios, es decir, que los destinatarios del sexo femenino fueran también
aquellos ubicados en la escala inferior de una jerarquía o que se restringieran a
un ámbito específico. Esta preocupación es compartida por otros
investigadores que obtuvieron sus datos mediante el uso de un cuestionario,
pues con este tipo de instrumento lo que se busca es equilibrar la muestra con
tipos de destinatarios diversos, que representen las variables analizadas. Sin
embargo, mujeres y hombres suelen ocupar posiciones diferentes –ya sea en el
ámbito profesional o familiar– y esto se refleja en el tipo de destinatarios que
conforman las situaciones. (Schwenter, 1993: 137 “los hombres tienden a
ocupar empleos más altos que las mujeres en estas dos poblaciones” –se refiere
a Alicante y la ciudad de México; Hasbún & Solís, 1997).
Otro aspecto que debe considerarse es el hecho de que cinco preguntas
del cuestionario se relacionan con tres destinatarios típicamente masculinos y
que recibieron altos porcentajes de ustedeo: maestro, cura y doctor. Se observa
que del total de respuestas correspondientes a estas situaciones, 145
corresponden a destinatarios masculinos y sólo 22 a destinatarios femeninos.
Por esta razón, se hizo un conteo en el que se descartaron estos datos, no
obstante las tendencias se mantuvieron, las mujeres reciben tú en 70.60% de
casos y los hombres en 62.47%.
Otra manera de revisar un posible sesgo fue comparar sólo los datos
que corresponden a pares de destinatarios (hombre/mujer) con características
Coloquio del Programa EDICE
• 157
idénticas en los ejes de poder y distancia en el ámbito familiar. Los datos
correspondientes corroboran que sí se tutea más a las mujeres. En la tabla 3
vemos que los porcentajes de tuteo para destinatarios femeninos son en general
más altos.
Tabla 3. Porcentajes de tuteo en el ámbito familiar según sexo del destinatario
Hombre
Abuelo
Padre
Tío
Cuñado
Sobrino
Suegro
%
26
50
45
84
86
10
Mujer
Abuela
Madre
Tía
Cuñada
Sobrina
Suegra
%
48
57
63
96
91
4
Se trata de diferencias cuantitativas mínimas pero indicativas de una
tendencia –en igualdad de condiciones– a tutear más a las mujeres. Esta
tendencia ha sido documentada en otros estudios realizados en comunidades
hispánicas. Schwenter (1993) encuentra que tanto en Alicante como en la
ciudad de México, las mujeres son tuteadas con mayor frecuencia (en la ciudad
de México 12% para los hombres vs. 24% para las mujeres). También con
datos de la región de Valencia, Blas Arroyo (2005: 303) corrobora esta
tendencia: los hombres reciben tú en 33.9% de casos y las mujeres en 49.1%.
En Costa Rica, Hasbún y Solís llegan a conclusiones similares (1997: 150):
en situaciones donde un hombre y una mujer tengan
características similares (edad, estatus, relación con el hablante),
pareciera que el hombre tiende a ser tratado de “usted” con mayor
frecuencia que la mujer. Esto podría ser una manifestación de los
patrones de conducta imperantes en esta sociedad, donde
generalmente se percibe al varón como figura de mayor autoridad.
Más allá de tener en cuenta la necesidad de realizar una entrevista en
que se repartan equitativamente destinatarios de ambos sexos, hay que
considerar que estas diferencias pueden deberse a la posición social adscrita de
las mujeres y a los papeles sociales que tradicionalmente han desempeñado.
Pues si en una sociedad se percibe a las mujeres como personas ubicadas por
debajo de los hombres en la jerarquía de poder es posible entonces que ellas
reciban en mayor medida tratamientos menos deferentes que los hombres. En
este sentido, habría que preguntarse si la variable sexo del destinatario podría
analizarse como uno de los componentes del factor poder, lo cual explicaría que,
sin importar su jerarquía, los hombres reciban formas de tratamiento más
deferentes que las mujeres.
158 •
Leonor Orozco
Cabe señalar que quizá los resultados obtenidos se expliquen también
por el hecho de que las mujeres tuteen con más frecuencia a destinatarios de su
género, de manera que los resultados globales producen porcentajes de tuteo
más altos cuando un destinatario es mujer porque se trata de promedios de
todos los hablantes.
Vimos que los resultados porcentuales muestran que las diferencias son
pequeñas. De igual forma, los pesos probabilísticos del análisis binomial de un
nivel son apenas ligeramente diferentes (la probabilidad de que un hombre
reciba tú es de 0.489; para una mujer es de 0.500). Además, esta variable no fue
seleccionada en el análisis binomial de regresión escalonada lo que sugiere que
el sexo del destinatario no es un factor de tanto peso en la selección de las
formas de tratamiento. Sin embargo, los resultados de la variable género
muestran que si se separan los datos de hombres y mujeres, el sexo del
destinatario sí es seleccionado en el análisis binomial.
3.2
Género y sexo del destinatario
En este apartado veremos que el comportamiento de hombres y
mujeres es diferente. Esto se observa al cruzar las variables género y sexo del
destinatario.
En el gráfico 1 vemos que el sexo del destinatario no es importante en la
selección del tratamiento para el grupo de hombres, pues ellos tienen
frecuencias iguales de tuteo para ambos tipos de destinatarios (62%). Para las
mujeres el sexo del destinatario sí es determinante; ellas tutean a otras mujeres
con más frecuencia que a los hombres y las diferencias son notables, pues el
tuteo se incrementa en 22 puntos porcentuales cuando se dirigen a otra mujer.
Coloquio del Programa EDICE
• 159
Gráfico 1. Porcentajes de tuteo según sexo del destinatario
80
75
70
65
%60
55
50
45
40
H
M
Hombre
Mujer
Sexo del destinatario
Blas Arroyo (2005: 302-305) comenta que en un estudio que realizó en
la ciudad de Valencia las principales “diferencias generolectales se advierten
sobre todo, en el tratamiento dirigido a los miembros del sexo contrario”. Sin
embargo, la estratificación que encuentra es opuesta a la aquí observada. En
Valencia, las mujeres no varían mucho su tratamiento en función del sexo del
destinatario (usan tú en 51% de casos para dirigirse a un hombre y en 50%
cuando el destinatario es una mujer); mientras que los hombres tutean más a los
de su grupo (39%) que a las mujeres (15.4%).
Los comentarios de las entrevistadas confirman estos resultados. En el
ejemplo (1) Lucrecia responde cómo saluda a los encargados de la tienda de
barrio donde regularmente compra. La situación que se planteó no especificaba
el sexo del destinatario, pero, ella hizo la diferencia, señalando además que la
razón por la que varía su tratamiento está relacionada con el sexo del
destinatario.
(1) [M3S]
a la muchacha le digo/ “buenos días/ ¿cómo estás?”/ sí le hablo de tú/ y al de la
caja/ pos le hablo de usted/ porque- pos no sé- así como que me educaron/ los
hombres de usted/ <risas> ay sí/ a los hombres sí/ como que de usted/ bueno/
no me educaron así/ pero no sé porque/ los hombres/ pos no me dan la
confianza/ como para tutearlos 7 .
En el ámbito laboral, algunas de las entrevistadas siguen también esa
norma. Al recordar cómo se dirigía a sus compañeros de trabajo, Graciana (2)
Los nombres de las personas son pseudónimos. Los criterios de transcripción se presentan al
final del artículo.
7
160 •
Leonor Orozco
ahora jubilada, dijo que trataba a los hombres de usted y a las mujeres de tú. Sin
embargo, hay que considerar que los compañeros de Graciana no tenían el
mismo estatus que sus compañeras y que el trato con ellos era menos frecuente.
(2) [M7M]
depende el grado de confianza/ por ejemplo/ a los obreros/ que teníamos
menos contacto/ eran de usted/ y a las compañeras mujeres/ a todas de tú.
Sandra, una profesora de 53 años, señala que no tutea a sus colegas
hombres a menos que sean muy jóvenes; en cambio, a las mujeres solo las trata
de usted si son de mayor edad (ver 3); además indica que esta distinción la hace
también fuera del ámbito laboral. En este caso vemos que aunque el factor edad
es decisivo en la selección pronominal, a igual edad será el sexo del destinatario
el que defina el tratamiento.
(3) [M5S]
S:
salvo que esté muy chiquito- o sea muy joven el hombre/ entonces sí
le hablo de tú/ si no no/
L:
y en general/ haces esa diferencia en los trabajosS:
en toda mi vida/ siempre lo hago/
L:
ajá/ hombresS:
a los hombres les hablo de usted/
L:
de usted
S:
y a las mujeres de tú/
L:
ajá/ si son mujeres más grandes/ por ejemplo cuandoS:
si son más grandes que yo/ les hablo de usted/
Estos resultados sugieren que las mujeres siguen una norma que
consiste en tutear a los destinatarios del mismo género y usar usted con los
hombres. Lo que abre la posibilidad de que el sexo del destinatario sea un
componente del factor distancia (Brown & Levinson, 1987: 29-33); es decir que
el hecho de pertenecer al mismo sexo es un factor de identidad grupal.
Los comentarios de los hombres van en dos sentidos. Algunos de ellos
sienten que no hacen diferencias basadas en el género, como vemos en (4); pero
otros sí creen que varían su tratamiento, aunque éste no tiene que ver
exclusivamente con el uso pronominal. Por ejemplo, en (5) Jerónimo dice que
al dirigirse a un desconocido sí varía su trato y que a un hombre no le pediría
información usando fórmulas corteses. Al preguntar por el trato con los
amigos, Jael comenta (6) que saluda de manera diferente a sus amigos en
función del sexo; a las mujeres las saluda de beso y a los hombres chocando
Coloquio del Programa EDICE
• 161
manos, además usa formas nominales como güey y cabrón 8 sólo para sus amigos
y emplea cumplidos con sus amigas.
(4) [H4B]
yo pienso que sería lo mismo/ el género no importa
(5) [H6B]
si es un hombre/ siempre: se le- se le pide de frente/ sin por favor/ ni nada
(6) [H2S]
L:
a los hombres?
J:
“quihubo güey”/ “¿cómo estás?”/ este- “¿cómo te ha ido?/
cabrón”/ “qué milagro/ caón”
L:
a una mujer?
J:
“hola/ qué milagro/ ¿cómo estás?/ que- qué guapa/ te has puesto/
¿cómo te ha ido? qué bueno que te veo”
Debido a que el análisis probabilístico de ascenso y descenso no
seleccionó como significativa la variable sexo del destinatario, se separaron los
datos de hombres y mujeres para realizar sendos análisis y se obtuvo un
panorama diferente. Los pesos probabilísticos del análisis binomial de regresión
escalonada indican que el sexo del destinatario sí es un factor importante para
ambos grupos. Vemos que las mujeres favorecen el tuteo cuando el destinatario
es otra mujer (0.591) y no lo favorecen cuando es hombre (0.417), mientras que
los hombres favorecen el tuteo cuando el destinatario es un hombre (0.538) y
no lo favorecen cuando se trata de una mujer (0.419).
3.3
El género en relación con los factores poder y distancia
Las diferencias encontradas en la asignación pronominal en función del
destinatario no se limitan al sexo. Se observa también un comportamiento
diferente de hombres y mujeres en cuanto a las variables poder y distancia.
En el eje de poder, vemos que en las relaciones asimétricas las mujeres
hacen distinciones más marcadas, pues cuando tienen mayor poder que el
Cáon es una forma reducida de cabrón, forma de tratamiento de uso común entre hombres
jóvenes. Palacios (2002: 225) analiza un corpus de conversaciones entre adolescentes de la ciudad
de Puebla en el que el uso de los términos cabrón y güey es muy frecuente; comenta que tanto
cabrón como güey son formas de tratamiento que funcionan también como marcadores
discursivos; considera que estas palabras han dejado “de ser un insulto” para convertirse “en
formas de expresión de solidaridad”. En el corpus que la autora analiza están presentes las formas
güey y su femenino güeya, cabrón y la forma reducida ca.
8
162 •
Leonor Orozco
destinatario sus porcentajes de tuteo alcanzan el 70% pero cuando son ellas
quienes tienen menor poder, lo tutean sólo en 26% de casos. Para los hombres
las diferencias no son tan marcadas pues ellos tutean en estos mismos casos, en
57% y 39% respectivamente (ver gráfico 2). Es de notar que en las relaciones
simétricas no hay diferencias; esto se debe a que en este tipo de relaciones el
tuteo se ha convertido ya en la norma.
Gráfico 2. Porcentajes de tuteo en el eje de poder
100
80
60
H
40
M
%
20
0
Igual
Mayor
Menor
Eje de poder
En el eje de distancia se observa también un comportamiento
diferenciado (ver gráfico 3). En el trato con desconocidos las mujeres tutean en
57% de casos y los hombres sólo en 40%. Lo anterior sugiere que las mujeres
buscan, desde el primer intercambio comunicativo, crear un acercamiento con
su interlocutor mediante el tuteo. Para las relaciones de trato el patrón se
revierte, las mujeres tienen porcentajes menores de tuteo (48%) que los
hombres (60%); en este caso se trata de interacciones en las que ya están
preestablecidos los derechos y obligaciones entre los interactantes y quizá las
mujeres sean más sensibles a este tipo de normas, de manera que a través del
trato pronominal tratan de ser solidarias, pero son también más deferentes. En
las relaciones de familiaridad no hay diferencias entre hombres y mujeres
porque el tuteo es la norma que se sigue para tratar a destinatarios con los que
existe gran cercanía.
Coloquio del Programa EDICE
• 163
Gráfico 3. Porcentajes de tuteo en el eje de distancia
100
80
60
H
40
M
%
20
0
Desconocidos
Familiaridad
Trato
Eje de distancia
3.4
Cruce de las variables género y edad del hablante
Otra diferencia interesante surge cuando observamos qué ocurre en
función de la edad del hablante. Pues en el grupo de mayor edad el tuteo es
menor en el caso de las mujeres y este patrón se revierte en el grupo de jóvenes
donde las mujeres alcanzan una frecuencia superior a la del grupo de hombres.
Los hombres no han variado sus frecuencias de uso pronominal, pues los
porcentajes de tuteo son prácticamente iguales para los tres grupos de edad:
62% en el grupo de 60 a 79 años; 61% en el grupo de 40 a 59 años y 61.5% en
el grupo de 20 a 39 años. En el caso de las mujeres observamos un patrón
lineal, la frecuencia de tuteo se incrementa de manera inversamente
proporcional a la edad. Los porcentajes de tuteo son de 57% en el grupo de 60
a 79 años; se elevan a 64.5% en el grupo de 40 a 59 años, y llegan hasta 68% en
la franja etaria de 20 a 39 años (ver gráfico 4).
164 •
Leonor Orozco
Gráfico 4. Porcentajes de tuteo según edad y sexo del hablante
70
65
H
% 60
M
55
50
79-60
59-40
39-20
Grupos etarios
Si bien, las diferencias son pequeñas, los resultados del análisis
binomial confirman los resultados porcentuales, la probabilidad de que un
hombre tutee es de 0.489; ésta se eleva un poco en el caso de las mujeres,
quienes alcanzan una probabilidad de 0.517. De igual forma, al separar a los
hablantes por género, los resultados del análisis binomial de regresión
escalonada indican que, en la selección del tuteo, la edad no es un factor
importante en el grupo de hombres (la variable no es seleccionada), mientras
que sí lo es en el grupo de mujeres (la variable sí es seleccionada). Esto nos
indica que son las mujeres quienes han contribuido a la extensión del tuteo.
Estos resultados reflejan en alguna medida los cambios sociales
experimentados en la sociedad mexicana, en la que, tradicionalmente, los
hombres han ocupado una posición social de poder y la mantienen, al igual que
mantienen sus frecuencias de tuteo. La vida social de las mujeres se restringía,
por lo general, al ámbito del hogar, donde se desempeñaban como amas de
casa, pero, en los últimos años su posición social ha cambiado, se han
incorporado a la vida estudiantil y laboral. Estos cambios se manifiestan
también en el aumento en sus frecuencias de tuteo que incluso han superado a
las de los hombres para ubicarse a la vanguardia en la difusión de este cambio
lingüístico. Estos resultados corroboran el papel innovador de las mujeres en
las etapas iniciales de cambio lingüístico, sobre todo en los llamados cambios
desde arriba. En estos casos los rasgos lingüísticos que están en proceso de
cambio son, o bien, prestigiosos, o bien, no están estigmatizados (véase entre
otros, Labov, 2001: 261-322).
Coloquio del Programa EDICE
4
• 165
Comentarios finales
Los datos aquí mostrados indican por una parte una mayor sensibilidad
de las mujeres en la asignación del trato pronominal, pues sus frecuencias varían
de manera más drástica en función del tipo de destinatario ya sea en relación al
sexo, o a los ejes de poder y distancia. Los hombres por el contrario mantienen
las mismas frecuencias de tuteo sin importar el destinatario. Asimismo, vemos
que para el grupo de mujeres las frecuencias de tuteo se incrementan en
relación con la edad, lo que las coloca a la vanguardia en la extensión del tuteo.
Por otra parte, vimos que, en igualdad de circunstancias, las mujeres son más
susceptibles de ser tuteadas.
En el futuro, habrá que contrastar de manera sistemática, los datos que
se obtuvieron mediante las entrevistas con datos de interacciones “reales”, pues
la metodología empleada nos ha proporcionado información sobre los patrones
de variación en la asignación y recepción de tratamientos pronominales, pero
falta analizar los usos estratégicos de los tratamientos en interacciones cara a
cara.
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Leonor Orozco
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Cortesía y estigma en el discurso
sobre el Síndrome de Down
Carmen Aracelys López, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela
Alexandra Álvarez Muro, Universidad de los Andes, Venezuela
Resumen
En el seno de los grupos minoritarios y de baja estima se producen estereotipos
y estigmatizaciones y con ello se inhabilita en cierta forma al individuo para
lograr una plena aceptación social. El propósito de esta comunicación es
estudiar la (des)cortesía en el discurso sobre una población estigmatizada como
es la del Síndrome de Down. Para ello examinamos los textos de seis
informantes: dos especialistas sobre el tema, una madre y un padre de una
persona con Síndrome de Down y dos personas ajenas a esta condición
genética. Teórica y metodológicamente nos apoyamos en los planteamientos
que para la teoría de la cortesía y de la imagen social han desarrollado los
siguientes autores: Goffman (1963, 1970), Brown y Levinson (1987), KerbratOrecchioni (2004), Bravo (2000) y Álvarez (2005). Los resultados nos permiten
adelantar algunas conclusiones: las personas cercanas como la madre y el padre
construyen una cortesía valorizante fundamentada en sentimientos positivos
como el amor y la tolerancia. En cambio, las personas más distantes como las
especialistas y las que no tienen ninguna vinculación con el Síndrome
construyen una cortesía mitigadora basada en la atribución de estereotipos y
prejuicios.
Palabras clave
(Des)cortesía, estigma, discurso, síndrome de Down
168 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
1
Introducción: cortesía y estigma
En la interacción cotidiana, las personas emplean distintas normas y
reglas de comportamiento que permiten sobrellevar y mantener sus relaciones.
En este proceso los participantes eligen y hacen uso de diversos recursos
lingüísticos y discursivos que favorecen, por una parte, la interacción y, por
otra, proyectan y representan una imagen de sí mismos. Algunos de estos
recursos están vinculados con la cortesía. El propósito de esta comunicación es
el de examinar las estrategias de cortesía que se utilizan en el intercambio, y las
representaciones sociales que se elaboran a partir de estos mecanismos en el
discurso sobre una población estigmatizada como es la del Síndrome de Down.
Para Goffman (1963), el estigma depende de aquellos atributos que son
percibidos por los otros como diferentes, indeseables o raros y, por ende, sirven
para marcar social y negativamente a quien los posee. En el discurso empleado
hacia una población con una identidad deteriorada o estigmatizada es frecuente
que se produzcan, según Bravo (2000: 5), “situaciones en las cuales la imagen
social de los interlocutores se vea comprometida de modo tal que se requiera de
estrategias que ayuden a superar los posibles conflictos interpersonales”. Por
eso interesa ver cómo una especialista en genética, una especialista en terapia
ocupacional, la madre y un padre de personas con Síndrome de Down y dos
personas ajenas a la condición, construyen su identidad y ponen a salvo su
imagen y la de los otros, en este caso comprendidos por la entrevistadora y las
personas Down, a partir de lo que dicen y de cómo lo dicen.
2
Cortesía e imagen
La cortesía ha sido tratada como una forma de comportamiento
humano que favorece las relaciones interpersonales y la armonía entre los
individuos, evitando o mitigando el conflicto social (Watts, 1992). Una de estas
formas de comportamiento, que nos interesa estudiar aquí, es el
comportamiento comunicativo que se materializa a través de la cortesía
lingüística o discursiva.
Para Álvarez (2005: 15), “hablar de cortesía es hablar de comunicación,
pensar en cortesía es pensar que los participantes de una comunicación
comparten la misma perspectiva y saben que están jugando al mismo juego: el
de ser cortés”. Por lo tanto, se trata de un acuerdo entre emisor y receptor en
el que ambos participan y procuran un mismo fin, la conservación de la imagen
de cada uno.
Coloquio del Programa EDICE
• 169
Por lo tanto, el concepto de cortesía está muy ligado al de imagen: la
puesta en escena de la primera evita la violación de la segunda. “El esfuerzo de
cooperación entre los hablantes obedece a la vulnerabilidad del rostro, cada
actor social trabaja para conservar esta imagen y para mantenerla resulta
imprescindible que los interlocutores contribuyan recíprocamente a que no se
destruya” (Álvarez, ibid: 104). En este sentido, la cortesía actúa en defensa de la
imagen personal, en tanto que la descortesía actúa en dirección contraria, la
amenaza de la misma, de allí la necesidad de recurrir a los diversos elementos de
atenuación (Briz, 1995, 2004, 2005).
Goffman (1970) señala que esta imagen se construye en la interacción,
ya que toda persona actúa en las diferentes escenas de la vida cotidiana tras una
‘máscara’ o ‘cara social’ que le ha sido prestada o atribuida por la sociedad y que
se le retirará en la medida en que su comportamiento no responda a las
exigencias o expectativas esperadas. Por eso se habla de compromiso de imagen
en la medida en que a partir de comportamientos socialmente aceptados se
busca salvaguardar la propia imagen personal e involucrar de manera positiva la
imagen del destinatario. No obstante, para Bravo (2000), esta imagen se
construye dependiendo de los contextos socioculturales en los que nos
desenvolvemos, ya que las reglas de comportamiento no son las mismas para
todas las culturas, por eso prefiere hablar de ‘imágenes sociales relativas’.
Para cumplir con el propósito comunicativo de salvaguardar la imagen
de cada quien, los hablantes disponen de una serie de recursos lingüísticos y
discursivos que les permiten suavizar, mitigar o impedir actos amenazadores de
la imagen, pero al mismo tiempo evidenciar sus creencias, intenciones, valores y
representaciones sociales que tienen acerca de la realidad y de los hablantes.
Siguiendo a Brown y Levinson (1987) la cortesía pone a salvo el rostro
de cada individuo, evitando, por una parte, que se limite o dificulte la libertad
de acción que todo individuo desea preservar y, por otra, respetando el deseo
de cada cual de ser apreciado, respetado y valorado por los demás. Ambos
tipos de estrategias, es decir, la cortesía negativa y la cortesía positiva, tratan de
equilibrar la imagen pública y por consiguiente garantizar el éxito comunicativo.
Para Brown y Levinson, la cortesía negativa es la esencia del comportamiento
respetuoso y es frecuente en los discursos en los que los participantes muestran
una gran distancia social, en tanto que la cortesía positiva es la esencia del
comportamiento “familiar” y “distendido” (1987: 30).
Kerbrat-Orecchioni (1996), por su parte, ha introducido los conceptos
de ‘cortesía valorizante’ y ‘cortesía mitigadora’, utilizada en los casos en que no
hay amenaza o sí la hay, respectivamente. La primera es de carácter positivo,
centrada en el acercamiento, agradecimiento, cumplidos, y la segunda es de
carácter negativo, generada por el peligro que representa la amenaza a la imagen
170 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
del interlocutor. Estos conceptos tienen la ventaja de no comprometerse con los
aspectos culturales endógenos, como sí sucede con los de Brown y Levinson,
debido a que las actitudes de cada cultura con respecto a lo que es o no es cortés,
varían, así como las estrategias y los recursos que sirven para manifestarla.
Kerbrat-Orecchioni (2004) introduce, además del concepto del FTA o acto
amenazador de la imagen, el de FFA, acto agradador de la imagen (p. 43).
3
Metodología y corpus
Los datos analizados aquí provienen de los textos de seis entrevistados:
una especialista en genética, una especialista en terapia ocupacional, la madre
de una persona con Síndrome de Down, el padre de una persona con Síndrome
de Down y dos personas totalmente ajenas a esta condición, todas ellas
habitantes de la ciudad de Mérida, Venezuela. Estos datos forman parte de un
corpus mayor constituido por veinticuatro informantes, organizados
socialmente en: 1) personas con Síndrome de Down, 2) padres y madres de
personas con Síndrome de Down, 3) médicos y especialistas y 4) personas
desvinculadas del tema, los cuales son analizados actualmente dentro de la
investigación Identidad y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down (López, en
curso).
Nuestro análisis del discurso del Síndrome de Down se basa
estrechamente en los conceptos esbozados previamente. En especial seguimos,
para el análisis de los mecanismos de cortesía presentes en el corpus, el modelo
de cortesía valorizante y cortesía mitigadora de Kerbrat-Orecchioni (1996) y
para la construcción de la imagen social, a Goffman (1963, 1970).
Asimismo, el análisis se centra en la explicación de ejemplos
representativos de cómo los informantes construyen su imagen y evidencian las
representaciones sociales que manejan sobre el Síndrome de Down a través de
mecanismos de cortesía.
4
La cortesía en el discurso sobre el Síndrome de Down. Análisis y
discusión del material
(1)
“Hay muchos niños Down con buenas defensas y pocos problemas de salud…
lo mismo ocurre con el aspecto cognitivo, no todos los niños tienen el mismo
compromiso cognitivo, hay niños Down que tienen un desarrollo intelectual
buenísimo”.
Coloquio del Programa EDICE
• 171
(2)
“…médicamente estas personas debido a… a su enfer… a sus escasas defensas,
son muy propensas a desarrollar problemas de salud o algunos problemas de
salud”.
Estos fragmentos corresponden al discurso de la especialista en
genética. El primer texto consiste en un enunciado afirmativo y contiene
evidencias de cortesía negativa, al tratar de atenuar la invasión del terreno del
otro, permitiéndose hacer evaluaciones desfavorables sobre la condición Down.
La genetista, conocedora de estos niños, se apresura a decir que no todos los
niños Down tienen los mismos problemas de salud y que, por lo tanto, hay un
grupo de niños afortunados que no presentan problemas o por lo menos los
presentan en menor escala, porque fueron favorecidos por el grado de afección
del síndrome. Las expresiones están matizadas por los cuantificadores
“muchos”, “pocos”, y el calificativo “buenas”, incluso, estos se encuentran en
los extremos de un continuo. Sin embargo, implícitamente, se presupone que su
condición está asociada con problemas conocidos, lo cual en el fondo
funcionaría como un factor de cortesía atenuadora (Briz, 1995, 2004, 2005).
El fragmento también se refiere al otro aspecto de las personas Down:
el componente cognitivo, dice que “no todos los niños Down tienen el mismo
compromiso cognitivo”. Aquí se advierte una negación explícita seguida de
una atenuación y se entiende que “compromiso” actúa como un eufemismo por
“retardo mental”, discapacidad, etc. Ambos elementos esconden una
presuposición, la idea de que las deficiencias en el aspecto cognitivo no son
iguales para todos los niños. Para evitar que se entienda el verdadero sentido de
la limitación la especialista concluye y dice: “hay niños Down que tienen un
desarrollo intelectual buenísimo”. Ahora se trata de un apreciativo muy
intensificado que indica la percepción favorable que ella tiene de algunos niños
Down y que en otros casos funciona como el reconocimiento, por
compensación, de habilidades artísticas especiales.
No obstante, en el fragmento siguiente, alude a las “escasas defensas”
que en términos médicos tienen estos niños. El reconocimiento de la escasez de
defensas los sitúa en una propensión a “desarrollar problemas de salud”, pero
inmediatamente, como el enunciado es declarativo, introduce una opinión que
mitiga la fuerza de lo afirmado. Utiliza la disyunción “o” y un adjetivo
reparador (“algunos”) que le permite aminorar la existencia de tales problemas.
Nuevamente, para restablecer el sentido de lo que ha sido implicado, emplea un
elemento indefinido como atenuador, al restringir el universo de personas que
sufren las consecuencias del síndrome: el empleo de “algunos”, suaviza el
significado anterior: “escasas defensas”. Igualmente, la expresión queda
doblemente marcada ya que está precedida de una vacilación que corta el
172 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
normal flujo de la dicción. Se evita la palabra “enfermedad” y por lo tanto
emplea una reparación sustituyéndola por “escasas defensas”.
Tratándose de la genetista, la interrupción adquiere una significación
particular. Los especialistas saben muy bien que el Síndrome de Down no es
una enfermedad, por lo tanto, atenúa su equivocación al introducir un elemento
reparador de la situación comprometida, por eso quizás se ampara en una
atenuación final, el adjetivo indefinido “algunos”, que tiene el propósito de
mitigar el efecto semántico de la equivocación.
(3)
“…yo creo que el mayor deseo de los padres es que… que sea totalmente
normal, se desea que el hijo sea normal… uno lo que desea es un hijo sano,
hermoso con toda su potencialidad”
(4)
“Yo creo que es muy difícil que un Down tenga potencial para llegar a la
universidad, bueno yo creo que no se le puede crear expectativas muy grandes a
esos pobres muchachos, porque yo creo que la escuela regular va por encima de
su real potencial y bueno, hay que considerarlos, pues…”
En este caso opina una especialista en terapia ocupacional, en su
discurso utiliza diferentes mecanismos de cortesía mitigadora que indican un
distanciamiento psicológico con respecto al tema objeto de la conversación y
permiten evidenciar una actitud y una percepción de las personas con Síndrome
de Down.
En el primer fragmento habla acerca del deseo de los padres cuando
van a tener un hijo, pero se advierte que sea “normal”, “sano”, “hermoso”,
“con toda su potencialidad”. Por una parte, emplea el uso de “yo creo”
(modalizador de máxima distancia) luego “se desea” (tercera persona genérica)
y, finalmente, “uno lo que desea” es un indefinido pero más próximo que le
permite involucrarse y atenuar las afirmaciones anteriores, es decir, el deseo de
los padres de tener hijos “totalmente normales”.
En este sentido, el discurso consiste en una valoración de términos
opuestos: normal/no normal, sano/enfermo, hermoso/con fisonomía Down,
potencialidad/discapacidad. En estas oposiciones se describe el estigma de la
sociedad, la valoración que se tiene de aquello que es normal o que no lo es. Se
observa un predominio de la primera persona acompañada con verbos de
distanciamiento psicológico (yo creo, yo deseo) lo cual permitiría atenuar la
opinión que se va a verter sobre el asunto.
En el siguiente fragmento se aprecia el uso de los mismos mecanismos,
pero en este caso para referirse a la potencialidad de las personas Down. La
Coloquio del Programa EDICE
• 173
informante opina de manera clara y enfática: “Yo creo que es muy difícil que un
Down tenga potencial para llegar a la universidad”, luego para atenuar el efecto
que pueda producir esta afirmación introduce una reparación a través del
marcador “bueno”, “bueno yo creo que no se le puede crear expectativas muy
grandes a esos pobres muchachos”. Nótese el sentido polisémico del adjetivo
calificativo “pobres”, puede significar varias cosas: muchachos con limitaciones
físicas (hipotonía, baja motricidad), con retraso cognitivo, etc., muchachos por
quienes se siente lástima, muchachos que se sienten frustrados, incapacitados.
La intención comunicativa de la informante se aclara en la siguiente
intervención: “porque yo creo que la escuela regular va por encima de su real
potencial”, aquí ya no cabe duda acerca de su posición ante el discurso, como
especialista y conocedora de las personas con diferentes tipos de discapacidad,
nos trasmite los estigmas y estereotipos que están en el discurso de los otros
(los del exogrupo), aunque los presenta atenuados y hasta reparados.
Finalmente, mitiga su posición a través de una opinión conciliadora: “bueno,
hay que considerarlos, pues”.
(5)
“Yo no los veo como que sea una cosa inferior, como un ser humano inferior a
otro, yo los veo normal, como algo normal”
(6)
“…esas criaturas son muy inteligentes, ellos asimilan rápido… ellos aprenden
todo lo que se les enseña … y esas criaturas ¡cómo quieren hacer cosas…!”
(7)
“Si Dios creó a esas criaturas y dejó que se criaran así, por qué uno va a tener
vergüenza de un ser así … así como son ellos enfermitos, ¿no?”
Ahora opina una persona ajena a la condición Down. En esta
informante podemos apreciar el uso de estrategias de cortesía negativa que
permiten atenuar la opinión y la posición que tiene acerca de lo que representa
para ella una persona con Síndrome de Down, con lo cual evidencia su
identidad como hablante.
Su primera opinión consiste en una cláusula de salvaguarda “yo no los
veo como que sea una cosa inferior…” que a la vez está matizada por la
partícula de negación que se encabeza con el pronombre de primera persona:
“Yo no los veo” y la expresión modalizante: “como que sea una cosa inferior,
como un ser humano inferior a otro”. Nótese, además, que el término “cosa”
se corresponde con el contenido proposicional de “inferioridad”, aunque
inmediatamente es sustituido por “ser humano”, es decir, opera una nueva
174 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
reparación terminológica. Luego, en la segunda proposición, que le sirve de eco,
se vuelve a reiterar la idea moderadora: “yo los veo normal, como algo
normal”, con lo cual se sigue reiterando la condición presupuesta de
inferioridad.
El cambio de matiz calificador, evaluador, no sólo tiene el propósito de
suavizar las primeras expresiones, sino el de revertir por completo la opinión
anteriormente vertida, aunque sigan siendo desfavorables a la imagen de las
personas con la condición Down.
El siguiente fragmento presenta otras estrategias de atenuación. La
condición Down ahora se debe a un designio de la naturaleza, es decir, algo
muy general y vago que sirve de argumento para explicar la imperfección: “la
naturaleza es muy perfecta pero a veces suceden estas cosas”. Incluso, para
reforzar el halago se inserta el comentario siguiente: “esas criaturas son muy
inteligentes, ellos asimilan rápido… ellos aprenden todo lo que se les
enseña… y esas criaturas ¡cómo quieren hacer cosas!”.
En esta serie de conceptos elogiosos y restablecedores de la buena
imagen se destaca el uso de cuantificadores (muy), adverbios de modo (rápido,
todo), más una frase intensificadora: “¡y esas criaturas cómo quieren hacer
cosas!”. Se trata de cuatro opiniones asertivas, positivas, que contrastan mucho
con las ideas del primer fragmento. Además, a pesar de que se reitera el
apelativo “criatura”, no deja de advertirse la presencia de un estigma y de un
estereotipo que ahora es negado.
Precisamente, el último fragmento nos permite colegir que se trata de
un estigma de grupo (exogrupo), ligado a una creencia religiosa, en el sentido de
que todo lo que ocurre en el mundo, sea bueno o malo, es obra de Dios. Pero
el remate de la idea es esclarecedor. Primero, se apela al efecto “vergüenza”, el
cual viene envuelto en una pregunta retórica: “por qué uno va a tener
vergüenza de un ser así…”. Y la expresión un ser así constituye otro
mecanismo de atenuación. Por último, se debe destacar el empleo de tres
elementos más: el estereotipo “enfermitos”, muy característico de la región
merideña (en otras regiones se utiliza “mongolo”, “mongólico”, etc.); en el
diminutivo se reconoce otro rasgos atenuador y, la inserción de “¿no?” es una
fórmula de asentimiento que solicita la complicidad del interlocutor.
(8)
“Para mí ellos son niños permanentes e inocentes, aunque a veces son pilas
también y hacen cosas que uno se queda loco, que uno no espera de ellos…”
(9)
“Yo creo que ellos pueden hacer algunas cosas como… pero sí pueden, algunos
hasta estudian… lo importante es darles amor y cariño…”
Coloquio del Programa EDICE
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Esta informante también reproduce la opinión y los estereotipos que
en su gran mayoría poseen las personas que tienen poco contacto con el
Síndrome de Down. En el primer fragmento se hace una categorización ya
generalizada de que se trata de niños permanentes e inocentes que no pueden
valerse por sí mismos. Sin embargo, posteriormente, se introduce un
comentario reparador encabezado por el marcador “aunque” que permite
mitigar el efecto perlocutivo del mensaje: “Aunque a veces son pilas también”.
En la apreciación de esta informante observamos una doble percepción
de su identidad personal y social. En primer lugar, se sitúa en el grupo de las
personas “normales” y desde esta posición (“para mí”) opina y marca
distanciamiento respecto de las personas Down (“ellos”) a quienes ha calificado
de diferentes maneras.
En segundo lugar, a pesar de haber atenuado su primera opinión sigue
manteniéndose la idea de inferioridad y de discapacidad: (“…hacen cosas que
uno se queda loco, que uno no espera de ellos”) y continúa habiendo diferencia
entre ambos grupos: al que ella pertenece, “los normales” (nosotros) y los
otros, los que poseen el Síndrome (ellos). En otras palabras, la sociedad está
dividida en términos de estereotipos y estigmas, es decir, con respecto a su
endogrupo se autovalora y se autoidentifica positivamente, pero a las personas
Down (exogrupo) las califica negativamente.
Esta posición se esclarece en el siguiente fragmento, por más que la
informante proporciona una disposición a aminorar la distancia social y la
representación psicosocial que tiene, en el fondo se sitúa dentro de una escala
de distanciamiento que esconde el estigma y la conducta discriminadora del
sector al que ella pertenece.
Lo que aparentemente en la opinión anterior, parecía proporcionar una
calificación positiva (“…hacen cosas que uno se queda loco, que uno no espera
de ellos”), luego en el siguiente fragmento se desdibuja por la introducción de
verbos de modalidad (“Yo creo que ellos pueden hacer algunas cosas…”). “Una
cosa es que ellos puedan hacer” y otra que “ellos hacen” o “siempre hacen”. El
“poder hacer” significa que dicho poder no es natural, absoluto ni continuo.
Finalmente, la informante deja aún más clara su posición y evidencia su
verdadera identidad al cerrar su discurso con la expresión aparentemente
conciliadora, pero al mismo tiempo estereotipada y conformista: (“…lo
importante es darle amor y cariño”).
Las creencias, los prejuicios y las representaciones psicosociales en que
se basan estas apreciaciones se deben, probablemente, a lo que la sociedad ha
convalidado como lo que es y lo que no es “normal”, lo que es y lo que no es
diferente, a partir de atributos y características estigmatizadoras.
176 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
(10)
“…yo digo que nosotras somos privilegiadas de tener seres como ellos, ángeles
como yo le digo a él”.
(11)
“Yo me siento muy bien con mi hijo, él es muy lindo… además ellos son
ejemplos para mucha gente por el cariño y lo afectivo que son… no ha sido para
mí ninguna traba, ha sido más bien motivo de felicidad”
En este caso, analizamos el discurso de la madre de una persona con
Síndrome de Down. En el primer fragmento la informante hace uso de
estrategias de cortesía valorizante a través de expresiones que marcan cercanía y
sentimiento de solidaridad y afecto hacia su interlocutor. Nosotras (yo/tú)
constituye una señal que remite a una identidad común, ya que se comparte
una misma realidad: ser madres de personas con Síndrome de Down, que de
alguna manera se contrapone a una opinión generalizada que ella sabe contraria.
Con ello hace una “maniobra de conexión” (Tannen, 2007) para construir una
identidad de grupo.
La informante se siente unida afectivamente a su interlocutora y se
dirige a ella con el propósito de establecer cercanía y al mismo tiempo marcar
afinidad entre los deseos y expectativas de cada una. Hay una intención por
parte de la informante de decir lo que se supone que la entrevistadora quiere
escuchar, porque de lo contrario, también estaría perjudicando su propia
imagen a través de una evaluación desfavorable de su interlocutora, ya que de
acuerdo con Bravo (2000: 17), “lo que hagamos en desmedro de nuestra propia
imagen afectará la de nuestra contraparte conversacional”.
Por otra parte, la expresión somos privilegiadas indica una valoración
y un reconocimiento no sólo a la imagen personal, sino a la de su interlocutora
y a la de su hijo, quien para ella no representa un estigma sino un motivo de
felicidad, un privilegio, ya que no todas las madres tienen la dicha de tener
“ángeles” o “seres como ellos”. Esta posición la intensifica en el segundo
fragmento a partir del verbo de sentimiento “me siento” y del cuantificador
“muy bien” elementos que refuerzan su identidad y permiten expresar su sentir
y su actitud ante la presencia del hijo.
Asimismo, introduce una serie de cualidades (“él es muy lindo”, “ellos
son ejemplos para mucha gente…”) que ayudan a configurar una imagen
favorable de las personas Down y a atenuar las marcas de su identidad
deteriorada. Para Goffman (1963) la persona estigmatizada no goza del aprecio
y del estima de los demás y, por lo tanto, no son aceptados socialmente. Sin
embargo, esta madre exalta la imagen de su hijo con el propósito de presentarlo
de una manera positiva y que sean aprobados por los otros.
Coloquio del Programa EDICE
• 177
El rostro que se construye es el de una madre abnegada quien, a pesar
de las circunstancias y de las adversidades, supo aceptar la condición de su hijo
y por lo tanto quiere persuadir a los demás de que la condición Down no es
ninguna traba ni obstáculo, sino un motivo de felicidad.
(12)
“Ella es lo mejor que nos ha podido pasar, ha sido una bendición para toda la
familia… es la… la alegría y el entusiasmo de la casa, por eso agradecemos a
Dios su presencia, porque nos ha cambiado la vida a todos y todos hemos
aprendido de ella…”
(13)
“La gente tiene que aprender de ellos, a dar amor, confianza de manera sincera,
sin esperar nada a cambio”
Finalmente, analizamos la opinión del padre de una niña con Síndrome
de Down quien en todo su discurso sólo emite opiniones positivas sobre la
presencia de su hija. En la primera muestra se observa un despliegue de
afectividad manifestado a través de expresiones que apelan a sentimientos
positivos como el amor, la alegría, la satisfacción, la tolerancia y el
agradecimiento.
Para Kienpointner (2006: 26) la valoración positiva o negativa que se
haga en torno a las personas u objetos implica necesariamente la expresión de
emociones igualmente positivas o negativas, lo que a su vez guarda una estrecha
relación con el uso de la (des)cortesía.
En este caso, el informante hace uso de estrategias de cortesía
valorizante a través de un discurso que evidencia proximidad y consideración
en torno a las personas Down, además de favorecer una imagen positiva de los
mismos, modificando los estereotipos y las representaciones sociales que se
tienen.
Además, a través de sus comentarios intensificados (“Ella es lo mejor
que nos ha podido pasar, ha sido una bendición para toda la familia… es la… la
alegría y el entusiasmo de la casa…”) está construyendo una imagen favorable
de sí mismo al presentarse como un padre afectuoso y tolerante, obteniendo,
por lo tanto, una aprobación valorizante de su interlocutor. En este sentido, de
acuerdo con Kienpointner (2006: 27) una de las funciones de las estrategias de
(des) cortesía es “crear o modificar emociones más o menos agradables durante
la interacción”, de allí la pertinencia de los ‘actos agradadores de imagen’ (face
flattering acts) según Kerbrat-Orecchioni (1996, 2004).
Por otra parte, el padre, ubicándose dentro del endogrupo se refiere a
las actitudes y comportamiento que deben asumir los otros (los del exogrupo)
178 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
con respecto a las personas Down. Señala que el solo contacto con ellos es
motivo de aprendizaje y de crecimiento personal, por lo tanto, los otros deben
aprender a desarrollar valores y actitudes sociales como la sinceridad, la
confianza, el desinterés y el respeto por el otro.
5
Conclusiones
Las ideas implícitas y explícitas en las intervenciones de las cuatro
primeras informantes revelan una recurrencia impregnada de variados
elementos de atenuación, particularmente en las opiniones de las personas
ajenas a la condición Down. Los cuantificadores, los intensificadores, los
adjetivos y verbos modales, los eufemismos, entre otros, descubren una
evaluación desfavorable de la imagen de las personas Down y de sus
condiciones físicas y cognitivas. Y esto también alcanza a las especialistas que
pese a tener experiencia y trato frecuente con personas con discapacidad y con
sus familiares, sin embargo, parecen mantener ciertos prejuicios del grupo
exógeno.
No obstante, el contenido proposicional también apunta a algo mayor
y que pertenece a un plano implícito del discurso: la existencia de estereotipos y
estigmas, algunos asociados a los conceptos y términos con que se designa la
condición de discapacidad, y otros referidos a los verdaderos prejuicios —por
ejemplo: compromiso cognitivo, enfermitos, criaturas, permanentes,
niños. En el primer caso opera un eufemismo, de empleo muy extendido entre
los profesionales que atienden a las personas Down y sus familiares; en los
siguientes se trata de estereotipos propios de las personas que no están cercanas
a la condición del síndrome y creen que se trata de una enfermedad, que son
personas inútiles e indefensas.
Por otra parte, la madre y el padre desbordan en su discurso la
intensificación de emociones positivas, manifestadas a través de la afectividad,
solidaridad, tolerancia y de la exaltación de su propia imagen y la de los otros.
Con esto se pudiera adelantar algunos comentarios con respecto a la tesis de
Brown y Levinson (1987) o de Kerbrat-Orecchioni (1996), respectivamente,
que desde el exogrupo donde opera mayor distancia social, la cortesía es
mitigadora y desde el endogrupo donde hay mayor acercamiento y contacto
social, la cortesía es valorizante. No obstante, este planteamiento pudiera
corroborarse a partir de los resultados que se obtendrán en la investigación:
“Identidad y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down” (López, en
curso).
Coloquio del Programa EDICE
• 179
Asimismo, se tiene entendido que si las teorías sobre imagen y
descortesía no son universales o no tienen una aplicación universal, es posible
que los atributos o las estrategias de atenuación o de valorización con respecto
a la discapacidad varíen de una cultura a otra, de una sociedad a otra, ya que, tal
como lo dice Bravo (2000: 9): “la percepción de la cortesía no es la misma para
los hablantes de todas las culturas”.
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180 •
Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro
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Discourse and identity in four American families (pp. 27-48). Oxford: Oxford
University Press.
SECCIÓN II
(Des)cortesía en los medios
La descortesía en contextos de telerrealidad mediática
Análisis de un corpus español
José Luis Blas Arroyo
Universitat Jaume I, Castellón de la Plana, España
Resumen
El presente trabajo profundiza en el análisis de la descortesía en contextos
mediáticos iniciada recientemente en la bibliografía especializada. A partir de un
corpus integrado por un concurso de telerrealidad musical en España (Operación
Triunfo), en el que un miembro del jurado ridiculiza y humilla con frecuencia la
actuación de otros participantes, en el artículo se reflexiona en torno a diversos
aspectos relacionados con este comportamiento interaccional. Por un lado, los
caracteres estructurales, culturales e idiosincrásicos que singularizan este medio
con respecto a otros de su misma especie explican en buena medida su éxito y,
para lo que aquí nos interesa, algunos de los rasgos más destacados de la
descortesía, como la variedad de los destinatarios afectados o la de sus formatos
de producción y recepción. Por otro lado, esta singularidad permite poner a
prueba las posibilidades y limitaciones hermenéuticas de algunas teorías sobre la
imagen y el trabajo relacional propuestas en las últimas décadas, aspecto al que
se dedica también una atención destacada en el artículo. Por último, el análisis
de las reacciones ante estos comportamientos marcados permite ver como, en
contextos mediáticos como el presente, diferentes tipos de interlocutores
(concursantes, profesionales, público…) pueden interpretar la descortesía de
forma también diferente, a partir de sus percepciones e intereses particulares.
De esto modo, el debate sobre la naturaleza real o figurada de esta descortesía
se relativiza, abandonando las interpretaciones más maximalistas.
Palabras clave
descortesía, discurso mediático, telerrealidad, sociopragmática, español, España
184 •
José Luís Blas Arroyo
1
Introducción
Tras décadas de atención masiva hacia la cortesía verbal, en los últimos
años parece haberse despertado definitivamente el interés por el polo opuesto
de las relaciones interpersonales, como lo demuestra la publicación en este
tiempo de diversos libros sobre la descortesía (Locher, 2004; Bousfield, 2008;
Bousfield & Locher, 2008), así como un número creciente de artículos en
revistas y monografías especializadas.
Uno de los aspectos más relevantes en el estudio de este extremo
menos armónico, y eventualmente descarnado, de las relaciones interpersonales
es la constatación de que tanto el carácter como el grado que alcanzan los
comportamientos descorteses se hallan íntimamente relacionados con los
contextos en que se desenvuelven, sean estos de carácter individual, cultural o
institucional. A propósito de estos últimos, por ejemplo, se ha llamado la
atención acerca de la existencia de diversos tipos de discurso en los que el
comportamiento interaccional esperable por parte de los participantes es,
justamente, el de la agresividad verbal y la descortesía, como ocurre con los
debates políticos en sede parlamentaria (Martín Rojo, 2000; Harris, 2001) y
electoral (Fernández, 2000; Blas Arroyo, 2001, 2003), los programas de
entrenamiento militar (Culpeper, 1996; Bousfield, 2008) o las alocuciones en
contextos mediáticos (Culpeper, 2005), como las que abordaremos en el
presente artículo. Y es, especialmente en los últimos tiempos, las conductas
ofensivas, la búsqueda del conflicto interpersonal, las interrupciones abusivas y
desconsideradas hacia otros participantes, y demás comportamientos
provocadores, se han convertido en práctica común en numerosos medios de
comunicación, en particular la televisión. A las tertulias y debates a cara de
perro entre pretendidos “expertos” sobre los temas más insospechados
(Patrona, 2006; Brenes, 2007) o los talks-shows electrizantes en los que el
público desempeña también un papel destacado (Lorenzo-Dus, 2007, 2008), se
han sumado recientemente algunas fórmulas que afectan a espacios televisivos
en los que antaño la descortesía parecía vedada, y donde esta adquiere algunos
caracteres que la hacen particularmente interesantes para su estudio. Así ocurre,
por ejemplo, con determinados concursos, como el estudiado por Culpeper,
Bousfield y Wichmann (2003) en Gran Bretaña (The Wikest Link), o el que
analizaremos en estas páginas (Operación Triunfo), donde diversos jóvenes,
que aspiran a triunfar en un certamen musical –y desde allí, al estrellato
mediático–, deben soportar las críticas más acerbas y los intentos de
ridiculización por parte de quienes están al tanto de evaluar sus cualidades
profesionales. Culpeper (2005) ha destacado la función básica de
entretenimiento que desempeña la descortesía en estos medios, pero ha llamado
la atención al mismo tiempo acerca de la realidad que encierra para quienes son
Coloquio del Programa EDICE
• 185
sus destinatarios. En el caso del espacio que analizamos en el presente trabajo
–y de ahí, en buena medida, nuestro interés por este corpus como objeto de
estudio– esta doble realidad se acrecienta considerablemente, ya que la
expectación mediática y empresarial se consigue a fuerza de vapulear los
sentimientos, la valía y las aspiraciones de unos jóvenes, especialmente sensibles
al trabajo de imagen que realizan semana tras semana ante un público
multitudinario que actúa como testigo de excepción. Ficción y realidad se
combinan, pues, en proporciones variables en el desarrollo de esta descortesía,
cuya interpretación puede variar además en función de diversos factores
contextuales.
Así las cosas, ¿qué ofrece de particular la descortesía verbal en ese
medio? ¿qué funciones desempeña y en qué niveles? ¿guarda alguna relación
dicho comportamiento interaccional con la extraordinaria notoriedad mediática
que han cosechado tanto su principal protagonista (Risto Mejide) como el
nuevo formato de concurso por extensión? El presente artículo pretende dar
respuesta a algunos de estos interrogantes. Para ello, nos interesa estudiar la
naturaleza que adquiere la descortesía en este medio, por ver si en ella se
advierten rasgos que van más allá de lo esperable en la correspondiente
comunidad de actividad 1, y justifican de paso un éxito que otros medios han
intentado copiar inmediatamente (sin demasiado éxito).
Ahora bien, un riesgo en el análisis de la descortesía en este medio
deriva de la posibilidad de que, en el fondo, aparezca neutralizada por la
función lúdica –y crematística– esperable en este tipo de programas. En
definitiva, podríamos estar elucubrando acerca de una descortesía no genuina,
perfectamente orquestada para el disfrute de los espectadores y el interés
comercial, y sin excesivo valor, pues, para comprender como funciona en la
realidad el comportamiento verdaderamente descortés. En estas páginas, sin
embargo, defenderemos que esa neutralización no está tan clara, al menos en el
tipo de programa televisivo analizado aquí, donde las repercusiones de la
descortesía son variables y dependientes del contexto. Para ello mostraremos
como diferentes tipos de participantes pueden interpretar la descortesía de
forma también diferente, y como esas reacciones –más o menos visibles–
aparecen condicionadas por factores interpersonales, institucionales y
estructurales de diferente naturaleza.
1 Proponemos esta traducción española del concepto anglosajón de communty of practice (Holmes &
Meyerhoff, 1999), utilizado en los últimos años en el ámbito de la sociolingüística interaccional,
La ‘comunidad de actividad’ permite explicar como numerosos fenómenos de variación se hallan
condicionados no tanto por la pertenencia de los individuos a determinados agregados sociales
(comunidades de habla, sexos, grupos generacionales, clases sociales diferentes, etc.) cuanto por
su implicación en actividades concretas, llevadas a cabo por las personas que se comprometen en
su realización.
186 •
José Luís Blas Arroyo
2
El corpus
El corpus de la presente investigación comprende las intervenciones de
un miembro del jurado –Risto Mejide– en las ediciones del concurso musical
Operación Triunfo de 2006 y 2008 2. El material disponible en esta última edición
es significativamente más extenso que en la primera, ya que en el desarrollo del
concurso en 2008 se distinguen dos fases claramente diferenciadas y con
implicaciones relevantes para nuestro objeto de estudio. La primera
corresponde al periodo en que miles de concursantes procedentes de toda
España realizaron sus pruebas de ingreso en una academia de música ante un
jurado integrado por tres especialistas, entre los que se encontraba nuestro
protagonista. Por su parte, la fase central del programa concierne a las galas
semanales, en las que aquellos concursantes que lograron entrar en la academia,
tras superar la etapa anterior, eran sometidos al minucioso examen de un
jurado, cuyo veredicto resultaba decisivo para su permanencia o abandono del
concurso.
Todos los espacios que componen el corpus han sido grabados
directamente de la televisión, fase tras la cual se han entresacado aquellos
fragmentos que nos permiten un análisis cualitativo del corpus. Señalemos, por
último, que en nuestro estudio de la descortesía adoptamos una aproximación
deliberadamente ecléctica, para la que partimos de las contribuciones realizadas
hasta la fecha por diversos investigadores, con orientaciones no siempre
coincidentes, aunque no por ello necesariamente incompatibles.
3
La creación de un personaje mediático
Inaugurado en España en el año 2001, el programa Operación Triunfo
(OT) ha conseguido desde entonces un notable éxito de audiencia,
especialmente entre el público más joven. Con todo, esta popularidad se ha
incrementado en las últimas ediciones por razones diversas, entre las que ocupa
2 Tras la redacción de estas páginas, Risto Mejide participó en una nueva edición (2009), si bien
esta colaboración estuvo presidida –todavía más si cabe– por la polémica. En efecto, en esta
última convocatoria de Operación triunfo Risto, tuvo que abandonar abruptamente el programa tras
una bronca discusión con el presentador, Jesús Vázquez, de quien, supuestamente, sacó a relucir
su homosexualidad, un extremo, sin embargo, que nuestro protagonista siempre negó con
posterioridad. Sea como fuere, esos hechos ponen de relieve como el comportamiento
interaccional de Risto no siempre es aceptado como parte de las reglas del juego mediático (ni
siquiera por parte de los participantes supuestamente más “profesionales”) y que la descortesía es,
ciertamente, un elemento destacado en el desarrollo de las interacciones verbales en este medio
(para más detalles sobre esta cuestión, véase más abajo el apartado 6).
Coloquio del Programa EDICE
• 187
un lugar destacado el papel que desempeñan algunos miembros del jurado,
cuyo comportamiento comunicativo se aleja de lo tradicionalmente esperable
en estos medios. Perteneciente al género del reality musical, OT presenta un
formato en el que dieciséis concursantes, seleccionados entre varios miles en la
fase previa de ingreso, se disputan el triunfo en un concurso cuya resolución
otorgará a los ganadores la posibilidad de firmar un contrato con un sello
discográfico y la realización de diversas giras promocionales. Para muchos
jóvenes estos objetivos representan un verdadero sueño, y más aún la
posibilidad de transformarse en estrellas del firmamento musical, como ha
ocurrido con algunos cantantes que han alcanzado una gran proyección
nacional y –más ocasionalmente– internacional. 3
En la fase central del programa, el concurso se desarrolla en dos partes
diferenciadas. Durante la primera, que transcurre a lo largo de toda la semana,
los concursantes deben prepararse para la interpretación de un tema musical
previamente asignado. Para ello cuentan con la colaboración de una academia
de profesores, que instruyen a los alumnos en diversas artes musicales y
escénicas. El punto culminante del concurso corresponde a la gala, que tiene
lugar un día a la semana, y durante la cual los participantes deben demostrar su
talento, interpretando las canciones correspondientes. Estas interpretaciones
son juzgadas en la parte final de cada emisión por un jurado, que integran
expertos relacionados con el mundo musical (especialistas de marketing,
directivos de sellos discográficos, profesores de música y danza, etc.), y cuya
actuación resulta decisiva para la resolución del concurso, ya que con sus votos
deciden cada semana el abandono –y consiguiente eliminación– de un
participante. Y así hasta la resolución del concurso.
A diferencia de las cuatro primeras ediciones, en la de 2006 la
productora del programa decidió introducir un nuevo miembro en el jurado
(Risto Mejide), cuyo comportamiento comunicativo difería notablemente del
esperable en este tipo de espacios, así como del resto de sus compañeros en la
tarea de juzgar a los concursantes. Mientras que estos últimos alternaban entre
el empleo de técnicas de mitigación, cuando correspondía realizar una crítica a
aspectos determinados de las actuaciones de los concursantes –o en el extremo
opuesto, de intensificación de las excelencias– Risto Mejide ha destacado
siempre por la sistematicidad de sus críticas más descarnadas, cuando no por el
intento de ridiculización y ninguneo de quienes han tenido el infortunio de caer
bajo su atenta mirada.
El caso del cantante almeriense Bisbal es, probablemente, el más destacado, aunque no el único.
Otros nombres, muy populares entre los aficionados a la música pop y salidos también de
Operación Triunfo son los de Chenoa, Bustamante, Rosa, etc.
3
188 •
José Luís Blas Arroyo
El éxito mediático obtenido por Risto Mejide ha hecho fortuna en
otros programas del mismo tipo, hasta el punto de que en estos días otros
concursos que siguen el formato descrito más arriba cuentan con su particular
“bestia parda”. Ahora bien, el personaje de Risto ofrece una considerable
mayor riqueza y complejidad que sus imitadores, que en muchos casos no van
allá de una mala copia. Y es que la imagen proyectada por nuestro jurado no se
agota en el plano de la mera agresividad verbal y la desconsideración hacia los
concursantes. Al contrario, Risto cultiva un perfil de competencia y honestidad
profesional, que en ocasiones él mismo se encarga de contraponer al de otros
miembros del jurado, más preocupados –en su opinión– por sus propios
intereses que por la calidad del producto final. Como fruto de esta imagen, a
Risto se le puede atribuir, ciertamente, un comportamiento ofensivo con los
concursantes –y en general con todo el mundo, como veremos–, pero no el
hecho de que no se tome en serio su trabajo. De ahí la imagen de seriedad con
que aparece invariablemente en el programa –nunca sonríe, a diferencia de los
demás miembros del jurado–, o las recomendaciones profesionales que dirige
de tanto en tanto a los concursantes, ya sean de alcance individual (por encima de
todo intenta ser tú) o colectivo (quedaros con el contenido de lo que os digo, se trata de
destacar…). A menudo, incluso, la propia agresividad y la rudeza de sus
alocuciones sirven para subrayar esos principios de competencia y honestidad,
que –de nuevo en su opinión– brillan por su ausencia en otros participantes del
programa, ya se trate de los concursantes (…por la credibilidad de este jurado lo que
no podemos hacer es dejarte cruzar la pasarela…; y salir a hacer lo que has hecho esta noche,
es no tenerle ningún respeto a esta audiencia), ya del mismísimo director de la
academia (… el director de la asegura que no hay relación entre talento y éxito (…) me
parece una vergüenza). Por otro lado, se trata también de un jurado al que no le
duelen prendas en reconocer, cuando corresponde, las virtudes de una
actuación determinada (… este jurado está contigo esta noche…; me has convencido Iván)
o las cualidades innatas de un concursante (… tienes talento, tienes voz…; eres un
producto acabao).
4
La creación de un personaje “descortés”
Pese a la importancia de todo lo anterior, en la forja de esa imagen
profesional con la que adorna todas sus intervenciones, Risto se ha hecho
famoso por sus dardos verbales y por la crueldad que destilan sus invectivas a
diestro y siniestro. Su presencia en el concurso parece destinada a zaherir y
humillar semana tras semana a los sufridos concursantes, que tienen la mala
fortuna de caer en sus garras dialécticas y que ven de este modo
considerablemente limitadas sus aspiraciones de continuar en el programa. Por
Coloquio del Programa EDICE
• 189
otro lado, el abatimiento y la merma de la autoestima que provocan la actitud
sarcástica y displicente de Risto es a menudo el objeto –doloroso– de
comentario por parte de muchos concursantes durante sus conversaciones a lo
largo de la semana, convenientemente aireadas por los responsables del
programa en sus resúmenes diarios.
Inicialmente, pues, el comportamiento comunicativo de Risto Mejida
podría ser caracterizado como descortés. A diferencia de otras categorías
conexas, como la agresividad verbal o determinadas variantes de los
comportamientos comunicativos no cooperativos 4, la descortesía lingüística
precisa de un componente de ofensa que amenaza la integridad, la dignidad o,
simplemente, la imagen del interlocutor. Con todo, ya Goffman (1967) advertía
que las ofensas al interlocutor pueden ser de naturaleza muy diferente, según
sean de carácter intencional, incidental o meramente accidental. De este modo,
para muchos autores tan solo las afrentas intencionales merecerían la
caracterización de descorteses, pero no así aquellas en las que falta este
elemento. Por otro lado, en la bibliografía sobre el tema es una cuestión
ampliamente debatida si la descortesía depende tan solo de la intencionalidad
del hablante al emitir una ofensa o, por el contrario, requiere de su
reconocimiento como tal por parte del interlocutor. Las opiniones al respecto
se hallan divididas y en un extremo se sitúan los autores que, como Culpeper
(2005), abogan por una interpretación flexible, en la que cabrían varías
posibilidades. En sus palabras: “Impoliteness comes about when: (1) the
speaker communicates faceattack intentionally, or (2) the hearer perceives
and/or constructs behavior as intentionally face-attacking, or a combination of
(1) and (2)”. Por el contrario, otros investigadores han puesto en duda esta
interpretación flexible de la descortesía y se decantan por la tercera opción, de
modo que la existencia de un comportamiento genuinamente descortés
precisaría de una clara intencionalidad por parte del hablante, así como de su
reconocimiento por parte del receptor (Bernal, 2007; Bousfield, 2008). A su vez
este último tiene la oportunidad de retroalimentar dicha descortesía mediante la
reproducción cíclica de las mismas conductas de las que ha sido objeto
(Culpeper, 2005; Bousfield, 2008). El resto de las actuaciones comunicativas,
que eventualmente pueden atentar también contra la imagen del interlocutor,
supondrían en el mejor de los casos un tipo de descortesía fallida u otras
variantes de comunicación no cooperativas, cuando no, simplemente, una
apariencia de descortesía puesta al servicio de objetivos bien diferentes a los
La descortesía presupone la realización de estos comportamientos comunicativos, pero lo
contrario no tiene por qué producirse necesariamente. Lógicamente, tan solo el contexto puede
determinar el valor concreto de los enunciados.
4
190 •
José Luís Blas Arroyo
descorteses, como la cohesión social o la identidad grupal (Kienpointner, 1997;
Zimmerman, 2005; Bernal, 2007).
Sea como sea, en nuestro corpus el comportamiento verbal de Risto
responde plenamente al prototipo de descortesía genuina, donde las
interpretaciones de hablante y oyente coinciden en advertir una intención real
de agredir al interlocutor. Incluso podríamos caracterizarla como una
descortesía agravada (Rudanko, 2006) y descarnada (Kaul de Marlangeon, 2005;
Bernal, 2007), por el plus de gratuidad e irreverencia hacia el interlocutor que
destila y que supera ampliamente las expectativas esperables en la
correspondiente comunidad de actividad. Como veremos más adelante (véase
apartado 6), las heridas que en sus víctimas deja el comportamiento agresivo de
Risto no pasan desapercibidas para amplios sectores de la audiencia,
destinatarios en última instancia del programa. Incluso cuando las respuestas
verbales de los agredidos se hacen difíciles, o simplemente aparecen vedadas
por las restricciones que imponen las normas del programa (especialmente, en
el caso de los concursantes), la percepción de la afrenta es bien visible –y las
cámaras del programa la recogen con complacencia– a través de una amplia
serie de reacciones no verbales, como risas nerviosas, movimientos faciales y
corporales, semblantes turbados, y en el extremo incluso, el llanto (en relación
con estas reacciones, véase Culpeper, 2005).
4.1
¿Descortesía marcada?
Ahora bien, llegados a este punto cabría interrogarse también acerca del
grado de marcación de esta descortesía. Y es que, pese al carácter perturbador y
atentatorio contra la armonía social que supone la descortesía, lo cierto es que
en algunas comunidades de actividad este es, justamente, el comportamiento
comunicativo esperable. A este respecto, recuerda Bousfield (2008) como el
lenguaje empleado por los mandos militares con la tropa en los programas de
entrenamiento militar –estudiados inicialmente por Culpeper (1996) como
paradigma de la descortesía verbal–, no es siquiera reconocido como tal por el
ejército, institución que en ningún momento acepta la posibilidad de que las
conductas comunicativas que se desarrollan en su seno puedan humillar o
menoscabar la dignidad de los soldados. Asimismo, diversos trabajos han
llamado la atención acerca del carácter esperable, y hasta apropiado, de las
agresiones verbales en el debate político (Fernández, 2000; Blas Arroyo, 2001,
2003; Harris, 2001), o incluso en algunas tradiciones culturales de la entrevista
política (Piirainen-Marsh, 2005), cuyo empleo no supone necesariamente la
Coloquio del Programa EDICE
• 191
ruptura de las relaciones interpersonales 5. De todo ello se desprende que el
carácter apropiado o no de las conductas comunicativas debería abarcar también
este tipo de discursos, y no solo aquellos que tienen una orientación positiva,
como sostienen algunos defensores de la teoría sobre el trabajo relacional
(Watts, 2003; Locher, 2004).
Sin embargo, la descortesía desplegada en nuestro corpus posee un
carácter claramente marcado. Siguiendo la tríada conceptual esbozada por
Spencer-Oatey (2002), ni las expectativas de comportamiento interaccional
(behavioral expectations) en el concurso, ni los deseos (interactional wants) o la
sensibilidad por cuestiones de imagen (face sensitivities) de los concursantes
justificarían otra manera de ver las cosas. Aunque las diferencias en el eje del
poder derivadas de los roles profesionales desempeñados por los participantes
(jurado vs. concursantes) explicarían una conducta comunicativa asimétrica,
nada respalda inicialmente una conducta ofensiva y descortés. Por el contrario,
parafraseando a Brown y Levinson (1987) podríamos decir que el gran peso que
ejercen tanto la distancia social como el elevado nivel de amenaza inherente a
los actos comunicativos protagonizados por los miembros del jurado (críticas,
reproches, avisos, recomendaciones, sugerencias…) justifican un notable
trabajo de imagen 6. Todo ello acentuado en el contexto mediático, cuyas
normas imponen halagar al interlocutor, al fin y al cabo el producto con quien
trabaja el medio televisivo y al que, consiguientemente, conviene mimar. De ahí
que en este tipo de programas de concurso se haya impuesto tradicionalmente
un trato socialmente exquisito al concursante, del que se alaban al máximo sus
cualidades y se mitigan con igual intensidad sus potenciales fallos. Incluso en
concursos como el que nos ocupa, donde el éxito de unos se hace a costa de la
eliminación de otros, esas mismas normas de cortesía imponen una actuación
sumamente cuidadosa, donde las críticas –imprescindibles por la propia
naturaleza del espacio televisivo– se suavizan mediante toda clase de técnicas de
atenuación 7. Por otro lado, a estas restricciones derivadas de la propia
naturaleza de la relación interpersonal, y de las normas de actuación mediática,
se añaden otros condicionantes culturales no menos destacados. Como
recuerda Bravo (1999), en la sociedad española la autonomía personal se
Cierto es, sin embargo, que en algunos contextos estas agresiones pueden ser el preludio de
otras de mayor intensidad, que acaban incurriendo en el insulto y hasta, eventualmente, en la
agresión física (Bolívar, 2001).
6 Por otro lado, hay que recordar que el objeto de la descortesía de Risto son también con
frecuencia otros participantes (miembros del jurado, presentador, profesores de la academia,
público…), con los que no se advierten diferencias de poder.
7 Estas características han presidido los concursos musicales españoles desde sus inicios en 1975
con el espacio Gente joven, que en la época dio a conocer igualmente a un número considerable de
cantantes que a la postre se harían famosos.
5
192 •
José Luís Blas Arroyo
construye principalmente a partir de valores como la autoestima. De ahí que
poner en duda las cualidades y la competencia profesional de los concursantes
representa una seria amenaza para su imagen, que se acrecienta
exponencialmente cuando los medios utilizados destilan la agresividad
descarnada de la que hace gala nuestro jurado.
4.2
Restricciones en la producción/recepción de la descortesía
Caracterizado el comportamiento comunicativo de Risto como
genuinamente descortés, nos interesa ver ahora qué factores condicionan la
naturaleza y el grado que alcanza dicha descortesía.
Entre los más importantes figuran, lógicamente, las diferencias de
poder entre los interlocutores. En este sentido, nuestro corpus muestra
concomitancias con la descortesía analizada en otros tipos de discursos, en los
que prima la desigualdad entre los participantes. En su relación con los
concursantes, Risto acrecienta las relaciones de poder asimétrico entre los
participantes, derivadas de sus roles profesionales respectivos. Para ello se sitúa
en una posición deliberadamente elevada, en la que se arroga no solo el derecho
a atacar sin restricciones a los concursantes, sino también a criticar severamente
sus eventuales reacciones. Recuerda Locher (2004) que entre los caracteres
constitutivos del poder en las interacciones verbales figura, justamente, la
capacidad de restringir la libertad de acción del interlocutor. Risto no pierde la
oportunidad de recordar a los concursantes quién manda, quién posee el
derecho de verter opiniones críticas, por duras que sean, y quién tiene, por el
contrario, la obligación de asumirlas y callar:
(1)
RT: …a ver Moritz, si te parece vamos a jugar a un juego / ¿vale? (RUMORES
ENTRE EL PÚBLICO) (3 s.), yo te digo lo que este jurado piensa y tú lo encajas de la
mejor manera posible ¿vale? //¿sí?
M: [el concursante asiente ruborizado]
RT: ¿vale? 8
En el fragmento anterior, Risto alude veladamente a las lamentaciones
que había vertido en los días previos uno de los concursantes, quien, sometido
a una severa censura durante la gala anterior, se había quejado amargamente
Para la transliteración de los ejemplos seguimos una versión simplificada y parcialmente
modificada de las convenciones utilizadas por el grupo Val.es.co en su análisis del discurso
coloquial (Briz, 1996). La principal modificación reside en la marcación mediante letra cursiva de
los enunciados sobre los que en cada ejemplo deseamos llamar la atención.
8
Coloquio del Programa EDICE
• 193
ante sus compañeros y, de paso, ante una audiencia multitudinaria a través de la
televisión. Con su intervención, Risto deja claro cuáles son los derechos y las
obligaciones de cada participante en el programa, restringiendo así
drásticamente la libertad de acción de sus interlocutores.
Con todo, la capacidad de reacción de estos últimos ante las agresiones
verbales se ve condicionada por los diferentes formatos del programa. Así, la
fase inicial de Operación Triunfo, correspondiente a las pruebas de ingreso de
los aspirantes a entrar en la Academia, favorecía un mayor diálogo entre los
participantes; de ahí que no sea casual que en ella hayamos encontrado la mayor
concentración de respuestas a las puyas de Risto. Por el contrario, las
limitaciones impuestas por las normas del concurso hacen que las posibilidades
de reacción por parte de los concursantes se restrinjan considerablemente
durante las galas semanales. Aunque en la edición de 2008 se flexibilizaran algo
estas reglas con respecto a las de 2006, las posibilidades de actuación
continuaban siendo muy limitadas. En la práctica, la violación de este código de
conducta podía acarrear graves consecuencias para el concursante, en especial si
acudía a un lenguaje políticamente incorrecto. Así sucedió con Tania, una
concursante que, tras ser sometida a una durísima crítica por parte de Risto
reaccionó con inusitada vehemencia, insultando gravemente a nuestro
protagonista (¡toooma, hijo de puta, vete a tomar por culo!). Tanto el lenguaje soez
como el insulto a un miembro del jurado estuvieron a punto de provocar su
expulsión fulminante, de la que finalmente se libró, no sin antes verse obligada
a una pública rectificación.
Por otro lado, es interesante destacar que, dadas las dificultades que
encuentran los concursantes para reaccionar ante las agresiones de Risto, en el
desarrollo de las galas dicho papel es sustituido las más de las veces por la
audiencia en el plató, un público joven que reacciona a menudo mediante
abucheos, pitos e insultos (feo, calvo…) ante las ofensas de que han sido objeto
sus ídolos (para más detalles sobre estas reacciones, véase más adelante el
apartado 6).
4. 3
Destinatarios y formatos de recepción de la descortesía
A la vista de los condicionantes anteriores, nuestro corpus muestra
similitudes con otros tipos de discurso en los que prima una meridiana
desigualdad entre los interlocutores. Así ocurre, por ejemplo, con las
denigrantes alocuciones de los mandos militares hacia sus soldados en las
campañas de instrucción militar (Culpeper, 1996), los tratamientos, a menudo
desconsiderados, de jueces, fiscales y abogados hacia testigos y acusados en los
tribunales de justicia (Lakoff, 1989; Kryk-Kastovsky, 2006; Carranza, 2007), o
194 •
José Luís Blas Arroyo
algunas relaciones patrón-trabajador, como las descritas por Bousfield (2008) en
un afamado restaurante británico.
Pese a lo anterior, nuestro corpus presenta al mismo tiempo algunos
caracteres específicos dignos de mención. Para lo que ahora nos interesa
destaca el hecho de que, pese a ser los concursantes los principales
destinatarios, la descortesía de Risto en absoluto se limita a ellos. Al contrario,
la conducta comunicativa agresiva y desconsiderada alcanza a otros
participantes en esa misma comunidad de actividad: miembros del jurado,
responsables del programa, presentadores 9, profesores de la academia y tutti
quanti, nadie está a salvo de las potenciales ofensas de Risto (véanse ejemplos
representativos en (2) al (9) y (14)). A este respecto, señala Locher (2004) que la
gestión del poder en el curso de las interacciones verbales no tiene por qué
hallarse estrictamente relacionada con diferencias de estatus o con un eje de
relaciones asimétricas. De hecho, no escasean ejemplos en los que dicha
asimetría no encuentra un eco necesario en la conversación. Y en el extremo
contrario, podemos encontrar episodios interaccionales en los que participantes
situados en puntos similares del contínuum social manipulan a su favor el eje
del poder, imponiendo sus intereses y restringiendo la capacidad de maniobra
de los demás. Esto último puede observarse, por ejemplo, en el desplante que
Risto propina a una compañera de jurado (Naomí Galera), quien se había
demorado excesivamente en la atención a un concursante –que, a la sazón,
había resultado ser un familiar– durante las pruebas de ingreso. La intervención
sarcástica de Risto, en la que se establece un símil particularmente desfavorable
para su compañera 10, acaba restringiendo su libertad de acción y provocando la
disculpa titubeante de esta última:
(2)
G: no sé prima [podría ser…
RT:
[oye, de verdad, que estoy por invitar a Isabel Gemio, por favor,
podemos pasar aa:: el cante
G: sí… sí perdón
Ni siquiera la sacrosanta audiencia se libra de las puyas dialécticas de
Risto. Aunque no faltan los hábiles intentos de coalición con esta, como
Particular interés tienen aquí sus enfrentamientos con presentadores de otras cadenas, que
criticaron y hasta hicieron escarnio de la conducta de Risto, y a los que este último contestaba
con particular contundencia en diversas apariciones televisivas.
10 No en vano, Isabel Gemio representa en España el prototipo de presentadora de radio y
televisión dada a la cursilería, así como el tratamiento afectado y sensiblero de los temas de
actualidad. La comparación de la compañera de jurado con esta presentadora tan solo podía ser
encajada con incomodidad, como de hecho pudo comprobarse a través de sus reacciones
verbales y no verbales.
9
Coloquio del Programa EDICE
• 195
cuando reclama la intervención del público para arreglar los desaguisados del
programa (espero que el público en sus casas lo arreglen, porque si no, esto tiene mal
arreglo), son frecuentes los ataques a los espectadores, ya sea a través de
procedimientos indirectos como la ironía:
(3)
RT: no te preocupes [A UNA CONCURSANTE] ya estás aquí / ya estás aquí
/España tiene un magnífico sentido del humor y ha conseguido que te quedes en OT
(4)
RT: …antes que nada déjame, déjame que dé la bienvenida a los espectadores que se
conectan a la gala solo para escuchar las nominaciones del jurao (RISAS Y ABUCHEOS
DEL PÚBLICO) (5. s) quería decirle a esos espectadores que solo miran al jurao que están
todos nominaos (risas)
o mediante el recurso a la impersonalización, con el cual se evita,
hábilmente, la identificación de quienes son el objeto de crítica:
(5)
RT: … te lo digo [A UNA CONCURSANTE] porque por ahí fuera se está
hablando mucho de que no os respetamos, se está hablando de que venimos
aquí a humillaros, se está diciendo muchísimas tonterías...
Pese a ello, no faltan tampoco los ejemplos en los que Risto se dirige
de forma abrupta a sus destinatarios entre el público:
(6)
RT. … porque me parece una falta de respecto luego hablar de que aquí solo venimos a
humillarles cuando ellos ni siquiera se dignan a ver las actuaciones de estos chavales
(APLAUSOS DEL PÚBLICO) (5 s) así que la próxima vez que vean la gala completa
y luego opinen.
Otra característica reseñable en el formato de recepción de esta
descortesía estriba en la potencial alocución a diversos participantes al mismo
tiempo. En ocasiones, Risto realiza un hábil juego dialéctico que le permite
alinearse y formar coaliciones temporales con algunos participantes en
detrimento de otros. Así ocurre, por ejemplo, cuando se dirige directamente a
un participante para censurar, indirectamente, a otro(s). Ocasionalmente, como
en (7), el interlocutor directo (un concursante), sale mejor parado que los
demás, en la presente ocasión los profesores de la academia, cuya competencia
profesional se pone seriamente en duda:
196 •
José Luís Blas Arroyo
(7)
RT: … eso tenía que ocurrirte en una academia en la que, fíjate // eres francamente
mejor que los profesores (RISAS DEL PÚBLICO) /// yo esperaba (APLAUSOS) yo
esperaba que como mínimo, como mínimo algunos de ellos aprendiesen algo de ti / cosa que
tampoco ha ocurrido
Con todo, la particular idiosincrasia de nuestro jurado hace que sean
más frecuentes los casos en que dicho formato de recepción sirve para la
afrenta tanto del alocutor directos como de los que reciben la crítica de forma
indirecta. Es lo que se observa, por ejemplo, en una durísima diatriba contra
una concursante, a la que Risto ya había asaeteado con sus puyas en repetidas
ocasiones, y a quien esta vez acompañan los responsables máximos del
programa, a los que reprocha su falta de ecuanimidad a la hora de reconocer la
valía de los concursantes:
(8)
RT: …a ver no puede ser muchas cosas / no se puede consentir que se eche a alumnos
buenos y que se deje alumnos como tú // no puede ser / no puede ser que tú estés al mismo
nivel que otros / yo eso no me lo trago y ya que los profesores no hacen su trabajo, yo voy a
intentar hacer el suyo.
En sentido contrario, esta misma intencionalidad, doblemente crítica,
se advierte también en aquellas intervenciones en las que el interlocutor directo
no es el concursante, sino otros participantes, pero en las que la crítica al
primero no es menos rotunda. Así, en una de las galas Risto reprocha a sus
compañeros de jurado su falta de profesionalidad al salvar de la eliminación a
un concursante a quien se describe mediante una metáfora particularmente
cruel (vendedor de enciclopedias obsoletas con ínfulas de latin lover) que denigra de forma
indirecta, pero no menos efectiva, al concursante:
(9)
RT: yo […] quiero hablar con mis compañeros de jurado porque esto es lo que pasa cuando
eee les dejo solos ///
N. Galera: ¿¡que qué!? ¿¡cómo!?
RT: yo no fui a las pruebas finales de Barcelona y habéis dejao pasar a un vendedor de
enciclopedias obsoletas con ínfulas de latin lover y esto es lo que pasa.
5
El contenido de la descortesía
Gran parte de los esfuerzos teóricos en torno al principio de la
(des)cortesía han situado el origen de esta en el esfuerzo relacional que
Coloquio del Programa EDICE
• 197
despliegan los hablantes para preservar o –en el extremo opuesto– atacar la
integridad de sus interlocutores en el transcurso de las interacciones verbales.
Por otro lado, dicho esfuerzo se ha conceptualizado con frecuencia mediante la
noción de ‘imagen’ (face), cuyo origen hay que situar en Goffman (1967), pero
que haría fortuna principalmente a través de la obra liminar de Brown y
Levinson (1987).
Pese al valor de este trabajo, sin duda el más influyente entre los
tratados teóricos sobre la cortesía desde hace ya varias décadas, son legión las
páginas que han recogido en este tiempo diversas lagunas teóricas y
metodológicas en la caracterización que Brown y Levinson realizan sobre este
principio interaccional. Para nuestros actuales intereses, valga con señalar las
críticas a la propia interpretación del concepto (Mao, 1994), el excesivo
etnocentrismo cultural y su pretendida universalidad (Wierzbicka, 1985; Ide et
al., 1992; Meier, 1995; Bravo, 1999), las supuestas relaciones con el carácter
(in)directo de la comunicación, desmentidas en el análisis de ciertas
comunidades de habla (Blum-Kulka, 1987; Held, 1989; Wierzbicka, 1991), la
heterogeneidad conceptual de muchas estrategias (Blas Arroyo, 2003, en prensa;
Cashman, 2006) o la ausencia de suficiente ejemplificación empírica de algunas
de estas (Mills, 2005), por mencionar solo algunos de los temas más
profusamente debatidos en la bibliografía.
Por otro lado, se ha criticado la nítida distinción que Brown y Levinson
(1987) establecen entre los polos positivo y negativo de la imagen, y las
estrategias discursivas correspondientes (Meier, 1995; Bravo, 1999). A
propósito de esta dicotomía se ha señalado, por ejemplo, la posibilidad de que,
contrariamente a lo supuesto por Brown y Levinson (1987), en el seno de un
mismo enunciado se encadenen estrategias de ambos tipo sin solución de
continuidad. Al mismo tiempo, se ha destacado que los ataques a una vertiente
de la imagen pueden entrañar también importantes repercusiones para la otra,
de lo que se derivaría la imposibilidad de distinguir nítidamente entre ambas
(Meier, 1995; Bernal, 2007; Bousfield, 2008).
Similares dificultades encontramos en nuestro corpus para caracterizar
con claridad el alcance de algunos comportamientos descorteses. Así en (10),
observamos como el desplante que Risto dirige a un concursante –al que
conmina desabridamente a abandonar la sala de audiciones–, representaría, una
clara agresión a la imagen negativa de este último, a quien se coarta gravemente
en su libertad de movimientos. Y ello tanto desde un punto de vista
estrictamente físico –se obliga al concursante a abandonar el lugar donde se
encuentra– como –más relevante aún– metafóricamente, pues con esta orden se
arruinan de un plumazo los anhelos del joven de pasar a la fase final del
concurso. Ahora bien, al mismo tiempo no puede negarse que dicho ataque
afecta también –y de qué manera– a la voluntad de ese concursante de ver
198 •
José Luís Blas Arroyo
valorados positivamente sus deseos por los demás, lo que representaría una
afrenta nítida a su imagen positiva:
(10)
RT: no me creo que tú te creas que cantas bien // no me lo creo / entonces
como no me lo creo pienso que has venido aquí a tomarme el pelo // y si has
venido a tocarme el pelo como comprenderás me toca lo que no suena, con lo
cual te pediría que recojas tu [guitarra y te vayas Llácer:
[yo no cre – yo no estoy de acuerdo con Risto, [yo creo
que cantas bien, pero creo que este no es tu lugar
RT:
[insisto,
por favor, recoge tu guitarra y lárgate.
Las dificultades para distinguir con claridad entre ambas dimensiones
del face han llevado recientemente a diversos autores a replantear el análisis de la
descortesía en otros términos. Así, Culpeper (2005) ha defendido una
aproximación al tema a partir de un marco más general sobre la gestión de las
relaciones comunicativas, en el que las acciones corteses y descorteses
representan solo algunos de los comportamientos interaccionales posibles, en la
línea argumental defendida anteriormente por Spencer-Oatey (2002). Para esta
autora, las estrategias que despliegan a diario los hablantes en ese esfuerzo
relacional se hallan influidas por factores de diferente tipo. Por un lado, se
encuentran aquellas expectativas de comportamiento (behavioral expectations) que
los participantes esperan en el desarrollo de las correspondientes comunidades
de actividad en que participan, y que responden a condicionantes de orden
social, cultural y discursivo. Por otro lado, los hablantes se mueven también
impulsados por sus deseos más íntimos (interactional wants), que en esencia
vendrían a coincidir básicamente con las dimensiones del face defendidas por
Brown y Levinson (1987). Por último, el trabajo relacional depende también en
gran medida de la sensibilidad con que los interlocutores manipulan y
reaccionan ante dos clases de imagen diferentes, que en la formulación de
Spencer-Oatey (2002) reciben los nombres de: a) personal (Personal Quality
FACE) y b) social (Social Identity Face), respectivamente. La primera implica el
deseo de ser evaluados de forma positiva por quienes nos rodean a partir de
nuestras virtudes, cualidades, apariencia, etc. En su estudio acerca de un
conocido concurso de la televisión británica (The Wikest Link), en el que una
moderadora vulnera sistemáticamente el papel institucional reservado a esta
figura –increpando y poniendo en ridículo a los concursantes que no contestan
adecuadamente a una serie de preguntas de cultura general– Culpeper (2005) ha
destacado algunos recursos de descortesía relacionados con este plano
individual y cualitativo de la imagen. Así ocurre, por ejemplo, con el empleo de
preguntas capciosas, destinadas a poner en evidencia al “inculto” concursante
Coloquio del Programa EDICE
• 199
(“¿pero tú fuiste a la escuela?”), o la imitación deformada de sus palabras y
gestos, para acentuar la burla y el sarcasmo.
Ataques de este mismo tipo pueden advertirse en nuestro corpus
cuando Risto ridiculiza a los concursantes por algunos de sus atributos
externos, particularmente hirientes para unos jóvenes que se presentan ante
millones de espectadores y para quienes dichos rasgos son parte decisiva de su
identidad. Así ocurre, por ejemplo, con sus comentarios sarcásticos acerca de la
apariencia (aspecto físico, vestuario, edad, etc.), ya sea para resaltarlos
negativamente:
•(11)
•RT: …¡cómo se puede venir vestida así! ¿esto es lo mejor que tienes para venir a un casting?
(12)
RT: Iván, primero de todo felicita al tapicero que te ha hecho ese traje (RISAS Y
ABUCHEOS ENTRE EL PÚBLICO), porque eres, realmente eres el primer
concursante que viene vestido de sofá (RISAS ENTRE EL PÚBILICO) y eso ya, eso
ya te hace destacar.
ya para destacar que el físico no lo es todo, como en este fragmento en
el que Risto se dirige críticamente a una atractiva joven, a quien espeta:
(13)
RT: … tú para mí sigues siendo Miss Melilla / dicho de otra forma / tienes que
convencernos de que vales para cantar / aquí no vale con una cara bonita / te lo dije
en el casting y te lo repito hoy
Por su parte, la imagen social (Social Quality Face) puede verse en peligro
cuando se violentan los deseos de reconocimiento y valoración de los
participantes por el desempeño de determinados roles e identidades sociales
y/o profesionales. Muchos de los ataques de Risto a sus compañeros del jurado,
al presentador del programa o a los profesores de la academia podrían caber
dentro de esta categoría. En (14), por ejemplo, observamos como se pone en
evidencia nada menos que al presidente de la Academia de música, a quien se
reprocha haber hecho días atrás un comentario insólito, que hace dudar de su
profesionalidad:
•(14)
RT: … no me sorprenden nada frases, y leo textualmente, como la del director de la
Academia que asegura que no existe relación alguna entre talento y éxito // eso lo ha dicho el
director de una academia de música / me parece una vergüenza para las academias de música
de este país.
200 •
José Luís Blas Arroyo
Ocasionalmente nuestro personaje puede ser también el objeto de estos
ataques por parte de “damnificados” del grupo anterior. Así, en la edición de
2006 se hicieron célebres las respuestas de algunos responsables de la Academia
a las agresiones de Risto. En la que presentamos a continuación vemos al
entonces presidente de esa institución (Kike Santander) replicando con
rotundidad a las críticas que Risto había vertido en los programas anteriores. En
su réplica, Kike Santander aprovechaba para negar la competencia profesional
de nuestro jurado:
(15)
KS: Risto se merece una respuesta a lo que ha dicho porque tú has dejado en el
aire la sugerencia ¿no? de que gracias a tus palabras iluminadas de la semana
pasada nos hemos puesto las pilas / siendo que no se necesita sino un dedo de
frente para darse cuenta de lo que hay que hacer …pero no tiene nada que ver con tu
comentario porque primero dudo que tú reconozcas un do de un re // tengo serias dudas de tu
criterio musical porque has – haces un comentario acertado y haces cinco desacertados y fuera
de tono así que tus palabras desde el punto de vista académico entran por aquí [SEÑALA
EL OÍDO] y salen por acá [VÍTORES ENTRE EL PÚBLICO]
Ahora bien, pese al interés de esta propuesta para calibrar las diferentes
facetas que puede abarcar el trabajo relacional y sus implicaciones para el
estudio de la (des)cortesía, su aplicación práctica a algunas manifestaciones
comunicativas plantea también problemas dignos de consideración. Y no está
entre los menos importantes las dificultades que supone determinar con
precisión el tipo de imagen que se vería afectada en ofensas que afectan tanto a
las cualidades personales que el participante desea ver valoradas por los demás,
como a los roles profesionales que son, precisamente, el objeto de atención en
un concurso musical. ¿Qué decir, a este respecto, de las invectivas a la actitud
de los concursantes, como la que advertimos en (16), en las que se resaltan
negativamente aspectos tanto personales como profesionales?:
(16)
RT: cantas falso, cantas mentira; no estamos sordos, hemos escuchado y hemos sufrido tu
actuación y nos ha costado encontrar una nota que estuviese afinada, es en lo primero que te
creemos, todo lo demás mentira, eres un mentiroso profesional
Ciertamente, representan una burla a las virtudes personales que el
concursante esperaría ver resaltadas o, cuando menos, criticadas de forma
mitigada, pero al mismo tiempo esas virtudes están en la base de la imagen
social que se espera de un buen cantante. Incluso algunos comentarios
desfavorables sobre el aspecto físico, que hemos incluido inicialmente dentro
de las cualidades más afectadas por la imagen personal, poseen también claras
Coloquio del Programa EDICE
• 201
repercusiones sobre la imagen social del interlocutor en la presente comunidad
de actividad. Algo de este jaez puede advertirse en el siguiente diálogo, en el que
Risto hace ver a una concursante que es demasiado mayor para un concurso de
esta naturaleza, comentario que esta última intenta rebatir tan hábil como
infructuosamente (a lo mejor conseguimos captar otro tipo de público también), a la
vista del desplante final de nuestro jurado (te falta mucha fuerza para eso):
(17)
•RT: eres mayor para el público al que va este concurso, [yo te quiero avisar...
C:
[a lo mejor
RT: yo te quiero avisar, yo te quiero avisar para que no te hagas falsas
expectativas
C: sí, sí, pero podemos ver – yo me gusta ver las cosas desde otro punto de vista, a lo mejor
conseguimos captar otro tipo de público también
•RT: te falta mucha fuerza para eso
En definitiva, la imbricación entre las heridas a la imagen personal (en
nuestra sociedad está particularmente mal visto hablar de la edad de las mujeres,
una vez superado el umbral de la juventud) y profesional (una mujer mayor no
puede triunfar en un concurso musical) hace complicada la tarea de deslindarlas
con nitidez.
Por último, cabe destacar también la posibilidad de que en un mismo
enunciado se encadenen ataques a diferentes tipos de imagen. Así sucede, por
ejemplo, en el siguiente extracto, en el que Risto pone en solfa alternativamente,
y sin solución de continuidad, tanto la apariencia física de la concursante (el
escote excesivo de su vestido) como sus cualidades profesionales (la afinación
de la voz):
(18)
RT: está noche has estado muchísimo más pendiente de tu escote que de afinar la nota
(ABUCHEOS DEL PÚBLICO)
A la vista de estas dificultades en la interpretación del contenido de la
imagen y de los ataques a que puede verse sometida en nuestro corpus, se nos
antoja especialmente útil la revisión que Diana Bravo ha realizado sobre el
tema. En su crítica al exceso de etnocentrismo cultural y a la pretendida
universalidad del face brownlevinsoneano, Bravo (1999) ha sustituido las facetas
de este por las nociones de autonomía y afiliación, cuyo contenido puede diferir de
unas comunidades lingüísticas a otras. Este relativismo en torno a la
construcción de la imagen presenta la ventaja de que permite comprender la
idiosincrasia que adquieren tanto la cortesía como la descortesía en cada
tradición cultural. De las dos nociones que nos ocupan es, sin duda, la imagen
202 •
José Luís Blas Arroyo
de autonomía la más relevante para nuestro objeto de estudio. Para la lingüista
argentina esta imagen de autonomía se halla relacionada con el deseo natural de
los individuos de verse a sí mismos –y ser vistos por los demás– como personas
con entidad propia dentro del grupo al que pertenecen. En el caso español –y a
diferencia de otras comunidades– dicha imagen se cifra en buena medida en el
reconocimiento de las aptitudes, el talento o la valía profesional, atributos que
sirven como principal alimento para la autoestima. Ello permitiría explicar por
qué las críticas y los intentos de ridiculización y ninguneo por parte de Risto
causan una profunda herida en la imagen de autonomía que los concursantes
quieren defender, con independencia de que en esta agresión intervengan
aspectos estrictamente profesionales (calidad de la voz, destrezas en la
danza…), junto a otros de carácter más personal (vestuario, peinados, aspecto
físico…), pero no menos relevantes para la construcción de esa imagen.
6
Reflexiones finales
Ahora bien, llegados a este punto de nuestra argumentación, cabría
regresar al principio y plantear si puede realmente caracterizarse como descortés
un comportamiento comunicativo como el de nuestro jurado. Razones no
faltan para la cautela. Por un lado, una cierta paradoja asalta al estudioso cuando
se enfrenta a una auténtica sobrerrepresentación de secuencias conflictivas Con
todo, más relevantes son las observaciones que subrayan los vínculos de la
descortesía con el humor, el entretenimiento o el espectáculo (Culpeper, 2005).
Unas relaciones que, lógicamente, se incrementan en contextos mediáticos
como la televisión. En esta, el contenido de la descortesía se halla íntimamente
asociado a factores psico-sociales que explican la actitud de los espectadores,
como un cierto placer voyeurístico al observar los males y conflictos que atenazan
a los demás, o los sentimientos de seguridad y superioridad que inspira el ser
meros testigos de unas relaciones inarmónicas de las que, afortunadamente,
ellos se ven libres en la vida real. Tras la revisión detenida de las galas y de los
comentarios subsiguientes en diversos medios (prensa, televisión, chats en
internet…), no cabe duda de que estos factores explican también el
comportamiento de una parte significativa de la audiencia, tanto la que ve el
programa a través del televisor de sus casas, como la que, en el plató, reacciona
con regocijo ante las agresiones inmisericordes de nuestro jurado.
Y sin embargo, no puede decirse que ello sea así para otros muchos
participantes. Culpeper (2005) ha visto como las “boutades” que la
presentadora de The Wikest Link dirige a los miembros de este concurso
británico dejan una huella dolorosa en más de una ocasión, por mucho que
conozcan las normas del programa y el papel que aquella se ve obligada a
Coloquio del Programa EDICE
• 203
desempeñar. Nadie puede sentirse satisfecho cuando le recuerdan su falta de
formación o su incultura, y ciertos comportamientos no verbales son un buen
reflejo de esa insatisfacción.
En nuestro corpus lo anterior es todavía más así, si cabe. Por un lado,
las reacciones que advertimos en los concursantes –y en menor medida en otros
participantes– van desde la sonrisa forzada y el rubor, a los movimientos
nerviosos de cabeza y otras partes del cuerpo, que revelan la profunda
impresión que causan las acerbas críticas recibidas. Claro que no son las únicas,
ya que en el extremo no faltan los ejemplos de concursantes que literalmente
rompen a llorar ante las agresiones de Risto. Pero, por otro lado también, es
lógico que tanto el fondo como –sobre todo– la forma de esas críticas afecten a
unos concursantes que presentan claras diferencias con los del programa
analizado por Culpeper. Si estos últimos saben perfectamente a qué van cuando
acuden al plató de televisión, no puede decirse lo mismo de los aspirantes a
ganar Operación Triunfo. Desde luego, no en la edición de 2006 donde
apareció por primera vez nuestro personaje, para sorpresa de todos. En las
cuatro ediciones anteriores, Operación Triunfo había discurrido como un
concurso musical más al uso: las palabras de ánimo, la exaltación de la
excelencia (a menudo, ficticia) o la atenuación de los defectos constituían la
norma. Pero todo cambió en la temporada de 2006, y los zarpazos dialécticos
de Risto comenzaron a hacer fortuna, para desgracia de concursantes y otros
miembros del programa, con los que aquel mantuvo tensas relaciones, que
quizá ayudarían a explicar su ausencia en la siguiente edición 11.
Ahora bien, más importante que lo anterior es el hecho de que para los
concursantes de OT lo que se halla en juego es bastante más que unos pocos
miles de euros, como los que, en el mejor de los casos, suelen conseguirse en un
concurso convencional. En nuestro caso se trata de jóvenes, en muchos casos
por debajo de la veintena, que vienen al programa a cumplir el sueño de sus
vidas. Y además lo hacen ante audiencias multitudinarias 12, que actúan a modo
de testigos preferentes de los intentos de ridiculización y ninguneo a que se ven
sometidos semana tras semana. En este contexto, las consecuencias para la
imagen del concursante se agravan exponencialmente. Y es que, como recuerda
Terkourafi (2008): “If I am interacting with an interlocutor in front of an
audience, I make (and am aware of making) a bid of face not only in the eyes of
11 Esas relaciones fueron especialmente tirantes con el presidente de la Academia, Kike
Santander, así como con la profesora de técnica vocal y canto, Edith Salazar. Ambos habían
desempeñado sus respectivos papeles en las temporadas anteriores, pero dejaron de hacerlo en
2008.
12 En las dos ediciones analizadas en este trabajo los índices de audiencia de Operación Triunfo
superaron con creces a los de otras cadenas de televisión, con varios millones de espectadores en
horario de máxima audiencia.
204 •
José Luís Blas Arroyo
my interlocutor, but also in the eyes of each of the members of that audience
taken separately and as a group”. Volviendo a la discusión sobre la teoría del
trabajo relacional que iniciábamos anteriormente, en nuestro concurso hay, en
definitiva, expectativas, deseos y sensibilidades que trascienden lo esperable en
otros contextos mediáticos, ya que juegan con las aptitudes y la valía personal
de unos jóvenes particularmente sensibles a todo cuanto afecte a su autoestima.
Ahora bien, ni los concursantes ni los profesionales de la Academia son
los únicos participantes legitimados para interpretar como descortés el
comportamiento de Risto. En esta tarea van de la mano de otros muchos
millones de espectadores (casi siempre jóvenes también) que siguen con
verdadera fruición las aventuras de sus héroes, cruzando los dedos para que no
sean “nominados”, gritando durante la interpretación de sus canciones, y en
ocasiones también, insultando a un jurado que maltrata a sus estrellas.
Así pues, a la pregunta con que iniciábamos este apartado ¿es descortés
el comportamiento de Risto en Operación Triunfo? deberíamos responder con
un cauto “depende”. Depende de para quién: para algunos todo se reduce a un
juego, a un mero entretenimiento al que contribuyen decisivamente las
agresiones verbales de un participante privilegiado. Desde luego para otros es
también la oportunidad de ganar mucho dinero con un formato televisivo que
llega a millones de espectadores. Pero para los jóvenes aspirantes a ganar el
concurso, los profesionales que diariamente enseñan a aquellos a cantar y bailar,
o para millones de espectadores que siguen el programa desde sus casas, la
descortesía es real.
En definitiva, en contextos de telerrealidad mediática como el analizado
en el presente trabajo, diferentes tipos de interlocutores pueden interpretar la
descortesía de forma también diferente, y sus reacciones –más o menos
visibles– pueden hallarse condicionadas por factores interpersonales, culturales
e institucionales de muy diversa naturaleza.
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El tuteo presidencial:
¿descortesía o cambio de “talante”?
Javier Medina López
Universidad de La Laguna, Tenerife, España
Resumen
La emisión del programa Tengo una pregunta para usted en TVE1 en marzo de 2007
supuso en España toda una novedad televisiva, por su formato (similar a uno
francés, J’ai une question à vous poser), por la participación ciudadana, por la
enorme audiencia que tuvo y por el interés de su primer invitado: el Presidente
del Gobierno español, D. José Luis Rodríguez Zapatero. Al margen de las
cuestiones políticas que dicha entrevista ocasionó, una crítica generalizada
recorrió los periódicos impresos o digitales, informativos de televisión y radio,
así como foros y blogs que tanto abundan en Internet: el empleo del tuteo
generalizado por parte del Presidente hacia sus interlocutores. Parece obvio, a
juzgar por el gran número de comentarios “negativos”, que la imagen
presidencial se vio fuertemente dañada por este uso “descortés” en el contexto
de referencia, pues como “cabría esperar”, todos los participantes usaron un
respetuoso usted hacia el jefe del Gobierno español. La “imagen social” y la
“imagen básica” de tan alta figura de la Administración estatal se vieron rotas
por la asunción de una estrategia de cortesía que, para muchos, fue errónea. En
este trabajo se recoge una interpretación, en el marco de la (des)cortesía
lingüística y social, de la actuación presidencial.
Como hipótesis de trabajo, se plantea que el “nuevo talante” que el Gobierno
socialista ha tratado de transmitir a la sociedad española en la última legislatura
ha sido una de las estrategias comunicativas que el Presidente llevó a cabo en
tan significada ocasión.
Palabras clave
(des)cortesía, análisis del discurso, formas de tratamiento, español en medios de
comunicación, lenguaje político
210 •
Javier Medina López
1
Presentación
El objetivo de este artículo es poner de manifiesto la intervención
televisiva del Presidente del Gobierno de España, D. José Luis Rodríguez
Zapatero, en su primera intervención en un novedoso programa titulado Tengo
una pregunta para usted. El uso del tuteo generalizado empleado por el Presidente
ocasionó una crítica y desaprobación generalizadas, tal y como se recoge en
algunos ejemplos seleccionados y que se exponen más adelante. Todos los
participantes emplearon un respetuoso y protocolario usted, aunque el
Presidente optó, en esta primera intervención, por romper el trato simétrico
(usted = usted).
La participación del Presidente generó una gran expectación en los
medios de comunicación y, como consecuencia de ello, los índices de audiencia
fueron altísimos. El formato, similar a uno ofrecido por la cadena francesa TF1
(J’ai une quiestion à vous poser) se emitió el 27 de marzo de 2007 en TVE1 en
horario de máxima audiencia 1 . Cien personas en directo podían hacer una
pregunta o comentario al Presidente sin que mediara ningún guión
preestablecido. La sorpresa en las preguntas estaba asegurada. El interés
mediático se centraba, en buena medida, en cómo el Presidente contestaba y
qué respuestas daba.
Una segunda intervención presidencial en el mismo programa se
produjo el 26 de enero de 2009. En esta ocasión, al contrario que la primera
participación (que será el objetivo de mi análisis) las formas de tratamiento
utilizadas estuvieron más acorde con lo esperado en un programa de estas
características y también enlazaban más con los usos habituales del tratamiento
en la sociedad española: empleó tú, usted y formas mixtas en función de las
distintas variables que presentaban sus interlocutores.
2
El contexto televisivo de la entrevista
La situación comunicativa planteada por esta entrevista de televisión
permitía que cien personas hicieran una pregunta al Presidente del Gobierno,
sin que mediara un filtro previo o un guión temáticamente dirigido o ensayado
de antemano, salvo los aspectos técnicos presentes en un espacio de esta
naturaleza. Durante dos horas de programa, una parte importante del público
Según fuentes periodísticas el 30,3% de share, que se traduce en unos 5.834.000 espectadores,
siendo el “minuto de oro” a las 22:41 de la noche, lo que supuso en ese momento un total de
7.261.000 personas (34,5% de cuota de pantalla) sintonizaba TVE1 Los datos de los audímetros
muestran que más de 16 millones de personas conectaron, en algún momento, con Tengo una
pregunta para usted. Para más información véase http://www.rtve.es.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 211
asistente interrogó al Presidente sobre diferentes aspectos de interés y
actualidad de la política y la vida españolas: terrorismo, seguridad, inmigración,
paro, comercio, vivienda, salud, problemas del mundo rural, etc. La realidad y
los tiempos televisivos hicieron que no todos los presentes interpelaran al
Presidente, sino que solo 27 hombres y 17 mujeres intervinieron, lo cual supuso
que formularan 42 preguntas 2 .
Los parámetros sociológicos de la muestra fueron hechos por la
empresa tnsdemoscopia (Grupo Sofres) y se procuró que estuviera representada
la heterogénea sociedad española, para lo cual se llevó a cabo un “selección
cualitativa”, lo que suponía buscar el perfil del ciudadano que se adaptase a las
variables consideradas para el diseño de la muestra. Cinco fueron las que
configuraron la cala sociológica: comunidades autónomas (todas estuvieron
representadas), sexo (paridad entre hombres y mujeres), edad (desde los 18 hasta
los 60 años), afinidad política (representación política según la configuración del
Congreso de los Diputados) y perfil laboral (trabajadores y jubilados).
La prensa española, que es la que he consultado para este trabajo, puso
de manifiesto, además, la nueva imagen corporativa que TVE presentaba, los
colores del decorado, el mobiliario utilizado, la disposición del público invitado
(sentado en formato semicircular), frente a un Presidente que tenía a su
disposición una silla alta y un atril. En la emisión del programa permaneció de
pie durante la larga entrevista.
La idea de que una persona desconocida tuviera acceso al Presidente
del Gobierno de España en una entrevista en directo era el objetivo que se
plantearon los programadores de TVE1 y, además, desde el punto de vista
político-ideológico, venía a mostrar los nuevos tiempos de apertura y cercanía
del poder con sus gobernados. El mismo Rodríguez Zapatero se refería a su
propia actuación en televisión delante de un grupo de periodistas en la cafetería
interna del Congreso de los Diputados con los siguientes términos:
Esto es buenísimo para la democracia. Ya no tiene marcha
atrás. Fue algo que tuvo novedad y autenticidad. Es una pequeña
revolución. Y se le ha ocurrido a la televisión pública, pero si lo
hubiera hecho una privada también habría sido. (El Mundo, 29-032007, p. 20).
Información de Sala de Prensa, en http://www.rtve.es y en esta misma página el resumen de la
noticia que da la agencia EFE fechado el 27 de marzo de 2007.
2
212 •
Javier Medina López
3
El impacto del tuteo presidencial: algunos ejemplos
Uno de los aspectos más llamativos, y así lo recoge prácticamente toda
la prensa nacional publicada días después de la entrevista al Presidente, fue el
tuteo generalizado que este utilizó para dirigirse a sus interlocutores. En todo
momento el presentador y el público allí presentes utilizaron un cortés usted,
mientras que el Presidente prefirió emplear tú. Las reacciones ante esta
disfunción en el trato no se hicieron esperar. La imagen presidencial, en
realidad la “imagen básica” del Presidente (Bravo, 2004), fue censurada grosso
modo desde diferentes perspectivas e intereses ideológicos y políticos. Y también
fue vista como un acto de “descortesía”, al atentar él mismo contra la propia
imagen socialmente aceptada que se tiene de un Presidente en el contexto
sociocultural español. Dado que no dispongo de mucho espacio para mostrar
todo el corpus recogido, selecciono algunos ejemplos:
(1)
Escasa naturalidad, a pesar de recurrir al tuteo como gesto de acercamiento
(El País, 29-03-2007, p. 14).
(2)
Sorprendió también la decisión del Presidente del Gobierno de tutear a todos
sus interlocutores, al margen de su edad y pese a que todos ellos le trataron de
usted. El tuteo no sirvió para acortar distancias, sino que marcó las diferencias
entre el Presidente del Gobierno y el resto de los ciudadanos. Todos estos
detalles contribuyeron a alejar al protagonista y a hacer más difícil la
identificación con él, lo que suele ser el objetivo político en este tipo de
programas (El País, 29-03-2007, p. 24).
(3)
De hecho, el Presidente se esforzó por mostrarse muy próximo a sus
entrevistadores y llamó de tú a todo el mundo (El Mundo, 29-03-2007, p. 22).
(4)
Sobre el tuteo argumentó que le cuesta el trato “de usted” (ABC, 29-03-2007,
p. 24).
Afrancesado, salvo en el recurso al tuteo a los entrevistadores (ABC, 29-032007, p. 25).
(5)
A Rajoy no lo tuteó como a los 100 ciudadanos que participaron en el
programa de la noche del martes y tampoco le dijo que compartieran su
preocupación por el asunto, mucho menos que tomaba nota para buscar
soluciones al respecto. Nada de eso (La Razón, 29-03-2007, p. 15).
Coloquio del Programa EDICE
• 213
También un buen número de comentarios ―la mayoría censurando el
tuteo presidencial―, pude observar en numerosos foros, blogs y páginas de
Internet, además de en los llamados diarios digitales. Si bien es cierto que
muchas de estas opiniones no pueden enmarcarse en una determinada política
editorial, sí es conveniente tenerlas en cuenta en la medida en que esbozan una
manera de pensar que incide ante un hecho lingüístico de esta naturaleza. La
conciencia y creencias lingüísticas y las actitudes (positivas o negativas)
encuentran aquí un buen exponente y suponen una fuente interesante de
análisis para el investigador. Veamos algunos ejemplos:
(6)
Ayer en la serie de preguntas que han hecho a nuestro Presidente, el Sr.
Zapatero, trató a todos de tú. Pues, no. No creo que se deba de hacer. Dicen
los entendidos que es para estar más cerca de las personas. ¡Oiga!, para estar
más cerca del pueblo hay que cumplir con las promesas electorales, con todas
[…] Pero a lo que iba: Sr. Presidente, por favor, use el usted, queda mejor… es
mi opinión (http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007).
(7)
Ya, pero en la imagen “buen rollito” queda mejor el tú
(http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007).
(8)
Puede usted tratarme de tú, pero con educación por medio. Siempre que exista
una educación en cualquier persona, el tratamiento de usted y de tú ha de ser
de común acuerdo. Pero lo importante es la educación
(http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007).
4
¿(Des)cortesía o cambio de talante?
En muchas lenguas del mundo, como es bien sabido, los esquemas de
trato vienen regidos por códigos de uso que, a su vez, están determinados por
complejos mecanismos pragmáticos y sociolingüísticos. Y esto es así si se
consideran, además, no solo los rasgos individuales de los hablantes (y los
aspectos psicolingüísticos que en cada uno de ellos operan 3 ) sino,
especialmente, el contexto sociocomunicativo y las características propias de cada
comunidad de habla en la que tiene lugar la interacción. El contexto de situación
―muy presente en acciones de habla como la aquí analizada―, viene
Habitualmente se ponen de manifiesto aspectos como el grado de confianza, la cercanía hacia el
interlocutor, el considerado nivel de respeto, la familiaridad, etc.
3
214 •
Javier Medina López
determinado también por el mayor o menor grado de formalidad y protocolo
que imponen dichas situaciones. Así pues, por un lado está el conjunto de
factores socialmente relevantes que determina la selección lingüística (contexto de
situación), mientras que, por otro, están los rasgos lingüísticos adscritos a cada
contexto, lo que se denomina estilo de habla o registro (Almeida, 2003: 219). Por
todo ello, la variación contextual se erige en un pilar clave si se quiere poner de
manifiesto la verdadera naturaleza y funcionamiento de estas formas,
circunstancia que no siempre ha sido considerada en la investigación referida al
tratamiento (Blas Arroyo, 1995: 238-239).
Parece claro que el comentado tuteo presidencial no se percibió como
un acto social adecuado, correcto y adaptado al hecho de que el Presidente del
Gobierno tuteara a sus interlocutores. Y todo ello al margen del usted recibido,
de la clase social, del nivel de instrucción, del sexo de los intervinientes y del
contexto comunicativo (altamente formal) 4 . La vulneración de estas máximas
(presentes como sabemos en muchas estructuras sociolingüísticas de numerosas
lenguas del mundo) supuso la ruptura de las reglas conversacionales y de la
cortesía que dio lugar a todo un conjunto de implicaturas cuya interpretación ha
quedado en manos de la audiencia y su posterior reacción. Dice Blas Arroyo
(1994: 15) que el uso del usted por un lado y el de tú por otro pueden ser
“concebidos como significaciones implicadas respecto a las máximas de cortesía
que el hablante postula en determinados contextos”.
Para la prensa española y para la gran mayoría de los que han opinado
públicamente sobre este tema, está claro que el Presidente se mostró
desafortunado al emplear el tú hacia los demás. Es obvio, en este sentido, que
de forma consciente así quiso hacerlo, pues de lo contrario cualesquiera de sus
asesores pudo haberle aconsejado que cambiara la forma de dirigirse al público.
La ruptura del esquema diádico, ya clásico, propuesto por Brown y Gilman
(1960) estaba clara al preferir el Presidente un modelo asimétrico (usted del
público y tú de él mismo). Blas Arroyo (1994: 14) ―quien realiza un exhaustivo
repaso a toda la teoría de la cortesía relacionada con las formas de trato en los
trabajos ya clásicos de Lakoff (1973), Leech (1983) y Brown y Levinson (1987),
entre otros― hace notar cómo en los intercambios asimétricos (tú-usted), cuya
interpretación está basada en los factores ya arriba señalados (sexo, edad,
diferencias de poder, etc.), “el interlocutor situado en la posición
jerárquicamente inferior se ve impelido a cumplir con la primera máxima de
cortesía y mostrar su respeto hacia el hablante superior, lo que se traduce en un
uso socialmente normativo del usted”. En el caso que nos ocupa se añade el
hecho de estar en un programa televisivo y en una entrevista al Presidente del
Todas estas cuestiones, sin embargo, sí parece que influyeron en la segunda intervención del
Presidente en Tengo una pregunta para usted (26 de enero de 2009), tal y como expuse más arriba.
4
Coloquio del Programa EDICE
• 215
Gobierno. Para el público asistente está claro que el peso que se atribuye a la
llamada “distancia social” condicionó, en todo momento, la aparición de
formas de respeto o cortesía (usted, Sr. Presidente…). Esta distancia social a la
alude Escandell Vidal (2005: 58-61) ―partiendo de la reinterpretación del
esquema de Brown y Gilman (1960)― implica la aparición de dos dimensiones
diferentes: una referida al grado de conocimiento previo entre los interlocutores
(eje de la familiaridad) y otra que apunta hacia la posición que ocupan los mismos
en la escala social (eje de la jerarquía).
Y todo ello trae consigo que cuanto más distancia social haya mayor
será, previsiblemente, la distancia lingüística que pudiera establecerse entre los
interlocutores. El público y el presentador de Tengo una pregunta para usted
respetaron el contexto comunicativo. La ruptura de una de las partes en esta
interacción vino del lado del que representa una gran dimensión del poder, que
utilizó un igualitario tú nada esperado, a juzgar, como se ha podido comprobar,
por la reacción crítica mayoritaria. Los rasgos inherentes a este contexto
comunicativo-televisivo y el rango/rol social representado por el Presidente del
Gobierno español hacían presagiar un usted distanciador y protocolario acorde
con la situación de formalidad. Pero no fue así.
La estrategia conversacional marcada por el Presidente ―o para
algunos sugerida por sus asesores― radica en la utilización de un esquema más
propio de lo coloquial (Briz Gómez, 2001) que de lo verdaderamente formal o
protocolario, dado el medio en el que la entrevista se produjo. En este sentido,
expone Vigara Tauste (1992: 391) que los hablantes desarrollan mecanismos –
“precauciones oratorias”-, que apuntan hacia la necesidad de proferir mensajes
y expresiones que sirvan de base a una mejor comprensión y colaboración entre
los interlocutores. Y ello es así porque, en definitiva, se busca incentivar en
muchas ocasiones un mecanismo de persuasión para adaptarse al otro y al
ambiente, circunstancias que, en el caso de Tengo una pregunta para usted sólo se
“pretendió” por una de las partes aunque, a juzgar por la reacción obtenida, fue
un fracaso. En este sentido, puede interpretarse que la actuación presidencial
fue, desde su punto de vista, la adecuada, pues perseguía una finalidad: el
acercamiento hacia el aforo presente en el plató de televisión y, además,
sintiéndose sabedor de la enorme repercusión mediática que su presencia
despertaba. La fórmula era, como ya dije más arriba, novedosa en España y la
expectación máxima.
Coincido con Bravo (2004) cuando señala ―haciendo mención a otros
trabajos que relacionan el concepto de imagen elaborado por Brown y Levinson
(1987: 13)― la necesidad de incorporar el elemento sociocultural a los trabajos de
cortesía en distintas comunidades de habla. Por ello hace hincapié en el hecho
de contar con una metodología lo suficientemente flexible que permita dar
cuenta de la diversidad cultural y social, del estudio del propio evento o del
216 •
Javier Medina López
contexto comunicativo. Así, como indica Bravo (2004: 27), una situación podrá
ser catalogada como cortés. La autora argentina pone de relieve que en la
“actividad de cortesía” se encuentra lo que denomina “imagen básica”, la cual
daría cuenta de “una imagen consensuada y extendida a la sociedad de
pertenencia que estaría “supuestamente” en conocimiento de los hablantes de
una lengua, ya sea que la asuman o no” Por todo ello, “se comprende el
“contexto” que al usuario de una lengua le permite atribuir a una persona
calificativos tales como los de cortés, descortés, maleducado, amable, cordial,
etc. Partiendo de esa imagen básica y teniendo en cuenta una multiplicidad de
roles que los hablantes cumplen en su vida cotidiana, se habla también de
“imágenes de los roles” (Bravo, 2004: 28-29).
Considerar, así pues, la “imagen básica” y la “imagen de los roles” me
parecen muy acertadas si lo que se pretende es valorar comportamientos que se
juzgan como descorteses. En este caso, público y presentador brindaron
ejemplos de cortesía y de roles sociales en el contexto comunicativo televisivo:
usaron la forma usted y respetaron los turnos de palabra establecidos por el
moderador del programa en esta modalidad de entrevista.
El Presidente del Gobierno rompió esa fina barrera que hay
socialmente entre lo “cortés” y lo “no cortés”. De forma paradójica, dado el
componente sociocultural español, la opción del tuteo produjo un daño en su
imagen social. Una supuesta “falsa actuación” por parte del Presidente y un
exceso de “aparente cercanía” del mismo no fueron bien recibidos. El rol del
Presidente opuesto al rol del “ciudadano de a pie” no encajaba en las prácticas
habituales del tratamiento en la sociedad española y, por tanto, se censuró
como un acto negativo de cortesía comunicativa.
Ahora bien, desde otra perspectiva más amplia, la actitud presidencial
de empeñarse en tutear a todo el mundo (al contrario de lo que sucede en las
sesiones parlamentarias), podría enmarcarse en la dinámica comunicativa y
política marcada por la “era Zapatero”. Uno de los aspectos que más ha
llamado la atención desde la llegada al poder de este líder político ha sido lo que
se denomina el “cambio de talante”. Esta fórmula ―nacida en contraposición a
la actitud política y mediática del gobierno anterior y del actual grupo
mayoritario de la oposición― ha significado una manera distinta de relacionarse
con los medios de comunicación y con la forma en la que se transmite la
información a la opinión pública. A todo ello hay que unir, como un aspecto
altamente reseñable, la propia actitud personal del Presidente del Gobierno.
Como muestra de todo esto que intento resumir en estos párrafos se señala a
menudo la expresión “cambio de talante”, que hace referencia a la nueva
estrategia comunicativa y políticas sociales, fundamentalmente, de las que ha
hecho gala el gobierno socialista que preside el Presidente: “la era Zapatero”,
“la sonrisa Zapatero”, el “buenismo” de Zapatero, la “esdrujilización” de
Coloquio del Programa EDICE
• 217
Zapatero 5 , las políticas de igualdad e integración, la defensa de los derechos
sociales, el respeto a las minorías, las políticas de género, la no discriminación
por razón de sexo, las políticas paritarias entre hombres y mujeres, la ley de
matrimonios homosexuales, y tantas otras.
En este contexto, me pregunto si, de forma deliberada, el Presidente
quiso en Tengo una pregunta para usted ofrecer una nueva imagen como producto
de ese cambio de talante, frente al encorsetamiento de las políticas anteriores.
Téngase en cuenta que semanas después en este mismo programa intervino el
líder de la derecha política española. No se apeó en ningún momento del usted,
circunstancia que fue alabada por unos o silenciada por otros. El Sr. Rajoy
utilizó “cortésmente” un usted claro y rotundo: “Gano bastante más que usted”
respondió a una interlocutora al ser preguntado por su sueldo. En un amplio
análisis de su participación televisiva del que informa El País, se resalta que
Rajoy “no cometió la equivocación de tutear a sus interlocutores, como hizo el
Presidente del Gobierno […]” (El País, 21-04-2007, p. 29), mientras que en ABC
un psicólogo opina que “Rajoy se dirigió en todo momento de usted a cada
persona del público que le preguntó, en consonancia con el tono respetuoso
que quiso imprimir a su exposición” (ABC, 21-04-2007, p. 10). Este mismo
comentarista, por el contrario, dice del Presidente que “En lo verbal, se decantó
por el tuteo que en algún caso forzaba la cercanía a pesar de la distancia física”
(ABC, 21-04-2007, p. 10). Otras opiniones, en fin, van en la misma dirección:
“Bueno, pues Mariano Rajoy sí lo hará [tratar de usted al público]. El líder del PP
va dispuesto a guardar las debidas normas de educación aunque luego se dirija a
quienes le pregunten por su nombre de pila” [http://www.diariocritico.com,
24/04/2007].
Pareciera que Rodríguez Zapatero intentó estar más cerca de la
dinámica social que se ha experimentado en España con la llegada de la
democracia y que ha ido relegando cada vez más los usos y formas que
marcaban una distancia social en el terreno del tratamiento. Una mayor
simplificación del sistema de relación interpersonal ha supuesto también una
mayor flexibilización en la estratificación social. Blas Arroyo (1994) se hace eco
de estos aspectos al referirse al español contemporáneo. El tuteo gana terreno
no solo en los contextos que tienen que ver con las relaciones familiares y
amistosas, sino que también se ha convertido en un marcador de proximidad grupal,
lo cual le permite traspasar su ámbito de uso a otros dominios en los que
ciertos atributos de los interlocutores pueden condicionar a uno de ellos
Las alocuciones públicas del Presidente han llamado la atención, en numerosas ocasiones, por el
énfasis de este en convertir en acentuación prosódica esdrújula (o sobreesdrújula) voces que no lo
son. Este recurso expresivo lo emplea para dar mayor énfasis y recalcar el valor de sus palabras y
sus mensajes.
5
218 •
Javier Medina López
(tratamiento asimétrico) o a ambos (tratamiento simétrico) a su utilización. Y
así se comprueba, cada vez más, en numerosas interacciones y contextos
comunicativos presididos por el tú. Señala Blas Arroyo (1994: 21) que
El progreso que el empleo de tú ha experimentado en la
mayoría de las comunidades de habla hispánica, podría ser analizado
como un reflejo de la tendencia creciente en sociedades modernas y
democráticas, cada vez más permisivas, a limar prejuicios y
jerarquizaciones sociales, lo que ha contribuido a una valoración
crecientemente positiva del tuteo como forma de tratamiento
adecuada ―incluso cortés, como estamos viendo― en situaciones
cada vez más numerosas.
En el extremo opuesto, dice Blas Arroyo (1994: 22), “la elección de
usted vendría a representar el mantenimiento de estrategias más conservadoras y
tradicionalmente más prestigiosas, relacionadas con la denominada cortesía
negativa […] la imagen más común de la cortesía en las culturas occidentales
coincide precisamente con esta cara negativa del concepto”.
También Carrasco Santana (1999: 34) alude a esta misma tendencia
experimentada en la sociedad española, lo cual no significa que el modelo
tradicional de cortesía manifestado a través del usted desaparezca, sino que el
concepto de la misma ha experimentado una notoria evolución, lo que ocasiona
que la interacción
Se manifiesta en una menor utilización de fórmulas
convencionales y ritualizadas de cortesía, en la progresiva
desaparición de fórmulas de tratamiento, en la extensión del tuteo en
situaciones en que no existe familiaridad, etc., lo que está
produciendo un progresivo cambio cualitativo en las selecciones
corteses que hace que se evite, cada vez con más frecuencia,
exteriorizar verbalmente la subordinación al otro por razón de
autoridad. Esto no significa una desaparición de la cortesía, sino una
adecuación de la misma al contexto social, que actúa con dos
objetivos: procurar un mayor acercamiento entre los interlocutores,
que facilite un ambiente más armonioso y distendido, y, por otra
parte, proteger la imagen de quien está sometido a la autoridad no
manifestando supeditación al otro.
5
Conclusiones
La intervención presidencial en Tengo una pregunta para usted admite
varios análisis desde la perspectiva de la (des)cortesía en el ámbito político. Así, las
Coloquio del Programa EDICE
• 219
nociones de Fraser (1990), que habla de contrato conversacional, tacto
propuesta por Janney y Arndt (1992), o Watts (1989, 1992), quien establece que
el fenómeno de la cortesía se aproxima más a las intuiciones que los hablantes
tienen sobre la misma, de ahí que haya propuesto el concepto de politic behaviour
‘socialmente aceptable’. Esta última posición supone una nueva visión de las
formas pronominales (tú / usted) para el español. Así lo afirma Blas Arroyo
(1994: 29), para el cual
En el caso de tú y usted, esta posición teórica [se refiere a
Watts, 1989, 1992] supondría abandonar la idea tradicional que veía
estas formas como marcas de confianza y cortesía respectivamente y
su sustitución por otra noción según la cual ambos pronombres
constituyen inicialmente ―al menos en el español actual―
realizaciones de un comportamiento ‘socialmente aceptable’ (politic
behaviour) y a partir de ahí investigar cómo en cada agregado social
concreto la interacción de los diversos factores contextuales
mencionados arriba puede hacer que sean interceptados como
manifestaciones corteses o, por el contrario, abiertamente
irrespetuosas.
Desde la perspectiva de Watts, el tuteo presidencial puede considerarse
como un acto no cortés, pues no fue “políticamente correcto” ni fue
socialmente aceptado por la comunidad en la que se ha insertado la interacción.
Sin embargo, la dinámica conversacional expuesta por Rodríguez
Zapatero, iba dirigida (como en otros ámbitos de su estrategia política), hacia
una nueva forma de contacto interpersonal con el público, al que quiso
transmitir un nuevo rumbo y cambio de talante, eliminando (con este “simple
gesto lingüístico”) la barrera —tradicionalmente infranqueable— entre el
poder, el estatus y el tratamiento. La dinámica de la entrevista televisiva aquí
analizada pone de relieve que cuando se rompen las reglas sociales y
comunicativas sus consecuencias pueden ser altamente negativas y rechazadas.
Por otro lado, quizá la actitud del Presidente conecte más con la de aquellos
que ven un claro cambio de rumbo en las estrategias de la cortesía social que se
emplea en España, que va eliminando, paulatinamente, marcadores y deícticos
que suponen un mayor distanciamiento en cuanto al tratamiento se refiere.
Referencias bibliográficas
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Blas Arroyo, J. L. (1994). Los pronombres de tratamiento y la cortesía. Revista de
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220 •
Javier Medina López
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Politeness in Language. Studies in its History, Theory and Practice (pp. 43-69).
Berlin: Mouton de Gruyter.
La descortesía (también) “vende”: acercamiento al
estudio de estrategias descorteses en el discurso
publicitario
Esperanza R. Alcaide Lara
Universidad de Sevilla
Resumen
En este trabajo estudiamos aquellos recursos que están encaminados a poner en
práctica estrategias descorteses que intentan atraer al posible cliente, pero, en
esta ocasión recorriendo un camino que pasa por afectar la imagen del
destinatario del anuncio. Intentaremos demostrar cómo se cumplen de forma
sutil (a veces incluso de forma indirecta en los casos que podemos denominar
de “descortesía a terceros”) las máximas de descortesía desarrolladas por J.
Culpeper (1996, 2005). Dichas estrategias se utilizan en el discurso publicitario
con el único propósito de afectar a la imagen social del destinatario, que será
restaurada en el mismo instante en que este adquiera el producto o utilice los
servicios ofrecidos por la marca anunciante, o simplemente queda convencido
de las bondades del mismo.
El corpus de investigación empleado para este estudio está constituido por
anuncios publicados en prensa y spots televisivos recogidos en periodo
comprendido entre 2006 y 2008.
Palabras clave
Descortesía estratégica, actividades de descortesía,
persuasión.
discurso publicitario,
222 •
Esperanza R. Alcaide Lara
1
Descortesía y Publicidad
Puede parecer una contradicción poner en relación un fenómeno
discursivo como la descortesía con un medio de comunicación del que siempre
se ha dicho que intenta crear un mundo eufórico para su destinatario (Spitzer
1978; Adam & Bonhomme, 2000). De hecho, son numerosos los trabajos
realizados en distintas lenguas en las que se trata la cortesía en el discurso
publicitario. Pocas veces se repara en que, entre los recursos lingüísticos
utilizados en lo que comúnmente denominamos “anuncios”, podemos
encontrar algunos que, en discursos no publicitarios, catalogaríamos como “de
descortesía”. Una descortesía que, por supuesto, tiene carácter “estratégico”. Es
decir, no se encamina realmente a destruir la imagen social del destinatario,
puesto que no es un discurso polémico, sino que tiene como finalidad
primordial incitarlo a comprar, adquirir productos, solicitar servicios, a actuar, o
crearle necesidades que le lleven directamente al producto. En una palabra,
persuadir. El proceso consiste en destruir o afectar aparentemente la imagen del
receptor a través de recursos lingüísticos y actos de habla codificados como
descorteses, y, de forma inmediata, repararla virtualmente mostrándole cómo
sería (o podría ser) su realidad cuando adquiera el producto: Destrucción →
Reparación virtual → Actuación (Compra, adquisición).
En cualquier caso, no es difícil establecer las relaciones entre
descortesía y publicidad, pues, en primer lugar, supone una intrusión en la
privacidad del individuo (el discurso publicitario, las más de las veces, no se
busca, viene a nuestro encuentro, nos aborda), y en segundo lugar, siempre se
insta a comprar, adquirir productos, o solicitar servicios 1 .
Este hecho justifica el uso de estrategias de cortesía, pues, en bien del
propio anunciante, se han de atender las necesidades y deseos del receptor, con
la finalidad de mantener buenas relaciones y conseguir el máximo beneficio del
intercambio comunicativo. Pero, paradójicamente, en pos de este beneficio, se
impone un “todo vale para vender” (recurso a la violencia, verdades a medias,
etc.), en el que entra el uso de recursos lingüísticos no precisamente corteses.
La hipótesis de trabajo de la que partimos es que existe una serie de
mecanismos lingüísticos que, aun estando codificados en la conversación y
otras tipologías discursivas como recursos al servicio de la cortesía, es decir, de
esa búsqueda de equilibrio entre los interlocutores, en el discurso publicitario,
tienen otro objetivo que cumplir: afectar en primera instancia la imagen del
receptor con la finalidad de hacerle actuar. El tipo de discurso determina cómo
En este sentido se puede entender como una amenaza a la imagen negativa, en terminología de
Brown y Levinson (1987), o atentado contra la imagen de autonomía del individuo, en
terminología de Bravo (1999, 2003).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 223
descodificar los recursos lingüísticos. En el caso de la publicidad, se parte del
presupuesto de que nada de lo que se dice es inocente y, sobre todo, no es lo
que parece, por lo que el receptor, tras un proceso de inferencia, llega a
reconocer una finalidad discursiva distinta a la aparentemente presentada. Por
ello, podemos deducir que las estrategias de cortesía que se ponen en marcha en
publicidad, no solo cumplen el propósito de salvaguardar la imagen del receptor
(posible cliente), sino que se utilizan igualmente para proteger la del emisor
(anunciante), en esa búsqueda del equilibrio, en este caso, en interés de la
empresa anunciante.
El estudio de la descortesía en el discurso publicitario se muestra
especialmente complejo debido a su propia naturaleza y características.
Obsérvese, por ejemplo, el esquema enunciativo de un anuncio publicitario:
Loc ut or= M a rc a
Enunciador A =
Marca
Enunciador B =
X
Aloc ut a rio =
Re c e pt ore s de l
m e dio ut iliza do e n e l
la nza m ie nt o
Destinatario explícito=
Posible consumidor del
producto (Personaje
homologable al cliente)
Destinatario implícito =
Persona que se encarga
de la adquisición del
producto
A esto hay que añadirle que, a la hora de abordar la descortesía en
publicidad, no solo hay que tener en cuenta lo verbal, pues la imagen cumple
una función primordial, que hace que los recursos lingüísticos se comporten de
una manera que no es la usualmente descrita para otras tipologías discursivas
(conversación, debates políticos, teledebates, etc.). Sobre todo en los spots
televisivos, la supeditación de lo verbal a lo visual es tal, que llega a anular los
valores y fuerza que aquel tiene en un hábitat como la conversación.
Pero ¿por qué llamarlo descortesía? En nuestra opinión, si la
descortesía se define como una función discursiva cuyo objetivo es afectar y/o
224 •
Esperanza R. Alcaide Lara
destruir la imagen del interlocutor (destinatario o alocutario), y conseguir el
desequilibrio (en este punto está el quid de la cuestión), aunque sea con un
propósito argumentativo-persuasivo, es decir, aunque tenga carácter estratégico,
lo que se produce en los discursos publicitarios responde a esta definición 2 .
Debemos partir del hecho de que el publicitario es un tipo de discurso
con un carácter fundamentalmente argumentativo-persuasivo, en el que toma
especial relevancia el concepto de “polemicidad” o “conflictividad”.
Desde este punto de vista, debemos decir que en la publicidad
lógicamente el grado de “polemicidad” no llegará a tal que se sobrepase el
propósito argumentativo-persuasivo. De otro modo, los efectos serían los
contrarios a los buscados. Es decir, no se llegará al insulto, por ejemplo. Pero sí
a dejar momentáneamente afectada la imagen del otro, para pasar a repararla “si
se está dispuesto a adquirir el producto, el servicio, etc., ofrecido”.
Pasemos en este punto a estudiar los distintos tipos de descortesía que
hemos detectado en el discurso publicitario.
1.1
Descortesía directa
Obedecería al concepto de cortesía on record de Brown y Levinson
(1987), aunque en el terreno de la descortesía. Podemos encontrar varios casos
que detallamos a continuación.
1.1.1
Descortesía dirigida directamente al destinatario expresada por medio de recursos
directos
Este tipo de descortesía es la que encontramos en anuncios en los que
se quiere sensibilizar al destinatario con una causa que es socialmente justa. No
es propia de anuncios ni spots de tipo comercial, sino que solo se justifica en
casos en que, ante la evidencia de la necesidad social de lo que se pretende, es
tolerada por los destinatarios. Es lo que ocurre en los spots que la cadena de tv.
Cuatro lanzó en la primavera de 2008, con el objeto de sensibilizar a los
televidentes con la causa del medio ambiente. Su eslogan era Feliz Ecoprimavera.
La característica principal es que se dirige directamente al destinatario.
Observemos los siguientes anuncios:
Hablamos de “estratégica” en el sentido de utilizar un recurso lingüístico codificado socialmente
como “descortés”, no con el fin último de afectar la imagen del destinatario, sino de servir a otro
propósito, como es la persuasión, una vez reparada la imagen provisionalmente “tocada” de este.
2
Coloquio del Programa EDICE
(1)
Es muy difícil aprenderse lo de la bolsa amarilla
(2)
Tu aire acondicionado es en realidad un tostador
(3)
Puedes seguir culpando a Bush, o empezar a cuidar el planeta
• 225
226 •
Esperanza R. Alcaide Lara
(4)
No hagas striptease. Baja la calefacción dos graditos.
Salvo el primer caso en el que se utiliza la ironía 3 , los tres restantes
están utilizando claras estrategias de descortesía: aseveración de una realidad
con connotaciones negativas que afectan la imagen del interlocutor (supone una
acusación) en (2); dos disyuntivas en las que la contraposición seguir + gerundio /
empezar a + infinitivo marca la diferencia entre lo que se está haciendo, que se
considera inútil, y lo que se tiene que hacer, lo efectivo, siempre centrado en el
tú en (3); formas exhortativas, que llevan aparejado un deseo de ridiculización
(una de las estrategias de descortesía propugnadas por Culpeper (1996) en (4).
Además, en el segundo enunciado encontramos un recurso claramente
descortés en los discursos polémicos, como ya demostramos en Alcaide (2009 y
e.p.): el diminutivo de carácter intensificador.
Todas estas estrategias están encaminadas a conseguir mover el ánimo,
hacer actuar al destinatario; en definitiva, a persuadir. Según Eguiazábal (2008: 37)
para conseguir sus propósitos, la publicidad lo primero que
debe conseguir es la insatisfacción del consumidor; es necesario que
te sientas demasiado feo, demasiado gordo, demasiado pobre, que
pienses que la gente de tu entorno no te quiere lo suficiente. La
sociedad de mercado, con todas sus virtudes, se asienta sobre la
insatisfacción permanente del consumidor, sobre la sensación de una
carencia, que es más espiritual que material, pero que la publicidad
promete compensar a través de las mercancías.
Afirmación que, como veremos en adelante, se puede extender a todos
los casos que vamos a estudiar en este trabajo.
Procedimiento de cortesía reconocido de forma general como atenuativo. Esta es una
consideración discutible, aunque no nos podemos detener en este trabajo en ella. De cualquier
forma, lo que nos interesa en este momento es el sentido del enunciado: se nos llama “torpes”
implícitamente.
3
Coloquio del Programa EDICE
1.1.2
• 227
Descortesía directa expresada por medio de recursos indirectos
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el siguiente anuncio de la
marca Media Markt. Esta marca no solo ha utilizado estrategias de descortesía
en sus anuncios, sino que incluso utiliza como eslogan de todas sus campañas el
ya famoso “Media Markt. Yo no soy tonto”.
Dos enunciados llaman especialmente nuestra atención en este anuncio
aparecido en prensa:
(5)
Tonto, el que compre en otro sitio
(6)
Media Markt. Yo no soy tonto
(5) nos recuerda a la típica “pintada” infantil Tonto el que lo lea, con el
que se pretende afectar la imagen del “incauto” que lee el mensaje. Por ello,
podemos decir que este tipo de expresión dota de familiaridad al mensaje
publicitario, lo que, en palabras de Pratnakis y Aronson (1994), aumenta la
atracción y la estima del receptor, y crea un ambiente favorable para la
adquisición del producto. Realmente, aquí no se está insultando directamente al
alocutario (no hay un tú directo en esta afirmación), está todo en tercera
228 •
Esperanza R. Alcaide Lara
persona, y, además, con ese subjuntivo (compre) se alude a una posibilidad, una
hipótesis, a un futuro, no a una realidad.
De todas formas, esta afirmación activa en los receptores de ese texto,
una serie de encadenamientos argumentativos:
a.- Si ese compre lo entendemos como una acción dirigida al futuro (es decir, de
aquí en adelante compre) se nos activará:
El que no compre en un futuro en Media Markt es tonto → Yo no quiero ser
tonto o ser tenido por tonto → Luego, yo compraré en Mediamarkt
b.- Si ese compre lo entendemos como referido a una situación que se puede
estar dando ahora (gente que compra en establecimientos distintos), hipótesis,
se nos activará lo siguiente:
El que no compra en Mediamarkt es tonto →Yo no compro en Mediamarkt
→Yo soy tonto
Lógicamente, se espera que las personas no quieran ser tomadas “por
tontas”, aunque sea de forma ficticia, y que en adelante compren en Media
Markt.
Por medio de este enunciado, que se formula como máxima, de una
forma directa, se está llamando tonto a todos aquellos que no compren en esta
cadena. Teniendo en cuenta que el discurso publicitario tiene una doble misión:
por un lado, mantener la confianza y la fidelidad de aquellos que ya son clientes
de la marca (yo no soy tonto es el enunciado que marca la diferencia y garantiza la
fidelidad), y por otro, atraer a nuevos clientes. En este caso, estos nuevos
clientes no compran aún en este lugar. Están incluidos, por tanto, en el “grupo
de los tontos”. De forma sutil están siendo insultados. No es tan directo como
tú eres tonto porque no compras aquí, pero sí se le incluye en ese grupo en el que se
encuentran todos los que no compran en dicho establecimiento. Ese “defecto”
desaparecerá en cuanto adquiera productos en Media Markt y se incluya dentro
del grupo de los yo no soy tonto.
Esta es una estrategia indirecta de descortesía (véase Culpeper, 2005 4 ),
con unos fines que en absoluto tienen que ver con afectar y destruir la imagen
del interlocutor, sino que primordialmente pretende, a través de esta afectación,
la reacción del mismo. Descortesía con objetivos estratégicos de carácter
persuasivo, por tanto.
En (6) realmente no podemos hablar más que de un procedimiento
indirecto de descortesía, cuya clave está en la presencia del pronombre personal
sujeto yo. Mediante la presencia de yo, se establece un contraste entre el yo
hablante y los demás, entre los que es más que posible que se encuentre el tú
destinatario del mensaje. Es decir, aunque no se diga explícitamente tú sí eres
4 “Off-record impoliteness: the FTA is performed by means of an implicature but in such a way that
one attributable intention clearly outweighs any others.” (Culpeper, 2005: 44)
Coloquio del Programa EDICE
• 229
tonto, o los demás sí son tontos, sí se hace implícitamente. Por lo tanto, estamos ante
un caso de descortesía expresada a través de procedimientos indirectos, en los
que son los presupuestos, los que aportan el valor descortés, que activará el
deseo del destinatario de adquirir los productos en este establecimiento.
De todos es sabido que la presencia del pronombre personal sujeto yo
en las oraciones declarativas tiene un valor de contraposición de la persona del
discurso nombrada frente al resto de personas (tú/yo, él; yo/tú, él). Esta
contraposición a menudo se identifica con un contraste de tipo negativo
(oposición), de forma que se interpreta como que la acción efectuada por el yo,
no la llevaría a cabo el tú. Esta explicación la tenemos presente en innumerables
trabajos (R.A.E., 1971; Alarcos Llorach, 1980, 1994; Schmidely, 1979; Cantero
Sandoval, 1976; Beym, 1954; Haverkate, 1976), con todas sus matizaciones,
pero con una base común: el énfasis y contraste. Enríquez (1984: 112) afirma:
“Parece, efectivamente, que el deseo del hablante por destacar la actitud que
toma el sujeto frente a la de otro u otros es una de las causas que más favorecen
en nuestro idioma la presencia del pronombre sujeto”. Y sigue diciendo que “el
hablante contrapone el sujeto a otra u otras personas, bien para ratificar su
posición, bien para oponerse a ella o bien para adoptar una posición diferente”
(Ídem: 114).
Según Haverkate (1976: 1193), “en p. ej. Yo no lo haría por nada en el
mundo, el pronombre sujeto tiene innegable valor enfático, pero al mismo
tiempo expresa un contraste implícito, que puede describirse en términos de ‘el
locutor en todo caso no, el interlocutor u otras personas quizá sí’”. Es muy
interesante la aportación de este autor, pues hace hincapié en que la presencia
del pronombre personal sujeto encierra información contrastiva, mientras que
los enunciados en los que estos no aparecen se da información presupuesta.
Lo enunciado por Haverkate (1976) es, a nuestro juicio, lo que ocurre
en el eslogan de esta cadena comercial. Niega este rasgo (tonto) en el enunciador,
representante de la marca y del cliente (porque ese enunciador viste el uniforme
de los empleados de la marca, que es un dato que debemos tener en cuenta 5 ), e
implícitamente afirma la posibilidad, al menos, de que ese rasgo esté en el
destinatario, que forma parte del grupo de los demás.
Meyer-Hermann (1996) demostró la correlación existente entre la presencia
del pronombre sujeto yo y el factor +cambio de referencia para el español costarricense.
En este sentido, podemos afirmar que la presencia de este elemento en el eslogan de
esta marca supone un deseo de focalizar la atención del destinatario sobre la figura del
enunciador (yo), con idea de oponerla a la de todos los demás. Dado que, al menos de
aquel se duda que no sea tonto, se espera que engruese las filas de clientes, y, por
El empleado de la marca puede estar representando a la propia marca que es la que
implícitamente se está calificando de “inteligente”.
5
230 •
Esperanza R. Alcaide Lara
ende, personas inteligentes de Media Markt. Se trata, pues, de una estructura
focalizadora6 , con un propósito comunicativo: contraponer una persona del discurso
a otra. Al ser la de foco una función de carácter paradigmático, entra en oposición con
el resto de las personas del discurso. En este caso, claramente, con tú7 .
Haverkate (1994) explica que uno de los recursos de cortesía más
rentables son aquellos en los que se logra el distanciamiento del hablante y el
oyente. Entre estos está prescindir del uso de los pronombres personales yo y tú,
el uso de tiempos verbales como el presente de indicativo, o de patrones
entonativos como las preguntas. Dos de ellos los tenemos aquí (pronombre yo y
tiempo presente), el otro lo veremos más adelante.
Otro caso digno de comentar es el de la marca Restform:
(7)
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“El foco es, pues, una función informativa. (…) Constituye una llamada de atención al interlocutor con
el fin de que advierta la carga semántica de una magnitud.” (Gutiérrez Ordóñez, 1997: 34).
7 Según Enríquez (1984: 115) “parece que el pronombre sujeto por el hecho de actualizarse en la
oración, aunque no presente una contraposición explícita con otro u otros actantes, supone siempre
una contraposición implícita que determina habitualmente un cambio en la interpretación de la frase,
cambio que puede identificarse por la alteración que sufren las presuposiciones que se desprenden de
los pares de oraciones con y sin pronombre expreso. (…) Supone una individualización del sujeto que
queda automáticamente contrapuesto a todos los demás posibles sujeto; se efectúa un señalamiento
deíctico que implica ya la negación de los contrarios”.
6
Coloquio del Programa EDICE
• 231
Con el enunciado interrogativo que encabeza el texto, no se busca la
ratificación de una situación. Ya no se trata de algo que se intuye a través de las
imágenes, que necesita ser ratificado o confirmado, sino que por las imágenes
que acompañan a la voz en off se trata de la reafirmación de una situación que
presenta como real y evidente, por lo que podemos observarlo como un
enunciado de naturaleza interpersonal. Los interlocutores, anunciante y
destinatarios se hallan, a los ojos de aquel, compartiendo ese estado
cognoscitivo concreto; comparten, pues, ese conocimiento. Es lo que Escandell
(1994) denomina una interrogación exclamativa 8 .
En la conversación, este tipo de enunciados responde pues a una
estrategia de cortesía en la que se conjugan un deseo de afiliación (se traduciría
en un deseo de mostrar interés por estos aspectos que afectan a nuestro
interlocutor) y una intención de no imponer un punto de vista determinado. El
propósito más común es salvaguardar la imagen negativa del interlocutor; se
trata, por tanto, de una actividad encaminada a la autonomía. Y todo ello se
consigue por medio de la entonación interrogativa, que marca el carácter
abierto del enunciado.
Ahora bien, en el caso de la publicidad, bajo ese deseo de presentarse
como alguien no impositivo y preocupado por los problemas de los clientes, se
enmascara una intención que es más bien la contraria: la de imponer. No
olvidemos nunca que la finalidad primordial de la publicidad no es otra que la
de crear necesidades, lo que llevaría a comprar, a adquirir, a solicitar servicios,
etc. En estos casos, lo que subyace no es otra cosa que afirmaciones del tipo:
“Usted obliga a sus huéspedes a dormir en incómodos colchones, etc.”. Una
afirmación así sería contraproducente en publicidad, pues conllevaría un efecto
de rechazo. La forma interrogativa lleva a reflexionar; es más, el objetivo es
hacer que, obligar a reflexionar acerca de situaciones que, evidentemente, son
reales, son situaciones que todos reconocemos como comunes, pero en las que
probablemente, por esto mismo, no hemos reparado.
Según esta autora, “contempladas desde una perspectiva semántica las oraciones interrogativas
se presentan, efectivamente, como estructura proposicionales abiertas, es decir, como funciones
lógicas que contienen, al menos, una variable. Dicha variable semántica tiene siempre –como es
esperable– un correlato formal específico: el fonema final ascendente de las interrogativas
generales representa la falta del signo de polaridad y la palabra interrogativa preverbal de las
interrogativas parciales sustituye a uno de los elementos del predicado. La descripción que puede
hacer la semántica debe detenerse ahí: los valores que adquieren las interrogativas en el discurso
son consecuencia de la intención del emisor y de las condiciones que rodeen su emisión. Por ello,
no resulta adecuado ni pretender derivarlas de la forma misma de la oración ni intentar reducirlas
a una serie de respuestas” (Escandell, 1994: 206-207). En este sentido, este tipo de estructuras se
ponen al servicio de objetivos discursivos transaccionales (la información) o interpersonales (la
cortesía).
8
232 •
Esperanza R. Alcaide Lara
El enunciado interrogativo se impone como un recurso que obliga a
reflexionar sobre una verdad que el emisor presenta como evidente, aunque
atenuadamente. Desde el mismo instante en que el emisor se reconoce en esa
situación, su imagen queda afectada (aunque virtualmente, de forma ficticia), y
solo será reparada en el momento en que adquiera el producto. El propio
anuncio de Restform nos lo dice: Adquiera Restform para ser el perfecto anfitrión.
Podemos hablar entonces de que si bien en la conversación ordinaria
este tipo de enunciados es un recurso para llevar a cabo actividades de cortesía,
en el caso de la publicidad, lo que se intenta con ellos es realmente afectar (de
forma ficticia) la imagen del destinatario, bajo formas indirectas que
enmascaran esta intención. Podemos decir, por tanto, que en este tipo de
discurso se trata de un recurso indirecto de descortesía, puesto que el objetivo
es destruir la imagen del destinatario para después repararla solo en el caso de
que adquiera el producto. En un discurso en el que es impensable y casi
imposible una acusación directa, este tipo de recursos se convierte en la norma
de descortesía. Se trata de hacer caer en la cuenta de que las cosas son así, por si
no lo has percibido.
Además, el uso del presente y de la apelación directa mediante la
desinencia verbal de la segunda persona, quita todo el valor cortés que pudiera
tener esa interrogación prácticamente retórica en un discurso no polémico, para
pasar a tener un valor descortés intensificador reforzado por la imagen. No
olvidemos que, en contra de lo que se ha afirmado generalmente, en el discurso
publicitario el receptor tiene una parte activa al producir inferencias que le
permiten recuperar la verdadera intención y finalidad que se persigue al emitir el
discurso persuasivo.
1.2
Descortesía indirecta
Lo que podemos denominar descortesía indirecta en publicidad puede
ser representada de la siguiente forma:
MARCA
PERSONAJE = CLIENTE
Estrategia indirecta de descortesía
Se trata de utilizar estrategias de descortesía que no parecen afectar
directamente al destinatario del discurso, pero sí lo hacen de forma implícita,
Coloquio del Programa EDICE
• 233
pues el objetivo de la actividad de descortesía es un ser de discurso, un
personaje protagonista de la narración publicitaria, homologable con el
alocutario y destinatario final del anuncio.
1.2.1
Descortesía indirecta expresada por medio de recursos directos
Este es el caso del siguiente anuncio de la marca Alfa Romeo:
(8)
- Lo he comprado por sus 5 estrellas Europcar. (Mentira n. 223) 9
- Lo he comprado por su cambio automático Cutronic. (Mentira n. 406)
- Lo he comprado por su suspensión posterior multilink. (Mentira n. 591)
- Lo he comprado por su equipo Audiobox de seis canales. (Mentira n. 358)
El corazón siempre tiene razón. Alfa 159.
Desde 24.240 euros
Este texto palabras, presenta una estrategia de descortesía muy
agresiva. La imagen del producto (Alfa 159) se presenta en todas sus
dimensiones y posibilidades. A cada una de estas imágenes les acompaña un
enunciado perteneciente a una serie de voces en off (entre paréntesis y en cursiva
en la transcripción), donde están representados distintos estratos sociales. Estas
voces en off, que podemos identificar con enunciadores-clientes virtuales de la
marca, nos dan las razones que les han llevado a comprar ese coche, razones
todas ellas de tipo técnico: prestigio, tecnología del motor, confort, etc. Pero la
marca, locutor responsable de este texto publicitario, invalida cada una de estas
afirmaciones con un enunciado sobreimpresionado donde podemos leer
MENTIRA, como se puede comprobar en la imagen 8. Se trata de una
estrategia basada en desprestigiar al interlocutor, en este caso a uno de los
9
Representamos entre paréntesis lo que en el spot aparece sobreimpresionado a la imagen.
234 •
Esperanza R. Alcaide Lara
intervinientes de esta situación discursiva, el posible cliente, con el que la marca
se muestra en desacuerdo. La marca pone en evidencia las palabras dichas por
estos clientes, negando su valor y calificándolas de mentira. Este tipo de
estrategia es muy usual en aquellos discursos con alto valor polémico y de
conflicto, en los que la norma, la seña de identidad, es la descortesía, ya que su
objetivo es desprestigiar e incluso destruir la imagen del adversario, como es el
político, o el debate “virulento” del corazón, en los que es muy usual escuchar
“está usted mintiendo, o eso no es verdad”.
En este texto se está acusando de faltar a uno de los principales
principios de colaboración discursiva, tal vez el fundamental por la gravedad de
su incumplimiento: el Principio de Cualidad de Grice (1975) (“intente que su
contribución sea verdadera; no diga algo que crea falso; no diga algo de lo que
no tenga pruebas suficientes”). Así, se pone en evidencia a estos posibles
(ficticios) clientes que no quieren reconocer que han comprado el coche por
razones emocionales, porque es un coche del que uno se enamora. Y así la marca
termina con una especie de máxima, basada en un topos (¿quién puede ponerle
cadenas al corazón?), del tipo del eslogan: El corazón siempre tiene razón, lo que
supone el triunfo de la emoción sobre la razón en estos tiempos carentes de
sentimientos y en un tipo de discurso encaminado ante todo a vender. El
movimiento es el siguiente: si tú, destinatario de este texto, no quieres ser acusado de
mentiroso o insincero, di que te lo has comprado, o comprarías, porque te gusta y estás
“enamorado” del coche. Hacer creer para hacer hacer, que es lo que pretende la
publicidad.
En el siguiente spot de la marca de suavizantes Flor tenemos otro caso
interesante:
(9)
Siempre esperas la máxima suavidad, pero a veces los resultados…
Coloquio del Programa EDICE
• 235
Se produce un proceso de ridiculización a través de la imagen 10 . La voz
en off deja en suspenso el enunciado, por lo que somos nosotros los que
debemos llevar a cabo las inferencias a través de la imagen.
Los procedimientos lingüísticos consisten en aseveraciones que reflejan
el carácter omnisciente de la voz en off, representante de la marca. La primera
parte del enunciado es responsabilidad del personaje (se trata de su estado de
conciencia), homologable con el receptor cliente; la segunda, con entonación
suspendida e incompleto (somos nosotros los que inferimos a través de la
situación que observamos), es responsabilidad del anunciante (marca).
El objetivo de la estrategia de descortesía es el personaje que se
homologa con todos aquellos que no utilizan la marca (producto) anunciada,
los destinatarios de este spot. Por tanto, afecta de forma indirecta a este
conjunto de individuos con la finalidad de atraerlos hacia el consumo del
producto ofertado.
El anunciante se escuda y se disfraza bajo el ropaje del ser racional que
se preocupa por los problemas y necesidades de su interlocutor, del ser que es
consciente de la preocupación y los deseos del receptor. Por lo que la
imposición parece ser mínima. Pero esa imagen ridiculizante hace que esas
palabras se muestren un tanto hirientes, o, al menos, burlescas.
1.2.2
Descortesía indirecta expresada a través de recursos indirectos
Entre los recursos que hemos encontrado en este sentido están las
interrogativas que suelen encabezar los spots televisivos, que quedaron
explicadas en el apartado anterior. Observemos el siguiente caso:
(10)
¿Te da vergüenza enseñar los talones?
10
Obsérvese cómo el pantalón queda de pie por sí solo, situación impensable en un tejido.
236 •
Esperanza R. Alcaide Lara
Este ejemplo se puede incluir dentro de los que cumplen un objetivo
discursivo transaccional. Se trata de un enunciado interrogativo orientado, a
través del cual el locutor intenta que su alocutario, en este caso el personaje, que
se homologa con el cliente virtual, confirme una información que se presenta,
por mor de las imágenes, como algo más que una simple suposición. De esta
manera, el locutor se sitúa en el discurso con un nivel de conocimiento mayor
que el propio alocutario, cuya función es confirmativa. La entonación
interrogativa obliga al interlocutor a responder, al menos de forma no
lingüística. En el ámbito publicitario, esta es una forma de atraer la atención del
receptor real del anuncio, que si comparte el mismo problema que el personaje
(la sequedad de los talones, que presentan una imagen desagradable para los
demás), se interesará por el producto que le ofrece la marca anunciante, que, de
paso, se muestra muy preocupada por el bienestar del cliente.
Por otro lado, este tipo de enunciados siempre encierran una forma
implícita de acusación o afirmación de contenidos negativos que afectan a la
imagen social del destinatario cliente. Se trata de un término muy cargado
argumentativamente como es el caso de ¿Te avergüenzas…? No se trata de
preguntar por un problema que debe solucionar, sino por las consecuencias de
un problema cuya existencia se presupone, muy negativas cara a la sociedad: la
vergüenza. Este enunciado es equivalente, aunque se presente de forma
atenuada bajo la fórmula interrogativa, y no de forma asertiva, a “Te avergüenzas
de tus talones”. La conclusión es: “debes poner remedio a un problema que causa
vergüenza”. Se afecta la imagen del personaje, que se homologa con nosotros y a
través de esta estrategia se consigue que, al menos, nos interesemos por el
producto. Es un tipo de descortesía indirecta, pues realmente la imagen que
queda afectada no es la nuestra, sino la de alguien que, sin embargo, representa
a los clientes con este problema estético. Por tanto, la estrategia es indirecta.
1.3
Descortesía “a terceros”
La publicidad tiene un claro objetivo: persuadir al destinatario, posible
cliente, y convencerlo de la necesidad, por su bien, de adquirir el producto que
se oferta. Para ello, la marca puede utilizar recursos como lo que podemos
denominar la descortesía “a terceros”, es decir, un modo de descortesía que se
ejerce no sobre el destinatario de nuestro discurso, sino sobre un individuo o
entidad en este caso, que no interviene directamente en nuestra situación
comunicativa, aunque está implicado en esta y pudiera hacerlo en otro
momento (la marca contraria). Pero este afectar a la imagen de la marca
contraria activa una reacción en el destinatario de los anuncios (los clientes).
Coloquio del Programa EDICE
• 237
Esto es lo que ocurre con el anuncio lanzado para primavera de 2008 por la
compañía de comunicaciones ONO:
(11)
-Personaje representante de ONO: En ONO tienes 6 megas, tv. y teléfono, todo
incluido por solo 28 euros los dos primeros meses.
- Payaso representante de otra marca (otra compañía): Nuestra oferta es más barata.
PERO
PORQUE
NO
INCLUIMOS
NI
LÍNEA
NI
DESCODIFICADOR (je, je, je) Y ADEMÁS TE DAMOS LA MITAD
DE MEGAS. Buaaah, ja, ja, ja.
- Voz en off: Las cosas buenas son las que no te engañan. Consigue ONO con
6 megas por solo 28 euros llamando al 1400.
La imagen afectada por el discurso es la marca contraria, a la que, dada
su actuación, la compañía ONO implícitamente está calificando de
“mentirosa”, o “engañosa”. Es significativo que, al margen del material
lingüístico aquí utilizado, incluyendo la entonación con elevación de tono
impositivo que se le atribuye al personaje del payaso, las imágenes muestren a
un ser, cuya función es hacer reír, sobre todo a niños, desempeñando actos
amenazantes y agresivos hacia la chica, encarnación del posible cliente, a quien,
por otra parte, protege el otro personaje, pulcra y sencillamente vestido. Toda
una imagen alegórica de lo que el anunciante nos quiere transmitir. En este
anuncio curiosamente no se pone el énfasis en las bondades del producto, sino
en el carácter engañoso de las compañías que entran en competencia. Por lo
tanto, es un anuncio en el que se afecta e intenta destruir la imagen de la
compañía contraria para hacer reaccionar al posible cliente, destinatario, y
atraerlo hacia ONO.
La descortesía a “terceros” es una forma de descortesía estratégica, en
el sentido de que se utilizan recursos lingüísticos, asociados socialmente a
actividades de descortesía, pero con propósitos que no acaban en el simple
afectar la imagen del otro. En este caso se pone en entredicho la imagen de un
tercero para hacer actuar a nuestro auténtico destinatario. Este modo de
238 •
Esperanza R. Alcaide Lara
concebir este fenómeno, a nuestro juicio, se corresponde con la definición de
descortesía, pues en este caso la imagen del tercero, al que también le llega el
mensaje, queda claramente afectada socialmente.
No queremos con ello decir que exista descortesía cada vez que se
afecta la imagen de alguien por medio de comentarios, opiniones, etc. Por
ejemplo, cuando hacemos comentarios en los que nos burlamos de la forma de
vestir de alguien (un tercero no presente en nuestra situación comunicativa),
recriminamos su comportamiento, etc. En estos casos entendemos que la
persona aludida solo es objeto de discurso. Para que podamos hablar de
descortesía debe cumplirse un requisito básico: que esa persona, cuya imagen
queda afectada, tenga reconocida por parte de los interlocutores, su
participación, de un modo u otro, en el esquema comunicativo en el que se está
contribuyendo de forma descortés, bien como posible persona de discurso,
bien como instrumento utilizado para cumplir el objetivo del discurso. Se puede
dar esa participación de una forma implícita, como en el caso de la publicidad,
en la que el cliente obviamente es parte integrante de ese discurso, o, como en
el caso de los debates parlamentarios o los teledebates, se interviene por
alusiones, contraatacando esa campaña.
Simplificando, de forma física o de forma discursivamente implícita, el
objeto de discurso objetivo de las estrategias descorteses, debe estar incluido en
el esquema comunicativo en el que se están poniendo en práctica dichas
estrategias, de tal manera que se prevea una posible reacción, factitiva o
lingüística, de la persona (marca) cuya imagen se ha deteriorado, al margen de la
reacción del destinatario último, que en publicidad es realmente el cliente al que
hay que captar. Por lo tanto, su papel discursivo es diverso, pues es objeto de
discurso a la vez que verdadero destinatario de ese discurso descortés.
2
¿Descortesía en Publicidad?
Para poder responder a esta pregunta nos hemos ayudado del análisis
de los resultados obtenidos de la realización de un test acerca de la
consideración por parte de los receptores de estos anuncios hacia este tipo de
enunciados aparecidos en la publicidad actual. En concreto, el test se ha
centrado en el anuncio de la empresa Media Markt 11 .
11 Se trata de un cuestionario realizado a un total de 60 personas (30 hombres, 30 mujeres),
repartidas en partes iguales en tres estratos culturales: popular (estudios primarios), medio
(estudios medios) y culto (estudios superiores). La edad oscilaba entre los 18 y los 65 años.
Constaba de varias preguntas, analizadas en este trabajo, y se acompañaba de la imagen
(presentada aquí) que se publicó en prensa.
Coloquio del Programa EDICE
• 239
A la pregunta ¿Qué sensación le produce este anuncio de forma global?, los
resultados que arrojan los informantes son reveladores: la sensación de
“agresividad” es la mayoritaria, con un 34% del total, seguido de “indiferencia”
(20%), y “rechazo” y “repulsión” (11%). Las diferentes respuestas las vemos
representadas en el siguiente gráfico:
Gráfico 1. Valoración global del anuncio
3%
3%
20%
3%
34%
Otra de las cuestiones planteadas se centraba en la interpretación que
realizan los receptores de los textos: ¿Qué piensa que le están diciendo? Las
respuestas mayoritarias también arrojan resultados interesantes:
- Que si no se compra en esas tiendas se es tonto: 24%
- Que si no compro en dicho establecimiento no soy inteligente: 14%
- Que compre: 14%
- Que soy tonto, porque no compro en Mediamarkt: 8%
- Insultan al lector, le llaman “tonto”: 8%
Observemos que un 54% del total de los informantes relacionan el mensaje
del anuncio con aspectos comunicativos negativos por parte del anunciante. En
general, asocian la compra o no en el establecimiento con el reconocimiento del
nivel de inteligencia a la hora de adquirir productos por parte del cliente 12 . En
cualquier caso, solo el 8% del total relaciona esta correspondencia de compra a
inteligencia o falta de inteligencia claramente con el acto de habla “insultar”.
Este hecho nos da idea de que realmente, a pesar de que en este anuncio se
hace uso de un recurso que en el habla ordinario se asocia con el acto de
insultar (actividad descortés), en el discurso publicitario este recurso pierde ese
12 Consideración, al menos de cara al lector, de que comprar en este establecimiento es comprar
con inteligencia, tipo de asociación que tienen otras cadenas del ramo, que emplean eslóganes del
tipo Urende, la compra inteligente.
240 •
Esperanza R. Alcaide Lara
valor, para pasar a tener una función claramente apelativa. Solo un 16% de ese
54% que asocia a aspectos comunicativamente negativos lo relaciona con el
insulto. Por lo tanto, a pesar de ser su evaluación negativa, no alcanza la fuerza
ilocutiva que llega a tener en el hablar ordinario.
Igualmente, quisimos conocer qué imagen aportaba a la empresa
anunciante este tipo de recursos (¿Cuál es su consideración de la empresa anunciante
tras leer el anuncio? ¿Qué piensa de ella?). Los resultados fueron los siguientes:
-Imagen Positiva: 8%
-Imagen Negativa: 70%
-Indiferente: 22%
Es decir, los receptores de este anuncio quedan impactados
negativamente por el mensaje 13 . No obstante, la visión negativa que, al menos
teóricamente, produce este anuncio, no parece tener consecuencias a la hora de
dirigirse a la empresa para adquirir productos, pues a la pregunta Tras leer el
anuncio, ¿compraría usted en este establecimiento?, un 76% respondió afirmativamente
y un 24% en sentido negativo. Lo cual demuestra que, pese a la agresividad y/o
descortesía que encierra este tipo de recursos para los receptores, son
plenamente eficaces a la hora de conseguir sus objetivos: captar la atención
(apelación), atraer clientes, promover ventas.
Ante esto, de nuevo debemos acudir al gráfico que presentamos en
Alcaide (e.p.), en el que reconsiderábamos la visión de continuum de la
(des)cortesía. En él, pretendíamos mostrar que cualquier acto de habla,
cualquier enunciado, puede ser situado en un punto del proceso discursivo a
mayor o menor distancia de la cortesía o descortesía, teniendo en cuenta la
codificación, la intencionalidad del hablante y la interpretación del oyente. En
ese posicionamiento, intervendrán factores determinantes que actúan como
variantes (la distancia/cercanía social de los interlocutores, variantes culturales,
generacionales, etc.). De tal forma que un mismo recurso lingüístico puede ser
utilizado/interpretado como cortés o descortés dependiendo de todos ellos.
Realmente, desde nuestra perspectiva, la (des)cortesía se nos antoja
como una especie de brújula, en la que los polos son la cortesía y la descortesía.
Dependiendo de la situación en la que nos encontremos, nuestra aguja apuntará
a usos que bien por nuestra intencionalidad, bien por la interpretación, o bien
por ambas cosas a la vez, hacia uno u otro punto cardinal. Por ejemplo, habrá
situaciones en las que por la relación de proximidad entre los interactuantes,
por el rol que desempeñan, etc., lo que se denomina, hipercortesía se acerque a
lo que entendemos como cortesía, búsqueda de la armonía y equilibrio. Pero en
13 Las respuestas justificando esta consideración son muy variadas. Desde los que piensan que
directamente los están insultando hasta los que ven en esto un recurso de captación demasiado
agresivo y “falto de educación”.
Coloquio del Programa EDICE
• 241
otras ocasiones, en las que los factores situacionales no son los mismos, ese
mismo comportamiento se convertirá en una actividad que estará más cerca de
la descortesía, porque realmente estamos “molestando, afectando” la imagen
del otro, que realmente puede no llegar a sentirse cómodo en la interactuación
(el dependiente “extremadamente solícito” de un establecimiento).
De acuerdo con esto, es necesario hacer hincapié en que en el discurso
publicitario, como hemos dicho más arriba, este recurso está al servicio de la
descortesía estratégica, cuya finalidad es vender o crear necesidades, no destruir
la imagen del destinatario-cliente en sentido estricto. Se trata de mostrarnos
imperfectos, carentes de recursos, necesitados de bienes, incluso despreciables
desde el punto de vista social, de forma fugaz, pues rápidamente se nos muestra
cómo nuestra imagen quedará reparada en el mismo instante en que
adquiramos el producto. Lógicamente se trata todo de un proceso narrativo
ficticio (la destrucción de la imagen no es real, como tampoco lo es la
reparación de la misma), para el que los destinatarios estamos preparados e
incluso prevenidos.
En este sentido, tendríamos que valorar el concepto de “lo esperable”
en el ámbito de la descortesía y preguntarnos ¿lo que es “esperable” no es
cortés o descortés? ¿Qué ocurre con las estrategias que en una conversación
“normal” son descorteses, por inesperadas, pero que en otros tipos discursivos
suponen la norma, como en los discursos polémicos (debates, discurso político,
etc.)? ¿Por estar prevenidos ante el hecho de que se puedan dar, no son
valorados como descorteses? Y por ende, ¿estos recursos que hemos ido
analizando no pueden ser catalogados como descorteses en el ámbito de la
publicidad porque nuestra percepción es que en publicidad “todo vale para
vender”?
En el caso concreto de la publicidad hemos de hacer una salvedad y
considerar que la utilización de recursos habitualmente codificados como
descorteses es una estrategia de captación de atención. No obstante, pensamos
que hay voluntariedad de una pseudoagresión por parte del anunciante que no
tiene otro objetivo que el que se repare en el mensaje que viene después: si
adquieres este producto todo pasará a ser magnífico.
3
Conclusiones
Podría pensarse que, por esperables, los recursos descorteses utilizados
en publicidad (que afectan a la imagen del cliente o de una marca de la
competencia) no se corresponden con lo que generalmente se entiende como
descortesía (actividad cara a cara de carácter interactivo, en la que se entiende
que los participantes han de estar en contacto directo). Hemos de entender que
242 •
Esperanza R. Alcaide Lara
cada discurso, o mejor dicho, cada tipo de discurso ha sido diseñado para
cumplir unos objetivos, y, por ende, la retórica imperante en cada uno de ellos
obviamente está al servicio de estas finalidades. De la misma manera que cada
tipo textual exige una explicación incluso en los aspectos más básicos (por
ejemplo, las formas de marcar los actores de le enunciación, en las que hay que
tener en cuenta las características incluso de aparición de dichos tipos), hemos
de entender que cada discurso utilizará sus propios recursos para llevar a cabo
los objetivos para los que ha sido diseñado.
El locutor de este tipo de discurso, a diferencia de otros en los que la
inmediatez comunicativa es la imperante, no tiene posibilidad de respuesta
inmediata. Es, por tanto, un discurso que comunicativamente solo recorre una
dirección, y en el que los interlocutores, si es que se pueden seguir llamando así,
no se enfrentan cara a cara. La única reacción posible a lo dicho por el locutor,
será de carácter no lingüístico: hacer o no hacer.
Nuestra propuesta es establecer una relación de formas de ser de la
(des)cortesía, con el objeto de dar cabida a todos esos fenómenos que van
encaminados a establecer las relaciones interpersonales entre locutoresenunciadores y destinatario-alocutarios, que vayan más allá de lo hasta ahora
tradicionalmente estudiado, como fenómeno face to face (“cara a cara”). Así, por
ejemplo, dentro del fenómeno de “descortesía a terceros” se podrían incluir
todas aquellas formas de descortesía que tienen como objetivo un sujeto o
entidad que no interviene en el esquema comunicativo puntual, pero cuya
finalidad es hacer reaccionar a ese mismo sujeto (teléfono de aludidos para los
teledebates y teletertulias), o a otro, el destinatario, poniendo en entredicho la
imagen de otro (el caso de los anuncios estudiados aquí: el payaso de ONO, la
mujer de ONO).
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Quien no corre, vueling
El cambio de código como estrategia de cortesía en publicidad
María José García Vizcaíno
Montclair State University, Montclair, New Jersey, Estados Unidos
Resumen
La utilización del cambio de código en publicidad no es un fenómeno nuevo en
comunidades bilingües (Calzada Pérez & Vidal Claramonte, 2004; Koslow,
Shamdasani & Touchstone, 1994; Luna & Peracchio, 2001, 2005), ni tampoco
lo es el uso del inglés en anuncios publicitarios mixtos (Bhatia, 1992, 2000;
Einbeck, 2004; Larson, 1990; Martin, 1998, 2002; Takashi, 1990; Wei-Yuchen,
2006). Sin embargo, la alternancia de código en publicidad en contextos
socioculturales donde no convive esa alternancia de idiomas es un fenómeno de
reciente aparición y apenas existen estudios sobre ello. Así pues, este trabajo
analiza el uso del cambio de código en la publicidad de la compañía aérea
española Vueling cuya seña de identidad es la mezcla de idiomas en medio de
expresiones coloquiales, refranes, rimas o simplemente palabras de raíz
española donde le añaden el sufijo -ing en inglés para transmitir dinamismo y
humor. Para llevar a cabo este trabajo, se analizaron las estrategias lingüísticas,
efectos pragmáticos y efectos perlocutivos de las campañas publicitarias de
Vueling desde 2004 hasta 2007 siguiendo la división de los actos de habla de
Austin (1962).
Los resultados preliminares apuntan que el cambio de código en publicidad en
el caso de Vueling funciona como una estrategia de cortesía ya que potencia la
imagen de afiliación (Bravo, 1999, 2001, 2004; Hernández Flores, 2004) del
consumidor mediante diversos mecanismos lingüísticos y pragmáticos que
fomentan la complicidad y cercanía con el público.
Palabras clave
Cambio de código, publicidad, cortesía verbal, actos de habla, globalización
246 •
María José García Vizcaíno
1
Introducción
El objetivo general del presente trabajo, que es la primera fase de un
estudio sociolingüístico mucho más amplio, consiste en explorar el uso del
cambio de código en publicidad y estudiar cómo esta estrategia lingüística
puede funcionar como mecanismo de cortesía para llegar a la audiencia y atraer
a los consumidores hacia un producto o servicio. De manera más concreta, el
objetivo específico del trabajo es analizar el caso de la compañía aérea Vueling
que utiliza el cambio de código inglés-español/español-inglés (y recientemente,
francés, italiano y un poco de neerlandés también) en sus anuncios publicitarios.
Vueling es una compañía aérea de nueva generación con base en
Barcelona que nace en el 2004 y que se caracteriza por un estilo de
comunicación nuevo, joven y muy diferente a lo que se había visto hasta ahora
en publicidad en España. Este nuevo estilo de comunicación no sólo se refleja
en sus campañas publicitarias sino también en el estilo de comunicación de la
tripulación cuando se dirige a los pasajeros (por ejemplo, trato de ‘tú’ en vez del
tradicional ‘usted’ de otras compañías aéreas españolas), en su página web, en
los mostradores de facturación e incluso en el diseño y decoración de sus
aviones. Su seña de identidad es la mezcla de idiomas que refleja en el mismo
nombre de la compañía: Vueling y en todos sus eslóganes y anuncios
publicitarios: “no vayas walking, ve vueling”, “vueling de rebajing desde 10 €
trayecto”, etc.
La hipótesis de la que se parte en el presente trabajo es que el cambio
de código (CC, de aquí en adelante) en la publicidad de Vueling funciona como
un mecanismo de afiliación a través de un uso muy creativo y cómico del
idioma que fomenta la cercanía y complicidad con el receptor del mensaje. El
marco teórico general que se utiliza tiene como base la teoría de la cortesía
verbal y de la imagen basada en una perspectiva sociocultural (Bravo, 2003,
2004; Hernández-Flores, 2004) y el marco teórico concreto del análisis de las
campañas está basado en la teoría de lo actos de habla de Austin (1962).
2
Cambio de código, publicidad y cortesía verbal
Una de las muchas definiciones de cambio de código que se han dado
es la ‘alternancia de uso de dos idiomas o variedades lingüísticas dentro de la
misma frase o conversación’ 1 . La utilización del cambio de código en
publicidad no es un fenómeno nuevo en comunidades bilingües (Calzada Pérez
The most general description of code-switching is that it involves the alternate use of two languages or linguistic
varieties within the same utterance or during the same conversation (Hoffmann, 1991: 110).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 247
& Vidal Claramonte, 2004; Koslow, Shamdasani & Touchstone, 1994; Luna &
Peracchio, 2001, 2005), ni tampoco lo es el uso del inglés en anuncios
publicitarios mixtos (Bhatia, 1992, 2000; Einbeck, 2004; Friedrich, 2002;
Larson, 1990; Martin, 1998, 2002; Ovesdotter, 2003; Takashi, 1990; Ustinova &
Bhatia, 2005; Wei-Yuchen, 2006, entre otros). Sin embargo, el CC en publicidad
en contextos socioculturales donde no convive esa alternancia de idiomas es un
fenómeno de reciente aparición y, por ende, apenas existen estudios sobre ello.
Asimismo, el uso del inglés en publicidad en comunidades no
anglófonas se había limitado a la inclusión de préstamos que transmitían valores
de modernidad y eficacia tecnológica (Martin, 2002: 382), pero hasta ahora no
se habían explorado posibilidades más creativas del uso del inglés en publicidad
en España. En el caso concreto de Vueling, este uso del CC tiene lugar de
manera muy particular (como se verá en la sección 3 más adelante) al insertar el
inglés de forma ingeniosa dentro de refranes, modismos y dichos coloquiales
españoles. Al insertar una palabra en inglés o un sufijo dentro de una expresión
típica española, el anuncio transmite humor y complicidad con la audiencia y
funciona como una estrategia de afiliación con la imagen del consumidor 2 . Así
pues, CC, publicidad y cortesía verbal están estrechamente relacionados en este
trabajo que constituye uno de los primeros (si no el primero) en esta dirección.
Precisamente por todas estas razones (la reciente aparición de un
fenómeno nuevo, la forma en que el CC se lleva a cabo y la escasez de estudios
interdisciplinares sobre este tema), el presente trabajo tiene relevancia en el
contexto lingüístico y cultural de España y puede arrojar luz en el ámbito de la
lingüística y la publicidad.
3
Análisis de los anuncios de Vueling
Los anuncios de la compañía Vueling analizados en este trabajo
corresponden a las campañas publicitarias de 2004 a septiembre de 2007 3 . El
En el presente trabajo se adopta el concepto de imagen social de Bravo (1999, 2001, 2003,
2004) y Hernández Flores (2004) por el cual se entiende que los contenidos que describen la
imagen social son categorías vacías que cada comunidad de habla con sus contextos
socioculturales propios va rellenando y definiendo. Los deseos de imagen de los hablantes de
esos contextos socioculturales pueden incluirse en dos categorías generales: afiliación y
autonomía. La primera comprende los comportamientos relacionados con cómo una persona
desea verse y ser vista por los demás en cuanto a características que la identifican con el grupo,
mientras que la segunda abarca los comportamientos relacionados con cómo una persona desea
verse y ser vista como alguien con contorno propio dentro del grupo (Bravo, 2003: 106).
3 Debo expresar mi agradecimiento a la agencia de publicidad de Vueling, SCPF, y en especial a la
Directora de Cuentas Helena Grau, quien me facilitó los anuncios de las campañas publicitarias
de Vueling.
2
248 •
María José García Vizcaíno
análisis de estos anuncios publicitarios 4 se llevó a cabo en tres etapas
correspondientes a cada uno de los elementos que componen el acto de habla
(Austin, 1962): acto locutivo, ilocutivo y perlocutivo. Esta división permitió
aislar los enunciados de las intenciones y de los efectos comunicativos de los
anuncios publicitarios en el consumidor, lo cual encaja perfectamente dentro
del marco teórico general de la cortesía donde ciertas estrategias lingüísticas son
utilizadas con la intención de realizar determinados actos de habla que pueden
conllevar algún riesgo para las imágenes de los participantes. Tantos las
estrategias lingüísticas utilizadas como los actos ilocutivos ejercen determinados
efectos sobre los participantes en la interacción.
3.1
Análisis de los actos locutivos
En la primera etapa del análisis se procedió a un análisis del corpus de
anuncios desde el punto de vista lingüístico y, de este modo, se estudiaron los
tipos formales de CC empleados en los actos locutivos. Se observaron tres
clases de CC en las campañas publicitarias de Vueling: CC intraoracional, CC
interoracional y CC intertextual.
El CC más frecuente en los anuncios estudiados fue el CC
‘intraoracional’ o intra-sentential (Hoffman, 1991: 112). Este CC consiste en
cambiar de idioma dentro de la misma oración. Los dos CC intraoracionales
más frecuentes en Vueling son el CC intraverbal o dentro del mismo verbo
principal (“vueling”) y el CC intrasintagmal que tiene lugar dentro del sintagma
nominal (“dos flights diarios”), sintagma verbal (“don’t camines”), sintagma
adjetival (“very centric aeropuertos”) y sintagma preposicional (“in julio”),
principalmente.
El segundo CC más frecuente en los anuncios de Vueling es el CC
‘interoracional’ o inter-sentential (Hoffman, 1991: 112) o extrasentential (Poplack,
1982: 249) el cual, como su propio nombre indica, consiste en cambiar de
idioma entre oraciones. Como ejemplo ilustrativo de este CC podemos dar el
nombre de un avión de Vueling (los aviones tienen nombres en esta compañía):
“veni, vidi, vueling”.
Por último, el menos frecuente pero, aún así, existente en la publicidad
de Vueling, es el CC que he llamado CC ‘intertextual’ o ‘traducción intertextual’
siguiendo el término in-text translation de Bandia (1996), por el cual se denomina
En este trabajo se parte de la definición de Montes (2007) de anuncio publicitario como género
especializado impreso de tipo textual preferentemente apelativo, pero en el que también la
función informativa o referencial desempeña un papel importante (p. 226).
4
Coloquio del Programa EDICE
• 249
el uso de un idioma para traducir lo que se acaba de decir en otro. Por ejemplo:
“corre, run!” o “smile, sonríe!”
Con respecto a estos actos locutivos, hay tres aspectos que conviene
resaltar. En primer lugar, es relevante indicar que el CC utilizado en estas
campañas publicitarias a menudo quebranta las restricciones de los patrones
normales de CC observados en hablantes bilingües de inglés-español. Así, el
mismo nombre de la compañía, Vueling, combina dos morfemas: un lexema
verbal español (vuel-) y un sufijo inglés (-ing). Este tipo de CC intraverbal ha
sido señalado como una de las restricciones gramaticales del cambio de código:
la restricción morfemática, según la cual, no puede cambiarse de código entre
dos morfemas ligados (Poplack, 1980). No sólo ocurre esto en el nombre
propio de la compañía sino en muchos otros casos (telefoning, compring,
rebajing, etc.). Es importante apuntar en este sentido que el sufijo –ing en inglés
conlleva inmediatez de la acción en el momento de hablar y se utiliza de forma
ingeniosa en la publicidad de esta compañía para expresar el dinamismo que
quieren transmitir a sus clientes como se puede observar en los ejemplos (1) y
(2):
(1)
No vayas walking, ve vueling
(2)
Vueling de rebajing desde 10 € trayecto
Un segundo caso de quebrantamiento de los patrones normales de CC
aparece en los sintagmas verbales que contienen auxiliares. En éstos, el CC
normalmente está prohibido (Lipski, 1978: 251). En este tipo de publicidad, no
sólo no se respeta esta norma sino que se quebranta una segunda que establece
que si hay un elemento de negación al verbo, éste debe estar en el mismo
idioma que el verbo que se está negando (Lipski, 1978: 252) y así nos
encontramos:
(3)
Vuela, don’t camines
(4)
Don’t te duermas
cuando lo normal debería haber sido (5) ó (6) para (3) y (7) u (8) para (4):
(5)
Vuela, don’t walk
250 •
María José García Vizcaíno
(6)
Fly, no camines
(7)
Tú, don’t sleep!
(8)
Hey you, no te duermas!
Este quebrantamiento de los patrones observados de CC supone una
especie de reto para el lector ya que rompe con las expectativas estructurales
normalmente utilizadas en el CC y así se contribuye a crear una suerte de
complicidad interna con el destinatario. Además, a menudo ese
quebrantamiento de patrones puede implicar a más de dos lenguas como en el
caso de (9) donde tenemos tres idiomas en el mismo sintagma adjetival: francés
(le), inglés (golden) y español (billete).
(9)
Gana le golden billete
En segundo lugar, un aspecto muy interesante a destacar con respecto
a los actos locutivos empleados es que la mayoría de los casos de CC lo
constituyen refranes populares (“quien no corre, vueling”), modismos (“and eso
que le petroleo está pour las nubes”), rimas (“Abajo le trabajo!”) o más
interesante aún, expresiones muy coloquiales o jerga sólo conocida por el
público español o por alguien que haya vivido en España y pueda reconocerlas
y reírse con ellas:
(10)
From Madrid to le sky (de la expresión: “De Madrid al cielo”)
(11)
Y yo with estos cúmulos (de la expresión coloquial: “¡y yo con estos pelos!”)
Así pues, este uso de CC desencadena una especie de sentido de
pertenencia a un grupo principalmente a través del humor que potencia la
imagen de afiliación del consumidor. Sin embargo, lo que más acerca al
consumidor es esa utilización que hacen de la jerga española. El uso de CC
dentro de expresiones tan populares y conocidas por los españoles hace que el
cliente se identifique muy fácilmente con esa campaña porque se siente como
Coloquio del Programa EDICE
• 251
en casa al ver por escrito muchos de los dichos que emplea con sus amigos y
familiares.
Un último aspecto curioso en el análisis de los actos locutivos es que la
inserción de idiomas distintos al español no viene marcada por ninguna
convención ortotipográfica como la cursiva sino que dejan las palabras en otro
idioma en redonda exactamente igual que las palabras en español: no las
diferencian de ninguna manera gráfica.
3.2
Análisis de los actos ilocutivos
En el análisis de los actos ilocutivos de los anuncios de Vueling, basado
en la taxonomía de Searle (1976), se empezó observando que todas las
campañas encierran el componente persuasivo inherente en el lenguaje
publicitario y correspondiente a la función apelativa que junto con la referencial
son las dos funciones que caracterizan al lenguaje publicitario. Así pues, habría
un macro acto de habla exhortativo que sería “Compra tu billete de avión con
Vueling”. Sin embargo, ese macro acto directivo se realiza por medio de
diferentes tipos de actos ilocutivos. Por una parte, encontramos actos
exhortativos directos en algunas nubes que a menudo son mitigados por otras
nubes que incorporan una canción popular (ejemplos 12 y 13), una rima
(ejemplo 14) o incluso un elemento visual que funciona como estrategia de
cortesía para llevar a cabo el acto exhortativo potencialmente amenazador:
“Alarga tus holidays” (ejemplo 15) 5 .
(12)
It’s raining points. Aleluya! (de la canción: “It’s raining men”)
(13)
Don’t forget la toalla cuando go to le playa! (de la canción popular española:
“No te olvides la toalla cuando vayas a la playa”)
(14)
La primavera tus ganas de holidays renueva (rima tomada del dicho: “La
primavera la sangre altera”)
El estudio de los elementos visuales e icónicos de las campañas publicitarias de Vueling
pertenece a una fase posterior del proyecto de investigación. Valga únicamente decir para el
presente trabajo que estos componentes visuales desempeñan también una función pragmática
clave dentro del análisis de los anuncios y que su estudio merece un apartado especial que por
razones de espacio no podemos añadir aquí.
5
252 •
María José García Vizcaíno
(15)
Por otra parte, se encuentran actos informativos o representativos
especialmente en las primeras campañas de Vueling (2004). En el ejemplo (16)
todas las nubes excepto la que dice ‘compring’, donde el gerundio funciona
como un imperativo y, por tanto, es un acto exhortativo 6 , aportan información
y datos siendo quizá la más ocurrente la que dice: “Yo vuelo, tu vuelas,
everybody vuela!”
(16)
También aparecen actos expresivos como el del ejemplo (17) donde el
enunciado “Oh cuanta eau” conlleva una rima de la interjección española (oh)
con la palabra francesa (eau) produciendo humor y mitigando la exhortación
implícita en la nube que insta al consumidor a comprar en www.vueling.com.
Obsérvese que el quebrantamiento de las normas de CC en el verbo ‘compring’ y el
consecuente efecto cómico de ello junto con el uso del gerundio que literalmente implica acción
simultánea al momento de hablar hacen que el acto parezca meramente informativo cuando en
realidad es un acto exhortativo: ‘compring en www.vueling.com’ claramente quiere decir ‘compra
en www.vueling.com’.
6
Coloquio del Programa EDICE
• 253
(17)
Según Montes (2007), el género del anuncio publicitario impreso se
caracteriza por su complejidad semiótica y pragmática y así, los diversos
elementos comunicativos desempeñan diferentes funciones pragmáticas dentro
del anuncio (p. 227). En nuestro caso, el CC es un recurso utilizado para captar
la atención del público mediante una serie de funciones pragmáticas. En el
análisis de los actos ilocutivos de nuestros anuncios, se observó que
básicamente se daban tres funciones pragmáticas, no excluyentes sino que a
menudo se superponían. La función principal del CC en Vueling es la
humorística. El mezclar varios idiomas de una forma tan poco convencional en
expresiones tan familiares y coloquiales desencadena una reacción cómica en el
lector. Como Bravo (1998) apunta, la transgresión de distintos tipos de normas
es uno de los componentes intrínsecos de los estímulos que producen efectos
humorísticos (p. 332) y estos anuncios constituyen un buen ejemplo de
transgresión de normas en sentido estructural y pragmático.
Además de muchos de los ejemplos anteriores donde podemos captar
esta función cómica, podemos incluir el ejemplo de abajo (18) donde las nubes
han ganado peso después de haber estado toda la Navidad comiendo turrón
(típico producto español durante esas fiestas) y una le dice a la otra: “Too much
turrón” y luego “Let’s move” para instar al consumidor a que se mueva y vuele
después de haber estado toda la Navidad sentado comiendo. Este anuncio
resulta cómico tanto por la mezcla de idiomas dentro de una referencia cultural
típica española como por los dibujos graciosamente adaptados para la ocasión.
254 •
María José García Vizcaíno
(18)
La segunda función pragmática más frecuente en los anuncios
estudiados es la de énfasis. Como Koike (1987) apunta, una de las funciones
principales del CC consiste en dar viveza a la narración. En los anuncios de
Vueling, en la mayoría de los de traducción intertextual, el CC funciona como
un elemento que refuerza la fuerza ilocutiva del acto de habla. Por ejemplo, una
nube dice “Corre, run!” donde este CC sirve para reforzar la fuerza exhortativa
del acto.
Por último, se observó en los actos ilocutivos la función pragmática de
dar color local al anuncio. En otras palabras, el CC es utilizado para anunciar un
destino utilizando el idioma de esa ciudad. Por ejemplo, el CC español-italiano
se usa para anunciar destinos como Roma, Pisa o Nápoles tal y como se ve en
el ejemplo (19), donde español e italiano se combinan en expresiones
coloquiales italianas conocidas incluso a un público que no hable italiano. Otros
ejemplos son los anuncios utilizados para destinos de Andalucía como Málaga o
Sevilla donde el habla andaluza se transcribe tal y como se pronuncia: “More
destinos al lao of Sevilla” (en vez de “al lado de”) en el ejemplo (20) o “Let’s fly
to le zú” (“zú” en vez de “sur”) en el ejemplo (21). Estos dos últimos son casos
donde las funciones cómica y de color local se solapan en el anuncio.
Coloquio del Programa EDICE
(19)
(20)
(21)
• 255
256 •
María José García Vizcaíno
3.3
Análisis de los actos perlocutivos
La última etapa del análisis consistió en una evaluación de los actos
perlocutivos de los anuncios en cuestión, es decir, un análisis de los efectos de
los anuncios sobre los destinatarios. Para ello, se diseñaron unos cuestionarios
con el objetivo de conocer la opinión de los pasajeros y averiguar si las
campañas de Vueling les parecen graciosas y divertidas apoyando la hipótesis
inicial del estudio o, por el contrario, les molesta ese tipo de CC o lo encuentran
absurdo, con lo cual nuestra hipótesis quedaría refutada.
En esta fase inicial del trabajo sólo se ha procedido a la distribución de
los cuestionarios y a evaluar de forma cualitativa las respuestas obtenidas en las
dos preguntas abiertas que contenía el cuestionario: “¿Qué es lo primero que te
viene a la mente cuando ves la publicidad de Vueling?” y “¿Podrías dar tu
opinión o comentar algún aspecto de la publicidad de Vueling que no haya sido
reflejado en este cuestionario?”. Las respuestas a estas dos preguntas aportan
datos que parecen confirmar la hipótesis de que la publicidad de Vueling
fomenta la complicidad con el receptor a través del humor y el uso creativo de
los idiomas que utiliza. Así nos encontramos con respuestas como las siguientes
para la pregunta 1 (“¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando ves la
publicidad de Vueling?”):
(22)
“Son divertidos y coloridos. Llaman la atención y dan ganas de viajar” (mujer,
21-30 años, estudiante, lengua materna: español, nivel principiante de inglés).
(23)
“Juventud, frescura” (mujer, 21-30 años, economista, lengua materna: español,
nivel intermedio de inglés).
(24)
“Fresca, innovadora” (mujer, 31-40 años, economista, lengua materna: español,
nivel avanzado de inglés)
(25)
“La mezcla de idiomas” (mujer, 51-65 años, arquitecto, lengua materna: español,
nivel avanzado de inglés)
(26)
“Sinceramente me parece fantástica y comercial… la verdad, es distinta!”
(hombre, 41-50 años, profesor, lengua materna: portugués, nivel intermedio de
inglés).
Coloquio del Programa EDICE
• 257
(27)
“Que son divertidos, alegres” (mujer, 31-40 años, funcionaria, lengua materna:
español, nivel principiante de inglés).
(28)
“Querer viajar” (mujer, 21-30, fisioterapeuta, lengua materna: español, nivel
principiante de inglés).
(29)
“Me parece graciosa” (mujer, 21-30 años, maestra, lengua materna: español,
nivel avanzado de inglés).
Y las siguientes para la última pregunta del cuestionario que, en
realidad, es opcional: “¿Podrías dar tu opinión o comentar algún aspecto de la
publicidad de Vueling que no haya sido reflejado en este cuestionario?”:
(30)
“Me parece la campaña muy acertada, y sobre todo, alcanza al target y se
recuerda” (mujer, 21-30 años, publicista, lengua materna: español, nivel
avanzado de inglés)
(31)
“Que es gracioso ver a las nubes en una toalla porque mezcla volar, viajar… con
las vacaciones” (mujer, 16-20 años, estudiante, lengua materna: español, nivel
principiante de inglés).
(32)
“Me parece divertido” (hombre, 41-50 años, fontanero, lengua materna:
español, nivel principiante de inglés).
(33)
“Creo que es una compañía que llama tanto la atención sus anuncios que
cuando te propones hacer un viaje, es en lo primero que piensas” (hombre, 2130 años, empresario, lengua materna: español, nivel principiante de inglés).
(34)
“Son cercanos, pero con mucha educación” (mujer, 31-40 años, funcionaria,
lengua materna: español, nivel principiante de inglés).
(35)
“Utilizan siempre colores como el azul, señal de playa, cielo… o naranja señal de
sol, arena que incitan a viajar, despertando ese deseo que hay en ti” (mujer, 2130, fisioterapeuta, lengua materna: español, nivel principiante de inglés).
258 •
María José García Vizcaíno
4
Resultados preliminares del estudio y conclusión
Los resultados preliminares del estudio parecen confirmar que el uso
del CC en publicidad en el caso de Vueling funciona como una estrategia de
cortesía ya que potencia la imagen de afiliación del consumidor mediante
diversos mecanismos lingüísticos y pragmáticos que fomentan la complicidad y
cercanía con el público. El más destacado es la mezcla de idiomas dentro de
refranes y expresiones coloquiales. Este contraste de idiomas dentro de
expresiones muy españolas produce un efecto humorístico en muchos de sus
eslóganes que funcionan como un guiño al público.
Sin embargo, se debe ampliar y matizar la hipótesis inicial ya que los
análisis también muestran una clara preferencia por el uso de sólo dos idiomas
(inglés y español) en las campañas de 2004, 2005 y 2006, mientras que en las
campañas posteriores del 2007 se observa la incorporación del francés, italiano
y un poco de neerlandés a los dos idiomas iniciales. Este hecho se puede asociar
a una necesidad nueva de satisfacer la imagen de un consumidor ya no nacional
o local sino europeo y en última instancia, un consumidor global que trasciende
las barreras de un idioma y cultura específicos. Además, la inserción de estos
nuevos idiomas no se marca con ningún medio tipográfico (como la cursiva)
sino que parece haber un deseo de integrar todos los idiomas en el mismo
anuncio o mensaje.
En este sentido, de la manera que apunta Bravo (1999, 2001) de forma
generalizada, un análisis del discurso de la cortesía, podría arrojar algo de luz
sobre cómo se está configurando esa imagen del consumidor global en este
siglo y era de globalización que vivimos, qué factores socio-culturales lo
caracterizan, qué contenidos se tienen en cuenta para dirigirse a él y qué roles
sociales y situacionales intervienen en la interacción particular de las compañías
aéreas y sus potenciales clientes.
Por último, la conclusión que se extrae de este trabajo para los estudios
de cortesía es la necesidad de redefinir el concepto de imagen. Los conceptos
de afiliación y autonomía ayudan al ser categorías abiertas que no contienen
descripciones concretas de imagen y que permiten así rellenarlas con las
características específicas de cada comunidad cultural (Hernández Flores, 2004).
Sin embargo, los resultados de este estudio parecen apuntar a la necesidad de
incluir un tercer aspecto al concepto de imagen. En la sociedad actual, no se
trata sólo de identificarse con un grupo concreto y tener un contorno propio
dentro de ese grupo social y cultural, sino que se necesita un espacio más
amplio y global que trasciende el propio grupo. En el caso de Vueling, la
imagen del consumidor no se limita a perfilar al consumidor dentro de la
comunidad española, sino que gradualmente lo va introduciendo en una
Coloquio del Programa EDICE
• 259
realidad europea más amplia con nuevos contenidos socio-culturales. El análisis
del discurso de la cortesía y los modelos de análisis de publicidad pueden
ayudar a llegar a un conocimiento más profundo de los mecanismos y los
contenidos que están dibujando esta nueva imagen del consumidor global.
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Actividades de imagen en la publicidad institucional
española: la confianza social en el sistema 1
Nieves Hernández Flores
Universidad de Copenhague
Resumen
En los estudios pragmáticos, el tema de la (des)cortesía y de las actividades de
imagen en general ha sido principalmente tratado en el discurso oral y en las
relaciones interpersonales. Sin embargo, el discurso escrito y las relaciones entre
grupos sociales se ofrecen también como un campo interesante para explorar el
tema de la imagen social, abriendo paso a nuevas metodologías de estudio. El
presente artículo es una aproximación a tal propósito, para lo cual se ha elegido
el discurso de la publicidad institucional, es decir, la dirigida por las
instituciones del Estado a la ciudadanía. En el análisis de anuncios de prensa se
explora cómo es la imagen social de estos dos grandes grupos, qué actividades
de imagen se realizan y por medio de qué estrategias retórico-discursivas. El
objetivo es mostrar que el trabajo de imagen (Goffman, 1967) es usado por este
tipo de publicidad para alcanzar un objetivo político e ideológico: conseguir la
confianza de los ciudadanos en el sistema, y de esta manera confirmar la validez
de la institución y su situación de poder.
Palabras clave
Publicidad institucional, imagen social, actividades de imagen, confianza
sistémica, poder
1
Agradezco a la fundación Kirsten Schottlænder su apoyo a la realización de este trabajo.
262 •
Nieves Hernández Flores
1
Introducción
En la actualidad, es frecuente ver en los medios de comunicación
españoles no sólo la publicidad habitual de productos o servicios para vender,
sino también un buen número de anuncios provenientes de las instituciones del
Estado, bien desde el Estado central, bien desde las administraciones
autonómicas y locales. Estos anuncios, que constituyen material de la llamada
publicidad institucional, tienen funciones muy variadas (como por ejemplo
anunciar nuevas redes ferroviarias, informar sobre préstamos a estudiantes o
incluso aconsejar sobre hábitos alimenticios) y su forma de difusión cubre una
amplia diversidad de medios: prensa, radio, televisión, Internet y vallas
publicitarias. La abundancia de anuncios, de temas que anunciar y de medios de
difusión ha sido destacable en los últimos años 2 , de ahí que nos podamos
preguntar sobre la importancia de la publicidad para las instituciones públicas y
podamos aventurar que seguramente suponga un medio muy atractivo para
conseguir un propósito siempre pretendido por los políticos: el de establecer
una comunicación lo más directa posible con el ciudadano. Por otra parte,
desde el punto de vista de su presentación, es destacable que la publicidad
institucional reciente no muestra el tono formal ni la estética neutra y
simplificada que se podría esperar en un medio de comunicación institucional,
político y administrativo, y que se derivaría de los objetivos de “transparencia”
y “eficacia” recogidos por la ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación
Institucional 3 , sino que en muchos casos la presentación es llamativa, a veces
incluso impactante, y el tono empleado en el mensaje, informal y cercano, muy
parecido al usado en la publicidad comercial. De esta observación extraigo la
suposición de que las instituciones usan esa estética justamente para llegar
mejor al ciudadano y para proporcionar una buena imagen de sí mismas, de
forma que para lograr el propósito de informar y persuadir atribuido a la
publicidad (Lee & Johnson, 1999) el discurso publicitario tiene en
consideración la imagen social (Goffman, 1967) de los dos grandes grupos
sociales involucrados en este tipo de discurso: el grupo de los ciudadanos (los
destinatarios de la publicidad) y el del ministerio, gobierno, o el Estado en
Según datos de la página web de la Presidencia del Gobierno (http://www.lamoncloa.es/CPCI/default.htm) el número de campañas publicitarias del Estado fue en 2007 de
176 (con un costo de 268 millones de euros); en 2008 de 161 (187,2 millones) y en 2009 de 134
(151,9 millones). El auge de inversión en publicidad del año 2007 (un 28,5% más que el año
anterior) puede deberse al deseo de mostrar las actividades del Estado ante la cercanía de las
elecciones generales.
3 Esta ley, aprobada el 29 de diciembre de 2005, regula las funciones y límites de la publicidad
institucional, y su implantación indica la importancia que ha adquirido esta en España.
2
Coloquio del Programa EDICE
• 263
última instancia (el emisor de la publicidad). En efecto, dar una buena imagen
de sí mismas y en ocasiones destacar también la imagen del ciudadano es para
las instituciones un buen medio de llegar a la ciudadanía y de conseguir su
confianza a la hora de recibir los mensajes que el Estado desea que sean oídos y
tenidos en cuenta.
En lo que se refiere a la investigación pragmática, el estudio de las
actividades de imagen en el discurso publicitario supone un cambio de enfoque
del discurso oral, el habitual campo de estudio, al discurso escrito e icónico,
para mostrar los efectos que las estrategias discursivas y retóricas empleadas en
los anuncios causan en la imagen de instituciones y ciudadanos. Con este
objetivo, en el presente estudio voy a analizar las actividades de imagen
realizadas en ocho anuncios de prensa pertenecientes a un corpus de 39
anuncios correspondientes a 27 campañas publicitarias realizadas por diferentes
ministerios del gobierno español durante los años 2007 y 2008. Los anuncios
seleccionados para análisis provienen de siete ministerios, y por los temas y
propósitos que cubren, así como por las estrategias comunicativas utilizadas, se
puede afirmar que son representativos del corpus. Las perspectivas teóricas y
metodológicas provienen del análisis del discurso, de estudios de la cortesía e
imagen social desde la sociopragmática cultural, de la publicidad y de estudios
sociológicos en torno al concepto de confianza social (propuesto por autores
como Luhmann, 2005).
2
La publicidad institucional
Al igual que la publicidad comercial, la institucional trata de influir en
las acciones humanas, es decir, tiene una finalidad persuasiva, pero se diferencia
de aquella en que está al servicio de cuestiones políticas o ideológicas (Martínez
Pastor & Gaona Pisonero, 2006). En efecto, en relación con la publicidad de
productos o servicios de empresas privadas, su finalidad no es la de vender
algo, sino la de informar, ofrecer servicios y aconsejar sobre determinados
aspectos sociales a los ciudadanos. En el caso de mi corpus, los propósitos que
he identificado en los anuncios son:
a) información sobre derechos y servicios públicos (como
infraestructuras, educación, servicios sociales o burocráticos);
b) incitación a consumir productos regionales o nacionales, o productos
saludables;
c) consejos sobre seguridad doméstica, higiene y salud;
d) concienciación sobre temas sociales, como la violencia doméstica, la
seguridad vial, el consumo de drogas, el medio ambiente y la
inmigración.
264 •
Nieves Hernández Flores
En la mayoría de los anuncios hay más de un propósito, explicitado o
no. Así, el propósito informativo no suele ser el único, sino que va acompañado
por una incitación a usar o consumir lo anunciado, o los objetivos de aconsejar
y concienciar también suelen aparecer unidos.
Estos objetivos aparecen también mencionados en el texto de la misma
ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación Institucional (BOE núm. 312), la
cual se marca como objetivos:
a) informar de derechos, obligaciones, procesos electorales, novedades
jurídicas, empleo público y programas de interés social;
b) advertir de medidas de orden o seguridad, de riesgos para la salud o
para el patrimonio natural;
c) promover o apoyar la economía española, el patrimonio histórico,
lingüístico y natural y los valores constitucionales.
Estas finalidades encontradas en mi corpus y explicitadas por la ley
atañen, por tanto, a la comunidad nacional, a sus derechos y obligaciones
públicos, a sus reglas de convivencia, e incluso a la naturaleza de sus valores
comunes, lo que coincide con la caracterización de Dickason (2000) sobre
anuncios institucionales en la televisión británica, donde aparte de las
finalidades inmediatas e instrumentales de este tipo de publicidad se observan
otras más complejas e indirectas como las de crear sentimientos de identidad y
empatía social, conseguir una cultura de solidaridad y tratar de cambiar no sólo
actitudes superficiales, sino también el comportamiento general del ciudadano.
Es decir, que la finalidad de este tipo de publicidad va más allá de lo
instrumental y de lo funcional que se le podría suponer. Por otra parte, para ser
efectivo en su mensaje, el medio publicitario en general debe salvar el escollo de
la actitud escéptica o incluso la desconfianza que puede producir el anuncio en
el receptor (Crook, 1992; Martínez Camino, 2008), pero en el caso específico de
la publicidad institucional señala Dickason (2000) que hay tres particularidades
más que suponen un reto y un obstáculo en el propósito comunicativo. Por una
parte, el ciudadano puede sospechar que el gobierno la use con fines
propagandísticos (por ejemplo antes de unas elecciones); por otra parte, algunos
grupos de la población pueden sentirse afectados emocionalmente por los
temas anunciados, incluso podrían considerarlos como una intromisión en su
vida privada, y a este efecto señala la autora que, así como ante anuncios de
productos que no interesan al consumidor este reacciona con indiferencia, en el
caso del anuncio institucional el receptor no se distancia tan fácilmente al venir
el mensaje de sus propios dirigentes políticos. Y por último, señala Dickason,
mientras que en el anuncio de un producto el objetivo es muy claro e
inmediato, esto es, dar una imagen positiva del producto para fomentar su
consumo, en los anuncios institucionales la finalidad es menos obvia, pues no
es posible manejar a los ciudadanos y sus derechos como si fueran un producto;
Coloquio del Programa EDICE
• 265
además, el efecto deseado es más gradual, ya que la reacción en el destinatario
no es tan inmediata (no se trata de apresurarse a comprar lo anunciado), pero al
mismo tiempo el mensaje publicitario institucional tiene que ser tan
convincente como el de la venta de un producto. En suma, concluye Dickason,
el anuncio institucional tiene que encontrar el tono necesario que proporcione
al ciudadano una información convincente y que suponga una respuesta
relevante a cuestiones de interés público.
Con esta misión por delante, si en cualquier anuncio publicitario el
anunciante trata de ganarse la confianza del consumidor hacia lo que le está
anunciando (la calidad y seguridad del producto, su superioridad a otros afines,
su precio adecuado), en el caso del anuncio institucional ganarse la confianza
del ciudadano será también el objetivo pero por cuestiones diferentes: el
anuncio debe presentarse como necesario, oportuno y beneficioso para la
población; su mensaje debe ser comprensible y diáfano; y su tono el justo y
apropiado para que ningún grupo social se sienta ofendido; pero además, como
cualquier otro tipo de publicidad, debe mostrarse convincente en los propósitos
del anuncio. Con estas características, es esperable que el discurso utilizado para
producir publicidad institucional sea de tipo racional (Simpson, 2001) 4 , el cual se
caracteriza por expresar con claridad qué se está anunciando y qué cualidades
tiene lo anunciado, evitando así la incertidumbre que el anuncio puede producir
en el receptor (Martínez Camino, 2008) y facilitando, en suma, su disposición a
depositar su confianza en el anunciante.
El tema de la confianza entre personas o entre personas e instituciones
ha sido tratado desde perspectivas sociológicas. Luhmann (2005) considera la
confianza como un mecanismo que permite la construcción de lo social porque
reduce la complejidad social 5 . Gordon (2005), siguiendo los estudios de
Luhmann, reconoce dos tipos de confianza en un estudio sobre organizaciones.
Por un lado está la confianza interpersonal, basada en la familiaridad y producto
de interacciones previas o del hecho de pertenecer a un grupo social, y por otro
lado la confianza sistémica, que es la propia de un orden social complejo, y que
supone confiar en sistemas sociales o principios abstractos, lo que es
característico de las instituciones de la modernidad. La confianza en las
instituciones es necesaria para la sociabilidad y la organización social, señala
Frente a la publicidad racional se encuentra la publicidad de tipo emocional-sensorial, cuya
información es tan confusa que el receptor puede no saber qué se está anunciando (Martínez
Camino, 2008).
5 No debe confundirse este uso del término confianza en el sentido de “esperanza firme”, con su
otra acepción, que alude a la relación de “familiaridad” entre personas (y que ha servido en
estudios sobre la cortesía en comunidades hispánicas para describir una característica cultural de
afiliación; por ejemplo en Bravo, 1996, 1999 y 2002; y Hernández Flores, 2002 y 2004).
4
266 •
Nieves Hernández Flores
Durand Ponte (2004), pues supone para el ciudadano una seguridad sobre los
mecanismos de la vida política y la satisfacción de sus intereses y necesidades; al
mismo tiempo, crea un sentimiento de pertenencia a un sistema político, con lo
que esta confianza significa también un reconocimiento de la “legitimidad” de
las instituciones. De esta forma, se puede afirmar que con la publicidad las
instituciones cuentan con un medio para conseguir, confirmar o reforzar la
confianza del ciudadano hacia ellas. Confianza en términos sociológicos está
asociada con “seguridad”, por una parte, y “credibilidad”, por otra, de manera
que la publicidad, para conseguir esta confianza, debe contar con la fe del
ciudadano en la institución, la cual tiene que mostrarse digna de credibilidad, y
al tiempo debe proporcionarle la seguridad que este requiere. Por otra parte, se
distingue una confianza (y su contrario, desconfianza) de tipo racional y otra de
tipo emocional (Bordum & Wenneberg, 2001). La confianza emocional se base
en la fe, la atracción y la seducción, la desconfianza en la inseguridad y el miedo,
mientras que en lo racional tanto la confianza como la desconfianza se basan
sobre experiencias anteriores.
Pues bien, si aplicamos estos argumentos al campo de la interacción
comunicativa, podemos entender el anuncio publicitario institucional como un
tipo de discurso dirigido por un emisor (el Estado) a un receptor (la ciudadanía
en su conjunto o bien un grupo específico de ciudadanos) donde el primero
trata de conseguir del segundo la confianza que le permita hacerle receptor de
su mensaje y modificar su conducta para lograr propósitos políticos e
ideológicos, lo que en última instancia supone un medio de incorporar al
ciudadano al sistema institucional y, en definitiva, de confirmar la validez y
oportunidad de las instituciones políticas, es decir de “legitimarlas” (o
confirmar su “legitimidad”) como instituciones. Para ello tratará en sus
actividades comunicativas (las cuales componen el mensaje publicitario) de
presentarse de la mejor manera posible a fin de dar una buena imagen de sí
mismo, al tiempo que contemplará también los deseos y expectativas de los
ciudadanos mediante el reforzamiento de su autoestima.
3
Publicidad institucional y actividades de imagen
Como decía al principio, el estudio de la imagen social –siguiendo los
principios de Goffman (1967), o de los posteriores estudios de cortesía– ha
tenido su principal foco de atención en la interacción hablada (conversación,
negociaciones comerciales, entrevistas, debates televisivos, procesos judiciales,
discurso académico, etc.), pero no tanto en otros géneros comunicativos como
la publicidad (véase Wojtaskek, 2007). Sin embargo, en los últimos años los
estudiosos del medio publicitario se han interesado por la presencia de
Coloquio del Programa EDICE
• 267
(des)cortesía y /o actividades de imagen en este medio, principalmente desde
una perspectiva retórica. Así, Martínez Camino (2008) encuentra amenazas a la
imagen del receptor especialmente por parte de la publicidad emocional, la cual
puede resultar impositiva e impertinente. También Alcaide Lara (en prensa, y en
este volumen) observa un tipo de descortesía con finalidad persuasiva en
anuncios que atacan a la imagen del destinatario con el objeto de hacerle
reaccionar y así comprar el producto, siendo la consecuencia que la imagen del
destinatario queda “reparada” en el momento de efectuar la compra. Pero
también la cortesía es apreciada en otros anuncios, donde el uso del humor y la
complicidad con los destinatarios funciona como estrategia de afiliación (García
Vizcaíno, en este volumen). La publicidad, en definitiva, supone un tipo de
encuentro comunicativo entre el anunciante y el receptor donde para conseguir
unos propósitos (convencer al receptor y persuadirle de que haga algo) se usan
unas estrategias comunicativas que tienen efecto en la imagen de anunciante y
de destinatario (por tanto, constituyen actividades de imagen). No obstante, el
uso y funcionamiento de la cortesía y otras actividades de imagen en publicidad
no sigue completamente el modelo comunicativo que conocemos para la
interacción hablada. Veamos, entonces, cuáles son sus peculiaridades y en qué
aspectos difiere de los otros tipos de comunicación donde se suele estudiar la
cortesía.
a) En primer lugar, no se trata de un encuentro cara a cara, sino a
través de un medio gráfico o audiovisual, donde sólo uno de los interactuantes
(el que ocupa el papel de “hablante”) realiza una actividad comunicativa (el
anuncio) dirigida a un destinatario al que no conoce personalmente, por lo que
tiene que hacerse unos supuestos previos de quién es y cómo es a la hora de
elaborar su mensaje. Por su parte, el destinatario no tiene oportunidad de
responder por los mismos medios. Su respuesta será, por el contrario, de tipo
indirecto: si ha sido receptivo al mensaje, actuará en consecuencia a lo que este
propone (comprando el producto o siguiendo las instrucciones o consejos del
anuncio); si no lo ha sido, su respuesta será la falta de actuación. En cualquier
caso, determinar el efecto perlocutivo del acto directivo que contiene el anuncio
no es fácil de ver ni de determinar con exactitud. Por su parte, el mensaje no es
de naturaleza sólo verbal, sino que casi siempre incorpora el elemento icónico.
b) La finalidad de fomentar o confirmar relaciones sociales, muy
presente en el comportamiento cortés interpersonal, es secundaria en el
discurso publicitario, donde el principal propósito de la actividad comunicativa
es el de la persuasión, de forma que la finalidad social es principalmente un
instrumento para conseguir ese otro propósito.
c) Los roles de hablante y destinatario no los ocupan personas
concretas, sino que estamos ante dos colectivos: uno compuesto por una
empresa u organismo institucional en la posición de emisor, y otro por un
268 •
Nieves Hernández Flores
conjunto de personas en el rol de clientes potenciales o ciudadanos en la de
destinatario; se trata, por tanto, de un encuentro comunicativo de grupo vs.
grupo. Sin embargo, si nos adentramos en la actividad comunicativa, se
aprecian dos niveles que atañen a la emisión y a la recepción del mensaje
publicitario. Desde el nivel de la emisión, la realización de la actividad
comunicativa viene de un grupo (la empresa o institución anunciadora) que
funciona, no como un conjunto de individuos, sino de manera compacta, única
e impersonal, dirigido a otro grupo igualmente compacto, único e impersonal,
el de los clientes potenciales o ciudadanos, de forma que su mensaje se
adecuará a las características comunes atribuidas al grupo destinatario, no a
características individuales de los miembros del grupo. Pero, por otra parte, en
la recepción del mensaje el grupo receptor deja de funcionar como grupo,
siendo el receptor cada individuo de esa colectividad, de forma que cada uno de
ellos puede tener una distinta recepción del mensaje, y por tanto distinta actitud
hacia él. Se trataría de un grupo (el receptor) “conformado como extensión de
ciertos valores, como la colección de adeptos singulares a ellos. Cada miembro
tiene conciencia de la posible existencia de los otros, sin que ello implique una
conciencia de grupo o sentimiento de constituir una comunidad, pues carecen de
vivencias de conjunto” (Kaul de Marlangeon, 2006: 654). En efecto, en
publicidad, lo único que une al grupo de potenciales clientes o de ciudadanos es el de
compartir interés o estar influidos o afectados por algo relacionado con el
producto o servicio publicitado, y probablemente compartir algunos rasgos de
identificación social (como puede ser para la publicidad comercial factores de
edad, sexo o clase social; o para grupos específicos receptores de publicidad
institucional, la situación familiar, el estado de salud, las necesidades laborales o
económicas, etc.). Visto con un ejemplo, un anuncio del Ministerio de Sanidad
y Consumo sobre la obesidad infantil está dirigido por un grupo (el Ministerio)
a otro grupo (la parte de la población española que tiene niños o que se ocupa
de –o trabaja con– niños). Las actividades comunicativas del anuncio (informar
de la situación, advertir de los riesgos, aconsejar hábitos saludables, solicitar un
cambio en las comidas, etc.) vienen de un emisor único, el Ministerio, pero el
receptor no es un bloque constituido por el grupo de ciudadanos afectados por
el problema, sino los individuos que lo componen, de forma que la reacción de
los miembros del grupo es individual y diferenciada: habrá algunos que se
sentirán agradecidos de recibir este tipo de mensaje, otros que se sientan
coaccionados, u otros que reaccionen con indiferencia, es decir, la reacción al
anuncio dependerá de cada individuo.
d) Si los roles de los interactuantes son de tipo colectivo, en cuanto a la
imagen social tenemos un encuentro de imagen grupal frente a imagen
individual. Por parte del emisor (el Estado) hay una imagen grupal: cómo el
grupo se ve a sí mismo y quiere ser visto por otros grupos o individuos; pero
Coloquio del Programa EDICE
• 269
por parte del receptor (los ciudadanos), dadas las características de su
colectividad mencionadas antes, tenemos la imagen individual: cómo el
individuo se ve a sí mismo y quiere que lo vean otros individuos o grupos
(Bravo, 2002). Partiendo de la distinción de imagen de autonomía y de afiliación
(Bravo, 1996, 1999, 2002 y 2008) y de las características atribuidas a la imagen
en la comunidad cultural española (Bravo, 1999; Hernández Flores, 2002 y
2004), a la imagen de autonomía de la institución anunciante le atribuyo ideales
de eficiencia y competencia en el desenvolvimiento de sus funciones, y a su imagen
de afiliación ideales de cercanía, atención y servicio a los ciudadanos. Por su parte, la
imagen de autonomía del receptor (el ciudadano) correspondería con un ideal
de libertad de pensamiento, elección o acción ante el mensaje recibido (es decir, tener
la posibilidad de aceptar o rechazar la directiva) y la de afiliación con el de
sentirse considerado y atendido por parte del estamento público. Con estas
suposiciones para la imagen social, es esperable que haya comportamientos
comunicativos con actividades de autoimagen donde el foco de atención esté
puesto en la imagen del anunciante, destacada con estrategias de realce de la
imagen o protegida mediante estrategias de atenuación en caso de que haya una
posible amenaza en los actos comunicativos, o bien en destacar tanto la imagen
del anunciante como la del receptor, también con estrategias de atenuación o de
realce, en cuyo caso estaríamos ante cortesía. La descortesía en cuanto a efecto
negativo en la imagen del interlocutor no la contemplo en la publicidad
institucional, otra cosa sería su posible aparición como descortesía retórica
(véase Alcaide Lara, en este volumen), es decir, el uso de unas estrategias
tipificadas como descorteses con la finalidad conseguir la atención del receptor
sobre el producto.
Con esta propuesta de caracterización metodológica voy a revisar, en el
análisis que viene a continuación, las características de la imagen que presenta el
discurso de la publicidad institucional con vistas a describir cómo se alcanza la
confianza sistémica.
4
Análisis
4.1
Actividades de autoimagen: foco en la autonomía y en la
afiliación
El emisor del primer anuncio (ver anexo, imagen 1) es el Estado
español (obsérvese la presencia en la esquina inferior del anagrama “Gobierno de
España”), en concreto el Tesoro Público (también representado por su
anagrama). El propósito es anunciar un nuevo servicio, una página web donde
se puede efectuar la compra de bonos del Estado, pero además hay una
270 •
Nieves Hernández Flores
finalidad de ensalzar el producto ofrecido por este servicio: las letras del tesoro
público, jugando con el doble sentido del término “tesoro” (el nombre del
producto, “tesoro público”, y el significado de “algo valioso”). El destinatario
podría ser la ciudadanía española en general, pero el medio icónico elegido (la
fotografía de un frigorífico con unas letras magnéticas de colores sobre su
superficie, usadas por los niños cuando aprenden a escribir), sugiere que el
anuncio podría ir dirigido especialmente a jóvenes padres de familia, y en este
caso el término “tesoro” –en el sentido de algo valioso– se asociaría también
con los hijos. El destinatario es invocado directamente mediante una estructura
paralela de verbos que funciona como una construcción consecutiva, marcando
lo positivo de lo ofrecido (Eliges tener un tesoro en casa (por lo tanto) Eliges comprar
Letras en tesoro.es); se alude tanto a los bienes materiales que supone poseer letras
del tesoro como a la responsabilidad familiar de garantizar la seguridad
económica de los hijos; y se establece con los destinatarios lazos de cercanía
social (observado en el uso del tuteo). Las letras magnéticas componen la
palabra de la entidad anunciante representada, una nota-recordatorio adherida
al frigorífico alude a las ventajas de lo ofrecido y un pequeño texto final insiste
en la facilidad y comodidad del servicio, al hacerse desde casa (otra ventaja para
padres de familia). Tanto la imagen como el texto del anuncio son sencillos,
cercanos y familiares, pero en lo formal no se trata de un anuncio
prototípicamente racional 6 porque la imagen usada y la denominación
(metonímica) del producto (“tesoro” por “letras del tesoro”) no aluden
directamente a lo anunciado; no obstante, el anuncio presenta otras
características que no dejan lugar a dudas de su objetivo: los anagramas de las
entidades anunciadoras y el texto con la información clara y concisa del servicio
ofrecido. Es decir, el anuncio resulta claro en cuanto a sus propósitos y
atractivo en cuanto a su presentación. De esta forma, el Estado ofrece no sólo
un buen servicio (rápido, moderno y fácil, obsérvese la insistencia en la
facilidad: simple click, tú mismo) sino también una buena compra (un producto
interesante para los ciudadanos) lo que a efectos de imagen supone un realce de
su propia imagen de autonomía: el Estado se presenta como eficiente y
moderno, las cualidades que esperamos que tenga un organismo público, al
tiempo que también se subraya su afiliación al facilitar la labor a los ocupados
padres de familia y minimizar los gastos de la transacción (“sin intermediarios y
con mínimas comisiones”). Esas características de imagen son fundamentales
para conseguir que el ciudadano deposite su confianza en el Estado, en este
caso invirtiendo su dinero en acciones del Estado.
En el segundo ejemplo (2), la imagen afiliativa del emisor (el Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación) es la que aparece especialmente destacada
6
En realidad, como afirma Martínez Camino (2008) ninguno lo es completamente.
Coloquio del Programa EDICE
• 271
cuando se insta a consumir quesos nacionales con el propósito de favorecer la
industria alimenticia española. El anuncio juega en la parte icónica con recursos
como la personalización (un queso ocupando un asiento destacado en una
asamblea internacional) y en la parte verbal con el significado de las palabras
(“embajador” como “representante del país”). Pero además, es destacable el uso
del deíctico personal nuestros referido a los quesos, el cual señala, no al grupo
emisor del mensaje (el Ministerio) sino a la comunidad nacional de España 7 . De
esta forma, el emisor (el Estado) se identifica con el receptor (la ciudadanía
española) y así refuerza su afiliación hacia sus conciudadanos al confirmarse
como un ente colectivo comprometido con su comunidad confirmando los
valores de esta comunidad en la identificación de los valores del producto con
los del propio país, y dando un paso adelante en la búsqueda de su confianza.
En el siguiente anuncio (3) aparecen subrayadas tanto la imagen de
afiliación como la de autonomía. Se trata de un nuevo servicio del Estado, un
centro de gestión de trámites administrativos que busca facilitar la burocracia al
ciudadano. Por una parte hay un realce de la imagen de autonomía del Estado
porque este se muestra de nuevo eficiente y competente, lo que aparece
subrayado en la enumeración de algunas aplicaciones del servicio, que queda
intensificado (“multitud de gestiones”) y en el uso del abarcador pronombre todo
en la primera parte del eslogan: “Un número para todo”. Pero también la
afiliación aparece realzada cuando se realiza un ofrecimiento de ayuda (te
ayudamos) y en la alusión al conjunto de la población en la segunda parte del
eslogan “(Un número) para todos”, un deíctico que contextualmente señala al
conjunto de los ciudadanos subrayando la afiliación del Estado con estos.
Icónicamente, se ha usado la foto de una anciana, lo que refuerza la expresión
de que todas las partes de la población están incluidas, incluso las que tienen
menos costumbre de usar los medios electrónicos, como es el caso de las
personas mayores.
En suma, estos anuncios constituyen ejemplos de un tipo de publicidad
dirigida a informar sobre actividades, empresas o servicios. En ellos destaca el
enfoque en mostrar las virtudes esperadas en las instituciones del Estado, las
cuales constituyen características de imagen: competencia, servicio y efectividad.
Confirmar estas ante el ciudadano por el medio publicitario supone una forma
de ganarse o confirmar su confianza.
7 Nuestros aparece en el texto principal sobre la foto; en la columna informativa de la derecha
aparece nos y nuestro en el eslogan “Alimentos de España: de lo nuestro, lo mejor”.
272 •
Nieves Hernández Flores
4.2
Actividades de cortesía: foco en la autonomía y en la afiliación
Pero también hay anuncios que además de centrarse en la imagen del
emisor, tienen un destacado foco de atención en la del destinatario (el
ciudadano), bien protegiéndola de una posible amenaza presente en el mensaje
del anuncio, bien realzándola, constituyendo lo que en estudios de imagen
social conocemos como cortesía. En el anuncio de la imagen 4, la imagen del
ciudadano es más tenida en cuenta que en los anteriores. Se trata de un intento
de concienciación sobre un asunto de salud (la prevención de enfermedades
cardíacas) acompañado de algunos consejos sobre hábitos cotidianos que
podrían suponer un riesgo para la imagen de autonomía del ciudadano (en
cuanto a que su deseo de pensar, decidir y obrar libremente se verían
coartados). Se trata de consejos bien conocidos por la población, pues aparecen
periódicamente en campañas institucionales de salud y son enfatizados por los
medios de comunicación, de ahí la estrategia atenuante de usar la apostilla Ya
sabes antes de los consejos, lo que funciona como una disculpa por el posible
malestar para la imagen del ciudadano al recibir unos consejos que ha
escuchado antes repetidamente, es decir, funciona como cortesía por
atenuación de una posible amenaza a su imagen de autononía. El texto icónico,
constituido por la fotografía de una manzana fresca (evidenciado por las gotitas
de agua sobre la piel) con la señal de un mordisco en forma de corazón, tiene
un significado triple: la manzana alude a la comida saludable, necesaria para
tener una buena salud; la silueta del corazón al objeto del consejo, el cuidado
del corazón; y además el corazón tiene un significado simbólico: es una
expresión de buenos sentimientos y simpatía. Esta alusión emocional del icono
(comparable con la presencia de smileys en la interacción virtual) unida al mensaje
claramente beneficioso para el receptor (le aconseja que se cuide) y a la
proximidad con este potenciada por el uso del deíctico personal tú (o sus
variantes morfológicas tus, te) subrayan, en suma, la imagen afiliativa del
receptor del anuncio (la ciudadanía en general), quien recibe consideración y
atención dentro de su grupo. Por su parte, el Estado también confirma su
imagen afiliativa cuando muestra su lado más servicial. Por el hecho de haber
un enfoque tanto en la imagen del destinatario como del emisor, considero la
actividad comunicativa de este anuncio como un ejemplo de cortesía; y por la
cercanía social pretendida, es un ejemplo del propósito del Estado de tener la
confianza de los ciudadanos.
La imagen del ciudadano, en este caso la de autonomía, también es
considerada en anuncios como el siguiente (5) sobre el abuso de antibióticos,
donde se alude a la necesidad de la colaboración del destinatario para conseguir
la finalidad del reclamo. Por eso, tras advertir de los riesgos de abusar de los
antibióticos, se señala “Sin tu ayuda, los antibióticos pueden dejar de curar”. Ya
Coloquio del Programa EDICE
• 273
no se trata sólo de prestar atención al ciudadano (como en el ejemplo anterior),
sino también de destacar sus cualidades propias (responsabilidad, capacidad de
acción) para conseguir el objetivo de la advertencia, lo que supone subrayar su
imagen de autonomía, al tiempo que destaca también su imagen afiliativa al
hacerle copartícipe del éxito de la campaña. Estos propósitos de imagen
aparecen reforzados por el componente icónico: a la imagen de unas cápsulas se
añade una figura humana, la de una médico con el rostro sonriente, lo que
proporciona seguridad por su profesión, además de cercanía y simpatía por su
expresión facial. El ministerio anunciante, por su parte, confirma también su
imagen de afiliación, lo que se evidencia especialmente de nuevo en el uso del
deíctico autoinclusivo nos: “Usándolos bien hoy, mañana nos protegerán”. Una
vez más, tanto emisor como destinatario ven confirmados sus respectivos
deseos de imagen mediante el realce, constituyendo un nuevo caso de cortesía.
También es evidente el enfoque en la imagen afiliativa del destinatario
en el siguiente anuncio (6) de concienciación sobre los daños al medio
ambiente, pero no para realzar la afiliación, sino para protegerla de una posible
amenaza implícita en el mensaje. Las advertencias del anuncio se realizan por
medio de imágenes que muestran actos cotidianos de degradación de la
naturaleza y se acompañan de un texto que imita la lengua oral, con el uso de la
expresión coloquial “Total por (...)” (usada para quitar importancia a algo)
seguida de sustantivos que aluden a costumbres diarias que causan desastres
ecológicos, con el uso de la entonación suspendida que deja la frase sin
terminar (representada en los puntos suspensivos), y de la grafía que imita la
escritura manual informal. En suma, reproduce el discurso directo, de forma
que frases como esta podrían estar en boca del destinatario del anuncio, lo cual
podría dañar su imagen afiliativa al aparecer como un ciudadano irresponsable e
incívico. De ahí las estrategias atenuadoras de usar estructuras impersonales
(verbos en gerundio) en la lista de ejemplos de actitudes anti ecológicas y el
genérico “todos” en la única alusión directa a los responsables de esa situación
medioambiental, evitando así señalar directamente al ciudadano destinatario, es
decir, protegiendo su imagen afiliativa. Además, como en ejemplos anteriores,
la imagen afiliativa del Estado se confirma al identificarse con el conjunto de la
ciudadanía (por medio del autoinclusivo “nos” y del genérico “todos”).
Por su parte, el realce de la imagen afiliativa del destinatario aparece en
anuncios como el siguiente (7), de préstamos de dinero a universitarios. Los
destinatarios (los estudiantes) se ven representados en el anuncio por medio del
deíctico personal tú y de la fotografía de una persona joven y sonriente con la
cabeza apoyada en unos libros. El emisor (el Estado) expresa su confianza en
que el destinatario es una persona fiable y, por tanto, merecedora del préstamo
estatal: “La garantía eres tú mismo”, “sin necesidad de presentar ningún aval”,
“confiamos en ti”. Son muestras del foco en la imagen afiliativa del destinatario,
274 •
Nieves Hernández Flores
al que se reconoce como un miembro de la comunidad digno de confianza. Por
su parte el Estado muestra de nuevo su lado servicial (explicitado en la
expresión “El ministerio de Educación y Ciencia pone a tu disposición”) y cercano
(con la alusión a la confianza en el destinatario), confirmando su propia imagen
afiliativa. El Estado realiza aquí una interesante estrategia: al aludir a la
confianza que tiene en el estudiante está invocando una confianza recíproca por
parte de este, representante del grupo social de los jóvenes, seguramente el que
más desconfía de las instituciones políticas. Por otra parte, los destinatarios
explicitados son todos los estudiantes graduados, pero contextualmente
sabemos que en realidad son los estudiantes con insuficientes recursos
económicos para pagar un máster, de forma que con este anuncio el Estado,
además de promover la especialización educativa de la población, tiene la
motivación ideológica de fomentar la igualdad social.
Vemos, en definitiva, diferentes ejemplos de cortesía en cuanto a
actividades de imagen dirigidas por un grupo emisor (una institución estatal) a
un grupo receptor (la ciudadanía en general o grupos específicos de ciudadanos)
donde, al tiempo que se destaca su propia imagen de autonomía y/o afiliación,
hay un enfoque en la imagen del destinatario, bien por ser de realce o por
atenuación de una posible amenaza proveniente de los actos comunicativos
presentes en el anuncio. Con este enfoque en la imagen del destinatario la
institución emisora entra en comunicación con la ciudadanía receptora, muestra
respeto por sus deseos de imagen, los confirma y /o los subraya. Como es
sabido, la cortesía favorece la comunicación, y mediante una comunicación bien
lograda el Estado da un paso adelante en la tarea de conseguir la confianza del
ciudadano.
4.3
Ausencia de cortesía
Sin embargo, en temas sociales graves que son muy destacados por los
medios y están presentes en el debate social, en concreto, la violencia de género
y los accidentes de tráfico, el Estado toma otra actitud. En esos anuncios no
importa la imagen del otro y no importa que el Estado se muestre impositivo o
educador sobre el ciudadano, es decir, hay una despreocupación por el efecto
en la imagen del receptor y por la protección de la propia imagen. La estrategia
es directa y el tono inequívoco: no hay opciones, la imagen es violenta, las
palabras también (con recursos retóricos como el énfasis y la exageración). El
objetivo es denunciar un problema social y tratar de concienciar de la gravedad
de la situación. Así se ve en el último anuncio (8) correspondiente a una
campaña de prevención de malos tratos a mujeres. En estos casos, el Estado no
simplemente ayuda o presta un servicio, sino que se vuelve tutor: protege y
Coloquio del Programa EDICE
• 275
ampara. Las estrategias retóricas cubren lo verbal mediante un texto
entrecomillado en primera persona (representando la voz de la mujer
maltratada) y dirigida a una segunda persona (el maltratador); el texto es directo
(uso del imperativo), lo que no da lugar a duda sobre la intención; usa
expresiones de la lengua diaria (no se te ocurra; poner la mano encima), que consigue
cercanía con el receptor y tiene un significado enfático reforzado por el uso del
adverbio jamás, que gráficamente aparece con letra de mayor tamaño que el
resto del texto. El mensaje directo del Ministerio (Ante el maltratador, tolerancia
cero) se caracteriza por la concisión y el tono tajante (además de por el uso del
cuantificador cero, por la ausencia de verbo). La parte textual aparece en íntima
conexión con la icónica, sin concesiones estéticas dada la gravedad del
problema: fotografía en blanco y negro de una mujer en primer plano (la
supuesta autora de la frase del anuncio) y el mensaje tapando la parte inferior
del rostro (está puesto sobre la boca de la mujer, representando su voz).
Además, el mensaje destaca por el uso del color rojo sobre el rostro en blanco y
negro de la mujer, lo que cobraría un significado aún más fuerte por su
asociación con el color de la sangre. El punto principal de atención no es, sin
embargo, el texto, sino la parte de rostro no tapada por este, los ojos de la
mujer mirando fijamente al lector del anuncio, es decir, solicitando su
compromiso y apoyo. El destinatario de este anuncio no es sólo el grupo de
mujeres maltratadas, sino toda la sociedad. El emblema del Ministerio (de
Igualdad) no aparece en el lugar acostumbrado de otros anuncios, la esquina
inferior, sino destacado en color amarillo sobre la frente de la mujer,
representando la tutoría del Estado sobre las maltratadas. Se podría cuestionar,
entonces, si constituiría un caso de descortesía por amenaza a la imagen de
autonomía de la población femenina, en cuanto a su derecho a mantener su
vida privada fuera de la intromisión del Estado; o un ataque a la imagen
afiliativa, no sólo de los maltratadores, sino también de la parte de la sociedad
tolerante con estos casos. Estos posibles efectos de imagen no importan
cuando el mensaje publicitario tiene un respaldo político y social fuerte
(instituciones, medios, opinión pública, e incluso una ley sobre violencia de
género) y los hechos (un considerable índice de mujeres muertas anualmente)
requieren una intervención urgente por parte de los responsables políticos. En
relación con la consecución de la confianza sistémica, aunque el Estado hace la
apuesta de prescindir de la atenuación para proteger la imagen propia y la de los
ciudadanos receptores, por otra parte incorpora un realce de su propia imagen
en cuanto a características también esperables de una institución importante:
fortaleza, capacidad de decisión y aceptación de riesgos, lo que le permite dirigir
mensajes tan directos sin perjuicio para su imagen o incluso revalidándola de
cara a buena parte de la población que asume el problema.
276 •
Nieves Hernández Flores
5
Conclusión
En el presente artículo he ofrecido un análisis sociopragmático de
anuncios publicitarios institucionales españoles en medios impresos. El objetivo
ha sido mostrar las actividades de imagen que presenta este tipo de discurso,
para lo cual he analizado el componente verbal e icónico de los anuncios con la
metodología habitual del análisis del discurso y los estudios de imagen social y
cortesía, con las incorporaciones metodológicas necesarias para adaptarse al
tipo de datos: una interacción entre grupos donde sólo uno de ellos es el emisor
de los enunciados, a través del medio escrito e icónico, con finalidad persuasiva,
y con una imagen grupal en el caso del emisor y de imagen individual en el caso
del receptor.
Aunque como comenté en la descripción de las particularidades del
discurso publicitario la finalidad social es secundaria, no se puede desdeñar la
importancia de lo social, especialmente en su propósito de dar una buena
imagen y convencer. En efecto, como se ha tratado de demostrar en el análisis,
a los dos grupos que interactúan en el discurso publicitario se les puede atribuir
unos deseos de imagen (grupal o individual) en relación con el rol que
desempeñan (institución del Estado/ciudadano), y estos deseos son
considerados en las estrategias utilizadas. Al igual que en el discurso
interpersonal, en el discurso publicitario el foco sobre la imagen social se mueve
entre la imagen del emisor y la imagen del receptor, entre sus deseos de
autonomía (la eficiencia en el caso del Estado; la libertad de elección y de
acción en el caso del ciudadano) y sus deseos de afiliación (la cercanía, atención
y servicio para el Estado, y el ser considerado y atendido para el ciudadano). A
estas características habría que añadir para el Estado las de fortaleza, capacidad
de decisión y aceptación de riesgos, que como hemos visto aparecen en
anuncios sobre temas sociales graves. De esta manera encontramos ejemplos de
cortesía y de actividades de autoimagen, pero también de ausencia de atención a
la imagen cuando se trata de transmitir un mensaje sobre temas graves.
Los recursos comunicativos y retóricos usados para destacar la imagen
cubren el uso abundante del deíctico de segunda persona singular tú, lo que en
el contexto cultural español indica cercanía, familiaridad y confianza, o del
deíctico de primera persona plural nosotros, que apunta hacia la unidad y
solidaridad. También son frecuentes los juegos lingüísticos de elaboración
sencilla, que resultan atrayentes pero fácilmente entendibles por todos y, por
ello, cercanos al ciudadano, al igual que otras estrategias verbales o icónicas que
estéticamente resultan atractivas y que perlocutivamente hacen interesarse al
receptor por el anuncio, no diferenciándose mucho ahí de las usadas en
publicidad comercial. De esta forma, el Estado cumple con los requisitos
marcados por la ley de publicidad institucional: además de ser necesario,
Coloquio del Programa EDICE
• 277
oportuno y beneficioso para la población, se transmite un mensaje
comprensible, en el tono justo y de forma convincente. Pero además da una
buena imagen de sí mismo como institución mediante las actividades de
autoimagen y refuerza la autoestima del ciudadano mediante las actividades de
cortesía, con lo que cumple con un segundo objetivo: facilitar la comunicación,
recortar distancias, producir lazos de afiliación, transmitir consideración por los
deseos e inquietudes del ciudadano, conseguir, en suma, fortalecer y/o renovar
la confianza del ciudadano hacia sus instituciones.
Hablando de la confianza sistémica diferenciábamos dos tipos: la
emocional y la racional. A la vista del análisis, se podría concluir que la
confianza emocional (basada en la fe, la atracción y la seducción) se consigue en
publicidad por medios retóricos (como el uso estratégico de la figura humana,
el manejo de colores, de diferentes diseños de grafías, los juegos verbales, etc.),
además de por el uso estratégico de las actividades de imagen (de autoimagen o
cortesía), es decir, de protección y realce de la imagen de las partes participantes
en el encuentro comunicativo. La otra parte, la confianza racional (basada en
experiencias anteriores) es más externa al hecho publicitario, se basaría en la
opinión del ciudadano sobre las instituciones a través de su propia experiencia
personal, aunque de no tener experiencias propias, seguramente su confianza
vendría muy determinada por la influencia de la ideología oficial, es decir, la
difundida por los políticos, las diferentes instituciones, los medios, etc., en cuya
difusión la publicidad tiene también un peso importante, de manera que su
confianza racional podría depender de ese discurso social. Por ejemplo, la
recepción del anuncio de los quesos españoles se favorecería de la apreciación
positiva compartida por la gastronomía española; el de las enfermedades
cardíacas de la valoración dada en nuestra sociedad a la salud y al cuidado físico;
el de la protección del medio ambiente de la conciencia ecológica; el de los
préstamos a estudiantes del ideal de igualdad social de oportunidades, etc. La
publicidad institucional se muestra así, como afirmaba Dickason (2000), como
un instrumento de poder no sólo para modificar el comportamiento de los
ciudadanos, sino también para fortalecer o transformar la ideología social,
creando sentimientos de identidad hacia una ideología común al grupo
manipulable por los grupos de poder. Este propósito es de hecho recogido en
uno de los puntos de la ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación
institucional: “promover la difusión y conocimiento de los valores y principios
constitucionales” (artículo 3, punto 1. a) y de “difundir las lenguas y el
patrimonio histórico y natural de España” (artículo 3, punto 1. i). A la vista de
los anuncios analizados en este trabajo, esa ideología se caracterizaría, entre
otros valores, por la identificación con el país, la concienciación en asuntos de
salud, bienestar, ecología y nuevas tecnologías, y los valores de igualdad social y
derechos sociales y humanos. La publicidad constituye un género discursivo
278 •
Nieves Hernández Flores
manejado directamente por el Estado y, como género discursivo que es, porta
“una cortesía de manipulación orientada a reproducir la ideología” (Kaul de
Marlangeon, 2006: 649), es decir, la cortesía en publicidad puede servir de
instrumento para mantener el orden social establecido. De esta forma vemos
que el Estado dispone de un instrumento valioso para ganar y / o mantener la
confianza del ciudadano en su institución, y así no sólo dirigir o reconducir
hábitos y comportamientos sociales y cívicos, sino, en consecuencia, crear
sentimientos de identidad entre la población.
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Nieves Hernández Flores
Anexo
Imagen 1
Imagen 2
Coloquio del Programa EDICE
Imagen 3
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• 281
282 •
Nieves Hernández Flores
Imagen 5
Imagen 6
Coloquio del Programa EDICE
Imagen 7
Imagen 8
• 283
Argumentación, cortesía, y ‘poder’ en las cuñas de radio
Santiago Alcoba, Universitat Autónoma de Barcelona
Dolors Poch, Universitat Autónoma de Barcelona
Resumen
En este trabajo se estudian las distintas manifestaciones de la cortesía (negativa
o positiva) y poder (duro o blando) en el constituyente argumentación de las
cuñas publicitarias de radio. Para ello se parte de una clasificación de los
procedimientos argumentativos de las cuñas publicitarias: fundados en motivos
de ‘valores’ o de ‘demostración’. Luego se estudian las manifestaciones de
cortesía de determinados ámbito temático publicitarios (Servicios, Salud, Hogar,
Transportes y Finanzas). Así se observa que los segmentos argumentales de las
cuñas prefieren determinados argumentos y manifestaciones de cortesía de
manera que usan más la argumentación basada en aducir valores del objeto con
expresiones de cortesía positiva, generalmente. También se observa que la
argumentación con valores y la cortesía positiva manifiestan una cierta
coincidencia sorprendente en los diferentes asuntos de las cuñas. Por último, se
establece que los segmentos argumentativos de las cuñas, como mueven a la
acción, a la adhesión, a la creencia, con ‘valores’ argumentativos y cortesía
positiva, son formas de poder blando, que actúa por planificación, por
atracción, por captación, por seducción, y, en último extremo, por convicción,
por procedimientos de poder blando sobre los destinatarios.
Palabras clave
Cortesía negativa, cortesía positiva, argumentación, poder duro, poder blando,
cuña publicitaria
286 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
1
Introducción
En este trabajo se estudian los procedimientos de argumentación y las
manifestaciones de cortesía en el segmento argumental de las cuñas de radio de
algunos asuntos o ámbitos temáticos en concreto: de los servicios, de la salud,
del hogar, de los transportes y de las finanzas 1 . Y como, precisamente, la
argumentación es el segmento discursivo donde se manifiesta toda la fuerza de
atracción sobre la voluntad, la conducta y las creencias de los destinatarios de
las cuñas, se tiene muy en cuenta el concepto de “poder” al que se suelen referir
distintos autores como la capacidad de obligar o de convencer a otro para que
actúe, quiera o crea del modo que uno pretende.
En concreto, ese concepto técnico de poder se acuñó originalmente
para caracterizar las diferentes formas de gobierno y los liderazgos sociales. Así,
se distinguen hoy, con Joseph Nye, dos formas de ejercer el poder, a las que se
llama respectivamente ‘poder duro’ (hard power) y ‘poder blando’ (soft power). El
poder duro se identifica con el ejercicio de la coerción, y se define como la
capacidad de obligar a los demás a hacer por la fuerza lo que uno quiere que
hagan, en contra de su voluntad. Y el poder blando se entiende, por contraste,
como la capacidad de convencer por las buenas a los demás para que quieran
hacer, por sí mismos, lo que uno quiere que hagan.
Estos conceptos usados en ciencia política y sociología de las relaciones
entre naciones, pueblos y grupos humanos, pueden ser muy explicativos, como
veremos en este trabajo, en el estudio de la información en general y de la
información publicitaria en particular, cuando nos referimos a los
procedimientos de argumentación, a los segmentos argumentativos de las cuñas
publicitarias, y nos interesamos por las manifestaciones de cortesía lingüística
(no coaccionar, no coartar y ser amable), en las expresiones de esos segmentos
de las cuñas 2 .
Para ver esta relación con claridad no hay más que parafrasear en
términos de cortesía lingüística un par de conclusiones de Nye (2002: 113)
cuando dice: “la revolución de la información está planteando desafíos más
Este artículo se ha beneficiado de las diferentes observaciones de un evaluador informante que
los editores nos han hecho llegar. Los autores han intentado atender todas las sugerencias y
observaciones del informante y las agradecen por su contribución a la mejora del resultado final.
Pero, si aún pudiese apreciarse alguna inconveniencia, imprecisión o impropiedad, sólo debe
atribuirse a los autores. Por otra parte, algunas labores fundamentales de la investigación
necesaria para la realización de este trabajo han sido financiadas con una ayuda de la DGICYT
para el proyecto de investigación de referencia: FFI2008-02103/FILO. En un proyecto
inmediatamente anterior se completó la labor de compilación de la base de datos analítica y
desarrollo de la web donde se podrá consultar el citado corpus. Sirva esta mención como muestra
de reconocimiento.
2 Nye (2002: 71-114) se refiere a la comunicación global actual según condiciones de poder.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 287
sutiles al alterar la naturaleza misma del Estado, la soberanía y el poder, además
del papel del poder blando. Cada vez será menos posible solucionar los temas
que nos importan mediante la fuerza militar. Los estadistas tendrán que prestar
una mayor atención a la política de la credibilidad y a la importancia del poder
blando”.
En términos de la gramática de la cortesía en los segmentos
argumentativos de las cuñas, esto puede interpretarse como que la comunicación y
la cortesía plantean desafíos más sutiles al permitir entender cómo se altera la fuerza
impositiva y el poder. De ahí el interés del estudio de las manifestaciones de
cortesía y poder, y del estudio de las relaciones entre cortesía y poder. Con esta
perspectiva, vamos a considerar en este trabajo la cortesía lingüística, negativa o
positiva, que se manifiesta en los segmentos argumentativos de las cuñas de
radio, en relación con las distintas clases de poder, duro o blando.
Esta perspectiva y consideración cobra más relieve por la propia
naturaleza del objeto de observación y estudio: el segmento argumentativo del
texto de la cuña. Porque el segmento de argumentación del objeto (frente a los
segmentos de llamada, de presentación y de apelación) tiene la función aparente
de orientar (coaccionar y coartar, en cierto modo) y determinar (por obligación,
poder duro, o por convicción, poder blando) la decisión y la elección de un
objeto o producto o el comportamiento del destinatario de la cuña.
2
Antecedentes y objeto de estudio
En el texto de la cuña publicitaria de radio se distinguen cuatro
categorías constituyentes: 1), Llamada de atención. 2), Presentación del objeto [producto,
servicio o entidad]. 3), Argumentación a favor del objeto. Y 4), Apelación al destinatario.
En Alcoba y Poch (2006a) estudiábamos las manifestaciones
gramaticales y fónicas de la cortesía en el segmento de Apelación al destinatario de
las cuñas publicitarias. Allí concluíamos que las apelaciones de las cuñas
publicitarias radiofónicas como actos factivos comisivos, como proposiciones,
sugerencias y ofrecimientos no se imponen al destinatario (no le coaccionan) le
ofrecen opciones (no le coartan) y, por tanto, manifiestan cortesía negativa, a
pesar del uso abundante de las formas gramaticales del imperativo verbal.
En concreto, en Alcoba y Poch (2006a: 35-36), se señala que en el
imperativo de la apelación de las cuñas (compra…, recuérdalo…, consulta…, no te lo
pierdas…) el verbo performativo no es de orden o mandato. El imperativo de la
apelación es muy distinto ilocutivamente de los imperativos de nuestro
cardiólogo (haz ejercicio, no fumes,...), o del jefe del departamento de una oficina
(acaba el informe a las cinco) auténticamente coercitivos. Los imperativos de las
apelaciones (acaba el informe; tómate una aspirina si te duele la cabeza) tienen el
288 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
valor de las recomendaciones, sugerencias o propuestas del compañero de
departamento. Como manifestaciones de tales recomendaciones y sugerencias,
esos imperativos no coaccionan y no coartan, y manifiestan cortesía negativa.
Las apelaciones, como actos comunicativos, por el objeto de la
enunciación, son recomendaciones, sugerencias o insinuaciones, también de
cortesía negativa; y por el acto enunciativo estrictamente comunicativo
(exhortativo no impositivo), a pesar del sentido volitivo y de la forma de
imperativo de muchos casos, proponen o sugieren, de forma que no
coaccionan ni coartan, y se pueden considerar en el sentido de que tratan de
hacer que el interlocutor se sienta más o menos bien, siendo, por tanto, que su
‘imagen’ (face) sea considerada con cortesía positiva.
Así, en el texto de la apelación, como acto de habla, la gramática, la
acústica y la interpretación oral tratan de que el oyente manifieste la respuesta
activa deseada, con cortesía negativa, sin que se sienta coartado ni coaccionado,
sin que se sienta afectado en los derechos de su imagen negativa, y
considerándose bien tratado, con amabilidad, con cortesía positiva, reconocido
en su actuación.
En Alcoba y Poch (2006b) estudiábamos las manifestaciones
gramaticales y fónicas de la cortesía en el segmento de Argumentación a favor del
objeto de las cuñas publicitarias en general. Allí se pone de manifiesto cómo el
segmento argumental de la cuña (acto directivo) en su objetivo de convencer
(incitar, mover a una acción de compra o adhesión) sustenta con razones o
motivos y diferentes tipos de cortesía, predominantemente positiva, el sentido
de la apelación (con imperativos de variantes del ‘ruego’: instancia, demanda,
solicitud, propuesta, etc.), de cortesía negativa.
En este entorno, tiene un particular interés bajar a lo concreto y
averiguar la relación entre argumentación, cortesía y ámbito temático de la cuña
y añadir además la perspectiva de la teoría del poder (duro o blando). En
concreto, para establecer las relaciones entre cortesía, argumentación y poder en
el segmento argumentativo de las cuñas de determinados asuntos (Servicios,
Salud, Hogar, Transportes y Finanzas) vamos a intentar responder a las siguientes
preguntas: ¿Las cuñas de un ámbito temático hasta qué punto coinciden en
preferir determinados argumentos y manifestaciones de cortesía? ¿Existe
coherencia argumental y de cortesía determinada por el asunto o ámbito
temático de las cuñas? Y, si consideramos la argumentación como la expresión
del “poder” de un asunto en la cuña, ¿qué clase de poder, duro o blando,
manifiesta? Más en concreto, en una teoría del poder, ¿dónde se sitúa la
argumentación de la cuña en la escala que va de la coerción o coacción (poder
duro) hasta la inducción por persuasión o atracción (poder blando)?
Coloquio del Programa EDICE
2.1
• 289
Referencias previas y motivos del estudio
Desde la distinción de Rey (1996) de cuatro categorías discursivas
constituyentes esenciales de los textos de las cuñas: Llamada, Presentación,
Argumentación y Apelación, dedicábamos Alcoba y Poch (2006a) al estudio de
la Apelación y Alcoba y Poch (2006b) al estudio general de los procedimientos
de argumentación en los segmentos argumentativos de las cuñas.
Con esos antecedentes y, en particular, con todo lo dicho en Alcoba y
Poch (2006b) podemos dedicar este trabajo al estudio de las relaciones entre el
asunto, la argumentación, la cortesía, y la clase de poder (duro o blando) que se
pone de manifiesto en este segmento de las cuñas de radio. Trataremos de
recordar de lo dicho en los citados trabajos anteriores sólo lo necesario para
facilitar la autonomía de lectura e interpretación de éste. Intentaremos no
reiterar definiciones de conceptos operativos básicos, que no exija la
comodidad de lectura, y que ya se incluyen en los trabajos citados.
De entrada, hemos de señalar que valen los motivos aducidos en
Alcoba y Poch (2006b) para el estudio de las manifestaciones de la cortesía en la
argumentación de las cuñas: “Porque, dada la función semántica de la
argumentación de la cuña, de exposición de motivos, beneficios, y porqués para
elegir un producto, un servicio o entidad, también es un constituyente
particularmente sensible a las manifestaciones de las estrategias verbales de
cortesía del no (no coaccionar, no coartar) y cortesía positiva (ser amable) con
el interlocutor. Como la argumentación pretende exponer los motivos de la
acción del destinatario de la cuña, está muy justificado averiguar cómo hace el
texto o la interpretación oral para que el destinatario, en su elección, no se
sienta especialmente presionado y tenga la sensación de ser bien considerado.”
Aquí vamos a añadir las consideraciones de la teoría del poder, tal
como se exponen en Nye (2002), en la expresión de ‘poder coercitivo’ (hard
power) o ‘inductivo’ (soft power) que puede manifestar la argumentación de las
cuñas para coartar o incentivar la voluntad activa de los interlocutores.
Para estudiar los segmentos argumentativos de las cuñas publicitarias
de radio, para establecer cuáles son sus procedimientos argumentativos (en qué
se fundan), con qué expresiones de cortesía (negativa o positiva)
predominantes, y qué clase de poder (duro o blando) manifiestan, pondremos
en relación un modelo de argumentación, una teoría del poder y una teoría de la
cortesía, en los textos de los segmentos argumentativos de las cuñas
publicitarias de radio.
Como en el segmento argumentativo de la cuña se exponen los
motivos de cada asunto publicitario para que los destinatarios respondan y
actúen como se pretende, por coerción, o bien por las distintas modalidades de
convicción, está bien fundado averiguar cómo hace el texto argumentativo de la
290 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
cuña para que el interlocutor, el destinatario, en su decisión, actúe impelido por
algunos de los motivos de la escala que va desde la coerción más impositiva o
imperativa, por una fuerza ineludible, hasta la convicción de cualquiera de las
causas de la atracción (planificación, captación, seducción) de determinados
‘valores’ (precio, comodidad, lujo, etc.) o por la convicción de algún
procedimiento razonador de demostración argumentativa.
2.2
El marco teórico
Para la estructura discursiva del texto de las cuñas y sus categorías
constituyentes, el referente es Rey (1996).
Para los distintos sentidos de la cortesía en sus diferentes
manifestaciones lingüísticas los conceptos operativos se fundan en trabajos que
van desde Lakoff (1973 y 1989) o bien Brown y Levinson (1987), hasta
Haverkate (1994 y 2004) o los diferentes estudios de Bravo (1999, 2001 y 2004),
aquilatados en Alcoba (2004) y, más exactamente, para el asunto de las cuñas de
radio, en Alcoba y Poch (2006b: §4).
Con Bravo (2004: 9)
suponemos que la cortesía es parte de cualquier tipo de
discurso, que supera las barreras de los canales de comunicación […],
[que es] una condición para que estos se cumplan en el plano
comunicativo y no se produzca una ruptura en la interacción. Sin
embargo, creemos que se puede hacer referencia a ‘discurso de
cortesía’ para señalar la modalidad que adquirirán las elecciones
comunicativas destinadas a obtener efectos sociales de cortesía,
efectos sociales de cortesía.
En concreto, operamos con el concepto y distinciones de cortesía tal
como se establecen en Brown y Levinson (1987) y en Haverkate (1994) o
Kerbrat-Orecchioni (2004). Así, operamos con la distinción entre cortesía
negativa o del no (no coercitiva y no coactiva) y cortesía positiva (o de
interpelación con buen trato hacia el interlocutor o destinatario).
En cuanto al tipo de actos o discursos comunicativos y su efecto sobre
la imagen del interlocutor sólo operamos con la categoría conceptual de la
‘Acción que Amenaza a la Imagen’, AAI (en inglés, Face Threatening Act, FTA),
que permite distinguir entre discursos sin AAI intrínseca (descripción, relato,
Coloquio del Programa EDICE
• 291
explicación) y discursos de AAI intrínseca: encubierta o explícita (sin cortesía o
con cortesía) 3 .
No se aprovecha aquí la distinción de Kerbrat-Orecchioni (2004) entre
‘Acto Amenazador de Imagen’, AAI, y ‘Acto Agradador de Imagen’ (en inglés,
Face Flatering Act, FFA), porque esta segunda categoría sólo sería operativa en el
estudio de acciones o situaciones comunicativas de ‘diálogo’ o de interacción
entre los interlocutores de la comunicación; pero no en el caso de los textos o
situaciones como las de las cuñas publicitarias. Porque tienen en cuenta al
interlocutor o destinatario, pero no admiten otra respuesta o reacción de éste
que no sea la aceptación del mensaje en la acción (de compra, de elección de un
objeto o producto) o la conducta (ponerse el cinturón de seguridad, ponerse el casco para ir
en moto, dejar de fumar, etc.) en determinado sentido propuesto por la cuña.
Para la argumentación, el referente es Perelman y Olbrechts-Tyteca
(1989); pero, sobre todo, nuestra propuesta elaborada en Alcoba y Poch
(2006b: §3), donde se estableció por inducción, a partir del análisis de los textos
de 200 cuñas de radio, una tipología de la argumentación mediante el recurso a
los valores 4 o bien por el recurso a motivos argumentativos de demostración 5 .
La argumentación de los discursos de las cuñas publicitarias mediante
la manifestación de valores consiste en la expresión de motivos argumentativos
que manifiestan cualidades, condiciones o estímulos de distintas clases para
“comprometer al oyente a hacer unas elecciones en lugar de otras y,
principalmente, para justificarlas, de manera que sean aceptables y aprobadas
por los demás”. Entre los valores argumentativos utilizados por las cuñas
publicitarias destacan los de precio, distinción, capacidad, eficacia, sensación, provecho,
etc. que se especifican más adelante, en el epígrafe 2.4. Estos diferentes motivos
tienen distintas manifestaciones concretas (precio: ahorro, barato, descuento,
económico, etc.; distinción: acabado, aerodinámico, antiguo, avanzado, clásico, etc.). Más
adelante, en el epígrafe 2.4 citado, se vuelve sobre el concepto con algún detalle
adicional.
Por argumentación de las cuñas mediante el uso de motivos de
demostración nos referimos, en sentido traslaticio y no filosófico estricto, a
diferentes motivos de adhesión del interlocutor o destinatario por la
Así se verá más adelante en el epígrafe 2.4. La distinción analítica precisa y las condiciones y
ejemplos de las principales categorías y subclases de tipos de actos y clases de cortesía que
manifiestan se encuentra en Alcoba y Poch (2006b: 29-30).
4 En el epígrafe 2.4. se recuerda el concepto de valor argumentativo y los distintos tipos de
valores que suelen manifestarse en el segmento argumentativo de las cuñas, tal como se estableció
en (Alcoba & Poch, 2006b).
5 En el epígrafe 2.4. se recuerda el concepto de demostración argumentativa y los distintos tipos
de demostraciones que suelen manifestarse en el segmento argumentativo de las cuñas, tal como
se estableció en (Alcoba y Poch, 2006b).
3
292 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
manifestación de diferentes relaciones: justificación: prueba, comprobación,
verificación, etc.; confirmación: certeza, contrastado, fundamentado, ejemplo, etc.;
captación: advertencia, amenaza, apoyo, etc.; relación lógica: causas, condiciónconsecuencia, condición-resultado, etc.; autorizado: autoridad, avalado, eclesial,
importante, ponderación-elíptica, reconocido, etc.; factible: fácil acceso, fácil, opcionalidad,
posible, etc.; ganancia: logro, etc. También en el epígrafe 1.4, se precisa más este
concepto de argumentación mediante diferentes procedimientos de
demostración.
En fin, para la teoría del poder y la distinción entre poder duro y poder
blando seguimos las propuestas y especificaciones de Nye (2002) en particular.
Más adelante, en el epígrafe 4, cuando se estudia la relación entre
argumentación, cortesía y poder en los segmentos argumentativos de la cuña, se
precisan en detalle los conceptos operativos de la teoría del poder.
2.3
Los datos
El corpus de datos analizado en este estudio es un subconjunto del
compilado y analizado en la base de datos con que se hizo Alcoba y Poch
(2006b): 196 cuñas de publicidad radiofónica de los grandes programas de radio
de las mañanas, de difusión nacional en las emisoras Cadena SER, Onda CERO,
Cadena COPE y Cadena 100. Se compilaron en diferentes días, de tres semanas
distintas, con posible reiteración en diferentes emisoras. El resultado de la
compilación según los distintos asuntos objeto de cada cuña, lematizados
temáticamente por la tabla Infoadex del Colegio de Publicitarios es el que se
recoge en (1), ordenados según la cantidad de casos compilados de cada asunto
(que se menciona entre paréntesis: 60 > 26 > 21 > 15...).
(1)
Corpus de datos según el asunto de la tabla Infoadex
a. Cultura, enseñanza y medios de comunicación (60 casos)
b. Servicios públicos y privados (26), Salud (21), Hogar (15) Transporte, viajes y
turismo (11), Finanzas (9).
c. Automoción (8), Alimentación (7), Deportes y tiempo libre (7),
Telecomunicaciones e Internet (6), Distribución y restauración (5), Textil y
vestimenta (5)
d. Bebidas (3), Belleza e higiene (3), Construcción (3), Varios (2), Equipo de
oficina y comercio (1), Limpieza (1), Objetos personales (1), Tabaco (1), Energía
(0), Industrial, material trabajo agropecuario (0)
Coloquio del Programa EDICE
• 293
Las diferencias en el número de casos compilados de cada asunto
Infoadex son significativas del volumen y la relevancia que cada asunto tiene en
el formato expresivo de la cuña. En efecto, si la compilación se hizo en tres
períodos (de una semana más o menos) diferentes y con la condición de que
fuesen de emisoras y guiones o intérpretes diferentes, aunque fueran del mismo
producto o asunto, las diferencias cuantitativas de cada asunto en la
compilación ponen de manifiesto diferencias de interés, de uso, de explotación,
de cada objeto, como motivo de publicidad en formato comunicativo de cuña
radiofónica.
Si en la recogida de datos hubiéramos igualado el número de casos de
cada producto o asunto, se habría enmascarado la relevancia de cada objeto en
la realidad publicitaria y no se hubieran podido establecer esas diferencias de
interés de cada uno en la producción y emisión de cuñas de radio, aunque sea
una cuestión que no es relevante para el asunto que aquí nos ocupa.
Por eso, en (1) apuntamos el número de casos de cada asunto, lo que
nos permite ordenar y agrupar las cuñas compiladas de los diferentes asuntos,
para decidir el objeto de estudio concreto de este trabajo. Así, tomando como
referencia la ordenación y agrupación cuantitativa de (1), hemos excluido de
este estudio los casos compilados de (1a), del epígrafe Cultura, enseñanza y medios
de comunicación. Este rubro, dado el número de cuñas compiladas (60), merecería
un estudio particular por sí solo.
Hemos ceñido el objeto de estudio a los cinco asuntos siguientes en
(1b) [Servicios públicos y privados, (26) // Salud, (21) // Hogar, (15) // Transporte,
viajes y turismo, (11) // Finanzas, (9)], porque constituyen un subconjunto de
datos de diferentes asuntos con una representación suficiente y equiparable
entre sí. El conjunto se ajusta a los límites de un trabajo como este.
Aparte del epígrafe mayoritario excluido, tampoco nos referimos a los
epígrafes de representación minoritaria de (1c) en la compilación; ni a los de
(1d), de representación no significativa.
Son dos grupos de datos que, por su representación reducida, en (1c), o
no significativa, en (1d), en el corpus analizado, no caben en un estudio como el
que nos proponemos hacer aquí, de relación entre el asunto y las
manifestaciones de la argumentación y de la cortesía lingüística de las cuñas. 6
Por tanto, por los motivos apuntados, el objeto de estudio de este
trabajo se ciñe a los citados asuntos de (1b): Servicios, Salud, Hogar, Transporte,
Finanzas. Estas clases de asuntos constan de un número equiparable de datos
Para estudios de estas características en un ámbito o asunto minoritario de nuestra compilación
se requeriría la búsqueda y acopio específicos de datos del asunto de interés (3. Bebidas, o 4. Belleza
e higiene, o 9. Energía, etc.) y sólo permitirían hacer el estudio específico de ese asunto en
particular.
6
294 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
que permite hacer observaciones comparativas entre los diferentes asuntos de
las cuñas de cada objeto.
2.4
Argumentación de las cuñas y cortesía
Decíamos en Alcoba y Poch (2006b) que ante el problema de analizar e
identificar la clase argumentativa del constituyente argumento de las cuñas
cabían dos opciones: establecer un patrón de referencia a partir de trabajos de
autoridad, como Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989), o bien usar un aparato
analítico, resultante por inducción posterior a la observación y al análisis de los
datos.
La primera solución de una clasificación apriorística como la citada en
Alcoba y Poch (2006b: Nota 9) presenta dificultades de exceso, porque muchas
de sus categorías serían inoperantes. Porque los textos de las cuñas, dada su
naturaleza y función, nunca usarían de muchas de las clases argumentales de
una clasificación generalista. Por eso, en Alcoba y Poch (2006b) se usó un
aparato analítico de los argumentos de las cuñas establecido empíricamente:
“del análisis de las partes argumentativas de las cuñas compiladas se llegó a una
panoplia clasificatoria de los principales argumentos empleados en el
constituyente argumental de las cuñas de radio”, que usamos para este trabajo y
que recordamos en (2).
(2)
Argumentos del constituyente argumental de la cuña
a. por valores 7 : precio (63), distinción (54), capacidad (48), eficacia (36),
sensación (36), provecho (27), calidad (17), consideración (14), cualidad (12),
natural (8), necesidad (8), personal (7), pago (6).
b. por demostración 8 : confirmación (35), captación (31), relación lógica (29),
autorizado (24), factible (9), ganancia (6).
Recordemos, de Alcoba y Poch (2006b: Nota 10), que cada uno de los ‘motivos’ reunidos por
su unidad expresiva de ‘valores’ de este cuadro se refiere, como un hiperónimo temático, para
mayor comodidad analítica, a unos cuantos rasgos semánticos o designativos especificados allí.
Así, por ejemplo, la categoría de precio se refiere a rasgos de expresión como los siguientes:
ahorro, barato, descuento, económico, ganancia, garantía, gratis, no caro, oferta, ofrecimiento, por poco, precio,
promoción, rebajas, regalo, vaciamos. Y la categoría de distinción, a rasgos como acabado, aerodinámica,
antiguo, avanzado, campeón, clásico, diseño, distinción, distinto, elegancia, elegante, estilo original, exclusivo,
exótico, ingeniería, innovación, innovador, inteligente, joven, lujo, marca, novedad, novedoso, nuevo, origen, original,
pop, preparación, privado, progreso, selección, superación, tradicional, variedad, etc. Para los rasgos de
manifestación de las demás categorías, véase Alcoba y Poch (2006b: Nota 10)
8 También se ha de recordar aquí, de Alcoba y Poch (2006b: Nota 11), que “Los motivos
reunidos por su unidad expresiva de proceder demostrativo o ‘demostración’ de este cuadro
7
Coloquio del Programa EDICE
• 295
Así, con los motivos y clases de argumentos de (2) se ha hecho el
análisis y tipificación de la argumentación de las cuñas objeto de estudio sobre
los asuntos publicitarios de (1b), recordamos: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y
Finanzas.
Para el análisis y caracterización de las manifestaciones de (des)cortesía
también usamos los parámetros establecidos en Alcoba y Poch (2006b: §4).
Reiteramos de allí, en la Tabla 1, las categorías mayores de manifestación de
AAI y (des)cortesía, usadas en la etiquetación de los segmentos argumentales de
las cuñas.
Tabla 1. Discursos, AAI y (des)Cortesía, según Alcoba y Poch (2006b: §4).
Sin AAI (descripción, explicación, relato, etc.)
Encubierta
sin Cortesía = con Descortesía:
Con
coerción, coacción, maltrato (amenaza, insulto)
AAI
Explícita
Positiva, (C+)
amabilidad, aprecio, estima…
Con cortesía
Negativa, (C-):
NO coaccina & NO coarta
Del análisis y caracterización de las manifestaciones de (des)cortesía en
el constituyente argumentativo de las cuñas de los asuntos considerados sólo
hemos tenido en cuenta las categorías mayores de la Tabla 1 para facilitar, así,
una invención más contrastada, sin el detalle de numerosos rasgos menores.
Antes de continuar, hemos de recordar de Alcoba y Poch (2006b: 2829) que una tabla analizadora como la de la Tabla 1 está autorizada y fundada
en las distintas clases de coherencia externa, interna y de los instrumentos
analíticos y el objeto de análisis.
designan, como un hiperónimo temático, para mayor comodidad analítica, diferentes y varios
rasgos semánticos o designativos especificados allí. Así, por ejemplo, la categoría de
confirmación se refiere a rasgos de expresión como los siguientes: certeza, contrastado, cualidadesobservables, demostrado, ejemplo, experto, fundamentado, información, informado, observación, recomendación,
recomendado, seguro, situación, solución, sugerencia, todos, verdad. La categoría de captación, a advertencia,
amenaza, apoyo, asesoría, compasión, necesario, peligro, piedad, preguntas, premio, prestaciones, problemas,
promesa, provocación, respuestas, reto, sarcasmo. La categoría de relación lógica, a causas, comparación,
complemento, condición-consecuencia, condición-resultado, conocido-desconocido, consecuencia-condición, resultadocondición. Etc. Para los rasgos de manifestación de las demás categorías, véase Alcoba y Poch
(2006b: Nota 11)
296 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
3
Asunto de la cuña, argumentación, cortesía y poder
Una vez establecidos los conceptos operativos y delimitado el objeto
de estudio en el epígrafe anterior, vamos a entrar a continuación en el detalle de
este trabajo. Primero veremos los distintos tipos de argumentos de (2) usados
en los segmentos argumentativos de las cuñas de Servicios, Salud, Hogar,
Transporte, y Finanzas. Luego veremos las manifestaciones de cortesía, según la
Tabla 1, en los mismos segmentos argumentativos de los diferentes asuntos.
Con las observaciones anteriores de argumentación y cortesía vamos a
establecer la coherencia o no entre tales manifestaciones y el asunto de cada
cuña. Así, podemos referirnos, para concluir, al final, a las manifestaciones de
‘poder’ de las cuñas.
3.1
Asunto de la cuña y argumentación
Entre los 26 casos del asunto Servicios tenemos ejemplos como (3a) donde
se usan expresiones de valores y de demostración en el segmento argumentativo9 .
En cambio, en otros casos, como en (3b), sólo se usan valores; o bien, sólo se usan
manifestaciones de demostración, en casos como los de (3c):
(3)
a. 014 > Legalitas > Con Legalitas siempre dispondrá del abogado que necesite
pero, además, a un precio excepcional. Confíe en mí y hágase socio de Legalitas.
No le vamos a defraudar. > valores + demostración > precio, demación,
captación > económico, recomendación, promesa
b. 079 > Winterthur > Contrátalo a todo riesgo y consigue gratis un fantástico
DVD portátil. > valores > eficacia, precio, calidad > a todo riesgo, gratis,
fantástico
c. 140 > Ponte el cinturón > Porque te salva la vida, porque te ahorras la multa
o yo que sé por que. Porque te mola una tía, da igual. Póntelo aunque vayas
sentado detrás o acabarás rompiendo la luna del coche con la maldita cabeza.
Hazlo por los puntos, o para que tu madre no tenga que llevar flores al
kilómetro 23 de alguna carretera. > demostración > captación, rel lógica,
demación > causas, sugerencia, peligro
En los sucesivos ejemplos se menciona: el número de orden de la cuña en la compilación > el
título de la cuña > el segmento argumentativo de la cuña > categoría de argumentos > los
motivos argumentativos > los rasgos de argumentación.
9
Coloquio del Programa EDICE
• 297
Entre los 21 casos analizados del asunto Salud tenemos ejemplos como
(4a) donde se usan conjuntamente expresiones argumentativas de valores y de
demostración. En otros casos sólo se utilizan expresiones de valores, como en
(4b), o bien de demostración, como en (4c):
(4)
a. 038 > Keren 2 (1) > Tratamiento especializado de nueva generación de
acción difásica para el hombre y la mujer. El único avalado por la Asociación
Europea de Dermocosmética. > valores + demostración > distinción,
autorizado, eficacia > nuevo, autoridad, polivalente
b. 121 > Cofilac (2) > VOZ HOMBRE 1: Pero será un engorro tomarlo, ¿no?
VOZ HOMBRE 2: Que va. Un sobre, como si fuera un café: solo, con leche.
Cámbialo por tu café diario, está buenísmo. Cofilac, natural o descafeinado.
Pruébalo, verás que maravilla. VOZ HOMBRE 3: Natural o descafeinado,
Cofilac. Tu forma natural de ir al baño todos los días. > valores > factible,
natural, eficacia, calidad > fácil, sustituto, buenísimo, natural
c. 176 > Buenas Noches > Mi marido también roncaba muchísimo, pero desde
que utiliza Buenas Noches no ha vuelto a roncar. Sólo tres gotitas de Buenas
Noches antes de acostarse y no ronca en toda la noche. > demostración >
demostración > observación, experimentación, condición-resultado
Entre los 15 casos del asunto Hogar tenemos ejemplos argumentativos
por valores y demostración, como en (5a), y de argumentación por valores,
como en (5b); pero no hay ejemplos donde sólo se use la demostración como
procedimiento argumentativo.
(5)
a. 059 > Murprotec > Murprotec busca el origen de la humedad, realiza un
diagnóstico gratuito, soluciona el problema con las técnicas y materiales más
avanzados y garantiza los resultados. > valores + demostración > precio,
distinción, demación > solución, avanzado, garantía
b. 054 > Descanso 1 > VOZ HOMBRE: Los colchones y bases más innovadores
del mercado. VOZ MUJER: Descuentos de hasta un 25% en las principales marcas.
VOZ HOMBRE: Y la ventaja de no pagar nada hasta el 28 de febrero. > valores >
distinción, precio, pago > innovación, descuento, aplazamiento
También entre los 11 casos del asunto Transportes, viajes y turismo, hay
ejemplos como (6a), que argumentan con valores y demostraciones, y ejemplos,
como (6b), que argumentan sólo con valores; pero no hay ningún caso donde
se argumente sólo con demostraciones.
298 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
(6)
a. 047 > Ofertas Viajes Marsans > VOZ HOMBRE 2: Budapest desde 179
euros, Caracas desde 399 y Pekín desde 459. > valores + demostración >
autorizado, precio > lugares, precio
b. 179 > Semana del crucero > Un 10% de descuento, ventajas o descuentos
adicionales y la posibilidad de pagar en seis meses sin intereses. > valores>
precio, capacidad, pago > descuento, adicional, aplazable
Finalmente, entre los 9 casos compilados y analizados del asunto Finanzas
también tenemos ejemplos como (7a) donde se usan conjuntamente expresiones
argumentativas de valores y de demostración. En otros casos sólo se utilizan
expresiones de valores, como en (7b), o bien de demostración, como en (7c):
(7)
a. 170 > Línea Directa (2) > VOZ HOMBRE 2: Con Línea Directa tu seguro de
coche cuesta tan poco que se te olvidará que lo estás pagando. > valores +
demostración > precio, rel lógica > condición-resultado, ahorro
b. 075 > ING Direct > VOZ DE HOMBRE 1: (MÚSICA DE FONDO) Ser
cliente de ING Direct está lleno de ventajas. Si aún no lo eres contrata ya el
nuevo depósito a un mes al 6% TAE sin límite de cantidad. > valores >
provecho, precio, necesidad > ventajas, ganancia, incondicional
c. 144 > Cofidis > Nadie es más rápido que (RUIDO DE UNA MOTO)
bueno, casi nadie. > demostración > rel lógica > comparación
En definitiva, los procedimientos de argumentación de los diferentes
asuntos se reúnen en la Tabla 2 para obtener una consideración de conjunto de
los distintos procedimientos de argumentación con valores (arg-val) o bien de
argumentación por demostración (arg-dem), que se observan en las cuñas de
cada uno de los diferentes asuntos: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas.
Tabla 2. Asunto y argumentación de las cuñas.
ASUNTO
demostración
casos arg-val arg-dem total
Servic
26
14
23
37
Salud
21
16
11
27
Hogar
15
15
5
20
Transp
11
11
2
13
Finan
9
8
3
11
Coloquio del Programa EDICE
• 299
Las diferencias en la Tabla 2 entre el número de casos analizados de
cada asunto y el número de argumentaciones se deben a los casos como (3a),
(4a), (5a), (6a) y (7a), donde se usan argumentos de las dos categorías: valores y
demostraciones.
Las diferencias entre el número de casos analizados y el número de
argumentos de cada asunto de las cuñas: Servicios (26/37), Salud (21/27), Hogar
(15/20), Transporte (11/13), y Finanzas (9/11), parecen apuntar a que están
relacionadas con el número de casos analizados de cada cuña y con el asunto de
que se trate; pero, evidentemente, los ejemplos de cada asunto analizados no
son suficientes como para decidirse por una hipótesis explicativa con
fundamento.
Habría que afinar mucho el análisis para poder llegar a establecer si hay
alguna relación entre el asunto y el hecho de que determinadas cuñas usen
procedimientos argumentativos de ambas categorías: de atracción o seducción
mediante valores; o bien de convicción mediante demostraciones.
Los datos esenciales de la Tabla 2, de formas de argumentación según
los diferentes asuntos, se pueden visualizar muy bien en un diagrama como el
del siguiente gráfico.
Gráfico 1. Formas de argumentación en las cuñas.
Argumentación de las Cuñas
arg-val
arg-dem
Argumentos
25
20
15
10
5
0
Servic
Salud
Hogar
Transp
Finan
Asuntos
En la Tabla 2 y, mejor, en este Gráfico 1, se aprecia cómo las cuñas de
cualquier asunto usan de ambas categorías de argumentos (valores y
demostraciones); pero mientras que en las cuñas de asunto Servicios se usan
preferentemente argumentos de demostración, y en las cuñas de asunto Salud se
300 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
usa más de la argumentación por valores, aunque no con gran diferencia; en las
demás clases de cuñas: de Hogar, Transportes y Finanzas, se usa mayoritariamente,
con gran diferencia, de la argumentación por valores o de seducción. No sería
difícil establecer una cierta relación entre la categoría argumentativa
predominante y el ámbito temático de la cuña.
3.2
Asunto de la cuña y cortesía
En cuanto a la manifestación de la cortesía, las 26 cuñas del asunto
Servicios, más abundante entre los cinco asuntos objeto de estudio, manifiestan
más variedad de textos 10 : hay casos de AAI encubierta, como (8a); de AAI
descortés o sin cortesía, como (8b); de AAI con cortesía positiva (C+), como
(8c); y casos de AAI con cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-),
como (8d):
(8)
a. 042 > Médicos Sin Fronteras > Seis euros al mes durante todo el año hacen
posible que la asistencia médica y humanitaria llegue a las personas que más la
necesitan. > encubierta > encubierta
b. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan aparejado,
siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo muy
seriamente. > Es una amenaza > sin C
c. 034 > Precauciones motos > Antes de que sea tarde Cruz Roja te
recomienda: usa el casco, usa el chaleco reflectante. > recomendación > C+
d. 101 > Apaga los dispositivos electrónicos > VOZ MUJER: Apaga los
dispositivos electrónicos si quieres frenar el calentamiento global. Sólo con
apagar la televisión, el DVD o el ordenador cuando no estén en uso evitarás que
miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera. > C+ Dar razones // CExponer en términos de una regla o verdad general, Proponer un contrato
(no una deuda) con el receptor > C+ / C-
Las 21 cuñas del asunto Salud manifiestan en un caso AAI encubierta,
como (9a); la gran mayoría de AAI se expresan con cortesía positiva (C+),
como (9b); y algunos casos de AAI muestran cortesía positiva (C+) y cortesía
negativa (C-), como (9c):
10 En los sucesivos ejemplos se menciona: el número de orden de la cuña en la compilación > el
título de la cuña > el segmento argumentativo de la cuña > la manifestación de AAI y motivo
de (des)cortesía > la clase de (des)cortesía, según la Tabla 1.
Coloquio del Programa EDICE
• 301
(9)
a. 056 > Fórmula 15 x 4 > Para mí, fórmula 15 por 4 doble acción es la fórmula
más fácil para perder peso. > encubierta > encubierta
b. 002 > Buenas Noches > Con sólo tres gotitas de “Buenas noches” antes de
acostarse, no ronca en toda la noche. > C+ Dar razones > C+
c. 088 > Revital (2) > Como Revital lleva ginseng, jalea real y vitamina C, si estás
en baja forma te tomas una ampolla y ¡ala! a funcionar. Palabra de Jimmy
Jiménez Arnau. > C+ Atención a las necesidades del receptor, Dar
razones // C- Nominalizar > C+ / C-
Las 15 cuñas del asunto Hogar manifiestan también una gran mayoría
de AAI con cortesía positiva (C+), sólo, como (10a); o casos de AAI con
cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-), conjuntamente, como (10c).
No hay casos de AAI encubierta o de descortesía.
(10)
a. 046 > Vajilla “La cartuja” > Además Planeta Directo obsequia a sus clientes
con una magnífica cristalería, una completa cubertería y una elegante mantelería.
> C+ Regalar al receptor bienes > C+
b. 054 > Descanso 1 > VOZ HOMBRE: Los colchones y bases más
innovadores del mercado. VOZ MUJER: Descuentos de hasta un 25% en las
principales marcas. VOZ HOMBRE: Y la ventaja de no pagar nada hasta el 28
de febrero. > C+ Ofrecer, Regalar al receptor bienes, Regalar al receptor
cooperación // C- Nominalizar > C+ / C-
Entre las 11 cuñas del asunto Transporte viajes y turismo sólo se manifiesta
AAI con cortesía positiva (C+), como (11). Hay un único caso de AAI con
cortesía negativa (C-), y no hay casos de AAI encubierta o de descortesía.
(11)
021 > Tren medieval de RENFE Regionales > VOZ DE HOMBRE 3: Sube al
tren medieval de RENFE Regionales y descubre los secretos de la Edad Media
en Sigüenza. Sus artistas, sus rincones, su gastronomía ... con salidas desde
Madrid – Chamartín. > C+ Ofrecer, Dar razones > C+
Finalmente, las 9 cuñas del asunto Finanzas manifiestan también una
gran mayoría de AAI con cortesía positiva (C+), sólo, como (12a); o casos de
AAI con cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-), conjuntamente,
como (12b). No hay casos de AAI encubierta o de descortesía.
302 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
(12)
a. 146 > Cuenta Naranja > Un 3% TAE, mes a mes, sin plazos y sin límite de
cantidad. ING Direct, un gran banco que hace Fresh Banking. > Encarecer,
prometer > C+
b. 075 > ING Direct > VOZ DE HOMBRE 1: (MÚSICA DE FONDO) Ser
cliente de ING Direct está lleno de ventajas. Si aún no lo eres contrata ya el
nuevo depósito a un mes al 6% TAE sin límite de cantidad. > C+
Exageración e intensificación de la aprobación, Dar razones // C- Ser
convencionalmente indirecto, Proponer un contrato (no deuda) con el
receptor > C+ / C-
Las manifestaciones de cortesía de los diferentes asuntos se aprecian en la
siguiente consideración de conjunto, en la Tabla 3:
Tabla 3. Asunto y cortesía de las cuñas.
Servic Salud Hogar
Asunto y cortesía
C+
13
17
15
Arg de
explícita
C7
5
9
AAI
desC
3
0
0
encubierta
7
1
0
Trans
10
1
0
0
Finan
8
1
0
0
A la vista de las cifras de conjunto de la Tabla 3 podemos destacar un
par de observaciones más sobresalientes. Primero, no hay casos de AAI
encubierta ni de descortesía en los ámbitos de Salud, Hogar, Transportes y
Finanzas. Son ausencias que se pueden explicar por el género de textos,
publicitarios, pero también, además, por los ámbitos de que se trata, porque en
el ámbito de Servicios sí tenemos ejemplos de AAI encubierta como los de (13a)
y casos de argumentación amenazadora, totalmente descortés, como los de
(13b):
(13)
a. AAI encubierta
a1. 117 > Drogas > VOZ MUJER: El tren de la cocaína y el cannabis tiene
parada en: euforia, falso control, adicción, ansiedad, problemas...
a2. 128 > Antibióticos > Usándolos bien hoy, mañana nos protegerán.
a3. 152 > ANESVAD > VOZ HOMBRE 2: La lepra se cura si la paramos a
tiempo.
b. AAI amenaza, descortés
b1. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan
aparejado, siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo
muy seriamente.
Coloquio del Programa EDICE
• 303
b2. 008 > Normas de Seguridad Vial > VOZ DE HOMBRE: Y te recuerdo que
conducir con luces en mal estado o deslumbrando al personal sigue siendo una
falta grave. VOZ DE MUJER: Igual que tirar objetos por la ventanilla que
puedan causar un incendio o un accidente.
b3. 140 > Ponte el cinturón > Porque te salva la vida, porque te ahorras la multa
o yo que sé por que. Porque te mola una tía, da igual. Póntelo aunque vayas
sentado detrás o acabarás rompiendo la luna del coche con la maldita cabeza.
Hazlo por los puntos, o para que tu madre no tenga que llevar flores al
kilómetro 23 de alguna carretera.
Los ejemplos de (13) explican bien la rareza de este tipo de
argumentaciones. Las cuñas, como clase de textos de género publicitario, no
constituyen un ámbito propicio para usar las figuras retóricas que tienen que
ver con la elipsis y lo implícito o encubierto, o, en otro sentido, la antífrasis o la
ironía, por ejemplo. Y menos aún, dada su función, en el texto de la cuña no
cabe el insulto, la amenaza, o cualquier otra manifestación de naturaleza
descortés, salvo en casos como los de (13b), donde la interpelación amenazante
se adopta intencionadamente, provocativamente, como una manifestación de
grito de alarma, aceptado como propio de las campañas agresivas de casos
como estos, de la Dirección General de Tráfico, para llamar la atención sobre
los accidentes de tráfico.
La segunda gran observación que se puede hacer en la Tabla 3 es la
gran diferencia de casos de manifestación de cortesía positiva (C+), que
prácticamente es la única que se usa en las cuñas de Salud, Transportes y Finanzas.
O que es casi el doble que los casos de cortesía negativa (C-), en las cuñas de
Servicios y Hogar. También aquí, esta segunda consideración de las cifras de la
Tabla 3 parece lógico suponer que se deba al género publicitario de la cuña,
donde la cortesía negativa, del no (no coaccionar, no coartar), se da por
descontada en la expresión. Porque de lo que se trata es de atenuar el sentido
coactivo o coercitivo natural de la cuña. Las funciones de la cuña y la cultura
meridional del ágora y de la convicción por solidaridad parecen más propicias al
buen trato, a la amabilidad y a las buenas maneras de la cortesía positiva.
La cuña no puede ocultar su objeto de “vender” algo y mover a una
acción (de compra, de conducta, de asentimiento con una idea) de manera que
su sentido último, con un cierto grado de coacción y coartamiento, trata de
atenuarlo y contrarrestarlo con cualquiera de las manifestaciones de la
amabilidad, las buenas maneras, y el buen trato de la cortesía positiva.
Las observaciones anteriores justifican la representación de los datos
significativos de la Tabla 3 en el diagrama de columnas del Gráfico 2, donde se
descartan casos como los de (13), de AAI encubierta y de descortesía, por
irrelevantes; y se representan exclusivamente las manifestaciones de cortesía
304 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
positiva (C+) y negativa (C-) en los segmentos argumentativos de los diferentes
asuntos estudiados de las cuñas publicitarias.
Gráfico 2. Asunto y cortesía C+ / C- de las cuñas.
Cortesía de la Argumentación
C+
C-
Cortesía
20
15
10
5
0
Servic
Salud
Hogar
Transp
Finan
Asuntos
En la Tabla 3 y, mejor ahora, en el Gráfico 2, se aprecia cómo los
segmentos argumentativos de las cuñas usan predominantemente de la cortesía
positiva (C+). Si el segmento argumentativo es la parte esencial en cuanto a las
funciones de inducir, de atraer y de convencer, parece lógico que use de las
buenas maneras, del buen trato y de la amabilidad, que el “consumidor”
agradece en el “vendedor”, cuando el primero acepta las propuestas del
segundo.
3.3
Coherencia entre argumentación y cortesía en las cuñas
Para establecer la coherencia entre argumentación y cortesía en los
diferentes asuntos de las cuñas hemos puesto en relación, en la Tabla 4, los
valores de los parámetros de argumentación, que recordamos: mediante valores
(arg-val: precio, distinción, capacidad, eficacia, sensación, provecho, calidad, consideración,
cualidad, natural, necesidad, personal, pago) y por demostración (arg-dem:
demostración, captación, relación lógica, autorizado, factible, ganancia), con los valores de
los parámetros fundamentales de cortesía, positiva (C+) y negativa (C-), de los
diferentes asuntos de las cuñas.
Coloquio del Programa EDICE
• 305
Tabla 4. Argumentación y cortesía de las cuñas.
ASUNTO
Argumentación
Cortesía
arg-val arg-dem C+ CServic
14
23
13
7
Salud
16
11
17
5
Hogar
15
5
15
9
Transp
11
2
10
1
Finan
8
3
8
1
Evidentemente, el poner el número de manifestaciones de una
condición (argumentación) al lado de los de la otra (cortesía), en la Tabla 4,
tiene el sentido que tiene y no se ha de confundir. De ninguna manera
interpretamos que los valores de los parámetros de una condición dependan de
los de la otra. La argumentación y la cortesía son dos condiciones heterogéneas
de la cuña, que, en principio, no tienen otra relación que no sea la de
manifestarse en la cuña.
En modo alguno puede interpretarse que un determinado tipo de
argumentación suponga o requiera la manifestación de una clase de cortesía
determinada, ni, recíprocamente, que el uso de un determinado tipo de cortesía
para atenuar el sentido coercitivo de la argumentación de las cuñas dependa de
la clase de argumentación: con valores o con demostraciones.
El auténtico sentido de la coherencia o concordancia (no correlación)
entre los valores de las categorías argumentales y los valores de las clases de
cortesía de la Tabla 4 se aprecia muy bien en el Gráfico 3:
Gráfico 3. Coherencia entre argumentación y cortesía de la cuña.
Argumentación y Cortesía en Cuñas
A-val
A-dem
C+
C-
Arg y Cortesía
25
20
15
10
5
0
Servic
Salud
Hogar
Transp
Finan
Asunto
En el Gráfico 3 se ve muy bien la coherencia o correspondencia entre
los diferentes valores de los distintos parámetros de la Tabla 4. En efecto, en el
306 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
Gráfico 3 se ve cómo en cada asunto hay una cierta coincidencia cuantitativa
entre la argumentación con valores y el uso de la cortesía positiva en las cuñas
de los diferentes asuntos.
Los valores del uso de una clase de argumentación (arg-val) y la
manifestación de un tipo determinado de cortesía (C+) son heterogéneos e
independientes; pero son próximos y semejantes o coincidentes, tal como se
puede apreciar en el Gráfico 3 con toda claridad. Si no hay correlación entre
ellos, sí podemos decir que hay un cierto tipo de concordancia,
correspondencia, o coherencia. Podría entenderse como una relación de
preferencia, como sugiere nuestro informante, “parecida a la que existe entre
los dos pares de una pareja adyacente o de homología ideológica”.
Por el contrario, también en el Gráfico 3, se aprecia la discordancia e
incoherencia entre los valores de los otros parámetros de argumentación por
demostración (arg-dem) y de cortesía del no (C-).
Para concluir con este epígrafe podemos recordar las preguntas que
nos hacíamos en Alcoba y Poch (2006b: 40): primero, ¿Las cuñas de un ámbito
temático (alimentación, enseñanza, etc.) hasta qué punto coinciden en preferir
determinados argumentos y manifestaciones de cortesía, que se usan en mayor
número? Y segundo, ¿Existe coherencia argumental y de cortesía determinada
por el asunto o ámbito temático de las cuñas?
Ahora, con las observaciones de este estudio se puede responder a la
primera pregunta afirmando que según se desprende de la Tabla 4 y del Gráfico
3 las cuñas de los diferentes ámbitos temáticos coinciden en preferir la
argumentación con valores, en correspondencia con las manifestaciones de
cortesía positiva. Y en respuesta a la segunda pregunta, que existe una cierta
coincidencia o relación de preferencia entre la argumentación por seducción,
por la atracción de los valores, y las manifestaciones de la cortesía, del buen
trato, positiva, de integración comunitaria y de solidaridad.
En definitiva, por último, en la distinción entre culturas mediterráneas,
de cortesía positiva predominante y de solidaridad, frente a las culturas
nórdicas, de cultura negativa, más común, y de defensa de la autonomía de la
persona, la cortesía de la argumentación de las cuñas de radio hispanas, de
diferentes asuntos, en concreto: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas,
confirman esta condición cultural mediterránea, de cortesía de la solidaridad, y,
ahora, después de este estudio, coincidente con la argumentación con valores, o
que prefiere ese tipo de argumentación.
Coloquio del Programa EDICE
4
• 307
Argumentación, cortesía y ‘poder’
Se entiende por poder la “facultad y jurisdicción de alguien para mandar
[manifestar la voluntad de que se haga algo] o ejecutar algo”. Y, en otros
términos, por poder se entiende la capacidad de alguien para que, según su
voluntad, otra persona haga una acción, piense de una manera, o acepte una
idea y se adhiera a una causa. En este sentido, nos podemos referir al poder
político, al poder social, al poder de unas personas sobre otras en las distintas
clases de comunidades, y al poder de la publicidad (y de las cuñas de radio en
particular), cuyos textos se pueden entender como “actos directivos”, donde el
autor trata de influir en el comportamiento de los destinatarios de manera que
estos hagan una determinada acción, adquieran un producto, o incorporen una
idea propuesta según el sentido proposicional del enunciado.
Refiriéndose al poder político, Nye (2002: 9) distingue dos clases de
poder como manifestación de la capacidad de inducir a otros a cambiar de
postura o a adoptar la actitud deseada por uno: el ‘poder duro’ (hard power) y el
‘poder blando’ (soft power).
El poder duro se pone de manifiesto en la fuerza militar y en la fuerza
económica de un país y se funda en el uso de la fuerza o de la inducción o
atracción, según la metáfora del mismo Joseph Nye: el palo o la zanahoria. El
poder blando, en cambio, es una forma indirecta de ejercer el poder. El poder
blando, en vez de coaccionar y coartar o amenazar, convence por la admiración
que suscitan en el otro los valores de uno, por la emulación de los ejemplos y
por la atracción de la prosperidad. Así, según Nye, en el ejercicio del poder es
tan importante la atracción y la convicción del otro como la exhibición de la
amenaza con el uso de la fuerza militar o económica. 11
Y el mismo Joseph Nye precisa a continuación que la habilidad para
conseguir inculcar preferencias en los otros puede basarse en el atractivo de
valores culturales, ideológicos o de las instituciones: si puedo inducirte a que desees o
necesites hacer lo que yo quiero que hagas, no tengo que obligarte a hacer lo que no quieres
hacer. El poder blando no es la mera influencia y es más que la persuasión: es la
Según Nye (2002: 30), literalmente: “¿A qué me refiero exactamente con poder blando? El
poder militar y el poder económico son ejemplos de poder duro, del poder de mando que puede
emplearse para inducir a terceros a cambiar de postura. El poder duro puede basarse en
incentivos (zanahorias) o amenazas (palos). Pero también hay una forma indirecta de ejercer el
poder. Un país puede obtener los resultados que desea en política mundial porque otros países
quieran seguir su estela, admirando sus valores, emulando su ejemplo, aspirando a su nivel de
prosperidad y apertura. En este sentido, es tan importante tener la vista puesta en la política
mundial y atraer a terceros como obligar a otros a cambiar mediante amenazas o el uso de armas
militares o económicas. Este aspecto del poder –lograr que otros ambicionen lo que uno
ambiciona– es lo que yo llamo poder blando.”
11
308 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
habilidad de incitar y atraer, precisamente, en muchos casos, por la admiración
que produce en el otro la contemplación de determinados valores de uno.
Ambas clases de poder, duro y blando, según Nye, son dos manifestaciones de
la habilidad de conseguir nuestros objetivos influyendo en las acciones o
creencias de los otros (Nye, 2002: 30-31).
Y ahora, traduciendo estos conceptos de poder al ámbito de la
publicidad y de las cuñas de radio, podemos entender que la cuña es una
manifestación de la voluntad de alguien (promotor de una institución, de un
objeto o de una idea) para que otra persona (los destinatarios) tenga un
comportamiento determinado, piense de determinada manera, acepte o
incorpore una idea o concepto, o bien adquiera un producto, objeto o servicio.
Dicho de otro modo, la cuña manifiesta la voluntad de atracción o de
convicción, de “compra” de algo, o de adhesión a una propuesta, por parte de
alguien; o de cambio de conducta en el destinatario, según la propuesta del
anunciante.
En sentido estricto, el poder de la cuña o la capacidad de mover a
otros, los destinatarios, a la acción, con un objetivo determinado (de adhesión,
de convicción o de “compra”) se manifiesta en el enunciado, en el
procedimiento enunciativo, en la fuerza coercitiva manifestada en la
enunciación y en las opciones de respuesta que cada cuña ofrece al destinatario.
Son evidentes las diferencias ilocutivas de las argumentaciones de (14a),
amenazante y coercitiva, y (14b), por ejemplo, de encarecimiento, ofrecimiento
y promesa:
(14)
a. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan aparejado,
siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo muy
seriamente.
b. 101 > Apaga los dispositivos electrónicos > VOZ MUJER: Apaga los
dispositivos electrónicos si quieres frenar el calentamiento global. Sólo con
apagar la televisión, el DVD o el ordenador cuando no estén en uso evitarás que
miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera. > C+ Dar razones // CExponer en términos de una regla o verdad general, Proponer un contrato
(no una deuda) con el receptor > C+ / C-
Las argumentaciones de cuñas como las de (14) son ejemplos evidentes
de los dos procedimientos enunciativos apuntados distintos. El enunciado de
(14a), con el sentido ilocutivo de una amenaza, es totalmente coercitivo y
coactivo, es una manifestación de poder duro o de descortesía lingüística que
no deja opciones a la voluntad del destinatario.
Coloquio del Programa EDICE
• 309
En cambio, ejemplos como (14b) manifiestan una argumentación de
poder blando, con cortesía negativa, porque trata de no coartar y de reducir la
coacción por el procedimiento de exposición en términos de una regla o verdad
general, y proponiendo un contrato (no una deuda) con el receptor; y con
cortesía positiva en el buen trato de las razones que se ofrecen.
La distinción entre poder duro y poder blando no se puede hacer de
manera tajante y precisa, sino que, según Joseph Nye, es una cuestión de escala,
que actúa por los sentimientos que suscita: entre el ‘miedo’, ante las amenazas, y
la ‘esperanza’, ante las promesas. 12
Así, las manifestaciones del poder se pueden representar mediante la
escala de (15), donde el poder duro se manifiesta en (15a), en conductas o
adhesiones impelidas por propuestas según distintos grados de coacción; y el
poder blando se manifiesta en (15b), en conductas promovidas por las otras
formas de atracción, de imposición atenuada por los distintos tipos de cortesía:
(15)
a). poder duro >>> b). poder blando
a). poder imperativo > coerción > inducción >>> b). > planificación >
atracción > captación > seducción > poder de convicción
Según (15), el poder duro se manifiesta en conductas o adhesiones
movidas por el poder imperativo, por la coerción o por la inducción; mientras
que el poder blando se manifiesta en conductas promovidas por las otras
formas y grados de poder en escala: planificación > atracción > captación >
seducción > poder de convicción.
Nye (2002: 238-239, en nota 31 del capítulo 1) lo expresa con claridad:
“La distinción entre poder duro y poder blando es una
cuestión de graduación, tanto en la naturaleza del comportamiento
como en la materialidad de los recursos. Ambos son aspectos de la
capacidad de lograr nuestros propósitos influyendo en el
comportamiento de otros. El poder de mando –la capacidad de
alterar lo que hacen otros– puede basarse en la coacción o la
inducción. El poder de adecuación –la capacidad de configurar lo que
otros quieren– puede basarse en el atractivo de la cultura e ideología
propias o en la capacidad de manipular la agenda de las opciones
políticas de tal forma que los afectados no logren expresar
determinadas preferencias porque parezcan demasiado poco realistas.
Las formas de comportamiento existentes entre el poder de mando y
el poder de adecuación abarcan una solución continua: poder de
12
Ver nota 15, al final.
310 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
mando, coacción, inducción, planificación, atracción, poder de
adecuación. Los recursos del poder blando tienden a asociarse con
un comportamiento basado en el poder de adecuación, mientras los
recursos del poder duro normalmente se asocian con un
comportamiento basado en el poder de mando”.
Entendido así el poder, como una intervención en las conductas,
elecciones, adhesiones y creencias de los otros, es evidente la relación entre el
poder blando (soft power: planificación > atracción > captación > seducción >
poder de convicción) y la argumentación, con demostraciones, pero,
fundamentalmente, con valores; y con las manifestaciones de cortesía,
predominantemente positiva, que se manifiestan en el segmento argumentativo
de las cuñas.
La argumentación de las cuñas es una expresión de poder blando, que
mueve a la acción, a la elección, o a la creencia, por los valores que presenta y
por cómo los presenta, con las buenas maneras, el buen trato, y la
consideración hacia el otro de la cortesía positiva.
En la Tabla 5 se puede apreciar bien las relaciones entre poder, lengua
y argumentación de las cuñas publicitarias:
duro
blando
Tabla 5. Relaciones entre Poder & Lengua & Argumentación.
poder
lengua
argumentación
poder imperativo
> coerción
descortés
∅
> inducción >
‘violencia, fuerza’
> planificación
> atracción
> captación
> seducción
> poder de
convicción
Con Cortesía
-- Positiva
-- Negativa
(NO
coacc/coart)
por valores,
por demostración
Una última precisión respecto al poder blando es su variación cultural,
según los destinatarios, como ocurre con las preferencias culturales dominantes
de uno u otro tipo de cortesía. Igual que se distingue entre culturas
mediterráneas, de cortesía positiva, y culturas nórdicas, de cortesía negativa
dominante, los valores definitorios del poder blando también varían según el
entorno cultural del destinatario: el “individualismo” estadounidense puede ser
Coloquio del Programa EDICE
• 311
una propuesta atractiva en determinadas culturas occidentales y puede ser
considerado como una propuesta “ofensivamente libertina” en otras culturas 13 .
5
Conclusiones
Los significados de cortesía en la argumentación de las cuñas de radio
manifiestan por diferentes procedimientos gramaticales y fónicas cuatro clases
de coherencia que corroboran en este trabajo el acierto de las observaciones de
Alcoba y Poch (2006b).
Primero, coherencia externa entre la teoría de las interpelaciones con
miramiento hacia la imagen de solidaridad y de autonomía de los destinatarios y
las manifestaciones de la cortesía en la argumentación de la cuña.
Segundo, coherencia interna entre los tipos de cortesía expresados en el
argumento y las clases de AAI (encubierta o explícita sin/con cortesía) de la
argumentación.
Tercero, coherencia entre la tipología analítica taxonómica de la
cortesía y el objeto de estudio, el segmento argumentativo del texto de la cuña,
donde se manifiestan suficientes ejemplos de los diferentes tipos de cortesía
propuestos.
Y cuarto, coherencia cultural de los textos argumentales (donde
predominan las manifestaciones de cortesía positiva, de fraternidad) de la cuña
con las condiciones de la lengua, considerada de cultura de cortesía positiva,
atenta a la solidaridad y a la afiliación o imagen positiva 14 .
Por otro lado, es evidente la relación entre los argumentos de cuñas de
un mismo ámbito temático de manera que se puede decir que la argumentación
parece presentar unas condiciones y formas propias, según el asunto de la cuña.
En fín, podemos responder a las preguntas que nos hacíamos al
principio: Primero, las cuñas de un ámbito temático (Servicios, Salud, Hogar,
Transportes y Finanzas) coinciden en preferir determinados argumentos y
manifestaciones de cortesía de modo que en el segmento argumentativo de la
cuña se usa preferentemente la argumentación basada en aducir valores del
objeto con expresiones de cortesía positiva, generalmente.
Segundo, hemos podido establecer que existe correspondencia o
concordancia entre los valores de determinados parámetros de argumentación y
de cortesía. En concreto, la argumentación con valores y la cortesía positiva
manifiestan una cierta coincidencia en los diferentes asuntos de las cuñas, una
13
14
Véase Nye (2002: 105 y nota 78 del capítulo 2).
Véanse Haverkate, (2004) y Kerbrat-Orecchioni (2004)
312 •
Santiago Alcoba, Dolors Poch
relación de preferencia parecida a la que existe entre los dos pares de una pareja
adyacente o de homología ideológica.
Tercero, los segmentos argumentativos de las cuñas, mueven a la
acción, a la adhesión, a la creencia, con ‘valores’ argumentativos y con cortesía
positiva, que actúa por atracción, por captación, por seducción, y, en último
extremo, por convicción. Así, la argumentación de las cuñas mueve a la acción,
a la creencia, a la adhesión, por la fuerza de persuasión que suscita en los
destinatarios 15 . Son manifestaciones de poder blando.
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cortesía. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios
sobre el discurso de cortesía en español (pp. 15-37). Barcelona: Ariel.
15 No me resisto a recordar de un reportaje periodístico unas frases de un discurso de Barack
Obama, “cuando en Denver se metió a los delegados demócratas en el bolsillo con su discurso
ante una audiencia de 38 millones de telespectadores “Tenemos más riqueza que nadie, pero eso no nos
hace ricos. Tenemos las mayores fuerzas armadas sobre la tierra, pero no es eso lo que nos hace fuertes. Nuestras
universidades y nuestra cultura son la envidia del mundo, pero no es por eso por lo que el mundo se acerca a
nosotros. Es el espíritu americano, esa promesa americana que nos empuja cuando el camino se hace incierto. Esa
promesa constituye nuestra mayor herencia” (F. Peregil, El País - Washington - 19/01/2009). En estas
palabras se aprecia bien una clarísima distinción entre el ‘poder duro’ (que provoca sentimientos
de amenaza, miedo, envidia) y el ‘poder blando’ (que suscita sensaciones de ilusión y esperanza), con
que actúa la argumentación de la cuñas, tal como hemos podido poner de manifiesto en este
estudio.
Coloquio del Programa EDICE
• 313
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Cambridge: University Press.
Haverkate, H. (1994). La cortesía verbal. Estudio pragmalingüístico. Madrid: Gredos.
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La cortesía subtitulada
Un análisis intercultural de las peticiones en el cine español y los
correspondientes subtítulos en inglés
Derrin Pinto
University of Saint Thomas, Minnesota, USA
Resumen
Resulta frecuente observar cómo los estudiantes estadounidenses, tras ver una
película española subtitulada, presentan la impresión de que los españoles son, por
lo general, bastante maleducados. Como resultado de que no logran entender del
todo el habla de los actores, sus opiniones pueden ser fruto de las traducciones que
ofrecen los subtítulos. En este sentido, el uso del lenguaje coloquial es un factor
decisivo dado que su traducción al inglés le puede resultar vulgar al público
estadounidense. Aparte de cuestiones estrictamente léxicas, este estudio parte de la
posibilidad de que también el componente pragmalingüístico contribuye a crear
unos subtítulos en inglés que demuestran un estilo de cortesía diferente al que está
acostumbrado el público anglófono. Las preguntas que sirven de punto de partida
para este estudio son: 1) Si los subtítulos, en el caso de las peticiones, se adaptan al
estilo de cortesía típico del mundo anglosajón o si, por el contrario, se impone el
estilo del español peninsular. 2) Si hay evidencia de que, por cuestiones prácticas de
brevedad, la eliminación de elementos con funciones pragmáticas (ej. mitigadores)
da lugar a peticiones más directas y/o menos “tentativas” (Márquez Reiter, 2002)
de lo que se considera la “norma” en el mundo anglófono. Con este fin, este
estudio analizará las ‘estrategias principales’ (head acts) de peticiones procedentes de
diez películas españolas contemporáneas, así como la mitigación interna y externa
de dichos actos de habla. Como marco teórico, se seguirá la taxonomía establecida
por Blum-Kulka, House y Kasper (1989), con algunas modificaciones. En vista de
los resultados, consideraremos la posibilidad de que los subtítulos contribuyan a la
formación de estereotipos negativos aplicables al ámbito español.
Palabras clave
pragmática, cortesía, traducción, subtítulos, actos de habla
316 •
Derrin Pinto
1
Introducción
Traducir un texto de una lengua a otra nunca es una cuestión sencilla,
sobre todo porque la traducción presupone la existencia de equivalencias entre
dos lenguas. Aunque el concepto de equivalencia es complejo, podemos
destacar dos acercamientos principales: la equivalencia formal y la equivalencia
dinámica (Nida, 1964). La equivalencia formal es la que se fija sobre todo en la
forma y el contenido del mensaje; por otro lado, la equivalencia dinámica trata
de reproducir el mismo efecto en la lengua receptora, adaptándose a su
contexto cultural y empleando el modo de expresión más natural. En un
contexto ideal, cada extremo tendría su perfecta aplicación; la equivalencia
formal sería más apropiada para la traducción de un texto científico, mientras
que la equivalencia dinámica resultaría más conveniente a la hora de traducir
una obra literaria. Sin embargo, en un contexto real, frecuentemente el
traductor hace uso de una combinación de ambas posibilidades.
En el caso de los subtítulos de películas, el proceso de traducción se
complica aún más ya que el medio en que aparecen impone distintas
limitaciones. Según Hatim y Mason (2000), entre las restricciones más
significativas encontramos: 1) el cambio de la modalidad hablada a la escrita y
todo lo que implica dicha diferencia; 2) el espacio y el tiempo reducidos durante
el cual el texto puede permanecer en la pantalla y, como consecuencia, la
reducción inevitable del guión; y 3) la necesidad de encajar los subtítulos con las
imágenes. Dado el inevitable proceso de reducción, Hatim y Mason (2000)
destacan que los elementos pragmáticos configuradores de la cortesía son el
componente más perjudicado en el proceso de la traducción, sobre todo porque
dicho componente puede ser eliminado sin que se pierda el significado esencial
del guión. Por otro lado, la eliminación de elementos pragmáticos puede tener
consecuencias inesperadas, especialmente si consideramos que a las dificultades
del trabajo del traductor, se les suman los desafíos de un espectador que debe
interpretar junto a los mensajes lingüísticos y extralingüísticos, multitud de
imágenes.
En el transcurso de la lectura de los subtítulos de una película, en
teoría, el espectador tiene acceso a la información paralingüística, la cual puede
incluir un contenido valioso para la cortesía. Sin embargo, las oportunidades de
aprovechar los detalles extralingüísticos van a depender, no sólo del
conocimiento que el espectador tenga de la lengua original, sino de su
capacidad para dividir su atención entre los subtítulos en la parte inferior de la
pantalla y la información paralingüística que los personajes transmitan. Por eso,
no podemos asegurar que el espectador vaya a recuperar o a compensar la
información perdida por medio de otras modalidades. Se puede concluir por
Coloquio del Programa EDICE
• 317
tanto que las limitaciones de la traducción como las de la interpretación crean
unas condiciones que no favorecen la cortesía.
Para averiguar cómo la cortesía puede verse afectada por la traducción
en subtítulos, vamos a fijar nuestra atención en el acto de habla de las
peticiones. Las investigaciones sobre las peticiones indican que algunas
variedades del español muestran, en comparación con diferentes variedades del
inglés, un índice mayor de estrategias directas y, paralelamente, menor en
cuanto a mecanismos de atenuación (Ballesteros Martín, 2001; Blum-Kulka,
1989; García, 1989; Márquez-Reiter, 1997, 2000, 2002; Pinto, 2005; Pinto &
Raschio, 2007; Placencia, 1995). Las peticiones prototípicas en inglés suelen ser
convencionalmente indirectas y pueden incluir múltiples elementos de
atenuación para reducir el grado de imposición implicada en el receptor. Según
el marco teórico de Brown y Levinson (1987), la combinación de petición
indirecta y de atenuación es reflejo de la cortesía negativa; es decir, un deseo de
proteger la imagen del receptor. Mientras que las culturas angloparlantes se
caracterizan, en términos generales, por la cortesía negativa, el español
peninsular se orienta más hacia la cortesía positiva (Haverkate, 2004; Hickey,
2000). Márquez Reiter y Placencia (2005: 171) señalan como “un hecho
generalmente aceptado que el español peninsular se orienta más hacia la
cortesía positiva”.
Entre algunos de los investigadores hispanistas se ha postulado la
necesidad de hacer modificaciones al modelo de Brown y Levinson con el fin
de explicar mejor la cortesía en español. Bravo (1999), por ejemplo, opta por un
acercamiento basado en términos de autonomía y afiliación. Si bien la
autonomía se refiere al deseo del individuo de diferenciarse del grupo, la
afiliación representa su deseo de pertenencia. Desde esta perspectiva, la
tendencia en España a usar peticiones directas con poca atenuación, sobre todo
en contextos informales, refleja valores atribuibles a la confianza y a la
afiliación.
Teniendo presente tanto los diferentes estilos de cortesía entre España
y las comunidades anglófonas como las dificultades a las que se enfrenta el
subtitulador, el objetivo de este estudio es investigar las siguientes cuestiones: 1)
Si los subtítulos para las peticiones se adaptan al estilo de cortesía típico del
mundo anglosajón o si, por el contrario, se impone el estilo del español
peninsular. 2) Si hay evidencia de que, por cuestiones referentes a la brevedad,
la eliminación de elementos con funciones mitigantes da lugar a peticiones más
directas y/o menos “tentativas” (Márquez Reiter, 2002) de lo que se considera
la ‘norma’ en el mundo anglófono.
318 •
Derrin Pinto
2
Metodología
2.1
Corpus
Diez películas españolas, cuya lista se encuentra al final del trabajo,
componen el corpus de este estudio. Su elección obedece al siguiente criterio:
con el fin de conseguir diálogos verosímiles, era fundamental que todas las
películas presentaran historias contemporáneas y que pertenecieran al género
realista. Para evitar la interferencia de otras lenguas, se descartaron películas que
incluían personajes extranjeros o aquellas en las que se hablaba gallego, catalán
o vasco.
Se ha centrado el objetivo en las peticiones, un acto de habla que se
caracteriza por el hecho de que el Hablante quiere que el receptor realice una
acción con un beneficio evidente para el propio Hablante. Siguiendo esta
definición, quedan excluidos otros tipos de actos directivos como los consejos y
las invitaciones. Asimismo, han sido descartadas las peticiones que tienen un
elemento de reproche y las que forman parte de una discusión ya que tales
contextos suelen implicar evaluaciones negativas del receptor y, a su vez, un
grado más alto de franqueza. Por último, tampoco se analiza aquí el subgrupo
de las peticiones de permiso (Márquez Reiter & Placencia, 2005) ni las fórmulas
lingüísticas del tipo ‘espera’ o ‘un minuto’ que se emplean para organizar la
interacción o acomodar a los interlocutores.
2.2
Sistema de análisis
La taxonomía empleada se basa en el Manual de CCSARP (BlumKulka, House y Kasper, 1989) con algunas modificaciones de Márquez Reiter
(2000).
- ‘Actos principales’ (head acts): Los actos principales se clasifican en tres
grupos; estrategia directa (D), indirecta convencional (IC) e indirecta
no convencional (IN). Siguiendo a Márquez-Reiter (2000), las
expresiones de obligación (‘Tienes que...’), de necesidad (‘Necesito
que...’) y de deseo (‘Quiero que...’) se clasifican como directas. Como el
análisis trata de una comparación entre lo que dicen los actores en
español y su traducción subtitulada, el objetivo de esta parte del estudio
es averiguar si para cada petición hay un cambio de categoría o no. Por
consiguiente, se emplea el siguiente sistema de clasificación: D-D, DIC, IC-D, IC-IC, etcétera, con la primera letra representando la
categoría en español y la segunda en inglés.
Coloquio del Programa EDICE
-
-
-
3
• 319
Alertadores: Según Blum-Kulka, House y Kasper (1989), éstos tienen la
función de llamar la atención del interlocutor sobre la petición que
sigue. Pueden ser nombres o títulos (‘Ana’; ‘doctor’), saludos (‘buenos
días’), fórmulas de disculpas (‘perdona’) u otros marcadores discursivos
(‘oye’; ‘mira’). En muchos casos, funcionan como marcadores de
cortesía positiva.
Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal: Para este estudio
se combinan los modificadores sintácticos y léxicos en la misma
categoría. Se trata de elementos mitigantes que atenúan el acto
principal; entre estos elementos se encuentran los diminutivos
(‘cervecitas’), mitigaciones (‘un poco de tiempo’), marcadores de
cortesía (‘por favor’) y el uso opcional del condicional (‘podrías’). Los
modificadores agravantes se han excluido del análisis.
Movimientos de apoyo: Dichos movimientos consisten en expresiones
opcionales que tienen alguna función mitigante. Algunos ejemplos son
las explicaciones (‘Ahora hay que dormir. Vete’: Un año en la luna);
expresiones para conseguir un ‘pre-compromiso’ (precommitment)
(‘¿Puedo pedirte un favor? Deja la botella’: Solas); y, por último,
promesas de recompensa (‘Fran, quédate, voy a poner una copa’:
Atlas de geografía humana). Los movimientos agravantes se han excluido
del análisis.
Análisis
Siguiendo el criterio explicado en la sección 2, entre las diez películas,
se ha identificado un total de 231 peticiones que han sido anotadas y
clasificadas para el análisis.
Aunque este estudio no pretende analizar cómo las variables sociales de
poder, distancia y grado de imposición afectan a la traducción de las peticiones
en los subtítulos, consideramos de utilidad tener en cuenta estas variables a la
hora de interpretar los resultados. La clasificación de estas variables se basa en
las descripciones de Hudson, Detmer y Brown (1995).
Tabla 1. Variables sociales
Poder
H=O
H<O
H>O
Distancia (D)
-D
Porcentaje
73
11
16
73
320 •
Derrin Pinto
+D
27
Imposición
Baja
90
Alta
10
Hablante (H) y Oyente (O)
De la Tabla 1, podríamos concluir que las peticiones que prevalecen en
las películas analizadas son las de baja imposición y suceden entre amigos o
conocidos del mismo rango social.
3.1
Análisis cuantitativo
3.1.1
Actos principales
Como se muestra en la Tabla 2, el 69% de las peticiones directas en
español también aparecen como directas en inglés. Aunque existen estudios que
confirman la tendencia a usar más estrategias directas en el español peninsular
que en inglés, el porcentaje aquí parece alto ya que llega al 72%, si sumamos
todas las estrategias directas en español. Los porcentajes presentados en otros
estudios son inferiores al 72%, por ejemplo, Ballesteros Martín (2001) informa
de un 32% de estrategias directas; LePair (1996) indica un 20,2% y Blum-Kulka
(1989) indica un 39,6% en el español argentino. Como posible explicación para
el índice tan alto de estrategias directas se podría argüir que la mayor parte de
las peticiones obtenidas de las películas se producen en el contexto de
conversaciones coloquiales entre conocidos; por oposición, en los contextos en
los que predomina una mayor distancia social, se espera la presencia de un
índice más alto de estrategias indirectas tanto en español como en inglés
(Márquez Reiter, 2002).
Tabla 2. Actos principales
Estrategia (español-inglés)
Frecuencia
Porcentaje
D–D
159
69%
IC – IC
47
20%
IC – D
11
5%
D – IC
4
2%
IN – IN
8
3%
D – no subtítulos
2
1%
Total
231
Directa (D); Indirecta Convencional (IC); Indirecta No-Convencional (IN)
Coloquio del Programa EDICE
• 321
En total, los subtítulos en inglés presentan un 74% de estrategias
directas. En comparación con los resultados de otros análisis del inglés
británico, estadounidense y australiano, este porcentaje resulta altísimo. Por
ejemplo, aunque el tipo de peticiones estudiado puede variar, vemos en otros
estudios porcentajes mucho más bajos en inglés: un 18,3% (Ballesteros Martín,
2001); un 0,8% (Pinto & Raschio, 2007); un 18,7% (Dorodnych, 1995); un 2%
(Carduner, 1998); y un 9,8% (Blum-Kulka, 1989). Según lo señalado, el índice
de estrategias directas en los subtítulos en inglés supera drásticamente a los
otros resultados.
La categoría D-IC –reflejo de una adaptación apropiada en los
subtítulos si tenemos en cuenta que los angloparlantes suelen emplear más
estrategias indirectas que los españoles– sólo cuenta con un 2% de peticiones.
Irónicamente, hay más modificaciones en la dirección contraria (5%), como
muestra el siguiente ejemplo:
(1)
¿Por qué no miras en la trastienda a ver si está? (La vida de nadie)
Have a look in the back.
3.1.2
Alertadores
Como se expone en la Tabla 3, el uso de alertadores se reduce en los
subtítulos en inglés en un 15%. Estos elementos suelen servir para establecer
solidaridad con el interlocutor por lo que su ausencia menoscaba el
establecimiento de dicha relación; así se muestra en los siguientes ejemplos:
(2)
Oye, perdona. ¿Nos dejas un momento? (Mujeres en el parque)
Would you excuse us?
(3)
Oye, ¿te importa que Amanda vaya a dormir a tu casa? (Atlas de geografía humana)
Can Amanda sleep at your house tonight?
Tabla 3. Alertadores
Alertadores
Español
Inglés
N=231 (N=número total de peticiones)
Frecuencia
83
49
Porcentaje
36%
21%
322 •
Derrin Pinto
Podemos especular que los subtituladores no incluyen alertadores
porque presuponen un espectador capaz de captarlos a través del diálogo e
integrarlos en su lectura del texto subtitulado. Sin embargo, es un hecho que la
capacidad de cada lector para aprovechar elementos del diálogo varía
considerablemente según su conocimiento de la lengua original.
3.1.3
Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal
La frecuencia de modificadores mitigantes en español así como su uso
en los subtítulos en inglés, es semejante a la de los resultados dados para los
alertadores. El número de modificadores se reduce de un 37% en español a un
23% en inglés, en total se trata de una reducción de un 14% (Tabla 4).
Tabla 4. Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal
Modificadores mitigantes
Español
Inglés
N=231 (N=número total de peticiones)
Frecuencia
86
53
Porcentaje
37%
23%
Según diversos trabajos sobre las peticiones, la norma en el inglés es
emplear más modificadores mitigantes que en algunas variedades de español
(Pinto, 2005; Ballesteros Martín, 2002). Por ejemplo, en el estudio de
Ballesteros Martín, se concluye que los británicos emplean la atenuación
sintáctica con el doble de frecuencia que los españoles. Por otra parte, BlumKulka (1989) indica que los angloparlantes australianos usan dos veces más la
atenuación que los hispanohablantes argentinos, aunque sólo tiene en cuenta el
contexto de las estrategias convencionalmente indirectas. En Pinto y Raschio
(2007), el 66% de las peticiones en inglés incluye atenuación y la mitad contiene
dos mecanismos de mitigación. Esta tendencia en inglés a usar dos o más
mitigadores crea un “efecto acumulado de cortesía” (Blum-Kulka, 1989: 62).
Aunque el porcentaje obtenido en cada estudio varía según el instrumento de
recogida de datos, el tipo de petición estudiado y la amplitud del sistema de
clasificación, todos los estudios concuerdan en una marcada preferencia por
estos modificadores en inglés. A la luz de estos datos, el hecho de que
solamente un 23% de las peticiones presente mecanismos atenuantes en inglés,
con sólo dos casos de doble mitigación, representa una frecuencia inaceptable
considerando que hay evidencia de que la ausencia de mitigación no pasa
desapercibida (Faerch & Kasper, 1989).
Coloquio del Programa EDICE
3.1.4
• 323
Movimientos mitigantes de apoyo
Resulta interesante notar que los movimientos de apoyo no se ven tan
afectados por el proceso de reducción como los modificadores mitigantes; los
primeros, además de ser segmentos más extensos y explícitos, tienen su propio
contenido proposicional y, por eso, son elementos más transparentes (Faerch &
Kasper, 1989). Aunque se traduzcan con menos palabras en inglés, excepto en
una proporción de un cuatro por ciento de los casos, los movimientos que se
usan en español sí aparecen en los subtítulos. Su aporte de información más
explícita explicaría que los subtituladores intenten mantener su presencia en los
subtítulos.
Tabla 5. Movimientos mitigantes de apoyo
Movimientos mitigantes de apoyo
Español
Inglés
Frecuencia
59
50
Porcentaje
25%
22%
N=231 (N=número total de peticiones)
3.2.
Análisis cualitativo
Cualquier persona que tenga experiencia viendo películas subtituladas
sabe que, en ocasiones, una mala traducción de palabras o expresiones puede
resultar cómica. Aunque las cuestiones léxicas no nos conciernen directamente
aquí, hay casos en los que un elemento mal traducido puede afectar al
componente pragmático referente a la cortesía.
Un ejemplo notable aparece en Solas cuando la protagonista, María,
pide una copa en un bar que frecuenta a menudo:
(4)
Gordo, ponme un coñac, rápido, luego te lo pago. (Solas)
A brandy, fat man. I´ll pay you later.
El efecto de ‘gordo’ en español, como marcador de solidaridad y
muestra de cariño, se pierde totalmente en la traducción fat man. Su presencia
no sólo agrava la petición, sino que puede interpretarse como ofensiva.
Otra observación tiene que ver con la estrategia indirecta convencional
en español que emplea el presente de indicativo sin el uso del verbo ‘poder’;
ejemplo de ello es “¿Me pones un café?” en cuyo caso, parece que los
subtituladores tienen dificultad a la hora de traducir esta fórmula. Aunque existe
una variedad de traducciones, en más de una ocasión se opta por una estrategia
324 •
Derrin Pinto
elíptica en inglés, la cual se considera directa, abrupta y maleducada (Placencia,
1995), junto al uso de la palabra please:
(5)
¿Me rellenas? (Atlas de geografía humana)
A refill, please.
(6)
¿Me pones un café con leche? (Mensaka)
A coffee, please.
En otros casos, los subtituladores usan una especie de mandato con un
signo de interrogación, una traducción inteligible pero que, por lo menos en el
contexto del inglés de los Estados Unidos, resulta en una petición inverosímil:
(7)
¿Me pones un poco de vino? (Mujeres en el parque)
Pour me some wine?
(8)
¿Me ayudas a montar el árbol? (La vida de nadie)
Help with the tree?
Como menciona Márquez Reiter (1997), aunque el equivalente
sintáctico en inglés se formaría con el uso del presente progresivo, no funciona
bien como petición (por ejemplo Are you pouring me some wine?). Por eso, habría
que buscar una traducción más convencional en inglés del tipo Will you pour me
some wine?. Otro elemento problemático en español parece ser el uso de ‘anda’.
Dado su empleo como marcador de cortesía (positiva), ha sido clasificado aquí
como mitigante léxico del acto principal. En los subtítulos en inglés, ‘anda’ no
se suele traducir; de hecho, de las 23 veces que aparece, sólo se traduce una vez
(como come on). La ausencia de una expresión equivalente en inglés contribuye a
crear un efecto de brusquedad:
(9)
Ponme otra, anda. (Los lunes al sol)
Give me another drink.
(10)
Anda, dile a tu hermano que se ponga. (Atlas de geografía humana)
Get your brother for me.
Coloquio del Programa EDICE
• 325
En este análisis, no se han incluido muletillas como ‘pues’ y ‘bueno’
como modificadores mitigantes del acto principal simplemente por el hecho de
que no queda claro hasta qué punto modifican directamente el acto principal.
Ballesteros Martín (2002) incluye este tipo de marcadores bajo la categoría
‘expresiones de duda y titubeos’. En el corpus fílmico empleado, hay casos en
los que se excluyen estas expresiones de los subtítulos, lo cual contribuye
también a establecer un efecto descortés:
(11)
Bueno pues, llama y di que no vas. (Atlas de geografía humana)
Call her and cancel it.
(12)
Pues no te muevas de aquí. Ya estoy harta de estar sola. (Solas)
Stay here. I’m sick of being alone.
A veces las estrategias principales sufren alteraciones sin cambiar de
categoría. En el siguiente ejemplo, la petición indirecta en español sigue siendo
indirecta en inglés aunque el tipo de estrategia utilizado es diferente:
(13)
¿Por qué no me presentas? (La vida de nadie)
Would you introduce us?
4
Conclusiones
Comienza este estudio preguntándose si los subtítulos en inglés, en el
caso de las peticiones, se adaptan al estilo de cortesía típico del mundo
anglosajón o si se impone el estilo del español peninsular. Según Blum-Kulka
(1989), cuando dos lenguas se encuentran en contacto, tiene que haber ajustes
pragmáticos entre los dos sistemas lingüísticos. En general, los resultados del
estudio de las diez películas analizadas no indican un intento de ajuste de las
peticiones a la destacada preferencia en inglés por el uso de estrategias
indirectas y de un mayor índice de mecanismos de atenuación. Con respecto a
las estrategias de los actos principales, la gran mayoría de ellas no cambian de
categoría aunque pueden sufrir algunos cambios menores.
La segunda pregunta planteada consideraba si había evidencia de que,
por cuestiones prácticas de brevedad, se eliminaban en los subtítulos elementos
con funciones pragmáticas. Los datos señalan una reducción en torno a un 15%
tanto de los alertadores como de los modificadores mitigantes del acto
principal. Si tomamos en cuenta el hecho de que los angloparlantes tienden a
326 •
Derrin Pinto
emplear más elementos mitigantes que los españoles, esta reducción involucra
tremendas consecuencias negativas en inglés. Por otro lado, la reducción de los
movimientos mitigantes de apoyo es mucho menor (3%). En resumen, se
podría decir que, no sólo se impone al inglés el estilo de cortesía del español
peninsular, sino que los subtítulos muestran un efecto acumulado de
descortesía por la pérdida de determinados elementos.
Los resultados de este análisis nos invitan a reflexionar sobre la esencia
filosófica de la traducción. Eco (2001: 22) formula la pregunta de la siguiente
manera [traducción del autor]: “¿Debe una traducción hacer que el lector
entienda el universo lingüístico y cultural del texto original, o debe, por el
contrario, hacer que el original se transforme y se adapte al universo cultural y
lingüístico del lector?” Si pensamos en el cine, las consecuencias de no adaptar
el guión original pueden ser, como hemos visto, graves. Para la traducción de la
cortesía, la clave está en la definición de la equivalencia dinámica de Nida
(1964) ya que el objetivo debe ser tratar de reproducir el mismo efecto en la
lengua receptora. Como el español peninsular y el inglés representan estilos de
cortesía distintos, un intento de reproducir el mismo efecto sería el equivalente
a la idea de Eco; es decir, a la adaptación de tal enunciado al universo cultural
del espectador. En síntesis, una buena traducción de una petición tendría que
representar lo que se suele decir en el mismo contexto en la cultura receptora.
De este modo, a la hora de pedir algo de beber en un bar, la frase ‘Ponme un
café, anda’ no se traduciría como Give me a coffee, sino Can I have a coffee please? o
algo similar.
Desde la perspectiva de los espectadores de cine, hasta cierto punto es
importante que éstos se identifiquen con los personajes. Cuando los personajes
resultan maleducados o desagradables en la lengua de los subtítulos y no es el
efecto deseado en la lengua original, el espectador va a sentir menos empatía.
De esta manera, los subtítulos pueden acabar socavando los objetivos de la
obra. En casos extremos en que el efecto descortés es totalmente inesperado,
puede incluso resultar gracioso. Por ejemplo, algunas de las peticiones directas
incluidas en este corpus, sobre todo las que se expresan mediante mandatos en
inglés, son más características del personaje del ‘tipo duro’ del cine de
Hollywood que de un personaje sacado de una escena de la vida cotidiana
contemporánea. Concretamente, las peticiones directas emitidas en un bar o en
un café pueden causar en el público anglófono la impresión de que los
españoles piden copas al estilo de John Wayne. Otra consecuencia no
anticipada, sobre todo si tenemos en cuenta aspectos pedagógicos, puede ser la
formación de estereotipos negativos. En los cursos de español como segunda
lengua en los que la proyección de películas es común, la cortesía mal
subtitulada contribuye a fomentar el estereotipo, ya existente en algunos
círculos académicos, de la mala educación de los españoles.
Coloquio del Programa EDICE
• 327
Otra cuestión que surge a la luz de los resultados obtenidos, tiene que
ver con la función de los subtítulos. Hatim y Mason (2000) opinan que el
objetivo de los subtítulos es proporcionar una guía en la lengua meta de lo que
está pasando en el texto original. Si esto es así, ¿qué entendemos por guía y qué
porcentaje de los espectadores está dispuesto a interpretar los subtítulos como
si fuera una guía? Es decir, ¿el espectador medio sabe que los subtítulos sólo le
ofrecen una versión reducida del guión original o, por el contrario, espera que
los subtítulos expresen fielmente los diálogos? Aún más, ¿tiene el público la
capacidad de determinar cuándo el estilo telegráfico de los subtítulos refleja el
mismo guión y cuándo es producto de una alteración debida a cuestiones
prácticas? Con el fin de evitar el tipo de problemas señalados en este trabajo,
como medida inicial sería conveniente que las películas subtituladas llevaran un
aviso que indique que los subtítulos representan una versión reducida del guión
original. Aunque, incluso con esta advertencia, es poco probable que el
espectador tenga en cuenta esta información a lo largo de la obra.
Para terminar, los diferentes estilos de cortesía entre España y las
culturas anglófonas están documentados detalladamente en distintas
investigaciones. Gracias a estos estudios, es fácil llegar a la conclusión de que
los subtítulos analizados aquí constituyen una fuente considerable de
interferencia cultural. Si hubiera que especificar una causa principal para tal
interferencia, tal vez habría que recurrir al concepto de la confianza en el
contexto de España, dado que éste implica un alto grado de familiaridad e
intimidad. En primer lugar, como explica Hernández Flores (1999), el ámbito
de la confianza en España se extiende más allá del entorno familiar afectando,
incluso, a las relaciones entre individuos no conocidos. Sin embargo, no
encontramos esta misma conceptualización de la confianza en la mayor parte de
las comunidades anglosajonas. En segundo lugar, se podría decir que, en
España, los contextos sociales en que se da una relación de confianza favorecen
el habla directa, y no sólo eso, sino que el lenguaje directo también fomenta las
relaciones interpersonales (Fitch & Sanders, 1994). Como consecuencia, existe
una amplia gama de contextos en que la gente suele ser directa. Esos mismos
contextos predominan en el corpus elegido para este análisis. Todas las
películas muestran escenas de la vida cotidiana española en las que se observa la
interacción entre familiares, amigos, colegas de trabajo y gente que comparte el
mismo espacio público. Se podría pensar, entonces, que gran parte de lo que se
pierde en la traducción en los subtítulos de estas películas es algo que va mucho
más allá de la lingüística, la pragmática o la cortesía; se trata de la forma en que
el español concibe el concepto de “comunidad” y las múltiples implicaciones
que dicha conceptualización supone para las normas de la interacción verbal.
328 •
Derrin Pinto
Películas
Cortés, E. (Director). (2001). La vida de nadie [DVD]. Twentieth Century Fox.
Gárate, A. (Director). (2004). Un año en la luna [DVD]. Sherlock Home Video.
García León, V. (Director). (2006). Vete de mí. [DVD]. Universal.
García Ruiz, S. (Director). (1998). Mensaka [DVD]. New Yorker Video.
Gual, R. (Director). (2005). Remake [DVD]. Warner Home Video.
León, F. (Director). (2002). Los lunes al sol [DVD]. Lions Gate Home
Entertainment.
Mercero, A. (Director). (2007). ¿Y tú quién eres? [DVD]. Walt Disney Company.
Rodríguez, A. (Director). (2007). Atlas de geografía humana [DVD]. Cameo Media.
Vega, F. (Director). (2007). Mujeres en el parque [DVD]. Cameo Media.
Zambrano, B. (Director). (1999). Solas [DVD]. First Look Pictures.
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Coloquio del Programa EDICE
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Cortesía y/o descortesía en la prensa hispana:
la imagen de las políticas en los medios de comunicación
Ester Forgas Berdet
Universidad Rovira i Virgili, Tarragona, España
Resumen
Es de todos conocido el diferente tratamiento periodístico de las noticias y
comentarios referidos a los hombres dedicados a la política del que se les otorga
a las mujeres que se dedican a esta actividad pública. Analizamos en el artículo
dos casos paradigmáticos y recientes, los de la repercusión mediática de las
campañas electorales de Ségòlene Royal a la presidencia de Francia y la de
Hillary Clinton a la de Estados Unidos. Ambas han sido tratadas de manera
diametralmente opuesta, pero ambas han recibido un tratamiento en los medios
que tenía más que ver con su condición de mujeres –representantes de distintas
concepciones de lo femenino ambas– que con su calidad de gestoras públicas.
La evidente descortesía (en realidad cortesía fingida vecina al sarcasmo),
empleada con ellas queda de manifiesto en los textos analizados, pertenecientes
a distintos periódicos del ámbito hispano.
Palabras clave
Análisis del discurso, sexismo lingüístico, cortesía lingüística, lenguaje
periodístico, valorativos
332 •
Ester Forgas Berdet
1
Introducción
El presente estudio formaba parte de un proyecto de investigación que
pretendía abarcar distintos aspectos del español de los medios de comunicación
escritos en ambos lados del Atlántico 1 . En nuestro estudio analizábamos el
tratamiento que recibieron y reciben en la prensa las mujeres dedicadas a la
política, especialmente las presidentas, como Michelle Bachelet, Angela Merkel
o Cristina Fernández de Krichtner, y muy particularmente nos detuvimos en el
análisis de lo que ahora presentamos, la campaña electoral de las candidatas al
Elíseo, Ségolène Royal, y a la Casa Blanca, Hillary Clinton, por su casi
coincidencia en el tiempo, ya que dicho proyecto coincidía con los dos años
sucesivos en que los periódicos trataron de manera preferente estas dos figuras.
El corpus barajado para el estudio nos pareció suficiente y adecuado, y se eligió
también –justo es señalarlo– por la facilidad de su acceso electrónico. Los
periódicos seleccionados no abarcan, ni mucho menos, la totalidad de la prensa
hispana, pero sí son representativos, ya que muchos de los diarios menores que
consultamos en un principio (de distintos países latinoamericanos) fueron
desestimados porque la mayoría de sus noticias eras meras repeticiones de las
ofrecidas por las agencias de prensa internacionales. Aún cuando en los
periódicos que finalmente seleccionamos ocurre también lo mismo en muchas
ocasiones, el hecho de que tanto los diarios españoles como los americanos
tengan una clara línea editorial –ideológicamente posicionada– propiciaba los
comentarios personales añadidos en un pie de página, un titular o un artículo de
fondo, y este era precisamente el tipo de texto que nos interesaba analizar. Así
pues, los periódicos que consultamos exhaustivamente (aparte de alguna
inclusión en otra prensa que nos podía aportar esporádicamente algún dato
interesante) fueron: ABC de Madrid, El Mundo de Madrid, La Vanguardia de
Barcelona, La Nación de Buenos Aires, El Universal de México y las fechas
estudiadas en ellos iban de enero a abril de 2007, para la campaña de Ségòlene
Royal, y de mayo a agosto de 2008, para la campaña de Hillary Clinton, tal
como queda de manifiesto en la datación precisa de cada ejemplo.
¿Por qué razón hablamos de cortesía o descortesía hacia la mujer en la
prensa escrita? Si entendemos por cortesía lingüística toda la serie de recursos
que se ponen en juego en la comunicación verbal tendentes a salvaguardar la
Se trataba del HUM2005-00956 Norma, discurso y español panhispánico en los medios de comunicación,
financiado por la DGICYT y coordinado por A. M. Vigara desde la UCM. Dicho proyecto se
proponía encontrar características concomitantes o diferenciadoras en el ámbito de los medios de
comunicación hispanos, y mi aportación al proyecto era precisamente preguntarme por los rasgos
definitorios de un tipo de tratamiento periodístico, el que la prensa hispana de uno y otro
continente da a las mujeres que intervienen en la vida pública, especialmente a las políticas de
primera fila de un país occidental.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 333
imagen del otro, sea éste el interlocutor –si hablamos con alguien– o sea el
referente –si hablamos de alguien– hemos de tener en cuenta que la variante de
género ha jugado siempre un papel primordial en la configuración de estos
mensajes y en el empleo de la cortesía en ellos. En las culturas occidentales las
mujeres han sido y son todavía protagonistas de la mayoría de los mensajes
lingüísticos corteses, como explicaron ya los primeros estudios sobre mujer y
discurso en la década de los sesenta del pasado siglo 2 , razón por la cual en los
estudios de cortesía es imprescindible discriminar la variante de género, tanto si
las mujeres actúan como protagonistas de la interacción (los estudios de género
y discurso hablan de que el mensaje de las mujeres es más cortés que el de los
hombres), como si las mujeres son receptoras de la misma (tratamientos como
el de “señorita” o rutinas corteses del estilo de –Gracias, –Usted las tiene todas), y
también cuando las mujeres adquieren el papel de referentes de los discursos
ajenos, como en el caso que nos ocupa. En cuanto al concepto de descortesía, al
no ser el nuestro un estudio teórico sino de un trabajo de campo, nos
remitimos a los conceptos sintetizados por Kaul de Marlangeon (2008: 254),
entre los cuales destacamos el de la superestategia del sarcasmo o cortesía fingida
como una de las características comunes de los discursos de prensa dirigidos a
mujeres políticas. Nos referimos, en palabras de esa misma autora, a aquel “acto
formalmente cortés animado de un propósito descortés” (2008: 260), del que
veremos innumerables ejemplos en nuestro corpus.
Cierto es que tratamiento que reciben las mujeres en los medios de
comunicación ha sido objeto de diversos estudios 3 , aunque es evidente también
que falta todavía mucho por hacer en este campo. En nuestro trabajo queremos
demostrar fehacientemente algo ya repetidamente sospechado: no solamente
que a las mujeres que se dedican a la política se las trata de manera diferente
que a sus compañeros varones, sino que esta diferencia, como ocurre siempre
en las cuestiones de género, no es en sentido positivo, sino que comporta
minusvaloración, o cuando menos, banalización de la imagen femenina frente a
la masculina, y, –lo que es más importante– muchas veces se hace bajo
apariencia de un tratamiento cortés, deferente, por parte de los medios de
comunicación hacia esas presidentas, cancilleras, senadoras, ministras o mujeres
aspirantes al poder político de cualquier tipo. A estas mujeres que aparecen
repetidamente en los medios de comunicación las calificó Mª Antonia García de
León en una interesante colaboración al congreso Las mujeres construyen el
Lakoff (1975), Tannen (1996) y Wodak (1997), especialmente.
Algunos de ellos en las mismas Actas de los coloquios de Edice, como el estudio de Igualada en
el III Coloquio Internacional del programa Edice (2008: 240) en el que se corrobora, gracias a las
actas parlamentarias, muchos de los fenómenos que señalamos en este estudio como propios de
la (des)cortesía hacia las mujeres políticas, entre ellos la inveterada costumbre de llamar a las
mujeres por su nombre de pila o diminutivo, por muy señorías que sean.
2
3
334 •
Ester Forgas Berdet
Mediterráneo del siglo XXI de “élites discriminadas 4 ”, frente al resto de mujeres
sencillamente silenciadas, inexistentes para la mayoría de los medios de
comunicación 5 y que no gozan siquiera la fe de vida que genera una habitual
aparición pública, publicada y publicitada.
Para ilustrar nuestra Comunicación podríamos recurrir a muchos
nombres propios de mujer, ya que afortunadamente en el momento actual
bastantes mujeres ocupan lugares políticos de prestigio en distintos países y
diferentes continentes. Podríamos hablar de cómo una mujer del temple y
perseverancia política de la paquistaní Benazir Butho aparecía en textos en los
que invariablemente se destacaba su elegancia y distinción por encima de
muchas otras de sus innegables cualidades como política: “Con una belleza
impresionante –que no ha disminuido con los años–, la hija de Zulfiqar Ali Buttho
–uno de los poquísimos presidentes electos de Pakistán– ha sido Primera
Ministra de su país en dos ocasiones” (La República, 12/11/2007) o de cómo
otra presidenta, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, es tratada por la
prensa como un personaje del star-sistem, haciendo siempre especial referencia
a su físico, su aspecto y sus modelos de vestido y peinado: “No sólo recibió
sonriente a los periodistas en su primera conferencia de prensa, sino se despidió de las
extensiones (conserva algunas, pero sólo para espesar la melena) y sorprendió con un
look más lacio y cuidado” (La Nación, 18/08/2008).
Podríamos hablar, por el contrario, de la chilena Michelle Bachelet, de
la que se acostumbran a obviar las referencias a su condición femenina
(suponemos que por no considerar sus atributos especialmente destacables),
pero de la que sin embargo se destaca siempre el hecho de “ser hija de...”; como
su principal baza política: “La relación entre padre e hija era estrechísima. ‘Ella era
muy compañera de él en todas estas aventuras en que él incurría normalmente
–dice Alicia Galdámez, prima de Michelle, (…)– era como su profesor, su guía, su
orientador” (Qué pasa, 25/07/2006).
Proponemos como muy clarificadores los cinco puntos que, según esta autora, definen a las
mujeres que se dedican a la política: a) se trata de una aristocracia femenina de los círculos
masculinos del poder, b) se trata de una élite dominada en el campo político, de ahí que su
independencia de criterio y actuación sea muy limitada dentro de los mecanismos que rigen los
partidos, c) se trata, además, de una élite aislada, entre el poder masculino y la masa femenina,
equidistante de ambos, y d) se trata de una élite discriminada porque exigiéndoseles un nivel
altísimo de cualificación profesional y social, sin embargo, no ocupan los más altos puestos
políticos (acordes con sus “inputs”) sino que ocupan puestos residuales y de segunda categoría,
de ahí su discriminación. (http://portales.gva.es/cimmed/P2/Docs/Antonia.htm)
5 Existen datos fehacientes sobre la presencia/ausencia de la mujer en los media desde, al menos,
las últimas décadas del pasado siglo. Podemos consultarlos en distintos documentos elaborados
por consultorías públicas o privadas, algunos de los cuales hemos barajado para este trabajo, tal
como citamos en la Bibliografía adjunta.
4
Coloquio del Programa EDICE
• 335
Por no hablar de la cancillera alemana Ángela Merkel, a la que no se
dudó en ridiculizar físicamente desde un principio, de la que se han difundido
fotografías nada favorecedoras con pies de página siempre ridiculizadores como
el de El Mundo de 18/05/2008 en el que se dice que la cancillera hace
“asquitos” a Evo Morales, mofándose de una mueca nada favorecedora de la
cancillera, hasta que por fin, ¡oh sorpresa! resultó que la cancillera pertenecía
también al bando de las políticas mujer-mujer, aquellas de las que es imposible
hablar sin hacer referencia explícita a su sexo, gracias a un generoso escote que
lució en la apertura del Parlamento y que salió en todos los medios de difusión
occidentales con pies de foto tan “particulares” como “Ángela Merkel in pectore”
o “La canciller ha sacado pecho” o el de El Mundo del 17/04/2008, en el que
leemos una “perla sexista” del más vergonzoso periodismo machista: “La
exuberancia de Ángela Merkel y el descubrimiento de sus secretos mejor guardados han
provocado gran alegría”, demostrando que “es una mujer que tiene mucho que
enseñar”.
Lamentablemente, dado el espacio con el que contamos, no podremos
analizar la imagen pública de todas estas valiosas y valientes mujeres, por lo que
nos detendremos solamente en el análisis de las opiniones vertidas en los
medios de comunicación acerca de dos mujeres políticas, candidatas ambas a la
presidencia de su país, que han protagonizado en los dos últimos años la agenda
periodística: Ségolène Royal y Hillary Clinton.
Ya en un artículo con el nada prometedor título de Nenas muy lejanas en
La Nación de Buenos Aires del 10/02/2007, se insistía sobre el nuevo
fenómeno de la mujer incorporada a la vida pública, explicando que “Hillary
Clinton, Cristina Kirchner, Michelle Bachelet, Elisa Carrió y Ségolène Royal,
por citar a algunas, pertenecen al ramo de las señoras que piensan y luego
existen, (...) [las mujeres] casi exclusivamente apreciadas por su continente en
tiempos de Rubens y Botticelli, desde principios del siglo XX incorporaron
relevancia por otra clase de curvaturas, las de su contenido, las de su silueta
intelectual”.
Pura retórica periodística. No es cierto, la igualdad de las mujeres en
política (y no sólo en ella) es simplemente un espejismo. La cruda realidad es
que las mujeres, las mujeres políticas, sean valientes, agresivas, conciliadoras,
arrogantes, pacificadoras, intrigantes o valiosas estrategas siguen siendo
valoradas sobre todo en tanto que mujeres. La misma expresión que empleamos en
este estudio, “mujeres políticas”, acuñada internacionalmente, lo demuestra. Su
condición de mujer, su inclusión de género, se impone por delante de
cualquiera de sus cualidades o virtudes como gestoras políticas. No solamente
se impone, sino que resulta fundamental.
Para sistematizar las referencias a las mujeres políticas en la prensa en
este estudio, veremos primeramente cómo se habla de ellas en los medios de
336 •
Ester Forgas Berdet
comunicación para después analizar qué se habla de ellas en esos textos
periodísticos. En el primer aspecto atenderemos a la manera cómo se las cita,
cómo es su aparición en el texto y cómo se inserta su imagen y su persona en
los rotativos, mientras que en el segundo aspecto, veremos cuáles son los
intereses mediáticos en relación con las políticas y cuáles los tópicos recurrentes
del periodismo escrito acerca de ellas.
2
Cómo se habla de ellas
2.1
Cómo nombran los periódicos a las mujeres: el nombre de pila
Una de las primeras reglas de la cortesía lingüística se refiere
precisamente al tratamiento. El tú o el usted referido al interlocutor marcan las
distancias y establecen la primera noción de cortesía social. Ocurre lo mismo
con la manera de nombrar a la persona: el nombre propio, el apellido, el
nombre y apellido o el diminutivo o incluso el mote o apodo establecen rangos
corteses que son muy fáciles de decodificar en cada lengua. No es lo mismo
Pepi que Josefina, o Doña Josefa, o que Josefina Hernández, por poner
ejemplos claros.
Pues bien, sabido es que a las mujeres se nos llama con mucha mayor
frecuencia por el nombre de pila que a los hombres, que las mujeres solemos
presentarnos por nuestro nombre con más asiduidad que nuestros congéneres,
y que, en general, no nos molesta ni nos humilla el trato coloquial, es más, lo
propiciamos en la mayoría de los casos. Cualquiera de nosotras puede
comprobar sea donde sea que ejerce su profesión que a sus compañeros se les
suele llamar por el apellido mientras que a ella se la conoce generalmente por el
nombre. Hasta ahí nada que objetar, puesto que somos principalmente las
mujeres las que deseamos ser tratadas de manera distendida, con toda
naturalidad, por el nombre con el que se nos conoce en nuestra familia y entre
nuestras amistades. La mujer, por lo general, mantiene mucho menos las
distancias, es más cercana y empática en sus relaciones sociales, y el uso del
nombre de pila habitual es una manera de expresar esta característica.
Pero una cosa es lo que las mujeres aceptamos y aún propiciamos en
nuestras relaciones personales y laborales y otra muy distinta es que los medios
de comunicación se tomen la libertad (¿la descortesía?) de repetirlo hasta la
saciedad en sus rotativos, usando una familiaridad que no creemos que sea en
nada querida ni auspiciada por la mujer que aspira a dedicarse profesionalmente
Coloquio del Programa EDICE
• 337
a una actividad como la política, ni que favorezca en absoluto la imagen pública
“seria” de una mujer dedicada a esa importante actividad profesional 6 .
Una profesión, la política, en la que ha de estar en continua y desigual
competición con sus compañeros varones, a los que nadie, sino es en muy
contadas ocasiones, se atrevería a llamar por su nombre de pila en un artículo
de opinión o en una noticia periodística de carácter político 7 .
Ahí interviene el sesgo discriminador, cuando las mujeres que ocupan
altos cargos de responsabilidad pública dejan de ser la Sra. Aguirre, la candidata
Clinton o las presidentas Bachelet y Fernández de Kirtchner, para pasar a ser,
simplemente, Esperanza, Michelle, Hillary o Cristina. Indudablemente, es cierto
que el nombre de pila acerca a las políticas a su electorado, y de buen seguro
que muchas veces este acercamiento es propiciado por ellas mismas, pero no es
menos cierto que en según qué momentos, ante confrontaciones electorales, o
frente al debate serio y en profundidad, el nombre de pila rebaja la imagen
social del personaje representado. El mensaje subliminal de un texto que nos
explica que Esperanza (por Esperanza Aguirre, por tomar un ejemplo patrio)
se ha enfrentado en un duro debate con el señor Ruiz Gallardón (jamás con
Alberto) no puede dejarnos indiferentes. En ocasiones el nombre lo es todo, el
nombre es la cosa, nos guste o no a los lingüistas, y la prensa escrita que crea
conciencia, que educa la opinión, conforma así el imaginario colectivo. Primer
caso, pues, de lesión a la imagen del referente.
Puestos ya en las dos políticas estudiadas, nos hallamos ante un dos
ejemplos flagrantes. En todos los periódicos consultados Ségolène (cuando no,
simplemente Sego) y Hillary son dos nombres de pila profusamente usados
para nombrar a las candidatas a la presidencia de Francia y de EEUU, frente a,
naturalmente, los absolutamente inexistentes Nicolás (por Sarkozy) o Barak
(Por Obama) 8 , de los que no hemos localizado ni un solo ejemplo. Y no
Es cierto que algunos políticos “populistas” son conocidos por su nombre de pila, como Fidel,
Lula, o Evo, pero lo son porque así se presentan ellos por estrategia política, para demostrar su
cercanía al pueblo, y por esa razón son precisamente las excepciones que confirman la regla,
como lo fura, en sentido contrario, “la señora Thatcher” en el Reino Unido.
7 No es prerrogativa exclusiva de Ségolène, ni mucho menos de los diarios hispanos. Baste como
prueba un extenso artículo del periodista estadounidense Dick Morris, reproducido en La Nación
del 2/01/2008, cuyo título Hillary, como Cristina es ya toda una declaración de principios. Se habla
en él de que Hillary, por ejemplo, disfruta de una amplia confianza pública en los Estados Unidos, de que
Cristina puede tener una ventaja en la percepción de que podrá lidiar en forma efectiva con las finanzas
internacionales. Si bien hemos de agradecer la paridad con que el periodista trata al matrimonio del
ex mandatario estadounidense: su imagen [la de Cristina] está mucho más entrelazada con la del Presidente
que la de Hillary con Bill, no ocurre lo mismo con el que era en el momento presidente de la
Argentina: Si el presidente Kirchner ha trabajado para eliminar la corrupción en el nivel federal de gobierno,
Cristina debería sacar ventaja de la integridad que deviene del estereotipo femenino.
8Solamente una referencia a Nicolás hemos encontrado, pero no es creación del periodista sino
reproducción de las palabras de terceras personas: Intimados a “votar por Nicolas o quedarse sin su
6
338 •
Ester Forgas Berdet
pensemos que son casos aislados que se deben a la originalidad de esos
nombres en español, porque el ejemplo citado anteriormente de Esperanza
Aguirre destrozaría tal ingenua hipótesis.
2.1.1
Tratamiento en los titulares
El uso reiterado del nombre de pila se da tanto en el interior de los
artículos como en los titulares, aunque son éstos precisamente los más
llamativos:
(1)
La tierra de Ségolène, entre campestre y presidencial (La Nación, 29/04/2007)
Simplemente, Ségolène (La Vanguardia, 21/04/2007)
Ségolène también (El Mundo, 21/01/2007)
Las audiencias dan la victoria a Ségolène (El Mundo, 21/02/2007)
De Bibiana a Hillary (La Vanguardia, 13/06/2008)
Las frases de Hillary (El Periódico, 28/8/2008)
Hillary muestra grandeza (El Universal, 27/08/2008)
Aunque, como veremos, el rotativo que se lleva la palma en la
familiaridad (sospechosa) con las candidatas socialista y demócrata en sus
titulares es, sin duda, el español ABC:
(2)
ZP, Ségolène, ETA y Boabdil (4/03/2007)
Ségolène no logra detener su caída con la radicalización de los mensajes
(21/02/2007)
Ségolène no crearía un departamento vasco francés (4/03/2007)
Ségòlene critica el poco apoyo de su partido y pregunta si no confían en ella
(14/03/2007)
Ségòlene apela a un Québec libre y provoca la protesta de Canadá (24/01/2007)
Ségòlene lanza una batería de medidas sociales para frenar la caída en los
sondeos (12/02/2007)
Ségòlene arrincona “La Internacional” y se lanza a entonar “La Marsellesa
(24/03/2007)
banca en las legislativas de junio próximo”, 19 de los 28 diputados centristas rindieron el estandarte (La
Nación, 29/04/2007). En cuanto a Hillary, ocurre otro tanto, puesto que solamente en artículos
en los que se quería ridiculizar a su marido se le nombraba como Bill, y en cuanto a su
contrincante, hemos encontrado un solo ejemplo: Barack y Hillary presumen concordia (El Universal,
11/07/2008).
Coloquio del Programa EDICE
• 339
Ségòlene quiere proponer una nueva consulta sobre el texto europeo
(18/01/2007)
Hillary empieza a quedarse sin números y argumentos para seguir con su
campaña (8/05/2008)
Obama y Hillary: cambio frente a experiencia (5/08/2008)
Hillary la empecinada (30/5/2008)
Los errores de Hillary (22/4/2008)
¿Qué va a ser de Hillary? (28/5/2008)
La herencia de Hillary (28/06/2008)
Hillary para rato (6/4/2008)
Hillary quiere seguir soñando (6/4/2008)
La agenda indiscreta de Hillary (21/03/2008)
Hillary, ¿inevitable? (14/10/2007)
2.1.2
Tratamiento en el cuerpo de los artículos
Para ambas, se insiste también desproporcionadamente en la citación
por el único nombre de pila dentro del texto de los artículos:
(3)
Pero Ségolène tiene otros méritos que la han convertido en la mujer con más
poder en Francia, (El Universal, 16/04/2007)
Es la mejor prueba de que Ségolène logró imponerse a las divisiones internas de
su partido y a las intrigas de los viejos lideres (El Universal, 23/04/2007)
“Me encantó la audiencia y me encantó lo que me regaló Ségolène”, había dicho
en aquella ocasión (La Nación, 10/02/2007)
Ségolène sigue utilizando una frase para responder a sus críticos (El Universal,
18/04/2007)
El otro proyecto lo encabeza Ségolène, y propone una reforma constitucional
para impulsar una democracia más participativa (...) Ségolène fue la primera
mujer presidenta de una región cuando ganó en 2004 en Poitou-Charentes (El
Universal, 24/04/2007)
El cartel electoral de Ségolène (La Vanguardia 16/04/2007)
El mitin de ayer en el que Ségolène se mostró muy solemne (El Universal,
12/02/2007)
(...) pero la plataforma de Ségolène no estuvo libre de críticas (El Universal,
12/02/2007)
Ségolène no está de acuerdo con él (La Vanguardia, 19/02/2007)
En cuanto a Hillary, le queda el consuelo de haber sido la primera mujer que
tuvo una posibilidad real de ser presidenta de los Estados Unidos (ABC,
5/06/2008)
Antes de dirigirse al plenario, Hillary se ha centrado en apaciguar los ánimos
entre los delegados (ABC, 27/08/2008)
340 •
Ester Forgas Berdet
Hillary le hace un flaco favor a su partido estimulando la sensación de agravio de
sus más fieles seguidores (EL Mundo, 16/06/2008)
El avance veraniego de Hillary estaría basado sobre todo en un esfuerzo por
superar su imagen (ABC, 14/10/2008)
(...) explicitó que apoyaría a Obama cuando este recién despuntaba su desafío a
la entonces ‘invencible’ Hillary (La Nación, 19/08/2008)
¿No sabrán que los chistes de Hillary no funcionan porque ya no está en la
carrera presidencial? (El Universal, 24/08/2008)
un incondicional grupo de simpatizantes que, alentados por Hillary, habrían
solicitado emitir un voto simbólico (El Universal, 09/08/2008)
(..) a menos que articule un discurso atractivo para el segmento que votó por
Hillary (El Universal, 27/06/2008)
Hillary se convierte en heroína trágica al culminar el proceso de nominación (El
Universal, 28/08/2008)
Hillary ha perdido su apuesta por la Casa Blanca, pero también la ha ganado (El
Periódico, 08/06/2008)
2.1.3
Agravios comparativos
Pero lo más llamativo en este aspecto es que el tratamiento
diferenciador por cuestión de sexo se aplica incluso en el interior de una misma
frase, cuando se nombra a un personaje femenino al lado de otros de sus
congéneres de igual o parecido rango, lo que nos permite hablar ya claramente
de discriminación por razón de género, descortesía, o, más exactamente, de
sexismo en la prensa escrita. Los ejemplos transcritos a continuación –la
mayoría titulares de ABC– no dejan la menor duda al respecto, ya que no puede
deberse más que a una manipulación premeditada tal cúmulo de despropósitos
sexistas:
(4)
Los socialistas franceses exigen que se verifique si Sarkozy mandó investigar al
entorno de Ségolène (ABC, 24/01/2007)
La guerra sucia contra Ségolène y Sarkozy se dispara en “blogs” (ABC,
27/01/2007)
Sarkozy conecta mejor que Ségolène con las clases populares (ABC,
16/01/2007)
Hillary apoya a Obama pero no renuncia a su ambición presidencial (ABC,
27/08/2008)
Obama proclama su victoria sobre Hillary en delegados electos (La Vanguardia,
21/05/2008)
Hillary se despide de la campaña electoral y pide el voto para Obama (El
Periódico, 07/06/2008)
Coloquio del Programa EDICE
• 341
Obama y Hillary: cambio frente a experiencia (ABC, 5/06/2008)
Obama es mi candidato, dijo Hillary (La Nación, 37/08/2008)
El voto a Obama, el dinero a Hillary (ABC, 26/06/2008)
Obama y Hillary, unidos pero no juntos (ABC, 28/06/2008)
Simpatizantes de Hillary creen que Obama no la consideró seriamente (La
Vanguardia, 23/08/2008)
Obama, que durante las últimas primarias ha sido capaz de gastar bastante más
dinero que Hillary (ABC, 08/05/2008)
Por todo ello, sin más, el acuerdo creciente entre Hillary y Obama se ha
vinculado... (El Universal, 27/07/2008)
Obama y sus colaboradores aceptaron que Hillary pronuncie el discurso central
de la segunda noche de la Convención Demócrata (La Nación, 17/08/2008)
Pero la palma de la descortesía sexista se la llevan los textos –titulares
algunos– en los que a ellas se las nombra con el nombre de pila mientras que
sus propias parejas y las demás personas –varones todos– se citan mediante el
nombre y el apellido, aunque se trate de sus compañeros o competidores:
(5)
Ségolène suspende a su portavoz por insultar a su pareja, Hollande (ABC,
19/01/2007)
François Bayrou asoma ya como alternativa de izquierdas a una Ségolène a la
baja (ABC, 3/02/2007)
Los “elefantes” acercan a Ségolène al empate técnico. La entrada en campaña de
Jospin, Fabius y Strauss-Khan anima a los socialistas clásicos (ABC,
27/02/2007)
Ségolène y Sarkozy recurren a sus centristas para frenar a Bayrou (ABC,
10/03/2007)
Bayrou sigue sumando apoyos y alcanza por primera vez a Ségolène (ABC,
12/03/2007)
Bayrou y Ségolène, empatados (ABC, 11/03/2007)
El imparable ascenso de Bayrou amenaza con tumbar a Ségolène en la primera
vuelta (ABC, 9/03/2007)
Las fisonomías de Ségolène, Sarkozy, Bové y Chirac disparan los tebeos
electorales (El Mundo, 6/03/2007)
Algunas reconstruyen irónicamente la infancia accidentada de Ségolène y de
Sarkozy (El Mundo, 6/03/2007)
(...) cuando Ségolène derrotó a los candidatos más fuertes de su partido, Laurent
Fabius y Dominique Strauss-Khan, se registró un cambio (El Universal,
24/04/2007)
(...) había un candidato seguro para la segunda vuelta: Sarkozy. Pero que el otro
estaba en duda entre Ségolène y Bayrou (El Universal, 24/04/2007)
342 •
Ester Forgas Berdet
Al dirigirse a sus seguidores, y acompañada por su marido Bill Clinton y su hija
Chelsea, Hillary se mostró satisfecha por la “importante victoria” lograda esta
noche (La Vanguardia, 21/05/2008)
Hillary dedicó buena parte de su intervención a alabar con firmeza la capacidad
de Obama de dirigir al país en la buena dirección, así como a criticar al
candidato republicano, John McCain (La Vanguardia, 27/08/2008)
Obama, Hillary y Caroline Kennedy (El Universal, 27/07/2008)
El senador McCain airea los reproches de inexperiencia formulados por Hillary
contra Barack Obama (ABC, 27/08/2008)
La esposa de Barack Obama ha incluido a Hillary en su discurso de arrancada de
la convención. Según Michelle Obama, la senadora por Nueva York (ABC,
27/08/2008)
(...) el ex senador George McGovern. El que fuera candidato presidencial de los
demócratas en 1972 ha retirado públicamente su respaldo a Hillary (ABC,
5/08/2008)
Es probable que el gran vencedor de las primarias de Pennsylvania y, por
extensión, de todo el proceso de primarias del Partido Demócrata no sea ni
Obama ni Hillary, sino John McCain (ABC, 26/4/2008)
2.2
Apelativos, motes, apodos
En los albores de la democracia española el apelativo de las mujeres
políticas causaba grandes quebraderos de cabeza en los rotativos. Margaret
Thacher fue alternativamente primer ministro, primera ministro y primera ministra,
hasta que pareció imponerse este último; y Soledad Becerril pasó de ministro a
ministra, no sin vencer antes algunas resistencias periodísticas.
Nuestras protagonistas, además de los consabidos apelativos de
candidata o aspirante, son también llamadas en alguna ocasión como “futuro
presidente de EE.UU.”, en el caso de Hillary, o “el candidato socialista a la
presidencia de Francia” (El Universal, 14/02/2007), en el de Ségolène, aunque
Candidata socialista, aspirante al Elíseo, política gala, etc., en el caso de Ségolène
Royal y ex primera dama y senadora demócrata en el de Hillary Clinton son términos
que se emplean a menudo; por lo demás, los apelativos que se les dirigen desde
los distintos rotativos hispanos no varían en esencia, al menos en lo que refiere
a los que podríamos calificar como “neutros”, descriptivos y no valorativos.
Sin embargo, no todos los calificativos que acompañan a las candidatas
en su camino hacia el Elíseo o la Casa Blanca son tan asépticos. Mostraremos a
continuación algunos mucho menos neutrales, aunque no podemos acusar
exclusivamente, ni mucho menos, a los rotativos hispanos de la creación de
apelativos descalificadores en relación con las aspirantes, puesto que sus
Coloquio del Programa EDICE
• 343
propios compatriotas –adversarios políticos o incluso compañeros de partido–
lo hicieron ya antes.
En el caso de la aspirante francesa, se ha escrito que “Royal es una de
las muchas hijas de Mitterrand” (Le Pen), haciendo, de paso, referencia explícita
a la vida privada del antiguo presidente, o se la ha calificado como “la Madonna
de las encuestas” (Le Figaro) o como “la gacela”, en oposición a “los elefantes”
de su partido, o incluso “la alteza real de Charentes” (otra vez Le Pen).
Otros calificativos se referían a su condición de madre de familia, y no
precisamente de manera positiva:
(6)
Royal, que siempre ha explotado su faceta de “supermamá” y que no ha dudado
en exhibir sus embarazos y partos en las portadas de la prensa del corazón
(ABC, 3/04/2007)
aunque los apodos ridicularizadores preferidos del periódico madrileño
ABC –nada afín, como se sabe, a su línea ideológica– son los que la
relacionaban directamente con Robespierre o con el presidente Zapatero, que la
apoyó en su campaña:
(7)
El calificativo de “robespierrette”, que ridiculiza a Robespierre y a la candidata
del PS, confirma una crisis de fondo (“La izquierda cultural critica a
robespierrita”, ABC, 12/02/2007)
Aunque este periódico prefería, por encima de todos, el apodo de
Zapatera, con el que, como se explica en La Vanguardia del 16/04/2007, fue
bautizada Ségolène Royal tras su espectacular triunfo en las elecciones
regionales del 2004. Dicho apodo permitió al ABC, que lo repitió
insistentemente a lo largo de los meses de campaña, ridiculizar en un solo
apelativo a dos de sus demonios mediáticos:
(8)
Ségolène Royal, que comenzó a ser tratada cariñosamente de “Zapatera”, antes
de convertirse en “Robespierrette” (ABC, 12/02/2007)
La candidata socialista a la presidencia francesa, Ségolène Royal, ha presentado
un argumento más que da la razón a aquellos que la llaman la “Zapatera”, algo
que para ella es “un cumplido” (ABC, 26/02/2007)
destacándolo incluso en titulares: “Royal, la ‘Zapatera’ francesa”
(23/01/2007), “Zapatero y zapatera” (29/01/2007), “La Zapatera”
344 •
Ester Forgas Berdet
(14/02/2007), y “Zapatero apoyará a ‘La Zapatera’” (03/04/2007), e
insistiendo en ello en varios artículos de opinión:
(9)
Allí todavía no hay listas de cremallera, al menos hasta que Ségolène Royal, alias
Zapatera, gane las elecciones presidenciales (ABC, 20/01/2007)
Ségolène Royal ha perdido pie en las encuestas y su perfil es hoy, más que
nunca, el de la auténtica “Zapatera”... Para ser la Zapatera perfecta sólo se le
olvidó prohibir el tabaco y el vino (ABC, 14/02/2007)
Por otra parte, y como era de prever, resultaba inevitable que a lo largo
de la campaña los calificativos más o menos ingeniosos que acompañaban el
nombre de la aspirante francesa hicieran referencia, otra vez, a su condición
femenina:
(10)
La candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal, otrora la reina indiscutida de
todas las encuestas (El Universal, 19/04/2007)
aunque se llevan la palma en cuanto a apodos sexistas los del periódico
La Vanguardia. Así, titulares del año 2007 como
(11)
Heroína sin clan, novia de Francia (La Vanguardia, 23/04/2007)
Juana de Arco contra Napoleón (La Vanguardia, 22/04/2007)
El rostro de Marianne (La Vanguardia, 21/04/2007)
y subtítulos como “La socialista Ségolène Royal, sacerdotisa de la
‘democracia participativa’” (La Vanguardia, 19/04/2007), dejan bien clara la
poca sensibilidad de género del rotativo barcelonés, al supeditar la equidad y la
corrección sexista a los banales juegos retóricos de sus corresponsales.
Por su parte, si nos fijamos en la candidata estadounidense, además del
consabido y cursi ex primera dama, los peores calificativos recibidos se refieren a
su fuerte personalidad
(12)
Hillary, luchadora nata, que nunca se rinde (ABC, 15/05/2008)
La infatigable Hillary (La Vanguardia, 12/06/2008)
Hillary Clinton, otra criatura de la maquinaria de un partido (La Vanguardia,
29/06/2008)
Ni él es el carismático Barak Obama ni ella la ambiciosa Hillary Clinton (El
Mundo, 11/05/2008)
Coloquio del Programa EDICE
• 345
y el apodo que le sacó la prensa estadounidense, que hace referencia a
su espíritu combativo –algo elogiable en un candidato masculino– no hace sino
ridiculizar estas cualidades al aplicarlas a una mujer:
(13)
Sin embargo, “Rocky” Clinton aún puede volver. El combate por la
vicepresidencia aún no está perdido (El Mundo, 7/06/2008)
Al cabo de 40 asaltos, veintitantos debates y quince meses de campaña,
seguimos donde estábamos: subiendo y bajando las escaleras del Museo de Arte
Filadelfia, emulando a Hillary en el papel de Rocky... Pues eso. Ganó Hillaryrocky por puntos, unos 10 o así (El Mundo, 23/04/2008)
El mundo de la lucha libre invitó a los candidatos demócratas a la presidencia de
Estados Unidos, los senadores Hillary Clinton y Barack Obama, y al republicano
John McCain, a resolver sus diferencias en el cuadrilátero (El Mundo,
22/04/2008)
2.3
Diminutivos
Si hemos destacado como característica de género el que a las mujeres
políticas se las llamara extensamente en los medios públicos por su nombre de
pila, nos queda todavía una vuelta más en la tuerca de los despropósitos
sexistas: los diminutivos o nombres abreviados y alterados (Pili, Cuqui, Nena,
etc.) que tanto abundan en la vida real entre las mujeres, pero que, al tratarse de
una profesional de la política, no hacen sino acentuar este siempre arrastrado
sambenito de la infantilidad, falta de seriedad y frivolidad que recae en las
mujeres profesionales, y que se contrapone a la dignidad y empaque con que
son tratados sus compañeros varones.
El caso no solamente afecta a la política gala, ni mucho menos; baste
recordar que hemos señalado ya a una política hispana de ideología contraria,
doña Esperanza Aguirre, a la que varios rotativos, entre ellos uno tan poco
dado a frivolidades como La Vanguardia (12/02/2007), se atreven a llamarla,
no ya solamente por su nombre de pila, sino con un apelativo familiar que raya
la vulgaridad: “En los medios periodísticos más compulsivos está reapareciendo
Espe (Esperanza Aguirre) como deseado caballo blanco”.
No pensemos, pues, que si a Ségolène Royal se la conocía como Sego
antes de las elecciones, después, de haber salido vencedora el talante de la
prensa hubiera cambiado, puesto que recordemos que doña Esperanza Aguirre
–Espe– era y sigue siendo presidenta de una Comunidad Autónoma, y no se nos
ocurre el nombre de ningún otro congénere suyo al que un periódico “serio” se
atreviera a llamar con un apelativo parecido (a nos ser que estuvieran
poniéndolo en boca de terceras personas).
346 •
Ester Forgas Berdet
(14)
Pero Sego es algo más que un catálogo de errores (El Universal, 16/04/2007)
“Ségo”, nacida en 1953 en Senegal (entonces colonia francesa) (La Nación,
22/04/2007)
Cristina Kirchner elogió en privado la actuación y la carrera política de “Ségo”,
como apodan cariñosamente a la candidata socialista (La Nación, 27/01/2007)
Sego, como la han bautizados sus admiradores, tampoco es muy convincente (El
Universal, 16/04/2007)
No es casualidad tampoco que “Ségo” se haya destacado a lo largo de su
campaña por su elegancia y la femineidad de su sonrisa (La Nación, 6/05/2007)
Es cierto que al político galo contrincante también se le conocía en su
país por el apodo de Sarko, pero, curiosamente, los periódicos hispanos lo
nombran así en muy contadas ocasiones
(15)
Ayer, Sarko y Ségo comenzaron ya a cargarse todos los referentes y récords
electorales (La Vanguardia, 23/04/2007)
y aún en esas, con dos particularidades muy interesantes. Así, es
curioso constatar que a Sarkozy generalmente se le nombra con el apodo
solamente cuando éste se contrapone al de su contrincante femenina
(16)
Barcelona dice “Ségo” y Madrid, “Sarko” (La Vanguardia, 24/04/2007)
Ya eliminaron a mi candidato (en las primarias del partido socialista) y ahora
tengo que escoger entre Sarko y Sego (El Universal, 4/02/2007)
y, sobre todo, que en las escasas veces que se nombra al político galo
como “Sarko” siempre se entrecomilla el apodo, cosa que no ocurre
comúnmente al nombrar a su contrincante femenina como Sego:
(17)
Hay una pregunta que le quita el sueño a “Sarko” y a Ségo (La Nación,
26/04/2007)
Desconocemos si a Hillary se la nombra con algún diminutivo en la
prensa estadounidense, por nuestra parte no hemos encontrado diminutivo
alguno en la prensa hispana, seguramente porque no es una manera habitual de
nombrar a la senadora demócrata.
Coloquio del Programa EDICE
• 347
2.4
Referencias a su condición civil: hija, compañera (o esposa) y
madre
En el caso de Ségolène Royal se destacó hasta la saciedad en toda la
prensa hispana –y suponemos que mundial– las especiales características de su
estado civil, algunas veces de manera harto despectiva, ya que no solo se volvía
a señalar en una mujer su condición de “hija”, sino que incluso se la llegó a
etiquetar, increíblemente, como “madre soltera”, con las connotaciones que el
término (además, incorrectamente usado) conlleva:
(18)
Ségolène Royal, hija de un oficial del ejército y madre soltera de 53 años (El
Universal, 23/04/2007)
La historia de Ségolène Royal, hija de un severo teniente coronel del ejército (La
Vanguardia, 15/04/2007)
Ségolène Royal, hija de un general, pareja (sin las bendiciones) de Holande,
primer secretario del Partido Socialista (El Universal, 27/02/2007)
El primer secretario del Partido Socialista francés y pareja de hecho de Ségolène,
François Hollande (El Mundo, 3/04/2007)
Insistiendo en todo momento en destacar como su papel principal en la
vida el de ser madre de, nada menos, cuatro hijos:
(19)
Ségolène Royal, una mujer de 53 años, madre de cuatro hijos y dueña de una
sonrisa cautivante (El Universal, 22/04/2007)
Royal, una mujer hermosa de 53 años y madre de cuatro hijos (El Universal,
19/04/2007)
Tampoco, como hemos visto, su pareja se libró de las continuas
referencias a su especial relación, al referirse en todo momento la prensa al
político François Hollande como “primer secretario del PS y padre de los hijos
de Ségolène” (ABC, 16/01/2007), para dejar bien claro la condición de padres
de la pareja, aún sin la existencia de lazos legales entre ambos:
(20)
Royal obtuvo, como lo recordó ayer su compañero sentimental y padre de sus
cuatro hijos, más votos de los que obtuvo Miterrand en 1981 (El Universal,
23/04/2007)
348 •
Ester Forgas Berdet
Y no olvidando, ni un solo momento, de mencionar su especial
condición civil, no fuera el caso que los lectores lo hubieran olvidado, optando
en ocasiones por un eufemismo innecesario y ambiguo:
(21)
François Hollande, primer secretario del Partido Socialista y compañero de la
candidata de su partido al Elíseo, Ségolène Royal (El Mundo, 11/02/2007)
O recurriendo incluso a la más falaz de las cursilerías (sobre todo
teniendo en cuenta el desenlace final de la pareja):
(22)
(...) a la sazón fiel compañera del primer secretario del PS, el sacrificado,
consensual y gris François Hollande (La Vanguardia, 23/04/2007)
Por su parte, de Hillary no se obvia jamás su condición de esposa,
puesto que en todo momento ha sido y es citada como la ex primera dama
(23)
La ex primera dama reconoció las dificultades de la campaña presidencial y pidió
el apoyo a sus seguidores (El Mundo, 9/01/2008)
Incluso en los momentos en los que se la valora positivamente, como
en este artículo de La Vanguardia 5/06/2008, no se deja de lado su condición
civil:
(24)
Hillary Clinton, mujer sobradamente preparada, con una formidable tenacidad y
capacidad de lucha, esposa de uno de los presidentes más carismáticos de la
reciente historia
Curiosamente, la situación de “esposa de” ha jugado en su contra en la
carrera por la nominación, según todos los analistas políticos han señalado,
puesto que el no poder desprenderse ni por un momento de su condición de
señora Clinton ni de la nefasta influencia de su todopoderoso marido ha sido
una importante baza en su contra, como señalaba un artículo titulado El lastre de
Bill en el ABC del 8/06/2008:
(25)
Otro lastre importante para la senadora por Nueva York ha sido el papel del ex
presidente Bill Clinton
Coloquio del Programa EDICE
• 349
al que no se ha dudado de acusar como responsable del debacle de la
senadora, puesto que insistía este mismo periódico en “el problemático papel
de Bill Clinton” (ABC, 6/06/2008), que como presidente consorte, “trataría de
meter la mano por todas partes, becarias incluidas” (ABC, 5/06/2008), para
rematar, en otro artículo del 6/06/2008, con los incuestionables «pelotazos»
financieros que explican cómo los Clinton han acumulado un patrimonio de 109 millones de
dólares desde que salieron de la Casa Blanca. Es más, incluso su condición de “sufrida
esposa que perdona infidelidades” en vez de ser vista como un rasgo de
feminidad ha servido de refuerzo para las tesis de su tan cacareada ambición,
ambición que le hizo perdonar lo imperdonable en aras de una futura y posible
toma de poder. Es esta una tesis en la que venía insistiendo el ABC ya desde
años atrás, a raíz de la publicación de sus memorias:
(26)
en las que Hillary Clinton expone con crudeza el tremendo impacto que le causó
conocer de labios de su presidente y esposo, en el último minuto, antes de
comparecer ante un gran jurado, sus infidelidades con una becaria de la Casa
Blanca llamada Mónica Lewinsky, representan para analistas políticos y
propagandistas demócratas el primer trampolín hacia la candidatura de la ex
primera dama a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones del año 2008
(ABC, 08/06/2003)
Lo cierto es que ni por un momento los medios de comunicación han
dudado de que su aparente fidelidad y abnegación sea una pura estratagema
política, acusándola incluso de pretender heredar el mérito sin luchar por ello (ABC,
22/04/2008), hasta que en un artículo de Pilar Rahola, una vez perdida la
nominación, se pone en boca de una profesora estadounidense pro-Obama la
sentencia de que Hillary pese en la antipatía que genera a muchos hombres, que la ven
como una competidora, no ha perdido por ser mujer, ha perdido por ser la mujer de Bill
Clinton (La Vanguardia, 20/07/2008).
En cuanto a sus otras facetas familiares que la podrían acercar al
modelo de mujer que parece no encarnar, es evidente que en los últimos
tiempos Hillary intentó jugar la baza de la familia, refiriéndose a ella
repetidamente: “Mi madre nació cuando las mujeres no podían votar. Mi hija ha
llegado a votar para que su madre fuera presidenta” y haciendo salir a su madre
en un vídeo promocional: Lo que me gustaría que la gente supiera sobre Hyllary, en la
que la buena señora explicaba de su hija lo buena persona que es, que nunca fue
envidiosa y siempre ayudó a las otras mujeres. A pesar de que, como señalaba un diario
cántabro, los demócratas habían temido que la imagen maternal favoreciese la propaganda
republicana que les acusa de ser demasiado blandos para defender el país (El Diario
montañés, 23/01/2007), Hillary –siempre según la prensa– accedió a mostrar
350 •
Ester Forgas Berdet
su instinto maternal, ya que con fama de mujer fría y calculadora, necesita cultivar esa
imagen maternal que la une al 51% de votantes que forma el género femenino, el más fiel a la
hora de votar, según El Periódico, 28/08/2008, dejando incluso que su hija
Chelsea, omnipresente en su campaña, hablara en su favor en mítines
universitarios de las universidades de UTAH y Washington. Todo, según la
prensa internacional, de manera razonada, fría y calculada.
En fin, que cuando Hillary se mostraba fría y segura era criticada por
poco femenina y cuando sacaba su lado más acorde con el estereotipo de
género era tildada de manipuladora y embustera:
(27)
Hillary, Además de tener que diluir –incluso con algunas lágrimas, algunas copas
y la compañía de su hija y su madre– toda su imagen inicial de enorme solidez,
experiencia incomparable y capacidad a sus sesenta años... (ABC, 8/06/2008)
Fijándonos también, de paso, en las continuas alusiones a sus recién
cumplidos sesenta años, ¿podemos hablar de falta de cortesía o, sencillamente,
de ausencia total de compasión, piedad o empatía con el personaje?
2
Qué se habla de ellas
2.1
El aspecto físico: el atractivo, la seducción, los engaños
femeninos y la ropa
Es del todo incuestionable que las referencias al aspecto físico resultan
omnipresentes en los artículos de prensa que hablan de las mujeres dedicadas a
la política. El aspecto, la indumentaria, las maneras y la apariencia, en general, se
tienen mucho más en cuenta al hablar de las mujeres públicas que al hacerlo de
los varones. Y es también incuestionable que la prensa clasifica a las mujeres
políticas según su relación con este aspecto de su persona. Si se alude al físico
de Ángela Merkel, de Michelle Bachelet o de Hillary Clinton se hace
generalmente para resaltar algunos aspectos negativos relativos a su ausencia de
coquetería: su aspecto ligeramente masculino, su poca atención a los detalles de
la vestimenta o el peinado y, en general, el escaso esfuerzo que demuestran por
resaltar los atributos de su feminidad. En cambio, si se habla de Rania de
Jordania, de Cristina Fernández de Krichner o de Ségòlene Royal
invariablemente se alude a su elegante atuendo, a su cuidado por la imagen, a su
atractivo físico, aunque lo paradójico es que ellas también son criticadas por su
afán de mostrar una imagen femenina, elegante y sofisticada.
Coloquio del Programa EDICE
• 351
En resumen, lo que para unas es criticable por ausencia en otras lo es
por presencia; el caso es que en unas y en otras la apariencia física tiene un valor
desmesurado, muy por encima, naturalmente, del que se le concede a sus
colegas masculinos. Precisamente es en este apartado donde empiezan las
verdaderas diferencias entre las dos aspirantes, que se evidencian por las
diferencias, también, entre los distintos tipos de descortesía de que son víctimas
Ségolène Royal y Hillary Clinton en la prensa escrita. En Ségòlene es más
evidente la falsa cortesía, mientras que en Hillary es en la mayoría de las
ocasiones descortesía pura y dura.
La descortesía de los medios para con la aspirante francesa se presenta
mediatizada, velada, por una falsa cortesía de corte androcéntrico, patriarcal,
cuando no sencilla y puramente machista, que no permite jamás que el lector se
olvide de su adscripción de género. Ocurre eso en el momento que bajo la
apariencia de frases corteses que destacan sus características femeninas por
encima de sus cualidades como política, sus “encantos eróticos” por sobre de
su esencia como persona, cuando, en fin, se la minimiza, se la banaliza dando
por hecho que lo importante no es lo que dice sino lo guapa que es y el peinado
y el maquillaje que luce. Ocurre cuando se interpretan los colores de su
vestuario en clave simbólico-sentimental, cuando se la llama “la novia de
Francia”, por ejemplo, o cuando se recurre machacona e insistentemente a su
encanto y su refinado charme francés. Mientras, con Hillary Clinton ocurre,
precisamente, lo contrario. Sus cronistas caen en la más flagrante descortesía
lingüística, machacándola sin piedad en base a su supuesta ambición política
(algo loable en cualquier candidato masculino) y su poca preocupación aparente
por seducir mediante los encantos y ardides femeninos, los mismos que se le
critican a la candidata francesa.
Centrándonos en Ségolène, es seguro que la unión de su indiscutible
belleza con su procedencia geográfica colaboró en mucho a despertar el
imaginario de los periodistas (hombres y mujeres), que la consideraron desde un
principio digna representante de la feminidad gala:
(28)
Royal contaba como arma con su novedoso charme y su asamblearismo... (La
Vanguardia, 14/04/2007)
(el socialismo) trata de sobrevivir en las próximas elecciones presidenciales,
recubriéndose astutamente con la aureola “chic” de Ségolène Royal (ABC,
21/03/2007)
Ségolène Royal para seducir a los electores alcanza cotas de notable
refinamiento (La Vanguardia, 16/04/2007)
(...) cuando las bases del partido se inclinaron ante el encanto de Ségolène Royal
(El Universal, 19/04/2007)
352 •
Ester Forgas Berdet
En Ségolène Royal, además de la feminidad, destacan su regionalismo y sus
hondas raíces francesas (La Vanguardia, 21/04/2007)
La opinión pública –la opinión publicada– en su afán por destacar las
“cualidades” que adornaban a la candidata gala (¿suponían acaso que eran
decisivas a la hora de gobernar un país?) no dudaban en compararla
–haciéndole un flaco favor y destrozando, de paso, su imagen política– con las
más rutilantes estrellas del universo mediático:
(29)
La candidata del PS ya tuvo éxito en conseguir un triunfo envidiable: sus
compatriotas la eligieron la sexta mujer con más sex-appeal, por encima de Kate
Moss, Naomi Campbell y Penélope Cruz (El Universal, 16/04/2007)
Ségolène Royal y Sharon Stone tienen varios puntos en común. Ambas son
mujeres que en su madurez se expresan de forma contundente. Ambas son
seductoras y fotogénicas. El cartel electoral de Ségolène Royal que muestra su
rostro en primer plano constituye una fotografía magnífica en blanco y negro
obra de Emmanuel Scrocelletti, el fotógrafo de las estrellas, autor de un libro
sobre Sharon Stone y habitual entre los bastidores del festival de cine de Cannes
(La Vanguardia, 16/04/2007)
Resulta casi imposible encontrar otras referencias a su persona más que
las relativas a su condición de mujer atractiva, que se repite machaconamente al
lado de su nombre, sea cual sea el periódico al que nos dirijamos:
(30)
Con su encanto y con su estilo desestructurado, la candidata recuperó el fervor
juvenil (La Nación, 30/04/2007)
Según esa mujer bella y elegante de 53 años, la política ha cambiado de
naturaleza (La Nación, 23/04/2007).
Ségolène Royal, una mujer de 53 años, madre de cuatro hijos y dueña de una
sonrisa cautivante (El Universal, 22/04/2007)
Royal, una mujer hermosa de 53 años y madre de cuatro hijos (El Universal,
19/04/2007)
La hermosa y popular candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal (El
Universal, 15/01/2007)
Sin embargo, estas mismas aparentes cualidades se tornan armas de
doble filo en la pluma de ciertos comentaristas que necesitan sembrar algo de
cizaña entre tanta florecilla:
Coloquio del Programa EDICE
• 353
(31)
(...) su maestría de comunicación; mezcla del encanto de su sonrisa –se rehizo la
dentadura– y su elegancia sencilla y de cálculo (ABC, 3/04/2007)
Se le acusa de ser “pura sonrisa” (La Nación, 30/04/2007)
Es difícil seguir ocultando que detrás de una rutilante fachada hecha a medida...
(ABC, 17/02/2007)
Uno de los tópicos recurrentes y diferenciadores en el tratamiento que
los medios de comunicación dan a las mujeres y a los hombres candidatos tiene
que ver con la pura apariencia, lo externo, especialmente el vestido, que, junto
con el peinado y el maquillaje, cobra una inusitada importancia en cuanto el
candidato pertenece al género femenino, en el que las referencias a este aspecto
de la personalidad parecen imprescindibles. Aquí también encontramos
notables diferencias entre el tratamiento a las dos mujeres, mientras las
referencias a los vestidos de Hillary son siempre negativas y ridiculizantes,
descorteses “per se”, con Ségolène ocurre lo contrario, de manera que la
apabullante elogiosa insistencia de la prensa en su elegante vestimenta, su
delicado maquillaje, su siempre acertada elección del color del traje, etc., se
convierten en un leit motiv de la campaña, y, en consecuencia, minimizan,
rebajan y banalizan, como hemos dicho, el contenido político de sus
actuaciones, socavando muy sutilmente su credibilidad como posible gestora
pública.
(32)
Con su sonrisa permanente, maquillada sutilmente y vestida con su chaqueta
blanca fetiche (ABC, 3/04/2007)
Casi dos horas después del cierre de los colegios electorales Royal, vestida con
un impecable traje de dos piezas de color blanco y luciendo su mejor sonrisa (El
Universal, 23/04/2007)
El blanco refleja lo puro y sin mácula, de acuerdo con la imagen que la candidata
reivindica implícitamente (La Vanguardia, 16/04/2007)
Ni siquiera en el momento final de las votaciones quedó fuera del
espacio mediático su condición de mujer, recurriendo, incluso, a metáforas de
desagradable regusto sexista:
(33)
Había votado poco después de mediodía con un semblante radiante y confiado,
vestida de blanco para su gran boda con Francia (La Vanguardia, 23/04/2007)
A mayor abundamiento, y para destacar aún más su pertenencia de
género y, casualmente, diferenciarla de la otra candidata que aquí tratamos, de
354 •
Ester Forgas Berdet
Hillary Clinton, la aspirante francesa vestía casi unánimemente falda. Frente a
los pantalones omnipresentes de Hillary las cortas y sugerentes faldas de
Ségolène. Vale la pena detenerse en la incomprensible –a nuestro entender–
insistencia de los medios de comunicación escritos –y gráficos– en destacar esta
característica:
(34)
Ségolène Royal, bella, con cuatro hijos y pareja de hecho según la ley, ha
realizado su campaña electoral en falda (El Universal, 24/04/2007)
No caben más disparates sexistas –puro ejercicio de descortesía
camuflada– en un párrafo. La imagen social de una valiosa política aspirante a la
presidencia de Francia resumida en cuatro hitos: su aspecto, su familia, su vida
sexual y su vestido.
¿Importará eso a alguien que no sea al periodista y su sesgada visión?,
nos preguntamos. Pero es que, además, este periódico mexicano parece tener
una especial fijación en el atuendo que expresa –para el periodista– la esencia de
la feminidad, puesto que definía ya a la política gala como una mujer que pocas
veces porta pantalones y prefiere la falda y es la compañera, con hijos, de otro socialista
(07/03/2007) e insistía en la identificación entre atuendo y género, en otro
inspirado ejercicio retórico: Las faldas turban, al parecer, a los elefantes misóginos
(16/03/2007)
Incluso un periódico de la categoría de El País sucumbe a la tentación y
le dedica todo un artículo El look de Ségolène Royal, 20/04/2007 a la importante y
decisiva cuestión vestimentaria: “entre sus imprescindibles están las faldas a
media pierna (no suele ponerse pantalones) y los vestidos hasta la rodilla,
combinados con chaquetas de media manga”.
Pero, por lo visto, no solamente era la prensa escrita la que no olvidaba
en ningún momento la condición femenina de la aspirante y sus hábitos
vestimentarios, ya que incluso en el debate televisivo entre los dos candidatos,
que causó gran expectación en Francia y fue seguido por millones de
espectadores, “el flanco de la mesa ubicado frente a las cámaras estará cubierto
para impedir que se vean las piernas”, según informó previamente La Nación,
10/04/2007.
Veamos ahora, como hemos apuntado, que con Hillary Clinton ocurre
algo muy distinto. Uno de los últimos escándalos en referencia a su apariencia
se dio cuando la senadora rechazó una tentadora oferta de la revista Vogue para
que apareciera en la portada del mes de febrero de 2008. La tesis de Hillary para
no posar para la revista fue la del temor a “parecer demasiado femenina”. La
pobre Hillary consideró que eso representaría una concesión a su lado
Coloquio del Programa EDICE
• 355
femenino que desanimaría a sus votantes; pero con lo que no contaba era con
que el que finalmente sí apareció fue precisamente Barack Obama.
Es cierto que la vestimenta preferida de Hillary es el traje-pantalón,
usado, según algún venenoso comentario periodístico para esconder el tamaño de
sus muslos, de sus caderas y tobillos. Según este periodista, la senadora
(35)
convirtió su insustituible traje sastre de pantalón en uniforme de batalla para su
vida política, e incluso ella habla de su vestimenta como símbolo de
masculinidad: “No hay duda de quién llevará los pantalones en mi Casa Blanca.”
(Notimex, 5/03/2008, 11:13)
Desde luego que las burlas sobre la apariencia física y la vestimenta de
la señora Clinton no son tema nuevo para los medios de comunicación, las
críticas a sus omnipresentes trajes sastre con pantalones y a su dudoso gusto
eligiéndolos no son nuevas, ya que, según El Periódico, 22/01/2008, los analistas
de estilo aseguran que a su lado Condoleezza Rice, fiel a los trajes tweed de Chanel, parece
una fashion victim. En el mismo periódico se explica que
(36)
Cuando Hillary Clinton decidió pasarse a la política activa se despidió de los
colores y los complementos que usó en sus años de primera dama. La aspirante
a candidata siempre utiliza en sus apariciones públicas los tonos oscuros y el
cabello retirado de la cara.
Como hemos dicho, la apariencia de Hillary es la otra cara de la
moneda de Ségòlene, puesto que se la ha llegado a llamar en su propio país “la
Hugo Chávez con traje”, e incluso ella misma ha reconocido en ocasiones su
pésimo gusto, no sabemos si como uno más de sus asumidos contra-valores de
género:
(37)
la senadora Hillary Clinton tiene también tiempo para reírse de algunos de los
peores trajes que ha vestido en su vida. La revista US Weekly publicó este
viernes un reportaje, de cuatro páginas, en el que la ex primera dama comentó
algunos de los trajes que ha vestido desde su época de estudiante en la década de
los años 60. Titulado “Hillary Clinton: mis peores modelos de todos los
tiempos” (La Nación, 29/07/2007)
Es posible que el no destacar su condición femenina fuera uno de los
ardides políticos de quien pretendía sentarse algún día en el despacho oval, pero
quizá no tuvo en cuenta que en política ciertos gestos podían volverse en su
356 •
Ester Forgas Berdet
contra, sobre todo teniendo oponentes como el senador Spencer, su
contrincante en el Senado, que adelantó antes de sus debates con Hillary que iba a ser
agresivo verbalmente con ella, “aunque no quiero llamarla lesbiana” (20 Minutos,
27/08/08).
Sin embargo, parece ser que en los últimos tiempos se había intentado
dar un vuelco a esta imagen estereotipada con algunos detalles significativos.
Por ejemplo, con el rumor que recogía 20 Minutos 27/08/08 de que la demócrata
Hillary Clinton se ha gastado “millones” en cirugía estética, o por medio del
“escandaloso” escote –en realidad un botón de chaqueta algo bajo– que lució
(¿contagiada por Angela Merkel?) en su discurso en el Congreso, y que hizo
exclamar al Washington Post: ¡Ultimo momento! ¡Hillary Clinton es mujer!, ya que,
como comentaba en Madrid Nuevo Digital Javier Monjas 01/08/07:
(38)
Hillary fue una mujer que, como primera dama, “llevó vestidos que eran
femeninos y elegantes” pero nunca nada parecido a algo “sexy”. De hecho, con
el Oscar de la Renta que lució durante la ceremonia de toma de posesión del
segundo mandato de su marido, la entonces primera dama ocultó los ligeros
atrevimientos del traje con un contundente collar que la hizo aparecer casi
“victoriana”.
El caso es que la gota que colmó el vaso de la contrapropaganda a
favor de la feminidad de la aspirante fue el busto en que aparecía representada de
forma realista, con una mirada altiva, la clavícula al descubierto y los senos desbordantes de
un escote bajo de encajes para “retratar su poder sexual, que algunas personas consideran
amenazante” 9 . El propio escultor, Daniel Edwards se excusaba diciendo que la
intención del busto no era hacer un comentario político sino “revelar a Hillary Clinton
como una mujer en todos los sentidos de la palabra” (20 Minutos, 27/08/08), con lo
que no hacía sino que dar más verosimilitud a las acusaciones de sus
contrincantes sobre su falta de feminidad.
Referido, por último, a su verdadero aspecto físico leemos en El
Periódico 21/01/2008 que
(39)
Más recientemente, el discreto terremoto mediático y analítico lo provocó una
fotografía de Associated Press, donde las ojeras y arrugas de una Hillary Clinton
Recogemos, en este sentido, las palabras de la actriz Sharon Stone de que “puede sonar raro,
pero una mujer debería esperar el ocaso de su sexualidad para lanzarse. Hillary aún tiene poder
sexual, y no creo que la gente lo acepte. Es muy amenazador”.
9
Coloquio del Programa EDICE
• 357
sin maquillar dejaban en evidencia los efectos de una frenética campaña en una
mujer de 60 años.
Algo que el diario, con muy buen criterio, juzga desconsiderado, ya
que, como apostilla, no hay imágenes así de los candidatos masculinos de ninguno de los
dos partidos.
2.2
Su condición femenina: el hecho de ser mujer
Lo que definitivamente ha parecido interesar por encima de todo a la
prensa en el caso de las mujeres políticas es precisamente eso, el hecho de ser
mujeres. La cuestión de género ha planeado por sobre de cualquier otra a lo
largo de sus carreras presidenciales. No ha habido artículo, noticia u opinión en
la que se obviase el comentario sobre su condición femenina. Y no solamente
han sido los periodistas, sino también los colegas los que se han aferrado a la
diferencia.
Si nos referimos a Ségolène Royal, podemos empezar por Zapatero,
que consideraba “decisivo” que una mujer pueda ser elegida presidenta de Francia (La
Vanguardia, 16/04/2007), siguiendo por las inevitables y tediosas referencias de
género, omnipresentes en los medios de comunicación durante la campaña
electoral francesa:
(40)
Royal, la primera mujer con posibilidades reales de llegar al Elíseo (El Universal,
14/01/2007)
La primera mujer con opciones de llegar al Elíseo (La Vanguardia, 19/04/2007)
¿Una mujer para pilotar Francia? (La Vanguardia, 20/04/2007)
Una mujer tras el Elíseo (La Nación, 22/04/2007)
De derecha, de centro o de izquierda, el futuro jefe de Estado (¿o será una jefa
de Estado?) (El Universal, 22/04/2007)
Ségolène Royal, la primera mujer en Francia que, desde ayer, tiene serias
posibilidades de ocupar el Elíseo, el emblemático palacio que sirve de sede a los
presidentes de Francia (El Universal, 23/04/2007; véase el sutil juego del
masculino genérico)
Por primera vez una mujer, Ségolène Royal, candidata del Partido Socialista,
pasa a la segunda vuelta para disputar la presidencia del país (El Universal,
24/04/2007)
Pero no pensemos que es únicamente propio de la prensa hispana esta
obsesión por destacar su identidad de género. En su propio país, la liberal y
progresista Francia, el mismísimo ex ministro socialista Laurent Fabius al
358 •
Ester Forgas Berdet
plantearse la candidatura de Ségolène Royal se había atrevido a ironizar con un
“¿Y quién se ocupará de los niños?”, según relata La Nación 23/04/2007. Y ya
el propio Sarkozy, había frivolizado sobre estos aspectos al ser preguntado
sobre la dificultad suplementaria de enfrentarse a una mujer, respondiendo que
aunque es una dificultad añadida, “también es algo novedoso y añade un cierto
picante a esta campaña” (El Mundo). Otro francés, Jean-Pierre Raffarin, decía
de ella que “seduce de lejos e irrita de cerca”, según ABC 03/04/2007, y, en
este mismo sentido, recoge La Vanguardia 18/04/2007 que Le Monde escribía
que “un presidente debe ‘tener cojones’ y, claro –apostillaba el periódico
catalán– que Royal no los tiene”. Y para demostrar que ni las mismas mujeres
francesas quedaron libres del influjo sexista, leemos en el ABC 12/02/2007 que
su compatriota, la cantante François Ardí, declaró al respecto: “La preferiría
menos atractiva en el terreno de la imagen y más coherente, menos demagógica
en el terreno de las ideas”.
Veamos, finalmente, un retazo de un largo artículo de la Tribune de
Genève 20/04/2007, reproducido por La Vanguardia y titulado: ¿Una mujer para
pilotar Francia? en el que queda bien claro que “ser mujer” es la principal y
omnipresente cualidad del personaje:
(41)
¿Francia va a dar un paso histórico el próximo domingo propulsando una mujer
a la segunda vuelta de la elección presidencial? Nada está seguro, ya que los
sondeos dan a los cuatro candidatos principales, Sarkozy, Royal, Bayrou y Le
Pen, una apretada intención de voto. La única mujer de este cuarteto, Ségolène
Royal, puede ser apartada como lo fue Lionel Jospin hace cinco años. ¿Francia
no está madura para aceptar ser dirigida por una mujer? Difícil de creer. Aparte
de algunos machos primarios, nadie seriamente afirma que una mujer no sea
apta para dirigir un país.
Mujer, sexualmente atractiva y madre. He ahí los tres pilares que
sustentaban, según la prensa, las cualidades políticas de la candidata a la
presidencia en uno de los más importantes países del mundo occidental. Buen
ejemplo, para el resto del orbe.
Por otra parte, es posible, también, que la misma Ségolène Royal
apoyara este tratamiento, pensando que le convenía no desaprovechar sus
recursos, ya sea la elegancia, la belleza o la maternidad; o al menos así se
desprende de la frase. “Es una madre quien les habla”, que parece repitió en sus
discursos siempre que lo creyó oportuno, y de los posados que protagonizó en
la prensa junto con sus hijos, principalmente para revistas como Elle o ParisMatch, destinadas a un público femenino. Pero aún siendo así, lo que merece la
pena destacar es el hecho de que si esta condición resulta aprovechable desde el
punto de vista del márqueting electoral demuestra palpablemente lo que tiene
Coloquio del Programa EDICE
• 359
de inédito, de revulsivo social, aún en una de las sociedades más avanzadas del
siglo XXI, que una mujer atractiva, elegante y madre de cuatro hijos, ose
competir con un varón en la palestra política.
Ante las abundantes referencias a su condición femenina, la misma
Ségolène Royal denunciaba públicamente la poca consistencia de muchas de las
acusaciones de sus detractores: “Si me hace ese tipo de ataques personales es
porque no tienen gran cosa que reprocharme” (La Vanguardia, 26/02/2007),
proclamaba, señalando, de paso, que a un hombre con su trayectoria –diputada,
ministra y presidenta regional– no se le harían este tipo de críticas.
Críticas a veces explícitas pero muchas otras veladas, porque hay
palabras –verbos, sustantivos o adjetivos– que aunque se relacionan
directamente con la carrera política, como seducir, manipular, ambición, etc. su
desmesurado empleo en torno a las mujeres políticas debe analizarse en clave
cuantitativa, ya que se usa y abusa de términos parecidos en lo que a ellas se
refiere:
(42)
Para la candidata socialista, el de ayer fue el punto culminante de sus intentos de
seducir al electorado centrista (La Nación, 09/04/2007)
Royal, de 54 años, convirtió su condición de mujer en un arma estratégica (La
Nación, 06/05/2007)
El mérito de Ségolène Royal es que hace apenas un año y medio nadie sabía
nada de sus ambiciosos planes (La Vanguardia, 24/04/2007)
Ségolène, que ha explotado a fondo la carta de género y su faceta de madre de
familia numerosa, es dueña de un estilo personal y de encanto (La Nación,
22/04/2007)
Como resumen, citemos el artículo de El País en que hablando de la
omnipresente cuestión de género que envuelve las campañas de las mujeres
políticas afirmaba que “Ségòlene Royal, la candidata socialista a las elecciones
presidenciales de Francia, ha sido beneficiaria y víctima a la vez del rol
tradicional asignado a las mujeres”. Por su parte, el caso de Hillary Clynton es
especialmente significativo en algunos aspectos. A la candidata a la nominación
demócrata se la ha atacado precisamente por razones diametralmente opuestas
a las de Ségolène Royal. Para la mayoría de la prensa hispana, Hillary es atacable
no por sus características “de género”, sino, precisamente, por no tenerlas, por
no representar tan idóneamente el tarro de las esencias femeninas, como su
colega francesa.
Por una parte, como en el caso de todas las mujeres políticas, no se ha
cesado de recordar su situación familiar, al referirse a ella siempre como “la ex
primera dama”, pero, por otra parte no se ha desaprovechado ocasión de
reprocharle, de paso, su trabajo como tal. Destacamos un párrafo de un
360 •
Ester Forgas Berdet
periódico “serio” como El País, en el que no solamente se insiste en ese aspecto
sino que se la ridiculiza, minimizando sus logros políticos
(43)
La ex primera dama no para de presentarse ante las cámaras como si fuera una
obrera de fábrica a la que gusta salir de cervezas y hablar de béisbol. La verdad
es que es una multimillonaria que pasó ocho años en la Casa Blanca cenando y
bailando con reyes y presidentes, y que su pasatiempo favorito consiste en
atomizar informes sobre el sistema sanitario de su país (17/05/2008).
Evidentemente, la candidatura de Hillary Clinton ha tenido una
trayectoria ambivalente en este aspecto. Aunque era indudable la importancia
de que una mujer, por vez primera, optase al gobierno de un país que gobierna,
a su vez, al mundo, la propia actitud de Hillary, que ha soslayado el tema de su
feminidad en la mayoría de sus discursos (Obama no era el candidato de la
negritud como Hillary no lo era del feminismo), ha jugado en su contra, tanto
como el hecho de que su oponente representara a su vez otra minoría oprimida
históricamente:
(44)
Barack Obama ha hecho historia al convertirse en el primer político
afroamericano en ser elegido como el nominado (El mundo, 4/06/2008)
Así pues, en relación con la contienda francesa, el hecho de que a
Hillary no se la viera (ni ella se presentara) como un prototipo de feminidad
–algo que, según algunos analistas hubiera sido mucho más aceptable, por
menos peligroso 10 – ha hecho que la cuestión de género, aunque presente,
quedara esta vez más diluida.
Por otra parte, cuando Hillary ha mostrado comportamientos o
reacciones consideradas típicamente femeninas, la prensa se le ha vuelto otra
vez en contra, acusándola esta vez no de frialdad y cálculo, sino de impostura y
manipulación. En un artículo mordaz con el título de Las lágrimas de Hillary
Clinton, leemos en El Mundo 9/01/2008:
(44)
La senadora Hillary Clinton mostró su rostro más humano durante un acto en
New Hampshire, a sólo unas horas de las primarias en el “estado de granito”.
10 Estamos completamente de acuerdo con Daniel Innerarity cuando escribe en El País del
8/03/2007: “A lo que más tememos los hombres no es a una mujer, mucho menos si es mujermujer; lo que más nos incomoda es un individuo”.
Coloquio del Programa EDICE
• 361
Con los ojos llorosos y la voz quebrada, la ex primera dama reconoció las
dificultades de la campaña presidencial y pidió el apoyo a sus seguidores.
Y en el mismo periódico, unos meses después, se insiste en el episodio,
dudando descaradamente de su veracidad:
(45)
Cierto es que el mundo ha podido juzgar las dotes interpretativas que ha
mostrado Hillary Clinton en muchas fases de la campaña. Las lágrimas o las
historias fantásticas, como la del fuego cruzado en Bosnia, han influido y mucho
en la campaña presidencial de la senadora de Nueva York (El Mundo,
26/03/2008)
Tanto empeño se ha puesto en descargar de “género” la imagen de
Hillary Clynton que incluso desde las instituciones públicas se ha obviado la
importancia que hubiera tenido la existencia de una mujer como futura
presidenta de los EEUU. Veamos, si no, el lamentable escrito de Pepe Blanco,
Secretario del Partido Socialista –partido que antes jaleaba a Ségòlene por ser
mujer– olvidando por completo las reivindicaciones históricas feministas en pro
de las racistas, igualmente defendibles, pero no únicas:
(46)
Cuando, hace unos meses, se recibió en el PSOE la invitación para participar en
agosto en la Convención del Partido Demócrata, ya les avancé a mis
colaboradores que iría representando a los socialistas para apoyar un hecho
histórico en ese país: por primera vez un negro como candidato y, estoy
convencido, como primer presidente de los Estados Unidos de América
¿Piensa el Secretario del PSE, quizá, que no hubiera sido también
“histórica” la presencia de una mujer en ese puesto? ¿Descuido? ¿Machismo
subliminal? Que cada persona juzgue por sí misma.
Afortunadamente no todos los analistas opinan lo mismo, y la
importancia de su condición femenina ha sido bien valorada en distintos
medios:
(47)
Clinton, por otra parte, ha abanderado un combate –la ascensión de las mujeres
al poder– no menos esperanzador que el que, por razón de su piel, encarna
Obama (La Vanguardia, 5/06/2008)
(...)En cuanto a Hillary, le queda el consuelo de haber sido la primera mujer que
tuvo una posibilidad real de ser presidenta de los Estados Unidos (ABC,
5/06/2008)
362 •
Ester Forgas Berdet
Pero el desapego –real o ficticio– de Hillary por su imagen de género le
ha pasado factura. Leemos en una entrevista de La Vanguardia 8/03/2008 a
Mary Lou Quinlan, fundadora de Just Ask a Woman y experta en marketing
para mujeres, que “La mujer es Obama”. En ella asegura que “Hillary es una
formidable persona, pero una líder del siglo pasado: para que la tuvieran en
cuenta en un mundo de hombres ha acabado asumiendo los valores de los
hombres”. En consecuencia, argumenta que “las mujeres de este siglo votamos
al candidato –hombre o mujer– que hace suyos los valores femeninos, pero no
sólo porque esos valores sean femeninos, sino porque son los valores del
futuro”, para terminar sentenciando: Soy americana: admiro a Hillary, pero votaré por
Obama porque es más femenino.
¿Se puede hablar más claro? La idea cuajó, y en algún otro medio,
como El Periódico, se preguntaban: ¿Quién es “demasiado masculino” en esta
historia?, para responderse acto seguido: No hace falta desgranar cuál de los dos
candidatos demócratas recibió el mote de Obambi, de inequívoca asignación cromosómica
refiriéndose a las cualidades no especialmente testosterónicas de Obama,
aunque la cita, naturalmente, afrentaba más a Hillary, al insistir en su
desvinculación mediática de las cualidades que “adornan” a su género. Aunque
hemos de reconocer que en esa trampa caía ella también, mostrando –según El
periódico 5/06/2008– un paternalismo –que no maternalismo– de los más patronizing,
hacia quien siempre ha tratado como un enclenque. Como hacía también en
declaraciones como las siguientes, hechas en un mitin en Filadelfia:
(48)
Sé que algunos de los partidarios de mi rival y él mismo se están quejando sobre
las preguntas severas. Bueno, después de haber estado en la Casa Blanca ocho
años y al saber lo que pasa en términos de presiones para el presidente, eso no
es nada (El Mundo, 19/04/2008)
La mala suerte histórica de la primera mujer que tenía verdaderas
posibilidades de llegar a la Casa Blanca ha sido la de no tener que enfrentarse a
un prototipo masculino –tipo Bush o Reagan– sino a un representante de la
minoría oprimida que, para mayor abundamiento, había asumido mejor que ella
los roles femeninos de género.
Algunas de sus defensoras, veían, sin embargo, en el rechazo a Hillary
la última maniobra del androcentrismo demócrata, como la afroamericana
Wattleton, que opinaba en La Vanguardia “En esta campaña hemos visto que
es más aceptable ser abiertamente sexista que ser abiertamente racista”, o la
escritora Erica Jong, amiga personal, que sentenciaba: “Hoy estoy triste, mucho
más de lo que me esperaba, porque no veré nunca a una mujer en la Casa
Blanca [...] Si una candidata formidable y competente como Hillary puede ser
Coloquio del Programa EDICE
• 363
derrotada por un hombre de mucha menos experiencia pero más joven,
ninguna otra lo conseguirá” (El Mundo, 5/08/2008).
En nuestra prensa, la periodista Pilar Rahola concluía, en este mismo
sentido, que
(49)
No ha perdido por ser mujer. Pero, por ser mujer, quizás no ha ganado (La
Vanguardia, 10/06/2008)
En conclusión, podemos estar de acuerdo con el columnista de El País
8/03/2007 cuando escribe:
(50)
Cuando la presencia de la mujer en la política no se justifica en términos de
igualdad sino de diferencia residenciada en el género, se consagra un rol
femenino que juega unas veces a favor y otras en contra de las mujeres, pero que
siempre termina perjudicándolas (...) En una sociedad en la que siguen vigentes
los lugares comunes del sexismo, lo mismo que le supuso una ventaja inicial (ser
una mujer) puede convertirse en su mayor inconveniente.
3
Dos casos contradictorios pero paradigmáticos
Hemos visto claramente cómo dos prototipos de género, opuestos en
casi todo, han salido perjudicados en las urnas gracias, en parte, a que en un
sentido o en otro su condición de mujer ha pasado por encima de su condición
de persona política. Lo que ha perjudicado a Ségolène no ha beneficiado a
Hillary, es más, ambas han perdido porque sus adversarios, y muy
especialmente los media, han cambiado diametralmente de óptica al juzgarlas,
eso es, han vilipendiado a una, Ségolène, con los argumentos totalmente
opuestos a los que les han servido para hundir a la otra: se ha criticado y
ofendido directa o indirectamente a Ségòlele Royal por ser “demasiado” mujer,
y a Hillary Clinton, al contrario, por serlo demasiado poco.
Ante esta constatación sólo cabe preguntarnos: ¿qué hay debajo de
todo eso? Bajo una inocente capa de cortesía lingüística o con abierta
descortesía, elogiando sesgada y ladinamente en una lo contrario de lo que
recriminaban a la otra, los medios de comunicación han conseguido lo que
sospechamos que pretendían en el fondo: ni más ni menos que excluir una vez
más a una mujer de un cargo presidencial en una democracia moderna.
¿Con qué procedimientos léxicos, sutiles o descarados, se obtiene el
descrédito de una candidata?
364 •
Ester Forgas Berdet
En el caso de la candidata francesa, el tono, el léxico y, lo que es peor,
el sentido de los artículos laudatorios nos conducen a la pregunta que encabeza
esta Comunicación: ¿es cortesía o descortesía la imagen que transmiten?,
¿preservan estos comentarios la imagen positiva de una candidata a presidenta,
o más bien la destruyen?, ¿no es eso –como decíamos al principio– lo que se ha
venido en llamar cortesía fingida o sarcasmo?
En el caso de su compañera americana, las continuas insinuaciones
sobre su escasa feminidad y las burlas y sospechas de falsedad en cuanto
adoptaba un rol acorde con su género se han mostrado abiertamente
descorteses para con la candidata, socavando y deteriorando su imagen de
política honesta y eficaz.
Básicamente, como hemos señalado, los procedimientos léxicos
concretos empleados en uno y otro caso han sido los valorativos sesgados de la
falsa cortesía patriarcal que besa la mano para poder después cortarla, por una
parte, y las insinuaciones insidiosas, por la otra, además de algunos giros
discursivos sutilmente discriminatorios, plagados de ciertos valorativos a veces
directos y en ocasiones velados –sustantivos, adjetivos o adverbios– que han
servido al periódico para anclar al personaje en un bajo nivel, nada acorde con
el de una personalidad política.
Veamos, sino, algunos ejemplos muy sencillos de valorativos
descorteses, tanto de una como de otra candidata, siguiendo unos
procedimientos paralelos. Si nos fijamos en Ségòlene, veremos que incluso
cuando se pretendía elogiar a la política, el tono de los comentarios y algunos
elementos léxicos no nos dejaban olvidar que nos encontrábamos ante un
personaje político que, ante todo y por encima de todo, era una mujer:
(51)
La candidata socialista respondió con soltura a las preguntas y a veces hasta se
mostró combativa (El Mundo, 21/02/2007)
Hemos de deducir de estas palabras que responder “con soltura” es
algo destacable en una mujer política (¿y en un varón?), y que mostrarse
combativa “a veces” requiere, para su comprensión exacta, del adverbio
“hasta”, equivalente, aquí, a un “incluso” que señala la culminación de una
actitud –según insinúa el periodista– nada acorde con su género.
Podría pensarse que algunas de estas “perlas” respondían a la
orientación política del periódico en cuestión, pero para demostrar que ciertas
actitudes viscerales no dependen de la ideología sino del androcentrismo que
todo lo recubre, podemos ver cómo un diario considerado serio en estas
cuestiones como El País tampoco se resistió a los “encantos femeninos” de
Royal, puesto que escribía en titulares el 20/04/2007
Coloquio del Programa EDICE
• 365
(52)
La candidata socialista a las presidenciales francesas se ha destacado de sus
opositores gracias a un estilo sobrio pero alegre
un comentario que daba por sentado que el “estilo” de Royal (¿es
alegre el estilo de los grandes políticos europeos?) y no el contenido de sus
propuestas políticas era la base de su éxito.
Y hablando de valorativos no podemos dejar de reseñar uno de los
muchos ejemplos de “cortesía envenenada” que adornaron el camino de la
candidata francesa, en el que queda resumido fehacientemente el discriminativo
empleo del lenguaje, mediante la inclusión de los adjetivos referidos al
candidato masculino y a su oponente femenina
(53)
Los franceses quedaron enfrentados ayer a un duelo inédito entre la hermosa
candidata socialista de 53 años y el temido político conservador de 52 años (El
Universal, 24/04/2007)
Menos mal que en el mismo periódico se aceptaba, con un tímido
“también”, la posibilidad de que, además de sonreír, la candidata pudiera
mostrar atisbos de racionalidad
(54)
Sonreír, arma secreta que embrujó a la nación (...) Su inteligencia y combate a los
“elefantes” del PS también favorecen su éxito (El Universal, 16/04/2007)
Y en el caso de Hillary, de la que no se podía dudar de su demostrado
valor como política, el lenguaje empleado trataba siempre de jugar a la
contrapartida de cualquier elogio que mereciera:
(55)
Fue un discurso pensado y calibrado, pero mucho menos frío de lo que en ella es
habitual (El Periódico, 28/08/2008)
Nacida en 1947 en Chicago, se crió en un hogar estricto, donde se le exigía lo
máximo como rutina, lo que le hizo desarrollar un carácter de hierro, racional y,
según algunos, calculador (El Mundo, 7/06/2008)
Y destinadas a ella se destilaron también perlas sexistas del tipo de las
del comentarista de ABC 22/05/2008, que recurría a la metáfora subliminal del
“cuento de la lechera”, para que no olvidáramos la pertenencia de la candidata
al género femenino, el gran protagonista de los cuentos infantiles (la mujer
siempre eternamente ligada a la infancia) más simplistas:
366 •
Ester Forgas Berdet
(56)
Recuerda un poco el cuento de la lechera (...), incluso entonces, Hillary Clinton, esa
mujer bregada, tan dura, tan convencida de sí misma, seguirá creyendo en los
milagros y esperando uno.
En resumen, siempre se ha dicho que no hay mejor prueba de sexismo
que la de jugar al contraejemplo; por lo tanto, si procedemos a aplicar a todos y
cada uno de los ejemplos precedentes dicho juego comprobaremos con
facilidad que ningún periódico serio ni ningún periodista que se precie al hablar
de un varón aspirante a presidente de un país occidental ha aplicado los
adjetivos, adverbios, símiles y metáforas que hemos analizado en este estudio. Si
esto es así, es que hay, por lo tanto, discriminación. Y si bien la discriminación
tiene dos polos, en este caso, como siempre ocurre en las cuestiones de género,
se trata inexorablemente de una discriminación negativa hacia las mujeres que
se dedican a la política.
Como hemos comprobado hasta la saciedad, tanto si las palabras que
se dirigen a una mujer aspirante al más alto cargo de gobierno de su país están
recubiertas de empalagosa cortesía sexista (caso de Ségòlene Royal, Cristina
Fernández y Benazir Buttho), como si son simplemente descorteses,
generalmente con alusiones directas a su escasa representatividad de género
(caso de Hillary Clinton, Ángela Merkel y Michele Bachelet), el trasfondo es el
mismo: un heredado, ancestral y arraigado androcentrismo –muchas veces
inconsciente– que sufrimos los hombres y mujeres de nuestra sofisticada
sociedad actual, androcentrismo y sexismo que nos cuesta tanto desechar, y, lo
que es peor, que muchas veces no logramos, ni siquiera, identificar.
Por fortuna, una vez más, el estudio del lenguaje y el análisis del
discurso humano se ha revelado también en esta ocasión como la mejor y más
certera herramienta para el conocimiento de nuestros muchos prejuicios y de
nuestras pequeñas o grandes mezquindades, contribuyendo con ello a la
evaluación individual y colectiva de la sociedad.
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Aportación a la historia de la (des)cortesía: las peticiones
en el siglo XVI
Silvia Iglesias Recuero
Universidad Complutense de Madrid, España
Resumen
El artículo es un estudio la necesidad y la posibilidad del estudio histórico de las
manifestaciones lingüísticas de la cortesía. Se discute sobre los enfoques
teóricos más adecuados a tal objetivo y sobre la representatividad de las fuentes
documentales utilizables. El corpus objeto de análisis está constituido por los
actos directivos en dos comedias “celestinescas” del siglo XVI: la Segunda
Celestina de Feliciano de Silva (1537) y la Comedia llamada Selvagia de Alonso
Villegas Selvago (1554) y se describen la concepción ideológica de las relaciones
interpersonales en la época y su importancia a la hora de interpretar los datos.
Se defiende una concepción socio-cultural del concepto de la cortesía frente a
enfoques de naturaleza psicológica universalistas.
Palabras clave
cortesía, historia de la cortesía, pragmática histórica, actos de habla
370 •
Silvia Iglesias Recuero
1
Introducción
El objetivo de este trabajo es mostrar cómo se concibe y se manifiesta
lingüísticamente la cortesía en dos comedias pertenecientes al género
celestinesco (la Segunda Celestina de Feliciano de Silva, 1537 y la Comedia llamada
Selvagia de Alonso Villegas Selvago, 1554) en la primera mitad del siglo XVI.
Forma parte de un proyecto de investigación mucho más amplio y más
complejo sobre la historia de la cortesía lingüística en el español peninsular
desde el siglo XV al XVII 1 .
Antes de entrar en la materia de análisis, dada la naturaleza
mayoritariamente sincrónica de los estudios actuales sobre cortesía lingüística,
parece conveniente abordar, al menos dos cuestiones generales sobre la
investigación histórica en este campo. Por una parte, la relevancia de tal
investigación: es decir, ¿por qué y/o para qué estudiar la historia de la cortesía y
de sus manifestaciones? Por otra, la posibilidad efectiva de tal estudio: ¿cómo es
posible interpretar cabalmente hoy las formas lingüísticas empleadas en una
época pretérita y sus relaciones con la(s) concepción(es) de la cortesía vigente(s)
en tal periodo?
1.1
La relevancia de la perspectiva histórica (diacrónica)
A pesar de las propuestas de autores como Ehlich (1992), Werkhofer
(1992), Watts (1992, 2005), Eelen (2001), y de estudios sobre la historia de la
cortesía en occidente como Elías (1994), Muir (1997), Revel (1991), y de
trabajos concretos sobre actos de habla en el ámbito hispánico de los siglos
XVI y XVII (Moreno, 2003), la perspectiva histórica es la gran olvidada en los
estudios actuales de cortesía, especialmente en el mundo hispánico (Iglesias
Recuero, 2001, 2006) 2 ; pero, como han señalado estos autores, es
imprescindible reivindicarla, ya que, siguiendo la terminología de Eelen (2001),
tanto la cortesía 1, es decir, las conductas –verbales y no verbales– relacionadas
con la gestión de las relaciones interpersonales en las interacciones, como la
cortesía 2, esto es, la descripción y explicación de tales comportamientos (o lo
que hemos denominado los estudios sobre cortesía, en sus diversos enfoques)
1
Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación Gramática, Pragmática y
Discurso en los textos españoles de los siglos XV al XVII, financiado por el MEC (Referencia HUM
2006-05546).
2 Hay que descontar de esta afirmación los estudios sobre la diacronía de las formas de
tratamiento, que son abundantes y muy reveladores (véanse: Iglesias Recuero, 2001, 2006 y
bibliografía citada en 2008).
Coloquio del Programa EDICE
• 371
son productos sociales y, por tanto, inherentemente sometidos a los cambios
históricos: ambas hacen uso de conceptos y herramientas de evaluación y
análisis que tienen su origen, en épocas y sociedades específicas. Como botón
de muestra, basta con recordar el origen histórico concreto de términos como
cortesía, (buenas y malas) maneras, buena criança, buena educación, polideza, policía,
civilidad, urbanidad, la evolución de sus significados a la par del avance de las
sociedades y la polisemia y límites borrosos que presentan (así como las
evaluaciones e interpretaciones, diversas y a veces encontradas, del fenómeno
mismo de la cortesía 3 .
Por otra parte, por su naturaleza inherentemente social, las
concepciones ideológicas que subyacen a la cortesía 1 (conjunto de prácticas o
comportamientos y evaluaciones) están sometidas a la variación, como
cualquier otro producto social; esto quiere decir tres cosas: a) en una sociedad
no hay nunca una sola concepción de cortesía 1, –diversos grupos sociales
pueden tener diversas concepciones– aunque sí suela haber una predominante o
hegemónica (en el sentido gramsciano) (variación social), (b) incluso dentro de
la concepción hegemónica y en el seno de un mismo grupo social, no todos los
miembros tienen por qué adaptar sus comportamientos ni cualitativa ni
cuantitativamente en la misma medida a tal concepción (Spencer-Oatey, 2000)
(variación individual) y c) la evolución a la que están sometidas tales
concepciones y los comportamientos derivados de ellas no suele ser uniforme
(ni en los grupos, ni en las prácticas discursivas ni en el individuo), por lo que
en un momento histórico pueden coexistir, simultánea y contradictoriamente,
varias concepciones (variación socio-histórica).
A ello hay que añadir el hecho importantísimo, señalado por Eelen
(2001), de que la(s) teoría(s) de la cortesía –la cortesía 2– son también productos
sociales e históricos y, como tales, están fundamentadas, con mayor o menor
grado de consciencia por parte de sus autores y a pesar de las afirmaciones de
universalidad y, por tanto de acronicidad, en la(s) concepción(es) socialmente
condicionadas de las relaciones interpersonales y de las normas que regulan
tales relaciones 4 .
El carácter culturalmente determinado de la cortesía y de su análisis
podría ser uno de los factores que influyen en los resultados no siempre
coincidentes de las investigaciones y de la multiplicidad de valores y funciones
que se atribuyen a sus manifestaciones.
Véase, por ejemplo, Rouvillois (2008) para las distintas evaluaciones de las formas de cortesía
desde 1789 a nuestros días.
4 Lo que Elias (1994) elegantemente denominaba la modelación de los afectos propia de cada periodo
histórico.
3
372 •
Silvia Iglesias Recuero
1.2
El método
1.2.1
El corpus
Como ocurre en cualquier campo de la investigación histórica en
lingüística, un problema crucial es el de la representatividad del corpus
manejable. ¿Con qué contamos en la investigación histórica de la cortesía? De
forma muy general, podemos hablar de tres tipos de fuentes documentales:
- interacciones verbales “reales” por escrito, privadas y públicas: cartas,
documentación legal, etc. Esta clase de corpus documentación no
plantea ningún problema especial de representatividad, más allá de las
convenciones de género y registro asociadas a los diversos ámbitos
institucionales e íntimos. A él podríamos unir, con ciertas cautelas 5 , la
trascripción por escrito de interacciones orales, como son las actas de
procesos o de las Cortes.
- manuales y tratados sobre conducta, que, como es bien sabido,
representan más bien los ideales que se pretenden apropiados, esto es,
son más prescriptivos que descriptivos 6 . En la época que nos ocupa
son especialmente relevantes tres: El Cortesano de Baltasar de
Castiglione (1513-1518), el De civilitate morum puerilium de Erasmo de
Rotterdam (1530), y el Galateo de Giovanni della Casa (1558) 7 .
- recreaciones escritas –fundamentalmente literarias– de interacciones
orales: en especial, los diálogos teatrales o novelescos (así como los
comentarios metadiscursivos que aparecen en ellos esporádicamente).
A este grupo pertenece nuestro corpus.
Como se puede suponer, ni el primer tipo de documentación ni el
segundo plantean dificultades diferentes a los corpus actuales semejantes
actuales, con la salvedad, notable, de la lejanía histórica; es el tercero el que
puede despertar más recelos sobre la veracidad con que estarían representadas
las interacciones reales coetáneas. Es imposible desarrollar detalladamente en
este espacio limitado las diferencias entre oralidad y escritura y la imposibilidad
de reproducción absolutamente fiel de los usos orales de la lengua en la
Cautelas relativas a la fidelidad y exhaustividad de la transcripción en épocas pretéritas (véanse,
por ejemplo, Eberenz, 1998 o Cano Aguilar, 1998).
6 Pero como señala Revel (1991: 170), esta no es una crítica insoslayable puesto que “la
representación social de la norma no es menos ‘real’ que lo que de ella conservan los
comportamientos observables”. Por otra parte, los manuales de la época se caracterizan
precisamente por unir datos de la observación real a las normas (Elías, 1994; Morreale, 1968).
7 El Cortesano y el Galateo describen y prescriben lo que se ha llamado concepto cortesano
aristocrático de la cortesía, mientras que Erasmo inaugura una nueva corriente destinada a un
público universal (Elías, 1994; Muir, 1997).
5
Coloquio del Programa EDICE
• 373
escritura 8 . Pero, además de la selección y estilización literaria que sobre la
lengua hablada ejerce la escritura, y más concretamente la escritura literaria 9 , en
la creación artística se aplican otros filtros a la representación de la oralidad
verbal: dependiendo del género literario y la intención del autor, se suele
producir una restricción selectiva de situaciones discursivas, así como un sesgo
de la perspectiva adoptada para recrearlas. Todo ello restringe la naturalidad de
las muestras: lo que nos ofrece el autor son conductas previamente
interpretadas y depuradas en función de una serie de criterios y convenciones
artísticas 10 .
Sin embargo, al lado de tales limitaciones, los corpus literarios poseen
algunas propiedades que los hacen apropiados para la investigación:
- su verosimilitud: lectores y espectadores reconocían los contextos, los
tipos de interacción y la conducta verbal y no verbal de los personajes y
evaluaban la interpretación explícita e implícita que de ellos les ofrecía
el autor (de ellos es ejemplo en nuestro corpus la presencia de
personajes estigmatizados como el rufián o fanfarrón 11 , o las
celestinas 12 en contraste con personajes “aceptables” como los jóvenes
aristócratas, el criado fiel, etc.); en estos casos y en otros, la conducta
hacia los demás, -la (des)cortesía- es uno de los mecanismos básicos de
caracterización de los personajes, y en cuanto tal, representaban la
obediencia o la transgresión (por defecto o por exceso) de las normas
predominantes en la sociedad.
- su naturaleza discursiva: como ocurre en las interacciones reales, en las
literarias los personajes suelen “negociar” a lo largo de varias
intervenciones –o turnos- los actos de habla y su adecuación a las
normas en determinadas condiciones contextuales.
- la variedad de situaciones y de valores sociales en juego: encontramos
en ellas diferentes clases y grupos sociales, con intereses a menudo
antagónicos e interactuando no siempre en armonía.
Véanse, entre otros, Koch y Oesterreicher (2007) y López Serena (2008), así como la
bibliografía en ellas recogidas.
9 Variable según los géneros y sobre todo las épocas: las normas del decoro lingüístico ejercen un
dominio estricto sobre las posibilidades de representación de la lengua oral hasta la novela realista
y naturalista, y aún en ella no se alcanza la “libertad” actual.
10 Véase Bustos Tovar (1996, 1998, 2001) para el análisis de la representación literaria de la
conversación en esta época.
11 Objeto siempre de tratamiento irónico o burlesco por parte del autor y de los personajes de la
obra, en muchos casos por la impertinencia con que se cree con derecho a tratar su amo o a sus
compañeros.
12 Modelo –negativo– de astucia lingüística y de conducta; una de sus características verbales más
importantes es su uso de una cortesía excesiva para con sus superiores y de formas de hablar muy
indirectas.
8
374 •
Silvia Iglesias Recuero
-
su relación dialéctica con las ideologías sociales: las obras literarias se
nutren de ella(s) y las reflejan, pero también tienen repercusiones en su
formación y pervivencia (sobre todo algunos géneros “de masas” como
el teatro o la novela de caballerías en la época, que tanto contribuyó a
modelar y afianzar la cortesía caballeresca) 13 .
Por todo ello, creemos que es legítimo emplear como corpus histórico
textos literarios, siempre que se manejen con prudencia filológica e histórica y
se reconozcan en ellos modelos estilizados o estereotipados de las normas
sociales –representaciones de la imagen que uno o más grupos sociales tienen
de sí mismos– más que calcos exactos de la realidad.
Como anunciábamos al principio, nuestro corpus está formado por las
secuencias en las que encontramos actos de habla directivos, extraídas de dos
obras pertenecientes a las llamadas “comedias celestinescas” en concreto, La
segunda Celestina (1534) de Feliciano de Silva y la Comedia Selvagia (1554) de
Alonso Villegas Selvago. Son textos de género dramático en prosa donde se
representan los avatares de patricios urbanos por conseguir el amor de sus
damas mediante la ayuda de criados y terceras, cuyas formas y hábitos de vida
también aparecen reflejadas en las obras. Se desarrollan en un ambiente
típicamente renacentista, urbano y aristocrático, pero que da amplia cabida
también a las clases bajas y a elementos en los márgenes de la sociedad 14
(relacionados sobre todo con el mundo de la prostitución y el proxenetismo).
Dos son las características del género más relevantes para el estudio de la
expresión lingüística de la cortesía en la época: la primera es que los
protagonistas pertenezcan a la aristocracia urbana, que es el origen y el
destinatario del concepto de cortesía y civilidad renacentistas en su transición
desde los modelos caballeresco-cortesanos medievales, conceptos que están en
la base de las concepciones occidentales actuales (Elías 1994; Revel, 1991;
Ehlich, 1992; Muir 1997); y la naturaleza intrínsecamente interaccional 15 del
género: los personajes se presentan, se descubren y se relacionan mediante la
palabra.
1.2.2
El modelo de análisis
Según lo expuesto hasta el momento, por los objetivos del estudio y
por la naturaleza de los datos manejados, no nos ha parecido conveniente
trabajar con modelos que parten de un principio explicativo único de naturaleza
Véase Cacho Blecua (1996: 197 y ss.).
Menos marginales seguramente entonces que hoy (véanse Maravall, 1976; Gilman, 1978; Fuchs,
1996).
15 Gilman (1978: 306 y ss.) hablaba de la naturaleza profundamente oral de La Celestina.
13
14
Coloquio del Programa EDICE
• 375
psicológica y ahistórica, (como ocurre con el modelo de Brown y Levinson,
1987), para evitar el riesgo de caer en el anacronismo; consideramos más
adecuados modelos –de base sociológica y antropológica– que permitan un
acercamiento a las manifestaciones de la cortesía desde las concepciones
propias de la época y que recojan de manera explícita la complejidad de los
factores sociales y discursivos que intervienen en las interacciones verbales.
Partiremos de la concepción más amplia de la cortesía como ‘gestión de las
relaciones interpersonales’ (rapport management) de Spencer-Oatey (2000) y de la
consideración de la ‘imagen’ (face) como uno solo de los elementos que
intervienen en ella; nos parece fundamental adoptar al menos los otros dos
componentes que propone esta autora, los “derechos y obligaciones sociales” y
los “objetivos de la interacción”, puesto que, como veremos, la selección de
opciones lingüísticas no está determinada únicamente por aspectos relacionados
con la imagen personal, sino por las obligaciones y/o privilegios que conlleva la
pertenencia a una clase social y las expectativas de comportamiento de los
diferentes grupos sociales entre sí, según las concepciones prevalentes en la
época de las relaciones de jerarquía y distancia (asociadas a los roles sociales) y
las intenciones de los participantes. Esta regulación –social– de los
comportamientos nos ha llevado a utilizar también la distinción propuesta por
Watts (1992, y sobre todo 2005) entre politic behaviour (‘comportamiento
socialmente adecuado’) e (im)politeness (‘(des)cortesía’), para dar cuenta de las
conductas que se consideran esperables (y que no se califican –ni implícita ni
explícitamente– como (des)corteses) y aquellas que escapan por exceso o
defecto –con intención estratégica o sin ella– de tales expectativas.
Para la clasificación de los elementos que componen los enunciados
hemos seguido el análisis de Blum-Kulka, House y Kasper (1989) (distinción
entre acto principal y actos de apoyo, apelativos y mitigadores e
intensificadores; tipos de indirección, etc.), porque nos parece la más completa
y homogénea, aunque adaptada a las características propias de la lengua de la
época.
2
El análisis de los datos: tres casos complejos
2.1
Relaciones asimétricas: amos, criados y órdenes
La inmensa mayoría de las directrices emanadas de los amos a los
criados están expresadas mediante enunciados en imperativo sin ningún tipo de
construcción que pueda interpretarse como reparadora o mitigadora de la
imposición; también aparecen formas de futuro en 2ª persona (ejemplos (10),
(11) y (13)) o enunciados con el verbo querer en 1ª persona (ejemplos (3) y (7)).
376 •
Silvia Iglesias Recuero
Suelen ir acompañados del nombre de pila del criado en función de apelativo,
con la función de seleccionar al destinatario. En algunos casos, incluso, la
irritación del amo hace que se acompañen de maldiciones (ejemplo (13)) o
insultos (ejemplo (6)):
(1)
Polandria (a Quincia, criada). Ora déxate desas burlas, y en despertando mi
señora llámanos al jardín; y anda acá, Poncia (Segunda Celestina: 174).
(2)
Paltrana . […] ve tú, Poncia, y tráeme algún paño caliente. […]
Poncia. Señora, he aquí los paños.
Paltrana. Dalos acá (Segunda Celestina: 297).
(3)
Felides. ¡Sigeril! ¡Ah, Sigeril!
Sigeril. Señor, ¿mandas algo?
Felides. Quiero saber qué está hecho en lo que a Pandulfo encomendamos
(Segunda Celestina: 183).
(4)
Felides. Y dame, Sigeril, una espada y una rodela y vamos. (Segunda Celestina:
272).
(5)
Felides (a Sigeril). Ora dame acá de vestir, y ponme bien esa ropa; y tú, Canarín,
di que me ensillen una mula con una guarnición de brocado y, aderaçada,
llámame; y di a Pandulfo que venga acá. Sigeril, dame acá la gorra de medalla del
fenis que se quema […] (Segunda Celestina: 463).
(6)
Felides (a Sigeril). Calla ya, necio, que no dirás palabra que no la conviertas en
necedad (Segunda Celestina: 256).
(7)
Felides. […] ¡Sigeril! ¡Sigeril!
Sigeril. Señor, ¿mandas algo?
Felides. Quiero saber que está hecho en lo que a Pandulfo encomendamos
(Segunda Celestina: 183).
(8)
Flerinerdo (a su criado Velmonte). […] dame, dame presto de vestir […]
Velmonte. ¿Qué vestidos quieres, señor? (Comedia Selvagia: 53).
Coloquio del Programa EDICE
• 377
(9)
Selvagio (a Risdeño). Aderézame, Risdeño, ese lecho, que este mi fatigado
cuerpo el último descanso reciba.
Risdeño. Señor, ya por obra he cumplido lo que de palabra mandaste (Comedia
Selvagia: 99).
(10)
Selvagio (a Risdeño, criado). Pues llama a esos mozos y darnos has a nosotros
dos cotas y dos rodelas (Comedia Selvagia: 209).
(11)
Flerinerdo (a Velmonte). […] ve que me aparejen de comer, que pues veo ser
hora y yo tengo gana, no me será dañoso.
Velmonte. Señor, hecho está, quando fuéredes servido, te puedes sentar.
Flerinerdo. Sea luego, mas tú tendrás entre tanto cuidado de me hacer aparejar el
caballo blanco con el jaez de carmesí, que tengo de salir luego fuera.
Velmonte. Como lo mandas, señor, se hará (Comedia Selvagia: 55).
(12)
Isabela. ¡Cecilia, Cecilia!
Cecilia. Señora.
Isabela. Entorna tras ti esa puerta, y si mis padres por ventura vinieren, házmelo
saber; a los demás védales la entrada.
Cecilia. Así será, señora (Comedia Selvagia: 72).
(13)
Isabela (a Cecilia, que ha hecho una burla). Calla, mala landre te mate, que no es
tiempo agora de reír, y cúbrete tu manto y debaxo lleva lo que pudieres desto
adonde mi ama Valera dixere. Tendrás aviso si alguno te preguntare qué llevas y
por fuerza lo hubiera de saber, que digas que para que se adobe lo llevas.
Cecilia. Señora, así lo hare (Comedia Selvagia: 72).
Dada la relación jerárquica existente entre ambos tipos de participantes
y el contenido de los enunciados, podemos considerar que funcionan como
órdenes (o mandatos) y así los interpretan los criados: “Señor, ¿mandas algo?”
(ejemplos (3) y (7)) es la pregunta que formulan estos cuando sus amos los
llaman. Las estrategias serían, pues, ‘crudamente directas’ (bald on record); tratar
de dar una respuesta a este uso de estrategias sin reparación es ya una cuestión
tradicional en los estudios sobre la cortesía en el ámbito hispánico –sobre todo
del español peninsular–. Dos son las soluciones propuestas habitualmente:
- Se ha defendido que reflejan un desprecio o una falta de interés por la
imagen –positiva y negativa– del inferior y, en este sentido, un abuso de
378 •
Silvia Iglesias Recuero
poder (pues el uso de las estrategias directas es solo permisible en
situaciones restringidas) (al estilo de lo expuesto por Culpeper, 1996).
- por el contrario (como defiende Moreno, 2003, por ejemplo), en
culturas como la española, sería una muestra de solidaridad (en el
sentido de confianza), ya que se produce en contextos de familiaridad o
intimidad (lo que además se vería reflejado en el uso del nombre de
pila), donde no ha lugar sentimientos de amenaza a la imagen negativa.
Creemos que ninguna de las dos propuestas ofrece una respuesta
totalmente satisfactoria. En cuanto a la primera, ya hemos señalado que los
destinatarios de las órdenes ni muestran extrañeza ni se quejan en absoluto de
descortesía en sus amos ante la formulación directa de las órdenes. Por el
contrario, se comportan como si fuera lo esperable en su relación con sus amos,
responden a las órdenes con obediencia: “Como lo mandas, señor, se hará”
(ejemplo (12)), “Así será, señora” (13) y se limitan a cumplirlas 16 .
Por lo que se refiere a la segunda propuesta, y a pesar de que entre
amos y criados se dan por supuestos sentimientos de fidelidad y afecto 17 , no
podemos hablar de solidaridad, en la medida en que tales formas de hablar no
son nunca simétricas: en primer lugar, por lo que respecta al tipo de acto de
habla, no es siquiera imaginable que un criado diera órdenes a su amo –la
orden es un acto de habla intrínsecamente jerárquico; tampoco es nunca
simétrico el uso de apelativos: aunque los criados son llamados o nombrados
por el nombre de pila, se dirigen exclusivamente a sus amos con el apelativo de
respeto, señor-señora 18 ; por último, tampoco hay simetría en lo que concierne a la
formulación lingüística: los criados sólo usan el imperativo muy
restringidamente, sólo en actos clasificados tradicionalmente como directivos
pero que son emitidos en beneficio del destinatario; así los encontramos en
consejos (ejemplos (14), (15), (19), advertencias (ejemplo (16)) 19 , o situaciones
de urgencia (ejemplos (17), (18), (20), (21), (23)):
(14)
Sigeril [a su amo Felides]. Señor, la falta de esperanza te haze desesperar de lo en
quien todo el mundo espera. Mas ¿no has oído tú un proverbio muy antiguo
que dize que quien dineros tiene haze lo que quiere?
La excepción es siempre el fanfarrón, pero este está caracterizado negativamente en estas obras,
como perezoso, cobarde e interesado solo en sí mismo, y no en el servicio fiel (véase nota 8).
17 Estos sentimientos se vinculan a la concepción tradicional de los sirvientes como parte de la
familia (Maravall, 1976) antes de que la relación se interpretara como meramente contractual.
18 Que en su origen es signo de sumisión, real o simbólica.
19 Estos dos tipos de actos de habla están vinculados a la figura tradicional del criado como
miembro de la familia y por tanto vinculada afectivamente a su amo en la búsqueda de la honra y
la dignidad del señor y de la casa a la que sirve y de la que también es representante (Maravall,
1976; Heers, 1989).
16
Coloquio del Programa EDICE
• 379
Felides. Si sé, mas ¿por qué dizes esso?
Sigeril. Dígolo por lo que tengo dicho de lo que con él se compra y se vende; y
pues a ti no te falta, no pongas falta en lo que, para tu esperança, te sobra
(Segunda celestina: 116).
(15)
Sigeril [a su amo Felides]. […] Y en tanto, reposa tú, señor, que no has dormido
esta noche (Segunda Celestina: 123).
(16)
Poncia. Nunca, señora, pongas en aventura las cosas de veras por gozar de las
burlas (Segunda Celestina: 300).
(17)
Poncia. ¡Señora Polandria! ¡Señora Polandria! Llégate aquí y verás un mi
requebrado (Segunda Celestina: 246).
(18)
Poncia. Señora Polandria, corre, corre.
Polandria. ¿Qué es?
Poncia. Es tu esposo (Segunda Celestina: 467).
(19)
Poncia. Señora, daca la mano, no tropieces, y acuéstate y durmamos, que bien lo
hemos menester (Segunda Celestina: 459).
(20)
Risdeño (a Isabela, dama). [..] tomad esta carta que me dio Rosiana para vos
(Comedia Selvagia: 70).
(21)
Risdeño (a Rosiana la hermana de su señor Selvago ante el desmayo deseste).
Mirad, señora Rosiana, que puede ser desmayo; rocialde el rostro y tornará en sí
(Comedia Selvagia: 104).
(22)
Cecilia (a Isabela). Llega, señora, no temas, que es él (Comedia Selvagia: 217).
(23)
Cecilia (a Isabela desmayada). Señora, señora mía, vuelve en ti; acorre al tu
Selvago, si le quieres ver vivo (Comedia Selvagia: 273).
Los consejos y las advertencia estaban están vinculados a la figura
tradicional del criado como miembro de la familia y por tanto ligado
380 •
Silvia Iglesias Recuero
afectivamente a su amo en la búsqueda de la honra y la dignidad del señor y de
la casa a la que sirve y de la que también es representante (Maravall, 1976;
Heers, 1989). Pero cuando estos consejos versan sobre temas más delicados (o
el criado prevé que pueden contrariar los deseos del señor –ejemplos (24) y
(27)–) o cuando los inferiores emiten peticiones que están fuera de su ámbito
(ejemplos (25) y (26)), la formulación se hace también más compleja, y aparecen
realizativos como pedir o suplicar, que, por una parte, son deferenciales (y menos
impositivos: dejan el cumplimiento del consejo o de la petición a la voluntad del
destinatario) y, por otra, indican la implicación afectiva del hablante:
(24)
Sigeril. Señor, suplícote, pues sabes qu’el amor no tiene consejo, que nunca te
pese de recebirlo de quien te desea servir, que en estos casos, créeme, de los
escarmentados se hazen los arteros.
Felides. Dentro está ya Sigeril en la sabiduría. ¡Hideputa, qué de damas ha
alcançado, y cuánta edad tiene para ser artero, con tales escarmientos y
espiriencias! (Segunda Celestina: 259).
(25)
Poncia (a Polandria su ama). […] ¡Ah, señora mía Polandria!, parésceme que
andas como envelesada, suplícote que me digas el porqué si lo sabes [...] (Segunda
Celestina: 290).
(26)
Risdeño (a su amo Selvago). Señor, ya por obra he cumplido lo de palabra
mandaste; mas dime, yo te ruego, que es lo que en ti sientes, pues en son de
doliente usas de su previlegios (Comedia Selvagia: 99).
(27)
Cecilia (al noble Selvago). Señor, solo te pido […] tengas paciencia (Comedia
Selvagia: 273).
Por tanto, aunque haya confianza y afecto en la relación amo-criado, no
parece que sea suficiente para borrar las diferencias sociales en el uso de las
formas lingüísticas. La asimetría del trato parece descartar el atribuir a la
solidaridad –la familiaridad, la confianza, el afecto– el uso de estrategias directas
por parte de los amos.
Quizá la clave de la solución de esta dificultad resida en que los
modelos de cortesía basados en la imagen en tanto que necesidad psicológica y
en una dimensión única, variable solo cuantitativamente, de parámetros como
el poder y la distancia no son lo suficientemente complejos para dar cuenta de
los usos reales de épocas pasadas, como ha señalado Spencer-Oatey (2000)
Coloquio del Programa EDICE
• 381
también para las sociedades actuales. Hay que investigar otras dimensiones
sociales e interaccionales del uso lingüístico.
En primer lugar, tenemos que recordar que la relación jerárquica entre
amos y criados se basa en una relación “profesional”, que establece una serie de
derechos y obligaciones respectivas (en el sentido de Spencer-Oatey, 2000: 13)
que define las expectativas de la conducta respectiva: amo y criado,
independientemente de la familiaridad y afecto, se definen por la obediencia del
segundo con respecto al primero: el deber del criado es recibir y cumplir
órdenes; las restricciones de la conducta del amo atañen tan solo al cuidado de
la integridad física y moral de su criado (no ordenarle cosas que pongan en
peligro abierto su vida y su alma) 20 y a mantener su afecto y su fidelidad; por
tanto, y según la ideología de la época, no hay necesidad de revestir las órdenes
de ninguna estrategia mitigadora de la imagen personal, puesto que no hay en
ellas nada que pueda ofender a sus destinatarios. Gracián Dantisco ([1593]
1968) ya indicaba “por esto yerra el criado que ofrece el servicio al señor, como si
al amo no le fuesse propio el mandalle” (137, la cursiva es nuestra) 21 . Tratados de la
época insisten en dos límites para el amo: el insulto continuado (que si se veía
como degradador no solo para el criado, sino sobre todo para el amo, por la
muestra de falta de contención) y el uso de ceremonias excesivas con los
criados (porque revelaban bien la falta de conocimiento de las posiciones
sociales respectivas, bien un interés de compensar mediante un
comportamiento adulador fuera de lugar la ausencia de liquidez o de
generosidad monetaria por parte del amo). Gracián Dantisco (id.) critica tanto a
los que “no cessan jamás de reñir y dar vozes amenazando a sus criados y
pajes” (118 22 ) como a los que “con ceremonia les hazen pago” (140).
Dentro del ámbito de las obligaciones y derechos, hay que tener en
cuenta que la mayoría de las órdenes tienen objetivos inmediatos y prototípicos
de la vida cotidiana (vestir al amo, cuidar la casa, llevar mensajes, etc.), es decir,
están dentro de las expectativas del trabajo de los criados (para “órdenes”
especiales, véase infra, apartado 2.3.).
Por otra parte, y también según la ideología hegemónica de la época, la
jerarquía entre amos y criados tenía una base “natural” y no solo profesional, si
20 Y más lo segundo que lo primero, puesto que un conjunto selecto de los criados de los nobles
(a los que pertenecen los protagonistas de nuestras comedias) funcionaban también como
guardaespaldas y tenían la obligación de defender a sus amos si estos eran atacados. En cuanto a
la moralidad de las órdenes, véase mas adelante, apartado 2.3.
21 Pero no por ello llamaríamos “corteses” a los usos del imperativo en este caso, como hace
Haverkate, cuando los considera un uso “característico de situaciones comunicativas en las que
los papeles de los interlocutores están más o menos prefijados” (1994: 165). Es, precisamente, en
estos casos donde mejor se revela la diferencia entre “apropiado” y “cortés”.
22 Aunque más por la falta de contención que demuestran y por el desagrado que causan a sus
visitas que por la ausencia de respeto a los subordinados.
382 •
Silvia Iglesias Recuero
los primeros eran nobles 23 y los criados pertenecían a la gente común o
menuda. Entre ambos estados existía una desigualdad inherente desde el
nacimiento 24 . Se manifestaba en la posición respectiva en la pirámide social y en
las formas de vida y conductas respectivas. El poder de los primeros sobre los
segundos estaba sancionado –dentro de unos límites morales– por la sociedad,
se consideraba “legítimo”. Debido a todo ello, se daba también por supuesto
que unos y otros tenían diferentes necesidades respectivas de imagen, y
mientras que para los nobles el cuidado de la imagen era una de las
preocupaciones fundamentales del trato social en la época (en tanto que reflejo
de la dignidad personal y estamental), la imagen personal de los villanos era un
asunto más discutido y menos aceptado generalmente 25 .
Por todo ello, defendemos que estos imperativos desnudos, estas
órdenes no mitigadas, no son en la época ni “actos amenazadores de la imagen”
ni expresión de solidaridad, sino muestra de lo que Watts (1992, 2005) ha
llamado politic behaviour, o ‘comportamiento socialmente apropiado’: es el uso
esperable en una sociedad jerárquica que se reconoce abiertamente como tal 26 y
donde la manifestación explícita de la jerarquía entre desiguales no solo está
permitida, sino legitimada 27 . No deben ser analizados, por tanto, como
descortesía, sino como la conducta esperable en función de la posición social y
los derechos y deberes asignados a cada uno de los participantes en ese
momento histórico 28 .
23 Tanto los nobles por nacimiento como los que “adquirían” esta condición por sus riquezas
(Maravall, 1976; véanse también Domínguez Ortiz, 1983; Benassar, 2001; Domínguez Ortiz &
Alvar Ezquerra, 2005).
24 Es esta una disputa fundamental en la época: entre aquellos que juzgan que la diferencia de
calidades entre nobles y no nobles es intrínseca a la naturaleza humana y los que consideran que
es funcional, aunque también establecida por Dios para conseguir que los seres humanos vivan
con estabilidad social. Esta concepción comienza a hacer crisis en el siglo XVIII (aunque durante
los siglos XVI y XVII hubo una corriente crítica, encabezada entre otros humanistas por Erasmo
de Rotterdam), que terminará en la concepción de la igualdad fundamental de todos los seres
humanos (Elías, 1994; Ehlich, 1992).
25 Que era objeto de discusión lo muestran las posiciones contrapuestas: desde la burla sobre la
reclamación del honor por los villanos (en Quevedo o en la picaresca) hasta su defensa en el
teatro del Siglo de Oro (las comedias de villanos –labradores ricos–, y en el Quijote (episodio de
la ínsula de Sancho entre otros), aunque seguramente por motivos muy diferentes (más políticos
en el teatro frente a humanistas en Cervantes).
26 Ya Ervin-Tripp (1976) había observado este fenómeno en contextos jerárquicos actuales.
Cuando el comportamiento es el esperado no se producen “interpretaciones sociales”.
27 Actualmente, hoy no es así, y el imperativo desnudo se revela, en ciertos contextos de servicio
público, como abuso simbólico de poder y discriminación (véase Placencia, 2002).
28 Incluso hoy en día, en caso de jerarquía social elevada se evalúa como adecuado en algunas
zonas hispánicas el uso del imperativo desnudo (véase Curcó y de Fina, 2002 para la situación 4 –
jefe-secretaria–, en que se unen familiaridad y jerarquía acentuada).
Coloquio del Programa EDICE
2.2
• 383
Relaciones simétricas: los nobles y las peticiones
Si pasamos ahora a las interacciones entre los miembros de la clase
aristocrática, podemos observar que, a diferencia de lo que ocurría en las
relaciones asimétricas, muy pocos actos directivos se expresan de manera
directa con un imperativo desnudo. El corpus nos ofrece distintos tipos de
relaciones entre miembros del estado nobiliar: en concreto, amistad entre
jóvenes entre los que se da una relación de estricta igualdad (ejemplos (32) a
(34) y (38) a (41)); y otras relaciones en las que no siempre es fácil dilucidar si
existe algún tipo de jerarquía y cómo condiciona la interacción: relaciones
familiares (madre-hijo varón (ejemplos (35) y (36)), esposos (ejemplos (42) y
(44)), hermano-hermana (ejemplo (37)) y relaciones entre enamorados
(ejemplos (29) a (31) y (43)) 29 .
Veamos los ejemplos:
(28)
Felides. ¡Oh, mi señora Polandria! Suplícote que, con la discreción y saber que
tienes, juzgues por tu valor y hermosura en tu conoscimiento, que en esto no
puede faltar, la razón de mis dolores y el amor que contino de tu parte abrasa
mis entrañas (Segunda Celestina: 450).
(29)
Felides (a su Polandria). […] con el atrevimiento de tanta grandeza, te suplico de
tu hermosa boca, como a esposo, por esta rexa me hagas merced (Segunda
Celestina: 451).
(30)
Polandria. Señor Felides, suplícote yo que la licencia que el pensamiento te ha
dado como a mi esposo en lo que antes, como dizes, no osavas gozar, no te
ponga más licencia de la has tomado (Segunda Celestina: 571).
(31)
Felides. ¡Oh, mi señora, suplícote que me perdones! (Segunda Celestina: 572).
(32)
Selvago (a su amigo Flerinardo). Por Dios, señor, no me lo tengáis más celado,
que bien sé ser algún caso nuevamente en vos encaescido, pues siendo tamaña
vuestra amistad, aún no soy desto sabidor; pídoos, mi señor, en quanto puedo,
29 No tengo espacio para desarrollar esta cuestión, pero en todas ellas se observa un cierto
predominio del género masculino (incluso sobre la edad): del varón sobre la mujer, que tiende a
acomodar su pensamiento y su modo de acción al del varón, aunque a veces se vea limitada en
sus concesiones por otras consideraciones (sobre todo en el terreno amoroso por la defensa de la
castidad y de la honra).
384 •
Silvia Iglesias Recuero
que más con el anhelo del callar vuestras pasiones por vos no me sean
escondidas, pues que os manifiesto que siendo vos triste no puedo yo ser alegre
(Comedia Selvagia: 5).
(33)
Flerinardo (a su amigo Selvago). [..] Y, por tanto, pues claro habéis visto cómo
tan bien he demostrado mi intención, y sabéis ser lo que digo verdad, pídoos,
por el amistad firme que entre nosotros está, que más mal no digáis del amor en
mi presencia, porque no será en mí sufrirlo; solamente, si mi vida queréis, me
dad algún medio para que la amorosa pasión que me atormenta, del todo no me
consuma (Comedia Selvagia: 16).
(34)
Selvago (a Flerinerdo). Pues, señor, ¿no nos dirés alguna cosa de lo que entre
sueños os fue demostrado? (Comedia Selvagia: 56).
(35)
Funebra (madre de Selvago). Hijo mío, descanso de mi atribulada vejez, ¿qué
sentís? ¿qué mal es el vuestro? que mi ánima, después de lo saber, ningún
descanso ha tenido. Por vuestra vida, mi amor, que me lo digáis, que si vos en el
ánima lo sentís, yo en el cuerpo lo padezco.
Selvago. Señora mía, grave mal es el que siento [...]; pídoos, porque no me seáis
causa de mayor pena, que vos no la toméis (Comedia Selvagia: 102).
(36)
Selvago (a Funebra, su madre). […] mas si, señora, tuviésedes por bien, os
querria dar parte de un pensamiento que tengo, que no poco me tiene cuidadoso
por lo mucho que a vos y a mi toca (Comedia Selvagia: 192).
(37)
Rosiana (a su hermano Selvago). Señor hermano, si, por ser yo la persona que
más en esta vida con razón os ama, la causa de vuestra poca salud me
descubriésedes, no sería pequeña la merced que de vos recibiría, pues no solo
tendríades en mí quien en igual grado que vos vuestro mal sintiese, mas en ello
hasta la muerte trabajaría (Comedia Selvagia: 103).
(38)
Selvago (a su amigo Flerinardo). ¡Oh, mi verdadero amigo! Por el vínculo de
amistad que entre nosotros está, que la causa de vuestras razones del todo me
declaréis (Comedia Selvagia: 107).
(39)
Flerinardo. Señor Selvago, si sois servido, esta noche os quiero acompañar.
Selvago. Mi buen hermano y señor, no es justo que toméis tanto trabajo, que
asaz tengo de gente que me acompañe.
Coloquio del Programa EDICE
• 385
Flerinardo. Todavía quiero ir con vos, que no sabemos lo que puede suceder.
Selvago. Pues así lo queréis, sea, señor, como fuéredes servido (Comedia Selvagia:
206).
(40)
Flerinerdo (a Selvago). […] por tanto, si os parece, vamos fuera, que ya es
tiempo del ruar (Comedia Selvagia: 59).
(41)
Selvago. […] ya a lo que veo estamos cerca, bien será detenernos aquí un poco
mientras el relox da la determinada hora.
Flerinardo. Sea pues; mas si, señor, os parece, nosotros dos podemos llegarnos
más a ver si hay muestras de algún sentimiento (Comedia Selvagia: 212).
(42)
Polibio (padre de Isabela a Senesta, su esposa). Rueg’os, mi señora, que en voluntad
vengáis, porque en ello solo se hace lo que al provecho de todo conviene.
(Comedia Selvagia: 257).
(43)
Isabela (a Selvago). […] ruégote, por aquella nobleza que tu claro linaje en sí
tiene, que no quieras con tus muchas importunaciones el honor de una tal
doncella como yo empecer […] (Comedia Selvagia: 220).
(44)
Senesta (a su marido Polibio). Mi señor Polibio, pídoos que me dexés gozar de
la bienaventuranza de tal hijo (Comedia Selvagia: 284).
La igualdad social determina que ya no podamos hablar de órdenes,
sino de peticiones, de sugerencias o de propuestas (y así los emisores no
esperan el cumplimiento por obediencia impuesta, sino por persuasión de la
voluntad ajena). En consonancia, encontramos diversos componentes en la
realización de la petición y que cumplen distintas funciones pragmáticas:
- apelativos de respeto (señor-señora, incluso entre familiares, acompañado
a veces del nombre de pila que indican el afecto y la familiaridad o del
posesivo, que intensifica el respeto 30 );
- intensificadores: se trata sobre todo de sintagmas preposicionales
encabezados por por y que hacen referencia a la relación afectiva: “por
30 “Por esto los curiosos por buena criança usan el día de oy de decir: ‘Mi señor Fulano’, a sus
amigos algo superiores; y especialmente, quando hablan con señoras y mujeres, o hijas de sus
iguales, les dizen: ‘Mi Señora’. Y con este lenguaje se hacen gratos y benévolos a todos” (Gracián
Dantisco, [1593] 1968: 138). Como se ve, seguía percibiéndose el trato deferencial en el apelativo
señor/señora.
386 •
Silvia Iglesias Recuero
el amistad firme que entre nosotros está” (ejemplo (33)), “por el
vínculo de amistad que entre nosotros está” (ejemplo (38)), a alguna
cualidad del destinatario relevante a la situación: “por aquella nobleza
que tu claro linaje en sí tiene” (ejemplo (43)), o simplemente por el
interés hacia el otro: “por vuestra vida” (ejemplo (35));
- condicionales regulativas, que dejan a la voluntad del otro el
cumplimiento de la propuesta: “si tuviésedes por bien” (ejemplo (36)),
“si sois servido” (ejemplo (39)), “si os parece” (ejemplos (40) y (41));
- actos de apoyo en forma de enunciados justificativos (ejemplos (32),
(33), (35), (36), (37), (40), (41) y (42)).
Pero también son diferentes las formas de realizar el acto principal o
nuclear; encontramos:
- uso de realizativos como suplicar (ejs. 28 a 31), rogar (ejs. 42 y 43), y pedir
(ejs. 32, 35 y 44);
- uso de verbos de deseo en condicional (ej, 36);
- oraciones interronegativas (ej. 34);
- oraciones condicionales (ej. 37);
- en el caso de realizar propuestas o sugerencias, uso de la primera
persona del plural (que incluye, por tanto, al hablante) (ejs. 40 y 41).
Los imperativos –escasísimos (ejemplos (32), (35) y (38))– quedan
reservados a situaciones en que el hablante siente preocupación por la situación
de su destinatario y le urge a la confidencia; el interés por el estado y solución
de los problemas del interlocutor justifican tales imperativos, que, claro está,
van acompañados de expresiones de afecto y de interés. Otros casos de uso del
imperativo son las advertencias y consejos (ejemplos (46), (47)), o peticiones
que resultan de situaciones de extrema urgencia (ejemplos (45), (48), (49)) y aún
así, casi siempre se acompañan de algún otro mecanismo que dulcifica su
emisión:
(45)
Polandria (A Felides). ¡Oh, señor, por Dios, que estés quedo! Mira lo que hazes,
no me pongas en vergüença (Segunda Celestina, 571).
(46)
Selvago (a Flerinardo). […] Por vuestra fe, señor, mirá bien lo que hacés
(Comedia Selvagia, 8).
(47)
Selvago (a Flerinardo). Pues así es, enviá un paje a saber en qué se detiene [el
criado], y sea Risdeño, mi enano, que muy entendido en cualquier cosa le hallo.
Flerinardo. Muy bien me parece (Comedia Selvagia, 22).
Coloquio del Programa EDICE
• 387
(48)
Funebra (a su hijo Selvago). Así lo haré, hijo mío, y agora esforzaos y comed
(Comedia Selvagia, 194).
(49)
Isabela (a Selvago su enamorado que se quiere matar). Soltad, por Dios, el
espada (Comedia Selvagia, 273).
Tan solo en un caso parecen obedecer a cierta irritación que hace
olvidar otras formas más respetuosas: Selvago recibe una carta de su enamorada
y su emoción le hace deshacerse en retórica, ante la impaciencia de
Flerinerdo 31 :
(50)
Flerinerdo. Señor, mirad lo que dentro viene y déjaos de palabras, que traen
poco fruto.
Selvago. ¡Oh mi señor! Dejadme gozar por entero de tan gran bienaventuranza
como tengo presente, pues con ello solo mi vida bienaventurada consiste.
Flerinerdo. Lugar habrá para todo, haced agora esto.
Selvago. Quiero, pues, hacer vuestro mandado (Comedia Selvagia, 203).
Ya hemos señalado que para esta clase social la muestra de respeto y
deferencia por la face era una preocupación crucial: independientemente del
grado de familiaridad (de la cercanía afectiva y de la intimidad y confianza) lo
esperado es recurrir a construcciones que muestren de manera explícita o
implícita tal respeto 32 : de manera explícita, con el uso de verbos realizativos que
aclaran la adopción de una posición –simbólica– de sumisión y dependencia
con respecto al destinatario (pedir, y sobre todo, rogar y suplicar así lo indican); de
apelativos también originariamente de sumisión (señor, señora); o condicionales
regulativas que subordinan el cumplimiento a la voluntad del destinatario. De
manera menos directa: el uso dentro de las construcciones indirectas
convencionales de la forma querría (que presenta como hipotético el deseo del
hablante y deja inexpresado al destinatario), de interrogativas negativas (que son
no impositivas) o de actos subordinados como la justificación (que buscan la
persuasión por la argumentación).
La acumulación, además, de varios de estos elementos en las
intervenciones o turnos, saca a la luz el deseo de mostrar un comportamiento
respetuoso. La lengua se hace elevada, sigue los patrones humanistas de la
época. Se convierte toda ella en un pago simbólico a la posición social de los
Puede haber una crítica implícita a la artificiosidad de la expresión de Selvago.
Podríamos hablar de una orientación hacia el aumento de la ‘armonía’ (rapport enhancement)
(Spencer-Oatey, 2000: 31 y ss.).
31
32
388 •
Silvia Iglesias Recuero
participantes, y, puesto que es exclusiva del trato entre nobles, en una expresión
de un registro propio de este grupo social 33 . ¿Cortés o esperable? En este caso,
podríamos decir que esta conducta cortés es la esperada entre personajes que
pertenecen a la clase dominante, la que postulan los manuales de cortesía de la
época como apropiada al trato entre cortesanos, entre personas que, por su
situación social tienen “buena crianza”: respetuosa con la imagen del otro y con
la propia, pero no excesivamente exagerada o, como se decía en la época,
afectada o artificiosa (El cortesano, El Galateo español). Lo que hoy parece excesivo
entre amigos o familiares, en la época no lo era, o al menos, se presentaba
como el comportamiento adecuado, la conducta verbal que los identificaba
como miembros de la aristocracia.
2.3
Relaciones asimétricas de nuevo: amos, criado y ¿peticiones?
El tercer grupo de ejemplos permite corroborar, por contraste, lo visto
en los dos apartados anteriores. ¿Se usan algunas de las formas vistas en el
apartado anterior con inferiores o subordinados? Así es, como muestran los
ejemplos siguientes:
(51)
Felides: Pandulfo, mi fiel criado, yo te quiero encomendar una cosa en que no
me va menos que la vida.
Pandulfo. Perder la mía es lo menos que por tu servicio tengo de hazer.
Felides. No me atajes, que bien conoscida tengo tu voluntad; y para esto, yo
querría que tú travasses pendencia. […]
Felides. Pues el caso es que a mí cumple que tú traves pendencia y procures
tener amores con Quincia, criada de Paltrana, la viuda (Segunda Celestina, 120).
(52)
Polandria (a Poncia, su doncella) Y para algún alivio, te querría rogar que nos
fuésemos al jardín a oír al pastor Filínides a hablar en los amores de la pastora
Acais (Segunda Celestina, 290).
(53)
Flerinardo (a su criado Escalión). […] mas dime, yo te ruego, lo que concluido
dexas y si conociste a la causadora de mi pena (Comedia Selvagia, 24).
33 “Ni aquellas mismas ceremonias convienen a los mancebos que a los viejos y hombres graves,
ni la gente menuda y mediana las deven hazer de la manera que los señores y principales usan
unos con otros” (Gracián Dantisco, [1593] 1968: 137).
Coloquio del Programa EDICE
• 389
(54)
Isabela (a su criada Cecilia). Pues, hermana Cecilia, ten cuidado de te poner en
esa fenestra, que a estas horas suele Selvago pasar, y si acaso le vieres, sea yo
dello sabidora (Comedia Selvagia, 93).
(55)
Flerinardo (a Escalión). Buen amigo, es menester que en presencia del señor
Selvago cuentes lo que estotro día de aquella buena vieja me comenzaste a decir,
porque al caso nos sería al presente necesaria (Comedia Selvagia, 113).
(56)
Selvago (a Risdeño, su criado). Pues así es, pídote que sea secreto lo que has
visto (Comedia Selvagia, 98).
(57)
Selvago. Escalión, hermano, ruégote, si allá no fueres necesario, que des luego la
vuelta, que yo tengo de haber cierto negocio contigo.
Escalión. Yo cumpliré vuestro mandado, señor Selvago (Comedia Selvagia, 145).
(58)
Escalión. Señor Selvago, ¿qué me queréis mandar? Que presto soy.
Selvago. Que reciba de ti tanta gracia que te llegues en casa de Dolosina a ver lo
que ha negociado (Comedia Selvagia, 197).
(59)
Selvago (a Dolosina, ama de Isabela y posible tercera). Madre mía, […] pídote
que me perdones si no te fago el acatamiento a tu persona debido, pues mi poca
salud es en ello la causa (Comedia Selvagia, 141).
(60)
Isabela (a Cecilia su criada) […] mas pídote, por el amor y fidelidad que me eres
deudora, pues en lo uno tan bien has razonado, que en lo que de aquí resulta me
aconsejes (Comedia Selvagia, 173).
En circunstancias especiales, que detallaremos a continuación, los
jóvenes del estamento nobiliar emplean algunas de las estrategias de cortesía
anteriormente citadas con sus criados en la realización de actos directivos:
- los apelativos se acompañan de términos cariñosos o de confianza: “mi
fiel criado” (ejemplo (51)), “hermana Cecilia” (ejemplo (54)), “buen
amigo” (ejemplo (55)), “Escalión, hermano” (ejemplo (57)), “madre
mía” (ejemplo (59));
- hacen su entrada condicionales regulativas “si allá no fueres necesario”
(ejemplo (57)), y justificaciones: “que yo tengo de haber cierto negocio
contigo” (ejemplo (57)).
390 •
Silvia Iglesias Recuero
Y sobre todo varía el enunciado de los actos directivos:
los imperativos dejan paso a realizativos como “pido” (ejemplos (56),
(59), (60)), “ruego” (ejemplos (52) y (57)), y “encomiendo” (ejemplo
(51)); algunos de ellos modalizados (ejemplo (52));
- pero sobre todo aparecen construcciones indirectas algunas deónticas
impersonales “es menester que” (ejemplo (55)), oraciones desiderativas
“sea yo dello sabidora” (ejemplo (54)), y expresiones de favor “que
reciba de ti tanta gracia” (ejemplo (58)).
¿En qué situaciones parecen olvidar los nobles su derecho a ordenar
explícitamente? Cuando lo que piden a los criados no está relacionado con sus
funciones habituales, sino que tiene que ver con la consecución de su pasión
amorosa; los jóvenes aristócratas necesitan de sus criados para que lleven a cabo
en secreto servicios que les permitan establecer contacto –y mantenerlo– con
sus enamorados/as (entregar cartas de amor y sus respuestas, fijar citas,
contratar a alcahuetas y terceros, etc.) a escondidas de los padres respectivos y
de la sociedad más amplia. Por ello, podemos hablar de un uso estratégico de
formas de cortesía, con el objetivo de conseguir el cumplimiento de sus
objetivos, mediante la muestra de afecto y respeto a la imagen de sus
sirvientes 34 . La naturaleza moral y socialmente comprometedora de lo pedido y
los riesgos que corren tanto los criados como los propios interesados si son
descubiertas tales acciones (pérdida de la imagen y consecuente exposición al
deshonor público) provocan un cambio de actitud, al menos verbal, en estos
intercambios. Así se explica que tanto en los apelativos empleados como en los
intensificadores se destaquen las virtudes –morales y afectivas– que construían
la relación tradicional entre criado-amo 35 y que los verbos realizativos expresen
una posición de dependencia de los amos con respecto a la voluntad de sus
sirvientes. La necesidad de convertir a sus subordinados en confidentes y
cómplices empuja a aquellos a pulsar las teclas de la persuasión. Las palabras de
Selvago a sus criados, después de que le hayan acompañado a una cita nocturna
son esclarecedoras:
-
(61)
Vosotros, criados, íos a dormir, que no pondré en olvido el buen servicio que
esta noche de vosotros he recibido; ruégoos que en ello tengáis el secreto que
conviene y la calidad del hecho demanda (Comedia Selvagia: 225).
34 De hecho, en algunos turnos, los amos emplean tanto las órdenes directas como las formas
indirectas según el tema y el objetivo de la interacción.
35 No queremos decir que tales virtudes y afectos estuvieran ausentes de la relación, sino que solo
se apela a ellas en estos contextos “comprometidos”.
Coloquio del Programa EDICE
• 391
Es muy revelador que este acercamiento afectivo adoptara, no las
formas de solidaridad de la clase inferior, en un proceso de acomodación al
destinatario, sino formas cercanas a las que los miembros clase superior usaba
para relacionarse entre sí 36 : muestra, por un lado, las imposiciones sociales
sobre el uso del registro lingüístico que regían la pertenencia a una clase
social 37 , y, por otro, los valores asociados por los distintos usos sociales a las
diversas formas de hablar: las formas indirectas y mitigadas de los directivos
eran propias de la relación entre clases altas, por lo que su uso connotaba
respeto y consideración al otro. Por ello, este trato “especial” a los servidores
puede considerarse una muestra al mismo tiempo de especial confianza
personal y de deferencia estratégica y, aunque no borraba la relación de
jerarquía y la naturaleza impositiva de los actos verbales (Isabela le dice a su
criada Cecilia: “mira que te ruego y como señora te mando”, Comedia Selvagia:
268) 38 , sí servía como “pago o recompensa simbólicos” (que a veces se unía a
otras recompensas materiales: ricos tejidos o joyas) de los servicios especiales
(delicadeza, secreto, etc.) exigidos a los criados y formaba parte del modelo de
liberalidad y generosidad, y de dominio afectuoso que reclamaba el cortesano
renacentista en su representación de sí mismo.
3
Conclusiones
Creemos haber mostrado que no se puede abordar el estudio de la
cortesía en épocas pretéritas utilizando indiscriminadamente las categorías y las
explicaciones que empleamos para describir las interacciones actuales. Los
principios rectores de la interacción, las dimensiones sociales implicadas, el
valor que se asigna a las diferentes opciones lingüísticas, en definitiva, la
interpretación de la noción misma de cortesía varían no solo geográfica y
socialmente, sino también históricamente. Esta variación histórica era esperable
si la cortesía es un concepto cultural, un componente más de la ideología social,
36 Esto también ha ocurrido en las sociedades contemporáneas con el uso, por ejemplo, del
llamado “usted de respeto” para personas que realizan servicios: el usted a los criados o
asistentes. Es difícil deslindar en estos casos cuánto hay de traducción de las diferencias sociales a
distancia (como postulan Brown y Gilman, 1960) y cuánto hay de igualitarismo hacia arriba (de
tratar al otro como es esperable que él nos trate), y, por tanto, de respeto mutuo.
37 Los aristócratas cortesanos no pueden utilizar sino un lenguaje refinado. Como señala Baranda,
en la Segunda Celestina, “la forma de expresión se utiliza para diferenciar los estamentos
sociales” (1988: 89).
38 Aunque la difuminaba, en la medida en que el criado fiel se veía capacitado para aconsejar a su
amo otra línea de conducta, más acorde a las normas sociales y menos arriesgada para su imagen
(Maravall, 1976; Baranda, 1988).
392 •
Silvia Iglesias Recuero
del conjunto de valores, creencias y representación de una sociedad o de un
grupo social.
En concreto, las dimensiones del poder y de la distancia deben ser
repensadas y redefinidas de acuerdo con las épocas y las sociedades. No parece
que sea adecuado tratarlas únicamente en su dimensión cuantitativa, sino
cualitativa: a diferencia de lo que ocurre hoy en las sociedades occidentales
democráticas, en la sociedad renacentista española, y europea en general, la
jerarquía social, al menos según la ideología predominante, estaba socialmente
legitimada, y, en consecuencia, se aceptaba como “normal” su manifestación
abierta. Por su parte, la solidaridad, tanto en sus aspectos de la igualdad de
clase o grupo, como de familiaridad, intimidad y afecto, no tenía las mismas
consecuencias en el uso lingüístico que vemos hoy, sino que, por el contrario,
en los grupos sociales dominantes provocaba un aumento de los mecanismos
de cortesía. Las formas esperables de conducta no estaban regidas por
consideraciones universales de “imagen”, puesto que las obligaciones que
conllevaba el derecho al respeto de la imagen propia y ajena no tenían en
principio carácter universal, esto es, no afectaban por igual a todos los
miembros de la sociedad, sino que se definían en función del estatus –heredado
o adquirido–, de los papeles sociales y del contenido y los objetivos de la
interacción. Las clases aristocráticas esperaban siempre, no sólo de sus
subordinados, sino también de sus iguales y aún de sus superiores, muestras de
respeto y deferencia, puesto que el respeto y la deferencia eran un reflejo
simbólico de la legitimidad de su estatus privilegiado y de su superioridad
natural. La asimetría del trato entre nobles y villanos era, así, reproducción de la
asimetría considerada “natural” de la sociedad. Análogamente, la simetría entre
nobles mimetizaba la igualdad de clase y, al mismo tiempo, reflejaba los
superiores dones innatos a la “buena crianza” y “practicados” en el mundo
también superior de las relaciones cortesanas urbanas, frente a la “rusticidad”
típica del comportamiento natural de las clases bajas. Se delimitan, así,
‘comportamientos socialmente correctos’ o ‘apropiados’ (politic behaviour),
diferentes a los actuales. Tal concepción aristocrática de la sociedad y, en
consecuencia, de las relaciones interpersonales, heredada, con profundas
modificaciones, de la Edad Media, y contestada durante la propia Edad
Moderna, entra en crisis en el XVIII, lo que dará lugar a las concepciones
igualitarias actuales.
Pero, al mismo tiempo, el valor simbólico asociado prototípicamente a
las formas de expresión permite que estas sean empleadas también
estratégicamente (es decir, desviándose de lo esperable, fuera de las normas
habituales) en situaciones especialmente comprometidas, esto es, cuando los
hablantes persiguen objetivos que no se conforman a las normas sociales y
morales y para cuya consecución necesitan la ayuda de sus subordinados. Surge
Coloquio del Programa EDICE
• 393
entonces una cortesía inesperada, no normativa, que se convierte así en una
estrategia de persuasión y en una recompensa simbólica a la fidelidad y la
obediencia.
Por ello, podemos concluir que la cortesía, al menos en lo que
concierne a la época estudiada, es mucho más que una cuestión de intenciones y
estrategias individuales. La(s) ideología(s) social(es) determina(n) los valores
sociales de las formas lingüísticas, y, por tanto, su uso y su interpretación tanto
en situaciones prototípicas como no prototípicas.
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SECCIÓN III
(Des)cortesía en situaciones de contacto
entre lenguas y culturas
(Des)Cortesía, Migración y Comunicación Intercultural ∗
María Elena Placencia
Birkbeck, Universidad de Londres
Resumen
En el marco de procesos de migración y globalización que se han acentuado en
la última década, en este trabajo abogo por el estudio de fenómenos de
(des)cortesía en la comunicación intercultural, que atiendan a problemas o
conflictos en la comunicación relacionados no sólo con variación en ideologías
interpersonales/valores de grupos culturales divergentes que entran en
interacción, por ejemplo, en el mundo laboral o el de los negocios, sino también
con problemas sociales como la discriminación motivada por prejuicios étnicoraciales en el contacto interétnico, producto de migraciones locales o externas.
Es decir, abogo por el desarrollo tanto de estudios de (des)cortesía aplicados al
mundo laboral/de los negocios en contextos multilingües/multiculturales que
son cada vez más frecuentes, como de estudios críticos de (des)cortesía en un
mundo donde el racismo y la xenofobia constituyen una realidad de todos los
días para algunos sectores de la población hispanohablante. Empiezo el trabajo
con un recuento de estudios transculturales/contrastivos, destacando el hecho
de que la comunicación intercultural propiamente dicha ha recibido
relativamente poca atención en el mundo hispanohablante, y subrayo, por
tanto, la necesidad de ampliar su estudio; paso luego a ilustrar el interés de esta
área, con una orientación social, mediante una consideración de aspectos de
descortesía en la comunicación interétnica en Quito, fruto de migraciones
internas.
Palabras clave
(des)cortesía, migración, comunicación intercultural, fórmulas de tratamiento
∗
Agradezco a José María Jiménez Cano y Xose Padilla por sus valiosos comentarios sobre una
versión anterior de este trabajo.
400 •
María Elena Placencia
1
Introducción
En el marco de procesos de migración y globalización que se han
acentuado en los últimos 10 ó 15 años, en este trabajo abogo por extender el
foco de atención en estudios de (des)cortesía hacia contextos multilingües,
multiculturales que son cada vez más frecuentes, es decir, abogo por el estudio
de fenómenos de (des)cortesía en la interacción intercultural como tal, que
atiendan a problemas o conflictos en la comunicación relacionados no sólo con
variación en estilo comunicativo, ideologías interpersonales o valores
divergentes de grupos culturales que entran en interacción, por ejemplo, en el
mundo laboral o el de los negocios, sino también con problemas sociales como
la discriminación motivada por prejuicios étnico-raciales en el contacto
interétnico, producto de migraciones locales o externas 1 . Esto es algo que
propongo en trabajos anteriores (véase por ejemplo, Placencia, 2001a, 2007a) y
que extiendo aquí con referencia a un estudio en curso sobre la comunicación
interétnica en Quito 2 .
Empiezo con un breve recuento del desarrollo de estudios sobre
comunicación intercultural en general, y, a continuación, entre hispanistas,
desde la perspectiva de la pragmática contrastiva principalmente, pero también
me refiero a algunos trabajos en lingüística aplicada a la traducción/la
enseñanza de ELE que se ocupan de comunicación intercultural. Destaco el
hecho de que la (des)cortesía en la comunicación intercultural propiamente
dicha ha recibido relativamente poca atención desde la perspectiva de la
pragmática y, por tanto, subrayo la necesidad de ampliar su estudio; entro luego
a ilustrar el interés de esta área, con una orientación social, mediante una
consideración de aspectos de descortesía en la interacción interétnica en Quito,
fruto de migraciones internas.
Antes de entrar en el tema creo necesario, sin embargo, decir algo
sobre la noción de cultura con la que opero. Todos sabemos que ésta es una
noción compleja, un tanto contenciosa, que se ha puesto en crisis en muchos
ámbitos, dada la fluidez que hay en las sociedades contemporáneas, con
patrones de comportamiento cada vez menos fijos, menos determinados, fruto
En el estudio de la comunicación intercultural no se asume que toda interacción intercultural es
problemática, pero está claro, por ejemplo, que el conflicto caracteriza muchas relaciones
interétnicas; de ahí que el racismo y la xenofobia sean en la actualidad fenómenos extendidos
alrededor del mundo.
2 Una orientación social en el estudio de la (des)cortesía aparece también en el interesante proyecto
‘La violencia verbal y sus consecuencias sociales’, coordinado por Catalina Fuentes Rodríguez y
Esperanza Alcaide Lara desde la Universidad de Sevilla (véanse, por ejemplo, Alcaide Lara, 2008;
Brenes, 2008; Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2008), que no se enfoca, sin embargo, en la
comunicación intercultural.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 401
de la globalización, que va de la mano con desarrollos tecnológicos y
comunicación sin fronteras (véase por ejemplo Xiaoping Jiang, 2006), y fruto de
los grandes movimientos poblacionales de los últimos tiempos.
Entre hispanistas, Martinell Gifre (2007), con relación a la noción de
competencia intercultural en la enseñanza de comunicación no verbal en ELE,
se cuestiona, por ejemplo, si será necesario seguir investigando la comunicación
no verbal de diferentes culturas o si “convendrá seguir otros caminos, más
basados en el análisis del comportamiento compartido, en los signos
coincidentes” (p. 71).
Yo me he hecho también similares cuestionamientos al ver, por
ejemplo, los resultados de estudios en ciertos ámbitos como la televisión, o el
comercio en la internet, como en el trabajo reciente de Garcés-Conejos Blitvich
y Bou Franch (2008) en el que examinan páginas web de comercio electrónico
en España y Estados Unidos y en el que encontraron que las convenciones del
género del comercio electrónico parecen ejercer mayor influencia en el uso de
estrategias de cortesía que las convenciones de las culturas nacionales. Sin
embargo, los resultados de estudios recientes en otros ámbitos ofrecen un
panorama diferente. Por ejemplo, los trabajos de Raga Gimeno y el grupo
CRIT (véase apartado 2) muestran que hay diferencias importantes en prácticas
comunicativas entre algunas culturas, al menos cuando las culturas son distantes
y ha habido poco contacto entre las mismas. Así, en un estudio en un contexto
sanitario, Raga Gimeno (2005) apunta a diferencias bastante marcadas entre
Senegal y España en la concepción del rol del sanador o médico –se refiere al
rol del sanador tradicional en Senegal, el marabout– y las expectativas que tienen
los usuarios de cómo debe desarrollarse la interacción, que tienen que ver con
diferentes aspectos de comportamiento verbal y no verbal, y que están
relacionadas con diferentes creencias y valores. Estos son algunos rasgos que
describe de cómo son las interacciones en Senegal entre marabouts y pacientes:
- La actitud normal del paciente es la de ser muy escaso y muy vago en
su información al sanador. El paciente deja que sea el marabout el que
averigüe el origen del mal por medios más o menos indirectos.
- El marabout debe aceptar todo lo que le diga el paciente y preguntar
poco.
- En general no se da un intercambio ‘normal’ de turnos de palabra; la
interacción está marcada por constantes silencios.
- Durante la interacción, los pacientes bajan la cabeza, adoptando una
postura de sumisión; no miran al marabout.
- Tanto el paciente como el marabout son muy indirectos al hablar de
temas comprometidos (adaptado de Raga Gimeno, 2005: 127).
De estos rasgos se puede anticipar la ocurrencia de fricción en la relación y
otros problemas de comunicación en la interacción entre pacientes senegaleses
402 •
María Elena Placencia
acostumbrados a un tipo de medicina tradicional y médicos españoles que
practican la medicina occidental.
Revisando estos trabajos y diversos estudios contrastivos recientes
como el de Choi (2008) sobre el cumplido en Corea y España, y reflexionando
sobre mi propia experiencia intercultural, me ha parecido que en muchos
contextos, a pesar de la globalización, estamos todavía lejos de poder hablar de
comportamientos uniformes o relativamente uniformes, o sea que el estudio de
patrones de comportamiento de diferentes grupos culturales asociados con
culturas (sub)nacionales sigue siendo todavía muy pertinente y necesario 3 . Es
así que con respecto al mundo de los negocios, Guillén Nieto (2007: 104) hace
notar que “hoy en día, a principios del siglo XXI” y a pesar del cada vez mayor
contacto intercultural, las “barreras comunicativas y culturales” todavía, parecen
tener efectos negativos en las negociaciones. Se apoya en sus afirmaciones en
resultados de estudios a finales de la década de los años 90 como los de los
proyectos europeos Leonardo da Vinci y ELUCIDATE que “dieron a conocer
que el Reino Unido y España son dos de los países que mayor porcentaje de
pérdida de volumen de negocio experimentan a causa de barreras
comunicativas y culturales” (p. 104).
Entonces, me parece que es todavía apropiado hablar de patrones
(regularities) que co-ocurren dentro de un determinado grupo social como lo
hace Spencer-Oatey (2008a: 4) cuando dice que
la cultura se manifiesta a través de patrones que co-ocurren
dentro de un grupo social. Se puede encontrar estos patrones en una
amplia gama de elementos que incluyen asunciones básicas, valores
fundamentales, orientaciones a la vida que están muy arraigadas,
actitudes, creencias, políticas, procedimientos y convenciones de
comportamiento 4
o de formas compartidas de vivir, hablar, pensar y sentir de una
sociedad que es como Anna Wierzbicka (véase por ejemplo, Wierzbicka, 2005)
concibe la noción de cultura, que emerge en sus estudios a través de una serie
de términos culturales.
En apoyo de esto estarían también, por ejemplo, las múltiples autobiografías de autores que han
traspasado fronteras culturales de las que habla Wierzbicka (2005) y en las que las experiencias que
se describen resaltan muchas veces diferencias entre culturas en formas de hablar, pensar y sentir,
relacionadas con formas distintas de comportamiento, que le llevan a Wierzbicka (2005) a escribir
‘en defensa’ de la noción de cultura.
4 “culture is manifested through co-occurring regularities within the social group. These regularities can be found in a
wide range of elements, including basic assumptions, fundamental values, deep-seated orientations to life, attitudes,
beliefs, policies, procedures and behavioural conventions”
3
Coloquio del Programa EDICE
• 403
Hablar de patrones no implica que no haya variación individual; es
decir, no significa que todos los miembros de un determinado grupo compartan
valores y por tanto patrones de comportamiento de igual manera pues, como
sugieren Gudykunst y Nishida (1999/2000), entre otros, se espera que dentro
de un mismo grupo cultural no todos se adhieran a los mismos valores con la
misma fuerza, e inclusive, es posible que algunos adopten otros valores, es
decir, se espera que haya cierta variación individual 5 . Sin embargo, aunque
algunos miembros de un grupo no se adhieran a determinados valores, tienen
un conocimiento compartido que permite comprender dichos valores y formas
de comportamiento asociadas con los mismos (véanse también Goddard &
Wierzbicka, 2004; Wierzbicka, 2005).
Tampoco implica que se considere que la cultura es estática. Como
apunta Castelan Cargile (2006: 20), los grupos sociales están localizados en un
mundo material cambiante, y a medida que cambia el mundo, lo que define al
grupo también va cambiando. Para ejemplificar esto, comenta el mismo autor,
que antes del desarrollo de las naciones-estado, por ejemplo, no había culturas
nacionales y la gente se identificaba con el grupo local con el que vivían.
Sugiere que quizás en un futuro no muy lejano, con los cambios acelerados de
los últimos tiempos, la noción de cultura nacional se convierta en una categoría
sin sentido si la gente pasa a socializar principalmente mediante grupos
transnacionales (p. 20); sin embargo, no hemos llegado a esta situación todavía
o no por entero.
Relacionado con lo anterior, el hablar de patrones tampoco quiere
decir que no haya variación intracultural, de acuerdo a la situación
comunicativa. Esto también se da ya por sentado 6 . También se da por sentado
que la identidad cultural asociada con culturas nacionales o subnacionales (las
“co-culturas domésticas”, de las que hablan Samovar, Porter y McDaniel, 2006:
1, relacionadas, por ejemplo, con la procedencia regional) interactúa con otras
identidades como las provenientes de subculturas en comunidades de práctica
que algunos hispanistas estudian en el contexto de la cultura más amplia (véase
Esto está relacionado con la ‘disputa discursiva’ (discursive struggle) de la que habla Watts (2003)
sobre qué constituye la (des)cortesía de ‘primer orden’ (first order), es decir la disputa sobre qué es
comportamiento (in)apropiado que Watts formula como la disputa sobre la reproducción y
reconstrucción de los valores de comportamientos socialmente aceptables y no aceptables (p. 11).
6 Al respecto, véase Spencer-Oatey (2000, 2008a). Entre hispanistas, aunque no con referencia a la
cortesía en particular, véase por ejemplo Raga Gimeno y Sales Salvador (2004) quienes consideran
modelos “próximos” (culturas mediterráneas) y “distantes” (norte de Europa, Asia) de interacción y
quienes dicen lo siguiente: “En general, podemos afirmar que dentro de una misma cultura hay
situaciones comunicativas que se aproximan más al modelo próximo (normalmente las más
informales) y otras que se aproximan más al modelo distante (las más formales). Pero al mismo
tiempo [...] hay culturas cuyas conversaciones coloquiales se aproximan más al modelo próximo y
culturas cuyas conversaciones coloquiales se aproximan más al modelo distante” (pp. 5-6).
5
404 •
María Elena Placencia
por ejemplo Lorenzo-Dus, 2007). Por eso, en estudios contrastivos se busca
comparar el comportamiento de individuos con características similares, en
situaciones con características también similares.
Sin embargo, a lo que va mi propuesta es que, en el contexto de un
mayor multiculturalismo en el que se vive en muchas sociedades del mundo
hispanohablante, es de interés dar más atención al estudio de la (des)cortesía en
interacciones interculturales o multiculturales propiamente dichas, y dentro de
esta área, atender a problemas sociales como los que he mencionado.
Consecuentemente, mi propuesta va también a poner mayor atención a
aspectos del macro-contexto, como las relaciones de poder que en estudios de
(des)cortesía (entre hispanistas) tienden a considerarse solamente con respecto
al contexto local de la interacción 7 .
2
Desarrollo de estudios trans e interculturales (y (des)cortesía)
El interés en la comunicación intercultural, como es sabido, no es un
fenómeno reciente. Con respecto al mundo anglosajón, sus inicios como campo
de investigación sistemático pueden ubicarse a finales de la década de 1950 8 . Se
vio impulsado en un principio con los trabajos del antropólogo Edward T. Hall
(véase por ejemplo Hall, 1959) todavía muy influyentes, y luego con
contribuciones de diferentes disciplinas como la etnografía de la comunicación
y la psicología social, constituyendo en la actualidad una subdisciplina de
diferentes ramas como estudios de comunicación, gerencia de empresas,
educación, psicología y otras.
Entre las disciplinas que se enfocan al estudio de habla y cultura en
interacciones interculturales están, como también sabemos, la sociolingüística
interaccional con los trabajos pioneros de John Gumperz en la comunicación
interétnica (véase por ejemplo Gumperz, 1978), y la sociopragmática y
pragmática sociocultural o intercultural. Por otro lado, la comunicación
intercultural está también estrechamente vinculada con la pragmática
variacionista, de más reciente constitución (Schneider & Barron, 2008), y con la
lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas extranjeras y la traducción e
interpretación, áreas que, a su vez están ligadas a la mediación (inter)cultural.
La falta de atención al macro-contexto en estudios de comunicación intercultural es algo que se ha
resaltado en otras áreas como educación (véase Xiaoping Jiang, 2006) y que en estudios de
comunicación intercultural entre hispanistas se podría explicar tal vez teniendo en cuenta que la
mayoría de trabajos han sido de carácter contrastivo y, si bien el poder es una de las variables que se
maneja, su estudio tiende a restringirse a los roles de los participantes en el contexto local.
8 Véase Leeds-Hurwitz (1990) sobre la historia del desarrollo de la comunicación intercultural como
campo de estudio.
7
Coloquio del Programa EDICE
• 405
Dentro de la pragmática, la consideración de posibles conflictos en la
comunicación intercultural ha sido, de hecho, la motivación o justificación de
un gran número de estudios transculturales/contrastivos que se han realizado
desde finales de la década del 80, y continúa siéndolo hasta hoy. Lo mismo se
puede decir de muchos trabajos en pragmática variacionista.
En lo concerniente al estudio de la comunicación intercultural entre
hispanistas, se ha llevado a cabo desde la perspectiva de diferentes disciplinas y
enfoques. Aquí, como he indicado, me concentro en estudios que vienen de la
pragmática principalmente pero me referiré también a algunos estudios en
lingüística aplicada de los últimos años que se ocupan de la comunicación
intercultural, que han surgido en España en particular, en buena parte como
respuesta a las nuevas realidades de inmigración que ha tenido que enfrentar la
sociedad española. Con respecto a este último punto, tal como observan Gràcia
y Bou (2006) sobre Cataluña, algunas regiones de España en la última década,
han pasado de ser territorios esencialmente bilingües a ser territorios
multilingües. Es interesante saber, por ejemplo, que sólo en Cataluña, de
acuerdo al estudio de Eva Monrós (2005) que ellas citan (p. 61), para el 2005 se
hablaban cerca de 300 lenguas. Así pues, con los movimientos poblacionales de
los últimos años, hoy en día en España aunque también en muchos lugares en
el resto del mundo hispánico, usando las palabras de Rodríguez Abella (2007:
2), “para descubrir nuevos mundos y nuevas realidades [...] no es necesario ni
embarcarse ni entrar en una madriguera” (refiriéndose a Alicia en el país de las
maravillas), “basta salir a la calle y mirar alrededor”.
Con esta situación de gran diversidad lingüística y cultural, no es
sorprendente el interés que el estudio de fenómenos interculturales ha estado
generando en los últimos años en España desde diferentes perspectivas y
disciplinas 9 . Sin embargo, se puede observar que este interés, no parece estar
Una búsqueda rápida en DIALNET (Universidad de La Rioja) bajo ‘comunicación intercultural’
arrojó 9 números especiales de revistas con publicaciones en español en diferentes disciplinas en los
últimos 5 años, que tienen que ver con el campo de la comunicación intercultural: Revista CIDOB
d'afers internacionals, 61-62, 2003 (ejemplar dedicado a: Interculturalidad y confianza); Nº. 66-67,
2004 (ejemplar dedicado a: Representaciones e interculturalidad; 73-74, 2006 (ejemplar dedicado a:
Lo intercultural en acción, identidades y emancipaciones; Signo y pensamiento, 46, 2005 (ejemplar
dedicado a: Espacios, tiempos y sujetos de la multi(inter)culturalidad; Revista española de lingüística
aplicada, 1, 2006 (ejemplar dedicado a: Retos del siglo XXI en comunicación intercultural: nuevo
mapa lingüístico y cultural de España); Comunicación: Revista Internacional de Comunicación Audiovisual,
Publicidad y Estudios Culturales, 4, 2006 (ejemplar dedicado a: Comunicación intercultural); Portularia:
Revista de Trabajo Social; 4, 2004 (ejemplar dedicado a: ¿Es posible otro mundo?); 5(2), 2005
(ejemplar dedicado a: Interculturalidad y medios), Cultura, lenguaje y representación/Culture, language and
representation: revista de estudios culturales de la Universitat Jaume I, 4, 2007 (ejemplar dedicado a: La
comunicación intercultural).
9
406 •
María Elena Placencia
reflejado de la misma manera en estudios de cortesía que provienen de la
pragmática.
Igualmente, el gran interés que hay actualmente en Latinoamérica por
fenómenos interculturales, dada la diversidad lingüística y cultural existente
dentro de muchas sociedades, hasta donde conocemos, está también poco
reflejado en estudios de cortesía en la comunicación intercultural.
Pasando a una revisión breve del desarrollo de estudios transculturales/
contrastivos e interculturales que se ocupan de (des)cortesía en español bajo la
perspectiva de la pragmática, entre los primeros trabajos y en el área de los
negocios, hay que destacar los estudios impulsados por Lars Fant a partir de
finales de la década de 1980 sobre las negociaciones en el mundo escandinavo
en contraste con el mundo hispanohablante que todos conocemos (véanse,
entre otros, Fant, 1989, 1992, 1995; Grindsted, 1995, 1997; Villemoes, 1995), y
entre los que se encuentran también los trabajos de Diana Bravo (véanse por
ejemplo, Bravo, 1993, 1996, 1998a), que, como sabemos, tienen la cortesía
como una preocupación central.
Entre los primeros trabajos de carácter contrastivo, cabe destacar
también los estudios de Carmen García en el mundo académico anglosajón
sobre diferentes actos de habla, aparecidos también desde finales de la década
de 1980 (García, 1989a, 1989b), y en los que la cortesía asimismo es una
preocupación central.
En el área de pragmática variacionista, por otro lado se vienen
realizando estudios contrastivos de variación pragmática en español desde
mediados de los años 90, en los que figura también la cortesía, y que resaltan
variación regional, entre otros tipos de variación, en el empleo de cortesía,
anticipando en muchos casos posibles problemas en la comunicación
intercultural. Entre los primeros, están por ejemplo los trabajos de Placencia
(1994, 1998), Fant (1996), Puga Larraín (1997) y Bravo (1998a).
Desde finales de la década del 90 hasta el presente, los trabajos
contrastivos/transculturales, se han multiplicado y se requeriría mucho espacio
para cubrir la gran gama de estudios que se han realizado que contrastan
aspectos de cortesía en variedades del español de América con el español
peninsular especialmente, con otras variedades del español de América, y con
otros idiomas 10 . Pero vale la pena mencionar sólo algunos estudios recientes
para ilustrar el interés que sigue habiendo y el hecho muy positivo de que los
contextos de análisis siguen expandiéndose para incluir más variedades del
español, como, por ejemplo, en el trabajo reciente de Félix-Brasdefer (2008),
que examina variación pragmática regional entre México y la República
Dominicana, y poblaciones poco estudiadas en cortesía en español como la de
10
Véanse Márquez Reiter y Placencia (2005) y Placencia y García (2007).
Coloquio del Programa EDICE
• 407
los adolescentes en Madrid, y Santiago de Chile que aparecen en Jørgensen
(2008), o el de Albelda Marco (2008) sobre atenuación en Valencia y Santiago
de Chile. Algunos de estos estudios ponen de manifiesto diferencias que
podrían ser fuente de conflicto en la comunicación entre hablantes de
diferentes variedades del español, aunque otros resaltan más bien ciertas
similitudes en usos de (des)cortesía como el trabajo de Alba-Juez (2008). Entre
otros estudios contrastivos recientes, se puede mencionar también el de Siebold
(2007) sobre disculpas en alemán y español, y el de Dumitrescu (en prensa)
sobre atenuación en rumano y español.
Todos estos trabajos representan el estudio de interacciones cara-acara, pero también van aumentando los trabajos contrastivos sobre
interacciones mediadas por la tecnología, como el de Mariottini (2006) sobre el
uso de diminutivos en los chats en comunidades virtuales españolas e italianas, al
igual que aquellos estudios que examinan contrastivamente aspectos de cortesía
en los medios de comunicación como el de Martínez Camino (2008) sobre la
gestión interpersonal en publicidad en la televisión mexicana y española.
Ubicada entre la pragmática y estudios de comunicación intercultural
en el mundo anglosajón están también los estudios contrastivos recientes de
Guillén Nieto (2005, 2006) quien examina patrones comunicativos de
negociadores españoles y británicos, atendiendo necesariamente a algunos
aspectos de cortesía. Sus trabajos podrían considerarse como una segunda
vertiente de estudios que provienen en este caso de un departamento de
filología inglesa.
Una tercera vertiente vendría a ser la de estudios de lingüística aplicada
a la traducción, interpretación y mediación intercultural entrelazados en unos
casos con la enseñanza de ELE. Como he dicho, la creciente inmigración
externa en España parece haber contribuido a dar un gran impulso en la última
década al desarrollo de estas áreas.
Sobre el estudio de la comunicación intercultural relacionado con estas
áreas, se han ocupado diferentes investigadores y grupos de investigación en
España. Para empezar es necesario resaltar el trabajo del Grupo CRIT al que
me referí anteriormente, que ha realizado análisis contrastivos e interculturales
propiamente dichos entre hablantes españoles y hablantes de un sinnúmero de
otros idiomas de África, Asia y Europa del Este. Su libro de 2003, titulado
Claves para la comunicación intercultural, reúne varios estudios que examinan
aspectos verbales y no verbales en la comunicación intercultural como silencios
y la toma de turnos, distribución espacial, paralenguaje y otros. La cortesía
aparece mencionada en algunos de estos estudios pero en general no es
realmente objeto de análisis explícito con respecto a teorías de cortesía. La
relevancia de los trabajos del Grupo CRIT para la cortesía, sin embargo, es clara
408 •
María Elena Placencia
en los análisis que ofrecen 11 y las interpretaciones que los autores hacen, por
ejemplo, de posibles efectos de minorización (Py & Jeanneret, 1989) que llevan
a evaluaciones negativas del Otro y a la formación de estereotipos 12 . Dichos
efectos resultarían de diferencias en los modelos culturales con los que operan
españoles e inmigrantes de diferentes nacionalidades y culturas, mostrando unas
más que otras mayor semejanza con los patrones de la cultura española.
La atención del grupo CRIT en años más recientes se ha enfocado en el
contexto de la atención sanitaria y el desarrollo de programas de formación de
mediadores interculturales. A través de entrevistas a usuarios y proveedores del
servicio han identificado una serie de problemas de comunicación, como por
ejemplo, que a los proveedores del servicio les molesta lo que ellos describen
como una excesiva cortesía o tono excesivamente enfático de algunos grupos, y
que algunos pacientes se quejan de la “frialdad” y “deshumanización” del trato
que reciben, aspectos que están claramente vinculados a la cortesía (véase Raga
Gimeno, 2006: 225).
En cuanto a la mediación intercultural en diferentes contextos (por
ejemplo sanitario, educativo, etc.) en España se han ocupado también, entre
otros, Laghrich (2004), Alonso Araguás (2006), Guerrero Villalba (2006),
Valero Garcés (2006), Iliescu Gheorghiu (2007), El-Madkouri Maataoui (2008)
y García Pastor (2008). La mayoría de estos autores resaltan en sus trabajos la
importancia de tener en cuenta diferencias en normas de cortesía entre
españoles y hablantes de español procedentes de otras culturas; sin embargo, no
es un tema en el que se enfoquen en detalle. Es decir, ésta es un área de interés
por desarrollarse para estudiosos de la cortesía en el contexto de la inmigración.
Laghrich (2004: s/n) da un ejemplo, tomado de su experiencia como
mediadora intercultural, sobre la importancia de tener conciencia de diferencias
culturales en patrones de interacción que ilustra el efecto de descortesía que
cierto comportamiento que es normal en España, puede tener en otra cultura:
Por una mirada normal para muchas personas de aquí [en
España], una mirada directa de un profesional de los servicios
sociales a un inmigrante, tuve que mediar entre los dos y explicarle al
inmigrante que la intención no era ofenderle sino escucharle con más
atención.
Ortí Teruel (2003), por ejemplo, destaca la preferencia de los árabes por formas indirectas para la
realización de diversas actividades comunicativas.
12 Por ejemplo, en cuanto al estilo comunicativo de hablantes chinos, Sales Salvador (2003: 126)
observa lo siguiente: “Se puede decir que el estilo de interacción chino favorece que los
participantes no interfieran en el turno de los otros, lo que se considera presuntuoso, o incluso
rudo o descortés”.
11
Coloquio del Programa EDICE
• 409
Finalmente, en cuanto al área de lingüística aplicada a la enseñanza de
E/LE, en los últimos años, el desarrollo de la competencia (o de competencias)
intercultural(es) (que incluye la cortesía), ha generado un interés muy grande,
como subraya Barros García (2006), en un panorama que ofrece en el que se
refiere a propuestas múltiples de enseñanza que se han desarrollado en España
en años recientes, jornadas y congresos que se han realizado, y en el que lista,
equipos de trabajo, publicaciones en la web, etc. que se ocupan del tema. Es
interesante ver la atención que se está dando no solo a aspectos verbales de la
competencia intercultural sino también a los no verbales (véanse por ejemplo
Cestero Mancera, 2004; Martinell Gifre, 2007; Padilla García, 2008, entre otros)
en los que asimismo juega un papel importante la cortesía, y que se promueve la
adopción de una pedagogía intercultural en el aula, que respete la diversidad, y
se podría decir, los sistemas de cortesía de los Otros (véanse Balmaseda Maestu,
2007; Verde Peleato, 2007; entre otros).
Con respecto a Latinoamérica, hay mucho interés en fenómenos de
interculturalidad, pero dicho interés, parece orientarse principalmente al campo
de la educación intercultural bilingüe en escuelas y colegios, en el contexto del
plurilingüismo y plurinacionalismo de diversos estados (véase por ejemplo el
Programa Regional Andino de Educación Intercultural Bilingüe de la Región
Amazónica, EibAMAZ, que cubre Ecuador, Perú y Bolivia). Estos programas
están encaminados mayormente a rescatar, preservar y fortalecer las lenguas y
culturas de los indígenas. Sin embargo, y hasta donde sabemos, se ha dado muy
poca atención al estudio de la interacción en la comunicación intercultural o
transcultural desde la perspectiva de la sociolingüística interaccional o la
pragmática (véase más abajo) 13 .
Volviendo a los trabajos contrastivos en pragmática sociocultural o
intercultural que se han realizado y los que se siguen realizando, no hay duda
que continúan haciendo un aporte muy importante al conocimiento del rol de la
cortesía en la estructuración de diferentes tipos de actividades y la negociación
de identidades y metas interaccionales en diferentes contextos culturales,
generalmente con implicaciones importantes para la comunicación intercultural
y otras áreas.
Sin embargo, mientras abundan los estudios contrastivos, son escasos
los estudios que se concentran en la interacción intercultural propiamente dicha.
Aparte de los trabajos interculturales del grupo CRIT, hay unos pocos estudios
pragmáticos que se ocupan de la (des)cortesía en la comunicación intercultural
propiamente dicha, con respecto a migraciones internas o externas en la
13 Véase el trabajo de Gugenberger (1997) en el Perú que no es un estudio pragmático pero cuyos
resultados son de interés para el estudio de la (des)cortesía en la comunicación interétnica.
410 •
María Elena Placencia
mayoría de los casos. Incluyen los trabajos de Placencia (2001a, 2008) en
interacciones de servicio entre proveedores blanco-mestizos y usuarios
indígenas en La Paz y en Quito respectivamente; Schrader-Kniffki (2004, 2007)
sobre peticiones y promesas, y el uso del silencio, respectivamente, en
interacciones entre zapotecas e hispanófonos en Oaxaca, México; Carmona
(2006) sobre las funciones del habla de contacto en interacciones entre personal
sanitario español y usuarios inmigrantes en Barcelona; Herrero Muñoz-Cobo
(2007) sobre el uso del silencio entre españoles e inmigrantes hablantes de árabe
marroquí; y Valero Garcés (2008) sobre formas y funciones del habla de
contacto en interacciones entre pacientes extranjeros y médicos españoles en la
comunidad de Madrid.
Mi propuesta de extender esta área de estudios está motivada, como he
dicho, por el contexto social vigente de multilingüismo y multiculturalismo en
muchas regiones del mundo hispanohablante. Otra motivación es el hecho de
que, si bien los aportes de estudios contrastivos o monoculturales ofrecen una
base, y son esenciales en este sentido para dar cuenta, por ejemplo, de
conflictos que surgen en una interacción intercultural, como dice SpencerOatey ([2000] 2008b: 72), “los estudios transculturales (i.e., comparativos) no
nos dicen necesariamente cómo las personas se van a comportar o van a
reaccionar al tomar parte en interacciones interculturales 14 ”. Esta observación
la habían hecho ya Scollon y Scollon (1995) dentro de estudios del discurso y
viene también de otras disciplinas que se ocupan de la comunicación
intercultural. Cray y Mallory (1998: 90) en gerencia de empresas, por ejemplo,
sugieren lo mismo cuando dicen que “es posible que la observación de cómo
las personas interactúan con sus compatriotas en su propio país no ofrezca una
guía útil sobre cómo se van a comportar las mismas personas con visitantes
extranjeros 15 ”. En efecto, lo que algunos investigadores han encontrado es que
en interacciones interculturales se puede identificar el uso de nuevas estrategias
o quizás estrategias híbridas. Por ejemplo, en un estudio de respuestas del
oyente en una conversación intercultural en inglés entre un español y un
británico, Bou Franch y Gregori Signes (1999) encontraron que los dos
participantes empleaban más respuestas del oyente que en interacciones
monoculturales en inglés o español. Atribuyen esto al “mayor esfuerzo
comunicativo y la necesidad de negociar el significado de forma más consciente
y explícita que en conversaciones entre nativos que conduce a ambos
“cross-cultural (i.e., comparative) studies do not tell us how people will necessarily behave or react when they take
part in intercultural interactions”
15 “observations about how individuals interact with one another in their home country may not provide useful
guidance of how the same people behave towards foreign visitors”
14
Coloquio del Programa EDICE
• 411
interlocutores a un uso mayor de emisiones, para marcar acuerdo y animar a
proseguir” (p. 132).
Häggkvist y Fant (2000) por otro lado, analizaron cómo españoles y
suecos inician discusiones informales en interacciones monolingües y
monoculturales y en interacciones interculturales. Con respecto a las últimas,
encontraron que algunas estrategias coinciden con las de las interacciones
monoculturales pero otras no; esto confirma nuevamente la idea de que la
comunicación intercultural no puede predecirse (por entero al menos) de los
patrones socioculturales propios de los participantes (véase también Häggkvist,
2002; Mueller, 2008). Entrarían otros factores como el hecho que identifica
Bravo (1998b) de que ciertas estrategias que emplean hablantes nativos en
interacciones con no nativos pueden atribuirse, por ejemplo, a su rol de
anfitrión en la interacción.
En la comunicación intercultural, la (des)cortesía puede ser vista
también en términos de procesos de acomodación (véase por ejemplo Giles y
Ogay, 2006) relacionados con el uso de estrategias encaminadas a reducir la
distancia social (estrategias de convergencia), a crearla (estrategias de
divergencia) o a mantenerla (estrategias de mantenimiento) 16 . Entre hispanistas,
hay unos pocos estudios interculturales recientes que examinan estos procesos
como el de Barrancos (2008) y Sinner (en prensa) que se enfocan
principalmente en el estudio de formas de tratamiento en la interacción de
Argentinos con españoles.
Es innegable que la dificultad de obtener datos de interacciones
espontáneas está siempre presente en estudios de comunicación intercultural y
pragmática en general (véase Kasper, 2000); sin embargo, la gama de contextos
que pueden ser explorados es cada vez más extensa y por tanto el obtener
datos, posiblemente más factible. Como apuntan Gràcia y Bou (2006: 61) sobre
Cataluña la diversidad existente en la actualidad en España, por ejemplo, “es
fácilmente perceptible en la inmensa mayoría de los ámbitos en los que
transcurre nuestra vida cotidiana: la calle, el trabajo, el mercado, los comercios,
la administración, etc.”. Lo mismo se puede decir de muchas ciudades de la
América hispanohablante.
Además, no es necesario restringirse a datos de grabaciones de
interacciones sino que se pueden emplear otros métodos como la observación,
y entrevistas como en los estudios de Francisco Raga Gimeno y el Grupo CRIT
en el contexto sanitario (véase Raga Gimeno, 2006) que les ha permitido
identificar una serie de problemas que experimentan los proveedores de
servicio y usuarios autóctonos e inmigrantes. En cualquier caso, como se ha
16 Sobre la consideración del nivel pragmático en el estudio de la acomodación lingüística, en el que
entran fenómenos de (des)cortesía, véase Kluge (2007).
412 •
María Elena Placencia
visto, es importante complementar datos de observación o grabaciones con
datos que ofrezcan la perspectiva de los usuarios como datos provenientes de
cuestionarios de hábitos sociales (Hernández Flores, 2002) que diversos
investigadores asociados con EDICE han encontrado útiles (véase por ejemplo,
Bernal, 2007), al igual que diarios sobre incidentes críticos (Spencer-Oatey,
2002), y datos provenientes de entrevistas (véase Placencia, 2001b, en el
contexto de la atención al público).
No obstante, a lo que voy también es a señalar que lo que ocurre en la
interacción intercultural no necesariamente puede explicarse como suele
hacerse, o no por entero, con respecto a “regularidades” de comportamiento,
como tendencias de cortesía, que se pueden observar en interacciones
monoculturales, y que están relacionadas con ciertas preferencias culturales,
sino que pueden entrar también aspectos del macro-contexto, entre otros
aspectos, como ideologías dominantes que ubican a ciertos grupos en posición
inferior frente a otros, por prejuicios con base étnica y racial u otras razones 17 .
Si bien en los datos examinados en el estudio sobre la comunicación interétnica
en Quito al que me refiero en el presente trabajo, se puede identificar en ciertos
casos un choque de normas culturales (por ejemplo, en el empleo de saludos
con beso que son frecuentes entre familiares y amigos entre blanco-mestizos,
pero no así entre indígenas), en muchos otros casos, sin embargo, las
divergencias de normas y valores culturales que puede haber y que ciertamente
hay no son útiles para explicar el conflicto que surge, que no parece yacer en
diferencias de estilos comunicativos (o no por entero) sino en prejuicios. Esto
es lo que paso a ilustrar ahora con ejemplos de formas de tratamiento de un
estudio en marcha sobre (des)cortesía en la comunicación intercultural
interétnica en Quito, en el contexto de migraciones internas, en donde el
prejuicio étnico-racial parece jugar un papel importante en el uso de las
estrategias de descortesía identificadas.
3
Descortesía en la interacción intercultural en Quito
Al hablar de comunicación intercultural en Quito, me refiero a
interacciones entre indígenas de diferentes nacionalidades, principalmente la
nacionalidad kichwa, y blanco-mestizos. La nacionalidad kichwa es una de las
13 nacionalidades que reconoce CODENPE, el Consejo de Desarrollo de
Nacionalidades y Pueblos del Ecuador. Para esta nacionalidad, se han
17 La importancia de considerar el macro contexto en el análisis de la (des)cortesía aparece ya en
otros trabajos sobre el discurso en español como el estudio de Carranza (2007) en un contexto
legal.
Coloquio del Programa EDICE
• 413
identificado 13 pueblos localizados a lo largo de los Andes ecuatorianos en su
mayoría. Sin embargo, en mi estudio participan también indígenas achuar,
huaorani y kichwa de la Amazonía (véase Placencia, 2008).
No tengo espacio para entrar ahora en detalles del contexto sociohistórico de mi estudio (véase Placencia, 2008), pero quiero señalar que el
prejuicio étnico-racial, que se entiende como representaciones mentales
socialmente compartidas, de carácter negativo sobre el Otro (van Dijk, 2002:
146), y la discriminación en contra de los indígenas (y afroecuatorianos) son
fenómenos muy conocidos y documentados en la historia de las relaciones
interétnicas en la sociedad ecuatoriana. Según Almeida Vinueza (1999), la
discriminación asociada con el prejuicio étnico-racial es en efecto “un
fenómeno constitutivo de la nacionalidad ecuatoriana” (p. 203), una tendencia
con un mensaje claro, que “lo ‘blanco’ es superior y lo negro e indio lo
despreciable” (p. 210).
Esta mentalidad se puede ver, por ejemplo, en usos verbales que se han
incrustado en el habla como la expresión hacer la del indio, que quiere decir ser
ingrato o no tener maneras, como aparece en una interacción entre blancomestizos en la que una señora habla de X, un hombre que dejó a su mujer,
sobrina de la señora, por irse con otra mujer:
(1)
Interacción entre familiares
Señora: Sí que X nos hizo la del indio ... ¡qué cosa!
O la palabra runa que significa ser humano en kichwa y que se emplea
en el español ecuatoriano coloquial con el significado de ‘algo de calidad
inferior’ o ‘de raza inferior’ como cuando se habla de un perro runa, que sería un
perro cruzado, y que se emplea también como forma de tratamiento o término
de referencia despectivo para los indígenas. Y esta mentalidad emerge también
en conversaciones informales entre blanco-mestizos que he recopilado en
diferentes contextos, como en el siguiente ejemplo en una peluquería de
mujeres de clase media, que deja ver en este caso una falta de tolerancia e
ignorancia sobre costumbres indígenas como la de llevar un sombrero que es
un símbolo importante de la identidad indígena.
La clienta 1 en la línea 62 habla de un político indígena (Vargas) que no
suele llevar sombrero, y esto les lleva a otras clientas a especular en son de burla
sobre la función del sombrero (líneas 66-67; 69-72):
(2)
Interacción en peluquería (C1/2/3 – clientas; P – peluquera) (Adaptado de Placencia,
2007b: 155-156)
414 •
María Elena Placencia
62C1
63
64P
65C1
66C3
67C1
68C1
69C3
70
71C1
72P1
73C3
74C1
75C2
76C3
77C1
78C3
79
80
81
82C1
y esto eeh el lo único que me gusta del Vargas es que no es
ensombrerado
diez minutitos y le lavamos señora Glorita
porque todititos [((
))]
[porque] dicen que se les enfría la cabeza (RISAS)
no y se les vuelan los piojos (RISAS)
quisiera saber por qué se ponen sombrero yo quisiera [((
))]
[porque dicen]
que se les enfría la cabeza
oiga pero si todo el mundo anda con la cabeza /
(RISAS) al aire (RISAS)
pero dicen que tienen esas ideas↑ [que es] que se les enfría la cabeza
[qué va]
¿esa costumbre tienen?
dicen que tienen esa costumbre
no tiene que ser otro significado tiene [que ser alguna tradición]
[pero no dejan ni muertos]
porque vean en las reuniones y todo que les dicen tiene que sacarse el
sombrero ¡cómo van a estar en una reunión con sombrero!
[que dicen] que no
[es falta de] educación
Los intercambios finales (líneas 79-82) ilustran la expectativa de
muchos blanco-mestizos de que los indígenas se adapten a sus normas de
interacción, que en este caso sería que se quiten el sombrero en reuniones
formales, pues quitarse el sombrero es lo que se considera tener “educación” o
“buenas maneras”.
Pasando a mi estudio propiamente dicho, exploro (des)cortesía y
discriminación con base en prejuicios étnico-raciales en la interacción
interétnica desde tres perspectivas, tal como explico en Placencia (2008): la de
los indígenas mediante entrevistas a profundidad y discusiones de grupos
focales dado que la discriminación en el trato en la vida cotidiana es algo que
muchas veces se experimenta de manera sutil y es importante ver cómo
perciben los indígenas el uso de ciertas prácticas comunicativas de los mestizos
puesto que la (des)cortesía está en la evaluación del oyente o el afectado (véase
Eelen, 2001); la de los blanco-mestizos, también mediante entrevistas, en
cuanto es de interés comprender como es que conciben a los indígenas como
diferentes; y, por último, la que me da el análisis de interacciones interculturales
que he recogido a través de observación y grabaciones de interacciones
espontáneas particularmente en contextos de servicio como en mercados,
tiendas de barrio y centros comerciales.
Coloquio del Programa EDICE
• 415
Por cuestiones de espacio, me voy a enfocar aquí en el uso de formas
de tratamiento, que en el contexto en que se dan constituyen mecanismos con
los que se ataca, intencionalmente o no, la imagen individual y grupal del
interlocutor, y que, como subrayo, parecen estar asociados con una serie de
perjuicios con base étnico-racial. Digo intencionalmente o no, pues como
sugiere van Dijk (2002: 146), la discriminación no es siempre intencional sino
que constituye una articulación en el discurso del conjunto de creencias
subyacentes compartidas sobre los Otros, que configuran la ideología
dominante, en este caso, la de los blanco-mestizos.
Las fórmulas de tratamiento, como sabemos, se consideran esenciales
en la construcción de las relaciones interpersonales. Tal como Knapp (1978:
158), entre otros, ha señalado, “la forma cómo nos dirigimos a una persona
puede ser cuantitativamente breve, pero puede decir muchísimo sobre la
relación que tenemos con esa persona. Podemos comunicar [...] el grado de
relación que tenemos, si estamos enojados con la persona o si queremos
manifestar afecto, y si la situación es formal o informal 18 ”.
Mediante las fórmulas de tratamiento se pueden comunicar una serie de
significados sociales. A manera de ilustración, la siguiente es una lista de
significados asociados con 4 pronombres –tu, vos, usted y su merced– que
emergieron en un panorama de formas de tratamiento en Colombia y Ecuador
(Placencia, en prensa): respeto, cercanía, confianza, distancia, familiaridad,
solidaridad, intimidad, (des)igualdad, jerarquía, impaciencia, enojo,
paternalismo, servilismo, desprecio, humillación, calor humano, etc. Esta
variedad de significados resaltan el hecho de que las formulas de tratamiento
pueden emplearse en la gestión interrelacional (Spencer-Oatey, 2000, 2008c),
junto con otras formas, para crear, mantener, realzar o dañar las buenas
relaciones sociales. Justamente lo que he encontrado en mi estudio es un uso
por parte de los blanco-mestizos que amenaza la imagen individual y de grupo
de los indígenas y por tanto crea conflicto 19 .
En Placencia (2008) doy numerosos ejemplos de formas de tratamiento
nominales discriminatorias tales como términos genéricos como María o
Manuel, que algunos mestizos emplean para dirigirse a mujeres u hombres
indígenas a quienes no conocen y que llevan implícitos una serie de prejuicios
“[t]he way we address another person may be quántitatively brief, but it may say volumes about the relationship
we have with that person. We are able to communicate […] how well we are acquainted with them, whether we are
angry or affectionate toward them, and whether the situation is a formal or informal one”
19 Tengo que aclarar que este uso obviamente no es uniforme, que hay una serie de factores que
entran en juego, como el nivel de educación de los indígenas y de los blanco-mestizos, y otros; sin
embargo, la mayoría de indígenas que tomaron parte en mi estudio manifiestan experimentar
discriminación en la vida cotidiana, relacionada con su etnicidad (véase Placencia, 2008).
18
416 •
María Elena Placencia
negativos sobre los indígenas; términos de parentesco como hijito/a o primo/a
que adquieren un significado negativo en la interacción interétnica al infantilizar
a la persona (de la Torre, 1999), o hacerla sentir diferente; términos que juegan
con los apellidos autóctonos de los indígenas como Changa para alguien de
apellido Chongo, y apodos y vocativos varios que los indígenas resienten pues los
perciben como ataques a su identidad étnica. Aquí, sin embargo, daré unos
pocos ejemplos del empleo de formas pronominales.
En el español quiteño se ha identificado el uso de tú, usted y vos como
formas de tratamiento pronominal en el singular, las dos primeras de empleo
más extendido (Placencia, 1997). Tú y vos tienden a asociarse con cercanía y
confianza, y usted con respeto y distancia; sin embargo, según el contexto,
pueden comunicar, como hemos dicho, otros significados.
En interacciones comerciales/de servicio entre blanco-mestizos en
Quito, según estudios anteriores (Placencia, 1998, 2001b, 2004) se emplea usted
de manera recíproca para marcar respeto y/o cierta distancia comunicativa, sea
con conocidos o extraños (exceptuando niños y adolescentes que tienden a
recibir la forma familiar tú y emplear usted con los proveedores del servicio). Sin
embargo, en los datos de este estudio aparecen usos asimétricos en diferentes
contextos de servicio como en el siguiente ejemplo en una tienda de barrio,
donde la vendedora es una mujer indígena y el cliente un hombre blancomestizo de mediana edad:
(3)
Tienda de barrio (C- comprador blanco-mestizo; V – vendedora indígena)
01 C:
02 V:
03 C:
04 V:
05 C:
06 V:
¿Tiene melón?
Sí [le muestra dónde están los melones]
¿Cuánto cuesta éste?
Un dólar veinte.
Ya me vas a hacer que me de colerín.
Vea está bueno.
Se puede ver aquí que si bien el cliente empieza con usted cuando dice
¿Tiene melón? (línea 01), cuando entra en el regateo (Ya me vas a hacer que me de
colerín) (línea 05) pasa a la forma familiar de tú. Este acto es un reproche, que
parece en son de broma pero que no genera risa en la vendedora, y que junto
con el tú se puede describir como una forma agresiva de regateo, que evoca
relaciones de servidumbre de tiempos anteriores, y que se observa en otras
interacciones con indígenas. La vendedora indígena, como se puede ver en la
última línea, se restringe al trato formal de usted.
Justamente varios de los indígenas entrevistados observan que se
espera que ellos empleen usted en una interacción de servicio o en interacciones
Coloquio del Programa EDICE
• 417
en el trabajo con blanco mestizos, pero que tienden a recibir tú y en ocasiones
vos (otra forma familiar de uso menos extendido). Resienten este trato ya que lo
interpretan como un tipo de paternalismo o al menos una descortesía, como en
este caso, de una estudiante universitaria que dice que:
En varios centros comerciales he notado que a mí me tratan
de tú, pero a los mestizos de usted. Es, para mí es como que una falta
de cordialidad o de o de respeto porque no puedes decir a quién sea
tú o sea tratarle de tú; de primera, no me parece aceptable (Estudiante
universitaria).
Comenta un contador, de la nacionalidad achuar, cómo los blancomestizos intentan “ponerle en el puesto” si él les tutea, y cómo él acaba en
constante enfrentamiento, recordando a los mestizos que los tiempos han
cambiado:
Y cuando a un mestizo digo, a veces se me va, y digo tú.
‘¡Cómo que tú!’ ‘Pues ¿cómo quiere que (le) trate?’ ‘Usted’. El
español no es mi idioma. Tengo que tratar con usted. Tú para ellos
[los mestizos] es minimizar a la persona, pero ellos me tratan de tú o
vos: ‘Tú haz esto’. ‘No, ésta no es tu hacienda’. Tenemos que parar
duro (Contador).
Estos comentarios se repiten con relación a diferentes contextos y
sugieren también que el trato discriminatorio no proviene solamente de
proveedores de servicio, o de clientes cuando los indígenas están en el rol de
vendedores, sino también de otros usuarios del servicio en cuestión, como este
ejemplo que proporciona un estudiante universitario, que ilustra también el
constante enfrentamiento de los indígenas con los blanco-mestizos para ser
tratados con el respeto que se merecen. “En el trolebús me dice un mestizo,
‘¿por qué te paras?’ ‘¿Cuál tú?’ le digo” (Estudiante universitario).
El bagaje de discriminación que lleva el tutear en las relaciones
interétnicas en Ecuador, que ha sido documentado en algunos estudios
antropológicos en otras localidades en los Andes ecuatorianos (véase por
ejemplo Cervone, 1999), aparece claramente expresado en una entrevista que
concedió en 2004 Auki Tituaña, alcalde indígena en una ciudad al norte de
Quito, que aparece en una nota de prensa titulada “Cuando un ecuatoriano me
tutea siento que hay racismo”. El titular es la respuesta que el alcalde da en una
entrevista a la pregunta si le gusta que le tuteen. Dice: “Cuando me tutea un
venezolano, un cubano o un dominicano no me molesta. Es distinto cuando lo
hace un ecuatoriano: siento que hay una carga de racismo y discriminación” (El
Comercio, 7 Días, p. 14). Se refiere en su respuesta a culturas de confianza como
418 •
María Elena Placencia
la cubana, donde el trato recíproco de tú es lo común (véase Lipski, 1996), a
diferencia del contexto Quiteño.
El uso de tú por supuesto no es siempre recibido como algo negativo.
Hay contextos donde es apropiado emplearlo y en los que puede comunicar
significados positivos y contribuir al realce de las buenas relaciones sociales. La
estudiante universitaria citada anteriormente, por ejemplo, comenta sobre su
uso, de manera recíproca, en la universidad donde ella estudia, tanto entre
compañeros como con profesores, como algo muy positivo. Como sucede con
otras formas, el contexto determina si es apropiado emplear esta forma. Su
significado depende también del tono del enunciado, tal como hace notar uno
de nuestros entrevistados, al igual que del tipo de enunciado en el que ocurre y
de otras formas (no) verbales con las que ocurre como los tratamientos
nominales. Tú aparece en nuestros datos con otras formas como hijito/a que
están asociadas con paternalismo, rezago de épocas anteriores, y por tanto suele
ser interpretado como una forma de agresión.
El siguiente ejemplo ilustra este uso combinado de tú + hijita. Ocurre
en una interacción en una tienda de barrio en la que la vendedora es también
una indígena, y el comprador, un hombre blanco-mestizo de mediana edad. El
cliente está comprando fruta y le reclama a la vendedora sobre una compra
anterior; la vendedora rechaza su reclamo y el comprador insiste y dice:
(4)
Tienda de barrio (C- comprador blanco-mestizo; V – vendedora indígena)
07 C: para qué te voy a decir hijita
Un albañil que ha experimentado este trato dice lo siguiente sobre esta
forma: “Hijito es como una forma de decir ‘éste todavía no entiende’, como a
un niño, ‘le falta madurar’ o sea que como todavía estamos atrasados”.
Así, se puede ver a través de los ejemplos que hemos proporcionado,
cómo diferentes formas de tratamiento pueden ser empleadas en la interacción
interétnica para amenazar la imagen individual y grupal de los indígenas y dañar
las buenas relaciones con ellos, al recrear prejuicios étnicos y discriminación
mediante prácticas de la vida cotidiana.
4
Resumen y observaciones finales
En breve, lo que he querido enfatizar en este trabajo es el interés y la
necesidad de orientar el estudio de la (des)cortesía a la comunicación
intercultural en el contexto de migraciones internas y externas que están
creando, usando las palabras de Raga Gimeno y Valero Garcés (2006), “nuevos
Coloquio del Programa EDICE
• 419
mapas lingüísticos y culturales 20 ”. Ellos se refieren a España específicamente,
pero estos ‘nuevos’ mapas vienen también perfilándose en otras regiones del
mundo hispanohablante, desde hace mucho tiempo ya en algunos casos (sobre
América Latina, véase, por ejemplo Zimmerman y Bierbach, 1997).
Con los movimientos poblacionales son inevitables ciertos problemas
sociales. La dificultad en el acceso de inmigrantes a servicios básicos como la
atención médica es un problema que Francisco Raga Gimeno y el Grupo CRIT
y otros investigadores como Carmen Valero Garcés han identificado y al que
están orientando sus investigaciones en el área de mediación intercultural, y en
mi caso, a la situación de discriminación en contra de los indígenas en la
sociedad ecuatoriana. Es decir, los estudios de cortesía en la comunicación
intercultural pueden hacer también una contribución social en el área de acceso
a servicios y otras.
Con todo esto, sin embargo, no quiero restar la importancia que tiene
el estudio de la (des)cortesía en otros ámbitos, pero estoy señalando un área que
requiere mayor atención. Y esto va de la mano con lo que mencione
anteriormente, que los resultados de estudios interculturales apuntan a que lo
que sucede en la interacción intercultural no es necesariamente predecible del
estudio de interacciones monoculturales o estudios contrastivos; es decir que es
importante también estudiar lo que pasa en la interacción intercultural
propiamente dicha.
Y para terminar quisiera resaltar también la necesidad de mayor
interacción entre quienes se ocupan de comunicación intercultural con relación
al área de mediación intercultural, por ejemplo, y estudiosos de cortesía dentro
de pragmática, ya que parece que, sin saberlo, estamos trabajando sobre lo
mismo en buena medida, es decir sobre diferencias en los modos de conducir
las relaciones sociales en diversos contextos socioculturales y los efectos que
estrategias o prácticas divergentes pueden tener en la gestión interrelacional
(Spencer-Oatey, 2000, 2008c), es decir en el mantenimiento, realce o la puesta
en peligro de las buenas relaciones, al igual que en la consecución efectiva de las
metas que se persiguen en diferentes contextos. Los beneficios de mayor
interacción sin duda serían mutuos. EDICE constituye un foro idóneo para
esto. De hecho, las actas del congreso anterior de EDICE en Valencia (Briz et
al. 2008) muestran que EDICE está atrayendo cada vez más a investigadores
que trabajan en ELE, por ejemplo, que viven la interculturalidad en el día a día
en el aula, y esto es algo muy positivo.
20 Me refiero al título del volumen especial que editaron en el 2006 en la Revista Española de
Lingüística Aplicada: “Retos del siglo XXI en comunicación intercultural: nuevo mapa lingüístico y cultural de
España”.
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La intrusión descortés del intérprete como estrategia
coercitiva en los tribunales de inmigración en los
Estados Unidos
Marjorie Zambrano-Paff
Indiana University of Pennsylvania
Resumen
El presente estudio ha considerado abordar la descortesía en el ambiente de la
corte de inmigración desde un punto de vista socio-pragmático para observar
las estrategias lingüísticas a las cuales acude el intérprete en el interrogatorio.
Asimismo, se ha pretendido cuestionar si tales estrategias constituyen una
intrusión o trasgresión de las normas y ética profesionales de interpretación, o
si por el contrario, dicho accionar puede considerarse una característica más del
rol del intérprete en la corte. En los casos aquí analizados, las estrategias de
descortesía de modalidad pragmática a través de la repetición, el contraste y el tono
de la voz, tanto como la manipulación de estatus, responden a la falta de paciencia
del intérprete ante los testimonios que carecen de coherencia. Fuera de este
contexto legal, dicho accionar podría evaluarse como una estrategia reparadora
del testimonio para ayudar al acusado a organizar sus ideas y para salvaguardar
su imagen. El uso de estrategias pragmáticas del tal índole ejercen control en el
hablante (Lakoff, 1975). Se observó un efecto más coercitivo y, por ende,
descortés, en las estrategias de modalidad verbal a través de la incorporación de
preguntas confirmativas en casos donde no los había en la pregunta original. A
través de la presencia de muletillas, marcadores de discurso, inconsistencias en
la respuesta, pausas y silencios, los intérpretes juzgan la credibilidad del
testimonio de los acusados y testigos. Por tanto, a través de estrategias
descorteses coercitivas los intérpretes adoptan una posición de poder
antagónico y asimétrico como los abogados y jueces, identificándose así con las
estructuras de la institución, en este caso, la corte.
Palabras clave
descortesía, interpretación, coerción, inmigrantes, bilingüismo
432 •
Marjorie Zambrano-Paff
1
Introducción
Las entrevistas e interrogatorios en el ambiente legal revelan un tipo de
organización conversacional especial en donde la interacción es fija y limitada.
El paso de turno es fijo: solo una persona puede hacer preguntas y la persona
que responde las preguntas no puede hacerlas. Además, las respuestas están
condicionadas por el tipo de preguntas, lo que conlleva a decir que el tipo de
intercambio en la corte no es el mismo presenciado en una conversación
informal.
Conley y O’Barr (1998) constatan que, a través de estrategias
lingüísticas, los magistrados de la corte de los EEUU establecen balance
asimétrico de poder entre los participantes durante las interrogaciones y las
‘contra-interrogaciones’ o cross-examinations [traducción mía]. Davies (1993)
define cross-examination como una estrategia lingüística utilizada por abogados
para presentar una versión de los hechos. Dependiendo de la intención del
hablante, la contra-interrogación sirve para incriminar, acusar, desacreditar la
credibilidad e imagen sociocultural de los acusados o bien para defenderla.
También los jueces de los tribunales de inmigración de los Estados
Unidos emplean una gama de estrategias lingüísticas tales como mandatos,
actos de habla conflictivo, amenazas, acusaciones, reprimendas y
distanciamiento enunciativo para influir la respuesta del imputado o testigo.
Según Leech (1983), tales estrategias lingüísticas reflejan acciones frontales
contra el mantenimiento de las buenas relaciones entre los interlocutores, ya
que retan la imagen sociocultural del individuo. El modelo de Brown y
Levinson (1978), basado en el concepto de ‘imagen sociocultural’ o face,
establece que la cortesía juega un papel reparador de las imágenes de los
interlocutores en toda sociedad. Es decir, la ausencia de mecanismos o
estrategias de cortesía que garantizan la armonía social de los hablantes resulta
en actos que comprometen el equilibrio de la conversación. Se deduce entonces
que las estrategias de descortesía conducen a una confrontación intencional y
negativa (Lakoff, 1989), obteniéndose así un efecto opuesto al causado por las
estrategias corteses (Culpeper, 1996). Se define descortesía como el uso de
estrategias discursivas que atacan la imagen sociocultural, resultando en la
desarmonía social entre los hablantes (Culpeper, 1996).
En los tribunales jurídicos de inmigración de los Estados Unidos se
necesita la presencia de un intérprete ya que por lo general el inglés no es el
idioma nativo de los acusados. En los juicios de inmigrantes hispanos aquí
considerados, se observó al intérprete incorporar preguntas en la interpretación
que no constaban en la versión original del interrogatorio, las cuales comparten
el mismo estilo amenazadora e intimidante del habla conflictiva de los jueces y
abogados. Asimismo, se observa que en situaciones de dificultad de
Coloquio del Programa EDICE
• 433
comprensión del testimonio, el intérprete intercede a través de la elaboración de
preguntas coercitivas (Berk-Seligson, 1990), algunas en un grado más que otras,
con el fin de aclarar el testimonio del imputado o testigo. Las preguntas
frontales adoptadas por los intérpretes amenazan la imagen del oyente y son
consideradas estrategias descorteses por su efecto amenazador e intimidante.
Como resultado, se corre el riesgo de no garantizar a la minoría lingüística la
equivalencia de los enunciados y equivalencia legal. Considerando que el
objetivo principal de las preguntas de las contra-interrogaciones es manipular la
respuesta del interpelado, incorporar elementos descorteses en la interrogación
debería ser considerado una intrusión por las posibles repercusiones en las
respuestas o en el testimonio.
También, las mencionadas estrategias constituyen una intrusión tanto
lingüística como legal, ya que en teoría, la función primordial de un intérprete
es la de servir como transmisor o puente lingüístico neutral. La falta de
neutralidad como modo de conducta a adoptar por los intérpretes puede
incidir en las respuestas de los acusados y testigos de la misma forma que las
preguntas de los abogados y jueces inciden en las respuestas de los interpelados
durante el interrogatorio. Se corre así un riesgo pragmático y legal, ya que los
acusados se pueden formar una imagen errónea del rol del intérprete. En
definitiva, la incorporación de preguntas coercitivas y descorteses por parte del
intérprete controla las relaciones sociales y de poder entre los interlocutores a la
vez que constituye una violación de las reglas de ética profesional instituidas
para los intérpretes bilingües en los Estados Unidos.
2
Objetivos
El objetivo principal es abordar la descortesía y actos de habla
conflictivos a través del comportamiento comunicativo de los intérpretes, sea
éste intencional o no, durante el interrogatorio en juicios de la corte de
inmigración. A través de análisis conversacional y de discurso, se explora la
visibilidad, el rol activo y la presencia lingüística del intérprete (Angelelli, 2004).
3
Cuestionamientos
Las observaciones preliminares de los mecanismos lingüísticos usados
por los intérpretes en la corte de inmigración permitieron abordar los siguientes
cuestionamientos sobre la labor interpretativa: ¿cuáles factores conducen a los
intérpretes a intervenir en el interrogatorio con estrategias que amenazan la
imagen sociocultural como si fueran ellos parte del comité judicial?, ¿hasta qué
434 •
Marjorie Zambrano-Paff
punto reconocen los intérpretes la influencia de su rol lingüístico a nivel
pragmático?, ¿qué impacto causa en el oyente el uso de las estrategias
descorteses por parte del intérprete?
4
Marco teórico
4.1
El concepto de visibilidad del intérprete
El concepto de visibilidad del intérprete ha sido abordado por varios
investigadores. Según Angelelli (2004), el intérprete ha pasado de conductor
lingüístico a constructor de la interacción, gracias a los diversos roles que los
intérpretes han jugado en los diferentes contextos del siglo XX. El contexto se
refiere a la situación donde los interlocutores se enfrentan a una diversidad
lingüística, por ejemplo una estación de policía, oficina de inmigración o
consultorio médico. Angelelli (2004) plantea que la visibilidad del intérprete se
ve afectada por variables sociales de los interlocutores como el grupo social,
tanto como factores socioeconómicos, étnicos y de nacionalidad. Además, la
visibilidad se ve impactada por la realidad de la situación/contexto donde la
interpretación da lugar y por la realidad social de cada interlocutor (Angelelli,
2004). Por lo tanto, Angelelli (2004) propone examinar el rol del intérprete y su
interacción desde una perspectiva social, interpersonal y discursiva para
entender mejor su labor interpretativa.
Kaufert y Putsch (1997) discuten el rol del intérprete cuando éste
intercede en conversaciones médicas entre pacientes desahuciados y médicos.
Ambos investigadores reconocen que el área médica involucra comunicación a
nivel clínica y que en muchos casos las variables socioeconómicas, culturales y
lingüísticas de los interlocutores inciden en la efectiva comunicación y
transmisión de terminología técnica entre el paciente y doctor. Kaufert y Putsch
(1997) señalan que el intérprete desempeña otras funciones en las interacciones
doctor-paciente y que su rol visible se debe en parte a las características
inherentes del contexto médico. En cuanto a la visibilidad del intérprete en la
corte, cabe mencionar el trabajo de Berk-Seligson (1990, 2002) por ser el primer
estudio con una gran muestra de datos de análisis etnográfico, cualitativo y
cuantitativo que arroja importantes resultados sobre el rol activo del intérprete
en la interpretación de las preguntas de los abogados en la corte bilingüe. BerkSeligson concluye en su estudio que a través de una gama de herramientas
lingüísticas como la manipulación de formas de cortesía y de otras formas
sociolingüísticas, el intérprete afecta el estilo pragmático original de las
preguntas de los interlocutores. Su estudio revela que las ‘preguntas
confirmativas’ (Quilis, 1993: 451) –conocidas en inglés como tag questions–
Coloquio del Programa EDICE
• 435
fueron las que presentaron más problemas de precisión en la interpretación.
Evidencia de esto es el hecho que en muchos casos las preguntas confirmativas
fueron enteramente eliminadas en la versión traducida, según afirma BerkSeligson (1990, 2002), por la falta de estructuras paralelas en español.
4.2
Variables que afectan la interpretación
Además de las dificultades a nivel lingüístico y pragmático con las que
se enfrentan los intérpretes, existen otros factores que influyen su labor
interpretativa. Según Morris (1999), uno de los factores tiene que ver con el
espacio y distancia física en la que se ubican los interlocutores en la corte.
Morris (1999) y Berk-Seligson (2002) explican que el espacio físico podría
ayudar al oyente a identificarse con el intérprete, ya que por lo general éste se
sienta al lado de los acusados/testigos. Otros factores son el nivel de
profesionalismo, experiencia y subjetividad, así como el lugar de origen del
intérprete. Según Morris (1999), los intérpretes no son entes invisibles en la
interacción, y por tener el mismo idioma, tanto intérpretes como acusados se
pueden identificar sicológicamente uno con el otro. El intérprete se convierte
en la representación más cercana a casa; es decir, se convierte en “lo conocido”,
lingüística y culturalmente. Dicha identificación es riesgosa, ya que la
interpretación se puede ver afectada subjetivamente por la afiliación social y
cultural de los interlocutores. Los intérpretes enfrentan otro dilema ético: el de
transmitir cultura o el de intervenir para aclarar cualquier diferencia cultural
entre las partes involucradas. El rol de transmisor de cultura es estresante para
el intérprete, ya que corre el riesgo de confundir o combinar el rol de intérprete
con el rol de un individuo que ofrece ayuda a un conocido. Morris (1999)
observa en su estudio que la falta de control de calidad de la interpretación por
parte de la corte es otro factor que afecta la equivalencia lingüística en la
interpretación. Además, Morris (1999) encuentra que los intérpretes tienen
conocimiento limitado de lo que precisión y equivalencia lingüística respecta.
Por lo tanto, es de esperar que la calidad y la precisión de interpretación se vean
afectadas por la falta de conciencia de las consecuencias lingüísticas y
sociopragmáticas de su accionar lingüístico.
4.3
Estilo lingüístico de las interrogaciones
Las negociaciones en los juicios ofrecen apuntamientos adversos para
que una de las partes, sea la defensa o la oposición, gane o pierda el caso. Para
ese efecto, abogados y jueces emplean estrategias lingüísticas para manipular las
436 •
Marjorie Zambrano-Paff
respuestas de los acusados y testigos. Además de la evidencia presentada por
escrito, la investigación forense hace uso de entrevistas e interrogaciones
(contra-interrogaciones 1 ) para documentar los hechos oralmente. Los dos
estilos difieren uno del otro, ya que el tipo de preguntas en las entrevistas es
más informal y los entrevistados tienen más libertad para contestar en forma
narrativa. La contra-interrogación se destaca por el estilo coercitivo, el uso de
estratagemas sicológicas y registro formal en las preguntas.
Stone (1984) explica que las contra-interrogaciones establecen un tipo
de proceso de comunicación conflictivo entre dos interlocutores en el cual
uno/a de ellos trata de ganar control de la interacción a través de estrategias
lingüísticas. La interrogación tiene dos objetivos principales: obtener
información y obtener confirmación de la versión particular de los eventos
según convenga al interrogador. El segundo objetivo es más coercitivo que el
primero, ya que mientras más capciosa sea la pregunta, hay más oportunidad de
controlar la respuesta de los acusados y testigos. Así se da cabida a manipular
las opiniones y proceso de pensamiento de quienes tienen el poder para
deliberar a favor o en contra del caso.
Gibson (1992) confirma que las contra-interrogaciones son el método
más efectivo para sonsacar la verdad, descubrir la deshonestidad, examinar la
evidencia, manejar la cantidad de interacción entre los interlocutores y restringir
el contenido de la información del testimonio de testigos y acusados. Según
Tiersma (1999), no hay una lista fija de estructuras lingüísticas a través de las
cuales se puedan identificar todas las preguntas capciosas y sus respectivos
estilos. Sin embargo, Tiesma (1999) señala que hay algunas estructuras comunes
que caracterizan las oraciones interrogativas como coercitivas en inglés, tales
como 1) uso de preguntas negativas con respuesta corta sí/no: Didn’t you call
Mary? ‘¿No llamaste a María?’, 2) preguntas confirmativas: You called me, didn’t
you? ‘Tú me llamaste, ¿verdad?’, 3) oración declarativa con entonación
interrogativa: You didn’t ↑call↓? ‘¿Tú no me llamaste↑?’, y 4) preguntas
disyuntivas donde la pregunta ofrece posibles respuestas: What was closer to you,
the chair, or the table? ‘¿Qué te quedaba más cera, la silla o la mesa?’.
Habría que agregar a esta lista la categoría de los mandatos como parte
de las técnicas del interrogatorio, ya que tanto los mandatos como las preguntas
exigen del oyente un tipo de acción como respuesta (Gibbons, 2003). El
mandato requiere que se desempeñe la acción requerida en la orden; la
pregunta, en cambio, exige información como respuesta. Dependiendo del
Mauet (1996) explica que hay dos propósitos básicos para esta técnica: 1) obtener testimonio
favorable para apoyar el punto de vista del abogado y 2) destruir la credibilidad e imagen del
acusado con el fin de desacreditar su testimonio de una forma que el jurado ignore este
testimonio como evidencia.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 437
contexto y de la fuerza ilocutiva del hablante, los mandatos tienen diferentes
grados de fuerza y modalidad. Finalmente, es importante poner atención a
elementos extralingüísticos como variación en la entonación, intensidad y
volumen, ya que éstos constituyen pistas no verbales cruciales para planificar el
interrogatorio a favor o en contra según sea el caso (Kestler, 1992).
4.4
Cambio de fuerza pragmática por parte del intérprete
En situaciones de desequilibrio bilingüe donde se necesita la presencia
de un intérprete, se pregunta si los intérpretes son capaces de transmitir o
respetar la fuerza coercitiva de las preguntas capciosas de los jueces y abogados
en la interrogación. Berk-Seligson (1999) investiga la precisión con la cual los
intérpretes transmiten la fuerza ilocutiva de los hablantes y el nivel de coerción
de las preguntas del interrogatorio. En algunos casos, los intérpretes eliminaron
las formas confirmativas de las preguntas, y en otros casos cambiaron su fuerza
pragmática, transmitiendo un nivel mayor o menor de coerción que el de la
pregunta original (Berk-Seligson, 1999). La interpretación incorrecta a nivel
pragmático se refiere a la eliminación de la pregunta confirmativa u otro
elemento en la interrogación que indicara coerción. Al interpretar del inglés al
español, los intérpretes se encuentran con un inventario lingüístico restringido
para traducir las preguntas confirmativas del inglés 2 . A pesar de las conocidas
dificultades lingüísticas que los intérpretes enfrentan, éstos deben respetar la
fuerza coercitiva de las preguntas para no afectar el nivel de coerción en la
interrogación mediada por la interpretación. Berk-Seligson (1999) señala que la
única razón factible por la cual el intérprete no transmite la misma fuerza
pragmática en las interrogaciones es que él/ella está más preocupado por
transmitir contenido que transmitir el estilo y fuerza del tipo de pregunta.
Rigney (1999) también aborda las alteraciones pragmáticas estudiadas en el
testimonio interpretado por uno de los intérpretes del caso de O. J. Simpson.
Rigney encuentra que un 40.4% de todas las interpretaciones en español
presentan desviaciones en la interpretación a nivel pragmático y sintáctico, con
Los intérpretes están limitados a emplear las siguientes formas en español para interpretar las
preguntas confirmativas que se llaman tag questions en inglés: “(1) ¿es (esto/eso) verdad?, ¿es
(esto/eso) correcto? (and their elliptical variants [‘y sus variantes elípticas’] ¿verdad? and [‘y’]
¿correcto?), 2) ¿qué no?, ¿no?, and [‘y’] ¿o no?, all of which are used when the declarative portion
of the question is worded affirmatively [‘las cuales se usan cuando la parte declarativa de la
pregunta es afirmativa’], 3) ¿que sí?, ¿sí?, and [‘y’] ¿o sí?, which are tagged onto negatively phrased
statements [‘las cuales se añaden a las oraciones declarativas de construcción negativa’], 4) ¿fue
así? (literally [‘literalmente’] ‘was it so?’) and its negative counterpart [‘y su equivalente negativo’]
¿no fue así? (literally [‘literalmente’] ‘wasn’t it so?’)” (Berk-Seligson, 1999: 40) [traducciones mías]
2
438 •
Marjorie Zambrano-Paff
omisión de contenido y uso incorrecto de verbos. Las alteraciones pragmáticas
eran más comunes en la interpretación de oraciones declarativas con preguntas
confirmativas y preguntas con modales. Aunque Rigney no encuentra una
explicación lógica y directa para justificar tal práctica, la posible respuesta reside
en la falta de equivalencia semántica en la estructura de las preguntas.
Finalmente, Hale (2001) corrobora en su análisis comparativo de 13 intérpretes
español-inglés, inglés-español en Australia que las oraciones declarativas y las
preguntas confirmativas son las estructuras más problemáticas a nivel
pragmático. Los intérpretes de su estudio omiten las preguntas confirmativas
por diferentes razones: falta de conciencia de la importancia lingüística y
pragmática, la necesidad de acortar la interpretación para ahorrarle tiempo a la
corte y la falta de equivalencia gramatical para interpretar las preguntas en el
interrogatorio (Hale, 1999).
4.5
Descortesía
Culpeper (1996) clasifica la descortesía según la intencionalidad del
hablante, dando cabida a que el hablante sea descortés deliberadamente o no.
Para ese efecto, Culpeper acuña el concepto de mock impoliteness o ‘falsa
descortesía’ o ‘descortesía simulada’ (Culpeper, 1996), para referirse a la
descortesía que gravita en la superficie, ya que el oyente entiende que la
locución aparentemente descortés no tiene la intención de ofender a pesar de
ser considerada una ofensa. Vista desde ese ángulo, la descortesía está
intrínsicamente ligada a la relación simétrica y cercana entre los hablantes, ya
que mientras más confianza tengan los interlocutores, más descortés se puede
ser sin correr el riesgo de que la descortesía sea interpretada como una ofensa.
El banter principle 3 o ‘principio de choteo’ [traducción mía] de Leech (1983)
afirma que mientras más íntima sea la relación en el grupo, menor es la
necesidad de demostrar respeto y cortesía. Entonces, surge aquí la siguiente
interrogante: ¿cuándo es un individuo descortés intencionalmente? Según
Culpeper (1996), existen circunstancias de balance asimétrico entre los
interlocutores que ponen en riesgo la imagen sociocultural de la persona que
tiene menos poder. El hablante con mayor poder social tiene más libertad de
“In order to show solidarity with h, say something which is (i) obviously untrue, and (ii) obviously impolite to h
[and this will give rise to an interpretation such that] what s says is impolite to h and is clearly untrue. Therefore
what s really means is polite to h and true” [‘Para demostrar solidaridad con el oyente, di algo que es (i)
obviamente falso, y (ii) obviamente descortés al oyente [y esto resultará en una interpretación que
muestra que] lo que el hablante dice es descortés al oyente, y claro que no es verdad. Entonces, lo
que el hablante realmente quiere decir es cortes al oyente y verdad’] (Leech, 1983: 144).
(traducción mía)
3
Coloquio del Programa EDICE
• 439
ser descortés, más habilidad de reducir o controlar el ataque descortés por parte
del que tiene menos poder. El hablante con mayor poder está en mejor
posición de atacar al oyente con estrategias descorteses en caso de que éste
despliegue algún comportamiento descortés u hostil (Culpeper, 1996). Tales
son los casos de las interacciones en la corte donde el acusado tiene poder
limitado para contra-atacar o desplegar un comportamiento hostil ante ellos.
Concuerdo con Culpeper (1996) al considerar la variable
intencionalidad como un aspecto clave para interpretar qué tipo de descortesía
es la que está en juego. Me uno a la discusión de Zimmerman (2005), quien
señala que un comportamiento lingüístico, sea éste cortés o descortés, va a
depender de la situación o contexto del intercambio lingüístico. Zimmerman
(2005) demuestra que hay insultos y otros actos descorteses, a los cuales llama
actos anticorteses, que no tienen la función de entablar desequilibrio social en el
lenguaje juvenil por ejemplo, sino de entablar colaboración mutua y solidaridad
a través de un universo anti-normativo. Sin embargo, arguyo que hay contextos
como la corte civil y criminal, interrogatorios policiales, y entrevistas entre
abogados y sus clientes cuyo objetivo inherente es el de intimidar y por ende
retar la imagen sociocultural del hablante/oyente. Por lo tanto, incorporo
entonces en la existente discusión de la descortesía otro contexto: el
institucional legal de inmigración, donde las estrategias de descortesía son el
vehículo principal de una estrategia comunicativa que pretende establecer poder
asimétrico entre los interlocutores.
Kaul de Marlangeon (2005), en su análisis sobre las estrategias de
interacción verbal en el discurso de poesía tanguero que despliegan descortesía,
reconoce la descortesía de fustigación 4 , la cual tiene dos motivaciones esenciales: “a)
afiliación exacerbada al grupo y b) refractariedad al grupo” (2005: 305). En lo
que la afiliación exacerbada respecta, Kaul de Marlangeon explica que el
hablante en el discurso tanguero se ve y es visto como adepto al grupo, pero
también es interpretado “no sólo como el yo individual sino también como un yo
social, portador de una ideología de individuos de extracción marginal” (2005:
305). Por otro lado, el concepto de refractariedad en el sector de la descortesía
es “entendida como la autonomía exacerbada de verse y ser visto como opositor
al grupo” (2005: 303). En otras palabras, el hablante en este contexto es
descortés al ser adepto al grupo para defender o atacar los valores del mismo. A
la vez, el oyente adepto al grupo puede bien responder con una defensa u
ofensa ante el hablante refractario. Entonces, los pares básicos de la interacción
4 “La descortesía de fustigación (en el sentido metafórico de dar azotes), constituida
abrumadoramente por comportamientos volitivos, conscientes y estratégicos, destinados a herir
la imagen del interlocutor; para responder a una situación de enfrentamiento o desafío o con el
propósito de entablarla” (Kaul de Marlangeon, 2005: 302).
440 •
Marjorie Zambrano-Paff
descortés producidos son: “H[ablante] Ofensivo - O[yente] Defensivo y H
Ofensivo - O Ofensivo” (2005: 306).
Los actos comunicativos en los juicios de la corte de inmigración
comparten hasta cierto punto las características de la descortesía de fustigación
en el sentido que las interrogaciones despliegan una gama de estrategias
destinadas a ofender o dañar la imagen del hablante. Sin embargo, cabe
recordar que los hablantes en este contexto legal se encuentran en una relación
asimétrica de poder y que el acto comunicativo en la interrogación es más un
ataque desafiante unidireccional, ya que no se le considera al acusado ser adepto
al grupo y por lo tanto no puede atacar con la misma fuerza ilocutiva del
abogado o juez. Esta es otra característica del discurso del poder judicial de la
corte de inmigración en los Estados Unidos. Al contrario del contexto no
institucional de la poesía tanguera, los hablantes con más poder en la corte
despliegan un discurso más descortés y la refractareidad por parte del oyente es
prácticamente nula.
Los planteamientos conceptuales y estudios empíricos aquí
presentados contribuyen al análisis crítico de las prácticas discursivas de los
intérpretes de la corte de inmigración, las cuales son consideradas por un lado
estrategias descorteses por la fuerza ilocutiva de retar la imagen sociocultural
del oyente, y por el otro, estrategias coercitivas por ejercer influencia en la
respuesta de acusado. Debido al efecto perlocutivo que las preguntas
coercitivas ejercen en el oyente, se puede deducir que las preguntas coercitivas
comprenden un tipo de descortesía en los tribunales de inmigración a la cual
me referiré como descortesía coercitiva. Acuño este término para reconocer en las
preguntas del interrogatorio de la corte la ya consignada intención de dañar la
imagen sociocultural del oyente, a la cual se le asigna el carácter de descortés.
Las preguntas coercitivas apuntan también a manipular la respuesta para que
concuerde o no con la pregunta, para confundir o para contradecir la respuesta
del acusado. En resumen, las preguntas coercitivas son entonces por naturaleza
propia capciosas y constituyen una amenaza a la imagen sociocultural del
oyente. En el caso de los intérpretes del presente estudio, interesa investigar si
las estrategias de descortesía coercitiva son una trasgresión por parte del intérprete
o si dicho accionar es una característica más de su papel que pone en evidencia
su rol activo lingüística y pragmáticamente hablando.
5
Marco metodológico
El análisis es totalmente cualitativo, apoyado en técnicas de análisis
conversacional y de estrategias discursivas usadas en el ámbito legal. Se
contrastan las teorías de (des)cortesía lingüística para explicar cómo la labor
Coloquio del Programa EDICE
• 441
interpretativa se convierte en una labor interrogativa a través del uso de
(des)cortesía verbal.
Los juicios de la corte de inmigración son juicios abiertos al público. La
corte de inmigración trata casos de asilo, refugio, deportación, cambio de
estatus, y fraude matrimonial. Perder el juicio resulta en deportación o en
deportación voluntaria la cual le permite al acusado regresar a los Estados
Unidos legalmente dentro de 10 años. Los juicios en la corte de inmigración se
diferencian de cualquier otro tribunal, ya que no hay jurado presente y se
requiere la presencia de un intérprete. Cabe apuntar que las audiencias son
documentadas por el juez a través de grabaciones que él o ella recoge del
evento in situ. Las grabaciones constituyen la evidencia oficial del testimonio
oral, y fueron obtenidas gracias al consentimiento de cada acusado a través de la
ley de libertad de acceso de información FOIA (Freedom of Information Act ‘Ley
de Libertad en la Información’).
5.1
Participantes
Tomaron parte nueve intérpretes de español-inglés, inglés-español, de
los cuales siete son de Latinoamérica y dos de España, en una de las cortes de
inmigración del noreste de los Estados Unidos. Tanto los jueces como los
abogados de la fiscalía observados eran monolingües y de origen
estadounidense. Un total de seis jueces presidieron los juicios analizados.
Algunos de los abogados defensores eran bilingües por ser de origen hispano; el
resto era de origen estadounidense. Todos los acusados y testigos provenían de
diferentes países de Latinoamérica.
5.2
Relevancia de la nacionalidad de los acusados
Los acusados provenían de diferentes países de Latinoamérica con una
variedad de estatus económico, social y nivel educativo. Algunos imputados no
concluyeron los estudios secundarios, lo cual influyó el registro lingüístico, y el
prestigio de la variedad del español de los participantes. La mayoría era
monolingüe; por lo tanto se requería la presencia de un intérprete para
garantizarles a los interesados equivalencia legal y lingüística. Algunos acusados
tenían cierto conocimiento del inglés; sin embargo, se les ofrecía los servicios
de un intérprete para facilitar la comunicación y la comprensión de la
terminología legal típicamente empleada en la corte. Por lo general, los
acusados preferían hacer uso de los servicios de un intérprete, ya que temían no
tener el nivel lingüístico y vasto conocimiento de la jerga legal para defenderse
442 •
Marjorie Zambrano-Paff
o para entender la interacción. En la época de la recolección de datos (en los
años 2003 y 2004) era común observar más casos de colombianos que los de
otros países de Latinoamérica. Los inmigrantes de Colombia alegaban ser
perseguidos políticos y que de haber permanecido en su país, habrían sido
torturados o asesinados. Por lo tanto, vienen a los Estados Unidos para
acogerse a la ley Convention Against Torture ‘Convención Contra la Tortura’
(CAT) en busca de protección bajo el estatus de refugiado político. La
constante presencia de casos de la misma índole y país de origen tiene
repercusiones en el accionar lingüístico de los intérpretes. Algunos intérpretes
afirman poder identificar si la versión de los hechos presentada en el testimonio
es una historia fabricada o es un reflejo fidedigno de los acontecimientos. Los
intérpretes desconfían en que el acusado esté diciendo la verdad gracias al uso
constante de repeticiones, y de atenuantes en el testimonio. Según los
interpretes, una historia fabricada o mentira está plagada de muletillas, silencios
y atenuantes afectando así la credibilidad del imputado. Además, la falta de
ejemplos o evidencia contundente que pruebe que el acusado estuviera en
verdadero peligro influye en la percepción subjetiva del intérprete; por lo tanto,
se duda que los imputados estén diciendo la verdad.
6
Análisis de los datos
Los datos resultan de ocho juicios: cuatro de inmigrantes provenientes
de Colombia, tres provenientes de México, y uno de El Salvador. La
trascripción de la interpretación del inglés-español español-inglés y la intrusión
por parte del intérprete están señaladas en letra cursiva y las inserciones de
interés sociolingüístico están en negritas. Los nombres de los imputados y
testigos han sido cambiados por seudónimos para proteger la identidad de los
participantes. Acompañan la exposición observaciones no participante,
entrevistas a intérpretes y observaciones de elementos paralingüísticos como el
tono de la voz para analizar lo que constituye la descortesía coercitiva.
El análisis del corpus es de un total de 1,430 horas de grabación. Las
diferentes tácticas discursivas que marcan el accionar del intérprete como
descortesía coercitiva se han agrupado en dos modalidades: a) descortesía
coercitiva de modalidad pragmática, y b) descortesía coercitiva de modalidad
verbal.
Algunas de las estrategias de la modalidad pragmática son las
siguientes: 1) status manipulation o ‘manipulación de estatus’ [traducción mía]
(Gibbons, 2003: 113) que apunta a atacar la imagen sociocultural del
interlocutor, o imputado, 2) el uso de repetición; y 3) el cambio de la fuerza
pragmática a través de la adición o la eliminación de información.
Coloquio del Programa EDICE
• 443
La modalidad verbal evidencia el uso de 1) preguntas dicotómicas o
bipolares de sí y no, 2) preguntas confirmativas, y 3) mandatos. Para ilustrar cada
modalidad, se presentará un ejemplo de cada una. Antes de analizar los datos de
los fenómenos lingüísticos que aquí nos ocupan, es importante ilustrar con un
ejemplo cómo los intérpretes en los juicios de inmigración se convierten en
entes visibles (Angelelli, 2004).
(1)
1) J: All right, so we’ll see you, I hope with a lawyer next time, February 27th..
2) I: Entonces esperamos que la volvamos a ver con un abogado febrero 27 a las nueve,
¿sabe?↑ Venga antes de las ocho de la mañana para que esté presente
¿OK?↑
3) A: Yes, okay, I will (0.2). Thank you.
La interacción del extracto 1 pertenece a un juicio preliminar donde el
juez (J) de inmigración establece las estipulaciones y requisitos que la acusada
(A) debe tomar en cuenta para regresar en la fecha indicada para proseguir con
su juicio completo. Véase que la intérprete en línea 3 agrega más información
que la brindada por el juez con el fin de aconsejar a la acusada. Esta
intervención bien puede ser interpretada como un gesto de cortesía y
solidaridad, ya que beneficia a la oyente, es decir la acusada. Angelelli (2004)
señala que cualquier interacción se ve afectada por emociones, atributos
subjetivos y factores sociales, porque las emociones controlan las reacciones de
las personas con respecto a un estímulo. Es probable que la intérprete en este
caso haya sentido simpatía por la acusada, quien no tiene experiencia con los
trámites burocráticos legales ni tampoco tiene quién la represente ante el juez
de inmigración. Por lo tanto, la intérprete adopta un rol personal en lugar de
uno impersonal o neutral como un acto de solidaridad.
Concuerdo con Angelelli (2004) y Morris (1999) al observar que los
intérpretes son seres sociales y como tal se ven expuestos a factores sociales
tanto como creencias individuales y colectivas como cualquier otra persona. Sin
embargo, en el ambiente institucional legal, los intérpretes deben adoptar un rol
neutral para evitar convertirse en un intruso en la interacción entre el juez y el
acusado. Además, aconsejarle a un acusado constituye una violación de los
estándares de interpretación. Angelelli (2004) explica que los intérpretes no se
percatan de su rol visible, ya que muchos de ellos en su estudio se creían ser
objetivos y capaces de mantener una interpretación imparcial.
444 •
Marjorie Zambrano-Paff
6.1
Modalidad pragmática de descortesía coercitiva
6.1.1
Manipulación de estatus
La táctica de manipulación de estatus se realiza al hacer énfasis retórico
(como el de repetir sustantivos o frases) y también por medio del uso de ironía
y sarcasmo para efectos coercitivos. El siguiente extracto a continuación
ejemplifica dicha táctica:
(2)
1) J: How many brothers do you have in Colombia?
2) I: ¿Cuántos hermanos tiene en Colombia?
3) A: Tengo tres hermanos.
4) I: I have three brothers.
5) J: How many are uh:::: doctors or dentists?
6) I: ¿Cuántos de ellos son médicos o dentistas?
7) A: Tengo un hermano no más que es médico.
8) I: Only one brother is a doctor.
9) J: What do the other two brothers do?
10) I: ¿Y qué hacen los otros dos hermanos?
11) A: No, uno, él es medico y yo soy…]
[¿Y qué hacen los otros dos
12) I:
hermanos? (0.2) El que trabaja.
13) A: Mi otro hermano, uno solo.
14) I: Oh! Another brother! One only.
La interrogación por parte del juez de inmigración apunta establecer
los lazos familiares del acusado con sus hermanos en Colombia (línea 9). El uso
de énfasis retórico con “el que trabaja” (línea 12) dicho en un tono sarcástico
pretende ridiculizar la falta de atención o la falta de comprensión de la pregunta
que le hace el juez al acusado. Por otra parte, O’Barr (1982) señala que la
repetición es un instrumento, que si es usado esporádicamente, sirve de
reforzamiento del testimonio. Por lo tanto, el accionar de repetición del
intérprete podría ser catalogado como un acto de solidaridad fuera del contexto
institucional. En tal caso, y dicho en un tono sarcástico, la repetición sí
constituye una descortesía coercitiva, ya que parece apresurar al acusado a que
dé una respuesta (línea 13). La estrategia lingüística contribuye a manipular el
estatus de la credibilidad del acusado y cambiar la fuerza pragmática de la
pregunta original del juez.
Coloquio del Programa EDICE
6.1.2
• 445
Repetición
Los siguientes extractos despliegan otra táctica de descortesía coercitiva
de modalidad pragmática por parte del intérprete:
(3)
1) J: Do you know what your brother’s immigra… your brother-in-law’s
immigration status is in the United States?
2) I: Usted sabe, su cuñado, ¿qué PAPEL tiene aquí en los Estados Unidos?
3) A: Sí.
4) I: Yes.
5) A: El tiene tres restaurantes en New Jersey.
6) I: ¡SU ESTADO DE INMIGRACIÓN EN LOS ESTADOS UNIDOS!↑
7) A: Oh, él es ciudadano.
8) I: He is a citizen.
(4)
1) J: And you and your husband left your country with your child when?
2) I: Y ¿cuándo salió usted y su esposo e hijo? ¿Cuándo salieron?
3) A: Nos casamos en …[
4) I:
[¿Cuándo salieron?! Usted y su hijo ¿CUANDO
SALIERON DEL PAÍS?!
5) A: Mi esposo vino a Estados Unidos en …
En ambos extractos se observa que los acusados violan el principio de
cooperación de Grice, la máxima de calidad, al no contestar las preguntas de los
jueces. La repetición de las preguntas en extracto 3, línea 6 y extracto 4, línea 4
se da con un volumen alto de la voz por parte de los intérpretes, casi gritando
(letras en mayúscula), ya que ambos intérpretes en ambos casos parecen haber
perdido la paciencia. Cabe mencionar que el juicio del extracto 3 tuvo una
duración de cuatro horas y es probable que el cansancio haya impacientado a la
intérprete.
En un estudio sobre las percepciones y manifestaciones de descortesía
en una institución pública del español ecuatoriano, Placencia (2001) encuentra
que sus informantes consideran que el volumen alto de la voz constituye una
falta de respeto al cual se refieren como tono grosero (2001: 193). Su estudio
introduce el tono alto de la voz como una expresión de descortesía por parte de
los funcionarios en el recinto institucional de su estudio. Arguyo que aumentar
el volumen de la vos en la corte es un acto descortés, ya que por naturaleza, el
aumentar el volumen de la voz se interpreta como enojo e impaciencia. El tono
alto de la voz del intérprete se puede catalogar aquí como una estrategia de
coerción, al ser entendido como mandato. La pregunta que surge aquí es ¿cuál
446 •
Marjorie Zambrano-Paff
es la impresión que tiene el acusado del rol del intérprete? Los rasgos de
volumen de la voz, entonación, repeticiones, silencios y pausas, interrupciones y
expresiones de desacuerdo, entre otros, transmiten atributos de poder en el
hablante (Lakoff, 1975). Dicho esto, se deduce que el intérprete se comporta
como cualquier otro miembro del poder judicial al desplegar un discurso que
denota poder asimétrico.
La táctica de contraste, comúnmente usada por abogados, consiste en
comprobar la validez del testimonio a través de preguntas capciosas y
repeticiones para subestimar la autoestima del acusado o testigo, establecer
contradicción en las respuestas y hacerle parecer inseguro de su testimonio
(Drew, 1990).
(5)
1) Fiscal (F): Okay, whose social security card was it?
2) I: ¿Y de quién era esa tarjeta del seguro social?
3) Testigo (T): No sé ah… ella se la encontró y…]
[¿Se la encontró?]
4) I:
5) T: Sí.
6) I: ¿La encontró?
7) T: Sí.
8) I: I do not know, she found it.
La fiscalía duda que los documentos de identificación presentados ante
la corte sean legítimos. El testigo tampoco está seguro de la fuente de la tarjeta
del seguro social (línea 3). El intérprete emplea aquí las mismas palabras de la
respuesta del testigo (línea 3) para formular la pregunta “¿Se la encontró?”
(línea 4). Como se ha dicho anteriormente, el objetivo de las tácticas de
repetición y contraste es el de coercer el testimonio para destruir el argumento
del testigo/acusado y establecer un argumento en su contra. La táctica de
contraste es evidente a través de la repetición de la misma pregunta “¿La
encontró?” (línea 6). El intérprete parece querer contrastar la inicial respuesta
del testigo (línea 3) con la respuesta brindada por el testigo (línea 5) al repetir la
pregunta una vez mas (línea 6). Dicha acción es coercitiva porque ejerce presión
al acusado de producir una respuesta, y es descortés porque reta su imagen
sociocultural negativa al dudar de su honestidad o credibilidad.
Deliberadamente o no, las estrategias interrogativas observadas convierten al
intérprete en interrogador y no un mediador lingüístico al ser éste quien inicia
dicha secuencia de preguntas coercitivas.
Coloquio del Programa EDICE
6.1.3
• 447
Cambio de la fuerza pragmática
Los datos recabados también revelan interacciones donde tanto el juez
como los abogados tratan de atenuar la fuerza pragmática de la pregunta en la
contra-interrogación. La estrategia más frecuentemente empleada para mitigar
la severidad de la pregunta es el uso de frases en inglés como as far as you know
‘lo que Usted sepa’ y if you know ‘si Usted sabe’ (traducciones mías) al inicio o al
final de la pregunta como se observa en negritas a continuación:
(6)
1) J: What was there about her mother that made her want to leave the United
States and go to Mexico in 1998, if you know?
2) I: ¿Por qué fue que su mamá que tuvo que ir a México en el 98?
3) T: Porque estaba enferma.
4) I: Because she was ill.
5) J: The mother was ill. Was the illness, as far as you know, serious or minor?
6) I: ¿La enfermedad era?
7) J: Is that why your wife left to go back to Mexico?
8) I: ¿Su esposa ha salido a México la enfermedad seria o no tan seria?
9) J: Was she worried? (0.1) As far as you know, was she worried about her
mother’s health at the time she left the United States in 1998 to see her mother
in Mexico?
10) I: Cuándo ella salió de los Estados Unidos en el 98 ¿se preocupaba ella por
la salud de la mamá?
11) T: Sí.
12) I: Yes.
Nótese en las líneas de la traducción por parte del intérprete (líneas 2, 6
y 10) la ausencia de las frases atenuantes de la fuerza pragmática de las
preguntas del interrogatorio. Berk-Seligson (1999), Rigney (1999) y Hale (2001)
concuerdan que los intérpretes están más preocupados por transmitir contenido
que transmitir el estilo y fuerza del tipo de pregunta; sin embargo, se
compromete la equivalencia de la fuerza pragmática originalmente pretendida
en el interrogatorio. Hale (2001) señala que la posible falta de conciencia de la
importancia de mantener la equivalencia semántica, lingüística y pragmática
puede estar arraigada en la percepción errónea que tienen los intérpretes sobre
la validez que tienen ciertos elementos como los marcadores discursivos en la
interacción verbal. Hale (1999) concluye que los intérpretes consideran
elementos superfluos los marcadores de discurso y los atenuantes y por lo tanto
dignos de ser desechados. Concuerdo con Hale, ya que el análisis de los datos
aquí presentados confirma las mismas observaciones: eliminar frases atenuantes
cambia la fuerza pragmática de la pregunta.
448 •
Marjorie Zambrano-Paff
Según la tipología de preguntas capciosas 5 y nivel de control (Rigney,
1999), la pregunta del intérprete en la línea 2 del extracto 6 es considerada una
pregunta de bajo control, ya que exige una respuesta abierta. A pesar de que la
pregunta no despliega tanto control coercitivo, la eliminación de la frase
atenuante de la pregunta en inglés as far as you know convierte la pregunta
original del juez en una pregunta más directa. La siguiente pregunta en la línea
6, “¿La enfermedad era?” sigue el orden sintáctico de una oración declarativa SV con entonación prosódica interrogativa. La pregunta formulada así es
entonces menos coercitiva, ya que da cabida a una respuesta abierta; sin
embargo la eliminación de la frase atenuante as far as you know aumenta la fuerza
pragmática de la pregunta del juez. La pregunta original del juez (línea 5)
despliega un nivel más alto de control por ser dicotómica o bipolar (“...serious
or minor?”), pero la presencia del atenuante baja su grado de coerción. El
intérprete aumenta el grado de coerción en la pregunta al eliminar los
atenuantes en la interpretación contrarrestada por la entonación prosódica ya
mencionada.
Lo mismo sucede en la línea 10, donde la versión de la pregunta
interpretada se convierte entonces en una pregunta más directa al eliminar la
frase atenuante de la pregunta en inglés. Por otra parte, se corre el mismo riesgo
de cambiar la fuerza pragmática cuando en lugar de eliminar contenido se
agrega información a la pregunta en la interrogación, como se ilustrará en la
siguiente modalidad.
6.2
Modalidad verbal de descortesía coercitiva
6.2.1
Preguntas dicotómicas o bipolares de sí y no
En extracto 7, el intérprete incorpora preguntas bipolares o
dicotómicas en la interpretación (línea 4) las cuales establecen un alto control
de coerción en la respuesta (Rigney, 1999). No queda claro si la intención del
intérprete es la de aclarar lo que dijo el acusado por no haberle escuchado bien,
o la de interrogarlo (líneas 4 y 6); sin embargo, la ética de conducta profesional
de interpretación requiere que los intérpretes pidan permiso al juez para
5 Rigney (1999) clasifica las preguntas capciosas de acuerdo al nivel de control del testimonio en
inglés y español. El orden del estilo de las preguntas va de menor a mayor coerción, a saber:
preguntas 1) con respuesta abierta, 2) con respuesta específica, 3) con verbos modales, 4)
compuestas, 5) con respuestas alternativas, 6) con respuestas bipolares sí/no, 7) negativas con
respuestas bipolares sí/no, 8) confirmativas afirmativas, 9) confirmativas negativas, y 10)
acusativas.
Coloquio del Programa EDICE
• 449
interrumpir la audiencia con el fin de despejar dudas en caso de que sea
necesario.
(7)
1) A: Hummm sí con… yo tomé, y me pasé de tomar eh::::
2) I: Yes, I was …
3) A:
[Insultaba a mis hermanos y llamaron a la policía.
4) I: Y qué ¿y qué hizo? ¿Insultó o les asaltó?
5) A: No, in-sul-té.
6) I: Insultó::: a sus hermanos. ¿Tiene hermanos?
7) A: Sí, sí.
8) I: I was drinking and I insulted… I didn’t get whose brothers, Judge, the brothers, Judge.
Cabe apuntar que el juez documenta cada juicio a partir de
grabaciones que recoge del evento judicial in situ. Las intervenciones del
intérprete también quedan documentas en la grabación para garantizar un juicio
justo con equivalencia lingüística. Sin embargo, la versión que se transcribe en
caso de apelación del fallo es la versión en inglés. Por lo tanto, quedan también
entonces registradas las respuestas de los acusados a las preguntas hechas por el
intérprete, lo cual no refleja el plan original de contra-interrogación de los
jueces y abogados. En suma, el cambio de la fuerza pragmática en la
interpretación puede aseverar la fuerza ilocutiva del hablante cambiando el
grado de coerción y nivel de (des)cortesía originalmente pretendido por los
oficiales de la corte.
6.2.2
Preguntas confirmativas
Los datos revelan la presencia de preguntas confirmativas y mandatos
en las interacciones de la corte. Esta investigación corrobora los resultados de
los estudios de Hale (1999), Rigney (1999) y Berk-Seligson (1999) con respecto
a la omisión de las preguntas confirmativas en la interpretación del inglés al
español. En varias ocasiones se observa al intérprete de inmigración omitir la
pregunta confirmativa en su interpretación. A saber:
(8)
1) F: And you don’t have any type of a letter from that person, isn’t that
correct, Sir?
2) I: ¿Y usted no tiene ningún tipo de carta de esta persona para atestiguar esto?
Hale (2006) reconoce la dificultad de mantener la equivalencia
semántica de las preguntas confirmativas, por lo cual considera que la mejor
450 •
Marjorie Zambrano-Paff
opción es omitirlas en algunos casos de extrema dificultad lingüística. Sin
embargo, los datos recabados también señalan que los intérpretes en ciertos
casos, en lugar de omitir las preguntas confirmativas, las agregan por su propia
cuenta como se ilustra a continuación:
(9)
1) J: A five-year-old boy?
2) I: Es un niño de cinco años, ¿verdad?
3) A: Mm hum.
4) I: Yes.
Según la tipología del grado de coerción de las preguntas
confirmativas 6 en inglés, (Berk-Seligson, 1999), la pregunta confirmativa de la
línea 2 tiene un grado 6 de coerción, en una escala de 1 a 13 (Berk-Seligson,
1999). Las preguntas confirmativas se emplean para confirmar los hechos o las
informaciónes presentadas en la pregunta. Su incorporación le permite al
intérprete trasmitir una imagen más amenazadora de sí mismo, cambiando así la
fuerza pragmática de la pregunta original del juez a una fuerza más coercitiva.
6.2.3
Mandatos
Finalmente, el análisis revela la presencia de mandatos en la
interpretación, los cuales son usados ampliamente en el interrogatorio como
estrategia lingüística para exigir una respuesta del oyente (Gibbons, 2003).
Placencia (2001) observa que en su estudio los funcionarios usan imperativos
cuando atienden al público con el objetivo de apresurar al cliente. Los
mandatos llamados apresuramientos (Placencia, 2001) tienen carácter amenazador
de la imagen sociocultural de los usuarios, ya que se considera como una
descortesía apresurar a los clientes cuando están haciendo cola, porque “atenta
contra las necesidades de imagen del oyente y de su libertad de acción”
(Placencia, 2001: 190). La incorporación de mandatos en la corte de
inmigración podría también considerarse una forma de apresuramiento para
agilizar el paso del juicio. Sin embargo, su uso en la corte parece tener un grado
de fuerza pragmática mayor que el de los apresuramientos usados en la atención
al público (Placencia, 2001), porque figuran dentro del contexto legal. A saber:
6 “6) You entered the house at that time, (is that) right? [‘Usted entró a la casa a esa hora,
¿verdad?’] (positive confirmatory tag question [pregunta confirmativa]). 7) You didn’t enter the
house at that time, (is that) right? [‘¿Usted no entró a la casa a esa hora, verdad?’] (negative
confirmatory tag question [pregunta confirmativa negativa])” (Berk-Seligson, 1999: 36)
(traducciones mías).
Coloquio del Programa EDICE
• 451
(10)
1) F: Do you know what happened to your father?
2) I: Usted sabe, ¿Usted sabe lo que le pasó a su papá?
3) A: (0.4)
4) I: Conteste.
5) A: No.
6) I: No.
(11)
1) J: When you came back from being kidnapped by the… guerrillas…
2) I: Conteste. Después que usted regresó de haber de haber sido secuestrado por los
guerrilleros…
La acusada en el extracto 10 alega haber sido perseguida por la FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en su país de origen,
Colombia, y por esa razón ha pedido asilo político al gobierno de los Estados
Unidos. Después de casi una hora y media de contra-interrogatorio, la acusada
despliega inconsistencia y contradicción en su testimonio sobre el paradero de
su padre. El intérprete parece perder la paciencia ante la pausa de la acusada y la
apresura a través del mandato conteste (línea 4). Los mandatos tienen un alto
grado de coerción y gracias a su efecto retador, son catalogados como
estrategias descorteses por ser directivos. Además, los mandatos despliegan
coerción, ya que invaden la imagen sociocultural negativa del oyente al obligarlo
a que cumpla con la orden.
El segundo caso, extracto 11, pertenece a un acusado quien pide
protección al gobierno de los Estados Unidos a través del estatuto Convention
Against Torture ‘Convención Contra la Tortura’ o CAT (siglas en inglés), ya que
alega haber sido perseguido por razones políticas y teme por su vida si regresa a
Colombia, su país de origen. El juez no cree que esté diciendo la verdad ni que
su vida esté realmente en peligro para otorgarle el estatus de refugiado. Es
probable que la incorporación del mandato en la interpretación (línea 2) sea
resultado de la falta de credibilidad del acusado. En otras palabras, se observa
aquí que aunque el intérprete debería ser un mediador lingüístico invisible, no
está aislado del contexto de la corte, y que, al igual que los jueces y abogados, su
percepción de los hechos, la credibilidad y la imagen de los acusados y testigos
se van a ver afectadas por el contenido y calidad del testimonio. Se intuye que el
intérprete se haya visto afectado subjetivamente por la nacionalidad de la
acusada al haber escuchado varias veces la misma historia en el testimonio de
otros colombianos. Esto indica que los intérpretes no son entes aislados del
contexto y la interacción, que ponen atención a las características
sociolingüísticas del acusado y que su reacción subjetiva es transparente en su
comportamiento lingüístico con los imputados en los juicios de inmigración.
452 •
Marjorie Zambrano-Paff
7
Conclusión
El análisis revela que la intrusión descortés puede responder en parte a
la necesidad, de ayudar al acusado o testigo a construir un testimonio más
coherente, y para evitar amenazar la imagen sociocultural positiva y paciencia de
los jueces –especialmente cuando el testimonio carece de coherencia. Por otro
lado, la intrusión simplemente responde a la necesidad de amenazar la imagen
sociocultural del acusado en situaciones de intransigencias.
En los casos aquí analizados se observa que el uso de las estrategias de
descortesía de modalidad pragmática a través de la manipulación de estatus se
debe a la falta de paciencia por parte de los intérpretes ante los testimonios que
carecen de coherencia. Dicho accionar fuera del contexto legal podría evaluarse
como una estrategia reparadora del testimonio para ayudar al acusado a
organizar sus ideas y para que no parezca inepto ante el juez. Sin embargo, tales
estrategias pragmáticas ejercen control en el hablante (Lakoff, 1975). De esta
forma, el acusado se encuentra en una posición asimétrica de poder en relación
con el intérprete, ya que éste se comporta como cualquier otro miembro del
poder judicial a través de las ya mencionadas estrategias de descortesía
coercitiva. Se observó cambio de la fuerza pragmática de la pregunta original en
las interpretaciones que presentaron aumento o eliminación de preguntas
confirmativas o de frases atenuantes, pero no queda establecido con certeza la
magnitud del impacto de la fuerza perlocutiva en el oyente.
En los casos donde se observó un efecto más coercitivo y descortés,
fue en las estrategias de modalidad verbal. Por lo general los intérpretes tienden
a omitir las preguntas confirmativas del inglés al español (Berk-Seligson, 1999;
Hale, 1999; Rigney, 1999) por las razones ya expuestas, sin embargo,
sorprendió identificar ejemplos de incorporación de preguntas confirmativas en
casos donde no los había en la pregunta original. Analizando cada caso
individualmente de descortesía coercitiva de modalidad verbal, se observa que
los intérpretes adoptan una actitud más antagónica ante lo que ellos catalogan
como un testimonio falso o ante alguna violación de la ley de inmigración. Éste
es un hallazgo interesante corroborado posteriormente en entrevistas
informales con los intérpretes después de algunos juicios. Según los intérpretes,
es fácil identificar si el acusado está diciendo la verdad o no o si la historia es
fabricada o es verídica. A través de la presencia de muletillas, marcadores de
discurso, inconsistencias en la respuesta, pausas y silencios, los intérpretes
juzgan la credibilidad del testimonio de los acusados y testigos.
Arguyo que las razones del uso de estrategias de descortesía coercitiva
verbal por el intérprete se basan en su percepción personal y subjetiva del
testimonio del interpelado. Parten de la sospecha de que los acusados han
infringido la ley al haber escuchado la misma historia de los hechos en casos
Coloquio del Programa EDICE
• 453
anteriores como se da en los casos de los colombianos. Los intérpretes adoptan
así una posición de poder antagónico y de poder asimétrico como los abogados
y jueces al identificarse más con las estructuras de la institución. Al mismo
tiempo, vale cuestionar quizás si la cantidad de intrusión del intérprete varía
dependiendo del juez de inmigración, ya que es posible que el intérprete
despliegue más deferencia y solidaridad con respecto a unos jueces que con
otros. Se notó en algunos casos que los intérpretes adoptaban una actitud más
formal con aquellos jueces considerados más estrictos y una actitud menos
formal y relajada con aquéllos más flexibles. Por lo tanto, cabe la posibilidad
que la intrusión descortés del intérprete se deba en parte por respeto al juez y
por ende la institución. Independientemente de cual haya sido la motivación del
intérprete para optar por las estrategias lingüísticas mencionadas (ya sea para
ayudarle al acusado organizar el testimonio o para distanciarse de él por
sospechar que haya mentido a la corte) es el intérprete quién tiene mayor
libertad de ser descortés al acusado o testigo. Concluyo que la intrusión
discursiva del intérprete constituye un tipo más de descortesía que puede
ampliar el foco de análisis en las manifestaciones lingüísticas en las
interacciones en el ambiente legal.
En lo concerniente a las preguntas a responder, se logró identificar,
aunque con cierto límite, los factores que contribuyen a la intrusión del
intérprete a través de las estrategias de descortesía coercitiva. Se observa que la
subjetividad y percepción personal del intérprete juegan un papel crucial en su
accionar lingüístico y socio-pragmático. Se estima que otro factor sea
salvaguardar la imagen sociocultural del juez; sin embargo, las condiciones
limitadas y especiales del contexto de la corte no hicieron posible verificar esta
observación con instrumentos tales como entrevistas formales a los intérpretes
después de cada caso. Asimismo, no se pudo corroborar a cabalidad qué
impacto la intrusión descortés causa en el oyente, ya que se habría requerido
administrar a cada uno de los implicados tests de reacciones subjetivas con
estrategias de descortesía como las usadas por los intérpretes. Sin embargo, a
través de entrevistas informales, se pudo responder la pregunta sobre el rol que
perciben de sí mismos. Algunos intérpretes sí reconocen su rol de mediador
lingüístico como transmisor de contenido; no obstante, no están conscientes de
su rol pragmático. Al mismo tiempo reconocen que les “ayudan” a los acusados
para darle sentido a las incongruencias y para elevar su imagen ante el juez y los
abogados. Se concluye que las estrategias de descortesía arriesgan la fuerza
pragmática de los hablantes, y aumenta así la visibilidad del intérprete, quien se
convierte en un agente más del proceso de interrogación. Finalmente, concluyo
que a pesar de que una posible motivación haya sido salvaguardar la imagen
sociocultural del juez y del acusado, las estrategias lingüísticas del intérprete
constituyen una intrusión tanto lingüística como legal.
454 •
Marjorie Zambrano-Paff
Habría sido deseable medir con otros instrumentos evaluativos las
percepciones subjetivas de los jueces y abogados del testimonio de los acusados
a través de la inserción de estrategias de descortesía por parte del intérprete. Sin
embargo, debido a las particularidades restrictivas de acceso a los participantes
de los tribunales de inmigración y por efectos de seguridad y privacidad, solo
fue posible obtener comentarios verbales de los abogados con respecto a sus
percepciones generales de la labor interpretativa. Se espera que la presente
investigación pueda ser de utilidad para darle un nuevo foco al estudio de
descortesía en el contexto institucional bilingüe y para ahondar sobre el rol
lingüístico del intérprete en la corte de inmigración.
Referencias bibliográficas
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La (des)cortesía subyacente en los comentarios de los
lectores de la sección humorística de una revista
colombiana
Julio Escamilla Morales
Grandfield Henry Vega
Efraín Morales Escorcia
Luz Marina Torres Roncallo
CADIS-Universidad del Atlántico
Resumen
En este trabajo presentamos una caracterización de la (des)cortesía subyacente
en comentarios de lectores aparecidos en la página WEB de la revista
colombiana SoHo, después de que dicha revista publicó una sección humorística
titulada genéricamente Círculo de odio regional, conformada por cuatro artículos
escritos por diferentes periodistas: Contra los rolos, Contra los costeños, Contra los
paisas y Contra los caleños. Como en tales comentarios es evidente la aceptación o
el rechazo de la imagen que se ha construido de la gente de una determinada
región, aquí intentamos establecer la relación existente entre las actitudes
corteses/descorteses observadas en los comentarios seleccionados y los estados
emocionales de los lectores, derivados de la lectura de los mencionados
artículos. La explicación del fenómeno en cuestión también está basada en la
determinación del papel que juegan los imaginarios socio-discursivos y los
estereotipos en la producción de esos textos en los que se rechaza o se acepta
una determinada imagen sociocultural.
Palabras clave
(Des)cortesía, emociones, negociación de identidades, odios regionales,
estereotipos.
458 •
Julio Escamilla
1
Introducción
La situación que aquí explicamos corresponde a una múltiple puesta en
escena discursiva en la que inicialmente participaron cuatro periodistas que,
siguiendo las directrices de la Revista SoHo, 91 (2007: 93-103), escribieron
sendos artículos en los que se refirieron ofensiva y provocadoramente a la gente
de una determinada región colombiana. Estos artículos aparecieron publicados
en la sección humorística de dicha revista con el nombre genérico de Círculo de
odio regional, pero con subtítulos alusivos a los habitantes de cada una de las
regiones escogidas, así: Contra los rolos, por Adolfo Zableh (Costeño); Contra
los costeños, por Andrés Ríos (Paisa); Contra los paisas, por Juan A. Valencia
(Caleño) y Contra los caleños, por Nicolás Samper (Rolo).
Para una mejor comprensión de la situación discursiva aquí analizada,
presentamos a continuación algunos ejemplos de los estereotipos y prejuicios
de que se valió cada uno de los mencionados periodistas para describir las
identidades regionales en cuestión:
(1)
Contra los rolos (oriundos de Bogotá, capital de Colombia):
“Se creen los paladines del idioma y no sé con qué derecho afirman hablar el
mejor español del mundo”.
“Esa gente que trata al resto de los colombianos como si fuéramos arrimados en
esta tierra”.
“Se vanaglorian de tener ancestros en la Madre Patria, que tuvo la gentileza de
mandar a estos lados lo peor de su sociedad y convertirlos en miembros de una
realeza de segundo orden”.
“Siempre han querido ser más de lo que son. Por eso juegan bridge en vez de
dominó, le ponen a sus clubes nombres de otros que existen en Europa y
construyeron sus aristocráticas casas al estilo inglés, con techos a la espera de
nieves que nunca llegaron”.
“[Las bogotanas] son unas arpías calculadoras y muchas nacieron sin culo”.
(2)
Contra los costeños (oriundos de la Región Caribe colombiana):
“No hay nadie medianamente responsable en ese arenero barranquillero”.
“Los costeños no trabajan más de seis meses al año. Pero eso sí, siempre en
horario de embajada: martes a jueves, de 10:00 a.m. a 3:00 p.m.”.
Coloquio del Programa EDICE
• 459
“Todos se comen la letra ese al hablar (para no hablar de lo otro que se
comen) 1 ”.
“Los costeños tienen la asombrosa facultad discursiva de incluir, cada tres
palabras, una referencia al miembro viril, obsesión solo comparable con la de
vivir de fiesta y evitar el trabajo”.
“Y sus comentarios procaces y sus zapatos blancos y su acento displicente y sus
justificaciones laborales en las que jamás capa un ‘ajá’ o un ‘cógela suave’”.
(3)
Contra los paisas (oriundos del departamento de Antioquia y, por extensión, los de los
departamentos de la denominada zona cafetera):
“Mis reparos contra los nacidos en Antioquia se deben, entre otras cosas, a que
se parecen mucho a los frisoles que tanto les gustan: en medio de su berraquera
son blandos como el grano y cuando se juntan en abundancia se ‘hogan’ en su
caldo de arribismo gaseoso”.
“¿A quién no le ha tocado en la universidad, en el trabajo o incluso en un
partido de fútbol tener que aguantarse a un paisa que se cree lo mejor y a quien,
en efecto, lo apodan ‘Paisa’? Porque esa es otra cuestión: siempre empiezan
solos. –‘Antioqueño no se vara’, dicen ellos– y terminan multiplicándose como
el ébola. Montan su empresita tiránica con mucho ‘éxito 2 ’ y se dedican a
fastidiar a quien no sea de allá o, lo que es peor, ni los contratan”.
“Son buenísimos para formar todo tipo de instituciones: desde equipos
campeones de copas libertadores, pasando por sindicatos antioqueños, hasta las
temidas empresas de cobro. Y siempre las forman de manera vilmente
contestataria, haciendo mucha bulla y dejando sus pechos colorados al
descubierto”.
“Ellos [los paisas] tuvieron que crear la cultura de la mujer ensiliconada y de
acento sospechosamente inocente”.
(4)
Contra los caleños (oriundos de la ciudad de Cali, capital del departamento del Valle del
Cauca):
“Hay unos que son impotables y todo está basado en su ostentación fanfarrona.
Tienen esas ganas de demostrar y demostrarse a ellos mismos que son más, no
se sabe por qué”.
“Además están listos para romperle la jeta al que, sin querer, les haga caer el
gorro vaquero referencia Madonna que se ponen en sus enloquecidas cabezas
cuando cabalgan con su mujer inflable por la Feria de Cali.”
La expresión “lo otro que se comen” se refiere aquí a la supuesta zoofilia que los interioranos
atribuyen a los costeños.
2 Clara alusión a la “antioqueñísima” cadena de almacenes Éxito, extendida por todo el territorio
nacional.
1
460 •
Julio Escamilla
“Si el DAMA los multara por el volumen de su voz, la entidad recibiría más
dinero del que percibe Kuwait por venta de petróleo. Por eso es enervante
verlos, jactanciosos, hablando a los alaridos y exhibiendo su ‘ropa de marca’
(sacos en donde en la manga izquierda dice ‘Tommy’ y en la derecha ‘Hilfiger’
en letra arial, tamaño 86 o prendas Lacoste con un lagarto estampado que hace
ver chico a Poncho Rentería”.
“Ese es su pecado: ufanarse y jurarse lo mejor”.
“Las mujeres (…) [caleñas] que, según Piper Pimienta, eran como las flores, hoy,
por culpa de tus ganas de ostentar que la tuya está más buena, parecen flores de
plástico, como esas azucenas artificiales que ponen en las funerarias, de tanta
operación que llevan entre pecho y espalda”.
La lectura completa de los cuatro artículos confirma plenamente que el
propósito discursivo de los mismos es múltiple y está basado en la censura, la
burla y el desconocimiento de aspectos culturales, comportamentales (éticos,
morales, sexuales, etc.), lingüísticos o discursivos, geográficos, deportivos o
artísticos, sociales, políticos o económicos y constituye, por lo mismo, un
ataque abierto a la ‘imagen social’ (face) positiva de los nativos de cada una de las
regiones concernidas. Estos textos son, pues, descorteses, dado que —tal como
lo señala Mugford (2008: 375) en su definición de descortesía– en ellos se
asume una “actitud deliberadamente ofensiva e irrespetuosa contra el
interlocutor 3 ”. Más aún, estos artículos son una muestra contundente de
descortesía cultural que es una de las cuatro categorías que el mismo Mugford (id.:
377) propone para clasificar la descortesía, las cuales citamos a continuación:
1. descortesía individual - percibida por el interlocutor como
un ataque personal contra él/ella; 2. descortesía social - percibida por
el interlocutor como un ataque contra su rol social; 3. descortesía
cultural - percibida por el interlocutor como un ataque contra su
grupo étnico; y 4. descortesía en broma - que refleja el uso lúdico o
en broma del lenguaje descortés 4 ,
Siguiendo a Leech (1983: 132), se llega igualmente a la conclusión de
que los textos periodísticos en mención son descorteses, pues violan por lo
menos tres de las seis máximas que este autor propone para definir el principio
de cortesía. Las máximas flagrantemente violadas son: la de tacto, porque está
“Impoliteness can be seen in terms of either breaking social norms or being deliberately offensive and disrespectful
towards an interactant”.
4 “1. Individual impoliteness - impoliteness which the hearer perceives as a personal attack; 2. social impoliteness impoliteness which the hearer perceives as an attack on her/his social role; 3. cultural impoliteness - impoliteness
which the hearer perceives as an attack on her/his ethnic group; and 4. Banter - impoliteness which reflects the
playful use of impolite language”.
3
Coloquio del Programa EDICE
• 461
claro que los periodistas no minimizan el coste al receptor; la de aprobación,
porque no minimizan el desprecio hacia el otro; y la de simpatía, ya que no
minimizan la antipatía hacia los otros. Cada uno de los autores de dichos
artículos, por el contrario, tiende a maximizar el impacto negativo que puede
causar en la imagen positiva del otro, de ahí que haya que excluir de esos textos
cualquier posibilidad de cortesía positiva. Sobre todo, porque así se pensó desde
su concepción misma por parte del comité editorial de la revista 5 , lo cual viene
a corroborar lo planteado por Bernal (2005: 386) en el sentido de que “en la
relación con los demás hay ocasiones en que no se pretende preservar la imagen
del otro, sino deteriorarla, atacarla o, incluso, destruirla”. Entonces, tenemos
que decir que en este caso la idea fue siempre la redacción de textos insultantes,
y dado que los insultos son “actos intencionalmente amenazadores” (Bernal,
ibid: 384) de la imagen del otro, ello equivale a decir descorteses.
En este contexto, el carácter humorístico que pretendió imprimírsele a
los artículos está más que comprometido. Charaudeau (2006: 22-23) define el
acto humorístico en el marco de una relación tríadica entre un locutor, un
destinatario y un blanco de dicho acto. Afirma también que “el problema que se
le presenta [al locutor] es el de su legitimidad, de aquello que lo autoriza a
producir en esa situación un acto humorístico”. En cuanto al destinatario señala
que:
puede ser puesto en lugar y situación de cómplice o de
víctima. Como cómplice, es llamado a entrar en connivencia con el
locutor, enunciador del acto humorístico. […] Es llamado a
5 Las directrices dadas por el Comité Editorial de SoHo a los periodistas encargados de la
redacción de los artículos aquí analizados fueron claras a este respecto, tal como lo reconoce
explícitamente el autor de uno de dichos artículos: “En SoHo somos abanderados de explotar
subgéneros de toda índole, sean estos periodísticos (como las crónicas de seguimiento,
suplantación e infiltración) o literarios. En ese mismo orden de ideas, lo del Círculo del odio regional
se presentaba como una temática más para desarrollar el subgénero literario de la diatriba, que no
es más que una forma de veta de la columna de opinión tradicional y que surge como
contrapropuesta de esta misma. Más allá del ejercicio literario no buscábamos mayor cosa,
aunque sabíamos de antemano que las diatribas iban a generar polémica en un país tan
regionalista como el nuestro. Pero ejercicios de este tipo ya se habían hecho antes, como por
ejemplo cuando el escritor Efraim Medina Reyes, cartagenero, escribió sobre su odio a la costa, y
el periodista Jaime Andrés Monsalve, manizalita, escribió sobre lo que no soporta de Manizales.
O como cuando se publicó el especial llamado Columna contra mi mismo, que en realidad eran
diatribas, [de] reconocidos articulistas de la talla de Antonio Caballero, Salud Hernández-Mora,
D’Artagnan y María Jimena Duzán, entre otros” (Valencia, 2008). A este mismo respecto, Ríos
(2008: 28) recalcó las pautas dadas por el consejo de redacción de la revista indicando que se
trataba de escribir “un artículo con mucho humor negro, sátira y detalles sobre la región que [les]
fue asignada”. Más detalles sobre este tema aparecen en Escamilla (2008: 91-105).
462 •
Julio Escamilla
compartir la visión dislocada del mundo que propone el enunciador,
lo mismo que el juicio que éste hace sobre el ‘blanco del ataque’ cible.
[…] Como víctima –lo cual se produce más bien en situaciones de
diálogo– es a la vez destinatario y blanco del acto humorístico, un
destinatario-blanco del ataque que tiene todas las razones de sentirse
agredido 6 .
Con respecto al blanco del ataque, el mencionado autor aclara que éste
“es aquello sobre lo que recae el acto humorístico o aquello a propósito de lo
cual dicho acto se realiza”. Agrega que este blanco puede ser una persona
(individuo o grupo) de quien “se censura el comportamiento psicológico o
social resaltando los defectos o los ilogismos en su manera de ser y hacer desde
la óptica de un juicio social de normalidad 7 ”.
A la luz de los anteriores planteamientos, se puede comprender mejor
por qué el contrato humorístico propuesto individualmente por los cuatro
columnistas aquí mencionados es rechazado por la gran mayoría de los lectores
de la revista, sean estos de la región atacada o no. En primer lugar, salvo el
tímido título de la sección Humor, nada los legitima frente a los lectores como
periodistas de humor; entre otras razones, porque no es lo que hacen
habitualmente 8 . En segundo lugar, sus destinatarios son a la vez blanco del acto
humorístico, situación que representa una apuesta arriesgada —que se debe
sopesar muy bien— pues el éxito de ese propósito discursivo depende de que el
destinatario víctima acepte ser cómplice del locutor. En el caso que nos ocupa,
casi ninguno de los lectores que comentaron los artículos aceptó ser cómplice
“Le problème qui se pose à lui est celui de sa légitimité, de ce qui l’autorise à produire dans cette situation un acte
humoristique. […] Le destinataire mis en scène par l’acte humoristique peut être mis en lieu et place de complice,
ou de victime. Comme complice, il est appelé à entrer en connivence avec le locuteur, l’énonciateur de l’acte
humoristique. […] il est appelé à partager la vision décalée du monde que propose l’énonciateur, ainsi que le
jugement que celui-ci porte sur la cible. […] Comme victime —ce qui se produit dans des situations dialogales— il
est à la fois destinataire et cible de l’acte humoristique, un destinataire-cible qui a toutes les raisons de se sentir
agressé”
7 “La cible est ce sur quoi porte l’acte humoristique ou ce à propos de quoi il s’exerce. Ce peut être une personne
(individu ou groupe), en position de troisième protagoniste de la scène humoristique, dont on met à mal le
comportement psychologique ou social en soulignant les défauts ou les illogismes dans sa manière d’être et de faire au
regard d’un jugement social de normalité”.
8 Ante la pregunta ¿Se considera usted un periodista de humor o este es un ejercicio que usted
emprende movido por las circunstancias?, el periodista Nicolás Samper, autor del artículo
“Contra los caleños”, nos respondió: “Sería terriblemente pretencioso de mi parte decir que soy
‘periodista de humor’. Es lugar común, lo sé, pero hacer reír a la gente con un texto puede ser
uno de los ejercicios más complejos del universo y por lo general se falla en el intento. Lo cierto,
y en aras de la verdad es que desde siempre, para escribir cualquier texto que no sea noticioso y
que permita ese tipo de licencias, trato de incluir algún aporte o anécdota divertida que sirva para
que el lector se enganche y para que no padezca un texto, sino para que pueda sonreír con él”
(Samper, 2008).
6
Coloquio del Programa EDICE
• 463
de ese supuesto proyecto humorístico, por considerarlo altamente insultante y,
en consecuencia, descortés. En tercer lugar, la temática misma de las
identidades regionales no es un asunto fácil de abordar desde una perspectiva
humorística, mucho menos desde un medio masivo de comunicación, sobre
todo en un país de regiones como Colombia.
Vistas así las cosas, lejos de reconocer el pretendido propósito
humorístico, los interpretantes de los textos en cuestión —salvo contadas
excepciones, como la de un comentarista que dice
(5)
“Pues es la sección de humor solamente […] cójanla suave y ríanse […]”
los ven como un discurso de incitación al conflicto, es decir, como un
acto malintencionado de confrontación de identidades regionales, en el que
resulta innegable la simbiosis entre locutor y enunciante. Por eso, según la
mayoría de los lectores que dieron a conocer sus comentarios a través de la
página WEB de SoHo, lo dicho por el enunciante de cada texto es totalmente
atribuible a su respectivo autor. Además, es percibido como un claro acto de
agresión a la imagen de la gente de las regiones aludidas. De ahí, la gran
variedad de reacciones de los lectores habituales y ocasionales de la revista,
tomando posición frente al contenido de los artículos o frente a otros
comentarios, la mayoría de las veces en forma “agonal 9 ” y descortés. Esto es
consecuente con lo señalado por Culpeper, Bousefield y Wichman (2003: 1562),
en el sentido de que “en caso de un ataque verbal, la mejor manera de
salvaguardar la imagen es el contra-ataque 10 ”. En el caso de los comentarios
aquí analizados, este contra-ataque se halla a menudo marcado por lo
emocional y recurre naturalmente a estrategias de descortesía.
Con el objetivo de ofrecer una idea más exacta de la cantidad de
comentarios en los que se hace una evaluación de los artículos, describimos a
continuación la forma cómo la revista propició y registró la reacción de los
lectores. El formato electrónico constaba de dos secciones. En la primera,
titulada Comentario, había una ventana en blanco para que el lector consignase su
opinión si lo consideraba pertinente. En la segunda, ubicada justamente debajo
de la ventana antes mencionada, había una escala numérica del uno al cinco
9 La “agonalidad” es, según André-Larochebouvy (1984: 149-163), una actitud discursiva utilizada
por un locutor con el propósito de diferenciarse, oponerse o excluir a su interlocutor.
Frecuentemente es considerada como una clara manifestación descortés. Escamilla et al. (2005,
2008) ilustran ampliamente este concepto de agonalidad, lo mismo que el de mimesis, a partir del
análisis de conversaciones entre estudiantes en contextos universitarios de la ciudad de
Barranquilla.
10 “Impoliteness superstrategies, instead of maintaining or enhancing face, they are designed to attack face”.
464 •
Julio Escamilla
para la valoración del contenido de los textos, bajo la rúbrica Califique. Al
extremo izquierdo de la escala, aparecía escrita la palabra MALO, en letras
mayúsculas; al extremo derecho, igualmente en mayúsculas, la palabra BUENO.
El lector tenía que escoger una de las opciones si deseaba calificar el contenido
de un artículo como malo, no tan malo, aceptable, más que aceptable y bueno.
Algunos lectores opinaron sobre el artículo pero no lo calificaron y viceversa.
En agosto de 2008, según los datos tomados de la página Web de la propia
revista, más de seis mil personas habían calificado los cuatro artículos de la
sección Círculo de odio regional 11 . Cada artículo fue comentado y/o calificado
independientemente. Las estadísticas publicadas en esa página electrónica
revelan que la mayoría de los lectores calificó los artículos como malos, siendo
el texto “Contra los costeños” el peor calificado, mientras que los otros tres
contaron con un mayor número de opiniones a favor.
Antes de entrar de lleno en el análisis, conviene hacer alusión a los
planteamientos de Culpeper (1996: 356-358) quien propone las siguientes
categorías para clasificar la descortesía:
1. Descortesía abierta y latente; 2. descortesía positiva: el uso
de estrategias que buscan dañar la imagen positiva del interlocutor; 3.
descortesía negativa: el uso de estrategias que buscan dañar la imagen
negativa del interlocutor; 4. sarcasmo o cortesía fingida: el uso de
estrategias de cortesía que son obviamente insinceras; y 5. cortesía
negada: la ausencia de empleo de la cortesía en aquellos casos en que
se prevé su uso 12 .
Este autor plantea asimismo una serie de conductas relacionadas con la
descortesía positiva y negativa. Para la primera, sugiere, sin pretender ser
exhaustivo, actitudes como:
1. Ignorar, desairar al otro - no reconocer la presencia del
otro; 2. excluir al otro de alguna actividad; 3. entrar en desacuerdo
con el otro; 4. mostrarse desinteresado, indiferente y poco
comprensivo; 5. usar marcadores de identidad inadecuados; 6. usar
Aunque los artículos fueron publicados en Noviembre de 2007, en marzo de 2009 la sección de
comentarios aún permanecía abierta, permitiendo a los lectores seguir expresando sus opiniones.
Hay que resaltar que en esa fecha la relación porcentual de comentarios provenientes de cada una
de las regiones implicadas se mantenía prácticamente estable: costeños (78%), rolos (10%), paisas
(8%) y caleños (4%).
12 “1. Bald on record impoliteness; 2. Positive impoliteness: the use of strategies designed to damage the addressee’s
positive face wants; 3. Negative impoliteness: the use of strategies designed to damage the addressee’s negative face
wants; 4. Sarcasm or mock politeness: the use of politeness strategies that are obviously insincere; y 5. Withhold
politeness: the absence of politeness work where it would be expected”.
11
Coloquio del Programa EDICE
• 465
un lenguaje oscuro y secreto; 7. buscar el desacuerdo con el otro; 8.
hacer que el otro se sienta incomodo; 9. usar palabras consideradas
tabú; y 10. insultar a los otros 13 .
Para la descortesía negativa, por su parte, incluye estrategias tales como
“1. el amedrentamiento; 2. tratar a los otros con aires de superioridad, desprecio
o ridiculización; 3. invadir el territorio del otro; 4. relacionar o asociar
explícitamente al otro con algo negativo; y 5. poner en evidencia la deuda del
otro 14 ”.
2
Reacciones de los lectores
Las personas que enviaron sus comentarios no sólo respondieron las
censuras, las burlas, el desconocimiento, en fin, los insultos de los articulistas en
torno al modo de ser de la gente de cada región, sino que también defendieron
y resaltaron su propia identidad sociocultural y/o atacaron al propio autor del
artículo o la región de donde proviene éste, e incluso a la revista SoHo y/o a sus
editores 15 . Para ello, recurrieron casi siempre a los argumentos emocionales “ad
X” de que habla Kienpointner (2008: 25): “Argumentum ad hominem, argumentum
ad verecundiam, argumentum ad misericordiam, argumentum ad baculum, etc., [los cuales]
apelan a emociones como la simpatía, el amor, el enojo, el odio, el respeto, la
compasión, el miedo, etc.”. Como bien lo señala el mismo Kienpointner, hasta
hace algún tiempo este tipo de argumentos eran desestimados como
razonamientos válidos y, por lo mismo, se les concedía un valor relativo como
elementos de persuasión. Actualmente, por el contrario, se reivindica el papel
que desempeñan en la comunicación y la incidencia que tienen en la expresión
de la (des)cortesía.
“1. Ignore, snub the other - fail to acknowledge the other’s presence; 2. Exclude the other from an activity; 3.
Disassociate from the other; 4. Be disinterested, unconcerned, unsympathetic; 5. Use inappropriate identity
markers; 6. Use obscure or secretive language; 7. Seek disagreement; 8. Make the other feel uncomfortable; 9. Use
taboo words; 10. Call the other names”.
14 “1. Frighten; 2. Condescend, scorn or ridicule; 3. Invade the other’s space; 4. Explicitly associate the other with
a negative aspect; y 5. Put the other’s indebtedness on record”.
15 Los lectores que dieron a conocer sus comentarios a través de ese medio electrónico son,
presumiblemente, personas pertenecientes a la clase socioeconómica media y medio-alta que
disponen de un computador personal con fácil acceso a Internet. Esa condición les permitió no
sólo leer el artículo escrito contra su región y los comentarios hechos por sus coterráneos, sino
leer también los comentarios de otros lectores, los otros artículos dedicados a las otras regiones y
los comentarios de las personas originarias de cada una de ellas. Además, en la mayoría de los
casos se trata de personas que muestran cierto grado de cultura general y formación académica
que les permite plantear sus puntos de vista sobre aspectos tan puntuales como la globalización,
la cultura, la economía, etc.
13
466 •
Julio Escamilla
De manera más concreta, los lectores de cada uno de los artículos
publicados en SoHo, reconociéndose plenamente como miembros de un grupo
sociocultural y regional que ha sido atacado, intentan reivindicar o realzar la
imagen positiva de su grupo, valiéndose para ello de la “descortesía de
fustigación” de que habla Kaul de Marlangeon (2005: 302, 310). Este tipo de
descortesía se expresa aquí a través de actitudes y señales agonales que buscan
establecer un claro proceso de diferenciación con el grupo sociocultural al cual
pertenece el autor de cada artículo, mientras que, paralelamente, se va
consolidando un proceso de reafirmación identitaria con los miembros de su
propio grupo. Movidos casi siempre por la rabia, los comentaristas se refieren
de manera agresiva al modo de ser de los coterráneos del articulista que escribió
contra su región y, por una especie de efecto dominó 16 , a los habitantes de las
otras regiones implicadas.
Los comentarios de los lectores constituyen entonces una forma de
responder al acto descortés proferido por cada uno de los periodistas de SoHo
ya mencionados. La mayoría de esas respuestas buscan refutar, tanto ofensiva
como defensivamente lo dicho en cada artículo. Ofensivamente, porque se
ataca la imagen positiva de los otros; defensivamente, porque se defiende la
imagen positiva del grupo sociocultural al cual se pertenece. Ahora bien, en
poquísimos casos se acepta lo dicho en el artículo y se refuerza el daño a la
propia imagen de grupo (“autodescortesía”, en palabras de Bernal, 2005). El
siguiente comentario de un rolo ilustra de manera general lo que acabamos de
plantear:
(6)
Bogotá se hubiese convertido en la Atenas de Suramérica si no fuese por la
invasión de provincianos 17 como los paisas, los caleños y la plaga de los
costeños que últimamente se han incrementado en Bogotá. En fin para que
hablan mal de la ciudad en la que se vienen a vivir, si se vienen a vivir a Bogotá
quiere decir q su provincia es un total asco. En fin por q no se largan de
Bogotá que lo único que hacen es contaminar con los remate de TODO A MIL
q ponen los paisas; las canciones de Diomedes Dionisio Díaz que las repiten y
las repiten hasta el día siguiente: ay costeños pónganse a hacer algo
productivo. Y los caleños se salvaron; desafortunadamente no tengo nada que
decir. Si alguien tiene algo para decirles a los caleños que no sobresalen
por nada, escríbanos. Bogotanos, hagamos respetar nuestra ciudad, a nuestras
mujeres que si valen la pena; no como esas fáciles paisas, AUNQUE
BUENAS SI ESTÁN. SOLO SIRVEN PARA PROCREAR, Y ESO, PAL
16 El “efecto dominó” es definido por la R.A.E (2001) como el “resultado de una acción que
produce una serie de consecuencias en cadena”.
17 Nos valemos de los caracteres en negrita para resaltar las marcas de (des)cortesía empleadas
por los/las comentaristas de los artículos.
Coloquio del Programa EDICE
• 467
RATO. Mamemos a los provincianos para que se larguen de Bogotá o si se
quieren quedar en esta maravillosa ciudad que aporten con cultura y con
impuestos porque para evadir los paisas son terribles y se creen los más
ágiles solo porque saben timar. Y para hacer la mañana en el pago, a los
costeños no les gana es nadie. En cuanto a sus mujeres, son tan feas q
por eso ustedes optaron por las burras. Y ni sueñen q si creen q en Bogotá se
meterían con semejantes basuras, se equivocan; las únicas q serían capaces son
las burras, porq las pobrecitas no tienen conciencia, porq si la tuvieran, les
correrían. Que artículo tan malo. Que se podía esperar de un costeño.
Nótese la actitud insultante y, por ende, descortés del comentarista,
producto de la indignación que le ha generado el artículo del periodista costeño.
Ahora bien, su ira no se contenta sólo con el ataque a los costeños (a quienes
califica de plaga, perezosos, mala paga, zoofílicos porque sus mujeres son feas),
sino que también toca a los paisas (a quienes considera tramposos y a sus
mujeres, fáciles) y a los caleños (cuya insignificancia lo lleva a pedir ayuda,
porque como “no sobresalen por nada”, no puede insultarlos a gusto). En todo
caso, tanto los unos como los otros son igualmente “provincianos” –en el
sentido peyorativo del término– y si quisieran permanecer en la capital, dado
que “su provincia es un total asco”, deberían contribuir al desarrollo de Bogotá
“con cultura y con impuestos”. El comentarista cierra descalificando el artículo
(argumentum ad baculum) y atacando al periodista con base en su región de origen
(argumentum ad hominem).
Una actitud similar a la anterior, basada en argumentos en los que
campean la rabia (ad verecundiam) y las ofensas (ad baculum), se observa en el
siguiente comentario de un rolo que opina en la sección destinada a los
costeños y aprovecha la oportunidad para atacar a los paisas, en una nueva
manifestación del efecto dominó antes mencionado
(7)
“Es verdad y la pura verdad lo que dice el autor [Andrés Ríos, paisa] cómo
dicen que no! ...cómo son capaces de decir los costeños que esto es
mentiras? Bueno así son los costeños, y sobre todo los de
Barranquilla...pónganse a trabajar para ver si sacan adelante a ese pueblo y
moridero que tienen como ciudad...aunque bueno esa es su ciudad, mejor ni
trabajen...al igual que los paisas son completamente detestables”.
Al inicio, el comentarista pone en evidencia la rabia que experimenta
por la reacción de los costeños frente al artículo de Andrés Ríos. Luego atenúa
un poco este sentimiento (“Bueno así son los costeños, y sobre todo los de
Barranquilla”), para atacarlos con una expresión injuntiva que resulta además
muy ofensiva (“pónganse a trabajar [...]”) y concluye con un ataque a los paisas
468 •
Julio Escamilla
que aparentemente no tenían por qué aparecer en la escena. Es más, como ya
fue señalado, el periodista que escribió contra los costeños es paisa, entonces
no deja de ser curioso el hecho de que el lector esté de acuerdo con él pero
insulte a los coterráneos de éste.
Por otro lado, los costeños, a pesar de haber sido víctimas de los
ataques de un periodista paisa, dirigen sus comentarios a los cachacos en
general y, con menos frecuencia, a los antioqueños o paisas en particular. El
siguiente comentario escrito por una mujer es una prueba fehaciente de lo
anterior:
(8)
“Soy Barranquillera y vivo en Bogotá y tengo que hacer la salvedad de que los
‘cachacos’ nos han tratado muy bien a mí y a mi familia pero no hay derecho a
que un ‘cachaco’ [se refiere al periodista paisa Andrés Ríos] se exprese de esa
manera de un costeño”.
Este uso discursivo se debe sin duda al imaginario costeño de
considerar ‘cachaco’ a cualquier otro colombiano que no sea de la región
Caribe. Así lo hace ver un rolo en la sección de los costeños cuando dice que
(9)
“por favor no lo llamen ‘Cachaco’ o ‘Cachaquito’ [se refiere al periodista paisa],
que de pronto hasta por eso se ofende, recuerden que aclara en su nombre ser
Paisa y como todos sabemos los paisas no son cachacos”.
Dirigiéndose específicamente a los paisas, los costeños responden los
ataques de que han sido objeto y con el desparpajo que los caracteriza pasan al
contraataque sin miramiento alguno de cortesía para sus interlocutores.
(10)
Qué más señores ‘paisas’. El resentimiento y la envidia son tal vez unas de las
emociones más conocidas entres ustedes y eso es bien sabido... pero la envidia
compatriotas o lo que sean, es mejor despertarla que sentirla. No somos
culpables de tener tanta belleza y el poder de conquistar las mujeres ‘suyas’ de
una manera tan fácil, además si tanto les molesta la presencia costeña qué
carajos hacen clavados cada vez que pueden en Santa Marta o en
Cartagena y en tantos lugares que por desgracia ustedes no los tienen ...
pero tranquilos nosotros no somos resentidos ni mucho menos
envidiosos; cuando puedan venir , vengan y tómense fotos y las ponen
después en Badoo o en Pegateya y en todas esas páginas que hay para
mostrar lo sabroso y a la vez la impotencia que sienten por no tener esos
paisajes , específicamente .... ‘EL MAR’. Ah y flojo no somos lo que pasa es
que nosotros si sabemos cómo es que se disfruta la vida y la verdad no nos
Coloquio del Programa EDICE
• 469
amargamos tanto la vida con pendejadas y pequeñeces, es más les quiero dar
un consejo cuando se vive tan tensionado y estresado y pensando en
cómo hacerle el mal al otro como suele suceder con ustedes, las mujeres
se aburren y acuden a la ayuda de ‘OTROS’ y ustedes saben que es
cierto....no es más por el momento...
(11)
Es imposible negar que lo único alegre que tiene Colombia son los
COSTEÑOS, somos la cara amable del país, SHAKIRA, MAIA, GARCIA
MARQUEZ, EL PIBE, RODRIGO VALDEZ, CARLOS VIVES, SOFIA
VERGARA, EL DR. LLINAS científico de la nasa y pare de contar, por
eso y por lacras como el individuo RIOS, queremos separarnos de ese
peligro tan grande que tiene Suramérica como son los PAISAS, para
formar nuestra REPUBLICA DEL CARIBE, sin narcotraficantes PAISAS,
sin sicarios PAISAS, sin ratas PAISAS, sin putas PAISAS, y sin ese
habladito maricón PAISA. Toda nuestra Violencia se la debemos a la gente
PAISA, ASESINOS, SICARIOS PARAMILITARES,
NARCOTRAFICANTES, ATRACADORES, MALEANTES y todo lo
que termine en MALDAD.
Retomando a Leech (1983), en el ejemplo (10), la actitud descortés del
comentarista se evidencia en la violación de la máxima de modestia, según la
cual el locutor debe minimizar la auto-alabanza (“No somos culpables de tener
tanta belleza…, tantos lugares que por desgracia ustedes no los tienen…
nosotros no somos resentidos ni mucho menos envidiosos…”), lo mismo que
en la transgresión de la máxima de acuerdo, pues dicho locutor no minimiza la
disconformidad con los otros (“Ah y flojo no somos lo que pasa es que
nosotros sí…”). Desde la perspectiva de Culpeper (1996), se trata de un caso de
descortesía positiva, en el que además se da el sarcasmo o cortesía fingida. La
descortesía positiva se observa en el uso del marcador de identidad “Qué más
señores ‘paisas’”, bastante agonal como para ser considerado un saludo, en el
que el uso de las comillas parece ir más allá del simple gusto tipográfico. Esta
percepción es reforzada por el hecho de que después se refiere a los paisas con
la expresión “compatriotas o lo que sean”, cuyos niveles de agonalidad y
descortesía son incuestionables. Igualmente, hay que resaltar la búsqueda del
desacuerdo con el otro —violación de la máxima de acuerdo, como acaba de ser
explicado— presente también en el enunciado abiertamente descortés “…qué
carajos hacen clavados cada vez que pueden en Santa Marta o en Cartagena…”.
Valga señalar que los nativos de la costa Caribe colombiana son muy afectos a
este tipo de requerimientos agonales encabezados por los términos “qué
carajos”. En cuanto al sarcasmo o cortesía fingida, el comentarista lo emplea
cuando manifiesta de manera insincera : “ …cuando puedan venir, vengan y
470 •
Julio Escamilla
tómense fotos y las ponen después en Badoo o en Pegateya y en todas esas
páginas que hay para mostrar lo sabroso y a la vez la impotencia que sienten
por no tener esos paisajes… y …es más les quiero dar un consejo cuando se
vive tan tensionado y estresado y pensando en cómo hacerle el mal al otro
como suele suceder con ustedes, las mujeres se aburren y acuden a la ayuda de
‘OTROS’ y ustedes saben que es cierto...”. Obviamente, no se trata ni de una
gentil invitación ni de un desinteresado consejo, sino de un ataque a la imagen
positiva del otro.
El comentarista del ejemplo (11), a su vez, es igualmente descortés al
violar las máximas de modestia, aprobación y simpatía de que habla Leech
(1983). Obsérvese cómo al inicio pondera sin reservas los valores espirituales y
humanos de su región, luego manifiesta en forma por demás radical su
desprecio y antipatía por los paisas (ataques ad baculum y ad verecundiam). De su
furia no escapa, por supuesto, el autor del artículo a quien llama
peyorativamente “individuo RIOS” y cataloga de lacra (ataque ad hominem). Al
mismo tiempo, en palabras de Culpeper, es innegable que en este comentario
han sido utilizadas dos estrategias de descortesía negativa: tratar a los otros con
aire de superioridad y relacionarlos o asociarlos de manera explícita con algo
malo, para ser exactos, como lo expresa el mismo comentarista, con “todo lo
que termine en MALDAD”.
Sin lugar a dudas, uno de los ataques que suscitó más la reacción airada
de los costeños fue el de su supuesta zoofilia. Por eso, aunque sucintamente,
abordaremos aquí algunas de las manifestaciones de descortesía que se
produjeron por su causa. Como se ve en el ejemplo (2), el periodista Andrés
Ríos recurre a él en su artículo, porque es consciente del efecto contundente
que suele tener en sus destinatarios; por lo mismo, muchos de los comentaristas
anti costeños lo retoman de forma premeditada y hasta alevosa. Afirmar que X
es zoofílico es un argumentum ad hominem que constituye una clara invasión del
territorio del otro, es decir, una estrategia de descortesía negativa, como se ve
en este fragmento del ya citado ejemplo (6): “En cuanto a sus mujeres, son tan
feas q por eso ustedes optaron por las burras”. Obsérvese que al señalamiento
de zoofílicos se suma el agravio a las mujeres costeñas, calificadas de feas. La
respuesta no se hace esperar y en ella se emplean recursos tanto o más
descorteses que el de los atacantes. Tal es el caso de un comentarista que,
haciendo gala de la estrategia de cortesía fingida (uso de la expresión “para su
información”), contraataca insultando a las mujeres paisas (calificándolas de
infieles) y cierra con un ataque ad hominem dirigido al periodista (con el término
de carácter peyorativo “perro”):
Coloquio del Programa EDICE
• 471
(12)
Para su información hemos cambiado las burritas por las paisitas...a pesar de
que las primeras son más fieles...perro!!!
Los comentaristas costeños, lejos de cohibirse o avergonzarse por la
crudeza del estereotipo que los señala como zoofílicos, se reafirman en este
supuesto rasgo identitario y tratan de sacarle el mejor partido posible. De ahí
que no duden en auto designarse EL BURRO MOCHO (mayúsculas
sostenidas), como el autor del ejemplo anterior, o Burrero Viejo, como quien
escribe el siguiente texto:
(13)
Y no has dicho que también le damos clavo a las esposas de los cachacos
como tú, esas que se mueren por ir a la costa a buscar un verdadero hombre.
Como se dijo antes, la actitud de defensa de la imagen positiva del
grupo social se sustenta en el ataque a la imagen positiva del otro. Al igual que
muchos otros comentaristas, el autodenominado “Burrero Viejo” homologa
estratégicamente el ser zoofílico con ser un verdadero hombre, lo que —por
diferenciación— los otros no son y no podrán ofrecer a sus esposas. En
consecuencia, su acto de descortesía reposa en esta argumentación más emotiva
que racional y se caracteriza, dicho sea de paso, por la brusquedad del lenguaje
(“darle clavo a una mujer”: tener sexo con ella) y el cuestionamiento de la
hombría de los otros.
Por su parte, los paisas, en retaliación por la diatriba del periodista
caleño J.A Valencia, no dudan en irse lanza en ristre contra los nacidos en Cali y
el Departamento del Valle
(14)
“¿no será más bien que les duele en el alma el no ser antioqueños y
berracos como nosotros; y tener que depender tanto de esta tierra que no
necesita de nadie, pero de la que todos dependen? ¡Ah! Y se me olvidaba
preguntarles: ¿Será que en este momento podrá ser más seguro Cali que
Medellín? Por qué no revisas los índices de violencia y comparas”.
(15)
“Cual es el único cartel de droga vigente? ah me acorde el del Valle, ¿de
dónde es que es don diego y rasguño y jefes de que cartel? ah ya sé del
Valle, y cuál es la ciudad más insegura en la actualidad? fácil pues Cali,
¿quiénes financian a las milicias e integrantes al margen de la ley en este
momento? pues el cartel del valle. Solo para que no se les olvide, que en vez
de criticar el pasado de nuestra región, y lo que estamos haciendo por
472 •
Julio Escamilla
acabar con todo lo malo, se preocupen por erradicar lo que todavía está
pasando en su región”.
(16)
“y espero que cuando Cali termine de copiar la idea del metro no montes
en él”.
(17)
“Las caleñas son como las flores... marchitas”.
(18)
“Sí señores, Cali es la sucursal del cielo, oh gran verdad, pero se les olvido que el
cielo es Medellín”. (Escrito completamente en mayúsculas)
Los ejemplos (14) y (18) vuelven a poner sobre el tapete la violación de
la máxima de modestia. Los comentaristas antioqueños no dan prueba de
recato a la hora de auto ponderarse y considerarse los más “berracos” y menos
dependientes de todo el país. Lo mismo que cuando aceptan que Cali sea
conocida como “La sucursal del cielo”, pero dejando bien en claro, con cínica
delectación, que el cielo es Medellín, capital del departamento de Antioquia.
Los ejemplos (15), (16) y (17), por su parte, constituyen un testimonio
fehaciente de la contravención de la máxima de simpatía. Sus autores hacen
ostensible su antipatía por los caleños (cuya carencia de ingenio los lleva a
copiar la idea del metro), por las caleñas (cuya artificial belleza las asemeja a
flores marchitas), y la ciudad de Cali (a la cual ven como un lugar inseguro,
meca de narcotraficantes y toda suerte de delincuentes).
Basándonos en los planteamientos de Culpeper (1996) ya expuestos,
podemos decir que los comentaristas de los ejemplos (14), (15) y (16) emplean
sin tapujos la descortesía negativa. En (14), porque el locutor, sobre todo al
inicio, trata a los caleños con aires de superioridad, despreciándolos o
ridiculizándolos y, al final, pone en evidencia la deuda social de éstos: reducir
los altos índices de violencia y solucionar los problemas inseguridad que los
aquejan. En (16) se da una actitud similar, porque el locutor enrostra a la ciudad
de Cali y a sus hijos una supuesta falta de iniciativa propia, al aseverar que están
copiando la idea del Metro de Medellín. En (15), la estrategia de descortesía
negativa consiste en vincular explícitamente a los caleños y, por extensión, a los
nacidos en el Valle del Cauca con el flagelo del narcotráfico.
En los ejemplos (14) y (15) se observa también una franca
manifestación de cortesía fingida, a través del uso de preguntas retóricas (“¿Será
que en este momento podrá ser más seguro Cali que Medellín?, ¿De dónde es
que es don diego y rasguño y jefes de que cartel?”, etc.) que resultan menos
descorteses que afirmaciones contundentes como “Cali es una ciudad insegura”
Coloquio del Programa EDICE
• 473
o “Los jefes de los carteles de las drogas son de Cali”. No hay duda de que tales
preguntas y sus respuestas son manifestaciones discursivas que cumplen la
función de atacar la imagen positiva de sus interlocutores.
En los ejemplos (17) y (18) los comentaristas emplean igualmente la
descortesía positiva para atacar la imagen positiva de los caleños, pues en
circunstancias menos tensas la belleza de las caleñas no se discutiría ni se
cuestionaría la validez del epíteto asignado a esta ciudad. Es obvio que en este
caso las condiciones de producción discursiva de estos comentarios fuerzan a
los locutores en cuestión a ser descorteses. Ellos se valen, en efecto, de la
concesión restrictiva 18 y la ponen al servicio de la burla cuando admiten
parcialmente que “las caleñas son como las flores” y que “Cali es la sucursal del
cielo”, rectificando enseguida la que pudiera ser la conclusión lógica de ambos
enunciados en el mismo polo semántico al precisar que si bien son flores, son
marchitas; y que si Cali es la sucursal del cielo, el propio cielo es Medellín.
Aunque aquí se logra un efecto risible, la actitud descortés es ostensible.
Por último, los caleños atacan fuertemente a los paisas y con menos
fuerza a los rolos, a pesar de que el periodista que escribió contra ellos es
bogotano. Esto se debe, por una parte, a la rivalidad regional 19 entre paisas y
caleños –como se vio en los ejemplos (14) a (18)– y, por otra parte, al hecho de
que el periodista rolo evitó generalizar sus ataques, lo cual fue bien recibido por
un gran número de comentaristas caleños, como este que señala sin ambages
que
(19)
“Muy bueno el artículo, sin duda el mejor de todos, y no necesariamente por los
caleños sino por la actitud del rolo que lo escribió...”.
No obstante, muchos otros comentaristas caleños tienen un parecer
diferente y, sin dejar de atacar al periodista rolo y de paso a los coterráneos de
éste, dan rienda suelta a su indignación contra sus detractores paisas.
Al respecto, ver Charaudeau (1992: 799-801)
Gómez Aristizábal (1984: 226) considera que en Colombia “el odio regional nace, no tanto por
cuestiones de temperamento, sino por rivalidades económicas, las cuales enconan las pasiones
hasta un último grado. […] este odio regional degenera en odio de campanario […] porque una
aldea, un caserío, adquiere más desarrollo que otro. Los Cartageneros dicen que Barranquilla es
un barrio comercial de Cartagena. Los vecinos de la capital del Atlántico, comentan que
Cartagena es el barrio histórico de Barranquilla. Los bogotanos repiten que Antioquia es
maravillosa; lástima que haya tanto antioqueño allá. Los habitantes de la montaña contestan:
Bogotá es un barrio frío de Medellín. También exclaman: la ciudad más grande de Antioquia, se
llama Bogotá”.
18
19
474 •
Julio Escamilla
(20)
Yo creo que Nicolás [se refiere al periodista rolo Nicolás Samper] confundió a
los caleños con algunos paisas radicados en Cali, la naturaleza del caleño no le
permite ser racista ni ostentoso, ya que generalmente un caleño es trabajador,
negro o mestizo, y muy escasamente blanco. Allá en Cali, todos somos
bienvenidos y por eso el paisa se ha tomado esa ciudad y la ha prostituido,
llenándola de traquetos y delincuentes. No confundan, el caleño es alegre
pero no pendenciero y la mayoría no conoce el Club Colombia y tiene para ser
socio del [equipo de fútbol] Cali.
(21)
Me da la impresión que el amigo, ha estado en Cali, pero, con gente que no es
de Cali, estoy seguro, que si habla de caballos, chirrido de autos, es a esa
gentuza que viene de Antioquia a traernos de moda mafioso que es lo que
a ellos les gusta. Le sugiero que no ande con esa gente y hasta deje a su
novia, porque mínimo le dijo que era caleña, pero, si es siliconada es
paisa. Cali y el Valle tienen la mejor gente de Colombia.
(22)
Esos sujetos que dice el autor lamentablemente existen, pero no lo son todos,
no generalicemos. Ahora bien, puede decir que Cali era ejemplo de Colombia.
El modelo de sus empresas fueron copiados para llevárselas a las demás
ciudades (pregúntenle a los paisas de dónde sacaron el modelo de la EPM),
antes hacíamos fila para tomar el Bus, era casi un pecado capital botar un papel
en la calle; pero esto se perdió. Me perdonaran los de las otras ciudades pero
esto ocurrió cuando empezaron a emigrar a la ciudad gente de otras
partes, llegaron rolos, nariñenses, caucanos, de la zona cafetera y sobre todo,
esos paisas,...eso si fue lo peor que le pudo pasar a Cali y al Valle. Como
no tenían sentido de pertenencia acabaron con la ciudad y la desangraron viven
de ella y se quejan, entonces porque no se van para sus respectivas ciudades? y
nos dejan a los Caleños Puros tranquilos...bueno y claro está que también sus
paupérrimos gobernantes nos han jodido a mas nos poder y sobre todo
esa gente de Aguablanca y Siloé que en su mayoría no son nacidos en
Cali y que se dejan comprar el voto por un plato de lentejas...
En primera instancia, hay que decir que en estos ejemplos se patentiza
una vez más el proceso de diferenciación de los comentaristas con respecto al
grupo sociocultural de sus atacantes más enconados (los paisas) y el de
reafirmación identitaria con los miembros de su grupo (los caleños o vallunos).
Como explicamos en la introducción, dichos procesos paralelos se
fundamentan en lo que Kaul de Marlangeon (2005) ha denominado
“descortesía de fustigación”. Por otra parte, si nos apoyamos en Leech (1983),
la violación de las máximas de aprobación y de simpatía no admite discusión:
estos locutores no desean minimizar su desprecio y antipatía por los
Coloquio del Programa EDICE
• 475
antioqueños (para ellos los paisas son blancos racistas, presuntuosos, proclives
a todo lo ilegal, pendencieros y ladrones de ideas; las paisas, de belleza artificial).
Finalmente, si nos apoyamos en Culpeper (1996), la descortesía positiva se
impone a través del discurso injurioso que ataca el derecho de los otros a ser
valorados y reconocidos por los demás. En esa andanada de insultos, las
expresiones “el amigo” en el ejemplo (21) y “me perdonarán” en el (22), en
apariencia atenuadoras, no son sino la prueba de una cortesía fingida que en
nada mengua la acritud de la agresión verbal. Llama la atención el hecho de que
la caracterización negativa que los paisas hicieron de los caleños, es casi la
misma que los caleños hicieron de los paisas. Lo anterior se entiende mejor si
se tiene en cuenta que ambas regiones han sido de las más afectadas por el
narcotráfico, limitan geográficamente y comparten ciertos rasgos socioculturales.
Ahora bien, como existe una afinidad ostensible y reconocida entre
caleños y costeños, no resulta extraño que los costeños se hayan constituido en
el grupo social que más intervino en defensa de los caleños, ya que el modo de
ser de éstos les parece muy próximo a su propia manera de ver la vida. En el
siguiente comentario, un barranquillero tercia a favor de los caleños y
aprovecha para insultar a los rolos y paisas, en otra clara muestra del efecto
dominó que se produce a menudo en esta múltiple puesta en escena discursiva:
(23)
“mira, loco, la verdad es que los caleños son una calidad, gente amable y buena
gente. Lo que pasa es que entre los cachacos (que se creen europeos) y los
paisas (que se creen más que todo) no pueden admitir y creer que hay gente
que se las vacila más que ellos, que no solo trabajan y producen, sino que
además la gozan y no se dan mala vida. Si te das cuenta que... los costeños y
los caleños son muy parecidos... unos bacanes de primera con actitud y
mucha sabrosura”.
Este comentario resulta menos agonal que los anteriores, aunque los
rolos y paisas salgan mal librados de él. Nos atrevemos afirmar que el
sentimiento de empatía entre costeños y caleños, revelado por el locutor, es en
gran medida responsable de su tono más sosegado. A pesar de no estar de
acuerdo con el periodista, este comentarista es más mesurado y, sin llegar a ser
cortés, atenúa lo que pudo haber sido un acto abiertamente descortés con el
uso de una forma interpelativa familiar (“mira, loco”) y con el tuteo (“Si te das
cuenta que”). Valga decirlo, estos casos son los menos recurrentes.
476 •
Julio Escamilla
2.1
Estados emocionales y actitudes corteses/descorteses en los
comentarios de los lectores
Las emociones son sentimientos que, si bien algunas veces no podemos
controlar, son el producto de una evaluación de los factores que amenazan
nuestro bienestar tanto físico como sicológico 20 . En tal sentido, hay que admitir
el vínculo de las emociones con lo racional. De acuerdo con esto, es claro que
los artículos de Círculo de odio regional funcionan generalmente como amenazas
para cada uno de los grupos regionales concernidos, porque ven comprometida
su imagen, la percepción de su ser colectivo, por causa de las diatribas de los
periodistas y de los comentarios de los lectores que las avalaron por
considerarlas como verdades irrefutables. Entonces, podría entenderse que las
actitudes predominantemente descorteses que aparecen en los comentarios,
tienen un fuerte componente emocional como se ha venido diciendo y como se
detallará a continuación.
La expresión de estas manifestaciones descorteses está relacionada
fundamentalmente con emociones como la rabia o cólera y el miedo. En los
casos en que los lectores se dejan llevar por la rabia, los comentarios
manifiestan la furia, la indignación, el odio, el resentimiento, la agitación y el
rechazo causados por los innumerables agravios de que fue víctima su región.
Por eso, la mayoría de las veces se trata de discursos oprobiosos, insultantes e
hirientes, que recurren al uso de expresiones obscenas y aun escatológicas que,
siguiendo a Kaul de Marlangeon (2005), podríamos incluir en lo que ella
denomina descortesía de fustigación. Este tipo de descortesía también le
permite a cada locutor hacer ostentación de su idiosincrasia. Así, por ejemplo,
los costeños se reafirman en el uso del lenguaje soez, que es una de las actitudes
discursivas que más se les critican, y producen comentarios como el siguiente:
(24)
“Cachaco de tu madre no te acuerdas que lo primero que querías cuando
comías mocos y te sacaban garrapatas era conocer la costa y bañarte con el
agua de nuestro mar costeño con el que muchas veces me limpié el culo y
tu te tragaste esa agua pedazo de mierda, y aun así te gustó porque en las
20 González et al. (1998), apoyados en Wukmir (1967), sostienen que “la emoción es una
respuesta inmediata del organismo que le informa del grado de favorabilidad de un estímulo o
situación. Si la situación le parece favorecer su supervivencia, experimenta una emoción positiva
(alegría, satisfacción, deseo, paz, etc.) y si no, experimenta una emoción negativa (tristeza,
desilusión, pena, angustia, etc.)”.
Coloquio del Programa EDICE
• 477
vacaciones lo primero que haces es venirte para acá....si quieres más escríbeme
otro artículo, pálido de nevera.”
Los bogotanos o rolos, por su parte, insultan con un lenguaje menos
llano, pero no menos agresivo, tratando de salvaguardar su supuesta imagen de
comedidos –o de “hipócritas”, a los ojos de los demás comentaristas–, como
éste que increpa al periodista costeño con esta forma interpelativa, a todas luces
oprobiosa
(25)
“deje de ser resentido, maldito provinciano”.
O este otro, que refiriéndose a los costeños, expresa un innegable odio
racial al señalar lo siguiente:
(26)
“raza inmunda mezcla de negro e indígena. Deberían ser exterminados. Esa
plaga tiene el ADN inmundo, inmunda su sangre, inmundo su ADN.”
Cuando los locutores parecen actuar movidos por el miedo a que se
pase de los insultos a manifestaciones de intolerancia más graves, los
comentarios dan cuenta del malestar, la tensión, la preocupación, la
mortificación e, incluso, el horror que se experimenta ante la magnitud de los
ataques a las identidades regionales. En otras palabras, los comentaristas
adoptan actitudes menos agonales, menos descorteses y hasta corteses, muy
seguramente porque actúan bajo el influjo de emociones que se revelan menos
proclives a la confrontación que la rabia. En estos casos los discursos aparecen
más conciliadores, como si desearan conjurar una polémica panfletaria o un
“terrorismo discursivo” (Angenot, 1982: 265) que pudiese acrecentar los odios
regionales y generar peligrosos enfrentamientos en un país que tiene
dificultades visibles para superar la violencia social. El clamor se vuelve
entonces unánime y de cada una de las regiones se escuchan voces como las de
este paisa y una mujer costeña que citamos a continuación:
(27)
Da tristeza saber que un medio tan leído a nivel nacional este contribuyendo a
la fragmentación de este país (que ya bien fragmentado está). Da tristeza que
este medio contribuya a la generación de violencia que causa la exclusión y
división. Los colombianos necesitamos unirnos en torno a un proyecto nacional,
en donde se potencien las cualidades de cada región… Convoco a los lectores
para que no seamos participes de estos juegos absurdos y mercantilismo
voraz.
478 •
Julio Escamilla
(28)
Soy costeña y por supuesto me indigné al ver ese artículo tan horrible acerca de
nosotros pero lo que mas me indigna es que una revista como esta dé espacio
a semejante batalla entre regiones, creo que las cosas en Colombia no están para
eso, todos somos hermanos y deberíamos unirnos contra los que en realidad
nos están haciendo daño... o acaso es que no tienen cosas mas interesantes para
vender su revista?
Lo que acontece en los dos ejemplos anteriores ilustra muy bien los
planteamientos de Kienpointner (2008: 31) quien sostiene que:
las emociones no son siempre y necesariamente factores
anti-racionales e inaceptables en la comunicación. Eso es muy claro
en el caso de las emociones positivas, pero también emociones
negativas como el enojo o el miedo pueden tener efectos positivos
para el desarrollo de una interacción. De esta manera, no se puede
decir simplemente que las emociones positivas tengan efectos de
cortesía y las emociones negativas efectos de descortesía.
Como se aprecia en (27) y (28), los comentaristas manifiestan estar
embargados por la tristeza y la indignación, que son emociones negativas o
sentimientos negativos, que harían justificable una reacción descortés de su
parte. Sin embargo, empleando un tono conciliador, ellos exhortan a los
colombianos a evitar los enfrentamientos, rechazar la estrategia editorial de la
revista y a trabajar por la unidad nacional; son, pues, menos agonales en sus
apreciaciones que los locutores de los otros comentarios aquí analizados, a
pesar de hallarse bajo la influencia de emociones negativas. Si siguiéramos a
Brown y Levinson (1987), tendríamos que decir que estos comentaristas
adoptan ese tono conciliador con la intención de disminuir la amenaza que los
actos exhortativos suponen para la imagen negativa de los otros, en la medida
en que invaden su territorio y coartan su libertad de hacer o no las cosas. Cabría
preguntarse entonces: ¿Qué de amenazante puede haber en el hecho de pedirle,
sugerirle o invitar a los otros a que no sigan un juego considerado peligroso y
busquen la convivencia pacífica?
Ante la falta de operatividad del modelo de Brown y Levinson en
situaciones como la anterior, reiterada por varios autores, Albelda Marco (2005:
101-103) sugiere una explicación a partir de las categorías de autonomía y
afiliación 21 propuestas por Bravo (1999), las cuales posibilitan “a la vez, explicar
21 Apoyada en Bravo (1999), Albelda Marco (2005: 101) precisa que autonomía y afiliación “son
dos categorías vacías que se concretan en cada una de las culturas particulares y donde no es
posible establecer a priori el repertorio de sus comportamientos. La autonomía alude al hecho de
Coloquio del Programa EDICE
• 479
el funcionamiento de la cortesía no sólo como reparación de amenazas sino
también como actos que refuerzan la imagen de los participantes sin que exista
un sentido inherente de amenaza”. En los dos últimos ejemplos citados, tanto
la autonomía como la afiliación, entendidas como “necesidades del ser
humano”, mueven al país y a la costeña a adoptar un tono más sosegado que el
de la mayoría de los otros comentaristas. A grandes rasgos, puede decirse que la
autonomía les permite expresar sus ideas de manera original, como cada uno
desea hacerlo, sin ser ofensivos; y la afiliación los llevaría a reconocerse
miembros de un grupo; respetuosos de los otros grupos, razón por la cual
optan por un discurso conciliador, sin que ello implique un nuevo tipo de
afiliación.
2.2
Construcción y “negociación” de las identidades de los
interlocutores: el autor de cada texto periodístico y los lectores
Siguiendo a Kerbrat-Orecchioni (2005: 156, 186), diremos que la
publicación de los cuatro artículos ya mencionados originó un proceso de
negociación o confrontación de las imágenes allí presentadas, con las
implicaciones a nivel de la expresión de la (des)cortesía que hemos venido
ilustrando. Este hecho discursivo puede resumirse de la siguiente manera:
2.2.1 Situación inicial: “Negociación sobre la identidad de la gente de una región”,
propuesta por cada periodista
Un periodista X propone a los lectores de SoHo una identidad de “los
seres descritos en su artículo (rolos/costeños/paisas/caleños)”: “Esto es lo que
ellos son” (“Así es como yo los veo”). (Ver ejemplos (1), (2), (3) y (4)) Se trata,
como ya lo hemos visto, de una identidad negativa de tales seres.
Un (unos) lector(es):
- ratifica(n) la imagen presentada de los rolos/costeños/paisas/caleños.
Casi siempre los lectores oriundos de las regiones diferentes de la
región atacada en cada artículo. (Ver ejemplos (5) y (7));
- rechaza(n) la imagen presentada. Generalmente los lectores oriundos
de cada una de las regiones atacadas. (Ver ejemplos (12), (13), (14), (20)
y (21)).
que la persona es vista con contorno propio dentro del grupo. La afiliación se refiere a todo
aquello que permite identificarse con el grupo, es decir, percibir y ser percibido por la gente como
alguien que forma parte del grupo”.
480 •
Julio Escamilla
Se impone traer a colación los planteamientos de Hernández Flores
(2006: 639), quien refiriéndose a la descortesía como un tipo de actividad de
imagen, señala que “[la descortesía] surge cuando el comportamiento comunicativo
de un hablante repercute negativamente sobre la imagen de su interlocutor, momento
en que su propia imagen (la del hablante) se vería afectada negativamente por no
cumplir con alguna de las características de su rol”.
A lo luz de lo anterior, podemos afirmar que a pesar de que los
periodistas aquí aludidos estaban cumpliendo una tarea editorial, su imagen
profesional se ve comprometida, ya que el hecho de atacar una determinada
región, asumiendo una actitud agonal y descortés, dista mucho de lo que debe
ser el rol de un comunicador social. Del mismo modo, hay que decir que la
imagen individual y regional de los comentaristas queda muchas veces en tela
de juicio, pues al desbocarse contra un periodista, la revista o sus editores o
contra otros comentaristas, asumen justamente algunas de las actitudes que sus
interlocutores han rechazado o rechazan por considerarlas agonales, tales como
la ostentación de los caleños, la predilección de los costeños por las palabras de
grueso calibre, la prepotencia del antioqueño, etc.
2.2.2 Situación dos: “Negociación sobre la identidad de la gente de una región”, propuesta
por la misma gente oriunda de una determinada región
Los rolos/costeños/paisas/caleños proponen al periodista que escribió
el artículo contra su región y a los lectores de la WEB de SoHo una identidad de
sí mismos: “Esto es lo que nosotros somos” (“Así es como nosotros nos
vemos”). Se trata de una imagen positiva, que se opone a la presentada por cada
periodista.
(29)
Oponiéndose a la imagen negativa de los antioqueños propuesta por J.A. Valencia en su
artículo, un paisa escribe:
“Acá producimos más del 18.5 del PIB, sin esos ‘fastidiosos’ [se refiere a la
imagen que proyecta de ellos el artículo] aguantarían hambre manada de
mantenidos, acá sacamos el café, el banano, las flores, los textiles... todo lo que
genera platica para que sus hijos estudien”
Un (unos) lector(es) de la WEB:
-
ratifica(n) la imagen presentada por la
gente de una región
(rolos/costeños/ paisas/caleños). Casi siempre los lectores oriundos de
la misma región de quien propone la imagen positiva.
Coloquio del Programa EDICE
• 481
(30)
Otro paisa adhiere a lo dicho en 29 y señala:
“En realidad acá hablan de muchas babosadas y cosas negativas sobre nosotros,
pero que, cual es la envidia y el resentimiento contra nosotros los paisas, [… ]
solo Antioquía produce el 20% del PIB si le sumamos el resto de regiones paisas
le aseguro que no nos dan en los tobillos en productividad y para producir se
necesita trabajo lo que no hacen muchos, por si fuera poco porque esta región
es la de más desarrollo, porque será que Medellín tiene la mejor administración,
sencillo porque no se roban la plata como ustedes rolos y costeños …”
-
rechaza(n) la imagen presentada. Generalmente los lectores oriundos
de las otras regiones.
(31)
Un comentarista que no señala su lugar de origen se opone a la imagen positiva presentada en
29 y 30, aduciendo que
“Los paisas, salieron de los pobres, ladrones, y clase recicladora de España,
cuando llegaron a conquistar a Colombia. Con mucho cariño para los paisas
h......”
Indudablemente, los procesos de diferenciación (con respecto al grupo
sociocultural al cual pertenece el autor de cada artículo) y de reafirmación
identitaria de los comentaristas (con respecto a los miembros de su propio
grupo), están en el centro de esta segunda situación de negociación y generan
numerosas manifestaciones de descortesía. Esto se evidencia particularmente en
los enfrentamientos entre rolos y costeños (ejemplos (6), (7), (8), (10), (11), (12),
y (13)) y entre paisas y caleños (ejemplos (14), (15), (16), (17), (18), (20), (21) y
(22)) que hemos analizado y en los ejemplos que acabamos de presentar. El
caso de algunos costeños que, como en el ejemplo (23), ratifican la imagen
positiva de los caleños resulta excepcional dentro de esta misma situación de
negociación de identidades.
2.2.3 Situación tres: “Negociación sobre la identidad del periodista X”, propuesta por la
gente de una determinada región a un periodista en particular
Los rolos/costeños/paisas/caleños, a través de la WEB, proponen al
periodista X una identidad de éste: “Esto es lo que tú eres” (“Así es como
nosotros te vemos”). Se trata casi siempre de una imagen negativa, como
respuesta a lo que los comentaristas consideran un ataque a su identidad
regional.
482 •
Julio Escamilla
(32)
Contra el periodista paisa una costeña escribe:
“Creo que ese ‘artículo’ que escribiste no es más que el reflejo de tu
profunda envidia hacia los costeños y tu evidente complejo de inferioridad
por haber nacido en un lugar donde nadie se permite ser espontáneo como lo
somos en la costa”.
El periodista X: ratifica la imagen que han presentado de él; rechaza la
imagen presentada.
Obviamente, esta situación de negociación no se da de la misma forma
que las otras, pues un periodista no está en la obligación perentoria de
responder a aquellos que comentan sus artículos ni para aceptar ni para
rechazar lo que se diga al respecto. No obstante, dado el impacto producido
por su artículo, en la edición n. 100 de SoHo de agosto de 2008, casi un año
después de la aparición de Círculo de odio regional, el periodista Ríos escribe un
artículo titulado “Lo que me pasó por escribir contra los costeños”, en el que se
defiende de la andanada de críticas e improperios de que fue objeto por parte
de esta comunidad y concluye diciendo:
Varios de mis mejores amigos son de esta región y
precisamente fueron ellos con sus costumbres, su forma de ser y
modo de vida los que me ayudaron a escribir un texto que solo buscó
reflejar una imagen de la que a veces es sano reírse. Eso era todo y
espero que por fin se entienda.
Si bien la respuesta del periodista no puede ser catalogada como
descortés, en ella se nota un alto índice de agonalidad hacia sus interlocutores y
se hace manifiesto el deseo de terminar de una vez por todas con una situación
que se le ha tornado incómoda.
2.2.4 Situación cuatro: “Negociación sobre la identidad del periodista X”, propuesta por
la gente de una región a los lectores de la página WEB
Los rolos/costeños/paisas/caleños les proponen a los lectores de la
página WEB de SoHo una identidad de dicho periodista: “Esto es lo que él es”
(“Así es como nosotros lo vemos”). Al igual que en la situación de negociación
de identidades anterior, se trata casi siempre de una imagen negativa de cada
periodista.
(33)
Contra el periodista rolo un caleño escribe:
Coloquio del Programa EDICE
• 483
Soy de Cali y no se de donde sacó este tipo este artículo. Yo creo que lo que
hizo fue describir a la familia de la novia, que debe ser así de boleta.
Un (unos) lector(es) de la página WEB de SoHo:
-
ratifica(n) la imagen que la gente de una determinada región
(costeños/rolos/paisas/vallunos) presenta del periodista X.
(34)
Un comentarista que no indica su lugar de origen hace eco de lo dicho en (33):
Que ignorancia la de quien escribió este artículo, generalizar es muy ridículo,
las veces que he ido a Cali me parece del putas, yo pienso que la novia le
hizo alguna cagada y el ‘man’ anda despechado.
-
rechaza(n) la imagen presentada.
(35)
Un comentarista, que se identifica mas no especifica su lugar de origen, piensa de manera
distinta a los autores de (33) y (34):
Jajá jajá, bien, bien, muy buen artículo, al fin alguien habla de frente sobre
el tipo de personas que no dejan progresar al país. Excelente critica.
Está claro que las situaciones en las que se negocia la identidad del
periodista X son las más propicias para los ataques ad hominem dirigidos
directamente a éste o sobre él, como se aprecia en los ejemplos (32), (33) y (34).
Por lo mismo, en ellas la agonalidad y la descortesía son ostensibles.
Igualmente, hay que señalar que los comentarios como el del ejemplo (35)
representan una minoría frente a los que agravian a cada periodista.
3
Conclusiones
Teniendo en cuenta el elevado número de comentarios, llenos de
agonalidad y descortesía, suscitados por la publicación de los cuatro artículos de
Círculo de odio regional, podemos afirmar que la estrategia editorial de SoHo
resultó tan eficaz como peligrosa. Eficaz, pues se logró volcar la mirada de la
gente hacia la revista y, por supuesto, hacia los cuatro textos ya mencionados.
Peligrosa, porque se avivaron las pasiones en un país que es proclive por
naturaleza a los enfrentamientos y a la violencia social. De ahí, la airada
reacción de un grupo ampliamente mayoritario de lectores que respondieron a
los ataques y a la descortesía de los artículos con más ataques y más descortesía.
De ahí, también, los comentarios menos agonales y a veces hasta corteses de
484 •
Julio Escamilla
algunos lectores conciliadores, que movidos por el miedo, rechazan este tipo de
prácticas editoriales e invitan a la concordia y a la sana convivencia entre
regiones.
Como hemos señalado, lejos de reconocer el pretendido contrato
humorístico propuesto individualmente por los cuatro columnistas, la gran
mayoría de los comentaristas ve cada uno de los artículos como un acto
malintencionado de confrontación de identidades regionales que agrede la
imagen de la gente de las regiones aludidas. En tal medida, estos comentaristas
reaccionan casi siempre de manera agonal y descortés, diferenciándose del
grupo sociocultural al cual pertenece el autor de cada artículo, mientras que,
paralelamente, van reafirmando su relación identitaria con los miembros de su
propio grupo regional. En este doble proceso de diferenciación-identificación
se da el uso de la descortesía de fustigación (Kaul de Marlangeon, 2005); la
violación de máximas de cortesía como las de modestia, aprobación y/o
simpatía (Leech, 1983); el empleo de estrategias de descortesía positiva como
buscar el desacuerdo con el otro, usar palabras soeces, insultar a los otros; o el
uso estrategias de descortesía negativa como tratar a los otros con aires de
superioridad, desprecio o ridiculización, invadir su territorio, asociarlo con algo
negativo o poner en evidencia su deuda personal o social, entre otras (Culpeper,
1996).
En fin, los comentaristas muestran la indignación que les produce la
diatriba escrita contra algunos de los rasgos propios de su cultura por parte de
un determinado periodista; y, sobre todo, por el descrédito al que ha sido
sometida su cultura tanto por el autor de cada artículo como por aquellos que
los aprueban e incluso les agregan más denuestos. Estas reacciones tienen su
explicación en lo que Bernal (2007: 170) ha denominado un “comportamiento
social de autodefensa”, que les permite a los comentaristas presentar una serie
de atribuciones negativas de las regiones antagonistas con la intención de
“degradar a los miembros de los otros grupos”. Asimismo, apoyados en
Barthes (2004: 211), podemos decir que el comportamiento arrogante que
aparece en casi todos los comentarios estudiados, está basado en aserciones y
verdades dogmáticas que no persiguen otra cosa que el desprestigio del otro. O
al decir de Corripio (2007), tal comportamiento está efectivamente relacionado
con discursos injuriosos que ofenden, agravian, insultan, ultrajan e, incluso,
humillan a la gente de determinada región. Toda esta agonalidad es,
indiscutiblemente, una muestra rampante de descortesía.
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Glosario de expresiones regionales colombianas 22
ajá. Interjección polisémica que tiene, en algunos casos, un carácter fático; en otros
indica asentimiento y puede, además, llegar a ser una señal de desacuerdo.
ajiaco. Sopa espesa, típica del altiplano colombiano, cuyos principales ingredientes son
diversas clases de papa, carne de pollo, maíz tierno y hojas de guasca.
ardido, -a. Ofendido, irritado, resentido.
bacán. Expresión barranquillera utilizada para ponderar el carácter extrovertido y
descomplicado de una persona.
barranquillero, -a. Habitante de Barranquilla, capital del Departamento del Atlántico.
Currambero.
berraco, verraco. Persona que por su talento o destreza sobresale en alguna actividad u
oficio, o que se destaca por su fuerza física, audacia, valentía.
berraquera, verraquera. Energía y decisión con que se emprende algo. Fuerte
sentimiento de disgusto, mal humor o irritación.
bulloso, -a. Persona dada a ocasionar ruido, desorden, disturbios.
cachaco, -a. Persona de apariencia elegante y bien vestida y de buenos modales. Costa
Caribe: natural del interior de Colombia. Suele tener una connotación despectiva.
caleño, -a. Habitante de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca.
carajo. Exclamación coloquial que expresa ordinariamente enfado o desagrado, pero
también, dependiendo del contexto, admiración, sorpresa o impaciencia.
carriel. Bolsa de cuero con tapa de piel y varios compartimientos en forma de fuelle.
Se usa para guardar dinero, documentos y otros objetos personales y se lleva terciado
del hombro a la cintura del lado contrario.
cogerla suave. Expresión barranquillera usada para indicarle a alguien que no debe
tomarse las cosas muy en serio, ni apresurarse, ni enfadarse.
corroncho, -a. Para las personas del interior de Colombia, habitante de la costa norte
del país.
costeño, -a. Nativo o natural de la Costa Atlántica de Colombia.
cuchuco. Sopa muy espesa que se prepara a base de granos de maíz, trigo o cebada a
medio triturar.
culebrero, -a. Vendedor de pomadas, ungüentos o tinturas, que exhibe culebras y
pronuncia largos discursos para convencer al público circundante del poder curativo
que tiene su mercancía.
22 Todas las definiciones que aparecen entre comillas fueron tomadas del Nuevo diccionario de
colombianismos, dirigido por Haensch & Werner (1993). En los otros casos, se trata de definiciones
construidas por los autores del artículo a partir de su propia experiencia y de la consulta de otros
diccionarios mencionados en la bibliografía.
488 •
Julio Escamilla
changua. Caldo preparado con cebolla, cilantro, un poco de leche y sal, que se
acostumbra tomar antes del desayuno o junto con éste.
chirriado, -a. Dícese de la persona o cosa simpática, agradable. (Academia
Colombiana).
dama. Entidad oficial caleña encargada de todo lo concerniente al medio ambiente.
del putas. Dícese de algo muy bueno o sobresaliente.
empresa de cobro. Asociación criminal conformada para ejecutar ajustes de cuentas o
tomarse la justicia por sus propias manos.
ensiliconada. Mujer que ha sido sometida a algún tipo de cirugía estética.
frisol. Fríjol.
hogarse. Ahogarse.
loco. Expresión usada frecuentemente por los barranquilleros para referirse a su
interlocutor.
mamar(se). Cansar(se), fastidiar(se).
man. Expresión coloquial usada frecuentemente para referirse a cualquier persona de
sexo masculino. Su plural es manes.
mandar huevo. Expresión usada para criticar o censurar a alguien por lo que ha dicho
o por lo que ha hecho.
marranear. Hacer una mala jugada a alguien.
moridero. Lugar de escasa importancia.
nevera. Forma costeña de designar a Bogotá, motivada por su temperatura.
paisa. Habitante del departamento de Antioquia.
pendejada. Dicho o hecho necio, tonto.
poncho. Variedad de ruana, de tela, de algodón, usada como parte de la indumentaria
típica en algunas regiones.
rolo, -a. natural de Bogotá. Puede tener matiz despectivo.
ser boleta. Expresión coloquial utilizada para referirse al comportamiento inadecuado
de una persona o a su mala reputación.
sindicato antioqueño. Asociación no formal de los industriales más poderosos del
Departamento de Antioquia.
tienda. Establecimiento donde se venden comestibles al por menor.
traqueto, -a. Persona vinculada a algún tipo de actividad delictiva, sobre todo al
narcotráfico y al sicariato.
vacilar. Gozar, divertirse.
SECCIÓN IV
(Des)cortesía en contextos especializados
Las disculpas en el discurso político latinoamericano
Adriana Bolívar
Universidad Central de Venezuela
Resumen
Las disculpas políticas se han estudiado en idioma inglés con atención a las
nuevas teorías que conciben la cortesía desde una perspectiva construccionista,
que se enfocan en la lucha discursiva y dan cabida a la evaluación y a la
argumentación (Eelen, 2001; Watts, 2003; Harris, Grainger & Mullany, 2006). En
el discurso político en español se les ha dado atención desde una perspectiva
interaccional y crítica y se ha encontrado que la falta de una disculpa formal
puede ser motivo de interrupción de relaciones diplomáticas entre naciones por
largo tiempo (Bolívar, 2008a). En este trabajo nos preguntamos de qué manera se
construye el proceso de la disculpa cuando los actores son jefes de Estado en
América Latina, con el propósito de averiguar si se cumplen o no las fórmulas
pragmáticas de expresión de arrepentimiento como “perdón” o “lo siento” y de
reconocimiento de responsabilidad como “fue mi culpa”, tal como parece ser
obligatorio en la cultura británica. La perspectiva del estudio es crítica porque
queremos averiguar qué formas y funciones políticas estratégicas adoptan las
disculpas en las luchas por el poder. Se analizan tres rupturas diplomáticas
conflictivas y noticias sobre disculpas en los años 2006, 2007 y 2008. Los
resultados nos muestran una tendencia de los jefes de Estado latinoamericanos a
no ofrecer disculpas sino a exigirlas de otros. La fórmula pragmática se cumple
solamente en casos de extrema gravedad que implican incursión de territorio
vecino y muertes. Se encuentran pseudo-disculpas a mujeres y exigencias de
disculpas al Papa. La investigación revela aspectos culturales, ideológicos,
morales, económicos y de estilo personal de los gobernantes. A pesar de su
variedad, y de no cumplir siempre con las fórmulas lingüísticas, la disculpa en la
política se revela como indispensable para mantener la paz y la armonía social.
Palabras clave
Disculpas, política, crisis diplomáticas, América Latina, diálogo
492 •
Adriana Bolívar
1
Introducción
La disculpa ha sido profusamente estudiada en diferentes culturas
como una estrategia fundamental para la cortesía (Blum-Kulka & Olshtain,
1984; Blum-Kulka, House, Kasper, 1989; García, 1989; Holmes, 1995, 1998;
Lakoff, 2003; Márquez Reiter & Placencia, 2005), especialmente de acuerdo con
el principio de que “apologizing for an offense is an essential feature of
politeness behaviour” (Holmes, 1995: 26). No obstante, estamos ante un acto
discursivo difícil de investigar porque las disculpas pueden cumplir diferentes
funciones y cuesta categorizarlas (Lakoff, 2003: 201).
El estudio de las disculpas ha estado marcado por la influencia de las
teorías clásicas de la cortesía (Brown & Levinson, 1978, 1987). Según Harris,
Grainger y Mullany (2006), de acuerdo con Meier (1998), este hecho ha dado la
orientación a un tipo de investigación que asume características como las
siguientes: 1) coloca énfasis en los aspectos de la interacción entre individuos en
situaciones informales pero descuida los espacios públicos, 2) presenta una gran
variación en el tipo y número de categorías para explicar las disculpas, 3)
presenta los datos fundamentalmente con base en métodos que implican algún
tipo de simulación (tests de elicitación de discurso, role play, cuestionarios,
reportes retrospectivos, etc.) y (4) se concentra en las disculpas como entidades
formales, pero descuida aspectos sociales y se oculta así la complejidad del acto
de disculpa en la interacción social. Estas investigadoras señalan que las teorías
más recientes de la cortesía, que la conciben como una construcción social en la
lucha discursiva (Mills, 2003; Eelen, 2001; Watts, 2003), ofrecen nuevas
perspectivas para profundizar en las explicaciones. De hecho, en su análisis
desarrollan el concepto de lucha discursiva tomando en cuenta las nociones de
evaluatividad y argumentatividad manejadas por Eelen (2001) y Watts (2003).
Meir (1998) había sostenido antes que era necesario extender las metas del
análisis más allá de los factores contextuales que determinan las selecciones
lingüísticas de las disculpas y profundizar la interpretación de las evaluaciones
involucradas en estos factores. Aún así, parece existir cierto acuerdo en que es
muy difícil definir lo que constituye una disculpa y las fórmulas que las
caracterizan debido a que se trata de actos complejos que involucran actos
lingüísticos y no lingüísticos, y varían mucho según la naturaleza de la ofensa o
acción que las generó (Mills, 2003; Harris, Grainger & Mullany, 2006).
Los estudios de las disculpas en el discurso político son muy escasos en
general y casi inexistentes en español. Meier (2004) las ha examinado en
relación con conflictos políticos, y Zhang (2001) parece ser uno de los pocos
que las ha observado en conflictos entre países (China y USA). Harris, Grainger
y Mullany, (2006) abordan las disculpas en la política británica (DP) con dos
objetivos. Por un lado, como género discursivo y, por otro, como una
Coloquio del Programa EDICE
• 493
producción cultural en la que el contexto de situación es muy importante. Su
argumento central es que las DP son más que fórmulas lingüísticas o estrategias
argumentativas. Las disculpas políticas en español han empezado a estudiarse
en el marco de las relaciones internacionales desde una perspectiva crítica, con
atención en el uso de los insultos intercambiados entre presidentes
latinoamericanos, y se ha mostrado que las disculpas en la política pueden
constituir el centro de un conflicto en el que confluyen aspectos ideológicos,
culturales, morales y económicos (Bolívar, 2008a). En este trabajo nos
concentraremos en el acto de la disculpa política con el propósito de averiguar
qué rasgo adoptan las disculpas en la política en español desde la pragmática y
el análisis crítico del discurso. Para tal efecto, nos concentraremos en los
procesos discursivos y tipos de disculpas que han surgido en situaciones de
conflicto diplomático entre países latinoamericanos. Nos interesa averiguar
cuándo y cómo se disculpan los jefes de estado, quienes, además de adoptar
posiciones ideológicas, representan culturalmente a un pueblo y les toca actuar
en defensa de intereses propios y colectivos.
2
Las disculpas en la política
Las disculpas en la política se diferencian de otros tipos de disculpas
porque se llevan a cabo en el espacio público y sus características dependerán
en gran parte de la forma en que son presentadas y reportadas a través de los
medios. Harris, Grainger y Mullany, (2006: 720-123) encontraron en el caso de
Gran Bretaña, las siguientes características y condiciones para las DP:
- son del dominio público y por lo tanto son altamente mediadas;
- son a menudo generadas por conflictos y generan nuevos conflictos y
controversia;
- para que las DP sean percibidas como tales por los medios y el público,
es aparentemente necesario que estén presente: un marcador explícito
de fuerza elocutiva (IFE) y palabras que indiquen la aceptación de
responsabilidad y/o de culpa por la “ofensa” del que se disculpa.
Las autoras categorizan los tipos de DP de acuerdo con el grado de
seriedad o magnitud de la “ofensa” (que escriben entre comillas porque no es el
término más apropiado en vista de que también hay otras causas). Según Harris,
Grainger y Mullany, (2006), el grado de magnitud más bajo es la metida de pata
(por ejemplo, un embajador que hace comentarios poco adecuados), luego
vienen las disculpas que ofrecen algunos políticos o personalidades por eventos
graves en el pasado y que han afectado a gran número de personas (por ejemplo
el hambre en Irlanda, la esclavitud en USA, un bombardeo, un error de la
justicia, etc.); y en el grado más alto colocan las ofensas por eventos del
494 •
Adriana Bolívar
presente (por ejemplo las disculpas solicitados a Tony Blair por haber
involucrado a Gran Bretaña en la guerra de Irak), que generan mucho debate o
lucha discursiva.
En las conclusiones de su estudio, Harris, Grainger y Mullany, (2006)
concuerdan con Luke (1997) en que “la disculpa se ha convertido en una forma
de discurso político con un significado y poder cada vez mayor” (Harris,
Grainger & Mullany, 2006: 728) 1 y, aunque reconocen que algunos tipos de
disculpas en la política pueden representar una pérdida de imagen para algunos
políticos, sobre todo si se responsabilizan por eventos del pasado, no están de
acuerdo con la investigación basada solamente en el concepto de ‘imagen’ (face)
porque tales estudios, como los que ellas citan de Holmes (1998), suponen que
en el proceso de disculpa están involucradas dos personas y que la meta final es
restaurar el equilibrio reparando las necesidades de imagen de la persona
“ofendida”. Señalan la insuficiencia de los estudios de esta naturaleza porque,
según ellas:
Tales definiciones no nos llevan muy lejos para comprender
el significado y los problemas que sacan a la luz las disculpas en la
política. Dada la magnitud de alguna de las “ofensas” que hemos
estudiado, la descripción en la disculpa de las “necesidades de
imagen” de “la persona ofendida” no resulta exacta ni iluminadora”
(Harris, Grainger & Mullany, 2006: 733) 2 .
Por otra parte, la mayoría de las investigaciones basadas en las teorías
de la cortesía coinciden en señalar que los componentes pragmáticos de una
disculpa son los siguientes (véase Harris, Grainger & Mullany, 2006: 721):
- un marcador de fuerza elocutiva (IFD) como “disculpe” “lo siento”;
- una expresión que indica aceptación de la responsabilidad o de la culpa
“es mi culpa”;
- una explicación o recuento “se me olvidó”;
- un ofrecimiento de reparación “lo puedo arreglar”;
- una promesa de no volver a hacerlo “no se repetirá”.
De acuerdo con los hallazgos de Harris, Grainger y Mullany (2006), en
la política británica los dos primeros componentes parecen ser obligatorios,
mientras que los restantes son opcionales. Sin embargo, ellas concluyen que, al
menos en Gran Bretaña, las disculpas en la política reflejan un conjunto de
“the apology has become a form of political speech with increasing significance and power”.
“Such definitions do not take us very far in understanding the significance and issues raised by political apologies.
Given the magnitude of some of the ‘offenses’ we have considered, describing what the apology addresses as the ‘faceneeds’ of ‘the person offended’ seems neither accurate nor enlightening”.
1
2
Coloquio del Programa EDICE
• 495
expectativas culturales sobre lo que es una disculpa válida y, en consecuencia, la
lucha discursiva se perpetúa precisamente porque las personas defienden su
punto de vista. Lo que parece crucial es que en la política británica las disculpas
no pueden ser implícitas o ambiguas y que, para ser reconocidas como disculpas
válidas, necesitan un marcador explícito de fuerza ilocutiva (por ejemplo
“sorry” y “apologize”) más una aceptación explícita de responsabilidad de parte
del que se disculpa. El punto más relevante es que en el fondo las disculpas
tienen un fuerte componente moral y pueden usarse con variados fines
políticos. Igualmente, se destaca que los juicios sobre lo que constituye una
disculpa válida, aunque producidos individualmente, son construidos
socialmente. Algo con lo que estamos de acuerdo.
Desde nuestra perspectiva, sostenemos que para estudiar las disculpas en la
política necesitamos un marco de referencia que vaya más allá de los aspectos
situacionales, de modo que se incluyan las cuestiones ideológicas y económicas
que intervienen en el proceso de disculpas entre jefes de Estado. En el contexto
latinoamericano este es un punto clave porque se trata de países en general
dependientes y alineados en dos grandes bloques ideológicos, hacia el
capitalismo representado por los Estados Unidos, o hacia el socialismo que
lidera Cuba. En un estudio anterior sobre los insultos en la política
Latinoamérica, encontramos que la falta de una disculpa formal de parte de
Venezuela a México fue la causa de suspensión de relaciones diplomáticas entre
estos dos países durante casi dos años (Bolívar, 2008a). La situación volvió a la
normalidad con la reposición de los respectivos embajadores, pero no hubo
señales lingüísticas explícitas que indicaran la presencia de los componentes
pragmáticos mencionados en la literatura sobre disculpas. El proceso de
negociación trajo a la luz diferencias culturales en relación con los conceptos de
cortesía y descortesía, e ideológicas en cuanto al posicionamiento político de
Venezuela y de México frente a los Estados Unidos. Además, el estudio hizo
evidente el papel que juegan los intereses económicos que separan a estos dos
países petroleros. Es por esta razón que vale la pena seguir investigando sobre
cuáles son las condiciones pragmáticas, discursivas e ideológicas que dan forma
a las disculpas en la política.
3
El marco analítico
El marco analítico combina la pragmática con el análisis crítico. El tipo
de análisis crítico que realizamos pone el énfasis en las acciones de los actores
sociales en momentos de conflicto en la dinámica social (Bolívar, 2008a) y se
caracteriza porque seguimos el diálogo a medida que se desarrollan los eventos.
Esto nos brinda la posibilidad de examinar el diálogo micro en interacciones
496 •
Adriana Bolívar
focalizadas en momentos particulares, como hemos hecho en diferentes
estudios sobre el discurso mediático (Bolívar, 1994), académico (Bolívar, 2006)
y político (Bolívar, 2008b) en los que se analizan tipos de textos en particular ya
sean escritos u orales (editoriales, artículos de investigación, debates), y en el
macro-diálogo en el que se producen variedades de textos en eventos a lo largo
del tiempo. El discurso político es discurso público y, por lo tanto el papel de
los medios de comunicación es fundamental.
Siguiendo trabajos anteriores (Bolívar, 2001, 2007, 2008a, 2009), la categoría
central es el diálogo porque se analizan los intercambios entre las partes
involucradas. El diálogo es la categoría que nos permite evaluar el grado de
magnitud de la ofensa. Si la ofensa es menos grave, el diálogo continúa. Si la
ofensa es de mediana magnitud, el diálogo se interrumpe, se afectan las
relaciones personales e internacionales, pero el diálogo continúa. Si la ofensa es
muy grave, el diálogo entre las partes se rompe, se involucran otros que toman
partido por uno u otro lado, se intensifica el conflicto e intervienen mediadores
para reestablecer el diálogo.
3.1
El foco del análisis
Para los efectos de este estudio el foco del análisis se coloca en los
siguientes aspectos:
- las personas y personalidades involucradas;
- la presencia de mediadores: la prensa que reporta la situación;
- los roles pragmáticos: el que se disculpa, el que responde a la disculpa,
el que exige disculpas, el que ofrece disculpas y los que evalúan la
disculpa desde afuera;
- el estatus político de los participantes: la jerarquía de los líderes en una
escala interna (en su país, por ejemplo candidato presidencial o
presidente) e internacional (global, por ejemplo, Papa, Rey, presidente);
- motivación de la “ofensa”: la causa y naturaleza del conflicto que
genera la disculpa (comentarios y críticas, insultos, incursión en el
territorio, etc.);
- las evaluaciones emitidas por los participantes: los temas seleccionados
y las valoraciones sobre personas, instituciones, tradiciones, etc.;
- la forma de la disculpa: los componentes pragmáticos, las realizaciones
lingüísticas y no lingüísticas;
- la función política y estratégica de la disculpa: qué propósitos tiene la
disculpa;
- la duración e intensidad del conflicto: cuánto demora la reconciliación,
si hay ruptura de relaciones, si participan árbitros y mediadores.
Coloquio del Programa EDICE
4
• 497
Los datos y materiales
Los datos se obtuvieron de dos maneras: a) del corpus para el estudio
del discurso político (Bolívar, 1999-2008), del cual se tomaron tres eventos
conflictivos en tres años consecutivos, y b) mediante una búsqueda de noticias
por Internet con el buscador Google.
4.1
Los tres eventos conflictivos
a) Año 2006: el conflicto entre Perú y Venezuela en relación con las
elecciones presidenciales en Perú. Los candidatos eran Ollanta Humala,
identificado como opositor al presidente Toledo, y Alan García, más
cercano al gobierno. El presidente Toledo acusó al presidente Chávez
de injerencia en asuntos internos de Perú porque expresó su apoyo
abierto a Humala y amenazó con no reconocer a Alan García si
resultaba ganador. Alan García, a su vez, insultó a Chávez en su rol de
candidato electoral, y también recibió los insultos de Chávez. Cuando
García resultó electo presidente de Perú, Chávez exigió que le ofreciera
disculpas por los agravios causados. En este caso nos encontramos con
un evento conflictivo que duró desde el 14 de enero de 2006 hasta el
17 de enero de 2007, cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas
entre Perú y Venezuela.
b) Año 2007: las relaciones entre España y Venezuela después de que el
Rey de España dijera al presidente Chávez ¿por qué no te callas? en la
última sesión de la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile
(10/11/07). Según la prensa, esta expresión del Rey fue motivada por
las insistentes interrupciones de Chávez al presidente Zapatero, quien
estaba interviniendo para llamar la atención sobre el respeto que debían
mostrar los presidentes democráticos. El día anterior y durante sus
interrupciones a Zapatero, Chávez llamó varias veces “fascista” al ex
presidente Aznar e insistió en este argumento. La situación sirvió a
Chávez para llamar la atención sobre la dominación española y para
culpar al rey por la división en América Latina. Le exigió que se
disculpara con el pueblo venezolano. El conflicto duró desde el 10 de
noviembre de 2007 hasta el 26 de julio de 2008, e implicó el llamado a
consulta del embajador venezolano e intensas conversaciones
diplomáticas.
c) Año 2008: el conflicto entre Ecuador y Colombia debido a la violación
del territorio ecuatoriano por parte del ejército colombiano para atacar
a la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En dicho
498 •
Adriana Bolívar
ataque murió el jefe guerrillero Raúl Reyes, 12 guerrilleros, y otras
personas. El presidente Uribe de Colombia se disculpó por la acción,
pero el presidente Correa no aceptó esa primera explicación. El
conflicto escaló con la participación de otros jefes de Estado de
América Latina que tomaron partido. Venezuela se alineó con
Ecuador, retiró a su embajador y el presidente Chávez ordenó el envío
de batallones a la frontera, supuestamente para evitar que fuera objeto
de ataque. Otros actuaron como mediadores. La reconciliación se dio
en la XX Cumbre del Grupo de Río celebrada en República
Dominicana cuando Uribe se disculpó públicamente y explícitamente
ante todos los Jefes de Estado presentes. El conflicto duró desde el 30
de enero de 2008 hasta el 07 de marzo de 2008. Fue el conflicto más
corto, pero el más intenso de los tres que estudiamos.
4.2
Las noticias sobre las disculpas
En la búsqueda por Internet se tomaron en cuenta las noticias cuyos
titulares incluían la palabra “disculpa” y que involucraban a países
latinoamericanos en los años 2006, 2007 y 2008. En la búsqueda se colocaba el
nombre de un presidente o presidenta con la indicación “X pide disculpas”, “X
exige disculpas”, “X se disculpa”. Cuando nos encontramos con un evento en
el que el existía un proceso de negociación largo, se recogieron las noticias y
editoriales que seguían el macro-intercambio a través de la prensa (Bolívar,
2008a).
Se averiguó primero si se trataba de disculpas ofrecidas o exigidas a
alguien. Se tomó notas de las motivaciones de las disculpas y de la naturaleza de
la disculpa. Las noticias se ordenaron cronológicamente y se tomó nota de las
palabras textuales atribuidas por la prensa a los diferentes actores involucrados.
Se describió el proceso completo para ver si se encontraban los componentes
pragmáticos prototípicos de la disculpa. En los casos en que había una
negociación compleja se hizo una descripción cronológica del evento para
poder seguir el proceso de disculpa. Para decidir sobre la seriedad de la ofensa
tomamos en cuenta a) si había o no seguimiento de la disculpa o exigencia de
disculpa, b) la cantidad de textos, c) el tiempo que consumió el proceso de
reconciliación, y d) el número de actores involucrados.
Las noticias y otros textos como editoriales y artículos de opinión se
examinaron separadamente en cada evento. Nos concentramos con mayor
detalle en la secuencia de textos que formaban redes en macro-intercambios en
el proceso de las disculpas (49 textos en el conflicto Perú-Venezuela; 57 en el
de Venezuela-España y 55 en el de Ecuador-Colombia), como se verá más
Coloquio del Programa EDICE
• 499
adelante en los ejemplos. No se estableció a priori cuáles serían los periódicos
seleccionados para el estudio sino que se escogieron aquellos en los que
aparecía la noticia y su seguimiento. De esta forma, en el caso de la prensa
venezolana, tomamos en cuenta periódicos afines con el gobierno (DiarioVEA,
Últimas Noticias, aporrea.com) y de oposición (El Nacional, El Universal); en el caso
de España, todos los que reportaron la noticia directamente (El País, ABC, El
Diario, El Mundo y prensa regional) y otros periódicos latinoamericanos o
internacionales, como El Tiempo de Bogotá, El Universal de México, El Mercurio
de Chile, BBC Mundo y otros periódicos digitalizados.
5
Las disculpas en los datos
De acuerdo con los datos, la tendencia entre los líderes
latinoamericanos parece ser a no dar disculpas sino a exigirlas de otros.
Encontramos una tendencia a evitar el uso de los marcadores formales de la
disculpa como “perdón”, “lo siento” o “fue mi culpa”. No obstante, los
componentes pragmáticos de la disculpa estuvieron presentes en su totalidad en
el caso del conflicto entre Ecuador y Colombia, y además se deja constancia por
escrito de que se reconoce y acepta la disculpa. Aparte de este elemento
discursivo, hay otros factores (la acción militar, la muerte de personas, la
intervención de organismos internacionales) que indican que efectivamente fue
el evento más grave.
En los otros dos conflictos en los que está involucrada Venezuela,
ninguno de los líderes, Chávez, García, el Rey de España, emplean las fórmulas
lingüísticas que son obligatorias en la política británica (véase Harris, Grainger y
Mullany, 2006). En cambio, en el acercamiento y la reconciliación dominan las
expresiones de afecto con abrazos y apretones de mano. En las noticias sobre
disculpas se encontraron solamente dos casos de ofrecimientos de disculpa, que
pueden clasificarse como pseudo-disculpas porque no cumplen con todos los
requisitos formales. Dichas disculpas se hacen de parte de Chávez a la
presidenta de Chile Michelle Bachelet y a la Primera Ministra alemana Angela
Merkel, quienes recibieron besos de Chávez en la mejilla para reparar los
insultos de que fueron objeto por haber criticado su política, como se verá más
adelante. Tanto en el desarrollo de los eventos conflictivos como en las noticias
sobre disculpas, los actos discursivos realizados son puestos a menudo en duda
por la prensa y observadores en lo que concierne a la sinceridad de quienes se
disculpan.
Es interesante observar que no aparecen casos de disculpas dadas por
metidas de pata ni por eventos graves del pasado de los cuales los
latinoamericanos pudieran ser responsables. En cambio, se encuentran una
500 •
Adriana Bolívar
exigencia de disculpas de Chávez al Jefe de la Iglesia Católica (al Papa) por
hacer declaraciones supuestamente equivocadas sobre eventos graves del
pasado en América Latina (según Chávez el “holocausto” de la población
indígena), y otra de Evo Morales a Estados Unidos por la supuesta burla de un
embajador hacia él como presidente.
Los eventos que motivan la exigencia de disculpa, así como las
disculpas otorgadas muestran un proceso muy complejo y una forma particular
de concebir la disculpa en el ámbito político latinoamericano que,
aparentemente da gran valor a los apretones de manos, golpes en la espalda y
sonrisas. Se hace evidente que en casos extremos la fórmula pragmática se
aplica en su totalidad (en el conflicto entre Ecuador y Colombia). Al parecer,
los casos que son percibidos como menos graves no requieren el uso del
lenguaje formal por parte de los presidentes. Es posible que las formalidades se
manejen en el ámbito de la diplomacia que funciona paralelamente a las
interacciones públicas de los Jefes de Estado. A continuación examinaremos los
casos siguiendo el orden cronológico en que aparecieron.
5.1
El conflicto entre Perú y Venezuela: exigencia de disculpas
Aunque el evento conflictivo tuvo una duración de un año, se puede
decir que fue de mediana intensidad. Desde la perspectiva pragmática no hubo
disculpas formales, pero sí se dieron en el discurso palabras que indicaban el
deseo de terminar el incidente y de reanudar relaciones. El motivo de la ruptura
tuvo que ver con normas que rigen las relaciones entre países y el respeto a su
soberanía, y también con ataques personales a través de insultos. Los
presidentes García y Chávez apelaron a la retórica de la afectividad para saldar
sus desavenencias y terminaron como “amigos”. La interacción antes de llegar a
ese momento revela una lucha discursiva cargada de divergencias. En gran parte
la discusión gira en torno a quién debe disculparse, lo que asoma diferencias
sobre la obligación moral y el grado de responsabilidad en el diálogo.
El análisis del macro-diálogo revela un patrón pragmático- discursivo
caracterizado por los siguientes componentes: Acción ofensiva + exigencia de
disculpas + rechazo a dar disculpas formales + reconciliación entre presidentes
+ reanudación de relaciones diplomáticas. Los ejemplos que siguen muestran la
secuencia en la interacción.
Coloquio del Programa EDICE
• 501
(1)
García insulta a Chávez y Chávez le exige que se disculpe
Caracas (Agencias).- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, condicionó
ayer la normalización de las relaciones diplomáticas con Perú a que el presidente
electo de ese país, Alan García, pida disculpas por “las ofensas y los agravios”
que emitió durante la campaña electoral.
El gobernante venezolano había advertido que si García triunfaba en los
comicios, que se celebraron el pasado domingo, su gobierno rompería relaciones
con Lima. La advertencia surgió luego de que el candidato peruano llamó a
Chávez “sinvergüenza” y el venezolano le respondiera que era un “ladrón” y
“corrupto”.
“Las relaciones con Perú están en el más profundo refrigerador en que
podamos meterlas y de allí no saldrán hasta que el nuevo gobierno de Perú dé
demostraciones, pero no de palabras, no, aquí se agredió a Venezuela”, dijo
Chávez durante su programa dominical “Aló presidente”, en el que volvió a
ofrecer su respaldo a Ollanta Humala, el candidato rival de García. “El señor
Alan García fue electo presidente de Perú. Bueno, lo reconoceremos sin duda,
pero no lo aplaudimos” (El Universal, 12/06/2006, Internacional: 1)
(2)
Venezuela da argumentos para exigir la disculpa: “falsas acusaciones” de Perú
Canciller acusa a Perú de escalar crisis
El Ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Alí Rodríguez, afirmó que
Perú escaló el conflicto diplomático entre los dos países al llevarlo a la
organización de Estados Americanos y hacer “falsas acusaciones” sobre una
presunta injerencia venezolana en asuntos internos peruano, informó DPA (El
Nacional, 7/05/2007: A16 Internacional y Diplomacia).
(3)
El partido de García contra argumenta: “al agresor no tenemos que pedir perdón”
Partido Aprista Peruano rechaza que García se disculpe con Chávez
Legisladores y analistas coincidieron en que la solicitud del presidente
venezolano es inexplicable y restaron importancia a los comentarios del líder de
Miraflores
“Al agresor no tenemos que pedir perdón”, sentenció el legislador Jorge del
Castillo, secretario general del partido Aprista Peruano, al rechazar la solicitud
del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien exigió al recién electo
presidente de Perú, Alan García, que pidiera una disculpa pública. (…) “Si hay
alguien que tiene que pedir disculpas, no sólo a Perú sino a otros países, es
justamente el presidente Chávez, quien con cierta regularidad se despacha contra
jefes de Estado y contra naciones enteras calificándolas y adjetivándolas”, señaló
(El Nacional, 13/06/2006: A8, Internacional y diplomacia).
502 •
Adriana Bolívar
(4)
El presidente electo se niega a ofrecer disculpas: “injerencia inaceptable”
“No me pidan que me disculpe de algo que tiene por origen injerencias y
expresiones inaceptables en el derecho internacional” (El Nacional, 14 de junio
de 2006: A 22, Economía).
(5)
Los ciudadanos peruanos se solidarizan con García
90% de limeños rechazan pedido de disculpas [título de noticia] (El Nacional,
19/06/2006: A12).
(6)
García da el primer paso hacia la reconciliación. Alude a roles y a cortesía
García quiere reunirse con Chávez para normalizar relaciones bilaterales
García sostuvo que los dos líderes deben “poner punto final a esta situación y
cada uno dedicarse a hacer lo mejor que pueda por su pueblo”, luego de indicar
que decidió bajarle el tono a la discusión con Chávez en virtud de su
condición de mandatario de Perú.
“Cuando era candidato podía responderle con los mismos adjetivos y la fuerza
que él usa para referirse a mí. Sin embargo, ahora que soy presidente electo ya
interviene el Estado que represento y por consiguiente la prudencia exige que
bajemos todo lo que sea adjetivo o cruce de palabras para esperar la
normalización de la relación de nuestros países”, justificó
“Quisiera aclarar que jamás he peleado con el señor Chávez. Fue él quien
participó de manera descortés en la política de Perú” (El Nacional,
7/07/2006: A13, Internacional y Diplomacia).
(7)
Chávez acepta iniciativa de García: “un buen gesto”
Limar asperezas
El presidente Chávez afirmó que está dispuesto a reunirse con el mandatario
electo de Perú, Alan García, para limar asperezas surgidas durante la reciente
contienda electoral peruana. “Creo que es un buen gesto del presidente
García que yo devuelvo con el mismo tono. Estoy dispuesto que hagamos
los esfuerzos por olvidar las cosas que ocurrieron.” (…) “Yo leí con mucha
atención las declaraciones del presidente electo del Perú y las recibí con mucho
agrado, porque nosotros no queremos agriar nuestras relaciones con nadie,
señaló Chávez (El Nacional, 9/07/2006: A23, Economía).
Coloquio del Programa EDICE
• 503
(8)
La reconciliación ante las cámaras: “amigos desde ahora”
Amigos desde ahora
Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez , y Perú, Alan García, dejaron atrás
los enfrentamientos y diferencias para darse la mano, abrazarse e incluso
intercambiar bromas durante la II Cumbre Suramericana de Naciones, que
terminó ayer en Cochabamba, Bolivia. “Alan, amigo desde hoy”, dijo Chávez
durante su intervención en la reunión; mientras que García aseguró que entre
ambos hay “buena química” (El Nacional, 10/12/2006, primera plana).
(9)
“aparentemente se reconciliaron”
García y Chávez se reconcilian en Bolivia y ahora son amigos
Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Perú, Alan García,
aparentemente se reconciliaron en medio de de la II Cumbre de la
Comunidad Suramericana de Naciones, que concluyó ayer, en donde ambos se
dieron la mano y se abrazaron.
En las deliberaciones de la cumbre, García comenzó su disertación con una
felicitación al espíritu de unión de todos los países de la región, que lo
llevó a zanjar las diferencias con Chávez.
“Ese espíritu nos permite fortalecer esa unión cerrando un capítulo de
incomprensión y de enfrentamientos sin sentido, que hemos dado por
terminado con mi amigo y compañero Hugo Chávez”, anunció García. Los
mandatarios de la región y las delegaciones asistentes a la cita aplaudieron el
gesto. A su turno Chávez expresó: “Alan amigo mío desde hoy”.
Ambos presidentes según testigos estuvieron juntos y sonrientes en una cena
oficial el viernes, donde acuñaron juntas unas monedas conmemorativas. Ayer
intercambiaron bromas y se dieron la mano en público tras la ceremonia de
fotografía oficial de la cumbre en un teatro al aire libre del Palacio de Portales.
Ante las cámaras dialogaron en voz baja durante cinco minutos, y posaron
abrazados con el presidente boliviano y anfitrión de la cumbre, Evo Morales
(El Nacional, 10/12/2006: A18, Internacional y Diplomacia).
(10)
Se cierra el capítulo, se normalizan las relaciones diplomáticas, se firman acuerdos
Perú supera desavenencias surgidas con Caracas
García dijo desde Cochabamba (…) “Los dos somos personas educadas y
cordiales (…) cualquier tipo de expresión anterior ha quedado cerrada como
un capítulo” (El Universal, 10 de diciembre de 2006, p. 1-7 Política)
Perú y Venezuela normalizan relaciones
Lima/AFP-AP-Reuters
504 •
Adriana Bolívar
Los gobiernos de Perú y Venezuela acordaron restablecer sus relaciones
diplomáticas en menos de un mes, informó el mandatario Alan García luego
de reunirse con su homólogo venezolano, Hugo Chávez, en Ecuador durante la
juramentación del presidente Rafael Correa.
“Antes de un mes tendremos cada uno su respectivo embajador en el otro país,
a fin de recuperar lo más pronto posible nuestros nexos, dijo García el retornar
a Lima. (…) El jefe del Estado peruano destacó que acordó con Chávez
trabajar en dos campos. En el petróleo, técnicos de Pdvsa se reunirán con sus
pares de la estatal peruana Petróleos del Perú para explorar cómo pueden
trabajar juntos en algún proyecto importante. En el educativo, para impulsar
una revolución educativa (El Nacional, 16/01/2007: A8).
La disculpa en este conflicto se aceptó como válida con base en una
reconciliación “aparente” en la que se tomaron en cuenta varios factores: la
diferencia de roles entre ser candidato (que según Alan puede insultar) y
presidente (que debe respetar a sus pares); la aceptación por Chávez de la
iniciativa de Alan García de bajar el tono; la recriminación de García a Chávez
por su descortesía (injerencia en política peruana); la auto-recriminación de
García por el enfrentamiento sin sentido; los lazos afectivos de amistad entre
los pueblos de América Latina; el contacto corporal con sonrisas, abrazos y
apretones de mano; acuerdos de cooperación económica y educativa.
5.2
El conflicto entre España y Venezuela: exigencia de disculpas
Este conflicto fue similar al anterior en lo que respecta a que hay una
exigencia de disculpas, pero es muy diferente porque no se trató de la relación
entre dos presidentes sino de un presidente latinoamericano y de un monarca
europeo. Hugo Chávez exigió disculpas al Rey de España Juan Carlos de
Borbón, lo que resultó ser un hecho insólito que nunca había tenido lugar en las
relaciones entre los pueblos de América Latina y España. También es un
conflicto diferente porque, en este caso, el Rey Juan Carlos no respondió de
manera personal a la exigencia de disculpa ni a las amenazas de Chávez de
revisar las relaciones con España, sino que dejó el problema en mano de la
diplomacia.
Por la vía diplomática, España trató de atenuar la situación, pero la
tensión se mantuvo debido a nuevos insultos de Chávez a Aznar, declaraciones
de Aznar en contra de Chávez, amenazas de Chávez, insultos y declaraciones de
aliados de Chávez, insistencia de Zapatero en el respeto entre Jefes de Estado,
declaraciones de grupos españoles que solicitaron protesta formal por los
insultos de Chávez, amigos de Chávez que se solidarizan con él, etc. Finalmente
se logró la reconciliación, después de la visita del canciller español (Miguel
Coloquio del Programa EDICE
• 505
Ángel Moratinos) a Venezuela el 18 de enero de 2008 y la visita de Chávez a
Madrid (25 de julio de 2008), cuando se reunió con el Rey y con el presidente
Zapatero. Se puede decir que este conflicto fue de mayor magnitud y alcance
que el de Perú y Venezuela, porque la “ofensa” vino de parte de un monarca y
porque el ofendido representaba en ese momento a un líder que se ha
propuesto la integración latinoamericana a través de una revolución bolivariana.
Chávez nunca se disculpó públicamente por haber insultado a Aznar.
El patrón pragmático-discursivo de todo el proceso se desarrolló en
una secuencia global que tuvo las siguientes partes: Acción generadora +
exigencia de disculpas + reacciones polarizadas + acercamiento diplomático +
visita del “ofendido” + apretón de manos + acuerdos comerciales. Los
ejemplos que siguen dan evidencia de la secuencia en el diálogo:
(11)
El rey espeta a Chávez “¿por qué no te callas?” y Chávez reclama respeto
Regaña el rey a Chávez
El cierre de la 17 Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno
estuvo marcado por un agrio pleito verbal entre el rey de España, Juan Carlos
de Borbón, y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien insistió en tildar
de fascista a José María Aznar (…)
“El que quedó muy mal ahí fue el que pierde el control, y entonces manda a
callar pensando que somos los súbditos todavía del siglo XVII, siglo XVIII.
Nosotros somos indios alzados, rebeldes, nadie nos va a callar, no nos vamos a
callar” agregó.
“El rey será rey pero no me puede hacer callar. Reclamo respeto porque yo
soy también un jefe de estado y electo democráticamente”, resaltó.
(El Universal domingo 11/11/2007) (El Universal.com.mx 25/06/08
http://eluniversal.com.mx/notas/vi_460585.html)
(12)
Chávez exige disculpas al rey
Exige Chávez disculpas al rey de España
Señala el mandatario venezolano que “el queda muy mal es él”. Yo no le dije
nada al rey”
09:18 El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó que le rey Juan Carlos
de España debería ofrecerle disculpas por haberle dicho se callara en la
cumbre iberoamericana de Santiago.
En una entrevista difundida la noche del martes por un canal regional de
televisión, el mandatario responsabilizó al rey por las diferencias.
Agregó que al rey “se le fueron los tapones y debería pedir disculpas por
eso”.
Chávez insistió en que no escuchó al rey de España cuando lo instó a callarse.
506 •
Adriana Bolívar
“Si lo hubiera oído, lo dejo sentado en el sitio. No sé que le hubiera dicho. Lo
menos que puede hacer es ofrecer disculpas, no a mí sino a Venezuela”,
recalcó.
Durante la entrevista, el presidente venezolano calificó de “absurdas” las
expresiones de “solidaridad de otros países, como Chile, Perú y el Salvador, con
el monarca español.
“Eso puede alterar las relaciones con Chile y con el Salvador y ¿quién es el
culpable?, el Rey Juan Carlos de Borbón es el culpable” exclamó. (Agencias El
Universal Ciudad de México Miércoles, 14 de noviembre de 2007) (El
Universal.com.mx 25/06/2008)
(13)
El rey recibe la solidaridad de la prensa española
El rey puso en su sitio a Chávez en nombre de los españoles
Fue el rey de España quien paró los pies del caudillo venezolano en
presencia de todos los mandatarios iberoamericanos, diciéndole lo que hace
mucho alguien le tenía que haber dicho. (El Mundo, 11-11-2007)
Es un hecho que no tiene precedentes. (El Diario, 11/11/2007)
Venezuela habría sido mejor representada en Chile por los estudiantes de la
universidad de Caracas que se juegan la vida ante matones del régimen chavista
para exigir pacíficamente el retorno a la democracia para su país. (ABC, 11-112007)
Juan Carlos “estuvo en su papel”, puesto que “el presidente venezolano cruzó
con sus descalificaciones la línea de lo tolerable en una relación entre países
soberanos.” (El País, 11-11-2007)
(14)
Chávez recibe el apoyo de Fidel Castro
El líder cubano, Fidel Castro, defendió la “crítica demoledora” del
presidente venezolano, Hugo Chávez, a Europa, aunque sin mencionar
directamente el altercado del gobernante sudamericano con el presidente del
gobierno español, José Luis Zapatero, y el rey Juan Carlos. “La crítica de Chávez
a Europa fue demoledora, la Europa que precisamente pretendió dar lecciones
de rectoría en esa Cumbre Iberoamericana” indicó Castro en un nuevo artículo
de “reflexiones” publicado hoy en la prensa local. (lanación.cl, 11/11/2007)
(15)
Chávez y el rey se reconcilian con apretón de manos, regalo, y bromas.
España. El jefe de estado recibió una franela con el ¿por qué no te callas?
Chávez y el rey Juan Carlos sellaron reconciliación con un apretón de manos
(…) Chávez llegó al palacio de Marivent de Palma de Mallorca, residencia de
verano de la familia real española, poco antes de las 11.25 a.m., hora local, a
Coloquio del Programa EDICE
• 507
pesar de que la llegada estaba prevista a las 10.30 am. El mandatario recurrió a
una broma tras ser recibido por el rey y preguntarle “¿Por qué no vamos a la
playa?” al referirse al calor y el entorno vacacional de la isla mediterránea.
El monarca correspondió con un regalo: una franela con el famoso ¿por qué no
te callas? Según contó Chávez en Madrid, donde añadió que reclamó parte de
los derechos de autor de la frase. “Creo que usted me debe algo de dinerito”,
dijo (El Universal, 26/07/2008: 14, Mundo)
(16)
Chávez ofrece petróleo a cambio de tecnología
Juan Carlos y Chávez zanjaron en Mallorca la crisis diplomática
El rey le regaló una franela con el ¿Por qué no te callas?
El presidente venezolano ofreció a Rodríguez Zapatero 10.000 barriles diarios
de petróleo a 100 dólares a cambio de transferencia de tecnología.
(El Nacional, 26 /07/2008, primera plana)
(17)
La prensa venezolana favorable a Chávez valida la disculpa
Quedó atrás ¿”Por qué no te callas”? (Diario VEA, 26 de julio de 2008,
titulas de primera página)
Chávez y el rey altos panas
Incidente del “por qué no te callas” quedó en el pasado (negritas en el original)
(Últimas noticias, 26 de julio de 2008)
La disculpa en este conflicto toma una forma totalmente diferente.
Chávez no se disculpa formalmente por haber ofendido al presidente Aznar, el
rey no se disculpa tampoco por haber ofendido a Chávez y a los venezolanos.
Esto puede interpretarse como que ninguno de los dos reconoce haber
ofendido a nadie, como una estrategia para no mostrar debilidad ante el mundo,
o como un rasgo cultural compartido de rechazo a la disculpa en la política, que
habría que estudiar más a fondo en vista de que, aparentemente, algunos grupos
de venezolanos se resisten a dar disculpas en ciertos contextos (Álvarez &
Blondet, 2008).
Las negociaciones diplomáticas tienen un papel importante en este
conflicto. Chávez pide visitar al rey cuando está de vacaciones en Palma de
Mallorca, lo que representa una acción inusual que resta al encuentro su
carácter oficial y resalta el estilo de Chávez de resistirse a respetar las normas de
protocolo. En la reconciliación no hay palabras de arrepentimiento ni de
recriminación, el humor se impone para relajar tensiones, y hay sonrisas y
apretones de manos frente a las cámaras. Las imágenes recorren el mundo
508 •
Adriana Bolívar
entero. Chávez logra su propósito de llamar la atención sobre su liderazgo en
América Latina y sobre el poder del petróleo venezolano.
En las evaluaciones hechas por las partes involucradas salen a relucir
los valores como el orgullo nacional (ser español/ser venezolano), la historia
compartida que une a pesar de todo (la dominación española y los “indos rebeldes”),
los indudables intereses económicos de España en Venezuela (la tecnología, los
bancos) y las necesidad de Venezuela de colocar su petróleo en el mercado.
También queda en evidencia el interés del rey y de Chávez de mostrar que el
incidente pasó a la historia y que por encima de todo están los afectos.
Es interesante notar que, en cuanto al discurso gestual, se repite el
mismo patrón revelado en el conflicto entre Venezuela y Perú, vale decir, los
apretones de manos, las sonrisas, y las bromas ante las cámaras. No obstante, el
regalo del rey produce un efecto contradictorio, porque la franela que llevaba
inscrita la frase ¿por qué no te callas?, que fue interpretada como una broma desde
su perspectiva, pudo ser tomada por algunos observadores como un
reforzamiento del motivo que lo llevó a pronunciar la frase, vale decir, un
llamado a respetar el protocolo y a los presidentes elegidos democráticamente,
o como una nueva ofensa del rey a los venezolanos (véase Bolívar, 2009).
5.3
El conflicto entre Ecuador y Colombia: ofrecimiento de disculpas
Este fue el conflicto que duró menos en resolverse, pero fue el más
complejo en términos pragmáticos y políticos. Se diferencia de los anteriores
porque la causa de la ofensa no fue verbal, sino materializada en una acción de
guerra. Colombia hizo una incursión en territorio ecuatoriano y, aunque se
disculpó por un error “involuntario”, esto dio pie a una negociación muy
intensa que requirió más que la diplomacia bilateral para que se aceptara la
disculpa. Se involucraron la Organización de las Naciones Unidas, la
Organización de Estados Americanos y los jefes de Estado de otras naciones
latinoamericana. Uribe denunció y acusó a Venezuela de patrocinar a la FARC y
a Correa de haber recibido apoyo de ellas para su campaña presidencial. El
patrón del evento puede resumirse como sigue: Aceptación de haber cometido
error + disculpas + rechazo de disculpas + exigencia de disculpa explícita +
disculpa formal explícita pública+ aceptación de las disculpas públicamente y
por escrito. Los ejemplos que siguen resaltan algunos momentos del macrodiálogo:
Coloquio del Programa EDICE
• 509
(18)
Uribe admite error, ofrece primeras disculpas, que son aceptadas con reservas
Se aceptan disculpas pero…
Ecuador acepta las disculpas presentadas por el presidente de Colombia,
Álvaro Uribe, tras admitir que la fuerza aérea de su país violó
“involuntariamente” el espacio aéreo ecuatoriano.
Sin embargo, Quito también rechazó algunas declaraciones realizadas por el
mandatario colombiano en torno al tema.
El 30 de enero, el gobierno ecuatoriano acusó a aeronaves militares colombianas
de violar su espacio aéreo durante un operativo contra las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC).
El pasado lunes, en un discurso pronunciado en Puerto Asís, una localidad
cercana a la frontera con Ecuador, el presidente colombiano dijo que ofrecía
“disculpas al gobierno y al pueblo ecuatorianos”.
En el mismo pronunciamiento, Uribe agregó que las aeronaves militares
ingresaron en el espacio aéreo del país vecino para “evitar que el grupo terrorista
FARC, en violación del territorio ecuatoriano, continúe desde esa hermana
nación lanzando atentados para asesinar a nuestros soldados y policías”.
Ecuador asegura que el grupo guerrillero no opera en su territorio.
(BBCMundo.com 14/09/2008;
http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/latin_america/newsid_4687000
(19)
Ecuador rechaza las disculpas diplomáticas y se lleva el caso a la ONU y a la OEA
Ecuador advirtió que las disculpas no alcanzan
El país andino llevó su denuncia ante el Consejo de Derechos Humanos de
la ONU y ante el Consejo Permanente de la OEA, en Washington. Allí pidió
que el organismo envíe una comisión que “investigue y verifique in situ” la
violación de la soberanía e integridad territorial” y anunció que “no será
suficiente una disculpa diplomática”.
(…) “El territorio de Ecuador fue bombardeado y ultrajado intencionalmente,
poniendo en riesgo los derechos humanos de los ecuatorianos” dijo el ministro.
(Página 12, 4 de marzo de 2008)
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/ultimas/20-1000127-2008-0304.html
(20)
El conflicto se intensifica
Venezuela. El presidente Chávez ordenó el envío de 10 batallones a la
frontera, el cierre de la embajada de Bogotá y la expulsión del embajador
colombiano en Caracas. Ordenó el cierre de la frontera, pero hay paso de
alimentos perecederos.
510 •
Adriana Bolívar
Ecuador. El presidente Correa rompió relaciones diplomáticas y expulsó al
embajador colombiano en Quito. Buscó una condena contra Colombia en la
OEA. Hay intercambio comercial en la frontera, pero con constantes requisas
de la guardia de ese país.
Nicaragua. El presidente Ortega anunció ayer la ruptura de las relaciones
con Colombia. Exportadores colombianos dicen que sus productos no se
pueden comercializar con facilidad en ese país. Está pendiente un fallo definitivo
de La Haya sobre los límites marinos (El Tiempo.com Política, 7/03/2008).
(21)
La reconciliación se sella con apretón de manos y compromisos de respeto y amistad, uso de
“perdón” y aceptación de responsabilidades por parte de Uribe
Colombia y Ecuador zanjaron crisis diplomática con apretón de manos en
Grupo de Río
Álvaro Uribe se comprometió a respetar el territorio de los vecinos y retiró
la denuncia contra Hugo Chávez. Con Nicaragua también hubo
compromiso de retirar las corbetas en el área de litigio.
A instancias del mandatario de República Dominicana, Leonel Fernández, los
mandatarios acordaron amistosamente dialogar y llegar a una solución
política.
El emotivo momento sirvió de colofón a una agitada sesión del Grupo de Río,
que se celebra en Santo Domingo, en la que los cuatro mandatarios se hicieron
fuertes cuestionamientos.
“Con el compromiso de no agredir nunca más a un país hermano y el
pedido de perdón, podemos dar por superado este gravísimo incidente”, dijo
Correa a Uribe, quien se acercó a saludarlo durante el plenario de la Cumbre del
Grupo de río celebrada en la capital dominicana.
Uribe dijo que aceptaba porque es un hombre sin egos y que asume sus
responsabilidades (El Tiempo.com/ Política, 7/03/2008).
(22)
Se deja constancia por escrito de las “plenas disculpas”
“3. Tomamos nota, con satisfacción, de las plenas disculpas que el
Presidente Álvaro Uribe ofreció al gobierno y al pueblo de Ecuador, por la
violación del territorio y la soberanía de esta hermana nación, el primero de
marzo de 2008, por parte de la fuerza pública de Colombia.
4. Registramos también el compromiso del presidente Álvaro Uribe en
nombre de su país de que estos hechos no se repetirán en el futuro bajo
ninguna circunstancia, en cumplimiento de lo que imponen los artículos 19 y
21 de la carta de la 0EA.
5. Tomamos nota de la decisión del Presidente Rafael Correa de recibir la
documentación ofrecida por el Presidente Álvaro Uribe y que habría llegado a
poder del gobierno de Colombia luego de los hechos del 1 de marzo, a fin de
Coloquio del Programa EDICE
• 511
que las autoridades judiciales ecuatorianas investiguen eventuales violaciones a la
ley nacional. (…)
8. Reiteramos nuestro firme compromiso de combatir las amenazas a la
seguridad de todos su Estados, provenientes de la acción de grupos irregulares o
de organizaciones criminales, en particular de aquellas vinculadas a actividades
del narcotráfico. Colombia considera a esas organizaciones criminales como
terroristas. (…)
10. Exhortamos a las partes involucradas a mantener abiertos canales
respetuosos de comunicación y a buscar fórmulas de distensión.
(Extractos de la Declaración de la XX Cumbre del Grupo de Río, Santo
Domingo, República Dominicana, 7 de marzo de 2008)
http://www.aporrea.org/imprime/n110419.html 14/09/2008
La disculpa en este conflicto presenta un caso muy interesante para el
análisis crítico porque se hace más visible la lucha discursiva sobre el valor
moral de la disculpa y su validación por los participantes u observadores. En
este caso, se cumplió de manera explícita con todos los componentes
pragmáticos del acto de disculpa: el perdón, la aceptación de responsabilidad, el
arrepentimiento, la explicación, el compromiso de que no se va a repetir la
acción. También se usaron marcadores explícitos de la fuerza ilocutiva de los
componentes obligatorios “perdón” “asumo la responsabilidad”. Sin embargo,
la disculpa y la reconciliación no fueron totalmente validadas por los medios,
como se puede percibir en esta noticia del diario El País de España.
(23)
La prensa evalúa la disculpa y no la valida totalmente: “dudosa credibilidad”
Después de intercambiar duras acusaciones que reflejaron la división política de
América Latina, los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y de Ecuador,
Rafael Correa, escenificaron ayer una reconciliación de dudosa credibilidad
que, aparentemente, cierra una crisis que salpicó a todo el continente. El
presidente venezolano Hugo Chávez, también tomó parte en el golpe de efecto
que, a última hora, salvó la vigésima Cumbre del Grupo de Río que se celebró
en Santo Domingo (República Dominicana) y que momentáneamente frena la
escalada de tensión desencadenada el 1 de marzo por la incursión militar
unilateral de Colombia en territorio ecuatoriano para bombardear un
campamento de la guerrilla de las FARC.
Los buenos oficios del presidente dominicano y anfitrión de la cumbre, Leonel
Fernández, y la petición de excusas por parte del presidente Uribe dieron a
última hora un vuelco a una reunión que comenzó con ánimos muy encendidos.
El presidente colombiano se levantó de su asiento y fue en busca del presidente
Correa, a quien estrechó la mano. A continuación hizo lo propio el presidente
Chávez. Así sellaban la paz quienes minutos antes se habían lanzado
512 •
Adriana Bolívar
gravísimas acusaciones (El País, Edición Impresa Internacional, 8 de marzo
de 2008) (http://www.elpais.com/articulo/internacional 31/07/2008)
También vale la pena señalar que en esta reconciliación también hubo
apretones de manos y abrazos, pero el presidente Correa no se paró de su
asiento para recibir el apretón de manos de Uribe, y tampoco sonrió o hizo
bromas. De hecho, Uribe se acercó por detrás mientras él le daba la espalda. De
este modo, se evidencia que el discurso gestual sí es importante entre los jefes
de estado latinoamericanos para mostrar su disposición o no a aceptar las
disculpas.
La intensidad de este conflicto mostró que los jefes de estado
latinoamericanos aceptan las disculpas como un modo de aliviar tensiones en la
región para asegurar que se mantenga la hermandad entre los pueblos, para que
se preserve el respeto en la comunicación y para que se hagan esfuerzos por
mantener la paz y la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. En otras
palabras, la disculpa tiene un enorme valor político porque, al quedar registrada
por escrito, compromete a todos los líderes a seguir una acción futura en bien
de todos, aunque la lucha discursiva continúe.
6
La exigencia de disculpas en relación con eventos del pasado
El único caso relacionado con eventos del pasado, se presentó cuando
Hugo Chávez exigió al Papa Benedicto XVI que se disculpara por declaraciones
emitidas en relación con la evangelización de los indios. Dicha petición
solamente cumplió con el componente de solicitar la disculpa a través de los
medios y no tuvo mayores consecuencias. Desde el punto de vista estratégico
cumplió con el propósito de llamar la atención sobre América Latina para
cambiar la historia oficial
(24)
declaraciones del Papa y exigencias de disculpa de Chávez
Chávez exige disculpas a Benedicto XVI (…)
El Papa aseguró el domingo en Brasil que la Iglesia católica no alienó las
culturas precolombinas ni impuso una “cultura extraña”
“Aquí ocurrió algo mucho más grave que el holocausto en la Segunda Guerra
Mundial y nadie puede negar a nosotros esa verdad (…) ni su Santidad
puede venir aquí, a nuestra propia tierra, a negar el holocausto aborigen”, ha
dicho en una alocución nocturna reproducida obligatoriamente por las
emisoras de radio y televisión venezolanas (El País.com 11/04/08).
Coloquio del Programa EDICE
• 513
La exigencia de disculpa se presenta como una oportunidad para
recordar la dominación española en América Latina y el liderazgo de Chávez en
la región. El argumento central es la verisimilitud, vale decir, la posesión de la
verdad sobre los hechos. La prensa interviene con sus comentarios en los que
da a entender que Chávez impone su verdad (reproducida obligatoriamente).
Igualmente, Chávez utiliza también esta solicitud para criticar indirectamente la
labor del Papa por descuidar a América Latina y la posición de la Iglesia
Católica, con quien se ha enfrentado desde los inicios de su gobierno, como se
ve en el ejemplo siguiente:
(25)
Chávez rebate la opinión del Papa: “está terriblemente equivocado”
El Papa Benedictino XVI “parece que vino” por primera vez a América desde
que fue investido como tal, ha proseguido Chávez, “a darle más fuerza a la
Iglesia Católica, pero con esas declaraciones lo que hace es debilitar aún más a
la Iglesia Católica”. “Yo le he dado la vuelta por todos lados (a lo dicho por el
Papa, pero la conclusión es una sola: está terriblemente equivocado su
Santidad, no hay otra forma de decirlo”, ha añadido (El País. Com 11/04/08).
El periódico expande la información y agrega los comentarios de
Chávez, que refuerzan su argumento de verdad con apelativos retóricos al dolor
de los mártires y la maldad del “imperio”, ubicándose así en el rol de víctima,
un argumento muy favorecido en el discurso populista venezolano (Madriz,
2002):
(26)
Chávez refuerza los argumentos: “indígenas masacrados”
“!Cómo va a decir el Papa aquí, en esta tierra, donde todavía deben estar
caliente los huesos de los mártires indígenas que fueron masacrados por el
imperio de los imperios europeos, cómo va a decir, (porque) prácticamente
dijo (…) que no hubo ninguna imposición!”, ha insistido (El País.Com
11/04/2008)
No es el objetivo de este artículo hablar de las estrategias políticas de
Chávez, pero sí vale la pena agregar que así como usa una diplomacia altamente
confrontacional, que hemos visto en los conflictos analizados, también pone en
práctica estrategias comunicacionales que le permiten llamar la atención de los
medios hacia su persona y hacia su proyecto político conocido como la
revolución bolivariana o Socialismo del Siglo XXI (Bolívar, 2008a, 2008b). Por
lo tanto, no debe extrañar su discurso transgresor porque forma parte de un
514 •
Adriana Bolívar
estilo de gobernar para ganar adeptos y aliados. En lo que toca a la exigencia de
disculpas al Papa, su mayor función en este caso es ejercer coerción para la
reinterpretación de la historia oficial.
7
Las pseudo-disculpas
7.1
Disculpas a Michelle Bachelet
Encontramos dos casos de ofrecimientos de disculpas que pueden
catalogarse como pseudo-disculpas. El primero tiene que ver con las disculpas
de Chávez a la presidenta Bachelet de Chile. La ofensa que él cometió fue
insultar al Senado chileno por haberse pronunciado en contra del cierre del
canal de televisión RCTV de Caracas. Además, acusó a la derecha chilena de
haber apoyado el golpe que derrocó al presidente Salvador Allende en 1973, y
de intentar sabotear las relaciones bilaterales entre Venezuela y Chile. En este
caso, aunque se utiliza un marcador ilocutivo de “perdón”, las palabras van
acompañadas de una estructura en forma condicional que le da el carácter de
expresión de pesar más que de disculpa (lamento mucho si…). También porque se
trata de una marca ilocutiva que va seguida de “pero” (pido perdón pero…) lo que
la convierte en una aparente disculpa. Por otra parte, la prensa no reconoce la
validez de la disculpa al colocar comillas a la palabra “disculpa”. Chávez emplea
formas de trato respetuosas y afectuosas (“señora presidenta”,“amiga”) para
indicar un acercamiento a la presidenta, pero parece no lograr el efecto deseado.
(27)
Chávez pide disculpas aparentes: “Perdón, pero…”
Chávez pide “disculpas”
El presidente venezolano, Hugo Chávez, se disculpó el domingo con su
homóloga chilena, Michelle Bachelet, aunque reiteró sus críticas contra el
Senado de Chile.
“Lamento mucho señora presidenta y amiga si (….) mis declaraciones le
crean a usted dificultades. Pido perdón pero Venezuela es Venezuela y Chávez
es Chávez y yo estoy obligado a defender la soberanía de Venezuela”, dijo
Chávez en su programa de televisión Aló Presidente.
Bachelet había pedido el viernes “respeto” a las relaciones entre ambos países,
respondiendo a críticas que lanzó el Congreso chileno el presidente Chávez,
luego de que los legisladores abogaron llevar a la Organización de Estados
Americanos (OEA), una protesta oficial por el fin de la concesión de la estación
Radio Caracas Televisión (RCTV).
Chávez alegó que sus palabras fueron contra el Senado y no contra el gobierno.
Coloquio del Programa EDICE
• 515
BBCMundo.com 16/04/2007
http://newsvote.bbc.co.uk/mpapps/pagtools/print/news.bbc.co.uk/hi/spanis
h/latin_americ...
7.2
Disculpas a Angela Merkel
El segundo caso corresponde a las disculpas que Chávez ofreció a la
Primera Ministra alemana Angela Merkel por haberla ofendido después que ella
hizo declaraciones en las que dijo que él no representaba a toda América Latina.
La disculpa tuvo lugar en una Cumbre en que conversaron brevemente. Según
los medios, desde el punto de vista de Chávez, darle la mano y besos pareció
ser una buena forma de saldar el impasse. En sus explicaciones minimiza lo que
ambos se dijeron y resalta el carácter informal de la reconciliación. En este caso,
las noticias destacan el malentendido cultural apreciado en las palabras de
Chávez quien, al parecer, entendió que ella lo había invitado a visitar Alemania.
También puede interpretarse como una estrategia para recuperar su imagen.
(28)
Chávez pide disculpas a Merkel: “aquí está mi mano”
Chávez pide disculpas a Merkel: “Perdóname, aquí está mi mano”
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, explicó este viernes que se disculpó
ante la canciller alemana, Angela Merkel, tras los duros comentarios que hizo
sobre ella en los últimos días. Chávez afirmó que Merkel pertenece a “la misma
derecha que apoyó a (Adolfo) Hitler y al fascismo” (…)
LD (EFE)”No he venido a pelear aquí. Me dio mucho gusto darle la mano a
la canciller alemana, nos dimos un beso. Ella dijo algo por allá y yo le respondí.
Cristina (Fernández, la presidenta de Argentina) estaba allí, le dí un beso a ella
y a la canciller alemana, a quien le dije que si fui duro “perdóname, aquí
está mi mano”, relató Chávez, según la agencia local peruana Andina.
La reconciliación, añadió Chávez, se produjo en presencia de la presidenta
argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de la V Cumbre de
América Latina y la Unión Europea que se celebra hoy en Lima. El presidente
de Venezuela agregó que Merkel le invitó a visitar Alemania y él aceptó la
invitación. Fuentes de la delegación alemana consultadas por Efe negaron que
Merkel invitara a Chávez a visitar su país. Las mismas fuentes apuntaron que
ambos mandatarios se vieron hoy en dos ocasiones durante la Cumbre y
mantuvieron “conversaciones breves”. El conflicto surgió tras unas
declaraciones de la canciller alemana sobre Chávez en las que apuntó que el
mandatario venezolano no “habla por toda Latinoamérica” y recordó que “el
pueblo venezolano tomó su propia posición con el rechazo al referéndum de
enero”. En respuesta, Chávez afirmó que Merkel pertenece a un partido de corte
conservador que “es la misma derecha que apoyó a (Adolfo) Hitler y al
516 •
Adriana Bolívar
fascismo (Libertad Digital S. A.)
(http://www.libertaddigital.com/php/imprimir_pagina.php?cpn=1276330521
14/09/2008
Es importante destacar que la prensa venezolana más cercana al
gobierno reconoció los besos como parte de la disculpa, como se ve en el
ejemplo (29).
(29)
Prensa favorable a Chávez valida la disculpa: “le dio dos besos”, aunque al igual que el
presidente pone en duda que la cancillera haya sido ofendida (“Si sus palabras la habían
ofendido”)
Chávez lima asperezas con cancillera Merkel
Lima. (…) Chávez limó las asperezas con la cancillera alemana, Angela Merkel,
pues antes y después de la foto oficial le dio dos besos y le pidió disculpas si
sus palabras la habían ofendido (Últimas Noticias, 17/05/ 2008: 59).
Puesto que el líder que hizo uso de esta forma de disculpa con las
mujeres fue solamente Chávez, no podemos asegurar que sea un rasgo
característico de todos los presidentes latinoamericanos. Habrá que estudiar
más a fondo si otros presidentes venezolanos usaron antes los besos como
disculpas o si se trata de un estilo personal que muestra rasgos de machismo.
8
Conclusiones
El estudio que hemos llevado a cabo nos ha mostrado que las disculpas
en la política latinoamericana son un arma fundamental para mantener las
buenas relaciones personales entre los jefes de Estado, promover las buenas
relaciones comerciales y, sobre todo, para mantener la paz y la armonía social.
Hemos encontrado que entre los líderes latinoamericanos el uso explícito de
fórmulas de cortesía en las disculpas como “perdón” y “fue mi culpa”, propias
de la cultura británica, no son siempre obligatorias, porque la expresión de
arrepentimiento y la aceptación de la responsabilidad son motivo de una
compleja lucha discursiva en la que están en juego diferentes tipos de
acusaciones y denuncias: por insultos, por violaciones al derecho internacional,
por violación a la autonomía política, por violación a los derechos humanos, y
por la defensa de la identidad cultural. No obstante, es importante destacar que
la presencia de todos los componentes pragmáticos en conflictos graves baja la
tensión y contribuye a re-establecer la calma, aunque no sea garantía absoluta de
finalización de los problemas.
Coloquio del Programa EDICE
• 517
En las disculpas políticas juegan un papel importante y obligatorio los
medios de comunicación. En todos los casos de conflictos mayores la foto de
los ofendidos y ofensores juntos es imprescindible. También son obligatorios la
sonrisa y el apretón de manos, aunque no siempre el abrazo y los besos (que
son preferiblemente para las mujeres). La investigación ha confirmado que las
disculpas no pueden estudiarse solamente como fórmulas lingüísticas de
cortesía porque es necesario observarlas en el desarrollo de los acontecimientos
como un proceso discursivo en el diálogo político. El macro-diálogo saca a la
luz los problemas que inciden en las selecciones lingüísticas y no lingüísticas de
los actores políticos. Dichos problemas implican la toma de posición moral e
ideológica ante problemas graves como el terrorismo y el narcotráfico, y la
alineación o no con bloques de poderes hegemónicos que, en el caso de
América Latina, involucran a los Estados Unidos y a Cuba.
Sería apresurado hacer generalizaciones sobre las disculpas en el
discurso político latinoamericano porque es necesario estudiar otros conflictos
y a otros presidentes, pero nos atrevemos a decir que los líderes que fueron
objeto de atención le dieron a las disculpas un gran valor político cuya función
principal se manifiesta en mantener los lazos de hermandad entre los pueblos,
respetar la soberanía de cada nación, respetar la forma de la comunicación,
mantener la armonía social y la paz en la región. La disculpa también sirvió para
proteger los intereses económicos, que parecen tener el mayor peso en el
momento de la reconciliación. Igualmente, en la lucha discursiva por garantizar
el retorno a la calma, la disculpa trajo a la superficie el valor que tiene en la
cultura hispánica el contacto corporal y el discurso gestual, porque en todos los
casos examinados fue relevante darse la mano en público, especialmente entre
los hombres, y las demostraciones de afecto (sonrisas, abrazos, besos, y
regalos), así como mirarse a la cara o no. Por lo tanto las nuevas investigaciones
tendrán que orientarse hacia un mayor énfasis en los aspectos no verbales,
tomando en cuenta el micro y el macro-diálogo que se construye en la dinámica
de la interacción social y política.
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‘¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?’
Aspectos del macrodiálogo social post referéndum consultivo en Venezuela
Frances D. Erlich, Universidad Central de Venezuela
Yelitza Ramírez, Universidad Central de Venezuela
Resumen
La propuesta de Reforma Constitucional del presidente venezolano Hugo
Chávez, sometida a referéndum consultivo el 2 de diciembre de 2007, fue
rechazada mayoritariamente por los electores. Sus contenidos ideológicos no
fueron aceptados como tampoco la posibilidad de reelección indefinida al cargo
presidencial. Fue la primera señal clara de pérdida de apoyo a un líder enraizado
en el poder desde 1999 gracias en gran parte al fuerte vínculo afectivo que ha
marcado su relación interpersonal con los sectores populares de la población.
Una encuesta aplicada en sectores poblacionales en los que el vínculo afectivo y
militante con el presidente siempre había sido muy marcado tuvo como fin
registrar actitudes y evaluaciones con respecto a la propuesta de reforma y a la
gestión presidencial. A la pregunta acerca de qué consejo los encuestados darían
al presidente Chávez, muchas respuestas encerraron bajo forma de
presupuestos críticas a su comportamiento verbal y a su gestión gubernamental.
Aunque un número elevado de consejos se produjo con diversos
procedimientos atenuantes, muchos también se presentaron sin atenuación.
Estos fenómenos fueron considerados desde una perspectiva crítica con el fin
de ofrecer una reflexión acerca de la evolución de un aspecto del macrodiálogo
social en Venezuela y particularmente acerca de las formas de vinculación con
el presidente que mantienen ciertos sectores de la población.
Palabras clave
Análisis crítico del discurso, macrodiálogo social, discurso político, aconsejar,
estrategias de atenuación
522 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
1
Introducción
El objetivo general de este estudio es el de registrar evidencias de un
aspecto de la evolución del macrodiálogo social en Venezuela luego de que
fuera rechazada la propuesta de Reforma Constitucional del presidente
venezolano Hugo Chávez, sometida a referéndum consultivo el 2 de diciembre
de 2007. Se trató de una propuesta encaminada a implantar un proyecto que el
presidente ha dado a conocer como el Socialismo del Siglo XXI. De modo
general, siguiendo a Bolívar (2002), entendemos el macrodiálogo social en el
discurso político como un fenómeno interactivo dentro de un proceso social
que se desarrolla en el tiempo y que involucra actores que interactúan en torno
a un evento político. En este caso, el evento político en torno al cual gira el
macrodiálogo social es la propuesta de reforma constitucional. El aspecto
interactivo particular es el que ocurre entre el presidente y los sectores más
populares de la población, que son los dos actores de este macrodiálogo. La
relación que existe entre estos dos actores es muy importante, pues se basa en
un fuerte vínculo afectivo que el presidente ha sabido promover
mediáticamente desde sus inicios en la esfera pública por medio de varios tipos
de recursos. Entre éstos cabe destacar, en el plano material, los múltiples
programas sociales dirigidos a este sector de la población acompañados, en el
plano discursivo, por constantes apelaciones a los afectos: el odio contra los
antiguos gobernantes y grupos sociales dominantes y el amor hacia la figura
presidencial. Las frustraciones de una gran parte de la población han sido
capitalizadas políticamente por el primer mandatario, cuyo discurso se ha
caracterizado por oponer sistemáticamente la vieja política y ‘el pueblo’
(Madriz, 2002). Dialoga regularmente a través de los medios televisivos y
radiales con sus gobernados, pero es con las capas sociales desfavorecidas que
establece un vínculo empático y hasta cómplice en clara oposición a sus
frecuentes expresiones de animadversación contra los anteriores gobernantes y
los grupos sociales dominantes (Erlich, 2005a, 2005b).
El fuerte apoyo popular al presidente desde su ascenso al poder en
1999 se ha visto cristalizado en sucesivas victorias políticas. Entre ellas cabe
destacar la aprobación de una nueva constitución a comienzos de su mandato,
su triunfal regreso luego de una breve separación de la presidencia en 2002, y su
ratificación en el poder tanto en el referéndum de 2004 como en las elecciones
presidenciales de 2006 para un período gubernamental de 6 años más. Estos
antecedentes dieron sobradas razones al presidente para esperar una votación
favorable a la propuesta de reforma constitucional. Sin embargo, la propuesta
Coloquio del Programa EDICE
• 523
fue rechazada mayoritariamente. Una encuesta 1 aplicada a sectores
poblacionales en los que el vínculo afectivo y militante con el presidente
siempre había sido muy marcado, en las regiones de mayor importancia
electoral y donde la reforma no fue aceptada, reveló nuevos aspectos del
macrodiálogo social en Venezuela que merecieron nuestra atención y que
abordaremos en este estudio con las herramientas que ofrece la teoría de la
cortesía (Brown & Levinson, 1987) y desde una perspectiva crítica.
La perspectiva a la cual nos referimos es la del Análisis Crítico del Discurso
(Fairclough, 1989, 1995; van Dijk 1993, 1999; Wodak & Meyer, 2003), pues es
necesario tomar en cuenta los factores contextuales de la dinámica socio-política para
dar sentido a los fenómenos observados. Ya nos referimos brevemente a la
circunstancia que motivó la encuesta y al nexo íntimo que relaciona al presidente con
gran parte de sus seguidores. Detengámonos ahora en algunos datos acerca de la
población que participó en la encuesta y en algunos resultados que ella arrojó.
2
El corpus
El corpus de estudio fue extraído de los datos obtenidos en una
encuesta aplicada después del referéndum consultivo del 2 de diciembre de
2007. Dicha encuesta se aplicó, como señalamos, en regiones en las que se
evidenció una disminución del tradicional apoyo a la figura presidencial. Este
fue el caso de los Estados Miranda, Carabobo, Zulia y Distrito Capital, en los
que se aplicaron un total de 547 encuestas los días 8 y 9 de diciembre de 2007.
La población encuestada estuvo compuesta mayormente por adultos del sexo
masculino, con bajo nivel educativo y pertenecientes a la más baja escala
salarial, como puede apreciarse en la siguiente tabla:
Sexo
F= 43%
M= 57%
Tabla 1. Datos de la población encuestada
Edad
Ingresos
18-30
Desempleado
(230)= 42,04%
(266)=48,62%
31-50
Salario mínimo
(221)= 40,40%
(172)= 31,44%
Jubilado/pensionado
(19)= 3,47%
51-65
más de 800 mil
(96)= 17,55%
(45)= 8,22%
No responde (45)=8,22%
Estudios
Primaria= 34,18%
Bachillerato= 35,46%
Universitario=27,05%
No responde= 3,29%
La realización de esta encuesta fue ordenada por una de las instancias gubernamentales. La
encuesta se encuentra en el apéndice.
1
524 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
Tres preguntas de la encuesta son de particular importancia para este
estudio: la pregunta número 2 (¿Apoya la reforma?), la pregunta número 3
(¿Qué le motivó a votar en el referéndum del 2 de diciembre?) y la pregunta
número 7 (¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?).
Las respuestas dadas a la pregunta número 2 indicaron que el apoyo a
la reforma fue mayoritario, pues el 70,56% respondió afirmativamente. La
pregunta número 3 se basó en el supuesto de que los encuestados votaron; sin
embargo las respuestas revelaron que esto no fue así y además pusieron al
descubierto ciertos matices que fueron significativos políticamente, como
podemos ver en la siguiente tabla:
Apoya la
Reforma y votó
(221)
40,40%
Tabla 2. Resultados de la pregunta 3
Apoya la Reforma y No apoya la
NO votó (167)
Reforma y votó
(39)
30,53%
7,12%
No apoya la
Reforma y No
votó (120)
21,93%
Las respuestas dadas a la pregunta 3 confirman el resultado del
referéndum consultivo realizado unos días antes, pues si se suman los
porcentajes de las columnas 2, 3 y 4, es decir el total de los porcentajes
correspondientes a los que no acudieron a votar, independientemente de su
posición, y los que votaron en contra de la reforma, (59,5%), se puede observar
en qué medida estos resultados fueron desfavorables a la consulta
gubernamental, mientras que sólo el 40,4% le favoreció.
Las respuestas a la pregunta número 7, acerca de los consejos que los
encuestados darían al presidente, de cara a los resultados obtenidos en el
referéndum, constituyen el objeto de estudio de este trabajo.
3
El consejo: la amenaza y la reparación
Sabemos que, para Brown y Levinson (1987), el acto de aconsejar
constituye una intromisión en el terreno del otro y por lo tanto encierra una
amenaza potencial a la imagen negativa del destinatario. Se ha criticado la
pretensión universalista de este supuesto, como lo ha hecho Hernández Flores
(1999), quien argumenta que, en el caso de conversaciones entre amigos en el
español peninsular, dicho acto, lejos de ser una amenaza cumple la función de
mostrar solidaridad y pertenencia grupal. En línea con este planteamiento,
existen razones para pensar, como hemos dicho, que la relación interpersonal
entre el presidente y muchos de sus seguidores se caracteriza por un marcado
Coloquio del Programa EDICE
• 525
nexo afectivo promovido en parte por sus frecuentes alusiones a su
identificación con los sectores populares (Erlich, 2005a, 2005b); por lo tanto,
podría pensarse que muchos de los consejos que los encuestados dan al
presidente son claras muestras de afinidad o solidaridad. Sin embargo, no
debemos perder de vista la fuerte presencia de recursos atenuantes que
acompañan los consejos, lo cual parece indicar que los hablantes sienten la
necesidad de mitigar lo que dicen para resguardar la imagen del interlocutor.
Recordemos que estos recursos en la teoría estándar de la cortesía se relacionan
con parámetros de poder, distancia social y grado de amenaza potencial a la
imagen del destinatario (Brown & Levinson, 1987). La amenaza a la imagen
negativa del primer mandatario es entonces compensada por recursos de
cortesía negativa que tienen el efecto de minimizar la imposición. 2
Como señala Escandell Vidal (1996: 152), las estrategias que mitigan la
interferencia en el terreno del destinatario “se orientan, sobre todo, en tres
direcciones: no limitar la libertad de acción del destinatario; pedir excusas u
ofrecer compensaciones por la posible limitación; y distanciarse de la
responsabilidad de haber efectuado la petición”. Este último caso puede
ilustrarse con un ejemplo tomado del corpus, en el cual el emisor se distancia, o
se impersonaliza, con el uso del infinitivo, y además ofrece una justificación en
la que no responsabiliza al presidente por el resultado del referéndum, sino a los
demás:
(1)
Poner mano dura con su gabinete porque en ellos está la mayor responsabilidad de todo
esto 3 .
Los procedimientos atenuantes utilizados que hemos encontrado en las
respuestas de los encuestados se identifican siguiendo criterios descritos por
Calsamiglia y Tusón (1999). Nos haremos eco de algunos de ellos con ejemplos
tomados del corpus.
Los ‘desactualizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 169) son aquellos
que distancian al emisor del acto de aconsejar; son frecuentes en este caso los
verbos infinitivos, impersonales, condicionales, subjuntivos y gerundios,
además de las formas nominalizadas:
(2)
Se le aconseja que observe quienes son las personas que están a su lado.
2 En su revisión de la teoría estándar, Kerbrat-Orecchioni (1996) propone tratar estos recursos
como actos de refuerzo de imagen y no como mitigadores de actos amenazadores.
3 Destacamos en cursivas los segmentos pertinentes para el análisis.
526 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
(3)
No meterse con los demás países.
Los ‘modalizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son los que
mitigan la fuerza de la aserción:
(4)
Que trate de aclararle bien al pueblo lo que quiere hacer.
Las reparaciones (Calsamglia & Tusón, 1999:171) presentan excusas o
justificaciones:
(5)
Que realice una investigación para luego depurar porque tiene traidores dentro de la
revolución.
Los ‘cameladores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son aquellos
apelativos o expresiones que funcionan como términos de cariño o de
solidaridad:
(6)
Que sí haga [sic] así y que mejore su dialecto y termine lo que empieza.
(7)
…no queremos más representantes que no hayamos puesto. El único representante
es Chávez.
Los ‘minimizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son aquellos que
contrarrestan una evaluación negativa presupuesta:
(8)
…ser menos desafiante
(9)
Que esté un poco pendiente de nosotros los pobres y de los corruptos para que
no haya corrupción.
Conjuntamente con esta última categoría, consideramos aquellos
recursos que acentúan alguna evaluación positiva presupuesta, que
identificamos como intensificadores:
(10)
Que evalúe mejor la gente que tiene en los ministerios y otros puestos claves.
Coloquio del Programa EDICE
• 527
Las autoras también refieren los ‘eufemismos’ (Calsamiglia & Tusón,
1999: 170), que asociamos a las metáforas:
(11)
Que no se subleve al hablar y que tomes [sic] las cosas con suavena y su pitillo.
(12)
Ojo pelao que tiene [sic] a su alrededor.
Por último, tomamos en consideración aquellos recursos que
Calsamiglia y Tusón llaman los ‘procedimientos acompañantes’ (1999: 170), o
expresiones agregadas:
(13)
Bueno que mire bien alrededor de él.
4
‘¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?’
El análisis de los datos reveló que los consejos al presidente se
agruparon fundamentalmente en torno a tres ejes semánticos: su gestión o
acción gubernamental (34%), el (des)conocimiento de su entorno (50%), la
agresividad de su lenguaje (14%). Si bien la mayoría de los consejos presentaba
algún tipo de atenuación (53%), nos llamó la atención que casi la mitad de los
mismos se expresaran sin atenuantes (47%), es decir, sin manifestar la necesidad
de salvaguardar la imagen del presidente y su gobierno. Supusimos que esto
evidenció algún cambio en el macrodiálogo social, pues en el pasado estos
fervientes seguidores del gobierno aplaudían y justificaban sus acciones,
inclusive las más agresivas y descorteses (Bolívar, 2005). Nos preguntamos
entonces si el menor uso de atenuantes en los consejos dirigidos al presidente
podía reflejar una evolución en la manera en que estos sectores de la población
se relacionan con el presidente, pues con frecuencia los consejos presuponen
una crítica. De hecho, pudimos observar que los consejos que tienen que ver
con la gestión del presidente presuponen evaluaciones tanto favorables como
desfavorables (“Que siga adelante”: se presupone que lo está haciendo bien;
“Que atienda más al pueblo”: se presupone que el pueblo está atendido, pero no
suficientemente), pero los que tienen que ver con el conocimiento de su
entorno y con su producción verbal presuponen sólo evaluaciones negativas
(“Que no crea mucho en lo que le dicen los que tiene a su alrededor”: se
presupone que ignora que le mienten; “Que deje de ofender a las personas”: se
presupone que su lenguaje es ofensivo). En cualquiera de los casos, es
528 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
interesante notar que a pesar del fuerte vínculo emocional que une a la
población chavista con el presidente, estos encuestados no se abstienen de
aconsejarle y, en muchos casos, de criticar implícitamente su gestión, su
lenguaje o su grado de conocimiento de su entorno. Analizaremos en detalle los
datos que fundamentan estas observaciones.
5
Análisis de los datos y resultados
Las respuestas obtenidas a esta pregunta se organizaron en matrices de
recolección de datos en las que figuraron los siguientes criterios: el texto de las
respuestas, el sexo del encuestado, su edad, el tema del consejo (la producción
verbal del presidente, su gestión o acción y el (des)conocimiento de su
entorno), la presencia o no de algún mecanismo de atenuación, y, en caso de
presentarse, la indicación del tipo de atenuación utilizada. A continuación
presentamos a modo de ejemplo tres matrices de recolección de datos, una por
cada tema o aspecto al que se refiere el consejo.
Tabla 3. Ejemplos de consejos acerca de la producción verbal del presidente
Texto
Sexo
Que modere su
lenguaje, porque también
afecta a nosotros los
M
chavistas
Más cordura, respeto y
control de su genio
F
Que no ofenda que
cumpla
M
Tener calma
M
Que tenga paciencia y
M
que cuente con el pueblo
Debe hacer antes de
decir las cosas y cumplir F
Edad
33
37
18
20
62
25
Tema
S/
A
Producción
verbal
Producción
verbal
Producción
verbal
X
Producción
verbal
Producción
verbal
Producción
verbal/líder
C/
A
Tipo
X
R
X
I/M
X
D
X
C4
X
MOD
D: desactualizador; R: reparación; MOD: oralizador; C: camelador; E/M: eufemismo/metáfora;
I/M: intensificador/minimizador /Pa: procedimiento acompañante.
4
Ver la nota 5.
Coloquio del Programa EDICE
• 529
Tabla 4. Ejemplos de consejos acerca del (des)conocimiento de su entorno
Texto
Sexo
Edad
Que se fije las personas que
tiene a su alrededor son los
que están haciendo perder
popularidad
M
Que no crea mucho en lo que
le dicen los que tiene a su
alrededor
F
Poner mano dura con su
gabinete porque en ellos está la
mayor responsabilidad de todo
F
esto
Que siga adelante y que
cambie algunos disfraces
que tiene en el gobierno
F
Tema
S/A
C/A
TIPO
37
Entorno
X
R
45
Entorno
X
I/M
39
Entorno
X
D; R
35
Entorno
X
C5
D: desactualizador; R: reparación; MOD: modalizador; C: camelador; E/M: eufemismo/
metáfora; I/M: intensificador/minimizador/Pa.: procedimiento acompañante
Tabla 5. Ejemplos de consejos acerca de la acción del líder
Texto
Sexo
Que no deje que engañen al pueblo,
que continúe como hasta ahora y que fue un
error no dale el voto pero pa´lante para la
próxima
M
Que le dé más al país de Venezuela y
que siga así hasta el 2021
M
Evaluar en qué se falló para que la
población se abstuviera de no votar F
Que siga con su idea que tiene un pueblo
que lo quiere
F
Edad
45
32
21
27
Tema
Acción
del líder
Acción
del líder
Acción
del líder
Acción
del líder
S/A
C/A
Tipo
X
C6
X
I/M; C
X
D
X
R
Se contabilizaron los consejos por cada tema en las 547 encuestas 7 ,
además de los números totales de presencia de atenuadores, ausencia de
atenuadores, y de cada tipo de procedimiento atenuante utilizado, como puede
observarse en la siguiente tabla:
Se considera un camelador porque expresa aprobación del líder y de su gestión, al lado de la
crítica a su entorno, presupuesta en el consejo de cambiar algunos funcionarios.
6 Las expresiones “que continúe como hasta ahora” y “pa’lante” son consideradas cameladoras
porque denotan aprobación y animan al líder a continuar su labor, a pesar de la crítica contenida
en el consejo.
7 El 98% de las respuestas contenían consejos.
5
530 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
Tabla 6. Los consejos en números absolutos
Tema del
consejo
cant.
C/A
S/A
D
R
MOD
I/M
C
E/M
Pa
Producción
Verbal
72
44
28
21
7
4
14
11
1
0
Entorno
259
136
123
77
47
2
13
18
1
1
Acción del
líder
186
118
68
45
34
4
35
42
1
0
2279
2239
1146
889
110
662
668
33
11
Totales
Luego se calculó también el porcentaje de consejos con atenuación y
sin atenuación por cada tema, obteniendo los siguientes resultados:
Tema
Tabla 7. Porcentaje de consejos con atenuación y sin atenuación por cada tema
Con atenuación
Sin atenuación
Entorno del líder
Acción del líder
Produc. Verbal del líder
52,5%
63,4%
61,1%
47,5%
36,6%
38,9%
En esta última tabla podemos observar que predominan los consejos
mitigados en los tres tipos de consejos. Sin embargo, constatamos que cuando
la crítica presupuesta en el consejo está dirigida al entorno del presidente, o al
(des)conocimiento que éste tiene de la acción de sus colaboradores, hay un
porcentaje mayor de consejos, casi la mitad, que se presentan de manera abierta
y directa, es decir, sin recurrir a ningún tipo de atenuación. Por otro lado,
cuando los consejos encierran críticas al mismo presidente, bien sea a su
lenguaje agresivo o a su gestión, sólo un poco más de la tercera parte de los
consejos se formulan de manera abierta y directa.
Detengámonos ahora en los atenuantes utilizados, tanto de manera
general como para cada tipo de consejo. En la tabla 6 se pudo observar el total
general de procedimientos atenuantes, en números absolutos. Reproducimos
esos datos en el siguiente gráfico para visualizar mejor de qué manera
contrastan entre sí:
Coloquio del Programa EDICE
• 531
Gráfico 1. Tipos de atenuantes en números absolutos
Ahora veamos los detalles numéricos de la utilización de cada
procedimiento de atenuación en cada uno de los temas referidos en los
consejos con la indicación de sus respectivos porcentajes sobre la base de todos
los procedimientos de atenuación utilizados para cada tema referido:
Gráfico 2. Tipos de atenuantes en cada tema del consejo (números absolutos y porcentajes)
532 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
Como podemos observar en los dos gráficos, el tipo de procedimiento
de atenuación que predomina de modo general en el corpus, para los tres temas
referidos en los consejos, es el desactualizador, el cual cumple la función de
distanciar al emisor del acto de aconsejar. Los desactualizadores se presentan
principalmente bajo la forma de verbos impersonales, infinitivos, condicionales
y frases nominalizadas. Contrariamente a los desactualizadores, encontramos
que los procedimientos acompañantes, los modalizadores y los eufemismos o
metáforas tienen una presencia marginal en este corpus.
Frente a este comportamiento uniforme de los desactualizadores, es
interesante observar la selección de los demás atenuantes en cada tema referido,
pues el Gráfico 2 muestra variaciones. Para atenuar el consejo referido a la
agresividad verbal del presidente, encontramos, en orden decreciente: (a) los
intensificadores y minimizadores, como en:
(14)
Bajar un poco la agresividad
(b) los cameladores, como en
(15)
Que tenga paciencia y que cuente con el pueblo 8
(c) las reparaciones, como se ilustra en el siguiente ejemplo
(16)
Que modere su lenguaje, porque también afecta a nosotros los chapistas
Al mismo tiempo encontramos que para atenuar los consejos referidos
a la acción del líder, aparecen, en orden decreciente, (a) los cameladores, como
vemos en
(17)
Lo admiro por el gran hombre que es, continúe con sus planes y no desmaye
(b) los intensificadores y minimizadores, como se aprecia a
continuación
En este caso, se considera que el hablante manifiesta aprobación, y hasta puede decirse
adulación, cuando agrega “que cuente con el pueblo” para neutralizar la afrenta del consejo
expresado de manera directa.
8
Coloquio del Programa EDICE
• 533
(18)
Que ayude más a los pobres
(c) las reparaciones, como muestra el siguiente ejemplo
(19)
Que no deje que la oposición siga engañando al pueblo, porque están logrando que
la gente de Chávez se volteen [sic]
Por último, en el caso de los consejos referidos al (des)conocimiento
que tiene el presidente de su entorno, el siguiente recurso de atenuación en
importancia después del desactualizador es la reparación, como podemos
observar en
(20)
Que supervise su gabinete, los que están a su alrededor que lo engañan, por eso es
que tuvimos esos resultados
6
Conclusiones
A pesar de la relación afectiva que une a la población chavista con el
líder, la mayoría de los consejos formulados al presidente presuponen críticas al
grado de conocimiento de su entorno, a su gestión y a su lenguaje, en este
orden. En el macrodiálogo social, esto puede reflejar un cambio en la actitud de
sus seguidores, quienes ahora se atreven a criticar el gobierno. Es importante
señalar que casi la mitad de los consejos se presentan sin atenuación. Un poco
más de la mitad de los consejos se atenúan, prefiriéndose el desactualizador
como procedimiento mitigador en los temas a los cuales se refieren los
consejos; de este modo, los emisores se distancian del acto de aconsejar.
Contabilizamos un menor número de atenuantes en los consejos referidos al
entorno de colaboradores del presidente y a los consejos referidos al
(des)conocimiento que éste tiene de las actuaciones de sus colaboradores en el
gobierno. Sin embargo, cuando los consejos se dirigen a la figura presidencial,
es decir, a su lenguaje o a su gestión, se contabilizan un mayor número de
atenuantes.
En cuanto al tipo de atenuante preferido, se observó que en los tres
tipos de consejos predomina el desactualizador. Sin embargo, el segundo tipo
de atenuante escogido varía de acuerdo con el tema del consejo. Esto no deja
de ser significativo puesto que en el caso de los consejos referidos al entorno
del presidente, luego del desactualizador, se atenúa con la reparación, es decir,
534 •
Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez
con argumentos, razones o justificaciones, mientras que en el caso de los
consejos referidos al lenguaje y a las acciones del presidente se seleccionan,
luego del desactualizador, expresiones compensatorias o de afiliación grupal,
como los cameladores o los minimizadores, que tienen mayor poder
neutralizador de la amenaza a la imagen del primer mandatario.
Estos hallazgos nos llevan a reflexionar acerca de la función política del
acto de aconsejar en el actual contexto venezolano. El consejo, como dijimos,
presupone en muchos casos una evaluación negativa de alguna actuación.
Señalar de manera implícita o explícita errores, fallas u omisiones en el discurso
político tiene, como bien apuntan Chilton y Schäffner (2000), una función
deslegitimadora. Sin embargo, en poco más de la mitad de los consejos la
deslegitimación inherente al acto de aconsejar es contrarestada con varios tipos
de atenuantes que funcionan en este tipo de discurso como estrategias
restablecedoras de legitimación, especialmente en los consejos referidos a la
figura presidencial. A fin de cuentas, estos emisores, unidos afectivamente al
presidente, expresan de esta forma su voluntad de salvaguardar la imagen del
líder y, en un sentido político, de evitar el debilitamiento de un poder que no
sólo apoyan sino del cual también se sienten imbuidos. Pero, aún así, no
podemos subestimar las críticas subyacentes a los consejos ni el hecho de que
casi la mitad de ellos se expresan de modo abierto y directo, lo cual puede ser
una señal de evolución en la forma de relacionarse con el líder. Esta evolución
en el macrodiálogo social se refleja en la primera derrota electoral del gobierno
en diciembre de 2007, cuando el acostumbrado apoyo popular no se vio
cristalizado en el resultado de las votaciones.
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Coloquio del Programa EDICE
• 535
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Wodak, R. & Meyer, M. (2003). Métodos de análisis crítico del discurso. Barcelona:
Gedisa.
APÉNDICE
A.
1)
2)
3)
4)
5)
B.
1)
2)
3)
4)
5)
7)
Fecha:
/
/ 2007
ENCUESTA Nº 1
Datos del encuestado: Procedencia
Estado:______________________________
Sexo: ( ) Masculino ( ) Femenino
Edad: ( ) 18 -30 ( ) 31-50 ( ) 51-65
Salario: ( ) Desempleado ( ) salario mínimo a 800.000 Bs. ( ) de 800.000 a
2.000.000 Bs. ( ) más de 2 mm ( ) jubilado/pensionado
Estudios: ( ) Primaria completa ( ) Bachillerato completo ( )Universitario:
Cuestionario:
¿Es Ud. Chavista?
SI____
NO____
¿Apoya la Reforma?
SI____
NO____
¿Qué lo motivó a votar en el referéndum del 2 de diciembre?
A su juicio, ¿Por qué la gente se abstuvo en las elecciones del 2 de diciembre?
¿Qué es para Ud. el socialismo del siglo XXI?
En su opinión, ¿Qué debe atender el gobierno inmediatamente?
¿Qué le aconseja usted al comandante Chávez?
Polifonía y (des)cortesía en el debate político
María Eugenia Flores Treviño, Universidad Autónoma de Nuevo León, México
José María Infante, Universidad Autónoma de Nuevo León, México
Resumen
En este artículo se revisan los recursos verbales empleados por los distintos
locutores para manifestar estrategias de (des)cortesía en el discurso del debate
político. Se utilizan, entre otros, los estudios de Leech (1997), Bajtín (1982) y
Blas Arroyo (2001) sobre la retórica interpersonal, el dialogismo y el debate
político. Al final se establecen comparaciones con el análisis desarrollado por
Blas Arroyo (2001), donde más que diferencias en cuanto a la metodología o la
técnica de análisis se encuentra una variación fundamental: el contenido del
discurso.
Palabras clave
Discurso, debate, (des)cortesía, dialogismo, retórica
538 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
1
Introducción
La (des)cortesía en política está presente en diversas conductas y
situaciones. Ya Aristóteles, corrigiendo a Platón, había señalado que la polis no
es una unidad sino un conglomerado de múltiples miembros. Es decir que no
se puede esperar la monotonía del mismo modo como cuando se pretende
reducir una composición musical a una sola nota. Hablar de todos en política es
un equívoco, según Aristóteles (1941), porque la idea de todos debe significar lo
uno y lo otro, lo par y lo impar. Pretender que todos los ciudadanos digan lo
mismo puede ser muy hermoso pero es imposible. No decir lo mismo y ser
(des)cortés pueden tener, en ocasiones, casi el mismo alcance, según el
contexto.
La política debe ser el resultado de aceptar que existen grupos
diferentes actuando de manera simultánea. Un sistema político de gobierno
implica escuchar a los otros, los que pertenecen a grupos diferentes al mío,
proporcionándoles protección y posibilidades de expresión seguras a fin de que
esos otros grupos se expresen con libertad (Crick, 2001). Aún los regímenes
totalitarios se ven obligados a consultar a otros, incluyendo sus enemigos,
mostrando que los gobernantes más despóticos y tiranos no son totalmente
libres de actuar por su cuenta. La práctica real de la política supone entonces un
permanente intercambio de ideas que (re)presentan intereses y deseos,
intercambio del cual no se puede prescindir en ninguna circunstancia. El
consenso entre los miembros de un estado es la condición y el resultado de la
política, que supone una actividad permanente de conciliación entre los grupos
con diferentes intereses.
El estudio de la política es, por lo tanto, primordialmente, un estudio
sobre las formas de comunicación y de intercambio simbólico entre los agentes
del sistema político; quede claro que se trata de sistemas de comunicación que a
su vez pueden tener como componente principal el lenguaje, pero que no se
agotan en éste. También que un sistema político no se limita a formas de
comunicación sino más bien que se organiza a partir del uso y la distribución
del poder social y que los sistemas de comunicación usados reflejan y
representan esas formas de intercambio de poder.
Si aceptamos la idea de Leech (1997) de que analizamos el significado
semántico con relación al hablante o usuario del lenguaje, nuestro estudio
puede ubicarse en el campo de la pragmática.
Este trabajo forma parte de una investigación en curso, donde se
examinan fragmentos seleccionados de los debates entre candidatos a la
presidencia de México en el año 2006, más fragmentos recogidos por diversos
periodistas (Heras, 2006; Herrera & Pérez, 2006, entre otros) sobre el discurso
de debates entre candidatos a la presidencia de México en el año 2006. Los
Coloquio del Programa EDICE
• 539
debates fueron tomados directamente de sus emisiones por televisión y
grabados; con relación a las declaraciones de los debatientes y de otros políticos
de su mismo grupo, se tomaron todas las notas periodísticas aparecidas en los
diarios El Norte y Milenio 1. El centro de interés de este estudio es describir las
distintas estrategias de (des)cortesía empleadas en el debate político, como un
tipo de discurso en el que hay una confrontación cuyas reglas difieren de las
empleadas habitualmente y, aunque no existe un código sobre la forma del
debate, sin embargo, creemos que debería estudiarse como una de las
expresiones de la retórica interpersonal, tal como ha sido propuesta por Leech
(1997), ya que se analizan las estrategias que los locutores emplean en su
interacción comunicativa. La controversia sobre estas cuestiones incluye,
también, elementos de corte ideológico y de análisis científico, cuando no meras
presunciones o preferencias circunstanciales. Los autores de este trabajo
coinciden con Blas Arroyo en que en esta clase de discurso “el comportamiento
descortés –y no la cortesía– representa justamente la norma” (2001: 11).
Asimismo, se considera el aspecto dialógico propuesto por Bajtín
(1970), en cuanto la existencia de ciertos enunciados anteriores al que se emite,
propios y ajenos, con los cuales un enunciado determinado establece toda
suerte de relaciones. Tal enfoque nos permite describir los recursos propios de
la (des)cortesía dados en este tipo de intercambio comunicativo, donde se
revisa la (des)cortesía y el cuidado de la imagen (Bravo & Briz, 2004).
En lo que respecta a los actos lingüísticos, se siguen las ya presentadas
propuestas de Leech (1991) y Searle (1990) y en cuanto a los macro-actos
discursivos, se adopta la propuesta de Van Dijk (1989, 1997), quien los
considera como conformados por una serie de acciones ilocutivas que se
efectúan a través de diversos actos de habla. Se aplican las concepciones que, en
los planteamientos iniciales de Brown y Levinson (2006) distinguen la cortesía
positiva de la cortesía negativa con relación al cuidado de la imagen; además, se
toman en cuenta las consideraciones de Blum-Kulka (1989) y su revisión por
Félix-Brasdefer (2004), en lo que se refiere al habla indirecta, característica de
las prácticas de cortesía mexicanas.
De todas maneras, se coincide con Verón (1987) en que todas las
violaciones de reglas en las que hay una combinación de vida social y lenguaje
son violaciones de normas que se mantienen aparte de la significación
lingüística; la descortesía, por ejemplo, es una transgresión de normas a partir
de fórmulas lingüísticas, pero la violación tiene que ver con la oportunidad de
El Norte es una publicación diaria de origen nuevoleonés que tiene una edición en la ciudad de
México, la cual aparece con el nombre de Reforma; Milenio tiene el mismo origen y también
aparece en la ciudad de México aunque con el mismo nombre. Las notas periodísticas que hemos
tomado aparecen de manera similar en sendas ediciones. Al final se distinguen, en las referencias,
los textos del corpus y la bibliografía de fundamentos para el trabajo.
1
540 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
violación de esas fórmulas y no con las formas en que puede determinarse su
significación. No obstante, todo debate político y todo discurso político parece
presentar siempre un carácter performativo, aunque se puede discutir si, de
acuerdo con Verón, se trataría de verdaderos perfomativos o pseudoperformativos.
Para el autor citado, no sería la intención del locutor el elemento
definitorio de un acto performativo; éstos deben reunir seis propiedades para
ser considerados como tal:
- convencionalidad del resultado; en otros términos, que el hacer del decir
está asegurado a partir de las convenciones que definen la acción;
- convencionalidad de la modificación del resultado, o sea que el resultado no
puede modificarse en la misma situación donde se produce el acto, sino
en una posterior también especificada con sus propias normas de
legitimidad; precisamente, cuando se trata de un verdadero
performativo, el cambio o modificación de los resultados está definido
de manera explícita en convenciones aceptadas oficialmente;
- indiferencia de los resultados a los posibles actos no convencionales de los agentes, o
sea que los comportamientos hechos con posterioridad a la acción
performativa no pueden modificar por sí mismos el resultado, lo que
sólo se producirá con un acto performativo específico;
- los verdaderos performativos tienen siempre un poder que está condicionado a la
necesaria existencia de factores extralingüísticos, o sea que las formas
lingüísticas no tienen valor en sí mismas y por sí mismas sino a
condición de que los agentes participantes acepten de común acuerdo
su valor, de manera que el hacer de un verdadero perfomativo no se
limita nunca a lo lingüístico;
- la fórmula perfomativa tiene poder causal, es decir que produce un resultado,
a condición de que estén presentes las otras condiciones
extralingüísticas, de manera que su eficacia es de naturaleza social;
- es imposible confundir resultado y consecuencias, ya que el primero es
convencional, sujeto a sus propias reglas, mientras que las
consecuencias pueden ser muy variadas y de allí que no puedan
confundirse ambos.
Es precisamente lo que pasa en los discursos políticos y en el debate
político: aún cuando nunca se debería decir cuál es la intención del locutor, la
reacción prevista del alocutor, o sea las consecuencias, serán siempre una
probabilidad, dadas ciertas circunstancias, es decir que variarán en función de
los contextos, la relación que los interlocutores tengan entre sí y varios otros
factores. Pero esto no convierte al discurso político, el decir el discurso de los
políticos, en un verdadero performativo. Sin duda, la distinción propuesta por
Eliseo Verón requiere de una discusión más profunda en el caso del discurso
político. Se debe destacar que no pueden hacerse interpretaciones sobre las
Coloquio del Programa EDICE
• 541
intenciones del emisor, aun cuando este recurso es usado con mucha frecuencia
por los agentes políticos en toda ocasión y sobremanera en los debates.
También es menester abordar las singularidades que restringen el
intercambio comunicativo en el género del debate del corpus que aquí se
estudia y que inciden en el uso de la (des)cortesía. A saber:
1. En este trabajo se admite que, en el evento comunicativo que
corresponde al debate electoral, juegan un papel determinante los
preconstruidos socioculturales que los hablantes comparten. Como propone
la Escuela de Neuchatel, en todo discurso subyace una serie de pre-construidos
semánticos, pragmáticos y aún socioculturales e ideológicos. Asimismo, se
retoma la idea de Koike (2003: 13) con relación a la capacidad del interlocutor
de procesar la significación, sobre la base de factores tales como la información
previa y las experiencias compartidas. La autora afirma que el significado se
genera a través de las interacciones sucesivas de los hablantes que participan en
el diálogo:
A nivel de las ideas, la co-construcción que tiene lugar en la
interacción lleva a la formación de una ideología, o de un conjunto de
ideas que reflejan algún tipo de conocimiento o alguna manera de
pensar o de interpretar la realidad, proceso al que contribuyen todos
los participantes en la conversación (ibíd.: 12).
Así, la manera particular en que informantes y entrevistadores
interpretan la realidad es puesta de manifiesto en el discurso del debate a través
de la (des)cortesía. Koike (2003: 12) se apoya en Jacoby y Ochs para explicar
cómo diferentes constructos se elaboran en la interacción dialógica, que es el
escenario donde surge “la creación por dos o más personas de una forma,
interpretación, postura, acción, actividad, identidad, institución, habilidad,
ideología, emoción u otra realidad culturalmente significativa”.
Ello corresponde a los resultados que se han ido obteniendo en esta
investigación, pues los interlocutores se desahogan, critican, se burlan, opinan,
etcétera, por medio de expresiones (des)corteses en el diálogo que construyen.
En el discurso del debate electoral que se examina aquí se identifican,
según una propuesta de Durboraw y Rodríguez (2003) como mínimo tres tipos
de preconstruidos:
- el primero es de índole semántico-dialectal, ya que los hablantes
comparten una modalidad del español hablado en México;
- el segundo radica en el contexto socio-geográfico e histórico-cultural
del período electoral del México de 2006 (fecha en que se recogió el
corpus), donde se pre-define un marco de referencia que los locutores
comparten, de ahí que existan en el intercambio lingüístico
542 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
presupuestos e implícitos en la información que intercambian; de igual
manera existe la competencia cultural acerca de lo que debe emitirse y
lo que no, entre los participantes en el diálogo;
- el tercero se refiere a la forma en que ha de entablarse esta relación
comunicativa (Koike, 2003: 75), en este caso, los roles que han de
cumplirse en el debate.
2. El debate político mexicano se desarrolla en un marco enunciativo en
el cual el emisor representa el pensamiento de una institución, por tanto es
portavoz del sentir colectivo del partido (y agrupaciones asociadas) que aspira al
poder y se inscribe en una formación ideológico-discursiva específica con fines
bien determinados (Pêcheux, 1970). En consecuencia, la relación es implicativa
y recíproca: formación social↔formación ideológica↔formación discursiva y
condiciona las formaciones imaginarias 2 que los participantes en esta situación
comunicativa se hacen de sí mismos, de su interlocutor y del objeto-tema de su
discurso, y, a la vez, estas formaciones imaginarias influyen en el mensaje y en la
forma en que se expone 3.
3. El discurso de los emisores (quienes se ubican a sí mismos como
futuros gobernantes del país) se dirige a un receptor colectivo: el pueblo de
México, (cuya formación imaginaria corresponde a los futuros gobernados) por
quien espera ser favorecido con el voto, así como a sus contendientes (que son
colocados en la formación imaginaria de rivales a los que hay que descalificar).
Por tanto existe una enunciación polifónica.
Siguiendo a Bajtín (1970), en esta investigación se entiende que la
comprensión de un discurso vivo, de un enunciado viviente, tiene un carácter
de respuesta (a pesar de que el grado de participación puede ser muy variado);
toda comprensión está preñada de respuesta y de una u otra manera la genera:
el oyente se convierte en hablante. Todo hablante es de por sí un contestatario,
en mayor o menor medida, porque cuenta con la presencia de ciertos
enunciados anteriores, suyos y ajenos, con los cuales un enunciado determinado
Las que, según la teoría de Michel Pêcheux (1970) funcionan de manera que los participantes
de la situación comunicativa (Emisor-Mensaje-Receptor) no designan la presencia física de
organismos humanos individuales, sino lugares determinados en la estructura de la formación
social a que pertenecen. Las Formaciones imaginarias designan el lugar que el emisor y receptor
tienen cada uno de sí mismos y el lugar que le atribuyen al otro locutor dentro de la formación
social. Apunta que existen mecanismos y reglas de proyección que establecen las relaciones entre
las ‘situaciones’ –que pueden definirse objetivamente– y las ‘posiciones’ –que son
representaciones de esas situaciones– (1970: 48-52).
3 Esta propuesta se articula con las ideas de Margaret Mead acerca de que las diferencias
conductuales y de “temperamento” son creaciones culturales (Mead, 1973, 1979, 1985). Ello se
evidencia en las construcciones discursivas, puesto que los alocutores, además de desempeñar el
papel de usuarios de la lengua, asumen otras posiciones o roles sociales que impactan en la
elaboración del discurso.
2
Coloquio del Programa EDICE
• 543
establece toda suerte de relaciones: se apoya en ellos, problematiza con ellos, o
simplemente los supone conocidos por su oyente. Todo enunciado es un
eslabón en una cadena, complejamente organizada, de enunciados.
Considerando estas propuestas, se ha decidido para esta investigación,
revisar el debate político, desde la (des)cortesía, como un acto de comunicación,
es decir, tomando en cuenta al emisor y al (los) receptores, pues todos
intervienen en la construcción del sentido de lo que se enuncia.
Aparece así la discusión sobre el dialogismo como una actividad que le
permite al hablante interactuar con el otro y con su entorno, como un modo de
participar en el entramado lingüístico, social y semiótico en que está inserto y,
además, su producción discursiva como el dispositivo que origina todo tipo de
relaciones con otros discursos a los que convoca, refuta, apoya, etc., en fin, con
los cuales dialoga.
Kienpointner (1997) ubica la descortesía como un tipo de
comportamiento no cooperativo, o competitivo, que perturba o desequilibra las
relaciones interpersonales, dado que lleva al desarrollo y mantenimiento de un
clima de escaso respeto mutuo y donde prevalecen de manera clara intereses de
carácter egocéntricos. Tales características pueden verificarse en el discurso del
debate político mexicano, en cuanto existe la intención consciente de lesionar la
imagen del sujeto referido en el discurso. Asimismo, coincidiendo con Kaul
(2006: 255), puede decirse que la descortesía sobreviene cuando hay una
disparidad de poder entre los interactuantes; en este caso, tal asimetría la origina
el simple hecho de poseer el turno de habla en el discurso surgido a partir del
debate, la atención de los medios de comunicación en la entrevista, la
oportunidad de efectuar declaraciones públicas, etc., tal como se observa en los
ejemplos seleccionados en este trabajo. Si para Brown y Levinson (1987), la
teoría de Grice (1991) constituye el punto de partida de una teoría de las formas
de cortesía conversacional, casi podría afirmarse que en el discurso político
mexicano se produce una constante violación de sus cuatro normas
fundamentales. Algunos autores afirman que el formato del debate tiene efectos
en la audiencia (Dailey, Hink & Hink, 2008), pero este trabajo no considera esta
circunstancia. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el formato utilizado en
los debates ponía severas restricciones al uso tanto de estrategias como de
recursos.
2
El debate en México
En México, los debates no existieron hasta las elecciones presidenciales
de 2000, por razones históricas y políticas obvias para alguien que conozca la
política mexicana, pero no fácilmente entendibles para un observador
544 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
extranjero: la ausencia de una competencia igualitaria entre los participantes
hacía innecesario un debate que pusiera en evidencia virtudes y defectos de los
contendientes. La organización, desarrollo y control de los procesos electorales
estuvo al mando de los órganos gubernamentales del poder ejecutivo, de
manera que la existencia de las más variadas formas de fraude aseguraba el
resultado para el candidato oficial; es recién después de la creación de un
organismo independiente y autónomo en 1990 y la reforma electoral de 1996,
que puede hablarse de competencia política en condiciones de igualdad para
todos los participantes.
En las elecciones presidenciales de 2006 se realizaron dos debates; el
primero el 26 de abril y el segundo el 6 de junio de ese mismo año. Los
candidatos presidenciales que cumplieron con los requisitos legales para tal
condición fueron cinco (hubo un sexto que no se registró pero hizo
propaganda por su cuenta hasta último momento 4): Felipe Calderón, Roberto
Campa, Andrés López Obrador, Roberto Madrazo y Patricia Mercado.
En el primer debate, López Obrador 5 estuvo ausente, sin que expusiera
ninguna razón especial o específica; nunca se supo si se trató de una decisión
personal o de su equipo de campaña (Cárdenas Cruz, 2006). La semiótica
proxémica sirvió de recurso entonces para los medios televisivos: las cámaras,
en las tomas abiertas, mostraban el podio vacío que se le había asignado. Fue
moderado por Guadalupe Juárez, periodista de la ciudad de México, quien se
limitó a regular los tiempos de exposición y réplica. Cinco fueron los temas en
los que se enfocó el debate realizado: política energética, hacendaria, laboral,
combate a la pobreza y desarrollo sustentable. Reconstituyendo las partes más
importantes, podemos establecer (Herrera y Pérez 2006; Reforma (staff) 2006;
Sánchez Limón 2006; Zárate y Torres 2006) una cierta secuencia.
3
Recursos de la (des)cortesía
A continuación se analizan los intercambios comunicativos que
tuvieron lugar en el debate entre los candidatos presidenciales mexicanos en
2006. Se toman como punto de partida los segmentos seleccionados y se
presentan los correspondientes análisis. El debate lo inició Roberto Madrazo 6
con propuestas sobre política agraria, seguridad y empleos.
Se trata de un empresario farmacéutico que realizó una campaña de corte populista, mezclando
sus negocios personales, sus ideas políticas y las condiciones sociales mexicanas en rara
combinación.
5 Candidato a la presidencia de la República por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
6 Candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
4
Coloquio del Programa EDICE
• 545
Roberto Campa 7 contestó diciendo “es más fácil que yo gane la
elección presidencial; que si gana cualquiera de los candidatos de los partidos
tradicionales haga un buen gobierno para este país (sic)”; para enfatizar su
argumento, sostenido a partir de la sencillez (“es más fácil”) resultante de emitir
el voto a favor de su persona, mostró documentos de la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público mexicana, los cuales presumiblemente ponían en evidencia
que en el transcurso de los años 2003, 2004 y 2005 Roberto Madrazo había
presentado declaraciones de ingresos en cero, cuando recibía más de medio
millón de pesos como dirigente nacional del PRI. Tal recurso significó dejar en
el sobreentendido acciones de evasión de impuestos realizadas por Madrazo,
incurriendo en fraude fiscal.
Ante estos hechos Madrazo respondió (utilizando la estrategia 3 de
Blas Arroyo):
(1)
Cumples muy bien tu papel de patiño, pero yo quiero hablar con el titiritero, no
con el títere. Cuando Calderón tenga algo que decirme, que él me lo diga (...)
Campa, como ya sabemos que quien te contrató como candidato te dio órdenes
de declinar muy pronto a favor de Calderón, con todo respeto no me voy a
ocupar de ti en este debate.
En la respuesta así emitida se construye una esfera semántica
(Berruto, 1988) relativa al espectáculo: se habla de patiños 8, títeres y titiriteros;
se efectúa un acto lingüístico de degradación contra la imagen social de los
aludidos. Sin embargo hay una intensificación de la agresión en el sentido de
que Campa es llamado “títere” , por tanto, su designación connota también la
manipulación, la sumisión total, la carencia de voluntad, etc., asimismo, con lo
enunciado posteriormente, se nomina a Felipe Calderón 9 como titiritero, es
decir, el orquestador principal de la función. Además de tales ataques, se aborda
en lo manifiesto una situación contractual, tal hecho desacredita la credibilidad
Candidato por el Partido de la Nueva Alianza, una formación nueva creada casi especialmente
para estas elecciones por el grupo de la líder del sindicato magisterial (SNTE), según algunos
autores el más numeroso de América Latina
8 Que es el nombre que reciben en México los acompañantes del cómico principal de un
espectáculo, quienes le secundan en los diálogos y la interpretación de sus libretos. Algo de eso
hubo: la diferencia final de votos entre Campa y los legisladores de su partido fue de más de un
millón de votos (397550 y 1872283, según el cómputo final del Tribunal Federal Electoral de la
Federación) y se presume (sin poder comprobarse) que esos votos de diferencia fueron para
Felipe Calderón, decisivos para que obtuviera la presidencia, dados los resultados finales de la
elección (también según el Tribunal mencionado, Calderón habría obtenido 14916927 y López
Obrador 14683096).
9 Quien finalmente contendió por la presidencia de la República mexicana y es su actual
presidente.
7
546 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
de Campa, pues se le coloca en una situación de colaborador en una simulación.
Finalmente, Roberto Madrazo emplea una antítesis para enfatizar la acometida:
habla de respeto para después informar sobre su descortesía al no atender al
diálogo con Campa, en este fragmento se confirma, tal como Blas Arroyo
(2001: 17) señala, que el empleo de la cortesía positiva (“con todo respeto”),
solamente sirve para intensificar la agresión hacia el sujeto aludido. Esta
estrategia –presentar la acción política como un teatro de títeres donde se
asigna al interlocutor el papel de tal– no está contemplada por Blas Arroyo
(2001: 29). Asimismo se emplea un pseudoelogio (“cumples muy bien tu
papel”) incluido para enfatizar el ataque a la imagen del referido.
Por otra parte, se ha usado la estrategia retórica del ridículo para
demostrar la incompatibilidad de una tesis. Se está de acuerdo en la postura de
Perelman y Olbretch-Tyteca (1969: 321), quienes definen esta estrategia como
“aquello que merece ser sancionado con la risa”. La risa originada de esta
manera, es una hilaridad que distancia, es la rire d’exclusion (‘risa de exclusión’,
Dupréel, 1950). En este ejemplo, el empleo del ridículo coincide con los fines
que señala el autor, pues se usa como “una forma de condenar una conducta
excéntrica, que no se juzga bastante grave o peligrosa para reprimirla por
medios más violentos” (1969: 322).
El ridículo como estrategia argumentativa se encontró también
empleado con respecto a la referencia en el discurso de Madrazo a Elba Esther
Gordillo 10 sobre la cual afirmó Campa “ése es el problema de Roberto
Madrazo, le gusta pelearse con mujeres”. Es evidente el sesgo sexista de tal
afirmación que se constituye en una descortesía de fustigación (Kaul, 2005: 302,
2006: 262) y, en la óptica popular machista, menoscaba la persona de Madrazo
ante la opinión pública. Luego, hablando a las cámaras, señaló que Madrazo
había conseguido eliminar a Arturo Montiel 11 en la competencia por la
candidatura interna del PRI atacando a la esposa de éste. Como se observa, tal
aseveración reafirma lo expuesto en la primera parte del enunciado, a la vez que
devela una actitud poco cortés en la cultura mexicana y nada caballerosa del
candidato al agredir a una dama. Tal procedimiento enunciativo, denigra la
persona de Roberto Madrazo ante los ojos de la ciudadanía y expone de un
modo nada conveniente su imagen social. Se confirma la sentencia labruyeriana
que incluyen Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969: 322): “Basta con un error de
hecho […] para exponer a un hombre culto al ridículo […] [En cuanto, tal
como enuncia el autor] el ridículo está vinculado al hecho de que se haya
quebrantado o combatido una regla de modo inconsciente”. Por otra parte,
existe una tendencia tradicionalista en el empleo de la estrategia del ridículo,
10
11
Máxima dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE) en México.
Contendiente de Madrazo por la candidatura a la presidencia.
Coloquio del Programa EDICE
• 547
puesto que “se manifiesta a favor de la conservación de lo que está admitido;
un simple cambio de opinión injustificado, es decir, una oposición a lo que
había enunciado la misma persona, podrá exponerse al ridículo”.
Por su parte, Felipe Calderón 12, en alusión a la ausencia de Andrés
López Obrador, dijo:
(2)
Sabemos que el candidato del PRD no vino a este debate porque no tiene
propuestas viables, porque el derecho de debatir es un derecho de los
ciudadanos, de ti, no de los candidatos, y hasta en esto prefiere darte la espalda.
La estrategia retórica que emplea Calderón se incluye dentro de los
procedimientos que revisan Perelman y Olbrecht-Tyteca (1969: 318) para
demostrar la incompatibilidad de las tesis, es la autofagia, entendida por ellos
como “una incompatibilidad […] que opone una regla cuyas consecuencias
resulten del hecho mismo de haberlas demostrado”. Entre los varios
procedimientos de que se sirve la autofagia, se examina la retorsión que es una
forma de argumentación “que tiende a mostrar que el acto por el cual se ataca
una regla es incompatible con el principio que sostiene este ataque” (1969: 319).
Así, el hecho de que López Obrador no se presente a debatir, es usado por el
candidato emisor como argumento en su contra, se confirma la afirmación
perelmaniana respecto a que: “el acto implica lo que las palabras niegan” (ibíd).
Con referencia a Felipe Calderón, Roberto Madrazo dijo que tuvo tres
oportunidades (presuntamente para demostrar su calidad de político y su
verdadera vocación de servir a México, aunque no aclaró a que tipo de
oportunidades se refería); la primera cuando se votó la reforma energética en el
año 1992 y “aquí está el video, no estuvo ni siquiera en la sesión, aquí está para
que se entere que pasó en esa sesión”. La segunda fue su oposición a las
reformas que en materia de energía había propuesto Ernesto Zedillo, cuando
Calderón ocupaba la presidencia de su partido y la tercera cuando fue
“corrido” 13 de la Secretaría de Energía, a los ocho meses de ocupar el puesto:
“tres penalties y los tres los ha fallado”. En este caso, el emisor emplea
términos concernientes a la esfera semántica deportiva 14, que connotan las
facilidades que tuvo el aludido para consolidar su imagen pública y que no
aprovechó.
12 Candidato electo a la presidencia de la República por el Partido Acción nacional (PAN) en
aquel momento.
13 La expresión “ser corrido” se utiliza popularmente en México para referirse a la acción de una
figura de autoridad que despide a un subordinado.
14 En el futbol soccer un “penalty” es una oportunidad clarísima para anotar gol, dadas las
ventajas que tiene el tirador.
548 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
Los contendientes acudieron a diversas tácticas para arremeter contra
sus oponentes: Felipe Calderón mostró entonces las fotografías de un
departamento que se supone es propiedad de Roberto Madrazo en Miami,
valuado en una cifra cercana al millón de dólares, adquirido (según su opinión)
con mecanismos de evasión de impuestos y remarcó “dicen que a este
candidato cada día le salen, como al nopal, más propiedades” 15. La metafórica
comparación así efectuada, proyecta una imagen de sorpresa, pero también deja
como sobreentendido 16 que lo más seguro es que se sigan descubriendo asuntos
similares al que se comenta.
Para defenderse de tal ataque, la réplica de Madrazo fue:
(3)
Tú sabes que lo que dijiste es falso, porque tu gobierno me ha investigado
durante seis años; en cambio, tú en Banobras te autoprestaste más de tres
millones en tan sólo seis meses y al final lo tuviste que regresar. No porque
tengas la manos limpias, sino porque te agarraron con las manos en la masa 17(...) eres
un buen chico para la oratoria, podrías ganar un concurso.
El candidato responde a la acometida descubriendo una transgresión
de su oponente y matiza la agresión contra la imagen de Calderón empleando
un dicho muy conocido, que se aplica a los ladrones o a quien sea sorprendido
cometiendo un ilícito, de esta manera, deja en el implícito que la actitud de
Calderón se asemeja a la de un delincuente. Para terminar, alude irónicamente a
la capacidad verbal del referido, con la intención de que se entienda que ésa es
su mejor habilidad: el hablar. La postura aquí descrita, confirma el pensamiento
de Blas Arroyo (2001: 12), quien señala que la táctica preferida por los
15 “Nopal” (o nopal del monte) es el nombre común una cactácea comestible (Opuntia engelmanni),
uno de los iconos florísticos más representativos de México aunque no exclusivo de este país. La
expresión del reconocimiento de propiedades juega con el doble nivel de sinonimia, en cuanto
enlaza “propiedades” como hacienda y “propiedades” como cualidades. En los tiempos previos
al debate una empresa que comercializa nopales en variadas presentaciones insistía en esta
característica, la de mayor cantidad de cualidades del nopal, que por otra parte parece ser
exclusiva de México, ya que otros países que también tienen abundancia de nopales los
aprovechan parcialmente (sólo los frutos como los “higos chumbos” españoles) o de plano los
desprecian como comestibles.
16 Definido por Ducrot como aquello que se halla “ausente del propio enunciado, y no surge más
que cuando un oyente reflexiona posteriormente sobre él […] toma su valor particular por
oponerse a un sentido literal del que él mismo se excluye” (1982: 23).
17 “Agarrar con las manos en la masa” es un dicho típico de varios países de habla española que
se refiere a ser descubierto in fraganti, o sea en el acto de estar haciendo una cosa, pero que aquí se
está usando metafóricamente para señalar un robo y por lo tanto, cortésmente, se está acusando
al interlocutor de ladrón.
Coloquio del Programa EDICE
• 549
participantes consiste en desacreditar sin tregua la imagen del oponente,
vertiendo acusaciones graves, asociándolo con aspectos negativos, etc.
Algunos de los candidatos no participaron tan apasionadamente en la
diatriba, como Patricia Mercado, quien manifestó su preocupación por el tono
del debate y porque los otros candidatos estuvieran dedicados a “ver a quién
van a noquear”, construyendo de esta manera una analogía entre el debate y una
pelea en la que los golpes tienen una finalidad específica: inhabilitar al rival. Se
verifica la aseveración de Lakoff y Johnson (1980), por cuanto los
interlocutores del debate parecen tener la sensación de estar en un campo de
batalla, y ello crea una situación en la que hay algo qué ganar o perder.
Por otra parte, el análisis de los principales periódicos del país se
concretó en marcar virtudes y defectos de Roberto Madrazo y Felipe Calderón,
casi desconociendo la actuación de los otros dos candidatos. Sin embargo, las
encuestas mostraban que quien había conseguido más presencia entre los
electores era Patricia Mercado. Si una de las reglas para declarar ganador a un
debatiente es el porcentaje de ganancias de preferencias de votos que logra, ese
ganador fue Patricia Mercado. María de las Heras (2006) realizó un estudio en
grupos aleatorios concentrados en distintos lugares del país con análisis pre y
post debate y encontró que las mejores calificaciones fueron para Patricia
Mercado y las más bajas para Roberto Campa. Otros periódicos entrevistaron a
los partidarios de uno y otro candidato, por ejemplo al coordinador de la
campaña de Andrés López Obrador, Jesús Ortega, quien declaró a los medios
en referencia a la ausencia de la representación del PRD, en la persona de
Andrés Manuel López Obrador, en el debate:
(4)
Fue un minidebate, chiquitito, marginal, la lucha por el segundo lugar. Estuvo
sin sabor, sin calor, sin sustancia, puros rollos. No nos arrepentimos. Sin estar
Andrés Manuel está ganando el debate. El día 6 viene el bueno, el verdadero.
Esta pelea es una preliminar de cuatro rounds. Quemaron la pólvora en infiernillos,
están peleando por el segundo lugar Roberto Madrazo y Felipe Calderón y están
obligados a tirarse cacallacas entre ellos. Por eso nuestra estrategia fue, a mi
parecer, correcta (Saúl 2006)
En la construcción aquí ejemplificada existen diversos actos de habla
que atacan las acciones efectuadas por los participantes en el evento, así como
denigran su imagen social: se descalifica y minimiza el suceso a través de
adjetivaciones y construcciones que dejan en implícito una posición secundaria
de los participantes: “minidebate/ chiquitito/ marginal/ la lucha por el segundo
lugar”; se desacredita y devalúa la esencia de lo manifestado por medio del uso
de frases peyorativas: “sin sabor/ sin calor/ sin sustancia/ puros rollos”; se
550 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
desautoriza la veracidad y autenticidad del evento: “El día 6 viene el bueno, el
verdadero [aludiendo a la fecha en que se realizaría el segundo debate]”.
La intención de menoscabo del debate efectuado, se evidencia en la
expresión: “Esta pelea es una preliminar de cuatro rounds”. Porque en las
funciones de boxeo las peleas preliminares las ejecutan sujetos de poca
importancia, que solamente llenan el tiempo de espera por la pelea estrella,
igualmente la referencia a la duración del evento alude a un suceso
intrascendente.
Existe una reiteración: “por el segundo lugar” que permite la
construcción del sobreentendido de que el primero, el de Presidente de la
República, ya está resuelto.
Igualmente se emplea un proverbio mexicano 18 para expresar que el
desgaste efectuado en el debate fue en vano, sin producto alguno.
De acuerdo con la revisión del corpus, se observa que los dialogantes
–a quienes sin ningún problema y por la actitud manifiesta en sus discursos se
les podría designar como contendientes– carecen de reparos en el empleo de la
agresión para con sus interlocutores; al contrario, se esfuerzan por ser creativos
y proponer cada vez ataques más novedosos, con más fuerza performativa. Por
tanto, la descortesía así empleada, difumina sus límites con la agresión pura. Así
se proyecta en la expresión del mismo personaje, quien prosigue su acometida
haciendo uso de transferencias de sentido, tales, que construye todo un campo
de asociaciones semánticas (Berruto, 1988), como ya se describió.
4
Conclusiones
Las tendencias obtenidas de los resultados señalan que en este tipo de
discurso se realizan la degradación y el desenmascaramiento como actos de
habla descorteses; igualmente se emplean recursos como las metáforas, la
actualización de refranes; se usa la intersección de expresiones populares de las
que los hablantes echan mano para validar su postura; asimismo acuden al
sarcasmo, y la ironía, que los emisores emplean para persuadir y que aquí
retomamos para valorar su funcionamiento como marcadores de (des)cortesía.
18 “Quemar la pólvora en infiernillos” significa, en México, desperdiciar las energías o las acciones
en eventos intrascendentes.
Coloquio del Programa EDICE
Gráfico 1. Porcentaje de empleo de figuras por los hablantes.
Uso de figuras
personificaci
ón; 3
sarcasmo; 2
ironía; 3
nominación;
2
comparación
;2
metáfora; 2
Gráfico 2. Empleo de las expresiones populares como recurso de (des)cortesía
Expresiones populares
Refranes; 1
Dichos
Dichos; 2
Expresiones populares
0
0,5
1
1,5
2
• 551
552 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
Con relación al análisis realizado por Blas Arroyo (2001) puede
destacarse una variante, no en el análisis ni en su técnica, pero sí en una
modalidad del discurso político de la época actual que acentúa su carácter
alienante: mientras que en el debate analizado por éste los argumentos y las
estrategias utilizadas por los interlocutores se centran en las ideas acerca de la
política y en las acciones políticas realizadas por los interlocutores en cuanto
tales, pretendiendo de esa manera poner en descrédito al candidato como
político, es decir que se ataca la imagen del personaje en cuanto político, en el
caso que aquí se presenta el ataque se dirige a la persona como ser humano, de
manera que pareciera que se busca un juicio de la audiencia (los electores) sobre
las cualidades morales o éticas del individuo como ser humano, más allá de la
política. Que esta estrategia pareciera ser ineficaz está a la vista: no parece que
los votantes hayan tomado en cuenta estos ataques a la hora de emitir su voto.
En este breve análisis se han detectado algunos macro actos de
discurso (Van Dijk, 1985) fundamentales que han sido elaborados por los
candidatos a la presidencia de México en sus locuciones, a saber:
- la agresión, dirigida tanto a sus oponentes, como a los seguidores de
éstos;
- el ensalzamiento de la propia imagen;
- el falso elogio para intensificar el ataque a la imagen positiva
- la descripción del contexto político vigente matizada según sus propios
intereses;
- la exhibición de la imagen negativa de aquellos contendientes ajenos al
partido político del enunciador o al endogrupo;
- el desenmascaramiento en la crítica en detrimento de la imagen positiva
del oponente;
- la actitud permanente de no escuchar al otro, sino proferir enunciados
desde supuestos establecidos de antemano.
Coloquio del Programa EDICE
• 553
Gráfico 3. Aparición de los macro actos de lengua.
Macro actos de lengua
crítica; 5
5
4
degradació
n; 4
3
2
elogio; 1
1
0
degradación
elogio
pseudo
elogio; 1
autoelogio;
1
autoelogio
En todos los casos lo que tuvo una posición predominante en el debate
y la réplica no fueron ideas (ni siquiera ideologías), sino aptitudes o actitudes
personales y cuestiones circunstanciales. En donde se podía, se usaba el
“spin 19”, tratándose siempre de interpretaciones que favorecían la propia
imagen (o el narcisismo, según se vea).
Tales acciones se realizan por medio de recursos diversos empleados
de la siguiente manera: se arremete contra los sujetos y sus acciones por medio
del uso de figuras retóricas como la metáfora, la comparación, el sarcasmo, la
ironía y procesos semántico-gramaticales que se orientan a la disminución de la
imagen positiva; se enaltece así mismo la imagen del locutor mediante la
personificación, nominación y la comparación donde él resulta beneficiado; se
proyecta la circunstancia política del momento a través del empleo de
transferencias de sentido y se construyen esferas de asociaciones semánticas
específicas (batallas, epidemias); se disminuye la imagen positiva del
contrincante por medio de la exhibición de sus desaciertos o defectos, sean
reales o ficticios.
La transcripción de los discursos escritos efectuada por periodistas o
terceros no permite apreciar de manera clara la prosodia empleada, condición
muy importante en la opinión de algunos autores para evaluar la cortesía, dado
que es en la acentuación donde suelen manifestarse las condiciones de
19 spin (en inglés, literalmente, ‘vuelta’) es un término usado en el lenguaje político estadounidense
para referirse a la réplica en el discurso a datos o preguntas dándole siempre una interpretación
favorable a la propia posición.
554 •
María Eugenia Flores Treviño y José María Infante
(des)cortesía, por lo que este estudio deberá ser completado mediante el análisis
de los elementos suprasegmentales.
También debe tenerse en cuenta que en un debate político habría
siempre dos tipos de alocutores: aquéllos que participan directamente en el
debate (en este caso, los candidatos) y los que no (quienes lo recibieron por la
televisión u otros medios). Estos últimos son, al menos en la declaración
explícita de los debatientes, los receptores en los que se tiene interés. Pero éstos
son imaginados de diferente modo por los distintos actores políticos, aun
cuando parecería que comparten ciertas características, como la propensión a
aceptar que los electores esperan que uno se comporte agresivamente con el
rival, que serán sensibles a la “racionalidad” de los argumentos, que aprobarán
el narcisismo implícito de los candidatos, y demás.
Aspiramos a una teoría de la comunicación y de la interacción
lingüística que se interese por las consecuencias del discurso, más allá de los
resultados. De manera que deberíamos emprender investigaciones que
indaguen por aquéllas en el caso de la población a la que se dirige el discurso
político, sea el producido por candidatos en elecciones, sea el emitido por
cualquier agente de las instituciones políticas. Comentábamos más arriba sobre
las dificultades para evaluar ganancias y pérdidas en un debate político. Si
tenemos en cuenta que, desde el origen, el objetivo de la retórica era atraer a los
oyentes a la propia causa y a la perspectiva que de ella se tenía, ése sigue siendo
el objetivo de cualquier estudio o investigación sobre el discurso político. De
manera que para establecer al ganador de un debate sólo podríamos aceptar
expresiones del tipo “el candidato X obtuvo tantos puntos porcentuales de
intención de voto” o “el porcentaje Z de indecisos decidió votar por el
candidato X”, lo cual plantea complejos problemas operativos a resolver en este
tipo de investigaciones.
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Políticos cara a cara: actividades de imagen en el debate
electoral
Giovanna Mapelli
Università degli Studi di Milano
Resumen
La cortesía lingüística es un conjunto de estrategias verbales de protección y de
valorización de las imágenes de los demás, que regula la relación interpersonal y
favorece la comunicación (Brown & Levinson, 1987). Sin embargo, existen
algunos géneros discursivos en los que se atenta contra la imagen del
interlocutor, y se busca preferentemente el desacuerdo, de modo que la
descortesía se convierte en un rasgo no marcado en el eje cortés/descortés
(Blas Arroyo, 2001). Además, este concepto de imagen no es universal, sino que
varía de acuerdo con el contexto sociocultural y se actualiza según los roles que
los hablantes adoptan en la interacción (Bravo, 2003). En el debate electoral,
por ejemplo, los contrincantes se proponen destruirse mutuamente con
acusaciones y críticas, con el objetivo de reafirmar su imagen; todo esto en el
marco televisivo, en el que el ataque al rival se convierte en un espectáculo
mediático para ganar el apoyo de la audiencia.
En este trabajo nos centramos en los cara a cara entre Zapatero y Rajoy,
emitidos el 25 de febrero de 2008 y el 3 de marzo de 2008, en el contexto de las
elecciones generales españolas. Indagaremos las actividades de imagen
desplegadas en la confrontación, con el propósito de evaluar si se prefiere
desacreditar al interlocutor o dar relieve a los propios programas políticos.
Palabras clave
cortesía, descortesía, actividad de autoimagen, debate cara a cara, discurso
político
558 •
Giovanna Mapelli
1
Introducción
El modelo de cortesía elaborado por Brown y Levinson (1987) toma
como punto de partida la noción de ‘imagen’ (face) de Goffman (1967),
entendida como valor social positivo que una persona reclama a través de la
línea de acción o de la orientación adoptada en una situación comunicativa
determinada. El ser social está constituido por dos clases de imagen: la ‘imagen
positiva’, que se corresponde con el deseo de cada uno de ser apreciado
socialmente y de que sus intereses sean, al menos en parte, queridos también
por otros, y la ‘imagen negativa’, que descansa sobre el deseo de mantener el
espacio propio y de protegerlo. De acuerdo con estas premisas, la cortesía
lingüística es un conjunto de estrategias verbales de protección y de
valorización de las imágenes, que regula la relación interpersonal y favorece la
comunicación (Brown & Levinson, 1987). En las interacciones se debería, pues,
salvaguardar, respetar y valorizar la imagen de los interlocutores a través de
unas ‘actividades de imagen’ (face work) que procuran reparar los actos
amenazadores, canalizar y compensar la agresividad, y respetar la universal
‘necesidad de imagen’ (face want) de los hablantes (Goffman, 1967).
A pesar de ser el modelo más utilizado y del alto grado explicativo de
sus categorías, esta teoría ha sido cuestionada por diferentes razones. El primer
punto débil, como subraya Kerbrat-Orecchioni (1996), es que este modelo se
centra principalmente en las acciones que afectan negativamente a la imagen
(face threatening acts o ‘actos amenazadores de la imagen’) y en cómo mitigarlas,
mostrando una concepción excesivamente pesimista de la relación social,
mientras que sería oportuno considerar también los ‘actos de refuerzo de la
imagen’ (face enhancing acts), como los halagos, las felicitaciones, etc., que
estimulan la interacción. Asimismo, se ha señalado que Brown y Levinson
tienen en cuenta sobre todo la imagen del destinatario; sin embargo, si con la
cortesía tratamos de satisfacer la imagen social del alter, al mismo tiempo
estamos satisfaciendo la del ego: la cortesía, por lo tanto, es un mecanismo por el
cual se busca un equilibrio entre la imagen del hablante y la del oyente
(Hernández Flores, 2004: 95-108). Además, estudios más recientes han puesto
de manifiesto que la cortesía no es propia de determinados actos a priori, sino
que hay que considerar también el contexto sociocultural en el que sucede la
interacción (Bravo, 1999, 2003; Hernández Flores, 1999; Boretti, 2005;
Schrader-Kniffki, 2006), el género discursivo y el rol que los participantes
desempeñan de acuerdo con su posición social y con la situación comunicativa.
Por último, si se considera la cortesía como un tipo de actividad de
imagen, entonces dentro de este comportamiento de face work se puede colocar
también la descortesía cuando ésta se convierte en el objetivo de quienes
participan en una interacción: es decir, existen algunos géneros discursivos,
Coloquio del Programa EDICE
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entre los cuales situamos el debate cara a cara, en los que se atenta de forma
deliberada contra la imagen del interlocutor, y se busca preferentemente el
desacuerdo, la crítica y el conflicto verbal, de modo que la descortesía se
convierte en un rasgo no marcado en el eje cortés/descortés (Blas Arroyo,
2001). En estos géneros se viola intencionalmente el contrato conversacional
que se basa en el principio de cooperación; de hecho, el comportamiento
competitivo predomina sobre la conciliación entre los interactantes y crea una
alta tensión entre los participantes, haciendo prevalecer intereses egocéntricos.
Asimismo, existen actividades de imagen que no están dirigidas al destinatario,
sino que repercuten favorablemente en la imagen del emisor, es decir, sirven
para crear y realzar la propia imagen (Hernández Flores, 2004, 2005; Boretti,
2005). Así pues, las actividades de imagen son polifacéticas y varían según
quienes sean los destinatarios, las finalidades que se quieran alcanzar y los
efectos para la imagen misma.
2
La comunicación política y el debate cara a cara
Hoy en día, la política no puede prescindir de los medios de
comunicación: el enfrentamiento en el espacio público mediático contribuye a
dar visibilidad a los protagonistas y a definir su identidad y su peso en el juego
por el poder sobre todo en el período electoral (Mazzoleni, 2004: 16). La
mediatización de la política ha sido un proceso gradual y ha interesado, en
medida diferente, todos los contextos nacionales, puesto que los mensajes
transmitidos pueden llegar al gran público de los votantes. Sin embargo, los
mass media, como veremos, no se limitan a mediar entre el campo político y los
ciudadanos, sino que imponen unas pautas discursivas precisas de acuerdo con
sus exigencias. En el contexto mediático, la comunicación política se propone
informar, persuadir, y también cautivar la imaginación popular a través de la
espectacularización del acto comunicativo, del enfrentamiento entre
personalidades fuertes y populares, más que a través de la confrontación de
ideas y programas. De hecho, un político con un perfil mediático tiene más
posibilidades de ganar con respecto a otro que no está familiarizado con las
reglas de la política-espectáculo, ya que consigue ser más persuasivo y suscitar
emociones en los receptores. Un líder carismático, por lo tanto, tiene que saber
moverse con soltura ante las cámaras, controlar sus gestos, emplear los
atributos vocales y, sobre todo, saber aprovechar la fuerza del lenguaje y todo
un arsenal de recursos enderezados a la persuasión del auditorio (López Eire &
Santiago Guervós, 2000).
La comunicación política oral se realiza a través de diferentes géneros
discursivos (Bajtín, 1982; Swales, 1990; Adam, 2001), algunos de los cuales ya
560 •
Giovanna Mapelli
han sido objeto de estudio; por ejemplo, la entrevista (Gómez, 2008a, 2008b), el
debate cara a cara (Blas Arroyo, 2001), el debate parlamentario (Garofalo, 2007;
Belchí, 2008), o el discurso público de los políticos (Bolívar, 2003; Nieto y
Otero, 2003; Erlich, 2003).
En este trabajo nos vamos a detener en el debate cara a cara, un género
poco común en el contexto español, a diferencia de otros países como Estados
Unidos donde tiene una larga tradición. El cara a cara es un discurso público en
el que los candidatos tienen la oportunidad de exponer su programa electoral,
poner en evidencia sus puntos fuertes y desenmascarar las debilidades del
adversario con una intención perlocutiva: la obtención de los votos de los
ciudadanos indecisos. Este evento comunicativo se caracteriza por tener unas
reglas muy rígidas que se adecúan a las restricciones impuestas por el canal de
transmisión: el espacio televisivo. Analizaremos en particular el debate electoral
del 25 de febrero 1 y del 3 de marzo de 2008 2 entre los dos principales
candidatos a la Presidencia del Gobierno de España: Mariano Rajoy,
representante del PP, y José María Rodríguez Zapatero, líder del PSOE. Estos
dos cara a cara han sido los primeros ante las cámaras desde la retransmisión en
1993 de los dos enfrentamientos entre Felipe González y Aznar, y son, al
mismo tiempo, los primeros dos de la era de la comunicación global, difundidos
contemporáneamente por televisión, radio e Internet.
En el cara a cara hay un presentador-moderador que actúa como un
árbitro neutral en la dirección de los participantes, la administración de la
alternancia de los turnos, los tiempos de intervención, y la sucesión de los
temas que se van a tratar, y que tiene un papel pasivo por lo que respecta a la
verdadera discusión 3 .
Entre los protagonistas la variable sociológica del poder es homogénea,
es decir, no hay relación jerárquica, ya que, como subraya el moderador,
también Zapatero será tratado de candidato y no de presidente del Gobierno en
funciones. Los turnos, acordados previamente, prevén que en el primer debate
abra las intervenciones Mariano Rajoy y, en el segundo, José Luis Rodríguez
Zapatero; aunque hay algunos casos de solapamientos e interrupciones, en línea
general los dos candidatos se atienen a su papel y respetan estas limitaciones.
En cuanto a la macroestructura, hay dos intervenciones periféricas que
abren y cierran el debate sobre la situación actual española y sobre el futuro del
Moderado por Manuel Campo Vidal. La duración fue de 97’ 49’’. Dividido en dos partes por un
intermedio publicitario. El debate fue seguido por 13 millones de personas.
2 Transmitido en directo seis días antes de las elecciones generales y moderado por Olga Viza. La
duración fue de 94’ 51’’. Dividido en dos partes por un intermedio publicitario. El debate perdió
interés con respecto al precedente y fue visto por 11,95 millones de espectadores.
3 Obsérvese que en debates de otra índole, como los talk shows, el moderador-presentador aviva
la discusión y fomenta la confrontación entre los invitados (Bernhardt, 2006: 45).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 561
país, de tres minutos cada una, que corresponden a textos planificados con
anterioridad. En medio, el debate avanza con réplicas y contrarréplicas sobre
cinco bloques temáticos de aproximadamente 15 minutos cada uno: economía y
empleo, políticas sociales, política exterior y seguridad, política institucional y
retos futuros 4 .
Tomando como punto de partida las estrategias de descortesía (Blas
Arroyo, 2001), vamos a estudiar de qué manera Zapatero y Rajoy amenazan la
imagen del rival y qué actividades de autoimagen despliegan en la confrontación
para defenderse de los ataques, con el propósito de evaluar si prefieren
desacreditar al interlocutor o dar relieve a los propios programas políticos.
Recurriremos a las herramientas de la corpus linguistics, utilizando el programa
WordSmith Tools, siempre y cuando pueda servir como respaldo al análisis
cualitativo de los recursos lingüísticos empleados.
3
Análisis del corpus
3.1
¿Descortesía o autoimagen?
En nuestro corpus hemos rastreado numerosos ejemplos en los que el
hablante asocia directamente al interlocutor con intenciones, hechos, etc.
negativos, imputándole fracaso (1), incompetencia y falta de credibilidad (2),
contradicciones (3) o inercia (4). A esta manifestación extrema de la crítica,
contribuyen marcas que codifican el componente valorativo, como los adjetivos
(clamoroso, impasible, insensible) o sustantivos que encierran un juicio negativo
(tensión, cizaña, fracaso):
(1)
R.: Su gestión en materia de educación ha sido un clamoroso fracaso, como saben todos
los españoles 5 (Primer debate 6 ).
La estructura es especular en los dos debates; los turnos se han distribuido de la siguiente
manera: prólogo (1Rajoy + 1Zapatero), Economía y Empleo (4R + 4Z), Política Social (4R +
4Z), Política Exterior y de Seguridad (4R + 4Z), Política Institucional (4R + 4Z en el I debate y
5R + 5Z en el II debate), Retos de futuro (4R + 4Z), Cierre (1R +1Z). Hay que destacar que se
dan muchos más ejemplos de solapamientos e interrupciones en el segundo debate, o para ser
más precisos, amagos de interrupciones, ya que se han quedado desatendidos por el interlocutor,
y, en particular, estos casos se han dado en el bloque Retos de futuro, con lo cual el ritmo ha sido
más apremiante.
5 La cursiva de los ejemplos es nuestra.
6 A partir de ahora Primer debate = I D; Segundo debate = II D.
4
562 •
Giovanna Mapelli
(2)
Z.: […] Usted no es creíble para representar a la gente de la calle porque cuando
gobernaban toleraron lo que fue la vergüenza del redondeo con el euro: no
hicieron nada, cosas que valían 100 pesetas pasaron a valer 1 euro. No tienen
credibilidad. […] (I D).
(3)
R.: […] Ningún gobierno ha sembrado en democracia tanta tensión y cizaña
mientras hablaba de entendimiento, de talante y de convivencia […] (I D).
(4)
R.: Y el Gobierno no ha tomado ni una sola medida de política económica. No ha
tomado ninguna […] ha permanecido impasible, insensible […] (I D).
Asimismo, se subraya que el rival quiere huir de algunos temas
candentes de la actualidad española: en el debate, de hecho, hay momentos de
diálogo sordo, es decir, quien habla quiere que el otro trate un determinado
argumento; el otro candidato, en cambio, cuando interviene, desatiende el
deseo del interlocutor y daña su imagen positiva. En el ejemplo siguiente, Rajoy
intenta llevar el debate a los asuntos relacionados con la inmigración y, viendo
que Zapatero lo ignora y que sigue hablando de educación, remarca su
desinterés por la cuestión en diferentes intervenciones:
(5)
R.: Veo que usted no tiene el más mínimo interés en hablar de inmigración […]
(I D).
(6)
R.: Es evidente que el señor Zapatero no quiere hablar de inmigración […] (I
D).
Los dos políticos también disienten continuamente de lo que afirma el
rival; en el siguiente ejemplo, Zapatero niega que Rajoy haya formulado una
pregunta sobre economía:
(7)
R.: La primera pregunta que yo le hice al Sr. Rodríguez Zapatero en el Congreso de
los Diputados fue sobre Economía, la primera, […] Esto se podrá comprobar en el
día de mañana.
Z.: Me sorprende la poca memoria o el intento que usted tiene de manipular. Yo
tengo aquí su primera pregunta realizada como líder de la oposición, y dice así:
“¿Cómo valora usted los primeros días de su gobierno?”, y en esa pregunta
habla usted, de la coordinación del gobierno, de los hechos que han sucedido,
Coloquio del Programa EDICE
• 563
de los anuncios, no hay nada de precios, ni de economía. La primera pregunta
que usted hace de precios, de la subida de los precios, ha sido hace pocas
semanas. No ha tenido usted ninguna pregunta sobre subida de precios, hasta hace pocas
semanas, prácticamente cuando ya estaban las Elecciones (I D).
Cabe destacar que el emisor, cuando polemiza con lo formulado por el
otro, autoafirma su imagen a través del pronombre de primera persona yo o a
través de construcciones ecoicas monologales que repiten lo que sostiene el
rival, pero negando el contenido proposicional (“la inmigración está
controlada” vs “la inmigración no está controlada”). Sobre dicha negación, el
hablante construye los enunciados propios (“Hay que poner orden y control”) y
presenta sus proyectos con respecto al tema tratado:
(8)
R.: El señor Zapatero también nos dice que la inmigración está controlada. Yo no
estoy de acuerdo. La inmigración no está controlada. Hay que poner orden y control.
Hay mucha gente que viene aquí a trabajar, se gana la vida dignamente, tiene
derechos y debe tener los mismos derechos que los españoles, pero hay muchos
derechos de españoles que se ven perjudicados. Por tanto, hay que poner orden y
control para que no se perjudiquen sus derechos sociales (I D).
En nuestro corpus, hemos recogido numerosos ejemplos en los que el
hablante no tiene reparos en lanzar críticas, acusaciones, reconvenciones hacia
el contrincante. El emisor recurre al argumento de la mentira, que constituye
una de las ofensas más denigrantes a la dignidad de la persona, para descalificar
al opositor (9), y para intensificar la acusación emplea la acumulación (10):
(9)
R.: En su programa electoral decía que iban a subir las pensiones a las viudas, la
base reguladora […] ¿Por qué ha mentido a las viudas y no cumplió su promesa,
su programa electoral? (I D).
(10)
R.: Usted ha mentido, ha engañado a todos los españoles, primero a mí y al
conjunto de españoles, ha negociado con ETA, ha puesto en tela de juicio el
Estado de Derecho, ha jugado con la ley, ha cedido ante los terroristas y ha
aceptado el chantaje (I D).
También en estos casos el hablante quiere destacar, de manera
implícita, que ofrecerá al público siempre la verdad y no ocultará ninguna
decisión que tome.
Se formulan “contrastes desventajosos para el interlocutor” a través de
la comparación de datos, para poner de relieve explícitamente los fracasos del
564 •
Giovanna Mapelli
antagonista (Blas Arroyo, 2001) y, al mismo tiempo, subrayar los logros de
quien tiene la palabra. A lo largo del debate los dos políticos utilizan
porcentajes, tablas, etc. para mantener alta la tensión polémica basada en la
dialéctica gobierno/oposición o, mejor dicho, entre lo que ha hecho el emisor,
que corresponde al polo positivo, y lo que ha hecho el oponente, que
corresponde al polo negativo. En la ejemplificación (11), Zapatero con el
nosotros en posición focal y el adverbio afirmativo sí quiere destacar aún más las
medidas favorables para España, valorizando la propia imagen positiva y
atacando la de los adversarios; en el ejemplo (12), el presidente en funciones
emplea una comparación entre las medidas “inmediatas, efectivas y
constructivas” del PSOE y el “catastrofismo” del PP:
(11)
Z.: Le recuerdo que usted […] congeló el sueldo de los empleados públicos. Y
le recuerdo que ustedes en el Gobierno hicieron perder poder adquisitivo a las
rentas más bajas […] Nosotros sí hemos hecho medidas para apoyar a la gente.
[…] hemos reducido lo que ha sido un crecimiento del precio de la vivienda.
Hemos duplicado la construcción de viviendas […] (I D).
(12)
Z: Primera acción: adelanto del Plan de Infraestructuras para compensar la caída
de la construcción. Segundo: la construcción de 150.000 viviendas de protección
oficial este año. Tercero: planes de reciclaje y recolocación para los parados del
sector de la construcción. […]. Estas son medidas inmediatas, efectivas y constructivas,
no como su habitual catastrofismo, señor Rajoy, que sólo se dedican a sembrar dudas
cada día, a meter miedo sobre la economía, a describir una situación catastrófica
(II D).
La polarización positivo/negativo se fundamenta también en la
oposición entre un antes (‘cuando gobernábamos nosotros’) y un ahora (‘que está
Ud. en el gobierno’), que se manifiesta a través del pretérito indefinido frente al
presente:
(13)
R.: […] cuando usted llegó al Gobierno los precios subían el 2,1 y ahora suben el
4,5, más del doble […] (I D).
La confrontación entre los dos políticos se manifiesta también en el
empleo de los pronombres personales yo vs usted, que reflejan una vez más la
dialéctica entre bueno/malo. Se recurre a la referencia directa al opositor con el
pronombre usted: en los ataques a Zapatero, Rajoy lo utiliza 165 veces (posic. 9
de la wordlist) en el primer debate y 127 en el segundo (posic. 10); la continua
Coloquio del Programa EDICE
• 565
referencia al adversario está confirmada también por la presencia del auxiliar de
3.a persona del singular (ha: 141 ocurrencias) asociado a Zapatero (ha hecho, ha
mentido, ha dicho, etc.):
(14)
R.: […] Con quien han perdido poder adquisitivo los españoles es con usted (I
D).
(15)
R.: Usted, usted, Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución…, usted lo
ha apoyado. En cualquier caso, señor Zapatero, usted le mintió a los españoles,
porque usted apoyó en el consejo de seguridad el envío de fuerzas militares
después de haberlas retirado para quedar bien internamente y porque creía que
le daba votos y apoyos, usted sí que utilizó el terrorismo y no otros (I D).
Es frecuente también la cita del nombre del adversario: Zapatero
pronuncia el nombre de Rajoy 75 veces y el candidato del PP cita Zapatero 91
veces. El locutor se dirige expresamente al destinatario con el nombre
acompañado siempre por la fórmula de tratamiento señor, según las reglas de la
cortesía institucional, y, a veces, por la marca de carácter apelativo Mire usted.
Con esta forma el hablante se sitúa por encima del oyente, y, al establecer
distanciamiento, crea una relación de cortesía negativa, pero, por otra parte,
enfatiza el valor lesivo de la aserción que representa una reconvención para la
imagen positiva del destinatario:
(16)
R.: En el Congreso presentamos 73 enmiendas al Estatuto catalán y en el
Senado 74. Nos aceptaron cero. Al andaluz presentamos 150 enmiendas, lo
corregimos, es constitucional y por eso lo apoyamos. Pero mire usted… hablando
de discordia, le voy a leer una cosa que a usted le sonará [...] (I D).
La referencia directa al interlocutor representa una invasión de su
territorio; sin embargo, en el careo, sirve para enfatizar el contraste con el yo del
hablante. La marca por antonomasia de egocentrismo aparece en el discurso de
Rajoy 116 veces y en el de Zapatero sólo 27: la argumentación de Rajoy resulta
así más enfática y polémica, ya que el pronombre yo se interpreta como
exaltación extrema del hablante político:
(17)
R.: […] yo voy a llevar el agua a todos los sitios […] (I D).
566 •
Giovanna Mapelli
3.2
¿Cortesía o autoimagen?
Hemos observado que a menudo los dos políticos formulan preguntas
retóricas, con el aparente propósito de acercarse al interlocutor. Este tipo de
preguntas infringe la máxima de sinceridad, ya que el hablante proporciona la
información solicitada. Sin embargo, en lugar de mitigar el acto amenazador,
esta estrategia tiene un uso interaccional y, concretamente, argumentativo y
polémico, ya que en la respuesta que el mismo hablante formula se enfoca un
dato o una toma de posición negativa del bando contrario. Por ejemplo, con la
pregunta retórica introducida por ¿sabe? se insiste en el desinterés por un tema y
en la desinformación acerca de un problema; Rajoy utiliza este interrogante 15
veces para increpar a Zapatero por su negligencia:
(18)
R.: Mire, en vivienda le voy a dar un dato. Con su Ley del Suelo, con la ley que
empezaron a cambiar en el Decreto del 96 y del 98 ¿sabe cuánto subió los terrenos del
suelo en España? UN 500% 7 , con esa liberalización, esa es la consecuencia de su
política y con ustedes la vivienda subió […] (I D).
Cuando el hablante se autocontesta, proporciona informaciones
axiológicamente negativas sobre Zapatero y su gobierno:
(19)
R.: Buenas noches. A ustedes qué les parece, ¿estamos mejor que hace cuatro
años? Depende de a quién le hagamos la pregunta. Si se la hacemos al señor
Rodríguez Zapatero nos dirá que estemos en el mejor de los mundos, pero si se
la hacemos a la gente, a ustedes, algunos nos dirán que hay cosas que están bien,
otras regular, y que en los últimos tiempos hay cosas que están mal y otras que están
muy mal. ¿Cómo se puede decir que España está muy bien?, ¿en qué otras
materias de las verdaderamente importantes estamos bien, en Vivienda, en
Educación? Estamos a la cola de Europa, […] ¿Qué es lo que ha hecho el Sr.
Zapatero además de discutir la Nación, la alianza de civilizaciones y otras
cuestiones? Ha hecho dos cosas, se ha centrado en dos cosas y las dos las ha hecho
mal (I D).
A veces el hablante parece reconocer como cierta la tesis defendida por
el interlocutor, al utilizar el atenuador “me parece muy bien lo que ha dicho”,
como estrategia de cortesía positiva; sin embargo, la estructura adversativa
introducida por pero excluye todo intento de acercamiento hacia el interlocutor y
sirve para salvaguardar la propia imagen y seguir con la crítica:
7
La mayúscula indica la pronunciación marcada.
Coloquio del Programa EDICE
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(20)
R.: Me parece muy bien todo lo que ha dicho sobre nuevas tecnologías e
Internet pero mire, los datos son los datos, los acaba de publicar hace poco
también la Unión Europea. En los 4 años que median entre 1999 y 2003 se
subió en España la participación en el PIB en el 0,2 y en los cuatro suyos sólo
subió el 0,1 (II D).
De acuerdo con Blas Arroyo (2001, 2003) y Briz (2004), afirmamos que
lo codificado como cortés, en muchos contextos, puede interpretarse como
descortés o como actividad de autoimagen y viceversa. Así pues, podemos
etiquetar los ejemplos que hemos recogido como actos políticamente correctos
más que de cortesía, ya que consiguen acentuar la agresividad y reforzar la
autoimagen detrás de una aparente atenuación de la aseveración.
3.3
Reparación de la imagen
Ante las críticas, el receptor puede quedarse en silencio o responder
(Culpeper, 2003). En nuestro análisis hemos podido apreciar que los candidatos
no mantienen nunca silencio para indicar desacuerdo con el hablante, sino que
contestan siempre al ataque del rival, tanto de manera ofensiva –atacando su
imagen– como defensiva –presentando una imagen consistente y mostrándose
firmes en las decisiones o en las posiciones tomadas–. En los dos debates, es
sobre todo Zapatero quien tiene que enmendar las críticas y proteger la imagen
dañada por las intervenciones de Rajoy, ya que éste es el candidato opositor y
como tal presenta al rival con un fuerte componente crítico.
Para ello, los dos políticos eluden las responsabilidades de las que son
acusados, matizando que lo negativo que se le reprocha ha sido una decisión del
gobierno precedente; por lo tanto, si, por una parte, protegen la propia imagen,
por otra, dañan la del otro y activan así una estrategia de reenvío de la crítica o
de la descalificación (Belchí, 2008: 247):
(21)
Z.: […] señor Rajoy, es lo que menos entiendo, tiran piedras contra su propio
tejado, porque el Informe PISA examina sobre todo su gestión. Son los niños de 15 años
[…] niños que estuvieron el 80 % de su período formativo con usted (II D).
(22)
Z: Le recuerdo que usted, siendo ministro de Administraciones Públicas,
congeló el sueldo de los empleados públicos. Y Les recuerdo que ustedes en el
Gobierno hicieron perder poder adquisitivo a las rentas más bajas […] (I D).
568 •
Giovanna Mapelli
Los dos contrincantes recurren también a decisiones similares tomadas
en otras épocas históricas o por otros políticos de renombre, o afirmaciones de
otros organismos:
(23)
Z: ¿Sabe cuál es la diferencia? Que ante una dificultad nosotros hemos puesto
una medida que es devolver 400 euros a asalariados, a pensionistas y autónomos.
Una medida parecida la ha tomado el señor Bush (I D).
(24)
Z.: El informe de Naciones Unidas sobre desarrollo humano contrasta la
calidad de vida, la educación, el bienestar... No lo digo yo, señor Rajoy, lo dice
Naciones Unidas y también figura en el libro el informe oportuno (II D).
Igualmente, los dos candidatos realzan la propia imagen dando
explicaciones y justificaciones, como en el ejemplo siguiente, en el que emplean
el marcador es que con un matiz irónico:
(25)
R.: Cuando usted llegó al gobierno había dos millones de parados, ahora hay
2.200.000 parados, y además en las últimas fechas, en los últimos siete meses, se
ha aumentado en 300.000 (I D).
(26)
Z.: Es que ha subido, afortunadamente, la población activa, señor Rajoy (I D).
Zapatero se defiende demostrando que todo lo que el PP le había
exigido lo ha cumplido, retomando irónicamente incluso las palabras del mismo
Rajoy; de esa forma luce su imagen autoalabándose (27) o revaloriza su acción
(28) frente a la del rival:
(27)
Z.: Hace cuatro años, en el primer debate de investidura me dijo usted: “España
debe crecer al 3% y crear dos millones de empleos. Por esas cifras le juzgaremos
el PP y la sociedad española”. Me retó a crecer al 3%, y hemos crecido al 3,7%. Me
desafió a crear dos millones de empleos y hemos creado tres millones de empleos. Y
me dijo además: “No olvide esto que acabo de decirle”. Haga ahora su
valoración. Hemos superado todo lo que usted entonces nos exigía. Señor
Rajoy, no olvide esto que acabo de decirle (I D).
Coloquio del Programa EDICE
• 569
(28)
Z.: Hemos vivido cuatro años de un crecimiento magnífico y de una creación de
empleo magnífica. Hemos crecido más que los ocho grandes países industrializados
[gracias a nosotros], y hemos creado [los socialistas] más empleo que los ocho
grandes países industrializados. […] cuando llegamos al gobierno crecíamos [por
culpa de ustedes] mucho menos. […] (I D).
3.4
Implicación del público
En el debate cara a cara, así como ocurre en la entrevista periodística
(Gómez, 2008a, 2008b), queda latente la figura del ciudadano, quien es en
última instancia el verdadero receptor del mensaje que le llega de manera
mediatizada; de hecho, los candidatos quieren ganarse su apoyo para derrotar al
adversario con sus votos. Esto explica el uso de una serie de estructuras que
aluden a este “receptor encubierto” (Fuentes Rodríguez & Alcaide Lara 2002:
170). Rajoy recurre a menudo a la forma exhortativa “pregúntele a los españoles
si” porque en su argumentación quiere anticipar las respuestas de los votantes;
ambos políticos utilizan el sustantivo españoles o ciudadanos para describir sus
condiciones de vida y necesidades: se trata de un ejemplo de cortesía positiva
dirigida al público, puesto que el emisor manifiesta que conoce sus deseos y sus
reales intereses:
(29)
R.: Aquí pregúntele a los españoles por los precios, pregunte a los españoles que
están perdiendo en este momento su puesto de trabajo y pregunte a la gente que
va a pedir un crédito al banco y no lo recibe. Eso es la economía y eso es lo que
le importa a los españoles (I D).
(30)
R.: Los españoles viven hoy con muchas más dificultades que cuando usted
llegó al Gobierno. Y el Gobierno no ha tomado ni una sola medida de política
económica […] (I D).
(31)
Z.: […] no sólo preocupa a los ciudadanos el terrorismo, también la seguridad.
Usted fue ministro del Interior, la seguridad ciudadana, su filosofía era conocida:
“la seguridad para el que la pueda pagar”. Nosotros tenemos una defensa de la
seguridad pública (I D).
Las alusiones a los “españoles” (Zapatero las usa 16 veces y Rajoy 22) o
a los “ciudadanos” (33 ocurrencias en el discurso de Zapatero y 13 en el de
Rajoy) indican que hablante y receptor (los votantes) son cooperativos. El
570 •
Giovanna Mapelli
emisor, subrayando que el error es de dominio público, intensifica la
descalificación y fortalece su imagen ante los electores:
(32)
Z.: Los ciudadanos saben que nosotros impulsamos las políticas sociales y que
con ustedes se frenan (II D).
Ya hemos subrayado que el hablante no quiere llegar a un acuerdo con
el interlocutor presente en el plató televisivo, sino con la audiencia, y, por lo
tanto, si bien en pocos casos, recurre al nosotros inclusivo, para identificarse con el
público, con su condición y sus intereses:
(33)
Z.: Hace cuatro años pedí el voto para que volviéramos a la legalidad
internacional […] (I D).
(34)
R.: ¿Estamos mejor que hace cuatro años? […] (I D).
Los dos candidatos emiten numerosos actos comisivos, que expresan
su intención de realizar en el futuro (es decir, en los siguientes cuatro años de
mandato) las acciones descritas por el contenido proposicional del programa
electoral en beneficio del oyente-ciudadano. Se trata de un acto de cortesía
positiva dirigida al público, y al mismo tiempo, de una amenaza de la imagen
negativa del enunciador, ya que estas promesas están abiertas a un fracaso:
(35)
Z.: […] Porque estoy comprometido con que la mayoría de los recursos públicos se
dediquen a la educación, la sanidad, a subir las pensiones, a apoyar a los jóvenes
para que encuentren empleo, a los trabajadores y a sus familias. Porque tengo el
compromiso de afrontar un desarrollo sostenible, de luchar contra el cambio
climático, de hacer que nuestro país lidere esta nueva etapa. Porque estoy
comprometido con la defensa de la paz, con una España europeísta, con la defensa
de la legalidad internacional, […] Por todas estas razones les pido su voto y su
apoyo para los próximos cuatro años. Gobernaré para todos y con respeto a
todos. Gobernaré con firmeza, gobernaré con convicción. Mejoraré las cosas bien
hechas y corregiré los errores. Gobernaré con sensibilidad, y estaré muy cerca de los
que no tienen todo (II D).
(36)
R.: Por eso hemos hecho la ley de desarrollo rural, que vamos a aplicar en
colaboración con las CC.AA. Y también un programa de agua. De aquí a 2011
me comprometo a que haya 800 hectómetros más en toda la cuenca del
Coloquio del Programa EDICE
• 571
Mediterráneo, con desalación, que equivale a 3 millones de personas que podrán
abastecerse (I D).
5
Conclusiones
Un mismo comportamiento comunicativo puede ser interpretado
como cortés, descortés o como actividad de autoimagen de acuerdo con el
género discursivo, la situación comunicativa y el rol de los participantes.
Creemos que en el cara a cara, tras los actos que aparentemente
resultan corteses o descorteses, se esconden en realidad actividades de
autoimagen, ya que, en este contexto, los candidatos a la presidencia se
proponen ante todo construir y realzar su propia imagen a través del discurso y
reafirmar su competencia profesional, mostrándose firmes en la defensa de sus
posiciones y en los éxitos conseguidos, aunque esto implica atentar contra la
imagen del rival.
Estas actividades de autoimagen más que referirse al interlocutor
“visible”, el otro candidato, se dirigen al alocutor “ciudadanía” que, a pesar de
estar ausente del plató televisivo, polariza la atención de los dos oradores, hasta
el punto de que ambos, movidos por el afán de la victoria en las elecciones,
utilizan estrategias de cortesía dirigidas al público que los está escuchando
(Gómez, 2008a, 2008b).
Por último, cabe resaltar que en ambos careos televisivos, los
candidatos actúan en el respeto de la cortesía institucional, impuesta por el rol
que desempeñan, para no perder la adhesión de los electores; de hecho, no caen
nunca en el ataque grosero o en el insulto soez, come ha ocurrido, en cambio,
en otros países como Italia (Santulli, 2005; Garofalo, 2007) o Venezuela
(Bolívar, 2003).
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Tratamientos directos e indirectos entre los Poderes
Legislativo y Ejecutivo en México (1821-1862)
María Eugenia Vázquez Laslop
El Colegio de México
Resumen
Se estudia la evolución de las formas y fórmulas de tratamiento en México entre
los presidentes del parlamento y los diversos representantes del Poder
Ejecutivo de los gobiernos republicanos y monárquicos en sesiones solemnes
del Congreso, como síntoma del vaivén de las relaciones entre el Poder
Legislativo y el Poder Ejecutivo, desde la independencia de México de la
Corona española (1821) hasta después de la Guerra de Reforma (1862). Los
sistemas de tratamiento propios de las sesiones solemnes de la época son el
directo, con el uso reverencial de vos(otros), y el indirecto, que se manifiesta en el
uso de tercera persona por segunda y en el uso del nominativo por vocativo. A
partir del análisis estadístico de los datos se establece la correlación entre el
sistema de tratamiento indirecto y un mayor grado de reverencialidad entre los
interlocutores, que corresponde, sobre todo, aunque no exclusivamente, a
sistemas de gobierno monárquicos y dictatoriales.
Palabras clave
Formas y fórmulas de tratamiento; sistema de tratamiento directo vs. sistema de
tratamiento indirecto; tercera persona por segunda; nominativo por vocativo;
parlamento mexicano – siglo XIX
576 •
María Eugenia Vázquez Laslop
1
Introducción
Es conocida la hipótesis de Roger Brown y Albert Gilman acerca de
que durante el siglo XIX la semántica de la solidaridad en los sistemas de
tratamiento fue ganando terreno en las relaciones sociales asimétricas (1960:
259), sobre todo, en díadas íntimas del tipo paterno-filial, relaciones laborales,
comerciales, etc. Según Brown y Gilman, tras la Revolución francesa en el siglo
XVIII, el ideal de igualdad se asoció al empleo de las formas de tratamiento de
solidaridad en las sociedades que optaron por la movilidad social y los sistemas
democráticos (1960: 264 ss). Sin embargo, este proceso de cambio estuvo muy
lejos de ser continuo en otros ámbitos, como el de las relaciones sociales
públicas. Las prácticas de alta formalidad de instituciones estatales no suelen
favorecer la entrada de cambios en el protocolo de las relaciones sociales. En el
México del siglo XIX, como veremos, estos cambios se desarrollaron de manera
conservadora y accidentada. En el periodo de 1821 a 1862, en las interacciones
verbales entre los presidentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo en sesiones
solemnes parlamentarias, no se observaron cambios en el sistema pronominal
de segunda persona, a pesar de que las relaciones entre los representantes del
Ejecutivo y los congresos fueron muy conflictivas. Como fue propio del
discurso parlamentario en algunos congresos americanos del siglo XIX (véanse
García Godoy, 2001-2002, 2005, para Argentina y Quesada Pacheco, 2010, para
Costa Rica en el siglo XX), el sistema vos(otros) reverencial en actos solemnes se
empleó de manera predominante, hasta que empezó a ser sustituido por el
sistema usted(es) de respeto. En México, el cambio lingüístico se presentó hasta
las primeras décadas del siglo XX (Vázquez Laslop, 2010). En los congresos
mexicanos, durante la primera mitad del siglo XIX, en cambio, fue muy común
el sistema de tratamiento indirecto (uso de tercera persona por segunda) con
fórmulas nominales, combinado con el tratamiento directo del sistema vos(otros)
reverencial.
Como también observa García Godoy (2001-2002, 2005) en los albores
del Estado argentino, el asunto se torna aún más complejo cuando se trata del
nacimiento de una nación que tiene que constituirse a sí misma, que debe
definir su nombre, el tipo de Estado por fundar –si monárquico o republicano–
que ha de decidir en dónde depositar la soberanía, si en un presidente, un
monarca, un parlamento o directamente en el pueblo, que está ante la
encrucijada de crear instituciones que cristalicen lo que en la idea es la
representación ciudadana, tales como los poderes del Estado, la figura de
presidente de la república, de diputado, senador, congreso, juez, regente, logia,
partido político, etc., en fin, que se ve en la necesidad de conformar identidades
institucionales estatales que bien pueden estar depositadas en un solo individuo
o en un grupo representativo de la ciudadanía. Se trata de las cuatro primeras
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 577
décadas de un nuevo país en el que se generarán severas disputas de
apropiación del poder, muchas veces por medio de las armas, sobre todo, entre
el monarca, el presidente de la república o el dictador, según sea el caso, y el
parlamento, el cual, cada vez que haya oportunidad, procurará debilitar de iure o
de facto al Poder Ejecutivo.
El objeto de este estudio es la evolución de las formas y fórmulas de
tratamiento en México entre los presidentes del parlamento y los diversos
representantes del Poder Ejecutivo de los gobiernos republicanos y
monárquicos en sesiones solemnes del Congreso, como síntoma del vaivén de
las relaciones entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, desde la
independencia de México de la Corona española (1821) hasta el fin de la Guerra
de Reforma (1860), que marca el inicio de los gobiernos federales liberales
(1861).
En un primer momento caracterizo los poderes Ejecutivo y Legislativo
en México en el periodo de interés. Dedico la siguiente sección a describir las
generalidades de los sistemas de tratamiento parlamentario en México y a
exponer las categorías centrales del análisis: los sistemas de tratamiento directo
e indirecto que fueron predominantes en las sesiones solemnes del parlamento,
en las que había interlocución con el Poder Ejecutivo. El objetivo del estudio
empírico, al que dedico las últimas secciones, es determinar si existe alguna
correlación entre variables morfosintácticas y los periodos históricos con los
sistemas de tratamiento directo e indirecto, para lo cual me sirvo de un análisis
probabilístico multivariable. Los resultados ayudan a formular hipótesis acerca
de las actitudes de mayor o menor reverencialidad entre ambos poderes
estatales, según diversos momentos históricos y según los sistemas de gobierno
existentes en esta etapa.
2
Los poderes Ejecutivo y Legislativo en las cuatro primeras
décadas del México independiente (1821-1862)
Más allá de hacer un recuento histórico de las cuatro primeras décadas
de México como nación independiente (1821 a 1862) 1 , me limito aquí a seguir
Hay una abundante bibliografía de historiadores, no sólo contemporáneos, sino de algunos que
participaron como actores en los parlamentos mexicanos de la época y en cargos públicos,
quienes jugaron un papel fundamental en la construcción de las instituciones estatales, como
Lucas Alamán ([1849-1852] 1985), Carlos María de Bustamante ([1823] 1985), Lorenzo de Zavala
([1831] 1985) o José María Luis Mora (1994), cuyas obras, como es de suponer, son vivo ejemplo
de los idearios liberales y conservadores de la época. Para una visión general del periodo, remito
al lector a Vázquez (1994, 2000) y Díaz (2000). Florescano (2002) hace una revisión de las
múltiples interpretaciones históricas asociadas al simbolismo, imaginario e identidad nacionales.
1
578 •
María Eugenia Vázquez Laslop
la caracterización que propone Reynaldo Sordo Cedeño (1994) de los congresos
mexicanos de este periodo y su relación con los representantes del Poder
Ejecutivo 2 . México se constituyó como Estado, al principio, bajo el modelo de
la Constitución de Cádiz en 1822 como monarquía constitucional, pero a partir
de la Constitución de 1824, como república federal con tres poderes del Estado:
el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. En 1836 dejó el federalismo por una
república centralista y un agregado a los poderes estatales, el llamado Supremo
Poder Conservador, que controlaría a los otros tres. Regresó al federalismo y a
sus tres poderes en 1843 con vaivenes, a causa de una breve dictadura, y hacia
1847 restableció la Constitución de 1824 con algunas reformas, como la
eliminación de la vicepresidencia en el Poder Ejecutivo. En 1853 cayó de nuevo
en otra dictadura, que desembocó en la Guerra de Tres Años, también
conocida como Guerra de Reforma, la cual dio paso al federalismo liberal y a
una nueva Constitución promulgada en 1857, que tuvo vigencia hasta 1917. El
estira y afloja entre centralismo y federalismo, además de ser producto de
diversas posiciones políticas alrededor del liberalismo y el conservadurismo,
fueron dos tendencias que reflejaron la falta de control para mantener la
cohesión de las diversas regiones que, con dificultad, conformaban la nación, ya
fuera por conflictos internos o por intervenciones extranjeras. Había frecuentes
pronunciamientos armados, intentos de restablecer la monarquía, falta de
voluntad de pagar impuestos a la federación, movimientos independentistas
regionales. De éstos, el que tuvo éxito fue el de Texas, territorio que buscó la
autonomía desde el principio de la década de 1830, que terminó con su
adhesión a Estados Unidos en 1848 y al que siguió la pérdida de más regiones
en el norte: la Alta California, Nuevo México y el territorio de La Mesilla. El
territorio perdido corresponde a los actuales estados de California, Nuevo
México, Arizona y Texas, en Estados Unidos.
Durante este periodo, el Poder Legislativo se institucionalizó en
órganos diversos: entre 1821 y 1824 funcionaron dos juntas, una provisional y
otra instituyente y dos congresos constituyentes. De 1825 a 1835 hubo seis
congresos federales, organizados en dos cámaras, una de senadores y otra de
diputados. Después, se establecieron tres congresos centralistas, que dieron
paso en 1842 a un nuevo congreso constituyente, cuyos proyectos de leyes
fundamentales no llegaron a sancionarse. Sobreviene la primera dictadura en
1843, cuya contraparte legislativa fue una asamblea, no un congreso. La
república centralista se restituyó en 1844, con su congreso correspondiente. En
1846 y 1847 hubo un nuevo intento de crear una ley fundamental diferente, con
un congreso constituyente. Aunque este resultado no se alcanzó, se restableció
Para la perspectiva del Poder Ejecutivo, véanse los capítulos de Fowler (2008) correspondientes
a la época.
2
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 579
el federalismo en 1848, con congresos que trabajaron hasta 1853, año en que
desaparece el parlamento por una segunda dictadura. En 1855 regresa el
congreso, seguido en 1856 por uno constituyente que, por fin, creó una nueva
constitución federal, promulgada en 1857. Esta vez, el congreso fue unicamaral,
pues se eliminó la Cámara de Senadores y así permaneció hasta 1874.
El balance de Sordo Cedeño (1994: 140) deja ver que el Poder
Legislativo fue más estable que el Ejecutivo durante esta época: hubo cerca de
23 congresos diferentes, menos de la mitad del número de poderes ejecutivos.
Además, sesionaron casi sin pausas: en cuatro décadas sólo interrumpieron sus
trabajos en un total de casi seis años, tres de los cuales correspondieron a la
segunda dictadura. Por cierto, las dos dictaduras fueron breves, de alrededor de
tres años cada una. De hecho, el Poder Legislativo funcionó durante la guerra
con Estados Unidos, en 1848. Hubo más congresos de república federal que de
centralista y unos cuantos (al principio), ligados a la monarquía constitucional.
El federalismo de la constitución de 1824 otorgaba más ejercicio de la soberanía
a los legisladores que a los representantes del Poder Ejecutivo, mientras que las
leyes centralistas buscaban reforzar el poder del presidente de la república. La
relación del parlamento con el Ejecutivo fue muy conflictiva: los presidentes
eran, en su mayoría, caudillos de la independencia que difícilmente lograban
terminar sus periodos respectivos de gobierno. Como sucedió al principio de la
república, el que un aspirante fuera elegido por el sufragio ciudadano como
presidente no era garantía de que llegaría al poder, pues había
pronunciamientos por medio de las armas. O bien, una vez que un presidente
juraba ante el Congreso su nuevo cargo, podía renunciar o ser removido por
diversas causas, de tal manera que fueron comunes los interinatos de
presidentes o vicepresidentes. Hacia el final de la década de 1850, de hecho,
llegó a haber hasta tres presidentes simultáneamente, pues unos no reconocían
la nueva constitución y obligaron al presidente electo a desplazar su gobierno
fuera de la capital.
Al interior de los congresos, las cosas no eran más fáciles. La
heterogeneidad era el producto del radicalismo de las posiciones liberales,
conservadoras, centralistas y federalistas, organizadas, al principio, en logias
masónicas y, hacia el final del periodo, en los primeros asomos de partidos
políticos. Sin embargo, los parlamentarios formaban parte de las elites de la
sociedad, alejadas de la mayoría de la población de origen rural. Se trata, sobre
todo, de la generación de los líderes políticos y militares de la independencia,
cuya decadencia, en parte, se debió al ingreso de una nueva generación de
políticos, todavía muy alejada del pueblo (Sordo Cedeño, 1994: 144; Hamnett,
1994).
580 •
María Eugenia Vázquez Laslop
3
Los sistemas de tratamiento parlamentario en México
3.1
Generalidades
El periodo que corre de 1821 a 1862 en México es definitorio en su
historia política, como es propio de las nuevas naciones americanas, pues la
soberanía y la identidad nacional se crean y recrean en las nuevas instituciones
del Estado naciente. Como demostró García Godoy (2001-2002) en el caso
argentino, el establecimiento de los sistemas de tratamiento dentro y entre los
poderes estatales no era una cuestión de simple protocolo, sino que tuvo un
carácter de enorme trascendencia. Sordo Cedeño (1994: 159) destaca el
asentamiento en México del principio de soberanía, asociado de inmediato a la
fórmula oficial de tratamiento para el Poder Legislativo, apenas en la segunda
sesión preparatoria de la Junta Provisional Gubernativa, celebrada el 25 de
septiembre de 1821, tres días antes del pronunciamiento de la Independencia:
“5a Que la Junta se denominará Soberana y tendrá el tratamiento de Magestad”
(Actas [1821] 1980: 4). Es decir, ya no será la Regencia, o Fernando VII, todavía
monarca en México, quienes serán los depositarios de la soberanía, sino sólo el
órgano legislativo representante del pueblo. Vemos, entonces, que las fórmulas
nominales de tratamiento para los poderes del Estado juegan un papel decisivo
durante estas cuatro primeras décadas, pues responden a la necesidad de
designar y fijar los nombres de cada institución, íntimamente ligados a su
identidad e imagen social 3 .
García Godoy concluye de su estudio del congreso argentino de la
primera mitad del siglo XIX que en las intervenciones parlamentarias se
privilegiaba el estilo indirecto con fórmulas nominales y formas verbales y de
objeto en tercera persona “cortés”, frente al estilo directo con formas
pronominales de segunda persona (García Godoy, 2001-2002: 14 y 22). En
cuanto a las formas pronominales de segunda persona, éstas son,
predominantemente, vos y vosotros de respeto. No obstante, no era difícil
encontrar en momentos de espontaneidad que a algún diputado se le escapara
algún usted(es), propio de la norma argentina. Los hallazgos de García Godoy
encuentran muchas coincidencias con los de esta investigación, aunque los
objetivos de ambos estudios sean diferentes: García Godoy se propone verificar
En Vázquez Laslop (2009) reviso la legislación interna de los congresos mexicanos a lo largo de
la historia, referente a la definición de los tratamientos, sobre todo, en la relación entre los
poderes Ejecutivo y Legislativo. Desde 1821 hasta 1857 los tratamientos se reglamentaron de
manera explícita y estaban asociados al ceremonial según la ocasión, de tal manera que a partir de
este sistema, se observa de manera clara la jerarquía de las relaciones entre los actores de los
poderes Ejecutivo y Legislativo. Se siguió el modelo gaditano que, en cuanto al protocolo de los
momentos más solemnes, sigue siendo, en esencia, el mismo hasta nuestros días.
3
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 581
si el sistema de tratamiento reglamentado por el Congreso argentino de 1811 a
1861 se aplica realmente en las intervenciones parlamentarias entre los
diputados, al interior del Congreso. En la presente investigación, en cambio, el
objetivo es observar la evolución de los sistemas de tratamiento entre los
presidentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo en las sesiones solemnes del
parlamento mexicano de 1821 a 1862, como síntoma de las relaciones entre
ambos órganos estatales.
En las sesiones solemnes de apertura de periodos legislativos en los que
el representante del Ejecutivo presentaba un informe ante los legisladores del
estado que guardaba su administración, así como en las sesiones en las que
juraba como cabeza del Poder Ejecutivo, el sistema de segunda persona fue el
de las formas pronominales vos y vosotros reverenciales arcaizantes, con sus
paradigmas correspondientes: las formas verbales del presente de indicativo,
-áis, -éis, -ís, del futuro de indicativo, -éis, y del imperativo, -d; el clítico reflejo y
de objeto os, y los posesivos vuestro(s)/a(s). Este sistema reverencial de segunda
persona fue morfológicamente productivo y consistente en sesiones solemnes
del parlamento mexicano hasta la década de 1930, cuando el sistema usted(es)
con las formas correspondientes de tercera persona terminó por desplazarlo
(Vázquez Laslop, 2010). Como notó García Godoy en el parlamento argentino,
los sistemas de tratamiento parlamentario más comunes en el periodo de 1821 a
1862 en México fueron el trato indirecto con formas nominales y verbales de
tercera persona junto con el trato directo de segunda persona del paradigma
vos(otros).
3.2
Tratamientos directos e indirectos
Como categorías rectoras del análisis distinguí tres sistemas de
tratamiento entre los interlocutores estatales. El sistema directo o deíctico, de
segunda persona, y dos sistemas indirectos de tratamiento, que denominaré
prodemostrativos, según la propuesta de Karl Bühler ([1934] 1982: 147; véase
también Hammermüller, 1993), por medio del cual se acude o bien a formas
(nominales) en tercera persona con función de segunda (mostrativa), o bien, al
sistema de tercera persona como tal, que evade por completo al interlocutor y lo
trata como un objeto de referencia del hecho relatado, ya sea con fines
reverenciales o despectivos (véase Lapesa, [1970] 2000: 332). En el parlamento
de esta época su uso fue siempre reverencial.
582 •
María Eugenia Vázquez Laslop
(1)
Tratamiento directo deíctico: segunda persona con sistema vos(otros)
á vosotros se confía tamaña empresa; vuestro patriotismo, vuestras virtudes y
vuestra ilustración os han llamado á los puestos en que acabáis de colocaros:
la opinión pública os señaló con el dedo para depositar en vuestras manos
la suerte de vuestros compatriotas: (28091821001015 4 )
Como se observa, el sistema deíctico se constituye del paradigma de
segunda persona arcaizante y reverencial vos(otros), con sus correspondientes
sistemas pronominales, verbales, de clíticos y posesivos. Se trata del sistema
más gramaticalizado. Cabe señalar que dicho sistema es propio sólo de
situaciones y registros altamente formales, pues en México, desde el siglo XVII
los sistemas de tratamiento coloquiales se configuraron según la oposición
tú/usted(es). No obstante, en las sesiones solemnes parlamentarias, nunca se
acudió durante este periodo a la norma del español mexicano.
En cambio, los sistemas de tratamiento indirectos se organizan en
formas nominales y verbales en tercera persona. El clásico tratado de Josef
Svennung (1958) da sobrada cuenta del fenómeno en las lenguas europeas,
asociado, además, al conocido uso del nominativo por vocativo del griego y el
latín. Según Gunther Hammermüller (1993: 36-41, 2009), los sistemas de
tratamiento indirecto han de subclasificarse de acuerdo con dos situaciones. Por
un lado, las formas de tercera persona en función de segunda desempeñan
funciones sintácticas en el ámbito de la oración. En (2a) el presidente de la
República en 1850 se dirige al segundo Congreso Constitucional y configura el
enunciado de la siguiente manera: escoge como sujeto gramatical la frase
nominal El segundo Congreso Constitucional de la presente época de la Federación, de tal
manera que la concordancia verbal es de tercera persona (está llamado) y ésta se
mantiene en el posesivo (su posición) y en el dativo (le). Una situación similar se
presenta en (2b). En (2c) se demuestra que el sistema indirecto de tercera
persona por segunda también ocurría cuando el hablante era el presidente del
Congreso, al dirigirse al presidente de la República. Se trata de la “tercera
persona cortés” a la que aludía García Godoy (2001-2002).
(2)
Tratamiento indirecto prodemostrativo: tercera persona
a. El presidente de la República al Congreso.
El código indica la fecha, el número de página y el número de línea de localización de la
ocurrencia en el texto original: dd-mm-aaaa/página (tres dígitos)/línea (tres dígitos). En los
ejemplos conservo signos de puntuación y ortografía originales.
4
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 583
El segundo Congreso Constitucional de la presente época de la Federación, está
llamado á hacer á la República grandes bienes, y su posición hoy le da la
posibilidad de llevar á término muchas de las cosas que hay empezadas
(01011850335005)
b. El presidente de la República al Congreso.
Por las Memorias de los señores Ministros, el Congreso se impondrá de todo
lo que se ha hecho en cada ramo (06121846298075)
c. El presidente del Congreso al presidente de la República
Así, podrá contar con que su Gobierno será apoyado por el Congreso, y
conquistará para siempre el amor de la Patria, á la que debe el hallarse colocado
en la más alta dignidad que puede crear una República (01011852375011)
Por otro lado, el tratamiento indirecto que acude al uso del nominativo
por vocativo se constituye de elementos aposicionales que no desempeñan
ningún papel sintáctico en la oración: “Vos, o Pompilius sanguis, carmen
reprehendite” (Horacio, Ars poetica, 291; apud Svennung, 1958: 247), en donde
reprehendite guarda concordancia con vos, no con la forma nominal en
nominativo, Pompilius sanguis. Hammermüller (2010) ofrece varios ejemplos del
español medieval, como “«Señor»”, diz, «non me mates, que non te podré
fartar;»” (Libro de Buen Amor, 1426c; siglo XIV). En este enunciado, el vocativo
Señor no corresponde gramaticalmente a las formas en segunda persona singular
(mates, te); no es, por lo tanto, sujeto gramatical 5 . En español no existe marca
morfológica de vocativo, pero se suele categorizar de esta manera tales
expresiones apositivas que apelan al interlocutor con diversas fórmulas, en
muchas ocasiones, como sucedía en latín y griego, con posesivos (Svennung
(1958: § 266), aludiendo a algún atributo del interlocutor y de donde proviene el
uso tan frecuente del trato reverencial del tipo vuestra merced, con la consabida
Sin considerar toda esta reflexión, Zygmunt Frajsyngier (1989) documenta una forma del
mupun (de Nigeria) a la que categoriza como pronombre, que señala a un interlocutor plural,
pero que no juega ningún papel “proposicional” en el ámbito de la oración. En (i) el interlocutor
es singular y no se expresa en la oración; en (ii), en cambio, el interlocutor es plural, pero no juega
ningún papel sintáctico en la oración (Frajsyngier, 1989: 44; conservo la glosa y la traducción en
inglés, válida para ambos ejemplos, pero la cursiva en (ii) es mía):
(i) a-w-i lap
namwes-i
who marry Namwes-Interr
(ii) a-w-i lap
namwes-i
nuwa
who marry Namwes-Interr PL
“Who married Namwes?”
Este fenómeno muy bien podría entrar en la clasificación del tratamiento indirecto, dentro del
tipo aposicional sin función sintáctica alguna, sino exclusivamente apelativa, a la que se refiere
Hammermüller, o prodemostrativa de Bühler.
5
584 •
María Eugenia Vázquez Laslop
evolución y gramaticalización hacia usted (Pla Cárceles, 1923; Lapesa, [1970]
2000: 317-322; Líbano Zumalacárregui, 1991). En los ejemplos parlamentarios
en (3) muestro dos situaciones gramaticales. En (3a), el vocativo apuesto
conciudadanos y en (3b) dignos e ilustrados representantes del magnánimo y generoso pueblo
mexicano no concuerdan con las formas clíticas y verbales en segunda persona.
En (3b) añado el empleo del llamado modo optativo de Andrés Bello ([1847]
1988: § 464) 6 , formas del subjuntivo en oraciones independientes, en el
ejemplo, concordante con un pronombre de tercera por segunda (Él ... sea).
(3)
Tratamiento indirecto prodemostrativo: nominativo por vocativo
a. Este es, conciudadanos, el primer servicio que os demandaba; gozaos en
la satisfacción más pura (01011829090063a)
b. Yo imploro de nuevo el testimonio augusto del Ser Omnipotente que
escudriña y conoce lo más recóndito del seno del hombre. El me sea
testigo de la sinceridad de mi juramento y del firme y eficaz deseo que
tengo de cumplirlo; y ¡vosotros, dignos e ilustrados representantes del
magnánimo y generoso pueblo mexicano, recibid á su nombre el homenaje
humilde de mi gratitud y considerad los tiernos impulsos que en estos
momentos agitan mi corazón! (16091845279018)
4
El corpus
El corpus proviene de los discursos de la mayor parte de los
representantes del Poder Ejecutivo en sesiones solemnes del parlamento y los
correspondientes de los presidentes del Congreso desde 1821, año de la
consumación de la independencia de México de la Corona española, hasta 1862,
año en el que comienza formalmente la intervención francesa y la imposición
de un emperador extranjero por parte de Napoleón III, por lo cual desaparece el
Congreso y se interrumpe abruptamente el sistema republicano. Del total de 89
discursos durante el gobierno de 25 representantes del Poder Ejecutivo 7 extraje
Bello (id.) lo caracteriza de la siguiente manera: “Son formas OPTATIVAS o del Modo OPTATIVO
las subjuntivas comunes que se emplean en proposiciones independientes para significar el deseo
de un hecho positivo o negativo”, como en “Pluguiese a Dios que no te hubieras dejado llevar de
tan perniciosos consejos” (mis cursivas).
7 En el § 2 dejé ver que durante esta etapa hubo más de cuarenta periodos presidenciales en
México. En la conformación de este corpus sólo tomé en cuenta a monarcas o presidentes de la
república constitucionales, no a presidentes interinos o vicepresidentes que, dadas las situaciones
críticas, tenían que sustituir al Ejecutivo presuntamente en funciones.
6
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 585
1421 formas y fórmulas de tratamiento pronunciadas tanto por tales ejecutivos
como por los presidentes del Congreso, según muestro en las Tablas 1 y 2.
Tabla 1. Corpus: 89 discursos en sesiones solemnes del parlamento mexicano (1821-1862) 8
Periodo
Poder Ejecutivo
Poder Legislativo
1821
Primer Jefe del Ejército Trigarante
1
-----
---
1822
Regente presidente
1
1822
Emperador
2
Presidente de la Junta Provisional
Gubernativa
Presidente del Congreso
18241853
1853
Presidente de la República
36
Presidente de la República
1
Presidente de la Corte de Justicia
1
18561862
Presidente de la República
7
Presidente del Congreso
7
Presidente del Congreso
2
1
30
Tabla 2. Discursos y tratamientos entre los poderes (1821-1862)
Poder Ejecutivo
Poder Legislativo
Total
5
Discursos
48
41
89
Tratamientos
834
587
1421
Hipótesis y variables
Aunque sabemos que la correlación propuesta por Brown y Gilman
(1960) entre los parámetros de solidaridad y poder con sistemas de tratamiento
del tipo lat. tu y vos, respectivamente, ha resultado controvertida 9 , se puede
establecer una correlación entre determinadas fórmulas nominales de
tratamiento y actitudes con las que los hablantes se muestran ante el
interlocutor como si jerárquicamente fueran inferiores –lo cual no implica que,
de hecho, lo sean. Históricamente se observa que los sistemas de tercera
persona por segunda marcan distancia y reverencialidad, (véanse Lapesa, [1970]
2000; Castillo Mathieu, 1982; Líbano Zumalacárregui, 1991; Fontanella de
Weinberg, 1994, 1999). Tampoco puede pasarse por alto que todos estos
conceptos (solidaridad, poder, distancia y cercanía), como han comprobado,
Fuente: Cámara de Diputados (1985).
Véase la revisión crítica de Blas Arroyo (1994) tanto en términos metodológicos generales,
como en cuanto a sus consecuencias para el estudio de la oposición tú / usted del español.
8
9
586 •
María Eugenia Vázquez Laslop
por ejemplo, José Luis Blas Arroyo (1994) y Helen Spencer-Oatey (1996), no
sólo no se definen con claridad en diversos estudios lingüísticos, sino que no
siempre se establecen categorías para su observación empírica. No es el
objetivo de este estudio definir tales conceptos. Sin embargo, para la
conformación de los datos lingüísticos parlamentarios y su análisis asumo la
aludida evidencia histórica de la gramaticalización de los sistemas de
tratamiento del español 10 . La asociación de la reverencialidad, sobre todo, con
el tratamiento indirecto, es justificable en situaciones comunicativas cuyo
carácter institucional les proporciona un marco jurídico bajo el cual han de
desarrollarse (Vázquez Laslop, 2009). En el parlamento, dicha legislación,
además de definir a los participantes comunicativos, busca restringir y hasta
balancear el ejercicio del poder estatal, siempre y cuando el sistema de gobierno
no sea dictatorial, sino republicano. En la institución parlamentaria y su relación
con otras instituciones estatales, el eje del que parece partir la organización de
las interacciones verbales es el del poder, no el de la solidaridad, la familiaridad
o la cercanía 11 . A partir de esta reflexión, establezco la primera hipótesis del
estudio.
1) A mayor uso del sistema de tratamiento indirecto prodemostrativo
entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo, mayor reverencialidad y a mayor uso
del sistema de tratamiento directo deíctico menor reverencialidad.
Añado a la hipótesis de las correlaciones +reverencialidad +prodemostración
y –reverencialidad +deixis otra de carácter extralingüístico. Por medio de ella
encamino la búsqueda a establecer alguna relación entre las condiciones
histórico-políticas de las situaciones comunicativas en las que se pronunciaron
los discursos parlamentarios y los sistemas de tratamiento empleados.
2) Los periodos de la historia política de México entre 1821 y 1862
están asociados a la preferencia por uno u otro sistema de tratamiento, si
directo o indirecto.
Las variables lingüísticas del análisis se organizan en dos planos de la
enunciación, según los distinguió Roman Jakobson ([1974] 1981). Del hecho
discursivo: los participantes de la situación comunicativa permanecen como tales,
es decir, como hablante y oyente, lo cual es común en el uso de vocativos,
sobre todo, como formas prodemostrativas, por lo tanto, no suelen cumplir
10 El estudio busca tendencias diacrónicas generales en los sistemas de tratamiento parlamentario.
De ahí que, por ahora, no se lleve a cabo un estudio microsocial de tipo discursivo o situacional
que se valga de alguna metodología de carácter cualitativo, tal como el análisis de la conversación,
el retórico o el filológico.
11 Como, en cambio, sí podría ser el eje del que parte la configuración del paradigma pronominal
de tratamientos en el español actual (i. e., solidaridad / no solidaridad), tal y como lo sugiere Blas
Arroyo (1994: 391), quien, al respecto, retoma esta idea de Alba de Diego y Sánchez Lobato
(1980: 99).
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 587
ninguna función sintáctico-semántica en la oración. Del hecho relatado: los
participantes del hecho discursivo se insertan en el hecho relatado como
elementos sintácticos y semánticos de la oración. Su función, por lo tanto, no es
exclusivamente de hablante y oyente, sino que se codifican también en
funciones del tipo sujeto y objeto gramaticales, o bien como argumentos
semánticos del predicado del tipo actor, undergoer, dativo, comitativo, locativo,
etc.
Como variable no lingüística tomo el desarrollo de la historia política
de México entre 1821 y 1862. Es sumamente difícil proponer periodos
históricos para esta fase del México independiente (ni siquiera los propios
historiadores se han atrevido a hacerlo; no lo haré yo). Por ello analicé los datos
según dos segmentaciones: periodos por presidente en turno y periodos por
sistema de gobierno, de acuerdo con las generalizaciones de Sordo Cedeño
(1994: 139).
Sometí todos los datos a un análisis estadístico probabilístico 12 para
determinar qué variables influían en mayor medida en la determinación de los
sistemas de tratamiento: si directo o indirecto (a excepción de los casos de
tercera persona que funcionaban como tal; véase el ejemplo (2), supra) y no
limitar los resultados al análisis de frecuencias absolutas y relativas. La hipótesis
general del análisis estadístico se expresa como sigue.
3) El sistema de tratamiento, si de segunda persona o prodemostrativo,
está determinado por las siguientes variables: a) del hecho relatado, la categoría
gramatical, el número gramatical, la función sintáctica y el papel semántico de la
forma de tratamiento; b) del hecho discursivo, el hablante, el oyente y, c) el
periodo histórico-político.
En una primera prueba, el periodo histórico correspondió a los
periodos de gobierno de cada representante del Poder Ejecutivo. En una
segunda prueba, el periodo histórico correspondió a los sistemas de gobierno
en cuestión.
6
Influencias lingüísticas e históricas sobre los sistemas de
tratamiento parlamentario (1821-1862)
En la Tabla 3 muestro la distribución general de 1420 ocurrencias
según los sistemas de tratamiento. Poco más de la mitad de los casos son de
tratamiento directo, en segunda persona, sistema vos(otros), como en el ejemplo
12 Empleé el sistema de análisis probabilístico multivariable Goldvarb 2001 (Robinson, Lawrence
& Tagliamonte, 2001), esencialmente el mismo que Goldvarb X, la versión más reciente (Sankoff,
Tagliamonte & Smith, 2005; Tagliamonte, 2006).
588 •
María Eugenia Vázquez Laslop
(1); 46% de los casos corresponden a sistemas de tratamiento indirecto, la
mayor parte, como formas prodemostrativas.
Tabla 3. Distribución de los sistemas de tratamiento (1821-1862). N = 1420
Segunda persona
Prodemostrativos
Tercera persona
N
768
600
52
%
54.1
42.2
3.7
En cuanto al comportamiento de los sistemas de tratamiento directo e
indirecto, se observa que no existe ninguna continuidad histórica del aumento
en el uso de uno de ellos en detrimento del otro, como sí sucedió varias
décadas después en el desplazamiento del sistema vos(otros) por el de usted(es),
entre 1900 y 1980 (Vázquez Laslop, 2010). Esta situación se comprueba con las
frecuencias relativas por periodo presidencial (véase Tabla 4).
Tabla 4. Uso de los sistemas de tratamiento por periodo (1821-1862). N = 1420
Periodo
Regencia 1821-1822
Imperio 1822-1823
1a. Federal 1824-1835
1a. Central 1835-1841
1a. Dictadura 1841-1843
2a. Central 1844-1846
2a. Federal 1846-1853
2a. Dictadura 1853-1855
Pre-Reforma 1856-1857
Reforma 1861-1862
Prodemostrativo
37%
60%
28%
20%
56%
13%
39%
100%
53%
72%
Segunda persona
62%
39%
71%
80%
43%
86%
60%
0%
46%
27%
El análisis probabilístico proporciona ciertos indicadores de algunos de
los factores que influyeron en la selección de uno u otro sistema de tratamiento.
Las pruebas probabilísticas seleccionaron como variables significativas en la
determinación del sistema de tratamiento la función sintáctica, la categoría
gramatical, el sistema de gobierno por periodos, el número gramatical y el papel
semántico, en ese orden, que indica la jerarquía de mayor a menor peso en el
fenómeno, como se representa en (4). La prueba no seleccionó como variables
significativas el tipo de hablante y oyente. La prueba tuvo significancia, pues su
nivel fue p < .05. Se comprueban así las hipótesis 3a y 3b (véase § 5, supra).
(4)
Función sintáctica > Categoría gramatical > Sistema de gobierno por periodos
> Número gramatical > Papel semántico
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 589
Los pesos probabilísticos de los factores que alcanzaron valores
mayores a 0.5 y, por lo tanto, que influyeron más en la selección del sistema de
tratamiento indirecto prodemostrativo, indican lo siguiente. Desde el punto de
vista morfosintáctico y semántico (véase Tabla 5), el tratamiento indirecto se
lleva a cabo predominantemente con formas prodemostrativas que no suelen
ser elementos oracionales –indicados por “no se aplica”–, pues no cumplen con
alguna función sintáctica o semántica, por lo tanto, permanecen como formas
propias del hecho discursivo, es decir, como meros indicadores del oyente.
Además, son, sobre todo, formas nominales y clíticos en tercera persona y son
singulares. Quiere decir que van dirigidas a oyentes individuales.
Tabla 5. Factores lingüísticos y el sistema de tratamiento prodemostrativo (N = 1208)
Función sintáctica (989)
(No se aplica)
Objeto
Sujeto
Adnominal
Categoría gramatical (988)
Nombre
Clítico
Pronombre
Verbo
Número (884)
Singular
Plural
Papel semántico (558)
(No se aplica)
Dativo
Actor
Undergoer
Comitativo
Locativo
Probabilidad
%
N
.995
.014
.009
.006
51
14
42
40
288
67
55
30
.989
.814
.221
.001
63
7
1
24
333
19
1
87
.991
.107
69
21
260
180
.586
.580
.426
.377
.068
.028
50
13
40
21
14
10
314
30
46
45
1
4
En efecto, en muchos casos, se trata de vocativos honoríficos dirigidos
al Ejecutivo, al Congreso o a la divinidad, como se observa en la Tabla 6, con
diversidad de expresiones nominales según el desarrollo histórico. Algunas de
ellas son verdaderas fórmulas que muestran un alto grado de lexicalización,
como es el caso de Vuestra Alteza, Vuestra Majestad Ilustrísima, Vuestra Excelencia,
en donde vuestra ha perdido su función de posesivo, como se ilustra en (5), en
donde falta la concordancia de género entre V(uestra) E(xcelencia) e investido. En
cambio, el posesivo permanece con sus funciones morfosintácticas en muchas
otras frases nominales, como en vuestras fortunas, sus talentos, vuestros representantes,
vuestra ilustración, vuestro patriotismo, etc., todas ellas formas dirigidas al pueblo o a
los legisladores.
590 •
María Eugenia Vázquez Laslop
(5)
El pacto de Tacubaya es la ley en que está fundada la inmensa autoridad con que
acaba V. E. de ser investido (26101842229016a)
Tabla 6. Ejemplos de tratamientos nominales honoríficos (prodemostrativos)
Oyente
Generalísimo de las Armas
Emperador
Ejecutivo
Congreso
Legisladores
Divinidad
Fórmula
Serenísimo Señor; Vuestra Alteza
Vuestra Majestad Ilustrísima
el Señor Victoria; el buen patriota
respetable Magistrado
Excelentísimo Señor
Vuestra Excelencia
Ciudadano Presidente
Señor; Vuestra Majestad Señor
Vuestra Soberanía
este augusto Cuerpo
la Representación nacional
oh padres de la patria
Señores; dignos e ilustres representantes
Representantes del pueblo soberano
Ciudadanos Representantes
Ciudadanos diputados
el Dios de la Sabiduría y de los Ejércitos
la Providencia divina
el Supremo Conservador de las Sociedades
Año
1822
1822
1824
1837
1839
1861
1862
1822
1824
1847
1861
1821
1822
1828
1833
1861
1822
1845
1851
En cambio, los factores lingüísticos que influyeron en el tratamiento
directo de segunda persona, con un peso probabilístico mayor a 0.5, indican
que las formas del paradigma vos(otros) sí se codificaron como elementos
sintácticos y semánticos oracionales (véase Tabla 7), es decir, como elementos
del hecho relatado, pues pueden ser frases adnominales, sujetos, objetos con
papeles semánticos determinados, en tanto argumentos del predicado. Llama la
atención que dichas formas favorecedoras de segunda persona sean, sobre todo,
flexiones verbales (casi de manera categórica) y en menor medida, pronombres,
ya sea como términos de preposición o como sujetos. En efecto, esto sigue la
estructura del español de sujeto tácito. Los pronombres vos y vosotros sólo se
llegan a expresar por necesidades discursivas, de identificación referencial por
medio del tópico, no por una obligatoriedad sintáctica, como sucede en otras
lenguas europeas. Como se comprueba en los datos probabilísticos, el
tratamiento directo es predominantemente plural. Quiere decir que en estos
casos, los oyentes suelen ser grupos de individuos, como los legisladores, los
mexicanos, etc.
En cuanto al sistema de gobierno por periodo, como decía, los pesos
probabilísticos señalan que es la tercera variable que más influye en la
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 591
determinación del sistema de tratamiento (véase (4), supra). Los datos de la
Tabla 8 son muy reveladores en cuanto a los gobiernos que más favorecieron el
tratamiento prodemostrativo.
Tabla 7. Factores lingüísticos y el sistema de tratamiento de segunda persona (N = 1208)
Probabilidad
Función sintáctica (989)
Adnominal
.994
Sujeto
.991
Objeto
.986
(No se aplica)
.005
Categoría gramatical (988)
Verbo
.999
Pronombre
.779
Clítico
.186
Nombre
.011
Número (884)
Plural
.893
Singular
.009
Papel semántico (558)
Locativo
.972
Comitativo
.932
Undergoer
.623
Actor
.574
Dativo
.420
(No se aplica)
.414
%
N
60
57
85
48
45
74
380
269
75
98
92
36
267
71
240
190
78
30
652
116
89
85
78
60
86
49
33
6
161
69
193
306
Los sistemas dictatoriales e imperiales están entre los rangos más altos,
aunque también son altamente significativos los primeros años de la Reforma
(1861-1862) y los años de la segunda república federal, de 1846 a 1853. A
reserva de revisar los datos junto con los historiadores, podemos recordar que
entre 1861 y 1862, tras la Guerra de Reforma, coexistieron tres presidentes de la
república. El constitucional y liberal, Benito Juárez, tenía sedes itinerantes del
Poder Ejecutivo, mientras que los conservadores tenían tomada la capital del
país. Ello indica que la relación entre el Congreso y el Poder Ejecutivo era muy
delicada. En cuanto al periodo republicano federal de 1846 a 1853, en la
primera parte, el Congreso recobró fuerza frente al Poder Ejecutivo, pues
desconoció la constitución centralista y recuperó la vigencia de la constitución
federalista de 1824, con modificaciones: entre ellas, la supresión de la
vicepresidencia de la república, con lo que asestó un severo golpe al Poder
Ejecutivo. Tal parece que las diferencias entre liberales puros, moderados y
conservadores eran prácticamente irreconciliables, por lo que difícilmente se
lograban consensos. A ello hay que añadir que en esos años México atravesó
por una de las guerras más dolorosas de su historia, frente a Estados Unidos, en
592 •
María Eugenia Vázquez Laslop
la que, recordemos, perdió una gran extensión de su territorio. Respecto de los
presidentes de la república de este periodo, escribe Sordo Cedeño:
Los liberales moderados hicieron la paz con Estados Unidos
y gobernaron el país entre 1847 y 1853. Ni Manuel de la Peña y Peña,
Pedro María Anaya, José Joaquín Herrera o Mariano Arista lograron
dar estabilidad al sistema federal, bajo la visión moderada, a pesar de
contar con los ingresos de la indemnización estadunidense. Ni los
puros ni los conservadores llevaron una política de conciliación,
aunque tuvieron participación en el juego político. (Sordo Cedeño,
1994: 157)
Tabla 8. Sistemas de gobierno y el sistema de tratamiento prodemostrativo (N = 1208)
Probabilidad
Periodo por sistema de gobierno (920)
2a. Dictadura 1853-1855
1.00
Reforma 1861-1862
.943
1er. Imperio 1822-1823
.942
2a. Rep. Federal 1846-1853
.930
Regencia 1821-1822
.890
1a. Dictadura 1841-1843
.796
Pre-Reforma 1856-1857
.517
1a. Rep. Federal 1824-1835
.115
1a. Rep. Central 1835-1841
.046
2a. Rep. Central 1844-1846
.023
%
N
100
72
60
39
37
56
53
28
20
13
42
35
23
126
40
41
70
52
35
18
Las diferencias terminaron, como era común, en una crisis militar, que
desembocó en una nueva dictadura del General Santa Anna, quien para 1853
regresó al poder, esta vez, pidiendo el trato de Su Alteza Serenísima y eliminando
al Congreso. Los datos estadísticos muestran el máximo uso del sistema
prodemostrativo en esos años, entre 1853 y 1855.
La situación inversa se presenta en la Tabla 9, en la cual se destacan los
sistemas de gobierno que favorecieron el tratamiento directo deíctico: los años
en los que los congresos formaban parte de una república centralista, con
presidentes de la república que ejercían mayor control, pero en convivencia con
un sistema parlamentario, y los primeros años de la república federal, cuando el
Congreso ejercía con más fuerza la soberanía nacional.
Coloquio Internacional del Programa EDICE • 593
Tabla 9. Sistemas de gobierno y el sistema de tratamiento de segunda persona (N = 1208)
Probabilidad
Periodo por sistema de gobierno (920)
2a. Rep. Central (1844-1846)
.977
1a. Rep. Central (1835-1841)
.954
1a. Rep. Federal (1824-1835)
.885
Pre-Reforma (1856-1857)
.483
1a. Dictadura (1841-1843)
.204
Regencia (1821-1822)
.110
2a. Rep. Federal (1846-1853)
.070
1er. Imperio (1822-1823)
.058
Reforma (1861-1862)
.057
2a. Dictadura (1853-1855)
0
7
%
N
86
80
71
46
43
62
60
39
27
0
113
140
133
62
32
67
193
15
13
0
Conclusión
A partir de los resultados estadísticos, se puede continuar formulando
nuevas hipótesis, que habría que comprobar con la revisión histórica del
comportamiento de los diversos congresos: en el México de 1821 a 1862 los
sistemas de gobierno monárquicos y dictatoriales, sobre todo, y algunos
republicanos se asociaron a la alocución prodemostrativa y de tercera persona,
por lo tanto, a los tratamientos de mayor reverencialidad entre los
representantes del Ejecutivo y el Congreso; los sistemas republicanos de corte
centralista, así como la primera república federal se asociaron a la alocución
deíctica directa de sistemas de segunda persona, por lo tanto, a los tratamientos
de menor reverencialidad entre los interlocutores legislativos y ejecutivos. Para
establecer con mayor precisión un patrón de correlaciones entre factores
lingüísticos e histórico-políticos, es necesario adentrarse en los acontecimientos
políticos que enfrentaron los congresos, tanto en su interior como hacia el
exterior del órgano legislativo. Convendría también estudiar la composición de
los diversos congresos en cuanto a las facciones políticas y las características
sociales de sus grupos de legisladores. La mayor o menor reverencialidad en el
tratamiento no implica, necesariamente, ya sea mayor o menor distancia entre
los interlocutores, ya sea mayor o menor jerarquía entre ellos. Una investigación
de carácter sociopragmático y etnográfico, con un análisis del tipo de
interacción verbal y de estrategias discursivas particulares arrojará más datos
que permitan establecer correlaciones entre poder, reverencialidad, distancia y
jerarquía en las prácticas parlamentarias.
Por último, no está de más recordar que en México el cambio del
sistema pronominal de tratamiento en las relaciones entre el Poder Ejecutivo y
el Poder Legislativo en sesiones solemnes del vos(otros) reverencial y arcaizante al
de usted(es) de respeto se dio hasta las primeras décadas del siglo XX. Durante las
594 •
María Eugenia Vázquez Laslop
cuatro últimas décadas del siglo XIX el tratamiento entre ambos poderes fue
predominantemente de segunda persona, con el sistema vos(otros), más que el
sistema prodemostrativo y redujo el universo de interlocutores al presidente de
la República y los legisladores o al Congreso en su conjunto, dejando atrás la
diversificación de oyentes, tales como la divinidad, el pueblo, la nación, o el
gabinete presidencial.
Corpus
Actas, ([1821] 1980) = Actas constitucionales mexicanas (1821-1824). ([1821] 1980).
Introducción y notas de José Barragán Barragán, 2 ed., t. 1. México:
Universidad Nacional Autónoma de México.
Cámara de Diputados, (1985) = LII Legislatura de la Cámara de Diputados (ed.)
(1985). Los presidentes de México ante la nación, t. 1. 2 ed. México: H.
Congreso de la Unión.
Referencias bibliográficas
Alamán, L. ([1849-1852] 1985). Historia de México. Desde los primeros movimientos
que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente, 5 vols.
México: Fondo de Cultura Económica.
Alba de Diego, V. & Sánchez Lobato, J. (1980). Tratamiento y juventud en la
lengua hablada. Aspectos sociolingüísticos. Boletín de la Real Academia
Española, 60, 95-129.
Bello, A. ([1847] 1988). Gramática de la lengua castellana; destinada al uso de los
americanos. Madrid: Arco Libros.
Blas Arroyo, J. L. (1994). De nuevo sobre el poder y la solidaridad. Apuntes
para un análisis interaccional de la alternancia tú/usted. Nueva Revista de
Filología Hispánica, 42(2), 385-414.
Brown, R. & Gilman, A. (1960). The pronouns of power and solidarity. En: T.
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Descortesía en el contexto judicial
El caso del juicio del 11-M 1
María Bernal
Universidad de Estocolmo
Resumen
El objetivo de este estudio es analizar la presencia de descortesía en un
contexto judicial español, concretamente, en el juicio por los atentados
terroristas cometidos el 11 de marzo de 2004 en Madrid. Para ello hemos
reunido un corpus de grabaciones procedentes en su mayor parte de la emisión
pública de la vista oral en 2007 (www.datadiar.tv). Encontramos que, al igual
que ocurre en situaciones de carácter más informal (Bernal, 2007), en la
situación de juicio la descortesía consiste en menoscabar la imagen de alguna de
las partes intervinientes, mayoritariamente en relación al desempeño profesional
en el caso de los agentes profesionalizados, pero también en acciones que van
en detrimento de la credibilidad de testigos y procesados. Además, observamos
que se produce descortesía al violar las reglas de cortesía dictadas por lo que es
convencional en esa situación. Finalmente, proponemos un tipo de descortesía
que sería específico de la situación de juicio en cuanto que ciertos comentarios
u observaciones por parte del Presidente del Tribunal pueden suponer un abuso
del poder institucional con que está investido.
Palabras clave
Lingüística legal, discurso judicial, registro oral formal, descortesía, poder,
imagen social.
1
Este trabajo ha contado con financiación procedente del fondo de investigación de la Escuela
de Investigadores en Lenguas Románicas (FoRom) y de Spanska Fonden, ambos vinculados a la
Universidad de Estocolmo (Suecia).
600 •
María Bernal
1
Introducción
Este trabajo se integra en el proyecto Prácticas sociales y discursivas en el
contexto judicial: interacción, face y actividades de (des)cortesía en el juicio por los atentados
terroristas de Madrid 2004, al cual pertenecen otros trabajos parciales donde se ha
analizado, por ejemplo, el escrito de conclusiones finales del Ministerio Fiscal
con el propósito de ver las funciones que desempeñan los aspectos
metadiscursivos con fines de organización del discurso, señalización de actitud
y búsqueda de influencia en los interlocutores (véase Bernal, 2008a). En un
trabajo paralelo 2 (véase Bernal, 2009) se ha analizado la presencia de cortesía
valorizante, estratégica y discursiva, además de un tipo de cortesía ritual que
postulamos específica de la situación de juicio y que se relaciona con el inicio de
las intervenciones y el uso de determinadas formas de tratamiento para dirigirse
al tribunal.
El objetivo del presente trabajo es profundizar en el análisis
concerniente a las categorías de la descortesía que puedan ubicarse en un contexto
institucional: la interacción que se produce en la vista oral de un juicio 3 . Nos
planteamos las siguientes preguntas de investigación que han ido guiando
nuestro análisis: ¿qué tipo de actividades de descortesía se producen durante el
juicio oral? ¿Quién realiza estas actividades, según el rol de profesionales de la
justicia o de imputados y/o testigos? ¿A quiénes van dirigidas? ¿Es posible
aislar categorías de descortesía propias de la interacción judicial en particular?
La descortesía ha sido vista durante bastante tiempo como subordinada
a la cortesía; Lachenicht (1980) proporcionó una rápida respuesta al modelo de
cortesía postulado por Brown y Levinson (1987) al presentar un modelo de
descortesía. A éste siguieron otros intentos de integrar la descortesía como
campo de estudio con entidad propia (Kaul de Marlangeon, 1992; Culpeper,
1996; Kienpointner, 1997; Eelen, 2001) y durante esta última década el tema ha
sido cada vez más profusamente estudiado. Así, se ha producido un
acercamiento a la descortesía en diferentes tipos de contexto (Culpeper, 2005,
2008; Kienpointner, 2008b; Culpeper, Bousfield & Witchmann, 2003; KrykKastovsky, 2006; Rudanko, 2006; Bousfield, 2007, 2008; Archer, 2008;
Bousfield & Locher, 2008; García Pastor, 2008; Locher & Watts, 2008; Mills,
2008; Limberg, 2009).
Una versión preliminar de ambos trabajos fue presentada en la ponencia “No le voy a permitir ni
una: Cortesía y descortesía en el contexto judicial. El caso del juicio del 11-M” durante el IV
Coloquio Internacional del Programa EDICE (Roma, 25-27 de septiembre de 2008).
3 Para una revisión de las características de los jucios españoles, véase Poblet (1998), Pascual
(1999), Montolío y López Samaniego (2008), Briz (e. p.), entre otros. Algunos aspectos de este
juicio en particular se tratan en Beni (2007).
2
Coloquio del Programa EDICE
• 601
Los investigadores en lengua española también se han interesado por la
descortesía, tanto en contextos informales (Kaul de Marlangeon, 2005, 2008;
Bernal, 2007) como institucionales, como es el caso del discurso político
(Bolívar, 2005, 2008) y los debates parlamentarios (Blas Arroyo, 2001; García
Pastor, 2008), además de tertulias, debates televisivos (Brenes Peña, 2007, e. p.;
Blas Arroyo, e. p.) y lenguaje publicitario (Alcaide, e. p.), entre otros 4 . No
obstante, los estudios que se centran específicamente en la manifestación de la
descortesía en el contexto judicial no son tan numerosos; entre ellos se
encuentran dos estudios de perspectiva diacrónica sobre la corte de justicia
británica: Impoliteness in Early Modern English courtroom discourse, de B. KrykKastovsky (2006), y Verbal aggression and impoliteness: Related or synonymous?, de D.
E. Archer (2008). La interacción en los juicios se ha venido asociando más bien
a comportamientos de cortesía, dadas las convenciones del registro formal
(Kryk-Kastovsky, 2006). No obstante, pensamos que la descortesía no está
ausente, y, como creemos poder comprobar en el análisis de las grabaciones de
la vista oral de este juicio celebrado en España, se producen interacciones
conflictivas en que alguna de las partes ve dañada su imagen (§ 3).
La disposición de este trabajo es como sigue. Tras esta introducción,
exponemos en el apartado § 2 algunas características de la situación de juicio en
general y de la vista oral del juicio del 11-M en particular. Posteriormente, en el
apartado § 3 analizamos los materiales en función de una serie de categorías de
descortesía, para finalizar formulando unas conclusiones provisionales en el
apartado § 4.
2
La situación de juicio
La situación de juicio es conflictiva por naturaleza (Mosegaard-Hansen,
2008), o, en otras palabras: “since the setting of disagreements is germane to
the courtroom setting, one cannot avoid disagreement there: it is the very
nature of the activity going on in the courts” (Martinovsky, 2006: 2084).
Martinovsky señala también que cualquier testimonio en un juicio
puede constituir la base de posteriores alegaciones, de modo que el efecto de
cualquier expresión (strong performatives) es más definitivo de lo que puede llegar
a ser una afirmación en una conversación cotidiana 5 . Las normas institucionales
constriñen el patrón de conducta de los participantes en el juicio y el espacio
Merece también una mención especial el proyecto “La violencia verbal y sus consecuencias
sociales”, dirigido por C. Fuentes Rodríguez (Universidad de Sevilla), que analiza la descortesía y
la agresividad verbal en diferentes tipos de interacción.
5 También Atkinson y Drew (1979) señalan que el lenguaje legal proporciona un nivel más alto de
especificidad y estandarización que la conversación cotidiana.
4
602 •
María Bernal
interaccional que ocupan, en función de sus roles profesionales, los cuales están
delimitados según una jerarquía en que el juez es la figura que ostenta el poder:
otorga y quita la palabra, interrumpe, amonesta, expulsa, dicta sentencia y
puede, incluso, suspender el proceso (véase Briz, e. p.). La asimetría existente
entre las partes intervinientes se manifiesta por ejemplo en que las partes
profesionalizadas, tanto el juez como los abogados, tienen en sus manos un
“instrumento de poder” que son las estrategias de interrogación empleadas
(Kryk-Kastovsky, 2006: 231).
Kryk-Kastovsky (2006: 214) define las características de la situación de
juicio: a) el sistema de toma de turnos es más rígido que en la conversación
informal cara a cara; b) el carácter institucionalizado de la interacción favorece
que se produzcan expresiones formulaicas cuando las diferentes partes litigantes
inician sus intervenciones; c) existen diferentes tipos de registro dentro del
lenguaje legal (véase Trosborg, 1995); d) en el juicio se emplean diferentes
estrategias interrogatorias que reflejan la relación de poder –asimétrica– entre
los participantes; e) dado que se trata de un lenguaje de registro formal, se
presupone que la cortesía está presente de modo automático. Sin embargo,
Kryk-Kastovsky (2006: 215) usa diacrónicamente las definiciones de descortesía
de Culpeper (1996) y Culpeper, Bousfield y Witchmann (2003) al analizar dos
juicios británicos celebrados en 1685, centrándose en fórmulas de tratamiento,
estrategias de interrogación (que contempla interrupciones y diferentes tipos de
preguntas) y marcadores del discurso, y muestra en sus materiales que la
descortesía tiene cabida per se en la situación de juicio, hecho que también
podemos constatar en nuestros materiales.
Según una taxonomía del lenguaje legal 6 (Trosborg, 1995: 2), el
lenguaje judicial es uno de los cinco subtipos 7 que a su vez recoge los
intercambios que se producen durante un juicio entre letrados y testigos e
imputados, los intercambios entre jueces y letrados, así como también las
intervenciones del juez al declarar la ley. Nuestro foco de atención recae en este
aspecto: la vista oral del juicio, en la que está vigente la función comunicativa de
aplicación de la ley 8 (Salmi Tolonen, 2004: 64). Es interesante destacar que los
ciudadanos tienen en general un conocimiento escaso del funcionamiento de
Para Alcaraz Varó (2005: 49) se pueden usar indistintamente los términos “lenguaje legal” y
“lenguaje jurídico” para referirse al lenguaje examinado por la lingüística legal (mientras que el
término “forense” quedaría reservado para el lenguaje usado en los litigios que se resuelven ante
los tribunales).
7 Los otros subtipos son: el lenguaje de los documentos legales (leyes, contratos, escrituras), el
lenguaje jurídico usado en los libros de texto, el habla de los abogados, y, finalmente, los
intercambios entre no profesionales cuando hablan sobre la ley.
8 Esta autora propone tres tipos de funciones comunicativas en el discurso legal: “law-making, lawapplying, law-describing”.
6
Coloquio del Programa EDICE
• 603
los procesos judiciales (véase Landqvist, manuscrito), especialmente en materia
criminal, y, con frecuencia, se han formado una visión filmatizada de cómo
transcurre la vista oral de un juicio y de las formulaciones usadas; así, por
ejemplo, se podría pensar que en el momento de tomar declaración el juez usa
las palabras tan comunes en el doblaje cinematográfico “¿jura decir la verdad,
toda la verdad y nada más que la verdad?” 9 . En la realidad de una interacción
judicial española, el juez inicia la toma de declaración a una procesada (1) o a un
testigo (2) del siguiente modo:
(1)
PT:
Carmen Toro Castro→/ (SE DIRIGE A LA SALA) silencio/ por
favor// Carmen Toro Castro tiene usted derecho como ya ha oido
reiteradamente a no declarar y a no confesarse culpaple y en
consecuencia podrá contestar a todo lo que le pregunten↑/ a nada de
lo que le pregunten↑ / o a aquello que en definitiva quiera de lo que
le pregunten↑/ con independencia (de) quién les formule las
preguntas/ sean las acusaciones públicas/ las acusaciones
particulares/ la defensa/ o el tribunal// se solicitan para usted/ se
solicita para usted una pena delito de prisión de 4 años de prisión por
un delito de suministro de sustancias explosivas/ ¿se considera usted
culpable o inocente de este cargo?
Así, observamos que en la toma de declaración a los procesados son
recurrentes las siguientes fases: 1) se formulan los derechos que amparan al
procesado, 2) se explicita la pena que se le solicita y el delito al que corresponde, y
3) se le pregunta por la consideración de culpabilidad o inocencia.
(2)
1. PT:
2. GV:
comparece usted como sabe en calidad de testigo/ ¿jura o promete
decir verdad?
sí
En el momento de dirigirse a un testigo –rol que sí tiene obligación de
contestar a las preguntas– el juez lo hace con las palabras comparece usted como sabe
en calidad de testigo/ ¿jura o promete decir verdad? 10 . También es frecuente la variante
¿jura o promete decir la verdad?; obsérvese que tanto en una como en otra variante
“You do solemnly swear the testimony you are about to give in the matter now pending before
the grand jury of the county of Los Angeles shall be the truth, the whole truth and nothing but
the truth, so help you God”, ejemplo de Mosegaard-Hansen (2008: 1399).
10 En otra variante del español, la argentina, observamos además que el verbo ‘jurar’ aparece explicitando una
pluralidad de creencias: ¿jura usted de acuerdo con sus creencias o promete decir la verdad en todo cuanto manifieste y le fuere
preguntado? (fuente: http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/testimon/abarzuado_20050824.htm).
9
604 •
María Bernal
se deja abierta la posibilidad de declarar sin atender a elementos religiosos (cf.
nota 10), contestando en base a una promesa.
Este discurso judicial es un género que puede ser caracterizado como
semipúblico o semiprivado, según las ideologías que prevalezcan en la sociedad
en cuestión. Se puede tener acceso a los documentos judiciales por parte del
público en general en determinadas sociedades y bajo ciertas circunstancias,
pero no siempre son totalmente accesibles (Virtanen & Halmari, 2005: 15). El
hecho de que la vista oral del juicio del 11-M fuera emitida en audiencia pública
supone un ejemplo de transparencia. Ello sigue la línea establecida por el
Gobierno Español al aprobar un Plan de Transparencia Judicial (B.O.E. 01-1105) para, según informan Montolío y López Samaniego (2008: 8), “lograr una
mayor transparencia de los procedimientos judiciales y facilitar la gestión de la
administración judicial y la comunicación con el ciudadano”; además, la Carta
de Derechos de los ciudadanos ante la Justicia 11 refrenda esa necesidad de
acercar la justicia al ciudadano.
2.1
El juicio del 11-M. Materiales y método
El 11 de marzo de 2004 hizo explosión en Madrid una serie de bombas
en cuatro trenes de cercanías. El atentado terrorista, con vinculación a grupos
islamistas, se cobró 191 víctimas mortales 12 y dejó más de 1800 heridos. La
vista oral del juicio se celebró en la Audiencia Nacional 13 , en unas instalaciones
especialmente habilitadas para ello, y fue emitida en audiencia pública por
cadenas de televisión y en Internet. Este hecho, dada la importancia y magnitud
del atentado, hizo que el juicio fuera ampliamente seguido tanto por los medios
de comunicación como por la sociedad en general. El juicio se celebró entre el
15 de febrero y el 2 de julio de 2007 y el fallo de la sentencia se hizo público el
31 de octubre del mismo año. Tras varias apelaciones al Tribunal Supremo, de
los 27 procesados iniciales, 19 han sido condenados a penas de entre dos y
cuarenta y dos mil años de prisión.
11 Ministerio de Justicia.
http://www.juecesdemocracia.es/ActualidadMJU/2006/marzo/cartaderechos%5B1%5D.pdf.
Fecha de consulta: 17-12-09.
12 Se cuenta una víctima más en la persona del GEO [miembro del Grupo Especial de
Operaciones] que murió en el asalto al piso del barrio madrileño de Lavapiés donde un grupo de
terroristas se inmoló haciendo explosionar bombas.
13 La Audiencia Nacional es un tribunal con jurisdicción en todo el territorio español y actúa sobre delitos
de especial importancia, como “determinados delitos contra la Corona o miembros de Gobiernos, delitos
de crimen organizado como terrorismo, narcotráfico, falsificación de moneda, y de delitos cometidos fuera
del territorio nacional cuando conforme a las Leyes o a los tratados corresponda su enjuiciamiento a los
Tribunales Españoles”. Fuente: http://www.audiencianacional.es/.
Coloquio del Programa EDICE
• 605
Los procesados fueron defendidos por 26 letrados, la mayor parte de
ellos procedentes del turno de oficio, y las acusaciones particulares –en nombre
de ciudadanos particulares o de asociaciones de víctimas del terrorismo– fueron
representadas por 23 letrados. También estuvieron presentes tres representantes
del Ministerio Fiscal, el abogado del Estado, y tres jueces que constituían el
Tribunal, con el magistrado Javier Gómez Bermúdez en la función de ponente y
presidente. Prestaron declaración 309 testigos y 70 peritos.
A lo largo de la investigación, y como ya señalamos en trabajos anteriores
(Bernal, 2009 y e. p.), se han consultado medios de comunicación de diferente
orientación ideológica en cuyas páginas se siguió de modo regular y
pormenorizado la vista oral 14 . La empresa de servicios jurídicos Datadiar ofreció
señal íntegra del juicio (http://www.datadiar.tv/juicio11m/), cuyas grabaciones
son las que hemos usado mayoritariamente en nuestro análisis.
Una de las desventajas, indica Mosegaard-Hansen (2008: 1399), que
encuentran los analistas al estudiar las transcripciones judiciales oficiales es que,
por un lado, los rasgos paralingüísticos y no verbales normalmente quedan
excluidos, y, por otro lado, las transcripciones no tienen que guardar estricta
literalidad con lo dicho, además de que los errores gramaticales también pueden
ser corregidos. En esa línea, encontramos en la página electrónica mencionada
transcripciones, o resúmenes extensos, de cada una de las jornadas que en algún
momento nos han podido servir de guía para localizar fenómenos que nos
interesa analizar en detalle, pero de todos modos, hemos transliterado esas
partes relevantes que nos han servido de base para el análisis 15 .
Al igual que en otros estudios sobre contextos judiciales (véase Gnisci
& Pontecorvo, 2004, sobre el juicio contra Sergio Cusani emitido públicamente
en la televisión italiana), y como ya se indicó en Bernal (2008a y b, 2009), en
que se sigue una metodología de estudio de caso 16 , la vista oral que estudiamos
se compone de una sucesión de fases temáticas, cada una de las cuales está
integrada por secuencias de turnos de palabra establecidos en forma de
preguntas y respuestas “ruled by the law and by the normative organization ot
the micro-context of the courtroom” (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 981): fase de
declaración de los imputados, fase testifical, fase perital, fase de conclusiones
definitivas y, finalmente, fase de derecho a la última palabra de los acusados.
Frente a lo frecuentemente afirmado por los analistas de la
conversación en cuanto a que la interacción entre letrado y procesado está
www.elpais.com, www.elmundo.es, www.cadenaser.es, www.libertaddigital.com,
http://www.almendron.com/tribuna/categoria/espana/terrorismo/madrid-11-m-2004/
15 Se han aplicado las convenciones de transcripción del corpus Val.Es.Co. (véase Anexo).
16 Ello permite analizar un caso real que, dada las dimensiones de este juicio, ofrece un elevado
número de intervenciones, tanto de profesionales de la justicia como de imputados y testigos; una
limitación sería la generalización de algunos resultados (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 968).
14
606 •
María Bernal
estrictamente regulada por los derechos y obligaciones de cada rol, Gnisci y
Pontecorvo (2004: 967) encuentran evidencia de una relativa libertad narrativa y
conversacional: “the witnesses have the opportunity to change the topic, to
initiate other topics, to comment on evidence, to modify the duration of turn,
to interrupt, and so on”. Nos parece interesante constatar que estas
observaciones sobre el juicio italiano son también aplicables a nuestros
materiales españoles, como observamos en interacciones donde las
intervenciones de los imputados propician un determinado seguimiento. Así, en
(3) al exponer el procesado, a través de su intérprete, que pretende posponer su
declaración, el Presidente del Tribunal le sale al paso, que se le quite de la cabeza
(Intervención 4; en adelante abreviado, I4), aclarando que los procesados no
tienen autoridad para marcar el orden del interrogatorio; de todos modos, la
intervención del procesado propicia la posibilidad de usar un espacio temporal
para despachar con su abogado que en un principio no estaba previsto:
(3)
1. Intérprete: lo que voy a hacer es retrasar el debate tanto con los letrados de
defensa como con el ministerio
fiscal, más bien a retrasar esto pero noo me niego totalmente
2. PT:
¿cómo cómo a retrasar? ¿eso qué significa?
3. Intérprete: poster- quiero que sea para la semana que viene
4. PT:
no/ no/ no aquí los procesados no deciden cuándo
declaran// o sea eso que que se le quite
de la cabeza/ podrá despachar con su abogado cinco minutos
si lo cree preciso// pero absolutamente nada más/ aquí el orden
del interrogatorio no lo marcan los procesados// ¿quiere
despachar con su abogado cinco minutos?
3
Situaciones conflictivas y actividades de descortesía en el juicio
oral del 11-M
Recordemos que una de las objeciones a la influyente teoría de la
cortesía de Brown y Levinson (1987) es que no trata la descortesía de modo
central, hecho sobre el que han llamado la atención una diversidad de autores (§
1). En general, seguimos los postulados de Bravo (2001, 2004, 2005), en
principio orientados a la cortesía, quien define las actividades de cortesía –y
consideramos que lo mismo sería aplicable a la descortesía– como categorías
comunicativas de carácter sociocultural y aboga por la inclusión del efecto que
produce determinada actividad para poder catalogarla de (des)cortés.
Un autor muy citado en los estudios de la descortesía es Culpeper, que
en trabajos individuales (1996, 2005, 2008) o compartidos (Culpeper, Bousfield
Coloquio del Programa EDICE
• 607
& Wichmann, 2003), ha establecido estrategias y definiciones de descortesía.
Bousfield (2008) presenta una propuesta de superación de las estrategias de
descortesía que suponían un fiel reflejo de las estrategias brownlevinsonianas,
subsumiendo las cinco estrategias en dos: on-record impoliteness y off-record
impoliteness y señalando la importancia de las actividades de imagen en una teoría
sobre la descortesía. Pensamos, sin embargo, que estas estrategias aluden más al
modo en que se manifiesta la descortesía que a los tipos de descortesía
propiamente dichos. La definición de Culpeper (2005), en cuanto a que
“Impoliteness comes about when: (1) the speaker communicates face-attack
intentionally, or (2) the hearer perceives and/or constructs behaviour as
intentionally face-attacking, or a combination of (1) and (2)”, ha sido
comentada o ampliada por diferentes autores; por ejemplo, se llama la atención
en Bernal ([2005] 2008, 2007) acerca de que la disyunción facilitaría la
concepción de que el oyente no tiene un rol crucial en la percepción e
interpretación de descortesía (véanse también Rudanko, 2006; Bousfield, 2008).
Sin embargo, a nuestro entender, si la persona objeto de descortesía no percibe
que efectivamente lo haya sido, no se podría hablar en rigor de descortesía 17 . La
ausencia de efecto de descortesía no conllevaría, por ejemplo, un empeoramiento de
las relaciones sociales. Además, pensamos que ambas partes deben estar en
conocimiento de las reglas socioculturales vigentes en la situación. Para
subsanar este problema, propusimos en Bernal (2007) la siguiente definición de
descortesía:
una actividad comunicativa a la que se le atribuye la finalidad
de dañar la imagen del otro y que responde a códigos sociales
supuestamente compartidos por los hablantes. En todos los contextos
perjudica al interlocutor. El efecto emergente de esta actividad es
interpersonalmente negativo, de lo cual se deduce que se ha
producido una interpretación de la actividad como descortés en ese
contexto (Bernal, 2007: 169).
El rol del receptor queda así destacado, en la misma línea que Bousfield
(2008) defiende al indicar que una descortesía exitosa no viene definida por la
intención del hablante, sino que tiene que ser entendida así por el receptor:
“´successful` impoliteness has to be co-constructed”. Pretendemos en este trabajo
averiguar la posible extrapolación de esta definición a un contexto de carácter
institucional. Aunque en principio se pudiera pensar que en la situación de
juicio los conflictos son más frecuentes entre los profesionales de la justicia y
los encausados, encontramos en esta vista oral múltiples instancias donde
17 Otra cosa es que sí la haya percibido pero elija una estrategia de disimulo –esto es, actuar como
si no hubiera sido objeto de descortesía– por ser esto menos amenazante para su imagen.
608 •
María Bernal
ocurren entre las partes profesionalizadas. Los abogados, al mismo tiempo que
mostrar su subordinación respecto a los jueces, deben señalizar su poder,
autoridad y credibilidad ante las partes opuestas, ante sus propios clientes, y, en
los casos en que se requiera según el sistema judicial, ante los miembros del
jurado (Bogoch, 1999: 333). En (4) encontramos un elevado grado de conflicto
entre el Presidente del Tribunal y el abogado defensor del procesado Suárez
Trashorras durante el interrogatorio a un testigo. La prensa escrita se hizo eco
de este conflicto que fue catalogado como de “rifirrafe” entre el juez y el
abogado 18 . En I2 el Presidente del Tribunal anula la pregunta del letrado dígame
por qué le ordena detener con una repetición casi literal ha explicado por qué le ordena
detener para señalar que esa pregunta es superflua; el abogado aclara en I3 lo
pregunta porque no lo ha entendido (pero es que no acabo de entender), hecho que es
negado de modo concluyente por el Presidente del Tribunal, usted sí lo ha
entendido, quien cuestiona además que el letrado esté actuando cooperativamente
al afirmar que si no ha entendido es porque no ha querido. La divergencia en el punto
de vista que ambos mantienen va en aumento, ya que el Presidente del Tribunal
le ordena que no insista sobre la misma pregunta (I6), declara su pregunta
impertinente (I10), insiste en que el órgano que se puede pronunciar sobre
hechos jurídicos es el tribunal y no el testigo (I12), y elimina finalmente la
posibilidad de repetir la misma pregunta (I14). Ante todo ello, el letrado
explicita que lamenta discrepar y acude a una actividad de autoimagen realzando
su rol profesional, esto es, su autoridad en la materia descansa en una dilatada
experiencia (tengo la impresión jurídica de muchos años…), experiencia mucho más
amplia que la del Presidente del Tribunal, ya que casi le dobla la edad:
(4)
1. Letrado: usted tiene que perdonarme/ yo no soy un experto policial/
evidentemente/ pero es que no acabo de entender/ si no hay
una declaración policial/ si un señor está colaborando/ como
no es claro/ usted le ordena detener/ dígame por qué le ordena
detener/
2. PT:
ha explicado por qué le ordena detener
3. Letrado: sí señoría/ [pero es que yo no lo] he entendido/ lo que quiero es
que me lo explique
18 “El presidente del tribunal del 11-M se ha caracterizado hasta ahora por la dureza con la que trata a los
abogados de defensa y acusación, a los que no pasa ni una sola pregunta capciosa, una impertinente (por
no pertinente), un doble sentido. […] Al grano. Este miércoles en el que comparecían dos de los máximos
responsables policiales cuando se cometieron los atentados ha destacado también por uno de los
encontronazos más duros entre el presidente del tribunal y un letrado, el defensor de Emilio Suárez
Trashorras, Gerardo Turier.” http://www.elmundo.es/elmundo/2007/04/11/espana/1176319975.html
Coloquio del Programa EDICE
4.
PT:
5.
6.
Letrado:
PT:
7.
8.
9.
Letrado:
PT:
Letrado:
10. PT:
11. Letrado:
12. PT:
13. Letrado:
14. PT:
15. Letrado:
• 609
[no no/ usted sí lo ha entendido] / si no ha
entendido es porque no ha querido/ porque ha explicado lo los
motivos/ otra cosa es que a usted le convenzan los motivos
[no señoría no]
[o pregúntele] al tribunal// pregunte lo que quiera preguntar/
pero no insista sobre la misma pregunta/ ha dicho/ que la
relación de haber trabajao en la mina/ que el haberle dicho que
eh- eh- su cliente/ haber comentao que↑ tras unas copas los
moritos (( ))/ y el tráfico de lah llamadah/ le conducen a él a
ordenar la detención// podrá convencer o no/ pero eso es lo
que dice
correcto/ [señoría]
[otra pregunta]
estoy preguntando más/ señoría/ le estoy preguntando al señor
testigo/ YO le agradezco mucho a su señoría/ que me haga las
explicaciones/ pero me [gustaría que]
[NO NO NO] yo no le estoy dando
explicaciones/ yo estoy fundamentando la impertinencia de su
pregunta/ la declaración de impertinencia de su pregunta//
bien/ lo que usted está preguntando/ ¿qué es concretamente?
señor-/ VUELVO A INSISTIR/ señoría/ (SE DIRIGE AL
TESTIGO) dígame usted en concreto un FACTUM
JURÍDICO [delictivo]
[no no no] un fáctum jurídico lo determina el
tribunal/ perdone usted/ las detenciones pueden ser legales/
ilegales/ correctas o incorrectasseñoría [que para no-]
[lo determina] el tribunal/ OTRA PREGUNTA
señoría/ lamento discrepar de su señoría/ y no quiero polemizar
con su señoría/ pero tengo la IMPRESIÓN jurídica de
MUCHOS AÑOS/ que equivocarse en el proceso es grave/
pero equivocarse en el derecho de defensa es/ GRAVÍSIMO//
por lo tanto/ le ruego señoría/ que me deje hacer la pregunta
Este y otros incidentes ocurridos durante la vista oral van en la línea de
lo observado por Kurzon (2001: 76) en cuanto a que las partes
profesionalizadas, en el sistema de justicia estadounidense, no le huyen al
desacuerdo: “we find that, in giving opinions, the last thing American judges
want is to avoid conflict”.
Hemos localizado un incidente que tuvo lugar durante el
interrogatorio 19 del letrado Endika Zulueta a su defendido Rabei Osman El
Sayed “El Egipcio”, acusado como uno de los autores ideológicos del atentado.
19
http://www.datadiar.tv/juicio11m/bd/intervencion.asp?idIntervencion=28&Idioma=es
610 •
María Bernal
La actividad comunicativa por parte del Presidente del Tribunal consistente en
declarar reiteradamente impertinentes las preguntas de Zulueta, interrumpir y
hacer ciertos comentarios inadecuados, tiene un efecto negativo sobre la
imagen de rol del letrado: menoscaba su credibilidad como buen profesional,
merma su capacidad de acción en el desempeño de su rol profesional
(concretamente, el letrado se quejó públicamente de que no se le había
permitido ejercer su derecho a la defensa); en definitiva, daña la imagen
profesional de Zulueta. El efecto es interpersonalmente negativo: consideramos
que se produce una interpretación de descortesía que sería válida para ese
contexto. Ello lo deducimos del hecho de que el Presidente del Tribunal, en el
inicio de la siguiente sesión de la vista oral, pide públicamente disculpas a
Zulueta por algunas expresiones inconvenientes que había utilizado y “que no
eran, sobre todo, necesarias” 20 . Las disculpas fueron aceptadas por Zulueta 21 .
Volviendo a los resultados del análisis llevado a cabo en conversaciones
informales, apuntamos en Bernal (2007) la necesidad de considerar tres tipos de
descortesía:
a) la descortesía normativa que entre personas allegadas cumple con las
expectativas de la situación de riña donde se producen actos
potencialmente amenazantes (reprochar, criticar, etc.) que no acarrean
un efecto negativo interpersonal, sino que pueden ayudar a airear las
emociones y contribuir positivamente a una solución del conflicto o
incluso a una mejora posterior en la relación interpersonal (véase
también Kienpointner, 2008a);
b) la descortesía producida por amenazas ni atenuadas ni reparadas a la imagen del
interlocutor (sea su imagen en cuanto valía personal, su imagen de rol,
o la imagen grupal del interlocutor en relación a su familia, amigos u
otro grupo de pertenencia);
c) la descortesía por incumplimiento de las normas de cortesía, que para la situación
de encuentros entre familiares y amigos abarca los actos de romper
expectativas del ritual de cortesía en la situación de encuentro, en la
situación ritualizada de la visita y ciertos pares adyacentes (por ejemplo,
cuando la autocrítica del interlocutor es seguida de un acuerdo).
Si establecemos un paralelo de estos tipos de descortesía en el discurso
judicial que nos ocupa, observamos en nuestros materiales estas dos últimas
http://www.telemadrid.es/contenidos/html/juicio11m/juicio11m_noticiacompleta.jsp?codigo=169468
http://www.ideal.es/granada/prensa/20070217/espana/bermudez-pide-disculpasbogado_20070217.html
20
21
Coloquio del Programa EDICE
• 611
categorías 22 : descortesía por amenazas no atenuadas ni reparadas y también
descortesía por incumplimiento de normas de cortesía, aspectos que iremos
desgranando en lo que sigue. Bogoch (1999: 356) observa que los letrados que
ocupan posiciones adversarias pueden argüir sobre los hechos, sobre la
inadmisibilidad de evidencia o no, sobre el tipo de preguntas realizadas, etc.,
según unas expectativas subyacentes de que estos argumentos sean expuestos
de modo acorde con ciertas reglas tácitas que aseguren el reconocimiento del
estatus profesional de ambas partes litigantes. La ruptura de tales reglas puede
llegar incluso a provocar un serio menoscabo de la relación profesional. En lo
relativo a las normas vigentes que crean determinadas expectativas de
comportamiento, está entretejido además el elemento de la relación de poder
entre los participantes en un evento.
En la misma línea que Bravo, que aboga por incluir la percepción del
destinatario a la hora de dilucidar qué es (des)cortesía, ya que las contribuciones
comunicativas de cada participante se van redefiniendo en el intercambio con
su interlocutor/a a lo largo de la conversación (Bravo, 2002: 146), y también de
otros autores que tienen en cuenta la función de evaluación del oyente (Eelen,
2001: 111; Briz, 2004) 23 , consideramos que la atribución de descortesía que la
persona ofendida le haga al ofensor será clave. Una importante herramienta es
acudir al efecto social (Bravo, 2004) que se evidencia en la interacción.
Habitualmente, la respuesta a la descortesía –se protesta, se devuelve un insulto,
se grita– se produce de modo inmediato, pero, dadas las restricciones en el uso
de los turnos de palabra que la situación impone, constatamos en nuestros
materiales que el efecto de descortesía puede explicitarse también en una fase
posterior de la vista oral del juicio. Nos referimos, a modo de ejemplo, a la
calificación que el Fiscal Jefe hace del juicio del 11-M en su escrito final de
conclusiones, como situación de esquizofrenia procesal (5), expresión inapropiada
que es contestada por buena parte de los letrados, tanto de la defensa como de
las acusaciones particulares (Bernal, 2009, e. p.).
(5)
Fiscal Jefe: en un proceso judicial en el que realmente se han producido
situaciones pintorescas/ que los profesalistas clásicos definirían
como/ situaciones más bien propias de una esquizofrenia
procesal/ porque/ se han generado/ intercambio de roles// entre
las partes en este proceso/ (5’’)
La primera de ellas la consideramos ligada a las interacciones entre allegados, con lazos
familiares o de amistad, de ahí que quede excluida de nuestra propuesta en torno a lo judicial.
23 Véase además Bolívar (2005) y Bernal (2007).
22
612 •
María Bernal
Observamos en (6) el rechazo tajante que plantea una de las
acusaciones particulares, que considera lo dicho por el fiscal como una falta de
respeto hacia las víctimas y hacia el proceso mismo:
(6)
Letrado: no quisiera terminar este informe↑ sin alusión a dos cuestiones que
me parecen de rigor ↑ y de obligación↑ hacer/ la primera es en
respuesta a la desafortunada e inapropiada expresión proferida
por el excelencentísimo señor fiscal jefe de la audiencia
nacional↑ / quien en su informe oral/ tildó de esquizofrenia
procesal determinadas actuaciones proces- eh profesionales/
ejercidas/ entiende este letrado/ siempre desde el principio de
autonomía y libertad que nos confiere nuestro código estatutario//
desde luego/ y como ya antes dijo una de las acusaciones que me han
precedido↑ no deja de ser una falta de respeto/ a las víctimas y
al ejercicio profesional/ de quien defiende los intereses/ en este
caso/ de mi cliente// del todo modo/ dicha manifestación es
desacertada↑ viniendo / de un órgano constitucional/ garante
del principio de legalidad/ titular del principio acusatorio/ y
perseguidor del delito/
La expresión esquizofrenia procesal es valorada con adjetivos de carga
semántica negativa: la expresión es desafortunada, inapropiada y desacertada, así
como los verbos acompañantes, frecuentemente de connotación negativa,
proferir y tildar 24 : expresión proferida, tildó de esquizofrenia procesal.
3.1
Descortesía por amenazas a la imagen no atenuadas ni reparadas
En las interacciones entre juez, en este caso el Presidente del Tribunal,
y letrados, lo que el juez dice a los letrados tiene de alguna manera
implicaciones en la posición de éstos frente a sus colegas y sus clientes durante
el juicio (Bogoch, 1999: 358). Los comentarios pueden ir dirigidos a la
relevancia de las preguntas, al manejo de los tiempos –turno de palabras,
longitud de las intervenciones– y al modo en que el letrado desempeña su
papel, pudiendo incluso ser cuestionada su credibilidad. También presentamos
interacciones que se producen entre otras partes presentes en el juicio (§ 3.1.4).
En www.rae.es el término proferir se define como “Pronunciar, decir, articular palabras o
sonidos”, sin embargo, su uso viene frecuentemente asociado a elementos léxicos de carga
negativa: proferir improperios, injurias, insultos, palabras hirientes, etc. Tildar es definido como
“señalar a alguien con alguna nota denigratoria”.
24
Coloquio del Programa EDICE
3.1.1
Comentarios del juez a los letrados
a.
Sobre el turno de palabras, longitud y relevancia de las preguntas
• 613
El Presidente del Tribunal es el responsable máximo de que se sigan los
tiempos y de velar por que las intervenciones de los letrados se ajusten al
ordenamiento jurídico. De este modo, en (7), durante el interrogatorio que el
Ministerio Fiscal le está haciendo al procesado Jamal Zougam, el abogado
defensor de éste interrumpe porque considera que su defendido ya había
contestado esta pregunta con anterioridad. El Presidente del Tribunal rechaza
esa interrupción (no vuelva a interrumpir el interrogatorio del ministerio fiscal, I3):
nótese que no se dirige tanto al contenido informativo, entrando en detalles
sobre si es que el acusado había contestado o no a la pregunta, sino más bien al
hecho de haber sido interrumpida la declaración. Recuerda que es función suya
decidir si una pregunta es relevante (pertinente) o no:
(7)
1. JZ:
no/ yo he estado dormiendo/ porque la noche anterior
[estábamos]
2. Letrado: [señoría//] ya ha contestado
3. PT:
señor letrado/ no vuelva a interrumpir el interrogatorio del
ministerio fiscal/ esa es función mía/ declarar la pertinencia
o impertinencia de las preguntas
El hecho de preguntar repetidamente una cuestión puede llevar a
contradicciones en el testimonio del testigo. De ahí que el juez, además de
controlar el tiempo dedicado, haga frecuentes comentarios sobre la pertinencia
y necesidad de las preguntas. Ello ocurre por ejemplo cuando el Presidente del
Tribunal interrumpe, no sin ironía, el interrogatorio de una letrada de la
defensa: ¿llegaremos en algún momento a las preguntas importantes para el proceso? El
hecho de tacharle a un/a letrado/a su actuación por estar realizando preguntas
no relevantes (esto es, impertinentes, en el lenguaje jurídico) es una actividad
amenazante a la habilidad del letrado en su ejercicio profesional (Bogoch,
1999). En (8) la objeción del letrado viene del hecho de que el Presidente del
Tribunal fija el fin de la sesión de ese día viernes para las cuatro de la tarde; el
letrado contaba con que terminaría a las dos, con lo cual, el turno de
interrogatorio a su patrocinado, en vez de posponerse hasta el lunes, tendría
lugar esa misma tarde. El Presidente del Tribunal ya no sólo especifica qué
decisiones le corresponde a él tomar, sino que califica la alegación del letrado de
absurda:
614 •
María Bernal
(8)
1. Letrado: disculpe/ señoría pero hasta las dos pensábamos que
tendríamos/ que era- sesión de hoy
2. PT:
bien/ señor letrado// no entiendo qué problema está diciendo/
lo que me está diciendo es que usted no va a interrogar/ pero
que tampoco quiere que declare su cliente
3. Letrado: no/ Jamal pensaba que no iba a declarar/
4. PT:
¡ah! que él PENSSABA (LENTAMENTE) que no iba a
declarar (TONO MOLESTO)// [bien/] la alegación es
absurda//
5. Letrado:
[protesto]
6. PT:
señora fiscal/ proceda// haga la protesta/ constará en acta (SE
DIRIGE AL LETRADO)/ proceda al interrogatorio (SE
DIRIGE A LA FISCAL)
Así, vemos en este ejemplo (I4) una exclamación que repite las palabras
del letrado, con tono irónico: la palabra pensaba, pronunciada lentamente y
arrastrando levemente la “s”, trasluce un tono molesto. A esto le sigue un
rechazo de la alegación expuesta por el letrado; otra elección podría haber sido
“no procede” o “no se admite”, sin embargo, el Presidente del Tribunal opta
por una elección léxica (la alegación es absurda) que consideramos amenazante
para el letrado.
Lo anteriormente mencionado respecto al seguimiento de los tiempos,
lo podemos observar en (9), donde el Presidente del Tribunal no permite que el
letrado se ponga a divagar y le insta a que exponga la pregunta directamente. En
este extracto consideramos que, además, se producen amenazas a la imagen
profesional del letrado ya que el Presidente del Tribunal: a) le corrige
repetidamente su percepción de que el testigo no ha contestado con suficiente
claridad: le ha contestado con meridiana claridad; el testigo ha contestado clarísimamente
(I2, I6 y I9); y b) aduce olvido por parte del letrado: primero lo presenta como
una posibilidad (si usted no se acuerda eso ya es una cuestión diferente) y luego como un
claro cuestionamiento sobre el motivo de la protesta (I4), o sea, si la protesta se
debe a que efectivamente hay un hecho merecedor de tal protesta o si es
porque ha olvidado elementos de la declaración que debería haber retenido en
mente:
(9)
1. Letrado: le vuelvo a preguntar
2. PT:
le ha contestado con meridiana claridad// si usted no se
acuerda↑ eso ya es una cuestión diferente/ por favor otra
pregunta
3. Letrado: pues que conste mi protesta/ señoría
Coloquio del Programa EDICE
• 615
4. PT:
¿por qué? ¿por no acordarse o por5. Letrado: no/ porque el q- entiendo que el testigo no ha contestado
suficientemente claro
6. PT:
▫el testigo ha contestado clarísimamente▫/ siga/ otra pregunta/ el
procesado/ perdón
7. Letrado: perdón/ el procesado// eh/ vamos a ver/ señor Zujier/ usted
dice que en la conversación que usted mantiene con Víctor el
diecisiete de marzo ehh / mee puede decir si reconoce haberle
dicho a aa Víctor vale yo voy a mover lo del teléfono a ver cómo lo puedo
conseguir/ tronco
8. RZ:
tronco
9. PT:
lo ha dicho/ ha reconocido íntegramente [esa conversación/
señora]
10.
Letrado:
[señoría/ tengo que
introducir] la
11.
PT: no/ cuando acabamos de seguir casi tres horas seguidas
de interrogatorio/ no hace falta/ o casi dos horas/ perdón
También encontramos intentos por parte de los letrados de manipular
el sentido de los testimonios mediante reformulación, estrategia sobre la que
Gnisci y Pontecorvo (2004: 978) afirman: “reformulation is a well-established
strategy, consisting of what someone said earlier. Lawyers usually use
reformulations because […] often this kind of version of the facts is viewed by
the court as the ‘correct’ one and so it affects the final verdict of the court”.
Esta estrategia recurrente y poderosa corresponde a lo que Gibbons ha llamado
control de la información, llevada a cabo a través de una estructuración de las
preguntas que contiene la versión del abogado y no permite al testigo dar una
versión alternativa (Gibbons, 2005: 194). En (10) es atajado un intento de
manipulación del testimonio en ese sentido, al no aceptar el Presidente del
Tribunal la reformulación que el letrado realiza (I15) para hacer encajar la
versión de la testigo en su versión (I1 y I7) al insistir en que la testigo iba en el
quinto vagón –esto es algo que ella en ningún momento afirma, ya que no sabe
en qué vagón iba–; el hecho de situar a la testigo en el quinto vagón favorece a
su defendido ya que él iba en otro vagón, de este modo, esta afirmación
repercutiría negativamente en la credibilidad de la testigo:
(10)
1. Letrado: si usted estaba al final del quinto vagón↑///
2. PT:
sí que es evidente señor letrado/ si usted dice que [es el
QUInto] o es el cuarto
3. Testigo:
[señor↑]
616 •
María Bernal
4.
PT:
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
Testigo:
PT:
Letrado:
Testigo:
PT:
Testigo:
PT:
Testigo:
PT:
14. Testigo:
15. Letrado:
16. PT:
no se preocupe señora/ si usted dice que es el quinto o es el
cuARto/ la testigo↑ con una fidelidad absoluta lo que dice que
ella no conoce el número de los vagones
yo cuando me subí al tren yo no cuento los vagones
sí no se preocupe señora/ por favor no se preocupe
se situó al final del quinto vagón ¿no?
¿me puede [repetir?]
[ha dich-] ha dicho junto a la puerta ¿no señora?
sí la puerta
la puerta/ ¿la puerta de separación de los vagones?
sí sí/ ahí estaba
bien/ ¿ha quedao claro dónde estaba? la puerta [de separación
entre el vagón donde] ella iba y el anterior
[la puerta que
separa los vagones]
quier- quiere decir que si iba al final del quinto vagón↑
no está diciendo al final del quinto vagón/ señor letrado/
está diciendo la puerta que separa el vagón donde ella va
del inmediatamente precedente/ yo entiendo que es la
defensa del procesado y le estoy dando el máximo margen
posible/ pero sin confundir a la testigo/ ése es el límite/ es
decir la testigo dice lo que sabe/ luego lo valoraremos/
El Presidente del Tribunal toma las riendas del interrogatorio, en vez
de permitirle al letrado que siga ejerciendo su papel de interrogador. Ello puede
ser visto como una actividad doble: de descortesía hacia el letrado, en cuanto
que cuestiona su buen quehacer profesional al confundir a la testigo, y de
cortesía hacia la testigo (véase Bernal, 2009), ya que muestra consideración
hacia ella, no se preocupe señora, por favor no se preocupe (I4), y no duda de la certeza
de los hechos que está relatando.
Estos comentarios sobre el modo en que el letrado desempeña su papel
pueden tener un carácter más o menos explícito; así, el juez puede presentar las
reglas del juicio, sugerir modos de mejorar el interrogatorio, pero también
cuestionar la eficiencia y la responsabilidad de la actuación del letrado. Esta
última es la actividad más amenazante, ya que el desempeño profesional del
letrado es cuestionado y/o criticado ante sus clientes, sus colegas, y, en este
caso concreto al emitirse en audiencia pública, ante el público en general.
b.
Sobre la credibilidad del letrado
Bogoch (1999: 359) encuentra escasos comentarios directos realizados
por el juez sobre la credibilidad del letrado, si bien puede ocurrir que de todos
Coloquio del Programa EDICE
• 617
modos sea puesta en entredicho de modo más sutil y no mediante apelaciones
directas a la verdad de lo que dice el letrado. Se han dado situaciones en el
juicio del 11-M en que se han presentado pruebas dudosas, como el Fiscal Jefe
señala en sus conclusiones finales:
(11)
Fiscal Jefe: realmente/ para el ministerio fiscal/ la única alteración o
manipulación constatada aquí en el acto de la vista/ es lo-/ de
pruebas/ es la que se refiere al temporizador// se nos ha
intentado presentar un temporizador de los habitualmente
utilizados/ en sus atentados por la organización terrorista E.T.A/
un simple programador de lavadoras///
Aquí se está refiriendo a que el letrado defensor de uno de los
procesados, en su afán por vincular a la banda terrorista con el atentado del 11M, presentó una prueba falsa, como se deduce del ejemplo anterior 25 .
3.1.2
Comentarios de un letrado a un/a testigo
Según Gibbons (2005: 1939), en el interrogatorio de los abogados a los
testigos hostiles 26 , uno de los objetivos es cuestionar la credibilidad del testigo
que “se logra en parte rebajando su estatus, creando la percepción de que al
testigo le falta inteligencia, madurez, ética moral, control emocional, capacidad
de razonar o fiabilidad”. Esto último puede observarse en el ejemplo (12),
donde consideramos que el letrado realiza una actividad de descortesía por
amenazas a la imagen no atenuadas ni reparadas. El defensor de uno de los
procesados realiza una aserción (ejemplo 15, I2) en cambio sí tuvo fuerzas para ir a
declarar el uno de abril con la que pretende poner en evidencia la credibilidad de la
testigo en el juicio (véase Gnisci & Pontecorvo, 2004: 976) al cuestionar lo
afirmado por ella inmediatamente antes: si fuera verdad que no tenía fuerzas ni
para consultar los medios de comunicación, no habría tenido fuerzas para
25http://www.elpais.com/articulo/espana/trampa/temporizador/elpepiesp/20070221elpepinac_
4/Tes/:
“La foto de un temporizador incautado a ETA por la Guardia Civil abrió ayer una extraña
polémica en el juicio del 11-M. La foto del aparato, que tiene adherida una pegatina en la que se
lee segurtasen temporizadorea, ha sido incluida en un escrito de la defensa del procesado Basel
Ghalyoun, en el que se dice que es idéntico a otro hallado en el registro de la vivienda de la calle
de la Virgen del Coro, donde pernoctaban el citado, Fouad el Morabit y durante 10 días el suicida
de Leganés Asrih Rifaat Anouar. Sin embargo, lo único que se halló fue un temporizador de
lavadoras”.
26 Esto es, testigos llamados a declarar por la parte opuesta.
618 •
María Bernal
trasladarse a la Audiencia Nacional y prestar declaración. El Presidente del
Tribunal aclara que la pregunta es impertinente –pero no en el sentido jurídico
del término, sino en su sentido literal– y señala que el letrado está incurriendo
en un comportamiento descortés, una falta de educación (véase Bernal, 2007);
el letrado amenaza así la imagen de la testigo al disminuir su credibilidad o
fiabilidad:
(12)
1. Testigo: sí/ no tenía fuerzas ni pa mirar la tele ni el periódicos
2. Letrado: en cambio sí tuvo fuerzas para ir a declarar el uno de abril↑
3. PT:
la pregunta es impertinente/ pero impertinente en el sentido literal
de la palabra// señor letrado// una cosa es el derecho de defensa
y otra cosa es rebasar ampliamente las reglas mínimas de
educación
Por otro lado, y como veremos en § 3.3 también el Presidente del
Tribunal puede estar incurriendo en una conducta descortés, ya que en vez de
reprenderle de una manera más neutra –por ejemplo, limitándose al primer
comentario acerca de que la pregunta en sí es impertinente (I3)–, evalúa su
comportamiento y lo trata de “maleducado”. Consideramos que traspasa las
competencias de su rol como administrador de justicia en la vista oral para
pronunciarse sobre reglas de conducta social, las cuales, en rigor, su autoridad
de juez no le otorga poderes para enjuiciar.
3.1.3
Comentarios de un fiscal a un/a letrado/a
En este apartado incluimos también comentarios que ridiculizan a
alguna de las partes en el juicio, por ejemplo el informe de conclusiones del
Fiscal Carlos Bautista contiene diversos comentarios negativos o irónicos sobre
los letrados que pueden conducir a desacreditar su profesionalidad. Por
ejemplo, el fiscal indica cierta torpeza o lentitud por parte de algún letrado al
reaccionar ante una prueba (13) o que los letrados no están al día en los
acontecimientos jurídicos (14), lo cual sería un fallo en la exigencia profesional
de estar bien documentados sobre casos precedentes:
(13)
Fiscal CB: y que cierta perecilla intelectual por parte de alguna
defensa han hecho que buscasen su fuente de origen sin
aportar ninguna nueva/ como nosotros también teníamos la
misma fuente/ nos ha sido muy facilito/
Coloquio del Programa EDICE
• 619
(14)
Fiscal CB: yo/ voy a/ obviar cualquier referencia porque creo que ya quedó
suficientemente claro/ que ESTO/ es/ probablemente/ el
aspecto de Barrio Sésam- de Barrio Sésamo que se perdieron
algunos/ porque ya está recogido y claro del año noventa y
nueve/ no son necesarios dos peritos cuando de/ laboratorios
oficiales hablamos/
3.1.4
Comentarios de un procesado a un letrado
Finalmente, observamos en el siguiente extracto que se produce
descortesía por amenazas a la imagen profesional de uno de los letrados, en una
actividad proveniente esta vez de un procesado, Rafá Zouhier, quien le espeta al
letrado de una de las acusaciones particulares (que representa a la familia de una
persona fallecida en el atentado) sabrá ese letrado de colaboración con banda armada
más que yo (ejemplo 15, I6). Ello se debe a que el letrado durante un tiempo
estuvo encarcelado por colaborar con la organización terrorista ETA en el
secuestro del empresario Emiliano Revilla en 1988 27 . Aquí se ven invertidos los
papeles en cuanto al establecimiento habitual de poder entre los interactuantes
–el letrado pregunta y el procesado, en una situación asimétrica de menor
poder, contesta–, ya que el letrado pregunta y el procesado acusa al letrado de
vinculación con banda terrorista. Tenemos aquí un ejemplo de recurso
lingüístico usado para controlar la información (2005: 195), como es el tipo de
pregunta empleado. El letrado usa en I4 una técnica de pregunta que Gibbons
denomina “proyección” consistente en usar verbos informativos o de
pensamiento y que puede ser empleada estratégicamente, ya que se presupone
que el hablante se somete a la verdad que la proposición principal expresa; así,
si se contesta negativamente, la negación se refiere principalmente al hecho de
haber mencionado o dicho algo, pero no niega necesariamente la proposición
–en este caso, le dijo que no le compraron…– que queda como presuposición. La
respuesta a ello, la acusación de Zouhier supone, por un lado, que el acusado
procede a una ruptura con las normas tácitas de su rol –actuar para defenderse,
pero no atacar a los profesionales de la justicia–, y, por otro lado, realiza una
actividad que va en detrimento de la buena imagen profesional y la credibilidad
del letrado. Éste hace caso omiso de las palabras de Zouhier y sigue con el
27http://www.cadenaser.com/actualidad/audios/entrevista-ventana-gonzalo-
boyeabogado/sernot/20070622csrcsr_20/Aes/ Entrevista personal con Gonzalo Boye en la
Cadena Ser. Boye realizó los estudios de Derecho mientras cumplía condena en la cárcel; fue
acusado de haber prestado su coche a un etarra. De la condena de 14 años de prisión llegó a
cumplir 7 años 11 meses y 23 días.
620 •
María Bernal
interrogatorio, pero el Presidente del Tribunal lo interrumpe y rechaza en forma
de amenaza –incluso gesticula apuntando con el dedo– lo dicho por Zouhier, ni
se le ocurra volver a hacer eso; así, “order is first disrupted and then restored (Gnisci
& Pontecorvo, 2004: 971).
(15)
1. PT:
la constituida por doña Angélica María Geria Cortés y su hijo
menor de edad
2. Letrado: con la venia de sus señorías/ señor presidente ((tengo varias
preguntas))
3. PT:
me da igual/empiece
4. Letrado: perfecto// dígame una co-/ en cuantoo/ usted ha mencionao
antes que eh le dijo que no le compraron a Jamal Ahmidan porque
Lofti podía tener más barato/
5. PT:
((al letrado))
6. RZ:
sabrá ese letrado de colaboración con banda armada más
que yo/ que yo no sé nada// él sabe mucho más que yo
7. Letrado: bien/ con la venia señoría/ usted (( )) para que el señor Suárez
Trashorras haya declarao que usted estaba8. PT:
perdone señor letrado// es que ahora (( )) NI se le ocurra
volver a hacer eso/ ¿me ha entendido? NI-SE-LE-OCURRA
(SE DIRIGE AL ACUSADO; APUNTA CON EL DEDO,
GESTO DE AMENAZA)
9. Letrado: (( )) motivo por el cual la UCO se acerca a usted o usted a la
UCO?/ ¿cuál es la relación de colaboración con la UCO?
En lo que sigue de la intervención, el letrado sigue preguntado pero el
acusado no contesta (véanse § 3.2 y nota 28 sobre la elección del silencio como
respuesta). Son, por tanto, actividades que amenazan la imagen del rol
profesional de alguno de los agentes profesionalizados del juicio, o que
constituyen una falta de respeto hacia las víctimas.
3. 2
Descortesía por incumplimiento de normas de cortesía en la
situación de juicio
En este apartado consideramos las expectativas de las normas rituales
en la situación de juicio durante los interrogatorios. Aquí no estamos
únicamente ante cuestiones de cortesía, sino también ante las reglas que
establece el ordenamiento jurídico. Kurzon (1995: 56) indica que el silencio,
también en situaciones cotidianas, es siempre interpretado y la mayor parte de
las ocasiones ello va en detrimento de la persona que guarda silencio;
efectivamente, en ese sentido se pronuncia la Fiscalía en el escrito de
Coloquio del Programa EDICE
• 621
conclusiones 28 . En la vista oral del juicio, los procesados tienen derecho a
guardar silencio en la fase de interrogatorios (véase el ejemplo 1); de hecho, en
este juicio gran parte de los procesados ha elegido contestar únicamente a las
preguntas de su abogado defensor. En la fase testifical, por el contrario, los
testigos llamados a comparecer están obligados a declarar, salvo que lo
declarado pueda implicarles en un delito –hecho que además les es recordado
por el Presidente del Tribunal–. El acto de habla de preguntar constituye el par
adyacente “pregunta-respuesta”, esto, es, un acto de habla con la fuerza
ilocutiva de un pedido de información (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 973),
donde la respuesta preferida será contestar a la pregunta aportando
información; otra elección posible es mantenerse en silencio. Como recuerda
Kurzon (1995: 61): “the case before us, is of the witness or accused who
deliberately refuses to answer a question, hence intention does play a part in
this context”. Habría que tener en cuenta no sólo la intencionalidad, sino
también el conocimiento, planteándose si el interrogado conoce o no conoce la
respuesta; si la conoce, hay dos posibilidades, o bien que la conteste o bien que
de modo no cooperativo afirme no conocerla, y en este último caso, puede
optar por el silencio o por contestar no sé, no recuerdo (véase el ejemplo 16), lo
cual correspondería a un patrón consciente de argumentación que Martinovski
(2006: 2070) denomina lack-of-memory. Gnisci y Pontecorvo (2004: 975) indican
que evadir la pregunta es una estrategia 29 a la que puede recurrir el testigo, lo
cual “is regarded as problematic behaviour due, probably, to the negative
effects it could have on the credibility of the witness”.
En la fase testifical del juicio del 11-M fueron llamados a declarar por la
defensa de uno de los procesados tres integrantes de la banda terrorista ETA
que cumplían condena en prisión 30 . Se les formuló en total 63 preguntas a las
que no aportaron información. El siguiente incidente ocurre durante el
interrogatorio del defensor del procesado Jamal Zougam al etarra Gorka Vidal.
Ante las 26 preguntas que se le formulan, Vidal se limita a contestar
repetidamente que no sabe o que no se acuerda (I2, I4, I6, I8, I13). Dado que la
respuesta aprobada en un juicio es la que aporta al menos algún tipo
Extracto del escrito final: tenemos que hacer referencia al silencio de los imputados/ no ha sido uno sino
varios los imputados/ que se han acogido a su derecho a no declarar/ es un derecho legítimo/ es un derecho
constitucional/ y ninguna objeción se puede poner a ello/ pero sí debemos decir que→/ cuando se guarda silencio sí
es posible valorar el silencio en relación con el resto del material probatorio/ no se utiliza en su contra/ pero sí se
puede valorar para fortalecer el resto de los indicios incriminatorios que se han recogido en el procedimiento/
29 En su estudio, la evasión en la respuesta es poco frecuente, supone el 3’2% del total de respuestas.
30 Vidal fue detenido en febrero de 2004 cuando conducía a Madrid una furgoneta con 512 kilos
de cloratita. En febrero de 2007 fue condenado por la Audiencia Nacional a 22 años de prisión,
como miembro integrante de la denominada “caravana de la muerte”, por los delitos de
integración en organización terrorista, conspiración de estragos terroristas y transporte de
artefactos explosivos.
28
622 •
María Bernal
información relacionada con lo que se pregunta (Gnisci & Pontecorvo, 2004:
974), esta falta de información es considerada como evasivas (I9, I11)
reiteradamente por el Presidente del Tribunal, quien llega a apercibir dos veces
al testigo del hecho de que la negativa a declarar constituye delito de
desobediencia grave. Kurzon (1995: 63) llama la atención sobre los casos en
que el silencio puede deberse a la lealtad hacia un grupo –la mafia sicialiana, por
ejemplo– y se expresa como “unwillingness to testify in court, or to have any
official contact with the authorities”. Consideramos que ello muy bien podría
aplicarse a la situación que nos ocupa, ya que estos testigos son terroristas que
no reconocen la soberanía del estado nacional español y, por ende, la del poder
judicial como órgano constitucional democráticamente establecido. La tensión
va en aumento: Vidal, que ya ha sonreído anteriormente ante alguna pregunta,
emite ahora abiertamente unas risas tras ser preguntado por un comentario que
vinculaba a la banda terrorista ETA con el atentado. El Presidente del Tribunal
(I14, I16) le reprende por las risas, instándole a que conteste con cierto decoro y
respeto dada la gravedad de los hechos que se están enjuiciando.
(16)
1. Letrado:
2. GV:
3. Letrado:
4. GV:
5. Letrado:
6. GV:
7. Letrado:
8. GV:
9. PT:
10. GV:
11. PT:
[…]
12. Letrada:
13. GV:
14. PT:
15. GV:
¿qué ruta realizaron?
no me acuerdo
¿llevaban ustedes un mapa de su ruta en- en la furgoneta?
no recuerdo
¿qué explosivo llevaba en la furgoneta?
no sé// no tengo constancia
¿dónde lo recogieron?
no sé
bien/ las reiteradas evasivas del testigo equivalen a una
negativa a declarar/ le apercibo↑ por segunda y última vez//
que/ si estimara el tribunal que usted están dando evasivas/
podría/ primero/ imponerle una multa/ y luego procesarle
por delito de desobediencia grave// una cosa es que no
recuerde algún detalle/ otra cosa es que [si-]
[(( es que ))]
GUARDE SILENCIO/ y otra cosa es que sistemáticamente
diga no sé no sé no sé// señor letrado
sí/ ¿sabe usted por qué Jamal Ahmidán comentó por lo del
atentado del once eme estos de la eta se han pasado?
(RISAS) no
bien/ procure/ procure contestar con cierto decoro
aunque le haga mucha gracia/ pero aquí [estamos]
[es que ]
Coloquio del Programa EDICE
16. PT:
17. GV:
18. PT:
• 623
estamos enjuiciando un hecho muy grave/
independientemente que a usted le parezca muy risible
las preguntas de la- de la acusación
[es que- es que ni tenía que estar aquí]
[diga usted no/ dice usted no] Y SE ACABÓ/ 31 pero NO se
dedique a hacer otro comentario/ usted dice no/ no tengo nada
que ver/ o no conozco/ y ya está/ nada más/ viene usted como
testigo/ CONTESTE a lo que le pregunten/ salvo que yo
diga que no conteste/ claro
El testigo no cumple, por tanto, las expectativas de cortesía que
socialmente se esperarían en cuanto a mostrar respeto por las víctimas del
atentado y, en definitiva, respeto por el dolor ajeno. En ese sentido, las víctimas
se sienten heridas ante situaciones de ese tipo ya que su imagen se ve dañada,
perjudicada por la falta de respeto, y entendemos que se produce una
interpretación de esa conducta como descortés (Bernal, 2007: 169).
Finalmente, localizamos también situaciones en que el procesado no se
ajusta a la norma válida para la situación, como ocurre cuando usa el prefijo de
intensificación super (I2). Esta elección léxica procedente del registro coloquial
es evaluada como falta de adecuación a las normas vigentes y el Presidente del
Tribunal insta al procesado a expresarse con corrección. Ante los comentarios,
difícilmente audibles de éste, el Presidente le avisa de que piensa actuar con
severidad. Este aviso, sin embargo, escala a una amenaza (§ 3.3) a la mínima le
interrumpo el derecho de defensa, ante lo cual Zouhier protesta: no sé lo que es a la
mínima. Esta expresión la consideramos –dado el buen dominio del idioma
español que muestra el procesado–, más que como una aseveración que indica
falta de conocimiento respecto a su significado, una protesta y un intento de
Zouhier de contrarrestar la amenaza del Presidente del Tribunal. Éste,
efectivamente, no reacciona como si de un pedido de información se tratara,
sino que lo manda callar elevando la voz y seguidamente le pasa el turno al
Ministerio Fiscal para que empiece el interrogatorio:
(17)
1. PT:
2. RZ:
3. PT:
4.
RZ:
¿se considera usted culpable o inocente de sus cargos?
superinocente señoría
bien↓ el super sobre/ a partir de aHOra lo jusTIto para dar su
derecho de defensa ¿eh?/ en toda su extensión pero con CORRECCIÓN
(( ))
31 Este comentario fue recogido en prensa como “El «dice usted no y se acabó» de Gómez Bermúdez es
digno de una antología del cheli procesal”. http://www.javierortiz.net/jor/elmundo/gomez-bermudez.
624 •
María Bernal
5.
6.
7.
PT:
RZ:
PT:
8.
9.
RZ:
PT:
10. RZ:
11. PT:
no le voy a permitir↑ NI UNA↑ me ha entendido ¿no?
perdón
muy bien/ conteste en primer lugar si lo desea a las preguntas
del ministerio fiscal
no no es mi intención hacer [nada[BIEN] por eso le aviso antes de
empezar su derecho de defensa en toda su extensión/ a la
MÍNIMA le interrumpo el derecho de defensa/ perdón/ la
declaración/ le mando a calabozos y ya seguiremos otro
día→ º ministerio fiscal º
no sé lo que es a la mínima
GUAARDE SILENCIO/ ministerio fiscal
Este interrogatorio, como diferentes medios de comunicación constatan32 ,
fue complicado dada la actitud de insolencia y de desafío (ni cuatro fiscales vais a poder
conmigo) que tuvo el procesado; en este sentido, el procesado, que es
jerárquicamente inferior, intenta ejercer poder a través de medios discursivos. El
Presidente del Tribunal le reprendió en diferentes ocasiones llamándole la atención
por sus continuas interrupciones al fiscal, le aviso por cuarta vez / me estoy cansando ya, es
la última vez que se lo aviso / o respeta el procedimiento por las buenas, o por las malas, y llegó
incluso a perder los estribos ¿se quiere callar de una puñetera vez?, intentando hacer valer
su autoridad y marcar claramente su poder. La amenaza (“one of the most intensely
face-threatening acts”, Harris, 2003: 47) ratificada por el poder institucional del
Presidente del Tribunal hace explícita la norma institucional según la cual el
interpelado ni puede dejar de acatarla ni puede presentar a su vez una
contradirectiva o una amenaza. En la continuación del interrogatorio en la sesión de
tarde, el Presidente del Tribunal interrumpió el proceso y llamó a su despacho a
Zouhier y a su abogado; la actitud de Zouhier estaba propiciando risas por parte de
otros acusados, lo cual era interpretado por las víctimas como burlas al proceso
–recuérdese aquí lo mencionado sobre descortesía y dimensión afectiva.
Consideramos por tanto que en esta situación se produce descortesía por
incumplimiento de expectativas de cortesía al menos en dos sentidos:
a) el procesado no acata las normas específicas de la situación en
cuanto a no interrumpir a quienes están conduciendo el interrogatorio, en este
caso, además, interrumpe incluso al Presidente del Tribunal, la máxima
jerarquía, ante lo cual éste reacciona de la siguiente manera:
32http://www.abc.es/hemeroteca/historico-28-02-2007/abc/Nacional/de-stripper-aconfindente_1631718202479.html
http://www.20minutos.es/noticia/206518/0/11-M/Zouhier/Juez/
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/02/26/espana/1172523899.html
http://www.elpais.com/articulo/espana/Rafa/Zouhier/niega/haber/oido/nada/ETA/relacion/
11-M/elpepuesp/20070227elpepunac_7/Tes
Coloquio del Programa EDICE
(18)
PT:
• 625
Zuhier/ suficiente/ Zuhier/ mire/ que ya interrumpa a los
letrados/ pase/ A MÍ NI se le ocurra/ (SE DIRIGE AL
LETRADO) otra pregunta/
b) la actitud del procesado bajo interrogatorio y las risas de otros
procesados, quienes no muestran respeto por la gravedad de los hechos
enjuiciados (cf. también ejemplo 19): un ataque terrorista que se ha cobrado
muchas vidas, además de las secuelas causadas en los supervivientes.
En esta intervención del ejemplo (18) se vislumbra además una actividad
latente de descortesía por parte del Presidente del Tribunal hacia el rol de letrado en
lo que se podría interpretar como que se permite una acción que atenta contra el
desempeño del rol de letrado (no sería lícito interrumpir al Presidente, pero sí a los
letrados). Ante el inicio de protesta por parte del letrado (ejemplo 19, I2), el
Presidente del Tribunal aclara y contextualiza que las interrupciones son lógicas en
el fragor del interrogatorio. Esto supone una reparación (cf. el concepto de cortesía
reparadora en Bernal, 2007, 2009) para atenuar el nivel de amenazas.
Efectivamente, la reparación es interpretada por el letrado como disculpa y expresa
su agradecimiento al Presidente, aceptando así la disculpa:
(19)
1. PT:
señor letrado/ (SE DIRIGIE AL PROCESADO) GUARDE
SILENCIO/ la pregunta está↑ completamente contestada/ ha
dicho usted el contenido de la diligencia y la valoración la hará el
tribunal/ otra pregunta/
2. Letrado: va/ señoría// es que-/ señoría/ con su veenia/ [ah-]
3. PT:
[por] supuesto
además no hace falta aclarar que cuando digo que PASE que
se/ interrumpa con los letrados/ quiero decir que se- en el
flagor 33 del interrogatorio/ (( ))
4. Letrado: evidentemente/ señoría/ muchas gracias/// bien/
5. PT:
el fragor
3.3
¿Descortesía normativa en la situación de juicio o abuso del
poder institucional?
Las funciones del magistrado que preside la vista oral son: juzgar,
moderar, resolver protestas, tomar notas, dictar sentencia. Según Briz (e. p.), “el tribunal
está compuesto por uno o por tres jueces (magistrados, en las causas penales),
33
El Presidente del Tribunal pronuncia mal esta palabra y seguidamente se autocorrige (I5).
626 •
María Bernal
uno de los cuales es el todopoderoso presidente y conductor absoluto del
debate, un moderador omnisciente y representante del poder máximo”. KrykKastovsky (2006: 222) encuentra en sus materiales descortesía realizada por los
jueces, como el sarcasmo, lo que es muestra del poder que tiene el juez. Archer
(2008), que ha estudiado los juicios con una perspectiva diacrónica, establece
una diferenciación entre agresión verbal y descortesía en función del grado de
intencionalidad, siendo la descortesía un caso específico de agresión verbal: en
el caso de los insultos, por ejemplo, existe un objetivo primario de insultar. Esta
autora afirma que “in this particular context, power tended to be
exerted/challenged through verbal aggression rather than impoliteness, in the
main” (Archer, 2008: 205). Esta diferenciación merecería una profundización,
pero si atendemos a nuestra definición de descortesía (§ 3), lo principal no sería
tanto la intencionalidad que haya mostrado el Presidente del Tribunal cuanto
que pueda crear un efecto de descortesía que lesione la imagen del procesado
–cuando, por ejemplo, sea tratado como persona molesta y cargante, a la que
hay que mandar a hacer puñetas–. Aunque el objetivo primario del Presidente sea
velar por la buena conducción del proceso judicial, el uso de formulaciones y
expresiones lesivas de la imagen –sean llamadas agresión verbal o descortesía–
pueden tener efectos negativos, usadas ya de modo primario ya de modo
secundario. A nuestro parecer, y según hemos venido interpretando en los
ejemplos (12, 17 y 18), también algunos comentarios realizados por el
Presidente del Tribunal podrían ser vistos como actividad de descortesía. El
Presidente desempeña un cargo investido de un poder institucional que le
permite dirigir el proceso, mantener el orden en la sala, reconducir el
interrogatorio, dictar sentencia, etc. Pensamos, sin embargo, que en el
desempeño de su rol hay grados en que si se excede puede causarle perjuicio al
acusado, dado que éste se encuentra en una situación institucional de
inferioridad. En esta línea interpretamos lo ocurrido en los ejemplos (20, 21 y
22) donde el Presidente del Tribunal realiza comentarios valorativos sobre el
acusado Zouhier y su conducta. La cuestión, por tanto, es si ostentar el poder
en esa situación es equivalente a tener carta libre para hacer uso de la
descortesía.
3.3.1
Del Presidente del Tribunal a un imputado
Los ejemplos (20) y (21) sucedieron durante el interrogatorio a
Zouhier, quien fue uno de los pocos acusados que contestaron a las preguntas
recibidas de parte no sólo de su abogado defensor, sino también de acusaciones
y Fiscalía. En (23), en un momento anterior, el Presidente del Tribunal, dio la
orden de que expulsaran a Zougam por haberle dado un codazo a otro de los
Coloquio del Programa EDICE
• 627
imputatos que también se encontraban en el habitáculo blindado (la “pecera”).
Seguidamente, el Presidente rectificó aclarando que no había sido Zougam, sino
Zouhier, a lo cual le sigue un comentario valorativo sobre la conducta de
Zouhier presuponiendo que siempre se conduce inadecuadamente:
(20)
PT:
ha sido Rafá Zouhier, como siempre
El ejemplo (21) sucedió durante el interrogatorio a otro procesado,
pero el comentario –o, más bien, la orden– del Presidente del Tribunal iba
referida a él: Zouhier estaba haciendo gestos inapropiados a modo de
comentario de lo que estaba declarando Aglif, motivo por el cual el Presidente
ordenó que lo sacaran de la sala. El Presidente añade un comentario valorativo
ya estoy harto de sus gestos, que deja traslucir un estado emocional adverso al
imputado:
(21)
1. RA:
2. PT:
no/ no/ no los conozco a esos dos
un momentito/ se expulsa a Zuhier temporalmente de la sala//
señoreh agentes/ bájenle a calabozos/ ya estoy harto de sus
gestos
Y en (22) la exhortación del Presidente del Tribunal a Zouhier, a quien
ya le había instado a callar en varias ocasiones, deja vislumbrar su enfado:
(22)
PT:
¡¿quiere callarse de una puñetera vez?!
Consideramos, en fin, que estas apreciaciones y juicios emocionales de
valor pueden menoscabar la imagen del imputado y actuar de alguna manera en
su contra, predisponiendo al tribunal, a la audiencia, en un cierto sentido.
3.3.2
Del Presidente del Tribunal a un fiscal
Indica Casanovas (1997: 17) que, a diferencia del derecho
norteamericano –donde se puede interrumpir a la parte contraria si se cree que
vulnera la regla procesal–, en la ley española no están establecidos los
procedimientos de control de calidad de la información y las reglas de
intervención de las partes: “Esto coloca al Magistrado en una delicada situación,
puesto que, al ser él mismo quien activa y decide al mismo tiempo, se ve
628 •
María Bernal
abocado al dilema de o no interrumpir demasiado para no cortar la
argumentación de las partes y producir innecesarias demoras, o permitir que se
viertan al jurado informaciones no validadas o actitudes destinadas más a la
influencia retórica que al esclarecimiento de los hechos”. Veamos a
continuación una situación que se produjo al final de la vista oral.
Uno de los tres miembros del Ministerio Fiscal, la fiscal Olga Sánchez
expone en su escrito de conclusiones finales (presentado en las sesiones de 1106-2007, 2 horas y 24 minutos de duración, y de 12-06-2007, 2 horas y tres
minutos) los puntos referentes a la prueba y los elementos incriminatorios
contra cada uno de los 27 procesados. Hacia el final de su presentación, en la
secuencia inmediatamente anterior al siguiente ejemplo, la fiscal expresa su
reconocimiento al trabajo de diferentes grupos y organizaciones (forenses de la
Audiencia Nacional, funcionarios, etc.) y enumera los nombres de algunas
víctimas, tras lo cual, al final de la intervención dirige unas críticas a los
periodistas:
(23)
1. OS:
2.
PT:
3. OS:
4. PT:
pero a TODOS/ que han sido un ejemplo de coraje/ dignidad/ y
de entereza// de respeto/ de tolerancia// a todos ellos se ha
dedicado el trabajo para desentrañar lo ocurrido aquel día//
PERO/ el ministerio fiscal tiene que poner de manifiesto que la
dignidad de los afectados↑/ y la memoria de las víctimas↑ no han
sido merecedoras del tratamiento que se ha realizado↑ en algunos
medios de comunicación↑ de los atentados↓ por personas que a lo
mejor en su momento pudieron aprobar la carrera de periodismo
pero que no tienen la ALTURA y la grandeza de una profesión tan
importante en una sociedad [democrática (( ))]
[no no es costumbre] deee de este
presidente interrumpir los informes pero creo que ya se han
excedido los límites de lo que es un informe jurídico/
reconduzca ese informe/ por favor
con la venia de la sala// se han publicado o hablado cosas de este
ministerio fiscal/ y de otras partes que hemos trabajado→
bien/ podrá usted ejercer las acciones o hacer lo que le parezca
más oportuno/ pero entenderá que no podemos dedicar en esta
sala tiempo a los reproches a lo que no son partes procesales/ aquí
estamos para discutir/ valorar las pruebas/ discutir según las tesis
jurídicas y concluir sobre ellas/ pero los reproches sobre personas
que no comparten en proceso/ no son objeto lógicamente del
proceso/ ni están en su escrito de acusación/que es el que
delimita/ junto con el resto de las acusaciones/ cuál es el ámbito
objetivo de esta causa
Coloquio del Programa EDICE
5. OS:
• 629
gracias/ señor/ en modo alguno ibaa a ejercer ningún tipo de
reproche personal/ ni particular/ ni por supuesto es costumbre de
este ministerio fiscal insultar a nadie/ (6´) en última instancia/ la
investigación/ se ha realizado para desentrañar parte de lo
ocurrido/ y dar la respuesta correspondiente a la sociedad/ del
trabajo que se ha realizado en los tribunales/ aquí dentro/ y no
fuera/ en otras instancias// aunque no se me permita↑ poder
efectuar una serie de manifestaciones//
En I2 observamos cómo el Presidente del Tribunal ataja la crítica que
Sánchez hace a algunos medios de comunicación, y de una manera impersonal
–se han excedido los límites– le pide que se ajuste al informe jurídico. La fiscal
intenta insistir y explicar sus motivos, ya que se han publicado cosas, de nuevo es
interrumpida en I4 por el Presidente 34 quien la insta a no expresar reproches (no
podemos dedicar en esta sala tiempo a los reproches); ante esto, la fiscal I5 niega que se
trate de reproches personales y que su intención fuera insultar a nadie. Es patente
aquí la recepción del mensaje emitido por el Presidente en I4, quien, en rigor,
no habló de insultos. Aquí consideramos que se ha producido descortesía
debido a que la imagen de la fiscal queda puesta en entredicho (§ 3.1.1): no
actúa profesionalmente ya que se deja llevar por reproches. Por otro lado,
incluso se puede ver como una ruptura de las normas de cortesía para esa
situación, en concreto el hecho de que el Presidente interrumpe a la fiscal
(véase además nota 35).
4
Conclusiones
En este artículo nos hemos detenido en la vista oral del juicio por los
atentados perpetrados en Madrid el 11 de marzo de 2004. El juicio, celebrado
en 2007, fue emitido públicamente por diferentes medios de comunicación,
contribuyendo así al proceso de transparencia que se pretende seguir en el
sistema judicial español. El objetivo principal ha sido analizar la existencia de
descortesía en el juicio, un discurso institucional que normalmente viene
asociado a un uso de la cortesía en cuanto que situación formal. Hemos
La actuación del Presidente del Tribunal fue denostada por Jiménez Villarejo (ex-integrante del
Tribunal Supremo), para quien su actuación “vulneró el derecho de la fiscal a seguir haciendo uso
de la palabra y obstaculizó el presumible ejercicio de funciones que la Constitución encomienda al
Ministerio Fiscal”, ya que la fiscal estaba en su derecho de plantear los problemas causados por
un juicio paralelo en la prensa con el objetivo de desautorizar el proceso. Dada la misión de
“velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés
social” que tiene el Ministerio Fiscal, “éste no puede quedar silencioso”. Ref.
http://www.almendron.com/tribuna/. 23/07/07.
34
630 •
María Bernal
considerado pertinente observar diferentes instancias de descortesía atendiendo
a las partes implicadas, dado que los roles institucionales y la adscripción del
ejercicio de poder son elementos sustanciales en este contexto. Encontramos
que se produce, en primer lugar, una descortesía lesiva de la imagen ajena. En
este punto hemos considerado pertinente establecer una división entre quiénes
realizan los comentarios y a quiénes van dirigidos, ya que es necesario
considerar la familiaridad o no de los diferentes participantes en un juicio
respecto al proceso en sí, dado que jueces y letrados tienen expectativas muy
diferentes a las que puede tener la mayoría de los procesados y testigos que no
están familiarizados con el modo de proceder en la vista oral de un juicio
(Archer, 2008: 203). Entre las partes profesionalizadas (§ 3.1.1 y § 3.1.3) hemos
observado lo siguiente: a) los comentarios del Presidente del Tribunal dirigidos
a los letrados sobre la relevancia de las preguntas, el manejo de los tiempos –
turno de palabras, longitud de las intervenciones– y al modo en que el letrado
desempeña su papel (relevancia de sus preguntas, no cumple con su quehacer),
pudiendo incluso ser cuestionada su credibilidad. Todo ello es una actividad
amenazante a la habilidad del letrado en su ejercicio profesional; b) comentarios
de fiscal a letrado donde éste es ridiculizado, por torpeza o por no estar al día
en leyes y cuestiones jurídicas.
En situaciones ocurridas entre roles con diferente estatus jerárquico (§
3.1.2 y § 3.1.4) localizamos: a) comentarios dirigidos de letrado a testigo, donde
la credibilidad de éste es cuestionada; b) comentarios dirigidos de procesado a
letrado, en casos en que el rol que es jerárquicamente inferior intenta ejercer
poder por medios discursivos. Se ven invertidos los papeles en cuanto al
establecimiento habitual de poder entre los interactuantes cuando por ejemplo
el procesado acusa al letrado de vinculación con banda terrorista.
Por otro lado, encontramos una descortesía que surge del no
seguimiento de las normas que convencionalmente rigen este determinado
encuentro, sea por parte de las partes profesionalizadas (interrupciones fuera de
lugar) o por los procesados y/o testigos (por ejemplo, expresar risas y no
mostrar respeto por las víctimas del atentado y el dolor ajeno, que constituiría
una descortesía a terceros).
Finalmente, pensamos que, en el ejercicio de la justicia, el Presidente
del Tribunal puede excederse en sus funciones como máximo exponente del
poder institucional al realizar actividades descorteses que pueden perjudicar la
imagen del procesado con comentarios negativos sobre su conducta o la propia
manifestación de una disposición adversa hacia él. Nos planteamos si ello
podría ser considerado un tipo más o menos normativo de descortesía propia
de la situación de vista oral del juicio o si constituiría, más bien, un uso abusivo
del poder con que está investida esta máxima figura; aspectos interesantes de
abordar en investigaciones futuras.
Coloquio del Programa EDICE
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La cortesía en la interacción especializada: la ponencia
en congresos
Liliana Cubo de Severino
Universidad Nacional de Cuyo, Argentina
Resumen
Tradicionalmente se considera que el autor de discursos académico-científicos
tiene la intención de informar de manera objetiva a través de recursos
lingüísticos convencionalizados por la comunidad discursiva. Sin embargo, una
reinterpretación de esas convenciones permite advertir que estas no siempre
responden a la intención de informar (o solo a esa intención) sino que son,
además, comportamientos corteses con los que el autor protege su imagen y la
del destinatario de posibles actos de amenaza. Las estrategias corteses utilizadas,
si bien respetan convenciones internacionales, presentan variaciones según la
cultura, grupo social y lengua de cada comunidad de discurso especializado, de
acuerdo con un modelo sociocultural de interacción. En el presente trabajo
analizamos las estrategias corteses que utilizan los miembros de la Sociedad
Argentina de Lingüística a través de la versión escrita de un corpus de
ponencias publicadas en las Actas del X Congreso de la Sociedad realizado en
Tucumán en el año 2005. Se analizan los comportamientos que utilizan los
investigadores para el mantenimiento de las imágenes, según el modelo de
análisis de Bravo (2004). Nuestro objetivo en la presente investigación es
analizar los distintos comportamientos corteses de acuerdo con la variable
contextual grado de polemicidad. Los resultados permiten reconocer tres variantes
que se ordenan en una escala de menos a más conflictivo temáticamente: 1) si el
investigador sigue una tradición ya establecida, 2) si completa lagunas advertidas
en teorías vigentes y 3) si rechaza una teoría previa aceptada por la comunidad
científica de su disciplina.
Palabras clave
estrategias corteses, discurso académico científico, ponencia, español, modelo
sociocultural
638 •
Liliana Cubo de Severino
1
Introducción
La cortesía verbal, según Antonio Briz (2004: 67), es una estrategia
dentro de las actividades de imagen de hablante y oyente que queda regulada en
cada cultura, cada grupo social y cada lengua, por convenciones que establecen
si un comportamiento lingüístico puede evaluarse como cortés o descortés.
Dicha evaluación, a su vez, depende de variables propias de cada situación
concreta tales como el grado de solidaridad entre los interlocutores –su
distancia o cercanía social o funcional – , su lejanía o proximidad vivencial, el
fin predominante de la interacción –interpersonal o transaccional – y el
contexto cultural.
En el presente trabajo 1 nos preguntamos de qué manera funciona el
sistema de cortesía en las comunidades científicas en las que, según numerosas
investigaciones (Swales, 1990; Bazerman, 1998; Halliday, 1998; Martín & Veel,
1998; Ciapuscio, 2003; Cubo, 2005) interactúan investigadores pertenecientes a
diferentes culturas, grupos sociales y lenguas, de acuerdo con convenciones
internacionales; en las interacciones no se hace explícita la distancia social o
vivencial y se presenta dicha interacción como una relación simétrica en la que
el fin predominante, más allá de las diferencias funcionales según clases
textuales, es informar objetivamente sobre el resultado de las investigaciones.
Para responder a esta pregunta realizamos un análisis de corpus y
comprobamos que, si bien existen convenciones internacionales que,
ciertamente, caracterizan el comportamiento peculiar de estos grupos, sin
embargo, es posible comprobar que existen variaciones en la conducta social de
las distintas comunidades, convencionalizadas en cada lengua, cultura y grupo
social, que se deben, entre otros factores, a un funcionamiento particular del
sistema de cortesía que permite interpretar las interacciones entre investigadores
como corteses o descorteses, tal como afirma Briz (2004).
A fin de analizar el comportamiento peculiar de estas comunidades y el
funcionamiento en las mismas del sistema de cortesía, analizamos en este
artículo las interacciones verbales producidas en español entre los
investigadores pertenecientes a la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL) en la
presentación de ponencias durante el X Congreso Nacional realizado en Salta,
Argentina en el año 2005. El objetivo es caracterizar el tipo de interacción
científica que se da en una comunidad formada por investigadores que
pertenecen a una misma cultura, lengua y grupo social, en una situación
concreta, para reconocer las marcas convencionales e interpretar las estrategias
de cortesía que utilizan.
Resultados parciales de la presente investigación han sido presentados en el XI Congreso de la
Sociedad Argentina de Lingüística ( 2008)
1
Coloquio del Programa EDICE
• 639
El presente artículo está organizado de acuerdo con la siguiente
estructura: en la primera parte describimos el tipo de interacción verbal que
aparece en las comunidades científicas, con referencia especial a la ponencia en
congreso; en la segunda parte analizamos el modelo sociocultural de interacción
científica del que el sistema de cortesía forma parte como principio de
regulación social y en la tercera parte analizamos las estrategias corteses
utilizadas por investigadores de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), en
la situación mencionada.
2
Diseño de la investigación
En la investigación se estudió un corpus de 236 ponencias 2 ,
correspondientes a 364 investigadores, que representan el total que aparece en
las Actas del X Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL),
realizado en Salta en el año 2005. Se analizaron las introducciones de las
ponencias según el modelo Create a Research Space de Swales (1990) adaptado y
se las clasificó según la variable contextual grado de polemicidad de acuerdo con
el movimiento retórico ocupar el nicho en el que el autor de la ponencia establece
su posición relativa a investigaciones previas: 1) grado bajo de polemicidad,
seguir una tradición, 2) grado medio de polemicidad, descubrir una laguna en los
estudios previos y/o realizar preguntas y 3) grado alto de polemicidad, rechazar
afirmaciones de otros investigadores. En el análisis se constató que en un grupo de 32
ponencias no se había explicitado este paso retórico por lo que la muestra
analizada fue de 204 ponencias.
Para el análisis del fenómeno de la cortesía, seguimos el modelo de
Diana Bravo (2004), quien considera que la imagen refleja un compromiso del
hablante con su yo social y su actuación en la interacción frente a otros. Su
propuesta distingue entre una imagen de autonomía y una imagen de afiliación,
categorías sociales vacías que son interpretadas de diferente modo en cada
cultura. La imagen de autonomía, según Bravo, se define como el deseo de la
persona de ser vista con un contorno propio dentro del grupo y la imagen de
afiliación se refiere a todo aquello que permite a la persona identificarse con el
grupo, es decir, percibir y ser percibido por la gente como alguien que forma
parte del grupo.
En el análisis ejemplar de la ponencia etiquetada como R1, dadas sus
características, nos referiremos a las estrategias de cortesía mitigadora (KerbratEn el presente trabajo se considera solo el texto escrito de la ponencia publicado en Actas del
X Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística (2005).
2
640 •
Liliana Cubo de Severino
Orecchioni, 2004) que están motivadas por un posible riesgo de amenaza al
interlocutor y se dirigen a evitarlo, atenuarlo o repararlo. Analizamos los actos
de amenaza según la propuesta para la cultura hispánica de Marta Albelda
Marco (2004: 117), adaptada, que considera actos amenazantes a aquellos que
dañan el prestigio público de una persona, que transmiten críticas u ofensas y,
para el caso puntual analizado, nosotros especificamos, que antepone su propia
opinión a la de reconocidos miembros de la comunidad a quienes desautoriza.
3
La interacción en las comunidades científicas. El género
ponencia
Las comunidades de discurso académico científico son sociedades
sociorretóricas (Swales, 1990; Bazerman, 1998; Halliday, 1998; Martín & Veel,
1998; Ciapuscio, 2003; Cubo, 2005) formadas por grupos de personas que usan
el lenguaje como una forma especial de conducta social, que tiene como
objetivos mantener y extender el conocimiento del grupo e iniciar a nuevos
miembros. Algunas de estas comunidades agrupan a científicos de diversas
disciplinas de una misma ciencia, otras reúnen a los investigadores de una sola
disciplina y existen grupos que abordan temas específicos dentro de la misma,
con enfoques o teorías propias, tanto a nivel nacional como internacional. Los
miembros de estas comunidades especializadas comparten objetos de estudio,
usan una metodología de investigación en común, tienen canales de
comunicación establecidos (congresos, revistas, páginas web, colecciones de
libros) e interactúan con frecuencia, en forma oral o por escrito, usando
convenciones de estilo adaptadas a las distintas clases textuales y situaciones
comunicativas. Sus interacciones tienen distintos grados de formalidad, siendo
la tesis de doctorado la más formal e intermedias las usadas entre autores y
lectores de revistas especializadas en artículos y reseñas, o entre el expositor de
una ponencia y los investigadores que hacen preguntas en un congreso.
Comparten reglas sobre cómo usar e interpretar el lenguaje; aunque los
investigadores hablen diferentes lenguas y vivan en distintos lugares, tienen un
léxico terminológico y siglas en común. Utilizan formas estilísticas para
categorizar el conocimiento tales como el uso de nominalizaciones, preferencia
por la tercera persona, formas impersonales y otras opciones para desagentivar
sus expresiones y lograr objetividad. Siguen convenciones relativas a la forma
de citar las palabras de otro, convenciones sobre a quién se cita de manera
integral y a quién no, según sea miembro reconocido o desconocido en esa
comunidad. Comparten la manera de organizar sus discursos siguiendo
estructuras tales como la IMRD (Introducción/Metodología/Resultados/
Discusión) en los artículos experimentales, qué debe hacerse explícito al
Coloquio del Programa EDICE
• 641
exponer los resultados y qué puede obviarse, qué grado de dificultad se puede
admitir en un texto según los conocimientos previos que se suponen en el
lector, qué ideología está detrás de cada teoría, escuela o corriente. Por todo
esto, como dijimos, son una comunidad sociorretórica con convenciones
universales y variaciones disciplinares, culturales y aun individuales que son
aceptadas y sistemas de control que otorgan o niegan el acceso a los nuevos
miembros. Pero más allá de las convenciones y variaciones aceptadas, su
discurso es considerado informativo, impersonal y epistémico o constitutivo del
conocimiento del grupo.
Si bien algunas estrategias discursivas son comunes a todo tipo de
discurso especializado, que responde a la función dominante de informar,
presentan variaciones de registro en las interacciones según el tipo de evento
comunicativo y su función específica: evaluar el trabajo de otro en la reseña,
dirigir el aprendizaje en el manual, proponer un nuevo conocimiento en la tesis,
etc. Los distintos tipos de eventos comunicativos se cristalizan en diferentes
clases textuales que funcionan como estaciones (Ciapuscio, 2003) en la difusión
de los resultados de una investigación. La investigación se suele formular como
proyecto, exponer como informe a los organismos de control, difundir de
manera sucinta en las ponencias o póster y publicar de manera completa en los
artículos de investigación.
En el tipo especial de interacción que se da en la clase textual ponencia o
exposición de investigadores en congresos científicos, al que se refiere el
presente artículo, el objetivo comunicativo es presentar los resultados de una
investigación en un lapso acotado a 15 o 20 minutos a fin de conocer la opinión
de sus pares antes de llegar a la publicación. Presenta la particularidad de ser
una intervención monológica oral que corresponde a un texto previamente
escrito. La concepción de la misma es híbrida (Dúo de Brottier, 2005) ya que ha
sido escrito para ser leído o expuesto en una situación de inmediatez
comunicativa, cara a cara, frente a numerosos destinatarios que podrán
reaccionar aceptando o rechazando sus afirmaciones, en intervenciones
dialógicas posteriores, en turnos cedidos por el coordinador de la sesión del
congreso. A consecuencia de estas características del evento comunicativo, al
producir su escrito, el autor de la ponencia tiene presente al posible lector o
audiencia y planifica la interacción calculando el efecto de las estrategias
discursivas utilizadas.
Este tipo de interacción, si bien sigue convenciones establecidas por la
comunidad científica internacional, presenta variaciones en las distintas
comunidades de discurso, que dependen, entre otros factores, del
comportamiento codificado para el mantenimiento de la imagen de autor y
destinatario a través del sistema de cortesía, que es crucial para que el
investigador logre la aceptación de sus puntos de vista por parte de la
642 •
Liliana Cubo de Severino
comunidad (Myers, 1989; Boccia de Zavala, 2000; Cubo de Severino, 2008).
Por esa razón, aun cuando las convenciones del discurso académico científico
explicitadas arriba son explicadas por los analistas del discurso como modos de
expresar objetividad, precisión y claridad, una lectura atenta y una
reinterpretación de las características textuales permiten advertir que el uso de
formas impersonales, pasivas, nominalizaciones, citas de otros autores, marcas
de modalidad epistémica que permitan expresar el grado de certeza de una
afirmación, atenuaciones, entre otras, no siempre responden a la intención de
informar (o solo a esa intención) sino que son, además, en muchos casos,
comportamientos corteses que responden a un modelo sociocultural de
interacción científica propio de cada comunidad.
4
Modelo sociocultural de interacción científica y
cortesía verbal
sistema de
Según sabemos, el comportamiento de los miembros de cada grupo
social responde a un modelo sociocultural de representación mental de la interacción verbal
cotidiana (van Dijk, 2003) que los hablantes tienen internalizado y utilizan según
el contexto y la situación comunicativa concreta en los que estén insertos. Este
es un modelo que, en general, no necesita ser aprendido ni enseñado
explícitamente. Es un tipo de modelo folk o, según la terminología de Lakoff
(1987), un Modelo Cognitivo Idealizado creado a partir de la experiencia verbal de
todos los días.
Esto no es así en las comunidades de discurso académico científico. La
construcción de un modelo sociocultural de interacción científica (Cubo, Israel &
Zonana, 2001; Morgan, 2001) en los investigadores que recién se inician, a
diferencia de los modelos de interacción cotidiana, implica un largo aprendizaje
a través de lecturas de distintas clases de discursos especializados y
participación en eventos científicos de su comunidad de discurso, ya que la
lectura de manuales con que suele abordarse el estudio de la disciplina no es
suficiente para su construcción. El investigador novel, por lo tanto, además de
los necesarios logros en su investigación, necesita conocer y compartir el
modelo de interacción de su comunidad de discurso científico para lograr
integrarse.
Uno de los sistemas que estructura estos modelos socioculturales es la
cortesía, que ha sido definida como principio de regulación social de las
interacciones (Leech, 1983), como mecanismo mediante el cual se busca el
equilibrio de la imagen de hablante y oyente (Hernández Flores, 2003) o como
una estrategia pragmática para evitar conflictos (Kasper, 1990). La pregunta que
surge es ¿qué tipo de conflicto puede surgir y se quiere evitar en el discurso
Coloquio del Programa EDICE
• 643
académico- científico?
Si analizamos el modelo sociocultural, advertimos que el pensamiento
de la comunidad refleja, cognitivamente, una imagen esquemática (Lakoff 1987:
275) de la ciencia como un camino, con un punto de origen, uno de destino y
una dirección. Este camino, que recorren juntos los investigadores de una
comunidad, de acuerdo con reglas y convenciones aceptadas, está regido por
dos principios constitutivos aparentemente contradictorios (Myers, 1989): 1) la
comunidad científica es más importante que el individuo ya que sostiene el
conocimiento teórico aceptado por sus miembros en general y las líneas
teóricas compartidas por grupos de especialistas sobre fenómenos específicos
del objeto de estudio. Pero al mismo tiempo, sostiene otro principio
constitutivo que se opone al anterior: 2) la ciencia no está hecha, no es
definitiva, por lo que los individuos que forman parte de la comunidad deben
seguir elaborando teorías que expliquen los fenómenos y mejoren o cambien las
teorías ya aceptadas. Esta oposición supone una tensión permanente y una
constante amenaza de conflicto, que obliga a los autores de escritos académicos
a negociar su posición frente a la comunidad. A estos dos principios se suma un
tercero, el principio de cortesía, según el cual el discurso especializado consiste
en interacciones entre científicos en las cuales el mantenimiento de la imagen es
crucial (Myers, 1989). La negociación para lograr una comunicación eficaz se
logra a través de estrategias corteses para cuidar la imagen de afiliación (para
responder al primer principio: la comunidad es más importante que el
individuo) y la imagen de autonomía (para responder al segundo: los individuos
deben mejorar o cambiar las teorías aceptadas con resultados de investigaciones
propias originales), denominaciones propuestas por Bravo (2004) como
categorías vacías que en este contexto se cargan de un contenido específico.
De acuerdo con el modelo de su comunidad, por lo tanto, el autor de
una ponencia trata de prever la reacción de la audiencia, predice posibles actos
de amenaza a la imagen de sus futuros oyentes o a su propia imagen y utiliza
estrategias corteses para proteger dichas imágenes. Pero dado que cada cultura,
grupo social y lengua presenta variaciones en el sistema de cortesía, no siempre
coinciden las opiniones acerca de cuáles son marcas de polemicidad y cuáles
son marcas corteses. Así por ejemplo, mientras algunos autores, a través del
análisis de marcas fuertes de polemicidad, sostienen que la baja frecuencia de las
mismas indica escasa polemicidad en los discursos en español, otros autores
(García Negroni & Ramírez Gelbes, 2005) rechazan esta postura ya que
consideran que también deben tenerse en cuenta las marcas débiles que señalan
polemicidad, si bien morigerada, y que son muy frecuentes en los discursos
especializados en esa lengua.
En general se considera que un investigador puede afectar la imagen de
afiliación y realizar un acto de amenaza a la audiencia que representa a su
644 •
Liliana Cubo de Severino
comunidad, por ejemplo, cuando se cita como el primero que afirmó algo,
cuando crea un término nuevo, cuando hipotetiza sin pruebas, cuando hace
afirmaciones que se oponen a teorías aceptadas por su comunidad, entre otras.
Por otra parte, puede afectar la imagen de autonomía cuando presenta
resultados que no aportan nuevos conocimientos. Estos actos de amenaza
suelen atenuarse o repararse por medio de estrategias corteses mitigadoras tales
como fórmulas de atenuación tipo “es posible que...”, “ desde mi punto de vista” ) o
refuerzos de las afirmaciones propias con citas de otros autores para proteger
su propia imagen de autonomía y a la vez reforzar la imagen de afiliación de la
audiencia. Son más o menos corteses según el contexto, los acuerdos parciales
con teorías previas con señalamiento de errores, fallas o lagunas, introducidos
por conectores contrargumentativos como sin embargo, pero, no obstante, o con
refutativos, concesivos o contrastivos débiles como si bien, aunque, a pesar de, pese
a, no es menos cierto, por el contrario, a diferencia de, mientras que, las autocitas en las
que el autor se presenta como un investigador más de la comunidad, en tercera
persona, a fin de distanciarse del mensaje y acercarse al lector o audiencia
(Myers, 1989; Briz, 2004; García Negroni & Ramírez Gelbes, 2005;
Mendikoetxea, 2000). Pero estas marcas lingüísticas deben interpretarse en cada
caso concreto, por lo que no siempre pueden hacerse generalizaciones.
Otra manera de analizar el grado de polemicidad de una comunidad es
observar la actitud general de los investigadores de esa comunidad con respecto
a las investigaciones previas.
5
El sistema de cortesía en la ponencia
El recorrido por el camino de la ciencia que realizan los investigadores
de una comunidad de discurso especializado, manteniendo el equilibrio de las
imágenes, se refleja en los pasos retóricos que convencionalmente estructuran
los textos especializados. En la introducción de la ponencia, clase textual que
aquí interesa, se reconoce un movimiento retórico que consiste en establecer un
nicho (Swales, 1990), prepararse para dar un paso en ese camino. El investigador
debe señalar el espacio aún no ocupado por otros investigadores para poder
establecer su posición en relación con las investigaciones anteriores sobre el
objeto estudiado. Ese señalamiento implica una forma de polemicidad, que se
refleja verbalmente en actos de amenaza a las imágenes, en el sentido en que el
sujeto de la enunciación o bien muestra las limitaciones o las insuficiencias de
quienes lo precedieron en la tarea de investigación (García Negroni & Ramírez
Gelbes, 2005), o bien aparece como poco original en su propuesta de
investigación.
En el siguiente paso o movimiento retórico, ocupar el nicho, el autor de la
Coloquio del Programa EDICE
• 645
ponencia explicita su posición relativa a investigaciones previas y da un paso en
el camino de la ciencia. Al exponer los resultados de su investigación elige entre
opciones que presentan distintos grados de polemicidad, según la conflictividad
temática de su propuesta.
Grado bajo de polemicidad; el autor elige la opción de seguir una tradición, en
la que prevalece la imagen de afiliación correspondiente al primer principio de
interacción que establece que la comunidad está antes que el individuo. Es la
opción que Isaac Newton llamó un recorrido a hombros de gigantes, que permite el
avance de la ciencia en la misma dirección, afianzando la teoría vigente.
Grado medio de polemicidad; el autor elige la opción de descubrir una laguna
en los estudios previos y/o realizar preguntas, en la que prevalece la intención de
equilibrar las imágenes de autor y comunidad , por lo que el investigador acepta
parcialmente las teorías propuestas pero señala una objeción o completa
aspectos no desarrollados por las teorías previas. Esto lleva a un transitar de la
ciencia en la misma dirección pero detiene parcialmente el avance.
Grado alto de polemicidad; el autor elige la opción de rechazar afirmaciones de
otros investigadores en la que prevalece la imagen de autonomía, por lo que el
investigador construye una teoría o parte de una teoría que se opone a las
anteriores. Esto lleva a marcar un camino alternativo que podría cambiar la
dirección en el camino de la ciencia, por lo que es la opción más conflictiva.
6
Resultados
6.1
Análisis de las introducciones de las ponencias
A fin de determinar de qué manera resuelven el conflicto temático en la
Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), realizamos un análisis cuantitativo y ,
según la posición tomada por el/los autores ante las investigaciones previas,
clasificamos el total de ponencias de la muestra según la variable grado de
polemicidad en las tres categorías mencionadas: 1) variante seguir una tradición, de
polemicidad baja, 2) variante encontrar una laguna o hacer preguntas, de polemicidad
media, y 3) variante rechazo afirmaciones de otros investigadores, de polemicidad alta.
Los resultados aparecen en la Tabla 1.
Tabla 1. Clasificación de ponencias por variable contextual grado de polemicidad
Variantes
Nº de ponencias
Seguir una tradición
Presentar una laguna o preguntas
Rechazar una/s teoría/s
TOTAL
158
39
7
204
77.45%
19.11%
3.43%
99.99%
646 •
Liliana Cubo de Severino
Según se observa, en la comunidad existe una tendencia marcada a utilizar la
variante de grado bajo de polemicidad y conservar la imagen de afiliación con lo que se
evita el conflicto. Con menor frecuencia se selecciona la variante de grado medio de
polemicidad y se busca el equilibrio entre la imagen del autor y la de la audiencia,
formada por los investigadores de la comunidad. Solo en un escaso 3.43% prevalece la
variante de alta polemicidad que antepone la imagen del autor a la del grupo. Esto nos
permitiría afirmar que la comunidad estudiada, en las ponencias, es débilmente
polémica, teniendo en cuenta la manera más frecuente de resolver el conflicto temático.
Por otra parte, dado que las ponencias fueron presentadas en distintas
comisiones que correspondían a diferentes disciplinas o áreas temáticas,
analizamos la relación en cada una de ellas, respetando la clasificación ad hoc
dada en el Congreso, para ver si existía variación disciplinar en el interior de la
SAL. La Tabla 2 muestra los resultados.
Tabla 2. Análisis del grado de polemicidad según el área temática
Áreas temáticas /
Comisiones
La lengua en el
Quijote
Lexicología,
lexicografía [...]
Didáctica
de
la
lengua
Análisis del discurso
Nº trab.
tradición%
1
laguna%
rechazo%
0
0
0
0
11.42
0
13.33
0
13.33
0
16.66
0
16.6
0
100
15
100
35
88.57
60
86.66
Pragmática,semiótica,
[...]
Lenguas
clásicas,
aborígenes,
extranjeras
Adquisición
del
lenguaje
Historia de la lengua
española,
Sociolingüística [...]
6
La escritura desde
sus orígenes
Oralidad
e
interacción
Gramática
del
español
Lingüística
e
Interdisciplinariedad
TOTAL
7
83.33
18
83.33
6
83.3
5
0
80
20
75
25
57.14
42.85
57.14
42.85
50
25
35
50
77.45%
19.11%
12
0
0
7
0
12
25
20
15
204
3.43%
Coloquio del Programa EDICE
• 647
Tal como se puede observar en la Tabla 2, ordenada de mayor a
menor de acuerdo con los valores de la opción seguir una tradición, existen
variaciones significativas según las áreas temáticas. Se advierte un continuum
con puntos extremos que aparecen marcados con negrita. El valor más alto en
la opción seguir una tradición (100%) aparece en disciplinas relacionadas con la
literatura y en lexicología. El valor más alto en la opción encontrar una laguna
(50%) aparece en lingüística e interdisciplinariedad. Y el valor más alto en la
opción rechazar una teoría (25%) aparece en la comisión de Gramática. No nos
extendemos en el análisis de esta variación porque esto exigiría previamente una
clasificación precisa de las disciplinas, lo que escapa al objetivo del presente
trabajo. Sin embargo, creemos importante destacar que, salvo la comisión que
relaciona la lingüística con otras disciplinas, que registra un 35%, 50% en las
opciones 1 y 2 respectivamente, en la que la segunda opción es la más
frecuente, las demás áreas temáticas presentan mayores ocurrencias en la
opción seguir una tradición, lo que confirma la tendencia a evitar el conflicto y
hacer prevalecer la imagen de afiliación.
6.1
Análisis de los posibles actos de amenaza y las estrategias de
cortesía en un ejemplo prototípico de la variante rechazo de afirmaciones
de otros investigadores
Dado que la opción rechazo de una o más teorías previas, en la que
prevalece la imagen de autonomía, es tan poco frecuente en la comunidad, en
este tipo de evento comunicativo, nos interesó analizar cómo se resuelve el
conflicto temático en los casos en que el investigador necesita elegir esta
variante. Tal es el caso que analizaremos a continuación, en el que el autor,
miembro prestigioso de la comunidad, continúa una investigación previa,
propia y original, que sirve de punto de partida a la propuesta que realiza en la
ponencia analizada. Para ello presentamos, en la Tabla 3, fragmentos
significativos de la Introducción de una ponencia que pertenece a la comisión
de Gramática que, según mostramos, presenta un 25% de trabajos en los que
se elige la opción rechazo. En ellos distinguimos con negrita los posibles actos
que amenazan la imagen de afiliación y, cuando corresponda, mencionamos las
estrategias corteses para la reparación o atenuación del acto de amenaza.
Tabla 3. Introducción de la ponencia R1
Estructura retórica
Primer movimiento:
Establecer el
territorio
Texto
Posibles actos
amenaza
de Estrategias
cortesía
de
648 •
Liliana Cubo de Severino
Paso:
presentación del
tema
Paso:
mencionar
estudios previos
En
X
2002, se
estudiaron
como
construcciones de realce
casos semejantes a. [...]
Los gramáticos asignaron
a
esta
construcción
diferentes análisis. Para
algunos de ellos (cf.
Alcina Franch & Blecua
1975; Kovacci, 1991), la
cláusula. [...] es adverbial
consecutiva y omiten el
valor comparativo de
dicha cláusula. [...]
Para otros (Moliner 1981,
Butt & Benjamin, 1988),
en cambio, se trata de
una
construcción
comparativa (omiten el
valor consecutivo [...])
Segundo
movimiento:
encontrar el nicho
Paso:
En el trabajo citado,
rechazo de teorías para mostrar que estas
previas
cláusulas no pertenecían
ni a la zona central
consecutiva ni a la
comparativa, X sostuvo
que. [...]
Tercer
movimiento:
ocupar el nicho
Paso:
La
construcción
se
presentar el trabajo analizó en el marco de la
actual
hipótesis de realce que
también sostenemos en
el presente trabajo.
Autocita al comienzo
Desdoblamiento
del discurso( X es uno
del autor, uso de
de los autores de la
pasiva con se
ponencia)
Verbo ‘omitir’ que Cita no integral,
lexicaliza una falla
entre paréntesis,
de antagonistas; año
de la cita con distancia
temporal mayor a 14
años
Uso
de
conector
contrargumentativo
contrastivo ‘en cambio’
Verbo ‘omitir’ que
lexicaliza la falla
Dos autocitas ( el Nominalización
trabajo citado pertenece y desdoblamiento del
al autor del artículo; X autor, uso de
es uno de los autores)
tercera persona sing.
Tres negaciones de
afirmaciones de otros
autores
Autocita
Verbo
‘sostener’,
asertivo fuerte
Aparición
del
enunciador, uso de
primera persona plural
[...]se afirmó además [...] Autocita
Verbo
‘afirmar’,
asertivo fuerte
[...] se dijo también. [...] Autocita
Verbo ‘decir’, asertivo
débil
[...] mostrándose. [...]
Cita no integral
de antagonistas;
año de la cita
con distancia
temporal mayor a
14 años ;‘omitir’ entre
paréntesis
Autocita
Verbo
Uso de pasiva
con se;
Desdoblamiento
del autor, uso pasiva
con se
Desdoblamiento
del autor, uso de
pasiva
con se
Desdoblamiento
‘mostrar’, del autor, uso de
Coloquio del Programa EDICE
• 649
evidencial
En síntesis, se sostuvo.
[...]
Paso:
En el presente trabajo,
presentar objetivos perseguimos el objetivo
de
encontrar
correlaciones entre esta
hipótesis
pragmáticosintáctica y [...]
pasiva
con se
Autocita
Desdoblamiento
Verbo
‘sostener’, del autor: uso de
asertivo fuerte
pasiva
con se
Autocita referida por Aparición del
el deíctico
enunciador, uso
de primera persona
plural
;verbo
atenuador
‘perseguir’
Si analizamos los posibles actos de amenaza en el texto, advertimos que
aparecen, por un lado, las autocitas y por otro, las críticas a otros autores que se
instancian a través de expresiones que lexicalizan una falla, negaciones, verbos
de modelidad epistémica, asertivos y evidenciales, y un conector
contrargumentativo. A estos actos de amenaza corresponden distintos tipos de
estrategias corteses.
Con respecto a la autocita, consideramos que si bien el hecho de que
un autor se cite a sí mismo no es en sí una amenaza a la imagen de los lectores,
en el texto analizado y de acuerdo con el modelo sociocultural de interacción de
la comunidad en que se presenta, sí es un acto de este tipo por distintas
razones. Una de las razones es que la autocita aparece en solitario. Según
estudiosos de las convenciones del discurso especializado, la comunicación
científica es un campo de negociación social (Myers, 1989) que, como dice
Bazerman (1998: 16) muestra a la ciencia como ya hecha, como cooperativa y
armoniosa, si bien cuando se está haciendo puede ser competitiva y
contenciosa. Esta negociación lleva a los investigadores a establecer un tipo
especial de intertextualidad que los lleva a cuestionar y oponerse a otros, por
una parte, y a buscar aliados, por otra. Las citas y referencias a otros textos, por
lo tanto, sirven de redes que crean alianzas sociales. Cada acto de referencia o
cita es un acto de afiliación, o una demostración de alianzas que deja a otros
afuera. En este contexto cultural, por lo tanto, la autocita “en solitario”, sin
citar el trabajo de otros que compartan sus ideas, se considera una imposición a
los demás miembros del área de estudio (Myers, 1989: 3). En el texto que nos
ocupa, dado el carácter original de la propuesta, la autocita del autor no muestra
relaciones con otros trabajos, no crea alianzas, por lo que deja a todos, a la
audiencia, a los lectores y a los demás miembros de la comunidad, fuera de la
red. Este acto de amenaza, fuerte en un contexto cultural en el que se privilegia
el grupo sobre el individuo, se intensifica por aparecer la autocita encabezando
el texto, con una construcción que focaliza el tema y por aparecer reiterada
650 •
Liliana Cubo de Severino
nueve veces en la Introducción de la ponencia, reforzando la amenaza.
Las estrategias de cortesía mitigadora utilizadas por el autor son: la
presentación de su trabajo como un espacio textual ajeno, el uso de la pasiva
con se y de la tercera persona singular, que le permiten un desdoblamiento cuya
intención no es desagentivar sino reparar el posible acto de amenaza y atenuar
el efecto de la autocita, mostrándose como un investigador más de la
comunidad. En efecto, para atenuar, el autor se desdobla (Myers, 1989) en
escritor enunciador e investigador. Aparecen dos diferentes voces del autor, la
voz que habla en el texto, en este caso representado por el ‘nosotros’ que
involucra al segundo autor y la voz del investigador cuyo trabajo se describe,
que aparece, con nombre propio, como una referencia a otro investigador más.
El otro acto de amenaza que realiza el autor en su texto es su oposición
a la opinión de todos los otros investigadores que cita, con nombre propio, y
critica, ya sea con expresiones que lexicalizan fallas atribuidas, con el uso de
negaciones reiteradas que expresan su oposición a las ideas de los otros o con el
uso del conector contrargumentativo con el que opone a los otros entre sí.
La estrategia de cortesía mitigadora que utiliza para atenuar estos actos
de amenaza es el uso de paréntesis, que le permite negociar citas integrales y no
integrales y colocar entre paréntesis, sacar de su texto, lo que considera
amenazas demasiado fuertes. Si bien los investigadores a los que se opone son
reconocidos miembros de la comunidad lingüística internacional, se podría
considerar atenuador el hecho de que las citas son temporalmente mayores a 14
años. Finalmente, otra estrategia cortés utilizada es la selección del verbo
“perseguir”, marca de modalidad epistémica no asertiva que suspende
temporalmente la certeza de sus afirmaciones. De esta manera contrarresta la
fuerza de otros verbos de modalidad epistémica asertiva como “sostener”,
“afirmar” y evidenciales como “mostrar” que presentan las autocitas.
6
Discusión final
Los resultados de la investigación presentada muestran la relatividad
cultural del fenómeno de la cortesía aun en textos altamente
convencionalizados como los discursos académico científicos, tal como
expusimos en la introducción del presente trabajo. Las ambigüedades
pragmáticas que se presentan al lector de discursos especializados para asignar
el valor y la función a determinadas marcas discursivas convencionales se
resuelven en el marco del modelo sociocultural de interacción científica de la
comunidad huésped y en la situación de uso en que estas aparecen. Es el
sistema de cortesía del modelo de una comunidad concreta el que permite al
Coloquio del Programa EDICE
• 651
autor perfilar la audiencia, prever posibles actos de amenaza y tomar decisiones
retóricas relativas al uso de estrategias corteses, en situación.
Del análisis del corpus surge la evidencia de que existe un alto grado de
dependencia entre las opciones retóricas seleccionadas por los autores de las
ponencias, el modelo sociocultural de interacción científica y la situación de
uso en la que aparecen.
En efecto, en la Sociedad Argentina de Lingüística, los autores
resuelven (o evitan) el conflicto temático, en general, haciendo prevalecer el
primer principio de interacción: “la comunidad es antes que el individuo” por lo
que la opción seleccionada con más frecuencia es seguir una tradición que cuida la
imagen de afiliación con los actos de referencia o cita a otros autores con los
que comparte sus ideas. Con menor frecuencia y una significativa diferencia con
respecto a la primera opción, los autores deciden buscar el equilibrio y cuidan
tanto la imagen de afiliación como la de autonomía, por lo que eligen la opción
buscar una laguna o hacer preguntas, que es una manera de negociar los desacuerdos,
aceptando parcialmente las ideas de los otros. Es muy poco frecuente que elijan
la opción rechazar teorías previas en la que el autor cuestiona y se opone a las
ideas de los otros, por lo que prevalece la imagen de autonomía.
De acuerdo con estos resultados, podemos sostener que el modelo
cultural de interacción científica en la comunidad de la Sociedad Argentina de
Lingüística es débilmente polémico, tal como sugieren algunas investigaciones
previas. Dado el tipo de datos manejado, no podemos generalizar esta
afirmación a todos los géneros de discurso científico.
Con respecto a la interpretación de marcas lingüísticas convencionales
de objetividad y/o de cortesía, el análisis de un caso mostró que, de acuerdo
con nuestra hipótesis, el uso de las formas “pasiva con se” y “tercera persona
singular”, además de su valor y función convencional de objetividad y
desagentivación, pueden cumplir una función pragmática de cortesía cuando
coocurren con actos de amenaza a la imagen del lector y/o de la audiencia. En
esos casos, el objetivo comunicativo de atenuar el acto de amenaza motiva la
sintaxis.
Finalmente, respecto de los actos de amenaza, podemos afirmar que la
estrategia retórica de “autocita” funciona como un acto de amenaza cuando los
destinatarios pertenecen a una comunidad que actúa de acuerdo con un modelo
sociocultural de interacción científica en el que la comunidad es antes que el
individuo y el autor cita sus trabajos sin formar parte de una red de alianzas con
otros investigadores que compartan sus ideas. El acto de amenaza es más
intenso si la autocita se utiliza, como en la ponencia analizada, para rechazar
todas las teorías anteriores citadas.
Este análisis ejemplar muestra la necesidad de enmarcar el estudio del
fenómeno de la cortesía en un modelo sociocultural determinado a fin de
652 •
Liliana Cubo de Severino
explicar por qué determinados actos amenazan una imagen y por qué
determinadas estrategias tienen un valor cortés.
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Principios Sociopragmáticos de la Interacción
y Dinamismo de las Relaciones de Poder
entre Médico y Paciente
María de la O Hernández López
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España
Resumen
Este trabajo explora la interconexión entre los Principios Sociopragmáticos de
la Interacción en relación a uno de los aspectos de Gestión de Relaciones
Interpersonales identificados por Spencer-Oatey (2008), los derechos y
obligaciones. Este factor está directamente conectado con las relaciones
(simétricas o asimétricas) de poder existentes en toda interacción. Para ello se
analizará el dinamismo existente en la interacción entre médico y paciente, para
así dar respuesta a preguntas tales como: ¿Cuáles son los principios
sociopragmáticos de la interacción que gobiernan en este contexto? ¿Cómo se
desarrollan las relaciones de poder entre médico y paciente en español
peninsular? ¿Cómo se reflejan los Principios Sociopragmáticos de la
Interacción, los derechos y obligaciones y relaciones de poder en la
comunicación?. Este trabajo demuestra que las relaciones de poder en el
contexto español se caracterizan por cierta flexibilidad, puesto que no sólo
dependen del contexto institucional en el que se desarrollan, sino que también
vienen determinadas por la elección que los interlocutores hagan in situ de los
valores socioculturales imperantes en tal contexto. Dichos valores se traducen
comunicativamente hablando en los principios de afiliación y auto-afirmación.
Palabras clave
Principios sociopragmáticos de la interacción, poder, cortesía, relaciones
interpersonales, consultas médicas
656 •
María de la O Hernández López
1
Introducción
1.1
De la cortesía lingüística a la gestión de las relaciones
interpersonales
Desde la aparición del modelo de Cortesía de Brown y Levinson (1978,
1987) y la Teoría de la Relevancia (Sperber & Wilson, 1987, 1995), las últimas
décadas se han caracterizado por una división de estudios de pragmática que, o
bien parecían ser de corte social, o bien imperaban en componente cognitivo,
de modo que la comunicación estaba condenada a ser vista de manera parcial,
según el prisma que se decidiera utilizar. Sin embargo, los últimos años ha
supuesto un giro en tanto en cuanto la tendencia es la búsqueda de un modelo
más completo donde la comunicación es vista como una complejidad de
elementos que sólo cobran sentido cuando están integrados entre sí. Dentro de
esta visión socio-psicológica es donde se encuentra la pragmática interaccional
(Arundale, 2006) y la gestión de las relaciones interpersonales (Spencer-Oatey,
2000, 2008). Ésta es precisamente la perspectiva adoptada para el presente
trabajo, donde también se tienen en cuenta trabajos de cortesía aplicados al
mundo hispano (Bravo, 1999, 2003; Cordella, 2007; Fant, 2007).
Dentro de lo que Arundale (2006) llama Pragmática Interaccional, la
cortesía se sitúa en un punto intermedio entre la cortesía teórica tradicional y la
teoría de la Gestión de las relaciones interpersonales (GRI, o Rapport
Management, Spencer-Oatey, 2000, 2008), marco teórico en el que se basa este
trabajo. Es cierto que esto se podría interpretar como una mezcla de lo ya
investigado hasta ahora. Sin embargo, más que eso, la gestión de relaciones
interpersonales constituye un único marco desde donde se pueden explicar
todos aquellos factores sociales, psicológicos, interpretativos, culturales y
situacionales que, de forma integrada y conjunta, influyen en la comunicación.
Esta perspectiva, por tanto, rechaza no sólo la predicción de teorías a priori, sino
que también propone el análisis de datos en toda su complejidad para poder
desentrañar un modelo post facto. En la misma línea se mueve Arundale (2004,
2006), al afirmar que un modelo de comunicación robusto debe ser dinámico,
donde el concepto de imagen no es individual, sino que se forma en el proceso
relacional de la interacción. Es decir, que el concepto de imagen no es
intrínseco de cada persona; los participantes de una interacción no tienen una
imagen sincrónica, sino que ésta se va constituyendo a lo largo de la interacción.
Esto se relaciona con lo que Heritage (1984: 242) llama relationship-shaped y
relationship-renewed, es decir, que el significado interaccional de la imagen
dependerá, en gran medida, de si es una relación que se establece por primera
vez o si se trata de una relación ya conocida pero que se renueva en cada
interacción. Para el presente estudio sólo se tendrán en cuenta interacciones
Coloquio del Programa EDICE
• 657
donde los interlocutores se conocen de antemano. En la misma línea están
Locher y Watts (2005) con lo que ellos llaman “Trabajo Relacional” (relationalwork) y la Gestión de Relaciones Interpersonales (Rapport Management, SpencerOatey, 2000).
La razón por la que el presente estudio se basa en la Gestión de
Relaciones Interpersonales es, por un lado, porque hay una necesidad de
categorizar la realidad comunicativa no sólo a través de descripciones
pragmalingüísticas sino también de las percepciones sociopragmáticas. Por otro
lado, estudios anteriores de pragmática muestran cómo el foco de atención
sigue siendo consideraciones de imagen, ignorando así la importancia de otros
factores relevantes en la comunicación que funcionan de forma paralela a la
imagen. Es el caso de los derechos y obligaciones de la interacción, inicialmente
introducidos por Fraser (1990) y más tarde explicados de manera exhaustiva
por Spencer-Oatey (2000, 2008). Siguiendo a Spencer-Oatey, los derechos y
obligaciones de la interacción se refieren a las expectativas sociales que cada
individuo posee para sí y para los demás (2008: 11). Este trabajo pretende
analizar, pues, cómo esos derechos y obligaciones de la interacción se reflejan
en la comunicación y cómo interactúan junto con consideraciones de poder
entre médico y paciente.
Sin embargo, para desentrañar factores de tal abstracción sociocultural
es necesario tener en cuenta datos concretos que nos hagan ver por qué existen
percepciones variables en cuanto a derechos y obligaciones. Necesitamos, pues,
de Principios Sociopragmáticos de la Interacción (Spencer-Oatey & Jiang, 2003;
Hernández-López & Placencia, 2004), aquellas “máximas”, “principios” o
“limitaciones” que los individuos de una comunidad poseen de manera
implícita, que están sujetos a variación contextual y que conocen consciente o
inconscientemente a la hora de comunicarse.
Puesto que los PSIs están relacionados con valores, eso significa que
pueden ser explicativos de cada situación en cada cultura, y pueden ser
adaptados de estudio a estudio también. Éstos influirán en el tipo de estrategia
utilizada y en la gestión de las relaciones interpersonales y/ o consideraciones
de imagen. Los principios sociopragmáticos se diferencian de estrategias
pragmalingüísticas en tanto en cuanto un mismo principio puede codificarse
lingüísticamente de diversas maneras. Según Spencer-Oatey (2000, 2008) hay
unas necesidades de imagen y de derechos y obligaciones que necesitan
encontrar un equilibro en la interacción en relación con las necesidades de la
tarea que se está desarrollando junto con la comunicación de los interlocutores,
de manera que cada sociedad desarrolla ciertas normas para conseguir una
comunicación adecuada. Es la visión de la comunicación como continuo que ya
fue defendida por Lavandera (1988) en estudios de cortesía del mundo
hispánico.
658 •
María de la O Hernández López
1.2
La cortesía comunicativa en el mundo hispánico
En cuanto al contexto teórico encontrado en el mundo hispánico, se
tomará como base lo que Bravo (2005) llama ‘pragmática sociocultural’,
también mencionado por Locher y Watts (2005) y otros. Bajo este término no
sólo se tienen en cuenta categorías lingüísticas aisladas, sino también el nivel
evaluativo del lenguaje. Se tiene en cuenta, por tanto, el nivel lingüístico junto
con las intenciones de los hablantes y sus posibles interpretaciones. Se
considera que, si este estudio pretende examinar el comportamiento
comunicativo (no la comunicación en sí), no puede seguir haciéndolo bajo
teorías de ‘pragmática formal’, como ocurre con los trabajos de Brown y
Levinson (1978, 1987), Lakoff (1973) y Leech (1983).
Obviamente, para tener en cuenta el comportamiento comunicativo de
los hablantes, estaremos hablando de actitudes, y por tanto no sólo “interesa la
configuración psicológica del individuo en tanto explicación de la motivación
para el comportamiento cortés” sino también, y más relevante, “la cortesía está
relacionada con la conducta social y el contexto sociocultural compartido por
los miembros de una comunidad de habla” (Bravo, 2005: 23). Se pretende así
dar cuenta de la versatilidad del contexto del usuario y no de teorías preestablecidas. En este sentido, el presente estudio se acerca más a lo denominado
como ‘cortesía estratégica que ‘cortesía normativa’, que se refiere a “un tipo de
cortesía que tiene en muchos casos un bajo nivel de convencionalización”
(Bravo, 2005: 47).
Asimismo, Fant (2007) relaciona el término ‘estilo comunicativo’ a los
modos de pensar y sentir de los interlocutores tanto como individuos como
parte de un grupo. También reconoce que el nivel de asertividad o autoafirmación de los españoles es mayor que por ejemplo la cultura sueca, y
reconoce que los términos autonomía y afiliación pueden ser explicativos y
reveladores en estudios comparativos culturales.
Como indica Placencia (2007: 373), paradigmas de gestión
interrelacional como los de Spencer-Oatey (2000, 2008) en el mundo
anglosajón y Fant (2007) recogen la complejidad de la interacción comunicativa
a la vez que ofrecen un nexo entre la posición relativista de Bravo (1999), Bravo
y Briz (2004) como uno de los máximos exponentes en el mundo hispánico y la
postura universalista de Brown y Levinson (1978, 1987). Sin embargo, este
modelo de comunicación interpersonal todavía necesita ser analizado
empíricamente. He aquí el presente trabajo.
Coloquio del Programa EDICE
• 659
1.3
Principios sociopragmáticos de la interacción en consultas
médicas
Este trabajo presenta un análisis de la interacción entre los derechos y
obligaciones, relaciones de poder y principios sociopragmáticos de la
interacción en consultas médicas, siguiendo el modelo de Spencer-Oatey
(2008). De este modo podrá verse cómo la percepción de los roles establecidos
está sujeta a variación cultural y situacional. Según la autora, los derechos y
obligaciones pueden ser contractuales, ligados a los roles de forma implícita o
explícita o bien derechos y obligaciones basadas en convenciones de
comportamiento y estilos comunicativos. Se tendrán en cuenta las dos últimas
bases en relación con la dimensión poder, con especial énfasis en las
convenciones de comportamiento.
Spencer-Oatey (2008) identifica dos principios básicos, el de equidad y
el de asociación. Si bien el primero está relacionado con el individuo, el
segundo se relaciona más con el individuo en relación con otros. En ambos
casos, dichos principios reflejan valores basados en lo que se considera un
derecho o una obligación. Por un lado, la equidad puede estar relacionado con
lo que los interlocutores consideran un trato justo (escala coste-beneficio) para
ambas partes. Por ejemplo, un derecho básico en la consulta médica puede ser
el ser atendido por el médico, que deberá proporcionar medidas para el
problema de salud. A su vez, los participantes querrán encontrar un equilibrio
entre la autonomía y la imposición, es decir, hasta qué punto se impone o se
negocia, y hasta qué punto hay libertad de acción. Mientras que los principios
de equidad se relacionan con el trato que el individuo quiere recibir y
proporcionar, los derechos y obligaciones de asociación hacen referencia a
aquello que se proporciona o recibe como fruto de la interacción con otros.
Spencer-Oatey (2008) diferencia entre el nivel de solidaridad —distancia fruto de
la interacción y solidaridad— y distancia afectiva. Sin embargo, y siguiendo
también la perspectiva de Bravo (2003), estas categorías se tomarán como
dimensiones vacías de significado y que cobrarán sentido una vez los datos
lingüísticos sean analizados. Es decir, es la interacción propia la que
determinará a qué nivel los derechos y obligaciones funcionan así como qué
PSIs se pueden traducir en consecuencia. Esto significa que cada contexto y
cultura puede llevar a distintos PSIs que si bien podrían representarse dentro de
una escala, también es cierto que no pueden conocerse a priori o bien tomando
ejemplos aislados. Además de esto, los objetivos interaccionales pueden ser una
razón para que estos PSIs se representen de forma variable en el acto
comunicativo.
660 •
María de la O Hernández López
2
Resultados
Tras el análisis de 40 interacciones entre médico y paciente en cuatro
consultas médicas españolas 1 , se ha encontrado que, si dejamos a un lado el
carácter transaccional de las mismas, hay elementos comunicativos que son
necesarios a un nivel interpersonal y que, indirectamente, son necesarios para el
buen funcionamiento y alcance de objetivos interaccionales. En la misma línea
de Hernández-López y Placencia (2004), se encontraron dos PSIs
característicos en situaciones de atención al público en España. Por un lado, la
locuacidad o afiliación y por otro la auto-afirmación. En cuanto a la locuacidad
o afiliación se refiere, las interacciones entre médico y paciente pierden
formalidad en ocasiones para dar lugar a la cercanía comunicativa entre ambos.
En el caso del español, es el paciente el que transgrede las barreras de poder
que el médico tiene institucionalmente para disertar del tema de salud en
cuestión y aportar otro tipo de información. Se trata de adoptar un estilo
comunicativo a través del cual los interlocutores dejan ver qué principios
consideran adecuados para la situación dada. En particular, el paciente se siente
con la libertad de expresar sus pensamientos o sentimientos, aportar
información personal no solicitada o intercalar comunicación fática en cualquier
punto de la interacción. En este sentido, la locuacidad o afiliación se refiere a la
capacidad del hablante para desarrollar de alguna manera información
interaccional que ayude a crear un ambiente de igual a igual, donde el otro no se
ve necesariamente como un superior o subordinado, sino como una persona,
independientemente de su rol adoptado. Se asemeja así a lo que Triandis et al.
(1984) y Cordella (2000) llaman ‘simpatía’ 2 entre los participantes. En las 40
interacciones analizadas se han encontrado 43 casos de trabajo interaccional
enfocado a la locuacidad o afiliación, distribuidos de la siguiente manera:
Las interacciones fueron recogidas en consultas médicas en Madrid, Huelva y Extremadura. Son
consultas públicas. Aunque la muestra no puede considerarse significativa del español peninsular
en general, sí se encontraron rasgos comunes en las tres variedades analizadas que sugieren que
hay usos generales del español no pertenecientes a una zona geográfica específica. Dicho de otro
modo, los PSIs resaltados son aquellos que son comunes al corpus andaluz, extremeño y
madrileño, y se descartaron características dadas en una sola consulta médica.
2 Triandis et al. (1984: 1363) afirman sobre el término ‘simpatía’ que no tiene equivalente en inglés
pero se refiere a la cualidad social en la que el individuo es percibido como un individuo social,
atractivo, divertido y fácil de tratar (mi traducción).
1
Coloquio del Programa EDICE
• 661
Gráfico 1. Principios Sociopragmáticos de la Interacción: Afiliación y Locuacidad.
Expresión de pensamientos y
sentimientos: 13
Información personal no solicitada: 13
Comunicación Fática: 11
Comentarios sobre el médico: 6
A pesar de que tanto el término ‘locuacidad’ como el de ‘afiliación’ son
principios desarrollados para mostrar simpatía y cercanía con el interlocutor, la
diferencia es fundamentalmente en lo que se refiere a la esfera privada y
pública. Por un lado, la locuacidad está relacionada con toda aquella
comunicación fática desarrollada entre dos o más personas, mientras que la
afiliación está directamente relacionada con la expresión de sentimientos,
pensamientos personales o sensaciones que el hablante decide compartir con el
oyente. Son dos modos, en realidad, de divergir de la comunicación
transaccional de la consulta médica y que por tanto tiene un carácter asociativo
para con el resto de las personas, según la terminología de Spencer-Oatey
(2008).
En el ejemplo (1) 3 se ve cómo el paciente expresa sus emociones aún
cuando el médico sigue hablando de datos factuales y aconsejando qué hacer.
Parece que hay una necesidad por parte del paciente de expresar cómo se siente
con respecto a su problema incluso cuando no se ha solicitado esa información.
Es un caso de afiliación con el médico. Este caso se encontró en 13 situaciones
del total de 40, donde se observa cómo el paciente asume así una diferencia de
poder aunque más bien la relación se asemeja a la que hay entre padres e hijos
(persona que guía y aconseja y persona aconsejada) que la de dos personas que,
en tal situación, tienen un rol institucional claro, y cuya relación se debe a
motivos transaccionales (en contraposición a la relación padre-hijo, por
ejemplo):
(1)
P: no puedo trabajar ni nada?
D: ahora no
3 Aunque el corpus analizado presenta esta característica de forma constante, nos hemos limitado
a mostrar sólo algunos ejemplos por motivos de espacio.
662 •
María de la O Hernández López
P: eso es lo que me tiene a mí agobiado.
D: Sí, pero ya cuanto te pongas bien pues empezarás a trabajar otra vez
/ pues una persona mala no puede empezar a trabajar
P: eso es lo que me tiene a mí agobiado y [[muy nervioso]]
D:
[[claro]]
P: es verdad, eh?
D: hombre / pero tienes que ponerte bien / después ya pues haces tu
vida normal otra vez / vale? / bueno / [[Juan Antonio
P:
[[vale, muchas gracias
D: no vayas a volver a fumar, eh?
P: vale / a ver si me puedo contener porque me tiene agobiado
eso
D: tienes que conseguirlo, eh? Hombre, claro que sí
P: vale / gracias, eh?
D: vale
Otros ejemplos de expresión de sentimientos puede ser cuando una
paciente dice “tengo miedo que vaya a tener algo”, “sé que no es importante
pero es que estoy preocupado”, “a mí me estresa demasiado esto”, etc.,
encontrados en las 40 interacciones analizadas. El factor común suele ser la
expresión de emociones mostrada de manera espontánea, a veces mientras el
doctor está ocupado con algo más, y el tipo de sentimiento negativo y
preocupación por la dolencia.
Otro caso de afiliación claro es cuando el paciente decide dar
información personal que no ha sido solicitada por el médico pero aún así hay
una necesidad de cercanía con la persona que está ayudando. Esto se da en
otros 13 casos.
Ejemplos de locuacidad son aquellos en los que los interlocutores
hacen comentarios no personales donde lo que se pretende es desarrollar
interacción de corte fático como elemento de socialización (comentarios sobre
el tiempo, sobre la cantidad de pacientes esperando, etc), o bien comentarios
sobre la situación en sí (la consulta médica, la profesionalidad del médico, etc).
En el ejemplo (2) se ve cómo la paciente se desvía del tema para
comentar sobre la hora de comienzo a trabajar del médico y sobre la cantidad
de gente que hubo días anteriores:
(2)
D: bueno, todo bien?
P: tengo el azúcar todo bien, me estoy pinchando (1) la tensión hace ya
mucho que no me la mide mi sobrina / yo no veo nada, me he operado
de la vista
D: ((imprimiendo receta))
P: ayer vine pero estuviste en La Nava, no?
Coloquio del Programa EDICE
D: sí (1) bueno, ya está.
P: hoy voy temprano / y estáis todos trabajando ya
D: eh?
P: que estáis todos los médicos siempre trabajando
D: mucho jaleo / ya sí, ya se va normalizando
((imprimiendo))
P: eah, ya tengo aquí la comida, gracias ((coge la receta))
D: muy bien, vale, hasta luego.
Otros comentarios que ilustran esta actitud comunicativa son
“oye, pues hace menos frío en la calle que aquí”, “uy, qué tempranito han
abierto hoy la consulta”, o bien “qué de gente esperando”, entre otros.
Suelen venir a colación con el contexto aunque, como se ha dicho, no se
entra en el terreno personal. Estos ejemplos se han analizado en
contexto, no de forma aislada, para comprobar que hay una distribución
similar a la interacción (2) que lo ilustra, y para así corroborar la
afirmación de que estos ejemplos muestran iniciativa propia del paciente,
además de deseos de sociabilidad o locuacidad con el doctor.
Más llamativo aún es el caso de la auto-afirmación (Fant, 1989,
1995, 2007) como PSI, también característico en la interacción entre
médico y paciente en 40 las situaciones analizadas. La auto-afirmación se
refiere al grado de asertividad que los interlocutores pueden desarrollar.
En este caso se podría decir que, si los componentes de la cultura X
contienen el principio de auto-afirmación en su comportamiento
comunicativo, significará que se sienten con libertad para expresar
opiniones no solicitadas, dar consejos y estar en desacuerdo, por
ejemplo, sin que ello provoque conflicto alguno. Este término está
directamente relacionado con lo que Hernández Flores (2004) y Bravo
(1999, 2001) denominan ‘confianza’, que se refiere al tipo de relación
mediante el cual los interlocutores estrechan lazos por medio de la
familiaridad mutua y el derecho a hablar abiertamente de sus
pensamientos y sentimientos.
En una situación en la que en principio podría esperarse un
dominio de poder por parte del médico, se intercala tal desigualdad con
casos en los que el paciente reclama de alguna manera su poder como
conocedor de su problema y la persona que, en última instancia toma
decisiones sobre su propia dolencia. Es por ello que en al menos 18
ocasiones el paciente negocia las decisiones o el significado para imponer
de alguna manera su criterio. La negociación se refiere a una necesidad
de consecución de los objetivos interaccionales de uno y otro, un
rechazo a lo impuesto sin más y una necesidad de expresar la
personalidad y originalidad de uno mismo.
• 663
664 •
María de la O Hernández López
Significativo es sin duda cómo se han encontrado casos en los
que el paciente o bien el médico están en desacuerdo, y así lo hacen
saber, por lo que las necesidades de llegar a un acuerdo se hacen mayores
y el trabajo interaccional desarrollado para negociar una solución es
mayor que en casos de consenso, como es el caso de interacciones
británicas (Hernández López & Placencia, 2004). En la interacción (3) es
el médico el que no está de acuerdo con las decisiones del paciente,
aunque al final cede:
(3)
P: 41 (1) Que Don José, que mire usted lo que me pasa
D: sí
P: además de la receta / que a mí me están dando unos mareos y unos
latigazos por el cuerpo
D: sí
P: que esto mejor me parece que tengo una migaja de colesterol,
¿por qué no me mira usted los oídos o?
D: no, hombre
P: ¿por qué no me hace usted una analítica?
D: no, hombre
P: una vez me subió a 20 la tensión, eh
D: a ver la receta
P: era- /dígame usted todo lo que usted sepa de mi enfermedad
D: ((imprimiendo receta))
D: ya hace tiempo que no te haces analítica, verdad, Gregorio
P: sí, por eso le digo, la última fue a ver si tenía colesterol / sabe usted?
(3) Ponga usted lo que crea , pero sobre todo colesterol, don José
(1) el colesterol / el otro día me di con una maceta (1) allí con mi
madre con un latigazo que me pega / es que a veces me quedo como
atascado
D: pues ya está, ya está
P: esto ya que me de cita Jesús cuando eso / ya hacía tiempo que no
me hacía una analítica
D: eso se lo das a Jesús=
P: =a Jesús para que me dé cita paraD: que te dé cita para la analítica
P: sí, sí, muy bien Don José.
D: bueno, pues ya está, ¿vale?
P: muy bien, Don José.
D: hasta luego
P: muchas gracias
Por otro lado, el paciente incluso puede adoptar el rol de tomar
decisiones sobre su salud, independientemente de la opinión del médico. Es el
Coloquio del Programa EDICE
• 665
caso en 8 interacciones, entre las que se encuentra el ejemplo (3) anteriormente
detallado, donde se ve que el paciente se diagnostica y ofrece soluciones antes de
que lo haga el propio doctor. Por tanto, comentarios como “es que no me gustan
los jarabes”, “yo es que me olvido de las pastillas por la noche” o “para mí que
esto es reuma”, se dan con cierta frecuencia en el corpus, indicando ese deseo de
expresar la propia opinión, esté o no en consonancia con la del doctor. Además,
el ejemplo (3) también es significativo porque, además de expresar iniciativa
propia y desacuerdo, también incluye información fática personal no solicitada, al
decir “el otro día me di con una maceta”, por ejemplo. Lo que viene a ilustrar esta
interacción es que estas actitudes se dan de forma combinada y simultánea en
cada una de las interacciones, y por tanto hay que analizarlas como un compendio
de actitudes desarrolladas en la consulta y que se repiten como patrón común.
Como puede verse en el gráfico 2, la distribución del principio de autoafirmación se refleja por medio de cuatro estrategias diferentes, aunque de
forma heterogénea. De hecho, si bien la negociación entre las necesidades de
uno y de otro es casi constante en las interacciones encontradas, también es
cierto que otras estrategias son menos llamativas. Esto, sin embargo, no
significa que no sean relevantes, sino que estamos hablando de estrategias
comunicativas dependientes en gran parte de la dinámica de toda una
conversación y situación; habrá ocasiones en las que el desacuerdo, por
ejemplo, se haga relevante, pero no se espera que los interlocutores estén
siempre en desacuerdo. El desarrollo de la interacción así como los objetivos
interaccionales provocarán un desvío comunicativo y una adaptación de
aquellos derechos y obligaciones de la interacción. Lo que sí está claro es que,
dado el caso, tanto el paciente como el médico español está en el derecho de
estar en desacuerdo explícitamente, el paciente puede ser partícipe de la toma
de decisiones para su salud e incluso puede evaluar el trabajo del propio doctor.
Gráfico 2. Distribución del Principio de Auto-afirmación.
NEGOCIACIÓN DE DECISIONES(18)
DESACUERDO EXPLÍCITO (10)
EL PACIENTE COMO INICIADOR DE DECISIONES
(8)
COMENTARIOSSOBRE EL ROL DEL MÉDICO (6)
666 •
María de la O Hernández López
Volviendo a los datos, puede verse cómo hay un total de 85 casos en
40 interacciones donde el paciente adopta una actitud de locuacidad o autoafirmación para desarrollar la faceta interpersonal dentro de una situación que
en principio se espera atender a objetivos transaccionales (resolver o tratar un
problema de salud). Son casos en los que se reflejan actitudes y valores
psicosociales en la interacción, frente a la cortesía tradicional, que trata datos
lingüísticos —no actitudes comunicativas. Esto, sin embargo, no quiere decir
que todas las interacciones se desarrollan con el mismo patrón. Si consideramos
aquellas interacciones que contienen casos de auto-afirmación, harán un total
de 26 (un 65%), mientras que casos de afiliación fueron encontrados en 35
casos (un 87,5%). En ambos casos, más del 50%. Esto se debe a que el trabajo
interaccional no sigue un patrón fijo, obligatorio y estructurado sino que varía
de situación a situación una vez se tiene en cuenta el global de la interacción y
su desarrollo. También hay que tener en cuenta que hay casos de interacciones
muy breves donde el paciente sólo va a recoger una receta, entregar unos
análisis o recoger un informe. En esos casos, la actitud adoptada por tanto el
profesional como el paciente está más sujeta al trabajo transaccional que, por
naturaleza práctica, parece no necesitar de más elaboración interaccional. Dicho
de otro modo, es en los casos en los que hay un problema de salud a tratar
donde el paciente se involucra para mostrar su criterio, tanto mostrando
cercanía con el médico (afiliación) como haciendo saber su perspectiva sobre el
tema en cuestión (auto-afirmación). En cualquier caso, ambos principios
denotan que el paciente se involucra en la situación y forma parte activa de las
decisiones, del rumbo que toma la conversación e incluso del tono de
formalidad-informalidad, fluctuante según la aparición o no de estrategias
afiliativas.
Los resultados, por tanto, indican que hay una tensión entre las
necesidades de equidad y asociación expresadas por Spencer-Oatey (2008), que
hacen que haya un equilibrio entre el individuo como ser independiente (autoafirmación) y las necesidades de asociación con otros a través de un trabajo
interaccional constante (locuacidad y afiliación). No obstante, ambas
características se presentan más en el paciente que en el médico, cuyo rol viene
más determinado por la institución y por tanto su preocupación estaría más
centrada en proporcionar un trabajo justo y adecuado al paciente (escala costebeneficio), y que cobraría sentido si se analiza comparándolo con otra cultura.
Es decir, si bien la atención prestada al paciente parece la adecuada, habría que
tener en cuenta factores tales como grados de atención y modos de atenderles,
aspectos que si bien culturalmente parecen estar cubiertos, sólo podría
relativizar si se compara con situaciones en consultas médicas en otros
contextos culturales.
Coloquio del Programa EDICE
• 667
Gráfico 3. Tensión entre derechos individuales (auto-afirmación) y derechos interaccionales
(locuacidad,asociación).
LOCUACIDAD / AFILIACIÓN
(ASOCIACIÓN)
AUTO-AFIRMACIÓN (EQUIDAD)
3
Discusión
3. 1
Relaciones de poder, derechos y obligaciones en la consulta
médica española
Se ha demostrado que los hablantes de español en el contexto de
consultas médicas basan el trabajo interaccional en la propia iniciativa para
mostrar cercanía y a su vez su propio criterio para establecer relaciones. El
paciente español muestra cómo el derecho de ser atendido de forma profesional
se mezcla con el derecho de ser escuchado en cuestiones paralelas (aunque no
necesariamente relacionadas) a su problema de salud, y es por ello que la
información adicional proporcionada se muestra como parte de la dinámica en
estos contextos y no como algo ajeno a lo que los interlocutores manejan.
Asimismo, el médico se ve inmerso en una conversación en la que acepta la
obligación de escuchar al paciente, aparte de cumplir con su labor. Si bien el
médico tiene el derecho de decirle al paciente qué hacer, el paciente español,
que considera que la auto-afirmación es un principio valorado positivamente,
también se sentirá con el derecho de mostrar su punto de vista, su desacuerdo
(llegado el caso) o de evaluar la situación según su criterio, y así el médico
respetar eso. En este sentido, los derechos y obligaciones dados por los roles
establecidos se combinan con los derechos y obligaciones desarrollados en la
interacción para dar lugar a una constante tensión entre la formalidad y la
informalidad, la transacción donde los derechos y obligaciones están
institucionalizados y la interacción, donde tanto el médico como el paciente
pueden manejar la interacción y desviarla según crean conveniente. Esto no
tiene por qué ser interpretado en ningún caso como una minimización o falta
de reconocimiento del poder del médico en tal situación, sino que habría que
ahondar más en el concepto poder para entender por qué ocurre esto. Una
668 •
María de la O Hernández López
explicación puede encontrarse en el hecho de que las relaciones de poder en
situaciones españolas suelen estar gobernadas por lo que Bravo (1999) y más
tarde Hernández-Flores (2003) denominan “confianza”, que se refiere a “saber
a qué atenerse con respecto al otro y que se puede hablar sin temor a ofensas”
(Hernández-Flores, 2003: 122).
Según explica Spencer-Oatey (2008), los Principios Sociopragmáticos
de la Interacción están directamente relacionados con aquellas convenciones
comunicativas fruto de lo que los integrantes de una comunidad consideran
como derecho u obligación. Tales principios, que pueden basarse en intereses
individuales (equidad) o sociales (asociación), se traducen en tres PSIs: autoafirmación, locuacidad y afiliación en las consultas médicas españolas. Esto
corrobora el estudio de Hernández López y Placencia (2004), donde se ve que
esos principios varían culturalmente. Así, la sociedad británica estimará más
relevante el PSI de consenso (no auto-afirmación) o el de formalidad y
distancia, en vez de locuacidad y afiliación. Como se vio en la introducción,
estas categorías siempre son relativas al elemento de comparación y no
absolutas.
Los principios sociopragmáticos de la interacción son categorías
específicas de cada cultura y situación pero basadas en dimensiones universales
como son la tensión o equilibrio que puede existir entre el individuo (equidad) y
la sociedad (asociación). En el caso particular de las consultas médicas analizadas,
podríamos concluir que esa tensión se traduce en el deseo de un equilibro entre la
auto-afirmación de los pacientes y la locuacidad/afiliación de los mismos. No
obstante, es más un equilibrio que una tensión, pues hay que tener en cuenta que
estos tres principios no son otra cosa que el fruto de una sociedad en la que
mostrar la propia iniciativa para conversar y mostrar parte de uno mismo es
percibido como positivo y estimulante de las relaciones interpersonales, incluso
cuando estamos tratando situaciones institucionalizadas. Dicho de otro modo, la
barrera existente entre estrategias que denotan auto-afirmación y aquellas que
denotan afiliación, por ejemplo, son de carácter artificial para ser capaces de
categorizar una realidad social, pero realmente, no hay diferencia clara entre una y
otra.
Por otra parte, no hay razones para considerar que la equidad o la
asociación cobre más o menos importancia en este contexto; la escala costebeneficio, por ejemplo, no ha sido explorada en profundidad porque estamos
hablando de una situación con unos roles muy establecidos a priori, lo que
conlleva una difícil categorización del comportamiento comunicativo en este
respecto. Es por ello que el paciente destaca por el comportamiento no
necesariamente esperado como paciente al manejar el principio de autoafirmación en este contexto. El principio de afiliación es más patente en una
situación en la que parece que lo único claramente establecido, diríamos que
Coloquio del Programa EDICE
• 669
incluso de forma universal, es resolver un problema de salud. El paciente así
encuentra en la consulta médica un espacio adecuado para la expresión de sus
sentimientos y experiencias. Es el paciente el que desarrolla de manera
espontánea otro tipo de poder, no marcado institucionalmente pero sí
culturalmente.
Por otro lado, partimos de la base de que en la consulta médica, y
atendiendo a los roles adoptados por cada interlocutor, la relaciones de poder
son desiguales. Sin embargo, esa desigualdad se marca de manera diferente en
distintas culturas.
Existe un poder institucional que depende del rol adoptado. En el
contexto de consultas médicas, la persona que por defecto tiene el poder será el
profesional, pues es el responsable de decidir sobre el paciente. No obstante, el
paciente también tiene un poder general o poder encubierto (Lakoff, 1989), el
de ser servido en sus necesidades. Esto está claramente relacionado con las
expectativas que se han establecido socialmente y que se atribuyen a los roles
adoptados, más que a las personas en su individualidad. Los derechos y
obligaciones, por tanto, están delimitados a priori, y suele reflejarse
lingüísticamente, aunque no siempre.
No obstante, esto no quiere decir que una vez se hayan establecido los
derechos y obligaciones correspondientes al rol y poder intrínseco que conlleva,
eso no se pueda variar. Una persona que ve su imagen dañada, que se muestra
poco profesional o que no cumple con las expectativas puede perder su poder
institucional. En este sentido, el poder institucional conlleva la consecución de
unos objetivos interaccionales claros (Spencer-Oatey, 2008) y adherirse a los
derechos y obligaciones que de entrada se esperan. Cualquier modificación de
lo que ambas partes consideran como adecuado en dicha situación debe ser
negociado a través del lenguaje, principalmente.
El poder institucional modificado a posteriori ha sido negociado y
acordado, normalmente de forma que haya armonía entre ambas partes. De no
ser así, de existir desacuerdos, diferencia de intereses o bien una amenaza a la
gestión de relaciones interpersonales (Spencer-Oatey, 2008), en vez de una
modificación de poder habrá un intento de reafirmación de poder por ambas
partes, que puede terminar en amenaza a la relación interpersonal o bien una reestructuración y vuelta a reafirmar dicha relación. No hay que olvidar que el
poder, por tanto, no sólo está relacionado con las expectativas de
comportamiento (derechos y obligaciones), sino también con la imagen de los
interlocutores, dinámica y existente sólo en la interacción (no en el individuo).
A pesar de que el poder institucional está marcado socialmente y que
los roles dependientes de éste son más o menos universales (e.g. la existencia de
la relación médico-paciente no es intrínseca de una cultura sólo), es cierto que el
modo de reflejarla comunicativamente, los PSIs que se desentrañan de ellos y la
670 •
María de la O Hernández López
percepción misma de estas relaciones de poder pueden variar
considerablemente de cultura a cultura.
Esto quiere decir que el poder institucional se combina con el poder
interaccional, aquél que no es dependiente del rol adoptado necesariamente,
sino aquél que los interlocutores establecen y negocian. Es un poder más sutil,
en el sentido de que depende del individuo y de sus intereses, que a veces no
son los mismos que los del oyente.
El poder interaccional, por tanto, se caracteriza por una constante
negociación entre ambas partes que, aunque con intereses y objetivos
interaccionales divergentes, tienen en común la consecución de los mismos a
través de una gestión positiva de las expectativas interaccionales a nivel de
imagen y derechos. Dicho de otro modo, el poder institucional se puede reflejar
(o no) de manera separada al poder interaccional porque el primero pertenece al
médico, mientras que el segundo fluctúa entre el médico y el paciente. En este
sentido, habrá culturas en las que el poder institucional e interaccional no
coincidan, y se utilicen estrategias comunicativas diferentes para mostrarlo, y
otras culturas en las que el reflejo lingüístico del poder institucional e
interaccional coincidan. Esto dependerá de aquellos PSIs que cada cultura
considere como intrínsecos a la interacción en cuestión o bien aquellos que los
individuos decidan negociar. De ahí la necesidad del presente estudio.
Esta variación existente en cuanto a las relaciones de poder tiene claras
consecuencias relacionadas con la conceptualización y percepción de derechos
y obligaciones de los interlocutores se refiere, pues sociedades muy
estructuradas harán coincidir el poder institucional con el interaccional,
mientras que en culturas como la española, el poder institucional e interaccional
pueden expresarse de manera separada. Es decir, aunque el médico tiene poder
institucional, eso no significa que el paciente no pueda iniciar turnos, disertar
del tema principal, expresar opiniones personales, tomar decisiones ni expresar
sentimientos no solicitados. Hay derechos otorgados a ambas partes e
implícitamente acordadas que conlleva una modificación en el poder que ambos
poseen. Esta fluctuación y negociación de las relaciones de poder, pues, son el
reflejo de aquellos PSIs pertenecientes a la cultura española, como son los de
auto-afirmación, informalidad, solidaridad y estilo directo en la interacción, ya
explicados con anterioridad.
Esto contrastaría con sociedades anglosajonas, por ejemplo, donde la
búsqueda de consenso, la distancia marcada entre interlocutores, reserva y
formalidad son PSIs que directamente determinarán cómo el poder se marca
lingüísticamente. En particular, el hecho de que estos PSIs se relacionen con la
distancia y la formalidad, dará como resultado, al menos en más ocasiones que
en el caso español, una mayor simetría entre poder institucional e interaccional.
Es decir, que el poder interaccional y el poder institucional coinciden en mayor
Coloquio del Programa EDICE
• 671
medida. El médico manejará, pues, la interacción, y el poder institucional
adquirirá un cariz más constante y fijo que en el caso español analizado.
4
Conclusiones
Como se ha visto en el presente estudio, los principios de autoafirmación y afiliación atribuidos a la sociedad española son fruto directo de la
percepción y configuración psicosocial del acto comunicativo por parte de los
integrantes de dicha cultura. Esta percepción no es arbitraria sino que depende
directamente de todos aquellos derechos y obligaciones que están permitidos o
no en cada situación, y que son conocidos de manera implícita. Según las
obligaciones o restricciones que la situación requiera, junto con aquellos
derechos que los hablantes consideren que tienen, se labrarán unas relaciones
de poder más o menos rígidas y que llevará a entender por qué un paciente
puede sentirse con la libertad de, por ejemplo, decidir un diagnóstico, rechazar
un medicamento o estar en desacuerdo con la opinión del médico sin que por
ello se desencadene un conflicto ni una situación tensa. Culturas en las que la
búsqueda del consenso es crucial, como es la británica, posiblemente se basen
en otros derechos y obligaciones y por tanto el poder institucional y el poder
interaccional coincidan, a diferencia de la consulta médica española.
Este estudio por tanto ha demostrado cómo el modelo de
comunicación propuesto por Spencer-Oatey (2000, 2008) es capaz de paliar
múltiples carencias que el modelo de cortesía de Brown y Levinson (1978)
presentaba. En particular, la sociedad española en este contexto se muestra
como fruto de una interacción dinámica, donde se consigue un flujo adecuado
de la interacción entre interlocutores que consideran la afiliación y la autoafirmación factores positivos, y que las relaciones de poder son negociables.
Para terminar, diremos que los principios propuestos por Spencer-Oatey
(2000, 2008) de equidad-asociación y autonomía-solidaridad, por Bravo (1999) de
autonomía-afiliación, y por Fant (1989, 2007) de auto-afirmación son en realidad
categorías vacías a priori, como indica Bravo (1999) pero que responden a
comportamientos comunicativos y estrategias lingüísticas concretas. Aunque a
veces los términos se solapan, lo importante es entender que son categorías que,
evocando el trabajo de Brown y Levinson (1978, 1987), se mueven entre la
necesidad de formar parte de un grupo y la de preservar la independencia. Ahora
bien, cómo se codifica esto en el acto comunicativo y atitudinal variará
considerablemente del mundo anglosajón, por ejemplo, donde se generaron los
primeros marcos teóricos. Es por ello que este trabajo ha llenado las categorías o
principios de auto-afirmación con estrategias de negociación constante, expresión
de desacuerdo y exhibición de iniciativa propia, por un lado, y por el otro, el
672 •
María de la O Hernández López
principio de afiliación mediante la expresión de sentimientos, pensamientos,
información no solicitada y comunicación fática, para dar así sentido a las
dinámicas de poder entre médico y paciente. Todo esto, a su vez, tiene una
repercusión en cuanto a aquellos valores culturales imperantes en una sociedad,
y que en este caso se relaciona con la iniciativa propia, la originalidad y la
cercanía como aspectos interaccionales positivos en la comunicación
interpersonal.
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SECCIÓN V
Enseñanza y adquisición de la cortesía
verbal y no verbal
Descortesía en la interacción dialógica
de aprendices hispanófonos de italiano L2
Pura Guil, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid
Paloma Pernas, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid
Margarita Borreguero, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid
Resumen
Este trabajo se centra en el análisis de ciertos comportamientos interpretables
como descorteses y anticorteses en un corpus audiovisual de conversaciones
entre aprendices hispanohablantes de italiano L2. Aunque sus interacciones,
tanto las simétricas como las asimétricas (con un docente nativo), se
caracterizan por la actitud cooperativa que manifiestan los participantes con el
objetivo de ayudarse mutuamente a superar sus dificultades lingüísticas (Guil et
al., 2008), se pueden identificar una serie de comportamientos descorteses
(aperturas y cierres conversacionales inadecuados, heterocorrecciones,
formulación de preguntas inoportunas, imposición del tuteo en situaciones
formales, etc.) que paradójicamente no son interpretados como tales por los
interlocutores, lo que vendría a apoyar la hipótesis de que en un contexto de
aprendizaje lingüístico cambian los criterios que permiten clasificar un
movimiento conversacional como descortés. Esta observación puede
encuadrarse en el marco teórico más amplio de la distinción establecida por
Briz (2004) entre cortesía codificada y cortesía interpretada, siendo el contexto
de aprendizaje un buen ejemplo de esta última. Pero, además, también hemos
hallado otras actuaciones que podrían catalogarse como fenómenos de
anticortesía (Zimmerman, 2003). Es el caso del uso de disfemismos y la
introducción de temas escabrosos, que aparecen únicamente en las
interacciones simétricas, con los que se trata de reforzar los lazos sociales entre
los aprendices, tanto en la situación ficticia en la que tiene lugar la interacción
como en su situación real de compañeros de clase.
Palabras clave
Aprendizaje lingüístico, descortesía, cortesía interpretada, italiano L2
680 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
1
Introducción
Nuestra comunicación tiene como objeto analizar determinados
comportamientos interpretables como descorteses en un corpus audiovisual de
conversaciones de aprendices hispanófonos de italiano L2, elaborado dentro de
un proyecto de investigación que estamos llevando a cabo en el Departamento
de Filología Italiana de la Universidad Complutense de Madrid 1 . Con esta
investigación se pretende realizar contribuciones plausibles tanto en ámbito
aplicativo (adquisición de lenguas extranjeras, didáctica del italiano L2) como en
ámbito teórico (pragmático-discursivo).
El objetivo de dicho proyecto es estudiar los principales mecanismos
de construcción interactiva del diálogo en la interlengua oral de aprendices
hispanófonos de italiano L2, con particular atención a la identificación y uso de
los marcadores discursivos. Con esta finalidad se ha formado un corpus
audiovisual de conversaciones, con una duración aproximada de seis horas,
mantenidas entre 12 estudiantes españoles de italiano L2 en contexto formal,
inscritos en las Escuelas Oficiales de Idiomas de Valencia y Segovia, y
pertenecientes a tres niveles educativos diversos (inicial, intermedio y
avanzado). Las interacciones, simétricas y asimétricas (con un docente de
lengua materna italiana) son semiguiadas dado que a los informantes se les ha
señalado simplemente el contexto ficticio en el que dichos intercambios debían
desarrollarse (entrevista de trabajo, conversación entre amigos o coinquilinos) y
la meta que debían alcanzar los interlocutores (tomar una decisión respecto a un
posible cambio de casa, elegir un regalo para un amigo, obtener un puesto de
trabajo como baby-sitter), pero no se les han dado otras indicaciones a
propósito del contenido o del tono de la conversación 2 .
Aunque las interacciones han sido grabadas audiovisualmente, todavía
no hemos empezado a estudiar sistemáticamente los componentes prosódico y
kinésico-proxémico. Por tanto, las eventuales indicaciones que hagamos en este
sentido al analizar los datos serán, de momento, intuitivas y efectuadas a partir
de simple base perceptiva (que, por otro lado, es la adoptada por el común
interlocutor).
En un trabajo anterior (Guil et al., 2008), desde la perspectiva del
análisis conversacional y la cortesía lingüística, hemos estudiado una parte de
los marcadores discursivos presentes en el corpus, usados en relación con la
distribución de los turnos. Veíamos cómo nuestros informantes manifiestan su
Se trata del proyecto de investigación I+D (HUM2007-66134) titulado “Marcadores discursivos
y construcción interaccional del diálogo en italiano L2” y financiado por el Ministerio de Ciencia
e Innovación español.
2 Para una descripción detallada del corpus y problemática correspondiente, vid. Guil et al. 2008.
1
Coloquio del Programa EDICE
• 681
apoyo solidario, participan conjuntamente en la construcción interactiva del
texto dialógico, tratan siempre de llegar a un acuerdo y salvaguardan las
relaciones personales. Hacíamos notar allí que los aprendices se muestran
extremadamente colaboradores precisamente porque su objetivo es el de
ayudarse recíprocamente a superar sus dificultades lingüísticas en la realización
de la tarea requerida, sin olvidar, además, que están siendo grabados bajo la
atenta mirada del profesor, a quien, es de suponer, tratan de agradar. Esto no
excluye del todo, a pesar del tono de cortesía generalizada que impera en
nuestro corpus y aunque en ningún caso sea posible decir que se trata de
situaciones conflictivas, la existencia de algunas –contadísimas– ocurrencias en
que se despliegan estrategias corteses encaminadas a mitigar o reparar
actuaciones interpretables como amenazadoras de las imágenes de los
interlocutores.
Sin embargo, nuestro objetivo en esta comunicación es el de analizar
ciertas actuaciones calificables de “descorteses” en la conversación ordinaria,
según las convenciones sociales al uso, y que, a pesar de ello, no parecen ser
interpretadas como tales a juzgar por las reacciones de los interagentes, según
puede apreciarse en nuestro corpus de forma recurrente, por parte de
informantes diversos pertenecientes a ambas sedes de estudio (Valencia y
Segovia). En efecto, si bien no nos es posible afirmar que se trata de
descortesías “involuntarias” (probablemente lo son), al menos parecen pasar
desapercibidas para el emisor, puesto que no las repara (y hay que descartar una
intención conflictiva por su parte, como antes señalábamos). En cuanto al
interlocutor, aunque no es factible saber si las percibe como tales descortesías,
lo que sí observamos es que las tolera o al menos no las tiene en cuenta en su
contribución y actitud posteriores. Los rasgos distintivos básicos de estas
actuaciones “descorteses” que analizaremos son, por tanto, la falta de
reparación por parte del emisor y la falta de reacción autodefensiva por parte
del interlocutor, tal y como sería esperable en una conversación común. Pero,
como señalaremos a continuación, no puede olvidarse que estamos ante una
particular situación de habla.
De acuerdo con la base teórica de la que partimos, asumimos como
premisa el famoso lema de Wittgenstein “el significado es el uso”, según el cual
un enunciado sólo es explicable en relación con las actividades o “juegos
lingüísticos” en que es utilizado; lema que sirve a Levinson (1979) para observar
que la función e interpretación de ciertas expresiones lingüísticas varía
radicalmente según el evento de habla en que se usan –entendiendo por
“evento de habla” una “actividad social reconocida culturalmente en la que la
lengua desempeña un papel específico y a menudo bastante especializado
(como dar clase, participar en un servicio religioso, etc.)” (Levinson 1989: 267);
resulta, por tanto, decisivo el marco de expectativas que es evocado acerca de la
682 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
índole del evento al que contribuye el enunciado (Levinson 1989: 267-269). En
esta idea de que la comprensión de las unidades lingüísticas implica el
conocimiento de la naturaleza del evento en que se utilizan fundamenta De
Fina (1997) su análisis del uso del marcador discursivo bien en clases de español
lengua extranjera, con el fin de mostrar que este evento de habla restringe su
ocurrencia y significado.
En esta misma línea cabría interpretar, a nuestro juicio, la distinción de
Briz (2004) entre cortesía codificada y cortesía interpretada: no todo aquello que
está codificado como cortés o descortés se interpreta de ese modo en una
situación de habla determinada. Asumimos, pues, en nuestro análisis la
dependencia contextual a que está sometida la interpretación de actividades
calificables de descorteses en el corpus, teniendo siempre presente que está
integrado por una serie de eventos de habla consistentes en la “simulación” de
interacciones por parte de aprendices de italiano L2, en el ámbito institucional
del aula de lengua.
Metodológicamente, desde un enfoque pragmático de análisis de la
conversación, y puesto que resulta determinante la reacción del interlocutor, la
perspectiva de estudio que adoptamos, focalizada en la maquinaria
conversacional, no puede ser otra que una basada en la concatenación
secuencial de las intervenciones. En cuanto a las variables en juego, serán
tenidos en cuenta los parámetros de ‘nivel educativo’ (inicial, intermedio y
superior) y de ‘tipo de interacción’ (simétrica y asimétrica).
2
Fenómenos de descortesía en el contexto de aprendizaje
2.1
Aperturas y cierres de las interacciones
En los rituales de acceso, precisamente las fases más rutinarias y
estereotipadas, hemos encontrado ocurrencias que no serían tolerables en una
conversación común, en la que, sabemos, se manejan con gran cuidado por
tratarse de sectores muy delicados de la interacción, que pueden afectar a las
identidades sociales y a la relación entre los interagentes. En cambio, tal vez
justo por estar gestionadas habitualmente mediante fórmulas prefabricadas, dan
a nuestros informantes una mayor sensación de “ficción”, y por ello o bien son
secuencias que sencillamente se omiten, o bien parecen resultarles embarazosas
y procuran pasar por ellas lo más rápidamente posible sin prestarles excesiva
atención, a pesar de su enorme importancia.
Por ejemplo, no sería admisible, en circunstancias normales, no
autoidentificarse si ha habido una autoidentificación previa por parte del
interlocutor, limitándose a susurrar un tímido ok, máxime cuando se trata de
Coloquio del Programa EDICE
• 683
una interacción asimétrica en la que es precisamente B (la alumna) quien
desempeña el papel subordinado; pero igualmente resultaría inapropiado que el
participante que se ha identificado, A (el profesor), que además es el que tiene
estatus superior, no le pidiese a B que lo hiciese, como en cambio sucede en la
siguiente ocurrencia:
(1) [1º Valencia 3]
A:
piacere1
B:
buonasera §
A:
§ Bellanca / buonasera
B:
°(ok)°
A:
&eh / è da molto che aspetta?
B:
no / cinque minuti soltanto / ma [la sua segretaria=]
A:
[perfetto!]
B:
= mi ha fattoo passare
1 Se estrechan las manos 3
En algunos casos se pone de manifiesto la incapacidad del interlocutor
para seguir el inicio de una conversación que pretende, por cortesía, no
introducir el tema directamente. La estudiante, B, evidenciando su escasa
competencia comunicativa, responde con monosílabos a casi todos los intentos
de su interlocutor (A, profesora nativa) por romper el hielo antes de pasar a las
cuestiones centrales de la entrevista de trabajo:
(2) [3º Segovia 3]
A:
oh / che coincidenza! (RISATE) venga /// tutto bene?
B:
sì / benissimo
A:
bene / ha avuto qualche problema a trovare la casa?
B:
nooo!
A:
ah! / mi fa piacere
B:
sì
A:
è che noi siamo venuti a vivere qui daa uff niente1/ da una settimana /
è veramente poco
B:
sì / ma nessuno problema
A:
ah / bene è che non conosco ancora bene la zona il quartiere2
quindi→
B:
ahá
Aunque, como antes señalábamos, el estudio de los aspectos mímicos, gestuales y kinésicos del
corpus está todavía en proceso, hemos reproducido inmediatamente detrás de cada fragmento
citado algunas notas que dan cuenta de los movimientos más significativos que realizan los
informantes durante su interacción.
3
684 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
A:
co[munque]
B:
[sì/ º(sì /ok)º]
1 Movimiento del cuerpo
2 Movimiento de las manos
En otras ocasiones no se calibra el grado de formalidad de las fórmulas
utilizadas, como sucede, por ejemplo, en (3) donde resulta incongruente la
combinación de un saludo neutro/formal (arrivederci) con otro coloquial (ciao) y,
además, en una interacción asimétrica (entrevista de trabajo), en boca de quien
se encuentra en una posición subordinada (A, estudiante), en tanto que, como
puede observarse, el superior (B, profesora) hace gala de una cortesía exquisita,
pero absolutamente habitual en este tipo de interacciones en ámbito italiano:
(3) [1º Segovia 3]
B:
[ok] / perfetto / d’accordo / io la ringrazio infinitamente e le le faccio
sapere allora
A:
d’acco[rdo / grazie]
B:
[prego / l’accompagno] / venga1/// arrivederci
A:
arrivederci [ciao]
B:
[arrivederci]
1 Las dos se levantan y van hacia la puerta
O bien, como ocurre en (4), donde, aunque la interacción tiene como
participantes a una estudiante (A) y a una profesora (B), se está representando
un encuentro con una amiga italiana que se acaba de conocer. Por ello, no sólo
no resultaría apropiado en una conversación común, sino incluso quizá
problemático, cerrar la interacción con un excesivamente formal piacere 4 , ya que
podría ser interpretado como una marca de cambio de actitud con voluntad
distanciadora por parte de A:
(4) [5º Segovia 4]
A:
allora domani / io ti chiamo e→ // parliamo tutti e tre e §
B:
§ ok §
A:
§ facciamo
qualcosa §
B:
§ d’accordo / perfetto
A:
benissimo↑
B:
ok / ci sentiamo / [ti ringrazio]
A:
[piacere]
B:
ciao
4
Más propio, además, de una fase de apertura de interacción.
Coloquio del Programa EDICE
• 685
Como puede observarse, en ningún caso se produce la más mínima
manifestación de conciencia de infracción, a lo sumo, un titubeo o vacilación a
la hora de operar la selección más satisfactoria, y tampoco, desde luego, la
menor manifestación de malestar del interlocutor. Nada que se considere
necesario mitigar, reparar o proteger. Esto es, faltan los que, como indicábamos
más arriba, consideramos los dos rasgos distintivos básicos de las actuaciones
“descorteses”: ausencia de reparación por parte del emisor y de reacción
autodefensiva por parte del interlocutor.
2.2
Heterocorrecciones 5
Las integraciones, sugerencias léxicas y heterocorrecciones pueden
crear malestar en el hablante al desequilibrar, siquiera momentáneamente, la
relación simétrica y privarle del control de la planificación del discurso, motivo
por el cual a menudo, en la conversación entre nativos, antes que ceder el turno
se prefieren las pausas –llenas o vacías– a la espera de encontrar la formulación
adecuada y, si tiene lugar la sugerencia o heterocorrección, esta con frecuencia
se reformula inmediatamente (Bazzanella, 1994). Aun siendo relativamente
frecuentes las ocasiones propicias para que se produzca una corrección, dada la
5 Merece también una mención, por su peculiaridad en nuestro corpus y por el potencial
disruptivo, la tendencia, sobre todo en algunas informantes del nivel inicial, a la autocorrección:
tratan de formular “correctamente” aquello que a posteriori juzgan haber enunciado
erróneamente. La práctica provoca no sólo aparentes interrupciones y superposiciones, sino que
en una interacción ordinaria, si se produjese recurrentemente, consideramos sería estimado como
un delito conversacional imputable a una falta de atención hacia los valores formales del discurso
que podría, además, entorpecer la contribución del interlocutor, quien se vería obligado a estar
doblemente atento: respecto a lo que él está diciendo y respecto a lo que, en superposición, dice
el otro participante.
[1º Segovia 2]
A: Teresa / ho trovato un appartamento↑ / in affitto / peròò è in centro / però è molto
vecchio / ee è un po’ caro / che facciamo?
B: pff / è un po’ difficile / no!? / ioo→ / tuu lo hai visto?
A: sì / io [la ho visto↓]
B:
[ee] e com’è? / [quantee=]
A:
[io l’ho visto↓]
B: = abitazionii [ha→]
A:
[ha] quattro abitazion↑i / ee / è molto grandi // però vecchio↓
En alguna ocasión, en los niveles superiores, la hablante es consciente del problema y procura
repararlo, pero, en los niveles iniciales, precisamente donde es más frecuente el fenómeno, ni la
parte emisora ni la receptora parecen darse cuenta de esta “infracción” que, pensamos, es tolerada
sólo por el hecho de producirse en este particular tipo de evento de habla, a causa de la limitada
competencia en L2 que se atribuye a las interagentes.
686 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
limitada competencia en L2 de nuestros aprendices, sin embargo, como ya
apuntábamos en Guil et al. (2008), las heterocorrecciones en las interacciones
simétricas de nuestro corpus tampoco deben interpretarse automáticamente
como amenazas, sino, por el contrario, como estrategias de colaboración y
afiliación. Es muy habitual que estén autoiniciadas, haciendo notar el punto en
el que emerge el escollo, como sucede en (5), donde la hablante alarga la última
sílaba de la raíz verbal anterior al morfema de futuro que le ofrece dificultad,
mientras su compañera se lo indica en tono más bajo, y funcionando la risa
compartida, de complicidad, como mecanismo orientado a atenuar el mal
trance y salvar las imágenes:
(5) [1º Segovia 1]
A:
io penso che tuu / ti divertii [rai (RISATE)=]
B:
[°(rai)° (RISATE)]
A:
= molto↑
B:
d’accordo / Teresa / e tu che↑ / [che farai?]
Pero si en las interacciones simétricas las heterocorrecciones son
aceptadas con toda naturalidad, con mucha mayor razón lo son en las
asimétricas, dado que provienen de un profesor, (6) y (7). Es indudable que, en
ambos tipos de interacciones, estos fenómenos reciben una interpretación
diversa de la que tendrían en una conversación ordinaria, precisamente por la
especial situación de habla en la que se producen.
Las heterocorrecciones encontradas en el corpus se refieren a aspectos
morfológicos, como en (5), sintagmáticos, como en (6) o, más frecuentemente,
léxicos (7), pero no a cuestiones de naturaleza sociopragmática:
(6) [1º Valencia 3]
A:
perfetto // ee poi per quanto riguarda per esempio il luogo / noi
andremoo vicino aa / a Malaga↑
B:
sì
A:
più a sud↑ [verso]
B:
[al mare?]
A:
sì / sul mare / [sul mare]
B:
[sul mare]
A:
abbiamo affittato un appartamento in unn / uhm una specie di villaggio
(7) [1º Segovia 3]
B:
[certo] / aspetti che prendo // scrivo il numero↑ /// lo scriviamo qua↑
// mi dica↑
A:
&eh / uhm nove duee uno↑
B:
uhm uhm
Coloquio del Programa EDICE
A:
B:
A:
B:
A:
B:
A:
B:
A:
B:
2.3
• 687
quat troo / duee / seii / cinque↑
sì↑
ehm / tree / nove
ok / perfe[tto]
[e] UN ALTRO / [unn=]
[sì / mi dica↓]
= portable
uhm uhm / [un cellulare / sì / mi dica↓]
[&eh / sì / un cellu]lare↓ / seii due tre↑
sì↑
Formulación de preguntas y respeto del turno de habla
En aquellas interacciones asimétricas en las que se dramatiza una
entrevista de trabajo, las preguntas directas del entrevistador (profesor), que
incluso suponen una intromisión en la vida privada del entrevistado
(estudiante), resultan aceptables en función de la asimetría de poder y de la
finalidad transaccional del encuentro, que implica derechos y deberes muy
precisos. En la “vida real”, en este género textual, a diferencia de lo que ocurre
en otras interacciones asimétricas, también al candidato le corresponde hacer
preguntas pero, eso sí, cuando el entrevistador le invita a hacerlo, generalmente
en la sección final de la entrevista.
En el corpus encontramos, en el lugar adecuado, tanto invitaciones a
realizar preguntas aclaratorias (8) (A, profesor), como sus formulaciones por la
estudiante que interpreta el papel de candidata (B), enunciadas con las
atenuaciones corteses apropiadas (9):
(8) [3º Segovia 3]
A:
sì sì // uhm / d’ac cor do / &eh / non so / ha qualche domanda↑ /
[da farmi? / sul=]
B:
[&eh]
A:
= trattamento anche economico / ecco
(9) [5º Segovia 3]
B:
&eh / vorrei sapere anche / eh!1 (RISATE) sembra un po’ violento ma
vorrei sapere dello stipendio! (RISATE)
A:
eh! / mi sembra giusto / ovviamente / visto che parliamo di un lavoro! /
eh! / [è più che giusto]
1Movimiento corporal que denota que la informante se encuentra en una
situación embarazosa
688 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
Consideramos, en cambio, descorteses aquellas otras preguntas que los
candidatos realizan oportunamente pero de manera directa y casi perentoria, sin
tener en cuenta la asimetría de poder existente y la debilidad de su posición en
la interacción. Tendencialmente se localizan en las variedades de aprendizaje
iniciales, con informantes sometidos a una notable presión psicológica y con
una competencia limitada de la L2, lo que resulta evidente en (10), donde la
estudiante-candidata, (B), pide aclaración, sin ambages, respecto a una cuestión
a su juicio relacionada con el posible trabajo, pero sirviéndose, además, de un
típico falso amigo, esto es, utilizando dieta (= ‘régimen alimenticio’) en lugar de
diaria (= ‘retribución por cada día de trabajo fuera del propio lugar de
residencia’), lo que provoca el desconcierto del interlocutor (A) (profesorentrevistador):
(10) [1º Valencia 5]
A:
poi / va be’ / vitto e alloggio↑ poi anchee / non so / &eh l’aereo da
Valencia a Malaga↑ tutto questo è spesato se facciamo attività [insieme
pure]
B:
[e le
diete?]
A:
(2”) quali diete?
B:
lee (2”) ill (RISATE)
A:
per cosa?
B:
il pranzo tu[tti]
A:
[no] / mangeremo insieme / pranziamo e ceniamo insieme
B:
tutto insieme / [va bene]
Asimismo, resultan descorteses, a nuestro juicio, aquellas otras
preguntas de los candidatos que, en desacuerdo con las convenciones que rigen
este tipo de interacciones, son formuladas anticipadamente, incluso sin haber
dado lugar a que el entrevistador termine su exposición de los datos del trabajo
y las condiciones requeridas al candidato, como sucede, por ejemplo, en (11),
donde la estudiante-candidata, (B), no sólo formula intempestivamente su
pregunta, sino que la información que demanda no es en absoluto pertinente en
esta particular situación. Paradójicamente estos casos de “descortesía” son
atribuibles, en nuestra opinión, a un excesivo celo en el cumplimiento de la
tarea que les ha solicitado su profesor, tratando de mostrarle así empatía e
interés:
(11) [3º Valencia 5]
A:
ho capito / no / perché qua avrai letto / che si specificava che erano due
bambini di quat[tro e nove anni]
B:
[sì /quattro e nove / sì sì]
Coloquio del Programa EDICE
A:
B:
A:
B:
A:
B:
• 689
sì sì sì / sono i miei figli
e come si chiamano?
&eh il piccolino &eh il più piccolo è Marco
Marco
mentree Giacomo è quello che ha [nove anni]
[Giacomo]
Obsérvese que, en cualquiera de los dos casos, la actitud subsiguiente
del interlocutor (profesor) no refleja en absoluto la reacción que sería de esperar
en una entrevista de trabajo “real”.
A propósito del fenómeno ilustrado en (11), donde la pregunta
representa en este contexto formal un abuso en la toma del turno de palabra,
no podemos dejar de aludir, siquiera rápidamente, a las interrupciones en
general y su gestión por parte de nuestros informantes desde el punto de vista
de las reglas y estrategias corteses. En Guil et al. (2008) registrábamos la
presencia en el corpus de interrupciones tanto colaborativas, para ofrecer al
hablante alguna sugerencia léxica, como también competitivas, con la finalidad
de arrebatarle el turno. Pero igualmente señalábamos que, aunque bajo la
apariencia de interrupción competitiva, en muchos casos estas tomas de la
palabra resultaban explicables e interpretables como colaborativas si teníamos
en cuenta que, ante las muestras de dificultad expresiva del hablante en turno
para llevar adelante su deber conversacional, el interlocutor se precipitaba a
socorrerlo tomando el relevo y aportando su contribución a la construcción
compartida de la conversación. En esta ocasión, con el foco de atención puesto
en los comportamientos amenazadores, hemos confirmado nuestra anterior
observación al comprobar que, tanto en aquellos casos en los que faltan
indicios interpretables como solicitud implícita del hablante de ser relevado en
el turno de palabra –pausas, titubeos, alargamientos, etc.– como en aquellos
otros en los que la interrupción genera una acumulación de “delitos
conversacionales” –demasiado lejos el posible punto de relevancia transicional en el
que el paso del turno pudiera resultar pertinente, cambio excesivamente brusco
de tema, elevación desmesurada del volumen de la voz, etc.– brilla por su
ausencia cualquier rastro de conflictividad, algo que denuncie que se recibe
como amenaza esa apropiación “indebida” del turno. Pero son tantas las
variables y parámetros –objetivos y subjetivos o contextuales– que, como
Bazzanella (1994) ha señalado, inciden en la determinación de la función de una
interrupción –véanse sus nociones de “configurazione complessiva” y de
“prospettiva multidimensionale” en Bazzanella (1994: 175-205)– que nos
vemos forzados a aplazar esta cuestión, para una mayor profundización, a
estudios posteriores. Adelantamos solo que, en los niveles iniciales, la
competencia limitada en L2 y el excesivo esfuerzo cognitivo de los aprendices,
690 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
parece justificar tanto abuso a ojos de ambos interlocutores, mientras que, en
los estadios superiores, la gestión de los turnos se realiza con mayor habilidad
–y solapamientos e interrupciones se acercan mucho a los habituales en la
conversación común, con empleo, además, de marcadores adecuados– pero no
faltan ejemplos de interrupciones colaborativas encaminadas a solventar no
tanto las limitaciones de la competencia lingüística en L2 como el aparente
agotamiento momentáneo de la capacidad inventiva del estudiante en turno
para seguir improvisando el guión.
2.4
Tuteo
En las últimas décadas se ha venido produciendo en España una
generalización del uso indiscriminado del tú recíproco, extensión que también
puede advertirse en Italia, pero en muchísima menor medida. Por ejemplo,
mientras en España ha llegado a ser habitual el uso del tú recíproco en la
relación profesor-alumno, en Italia es todavía una forma de tratamiento poco
difundida en el mundo académico. Ahora bien, resulta mucho menos probable
que en otro tipo de interacción asimétrica como es una entrevista de trabajo,
entrevistador y entrevistado se tuteen, ni siquiera en España y menos aún en
Italia.
Lo apropiado en estas situaciones, según las convenciones al uso, es
que, de darse el paso al tú, sea el entrevistador quien lo proponga,
transformando la relación de “distancia” en una de (aparente) “confianza”, por
más que, aunque sea encubiertamente, se mantenga el parámetro superior/inferior.
En nuestro corpus, hemos observado una diferencia entre las
decisiones adoptadas a este respecto por los profesores italianos nativos que
asumieron el rol de entrevistadores. La entrevistadora de las interacciones
grabadas en Segovia ha mantenido la relación de distancia, con utilización del
alocutivo de cortesía Lei, lo que en ciertas entrevistadas (estudiantes) ha dado
lugar a alguna que otra confusión, achacable o bien a distracción o bien a un
limitado dominio del uso alternativo tu/Lei. Sin embargo, posiblemente para
evitar estos incidentes, el entrevistador de Valencia ha optado por ofrecer a las
entrevistadas (estudiantes) la posibilidad de tutearle, teniendo en cuenta
probablemente que es este el trato que mantienen en el aula, lo que ha
contribuido sin duda a que las aprendices se expresen de manera más fluida.
Esta transición se efectúa siempre por medio de un intercambio como el
siguiente:
(12) [1º Valencia 5]
A:
sì / &eh la vedo giovane vuole che ci diamoo del tu?
Coloquio del Programa EDICE
B:
A:
B:
• 691
va bene
sì?
sì§
Sin embargo, en algunos diálogos es la entrevistada la que se adelanta
en el tuteo, lo que produce una fuerte impresión de descortesía, sobre todo en
la cultura italiana donde, como decíamos, el tuteo está mucho menos extendido.
Así ocurre en (13), donde la propia informante siente la necesidad de justificar
su comportamiento, que, tras un momento de perplejidad, ha de ser aceptado
por el entrevistador, cosa del todo improbable en situación “real”, donde sería
interpretable como una descortesía por uso de marcas erróneas de
identificación (Culpeper, 1996: 357). De hecho, la vacilación entre formas
verbales correspondientes a las dos formas de tratamiento denota la perplejidad
que produce en el entrevistador (profesor nativo) el turno anterior:
(13) [3º Valencia 5]
A:
sì↑ / è da molto che aspetta?
B:
no no /da cinque minuti
A.
ho [capito]
B:
[va be’]
A:
perché / non so / ho parlato con la mia segretaria per farla→
B:
sì sì / non ti pre[occupare]
A:
[perfetto] / &eh niente §
B:
§ ti do del tu perché→ [sei
giovane]
A:
[sì /
come vuo]le / sì / se vuoi ci diamo [del tu]
Del mismo modo, resulta ajeno a la práctica común, española o italiana,
que, como ocurre en (14), sea la persona de inferior estatus quien,
interrumpiendo al superior, le requiera el tuteo. De nuevo el entrevistador ha de
superar su confusión, improvisando una razón que justifique el cambio y le
permita, por tanto, aceptarlo:
(14) [3º Valencia 3]
A:
sì / le spiego dunque / io sono1 → Eugenio Bellanca
B:
ciao / io sono Mar / [uhm]
A:
[salve] / &eh guardi niente semplicemente &eh lei
avràà letto chee / niente siamo una [famiglia]
B:
[parlami] di tu
A:
le do del tu?
B:
sì / [dai]
692 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
A:
[sì] / in effetti siamo giovani [possiamo anche darci del tu]
B:
[sì / ho ventiquattr’anni]
A:
e ti chiami Mar mi hai detto giu[sto? / guarda=]
B:
[sì / sì sì]
1Se estrechan las manos para presentarse
Naturalmente, no hay que descartar que en esta imposición de trato
intervenga la familiaridad con el docente, al que se tutea seguramente en clase y
la no plena asunción del rol por parte de la estudiante en la situación que se le
ha pedido que finja. Pero lo cierto es que su comportamiento no ha provocado,
por parte de la persona de estatus superior, la explícita reacción reparadora que
es de imaginar se diera en una situación real volviendo a poner a cada uno en
“su sitio”.
3
Fenómenos de anticortesía
Al igual que los fenómenos hasta el momento analizados, los
disfemismos y disonancias temáticas pueden desequilibrar las imágenes de los
interlocutores, por lo que también en estos casos conviene calibrar en el
contexto intencionalidad y efectos reales en la marcha de la conversación y
relaciones personales que en ella se re-construyen. Aquí nos resulta útil el
concepto de “anticortesía” (Zimmerman, 2003). En efecto, las interacciones
simétricas, entre jóvenes compañeros, únicas donde se da esta casuística, fluyen
sin disrupciones y despliegan un clima de extrema complicidad y desinhibición,
por lo que parece evidente que se trata de recursos destinados a reforzar los
lazos sociales entre los aprendices, tanto en la situación ficticia como en la
situación real de clase.
3.1
Disfemismos
De entre los 12 informantes no nativos de nuestro estudio, hemos encontrado
expresiones disfemísticas tan solo en las grabaciones de las cuatro aprendices más
jóvenes (entre 22 y 25 años)6 , exclusivamente en las interacciones simétricas e
informales. Hay una única ocurrencia en conversación con nativo (v. 15), pero se trata
también de un contexto en el que se simula una situación informal, en la que B, aunque
alumna de A en la vida real, actúa como recién conocida en una cena entre amigos.
6
Todas de la EOI de Valencia.
Coloquio del Programa EDICE
• 693
(15) [5º Valencia 6]
B:
§ sì / protestano/ dicono uhm / scrivonoo suii giornali1 / eh questa cosa
che si sta rovinando!/ però→ / no?
B:
no/ e neanche ha molto peso laa/ la regione↓ / allora Madrid2 / se la
frega / cosaa→
A:
certo/ [certo]
B:
[queste] chiese preromaniche/ vaffanculo!3 {alle chiese
preromaniche}§
A:
§chiese preromaniche?/ ci sono?
1 Con gestos reproduce el acto de escribir
2 Movimiento de las manos que indican desinterés, rechazo
3 Sigue haciendo gestos que expresan desinterés
(16) [3º Valencia 1]
B:
sì/ dipingere è è facile/ a me mi piace tantissimo dipingere / ma dopo1 /
&eh §
A:
§ cuocerli §
B:
eh/ cu ci re (RISATE) §
A:
§ cucire (RISATE)/ ah/ questa parola del cazzo!2
/ (RISATE) / ok [dai / sì / si può=]
B:
[(TOSSE) scusa]
A:
= a me piacerebbe quello / no? // o un libre-? / un libro?
B:
un libro? / (3”) penso chee sia meglio faree3→ // questo è / non so /
più divertente lei è4→ / ahm→
1 Mueve las manos para reproducir el acto de coser
2 Golpea la mesa con la mano; ríe al hablar
3 Movimiento de las manos
4 Movimiento del cuerpo y de las manos
La edad y el tipo de contexto –especialmente la relación existente entre
los interactantes y los rasgos de la situación comunicativa– parecen, pues, dos
factores explicativos de dichos actos. Pero no los únicos, como sugiere la
profusión de estas expresiones en las producciones de ex-Erasmus 7 . De hecho,
la única de las cuatro informantes que se sale de este perfil, que no ha
disfrutado de ninguna estancia en Italia, es al mismo tiempo, como veremos
más adelante, la más parca en este tipo de disonancias.
Se trata de universitarios europeos que han disfrutado de la beca homónima que ayuda a
completar estudios en otras universidades de la UE. Las estancias en Italia de estas estudiantes en
concreto han variado entre los 4 meses y el año y todas han tenido, también, contactos
posteriores con nativos. Además, las cuatro interlocutoras en cuestión se sitúan en los niveles
intermedio y avanzado de EOI, pero esto no es condición suficiente para tener este tipo de
destreza, como evidencian las informantes de 5º curso de Segovia.
7
694 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
Estamos, por tanto, ante aprendices con una cierta competencia
(activa) en disfemismos, a diferencia de las informantes de formación más
institucional. Está claro que usan este lenguaje, entre otras cosas, porque lo
conocen y tienen un cierto hábito en su empleo, al menos en las conversaciones
en italiano y con italianos.
Sin embargo, justificada la presencia de tales expresiones desde el
punto de vista etario-biográfico y en función de la fase y modalidad de
adquisición de italiano L2, queda aún por establecer la efectiva carga (des)cortés
de tales actos de habla, para lo cual, además de la intencionalidad real, es
imprescindible evaluar el efecto perlocutivo. Así pues, creemos, por un lado,
que la disonancia verbal equivale a agresividad solo en ciertas normas
lingüísticas y en determinados contextos socioculturales y, por otro, que la
(des)cortesía solo puede ser aquilatada con relación a las marcas visibles de
intención del hablante y, sobre todo, de reacción del interlocutor 8 .
Pues bien, en los intercambios que nos ocupan echamos en falta tanto
las atenuaciones y reparaciones del hablante como las quejas o reclamaciones de
reparación del interlocutor, esto es, no se advierte señal alguna de que este
último sienta amenazada o deteriorada su imagen. Al contrario, como se ve en
(17) por la construcción colaborativa y por las risas, o en (18) por la reacción
de conformidad de A, la conversación sigue desarrollándose en armonía y
consenso:
(17) [5º Valencia 2]
A:
[magari qualcuno] che conosciamo meglio →/ di uno scono[sciuto]
B:
[è che] io
proprio mi rompe le palle questo di andare/ qualcuno1 si/ a che ora?/
questa/ [e poi/ metti]=
A:
[no/ ma aspetta/ no!]
B:
= questi annunci e ti chiamano TUtti/ e poi non si trovano dove li hai
messi/ e non lo puoi staccare e non sai dove cazzo ha [preso questo il
mio cellulare?]
A:
[ti è già
capitato/ no?] (RISATE)
1 Gesto que reproduce el acto de hablar por teléfono
(18) [3º Valencia 2]
A:
ciao/ [ma cosa1 fa-]
Ver Zimmerman 2003, Palazzo 2005, Bernal 2005 y 2008, Albelda 2004 acerca de las
consecuencias pragmáticas del uso de vulgarismos e insultos en el sociolecto juvenil y Briz 2004
para la ya mencionada distinción, a nuestro juicio fundamental, entre cortesía codificada y
cortesía interpretada.
8
Coloquio del Programa EDICE
• 695
B:
[dai!/ che CA]Sino2!
A:
sì/ lo so↓ / che facciamo con questo? / vi hanno3 aumentato→
B:
ci hanno [aumentato l’affitto]
A:
[ci hanno aumentato/] sì
1 Movimimiento de las manos
2 Las mayúsculas indican la pronunciación marcada, intensa, enfática
3 Observa el folio que hay sobre la mesa
Este equilibrio no se rompe ni siquiera cuando, como en la siguiente
pareja, el tono vulgar es unilateral (solo por parte de B, pero véase abajo, el
ejemplo (21)):
(19) [3º Valencia 2]
B:
quella è una buona idea ma sai io pensavo/ ma questa patrona di merda!?
A:
è questo!
B:
continiamo a pagarla/ [a=]
A:
[e]
B:
= pagarli quindi/ era un pò per l’orgoglio/ sai?/ di/ [tu ci hai fatto questa
cosa]
(20) [3º Valencia 2]
B:
sì ma / il discorso è che noi / mai l’abbiamo detto // fai un contratto1 /
non le abbiamo chiesto mai questo e quindi lei ha il suo diritto di far ci
questa cazzata // hh ma io [ci tengo in questo appartamento (( ))]
A:
[ok ma / anche noi abbiamo il diritto dii]
scambiare→ / [cioè=]
B:
[casa]
A:
= di traslocare2 [si]
1 Golpea la mesa con la mano
2 Movimiento de la mano
Es cierto que nunca se trata de insultos dirigidos a la interlocutora,
pero esto no legitima automáticamente tales exabruptos, pues también la
agresividad orientada hacia terceros in absentia –por mucho que el enfado esté
justificado– o incluso los disfemismos como marca de mal gusto, pueden
resultar violentos si no existe el clima apropiado. Y el clima, el contexto
apropiado, se da aquí por dos factores que convergen en un mismo impulso
afiliativo o cooperativo, derivado de la relación doblemente simétrica, en la vida
real y en la recreación de la tarea comunicativa.
En primer lugar, estamos ante estrategias de “anticortesía”
(Zimmerman, 2003: 57), fenómeno recurrente en el habla coloquial de los
hispanohablantes, especialmente entre jóvenes, que, al oponerse a las
convenciones de los adultos, genera cortesía positiva, ya que realza la imagen de
696 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
los interlocutores en el sentido de refuerzo grupal y pertenencia generacional.
Nuestras informantes no solo son jóvenes, sino que en ese momento asumen
dos identidades comunes: en la vida real, la de compañeras de curso de italiano
que se ven asiduamente; en el rol-play, la ficticia de compañeras de piso o de
amigas con un problema común. Los motivos de confianza no faltan, las dotes
de intérprete tampoco, así que el despliegue de recursos lingüísticos apropiados
depende en última instancia de su interlengua y de las subcompetencias
(registros, jergas, etc.) adquiridas.
Incluso en las interacciones en las que solo uno de los interlocutores
emplea sistemáticamente estrategias anticorteses, hemos observado que no se
produce incompatibilidad y que se crea tal clima de complicidad que se
producen reacciones ecoicas, como la que se observa en (21), donde tras
proferir B varios exabruptos, su interlocutora, A, la estudiante de la que al
principio decíamos que nunca ha estado en Italia y no está familiarizada con
ciertas jergas, se atreve a expresar su enfado con tono parecido:
(21) [3º Valencia 2]
A:
possiamo parlare con lei/ ma penso che lei è (TOSSE) ha preso una
decisione e uzzh// [cioè non si muo-]
B:
[(una coglioni)]
A:
(RISATE)
B:
è vero↓
A:
cazzo!
B:
sì / perché ora io non non ce l’ho il tempo per cercare
dell’appartamento↓/ tu ce l’hai il tempo?
En segundo lugar, no podemos olvidar que estos intercambios que
recrean un contexto virtual se inscriben a su vez en un contexto real, el de la
grabación y estudio del comportamiento verbal de aprendices, donde se valora
muy positivamente el esfuerzo empleado en la tarea encomendada por el
profesor-investigador, donde todo –o, como se verá, casi todo– vale con tal de
salir airosos del paso y donde, en fin, todo es susceptible de ser interpretado
como un comprensible desajuste respecto a la L2 o a la Cultura2. En esta
tesitura, cada cual pone en juego –con talante más o menos natural, más o
menos lúdico, o incluso con exhibicionismo– los recursos de que dispone y
manifiesta los hábitos expresivos que con más fuerza se han arraigado en el
proceso de adquisición-aprendizaje. Y lo hace sin atisbo de conflicto.
Coloquio del Programa EDICE
3.2
• 697
Disonancias temáticas
Se ha dicho ya que la simulación en las interacciones analizadas y su
inscripción en un contexto más amplio (el de la grabación y la investigación),
impone la máxima tolerancia y cooperación, justifica y neutraliza actos
potencialmente descorteses y que, por ello, prácticamente cualquier
comportamiento es admisible. De ahí que, dada también la camaradería creada
y recreada, las alusiones escabrosas –en su mayoría de carácter sexual 9 – tengan
perfectamente cabida y, lejos del conflicto, provoquen un ambiente relajado y
lúdico, como prueban las risas de las dos interactantes de (22) cuando se
imaginan compartir el piso con dos Erasmus italianos:
(22) [5º Valencia 2]
A:
allora cominciamo a scrivere i volantini / cerchiamo un erasmus
B:
sì
A:
lo scriviamo sul / volantino / ragazzo erasmus (RISATE)
B:
ragazzo erasmus (RISATE)
{cer[casi ragazzo erasmus]}
A:
B:
[allora / metro ottanta] / biondo / &eh (RISATE) occhi§
A:
§
no! / eh no / a me piacciono mori [{scusa!}]
B:
[ah be’] (RISATE) (3’’) forse
possiamo affittare a due (RISATE)
A:
(RISATE) vedi come dobbiamo fare una doppia? (RISATE)
o cuando en (23) hablan de la muñeca hinchable que van a regalar a su
amigo Luca:
(23) [5º Valencia 1]
A:
ma cosa voletee comprargli? / proprioo
B:
non lo so perchèè / avevano detto così di andare↑ e prendere quuhmm non so / magari una bambola di questee / inflabili
(RISATE)
A:
ah!/ sì/ di queste orribili che sono così soltanto
B:
queste Barbie [così]
A:
[bionde/] bionde così /coi capellii (RISATE)/ oh dio!
Sin embargo, la cercanía no garantiza una sensibilidad afín al cien por
cien y, si el hablante más audaz no calcula bien el grado exacto de proximidad,
sus incursiones en terrenos susceptibles de tabú pueden representar una
Nada importa ya, como sabemos todos y había anticipado Zimmerman (2003), el sexo de los
interactantes.
9
698 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
amenaza a la imagen del interlocutor. Así, cuando en (24) A ilustra las
dificultades de la convivencia narrando el caso del novio presidiario de una
compañera de piso que se plantaba periódicamente en la vivienda a fumar
porros y pretendía relaciones con las dos coinquilinas, B parece sinceramente
horrorizada por la situación descrita, a juzgar por sus reacciones verbales (“SÌ!”,
“Oh/no!”) y paralingüísticas –elevación de la voz– acompañadas de una mímica
facial elocuente de estupor y rechazo de semejante comportamiento:
(24) [3º Segovia 2]
A:
[...] maa uhm &eh il problema era che/ &eh nella zona comune quando
c’eravamo tuttii insieme in questo salotto/ il ragazzo comenzava [aa]
B:
[a
fumare]
A:
a fumare lo spinello a dire delle cose→
B:
brutte
A:
brutte/ sì/ e voleva→ ehm avere sexo con tutte le due/ era [una
cosa]
B:
[SÌÌ!]
A:
sì/ un pò[ò→ difficile]
B:
[oh/ no!]
Pero tal vez B esté también incómoda y negativamente sorprendida por
la osadía de la compañera, que la obliga a tratar tales temas delante de una
cámara y de su profesora dentro de un ámbito institucional (se está
contraviniendo la cortesía negativa). Lo intuimos por su reacción inesperada en
(25) a la intervención posterior en que A, hablando de las reglas de convivencia
que tendrían que establecer para evitar problemas similares, explica su propia
conducta sexual y deja caer una propuesta que involucra y compromete a B:
(25) [3º Segovia 2]
A:
ma [una cosa=]
B:
[perché→]
A:
= che possiamo fare
B:
sì
A:
èè uhm/ parlare dee de regole/ no?/ de regole fra noi un pò per rispaper rispettaree/ [ognuna=]
B:
[sì]
A:
= di noi/ perchè si no→/ per esempio/ mi piace tantissimo i cani oo /
uff e per esempio io fa[ccio=]
B:
[sì]
A:
= da soli[to]
B:
[sì/] questo
A:
io ho relazione sexu[ale con=]
Coloquio del Programa EDICE
B:
A:
B:
• 699
[questo]
= tre persone alla volta e non so se sei disposte aa fare questo↓
(RISATE)
(RISATE)
B, ya en guardia por el intercambio anterior y, a pesar de lo que la risa
(nerviosa) inicial pueda sugerir, queda tan impresionada por la salida de tono
que, sin pronunciar palabra, aún sentada, cruza las manos (“hasta aquí hemos
llegado”), se levanta y apaga la cámara dando por acabada la sesión. Hasta ese
punto le resulta intolerable la alusión, independientemente de que sea o no
verdad en la realidad, y aunque el evento forme parte de la ficción representada.
A, más interesada en dar una imagen transgresiva de sí misma que en proteger
la imagen de honorabilidad de la compañera, ha sobrevalorado sus afinidades y
ha subestimado el potencial agresivo de la descortesía. A y B tienen muchas
cosas en común –en la ficción y en la vida real– pero, evidentemente, ni
comparten todas sus normas sociales ni, por tanto, idéntico código de cortesía
en la interacción coloquial. Una vez más es la interpretación y reacción del
interlocutor la que nos da la justa medida de la carga descortés del acto de
habla. Estamos, pues, ante un caso, excepcional en nuestro corpus, de
descortesía interpretada como tal.
4
Conclusiones
Desde una orientación aplicativa, a la luz de los resultados que hemos
obtenido en nuestros análisis sobre la cortesía y la descortesía –así como, en
trabajos previos, sobre el uso de los marcadores discursivos y los mecanismos
de intensificación (Guil et al., 2008; Guil, 2009, en prensa; Pernas, en prensa;
Borreguero, en prensa)– parece claro que las interacciones orales, tanto
simétricas como asimétricas, constituyen no solo ejercitaciones lingüísticas
necesarias en el contexto del aprendizaje de una L2, sino lugares de
profundización y ampliación de la competencia comunicativa de los aprendices.
Además de incentivar una mayor corrección lingüística de las propias
producciones por lo que respecta a los niveles morfosintáctico y léxico –en los
que juegan un papel fundamental, como hemos visto, las heterocorrecciones (§
2.2)–, estas interacciones ofrecen un marco excepcional para desarrollar la
competencia pragmática.
En efecto, los estudiantes tienen que aprender a adaptar su mensaje
–en forma y contenido– a su interlocutor (recipient design), prestando especial
atención a la relación que ha sido previamente establecida (roles sociales,
jerarquía y reparto de poder) y a la finalidad comunicativa de la interacción
700 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
(obtener un trabajo, tomar una decisión respecto a una acción común, etc.).
Esto les obliga a estar especialmente atentos en la elaboración de sus
producciones, lo que causa una dificultad añadida al escaso domino de la L2 en
las variedades iniciales de aprendizaje, como queda de manifiesto en las
frecuentes vacilaciones, interrupciones, suspensiones y pausas que se observan.
Dada la organización secuencial de los turnos, el aprendiz puede
comprobar de forma inmediata la reacción que su intervención produce en el
interlocutor y, a partir de ella, si lo cree oportuno, iniciar una nueva
intervención, ya sea como ampliación, desarrollo o justificación o bien como
rectificación, para la cual la reacción –lingüística o no– del otro funciona como
input. Es decir, que un principio básico del análisis conversacional como es la
organización secuencial puede resultar muy rentable para el aprendizaje
lingüístico.
Es cierto que la falta de heterocorrecciones por lo que al nivel
pragmático se refiere puede impedir, en ocasiones y especialmente en las
variantes iniciales de aprendizaje, una toma de conciencia de la norma
conversacional infringida o de la inadecuación de determinadas producciones
en la situación en cuestión –inoportunidad de las preguntas (§ 2.3), uso
incorrecto de las formas de tratamiento (§ 2.4), ausencia de reparadores (pássim).
Pero parece asimismo evidente que cuanto mayor sea el número de
interacciones de este tipo en las que el aprendiz participe (especialmente de tipo
asimétrico), mayor será la adquisición de normas conversacionales y
sociopragmáticas.
Precisamente, este tipo de errores e inadecuaciones son los que más
escasa atención han recibido en la investigación relativa a la adquisición de
lenguas extranjeras, lo que ha impedido desarrollar métodos didácticos
orientados a su aprendizaje.
Desde el punto de vista teórico, el contexto de aprendizaje constituye a
su vez un parámetro de especial importancia para el estudio de la cortesía
interpretada, pues, como hemos tenido ocasión de demostrar, muchas de las
acciones –tanto relativas a la violación de las normas que rigen la interacción (§
2), como a la producción de contenidos lingüísticos apropiados (§ 3)– que en
un contexto habitual entre hablantes nativos de una lengua serían consideradas
descorteses (y, en algunos casos, incluso extremamente descorteses), en las
interacciones analizadas no solo no producen reacciones adversas en el
interlocutor sino que a veces ni siquiera parecen ser advertidas.
Varias de las ocurrencias, como hemos visto, pueden ser explicadas
como fenómenos de anticortesía, tanto los disfemismos (§ 3.1) como la
introducción de disonancias temáticas (§ 3.2), dado que se producen en
interacciones simétricas (con una única excepción, (15), en la que, sin embargo,
se simula una interacción simétrica por lo que a poder discursivo se refiere)
Coloquio del Programa EDICE
• 701
entre informantes cuyo perfil se corresponde con el indicado en los estudios
sobre este tipo de estrategias: se trata, en efecto, de jóvenes que pretenden
establecer lazos de solidaridad a través de su interacción y reforzarlos. Esta
solidaridad actúa en un doble plano: tanto en el de los roles representados
(estudiantes que comparten un piso, amigas que eligen un regalo), como en el
de sus roles reales, como compañeras de clase que deben llevar a cabo una tarea
impuesta por el docente de la mejor manera posible.
En cuanto a las reparaciones de las posibles acciones descorteses, como
ya hemos repetido a lo largo de este trabajo, lo habitual en nuestro corpus es
que el hablante no las realice, si bien existen algunos casos como (9), en el que
mediante un circunloquio atenuante trata de quitar hierro a la formulación de
una pregunta que parece considerar inoportuna; pero tampoco el interlocutor
tiende a reclamar la merecida reparación por parte del hablante “ofensor”, e
incluso no faltan ocurrencias, como sucede en (12), cuando se le impone el
tuteo, en las que se ve en la necesidad de pergeñar él mismo una posible
justificación reparadora.
Pero la falta de reparaciones de emisor e interlocutor no se percibe
solo en la distribución de la palabra o en el uso y abuso del tuteo y de ciertos
saludos, y tampoco podemos relacionarla exclusivamente con el contexto de
aprendizaje. Nuestro corpus nos muestra que este fenómeno afecta también al
empleo de interjecciones malsonantes y expresiones despreciativas, así como a
las alusiones de índole escabrosa, a temas susceptibles de tabú. Y, a pesar de las
peculiaridades que a priori podría presentar una conversación entre aprendices o
con aprendices, nos permite comprobar una vez más que la edad y la
familiaridad son dos variables sociopragmáticas capaces de neutralizar la
descortesía codificada convencionalmente en los disfemismos o en las
disonancias temáticas y que esa presunta descortesía, en vez de suponer una
amenaza, puede consolidar aún más la afiliación entre los interlocutores. Sólo
con dos condiciones: que se sepan calibrar con exactitud los valores
compartidos, para no dar lugar a situaciones como (25), en la que la
interlocutora se siente violentada hasta el punto de poner fin bruscamente a la
conversación, y que se cuente con los medios formales necesarios para
manifestarlos. Y, de nuevo desde un enfoque aplicativo, debemos convenir que
estas dos habilidades no nacen espontáneamente en el contexto formal de la
enseñanza de L2, sino que requieren una mirada atenta y constante a la hora de
seleccionar los textos –que no siempre habrán de contener actos corteses, sin
disonancias– de analizar tanto el input como las producciones de los aprendices
y de crear continuamente tareas apropiadas en situaciones comunicativas
plausibles. Sólo así el alumno irá tomando conciencia de la importancia de los
valores (des)corteses y de sus correlatos formales en la consecución del fin
comunicativo. Y, sin tener que depender exclusivamente, según hemos podido
702 •
Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero
observar, de la inmersión en el ambiente natural, se verá capacitado para
socializar incluso transgrediendo, lo cual no se obtiene ingiriendo los listados de
“tacos” que a menudo él mismo solicita ni, por ahora, con los métodos que se
utilizan en la formación institucional.
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Marcadores del discurso en la enseñanza de lenguas:
oye y la (des)cortesía verbal
María Isabel Rodríguez Ponce, Universidad de Extremadura, España
Carolina P. Amador Moreno, Universidad de Extremadura, España
Resumen
El objetivo de nuestro artículo es estudiar el comportamiento de un
determinado marcador discursivo (oye) con respecto a la cortesía verbal en
aprendices anglófonos de español, comparándolo con su uso por parte de
hablantes nativos de esta lengua. De entre las diferentes funciones de oye, la que
nos ha interesado para este estudio es aquella en la que sirve para abrir turno de
palabra con el objeto de llamar la atención del oyente.
Nuestro trabajo está basado en un proyecto piloto elaborado con los datos
obtenidos a partir de cuestionarios que combinan recursos de tres tipos de
metodología. Estos cuestionarios han sido cumplimentados por hablantes
nativos de español de ambos sexos, diferentes edades y niveles de instrucción;
así como por aprendices anglófonos de español con un nivel a partir de B2.
Nuestra hipótesis, basada en la observación general y en la experiencia docente,
es que entre los aprendices anglófonos de español hay una tendencia a la
evitación de oye (en la posición y función mencionadas más arriba), ya que lo
consideran descortés verbalmente por una transferencia con la L1. A raíz de
esta hipótesis, se diseñó el cuestionario que, inevitablemente, nos llevó a
establecer un estudio paralelo sobre el funcionamiento de oye entre hablantes
nativos. Y una vez en este plano de análisis, se generó una segunda hipótesis:
que esta tendencia a evitar el marcador, relacionada con la cortesía verbal,
podría confirmarse en los hablantes nativos, pero por motivos muy distintos. Si
estos extremos se comprueban, creemos que deberían suponer una revisión
rigurosa del tratamiento de este tipo de marcadores discursivos en los
materiales diseñados para la enseñanza del español como lengua extranjera.
Palabras clave
(Des)cortesía, marcadores del discurso, oye, Español Lengua Extranjera (ELE)
706 •
María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno
1
Introducción
En el capítulo correspondiente de la Gramática descriptiva del español,
Martín Zorraquino y Portolés (1999) hablan de oye como el introductor en el
discurso de “un conjunto informativo relevante que se desea transmitir al
interlocutor”. Al compararlo con mira, con el que está estrechamente
relacionado, lo diferencian de éste último porque con oye el hablante intenta
introducirse en la esfera del oyente, mientras que con mira es el oyente el
invitado a entrar en el ámbito del hablante (véase también Márquez Reiter,
2002: 143). Cortés y Camacho (2005: 170-174) coinciden en esta opinión al
clasificar oye entre los marcadores que se centran en el oyente. Briz (1998: 227229), a su vez, lo define como “marcador metadiscursivo de control de
contacto”, y en esta función aparece constantemente en textos coloquiales,
entre otros recursos fáticos o apelativos como fíjate, ¿eh?, ¿no?, ¿sabes?, etc. (Briz
& Grupo Val.Es.Co, 2000: 36). Precisamente, ésta es la función de oye que nos
ha interesado para nuestro estudio, dentro de las múltiples funciones
discursivas que este marcador puede cubrir: aquella en la que sirve para abrir
turno de palabra con el objeto de llamar la atención del oyente.
Pero además de servir para llamar la atención, oye puede introducir un
nuevo tópico discursivo, reformular, añadir o reforzar una valoración, o
presentar una digresión, como en los siguientes ejemplos de Briz y el Grupo
Val.Es.Co (2000: 39).
(1)
Conversación entre dos hermanas y la asistenta de su casa sobre la noticia de que han hecho
fijo en el trabajo al marido de ésta última.
B: Fíjate, el otro día comentándolo, ¿eh? Oye, pues estará contento el hombre,
¿no? A: Sí. B: ¡Vaya tela! C: Oye, ¿los numeritos del viaje? A: El cero cero tres
salió.
Incluso puede llegar a adquirir valores de protesta y rechazo, de una
manera similar a lo que sucede con por favor (Bernal, 2006):
(2)
A: Mira que eres tonto. B: ¡Oye, ya está bien de decirme eso!
(3)
Pero qué peñazo es usted, por favor.
De esta descripción se deduce que oye es susceptible plantear ciertos
problemas en lo que se refiere a la cortesía verbal, pues su función más
Coloquio del Programa EDICE
• 707
representativa, la de establecimiento y control del contacto, puede suponer una
amenaza para la face 1 . De hecho, en otras variedades del español (por ejemplo
en el español de Uruguay y Ecuador) la función apelativa de oye sería
considerada como una intromisión excesiva (Márquez Reiter, 2002; Placencia,
1998) 2 . Esta amenaza puede atenuarse por medio de diferentes mecanismos.
En el caso de oye, la atenuación podría ejecutarse a través de recursos
prosódicos, como la entonación 3 . Pero lo cierto es que, ante una situación de
amenaza a la face por el uso de oye, la estrategia más seguida por los hablantes
nativos, a tenor de los resultados de nuestras encuestas, es la evitación (en este
caso, el uso de estrategias indirectas puede considerarse cortés per se) y la
sustitución por otros marcadores más “corteses” (perdón, perdone/perdona,
disculpe/disculpa), ya que, en opinión de los propios usuarios, en las situaciones
propuestas por la encuesta, oye implica falta de respeto, de educación, y les
resultaba muy violento escoger esa opción.
Los elementos recién mencionados (junto a por favor, la perífrasis
poder+infinitivo y la entonación interrogativa, entre otros) son los que Alba de
Diego (1995) considera como recursos que atenúan o reparan la imposición que
se efectúa sobre el oyente en los actos de petición de permiso en español. Las
peticiones, como cualquier acto exhortativo, invaden el espacio del oyente y,
por lo tanto, rompen el equilibrio entre los interlocutores. Esta amenaza,
intrínseca a este tipo de acto, debe quedar neutralizada por algún elemento que
mantenga a salvo la face.
Curiosamente, oye es un marcador frecuente en peticiones, sobre todo
de información (también en órdenes y advertencias), tal y como se refleja en los
ejemplos de nuestra encuesta, pero es lógico que no aparezca en la nómina de
elementos mitigadores de peticiones que relaciona Alba de Diego, ya que la
naturaleza de su caracterización básica (la “introducción en la esfera del oyente”
mencionada más arriba) es, como acabamos de ver, idéntica a la naturaleza del
acto de habla pedir, al que acompaña. Este rasgo compartido los hace
incompatibles desde el punto de vista de la cortesía verbal, y explicaría la
Generalmente es así, pero no siempre. Un aviso al oyente en una situación de riesgo para su
vida, por ejemplo (“¡Oye, quítate de ahí, que te atropellan!”), no supone una amenaza para la
imagen pública, sino todo lo contrario, y sería, cuando menos, un poco ridículo utilizar la
atenuación en estos contextos (*Perdona, que te van a atropellar).
2 Aunque algunos estudios realizados sobre el español de México concluyen que el alertador oye se
usa habitualmente como marcador de cortesía positiva introduciendo secuencias previas al núcleo
de la petición y mitigando los efectos directos de la misma (Félix-Brasdefer, 2005: 73-74).
3 Por ejemplo, Haverkate (1994: 197) formula la hipótesis de que “una curva melódica creciente
[tonema ascendente] refleja la intención del hablante de expresarse cortésmente” (en Hidalgo,
2006: 972 y ss.).
1
708 •
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violencia y el rechazo que sienten los usuarios nativos ante la aparición de oye en
los contextos señalados.
2
El marcador discursivo oye y la cortesía
De cualquier forma, como tantas veces sucede con los marcadores
discursivos, en ocasiones hay una fuerte controversia en cuanto a sus funciones
pragmáticas. En su estudio sobre los mitigadores léxicos y sintácticos usados
por mexicanos y aprendices de español como lengua extranjera, Félix-Brasdefer
(2004) concluye que los nativos manejan las estrategias de mitigación
empleando altos niveles de cortesía y deferencia, mientras que los aprendices de
español como lengua extranjera, a pesar de su elevado nivel de competencia
gramatical, muestran un conocimiento sociopragmático insuficiente, por lo que
a la cortesía se refiere, en el acto de habla ‘rechazo’ (para un estudio contrastivo
de las estrategias de rechazo empleadas por mexicanos y norteamericanos véase
también Félix-Brasdefer, 2008). Por otra parte, existen trabajos, basados como
el nuestro en encuestas dirigidas a aprendices de nuestra lengua y a nativos, que
llegan a conclusiones contrarias a lo expuesto con respecto a los elementos
mitigadores. Alonso Pérez-Ávila (2005), por ejemplo, estudia las peticiones
desde la perspectiva de la interlengua que generan los aprendices de español. En
un determinado momento de su investigación, analiza el empleo de
modificadores internos como por favor o perdona –mitigadores léxicos– en
algunas opciones de petición dentro de una circunstancia concreta (por
ejemplo, pedir a un compañero de piso de la misma edad que limpie la cocina
que él mismo había ensuciado la noche anterior). En su muestra, sólo 3 de los
31 hispanohablantes nativos encuestados usan esos modificadores en el
contexto citado (el resto prefiere prescindir de los mismos y/o recurrir a
estrategias encubiertas 4 ), frente a 19 de los 43 aprendices de español, que sí lo
utilizan.
Pese a lo escaso de su muestra, Alonso Pérez-Ávila establece con
bastante seguridad la deducción de que en la cultura española se utilizan mucho
menos estas expresiones de cortesía en ese contexto concreto, ya que no se
siente como algo necesario (al fin y al cabo, se le pide al oyente, en una
situación de igualdad sociopragmática con el hablante, que se responsabilice de
las consecuencias de un hecho que él mismo llevó a cabo). Incluso se apunta la
posibilidad de que el uso de marcas de cortesía en dicha situación pueda resultar
Una de las conclusiones generales de Alonso Pérez-Ávila es que, en el contexto de una petición,
el 40% de hablantes nativos de su encuesta utiliza estrategias encubiertas.
4
Coloquio del Programa EDICE
• 709
inadecuado, ya que podría interpretarse como una ironía por el oyente, en una
línea similar a los sentidos de ‘protesta’ y ‘rechazo’ de los ejemplos 2 y 3.
Estas reflexiones sobre los elementos mitigadores en las peticiones
ofrecen un marcado paralelismo con varios aspectos del funcionamiento de la
(des)cortesía en el marcador oye, tanto entre los hablantes nativos como entre
los aprendices de español. En primer lugar, los resultados de nuestra encuesta
(en su modesta escala) también confirman que los hablantes nativos, en
contextos de petición en los que pueden elegir libremente la fórmula que van a
usar, tienden a preferir las estrategias indirectas o encubiertas al uso de
mitigadores. Este aspecto resulta interesantísimo, pues no hay que olvidar que
en las peticiones, en general, la concesión de lo pedido procede del oyente, con
el coste que esto supone en lo que se refiere a la cortesía. ¿Habría que deducir
de este tipo de hechos que otros factores contextuales suplen los elementos
corteses que deberían aparecer en la parte lingüística de los mensajes? ¿O quizás
que en la cultura española se ha producido un viraje hacia la descortesía por
otros motivos sociopragmáticos? Sería un caso equiparable al de las fórmulas de
tratamiento en la sociedad española actual, en la que el usted ha ido perdiendo
terreno a favor del tú en un proceso de igualación y democratización muchas veces
mal entendido, hasta el punto de que nos deja en muchos casos sin la
posibilidad de establecer distinciones indispensables para la actividad
comunicativa. En el caso de los mitigadores, muchos hablantes nativos podrían
tachar de “pedantes” o “remilgados” a otros nativos que sí los usan, o incluso
recriminarles una cortesía excesiva en circunstancias que, a su juicio, no la
requieren 5 .
Por lo tanto, si estableciéramos una escala, el uso de elementos
mitigadores estaría en un polo, con un uso (más que) moderado; el recurso a
estrategias indirectas o encubiertas constituiría la zona media, de uso frecuente;
y en el polo opuesto se encontrarían unidades como oye, cuyo empleo es mucho
más reducido porque, desde la reflexión lingüística consciente, los hablantes
intuyen que supone un incremento notable de la descortesía y una intromisión
amenazante en el terreno del oyente. Hasta ese punto ha viajado oye desde su
valor originario, procedente del verbo oír y exento de cualquier carga descortés.
En este sentido hay que añadir que, de la misma manera en que por favor
puede adquirir valores de ‘protesta’ y ‘rechazo’ (opuestos a su valor y a su
función habituales) en contextos de confianza y familiaridad, oye, incluso en
órdenes y peticiones expresadas con aseveraciones, interrogaciones e
Puede suceder que un hablante le recrimine a otro el uso del marcador por favor en una situación
de intercambio (por ejemplo, el conductor de autobús que le cobra el billete a un viajero) si el
primero considera que la acción que beneficia al segundo está dentro de sus obligaciones
laborales.
5
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María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno
imperativos, no siempre tiene por qué interpretarse de manera descortés, como
puede observarse en los siguientes ejemplos procedentes del corpus COLAm
[Corpus Oral de Lenguaje Adolescente, Madrid] y de Albelda (2004),
respectivamente:
(4)
¡Oye, a mí no me has sacado jamón!; ¡Oye, acabaros la cocacola, tíos!
(5)
Oye, dejarle comer; Oye, toma, bebe; Oye, baja un poco el volumen; Oye, el
martes va a venir la tía ésta.
Esto sucede en contextos informales, en los que hay, asimismo,
confianza y familiaridad, y donde la cortesía no está convencionalizada,
ritualizada. En estos casos la cortesía posee una función valorizante que
contrasta con la cortesía mitigadora (Albelda, 2004; Hernández Flores, 2004; los
Face Flattering Acts, según Kerbrat-Orecchioni, 2004). Se deduce que, en esas
situaciones, la ausencia de elementos de la cortesía mitigadora, e incluso la
presencia de otros elementos que habitualmente se califican como descorteses
(oye) es interpretada por los interlocutores como una muestra de confianza y
afecto, es decir, de cortesía valorizante, hasta tal punto que, si en esas
situaciones no se eliminan los elementos de la cortesía mitigadora, los
interlocutores pueden llegar a verlo como algo extraño, e incluso ofenderse
(con lo que paradójicamente, estaríamos consiguiendo el efecto contrario al
perseguido).
Es lo que sucede cuando (en España), por la fuerza de la costumbre,
damos dos besos a un familiar muy cercano para saludarle, cuando eso lo
hacemos normalmente con quien no está en nuestro círculo íntimo; o cuando
un padre se enfada con su hija cuando ésta le pide algo “por favor”, arguyendo
que eso no es necesario por la relación familiar directa que les une. Podría
concluirse que, en el ámbito de la cultura española, en situaciones de confianza
y familiaridad, por lo que respecta a los recursos de mitigación cortés, “menos”
puede ser “más”, y “más” puede llegar a interpretarse negativamente, incluso.
Por ejemplo, en varios momentos de su trabajo sobre la cortesía en español,
centrado en el acto de habla agradecer, Hickey (2004) confirma esta opinión,
sobre todo cuando concluye su trabajo reflexionando sobre el hecho de que en
nuestra cultura expresar gratitud no va necesariamente unido a la expresión
língüística “gracias”, o sus posibles variantes. Esto sucede, según Hickey,
porque en el “agradecimiento” español no hay ningún sentimiento de deuda o
necesidad de compensación por parte del hablante “agradecido” con respecto al
Coloquio del Programa EDICE
• 711
interlocutor “benefactor”. Es necesario, además, que los contextos sean de gran
familiaridad entre los participantes en el evento comunicativo.
Finalmente, uno de los argumentos esgrimidos por Alonso Pérez-Ávila
para explicar la profusa aparición de mitigadores como por favor o perdona en
aprendices de español, dentro de contextos de petición, es la transferencia
lingüística y sociopragmática de la L1 a la L2, y esto mismo podría aplicarse,
unido a todos los argumentos que acabamos de referir para los nativos, a la
evitación de oye entre aprendices anglófonos.
3
El uso de oye entre los hablantes no nativos (aprendices de
español como lengua extranjera)
La discrepancia entre la lengua que se presenta en los libros de texto y
el uso real es algo que ya han apuntado numerosos autores (Holmes, 1988;
Baynham, 1991, 1996; Boxer & Pickering, 1995; Carter 1998; Hughes &
McCarthy, 1998; McCarthy, 1998; Bani & Nevado, 2004). Esta discrepancia se
observa no sólo en rasgos propios del análisis del discurso en general, sino más
explícitamente en cuestiones pragmáticas, y éste era uno de los aspectos que
nos interesaba explorar, por nuestra propia experiencia como profesoras de
Español Lengua Extranjera (ELE). Como señalan los estudios de WildnerBassett, 1986, 1994; Rose, 2005; Jeon y Tadayoshi, 2006; y Alcón, 2008, entre
otros, la enseñanza de aspectos pragmáticos no sólo es necesaria sino que
además resulta muy efectiva. Sin embargo, dentro del área de ELE, la
enseñanza de la pragmática ha recibido relativamente poca atención.
Como ya hemos apuntado más arriba, nuestro punto de partida en este
trabajo de investigación fue el análisis del uso de oye y nuestros informantes
estudiantes anglófonos de ELE que participan en programas de movilidad
(principalmente alumnos participantes en el programa Erasmus, así como en
otros programas de intercambio con los EEUU con los que la Universidad de
Extremadura tiene establecidos convenios), ya que consideramos que al
producirse una inmersión cultural y lingüística por parte del alumno, este tipo
de programas podría arrojar mucha luz sobre la adquisición de elementos
pragmáticos. Los aspectos de tipo pragmático no sólo no suelen ser objeto de
atención en los libros de texto, sino que, como argumenta Barron (2003), no
suelen tampoco abordarse en el aula de lengua extranjera (Bardovi-Harlig &
Dörnyei, 1998), bien por considerarse de menor importancia que otros aspectos
(gramaticales o fonético-fonológicos, por ejemplo), o bien porque el profesor a
menudo da por hecho que son éstas cuestiones que el alumno puede aprender
intuitivamente una vez inmerso en un contexto hispanohablante. Thomas
(1983: 97) destaca además que al profesor de una lengua extranjera puede
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María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno
resultarle difícil enseñar determinados aspectos relacionados con la
competencia pragmática que no están tan estudiados como los gramaticales
(véanse House, 1996; Rose y Kasper, 2001).
Sin embargo, son precisamente los errores de tipo pragmático los que
pueden perjudicar más a los aprendices con un nivel de lengua alto, ya que se
les supone una competencia pragmática mayor: a menudo, los nativos asumen
(erróneamente) que el no nativo, al tener un buen conocimiento de la
gramática, y una fluidez oral alta, posee una gran competencia pragmática. En
ocasiones, el nativo puede incluso desconocer o llegar a olvidarse de que su
interlocutor no lo es, y sólo cuando se produce el error pragmático el nativo
repara en ese dato, hasta entonces menos visible en la conversación:
Mientras que todos los aprendices están abiertos a posibles
malentendidos, los aprendices de nivel avanzado corren un riesgo
mayor que los aprendices de niveles más bajos, ya que para aquéllos
la competencia gramatical ya no se ve como excusa para la
descortesía. Esto se demuestra, por ejemplo, en un estudio de
Enomoto/Marriott (1994: 155) en el que seis hablantes japoneses
nativos debían evaluar la competencia pragmática en japonés de dos
guías turísticos australianos. Resultó que los evaluadores nativos
fueron más críticos con el nivel de cortesía de los hablantes de nivel
avanzado que con los de nivel más bajo. En otras palabras, parece
que cuando la competencia gramatical no se ve como una explicación
relevante, los hablantes nativos generalmente atribuyen cualquier
desviación del uso convencional a cuestiones personales más que a
cuestiones de uso del lenguaje 6 (Barron, 2003: 2).
Los marcadores de discurso, como apuntan los trabajos de Schiffrin
(1987) y Fraser (1999) entre otros, desempeñan un papel importante en la
comunicación entre nativos. En ese sentido, pues, coincidimos con Müller
(2005) en que este tipo de elementos discursivos son también herramientas
importantes para el aprendiz de español como lengua extrajera que desea
alcanzar un nivel avanzado de competencia en esa lengua, y por tanto,
contituyen elementos esenciales que el no-nativo tiene que adquirir.
While all learners are open to potential misunderstanding, advanced learners are actually more at risk than lower
proficiency learners since for these learners grammatical proficiency is no longer seen as an excuse for impoliteness.
This was illustrated, for example, in a study by Enomoto/ Marriott (1994: 155) in which six Japanese native
speakers (NS) were asked to assess two Australian tour-guides’ pragmatic competence in Japanese. It was found
that the native speaker judges were more critical of the advanced speakers’ level of politeness than of that of the
lower proficiency speakers. In other words, it appears that when grammatical competence is not seen as a relevant
explanation, native speakers generally attribute any deviations from conventional usage to personality issues rather
than to issues of language use (Barron, 2003: 2).
6
Coloquio del Programa EDICE
4
• 713
Método
Para la recogida de datos, en este trabajo se diseñó un cuestionario
(siguiendo el método descrito en Blum-Kulka, House y Kasper, 1989 y
empleado por Schneider 2005, 2008 y Barron 2003, 2005 y 2008), que combina
tres tipos de metodología: la reconstrucción de diversas situaciones, un test de
opción múltiple, y la reflexión directa sobre el uso o la evitación del marcador,
esta última ofrecida en algunas ocasiones de manera oral por parte del
informante. De estas tres herramientas, se centra únicamente en las dos
primeras. En cuanto a los participantes, se estableció un primer grupo de siete
estudiantes anglófonos de español de ambos sexos que participaban en
intercambios de movilidad en la Universidad de Extremadura, con diferentes
edades y un nivel de lengua a partir de B2 del Marco Común Europeo de
Referencia para las lenguas. Como se aprecia en la muestra de la encuesta que
se ofrece más abajo, es el propio encuestado el que debe indicar su nivel. Más
adelante, se añadió un segundo grupo de hablantes nativos de ambos sexos,
diferentes edades y niveles de instrucción, y distintas procedencias dentro de la
Comunidad Autónoma de Extremadura, con la intención de poder comparar
los usos de oye entre hablantes nativos además de entre el grupo central de
nuestra investigación, el de los no-nativos. Los marcadores del discurso se
examinaron contrastando el número total de apariciones de oye con otros
marcadores y estrategias posibles en esa zona o función discursiva (turn-opener of
the attention-getting type), como oiga, perdona/e, disculpa/e, por favor, vocativos,
saludos, o la evitación.
El modelo de cuestionario para el grupo de hablantes no-nativos es el
que aparece a continuación 7 :
1.
2.
3.
4.
5.
Age:……………..
Sex: ……………
Nationality:….………………
Native language:…….……………………
Period of time studying Spanish:………………..
La versión en español del cuestionario a la que nos hemos referido más arriba es prácticamente
idéntica a la que se expone. Cuatro de los ítems de la encuesta son de respuesta libre, para
permitir al informante expresar su creatividad y para evitar el riesgo de dirigir en exceso sus
respuestas, algo que seguramente hubiera ocurrido si se hubiesen empleado más ítems de
respuesta asignada (como en el caso de 5 y 6), o si se hubieran colocado éstos últimos al
comienzo del cuestionario. Los ítems presentan una distribución bastante equilibrada, pues en
dos de ellos el supuesto interlocutor es una persona joven, en otros dos es una persona mayor; y
en los dos restantes, la edad del interlocutor no se especifica. Estos cuestionarios fueron
cumplimentados indistintamente en papel y electrónicamente.
7
714 •
María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno
6. Level of Spanish:
elementary
lower-intermediate
intermediate
upper-intermediate
advanced
7. Length of time spent in a Spanish-speaking country:……………
Please answer in Spanish:
1. Imagine you arrive at the bus stop and there´s someone the same age
as you. You don’t know whether the bus has already come or not, so
you ask that person. Please recreate the dialogue in Spanish:
You: ………………………………………………..
The other person: … …………………………………..
2. You’re walking down the street, you have no watch and need to know
what time it is. You decide to ask an elderly person who’s walking in
the opposite direction. Please recreate the scene in Spanish:
You: …………………………………..
The elderly person: …………………...
3. You’re driving through a Spanish town you’re not familiar with and
need to arrive at a specific address. You see a pedestrian walking on the
pavement and you decide to roll down the window to ask for
directions. Please recreate the dialogue in Spanish:
You: ……………………………………………
Pedestrian: …………………………………….
4. You’re in the bus in Spain and, as the person who was sitting next to
you is getting off, you notice s/he has left a briefcase behind. How do
you let them know? Please recreate the dialogue:
You:………………………………………………..
The other person: …………………………………..
5. You’re in a Spanish bar and want to pay (the barman is a young man).
What do you say? Circle your answer from the choice given below:
You: −Oye/Perdona/Disculpa, ¿cuánto es?
Barman: −Tres euros cincuenta.
Coloquio del Programa EDICE
• 715
6. You’re in a café in Spain with a few friends. You need an extra chair
and you approach a group of elderly ladies to ask them if you may take
a spare chair from their table. Circle your answer from the choice given
below:
You: −Perdone/Oiga/Disculpe, ¿está ocupada esta silla?
One of the ladies: −Sí, puede llevársela.
Si bien podría argüirse que este método de recopilación de datos carece
de la espontaneidad que conlleva la comunicación oral, la ventaja de este tipo
de cuestionario escrito en el que el informante tiene que “inventar” un diálogo
es que la obtención de datos es menos compleja que en la simulación de una
conversación real, ya que se elimina el posible miedo a que la respuesta
aportada tenga una repercusión negativa, o a ser juzgado por el interlocutor.
5
Resultados y discusión
En los primeros cuestionarios recogidos se observa una tendencia a
evitar el marcador discursivo oye en posición inicial que podría estar causada por
una identificación con elementos descorteses de la L1: la interjección hoy!/oi! en
inglés británico, empleada para llamar la atención, y que contiene un marcado
carácter descortés, propiciado tal vez por el hecho de que se trata de una
interjección que suele emplearse para dirigir a los animales.
En el caso de los aprendices de español estudiados en Alonso PérezÁvila (2005), este tipo de influencia de la L1 también parece estar presente. En
palabras de Alonso Pérez-Ávila, la abundante presencia de mitigadores que
muestran los datos de los aprendices de español (19 de los 43 encuestados,
frente a 3 de los 31 hispanohablantes que participaron en su estudio), por
ejemplo, se debe no a un desconocimiento de las estrategias indirectas o
encubiertas señaladas más arriba, sino que se justifica por una “transferencia de
hábitos de la lengua materna a la lengua objeto, no sólo en los aspectos
lingüísticos, sino también en los sociopragmáticos” (2005: 12-13). Por ejemplo,
la transferencia sociopragmática sería especialmente evidente en el caso de los
alemanes, pues, en alemán, bitte aparece en todos los contextos de realización de
una petición, mientras que en español la aparición de esa marca de cortesía
depende de la presencia de ciertos factores sociopragmáticos.
En los resultados obtenidos en nuestros cuestionarios se aprecia también
una mayor tendencia a usar Perdona/e incluso Perdóneme, y Perdón que podría
deberse a la existencia en inglés de un catálogo menos amplio que en español de
este tipo de expresiones, lo que explicaría la transferencia de fórmulas como
716 •
María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno
excuse me (o incluso sorry) a la hora de reconstruir este tipo de situaciones. Los
primeros resultados, pues, parecen confirmar nuestra hipótesis inicial sobre la
evitación de oye en general, y en los contextos estudiados en particular. Un
futuro análisis comparativo individualizado de todas las situaciones entre
nativos y no-nativos (Amador Moreno & Rodríguez Ponce, 2009) revelará si
existen o no diferencias en la forma en que unos y otros perciben la necesidad
de indicar cortesía verbalmente, una vez que la fase de recogida de datos haya
finalizado.
6
Conclusión
A partir de los primeros datos obtenidos del estudio comparativo de los
resultados entre hablantes nativos y estudiantes anglófonos de ELE con
respecto a oye podemos concluir que la tendencia mayoritaria en ambos grupos
es la evitación de este marcador. Esta tendencia, sin embargo, está motivada
por distintas razones: por un lado, la percepción descortés del marcador entre
los nativos, que no se corresponde exactamente con el uso real; y, por otro, la
transferencia lingüística y sociopragmática de la L1 a la L2 entre los estudiantes
anglófonos. Un estudio más detallado de este marcador en un corpus oral como
el COLA revelará la discrepancia actual que existe entre el uso real de este
marcador en el español contemporáneo y la percepción que sus hablantes
tienen de él (a partir del análisis final de la totalidad de los cuestionarios
cumplimentados por los hablantes nativos). Si se confirma la tendencia por
parte de los informantes no nativos a evitar oye, podremos también consolidar
nuestra hipótesis sobre la influencia de la L1 y su transferencia a la L2 en este
tipo de estrategias sociopragmáticas.
La comparación entre el uso, la percepción y la evitación de oye entre
nativos y no nativos puede ser de gran utilidad en materia de enseñanza. La
instrucción guiada de este tipo de elementos pragmáticos es, como hemos
mostrado, un integrante de enorme importancia dentro del aula de ELE. Este
tipo de reflexiones ayudará a mejorar las intervenciones metodológicas y
didácticas sobre estos aspectos pragmáticos, que tal vez deberían tratarse con
más detalle también en los manuales de ELE.
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Interrupción y (des)cortesía
Algunas reflexiones en torno a la enseñanza y adquisición de las
funciones estratégicas de la interrupción en las clases de L2 1
Ester Brenes Peña
Universidad de Sevilla, España
Resumen
La interrupción es un fenómeno comunicativo bastante frecuente en el marco
de la conversación española que puede ser utilizado para la consecución de
diferentes objetivos interaccionales. Esta riqueza funcional no se refleja en los
manuales dedicados a la enseñanza del español como lengua extranjera, en los
que el fenómeno de la interrupción o bien no se menciona o bien se vincula de
una manera bastante simplificada con los rasgos propios del comportamiento
comunicativo de los hablantes españoles. El principal objetivo de nuestra
comunicación consistirá, por tanto, en definir el fenómeno de la interrupción,
diferenciándolo de otros conceptos próximos como el de solapamiento y
encabalgamiento, en exponer de manera precisa las diferentes variables de
contextualización que pueden influir en la relación de la interrupción con los
parámetros de la (des)cortesía verbal y en identificar los usos discursivos y las
funciones estratégicas que pueden alcanzarse mediante su utilización adecuada;
cuestiones todas de esencial importancia en la adquisición de competencia
comunicativa en español, sobre todo por parte de estudiantes de L2.
Palabras clave
Interrupción, solapamiento, encabalgamiento, (des)cortesía verbal, enseñanza
del español como lengua extranjera
Esta investigación se inserta dentro del Proyecto de Excelencia “La violencia verbal y sus
consecuencias sociales”, financiado por la Junta de Andalucía (2005-2008).
1
722 •
Ester Brenes Peña
1
La interrupción: una estrategia fundamental en la adquisición de
la competencia comunicativa
Actualmente, la práctica totalidad de las investigaciones sobre la
enseñanza del español como lengua extranjera coincide en proclamar la
importancia que posee la adquisición de competencia comunicativa por parte de
los aprendices. El hecho de establecer o llevar a cabo un proceso de
comunicación no significa únicamente transmitir una información.
Comunicarse con alguien implica entablar unas determinadas relaciones sociales
con ese alguien, constituir un vínculo social cuyo cariz u orientación puede irse
modificando a lo largo de dicho proceso y crear y/o mostrar una imagen social
concreta. Por consiguiente, para comunicarse correctamente y con eficacia, el
aprendiz, además de saber emplear las estructuras sintácticas y gramaticales,
debe ser capaz de comportarse de manera adecuada, según las normas
socioculturales y situacionales vigentes en el proceso de comunicación 2 .
En otras palabras o desde otra perspectiva, el aprendiz de una segunda
lengua puede cometer en sus intervenciones dos tipos de errores: gramatical o
pragmático. El error gramatical atañe únicamente a las formas verbales. Su
aparición en el discurso, pues, se interpreta como una falta de conocimiento de
las formas lingüísticas que no tiene por qué repercutir negativamente en las
relaciones sociales entabladas entre los interlocutores 3 . El fallo a nivel
pragmático, en cambio, se presta a una doble interpretación: puede ser evaluado
como el desconocimiento de las normas socioculturales que rigen la situación
comunicativa concreta o como la transgresión deliberada de ellas. En el primer
caso, se calificaría como lo que se ha denominado una metedura de pata (Kaul de
Marlangeon, 2005) o una muestra de descortesía inmotivada 4 (Kasper, 1990;
De hecho, este conocimiento ocupa un lugar desatacado en el Marco Común Europeo de Referencia
para las Lenguas, relevancia que ha sido captada por la propia evolución de la investigación
centrada en este ámbito: “En la investigación acerca de la enseñanza de segundas lenguas, los
estudios sobre la interacción social (Gumperz, 1977, 1979, 1982; Hymes, 1967; Kasper, 1979;
Kochman, 1981; Tannen, 1984, 1986) y los aspectos funcionales del lenguaje (Allen &
Widdowson, 1979; Canale, 1983; Canale & Swain, 1979; Littlewood, 1981; Widdowson, 1978;
Wilkins, 1976) han causado que el énfasis en el desarrollo de la competencia lingüística,
focalizado en los aspectos morfológicos, sintácticos y semánticos del lenguaje, haya evolucionado
hacia el desarrollo de la competencia comunicativa.” (García, 1989: 299. Traducción propia)
3 En palabras de Haverkate (1998: 45), “Así, por ejemplo, el empleo incorrecto del subjuntivo por
un hablante no nativo del español no influye negativamente en la relación interaccional con el
interlocutor; faltar a las normas de cortesía verbal, en cambio, encierra una amenaza potencial de
su relación.”
4 Esta diferencia estaba ya presente en Goffman (1967: 14), quien afirmaba que en muchas
sociedades existe una tendencia a distinguir tres niveles de responsabilidad cuando se produce
una amenaza a la imagen como consecuencia de las acciones de la persona. Así, según este autor,
2
Coloquio del Programa EDICE
• 723
Kienpointner, 1997), es decir, como un incumplimiento no intencionado de
determinadas normas debido a que no se está en posesión de ciertas pautas
específicas de comportamiento. En el segundo caso, sin embargo, el error
pragmático sí se consideraría como el resultado de la intención del emisor de
atacar, dañar o denigrar la imagen social del alocutario, de manera que las
relaciones sociales existentes entre ambas instancias enunciativas se
deteriorarían notablemente y se crearía una visión del emisor como una persona
maleducada, grosera o no cortés 5 .
Uno de los aspectos más relevantes de esta competencia comunicativa
y que ha sido menos atendido por parte de la bibliografía especializada en la
didáctica del español como lengua extranjera es, desde nuestro punto de vista,
la utilización de los procesos interruptivos. La importancia de los mismos viene
justificada por dos razones fundamentales: por un lado, su empleo incorrecto
resta naturalidad al desarrollo de la interacción y, por otro, la multifuncionalidad
propia de las interrupciones hace que su utilización adecuada sea un medio de
obtener los objetivos o metas propuestas. Las instancias interruptivas pueden
ser empleadas en el discurso para fines tan diferentes entre sí como reflejar la
atención y el interés con el que se siguen las palabras del otro interlocutor,
indicar acuerdo y aceptación con lo que se está diciendo, denotar la actitud de
desacuerdo que mantienen entre sí los interlocutores o intentar ejercer cierta
dominación sobre el interlocutor interrumpido, ya que “se supone que el habla,
por el solo hecho de hablar, se ubica en una posición alta (de ventaja), y el que
habla más y durante más tiempo, suele asegurarse el dominio de la
conversación” (Vigara Tauste, 2003: 332) 6 . Evidentemente, el efecto social
provocado por este recurso es distinto en cada caso. En consecuencia, las
interrupciones pueden colaborar en la creación de un clima comunicativo
los interlocutores pueden discernir entre una ofensa accidental o sin planificar, una ofensa
inintencionada y una ofensa maliciosa.
5 La (des)cortesía verbal, además de afectar a la imagen social del receptor de los enunciados,
proyecta, de manera simultánea, una determinada imagen del hablante. Esto es lo que conduce a
Hernández Flores (2004) a sostener una visión de la cortesía como la confirmación de la imagen
de los hablantes en un sistema de equilibrio. Es decir, si la imagen del hablante se ve afectada de
la misma manera que la imagen del destinatario, ser cortés significaría confirmar tanto la imagen
del destinatario como la imagen propia, tratando de que ambas estén en una posición de teórico
equilibrio. En el caso de la descortesía verbal, el efecto social negativo puede repercutir también
en la imagen social del emisor de los enunciados, al mostrar una percepción del mismo como una
persona desconsiderada hacia los demás, si bien en aquellas ocasiones en las que la descortesía es
lo buscado, como en determinados debates y tertulias televisivas, el empleo de dicho fenómeno
puede afectar positivamente a la imagen social del emisor, al suponer que este se adecua a lo
exigido.
6 Esta identificación de la interrupción con una forma de dominio o control de la interacción ha
sido establecida también por autores como Beattie (1981), Zimmermann y West (1975) o, más
recientemente, Blas Arroyo (1998) o Fernández García (2000).
724 •
Ester Brenes Peña
agradable, reflejando la camaradería y confianza existente entre los
interlocutores, o, por el contrario, pueden ayudar a minarlo, aminorando la
imagen social del destinatario. Su importancia con respecto a las relaciones
interlocutivas no es, pues, desdeñable.
A pesar de ello, en el terreno de la enseñaza del español como lengua
extranjera no existen estudios centrados específicamente en este ámbito. Aparte
de una referencia a la dinámica de la alternancia de los turnos de habla propia
de la conversación coloquial en el artículo de Albelda Marco y Fernández
Colomer (2006), únicamente Cestero Mancera se ha ocupado de estos aspectos
de manera monográfica en su obra de 2005, Conversación y enseñanza de lenguas
extranjeras. La consecuencia de ello es que los manuales dedicados a la
enseñanza del español como lengua extranjera o bien no mencionan el
fenómeno de la interrupción, o bien lo tratan de manera puntual y simplificada.
Así, por ejemplo, en el manual Vuela 4 (nivel A2), la producción de
interrupciones se identifica con la novena regla del decálogo del “guarrete
maloliente”, enunciada de la siguiente manera: “Habla alto e interrumpe a los
demás. De esa manera, los otros sabrán que tienes opinión y criterio”. En este
caso concreto, la multifuncionalidad de la interrupción queda reducida a la
estrategia de la imposición de la opinión y la descortesía se presenta como un
rasgo inherente de estos procesos, obviándose todo el abanico de funciones que
este proceso posee en nuestra lengua y la cantidad de efectos sociales que
pueden ser causados por el mismo.
Uno de nuestros objetivos es, por consiguiente, la reivindicación de la
consideración de la interrupción no como simplemente habla simultánea, sino
como una estrategia o medio que puede colaborar en la consecución o el
cumplimiento de determinados objetivos interlocutivos y que, por ende, ocupa
un lugar principal en la competencia comunicativa que debe adquirir el
estudiante de una segunda lengua. Si la principal finalidad de la enseñanza de
una lengua debe ser conseguir que el aprendiz pueda comunicar y comunicarse
correctamente y de manera apropiada, es evidente que el profesor debe guiarlo
para que domine el uso adecuado de los procesos interruptivos, así como su
correcta realización, contribuyendo, de esta manera, a mejorar su competencia
comunicativa.
Para lograr esta meta, en los siguientes apartados expondremos la
definición de la interrupción conversacional y la identificación de todos
aquellos parámetros que hacen que este fenómeno pueda ejercer una u otra
función implicando un determinado efecto de (des)cortesía en el discurso. La
enseñanza específica de estos recursos debe introducirse de manera gradual y
completarse con actividades que posibiliten la práctica espontánea de los
mismos. Para ello, consideramos que lo más adecuado es el empleo del método
de enseñanza directo (Richards, 1990). Es decir, a diferencia del enfoque
Coloquio del Programa EDICE
• 725
indirecto, que rechaza la instrucción gramatical explícita y aboga por reproducir
el procedimiento natural de adquisición de la lengua materna, optamos por la
enseñanza explícita de los fenómenos relativos a la competencia conversacional
y comunicativa, ya que, como bien indica Cestero Mancera (2005), el proceso
de aprendizaje o adquisición no es el mismo en la lengua materna que en la
extranjera, dado que el aprendiz de una segunda lengua no puede abandonar el
bagaje social y cognitivo que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida y del
aprendizaje de su lengua materna. Más concretamente, en el caso que nos ocupa
el hablante no nativo trae consigo las reglas relativas a los procesos
interruptivos propias de su lengua y cultura, de manera que, si no se le
proporcionan de manera explícita los instrumentos adecuados, aplicará estas
reglas al desarrollo de la conversación en la lengua meta, impidiéndose, así, la
fluidez conversacional.
2
Interrupción y (des)cortesía. Conceptos que deben ser aplicados
a la clase de L2
Como ya hemos indicado, nuestra propuesta consiste en proporcionar
a los estudiantes de español como lengua extranjera los conocimientos
necesarios para poder manejar correctamente los procesos interruptivos. Los
alumnos deben aprender a identificar conceptos relacionados como los de
solapamiento, encabalgamiento e interrupción y a calcular los factores que
influyen en la valoración (des)cortés de los procesos interruptivos.
2. 1
Interrupción, solapamiento y encabalgamiento
Siguiendo a Bañón Hernández (1997: 18), consideramos que “la
interrupción es un proceso semiocomunicativo relacionado especialmente con
el no dejar hablar cuando se tiene el pleno derecho de hacerlo y también con el no
dejar decir cuando se desea decir”. La interrupción, por tanto, puede identificarse
con aquella estrategia conversacional que, realizada de una manera consciente,
afecta a la estructura interactiva de la comunicación, en el sentido de que
persigue provocar un cambio en los papeles interlocutivos, es decir, que el
emisor se convierta en receptor.
En consecuencia, debe subrayarse que, a nuestro juicio, el rasgo
esencial de la interrupción no es la forma de su manifestación 7 , sino la
De hecho, ni siquiera la existencia de habla simultánea puede considerarse como una
característica definitoria de la interrupción, ya que existen las denominadas “interrupciones
7
726 •
Ester Brenes Peña
intencionalidad de arrebatar el turno de habla al emisor que dispone de él antes
de que este haya terminado de exponer su mensaje. Así, podemos afirmar que
en todos los casos en los que, a pesar de que un interlocutor está hablando o
existen indicios de que desea continuar hablando, un segundo hablante intenta
tomar el turno de habla para emitir un determinado mensaje, nos
encontraremos ante una interrupción. En el siguiente fragmento, dicha
intencionalidad del hablante de continuar su mensaje queda reflejada a través de
la emisión de una marca prosódica de mantenimiento 8 previa a la superposición
misma, por lo que es evidente que nos encontramos ante una interrupción que
impide al hablante completar su emisión:
(1)
Tertulia televisiva “A Tu Lado”, 11-07-06 9
Cristina Fernández: yo/ por lo que ella me dice/ ella le da quince días de
custodia a David/ porque cree que es lo mejor para sus hijos [y porque sus hijos
le piden →]
Lidia Lozano: [¡¿cómo va a ser] lo mejor para sus hijos/ si no sabe ni a qué hora
se levanta el padre/ ni sabe nada de Antonio David?!
Frente a la interrupción, el habla simultánea que no pretende obtener el
turno de habla se identifica con el término de solapamiento 10 . Esta
caracterización implica que dentro de este concepto se incluyan tanto los
procesos interruptivos utilizados para confirmar un contenido, como la emisión
solapada de los denominados marcadores de contacto (Contreras Fernández,
2005) o unidades cuya función es indicar que el emisor está atendiendo a lo
dicho. El solapamiento, por tanto, se dedica a ratificar los papeles
comunicativos existentes. Esto es, a través de ellos, un oyente/emisor se
confirma en su papel comunicativo de receptor para demostrar que está atento
silenciosas” (Ferguson, 1977), interrupciones que se realizan sin sobreposición, aprovechando
una mínima pausa respiratoria del interlocutor interrumpido para arrebatarle el turno de habla.
8 Nos referimos al tonema final mantenido.
9 La transcripción de los ejemplos se ha realizado según el sistema propuesto por el grupo
Val.Es.Co (Hidalgo Navarro y Grupo Val.Es.Co, 2005).
10 Los términos de solapamiento e interrupción se han diferenciado según varios criterios. En la
misma línea que la presentada en este artículo, autores como Sacks, Schegloff y Jefferson (1974),
Blas Arroyo (1998), Contreras Fernández (2005) o Raga Gimeno (2005) han optado por discernir
estos conceptos según la intencionalidad del emisor de obtener o no el turno de habla. Otros
teóricos, como Murray (1985), Tabolt (1992) o Fant (1996), en cambio, basan la distinción de
estos términos en la evaluación que realiza el receptor del habla simultánea. Por otra parte, desde
una perspectiva más formal o estructural, los solapamientos e interrupciones se han intentado
diferenciar también según la extensión que ocupe el habla simultánea (West & Zimmermann,
1987).
Coloquio del Programa EDICE
• 727
y reconoce lo que el interlocutor le está diciendo, tal como sucede en el
fragmento siguiente. En él, observamos cómo el interlocutor Cristóbal
Montoro emite una unidad que, además de verificar el contenido emitido por el
moderador del debate, demuestra su atención y comprensión de lo que este le
está comunicando sin perseguir en ningún momento desposeerlo del turno de
palabra:
(2)
Debate electoral “Campo Abierto”, elecciones autonómicas del año 2000
Moderador: tenemos a Cristóbal Montoro// bienvenido 11 Cristóbal Montoro//
Secretario de Estado de Economía// y es candidato por Jaén [en su caso//
buenas noches=]
Cristóbal Montoro: [así es]
Moderador:= y Jose Núñez/ ex consejero / de Turismo y Deporte §
Por último, el término de encabalgamiento lo reservamos para el habla
simultánea que tiene lugar en las sílabas finales de una intervención (Blas
Arroyo, 1998). A diferencia de lo que ocurría en los procesos interruptivos, en
el encabalgamiento la actitud del interlocutor de finalizar su emisión se
manifiesta a través de los recursos lingüísticos que anuncian un Lugar de
Transición Pertinente 12 , como, por ejemplo, la completud sintáctica o el índice
entonativo de límite, es decir, la emisión de un tonema descendente, seguido o
no de pausa. En consecuencia, dado que para el interlocutor que posee el turno
de palabra la emisión de su mensaje está completa, el adelantamiento en la toma
de palabra del interlocutor con respecto al lugar apropiado para la transición no
posee un carácter interruptor, es decir, no quebranta las normas de la
alternancia de turnos de la interacción. A la no percepción del encabalgamiento
como una violación o usurpación del turno de habla contribuye, además, la
corta duración que posee la simultaneidad de habla, ya que, según se ha
apuntado, esta sólo afecta a las últimas sílabas de la primera intervención o a
Movimiento de asentimiento por parte del Sr. Montoro.
Como han señalado numerosos autores (Cestero Mancera 1994a, 1994b, 2000; Briz Gómez,
1996, 2000; Hidalgo Navarro, 1998), los hablantes tienen a su disposición ciertas marcas
lingüísticas que señalan los Lugares de Transición Pertinente o Unidades Construccionales de
Turno (Hidalgo Navarro, 1998, 2000), esto es, el instante preciso en el que el emisor ha
terminado de exponer su mensaje. Entre estos indicios se encuentran, por ejemplo, el silencio, el
hecho de que el hablante vuelva su cabeza hacia el oyente, la completud o conclusión oracional, la
utilización de un tonema descendente propio de la conclusión gramatical, el alargamiento o
arrastre de sonidos finales, la emisión de ciertas expresiones fáticas estereotipadas y frases hechas,
etc. Para un análisis más pormenorizado de estos elementos demarcativos puede consultarse
Cestero Mancera (1994b).
11
12
728 •
Ester Brenes Peña
expresiones fáticas. Se trata, por tanto, de un caso de turnos entrecruzados o de
una superposición en el cambio de turnos, si utilizamos la terminología
propuesta por Fant (1996):
(3)
Tertulia televisiva “En Antena”, 16-01-07
Ángel Antonio Herrera: (…) y otro tema es el de las prisiones/ que no sirven
absolutamente para nada/ ni en este país/ ni en ningún sitio/ lo de la
reinserción es verdad/ pero la gente está en la cárcel [ahí/ a verlas venir↓]
María Recarte:
[aparte de todo] eso/ Ángel/
tú dices que vale/ que el tema está así/ el tema judicial/ pero la viuda tiene todo
el derecho del mundo a pedir la pena máxima/ porque a su marido no se lo van
a devolver/ y tú harías lo mismo
2.2
Variables que influyen en el efecto de (des)cortesía provocado
por los procesos interruptivos
El influjo de la idealización presente en los primeros trabajos sobre la
conversación (Sacks, Schegloff & Jefferson, 1974) hizo que los estudios
pioneros acerca de la relación de los procesos interruptivos con el fenómeno de
la (des)cortesía verbal asociaran de manera biunívoca a este fenómeno tanto
con las alternancias de turno no apropiadas como con el fenómeno de la
descortesía verbal (Brown & Levinson, 1987). Sin embargo, los estudios
interculturales realizados posteriormente para superar el carácter etnocentrista
de las denominadas teorías fundadoras 13 en el ámbito de la cortesía verbal
demostraron cómo las premisas culturales propias de la sociedad española
(Bravo, 1996, 1999, 2004), que puede ser caracterizada como una sociedad o
cultura de acercamiento, según la terminología utilizada por Briz Gómez (2007),
motivan una actitud comunicativa mucho más tolerante hacia los procesos
interruptivos que, por ejemplo, la mantenida por los hablantes holandeses
(Haverkate, 1994), suecos (Fant, 1989) o mejicanos (Fant, 1996).
No obstante, la constatación del relativismo cultural del efecto de
(des)cortesía implicado por el uso de los procesos interruptivos no es suficiente.
Las interrupciones pueden causar efectos sociales distintos dentro de una
misma cultura o comunidad de habla según los parámetros específicos que rijan
el género comunicativo y la situación interlocutiva concreta. Es decir, el hecho
de que en la cultura española los hablantes muestren una mayor predisposición
hacia la interrupción en la conversación coloquial no implica necesariamente
13
Nos referimos a las obras de Lakoff (1973), Leech (1983) y Brown y Levinson (1987).
Coloquio del Programa EDICE
• 729
que esta misma actitud esté presente en otros géneros comunicativos como el
debate, la entrevista o la conferencia. En otras palabras, no puede proclamarse
de manera descontextualizada que en la cultura española peninsular los
fenómenos interruptivos no conlleven en ninguna de sus ocurrencias un efecto
social negativo. La relación de la (des)cortesía con la interrupción no puede
pasar por alto la incidencia de otras variables de contextualización que influyen
en el proceso de comunicación y que explican cómo junto a las interrupciones
cooperativas y de naturaleza no disruptiva (Cestero Mancera, 2000), pueden
observarse también interrupciones competitivas o no cooperativas y de
naturaleza disruptiva (Cestero Mancera, 2000).
Así pues, a nuestro juicio, el efecto positivo o negativo que implica el
uso de procesos interruptivos en relación con los parámetros de la cortesía y
descortesía verbal puede ser aminorado o intensificado dependiendo de los
siguientes factores que intervienen tanto en la emisión de la interrupción como
en el desarrollo general del proceso de comunicación 14 :
- Factores interactivos: género y estilo comunicativo; rol de los
interlocutores; grado de pertinencia; función discursiva o
argumentativa;
- Elementos pertenecientes a la configuración lingüística del enunciado
2.2.1
Factores interactivos
Género y estilo conversacional. Según se ha apuntado, dentro de un mismo
grupo sociocultural o comunidad de habla, la mayor o menor aceptabilidad de
la interrupción depende, en primera instancia, del género y del estilo
conversacional en el que esta se produzca (Bañón Hernández, 1997; Blas
Arroyo 1998; Contreras Fernández, 2005). En este sentido, es evidente que en
los géneros discursivos cuyas intervenciones están prefijadas de antemano
(debates, conferencias en contexto académico, discursos institucionales, etc.),
las interrupciones supondrán una consecuencia más negativa en la relación
establecida entre los interlocutores que en aquellas interacciones que se
caracterizan por la libertad en la toma de palabra. Asimismo, si utilizamos la
terminología aportada por Bañón Hernández (1997), los efectos más o menos
descorteses que puede implicar una interrupción no se pueden interpretar de
igual forma en los estilos conversacionales denominados “de elevada
implicación”, en los que apenas hay espacio entre turno y turno, que en los de
14 Otros autores que también han propuesto distintos criterios conforme a los cuales valorar el
efecto cortés o descortés de las interrupciones son Lycan (1977), Goldberg (1990), Cestero
Mancera (1994a, 1994b, 2000) o Bañón Hernández (1997).
730 •
Ester Brenes Peña
“elevada consideración”, caracterizados por el rigor en la distribución de
turnos.
Además, también hay que atender a las características o a la orientación
de dicho género comunicativo, pues, como afirma Kerbrat-Orecchioni (1990),
la presencia de interrupciones y encabalgamientos se multiplica cuando los
participantes en la interacción mantienen entre sí relaciones familiares y/o
conflictivas. La misma observación ha sido realizada también por Cordisco
(2003: 160), quien aconseja “considerar si la propensión interruptiva que se da
en su corpus es producto de un intercambio comunicativo polémico o
conflictivo, tanto en el plano interlocutivo como en el interpersonal, lo que
podría explicar y justificar el alejamiento de la norma sackensiana de un
hablante por vez”.
Rol o estatus comunicativo del interruptor y del interrumpido. Otro de los
principales elementos que influyen decisivamente en la valoración más o menos
descortés de la trasgresión conversacional producida por estas estrategias
conversacionales se identifica con la posición ocupada en la jerarquía
enunciativa por las dos instancias enunciativas que participan en ella, el
interlocutor interruptor y el interlocutor interrumpido. Tomando como base
este criterio, podemos diferenciar dos clases básicas de interrupciones: las
homofuncionales y las heterofuncionales 15 .
Las interrupciones homofuncionales son aquellas que se producen
entre interlocutores que poseen un mismo estatus comunicativo, entre
hablantes que desempeñan una misma función en la interacción. Las
interrupciones heterofuncionales hacen referencia a aquellas en las que no
coincide el rol o la función ejercida por los participantes en las mismas. Según
el cariz de la relación existente entre ambos roles, dentro de las interrupciones
heterofuncionales puede diferenciarse, a su vez, entre interrupciones
heterofuncionales
ascendentes
e
interrupciones
heterofuncionales
descendentes. Las interrupciones heterofuncionales ascendentes se identifican
con aquellas en las que el papel interaccional del interruptor es jerárquicamente
inferior al del interrumpido. Las interrupciones heterofuncionales descendentes,
en cambio, son aquellas en las que el interruptor posee un estatus enunciativo
superior al interrumpido.
Las situaciones más relevantes con respecto a la incidencia que posee la
función o el rol de los interlocutores en la determinación del grado de
descortesía presente en las interrupciones se producen, lógicamente, en el caso
de las interrupciones heterofuncionales. A juicio de Bañón Hernández (1997:
32) “Normalmente, los interruptores hacia los que se muestra mayor
15 Bañón Hernández (1997) utiliza los términos de interrupción lateral u homoactancial y frontal
u heteroactancial para hacer referencia a estos hechos.
Coloquio del Programa EDICE
• 731
comprensión o permisividad son aquellos que tienen mayor grado de poder
social o contextual y mayor prestigio social (carisma, profesión altamente
valorada, etc.) o temático (mejor conocimiento del tema del que se habla)”. La
situación de mayor descortesía se provocará, por ende, a través de la emisión de
interrupciones heterofuncionales ascendentes, ya que además de la máxima
conversacional “no interrumpas al que está hablando”, se viola la estructura
enunciativa propia del género comunicativo.
Grado de pertinencia. El nivel de (des)cortesía causado por los procesos
interruptivos depende, también, de la pertinencia que estos posean. Las
denominadas interrupciones pertinentes (Cestero Mancera, 1994b) suponen un
comentario sobre el contenido que está siendo emitido por el interlocutor
interrumpido que se revela como necesario en ese instante preciso, debido,
principalmente, a que cuando el turno primero haya concluido es posible que
no sea apropiado con respecto al tema de la conversación. En consecuencia, su
emisión no se valora de una manera tan negativa, sobre todo en comparación
con las interrupciones no pertinentes, aquellas cuya emisión podría haber sido
postergada sin problemas.
Función discursiva y/o argumentativa del proceso interruptivo. La interrupción
puede utilizarse para tensionar o distender el clima comunicativo, según se
coopere o no con la imagen social y la postura defendida por el hablante
interrumpido (Makri-Tsilipakou, 1994; Cestero Mancera, 1994a, 1994b, 2000;
Briz Gómez, 1996, 2000; Bañón Hernández, 1997; Cordisco, 2002). Desde esta
perspectiva, optamos por diferenciar entre interrupciones afiliativas y
desafiliativas. Las interrupciones afiliativas se identifican con aquellas instancias
interruptivas que han sido motivadas por el deseo del hablante de apoyar o
reforzar la argumentación que el interlocutor que en ese momento posee el
turno de habla está manifestando, por lo que poseen una coorientación
argumentativa. Las interrupciones desafiliativas, en cambio, introducen un
argumento o conclusión antiorientado con respecto al turno interrumpido, de
modo que su empleo supone una contraargumentación.
El efecto de (des)cortesía causado por estos tipos de interrupciones
depende de cuál sea la situación esperada o no marcada en el contexto
comunicativo concreto. En la conversación coloquial, orientada normalmente
hacia el consenso de opiniones, las interrupciones que conllevan un proceso de
afiliación entre los interlocutores serán interpretadas como menos descorteses y
agresivas que aquellas que suponen una desafiliación entre ellos. La razón es
obvia: en las interrupciones desafiliativas, además de la máxima conversacional
señalada por Haverkate (1994), también se transgrede la máxima de acuerdo
establecida por Leech (1983). Sin embargo, en otro tipo de circunstancias
interactivas, como, por ejemplo, el debate o la discusión, la preferencia
732 •
Ester Brenes Peña
conversacional en relación a este parámetro puede variar, por lo que las
interrupciones desafiliativas no serían consideradas de manera tan negativa.
2.2.2
Formalización lingüística
En lo concerniente a la formalización lingüística, debemos tener en
cuenta que la descortesía implicada por la trasgresión de la máxima
conversacional queda notablemente reducida si en la expresión de las
interrupciones se utilizan atenuantes cuantitativos, esto es, expresiones
concernientes al escaso intervalo de tiempo que se piensa que durará la
interrupción (solamente una puntada, un segundo, un momento, rápidamente) o al
número de temas que se prevé tratar (dejadme una cosa), o atenuantes cualitativos,
fórmulas como perdona, perdonad, perdona que te interrumpa, o disculpa que se
refieren al mismo hecho de interrumpir (Bañón Hernández, 1997). La posición
que ocupan estas expresiones también es relevante, pues la emisión de las
mismas hacia el final de la intervención interruptora puede denotar que el
emisor le ha otorgado más importancia a la obtención del turno de habla que al
deseo de aminorar la descortesía presente en su irrupción. Además, el profesor
debe hacer notar al alumno que el empleo de las diferentes variantes, como, por
ejemplo perdona y perdone, depende del grado de formalidad del registro que
estén utilizando los interlocutores. Asimismo, todo ello debe conjugarse con
una reflexión acerca de si el uso de estas fórmulas responde a una estrategia
sincera o si, por el contrario, se trata de un mero elemento retórico par obtener
el turno de habla que, por ejemplo, en ningún momento garantiza la brevedad
de la intervención interruptora.
Por otra parte, el molesto efecto cacofónico que posee la sobreposición
del habla y la obstaculización que supone con respecto a la recepción del
mensaje explica la importancia que poseen otros dos elementos en la
formulación de las interrupciones: el momento de su producción y su duración.
La potenciación del ataque a la imagen social del interlocutor interrumpido se
produce gracias a la existencia de habla simultánea durante la emisión de estas
instancias y a la mayor prolongación de su desarrollo, el cual, según Raga
Gimeno (2005: 53), no debe prolongarse más allá de unos pocos segundos, si
no queremos que se produzca una “situación violenta”. Esta mayor o menor
duración de los procesos interruptivos se encuentra íntimamente relacionada
con el comportamiento comunicativo del interruptor y del interrumpido, pues,
en definitiva, la duración de la interrupción y, en consecuencia, del habla
simultánea, depende de si uno de los dos interlocutores cede en su empeño y
suspende su emisión. La situación más descortés, en este sentido, se produce
cuando el interruptor insiste en el intento de usurpar el turno de habla, mientras
Coloquio del Programa EDICE
• 733
que el interrumpido, ignorando la petición de la palabra que, en última
instancia, realiza toda interrupción, produce, a su vez, frecuentes retenciones de
turno.
En tercer lugar, en relación con el tono de voz, es cierto que la
elevación inusual de este es un rasgo que suele acompañar a los procesos
interruptivos en los que está presente el habla simultánea, ya que se trata del
único medio del que disponen los interlocutores para conseguir que su voz
traspase el sonido de las palabras emitidas por el otro interlocutor. A pesar de
ello, no puede negarse que el uso de una intensidad vocal mucho más alta de lo
esperable y de lo permisible contribuye a aumentar la descortesía implicada por
las interrupciones 16 .
Por último, en cuanto a su frecuencia de aparición o de uso, debe
señalarse que no se evalúa con el mismo grado de descortesía una
comunicación en la que sólo aparezcan procesos interruptivos de una manera
puntual que un proceso de comunicación en el que las interrupciones sean
múltiples y continuas. No obstante, no podemos dejar de tener en cuenta que,
como ya hemos indicado, no todos los géneros discursivos muestran el mismo
grado de permisividad con respecto a los solapamientos e interrupciones:
cierto es, y habrá que empezar por reconocerlo, que las
interrupciones no son igualmente esperables en cualquier tipo de
interacción. Sería, por ejemplo, altamente improbable oír una de estas
señales en un discurso público a cargo de una personalidad política
en la inauguración de un evento institucional, como lo sería
igualmente escuchar una conferencia sobre un tema científico en un
contexto académico plagada de interrupciones por parte del público.
Por el contrario, otra clase de interacciones suele propiciar en mucha
mayor medida el alumbramiento de simultaneidades en el habla entre
los diferentes interlocutores (Blas Arroyo 1998: 54-55).
3
Reflexiones finales. Rentabilidad de la aplicación de estos
conceptos a la clase de L2
Según apuntamos ya al comienzo de este trabajo, el desconocimiento
de las reglas que rigen la alternancia de turnos en cada género y situación
comunicativa puede originar errores pragmáticos que afectan negativamente al
desarrollo del proceso comunicativo. Por un lado, la total ausencia de
solapamientos e interrupciones en una conversación coloquial puede restar
16 “No hables gritando ni susurrando” es, precisamente, una de las máximas que Haverkate
(1994) incluye en la etiqueta conversacional.
734 •
Ester Brenes Peña
naturalidad a la interacción 17 . Por otro, la emisión de interrupciones de forma
no adecuada puede provocar un ambiente comunicativo marcado por la
descortesía y la lucha por el turno de habla. Por ello, los conceptos expuestos
deben hacerse explícitos a los aprendices de español como lengua extranjera.
La
diferenciación
entre
interrupciones,
solapamientos
y
encabalgamientos, así como el conocimiento de los distintos parámetros que
influyen en la producción de un efecto cortés o descortés, constituye la base
esencial para poder saber cuándo y cómo utilizar en el discurso los procesos
interruptivos. Esto es, hay que proporcionar a los alumnos el conocimiento
suficiente para que estos puedan saber apreciar en qué circunstancias
comunicativas son admisibles las interrupciones, cómo pueden actualizarlas en
el discurso de una manera adecuada y las metas u objetivos interlocutivos que
pueden alcanzar gracias a ellas. Y la mejor forma para ello es, desde nuestro
punto de vista, a través del método directo, o, dicho de otra forma, por medio
de la enseñanza explícita de las cuestiones teóricas que acabamos de exponer, si
bien teniéndose siempre en cuenta que estos contenidos deben ir explicándose
de manera gradual y deben completarse con la realización de actividades que
permitan su puesta en práctica.
Aunque en esta primera fase de la investigación realizada no hemos
diseñado estrategias pedagógicas, creemos que puede ser bastante útil el
comentario de textos orales en los que los solapamientos, encabalgamientos e
interrupciones desempeñan usos muy diferentes. Así pues, de una manera
acorde con las propuestas de Albelda Marco y Fernández Colomer (2006),
apoyamos el uso de transcripciones o transliteraciones de interacciones
comunicativas diversas como herramientas didácticas, y, tal como exponen
ambas autoras, consideramos que estas deben ser adecuadas al nivel de lengua
de los estudiantes a los que van dirigidas. En este sentido, dichas autoras
sugieren emplear en los niveles más básicos según el Marco Común Europeo de
Referencia par las Lenguas, como el A2, transcripciones de entrevistas, debido a
que su mayor grado de formalidad y el menor número de interlocutores que
participan pueden facilitar a los estudiantes de lengua extranjera la comprensión
de sus enunciados. A su juicio, las conversaciones coloquiales pueden
introducirse a partir del nivel B1.
En el caso del estudio de las interrupciones, creemos que en un nivel
superior, el C1, puede resultar muy útil la comparación de los dos siguientes
fragmentos:
De hecho, García García (2005: 13), en su estudio acerca de la identificación de las áreas
problemáticas que presenta la conversación en español como lengua extranjera, señala cómo “en
algunas grabaciones se desprende una falta de naturalidad molesta, causada por el predominio de
intercambios limpio de turnos, intervenciones largas y práctica ausencia de solapamientos o
interrupciones”.
17
Coloquio del Programa EDICE
• 735
(4)
[Val.es.co S.65.A.1]
M: [bueno pues nada↓] lo que digo yo↑/ hablando de todo un poco↑/ es que si
se vende lo de arriba↑// no está nada mal/se reparte entre todos↑
A: buenoo [está-está]
M:
[(( ))] depende de la vida y lo que eso para el ascensor (RISAS)
A: ¡ah!/ellos que se lo gasten en lo que quieran
M: yo o sea/ estoy en un plan/ que [yo=]
A:
[no]
M: = no puedo decir que no/ ¿verdad que no?/// y ((este [señor =]
A:
[noo]
M: = creerá)) que no puedo decir que no// [((pero-enseguida puede decir no))]
A: [pero yo s-pero yo-] pero yo sí§
M:
§y si hubiera otra cosa que [nos dé nervios/ sí
(RISAS) º(¿entiende lo que quiero decir?)º]
A: [pero/ sí/ es que- e- pero es que] él cuando compró el piso↑§
M:
§ sí§
A:
§ya vio que no
había ascensor§
(5)
Debate electoral “Campo Abierto”, elecciones autonómicas del año 2000
Cristóbal Montoro: = (…) o sea que realmente/ también mejoramos↑ su
régimen de Seguridad Social/ un programa de inversiones/ eeeeeh/ realmente
eeeeeh que necesitamos/ o sea invertir/ para queeeee Andalucía y España
entera/ no quede fuera de la revolución tecnológica que está viviendo el mundo
§
José Núñez:
§ pero ¿qué porcentajes tiene este programa de
inversiones / o sea/ más que este cuatrienio anterior o menos?
?: (( ))
José Núñez:
[menos por tanto]
Felipe Alcaraz: [tiene que bajar el déficit]
?:
[(( ))]
José Núñez:
[no/ pregunto / ¿tenéis más dinero o menos?]
Cristóbal Montoro: [ya lo hemos controla(d)o/]
José Núñez:
[¿pero tenéis más dinero?]
Felipe Alcaraz:
[bajando infraestructuras]
José Núñez:
[no Cristóbal/ ¿más o menos dinero?]
Cristóbal Montoro: [es que no me deja]
José Núñez:
[es esa pregunta]
736 •
Ester Brenes Peña
Cristóbal Montoro: [(( ))/ no me dejan]
José Núñez:
[((unaaaaa una sola pregunta))]
Cristóbal Montoro: no me dejan acabar
Una vez que los alumnos hayan leído ambas transcripciones y hayan
comprendido el contenido de cada una de ellas, el docente puede pedirles que
analicen aspectos estructurales relativos a la alternancia de los turnos de habla.
La primera transcripción, tomada del corpus del grupo Val.Es.Co,
corresponde a una conversación coloquial prototípica entre dos vecinas. En
ella, el habla simultánea no supone ningún tipo de obstáculo para el desarrollo
eficaz de la misma. Es más, el intercambio rápido y solapado de los turnos de
habla aporta dinamismo y vivacidad a la conversación. Si dejamos a un lado los
solapamientos, las interrupciones, de carácter homofuncional, no poseen una
frecuencia elevada ni se alargan excesivamente, de modo que no existe una
lucha por la obtención del turno de habla ni se dificulta la percepción de lo
emitido. Se trata, pues, del intercambio de turnos de habla propio de un género
comunicativo caracterizado, precisamente, por la falta de planificación del
mismo y por la elevada implicación presente entre los interlocutores.
En el segundo fragmento, sin embargo, la situación es bastante
diferente. Nos enfrentamos con la transcripción de un debate electoral
perteneciente a las elecciones autonómicas del año 2000, género comunicativo,
pues, orientado hacia el conflicto y la confrontación de opiniones, pero siempre
dentro de los límites que impone su carácter institucional. Como puede
apreciarse, ahora las interrupciones poseen una finalidad bastante distinta 18 .
Todas ellas son de orientación desafiliativa e intentan mostrar los puntos de la
argumentación contraria con la que no se está de acuerdo de manera directa y
sin ambigüedades 19 . Su frecuencia de aparición es continua y el habla
simultánea dificulta la recepción de lo emitido. El objetivo, en última instancia,
parece ser no permitir que el interlocutor interrumpido pueda continuar con la
exposición de su argumentación. La aportación de dinamismo a la conversación
se reemplaza por la imposición de la opinión. Este comportamiento
comunicativo posee, desde nuestro punto de vista, dos objetivos: contribuir a la
creación de la imagen social propia del rol del político, la del interlocutor
agresivo y seguro de sí mismo que contraargumenta incisivamente la postura
18 Para un análisis de las funciones desempeñadas por la interrupción en el género comunicativo
del debate, véase Blas Arroyo (1998), Bevitori (2004) Brenes Peña (2008) o López Serena y
Méndez García de Paredes (e. p.).
19 En este sentido, el profesor puede señalar cómo en estos casos la alternancia de los turnos de
habla no se realiza en los denominados Lugares de Transición Pertinente, sino en lo que H.
Grubert (1998) llama “puntos relevantes de desacuerdo”, aquellos momentos del enunciado que
está siendo emitido con los que el interlocutor interruptor no está de acuerdo.
Coloquio del Programa EDICE
• 737
defendida por los demás participantes en la interacción, fomentando, de esta
manera, el conflicto y el enfrentamiento, y coartar la libertad enunciativa del
alocutario, apabullarle, evitar que este logre emitir su mensaje de manera
coherente y razonada, obteniendo, de esta manera, tanto el dominio de la
conversación como el triunfo dialéctico.
Además, debe observarse cómo, en relación con los parámetros de la
(des)cortesía verbal, en el primero de los fragmentos comentados los
interlocutores no muestran sentirse afectados por la aparición de solapamientos
e interrupciones, mientras que en el segundo de ellos el interlocutor
interrumpido sí hace explícito su descontento por las continuas interrupciones
de su compañero. Por lo tanto, basándose en estas observaciones los alumnos
pueden reflexionar acerca de cómo la interrupción, como estrategia
conversacional, manifiesta relaciones de poder social, reflejando una actitud de
superioridad del hablante interruptor, pero también denota otro tipo de
relaciones sociales e interlocutivas, como, por ejemplo, la confianza y
camaradería existente entre los interlocutores.
Por otra parte, tomando como punto de partida las variables
anteriormente expuestas, el profesor puede explicar a los alumnos los diversos
tipos de interrupciones existentes y el grado de descortesía implicado por cada
uno de ellos. De esta forma, puede señalarse cómo la situación más descortés se
produce mediante la emisión de interrupciones heterofuncionales ascendentes
caracterizadas argumentativamente por realizar cualquier función propia de las
interrupciones desafiliativas. En estos casos, a la violación de la máxima
conversacional se le une la falta de respeto de la jerarquía enunciativa propia de
este género comunicativo, así como la infracción de la máxima de acuerdo. El
docente puede señalar, además, cómo el nivel de descortesía presente en ellas es
susceptible de ser aumentado si estas interrupciones no poseen ningún grado de
pertinencia que pudiera justificar su emisión, si su realización conlleva la
aparición de habla simultánea y en su formulación lingüística no se utilizan
ningún tipo de expresiones atenuantes. Por último, debe tenerse en cuenta que
el tono de voz inusualmente elevado, unido a la mayor prolongación y
frecuencia de uso de los procesos interruptivos y a la actitud claramente no
cooperativa tanto del interlocutor interruptor como del interrumpido conllevan
la calificación de estas transgresiones del sistema de alternancia de los turnos de
habla como altamente descorteses e incluso violentas.
Otro aspecto que debe ser señalado por el docente es que el grado de
descortesía que implica una interrupción depende, en última instancia, de su
configuración lingüística. La orientación (des)cortés implicada por el género
comunicativo, el estatus enunciativo de los interlocutores, la orientación
argumentativa de las distintas intervenciones y el grado de pertinencia de la
intervención interruptiva puede quedar anulada e incluso ser invertida por la
738 •
Ester Brenes Peña
actuación de los elementos verbales que se utilicen en su realización. Así, por
ejemplo, la descortesía presente en la realización de una interrupción
desafiliativa a una persona que detenta una posición enunciativa superior en un
género comunicativo en el que la alternancia de turnos de habla está
perfectamente delimitada puede verse aminorada gracias a la utilización de
atenuantes cuantitativos o cualitativos, a la ausencia de sobreposición, a la
utilización de un tono de voz no elevado y a la corta duración del proceso
interruptivo. Inversamente, la ausencia de descortesía que, en principio, puede
estar causada por el empleo de una interrupción homofuncional afiliativa en un
género comunicativo de elevada implicación puede verse anulada por la gran
duración de la misma, que denota una lucha por el turno de habla, la existencia
de habla simultánea durante un largo periodo de tiempo y una elevación
considerable del tono de voz, todo ello combinado con la ausencia de
expresiones atenuantes de cualquier tipo.
En conclusión, el aprendiz de una segunda lengua en general y del
español en particular debe saber que la interrupción dista mucho de ser
únicamente habla simultánea o una trasgresión de la alternancia de turnos que
causa en todas las circunstancias el mismo efecto social. El estudiante de una
segunda lengua debe conocer cuándo y cómo emplear este procedimiento
discursivo concreto que la lengua pone a su disposición para el alcance de sus
metas interlocutivas. Solo así se conseguirá completar su adquisición de una
competencia comunicativa adecuada que facilite su interacción con los
hablantes nativos. Aunque aún no hemos trazado actividades concretas para
aplicar los conceptos expuestos en los distintos niveles, esperamos que las ideas
apuntadas sirvan para constatar su relevancia en las clases de L2 y para facilitar,
así, su inclusión en los manuales de enseñanza de lengua extranjera.
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a presente publicación ha sido concebida con el
objetivo de individuar y deinir espacios teóricos y
metodológicos autónomos para el debate y el análisis
en torno al fenómeno de la (des)cortesía. El volumen
está dividido en diversas secciones temáticas que
tratan la (des)cortesía desde múltiples perspectivas:
desde la pragmática en sus diferentes abordajes, el
trabajo sociolingüístico, el análisis multimodal, la
crítica cultural y el interés por los nuevos medios de
comunicación.
A
cadémicos, investigadores, docentes, estudiantes, mediadores, publicistas y profesionales encontrarán en estas páginas recursos especíicos para
profundizar el tema de la (des)cortesía en distintos
géneros textuales y discursivos con el in de desarrollar una mayor competencia comunicativa.
(Des)cortesía en español
Espacios teóricos y metodológicos para su estudio
Università degli Studi Roma Tre
Programa EDICE
(Estudios sobre el Discurso de la Cortesía en Español)
Universidad de Estocolmo