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'Le voy a decir una cosa', pero 'no me diga usted...': el derecho a la palabra

El lenguaje parlamentario utiliza con una alta frecuencia las expresiones relativas al decir. Estudiamos aquí la rentabilidad de dos de ellas: el anuncio del acto de habla del propio hablante ("le voy a decir una cosa") y el rechazo de la intervención del interlocutor ("no me diga (usted)", "no hable..."). Hemos partido de un corpus formado por Diarios de sesiones y comisiones del Parlamento español y andaluz, así como de textos coloquiales extraídos del CREA y transcripciones de programas de televisión. Ello nos ha permitido comprobar los valores de las construcciones, así como la influencia que contexto, factores socioculturales y tipo de discurso tienen en su interpretación, sobre todo en cuanto a los efectos de cortesía. Para ello hemos partido de las investigaciones previas sobre (des)cortesía que el programa EDICE ha ido realizando a lo largo de los años, así como otras aportaciones venidas de otros enfoques sobre este fenómeno. Hemos querido aplicar, asimismo, un estudio que incluya parámetros textuales e interactivos, así como información pragmalingüística. Esta integración de factores y conocimientos nos ha permitido comprobar la complejidad del comportamiento de estas unidades y la tremenda variedad en la interpretación. En concreto, "le voy a decir una cosa" adopta el valor descortés en contextos de enfrentamiento. "No me diga", por su parte, es descortés "per se", ya que atenta contra el principio de cooperación. Ahora bien, el cotexto lingüístico puede enfatizar o atenuar la descortesía. El tipo de discurso, en este caso el parlamentario, disminuye el efecto descortés. Son, pues, variables que hay que tener en cuenta junto al contexto sociocultural, integrando la vertiente pragmalingüística y textual con la sociopragmática.

(Des)cortesía en español Espacios teóricos y metodológicos para su estudio Franca Orletti Laura Mariottini editoras P R O G R A M A (Des)cortesía en español Espacios teóricos y metodológicos para su estudio Franca Orletti Laura Mariottini editoras P R O G R A M A PUBLICADO POR LA UNIVERSITÀ DEGLI STUDI ROMA TRE Y EL PROGRAMA EDICE (Estudios sobre el Discurso de la Cortesía en Español), Departamento de Español, Portugués y Estudios Latinoamericanos, UNIVERSIDAD DE ESTOCOLMO programa@edice.org - www.edice.org © Programa EDICE, 2010 © Autores en los capítulos individuales EDITADO POR Franca Orletti Laura Mariottini COORDINACIÓN Secretaría de Publicaciones del Programa EDICE Directora: Diana Bravo Subdirector: Antonio Briz Coordinadora: Nieves Hernández Flores DISEÑO DE TAPAS Ariel Cordisco Los artículos que componen esta publicación han sido sometidos a un sistema de evaluación ciega arbitrado por una comisión internacional de pares. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del Programa EDICE. (Des)cortesía en español. Espacios teóricos y metodológicos para su estudio Edición académica a cargo de Franca Orletti y Laura Mariottini. 1ª ed. - Roma-Estocolmo: Università degli Studi Roma Tre-EDICE, 2010. 744 págs. 16x23 cm. ISBN-13: 978-91-974521-5-1 ISBN-10: 91-974521-5-7 1. Lingüística. I. Franca, Orletti, ed. II. Mariottini, Laura Índice Agradecimientos 9 Presentación 11 SECCIÓN I. (Des)cortesía en el habla Pragmática sociocutlural. La configuración de la imagen social como premisa socio-cultural para la interpretación de actividades verbales y no verbales de imagen DIANA BRAVO, Universidad de Estocolmo 19 ¿Cómo se reconoce la atenuación? Una aproximación metodológica basada en el español peninsular hablado MARTA ALBELDA, Universidad de Valencia 47 Perspectiva topológica de la descortesía verbal. Comparación entre algunas comunidades de práctica de descortesía del mundo hispanohablante SILVIA KAUL DE MARLANGEON, Universidad Nacional de Río Cuarto 71 Le voy a decir una cosa, pero no me diga usted...: el derecho a la palabra CATALINA FUENTES RODRÍGUEZ, Universidad de Sevilla 87 La cortesía en español peninsular. Análisis de la secuencia de cierre en conversaciones telefónicas LUCÍA FERNÁNDEZ AMAYA, Universidad Pablo de Olavide 111 El halago en boca propia es vituperio. Usos del halago y de ‘ándale’ como estrategias de cortesía LIDIA RODRÍGUEZ ALFANO, Universidad Autónoma de Nuevo León ELENA JIMÉNEZ MARTÍN, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey 131 Diferencias de género en el trato pronominal LEONOR OROZCO, Escuela Nacional de Antropología e Historia 151 Cortesía y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down CARMEN ARACELYS LÓPEZ, Universidad Pedagógica Experimental Libertador ALEXANDRA ÁLVAREZ MURO, Universidad de los Andes 167 SECCIÓN II. (Des)cortesía en los medios La descortesía en contextos de telerrealidad mediática. Análisis de un corpus español 183 JOSÉ LUIS BLAS ARROYO, Universidad Jaume I El tuteo presidencial: ¿descortesía o cambio de “talante”? JAVIER MEDINA LÓPEZ, Universidad de La Laguna 209 La descortesía (también) “vende”: acercamiento al estudio de estrategias descorteses en el discurso publicitario ESPERANZA ALCAIDE LARA, Universidad de Sevilla 221 Quien no corre, vueling: el cambio de código como estrategia de cortesía en publicidad 245 MARÍA JOSÉ GARCÍA VIZCAÍNO, Montclair State University Actividades de imagen en la publicidad institucional española: la confianza social en el sistema NIEVES HERNÁNDEZ FLORES, Universidad de Copenhague 261 Argumentación, cortesía, y ‘poder’ en las cuñas de radio SANTIAGO ALCOBA, Universitat Autónoma de Barcelona DOLORS POCH, Universitat Autónoma de Barcelona 285 La cortesía subtitulada. Un análisis intercultural de las peticiones en el cine español y los correspondientes subtítulos en inglés DERRIN PINTO, University of Saint Thomas 315 Cortesía y/o descortesía en la prensa hispana: la imagen de las políticas en los medios de comunicación ESTER FORGAS BERDET, Universidad Rovira i Virgili 331 Aportación a la historia de la (des)cortesía: las peticiones en el siglo XVI SILVIA IGLESIAS RECUERO, Universidad Complutense de Madrid 369 SECCIÓN III. (Des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y culturas (Des)cortesía, migración y comunicación intercultural MARÍA ELENA PLACENCIA, Birkbeck, Universidad de Londres 399 La intrusión descortés del intérprete como estrategia coercitiva en los tribunales de inmigración en los Estados Unidos MARJORIE ZAMBRANO-PAFF, Indiana University of Pennsylvania 431 La (des)cortesía subyacente en los comentarios de los lectores de la sección humorística de una revista colombiana JULIO ESCAMILLA MORALES, Universidad del Atlántico 457 SECCIÓN IV. (Des)cortesía en contextos especializados Las disculpas en el discurso político latinoamericano ADRIANA BOLÍVAR, Universidad Central de Venezuela 491 “¿Qué le aconseja Ud. al comandante Chávez?” Aspectos del macrodiálogo social post referéndum consultivo en Venezuela FRANCES D. ERLICH, Universidad Central de Venezuela YELITZA RAMÍREZ, Universidad Central de Venezuela 521 Polifonía y (des)cortesía en el debate político MARÍA EUGENIA FLORES TREVIÑO, Universidad Autónoma de Nuevo León 537 JOSÉ MARÍA INFANTE, Universidad Autónoma de Nuevo León Políticos cara a cara: actividades de imagen en el debate electoral GIOVANNA MAPELLI, Università degli Studi di Milano 557 Tratamientos directos e indirectos entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo en México (1821-1862) MARÍA EUGENIA VÁZQUEZ LASLOP, El Colegio de México 575 Descortesía en el contexto judicial. El caso del juicio del 11-M MARÍA BERNAL, Universidad de Estocolmo 599 La cortesía en la interacción especializada: la ponencia en congresos LILIANA CUBO DE SEVERINO, Universidad Nacional de Cuyo 637 Principios sociopragmáticos de la interacción y dinamismo de las relaciones de poder entre médico y paciente MARÍA DE LA O HERNÁNDEZ LÓPEZ, Universidad Pablo de Olavide 655 SECCIÓN V. Enseñanza y adquisición de la cortesía verbal y no verbal Descortesía en la interacción dialógica de aprendices hispanófonos de italiano L2 PURA GUIL, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid PALOMA PERNAS, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid MARGARITA BORREGUERO, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid 679 Marcadores del discurso en la enseñanza de lenguas: oye y la (des)cortesía verbal MARÍA ISABEL RODRÍGUEZ PONCE, Universidad de Extremadura CAROLINA AMADOR MORENO, Universidad de Extremadura 705 Interrupción y (des)cortesía. Algunas reflexiones en torno a la enseñanza y adquisición de las funciones estratégicas de la interrupción en las clases de L2 ESTER BRENES PEÑA, Universidad de Sevilla 721 Agradecimientos La presente publicación procede de un selecto número de contribuciones escogidas por el consejo editorial del Programa EDICE mediante una revisión a ciegas (peer-review) entre más de ochenta, presentadas en el IV Coloquio Internacional del Programa EDICE que se ha celebrado en Roma, en la Universidad Roma Tre, entre los días 23-26 de septiembre de 2008, y cuya realización ha sido posible gracias al trabajo y al apoyo de muchas personas e instituciones a las cuales, en estas pocas líneas, queremos expresar nuestra gratitud. Agradecemos al Rector de la Universidad Roma Tre por el interés en nuestro proyecto y por su participación en los actos de abertura; y al Departamento de Lingüística y al Instituto Cervantes de Roma por el auspicio institucional y económico que nos han ofrecido. Agradecimientos particulares van al Consiglio Regionale del Lazio y, sobre todo, al consejero Claudio Moscardelli, quien demostró su vivo interés en la cultura y en la formación académica poniéndonos en la condición de poder obtener el patrocinio y una financiación para el coloquio. Nuestra gratitud va también a la Compagnia dei Lepini, y a su presidente, Fabrizio Di Sauro, que ha acogido con curiosidad intelectual nuestro trabajo y ha invitado a todos los participantes a visitar una de las maravillas de nuestra tierra, la Oasis de Ninfa, y sus alrededores, ofreciéndonos un almuerzo típico en uno de los pueblos medievales mejores conservados: Sermoneta. El entusiasmo, el interés y la calidad de las intervenciones nos mueven a agradecer sinceramente a todos los participantes que, con sus aportes teóricos, metodológicos y analíticos, han contribuido al enriquecimiento mutuo. Roma ha representado una ocasión provechosa de intercambio entre países europeos y americanos sobre temas de cortesía y descortesía desde múltiples perspectivas: (pragmática, sociolingüística, multimodal, cultural y mediática); y, sobre todo, entre grupos que ya han desarrollado investigaciones amplias y grupos que acaban de formar parte de dicha red de proyectos. No queremos dejar de mencionar al comité organizador local, al comité internacional del Programa EDICE (Ariel Cordisco, Nieves Hernández Flores, Silvia Kaul y María Bernal) por acompañarnos desde lejos pero paso a paso en el difícil recorrido de la organización del coloquio, a su secretaría de publicaciones (Ariel Cordisco, Nieves Hernández Flores) y al consejo editorial por el arbitraje de los trabajos presentados. Finalmente, un agradecimiento especial a Diana Bravo, directora del Programa EDICE y pionera de los estudios sobre cortesía en ámbito hispánico. En homenaje a ella, con motivo de su reciente sexagésimo aniversario, ha sido celebrado el IV Coloquio Internacional. Franca Orletti y Laura Mariottini Istituto Cervantes Roma Consiglio Regionale del Lazio Compagnia dei Lepini Presentación Han transcurrido más de treinta años desde que Robin Lakoff, y Penelope Brown y Stephen Levinson publicaran respectivamente el ensayo The logic of Politeness y el volumen Politeness: Some Universals in Language Usage, contribuciones que, junto al trabajo de Geoffrey Leech de 1983, introdujeron la ‘cortesía’ (politeness) como objeto de estudio, un fenómeno destinado a abrir un campo de investigación nuevo en el ámbito de la pragmática lingüística. El interés por la (des)cortesía en el mundo hispánico no ha hecho más que crecer en los últimos años. Como recuerda Diana Bravo en la presentación del volumen Pragmática sociocultural (2004), fue gracias a Henk Haverkate que empezaron a desarrollarse investigaciones, proyectos, estudios y análisis sobre la cortesía en español. El autor de La cortesía verbal. Estudio pragmalingüístico lamentaba, en efecto, que la teoría de Brown y Levinson, basada en el pensamiento de Goffman, que mucho impulso había dado en otras lenguas y culturas, en el mundo hispánico no había tenido el mismo éxito. Desde entonces, y en los últimos diez años, el Programa EDICE ha trabajado con el fin de colmar intereses teóricos, metodológicos y analíticos para ampliar y fortalecer la bibliografía existente. Es indudable que estos objetivos han sido alcanzados: el Programa EDICE ya ha celebrado su IV Coloquio Internacional y reúne a un elevadísimo número de expertos de todo el mundo cuenta con varias publicaciones en monografías y en revistas especializadas y además muchas universidades han incluido programas sobre cortesía en los cursos de licenciatura o de doctorado. Por otra parte, el hecho de que el IV Coloquio Internacional se haya celebrado en Roma, una ciudad que no pertenece al mundo hispánico, pero que con él tiene una fuerte relación basada en una antigua tradición académica, es otro importante testimonio de la madurez que ya ha conseguido, y de la aún mayor extensión que el Programa EDICE sigue persiguiendo. No es casual que este IV Coloquio se haya celebrado en el Departamento de Lingüística por impulso de Franca Orletti, quien, en los días 26 y 27 de mayo de 1980, en el mismo lugar –que por aquel entonces se denominaba Instituto de Lingüística– organizó el primer congreso en Italia de pragmática, delineando así, de forma pionera, nuevos espacios teóricos y metodológicos de estudio dentro de esa disciplina, entre los cuales destacaban la atenuación y la cortesía. Para un ámbito en auge como la cortesía, los dos años que han pasado desde la anterior edición del Coloquio representan ya tiempo más que suficiente para que se aprecien en él avances notables, tanto en el desarrollo de algunos enfoques como en los resultados de las nuevas investigaciones. Así, en el 12 • Franca Orletti y Laura Mariottini presente volumen se proporcionan por un lado marcos teóricos que delimitan y definen mejor los espacios en los que colocar los estudios sobre cortesía, y por el otro, se ofrece aproximaciones concretas de análisis. Además, como la cortesía no se limita al estudio de la lengua, sino que integra cada vez más aspectos multidisciplinarios y multimodales de los contextos cognitivos, sociales, políticos, literarios, históricos y culturales, las contribuciones aquí reunidas participan en el diseño de un marco singular para su integración con otras ciencias humanas y sociales. Las contribuciones, divididas entre las cinco secciones de las que se compone la obra, tratan de (des)cortesía en el habla, (des)cortesía en los medios, (des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y culturas, (des)cortesía en contextos especializados y, finalmente, enseñanza y adquisición de la cortesía verbal y no verbal. La primera sección está dedicada a la (des)cortesía en el habla y trata del fenómeno en el nivel de la conversación y del discurso. Central para todos estos artículos es acudir al concepto de “efecto social” (Bravo 2003, 2004) y a la estructura secuencial de la conversación. Ambos suponen una visión dinámica de la (des)cortesía (Mariottini, 2007) puesto que una acción verbal no es cortés o descortés en sí sino que adquiere dichos valores en las interpretaciones y en las acciones de respuesta de los interlocutores. En particular, el concepto de “efecto social” se presenta en la contribución de Diana Bravo, quien se propone continuar la discusión acerca de los problemas de interpretación y clasificación de actividades de cortesía. Marta Albelda ofrece algunos criterios de reconocimiento de la atenuación y Silvia Kaul de Marlangeon propone emplear la noción de “comunidad de práctica” de Wenger (1998) para el estudio de la descortesía. El elemento secuencial se evidencia en las contribuciones de Lucía Fernández Amaya, quien analiza el tratamiento de la cortesía lingüística en las secuencias de cierre de conversaciones telefónicas en el español peninsular. Catalina Fuentes Rodríguez estudia la rentabilidad de dos expresiones relativas al decir: el anuncio del acto de habla del propio hablante (“le voy a decir una cosa”) y el rechazo de la intervención del interlocutor (“no me diga (usted)”, “no hable…”). Lidia Rodríguez Alfano y Elena Jiménez Martín se centran en el examen de dos manifestaciones de la cortesía mexicana: la realización del acto de halagar y el empleo de la marca de apoyo ándale/ándele. Los trabajos de Leonor Orozco y de Carmen Aracelys López y Alexandra Álvarez Muro se centran en el usuario-hablante y en el usuario-oyente más que en el efecto social de la comunicación o en la estructura de la interacción: la primera autora estudia el poder, la distancia y el sexo del destinatario como factores importantes en la selección del trato pronominal, mientras que las segundas se proponen estudiar la (des)cortesía en el discurso sobre un grupo social estigmatizado como es el del Síndrome de Down. Coloquio del Programa EDICE • 13 La segunda sección trata de la (des)cortesía en los medios y recoge trabajos en varios contextos mediáticos: la televisión, la publicidad, tanto escrita como oral, la prensa, la radio y el cine. Hilo conductor de las contribuciones aquí reunidas es el interés en torno a las acciones descorteses que parecen florecer en los nuevos formatos mediáticos: en Operación Triunfo –como subraya Blas Arroyo– y en Tengo una pregunta para usted –como evidencia Javier Medina López. Esperanza Alcaide Lara analiza cómo la descortesía se realiza en una estrategia de persuasión empleada para “vender”, ya que atrae al posible cliente afectando aparentemente su imagen para luego repararla virtualmente al mostrarle cómo sería su realidad cuando adquiera el producto. Distinta es la estrategia que María José García Vizcaíno estudia en materiales promocionales de la compañía aérea española Vueling: el cambio de código. Su peculiaridad, en efecto, es la mezcla de variantes lingüísticas en medio de expresiones coloquiales, refranes, rimas o palabras de raíz española donde le añaden el sufijo -ing en inglés con los que buscan transmitir dinamismo y humor con el fin de potenciar la imagen de afiliación del consumidor. El tema de la contribución de Nieves Hernández Flores es la imagen y publicidad institucional. En su estudio, la autora subraya el uso del trabajo de imagen con el propósito de alcanzar el objetivo político e ideológico de confirmación de la validez y del poder de las instituciones. Poder (duro o blando) y cortesía (negativa o positiva) son, en cambio, los aspectos abordados por Santiago Alcoba y Dolors Poch, quienes estudian sus distintas manifestaciones en el constituyente argumentativo de los anuncios publicitarios de radio. Derrin Pinto y Ester Forgas Berdet analizan, desde orientaciones y ámbitos muy diversos, las repercusiones de la (des)cortesía: el primero examinando las películas españolas subtituladas en inglés y sus consecuencias en la formación de estereotipos negativos aplicables al ámbito español; la segunda analizando los casos de repercusión mediática en los periódicos del ámbito hispano de las campañas electorales de Ségòlene Royal a la presidencia de Francia y de Hillary Clinton a la de Estados Unidos. Finalmente, el trabajo de Silvia Iglesias Recuero, que cierra la sección, se aleja de los nuevos medios para dirigirse a los “viejos” o “tradicionales”: la autora afirma la necesidad y la posibilidad del estudio histórico de las manifestaciones lingüísticas de la cortesía y la representatividad de las fuentes documentales. La tercera sección abarca la cuestión de la (des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y culturas, un ámbito de estudio muy reciente que está despertando intereses en muchos hispanistas. Baste con mencionar que el próximo congreso de la AISPI (Asociación Italiana de Hispanistas) que se celebrará en Trento en el mes de octubre de 2010, está enfocado a los contactos interlingüísticos e interculturales. El aporte de María Elena Placencia advierte “la necesidad de atender a problemas o conflictos en la comunicación relacionados no solo con variación en ideologías interpersonales/valores de 14 • Franca Orletti y Laura Mariottini grupos culturales divergentes que entran en interacción, sino también con problemas sociales como la discriminación motivada por prejuicios étnicoraciales en el contacto interétnico, producto de migraciones locales o externas”. Como evidencia la autora, es indispensable que los que se ocupan de comunicación intercultural en relación al área de mediación y los estudiosos de cortesía o, más en general, de pragmática sociocultural, interactúen para alcanzar objetivos comunes. El papel del “tercer participante” (intérprete o mediador) en la interacción entre nativo y no-nativo en interacciones de tribunal es analizado por Marjorie Zambrano-Paff quien subraya su “intrusión”, descortés y coercitiva, en la interacción de los tribunales de la migración porque se adopta una posición de poder antagónico y asimétrico (como los abogados y los jueces) identificándose, así, con las estructuras de la institución. Finalmente, también Julio Escamilla Morales se ocupa de contactos y prejuicios representando una caracterización de la (des)cortesía subyacente en comentarios de lectores aparecidos en la página WEB de la revista colombiana SoHo, después de que dicha revista publicara una sección humorística titulada genéricamente Círculo de odio regional. La cuarta sección está dedicada a la (des)cortesía en contextos especializados y recoge las contribuciones de Adriana Bolívar, Frances D. Erlich y Yelitza Ramírez, María Eugenia Flores Treviño y José María Infante, Giovanna Mapelli, María Eugenia Vázquez Laslop sobre discurso político, de María Bernal sobre discurso jurídico, de Liliana Cubo de Severino sobre discurso académico y de María de la O Hernández López sobre interacciones médicopaciente. Adriana Bolívar adopta una perspectiva de estudio crítica para averiguar qué formas y funciones políticas estratégicas adoptan las disculpas en las luchas por el poder. La autora se pregunta de qué manera se construye el proceso de la disculpa cuando los actores son jefes de Estado en América Latina. Uno de los jefes de Estado de América Latina cuyos discursos son fuentes inacabables de análisis es Hugo Chávez; sin embargo, con una perspectiva invertida, Frances D. Erlich y Yelitza Ramírez examinan las actitudes y las evaluaciones de la población venezolana con respecto a la propuesta de reforma y a la gestión presidencial de Chávez con el fin de ofrecer una reflexión acerca de la evolución de un aspecto del macrodiálogo social en Venezuela, y particularmente acerca de las formas de vinculación con el presidente que mantienen ciertos sectores de la población. El género “debate político cara-acara” ha sido abarcado por María Eugenia Flores Treviño y José María Infante y Giovanna Mapelli, quienes se centran, respectivamente, en el análisis de los recursos verbales y en las actividades de imagen empleados por los locutores. Distinta es la orientación de María Eugenia Vázquez Laslop, quien estudia la evolución de las formas y fórmulas de tratamiento en México entre los presidentes del parlamento y los diversos representantes del Poder Ejecutivo de Coloquio del Programa EDICE • 15 los gobiernos republicanos y monárquicos desde la independencia de México de la Corona española (1821) hasta después de la Guerra de Reforma (1862). María Bernal se ocupa de descortesía en el contexto judicial español, concretamente, en el juicio por los atentados terroristas cometidos el 11 de marzo de 2004 en Madrid. Liliana Cubo de Severino analiza las estrategias corteses que utilizan los miembros de la Sociedad Argentina de Lingüística en sus ponencias con el objetivo de analizar los distintos comportamientos corteses de acuerdo con la variable contextual grado de polemicidad. Finalmente, María de la O Hernández López explora la interconexión entre los principios sociopragmáticos de la interacción en relación a dos aspectos de gestión de relaciones interpersonales identificados por Spencer-Oatey (2008): los derechos y las obligaciones, dentro de las interacciones médico-paciente. La quinta, y última, sección se dirige hacia la enseñanza y la adquisición de la cortesía verbal y no verbal. En esta perspectiva, Pura Guil, Paloma Pernas y Margarita Borreguero se centran en el análisis de los comportamientos interpretables como descorteses y anticorteses en un corpus audiovisual de conversaciones entre aprendices hispanohablantes de italiano L2. María Isabel Rodríguez Ponce y Carolina P. Amador Moreno estudian el comportamiento del marcador discursivo oye con respecto a la cortesía verbal en aprendices anglófonos de español, comparándolo con su uso por parte de hablantes nativos de esta lengua. Por último, Ester Brenes Peña define el fenómeno de la interrupción, diferenciándolo de otros conceptos próximos (como el de solapamiento y encabalgamiento) delineando su importancia en la adquisición de la competencia comunicativa en español, sobre todo por parte de estudiantes de L2. Para concluir, esta obra es un excelente estado de la cuestión para investigadores que se interesen en la (des)cortesía en los distintos ámbitos abarcados. En ella se refleja que los estudios sobre cortesía se han convertido en un filón maduro en el ámbito de la pragmática y que los académicos lingüistas e hispanistas dentro y fuera del mundo hispánico participan activamente en su desarrollo internacional. LAS EDITORAS Franca Orletti Laura Mariottini Obras citadas Bravo, D. (2003). Actividades de cortesía, imagen social y contextos socioculturales: una introducción. En D. Bravo (Ed.), Actas del Primer Coloquio del Programa EDICE: La perspectiva no etnocentrista de la cortesía: 16 • Franca Orletti y Laura Mariottini Identidad sociocultural de las Comunidades hispanohablantes (pp. 98-107). Programa EDICE, www.edice.org. Bravo, D. & Briz, A. (Eds.) (2004). Pragmática sociocultural. Barcelona: Ariel. Mariottini, L. (2007). La cortesia. Roma: Carocci. Wenger, E. (1998). Communities of Practice. Cambridge: Cambridge University Press. SECCIÓN I (Des)cortesía en el habla Pragmática socio-cultural La configuración de la imagen social como premisa socio-cultural para la interpretación de actividades verbales y no verbales de imagen Diana Bravo Universidad de Estocolmo Resumen En este trabajo se propone continuar la discusión, iniciada en otros artículos de la misma autora, acerca de los problemas que presenta la interpretación y la clasificación de actividades de cortesía en discursos hablados. En Bravo (1998 y 2005b) se observa cómo en conversaciones entre hablantes L1 y L2 de español la falta de una competencia socio-cultural compartida produce malos entendidos a la hora de interpretar actos y estrategias de cortesía. Esto hace suponer que los/as analistas podamos tener dificultades para interpretar cortesía si no pertenecemos a la misma comunidad de habla que los hablantes cuyas producciones comunicativas están siendo objeto de estudio. En Bravo (2008b y 2009b) se realizan experimentos para demostrar que informantes en el rol de analistas del discurso, difieren en sus interpretaciones dependiendo de a qué grupo socio-cultural pertenezcan. La problemática que subyace a que no se haya considerado en su justa medida la naturaleza socio-pragmática y sociocultural del fenómeno de la cortesía, reside en que este tipo de estudios se adscribe a una orientación de la pragmática que considera en menor o mayor medida al lenguaje como autónomo del contexto social. Con este fundamento sostenemos que la cortesía debiera estudiarse dentro del marco de una pragmática de orientación socio-cultural y que, en consecuencia, las premisas socio-culturales debieran ser consideradas indispensables para el estudio de la cortesía en corpus naturales, ya que dan cuenta de los supuestos que subyacen a las interpretaciones del/de la analista. Palabras clave Cortesía, competencia socio-cultural, premisas, analista, imagen social básica. 20 • Diana Bravo 1 Introducción A pesar de que, en general, se reconoce que la interpretación del fenómeno lingüístico y comunicativo de la (des)cortesía, presenta una marcada variación debida a factores contextuales de diferente naturaleza (Bravo, 2003, 2004) 1 , una buena parte de los estudios en el área adoptan criterios provenientes de las teorías fundadoras (Lakoff, 1973; Leech, 1983; Brown & Levinson, 1987). El de la (des)cortesía ha sido tratado hasta ahora como un concepto pragmático y para su interpretación se ha recurrido a principios que caracterizan a lo que en otros trabajos hemos denominado “pragmática tradicional u ortodoxa” 2 . Desde esta perspectiva se considera al hablante un agente racional que emite un enunciado del cual se infiere lo que se quiere decir con lo dicho. Se sostiene que para realizar estas inferencias los hablantes comparten parcelas de conocimientos entre las que se incluyen las de los códigos lingüísticos y algunas características de la situación comunicativa (Grice, 1975; Sperber & Wilson, 1986). Para interpretar cuál es la intención del hablante, el analista usa el método de la introspección o sea una proyección ad hoc de sus propias experiencias comunicativas. El oyente no participa, ya que el intercambio se limita a un enunciado aislado del contexto a partir del cual se clasifican amenazas y atenuaciones de acuerdo a conocimientos supuestamente compartidos que no se hacen explícitos. Los resultados se ordenan en actos amenazantes y estrategias de cortesía con validez universal que se justifican en las necesidades –también universales– de ‘imagen social’ (face) 3 de los hablantes. Creemos que esta postura desconoce que la interpretación de la (des)cortesía depende de una amplia conjunción de factores de orden contextual y la causa de esta negligencia reside en que se parte de una concepción del lenguaje que lo considera, en principio, autónomo con respecto al contexto. La lábil naturaleza del fenómeno de la cortesía impone serias restricciones a la aplicación de esta orientación de la pragmática a su interpretación. En Bravo (2009) hemos propuesto estudiar la cortesía desde la perspectiva de una pragmática sociocultural, incluyendo, entre otras, las nociones de “comunidad de habla”, Este tema es tratado en casi todos nuestros trabajos, pero más específicamente en Bravo 1999, 2004, 2008a, 2008b y 2009b. 2 En trabajos anteriores he utilizado el término “formal” para esta orientación de la pragmática pero en trabajos más recientes (por ejemplo, Bravo, 2009b) he preferido “ortodoxa” para evitar asociaciones con la “pragmática formal”. 3 La imagen social básica es definida como aquella cuya configuración se compone de contenidos socio-culturales consensuados por una mayoría dentro de esa sociedad y que serían reconocidos por los que la integran (Bravo, 2003). 1 Coloquio del Programa EDICE • 21 “contexto del usuario” y “situación comunicativa”, acuñadas por la etnografía del habla (véase Gumperz, 2001) 4 . El objetivo de una pragmática sociocultural sería el de describir la producción y la interpretación de los mensajes transmitidos por los enunciados dentro del propio sistema socio-cultural al cual se adscriben los hablantes en estudio. Desde esta perspectiva no basta con justificar la interpretación en los propios conocimientos del/la analista (introspección) sino que es necesario acceder a las intuiciones y percepciones del usuario de la lengua (consultación) (Bravo, 2009a, 2009b). Con base en las reflexiones precedentes, nos proponemos dar respuesta a la necesidad del estudioso de la (des) cortesía de contar con los instrumentos adecuados para su interpretación. Para lograrlo, partimos de otras investigaciones propias, anteriores a la presente, para profundizar la discusión acerca de las premisas socio-culturales como una categoría del análisis que da cuenta de los supuestos del analista, los conocimientos compartidos por los hablantes. Los conocimientos a los cuales nos referimos tratan sobre todo de la competencia socio-cultural de los usuarios de una lengua dada. Cuando hablamos de usuario de una lengua, no se trata del hablante que produce los enunciados del texto a analizar, sino de un concepto que representa el uso habitual que se hace del lenguaje en esa comunidad de habla, lo cual presupone, entre otros, conocimientos compartidos acerca de códigos lingüísticos, sociales y culturales; es decir, la posesión de una competencia social y cultural para la comunicación (Bravo, 2008a: 19-22). Aunque el analista pertenezca a la misma comunidad de habla que los hablantes en estudio, es necesaria la consultación para homologar variables como las de roles, género, actualidad de las experiencias comunicativas, edad o perspectiva teórica o metodológica, factores que influencian la interpretación. En Bravo (2008b, 2008c, 2009a, 2009b), se expone una metodología de consultación que permite hacer explícitas las premisas socio-culturales que subyacen a la interpretación de niveles de cortesía presentes en la producción comunicativa de los hablantes. Esta es la de la realización de tests intersubjetivos en los cuales los/as informantes adoptan el rol del primer analista, analizando el mismo corpus y utilizando su misma metodología. Los siguientes son los pasos que describen el procedimiento para la interpretación 5 : a) Introspección. El/la analista utiliza suposiciones fundamentadas en su propia experiencia comunicativa para la interpretación. Esto se hace En Bravo (2009b) exponemos en detalle las diferencias entre la pragmática tradicional y la pragmática socio-cultural. 5 Para una más detallada explicación, consúltese Bravo (2008a). 4 22 • Diana Bravo reproduciendo el modo en que cualquier hablante interpreta mensajes de las contribuciones comunicativas en interacción. b) Consultación. Los/las informantes toman el rol del/ de la analista y aplican los mismos métodos para interpretar las mismas contribuciones comunicativas, sin tener información acerca de los resultados obtenidos por el primer analista. c) Exposición y fundamentación de los resultados. En esta fase se hacen explícitas las premisas socio-culturales que subyacen a las interpretaciones finales. El/la analista cuenta con unos resultados preliminares obtenidos de su propio análisis. A estos resultados los coteja con los obtenidos por consultación y, a partir de allí, explica cómo se fundamentan los resultados que se consideran finales; es decir, se hacen explícitas las premisas socio-culturales que han tenido incidencia en la interpretación. De esta manera, es posible describir algunos de los elementos –los que permita esa investigación en particular– y su relación con los conocimientos de los usuarios de esa lengua sobre cómo conceptualizan su relación interpersonal en términos de cortesía. Por ejemplo, en Bravo (2008b), se explican las diferencias de interpretación que presentan un grupo de informantes suecos frente a un grupo de argentinos, al interpretar la misma situación comunicativa. Estas diferencias se explican con ayuda de las premisas socio-culturales. En el ejemplo, los hablantes son dos excompañeros de colegio –hombre y mujer– que se encuentran por casualidad y hablan de lo que ha pasado durante el tiempo en el que no se han visto. La mujer, luego de que su compañero le ha contado que no ha terminado sus estudios, se siente molesta al hablar del buen trabajo que ha conseguido y produce una serie de comportamientos comunicativos que los informantes suecos interpretan como atenuaciones a la amenaza hacia el deseo de verse y ser visto como igual a los demás que es uno de los contenidos socio-culturales reconocidos como parte de la imagen social básica, en su aspecto de la afiliación (Bravo, 1999). Teniendo en cuenta que la atenuación es una función que se reconoce solo en relación a la percepción de una amenaza en la realización de un acto (Bravo, 1993, 1998, 2001, 2002), es evidente que este tipo de comportamientos atenuadores se perciben como desproporcionados al no interpretarse un tan algo grado de amenaza en este contexto como en el caso sueco, amén de que este contenido muy probablemente sea ajeno a la configuración de la imagen básica de los hablantes argentinos. Estas reflexiones (si bien se apoyan en estudios anteriores y en la discusión con los/as informantes que sigue inmediatamente después de realizado el análisis) no pueden revestir otro que el carácter de una hipótesis, ya que es lo que suponemos –poniéndonos en lugar del hablante– que ha fundamentado su interpretación. Coloquio del Programa EDICE • 23 Estas hipótesis irán conformando un cuerpo de premisas que nos servirán de apoyo para discutir los resultados obtenidos de la observación de otros corpus pero no constituyen categorías a priori, ya que no han sido utilizadas de esa manera. El objetivo de nuestro estudio no ha sido comprobar la validez de hipótesis fundamentadas en distintas fuentes (otros estudios pragmáticos, antropológicos o sociales), sino que realizamos el análisis preliminar, valiéndonos de nuestros propios conocimientos como hablantes y seguimos el mismo criterio cuando sometemos el corpus al análisis de los/as informantes. De esta manera, la explicitación de las premisas socio-culturales se realiza a posteriori y forma parte de la tercera fase del procedimiento. Aquí se requiere reflexionar acerca de cómo explicamos el análisis y cuáles son los conocimientos que creemos que “compartimos” en nuestro rol de hablanteanalista. Los resultados así obtenidos contribuyen a aportar, por de pronto, dos tipos de datos: (1) los que se pueden asociar por similitud a datos obtenidos en otros trabajos y (2) los nuevos. Ambos contribuyen a entender mejor el complejo sistema de relaciones entre modos de comunicación e intenciones sociales dentro del cual se insertan los comportamientos estudiados y es lo que a la larga nos lleva a poder: - describir la configuración de la imagen social del grupo al que adhieren los hablantes en estudio, - evidenciar las normas para la relación interpersonal vigentes en esa sociedad o grupo social y - registrar contextos de realización reconocibles. El presente trabajo estará dedicado a reflexionar sobre la procedencia o fuente de las premisas socio-culturales utilizadas por los/as analistas para arribar a sus conclusiones y a explicar los procedimientos, el tipo de datos y los aportes realizados para contribuir al conocimiento de los contextos socio-culturales a los que adscriben los hablantes en estudio. Para cumplir con este objetivo, discutiremos los resultados obtenidos por un grupo de informantes al interpretar las actividades de imagen no verbales en relación de co-textualización con otras verbales y no verbales realizadas por hablantes que participan en conversaciones poli-dialógicas de tema polémico en ámbito académico. En este caso, nos ha interesado observar cómo la consideración de parámetros de asimetría social, como la jerarquía académica, el género y la edad influencian la interpretación de cortesía. 2 Sobre la interpretación de la cortesía Como lo hemos comentado en la introducción y tratado en otros trabajos, las teorías tradicionales de la cortesía presentan dificultades para ser 24 • Diana Bravo aplicadas a la interpretación de los mensajes de cortesía y eso se debe, en gran parte, a que se apoyan en los principios que provienen de la orientación ortodoxa de la pragmática. Por de pronto, tenemos como esquema típico para este tipo de estudios el trabajo presentado por Brown y Levinson (1987). En esta obra se sigue el modelo de la pragmática ortodoxa. Se infiere la intención racional, voluntaria y consciente del hablante o significado del hablante del micronivel del enunciado. La unidad de análisis es el acto de habla y el mensaje se interpreta desde la creencia de que los hablantes son agentes racionales en conocimiento de principios cooperativos necesarios para lograr una interacción exitosa (Grice, 1975). Por otro lado, también se afirma que los hablantes comparten parcelas de conocimiento entre los que se incluyen los códigos lingüísticos y factores que hacen a la propia situación comunicativa (Sperber & Wilson, 1986). El modelo de interacción no marcado es el cara-a-cara; o sea, la conversación. Esta es vista como una secuencia de enunciados y los roles de hablante y oyente son intercambiables. El objeto de estudio es el enunciado producido por el hablante que tiene el turno de palabra. Los mensajes son las intenciones que se clasifican como actos siguiendo su fuerza ilocutiva, que es interpretada sin consideración de si el corpus es natural o si se trata de ejemplos ficticios y sólo por introspección; o sea, sin atender a la realidad social ni cultural de los propios hablantes ni a otros factores contextuales que puedan ser relevantes. Por el contrario, mediante el contexto se explica en forma mínima algunas circunstancias de la situación comunicativa. Este modelo de análisis propone que es posible interpretar la fuerza ilocutiva de un acto en forma autónoma del modo en el cual se han registrado los enunciados –o de todo contexto– fuera de los límites del mínimo intercambio dialógico y, por supuesto, fuera de la consideración de la totalidad del texto. De esta manera, los actos son clasificables en categorías inamovibles y universales y la conversación es vista como estática en vez de dinámica. No hay un proceso de intercambio o de reelaboración de significados mediante la interlocución en este modelo (Bravo, 2009a). La teoría tradicional de la cortesía presentada por la obra de Brown y Levinson (1987) adopta esta orientación (Análisis del Discurso) y agrega la noción de ‘imagen social’ (face) acuñada por Goffman (1967) para explicar el comportamiento de cortesía. Este es, a mi entender, uno de los mayores logros que se le puede atribuir, ya que la noción de face ha demostrado ser operativa para la clasificación de las actividades de cortesía (Placencia & Bravo, 2002; Bravo, 1999, 2002, 2004, 2005; KerbratOrecchioni, 2004). Lamentablemente, los actos y estrategias de cortesía se consideran universales y la imagen social es la misma para todas las culturas (Bravo, 2003, 2004). El principio conductor es que la fuerza ilocutiva de un acto de habla que se realiza con el enunciado puede aparecer asociada a una amenaza a la imagen social del oyente y la consideración que el hablante debe al oyente, hace que Coloquio del Programa EDICE • 25 éste deba realizar estrategias para atenuarlas. El mayor peso se otorga a la cortesía negativa cuyos modos de realización –estrategias de cortesía negativa– aparecen directamente correlacionados con las necesidades de imagen negativa (Bravo, 2004; Haverkate, 2004; Kerbrat-Orecchioni, 2004). El objeto de estudio de la cortesía son las “estrategias”, que responden al modelo del agente racional con objetivos e intenciones claros y conscientes, dejándose en un segundo plano los comportamientos de cortesía convencionalizados y rituales que parecen explicar sistemas de cortesía no anglófonos, como del de la sociedad japonesa (según los comentarios que encontramos en el profusamente citado trabajo de Ide, 1989). Tampoco se pone el foco, salvo en forma marginal, en comportamientos que se puedan asociar a una cortesía valorizante más representativa para la modalidad peninsular que la cortesía negativa, tal como lo resaltan los estudios de Hernández Flores (2002, 2008), Albelda (2003) y Bernal (2005, 2007). En Bravo (1999, 2003, 2005) se afirma que ese modelo ha implicado serias dificultades para su aplicación a otros contextos socio-culturales que no se corresponden con los que subyacen a las interpretaciones que encontramos en la teoría expuesta en el trabajo de Brown y Levinson (1987), dando lugar a asunciones erróneas por parte de los/as analistas que impiden describir la compleja idiosincrasia de las manifestaciones que adopta el fenómeno de la cortesía dependiendo de un conjunto de factores contextuales tanto internos como externos al texto y a la propia situación comunicativa. Una de las afirmaciones que más problemas han causado a la hora de interpretar efectos sociales de cortesía en corpus situados ha sido asumir que los aspectos de la imagen social, el negativo (necesidad de no imposición en las acciones) y el positivo (necesidad de aprobación de la personalidad y de que se compartan los propios deseos y puntos de vista) tienen un carácter transcultural. Esta afirmación ha sido discutida por nosotros en varios de nuestros trabajos anteriores 6 , en los cuales sostenemos que la imagen social tiene una configuración socio-cultural particular para un determinado grupo o sociedad y que no puede trasladarse sin más a otros contextos, sino que es necesario determinar cuáles son los contextos socio-culturales que forman parte de esa configuración. Con esta justificación se utiliza una nueva denominación para estos aspectos (autonomía y afiliación), que a nuestro entender tiene una mayor capacidad explicativa. La imagen de autonomía y la de afiliación no son auto-explicativas y por eso constituyen categorías vacías a ser rellenadas con los contextos socio-culturales que correspondan en cada caso 7 . Ver especialmente, Bravo (1999, 2004). Véase para un ejemplo de aplicación Bravo (2002) y para una profundización de las categorías de análisis de la cortesía que se consideran relevantes Bravo (2005). 6 7 26 • Diana Bravo 3 La imagen social básica En este trabajo nos proponemos comprobar de qué manera los contextos socio-culturales que se suponen en conocimiento de una mayoría de los integrantes de un cierto grupo social o del conjunto de la sociedad intervienen en las premisas socio-culturales con las cuales un/una analista enfrenta el análisis de un corpus con el objetivo de describir comportamientos de cortesía. Para este tipo de estudios hemos desarrollado el concepto de imagen social básica mediante el cual se formaliza la idea de que los usuarios de una lengua reconocen en forma “habitual” determinadas expresiones y acciones de cortesía, a partir de un bagaje común producto de sus experiencias comunicativas anteriores a la presente. En Bravo (1999) afirmamos que si delimitamos contenidos socio-culturales podemos llegar a describir la configuración de una imagen social básica, que constituiría un conocimiento compartido y contractual, que los usuarios de esa comunidad de habla, suponen existente y que subyace a la producción y realización de actividades de cortesía. Esta configuración se adaptaría a la situación de habla en estudio mediante su traslado a los contenidos de imagen que corresponden a los roles sociales relevantes. En Bravo (2003) se precisa esta idea diciendo que las expectativas de los hablantes en estudio acerca de cuáles son los comportamientos adecuados al discurso de cortesía, tienen como referencia la configuración de la imagen social básica y que se trataría de una referencia no explícita ni actualizada. Así es que lo que denominamos premisas socio-culturales se nutren de información proveniente tanto de fuentes internas (lingüísticas, comunicativas e interaccionales) como externas (conocimientos extralingüísticos). En el caso que nos ocupa, veremos que la consigna de la que se provee a los/as informantes en el rol de analistas, de “ser objetivos” es interpretada como atenerse en lo posible a estas imágenes que se suponen mayoritariamente consensuadas por la sociedad de pertenencia, evitando una subjetividad que puede asociarse con cómo el/la analista como persona interpreta desde su propia perspectiva la realidad de los hablantes, es decir que, tal cual lo veremos en el ejemplo que vamos a exponer en este estudio, la medida de objetividad refiere a las actitudes más estándares acerca de cómo se conciben los roles de género, edad y jerarquía universitaria, lo cual finalmente coincide con la configuración de la imagen social básica de la sociedad de referencia para estos analistas. 4 Análisis En la investigación que presentamos a continuación analizamos un corpus de conversaciones entre académicos/as en una universidad argentina Coloquio del Programa EDICE • 27 con la finalidad de observar cuáles son los elementos que permiten a los/as analistas interpretar recursos comunicativos no verbales en términos de percepción de (des)cortesía. Nuestro objeto de investigación ha sido el estudiar las percepciones de los/as investigadores al interpretar efectos sociales de (des) cortesía y los fundamentos que han dado origen a tales percepciones. Dentro de la etnografía del habla se hace referencia al contexto del usuario para indicar que existen unos conocimientos compartidos por los hablantes que pertenecen a la misma comunidad de habla que les permiten establecer conexiones similares entre enunciados y realidad social (véase Gumperz, 2001). Si los/as analistas pertenecen a la misma comunidad de habla tendrán, en principio y en forma no marcada, los mismos puntos de partida de los hablantes en estudio. En trabajos anteriores hemos resaltado la importancia que tiene esta pertenencia para realizar un análisis introspectivo de los materiales (véase Bravo, 2009b) que reúna condiciones de validez aceptables. En este caso, los/as informantes son académicos y, por lo tanto, esta circunstancia se cumple. Sin embargo, queremos profundizar en cuáles son en específico estos conocimientos que supuestamente comparten, cómo los aplican a la interpretación y en que medida se pueden suponer extendidos a la sociedad en su conjunto o propios de los roles relativos de los estos informantes con respecto a los ocupados por los hablantes en observación. La investigación se hizo en el marco de un curso de comunicación no verbal dirigido a estudiantes avanzados y profesores de lengua y de carreras afines a la comunicación. Los/as informantes debían –siguiendo un modelo para la lectura de los recursos no verbales en interdependencia con otros de ocurrencia concomitante, tanto no verbales como verbales (Bravo, 1998, 2000)– observar la relación entre actividades percibidas por ellos como de imagen 8 y variables extralingüísticas como la edad, el género y la jerarquía universitaria de los hablantes. También se les pidió que fueran objetivos en sus interpretaciones sin especificar en lo que esto consistía. 4.1 Los/as informantes El grupo de informantes se componía de 14 personas; 8 de edades comprendidas entre 40 y 50 años y 6 entre 26 y 35 años. El único varón de 30 años licenciado en antropología y el resto provenían de las carreras de lenguas modernas y de letras; 6 eran profesoras universitarias titulares, 2 ayudantes de cátedra y 5 profesoras de instituto. 8 Recuérdese que las actividades de imagen incluyen a las de cortesía (Bravo, 2005). 28 • Diana Bravo 4.2 La presentación de la imagen social Cuando interactuamos ponemos en juego una presentación del Yo frente a nuestro auditorio (Goffman, 1959). Con base en esta conceptualización de Goffman, se asignó a los/as informantes la tarea de reflexionar acerca de cuál era la imagen social presentada por cada uno de los cuatro académicos, participantes en una conversación informal de tema polémico en el recinto de una facultad. La tarea consistía en referir los comportamientos clasificables en actividades de imagen a los roles académicos, de género y de edad de los hablantes. El procedimiento consistía en interpretar comportamientos comunicativos realizados con señales no verbales haciendo atribuciones de en qué grado el/la hablante manifestaba menor o mayor estatus social. Mi observación de las suposiciones que habían llevado a los informantes a concluir en una determinada interpretación, se basaba en dos consideraciones principales (1) que la presentación de sí mismo se transluce en una “impresión” que el auditorio recibe como un resultado de la actuación del hablante en cuestión y (2) que lo que se pretende detectar qué es lo que los informantes han “percibido” y cómo esa percepción se asocia a las asunciones que ellos mismos han utilizado como fundamento para su análisis. 4.3 Roles situacionales En el intercambio comunicativo conversacional se requiere, en forma no marcada, de un intercambio interaccional dialógico en la que los participantes adoptan roles relativos a la posición del otro (véase Goffman, 1961: 85-152). Si bien los roles varían de acuerdo con la dinámica de la situación actual y de acuerdo a cómo cada interactuante se ubica a sí mismo y a los demás en la progresión del texto como totalidad, existen expectativas de adecuación de los comportamientos a la situación y a los roles, las cuales tienen como fuente parcial, modelos sociales aceptados por una mayoría de los integrantes del grupo de pertenencia. Es por eso que en este estudio los informantes establecen categorías que considerar útiles para expresan la relación que se establece entre características sociales de los participantes y sus comportamientos en términos de roles y de expectativas asociadas a los mismos. Un ejemplo de este tipo de categorías es la del “rol de experto” o la del “rol docente” al las que haremos referencia más tarde. 4.4 Recursos no verbales en el habla La metodología y los criterios teóricos seguidos parten de un modelo de análisis (presentado en el curso) en el cual se reformula el concepto de habla, Coloquio del Programa EDICE • 29 integrando a lo que se entiende por lenguaje (palabras y contorno suprasegmental) y señales no verbales. Según este modelo, el sistema del lenguaje en el habla estaría integrado por señales verbales y no verbales que ocurren en una relación de co-textualización mutua. En este sistema quedarían afuera señales comunicativas no verbales como el uso del mobiliario, la vestimenta u otras reflexivas (adaptadores) que no se relacionan con las que conforman el mismo texto de un modo dinámico sino que adoptan características más estáticas y permanentes a lo largo del desarrollo de un intercambio comunicativo y que, por lo tanto, no contribuyen al progreso del habla, aunque la “contextualizan” 9 . El objeto de estudio son las señales no verbales “ilustrativas” o sea aquellas que representan un objeto, una idea o un pensamiento. En su carácter de “no verbales”, estos recursos se emplean con un grado menor de convencionalización y de nivel de atención y conciencia que las verbales. Esto quiere decir que se supone que no pueden ser manipuladas de la misma manera y que, generalmente, en lugar de tener un significado convencional y arbitrario, éste suele ser icónico y representativo. Esta última característica se cumple de un modo especial en el tipo de señales clasificadas como “ilustrativas”. Esto significa también que con respecto a las verbales, se les atribuye valores más destacados de sinceridad y de espontaneidad y que si bien, la determinación de sus significados comunicativos está más sujeta a los contextos de ocurrencia que los de las verbales, sus efectos sociales pueden tener mayor impacto en las impresiones que los hablantes reciben de sus interlocutores que lo que sucede cuando solo se tiene en cuenta la producción en el canal verbal. 4.5 Interpretación de las señales no verbales En el estudio realizado por los informantes académicos, el foco del análisis lo constituye la observación de gestos con función ilustrativa es decir toda aquella gesticulación mediante la cual se representan visualmente objetos, palabras, dimensiones, ideas, conceptos etc. Además se consideran (1) otros no verbales que se presentan en el co-texto más o menos inmediato y (2) señales verbales con las cuales se combinan o a las cuales refiere el significado de las no verbales. A fin de describir el carácter de los recursos no verbales, además de distinguirlos por el tipo de señal –en este caso, las ilustrativas– también registramos sus funciones con respecto a lo que el hablante dice y a la actitud 9 Ver para un desarrollo de esta metodología en Bravo (1993, 1996, 1998, 2000). 30 • Diana Bravo manifestada por este último con respecto al mensaje y al efecto de éste sobre la relación actual con su interlocutor 10 . Lo de abajo es un ejemplo ficticio: (1) A le ordena a B: Aléjate de mi vista que estás todo sucio y me vas a manchar la ropa nueva [con el dedo índice señala hacia el lugar de la salida] Como el gesto representa una acción, decimos que es “ilustrativo”. Las siguientes son las funciones que interpretamos de su ocurrencia: a) actitudinal porque manifiesta una actitud hacia lo que él mismo dice dirigida a su interlocutor que tiene el efecto de reforzar la creencia de que su destinatario debe alejarse de su presencia. b) interpersonal; es simultánea, expresa rechazo interpersonal teniendo un efecto social negativo en la relación interpersonal de los participantes en el intercambio. c) emocional; también simultánea, transmite la experiencia de una emoción, experiencia personal o estado de ánimo negativo. En este caso disgusto por la suciedad de su destinatario. d) ilocutiva; porque contribuye a la comprensión del sentido ilocutivo de la proposición: que B tiene que irse porque puede manchar la ropa de A con su suciedad. En el ejemplo (1) no distinguimos una función regulativa como la que se evidencia en el (2), con la que se pide retrocanalización. (2) A se dirige a B: ¿Qué me dices? [levanta las cejas] Tampoco distinguimos en los ejemplos (1) y (2) una función de “manejo del habla” como en (3). Mediante esta función se da cuenta de un estado cognitivo relacionado con el proceso de pensamiento: (3) A le dice a B: ¿Qué te estaba diciendo? [chasquea los dedos. Glosa del gesto: acordarse] 10 Para formular estas funciones nos hemos valido principalmente de la teoría del lenguaje emocional presentada por Arndt y Janney (1987). Para un desarrollo y justificación del modelo consultar a Bravo (1998, 2000). Coloquio del Programa EDICE 5 • 31 Datos del corpus Los participantes son académicos y los nombres que les damos no son los verdaderos. Ana tiene 39 años y es profesora titular en la carrera de Lenguas. Betty, 27, es estudiante en la carrera de Genética. Carlos, también de 27 años, es estudiante en la carrera de Estética. Finalmente, Darío, con 55 años, es semiótico y periodista. Están sentados a una mesa rectangular, Darío y Carlos comparten una de las cabeceras y a uno de los costados se sientan Ana y Betty. La cámara enfoca primero a Ana, luego a Carlos y en forma destacada a Darío. La duración de la filmación es de 45.50 minutos. Hablan del tema (elegido por ellos) de la censura y, en relación con ella, de la libertad de expresión. Comienza la conversación con opiniones acerca de la película del director Scorsese: La última tentación de Cristo y Carlos propone discutir acerca de “qué piensan los que no piensan como todos lo hacen”; o sea, aquéllos que no adhieren a la opinión más consensuada sobre el tema: que la película ataca unos valores sociales importantes y que por eso merece ser censurada. Betty es quien tiene la opinión contraria más extrema y considera que toda censura es equivocada y comenta que desde el punto de vista cristiano la película contribuye a mostrar un Cristo más humano. En contraposición, los informantes presentan la opinión de Darío como más general y fundamentada, ya que éste argumenta problematizando el conflicto entre el consenso con respecto a lo que es bueno y a lo que es malo y el problema de la libertad de expresión. Ana toma una postura intermedia y Carlos evita confrontaciones. Los temas que se derivan del principal (la censura religiosa) son los de la exposición de películas pornográficas, la utilización de animales en experimentos de laboratorio y el nazismo. En el cuadro 1 se expone la ubicación relativa de los hablantes de acuerdo a edad, género y jerarquía académica. En las columnas de edad y de jerarquía académica los participantes se ordenan en una escala de mayor a menor. La primera línea en todos los cuadros corresponde al participante con mayor grado de estatus evaluado. Cuadro 1. Percepción de la imagen social del participante en grados de mayor a menor estatus PARTICIPANTE EDAD GÉNERO DARÍO ANA BETTY Y CARLOS MAYOR MAYOR MENOR MASCULINO FEMENINO FEMENINO MASCULINO JERARQUÍA ACADÉMICA MAYOR MAYOR MENOR 32 • Diana Bravo En el análisis se pone el foco en los gestos ilustrativos. La primera distinción es entre gestos ilustrativos y gestos no ilustrativos. Luego se clasifican funciones de todas las señales no verbales, especialmente en los gestos ilustrativos y en cualquier otro recurso comunicativo no verbal que se presente en su entorno es decir aquellos que constituyen su co-texto no verbal. En el caso de que haya también señales no verbales que sea necesario indicar para que se comprenda el estatus comunicativo del gesto en observación, figuran en la exposición que se hace del análisis (en el cuadro 2, abajo en la columna que corresponde a “co-texto relevante”, en cursiva). Para comprender mejor el procedimiento seguido en el análisis presentamos en los ejemplos (4) y (5) y (6) los episodios 1, 2 y 3 (E1, E2 y E3) donde hemos numerado la ocurrencia de los no verbales cuya interpretación expondremos en el cuadro 2. (4) 11 Episodio 1: señales 1-7 y 20 Ana: no sé un canal NAZI / ya que fue lo que vos dijiste ((1a mirar a interlocutor y 1b señalarlo/a levemente con el mentón))/ CODIFICADO ((2 encogerse levemente de hombros)) para el que lo quiera VER y que los demás no lo VEAN o un canal RELIGIOSO para el que le interese [la religión] Carlos: [(( ))] ((tocarse la comisura de los labios con los dedos)) Ana: [y los demás no]((negar con la cabeza)) Darío: [no no el t el tema] un poco ((4 abrir la mano ahuecada hacia delante y hacia la mesa)) bueno el tema del del las expresiones ideológicas sea nazismo sea el el que fuere ((5 cruzar los brazos sobre la mesa)) / yo creo que en tanto y en cuanto éste se exprese a nivel ESTÉTICO / o a nivel TEÓRICO / de ninguna manera ((negar con la cabeza)) puede estar VEDADO / y esto CUIDADO ((7a agitar el dedo índice levantado hacia el interlocutor)) ((7b levantar el dedo índice y llevarlo hacia la nariz y la boca)) porque ((agitar el dedo índice levantado hacia el interlocutor)) e INCLUSO ((señalar la mesa con el dedo índice)) en plena en pleno régimen militar ((señalar la mesa con el dedo índice)) un juez de la nación ((girar el dedo índice en pequeños círculos)) 1DICTAMINÓ ((agitar el dedo índice hacia delante varias 11 Convenciones para la transcripción: / pausa hasta 0, 5 min; // pausa de más de 0, 5 min; (( )) no verbales; [ ] solapamiento; & sucesión sin pausa entre dos emisiones de distintos hablantes; QUE pronunciación marcada; & mantener el turno en un solapamiento (ver Briz et. al., 1995). Coloquio del Programa EDICE veces)) QUE // la exposición de la doctrina comunista ((agitar el dedo índice hacia delante varias veces)) o marxista ((abrir la mano, palma hacia abajo, hacia delante y hacia un costado)) (creo que dijo) no es ((mover el dedo índice hacia ambos lados)) delito Ana: [((ah bueno)) bueno sí claro] ((20 afirmar con la cabeza)) ((tomar el jarro y beber)) (5) Episodio 2: señales 1-3 Ana: sí yo lo lo también dije RELIGIÓN por el lado de // no de lo que sucede en la práctica sino de la CONSIDERACIÓN SOCIAL ((bajar levemente la cabeza pero no la vista)) o sea son todas cosas ((bajar levemente la cabeza pero no la vista)) que no tienen un CONSENSO GENERALIZADO que son // eee CREENCIAS ((1a afirmar con la cabeza)) o PREFERENCIAS ((1b afirmar con la cabeza )) o ideas de MINORIAS o de SECTORES ((2 afirmar con la cabeza )) y que hay otros sectores que no comparten / ((3 afirmar con la cabeza)) a eso me refería yo hay gente religiosa ((señalar con el puño cerrado y el dedo pulgar abierto para un lado, con antebrazo levantado)) Carlos: claro Ana= y gente que no lo es / ((señalar con el puño cerrado y el dedo pulgar abierto para un lado, con antebrazo levantado)) (6) Episodio 3: señales 25-26 Betty: § claro puede ser que en el caso de la / PORNOGRAFIA ((mover la cabeza hacia delante y alzar las cejas)) haya una aceptación INCONSCIENTE / ((mirar a C)) en eee la población / ((mirar a A)) porque si NO Si fuera TAN FUERTE NO? ((abrir la mano de costado, moviéndola hacia abajo)) bancarse un programa ((abrir la mano de costado, moviéndola hacia abajo, con movimiento mas marcado)) pornográfico como lo es bancarse ((abrir la mano de costado, moviéndola hacia abajo, con movimiento más suave)) un programa /((abrir la mano de costado, moviéndola hacia abajo, con movimiento suave)) NAZI ((abrir la mano de costado, movimiento lateral más marcado)) no? que termina en un exterminio ((25 abrir la mano de costado, movimiento lateral de desplazamiento)) entero de poblaciones ((26 abrir la mano de costado, movimiento lateral de desplazamiento)) / la que la sociedad de ALGUNA manera ((levantar • 33 34 • Diana Bravo hombro, moviéndolo hacia delante)) tendría que haberse hartado de haberse impuesto contra eso ((mover la mano hacia delante)) pero sin embargo SIGUE ((levantar el hombro, con movimiento de mano abierta de costado hacia un lado)) estando Darío: § aja entonces en la tot ((con manos en los costados, hacer movimiento hacia adentro y hacia los costados)) viendo en conjunto ((con manos en los costados, hacer un movimiento hacia adentro y hacia los costados)) en la totalidad // de de una comunidad de una población ((mover circularmente las manos, con las palmas hacia arriba)) / Cuadro 2. Ejemplo del registro de los datos provenientes del análisis REF. E1:1a Ana E1: 1b Ana ACTIVIDAD NO VERBAL Mirar al interlocutor Señalar con el mentón al interlocutor INTERPRETACIÓN* Buscar aprobacióncolaboración Buscar aprobacióncolaboración TIPO DE SEÑAL No ilustrativa Ilustrativa E1: 2 Ana Encogerse de hombros Buscar aprobacióncolaboración Ilustrativa E1: 4 Darío Abrir la mano ahuecada hacia adelante y hacia la mesa Ponerse en el rol de experto: tomar el turno, pedir atención para ocupar el turno. Ilustrar el contenido Ilustrativa E1: 5 Darío E1: 7a Darío E1: 7b Darío CO-TEXTO RELEVANTE: Proximidad Cruzar los brazos sobre la mesa FUNCIÓN Interpersonalregulativa Interpersonalactitudinalilocutivaregulativa Actitudinalilocutivainterpersonal Regulativainterpersonalactitudinalilocutiva RegulativainterpersonalActitudinalilocutiva Agitar el dedo índice levantado hacia el interlocutor Ponerse en el rol de Ilustrativa experto: retener el turno, inducir a la atención al auditorio: representar una pausa entre prefaciodesarrollo Ponerse en el rol de experto: ilustrar la acción verbal de pedir atención y silencio CO-TEXTO RELEVANTE: cuidado Llevar el dedo índice hacia la Ponerse en el rol de experto: ilustrar la acción ActitudinalIlocutiva- Ilustrativa Coloquio del Programa EDICE nariz y la boca E1: 20 Betty E2: 1(a, b)-3 Ana E3: 2527 Betty CO-TEXTO RELEVANTE: cuidado Afirmar con la cabeza CO-TEXTO RELEVANTE: Relajación corporal Afirmar con la cabeza CO-TEXTO RELEVANTE: argumentar Con la mano abierta movimiento que se desplaza hacia un costado verbal de pedir atención y silencio • 35 emocionalinterpersonal Expresar Acuerdo Ilustrativa IlocutivaactitudinalInterpersonal Enfatizar Contenidos: persuadir Ilustrativa: bastones Actitudinalilocutiva** Enfatizar Contenidos Ilustrativa Ilocutivaactitudinal CO-TEXTO RELEVANTE: exterminio * En orden de función más patente a función menos patente ** En términos de acciones Una vez obtenidos los resultados del registro de datos del total de los 90 minutos de filmación, estos fueron ordenados de la siguiente manera: - Se cuantificó la producción total de palabras por minuto producidas por el conjunto de todos los participantes y por cada uno de ellos, lo mismo se hizo con la cantidad de no verbales por minuto. Los porcentajes que se presentan en los distintos cuadros se establecen teniendo como referencia estas cantidades. - El total de las palabras producidas por minuto fue de 154 y el de no verbales de 23 por minuto; es decir, un 13 % del total de recursos utilizados se transmitió por medio del canal no verbal. - En el cuadro 3 presentamos los resultados de cuantificar la producción verbal de cada hablante en el canal verbal y en el cuadro 4, en el no verbal. En el 5, la producción de las señales clasificadas como ilustrativas y en el 6, la producción de señales no verbales de acuerdo a las funciones que se les atribuyen. 36 • Diana Bravo Cuadro 3. Producción en el canal verbal de cada participante en %. Sobre el total de palabras producidas por ese mismo participante PALABRAS 453 444 132 361 1390 ANA BETTY CARLOS DARÍO POR MINUTO 50.33 49.33 14.66 40.11 154.44 % 32 % 31% 10% 27% Cuadro 4. Producción de señales no verbales producidas por cada participante en por cientos sobre el total de no verbales producido ANA BETTY CARLOS DARÍO SEÑALES NO VERBALES 41 67 26 71 205 POR MINUTO % 4.55 7.44 2.88 7.88 22.77 20% 32% 13% 35 % En el cuadro 5 se expone por participante la producción de señales no verbales ilustrativas en por cientos sobre el total de señales no verbales y en el 6 se distingue la producción de cada participante en una determinada función en relación al total de señales ilustrativas producidas. En el cuadro 7 se expone lo producido por cada participante en cada función sobre el total de funciones clasificadas por participante. Cuadro 5. Producción de no verbales por participante de acuerdo a la clasificación en ilustrativas en por cientos del total de ilustrativas producido ILUSTRATIVAS ANA BETTY CARLOS DARÍO 25 51 22 46 NO ILUSTRATIVAS 16 16 2 25 TOTAL % ILUSTRATIVAS 41 67 26 71 60 % 76 % 85% 65 % Cuadro 6. Producción de señales no verbales por participante en por ciento sobre el total de funciones clasificadas ACTITUD. EMOCIO. ILOCUT. INTER. REG. ANA 18% 35% 19% 23% 15% BETTY 37% 15% 35% 25% 25% CARLOS 13% 15% 10% 8% 8% DARÍO 32 % 35% 36% 44% 52% ACTITUD. = Actitudinal; EMOCIO. = Emocional; ILOCUT. = Ilocutivo; INTER. = Interpersonal; REG. = Regulativo Coloquio del Programa EDICE • 37 Cuadro 7. Producción de señales no verbales por participante en por ciento sobre el total de funciones clasificadas para cada participante ACTITUD. EMOCIO. ILOCUT. INTER. REG. ANA 25% 7% 41% 18% 9% BETTY 32 % 2% 45% 12 % 9% CARLOS 32 % 7% 41 % 11 % 9% DARÍO 23 % 2% 39% 19 % 17 % ACTITUD. = Actitudinal; EMOCIO. = Emocional; ILOCUT. = Ilocutivo; INTER. = Interpersonal; REG. = Regulativo Una vez agrupados los datos correspondientes a la interpretación (ver en el cuadro 2) en distintas categorías éstas se ordenan de acuerdo al grado de estatus que los/as informantes les han atribuido. En los cuadros se expone la cantidad de señales incluidas en cada categoría por participante. Las categorías en el cuadro 8 a, son las que recibieron una evaluación de mayor estatus, a su vez la distribución en columnas también indica el mismo tipo de relación, es decir la primera columna corresponde a la categoría con mayor estatus evaluado. Las cifras se calculan en relación al total de minutos que dura la conversación (90 minutos). En el cuadro 8 b se exponen las categorías que recibieron una evaluación de menor estatus. En el cuadro 9 se distribuyen las categorías por participante de acuerdo a la cantidad total de no verbales producidos por cada uno de ellos. PARTICIPANTE PONERSE EN EL ROL DE EXPERTO PARTICIPANTE PERSUADIR / SER PRECISO PARTICIPANTE ILUSTRAR / AGREGAR CONTENIDOS PARTICIPANTE REGULAR LA TOMA DE TURNOS Cuadro 8a. Categorías de mayor estatus por participante en cantidad de producción por minuto de conversación DARÍO BETTY ANA CARLOS 2, 55 1,11 0, 55 0, 55 ANA BETTY CARLOS DARÍO 0,44 0,11 0,00 0,00 DARÍO BETTY ANA CARLOS 3.44 2.77 1.88 1.44 DARÍO ANA BETTY CARLOS 1.11 0,44 0,33 0.33 38 • Diana Bravo PARTICIPANTE ENFATIZAR CONTENIDOS PARTICIPANTE EXPRESAR ACUERDO PARTICIPANTE BUSCAR APROBACIÓN / CONSENSO PARTICIPANTE MOSTRAR INOCENCIA / IMPOTENCIA / MODESTIA Cuadro 8b. Categorías de menor estatus por participante en cantidad de producción por minuto de conversación CARLOS ANA DARÍO BETTY 0,00 0,00 0,33 1.22 CARLOS DARÍO ANA BETTY 0,00 0,22 0,22 0,33 CARLOS DARÍO ANA BETTY 0,00 0,33 0,66 1,22 CARLOS DARÍO ANA BETTY 0,00 0,22 0,33 0,33 BUSCAR APROBACIÓN CONSENSO 2 6 BETTY 3 25 CARLOS 3 13 3 11 DARÍO 10 31 2 3 21 85 7 21 11 PERSUADIR / SER PRECISO EXPRESAR ACUERDOS 17 PONERSE EN EL ROL DE EXPERTO ILUSTRAR / AGREGAR CONTENIDOS 4 MOSTRAR INOCENCIA / IMPOTENCIA / MODESTIA REGULAR LA TOMA DE TURNOS ANA ENFATIZAR CONTENIDOS PARTICIPANTE Cuadro 9. Distribución de las categorías por participante por cantidad del total de no verbales producidos por cada uno de ellos 3 5 4 3 10 1 3 14 41 67 5 26 2 23 71 7 43 5 205 En el cuadro 10 se expone el resultado de las asociaciones realizadas por los informantes que motivaron que se agruparan comportamientos no verbales en cada categoría. En la última columna el participante que ha conseguido mayor número de interpretaciones enmarcadas en esa categoría. Obsérvese que en la última columna cuando esta es compartida por dos participantes, el que figura primero es quién ha tenido más interpretaciones que se corresponden con el contenido de la primera columna; “categoría”. Coloquio del Programa EDICE • 39 Cuadro 10. Asociaciones que se corresponden a las categorías CATEGORÍA ASOCIACIONES PARTICIPANTE PONERSE EN EL ROL DE EXPERTO CONTROL SOCIAL, PROTAGONISMO, “ROL DE HABLANTE” DARÍO PERSUADIR/SER PRECISO CONTROL SOCIAL, SEGURIDAD, “ROL DE ORADOR” ANA ILUSTRAR/AGREG AR CONTENIDOS CONTROL DE LA COMUNICACIÓN, “ROL DOCENTE” DARÍO REGULAR LA TOMA DE TURNOS CONTROL SOCIAL, SEGURIDAD, “ROL DE MODERADOR” DARÍO ENFATIZAR CONTENIDOS NECESIDAD DE AUTOAFIRMARSE, “ROL DE OPONENTE” BETTY EXPRESAR ACUERDO NO CONTROL SOCIAL, INSEGURIDAD, CORTESÍA, GÉNERO FEMENINO, “ROL DE COLABORADOR” ANA Y BETTY BUSCAR APROBACIÓN/CO NSENSO NO CONTROL SOCIAL, INSEGURIDAD, CORTESÍA, GÉNERO FEMENINO, “ROL DE DEPENDIENTE DE” BETTY Y ANA MOSTRAR INOCENCIA/ IMPOTENCIA/ MODESTIA NO CONTROL SOCIOEMOCIONAL, INSEGURIDAD, CORTESÍA, GÉNERO FEMENINO, “ROL DE CONTEMPORIZADOR” ANA Y BETTY 6 Discusión de los resultados Con respecto a las interpretaciones que se realizaron es necesario resaltar que los/as informantes atribuyeron diferentes interpretaciones a los mismos no verbales dependiendo de quien era el agente. Así, se justificó la atribución de rol de docente a Darío por su uso de ilustradores de contenido (por ejemplo, ahuecar la mano representando un recipiente), mientras que los mismos comportamientos fueron interpretados para Betty como recursos para convencer y autoafirmarse en su rol de oponente. Las señales con la función de tomar el turno (por ejemplo, miradas o alargar la mano hacia el hablante) fueron asociadas con tener control de la interacción y adoptar el rol de moderador (Darío). El control de la gesticulación se relaciona con su grado de congruencia con las señales verbales. A mayor congruencia mayor control de la comunicación, mayor seguridad y evaluación de mayor estatus. Reprimir la 40 • Diana Bravo gesticulación se asocia con inseguridad (Betty), lo mismo ocurre con gesticular de un modo excesivo (Carlos). A mayor inseguridad evaluada se atribuye menor estatus a la presentación de la imagen social del participante de que se trate. También se asocia con inseguridad el uso de adaptadores. Darío es quien menos usa de adaptadores, mientras que Betty se balancea, Carlos se aproxima y aleja de la mesa y Ana se toca el cabello cuando otro/a habla. También se comentó el motivo por el cual Darío fue ubicado primero en la escala de mayor estatus. Se lo percibió como el participante en el grupo que fue en mayor grado receptor de la atención de sus interlocutores ya que se le permite tomar el turno y se hace silencio cuando habla. En comparación con el rol asumido por el otro integrante masculino del grupo, Carlos, se destacó que éste –sentado al lado de Darío– toma una posición de proximidad lateral cuando Darío ocupa el turno y que Darío, a su vez, no parece prestar atención a Carlos cuando éste habla. Se observó también que algunos comportamientos particulares de Darío son reconocidos como indicadores de un estatus alto; mesarse la barba, escasas sonrisas, volumen moderado de voz. Los mismos comportamientos comunicativos pueden también recibir diferentes interpretaciones por parte de los informantes de acuerdo al modo cómo son realizados. Por ejemplo, las miradas se asociaron con la manifestación de grados variables de autoestima y en relación a esto con grados de seguridad-inseguridad, lo que finalmente permitía evaluar grados de mayormenor estatus en la actuación de los participantes. Por ejemplo, se observó que Carlos evitaba la mirada, lo cual indicaba el grado más bajo de autoestima y de estatus; Betty miraba a todos buscando aprobación al hablar y esto fue interpretado como indicador de inseguridad y bajo estatus aunque en menor grado que el que se atribuyó a Carlos. El comportamiento de Ana en el uso de la mirada, dirigir la mirada tanto al hablante como a su destinatario indicó un grado favorable de seguridad y estatus. En el caso de Darío, su comportamiento cuando ocupa un turno de habla; evitar dirigir la mirada hacia quien desea tomarlo y sostener la mirada cuando el turno que ocupa está seguro para solicitar atención, se interpretó que evidenciaba el mayor grado de control de la conversación y como una manifestación de poder, seguridad y alto estatus. Se percibieron varias funciones cumplidas por la misma señal; por ejemplo, la dirección de la mirada se asocia con grados de cortesía. Betty mira a todos buscando aprobación cuando habla (cortesía), Ana dirige la mirada alternativamente a quien habla y a su destinatario (cortesía). Carlos evita dirigir la mirada mientras habla (cortesía), Daniel evita mirar a quien habla (tomar el turno), mira a quién él le habla (atención). En este caso se interpreta descortesía y a mayor grado de cortesía menor estatus evaluado. Coloquio del Programa EDICE • 41 La siguiente es la formalización de cómo ha sido percibida por los informantes la imagen social presentada por cada uno de los participantes en la conversación en estudio: Ana: cortés/centrada/colaborativa/experta/estatus medio Betty: cortés/insegura/entusiasta/confrontativa/experta/estatus bajo Carlos: cortés/poco participativo/inseguro/no experto/estatus bajo Darío: descortés/protagonista/seguro/estatus alto 7 Conclusión: ¿es la imagen social consensuada o imagen básica un parámetro de objetividad científica? A partir de los resultados obtenidos de nuestro análisis y del modo en que estos datos son comentados por los/as informantes en relación a los parámetros dados para guiar la interpretación (es decir, los de edad, género y jerarquía académica), se concluye que las premisas socio-culturales que justifican las interpretaciones realizadas por los/as analistas son en un grado determinante provenientes de conocimientos acerca de los contenidos socio-culturales que corresponden a la imagen social consensuada por la sociedad de pertenencia para esa situación, para tales recursos comunicativos y según esos roles específicos. Mientras que en nuestro corpus el comportamiento femenino fue relacionado con comportamientos que manifestaban tensión e inseguridad como grados de rigidez corporal, uso de adaptadores, pedir aprobación mediante señales regulativas, mirar a quien habla para retener el turno y seguir temas iniciados por otros participantes, el masculino se asoció con seguridad, uso de ilustradores de contenido, distribución o control de los turnos mediante señales regulativas, evitar mirar a los/as interlocutores/as para retener el turno y proponer temas. El factor edad, en el que a mayor edad mayor estatus evaluado, fue asociado con el uso de mayor variedad de señales no verbales y la congruencia de éstas con las verbales. Con respecto a esta variable la ubicación coincidió también, como en el caso del género con la realidad en cuanto a diferencias de edad entre los participantes. Con respecto a la evaluación en cuanto a grado de estatus evaluado (ver el cuadro 1), Carlos es quien se ubica en el nivel más bajo, a pesar de que los/as informantes consideran que teniendo en cuenta la configuración de la imagen social básica trasladada a los roles de género debiera Betty ocupar el último lugar. Según los informantes, esto se debe a que Carlos se ve limitado en sus comportamientos no verbales a causa de su ubicación lateral con respecto a Darío quien asume el rol más protagónico en el grupo y a la circunstancia de que es el dueño de casa y que su rol de 42 • Diana Bravo anfitrión le impone permitir que se destaque la actuación de sus invitados. Sin embargo, los comportamientos que se mencionan como propios de lo masculino son también representativos para la actuación de Carlos; así, por ejemplo, se le atribuye junto con Darío y en contraposición a la actuación de Ana y de Betty, el producir mayor cantidad de ilustradores de contenido y una mejor distribución entre las funciones como así también un reparto más equilibrado de entre señales “enganchadas” a la propia expresión y aquellas que refieren a la de sus interlocutores. Ana y Beatriz por su parte y en comparación con los participantes masculinos, producen mayor cantidad de actitudinales y un reparto asimétrico de las funciones y de la referencia a su propia expresión y a la de sus interlocutores, siendo este tipo de “enganche” también el más frecuente para las participantes. En la discusión, los/as informantes coinciden en afirmar que han usado “objetividad” en sus interpretaciones al evitar las evaluaciones desde una perspectiva idiosincrática y procurar acercarse lo más posible a lo que suponen son las creencias más consensuadas en el conjunto de la sociedad acerca de los contenidos socio-culturales de la imagen social en relación a los parámetros observados de edad, género y jerarquía académica. Referencias bibliográficas Albelda Marco, M. (2003). Los actos de refuerzo de la imagen en la cortesía. En D. Bravo (ed.), Actas del Primer Coloquio del Programa EDICE La perspectiva no etnocentrista de la cortesía: Identidad sociocultural de las Comunidades hispanohablantes (pp. 14-30). Programa EDICE, www.edice.org. Arndt, H. & Janney, R. W. (1987). Intergrammar. Toward an integrative model of verbal, prosodic and kinetic choices in speech. Studies in Anthropological Linguistics, 2. Berlin/New York/Amsterdam: Mouton de Gruyter. Bernal, M. (2005). 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La cortesía en la conversación española de familiares y amigos; la búsqueda del equilibrio entre la imagen del hablante y la imagen del Coloquio del Programa EDICE • 45 destinatario. Aalborg: Institut for Sprog og Internationale Kurturstudier, Aalborg Universitet, 37. Hernández Flores, N. (2004). La cortesía como búsqueda del equilibrio de la imagen social. En D. Bravo & A. Briz (eds.), Pragmáticasociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español. Barcelona: Ariel. Hernández Flores, N. (2008). Politeness and other types of facework: Communicative and social meaning in a television panel discussion. En D. Bravo (ed.) Special issue on (im)politeness in Spanish-speaking socio-cultural contexts. Pragmatics. 18(4), 681-706. Ide, S. (1989). Formal forms and discernment: two neglected aspects of universals of linguistic politeness. Multilingua, 12, 7-11. Kerbrat-Orecchioni, C. (2004). ¿Es universal la cortesía?. En D. Bravo & A. 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Una aproximación metodológica basada en el español peninsular hablado Marta Albelda Marco Universitat de València, España 1 Resumen Este trabajo pretende ofrecer algunos criterios de reconocimiento de la atenuación a los investigadores que se proponen detectar en un corpus las formas que desempeñan dicha función pragmática. Para ello se ha tomado como muestra el corpus de conversaciones coloquiales del español peninsular Val.Es.Co. (Briz et al., 2002): se ha analizado la presencia de la atenuación de acuerdo con los datos que la bibliografía sobre el tema aporta. A partir de ello se han delimitado los casos en que este fenómeno tiende a ofrecer resistencia al analista. Por último, a partir de las dificultades de reconocimiento de atenuantes, se señalan los aspectos en común que presentan todos ellos y se ofrecen algunos criterios, o guías, que aportan más datos al analista de corpus que se enfrenta a la identificación de estos mecanismos. Palabras clave Atenuación, metodología de análisis pragmático, español peninsular hablado 1 Este trabajo ha sido posible gracias a la financiación de dos proyectos: “Transcripción y digitalización del corpus Val.Es.Co.” (Generalitat Valenciana, GV-2007-160) y “Estudio sociolingüístico del español de Valencia” (Ministerio de Ciencia y Tecnología y fondos FEDER, HUM2007-65602-C07-01/FILO). 48 • Marta Albelda Marco 1 Introducción Aunque los primeros trabajos sobre atenuación lingüística se pueden situar alrededor de los años sesenta y setenta (Zadeh, 1965; Lakoff, 1972; Lysvåg, 1976; Fraser, 1980), en los últimos veinte años el fenómeno ha recibido una creciente atención. En diversas lenguas, culturas y géneros lingüísticos se están publicando cada vez más estudios sobre atenuación; así, entre otros, Holmes (1984a, 1984b), Bazzanella, Caffi y Sbisà (1991), Bravo (1993), Briz (1995, 2003, 2007), Puga (1997), Pato de Váldez (1997), Caffi (1999, 2007), Ferrer y Sánchez (1998), Sbisà (2001), Pons (2003), Erlich (2003), Douglas de Sirgo (2003, 2007), Álvarez y Joven Best (2005), Giora et al. (2005), Albelda (2008a), Holmlander (2008), entre otros. Su definición está más o menos clara, pero su reconocimiento en los intercambios comunicativos por parte del analista de la lengua produce todavía confusión e inseguridad. Se ha observado que, desde el punto de vista del investigador del fenómeno, resulta complejo identificar los casos en los que los usuarios de la lengua emplean estrategias de atenuación. Aun trabajando con corpus lingüísticos, al analista le faltan herramientas para determinar si se está atenuando; y asimismo, cuando se realizan trabajos en común entre diversos investigadores sobre un mismo corpus, se hallan divergencias en sus análisis. Veamos, por ejemplo, si en el siguiente fragmento conversacional (1) el enunciado encabezado por supongo que… (línea 7) se encuentra atenuado: (1) [Briz et al. 2002, MA. 341: 133-147] 2 1 R: yo no- no- no sé nada de ella/ no sé si se habrá traído a su madre oo 2 E: en principio se iba a traer a su madre 3 R: porque yo lo que comenté con Maruja↑/ es quee no sabía si se la traería el fin de semana pasado/ 4 o se la traería ayer/ que [eraa fiesta] 5 E: [¿QUÉ se traería↓] al guaguá también? 6 M: me la- se la traería ayer 7 R: ¡hombre! supongo que se traería al guaguá también 8 E: ¿y dónde lo van a meter? El verbo suponer introduciendo enunciados suele considerarse como atenuante en diversos de los listados de mecanismos de atenuación aportados 2 Los ejemplos de las conversaciones pertenecen al corpus coloquial oral Val.Es.Co. (Briz et al. 2002). Las referencias aparecerán entre corchetes, los códigos de las conversaciones son los mismos que se pueden ver en la publicación y tras los dos puntos se señalan las líneas de la conversación a la que pertenece el extracto. Coloquio del Programa EDICE • 49 por la bibliografía (véase, por ejemplo, Briz, 1995, 1998). Sin embargo, fuera de contexto y sin conocer la intención del hablante, ¿podría considerarse claramente como un atenuante de la modalidad?, o por el contrario, ¿cabría pensar que quien lo utiliza, la hablante R, expresa el matiz de posibilidad –ausencia de seguridad– respecto a lo que dice? El problema de la identificación de los enunciados atenuados estriba en que, a pesar de que sus formas y funciones se encuentran, con más o menos suerte, establecidas 3 , la atenuación es una categoría pragmática y solo en su contexto real es posible identificarla. En este sentido, el analista que pretende identificar los casos de atenuación en un texto o en un discurso puede dudar al enfrentarse al texto desde fuera, como teórico y estudioso de un producto realizado por otros y en una situación ajena. No obstante, su dependencia contextual no impide que pueda determinarse a priori una caracterización de este fenómeno, puesto que la bibliografía ha ido estableciendo una regularidad en sus formas y también se han delimitado sus funciones. Los estudios realizados hasta el momento sobre la atenuación han contribuido en gran medida a poder interpretar la intención del hablante, en especial los basados en el análisis de usos lingüísticos, puesto que a través de ellos se reflejan las intenciones de sus usuarios. El presente artículo trata de ofrecer más elementos para sistematizar y contribuir a acotar su identificación. Partiendo de las aportaciones de estos trabajos y siguiendo la plantilla de mecanismos de atenuación establecida por la bibliografía, se ha analizado el corpus de conversaciones Val.Es.Co. (Briz et al., 2002) para extraer conclusiones que puedan contribuir a una metodología de reconocimiento de la atenuación. Para contrastar los resultados de este corpus de registro informal con otro más formal, se han analizado también algunas de las conversaciones semidirigidas del corpus El español hablado en la ciudad de Valencia (Gómez Molina, 2005). La plantilla de mecanismos de atenuación empleada para analizar en una primera fase el corpus integra las propuestas de Bazzanella, Caffi y Sbisà (1991), Briz (1998, 2003, 2007) y Caffi (1999, 2007), por ser las más completas y porque en ellas están presentes los procedimientos recogidos por otros autores. En concreto, se analizan los diversos procedimientos de atenuación descritos en estos trabajos, que inciden en dos niveles: en el contenido proposicional y en la fuerza ilocutiva. 3 Entre otros, pueden verse los listados de mecanismos de atenuación y de las funciones que desempeñan en House y Kasper (1981), Briz (1995, 1998, 2007), Pato de Váldez (1997), Puga (1997), Caffi (1999, 2007), Oliver del Olmo (2004), Molina (2004-2005), Álvarez y Best (2005), Douglas de Sirgo (2007), etc. 50 • Marta Albelda Marco La metodología seguida para el análisis ha sido la siguiente. En primer lugar, se han detectado las formas de atenuación del corpus de acuerdo con los dos tipos de atenuantes citados arriba y que, como se ha dicho, se basan en la bibliografía manejada; a partir de ello, se han aislado aquellos casos que suelen presentar mayor dificultad para ser reconocidos por el investigador. En segundo lugar, se han determinado los rasgos que tienen en común todos los casos de dificultad de reconocimiento y se ha observado cuál es el déficit de la bibliografía al respecto para intentar mejorarlo. En tercer lugar, se han aportado una serie de criterios que pretenden ayudar al investigador a calcular si determinadas formas pueden ser identificadas como atenuantes; se trata de una primera propuesta, en la que se ofrecen unas pautas generales, y que no se encuentra cerrada. 2 Detección de atenuantes con problemas de reconocimiento Los problemas fundamentales en el reconocimiento de atenuantes en un corpus derivan del hecho de que una misma forma lingüística (morfológica, sintáctica, semántica, modal) puede desempeñar o no la función de atenuación, según su uso concreto. Ante ello, el problema parecería resolverse acudiendo al contexto, lo que en la práctica se facilita al trabajar con corpus discursivos. Sin embargo, la investigación sobre el tema muestra que, aun partiendo de estudios basados en corpus, persisten los problemas de reconocimiento, que derivan, en definitiva, de la naturaleza pragmática de la atenuación. Esta se origina en la intención del hablante cuando emplea la lengua, y ante ello el analista no deja de ser un observador externo, tanto a la intención del que emite como a las circunstancias de emisión. No obstante, al observar los usos atenuados en un corpus, no todos ellos presentan dificultad de reconocimiento. El primer paso en la resolución de los problemas metodológicos para identificar atenuantes exige que se discriminen los casos problemáticos de los que no lo son. Para ello, antes se recordarán los tipos básicos de atenuación y se señalan algunas notas sobre su clasificación, que facilitarán más tarde el reconocimiento de este fenómeno. 2.1 Tipos de atenuación Las diversas propuestas de tipos y procedimientos de atenuación se pueden reducir, de forma sucinta, a dos categorizaciones generales según el grado de incidencia de este fenómeno: la atenuación de lo dicho y la atenuación del decir (Briz, 1995, 1998, 2003): Coloquio del Programa EDICE • 51 a) Atenuación de lo dicho o del contenido proposicional, así rotulada por Briz (1995, 1998, 2003) 4 , en la que se atenúa también indirectamente el decir: es aquella por la que se minimiza la cantidad o se expresa un elemento de la proposición de forma vaga o imprecisa 5 . Esto se consigue principalmente con recursos morfológicos o mediante la selección léxica (eufemismos, lítotes), como se aprecia en los ejemplos de (2): (2) Su planteamiento es un poco equivocado, tiene algo de erróneo Solo les robaré unos minutitos para explicarles mi oferta Sabes que eres como impetuoso, así que ándate con cuidado en ese nuevo trabajo No estoy plenamente satisfecho con su trabajo (en lugar de estoy decepcionado con su trabajo) No digo malo, pero sí algo perjudicial para nuestra empresa Las empresas económicamente débiles no podrán afrontar la subida de impuestos. b) Atenuación directa del decir o de la fuerza ilocutiva de un acto de habla (Briz, 1995, 1998, 2003) 6 . De manera simplificada, partiendo de la tipología clásica de actos de habla de Searle (1969) 7 , la atenuación puede afectar a actos asertivos, directivos, comisivos (promesa e invitación) y expresivos. En el caso de los declarativos no es pertinente aplicar estrategias de atenuación, puesto que, de acuerdo con Vanderveken (1985: 185), no pueden recibir gradación de la fuerza ilocutiva y siempre se realizan con el mismo grado de fuerza cero. Dada la complejidad de cada uno de estos tipos de actos de habla, se señalan algunas precisiones que, de acuerdo con el primer análisis del corpus, ayudan a ver cómo la atenuación afecta a cada uno de estos ellos. Dentro de los directivos conviene distinguir entre los que los que se realizan en beneficio del yo y expresan petición (órdenes, preguntas, prohibiciones, solicitudes), de los que se realizan en beneficio del tú y expresan 4 5 6 7 Véanse también las formas que recoge Meyer-Hermann (1988: 283) y el concepto de bushes de Caffi (1999, 2007), tomado, a su vez, de la metáfora de Lakoff (1972). La atenuación de lo dicho presenta una estrecha relación con la modalidad de los conceptos vagos - fuzzy modality -, de la que dan un completo detalle los trabajos de Zadeh (1965) y Lakoff (1972). La atenuación del decir o de la modalidad se corresponde, grosso modo, con los mecanismos hedges y shields, según la terminología de Caffi (1999, 2007). Véanse también, al respecto, los trabajos de Lysvåg (1976), Fraser (1980), Holmes (1984a), Bravo (1993), Puga (1997), Sbisà (2001). Conviene tener en cuenta las matizaciones que la filosofía del lenguaje hace a la propuesta de actos de habla de Searle (1969), en relación con el grado de fuerza ilocutiva (ver Sbisà, 2001). 52 • Marta Albelda Marco consejo 8 . En el caso de los directivos que buscan un beneficio para el oyente, suele ser menos frecuente el recurso a la atenuación (Albelda, 2008a; Briz (Ed.), 2008). Los mecanismos para atenuar los actos directivos son numerosos y muy diversos. Así, por ejemplo, se puede conjugar el verbo en condicional o en imperfecto, se emplean verbos y adverbios modales como poder, permitir, querer, fórmulas estereotipadas condicionales o concesivas del tipo si no es mucha molestia/ si no es mucho problema/ si no le importa, preguntas indirectas, etc. Véanse algunos casos en (3): (3) Venía a pediros que bajéis el volumen de los móviles ¿Por qué no vas a buscar la baja, si te encuentras tan mal? ¿Sería tan amable de apagar el cigarrillo? Si no te importa, habla más despacio Siento darte la paliza otra vez, pero es que necesito que leas el artículo, a ver si se entiende Podrías hacerte un bocadillo más grande, así no pasas hambre. En cuanto a los actos asertivos, la estrategia primordial de la atenuación se dirige fundamentalmente a eludir la responsabilidad del hablante respecto a lo que dice (Meyer-Hermann, 1988; Pato Váldez, 1997; Caffi, 1999, 2007). Se reduce la fuerza ilocutiva de la aserción mediante la expresión de la duda o de la posibilidad, de la delimitación del juicio a la subjetividad (llegarán tarde, creo yo) o eludiendo la adscripción del enunciado a uno mismo (como, por ejemplo, ocurre en las impersonalizaciones, Holmes, 1984a; Caffi, 1999; Álvarez, 2005). En la expresión de aserciones en forma de duda o de posibilidad se suelen emplear verbos y estructuras modales como suponer, creer, pensar, parecer, imaginar, no sé, para mí, digo yo, en mi opinión, a mi parecer, a mi juicio, a mi modo de ver, adverbios modalizadores como a lo mejor, tal vez, quizás, casi, seguramente, probablemente, etc. La minimización de la fuerza ilocutiva mediante impersonalización presenta también diversas posibilidades: la despersonalización del origen deíctico del enunciado (Caffi, 1999, 2007) (por lo que dicen, según cuentan, por lo visto, al parecer, la forma se, el indefinido uno/a, el tú impersonalizado...: Yo no digo nada, pero si una persona está mala, está mala; Se ve que eso va muy bien para el aire acondicionado), el evitar la referencia directa al propio hablante como origen de una opinión o de un juicio (Me temo que habrá que ir acabando la sesión; Me ha tocado comunicarles el veredicto del tribunal) (Briz, 2008: 167-204). 8 Una distinción muy cercana es la realizada por Tsui (1994), dentro de los mandatos, entre órdenes y avisos: en los primeros el beneficio del mandato es para el hablante; en los segundos, para el oyente. Coloquio del Programa EDICE • 53 Para poder referirnos más tarde a los grados de dificultad en el reconocimiento de la atenuación, el estudio de este fenómeno exige establecer, a nivel metodológico, una distinción entre dos tipos de atenuación de los actos de habla asertivos, de acuerdo con los casos observados en el corpus. Si bien es una distinción muy general y a medida que avance la investigación convendrá matizar, se puede hablar de: - atenuación de los asertivos para suavizar o relativizar la expresión de las opiniones o juicios del propio hablante. Con las opiniones se evalúan aspectos que pueden afectar al tú/interlocutor, más directamente o menos: evaluaciones sobre la persona del interlocutor, juicios sobre su conducta o sobre su trabajo, opiniones categóricas, correcciones, disconformidad, desacuerdo. Obsérvense en los ejemplos (4), (5) y (6) las formas señaladas en cursiva, en las que se expresa una opinión de forma atenuada: (4) [MT. 97: 81-85] A: la mayoría (de videntes) pues funcionan↑/ pues mira/ como videncia↑/ no sé cómo decirte/ no hay que estudiar nada↑ y se lo nota uno/ hay muchos que dicen que se lo notan/ y a lo mejor pues lo que pienso yo que no lo son/ sino que más bien son sicólogos (5) [MT. 97: 207-210] B: la astrología/ también yo creo que la gentee en general/ la utiliza/ los que acuden a la astrología↓ en función de saber por QUÉ MEDIOS pueden acceder/ y por cuál es el camino más rápido para llegar a conseguir lo bueno (6) [MT. 97: 274-280] C: entonces claro siempre estamos o recordando el pasado o pensando en el [futuro] D: [y también] también a lo mejor es que hay una cierta dosis de– de insatisfacción - atenuación que pretende reducir el compromiso epistémico del hablante hacia la verdad que está expresando, hacia el estado factual de las cosas que dice. En estos casos, a diferencia de los anteriores, se habla de algo que se sabe, por lo que no se opina, sino que se restringe la verdad de lo sabido por uno mismo; en este sentido, son actos que afectan menos directamente a la imagen del interlocutor. La atenuación se consigue, entonces, al expresar en forma de duda aquello que realmente se 54 • Marta Albelda Marco conoce con certeza. También se incluyen aquí, por ser otro modo de reducir el compromiso con la verdad, las justificaciones personales, tanto las excusas de una acción propia (de lo hecho o dicho por el hablante) como los rechazos o negativas a peticiones hechas por otros 9 . Algunos ejemplos de este tipo son los siguientes: (7) [MA. 341: 112-120] M: (…) aunque pasen dos o tres o equis caballos más// pagarán lo mismo R: yo sé que antes- porque me parece que una vez lo comentamos con nuestra amiga Marisa (…) y comentó eso↓ que era según la categoría del coche↑/ se pagaba una cosa↑/ u otra (8) [MA. 341: 101-104] (Hablando de una factura del seguro del coche) R: yo no me acuerdo M: yo sí que el año pasao pagué del mío siete mil y pico E: yo creo que eran siete mil novecientas o seis mil 10 (9) [G.68: 747-751] C: esto era cuando (…) el concurso En Pos de Fama↑// y había una revista↑/ y aún tengo yo↑ si no las he tirao/ que no las debo haber tirao/ que se titulaba↑/ se llamaba Clima (10) [MA.341: 368-373] R: y el otro día se estaban llevando muchos tendederos de aquí enfrente y yo digo ¿QUÉ no me compraré uno y si acaso↑// pero es que ya tengo cosas por detrás de to(d)as las puertas/ y yo digo no↓ En los ejemplos (7) y (8) las hablantes expresan en forma de duda (me parece que, yo creo que) un mensaje que conocen con seguridad. En (9) la hablante C restringe la verdad de lo dicho mediante una proposición condicional (si no las Aunque si bien esta distinción dentro de los asertivos entre juicios/opiniones y afirmaciones de hechos sabidos es nuestra, hay trabajos sobre el tema que también reconocen que se trata de acciones distintas. Así, por ejemplo, Tsui (1994), dentro de los actos que denomina informaciones, separa los reports (informes o relatos de hechos) de los assesments (valoraciones o juicios). 10 En este ejemplo, sin el resto del contexto, el analista puede dudar entre verdadera atenuación o el hecho de que realmente la hablante no esté segura. Sin embargo, si se acude a su contexto, se aprecia cómo la hablante conoce con seguridad la cantidad de dinero y, por lo tanto, al emplear creo que está atenuando su afirmación para no mostrarse tajante ante sus vecinas. 9 Coloquio del Programa EDICE • 55 he tirado) para comprometerse menos con la realidad de que disponga de las revistas mencionadas. En el caso de (10), justifica el hecho de no haberse decidido a comprar un tendedero. Los otros tipos de actos de habla, los comisivos y los expresivos, también son susceptibles de recibir atenuación, pero la experiencia sobre análisis de corpus y la escasa literatura bibliográfica dedicada a estos, indica que es menos frecuente que se atenúen. Los comisivos son actos de habla por los que el hablante promete actuar de acuerdo con sus palabras; si se atenúan, el hablante expresa un menor compromiso con sus propuestas, como ocurre en el ejemplo (11): (11) [XP.48.A1: 179-182] S: mira quizá/ voy a ver si soy capaz de modelizarte la carga/ (( )) modelizarte no/ decirte qué es lo que estamos haciendo con este equipo/ y tú ya verás cómo la modelizas Por último, los actos expresivos, en el caso de que se atenúen, suelen hacerlo cuando está en juego la imagen del interlocutor. Son, por ejemplo, los insultos, las recriminaciones o las quejas. Así, en (12), C recrimina a su marido, (A), que los huesos no se desgastan, si no que se inflaman con el frío, y si no te sabe mal es la forma de atenuar su reproche: (12) [RV.114: 187-195] A: eso es el frío que tengo aquí/ QUE SE DESGASTAAN↑ C: y se INFLAMAAN ↑/ con el FRÍOO// SABIONDO A: °(¡me cago en la puta madre!)º C: síi/ (…) SE INFLAMAN LOS HUESOS CON EL FRÍO↓ SI NO TE SABE MAAL El análisis de la atenuación en actos de habla comisivos y expresivos, se podría simplificar si se integran en los actos de habla directivos y asertivos. Los comisivos, puesto que se refieren al compromiso del hablante con lo dicho pueden incluirse dentro de la atenuación de los asertivos; para los expresivos, en tanto que su atenuación solo es relevante en el caso de que se apele a la imagen del oyente, puede aplicarse lo mencionado en la atenuación de directivos. 56 • Marta Albelda Marco 2.2 Los tipos de atenuación según su dificultad de reconocimiento Aplicando los criterios tipológicos de la atenuación del apartado anterior al análisis de un corpus de conversaciones orales del español peninsular (Briz et al., 2002), se puede establecer una distinción entre procedimientos que se reconocen de forma directa y clara y los que presentan más dificultad al analista. Se presenta, a continuación, una clasificación basada en los resultados obtenidos del análisis del corpus 11 . Por un lado, se encuentran los tipos y mecanismos de atenuación que no suelen ofrecer problema para ser reconocidos como atenuantes, puesto que el analista observa que no hay una clara adecuación entre forma lingüística y realidad expresada. Se reconoce algún mecanismo de indirección entre lo dicho y lo referido. Se trata, habitualmente, de los siguientes tipos de atenuación: - atenuación del contenido proposicional: queda explícita bien la imprecisión o bien la disminución de la cantidad. Se reduce mediante la expresión lingüística el valor significativo (semántico) respecto a la sustancia designada o referida (Holmes, 1984a; Bazzanella, Caffi & Sbisà, 1991; Briz, 1998). - atenuación del acto de habla directivo: supone siempre una movilización de la persona a la que se dirige el mensaje y, por tanto, son actos que de por sí presuponen una potencial carga de amenaza. El investigador sabe que las amenazas son un tipo de acción susceptible de ser atenuada, por los intereses de la negociación comunicativa y social (Bravo, 2001; Briz, 2003; Contreras, 2007). Se incluye también en este grupo el acto de habla expresivo, pues como se ha explicado, es relevante su atenuación cuando está implicada la imagen del interlocutor. - atenuación del acto de habla comisivo: en tanto que se espera del hablante un compromiso con las acciones que reflejan sus palabras, resulta obvia la disminución del compromiso al emplear mecanismos de atenuación. En estos actos de habla, además, también resulta clara al analista la necesidad del hablante por cuidar de su propia imagen personal (Hernández, 2001, 2006). - atenuación mediante justificaciones e impersonalizaciones en los asertivos: en estos casos ocurre como en los anteriores, está claramente comprometida alguna de las imágenes de los participantes en la interacción, bien la del oyente, bien la del hablante. Para el 11 Por cuestiones de espacio, no se incluyen en el presente trabajo la cuantificación de los resultados. Coloquio del Programa EDICE • 57 investigador, que analiza el enunciado en cuestión en un corpus, resulta sencillo identificar si el mensaje transmitido supone una carga negativa. - atenuación de asertivos y directivos que supongan disconformidad o desacuerdo en intercambios dialógicos: en estos enunciados resulta patente la necesidad de atenuar para buscar el acuerdo como fin de cualquier negociación (Briz, 1998). Se ponen en juego elementos de relación interpersonal y del trabajo de las imágenes, que el investigador reconoce inmediatamente. En definitiva, todos los tipos de atenuación citados se identifican sin dificultad porque tienen en común, bien el pretender reducir el contenido semántico de lo dicho manipulando la expresión pero sin que la realidad factual sea modificada, o bien el estar involucrados en la expresión de contenidos que afectan a la imagen de otra persona. Por otro lado, el análisis del corpus llevado a cabo según los criterios de la bibliografía manejada revela la existencia de un grupo de mecanismos de atenuación que suelen presentar dificultades de reconocimiento para el analista. En general, se trata, frecuentemente, de mecanismos de atenuación del acto de habla asertivo cuando emplea formas de duda o posibilidad. Más en concreto, las formas que suelen confundir al analista son aquellas estructuras de verbos de pensamiento que introducen una proposición (creer, suponer, parece, imaginar, pensar); así como los adverbios de duda o posibilidad (quizás, a lo mejor, tal vez, seguramente). Estas formas son las empleadas tanto en la atenuación de los juicios y opiniones como en la atenuación del compromiso epistémico hacia la verdad sabida 12 . El problema aquí se centra en si el empleo de la “forma candidata a atenuante” expresa una duda real en el hablante (en cuyo caso no sería atenuante, sino el estado real de la mente del hablante, que no tiene la certeza real sobre lo que dice) o si es una estrategia del que habla para reducir el compromiso con sus palabras (y entonces sí se consideraría atenuación, pues la intención sería disminuir la responsabilidad hacia lo emitido, no querer ser tajante). En otras palabras, la confusión proviene del hecho de que el investigador no puede acceder directamente a la intención del hablante y las formas lingüísticas empleadas no son suficientes para discernir claramente el empleo de la atenuación. Piénsese en la duda planteada en el ejemplo (1): supongo que se traería al guagua también. Si se conocieran mejor las circunstancias en que fue emitido este enunciado, tal vez podríamos determinar si el hablante 12 Junto con estas formas, se ha observado que otros mecanismos de atenuación de asertivos, en ocasiones, también pueden ofrecer resistencia al análisis del investigador (por ejemplo, el empleo de formas apelativas o apéndices fáticos, como oye, ¿sabes?, etc.). Por ser este un estudio limitado y porque estas formas presentan poca dificultad de reconocimiento, se dejan de lado en este trabajo. 58 • Marta Albelda Marco duda realmente o si está atenuando para velar por la imagen del interlocutor o de sí mismo. En el siguiente apartado se recogen algunos criterios que pueden orientar al investigador en la tarea de identificación de atenuantes. 3 Propuesta de criterios para el reconocimiento de la atenuación La primera ayuda para solventar los problemas de reconocimiento de atenuantes es el mismo hecho de que el investigador sea consciente de que, en ocasiones, no se reconocen automáticamente, a pesar de que nos encontremos ante expresiones candidatas a funcionar como atenuantes. La segunda ayuda la proporciona la distinción entre los tipos de atenuación problemáticos y los que no, como se ha señalado en el apartado anterior. Resultan de gran valor los listados de formas, mecanismos y funciones de atenuación que se han realizado en muchas lenguas; algunos de ellos aparecen citados en otros lugares de este artículo y en la bibliografía (véase especialmente la propuesta adoptada aquí: § 2.1.). También es imprescindible el estudio de los enunciados en su contexto de producción. En este sentido, cuanto más completa sea la información que el corpus ofrezca, más posibilidades habrá de que la interpretación del analista sea certera. Junto a todo ello, se proponen, a continuación, una serie de factores que pueden contribuir a su reconocimiento y que el investigador deberá tener en cuenta cuando se enfrente al análisis. 3.1 Rasgos situacionales En los análisis de categorías pragmáticas resulta muy útil conocer cada uno de los rasgos situacionales en los que se desarrolla el intercambio comunicativo, pues el analista dispone de más datos para juzgar la lengua. El siguiente esquema refleja los rasgos situacionales que se consideran más útiles para la identificación de fenómenos pragmáticos; se acompañan de los signos (+) y (-), los cuales indican la tendencia al mayor o menor empleo de atenuación. A estas conclusiones se ha llegado en otros trabajos anteriores (Briz, 2004; Haverkate, 2004; Albelda, 2008b; Bravo, 2008; Douglas de Sirgo, 2008, entre otros) y se corroboran en nuestro corpus 13 : 13 Para más detalle sobre el contenido de los tres primeros rasgos, véase Briz et al. (2002), Briz (2004) y Albelda (2008b); para el cuarto rasgo, véase Briz (2004) y Haverkate (2004). Coloquio del Programa EDICE • 59 1. Marco físico donde se realiza la entrevista o conversación: (-) Familiar/ cotidiano (+) Transaccional 2. Relación de poder/ jerarquía entre los interlocutores: (-) Igualdad funcional y/o social (+) Desigualdad funcional y/o social 3. Grado de proximidad, conocimiento común compartido entre los interlocutores: (-) Relación vivencial de proximidad: amigos, parientes, colegas, conocidos (+) Relación vivencial de no proximidad (desconocimiento) 4. Origen geográfico y cultural del hablante (culturas de distancia y de acercamiento): (-) cultura de acercamiento (+) cultura de distanciamiento Los rasgos marcados con (+) son los que caracterizan, a su vez, una situación formal, por lo que de la conjunción de ellos, se puede derivar el siguiente principio, a tener en cuenta en los análisis del fenómeno que se está estudiando: “a más rasgos formales (+), más posibilidades de que se emplee atenuación”. 3.2 Identificación del tipo de acto de habla y de la fuerza ilocutiva Además de los rasgos situacionales de la interacción en general, el investigador deberá identificar el tipo de acto de habla que los enunciados susceptibles de etiquetarse como atenuantes presentan (comisivos, declarativos, directivos, etc.). La identificación de la fuerza ilocutiva del enunciado le revelará la intención del hablante. Dentro del reconocimiento del tipo de acto de habla, el siguiente paso consiste en observar si hay o no correlación directa entre el punto ilocutivo del acto de habla (el objetivo intencional, Vanderveken, 1985) y el grado de fuerza ilocutiva supuesto en dicho punto ilocutivo (si el acto de habla es directo o no). Por ejemplo, si un mandato (acto de habla directivo) se transmite en su forma neutra o si se transmite con un grado de fuerza menor, por ejemplo en forma de sugerencia 14 . 14 De acuerdo con Vanderveken (1985), un mismo punto ilocutivo puede expresarse con diferentes fuerzas ilocutivas. Así, por ejemplo, en el punto ilocutivo directivo se sitúan órdenes, mandatos, peticiones, sugerencias, consejos, súplicas y preguntas. Asimismo, el punto ilocutivo asertivo puede expresarse con diversas fuerzas ilocutivas, como aserciones, testimonios, predicciones, informes, confesiones o conjeturas. 60 • Marta Albelda Marco Si dicha fuerza ilocutiva no está transmitida de forma neutra y hay elementos de indirección (lo que Vanderveken considera fuerza ilocutiva 0), esto constituirá una señal de que el investigador se encuentra ante un posible caso de atenuación (si se ha disminuido la fuerza ilocutiva; o intensificación, el fenómeno contrario). El analista, entonces, seguirá buscando indicios de atenuación, acudiendo, así, a las plantillas de mecanismos y formas de atenuación. 3.3 Implicación de las imágenes de los interlocutores Aun analizando los elementos anteriores, el investigador puede encontrarse con potenciales mecanismos de atenuación del decir y seguir confundido sobre su identidad. Al mismo tiempo que identifica la fuerza ilocutiva, debe tener en cuenta otro elemento, quizás más determinante si cabe, para hacer uso de estrategias de atenuación: observar si están implicadas las imágenes de las personas. En el caso de que lo estén, las posibilidades de que emplee mecanismos de atenuación incrementarán: este dato, por tanto, apoyará y facilitará la tarea de reconocimiento. De hecho, como se ha visto en el apartado 2.2., los tipos de atenuación que resultan más fácilmente identificables son, en su mayoría, aquellos en que se implican las relaciones de imágenes personales, pues es esta la principal causa de empleo de atenuación (Bravo, 1993, 2001; Briz, 2003, 2007; Álvarez y Joven, 2005, Bernal, 2007). Entre los elementos constitutivos de la comunicación, los que principalmente propician la estrategia de la atenuación son los interlocutores. Los otros elementos de la comunicación también pueden influir, como el canal o el mensaje, pero son los intereses de las imágenes los que en última instancia priman a la hora de emplear atenuación. Así, por ejemplo, el mensaje puede contener una fuerte carga negativa (como un insulto), pero si se trata de situaciones en las que las imágenes no se encuentran en peligro, no será necesario el empleo de la atenuación (Bernal, 2007). Cabe señalar, además, que no se trata solo de la implicación de la imagen de los oyentes, lo cual ha sido ampliamente mostrado en los estudios de cortesía, sino también de la imagen del propio hablante (Hernández, 2001, 2004, 2006). 3.4 Los asertivos atenuados Quedaría, por último, el problema de los asertivos atenuados en forma de duda. Siempre y cuando el contexto lo facilite, resulta útil diferenciar en el Coloquio del Programa EDICE • 61 análisis de estos actos si son opiniones o son aserciones de hechos factuales 15 . Así, - por un lado, cuando se trate de opiniones y se empleen formas de atenuación (de aquellas que proporcionan las plantillas), en estos casos dichas formas funcionarán habitualmente como atenuantes, pues a través de la opinión se expresa una postura personal, en la que no tiene sentido hablar de duda o vacilación. - si, por otro lado, se trata de aserciones de hechos factuales, en las que hay mecanismos de atenuación, ahora el problema puede persistir, pues es más complicado discernir si la intención del hablante realmente contiene duda o si atenúa para comprometerse menos. Para estipular si las aserciones de hechos factuales constituyen o no casos de atenuación, la última posibilidad es apoyarse en pruebas formales que ayuden a reconocer su carácter atenuante. Por el momento, esta es una investigación en proceso, en la que se están detectando marcas que puedan ayudar a acotar si se trata o no de atenuación. Se recogen, a continuación, algunos de los resultados. 3.4.1 Asertivo atenuado que protege la imagen del oyente En primer lugar, en estos actos de habla asertivos habrá que fijarse, como se señaló más arriba, en si lo dicho afecta a la imagen del interlocutor (oyente), pues en ese caso las probabilidades de que se atenúe serán mayores. En este sentido, hay algunos factores conversacionales que favorecen el uso de la atenuación, y que es útil advertirlos: - mensajes con temáticas conflictivas, la expresión del desacuerdo o de la disconformidad. Estos contenidos pueden entrañar un potencial de amenaza para alguna de las imágenes de las personas implicadas. - las respuestas negativas a una petición/solicitud/ofrecimiento o que contradicen lo opinado u expuesto por otros. El adverbio no es una de las palabras que más acompañada va de atenuantes. - en relación con lo anterior, se deberá tener en cuenta si lo dicho por un hablante responde a un par adyacente (la unidad conversacional es, entonces, un intercambio), puesto que en ese caso sus palabras se 15 Recuérdese la distinción propuesta al respecto en el apartado 2.1: por un lado, atenuación de juicios y opiniones; por otro lado, reducción del compromiso del hablante hacia lo dicho (aserción de la verdad factual). 62 • - 3.4.2 Marta Albelda Marco determinan respecto a las de otro interlocutor; o, en cambio, si las formas atenuantes se encuentran o se refieren a su propia intervención 16 . otro hecho conversacional que favorece la recurrencia a la atenuación en este sentido es la producción de mecanismos metalingüísticos como el robo del turno a otro interlocutor, la interrupción en su turno o el cambio de tópico o digresión. Asertivo atenuado que protege la imagen del hablante. Pruebas formales En el caso de que el mensaje no afecte a la imagen del tú (oyente), solo queda la posibilidad de que el empleo de la atenuación se deba al cuidado de la imagen del yo (hablante): que el hablante quiera reducir su compromiso sobre lo dicho o que quiera atenuar su propia opinión. En este último supuesto (las opiniones), ya se ha visto que, en principio, el empleo de un mecanismo de atenuación implica un fácil reconocimiento de que se quiere atenuar. Para discernir si en los casos de aserción de hechos factuales se trata de duda o de atenuación, se apuntan algunos mecanismos que el análisis de corpus ha mostrado que pueden funcionar como pruebas de que existe atenuación: Prueba 1. Consiste en observar si el elemento de atenuación está integrado dentro de un acto o de una intervención del hablante (es decir, funciona como subacto; ejemplo 13), o si, por el contrario, el elemento supuestamente atenuado constituye en sí mismo un acto o una intervención 17 y, por tanto, se encuentra aislado (ejemplo 14). Las expresiones que se están analizando son las marcadas en cursiva en los ejemplos: (13) [MA. 155-165] 1 R: si allí no puede– allí no puede tender mojado↓ chorreando 2 E: yoo– espera§ 3 R: § no puede limpiar repisas/ porque bajo vive la dueña↑ y no le va a tirar 4 toda la porquería a la dueña 5 M: el deslunao↑ me parece↑/ el de la cocina↑ que está tapao↓ pero allí subían to(do)s los 6 OLORES↑/ cuando tenga una el gas encendido↑ el otro/ no tiene ventilación Para una caracterización de estas unidades conversacionales, véase Briz et al. (2003); para las implicaciones que estas ejercen en el empleo de categorías pragmáticas, véase Briz y Estellés (e.p.) y Albelda (2008b). 17 Se siguen las definiciones de acto, subacto e intervención defendidas por Briz Gómez et al. (2003). 16 Coloquio del Programa EDICE • 63 (14) [MA. 102-113] 1 M: yo el año pasao pagué del mío siete mil y pico 2 E: yo creo que eran siete mil novecientas o seis mil 3 R: pero del tuyo ¿qué es? 4 E: uun Renaúl diecinueve 5 M: y lo que me ha chocao↑ es que siendo un Forito 18 digo es que a lo mejor hay un tope→ 6 E: no lo [sé] 7 M: [que] aunque pasen dos o tres o equis caballos más→ pagarán lo mismo El enunciado no lo sé (ejemplo 14, línea 6) tiene más probabilidades de no ser atenuación, puesto que el hablante solo emite la fórmula “candidata a atenuante” sin que acompañe o introduzca otras palabras, por lo que no se puede decir que proteja (ni al hablante ni al oyente) de algún contenido con carga negativa o amenazante. Se tratará, más bien, de la expresión real de posibilidad o de duda. Sin embargo, en el ejemplo 13 (línea 5), me parece es introducido a posteriori –como matización– en el plan discursivo de la hablante, lo cual es ya una muestra de la intención por atenuar su aserción. Al estar integrado en un enunciado mayor (no constituye acto en sí), aumentan las posibilidades de reconocer en su intención una reparación o mitigación del efecto que su aserción pueda provocar. Prueba 2. Otro indicio formal que aumenta las posibilidades de que una expresión constituya realmente una atenuación es que el hablante reformule su enunciado o lo corrija, como ocurre en el ejemplo 15: (15) [MA. 560-566] 1 M: estoy esperando quee venga lo de los coches/ que todavía no ha llegado 2 R: es que ahora↑ ahora que lo dices↑ es verdad/ porque era el aniversario↓ los veinticinco 3 años ¿no? 4 E: claaro 5 M: sí/ yo creo que sí En estos casos, el mecanismo de autocorrección puede advertir al analista de que el hablante ha considerado sus palabras previas (en 15, sí) demasiado directas, por lo que repara la fuerza de su afirmación 19 . 18 Renault y Forito (Ford) son marcas de vehículos. 64 • Marta Albelda Marco Prueba 3. Un último indicio formal de atenuación que se ha detectado en el corpus es la anticipación de ciertos elementos a las palabras que, a juicio del hablante, puedan ejercer un efecto negativo20 . Se trata de un modo más sutil de expresar el mensaje indirectamente. En (16), la proposición concesiva introducida por pero (línea 6) constituye un subacto subordinado (de acuerdo con Briz et al., 2003) de justificación emitido previamente a la aserción del contenido proposicional (subacto director). Esta justificación anticipada retarda la negación y el rechazo de la opinión del otro interlocutor, de tal manera que amortigua el efecto negativo: (16) [MA. 147-155] 1 E: ¿y dónde lo van a meter? 2 R: ¡AY! NO [SERÁ=] 3 M: [¡noo!] 4 R: = PORQUE NO HAY CASA 5 M: no– no– a– además tiene una galería– además el otro día tenía… 6 R: pero en la galería↑ allí no puede estar 7 E: noo↓ él tiene que estar [(( ))] 8 R: [si allí no puede–] allí no puede tender moja– chorreando Las pruebas ofrecidas pretender servir al analista únicamente como indicios formales que aumentan las posibilidades de identificar las potenciales formas atenuantes como verdadera atenuación. No obstante, no son pruebas categóricas, será el contexto el que se encargue de matizarlas. Son el resultado de un análisis de un corpus del español peninsular de registro coloquial (y parcialmente semiformal), por lo que, de momento, se deben circunscribir a esta variedad. Queda por realizar una aplicación a un mayor número de conversaciones para observar su frecuencia y matizar su repercusión en la identificación de la atenuación. Asimismo, es también tarea pendiente obtener más pruebas formales en esta línea. También el ejemplo (13) se puede entender como una corrección: es una matización posterior al sujeto sintáctico, propia de la planificación sobre la marcha de lenguaje hablado espontáneo (Briz, 1998). 20 Es la topicalización, en terminología de Lingüística textual. La anticipación, no obstante, constituye un caso más amplio que el de la topicalización y que en futuras investigaciones se tratará de matizar. Con anticipación no nos referimos únicamente a desplazamientos sintácticos de palabras o sintagmas, sino también a comentarios emitidos previamente a la aserción. 19 Coloquio del Programa EDICE 4 • 65 Conclusión Este artículo ha intentado ofrecer algunas soluciones a los problemas que presenta el reconocimiento de la categoría pragmática de la atenuación. Como la experiencia sobre el análisis del fenómeno muestra, son muchos los enunciados en los que, aun presentado formas establecidas como susceptibles de ser atenuantes, el investigador no posee certeza de que funcionen como tales, pues es difícil acceder a la intención del que produjo dicho acto de habla. El análisis de esta categoría en corpus de interacciones reales puede resultar de gran ayuda, más todavía si se dispone de corpus con fichas descriptivas de los rasgos situacionales de cada interacción, puesto que permiten al analista conocer mejor las circunstancias auténticas de emisión. No obstante, junto con el análisis del fenómeno en y a partir de corpus, es necesario contar con criterios específicos de reconocimiento, sobre todo para los casos que resultan más complejos de interpretar. Las pautas de reconocimiento que aquí se presentan funcionan a modo de pistas que pueden guiar en la identificación de atenuantes. Aunque estos criterios no resuelven plenamente el problema del reconocimiento, sí que pueden ayudar al analista a discernirlo y, al menos, es útil el disponer de una neta distinción entre los procedimientos que presentan problemas de identificación de los que no lo suelen hacer (apartado 2.2). Es imprescindible que en un análisis de este fenómeno el analista sea consciente de que hay casos de atenuación que, de entrada, oponen dificultad para catalogarlos como tales. Los resultados del análisis de corpus aquí recogidos muestran que, en principio, apenas poseen dificultad los tipos de atenuación que afectan al contenido proposicional y a los actos de habla directivos, expresivos y comisivos, al igual que aquellos que tienen que ver con justificaciones, impersonalizaciones y desacuerdos en asertivos. Por el contrario, el fenómeno parece más complicado de interpretar en actos de habla asertivos, especialmente en los que se emplean formas lingüísticas de duda o posibilidad. Para estos casos se han propuesto algunos criterios, como el diferenciar entre opiniones y aserciones de hechos factuales, el tener en cuenta si están implicadas las imágenes de alguno de los interlocutores, la detección de algunos factores conversacionales que habitualmente exigen el uso de atenuación (temáticas conflictivas, interrupciones, etc.) y la observación de algunas marcas formales que invitan con frecuencia a recurrir a la atenuación. Resultan muy útiles y valiosos los listados de formas y mecanismos de atenuación ofrecidos por los estudiosos de la pragmática, puesto que recogen la codificación lingüística del fenómeno y, por tanto, ayudan a reconocerlo. Ahora bien, estas formas se encuentran determinadas por el contexto, su función 66 • Marta Albelda Marco pragmática está ligada a las características situacionales donde se realiza el intercambio comunicativo y, por tanto, es dependiente de ellas. Así pues, las marcas lingüísticas constituirán un primer indicio para atraer la atención del analista, quien, en segundo lugar, tendrá que observar otros factores, situacionales, discursivos o puramente formales, como los que se han expuesto en las páginas anteriores. Es importante señalar, por último, que esta propuesta solo es una primera guía, que deberá seguir completándose conforme avance la investigación. Referencias bibliográficas Albelda, M. (2004). 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El propósito del presente trabajo es ofrecer un análisis de diferentes comunidades de práctica de descortesía del mundo hispanohablante, ahora desde una perspectiva topológica, lo cual implica considerar cada una de esas comunidades como un espacio multidimensional. Usamos el concepto de comunidad de práctica para describir el comportamiento lingüístico de descortesía y comparar las características distintivas de cada una de las comunidades descorteses consideradas. El análisis revela la ventaja metodológica de preferir como unidad social básica la comunidad de práctica, frente al concepto más amplio de comunidad de habla de Hymes (1972). Asimismo rescata la importancia de considerar el género discursivo como parte de las prácticas de cada comunidad. El trabajo no sólo explora algunas de las comunidades de práctica más representativas de la cultura dominante tratada, como expresión de los valores centrales compartidos por la mayoría de sus miembros, sino también las diversas manifestaciones de subculturas idiosincrásicas comprendidas dentro de aquélla. Este artículo, apoyado en un corpus de diez distintas comunidades de práctica, se enmarca en estudios de descortesía verbal de enfoque social y discursivo (Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003, 2005a, 2005b, 2006a, 2006b, 2008a, 2008b, 2009a y 2009b), y en los estudios efectuados para la cortesía por Bravo (1999, 2003, 2004 y 2005). Palabras clave Descortesía verbal, Perspectiva topológica, Comunidad de práctica 72 • Silvia Kaul de Marlangeon 1 Introducción En un trabajo previo (Kaul de Marlangeon, 2008a), ofrecimos una tipología de la descortesía en español, cada uno de cuyos tipos o clases de actos descorteses tiene en común la similitud en la intención descortés o la ausencia de ésta, entendiendo que ese concepto de similitud está plasmado idiosincrásicamente en la cultura concerniente y regulado por ella y que los tipos ordenados por dicho constructo teórico constituyen un conjunto de elecciones a disposición del hablante para canalizar su conducta descortés, dentro de la cultura hispanohablante. El propósito de la tipología fue encontrar una clasificación que pusiera el énfasis en las diferencias de actitud descortés dentro de un continuo de descortesía. El trabajo actual cambia hacia una perspectiva topológica y se propone analizar diferentes comunidades de práctica del mundo hispanohablante en cuanto a la descortesía que en ellas prevalece y, por consiguiente, considera cada comunidad de práctica como un espacio multidimensional en el cual tanto la cultura dominante como las subculturas o culturas marginales coexistentes con aquélla comparten ciertas dimensiones relativas al fenómeno de la descortesía. No ignoramos la complejidad que lo gestual aporta al fenómeno expresivo social de la descortesía, pero, reconociendo el aspecto relevante del lenguaje en la cohesión identitaria del respectivo grupo dentro del correspondiente espacio multidimensional, por ahora nos restringimos fundamentalmente a la descortesía verbal presente en corpora propios y ajenos que delimitaremos. Wenger (1998) brindó el concepto de comunidad de práctica; sostiene (pássim) que las comunidades de práctica son una parte integrante de nuestra vida diaria, cuyos miembros se encuentran mutuamente involucrados en una tarea particular y tienen un repertorio compartido de recursos negociables acumulados en el tiempo; que todos nosotros pertenecemos a varias de tales comunidades, aunque ellas no necesariamente posean una denominación específica; y que, por tanto, el concepto de comunidad de práctica debe ser visto como una unidad que posee tres dimensiones: compromiso mutuo, empresa conjunta y repertorio compartido. Mills (2003) aplicó el concepto de comunidad de práctica a su corpus de (des)cortesía femenina. Para esta autora (ibid: 109), la cortesía debe ser vista como un conjunto de estrategias o hábitos verbales que los interlocutores u otros fijan o juzgan como una norma para ellos; también debe ser percibida como una norma construida socialmente dentro de una determinada comunidad de práctica. La cortesía sólo puede ser analizada dentro de una Coloquio del Programa EDICE • 73 comunidad de práctica particular y debería ser vista como negociaciones con normas presupuestas, dadas en dicha comunidad. Nosotros también coincidimos con esta óptica y aplicamos el concepto de comunidad de práctica a diferentes corpora de descortesía; cavilamos acerca de la aplicabilidad de las dimensiones que ofrece Wenger (1998) a las comunidades de práctica, corteses y descorteses, y comparamos las características distintivas de los comportamientos lingüísticos descorteses considerados. Nuestro análisis revela la ventaja metodológica de tener en cuenta la comunidad de práctica como unidad social básica, en vez del concepto más amplio de comunidad de habla de Hymes (1972). Asimismo demuestra la importancia de considerar el género discursivo como parte de las prácticas de cada comunidad. El trabajo explora algunas comunidades de práctica representativas de la cultura dominante en Hispanoamérica, como manifestación de los valores centrales compartidos por la mayoría de sus miembros, y algunas comunidades de práctica representativas de subculturas o culturas marginales coexistentes con aquélla. De acuerdo con McLaren (2005: 273-274), la cultura dominante refiere a las prácticas y representaciones sociales que afirman los valores centrales, intereses y compromisos de la clase social que controla la riqueza material y simbólica de la sociedad, mientras que las subculturas están formadas por individuos que suelen emplear prácticas sociales distintas para favorecer una identidad distinta de la cultura dominante: son culturas marginales cuyos individuos viven o actúan, de modo voluntario o forzoso, fuera de las normas sociales comúnmente admitidas. Este artículo se enmarca en estudios de descortesía verbal de enfoque social y discursivo (Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003, 2005a, 2005b, 2006a, 2006b, 2008a, 2008b y en prensa a y b), contraparte de los del mismo enfoque social y discursivo efectuados para la cortesía por Bravo (1999, 2004 y 2005). Está apoyado en un corpus de diez distintas comunidades de práctica, a saber: de servicio militar (basado en ejemplos literarios de Briski, 1995; Fogwill, 2008; Linch, 1966; Vargas Llosa, 2004 y Walsh, 1988), de debate político (basado en ejemplos de Blas Arroyo, 2001), de audiencias judiciales (basado en ejemplos de Carranza, 2007), de consultas médicas (basado en ejemplos de Cordella, 2007 y de Madfes, 2008), de hinchadas de fútbol (basado en nuestros propios ejemplos), de personajes mediáticos (basado en nuestros propios ejemplos), de personas involucradas en chistes étnicos (basado en Kaul de Marlangeon, en prensa a y b), de clase media baja rioplatense (basado en Kaul de Marlangeon, 2005b), de jóvenes universitarias de clase media autoras de graffiti en baños públicos (basado en Kaul de Marlangeon, 2006b) y de jóvenes 74 • Silvia Kaul de Marlangeon contestatarios (basado en Zimmermann, 2005), ésta última para ejemplo de descortesía aparente o anticortesía. La deliberada heterogeneidad de este corpus, la diversidad de las situaciones comunicativas que refleja y la variedad de su procedencia geográfica sirven al punto de vista topológico escogido, el cual explora las semejanzas entre las diferencias de diversas comunidades de práctica comprendidas dentro del concepto superordinado general de comunidad de práctica descortés del mundo hispanohablante. 2 Desbroce conceptual Hymes (1972) tomó la comunidad de habla como unidad social básica de análisis, es decir, la comunidad que comparte reglas para la producción e interpretación del habla y reglas para la interpretación de, al menos, una variedad lingüística y sostuvo que ambas condiciones son necesarias, aunque la diferencia entre el conocimiento de una variedad y el conocimiento del habla no se vuelve usualmente evidente en una comunidad única, donde ambos conocimientos se adquieren en forma conjunta. Con reglas de habla, este autor se refirió a los modos por los cuales los hablantes asocian formas particulares de habla, tópicos, formas de mensajes, con situaciones y actividades particulares. De este modo el concepto de comunidad de habla resulta útil para explicar la regulación de la comunicación verbal en una determinada comunidad, porque los enunciados aparecen insertos en sus convenciones de empleo y no se los considera restringidos al plano meramente lingüístico. Sin embargo, por las razones que exponemos a continuación, encontramos conveniente preferir el concepto más restrictivo de comunidad de práctica al de comunidad de habla, por la ventaja metodológica que reporta a nuestro análisis: - la comunidad de habla es la entidad de más alto rango que constituye una unidad social básica, tal como la concebía Hymes; ella da cabida a las diferentes comunidades de práctica: es una condición necesaria para éstas; - se puede pertenecer a diferentes comunidades de práctica dentro de la comunidad de habla de la cual se es miembro; - la pertenencia a una comunidad de habla no es una cuestión de elección, como usualmente lo es la pertenencia a una comunidad de práctica; - la afiliación a la comunidad de habla es un ingrediente constante de la identidad de sus individuos; la afiliación a una comunidad de práctica es Coloquio del Programa EDICE • 75 un rasgo contribuyente a tal identidad, pero variable de individuo a individuo; - el repertorio compartido de la comunidad de habla es repertorio compartido de cualquier comunidad de práctica dentro de aquélla, pero los repertorios compartidos de una determinada comunidad de práctica pueden no ser compartidos por otra comunidad de práctica dentro de la misma comunidad de habla; - concordamos con Mills (2003: 30) en que el concepto de comunidad de práctica permite una noción compleja del individuo: por su participación en varias comunidades de práctica se lo concibe como un ser multifacético, no como una entidad estable y coherente, sino como un rango de posiciones subjetivas, algunas de las cuales se destacan en la interacción con otros grupos particulares. Por tanto las comunidades de práctica proveen un marco más adecuado para analizar y evaluar las emisiones descorteses de sus miembros. Ya referimos en la Introducción que, según Wenger (1998), todos nosotros pertenecemos a varias comunidades de práctica, aunque ellas no necesariamente posean una denominación específica. Asimismo conviene tener en cuenta para el análisis siguiente, que en una dada comunidad ciertos miembros pueden ser corteses y otros descorteses con respecto a un determinado comportamiento o que toda la comunidad puede ser cortés respecto de un cierto comportamiento y ser descortés respecto de otro. Además es útil traer a colación la aseveración de Mills (2003: 4) de que las normas de una comunidad a menudo se desbordan unas en otras porque los miembros del grupo pertenecen a muchas diferentes comunidades y sub-grupos y, por otra parte, no necesariamente están de acuerdo con cuáles formas de comportamiento deban ser dominantes en una comunidad particular; por último, que las comunidades de práctica están en un constante proceso de cambio, determinado por las acciones y evaluaciones de sus miembros individuales en relación con el grupo. Por nuestra parte, estipulamos que el concepto de comunidad de práctica es una entidad teórica que el analista determina según los objetivos de su estudio. También ya hemos referido que, según Wenger (1998), el concepto de comunidad de práctica debe ser visto como una unidad que posee tres dimensiones: compromiso mutuo, empresa conjunta y repertorio compartido. A continuación nos abocaremos a la contraparte de estos conceptos para el caso de la descortesía. En una comunidad de práctica cuyos miembros son corteses, existe el compromiso mutuo, tácito o expreso, de la protección de sus imágenes públicas. La cortesía posee, pues, el rasgo de la simetría. 76 • Silvia Kaul de Marlangeon En una comunidad de práctica cuyos miembros son descorteses en forma bilateral o bidireccional, es decir, dados a la réplica de la descortesía, el compromiso mutuo de la cortesía se transmuta en prevención mutua o conciencia acerca de la posible hostilidad que cada miembro puede desplegar en pos del logro de sus objetivos o de la prevalencia de su cosmovisión. En una comunidad de práctica en que algunos de sus miembros son descorteses en forma unilateral o unidireccional, es decir, ejercen descortesía sin réplica, el compromiso mutuo de la cortesía se transmuta en el hecho de que el sujeto de menor poder tiene expectativa de recibir descortesía de parte del de mayor poder, es decir, conciencia acerca de la posibilidad de ser víctima de la hostilidad del de mayor poder y éste tiene expectativa de causar descortesía, es decir, conciencia de su capacidad de vulnerar la imagen del de menor poder. La prevención mutua y las expectativas de recibir o de causar descortesía, recién mencionadas, excluyen que la homogeneidad, la paz, la armonía y la felicidad sean propiedades distintivas de la respectiva comunidad de práctica. Por lo contrario, el conflicto puede constituir el núcleo esencial de la práctica compartida. Desacuerdos, desafíos y competencia pueden ser sus formas de participación en una suerte de empresa conjunta, cuyo repertorio compartido sean los modos de producir descortesía: palabras, símbolos, gestos, géneros discursivos, acciones y premisas culturales involucradas. Las comunidades de interacción bilateral apelan a la descortesía por la ausencia de un compromiso mutuo; cada cual persigue su realización personal; el éxito o hasta el prestigio del otro van en detrimento de los propios, como en el caso de los contendientes políticos. Estas comunidades tienen un conocimiento compartido del repertorio de recursos acumulados en el tiempo a que cada miembro puede echar mano para prevalecer sobre los demás. Cuando esos recursos son eventualmente negociables, el acuerdo puede desplazar a la descortesía potencial; y, si lo logra, se está en presencia de una empresa conjunta de los que negocian en la comunidad de práctica cortés. Las comunidades en que ocurre descortesía unilateral tienen un conocimiento compartido del repertorio de recursos acumulados en el tiempo a que el sujeto de mayor poder puede echar mano para prevalecer sobre el de menor poder, como en los casos del suboficial militar sobre el soldado, del médico sobre el paciente, del juez sobre el testigo, etc. La cortesía y la descortesía deben, pues, su esencia a la presencia o ausencia, respectivamente, de compromiso mutuo. Coloquio del Programa EDICE 3 • 77 Delimitación de las comunidades de práctica consideradas Delimitamos las comunidades de práctica en cuanto al fenómeno de la descortesía que en cada una de ellas predomina y nos proponemos detectar un repertorio de rasgos característicos o dimensiones de ese fenómeno en tales comunidades. Precisamente el Cuadro 1, final de este ítem 3, describe esos rasgos estructurantes que permiten identificar las peculiaridades idiosincrásicas descorteses de cada comunidad y discernir las que son comunes a varias. Señalamos que el comportamiento descortés de un individuo es variable con la comunidad de práctica donde lo ejerce; es decir, tal individuo puede pertenecer a varias comunidades de práctica, con diferente grado de participación en cada una de ellas y con distinto nivel de actuación en cuanto a la descortesía. Concordamos con Martin (1984), en que los géneros describen el impacto del contexto de cultura sobre la lengua usada y manifiestan la institucionalidad que la lengua les acuerda para lograr determinados propósitos sociales. Coherentemente, rescatamos la importancia de considerar el género discursivo dentro de la práctica de cada comunidad, no sólo porque brinda en varios casos la denominación de dicha comunidad, sino porque se inscribe en el contexto de cultura donde se sitúan la ideología, los valores, las experiencias compartidas y las expectativas acerca de los modos de comportamiento y de obtención de cosas de la respectiva comunidad. El género discursivo preponderante en cada una de las diez comunidades de práctica consideradas es, por una parte, el que se infiere de la denominación de la respectiva comunidad (debate político, audiencia judicial, consulta médica, chiste étnico y graffiti) y, por la otra: género instructivo para el servicio militar, género de estribillo para las hinchadas de fútbol, género de pelea para los personajes mediáticos, género coloquial ramplón para la clase media baja rioplatense y género coloquial procaz para los jóvenes contestatarios. El carácter de la organización de la comunidad de práctica en que ocurre la descortesía objeto del estudio puede ser: - institucional (de interés público, estable, sujeta a normas) o, por lo contrario, - no institucional En general, una comunidad de práctica institucional puede predisponer a los miembros investidos de poder a ejercer descortesía; sin embargo, no los obliga a ello. Cuando esos miembros optan por la descortesía, al poder institucional que invisten se suma el poder que se han arrogado y el oyente 78 • Silvia Kaul de Marlangeon queda sin posibilidad de réplica, o, para expresarlo en términos de van Dijk (2003: 47), sujeto al control y hasta al abuso de poder. Dados un individuo y un grupo en una comunidad de práctica, puede ocurrir que aquél experimente afiliación exacerbada al grupo, entendida como verse y ser visto como adepto al grupo, al punto de escoger la descortesía en su defensa, y puede ocurrir que el individuo experimente refractariedad hacia el grupo, entendida como la autonomía exacerbada de verse y ser visto como opositor al grupo (Kaul de Marlangeon, 2005a: 303). Cuando estos dos conceptos se apliquen a la descortesía entre grupos, entenderemos que se trata de la consideración conjunta de las actitudes homónimas de cada individuo del primer grupo respecto del segundo. La descortesía estratégica posee al menos, alguno de los rasgos característicos siguientes, los tres primeros de los cuales corresponden a la relación entre los interactuantes y los restantes, al modo de ejercer la descortesía: - intragrupal: la que se produce dentro de un mismo grupo de la comunidad de práctica en la relación de individuo versus individuo; - individual-grupal: la que se produce dentro de la comunidad de práctica en la relación de individuo versus un grupo o bien en la relación entre dos individuos de grupos distintos, por refractariedad del primer individuo al segundo grupo, o por afiliación exacerbada del primer individuo a su propio grupo; - grupal: la que se produce dentro de la comunidad de práctica en la relación entre un grupo y un individuo, o bien, entre dos grupos; en este último caso, la descortesía que un grupo inflige a otro es extragrupal respecto del primer grupo; - bilateral o bidireccional: la replicada por el ofendido, caracterizada por la reciprocidad de la actitud y la equipolencia de la intención de los interactuantes, con fuerte propensión al crescendo, lo cual configura una escalada simétrica, consecuencia de las sucesivas y alternativas asimetrías de poder que plantean los interactuantes (véanse Watzlawick et al., 1967; Pardo,1988; Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003); - unilateral o unidireccional, generalmente en complementariedad rígida, es decir, cuando el hablante que produce la mayor tensión es siempre el mismo en todas las interacciones, sin oportunidad de alternancia para el otro (véanse Watzlawick et al., 1967; Pardo, 1988; Kaul de Marlangeon, [1992] 1995-2003 y 2008b); - sincrónica: la que se produce en presencia del destinatario de la descortesía; - asíncrona o mediada: la que se produce en ausencia del destinatario de la descortesía; - ritual: la inherente a una ceremonia rutinaria; o, por lo contrario, Coloquio del Programa EDICE - • 79 no ritual; crónica: la persistente o continua; o, por lo contrario, ad hoc: la situacional, para la circunstancia; aparente: la que tiene aspecto de descortesía, pero carece de animus injuriandi; también llamada anticortesía; o, por lo contrario, - real: la auténtica; - ideológica: la provocada por ideología; o, por lo contrario, - no ideológica; - coral: la practicada simultáneamente por un grupo en forma de estribillo; o, por lo contrario, - singular. Para cada uno de los tres primeros rasgos, que se ocupan de especificar la descortesía conforme a la relación entre los intervinientes, indicamos su presencia con el signo + y su ausencia con el signo θ. Para cada uno de los restantes rasgos característicos indicamos su ocurrencia con el signo +, la ocurrencia del rasgo contrario con el signo - y la ocurrencia de uno u otro con +/- . Quisiéramos subrayar que el rasgo bilateral concerniente a la descortesía no es sinónimo de simétrico. Por la esencia misma de la descortesía intencional, con prelación a la emisión descortés ya el hablante se ubica en la situación adecuada para que esa emisión produzca el efecto que desea y muestre el poder desde el cual la profiere; por tanto, elige exhibir en lo que dice las trazas del poder que se arroga. Dado, pues, que el poder se construye por la misma actividad discursiva, aun en la descortesía bilateral o bidireccional la relación de poder entre los interactuantes, en cada instancia del uso de la palabra, siempre es asimétrica y, por ende, desigual. Para la caracterización de la descortesía en las comunidades de práctica consideradas, también podríamos haber utilizado rasgos tales como generacional, para la ejercida por una determinada franja etaria, o antinormativa, para la ejercida por ciertos grupos opuestos a las pautas sociales vigentes, como en la llamada anticortesía, pero hemos preferido excluirlos del repertorio, porque más que concernir a la descortesía, atañen a la comunidad de práctica en que ocurren. Por otra parte, toda descortesía, en cuanto transgrede las normas de la cortesía, es antinormativa. 80 • Silvia Kaul de Marlangeon Gráfico 1. Perspectiva topológica de algunas comunidades de práctica 4 Análisis comparativo de las comunidades de práctica de descortesía escogidas, a través de los rasgos de la descortesía verbal estratégica esgrimida en ellas Comenzamos por los rasgos conjuntos grupal y coral, por ser idiosincrásicos de una sola de nuestras comunidades de práctica: las hinchadas de fútbol. Estos dos rasgos van indisolublemente unidos a lo ritual de esos eventos. Ciertamente, esta descortesía con los caracteres grupal, ritual y coral no es ejercida por un hablante, sino por un grupo de tales, cuyas emisiones se producen ritualmente y son simultáneas o a coro y tienen por destinatarios un individuo particular o un grupo. Ejemplos argentinos son, con destinatario singular, el (1) “Fulano, compadre, la concha (vulva, vagina) de tu madre” de los estadios de fútbol, dirigido a un jugador, a un director técnico, al árbitro, etc. Y, con destinatario plural, el (2) “¡Hijos de puta!”, endilgado al grupo adversario y reiterado muchas veces. Coloquio del Programa EDICE • 81 Los estribillos que una parcialidad corea en contra de otra durante un encuentro deportivo conforman una instancia de descortesía de fustigación entre grupos, motivada por refractariedad de un grupo respecto de otro. El rasgo de ritualidad de la descortesía en la comunidad de práctica de las hinchadas de fútbol también lo posee la descortesía en las comunidades de servicio militar, de debate político, de personajes mediáticos y de jóvenes contestatarios. En ellas tal rasgo es predictible porque el hablante ejerce un determinado papel de tipo ceremonial que produce su propia descortesía o propicia la aparición de la del oyente. Bernal (2007: 143) señala un comportamiento análogo para el campo de la cortesía. El rasgo intragrupal de ciertas instancias de la descortesía es compartido por la comunidad de práctica institucional de personajes mediáticos y por las comunidades de práctica no institucionales marginales de jóvenes contestatarios, de clase media baja rioplatense y de jóvenes universitarias de clase media autoras de graffiti en baños públicos. Además, en las comunidades de práctica de jóvenes contestatarios y de autoras de graffiti, conformadas según entornos generacionales, ciertas instancias de la descortesía participan del rasgo individual-grupal, otras del rasgo bilateral o bidireccional y otras del rasgo unilateral o unidireccional. Las dos comunidades de práctica se diferencian en que la de jóvenes contestatarios es de descortesía sincrónica, ritual, crónica y aparente, mientras que la de autoras de graffiti lo es de descortesía asíncrona, no ritual, ad hoc y real. Ambas comunidades coinciden en el rasgo ideológico de la descortesía en su trato en el interior del grupo. Ejemplo de descortesía bilateral o replicada en la comunidad de práctica de jóvenes contestarios, tomado de Zimmermann (2005: 255): (3) [Valencia líneas 9,10 y 11 en: Briz,1995] B: Yeee pasa las papas/ ¡hostia↑! Medio paquete os habéis hecho ya↓ cabrones / déjame coger§ D: § medio paqu- noo de eso no se llena /// (8’’) [dame cocacola] Como explica Zimmermann, la descortesía que manifiestan estos jóvenes es parte de una estrategia global de mostrarse con una identidad rebelde respecto de las normas instituidas. Nuestro análisis concomitante muestra que dicha estrategia promueve una descortesía aparente entre sus miembros en la relación individuo versus individuo dentro de la misma comunidad de práctica y una relación individual-grupal indirecta de refractariedad del individuo hacia el grupo de la cultura dominante. Prueba de ello es el empleo de actos directivos 82 • Silvia Kaul de Marlangeon sin atenuación, reproche, interjecciones y vocativo injuriosos proscriptos por la sociedad establecida. Este ejemplo exhibe también el rasgo de descortesía ritual y sincrónica. El ejemplo que a continuación reproducimos, tomado de la comunidad de práctica de las autoras de graffiti (Kaul de Marlangeon, 2006b), revela una descortesía unilateral, asíncrona y no ritual: (4) [Castro, 2004: 001,169] Facultad de Economía -¿Me recomiendan algo bueno para la maldita ¡¡celulitis!!? -Suprimí los panchos (emparedados de salchicha), gorda. -Hacé gimnasia. Otro ejemplo de comunidad de práctica con descortesía asíncrona es la de las personas involucradas en chistes étnicos. El corpus está tomado de Kaul de Marlangeon (en prensa b); allí sostenemos que la descortesía verbal se esgrime contra el miembro anónimo y ausente, prototípico de la colectividad objeto de la burla. La descortesía consiste en el señalamiento o atribución de rasgos o actitudes que constituyen defectos en el esquema dominante de valores culturales, como se observa en el siguiente chiste, que, a través de antítesis irónicas, exhibe el rasgo estereotípico de la indolencia mexicana como estrategia de refractariedad hacia esa comunidad: (5) [Muleiro, 2005: 147] El mexicano Robiroso Zapata conocido como Ándale Piecito, dormitaba su interminable siesta. Robiroso estaba junto a su perro. De pronto, un conejo del desierto pasó corriendo a 100km. por hora, dejando una polvareda descomunal. A las seis horas de haber pasado el conejo, el perro levantó la cabeza. Después de bostezar largamente, hizo: -¡Guauuu! Robiroso levantó muy lentamente una mano y le dijo: -¡Tranquilo, Rayo! En el caso más general, el chiste étnico constituye, prima facie, una descortesía de fustigación de un individuo versus un grupo (la etnia motivo de la burla), ya que la lesión a la imagen del miembro anónimo prototípico de la colectividad zaherida está dirigida unilateralmente por el narrador del chiste. Sin embargo, en términos más amplios, se trata de una descortesía de fustigación entre grupos motivada por la refractariedad de cada miembro del primer grupo Coloquio del Programa EDICE • 83 (burlador) hacia el segundo grupo (burlado). Esa coincidencia en la refractariedad conforma una pauta de afiliación al propio grupo, algunas veces el único elemento de cohesión en éste, a la vez que también genera en los miembros de la etnia ridiculizada una actitud de afiliación a ella. Del rasgo individual-grupal en la descortesía, participan las comunidades de servicio militar, de debate político, de audiencias judiciales, de consultas médicas, de personajes mediáticos, de personas involucradas en chistes étnicos, de jóvenes contestatarios y de autoras de graffiti. Lo ejemplificamos en el debate político cara a cara. Tomamos los datos de Blas Arroyo (2001), cuyo corpus fue recogido de los debates televisivos Aznar-González, representantes parlamentarios de opuestas formaciones políticas españolas, en el contexto de la campaña electoral de 1993. La descortesía allí presente depende sobremanera de la volición de cada sujeto interviniente, dirigida a incrementar el propio poder, aunque coincidimos con Blas Arroyo (2001: 18) en que el tipo de evento comunicativo y la temática del debate político son favorables a la expresión de esa agresividad, por lo cual esta descortesía participa del rasgo de ritual, por el cual los interlocutores son muy conscientes de que intervienen en un juego histriónico destinado a aniquilar al adversario, con el fin de captar el favor de la audiencia. (6) Blas Arroyo (2001: 32) José María Aznar: “y usted se comprometió a exigir responsabilidades y no ha exigido ninguna, usted no tiene credibilidad para exigirle responsabilidades a nadie en ese terreno mientras usted no sea capaz...” Felipe González: “y es verdad que hay que recuperar el empleo (JMA: risas), sí usted se ríe pero no pero no se reirían esos miles, esos millones de personas que le digo; es verdad que hay que hacer un esfuerzo por recuperar el empleo y por superar la crisis, señor Aznar, pero usted no tiene ninguna fórmula para hacerlo, no sabe cómo hacerlo”. Ésta es una descortesía de fustigación, llevada a cabo frente a espectadores, y bidireccional, o sea, caracterizada por la reciprocidad de la actitud y la equipolencia de la intención de los interactuantes, con fuerte propensión al crescendo, en que las emisiones descorteses son las que priman en ella, todo lo cual configura la escalada simétrica antes mencionada. El poder de cada interactuante (Brown & Levinson, 1987) ha sido preasignado institucionalmente, con relativa paridad, y el objetivo de cada uno es incrementar la propia cuota y disminuir la del otro; como consecuencia, la distancia social (Brown & Levinson, 1987) entre los actores fluctúa durante el intercambio. 84 • Silvia Kaul de Marlangeon Coexisten la cortesía hacia la audiencia y la descortesía de fustigación entre los hablantes, más por refractariedad al grupo político del adversario, que por afiliación exacerbada al propio grupo; el rasgo ideológico prima en ella y fundamenta la práctica social de sus miembros. En cambio, el rasgo ideológico está ausente en la comunidad de práctica de la clase media baja rioplatense: en ella el zaherimiento consciente y volitivo surge del desajuste entre la realidad, esquiva o adversa, y las expectativas que alienta cada miembro respecto de sí, de los demás y de su relación con ellos. 5 Conclusiones Hemos comprobado que el concepto de comunidad de práctica es una entidad teórica útil para analizar y evaluar las emisiones descorteses de sus miembros. Hemos ofrecido dos dimensiones funcionales de la descortesía: por una parte, la prevención mutua para la descortesía bilateral y las expectativas de recibir o de provocar descortesía para la descortesía unilateral, y, por la otra, el repertorio compartido de modos de producir descortesía: palabras, símbolos, gestos, géneros discursivos, acciones y premisas culturales involucradas. Mientras que la tipología del comportamiento verbal descortés (Kaul de Marlangeon, 2008a) nos ha servido para clasificar diferencias en una escala o sistema de descortesía, la presente topología resulta eficaz para destacar semejanzas que permiten relacionar las diversas comunidades de práctica desde los puntos de vista que brindan diecisiete rasgos característicos de la descortesía presente en ellas. Referencias bibliográficas Bernal, M. (2007). Categorización sociopragmática de la cortesía y de la descortesía. Un estudio de la conversación coloquial española. Disertación doctoral en versión electrónica. Estocolmo: Stockholm University. Blas Arroyo, J. L. (2001). “No diga chorradas…” La descortesía en el debate político cara a cara. Una aproximación pragma-variacionista. Oralia 4: 9-46. Bravo, D. (1999). ¿Imagen positiva vs. imagen negativa? Pragmática socio-cultural y componentes de face. Oralia, 2, 155-184. Bravo, D. (2004). 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Hemos partido de un corpus formado por Diarios de sesiones y comisiones del Parlamento español y andaluz, así como de textos coloquiales extraídos del CREA y transcripciones de programas de televisión. Ello nos ha permitido comprobar los valores de las construcciones, así como la influencia que contexto, factores socioculturales y tipo de discurso tienen en su interpretación, sobre todo en cuanto a los efectos de cortesía. Para ello hemos partido de las investigaciones previas sobre (des)cortesía que el programa EDICE ha ido realizando a la largo de los años, así como otras aportaciones venidas de otros enfoques sobre este fenómeno. Hemos querido aplicar, asimismo, un estudio que incluya parámetros textuales e interactivos, así como información pragmalingüística. Esta integración de factores y conocimientos nos ha permitido comprobar la complejidad del comportamiento de estas unidades y la tremenda variedad en la interpretación. En concreto, “le voy a decir una cosa” adopta el valor descortés en contextos de enfrentamiento. “No me diga”, por su parte, es descortés “per se”, ya que atenta contra el principio de cooperación. Ahora bien, el cotexto lingüístico puede enfatizar o atenuar la descortesía. El tipo de discurso, en este caso el parlamentario, disminuye el efecto descortés. Son, pues, variables que hay que tener en cuenta junto al contexto sociocultural, integrando la vertiente pragmalingüística y textual con la sociopragmática. Palabras clave Texto parlamentario, Descortesía, Pragmalingüística, Elementos de la enunciación 88 • Catalina Fuentes Rodríguez 1 Introducción El estudio sobre la (des)cortesía ha sido muy fructífero hasta ahora en el ámbito sociopragmático y etnográfico, no tanto en el pragmalingüístico. En esta aportación queremos detenernos a reflexionar sobre el comportamiento de ciertas estrategias interactivas en el discurso parlamentario 1 . Ellos nos servirá para demostrar cómo el tipo de texto es un factor determinante en el efecto de (des)cortesía de un fenómeno 2 . La cortesía es una invariante, una dimensión connatural al propio lenguaje, que surge de la interacción forma lingüística-contexto 3 . Generalmente, el contexto se entiende desde la vertiente social, y en este sentido es muy variado, como ya expuso Bravo en el Tercer Coloquio del Programa EDICE: El contexto sociocultural se extiende desde una interacción interpersonal hasta una comunidad de habla. Se incluye el grupo, las redes sociales, la clase socioeconómica, factores culturales como el conocimiento compartido, las creencias y valores, factores demográficos y sociales como la edad, el sexo, la educación, la clase social y el lugar de residencia, la identidad étnica o nacional. El conocimiento de esos aspectos les permitiría a los participantes establecer una conexión entre enunciados y realidad social, lo cual haría posible la interpretación del texto. Estos contextos varían de cultura a cultura, intracultural, situacional y aun interpersonalmente. A esto se refieren los etnometodólogos cuando hablan del contexto del usuario (Bravo, 2008a: 14). A ello hay que añadir los valores codificados que tienen las expresiones lingüísticas y los que adoptan en el encuentro comunicativo, dependiendo de la norma que cada tipo de discurso impone, ya que los objetivos del hablante difieren en cada caso. El contexto, pues, es más amplio, no se limita a lo sociocultural, sino que afecta a lo interactivo, por lo que hay que añadir algunas otras variables a las consideradas hasta ahora 4 . Este trabajo se inscribe dentro del proyecto de Excelencia “La violencia verbal y sus consecuencias sociales”, financiado por la Junta de Andalucía (Hum 593). 2 Para ello lo confrontaremos con otros discursos claramente coloquiales, provenientes del CREA y de programas de televisión. 3 Para una visión panorámica del fenómeno es necesario partir de obras clave como Brown y Levinson (1987), Haverkate (1994, 2003), y consultar las actas de los tres coloquios anteriores del Programa EDICE (www.edice.org), así como las numerosas aportaciones que sus miembros han realizado. Consúltese también Bravo y Briz (2004), Placencia y Bravo (2002), Bravo (2005, 2008b). 4 Véase, por ejemplo, la propuesta que desde otra perspectiva, han realizado autores como Spencer-Oatey (2000: 13-14), que incluye otros ámbitos de la conducta derivados de la relación: 1 Coloquio del Programa EDICE 2 • 89 El discurso parlamentario En el lenguaje político en general, y en el parlamentario en particular, lo característico es la confrontación. Sus funciones estratégicas, según Chilton y Schäffner (2000: 304-306), son la coerción, la resistencia, la oposición y la protesta, el encubrimiento, la legitimación y la deslegitimación. En un sentido más general, Van Dijk y Wodjak, desde una perspectiva sociológica universalista, fijan como objetivo último el cambiar el estado de cosas, y sustituirlo por un nuevo orden. Esto hace habitual o “norma” algo que en otras situaciones interactivas sería evaluado como descortés (véanse los trabajos de Bolívar 5 , Blas Arroyo 6 , por ejemplo). La evaluación como cortés-descortés depende de cada situación y de lo esperado en ella. En consecuencia, el tipo de discurso actúa como un atenuante del efecto que las unidades lingüísticas provocan, ya que es lo previsible en esa situación. Prueba de ello es que los interlocutores no reaccionan de forma negativa ante lo que podrían considerarse insultos o ataques a la imagen propia. El hablante las utiliza para realzar su papel, para imponerse al otro, que es la función para la que ha sido elegido. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que la imagen atacada no es la personal, sino la estratégica o social (Bravo, 2001), de representante de un grupo político. Esto hace que estemos desenvolviéndonos en un intercambio profesional, en el que no es previsible la aparición del plano emocional, del plano íntimo o personal. Todo esto configura el contexto discursivo en el que van a aparecer las expresiones que operan como mecanismo de (des)cortesía, y que se unen al contexto sociocultural, el único considerado hasta ahora. En la evaluación, pues, de los efectos de (des)cortesía hay que tener una visión más amplia del los fines interactivos, los derechos y obligaciones sociales, y las “sensibilidades” de imagen. En su obra de 2005 cita “wants condition, face condition, expectancy reactions, emotional reactions” (SpencerOatey, 2005). Consúltese también Watts ([1992] 2005) y Locher y Watts (2005). 5 Bolívar (2005) considera que la descortesía se utiliza como estrategia política, no es el grado cero o el polo negativo de la cortesía, sino que es una forma de resaltar la diferencia, en vez de buscar la armonía. Para la descortesía consúltese Lakoff (1989); Culpeper (1996, 2005); Culpeper et al. (2003); Kienpointner (1997); Martín Rojo (2000); Kaul (2008); Bousfield (2008), entre otros. Para el lenguaje político, en concreto, véanse Martín Rojo (2000); Van Dijk (2000); Ilie (2001, 2003); Bolívar (2001a, 2001b); Blas Arroyo (2001); Bolívar et al. (2007), Chilton (2002). 6 Este último describe la descortesía no como una forma de atentar contra la imagen del otro, sino como algo no marcado, ya que el objetivo de todo texto politico es precisamente mostrar la debilidad o incompetencia del otro. Entre las estrategias que cita: decir que miente, mostrarse despectivo, formular contrastes desventajosos, asociarlo con intenciones o hechos negativos o acusarlo de contradictorio, no se encuentra la que nosotros vamos a tratar aquí, que sería una forma de imposición. Para nosotros la descortesía no consiste solo en atacar la imagen del otro, o crear una imagen negativa de él, sino en el dominio del yo en la interacción. 90 • Catalina Fuentes Rodríguez contexto, que abarca tres niveles: la situación comunicativa, el tipo de discurso, los factores sociales y etnográficos. En la situación comunicativa (primer nivel) hay una realidad primera que es la propia interacción verbal, con dos roles básicos: el de hablante y el de oyente. Entre las actividades de imagen del hablante, pues, hay que considerar también estas, y añadirlas al contexto interactivo que compone la realidad del usuario. En el caso que nos ocupa, se utiliza esta actividad enunciativa como instrumento de enfrentamiento con el otro. Lo atacado no es el hablante en cuanto miembro de un grupo o una cultura, sino en tanto participante del encuentro comunicativo. La descortesía radicaría aquí en la imposición del hablante, que pretende dominar en la interacción al otro, acaparando el acto de hablar y no permitiéndole ejercer su derecho al mismo. 3 Lo interactivo: el decir La presencia de la enunciación en el discurso político ha sido poco tratada. Encontramos alusiones en Bayley (2004), quien considera que la frecuencia de aparición de elementos de opinión, modales y de enunciación es característica de este lenguaje, pero no analiza con exactitud en qué consiste, ni sus funciones, ni la verdadera especificidad que plantea. Por nuestra parte, hemos analizado en otro lugar (Fuentes, 2008a) las diversas funciones que tiene el infinitivo independiente decir como eje organizador del discurso y en las réplicas. Y en el congreso de Gales del SIS (Fuentes, 2010, e.p.) ya vimos cómo la aparición de yo creo, adverbios de probabilidad o reafirmativos, constituía una característica de este tipo de texto, no sólo como muestra de una forma de hablar rotunda, sino afectando a la propia imagen del hablante. Este es el que se presenta como rotundo, firme, brillante en su discurso. Es una forma de convencer, de ganar votos, ofreciendo la imagen de una persona con garantías, en la que confiar. Hoy nos ocupamos de otro aspecto: la utilización del verbo decir, en los dos polos: el anuncio del habla propia (Yo), y el rechazo del habla del otro (Tú). Es una estrategia argumentativa empleada frecuentemente, y que alcanza su nivel más alto en el enfrentamiento directo, en el rechazo fuerte. Lo vamos a comprobar en textos del Parlamento español, del Parlamento andaluz 7 , y por último en el Crea 8 , para ver su rendimiento en la lengua coloquial actual 9 . Con 7 Hemos consultado 11 Diarios de Sesiones y Comisiones del Parlamento Andaluz (DSPA 117, 118, 119, 139, 140, 141, DSCA 334, 341, 352, 358, 362) 13 del Congreso de los Diputados (DSPE 309, 310, 22, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 18, 19, 21, 54), 5 de Comisiones tanto del Congreso como del Senado de España (36, 37, 38, 39, 53). 8 Corpus de Referencia del Español Actual. Coloquio del Programa EDICE • 91 ello, aparte de la descripción de su funcionamiento, podremos comprobar cómo influyen las circunstancias propias de cada discurso, así como el contexto social y lingüístico que lo rodea, en la interpretación cortés o descortés de su uso. Estos elementos no han sido abordados desde una perspectiva de cortesía antes. Sí se han tratado otros actos de habla 10 . Así, tenemos estudios sobre la pregunta, la interrupción, las peticiones, los cumplidos, los halagos, los insultos… 11 A esto se une el hecho de que el enfoque pragmalingüístico haya tenido menos peso, y no se hayan tenido en cuenta otras vertientes discursivas y pragmáticas rentables, aunque menos conocidas en el ámbito anglófono. Me refiero, por ejemplo, a la teoría de la argumentación, que, en el fondo, engloba la cortesía verbal 12 , o la teoría de la enunciación. Estas teorías parten de la enunciación como acto de realización del hablar. Supone el control y modificación del propio discurso, el ajustar lo dicho a la intención del hablante. En concreto, se han centrado en: - el hecho de reformular, es decir, corregir, explicar la primera enunciación, cuando no se adapta a la intención del hablante. Para ello hay todo un sistema de conectores: es decir, o sea, vamos… - la formulación del discurso, con calificaciones sobre la sinceridad, franqueza, confidencialidad (sinceramente, honestamente, francamente, en serio…), o reserva (que yo sepa…) 13 - el estudio de algunas estructuras oracionales que apuntan a la propia enunciación 14 - el léxico o la fraseología 15 . El corpus utilizado es oral, aunque en el caso del texto parlamentario partamos de las transcripciones recogidas en los Diarios de Sesiones. Hemos manejado textos políticos y coloquiales, provenientes del CREA y de transcripciones de programas de Televisión, realizados por Ester Brenes, para poder mostrar cómo estos mecanismos, puramente orales, varían en su caracterización cortés o descortés según el tipo de discurso en el que aparezcan. De este modo comprobamos el rendimiento de esta variable en la perspectiva de cortesía. 10 Los estudios más habituales parten de un acto ilocutivo o perlocutivo y analizan las realizaciones corteses o descorteses. Sin embargo, apenas se reflexiona sobre la inscripción del acto de decir en el propio discurso. Se lo considera previo al “acto de habla”, al que sí se le reconoce dimensión social, y no se evalúa según la perspectiva de cortesía. 11 Véanse Austin (1962); Placencia y Bravo (2002); Siebold (2008). 12 Cfr. Fuentes (2008b). 13 Cfr. Fuentes (2008c). 14 Véanse, por ejemplo, las condicionales en Montolío (1999), o los modificadores de modalidad de Kovacci (1992), que son en el fondo complementos de enunciación. También en Gutiérrez Ordóñez (1997). Véanse también los estudios sobre lo metadiscursivo llevados a cabo por M. Casado y su grupo (Casado et al., 2005; González et al., 2006). 15 Cfr. Fernández Bernárdez (2002). 9 92 • Catalina Fuentes Rodríguez Pero hay otras veces en que el verbo que expresa de forma clara y explícita la enunciación se manifiesta en el discurso, algo muy frecuente en el texto parlamentario. Debemos ver cuáles son las razones contextuales, ergo pragmáticas, de su aparición: pueden estar en el entorno verbal, en el entorno sociocomunicativo o en el tipo de discurso 16 . De esta forma integraremos la vertiente lingüística con la social, la sociopragmática con la pragmalingüística, necesarias cuando el objetivo del investigador es, por una parte, conocer aún más las circunstancias de empleo de los elementos lingüísticos y entender los actos comunicativos con todas las implicaciones sociales y de comportamiento de los individuos que tienen (tarea esta privilegiada en los estudios de cortesía), y, por otra, un interés científico-metodológico, como lingüistas. El estudio de la lengua necesita un enfoque nuevo que parece estar en la pragmática. Pero en su descripción y diseño hay que ser rigurosos, científicos en suma, para tener un modelo que explique toda la realidad comunicativa, y no una mera imbricación o suma de elementos sociales con elementos lingüísticos 17 . El uso de la enunciación se aborda aquí en una doble dirección: - el uso que hace el hablante de su propio acto de habla: le voy a decir una cosa, le voy a decir algo. Es un anuncio catafórico; - el uso que hace el hablante del acto de habla del oyente, al no aceptarlo: no me diga, no hable… El primero aparece comúnmente en cualquier discurso, y podría considerarse cortés o descortés, dependiendo de otros factores, como la entonación o la situación concreta. El segundo parece fundamentalmente descortés: implica negarle el uso de la palabra al interlocutor, no dejarle que se defienda. Es propio, además, de una intervención en presencia, donde se permite la réplica, circunstancia esta específica del discurso parlamentario. Este consiste en una suma de discursos que intentan contestarse, responderse. Esto lo consiguen en mayor o menor medida en cuanto se alejan del discurso, de la oratoria en cuanto tal, y se acercan a la interacción verbal, a la conversación. Textos parlamentarios Å-------------------------------------------/---------------------------------------------Æ Discurso Conversación +formal -formal Debates tipificados Preguntas orales Esto corresponde a la macroestructura y superestructura, en términos de Van Dijk (1983). Cfr. Fuentes (2000). En esta obra abogamos por una propuesta modular donde el análisis lingüístico clásico (fonética, morfosintaxis, semántica) se ve completado por los ámbitos macroestructurales ligados a una visión del producto comunicativo en su contexto social, cultural, histórico e interactivo. Así, hay que incorporar el estudio de la polifonía, de la cohesión textual, la enunciación, la modalidad, la estructuración informativa, argumentativa, y la inscripción del discurso en una tradición tipológica. 16 17 Coloquio del Programa EDICE • 93 Es, por tanto, un tipo de texto especial. Además, si tenemos en cuenta que el Parlamento es una interacción en la que la norma es el enfrentamiento, tendremos que decidir cuál es la verdadera dimensión y fuerza de estos hechos. 3.1 “Le(s) voy a decir una cosa” en el discurso parlamentario La primera estructura consiste en una operación de anuncio del acto comunicativo. ¿Qué consigue con ello el hablante? - controla su discurso (plano metadiscursivo); - controla la relación con el oyente (plano interactivo); - focaliza una información que considera relevante, llama la atención del oyente sobre ella. Es lo que realiza el segmento “una cosa” (plano informativo) Desde la perspectiva de cortesía, constituye una estrategia que cuida la imagen propia. Refuerza al yo frente al otro. (1) Creo que la situación es la que es, que las investigaciones están en proceso, que hay una fase inicial –que ya veremos adónde nos lleva– pero también les digo una cosa, señorías: si se diesen las circunstancias, si la situación evolucionase, si de las investigaciones se dedujese la necesidad de que se proceda a la disolución con todos los requisitos que establece la ley, con los informes previos, sería este Gobierno, sería este partido y sería también la Junta de Andalucía los primeros que procediesen a solicitarlo (DSPE 22, 15/7/2008, Sr. Hernando Vera, PSOE). En este fragmento del Parlamento Español la encontramos empleada primero como anuncio. A la vez refuerza la información que sigue, ayudada por la adversativa en que se expone la postura propia. Si el contexto interactivo es de enfrentamiento, la enfatización deriva hacia lo descortés. En el siguiente, anuncia algo ridículo, con lo cual, tras minimizar el hecho, “es una sola cosa”, desarma al adversario, potenciando, además, su valor ilocutivo y perlocutivo. Actúa, pues, como un mecanismo enfatizador, realizante 18 , le da más fuerza argumentativa a lo dicho, y, desde el punto de vista de la cortesía, acentúa la descortesía. La estrategia empleada, le digo (voy a decir) una cosa, pues, enfatiza. La dirección descortés, en este caso, la fija el contexto y el cotexto. 18 Para Ducrot (1995) el realizante aumenta la fuerza argumentativa del elemento al que afecta. 94 • Catalina Fuentes Rodríguez (2) Señor presidente, usted es presidente, no es candidato. Escuche más a su ministro de Economía y no tanto a sus asesores electorales. Y le digo una cosa, reúnase con algún jarrón chino. Yo sé que a usted la política exterior y la política económica nunca le gustaron, pero ahí están, y algún jarrón chino a lo mejor le puede asesorar. Muchas gracias (DSPE, 21, 2/7/2008, Sra. Oramas GonzálezMoro, Grupo Mixto). Pero debemos tener en cuenta otro factor más: el tipo de discurso. En el lenguaje parlamentario es muy frecuente la contraposición de posturas, es su entorno natural, con lo cual el conflicto es la norma. Esta estrategia aparece, pues, más frecuentemente en contextos negativos, pero su fuerza se reduce, porque se espera. (3) Lo que pasa en España, fundamentalmente, es que hay muchísimas familias españolas y muchísimas empresas que lo están pasando muy mal, señor presidente del Gobierno, y que no ven en el Gobierno a alguien que esté dispuesto a dar una solución y a generar un mínimo de confianza de cara al futuro. Usted habla de políticas sociales. Le diré una cosa: la política social es la política que crea crecimiento económico, la que crea empleo y la de precios bajos (DSPE, 2/7/2008, 21, Sr. Rajoy). En este caso aparece un contexto antiorientado de enfrentamiento: usted habla/ le diré una cosa. Es una deslegitimación del contrario, un medio de oposición, de crítica. (4) Señorías, ¿qué aprobamos hoy aquí? Hacer un debate en el Pacto de Toledo, que vamos a consensuar con todos los grupos. Vendrán los agentes sociales a decirnos cómo ven esta reforma, vendrán ellas y algunas más a decirnos cómo lo ven; luego entre todos alcanzaremos un consenso en el Pacto de Toledo y tiraremos adelante. Le digo una cosa, señor Campuzano. Yo ni siquiera llevaba esto en el programa electoral, porque le he dicho cuál era mi objetivo, pero no es razonable venir aquí a valorar el Pacto de Toledo y dos días antes de que el ministro venga a la Comisión del Pacto de Toledo para iniciar la negociación de la renovación traer este debate aquí. Eso es hacerse trampas en el solitario (DSPE, 18, 24/6/2008, Sra. López y Chamosa, PSOE). En el siguiente, aparece con otra variante, no voy a hablarle, y se combina con otras formas, como el rechazo al otro (No diga), o la acumulación de argumentos (le voy a decir más). Coloquio del Programa EDICE • 95 (5) Yo no voy a hablarle de derechos de las lenguas, sino de derechos de las personas. El derecho de una persona –yo, por ejemplo– a poder usar euskera en la Administración en todas sus instancias; en el médico; en los comercios, porque usted conoce perfectamente –porque es vasco como yo– el caso de Euskadi, donde el 70 por ciento de los comercios manifiestan en la última encuesta que solo utilizan el castellano; en el polideportivo; en los transportes públicos, etcétera. Y no diga que el decreto del Gobierno vasco obliga a que la única lengua vehicular en el ámbito de la educación sea el euskera; no. Lo que dice el decreto es que el fin del sistema educativo debe ser que los escolares, al finalizar el periodo educativo, deben conocer y dominar ambas lenguas con igualdad. Y en esto hay libertad en los colegios para elegir el sistema que quieran, pero siempre teniendo en cuenta que el objetivo es que las personas acaben conociendo ambos idiomas. Le voy a decir más, el 95 por ciento de la comunidad educativa está de acuerdo, incluso por encima de ideologías. No solo es en el ámbito de las ikastolas –por decirlo de alguna manera–, sino que la escuela cristiana, que forma parte de la FERE, está de acuerdo y la escuela pública también. (…)Y los alumnos en Euskadi, en Cataluña y en Galicia tienen una formación más que suficiente en castellano; no en un castellano vulgar que han aprendido en el entorno, sino un castellano rico en términos y en estructuras. Los libros de lengua castellana que se utilizan son los mismos en Palencia que en Vizcaya. Le voy a decir más. En las últimas pruebas PISA que se hicieron en castellano a escolares vascos, su comprensión lectora superó con creces la media española, con mucha diferencia (DSPE, 6, 13/5/2008, Sr. Esteban Bravo, PNV). En el Parlamento Andaluz encontramos también contextos altamente descorteses, donde el anuncio catafórico potencia su valor. Son rechazos: Me parece una falta de respeto… tenga usted respeto…o Eso, como cuestión previa. (6) Y, señor portavoz del Grupo Parlamentario Popular, le voy a decir una cosa previa: yo he dicho muchas veces en esta tribuna, y lo vuelvo a reiterar, que me parece una falta de respeto a esta Cámara y una falta de respeto a todos los diputados y diputadas que se sientan en la misma, que ustedes utilicen expresiones como «rodillo». Me parece una falta de respeto. Usted tiene que tener un poco de consideración y de respeto a las mayorías y las minorías que la voluntad popular dijo en un momento dado. Por tanto, tenga usted respeto a esa voluntad popular, tenga usted respeto a esta institución y tenga usted respeto a todos los diputados y diputadas que nos sentamos en el mismo. Eso, como cuestión previa. Y ahora le voy a decir otra cosa: usted viene aquí, se sube a la tribuna y lanza sus múltiples improperios y desatinos con respecto no ya al proyecto de presupuesto, que también, sino a la propia acción y a la propia labor del Gobierno de la Junta de Andalucía. Me parece muy bien, usted puede hacer lo que crea conveniente. Lo que crea conveniente. Porque aquí lo que le importa es 96 • Catalina Fuentes Rodríguez descalificar de la a a la zeta, con independencia de cuál sea el contenido de un proyecto de presupuesto (DSPA, 140, 20/12/2007, Sra. Moro Cárdeno, PSOE). Le voy a decir una cosa, pues, consiste en un anuncio catafórico de una información: - esta información es relevante; - previene al oyente, que la va a esperar - de este modo el oyente elabora una serie de inferencias - estas inferencias pueden tomar dos direcciones: a) coorientación: es un argumento importante para su discurso, para justificar su postura o b) antiorientación: es un argumento contra la postura del receptor. Se convierte así en un ataque. Es descortés. Todo ello constituye una estrategia de enfatización de la propia imagen, una forma de imposición frente al otro, algo de nuevo característico y propio del lenguaje parlamentario, porque es su función. El político intenta ser brillante, destacar su argumentación frente a la de los otros, que procura destruir. La forma lingüística es, pues, descortés en principio, pero el contexto parlamentario atenuaría esa descortesía, porque es lo habitual. El funcionamiento de le voy a decir una cosa, con sus variantes verbales, podría formularse así: Forma lingüística Operación de imagen 3.2 Cotexto Tipo discurso: parlamentario - c. positivo: efecto neutro neutro - c. negativo: descortés atenúa la descortesía No me diga Por otra parte, tenemos la expresión relativa al polo del oyente: no diga, no hable, no me digas, que presupone también adelantarse a un discurso al que se le quita autoridad y legitimidad y cuya realización se impide. El hablante no acepta el discurso del interlocutor, porque lo considera inadecuado o porque no le reconoce al oyente el derecho a emitirlo. Se le niega a este la posibilidad de intervenir, de expresar su opinión, porque es falsa, el hablante está equivocado, miente o no tiene autoridad. Es decir, la incapacitación puede radicar en el dictum, en el contenido, o en el mismo ser hablante, en sus características personales, convirtiéndose en un ataque ad hominem. Esto no es legítimo desde el punto de vista argumentativo o retórico (Fuentes & Alcaide, 2002). Generalmente le acompaña una argumentación que demuestra las razones del rechazo. Coloquio del Programa EDICE • 97 (7) Esto no quiere decir que no sigamos luchando por el plátano de Canarias, y así va a ser hasta el final del problema, la resolución del conflicto y la pervivencia, porque el sector del plátano no es solo agricultura, no es solo economía para las islas sino que además está asociado al concepto general de las islas Canarias, al paisaje, a la economía en todos los sentidos, hasta el propio turismo está vinculado al mundo del plátano. Por tanto, no diga que nosotros nos estamos desprendiendo de este problema porque es todo lo contrario: seguiremos luchando desde los ministerios que correspondan (DSPE 18, 24/6/2008, Sra. Coello Fernández-Trujillo, PSOE). Puede consistir en un rechazo total del argumento, seguido de una explicación, o más frecuentemente, de una alternativa, de una contraposición: “No diga X. X no es verdad” o “No diga X sino Y”. La justificación que sigue pretende quitarle un poco de fuerza a la contraposición. (8) Sra. Fernández Sanz: Vamos a ser serios, Estado somos todos y el gran reto es codecidir de forma corresponsable. A mí me parece que aquí tenemos algo que asumir entre todos, y es intentar en este momento de recesión arrimar todos el hombro para trabajar en la dirección de resolverlo de la mejor manera posible y lo antes posible. A eso yo lo llamo las políticas keynesianas. El señor Casas me dirá que es un lenguaje antiguo –no me lo diga otra vez, señor Casas–, pero no se ha inventado otro nombre, son esas políticas (Senado, Comisión 39, 30/6/2008, Sra. Fernández Sanz, PSOE) Con no me lo diga otra vez el hablante le niega al oyente el derecho a introducir su acto de habla. Le pide o le ordena que no hable, por tanto atenta contra su propia actividad como interlocutor. Es descortés, pero lo es aquí aún más porque el cotexto aumenta dicho efecto. Aparece con un marco negativo: Vamos a ser serios, que presupone que no lo son, y, por tanto, hay una crítica fuerte inserta. A veces va seguido de un aparente atenuativo: (9) No voy a defender la semana de 60 horas en Bruselas. Si algo distingue a la izquierda de la derecha es que la izquierda ha sido siempre pionera precisamente en el sentido contrario. Acudan ustedes a la historia, por favor, y vean quién ha defendido la semana de 40 horas, la de 35 horas, con muchas críticas, eso sí, que venían de la derecha. Por tanto, no digan por favor a este Gobierno que va a defender eso (Diario de Sesiones y Comisiones del Senado 38, 30/6/2008, Sr. Ministro de Sanidad y Consumo). 98 • Catalina Fuentes Rodríguez Pero ¿por favor quita fuerza o enfatiza el acto directivo? En principio es una forma codificada como atenuativo de una petición. El hablante se presenta a sí mismo como una persona educada, considerada con los demás. Como esto no es lo esperable, se infiere una crítica a los otros, a los que acusa de mentir. Por tanto, la distancia entre ambos grupos es mayor, y la descortesía también. La atenuación aquí en vez de reducir la fuerza, la aumenta, porque no es lo esperado en ese discurso. Puede aparecer con una variante más enfática o emotiva: no me diga. El clítico actúa como intensificador: (10) Usted me ha puesto el ejemplo de las carreteras, que cuentan con un convenio acordado con la Generalitat de Cataluña. Sin embargo, si en el conjunto del presupuesto es el 8,5 por ciento, no me diga que, si para evitar la dualidad de las dos Españas, el Ministerio de Fomento dijera, por ejemplo, que quiere invertir el 20 por ciento la Generalitat diría: No, no, por favor, más del 8,5 por ciento no (Diario de Sesiones y Comisiones del Senado, 36, 26/6/2008, Sra. Candini i Puig) En otra variante aparece el verbo hablar en vez de decir: (11) No hay nada más antisocial que el paro y se está destruyendo mucho empleo en España en estos momentos. (Aplausos.) Y no hay nada más antisocial, señor presidente del Gobierno, que el hecho de que la gente no pueda llegar a fin de mes porque hay un Gobierno que no es capaz de tomar medidas contra la subida de los precios. Eso es lo verdaderamente antisocial. (Una señora diputada: Demagogo.) No hable usted de los 400 euros. No vuelva a hacerlo. Son los que cobra el presidente de un banco mientras que el conserje de ese mismo banco no cobra ninguno. Es la medida más antisocial que yo he visto a lo largo de mi vida política en España. (Aplausos.) No hable usted más de los 400 euros, señor presidente. Usted se siente obligado –y es su gran objetivo– a recuperar la confianza. (DSPE, 21, 2/7/2008, Sr. Rajoy, PP) No hable usted es una variante de no diga. En no hable más, más actúa como realizante: le da más fuerza al mandato de negarle la palabra. Si ya es negativo pedir que no hable, lo es más presuponer o dejar inferir que el discurso es repetido, que lo ha hecho más veces. Hablar es un verbo más general, designa el acto, focaliza el hecho más que el contenido del mismo, que es lo que ocurre con decir, por ello tiene más efectos. Va seguido de no vuelva a hacerlo, que aporta una gran fuerza, otra variante en que se enfatiza el no derecho a la emisión. El contexto aumenta la fuerza descortés. En una sesión anterior encontramos: Coloquio del Programa EDICE • 99 (12) Una persona como usted, que conoce las pensiones tan bien o mejor que yo, no puede venir aquí a decir que la pensión media en los hombres es de 400 euros; sabe que está mintiendo (DSPE, 18, 24/6/2008, Sra. López i Chamosa, PSOE) En este último caso se emplea una forma más enfática para negarle el derecho a réplica del receptor, para quitarle relevancia, y poder llevar al oyente a lo que desea. Aparece con una oración declarativa, pero con fuerza ilocutiva directiva: No puede venir aquí a decir… Constituye una manifestación de autoridad y un acto descortés de imposición con respecto al oyente. Todas estas expresiones se sitúan en un contexto de enfrentamiento. Son descorteses, claramente. El propio acto de habla que supone lo es. Atenta, además, contra el principio de colaboración, básico en la conversación. Es un ataque directo a la propia estructura de la interacción. La descortesía aquí radica no sólo en el ataque a la imagen del otro como receptor, sino, sobre todo, en la que proyecta del propio hablante. Este se presenta como una persona dominante, no colaborativa, en una relación de poder con respecto a su interlocutor, que le lleva a adueñarse del propio funcionamiento del intercambio, que, en principio, es una actividad compartida. No puede haber conversación con un único ser que habla y sin intervenir el otro. Ahora bien, el tipo de discurso en que aparece, en el que la norma es el enfrentamiento y la dialéctica de oposición le quita fuerza, atenúa la descortesía. En el Parlamento andaluz encontramos la misma situación. Aparece en contextos interactivos de enfrentamiento en los que esta estructura se utiliza con una dimensión altamente descortés: como marcas argumentativas de fuerza, de imposición del Yo y rechazo del otro. Además, aparece con diversas variantes empleadas tanto por el representante del gobierno como de la oposición. El valor de las unidades aparece sobrepotenciado por la presencia de otras unidades del cotexto. Este actúa como un marco que proporciona más descortesía. (13) Eso sí, señor García, no como usted plantea, no como usted plantea. Eso ya no existe en ninguna parte del mundo, lo que usted plantea. Dígame un solo caso en el mundo donde se dé eso que usted está planteando. Mire usted, China está privatizando las empresas públicas. Usted no va a venir a decirle a la Junta de Andalucía que es que nosotros tenemos unas teorías neoliberales y que no somos capaces de intervenir. ¿Usted nos puede decir eso de verdad, mirándonos a la cara? ¿Usted nos puede decir eso? ¿Usted no mira hacia Andalucía, las empresas que hemos visto que, interviniéndolas, era posible sacarlas adelante, como hemos hecho? Cómo va a decir eso. (…) Si usted dice eso, o dice qué máquina es o no lo 100 • Catalina Fuentes Rodríguez puede decir, porque eso no es serio, eso no es serio, eso es acusar de un delito a un funcionario público, al que sea, y eso no se puede decir así, sin más. Usted tendrá que decir qué máquina se ha subvencionado dos veces, porque, si alguien ha subvencionado una máquina dos veces, ése, desde luego, va ante un juez inmediatamente, inmediatamente. Eso no se puede soltar en barbecho (DSPA, 119, 2/05/2007, Sr. Consejero de Innovación, Ciencia y Empresa) En esta intervención del consejero encontramos el rechazo absoluto del habla del otro con expresiones declarativas: usted no va a venir a decirle… El hablante no ordena o pide, como en no diga, sino que niega el hecho futuro: no va a venir. Luego lo modaliza con el verbo poder. Pero estos aparecen en construcciones interrogativas retóricas, que implican hechos negativos: ¿Usted nos puede decir..? indica “no nos puede decir”. Niega una posibilidad, o, mejor dicho, una capacidad. La entonación interrogativa de un acto que no espera respuesta le proporciona aún más fuerza al rechazo, porque es un acto originalmente apelativo, que exige una colaboración, negada aquí. Es un procedimiento indirecto que se convierte en mecanismo de fuerza. A continuación lo reitera: ¿Usted nos puede decir eso?, o ¿cómo va a decir eso?, formas de evidencia y reafirmación. O la aserción impositiva del final: Eso no se puede soltar en barbecho. La posición es de poder claramente y de enfrentamiento: el hablante le dice al oyente que no puede emitir su discurso, que no se lo va a permitir. En este caso se ha utilizado un habla muy coloquial, a pesar del usted, que es puramente ritual, obligado, pero en absoluto implica distancia o respeto. Esto acerca a los interactuantes, imita una conversación informal y proporciona un alto grado de fuerza, al hacer más inmediata la interacción. Por ello aparecen tantas marcas de modalidad. Ambos procedimientos (le voy a decir… no me diga) se combinan en una situación de enfrentamiento fuerte, como en los siguientes fragmentos que muestran el cruce de acusaciones entre el presidente de la Junta, Sr. Chaves, y la portavoz de la oposición, Sra. Martínez. En ambos se utilizan estos mecanismos con valor descortés, ya que sirven para reforzar la imagen propia y destruir la del adversario. El contexto de críticas aumenta este efecto. En la intervención de Chaves, que es una respuesta a otra de Martínez, él establece una secuencia seguida de mire usted, y de un enfrentamiento entre lo que lo que hacen ellos (el PP) y él (PSOE): (14) Y termino esta primera intervención, señora Martínez. ¿Que nosotros nos hemos beneficiado por el cobro de los impuestos de la vivienda? ¿Se ha preguntado usted, señora Martínez, si el señor Aznar y el señor Arenas, el Gobierno durante esa época, se beneficiaron también al cobrar el Impuesto sobre al Valor Añadido de las viviendas de Marbella? ¿Se lo ha preguntado? Pues, Coloquio del Programa EDICE • 101 mire usted, le voy a decir algo, señora Martínez: Ni la Junta de Andalucía ni el Gobierno del señor Aznar se beneficiaron del cobro de esos impuestos; entre otras cosas, porque el cobro de los impuestos va a parar a los ciudadanos a través de obras públicas y de equipamientos (DSPA 118, 12/4/2007, Sr. Chaves, PSOE). La intervención de Martínez sigue en esa misma línea, pero es mucho más agresiva: juzga lo que ha dicho Chaves y lo critica: (15) Señor Chaves, le repito lo del otro día: disculpas de mal pagador. Mire usted, usted ha dicho que el auto del señor Torres, del juez Torres, era subjetivo. Muy bien, pues está usted poniendo en duda el contenido del mismo; lo diga usted cómo lo diga. Ahora, le repito: cuando ustedes están en el gobierno, las cosas las ven de una manera y, cuando están en la oposición, de otra. Le voy a decir una cosa: ustedes empezaron a actuar, jurídicamente, cuando apoyaban a la señora Marcos, candidata socialista, Concejal socialista, en la legislatura...; que luego hubo una moción de censura, pagada al parecer por un señor, que es el mismo al que le adjudicaron ustedes, ilegalmente, el casino de Sevilla. Eso para empezar. Para seguir, esa señora era Concejala socialista, señor Chaves, y usted la apoyó. No me diga usted que no tenían nada que ver, porque había sido y fue Concejala socialista. O sea, que no me diga que no tenían nada que ver, porque les fueron ustedes a apoyar igual que van ahora a apoyar al señor Plata, igual, con el mismo ímpetu. Ya no digamos del señor Zarrías; no me hable de Gil, porque Gil dijo lo de unos talones que volaban y que no sabemos dónde llegaron. Pero, desde luego, a mí me gustaría que lo explicaran ustedes. (…) Mire, señor Chaves, lo que yo le pediría –y yo le creo a usted, fíjese– es que hiciera usted posible que haya una Comisión de Investigación por primera vez en este Parlamento –le llevamos pedidas como cuarenta, en los últimos años– y diga todo lo que usted ha dicho, y más, y nosotros le felicitaremos. Pero no me diga usted que le han metido esos goles en urbanismo y usted no se ha enterado, porque no me lo creo (Idem, Sra. Martínez, PP). En este enfrentamiento dialéctico las formas son claramente descorteses, tanto por la forma como por el contenido. Son los dos cabeza de lista de los partidos mayoritarios: el presidente de la comunidad y la jefa de la oposición, con lo cual sus manifestaciones tienen más poder, más relevancia, pero a la vez están obligados a liderar el enfrentamiento, a mostrarse más tajantes, más beligerantes y más seguros de su posición. En la intervención de la sra. Martínez encontramos: 102 • Catalina Fuentes Rodríguez - apelativos de oposición, como mire usted. O no me diga usted (no me hable) en que literalmente anula la palabra o capacidad de réplica: Mire usted, aclárese, y diga por qué...; - anuncios del decir: le voy a decir una cosa, le repito; - enumeraciones: eso para empezar... para seguir; - fórmulas interrogativas en que se le pide cuentas de hechos negativos, y dejan abiertas, como inferencias, acusaciones fuertes: ¿Por qué han vetado la Comisión de Investigación? En este caso, se une el anuncio del acto de habla (enfatizado, por relevante) al rechazo al acto del otro. Es un contexto de enfrentamiento, que se acerca a lo coloquial. Es más libre, está menos prefijado, porque el enfrentamiento personal también lo es. Como texto se acerca más al combate verbal de una conversación. Y es más directo, con lo cual es más fuerte. El lenguaje coloquial actúa aquí como un mecanismo de fuerza argumentativa, ya que no es lo esperado en el discurso parlamentario. Las formas descorteses potencian su valor. Se hacen aún más descorteses. Acto (descortés) – Discurso parlamentario (atenúa lo descortés porque es la norma) – Lenguaje coloquial (no esperado – acentúa lo descortés). 4 La influencia del tipo de discurso. Uso en la lengua coloquial Por último, vamos a comparar estos resultados con el comportamiento de estas unidades en el habla coloquial, para lo cual usaremos textos del CREA 19 . Esto nos permitirá comprobar, por una parte, la vitalidad de la construcción en español. Y, por otro, cómo cada uno de ellos impone su propia norma, en virtud de la cual se evalúa como cortés o descortés. En estos textos, se utiliza le voy a decir una cosa para guiar la interpretación del receptor, anunciando la relevancia o peso informativo de cada enunciado o argumento. Así, en el ejemplo siguiente está integrado en el discurso, seguido de la expresión “muy importante”. (16) ÁNGELES LAMUÑO. Si me permitís voy a decir una cosa muy importante: El que sea actor y tenga el sentimiento de la interpretación no deje de dar el salto porque si no siempre se estará preguntando “...y ¿si lo hubiera dado? Y luego si viene y no 19 Estas formas aparecen en diálogos todas, ya sean reales (programas de televisión como Esta noche cruzamos el Mississipi, entrevistas recogidas en periódicos), como novelas en las que se reproducen conversaciones. Aunque estos no correspondan a textos naturales, son obras en que se intenta recoger el lenguaje coloquial. Coloquio del Programa EDICE • 103 resulta regresará más tranquilo (La Ratonera. Revista asturiana de Teatro, 01/2002). Aparece atenuado con si me permitís, que supone una actitud humilde, ante lo que puede parecer una imposición en el habla. No es, por tanto, descortés en este discurso, lo que demuestra que es el contexto el que le proporciona dicho valor. Es un enfatizador informativo. En contextos de enfrentamiento, sí aparece la descortesía, tal como ocurría en los otros textos. (17) Pues desde luego te voy a decir una cosa, Sara –exclamó doña Loreto mientras la señalaba con el dedo. Teniendo en casa a esta joya..., ¡buena gana tienes de seguir pagándole un dinero todos los meses al golfo de mi yerno, para que se lo gaste con la puta ésa, mira lo que te digo! (A. Grandes, 2002. Los aires difíciles. Barcelona: Tusquets) (18) Te voy a decir una cosa, Nicanor. Yo no maté a mi hermano. Pero como Tamara se entere de esto, como escuche una sola palabra, aunque sólo sea un rumor, como se te ocurra decirle alguna vez que yo maté a su padre, te voy a matar a ti (Idem). En los textos coloquiales alternan los contextos de enfrentamiento y los de no enfrentamiento. Es más frecuente como anuncio catafórico y apoyo de la propia aserción. Incluso puede llegar a ser característico del habla de ciertas personas. Estas lo utilizan como una forma de focalizar, anunciándola, una información que consideran importante, a la vez que llaman la atención sobre su propio acto de enunciación, sobre su papel como hablantes. (19) Sabes? Eso es muy diferente. Yo mira, yo tengo mi novio Sí. Que mide dos metros, con ojos azules y yo cuando veo a un tío con un escándalo de un paquete la pepita me palpita. Claro, porque porque claro, hay en mi tierra hay un hay una cosa en mi tierra hay un refrán que se dice, en mi tierra Porque te voy a decir una cosa, mira, hoy en día todas las mujeres, hasta casadas y todo, y no miento a nadie, están con los maridos y a la vuelta de la esquina se van a las cafeterías, se ponen peluca y ponen los cuernos que dan gusto (Esta noche cruzamos el Mississippi, 23/10/1996, Tele 5). (20) Ana, gracias por estar aquí. Ojalá todo acabe bien. Y no sé en que camino llegará todo. Gracias por estar aquí. Gracias a ustedes. Te voy a decir una cosa. Te Sí. Voy a pedir permiso porque yo quiero darle las gracias a un gran personaje. ¿Qué cómo se llama? El fiscal que le ha dado la citación a Ana María, que la verdad, nos ha apoyado mucho y desde aquí le mando un beso muy fuerte y un Abrazo 104 • Catalina Fuentes Rodríguez de Ana María, de Rubén y de nuestro abogado. Muy bien. Gracias a todos por estar aquí. Con tu permiso. Y mucha suerte en lo que pueda venir en el futuro. Y te voy a decir una cosa Pepe. Sí. Resulta que la todo la verdad no la hemos contado porque es que esta gente lo que pasa que esta mujer yo le dije desde el primer momento que ella podía venir a mi casa, que mi casa estaba dispuesta para ella (Esta noche cruzamos el Mississippi, 21/10/1996, Tele 5). En otros textos coloquiales, no del CREA 20 , la situación es equivalente: adquiere el valor descortés en contextos de enfrentamiento: (21) Carmele Marchante: vale, yo quiero decir una cosa muy corta. Con Antonio Ordóñez esto no ocurría y como tu entrada te la regalaron y dijiste [<<…>>] no la has traído [<<…>>] Kiko Matamoros: [mira] te voy a decir una cosa, oye, vamos a ver un momentito, déjame, si alguien ha hecho algo en Ronda por acabar con la reventa ha sido Fran Rivera (TNT, Tele 5, 25/9/2006) Es una reacción ante la postura del otro. (22) Moderadora: [oye, un momento, todos a la vez no] Lidia Lozano: [te voy a decir una cosa, Kiko, te voy a decir una cosa], creo que con Carmen Ordóñez no ha habido NADIE, NADIE, que le dijese a la cara ni consumes cocaína, ni eres una drogadicta, ni nadie le ha dicho [en ningún plató =] (TNT, Tele 5, 20/10/2006) (23) Encarni Manfredi: [te voy a decir una cosa, te voy a decir una cosa,] te voy a decir una cosa para que te quede clara, te voy a decir una cosa para ver si te queda clara. En primer lugar, cuando la noticia sale, a mí me llaman, y como a mí me llaman, yo decido si vengo o no, sobre todo si lo que se está hablando más de la mitad es mentira. Punto número uno. Punto número dos, todavía no he ido yo a la tele a contar si voy bien con mi marido, si, es horario infantil, si mi marido me ha dao un beso aquí o allá o si yo he estao con Fulano o he estao con Cetano, cosas que otros, incluyéndote a tu, sí has contao. [Punto número tres, punto número tres, no, te estoy contestando, te estoy (A tu lado, Antena 3, 11/7/2006) En el caso de la expresión No me diga, los textos coloquiales muestran una mayor complejidad: la encontramos integrada, en contextos de oposición en que tiene también un valor descortés: 20 Grabado y transcrito por Ester Brenes. Coloquio del Programa EDICE • 105 (24) Y por favor, no me diga que el hombre siempre ha sido igual de vicioso, porque no es cierto. Bueno, sí es cierto, pero ahora es mucho más: más mezquino y más vicioso (B. Ameztoy, 2001. Escuela de mujeres. Madrid: Oberon). (25) Si hay tanta gente dispuesta como tú dices, preséntame 5.000 firmas de militantes y entonces me lo pienso y a lo mejor tiro, pero no me digas que tenemos mucha gente porque aquí a la hora de la verdad no se cuenta nunca con casi nadie -le dijo Ibarra a Corcuera, y algunos salieron de allí creyendo que había cedido (G. López Alba, 2002. El relevo. Crónica viva del camino hacia el II Suresnes del PSOE. 1996-2000. Madrid: Taurus). En ellos aparece seguido de una justificación. Sin embargo, también puede aparecer con una entonación exclamativa, con valor de sorpresa, y en ese caso no sólo intensifica la información sino que muestra una actitud subjetiva ante ella: (26) No me diga que la casa está encantada (C. Ruiz Zafón, 2003. La sombra del viento. Barcelona: Planeta) (27) Juan: No me diga, maestro, que el golpe de efecto no fue genial (S. Ortiz Trixac, 2001. Lances que cambiaron la Fiesta. Madrid: Espasa Calpe). Hemos pasado de un acto de habla directivo, de una exhortación: “le ordeno que no me hable, que no comunique su información”, cuya descortesía radica en no aceptar el discurso al contrincante y su fuerza argumentativa en impedirle la defensa, a un contexto emotivo exclamativo. Es un acto de habla de sorpresa, que se presenta generalmente con un evaluación positiva. Puede ser incluso utilizado en contextos de saludo como forma de crear empatía: (28) No me diga que trabaja usted para mi buen amigo Sanmartí. Él, como yo, es el mejor en lo suyo. ¿Y dígame, qué tal está su marido? (Idem) A partir de aquí ha desarrollado una expresión independiente como operador modal de sorpresa: ¡No me diga(s)! Y en el caso de la lengua coloquial, si se combina con la entonación exclamativa adopta un valor aún más enfático, ligado a la modalidad. Aquí la construcción no es no diga, que no puede ser 106 • Catalina Fuentes Rodríguez independiente, sino no me diga, que elide el objeto, cosa que no permite en ninguna otra combinatoria 21 (29) El maître me pregunta por Torcuato. Le digo que está bien, pero que ha preferido quedarse en casa leyendo un tratado sobre pedagogía cibernética. –¡No me diga! ¿Sabe usted que a mí también me apasiona esa ciencia? (J. Tomeo, 2003. La mirada de la muñeca hinchable. Barcelona: Anagrama). Exige un contexto evaluativo, una relación de cierta empatía, que acepta la expresión de las emociones. No es correcto en un texto formal. Por ello no es frecuente en textos parlamentarios y sí en textos coloquiales, conversacionales o dialógicos. Es una expresión propia de la interacción, y, por tanto, del diálogo. Exige, además, una relación de cierta familiaridad, en la que esté permitida la expresión de las emociones. El cotexto, pues, es importante, así como el tipo de discurso y los factores socioculturales, para determinar el efecto de (des)cortesía 22 . 5 Dimensión cortés/descortés de estas construcciones La perspectiva pragmática global que proponíamos más arriba, donde los elementos lingüísticos se contemplan en su relación con la situación interactiva, social, y con el tipo de discurso, nos permite llegar a ciertas conclusiones sobre el empleo que hace el hablante de estas construcciones del decir como anuncios de su propio acto de hablar. Este valor catafórico lleva una motivación informativa en primer lugar: asegura la relevancia de lo que sigue. En segundo lugar, un motivo interactivo: consigue (o intenta) atraer la atención del interlocutor para que esté atento. En tercer lugar, implica una reafirmación o apoyo del propio discurso. En algunos casos coloquiales lo hemos visto empleado casi como una muletilla. En los textos parlamentarios aparece de dos formas: a) como anuncio catafórico y focalizador informativo de lo que sigue. Para ello el contexto debe ser de no enfrentamiento; b) como forma de autoafirmación de la propia imagen y de rechazo del otro, en contextos de enfrentamiento. Es una forma de anunciar el desacuerdo, de imponer el yo. Crea ya el conflicto y anuncia la réplica transmitiendo un mensaje de seguridad y fuerza. Generalmente va De “No diga que+ oración”, podemos tener “No lo diga”, pero no la elipsis: *”No diga”. En el Congreso de “(Des)cortesía y violencia verbal en español”, celebrado en noviembre de 2008 en Sevilla, presentamos una formulación más completa de los factores implicados en la evaluación. Consúltense las Actas, que aparecerán en breve. 21 22 Coloquio del Programa EDICE • 107 seguido de una argumentación justificativa del rechazo presentado al discurso de otro. El tono también muestra, evidentemente, dicha oposición. Es, pues, un potenciador de la descortesía en contextos de desacuerdo. Con respecto a no me digas, no me hable…, es puramente descortés en todas las circunstancias, ya que implica un rechazo absoluto del otro, le niega la posibilidad, el derecho a hablar, desacreditándolo personalmente y desacreditando su discurso, que muestra inadecuado, no veraz, inaceptable. Atenta contra el principio de cooperación comunicativa, básico para mantener la interacción verbal. Además, lo hace con un acto directivo, ordenándole al otro que no realice su acto de habla, impidiéndole realizar su función social como interlocutor. Para que sea efectivo, el hablante tiene que estar investido de autoridad, reconocida, o bien crearla en el propio acto comunicativo. Personalmente él se presenta como superior al otro. Ambas formas, pues, en un discurso parlamentario de enfrentamiento, que es lo más habitual, se usan como formas de imposición del yo frente al otro, con lo que la imagen de este queda minimizada. Son procedimientos, pues, altamente descorteses. Ahora bien, hay que tener en cuenta que, al ser lo normal en este tipo de discurso, se atenúa dicho efecto de descortesía. Eso sí, el cotexto lingüístico puede aumentarlo al acompañarlo de otras expresiones (como por decirlo de alguna manera, vamos a ser serios, por favor, eso no se pude decir, mire usted, aclárese…), o al usar un lenguaje coloquial, emotivo, no esperable en este tipo textual. 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La Cortesía en Español Peninsular Análisis de la secuencia de cierre en conversaciones telefónicas Lucía Fernández Amaya Universidad Pablo de Olavide Resumen En este artículo se resumen las conclusiones alcanzadas tras analizar el tratamiento de la cortesía lingüística en las secuencias de cierre de conversaciones telefónicas en español peninsular, siguiendo un enfoque metodológico basado no sólo en la pragmática, sino también en el análisis conversacional, disciplina que estudia fragmentos auténticos del uso del lenguaje espontáneo. Por un lado, siguiendo principalmente las propuestas de Schegloff y Sacks (1973) y Gallardo (1993, 1996, 1998) he dividido la secuencia de cierre de las conversaciones telefónicas en cuatro partes: pre-cierre, aceptación, despedida y despedida y cierre. Por otro lado, desde una perspectiva pragmática, identifico en dicha secuencia las estrategias de cortesía utilizadas por los interlocutores. Finalmente, aunando el análisis pragmático y el conversacional, describo las estrategias de cortesía que se utilizan para codificar cada movimiento que compone la secuencia de cierre, alcanzando así un entendimiento más profundo de los mecanismos que operan en la conversación. Palabras clave Cortesía, conversación telefónica, secuencia de cierre, español peninsular, estrategias 112 • Lucía Fernández Amaya 1 Introducción Una de las principales motivaciones para llevar a cabo este trabajo de investigación es que no existen demasiados estudios empíricos sobre cuestiones de cortesía lingüística en español que utilicen conversaciones telefónicas1: “There are a few studies that look at politeness in mediated interactions such as telephone conversations” (Placencia & García 2007: 378). Normalmente, las conversaciones telefónicas han sido principalmente utilizadas en investigaciones realizadas desde el análisis conversacional (Schegloff & Sacks, 1973; Button, 1987, 1990; Hopper, 1992; Ávila Muñoz, 1998; Schegloff, 2002a, 2002b; Arminen, 2005; Hutchby & Barnett, 2005, entre otros). Sin embargo, considero necesario aunar ambos paradigmas –pragmático y conversacional– para obtener un correcto entendimiento de los mecanismos que operan en la conversación. Otro de los motivos por los que mi estudio se fundamenta en conversaciones se debe a que creo que el fenómeno de la cortesía lingüística debe estudiarse en la interacción y no sólo circunscribirse al acto de habla, al igual que han indicado autores como Ide (1989), Matsumoto (1989), Pavlidou (1994), Meier (1995), Placencia (1996), Buck (1997), Arundale (1999, 2004, 2006), Mills (2002), Briz (2004), Koike (2005) o Müller (2006), entre otros. En esta comunicación resumiré las conclusiones alcanzadas tras analizar el tratamiento de la cortesía lingüística en las secuencias de cierre de conversaciones telefónicas en español peninsular, siguiendo un enfoque interaccional basado en el análisis conversacional, disciplina que estudia fragmentos auténticos del uso del lenguaje espontáneo. La decisión de centrarme en el cierre conversacional para analizar la cortesía se basó en el hecho de que considero al igual que otros autores como Gallardo (1993), Cameron (2001), Takami (2002) o Coppock (2005), entre otros, que la secuencia de cierre es, junto con la de apertura, otra parte problemática de la conversación en lo que a cortesía se refiere. Tal y como indica Bravo (2005: 34) la cortesía es “una actividad comunicativa cuya finalidad propia es quedar bien con el otro y que responde a normas y a códigos sociales que se suponen en conocimiento de los hablantes.” Sin embargo, cuando llegamos al final de una conversación, nuestro interlocutor puede interpretar que no deseamos seguir conversando. Esto a su vez puede llevar la implicación de que no estamos disfrutando de su compañía o que consideramos que nuestro interlocutor es aburrido o molesto. Por lo tanto, mientras que la apertura puede amenazar la imagen negativa del interlocutor, el cierre conversacional puede ir en contra de su imagen positiva. Para reducir este 1 Los únicos estudios que la autora ha encontrado hasta la fecha son Placencia (1991, 1995, 1996, 1997), González Royo (1998) y Escamilla et al. (2005). Coloquio del Programa EDICE • 113 riesgo y proteger la imagen de los interlocutores, se emplean diversas estrategias de cortesía lingüística. En este sentido, Gallardo (1993: 64) indica que, al igual que sucede con las secuencias de apertura, las secuencias de cierre “pasan a ser las más apropiadas para estudiar la cortesía”. Sin embargo, aunque se ha escrito bastante sobre la apertura de las conversaciones telefónicas en distintos idiomas y culturas 2, no se puede decir lo mismo sobre la secuencia de cierre (Schegloff & Sacks, 1973; Clark & French, 1981; Button, 1987, 1990; González Royo, 1998; Pavlidou, 1997, 1998, 2000, 2002, 2008; Placencia, 1997; Takami, 2002), de ahí la necesidad de llevar a cabo el presente estudio. 2 Estructura conversacional de la secuencia de cierre Siguiendo principalmente a Schegloff y Sacks (1973) y Gallardo (1993, 1996, 1998), considero que la secuencia de cierre puede estar compuesta de los siguientes elementos 3: Pre-cierre: - Turnos de paso (Vale. Bueno). Así el hablante indica que no tiene nada más que decir y proporciona un turno “gratis” a su interlocutor, quien, debido a que estas formas terminan con cualquier tema anterior, puede introducir un tema nuevo sin que se rompa la coherencia temática. Si se aprovecha esta oportunidad que se da en el pre-cierre y se introduce un nuevo tema, se produce una reapertura y puede ser que la conversación vuelva a extenderse. Pero si el hablante no aprovecha la ocasión porque no tiene nada más que decir y contesta al pre-cierre con un turno simétrico, da a entender que está de acuerdo en que comience la sección de cierre. - Anuncio explícito (Te tengo que dejar ya). Este tipo de anuncios se utiliza para interrumpir un tema de conversación y comenzar la secuencia de cierre. - Expresiones sentenciosas (Eso, que está la cosa fatal) 4. Véanse Schegloff (1968, 2002a, 2002b), Godard (1977), Sifianou (1989, 2002), HoutkoopSteenstra (1991), Hopper (1992), Lindström (1994), Pavlidou (1994), Placencia (1996), Park (2002), Taleghani-Nikazm (2002a, 2002b), Ten Have (2002), Sun (2004), Grieve y Seebus (2008), entre otros. Un caso especialmente significativo es el de Ávila Muñoz (1998) que dedica 13 páginas de su artículo a la secuencia de apertura y tan sólo una y media a la de cierre. 3 Se espera que el cierre se componga de las cuatro partes principales. Sin embargo, los subapartados pueden no ocurrir en su totalidad y no tienen por qué seguir el orden propuesto. 4 Tanto las expresiones sentenciosas como las intervenciones que se comentan en el apartado (1.d), son pre-cierres propuestos por Gallardo (1993). 2 114 • Lucía Fernández Amaya Estas ofrecen un comentario donde la implicación como hablante es mínima e indican al interlocutor que ya no hay nada más que decir. - Ofertas pretemáticas de cierre (¿Estabas durmiendo?). Estas preguntas no se pueden considerar parte de un tema, sino el comienzo de uno. Según Schegloff y Sacks (1973: 314), cuando estas ofertas de cierre pretemático se rechazan, bien la oferta o bien algún componente del enunciado de rechazo se convierte en el tema de conversación. Pero si por otro lado se aceptan, a estas ofertas les sigue una sección de cierre en la que se incluye una parte donde se hacen planes para seguir la conversación en otro momento. - Intervención que, tras haber comentado varios temas de conversación, hace referencia a actividades que fueron interrumpidas por la llamada (Te dejo para que puedas seguir estudiando). Aceptación del ofrecimiento de cierre que se expresa en el pre-cierre 5: - Acuerdos para un contacto en el futuro (Esta noche nos vemos). Según Button (1987), al hacer referencia a un futuro contacto, se da a entender que la conversación ha de seguir en otro momento y que la presente ha de terminar. - Expresión de buenos deseos y saludos para otras personas (Adiós, hija, y que se mejore tu padre). - Caracterización final (Tan sólo llamaba para ver cómo estabas. Gracias por llamar). 6 - Secuencia lateral. Gallardo (1996: 101) describe la secuencia lateral como aquella que “provoca una discontinuidad que interrumpe momentáneamente el discurso”. Según la autora, supone un cambio de tema, pero los interlocutores no estiman que dicho tema sea propio de su conversación, sino que lo consideran una cuestión marginal que desvía su atención durante algunos momentos. Este tipo de secuencia es lateral porque hace referencia a otra secuencia central que se estaba desarrollando, es decir que tiene una articulación trimembre: secuencia en curso - secuencia lateral - regreso a la secuencia en curso. - Cualquiera de los movimientos mencionados en el pre-cierre. Despedida. (Adiós. Hasta luego). Despedida y cierre. (Adiós. Hasta luego). El pre-cierre funciona como un ofrecimiento de cierre y si tal oferta se rechaza, en el siguiente turno de habla se introduce un nuevo tema de conversación y la secuencia de cierre se pospone. 6 Puede seguirle un turno en el que se minimice el coste del acto en el que se han dado muestras de gratitud (de nada). 5 Coloquio del Programa EDICE 3 • 115 Análisis 3.1 La cortesía lingüística en la secuencia de cierre: algunos ejemplos El corpus analizado se compone de cierres conversacionales obtenidos de 23 llamadas en español peninsular. Yo misma realicé las grabaciones del corpus español en mi ciudad de origen, por lo tanto, la variedad del español utilizada es la andaluza. Todas las llamadas se producen entre familiares y amigos. Tal y como indica Briz (2004: 84) “El fin último de toda interacción es lograr el acuerdo, la aceptación lingüística (y social) del otro”. En este sentido, el cierre de una conversación puede ser una labor delicada y constituir una amenaza 7 para la imagen positiva de los interlocutores, puesto que uno no sabe si el otro desea seguir hablando. Para mitigar dicha amenaza y para evitar que el oyente se sienta rechazado cuando el hablante decida terminar la conversación se emplean diversas estrategias. Por ejemplo, mediante el uso de pre-cierres se observa que el hablante va buscando la cooperación de su interlocutor, ya que, tal y como asegura Levinson (1983: 346), “by prefiguring an upcoming action they invite collaboration in that action”. Uno de estos pre-cierres sería el turno de paso, mediante el cual se produce una etapa de verificación de objetivos interaccionales que se marca lingüísticamente: el hablante cede su turno de habla al oyente para comprobar si este último también ha terminado o si, por el contrario, aún tiene algo más que decir, en cuyo caso se pospondría la secuencia de cierre. Así, si el oyente acepta el ofrecimiento, el cierre conversacional se produce de mutuo acuerdo 8. (1) Pre-cierre Aceptación 7 A: Bueno= B: =Bueno [pues entonces] A: [Mañana nos vemos] Turnos de paso Spencer-Oatey (2008) indica que no hay situaciones delicadas/amenazantes a priori, sino que depende de los objetivos interaccionales. Es decir, sería delicado si hay intereses divergentes, i.e., si uno quiere terminar y el otro no. A veces es evidente que ambos quieren terminar y por tanto la amenaza potencial no se hace real. En el cierre, por tanto, es muy relevante tener en cuenta los objetivos y necesidades de los interlocutores. Por tanto, cuando hablo de amenaza en el presente estudio, me refiero a situaciones en las que los intereses de los interlocutores no tienen por qué ser los mismos. 8 Todos los ejemplos utilizados están sacados de las 23 conversaciones analizadas. 116 • Lucía Fernández Amaya A menudo también se expresa el motivo que lleva al hablante a terminar la conversación, como queriendo indicar que le gustaría seguir hablando pero algo se lo impide: “It removes the implication that one wishes to end the conversation by providing an alternative motivation, an alternative explanation for one’s potentially face-threatening behavior.” (Coppock 2005: 3) (2) Pre-cierre Aceptación A: Bueno, niña, te dejo [es que]= B: [( )] A: =es que no te tenía que haber llamado, te tenía que haber llamado después de comer. B: Bueno [venga] A: [Porque] ya lo que pasa es que tengo que hacer el zumo y de todo. B: Claro. Anuncio explícito Turno de paso Mediante este movimiento el hablante le comunica al oyente los motivos por los que no puede seguir hablando, presentando así la separación como algo ajeno a su voluntad. Hasta aquí el análisis conversacional. Desde un punto de vista pragmático, Gallardo (1996: 94) asegura que “si el intercambio encierra siempre un posible acto de amenaza de la imagen del interlocutor, los turnos iniciales y finales se dedican precisamente a suavizar el impacto de tal amenaza”. Por lo tanto, la teoría de la cortesía nos indica que para mitigar la posible amenaza que puede suponer para la imagen positiva del oyente llevar a cabo el pre-cierre, el hablante utiliza diversas estrategias 9. La primera de ellas sería buscar el acuerdo y evitar el desacuerdo a través del marcador bueno. En el primer enunciado, bueno no sería un turno de paso porque no ocupa el turno de habla completo del hablante. La utilización de esta estrategia se justifica por el hecho de que en la secuencia de cierre ejerce una gran influencia la Máxima de Acuerdo (Leech 1983), ya que el hablante se asegura de acordar con el oyente concluir la conversación. La siguiente estrategia de cortesía positiva es utilizar un término de tratamiento que indica pertenencia al mismo grupo social que el oyente: niña. Mediante esta estrategia el hablante hace referencia al conocimiento que comparte con el oyente y a la relación que existe entre ambos para que éste Sigo las estrategias de cortesía que proponen Brown y Levinson (1987), aunque la clasificación de dichos autores ha sido revisada y adaptada al acontecimiento de habla que es objeto de mi estudio (ver apéndice). 9 Coloquio del Programa EDICE • 117 último entienda que le gustaría seguir hablando, pero motivos ajenos a su voluntad se lo impiden. La última estrategia de cortesía positiva que aparece en este pre-cierre es dar razones, cuyo uso está justificado por la propia naturaleza del movimiento conversacional en la que está enmarcada: el anuncio explícito. Mediante esta estrategia el hablante da a entender que da por supuesta la cooperación del oyente y declara la existencia de reflexividad entre ambos. En otras ocasiones, el hablante se preocupa por el oyente haciendo mención a la actividad que ha tenido que interrumpir para contestar a la llamada, indicando el hablante, de este modo, que va dejarle para que continúe con dicha actividad. En estos casos el deseo del hablante de terminar la conversación se plantea como una preocupación por la tarea en la que estaba envuelto el oyente antes de la llamada. Esta sería una estrategia orientada por un lado hacia la imagen negativa del oyente, puesto que le dará libertad para actuar, pero por otro lado, también se orienta hacia su imagen positiva, ya que es una forma de “attending to the hearer’s interests” (Brown & Levinson, 1987: 102). Por lo tanto, la cortesía positiva y la cortesía negativa no siempre han de darse en enunciados diferentes, tal y como dieron a entender Brown y Levinson (1987). Hay casos en los que un mismo procedimiento lingüístico puede orientarse tanto a la imagen positiva como a la negativa del hablante o del oyente, como podemos ver en este ejemplo. (3) Pre-cierre Aceptación Despedida Despedida y cierre A: Bueno, te dejo para que sigas estudiando, ¿vale? B: Sí. A: Ve:nga. B: Adiós. A: Hasta ahora. Anuncio explícito Turnos de paso En la fase en la que el oyente acepta el ofrecimiento de cierre del hablante también se emplean diversas estrategias de cortesía destinadas a proteger la imagen positiva de los interlocutores ante la amenaza que supondría el término de la conversación. Un ejemplo serían los acuerdos para contactar otra vez en un futuro, que es uno de los movimientos que aparece con mayor frecuencia en el corpus. (4) Pre-cierre Aceptación A: ¿Vale? B: Vale. A: Venga, entonces ya me llamas tú mañana, ¿no? Turnos de paso Acuerdos para 118 • Lucía Fernández Amaya Despedida Despedida y cierre B: Venga, yo mañana te llamo. A: Hasta luego. Adiós. B: Hasta luego. futuro contacto De este modo, los interlocutores aseguran que, aunque ahora tengan que separarse, estarán accesibles para un futuro contacto. En este caso, los hablantes acuerdan los términos en los que se van a producir ese próximo contacto y así producen el cierre de manera conjunta. Pavlidou (1998: 92) indica que de esta forma los interlocutores refuerzan los lazos afectivos que les unen: Having satisfied the reason for making the telephone call, the partners are faced not only with the organizational problem of closing the (telephone) conversation, but also with the problem of how to do this without causing any bad feelings. Definitely, one way of achieving the latter is by using tokens of phatic communion, as Laver (1975, 1981) has shown. Another, I would like to maintain, is to elaborate on the mutuality of their decision to close the conversation, thus creating greater involvement in one another and enhancing their relationship 10. Esta estrategia estaría orientada hacia la imagen positiva de los interlocutores, al igual que la expresión de buenos deseos y los saludos destinados a otras personas. Según Gallardo (1993), a través de esta última, se intenta rellenar el espacio de tiempo que dura la separación. (5) Pre-cierre Aceptación A: Bue:no. Turnos B: Bueno hija. A: Bueno Mari pues dale = B: Sí. de paso Expresión de buenos deseos y saludos para otros A: =dale [muchas felicidades a todos] B: [( )] A: =muchos besitos a Pepito, a la niña y a todos= B: Igualmente. A: =y que el año que viene que entre por lo menos como estamos. B: Verdad que sí. 10 Énfasis de la autora. Coloquio del Programa EDICE Despedida Despedida y cierre • 119 A: Por lo menos de salud que es lo principal= B: Eso. A: =que la lotería tampoco nos ha tocado nada pero en fin qué le vamos a hacer, no tenemos más dinero, con el que tenemos, tenemos bastante ((ríe))tenemos bastante. Vale Mari, muchos besos. B: Muchas gracias, igualmente. A: Adiós hija. B: Adiós. Una vez que A ya sabe que B tampoco tiene nada más que decir, gracias a los turnos de paso, produce una expresión de buenos deseos, para reforzar los lazos afectivos que existen entre ambos antes de separarse. De este modo, el hablante le indica al oyente que aunque ahora mismo no puede seguir hablando no quiere decir que ya no se interese por él. Por este motivo las estrategias de cortesía que utiliza son de cortesía positiva, puesto que se presta atención al oyente y se le hace regalos (“muchas felicidades”, “muchos besos”). Por otro lado, mediante la caracterización final, el hablante también puede preocuparse por la imagen positiva del oyente (Tan sólo llamaba para ver cómo estabas). Mediante este tipo de enunciados el hablante resume el motivo de su llamada y señala que no tiene nada más que decir una vez que este motivo se ha hecho explícito. En definitiva, la combinación de estrategias de cortesía en el cierre de conversaciones telefónicas responden a una necesidad constante de negociación (Arundale, 2004, 2006; Locher & Watts, 2005) y, por tanto, esta combinación sólo es entendida en el análisis que vaya más allá de un enunciado, y considerando tanto el turno de habla del hablante como del oyente. 3.2.3.2 Datos totales: Estrategias de cortesía encontradas en la secuencia de cierre Gráfico 1. Ocurrencia total de estrategias TOTAL 21 105 ONRECORD C+ 2 C474 OFFRECORD 120 • Lucía Fernández Amaya De las 602 estrategias y subestrategias encontradas, el 80,56% (474) son subestrategias de cortesía positiva, mientras que el 17,44% (105) son subestrategias de cortesía negativa, para terminar con un 3,49% (21) y 0,33% (2) de estrategias off record y bald on record respectivamente. Por lo tanto, los datos muestran el predominio de la cortesía positiva frente al resto, lo cual viene determinado por el acontecimiento de habla en cuestión, ya que durante el cierre el hablante desea asegurarse de que su interlocutor también quiere concluir la conversación. De esta forma la subestrategia que predomina es la de cortesía positiva “Busque el acuerdo y evite el desacuerdo” [C+4], con un 16,28% (98) del uso total, seguida de la subestrategia “Dé por supuesto o afirme la existencia de afinidad con el oyente. Bromee” [C+5] con un 15,78% (95), puesto que la máxima que rige la secuencia de cierre es la de acuerdo (Leech 1983). Le siguen por grado de ocurrencia la subestrategia de cortesía negativa “Cuestione, mitigue” [C-2] (14,95% - 90), empleada generalmente para que el anuncio de cierre no parezca una imposición que amenace la imagen del oyente, y la subestrategia de cortesía positiva “Utilice términos de tratamiento que indiquen su pertenencia al mismo grupo social que el oyente (nombres propios, apodos, etc.)” [C+3] (11,30% - 68), con la que el hablante deja claro que mantiene una relación estrecha con el oyente. Tabla 1. Estrategias de cortesía positiva. CORTESÍA POSITIVA 100 88 80 76 60 50 40 40 37 35 37 22 20 16 9 3 2 0 0 0 0 0 13 11 9 4 5 0 1 3 5 1 4 0 0 4 0 0 0 0 1 4 0 0 0 0 3 2 0 0 C+1 C+2 C+3 C+4 C+5 C+6 C+7 C+8 C+9 C+10 C+11 PRE-CIERRE ACEPTACIÓN DESPEDIDA DESPEDIDA Y CIERRE Coloquio del Programa EDICE • 121 Aquellas subestrategias que aparecen entre un 8% y un 5% son “Percátese o preste atención al oyente” [C+1] (7,48% - 45), “Haga regalos al oyente (bienes, comprensión, cooperación, compasión, solidaridad)” [C+11] (6,98% - 42), “Haga ofertas o promesas al oyente” [C+7] (6,48% - 39), “Dé o pida razones” [C+9] (6,31% - 38). Todas ellas se enmarcan dentro de la cortesía positiva porque la suma de los valores P, D e I en el acontecimiento de habla que se analiza en el corpus español da un nivel de Seriedad (weight) bajo, ya que se trata de conversaciones telefónicas sobre temas cotidianos entre familiares o amigos. Por debajo del 4% se encuentran las siguientes subestrategias, empleadas por el hablante, bien para asegurarse de que su interlocutor está de acuerdo en terminar la conversación, bien para reducir la amenaza que podría suponer dicho fin: - “Afirme o dé por supuesto el conocimiento de las necesidades del oyente y su respeto por ellas” [C+6] (3,82% - 23) - “Asuma o reafirme la reciprocidad” [C+10] (3,32% - 20) - “Sea optimista” [C+8] (2,82% - 17) - “Diga algo de manera incompleta” [OF2] (2,33% - 14) - “Impersonalice” [C-6] (1,50% - 9) - “Generalice” [OF5] (0,50% - 3) - “Exagere” [OF3] (0,33% - 2) - “Sea incompleto, utilice la elipsis” [OF6] (0,33% - 2) - “Sea pesimista” [C-3] (0,33% - 2) - “Discúlpese” [C-5] (0,33% - 2) “Nominalice” [C-8] (0,33% - 2). Tabla 2. Estrategias de cortesía negativa. CORTESÍA NEGATIVA 80 69 70 60 50 40 30 19 20 9 10 0 0 0 0 2 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 C-1 C-2 C-3 PRE-CIERRE C-4 ACEPTACIÓN C-5 DESPEDIDA C-6 C-7 C-8 C-9 DESPEDIDA Y CIERRE Finalmente, las subestrategias que tan sólo aparecen en una ocasión (0,17%) son bald on record número 1, que se utiliza cuando el hablante se expresa 122 • Lucía Fernández Amaya como si la máxima eficacia fuese muy importante y metafóricamente comunica urgencia para producir más énfasis, y bald on record número 3, empleada cuando el peligro de dañar la imagen del oyente es mínimo. Las subestrategias bald on record número 2, “Dé indirectas” [OF1], “Utilice preguntas retóricas” [OF4], “Exagere (el interés, la aprobación, la simpatía hacia el oyente)” [C+2], “Sea convencionalmente indirecto” [C-1], “Sea deferente” [C-4], “Exponga el FTA como una regla general” [C-7] y “Realice el FTA para que conste como una deuda o para que el oyente no quede endeudado” [C-9] no aparecen representadas. Tabla 3. Estrategias on-record y off-record. ON-RECORD & OFF-RECORD 10 9 9 8 7 6 5 5 4 3 3 2 2 2 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 OFF3 OFF4 0 0 0 0 0 0 0 ON1 ON2 PRE-CIERRE 4 ON3 OFF1 ACEPTACIÓN OFF2 DESPEDIDA OFF5 OFF6 DESPEDIDA Y CIERRE Conclusiones De la presente investigación se pueden obtener principalmente dos conclusiones: a) la secuencia de cierre de la conversación telefónica en español peninsular sigue la estructura propuesta por Schegloff y Sacks (1973) y b) en dicha secuencia, los participantes cooperan para terminar la conversación sin dañar la imagen del otro: “La cortesía necesita de la orientación hacia el otro, del deseo de quedar bien con el otro” (Bravo 2005: 33). Así, el trabajo de investigación que he llevado a cabo permite mostrar la importancia que adquiere la complementación de dos modelos de análisis lingüístico –pragmático y conversacional– para un correcto entendimiento de los mecanismos que operan en el cierre conversacional telefónico. En Coloquio del Programa EDICE • 123 consecuencia, comparto la afirmación de Mey (1993) de que la razón por la que el análisis conversacional no es capaz por sí mismo de dar cuenta del uso del lenguaje es porque deja a un lado las consideraciones de tipo pragmático. Del mismo modo, Márquez Reiter y Placencia (2005: 79) indican que “The goal of most Hispanists is to go beyond the description of structures of talk-ininteraction to the explanation of their use in relation to sociocultural factors.” Por otro lado, queda demostrado que los hablantes, cuando se disponen a conversar, tienen en cuenta las necesidades del oyente, aunque personalmente enfatizaría que también tienen en cuenta su propia imagen, tal y como indica Hernández Flores (2004). De este modo, la conversación en general y el cierre telefónico en particular, no es ni más ni menos que una negociación constante entre el hablante y el oyente de sus necesidades, preferencias, etc. y variables contextuales: P, D e I. Esta visión de la interacción como negociación tiene bases sólidas en trabajos empíricos publicados en los últimos años (Arundale, 1999, 2004, 2006; Mills, 2002; Locher & Watts, 2005; Fant, 2007). Los resultados del análisis indican que, debido a los bajos valores de las variables P y D en el acontecimiento de habla que es objeto de análisis, se emplea mayoritariamente la cortesía positiva. Este hecho muestra que en español los hablantes utilizan un gran número de recursos que manifiestan solidaridad y cercanía con el oyente. Este resultado concuerda con la opinión de numerosos autores (Walters, 1979; Hickey, 1991, 2005; Vázquez Orta, 1995; Díaz Pérez, 1999; Portolés & Vázquez, 2000; Ballesteros, 2001; Lorenzo Dus, 2001; Valeiras Viso, 2002; Haverkate, 2003; Ardila, 2004; Márquez Reiter & Placencia, 2005, entre otros) que siguiendo a Brown y Levinson (1987), consideran que el español es una lengua orientada hacia la cortesía positiva y donde, por lo tanto, predominarán las estrategias de este tipo: “I must state baldly that Brown and Levinson’s division of politeness into positive and negative applies directly to Spanish society which, on a positive-negative cline, is very close to the positive end” (Hickey 2005: 319-320). Finalmente, he de advertir que las conclusiones derivadas de mi análisis no se pueden extrapolar al idioma español en general por varios motivos: primero debido a lo limitado que es el corpus. Segundo, debido a las características propias del mismo, ya que si en vez de haber analizado conversaciones telefónicas, fuese otro tipo de acontecimiento de habla, quizás se habrían obtenido resultados diferentes en la codificación lingüística de la cortesía. Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta las características especiales de esta lengua que, a diferencia de otras, se habla en un gran número de países en el mundo. De este modo, no podemos generalizar los resultados obtenidos en este estudio a todas las variedades de español. 124 • Lucía Fernández Amaya Referencias bibliográficas Ardila, J. (2004). Transition Relevance and Overlapping in (Spanish-English) Conversational Etiquette. The Modern Language Review, 99(3), 635-650. Arminen, I. (2005). Sequential Order and Sequence Structure – The Case of Incommensurable Studies on Mobile Phone Calls. Discourse Studies, 7(6), 649-662. Arundale, R. B. (1999). 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Busque el acuerdo y evite el desacuerdo (C+4). 5. Dé por supuesto o afirme la existencia de afinidad con el oyente, bromee (C+5). 6. Afirme o dé por supuesto el conocimiento de las necesidades del oyente y su respeto por ellas (C+6). 7. Haga ofertas o promesas al oyente (C+7). 8. Sea optimista (C+8). 9. Dé o pida razones (C+9). 10. Asuma o reafirme la reciprocidad (C+10). 11. Haga regalos al oyente (bienes, comprensión, cooperación, compasión) (C+11). Estrategias de cortesía negativa 1. Sea convencionalmente indirecto (C-1). 2. Cuestione, mitigue (C-2). 3. Sea pesimista (C-3). 4. Sea deferente (C-4). 5. Discúlpese (C-5). 6. Impersonalice (C-6). 7. Exponga el FTA como una regla general (C-7). 8. Nominalice (C-8). 9. Realice el FTA para que conste como una deuda o para que el oyente no quede endeudado (C-9). Estrategias off record (Realice el FTA sin constancia) 1. Dé indirectas (OF1). 2. Diga algo de manera incompleta (OF2). 3. Exagere (OF3). 4. Utilice preguntas retóricas (OF4). 5. Generalice (OF5). 6. Sea incompleto, utilice la elipsis (OF6). El halago en boca propia es vituperio Usos del halago y de ‘ándale’ como estrategias de cortesía Lidia Rodríguez Alfano, Universidad Autónoma de Nuevo León Elena Jiménez Martín, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey Resumen El objeto de estudio en este artículo consiste en dos manifestaciones de la cortesía mexicana: la realización del acto de halagar y el empleo de la marca de apoyo ándale/ándele. El objetivo general es describir su funcionamiento en muestras del uso del español en la capital del estado de Nuevo León, México; y los objetivos específicos son: a) identificar los rasgos propios del acto de halagar; b) clasificar los tipos de halago que se presentan en el universo de estudio; c) develar los casos en que el auto-halago se constituye en manifestación de la cortesía; y d) definir las funciones cumplidas mediante la introducción de los indicadores de apoyo ándale/ándele como muestras de cortesía estratégica. Los planteamientos teóricos comprenden propuestas sobre: la cortesía en general, de Leech (1983) y Hernández Flores (2004); el halago, de Bravo (2004a, 2004b), Briz Gómez (2004, 2005 y 2007) y Bustos (2007); los usos del halago en el español de México, de Nelson y Hall (1999), Félix-Brasdefer (2008) y Hernández Flores (2008); los macro-actos de discurso, de van Dijk (1991); la coconstrucción de la cortesía, de Arundale (1999); la clasificación lingüística de ándale, de Company (2004) y su definición en diccionarios de la RAE y DEUM. Los resultados muestran que el halago, además de conformar un acto de habla, se constituye en parte de un macro-acto de discurso, y que la expresión ándale/ándele funciona como indicador pragmático de apoyo cortés. La conclusión general a que llegamos es que las dos manifestaciones de la cortesía estudiadas son a la vez rituales y estratégicas, y en ambas se evidencia el funcionamiento de un ideoma que se traduce en el español mexicano en forma de una máxima expresada en términos de “apégate a las normas de tu cultura”; y que, entonces, la cortesía depende del contexto cultural, además del situacional, y de las intenciones y características de los hablantes. Palabras clave ideoma, acto de halagar, marcadores pragmáticos de apoyo, cortesía estratégica 132 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín 1 Introducción La fórmula Te invito a cenar en tu casa es de uso común en México y motiva confusiones en los visitantes o residentes recién llegados que no conocen esta fórmula cortés. La sustitución del posesivo de primera persona, “mi”, por el de la segunda (tu, en el tratamiento de “tú”/su, en el tratamiento de “usted”) se orienta a expresar la disposición de los mexicanos a “abrir las puertas al visitante esperando que se sienta como en su propia casa”, y manifiesta una de las formas que adopta en este país el ideoma 1 “respeta los valores de la comunidad”. Como parte de nuestra revisión sobre este ideoma de la cultura mexicana, examinamos los resultados de algunas investigaciones etnográficas y antropolingüísticas, en los cuales se reportan los valores predominantes de la cultura correspondiente a diversas lenguas indígenas (náhuatl, tzetzal, zapoteca, etc.) que se centran en cuatro conceptos: respeto, distancia, cortesía y confianza (con predominio de uno sobre los otros dependiendo del grupo social). Estos resultados coinciden con los obtenidos mediante encuestas sobre cortesía llevadas a cabo en comunidades mexicanas contemporáneas por Félix-Brasdefer (2008) y Hernández Flores (2008). De ambas fuentes puede inferirse que el “yo” que define a la imagen social del mexicano es un “yo relacional”, un “yo social, interactivo, según el cual se da prioridad a la otra persona y luego al hablante” (Félix-Brasdefer, 2008). Sustentamos así nuestro presupuesto relativo a que, como afirma Briz Gómez (2004: 82), el ideoma correspondiente a México podría expresarse como “respeta los valores de la comunidad, apégate a ellos”. Una consecuencia de que la cultura mexicana sea predominantemente “social” es que en sus prácticas cobra gran importancia la cortesía ritual (denominada “cortesía normativa” por Bravo, 2005) que se traduce: a) en actos de cortesía positiva con fases predeterminadas en saludos, peticiones, invitaciones, y elogios, en determinados contextos (aun en las reuniones con la familia y en las conversaciones cotidianas); o b) en actos de cortesía negativa que implican una serie de secuencias negociadas en los distintos turnos, y que incluyen formas indirectas de expresión. Así, el ideoma de la cultura mexicana referente al respeto a sus valores se manifiesta en estrategias de cortesía orientadas a evitar el conflicto y a salvaguardar la imagen propia y del otro (véanse Leech, 1983: 80; Briz Gómez, 2004: 67 y Hernández Flores, 2004: 97). Entendemos “ideoma” en el sentido acuñado por Briz Gómez (2004: 67), como la serie de comportamientos básicos de una cultura dada. Así, en torno a reglas que se respetan en la conversación, en España el ideoma indicaría “sé original”, y, en México, “respeta los valores de la comunidad”. 1 Coloquio del Programa EDICE • 133 Para este artículo hemos seleccionado como objeto de estudio dos manifestaciones de la cortesía estratégica muy distintas en su funcionamiento lingüístico y aun semántico-pragmático, pero que tienen en común ser manifestaciones características de la cortesía mexicana: la realización del acto de halagar y el empleo de la marca de apoyo ándale/ándele. Estas estrategias no se han estudiado todavía en profundidad. El objetivo general es describir sus rasgos en una muestra del uso del español mexicano; y los objetivos específicos son: a) identificar los rasgos propios del acto de halagar en el universo de estudio; b) clasificar los tipos de halago que se presentan en el universo de estudio; c) develar los casos en que el auto-halago se constituye en manifestación de la cortesía; y d) definir las funciones cumplidas mediante la introducción de los indicadores de apoyo ándale/ándele como muestras de cortesía estratégica. Enseguida ilustramos la lógica de exposición del presente artículo como sigue: Cortesía estratégica en El habla de Monterrey Acto de halagar Rasgos propios del acto de halagar Tipos de halago Uso de marca de apoyo Ándale/ándele Funciones Estructura del ritual En el ritual de agradecimiento Valores culturales, Objetos de alabanza En la co-construcción del tema El auto-halago cortés Muestra de solidaridad, o de afecto/amistad Para cumplir nuestros objetivos elaboramos un universo de análisis tomado de “El habla de Monterrey”, macro-proyecto de investigación que comprende cuatro corpora: “Primera fase” (HM: 1985-1986); PRESEEA (HMP: 2006-2007), “Estudios diacrónicos” (HMD: 2006-2007), y “Estudios del lenguaje coloquial” (HMC: 2006-2007). De estas cuatro muestras del lenguaje oral, tomamos fragmentos de diálogo que ilustran los usos de las estrategias de 134 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín la cortesía en registros 2 caracterizados por distintos grados de formalidad en el habla, y que forman parte de entrevistas realizadas a hombres y mujeres de distinta edad y diferente nivel educativo; por tanto, consideramos necesario definir la caracterización sociodemográfica de los participantes que identificamos como Informante (I) y Entrevistador (E), respectivamente, a fin de explicar la variación en las manifestaciones de la cortesía en cada caso. 2 Rasgos del acto de halagar Con María Bernal (2002: 127) y Bustos (2007: 3), definimos el “halago” como un acto de habla mediante el cual el hablante emite un enunciado que valora positivamente los méritos, pertenencias o personas afines a su destinatario, y, en retrospectiva, éste se ve obligado a responder con una respuesta verbal o no verbal. En México existen muy pocos estudios sobre el halago. Nelson y Hall (1999) han estudiado las diferencias entre los halagos en Estados Unidos y México, con fines de enseñanza a los estudiantes extranjeros. En su estudio destacan algunos aspectos relevantes sobre los halagos en México, como su alta frecuencia y el hecho de que, aun cuando versan principalmente sobre apariencia física, personalidad, trabajo y posesiones, los más frecuentes se refieren a las características naturales de la apariencia (ojos bonitos) y de la personalidad (inteligencia) más que a la apariencia artificial (un peinado) o a los logros y posesiones conseguidas (como era el caso de Estados Unidos). Asimismo, señala que, en cuanto al género, son las mujeres las que halagan más (especialmente a otras mujeres) y que entre dos hombres raramente se hacen cumplidos referidos a la apariencia personal. Por otra parte, (Lorenzo-Dus, 2001) sostiene que los halagos más frecuentes en México son expresiones ritualizadas compuestas por una selección limitada de adjetivos y verbos entre los que menciona: rico(a), bonito(a), padre, bueno(a), lindo(a), inteligente. En nuestro universo de estudio identificamos estructuras sintácticas de los halagos como las descritas por FélixBrasdefer (2007): ¡Qué guapa! (Entrevista HMP072), que se conforma por “Qué +adjetivo; ¡Qué bonito nombre! (Entrevista s/n del corpus HMC), “Qué” + adjetivo + sustantivo; ¡Qué padre que fue una de las fundadoras de aquí! (Entrevista HMP072), “Qué” + adjetivo + verbo + sustantivo. ¡Tienes una hija muy linda! Definimos “registro” como “variedad de uso según la situación comunicativa concreta”; el registro del habla coloquial es el que tiene mayor grado de informalidad, y en nuestro universo de estudio corresponde al corpus HMC. En cambio en los otros tres corpora, conformados por textos de entrevistas sociolingüísticas, el registro es a la vez semi-formal y semi-informal, y comprende sólo algunos rasgos del lenguaje coloquial. 2 Coloquio del Programa EDICE • 135 (Entrevista HMP083), verbo + sustantivo + adjetivo ¡Te queda bien rico! (Entrevista HMP072), verbo + adjetivo + sustantivo; ¡Ustedes tocan muy bien! (Entrevista HMP029), sustantivo + verbo + adverbio. Sin embargo, hemos de enfatizar que el halago no siempre es explícito. En este artículo describimos tres rasgos que resultan propios del halago en nuestro universo de estudio: su carácter de muestra de la cortesía estratégica; su estrecha relación con la cultura; y la forma de ritual que adquiere su realización en el discurso. 2.1 El halago, muestra de la cortesía estratégica Briz Gómez (2004: 82-83), al relacionar las estrategias valorizantes del halago con el tipo de sociedad de que se trata, distingue entre culturas de distanciamiento o de alejamiento; y culturas de acercamiento, por ejemplo las hispánicas, que promueven los actos valorizantes como halagos, cumplidos, piropos, siguiendo el ideoma “hay que halagar” vigente en España y en todo Latinoamérica, aunque posiblemente es mucho más frecuente en este continente (véase Briz Gómez, 2007). Por otra parte, Briz Gómez (2007) y Bustos (2007: 5) sostienen que el uso del halago es estratégico y situacional, y tiene fines múltiples en el intercambio comunicativo, especialmente como marca cooperativa. Admitimos la ubicación del halago como manifestación de la cortesía estratégica atendiendo a la propuesta de Briz relativa a que el prototipo semántico-pragmático para expresar ese acercamiento social es el llamado acto verbal valorizante o agradador, que resulta con frecuencia intensificador o realzador, y, por tanto, comprende halagos y cumplidos (y rituales de agradecimiento, entre otros). Sostiene que los halagos se encaminan a conseguir un propósito personal y el aspecto negativo de este tipo de acto es la adulación o falsa cortesía, para cuya realización, dice Briz (2005: 9): “me acerco al otro cortésmente como estrategia para lograr un fin distinto del ser cortés”, y en ese momento, quien emite el halago pasa a ser “estratégicamente cortés”. En el discurso de las entrevistas que forman parte del corpus analizado, los halagos sirven a los entrevistadores para conseguir su propósito: obtener una muestra de habla que, como propone Labov (1984) se acerque lo más posible a la espontánea de modo que pueda ser útil a estudios sociolingüísticos o bien pragmáticos y del discurso. Atendiendo a este proyecto comunicativo, los entrevistadores intentan cuidar la imagen propia y la de su informante, como se comprueba en el siguiente ejemplo: 136 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín (1) I:[…] y ahorita pos toy en vacaciones / es mejor E: ¡Uh / qué bien! / ¿hasta cuándo tiene vacaciones? I: Pos / por lo regular nos dan... / eh / salimos el día veinte / entramos el siete / de abril / nomás / de lunes a viernes / y este... / en... / julio o agosto / otra vez / otros quince días / y en diciembre otra vez E: ¡Ah / qué bien! / pues tiene muchas vacaciones / y me imagino que a la mejor no tiene tanto peligro de que lo despidan / como en Sukasa / ¿no? / ahí dejan / despiden con más facilidad ¿o no? (Entrevista HM453) En (1), el entrevistador emite reiteradamente la expresión ¡qué bien!: la primera vez, para halagar en forma moderada al informante al expresarle su aprobación ante su cambio de trabajo (como vigilante en la tienda Sukasa), a la universidad, donde labora como vigilante del estacionamiento; y en la segunda, como una forma de manifestarle su admiración por haber seleccionado un empleo donde tiene más vacaciones. En ambos casos, el Entrevistador (E) realiza un acto de habla indirecto de “felicitación”, mediante el cual halaga a su interlocutor. Con todo y pese a considerarse su carácter como muestra de la cortesía estratégica, el halago puede ser evaluado como positivo y extremadamente cortés en cuanto su emisión en ocasiones es requerida para salvar la imagen del interlocutor; o, en diferentes grados, como inapropiado y aun descortés, en culturas más distanciantes donde, al menos su uso en exceso se interpreta como invasor de la privacidad del otro. Este hecho se ha reportado en los estudios llevados a cabo por Henk Haverkate (2004) respecto a la cultura holandesa donde el cumplido juega un papel secundario y el hablante holandés, poco acostumbrado a recibir cumplidos, no está preparado para responder adecuadamente a los mismos. En el caso de los hablantes ingleses, Hickey (1991) menciona que los cumplidos, expresiones de admiración y de aprecio en la cultura española son considerados como exagerados e hipócritas o, incluso, vergonzantes para los ingleses en el mismo contexto. 2.2 Estrecha relación del halago con los valores culturales De acuerdo con Nelson y Hall (1999), la gente halaga lo que valora y, en México, se valora más lo que la persona es que lo que hace o tiene. Sostienen los autores que los cumplidos mexicanos son más frecuentes, más creativos, más complejos sintácticamente, aparecen en mayor número de situaciones, muestran un grado mayor de involucramiento de quien los expresa, llegando a ser cariñosos, románticos, atrevidos. Se muestran, pues, como un Coloquio del Programa EDICE • 137 elemento importante en la interacción entre hablantes, cumpliendo diferentes objetivos o estrategias. En el siguiente ejemplo, se comprueba la estrecha relación del halago con lo que se valora en la cultura mexicana: (2) I: Pos yo / el hobby que Dios nos dio […] darnos dinero para ime a mi rancho porque / de allá, este / nosotros salimos a / a caminar a parar veredas y todo eso / y a caminar y a ver o sea para ver / las palapitas allá / porque ahí muchos tienen su alberquita y todo eso / y pos eso es el hobby de nosotros (…) Y nosotros que estamos grandes / ya los chiquitillos pos / andar corriendo porque / no hay peligros de carros y todo eso E: Sí. I: Y allá, es el hobby que nosotros tenemos. Y nos vamos… E: ¡Qué bonito! ¿Cómo es allá, oiga? ¿Es en […], verdad? I: Sí, viene siendo… es de Salinas, pero es… E: Ah, de Salinas (Entrevista HM118). Véase cómo en (2), la entrevistadora calla ante el comentario negativo expresado por la informante, relativo a que su único hobby consiste en ver las propiedades ajenas, y reserva una respuesta para la última parte de lo dicho por su interlocutora, donde expone las ventajas del lugar, y al enunciar el “cumplido” (¡Qué bonito!) (ahí no hay peligro para los niños); y, al hacerlo, nos proporciona la evidencia de que el halago es un elemento de cooperación, no sólo por orientarse a mejorar la relación entre los interlocutores, sino por reafirmar la identidad de quien lo recibe, su estatus y su poder, valores que se consideran importantes en la cultura mexicana. Además, los datos obtenidos de mediante el presente estudio muestran que lo que se pondera a través del halago es aquello que es valorado en la cultura. Ejemplos: (3) E: ¿Y tu abuelita tam’ién era de aquí? I: Sí mi abuelita Liberata E : ¿Cómo se llamaba? I : Liberata E ¿Liberata? / ¿era / era… / y e- / era de aquí de Monterrey? I : Sí E : Nunca había escuchado ese nombre / había escuchado Librada I : No / Liberata E : ¡Pero qué bonito nombre! I : Liberata E : Se oye como / italiano Liberata / (Entrevista HMP056) 138 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín (4) E: ¡Qué padre! / como quien dice usted fue de las fundadoras de aquí I: No / porque ya estaba el primero / y el segundo sector / este’s el tercero (Entrevista HMP092) (5) E: Tengo tres hijos ya / ya grandes I: Ya grandes / ¡mira! / ¡cómo te animastes / a seguir estudiando! / ¡qué guapa! 3 (Entrevista HMP072) En (3), se expresa un halago centrado en el valor de la familia: la entrevistadora introduce un halago referente al nombre de la abuela de la informante y añade la explicación de la causa por la cual lo califica como “bonito”: el origen italiano, que le da status a su interlocutora en el contexto donde se realiza esta conversación (el Monterrey, México, de 2006-2007, año en que fue levantado el corpus de HMC). Halagar de este modo a un miembro de la familia a quien se da un alto valor en México, la abuela (“abuelita” en el dialecto del español usado en este país) es una estrategia muy efectiva para los fines que persigue la entrevistadora. En (4), el halago que la entrevistadora dirige a su interlocutora mediante la expresión “¡Qué padre!, consiste en ponderar el valor de ser “pionero” o fundador de un barrio o vecindad; pero esta significación ha de inferirse de la cultura que tal vez derive de un preconstruido cultural sobre valoración de los “cristianos viejos” versus los recién avecindados en las ciudades españolas medievales; mientras que lo ponderado en los halagos introducidos; y en (5), remite a lo extraordinario que le parece a la informante que una madre (con hijos grandes) estudie. En general, en todos los usos del halago como muestra de cortesía estratégica se alaba lo que se considera valioso por parte del emisor. Al respecto, Nelson y Hall (1999) apuntan que el halago es, en México, un elemento importante en la fundación de relaciones amorosas, y se realizado de manera concreta en el “cortejo”; y con base en lo observado en nuestro universo de estudio, podríamos proponer que lo mismo sucede en ámbitos laborales, de amistad, familiares, etc. En el español que se usa en el norte de México, el término “guapa” no se refiere a la belleza física, sino a la capacidad sobresaliente para realizar un tipo de tarea o una actividad o bien a la inteligencia superior, como en este caso. 3 Coloquio del Programa EDICE 2.3 • 139 Estructura del ritual del halago Para describir el carácter de ritual que adquiere el acto de halagar en México, retomamos la propuesta de Arundale (1999: 119-153) relativa a que aun el cuidado de la imagen propia y la del interlocutor se realizan dentro de un proceso de co-construcción; en consecuencia, el halago no necesariamente se expone en forma explícita, como se comprueba enseguida, donde la introducción del halago funciona como parte de la co-construcción del sentido o del tema: (6) I: Estoy en la clínica treinta y tres / soy cubre vacaciones y cubro regularmente áreas claves como quirófano / urgencias / urología / cirugía’mbulatoria / este... / terapia no porque no me gusta. E: Ajá / entonces / por ejemplo / no sé / ya me imagino que a la estas alturas de / del partido ya no... / no se pone nerviosa o / no sé me imagino que / ha estado /dentro de las operaciones ¿no? (Entrevista HMP059) En (6), la entrevistadora contribuye al tema de conversación mediante un halago implícito en que alaba la eficiencia adquirida por su interlocutora (I) en sus años de experiencia como enfermera; de este modo, el cumplimiento con la cortesía es doble pues no sólo incluye el cuidado de la imagen del interlocutor sino también la continuación con un tema propuesto por éste (su trabajo). Ahora bien, con base en el presente estudio y una observación general a los cuatro corpora de El habla de Monterrey, podemos asegurar que no existen prácticamente halagos de un solo turno. Al respecto, Briz Gómez (2005) sostiene que el halago se constituye en un acto de habla cerrado y acabado en sí mismo que comprende dos fases: en la primera aparece el enunciado que contiene el elogio: y en la segunda, otro enunciado mediante el cual el elogiado responde adecuadamente. En México este acto tendría prototípicamente cuatro fases o más en las cuales hay un halago, una no aceptación del mismo (o desvalorización), insistencia y agradecimiento como en el ejemplo siguiente, donde I es la Informante, mujer de edad avanzada y de nivel educativo medio; y E, la Entrevistadora, estudiante universitaria, de 40 años: (7) I: Sigues como siempre bonita / delgadita delgadita E: ¡Ay n’hombre! ni me diga he aumentado /como diez kilos I: ¡Sí hombre! E: Sí / en serio / ya volví al gimnasio porque dije ¡ya! (Entrevista HMC046). 140 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín En los casos en que los cumplidos son aceptados directamente, hay dos turnos, y el segundo suele ser un agradecimiento: “muchas gracias”, o una atenuación de la alabanza mediante el ofrecimiento de un préstamo de la prenda que resulta elogiada: “muy a la orden”, o una justificación: “me lo compré el otro día”. Al respecto, Valdés y Pino (1981) han comprobado, en su estudio del español de Chihuahua, que por medio de la atenuación de la alabanza se trata de mostrar afiliación con el interlocutor y estrechar los vínculos de solidaridad. 3 Tipos de halagos Siguiendo a Bravo (2004a, 2004b) y a Félix-Brasdefer (2008), al hablar de la negociación de imagen, nos hemos propuesto no reducir el estudio a la descripción del acto de halagar, sino considerar la perspectiva discursiva del Análisis Conversacional. Con tal fin, hemos clasificado los halagos hallados en los cuatro corpora del proyecto El habla de Monterrey, según su función en el discurso. Así, hemos identificado diversas funciones discursivas de los halagos, las cuales ubicamos en un continuum en cuyos ejes se ubican los extremos del grado de cooperación en la co-construcción de la cortesía, y que comprenden: halagos de colaboración conversacional, halagos incluidos en un macro-acto de discurso, halagos de afiliación o amistad, y autohalagos corteses. 3.1 Halagos de colaboración conversacional Este tipo de halagos corresponde a los que, como estrategia de cortesía, contribuyen a la elaboración del tema conversacional, como se ilustra enseguida: (8) I: A m… / me gusta / por su limpieza / a… su… / dignidad / tienen mucha dignidad ante la vida / ¿qué más me gusta de’llos? / su a- / afectuosidad / son muy afectuosos / y aparte que caben en cualquier lugar / ellos se adaptan E: Qué bonito está ese I: Ese se llama el gusano (Entrevista HMC046) En este fragmento del diálogo el halago apoya la fluidez de la conversación, en cuanto la entrevistadora elogia la belleza de los peces que la informante luce en su pecera. Asimismo, este tipo de halagos se constituye Coloquio del Programa EDICE • 141 también en muestra de cortesía discursiva cuando uno de los participantes en un diálogo cambia el tema o el centro de interés a fin de salvar la imagen del otro o la propia, ejemplo: (9) I: Sí / profeso la religión / cargo mi virgen ¿sabes? / porque la traigo / es corrientita la traigo desde hace doce o trece años E: Ah / okay I: Estaba m’hi´ja muy mala de cáncer (…) La tenían que operar / yo me encomendé a ella porque me dijeron que era muy milagrosa y me encomendé /eso fue hace doce años E: Ah ¡qué bueno! I: Y la promesa es traerla siempre E: Ah I: Mientras no la pierda aquí anda conmigo E: Sí claro / ¿y es su nietecito? I: Este es mi nieto E: Hijo de ella I: No / no… / los hijos de ella / ahorita cuenta el mayor que es el mayor de mis nietos veintidós años E: Ajá I: Y la niña veinte E: Ah / okay I: Y están los chiquitos / este / un niño de once niño / y siete la niña E: No pues qué bueno (Entrevista HMD013) En este caso, el entrevistador (varón) emplea la estrategia de cortesía intentando evadir su participación en torno a un tema tabú (el cáncer de seno) y en salvaguarda de la imagen negativa de su interlocutora, aun cuando ésta insiste en relatar pormenores de la experiencia negativa del cáncer de su hija y de sus consejos, pondera el milagro de la Virgen al que alude su interlocutora con la expresión ¡qué bueno!, y más adelante reitera esta estrategia para halagar a la abuela cuando muestra con orgullo a sus nietos. 3.2 Halagos incluidos en un macro-acto de discurso Este segundo tipo corresponde al acto de habla de “halagar” que forma parte o constituye el núcleo de un macro-acto de discurso, categoría que es definida por van Dijk (1991), como la acción global que se realiza, y que a su vez está conformada por una serie de actos de habla más concretos, entre los que hallamos los macro-actos de “aprobar”, “agradecer” “felicitar”, etc.; por ejemplo, las expresiones halagüeñas dirigidas por la informante a la 142 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín entrevistadora en los siguientes fragmentos de diálogo dentro de una misma entrevista: (10) I: ¡Ah! / sí / sí (ahí) ‘tá bien / (…) E: ¡Ah! gracias / (…) / es de la Facultad de Filosofía I: ¡Ay! / ¡qué maravilla! (Entrevista HMP035) (11) E: Cumplí / pus… / 34 (años) hace dos días I: Muy / muy joven (Entrevista HMP035) En (10), el acto de halagar es realizado mediante la enunciación de “¡Qué maravilla”!, y, a la vez, este acto de habla forma parte del macro-acto de aprobar el hecho de que la entrevistadora estudie en la universidad y, a la vez, el de congraciarse por participar en un proyecto tan importante dirigido desde la Facultad de Filosofía y Letras; y en (11), el macro-acto de habla realizado por la informante es de felicitación a través del halago referente a la juventud de la entrevistadora. 3.3 Halagos de afiliación o amistad En este nuevo tipo de halagos ubicamos a aquellos que se orientan hacia la consolidación de valores comunes entre los interlocutores, estrategia de cortesía empleada en el corpus estudiado para reforzar los lazos de afiliación al grupo o de amistad mutua. Para manifestar una identidad con los habitantes de un lugar (forma de afiliación a un grupo), se introducen halagos como sigue: (12) I: […] soy de Michoacán/ soy de Morelia Michoacán E: ¡Ah mira qué padre! I: Pero ya casi soy de aquí porque me vine aquí a los diez años / setenta que tengo / sesenta / aquí en Nuevo León (Entrevista HMD013) En (12), la estrategia de cortesía consiste en halagos mutuos expresados por las dos interlocutoras en el nivel de la ilocutividad; esto es, cuando en respuesta a la información sobre el lugar de origen de la Informante (I), la entrevistadora (E) expone su admiración por la ciudad de Morelia y sus habitantes, mediante la expresión ¡qué padre!; y en respuesta a ese acto de admiración, I devuelve el cumplido, estrategia de cortesía, al destacar con Coloquio del Programa EDICE • 143 muestras de orgullo (Pero ya casi soy de aquí..) su reconocimiento de que Nuevo León, lugar de origen de E, es su terruño por adopción. 3.4 ¿El auto halago es vituperio? El dicho El halago en boca propia es vituperio se utiliza muy frecuentemente como manera de indicar, por un lado, la inadecuación social de alabarse a sí mismo (elemento base de la cultura de modestia y sobriedad del norte de México; y, por otro lado, para justificar o atenuar un autohalago (al igual que “con todo respeto” precede generalmente a una crítica o diferencia de opinión). Este dicho es repetido sin cuestionamiento alguno como si su significación fuera, si no universal, sí compartida por todos los hablantes del español. Sin embargo, los datos encontrados en el presente estudio parecen negar este adagio. Véanse los siguientes ejemplos: (13) E1: ¿Y ahorita cómo / cómo ve / le va bien / en cuestión de la / no... I: Pues mira / ya crecieron los hijos / a Dios gracias me han salido / maravillosos hijos / no es porque sean mis hijos ninguno s’emborracha ninguno... / trai problemas /ninguno le patea la puert’a la mujer / ninguno la trai... E2: No tienen vicios (Entrevista HMD014) (14) I: Les quiero enseñar las fotografías de / de mis hijos / mira / éstos son mis hijos E: ¡Ay! qué / qué guapos y qué bonita es su hija I: Que te puedo decir yo que’stán hermosos mis hijos / preciosos / bien parecidos /¡n’hombre! Valen oro molido / ¿qué te puedo decir yo verdá? E: Claro I: Si son mis hijos E: Sí I: Son / muy apuestos E: Sí muy guapos y muy linda su hija / qué bonito vestido I: Sí / gracias al Señor / y espero que / que le haiga ido muy bien este año / que les haya ido muy bien a ellos este / que... / digo este / m’hija se lo merece bueno Victor / parece hasta’orita una buena persona / ¿m’entiendes? / l’adora / dice... / siempre / este / pues dice qu’él se casó muy enamorado pero muy 144 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín enamorado d’ella / muy enamorado E: Mire qué bonita / qué guapa es su hija / muy bonita I: Muy bonita ¿vedá? E: Salieron muy bien en la foto (Entrevista HMP083) En ambos fragmentos de entrevista se comprueba que, aun cuando las informantes se refieren enfáticamente a las cualidades de sus hijos, las entrevistadoras, en lugar de mostrar rechazo ante esa falta a la regla relativa a que el halago en boca propia es vituperio, reafirman la opinión de su interlocutora, a sabiendas de que, de acuerdo con la cultura mexicana, toda madre debe expresar un sentimiento de orgullo por sus hijos; y, dado que el ritual de cortesía obliga al receptor a mostrar su acuerdo con esta norma cultural, en casos como (14), donde no se comparte la postura expuesta por el emisor del autohalago, la respuesta cortés implica evadir la negación y actuar como lo hace la Entrevistadora (E), quien desliza, cortésmente, un ligero desvío del foco de interés de la conversación, de la belleza física hacia la cualidad de la fotogenia. En otro fragmento, el auto-halago se modera mediante la exposición del reconocimiento de que su interlocutora posee las mismas cualidades que la hablante se auto-adjudica: (15) E: Oye me estaba acordando de los chiles rellenos que tú preparas / ¡qué bruta! 4 / y eso que tú sabes / te consta que soy buena para cocinar I: Rebuena E: […] el otro dia que me trajiste un chile no me lo comí yo porque no le había hecho lonche a mi viejo / y haz de cuenta que se lo llevó pero ya cuando él llegó del trabajo dijo ¡qué bruta! / es que ese chile que te dio la Caya estaba ¡pero con madre! (Entrevista HMC049) Lo que se evidencia en todos estos ejemplos es que normas opuestas permiten el auto-halago y modifican el ritual de cortesía respectivo. 4 Usos corteses de ándale/ándele La RAE registra la voz “ándale” como “interjección que invita a iniciar un movimiento” 5 , y con la misma significación (entre otras) es incluida en el Esta expresión se emplea en el norte de México no en un sentido literal sino figurado, e indica admiración. 4 Coloquio del Programa EDICE • 145 Diccionario del Español Usual de México (DEUM) dirigido por Luis Fernando Lara. Gramaticalmente, ándale, en tratamiento de solidaridad, y ándele, en tratamiento de respeto, son formas del imperativo verbo andar 6 al que en México se añade “le” solamente para dar mayor énfasis a la expresión, mientras que en el español de uso general (fuera de México) se emplea sin este clítico personal de la tercera persona (el imperativo estándar del español es anda/ande). Company (2004) sostiene que “ándale más bien intensifican la acción completa del verbo, funcionando el constructo en su totalidad verbo + clítico, como una frase verbal que intensifica la acción del verbo, con la cual el hablante valora el significado global del evento, un marcador de subjetividad o bien exhorta al oyente, el otro participante del acto de habla, a involucrarse, un marcador de intersubjetividad. En nuestro universo de estudio, esta significación básica aparece solamente en las citas del discurso referido; ejemplo: (16) E: Y por ejemplo / ¿usted / acostumbra ir a la iglesia? I: Pues mira yo soy católica pero no de ir / de a dejar al padre lo del / pa'l chocolate como decía mi abuelita (risas) / decía mi abuelita “¡ándale! Ya 'stá llamando el cura pa'l chocolate” / yo no / yo voy /cuando /muy de vez en cuando (Entrevista HMD014) En otras entrevistas se presenta esta expresión, pero en medio de otras fórmulas de cortesía, de modo que va perdiendo fuerza ese significado que los diccionarios registran como “básico” (incitación a realizar un movimiento”): (17) E: Bueno / muchas gracias I: ¡Ándale m'hija / que les vaya muy bien /cuídense mucho / que Diosito los bendiga y ya saben / aquí tienen su casa (HMP082) Presuponiendo el valor de ándale/ándele como marcador pragmático de apoyo, donde puede equipararse a “bueno”, ¨pues”, “en fin”…, reconocemos que su inclusión en el discurso remite a variaciones de interés, y entre éstas es relevante el hecho de que funciona como un indicador de cortesía de uso exclusivo en el español mexicano; y, sin embargo, no ha sido estudiado como 5 En este sentido se acerca a órale cuando funciona como expresión de asombro y es de uso muy frecuente en México (aunque se empela más que todo en el Distrito Federal, y no tanto en el resto del país, de modo que ándale/ándele es de uso más generalizado). 6 Mendikoetxea (1999: 1606) cataloga a andar entre los verbos ergativos de movimiento. 146 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín tal. Por tanto, en el presente trabajo enfocamos especialmente otros significados que se acercan al que registra Lara en el DEUM (aunque sin catalogar al vocablo ándale como marcador pragmático de apoyo): “eso es lo que quiero decir”, y “así es como se hace”. Como resultados del examen pragmático-discursivo, identificamos tres usos de este marcador pragmático de apoyo cortés: en el ritual de agradecimiento, en la co-construcción del tema, y como muestra de solidaridad o afecto. 4.1 ‘Ándale’, en el ritual de agradecimiento El marcador discursivo ándale en su uso cortés es introducido en el ritual del agradecimiento cuando sustituye a las fórmulas de “gracias” o a su respuesta obligatoria: “por nada”/“de nada”: (18) E: Jorge / quiere- / te / ¿sí tienes / chanza de que te hagan una entrevista? / ¿sí tienes /tiempo? I: Creo que sí E: ¡Ándale! (HMP083). Esta sustitución de la fórmula de agradecimiento va aumentando su frecuencia en el lenguaje juvenil en Monterrey; y, por otra parte, manifiesta algo más acerca de los actos de habla en los que se introduce el ándale, pues su función pragmática comprende: actos de cortesía “nucleares” cuando su misión es la de salvar la imagen propia y la del interlocutor; y “actos periféricos” cuando persigue otros fines, como el de agradecimiento, en el ejemplo anterior. 4.2 ‘Ándale’, en la co-construcción del tema de conversación La introducción de ándale también se presenta como indicador de cortesía al tiempo que contribuye a la co-construcción del tema/significado. Ejemplo: (19) I: […] con la torta de tamal / el... / el / ¿cómo se llama? / el el... / ¡ay! no sé el... E: No sé I: Bueno ya (risas) / el atole / con la torta de tamal E: Champurrado Coloquio del Programa EDICE • 147 I: Ándale ese / el champurrado / (Entrevista HMC007). En (19) la cortesía se muestra cuando la Informante (I) introduce el Ándale en señal de que acepta la designación con la cual E le ayuda a completar el mensaje sobre la bebida que acompaña a las “tortas de tamal”. 4.3 ‘Ándale’, como muestra de solidaridad o afecto Ándale/ándele es utilizado como estrategia para manifestar la cortesía al expresar diversas actitudes, como las de solidaridad, o bien como muestra de amistad o afecto. La solidaridad con el grupo de pertenencia como otra forma que adopta el ideoma de la cortesía mexicana (de “respeta los valores de la comunidad”) se evidencia en los siguientes ejemplos: (20) I: Te acuerdas que antes (este barrio) esta'a bien peligroso no / antes estaba horrible / porque había nomás com'una barda ahí E: Sí / exactamente I: Y de ne- / y estaba todo lleno de pintas así de graffiti E: ¡Ándale! I: Y antes'taba / oscuro no había ni luz mercurial por ahí E: No... / y había mucho pandillero y mucho robos yo recuerdo ahí I: Exacto / ahí sí estaba bien feo (Entrevista HMP072) En (20), la introducción de ándale es cortés porque manifiesta la adhesión de E a lo que atañe a los residentes del barrio donde ambas residen. En otros fragmentos encontramos que los interlocutores se proponen dar muestras de su amistad y/o expresar afecto, como prácticas de la cortesía, ejemplo: (22) I: […] sí se pe- / se te / se te bate / la vas metiendo / y con las manos/ aunque te las estés quemando si tienes guantes / yo ya me di cuenta que con la cuchara / no le puedes menear/ porque /se te bate la sopa / no te queda entera E: ¡Ándale! I: Ento'ces/ con las manos tú tienes que irla / despegando (Entrevista HMC057). 148 • Lidia Rodríguez Alfano, Elena Jiménez Martín En general el uso del marcador de apoyo ándale es uno de los más frecuentes en México y manifiesta una forma distinta de cortesía. 5 Conclusiones En el presente estudio hemos constatado la relevancia del uso del halago y de ándale como estrategias de la cortesía valorizante en relación con del principio de cooperación subyacente en las máximas conversacionales según se manifiesta su introducción en entrevistas de cuatro corpus recogidos en Monterrey, México. La conclusión general que deriva de los resultados es que, lejos de ser universal, la cortesía depende del contexto situacional, las intenciones y características de los hablantes y la cultura a la que pertenecen. En las dos manifestaciones de la cortesía que hemos estudiado se evidencia el funcionamiento de un ideoma que se traduce en el español mexicano en forma de una máxima expresada en términos de “sé cortés sin dejar de apegarte a las normas de tu cultura”. Los rasgos compartidos por los halagos y los términos ándale/ándele como indicadores de la cortesía tienen que ver con la función que cumple su introducción en el discurso: cuando forman parte de un ritual de cortesía que caracteriza el ideoma mexicano que hemos mencionado; cuando apoyan la coconstrucción del tema o del significado y, por ende, al diálogo que tiene lugar en el intercambio comunicativo en las entrevistas; y cuando se constituyen en elemento esencial en la realización de un acto de habla. La introducción de halagos y/o de ándale/ándele como indicadores de la cortesía estratégica o periférica corresponde en los corpora comprendidos para este estudio, en el objetivo que persiguen los entrevistadores: la realización de una entrevista. Y su uso como marcadores de la cortesía nuclear comprende su funcionamiento como muestras de solidaridad con el grupo de pertenencia y/o muestras de afecto o de amistad dirigidas al interlocutor. El empleo de estos marcadores de cortesía dentro de una práctica ritual, como cuando ándale se constituye en una fórmula distinta para expresar el agradecimiento, se diferencia de otros funcionamientos donde, por ejemplo, la introducción de un halago con el fin de propiciar el acercamiento social y estratégico llamado acto verbal valorizante o agradador. Hemos dejado para un proyecto futuro la aplicación de métodos cuantitativos que nos permitan definir la variación sociodemográfica del empleo de los marcadores estudiados y de sus distintas funciones. Por lo pronto podemos adelantar que, de acuerdo con las normas de cortesía vigentes en Monterrey, México: el halago en boca propia no siempre es vituperio. Coloquio del Programa EDICE • 149 Referencias bibliográficas Arundale, R. (1999). An alternative model and ideology in communication for an alternative to politeness theory. Pragmatics, 9(1), 119-153. Bernal, M. (2002). Categorización sociopragmática de la cortesía y de la descortesía: Un estudio de la conversación coloquial española. Tesis doctoral. Stockholm University, Faculty of Humanities, Department of Spanish, Portuguese and Latin American Studies. Bravo, D. (2004a). Competencia pragmática sociocultural del español. Actos de habla y cortesía. En: J. 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Palabras clave género, tuteo, mujeres, variación, cambio lingüístico 152 • Leonor Orozco 1 Antecedentes Existen suficientes datos empíricos que revelan diferencias de diversa índole en el comportamiento lingüístico de hombres y mujeres, y de manera específica en el comportamiento cortés (véanse por ejemplo, Holmes, 1995; Coates, 1998; Mills, 2003). Por otra parte, desde la sociolingüística variacionista, se ha mostrado que la variable sexo o género es un factor importante para explicar el papel que desempeñan hombres y mujeres en los procesos de variación y cambio lingüístico. En su estudio de Norwich, Trudgill (1974: 93-95) observó que las mujeres eran más conscientes que los hombres con respecto a los significados sociales que conllevaban ciertas variables lingüísticas y señaló como causa probable de esta consciencia el que a los hombres se les valore por la ocupación que desempeñan y a las mujeres por su apariencia 1 . Los estudios que muestran que el sexo es un factor significativo en los procesos de cambio lingüístico son numerosos 2 ; Por lo general, se ha observado que en procesos de cambio desde arriba 3 las mujeres son innovadoras mientras que en procesos de cambio desde abajo son conservadoras. Hay, por lo tanto, una aparente paradoja que Labov (2001) fórmula en los términos siguientes: “las mujeres se ajustan más de cerca que los hombres a las normas sociolingüísticas cuando están prescritas, pero se ajustan menos que los hombres cuando no lo están” 4 . Sin embargo, al analizar ambos tipos de estratificación, Labov observa que es primordial conocer en qué etapa se sitúa un cambio, ya que existen asimetrías de sexo en los modelos de cambio lingüístico; pues, cuando se examinan los datos con detalle, se observa que las mujeres van un paso adelante que los hombres en estos procesos y que sólo en el caso de variables estables las mujeres se comportan de manera conservadora. En términos sociológicos, a las mujeres se les valoraría por su posición social adscrita, en tanto que a los hombres por la posición social adquirida. Una posición social es la “ubicación de un individuo, de un grupo o de una clase en una red de relaciones sociales, o bien en una estructura o en un sistema social, independientemente del sujeto que la ocupa en determinado momento” (Gallino, 1995, s.v. posición social). La posición social adscrita es “una posición social (rol) que se asigna al individuo sobre todo a causa de sus características biológicas más significativas y sin tener en cuenta las aportaciones personales (posición adquirida) producidas en el entorno social” (Martínez Riu, 2001, s.v. posición social). 2 Para un panorama del comportamiento diferenciado de hombres y mujeres en comunidades de habla hispana, se sugiere ver el recuento de Blas Arroyo (2005: 157-189). 3 En los procesos de cambio lingüístico los términos desde arriba y desde abajo refieren a dos aspectos: a) el grupo social que inicia el cambio lingüístico y b) el nivel de consciencia que existe respecto a las valoraciones sociales que tiene la variable en cuestión. Los cambios desde abajo inician en las comunidades de hablantes de clase baja y los cambios desde arriba inician en los grupos de hablantes de clase media y alta. 4 “Women conform more closely than men to sociolinguistic norms that are overtly prescribed, but conform less than men when they are not” (Labov, 2001: 293). 1 Coloquio del Programa EDICE • 153 En este trabajo usaré indistintamente los términos sexo y género para referirme a esta variable. Actualmente se prefiere el uso del término género porque refiere a características sociales y culturales no relacionadas exclusivamente con el sexo biológico. De acuerdo con algunos autores el cambio ha sido en el empleo de uno u otro término. Labov (2001: 263) señala que, a pesar de que se emplea el término género, los investigadores no miden el grado de masculinidad o feminidad de los hablantes, sino que continúan separando a la población estudiada en dos grupos. Sin embargo, Cheshire (2002) –quien hace una revisión cabal del empleo de ambos términos en la sociolingüística– reconoce que a pesar de que este factor se usaba en los primeros estudios variacionistas como una variable demográfica fácil de controlar y con la intención de poder “reproducir” los estudios, hay trabajos en los que el cambio es de término y otros en los que sí hay un cambio de enfoque. Por otra parte, a partir de la discusión suscitada por el trabajo de Robin Lakoff (1975), surge una serie de estudios sobre lengua y género que también ha aportado resultados empíricos que muestran diferencias en la actuación lingüística de mujeres y hombres. Las explicaciones giraron inicialmente en torno a dos grandes ejes: 1) las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres se deben a que, históricamente, las mujeres han estado supeditadas al dominio masculino; 2) estas diferencias existen porque hombres y mujeres se educan en subculturas diferentes. En trabajos más recientes se asume que los dos enfoques no son excluyentes y el interés se centra también en la manera en que los hablantes construyen y modifican identidades de género mediante el empleo consciente de ciertos rasgos lingüísticos (Coates, 1998: 413-415; Eckert & McConnel-Ginet, 2003: 1-8). Es necesario señalar que la evidencia empírica acumulada en las últimas décadas ha contribuido a hacer generalizaciones sobre la incidencia del factor sexo o género en la actuación lingüística, pero no puede esperarse que las tendencias observadas se repitan de una comunidad a otra. En los primeros estudios sobre lengua y género, se sugería la existencia de un lenguaje propio de las mujeres (Lakoff, 1975). En trabajos más recientes se cuestiona si muchos de los rasgos lingüísticos atribuidos a las mujeres se deben en realidad al sexo o más bien a la posición social que éstas ocupan (por ejemplo, O’Barr & Atkins 1998). 2 Metodología Los datos que presento son parte de mi investigación doctoral en la que pretendo trazar la difusión de un cambio lingüístico en curso: la extensión del tuteo. Por lo tanto, sigo la metodología de tiempo aparente que se emplea 154 • Leonor Orozco en la sociolingüística variacionista (véase Labov, 1994: 43-72). En el mundo hispanohablante se han realizado numerosas investigaciones sobre formas pronominales de tratamiento siguiendo esta metodología (por ejemplo, Lastra de Suárez, 1972; Moreno Fernández, 1986; Medina López, 1993; Rodríguez Mendoza, 2003) 5 . Estos datos provienen de un corpus obtenido mediante una entrevista que fue contestada oralmente por personas originarias de la Zona Metropolitana de Guadalajara, México 6 . Se realizó un muestreo intencionado porque el objetivo de la investigación es contar con datos de hablantes que compartan ciertas normas sociales y lingüísticas y que tengan características sociales diversas, para obtener con ello patrones de variación sociolingüística. Para realizar el muestreo se consideraron tres variables sociales preestratificatorias (género, edad, escolaridad) y para cada una de ella se definieron varios niveles o variantes. Se trabajó con 36 personas distribuidas equitativamente según las siguientes características: a) género (18 hombres y 18 mujeres); b) edad (12 personas para cada uno de los siguientes grupos de edad: 20-39 años; 40-59 años; 60-79 años) y c) escolaridad (12 personas para cada uno de los siguientes grupos de escolaridad: básica, media y superior). La entrevista se conforma por 82 situaciones de saludo y de petición. Con el fin de obtener datos sistemáticos de variación, las situaciones comunicativas que la conforman presentan variación en cuanto a diferentes aspectos, por ejemplo, el tipo de relación del destinatario en los ejes de poder y distancia, así como el sexo, la posición social que representa y, en algunos casos, la edad. Se trató que las situaciones que se plantean en la entrevista sean situaciones en las que los participantes interactúan o podrían interactuar normalmente, con destinatarios a los que es posible enfrentarse cotidianamente, por ejemplo, saludar a un vecino. Además, en todas las situaciones los participantes asumen su propia posición social; en este sentido el instrumento empleado es, según la tipología de Kasper (2000), una entrevista de “juegos de roles”. En este trabajo se analiza el tipo de relación que existe con el destinatario de acuerdo con los ejes de poder y distancia (Brown & Gilman, Por razones de espacio no menciono todos los trabajos que se han basado en cuestionarios para obtener datos de tratamientos, así como todos aquéllos que emplean la metodología variacionista para el análisis sincrónico. Sugiero al lector interesado consultar la bibliografía realizada por Fernández (2006). 6 Actualmente la Zona Metropolitana de Guadalajara es la segunda zona urbana más poblada del país y la tercera ciudad industrial; comprende los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, El Salto, Ixtlahuacán de los Membrillos y Juanacatlán; su población es de 4.095,853 habitantes, los cuales representan el 61% de la población total del estado de Jalisco que asciende a 6.752,113 habitantes (INEGI 2005). 5 Coloquio del Programa EDICE • 155 1968; Brown & Levinson, 1987). Poder refiere al eje vertical de una relación; con este concepto se engloban las diferencias que existen entre los interlocutores, ya sean de edad, posición jerárquica o estatus. El eje de distancia refiere al grado de cercanía que existe entre los participantes sin importar su estatus o jerarquía. Distingo tres categorías para cada uno de los ejes: en el eje de poder: mayor, menor e igual poder que el destinatario; en el eje de distancia: destinatario desconocido, relación de trato (destinatarios con los que existe una relación previa que se restringe al ámbito formal o público y en la que los intercambios son poco frecuentes) y por último, relación de familiaridad. Los datos que presentó fueron analizados cuantitativamente mediante el programa Goldvarb 2001 (Robinson, Lawrence & Tagliamonte, 2001). Este programa presenta dos tipos de resultados estadísticos. El primero de ellos es de tipo descriptivo, pues proporciona frecuencias y porcentajes. El segundo, de tipo inferencial, proporciona probabilidades. La probabilidad se mide de 0 a 1, donde 0 significa que la posibilidad de que se realice una variante es nula y 1 es la certeza total de que esa variante se realizará. Por esta razón, la probabilidad de 0.500 se considera el punto medio a partir del cual se dice que un factor favorece o no una de las variantes analizadas; se asume que las probabilidades menores a 0.500 no favorecen la realización de una variante, mientras aquéllas mayores a 0.500 sí la favorecen. 3 Resultados A primera vista, el análisis cuantitativo indica que en el trato pronominal no hay diferencias basadas en el género. En la tabla 1 se muestran las frecuencias y porcentajes de uso pronominal, vemos que tanto hombres como mujeres tienen porcentajes de tuteo de 63%, el 37% corresponde al trato de usted. Sin embargo, si se hace un cruce entre las variables género y sexo del destinatario o género y edad se obtienen datos que revelan una conducta diferente de hombres y mujeres. Enseguida se presentarán los resultados del cruce de estas variables, pero antes veremos qué ocurre con el sexo del destinatario. Tabla 1. Uso de formas pronominales de tratamiento según género tú Hombre Mujer % 63 63 F 723 737 % 37 37 usted F 431 429 156 • Leonor Orozco 3.1 Sexo del destinatario Los resultados del tratamiento pronominal en función del sexo del destinatario nos muestran (ver tabla 2) una ligera diferencia para ambos grupos, se tutea con mayor frecuencia a las mujeres, con 69%, que a los hombres, con 58%. En las situaciones en que no se hizo referencia al sexo del destinatario hubo un 66% de tuteo. Nos centraremos aquí únicamente en aquellas situaciones en que sí se especificó el sexo del destinatario, por ejemplo, el cajero de un banco, la empleada de una zapatería. Tabla 2. Uso de formas pronominales de tratamiento según sexo del destinatario Hombre Mujer No especificado % 58 69 66 tú F 628 518 314 % 42 31 34 usted F 464 231 165 Para ver si las tendencias generales no eran producto de algún sesgo en la entrevista se hizo una revisión a detalle de las preguntas, ya que nos preocupaba que no hubiera un balance adecuado con respecto a los destinatarios, es decir, que los destinatarios del sexo femenino fueran también aquellos ubicados en la escala inferior de una jerarquía o que se restringieran a un ámbito específico. Esta preocupación es compartida por otros investigadores que obtuvieron sus datos mediante el uso de un cuestionario, pues con este tipo de instrumento lo que se busca es equilibrar la muestra con tipos de destinatarios diversos, que representen las variables analizadas. Sin embargo, mujeres y hombres suelen ocupar posiciones diferentes –ya sea en el ámbito profesional o familiar– y esto se refleja en el tipo de destinatarios que conforman las situaciones. (Schwenter, 1993: 137 “los hombres tienden a ocupar empleos más altos que las mujeres en estas dos poblaciones” –se refiere a Alicante y la ciudad de México; Hasbún & Solís, 1997). Otro aspecto que debe considerarse es el hecho de que cinco preguntas del cuestionario se relacionan con tres destinatarios típicamente masculinos y que recibieron altos porcentajes de ustedeo: maestro, cura y doctor. Se observa que del total de respuestas correspondientes a estas situaciones, 145 corresponden a destinatarios masculinos y sólo 22 a destinatarios femeninos. Por esta razón, se hizo un conteo en el que se descartaron estos datos, no obstante las tendencias se mantuvieron, las mujeres reciben tú en 70.60% de casos y los hombres en 62.47%. Otra manera de revisar un posible sesgo fue comparar sólo los datos que corresponden a pares de destinatarios (hombre/mujer) con características Coloquio del Programa EDICE • 157 idénticas en los ejes de poder y distancia en el ámbito familiar. Los datos correspondientes corroboran que sí se tutea más a las mujeres. En la tabla 3 vemos que los porcentajes de tuteo para destinatarios femeninos son en general más altos. Tabla 3. Porcentajes de tuteo en el ámbito familiar según sexo del destinatario Hombre Abuelo Padre Tío Cuñado Sobrino Suegro % 26 50 45 84 86 10 Mujer Abuela Madre Tía Cuñada Sobrina Suegra % 48 57 63 96 91 4 Se trata de diferencias cuantitativas mínimas pero indicativas de una tendencia –en igualdad de condiciones– a tutear más a las mujeres. Esta tendencia ha sido documentada en otros estudios realizados en comunidades hispánicas. Schwenter (1993) encuentra que tanto en Alicante como en la ciudad de México, las mujeres son tuteadas con mayor frecuencia (en la ciudad de México 12% para los hombres vs. 24% para las mujeres). También con datos de la región de Valencia, Blas Arroyo (2005: 303) corrobora esta tendencia: los hombres reciben tú en 33.9% de casos y las mujeres en 49.1%. En Costa Rica, Hasbún y Solís llegan a conclusiones similares (1997: 150): en situaciones donde un hombre y una mujer tengan características similares (edad, estatus, relación con el hablante), pareciera que el hombre tiende a ser tratado de “usted” con mayor frecuencia que la mujer. Esto podría ser una manifestación de los patrones de conducta imperantes en esta sociedad, donde generalmente se percibe al varón como figura de mayor autoridad. Más allá de tener en cuenta la necesidad de realizar una entrevista en que se repartan equitativamente destinatarios de ambos sexos, hay que considerar que estas diferencias pueden deberse a la posición social adscrita de las mujeres y a los papeles sociales que tradicionalmente han desempeñado. Pues si en una sociedad se percibe a las mujeres como personas ubicadas por debajo de los hombres en la jerarquía de poder es posible entonces que ellas reciban en mayor medida tratamientos menos deferentes que los hombres. En este sentido, habría que preguntarse si la variable sexo del destinatario podría analizarse como uno de los componentes del factor poder, lo cual explicaría que, sin importar su jerarquía, los hombres reciban formas de tratamiento más deferentes que las mujeres. 158 • Leonor Orozco Cabe señalar que quizá los resultados obtenidos se expliquen también por el hecho de que las mujeres tuteen con más frecuencia a destinatarios de su género, de manera que los resultados globales producen porcentajes de tuteo más altos cuando un destinatario es mujer porque se trata de promedios de todos los hablantes. Vimos que los resultados porcentuales muestran que las diferencias son pequeñas. De igual forma, los pesos probabilísticos del análisis binomial de un nivel son apenas ligeramente diferentes (la probabilidad de que un hombre reciba tú es de 0.489; para una mujer es de 0.500). Además, esta variable no fue seleccionada en el análisis binomial de regresión escalonada lo que sugiere que el sexo del destinatario no es un factor de tanto peso en la selección de las formas de tratamiento. Sin embargo, los resultados de la variable género muestran que si se separan los datos de hombres y mujeres, el sexo del destinatario sí es seleccionado en el análisis binomial. 3.2 Género y sexo del destinatario En este apartado veremos que el comportamiento de hombres y mujeres es diferente. Esto se observa al cruzar las variables género y sexo del destinatario. En el gráfico 1 vemos que el sexo del destinatario no es importante en la selección del tratamiento para el grupo de hombres, pues ellos tienen frecuencias iguales de tuteo para ambos tipos de destinatarios (62%). Para las mujeres el sexo del destinatario sí es determinante; ellas tutean a otras mujeres con más frecuencia que a los hombres y las diferencias son notables, pues el tuteo se incrementa en 22 puntos porcentuales cuando se dirigen a otra mujer. Coloquio del Programa EDICE • 159 Gráfico 1. Porcentajes de tuteo según sexo del destinatario 80 75 70 65 %60 55 50 45 40 H M Hombre Mujer Sexo del destinatario Blas Arroyo (2005: 302-305) comenta que en un estudio que realizó en la ciudad de Valencia las principales “diferencias generolectales se advierten sobre todo, en el tratamiento dirigido a los miembros del sexo contrario”. Sin embargo, la estratificación que encuentra es opuesta a la aquí observada. En Valencia, las mujeres no varían mucho su tratamiento en función del sexo del destinatario (usan tú en 51% de casos para dirigirse a un hombre y en 50% cuando el destinatario es una mujer); mientras que los hombres tutean más a los de su grupo (39%) que a las mujeres (15.4%). Los comentarios de las entrevistadas confirman estos resultados. En el ejemplo (1) Lucrecia responde cómo saluda a los encargados de la tienda de barrio donde regularmente compra. La situación que se planteó no especificaba el sexo del destinatario, pero, ella hizo la diferencia, señalando además que la razón por la que varía su tratamiento está relacionada con el sexo del destinatario. (1) [M3S] a la muchacha le digo/ “buenos días/ ¿cómo estás?”/ sí le hablo de tú/ y al de la caja/ pos le hablo de usted/ porque- pos no sé- así como que me educaron/ los hombres de usted/ <risas> ay sí/ a los hombres sí/ como que de usted/ bueno/ no me educaron así/ pero no sé porque/ los hombres/ pos no me dan la confianza/ como para tutearlos 7 . En el ámbito laboral, algunas de las entrevistadas siguen también esa norma. Al recordar cómo se dirigía a sus compañeros de trabajo, Graciana (2) Los nombres de las personas son pseudónimos. Los criterios de transcripción se presentan al final del artículo. 7 160 • Leonor Orozco ahora jubilada, dijo que trataba a los hombres de usted y a las mujeres de tú. Sin embargo, hay que considerar que los compañeros de Graciana no tenían el mismo estatus que sus compañeras y que el trato con ellos era menos frecuente. (2) [M7M] depende el grado de confianza/ por ejemplo/ a los obreros/ que teníamos menos contacto/ eran de usted/ y a las compañeras mujeres/ a todas de tú. Sandra, una profesora de 53 años, señala que no tutea a sus colegas hombres a menos que sean muy jóvenes; en cambio, a las mujeres solo las trata de usted si son de mayor edad (ver 3); además indica que esta distinción la hace también fuera del ámbito laboral. En este caso vemos que aunque el factor edad es decisivo en la selección pronominal, a igual edad será el sexo del destinatario el que defina el tratamiento. (3) [M5S] S: salvo que esté muy chiquito- o sea muy joven el hombre/ entonces sí le hablo de tú/ si no no/ L: y en general/ haces esa diferencia en los trabajosS: en toda mi vida/ siempre lo hago/ L: ajá/ hombresS: a los hombres les hablo de usted/ L: de usted S: y a las mujeres de tú/ L: ajá/ si son mujeres más grandes/ por ejemplo cuandoS: si son más grandes que yo/ les hablo de usted/ Estos resultados sugieren que las mujeres siguen una norma que consiste en tutear a los destinatarios del mismo género y usar usted con los hombres. Lo que abre la posibilidad de que el sexo del destinatario sea un componente del factor distancia (Brown & Levinson, 1987: 29-33); es decir que el hecho de pertenecer al mismo sexo es un factor de identidad grupal. Los comentarios de los hombres van en dos sentidos. Algunos de ellos sienten que no hacen diferencias basadas en el género, como vemos en (4); pero otros sí creen que varían su tratamiento, aunque éste no tiene que ver exclusivamente con el uso pronominal. Por ejemplo, en (5) Jerónimo dice que al dirigirse a un desconocido sí varía su trato y que a un hombre no le pediría información usando fórmulas corteses. Al preguntar por el trato con los amigos, Jael comenta (6) que saluda de manera diferente a sus amigos en función del sexo; a las mujeres las saluda de beso y a los hombres chocando Coloquio del Programa EDICE • 161 manos, además usa formas nominales como güey y cabrón 8 sólo para sus amigos y emplea cumplidos con sus amigas. (4) [H4B] yo pienso que sería lo mismo/ el género no importa (5) [H6B] si es un hombre/ siempre: se le- se le pide de frente/ sin por favor/ ni nada (6) [H2S] L: a los hombres? J: “quihubo güey”/ “¿cómo estás?”/ este- “¿cómo te ha ido?/ cabrón”/ “qué milagro/ caón” L: a una mujer? J: “hola/ qué milagro/ ¿cómo estás?/ que- qué guapa/ te has puesto/ ¿cómo te ha ido? qué bueno que te veo” Debido a que el análisis probabilístico de ascenso y descenso no seleccionó como significativa la variable sexo del destinatario, se separaron los datos de hombres y mujeres para realizar sendos análisis y se obtuvo un panorama diferente. Los pesos probabilísticos del análisis binomial de regresión escalonada indican que el sexo del destinatario sí es un factor importante para ambos grupos. Vemos que las mujeres favorecen el tuteo cuando el destinatario es otra mujer (0.591) y no lo favorecen cuando es hombre (0.417), mientras que los hombres favorecen el tuteo cuando el destinatario es un hombre (0.538) y no lo favorecen cuando se trata de una mujer (0.419). 3.3 El género en relación con los factores poder y distancia Las diferencias encontradas en la asignación pronominal en función del destinatario no se limitan al sexo. Se observa también un comportamiento diferente de hombres y mujeres en cuanto a las variables poder y distancia. En el eje de poder, vemos que en las relaciones asimétricas las mujeres hacen distinciones más marcadas, pues cuando tienen mayor poder que el Cáon es una forma reducida de cabrón, forma de tratamiento de uso común entre hombres jóvenes. Palacios (2002: 225) analiza un corpus de conversaciones entre adolescentes de la ciudad de Puebla en el que el uso de los términos cabrón y güey es muy frecuente; comenta que tanto cabrón como güey son formas de tratamiento que funcionan también como marcadores discursivos; considera que estas palabras han dejado “de ser un insulto” para convertirse “en formas de expresión de solidaridad”. En el corpus que la autora analiza están presentes las formas güey y su femenino güeya, cabrón y la forma reducida ca. 8 162 • Leonor Orozco destinatario sus porcentajes de tuteo alcanzan el 70% pero cuando son ellas quienes tienen menor poder, lo tutean sólo en 26% de casos. Para los hombres las diferencias no son tan marcadas pues ellos tutean en estos mismos casos, en 57% y 39% respectivamente (ver gráfico 2). Es de notar que en las relaciones simétricas no hay diferencias; esto se debe a que en este tipo de relaciones el tuteo se ha convertido ya en la norma. Gráfico 2. Porcentajes de tuteo en el eje de poder 100 80 60 H 40 M % 20 0 Igual Mayor Menor Eje de poder En el eje de distancia se observa también un comportamiento diferenciado (ver gráfico 3). En el trato con desconocidos las mujeres tutean en 57% de casos y los hombres sólo en 40%. Lo anterior sugiere que las mujeres buscan, desde el primer intercambio comunicativo, crear un acercamiento con su interlocutor mediante el tuteo. Para las relaciones de trato el patrón se revierte, las mujeres tienen porcentajes menores de tuteo (48%) que los hombres (60%); en este caso se trata de interacciones en las que ya están preestablecidos los derechos y obligaciones entre los interactantes y quizá las mujeres sean más sensibles a este tipo de normas, de manera que a través del trato pronominal tratan de ser solidarias, pero son también más deferentes. En las relaciones de familiaridad no hay diferencias entre hombres y mujeres porque el tuteo es la norma que se sigue para tratar a destinatarios con los que existe gran cercanía. Coloquio del Programa EDICE • 163 Gráfico 3. Porcentajes de tuteo en el eje de distancia 100 80 60 H 40 M % 20 0 Desconocidos Familiaridad Trato Eje de distancia 3.4 Cruce de las variables género y edad del hablante Otra diferencia interesante surge cuando observamos qué ocurre en función de la edad del hablante. Pues en el grupo de mayor edad el tuteo es menor en el caso de las mujeres y este patrón se revierte en el grupo de jóvenes donde las mujeres alcanzan una frecuencia superior a la del grupo de hombres. Los hombres no han variado sus frecuencias de uso pronominal, pues los porcentajes de tuteo son prácticamente iguales para los tres grupos de edad: 62% en el grupo de 60 a 79 años; 61% en el grupo de 40 a 59 años y 61.5% en el grupo de 20 a 39 años. En el caso de las mujeres observamos un patrón lineal, la frecuencia de tuteo se incrementa de manera inversamente proporcional a la edad. Los porcentajes de tuteo son de 57% en el grupo de 60 a 79 años; se elevan a 64.5% en el grupo de 40 a 59 años, y llegan hasta 68% en la franja etaria de 20 a 39 años (ver gráfico 4). 164 • Leonor Orozco Gráfico 4. Porcentajes de tuteo según edad y sexo del hablante 70 65 H % 60 M 55 50 79-60 59-40 39-20 Grupos etarios Si bien, las diferencias son pequeñas, los resultados del análisis binomial confirman los resultados porcentuales, la probabilidad de que un hombre tutee es de 0.489; ésta se eleva un poco en el caso de las mujeres, quienes alcanzan una probabilidad de 0.517. De igual forma, al separar a los hablantes por género, los resultados del análisis binomial de regresión escalonada indican que, en la selección del tuteo, la edad no es un factor importante en el grupo de hombres (la variable no es seleccionada), mientras que sí lo es en el grupo de mujeres (la variable sí es seleccionada). Esto nos indica que son las mujeres quienes han contribuido a la extensión del tuteo. Estos resultados reflejan en alguna medida los cambios sociales experimentados en la sociedad mexicana, en la que, tradicionalmente, los hombres han ocupado una posición social de poder y la mantienen, al igual que mantienen sus frecuencias de tuteo. La vida social de las mujeres se restringía, por lo general, al ámbito del hogar, donde se desempeñaban como amas de casa, pero, en los últimos años su posición social ha cambiado, se han incorporado a la vida estudiantil y laboral. Estos cambios se manifiestan también en el aumento en sus frecuencias de tuteo que incluso han superado a las de los hombres para ubicarse a la vanguardia en la difusión de este cambio lingüístico. Estos resultados corroboran el papel innovador de las mujeres en las etapas iniciales de cambio lingüístico, sobre todo en los llamados cambios desde arriba. En estos casos los rasgos lingüísticos que están en proceso de cambio son, o bien, prestigiosos, o bien, no están estigmatizados (véase entre otros, Labov, 2001: 261-322). Coloquio del Programa EDICE 4 • 165 Comentarios finales Los datos aquí mostrados indican por una parte una mayor sensibilidad de las mujeres en la asignación del trato pronominal, pues sus frecuencias varían de manera más drástica en función del tipo de destinatario ya sea en relación al sexo, o a los ejes de poder y distancia. Los hombres por el contrario mantienen las mismas frecuencias de tuteo sin importar el destinatario. Asimismo, vemos que para el grupo de mujeres las frecuencias de tuteo se incrementan en relación con la edad, lo que las coloca a la vanguardia en la extensión del tuteo. Por otra parte, vimos que, en igualdad de circunstancias, las mujeres son más susceptibles de ser tuteadas. En el futuro, habrá que contrastar de manera sistemática, los datos que se obtuvieron mediante las entrevistas con datos de interacciones “reales”, pues la metodología empleada nos ha proporcionado información sobre los patrones de variación en la asignación y recepción de tratamientos pronominales, pero falta analizar los usos estratégicos de los tratamientos en interacciones cara a cara. Referencias bibliográficas Blas Arroyo, J. L. (2005). Sociolingüística del Español. Desarrollos y perspectivas en el estudio de la lengua española en contexto social. Madrid: Cátedra. Brown, R., & Gilman, A. (1968). The Pronouns of Power and Solidarity. En: J. Fishman (Ed.), Readings in the Sociology of Language (pp. 252-275). Mouton: The Hague. Brown, P., & Levinson, S. C. (1987). Politeness. Some Universals in Language Usage. Cambridge: Cambridge University. Cheshire, J. (2002). Sex and Gender in Variationist Research. En: J. K. Chambers, P. Trudgill & N. 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London: Cambridge University Press. Cortesía y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down Carmen Aracelys López, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela Alexandra Álvarez Muro, Universidad de los Andes, Venezuela Resumen En el seno de los grupos minoritarios y de baja estima se producen estereotipos y estigmatizaciones y con ello se inhabilita en cierta forma al individuo para lograr una plena aceptación social. El propósito de esta comunicación es estudiar la (des)cortesía en el discurso sobre una población estigmatizada como es la del Síndrome de Down. Para ello examinamos los textos de seis informantes: dos especialistas sobre el tema, una madre y un padre de una persona con Síndrome de Down y dos personas ajenas a esta condición genética. Teórica y metodológicamente nos apoyamos en los planteamientos que para la teoría de la cortesía y de la imagen social han desarrollado los siguientes autores: Goffman (1963, 1970), Brown y Levinson (1987), KerbratOrecchioni (2004), Bravo (2000) y Álvarez (2005). Los resultados nos permiten adelantar algunas conclusiones: las personas cercanas como la madre y el padre construyen una cortesía valorizante fundamentada en sentimientos positivos como el amor y la tolerancia. En cambio, las personas más distantes como las especialistas y las que no tienen ninguna vinculación con el Síndrome construyen una cortesía mitigadora basada en la atribución de estereotipos y prejuicios. Palabras clave (Des)cortesía, estigma, discurso, síndrome de Down 168 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro 1 Introducción: cortesía y estigma En la interacción cotidiana, las personas emplean distintas normas y reglas de comportamiento que permiten sobrellevar y mantener sus relaciones. En este proceso los participantes eligen y hacen uso de diversos recursos lingüísticos y discursivos que favorecen, por una parte, la interacción y, por otra, proyectan y representan una imagen de sí mismos. Algunos de estos recursos están vinculados con la cortesía. El propósito de esta comunicación es el de examinar las estrategias de cortesía que se utilizan en el intercambio, y las representaciones sociales que se elaboran a partir de estos mecanismos en el discurso sobre una población estigmatizada como es la del Síndrome de Down. Para Goffman (1963), el estigma depende de aquellos atributos que son percibidos por los otros como diferentes, indeseables o raros y, por ende, sirven para marcar social y negativamente a quien los posee. En el discurso empleado hacia una población con una identidad deteriorada o estigmatizada es frecuente que se produzcan, según Bravo (2000: 5), “situaciones en las cuales la imagen social de los interlocutores se vea comprometida de modo tal que se requiera de estrategias que ayuden a superar los posibles conflictos interpersonales”. Por eso interesa ver cómo una especialista en genética, una especialista en terapia ocupacional, la madre y un padre de personas con Síndrome de Down y dos personas ajenas a la condición, construyen su identidad y ponen a salvo su imagen y la de los otros, en este caso comprendidos por la entrevistadora y las personas Down, a partir de lo que dicen y de cómo lo dicen. 2 Cortesía e imagen La cortesía ha sido tratada como una forma de comportamiento humano que favorece las relaciones interpersonales y la armonía entre los individuos, evitando o mitigando el conflicto social (Watts, 1992). Una de estas formas de comportamiento, que nos interesa estudiar aquí, es el comportamiento comunicativo que se materializa a través de la cortesía lingüística o discursiva. Para Álvarez (2005: 15), “hablar de cortesía es hablar de comunicación, pensar en cortesía es pensar que los participantes de una comunicación comparten la misma perspectiva y saben que están jugando al mismo juego: el de ser cortés”. Por lo tanto, se trata de un acuerdo entre emisor y receptor en el que ambos participan y procuran un mismo fin, la conservación de la imagen de cada uno. Coloquio del Programa EDICE • 169 Por lo tanto, el concepto de cortesía está muy ligado al de imagen: la puesta en escena de la primera evita la violación de la segunda. “El esfuerzo de cooperación entre los hablantes obedece a la vulnerabilidad del rostro, cada actor social trabaja para conservar esta imagen y para mantenerla resulta imprescindible que los interlocutores contribuyan recíprocamente a que no se destruya” (Álvarez, ibid: 104). En este sentido, la cortesía actúa en defensa de la imagen personal, en tanto que la descortesía actúa en dirección contraria, la amenaza de la misma, de allí la necesidad de recurrir a los diversos elementos de atenuación (Briz, 1995, 2004, 2005). Goffman (1970) señala que esta imagen se construye en la interacción, ya que toda persona actúa en las diferentes escenas de la vida cotidiana tras una ‘máscara’ o ‘cara social’ que le ha sido prestada o atribuida por la sociedad y que se le retirará en la medida en que su comportamiento no responda a las exigencias o expectativas esperadas. Por eso se habla de compromiso de imagen en la medida en que a partir de comportamientos socialmente aceptados se busca salvaguardar la propia imagen personal e involucrar de manera positiva la imagen del destinatario. No obstante, para Bravo (2000), esta imagen se construye dependiendo de los contextos socioculturales en los que nos desenvolvemos, ya que las reglas de comportamiento no son las mismas para todas las culturas, por eso prefiere hablar de ‘imágenes sociales relativas’. Para cumplir con el propósito comunicativo de salvaguardar la imagen de cada quien, los hablantes disponen de una serie de recursos lingüísticos y discursivos que les permiten suavizar, mitigar o impedir actos amenazadores de la imagen, pero al mismo tiempo evidenciar sus creencias, intenciones, valores y representaciones sociales que tienen acerca de la realidad y de los hablantes. Siguiendo a Brown y Levinson (1987) la cortesía pone a salvo el rostro de cada individuo, evitando, por una parte, que se limite o dificulte la libertad de acción que todo individuo desea preservar y, por otra, respetando el deseo de cada cual de ser apreciado, respetado y valorado por los demás. Ambos tipos de estrategias, es decir, la cortesía negativa y la cortesía positiva, tratan de equilibrar la imagen pública y por consiguiente garantizar el éxito comunicativo. Para Brown y Levinson, la cortesía negativa es la esencia del comportamiento respetuoso y es frecuente en los discursos en los que los participantes muestran una gran distancia social, en tanto que la cortesía positiva es la esencia del comportamiento “familiar” y “distendido” (1987: 30). Kerbrat-Orecchioni (1996), por su parte, ha introducido los conceptos de ‘cortesía valorizante’ y ‘cortesía mitigadora’, utilizada en los casos en que no hay amenaza o sí la hay, respectivamente. La primera es de carácter positivo, centrada en el acercamiento, agradecimiento, cumplidos, y la segunda es de carácter negativo, generada por el peligro que representa la amenaza a la imagen 170 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro del interlocutor. Estos conceptos tienen la ventaja de no comprometerse con los aspectos culturales endógenos, como sí sucede con los de Brown y Levinson, debido a que las actitudes de cada cultura con respecto a lo que es o no es cortés, varían, así como las estrategias y los recursos que sirven para manifestarla. Kerbrat-Orecchioni (2004) introduce, además del concepto del FTA o acto amenazador de la imagen, el de FFA, acto agradador de la imagen (p. 43). 3 Metodología y corpus Los datos analizados aquí provienen de los textos de seis entrevistados: una especialista en genética, una especialista en terapia ocupacional, la madre de una persona con Síndrome de Down, el padre de una persona con Síndrome de Down y dos personas totalmente ajenas a esta condición, todas ellas habitantes de la ciudad de Mérida, Venezuela. Estos datos forman parte de un corpus mayor constituido por veinticuatro informantes, organizados socialmente en: 1) personas con Síndrome de Down, 2) padres y madres de personas con Síndrome de Down, 3) médicos y especialistas y 4) personas desvinculadas del tema, los cuales son analizados actualmente dentro de la investigación Identidad y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down (López, en curso). Nuestro análisis del discurso del Síndrome de Down se basa estrechamente en los conceptos esbozados previamente. En especial seguimos, para el análisis de los mecanismos de cortesía presentes en el corpus, el modelo de cortesía valorizante y cortesía mitigadora de Kerbrat-Orecchioni (1996) y para la construcción de la imagen social, a Goffman (1963, 1970). Asimismo, el análisis se centra en la explicación de ejemplos representativos de cómo los informantes construyen su imagen y evidencian las representaciones sociales que manejan sobre el Síndrome de Down a través de mecanismos de cortesía. 4 La cortesía en el discurso sobre el Síndrome de Down. Análisis y discusión del material (1) “Hay muchos niños Down con buenas defensas y pocos problemas de salud… lo mismo ocurre con el aspecto cognitivo, no todos los niños tienen el mismo compromiso cognitivo, hay niños Down que tienen un desarrollo intelectual buenísimo”. Coloquio del Programa EDICE • 171 (2) “…médicamente estas personas debido a… a su enfer… a sus escasas defensas, son muy propensas a desarrollar problemas de salud o algunos problemas de salud”. Estos fragmentos corresponden al discurso de la especialista en genética. El primer texto consiste en un enunciado afirmativo y contiene evidencias de cortesía negativa, al tratar de atenuar la invasión del terreno del otro, permitiéndose hacer evaluaciones desfavorables sobre la condición Down. La genetista, conocedora de estos niños, se apresura a decir que no todos los niños Down tienen los mismos problemas de salud y que, por lo tanto, hay un grupo de niños afortunados que no presentan problemas o por lo menos los presentan en menor escala, porque fueron favorecidos por el grado de afección del síndrome. Las expresiones están matizadas por los cuantificadores “muchos”, “pocos”, y el calificativo “buenas”, incluso, estos se encuentran en los extremos de un continuo. Sin embargo, implícitamente, se presupone que su condición está asociada con problemas conocidos, lo cual en el fondo funcionaría como un factor de cortesía atenuadora (Briz, 1995, 2004, 2005). El fragmento también se refiere al otro aspecto de las personas Down: el componente cognitivo, dice que “no todos los niños Down tienen el mismo compromiso cognitivo”. Aquí se advierte una negación explícita seguida de una atenuación y se entiende que “compromiso” actúa como un eufemismo por “retardo mental”, discapacidad, etc. Ambos elementos esconden una presuposición, la idea de que las deficiencias en el aspecto cognitivo no son iguales para todos los niños. Para evitar que se entienda el verdadero sentido de la limitación la especialista concluye y dice: “hay niños Down que tienen un desarrollo intelectual buenísimo”. Ahora se trata de un apreciativo muy intensificado que indica la percepción favorable que ella tiene de algunos niños Down y que en otros casos funciona como el reconocimiento, por compensación, de habilidades artísticas especiales. No obstante, en el fragmento siguiente, alude a las “escasas defensas” que en términos médicos tienen estos niños. El reconocimiento de la escasez de defensas los sitúa en una propensión a “desarrollar problemas de salud”, pero inmediatamente, como el enunciado es declarativo, introduce una opinión que mitiga la fuerza de lo afirmado. Utiliza la disyunción “o” y un adjetivo reparador (“algunos”) que le permite aminorar la existencia de tales problemas. Nuevamente, para restablecer el sentido de lo que ha sido implicado, emplea un elemento indefinido como atenuador, al restringir el universo de personas que sufren las consecuencias del síndrome: el empleo de “algunos”, suaviza el significado anterior: “escasas defensas”. Igualmente, la expresión queda doblemente marcada ya que está precedida de una vacilación que corta el 172 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro normal flujo de la dicción. Se evita la palabra “enfermedad” y por lo tanto emplea una reparación sustituyéndola por “escasas defensas”. Tratándose de la genetista, la interrupción adquiere una significación particular. Los especialistas saben muy bien que el Síndrome de Down no es una enfermedad, por lo tanto, atenúa su equivocación al introducir un elemento reparador de la situación comprometida, por eso quizás se ampara en una atenuación final, el adjetivo indefinido “algunos”, que tiene el propósito de mitigar el efecto semántico de la equivocación. (3) “…yo creo que el mayor deseo de los padres es que… que sea totalmente normal, se desea que el hijo sea normal… uno lo que desea es un hijo sano, hermoso con toda su potencialidad” (4) “Yo creo que es muy difícil que un Down tenga potencial para llegar a la universidad, bueno yo creo que no se le puede crear expectativas muy grandes a esos pobres muchachos, porque yo creo que la escuela regular va por encima de su real potencial y bueno, hay que considerarlos, pues…” En este caso opina una especialista en terapia ocupacional, en su discurso utiliza diferentes mecanismos de cortesía mitigadora que indican un distanciamiento psicológico con respecto al tema objeto de la conversación y permiten evidenciar una actitud y una percepción de las personas con Síndrome de Down. En el primer fragmento habla acerca del deseo de los padres cuando van a tener un hijo, pero se advierte que sea “normal”, “sano”, “hermoso”, “con toda su potencialidad”. Por una parte, emplea el uso de “yo creo” (modalizador de máxima distancia) luego “se desea” (tercera persona genérica) y, finalmente, “uno lo que desea” es un indefinido pero más próximo que le permite involucrarse y atenuar las afirmaciones anteriores, es decir, el deseo de los padres de tener hijos “totalmente normales”. En este sentido, el discurso consiste en una valoración de términos opuestos: normal/no normal, sano/enfermo, hermoso/con fisonomía Down, potencialidad/discapacidad. En estas oposiciones se describe el estigma de la sociedad, la valoración que se tiene de aquello que es normal o que no lo es. Se observa un predominio de la primera persona acompañada con verbos de distanciamiento psicológico (yo creo, yo deseo) lo cual permitiría atenuar la opinión que se va a verter sobre el asunto. En el siguiente fragmento se aprecia el uso de los mismos mecanismos, pero en este caso para referirse a la potencialidad de las personas Down. La Coloquio del Programa EDICE • 173 informante opina de manera clara y enfática: “Yo creo que es muy difícil que un Down tenga potencial para llegar a la universidad”, luego para atenuar el efecto que pueda producir esta afirmación introduce una reparación a través del marcador “bueno”, “bueno yo creo que no se le puede crear expectativas muy grandes a esos pobres muchachos”. Nótese el sentido polisémico del adjetivo calificativo “pobres”, puede significar varias cosas: muchachos con limitaciones físicas (hipotonía, baja motricidad), con retraso cognitivo, etc., muchachos por quienes se siente lástima, muchachos que se sienten frustrados, incapacitados. La intención comunicativa de la informante se aclara en la siguiente intervención: “porque yo creo que la escuela regular va por encima de su real potencial”, aquí ya no cabe duda acerca de su posición ante el discurso, como especialista y conocedora de las personas con diferentes tipos de discapacidad, nos trasmite los estigmas y estereotipos que están en el discurso de los otros (los del exogrupo), aunque los presenta atenuados y hasta reparados. Finalmente, mitiga su posición a través de una opinión conciliadora: “bueno, hay que considerarlos, pues”. (5) “Yo no los veo como que sea una cosa inferior, como un ser humano inferior a otro, yo los veo normal, como algo normal” (6) “…esas criaturas son muy inteligentes, ellos asimilan rápido… ellos aprenden todo lo que se les enseña … y esas criaturas ¡cómo quieren hacer cosas…!” (7) “Si Dios creó a esas criaturas y dejó que se criaran así, por qué uno va a tener vergüenza de un ser así … así como son ellos enfermitos, ¿no?” Ahora opina una persona ajena a la condición Down. En esta informante podemos apreciar el uso de estrategias de cortesía negativa que permiten atenuar la opinión y la posición que tiene acerca de lo que representa para ella una persona con Síndrome de Down, con lo cual evidencia su identidad como hablante. Su primera opinión consiste en una cláusula de salvaguarda “yo no los veo como que sea una cosa inferior…” que a la vez está matizada por la partícula de negación que se encabeza con el pronombre de primera persona: “Yo no los veo” y la expresión modalizante: “como que sea una cosa inferior, como un ser humano inferior a otro”. Nótese, además, que el término “cosa” se corresponde con el contenido proposicional de “inferioridad”, aunque inmediatamente es sustituido por “ser humano”, es decir, opera una nueva 174 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro reparación terminológica. Luego, en la segunda proposición, que le sirve de eco, se vuelve a reiterar la idea moderadora: “yo los veo normal, como algo normal”, con lo cual se sigue reiterando la condición presupuesta de inferioridad. El cambio de matiz calificador, evaluador, no sólo tiene el propósito de suavizar las primeras expresiones, sino el de revertir por completo la opinión anteriormente vertida, aunque sigan siendo desfavorables a la imagen de las personas con la condición Down. El siguiente fragmento presenta otras estrategias de atenuación. La condición Down ahora se debe a un designio de la naturaleza, es decir, algo muy general y vago que sirve de argumento para explicar la imperfección: “la naturaleza es muy perfecta pero a veces suceden estas cosas”. Incluso, para reforzar el halago se inserta el comentario siguiente: “esas criaturas son muy inteligentes, ellos asimilan rápido… ellos aprenden todo lo que se les enseña… y esas criaturas ¡cómo quieren hacer cosas!”. En esta serie de conceptos elogiosos y restablecedores de la buena imagen se destaca el uso de cuantificadores (muy), adverbios de modo (rápido, todo), más una frase intensificadora: “¡y esas criaturas cómo quieren hacer cosas!”. Se trata de cuatro opiniones asertivas, positivas, que contrastan mucho con las ideas del primer fragmento. Además, a pesar de que se reitera el apelativo “criatura”, no deja de advertirse la presencia de un estigma y de un estereotipo que ahora es negado. Precisamente, el último fragmento nos permite colegir que se trata de un estigma de grupo (exogrupo), ligado a una creencia religiosa, en el sentido de que todo lo que ocurre en el mundo, sea bueno o malo, es obra de Dios. Pero el remate de la idea es esclarecedor. Primero, se apela al efecto “vergüenza”, el cual viene envuelto en una pregunta retórica: “por qué uno va a tener vergüenza de un ser así…”. Y la expresión un ser así constituye otro mecanismo de atenuación. Por último, se debe destacar el empleo de tres elementos más: el estereotipo “enfermitos”, muy característico de la región merideña (en otras regiones se utiliza “mongolo”, “mongólico”, etc.); en el diminutivo se reconoce otro rasgos atenuador y, la inserción de “¿no?” es una fórmula de asentimiento que solicita la complicidad del interlocutor. (8) “Para mí ellos son niños permanentes e inocentes, aunque a veces son pilas también y hacen cosas que uno se queda loco, que uno no espera de ellos…” (9) “Yo creo que ellos pueden hacer algunas cosas como… pero sí pueden, algunos hasta estudian… lo importante es darles amor y cariño…” Coloquio del Programa EDICE • 175 Esta informante también reproduce la opinión y los estereotipos que en su gran mayoría poseen las personas que tienen poco contacto con el Síndrome de Down. En el primer fragmento se hace una categorización ya generalizada de que se trata de niños permanentes e inocentes que no pueden valerse por sí mismos. Sin embargo, posteriormente, se introduce un comentario reparador encabezado por el marcador “aunque” que permite mitigar el efecto perlocutivo del mensaje: “Aunque a veces son pilas también”. En la apreciación de esta informante observamos una doble percepción de su identidad personal y social. En primer lugar, se sitúa en el grupo de las personas “normales” y desde esta posición (“para mí”) opina y marca distanciamiento respecto de las personas Down (“ellos”) a quienes ha calificado de diferentes maneras. En segundo lugar, a pesar de haber atenuado su primera opinión sigue manteniéndose la idea de inferioridad y de discapacidad: (“…hacen cosas que uno se queda loco, que uno no espera de ellos”) y continúa habiendo diferencia entre ambos grupos: al que ella pertenece, “los normales” (nosotros) y los otros, los que poseen el Síndrome (ellos). En otras palabras, la sociedad está dividida en términos de estereotipos y estigmas, es decir, con respecto a su endogrupo se autovalora y se autoidentifica positivamente, pero a las personas Down (exogrupo) las califica negativamente. Esta posición se esclarece en el siguiente fragmento, por más que la informante proporciona una disposición a aminorar la distancia social y la representación psicosocial que tiene, en el fondo se sitúa dentro de una escala de distanciamiento que esconde el estigma y la conducta discriminadora del sector al que ella pertenece. Lo que aparentemente en la opinión anterior, parecía proporcionar una calificación positiva (“…hacen cosas que uno se queda loco, que uno no espera de ellos”), luego en el siguiente fragmento se desdibuja por la introducción de verbos de modalidad (“Yo creo que ellos pueden hacer algunas cosas…”). “Una cosa es que ellos puedan hacer” y otra que “ellos hacen” o “siempre hacen”. El “poder hacer” significa que dicho poder no es natural, absoluto ni continuo. Finalmente, la informante deja aún más clara su posición y evidencia su verdadera identidad al cerrar su discurso con la expresión aparentemente conciliadora, pero al mismo tiempo estereotipada y conformista: (“…lo importante es darle amor y cariño”). Las creencias, los prejuicios y las representaciones psicosociales en que se basan estas apreciaciones se deben, probablemente, a lo que la sociedad ha convalidado como lo que es y lo que no es “normal”, lo que es y lo que no es diferente, a partir de atributos y características estigmatizadoras. 176 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro (10) “…yo digo que nosotras somos privilegiadas de tener seres como ellos, ángeles como yo le digo a él”. (11) “Yo me siento muy bien con mi hijo, él es muy lindo… además ellos son ejemplos para mucha gente por el cariño y lo afectivo que son… no ha sido para mí ninguna traba, ha sido más bien motivo de felicidad” En este caso, analizamos el discurso de la madre de una persona con Síndrome de Down. En el primer fragmento la informante hace uso de estrategias de cortesía valorizante a través de expresiones que marcan cercanía y sentimiento de solidaridad y afecto hacia su interlocutor. Nosotras (yo/tú) constituye una señal que remite a una identidad común, ya que se comparte una misma realidad: ser madres de personas con Síndrome de Down, que de alguna manera se contrapone a una opinión generalizada que ella sabe contraria. Con ello hace una “maniobra de conexión” (Tannen, 2007) para construir una identidad de grupo. La informante se siente unida afectivamente a su interlocutora y se dirige a ella con el propósito de establecer cercanía y al mismo tiempo marcar afinidad entre los deseos y expectativas de cada una. Hay una intención por parte de la informante de decir lo que se supone que la entrevistadora quiere escuchar, porque de lo contrario, también estaría perjudicando su propia imagen a través de una evaluación desfavorable de su interlocutora, ya que de acuerdo con Bravo (2000: 17), “lo que hagamos en desmedro de nuestra propia imagen afectará la de nuestra contraparte conversacional”. Por otra parte, la expresión somos privilegiadas indica una valoración y un reconocimiento no sólo a la imagen personal, sino a la de su interlocutora y a la de su hijo, quien para ella no representa un estigma sino un motivo de felicidad, un privilegio, ya que no todas las madres tienen la dicha de tener “ángeles” o “seres como ellos”. Esta posición la intensifica en el segundo fragmento a partir del verbo de sentimiento “me siento” y del cuantificador “muy bien” elementos que refuerzan su identidad y permiten expresar su sentir y su actitud ante la presencia del hijo. Asimismo, introduce una serie de cualidades (“él es muy lindo”, “ellos son ejemplos para mucha gente…”) que ayudan a configurar una imagen favorable de las personas Down y a atenuar las marcas de su identidad deteriorada. Para Goffman (1963) la persona estigmatizada no goza del aprecio y del estima de los demás y, por lo tanto, no son aceptados socialmente. Sin embargo, esta madre exalta la imagen de su hijo con el propósito de presentarlo de una manera positiva y que sean aprobados por los otros. Coloquio del Programa EDICE • 177 El rostro que se construye es el de una madre abnegada quien, a pesar de las circunstancias y de las adversidades, supo aceptar la condición de su hijo y por lo tanto quiere persuadir a los demás de que la condición Down no es ninguna traba ni obstáculo, sino un motivo de felicidad. (12) “Ella es lo mejor que nos ha podido pasar, ha sido una bendición para toda la familia… es la… la alegría y el entusiasmo de la casa, por eso agradecemos a Dios su presencia, porque nos ha cambiado la vida a todos y todos hemos aprendido de ella…” (13) “La gente tiene que aprender de ellos, a dar amor, confianza de manera sincera, sin esperar nada a cambio” Finalmente, analizamos la opinión del padre de una niña con Síndrome de Down quien en todo su discurso sólo emite opiniones positivas sobre la presencia de su hija. En la primera muestra se observa un despliegue de afectividad manifestado a través de expresiones que apelan a sentimientos positivos como el amor, la alegría, la satisfacción, la tolerancia y el agradecimiento. Para Kienpointner (2006: 26) la valoración positiva o negativa que se haga en torno a las personas u objetos implica necesariamente la expresión de emociones igualmente positivas o negativas, lo que a su vez guarda una estrecha relación con el uso de la (des)cortesía. En este caso, el informante hace uso de estrategias de cortesía valorizante a través de un discurso que evidencia proximidad y consideración en torno a las personas Down, además de favorecer una imagen positiva de los mismos, modificando los estereotipos y las representaciones sociales que se tienen. Además, a través de sus comentarios intensificados (“Ella es lo mejor que nos ha podido pasar, ha sido una bendición para toda la familia… es la… la alegría y el entusiasmo de la casa…”) está construyendo una imagen favorable de sí mismo al presentarse como un padre afectuoso y tolerante, obteniendo, por lo tanto, una aprobación valorizante de su interlocutor. En este sentido, de acuerdo con Kienpointner (2006: 27) una de las funciones de las estrategias de (des) cortesía es “crear o modificar emociones más o menos agradables durante la interacción”, de allí la pertinencia de los ‘actos agradadores de imagen’ (face flattering acts) según Kerbrat-Orecchioni (1996, 2004). Por otra parte, el padre, ubicándose dentro del endogrupo se refiere a las actitudes y comportamiento que deben asumir los otros (los del exogrupo) 178 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro con respecto a las personas Down. Señala que el solo contacto con ellos es motivo de aprendizaje y de crecimiento personal, por lo tanto, los otros deben aprender a desarrollar valores y actitudes sociales como la sinceridad, la confianza, el desinterés y el respeto por el otro. 5 Conclusiones Las ideas implícitas y explícitas en las intervenciones de las cuatro primeras informantes revelan una recurrencia impregnada de variados elementos de atenuación, particularmente en las opiniones de las personas ajenas a la condición Down. Los cuantificadores, los intensificadores, los adjetivos y verbos modales, los eufemismos, entre otros, descubren una evaluación desfavorable de la imagen de las personas Down y de sus condiciones físicas y cognitivas. Y esto también alcanza a las especialistas que pese a tener experiencia y trato frecuente con personas con discapacidad y con sus familiares, sin embargo, parecen mantener ciertos prejuicios del grupo exógeno. No obstante, el contenido proposicional también apunta a algo mayor y que pertenece a un plano implícito del discurso: la existencia de estereotipos y estigmas, algunos asociados a los conceptos y términos con que se designa la condición de discapacidad, y otros referidos a los verdaderos prejuicios —por ejemplo: compromiso cognitivo, enfermitos, criaturas, permanentes, niños. En el primer caso opera un eufemismo, de empleo muy extendido entre los profesionales que atienden a las personas Down y sus familiares; en los siguientes se trata de estereotipos propios de las personas que no están cercanas a la condición del síndrome y creen que se trata de una enfermedad, que son personas inútiles e indefensas. Por otra parte, la madre y el padre desbordan en su discurso la intensificación de emociones positivas, manifestadas a través de la afectividad, solidaridad, tolerancia y de la exaltación de su propia imagen y la de los otros. Con esto se pudiera adelantar algunos comentarios con respecto a la tesis de Brown y Levinson (1987) o de Kerbrat-Orecchioni (1996), respectivamente, que desde el exogrupo donde opera mayor distancia social, la cortesía es mitigadora y desde el endogrupo donde hay mayor acercamiento y contacto social, la cortesía es valorizante. No obstante, este planteamiento pudiera corroborarse a partir de los resultados que se obtendrán en la investigación: “Identidad y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down” (López, en curso). Coloquio del Programa EDICE • 179 Asimismo, se tiene entendido que si las teorías sobre imagen y descortesía no son universales o no tienen una aplicación universal, es posible que los atributos o las estrategias de atenuación o de valorización con respecto a la discapacidad varíen de una cultura a otra, de una sociedad a otra, ya que, tal como lo dice Bravo (2000: 9): “la percepción de la cortesía no es la misma para los hablantes de todas las culturas”. 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Valencia/Estocolmo: libro-e. www.edice.org. 180 • Carmen Aracelys López, Alexandra Álvarez Muro López, C. (en curso). Identidad y estigma en el discurso sobre el Síndrome de Down. Investigación doctoral. Doctorado en Lingüística. Mérida: Universidad de Los Andes. Watts, R. (1992). Linguistic politeness and politic verbal behavior: reconsidering claims for universality. En: R. Watts, S. Ide & K. Ehlich (Eds.), Linguistic Politeness. Studies in its History, Theory and Practice. Berlin: Mouton de Gruyter. Tannen, D. (2007). Power maneuvers and connection maneuvers in family interaction. En: D. Tannen, S. Kendall & C. Gordon (Eds.), Family talk. Discourse and identity in four American families (pp. 27-48). Oxford: Oxford University Press. SECCIÓN II (Des)cortesía en los medios La descortesía en contextos de telerrealidad mediática Análisis de un corpus español José Luis Blas Arroyo Universitat Jaume I, Castellón de la Plana, España Resumen El presente trabajo profundiza en el análisis de la descortesía en contextos mediáticos iniciada recientemente en la bibliografía especializada. A partir de un corpus integrado por un concurso de telerrealidad musical en España (Operación Triunfo), en el que un miembro del jurado ridiculiza y humilla con frecuencia la actuación de otros participantes, en el artículo se reflexiona en torno a diversos aspectos relacionados con este comportamiento interaccional. Por un lado, los caracteres estructurales, culturales e idiosincrásicos que singularizan este medio con respecto a otros de su misma especie explican en buena medida su éxito y, para lo que aquí nos interesa, algunos de los rasgos más destacados de la descortesía, como la variedad de los destinatarios afectados o la de sus formatos de producción y recepción. Por otro lado, esta singularidad permite poner a prueba las posibilidades y limitaciones hermenéuticas de algunas teorías sobre la imagen y el trabajo relacional propuestas en las últimas décadas, aspecto al que se dedica también una atención destacada en el artículo. Por último, el análisis de las reacciones ante estos comportamientos marcados permite ver como, en contextos mediáticos como el presente, diferentes tipos de interlocutores (concursantes, profesionales, público…) pueden interpretar la descortesía de forma también diferente, a partir de sus percepciones e intereses particulares. De esto modo, el debate sobre la naturaleza real o figurada de esta descortesía se relativiza, abandonando las interpretaciones más maximalistas. Palabras clave descortesía, discurso mediático, telerrealidad, sociopragmática, español, España 184 • José Luís Blas Arroyo 1 Introducción Tras décadas de atención masiva hacia la cortesía verbal, en los últimos años parece haberse despertado definitivamente el interés por el polo opuesto de las relaciones interpersonales, como lo demuestra la publicación en este tiempo de diversos libros sobre la descortesía (Locher, 2004; Bousfield, 2008; Bousfield & Locher, 2008), así como un número creciente de artículos en revistas y monografías especializadas. Uno de los aspectos más relevantes en el estudio de este extremo menos armónico, y eventualmente descarnado, de las relaciones interpersonales es la constatación de que tanto el carácter como el grado que alcanzan los comportamientos descorteses se hallan íntimamente relacionados con los contextos en que se desenvuelven, sean estos de carácter individual, cultural o institucional. A propósito de estos últimos, por ejemplo, se ha llamado la atención acerca de la existencia de diversos tipos de discurso en los que el comportamiento interaccional esperable por parte de los participantes es, justamente, el de la agresividad verbal y la descortesía, como ocurre con los debates políticos en sede parlamentaria (Martín Rojo, 2000; Harris, 2001) y electoral (Fernández, 2000; Blas Arroyo, 2001, 2003), los programas de entrenamiento militar (Culpeper, 1996; Bousfield, 2008) o las alocuciones en contextos mediáticos (Culpeper, 2005), como las que abordaremos en el presente artículo. Y es, especialmente en los últimos tiempos, las conductas ofensivas, la búsqueda del conflicto interpersonal, las interrupciones abusivas y desconsideradas hacia otros participantes, y demás comportamientos provocadores, se han convertido en práctica común en numerosos medios de comunicación, en particular la televisión. A las tertulias y debates a cara de perro entre pretendidos “expertos” sobre los temas más insospechados (Patrona, 2006; Brenes, 2007) o los talks-shows electrizantes en los que el público desempeña también un papel destacado (Lorenzo-Dus, 2007, 2008), se han sumado recientemente algunas fórmulas que afectan a espacios televisivos en los que antaño la descortesía parecía vedada, y donde esta adquiere algunos caracteres que la hacen particularmente interesantes para su estudio. Así ocurre, por ejemplo, con determinados concursos, como el estudiado por Culpeper, Bousfield y Wichmann (2003) en Gran Bretaña (The Wikest Link), o el que analizaremos en estas páginas (Operación Triunfo), donde diversos jóvenes, que aspiran a triunfar en un certamen musical –y desde allí, al estrellato mediático–, deben soportar las críticas más acerbas y los intentos de ridiculización por parte de quienes están al tanto de evaluar sus cualidades profesionales. Culpeper (2005) ha destacado la función básica de entretenimiento que desempeña la descortesía en estos medios, pero ha llamado la atención al mismo tiempo acerca de la realidad que encierra para quienes son Coloquio del Programa EDICE • 185 sus destinatarios. En el caso del espacio que analizamos en el presente trabajo –y de ahí, en buena medida, nuestro interés por este corpus como objeto de estudio– esta doble realidad se acrecienta considerablemente, ya que la expectación mediática y empresarial se consigue a fuerza de vapulear los sentimientos, la valía y las aspiraciones de unos jóvenes, especialmente sensibles al trabajo de imagen que realizan semana tras semana ante un público multitudinario que actúa como testigo de excepción. Ficción y realidad se combinan, pues, en proporciones variables en el desarrollo de esta descortesía, cuya interpretación puede variar además en función de diversos factores contextuales. Así las cosas, ¿qué ofrece de particular la descortesía verbal en ese medio? ¿qué funciones desempeña y en qué niveles? ¿guarda alguna relación dicho comportamiento interaccional con la extraordinaria notoriedad mediática que han cosechado tanto su principal protagonista (Risto Mejide) como el nuevo formato de concurso por extensión? El presente artículo pretende dar respuesta a algunos de estos interrogantes. Para ello, nos interesa estudiar la naturaleza que adquiere la descortesía en este medio, por ver si en ella se advierten rasgos que van más allá de lo esperable en la correspondiente comunidad de actividad 1, y justifican de paso un éxito que otros medios han intentado copiar inmediatamente (sin demasiado éxito). Ahora bien, un riesgo en el análisis de la descortesía en este medio deriva de la posibilidad de que, en el fondo, aparezca neutralizada por la función lúdica –y crematística– esperable en este tipo de programas. En definitiva, podríamos estar elucubrando acerca de una descortesía no genuina, perfectamente orquestada para el disfrute de los espectadores y el interés comercial, y sin excesivo valor, pues, para comprender como funciona en la realidad el comportamiento verdaderamente descortés. En estas páginas, sin embargo, defenderemos que esa neutralización no está tan clara, al menos en el tipo de programa televisivo analizado aquí, donde las repercusiones de la descortesía son variables y dependientes del contexto. Para ello mostraremos como diferentes tipos de participantes pueden interpretar la descortesía de forma también diferente, y como esas reacciones –más o menos visibles– aparecen condicionadas por factores interpersonales, institucionales y estructurales de diferente naturaleza. 1 Proponemos esta traducción española del concepto anglosajón de communty of practice (Holmes & Meyerhoff, 1999), utilizado en los últimos años en el ámbito de la sociolingüística interaccional, La ‘comunidad de actividad’ permite explicar como numerosos fenómenos de variación se hallan condicionados no tanto por la pertenencia de los individuos a determinados agregados sociales (comunidades de habla, sexos, grupos generacionales, clases sociales diferentes, etc.) cuanto por su implicación en actividades concretas, llevadas a cabo por las personas que se comprometen en su realización. 186 • José Luís Blas Arroyo 2 El corpus El corpus de la presente investigación comprende las intervenciones de un miembro del jurado –Risto Mejide– en las ediciones del concurso musical Operación Triunfo de 2006 y 2008 2. El material disponible en esta última edición es significativamente más extenso que en la primera, ya que en el desarrollo del concurso en 2008 se distinguen dos fases claramente diferenciadas y con implicaciones relevantes para nuestro objeto de estudio. La primera corresponde al periodo en que miles de concursantes procedentes de toda España realizaron sus pruebas de ingreso en una academia de música ante un jurado integrado por tres especialistas, entre los que se encontraba nuestro protagonista. Por su parte, la fase central del programa concierne a las galas semanales, en las que aquellos concursantes que lograron entrar en la academia, tras superar la etapa anterior, eran sometidos al minucioso examen de un jurado, cuyo veredicto resultaba decisivo para su permanencia o abandono del concurso. Todos los espacios que componen el corpus han sido grabados directamente de la televisión, fase tras la cual se han entresacado aquellos fragmentos que nos permiten un análisis cualitativo del corpus. Señalemos, por último, que en nuestro estudio de la descortesía adoptamos una aproximación deliberadamente ecléctica, para la que partimos de las contribuciones realizadas hasta la fecha por diversos investigadores, con orientaciones no siempre coincidentes, aunque no por ello necesariamente incompatibles. 3 La creación de un personaje mediático Inaugurado en España en el año 2001, el programa Operación Triunfo (OT) ha conseguido desde entonces un notable éxito de audiencia, especialmente entre el público más joven. Con todo, esta popularidad se ha incrementado en las últimas ediciones por razones diversas, entre las que ocupa 2 Tras la redacción de estas páginas, Risto Mejide participó en una nueva edición (2009), si bien esta colaboración estuvo presidida –todavía más si cabe– por la polémica. En efecto, en esta última convocatoria de Operación triunfo Risto, tuvo que abandonar abruptamente el programa tras una bronca discusión con el presentador, Jesús Vázquez, de quien, supuestamente, sacó a relucir su homosexualidad, un extremo, sin embargo, que nuestro protagonista siempre negó con posterioridad. Sea como fuere, esos hechos ponen de relieve como el comportamiento interaccional de Risto no siempre es aceptado como parte de las reglas del juego mediático (ni siquiera por parte de los participantes supuestamente más “profesionales”) y que la descortesía es, ciertamente, un elemento destacado en el desarrollo de las interacciones verbales en este medio (para más detalles sobre esta cuestión, véase más abajo el apartado 6). Coloquio del Programa EDICE • 187 un lugar destacado el papel que desempeñan algunos miembros del jurado, cuyo comportamiento comunicativo se aleja de lo tradicionalmente esperable en estos medios. Perteneciente al género del reality musical, OT presenta un formato en el que dieciséis concursantes, seleccionados entre varios miles en la fase previa de ingreso, se disputan el triunfo en un concurso cuya resolución otorgará a los ganadores la posibilidad de firmar un contrato con un sello discográfico y la realización de diversas giras promocionales. Para muchos jóvenes estos objetivos representan un verdadero sueño, y más aún la posibilidad de transformarse en estrellas del firmamento musical, como ha ocurrido con algunos cantantes que han alcanzado una gran proyección nacional y –más ocasionalmente– internacional. 3 En la fase central del programa, el concurso se desarrolla en dos partes diferenciadas. Durante la primera, que transcurre a lo largo de toda la semana, los concursantes deben prepararse para la interpretación de un tema musical previamente asignado. Para ello cuentan con la colaboración de una academia de profesores, que instruyen a los alumnos en diversas artes musicales y escénicas. El punto culminante del concurso corresponde a la gala, que tiene lugar un día a la semana, y durante la cual los participantes deben demostrar su talento, interpretando las canciones correspondientes. Estas interpretaciones son juzgadas en la parte final de cada emisión por un jurado, que integran expertos relacionados con el mundo musical (especialistas de marketing, directivos de sellos discográficos, profesores de música y danza, etc.), y cuya actuación resulta decisiva para la resolución del concurso, ya que con sus votos deciden cada semana el abandono –y consiguiente eliminación– de un participante. Y así hasta la resolución del concurso. A diferencia de las cuatro primeras ediciones, en la de 2006 la productora del programa decidió introducir un nuevo miembro en el jurado (Risto Mejide), cuyo comportamiento comunicativo difería notablemente del esperable en este tipo de espacios, así como del resto de sus compañeros en la tarea de juzgar a los concursantes. Mientras que estos últimos alternaban entre el empleo de técnicas de mitigación, cuando correspondía realizar una crítica a aspectos determinados de las actuaciones de los concursantes –o en el extremo opuesto, de intensificación de las excelencias– Risto Mejide ha destacado siempre por la sistematicidad de sus críticas más descarnadas, cuando no por el intento de ridiculización y ninguneo de quienes han tenido el infortunio de caer bajo su atenta mirada. El caso del cantante almeriense Bisbal es, probablemente, el más destacado, aunque no el único. Otros nombres, muy populares entre los aficionados a la música pop y salidos también de Operación Triunfo son los de Chenoa, Bustamante, Rosa, etc. 3 188 • José Luís Blas Arroyo El éxito mediático obtenido por Risto Mejide ha hecho fortuna en otros programas del mismo tipo, hasta el punto de que en estos días otros concursos que siguen el formato descrito más arriba cuentan con su particular “bestia parda”. Ahora bien, el personaje de Risto ofrece una considerable mayor riqueza y complejidad que sus imitadores, que en muchos casos no van allá de una mala copia. Y es que la imagen proyectada por nuestro jurado no se agota en el plano de la mera agresividad verbal y la desconsideración hacia los concursantes. Al contrario, Risto cultiva un perfil de competencia y honestidad profesional, que en ocasiones él mismo se encarga de contraponer al de otros miembros del jurado, más preocupados –en su opinión– por sus propios intereses que por la calidad del producto final. Como fruto de esta imagen, a Risto se le puede atribuir, ciertamente, un comportamiento ofensivo con los concursantes –y en general con todo el mundo, como veremos–, pero no el hecho de que no se tome en serio su trabajo. De ahí la imagen de seriedad con que aparece invariablemente en el programa –nunca sonríe, a diferencia de los demás miembros del jurado–, o las recomendaciones profesionales que dirige de tanto en tanto a los concursantes, ya sean de alcance individual (por encima de todo intenta ser tú) o colectivo (quedaros con el contenido de lo que os digo, se trata de destacar…). A menudo, incluso, la propia agresividad y la rudeza de sus alocuciones sirven para subrayar esos principios de competencia y honestidad, que –de nuevo en su opinión– brillan por su ausencia en otros participantes del programa, ya se trate de los concursantes (…por la credibilidad de este jurado lo que no podemos hacer es dejarte cruzar la pasarela…; y salir a hacer lo que has hecho esta noche, es no tenerle ningún respeto a esta audiencia), ya del mismísimo director de la academia (… el director de la asegura que no hay relación entre talento y éxito (…) me parece una vergüenza). Por otro lado, se trata también de un jurado al que no le duelen prendas en reconocer, cuando corresponde, las virtudes de una actuación determinada (… este jurado está contigo esta noche…; me has convencido Iván) o las cualidades innatas de un concursante (… tienes talento, tienes voz…; eres un producto acabao). 4 La creación de un personaje “descortés” Pese a la importancia de todo lo anterior, en la forja de esa imagen profesional con la que adorna todas sus intervenciones, Risto se ha hecho famoso por sus dardos verbales y por la crueldad que destilan sus invectivas a diestro y siniestro. Su presencia en el concurso parece destinada a zaherir y humillar semana tras semana a los sufridos concursantes, que tienen la mala fortuna de caer en sus garras dialécticas y que ven de este modo considerablemente limitadas sus aspiraciones de continuar en el programa. Por Coloquio del Programa EDICE • 189 otro lado, el abatimiento y la merma de la autoestima que provocan la actitud sarcástica y displicente de Risto es a menudo el objeto –doloroso– de comentario por parte de muchos concursantes durante sus conversaciones a lo largo de la semana, convenientemente aireadas por los responsables del programa en sus resúmenes diarios. Inicialmente, pues, el comportamiento comunicativo de Risto Mejida podría ser caracterizado como descortés. A diferencia de otras categorías conexas, como la agresividad verbal o determinadas variantes de los comportamientos comunicativos no cooperativos 4, la descortesía lingüística precisa de un componente de ofensa que amenaza la integridad, la dignidad o, simplemente, la imagen del interlocutor. Con todo, ya Goffman (1967) advertía que las ofensas al interlocutor pueden ser de naturaleza muy diferente, según sean de carácter intencional, incidental o meramente accidental. De este modo, para muchos autores tan solo las afrentas intencionales merecerían la caracterización de descorteses, pero no así aquellas en las que falta este elemento. Por otro lado, en la bibliografía sobre el tema es una cuestión ampliamente debatida si la descortesía depende tan solo de la intencionalidad del hablante al emitir una ofensa o, por el contrario, requiere de su reconocimiento como tal por parte del interlocutor. Las opiniones al respecto se hallan divididas y en un extremo se sitúan los autores que, como Culpeper (2005), abogan por una interpretación flexible, en la que cabrían varías posibilidades. En sus palabras: “Impoliteness comes about when: (1) the speaker communicates faceattack intentionally, or (2) the hearer perceives and/or constructs behavior as intentionally face-attacking, or a combination of (1) and (2)”. Por el contrario, otros investigadores han puesto en duda esta interpretación flexible de la descortesía y se decantan por la tercera opción, de modo que la existencia de un comportamiento genuinamente descortés precisaría de una clara intencionalidad por parte del hablante, así como de su reconocimiento por parte del receptor (Bernal, 2007; Bousfield, 2008). A su vez este último tiene la oportunidad de retroalimentar dicha descortesía mediante la reproducción cíclica de las mismas conductas de las que ha sido objeto (Culpeper, 2005; Bousfield, 2008). El resto de las actuaciones comunicativas, que eventualmente pueden atentar también contra la imagen del interlocutor, supondrían en el mejor de los casos un tipo de descortesía fallida u otras variantes de comunicación no cooperativas, cuando no, simplemente, una apariencia de descortesía puesta al servicio de objetivos bien diferentes a los La descortesía presupone la realización de estos comportamientos comunicativos, pero lo contrario no tiene por qué producirse necesariamente. Lógicamente, tan solo el contexto puede determinar el valor concreto de los enunciados. 4 190 • José Luís Blas Arroyo descorteses, como la cohesión social o la identidad grupal (Kienpointner, 1997; Zimmerman, 2005; Bernal, 2007). Sea como sea, en nuestro corpus el comportamiento verbal de Risto responde plenamente al prototipo de descortesía genuina, donde las interpretaciones de hablante y oyente coinciden en advertir una intención real de agredir al interlocutor. Incluso podríamos caracterizarla como una descortesía agravada (Rudanko, 2006) y descarnada (Kaul de Marlangeon, 2005; Bernal, 2007), por el plus de gratuidad e irreverencia hacia el interlocutor que destila y que supera ampliamente las expectativas esperables en la correspondiente comunidad de actividad. Como veremos más adelante (véase apartado 6), las heridas que en sus víctimas deja el comportamiento agresivo de Risto no pasan desapercibidas para amplios sectores de la audiencia, destinatarios en última instancia del programa. Incluso cuando las respuestas verbales de los agredidos se hacen difíciles, o simplemente aparecen vedadas por las restricciones que imponen las normas del programa (especialmente, en el caso de los concursantes), la percepción de la afrenta es bien visible –y las cámaras del programa la recogen con complacencia– a través de una amplia serie de reacciones no verbales, como risas nerviosas, movimientos faciales y corporales, semblantes turbados, y en el extremo incluso, el llanto (en relación con estas reacciones, véase Culpeper, 2005). 4.1 ¿Descortesía marcada? Ahora bien, llegados a este punto cabría interrogarse también acerca del grado de marcación de esta descortesía. Y es que, pese al carácter perturbador y atentatorio contra la armonía social que supone la descortesía, lo cierto es que en algunas comunidades de actividad este es, justamente, el comportamiento comunicativo esperable. A este respecto, recuerda Bousfield (2008) como el lenguaje empleado por los mandos militares con la tropa en los programas de entrenamiento militar –estudiados inicialmente por Culpeper (1996) como paradigma de la descortesía verbal–, no es siquiera reconocido como tal por el ejército, institución que en ningún momento acepta la posibilidad de que las conductas comunicativas que se desarrollan en su seno puedan humillar o menoscabar la dignidad de los soldados. Asimismo, diversos trabajos han llamado la atención acerca del carácter esperable, y hasta apropiado, de las agresiones verbales en el debate político (Fernández, 2000; Blas Arroyo, 2001, 2003; Harris, 2001), o incluso en algunas tradiciones culturales de la entrevista política (Piirainen-Marsh, 2005), cuyo empleo no supone necesariamente la Coloquio del Programa EDICE • 191 ruptura de las relaciones interpersonales 5. De todo ello se desprende que el carácter apropiado o no de las conductas comunicativas debería abarcar también este tipo de discursos, y no solo aquellos que tienen una orientación positiva, como sostienen algunos defensores de la teoría sobre el trabajo relacional (Watts, 2003; Locher, 2004). Sin embargo, la descortesía desplegada en nuestro corpus posee un carácter claramente marcado. Siguiendo la tríada conceptual esbozada por Spencer-Oatey (2002), ni las expectativas de comportamiento interaccional (behavioral expectations) en el concurso, ni los deseos (interactional wants) o la sensibilidad por cuestiones de imagen (face sensitivities) de los concursantes justificarían otra manera de ver las cosas. Aunque las diferencias en el eje del poder derivadas de los roles profesionales desempeñados por los participantes (jurado vs. concursantes) explicarían una conducta comunicativa asimétrica, nada respalda inicialmente una conducta ofensiva y descortés. Por el contrario, parafraseando a Brown y Levinson (1987) podríamos decir que el gran peso que ejercen tanto la distancia social como el elevado nivel de amenaza inherente a los actos comunicativos protagonizados por los miembros del jurado (críticas, reproches, avisos, recomendaciones, sugerencias…) justifican un notable trabajo de imagen 6. Todo ello acentuado en el contexto mediático, cuyas normas imponen halagar al interlocutor, al fin y al cabo el producto con quien trabaja el medio televisivo y al que, consiguientemente, conviene mimar. De ahí que en este tipo de programas de concurso se haya impuesto tradicionalmente un trato socialmente exquisito al concursante, del que se alaban al máximo sus cualidades y se mitigan con igual intensidad sus potenciales fallos. Incluso en concursos como el que nos ocupa, donde el éxito de unos se hace a costa de la eliminación de otros, esas mismas normas de cortesía imponen una actuación sumamente cuidadosa, donde las críticas –imprescindibles por la propia naturaleza del espacio televisivo– se suavizan mediante toda clase de técnicas de atenuación 7. Por otro lado, a estas restricciones derivadas de la propia naturaleza de la relación interpersonal, y de las normas de actuación mediática, se añaden otros condicionantes culturales no menos destacados. Como recuerda Bravo (1999), en la sociedad española la autonomía personal se Cierto es, sin embargo, que en algunos contextos estas agresiones pueden ser el preludio de otras de mayor intensidad, que acaban incurriendo en el insulto y hasta, eventualmente, en la agresión física (Bolívar, 2001). 6 Por otro lado, hay que recordar que el objeto de la descortesía de Risto son también con frecuencia otros participantes (miembros del jurado, presentador, profesores de la academia, público…), con los que no se advierten diferencias de poder. 7 Estas características han presidido los concursos musicales españoles desde sus inicios en 1975 con el espacio Gente joven, que en la época dio a conocer igualmente a un número considerable de cantantes que a la postre se harían famosos. 5 192 • José Luís Blas Arroyo construye principalmente a partir de valores como la autoestima. De ahí que poner en duda las cualidades y la competencia profesional de los concursantes representa una seria amenaza para su imagen, que se acrecienta exponencialmente cuando los medios utilizados destilan la agresividad descarnada de la que hace gala nuestro jurado. 4.2 Restricciones en la producción/recepción de la descortesía Caracterizado el comportamiento comunicativo de Risto como genuinamente descortés, nos interesa ver ahora qué factores condicionan la naturaleza y el grado que alcanza dicha descortesía. Entre los más importantes figuran, lógicamente, las diferencias de poder entre los interlocutores. En este sentido, nuestro corpus muestra concomitancias con la descortesía analizada en otros tipos de discursos, en los que prima la desigualdad entre los participantes. En su relación con los concursantes, Risto acrecienta las relaciones de poder asimétrico entre los participantes, derivadas de sus roles profesionales respectivos. Para ello se sitúa en una posición deliberadamente elevada, en la que se arroga no solo el derecho a atacar sin restricciones a los concursantes, sino también a criticar severamente sus eventuales reacciones. Recuerda Locher (2004) que entre los caracteres constitutivos del poder en las interacciones verbales figura, justamente, la capacidad de restringir la libertad de acción del interlocutor. Risto no pierde la oportunidad de recordar a los concursantes quién manda, quién posee el derecho de verter opiniones críticas, por duras que sean, y quién tiene, por el contrario, la obligación de asumirlas y callar: (1) RT: …a ver Moritz, si te parece vamos a jugar a un juego / ¿vale? (RUMORES ENTRE EL PÚBLICO) (3 s.), yo te digo lo que este jurado piensa y tú lo encajas de la mejor manera posible ¿vale? //¿sí? M: [el concursante asiente ruborizado] RT: ¿vale? 8 En el fragmento anterior, Risto alude veladamente a las lamentaciones que había vertido en los días previos uno de los concursantes, quien, sometido a una severa censura durante la gala anterior, se había quejado amargamente Para la transliteración de los ejemplos seguimos una versión simplificada y parcialmente modificada de las convenciones utilizadas por el grupo Val.es.co en su análisis del discurso coloquial (Briz, 1996). La principal modificación reside en la marcación mediante letra cursiva de los enunciados sobre los que en cada ejemplo deseamos llamar la atención. 8 Coloquio del Programa EDICE • 193 ante sus compañeros y, de paso, ante una audiencia multitudinaria a través de la televisión. Con su intervención, Risto deja claro cuáles son los derechos y las obligaciones de cada participante en el programa, restringiendo así drásticamente la libertad de acción de sus interlocutores. Con todo, la capacidad de reacción de estos últimos ante las agresiones verbales se ve condicionada por los diferentes formatos del programa. Así, la fase inicial de Operación Triunfo, correspondiente a las pruebas de ingreso de los aspirantes a entrar en la Academia, favorecía un mayor diálogo entre los participantes; de ahí que no sea casual que en ella hayamos encontrado la mayor concentración de respuestas a las puyas de Risto. Por el contrario, las limitaciones impuestas por las normas del concurso hacen que las posibilidades de reacción por parte de los concursantes se restrinjan considerablemente durante las galas semanales. Aunque en la edición de 2008 se flexibilizaran algo estas reglas con respecto a las de 2006, las posibilidades de actuación continuaban siendo muy limitadas. En la práctica, la violación de este código de conducta podía acarrear graves consecuencias para el concursante, en especial si acudía a un lenguaje políticamente incorrecto. Así sucedió con Tania, una concursante que, tras ser sometida a una durísima crítica por parte de Risto reaccionó con inusitada vehemencia, insultando gravemente a nuestro protagonista (¡toooma, hijo de puta, vete a tomar por culo!). Tanto el lenguaje soez como el insulto a un miembro del jurado estuvieron a punto de provocar su expulsión fulminante, de la que finalmente se libró, no sin antes verse obligada a una pública rectificación. Por otro lado, es interesante destacar que, dadas las dificultades que encuentran los concursantes para reaccionar ante las agresiones de Risto, en el desarrollo de las galas dicho papel es sustituido las más de las veces por la audiencia en el plató, un público joven que reacciona a menudo mediante abucheos, pitos e insultos (feo, calvo…) ante las ofensas de que han sido objeto sus ídolos (para más detalles sobre estas reacciones, véase más adelante el apartado 6). 4. 3 Destinatarios y formatos de recepción de la descortesía A la vista de los condicionantes anteriores, nuestro corpus muestra similitudes con otros tipos de discurso en los que prima una meridiana desigualdad entre los interlocutores. Así ocurre, por ejemplo, con las denigrantes alocuciones de los mandos militares hacia sus soldados en las campañas de instrucción militar (Culpeper, 1996), los tratamientos, a menudo desconsiderados, de jueces, fiscales y abogados hacia testigos y acusados en los tribunales de justicia (Lakoff, 1989; Kryk-Kastovsky, 2006; Carranza, 2007), o 194 • José Luís Blas Arroyo algunas relaciones patrón-trabajador, como las descritas por Bousfield (2008) en un afamado restaurante británico. Pese a lo anterior, nuestro corpus presenta al mismo tiempo algunos caracteres específicos dignos de mención. Para lo que ahora nos interesa destaca el hecho de que, pese a ser los concursantes los principales destinatarios, la descortesía de Risto en absoluto se limita a ellos. Al contrario, la conducta comunicativa agresiva y desconsiderada alcanza a otros participantes en esa misma comunidad de actividad: miembros del jurado, responsables del programa, presentadores 9, profesores de la academia y tutti quanti, nadie está a salvo de las potenciales ofensas de Risto (véanse ejemplos representativos en (2) al (9) y (14)). A este respecto, señala Locher (2004) que la gestión del poder en el curso de las interacciones verbales no tiene por qué hallarse estrictamente relacionada con diferencias de estatus o con un eje de relaciones asimétricas. De hecho, no escasean ejemplos en los que dicha asimetría no encuentra un eco necesario en la conversación. Y en el extremo contrario, podemos encontrar episodios interaccionales en los que participantes situados en puntos similares del contínuum social manipulan a su favor el eje del poder, imponiendo sus intereses y restringiendo la capacidad de maniobra de los demás. Esto último puede observarse, por ejemplo, en el desplante que Risto propina a una compañera de jurado (Naomí Galera), quien se había demorado excesivamente en la atención a un concursante –que, a la sazón, había resultado ser un familiar– durante las pruebas de ingreso. La intervención sarcástica de Risto, en la que se establece un símil particularmente desfavorable para su compañera 10, acaba restringiendo su libertad de acción y provocando la disculpa titubeante de esta última: (2) G: no sé prima [podría ser… RT: [oye, de verdad, que estoy por invitar a Isabel Gemio, por favor, podemos pasar aa:: el cante G: sí… sí perdón Ni siquiera la sacrosanta audiencia se libra de las puyas dialécticas de Risto. Aunque no faltan los hábiles intentos de coalición con esta, como Particular interés tienen aquí sus enfrentamientos con presentadores de otras cadenas, que criticaron y hasta hicieron escarnio de la conducta de Risto, y a los que este último contestaba con particular contundencia en diversas apariciones televisivas. 10 No en vano, Isabel Gemio representa en España el prototipo de presentadora de radio y televisión dada a la cursilería, así como el tratamiento afectado y sensiblero de los temas de actualidad. La comparación de la compañera de jurado con esta presentadora tan solo podía ser encajada con incomodidad, como de hecho pudo comprobarse a través de sus reacciones verbales y no verbales. 9 Coloquio del Programa EDICE • 195 cuando reclama la intervención del público para arreglar los desaguisados del programa (espero que el público en sus casas lo arreglen, porque si no, esto tiene mal arreglo), son frecuentes los ataques a los espectadores, ya sea a través de procedimientos indirectos como la ironía: (3) RT: no te preocupes [A UNA CONCURSANTE] ya estás aquí / ya estás aquí /España tiene un magnífico sentido del humor y ha conseguido que te quedes en OT (4) RT: …antes que nada déjame, déjame que dé la bienvenida a los espectadores que se conectan a la gala solo para escuchar las nominaciones del jurao (RISAS Y ABUCHEOS DEL PÚBLICO) (5. s) quería decirle a esos espectadores que solo miran al jurao que están todos nominaos (risas) o mediante el recurso a la impersonalización, con el cual se evita, hábilmente, la identificación de quienes son el objeto de crítica: (5) RT: … te lo digo [A UNA CONCURSANTE] porque por ahí fuera se está hablando mucho de que no os respetamos, se está hablando de que venimos aquí a humillaros, se está diciendo muchísimas tonterías... Pese a ello, no faltan tampoco los ejemplos en los que Risto se dirige de forma abrupta a sus destinatarios entre el público: (6) RT. … porque me parece una falta de respecto luego hablar de que aquí solo venimos a humillarles cuando ellos ni siquiera se dignan a ver las actuaciones de estos chavales (APLAUSOS DEL PÚBLICO) (5 s) así que la próxima vez que vean la gala completa y luego opinen. Otra característica reseñable en el formato de recepción de esta descortesía estriba en la potencial alocución a diversos participantes al mismo tiempo. En ocasiones, Risto realiza un hábil juego dialéctico que le permite alinearse y formar coaliciones temporales con algunos participantes en detrimento de otros. Así ocurre, por ejemplo, cuando se dirige directamente a un participante para censurar, indirectamente, a otro(s). Ocasionalmente, como en (7), el interlocutor directo (un concursante), sale mejor parado que los demás, en la presente ocasión los profesores de la academia, cuya competencia profesional se pone seriamente en duda: 196 • José Luís Blas Arroyo (7) RT: … eso tenía que ocurrirte en una academia en la que, fíjate // eres francamente mejor que los profesores (RISAS DEL PÚBLICO) /// yo esperaba (APLAUSOS) yo esperaba que como mínimo, como mínimo algunos de ellos aprendiesen algo de ti / cosa que tampoco ha ocurrido Con todo, la particular idiosincrasia de nuestro jurado hace que sean más frecuentes los casos en que dicho formato de recepción sirve para la afrenta tanto del alocutor directos como de los que reciben la crítica de forma indirecta. Es lo que se observa, por ejemplo, en una durísima diatriba contra una concursante, a la que Risto ya había asaeteado con sus puyas en repetidas ocasiones, y a quien esta vez acompañan los responsables máximos del programa, a los que reprocha su falta de ecuanimidad a la hora de reconocer la valía de los concursantes: (8) RT: …a ver no puede ser muchas cosas / no se puede consentir que se eche a alumnos buenos y que se deje alumnos como tú // no puede ser / no puede ser que tú estés al mismo nivel que otros / yo eso no me lo trago y ya que los profesores no hacen su trabajo, yo voy a intentar hacer el suyo. En sentido contrario, esta misma intencionalidad, doblemente crítica, se advierte también en aquellas intervenciones en las que el interlocutor directo no es el concursante, sino otros participantes, pero en las que la crítica al primero no es menos rotunda. Así, en una de las galas Risto reprocha a sus compañeros de jurado su falta de profesionalidad al salvar de la eliminación a un concursante a quien se describe mediante una metáfora particularmente cruel (vendedor de enciclopedias obsoletas con ínfulas de latin lover) que denigra de forma indirecta, pero no menos efectiva, al concursante: (9) RT: yo […] quiero hablar con mis compañeros de jurado porque esto es lo que pasa cuando eee les dejo solos /// N. Galera: ¿¡que qué!? ¿¡cómo!? RT: yo no fui a las pruebas finales de Barcelona y habéis dejao pasar a un vendedor de enciclopedias obsoletas con ínfulas de latin lover y esto es lo que pasa. 5 El contenido de la descortesía Gran parte de los esfuerzos teóricos en torno al principio de la (des)cortesía han situado el origen de esta en el esfuerzo relacional que Coloquio del Programa EDICE • 197 despliegan los hablantes para preservar o –en el extremo opuesto– atacar la integridad de sus interlocutores en el transcurso de las interacciones verbales. Por otro lado, dicho esfuerzo se ha conceptualizado con frecuencia mediante la noción de ‘imagen’ (face), cuyo origen hay que situar en Goffman (1967), pero que haría fortuna principalmente a través de la obra liminar de Brown y Levinson (1987). Pese al valor de este trabajo, sin duda el más influyente entre los tratados teóricos sobre la cortesía desde hace ya varias décadas, son legión las páginas que han recogido en este tiempo diversas lagunas teóricas y metodológicas en la caracterización que Brown y Levinson realizan sobre este principio interaccional. Para nuestros actuales intereses, valga con señalar las críticas a la propia interpretación del concepto (Mao, 1994), el excesivo etnocentrismo cultural y su pretendida universalidad (Wierzbicka, 1985; Ide et al., 1992; Meier, 1995; Bravo, 1999), las supuestas relaciones con el carácter (in)directo de la comunicación, desmentidas en el análisis de ciertas comunidades de habla (Blum-Kulka, 1987; Held, 1989; Wierzbicka, 1991), la heterogeneidad conceptual de muchas estrategias (Blas Arroyo, 2003, en prensa; Cashman, 2006) o la ausencia de suficiente ejemplificación empírica de algunas de estas (Mills, 2005), por mencionar solo algunos de los temas más profusamente debatidos en la bibliografía. Por otro lado, se ha criticado la nítida distinción que Brown y Levinson (1987) establecen entre los polos positivo y negativo de la imagen, y las estrategias discursivas correspondientes (Meier, 1995; Bravo, 1999). A propósito de esta dicotomía se ha señalado, por ejemplo, la posibilidad de que, contrariamente a lo supuesto por Brown y Levinson (1987), en el seno de un mismo enunciado se encadenen estrategias de ambos tipo sin solución de continuidad. Al mismo tiempo, se ha destacado que los ataques a una vertiente de la imagen pueden entrañar también importantes repercusiones para la otra, de lo que se derivaría la imposibilidad de distinguir nítidamente entre ambas (Meier, 1995; Bernal, 2007; Bousfield, 2008). Similares dificultades encontramos en nuestro corpus para caracterizar con claridad el alcance de algunos comportamientos descorteses. Así en (10), observamos como el desplante que Risto dirige a un concursante –al que conmina desabridamente a abandonar la sala de audiciones–, representaría, una clara agresión a la imagen negativa de este último, a quien se coarta gravemente en su libertad de movimientos. Y ello tanto desde un punto de vista estrictamente físico –se obliga al concursante a abandonar el lugar donde se encuentra– como –más relevante aún– metafóricamente, pues con esta orden se arruinan de un plumazo los anhelos del joven de pasar a la fase final del concurso. Ahora bien, al mismo tiempo no puede negarse que dicho ataque afecta también –y de qué manera– a la voluntad de ese concursante de ver 198 • José Luís Blas Arroyo valorados positivamente sus deseos por los demás, lo que representaría una afrenta nítida a su imagen positiva: (10) RT: no me creo que tú te creas que cantas bien // no me lo creo / entonces como no me lo creo pienso que has venido aquí a tomarme el pelo // y si has venido a tocarme el pelo como comprenderás me toca lo que no suena, con lo cual te pediría que recojas tu [guitarra y te vayas Llácer: [yo no cre – yo no estoy de acuerdo con Risto, [yo creo que cantas bien, pero creo que este no es tu lugar RT: [insisto, por favor, recoge tu guitarra y lárgate. Las dificultades para distinguir con claridad entre ambas dimensiones del face han llevado recientemente a diversos autores a replantear el análisis de la descortesía en otros términos. Así, Culpeper (2005) ha defendido una aproximación al tema a partir de un marco más general sobre la gestión de las relaciones comunicativas, en el que las acciones corteses y descorteses representan solo algunos de los comportamientos interaccionales posibles, en la línea argumental defendida anteriormente por Spencer-Oatey (2002). Para esta autora, las estrategias que despliegan a diario los hablantes en ese esfuerzo relacional se hallan influidas por factores de diferente tipo. Por un lado, se encuentran aquellas expectativas de comportamiento (behavioral expectations) que los participantes esperan en el desarrollo de las correspondientes comunidades de actividad en que participan, y que responden a condicionantes de orden social, cultural y discursivo. Por otro lado, los hablantes se mueven también impulsados por sus deseos más íntimos (interactional wants), que en esencia vendrían a coincidir básicamente con las dimensiones del face defendidas por Brown y Levinson (1987). Por último, el trabajo relacional depende también en gran medida de la sensibilidad con que los interlocutores manipulan y reaccionan ante dos clases de imagen diferentes, que en la formulación de Spencer-Oatey (2002) reciben los nombres de: a) personal (Personal Quality FACE) y b) social (Social Identity Face), respectivamente. La primera implica el deseo de ser evaluados de forma positiva por quienes nos rodean a partir de nuestras virtudes, cualidades, apariencia, etc. En su estudio acerca de un conocido concurso de la televisión británica (The Wikest Link), en el que una moderadora vulnera sistemáticamente el papel institucional reservado a esta figura –increpando y poniendo en ridículo a los concursantes que no contestan adecuadamente a una serie de preguntas de cultura general– Culpeper (2005) ha destacado algunos recursos de descortesía relacionados con este plano individual y cualitativo de la imagen. Así ocurre, por ejemplo, con el empleo de preguntas capciosas, destinadas a poner en evidencia al “inculto” concursante Coloquio del Programa EDICE • 199 (“¿pero tú fuiste a la escuela?”), o la imitación deformada de sus palabras y gestos, para acentuar la burla y el sarcasmo. Ataques de este mismo tipo pueden advertirse en nuestro corpus cuando Risto ridiculiza a los concursantes por algunos de sus atributos externos, particularmente hirientes para unos jóvenes que se presentan ante millones de espectadores y para quienes dichos rasgos son parte decisiva de su identidad. Así ocurre, por ejemplo, con sus comentarios sarcásticos acerca de la apariencia (aspecto físico, vestuario, edad, etc.), ya sea para resaltarlos negativamente: •(11) •RT: …¡cómo se puede venir vestida así! ¿esto es lo mejor que tienes para venir a un casting? (12) RT: Iván, primero de todo felicita al tapicero que te ha hecho ese traje (RISAS Y ABUCHEOS ENTRE EL PÚBLICO), porque eres, realmente eres el primer concursante que viene vestido de sofá (RISAS ENTRE EL PÚBILICO) y eso ya, eso ya te hace destacar. ya para destacar que el físico no lo es todo, como en este fragmento en el que Risto se dirige críticamente a una atractiva joven, a quien espeta: (13) RT: … tú para mí sigues siendo Miss Melilla / dicho de otra forma / tienes que convencernos de que vales para cantar / aquí no vale con una cara bonita / te lo dije en el casting y te lo repito hoy Por su parte, la imagen social (Social Quality Face) puede verse en peligro cuando se violentan los deseos de reconocimiento y valoración de los participantes por el desempeño de determinados roles e identidades sociales y/o profesionales. Muchos de los ataques de Risto a sus compañeros del jurado, al presentador del programa o a los profesores de la academia podrían caber dentro de esta categoría. En (14), por ejemplo, observamos como se pone en evidencia nada menos que al presidente de la Academia de música, a quien se reprocha haber hecho días atrás un comentario insólito, que hace dudar de su profesionalidad: •(14) RT: … no me sorprenden nada frases, y leo textualmente, como la del director de la Academia que asegura que no existe relación alguna entre talento y éxito // eso lo ha dicho el director de una academia de música / me parece una vergüenza para las academias de música de este país. 200 • José Luís Blas Arroyo Ocasionalmente nuestro personaje puede ser también el objeto de estos ataques por parte de “damnificados” del grupo anterior. Así, en la edición de 2006 se hicieron célebres las respuestas de algunos responsables de la Academia a las agresiones de Risto. En la que presentamos a continuación vemos al entonces presidente de esa institución (Kike Santander) replicando con rotundidad a las críticas que Risto había vertido en los programas anteriores. En su réplica, Kike Santander aprovechaba para negar la competencia profesional de nuestro jurado: (15) KS: Risto se merece una respuesta a lo que ha dicho porque tú has dejado en el aire la sugerencia ¿no? de que gracias a tus palabras iluminadas de la semana pasada nos hemos puesto las pilas / siendo que no se necesita sino un dedo de frente para darse cuenta de lo que hay que hacer …pero no tiene nada que ver con tu comentario porque primero dudo que tú reconozcas un do de un re // tengo serias dudas de tu criterio musical porque has – haces un comentario acertado y haces cinco desacertados y fuera de tono así que tus palabras desde el punto de vista académico entran por aquí [SEÑALA EL OÍDO] y salen por acá [VÍTORES ENTRE EL PÚBLICO] Ahora bien, pese al interés de esta propuesta para calibrar las diferentes facetas que puede abarcar el trabajo relacional y sus implicaciones para el estudio de la (des)cortesía, su aplicación práctica a algunas manifestaciones comunicativas plantea también problemas dignos de consideración. Y no está entre los menos importantes las dificultades que supone determinar con precisión el tipo de imagen que se vería afectada en ofensas que afectan tanto a las cualidades personales que el participante desea ver valoradas por los demás, como a los roles profesionales que son, precisamente, el objeto de atención en un concurso musical. ¿Qué decir, a este respecto, de las invectivas a la actitud de los concursantes, como la que advertimos en (16), en las que se resaltan negativamente aspectos tanto personales como profesionales?: (16) RT: cantas falso, cantas mentira; no estamos sordos, hemos escuchado y hemos sufrido tu actuación y nos ha costado encontrar una nota que estuviese afinada, es en lo primero que te creemos, todo lo demás mentira, eres un mentiroso profesional Ciertamente, representan una burla a las virtudes personales que el concursante esperaría ver resaltadas o, cuando menos, criticadas de forma mitigada, pero al mismo tiempo esas virtudes están en la base de la imagen social que se espera de un buen cantante. Incluso algunos comentarios desfavorables sobre el aspecto físico, que hemos incluido inicialmente dentro de las cualidades más afectadas por la imagen personal, poseen también claras Coloquio del Programa EDICE • 201 repercusiones sobre la imagen social del interlocutor en la presente comunidad de actividad. Algo de este jaez puede advertirse en el siguiente diálogo, en el que Risto hace ver a una concursante que es demasiado mayor para un concurso de esta naturaleza, comentario que esta última intenta rebatir tan hábil como infructuosamente (a lo mejor conseguimos captar otro tipo de público también), a la vista del desplante final de nuestro jurado (te falta mucha fuerza para eso): (17) •RT: eres mayor para el público al que va este concurso, [yo te quiero avisar... C: [a lo mejor RT: yo te quiero avisar, yo te quiero avisar para que no te hagas falsas expectativas C: sí, sí, pero podemos ver – yo me gusta ver las cosas desde otro punto de vista, a lo mejor conseguimos captar otro tipo de público también •RT: te falta mucha fuerza para eso En definitiva, la imbricación entre las heridas a la imagen personal (en nuestra sociedad está particularmente mal visto hablar de la edad de las mujeres, una vez superado el umbral de la juventud) y profesional (una mujer mayor no puede triunfar en un concurso musical) hace complicada la tarea de deslindarlas con nitidez. Por último, cabe destacar también la posibilidad de que en un mismo enunciado se encadenen ataques a diferentes tipos de imagen. Así sucede, por ejemplo, en el siguiente extracto, en el que Risto pone en solfa alternativamente, y sin solución de continuidad, tanto la apariencia física de la concursante (el escote excesivo de su vestido) como sus cualidades profesionales (la afinación de la voz): (18) RT: está noche has estado muchísimo más pendiente de tu escote que de afinar la nota (ABUCHEOS DEL PÚBLICO) A la vista de estas dificultades en la interpretación del contenido de la imagen y de los ataques a que puede verse sometida en nuestro corpus, se nos antoja especialmente útil la revisión que Diana Bravo ha realizado sobre el tema. En su crítica al exceso de etnocentrismo cultural y a la pretendida universalidad del face brownlevinsoneano, Bravo (1999) ha sustituido las facetas de este por las nociones de autonomía y afiliación, cuyo contenido puede diferir de unas comunidades lingüísticas a otras. Este relativismo en torno a la construcción de la imagen presenta la ventaja de que permite comprender la idiosincrasia que adquieren tanto la cortesía como la descortesía en cada tradición cultural. De las dos nociones que nos ocupan es, sin duda, la imagen 202 • José Luís Blas Arroyo de autonomía la más relevante para nuestro objeto de estudio. Para la lingüista argentina esta imagen de autonomía se halla relacionada con el deseo natural de los individuos de verse a sí mismos –y ser vistos por los demás– como personas con entidad propia dentro del grupo al que pertenecen. En el caso español –y a diferencia de otras comunidades– dicha imagen se cifra en buena medida en el reconocimiento de las aptitudes, el talento o la valía profesional, atributos que sirven como principal alimento para la autoestima. Ello permitiría explicar por qué las críticas y los intentos de ridiculización y ninguneo por parte de Risto causan una profunda herida en la imagen de autonomía que los concursantes quieren defender, con independencia de que en esta agresión intervengan aspectos estrictamente profesionales (calidad de la voz, destrezas en la danza…), junto a otros de carácter más personal (vestuario, peinados, aspecto físico…), pero no menos relevantes para la construcción de esa imagen. 6 Reflexiones finales Ahora bien, llegados a este punto de nuestra argumentación, cabría regresar al principio y plantear si puede realmente caracterizarse como descortés un comportamiento comunicativo como el de nuestro jurado. Razones no faltan para la cautela. Por un lado, una cierta paradoja asalta al estudioso cuando se enfrenta a una auténtica sobrerrepresentación de secuencias conflictivas Con todo, más relevantes son las observaciones que subrayan los vínculos de la descortesía con el humor, el entretenimiento o el espectáculo (Culpeper, 2005). Unas relaciones que, lógicamente, se incrementan en contextos mediáticos como la televisión. En esta, el contenido de la descortesía se halla íntimamente asociado a factores psico-sociales que explican la actitud de los espectadores, como un cierto placer voyeurístico al observar los males y conflictos que atenazan a los demás, o los sentimientos de seguridad y superioridad que inspira el ser meros testigos de unas relaciones inarmónicas de las que, afortunadamente, ellos se ven libres en la vida real. Tras la revisión detenida de las galas y de los comentarios subsiguientes en diversos medios (prensa, televisión, chats en internet…), no cabe duda de que estos factores explican también el comportamiento de una parte significativa de la audiencia, tanto la que ve el programa a través del televisor de sus casas, como la que, en el plató, reacciona con regocijo ante las agresiones inmisericordes de nuestro jurado. Y sin embargo, no puede decirse que ello sea así para otros muchos participantes. Culpeper (2005) ha visto como las “boutades” que la presentadora de The Wikest Link dirige a los miembros de este concurso británico dejan una huella dolorosa en más de una ocasión, por mucho que conozcan las normas del programa y el papel que aquella se ve obligada a Coloquio del Programa EDICE • 203 desempeñar. Nadie puede sentirse satisfecho cuando le recuerdan su falta de formación o su incultura, y ciertos comportamientos no verbales son un buen reflejo de esa insatisfacción. En nuestro corpus lo anterior es todavía más así, si cabe. Por un lado, las reacciones que advertimos en los concursantes –y en menor medida en otros participantes– van desde la sonrisa forzada y el rubor, a los movimientos nerviosos de cabeza y otras partes del cuerpo, que revelan la profunda impresión que causan las acerbas críticas recibidas. Claro que no son las únicas, ya que en el extremo no faltan los ejemplos de concursantes que literalmente rompen a llorar ante las agresiones de Risto. Pero, por otro lado también, es lógico que tanto el fondo como –sobre todo– la forma de esas críticas afecten a unos concursantes que presentan claras diferencias con los del programa analizado por Culpeper. Si estos últimos saben perfectamente a qué van cuando acuden al plató de televisión, no puede decirse lo mismo de los aspirantes a ganar Operación Triunfo. Desde luego, no en la edición de 2006 donde apareció por primera vez nuestro personaje, para sorpresa de todos. En las cuatro ediciones anteriores, Operación Triunfo había discurrido como un concurso musical más al uso: las palabras de ánimo, la exaltación de la excelencia (a menudo, ficticia) o la atenuación de los defectos constituían la norma. Pero todo cambió en la temporada de 2006, y los zarpazos dialécticos de Risto comenzaron a hacer fortuna, para desgracia de concursantes y otros miembros del programa, con los que aquel mantuvo tensas relaciones, que quizá ayudarían a explicar su ausencia en la siguiente edición 11. Ahora bien, más importante que lo anterior es el hecho de que para los concursantes de OT lo que se halla en juego es bastante más que unos pocos miles de euros, como los que, en el mejor de los casos, suelen conseguirse en un concurso convencional. En nuestro caso se trata de jóvenes, en muchos casos por debajo de la veintena, que vienen al programa a cumplir el sueño de sus vidas. Y además lo hacen ante audiencias multitudinarias 12, que actúan a modo de testigos preferentes de los intentos de ridiculización y ninguneo a que se ven sometidos semana tras semana. En este contexto, las consecuencias para la imagen del concursante se agravan exponencialmente. Y es que, como recuerda Terkourafi (2008): “If I am interacting with an interlocutor in front of an audience, I make (and am aware of making) a bid of face not only in the eyes of 11 Esas relaciones fueron especialmente tirantes con el presidente de la Academia, Kike Santander, así como con la profesora de técnica vocal y canto, Edith Salazar. Ambos habían desempeñado sus respectivos papeles en las temporadas anteriores, pero dejaron de hacerlo en 2008. 12 En las dos ediciones analizadas en este trabajo los índices de audiencia de Operación Triunfo superaron con creces a los de otras cadenas de televisión, con varios millones de espectadores en horario de máxima audiencia. 204 • José Luís Blas Arroyo my interlocutor, but also in the eyes of each of the members of that audience taken separately and as a group”. Volviendo a la discusión sobre la teoría del trabajo relacional que iniciábamos anteriormente, en nuestro concurso hay, en definitiva, expectativas, deseos y sensibilidades que trascienden lo esperable en otros contextos mediáticos, ya que juegan con las aptitudes y la valía personal de unos jóvenes particularmente sensibles a todo cuanto afecte a su autoestima. Ahora bien, ni los concursantes ni los profesionales de la Academia son los únicos participantes legitimados para interpretar como descortés el comportamiento de Risto. En esta tarea van de la mano de otros muchos millones de espectadores (casi siempre jóvenes también) que siguen con verdadera fruición las aventuras de sus héroes, cruzando los dedos para que no sean “nominados”, gritando durante la interpretación de sus canciones, y en ocasiones también, insultando a un jurado que maltrata a sus estrellas. Así pues, a la pregunta con que iniciábamos este apartado ¿es descortés el comportamiento de Risto en Operación Triunfo? deberíamos responder con un cauto “depende”. Depende de para quién: para algunos todo se reduce a un juego, a un mero entretenimiento al que contribuyen decisivamente las agresiones verbales de un participante privilegiado. Desde luego para otros es también la oportunidad de ganar mucho dinero con un formato televisivo que llega a millones de espectadores. Pero para los jóvenes aspirantes a ganar el concurso, los profesionales que diariamente enseñan a aquellos a cantar y bailar, o para millones de espectadores que siguen el programa desde sus casas, la descortesía es real. En definitiva, en contextos de telerrealidad mediática como el analizado en el presente trabajo, diferentes tipos de interlocutores pueden interpretar la descortesía de forma también diferente, y sus reacciones –más o menos visibles– pueden hallarse condicionadas por factores interpersonales, culturales e institucionales de muy diversa naturaleza. Referencias bibliográficas Bernal, M. (2007). Categorización sociopragmática de la cortesía y la descortesía. Un estudio de la conversación coloquial española. Estocolmo: Universidad de Estocolmo. Blas Arroyo, J. L. (2001). ‘No diga chorradas’: La descortesía en el debate político cara a cara. Una aproximación pragma-variacionista. Oralia, 4,9-45. Blas Arroyo, J. L. (2003). 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José Luis Rodríguez Zapatero. Al margen de las cuestiones políticas que dicha entrevista ocasionó, una crítica generalizada recorrió los periódicos impresos o digitales, informativos de televisión y radio, así como foros y blogs que tanto abundan en Internet: el empleo del tuteo generalizado por parte del Presidente hacia sus interlocutores. Parece obvio, a juzgar por el gran número de comentarios “negativos”, que la imagen presidencial se vio fuertemente dañada por este uso “descortés” en el contexto de referencia, pues como “cabría esperar”, todos los participantes usaron un respetuoso usted hacia el jefe del Gobierno español. La “imagen social” y la “imagen básica” de tan alta figura de la Administración estatal se vieron rotas por la asunción de una estrategia de cortesía que, para muchos, fue errónea. En este trabajo se recoge una interpretación, en el marco de la (des)cortesía lingüística y social, de la actuación presidencial. Como hipótesis de trabajo, se plantea que el “nuevo talante” que el Gobierno socialista ha tratado de transmitir a la sociedad española en la última legislatura ha sido una de las estrategias comunicativas que el Presidente llevó a cabo en tan significada ocasión. Palabras clave (des)cortesía, análisis del discurso, formas de tratamiento, español en medios de comunicación, lenguaje político 210 • Javier Medina López 1 Presentación El objetivo de este artículo es poner de manifiesto la intervención televisiva del Presidente del Gobierno de España, D. José Luis Rodríguez Zapatero, en su primera intervención en un novedoso programa titulado Tengo una pregunta para usted. El uso del tuteo generalizado empleado por el Presidente ocasionó una crítica y desaprobación generalizadas, tal y como se recoge en algunos ejemplos seleccionados y que se exponen más adelante. Todos los participantes emplearon un respetuoso y protocolario usted, aunque el Presidente optó, en esta primera intervención, por romper el trato simétrico (usted = usted). La participación del Presidente generó una gran expectación en los medios de comunicación y, como consecuencia de ello, los índices de audiencia fueron altísimos. El formato, similar a uno ofrecido por la cadena francesa TF1 (J’ai une quiestion à vous poser) se emitió el 27 de marzo de 2007 en TVE1 en horario de máxima audiencia 1 . Cien personas en directo podían hacer una pregunta o comentario al Presidente sin que mediara ningún guión preestablecido. La sorpresa en las preguntas estaba asegurada. El interés mediático se centraba, en buena medida, en cómo el Presidente contestaba y qué respuestas daba. Una segunda intervención presidencial en el mismo programa se produjo el 26 de enero de 2009. En esta ocasión, al contrario que la primera participación (que será el objetivo de mi análisis) las formas de tratamiento utilizadas estuvieron más acorde con lo esperado en un programa de estas características y también enlazaban más con los usos habituales del tratamiento en la sociedad española: empleó tú, usted y formas mixtas en función de las distintas variables que presentaban sus interlocutores. 2 El contexto televisivo de la entrevista La situación comunicativa planteada por esta entrevista de televisión permitía que cien personas hicieran una pregunta al Presidente del Gobierno, sin que mediara un filtro previo o un guión temáticamente dirigido o ensayado de antemano, salvo los aspectos técnicos presentes en un espacio de esta naturaleza. Durante dos horas de programa, una parte importante del público Según fuentes periodísticas el 30,3% de share, que se traduce en unos 5.834.000 espectadores, siendo el “minuto de oro” a las 22:41 de la noche, lo que supuso en ese momento un total de 7.261.000 personas (34,5% de cuota de pantalla) sintonizaba TVE1 Los datos de los audímetros muestran que más de 16 millones de personas conectaron, en algún momento, con Tengo una pregunta para usted. Para más información véase http://www.rtve.es. 1 Coloquio del Programa EDICE • 211 asistente interrogó al Presidente sobre diferentes aspectos de interés y actualidad de la política y la vida españolas: terrorismo, seguridad, inmigración, paro, comercio, vivienda, salud, problemas del mundo rural, etc. La realidad y los tiempos televisivos hicieron que no todos los presentes interpelaran al Presidente, sino que solo 27 hombres y 17 mujeres intervinieron, lo cual supuso que formularan 42 preguntas 2 . Los parámetros sociológicos de la muestra fueron hechos por la empresa tnsdemoscopia (Grupo Sofres) y se procuró que estuviera representada la heterogénea sociedad española, para lo cual se llevó a cabo un “selección cualitativa”, lo que suponía buscar el perfil del ciudadano que se adaptase a las variables consideradas para el diseño de la muestra. Cinco fueron las que configuraron la cala sociológica: comunidades autónomas (todas estuvieron representadas), sexo (paridad entre hombres y mujeres), edad (desde los 18 hasta los 60 años), afinidad política (representación política según la configuración del Congreso de los Diputados) y perfil laboral (trabajadores y jubilados). La prensa española, que es la que he consultado para este trabajo, puso de manifiesto, además, la nueva imagen corporativa que TVE presentaba, los colores del decorado, el mobiliario utilizado, la disposición del público invitado (sentado en formato semicircular), frente a un Presidente que tenía a su disposición una silla alta y un atril. En la emisión del programa permaneció de pie durante la larga entrevista. La idea de que una persona desconocida tuviera acceso al Presidente del Gobierno de España en una entrevista en directo era el objetivo que se plantearon los programadores de TVE1 y, además, desde el punto de vista político-ideológico, venía a mostrar los nuevos tiempos de apertura y cercanía del poder con sus gobernados. El mismo Rodríguez Zapatero se refería a su propia actuación en televisión delante de un grupo de periodistas en la cafetería interna del Congreso de los Diputados con los siguientes términos: Esto es buenísimo para la democracia. Ya no tiene marcha atrás. Fue algo que tuvo novedad y autenticidad. Es una pequeña revolución. Y se le ha ocurrido a la televisión pública, pero si lo hubiera hecho una privada también habría sido. (El Mundo, 29-032007, p. 20). Información de Sala de Prensa, en http://www.rtve.es y en esta misma página el resumen de la noticia que da la agencia EFE fechado el 27 de marzo de 2007. 2 212 • Javier Medina López 3 El impacto del tuteo presidencial: algunos ejemplos Uno de los aspectos más llamativos, y así lo recoge prácticamente toda la prensa nacional publicada días después de la entrevista al Presidente, fue el tuteo generalizado que este utilizó para dirigirse a sus interlocutores. En todo momento el presentador y el público allí presentes utilizaron un cortés usted, mientras que el Presidente prefirió emplear tú. Las reacciones ante esta disfunción en el trato no se hicieron esperar. La imagen presidencial, en realidad la “imagen básica” del Presidente (Bravo, 2004), fue censurada grosso modo desde diferentes perspectivas e intereses ideológicos y políticos. Y también fue vista como un acto de “descortesía”, al atentar él mismo contra la propia imagen socialmente aceptada que se tiene de un Presidente en el contexto sociocultural español. Dado que no dispongo de mucho espacio para mostrar todo el corpus recogido, selecciono algunos ejemplos: (1) Escasa naturalidad, a pesar de recurrir al tuteo como gesto de acercamiento (El País, 29-03-2007, p. 14). (2) Sorprendió también la decisión del Presidente del Gobierno de tutear a todos sus interlocutores, al margen de su edad y pese a que todos ellos le trataron de usted. El tuteo no sirvió para acortar distancias, sino que marcó las diferencias entre el Presidente del Gobierno y el resto de los ciudadanos. Todos estos detalles contribuyeron a alejar al protagonista y a hacer más difícil la identificación con él, lo que suele ser el objetivo político en este tipo de programas (El País, 29-03-2007, p. 24). (3) De hecho, el Presidente se esforzó por mostrarse muy próximo a sus entrevistadores y llamó de tú a todo el mundo (El Mundo, 29-03-2007, p. 22). (4) Sobre el tuteo argumentó que le cuesta el trato “de usted” (ABC, 29-03-2007, p. 24). Afrancesado, salvo en el recurso al tuteo a los entrevistadores (ABC, 29-032007, p. 25). (5) A Rajoy no lo tuteó como a los 100 ciudadanos que participaron en el programa de la noche del martes y tampoco le dijo que compartieran su preocupación por el asunto, mucho menos que tomaba nota para buscar soluciones al respecto. Nada de eso (La Razón, 29-03-2007, p. 15). Coloquio del Programa EDICE • 213 También un buen número de comentarios ―la mayoría censurando el tuteo presidencial―, pude observar en numerosos foros, blogs y páginas de Internet, además de en los llamados diarios digitales. Si bien es cierto que muchas de estas opiniones no pueden enmarcarse en una determinada política editorial, sí es conveniente tenerlas en cuenta en la medida en que esbozan una manera de pensar que incide ante un hecho lingüístico de esta naturaleza. La conciencia y creencias lingüísticas y las actitudes (positivas o negativas) encuentran aquí un buen exponente y suponen una fuente interesante de análisis para el investigador. Veamos algunos ejemplos: (6) Ayer en la serie de preguntas que han hecho a nuestro Presidente, el Sr. Zapatero, trató a todos de tú. Pues, no. No creo que se deba de hacer. Dicen los entendidos que es para estar más cerca de las personas. ¡Oiga!, para estar más cerca del pueblo hay que cumplir con las promesas electorales, con todas […] Pero a lo que iba: Sr. Presidente, por favor, use el usted, queda mejor… es mi opinión (http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007). (7) Ya, pero en la imagen “buen rollito” queda mejor el tú (http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007). (8) Puede usted tratarme de tú, pero con educación por medio. Siempre que exista una educación en cualquier persona, el tratamiento de usted y de tú ha de ser de común acuerdo. Pero lo importante es la educación (http://mas.1ne.es/foros, 24-04-2007). 4 ¿(Des)cortesía o cambio de talante? En muchas lenguas del mundo, como es bien sabido, los esquemas de trato vienen regidos por códigos de uso que, a su vez, están determinados por complejos mecanismos pragmáticos y sociolingüísticos. Y esto es así si se consideran, además, no solo los rasgos individuales de los hablantes (y los aspectos psicolingüísticos que en cada uno de ellos operan 3 ) sino, especialmente, el contexto sociocomunicativo y las características propias de cada comunidad de habla en la que tiene lugar la interacción. El contexto de situación ―muy presente en acciones de habla como la aquí analizada―, viene Habitualmente se ponen de manifiesto aspectos como el grado de confianza, la cercanía hacia el interlocutor, el considerado nivel de respeto, la familiaridad, etc. 3 214 • Javier Medina López determinado también por el mayor o menor grado de formalidad y protocolo que imponen dichas situaciones. Así pues, por un lado está el conjunto de factores socialmente relevantes que determina la selección lingüística (contexto de situación), mientras que, por otro, están los rasgos lingüísticos adscritos a cada contexto, lo que se denomina estilo de habla o registro (Almeida, 2003: 219). Por todo ello, la variación contextual se erige en un pilar clave si se quiere poner de manifiesto la verdadera naturaleza y funcionamiento de estas formas, circunstancia que no siempre ha sido considerada en la investigación referida al tratamiento (Blas Arroyo, 1995: 238-239). Parece claro que el comentado tuteo presidencial no se percibió como un acto social adecuado, correcto y adaptado al hecho de que el Presidente del Gobierno tuteara a sus interlocutores. Y todo ello al margen del usted recibido, de la clase social, del nivel de instrucción, del sexo de los intervinientes y del contexto comunicativo (altamente formal) 4 . La vulneración de estas máximas (presentes como sabemos en muchas estructuras sociolingüísticas de numerosas lenguas del mundo) supuso la ruptura de las reglas conversacionales y de la cortesía que dio lugar a todo un conjunto de implicaturas cuya interpretación ha quedado en manos de la audiencia y su posterior reacción. Dice Blas Arroyo (1994: 15) que el uso del usted por un lado y el de tú por otro pueden ser “concebidos como significaciones implicadas respecto a las máximas de cortesía que el hablante postula en determinados contextos”. Para la prensa española y para la gran mayoría de los que han opinado públicamente sobre este tema, está claro que el Presidente se mostró desafortunado al emplear el tú hacia los demás. Es obvio, en este sentido, que de forma consciente así quiso hacerlo, pues de lo contrario cualesquiera de sus asesores pudo haberle aconsejado que cambiara la forma de dirigirse al público. La ruptura del esquema diádico, ya clásico, propuesto por Brown y Gilman (1960) estaba clara al preferir el Presidente un modelo asimétrico (usted del público y tú de él mismo). Blas Arroyo (1994: 14) ―quien realiza un exhaustivo repaso a toda la teoría de la cortesía relacionada con las formas de trato en los trabajos ya clásicos de Lakoff (1973), Leech (1983) y Brown y Levinson (1987), entre otros― hace notar cómo en los intercambios asimétricos (tú-usted), cuya interpretación está basada en los factores ya arriba señalados (sexo, edad, diferencias de poder, etc.), “el interlocutor situado en la posición jerárquicamente inferior se ve impelido a cumplir con la primera máxima de cortesía y mostrar su respeto hacia el hablante superior, lo que se traduce en un uso socialmente normativo del usted”. En el caso que nos ocupa se añade el hecho de estar en un programa televisivo y en una entrevista al Presidente del Todas estas cuestiones, sin embargo, sí parece que influyeron en la segunda intervención del Presidente en Tengo una pregunta para usted (26 de enero de 2009), tal y como expuse más arriba. 4 Coloquio del Programa EDICE • 215 Gobierno. Para el público asistente está claro que el peso que se atribuye a la llamada “distancia social” condicionó, en todo momento, la aparición de formas de respeto o cortesía (usted, Sr. Presidente…). Esta distancia social a la alude Escandell Vidal (2005: 58-61) ―partiendo de la reinterpretación del esquema de Brown y Gilman (1960)― implica la aparición de dos dimensiones diferentes: una referida al grado de conocimiento previo entre los interlocutores (eje de la familiaridad) y otra que apunta hacia la posición que ocupan los mismos en la escala social (eje de la jerarquía). Y todo ello trae consigo que cuanto más distancia social haya mayor será, previsiblemente, la distancia lingüística que pudiera establecerse entre los interlocutores. El público y el presentador de Tengo una pregunta para usted respetaron el contexto comunicativo. La ruptura de una de las partes en esta interacción vino del lado del que representa una gran dimensión del poder, que utilizó un igualitario tú nada esperado, a juzgar, como se ha podido comprobar, por la reacción crítica mayoritaria. Los rasgos inherentes a este contexto comunicativo-televisivo y el rango/rol social representado por el Presidente del Gobierno español hacían presagiar un usted distanciador y protocolario acorde con la situación de formalidad. Pero no fue así. La estrategia conversacional marcada por el Presidente ―o para algunos sugerida por sus asesores― radica en la utilización de un esquema más propio de lo coloquial (Briz Gómez, 2001) que de lo verdaderamente formal o protocolario, dado el medio en el que la entrevista se produjo. En este sentido, expone Vigara Tauste (1992: 391) que los hablantes desarrollan mecanismos – “precauciones oratorias”-, que apuntan hacia la necesidad de proferir mensajes y expresiones que sirvan de base a una mejor comprensión y colaboración entre los interlocutores. Y ello es así porque, en definitiva, se busca incentivar en muchas ocasiones un mecanismo de persuasión para adaptarse al otro y al ambiente, circunstancias que, en el caso de Tengo una pregunta para usted sólo se “pretendió” por una de las partes aunque, a juzgar por la reacción obtenida, fue un fracaso. En este sentido, puede interpretarse que la actuación presidencial fue, desde su punto de vista, la adecuada, pues perseguía una finalidad: el acercamiento hacia el aforo presente en el plató de televisión y, además, sintiéndose sabedor de la enorme repercusión mediática que su presencia despertaba. La fórmula era, como ya dije más arriba, novedosa en España y la expectación máxima. Coincido con Bravo (2004) cuando señala ―haciendo mención a otros trabajos que relacionan el concepto de imagen elaborado por Brown y Levinson (1987: 13)― la necesidad de incorporar el elemento sociocultural a los trabajos de cortesía en distintas comunidades de habla. Por ello hace hincapié en el hecho de contar con una metodología lo suficientemente flexible que permita dar cuenta de la diversidad cultural y social, del estudio del propio evento o del 216 • Javier Medina López contexto comunicativo. Así, como indica Bravo (2004: 27), una situación podrá ser catalogada como cortés. La autora argentina pone de relieve que en la “actividad de cortesía” se encuentra lo que denomina “imagen básica”, la cual daría cuenta de “una imagen consensuada y extendida a la sociedad de pertenencia que estaría “supuestamente” en conocimiento de los hablantes de una lengua, ya sea que la asuman o no” Por todo ello, “se comprende el “contexto” que al usuario de una lengua le permite atribuir a una persona calificativos tales como los de cortés, descortés, maleducado, amable, cordial, etc. Partiendo de esa imagen básica y teniendo en cuenta una multiplicidad de roles que los hablantes cumplen en su vida cotidiana, se habla también de “imágenes de los roles” (Bravo, 2004: 28-29). Considerar, así pues, la “imagen básica” y la “imagen de los roles” me parecen muy acertadas si lo que se pretende es valorar comportamientos que se juzgan como descorteses. En este caso, público y presentador brindaron ejemplos de cortesía y de roles sociales en el contexto comunicativo televisivo: usaron la forma usted y respetaron los turnos de palabra establecidos por el moderador del programa en esta modalidad de entrevista. El Presidente del Gobierno rompió esa fina barrera que hay socialmente entre lo “cortés” y lo “no cortés”. De forma paradójica, dado el componente sociocultural español, la opción del tuteo produjo un daño en su imagen social. Una supuesta “falsa actuación” por parte del Presidente y un exceso de “aparente cercanía” del mismo no fueron bien recibidos. El rol del Presidente opuesto al rol del “ciudadano de a pie” no encajaba en las prácticas habituales del tratamiento en la sociedad española y, por tanto, se censuró como un acto negativo de cortesía comunicativa. Ahora bien, desde otra perspectiva más amplia, la actitud presidencial de empeñarse en tutear a todo el mundo (al contrario de lo que sucede en las sesiones parlamentarias), podría enmarcarse en la dinámica comunicativa y política marcada por la “era Zapatero”. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención desde la llegada al poder de este líder político ha sido lo que se denomina el “cambio de talante”. Esta fórmula ―nacida en contraposición a la actitud política y mediática del gobierno anterior y del actual grupo mayoritario de la oposición― ha significado una manera distinta de relacionarse con los medios de comunicación y con la forma en la que se transmite la información a la opinión pública. A todo ello hay que unir, como un aspecto altamente reseñable, la propia actitud personal del Presidente del Gobierno. Como muestra de todo esto que intento resumir en estos párrafos se señala a menudo la expresión “cambio de talante”, que hace referencia a la nueva estrategia comunicativa y políticas sociales, fundamentalmente, de las que ha hecho gala el gobierno socialista que preside el Presidente: “la era Zapatero”, “la sonrisa Zapatero”, el “buenismo” de Zapatero, la “esdrujilización” de Coloquio del Programa EDICE • 217 Zapatero 5 , las políticas de igualdad e integración, la defensa de los derechos sociales, el respeto a las minorías, las políticas de género, la no discriminación por razón de sexo, las políticas paritarias entre hombres y mujeres, la ley de matrimonios homosexuales, y tantas otras. En este contexto, me pregunto si, de forma deliberada, el Presidente quiso en Tengo una pregunta para usted ofrecer una nueva imagen como producto de ese cambio de talante, frente al encorsetamiento de las políticas anteriores. Téngase en cuenta que semanas después en este mismo programa intervino el líder de la derecha política española. No se apeó en ningún momento del usted, circunstancia que fue alabada por unos o silenciada por otros. El Sr. Rajoy utilizó “cortésmente” un usted claro y rotundo: “Gano bastante más que usted” respondió a una interlocutora al ser preguntado por su sueldo. En un amplio análisis de su participación televisiva del que informa El País, se resalta que Rajoy “no cometió la equivocación de tutear a sus interlocutores, como hizo el Presidente del Gobierno […]” (El País, 21-04-2007, p. 29), mientras que en ABC un psicólogo opina que “Rajoy se dirigió en todo momento de usted a cada persona del público que le preguntó, en consonancia con el tono respetuoso que quiso imprimir a su exposición” (ABC, 21-04-2007, p. 10). Este mismo comentarista, por el contrario, dice del Presidente que “En lo verbal, se decantó por el tuteo que en algún caso forzaba la cercanía a pesar de la distancia física” (ABC, 21-04-2007, p. 10). Otras opiniones, en fin, van en la misma dirección: “Bueno, pues Mariano Rajoy sí lo hará [tratar de usted al público]. El líder del PP va dispuesto a guardar las debidas normas de educación aunque luego se dirija a quienes le pregunten por su nombre de pila” [http://www.diariocritico.com, 24/04/2007]. Pareciera que Rodríguez Zapatero intentó estar más cerca de la dinámica social que se ha experimentado en España con la llegada de la democracia y que ha ido relegando cada vez más los usos y formas que marcaban una distancia social en el terreno del tratamiento. Una mayor simplificación del sistema de relación interpersonal ha supuesto también una mayor flexibilización en la estratificación social. Blas Arroyo (1994) se hace eco de estos aspectos al referirse al español contemporáneo. El tuteo gana terreno no solo en los contextos que tienen que ver con las relaciones familiares y amistosas, sino que también se ha convertido en un marcador de proximidad grupal, lo cual le permite traspasar su ámbito de uso a otros dominios en los que ciertos atributos de los interlocutores pueden condicionar a uno de ellos Las alocuciones públicas del Presidente han llamado la atención, en numerosas ocasiones, por el énfasis de este en convertir en acentuación prosódica esdrújula (o sobreesdrújula) voces que no lo son. Este recurso expresivo lo emplea para dar mayor énfasis y recalcar el valor de sus palabras y sus mensajes. 5 218 • Javier Medina López (tratamiento asimétrico) o a ambos (tratamiento simétrico) a su utilización. Y así se comprueba, cada vez más, en numerosas interacciones y contextos comunicativos presididos por el tú. Señala Blas Arroyo (1994: 21) que El progreso que el empleo de tú ha experimentado en la mayoría de las comunidades de habla hispánica, podría ser analizado como un reflejo de la tendencia creciente en sociedades modernas y democráticas, cada vez más permisivas, a limar prejuicios y jerarquizaciones sociales, lo que ha contribuido a una valoración crecientemente positiva del tuteo como forma de tratamiento adecuada ―incluso cortés, como estamos viendo― en situaciones cada vez más numerosas. En el extremo opuesto, dice Blas Arroyo (1994: 22), “la elección de usted vendría a representar el mantenimiento de estrategias más conservadoras y tradicionalmente más prestigiosas, relacionadas con la denominada cortesía negativa […] la imagen más común de la cortesía en las culturas occidentales coincide precisamente con esta cara negativa del concepto”. También Carrasco Santana (1999: 34) alude a esta misma tendencia experimentada en la sociedad española, lo cual no significa que el modelo tradicional de cortesía manifestado a través del usted desaparezca, sino que el concepto de la misma ha experimentado una notoria evolución, lo que ocasiona que la interacción Se manifiesta en una menor utilización de fórmulas convencionales y ritualizadas de cortesía, en la progresiva desaparición de fórmulas de tratamiento, en la extensión del tuteo en situaciones en que no existe familiaridad, etc., lo que está produciendo un progresivo cambio cualitativo en las selecciones corteses que hace que se evite, cada vez con más frecuencia, exteriorizar verbalmente la subordinación al otro por razón de autoridad. Esto no significa una desaparición de la cortesía, sino una adecuación de la misma al contexto social, que actúa con dos objetivos: procurar un mayor acercamiento entre los interlocutores, que facilite un ambiente más armonioso y distendido, y, por otra parte, proteger la imagen de quien está sometido a la autoridad no manifestando supeditación al otro. 5 Conclusiones La intervención presidencial en Tengo una pregunta para usted admite varios análisis desde la perspectiva de la (des)cortesía en el ámbito político. Así, las Coloquio del Programa EDICE • 219 nociones de Fraser (1990), que habla de contrato conversacional, tacto propuesta por Janney y Arndt (1992), o Watts (1989, 1992), quien establece que el fenómeno de la cortesía se aproxima más a las intuiciones que los hablantes tienen sobre la misma, de ahí que haya propuesto el concepto de politic behaviour ‘socialmente aceptable’. Esta última posición supone una nueva visión de las formas pronominales (tú / usted) para el español. Así lo afirma Blas Arroyo (1994: 29), para el cual En el caso de tú y usted, esta posición teórica [se refiere a Watts, 1989, 1992] supondría abandonar la idea tradicional que veía estas formas como marcas de confianza y cortesía respectivamente y su sustitución por otra noción según la cual ambos pronombres constituyen inicialmente ―al menos en el español actual― realizaciones de un comportamiento ‘socialmente aceptable’ (politic behaviour) y a partir de ahí investigar cómo en cada agregado social concreto la interacción de los diversos factores contextuales mencionados arriba puede hacer que sean interceptados como manifestaciones corteses o, por el contrario, abiertamente irrespetuosas. Desde la perspectiva de Watts, el tuteo presidencial puede considerarse como un acto no cortés, pues no fue “políticamente correcto” ni fue socialmente aceptado por la comunidad en la que se ha insertado la interacción. Sin embargo, la dinámica conversacional expuesta por Rodríguez Zapatero, iba dirigida (como en otros ámbitos de su estrategia política), hacia una nueva forma de contacto interpersonal con el público, al que quiso transmitir un nuevo rumbo y cambio de talante, eliminando (con este “simple gesto lingüístico”) la barrera —tradicionalmente infranqueable— entre el poder, el estatus y el tratamiento. La dinámica de la entrevista televisiva aquí analizada pone de relieve que cuando se rompen las reglas sociales y comunicativas sus consecuencias pueden ser altamente negativas y rechazadas. Por otro lado, quizá la actitud del Presidente conecte más con la de aquellos que ven un claro cambio de rumbo en las estrategias de la cortesía social que se emplea en España, que va eliminando, paulatinamente, marcadores y deícticos que suponen un mayor distanciamiento en cuanto al tratamiento se refiere. Referencias bibliográficas Almeida, M. (2003). Sociolingüística. La Laguna: Universidad de La Laguna, 2.ª ed. Blas Arroyo, J. L. (1994). Los pronombres de tratamiento y la cortesía. Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, 13, 7-35. 220 • Javier Medina López Blas Arroyo, J. L. (1995). Un ejercicio de sociolingüística interaccional: el caso de los pronombres de tratamiento en el español actual. Verba, 22, 229252. Bravo, D. (2004). Tensión entre universalidad y relatividad en las teorías de la cortesía. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 15-37). Barcelona: Ariel. Briz Gómez, A. (2001). 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Alcaide Lara Universidad de Sevilla Resumen En este trabajo estudiamos aquellos recursos que están encaminados a poner en práctica estrategias descorteses que intentan atraer al posible cliente, pero, en esta ocasión recorriendo un camino que pasa por afectar la imagen del destinatario del anuncio. Intentaremos demostrar cómo se cumplen de forma sutil (a veces incluso de forma indirecta en los casos que podemos denominar de “descortesía a terceros”) las máximas de descortesía desarrolladas por J. Culpeper (1996, 2005). Dichas estrategias se utilizan en el discurso publicitario con el único propósito de afectar a la imagen social del destinatario, que será restaurada en el mismo instante en que este adquiera el producto o utilice los servicios ofrecidos por la marca anunciante, o simplemente queda convencido de las bondades del mismo. El corpus de investigación empleado para este estudio está constituido por anuncios publicados en prensa y spots televisivos recogidos en periodo comprendido entre 2006 y 2008. Palabras clave Descortesía estratégica, actividades de descortesía, persuasión. discurso publicitario, 222 • Esperanza R. Alcaide Lara 1 Descortesía y Publicidad Puede parecer una contradicción poner en relación un fenómeno discursivo como la descortesía con un medio de comunicación del que siempre se ha dicho que intenta crear un mundo eufórico para su destinatario (Spitzer 1978; Adam & Bonhomme, 2000). De hecho, son numerosos los trabajos realizados en distintas lenguas en las que se trata la cortesía en el discurso publicitario. Pocas veces se repara en que, entre los recursos lingüísticos utilizados en lo que comúnmente denominamos “anuncios”, podemos encontrar algunos que, en discursos no publicitarios, catalogaríamos como “de descortesía”. Una descortesía que, por supuesto, tiene carácter “estratégico”. Es decir, no se encamina realmente a destruir la imagen social del destinatario, puesto que no es un discurso polémico, sino que tiene como finalidad primordial incitarlo a comprar, adquirir productos, solicitar servicios, a actuar, o crearle necesidades que le lleven directamente al producto. En una palabra, persuadir. El proceso consiste en destruir o afectar aparentemente la imagen del receptor a través de recursos lingüísticos y actos de habla codificados como descorteses, y, de forma inmediata, repararla virtualmente mostrándole cómo sería (o podría ser) su realidad cuando adquiera el producto: Destrucción → Reparación virtual → Actuación (Compra, adquisición). En cualquier caso, no es difícil establecer las relaciones entre descortesía y publicidad, pues, en primer lugar, supone una intrusión en la privacidad del individuo (el discurso publicitario, las más de las veces, no se busca, viene a nuestro encuentro, nos aborda), y en segundo lugar, siempre se insta a comprar, adquirir productos, o solicitar servicios 1 . Este hecho justifica el uso de estrategias de cortesía, pues, en bien del propio anunciante, se han de atender las necesidades y deseos del receptor, con la finalidad de mantener buenas relaciones y conseguir el máximo beneficio del intercambio comunicativo. Pero, paradójicamente, en pos de este beneficio, se impone un “todo vale para vender” (recurso a la violencia, verdades a medias, etc.), en el que entra el uso de recursos lingüísticos no precisamente corteses. La hipótesis de trabajo de la que partimos es que existe una serie de mecanismos lingüísticos que, aun estando codificados en la conversación y otras tipologías discursivas como recursos al servicio de la cortesía, es decir, de esa búsqueda de equilibrio entre los interlocutores, en el discurso publicitario, tienen otro objetivo que cumplir: afectar en primera instancia la imagen del receptor con la finalidad de hacerle actuar. El tipo de discurso determina cómo En este sentido se puede entender como una amenaza a la imagen negativa, en terminología de Brown y Levinson (1987), o atentado contra la imagen de autonomía del individuo, en terminología de Bravo (1999, 2003). 1 Coloquio del Programa EDICE • 223 descodificar los recursos lingüísticos. En el caso de la publicidad, se parte del presupuesto de que nada de lo que se dice es inocente y, sobre todo, no es lo que parece, por lo que el receptor, tras un proceso de inferencia, llega a reconocer una finalidad discursiva distinta a la aparentemente presentada. Por ello, podemos deducir que las estrategias de cortesía que se ponen en marcha en publicidad, no solo cumplen el propósito de salvaguardar la imagen del receptor (posible cliente), sino que se utilizan igualmente para proteger la del emisor (anunciante), en esa búsqueda del equilibrio, en este caso, en interés de la empresa anunciante. El estudio de la descortesía en el discurso publicitario se muestra especialmente complejo debido a su propia naturaleza y características. Obsérvese, por ejemplo, el esquema enunciativo de un anuncio publicitario: Loc ut or= M a rc a Enunciador A = Marca Enunciador B = X Aloc ut a rio = Re c e pt ore s de l m e dio ut iliza do e n e l la nza m ie nt o Destinatario explícito= Posible consumidor del producto (Personaje homologable al cliente) Destinatario implícito = Persona que se encarga de la adquisición del producto A esto hay que añadirle que, a la hora de abordar la descortesía en publicidad, no solo hay que tener en cuenta lo verbal, pues la imagen cumple una función primordial, que hace que los recursos lingüísticos se comporten de una manera que no es la usualmente descrita para otras tipologías discursivas (conversación, debates políticos, teledebates, etc.). Sobre todo en los spots televisivos, la supeditación de lo verbal a lo visual es tal, que llega a anular los valores y fuerza que aquel tiene en un hábitat como la conversación. Pero ¿por qué llamarlo descortesía? En nuestra opinión, si la descortesía se define como una función discursiva cuyo objetivo es afectar y/o 224 • Esperanza R. Alcaide Lara destruir la imagen del interlocutor (destinatario o alocutario), y conseguir el desequilibrio (en este punto está el quid de la cuestión), aunque sea con un propósito argumentativo-persuasivo, es decir, aunque tenga carácter estratégico, lo que se produce en los discursos publicitarios responde a esta definición 2 . Debemos partir del hecho de que el publicitario es un tipo de discurso con un carácter fundamentalmente argumentativo-persuasivo, en el que toma especial relevancia el concepto de “polemicidad” o “conflictividad”. Desde este punto de vista, debemos decir que en la publicidad lógicamente el grado de “polemicidad” no llegará a tal que se sobrepase el propósito argumentativo-persuasivo. De otro modo, los efectos serían los contrarios a los buscados. Es decir, no se llegará al insulto, por ejemplo. Pero sí a dejar momentáneamente afectada la imagen del otro, para pasar a repararla “si se está dispuesto a adquirir el producto, el servicio, etc., ofrecido”. Pasemos en este punto a estudiar los distintos tipos de descortesía que hemos detectado en el discurso publicitario. 1.1 Descortesía directa Obedecería al concepto de cortesía on record de Brown y Levinson (1987), aunque en el terreno de la descortesía. Podemos encontrar varios casos que detallamos a continuación. 1.1.1 Descortesía dirigida directamente al destinatario expresada por medio de recursos directos Este tipo de descortesía es la que encontramos en anuncios en los que se quiere sensibilizar al destinatario con una causa que es socialmente justa. No es propia de anuncios ni spots de tipo comercial, sino que solo se justifica en casos en que, ante la evidencia de la necesidad social de lo que se pretende, es tolerada por los destinatarios. Es lo que ocurre en los spots que la cadena de tv. Cuatro lanzó en la primavera de 2008, con el objeto de sensibilizar a los televidentes con la causa del medio ambiente. Su eslogan era Feliz Ecoprimavera. La característica principal es que se dirige directamente al destinatario. Observemos los siguientes anuncios: Hablamos de “estratégica” en el sentido de utilizar un recurso lingüístico codificado socialmente como “descortés”, no con el fin último de afectar la imagen del destinatario, sino de servir a otro propósito, como es la persuasión, una vez reparada la imagen provisionalmente “tocada” de este. 2 Coloquio del Programa EDICE (1) Es muy difícil aprenderse lo de la bolsa amarilla (2) Tu aire acondicionado es en realidad un tostador (3) Puedes seguir culpando a Bush, o empezar a cuidar el planeta • 225 226 • Esperanza R. Alcaide Lara (4) No hagas striptease. Baja la calefacción dos graditos. Salvo el primer caso en el que se utiliza la ironía 3 , los tres restantes están utilizando claras estrategias de descortesía: aseveración de una realidad con connotaciones negativas que afectan la imagen del interlocutor (supone una acusación) en (2); dos disyuntivas en las que la contraposición seguir + gerundio / empezar a + infinitivo marca la diferencia entre lo que se está haciendo, que se considera inútil, y lo que se tiene que hacer, lo efectivo, siempre centrado en el tú en (3); formas exhortativas, que llevan aparejado un deseo de ridiculización (una de las estrategias de descortesía propugnadas por Culpeper (1996) en (4). Además, en el segundo enunciado encontramos un recurso claramente descortés en los discursos polémicos, como ya demostramos en Alcaide (2009 y e.p.): el diminutivo de carácter intensificador. Todas estas estrategias están encaminadas a conseguir mover el ánimo, hacer actuar al destinatario; en definitiva, a persuadir. Según Eguiazábal (2008: 37) para conseguir sus propósitos, la publicidad lo primero que debe conseguir es la insatisfacción del consumidor; es necesario que te sientas demasiado feo, demasiado gordo, demasiado pobre, que pienses que la gente de tu entorno no te quiere lo suficiente. La sociedad de mercado, con todas sus virtudes, se asienta sobre la insatisfacción permanente del consumidor, sobre la sensación de una carencia, que es más espiritual que material, pero que la publicidad promete compensar a través de las mercancías. Afirmación que, como veremos en adelante, se puede extender a todos los casos que vamos a estudiar en este trabajo. Procedimiento de cortesía reconocido de forma general como atenuativo. Esta es una consideración discutible, aunque no nos podemos detener en este trabajo en ella. De cualquier forma, lo que nos interesa en este momento es el sentido del enunciado: se nos llama “torpes” implícitamente. 3 Coloquio del Programa EDICE 1.1.2 • 227 Descortesía directa expresada por medio de recursos indirectos Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el siguiente anuncio de la marca Media Markt. Esta marca no solo ha utilizado estrategias de descortesía en sus anuncios, sino que incluso utiliza como eslogan de todas sus campañas el ya famoso “Media Markt. Yo no soy tonto”. Dos enunciados llaman especialmente nuestra atención en este anuncio aparecido en prensa: (5) Tonto, el que compre en otro sitio (6) Media Markt. Yo no soy tonto (5) nos recuerda a la típica “pintada” infantil Tonto el que lo lea, con el que se pretende afectar la imagen del “incauto” que lee el mensaje. Por ello, podemos decir que este tipo de expresión dota de familiaridad al mensaje publicitario, lo que, en palabras de Pratnakis y Aronson (1994), aumenta la atracción y la estima del receptor, y crea un ambiente favorable para la adquisición del producto. Realmente, aquí no se está insultando directamente al alocutario (no hay un tú directo en esta afirmación), está todo en tercera 228 • Esperanza R. Alcaide Lara persona, y, además, con ese subjuntivo (compre) se alude a una posibilidad, una hipótesis, a un futuro, no a una realidad. De todas formas, esta afirmación activa en los receptores de ese texto, una serie de encadenamientos argumentativos: a.- Si ese compre lo entendemos como una acción dirigida al futuro (es decir, de aquí en adelante compre) se nos activará: El que no compre en un futuro en Media Markt es tonto → Yo no quiero ser tonto o ser tenido por tonto → Luego, yo compraré en Mediamarkt b.- Si ese compre lo entendemos como referido a una situación que se puede estar dando ahora (gente que compra en establecimientos distintos), hipótesis, se nos activará lo siguiente: El que no compra en Mediamarkt es tonto →Yo no compro en Mediamarkt →Yo soy tonto Lógicamente, se espera que las personas no quieran ser tomadas “por tontas”, aunque sea de forma ficticia, y que en adelante compren en Media Markt. Por medio de este enunciado, que se formula como máxima, de una forma directa, se está llamando tonto a todos aquellos que no compren en esta cadena. Teniendo en cuenta que el discurso publicitario tiene una doble misión: por un lado, mantener la confianza y la fidelidad de aquellos que ya son clientes de la marca (yo no soy tonto es el enunciado que marca la diferencia y garantiza la fidelidad), y por otro, atraer a nuevos clientes. En este caso, estos nuevos clientes no compran aún en este lugar. Están incluidos, por tanto, en el “grupo de los tontos”. De forma sutil están siendo insultados. No es tan directo como tú eres tonto porque no compras aquí, pero sí se le incluye en ese grupo en el que se encuentran todos los que no compran en dicho establecimiento. Ese “defecto” desaparecerá en cuanto adquiera productos en Media Markt y se incluya dentro del grupo de los yo no soy tonto. Esta es una estrategia indirecta de descortesía (véase Culpeper, 2005 4 ), con unos fines que en absoluto tienen que ver con afectar y destruir la imagen del interlocutor, sino que primordialmente pretende, a través de esta afectación, la reacción del mismo. Descortesía con objetivos estratégicos de carácter persuasivo, por tanto. En (6) realmente no podemos hablar más que de un procedimiento indirecto de descortesía, cuya clave está en la presencia del pronombre personal sujeto yo. Mediante la presencia de yo, se establece un contraste entre el yo hablante y los demás, entre los que es más que posible que se encuentre el tú destinatario del mensaje. Es decir, aunque no se diga explícitamente tú sí eres 4 “Off-record impoliteness: the FTA is performed by means of an implicature but in such a way that one attributable intention clearly outweighs any others.” (Culpeper, 2005: 44) Coloquio del Programa EDICE • 229 tonto, o los demás sí son tontos, sí se hace implícitamente. Por lo tanto, estamos ante un caso de descortesía expresada a través de procedimientos indirectos, en los que son los presupuestos, los que aportan el valor descortés, que activará el deseo del destinatario de adquirir los productos en este establecimiento. De todos es sabido que la presencia del pronombre personal sujeto yo en las oraciones declarativas tiene un valor de contraposición de la persona del discurso nombrada frente al resto de personas (tú/yo, él; yo/tú, él). Esta contraposición a menudo se identifica con un contraste de tipo negativo (oposición), de forma que se interpreta como que la acción efectuada por el yo, no la llevaría a cabo el tú. Esta explicación la tenemos presente en innumerables trabajos (R.A.E., 1971; Alarcos Llorach, 1980, 1994; Schmidely, 1979; Cantero Sandoval, 1976; Beym, 1954; Haverkate, 1976), con todas sus matizaciones, pero con una base común: el énfasis y contraste. Enríquez (1984: 112) afirma: “Parece, efectivamente, que el deseo del hablante por destacar la actitud que toma el sujeto frente a la de otro u otros es una de las causas que más favorecen en nuestro idioma la presencia del pronombre sujeto”. Y sigue diciendo que “el hablante contrapone el sujeto a otra u otras personas, bien para ratificar su posición, bien para oponerse a ella o bien para adoptar una posición diferente” (Ídem: 114). Según Haverkate (1976: 1193), “en p. ej. Yo no lo haría por nada en el mundo, el pronombre sujeto tiene innegable valor enfático, pero al mismo tiempo expresa un contraste implícito, que puede describirse en términos de ‘el locutor en todo caso no, el interlocutor u otras personas quizá sí’”. Es muy interesante la aportación de este autor, pues hace hincapié en que la presencia del pronombre personal sujeto encierra información contrastiva, mientras que los enunciados en los que estos no aparecen se da información presupuesta. Lo enunciado por Haverkate (1976) es, a nuestro juicio, lo que ocurre en el eslogan de esta cadena comercial. Niega este rasgo (tonto) en el enunciador, representante de la marca y del cliente (porque ese enunciador viste el uniforme de los empleados de la marca, que es un dato que debemos tener en cuenta 5 ), e implícitamente afirma la posibilidad, al menos, de que ese rasgo esté en el destinatario, que forma parte del grupo de los demás. Meyer-Hermann (1996) demostró la correlación existente entre la presencia del pronombre sujeto yo y el factor +cambio de referencia para el español costarricense. En este sentido, podemos afirmar que la presencia de este elemento en el eslogan de esta marca supone un deseo de focalizar la atención del destinatario sobre la figura del enunciador (yo), con idea de oponerla a la de todos los demás. Dado que, al menos de aquel se duda que no sea tonto, se espera que engruese las filas de clientes, y, por El empleado de la marca puede estar representando a la propia marca que es la que implícitamente se está calificando de “inteligente”. 5 230 • Esperanza R. Alcaide Lara ende, personas inteligentes de Media Markt. Se trata, pues, de una estructura focalizadora6 , con un propósito comunicativo: contraponer una persona del discurso a otra. Al ser la de foco una función de carácter paradigmático, entra en oposición con el resto de las personas del discurso. En este caso, claramente, con tú7 . Haverkate (1994) explica que uno de los recursos de cortesía más rentables son aquellos en los que se logra el distanciamiento del hablante y el oyente. Entre estos está prescindir del uso de los pronombres personales yo y tú, el uso de tiempos verbales como el presente de indicativo, o de patrones entonativos como las preguntas. Dos de ellos los tenemos aquí (pronombre yo y tiempo presente), el otro lo veremos más adelante. Otro caso digno de comentar es el de la marca Restform: (7) ¿Obliga a sus amigos y familiares a dormir apretujados en un incómodo sofá o sofá-cama, o en un colchón que cuesta de hinflar…? Ofrezca a sus HUÉSPEDES todo el confort y el lujo con la cama de aire Restform. Con solo pulsar un botón y en dos minutos, la cama de aire Restform se infla hasta la altura de una cama normal. Apriete y descanse. Sus invitados le recordarán como EL PERFECTO ANFITRIÓN (…) ¡Y AÚN HAY MÁS! Si llama ahora mismo, recibirá una cama Restform individual totalmente gratis para ser el perfecto anfitrión. Llame AHORA “El foco es, pues, una función informativa. (…) Constituye una llamada de atención al interlocutor con el fin de que advierta la carga semántica de una magnitud.” (Gutiérrez Ordóñez, 1997: 34). 7 Según Enríquez (1984: 115) “parece que el pronombre sujeto por el hecho de actualizarse en la oración, aunque no presente una contraposición explícita con otro u otros actantes, supone siempre una contraposición implícita que determina habitualmente un cambio en la interpretación de la frase, cambio que puede identificarse por la alteración que sufren las presuposiciones que se desprenden de los pares de oraciones con y sin pronombre expreso. (…) Supone una individualización del sujeto que queda automáticamente contrapuesto a todos los demás posibles sujeto; se efectúa un señalamiento deíctico que implica ya la negación de los contrarios”. 6 Coloquio del Programa EDICE • 231 Con el enunciado interrogativo que encabeza el texto, no se busca la ratificación de una situación. Ya no se trata de algo que se intuye a través de las imágenes, que necesita ser ratificado o confirmado, sino que por las imágenes que acompañan a la voz en off se trata de la reafirmación de una situación que presenta como real y evidente, por lo que podemos observarlo como un enunciado de naturaleza interpersonal. Los interlocutores, anunciante y destinatarios se hallan, a los ojos de aquel, compartiendo ese estado cognoscitivo concreto; comparten, pues, ese conocimiento. Es lo que Escandell (1994) denomina una interrogación exclamativa 8 . En la conversación, este tipo de enunciados responde pues a una estrategia de cortesía en la que se conjugan un deseo de afiliación (se traduciría en un deseo de mostrar interés por estos aspectos que afectan a nuestro interlocutor) y una intención de no imponer un punto de vista determinado. El propósito más común es salvaguardar la imagen negativa del interlocutor; se trata, por tanto, de una actividad encaminada a la autonomía. Y todo ello se consigue por medio de la entonación interrogativa, que marca el carácter abierto del enunciado. Ahora bien, en el caso de la publicidad, bajo ese deseo de presentarse como alguien no impositivo y preocupado por los problemas de los clientes, se enmascara una intención que es más bien la contraria: la de imponer. No olvidemos nunca que la finalidad primordial de la publicidad no es otra que la de crear necesidades, lo que llevaría a comprar, a adquirir, a solicitar servicios, etc. En estos casos, lo que subyace no es otra cosa que afirmaciones del tipo: “Usted obliga a sus huéspedes a dormir en incómodos colchones, etc.”. Una afirmación así sería contraproducente en publicidad, pues conllevaría un efecto de rechazo. La forma interrogativa lleva a reflexionar; es más, el objetivo es hacer que, obligar a reflexionar acerca de situaciones que, evidentemente, son reales, son situaciones que todos reconocemos como comunes, pero en las que probablemente, por esto mismo, no hemos reparado. Según esta autora, “contempladas desde una perspectiva semántica las oraciones interrogativas se presentan, efectivamente, como estructura proposicionales abiertas, es decir, como funciones lógicas que contienen, al menos, una variable. Dicha variable semántica tiene siempre –como es esperable– un correlato formal específico: el fonema final ascendente de las interrogativas generales representa la falta del signo de polaridad y la palabra interrogativa preverbal de las interrogativas parciales sustituye a uno de los elementos del predicado. La descripción que puede hacer la semántica debe detenerse ahí: los valores que adquieren las interrogativas en el discurso son consecuencia de la intención del emisor y de las condiciones que rodeen su emisión. Por ello, no resulta adecuado ni pretender derivarlas de la forma misma de la oración ni intentar reducirlas a una serie de respuestas” (Escandell, 1994: 206-207). En este sentido, este tipo de estructuras se ponen al servicio de objetivos discursivos transaccionales (la información) o interpersonales (la cortesía). 8 232 • Esperanza R. Alcaide Lara El enunciado interrogativo se impone como un recurso que obliga a reflexionar sobre una verdad que el emisor presenta como evidente, aunque atenuadamente. Desde el mismo instante en que el emisor se reconoce en esa situación, su imagen queda afectada (aunque virtualmente, de forma ficticia), y solo será reparada en el momento en que adquiera el producto. El propio anuncio de Restform nos lo dice: Adquiera Restform para ser el perfecto anfitrión. Podemos hablar entonces de que si bien en la conversación ordinaria este tipo de enunciados es un recurso para llevar a cabo actividades de cortesía, en el caso de la publicidad, lo que se intenta con ellos es realmente afectar (de forma ficticia) la imagen del destinatario, bajo formas indirectas que enmascaran esta intención. Podemos decir, por tanto, que en este tipo de discurso se trata de un recurso indirecto de descortesía, puesto que el objetivo es destruir la imagen del destinatario para después repararla solo en el caso de que adquiera el producto. En un discurso en el que es impensable y casi imposible una acusación directa, este tipo de recursos se convierte en la norma de descortesía. Se trata de hacer caer en la cuenta de que las cosas son así, por si no lo has percibido. Además, el uso del presente y de la apelación directa mediante la desinencia verbal de la segunda persona, quita todo el valor cortés que pudiera tener esa interrogación prácticamente retórica en un discurso no polémico, para pasar a tener un valor descortés intensificador reforzado por la imagen. No olvidemos que, en contra de lo que se ha afirmado generalmente, en el discurso publicitario el receptor tiene una parte activa al producir inferencias que le permiten recuperar la verdadera intención y finalidad que se persigue al emitir el discurso persuasivo. 1.2 Descortesía indirecta Lo que podemos denominar descortesía indirecta en publicidad puede ser representada de la siguiente forma: MARCA PERSONAJE = CLIENTE Estrategia indirecta de descortesía Se trata de utilizar estrategias de descortesía que no parecen afectar directamente al destinatario del discurso, pero sí lo hacen de forma implícita, Coloquio del Programa EDICE • 233 pues el objetivo de la actividad de descortesía es un ser de discurso, un personaje protagonista de la narración publicitaria, homologable con el alocutario y destinatario final del anuncio. 1.2.1 Descortesía indirecta expresada por medio de recursos directos Este es el caso del siguiente anuncio de la marca Alfa Romeo: (8) - Lo he comprado por sus 5 estrellas Europcar. (Mentira n. 223) 9 - Lo he comprado por su cambio automático Cutronic. (Mentira n. 406) - Lo he comprado por su suspensión posterior multilink. (Mentira n. 591) - Lo he comprado por su equipo Audiobox de seis canales. (Mentira n. 358) El corazón siempre tiene razón. Alfa 159. Desde 24.240 euros Este texto palabras, presenta una estrategia de descortesía muy agresiva. La imagen del producto (Alfa 159) se presenta en todas sus dimensiones y posibilidades. A cada una de estas imágenes les acompaña un enunciado perteneciente a una serie de voces en off (entre paréntesis y en cursiva en la transcripción), donde están representados distintos estratos sociales. Estas voces en off, que podemos identificar con enunciadores-clientes virtuales de la marca, nos dan las razones que les han llevado a comprar ese coche, razones todas ellas de tipo técnico: prestigio, tecnología del motor, confort, etc. Pero la marca, locutor responsable de este texto publicitario, invalida cada una de estas afirmaciones con un enunciado sobreimpresionado donde podemos leer MENTIRA, como se puede comprobar en la imagen 8. Se trata de una estrategia basada en desprestigiar al interlocutor, en este caso a uno de los 9 Representamos entre paréntesis lo que en el spot aparece sobreimpresionado a la imagen. 234 • Esperanza R. Alcaide Lara intervinientes de esta situación discursiva, el posible cliente, con el que la marca se muestra en desacuerdo. La marca pone en evidencia las palabras dichas por estos clientes, negando su valor y calificándolas de mentira. Este tipo de estrategia es muy usual en aquellos discursos con alto valor polémico y de conflicto, en los que la norma, la seña de identidad, es la descortesía, ya que su objetivo es desprestigiar e incluso destruir la imagen del adversario, como es el político, o el debate “virulento” del corazón, en los que es muy usual escuchar “está usted mintiendo, o eso no es verdad”. En este texto se está acusando de faltar a uno de los principales principios de colaboración discursiva, tal vez el fundamental por la gravedad de su incumplimiento: el Principio de Cualidad de Grice (1975) (“intente que su contribución sea verdadera; no diga algo que crea falso; no diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes”). Así, se pone en evidencia a estos posibles (ficticios) clientes que no quieren reconocer que han comprado el coche por razones emocionales, porque es un coche del que uno se enamora. Y así la marca termina con una especie de máxima, basada en un topos (¿quién puede ponerle cadenas al corazón?), del tipo del eslogan: El corazón siempre tiene razón, lo que supone el triunfo de la emoción sobre la razón en estos tiempos carentes de sentimientos y en un tipo de discurso encaminado ante todo a vender. El movimiento es el siguiente: si tú, destinatario de este texto, no quieres ser acusado de mentiroso o insincero, di que te lo has comprado, o comprarías, porque te gusta y estás “enamorado” del coche. Hacer creer para hacer hacer, que es lo que pretende la publicidad. En el siguiente spot de la marca de suavizantes Flor tenemos otro caso interesante: (9) Siempre esperas la máxima suavidad, pero a veces los resultados… Coloquio del Programa EDICE • 235 Se produce un proceso de ridiculización a través de la imagen 10 . La voz en off deja en suspenso el enunciado, por lo que somos nosotros los que debemos llevar a cabo las inferencias a través de la imagen. Los procedimientos lingüísticos consisten en aseveraciones que reflejan el carácter omnisciente de la voz en off, representante de la marca. La primera parte del enunciado es responsabilidad del personaje (se trata de su estado de conciencia), homologable con el receptor cliente; la segunda, con entonación suspendida e incompleto (somos nosotros los que inferimos a través de la situación que observamos), es responsabilidad del anunciante (marca). El objetivo de la estrategia de descortesía es el personaje que se homologa con todos aquellos que no utilizan la marca (producto) anunciada, los destinatarios de este spot. Por tanto, afecta de forma indirecta a este conjunto de individuos con la finalidad de atraerlos hacia el consumo del producto ofertado. El anunciante se escuda y se disfraza bajo el ropaje del ser racional que se preocupa por los problemas y necesidades de su interlocutor, del ser que es consciente de la preocupación y los deseos del receptor. Por lo que la imposición parece ser mínima. Pero esa imagen ridiculizante hace que esas palabras se muestren un tanto hirientes, o, al menos, burlescas. 1.2.2 Descortesía indirecta expresada a través de recursos indirectos Entre los recursos que hemos encontrado en este sentido están las interrogativas que suelen encabezar los spots televisivos, que quedaron explicadas en el apartado anterior. Observemos el siguiente caso: (10) ¿Te da vergüenza enseñar los talones? 10 Obsérvese cómo el pantalón queda de pie por sí solo, situación impensable en un tejido. 236 • Esperanza R. Alcaide Lara Este ejemplo se puede incluir dentro de los que cumplen un objetivo discursivo transaccional. Se trata de un enunciado interrogativo orientado, a través del cual el locutor intenta que su alocutario, en este caso el personaje, que se homologa con el cliente virtual, confirme una información que se presenta, por mor de las imágenes, como algo más que una simple suposición. De esta manera, el locutor se sitúa en el discurso con un nivel de conocimiento mayor que el propio alocutario, cuya función es confirmativa. La entonación interrogativa obliga al interlocutor a responder, al menos de forma no lingüística. En el ámbito publicitario, esta es una forma de atraer la atención del receptor real del anuncio, que si comparte el mismo problema que el personaje (la sequedad de los talones, que presentan una imagen desagradable para los demás), se interesará por el producto que le ofrece la marca anunciante, que, de paso, se muestra muy preocupada por el bienestar del cliente. Por otro lado, este tipo de enunciados siempre encierran una forma implícita de acusación o afirmación de contenidos negativos que afectan a la imagen social del destinatario cliente. Se trata de un término muy cargado argumentativamente como es el caso de ¿Te avergüenzas…? No se trata de preguntar por un problema que debe solucionar, sino por las consecuencias de un problema cuya existencia se presupone, muy negativas cara a la sociedad: la vergüenza. Este enunciado es equivalente, aunque se presente de forma atenuada bajo la fórmula interrogativa, y no de forma asertiva, a “Te avergüenzas de tus talones”. La conclusión es: “debes poner remedio a un problema que causa vergüenza”. Se afecta la imagen del personaje, que se homologa con nosotros y a través de esta estrategia se consigue que, al menos, nos interesemos por el producto. Es un tipo de descortesía indirecta, pues realmente la imagen que queda afectada no es la nuestra, sino la de alguien que, sin embargo, representa a los clientes con este problema estético. Por tanto, la estrategia es indirecta. 1.3 Descortesía “a terceros” La publicidad tiene un claro objetivo: persuadir al destinatario, posible cliente, y convencerlo de la necesidad, por su bien, de adquirir el producto que se oferta. Para ello, la marca puede utilizar recursos como lo que podemos denominar la descortesía “a terceros”, es decir, un modo de descortesía que se ejerce no sobre el destinatario de nuestro discurso, sino sobre un individuo o entidad en este caso, que no interviene directamente en nuestra situación comunicativa, aunque está implicado en esta y pudiera hacerlo en otro momento (la marca contraria). Pero este afectar a la imagen de la marca contraria activa una reacción en el destinatario de los anuncios (los clientes). Coloquio del Programa EDICE • 237 Esto es lo que ocurre con el anuncio lanzado para primavera de 2008 por la compañía de comunicaciones ONO: (11) -Personaje representante de ONO: En ONO tienes 6 megas, tv. y teléfono, todo incluido por solo 28 euros los dos primeros meses. - Payaso representante de otra marca (otra compañía): Nuestra oferta es más barata. PERO PORQUE NO INCLUIMOS NI LÍNEA NI DESCODIFICADOR (je, je, je) Y ADEMÁS TE DAMOS LA MITAD DE MEGAS. Buaaah, ja, ja, ja. - Voz en off: Las cosas buenas son las que no te engañan. Consigue ONO con 6 megas por solo 28 euros llamando al 1400. La imagen afectada por el discurso es la marca contraria, a la que, dada su actuación, la compañía ONO implícitamente está calificando de “mentirosa”, o “engañosa”. Es significativo que, al margen del material lingüístico aquí utilizado, incluyendo la entonación con elevación de tono impositivo que se le atribuye al personaje del payaso, las imágenes muestren a un ser, cuya función es hacer reír, sobre todo a niños, desempeñando actos amenazantes y agresivos hacia la chica, encarnación del posible cliente, a quien, por otra parte, protege el otro personaje, pulcra y sencillamente vestido. Toda una imagen alegórica de lo que el anunciante nos quiere transmitir. En este anuncio curiosamente no se pone el énfasis en las bondades del producto, sino en el carácter engañoso de las compañías que entran en competencia. Por lo tanto, es un anuncio en el que se afecta e intenta destruir la imagen de la compañía contraria para hacer reaccionar al posible cliente, destinatario, y atraerlo hacia ONO. La descortesía a “terceros” es una forma de descortesía estratégica, en el sentido de que se utilizan recursos lingüísticos, asociados socialmente a actividades de descortesía, pero con propósitos que no acaban en el simple afectar la imagen del otro. En este caso se pone en entredicho la imagen de un tercero para hacer actuar a nuestro auténtico destinatario. Este modo de 238 • Esperanza R. Alcaide Lara concebir este fenómeno, a nuestro juicio, se corresponde con la definición de descortesía, pues en este caso la imagen del tercero, al que también le llega el mensaje, queda claramente afectada socialmente. No queremos con ello decir que exista descortesía cada vez que se afecta la imagen de alguien por medio de comentarios, opiniones, etc. Por ejemplo, cuando hacemos comentarios en los que nos burlamos de la forma de vestir de alguien (un tercero no presente en nuestra situación comunicativa), recriminamos su comportamiento, etc. En estos casos entendemos que la persona aludida solo es objeto de discurso. Para que podamos hablar de descortesía debe cumplirse un requisito básico: que esa persona, cuya imagen queda afectada, tenga reconocida por parte de los interlocutores, su participación, de un modo u otro, en el esquema comunicativo en el que se está contribuyendo de forma descortés, bien como posible persona de discurso, bien como instrumento utilizado para cumplir el objetivo del discurso. Se puede dar esa participación de una forma implícita, como en el caso de la publicidad, en la que el cliente obviamente es parte integrante de ese discurso, o, como en el caso de los debates parlamentarios o los teledebates, se interviene por alusiones, contraatacando esa campaña. Simplificando, de forma física o de forma discursivamente implícita, el objeto de discurso objetivo de las estrategias descorteses, debe estar incluido en el esquema comunicativo en el que se están poniendo en práctica dichas estrategias, de tal manera que se prevea una posible reacción, factitiva o lingüística, de la persona (marca) cuya imagen se ha deteriorado, al margen de la reacción del destinatario último, que en publicidad es realmente el cliente al que hay que captar. Por lo tanto, su papel discursivo es diverso, pues es objeto de discurso a la vez que verdadero destinatario de ese discurso descortés. 2 ¿Descortesía en Publicidad? Para poder responder a esta pregunta nos hemos ayudado del análisis de los resultados obtenidos de la realización de un test acerca de la consideración por parte de los receptores de estos anuncios hacia este tipo de enunciados aparecidos en la publicidad actual. En concreto, el test se ha centrado en el anuncio de la empresa Media Markt 11 . 11 Se trata de un cuestionario realizado a un total de 60 personas (30 hombres, 30 mujeres), repartidas en partes iguales en tres estratos culturales: popular (estudios primarios), medio (estudios medios) y culto (estudios superiores). La edad oscilaba entre los 18 y los 65 años. Constaba de varias preguntas, analizadas en este trabajo, y se acompañaba de la imagen (presentada aquí) que se publicó en prensa. Coloquio del Programa EDICE • 239 A la pregunta ¿Qué sensación le produce este anuncio de forma global?, los resultados que arrojan los informantes son reveladores: la sensación de “agresividad” es la mayoritaria, con un 34% del total, seguido de “indiferencia” (20%), y “rechazo” y “repulsión” (11%). Las diferentes respuestas las vemos representadas en el siguiente gráfico: Gráfico 1. Valoración global del anuncio 3% 3% 20% 3% 34% Otra de las cuestiones planteadas se centraba en la interpretación que realizan los receptores de los textos: ¿Qué piensa que le están diciendo? Las respuestas mayoritarias también arrojan resultados interesantes: - Que si no se compra en esas tiendas se es tonto: 24% - Que si no compro en dicho establecimiento no soy inteligente: 14% - Que compre: 14% - Que soy tonto, porque no compro en Mediamarkt: 8% - Insultan al lector, le llaman “tonto”: 8% Observemos que un 54% del total de los informantes relacionan el mensaje del anuncio con aspectos comunicativos negativos por parte del anunciante. En general, asocian la compra o no en el establecimiento con el reconocimiento del nivel de inteligencia a la hora de adquirir productos por parte del cliente 12 . En cualquier caso, solo el 8% del total relaciona esta correspondencia de compra a inteligencia o falta de inteligencia claramente con el acto de habla “insultar”. Este hecho nos da idea de que realmente, a pesar de que en este anuncio se hace uso de un recurso que en el habla ordinario se asocia con el acto de insultar (actividad descortés), en el discurso publicitario este recurso pierde ese 12 Consideración, al menos de cara al lector, de que comprar en este establecimiento es comprar con inteligencia, tipo de asociación que tienen otras cadenas del ramo, que emplean eslóganes del tipo Urende, la compra inteligente. 240 • Esperanza R. Alcaide Lara valor, para pasar a tener una función claramente apelativa. Solo un 16% de ese 54% que asocia a aspectos comunicativamente negativos lo relaciona con el insulto. Por lo tanto, a pesar de ser su evaluación negativa, no alcanza la fuerza ilocutiva que llega a tener en el hablar ordinario. Igualmente, quisimos conocer qué imagen aportaba a la empresa anunciante este tipo de recursos (¿Cuál es su consideración de la empresa anunciante tras leer el anuncio? ¿Qué piensa de ella?). Los resultados fueron los siguientes: -Imagen Positiva: 8% -Imagen Negativa: 70% -Indiferente: 22% Es decir, los receptores de este anuncio quedan impactados negativamente por el mensaje 13 . No obstante, la visión negativa que, al menos teóricamente, produce este anuncio, no parece tener consecuencias a la hora de dirigirse a la empresa para adquirir productos, pues a la pregunta Tras leer el anuncio, ¿compraría usted en este establecimiento?, un 76% respondió afirmativamente y un 24% en sentido negativo. Lo cual demuestra que, pese a la agresividad y/o descortesía que encierra este tipo de recursos para los receptores, son plenamente eficaces a la hora de conseguir sus objetivos: captar la atención (apelación), atraer clientes, promover ventas. Ante esto, de nuevo debemos acudir al gráfico que presentamos en Alcaide (e.p.), en el que reconsiderábamos la visión de continuum de la (des)cortesía. En él, pretendíamos mostrar que cualquier acto de habla, cualquier enunciado, puede ser situado en un punto del proceso discursivo a mayor o menor distancia de la cortesía o descortesía, teniendo en cuenta la codificación, la intencionalidad del hablante y la interpretación del oyente. En ese posicionamiento, intervendrán factores determinantes que actúan como variantes (la distancia/cercanía social de los interlocutores, variantes culturales, generacionales, etc.). De tal forma que un mismo recurso lingüístico puede ser utilizado/interpretado como cortés o descortés dependiendo de todos ellos. Realmente, desde nuestra perspectiva, la (des)cortesía se nos antoja como una especie de brújula, en la que los polos son la cortesía y la descortesía. Dependiendo de la situación en la que nos encontremos, nuestra aguja apuntará a usos que bien por nuestra intencionalidad, bien por la interpretación, o bien por ambas cosas a la vez, hacia uno u otro punto cardinal. Por ejemplo, habrá situaciones en las que por la relación de proximidad entre los interactuantes, por el rol que desempeñan, etc., lo que se denomina, hipercortesía se acerque a lo que entendemos como cortesía, búsqueda de la armonía y equilibrio. Pero en 13 Las respuestas justificando esta consideración son muy variadas. Desde los que piensan que directamente los están insultando hasta los que ven en esto un recurso de captación demasiado agresivo y “falto de educación”. Coloquio del Programa EDICE • 241 otras ocasiones, en las que los factores situacionales no son los mismos, ese mismo comportamiento se convertirá en una actividad que estará más cerca de la descortesía, porque realmente estamos “molestando, afectando” la imagen del otro, que realmente puede no llegar a sentirse cómodo en la interactuación (el dependiente “extremadamente solícito” de un establecimiento). De acuerdo con esto, es necesario hacer hincapié en que en el discurso publicitario, como hemos dicho más arriba, este recurso está al servicio de la descortesía estratégica, cuya finalidad es vender o crear necesidades, no destruir la imagen del destinatario-cliente en sentido estricto. Se trata de mostrarnos imperfectos, carentes de recursos, necesitados de bienes, incluso despreciables desde el punto de vista social, de forma fugaz, pues rápidamente se nos muestra cómo nuestra imagen quedará reparada en el mismo instante en que adquiramos el producto. Lógicamente se trata todo de un proceso narrativo ficticio (la destrucción de la imagen no es real, como tampoco lo es la reparación de la misma), para el que los destinatarios estamos preparados e incluso prevenidos. En este sentido, tendríamos que valorar el concepto de “lo esperable” en el ámbito de la descortesía y preguntarnos ¿lo que es “esperable” no es cortés o descortés? ¿Qué ocurre con las estrategias que en una conversación “normal” son descorteses, por inesperadas, pero que en otros tipos discursivos suponen la norma, como en los discursos polémicos (debates, discurso político, etc.)? ¿Por estar prevenidos ante el hecho de que se puedan dar, no son valorados como descorteses? Y por ende, ¿estos recursos que hemos ido analizando no pueden ser catalogados como descorteses en el ámbito de la publicidad porque nuestra percepción es que en publicidad “todo vale para vender”? En el caso concreto de la publicidad hemos de hacer una salvedad y considerar que la utilización de recursos habitualmente codificados como descorteses es una estrategia de captación de atención. No obstante, pensamos que hay voluntariedad de una pseudoagresión por parte del anunciante que no tiene otro objetivo que el que se repare en el mensaje que viene después: si adquieres este producto todo pasará a ser magnífico. 3 Conclusiones Podría pensarse que, por esperables, los recursos descorteses utilizados en publicidad (que afectan a la imagen del cliente o de una marca de la competencia) no se corresponden con lo que generalmente se entiende como descortesía (actividad cara a cara de carácter interactivo, en la que se entiende que los participantes han de estar en contacto directo). Hemos de entender que 242 • Esperanza R. Alcaide Lara cada discurso, o mejor dicho, cada tipo de discurso ha sido diseñado para cumplir unos objetivos, y, por ende, la retórica imperante en cada uno de ellos obviamente está al servicio de estas finalidades. De la misma manera que cada tipo textual exige una explicación incluso en los aspectos más básicos (por ejemplo, las formas de marcar los actores de le enunciación, en las que hay que tener en cuenta las características incluso de aparición de dichos tipos), hemos de entender que cada discurso utilizará sus propios recursos para llevar a cabo los objetivos para los que ha sido diseñado. El locutor de este tipo de discurso, a diferencia de otros en los que la inmediatez comunicativa es la imperante, no tiene posibilidad de respuesta inmediata. Es, por tanto, un discurso que comunicativamente solo recorre una dirección, y en el que los interlocutores, si es que se pueden seguir llamando así, no se enfrentan cara a cara. La única reacción posible a lo dicho por el locutor, será de carácter no lingüístico: hacer o no hacer. Nuestra propuesta es establecer una relación de formas de ser de la (des)cortesía, con el objeto de dar cabida a todos esos fenómenos que van encaminados a establecer las relaciones interpersonales entre locutoresenunciadores y destinatario-alocutarios, que vayan más allá de lo hasta ahora tradicionalmente estudiado, como fenómeno face to face (“cara a cara”). Así, por ejemplo, dentro del fenómeno de “descortesía a terceros” se podrían incluir todas aquellas formas de descortesía que tienen como objetivo un sujeto o entidad que no interviene en el esquema comunicativo puntual, pero cuya finalidad es hacer reaccionar a ese mismo sujeto (teléfono de aludidos para los teledebates y teletertulias), o a otro, el destinatario, poniendo en entredicho la imagen de otro (el caso de los anuncios estudiados aquí: el payaso de ONO, la mujer de ONO). Referencias bibliográficas Adam, J.M. & Bonhomme, M. (2000). La argumentación publicitaria. Madrid: Cátedra. Alarcos Llorach, E. (1980). 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Quien no corre, vueling El cambio de código como estrategia de cortesía en publicidad María José García Vizcaíno Montclair State University, Montclair, New Jersey, Estados Unidos Resumen La utilización del cambio de código en publicidad no es un fenómeno nuevo en comunidades bilingües (Calzada Pérez & Vidal Claramonte, 2004; Koslow, Shamdasani & Touchstone, 1994; Luna & Peracchio, 2001, 2005), ni tampoco lo es el uso del inglés en anuncios publicitarios mixtos (Bhatia, 1992, 2000; Einbeck, 2004; Larson, 1990; Martin, 1998, 2002; Takashi, 1990; Wei-Yuchen, 2006). Sin embargo, la alternancia de código en publicidad en contextos socioculturales donde no convive esa alternancia de idiomas es un fenómeno de reciente aparición y apenas existen estudios sobre ello. Así pues, este trabajo analiza el uso del cambio de código en la publicidad de la compañía aérea española Vueling cuya seña de identidad es la mezcla de idiomas en medio de expresiones coloquiales, refranes, rimas o simplemente palabras de raíz española donde le añaden el sufijo -ing en inglés para transmitir dinamismo y humor. Para llevar a cabo este trabajo, se analizaron las estrategias lingüísticas, efectos pragmáticos y efectos perlocutivos de las campañas publicitarias de Vueling desde 2004 hasta 2007 siguiendo la división de los actos de habla de Austin (1962). Los resultados preliminares apuntan que el cambio de código en publicidad en el caso de Vueling funciona como una estrategia de cortesía ya que potencia la imagen de afiliación (Bravo, 1999, 2001, 2004; Hernández Flores, 2004) del consumidor mediante diversos mecanismos lingüísticos y pragmáticos que fomentan la complicidad y cercanía con el público. Palabras clave Cambio de código, publicidad, cortesía verbal, actos de habla, globalización 246 • María José García Vizcaíno 1 Introducción El objetivo general del presente trabajo, que es la primera fase de un estudio sociolingüístico mucho más amplio, consiste en explorar el uso del cambio de código en publicidad y estudiar cómo esta estrategia lingüística puede funcionar como mecanismo de cortesía para llegar a la audiencia y atraer a los consumidores hacia un producto o servicio. De manera más concreta, el objetivo específico del trabajo es analizar el caso de la compañía aérea Vueling que utiliza el cambio de código inglés-español/español-inglés (y recientemente, francés, italiano y un poco de neerlandés también) en sus anuncios publicitarios. Vueling es una compañía aérea de nueva generación con base en Barcelona que nace en el 2004 y que se caracteriza por un estilo de comunicación nuevo, joven y muy diferente a lo que se había visto hasta ahora en publicidad en España. Este nuevo estilo de comunicación no sólo se refleja en sus campañas publicitarias sino también en el estilo de comunicación de la tripulación cuando se dirige a los pasajeros (por ejemplo, trato de ‘tú’ en vez del tradicional ‘usted’ de otras compañías aéreas españolas), en su página web, en los mostradores de facturación e incluso en el diseño y decoración de sus aviones. Su seña de identidad es la mezcla de idiomas que refleja en el mismo nombre de la compañía: Vueling y en todos sus eslóganes y anuncios publicitarios: “no vayas walking, ve vueling”, “vueling de rebajing desde 10 € trayecto”, etc. La hipótesis de la que se parte en el presente trabajo es que el cambio de código (CC, de aquí en adelante) en la publicidad de Vueling funciona como un mecanismo de afiliación a través de un uso muy creativo y cómico del idioma que fomenta la cercanía y complicidad con el receptor del mensaje. El marco teórico general que se utiliza tiene como base la teoría de la cortesía verbal y de la imagen basada en una perspectiva sociocultural (Bravo, 2003, 2004; Hernández-Flores, 2004) y el marco teórico concreto del análisis de las campañas está basado en la teoría de lo actos de habla de Austin (1962). 2 Cambio de código, publicidad y cortesía verbal Una de las muchas definiciones de cambio de código que se han dado es la ‘alternancia de uso de dos idiomas o variedades lingüísticas dentro de la misma frase o conversación’ 1 . La utilización del cambio de código en publicidad no es un fenómeno nuevo en comunidades bilingües (Calzada Pérez The most general description of code-switching is that it involves the alternate use of two languages or linguistic varieties within the same utterance or during the same conversation (Hoffmann, 1991: 110). 1 Coloquio del Programa EDICE • 247 & Vidal Claramonte, 2004; Koslow, Shamdasani & Touchstone, 1994; Luna & Peracchio, 2001, 2005), ni tampoco lo es el uso del inglés en anuncios publicitarios mixtos (Bhatia, 1992, 2000; Einbeck, 2004; Friedrich, 2002; Larson, 1990; Martin, 1998, 2002; Ovesdotter, 2003; Takashi, 1990; Ustinova & Bhatia, 2005; Wei-Yuchen, 2006, entre otros). Sin embargo, el CC en publicidad en contextos socioculturales donde no convive esa alternancia de idiomas es un fenómeno de reciente aparición y, por ende, apenas existen estudios sobre ello. Asimismo, el uso del inglés en publicidad en comunidades no anglófonas se había limitado a la inclusión de préstamos que transmitían valores de modernidad y eficacia tecnológica (Martin, 2002: 382), pero hasta ahora no se habían explorado posibilidades más creativas del uso del inglés en publicidad en España. En el caso concreto de Vueling, este uso del CC tiene lugar de manera muy particular (como se verá en la sección 3 más adelante) al insertar el inglés de forma ingeniosa dentro de refranes, modismos y dichos coloquiales españoles. Al insertar una palabra en inglés o un sufijo dentro de una expresión típica española, el anuncio transmite humor y complicidad con la audiencia y funciona como una estrategia de afiliación con la imagen del consumidor 2 . Así pues, CC, publicidad y cortesía verbal están estrechamente relacionados en este trabajo que constituye uno de los primeros (si no el primero) en esta dirección. Precisamente por todas estas razones (la reciente aparición de un fenómeno nuevo, la forma en que el CC se lleva a cabo y la escasez de estudios interdisciplinares sobre este tema), el presente trabajo tiene relevancia en el contexto lingüístico y cultural de España y puede arrojar luz en el ámbito de la lingüística y la publicidad. 3 Análisis de los anuncios de Vueling Los anuncios de la compañía Vueling analizados en este trabajo corresponden a las campañas publicitarias de 2004 a septiembre de 2007 3 . El En el presente trabajo se adopta el concepto de imagen social de Bravo (1999, 2001, 2003, 2004) y Hernández Flores (2004) por el cual se entiende que los contenidos que describen la imagen social son categorías vacías que cada comunidad de habla con sus contextos socioculturales propios va rellenando y definiendo. Los deseos de imagen de los hablantes de esos contextos socioculturales pueden incluirse en dos categorías generales: afiliación y autonomía. La primera comprende los comportamientos relacionados con cómo una persona desea verse y ser vista por los demás en cuanto a características que la identifican con el grupo, mientras que la segunda abarca los comportamientos relacionados con cómo una persona desea verse y ser vista como alguien con contorno propio dentro del grupo (Bravo, 2003: 106). 3 Debo expresar mi agradecimiento a la agencia de publicidad de Vueling, SCPF, y en especial a la Directora de Cuentas Helena Grau, quien me facilitó los anuncios de las campañas publicitarias de Vueling. 2 248 • María José García Vizcaíno análisis de estos anuncios publicitarios 4 se llevó a cabo en tres etapas correspondientes a cada uno de los elementos que componen el acto de habla (Austin, 1962): acto locutivo, ilocutivo y perlocutivo. Esta división permitió aislar los enunciados de las intenciones y de los efectos comunicativos de los anuncios publicitarios en el consumidor, lo cual encaja perfectamente dentro del marco teórico general de la cortesía donde ciertas estrategias lingüísticas son utilizadas con la intención de realizar determinados actos de habla que pueden conllevar algún riesgo para las imágenes de los participantes. Tantos las estrategias lingüísticas utilizadas como los actos ilocutivos ejercen determinados efectos sobre los participantes en la interacción. 3.1 Análisis de los actos locutivos En la primera etapa del análisis se procedió a un análisis del corpus de anuncios desde el punto de vista lingüístico y, de este modo, se estudiaron los tipos formales de CC empleados en los actos locutivos. Se observaron tres clases de CC en las campañas publicitarias de Vueling: CC intraoracional, CC interoracional y CC intertextual. El CC más frecuente en los anuncios estudiados fue el CC ‘intraoracional’ o intra-sentential (Hoffman, 1991: 112). Este CC consiste en cambiar de idioma dentro de la misma oración. Los dos CC intraoracionales más frecuentes en Vueling son el CC intraverbal o dentro del mismo verbo principal (“vueling”) y el CC intrasintagmal que tiene lugar dentro del sintagma nominal (“dos flights diarios”), sintagma verbal (“don’t camines”), sintagma adjetival (“very centric aeropuertos”) y sintagma preposicional (“in julio”), principalmente. El segundo CC más frecuente en los anuncios de Vueling es el CC ‘interoracional’ o inter-sentential (Hoffman, 1991: 112) o extrasentential (Poplack, 1982: 249) el cual, como su propio nombre indica, consiste en cambiar de idioma entre oraciones. Como ejemplo ilustrativo de este CC podemos dar el nombre de un avión de Vueling (los aviones tienen nombres en esta compañía): “veni, vidi, vueling”. Por último, el menos frecuente pero, aún así, existente en la publicidad de Vueling, es el CC que he llamado CC ‘intertextual’ o ‘traducción intertextual’ siguiendo el término in-text translation de Bandia (1996), por el cual se denomina En este trabajo se parte de la definición de Montes (2007) de anuncio publicitario como género especializado impreso de tipo textual preferentemente apelativo, pero en el que también la función informativa o referencial desempeña un papel importante (p. 226). 4 Coloquio del Programa EDICE • 249 el uso de un idioma para traducir lo que se acaba de decir en otro. Por ejemplo: “corre, run!” o “smile, sonríe!” Con respecto a estos actos locutivos, hay tres aspectos que conviene resaltar. En primer lugar, es relevante indicar que el CC utilizado en estas campañas publicitarias a menudo quebranta las restricciones de los patrones normales de CC observados en hablantes bilingües de inglés-español. Así, el mismo nombre de la compañía, Vueling, combina dos morfemas: un lexema verbal español (vuel-) y un sufijo inglés (-ing). Este tipo de CC intraverbal ha sido señalado como una de las restricciones gramaticales del cambio de código: la restricción morfemática, según la cual, no puede cambiarse de código entre dos morfemas ligados (Poplack, 1980). No sólo ocurre esto en el nombre propio de la compañía sino en muchos otros casos (telefoning, compring, rebajing, etc.). Es importante apuntar en este sentido que el sufijo –ing en inglés conlleva inmediatez de la acción en el momento de hablar y se utiliza de forma ingeniosa en la publicidad de esta compañía para expresar el dinamismo que quieren transmitir a sus clientes como se puede observar en los ejemplos (1) y (2): (1) No vayas walking, ve vueling (2) Vueling de rebajing desde 10 € trayecto Un segundo caso de quebrantamiento de los patrones normales de CC aparece en los sintagmas verbales que contienen auxiliares. En éstos, el CC normalmente está prohibido (Lipski, 1978: 251). En este tipo de publicidad, no sólo no se respeta esta norma sino que se quebranta una segunda que establece que si hay un elemento de negación al verbo, éste debe estar en el mismo idioma que el verbo que se está negando (Lipski, 1978: 252) y así nos encontramos: (3) Vuela, don’t camines (4) Don’t te duermas cuando lo normal debería haber sido (5) ó (6) para (3) y (7) u (8) para (4): (5) Vuela, don’t walk 250 • María José García Vizcaíno (6) Fly, no camines (7) Tú, don’t sleep! (8) Hey you, no te duermas! Este quebrantamiento de los patrones observados de CC supone una especie de reto para el lector ya que rompe con las expectativas estructurales normalmente utilizadas en el CC y así se contribuye a crear una suerte de complicidad interna con el destinatario. Además, a menudo ese quebrantamiento de patrones puede implicar a más de dos lenguas como en el caso de (9) donde tenemos tres idiomas en el mismo sintagma adjetival: francés (le), inglés (golden) y español (billete). (9) Gana le golden billete En segundo lugar, un aspecto muy interesante a destacar con respecto a los actos locutivos empleados es que la mayoría de los casos de CC lo constituyen refranes populares (“quien no corre, vueling”), modismos (“and eso que le petroleo está pour las nubes”), rimas (“Abajo le trabajo!”) o más interesante aún, expresiones muy coloquiales o jerga sólo conocida por el público español o por alguien que haya vivido en España y pueda reconocerlas y reírse con ellas: (10) From Madrid to le sky (de la expresión: “De Madrid al cielo”) (11) Y yo with estos cúmulos (de la expresión coloquial: “¡y yo con estos pelos!”) Así pues, este uso de CC desencadena una especie de sentido de pertenencia a un grupo principalmente a través del humor que potencia la imagen de afiliación del consumidor. Sin embargo, lo que más acerca al consumidor es esa utilización que hacen de la jerga española. El uso de CC dentro de expresiones tan populares y conocidas por los españoles hace que el cliente se identifique muy fácilmente con esa campaña porque se siente como Coloquio del Programa EDICE • 251 en casa al ver por escrito muchos de los dichos que emplea con sus amigos y familiares. Un último aspecto curioso en el análisis de los actos locutivos es que la inserción de idiomas distintos al español no viene marcada por ninguna convención ortotipográfica como la cursiva sino que dejan las palabras en otro idioma en redonda exactamente igual que las palabras en español: no las diferencian de ninguna manera gráfica. 3.2 Análisis de los actos ilocutivos En el análisis de los actos ilocutivos de los anuncios de Vueling, basado en la taxonomía de Searle (1976), se empezó observando que todas las campañas encierran el componente persuasivo inherente en el lenguaje publicitario y correspondiente a la función apelativa que junto con la referencial son las dos funciones que caracterizan al lenguaje publicitario. Así pues, habría un macro acto de habla exhortativo que sería “Compra tu billete de avión con Vueling”. Sin embargo, ese macro acto directivo se realiza por medio de diferentes tipos de actos ilocutivos. Por una parte, encontramos actos exhortativos directos en algunas nubes que a menudo son mitigados por otras nubes que incorporan una canción popular (ejemplos 12 y 13), una rima (ejemplo 14) o incluso un elemento visual que funciona como estrategia de cortesía para llevar a cabo el acto exhortativo potencialmente amenazador: “Alarga tus holidays” (ejemplo 15) 5 . (12) It’s raining points. Aleluya! (de la canción: “It’s raining men”) (13) Don’t forget la toalla cuando go to le playa! (de la canción popular española: “No te olvides la toalla cuando vayas a la playa”) (14) La primavera tus ganas de holidays renueva (rima tomada del dicho: “La primavera la sangre altera”) El estudio de los elementos visuales e icónicos de las campañas publicitarias de Vueling pertenece a una fase posterior del proyecto de investigación. Valga únicamente decir para el presente trabajo que estos componentes visuales desempeñan también una función pragmática clave dentro del análisis de los anuncios y que su estudio merece un apartado especial que por razones de espacio no podemos añadir aquí. 5 252 • María José García Vizcaíno (15) Por otra parte, se encuentran actos informativos o representativos especialmente en las primeras campañas de Vueling (2004). En el ejemplo (16) todas las nubes excepto la que dice ‘compring’, donde el gerundio funciona como un imperativo y, por tanto, es un acto exhortativo 6 , aportan información y datos siendo quizá la más ocurrente la que dice: “Yo vuelo, tu vuelas, everybody vuela!” (16) También aparecen actos expresivos como el del ejemplo (17) donde el enunciado “Oh cuanta eau” conlleva una rima de la interjección española (oh) con la palabra francesa (eau) produciendo humor y mitigando la exhortación implícita en la nube que insta al consumidor a comprar en www.vueling.com. Obsérvese que el quebrantamiento de las normas de CC en el verbo ‘compring’ y el consecuente efecto cómico de ello junto con el uso del gerundio que literalmente implica acción simultánea al momento de hablar hacen que el acto parezca meramente informativo cuando en realidad es un acto exhortativo: ‘compring en www.vueling.com’ claramente quiere decir ‘compra en www.vueling.com’. 6 Coloquio del Programa EDICE • 253 (17) Según Montes (2007), el género del anuncio publicitario impreso se caracteriza por su complejidad semiótica y pragmática y así, los diversos elementos comunicativos desempeñan diferentes funciones pragmáticas dentro del anuncio (p. 227). En nuestro caso, el CC es un recurso utilizado para captar la atención del público mediante una serie de funciones pragmáticas. En el análisis de los actos ilocutivos de nuestros anuncios, se observó que básicamente se daban tres funciones pragmáticas, no excluyentes sino que a menudo se superponían. La función principal del CC en Vueling es la humorística. El mezclar varios idiomas de una forma tan poco convencional en expresiones tan familiares y coloquiales desencadena una reacción cómica en el lector. Como Bravo (1998) apunta, la transgresión de distintos tipos de normas es uno de los componentes intrínsecos de los estímulos que producen efectos humorísticos (p. 332) y estos anuncios constituyen un buen ejemplo de transgresión de normas en sentido estructural y pragmático. Además de muchos de los ejemplos anteriores donde podemos captar esta función cómica, podemos incluir el ejemplo de abajo (18) donde las nubes han ganado peso después de haber estado toda la Navidad comiendo turrón (típico producto español durante esas fiestas) y una le dice a la otra: “Too much turrón” y luego “Let’s move” para instar al consumidor a que se mueva y vuele después de haber estado toda la Navidad sentado comiendo. Este anuncio resulta cómico tanto por la mezcla de idiomas dentro de una referencia cultural típica española como por los dibujos graciosamente adaptados para la ocasión. 254 • María José García Vizcaíno (18) La segunda función pragmática más frecuente en los anuncios estudiados es la de énfasis. Como Koike (1987) apunta, una de las funciones principales del CC consiste en dar viveza a la narración. En los anuncios de Vueling, en la mayoría de los de traducción intertextual, el CC funciona como un elemento que refuerza la fuerza ilocutiva del acto de habla. Por ejemplo, una nube dice “Corre, run!” donde este CC sirve para reforzar la fuerza exhortativa del acto. Por último, se observó en los actos ilocutivos la función pragmática de dar color local al anuncio. En otras palabras, el CC es utilizado para anunciar un destino utilizando el idioma de esa ciudad. Por ejemplo, el CC español-italiano se usa para anunciar destinos como Roma, Pisa o Nápoles tal y como se ve en el ejemplo (19), donde español e italiano se combinan en expresiones coloquiales italianas conocidas incluso a un público que no hable italiano. Otros ejemplos son los anuncios utilizados para destinos de Andalucía como Málaga o Sevilla donde el habla andaluza se transcribe tal y como se pronuncia: “More destinos al lao of Sevilla” (en vez de “al lado de”) en el ejemplo (20) o “Let’s fly to le zú” (“zú” en vez de “sur”) en el ejemplo (21). Estos dos últimos son casos donde las funciones cómica y de color local se solapan en el anuncio. Coloquio del Programa EDICE (19) (20) (21) • 255 256 • María José García Vizcaíno 3.3 Análisis de los actos perlocutivos La última etapa del análisis consistió en una evaluación de los actos perlocutivos de los anuncios en cuestión, es decir, un análisis de los efectos de los anuncios sobre los destinatarios. Para ello, se diseñaron unos cuestionarios con el objetivo de conocer la opinión de los pasajeros y averiguar si las campañas de Vueling les parecen graciosas y divertidas apoyando la hipótesis inicial del estudio o, por el contrario, les molesta ese tipo de CC o lo encuentran absurdo, con lo cual nuestra hipótesis quedaría refutada. En esta fase inicial del trabajo sólo se ha procedido a la distribución de los cuestionarios y a evaluar de forma cualitativa las respuestas obtenidas en las dos preguntas abiertas que contenía el cuestionario: “¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando ves la publicidad de Vueling?” y “¿Podrías dar tu opinión o comentar algún aspecto de la publicidad de Vueling que no haya sido reflejado en este cuestionario?”. Las respuestas a estas dos preguntas aportan datos que parecen confirmar la hipótesis de que la publicidad de Vueling fomenta la complicidad con el receptor a través del humor y el uso creativo de los idiomas que utiliza. Así nos encontramos con respuestas como las siguientes para la pregunta 1 (“¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando ves la publicidad de Vueling?”): (22) “Son divertidos y coloridos. Llaman la atención y dan ganas de viajar” (mujer, 21-30 años, estudiante, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (23) “Juventud, frescura” (mujer, 21-30 años, economista, lengua materna: español, nivel intermedio de inglés). (24) “Fresca, innovadora” (mujer, 31-40 años, economista, lengua materna: español, nivel avanzado de inglés) (25) “La mezcla de idiomas” (mujer, 51-65 años, arquitecto, lengua materna: español, nivel avanzado de inglés) (26) “Sinceramente me parece fantástica y comercial… la verdad, es distinta!” (hombre, 41-50 años, profesor, lengua materna: portugués, nivel intermedio de inglés). Coloquio del Programa EDICE • 257 (27) “Que son divertidos, alegres” (mujer, 31-40 años, funcionaria, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (28) “Querer viajar” (mujer, 21-30, fisioterapeuta, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (29) “Me parece graciosa” (mujer, 21-30 años, maestra, lengua materna: español, nivel avanzado de inglés). Y las siguientes para la última pregunta del cuestionario que, en realidad, es opcional: “¿Podrías dar tu opinión o comentar algún aspecto de la publicidad de Vueling que no haya sido reflejado en este cuestionario?”: (30) “Me parece la campaña muy acertada, y sobre todo, alcanza al target y se recuerda” (mujer, 21-30 años, publicista, lengua materna: español, nivel avanzado de inglés) (31) “Que es gracioso ver a las nubes en una toalla porque mezcla volar, viajar… con las vacaciones” (mujer, 16-20 años, estudiante, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (32) “Me parece divertido” (hombre, 41-50 años, fontanero, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (33) “Creo que es una compañía que llama tanto la atención sus anuncios que cuando te propones hacer un viaje, es en lo primero que piensas” (hombre, 2130 años, empresario, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (34) “Son cercanos, pero con mucha educación” (mujer, 31-40 años, funcionaria, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). (35) “Utilizan siempre colores como el azul, señal de playa, cielo… o naranja señal de sol, arena que incitan a viajar, despertando ese deseo que hay en ti” (mujer, 2130, fisioterapeuta, lengua materna: español, nivel principiante de inglés). 258 • María José García Vizcaíno 4 Resultados preliminares del estudio y conclusión Los resultados preliminares del estudio parecen confirmar que el uso del CC en publicidad en el caso de Vueling funciona como una estrategia de cortesía ya que potencia la imagen de afiliación del consumidor mediante diversos mecanismos lingüísticos y pragmáticos que fomentan la complicidad y cercanía con el público. El más destacado es la mezcla de idiomas dentro de refranes y expresiones coloquiales. Este contraste de idiomas dentro de expresiones muy españolas produce un efecto humorístico en muchos de sus eslóganes que funcionan como un guiño al público. Sin embargo, se debe ampliar y matizar la hipótesis inicial ya que los análisis también muestran una clara preferencia por el uso de sólo dos idiomas (inglés y español) en las campañas de 2004, 2005 y 2006, mientras que en las campañas posteriores del 2007 se observa la incorporación del francés, italiano y un poco de neerlandés a los dos idiomas iniciales. Este hecho se puede asociar a una necesidad nueva de satisfacer la imagen de un consumidor ya no nacional o local sino europeo y en última instancia, un consumidor global que trasciende las barreras de un idioma y cultura específicos. Además, la inserción de estos nuevos idiomas no se marca con ningún medio tipográfico (como la cursiva) sino que parece haber un deseo de integrar todos los idiomas en el mismo anuncio o mensaje. En este sentido, de la manera que apunta Bravo (1999, 2001) de forma generalizada, un análisis del discurso de la cortesía, podría arrojar algo de luz sobre cómo se está configurando esa imagen del consumidor global en este siglo y era de globalización que vivimos, qué factores socio-culturales lo caracterizan, qué contenidos se tienen en cuenta para dirigirse a él y qué roles sociales y situacionales intervienen en la interacción particular de las compañías aéreas y sus potenciales clientes. Por último, la conclusión que se extrae de este trabajo para los estudios de cortesía es la necesidad de redefinir el concepto de imagen. Los conceptos de afiliación y autonomía ayudan al ser categorías abiertas que no contienen descripciones concretas de imagen y que permiten así rellenarlas con las características específicas de cada comunidad cultural (Hernández Flores, 2004). Sin embargo, los resultados de este estudio parecen apuntar a la necesidad de incluir un tercer aspecto al concepto de imagen. En la sociedad actual, no se trata sólo de identificarse con un grupo concreto y tener un contorno propio dentro de ese grupo social y cultural, sino que se necesita un espacio más amplio y global que trasciende el propio grupo. En el caso de Vueling, la imagen del consumidor no se limita a perfilar al consumidor dentro de la comunidad española, sino que gradualmente lo va introduciendo en una Coloquio del Programa EDICE • 259 realidad europea más amplia con nuevos contenidos socio-culturales. El análisis del discurso de la cortesía y los modelos de análisis de publicidad pueden ayudar a llegar a un conocimiento más profundo de los mecanismos y los contenidos que están dibujando esta nueva imagen del consumidor global. Referencias bibliográficas Austin, J. L. (1962). How to Do Things with Words. Oxford: Calderon Press. Bandia, P. (1996). 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Actividades de imagen en la publicidad institucional española: la confianza social en el sistema 1 Nieves Hernández Flores Universidad de Copenhague Resumen En los estudios pragmáticos, el tema de la (des)cortesía y de las actividades de imagen en general ha sido principalmente tratado en el discurso oral y en las relaciones interpersonales. Sin embargo, el discurso escrito y las relaciones entre grupos sociales se ofrecen también como un campo interesante para explorar el tema de la imagen social, abriendo paso a nuevas metodologías de estudio. El presente artículo es una aproximación a tal propósito, para lo cual se ha elegido el discurso de la publicidad institucional, es decir, la dirigida por las instituciones del Estado a la ciudadanía. En el análisis de anuncios de prensa se explora cómo es la imagen social de estos dos grandes grupos, qué actividades de imagen se realizan y por medio de qué estrategias retórico-discursivas. El objetivo es mostrar que el trabajo de imagen (Goffman, 1967) es usado por este tipo de publicidad para alcanzar un objetivo político e ideológico: conseguir la confianza de los ciudadanos en el sistema, y de esta manera confirmar la validez de la institución y su situación de poder. Palabras clave Publicidad institucional, imagen social, actividades de imagen, confianza sistémica, poder 1 Agradezco a la fundación Kirsten Schottlænder su apoyo a la realización de este trabajo. 262 • Nieves Hernández Flores 1 Introducción En la actualidad, es frecuente ver en los medios de comunicación españoles no sólo la publicidad habitual de productos o servicios para vender, sino también un buen número de anuncios provenientes de las instituciones del Estado, bien desde el Estado central, bien desde las administraciones autonómicas y locales. Estos anuncios, que constituyen material de la llamada publicidad institucional, tienen funciones muy variadas (como por ejemplo anunciar nuevas redes ferroviarias, informar sobre préstamos a estudiantes o incluso aconsejar sobre hábitos alimenticios) y su forma de difusión cubre una amplia diversidad de medios: prensa, radio, televisión, Internet y vallas publicitarias. La abundancia de anuncios, de temas que anunciar y de medios de difusión ha sido destacable en los últimos años 2 , de ahí que nos podamos preguntar sobre la importancia de la publicidad para las instituciones públicas y podamos aventurar que seguramente suponga un medio muy atractivo para conseguir un propósito siempre pretendido por los políticos: el de establecer una comunicación lo más directa posible con el ciudadano. Por otra parte, desde el punto de vista de su presentación, es destacable que la publicidad institucional reciente no muestra el tono formal ni la estética neutra y simplificada que se podría esperar en un medio de comunicación institucional, político y administrativo, y que se derivaría de los objetivos de “transparencia” y “eficacia” recogidos por la ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación Institucional 3 , sino que en muchos casos la presentación es llamativa, a veces incluso impactante, y el tono empleado en el mensaje, informal y cercano, muy parecido al usado en la publicidad comercial. De esta observación extraigo la suposición de que las instituciones usan esa estética justamente para llegar mejor al ciudadano y para proporcionar una buena imagen de sí mismas, de forma que para lograr el propósito de informar y persuadir atribuido a la publicidad (Lee & Johnson, 1999) el discurso publicitario tiene en consideración la imagen social (Goffman, 1967) de los dos grandes grupos sociales involucrados en este tipo de discurso: el grupo de los ciudadanos (los destinatarios de la publicidad) y el del ministerio, gobierno, o el Estado en Según datos de la página web de la Presidencia del Gobierno (http://www.lamoncloa.es/CPCI/default.htm) el número de campañas publicitarias del Estado fue en 2007 de 176 (con un costo de 268 millones de euros); en 2008 de 161 (187,2 millones) y en 2009 de 134 (151,9 millones). El auge de inversión en publicidad del año 2007 (un 28,5% más que el año anterior) puede deberse al deseo de mostrar las actividades del Estado ante la cercanía de las elecciones generales. 3 Esta ley, aprobada el 29 de diciembre de 2005, regula las funciones y límites de la publicidad institucional, y su implantación indica la importancia que ha adquirido esta en España. 2 Coloquio del Programa EDICE • 263 última instancia (el emisor de la publicidad). En efecto, dar una buena imagen de sí mismas y en ocasiones destacar también la imagen del ciudadano es para las instituciones un buen medio de llegar a la ciudadanía y de conseguir su confianza a la hora de recibir los mensajes que el Estado desea que sean oídos y tenidos en cuenta. En lo que se refiere a la investigación pragmática, el estudio de las actividades de imagen en el discurso publicitario supone un cambio de enfoque del discurso oral, el habitual campo de estudio, al discurso escrito e icónico, para mostrar los efectos que las estrategias discursivas y retóricas empleadas en los anuncios causan en la imagen de instituciones y ciudadanos. Con este objetivo, en el presente estudio voy a analizar las actividades de imagen realizadas en ocho anuncios de prensa pertenecientes a un corpus de 39 anuncios correspondientes a 27 campañas publicitarias realizadas por diferentes ministerios del gobierno español durante los años 2007 y 2008. Los anuncios seleccionados para análisis provienen de siete ministerios, y por los temas y propósitos que cubren, así como por las estrategias comunicativas utilizadas, se puede afirmar que son representativos del corpus. Las perspectivas teóricas y metodológicas provienen del análisis del discurso, de estudios de la cortesía e imagen social desde la sociopragmática cultural, de la publicidad y de estudios sociológicos en torno al concepto de confianza social (propuesto por autores como Luhmann, 2005). 2 La publicidad institucional Al igual que la publicidad comercial, la institucional trata de influir en las acciones humanas, es decir, tiene una finalidad persuasiva, pero se diferencia de aquella en que está al servicio de cuestiones políticas o ideológicas (Martínez Pastor & Gaona Pisonero, 2006). En efecto, en relación con la publicidad de productos o servicios de empresas privadas, su finalidad no es la de vender algo, sino la de informar, ofrecer servicios y aconsejar sobre determinados aspectos sociales a los ciudadanos. En el caso de mi corpus, los propósitos que he identificado en los anuncios son: a) información sobre derechos y servicios públicos (como infraestructuras, educación, servicios sociales o burocráticos); b) incitación a consumir productos regionales o nacionales, o productos saludables; c) consejos sobre seguridad doméstica, higiene y salud; d) concienciación sobre temas sociales, como la violencia doméstica, la seguridad vial, el consumo de drogas, el medio ambiente y la inmigración. 264 • Nieves Hernández Flores En la mayoría de los anuncios hay más de un propósito, explicitado o no. Así, el propósito informativo no suele ser el único, sino que va acompañado por una incitación a usar o consumir lo anunciado, o los objetivos de aconsejar y concienciar también suelen aparecer unidos. Estos objetivos aparecen también mencionados en el texto de la misma ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación Institucional (BOE núm. 312), la cual se marca como objetivos: a) informar de derechos, obligaciones, procesos electorales, novedades jurídicas, empleo público y programas de interés social; b) advertir de medidas de orden o seguridad, de riesgos para la salud o para el patrimonio natural; c) promover o apoyar la economía española, el patrimonio histórico, lingüístico y natural y los valores constitucionales. Estas finalidades encontradas en mi corpus y explicitadas por la ley atañen, por tanto, a la comunidad nacional, a sus derechos y obligaciones públicos, a sus reglas de convivencia, e incluso a la naturaleza de sus valores comunes, lo que coincide con la caracterización de Dickason (2000) sobre anuncios institucionales en la televisión británica, donde aparte de las finalidades inmediatas e instrumentales de este tipo de publicidad se observan otras más complejas e indirectas como las de crear sentimientos de identidad y empatía social, conseguir una cultura de solidaridad y tratar de cambiar no sólo actitudes superficiales, sino también el comportamiento general del ciudadano. Es decir, que la finalidad de este tipo de publicidad va más allá de lo instrumental y de lo funcional que se le podría suponer. Por otra parte, para ser efectivo en su mensaje, el medio publicitario en general debe salvar el escollo de la actitud escéptica o incluso la desconfianza que puede producir el anuncio en el receptor (Crook, 1992; Martínez Camino, 2008), pero en el caso específico de la publicidad institucional señala Dickason (2000) que hay tres particularidades más que suponen un reto y un obstáculo en el propósito comunicativo. Por una parte, el ciudadano puede sospechar que el gobierno la use con fines propagandísticos (por ejemplo antes de unas elecciones); por otra parte, algunos grupos de la población pueden sentirse afectados emocionalmente por los temas anunciados, incluso podrían considerarlos como una intromisión en su vida privada, y a este efecto señala la autora que, así como ante anuncios de productos que no interesan al consumidor este reacciona con indiferencia, en el caso del anuncio institucional el receptor no se distancia tan fácilmente al venir el mensaje de sus propios dirigentes políticos. Y por último, señala Dickason, mientras que en el anuncio de un producto el objetivo es muy claro e inmediato, esto es, dar una imagen positiva del producto para fomentar su consumo, en los anuncios institucionales la finalidad es menos obvia, pues no es posible manejar a los ciudadanos y sus derechos como si fueran un producto; Coloquio del Programa EDICE • 265 además, el efecto deseado es más gradual, ya que la reacción en el destinatario no es tan inmediata (no se trata de apresurarse a comprar lo anunciado), pero al mismo tiempo el mensaje publicitario institucional tiene que ser tan convincente como el de la venta de un producto. En suma, concluye Dickason, el anuncio institucional tiene que encontrar el tono necesario que proporcione al ciudadano una información convincente y que suponga una respuesta relevante a cuestiones de interés público. Con esta misión por delante, si en cualquier anuncio publicitario el anunciante trata de ganarse la confianza del consumidor hacia lo que le está anunciando (la calidad y seguridad del producto, su superioridad a otros afines, su precio adecuado), en el caso del anuncio institucional ganarse la confianza del ciudadano será también el objetivo pero por cuestiones diferentes: el anuncio debe presentarse como necesario, oportuno y beneficioso para la población; su mensaje debe ser comprensible y diáfano; y su tono el justo y apropiado para que ningún grupo social se sienta ofendido; pero además, como cualquier otro tipo de publicidad, debe mostrarse convincente en los propósitos del anuncio. Con estas características, es esperable que el discurso utilizado para producir publicidad institucional sea de tipo racional (Simpson, 2001) 4 , el cual se caracteriza por expresar con claridad qué se está anunciando y qué cualidades tiene lo anunciado, evitando así la incertidumbre que el anuncio puede producir en el receptor (Martínez Camino, 2008) y facilitando, en suma, su disposición a depositar su confianza en el anunciante. El tema de la confianza entre personas o entre personas e instituciones ha sido tratado desde perspectivas sociológicas. Luhmann (2005) considera la confianza como un mecanismo que permite la construcción de lo social porque reduce la complejidad social 5 . Gordon (2005), siguiendo los estudios de Luhmann, reconoce dos tipos de confianza en un estudio sobre organizaciones. Por un lado está la confianza interpersonal, basada en la familiaridad y producto de interacciones previas o del hecho de pertenecer a un grupo social, y por otro lado la confianza sistémica, que es la propia de un orden social complejo, y que supone confiar en sistemas sociales o principios abstractos, lo que es característico de las instituciones de la modernidad. La confianza en las instituciones es necesaria para la sociabilidad y la organización social, señala Frente a la publicidad racional se encuentra la publicidad de tipo emocional-sensorial, cuya información es tan confusa que el receptor puede no saber qué se está anunciando (Martínez Camino, 2008). 5 No debe confundirse este uso del término confianza en el sentido de “esperanza firme”, con su otra acepción, que alude a la relación de “familiaridad” entre personas (y que ha servido en estudios sobre la cortesía en comunidades hispánicas para describir una característica cultural de afiliación; por ejemplo en Bravo, 1996, 1999 y 2002; y Hernández Flores, 2002 y 2004). 4 266 • Nieves Hernández Flores Durand Ponte (2004), pues supone para el ciudadano una seguridad sobre los mecanismos de la vida política y la satisfacción de sus intereses y necesidades; al mismo tiempo, crea un sentimiento de pertenencia a un sistema político, con lo que esta confianza significa también un reconocimiento de la “legitimidad” de las instituciones. De esta forma, se puede afirmar que con la publicidad las instituciones cuentan con un medio para conseguir, confirmar o reforzar la confianza del ciudadano hacia ellas. Confianza en términos sociológicos está asociada con “seguridad”, por una parte, y “credibilidad”, por otra, de manera que la publicidad, para conseguir esta confianza, debe contar con la fe del ciudadano en la institución, la cual tiene que mostrarse digna de credibilidad, y al tiempo debe proporcionarle la seguridad que este requiere. Por otra parte, se distingue una confianza (y su contrario, desconfianza) de tipo racional y otra de tipo emocional (Bordum & Wenneberg, 2001). La confianza emocional se base en la fe, la atracción y la seducción, la desconfianza en la inseguridad y el miedo, mientras que en lo racional tanto la confianza como la desconfianza se basan sobre experiencias anteriores. Pues bien, si aplicamos estos argumentos al campo de la interacción comunicativa, podemos entender el anuncio publicitario institucional como un tipo de discurso dirigido por un emisor (el Estado) a un receptor (la ciudadanía en su conjunto o bien un grupo específico de ciudadanos) donde el primero trata de conseguir del segundo la confianza que le permita hacerle receptor de su mensaje y modificar su conducta para lograr propósitos políticos e ideológicos, lo que en última instancia supone un medio de incorporar al ciudadano al sistema institucional y, en definitiva, de confirmar la validez y oportunidad de las instituciones políticas, es decir de “legitimarlas” (o confirmar su “legitimidad”) como instituciones. Para ello tratará en sus actividades comunicativas (las cuales componen el mensaje publicitario) de presentarse de la mejor manera posible a fin de dar una buena imagen de sí mismo, al tiempo que contemplará también los deseos y expectativas de los ciudadanos mediante el reforzamiento de su autoestima. 3 Publicidad institucional y actividades de imagen Como decía al principio, el estudio de la imagen social –siguiendo los principios de Goffman (1967), o de los posteriores estudios de cortesía– ha tenido su principal foco de atención en la interacción hablada (conversación, negociaciones comerciales, entrevistas, debates televisivos, procesos judiciales, discurso académico, etc.), pero no tanto en otros géneros comunicativos como la publicidad (véase Wojtaskek, 2007). Sin embargo, en los últimos años los estudiosos del medio publicitario se han interesado por la presencia de Coloquio del Programa EDICE • 267 (des)cortesía y /o actividades de imagen en este medio, principalmente desde una perspectiva retórica. Así, Martínez Camino (2008) encuentra amenazas a la imagen del receptor especialmente por parte de la publicidad emocional, la cual puede resultar impositiva e impertinente. También Alcaide Lara (en prensa, y en este volumen) observa un tipo de descortesía con finalidad persuasiva en anuncios que atacan a la imagen del destinatario con el objeto de hacerle reaccionar y así comprar el producto, siendo la consecuencia que la imagen del destinatario queda “reparada” en el momento de efectuar la compra. Pero también la cortesía es apreciada en otros anuncios, donde el uso del humor y la complicidad con los destinatarios funciona como estrategia de afiliación (García Vizcaíno, en este volumen). La publicidad, en definitiva, supone un tipo de encuentro comunicativo entre el anunciante y el receptor donde para conseguir unos propósitos (convencer al receptor y persuadirle de que haga algo) se usan unas estrategias comunicativas que tienen efecto en la imagen de anunciante y de destinatario (por tanto, constituyen actividades de imagen). No obstante, el uso y funcionamiento de la cortesía y otras actividades de imagen en publicidad no sigue completamente el modelo comunicativo que conocemos para la interacción hablada. Veamos, entonces, cuáles son sus peculiaridades y en qué aspectos difiere de los otros tipos de comunicación donde se suele estudiar la cortesía. a) En primer lugar, no se trata de un encuentro cara a cara, sino a través de un medio gráfico o audiovisual, donde sólo uno de los interactuantes (el que ocupa el papel de “hablante”) realiza una actividad comunicativa (el anuncio) dirigida a un destinatario al que no conoce personalmente, por lo que tiene que hacerse unos supuestos previos de quién es y cómo es a la hora de elaborar su mensaje. Por su parte, el destinatario no tiene oportunidad de responder por los mismos medios. Su respuesta será, por el contrario, de tipo indirecto: si ha sido receptivo al mensaje, actuará en consecuencia a lo que este propone (comprando el producto o siguiendo las instrucciones o consejos del anuncio); si no lo ha sido, su respuesta será la falta de actuación. En cualquier caso, determinar el efecto perlocutivo del acto directivo que contiene el anuncio no es fácil de ver ni de determinar con exactitud. Por su parte, el mensaje no es de naturaleza sólo verbal, sino que casi siempre incorpora el elemento icónico. b) La finalidad de fomentar o confirmar relaciones sociales, muy presente en el comportamiento cortés interpersonal, es secundaria en el discurso publicitario, donde el principal propósito de la actividad comunicativa es el de la persuasión, de forma que la finalidad social es principalmente un instrumento para conseguir ese otro propósito. c) Los roles de hablante y destinatario no los ocupan personas concretas, sino que estamos ante dos colectivos: uno compuesto por una empresa u organismo institucional en la posición de emisor, y otro por un 268 • Nieves Hernández Flores conjunto de personas en el rol de clientes potenciales o ciudadanos en la de destinatario; se trata, por tanto, de un encuentro comunicativo de grupo vs. grupo. Sin embargo, si nos adentramos en la actividad comunicativa, se aprecian dos niveles que atañen a la emisión y a la recepción del mensaje publicitario. Desde el nivel de la emisión, la realización de la actividad comunicativa viene de un grupo (la empresa o institución anunciadora) que funciona, no como un conjunto de individuos, sino de manera compacta, única e impersonal, dirigido a otro grupo igualmente compacto, único e impersonal, el de los clientes potenciales o ciudadanos, de forma que su mensaje se adecuará a las características comunes atribuidas al grupo destinatario, no a características individuales de los miembros del grupo. Pero, por otra parte, en la recepción del mensaje el grupo receptor deja de funcionar como grupo, siendo el receptor cada individuo de esa colectividad, de forma que cada uno de ellos puede tener una distinta recepción del mensaje, y por tanto distinta actitud hacia él. Se trataría de un grupo (el receptor) “conformado como extensión de ciertos valores, como la colección de adeptos singulares a ellos. Cada miembro tiene conciencia de la posible existencia de los otros, sin que ello implique una conciencia de grupo o sentimiento de constituir una comunidad, pues carecen de vivencias de conjunto” (Kaul de Marlangeon, 2006: 654). En efecto, en publicidad, lo único que une al grupo de potenciales clientes o de ciudadanos es el de compartir interés o estar influidos o afectados por algo relacionado con el producto o servicio publicitado, y probablemente compartir algunos rasgos de identificación social (como puede ser para la publicidad comercial factores de edad, sexo o clase social; o para grupos específicos receptores de publicidad institucional, la situación familiar, el estado de salud, las necesidades laborales o económicas, etc.). Visto con un ejemplo, un anuncio del Ministerio de Sanidad y Consumo sobre la obesidad infantil está dirigido por un grupo (el Ministerio) a otro grupo (la parte de la población española que tiene niños o que se ocupa de –o trabaja con– niños). Las actividades comunicativas del anuncio (informar de la situación, advertir de los riesgos, aconsejar hábitos saludables, solicitar un cambio en las comidas, etc.) vienen de un emisor único, el Ministerio, pero el receptor no es un bloque constituido por el grupo de ciudadanos afectados por el problema, sino los individuos que lo componen, de forma que la reacción de los miembros del grupo es individual y diferenciada: habrá algunos que se sentirán agradecidos de recibir este tipo de mensaje, otros que se sientan coaccionados, u otros que reaccionen con indiferencia, es decir, la reacción al anuncio dependerá de cada individuo. d) Si los roles de los interactuantes son de tipo colectivo, en cuanto a la imagen social tenemos un encuentro de imagen grupal frente a imagen individual. Por parte del emisor (el Estado) hay una imagen grupal: cómo el grupo se ve a sí mismo y quiere ser visto por otros grupos o individuos; pero Coloquio del Programa EDICE • 269 por parte del receptor (los ciudadanos), dadas las características de su colectividad mencionadas antes, tenemos la imagen individual: cómo el individuo se ve a sí mismo y quiere que lo vean otros individuos o grupos (Bravo, 2002). Partiendo de la distinción de imagen de autonomía y de afiliación (Bravo, 1996, 1999, 2002 y 2008) y de las características atribuidas a la imagen en la comunidad cultural española (Bravo, 1999; Hernández Flores, 2002 y 2004), a la imagen de autonomía de la institución anunciante le atribuyo ideales de eficiencia y competencia en el desenvolvimiento de sus funciones, y a su imagen de afiliación ideales de cercanía, atención y servicio a los ciudadanos. Por su parte, la imagen de autonomía del receptor (el ciudadano) correspondería con un ideal de libertad de pensamiento, elección o acción ante el mensaje recibido (es decir, tener la posibilidad de aceptar o rechazar la directiva) y la de afiliación con el de sentirse considerado y atendido por parte del estamento público. Con estas suposiciones para la imagen social, es esperable que haya comportamientos comunicativos con actividades de autoimagen donde el foco de atención esté puesto en la imagen del anunciante, destacada con estrategias de realce de la imagen o protegida mediante estrategias de atenuación en caso de que haya una posible amenaza en los actos comunicativos, o bien en destacar tanto la imagen del anunciante como la del receptor, también con estrategias de atenuación o de realce, en cuyo caso estaríamos ante cortesía. La descortesía en cuanto a efecto negativo en la imagen del interlocutor no la contemplo en la publicidad institucional, otra cosa sería su posible aparición como descortesía retórica (véase Alcaide Lara, en este volumen), es decir, el uso de unas estrategias tipificadas como descorteses con la finalidad conseguir la atención del receptor sobre el producto. Con esta propuesta de caracterización metodológica voy a revisar, en el análisis que viene a continuación, las características de la imagen que presenta el discurso de la publicidad institucional con vistas a describir cómo se alcanza la confianza sistémica. 4 Análisis 4.1 Actividades de autoimagen: foco en la autonomía y en la afiliación El emisor del primer anuncio (ver anexo, imagen 1) es el Estado español (obsérvese la presencia en la esquina inferior del anagrama “Gobierno de España”), en concreto el Tesoro Público (también representado por su anagrama). El propósito es anunciar un nuevo servicio, una página web donde se puede efectuar la compra de bonos del Estado, pero además hay una 270 • Nieves Hernández Flores finalidad de ensalzar el producto ofrecido por este servicio: las letras del tesoro público, jugando con el doble sentido del término “tesoro” (el nombre del producto, “tesoro público”, y el significado de “algo valioso”). El destinatario podría ser la ciudadanía española en general, pero el medio icónico elegido (la fotografía de un frigorífico con unas letras magnéticas de colores sobre su superficie, usadas por los niños cuando aprenden a escribir), sugiere que el anuncio podría ir dirigido especialmente a jóvenes padres de familia, y en este caso el término “tesoro” –en el sentido de algo valioso– se asociaría también con los hijos. El destinatario es invocado directamente mediante una estructura paralela de verbos que funciona como una construcción consecutiva, marcando lo positivo de lo ofrecido (Eliges tener un tesoro en casa (por lo tanto) Eliges comprar Letras en tesoro.es); se alude tanto a los bienes materiales que supone poseer letras del tesoro como a la responsabilidad familiar de garantizar la seguridad económica de los hijos; y se establece con los destinatarios lazos de cercanía social (observado en el uso del tuteo). Las letras magnéticas componen la palabra de la entidad anunciante representada, una nota-recordatorio adherida al frigorífico alude a las ventajas de lo ofrecido y un pequeño texto final insiste en la facilidad y comodidad del servicio, al hacerse desde casa (otra ventaja para padres de familia). Tanto la imagen como el texto del anuncio son sencillos, cercanos y familiares, pero en lo formal no se trata de un anuncio prototípicamente racional 6 porque la imagen usada y la denominación (metonímica) del producto (“tesoro” por “letras del tesoro”) no aluden directamente a lo anunciado; no obstante, el anuncio presenta otras características que no dejan lugar a dudas de su objetivo: los anagramas de las entidades anunciadoras y el texto con la información clara y concisa del servicio ofrecido. Es decir, el anuncio resulta claro en cuanto a sus propósitos y atractivo en cuanto a su presentación. De esta forma, el Estado ofrece no sólo un buen servicio (rápido, moderno y fácil, obsérvese la insistencia en la facilidad: simple click, tú mismo) sino también una buena compra (un producto interesante para los ciudadanos) lo que a efectos de imagen supone un realce de su propia imagen de autonomía: el Estado se presenta como eficiente y moderno, las cualidades que esperamos que tenga un organismo público, al tiempo que también se subraya su afiliación al facilitar la labor a los ocupados padres de familia y minimizar los gastos de la transacción (“sin intermediarios y con mínimas comisiones”). Esas características de imagen son fundamentales para conseguir que el ciudadano deposite su confianza en el Estado, en este caso invirtiendo su dinero en acciones del Estado. En el segundo ejemplo (2), la imagen afiliativa del emisor (el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) es la que aparece especialmente destacada 6 En realidad, como afirma Martínez Camino (2008) ninguno lo es completamente. Coloquio del Programa EDICE • 271 cuando se insta a consumir quesos nacionales con el propósito de favorecer la industria alimenticia española. El anuncio juega en la parte icónica con recursos como la personalización (un queso ocupando un asiento destacado en una asamblea internacional) y en la parte verbal con el significado de las palabras (“embajador” como “representante del país”). Pero además, es destacable el uso del deíctico personal nuestros referido a los quesos, el cual señala, no al grupo emisor del mensaje (el Ministerio) sino a la comunidad nacional de España 7 . De esta forma, el emisor (el Estado) se identifica con el receptor (la ciudadanía española) y así refuerza su afiliación hacia sus conciudadanos al confirmarse como un ente colectivo comprometido con su comunidad confirmando los valores de esta comunidad en la identificación de los valores del producto con los del propio país, y dando un paso adelante en la búsqueda de su confianza. En el siguiente anuncio (3) aparecen subrayadas tanto la imagen de afiliación como la de autonomía. Se trata de un nuevo servicio del Estado, un centro de gestión de trámites administrativos que busca facilitar la burocracia al ciudadano. Por una parte hay un realce de la imagen de autonomía del Estado porque este se muestra de nuevo eficiente y competente, lo que aparece subrayado en la enumeración de algunas aplicaciones del servicio, que queda intensificado (“multitud de gestiones”) y en el uso del abarcador pronombre todo en la primera parte del eslogan: “Un número para todo”. Pero también la afiliación aparece realzada cuando se realiza un ofrecimiento de ayuda (te ayudamos) y en la alusión al conjunto de la población en la segunda parte del eslogan “(Un número) para todos”, un deíctico que contextualmente señala al conjunto de los ciudadanos subrayando la afiliación del Estado con estos. Icónicamente, se ha usado la foto de una anciana, lo que refuerza la expresión de que todas las partes de la población están incluidas, incluso las que tienen menos costumbre de usar los medios electrónicos, como es el caso de las personas mayores. En suma, estos anuncios constituyen ejemplos de un tipo de publicidad dirigida a informar sobre actividades, empresas o servicios. En ellos destaca el enfoque en mostrar las virtudes esperadas en las instituciones del Estado, las cuales constituyen características de imagen: competencia, servicio y efectividad. Confirmar estas ante el ciudadano por el medio publicitario supone una forma de ganarse o confirmar su confianza. 7 Nuestros aparece en el texto principal sobre la foto; en la columna informativa de la derecha aparece nos y nuestro en el eslogan “Alimentos de España: de lo nuestro, lo mejor”. 272 • Nieves Hernández Flores 4.2 Actividades de cortesía: foco en la autonomía y en la afiliación Pero también hay anuncios que además de centrarse en la imagen del emisor, tienen un destacado foco de atención en la del destinatario (el ciudadano), bien protegiéndola de una posible amenaza presente en el mensaje del anuncio, bien realzándola, constituyendo lo que en estudios de imagen social conocemos como cortesía. En el anuncio de la imagen 4, la imagen del ciudadano es más tenida en cuenta que en los anteriores. Se trata de un intento de concienciación sobre un asunto de salud (la prevención de enfermedades cardíacas) acompañado de algunos consejos sobre hábitos cotidianos que podrían suponer un riesgo para la imagen de autonomía del ciudadano (en cuanto a que su deseo de pensar, decidir y obrar libremente se verían coartados). Se trata de consejos bien conocidos por la población, pues aparecen periódicamente en campañas institucionales de salud y son enfatizados por los medios de comunicación, de ahí la estrategia atenuante de usar la apostilla Ya sabes antes de los consejos, lo que funciona como una disculpa por el posible malestar para la imagen del ciudadano al recibir unos consejos que ha escuchado antes repetidamente, es decir, funciona como cortesía por atenuación de una posible amenaza a su imagen de autononía. El texto icónico, constituido por la fotografía de una manzana fresca (evidenciado por las gotitas de agua sobre la piel) con la señal de un mordisco en forma de corazón, tiene un significado triple: la manzana alude a la comida saludable, necesaria para tener una buena salud; la silueta del corazón al objeto del consejo, el cuidado del corazón; y además el corazón tiene un significado simbólico: es una expresión de buenos sentimientos y simpatía. Esta alusión emocional del icono (comparable con la presencia de smileys en la interacción virtual) unida al mensaje claramente beneficioso para el receptor (le aconseja que se cuide) y a la proximidad con este potenciada por el uso del deíctico personal tú (o sus variantes morfológicas tus, te) subrayan, en suma, la imagen afiliativa del receptor del anuncio (la ciudadanía en general), quien recibe consideración y atención dentro de su grupo. Por su parte, el Estado también confirma su imagen afiliativa cuando muestra su lado más servicial. Por el hecho de haber un enfoque tanto en la imagen del destinatario como del emisor, considero la actividad comunicativa de este anuncio como un ejemplo de cortesía; y por la cercanía social pretendida, es un ejemplo del propósito del Estado de tener la confianza de los ciudadanos. La imagen del ciudadano, en este caso la de autonomía, también es considerada en anuncios como el siguiente (5) sobre el abuso de antibióticos, donde se alude a la necesidad de la colaboración del destinatario para conseguir la finalidad del reclamo. Por eso, tras advertir de los riesgos de abusar de los antibióticos, se señala “Sin tu ayuda, los antibióticos pueden dejar de curar”. Ya Coloquio del Programa EDICE • 273 no se trata sólo de prestar atención al ciudadano (como en el ejemplo anterior), sino también de destacar sus cualidades propias (responsabilidad, capacidad de acción) para conseguir el objetivo de la advertencia, lo que supone subrayar su imagen de autonomía, al tiempo que destaca también su imagen afiliativa al hacerle copartícipe del éxito de la campaña. Estos propósitos de imagen aparecen reforzados por el componente icónico: a la imagen de unas cápsulas se añade una figura humana, la de una médico con el rostro sonriente, lo que proporciona seguridad por su profesión, además de cercanía y simpatía por su expresión facial. El ministerio anunciante, por su parte, confirma también su imagen de afiliación, lo que se evidencia especialmente de nuevo en el uso del deíctico autoinclusivo nos: “Usándolos bien hoy, mañana nos protegerán”. Una vez más, tanto emisor como destinatario ven confirmados sus respectivos deseos de imagen mediante el realce, constituyendo un nuevo caso de cortesía. También es evidente el enfoque en la imagen afiliativa del destinatario en el siguiente anuncio (6) de concienciación sobre los daños al medio ambiente, pero no para realzar la afiliación, sino para protegerla de una posible amenaza implícita en el mensaje. Las advertencias del anuncio se realizan por medio de imágenes que muestran actos cotidianos de degradación de la naturaleza y se acompañan de un texto que imita la lengua oral, con el uso de la expresión coloquial “Total por (...)” (usada para quitar importancia a algo) seguida de sustantivos que aluden a costumbres diarias que causan desastres ecológicos, con el uso de la entonación suspendida que deja la frase sin terminar (representada en los puntos suspensivos), y de la grafía que imita la escritura manual informal. En suma, reproduce el discurso directo, de forma que frases como esta podrían estar en boca del destinatario del anuncio, lo cual podría dañar su imagen afiliativa al aparecer como un ciudadano irresponsable e incívico. De ahí las estrategias atenuadoras de usar estructuras impersonales (verbos en gerundio) en la lista de ejemplos de actitudes anti ecológicas y el genérico “todos” en la única alusión directa a los responsables de esa situación medioambiental, evitando así señalar directamente al ciudadano destinatario, es decir, protegiendo su imagen afiliativa. Además, como en ejemplos anteriores, la imagen afiliativa del Estado se confirma al identificarse con el conjunto de la ciudadanía (por medio del autoinclusivo “nos” y del genérico “todos”). Por su parte, el realce de la imagen afiliativa del destinatario aparece en anuncios como el siguiente (7), de préstamos de dinero a universitarios. Los destinatarios (los estudiantes) se ven representados en el anuncio por medio del deíctico personal tú y de la fotografía de una persona joven y sonriente con la cabeza apoyada en unos libros. El emisor (el Estado) expresa su confianza en que el destinatario es una persona fiable y, por tanto, merecedora del préstamo estatal: “La garantía eres tú mismo”, “sin necesidad de presentar ningún aval”, “confiamos en ti”. Son muestras del foco en la imagen afiliativa del destinatario, 274 • Nieves Hernández Flores al que se reconoce como un miembro de la comunidad digno de confianza. Por su parte el Estado muestra de nuevo su lado servicial (explicitado en la expresión “El ministerio de Educación y Ciencia pone a tu disposición”) y cercano (con la alusión a la confianza en el destinatario), confirmando su propia imagen afiliativa. El Estado realiza aquí una interesante estrategia: al aludir a la confianza que tiene en el estudiante está invocando una confianza recíproca por parte de este, representante del grupo social de los jóvenes, seguramente el que más desconfía de las instituciones políticas. Por otra parte, los destinatarios explicitados son todos los estudiantes graduados, pero contextualmente sabemos que en realidad son los estudiantes con insuficientes recursos económicos para pagar un máster, de forma que con este anuncio el Estado, además de promover la especialización educativa de la población, tiene la motivación ideológica de fomentar la igualdad social. Vemos, en definitiva, diferentes ejemplos de cortesía en cuanto a actividades de imagen dirigidas por un grupo emisor (una institución estatal) a un grupo receptor (la ciudadanía en general o grupos específicos de ciudadanos) donde, al tiempo que se destaca su propia imagen de autonomía y/o afiliación, hay un enfoque en la imagen del destinatario, bien por ser de realce o por atenuación de una posible amenaza proveniente de los actos comunicativos presentes en el anuncio. Con este enfoque en la imagen del destinatario la institución emisora entra en comunicación con la ciudadanía receptora, muestra respeto por sus deseos de imagen, los confirma y /o los subraya. Como es sabido, la cortesía favorece la comunicación, y mediante una comunicación bien lograda el Estado da un paso adelante en la tarea de conseguir la confianza del ciudadano. 4.3 Ausencia de cortesía Sin embargo, en temas sociales graves que son muy destacados por los medios y están presentes en el debate social, en concreto, la violencia de género y los accidentes de tráfico, el Estado toma otra actitud. En esos anuncios no importa la imagen del otro y no importa que el Estado se muestre impositivo o educador sobre el ciudadano, es decir, hay una despreocupación por el efecto en la imagen del receptor y por la protección de la propia imagen. La estrategia es directa y el tono inequívoco: no hay opciones, la imagen es violenta, las palabras también (con recursos retóricos como el énfasis y la exageración). El objetivo es denunciar un problema social y tratar de concienciar de la gravedad de la situación. Así se ve en el último anuncio (8) correspondiente a una campaña de prevención de malos tratos a mujeres. En estos casos, el Estado no simplemente ayuda o presta un servicio, sino que se vuelve tutor: protege y Coloquio del Programa EDICE • 275 ampara. Las estrategias retóricas cubren lo verbal mediante un texto entrecomillado en primera persona (representando la voz de la mujer maltratada) y dirigida a una segunda persona (el maltratador); el texto es directo (uso del imperativo), lo que no da lugar a duda sobre la intención; usa expresiones de la lengua diaria (no se te ocurra; poner la mano encima), que consigue cercanía con el receptor y tiene un significado enfático reforzado por el uso del adverbio jamás, que gráficamente aparece con letra de mayor tamaño que el resto del texto. El mensaje directo del Ministerio (Ante el maltratador, tolerancia cero) se caracteriza por la concisión y el tono tajante (además de por el uso del cuantificador cero, por la ausencia de verbo). La parte textual aparece en íntima conexión con la icónica, sin concesiones estéticas dada la gravedad del problema: fotografía en blanco y negro de una mujer en primer plano (la supuesta autora de la frase del anuncio) y el mensaje tapando la parte inferior del rostro (está puesto sobre la boca de la mujer, representando su voz). Además, el mensaje destaca por el uso del color rojo sobre el rostro en blanco y negro de la mujer, lo que cobraría un significado aún más fuerte por su asociación con el color de la sangre. El punto principal de atención no es, sin embargo, el texto, sino la parte de rostro no tapada por este, los ojos de la mujer mirando fijamente al lector del anuncio, es decir, solicitando su compromiso y apoyo. El destinatario de este anuncio no es sólo el grupo de mujeres maltratadas, sino toda la sociedad. El emblema del Ministerio (de Igualdad) no aparece en el lugar acostumbrado de otros anuncios, la esquina inferior, sino destacado en color amarillo sobre la frente de la mujer, representando la tutoría del Estado sobre las maltratadas. Se podría cuestionar, entonces, si constituiría un caso de descortesía por amenaza a la imagen de autonomía de la población femenina, en cuanto a su derecho a mantener su vida privada fuera de la intromisión del Estado; o un ataque a la imagen afiliativa, no sólo de los maltratadores, sino también de la parte de la sociedad tolerante con estos casos. Estos posibles efectos de imagen no importan cuando el mensaje publicitario tiene un respaldo político y social fuerte (instituciones, medios, opinión pública, e incluso una ley sobre violencia de género) y los hechos (un considerable índice de mujeres muertas anualmente) requieren una intervención urgente por parte de los responsables políticos. En relación con la consecución de la confianza sistémica, aunque el Estado hace la apuesta de prescindir de la atenuación para proteger la imagen propia y la de los ciudadanos receptores, por otra parte incorpora un realce de su propia imagen en cuanto a características también esperables de una institución importante: fortaleza, capacidad de decisión y aceptación de riesgos, lo que le permite dirigir mensajes tan directos sin perjuicio para su imagen o incluso revalidándola de cara a buena parte de la población que asume el problema. 276 • Nieves Hernández Flores 5 Conclusión En el presente artículo he ofrecido un análisis sociopragmático de anuncios publicitarios institucionales españoles en medios impresos. El objetivo ha sido mostrar las actividades de imagen que presenta este tipo de discurso, para lo cual he analizado el componente verbal e icónico de los anuncios con la metodología habitual del análisis del discurso y los estudios de imagen social y cortesía, con las incorporaciones metodológicas necesarias para adaptarse al tipo de datos: una interacción entre grupos donde sólo uno de ellos es el emisor de los enunciados, a través del medio escrito e icónico, con finalidad persuasiva, y con una imagen grupal en el caso del emisor y de imagen individual en el caso del receptor. Aunque como comenté en la descripción de las particularidades del discurso publicitario la finalidad social es secundaria, no se puede desdeñar la importancia de lo social, especialmente en su propósito de dar una buena imagen y convencer. En efecto, como se ha tratado de demostrar en el análisis, a los dos grupos que interactúan en el discurso publicitario se les puede atribuir unos deseos de imagen (grupal o individual) en relación con el rol que desempeñan (institución del Estado/ciudadano), y estos deseos son considerados en las estrategias utilizadas. Al igual que en el discurso interpersonal, en el discurso publicitario el foco sobre la imagen social se mueve entre la imagen del emisor y la imagen del receptor, entre sus deseos de autonomía (la eficiencia en el caso del Estado; la libertad de elección y de acción en el caso del ciudadano) y sus deseos de afiliación (la cercanía, atención y servicio para el Estado, y el ser considerado y atendido para el ciudadano). A estas características habría que añadir para el Estado las de fortaleza, capacidad de decisión y aceptación de riesgos, que como hemos visto aparecen en anuncios sobre temas sociales graves. De esta manera encontramos ejemplos de cortesía y de actividades de autoimagen, pero también de ausencia de atención a la imagen cuando se trata de transmitir un mensaje sobre temas graves. Los recursos comunicativos y retóricos usados para destacar la imagen cubren el uso abundante del deíctico de segunda persona singular tú, lo que en el contexto cultural español indica cercanía, familiaridad y confianza, o del deíctico de primera persona plural nosotros, que apunta hacia la unidad y solidaridad. También son frecuentes los juegos lingüísticos de elaboración sencilla, que resultan atrayentes pero fácilmente entendibles por todos y, por ello, cercanos al ciudadano, al igual que otras estrategias verbales o icónicas que estéticamente resultan atractivas y que perlocutivamente hacen interesarse al receptor por el anuncio, no diferenciándose mucho ahí de las usadas en publicidad comercial. De esta forma, el Estado cumple con los requisitos marcados por la ley de publicidad institucional: además de ser necesario, Coloquio del Programa EDICE • 277 oportuno y beneficioso para la población, se transmite un mensaje comprensible, en el tono justo y de forma convincente. Pero además da una buena imagen de sí mismo como institución mediante las actividades de autoimagen y refuerza la autoestima del ciudadano mediante las actividades de cortesía, con lo que cumple con un segundo objetivo: facilitar la comunicación, recortar distancias, producir lazos de afiliación, transmitir consideración por los deseos e inquietudes del ciudadano, conseguir, en suma, fortalecer y/o renovar la confianza del ciudadano hacia sus instituciones. Hablando de la confianza sistémica diferenciábamos dos tipos: la emocional y la racional. A la vista del análisis, se podría concluir que la confianza emocional (basada en la fe, la atracción y la seducción) se consigue en publicidad por medios retóricos (como el uso estratégico de la figura humana, el manejo de colores, de diferentes diseños de grafías, los juegos verbales, etc.), además de por el uso estratégico de las actividades de imagen (de autoimagen o cortesía), es decir, de protección y realce de la imagen de las partes participantes en el encuentro comunicativo. La otra parte, la confianza racional (basada en experiencias anteriores) es más externa al hecho publicitario, se basaría en la opinión del ciudadano sobre las instituciones a través de su propia experiencia personal, aunque de no tener experiencias propias, seguramente su confianza vendría muy determinada por la influencia de la ideología oficial, es decir, la difundida por los políticos, las diferentes instituciones, los medios, etc., en cuya difusión la publicidad tiene también un peso importante, de manera que su confianza racional podría depender de ese discurso social. Por ejemplo, la recepción del anuncio de los quesos españoles se favorecería de la apreciación positiva compartida por la gastronomía española; el de las enfermedades cardíacas de la valoración dada en nuestra sociedad a la salud y al cuidado físico; el de la protección del medio ambiente de la conciencia ecológica; el de los préstamos a estudiantes del ideal de igualdad social de oportunidades, etc. La publicidad institucional se muestra así, como afirmaba Dickason (2000), como un instrumento de poder no sólo para modificar el comportamiento de los ciudadanos, sino también para fortalecer o transformar la ideología social, creando sentimientos de identidad hacia una ideología común al grupo manipulable por los grupos de poder. Este propósito es de hecho recogido en uno de los puntos de la ley 29/2005 de Publicidad y Comunicación institucional: “promover la difusión y conocimiento de los valores y principios constitucionales” (artículo 3, punto 1. a) y de “difundir las lenguas y el patrimonio histórico y natural de España” (artículo 3, punto 1. i). A la vista de los anuncios analizados en este trabajo, esa ideología se caracterizaría, entre otros valores, por la identificación con el país, la concienciación en asuntos de salud, bienestar, ecología y nuevas tecnologías, y los valores de igualdad social y derechos sociales y humanos. La publicidad constituye un género discursivo 278 • Nieves Hernández Flores manejado directamente por el Estado y, como género discursivo que es, porta “una cortesía de manipulación orientada a reproducir la ideología” (Kaul de Marlangeon, 2006: 649), es decir, la cortesía en publicidad puede servir de instrumento para mantener el orden social establecido. De esta forma vemos que el Estado dispone de un instrumento valioso para ganar y / o mantener la confianza del ciudadano en su institución, y así no sólo dirigir o reconducir hábitos y comportamientos sociales y cívicos, sino, en consecuencia, crear sentimientos de identidad entre la población. Referencias bibliográficas Alcaide Lara, E. R. (e.p.). Lo importante es vender: Lenguaje agresivo y Publicidad. En C. Fuentes Rodríguez & E.R. Alcaide Lara (Eds.), Manifestaciones textuales de la descortesía y agresividad verbal en diversos ámbitos comunicativos. Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad Internacional de Andalucía. Alcaide Lara, E. R. (en este volumen). La descortesía (también) “vende”: Acercamiento al estudio de estrategias descorteses en el discurso publicitario. Bordum, A. & Wenneberg, S. B. (2001). Det handler om tillid. Frederiksberg: Sanfundslitteratur. Bravo, D. (1996). 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Así se observa que los segmentos argumentales de las cuñas prefieren determinados argumentos y manifestaciones de cortesía de manera que usan más la argumentación basada en aducir valores del objeto con expresiones de cortesía positiva, generalmente. También se observa que la argumentación con valores y la cortesía positiva manifiestan una cierta coincidencia sorprendente en los diferentes asuntos de las cuñas. Por último, se establece que los segmentos argumentativos de las cuñas, como mueven a la acción, a la adhesión, a la creencia, con ‘valores’ argumentativos y cortesía positiva, son formas de poder blando, que actúa por planificación, por atracción, por captación, por seducción, y, en último extremo, por convicción, por procedimientos de poder blando sobre los destinatarios. Palabras clave Cortesía negativa, cortesía positiva, argumentación, poder duro, poder blando, cuña publicitaria 286 • Santiago Alcoba, Dolors Poch 1 Introducción En este trabajo se estudian los procedimientos de argumentación y las manifestaciones de cortesía en el segmento argumental de las cuñas de radio de algunos asuntos o ámbitos temáticos en concreto: de los servicios, de la salud, del hogar, de los transportes y de las finanzas 1 . Y como, precisamente, la argumentación es el segmento discursivo donde se manifiesta toda la fuerza de atracción sobre la voluntad, la conducta y las creencias de los destinatarios de las cuñas, se tiene muy en cuenta el concepto de “poder” al que se suelen referir distintos autores como la capacidad de obligar o de convencer a otro para que actúe, quiera o crea del modo que uno pretende. En concreto, ese concepto técnico de poder se acuñó originalmente para caracterizar las diferentes formas de gobierno y los liderazgos sociales. Así, se distinguen hoy, con Joseph Nye, dos formas de ejercer el poder, a las que se llama respectivamente ‘poder duro’ (hard power) y ‘poder blando’ (soft power). El poder duro se identifica con el ejercicio de la coerción, y se define como la capacidad de obligar a los demás a hacer por la fuerza lo que uno quiere que hagan, en contra de su voluntad. Y el poder blando se entiende, por contraste, como la capacidad de convencer por las buenas a los demás para que quieran hacer, por sí mismos, lo que uno quiere que hagan. Estos conceptos usados en ciencia política y sociología de las relaciones entre naciones, pueblos y grupos humanos, pueden ser muy explicativos, como veremos en este trabajo, en el estudio de la información en general y de la información publicitaria en particular, cuando nos referimos a los procedimientos de argumentación, a los segmentos argumentativos de las cuñas publicitarias, y nos interesamos por las manifestaciones de cortesía lingüística (no coaccionar, no coartar y ser amable), en las expresiones de esos segmentos de las cuñas 2 . Para ver esta relación con claridad no hay más que parafrasear en términos de cortesía lingüística un par de conclusiones de Nye (2002: 113) cuando dice: “la revolución de la información está planteando desafíos más Este artículo se ha beneficiado de las diferentes observaciones de un evaluador informante que los editores nos han hecho llegar. Los autores han intentado atender todas las sugerencias y observaciones del informante y las agradecen por su contribución a la mejora del resultado final. Pero, si aún pudiese apreciarse alguna inconveniencia, imprecisión o impropiedad, sólo debe atribuirse a los autores. Por otra parte, algunas labores fundamentales de la investigación necesaria para la realización de este trabajo han sido financiadas con una ayuda de la DGICYT para el proyecto de investigación de referencia: FFI2008-02103/FILO. En un proyecto inmediatamente anterior se completó la labor de compilación de la base de datos analítica y desarrollo de la web donde se podrá consultar el citado corpus. Sirva esta mención como muestra de reconocimiento. 2 Nye (2002: 71-114) se refiere a la comunicación global actual según condiciones de poder. 1 Coloquio del Programa EDICE • 287 sutiles al alterar la naturaleza misma del Estado, la soberanía y el poder, además del papel del poder blando. Cada vez será menos posible solucionar los temas que nos importan mediante la fuerza militar. Los estadistas tendrán que prestar una mayor atención a la política de la credibilidad y a la importancia del poder blando”. En términos de la gramática de la cortesía en los segmentos argumentativos de las cuñas, esto puede interpretarse como que la comunicación y la cortesía plantean desafíos más sutiles al permitir entender cómo se altera la fuerza impositiva y el poder. De ahí el interés del estudio de las manifestaciones de cortesía y poder, y del estudio de las relaciones entre cortesía y poder. Con esta perspectiva, vamos a considerar en este trabajo la cortesía lingüística, negativa o positiva, que se manifiesta en los segmentos argumentativos de las cuñas de radio, en relación con las distintas clases de poder, duro o blando. Esta perspectiva y consideración cobra más relieve por la propia naturaleza del objeto de observación y estudio: el segmento argumentativo del texto de la cuña. Porque el segmento de argumentación del objeto (frente a los segmentos de llamada, de presentación y de apelación) tiene la función aparente de orientar (coaccionar y coartar, en cierto modo) y determinar (por obligación, poder duro, o por convicción, poder blando) la decisión y la elección de un objeto o producto o el comportamiento del destinatario de la cuña. 2 Antecedentes y objeto de estudio En el texto de la cuña publicitaria de radio se distinguen cuatro categorías constituyentes: 1), Llamada de atención. 2), Presentación del objeto [producto, servicio o entidad]. 3), Argumentación a favor del objeto. Y 4), Apelación al destinatario. En Alcoba y Poch (2006a) estudiábamos las manifestaciones gramaticales y fónicas de la cortesía en el segmento de Apelación al destinatario de las cuñas publicitarias. Allí concluíamos que las apelaciones de las cuñas publicitarias radiofónicas como actos factivos comisivos, como proposiciones, sugerencias y ofrecimientos no se imponen al destinatario (no le coaccionan) le ofrecen opciones (no le coartan) y, por tanto, manifiestan cortesía negativa, a pesar del uso abundante de las formas gramaticales del imperativo verbal. En concreto, en Alcoba y Poch (2006a: 35-36), se señala que en el imperativo de la apelación de las cuñas (compra…, recuérdalo…, consulta…, no te lo pierdas…) el verbo performativo no es de orden o mandato. El imperativo de la apelación es muy distinto ilocutivamente de los imperativos de nuestro cardiólogo (haz ejercicio, no fumes,...), o del jefe del departamento de una oficina (acaba el informe a las cinco) auténticamente coercitivos. Los imperativos de las apelaciones (acaba el informe; tómate una aspirina si te duele la cabeza) tienen el 288 • Santiago Alcoba, Dolors Poch valor de las recomendaciones, sugerencias o propuestas del compañero de departamento. Como manifestaciones de tales recomendaciones y sugerencias, esos imperativos no coaccionan y no coartan, y manifiestan cortesía negativa. Las apelaciones, como actos comunicativos, por el objeto de la enunciación, son recomendaciones, sugerencias o insinuaciones, también de cortesía negativa; y por el acto enunciativo estrictamente comunicativo (exhortativo no impositivo), a pesar del sentido volitivo y de la forma de imperativo de muchos casos, proponen o sugieren, de forma que no coaccionan ni coartan, y se pueden considerar en el sentido de que tratan de hacer que el interlocutor se sienta más o menos bien, siendo, por tanto, que su ‘imagen’ (face) sea considerada con cortesía positiva. Así, en el texto de la apelación, como acto de habla, la gramática, la acústica y la interpretación oral tratan de que el oyente manifieste la respuesta activa deseada, con cortesía negativa, sin que se sienta coartado ni coaccionado, sin que se sienta afectado en los derechos de su imagen negativa, y considerándose bien tratado, con amabilidad, con cortesía positiva, reconocido en su actuación. En Alcoba y Poch (2006b) estudiábamos las manifestaciones gramaticales y fónicas de la cortesía en el segmento de Argumentación a favor del objeto de las cuñas publicitarias en general. Allí se pone de manifiesto cómo el segmento argumental de la cuña (acto directivo) en su objetivo de convencer (incitar, mover a una acción de compra o adhesión) sustenta con razones o motivos y diferentes tipos de cortesía, predominantemente positiva, el sentido de la apelación (con imperativos de variantes del ‘ruego’: instancia, demanda, solicitud, propuesta, etc.), de cortesía negativa. En este entorno, tiene un particular interés bajar a lo concreto y averiguar la relación entre argumentación, cortesía y ámbito temático de la cuña y añadir además la perspectiva de la teoría del poder (duro o blando). En concreto, para establecer las relaciones entre cortesía, argumentación y poder en el segmento argumentativo de las cuñas de determinados asuntos (Servicios, Salud, Hogar, Transportes y Finanzas) vamos a intentar responder a las siguientes preguntas: ¿Las cuñas de un ámbito temático hasta qué punto coinciden en preferir determinados argumentos y manifestaciones de cortesía? ¿Existe coherencia argumental y de cortesía determinada por el asunto o ámbito temático de las cuñas? Y, si consideramos la argumentación como la expresión del “poder” de un asunto en la cuña, ¿qué clase de poder, duro o blando, manifiesta? Más en concreto, en una teoría del poder, ¿dónde se sitúa la argumentación de la cuña en la escala que va de la coerción o coacción (poder duro) hasta la inducción por persuasión o atracción (poder blando)? Coloquio del Programa EDICE 2.1 • 289 Referencias previas y motivos del estudio Desde la distinción de Rey (1996) de cuatro categorías discursivas constituyentes esenciales de los textos de las cuñas: Llamada, Presentación, Argumentación y Apelación, dedicábamos Alcoba y Poch (2006a) al estudio de la Apelación y Alcoba y Poch (2006b) al estudio general de los procedimientos de argumentación en los segmentos argumentativos de las cuñas. Con esos antecedentes y, en particular, con todo lo dicho en Alcoba y Poch (2006b) podemos dedicar este trabajo al estudio de las relaciones entre el asunto, la argumentación, la cortesía, y la clase de poder (duro o blando) que se pone de manifiesto en este segmento de las cuñas de radio. Trataremos de recordar de lo dicho en los citados trabajos anteriores sólo lo necesario para facilitar la autonomía de lectura e interpretación de éste. Intentaremos no reiterar definiciones de conceptos operativos básicos, que no exija la comodidad de lectura, y que ya se incluyen en los trabajos citados. De entrada, hemos de señalar que valen los motivos aducidos en Alcoba y Poch (2006b) para el estudio de las manifestaciones de la cortesía en la argumentación de las cuñas: “Porque, dada la función semántica de la argumentación de la cuña, de exposición de motivos, beneficios, y porqués para elegir un producto, un servicio o entidad, también es un constituyente particularmente sensible a las manifestaciones de las estrategias verbales de cortesía del no (no coaccionar, no coartar) y cortesía positiva (ser amable) con el interlocutor. Como la argumentación pretende exponer los motivos de la acción del destinatario de la cuña, está muy justificado averiguar cómo hace el texto o la interpretación oral para que el destinatario, en su elección, no se sienta especialmente presionado y tenga la sensación de ser bien considerado.” Aquí vamos a añadir las consideraciones de la teoría del poder, tal como se exponen en Nye (2002), en la expresión de ‘poder coercitivo’ (hard power) o ‘inductivo’ (soft power) que puede manifestar la argumentación de las cuñas para coartar o incentivar la voluntad activa de los interlocutores. Para estudiar los segmentos argumentativos de las cuñas publicitarias de radio, para establecer cuáles son sus procedimientos argumentativos (en qué se fundan), con qué expresiones de cortesía (negativa o positiva) predominantes, y qué clase de poder (duro o blando) manifiestan, pondremos en relación un modelo de argumentación, una teoría del poder y una teoría de la cortesía, en los textos de los segmentos argumentativos de las cuñas publicitarias de radio. Como en el segmento argumentativo de la cuña se exponen los motivos de cada asunto publicitario para que los destinatarios respondan y actúen como se pretende, por coerción, o bien por las distintas modalidades de convicción, está bien fundado averiguar cómo hace el texto argumentativo de la 290 • Santiago Alcoba, Dolors Poch cuña para que el interlocutor, el destinatario, en su decisión, actúe impelido por algunos de los motivos de la escala que va desde la coerción más impositiva o imperativa, por una fuerza ineludible, hasta la convicción de cualquiera de las causas de la atracción (planificación, captación, seducción) de determinados ‘valores’ (precio, comodidad, lujo, etc.) o por la convicción de algún procedimiento razonador de demostración argumentativa. 2.2 El marco teórico Para la estructura discursiva del texto de las cuñas y sus categorías constituyentes, el referente es Rey (1996). Para los distintos sentidos de la cortesía en sus diferentes manifestaciones lingüísticas los conceptos operativos se fundan en trabajos que van desde Lakoff (1973 y 1989) o bien Brown y Levinson (1987), hasta Haverkate (1994 y 2004) o los diferentes estudios de Bravo (1999, 2001 y 2004), aquilatados en Alcoba (2004) y, más exactamente, para el asunto de las cuñas de radio, en Alcoba y Poch (2006b: §4). Con Bravo (2004: 9) suponemos que la cortesía es parte de cualquier tipo de discurso, que supera las barreras de los canales de comunicación […], [que es] una condición para que estos se cumplan en el plano comunicativo y no se produzca una ruptura en la interacción. Sin embargo, creemos que se puede hacer referencia a ‘discurso de cortesía’ para señalar la modalidad que adquirirán las elecciones comunicativas destinadas a obtener efectos sociales de cortesía, efectos sociales de cortesía. En concreto, operamos con el concepto y distinciones de cortesía tal como se establecen en Brown y Levinson (1987) y en Haverkate (1994) o Kerbrat-Orecchioni (2004). Así, operamos con la distinción entre cortesía negativa o del no (no coercitiva y no coactiva) y cortesía positiva (o de interpelación con buen trato hacia el interlocutor o destinatario). En cuanto al tipo de actos o discursos comunicativos y su efecto sobre la imagen del interlocutor sólo operamos con la categoría conceptual de la ‘Acción que Amenaza a la Imagen’, AAI (en inglés, Face Threatening Act, FTA), que permite distinguir entre discursos sin AAI intrínseca (descripción, relato, Coloquio del Programa EDICE • 291 explicación) y discursos de AAI intrínseca: encubierta o explícita (sin cortesía o con cortesía) 3 . No se aprovecha aquí la distinción de Kerbrat-Orecchioni (2004) entre ‘Acto Amenazador de Imagen’, AAI, y ‘Acto Agradador de Imagen’ (en inglés, Face Flatering Act, FFA), porque esta segunda categoría sólo sería operativa en el estudio de acciones o situaciones comunicativas de ‘diálogo’ o de interacción entre los interlocutores de la comunicación; pero no en el caso de los textos o situaciones como las de las cuñas publicitarias. Porque tienen en cuenta al interlocutor o destinatario, pero no admiten otra respuesta o reacción de éste que no sea la aceptación del mensaje en la acción (de compra, de elección de un objeto o producto) o la conducta (ponerse el cinturón de seguridad, ponerse el casco para ir en moto, dejar de fumar, etc.) en determinado sentido propuesto por la cuña. Para la argumentación, el referente es Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989); pero, sobre todo, nuestra propuesta elaborada en Alcoba y Poch (2006b: §3), donde se estableció por inducción, a partir del análisis de los textos de 200 cuñas de radio, una tipología de la argumentación mediante el recurso a los valores 4 o bien por el recurso a motivos argumentativos de demostración 5 . La argumentación de los discursos de las cuñas publicitarias mediante la manifestación de valores consiste en la expresión de motivos argumentativos que manifiestan cualidades, condiciones o estímulos de distintas clases para “comprometer al oyente a hacer unas elecciones en lugar de otras y, principalmente, para justificarlas, de manera que sean aceptables y aprobadas por los demás”. Entre los valores argumentativos utilizados por las cuñas publicitarias destacan los de precio, distinción, capacidad, eficacia, sensación, provecho, etc. que se especifican más adelante, en el epígrafe 2.4. Estos diferentes motivos tienen distintas manifestaciones concretas (precio: ahorro, barato, descuento, económico, etc.; distinción: acabado, aerodinámico, antiguo, avanzado, clásico, etc.). Más adelante, en el epígrafe 2.4 citado, se vuelve sobre el concepto con algún detalle adicional. Por argumentación de las cuñas mediante el uso de motivos de demostración nos referimos, en sentido traslaticio y no filosófico estricto, a diferentes motivos de adhesión del interlocutor o destinatario por la Así se verá más adelante en el epígrafe 2.4. La distinción analítica precisa y las condiciones y ejemplos de las principales categorías y subclases de tipos de actos y clases de cortesía que manifiestan se encuentra en Alcoba y Poch (2006b: 29-30). 4 En el epígrafe 2.4. se recuerda el concepto de valor argumentativo y los distintos tipos de valores que suelen manifestarse en el segmento argumentativo de las cuñas, tal como se estableció en (Alcoba & Poch, 2006b). 5 En el epígrafe 2.4. se recuerda el concepto de demostración argumentativa y los distintos tipos de demostraciones que suelen manifestarse en el segmento argumentativo de las cuñas, tal como se estableció en (Alcoba y Poch, 2006b). 3 292 • Santiago Alcoba, Dolors Poch manifestación de diferentes relaciones: justificación: prueba, comprobación, verificación, etc.; confirmación: certeza, contrastado, fundamentado, ejemplo, etc.; captación: advertencia, amenaza, apoyo, etc.; relación lógica: causas, condiciónconsecuencia, condición-resultado, etc.; autorizado: autoridad, avalado, eclesial, importante, ponderación-elíptica, reconocido, etc.; factible: fácil acceso, fácil, opcionalidad, posible, etc.; ganancia: logro, etc. También en el epígrafe 1.4, se precisa más este concepto de argumentación mediante diferentes procedimientos de demostración. En fin, para la teoría del poder y la distinción entre poder duro y poder blando seguimos las propuestas y especificaciones de Nye (2002) en particular. Más adelante, en el epígrafe 4, cuando se estudia la relación entre argumentación, cortesía y poder en los segmentos argumentativos de la cuña, se precisan en detalle los conceptos operativos de la teoría del poder. 2.3 Los datos El corpus de datos analizado en este estudio es un subconjunto del compilado y analizado en la base de datos con que se hizo Alcoba y Poch (2006b): 196 cuñas de publicidad radiofónica de los grandes programas de radio de las mañanas, de difusión nacional en las emisoras Cadena SER, Onda CERO, Cadena COPE y Cadena 100. Se compilaron en diferentes días, de tres semanas distintas, con posible reiteración en diferentes emisoras. El resultado de la compilación según los distintos asuntos objeto de cada cuña, lematizados temáticamente por la tabla Infoadex del Colegio de Publicitarios es el que se recoge en (1), ordenados según la cantidad de casos compilados de cada asunto (que se menciona entre paréntesis: 60 > 26 > 21 > 15...). (1) Corpus de datos según el asunto de la tabla Infoadex a. Cultura, enseñanza y medios de comunicación (60 casos) b. Servicios públicos y privados (26), Salud (21), Hogar (15) Transporte, viajes y turismo (11), Finanzas (9). c. Automoción (8), Alimentación (7), Deportes y tiempo libre (7), Telecomunicaciones e Internet (6), Distribución y restauración (5), Textil y vestimenta (5) d. Bebidas (3), Belleza e higiene (3), Construcción (3), Varios (2), Equipo de oficina y comercio (1), Limpieza (1), Objetos personales (1), Tabaco (1), Energía (0), Industrial, material trabajo agropecuario (0) Coloquio del Programa EDICE • 293 Las diferencias en el número de casos compilados de cada asunto Infoadex son significativas del volumen y la relevancia que cada asunto tiene en el formato expresivo de la cuña. En efecto, si la compilación se hizo en tres períodos (de una semana más o menos) diferentes y con la condición de que fuesen de emisoras y guiones o intérpretes diferentes, aunque fueran del mismo producto o asunto, las diferencias cuantitativas de cada asunto en la compilación ponen de manifiesto diferencias de interés, de uso, de explotación, de cada objeto, como motivo de publicidad en formato comunicativo de cuña radiofónica. Si en la recogida de datos hubiéramos igualado el número de casos de cada producto o asunto, se habría enmascarado la relevancia de cada objeto en la realidad publicitaria y no se hubieran podido establecer esas diferencias de interés de cada uno en la producción y emisión de cuñas de radio, aunque sea una cuestión que no es relevante para el asunto que aquí nos ocupa. Por eso, en (1) apuntamos el número de casos de cada asunto, lo que nos permite ordenar y agrupar las cuñas compiladas de los diferentes asuntos, para decidir el objeto de estudio concreto de este trabajo. Así, tomando como referencia la ordenación y agrupación cuantitativa de (1), hemos excluido de este estudio los casos compilados de (1a), del epígrafe Cultura, enseñanza y medios de comunicación. Este rubro, dado el número de cuñas compiladas (60), merecería un estudio particular por sí solo. Hemos ceñido el objeto de estudio a los cinco asuntos siguientes en (1b) [Servicios públicos y privados, (26) // Salud, (21) // Hogar, (15) // Transporte, viajes y turismo, (11) // Finanzas, (9)], porque constituyen un subconjunto de datos de diferentes asuntos con una representación suficiente y equiparable entre sí. El conjunto se ajusta a los límites de un trabajo como este. Aparte del epígrafe mayoritario excluido, tampoco nos referimos a los epígrafes de representación minoritaria de (1c) en la compilación; ni a los de (1d), de representación no significativa. Son dos grupos de datos que, por su representación reducida, en (1c), o no significativa, en (1d), en el corpus analizado, no caben en un estudio como el que nos proponemos hacer aquí, de relación entre el asunto y las manifestaciones de la argumentación y de la cortesía lingüística de las cuñas. 6 Por tanto, por los motivos apuntados, el objeto de estudio de este trabajo se ciñe a los citados asuntos de (1b): Servicios, Salud, Hogar, Transporte, Finanzas. Estas clases de asuntos constan de un número equiparable de datos Para estudios de estas características en un ámbito o asunto minoritario de nuestra compilación se requeriría la búsqueda y acopio específicos de datos del asunto de interés (3. Bebidas, o 4. Belleza e higiene, o 9. Energía, etc.) y sólo permitirían hacer el estudio específico de ese asunto en particular. 6 294 • Santiago Alcoba, Dolors Poch que permite hacer observaciones comparativas entre los diferentes asuntos de las cuñas de cada objeto. 2.4 Argumentación de las cuñas y cortesía Decíamos en Alcoba y Poch (2006b) que ante el problema de analizar e identificar la clase argumentativa del constituyente argumento de las cuñas cabían dos opciones: establecer un patrón de referencia a partir de trabajos de autoridad, como Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989), o bien usar un aparato analítico, resultante por inducción posterior a la observación y al análisis de los datos. La primera solución de una clasificación apriorística como la citada en Alcoba y Poch (2006b: Nota 9) presenta dificultades de exceso, porque muchas de sus categorías serían inoperantes. Porque los textos de las cuñas, dada su naturaleza y función, nunca usarían de muchas de las clases argumentales de una clasificación generalista. Por eso, en Alcoba y Poch (2006b) se usó un aparato analítico de los argumentos de las cuñas establecido empíricamente: “del análisis de las partes argumentativas de las cuñas compiladas se llegó a una panoplia clasificatoria de los principales argumentos empleados en el constituyente argumental de las cuñas de radio”, que usamos para este trabajo y que recordamos en (2). (2) Argumentos del constituyente argumental de la cuña a. por valores 7 : precio (63), distinción (54), capacidad (48), eficacia (36), sensación (36), provecho (27), calidad (17), consideración (14), cualidad (12), natural (8), necesidad (8), personal (7), pago (6). b. por demostración 8 : confirmación (35), captación (31), relación lógica (29), autorizado (24), factible (9), ganancia (6). Recordemos, de Alcoba y Poch (2006b: Nota 10), que cada uno de los ‘motivos’ reunidos por su unidad expresiva de ‘valores’ de este cuadro se refiere, como un hiperónimo temático, para mayor comodidad analítica, a unos cuantos rasgos semánticos o designativos especificados allí. Así, por ejemplo, la categoría de precio se refiere a rasgos de expresión como los siguientes: ahorro, barato, descuento, económico, ganancia, garantía, gratis, no caro, oferta, ofrecimiento, por poco, precio, promoción, rebajas, regalo, vaciamos. Y la categoría de distinción, a rasgos como acabado, aerodinámica, antiguo, avanzado, campeón, clásico, diseño, distinción, distinto, elegancia, elegante, estilo original, exclusivo, exótico, ingeniería, innovación, innovador, inteligente, joven, lujo, marca, novedad, novedoso, nuevo, origen, original, pop, preparación, privado, progreso, selección, superación, tradicional, variedad, etc. Para los rasgos de manifestación de las demás categorías, véase Alcoba y Poch (2006b: Nota 10) 8 También se ha de recordar aquí, de Alcoba y Poch (2006b: Nota 11), que “Los motivos reunidos por su unidad expresiva de proceder demostrativo o ‘demostración’ de este cuadro 7 Coloquio del Programa EDICE • 295 Así, con los motivos y clases de argumentos de (2) se ha hecho el análisis y tipificación de la argumentación de las cuñas objeto de estudio sobre los asuntos publicitarios de (1b), recordamos: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas. Para el análisis y caracterización de las manifestaciones de (des)cortesía también usamos los parámetros establecidos en Alcoba y Poch (2006b: §4). Reiteramos de allí, en la Tabla 1, las categorías mayores de manifestación de AAI y (des)cortesía, usadas en la etiquetación de los segmentos argumentales de las cuñas. Tabla 1. Discursos, AAI y (des)Cortesía, según Alcoba y Poch (2006b: §4). Sin AAI (descripción, explicación, relato, etc.) Encubierta sin Cortesía = con Descortesía: Con coerción, coacción, maltrato (amenaza, insulto) AAI Explícita Positiva, (C+) amabilidad, aprecio, estima… Con cortesía Negativa, (C-): NO coaccina & NO coarta Del análisis y caracterización de las manifestaciones de (des)cortesía en el constituyente argumentativo de las cuñas de los asuntos considerados sólo hemos tenido en cuenta las categorías mayores de la Tabla 1 para facilitar, así, una invención más contrastada, sin el detalle de numerosos rasgos menores. Antes de continuar, hemos de recordar de Alcoba y Poch (2006b: 2829) que una tabla analizadora como la de la Tabla 1 está autorizada y fundada en las distintas clases de coherencia externa, interna y de los instrumentos analíticos y el objeto de análisis. designan, como un hiperónimo temático, para mayor comodidad analítica, diferentes y varios rasgos semánticos o designativos especificados allí. Así, por ejemplo, la categoría de confirmación se refiere a rasgos de expresión como los siguientes: certeza, contrastado, cualidadesobservables, demostrado, ejemplo, experto, fundamentado, información, informado, observación, recomendación, recomendado, seguro, situación, solución, sugerencia, todos, verdad. La categoría de captación, a advertencia, amenaza, apoyo, asesoría, compasión, necesario, peligro, piedad, preguntas, premio, prestaciones, problemas, promesa, provocación, respuestas, reto, sarcasmo. La categoría de relación lógica, a causas, comparación, complemento, condición-consecuencia, condición-resultado, conocido-desconocido, consecuencia-condición, resultadocondición. Etc. Para los rasgos de manifestación de las demás categorías, véase Alcoba y Poch (2006b: Nota 11) 296 • Santiago Alcoba, Dolors Poch 3 Asunto de la cuña, argumentación, cortesía y poder Una vez establecidos los conceptos operativos y delimitado el objeto de estudio en el epígrafe anterior, vamos a entrar a continuación en el detalle de este trabajo. Primero veremos los distintos tipos de argumentos de (2) usados en los segmentos argumentativos de las cuñas de Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas. Luego veremos las manifestaciones de cortesía, según la Tabla 1, en los mismos segmentos argumentativos de los diferentes asuntos. Con las observaciones anteriores de argumentación y cortesía vamos a establecer la coherencia o no entre tales manifestaciones y el asunto de cada cuña. Así, podemos referirnos, para concluir, al final, a las manifestaciones de ‘poder’ de las cuñas. 3.1 Asunto de la cuña y argumentación Entre los 26 casos del asunto Servicios tenemos ejemplos como (3a) donde se usan expresiones de valores y de demostración en el segmento argumentativo9 . En cambio, en otros casos, como en (3b), sólo se usan valores; o bien, sólo se usan manifestaciones de demostración, en casos como los de (3c): (3) a. 014 > Legalitas > Con Legalitas siempre dispondrá del abogado que necesite pero, además, a un precio excepcional. Confíe en mí y hágase socio de Legalitas. No le vamos a defraudar. > valores + demostración > precio, demación, captación > económico, recomendación, promesa b. 079 > Winterthur > Contrátalo a todo riesgo y consigue gratis un fantástico DVD portátil. > valores > eficacia, precio, calidad > a todo riesgo, gratis, fantástico c. 140 > Ponte el cinturón > Porque te salva la vida, porque te ahorras la multa o yo que sé por que. Porque te mola una tía, da igual. Póntelo aunque vayas sentado detrás o acabarás rompiendo la luna del coche con la maldita cabeza. Hazlo por los puntos, o para que tu madre no tenga que llevar flores al kilómetro 23 de alguna carretera. > demostración > captación, rel lógica, demación > causas, sugerencia, peligro En los sucesivos ejemplos se menciona: el número de orden de la cuña en la compilación > el título de la cuña > el segmento argumentativo de la cuña > categoría de argumentos > los motivos argumentativos > los rasgos de argumentación. 9 Coloquio del Programa EDICE • 297 Entre los 21 casos analizados del asunto Salud tenemos ejemplos como (4a) donde se usan conjuntamente expresiones argumentativas de valores y de demostración. En otros casos sólo se utilizan expresiones de valores, como en (4b), o bien de demostración, como en (4c): (4) a. 038 > Keren 2 (1) > Tratamiento especializado de nueva generación de acción difásica para el hombre y la mujer. El único avalado por la Asociación Europea de Dermocosmética. > valores + demostración > distinción, autorizado, eficacia > nuevo, autoridad, polivalente b. 121 > Cofilac (2) > VOZ HOMBRE 1: Pero será un engorro tomarlo, ¿no? VOZ HOMBRE 2: Que va. Un sobre, como si fuera un café: solo, con leche. Cámbialo por tu café diario, está buenísmo. Cofilac, natural o descafeinado. Pruébalo, verás que maravilla. VOZ HOMBRE 3: Natural o descafeinado, Cofilac. Tu forma natural de ir al baño todos los días. > valores > factible, natural, eficacia, calidad > fácil, sustituto, buenísimo, natural c. 176 > Buenas Noches > Mi marido también roncaba muchísimo, pero desde que utiliza Buenas Noches no ha vuelto a roncar. Sólo tres gotitas de Buenas Noches antes de acostarse y no ronca en toda la noche. > demostración > demostración > observación, experimentación, condición-resultado Entre los 15 casos del asunto Hogar tenemos ejemplos argumentativos por valores y demostración, como en (5a), y de argumentación por valores, como en (5b); pero no hay ejemplos donde sólo se use la demostración como procedimiento argumentativo. (5) a. 059 > Murprotec > Murprotec busca el origen de la humedad, realiza un diagnóstico gratuito, soluciona el problema con las técnicas y materiales más avanzados y garantiza los resultados. > valores + demostración > precio, distinción, demación > solución, avanzado, garantía b. 054 > Descanso 1 > VOZ HOMBRE: Los colchones y bases más innovadores del mercado. VOZ MUJER: Descuentos de hasta un 25% en las principales marcas. VOZ HOMBRE: Y la ventaja de no pagar nada hasta el 28 de febrero. > valores > distinción, precio, pago > innovación, descuento, aplazamiento También entre los 11 casos del asunto Transportes, viajes y turismo, hay ejemplos como (6a), que argumentan con valores y demostraciones, y ejemplos, como (6b), que argumentan sólo con valores; pero no hay ningún caso donde se argumente sólo con demostraciones. 298 • Santiago Alcoba, Dolors Poch (6) a. 047 > Ofertas Viajes Marsans > VOZ HOMBRE 2: Budapest desde 179 euros, Caracas desde 399 y Pekín desde 459. > valores + demostración > autorizado, precio > lugares, precio b. 179 > Semana del crucero > Un 10% de descuento, ventajas o descuentos adicionales y la posibilidad de pagar en seis meses sin intereses. > valores> precio, capacidad, pago > descuento, adicional, aplazable Finalmente, entre los 9 casos compilados y analizados del asunto Finanzas también tenemos ejemplos como (7a) donde se usan conjuntamente expresiones argumentativas de valores y de demostración. En otros casos sólo se utilizan expresiones de valores, como en (7b), o bien de demostración, como en (7c): (7) a. 170 > Línea Directa (2) > VOZ HOMBRE 2: Con Línea Directa tu seguro de coche cuesta tan poco que se te olvidará que lo estás pagando. > valores + demostración > precio, rel lógica > condición-resultado, ahorro b. 075 > ING Direct > VOZ DE HOMBRE 1: (MÚSICA DE FONDO) Ser cliente de ING Direct está lleno de ventajas. Si aún no lo eres contrata ya el nuevo depósito a un mes al 6% TAE sin límite de cantidad. > valores > provecho, precio, necesidad > ventajas, ganancia, incondicional c. 144 > Cofidis > Nadie es más rápido que (RUIDO DE UNA MOTO) bueno, casi nadie. > demostración > rel lógica > comparación En definitiva, los procedimientos de argumentación de los diferentes asuntos se reúnen en la Tabla 2 para obtener una consideración de conjunto de los distintos procedimientos de argumentación con valores (arg-val) o bien de argumentación por demostración (arg-dem), que se observan en las cuñas de cada uno de los diferentes asuntos: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas. Tabla 2. Asunto y argumentación de las cuñas. ASUNTO demostración casos arg-val arg-dem total Servic 26 14 23 37 Salud 21 16 11 27 Hogar 15 15 5 20 Transp 11 11 2 13 Finan 9 8 3 11 Coloquio del Programa EDICE • 299 Las diferencias en la Tabla 2 entre el número de casos analizados de cada asunto y el número de argumentaciones se deben a los casos como (3a), (4a), (5a), (6a) y (7a), donde se usan argumentos de las dos categorías: valores y demostraciones. Las diferencias entre el número de casos analizados y el número de argumentos de cada asunto de las cuñas: Servicios (26/37), Salud (21/27), Hogar (15/20), Transporte (11/13), y Finanzas (9/11), parecen apuntar a que están relacionadas con el número de casos analizados de cada cuña y con el asunto de que se trate; pero, evidentemente, los ejemplos de cada asunto analizados no son suficientes como para decidirse por una hipótesis explicativa con fundamento. Habría que afinar mucho el análisis para poder llegar a establecer si hay alguna relación entre el asunto y el hecho de que determinadas cuñas usen procedimientos argumentativos de ambas categorías: de atracción o seducción mediante valores; o bien de convicción mediante demostraciones. Los datos esenciales de la Tabla 2, de formas de argumentación según los diferentes asuntos, se pueden visualizar muy bien en un diagrama como el del siguiente gráfico. Gráfico 1. Formas de argumentación en las cuñas. Argumentación de las Cuñas arg-val arg-dem Argumentos 25 20 15 10 5 0 Servic Salud Hogar Transp Finan Asuntos En la Tabla 2 y, mejor, en este Gráfico 1, se aprecia cómo las cuñas de cualquier asunto usan de ambas categorías de argumentos (valores y demostraciones); pero mientras que en las cuñas de asunto Servicios se usan preferentemente argumentos de demostración, y en las cuñas de asunto Salud se 300 • Santiago Alcoba, Dolors Poch usa más de la argumentación por valores, aunque no con gran diferencia; en las demás clases de cuñas: de Hogar, Transportes y Finanzas, se usa mayoritariamente, con gran diferencia, de la argumentación por valores o de seducción. No sería difícil establecer una cierta relación entre la categoría argumentativa predominante y el ámbito temático de la cuña. 3.2 Asunto de la cuña y cortesía En cuanto a la manifestación de la cortesía, las 26 cuñas del asunto Servicios, más abundante entre los cinco asuntos objeto de estudio, manifiestan más variedad de textos 10 : hay casos de AAI encubierta, como (8a); de AAI descortés o sin cortesía, como (8b); de AAI con cortesía positiva (C+), como (8c); y casos de AAI con cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-), como (8d): (8) a. 042 > Médicos Sin Fronteras > Seis euros al mes durante todo el año hacen posible que la asistencia médica y humanitaria llegue a las personas que más la necesitan. > encubierta > encubierta b. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan aparejado, siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo muy seriamente. > Es una amenaza > sin C c. 034 > Precauciones motos > Antes de que sea tarde Cruz Roja te recomienda: usa el casco, usa el chaleco reflectante. > recomendación > C+ d. 101 > Apaga los dispositivos electrónicos > VOZ MUJER: Apaga los dispositivos electrónicos si quieres frenar el calentamiento global. Sólo con apagar la televisión, el DVD o el ordenador cuando no estén en uso evitarás que miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera. > C+ Dar razones // CExponer en términos de una regla o verdad general, Proponer un contrato (no una deuda) con el receptor > C+ / C- Las 21 cuñas del asunto Salud manifiestan en un caso AAI encubierta, como (9a); la gran mayoría de AAI se expresan con cortesía positiva (C+), como (9b); y algunos casos de AAI muestran cortesía positiva (C+) y cortesía negativa (C-), como (9c): 10 En los sucesivos ejemplos se menciona: el número de orden de la cuña en la compilación > el título de la cuña > el segmento argumentativo de la cuña > la manifestación de AAI y motivo de (des)cortesía > la clase de (des)cortesía, según la Tabla 1. Coloquio del Programa EDICE • 301 (9) a. 056 > Fórmula 15 x 4 > Para mí, fórmula 15 por 4 doble acción es la fórmula más fácil para perder peso. > encubierta > encubierta b. 002 > Buenas Noches > Con sólo tres gotitas de “Buenas noches” antes de acostarse, no ronca en toda la noche. > C+ Dar razones > C+ c. 088 > Revital (2) > Como Revital lleva ginseng, jalea real y vitamina C, si estás en baja forma te tomas una ampolla y ¡ala! a funcionar. Palabra de Jimmy Jiménez Arnau. > C+ Atención a las necesidades del receptor, Dar razones // C- Nominalizar > C+ / C- Las 15 cuñas del asunto Hogar manifiestan también una gran mayoría de AAI con cortesía positiva (C+), sólo, como (10a); o casos de AAI con cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-), conjuntamente, como (10c). No hay casos de AAI encubierta o de descortesía. (10) a. 046 > Vajilla “La cartuja” > Además Planeta Directo obsequia a sus clientes con una magnífica cristalería, una completa cubertería y una elegante mantelería. > C+ Regalar al receptor bienes > C+ b. 054 > Descanso 1 > VOZ HOMBRE: Los colchones y bases más innovadores del mercado. VOZ MUJER: Descuentos de hasta un 25% en las principales marcas. VOZ HOMBRE: Y la ventaja de no pagar nada hasta el 28 de febrero. > C+ Ofrecer, Regalar al receptor bienes, Regalar al receptor cooperación // C- Nominalizar > C+ / C- Entre las 11 cuñas del asunto Transporte viajes y turismo sólo se manifiesta AAI con cortesía positiva (C+), como (11). Hay un único caso de AAI con cortesía negativa (C-), y no hay casos de AAI encubierta o de descortesía. (11) 021 > Tren medieval de RENFE Regionales > VOZ DE HOMBRE 3: Sube al tren medieval de RENFE Regionales y descubre los secretos de la Edad Media en Sigüenza. Sus artistas, sus rincones, su gastronomía ... con salidas desde Madrid – Chamartín. > C+ Ofrecer, Dar razones > C+ Finalmente, las 9 cuñas del asunto Finanzas manifiestan también una gran mayoría de AAI con cortesía positiva (C+), sólo, como (12a); o casos de AAI con cortesía positiva (C+) y con cortesía negativa (C-), conjuntamente, como (12b). No hay casos de AAI encubierta o de descortesía. 302 • Santiago Alcoba, Dolors Poch (12) a. 146 > Cuenta Naranja > Un 3% TAE, mes a mes, sin plazos y sin límite de cantidad. ING Direct, un gran banco que hace Fresh Banking. > Encarecer, prometer > C+ b. 075 > ING Direct > VOZ DE HOMBRE 1: (MÚSICA DE FONDO) Ser cliente de ING Direct está lleno de ventajas. Si aún no lo eres contrata ya el nuevo depósito a un mes al 6% TAE sin límite de cantidad. > C+ Exageración e intensificación de la aprobación, Dar razones // C- Ser convencionalmente indirecto, Proponer un contrato (no deuda) con el receptor > C+ / C- Las manifestaciones de cortesía de los diferentes asuntos se aprecian en la siguiente consideración de conjunto, en la Tabla 3: Tabla 3. Asunto y cortesía de las cuñas. Servic Salud Hogar Asunto y cortesía C+ 13 17 15 Arg de explícita C7 5 9 AAI desC 3 0 0 encubierta 7 1 0 Trans 10 1 0 0 Finan 8 1 0 0 A la vista de las cifras de conjunto de la Tabla 3 podemos destacar un par de observaciones más sobresalientes. Primero, no hay casos de AAI encubierta ni de descortesía en los ámbitos de Salud, Hogar, Transportes y Finanzas. Son ausencias que se pueden explicar por el género de textos, publicitarios, pero también, además, por los ámbitos de que se trata, porque en el ámbito de Servicios sí tenemos ejemplos de AAI encubierta como los de (13a) y casos de argumentación amenazadora, totalmente descortés, como los de (13b): (13) a. AAI encubierta a1. 117 > Drogas > VOZ MUJER: El tren de la cocaína y el cannabis tiene parada en: euforia, falso control, adicción, ansiedad, problemas... a2. 128 > Antibióticos > Usándolos bien hoy, mañana nos protegerán. a3. 152 > ANESVAD > VOZ HOMBRE 2: La lepra se cura si la paramos a tiempo. b. AAI amenaza, descortés b1. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan aparejado, siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo muy seriamente. Coloquio del Programa EDICE • 303 b2. 008 > Normas de Seguridad Vial > VOZ DE HOMBRE: Y te recuerdo que conducir con luces en mal estado o deslumbrando al personal sigue siendo una falta grave. VOZ DE MUJER: Igual que tirar objetos por la ventanilla que puedan causar un incendio o un accidente. b3. 140 > Ponte el cinturón > Porque te salva la vida, porque te ahorras la multa o yo que sé por que. Porque te mola una tía, da igual. Póntelo aunque vayas sentado detrás o acabarás rompiendo la luna del coche con la maldita cabeza. Hazlo por los puntos, o para que tu madre no tenga que llevar flores al kilómetro 23 de alguna carretera. Los ejemplos de (13) explican bien la rareza de este tipo de argumentaciones. Las cuñas, como clase de textos de género publicitario, no constituyen un ámbito propicio para usar las figuras retóricas que tienen que ver con la elipsis y lo implícito o encubierto, o, en otro sentido, la antífrasis o la ironía, por ejemplo. Y menos aún, dada su función, en el texto de la cuña no cabe el insulto, la amenaza, o cualquier otra manifestación de naturaleza descortés, salvo en casos como los de (13b), donde la interpelación amenazante se adopta intencionadamente, provocativamente, como una manifestación de grito de alarma, aceptado como propio de las campañas agresivas de casos como estos, de la Dirección General de Tráfico, para llamar la atención sobre los accidentes de tráfico. La segunda gran observación que se puede hacer en la Tabla 3 es la gran diferencia de casos de manifestación de cortesía positiva (C+), que prácticamente es la única que se usa en las cuñas de Salud, Transportes y Finanzas. O que es casi el doble que los casos de cortesía negativa (C-), en las cuñas de Servicios y Hogar. También aquí, esta segunda consideración de las cifras de la Tabla 3 parece lógico suponer que se deba al género publicitario de la cuña, donde la cortesía negativa, del no (no coaccionar, no coartar), se da por descontada en la expresión. Porque de lo que se trata es de atenuar el sentido coactivo o coercitivo natural de la cuña. Las funciones de la cuña y la cultura meridional del ágora y de la convicción por solidaridad parecen más propicias al buen trato, a la amabilidad y a las buenas maneras de la cortesía positiva. La cuña no puede ocultar su objeto de “vender” algo y mover a una acción (de compra, de conducta, de asentimiento con una idea) de manera que su sentido último, con un cierto grado de coacción y coartamiento, trata de atenuarlo y contrarrestarlo con cualquiera de las manifestaciones de la amabilidad, las buenas maneras, y el buen trato de la cortesía positiva. Las observaciones anteriores justifican la representación de los datos significativos de la Tabla 3 en el diagrama de columnas del Gráfico 2, donde se descartan casos como los de (13), de AAI encubierta y de descortesía, por irrelevantes; y se representan exclusivamente las manifestaciones de cortesía 304 • Santiago Alcoba, Dolors Poch positiva (C+) y negativa (C-) en los segmentos argumentativos de los diferentes asuntos estudiados de las cuñas publicitarias. Gráfico 2. Asunto y cortesía C+ / C- de las cuñas. Cortesía de la Argumentación C+ C- Cortesía 20 15 10 5 0 Servic Salud Hogar Transp Finan Asuntos En la Tabla 3 y, mejor ahora, en el Gráfico 2, se aprecia cómo los segmentos argumentativos de las cuñas usan predominantemente de la cortesía positiva (C+). Si el segmento argumentativo es la parte esencial en cuanto a las funciones de inducir, de atraer y de convencer, parece lógico que use de las buenas maneras, del buen trato y de la amabilidad, que el “consumidor” agradece en el “vendedor”, cuando el primero acepta las propuestas del segundo. 3.3 Coherencia entre argumentación y cortesía en las cuñas Para establecer la coherencia entre argumentación y cortesía en los diferentes asuntos de las cuñas hemos puesto en relación, en la Tabla 4, los valores de los parámetros de argumentación, que recordamos: mediante valores (arg-val: precio, distinción, capacidad, eficacia, sensación, provecho, calidad, consideración, cualidad, natural, necesidad, personal, pago) y por demostración (arg-dem: demostración, captación, relación lógica, autorizado, factible, ganancia), con los valores de los parámetros fundamentales de cortesía, positiva (C+) y negativa (C-), de los diferentes asuntos de las cuñas. Coloquio del Programa EDICE • 305 Tabla 4. Argumentación y cortesía de las cuñas. ASUNTO Argumentación Cortesía arg-val arg-dem C+ CServic 14 23 13 7 Salud 16 11 17 5 Hogar 15 5 15 9 Transp 11 2 10 1 Finan 8 3 8 1 Evidentemente, el poner el número de manifestaciones de una condición (argumentación) al lado de los de la otra (cortesía), en la Tabla 4, tiene el sentido que tiene y no se ha de confundir. De ninguna manera interpretamos que los valores de los parámetros de una condición dependan de los de la otra. La argumentación y la cortesía son dos condiciones heterogéneas de la cuña, que, en principio, no tienen otra relación que no sea la de manifestarse en la cuña. En modo alguno puede interpretarse que un determinado tipo de argumentación suponga o requiera la manifestación de una clase de cortesía determinada, ni, recíprocamente, que el uso de un determinado tipo de cortesía para atenuar el sentido coercitivo de la argumentación de las cuñas dependa de la clase de argumentación: con valores o con demostraciones. El auténtico sentido de la coherencia o concordancia (no correlación) entre los valores de las categorías argumentales y los valores de las clases de cortesía de la Tabla 4 se aprecia muy bien en el Gráfico 3: Gráfico 3. Coherencia entre argumentación y cortesía de la cuña. Argumentación y Cortesía en Cuñas A-val A-dem C+ C- Arg y Cortesía 25 20 15 10 5 0 Servic Salud Hogar Transp Finan Asunto En el Gráfico 3 se ve muy bien la coherencia o correspondencia entre los diferentes valores de los distintos parámetros de la Tabla 4. En efecto, en el 306 • Santiago Alcoba, Dolors Poch Gráfico 3 se ve cómo en cada asunto hay una cierta coincidencia cuantitativa entre la argumentación con valores y el uso de la cortesía positiva en las cuñas de los diferentes asuntos. Los valores del uso de una clase de argumentación (arg-val) y la manifestación de un tipo determinado de cortesía (C+) son heterogéneos e independientes; pero son próximos y semejantes o coincidentes, tal como se puede apreciar en el Gráfico 3 con toda claridad. Si no hay correlación entre ellos, sí podemos decir que hay un cierto tipo de concordancia, correspondencia, o coherencia. Podría entenderse como una relación de preferencia, como sugiere nuestro informante, “parecida a la que existe entre los dos pares de una pareja adyacente o de homología ideológica”. Por el contrario, también en el Gráfico 3, se aprecia la discordancia e incoherencia entre los valores de los otros parámetros de argumentación por demostración (arg-dem) y de cortesía del no (C-). Para concluir con este epígrafe podemos recordar las preguntas que nos hacíamos en Alcoba y Poch (2006b: 40): primero, ¿Las cuñas de un ámbito temático (alimentación, enseñanza, etc.) hasta qué punto coinciden en preferir determinados argumentos y manifestaciones de cortesía, que se usan en mayor número? Y segundo, ¿Existe coherencia argumental y de cortesía determinada por el asunto o ámbito temático de las cuñas? Ahora, con las observaciones de este estudio se puede responder a la primera pregunta afirmando que según se desprende de la Tabla 4 y del Gráfico 3 las cuñas de los diferentes ámbitos temáticos coinciden en preferir la argumentación con valores, en correspondencia con las manifestaciones de cortesía positiva. Y en respuesta a la segunda pregunta, que existe una cierta coincidencia o relación de preferencia entre la argumentación por seducción, por la atracción de los valores, y las manifestaciones de la cortesía, del buen trato, positiva, de integración comunitaria y de solidaridad. En definitiva, por último, en la distinción entre culturas mediterráneas, de cortesía positiva predominante y de solidaridad, frente a las culturas nórdicas, de cultura negativa, más común, y de defensa de la autonomía de la persona, la cortesía de la argumentación de las cuñas de radio hispanas, de diferentes asuntos, en concreto: Servicios, Salud, Hogar, Transporte, y Finanzas, confirman esta condición cultural mediterránea, de cortesía de la solidaridad, y, ahora, después de este estudio, coincidente con la argumentación con valores, o que prefiere ese tipo de argumentación. Coloquio del Programa EDICE 4 • 307 Argumentación, cortesía y ‘poder’ Se entiende por poder la “facultad y jurisdicción de alguien para mandar [manifestar la voluntad de que se haga algo] o ejecutar algo”. Y, en otros términos, por poder se entiende la capacidad de alguien para que, según su voluntad, otra persona haga una acción, piense de una manera, o acepte una idea y se adhiera a una causa. En este sentido, nos podemos referir al poder político, al poder social, al poder de unas personas sobre otras en las distintas clases de comunidades, y al poder de la publicidad (y de las cuñas de radio en particular), cuyos textos se pueden entender como “actos directivos”, donde el autor trata de influir en el comportamiento de los destinatarios de manera que estos hagan una determinada acción, adquieran un producto, o incorporen una idea propuesta según el sentido proposicional del enunciado. Refiriéndose al poder político, Nye (2002: 9) distingue dos clases de poder como manifestación de la capacidad de inducir a otros a cambiar de postura o a adoptar la actitud deseada por uno: el ‘poder duro’ (hard power) y el ‘poder blando’ (soft power). El poder duro se pone de manifiesto en la fuerza militar y en la fuerza económica de un país y se funda en el uso de la fuerza o de la inducción o atracción, según la metáfora del mismo Joseph Nye: el palo o la zanahoria. El poder blando, en cambio, es una forma indirecta de ejercer el poder. El poder blando, en vez de coaccionar y coartar o amenazar, convence por la admiración que suscitan en el otro los valores de uno, por la emulación de los ejemplos y por la atracción de la prosperidad. Así, según Nye, en el ejercicio del poder es tan importante la atracción y la convicción del otro como la exhibición de la amenaza con el uso de la fuerza militar o económica. 11 Y el mismo Joseph Nye precisa a continuación que la habilidad para conseguir inculcar preferencias en los otros puede basarse en el atractivo de valores culturales, ideológicos o de las instituciones: si puedo inducirte a que desees o necesites hacer lo que yo quiero que hagas, no tengo que obligarte a hacer lo que no quieres hacer. El poder blando no es la mera influencia y es más que la persuasión: es la Según Nye (2002: 30), literalmente: “¿A qué me refiero exactamente con poder blando? El poder militar y el poder económico son ejemplos de poder duro, del poder de mando que puede emplearse para inducir a terceros a cambiar de postura. El poder duro puede basarse en incentivos (zanahorias) o amenazas (palos). Pero también hay una forma indirecta de ejercer el poder. Un país puede obtener los resultados que desea en política mundial porque otros países quieran seguir su estela, admirando sus valores, emulando su ejemplo, aspirando a su nivel de prosperidad y apertura. En este sentido, es tan importante tener la vista puesta en la política mundial y atraer a terceros como obligar a otros a cambiar mediante amenazas o el uso de armas militares o económicas. Este aspecto del poder –lograr que otros ambicionen lo que uno ambiciona– es lo que yo llamo poder blando.” 11 308 • Santiago Alcoba, Dolors Poch habilidad de incitar y atraer, precisamente, en muchos casos, por la admiración que produce en el otro la contemplación de determinados valores de uno. Ambas clases de poder, duro y blando, según Nye, son dos manifestaciones de la habilidad de conseguir nuestros objetivos influyendo en las acciones o creencias de los otros (Nye, 2002: 30-31). Y ahora, traduciendo estos conceptos de poder al ámbito de la publicidad y de las cuñas de radio, podemos entender que la cuña es una manifestación de la voluntad de alguien (promotor de una institución, de un objeto o de una idea) para que otra persona (los destinatarios) tenga un comportamiento determinado, piense de determinada manera, acepte o incorpore una idea o concepto, o bien adquiera un producto, objeto o servicio. Dicho de otro modo, la cuña manifiesta la voluntad de atracción o de convicción, de “compra” de algo, o de adhesión a una propuesta, por parte de alguien; o de cambio de conducta en el destinatario, según la propuesta del anunciante. En sentido estricto, el poder de la cuña o la capacidad de mover a otros, los destinatarios, a la acción, con un objetivo determinado (de adhesión, de convicción o de “compra”) se manifiesta en el enunciado, en el procedimiento enunciativo, en la fuerza coercitiva manifestada en la enunciación y en las opciones de respuesta que cada cuña ofrece al destinatario. Son evidentes las diferencias ilocutivas de las argumentaciones de (14a), amenazante y coercitiva, y (14b), por ejemplo, de encarecimiento, ofrecimiento y promesa: (14) a. 007 > Dirección General de Tráfico > Seiscientos euros que llevan aparejado, siempre, la suspensión del permiso de conducir. Es para pensárselo muy seriamente. b. 101 > Apaga los dispositivos electrónicos > VOZ MUJER: Apaga los dispositivos electrónicos si quieres frenar el calentamiento global. Sólo con apagar la televisión, el DVD o el ordenador cuando no estén en uso evitarás que miles de kilos de CO2 salgan a la atmósfera. > C+ Dar razones // CExponer en términos de una regla o verdad general, Proponer un contrato (no una deuda) con el receptor > C+ / C- Las argumentaciones de cuñas como las de (14) son ejemplos evidentes de los dos procedimientos enunciativos apuntados distintos. El enunciado de (14a), con el sentido ilocutivo de una amenaza, es totalmente coercitivo y coactivo, es una manifestación de poder duro o de descortesía lingüística que no deja opciones a la voluntad del destinatario. Coloquio del Programa EDICE • 309 En cambio, ejemplos como (14b) manifiestan una argumentación de poder blando, con cortesía negativa, porque trata de no coartar y de reducir la coacción por el procedimiento de exposición en términos de una regla o verdad general, y proponiendo un contrato (no una deuda) con el receptor; y con cortesía positiva en el buen trato de las razones que se ofrecen. La distinción entre poder duro y poder blando no se puede hacer de manera tajante y precisa, sino que, según Joseph Nye, es una cuestión de escala, que actúa por los sentimientos que suscita: entre el ‘miedo’, ante las amenazas, y la ‘esperanza’, ante las promesas. 12 Así, las manifestaciones del poder se pueden representar mediante la escala de (15), donde el poder duro se manifiesta en (15a), en conductas o adhesiones impelidas por propuestas según distintos grados de coacción; y el poder blando se manifiesta en (15b), en conductas promovidas por las otras formas de atracción, de imposición atenuada por los distintos tipos de cortesía: (15) a). poder duro >>> b). poder blando a). poder imperativo > coerción > inducción >>> b). > planificación > atracción > captación > seducción > poder de convicción Según (15), el poder duro se manifiesta en conductas o adhesiones movidas por el poder imperativo, por la coerción o por la inducción; mientras que el poder blando se manifiesta en conductas promovidas por las otras formas y grados de poder en escala: planificación > atracción > captación > seducción > poder de convicción. Nye (2002: 238-239, en nota 31 del capítulo 1) lo expresa con claridad: “La distinción entre poder duro y poder blando es una cuestión de graduación, tanto en la naturaleza del comportamiento como en la materialidad de los recursos. Ambos son aspectos de la capacidad de lograr nuestros propósitos influyendo en el comportamiento de otros. El poder de mando –la capacidad de alterar lo que hacen otros– puede basarse en la coacción o la inducción. El poder de adecuación –la capacidad de configurar lo que otros quieren– puede basarse en el atractivo de la cultura e ideología propias o en la capacidad de manipular la agenda de las opciones políticas de tal forma que los afectados no logren expresar determinadas preferencias porque parezcan demasiado poco realistas. Las formas de comportamiento existentes entre el poder de mando y el poder de adecuación abarcan una solución continua: poder de 12 Ver nota 15, al final. 310 • Santiago Alcoba, Dolors Poch mando, coacción, inducción, planificación, atracción, poder de adecuación. Los recursos del poder blando tienden a asociarse con un comportamiento basado en el poder de adecuación, mientras los recursos del poder duro normalmente se asocian con un comportamiento basado en el poder de mando”. Entendido así el poder, como una intervención en las conductas, elecciones, adhesiones y creencias de los otros, es evidente la relación entre el poder blando (soft power: planificación > atracción > captación > seducción > poder de convicción) y la argumentación, con demostraciones, pero, fundamentalmente, con valores; y con las manifestaciones de cortesía, predominantemente positiva, que se manifiestan en el segmento argumentativo de las cuñas. La argumentación de las cuñas es una expresión de poder blando, que mueve a la acción, a la elección, o a la creencia, por los valores que presenta y por cómo los presenta, con las buenas maneras, el buen trato, y la consideración hacia el otro de la cortesía positiva. En la Tabla 5 se puede apreciar bien las relaciones entre poder, lengua y argumentación de las cuñas publicitarias: duro blando Tabla 5. Relaciones entre Poder & Lengua & Argumentación. poder lengua argumentación poder imperativo > coerción descortés ∅ > inducción > ‘violencia, fuerza’ > planificación > atracción > captación > seducción > poder de convicción Con Cortesía -- Positiva -- Negativa (NO coacc/coart) por valores, por demostración Una última precisión respecto al poder blando es su variación cultural, según los destinatarios, como ocurre con las preferencias culturales dominantes de uno u otro tipo de cortesía. Igual que se distingue entre culturas mediterráneas, de cortesía positiva, y culturas nórdicas, de cortesía negativa dominante, los valores definitorios del poder blando también varían según el entorno cultural del destinatario: el “individualismo” estadounidense puede ser Coloquio del Programa EDICE • 311 una propuesta atractiva en determinadas culturas occidentales y puede ser considerado como una propuesta “ofensivamente libertina” en otras culturas 13 . 5 Conclusiones Los significados de cortesía en la argumentación de las cuñas de radio manifiestan por diferentes procedimientos gramaticales y fónicas cuatro clases de coherencia que corroboran en este trabajo el acierto de las observaciones de Alcoba y Poch (2006b). Primero, coherencia externa entre la teoría de las interpelaciones con miramiento hacia la imagen de solidaridad y de autonomía de los destinatarios y las manifestaciones de la cortesía en la argumentación de la cuña. Segundo, coherencia interna entre los tipos de cortesía expresados en el argumento y las clases de AAI (encubierta o explícita sin/con cortesía) de la argumentación. Tercero, coherencia entre la tipología analítica taxonómica de la cortesía y el objeto de estudio, el segmento argumentativo del texto de la cuña, donde se manifiestan suficientes ejemplos de los diferentes tipos de cortesía propuestos. Y cuarto, coherencia cultural de los textos argumentales (donde predominan las manifestaciones de cortesía positiva, de fraternidad) de la cuña con las condiciones de la lengua, considerada de cultura de cortesía positiva, atenta a la solidaridad y a la afiliación o imagen positiva 14 . Por otro lado, es evidente la relación entre los argumentos de cuñas de un mismo ámbito temático de manera que se puede decir que la argumentación parece presentar unas condiciones y formas propias, según el asunto de la cuña. En fín, podemos responder a las preguntas que nos hacíamos al principio: Primero, las cuñas de un ámbito temático (Servicios, Salud, Hogar, Transportes y Finanzas) coinciden en preferir determinados argumentos y manifestaciones de cortesía de modo que en el segmento argumentativo de la cuña se usa preferentemente la argumentación basada en aducir valores del objeto con expresiones de cortesía positiva, generalmente. Segundo, hemos podido establecer que existe correspondencia o concordancia entre los valores de determinados parámetros de argumentación y de cortesía. En concreto, la argumentación con valores y la cortesía positiva manifiestan una cierta coincidencia en los diferentes asuntos de las cuñas, una 13 14 Véase Nye (2002: 105 y nota 78 del capítulo 2). Véanse Haverkate, (2004) y Kerbrat-Orecchioni (2004) 312 • Santiago Alcoba, Dolors Poch relación de preferencia parecida a la que existe entre los dos pares de una pareja adyacente o de homología ideológica. Tercero, los segmentos argumentativos de las cuñas, mueven a la acción, a la adhesión, a la creencia, con ‘valores’ argumentativos y con cortesía positiva, que actúa por atracción, por captación, por seducción, y, en último extremo, por convicción. Así, la argumentación de las cuñas mueve a la acción, a la creencia, a la adhesión, por la fuerza de persuasión que suscita en los destinatarios 15 . Son manifestaciones de poder blando. Referencias bibliográficas Alcoba, S. (2004). Cortesía e imagen en la lengua de Internet. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 357-370). Barcelona: Ariel. Alcoba, S. & Poch, D. (2006a). Los marcadores gramaticales y fónicos de cortesía en el lenguaje publicitario. En: Actas del XXXV Simposio Internacional de la Sociedad Española de Lingüística, en www3.unileon.es/ dp/dfh/SEL/actas.htm Alcoba, S. & Poch, D. (2006b). Cortesía y argumentación en las cuñas de radio. Español Actual, 86, 7-44. Bravo, D. (1999). ¿Imagen positiva vs. imagen negativa? Oralia, 2, 111-184. Bravo, D. (2001). Sobre la cortesía lingüística, estratégica y conversacional en español. Oralia, 4, 299-314. Bravo, D. (2004a). Panorámica breve acerca del marco teórico y metodológico. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 4-11). Barcelona: Ariel. Bravo, D. (2004b). Tensión entre universalidad y relatividad en las teorías de la cortesía. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 15-37). Barcelona: Ariel. 15 No me resisto a recordar de un reportaje periodístico unas frases de un discurso de Barack Obama, “cuando en Denver se metió a los delegados demócratas en el bolsillo con su discurso ante una audiencia de 38 millones de telespectadores “Tenemos más riqueza que nadie, pero eso no nos hace ricos. Tenemos las mayores fuerzas armadas sobre la tierra, pero no es eso lo que nos hace fuertes. Nuestras universidades y nuestra cultura son la envidia del mundo, pero no es por eso por lo que el mundo se acerca a nosotros. Es el espíritu americano, esa promesa americana que nos empuja cuando el camino se hace incierto. Esa promesa constituye nuestra mayor herencia” (F. Peregil, El País - Washington - 19/01/2009). En estas palabras se aprecia bien una clarísima distinción entre el ‘poder duro’ (que provoca sentimientos de amenaza, miedo, envidia) y el ‘poder blando’ (que suscita sensaciones de ilusión y esperanza), con que actúa la argumentación de la cuñas, tal como hemos podido poner de manifiesto en este estudio. Coloquio del Programa EDICE • 313 Brown, P. & Levinson, S. (1987). Politeness. Some universals in language usage, Cambridge: University Press. Haverkate, H. (1994). La cortesía verbal. Estudio pragmalingüístico. Madrid: Gredos. Haverkate, H. (2004). El análisis de la cortesía comunicativa: categorización pragmalingüística de la cultura española. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español, (pp. 55-65). Barcelona: Ariel. Kerbrat-Orecchioni, C. (2004). ¿Es universal la cortesía?. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 39-53). Barcelona: Ariel. Lakoff, R. (1973). The logic of politeness; or, minding your p’s and q’s. Papers from the Ninth Regional Meeting (pp. 292-305). Chicago: Linguistic Society,. Lakoff, R. (1989). The limits of politeness: therapeutic and courtroom discourse. Multilingua, 8, 101-130. Nye, J. S. (2002). The Paradox of American Power. New York: Oxford University Press. Perelman, C. & Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la Argumentación. La nueva retórica. Madrid: Gredos. Rey, J. (1996). Palabras para vender, palabras para soñar. Barcelona: Paidós. La cortesía subtitulada Un análisis intercultural de las peticiones en el cine español y los correspondientes subtítulos en inglés Derrin Pinto University of Saint Thomas, Minnesota, USA Resumen Resulta frecuente observar cómo los estudiantes estadounidenses, tras ver una película española subtitulada, presentan la impresión de que los españoles son, por lo general, bastante maleducados. Como resultado de que no logran entender del todo el habla de los actores, sus opiniones pueden ser fruto de las traducciones que ofrecen los subtítulos. En este sentido, el uso del lenguaje coloquial es un factor decisivo dado que su traducción al inglés le puede resultar vulgar al público estadounidense. Aparte de cuestiones estrictamente léxicas, este estudio parte de la posibilidad de que también el componente pragmalingüístico contribuye a crear unos subtítulos en inglés que demuestran un estilo de cortesía diferente al que está acostumbrado el público anglófono. Las preguntas que sirven de punto de partida para este estudio son: 1) Si los subtítulos, en el caso de las peticiones, se adaptan al estilo de cortesía típico del mundo anglosajón o si, por el contrario, se impone el estilo del español peninsular. 2) Si hay evidencia de que, por cuestiones prácticas de brevedad, la eliminación de elementos con funciones pragmáticas (ej. mitigadores) da lugar a peticiones más directas y/o menos “tentativas” (Márquez Reiter, 2002) de lo que se considera la “norma” en el mundo anglófono. Con este fin, este estudio analizará las ‘estrategias principales’ (head acts) de peticiones procedentes de diez películas españolas contemporáneas, así como la mitigación interna y externa de dichos actos de habla. Como marco teórico, se seguirá la taxonomía establecida por Blum-Kulka, House y Kasper (1989), con algunas modificaciones. En vista de los resultados, consideraremos la posibilidad de que los subtítulos contribuyan a la formación de estereotipos negativos aplicables al ámbito español. Palabras clave pragmática, cortesía, traducción, subtítulos, actos de habla 316 • Derrin Pinto 1 Introducción Traducir un texto de una lengua a otra nunca es una cuestión sencilla, sobre todo porque la traducción presupone la existencia de equivalencias entre dos lenguas. Aunque el concepto de equivalencia es complejo, podemos destacar dos acercamientos principales: la equivalencia formal y la equivalencia dinámica (Nida, 1964). La equivalencia formal es la que se fija sobre todo en la forma y el contenido del mensaje; por otro lado, la equivalencia dinámica trata de reproducir el mismo efecto en la lengua receptora, adaptándose a su contexto cultural y empleando el modo de expresión más natural. En un contexto ideal, cada extremo tendría su perfecta aplicación; la equivalencia formal sería más apropiada para la traducción de un texto científico, mientras que la equivalencia dinámica resultaría más conveniente a la hora de traducir una obra literaria. Sin embargo, en un contexto real, frecuentemente el traductor hace uso de una combinación de ambas posibilidades. En el caso de los subtítulos de películas, el proceso de traducción se complica aún más ya que el medio en que aparecen impone distintas limitaciones. Según Hatim y Mason (2000), entre las restricciones más significativas encontramos: 1) el cambio de la modalidad hablada a la escrita y todo lo que implica dicha diferencia; 2) el espacio y el tiempo reducidos durante el cual el texto puede permanecer en la pantalla y, como consecuencia, la reducción inevitable del guión; y 3) la necesidad de encajar los subtítulos con las imágenes. Dado el inevitable proceso de reducción, Hatim y Mason (2000) destacan que los elementos pragmáticos configuradores de la cortesía son el componente más perjudicado en el proceso de la traducción, sobre todo porque dicho componente puede ser eliminado sin que se pierda el significado esencial del guión. Por otro lado, la eliminación de elementos pragmáticos puede tener consecuencias inesperadas, especialmente si consideramos que a las dificultades del trabajo del traductor, se les suman los desafíos de un espectador que debe interpretar junto a los mensajes lingüísticos y extralingüísticos, multitud de imágenes. En el transcurso de la lectura de los subtítulos de una película, en teoría, el espectador tiene acceso a la información paralingüística, la cual puede incluir un contenido valioso para la cortesía. Sin embargo, las oportunidades de aprovechar los detalles extralingüísticos van a depender, no sólo del conocimiento que el espectador tenga de la lengua original, sino de su capacidad para dividir su atención entre los subtítulos en la parte inferior de la pantalla y la información paralingüística que los personajes transmitan. Por eso, no podemos asegurar que el espectador vaya a recuperar o a compensar la información perdida por medio de otras modalidades. Se puede concluir por Coloquio del Programa EDICE • 317 tanto que las limitaciones de la traducción como las de la interpretación crean unas condiciones que no favorecen la cortesía. Para averiguar cómo la cortesía puede verse afectada por la traducción en subtítulos, vamos a fijar nuestra atención en el acto de habla de las peticiones. Las investigaciones sobre las peticiones indican que algunas variedades del español muestran, en comparación con diferentes variedades del inglés, un índice mayor de estrategias directas y, paralelamente, menor en cuanto a mecanismos de atenuación (Ballesteros Martín, 2001; Blum-Kulka, 1989; García, 1989; Márquez-Reiter, 1997, 2000, 2002; Pinto, 2005; Pinto & Raschio, 2007; Placencia, 1995). Las peticiones prototípicas en inglés suelen ser convencionalmente indirectas y pueden incluir múltiples elementos de atenuación para reducir el grado de imposición implicada en el receptor. Según el marco teórico de Brown y Levinson (1987), la combinación de petición indirecta y de atenuación es reflejo de la cortesía negativa; es decir, un deseo de proteger la imagen del receptor. Mientras que las culturas angloparlantes se caracterizan, en términos generales, por la cortesía negativa, el español peninsular se orienta más hacia la cortesía positiva (Haverkate, 2004; Hickey, 2000). Márquez Reiter y Placencia (2005: 171) señalan como “un hecho generalmente aceptado que el español peninsular se orienta más hacia la cortesía positiva”. Entre algunos de los investigadores hispanistas se ha postulado la necesidad de hacer modificaciones al modelo de Brown y Levinson con el fin de explicar mejor la cortesía en español. Bravo (1999), por ejemplo, opta por un acercamiento basado en términos de autonomía y afiliación. Si bien la autonomía se refiere al deseo del individuo de diferenciarse del grupo, la afiliación representa su deseo de pertenencia. Desde esta perspectiva, la tendencia en España a usar peticiones directas con poca atenuación, sobre todo en contextos informales, refleja valores atribuibles a la confianza y a la afiliación. Teniendo presente tanto los diferentes estilos de cortesía entre España y las comunidades anglófonas como las dificultades a las que se enfrenta el subtitulador, el objetivo de este estudio es investigar las siguientes cuestiones: 1) Si los subtítulos para las peticiones se adaptan al estilo de cortesía típico del mundo anglosajón o si, por el contrario, se impone el estilo del español peninsular. 2) Si hay evidencia de que, por cuestiones referentes a la brevedad, la eliminación de elementos con funciones mitigantes da lugar a peticiones más directas y/o menos “tentativas” (Márquez Reiter, 2002) de lo que se considera la ‘norma’ en el mundo anglófono. 318 • Derrin Pinto 2 Metodología 2.1 Corpus Diez películas españolas, cuya lista se encuentra al final del trabajo, componen el corpus de este estudio. Su elección obedece al siguiente criterio: con el fin de conseguir diálogos verosímiles, era fundamental que todas las películas presentaran historias contemporáneas y que pertenecieran al género realista. Para evitar la interferencia de otras lenguas, se descartaron películas que incluían personajes extranjeros o aquellas en las que se hablaba gallego, catalán o vasco. Se ha centrado el objetivo en las peticiones, un acto de habla que se caracteriza por el hecho de que el Hablante quiere que el receptor realice una acción con un beneficio evidente para el propio Hablante. Siguiendo esta definición, quedan excluidos otros tipos de actos directivos como los consejos y las invitaciones. Asimismo, han sido descartadas las peticiones que tienen un elemento de reproche y las que forman parte de una discusión ya que tales contextos suelen implicar evaluaciones negativas del receptor y, a su vez, un grado más alto de franqueza. Por último, tampoco se analiza aquí el subgrupo de las peticiones de permiso (Márquez Reiter & Placencia, 2005) ni las fórmulas lingüísticas del tipo ‘espera’ o ‘un minuto’ que se emplean para organizar la interacción o acomodar a los interlocutores. 2.2 Sistema de análisis La taxonomía empleada se basa en el Manual de CCSARP (BlumKulka, House y Kasper, 1989) con algunas modificaciones de Márquez Reiter (2000). - ‘Actos principales’ (head acts): Los actos principales se clasifican en tres grupos; estrategia directa (D), indirecta convencional (IC) e indirecta no convencional (IN). Siguiendo a Márquez-Reiter (2000), las expresiones de obligación (‘Tienes que...’), de necesidad (‘Necesito que...’) y de deseo (‘Quiero que...’) se clasifican como directas. Como el análisis trata de una comparación entre lo que dicen los actores en español y su traducción subtitulada, el objetivo de esta parte del estudio es averiguar si para cada petición hay un cambio de categoría o no. Por consiguiente, se emplea el siguiente sistema de clasificación: D-D, DIC, IC-D, IC-IC, etcétera, con la primera letra representando la categoría en español y la segunda en inglés. Coloquio del Programa EDICE - - - 3 • 319 Alertadores: Según Blum-Kulka, House y Kasper (1989), éstos tienen la función de llamar la atención del interlocutor sobre la petición que sigue. Pueden ser nombres o títulos (‘Ana’; ‘doctor’), saludos (‘buenos días’), fórmulas de disculpas (‘perdona’) u otros marcadores discursivos (‘oye’; ‘mira’). En muchos casos, funcionan como marcadores de cortesía positiva. Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal: Para este estudio se combinan los modificadores sintácticos y léxicos en la misma categoría. Se trata de elementos mitigantes que atenúan el acto principal; entre estos elementos se encuentran los diminutivos (‘cervecitas’), mitigaciones (‘un poco de tiempo’), marcadores de cortesía (‘por favor’) y el uso opcional del condicional (‘podrías’). Los modificadores agravantes se han excluido del análisis. Movimientos de apoyo: Dichos movimientos consisten en expresiones opcionales que tienen alguna función mitigante. Algunos ejemplos son las explicaciones (‘Ahora hay que dormir. Vete’: Un año en la luna); expresiones para conseguir un ‘pre-compromiso’ (precommitment) (‘¿Puedo pedirte un favor? Deja la botella’: Solas); y, por último, promesas de recompensa (‘Fran, quédate, voy a poner una copa’: Atlas de geografía humana). Los movimientos agravantes se han excluido del análisis. Análisis Siguiendo el criterio explicado en la sección 2, entre las diez películas, se ha identificado un total de 231 peticiones que han sido anotadas y clasificadas para el análisis. Aunque este estudio no pretende analizar cómo las variables sociales de poder, distancia y grado de imposición afectan a la traducción de las peticiones en los subtítulos, consideramos de utilidad tener en cuenta estas variables a la hora de interpretar los resultados. La clasificación de estas variables se basa en las descripciones de Hudson, Detmer y Brown (1995). Tabla 1. Variables sociales Poder H=O H<O H>O Distancia (D) -D Porcentaje 73 11 16 73 320 • Derrin Pinto +D 27 Imposición Baja 90 Alta 10 Hablante (H) y Oyente (O) De la Tabla 1, podríamos concluir que las peticiones que prevalecen en las películas analizadas son las de baja imposición y suceden entre amigos o conocidos del mismo rango social. 3.1 Análisis cuantitativo 3.1.1 Actos principales Como se muestra en la Tabla 2, el 69% de las peticiones directas en español también aparecen como directas en inglés. Aunque existen estudios que confirman la tendencia a usar más estrategias directas en el español peninsular que en inglés, el porcentaje aquí parece alto ya que llega al 72%, si sumamos todas las estrategias directas en español. Los porcentajes presentados en otros estudios son inferiores al 72%, por ejemplo, Ballesteros Martín (2001) informa de un 32% de estrategias directas; LePair (1996) indica un 20,2% y Blum-Kulka (1989) indica un 39,6% en el español argentino. Como posible explicación para el índice tan alto de estrategias directas se podría argüir que la mayor parte de las peticiones obtenidas de las películas se producen en el contexto de conversaciones coloquiales entre conocidos; por oposición, en los contextos en los que predomina una mayor distancia social, se espera la presencia de un índice más alto de estrategias indirectas tanto en español como en inglés (Márquez Reiter, 2002). Tabla 2. Actos principales Estrategia (español-inglés) Frecuencia Porcentaje D–D 159 69% IC – IC 47 20% IC – D 11 5% D – IC 4 2% IN – IN 8 3% D – no subtítulos 2 1% Total 231 Directa (D); Indirecta Convencional (IC); Indirecta No-Convencional (IN) Coloquio del Programa EDICE • 321 En total, los subtítulos en inglés presentan un 74% de estrategias directas. En comparación con los resultados de otros análisis del inglés británico, estadounidense y australiano, este porcentaje resulta altísimo. Por ejemplo, aunque el tipo de peticiones estudiado puede variar, vemos en otros estudios porcentajes mucho más bajos en inglés: un 18,3% (Ballesteros Martín, 2001); un 0,8% (Pinto & Raschio, 2007); un 18,7% (Dorodnych, 1995); un 2% (Carduner, 1998); y un 9,8% (Blum-Kulka, 1989). Según lo señalado, el índice de estrategias directas en los subtítulos en inglés supera drásticamente a los otros resultados. La categoría D-IC –reflejo de una adaptación apropiada en los subtítulos si tenemos en cuenta que los angloparlantes suelen emplear más estrategias indirectas que los españoles– sólo cuenta con un 2% de peticiones. Irónicamente, hay más modificaciones en la dirección contraria (5%), como muestra el siguiente ejemplo: (1) ¿Por qué no miras en la trastienda a ver si está? (La vida de nadie) Have a look in the back. 3.1.2 Alertadores Como se expone en la Tabla 3, el uso de alertadores se reduce en los subtítulos en inglés en un 15%. Estos elementos suelen servir para establecer solidaridad con el interlocutor por lo que su ausencia menoscaba el establecimiento de dicha relación; así se muestra en los siguientes ejemplos: (2) Oye, perdona. ¿Nos dejas un momento? (Mujeres en el parque) Would you excuse us? (3) Oye, ¿te importa que Amanda vaya a dormir a tu casa? (Atlas de geografía humana) Can Amanda sleep at your house tonight? Tabla 3. Alertadores Alertadores Español Inglés N=231 (N=número total de peticiones) Frecuencia 83 49 Porcentaje 36% 21% 322 • Derrin Pinto Podemos especular que los subtituladores no incluyen alertadores porque presuponen un espectador capaz de captarlos a través del diálogo e integrarlos en su lectura del texto subtitulado. Sin embargo, es un hecho que la capacidad de cada lector para aprovechar elementos del diálogo varía considerablemente según su conocimiento de la lengua original. 3.1.3 Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal La frecuencia de modificadores mitigantes en español así como su uso en los subtítulos en inglés, es semejante a la de los resultados dados para los alertadores. El número de modificadores se reduce de un 37% en español a un 23% en inglés, en total se trata de una reducción de un 14% (Tabla 4). Tabla 4. Modificadores sintácticos y léxicos del acto principal Modificadores mitigantes Español Inglés N=231 (N=número total de peticiones) Frecuencia 86 53 Porcentaje 37% 23% Según diversos trabajos sobre las peticiones, la norma en el inglés es emplear más modificadores mitigantes que en algunas variedades de español (Pinto, 2005; Ballesteros Martín, 2002). Por ejemplo, en el estudio de Ballesteros Martín, se concluye que los británicos emplean la atenuación sintáctica con el doble de frecuencia que los españoles. Por otra parte, BlumKulka (1989) indica que los angloparlantes australianos usan dos veces más la atenuación que los hispanohablantes argentinos, aunque sólo tiene en cuenta el contexto de las estrategias convencionalmente indirectas. En Pinto y Raschio (2007), el 66% de las peticiones en inglés incluye atenuación y la mitad contiene dos mecanismos de mitigación. Esta tendencia en inglés a usar dos o más mitigadores crea un “efecto acumulado de cortesía” (Blum-Kulka, 1989: 62). Aunque el porcentaje obtenido en cada estudio varía según el instrumento de recogida de datos, el tipo de petición estudiado y la amplitud del sistema de clasificación, todos los estudios concuerdan en una marcada preferencia por estos modificadores en inglés. A la luz de estos datos, el hecho de que solamente un 23% de las peticiones presente mecanismos atenuantes en inglés, con sólo dos casos de doble mitigación, representa una frecuencia inaceptable considerando que hay evidencia de que la ausencia de mitigación no pasa desapercibida (Faerch & Kasper, 1989). Coloquio del Programa EDICE 3.1.4 • 323 Movimientos mitigantes de apoyo Resulta interesante notar que los movimientos de apoyo no se ven tan afectados por el proceso de reducción como los modificadores mitigantes; los primeros, además de ser segmentos más extensos y explícitos, tienen su propio contenido proposicional y, por eso, son elementos más transparentes (Faerch & Kasper, 1989). Aunque se traduzcan con menos palabras en inglés, excepto en una proporción de un cuatro por ciento de los casos, los movimientos que se usan en español sí aparecen en los subtítulos. Su aporte de información más explícita explicaría que los subtituladores intenten mantener su presencia en los subtítulos. Tabla 5. Movimientos mitigantes de apoyo Movimientos mitigantes de apoyo Español Inglés Frecuencia 59 50 Porcentaje 25% 22% N=231 (N=número total de peticiones) 3.2. Análisis cualitativo Cualquier persona que tenga experiencia viendo películas subtituladas sabe que, en ocasiones, una mala traducción de palabras o expresiones puede resultar cómica. Aunque las cuestiones léxicas no nos conciernen directamente aquí, hay casos en los que un elemento mal traducido puede afectar al componente pragmático referente a la cortesía. Un ejemplo notable aparece en Solas cuando la protagonista, María, pide una copa en un bar que frecuenta a menudo: (4) Gordo, ponme un coñac, rápido, luego te lo pago. (Solas) A brandy, fat man. I´ll pay you later. El efecto de ‘gordo’ en español, como marcador de solidaridad y muestra de cariño, se pierde totalmente en la traducción fat man. Su presencia no sólo agrava la petición, sino que puede interpretarse como ofensiva. Otra observación tiene que ver con la estrategia indirecta convencional en español que emplea el presente de indicativo sin el uso del verbo ‘poder’; ejemplo de ello es “¿Me pones un café?” en cuyo caso, parece que los subtituladores tienen dificultad a la hora de traducir esta fórmula. Aunque existe una variedad de traducciones, en más de una ocasión se opta por una estrategia 324 • Derrin Pinto elíptica en inglés, la cual se considera directa, abrupta y maleducada (Placencia, 1995), junto al uso de la palabra please: (5) ¿Me rellenas? (Atlas de geografía humana) A refill, please. (6) ¿Me pones un café con leche? (Mensaka) A coffee, please. En otros casos, los subtituladores usan una especie de mandato con un signo de interrogación, una traducción inteligible pero que, por lo menos en el contexto del inglés de los Estados Unidos, resulta en una petición inverosímil: (7) ¿Me pones un poco de vino? (Mujeres en el parque) Pour me some wine? (8) ¿Me ayudas a montar el árbol? (La vida de nadie) Help with the tree? Como menciona Márquez Reiter (1997), aunque el equivalente sintáctico en inglés se formaría con el uso del presente progresivo, no funciona bien como petición (por ejemplo Are you pouring me some wine?). Por eso, habría que buscar una traducción más convencional en inglés del tipo Will you pour me some wine?. Otro elemento problemático en español parece ser el uso de ‘anda’. Dado su empleo como marcador de cortesía (positiva), ha sido clasificado aquí como mitigante léxico del acto principal. En los subtítulos en inglés, ‘anda’ no se suele traducir; de hecho, de las 23 veces que aparece, sólo se traduce una vez (como come on). La ausencia de una expresión equivalente en inglés contribuye a crear un efecto de brusquedad: (9) Ponme otra, anda. (Los lunes al sol) Give me another drink. (10) Anda, dile a tu hermano que se ponga. (Atlas de geografía humana) Get your brother for me. Coloquio del Programa EDICE • 325 En este análisis, no se han incluido muletillas como ‘pues’ y ‘bueno’ como modificadores mitigantes del acto principal simplemente por el hecho de que no queda claro hasta qué punto modifican directamente el acto principal. Ballesteros Martín (2002) incluye este tipo de marcadores bajo la categoría ‘expresiones de duda y titubeos’. En el corpus fílmico empleado, hay casos en los que se excluyen estas expresiones de los subtítulos, lo cual contribuye también a establecer un efecto descortés: (11) Bueno pues, llama y di que no vas. (Atlas de geografía humana) Call her and cancel it. (12) Pues no te muevas de aquí. Ya estoy harta de estar sola. (Solas) Stay here. I’m sick of being alone. A veces las estrategias principales sufren alteraciones sin cambiar de categoría. En el siguiente ejemplo, la petición indirecta en español sigue siendo indirecta en inglés aunque el tipo de estrategia utilizado es diferente: (13) ¿Por qué no me presentas? (La vida de nadie) Would you introduce us? 4 Conclusiones Comienza este estudio preguntándose si los subtítulos en inglés, en el caso de las peticiones, se adaptan al estilo de cortesía típico del mundo anglosajón o si se impone el estilo del español peninsular. Según Blum-Kulka (1989), cuando dos lenguas se encuentran en contacto, tiene que haber ajustes pragmáticos entre los dos sistemas lingüísticos. En general, los resultados del estudio de las diez películas analizadas no indican un intento de ajuste de las peticiones a la destacada preferencia en inglés por el uso de estrategias indirectas y de un mayor índice de mecanismos de atenuación. Con respecto a las estrategias de los actos principales, la gran mayoría de ellas no cambian de categoría aunque pueden sufrir algunos cambios menores. La segunda pregunta planteada consideraba si había evidencia de que, por cuestiones prácticas de brevedad, se eliminaban en los subtítulos elementos con funciones pragmáticas. Los datos señalan una reducción en torno a un 15% tanto de los alertadores como de los modificadores mitigantes del acto principal. Si tomamos en cuenta el hecho de que los angloparlantes tienden a 326 • Derrin Pinto emplear más elementos mitigantes que los españoles, esta reducción involucra tremendas consecuencias negativas en inglés. Por otro lado, la reducción de los movimientos mitigantes de apoyo es mucho menor (3%). En resumen, se podría decir que, no sólo se impone al inglés el estilo de cortesía del español peninsular, sino que los subtítulos muestran un efecto acumulado de descortesía por la pérdida de determinados elementos. Los resultados de este análisis nos invitan a reflexionar sobre la esencia filosófica de la traducción. Eco (2001: 22) formula la pregunta de la siguiente manera [traducción del autor]: “¿Debe una traducción hacer que el lector entienda el universo lingüístico y cultural del texto original, o debe, por el contrario, hacer que el original se transforme y se adapte al universo cultural y lingüístico del lector?” Si pensamos en el cine, las consecuencias de no adaptar el guión original pueden ser, como hemos visto, graves. Para la traducción de la cortesía, la clave está en la definición de la equivalencia dinámica de Nida (1964) ya que el objetivo debe ser tratar de reproducir el mismo efecto en la lengua receptora. Como el español peninsular y el inglés representan estilos de cortesía distintos, un intento de reproducir el mismo efecto sería el equivalente a la idea de Eco; es decir, a la adaptación de tal enunciado al universo cultural del espectador. En síntesis, una buena traducción de una petición tendría que representar lo que se suele decir en el mismo contexto en la cultura receptora. De este modo, a la hora de pedir algo de beber en un bar, la frase ‘Ponme un café, anda’ no se traduciría como Give me a coffee, sino Can I have a coffee please? o algo similar. Desde la perspectiva de los espectadores de cine, hasta cierto punto es importante que éstos se identifiquen con los personajes. Cuando los personajes resultan maleducados o desagradables en la lengua de los subtítulos y no es el efecto deseado en la lengua original, el espectador va a sentir menos empatía. De esta manera, los subtítulos pueden acabar socavando los objetivos de la obra. En casos extremos en que el efecto descortés es totalmente inesperado, puede incluso resultar gracioso. Por ejemplo, algunas de las peticiones directas incluidas en este corpus, sobre todo las que se expresan mediante mandatos en inglés, son más características del personaje del ‘tipo duro’ del cine de Hollywood que de un personaje sacado de una escena de la vida cotidiana contemporánea. Concretamente, las peticiones directas emitidas en un bar o en un café pueden causar en el público anglófono la impresión de que los españoles piden copas al estilo de John Wayne. Otra consecuencia no anticipada, sobre todo si tenemos en cuenta aspectos pedagógicos, puede ser la formación de estereotipos negativos. En los cursos de español como segunda lengua en los que la proyección de películas es común, la cortesía mal subtitulada contribuye a fomentar el estereotipo, ya existente en algunos círculos académicos, de la mala educación de los españoles. Coloquio del Programa EDICE • 327 Otra cuestión que surge a la luz de los resultados obtenidos, tiene que ver con la función de los subtítulos. Hatim y Mason (2000) opinan que el objetivo de los subtítulos es proporcionar una guía en la lengua meta de lo que está pasando en el texto original. Si esto es así, ¿qué entendemos por guía y qué porcentaje de los espectadores está dispuesto a interpretar los subtítulos como si fuera una guía? Es decir, ¿el espectador medio sabe que los subtítulos sólo le ofrecen una versión reducida del guión original o, por el contrario, espera que los subtítulos expresen fielmente los diálogos? Aún más, ¿tiene el público la capacidad de determinar cuándo el estilo telegráfico de los subtítulos refleja el mismo guión y cuándo es producto de una alteración debida a cuestiones prácticas? Con el fin de evitar el tipo de problemas señalados en este trabajo, como medida inicial sería conveniente que las películas subtituladas llevaran un aviso que indique que los subtítulos representan una versión reducida del guión original. Aunque, incluso con esta advertencia, es poco probable que el espectador tenga en cuenta esta información a lo largo de la obra. Para terminar, los diferentes estilos de cortesía entre España y las culturas anglófonas están documentados detalladamente en distintas investigaciones. Gracias a estos estudios, es fácil llegar a la conclusión de que los subtítulos analizados aquí constituyen una fuente considerable de interferencia cultural. Si hubiera que especificar una causa principal para tal interferencia, tal vez habría que recurrir al concepto de la confianza en el contexto de España, dado que éste implica un alto grado de familiaridad e intimidad. En primer lugar, como explica Hernández Flores (1999), el ámbito de la confianza en España se extiende más allá del entorno familiar afectando, incluso, a las relaciones entre individuos no conocidos. Sin embargo, no encontramos esta misma conceptualización de la confianza en la mayor parte de las comunidades anglosajonas. En segundo lugar, se podría decir que, en España, los contextos sociales en que se da una relación de confianza favorecen el habla directa, y no sólo eso, sino que el lenguaje directo también fomenta las relaciones interpersonales (Fitch & Sanders, 1994). Como consecuencia, existe una amplia gama de contextos en que la gente suele ser directa. Esos mismos contextos predominan en el corpus elegido para este análisis. Todas las películas muestran escenas de la vida cotidiana española en las que se observa la interacción entre familiares, amigos, colegas de trabajo y gente que comparte el mismo espacio público. Se podría pensar, entonces, que gran parte de lo que se pierde en la traducción en los subtítulos de estas películas es algo que va mucho más allá de la lingüística, la pragmática o la cortesía; se trata de la forma en que el español concibe el concepto de “comunidad” y las múltiples implicaciones que dicha conceptualización supone para las normas de la interacción verbal. 328 • Derrin Pinto Películas Cortés, E. (Director). (2001). La vida de nadie [DVD]. Twentieth Century Fox. Gárate, A. (Director). (2004). Un año en la luna [DVD]. Sherlock Home Video. García León, V. (Director). (2006). Vete de mí. [DVD]. Universal. García Ruiz, S. (Director). (1998). Mensaka [DVD]. New Yorker Video. Gual, R. (Director). (2005). Remake [DVD]. Warner Home Video. León, F. (Director). (2002). Los lunes al sol [DVD]. Lions Gate Home Entertainment. Mercero, A. (Director). (2007). ¿Y tú quién eres? [DVD]. Walt Disney Company. Rodríguez, A. (Director). (2007). Atlas de geografía humana [DVD]. Cameo Media. Vega, F. (Director). (2007). Mujeres en el parque [DVD]. Cameo Media. Zambrano, B. (Director). (1999). Solas [DVD]. First Look Pictures. Referencias bibliográficas Ballesteros Martín, F. (2001). La cortesía española frente a la cortesía inglesa. Estudio pragmalingüístico de las exhortaciones impositivas. Estudios Ingleses de la Universidad Complutense, 9, 171-207. Ballesteros Martín, F. (2002). Mecanismos de atenuación en español e inglés: Implicaciones pragmáticas en la cortesía. Círculo de lingüística aplicada a la comunicación, 11. Consultado el 5 de julio de 2008 en http://www.ucm.es/info/circulo/no11/ballesteros.htm. Blum-Kulka, S. (1989). Playing it Safe: The Role of Conventionality in Indirectness. En: S. Blum-Kulka, J. House & G. 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Analizamos en el artículo dos casos paradigmáticos y recientes, los de la repercusión mediática de las campañas electorales de Ségòlene Royal a la presidencia de Francia y la de Hillary Clinton a la de Estados Unidos. Ambas han sido tratadas de manera diametralmente opuesta, pero ambas han recibido un tratamiento en los medios que tenía más que ver con su condición de mujeres –representantes de distintas concepciones de lo femenino ambas– que con su calidad de gestoras públicas. La evidente descortesía (en realidad cortesía fingida vecina al sarcasmo), empleada con ellas queda de manifiesto en los textos analizados, pertenecientes a distintos periódicos del ámbito hispano. Palabras clave Análisis del discurso, sexismo lingüístico, cortesía lingüística, lenguaje periodístico, valorativos 332 • Ester Forgas Berdet 1 Introducción El presente estudio formaba parte de un proyecto de investigación que pretendía abarcar distintos aspectos del español de los medios de comunicación escritos en ambos lados del Atlántico 1 . En nuestro estudio analizábamos el tratamiento que recibieron y reciben en la prensa las mujeres dedicadas a la política, especialmente las presidentas, como Michelle Bachelet, Angela Merkel o Cristina Fernández de Krichtner, y muy particularmente nos detuvimos en el análisis de lo que ahora presentamos, la campaña electoral de las candidatas al Elíseo, Ségolène Royal, y a la Casa Blanca, Hillary Clinton, por su casi coincidencia en el tiempo, ya que dicho proyecto coincidía con los dos años sucesivos en que los periódicos trataron de manera preferente estas dos figuras. El corpus barajado para el estudio nos pareció suficiente y adecuado, y se eligió también –justo es señalarlo– por la facilidad de su acceso electrónico. Los periódicos seleccionados no abarcan, ni mucho menos, la totalidad de la prensa hispana, pero sí son representativos, ya que muchos de los diarios menores que consultamos en un principio (de distintos países latinoamericanos) fueron desestimados porque la mayoría de sus noticias eras meras repeticiones de las ofrecidas por las agencias de prensa internacionales. Aún cuando en los periódicos que finalmente seleccionamos ocurre también lo mismo en muchas ocasiones, el hecho de que tanto los diarios españoles como los americanos tengan una clara línea editorial –ideológicamente posicionada– propiciaba los comentarios personales añadidos en un pie de página, un titular o un artículo de fondo, y este era precisamente el tipo de texto que nos interesaba analizar. Así pues, los periódicos que consultamos exhaustivamente (aparte de alguna inclusión en otra prensa que nos podía aportar esporádicamente algún dato interesante) fueron: ABC de Madrid, El Mundo de Madrid, La Vanguardia de Barcelona, La Nación de Buenos Aires, El Universal de México y las fechas estudiadas en ellos iban de enero a abril de 2007, para la campaña de Ségòlene Royal, y de mayo a agosto de 2008, para la campaña de Hillary Clinton, tal como queda de manifiesto en la datación precisa de cada ejemplo. ¿Por qué razón hablamos de cortesía o descortesía hacia la mujer en la prensa escrita? Si entendemos por cortesía lingüística toda la serie de recursos que se ponen en juego en la comunicación verbal tendentes a salvaguardar la Se trataba del HUM2005-00956 Norma, discurso y español panhispánico en los medios de comunicación, financiado por la DGICYT y coordinado por A. M. Vigara desde la UCM. Dicho proyecto se proponía encontrar características concomitantes o diferenciadoras en el ámbito de los medios de comunicación hispanos, y mi aportación al proyecto era precisamente preguntarme por los rasgos definitorios de un tipo de tratamiento periodístico, el que la prensa hispana de uno y otro continente da a las mujeres que intervienen en la vida pública, especialmente a las políticas de primera fila de un país occidental. 1 Coloquio del Programa EDICE • 333 imagen del otro, sea éste el interlocutor –si hablamos con alguien– o sea el referente –si hablamos de alguien– hemos de tener en cuenta que la variante de género ha jugado siempre un papel primordial en la configuración de estos mensajes y en el empleo de la cortesía en ellos. En las culturas occidentales las mujeres han sido y son todavía protagonistas de la mayoría de los mensajes lingüísticos corteses, como explicaron ya los primeros estudios sobre mujer y discurso en la década de los sesenta del pasado siglo 2 , razón por la cual en los estudios de cortesía es imprescindible discriminar la variante de género, tanto si las mujeres actúan como protagonistas de la interacción (los estudios de género y discurso hablan de que el mensaje de las mujeres es más cortés que el de los hombres), como si las mujeres son receptoras de la misma (tratamientos como el de “señorita” o rutinas corteses del estilo de –Gracias, –Usted las tiene todas), y también cuando las mujeres adquieren el papel de referentes de los discursos ajenos, como en el caso que nos ocupa. En cuanto al concepto de descortesía, al no ser el nuestro un estudio teórico sino de un trabajo de campo, nos remitimos a los conceptos sintetizados por Kaul de Marlangeon (2008: 254), entre los cuales destacamos el de la superestategia del sarcasmo o cortesía fingida como una de las características comunes de los discursos de prensa dirigidos a mujeres políticas. Nos referimos, en palabras de esa misma autora, a aquel “acto formalmente cortés animado de un propósito descortés” (2008: 260), del que veremos innumerables ejemplos en nuestro corpus. Cierto es que tratamiento que reciben las mujeres en los medios de comunicación ha sido objeto de diversos estudios 3 , aunque es evidente también que falta todavía mucho por hacer en este campo. En nuestro trabajo queremos demostrar fehacientemente algo ya repetidamente sospechado: no solamente que a las mujeres que se dedican a la política se las trata de manera diferente que a sus compañeros varones, sino que esta diferencia, como ocurre siempre en las cuestiones de género, no es en sentido positivo, sino que comporta minusvaloración, o cuando menos, banalización de la imagen femenina frente a la masculina, y, –lo que es más importante– muchas veces se hace bajo apariencia de un tratamiento cortés, deferente, por parte de los medios de comunicación hacia esas presidentas, cancilleras, senadoras, ministras o mujeres aspirantes al poder político de cualquier tipo. A estas mujeres que aparecen repetidamente en los medios de comunicación las calificó Mª Antonia García de León en una interesante colaboración al congreso Las mujeres construyen el Lakoff (1975), Tannen (1996) y Wodak (1997), especialmente. Algunos de ellos en las mismas Actas de los coloquios de Edice, como el estudio de Igualada en el III Coloquio Internacional del programa Edice (2008: 240) en el que se corrobora, gracias a las actas parlamentarias, muchos de los fenómenos que señalamos en este estudio como propios de la (des)cortesía hacia las mujeres políticas, entre ellos la inveterada costumbre de llamar a las mujeres por su nombre de pila o diminutivo, por muy señorías que sean. 2 3 334 • Ester Forgas Berdet Mediterráneo del siglo XXI de “élites discriminadas 4 ”, frente al resto de mujeres sencillamente silenciadas, inexistentes para la mayoría de los medios de comunicación 5 y que no gozan siquiera la fe de vida que genera una habitual aparición pública, publicada y publicitada. Para ilustrar nuestra Comunicación podríamos recurrir a muchos nombres propios de mujer, ya que afortunadamente en el momento actual bastantes mujeres ocupan lugares políticos de prestigio en distintos países y diferentes continentes. Podríamos hablar de cómo una mujer del temple y perseverancia política de la paquistaní Benazir Butho aparecía en textos en los que invariablemente se destacaba su elegancia y distinción por encima de muchas otras de sus innegables cualidades como política: “Con una belleza impresionante –que no ha disminuido con los años–, la hija de Zulfiqar Ali Buttho –uno de los poquísimos presidentes electos de Pakistán– ha sido Primera Ministra de su país en dos ocasiones” (La República, 12/11/2007) o de cómo otra presidenta, la argentina Cristina Fernández de Kirchner, es tratada por la prensa como un personaje del star-sistem, haciendo siempre especial referencia a su físico, su aspecto y sus modelos de vestido y peinado: “No sólo recibió sonriente a los periodistas en su primera conferencia de prensa, sino se despidió de las extensiones (conserva algunas, pero sólo para espesar la melena) y sorprendió con un look más lacio y cuidado” (La Nación, 18/08/2008). Podríamos hablar, por el contrario, de la chilena Michelle Bachelet, de la que se acostumbran a obviar las referencias a su condición femenina (suponemos que por no considerar sus atributos especialmente destacables), pero de la que sin embargo se destaca siempre el hecho de “ser hija de...”; como su principal baza política: “La relación entre padre e hija era estrechísima. ‘Ella era muy compañera de él en todas estas aventuras en que él incurría normalmente –dice Alicia Galdámez, prima de Michelle, (…)– era como su profesor, su guía, su orientador” (Qué pasa, 25/07/2006). Proponemos como muy clarificadores los cinco puntos que, según esta autora, definen a las mujeres que se dedican a la política: a) se trata de una aristocracia femenina de los círculos masculinos del poder, b) se trata de una élite dominada en el campo político, de ahí que su independencia de criterio y actuación sea muy limitada dentro de los mecanismos que rigen los partidos, c) se trata, además, de una élite aislada, entre el poder masculino y la masa femenina, equidistante de ambos, y d) se trata de una élite discriminada porque exigiéndoseles un nivel altísimo de cualificación profesional y social, sin embargo, no ocupan los más altos puestos políticos (acordes con sus “inputs”) sino que ocupan puestos residuales y de segunda categoría, de ahí su discriminación. (http://portales.gva.es/cimmed/P2/Docs/Antonia.htm) 5 Existen datos fehacientes sobre la presencia/ausencia de la mujer en los media desde, al menos, las últimas décadas del pasado siglo. Podemos consultarlos en distintos documentos elaborados por consultorías públicas o privadas, algunos de los cuales hemos barajado para este trabajo, tal como citamos en la Bibliografía adjunta. 4 Coloquio del Programa EDICE • 335 Por no hablar de la cancillera alemana Ángela Merkel, a la que no se dudó en ridiculizar físicamente desde un principio, de la que se han difundido fotografías nada favorecedoras con pies de página siempre ridiculizadores como el de El Mundo de 18/05/2008 en el que se dice que la cancillera hace “asquitos” a Evo Morales, mofándose de una mueca nada favorecedora de la cancillera, hasta que por fin, ¡oh sorpresa! resultó que la cancillera pertenecía también al bando de las políticas mujer-mujer, aquellas de las que es imposible hablar sin hacer referencia explícita a su sexo, gracias a un generoso escote que lució en la apertura del Parlamento y que salió en todos los medios de difusión occidentales con pies de foto tan “particulares” como “Ángela Merkel in pectore” o “La canciller ha sacado pecho” o el de El Mundo del 17/04/2008, en el que leemos una “perla sexista” del más vergonzoso periodismo machista: “La exuberancia de Ángela Merkel y el descubrimiento de sus secretos mejor guardados han provocado gran alegría”, demostrando que “es una mujer que tiene mucho que enseñar”. Lamentablemente, dado el espacio con el que contamos, no podremos analizar la imagen pública de todas estas valiosas y valientes mujeres, por lo que nos detendremos solamente en el análisis de las opiniones vertidas en los medios de comunicación acerca de dos mujeres políticas, candidatas ambas a la presidencia de su país, que han protagonizado en los dos últimos años la agenda periodística: Ségolène Royal y Hillary Clinton. Ya en un artículo con el nada prometedor título de Nenas muy lejanas en La Nación de Buenos Aires del 10/02/2007, se insistía sobre el nuevo fenómeno de la mujer incorporada a la vida pública, explicando que “Hillary Clinton, Cristina Kirchner, Michelle Bachelet, Elisa Carrió y Ségolène Royal, por citar a algunas, pertenecen al ramo de las señoras que piensan y luego existen, (...) [las mujeres] casi exclusivamente apreciadas por su continente en tiempos de Rubens y Botticelli, desde principios del siglo XX incorporaron relevancia por otra clase de curvaturas, las de su contenido, las de su silueta intelectual”. Pura retórica periodística. No es cierto, la igualdad de las mujeres en política (y no sólo en ella) es simplemente un espejismo. La cruda realidad es que las mujeres, las mujeres políticas, sean valientes, agresivas, conciliadoras, arrogantes, pacificadoras, intrigantes o valiosas estrategas siguen siendo valoradas sobre todo en tanto que mujeres. La misma expresión que empleamos en este estudio, “mujeres políticas”, acuñada internacionalmente, lo demuestra. Su condición de mujer, su inclusión de género, se impone por delante de cualquiera de sus cualidades o virtudes como gestoras políticas. No solamente se impone, sino que resulta fundamental. Para sistematizar las referencias a las mujeres políticas en la prensa en este estudio, veremos primeramente cómo se habla de ellas en los medios de 336 • Ester Forgas Berdet comunicación para después analizar qué se habla de ellas en esos textos periodísticos. En el primer aspecto atenderemos a la manera cómo se las cita, cómo es su aparición en el texto y cómo se inserta su imagen y su persona en los rotativos, mientras que en el segundo aspecto, veremos cuáles son los intereses mediáticos en relación con las políticas y cuáles los tópicos recurrentes del periodismo escrito acerca de ellas. 2 Cómo se habla de ellas 2.1 Cómo nombran los periódicos a las mujeres: el nombre de pila Una de las primeras reglas de la cortesía lingüística se refiere precisamente al tratamiento. El tú o el usted referido al interlocutor marcan las distancias y establecen la primera noción de cortesía social. Ocurre lo mismo con la manera de nombrar a la persona: el nombre propio, el apellido, el nombre y apellido o el diminutivo o incluso el mote o apodo establecen rangos corteses que son muy fáciles de decodificar en cada lengua. No es lo mismo Pepi que Josefina, o Doña Josefa, o que Josefina Hernández, por poner ejemplos claros. Pues bien, sabido es que a las mujeres se nos llama con mucha mayor frecuencia por el nombre de pila que a los hombres, que las mujeres solemos presentarnos por nuestro nombre con más asiduidad que nuestros congéneres, y que, en general, no nos molesta ni nos humilla el trato coloquial, es más, lo propiciamos en la mayoría de los casos. Cualquiera de nosotras puede comprobar sea donde sea que ejerce su profesión que a sus compañeros se les suele llamar por el apellido mientras que a ella se la conoce generalmente por el nombre. Hasta ahí nada que objetar, puesto que somos principalmente las mujeres las que deseamos ser tratadas de manera distendida, con toda naturalidad, por el nombre con el que se nos conoce en nuestra familia y entre nuestras amistades. La mujer, por lo general, mantiene mucho menos las distancias, es más cercana y empática en sus relaciones sociales, y el uso del nombre de pila habitual es una manera de expresar esta característica. Pero una cosa es lo que las mujeres aceptamos y aún propiciamos en nuestras relaciones personales y laborales y otra muy distinta es que los medios de comunicación se tomen la libertad (¿la descortesía?) de repetirlo hasta la saciedad en sus rotativos, usando una familiaridad que no creemos que sea en nada querida ni auspiciada por la mujer que aspira a dedicarse profesionalmente Coloquio del Programa EDICE • 337 a una actividad como la política, ni que favorezca en absoluto la imagen pública “seria” de una mujer dedicada a esa importante actividad profesional 6 . Una profesión, la política, en la que ha de estar en continua y desigual competición con sus compañeros varones, a los que nadie, sino es en muy contadas ocasiones, se atrevería a llamar por su nombre de pila en un artículo de opinión o en una noticia periodística de carácter político 7 . Ahí interviene el sesgo discriminador, cuando las mujeres que ocupan altos cargos de responsabilidad pública dejan de ser la Sra. Aguirre, la candidata Clinton o las presidentas Bachelet y Fernández de Kirtchner, para pasar a ser, simplemente, Esperanza, Michelle, Hillary o Cristina. Indudablemente, es cierto que el nombre de pila acerca a las políticas a su electorado, y de buen seguro que muchas veces este acercamiento es propiciado por ellas mismas, pero no es menos cierto que en según qué momentos, ante confrontaciones electorales, o frente al debate serio y en profundidad, el nombre de pila rebaja la imagen social del personaje representado. El mensaje subliminal de un texto que nos explica que Esperanza (por Esperanza Aguirre, por tomar un ejemplo patrio) se ha enfrentado en un duro debate con el señor Ruiz Gallardón (jamás con Alberto) no puede dejarnos indiferentes. En ocasiones el nombre lo es todo, el nombre es la cosa, nos guste o no a los lingüistas, y la prensa escrita que crea conciencia, que educa la opinión, conforma así el imaginario colectivo. Primer caso, pues, de lesión a la imagen del referente. Puestos ya en las dos políticas estudiadas, nos hallamos ante un dos ejemplos flagrantes. En todos los periódicos consultados Ségolène (cuando no, simplemente Sego) y Hillary son dos nombres de pila profusamente usados para nombrar a las candidatas a la presidencia de Francia y de EEUU, frente a, naturalmente, los absolutamente inexistentes Nicolás (por Sarkozy) o Barak (Por Obama) 8 , de los que no hemos localizado ni un solo ejemplo. Y no Es cierto que algunos políticos “populistas” son conocidos por su nombre de pila, como Fidel, Lula, o Evo, pero lo son porque así se presentan ellos por estrategia política, para demostrar su cercanía al pueblo, y por esa razón son precisamente las excepciones que confirman la regla, como lo fura, en sentido contrario, “la señora Thatcher” en el Reino Unido. 7 No es prerrogativa exclusiva de Ségolène, ni mucho menos de los diarios hispanos. Baste como prueba un extenso artículo del periodista estadounidense Dick Morris, reproducido en La Nación del 2/01/2008, cuyo título Hillary, como Cristina es ya toda una declaración de principios. Se habla en él de que Hillary, por ejemplo, disfruta de una amplia confianza pública en los Estados Unidos, de que Cristina puede tener una ventaja en la percepción de que podrá lidiar en forma efectiva con las finanzas internacionales. Si bien hemos de agradecer la paridad con que el periodista trata al matrimonio del ex mandatario estadounidense: su imagen [la de Cristina] está mucho más entrelazada con la del Presidente que la de Hillary con Bill, no ocurre lo mismo con el que era en el momento presidente de la Argentina: Si el presidente Kirchner ha trabajado para eliminar la corrupción en el nivel federal de gobierno, Cristina debería sacar ventaja de la integridad que deviene del estereotipo femenino. 8Solamente una referencia a Nicolás hemos encontrado, pero no es creación del periodista sino reproducción de las palabras de terceras personas: Intimados a “votar por Nicolas o quedarse sin su 6 338 • Ester Forgas Berdet pensemos que son casos aislados que se deben a la originalidad de esos nombres en español, porque el ejemplo citado anteriormente de Esperanza Aguirre destrozaría tal ingenua hipótesis. 2.1.1 Tratamiento en los titulares El uso reiterado del nombre de pila se da tanto en el interior de los artículos como en los titulares, aunque son éstos precisamente los más llamativos: (1) La tierra de Ségolène, entre campestre y presidencial (La Nación, 29/04/2007) Simplemente, Ségolène (La Vanguardia, 21/04/2007) Ségolène también (El Mundo, 21/01/2007) Las audiencias dan la victoria a Ségolène (El Mundo, 21/02/2007) De Bibiana a Hillary (La Vanguardia, 13/06/2008) Las frases de Hillary (El Periódico, 28/8/2008) Hillary muestra grandeza (El Universal, 27/08/2008) Aunque, como veremos, el rotativo que se lleva la palma en la familiaridad (sospechosa) con las candidatas socialista y demócrata en sus titulares es, sin duda, el español ABC: (2) ZP, Ségolène, ETA y Boabdil (4/03/2007) Ségolène no logra detener su caída con la radicalización de los mensajes (21/02/2007) Ségolène no crearía un departamento vasco francés (4/03/2007) Ségòlene critica el poco apoyo de su partido y pregunta si no confían en ella (14/03/2007) Ségòlene apela a un Québec libre y provoca la protesta de Canadá (24/01/2007) Ségòlene lanza una batería de medidas sociales para frenar la caída en los sondeos (12/02/2007) Ségòlene arrincona “La Internacional” y se lanza a entonar “La Marsellesa (24/03/2007) banca en las legislativas de junio próximo”, 19 de los 28 diputados centristas rindieron el estandarte (La Nación, 29/04/2007). En cuanto a Hillary, ocurre otro tanto, puesto que solamente en artículos en los que se quería ridiculizar a su marido se le nombraba como Bill, y en cuanto a su contrincante, hemos encontrado un solo ejemplo: Barack y Hillary presumen concordia (El Universal, 11/07/2008). Coloquio del Programa EDICE • 339 Ségòlene quiere proponer una nueva consulta sobre el texto europeo (18/01/2007) Hillary empieza a quedarse sin números y argumentos para seguir con su campaña (8/05/2008) Obama y Hillary: cambio frente a experiencia (5/08/2008) Hillary la empecinada (30/5/2008) Los errores de Hillary (22/4/2008) ¿Qué va a ser de Hillary? (28/5/2008) La herencia de Hillary (28/06/2008) Hillary para rato (6/4/2008) Hillary quiere seguir soñando (6/4/2008) La agenda indiscreta de Hillary (21/03/2008) Hillary, ¿inevitable? (14/10/2007) 2.1.2 Tratamiento en el cuerpo de los artículos Para ambas, se insiste también desproporcionadamente en la citación por el único nombre de pila dentro del texto de los artículos: (3) Pero Ségolène tiene otros méritos que la han convertido en la mujer con más poder en Francia, (El Universal, 16/04/2007) Es la mejor prueba de que Ségolène logró imponerse a las divisiones internas de su partido y a las intrigas de los viejos lideres (El Universal, 23/04/2007) “Me encantó la audiencia y me encantó lo que me regaló Ségolène”, había dicho en aquella ocasión (La Nación, 10/02/2007) Ségolène sigue utilizando una frase para responder a sus críticos (El Universal, 18/04/2007) El otro proyecto lo encabeza Ségolène, y propone una reforma constitucional para impulsar una democracia más participativa (...) Ségolène fue la primera mujer presidenta de una región cuando ganó en 2004 en Poitou-Charentes (El Universal, 24/04/2007) El cartel electoral de Ségolène (La Vanguardia 16/04/2007) El mitin de ayer en el que Ségolène se mostró muy solemne (El Universal, 12/02/2007) (...) pero la plataforma de Ségolène no estuvo libre de críticas (El Universal, 12/02/2007) Ségolène no está de acuerdo con él (La Vanguardia, 19/02/2007) En cuanto a Hillary, le queda el consuelo de haber sido la primera mujer que tuvo una posibilidad real de ser presidenta de los Estados Unidos (ABC, 5/06/2008) Antes de dirigirse al plenario, Hillary se ha centrado en apaciguar los ánimos entre los delegados (ABC, 27/08/2008) 340 • Ester Forgas Berdet Hillary le hace un flaco favor a su partido estimulando la sensación de agravio de sus más fieles seguidores (EL Mundo, 16/06/2008) El avance veraniego de Hillary estaría basado sobre todo en un esfuerzo por superar su imagen (ABC, 14/10/2008) (...) explicitó que apoyaría a Obama cuando este recién despuntaba su desafío a la entonces ‘invencible’ Hillary (La Nación, 19/08/2008) ¿No sabrán que los chistes de Hillary no funcionan porque ya no está en la carrera presidencial? (El Universal, 24/08/2008) un incondicional grupo de simpatizantes que, alentados por Hillary, habrían solicitado emitir un voto simbólico (El Universal, 09/08/2008) (..) a menos que articule un discurso atractivo para el segmento que votó por Hillary (El Universal, 27/06/2008) Hillary se convierte en heroína trágica al culminar el proceso de nominación (El Universal, 28/08/2008) Hillary ha perdido su apuesta por la Casa Blanca, pero también la ha ganado (El Periódico, 08/06/2008) 2.1.3 Agravios comparativos Pero lo más llamativo en este aspecto es que el tratamiento diferenciador por cuestión de sexo se aplica incluso en el interior de una misma frase, cuando se nombra a un personaje femenino al lado de otros de sus congéneres de igual o parecido rango, lo que nos permite hablar ya claramente de discriminación por razón de género, descortesía, o, más exactamente, de sexismo en la prensa escrita. Los ejemplos transcritos a continuación –la mayoría titulares de ABC– no dejan la menor duda al respecto, ya que no puede deberse más que a una manipulación premeditada tal cúmulo de despropósitos sexistas: (4) Los socialistas franceses exigen que se verifique si Sarkozy mandó investigar al entorno de Ségolène (ABC, 24/01/2007) La guerra sucia contra Ségolène y Sarkozy se dispara en “blogs” (ABC, 27/01/2007) Sarkozy conecta mejor que Ségolène con las clases populares (ABC, 16/01/2007) Hillary apoya a Obama pero no renuncia a su ambición presidencial (ABC, 27/08/2008) Obama proclama su victoria sobre Hillary en delegados electos (La Vanguardia, 21/05/2008) Hillary se despide de la campaña electoral y pide el voto para Obama (El Periódico, 07/06/2008) Coloquio del Programa EDICE • 341 Obama y Hillary: cambio frente a experiencia (ABC, 5/06/2008) Obama es mi candidato, dijo Hillary (La Nación, 37/08/2008) El voto a Obama, el dinero a Hillary (ABC, 26/06/2008) Obama y Hillary, unidos pero no juntos (ABC, 28/06/2008) Simpatizantes de Hillary creen que Obama no la consideró seriamente (La Vanguardia, 23/08/2008) Obama, que durante las últimas primarias ha sido capaz de gastar bastante más dinero que Hillary (ABC, 08/05/2008) Por todo ello, sin más, el acuerdo creciente entre Hillary y Obama se ha vinculado... (El Universal, 27/07/2008) Obama y sus colaboradores aceptaron que Hillary pronuncie el discurso central de la segunda noche de la Convención Demócrata (La Nación, 17/08/2008) Pero la palma de la descortesía sexista se la llevan los textos –titulares algunos– en los que a ellas se las nombra con el nombre de pila mientras que sus propias parejas y las demás personas –varones todos– se citan mediante el nombre y el apellido, aunque se trate de sus compañeros o competidores: (5) Ségolène suspende a su portavoz por insultar a su pareja, Hollande (ABC, 19/01/2007) François Bayrou asoma ya como alternativa de izquierdas a una Ségolène a la baja (ABC, 3/02/2007) Los “elefantes” acercan a Ségolène al empate técnico. La entrada en campaña de Jospin, Fabius y Strauss-Khan anima a los socialistas clásicos (ABC, 27/02/2007) Ségolène y Sarkozy recurren a sus centristas para frenar a Bayrou (ABC, 10/03/2007) Bayrou sigue sumando apoyos y alcanza por primera vez a Ségolène (ABC, 12/03/2007) Bayrou y Ségolène, empatados (ABC, 11/03/2007) El imparable ascenso de Bayrou amenaza con tumbar a Ségolène en la primera vuelta (ABC, 9/03/2007) Las fisonomías de Ségolène, Sarkozy, Bové y Chirac disparan los tebeos electorales (El Mundo, 6/03/2007) Algunas reconstruyen irónicamente la infancia accidentada de Ségolène y de Sarkozy (El Mundo, 6/03/2007) (...) cuando Ségolène derrotó a los candidatos más fuertes de su partido, Laurent Fabius y Dominique Strauss-Khan, se registró un cambio (El Universal, 24/04/2007) (...) había un candidato seguro para la segunda vuelta: Sarkozy. Pero que el otro estaba en duda entre Ségolène y Bayrou (El Universal, 24/04/2007) 342 • Ester Forgas Berdet Al dirigirse a sus seguidores, y acompañada por su marido Bill Clinton y su hija Chelsea, Hillary se mostró satisfecha por la “importante victoria” lograda esta noche (La Vanguardia, 21/05/2008) Hillary dedicó buena parte de su intervención a alabar con firmeza la capacidad de Obama de dirigir al país en la buena dirección, así como a criticar al candidato republicano, John McCain (La Vanguardia, 27/08/2008) Obama, Hillary y Caroline Kennedy (El Universal, 27/07/2008) El senador McCain airea los reproches de inexperiencia formulados por Hillary contra Barack Obama (ABC, 27/08/2008) La esposa de Barack Obama ha incluido a Hillary en su discurso de arrancada de la convención. Según Michelle Obama, la senadora por Nueva York (ABC, 27/08/2008) (...) el ex senador George McGovern. El que fuera candidato presidencial de los demócratas en 1972 ha retirado públicamente su respaldo a Hillary (ABC, 5/08/2008) Es probable que el gran vencedor de las primarias de Pennsylvania y, por extensión, de todo el proceso de primarias del Partido Demócrata no sea ni Obama ni Hillary, sino John McCain (ABC, 26/4/2008) 2.2 Apelativos, motes, apodos En los albores de la democracia española el apelativo de las mujeres políticas causaba grandes quebraderos de cabeza en los rotativos. Margaret Thacher fue alternativamente primer ministro, primera ministro y primera ministra, hasta que pareció imponerse este último; y Soledad Becerril pasó de ministro a ministra, no sin vencer antes algunas resistencias periodísticas. Nuestras protagonistas, además de los consabidos apelativos de candidata o aspirante, son también llamadas en alguna ocasión como “futuro presidente de EE.UU.”, en el caso de Hillary, o “el candidato socialista a la presidencia de Francia” (El Universal, 14/02/2007), en el de Ségolène, aunque Candidata socialista, aspirante al Elíseo, política gala, etc., en el caso de Ségolène Royal y ex primera dama y senadora demócrata en el de Hillary Clinton son términos que se emplean a menudo; por lo demás, los apelativos que se les dirigen desde los distintos rotativos hispanos no varían en esencia, al menos en lo que refiere a los que podríamos calificar como “neutros”, descriptivos y no valorativos. Sin embargo, no todos los calificativos que acompañan a las candidatas en su camino hacia el Elíseo o la Casa Blanca son tan asépticos. Mostraremos a continuación algunos mucho menos neutrales, aunque no podemos acusar exclusivamente, ni mucho menos, a los rotativos hispanos de la creación de apelativos descalificadores en relación con las aspirantes, puesto que sus Coloquio del Programa EDICE • 343 propios compatriotas –adversarios políticos o incluso compañeros de partido– lo hicieron ya antes. En el caso de la aspirante francesa, se ha escrito que “Royal es una de las muchas hijas de Mitterrand” (Le Pen), haciendo, de paso, referencia explícita a la vida privada del antiguo presidente, o se la ha calificado como “la Madonna de las encuestas” (Le Figaro) o como “la gacela”, en oposición a “los elefantes” de su partido, o incluso “la alteza real de Charentes” (otra vez Le Pen). Otros calificativos se referían a su condición de madre de familia, y no precisamente de manera positiva: (6) Royal, que siempre ha explotado su faceta de “supermamá” y que no ha dudado en exhibir sus embarazos y partos en las portadas de la prensa del corazón (ABC, 3/04/2007) aunque los apodos ridicularizadores preferidos del periódico madrileño ABC –nada afín, como se sabe, a su línea ideológica– son los que la relacionaban directamente con Robespierre o con el presidente Zapatero, que la apoyó en su campaña: (7) El calificativo de “robespierrette”, que ridiculiza a Robespierre y a la candidata del PS, confirma una crisis de fondo (“La izquierda cultural critica a robespierrita”, ABC, 12/02/2007) Aunque este periódico prefería, por encima de todos, el apodo de Zapatera, con el que, como se explica en La Vanguardia del 16/04/2007, fue bautizada Ségolène Royal tras su espectacular triunfo en las elecciones regionales del 2004. Dicho apodo permitió al ABC, que lo repitió insistentemente a lo largo de los meses de campaña, ridiculizar en un solo apelativo a dos de sus demonios mediáticos: (8) Ségolène Royal, que comenzó a ser tratada cariñosamente de “Zapatera”, antes de convertirse en “Robespierrette” (ABC, 12/02/2007) La candidata socialista a la presidencia francesa, Ségolène Royal, ha presentado un argumento más que da la razón a aquellos que la llaman la “Zapatera”, algo que para ella es “un cumplido” (ABC, 26/02/2007) destacándolo incluso en titulares: “Royal, la ‘Zapatera’ francesa” (23/01/2007), “Zapatero y zapatera” (29/01/2007), “La Zapatera” 344 • Ester Forgas Berdet (14/02/2007), y “Zapatero apoyará a ‘La Zapatera’” (03/04/2007), e insistiendo en ello en varios artículos de opinión: (9) Allí todavía no hay listas de cremallera, al menos hasta que Ségolène Royal, alias Zapatera, gane las elecciones presidenciales (ABC, 20/01/2007) Ségolène Royal ha perdido pie en las encuestas y su perfil es hoy, más que nunca, el de la auténtica “Zapatera”... Para ser la Zapatera perfecta sólo se le olvidó prohibir el tabaco y el vino (ABC, 14/02/2007) Por otra parte, y como era de prever, resultaba inevitable que a lo largo de la campaña los calificativos más o menos ingeniosos que acompañaban el nombre de la aspirante francesa hicieran referencia, otra vez, a su condición femenina: (10) La candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal, otrora la reina indiscutida de todas las encuestas (El Universal, 19/04/2007) aunque se llevan la palma en cuanto a apodos sexistas los del periódico La Vanguardia. Así, titulares del año 2007 como (11) Heroína sin clan, novia de Francia (La Vanguardia, 23/04/2007) Juana de Arco contra Napoleón (La Vanguardia, 22/04/2007) El rostro de Marianne (La Vanguardia, 21/04/2007) y subtítulos como “La socialista Ségolène Royal, sacerdotisa de la ‘democracia participativa’” (La Vanguardia, 19/04/2007), dejan bien clara la poca sensibilidad de género del rotativo barcelonés, al supeditar la equidad y la corrección sexista a los banales juegos retóricos de sus corresponsales. Por su parte, si nos fijamos en la candidata estadounidense, además del consabido y cursi ex primera dama, los peores calificativos recibidos se refieren a su fuerte personalidad (12) Hillary, luchadora nata, que nunca se rinde (ABC, 15/05/2008) La infatigable Hillary (La Vanguardia, 12/06/2008) Hillary Clinton, otra criatura de la maquinaria de un partido (La Vanguardia, 29/06/2008) Ni él es el carismático Barak Obama ni ella la ambiciosa Hillary Clinton (El Mundo, 11/05/2008) Coloquio del Programa EDICE • 345 y el apodo que le sacó la prensa estadounidense, que hace referencia a su espíritu combativo –algo elogiable en un candidato masculino– no hace sino ridiculizar estas cualidades al aplicarlas a una mujer: (13) Sin embargo, “Rocky” Clinton aún puede volver. El combate por la vicepresidencia aún no está perdido (El Mundo, 7/06/2008) Al cabo de 40 asaltos, veintitantos debates y quince meses de campaña, seguimos donde estábamos: subiendo y bajando las escaleras del Museo de Arte Filadelfia, emulando a Hillary en el papel de Rocky... Pues eso. Ganó Hillaryrocky por puntos, unos 10 o así (El Mundo, 23/04/2008) El mundo de la lucha libre invitó a los candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos, los senadores Hillary Clinton y Barack Obama, y al republicano John McCain, a resolver sus diferencias en el cuadrilátero (El Mundo, 22/04/2008) 2.3 Diminutivos Si hemos destacado como característica de género el que a las mujeres políticas se las llamara extensamente en los medios públicos por su nombre de pila, nos queda todavía una vuelta más en la tuerca de los despropósitos sexistas: los diminutivos o nombres abreviados y alterados (Pili, Cuqui, Nena, etc.) que tanto abundan en la vida real entre las mujeres, pero que, al tratarse de una profesional de la política, no hacen sino acentuar este siempre arrastrado sambenito de la infantilidad, falta de seriedad y frivolidad que recae en las mujeres profesionales, y que se contrapone a la dignidad y empaque con que son tratados sus compañeros varones. El caso no solamente afecta a la política gala, ni mucho menos; baste recordar que hemos señalado ya a una política hispana de ideología contraria, doña Esperanza Aguirre, a la que varios rotativos, entre ellos uno tan poco dado a frivolidades como La Vanguardia (12/02/2007), se atreven a llamarla, no ya solamente por su nombre de pila, sino con un apelativo familiar que raya la vulgaridad: “En los medios periodísticos más compulsivos está reapareciendo Espe (Esperanza Aguirre) como deseado caballo blanco”. No pensemos, pues, que si a Ségolène Royal se la conocía como Sego antes de las elecciones, después, de haber salido vencedora el talante de la prensa hubiera cambiado, puesto que recordemos que doña Esperanza Aguirre –Espe– era y sigue siendo presidenta de una Comunidad Autónoma, y no se nos ocurre el nombre de ningún otro congénere suyo al que un periódico “serio” se atreviera a llamar con un apelativo parecido (a nos ser que estuvieran poniéndolo en boca de terceras personas). 346 • Ester Forgas Berdet (14) Pero Sego es algo más que un catálogo de errores (El Universal, 16/04/2007) “Ségo”, nacida en 1953 en Senegal (entonces colonia francesa) (La Nación, 22/04/2007) Cristina Kirchner elogió en privado la actuación y la carrera política de “Ségo”, como apodan cariñosamente a la candidata socialista (La Nación, 27/01/2007) Sego, como la han bautizados sus admiradores, tampoco es muy convincente (El Universal, 16/04/2007) No es casualidad tampoco que “Ségo” se haya destacado a lo largo de su campaña por su elegancia y la femineidad de su sonrisa (La Nación, 6/05/2007) Es cierto que al político galo contrincante también se le conocía en su país por el apodo de Sarko, pero, curiosamente, los periódicos hispanos lo nombran así en muy contadas ocasiones (15) Ayer, Sarko y Ségo comenzaron ya a cargarse todos los referentes y récords electorales (La Vanguardia, 23/04/2007) y aún en esas, con dos particularidades muy interesantes. Así, es curioso constatar que a Sarkozy generalmente se le nombra con el apodo solamente cuando éste se contrapone al de su contrincante femenina (16) Barcelona dice “Ségo” y Madrid, “Sarko” (La Vanguardia, 24/04/2007) Ya eliminaron a mi candidato (en las primarias del partido socialista) y ahora tengo que escoger entre Sarko y Sego (El Universal, 4/02/2007) y, sobre todo, que en las escasas veces que se nombra al político galo como “Sarko” siempre se entrecomilla el apodo, cosa que no ocurre comúnmente al nombrar a su contrincante femenina como Sego: (17) Hay una pregunta que le quita el sueño a “Sarko” y a Ségo (La Nación, 26/04/2007) Desconocemos si a Hillary se la nombra con algún diminutivo en la prensa estadounidense, por nuestra parte no hemos encontrado diminutivo alguno en la prensa hispana, seguramente porque no es una manera habitual de nombrar a la senadora demócrata. Coloquio del Programa EDICE • 347 2.4 Referencias a su condición civil: hija, compañera (o esposa) y madre En el caso de Ségolène Royal se destacó hasta la saciedad en toda la prensa hispana –y suponemos que mundial– las especiales características de su estado civil, algunas veces de manera harto despectiva, ya que no solo se volvía a señalar en una mujer su condición de “hija”, sino que incluso se la llegó a etiquetar, increíblemente, como “madre soltera”, con las connotaciones que el término (además, incorrectamente usado) conlleva: (18) Ségolène Royal, hija de un oficial del ejército y madre soltera de 53 años (El Universal, 23/04/2007) La historia de Ségolène Royal, hija de un severo teniente coronel del ejército (La Vanguardia, 15/04/2007) Ségolène Royal, hija de un general, pareja (sin las bendiciones) de Holande, primer secretario del Partido Socialista (El Universal, 27/02/2007) El primer secretario del Partido Socialista francés y pareja de hecho de Ségolène, François Hollande (El Mundo, 3/04/2007) Insistiendo en todo momento en destacar como su papel principal en la vida el de ser madre de, nada menos, cuatro hijos: (19) Ségolène Royal, una mujer de 53 años, madre de cuatro hijos y dueña de una sonrisa cautivante (El Universal, 22/04/2007) Royal, una mujer hermosa de 53 años y madre de cuatro hijos (El Universal, 19/04/2007) Tampoco, como hemos visto, su pareja se libró de las continuas referencias a su especial relación, al referirse en todo momento la prensa al político François Hollande como “primer secretario del PS y padre de los hijos de Ségolène” (ABC, 16/01/2007), para dejar bien claro la condición de padres de la pareja, aún sin la existencia de lazos legales entre ambos: (20) Royal obtuvo, como lo recordó ayer su compañero sentimental y padre de sus cuatro hijos, más votos de los que obtuvo Miterrand en 1981 (El Universal, 23/04/2007) 348 • Ester Forgas Berdet Y no olvidando, ni un solo momento, de mencionar su especial condición civil, no fuera el caso que los lectores lo hubieran olvidado, optando en ocasiones por un eufemismo innecesario y ambiguo: (21) François Hollande, primer secretario del Partido Socialista y compañero de la candidata de su partido al Elíseo, Ségolène Royal (El Mundo, 11/02/2007) O recurriendo incluso a la más falaz de las cursilerías (sobre todo teniendo en cuenta el desenlace final de la pareja): (22) (...) a la sazón fiel compañera del primer secretario del PS, el sacrificado, consensual y gris François Hollande (La Vanguardia, 23/04/2007) Por su parte, de Hillary no se obvia jamás su condición de esposa, puesto que en todo momento ha sido y es citada como la ex primera dama (23) La ex primera dama reconoció las dificultades de la campaña presidencial y pidió el apoyo a sus seguidores (El Mundo, 9/01/2008) Incluso en los momentos en los que se la valora positivamente, como en este artículo de La Vanguardia 5/06/2008, no se deja de lado su condición civil: (24) Hillary Clinton, mujer sobradamente preparada, con una formidable tenacidad y capacidad de lucha, esposa de uno de los presidentes más carismáticos de la reciente historia Curiosamente, la situación de “esposa de” ha jugado en su contra en la carrera por la nominación, según todos los analistas políticos han señalado, puesto que el no poder desprenderse ni por un momento de su condición de señora Clinton ni de la nefasta influencia de su todopoderoso marido ha sido una importante baza en su contra, como señalaba un artículo titulado El lastre de Bill en el ABC del 8/06/2008: (25) Otro lastre importante para la senadora por Nueva York ha sido el papel del ex presidente Bill Clinton Coloquio del Programa EDICE • 349 al que no se ha dudado de acusar como responsable del debacle de la senadora, puesto que insistía este mismo periódico en “el problemático papel de Bill Clinton” (ABC, 6/06/2008), que como presidente consorte, “trataría de meter la mano por todas partes, becarias incluidas” (ABC, 5/06/2008), para rematar, en otro artículo del 6/06/2008, con los incuestionables «pelotazos» financieros que explican cómo los Clinton han acumulado un patrimonio de 109 millones de dólares desde que salieron de la Casa Blanca. Es más, incluso su condición de “sufrida esposa que perdona infidelidades” en vez de ser vista como un rasgo de feminidad ha servido de refuerzo para las tesis de su tan cacareada ambición, ambición que le hizo perdonar lo imperdonable en aras de una futura y posible toma de poder. Es esta una tesis en la que venía insistiendo el ABC ya desde años atrás, a raíz de la publicación de sus memorias: (26) en las que Hillary Clinton expone con crudeza el tremendo impacto que le causó conocer de labios de su presidente y esposo, en el último minuto, antes de comparecer ante un gran jurado, sus infidelidades con una becaria de la Casa Blanca llamada Mónica Lewinsky, representan para analistas políticos y propagandistas demócratas el primer trampolín hacia la candidatura de la ex primera dama a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones del año 2008 (ABC, 08/06/2003) Lo cierto es que ni por un momento los medios de comunicación han dudado de que su aparente fidelidad y abnegación sea una pura estratagema política, acusándola incluso de pretender heredar el mérito sin luchar por ello (ABC, 22/04/2008), hasta que en un artículo de Pilar Rahola, una vez perdida la nominación, se pone en boca de una profesora estadounidense pro-Obama la sentencia de que Hillary pese en la antipatía que genera a muchos hombres, que la ven como una competidora, no ha perdido por ser mujer, ha perdido por ser la mujer de Bill Clinton (La Vanguardia, 20/07/2008). En cuanto a sus otras facetas familiares que la podrían acercar al modelo de mujer que parece no encarnar, es evidente que en los últimos tiempos Hillary intentó jugar la baza de la familia, refiriéndose a ella repetidamente: “Mi madre nació cuando las mujeres no podían votar. Mi hija ha llegado a votar para que su madre fuera presidenta” y haciendo salir a su madre en un vídeo promocional: Lo que me gustaría que la gente supiera sobre Hyllary, en la que la buena señora explicaba de su hija lo buena persona que es, que nunca fue envidiosa y siempre ayudó a las otras mujeres. A pesar de que, como señalaba un diario cántabro, los demócratas habían temido que la imagen maternal favoreciese la propaganda republicana que les acusa de ser demasiado blandos para defender el país (El Diario montañés, 23/01/2007), Hillary –siempre según la prensa– accedió a mostrar 350 • Ester Forgas Berdet su instinto maternal, ya que con fama de mujer fría y calculadora, necesita cultivar esa imagen maternal que la une al 51% de votantes que forma el género femenino, el más fiel a la hora de votar, según El Periódico, 28/08/2008, dejando incluso que su hija Chelsea, omnipresente en su campaña, hablara en su favor en mítines universitarios de las universidades de UTAH y Washington. Todo, según la prensa internacional, de manera razonada, fría y calculada. En fin, que cuando Hillary se mostraba fría y segura era criticada por poco femenina y cuando sacaba su lado más acorde con el estereotipo de género era tildada de manipuladora y embustera: (27) Hillary, Además de tener que diluir –incluso con algunas lágrimas, algunas copas y la compañía de su hija y su madre– toda su imagen inicial de enorme solidez, experiencia incomparable y capacidad a sus sesenta años... (ABC, 8/06/2008) Fijándonos también, de paso, en las continuas alusiones a sus recién cumplidos sesenta años, ¿podemos hablar de falta de cortesía o, sencillamente, de ausencia total de compasión, piedad o empatía con el personaje? 2 Qué se habla de ellas 2.1 El aspecto físico: el atractivo, la seducción, los engaños femeninos y la ropa Es del todo incuestionable que las referencias al aspecto físico resultan omnipresentes en los artículos de prensa que hablan de las mujeres dedicadas a la política. El aspecto, la indumentaria, las maneras y la apariencia, en general, se tienen mucho más en cuenta al hablar de las mujeres públicas que al hacerlo de los varones. Y es también incuestionable que la prensa clasifica a las mujeres políticas según su relación con este aspecto de su persona. Si se alude al físico de Ángela Merkel, de Michelle Bachelet o de Hillary Clinton se hace generalmente para resaltar algunos aspectos negativos relativos a su ausencia de coquetería: su aspecto ligeramente masculino, su poca atención a los detalles de la vestimenta o el peinado y, en general, el escaso esfuerzo que demuestran por resaltar los atributos de su feminidad. En cambio, si se habla de Rania de Jordania, de Cristina Fernández de Krichner o de Ségòlene Royal invariablemente se alude a su elegante atuendo, a su cuidado por la imagen, a su atractivo físico, aunque lo paradójico es que ellas también son criticadas por su afán de mostrar una imagen femenina, elegante y sofisticada. Coloquio del Programa EDICE • 351 En resumen, lo que para unas es criticable por ausencia en otras lo es por presencia; el caso es que en unas y en otras la apariencia física tiene un valor desmesurado, muy por encima, naturalmente, del que se le concede a sus colegas masculinos. Precisamente es en este apartado donde empiezan las verdaderas diferencias entre las dos aspirantes, que se evidencian por las diferencias, también, entre los distintos tipos de descortesía de que son víctimas Ségolène Royal y Hillary Clinton en la prensa escrita. En Ségòlene es más evidente la falsa cortesía, mientras que en Hillary es en la mayoría de las ocasiones descortesía pura y dura. La descortesía de los medios para con la aspirante francesa se presenta mediatizada, velada, por una falsa cortesía de corte androcéntrico, patriarcal, cuando no sencilla y puramente machista, que no permite jamás que el lector se olvide de su adscripción de género. Ocurre eso en el momento que bajo la apariencia de frases corteses que destacan sus características femeninas por encima de sus cualidades como política, sus “encantos eróticos” por sobre de su esencia como persona, cuando, en fin, se la minimiza, se la banaliza dando por hecho que lo importante no es lo que dice sino lo guapa que es y el peinado y el maquillaje que luce. Ocurre cuando se interpretan los colores de su vestuario en clave simbólico-sentimental, cuando se la llama “la novia de Francia”, por ejemplo, o cuando se recurre machacona e insistentemente a su encanto y su refinado charme francés. Mientras, con Hillary Clinton ocurre, precisamente, lo contrario. Sus cronistas caen en la más flagrante descortesía lingüística, machacándola sin piedad en base a su supuesta ambición política (algo loable en cualquier candidato masculino) y su poca preocupación aparente por seducir mediante los encantos y ardides femeninos, los mismos que se le critican a la candidata francesa. Centrándonos en Ségolène, es seguro que la unión de su indiscutible belleza con su procedencia geográfica colaboró en mucho a despertar el imaginario de los periodistas (hombres y mujeres), que la consideraron desde un principio digna representante de la feminidad gala: (28) Royal contaba como arma con su novedoso charme y su asamblearismo... (La Vanguardia, 14/04/2007) (el socialismo) trata de sobrevivir en las próximas elecciones presidenciales, recubriéndose astutamente con la aureola “chic” de Ségolène Royal (ABC, 21/03/2007) Ségolène Royal para seducir a los electores alcanza cotas de notable refinamiento (La Vanguardia, 16/04/2007) (...) cuando las bases del partido se inclinaron ante el encanto de Ségolène Royal (El Universal, 19/04/2007) 352 • Ester Forgas Berdet En Ségolène Royal, además de la feminidad, destacan su regionalismo y sus hondas raíces francesas (La Vanguardia, 21/04/2007) La opinión pública –la opinión publicada– en su afán por destacar las “cualidades” que adornaban a la candidata gala (¿suponían acaso que eran decisivas a la hora de gobernar un país?) no dudaban en compararla –haciéndole un flaco favor y destrozando, de paso, su imagen política– con las más rutilantes estrellas del universo mediático: (29) La candidata del PS ya tuvo éxito en conseguir un triunfo envidiable: sus compatriotas la eligieron la sexta mujer con más sex-appeal, por encima de Kate Moss, Naomi Campbell y Penélope Cruz (El Universal, 16/04/2007) Ségolène Royal y Sharon Stone tienen varios puntos en común. Ambas son mujeres que en su madurez se expresan de forma contundente. Ambas son seductoras y fotogénicas. El cartel electoral de Ségolène Royal que muestra su rostro en primer plano constituye una fotografía magnífica en blanco y negro obra de Emmanuel Scrocelletti, el fotógrafo de las estrellas, autor de un libro sobre Sharon Stone y habitual entre los bastidores del festival de cine de Cannes (La Vanguardia, 16/04/2007) Resulta casi imposible encontrar otras referencias a su persona más que las relativas a su condición de mujer atractiva, que se repite machaconamente al lado de su nombre, sea cual sea el periódico al que nos dirijamos: (30) Con su encanto y con su estilo desestructurado, la candidata recuperó el fervor juvenil (La Nación, 30/04/2007) Según esa mujer bella y elegante de 53 años, la política ha cambiado de naturaleza (La Nación, 23/04/2007). Ségolène Royal, una mujer de 53 años, madre de cuatro hijos y dueña de una sonrisa cautivante (El Universal, 22/04/2007) Royal, una mujer hermosa de 53 años y madre de cuatro hijos (El Universal, 19/04/2007) La hermosa y popular candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal (El Universal, 15/01/2007) Sin embargo, estas mismas aparentes cualidades se tornan armas de doble filo en la pluma de ciertos comentaristas que necesitan sembrar algo de cizaña entre tanta florecilla: Coloquio del Programa EDICE • 353 (31) (...) su maestría de comunicación; mezcla del encanto de su sonrisa –se rehizo la dentadura– y su elegancia sencilla y de cálculo (ABC, 3/04/2007) Se le acusa de ser “pura sonrisa” (La Nación, 30/04/2007) Es difícil seguir ocultando que detrás de una rutilante fachada hecha a medida... (ABC, 17/02/2007) Uno de los tópicos recurrentes y diferenciadores en el tratamiento que los medios de comunicación dan a las mujeres y a los hombres candidatos tiene que ver con la pura apariencia, lo externo, especialmente el vestido, que, junto con el peinado y el maquillaje, cobra una inusitada importancia en cuanto el candidato pertenece al género femenino, en el que las referencias a este aspecto de la personalidad parecen imprescindibles. Aquí también encontramos notables diferencias entre el tratamiento a las dos mujeres, mientras las referencias a los vestidos de Hillary son siempre negativas y ridiculizantes, descorteses “per se”, con Ségolène ocurre lo contrario, de manera que la apabullante elogiosa insistencia de la prensa en su elegante vestimenta, su delicado maquillaje, su siempre acertada elección del color del traje, etc., se convierten en un leit motiv de la campaña, y, en consecuencia, minimizan, rebajan y banalizan, como hemos dicho, el contenido político de sus actuaciones, socavando muy sutilmente su credibilidad como posible gestora pública. (32) Con su sonrisa permanente, maquillada sutilmente y vestida con su chaqueta blanca fetiche (ABC, 3/04/2007) Casi dos horas después del cierre de los colegios electorales Royal, vestida con un impecable traje de dos piezas de color blanco y luciendo su mejor sonrisa (El Universal, 23/04/2007) El blanco refleja lo puro y sin mácula, de acuerdo con la imagen que la candidata reivindica implícitamente (La Vanguardia, 16/04/2007) Ni siquiera en el momento final de las votaciones quedó fuera del espacio mediático su condición de mujer, recurriendo, incluso, a metáforas de desagradable regusto sexista: (33) Había votado poco después de mediodía con un semblante radiante y confiado, vestida de blanco para su gran boda con Francia (La Vanguardia, 23/04/2007) A mayor abundamiento, y para destacar aún más su pertenencia de género y, casualmente, diferenciarla de la otra candidata que aquí tratamos, de 354 • Ester Forgas Berdet Hillary Clinton, la aspirante francesa vestía casi unánimemente falda. Frente a los pantalones omnipresentes de Hillary las cortas y sugerentes faldas de Ségolène. Vale la pena detenerse en la incomprensible –a nuestro entender– insistencia de los medios de comunicación escritos –y gráficos– en destacar esta característica: (34) Ségolène Royal, bella, con cuatro hijos y pareja de hecho según la ley, ha realizado su campaña electoral en falda (El Universal, 24/04/2007) No caben más disparates sexistas –puro ejercicio de descortesía camuflada– en un párrafo. La imagen social de una valiosa política aspirante a la presidencia de Francia resumida en cuatro hitos: su aspecto, su familia, su vida sexual y su vestido. ¿Importará eso a alguien que no sea al periodista y su sesgada visión?, nos preguntamos. Pero es que, además, este periódico mexicano parece tener una especial fijación en el atuendo que expresa –para el periodista– la esencia de la feminidad, puesto que definía ya a la política gala como una mujer que pocas veces porta pantalones y prefiere la falda y es la compañera, con hijos, de otro socialista (07/03/2007) e insistía en la identificación entre atuendo y género, en otro inspirado ejercicio retórico: Las faldas turban, al parecer, a los elefantes misóginos (16/03/2007) Incluso un periódico de la categoría de El País sucumbe a la tentación y le dedica todo un artículo El look de Ségolène Royal, 20/04/2007 a la importante y decisiva cuestión vestimentaria: “entre sus imprescindibles están las faldas a media pierna (no suele ponerse pantalones) y los vestidos hasta la rodilla, combinados con chaquetas de media manga”. Pero, por lo visto, no solamente era la prensa escrita la que no olvidaba en ningún momento la condición femenina de la aspirante y sus hábitos vestimentarios, ya que incluso en el debate televisivo entre los dos candidatos, que causó gran expectación en Francia y fue seguido por millones de espectadores, “el flanco de la mesa ubicado frente a las cámaras estará cubierto para impedir que se vean las piernas”, según informó previamente La Nación, 10/04/2007. Veamos ahora, como hemos apuntado, que con Hillary Clinton ocurre algo muy distinto. Uno de los últimos escándalos en referencia a su apariencia se dio cuando la senadora rechazó una tentadora oferta de la revista Vogue para que apareciera en la portada del mes de febrero de 2008. La tesis de Hillary para no posar para la revista fue la del temor a “parecer demasiado femenina”. La pobre Hillary consideró que eso representaría una concesión a su lado Coloquio del Programa EDICE • 355 femenino que desanimaría a sus votantes; pero con lo que no contaba era con que el que finalmente sí apareció fue precisamente Barack Obama. Es cierto que la vestimenta preferida de Hillary es el traje-pantalón, usado, según algún venenoso comentario periodístico para esconder el tamaño de sus muslos, de sus caderas y tobillos. Según este periodista, la senadora (35) convirtió su insustituible traje sastre de pantalón en uniforme de batalla para su vida política, e incluso ella habla de su vestimenta como símbolo de masculinidad: “No hay duda de quién llevará los pantalones en mi Casa Blanca.” (Notimex, 5/03/2008, 11:13) Desde luego que las burlas sobre la apariencia física y la vestimenta de la señora Clinton no son tema nuevo para los medios de comunicación, las críticas a sus omnipresentes trajes sastre con pantalones y a su dudoso gusto eligiéndolos no son nuevas, ya que, según El Periódico, 22/01/2008, los analistas de estilo aseguran que a su lado Condoleezza Rice, fiel a los trajes tweed de Chanel, parece una fashion victim. En el mismo periódico se explica que (36) Cuando Hillary Clinton decidió pasarse a la política activa se despidió de los colores y los complementos que usó en sus años de primera dama. La aspirante a candidata siempre utiliza en sus apariciones públicas los tonos oscuros y el cabello retirado de la cara. Como hemos dicho, la apariencia de Hillary es la otra cara de la moneda de Ségòlene, puesto que se la ha llegado a llamar en su propio país “la Hugo Chávez con traje”, e incluso ella misma ha reconocido en ocasiones su pésimo gusto, no sabemos si como uno más de sus asumidos contra-valores de género: (37) la senadora Hillary Clinton tiene también tiempo para reírse de algunos de los peores trajes que ha vestido en su vida. La revista US Weekly publicó este viernes un reportaje, de cuatro páginas, en el que la ex primera dama comentó algunos de los trajes que ha vestido desde su época de estudiante en la década de los años 60. Titulado “Hillary Clinton: mis peores modelos de todos los tiempos” (La Nación, 29/07/2007) Es posible que el no destacar su condición femenina fuera uno de los ardides políticos de quien pretendía sentarse algún día en el despacho oval, pero quizá no tuvo en cuenta que en política ciertos gestos podían volverse en su 356 • Ester Forgas Berdet contra, sobre todo teniendo oponentes como el senador Spencer, su contrincante en el Senado, que adelantó antes de sus debates con Hillary que iba a ser agresivo verbalmente con ella, “aunque no quiero llamarla lesbiana” (20 Minutos, 27/08/08). Sin embargo, parece ser que en los últimos tiempos se había intentado dar un vuelco a esta imagen estereotipada con algunos detalles significativos. Por ejemplo, con el rumor que recogía 20 Minutos 27/08/08 de que la demócrata Hillary Clinton se ha gastado “millones” en cirugía estética, o por medio del “escandaloso” escote –en realidad un botón de chaqueta algo bajo– que lució (¿contagiada por Angela Merkel?) en su discurso en el Congreso, y que hizo exclamar al Washington Post: ¡Ultimo momento! ¡Hillary Clinton es mujer!, ya que, como comentaba en Madrid Nuevo Digital Javier Monjas 01/08/07: (38) Hillary fue una mujer que, como primera dama, “llevó vestidos que eran femeninos y elegantes” pero nunca nada parecido a algo “sexy”. De hecho, con el Oscar de la Renta que lució durante la ceremonia de toma de posesión del segundo mandato de su marido, la entonces primera dama ocultó los ligeros atrevimientos del traje con un contundente collar que la hizo aparecer casi “victoriana”. El caso es que la gota que colmó el vaso de la contrapropaganda a favor de la feminidad de la aspirante fue el busto en que aparecía representada de forma realista, con una mirada altiva, la clavícula al descubierto y los senos desbordantes de un escote bajo de encajes para “retratar su poder sexual, que algunas personas consideran amenazante” 9 . El propio escultor, Daniel Edwards se excusaba diciendo que la intención del busto no era hacer un comentario político sino “revelar a Hillary Clinton como una mujer en todos los sentidos de la palabra” (20 Minutos, 27/08/08), con lo que no hacía sino que dar más verosimilitud a las acusaciones de sus contrincantes sobre su falta de feminidad. Referido, por último, a su verdadero aspecto físico leemos en El Periódico 21/01/2008 que (39) Más recientemente, el discreto terremoto mediático y analítico lo provocó una fotografía de Associated Press, donde las ojeras y arrugas de una Hillary Clinton Recogemos, en este sentido, las palabras de la actriz Sharon Stone de que “puede sonar raro, pero una mujer debería esperar el ocaso de su sexualidad para lanzarse. Hillary aún tiene poder sexual, y no creo que la gente lo acepte. Es muy amenazador”. 9 Coloquio del Programa EDICE • 357 sin maquillar dejaban en evidencia los efectos de una frenética campaña en una mujer de 60 años. Algo que el diario, con muy buen criterio, juzga desconsiderado, ya que, como apostilla, no hay imágenes así de los candidatos masculinos de ninguno de los dos partidos. 2.2 Su condición femenina: el hecho de ser mujer Lo que definitivamente ha parecido interesar por encima de todo a la prensa en el caso de las mujeres políticas es precisamente eso, el hecho de ser mujeres. La cuestión de género ha planeado por sobre de cualquier otra a lo largo de sus carreras presidenciales. No ha habido artículo, noticia u opinión en la que se obviase el comentario sobre su condición femenina. Y no solamente han sido los periodistas, sino también los colegas los que se han aferrado a la diferencia. Si nos referimos a Ségolène Royal, podemos empezar por Zapatero, que consideraba “decisivo” que una mujer pueda ser elegida presidenta de Francia (La Vanguardia, 16/04/2007), siguiendo por las inevitables y tediosas referencias de género, omnipresentes en los medios de comunicación durante la campaña electoral francesa: (40) Royal, la primera mujer con posibilidades reales de llegar al Elíseo (El Universal, 14/01/2007) La primera mujer con opciones de llegar al Elíseo (La Vanguardia, 19/04/2007) ¿Una mujer para pilotar Francia? (La Vanguardia, 20/04/2007) Una mujer tras el Elíseo (La Nación, 22/04/2007) De derecha, de centro o de izquierda, el futuro jefe de Estado (¿o será una jefa de Estado?) (El Universal, 22/04/2007) Ségolène Royal, la primera mujer en Francia que, desde ayer, tiene serias posibilidades de ocupar el Elíseo, el emblemático palacio que sirve de sede a los presidentes de Francia (El Universal, 23/04/2007; véase el sutil juego del masculino genérico) Por primera vez una mujer, Ségolène Royal, candidata del Partido Socialista, pasa a la segunda vuelta para disputar la presidencia del país (El Universal, 24/04/2007) Pero no pensemos que es únicamente propio de la prensa hispana esta obsesión por destacar su identidad de género. En su propio país, la liberal y progresista Francia, el mismísimo ex ministro socialista Laurent Fabius al 358 • Ester Forgas Berdet plantearse la candidatura de Ségolène Royal se había atrevido a ironizar con un “¿Y quién se ocupará de los niños?”, según relata La Nación 23/04/2007. Y ya el propio Sarkozy, había frivolizado sobre estos aspectos al ser preguntado sobre la dificultad suplementaria de enfrentarse a una mujer, respondiendo que aunque es una dificultad añadida, “también es algo novedoso y añade un cierto picante a esta campaña” (El Mundo). Otro francés, Jean-Pierre Raffarin, decía de ella que “seduce de lejos e irrita de cerca”, según ABC 03/04/2007, y, en este mismo sentido, recoge La Vanguardia 18/04/2007 que Le Monde escribía que “un presidente debe ‘tener cojones’ y, claro –apostillaba el periódico catalán– que Royal no los tiene”. Y para demostrar que ni las mismas mujeres francesas quedaron libres del influjo sexista, leemos en el ABC 12/02/2007 que su compatriota, la cantante François Ardí, declaró al respecto: “La preferiría menos atractiva en el terreno de la imagen y más coherente, menos demagógica en el terreno de las ideas”. Veamos, finalmente, un retazo de un largo artículo de la Tribune de Genève 20/04/2007, reproducido por La Vanguardia y titulado: ¿Una mujer para pilotar Francia? en el que queda bien claro que “ser mujer” es la principal y omnipresente cualidad del personaje: (41) ¿Francia va a dar un paso histórico el próximo domingo propulsando una mujer a la segunda vuelta de la elección presidencial? Nada está seguro, ya que los sondeos dan a los cuatro candidatos principales, Sarkozy, Royal, Bayrou y Le Pen, una apretada intención de voto. La única mujer de este cuarteto, Ségolène Royal, puede ser apartada como lo fue Lionel Jospin hace cinco años. ¿Francia no está madura para aceptar ser dirigida por una mujer? Difícil de creer. Aparte de algunos machos primarios, nadie seriamente afirma que una mujer no sea apta para dirigir un país. Mujer, sexualmente atractiva y madre. He ahí los tres pilares que sustentaban, según la prensa, las cualidades políticas de la candidata a la presidencia en uno de los más importantes países del mundo occidental. Buen ejemplo, para el resto del orbe. Por otra parte, es posible, también, que la misma Ségolène Royal apoyara este tratamiento, pensando que le convenía no desaprovechar sus recursos, ya sea la elegancia, la belleza o la maternidad; o al menos así se desprende de la frase. “Es una madre quien les habla”, que parece repitió en sus discursos siempre que lo creyó oportuno, y de los posados que protagonizó en la prensa junto con sus hijos, principalmente para revistas como Elle o ParisMatch, destinadas a un público femenino. Pero aún siendo así, lo que merece la pena destacar es el hecho de que si esta condición resulta aprovechable desde el punto de vista del márqueting electoral demuestra palpablemente lo que tiene Coloquio del Programa EDICE • 359 de inédito, de revulsivo social, aún en una de las sociedades más avanzadas del siglo XXI, que una mujer atractiva, elegante y madre de cuatro hijos, ose competir con un varón en la palestra política. Ante las abundantes referencias a su condición femenina, la misma Ségolène Royal denunciaba públicamente la poca consistencia de muchas de las acusaciones de sus detractores: “Si me hace ese tipo de ataques personales es porque no tienen gran cosa que reprocharme” (La Vanguardia, 26/02/2007), proclamaba, señalando, de paso, que a un hombre con su trayectoria –diputada, ministra y presidenta regional– no se le harían este tipo de críticas. Críticas a veces explícitas pero muchas otras veladas, porque hay palabras –verbos, sustantivos o adjetivos– que aunque se relacionan directamente con la carrera política, como seducir, manipular, ambición, etc. su desmesurado empleo en torno a las mujeres políticas debe analizarse en clave cuantitativa, ya que se usa y abusa de términos parecidos en lo que a ellas se refiere: (42) Para la candidata socialista, el de ayer fue el punto culminante de sus intentos de seducir al electorado centrista (La Nación, 09/04/2007) Royal, de 54 años, convirtió su condición de mujer en un arma estratégica (La Nación, 06/05/2007) El mérito de Ségolène Royal es que hace apenas un año y medio nadie sabía nada de sus ambiciosos planes (La Vanguardia, 24/04/2007) Ségolène, que ha explotado a fondo la carta de género y su faceta de madre de familia numerosa, es dueña de un estilo personal y de encanto (La Nación, 22/04/2007) Como resumen, citemos el artículo de El País en que hablando de la omnipresente cuestión de género que envuelve las campañas de las mujeres políticas afirmaba que “Ségòlene Royal, la candidata socialista a las elecciones presidenciales de Francia, ha sido beneficiaria y víctima a la vez del rol tradicional asignado a las mujeres”. Por su parte, el caso de Hillary Clynton es especialmente significativo en algunos aspectos. A la candidata a la nominación demócrata se la ha atacado precisamente por razones diametralmente opuestas a las de Ségolène Royal. Para la mayoría de la prensa hispana, Hillary es atacable no por sus características “de género”, sino, precisamente, por no tenerlas, por no representar tan idóneamente el tarro de las esencias femeninas, como su colega francesa. Por una parte, como en el caso de todas las mujeres políticas, no se ha cesado de recordar su situación familiar, al referirse a ella siempre como “la ex primera dama”, pero, por otra parte no se ha desaprovechado ocasión de reprocharle, de paso, su trabajo como tal. Destacamos un párrafo de un 360 • Ester Forgas Berdet periódico “serio” como El País, en el que no solamente se insiste en ese aspecto sino que se la ridiculiza, minimizando sus logros políticos (43) La ex primera dama no para de presentarse ante las cámaras como si fuera una obrera de fábrica a la que gusta salir de cervezas y hablar de béisbol. La verdad es que es una multimillonaria que pasó ocho años en la Casa Blanca cenando y bailando con reyes y presidentes, y que su pasatiempo favorito consiste en atomizar informes sobre el sistema sanitario de su país (17/05/2008). Evidentemente, la candidatura de Hillary Clinton ha tenido una trayectoria ambivalente en este aspecto. Aunque era indudable la importancia de que una mujer, por vez primera, optase al gobierno de un país que gobierna, a su vez, al mundo, la propia actitud de Hillary, que ha soslayado el tema de su feminidad en la mayoría de sus discursos (Obama no era el candidato de la negritud como Hillary no lo era del feminismo), ha jugado en su contra, tanto como el hecho de que su oponente representara a su vez otra minoría oprimida históricamente: (44) Barack Obama ha hecho historia al convertirse en el primer político afroamericano en ser elegido como el nominado (El mundo, 4/06/2008) Así pues, en relación con la contienda francesa, el hecho de que a Hillary no se la viera (ni ella se presentara) como un prototipo de feminidad –algo que, según algunos analistas hubiera sido mucho más aceptable, por menos peligroso 10 – ha hecho que la cuestión de género, aunque presente, quedara esta vez más diluida. Por otra parte, cuando Hillary ha mostrado comportamientos o reacciones consideradas típicamente femeninas, la prensa se le ha vuelto otra vez en contra, acusándola esta vez no de frialdad y cálculo, sino de impostura y manipulación. En un artículo mordaz con el título de Las lágrimas de Hillary Clinton, leemos en El Mundo 9/01/2008: (44) La senadora Hillary Clinton mostró su rostro más humano durante un acto en New Hampshire, a sólo unas horas de las primarias en el “estado de granito”. 10 Estamos completamente de acuerdo con Daniel Innerarity cuando escribe en El País del 8/03/2007: “A lo que más tememos los hombres no es a una mujer, mucho menos si es mujermujer; lo que más nos incomoda es un individuo”. Coloquio del Programa EDICE • 361 Con los ojos llorosos y la voz quebrada, la ex primera dama reconoció las dificultades de la campaña presidencial y pidió el apoyo a sus seguidores. Y en el mismo periódico, unos meses después, se insiste en el episodio, dudando descaradamente de su veracidad: (45) Cierto es que el mundo ha podido juzgar las dotes interpretativas que ha mostrado Hillary Clinton en muchas fases de la campaña. Las lágrimas o las historias fantásticas, como la del fuego cruzado en Bosnia, han influido y mucho en la campaña presidencial de la senadora de Nueva York (El Mundo, 26/03/2008) Tanto empeño se ha puesto en descargar de “género” la imagen de Hillary Clynton que incluso desde las instituciones públicas se ha obviado la importancia que hubiera tenido la existencia de una mujer como futura presidenta de los EEUU. Veamos, si no, el lamentable escrito de Pepe Blanco, Secretario del Partido Socialista –partido que antes jaleaba a Ségòlene por ser mujer– olvidando por completo las reivindicaciones históricas feministas en pro de las racistas, igualmente defendibles, pero no únicas: (46) Cuando, hace unos meses, se recibió en el PSOE la invitación para participar en agosto en la Convención del Partido Demócrata, ya les avancé a mis colaboradores que iría representando a los socialistas para apoyar un hecho histórico en ese país: por primera vez un negro como candidato y, estoy convencido, como primer presidente de los Estados Unidos de América ¿Piensa el Secretario del PSE, quizá, que no hubiera sido también “histórica” la presencia de una mujer en ese puesto? ¿Descuido? ¿Machismo subliminal? Que cada persona juzgue por sí misma. Afortunadamente no todos los analistas opinan lo mismo, y la importancia de su condición femenina ha sido bien valorada en distintos medios: (47) Clinton, por otra parte, ha abanderado un combate –la ascensión de las mujeres al poder– no menos esperanzador que el que, por razón de su piel, encarna Obama (La Vanguardia, 5/06/2008) (...)En cuanto a Hillary, le queda el consuelo de haber sido la primera mujer que tuvo una posibilidad real de ser presidenta de los Estados Unidos (ABC, 5/06/2008) 362 • Ester Forgas Berdet Pero el desapego –real o ficticio– de Hillary por su imagen de género le ha pasado factura. Leemos en una entrevista de La Vanguardia 8/03/2008 a Mary Lou Quinlan, fundadora de Just Ask a Woman y experta en marketing para mujeres, que “La mujer es Obama”. En ella asegura que “Hillary es una formidable persona, pero una líder del siglo pasado: para que la tuvieran en cuenta en un mundo de hombres ha acabado asumiendo los valores de los hombres”. En consecuencia, argumenta que “las mujeres de este siglo votamos al candidato –hombre o mujer– que hace suyos los valores femeninos, pero no sólo porque esos valores sean femeninos, sino porque son los valores del futuro”, para terminar sentenciando: Soy americana: admiro a Hillary, pero votaré por Obama porque es más femenino. ¿Se puede hablar más claro? La idea cuajó, y en algún otro medio, como El Periódico, se preguntaban: ¿Quién es “demasiado masculino” en esta historia?, para responderse acto seguido: No hace falta desgranar cuál de los dos candidatos demócratas recibió el mote de Obambi, de inequívoca asignación cromosómica refiriéndose a las cualidades no especialmente testosterónicas de Obama, aunque la cita, naturalmente, afrentaba más a Hillary, al insistir en su desvinculación mediática de las cualidades que “adornan” a su género. Aunque hemos de reconocer que en esa trampa caía ella también, mostrando –según El periódico 5/06/2008– un paternalismo –que no maternalismo– de los más patronizing, hacia quien siempre ha tratado como un enclenque. Como hacía también en declaraciones como las siguientes, hechas en un mitin en Filadelfia: (48) Sé que algunos de los partidarios de mi rival y él mismo se están quejando sobre las preguntas severas. Bueno, después de haber estado en la Casa Blanca ocho años y al saber lo que pasa en términos de presiones para el presidente, eso no es nada (El Mundo, 19/04/2008) La mala suerte histórica de la primera mujer que tenía verdaderas posibilidades de llegar a la Casa Blanca ha sido la de no tener que enfrentarse a un prototipo masculino –tipo Bush o Reagan– sino a un representante de la minoría oprimida que, para mayor abundamiento, había asumido mejor que ella los roles femeninos de género. Algunas de sus defensoras, veían, sin embargo, en el rechazo a Hillary la última maniobra del androcentrismo demócrata, como la afroamericana Wattleton, que opinaba en La Vanguardia “En esta campaña hemos visto que es más aceptable ser abiertamente sexista que ser abiertamente racista”, o la escritora Erica Jong, amiga personal, que sentenciaba: “Hoy estoy triste, mucho más de lo que me esperaba, porque no veré nunca a una mujer en la Casa Blanca [...] Si una candidata formidable y competente como Hillary puede ser Coloquio del Programa EDICE • 363 derrotada por un hombre de mucha menos experiencia pero más joven, ninguna otra lo conseguirá” (El Mundo, 5/08/2008). En nuestra prensa, la periodista Pilar Rahola concluía, en este mismo sentido, que (49) No ha perdido por ser mujer. Pero, por ser mujer, quizás no ha ganado (La Vanguardia, 10/06/2008) En conclusión, podemos estar de acuerdo con el columnista de El País 8/03/2007 cuando escribe: (50) Cuando la presencia de la mujer en la política no se justifica en términos de igualdad sino de diferencia residenciada en el género, se consagra un rol femenino que juega unas veces a favor y otras en contra de las mujeres, pero que siempre termina perjudicándolas (...) En una sociedad en la que siguen vigentes los lugares comunes del sexismo, lo mismo que le supuso una ventaja inicial (ser una mujer) puede convertirse en su mayor inconveniente. 3 Dos casos contradictorios pero paradigmáticos Hemos visto claramente cómo dos prototipos de género, opuestos en casi todo, han salido perjudicados en las urnas gracias, en parte, a que en un sentido o en otro su condición de mujer ha pasado por encima de su condición de persona política. Lo que ha perjudicado a Ségolène no ha beneficiado a Hillary, es más, ambas han perdido porque sus adversarios, y muy especialmente los media, han cambiado diametralmente de óptica al juzgarlas, eso es, han vilipendiado a una, Ségolène, con los argumentos totalmente opuestos a los que les han servido para hundir a la otra: se ha criticado y ofendido directa o indirectamente a Ségòlele Royal por ser “demasiado” mujer, y a Hillary Clinton, al contrario, por serlo demasiado poco. Ante esta constatación sólo cabe preguntarnos: ¿qué hay debajo de todo eso? Bajo una inocente capa de cortesía lingüística o con abierta descortesía, elogiando sesgada y ladinamente en una lo contrario de lo que recriminaban a la otra, los medios de comunicación han conseguido lo que sospechamos que pretendían en el fondo: ni más ni menos que excluir una vez más a una mujer de un cargo presidencial en una democracia moderna. ¿Con qué procedimientos léxicos, sutiles o descarados, se obtiene el descrédito de una candidata? 364 • Ester Forgas Berdet En el caso de la candidata francesa, el tono, el léxico y, lo que es peor, el sentido de los artículos laudatorios nos conducen a la pregunta que encabeza esta Comunicación: ¿es cortesía o descortesía la imagen que transmiten?, ¿preservan estos comentarios la imagen positiva de una candidata a presidenta, o más bien la destruyen?, ¿no es eso –como decíamos al principio– lo que se ha venido en llamar cortesía fingida o sarcasmo? En el caso de su compañera americana, las continuas insinuaciones sobre su escasa feminidad y las burlas y sospechas de falsedad en cuanto adoptaba un rol acorde con su género se han mostrado abiertamente descorteses para con la candidata, socavando y deteriorando su imagen de política honesta y eficaz. Básicamente, como hemos señalado, los procedimientos léxicos concretos empleados en uno y otro caso han sido los valorativos sesgados de la falsa cortesía patriarcal que besa la mano para poder después cortarla, por una parte, y las insinuaciones insidiosas, por la otra, además de algunos giros discursivos sutilmente discriminatorios, plagados de ciertos valorativos a veces directos y en ocasiones velados –sustantivos, adjetivos o adverbios– que han servido al periódico para anclar al personaje en un bajo nivel, nada acorde con el de una personalidad política. Veamos, sino, algunos ejemplos muy sencillos de valorativos descorteses, tanto de una como de otra candidata, siguiendo unos procedimientos paralelos. Si nos fijamos en Ségòlene, veremos que incluso cuando se pretendía elogiar a la política, el tono de los comentarios y algunos elementos léxicos no nos dejaban olvidar que nos encontrábamos ante un personaje político que, ante todo y por encima de todo, era una mujer: (51) La candidata socialista respondió con soltura a las preguntas y a veces hasta se mostró combativa (El Mundo, 21/02/2007) Hemos de deducir de estas palabras que responder “con soltura” es algo destacable en una mujer política (¿y en un varón?), y que mostrarse combativa “a veces” requiere, para su comprensión exacta, del adverbio “hasta”, equivalente, aquí, a un “incluso” que señala la culminación de una actitud –según insinúa el periodista– nada acorde con su género. Podría pensarse que algunas de estas “perlas” respondían a la orientación política del periódico en cuestión, pero para demostrar que ciertas actitudes viscerales no dependen de la ideología sino del androcentrismo que todo lo recubre, podemos ver cómo un diario considerado serio en estas cuestiones como El País tampoco se resistió a los “encantos femeninos” de Royal, puesto que escribía en titulares el 20/04/2007 Coloquio del Programa EDICE • 365 (52) La candidata socialista a las presidenciales francesas se ha destacado de sus opositores gracias a un estilo sobrio pero alegre un comentario que daba por sentado que el “estilo” de Royal (¿es alegre el estilo de los grandes políticos europeos?) y no el contenido de sus propuestas políticas era la base de su éxito. Y hablando de valorativos no podemos dejar de reseñar uno de los muchos ejemplos de “cortesía envenenada” que adornaron el camino de la candidata francesa, en el que queda resumido fehacientemente el discriminativo empleo del lenguaje, mediante la inclusión de los adjetivos referidos al candidato masculino y a su oponente femenina (53) Los franceses quedaron enfrentados ayer a un duelo inédito entre la hermosa candidata socialista de 53 años y el temido político conservador de 52 años (El Universal, 24/04/2007) Menos mal que en el mismo periódico se aceptaba, con un tímido “también”, la posibilidad de que, además de sonreír, la candidata pudiera mostrar atisbos de racionalidad (54) Sonreír, arma secreta que embrujó a la nación (...) Su inteligencia y combate a los “elefantes” del PS también favorecen su éxito (El Universal, 16/04/2007) Y en el caso de Hillary, de la que no se podía dudar de su demostrado valor como política, el lenguaje empleado trataba siempre de jugar a la contrapartida de cualquier elogio que mereciera: (55) Fue un discurso pensado y calibrado, pero mucho menos frío de lo que en ella es habitual (El Periódico, 28/08/2008) Nacida en 1947 en Chicago, se crió en un hogar estricto, donde se le exigía lo máximo como rutina, lo que le hizo desarrollar un carácter de hierro, racional y, según algunos, calculador (El Mundo, 7/06/2008) Y destinadas a ella se destilaron también perlas sexistas del tipo de las del comentarista de ABC 22/05/2008, que recurría a la metáfora subliminal del “cuento de la lechera”, para que no olvidáramos la pertenencia de la candidata al género femenino, el gran protagonista de los cuentos infantiles (la mujer siempre eternamente ligada a la infancia) más simplistas: 366 • Ester Forgas Berdet (56) Recuerda un poco el cuento de la lechera (...), incluso entonces, Hillary Clinton, esa mujer bregada, tan dura, tan convencida de sí misma, seguirá creyendo en los milagros y esperando uno. En resumen, siempre se ha dicho que no hay mejor prueba de sexismo que la de jugar al contraejemplo; por lo tanto, si procedemos a aplicar a todos y cada uno de los ejemplos precedentes dicho juego comprobaremos con facilidad que ningún periódico serio ni ningún periodista que se precie al hablar de un varón aspirante a presidente de un país occidental ha aplicado los adjetivos, adverbios, símiles y metáforas que hemos analizado en este estudio. Si esto es así, es que hay, por lo tanto, discriminación. Y si bien la discriminación tiene dos polos, en este caso, como siempre ocurre en las cuestiones de género, se trata inexorablemente de una discriminación negativa hacia las mujeres que se dedican a la política. Como hemos comprobado hasta la saciedad, tanto si las palabras que se dirigen a una mujer aspirante al más alto cargo de gobierno de su país están recubiertas de empalagosa cortesía sexista (caso de Ségòlene Royal, Cristina Fernández y Benazir Buttho), como si son simplemente descorteses, generalmente con alusiones directas a su escasa representatividad de género (caso de Hillary Clinton, Ángela Merkel y Michele Bachelet), el trasfondo es el mismo: un heredado, ancestral y arraigado androcentrismo –muchas veces inconsciente– que sufrimos los hombres y mujeres de nuestra sofisticada sociedad actual, androcentrismo y sexismo que nos cuesta tanto desechar, y, lo que es peor, que muchas veces no logramos, ni siquiera, identificar. Por fortuna, una vez más, el estudio del lenguaje y el análisis del discurso humano se ha revelado también en esta ocasión como la mejor y más certera herramienta para el conocimiento de nuestros muchos prejuicios y de nuestras pequeñas o grandes mezquindades, contribuyendo con ello a la evaluación individual y colectiva de la sociedad. Referencias bibliográficas Bach, M. et al., (2000). El sexo de la noticia. Reflexiones sobre el género en la información y recomendaciones de estilo. Icaria: Barcelona. Bueno, J. R. (1996). Estudio longitudinal de la presencia de la mujer en los medios de comunicación de prensa escrita. Madrid: Nau Llibres. Consell de l’Audiovisual de Catalunya (marzo 2009). Informe sectorial trimestral: la prèsencia de les dones en la informació, octubre-desenbre 2008. Barcelona: Generalitat de Catalunya. Coloquio del Programa EDICE • 367 Domínguez Torres, M. (2006). Prensa y discriminación de género. En: V. M. 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Se discute sobre los enfoques teóricos más adecuados a tal objetivo y sobre la representatividad de las fuentes documentales utilizables. El corpus objeto de análisis está constituido por los actos directivos en dos comedias “celestinescas” del siglo XVI: la Segunda Celestina de Feliciano de Silva (1537) y la Comedia llamada Selvagia de Alonso Villegas Selvago (1554) y se describen la concepción ideológica de las relaciones interpersonales en la época y su importancia a la hora de interpretar los datos. Se defiende una concepción socio-cultural del concepto de la cortesía frente a enfoques de naturaleza psicológica universalistas. Palabras clave cortesía, historia de la cortesía, pragmática histórica, actos de habla 370 • Silvia Iglesias Recuero 1 Introducción El objetivo de este trabajo es mostrar cómo se concibe y se manifiesta lingüísticamente la cortesía en dos comedias pertenecientes al género celestinesco (la Segunda Celestina de Feliciano de Silva, 1537 y la Comedia llamada Selvagia de Alonso Villegas Selvago, 1554) en la primera mitad del siglo XVI. Forma parte de un proyecto de investigación mucho más amplio y más complejo sobre la historia de la cortesía lingüística en el español peninsular desde el siglo XV al XVII 1 . Antes de entrar en la materia de análisis, dada la naturaleza mayoritariamente sincrónica de los estudios actuales sobre cortesía lingüística, parece conveniente abordar, al menos dos cuestiones generales sobre la investigación histórica en este campo. Por una parte, la relevancia de tal investigación: es decir, ¿por qué y/o para qué estudiar la historia de la cortesía y de sus manifestaciones? Por otra, la posibilidad efectiva de tal estudio: ¿cómo es posible interpretar cabalmente hoy las formas lingüísticas empleadas en una época pretérita y sus relaciones con la(s) concepción(es) de la cortesía vigente(s) en tal periodo? 1.1 La relevancia de la perspectiva histórica (diacrónica) A pesar de las propuestas de autores como Ehlich (1992), Werkhofer (1992), Watts (1992, 2005), Eelen (2001), y de estudios sobre la historia de la cortesía en occidente como Elías (1994), Muir (1997), Revel (1991), y de trabajos concretos sobre actos de habla en el ámbito hispánico de los siglos XVI y XVII (Moreno, 2003), la perspectiva histórica es la gran olvidada en los estudios actuales de cortesía, especialmente en el mundo hispánico (Iglesias Recuero, 2001, 2006) 2 ; pero, como han señalado estos autores, es imprescindible reivindicarla, ya que, siguiendo la terminología de Eelen (2001), tanto la cortesía 1, es decir, las conductas –verbales y no verbales– relacionadas con la gestión de las relaciones interpersonales en las interacciones, como la cortesía 2, esto es, la descripción y explicación de tales comportamientos (o lo que hemos denominado los estudios sobre cortesía, en sus diversos enfoques) 1 Este trabajo se inscribe en el marco del Proyecto de Investigación Gramática, Pragmática y Discurso en los textos españoles de los siglos XV al XVII, financiado por el MEC (Referencia HUM 2006-05546). 2 Hay que descontar de esta afirmación los estudios sobre la diacronía de las formas de tratamiento, que son abundantes y muy reveladores (véanse: Iglesias Recuero, 2001, 2006 y bibliografía citada en 2008). Coloquio del Programa EDICE • 371 son productos sociales y, por tanto, inherentemente sometidos a los cambios históricos: ambas hacen uso de conceptos y herramientas de evaluación y análisis que tienen su origen, en épocas y sociedades específicas. Como botón de muestra, basta con recordar el origen histórico concreto de términos como cortesía, (buenas y malas) maneras, buena criança, buena educación, polideza, policía, civilidad, urbanidad, la evolución de sus significados a la par del avance de las sociedades y la polisemia y límites borrosos que presentan (así como las evaluaciones e interpretaciones, diversas y a veces encontradas, del fenómeno mismo de la cortesía 3 . Por otra parte, por su naturaleza inherentemente social, las concepciones ideológicas que subyacen a la cortesía 1 (conjunto de prácticas o comportamientos y evaluaciones) están sometidas a la variación, como cualquier otro producto social; esto quiere decir tres cosas: a) en una sociedad no hay nunca una sola concepción de cortesía 1, –diversos grupos sociales pueden tener diversas concepciones– aunque sí suela haber una predominante o hegemónica (en el sentido gramsciano) (variación social), (b) incluso dentro de la concepción hegemónica y en el seno de un mismo grupo social, no todos los miembros tienen por qué adaptar sus comportamientos ni cualitativa ni cuantitativamente en la misma medida a tal concepción (Spencer-Oatey, 2000) (variación individual) y c) la evolución a la que están sometidas tales concepciones y los comportamientos derivados de ellas no suele ser uniforme (ni en los grupos, ni en las prácticas discursivas ni en el individuo), por lo que en un momento histórico pueden coexistir, simultánea y contradictoriamente, varias concepciones (variación socio-histórica). A ello hay que añadir el hecho importantísimo, señalado por Eelen (2001), de que la(s) teoría(s) de la cortesía –la cortesía 2– son también productos sociales e históricos y, como tales, están fundamentadas, con mayor o menor grado de consciencia por parte de sus autores y a pesar de las afirmaciones de universalidad y, por tanto de acronicidad, en la(s) concepción(es) socialmente condicionadas de las relaciones interpersonales y de las normas que regulan tales relaciones 4 . El carácter culturalmente determinado de la cortesía y de su análisis podría ser uno de los factores que influyen en los resultados no siempre coincidentes de las investigaciones y de la multiplicidad de valores y funciones que se atribuyen a sus manifestaciones. Véase, por ejemplo, Rouvillois (2008) para las distintas evaluaciones de las formas de cortesía desde 1789 a nuestros días. 4 Lo que Elias (1994) elegantemente denominaba la modelación de los afectos propia de cada periodo histórico. 3 372 • Silvia Iglesias Recuero 1.2 El método 1.2.1 El corpus Como ocurre en cualquier campo de la investigación histórica en lingüística, un problema crucial es el de la representatividad del corpus manejable. ¿Con qué contamos en la investigación histórica de la cortesía? De forma muy general, podemos hablar de tres tipos de fuentes documentales: - interacciones verbales “reales” por escrito, privadas y públicas: cartas, documentación legal, etc. Esta clase de corpus documentación no plantea ningún problema especial de representatividad, más allá de las convenciones de género y registro asociadas a los diversos ámbitos institucionales e íntimos. A él podríamos unir, con ciertas cautelas 5 , la trascripción por escrito de interacciones orales, como son las actas de procesos o de las Cortes. - manuales y tratados sobre conducta, que, como es bien sabido, representan más bien los ideales que se pretenden apropiados, esto es, son más prescriptivos que descriptivos 6 . En la época que nos ocupa son especialmente relevantes tres: El Cortesano de Baltasar de Castiglione (1513-1518), el De civilitate morum puerilium de Erasmo de Rotterdam (1530), y el Galateo de Giovanni della Casa (1558) 7 . - recreaciones escritas –fundamentalmente literarias– de interacciones orales: en especial, los diálogos teatrales o novelescos (así como los comentarios metadiscursivos que aparecen en ellos esporádicamente). A este grupo pertenece nuestro corpus. Como se puede suponer, ni el primer tipo de documentación ni el segundo plantean dificultades diferentes a los corpus actuales semejantes actuales, con la salvedad, notable, de la lejanía histórica; es el tercero el que puede despertar más recelos sobre la veracidad con que estarían representadas las interacciones reales coetáneas. Es imposible desarrollar detalladamente en este espacio limitado las diferencias entre oralidad y escritura y la imposibilidad de reproducción absolutamente fiel de los usos orales de la lengua en la Cautelas relativas a la fidelidad y exhaustividad de la transcripción en épocas pretéritas (véanse, por ejemplo, Eberenz, 1998 o Cano Aguilar, 1998). 6 Pero como señala Revel (1991: 170), esta no es una crítica insoslayable puesto que “la representación social de la norma no es menos ‘real’ que lo que de ella conservan los comportamientos observables”. Por otra parte, los manuales de la época se caracterizan precisamente por unir datos de la observación real a las normas (Elías, 1994; Morreale, 1968). 7 El Cortesano y el Galateo describen y prescriben lo que se ha llamado concepto cortesano aristocrático de la cortesía, mientras que Erasmo inaugura una nueva corriente destinada a un público universal (Elías, 1994; Muir, 1997). 5 Coloquio del Programa EDICE • 373 escritura 8 . Pero, además de la selección y estilización literaria que sobre la lengua hablada ejerce la escritura, y más concretamente la escritura literaria 9 , en la creación artística se aplican otros filtros a la representación de la oralidad verbal: dependiendo del género literario y la intención del autor, se suele producir una restricción selectiva de situaciones discursivas, así como un sesgo de la perspectiva adoptada para recrearlas. Todo ello restringe la naturalidad de las muestras: lo que nos ofrece el autor son conductas previamente interpretadas y depuradas en función de una serie de criterios y convenciones artísticas 10 . Sin embargo, al lado de tales limitaciones, los corpus literarios poseen algunas propiedades que los hacen apropiados para la investigación: - su verosimilitud: lectores y espectadores reconocían los contextos, los tipos de interacción y la conducta verbal y no verbal de los personajes y evaluaban la interpretación explícita e implícita que de ellos les ofrecía el autor (de ellos es ejemplo en nuestro corpus la presencia de personajes estigmatizados como el rufián o fanfarrón 11 , o las celestinas 12 en contraste con personajes “aceptables” como los jóvenes aristócratas, el criado fiel, etc.); en estos casos y en otros, la conducta hacia los demás, -la (des)cortesía- es uno de los mecanismos básicos de caracterización de los personajes, y en cuanto tal, representaban la obediencia o la transgresión (por defecto o por exceso) de las normas predominantes en la sociedad. - su naturaleza discursiva: como ocurre en las interacciones reales, en las literarias los personajes suelen “negociar” a lo largo de varias intervenciones –o turnos- los actos de habla y su adecuación a las normas en determinadas condiciones contextuales. - la variedad de situaciones y de valores sociales en juego: encontramos en ellas diferentes clases y grupos sociales, con intereses a menudo antagónicos e interactuando no siempre en armonía. Véanse, entre otros, Koch y Oesterreicher (2007) y López Serena (2008), así como la bibliografía en ellas recogidas. 9 Variable según los géneros y sobre todo las épocas: las normas del decoro lingüístico ejercen un dominio estricto sobre las posibilidades de representación de la lengua oral hasta la novela realista y naturalista, y aún en ella no se alcanza la “libertad” actual. 10 Véase Bustos Tovar (1996, 1998, 2001) para el análisis de la representación literaria de la conversación en esta época. 11 Objeto siempre de tratamiento irónico o burlesco por parte del autor y de los personajes de la obra, en muchos casos por la impertinencia con que se cree con derecho a tratar su amo o a sus compañeros. 12 Modelo –negativo– de astucia lingüística y de conducta; una de sus características verbales más importantes es su uso de una cortesía excesiva para con sus superiores y de formas de hablar muy indirectas. 8 374 • Silvia Iglesias Recuero - su relación dialéctica con las ideologías sociales: las obras literarias se nutren de ella(s) y las reflejan, pero también tienen repercusiones en su formación y pervivencia (sobre todo algunos géneros “de masas” como el teatro o la novela de caballerías en la época, que tanto contribuyó a modelar y afianzar la cortesía caballeresca) 13 . Por todo ello, creemos que es legítimo emplear como corpus histórico textos literarios, siempre que se manejen con prudencia filológica e histórica y se reconozcan en ellos modelos estilizados o estereotipados de las normas sociales –representaciones de la imagen que uno o más grupos sociales tienen de sí mismos– más que calcos exactos de la realidad. Como anunciábamos al principio, nuestro corpus está formado por las secuencias en las que encontramos actos de habla directivos, extraídas de dos obras pertenecientes a las llamadas “comedias celestinescas” en concreto, La segunda Celestina (1534) de Feliciano de Silva y la Comedia Selvagia (1554) de Alonso Villegas Selvago. Son textos de género dramático en prosa donde se representan los avatares de patricios urbanos por conseguir el amor de sus damas mediante la ayuda de criados y terceras, cuyas formas y hábitos de vida también aparecen reflejadas en las obras. Se desarrollan en un ambiente típicamente renacentista, urbano y aristocrático, pero que da amplia cabida también a las clases bajas y a elementos en los márgenes de la sociedad 14 (relacionados sobre todo con el mundo de la prostitución y el proxenetismo). Dos son las características del género más relevantes para el estudio de la expresión lingüística de la cortesía en la época: la primera es que los protagonistas pertenezcan a la aristocracia urbana, que es el origen y el destinatario del concepto de cortesía y civilidad renacentistas en su transición desde los modelos caballeresco-cortesanos medievales, conceptos que están en la base de las concepciones occidentales actuales (Elías 1994; Revel, 1991; Ehlich, 1992; Muir 1997); y la naturaleza intrínsecamente interaccional 15 del género: los personajes se presentan, se descubren y se relacionan mediante la palabra. 1.2.2 El modelo de análisis Según lo expuesto hasta el momento, por los objetivos del estudio y por la naturaleza de los datos manejados, no nos ha parecido conveniente trabajar con modelos que parten de un principio explicativo único de naturaleza Véase Cacho Blecua (1996: 197 y ss.). Menos marginales seguramente entonces que hoy (véanse Maravall, 1976; Gilman, 1978; Fuchs, 1996). 15 Gilman (1978: 306 y ss.) hablaba de la naturaleza profundamente oral de La Celestina. 13 14 Coloquio del Programa EDICE • 375 psicológica y ahistórica, (como ocurre con el modelo de Brown y Levinson, 1987), para evitar el riesgo de caer en el anacronismo; consideramos más adecuados modelos –de base sociológica y antropológica– que permitan un acercamiento a las manifestaciones de la cortesía desde las concepciones propias de la época y que recojan de manera explícita la complejidad de los factores sociales y discursivos que intervienen en las interacciones verbales. Partiremos de la concepción más amplia de la cortesía como ‘gestión de las relaciones interpersonales’ (rapport management) de Spencer-Oatey (2000) y de la consideración de la ‘imagen’ (face) como uno solo de los elementos que intervienen en ella; nos parece fundamental adoptar al menos los otros dos componentes que propone esta autora, los “derechos y obligaciones sociales” y los “objetivos de la interacción”, puesto que, como veremos, la selección de opciones lingüísticas no está determinada únicamente por aspectos relacionados con la imagen personal, sino por las obligaciones y/o privilegios que conlleva la pertenencia a una clase social y las expectativas de comportamiento de los diferentes grupos sociales entre sí, según las concepciones prevalentes en la época de las relaciones de jerarquía y distancia (asociadas a los roles sociales) y las intenciones de los participantes. Esta regulación –social– de los comportamientos nos ha llevado a utilizar también la distinción propuesta por Watts (1992, y sobre todo 2005) entre politic behaviour (‘comportamiento socialmente adecuado’) e (im)politeness (‘(des)cortesía’), para dar cuenta de las conductas que se consideran esperables (y que no se califican –ni implícita ni explícitamente– como (des)corteses) y aquellas que escapan por exceso o defecto –con intención estratégica o sin ella– de tales expectativas. Para la clasificación de los elementos que componen los enunciados hemos seguido el análisis de Blum-Kulka, House y Kasper (1989) (distinción entre acto principal y actos de apoyo, apelativos y mitigadores e intensificadores; tipos de indirección, etc.), porque nos parece la más completa y homogénea, aunque adaptada a las características propias de la lengua de la época. 2 El análisis de los datos: tres casos complejos 2.1 Relaciones asimétricas: amos, criados y órdenes La inmensa mayoría de las directrices emanadas de los amos a los criados están expresadas mediante enunciados en imperativo sin ningún tipo de construcción que pueda interpretarse como reparadora o mitigadora de la imposición; también aparecen formas de futuro en 2ª persona (ejemplos (10), (11) y (13)) o enunciados con el verbo querer en 1ª persona (ejemplos (3) y (7)). 376 • Silvia Iglesias Recuero Suelen ir acompañados del nombre de pila del criado en función de apelativo, con la función de seleccionar al destinatario. En algunos casos, incluso, la irritación del amo hace que se acompañen de maldiciones (ejemplo (13)) o insultos (ejemplo (6)): (1) Polandria (a Quincia, criada). Ora déxate desas burlas, y en despertando mi señora llámanos al jardín; y anda acá, Poncia (Segunda Celestina: 174). (2) Paltrana . […] ve tú, Poncia, y tráeme algún paño caliente. […] Poncia. Señora, he aquí los paños. Paltrana. Dalos acá (Segunda Celestina: 297). (3) Felides. ¡Sigeril! ¡Ah, Sigeril! Sigeril. Señor, ¿mandas algo? Felides. Quiero saber qué está hecho en lo que a Pandulfo encomendamos (Segunda Celestina: 183). (4) Felides. Y dame, Sigeril, una espada y una rodela y vamos. (Segunda Celestina: 272). (5) Felides (a Sigeril). Ora dame acá de vestir, y ponme bien esa ropa; y tú, Canarín, di que me ensillen una mula con una guarnición de brocado y, aderaçada, llámame; y di a Pandulfo que venga acá. Sigeril, dame acá la gorra de medalla del fenis que se quema […] (Segunda Celestina: 463). (6) Felides (a Sigeril). Calla ya, necio, que no dirás palabra que no la conviertas en necedad (Segunda Celestina: 256). (7) Felides. […] ¡Sigeril! ¡Sigeril! Sigeril. Señor, ¿mandas algo? Felides. Quiero saber que está hecho en lo que a Pandulfo encomendamos (Segunda Celestina: 183). (8) Flerinerdo (a su criado Velmonte). […] dame, dame presto de vestir […] Velmonte. ¿Qué vestidos quieres, señor? (Comedia Selvagia: 53). Coloquio del Programa EDICE • 377 (9) Selvagio (a Risdeño). Aderézame, Risdeño, ese lecho, que este mi fatigado cuerpo el último descanso reciba. Risdeño. Señor, ya por obra he cumplido lo que de palabra mandaste (Comedia Selvagia: 99). (10) Selvagio (a Risdeño, criado). Pues llama a esos mozos y darnos has a nosotros dos cotas y dos rodelas (Comedia Selvagia: 209). (11) Flerinerdo (a Velmonte). […] ve que me aparejen de comer, que pues veo ser hora y yo tengo gana, no me será dañoso. Velmonte. Señor, hecho está, quando fuéredes servido, te puedes sentar. Flerinerdo. Sea luego, mas tú tendrás entre tanto cuidado de me hacer aparejar el caballo blanco con el jaez de carmesí, que tengo de salir luego fuera. Velmonte. Como lo mandas, señor, se hará (Comedia Selvagia: 55). (12) Isabela. ¡Cecilia, Cecilia! Cecilia. Señora. Isabela. Entorna tras ti esa puerta, y si mis padres por ventura vinieren, házmelo saber; a los demás védales la entrada. Cecilia. Así será, señora (Comedia Selvagia: 72). (13) Isabela (a Cecilia, que ha hecho una burla). Calla, mala landre te mate, que no es tiempo agora de reír, y cúbrete tu manto y debaxo lleva lo que pudieres desto adonde mi ama Valera dixere. Tendrás aviso si alguno te preguntare qué llevas y por fuerza lo hubiera de saber, que digas que para que se adobe lo llevas. Cecilia. Señora, así lo hare (Comedia Selvagia: 72). Dada la relación jerárquica existente entre ambos tipos de participantes y el contenido de los enunciados, podemos considerar que funcionan como órdenes (o mandatos) y así los interpretan los criados: “Señor, ¿mandas algo?” (ejemplos (3) y (7)) es la pregunta que formulan estos cuando sus amos los llaman. Las estrategias serían, pues, ‘crudamente directas’ (bald on record); tratar de dar una respuesta a este uso de estrategias sin reparación es ya una cuestión tradicional en los estudios sobre la cortesía en el ámbito hispánico –sobre todo del español peninsular–. Dos son las soluciones propuestas habitualmente: - Se ha defendido que reflejan un desprecio o una falta de interés por la imagen –positiva y negativa– del inferior y, en este sentido, un abuso de 378 • Silvia Iglesias Recuero poder (pues el uso de las estrategias directas es solo permisible en situaciones restringidas) (al estilo de lo expuesto por Culpeper, 1996). - por el contrario (como defiende Moreno, 2003, por ejemplo), en culturas como la española, sería una muestra de solidaridad (en el sentido de confianza), ya que se produce en contextos de familiaridad o intimidad (lo que además se vería reflejado en el uso del nombre de pila), donde no ha lugar sentimientos de amenaza a la imagen negativa. Creemos que ninguna de las dos propuestas ofrece una respuesta totalmente satisfactoria. En cuanto a la primera, ya hemos señalado que los destinatarios de las órdenes ni muestran extrañeza ni se quejan en absoluto de descortesía en sus amos ante la formulación directa de las órdenes. Por el contrario, se comportan como si fuera lo esperable en su relación con sus amos, responden a las órdenes con obediencia: “Como lo mandas, señor, se hará” (ejemplo (12)), “Así será, señora” (13) y se limitan a cumplirlas 16 . Por lo que se refiere a la segunda propuesta, y a pesar de que entre amos y criados se dan por supuestos sentimientos de fidelidad y afecto 17 , no podemos hablar de solidaridad, en la medida en que tales formas de hablar no son nunca simétricas: en primer lugar, por lo que respecta al tipo de acto de habla, no es siquiera imaginable que un criado diera órdenes a su amo –la orden es un acto de habla intrínsecamente jerárquico; tampoco es nunca simétrico el uso de apelativos: aunque los criados son llamados o nombrados por el nombre de pila, se dirigen exclusivamente a sus amos con el apelativo de respeto, señor-señora 18 ; por último, tampoco hay simetría en lo que concierne a la formulación lingüística: los criados sólo usan el imperativo muy restringidamente, sólo en actos clasificados tradicionalmente como directivos pero que son emitidos en beneficio del destinatario; así los encontramos en consejos (ejemplos (14), (15), (19), advertencias (ejemplo (16)) 19 , o situaciones de urgencia (ejemplos (17), (18), (20), (21), (23)): (14) Sigeril [a su amo Felides]. Señor, la falta de esperanza te haze desesperar de lo en quien todo el mundo espera. Mas ¿no has oído tú un proverbio muy antiguo que dize que quien dineros tiene haze lo que quiere? La excepción es siempre el fanfarrón, pero este está caracterizado negativamente en estas obras, como perezoso, cobarde e interesado solo en sí mismo, y no en el servicio fiel (véase nota 8). 17 Estos sentimientos se vinculan a la concepción tradicional de los sirvientes como parte de la familia (Maravall, 1976) antes de que la relación se interpretara como meramente contractual. 18 Que en su origen es signo de sumisión, real o simbólica. 19 Estos dos tipos de actos de habla están vinculados a la figura tradicional del criado como miembro de la familia y por tanto vinculada afectivamente a su amo en la búsqueda de la honra y la dignidad del señor y de la casa a la que sirve y de la que también es representante (Maravall, 1976; Heers, 1989). 16 Coloquio del Programa EDICE • 379 Felides. Si sé, mas ¿por qué dizes esso? Sigeril. Dígolo por lo que tengo dicho de lo que con él se compra y se vende; y pues a ti no te falta, no pongas falta en lo que, para tu esperança, te sobra (Segunda celestina: 116). (15) Sigeril [a su amo Felides]. […] Y en tanto, reposa tú, señor, que no has dormido esta noche (Segunda Celestina: 123). (16) Poncia. Nunca, señora, pongas en aventura las cosas de veras por gozar de las burlas (Segunda Celestina: 300). (17) Poncia. ¡Señora Polandria! ¡Señora Polandria! Llégate aquí y verás un mi requebrado (Segunda Celestina: 246). (18) Poncia. Señora Polandria, corre, corre. Polandria. ¿Qué es? Poncia. Es tu esposo (Segunda Celestina: 467). (19) Poncia. Señora, daca la mano, no tropieces, y acuéstate y durmamos, que bien lo hemos menester (Segunda Celestina: 459). (20) Risdeño (a Isabela, dama). [..] tomad esta carta que me dio Rosiana para vos (Comedia Selvagia: 70). (21) Risdeño (a Rosiana la hermana de su señor Selvago ante el desmayo deseste). Mirad, señora Rosiana, que puede ser desmayo; rocialde el rostro y tornará en sí (Comedia Selvagia: 104). (22) Cecilia (a Isabela). Llega, señora, no temas, que es él (Comedia Selvagia: 217). (23) Cecilia (a Isabela desmayada). Señora, señora mía, vuelve en ti; acorre al tu Selvago, si le quieres ver vivo (Comedia Selvagia: 273). Los consejos y las advertencia estaban están vinculados a la figura tradicional del criado como miembro de la familia y por tanto ligado 380 • Silvia Iglesias Recuero afectivamente a su amo en la búsqueda de la honra y la dignidad del señor y de la casa a la que sirve y de la que también es representante (Maravall, 1976; Heers, 1989). Pero cuando estos consejos versan sobre temas más delicados (o el criado prevé que pueden contrariar los deseos del señor –ejemplos (24) y (27)–) o cuando los inferiores emiten peticiones que están fuera de su ámbito (ejemplos (25) y (26)), la formulación se hace también más compleja, y aparecen realizativos como pedir o suplicar, que, por una parte, son deferenciales (y menos impositivos: dejan el cumplimiento del consejo o de la petición a la voluntad del destinatario) y, por otra, indican la implicación afectiva del hablante: (24) Sigeril. Señor, suplícote, pues sabes qu’el amor no tiene consejo, que nunca te pese de recebirlo de quien te desea servir, que en estos casos, créeme, de los escarmentados se hazen los arteros. Felides. Dentro está ya Sigeril en la sabiduría. ¡Hideputa, qué de damas ha alcançado, y cuánta edad tiene para ser artero, con tales escarmientos y espiriencias! (Segunda Celestina: 259). (25) Poncia (a Polandria su ama). […] ¡Ah, señora mía Polandria!, parésceme que andas como envelesada, suplícote que me digas el porqué si lo sabes [...] (Segunda Celestina: 290). (26) Risdeño (a su amo Selvago). Señor, ya por obra he cumplido lo de palabra mandaste; mas dime, yo te ruego, que es lo que en ti sientes, pues en son de doliente usas de su previlegios (Comedia Selvagia: 99). (27) Cecilia (al noble Selvago). Señor, solo te pido […] tengas paciencia (Comedia Selvagia: 273). Por tanto, aunque haya confianza y afecto en la relación amo-criado, no parece que sea suficiente para borrar las diferencias sociales en el uso de las formas lingüísticas. La asimetría del trato parece descartar el atribuir a la solidaridad –la familiaridad, la confianza, el afecto– el uso de estrategias directas por parte de los amos. Quizá la clave de la solución de esta dificultad resida en que los modelos de cortesía basados en la imagen en tanto que necesidad psicológica y en una dimensión única, variable solo cuantitativamente, de parámetros como el poder y la distancia no son lo suficientemente complejos para dar cuenta de los usos reales de épocas pasadas, como ha señalado Spencer-Oatey (2000) Coloquio del Programa EDICE • 381 también para las sociedades actuales. Hay que investigar otras dimensiones sociales e interaccionales del uso lingüístico. En primer lugar, tenemos que recordar que la relación jerárquica entre amos y criados se basa en una relación “profesional”, que establece una serie de derechos y obligaciones respectivas (en el sentido de Spencer-Oatey, 2000: 13) que define las expectativas de la conducta respectiva: amo y criado, independientemente de la familiaridad y afecto, se definen por la obediencia del segundo con respecto al primero: el deber del criado es recibir y cumplir órdenes; las restricciones de la conducta del amo atañen tan solo al cuidado de la integridad física y moral de su criado (no ordenarle cosas que pongan en peligro abierto su vida y su alma) 20 y a mantener su afecto y su fidelidad; por tanto, y según la ideología de la época, no hay necesidad de revestir las órdenes de ninguna estrategia mitigadora de la imagen personal, puesto que no hay en ellas nada que pueda ofender a sus destinatarios. Gracián Dantisco ([1593] 1968) ya indicaba “por esto yerra el criado que ofrece el servicio al señor, como si al amo no le fuesse propio el mandalle” (137, la cursiva es nuestra) 21 . Tratados de la época insisten en dos límites para el amo: el insulto continuado (que si se veía como degradador no solo para el criado, sino sobre todo para el amo, por la muestra de falta de contención) y el uso de ceremonias excesivas con los criados (porque revelaban bien la falta de conocimiento de las posiciones sociales respectivas, bien un interés de compensar mediante un comportamiento adulador fuera de lugar la ausencia de liquidez o de generosidad monetaria por parte del amo). Gracián Dantisco (id.) critica tanto a los que “no cessan jamás de reñir y dar vozes amenazando a sus criados y pajes” (118 22 ) como a los que “con ceremonia les hazen pago” (140). Dentro del ámbito de las obligaciones y derechos, hay que tener en cuenta que la mayoría de las órdenes tienen objetivos inmediatos y prototípicos de la vida cotidiana (vestir al amo, cuidar la casa, llevar mensajes, etc.), es decir, están dentro de las expectativas del trabajo de los criados (para “órdenes” especiales, véase infra, apartado 2.3.). Por otra parte, y también según la ideología hegemónica de la época, la jerarquía entre amos y criados tenía una base “natural” y no solo profesional, si 20 Y más lo segundo que lo primero, puesto que un conjunto selecto de los criados de los nobles (a los que pertenecen los protagonistas de nuestras comedias) funcionaban también como guardaespaldas y tenían la obligación de defender a sus amos si estos eran atacados. En cuanto a la moralidad de las órdenes, véase mas adelante, apartado 2.3. 21 Pero no por ello llamaríamos “corteses” a los usos del imperativo en este caso, como hace Haverkate, cuando los considera un uso “característico de situaciones comunicativas en las que los papeles de los interlocutores están más o menos prefijados” (1994: 165). Es, precisamente, en estos casos donde mejor se revela la diferencia entre “apropiado” y “cortés”. 22 Aunque más por la falta de contención que demuestran y por el desagrado que causan a sus visitas que por la ausencia de respeto a los subordinados. 382 • Silvia Iglesias Recuero los primeros eran nobles 23 y los criados pertenecían a la gente común o menuda. Entre ambos estados existía una desigualdad inherente desde el nacimiento 24 . Se manifestaba en la posición respectiva en la pirámide social y en las formas de vida y conductas respectivas. El poder de los primeros sobre los segundos estaba sancionado –dentro de unos límites morales– por la sociedad, se consideraba “legítimo”. Debido a todo ello, se daba también por supuesto que unos y otros tenían diferentes necesidades respectivas de imagen, y mientras que para los nobles el cuidado de la imagen era una de las preocupaciones fundamentales del trato social en la época (en tanto que reflejo de la dignidad personal y estamental), la imagen personal de los villanos era un asunto más discutido y menos aceptado generalmente 25 . Por todo ello, defendemos que estos imperativos desnudos, estas órdenes no mitigadas, no son en la época ni “actos amenazadores de la imagen” ni expresión de solidaridad, sino muestra de lo que Watts (1992, 2005) ha llamado politic behaviour, o ‘comportamiento socialmente apropiado’: es el uso esperable en una sociedad jerárquica que se reconoce abiertamente como tal 26 y donde la manifestación explícita de la jerarquía entre desiguales no solo está permitida, sino legitimada 27 . No deben ser analizados, por tanto, como descortesía, sino como la conducta esperable en función de la posición social y los derechos y deberes asignados a cada uno de los participantes en ese momento histórico 28 . 23 Tanto los nobles por nacimiento como los que “adquirían” esta condición por sus riquezas (Maravall, 1976; véanse también Domínguez Ortiz, 1983; Benassar, 2001; Domínguez Ortiz & Alvar Ezquerra, 2005). 24 Es esta una disputa fundamental en la época: entre aquellos que juzgan que la diferencia de calidades entre nobles y no nobles es intrínseca a la naturaleza humana y los que consideran que es funcional, aunque también establecida por Dios para conseguir que los seres humanos vivan con estabilidad social. Esta concepción comienza a hacer crisis en el siglo XVIII (aunque durante los siglos XVI y XVII hubo una corriente crítica, encabezada entre otros humanistas por Erasmo de Rotterdam), que terminará en la concepción de la igualdad fundamental de todos los seres humanos (Elías, 1994; Ehlich, 1992). 25 Que era objeto de discusión lo muestran las posiciones contrapuestas: desde la burla sobre la reclamación del honor por los villanos (en Quevedo o en la picaresca) hasta su defensa en el teatro del Siglo de Oro (las comedias de villanos –labradores ricos–, y en el Quijote (episodio de la ínsula de Sancho entre otros), aunque seguramente por motivos muy diferentes (más políticos en el teatro frente a humanistas en Cervantes). 26 Ya Ervin-Tripp (1976) había observado este fenómeno en contextos jerárquicos actuales. Cuando el comportamiento es el esperado no se producen “interpretaciones sociales”. 27 Actualmente, hoy no es así, y el imperativo desnudo se revela, en ciertos contextos de servicio público, como abuso simbólico de poder y discriminación (véase Placencia, 2002). 28 Incluso hoy en día, en caso de jerarquía social elevada se evalúa como adecuado en algunas zonas hispánicas el uso del imperativo desnudo (véase Curcó y de Fina, 2002 para la situación 4 – jefe-secretaria–, en que se unen familiaridad y jerarquía acentuada). Coloquio del Programa EDICE 2.2 • 383 Relaciones simétricas: los nobles y las peticiones Si pasamos ahora a las interacciones entre los miembros de la clase aristocrática, podemos observar que, a diferencia de lo que ocurría en las relaciones asimétricas, muy pocos actos directivos se expresan de manera directa con un imperativo desnudo. El corpus nos ofrece distintos tipos de relaciones entre miembros del estado nobiliar: en concreto, amistad entre jóvenes entre los que se da una relación de estricta igualdad (ejemplos (32) a (34) y (38) a (41)); y otras relaciones en las que no siempre es fácil dilucidar si existe algún tipo de jerarquía y cómo condiciona la interacción: relaciones familiares (madre-hijo varón (ejemplos (35) y (36)), esposos (ejemplos (42) y (44)), hermano-hermana (ejemplo (37)) y relaciones entre enamorados (ejemplos (29) a (31) y (43)) 29 . Veamos los ejemplos: (28) Felides. ¡Oh, mi señora Polandria! Suplícote que, con la discreción y saber que tienes, juzgues por tu valor y hermosura en tu conoscimiento, que en esto no puede faltar, la razón de mis dolores y el amor que contino de tu parte abrasa mis entrañas (Segunda Celestina: 450). (29) Felides (a su Polandria). […] con el atrevimiento de tanta grandeza, te suplico de tu hermosa boca, como a esposo, por esta rexa me hagas merced (Segunda Celestina: 451). (30) Polandria. Señor Felides, suplícote yo que la licencia que el pensamiento te ha dado como a mi esposo en lo que antes, como dizes, no osavas gozar, no te ponga más licencia de la has tomado (Segunda Celestina: 571). (31) Felides. ¡Oh, mi señora, suplícote que me perdones! (Segunda Celestina: 572). (32) Selvago (a su amigo Flerinardo). Por Dios, señor, no me lo tengáis más celado, que bien sé ser algún caso nuevamente en vos encaescido, pues siendo tamaña vuestra amistad, aún no soy desto sabidor; pídoos, mi señor, en quanto puedo, 29 No tengo espacio para desarrollar esta cuestión, pero en todas ellas se observa un cierto predominio del género masculino (incluso sobre la edad): del varón sobre la mujer, que tiende a acomodar su pensamiento y su modo de acción al del varón, aunque a veces se vea limitada en sus concesiones por otras consideraciones (sobre todo en el terreno amoroso por la defensa de la castidad y de la honra). 384 • Silvia Iglesias Recuero que más con el anhelo del callar vuestras pasiones por vos no me sean escondidas, pues que os manifiesto que siendo vos triste no puedo yo ser alegre (Comedia Selvagia: 5). (33) Flerinardo (a su amigo Selvago). [..] Y, por tanto, pues claro habéis visto cómo tan bien he demostrado mi intención, y sabéis ser lo que digo verdad, pídoos, por el amistad firme que entre nosotros está, que más mal no digáis del amor en mi presencia, porque no será en mí sufrirlo; solamente, si mi vida queréis, me dad algún medio para que la amorosa pasión que me atormenta, del todo no me consuma (Comedia Selvagia: 16). (34) Selvago (a Flerinerdo). Pues, señor, ¿no nos dirés alguna cosa de lo que entre sueños os fue demostrado? (Comedia Selvagia: 56). (35) Funebra (madre de Selvago). Hijo mío, descanso de mi atribulada vejez, ¿qué sentís? ¿qué mal es el vuestro? que mi ánima, después de lo saber, ningún descanso ha tenido. Por vuestra vida, mi amor, que me lo digáis, que si vos en el ánima lo sentís, yo en el cuerpo lo padezco. Selvago. Señora mía, grave mal es el que siento [...]; pídoos, porque no me seáis causa de mayor pena, que vos no la toméis (Comedia Selvagia: 102). (36) Selvago (a Funebra, su madre). […] mas si, señora, tuviésedes por bien, os querria dar parte de un pensamiento que tengo, que no poco me tiene cuidadoso por lo mucho que a vos y a mi toca (Comedia Selvagia: 192). (37) Rosiana (a su hermano Selvago). Señor hermano, si, por ser yo la persona que más en esta vida con razón os ama, la causa de vuestra poca salud me descubriésedes, no sería pequeña la merced que de vos recibiría, pues no solo tendríades en mí quien en igual grado que vos vuestro mal sintiese, mas en ello hasta la muerte trabajaría (Comedia Selvagia: 103). (38) Selvago (a su amigo Flerinardo). ¡Oh, mi verdadero amigo! Por el vínculo de amistad que entre nosotros está, que la causa de vuestras razones del todo me declaréis (Comedia Selvagia: 107). (39) Flerinardo. Señor Selvago, si sois servido, esta noche os quiero acompañar. Selvago. Mi buen hermano y señor, no es justo que toméis tanto trabajo, que asaz tengo de gente que me acompañe. Coloquio del Programa EDICE • 385 Flerinardo. Todavía quiero ir con vos, que no sabemos lo que puede suceder. Selvago. Pues así lo queréis, sea, señor, como fuéredes servido (Comedia Selvagia: 206). (40) Flerinerdo (a Selvago). […] por tanto, si os parece, vamos fuera, que ya es tiempo del ruar (Comedia Selvagia: 59). (41) Selvago. […] ya a lo que veo estamos cerca, bien será detenernos aquí un poco mientras el relox da la determinada hora. Flerinardo. Sea pues; mas si, señor, os parece, nosotros dos podemos llegarnos más a ver si hay muestras de algún sentimiento (Comedia Selvagia: 212). (42) Polibio (padre de Isabela a Senesta, su esposa). Rueg’os, mi señora, que en voluntad vengáis, porque en ello solo se hace lo que al provecho de todo conviene. (Comedia Selvagia: 257). (43) Isabela (a Selvago). […] ruégote, por aquella nobleza que tu claro linaje en sí tiene, que no quieras con tus muchas importunaciones el honor de una tal doncella como yo empecer […] (Comedia Selvagia: 220). (44) Senesta (a su marido Polibio). Mi señor Polibio, pídoos que me dexés gozar de la bienaventuranza de tal hijo (Comedia Selvagia: 284). La igualdad social determina que ya no podamos hablar de órdenes, sino de peticiones, de sugerencias o de propuestas (y así los emisores no esperan el cumplimiento por obediencia impuesta, sino por persuasión de la voluntad ajena). En consonancia, encontramos diversos componentes en la realización de la petición y que cumplen distintas funciones pragmáticas: - apelativos de respeto (señor-señora, incluso entre familiares, acompañado a veces del nombre de pila que indican el afecto y la familiaridad o del posesivo, que intensifica el respeto 30 ); - intensificadores: se trata sobre todo de sintagmas preposicionales encabezados por por y que hacen referencia a la relación afectiva: “por 30 “Por esto los curiosos por buena criança usan el día de oy de decir: ‘Mi señor Fulano’, a sus amigos algo superiores; y especialmente, quando hablan con señoras y mujeres, o hijas de sus iguales, les dizen: ‘Mi Señora’. Y con este lenguaje se hacen gratos y benévolos a todos” (Gracián Dantisco, [1593] 1968: 138). Como se ve, seguía percibiéndose el trato deferencial en el apelativo señor/señora. 386 • Silvia Iglesias Recuero el amistad firme que entre nosotros está” (ejemplo (33)), “por el vínculo de amistad que entre nosotros está” (ejemplo (38)), a alguna cualidad del destinatario relevante a la situación: “por aquella nobleza que tu claro linaje en sí tiene” (ejemplo (43)), o simplemente por el interés hacia el otro: “por vuestra vida” (ejemplo (35)); - condicionales regulativas, que dejan a la voluntad del otro el cumplimiento de la propuesta: “si tuviésedes por bien” (ejemplo (36)), “si sois servido” (ejemplo (39)), “si os parece” (ejemplos (40) y (41)); - actos de apoyo en forma de enunciados justificativos (ejemplos (32), (33), (35), (36), (37), (40), (41) y (42)). Pero también son diferentes las formas de realizar el acto principal o nuclear; encontramos: - uso de realizativos como suplicar (ejs. 28 a 31), rogar (ejs. 42 y 43), y pedir (ejs. 32, 35 y 44); - uso de verbos de deseo en condicional (ej, 36); - oraciones interronegativas (ej. 34); - oraciones condicionales (ej. 37); - en el caso de realizar propuestas o sugerencias, uso de la primera persona del plural (que incluye, por tanto, al hablante) (ejs. 40 y 41). Los imperativos –escasísimos (ejemplos (32), (35) y (38))– quedan reservados a situaciones en que el hablante siente preocupación por la situación de su destinatario y le urge a la confidencia; el interés por el estado y solución de los problemas del interlocutor justifican tales imperativos, que, claro está, van acompañados de expresiones de afecto y de interés. Otros casos de uso del imperativo son las advertencias y consejos (ejemplos (46), (47)), o peticiones que resultan de situaciones de extrema urgencia (ejemplos (45), (48), (49)) y aún así, casi siempre se acompañan de algún otro mecanismo que dulcifica su emisión: (45) Polandria (A Felides). ¡Oh, señor, por Dios, que estés quedo! Mira lo que hazes, no me pongas en vergüença (Segunda Celestina, 571). (46) Selvago (a Flerinardo). […] Por vuestra fe, señor, mirá bien lo que hacés (Comedia Selvagia, 8). (47) Selvago (a Flerinardo). Pues así es, enviá un paje a saber en qué se detiene [el criado], y sea Risdeño, mi enano, que muy entendido en cualquier cosa le hallo. Flerinardo. Muy bien me parece (Comedia Selvagia, 22). Coloquio del Programa EDICE • 387 (48) Funebra (a su hijo Selvago). Así lo haré, hijo mío, y agora esforzaos y comed (Comedia Selvagia, 194). (49) Isabela (a Selvago su enamorado que se quiere matar). Soltad, por Dios, el espada (Comedia Selvagia, 273). Tan solo en un caso parecen obedecer a cierta irritación que hace olvidar otras formas más respetuosas: Selvago recibe una carta de su enamorada y su emoción le hace deshacerse en retórica, ante la impaciencia de Flerinerdo 31 : (50) Flerinerdo. Señor, mirad lo que dentro viene y déjaos de palabras, que traen poco fruto. Selvago. ¡Oh mi señor! Dejadme gozar por entero de tan gran bienaventuranza como tengo presente, pues con ello solo mi vida bienaventurada consiste. Flerinerdo. Lugar habrá para todo, haced agora esto. Selvago. Quiero, pues, hacer vuestro mandado (Comedia Selvagia, 203). Ya hemos señalado que para esta clase social la muestra de respeto y deferencia por la face era una preocupación crucial: independientemente del grado de familiaridad (de la cercanía afectiva y de la intimidad y confianza) lo esperado es recurrir a construcciones que muestren de manera explícita o implícita tal respeto 32 : de manera explícita, con el uso de verbos realizativos que aclaran la adopción de una posición –simbólica– de sumisión y dependencia con respecto al destinatario (pedir, y sobre todo, rogar y suplicar así lo indican); de apelativos también originariamente de sumisión (señor, señora); o condicionales regulativas que subordinan el cumplimiento a la voluntad del destinatario. De manera menos directa: el uso dentro de las construcciones indirectas convencionales de la forma querría (que presenta como hipotético el deseo del hablante y deja inexpresado al destinatario), de interrogativas negativas (que son no impositivas) o de actos subordinados como la justificación (que buscan la persuasión por la argumentación). La acumulación, además, de varios de estos elementos en las intervenciones o turnos, saca a la luz el deseo de mostrar un comportamiento respetuoso. La lengua se hace elevada, sigue los patrones humanistas de la época. Se convierte toda ella en un pago simbólico a la posición social de los Puede haber una crítica implícita a la artificiosidad de la expresión de Selvago. Podríamos hablar de una orientación hacia el aumento de la ‘armonía’ (rapport enhancement) (Spencer-Oatey, 2000: 31 y ss.). 31 32 388 • Silvia Iglesias Recuero participantes, y, puesto que es exclusiva del trato entre nobles, en una expresión de un registro propio de este grupo social 33 . ¿Cortés o esperable? En este caso, podríamos decir que esta conducta cortés es la esperada entre personajes que pertenecen a la clase dominante, la que postulan los manuales de cortesía de la época como apropiada al trato entre cortesanos, entre personas que, por su situación social tienen “buena crianza”: respetuosa con la imagen del otro y con la propia, pero no excesivamente exagerada o, como se decía en la época, afectada o artificiosa (El cortesano, El Galateo español). Lo que hoy parece excesivo entre amigos o familiares, en la época no lo era, o al menos, se presentaba como el comportamiento adecuado, la conducta verbal que los identificaba como miembros de la aristocracia. 2.3 Relaciones asimétricas de nuevo: amos, criado y ¿peticiones? El tercer grupo de ejemplos permite corroborar, por contraste, lo visto en los dos apartados anteriores. ¿Se usan algunas de las formas vistas en el apartado anterior con inferiores o subordinados? Así es, como muestran los ejemplos siguientes: (51) Felides: Pandulfo, mi fiel criado, yo te quiero encomendar una cosa en que no me va menos que la vida. Pandulfo. Perder la mía es lo menos que por tu servicio tengo de hazer. Felides. No me atajes, que bien conoscida tengo tu voluntad; y para esto, yo querría que tú travasses pendencia. […] Felides. Pues el caso es que a mí cumple que tú traves pendencia y procures tener amores con Quincia, criada de Paltrana, la viuda (Segunda Celestina, 120). (52) Polandria (a Poncia, su doncella) Y para algún alivio, te querría rogar que nos fuésemos al jardín a oír al pastor Filínides a hablar en los amores de la pastora Acais (Segunda Celestina, 290). (53) Flerinardo (a su criado Escalión). […] mas dime, yo te ruego, lo que concluido dexas y si conociste a la causadora de mi pena (Comedia Selvagia, 24). 33 “Ni aquellas mismas ceremonias convienen a los mancebos que a los viejos y hombres graves, ni la gente menuda y mediana las deven hazer de la manera que los señores y principales usan unos con otros” (Gracián Dantisco, [1593] 1968: 137). Coloquio del Programa EDICE • 389 (54) Isabela (a su criada Cecilia). Pues, hermana Cecilia, ten cuidado de te poner en esa fenestra, que a estas horas suele Selvago pasar, y si acaso le vieres, sea yo dello sabidora (Comedia Selvagia, 93). (55) Flerinardo (a Escalión). Buen amigo, es menester que en presencia del señor Selvago cuentes lo que estotro día de aquella buena vieja me comenzaste a decir, porque al caso nos sería al presente necesaria (Comedia Selvagia, 113). (56) Selvago (a Risdeño, su criado). Pues así es, pídote que sea secreto lo que has visto (Comedia Selvagia, 98). (57) Selvago. Escalión, hermano, ruégote, si allá no fueres necesario, que des luego la vuelta, que yo tengo de haber cierto negocio contigo. Escalión. Yo cumpliré vuestro mandado, señor Selvago (Comedia Selvagia, 145). (58) Escalión. Señor Selvago, ¿qué me queréis mandar? Que presto soy. Selvago. Que reciba de ti tanta gracia que te llegues en casa de Dolosina a ver lo que ha negociado (Comedia Selvagia, 197). (59) Selvago (a Dolosina, ama de Isabela y posible tercera). Madre mía, […] pídote que me perdones si no te fago el acatamiento a tu persona debido, pues mi poca salud es en ello la causa (Comedia Selvagia, 141). (60) Isabela (a Cecilia su criada) […] mas pídote, por el amor y fidelidad que me eres deudora, pues en lo uno tan bien has razonado, que en lo que de aquí resulta me aconsejes (Comedia Selvagia, 173). En circunstancias especiales, que detallaremos a continuación, los jóvenes del estamento nobiliar emplean algunas de las estrategias de cortesía anteriormente citadas con sus criados en la realización de actos directivos: - los apelativos se acompañan de términos cariñosos o de confianza: “mi fiel criado” (ejemplo (51)), “hermana Cecilia” (ejemplo (54)), “buen amigo” (ejemplo (55)), “Escalión, hermano” (ejemplo (57)), “madre mía” (ejemplo (59)); - hacen su entrada condicionales regulativas “si allá no fueres necesario” (ejemplo (57)), y justificaciones: “que yo tengo de haber cierto negocio contigo” (ejemplo (57)). 390 • Silvia Iglesias Recuero Y sobre todo varía el enunciado de los actos directivos: los imperativos dejan paso a realizativos como “pido” (ejemplos (56), (59), (60)), “ruego” (ejemplos (52) y (57)), y “encomiendo” (ejemplo (51)); algunos de ellos modalizados (ejemplo (52)); - pero sobre todo aparecen construcciones indirectas algunas deónticas impersonales “es menester que” (ejemplo (55)), oraciones desiderativas “sea yo dello sabidora” (ejemplo (54)), y expresiones de favor “que reciba de ti tanta gracia” (ejemplo (58)). ¿En qué situaciones parecen olvidar los nobles su derecho a ordenar explícitamente? Cuando lo que piden a los criados no está relacionado con sus funciones habituales, sino que tiene que ver con la consecución de su pasión amorosa; los jóvenes aristócratas necesitan de sus criados para que lleven a cabo en secreto servicios que les permitan establecer contacto –y mantenerlo– con sus enamorados/as (entregar cartas de amor y sus respuestas, fijar citas, contratar a alcahuetas y terceros, etc.) a escondidas de los padres respectivos y de la sociedad más amplia. Por ello, podemos hablar de un uso estratégico de formas de cortesía, con el objetivo de conseguir el cumplimiento de sus objetivos, mediante la muestra de afecto y respeto a la imagen de sus sirvientes 34 . La naturaleza moral y socialmente comprometedora de lo pedido y los riesgos que corren tanto los criados como los propios interesados si son descubiertas tales acciones (pérdida de la imagen y consecuente exposición al deshonor público) provocan un cambio de actitud, al menos verbal, en estos intercambios. Así se explica que tanto en los apelativos empleados como en los intensificadores se destaquen las virtudes –morales y afectivas– que construían la relación tradicional entre criado-amo 35 y que los verbos realizativos expresen una posición de dependencia de los amos con respecto a la voluntad de sus sirvientes. La necesidad de convertir a sus subordinados en confidentes y cómplices empuja a aquellos a pulsar las teclas de la persuasión. Las palabras de Selvago a sus criados, después de que le hayan acompañado a una cita nocturna son esclarecedoras: - (61) Vosotros, criados, íos a dormir, que no pondré en olvido el buen servicio que esta noche de vosotros he recibido; ruégoos que en ello tengáis el secreto que conviene y la calidad del hecho demanda (Comedia Selvagia: 225). 34 De hecho, en algunos turnos, los amos emplean tanto las órdenes directas como las formas indirectas según el tema y el objetivo de la interacción. 35 No queremos decir que tales virtudes y afectos estuvieran ausentes de la relación, sino que solo se apela a ellas en estos contextos “comprometidos”. Coloquio del Programa EDICE • 391 Es muy revelador que este acercamiento afectivo adoptara, no las formas de solidaridad de la clase inferior, en un proceso de acomodación al destinatario, sino formas cercanas a las que los miembros clase superior usaba para relacionarse entre sí 36 : muestra, por un lado, las imposiciones sociales sobre el uso del registro lingüístico que regían la pertenencia a una clase social 37 , y, por otro, los valores asociados por los distintos usos sociales a las diversas formas de hablar: las formas indirectas y mitigadas de los directivos eran propias de la relación entre clases altas, por lo que su uso connotaba respeto y consideración al otro. Por ello, este trato “especial” a los servidores puede considerarse una muestra al mismo tiempo de especial confianza personal y de deferencia estratégica y, aunque no borraba la relación de jerarquía y la naturaleza impositiva de los actos verbales (Isabela le dice a su criada Cecilia: “mira que te ruego y como señora te mando”, Comedia Selvagia: 268) 38 , sí servía como “pago o recompensa simbólicos” (que a veces se unía a otras recompensas materiales: ricos tejidos o joyas) de los servicios especiales (delicadeza, secreto, etc.) exigidos a los criados y formaba parte del modelo de liberalidad y generosidad, y de dominio afectuoso que reclamaba el cortesano renacentista en su representación de sí mismo. 3 Conclusiones Creemos haber mostrado que no se puede abordar el estudio de la cortesía en épocas pretéritas utilizando indiscriminadamente las categorías y las explicaciones que empleamos para describir las interacciones actuales. Los principios rectores de la interacción, las dimensiones sociales implicadas, el valor que se asigna a las diferentes opciones lingüísticas, en definitiva, la interpretación de la noción misma de cortesía varían no solo geográfica y socialmente, sino también históricamente. Esta variación histórica era esperable si la cortesía es un concepto cultural, un componente más de la ideología social, 36 Esto también ha ocurrido en las sociedades contemporáneas con el uso, por ejemplo, del llamado “usted de respeto” para personas que realizan servicios: el usted a los criados o asistentes. Es difícil deslindar en estos casos cuánto hay de traducción de las diferencias sociales a distancia (como postulan Brown y Gilman, 1960) y cuánto hay de igualitarismo hacia arriba (de tratar al otro como es esperable que él nos trate), y, por tanto, de respeto mutuo. 37 Los aristócratas cortesanos no pueden utilizar sino un lenguaje refinado. Como señala Baranda, en la Segunda Celestina, “la forma de expresión se utiliza para diferenciar los estamentos sociales” (1988: 89). 38 Aunque la difuminaba, en la medida en que el criado fiel se veía capacitado para aconsejar a su amo otra línea de conducta, más acorde a las normas sociales y menos arriesgada para su imagen (Maravall, 1976; Baranda, 1988). 392 • Silvia Iglesias Recuero del conjunto de valores, creencias y representación de una sociedad o de un grupo social. En concreto, las dimensiones del poder y de la distancia deben ser repensadas y redefinidas de acuerdo con las épocas y las sociedades. No parece que sea adecuado tratarlas únicamente en su dimensión cuantitativa, sino cualitativa: a diferencia de lo que ocurre hoy en las sociedades occidentales democráticas, en la sociedad renacentista española, y europea en general, la jerarquía social, al menos según la ideología predominante, estaba socialmente legitimada, y, en consecuencia, se aceptaba como “normal” su manifestación abierta. Por su parte, la solidaridad, tanto en sus aspectos de la igualdad de clase o grupo, como de familiaridad, intimidad y afecto, no tenía las mismas consecuencias en el uso lingüístico que vemos hoy, sino que, por el contrario, en los grupos sociales dominantes provocaba un aumento de los mecanismos de cortesía. Las formas esperables de conducta no estaban regidas por consideraciones universales de “imagen”, puesto que las obligaciones que conllevaba el derecho al respeto de la imagen propia y ajena no tenían en principio carácter universal, esto es, no afectaban por igual a todos los miembros de la sociedad, sino que se definían en función del estatus –heredado o adquirido–, de los papeles sociales y del contenido y los objetivos de la interacción. Las clases aristocráticas esperaban siempre, no sólo de sus subordinados, sino también de sus iguales y aún de sus superiores, muestras de respeto y deferencia, puesto que el respeto y la deferencia eran un reflejo simbólico de la legitimidad de su estatus privilegiado y de su superioridad natural. La asimetría del trato entre nobles y villanos era, así, reproducción de la asimetría considerada “natural” de la sociedad. Análogamente, la simetría entre nobles mimetizaba la igualdad de clase y, al mismo tiempo, reflejaba los superiores dones innatos a la “buena crianza” y “practicados” en el mundo también superior de las relaciones cortesanas urbanas, frente a la “rusticidad” típica del comportamiento natural de las clases bajas. Se delimitan, así, ‘comportamientos socialmente correctos’ o ‘apropiados’ (politic behaviour), diferentes a los actuales. Tal concepción aristocrática de la sociedad y, en consecuencia, de las relaciones interpersonales, heredada, con profundas modificaciones, de la Edad Media, y contestada durante la propia Edad Moderna, entra en crisis en el XVIII, lo que dará lugar a las concepciones igualitarias actuales. Pero, al mismo tiempo, el valor simbólico asociado prototípicamente a las formas de expresión permite que estas sean empleadas también estratégicamente (es decir, desviándose de lo esperable, fuera de las normas habituales) en situaciones especialmente comprometidas, esto es, cuando los hablantes persiguen objetivos que no se conforman a las normas sociales y morales y para cuya consecución necesitan la ayuda de sus subordinados. Surge Coloquio del Programa EDICE • 393 entonces una cortesía inesperada, no normativa, que se convierte así en una estrategia de persuasión y en una recompensa simbólica a la fidelidad y la obediencia. Por ello, podemos concluir que la cortesía, al menos en lo que concierne a la época estudiada, es mucho más que una cuestión de intenciones y estrategias individuales. La(s) ideología(s) social(es) determina(n) los valores sociales de las formas lingüísticas, y, por tanto, su uso y su interpretación tanto en situaciones prototípicas como no prototípicas. 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SECCIÓN III (Des)cortesía en situaciones de contacto entre lenguas y culturas (Des)Cortesía, Migración y Comunicación Intercultural ∗ María Elena Placencia Birkbeck, Universidad de Londres Resumen En el marco de procesos de migración y globalización que se han acentuado en la última década, en este trabajo abogo por el estudio de fenómenos de (des)cortesía en la comunicación intercultural, que atiendan a problemas o conflictos en la comunicación relacionados no sólo con variación en ideologías interpersonales/valores de grupos culturales divergentes que entran en interacción, por ejemplo, en el mundo laboral o el de los negocios, sino también con problemas sociales como la discriminación motivada por prejuicios étnicoraciales en el contacto interétnico, producto de migraciones locales o externas. Es decir, abogo por el desarrollo tanto de estudios de (des)cortesía aplicados al mundo laboral/de los negocios en contextos multilingües/multiculturales que son cada vez más frecuentes, como de estudios críticos de (des)cortesía en un mundo donde el racismo y la xenofobia constituyen una realidad de todos los días para algunos sectores de la población hispanohablante. Empiezo el trabajo con un recuento de estudios transculturales/contrastivos, destacando el hecho de que la comunicación intercultural propiamente dicha ha recibido relativamente poca atención en el mundo hispanohablante, y subrayo, por tanto, la necesidad de ampliar su estudio; paso luego a ilustrar el interés de esta área, con una orientación social, mediante una consideración de aspectos de descortesía en la comunicación interétnica en Quito, fruto de migraciones internas. Palabras clave (des)cortesía, migración, comunicación intercultural, fórmulas de tratamiento ∗ Agradezco a José María Jiménez Cano y Xose Padilla por sus valiosos comentarios sobre una versión anterior de este trabajo. 400 • María Elena Placencia 1 Introducción En el marco de procesos de migración y globalización que se han acentuado en los últimos 10 ó 15 años, en este trabajo abogo por extender el foco de atención en estudios de (des)cortesía hacia contextos multilingües, multiculturales que son cada vez más frecuentes, es decir, abogo por el estudio de fenómenos de (des)cortesía en la interacción intercultural como tal, que atiendan a problemas o conflictos en la comunicación relacionados no sólo con variación en estilo comunicativo, ideologías interpersonales o valores divergentes de grupos culturales que entran en interacción, por ejemplo, en el mundo laboral o el de los negocios, sino también con problemas sociales como la discriminación motivada por prejuicios étnico-raciales en el contacto interétnico, producto de migraciones locales o externas 1 . Esto es algo que propongo en trabajos anteriores (véase por ejemplo, Placencia, 2001a, 2007a) y que extiendo aquí con referencia a un estudio en curso sobre la comunicación interétnica en Quito 2 . Empiezo con un breve recuento del desarrollo de estudios sobre comunicación intercultural en general, y, a continuación, entre hispanistas, desde la perspectiva de la pragmática contrastiva principalmente, pero también me refiero a algunos trabajos en lingüística aplicada a la traducción/la enseñanza de ELE que se ocupan de comunicación intercultural. Destaco el hecho de que la (des)cortesía en la comunicación intercultural propiamente dicha ha recibido relativamente poca atención desde la perspectiva de la pragmática y, por tanto, subrayo la necesidad de ampliar su estudio; entro luego a ilustrar el interés de esta área, con una orientación social, mediante una consideración de aspectos de descortesía en la interacción interétnica en Quito, fruto de migraciones internas. Antes de entrar en el tema creo necesario, sin embargo, decir algo sobre la noción de cultura con la que opero. Todos sabemos que ésta es una noción compleja, un tanto contenciosa, que se ha puesto en crisis en muchos ámbitos, dada la fluidez que hay en las sociedades contemporáneas, con patrones de comportamiento cada vez menos fijos, menos determinados, fruto En el estudio de la comunicación intercultural no se asume que toda interacción intercultural es problemática, pero está claro, por ejemplo, que el conflicto caracteriza muchas relaciones interétnicas; de ahí que el racismo y la xenofobia sean en la actualidad fenómenos extendidos alrededor del mundo. 2 Una orientación social en el estudio de la (des)cortesía aparece también en el interesante proyecto ‘La violencia verbal y sus consecuencias sociales’, coordinado por Catalina Fuentes Rodríguez y Esperanza Alcaide Lara desde la Universidad de Sevilla (véanse, por ejemplo, Alcaide Lara, 2008; Brenes, 2008; Fuentes Rodríguez & Alcaide, 2008), que no se enfoca, sin embargo, en la comunicación intercultural. 1 Coloquio del Programa EDICE • 401 de la globalización, que va de la mano con desarrollos tecnológicos y comunicación sin fronteras (véase por ejemplo Xiaoping Jiang, 2006), y fruto de los grandes movimientos poblacionales de los últimos tiempos. Entre hispanistas, Martinell Gifre (2007), con relación a la noción de competencia intercultural en la enseñanza de comunicación no verbal en ELE, se cuestiona, por ejemplo, si será necesario seguir investigando la comunicación no verbal de diferentes culturas o si “convendrá seguir otros caminos, más basados en el análisis del comportamiento compartido, en los signos coincidentes” (p. 71). Yo me he hecho también similares cuestionamientos al ver, por ejemplo, los resultados de estudios en ciertos ámbitos como la televisión, o el comercio en la internet, como en el trabajo reciente de Garcés-Conejos Blitvich y Bou Franch (2008) en el que examinan páginas web de comercio electrónico en España y Estados Unidos y en el que encontraron que las convenciones del género del comercio electrónico parecen ejercer mayor influencia en el uso de estrategias de cortesía que las convenciones de las culturas nacionales. Sin embargo, los resultados de estudios recientes en otros ámbitos ofrecen un panorama diferente. Por ejemplo, los trabajos de Raga Gimeno y el grupo CRIT (véase apartado 2) muestran que hay diferencias importantes en prácticas comunicativas entre algunas culturas, al menos cuando las culturas son distantes y ha habido poco contacto entre las mismas. Así, en un estudio en un contexto sanitario, Raga Gimeno (2005) apunta a diferencias bastante marcadas entre Senegal y España en la concepción del rol del sanador o médico –se refiere al rol del sanador tradicional en Senegal, el marabout– y las expectativas que tienen los usuarios de cómo debe desarrollarse la interacción, que tienen que ver con diferentes aspectos de comportamiento verbal y no verbal, y que están relacionadas con diferentes creencias y valores. Estos son algunos rasgos que describe de cómo son las interacciones en Senegal entre marabouts y pacientes: - La actitud normal del paciente es la de ser muy escaso y muy vago en su información al sanador. El paciente deja que sea el marabout el que averigüe el origen del mal por medios más o menos indirectos. - El marabout debe aceptar todo lo que le diga el paciente y preguntar poco. - En general no se da un intercambio ‘normal’ de turnos de palabra; la interacción está marcada por constantes silencios. - Durante la interacción, los pacientes bajan la cabeza, adoptando una postura de sumisión; no miran al marabout. - Tanto el paciente como el marabout son muy indirectos al hablar de temas comprometidos (adaptado de Raga Gimeno, 2005: 127). De estos rasgos se puede anticipar la ocurrencia de fricción en la relación y otros problemas de comunicación en la interacción entre pacientes senegaleses 402 • María Elena Placencia acostumbrados a un tipo de medicina tradicional y médicos españoles que practican la medicina occidental. Revisando estos trabajos y diversos estudios contrastivos recientes como el de Choi (2008) sobre el cumplido en Corea y España, y reflexionando sobre mi propia experiencia intercultural, me ha parecido que en muchos contextos, a pesar de la globalización, estamos todavía lejos de poder hablar de comportamientos uniformes o relativamente uniformes, o sea que el estudio de patrones de comportamiento de diferentes grupos culturales asociados con culturas (sub)nacionales sigue siendo todavía muy pertinente y necesario 3 . Es así que con respecto al mundo de los negocios, Guillén Nieto (2007: 104) hace notar que “hoy en día, a principios del siglo XXI” y a pesar del cada vez mayor contacto intercultural, las “barreras comunicativas y culturales” todavía, parecen tener efectos negativos en las negociaciones. Se apoya en sus afirmaciones en resultados de estudios a finales de la década de los años 90 como los de los proyectos europeos Leonardo da Vinci y ELUCIDATE que “dieron a conocer que el Reino Unido y España son dos de los países que mayor porcentaje de pérdida de volumen de negocio experimentan a causa de barreras comunicativas y culturales” (p. 104). Entonces, me parece que es todavía apropiado hablar de patrones (regularities) que co-ocurren dentro de un determinado grupo social como lo hace Spencer-Oatey (2008a: 4) cuando dice que la cultura se manifiesta a través de patrones que co-ocurren dentro de un grupo social. Se puede encontrar estos patrones en una amplia gama de elementos que incluyen asunciones básicas, valores fundamentales, orientaciones a la vida que están muy arraigadas, actitudes, creencias, políticas, procedimientos y convenciones de comportamiento 4 o de formas compartidas de vivir, hablar, pensar y sentir de una sociedad que es como Anna Wierzbicka (véase por ejemplo, Wierzbicka, 2005) concibe la noción de cultura, que emerge en sus estudios a través de una serie de términos culturales. En apoyo de esto estarían también, por ejemplo, las múltiples autobiografías de autores que han traspasado fronteras culturales de las que habla Wierzbicka (2005) y en las que las experiencias que se describen resaltan muchas veces diferencias entre culturas en formas de hablar, pensar y sentir, relacionadas con formas distintas de comportamiento, que le llevan a Wierzbicka (2005) a escribir ‘en defensa’ de la noción de cultura. 4 “culture is manifested through co-occurring regularities within the social group. These regularities can be found in a wide range of elements, including basic assumptions, fundamental values, deep-seated orientations to life, attitudes, beliefs, policies, procedures and behavioural conventions” 3 Coloquio del Programa EDICE • 403 Hablar de patrones no implica que no haya variación individual; es decir, no significa que todos los miembros de un determinado grupo compartan valores y por tanto patrones de comportamiento de igual manera pues, como sugieren Gudykunst y Nishida (1999/2000), entre otros, se espera que dentro de un mismo grupo cultural no todos se adhieran a los mismos valores con la misma fuerza, e inclusive, es posible que algunos adopten otros valores, es decir, se espera que haya cierta variación individual 5 . Sin embargo, aunque algunos miembros de un grupo no se adhieran a determinados valores, tienen un conocimiento compartido que permite comprender dichos valores y formas de comportamiento asociadas con los mismos (véanse también Goddard & Wierzbicka, 2004; Wierzbicka, 2005). Tampoco implica que se considere que la cultura es estática. Como apunta Castelan Cargile (2006: 20), los grupos sociales están localizados en un mundo material cambiante, y a medida que cambia el mundo, lo que define al grupo también va cambiando. Para ejemplificar esto, comenta el mismo autor, que antes del desarrollo de las naciones-estado, por ejemplo, no había culturas nacionales y la gente se identificaba con el grupo local con el que vivían. Sugiere que quizás en un futuro no muy lejano, con los cambios acelerados de los últimos tiempos, la noción de cultura nacional se convierta en una categoría sin sentido si la gente pasa a socializar principalmente mediante grupos transnacionales (p. 20); sin embargo, no hemos llegado a esta situación todavía o no por entero. Relacionado con lo anterior, el hablar de patrones tampoco quiere decir que no haya variación intracultural, de acuerdo a la situación comunicativa. Esto también se da ya por sentado 6 . También se da por sentado que la identidad cultural asociada con culturas nacionales o subnacionales (las “co-culturas domésticas”, de las que hablan Samovar, Porter y McDaniel, 2006: 1, relacionadas, por ejemplo, con la procedencia regional) interactúa con otras identidades como las provenientes de subculturas en comunidades de práctica que algunos hispanistas estudian en el contexto de la cultura más amplia (véase Esto está relacionado con la ‘disputa discursiva’ (discursive struggle) de la que habla Watts (2003) sobre qué constituye la (des)cortesía de ‘primer orden’ (first order), es decir la disputa sobre qué es comportamiento (in)apropiado que Watts formula como la disputa sobre la reproducción y reconstrucción de los valores de comportamientos socialmente aceptables y no aceptables (p. 11). 6 Al respecto, véase Spencer-Oatey (2000, 2008a). Entre hispanistas, aunque no con referencia a la cortesía en particular, véase por ejemplo Raga Gimeno y Sales Salvador (2004) quienes consideran modelos “próximos” (culturas mediterráneas) y “distantes” (norte de Europa, Asia) de interacción y quienes dicen lo siguiente: “En general, podemos afirmar que dentro de una misma cultura hay situaciones comunicativas que se aproximan más al modelo próximo (normalmente las más informales) y otras que se aproximan más al modelo distante (las más formales). Pero al mismo tiempo [...] hay culturas cuyas conversaciones coloquiales se aproximan más al modelo próximo y culturas cuyas conversaciones coloquiales se aproximan más al modelo distante” (pp. 5-6). 5 404 • María Elena Placencia por ejemplo Lorenzo-Dus, 2007). Por eso, en estudios contrastivos se busca comparar el comportamiento de individuos con características similares, en situaciones con características también similares. Sin embargo, a lo que va mi propuesta es que, en el contexto de un mayor multiculturalismo en el que se vive en muchas sociedades del mundo hispanohablante, es de interés dar más atención al estudio de la (des)cortesía en interacciones interculturales o multiculturales propiamente dichas, y dentro de esta área, atender a problemas sociales como los que he mencionado. Consecuentemente, mi propuesta va también a poner mayor atención a aspectos del macro-contexto, como las relaciones de poder que en estudios de (des)cortesía (entre hispanistas) tienden a considerarse solamente con respecto al contexto local de la interacción 7 . 2 Desarrollo de estudios trans e interculturales (y (des)cortesía) El interés en la comunicación intercultural, como es sabido, no es un fenómeno reciente. Con respecto al mundo anglosajón, sus inicios como campo de investigación sistemático pueden ubicarse a finales de la década de 1950 8 . Se vio impulsado en un principio con los trabajos del antropólogo Edward T. Hall (véase por ejemplo Hall, 1959) todavía muy influyentes, y luego con contribuciones de diferentes disciplinas como la etnografía de la comunicación y la psicología social, constituyendo en la actualidad una subdisciplina de diferentes ramas como estudios de comunicación, gerencia de empresas, educación, psicología y otras. Entre las disciplinas que se enfocan al estudio de habla y cultura en interacciones interculturales están, como también sabemos, la sociolingüística interaccional con los trabajos pioneros de John Gumperz en la comunicación interétnica (véase por ejemplo Gumperz, 1978), y la sociopragmática y pragmática sociocultural o intercultural. Por otro lado, la comunicación intercultural está también estrechamente vinculada con la pragmática variacionista, de más reciente constitución (Schneider & Barron, 2008), y con la lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas extranjeras y la traducción e interpretación, áreas que, a su vez están ligadas a la mediación (inter)cultural. La falta de atención al macro-contexto en estudios de comunicación intercultural es algo que se ha resaltado en otras áreas como educación (véase Xiaoping Jiang, 2006) y que en estudios de comunicación intercultural entre hispanistas se podría explicar tal vez teniendo en cuenta que la mayoría de trabajos han sido de carácter contrastivo y, si bien el poder es una de las variables que se maneja, su estudio tiende a restringirse a los roles de los participantes en el contexto local. 8 Véase Leeds-Hurwitz (1990) sobre la historia del desarrollo de la comunicación intercultural como campo de estudio. 7 Coloquio del Programa EDICE • 405 Dentro de la pragmática, la consideración de posibles conflictos en la comunicación intercultural ha sido, de hecho, la motivación o justificación de un gran número de estudios transculturales/contrastivos que se han realizado desde finales de la década del 80, y continúa siéndolo hasta hoy. Lo mismo se puede decir de muchos trabajos en pragmática variacionista. En lo concerniente al estudio de la comunicación intercultural entre hispanistas, se ha llevado a cabo desde la perspectiva de diferentes disciplinas y enfoques. Aquí, como he indicado, me concentro en estudios que vienen de la pragmática principalmente pero me referiré también a algunos estudios en lingüística aplicada de los últimos años que se ocupan de la comunicación intercultural, que han surgido en España en particular, en buena parte como respuesta a las nuevas realidades de inmigración que ha tenido que enfrentar la sociedad española. Con respecto a este último punto, tal como observan Gràcia y Bou (2006) sobre Cataluña, algunas regiones de España en la última década, han pasado de ser territorios esencialmente bilingües a ser territorios multilingües. Es interesante saber, por ejemplo, que sólo en Cataluña, de acuerdo al estudio de Eva Monrós (2005) que ellas citan (p. 61), para el 2005 se hablaban cerca de 300 lenguas. Así pues, con los movimientos poblacionales de los últimos años, hoy en día en España aunque también en muchos lugares en el resto del mundo hispánico, usando las palabras de Rodríguez Abella (2007: 2), “para descubrir nuevos mundos y nuevas realidades [...] no es necesario ni embarcarse ni entrar en una madriguera” (refiriéndose a Alicia en el país de las maravillas), “basta salir a la calle y mirar alrededor”. Con esta situación de gran diversidad lingüística y cultural, no es sorprendente el interés que el estudio de fenómenos interculturales ha estado generando en los últimos años en España desde diferentes perspectivas y disciplinas 9 . Sin embargo, se puede observar que este interés, no parece estar Una búsqueda rápida en DIALNET (Universidad de La Rioja) bajo ‘comunicación intercultural’ arrojó 9 números especiales de revistas con publicaciones en español en diferentes disciplinas en los últimos 5 años, que tienen que ver con el campo de la comunicación intercultural: Revista CIDOB d'afers internacionals, 61-62, 2003 (ejemplar dedicado a: Interculturalidad y confianza); Nº. 66-67, 2004 (ejemplar dedicado a: Representaciones e interculturalidad; 73-74, 2006 (ejemplar dedicado a: Lo intercultural en acción, identidades y emancipaciones; Signo y pensamiento, 46, 2005 (ejemplar dedicado a: Espacios, tiempos y sujetos de la multi(inter)culturalidad; Revista española de lingüística aplicada, 1, 2006 (ejemplar dedicado a: Retos del siglo XXI en comunicación intercultural: nuevo mapa lingüístico y cultural de España); Comunicación: Revista Internacional de Comunicación Audiovisual, Publicidad y Estudios Culturales, 4, 2006 (ejemplar dedicado a: Comunicación intercultural); Portularia: Revista de Trabajo Social; 4, 2004 (ejemplar dedicado a: ¿Es posible otro mundo?); 5(2), 2005 (ejemplar dedicado a: Interculturalidad y medios), Cultura, lenguaje y representación/Culture, language and representation: revista de estudios culturales de la Universitat Jaume I, 4, 2007 (ejemplar dedicado a: La comunicación intercultural). 9 406 • María Elena Placencia reflejado de la misma manera en estudios de cortesía que provienen de la pragmática. Igualmente, el gran interés que hay actualmente en Latinoamérica por fenómenos interculturales, dada la diversidad lingüística y cultural existente dentro de muchas sociedades, hasta donde conocemos, está también poco reflejado en estudios de cortesía en la comunicación intercultural. Pasando a una revisión breve del desarrollo de estudios transculturales/ contrastivos e interculturales que se ocupan de (des)cortesía en español bajo la perspectiva de la pragmática, entre los primeros trabajos y en el área de los negocios, hay que destacar los estudios impulsados por Lars Fant a partir de finales de la década de 1980 sobre las negociaciones en el mundo escandinavo en contraste con el mundo hispanohablante que todos conocemos (véanse, entre otros, Fant, 1989, 1992, 1995; Grindsted, 1995, 1997; Villemoes, 1995), y entre los que se encuentran también los trabajos de Diana Bravo (véanse por ejemplo, Bravo, 1993, 1996, 1998a), que, como sabemos, tienen la cortesía como una preocupación central. Entre los primeros trabajos de carácter contrastivo, cabe destacar también los estudios de Carmen García en el mundo académico anglosajón sobre diferentes actos de habla, aparecidos también desde finales de la década de 1980 (García, 1989a, 1989b), y en los que la cortesía asimismo es una preocupación central. En el área de pragmática variacionista, por otro lado se vienen realizando estudios contrastivos de variación pragmática en español desde mediados de los años 90, en los que figura también la cortesía, y que resaltan variación regional, entre otros tipos de variación, en el empleo de cortesía, anticipando en muchos casos posibles problemas en la comunicación intercultural. Entre los primeros, están por ejemplo los trabajos de Placencia (1994, 1998), Fant (1996), Puga Larraín (1997) y Bravo (1998a). Desde finales de la década del 90 hasta el presente, los trabajos contrastivos/transculturales, se han multiplicado y se requeriría mucho espacio para cubrir la gran gama de estudios que se han realizado que contrastan aspectos de cortesía en variedades del español de América con el español peninsular especialmente, con otras variedades del español de América, y con otros idiomas 10 . Pero vale la pena mencionar sólo algunos estudios recientes para ilustrar el interés que sigue habiendo y el hecho muy positivo de que los contextos de análisis siguen expandiéndose para incluir más variedades del español, como, por ejemplo, en el trabajo reciente de Félix-Brasdefer (2008), que examina variación pragmática regional entre México y la República Dominicana, y poblaciones poco estudiadas en cortesía en español como la de 10 Véanse Márquez Reiter y Placencia (2005) y Placencia y García (2007). Coloquio del Programa EDICE • 407 los adolescentes en Madrid, y Santiago de Chile que aparecen en Jørgensen (2008), o el de Albelda Marco (2008) sobre atenuación en Valencia y Santiago de Chile. Algunos de estos estudios ponen de manifiesto diferencias que podrían ser fuente de conflicto en la comunicación entre hablantes de diferentes variedades del español, aunque otros resaltan más bien ciertas similitudes en usos de (des)cortesía como el trabajo de Alba-Juez (2008). Entre otros estudios contrastivos recientes, se puede mencionar también el de Siebold (2007) sobre disculpas en alemán y español, y el de Dumitrescu (en prensa) sobre atenuación en rumano y español. Todos estos trabajos representan el estudio de interacciones cara-acara, pero también van aumentando los trabajos contrastivos sobre interacciones mediadas por la tecnología, como el de Mariottini (2006) sobre el uso de diminutivos en los chats en comunidades virtuales españolas e italianas, al igual que aquellos estudios que examinan contrastivamente aspectos de cortesía en los medios de comunicación como el de Martínez Camino (2008) sobre la gestión interpersonal en publicidad en la televisión mexicana y española. Ubicada entre la pragmática y estudios de comunicación intercultural en el mundo anglosajón están también los estudios contrastivos recientes de Guillén Nieto (2005, 2006) quien examina patrones comunicativos de negociadores españoles y británicos, atendiendo necesariamente a algunos aspectos de cortesía. Sus trabajos podrían considerarse como una segunda vertiente de estudios que provienen en este caso de un departamento de filología inglesa. Una tercera vertiente vendría a ser la de estudios de lingüística aplicada a la traducción, interpretación y mediación intercultural entrelazados en unos casos con la enseñanza de ELE. Como he dicho, la creciente inmigración externa en España parece haber contribuido a dar un gran impulso en la última década al desarrollo de estas áreas. Sobre el estudio de la comunicación intercultural relacionado con estas áreas, se han ocupado diferentes investigadores y grupos de investigación en España. Para empezar es necesario resaltar el trabajo del Grupo CRIT al que me referí anteriormente, que ha realizado análisis contrastivos e interculturales propiamente dichos entre hablantes españoles y hablantes de un sinnúmero de otros idiomas de África, Asia y Europa del Este. Su libro de 2003, titulado Claves para la comunicación intercultural, reúne varios estudios que examinan aspectos verbales y no verbales en la comunicación intercultural como silencios y la toma de turnos, distribución espacial, paralenguaje y otros. La cortesía aparece mencionada en algunos de estos estudios pero en general no es realmente objeto de análisis explícito con respecto a teorías de cortesía. La relevancia de los trabajos del Grupo CRIT para la cortesía, sin embargo, es clara 408 • María Elena Placencia en los análisis que ofrecen 11 y las interpretaciones que los autores hacen, por ejemplo, de posibles efectos de minorización (Py & Jeanneret, 1989) que llevan a evaluaciones negativas del Otro y a la formación de estereotipos 12 . Dichos efectos resultarían de diferencias en los modelos culturales con los que operan españoles e inmigrantes de diferentes nacionalidades y culturas, mostrando unas más que otras mayor semejanza con los patrones de la cultura española. La atención del grupo CRIT en años más recientes se ha enfocado en el contexto de la atención sanitaria y el desarrollo de programas de formación de mediadores interculturales. A través de entrevistas a usuarios y proveedores del servicio han identificado una serie de problemas de comunicación, como por ejemplo, que a los proveedores del servicio les molesta lo que ellos describen como una excesiva cortesía o tono excesivamente enfático de algunos grupos, y que algunos pacientes se quejan de la “frialdad” y “deshumanización” del trato que reciben, aspectos que están claramente vinculados a la cortesía (véase Raga Gimeno, 2006: 225). En cuanto a la mediación intercultural en diferentes contextos (por ejemplo sanitario, educativo, etc.) en España se han ocupado también, entre otros, Laghrich (2004), Alonso Araguás (2006), Guerrero Villalba (2006), Valero Garcés (2006), Iliescu Gheorghiu (2007), El-Madkouri Maataoui (2008) y García Pastor (2008). La mayoría de estos autores resaltan en sus trabajos la importancia de tener en cuenta diferencias en normas de cortesía entre españoles y hablantes de español procedentes de otras culturas; sin embargo, no es un tema en el que se enfoquen en detalle. Es decir, ésta es un área de interés por desarrollarse para estudiosos de la cortesía en el contexto de la inmigración. Laghrich (2004: s/n) da un ejemplo, tomado de su experiencia como mediadora intercultural, sobre la importancia de tener conciencia de diferencias culturales en patrones de interacción que ilustra el efecto de descortesía que cierto comportamiento que es normal en España, puede tener en otra cultura: Por una mirada normal para muchas personas de aquí [en España], una mirada directa de un profesional de los servicios sociales a un inmigrante, tuve que mediar entre los dos y explicarle al inmigrante que la intención no era ofenderle sino escucharle con más atención. Ortí Teruel (2003), por ejemplo, destaca la preferencia de los árabes por formas indirectas para la realización de diversas actividades comunicativas. 12 Por ejemplo, en cuanto al estilo comunicativo de hablantes chinos, Sales Salvador (2003: 126) observa lo siguiente: “Se puede decir que el estilo de interacción chino favorece que los participantes no interfieran en el turno de los otros, lo que se considera presuntuoso, o incluso rudo o descortés”. 11 Coloquio del Programa EDICE • 409 Finalmente, en cuanto al área de lingüística aplicada a la enseñanza de E/LE, en los últimos años, el desarrollo de la competencia (o de competencias) intercultural(es) (que incluye la cortesía), ha generado un interés muy grande, como subraya Barros García (2006), en un panorama que ofrece en el que se refiere a propuestas múltiples de enseñanza que se han desarrollado en España en años recientes, jornadas y congresos que se han realizado, y en el que lista, equipos de trabajo, publicaciones en la web, etc. que se ocupan del tema. Es interesante ver la atención que se está dando no solo a aspectos verbales de la competencia intercultural sino también a los no verbales (véanse por ejemplo Cestero Mancera, 2004; Martinell Gifre, 2007; Padilla García, 2008, entre otros) en los que asimismo juega un papel importante la cortesía, y que se promueve la adopción de una pedagogía intercultural en el aula, que respete la diversidad, y se podría decir, los sistemas de cortesía de los Otros (véanse Balmaseda Maestu, 2007; Verde Peleato, 2007; entre otros). Con respecto a Latinoamérica, hay mucho interés en fenómenos de interculturalidad, pero dicho interés, parece orientarse principalmente al campo de la educación intercultural bilingüe en escuelas y colegios, en el contexto del plurilingüismo y plurinacionalismo de diversos estados (véase por ejemplo el Programa Regional Andino de Educación Intercultural Bilingüe de la Región Amazónica, EibAMAZ, que cubre Ecuador, Perú y Bolivia). Estos programas están encaminados mayormente a rescatar, preservar y fortalecer las lenguas y culturas de los indígenas. Sin embargo, y hasta donde sabemos, se ha dado muy poca atención al estudio de la interacción en la comunicación intercultural o transcultural desde la perspectiva de la sociolingüística interaccional o la pragmática (véase más abajo) 13 . Volviendo a los trabajos contrastivos en pragmática sociocultural o intercultural que se han realizado y los que se siguen realizando, no hay duda que continúan haciendo un aporte muy importante al conocimiento del rol de la cortesía en la estructuración de diferentes tipos de actividades y la negociación de identidades y metas interaccionales en diferentes contextos culturales, generalmente con implicaciones importantes para la comunicación intercultural y otras áreas. Sin embargo, mientras abundan los estudios contrastivos, son escasos los estudios que se concentran en la interacción intercultural propiamente dicha. Aparte de los trabajos interculturales del grupo CRIT, hay unos pocos estudios pragmáticos que se ocupan de la (des)cortesía en la comunicación intercultural propiamente dicha, con respecto a migraciones internas o externas en la 13 Véase el trabajo de Gugenberger (1997) en el Perú que no es un estudio pragmático pero cuyos resultados son de interés para el estudio de la (des)cortesía en la comunicación interétnica. 410 • María Elena Placencia mayoría de los casos. Incluyen los trabajos de Placencia (2001a, 2008) en interacciones de servicio entre proveedores blanco-mestizos y usuarios indígenas en La Paz y en Quito respectivamente; Schrader-Kniffki (2004, 2007) sobre peticiones y promesas, y el uso del silencio, respectivamente, en interacciones entre zapotecas e hispanófonos en Oaxaca, México; Carmona (2006) sobre las funciones del habla de contacto en interacciones entre personal sanitario español y usuarios inmigrantes en Barcelona; Herrero Muñoz-Cobo (2007) sobre el uso del silencio entre españoles e inmigrantes hablantes de árabe marroquí; y Valero Garcés (2008) sobre formas y funciones del habla de contacto en interacciones entre pacientes extranjeros y médicos españoles en la comunidad de Madrid. Mi propuesta de extender esta área de estudios está motivada, como he dicho, por el contexto social vigente de multilingüismo y multiculturalismo en muchas regiones del mundo hispanohablante. Otra motivación es el hecho de que, si bien los aportes de estudios contrastivos o monoculturales ofrecen una base, y son esenciales en este sentido para dar cuenta, por ejemplo, de conflictos que surgen en una interacción intercultural, como dice SpencerOatey ([2000] 2008b: 72), “los estudios transculturales (i.e., comparativos) no nos dicen necesariamente cómo las personas se van a comportar o van a reaccionar al tomar parte en interacciones interculturales 14 ”. Esta observación la habían hecho ya Scollon y Scollon (1995) dentro de estudios del discurso y viene también de otras disciplinas que se ocupan de la comunicación intercultural. Cray y Mallory (1998: 90) en gerencia de empresas, por ejemplo, sugieren lo mismo cuando dicen que “es posible que la observación de cómo las personas interactúan con sus compatriotas en su propio país no ofrezca una guía útil sobre cómo se van a comportar las mismas personas con visitantes extranjeros 15 ”. En efecto, lo que algunos investigadores han encontrado es que en interacciones interculturales se puede identificar el uso de nuevas estrategias o quizás estrategias híbridas. Por ejemplo, en un estudio de respuestas del oyente en una conversación intercultural en inglés entre un español y un británico, Bou Franch y Gregori Signes (1999) encontraron que los dos participantes empleaban más respuestas del oyente que en interacciones monoculturales en inglés o español. Atribuyen esto al “mayor esfuerzo comunicativo y la necesidad de negociar el significado de forma más consciente y explícita que en conversaciones entre nativos que conduce a ambos “cross-cultural (i.e., comparative) studies do not tell us how people will necessarily behave or react when they take part in intercultural interactions” 15 “observations about how individuals interact with one another in their home country may not provide useful guidance of how the same people behave towards foreign visitors” 14 Coloquio del Programa EDICE • 411 interlocutores a un uso mayor de emisiones, para marcar acuerdo y animar a proseguir” (p. 132). Häggkvist y Fant (2000) por otro lado, analizaron cómo españoles y suecos inician discusiones informales en interacciones monolingües y monoculturales y en interacciones interculturales. Con respecto a las últimas, encontraron que algunas estrategias coinciden con las de las interacciones monoculturales pero otras no; esto confirma nuevamente la idea de que la comunicación intercultural no puede predecirse (por entero al menos) de los patrones socioculturales propios de los participantes (véase también Häggkvist, 2002; Mueller, 2008). Entrarían otros factores como el hecho que identifica Bravo (1998b) de que ciertas estrategias que emplean hablantes nativos en interacciones con no nativos pueden atribuirse, por ejemplo, a su rol de anfitrión en la interacción. En la comunicación intercultural, la (des)cortesía puede ser vista también en términos de procesos de acomodación (véase por ejemplo Giles y Ogay, 2006) relacionados con el uso de estrategias encaminadas a reducir la distancia social (estrategias de convergencia), a crearla (estrategias de divergencia) o a mantenerla (estrategias de mantenimiento) 16 . Entre hispanistas, hay unos pocos estudios interculturales recientes que examinan estos procesos como el de Barrancos (2008) y Sinner (en prensa) que se enfocan principalmente en el estudio de formas de tratamiento en la interacción de Argentinos con españoles. Es innegable que la dificultad de obtener datos de interacciones espontáneas está siempre presente en estudios de comunicación intercultural y pragmática en general (véase Kasper, 2000); sin embargo, la gama de contextos que pueden ser explorados es cada vez más extensa y por tanto el obtener datos, posiblemente más factible. Como apuntan Gràcia y Bou (2006: 61) sobre Cataluña la diversidad existente en la actualidad en España, por ejemplo, “es fácilmente perceptible en la inmensa mayoría de los ámbitos en los que transcurre nuestra vida cotidiana: la calle, el trabajo, el mercado, los comercios, la administración, etc.”. Lo mismo se puede decir de muchas ciudades de la América hispanohablante. Además, no es necesario restringirse a datos de grabaciones de interacciones sino que se pueden emplear otros métodos como la observación, y entrevistas como en los estudios de Francisco Raga Gimeno y el Grupo CRIT en el contexto sanitario (véase Raga Gimeno, 2006) que les ha permitido identificar una serie de problemas que experimentan los proveedores de servicio y usuarios autóctonos e inmigrantes. En cualquier caso, como se ha 16 Sobre la consideración del nivel pragmático en el estudio de la acomodación lingüística, en el que entran fenómenos de (des)cortesía, véase Kluge (2007). 412 • María Elena Placencia visto, es importante complementar datos de observación o grabaciones con datos que ofrezcan la perspectiva de los usuarios como datos provenientes de cuestionarios de hábitos sociales (Hernández Flores, 2002) que diversos investigadores asociados con EDICE han encontrado útiles (véase por ejemplo, Bernal, 2007), al igual que diarios sobre incidentes críticos (Spencer-Oatey, 2002), y datos provenientes de entrevistas (véase Placencia, 2001b, en el contexto de la atención al público). No obstante, a lo que voy también es a señalar que lo que ocurre en la interacción intercultural no necesariamente puede explicarse como suele hacerse, o no por entero, con respecto a “regularidades” de comportamiento, como tendencias de cortesía, que se pueden observar en interacciones monoculturales, y que están relacionadas con ciertas preferencias culturales, sino que pueden entrar también aspectos del macro-contexto, entre otros aspectos, como ideologías dominantes que ubican a ciertos grupos en posición inferior frente a otros, por prejuicios con base étnica y racial u otras razones 17 . Si bien en los datos examinados en el estudio sobre la comunicación interétnica en Quito al que me refiero en el presente trabajo, se puede identificar en ciertos casos un choque de normas culturales (por ejemplo, en el empleo de saludos con beso que son frecuentes entre familiares y amigos entre blanco-mestizos, pero no así entre indígenas), en muchos otros casos, sin embargo, las divergencias de normas y valores culturales que puede haber y que ciertamente hay no son útiles para explicar el conflicto que surge, que no parece yacer en diferencias de estilos comunicativos (o no por entero) sino en prejuicios. Esto es lo que paso a ilustrar ahora con ejemplos de formas de tratamiento de un estudio en marcha sobre (des)cortesía en la comunicación intercultural interétnica en Quito, en el contexto de migraciones internas, en donde el prejuicio étnico-racial parece jugar un papel importante en el uso de las estrategias de descortesía identificadas. 3 Descortesía en la interacción intercultural en Quito Al hablar de comunicación intercultural en Quito, me refiero a interacciones entre indígenas de diferentes nacionalidades, principalmente la nacionalidad kichwa, y blanco-mestizos. La nacionalidad kichwa es una de las 13 nacionalidades que reconoce CODENPE, el Consejo de Desarrollo de Nacionalidades y Pueblos del Ecuador. Para esta nacionalidad, se han 17 La importancia de considerar el macro contexto en el análisis de la (des)cortesía aparece ya en otros trabajos sobre el discurso en español como el estudio de Carranza (2007) en un contexto legal. Coloquio del Programa EDICE • 413 identificado 13 pueblos localizados a lo largo de los Andes ecuatorianos en su mayoría. Sin embargo, en mi estudio participan también indígenas achuar, huaorani y kichwa de la Amazonía (véase Placencia, 2008). No tengo espacio para entrar ahora en detalles del contexto sociohistórico de mi estudio (véase Placencia, 2008), pero quiero señalar que el prejuicio étnico-racial, que se entiende como representaciones mentales socialmente compartidas, de carácter negativo sobre el Otro (van Dijk, 2002: 146), y la discriminación en contra de los indígenas (y afroecuatorianos) son fenómenos muy conocidos y documentados en la historia de las relaciones interétnicas en la sociedad ecuatoriana. Según Almeida Vinueza (1999), la discriminación asociada con el prejuicio étnico-racial es en efecto “un fenómeno constitutivo de la nacionalidad ecuatoriana” (p. 203), una tendencia con un mensaje claro, que “lo ‘blanco’ es superior y lo negro e indio lo despreciable” (p. 210). Esta mentalidad se puede ver, por ejemplo, en usos verbales que se han incrustado en el habla como la expresión hacer la del indio, que quiere decir ser ingrato o no tener maneras, como aparece en una interacción entre blancomestizos en la que una señora habla de X, un hombre que dejó a su mujer, sobrina de la señora, por irse con otra mujer: (1) Interacción entre familiares Señora: Sí que X nos hizo la del indio ... ¡qué cosa! O la palabra runa que significa ser humano en kichwa y que se emplea en el español ecuatoriano coloquial con el significado de ‘algo de calidad inferior’ o ‘de raza inferior’ como cuando se habla de un perro runa, que sería un perro cruzado, y que se emplea también como forma de tratamiento o término de referencia despectivo para los indígenas. Y esta mentalidad emerge también en conversaciones informales entre blanco-mestizos que he recopilado en diferentes contextos, como en el siguiente ejemplo en una peluquería de mujeres de clase media, que deja ver en este caso una falta de tolerancia e ignorancia sobre costumbres indígenas como la de llevar un sombrero que es un símbolo importante de la identidad indígena. La clienta 1 en la línea 62 habla de un político indígena (Vargas) que no suele llevar sombrero, y esto les lleva a otras clientas a especular en son de burla sobre la función del sombrero (líneas 66-67; 69-72): (2) Interacción en peluquería (C1/2/3 – clientas; P – peluquera) (Adaptado de Placencia, 2007b: 155-156) 414 • María Elena Placencia 62C1 63 64P 65C1 66C3 67C1 68C1 69C3 70 71C1 72P1 73C3 74C1 75C2 76C3 77C1 78C3 79 80 81 82C1 y esto eeh el lo único que me gusta del Vargas es que no es ensombrerado diez minutitos y le lavamos señora Glorita porque todititos [(( ))] [porque] dicen que se les enfría la cabeza (RISAS) no y se les vuelan los piojos (RISAS) quisiera saber por qué se ponen sombrero yo quisiera [(( ))] [porque dicen] que se les enfría la cabeza oiga pero si todo el mundo anda con la cabeza / (RISAS) al aire (RISAS) pero dicen que tienen esas ideas↑ [que es] que se les enfría la cabeza [qué va] ¿esa costumbre tienen? dicen que tienen esa costumbre no tiene que ser otro significado tiene [que ser alguna tradición] [pero no dejan ni muertos] porque vean en las reuniones y todo que les dicen tiene que sacarse el sombrero ¡cómo van a estar en una reunión con sombrero! [que dicen] que no [es falta de] educación Los intercambios finales (líneas 79-82) ilustran la expectativa de muchos blanco-mestizos de que los indígenas se adapten a sus normas de interacción, que en este caso sería que se quiten el sombrero en reuniones formales, pues quitarse el sombrero es lo que se considera tener “educación” o “buenas maneras”. Pasando a mi estudio propiamente dicho, exploro (des)cortesía y discriminación con base en prejuicios étnico-raciales en la interacción interétnica desde tres perspectivas, tal como explico en Placencia (2008): la de los indígenas mediante entrevistas a profundidad y discusiones de grupos focales dado que la discriminación en el trato en la vida cotidiana es algo que muchas veces se experimenta de manera sutil y es importante ver cómo perciben los indígenas el uso de ciertas prácticas comunicativas de los mestizos puesto que la (des)cortesía está en la evaluación del oyente o el afectado (véase Eelen, 2001); la de los blanco-mestizos, también mediante entrevistas, en cuanto es de interés comprender como es que conciben a los indígenas como diferentes; y, por último, la que me da el análisis de interacciones interculturales que he recogido a través de observación y grabaciones de interacciones espontáneas particularmente en contextos de servicio como en mercados, tiendas de barrio y centros comerciales. Coloquio del Programa EDICE • 415 Por cuestiones de espacio, me voy a enfocar aquí en el uso de formas de tratamiento, que en el contexto en que se dan constituyen mecanismos con los que se ataca, intencionalmente o no, la imagen individual y grupal del interlocutor, y que, como subrayo, parecen estar asociados con una serie de perjuicios con base étnico-racial. Digo intencionalmente o no, pues como sugiere van Dijk (2002: 146), la discriminación no es siempre intencional sino que constituye una articulación en el discurso del conjunto de creencias subyacentes compartidas sobre los Otros, que configuran la ideología dominante, en este caso, la de los blanco-mestizos. Las fórmulas de tratamiento, como sabemos, se consideran esenciales en la construcción de las relaciones interpersonales. Tal como Knapp (1978: 158), entre otros, ha señalado, “la forma cómo nos dirigimos a una persona puede ser cuantitativamente breve, pero puede decir muchísimo sobre la relación que tenemos con esa persona. Podemos comunicar [...] el grado de relación que tenemos, si estamos enojados con la persona o si queremos manifestar afecto, y si la situación es formal o informal 18 ”. Mediante las fórmulas de tratamiento se pueden comunicar una serie de significados sociales. A manera de ilustración, la siguiente es una lista de significados asociados con 4 pronombres –tu, vos, usted y su merced– que emergieron en un panorama de formas de tratamiento en Colombia y Ecuador (Placencia, en prensa): respeto, cercanía, confianza, distancia, familiaridad, solidaridad, intimidad, (des)igualdad, jerarquía, impaciencia, enojo, paternalismo, servilismo, desprecio, humillación, calor humano, etc. Esta variedad de significados resaltan el hecho de que las formulas de tratamiento pueden emplearse en la gestión interrelacional (Spencer-Oatey, 2000, 2008c), junto con otras formas, para crear, mantener, realzar o dañar las buenas relaciones sociales. Justamente lo que he encontrado en mi estudio es un uso por parte de los blanco-mestizos que amenaza la imagen individual y de grupo de los indígenas y por tanto crea conflicto 19 . En Placencia (2008) doy numerosos ejemplos de formas de tratamiento nominales discriminatorias tales como términos genéricos como María o Manuel, que algunos mestizos emplean para dirigirse a mujeres u hombres indígenas a quienes no conocen y que llevan implícitos una serie de prejuicios “[t]he way we address another person may be quántitatively brief, but it may say volumes about the relationship we have with that person. We are able to communicate […] how well we are acquainted with them, whether we are angry or affectionate toward them, and whether the situation is a formal or informal one” 19 Tengo que aclarar que este uso obviamente no es uniforme, que hay una serie de factores que entran en juego, como el nivel de educación de los indígenas y de los blanco-mestizos, y otros; sin embargo, la mayoría de indígenas que tomaron parte en mi estudio manifiestan experimentar discriminación en la vida cotidiana, relacionada con su etnicidad (véase Placencia, 2008). 18 416 • María Elena Placencia negativos sobre los indígenas; términos de parentesco como hijito/a o primo/a que adquieren un significado negativo en la interacción interétnica al infantilizar a la persona (de la Torre, 1999), o hacerla sentir diferente; términos que juegan con los apellidos autóctonos de los indígenas como Changa para alguien de apellido Chongo, y apodos y vocativos varios que los indígenas resienten pues los perciben como ataques a su identidad étnica. Aquí, sin embargo, daré unos pocos ejemplos del empleo de formas pronominales. En el español quiteño se ha identificado el uso de tú, usted y vos como formas de tratamiento pronominal en el singular, las dos primeras de empleo más extendido (Placencia, 1997). Tú y vos tienden a asociarse con cercanía y confianza, y usted con respeto y distancia; sin embargo, según el contexto, pueden comunicar, como hemos dicho, otros significados. En interacciones comerciales/de servicio entre blanco-mestizos en Quito, según estudios anteriores (Placencia, 1998, 2001b, 2004) se emplea usted de manera recíproca para marcar respeto y/o cierta distancia comunicativa, sea con conocidos o extraños (exceptuando niños y adolescentes que tienden a recibir la forma familiar tú y emplear usted con los proveedores del servicio). Sin embargo, en los datos de este estudio aparecen usos asimétricos en diferentes contextos de servicio como en el siguiente ejemplo en una tienda de barrio, donde la vendedora es una mujer indígena y el cliente un hombre blancomestizo de mediana edad: (3) Tienda de barrio (C- comprador blanco-mestizo; V – vendedora indígena) 01 C: 02 V: 03 C: 04 V: 05 C: 06 V: ¿Tiene melón? Sí [le muestra dónde están los melones] ¿Cuánto cuesta éste? Un dólar veinte. Ya me vas a hacer que me de colerín. Vea está bueno. Se puede ver aquí que si bien el cliente empieza con usted cuando dice ¿Tiene melón? (línea 01), cuando entra en el regateo (Ya me vas a hacer que me de colerín) (línea 05) pasa a la forma familiar de tú. Este acto es un reproche, que parece en son de broma pero que no genera risa en la vendedora, y que junto con el tú se puede describir como una forma agresiva de regateo, que evoca relaciones de servidumbre de tiempos anteriores, y que se observa en otras interacciones con indígenas. La vendedora indígena, como se puede ver en la última línea, se restringe al trato formal de usted. Justamente varios de los indígenas entrevistados observan que se espera que ellos empleen usted en una interacción de servicio o en interacciones Coloquio del Programa EDICE • 417 en el trabajo con blanco mestizos, pero que tienden a recibir tú y en ocasiones vos (otra forma familiar de uso menos extendido). Resienten este trato ya que lo interpretan como un tipo de paternalismo o al menos una descortesía, como en este caso, de una estudiante universitaria que dice que: En varios centros comerciales he notado que a mí me tratan de tú, pero a los mestizos de usted. Es, para mí es como que una falta de cordialidad o de o de respeto porque no puedes decir a quién sea tú o sea tratarle de tú; de primera, no me parece aceptable (Estudiante universitaria). Comenta un contador, de la nacionalidad achuar, cómo los blancomestizos intentan “ponerle en el puesto” si él les tutea, y cómo él acaba en constante enfrentamiento, recordando a los mestizos que los tiempos han cambiado: Y cuando a un mestizo digo, a veces se me va, y digo tú. ‘¡Cómo que tú!’ ‘Pues ¿cómo quiere que (le) trate?’ ‘Usted’. El español no es mi idioma. Tengo que tratar con usted. Tú para ellos [los mestizos] es minimizar a la persona, pero ellos me tratan de tú o vos: ‘Tú haz esto’. ‘No, ésta no es tu hacienda’. Tenemos que parar duro (Contador). Estos comentarios se repiten con relación a diferentes contextos y sugieren también que el trato discriminatorio no proviene solamente de proveedores de servicio, o de clientes cuando los indígenas están en el rol de vendedores, sino también de otros usuarios del servicio en cuestión, como este ejemplo que proporciona un estudiante universitario, que ilustra también el constante enfrentamiento de los indígenas con los blanco-mestizos para ser tratados con el respeto que se merecen. “En el trolebús me dice un mestizo, ‘¿por qué te paras?’ ‘¿Cuál tú?’ le digo” (Estudiante universitario). El bagaje de discriminación que lleva el tutear en las relaciones interétnicas en Ecuador, que ha sido documentado en algunos estudios antropológicos en otras localidades en los Andes ecuatorianos (véase por ejemplo Cervone, 1999), aparece claramente expresado en una entrevista que concedió en 2004 Auki Tituaña, alcalde indígena en una ciudad al norte de Quito, que aparece en una nota de prensa titulada “Cuando un ecuatoriano me tutea siento que hay racismo”. El titular es la respuesta que el alcalde da en una entrevista a la pregunta si le gusta que le tuteen. Dice: “Cuando me tutea un venezolano, un cubano o un dominicano no me molesta. Es distinto cuando lo hace un ecuatoriano: siento que hay una carga de racismo y discriminación” (El Comercio, 7 Días, p. 14). Se refiere en su respuesta a culturas de confianza como 418 • María Elena Placencia la cubana, donde el trato recíproco de tú es lo común (véase Lipski, 1996), a diferencia del contexto Quiteño. El uso de tú por supuesto no es siempre recibido como algo negativo. Hay contextos donde es apropiado emplearlo y en los que puede comunicar significados positivos y contribuir al realce de las buenas relaciones sociales. La estudiante universitaria citada anteriormente, por ejemplo, comenta sobre su uso, de manera recíproca, en la universidad donde ella estudia, tanto entre compañeros como con profesores, como algo muy positivo. Como sucede con otras formas, el contexto determina si es apropiado emplear esta forma. Su significado depende también del tono del enunciado, tal como hace notar uno de nuestros entrevistados, al igual que del tipo de enunciado en el que ocurre y de otras formas (no) verbales con las que ocurre como los tratamientos nominales. Tú aparece en nuestros datos con otras formas como hijito/a que están asociadas con paternalismo, rezago de épocas anteriores, y por tanto suele ser interpretado como una forma de agresión. El siguiente ejemplo ilustra este uso combinado de tú + hijita. Ocurre en una interacción en una tienda de barrio en la que la vendedora es también una indígena, y el comprador, un hombre blanco-mestizo de mediana edad. El cliente está comprando fruta y le reclama a la vendedora sobre una compra anterior; la vendedora rechaza su reclamo y el comprador insiste y dice: (4) Tienda de barrio (C- comprador blanco-mestizo; V – vendedora indígena) 07 C: para qué te voy a decir hijita Un albañil que ha experimentado este trato dice lo siguiente sobre esta forma: “Hijito es como una forma de decir ‘éste todavía no entiende’, como a un niño, ‘le falta madurar’ o sea que como todavía estamos atrasados”. Así, se puede ver a través de los ejemplos que hemos proporcionado, cómo diferentes formas de tratamiento pueden ser empleadas en la interacción interétnica para amenazar la imagen individual y grupal de los indígenas y dañar las buenas relaciones con ellos, al recrear prejuicios étnicos y discriminación mediante prácticas de la vida cotidiana. 4 Resumen y observaciones finales En breve, lo que he querido enfatizar en este trabajo es el interés y la necesidad de orientar el estudio de la (des)cortesía a la comunicación intercultural en el contexto de migraciones internas y externas que están creando, usando las palabras de Raga Gimeno y Valero Garcés (2006), “nuevos Coloquio del Programa EDICE • 419 mapas lingüísticos y culturales 20 ”. Ellos se refieren a España específicamente, pero estos ‘nuevos’ mapas vienen también perfilándose en otras regiones del mundo hispanohablante, desde hace mucho tiempo ya en algunos casos (sobre América Latina, véase, por ejemplo Zimmerman y Bierbach, 1997). Con los movimientos poblacionales son inevitables ciertos problemas sociales. La dificultad en el acceso de inmigrantes a servicios básicos como la atención médica es un problema que Francisco Raga Gimeno y el Grupo CRIT y otros investigadores como Carmen Valero Garcés han identificado y al que están orientando sus investigaciones en el área de mediación intercultural, y en mi caso, a la situación de discriminación en contra de los indígenas en la sociedad ecuatoriana. Es decir, los estudios de cortesía en la comunicación intercultural pueden hacer también una contribución social en el área de acceso a servicios y otras. Con todo esto, sin embargo, no quiero restar la importancia que tiene el estudio de la (des)cortesía en otros ámbitos, pero estoy señalando un área que requiere mayor atención. Y esto va de la mano con lo que mencione anteriormente, que los resultados de estudios interculturales apuntan a que lo que sucede en la interacción intercultural no es necesariamente predecible del estudio de interacciones monoculturales o estudios contrastivos; es decir que es importante también estudiar lo que pasa en la interacción intercultural propiamente dicha. Y para terminar quisiera resaltar también la necesidad de mayor interacción entre quienes se ocupan de comunicación intercultural con relación al área de mediación intercultural, por ejemplo, y estudiosos de cortesía dentro de pragmática, ya que parece que, sin saberlo, estamos trabajando sobre lo mismo en buena medida, es decir sobre diferencias en los modos de conducir las relaciones sociales en diversos contextos socioculturales y los efectos que estrategias o prácticas divergentes pueden tener en la gestión interrelacional (Spencer-Oatey, 2000, 2008c), es decir en el mantenimiento, realce o la puesta en peligro de las buenas relaciones, al igual que en la consecución efectiva de las metas que se persiguen en diferentes contextos. Los beneficios de mayor interacción sin duda serían mutuos. EDICE constituye un foro idóneo para esto. De hecho, las actas del congreso anterior de EDICE en Valencia (Briz et al. 2008) muestran que EDICE está atrayendo cada vez más a investigadores que trabajan en ELE, por ejemplo, que viven la interculturalidad en el día a día en el aula, y esto es algo muy positivo. 20 Me refiero al título del volumen especial que editaron en el 2006 en la Revista Española de Lingüística Aplicada: “Retos del siglo XXI en comunicación intercultural: nuevo mapa lingüístico y cultural de España”. 420 • María Elena Placencia Referencias bibliográficas Alba-Juez, L. (2008). Sobre algunas estrategias y marcadores de descortesía en español peninsular y argentino: ¿Son españoles y argentinos igualmente descorteses?. En: A. Briz et al. (Eds.), Cortesía y conversación: de lo escrito a lo oral. III Coloquio Internacional del Programa EDICE (CD-ROM) (pp. 8097). Valencia: Universitat de València. Albelda Marco, M. (2008). Atenuantes en Chile y en España: distancia o acercamiento. En: A. Briz et al. 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Asimismo, se ha pretendido cuestionar si tales estrategias constituyen una intrusión o trasgresión de las normas y ética profesionales de interpretación, o si por el contrario, dicho accionar puede considerarse una característica más del rol del intérprete en la corte. En los casos aquí analizados, las estrategias de descortesía de modalidad pragmática a través de la repetición, el contraste y el tono de la voz, tanto como la manipulación de estatus, responden a la falta de paciencia del intérprete ante los testimonios que carecen de coherencia. Fuera de este contexto legal, dicho accionar podría evaluarse como una estrategia reparadora del testimonio para ayudar al acusado a organizar sus ideas y para salvaguardar su imagen. El uso de estrategias pragmáticas del tal índole ejercen control en el hablante (Lakoff, 1975). Se observó un efecto más coercitivo y, por ende, descortés, en las estrategias de modalidad verbal a través de la incorporación de preguntas confirmativas en casos donde no los había en la pregunta original. A través de la presencia de muletillas, marcadores de discurso, inconsistencias en la respuesta, pausas y silencios, los intérpretes juzgan la credibilidad del testimonio de los acusados y testigos. Por tanto, a través de estrategias descorteses coercitivas los intérpretes adoptan una posición de poder antagónico y asimétrico como los abogados y jueces, identificándose así con las estructuras de la institución, en este caso, la corte. Palabras clave descortesía, interpretación, coerción, inmigrantes, bilingüismo 432 • Marjorie Zambrano-Paff 1 Introducción Las entrevistas e interrogatorios en el ambiente legal revelan un tipo de organización conversacional especial en donde la interacción es fija y limitada. El paso de turno es fijo: solo una persona puede hacer preguntas y la persona que responde las preguntas no puede hacerlas. Además, las respuestas están condicionadas por el tipo de preguntas, lo que conlleva a decir que el tipo de intercambio en la corte no es el mismo presenciado en una conversación informal. Conley y O’Barr (1998) constatan que, a través de estrategias lingüísticas, los magistrados de la corte de los EEUU establecen balance asimétrico de poder entre los participantes durante las interrogaciones y las ‘contra-interrogaciones’ o cross-examinations [traducción mía]. Davies (1993) define cross-examination como una estrategia lingüística utilizada por abogados para presentar una versión de los hechos. Dependiendo de la intención del hablante, la contra-interrogación sirve para incriminar, acusar, desacreditar la credibilidad e imagen sociocultural de los acusados o bien para defenderla. También los jueces de los tribunales de inmigración de los Estados Unidos emplean una gama de estrategias lingüísticas tales como mandatos, actos de habla conflictivo, amenazas, acusaciones, reprimendas y distanciamiento enunciativo para influir la respuesta del imputado o testigo. Según Leech (1983), tales estrategias lingüísticas reflejan acciones frontales contra el mantenimiento de las buenas relaciones entre los interlocutores, ya que retan la imagen sociocultural del individuo. El modelo de Brown y Levinson (1978), basado en el concepto de ‘imagen sociocultural’ o face, establece que la cortesía juega un papel reparador de las imágenes de los interlocutores en toda sociedad. Es decir, la ausencia de mecanismos o estrategias de cortesía que garantizan la armonía social de los hablantes resulta en actos que comprometen el equilibrio de la conversación. Se deduce entonces que las estrategias de descortesía conducen a una confrontación intencional y negativa (Lakoff, 1989), obteniéndose así un efecto opuesto al causado por las estrategias corteses (Culpeper, 1996). Se define descortesía como el uso de estrategias discursivas que atacan la imagen sociocultural, resultando en la desarmonía social entre los hablantes (Culpeper, 1996). En los tribunales jurídicos de inmigración de los Estados Unidos se necesita la presencia de un intérprete ya que por lo general el inglés no es el idioma nativo de los acusados. En los juicios de inmigrantes hispanos aquí considerados, se observó al intérprete incorporar preguntas en la interpretación que no constaban en la versión original del interrogatorio, las cuales comparten el mismo estilo amenazadora e intimidante del habla conflictiva de los jueces y abogados. Asimismo, se observa que en situaciones de dificultad de Coloquio del Programa EDICE • 433 comprensión del testimonio, el intérprete intercede a través de la elaboración de preguntas coercitivas (Berk-Seligson, 1990), algunas en un grado más que otras, con el fin de aclarar el testimonio del imputado o testigo. Las preguntas frontales adoptadas por los intérpretes amenazan la imagen del oyente y son consideradas estrategias descorteses por su efecto amenazador e intimidante. Como resultado, se corre el riesgo de no garantizar a la minoría lingüística la equivalencia de los enunciados y equivalencia legal. Considerando que el objetivo principal de las preguntas de las contra-interrogaciones es manipular la respuesta del interpelado, incorporar elementos descorteses en la interrogación debería ser considerado una intrusión por las posibles repercusiones en las respuestas o en el testimonio. También, las mencionadas estrategias constituyen una intrusión tanto lingüística como legal, ya que en teoría, la función primordial de un intérprete es la de servir como transmisor o puente lingüístico neutral. La falta de neutralidad como modo de conducta a adoptar por los intérpretes puede incidir en las respuestas de los acusados y testigos de la misma forma que las preguntas de los abogados y jueces inciden en las respuestas de los interpelados durante el interrogatorio. Se corre así un riesgo pragmático y legal, ya que los acusados se pueden formar una imagen errónea del rol del intérprete. En definitiva, la incorporación de preguntas coercitivas y descorteses por parte del intérprete controla las relaciones sociales y de poder entre los interlocutores a la vez que constituye una violación de las reglas de ética profesional instituidas para los intérpretes bilingües en los Estados Unidos. 2 Objetivos El objetivo principal es abordar la descortesía y actos de habla conflictivos a través del comportamiento comunicativo de los intérpretes, sea éste intencional o no, durante el interrogatorio en juicios de la corte de inmigración. A través de análisis conversacional y de discurso, se explora la visibilidad, el rol activo y la presencia lingüística del intérprete (Angelelli, 2004). 3 Cuestionamientos Las observaciones preliminares de los mecanismos lingüísticos usados por los intérpretes en la corte de inmigración permitieron abordar los siguientes cuestionamientos sobre la labor interpretativa: ¿cuáles factores conducen a los intérpretes a intervenir en el interrogatorio con estrategias que amenazan la imagen sociocultural como si fueran ellos parte del comité judicial?, ¿hasta qué 434 • Marjorie Zambrano-Paff punto reconocen los intérpretes la influencia de su rol lingüístico a nivel pragmático?, ¿qué impacto causa en el oyente el uso de las estrategias descorteses por parte del intérprete? 4 Marco teórico 4.1 El concepto de visibilidad del intérprete El concepto de visibilidad del intérprete ha sido abordado por varios investigadores. Según Angelelli (2004), el intérprete ha pasado de conductor lingüístico a constructor de la interacción, gracias a los diversos roles que los intérpretes han jugado en los diferentes contextos del siglo XX. El contexto se refiere a la situación donde los interlocutores se enfrentan a una diversidad lingüística, por ejemplo una estación de policía, oficina de inmigración o consultorio médico. Angelelli (2004) plantea que la visibilidad del intérprete se ve afectada por variables sociales de los interlocutores como el grupo social, tanto como factores socioeconómicos, étnicos y de nacionalidad. Además, la visibilidad se ve impactada por la realidad de la situación/contexto donde la interpretación da lugar y por la realidad social de cada interlocutor (Angelelli, 2004). Por lo tanto, Angelelli (2004) propone examinar el rol del intérprete y su interacción desde una perspectiva social, interpersonal y discursiva para entender mejor su labor interpretativa. Kaufert y Putsch (1997) discuten el rol del intérprete cuando éste intercede en conversaciones médicas entre pacientes desahuciados y médicos. Ambos investigadores reconocen que el área médica involucra comunicación a nivel clínica y que en muchos casos las variables socioeconómicas, culturales y lingüísticas de los interlocutores inciden en la efectiva comunicación y transmisión de terminología técnica entre el paciente y doctor. Kaufert y Putsch (1997) señalan que el intérprete desempeña otras funciones en las interacciones doctor-paciente y que su rol visible se debe en parte a las características inherentes del contexto médico. En cuanto a la visibilidad del intérprete en la corte, cabe mencionar el trabajo de Berk-Seligson (1990, 2002) por ser el primer estudio con una gran muestra de datos de análisis etnográfico, cualitativo y cuantitativo que arroja importantes resultados sobre el rol activo del intérprete en la interpretación de las preguntas de los abogados en la corte bilingüe. BerkSeligson concluye en su estudio que a través de una gama de herramientas lingüísticas como la manipulación de formas de cortesía y de otras formas sociolingüísticas, el intérprete afecta el estilo pragmático original de las preguntas de los interlocutores. Su estudio revela que las ‘preguntas confirmativas’ (Quilis, 1993: 451) –conocidas en inglés como tag questions– Coloquio del Programa EDICE • 435 fueron las que presentaron más problemas de precisión en la interpretación. Evidencia de esto es el hecho que en muchos casos las preguntas confirmativas fueron enteramente eliminadas en la versión traducida, según afirma BerkSeligson (1990, 2002), por la falta de estructuras paralelas en español. 4.2 Variables que afectan la interpretación Además de las dificultades a nivel lingüístico y pragmático con las que se enfrentan los intérpretes, existen otros factores que influyen su labor interpretativa. Según Morris (1999), uno de los factores tiene que ver con el espacio y distancia física en la que se ubican los interlocutores en la corte. Morris (1999) y Berk-Seligson (2002) explican que el espacio físico podría ayudar al oyente a identificarse con el intérprete, ya que por lo general éste se sienta al lado de los acusados/testigos. Otros factores son el nivel de profesionalismo, experiencia y subjetividad, así como el lugar de origen del intérprete. Según Morris (1999), los intérpretes no son entes invisibles en la interacción, y por tener el mismo idioma, tanto intérpretes como acusados se pueden identificar sicológicamente uno con el otro. El intérprete se convierte en la representación más cercana a casa; es decir, se convierte en “lo conocido”, lingüística y culturalmente. Dicha identificación es riesgosa, ya que la interpretación se puede ver afectada subjetivamente por la afiliación social y cultural de los interlocutores. Los intérpretes enfrentan otro dilema ético: el de transmitir cultura o el de intervenir para aclarar cualquier diferencia cultural entre las partes involucradas. El rol de transmisor de cultura es estresante para el intérprete, ya que corre el riesgo de confundir o combinar el rol de intérprete con el rol de un individuo que ofrece ayuda a un conocido. Morris (1999) observa en su estudio que la falta de control de calidad de la interpretación por parte de la corte es otro factor que afecta la equivalencia lingüística en la interpretación. Además, Morris (1999) encuentra que los intérpretes tienen conocimiento limitado de lo que precisión y equivalencia lingüística respecta. Por lo tanto, es de esperar que la calidad y la precisión de interpretación se vean afectadas por la falta de conciencia de las consecuencias lingüísticas y sociopragmáticas de su accionar lingüístico. 4.3 Estilo lingüístico de las interrogaciones Las negociaciones en los juicios ofrecen apuntamientos adversos para que una de las partes, sea la defensa o la oposición, gane o pierda el caso. Para ese efecto, abogados y jueces emplean estrategias lingüísticas para manipular las 436 • Marjorie Zambrano-Paff respuestas de los acusados y testigos. Además de la evidencia presentada por escrito, la investigación forense hace uso de entrevistas e interrogaciones (contra-interrogaciones 1 ) para documentar los hechos oralmente. Los dos estilos difieren uno del otro, ya que el tipo de preguntas en las entrevistas es más informal y los entrevistados tienen más libertad para contestar en forma narrativa. La contra-interrogación se destaca por el estilo coercitivo, el uso de estratagemas sicológicas y registro formal en las preguntas. Stone (1984) explica que las contra-interrogaciones establecen un tipo de proceso de comunicación conflictivo entre dos interlocutores en el cual uno/a de ellos trata de ganar control de la interacción a través de estrategias lingüísticas. La interrogación tiene dos objetivos principales: obtener información y obtener confirmación de la versión particular de los eventos según convenga al interrogador. El segundo objetivo es más coercitivo que el primero, ya que mientras más capciosa sea la pregunta, hay más oportunidad de controlar la respuesta de los acusados y testigos. Así se da cabida a manipular las opiniones y proceso de pensamiento de quienes tienen el poder para deliberar a favor o en contra del caso. Gibson (1992) confirma que las contra-interrogaciones son el método más efectivo para sonsacar la verdad, descubrir la deshonestidad, examinar la evidencia, manejar la cantidad de interacción entre los interlocutores y restringir el contenido de la información del testimonio de testigos y acusados. Según Tiersma (1999), no hay una lista fija de estructuras lingüísticas a través de las cuales se puedan identificar todas las preguntas capciosas y sus respectivos estilos. Sin embargo, Tiesma (1999) señala que hay algunas estructuras comunes que caracterizan las oraciones interrogativas como coercitivas en inglés, tales como 1) uso de preguntas negativas con respuesta corta sí/no: Didn’t you call Mary? ‘¿No llamaste a María?’, 2) preguntas confirmativas: You called me, didn’t you? ‘Tú me llamaste, ¿verdad?’, 3) oración declarativa con entonación interrogativa: You didn’t ↑call↓? ‘¿Tú no me llamaste↑?’, y 4) preguntas disyuntivas donde la pregunta ofrece posibles respuestas: What was closer to you, the chair, or the table? ‘¿Qué te quedaba más cera, la silla o la mesa?’. Habría que agregar a esta lista la categoría de los mandatos como parte de las técnicas del interrogatorio, ya que tanto los mandatos como las preguntas exigen del oyente un tipo de acción como respuesta (Gibbons, 2003). El mandato requiere que se desempeñe la acción requerida en la orden; la pregunta, en cambio, exige información como respuesta. Dependiendo del Mauet (1996) explica que hay dos propósitos básicos para esta técnica: 1) obtener testimonio favorable para apoyar el punto de vista del abogado y 2) destruir la credibilidad e imagen del acusado con el fin de desacreditar su testimonio de una forma que el jurado ignore este testimonio como evidencia. 1 Coloquio del Programa EDICE • 437 contexto y de la fuerza ilocutiva del hablante, los mandatos tienen diferentes grados de fuerza y modalidad. Finalmente, es importante poner atención a elementos extralingüísticos como variación en la entonación, intensidad y volumen, ya que éstos constituyen pistas no verbales cruciales para planificar el interrogatorio a favor o en contra según sea el caso (Kestler, 1992). 4.4 Cambio de fuerza pragmática por parte del intérprete En situaciones de desequilibrio bilingüe donde se necesita la presencia de un intérprete, se pregunta si los intérpretes son capaces de transmitir o respetar la fuerza coercitiva de las preguntas capciosas de los jueces y abogados en la interrogación. Berk-Seligson (1999) investiga la precisión con la cual los intérpretes transmiten la fuerza ilocutiva de los hablantes y el nivel de coerción de las preguntas del interrogatorio. En algunos casos, los intérpretes eliminaron las formas confirmativas de las preguntas, y en otros casos cambiaron su fuerza pragmática, transmitiendo un nivel mayor o menor de coerción que el de la pregunta original (Berk-Seligson, 1999). La interpretación incorrecta a nivel pragmático se refiere a la eliminación de la pregunta confirmativa u otro elemento en la interrogación que indicara coerción. Al interpretar del inglés al español, los intérpretes se encuentran con un inventario lingüístico restringido para traducir las preguntas confirmativas del inglés 2 . A pesar de las conocidas dificultades lingüísticas que los intérpretes enfrentan, éstos deben respetar la fuerza coercitiva de las preguntas para no afectar el nivel de coerción en la interrogación mediada por la interpretación. Berk-Seligson (1999) señala que la única razón factible por la cual el intérprete no transmite la misma fuerza pragmática en las interrogaciones es que él/ella está más preocupado por transmitir contenido que transmitir el estilo y fuerza del tipo de pregunta. Rigney (1999) también aborda las alteraciones pragmáticas estudiadas en el testimonio interpretado por uno de los intérpretes del caso de O. J. Simpson. Rigney encuentra que un 40.4% de todas las interpretaciones en español presentan desviaciones en la interpretación a nivel pragmático y sintáctico, con Los intérpretes están limitados a emplear las siguientes formas en español para interpretar las preguntas confirmativas que se llaman tag questions en inglés: “(1) ¿es (esto/eso) verdad?, ¿es (esto/eso) correcto? (and their elliptical variants [‘y sus variantes elípticas’] ¿verdad? and [‘y’] ¿correcto?), 2) ¿qué no?, ¿no?, and [‘y’] ¿o no?, all of which are used when the declarative portion of the question is worded affirmatively [‘las cuales se usan cuando la parte declarativa de la pregunta es afirmativa’], 3) ¿que sí?, ¿sí?, and [‘y’] ¿o sí?, which are tagged onto negatively phrased statements [‘las cuales se añaden a las oraciones declarativas de construcción negativa’], 4) ¿fue así? (literally [‘literalmente’] ‘was it so?’) and its negative counterpart [‘y su equivalente negativo’] ¿no fue así? (literally [‘literalmente’] ‘wasn’t it so?’)” (Berk-Seligson, 1999: 40) [traducciones mías] 2 438 • Marjorie Zambrano-Paff omisión de contenido y uso incorrecto de verbos. Las alteraciones pragmáticas eran más comunes en la interpretación de oraciones declarativas con preguntas confirmativas y preguntas con modales. Aunque Rigney no encuentra una explicación lógica y directa para justificar tal práctica, la posible respuesta reside en la falta de equivalencia semántica en la estructura de las preguntas. Finalmente, Hale (2001) corrobora en su análisis comparativo de 13 intérpretes español-inglés, inglés-español en Australia que las oraciones declarativas y las preguntas confirmativas son las estructuras más problemáticas a nivel pragmático. Los intérpretes de su estudio omiten las preguntas confirmativas por diferentes razones: falta de conciencia de la importancia lingüística y pragmática, la necesidad de acortar la interpretación para ahorrarle tiempo a la corte y la falta de equivalencia gramatical para interpretar las preguntas en el interrogatorio (Hale, 1999). 4.5 Descortesía Culpeper (1996) clasifica la descortesía según la intencionalidad del hablante, dando cabida a que el hablante sea descortés deliberadamente o no. Para ese efecto, Culpeper acuña el concepto de mock impoliteness o ‘falsa descortesía’ o ‘descortesía simulada’ (Culpeper, 1996), para referirse a la descortesía que gravita en la superficie, ya que el oyente entiende que la locución aparentemente descortés no tiene la intención de ofender a pesar de ser considerada una ofensa. Vista desde ese ángulo, la descortesía está intrínsicamente ligada a la relación simétrica y cercana entre los hablantes, ya que mientras más confianza tengan los interlocutores, más descortés se puede ser sin correr el riesgo de que la descortesía sea interpretada como una ofensa. El banter principle 3 o ‘principio de choteo’ [traducción mía] de Leech (1983) afirma que mientras más íntima sea la relación en el grupo, menor es la necesidad de demostrar respeto y cortesía. Entonces, surge aquí la siguiente interrogante: ¿cuándo es un individuo descortés intencionalmente? Según Culpeper (1996), existen circunstancias de balance asimétrico entre los interlocutores que ponen en riesgo la imagen sociocultural de la persona que tiene menos poder. El hablante con mayor poder social tiene más libertad de “In order to show solidarity with h, say something which is (i) obviously untrue, and (ii) obviously impolite to h [and this will give rise to an interpretation such that] what s says is impolite to h and is clearly untrue. Therefore what s really means is polite to h and true” [‘Para demostrar solidaridad con el oyente, di algo que es (i) obviamente falso, y (ii) obviamente descortés al oyente [y esto resultará en una interpretación que muestra que] lo que el hablante dice es descortés al oyente, y claro que no es verdad. Entonces, lo que el hablante realmente quiere decir es cortes al oyente y verdad’] (Leech, 1983: 144). (traducción mía) 3 Coloquio del Programa EDICE • 439 ser descortés, más habilidad de reducir o controlar el ataque descortés por parte del que tiene menos poder. El hablante con mayor poder está en mejor posición de atacar al oyente con estrategias descorteses en caso de que éste despliegue algún comportamiento descortés u hostil (Culpeper, 1996). Tales son los casos de las interacciones en la corte donde el acusado tiene poder limitado para contra-atacar o desplegar un comportamiento hostil ante ellos. Concuerdo con Culpeper (1996) al considerar la variable intencionalidad como un aspecto clave para interpretar qué tipo de descortesía es la que está en juego. Me uno a la discusión de Zimmerman (2005), quien señala que un comportamiento lingüístico, sea éste cortés o descortés, va a depender de la situación o contexto del intercambio lingüístico. Zimmerman (2005) demuestra que hay insultos y otros actos descorteses, a los cuales llama actos anticorteses, que no tienen la función de entablar desequilibrio social en el lenguaje juvenil por ejemplo, sino de entablar colaboración mutua y solidaridad a través de un universo anti-normativo. Sin embargo, arguyo que hay contextos como la corte civil y criminal, interrogatorios policiales, y entrevistas entre abogados y sus clientes cuyo objetivo inherente es el de intimidar y por ende retar la imagen sociocultural del hablante/oyente. Por lo tanto, incorporo entonces en la existente discusión de la descortesía otro contexto: el institucional legal de inmigración, donde las estrategias de descortesía son el vehículo principal de una estrategia comunicativa que pretende establecer poder asimétrico entre los interlocutores. Kaul de Marlangeon (2005), en su análisis sobre las estrategias de interacción verbal en el discurso de poesía tanguero que despliegan descortesía, reconoce la descortesía de fustigación 4 , la cual tiene dos motivaciones esenciales: “a) afiliación exacerbada al grupo y b) refractariedad al grupo” (2005: 305). En lo que la afiliación exacerbada respecta, Kaul de Marlangeon explica que el hablante en el discurso tanguero se ve y es visto como adepto al grupo, pero también es interpretado “no sólo como el yo individual sino también como un yo social, portador de una ideología de individuos de extracción marginal” (2005: 305). Por otro lado, el concepto de refractariedad en el sector de la descortesía es “entendida como la autonomía exacerbada de verse y ser visto como opositor al grupo” (2005: 303). En otras palabras, el hablante en este contexto es descortés al ser adepto al grupo para defender o atacar los valores del mismo. A la vez, el oyente adepto al grupo puede bien responder con una defensa u ofensa ante el hablante refractario. Entonces, los pares básicos de la interacción 4 “La descortesía de fustigación (en el sentido metafórico de dar azotes), constituida abrumadoramente por comportamientos volitivos, conscientes y estratégicos, destinados a herir la imagen del interlocutor; para responder a una situación de enfrentamiento o desafío o con el propósito de entablarla” (Kaul de Marlangeon, 2005: 302). 440 • Marjorie Zambrano-Paff descortés producidos son: “H[ablante] Ofensivo - O[yente] Defensivo y H Ofensivo - O Ofensivo” (2005: 306). Los actos comunicativos en los juicios de la corte de inmigración comparten hasta cierto punto las características de la descortesía de fustigación en el sentido que las interrogaciones despliegan una gama de estrategias destinadas a ofender o dañar la imagen del hablante. Sin embargo, cabe recordar que los hablantes en este contexto legal se encuentran en una relación asimétrica de poder y que el acto comunicativo en la interrogación es más un ataque desafiante unidireccional, ya que no se le considera al acusado ser adepto al grupo y por lo tanto no puede atacar con la misma fuerza ilocutiva del abogado o juez. Esta es otra característica del discurso del poder judicial de la corte de inmigración en los Estados Unidos. Al contrario del contexto no institucional de la poesía tanguera, los hablantes con más poder en la corte despliegan un discurso más descortés y la refractareidad por parte del oyente es prácticamente nula. Los planteamientos conceptuales y estudios empíricos aquí presentados contribuyen al análisis crítico de las prácticas discursivas de los intérpretes de la corte de inmigración, las cuales son consideradas por un lado estrategias descorteses por la fuerza ilocutiva de retar la imagen sociocultural del oyente, y por el otro, estrategias coercitivas por ejercer influencia en la respuesta de acusado. Debido al efecto perlocutivo que las preguntas coercitivas ejercen en el oyente, se puede deducir que las preguntas coercitivas comprenden un tipo de descortesía en los tribunales de inmigración a la cual me referiré como descortesía coercitiva. Acuño este término para reconocer en las preguntas del interrogatorio de la corte la ya consignada intención de dañar la imagen sociocultural del oyente, a la cual se le asigna el carácter de descortés. Las preguntas coercitivas apuntan también a manipular la respuesta para que concuerde o no con la pregunta, para confundir o para contradecir la respuesta del acusado. En resumen, las preguntas coercitivas son entonces por naturaleza propia capciosas y constituyen una amenaza a la imagen sociocultural del oyente. En el caso de los intérpretes del presente estudio, interesa investigar si las estrategias de descortesía coercitiva son una trasgresión por parte del intérprete o si dicho accionar es una característica más de su papel que pone en evidencia su rol activo lingüística y pragmáticamente hablando. 5 Marco metodológico El análisis es totalmente cualitativo, apoyado en técnicas de análisis conversacional y de estrategias discursivas usadas en el ámbito legal. Se contrastan las teorías de (des)cortesía lingüística para explicar cómo la labor Coloquio del Programa EDICE • 441 interpretativa se convierte en una labor interrogativa a través del uso de (des)cortesía verbal. Los juicios de la corte de inmigración son juicios abiertos al público. La corte de inmigración trata casos de asilo, refugio, deportación, cambio de estatus, y fraude matrimonial. Perder el juicio resulta en deportación o en deportación voluntaria la cual le permite al acusado regresar a los Estados Unidos legalmente dentro de 10 años. Los juicios en la corte de inmigración se diferencian de cualquier otro tribunal, ya que no hay jurado presente y se requiere la presencia de un intérprete. Cabe apuntar que las audiencias son documentadas por el juez a través de grabaciones que él o ella recoge del evento in situ. Las grabaciones constituyen la evidencia oficial del testimonio oral, y fueron obtenidas gracias al consentimiento de cada acusado a través de la ley de libertad de acceso de información FOIA (Freedom of Information Act ‘Ley de Libertad en la Información’). 5.1 Participantes Tomaron parte nueve intérpretes de español-inglés, inglés-español, de los cuales siete son de Latinoamérica y dos de España, en una de las cortes de inmigración del noreste de los Estados Unidos. Tanto los jueces como los abogados de la fiscalía observados eran monolingües y de origen estadounidense. Un total de seis jueces presidieron los juicios analizados. Algunos de los abogados defensores eran bilingües por ser de origen hispano; el resto era de origen estadounidense. Todos los acusados y testigos provenían de diferentes países de Latinoamérica. 5.2 Relevancia de la nacionalidad de los acusados Los acusados provenían de diferentes países de Latinoamérica con una variedad de estatus económico, social y nivel educativo. Algunos imputados no concluyeron los estudios secundarios, lo cual influyó el registro lingüístico, y el prestigio de la variedad del español de los participantes. La mayoría era monolingüe; por lo tanto se requería la presencia de un intérprete para garantizarles a los interesados equivalencia legal y lingüística. Algunos acusados tenían cierto conocimiento del inglés; sin embargo, se les ofrecía los servicios de un intérprete para facilitar la comunicación y la comprensión de la terminología legal típicamente empleada en la corte. Por lo general, los acusados preferían hacer uso de los servicios de un intérprete, ya que temían no tener el nivel lingüístico y vasto conocimiento de la jerga legal para defenderse 442 • Marjorie Zambrano-Paff o para entender la interacción. En la época de la recolección de datos (en los años 2003 y 2004) era común observar más casos de colombianos que los de otros países de Latinoamérica. Los inmigrantes de Colombia alegaban ser perseguidos políticos y que de haber permanecido en su país, habrían sido torturados o asesinados. Por lo tanto, vienen a los Estados Unidos para acogerse a la ley Convention Against Torture ‘Convención Contra la Tortura’ (CAT) en busca de protección bajo el estatus de refugiado político. La constante presencia de casos de la misma índole y país de origen tiene repercusiones en el accionar lingüístico de los intérpretes. Algunos intérpretes afirman poder identificar si la versión de los hechos presentada en el testimonio es una historia fabricada o es un reflejo fidedigno de los acontecimientos. Los intérpretes desconfían en que el acusado esté diciendo la verdad gracias al uso constante de repeticiones, y de atenuantes en el testimonio. Según los interpretes, una historia fabricada o mentira está plagada de muletillas, silencios y atenuantes afectando así la credibilidad del imputado. Además, la falta de ejemplos o evidencia contundente que pruebe que el acusado estuviera en verdadero peligro influye en la percepción subjetiva del intérprete; por lo tanto, se duda que los imputados estén diciendo la verdad. 6 Análisis de los datos Los datos resultan de ocho juicios: cuatro de inmigrantes provenientes de Colombia, tres provenientes de México, y uno de El Salvador. La trascripción de la interpretación del inglés-español español-inglés y la intrusión por parte del intérprete están señaladas en letra cursiva y las inserciones de interés sociolingüístico están en negritas. Los nombres de los imputados y testigos han sido cambiados por seudónimos para proteger la identidad de los participantes. Acompañan la exposición observaciones no participante, entrevistas a intérpretes y observaciones de elementos paralingüísticos como el tono de la voz para analizar lo que constituye la descortesía coercitiva. El análisis del corpus es de un total de 1,430 horas de grabación. Las diferentes tácticas discursivas que marcan el accionar del intérprete como descortesía coercitiva se han agrupado en dos modalidades: a) descortesía coercitiva de modalidad pragmática, y b) descortesía coercitiva de modalidad verbal. Algunas de las estrategias de la modalidad pragmática son las siguientes: 1) status manipulation o ‘manipulación de estatus’ [traducción mía] (Gibbons, 2003: 113) que apunta a atacar la imagen sociocultural del interlocutor, o imputado, 2) el uso de repetición; y 3) el cambio de la fuerza pragmática a través de la adición o la eliminación de información. Coloquio del Programa EDICE • 443 La modalidad verbal evidencia el uso de 1) preguntas dicotómicas o bipolares de sí y no, 2) preguntas confirmativas, y 3) mandatos. Para ilustrar cada modalidad, se presentará un ejemplo de cada una. Antes de analizar los datos de los fenómenos lingüísticos que aquí nos ocupan, es importante ilustrar con un ejemplo cómo los intérpretes en los juicios de inmigración se convierten en entes visibles (Angelelli, 2004). (1) 1) J: All right, so we’ll see you, I hope with a lawyer next time, February 27th.. 2) I: Entonces esperamos que la volvamos a ver con un abogado febrero 27 a las nueve, ¿sabe?↑ Venga antes de las ocho de la mañana para que esté presente ¿OK?↑ 3) A: Yes, okay, I will (0.2). Thank you. La interacción del extracto 1 pertenece a un juicio preliminar donde el juez (J) de inmigración establece las estipulaciones y requisitos que la acusada (A) debe tomar en cuenta para regresar en la fecha indicada para proseguir con su juicio completo. Véase que la intérprete en línea 3 agrega más información que la brindada por el juez con el fin de aconsejar a la acusada. Esta intervención bien puede ser interpretada como un gesto de cortesía y solidaridad, ya que beneficia a la oyente, es decir la acusada. Angelelli (2004) señala que cualquier interacción se ve afectada por emociones, atributos subjetivos y factores sociales, porque las emociones controlan las reacciones de las personas con respecto a un estímulo. Es probable que la intérprete en este caso haya sentido simpatía por la acusada, quien no tiene experiencia con los trámites burocráticos legales ni tampoco tiene quién la represente ante el juez de inmigración. Por lo tanto, la intérprete adopta un rol personal en lugar de uno impersonal o neutral como un acto de solidaridad. Concuerdo con Angelelli (2004) y Morris (1999) al observar que los intérpretes son seres sociales y como tal se ven expuestos a factores sociales tanto como creencias individuales y colectivas como cualquier otra persona. Sin embargo, en el ambiente institucional legal, los intérpretes deben adoptar un rol neutral para evitar convertirse en un intruso en la interacción entre el juez y el acusado. Además, aconsejarle a un acusado constituye una violación de los estándares de interpretación. Angelelli (2004) explica que los intérpretes no se percatan de su rol visible, ya que muchos de ellos en su estudio se creían ser objetivos y capaces de mantener una interpretación imparcial. 444 • Marjorie Zambrano-Paff 6.1 Modalidad pragmática de descortesía coercitiva 6.1.1 Manipulación de estatus La táctica de manipulación de estatus se realiza al hacer énfasis retórico (como el de repetir sustantivos o frases) y también por medio del uso de ironía y sarcasmo para efectos coercitivos. El siguiente extracto a continuación ejemplifica dicha táctica: (2) 1) J: How many brothers do you have in Colombia? 2) I: ¿Cuántos hermanos tiene en Colombia? 3) A: Tengo tres hermanos. 4) I: I have three brothers. 5) J: How many are uh:::: doctors or dentists? 6) I: ¿Cuántos de ellos son médicos o dentistas? 7) A: Tengo un hermano no más que es médico. 8) I: Only one brother is a doctor. 9) J: What do the other two brothers do? 10) I: ¿Y qué hacen los otros dos hermanos? 11) A: No, uno, él es medico y yo soy…] [¿Y qué hacen los otros dos 12) I: hermanos? (0.2) El que trabaja. 13) A: Mi otro hermano, uno solo. 14) I: Oh! Another brother! One only. La interrogación por parte del juez de inmigración apunta establecer los lazos familiares del acusado con sus hermanos en Colombia (línea 9). El uso de énfasis retórico con “el que trabaja” (línea 12) dicho en un tono sarcástico pretende ridiculizar la falta de atención o la falta de comprensión de la pregunta que le hace el juez al acusado. Por otra parte, O’Barr (1982) señala que la repetición es un instrumento, que si es usado esporádicamente, sirve de reforzamiento del testimonio. Por lo tanto, el accionar de repetición del intérprete podría ser catalogado como un acto de solidaridad fuera del contexto institucional. En tal caso, y dicho en un tono sarcástico, la repetición sí constituye una descortesía coercitiva, ya que parece apresurar al acusado a que dé una respuesta (línea 13). La estrategia lingüística contribuye a manipular el estatus de la credibilidad del acusado y cambiar la fuerza pragmática de la pregunta original del juez. Coloquio del Programa EDICE 6.1.2 • 445 Repetición Los siguientes extractos despliegan otra táctica de descortesía coercitiva de modalidad pragmática por parte del intérprete: (3) 1) J: Do you know what your brother’s immigra… your brother-in-law’s immigration status is in the United States? 2) I: Usted sabe, su cuñado, ¿qué PAPEL tiene aquí en los Estados Unidos? 3) A: Sí. 4) I: Yes. 5) A: El tiene tres restaurantes en New Jersey. 6) I: ¡SU ESTADO DE INMIGRACIÓN EN LOS ESTADOS UNIDOS!↑ 7) A: Oh, él es ciudadano. 8) I: He is a citizen. (4) 1) J: And you and your husband left your country with your child when? 2) I: Y ¿cuándo salió usted y su esposo e hijo? ¿Cuándo salieron? 3) A: Nos casamos en …[ 4) I: [¿Cuándo salieron?! Usted y su hijo ¿CUANDO SALIERON DEL PAÍS?! 5) A: Mi esposo vino a Estados Unidos en … En ambos extractos se observa que los acusados violan el principio de cooperación de Grice, la máxima de calidad, al no contestar las preguntas de los jueces. La repetición de las preguntas en extracto 3, línea 6 y extracto 4, línea 4 se da con un volumen alto de la voz por parte de los intérpretes, casi gritando (letras en mayúscula), ya que ambos intérpretes en ambos casos parecen haber perdido la paciencia. Cabe mencionar que el juicio del extracto 3 tuvo una duración de cuatro horas y es probable que el cansancio haya impacientado a la intérprete. En un estudio sobre las percepciones y manifestaciones de descortesía en una institución pública del español ecuatoriano, Placencia (2001) encuentra que sus informantes consideran que el volumen alto de la voz constituye una falta de respeto al cual se refieren como tono grosero (2001: 193). Su estudio introduce el tono alto de la voz como una expresión de descortesía por parte de los funcionarios en el recinto institucional de su estudio. Arguyo que aumentar el volumen de la vos en la corte es un acto descortés, ya que por naturaleza, el aumentar el volumen de la voz se interpreta como enojo e impaciencia. El tono alto de la voz del intérprete se puede catalogar aquí como una estrategia de coerción, al ser entendido como mandato. La pregunta que surge aquí es ¿cuál 446 • Marjorie Zambrano-Paff es la impresión que tiene el acusado del rol del intérprete? Los rasgos de volumen de la voz, entonación, repeticiones, silencios y pausas, interrupciones y expresiones de desacuerdo, entre otros, transmiten atributos de poder en el hablante (Lakoff, 1975). Dicho esto, se deduce que el intérprete se comporta como cualquier otro miembro del poder judicial al desplegar un discurso que denota poder asimétrico. La táctica de contraste, comúnmente usada por abogados, consiste en comprobar la validez del testimonio a través de preguntas capciosas y repeticiones para subestimar la autoestima del acusado o testigo, establecer contradicción en las respuestas y hacerle parecer inseguro de su testimonio (Drew, 1990). (5) 1) Fiscal (F): Okay, whose social security card was it? 2) I: ¿Y de quién era esa tarjeta del seguro social? 3) Testigo (T): No sé ah… ella se la encontró y…] [¿Se la encontró?] 4) I: 5) T: Sí. 6) I: ¿La encontró? 7) T: Sí. 8) I: I do not know, she found it. La fiscalía duda que los documentos de identificación presentados ante la corte sean legítimos. El testigo tampoco está seguro de la fuente de la tarjeta del seguro social (línea 3). El intérprete emplea aquí las mismas palabras de la respuesta del testigo (línea 3) para formular la pregunta “¿Se la encontró?” (línea 4). Como se ha dicho anteriormente, el objetivo de las tácticas de repetición y contraste es el de coercer el testimonio para destruir el argumento del testigo/acusado y establecer un argumento en su contra. La táctica de contraste es evidente a través de la repetición de la misma pregunta “¿La encontró?” (línea 6). El intérprete parece querer contrastar la inicial respuesta del testigo (línea 3) con la respuesta brindada por el testigo (línea 5) al repetir la pregunta una vez mas (línea 6). Dicha acción es coercitiva porque ejerce presión al acusado de producir una respuesta, y es descortés porque reta su imagen sociocultural negativa al dudar de su honestidad o credibilidad. Deliberadamente o no, las estrategias interrogativas observadas convierten al intérprete en interrogador y no un mediador lingüístico al ser éste quien inicia dicha secuencia de preguntas coercitivas. Coloquio del Programa EDICE 6.1.3 • 447 Cambio de la fuerza pragmática Los datos recabados también revelan interacciones donde tanto el juez como los abogados tratan de atenuar la fuerza pragmática de la pregunta en la contra-interrogación. La estrategia más frecuentemente empleada para mitigar la severidad de la pregunta es el uso de frases en inglés como as far as you know ‘lo que Usted sepa’ y if you know ‘si Usted sabe’ (traducciones mías) al inicio o al final de la pregunta como se observa en negritas a continuación: (6) 1) J: What was there about her mother that made her want to leave the United States and go to Mexico in 1998, if you know? 2) I: ¿Por qué fue que su mamá que tuvo que ir a México en el 98? 3) T: Porque estaba enferma. 4) I: Because she was ill. 5) J: The mother was ill. Was the illness, as far as you know, serious or minor? 6) I: ¿La enfermedad era? 7) J: Is that why your wife left to go back to Mexico? 8) I: ¿Su esposa ha salido a México la enfermedad seria o no tan seria? 9) J: Was she worried? (0.1) As far as you know, was she worried about her mother’s health at the time she left the United States in 1998 to see her mother in Mexico? 10) I: Cuándo ella salió de los Estados Unidos en el 98 ¿se preocupaba ella por la salud de la mamá? 11) T: Sí. 12) I: Yes. Nótese en las líneas de la traducción por parte del intérprete (líneas 2, 6 y 10) la ausencia de las frases atenuantes de la fuerza pragmática de las preguntas del interrogatorio. Berk-Seligson (1999), Rigney (1999) y Hale (2001) concuerdan que los intérpretes están más preocupados por transmitir contenido que transmitir el estilo y fuerza del tipo de pregunta; sin embargo, se compromete la equivalencia de la fuerza pragmática originalmente pretendida en el interrogatorio. Hale (2001) señala que la posible falta de conciencia de la importancia de mantener la equivalencia semántica, lingüística y pragmática puede estar arraigada en la percepción errónea que tienen los intérpretes sobre la validez que tienen ciertos elementos como los marcadores discursivos en la interacción verbal. Hale (1999) concluye que los intérpretes consideran elementos superfluos los marcadores de discurso y los atenuantes y por lo tanto dignos de ser desechados. Concuerdo con Hale, ya que el análisis de los datos aquí presentados confirma las mismas observaciones: eliminar frases atenuantes cambia la fuerza pragmática de la pregunta. 448 • Marjorie Zambrano-Paff Según la tipología de preguntas capciosas 5 y nivel de control (Rigney, 1999), la pregunta del intérprete en la línea 2 del extracto 6 es considerada una pregunta de bajo control, ya que exige una respuesta abierta. A pesar de que la pregunta no despliega tanto control coercitivo, la eliminación de la frase atenuante de la pregunta en inglés as far as you know convierte la pregunta original del juez en una pregunta más directa. La siguiente pregunta en la línea 6, “¿La enfermedad era?” sigue el orden sintáctico de una oración declarativa SV con entonación prosódica interrogativa. La pregunta formulada así es entonces menos coercitiva, ya que da cabida a una respuesta abierta; sin embargo la eliminación de la frase atenuante as far as you know aumenta la fuerza pragmática de la pregunta del juez. La pregunta original del juez (línea 5) despliega un nivel más alto de control por ser dicotómica o bipolar (“...serious or minor?”), pero la presencia del atenuante baja su grado de coerción. El intérprete aumenta el grado de coerción en la pregunta al eliminar los atenuantes en la interpretación contrarrestada por la entonación prosódica ya mencionada. Lo mismo sucede en la línea 10, donde la versión de la pregunta interpretada se convierte entonces en una pregunta más directa al eliminar la frase atenuante de la pregunta en inglés. Por otra parte, se corre el mismo riesgo de cambiar la fuerza pragmática cuando en lugar de eliminar contenido se agrega información a la pregunta en la interrogación, como se ilustrará en la siguiente modalidad. 6.2 Modalidad verbal de descortesía coercitiva 6.2.1 Preguntas dicotómicas o bipolares de sí y no En extracto 7, el intérprete incorpora preguntas bipolares o dicotómicas en la interpretación (línea 4) las cuales establecen un alto control de coerción en la respuesta (Rigney, 1999). No queda claro si la intención del intérprete es la de aclarar lo que dijo el acusado por no haberle escuchado bien, o la de interrogarlo (líneas 4 y 6); sin embargo, la ética de conducta profesional de interpretación requiere que los intérpretes pidan permiso al juez para 5 Rigney (1999) clasifica las preguntas capciosas de acuerdo al nivel de control del testimonio en inglés y español. El orden del estilo de las preguntas va de menor a mayor coerción, a saber: preguntas 1) con respuesta abierta, 2) con respuesta específica, 3) con verbos modales, 4) compuestas, 5) con respuestas alternativas, 6) con respuestas bipolares sí/no, 7) negativas con respuestas bipolares sí/no, 8) confirmativas afirmativas, 9) confirmativas negativas, y 10) acusativas. Coloquio del Programa EDICE • 449 interrumpir la audiencia con el fin de despejar dudas en caso de que sea necesario. (7) 1) A: Hummm sí con… yo tomé, y me pasé de tomar eh:::: 2) I: Yes, I was … 3) A: [Insultaba a mis hermanos y llamaron a la policía. 4) I: Y qué ¿y qué hizo? ¿Insultó o les asaltó? 5) A: No, in-sul-té. 6) I: Insultó::: a sus hermanos. ¿Tiene hermanos? 7) A: Sí, sí. 8) I: I was drinking and I insulted… I didn’t get whose brothers, Judge, the brothers, Judge. Cabe apuntar que el juez documenta cada juicio a partir de grabaciones que recoge del evento judicial in situ. Las intervenciones del intérprete también quedan documentas en la grabación para garantizar un juicio justo con equivalencia lingüística. Sin embargo, la versión que se transcribe en caso de apelación del fallo es la versión en inglés. Por lo tanto, quedan también entonces registradas las respuestas de los acusados a las preguntas hechas por el intérprete, lo cual no refleja el plan original de contra-interrogación de los jueces y abogados. En suma, el cambio de la fuerza pragmática en la interpretación puede aseverar la fuerza ilocutiva del hablante cambiando el grado de coerción y nivel de (des)cortesía originalmente pretendido por los oficiales de la corte. 6.2.2 Preguntas confirmativas Los datos revelan la presencia de preguntas confirmativas y mandatos en las interacciones de la corte. Esta investigación corrobora los resultados de los estudios de Hale (1999), Rigney (1999) y Berk-Seligson (1999) con respecto a la omisión de las preguntas confirmativas en la interpretación del inglés al español. En varias ocasiones se observa al intérprete de inmigración omitir la pregunta confirmativa en su interpretación. A saber: (8) 1) F: And you don’t have any type of a letter from that person, isn’t that correct, Sir? 2) I: ¿Y usted no tiene ningún tipo de carta de esta persona para atestiguar esto? Hale (2006) reconoce la dificultad de mantener la equivalencia semántica de las preguntas confirmativas, por lo cual considera que la mejor 450 • Marjorie Zambrano-Paff opción es omitirlas en algunos casos de extrema dificultad lingüística. Sin embargo, los datos recabados también señalan que los intérpretes en ciertos casos, en lugar de omitir las preguntas confirmativas, las agregan por su propia cuenta como se ilustra a continuación: (9) 1) J: A five-year-old boy? 2) I: Es un niño de cinco años, ¿verdad? 3) A: Mm hum. 4) I: Yes. Según la tipología del grado de coerción de las preguntas confirmativas 6 en inglés, (Berk-Seligson, 1999), la pregunta confirmativa de la línea 2 tiene un grado 6 de coerción, en una escala de 1 a 13 (Berk-Seligson, 1999). Las preguntas confirmativas se emplean para confirmar los hechos o las informaciónes presentadas en la pregunta. Su incorporación le permite al intérprete trasmitir una imagen más amenazadora de sí mismo, cambiando así la fuerza pragmática de la pregunta original del juez a una fuerza más coercitiva. 6.2.3 Mandatos Finalmente, el análisis revela la presencia de mandatos en la interpretación, los cuales son usados ampliamente en el interrogatorio como estrategia lingüística para exigir una respuesta del oyente (Gibbons, 2003). Placencia (2001) observa que en su estudio los funcionarios usan imperativos cuando atienden al público con el objetivo de apresurar al cliente. Los mandatos llamados apresuramientos (Placencia, 2001) tienen carácter amenazador de la imagen sociocultural de los usuarios, ya que se considera como una descortesía apresurar a los clientes cuando están haciendo cola, porque “atenta contra las necesidades de imagen del oyente y de su libertad de acción” (Placencia, 2001: 190). La incorporación de mandatos en la corte de inmigración podría también considerarse una forma de apresuramiento para agilizar el paso del juicio. Sin embargo, su uso en la corte parece tener un grado de fuerza pragmática mayor que el de los apresuramientos usados en la atención al público (Placencia, 2001), porque figuran dentro del contexto legal. A saber: 6 “6) You entered the house at that time, (is that) right? [‘Usted entró a la casa a esa hora, ¿verdad?’] (positive confirmatory tag question [pregunta confirmativa]). 7) You didn’t enter the house at that time, (is that) right? [‘¿Usted no entró a la casa a esa hora, verdad?’] (negative confirmatory tag question [pregunta confirmativa negativa])” (Berk-Seligson, 1999: 36) (traducciones mías). Coloquio del Programa EDICE • 451 (10) 1) F: Do you know what happened to your father? 2) I: Usted sabe, ¿Usted sabe lo que le pasó a su papá? 3) A: (0.4) 4) I: Conteste. 5) A: No. 6) I: No. (11) 1) J: When you came back from being kidnapped by the… guerrillas… 2) I: Conteste. Después que usted regresó de haber de haber sido secuestrado por los guerrilleros… La acusada en el extracto 10 alega haber sido perseguida por la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en su país de origen, Colombia, y por esa razón ha pedido asilo político al gobierno de los Estados Unidos. Después de casi una hora y media de contra-interrogatorio, la acusada despliega inconsistencia y contradicción en su testimonio sobre el paradero de su padre. El intérprete parece perder la paciencia ante la pausa de la acusada y la apresura a través del mandato conteste (línea 4). Los mandatos tienen un alto grado de coerción y gracias a su efecto retador, son catalogados como estrategias descorteses por ser directivos. Además, los mandatos despliegan coerción, ya que invaden la imagen sociocultural negativa del oyente al obligarlo a que cumpla con la orden. El segundo caso, extracto 11, pertenece a un acusado quien pide protección al gobierno de los Estados Unidos a través del estatuto Convention Against Torture ‘Convención Contra la Tortura’ o CAT (siglas en inglés), ya que alega haber sido perseguido por razones políticas y teme por su vida si regresa a Colombia, su país de origen. El juez no cree que esté diciendo la verdad ni que su vida esté realmente en peligro para otorgarle el estatus de refugiado. Es probable que la incorporación del mandato en la interpretación (línea 2) sea resultado de la falta de credibilidad del acusado. En otras palabras, se observa aquí que aunque el intérprete debería ser un mediador lingüístico invisible, no está aislado del contexto de la corte, y que, al igual que los jueces y abogados, su percepción de los hechos, la credibilidad y la imagen de los acusados y testigos se van a ver afectadas por el contenido y calidad del testimonio. Se intuye que el intérprete se haya visto afectado subjetivamente por la nacionalidad de la acusada al haber escuchado varias veces la misma historia en el testimonio de otros colombianos. Esto indica que los intérpretes no son entes aislados del contexto y la interacción, que ponen atención a las características sociolingüísticas del acusado y que su reacción subjetiva es transparente en su comportamiento lingüístico con los imputados en los juicios de inmigración. 452 • Marjorie Zambrano-Paff 7 Conclusión El análisis revela que la intrusión descortés puede responder en parte a la necesidad, de ayudar al acusado o testigo a construir un testimonio más coherente, y para evitar amenazar la imagen sociocultural positiva y paciencia de los jueces –especialmente cuando el testimonio carece de coherencia. Por otro lado, la intrusión simplemente responde a la necesidad de amenazar la imagen sociocultural del acusado en situaciones de intransigencias. En los casos aquí analizados se observa que el uso de las estrategias de descortesía de modalidad pragmática a través de la manipulación de estatus se debe a la falta de paciencia por parte de los intérpretes ante los testimonios que carecen de coherencia. Dicho accionar fuera del contexto legal podría evaluarse como una estrategia reparadora del testimonio para ayudar al acusado a organizar sus ideas y para que no parezca inepto ante el juez. Sin embargo, tales estrategias pragmáticas ejercen control en el hablante (Lakoff, 1975). De esta forma, el acusado se encuentra en una posición asimétrica de poder en relación con el intérprete, ya que éste se comporta como cualquier otro miembro del poder judicial a través de las ya mencionadas estrategias de descortesía coercitiva. Se observó cambio de la fuerza pragmática de la pregunta original en las interpretaciones que presentaron aumento o eliminación de preguntas confirmativas o de frases atenuantes, pero no queda establecido con certeza la magnitud del impacto de la fuerza perlocutiva en el oyente. En los casos donde se observó un efecto más coercitivo y descortés, fue en las estrategias de modalidad verbal. Por lo general los intérpretes tienden a omitir las preguntas confirmativas del inglés al español (Berk-Seligson, 1999; Hale, 1999; Rigney, 1999) por las razones ya expuestas, sin embargo, sorprendió identificar ejemplos de incorporación de preguntas confirmativas en casos donde no los había en la pregunta original. Analizando cada caso individualmente de descortesía coercitiva de modalidad verbal, se observa que los intérpretes adoptan una actitud más antagónica ante lo que ellos catalogan como un testimonio falso o ante alguna violación de la ley de inmigración. Éste es un hallazgo interesante corroborado posteriormente en entrevistas informales con los intérpretes después de algunos juicios. Según los intérpretes, es fácil identificar si el acusado está diciendo la verdad o no o si la historia es fabricada o es verídica. A través de la presencia de muletillas, marcadores de discurso, inconsistencias en la respuesta, pausas y silencios, los intérpretes juzgan la credibilidad del testimonio de los acusados y testigos. Arguyo que las razones del uso de estrategias de descortesía coercitiva verbal por el intérprete se basan en su percepción personal y subjetiva del testimonio del interpelado. Parten de la sospecha de que los acusados han infringido la ley al haber escuchado la misma historia de los hechos en casos Coloquio del Programa EDICE • 453 anteriores como se da en los casos de los colombianos. Los intérpretes adoptan así una posición de poder antagónico y de poder asimétrico como los abogados y jueces al identificarse más con las estructuras de la institución. Al mismo tiempo, vale cuestionar quizás si la cantidad de intrusión del intérprete varía dependiendo del juez de inmigración, ya que es posible que el intérprete despliegue más deferencia y solidaridad con respecto a unos jueces que con otros. Se notó en algunos casos que los intérpretes adoptaban una actitud más formal con aquellos jueces considerados más estrictos y una actitud menos formal y relajada con aquéllos más flexibles. Por lo tanto, cabe la posibilidad que la intrusión descortés del intérprete se deba en parte por respeto al juez y por ende la institución. Independientemente de cual haya sido la motivación del intérprete para optar por las estrategias lingüísticas mencionadas (ya sea para ayudarle al acusado organizar el testimonio o para distanciarse de él por sospechar que haya mentido a la corte) es el intérprete quién tiene mayor libertad de ser descortés al acusado o testigo. Concluyo que la intrusión discursiva del intérprete constituye un tipo más de descortesía que puede ampliar el foco de análisis en las manifestaciones lingüísticas en las interacciones en el ambiente legal. En lo concerniente a las preguntas a responder, se logró identificar, aunque con cierto límite, los factores que contribuyen a la intrusión del intérprete a través de las estrategias de descortesía coercitiva. Se observa que la subjetividad y percepción personal del intérprete juegan un papel crucial en su accionar lingüístico y socio-pragmático. Se estima que otro factor sea salvaguardar la imagen sociocultural del juez; sin embargo, las condiciones limitadas y especiales del contexto de la corte no hicieron posible verificar esta observación con instrumentos tales como entrevistas formales a los intérpretes después de cada caso. Asimismo, no se pudo corroborar a cabalidad qué impacto la intrusión descortés causa en el oyente, ya que se habría requerido administrar a cada uno de los implicados tests de reacciones subjetivas con estrategias de descortesía como las usadas por los intérpretes. Sin embargo, a través de entrevistas informales, se pudo responder la pregunta sobre el rol que perciben de sí mismos. Algunos intérpretes sí reconocen su rol de mediador lingüístico como transmisor de contenido; no obstante, no están conscientes de su rol pragmático. Al mismo tiempo reconocen que les “ayudan” a los acusados para darle sentido a las incongruencias y para elevar su imagen ante el juez y los abogados. Se concluye que las estrategias de descortesía arriesgan la fuerza pragmática de los hablantes, y aumenta así la visibilidad del intérprete, quien se convierte en un agente más del proceso de interrogación. Finalmente, concluyo que a pesar de que una posible motivación haya sido salvaguardar la imagen sociocultural del juez y del acusado, las estrategias lingüísticas del intérprete constituyen una intrusión tanto lingüística como legal. 454 • Marjorie Zambrano-Paff Habría sido deseable medir con otros instrumentos evaluativos las percepciones subjetivas de los jueces y abogados del testimonio de los acusados a través de la inserción de estrategias de descortesía por parte del intérprete. Sin embargo, debido a las particularidades restrictivas de acceso a los participantes de los tribunales de inmigración y por efectos de seguridad y privacidad, solo fue posible obtener comentarios verbales de los abogados con respecto a sus percepciones generales de la labor interpretativa. Se espera que la presente investigación pueda ser de utilidad para darle un nuevo foco al estudio de descortesía en el contexto institucional bilingüe y para ahondar sobre el rol lingüístico del intérprete en la corte de inmigración. Referencias bibliográficas Angelelli, C. (2004). Revisiting the interpreter’s role: A study on conference, court, and medical interpreters in Canada, Mexico, and the United States. Cambridge: Cambridge University Press. Berk-Seligson, S. (1990). The bilingual courtroom: Court interpreters in the judicial process. (Chicago): University of Chicago Press. Berk-Seligson, S. (1999). The impact of court interpreting on the coerciveness of leading questions. The Journal of Forensic Linguistics, 6, 30–56. Berk-Seligson, S. (2002). The bilingual courtroom: Court interpreting in the judicial process. (Chicago): University of Chicago Press. Briz, A. (2005). 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Como en tales comentarios es evidente la aceptación o el rechazo de la imagen que se ha construido de la gente de una determinada región, aquí intentamos establecer la relación existente entre las actitudes corteses/descorteses observadas en los comentarios seleccionados y los estados emocionales de los lectores, derivados de la lectura de los mencionados artículos. La explicación del fenómeno en cuestión también está basada en la determinación del papel que juegan los imaginarios socio-discursivos y los estereotipos en la producción de esos textos en los que se rechaza o se acepta una determinada imagen sociocultural. Palabras clave (Des)cortesía, emociones, negociación de identidades, odios regionales, estereotipos. 458 • Julio Escamilla 1 Introducción La situación que aquí explicamos corresponde a una múltiple puesta en escena discursiva en la que inicialmente participaron cuatro periodistas que, siguiendo las directrices de la Revista SoHo, 91 (2007: 93-103), escribieron sendos artículos en los que se refirieron ofensiva y provocadoramente a la gente de una determinada región colombiana. Estos artículos aparecieron publicados en la sección humorística de dicha revista con el nombre genérico de Círculo de odio regional, pero con subtítulos alusivos a los habitantes de cada una de las regiones escogidas, así: Contra los rolos, por Adolfo Zableh (Costeño); Contra los costeños, por Andrés Ríos (Paisa); Contra los paisas, por Juan A. Valencia (Caleño) y Contra los caleños, por Nicolás Samper (Rolo). Para una mejor comprensión de la situación discursiva aquí analizada, presentamos a continuación algunos ejemplos de los estereotipos y prejuicios de que se valió cada uno de los mencionados periodistas para describir las identidades regionales en cuestión: (1) Contra los rolos (oriundos de Bogotá, capital de Colombia): “Se creen los paladines del idioma y no sé con qué derecho afirman hablar el mejor español del mundo”. “Esa gente que trata al resto de los colombianos como si fuéramos arrimados en esta tierra”. “Se vanaglorian de tener ancestros en la Madre Patria, que tuvo la gentileza de mandar a estos lados lo peor de su sociedad y convertirlos en miembros de una realeza de segundo orden”. “Siempre han querido ser más de lo que son. Por eso juegan bridge en vez de dominó, le ponen a sus clubes nombres de otros que existen en Europa y construyeron sus aristocráticas casas al estilo inglés, con techos a la espera de nieves que nunca llegaron”. “[Las bogotanas] son unas arpías calculadoras y muchas nacieron sin culo”. (2) Contra los costeños (oriundos de la Región Caribe colombiana): “No hay nadie medianamente responsable en ese arenero barranquillero”. “Los costeños no trabajan más de seis meses al año. Pero eso sí, siempre en horario de embajada: martes a jueves, de 10:00 a.m. a 3:00 p.m.”. Coloquio del Programa EDICE • 459 “Todos se comen la letra ese al hablar (para no hablar de lo otro que se comen) 1 ”. “Los costeños tienen la asombrosa facultad discursiva de incluir, cada tres palabras, una referencia al miembro viril, obsesión solo comparable con la de vivir de fiesta y evitar el trabajo”. “Y sus comentarios procaces y sus zapatos blancos y su acento displicente y sus justificaciones laborales en las que jamás capa un ‘ajá’ o un ‘cógela suave’”. (3) Contra los paisas (oriundos del departamento de Antioquia y, por extensión, los de los departamentos de la denominada zona cafetera): “Mis reparos contra los nacidos en Antioquia se deben, entre otras cosas, a que se parecen mucho a los frisoles que tanto les gustan: en medio de su berraquera son blandos como el grano y cuando se juntan en abundancia se ‘hogan’ en su caldo de arribismo gaseoso”. “¿A quién no le ha tocado en la universidad, en el trabajo o incluso en un partido de fútbol tener que aguantarse a un paisa que se cree lo mejor y a quien, en efecto, lo apodan ‘Paisa’? Porque esa es otra cuestión: siempre empiezan solos. –‘Antioqueño no se vara’, dicen ellos– y terminan multiplicándose como el ébola. Montan su empresita tiránica con mucho ‘éxito 2 ’ y se dedican a fastidiar a quien no sea de allá o, lo que es peor, ni los contratan”. “Son buenísimos para formar todo tipo de instituciones: desde equipos campeones de copas libertadores, pasando por sindicatos antioqueños, hasta las temidas empresas de cobro. Y siempre las forman de manera vilmente contestataria, haciendo mucha bulla y dejando sus pechos colorados al descubierto”. “Ellos [los paisas] tuvieron que crear la cultura de la mujer ensiliconada y de acento sospechosamente inocente”. (4) Contra los caleños (oriundos de la ciudad de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca): “Hay unos que son impotables y todo está basado en su ostentación fanfarrona. Tienen esas ganas de demostrar y demostrarse a ellos mismos que son más, no se sabe por qué”. “Además están listos para romperle la jeta al que, sin querer, les haga caer el gorro vaquero referencia Madonna que se ponen en sus enloquecidas cabezas cuando cabalgan con su mujer inflable por la Feria de Cali.” La expresión “lo otro que se comen” se refiere aquí a la supuesta zoofilia que los interioranos atribuyen a los costeños. 2 Clara alusión a la “antioqueñísima” cadena de almacenes Éxito, extendida por todo el territorio nacional. 1 460 • Julio Escamilla “Si el DAMA los multara por el volumen de su voz, la entidad recibiría más dinero del que percibe Kuwait por venta de petróleo. Por eso es enervante verlos, jactanciosos, hablando a los alaridos y exhibiendo su ‘ropa de marca’ (sacos en donde en la manga izquierda dice ‘Tommy’ y en la derecha ‘Hilfiger’ en letra arial, tamaño 86 o prendas Lacoste con un lagarto estampado que hace ver chico a Poncho Rentería”. “Ese es su pecado: ufanarse y jurarse lo mejor”. “Las mujeres (…) [caleñas] que, según Piper Pimienta, eran como las flores, hoy, por culpa de tus ganas de ostentar que la tuya está más buena, parecen flores de plástico, como esas azucenas artificiales que ponen en las funerarias, de tanta operación que llevan entre pecho y espalda”. La lectura completa de los cuatro artículos confirma plenamente que el propósito discursivo de los mismos es múltiple y está basado en la censura, la burla y el desconocimiento de aspectos culturales, comportamentales (éticos, morales, sexuales, etc.), lingüísticos o discursivos, geográficos, deportivos o artísticos, sociales, políticos o económicos y constituye, por lo mismo, un ataque abierto a la ‘imagen social’ (face) positiva de los nativos de cada una de las regiones concernidas. Estos textos son, pues, descorteses, dado que —tal como lo señala Mugford (2008: 375) en su definición de descortesía– en ellos se asume una “actitud deliberadamente ofensiva e irrespetuosa contra el interlocutor 3 ”. Más aún, estos artículos son una muestra contundente de descortesía cultural que es una de las cuatro categorías que el mismo Mugford (id.: 377) propone para clasificar la descortesía, las cuales citamos a continuación: 1. descortesía individual - percibida por el interlocutor como un ataque personal contra él/ella; 2. descortesía social - percibida por el interlocutor como un ataque contra su rol social; 3. descortesía cultural - percibida por el interlocutor como un ataque contra su grupo étnico; y 4. descortesía en broma - que refleja el uso lúdico o en broma del lenguaje descortés 4 , Siguiendo a Leech (1983: 132), se llega igualmente a la conclusión de que los textos periodísticos en mención son descorteses, pues violan por lo menos tres de las seis máximas que este autor propone para definir el principio de cortesía. Las máximas flagrantemente violadas son: la de tacto, porque está “Impoliteness can be seen in terms of either breaking social norms or being deliberately offensive and disrespectful towards an interactant”. 4 “1. Individual impoliteness - impoliteness which the hearer perceives as a personal attack; 2. social impoliteness impoliteness which the hearer perceives as an attack on her/his social role; 3. cultural impoliteness - impoliteness which the hearer perceives as an attack on her/his ethnic group; and 4. Banter - impoliteness which reflects the playful use of impolite language”. 3 Coloquio del Programa EDICE • 461 claro que los periodistas no minimizan el coste al receptor; la de aprobación, porque no minimizan el desprecio hacia el otro; y la de simpatía, ya que no minimizan la antipatía hacia los otros. Cada uno de los autores de dichos artículos, por el contrario, tiende a maximizar el impacto negativo que puede causar en la imagen positiva del otro, de ahí que haya que excluir de esos textos cualquier posibilidad de cortesía positiva. Sobre todo, porque así se pensó desde su concepción misma por parte del comité editorial de la revista 5 , lo cual viene a corroborar lo planteado por Bernal (2005: 386) en el sentido de que “en la relación con los demás hay ocasiones en que no se pretende preservar la imagen del otro, sino deteriorarla, atacarla o, incluso, destruirla”. Entonces, tenemos que decir que en este caso la idea fue siempre la redacción de textos insultantes, y dado que los insultos son “actos intencionalmente amenazadores” (Bernal, ibid: 384) de la imagen del otro, ello equivale a decir descorteses. En este contexto, el carácter humorístico que pretendió imprimírsele a los artículos está más que comprometido. Charaudeau (2006: 22-23) define el acto humorístico en el marco de una relación tríadica entre un locutor, un destinatario y un blanco de dicho acto. Afirma también que “el problema que se le presenta [al locutor] es el de su legitimidad, de aquello que lo autoriza a producir en esa situación un acto humorístico”. En cuanto al destinatario señala que: puede ser puesto en lugar y situación de cómplice o de víctima. Como cómplice, es llamado a entrar en connivencia con el locutor, enunciador del acto humorístico. […] Es llamado a 5 Las directrices dadas por el Comité Editorial de SoHo a los periodistas encargados de la redacción de los artículos aquí analizados fueron claras a este respecto, tal como lo reconoce explícitamente el autor de uno de dichos artículos: “En SoHo somos abanderados de explotar subgéneros de toda índole, sean estos periodísticos (como las crónicas de seguimiento, suplantación e infiltración) o literarios. En ese mismo orden de ideas, lo del Círculo del odio regional se presentaba como una temática más para desarrollar el subgénero literario de la diatriba, que no es más que una forma de veta de la columna de opinión tradicional y que surge como contrapropuesta de esta misma. Más allá del ejercicio literario no buscábamos mayor cosa, aunque sabíamos de antemano que las diatribas iban a generar polémica en un país tan regionalista como el nuestro. Pero ejercicios de este tipo ya se habían hecho antes, como por ejemplo cuando el escritor Efraim Medina Reyes, cartagenero, escribió sobre su odio a la costa, y el periodista Jaime Andrés Monsalve, manizalita, escribió sobre lo que no soporta de Manizales. O como cuando se publicó el especial llamado Columna contra mi mismo, que en realidad eran diatribas, [de] reconocidos articulistas de la talla de Antonio Caballero, Salud Hernández-Mora, D’Artagnan y María Jimena Duzán, entre otros” (Valencia, 2008). A este mismo respecto, Ríos (2008: 28) recalcó las pautas dadas por el consejo de redacción de la revista indicando que se trataba de escribir “un artículo con mucho humor negro, sátira y detalles sobre la región que [les] fue asignada”. Más detalles sobre este tema aparecen en Escamilla (2008: 91-105). 462 • Julio Escamilla compartir la visión dislocada del mundo que propone el enunciador, lo mismo que el juicio que éste hace sobre el ‘blanco del ataque’ cible. […] Como víctima –lo cual se produce más bien en situaciones de diálogo– es a la vez destinatario y blanco del acto humorístico, un destinatario-blanco del ataque que tiene todas las razones de sentirse agredido 6 . Con respecto al blanco del ataque, el mencionado autor aclara que éste “es aquello sobre lo que recae el acto humorístico o aquello a propósito de lo cual dicho acto se realiza”. Agrega que este blanco puede ser una persona (individuo o grupo) de quien “se censura el comportamiento psicológico o social resaltando los defectos o los ilogismos en su manera de ser y hacer desde la óptica de un juicio social de normalidad 7 ”. A la luz de los anteriores planteamientos, se puede comprender mejor por qué el contrato humorístico propuesto individualmente por los cuatro columnistas aquí mencionados es rechazado por la gran mayoría de los lectores de la revista, sean estos de la región atacada o no. En primer lugar, salvo el tímido título de la sección Humor, nada los legitima frente a los lectores como periodistas de humor; entre otras razones, porque no es lo que hacen habitualmente 8 . En segundo lugar, sus destinatarios son a la vez blanco del acto humorístico, situación que representa una apuesta arriesgada —que se debe sopesar muy bien— pues el éxito de ese propósito discursivo depende de que el destinatario víctima acepte ser cómplice del locutor. En el caso que nos ocupa, casi ninguno de los lectores que comentaron los artículos aceptó ser cómplice “Le problème qui se pose à lui est celui de sa légitimité, de ce qui l’autorise à produire dans cette situation un acte humoristique. […] Le destinataire mis en scène par l’acte humoristique peut être mis en lieu et place de complice, ou de victime. Comme complice, il est appelé à entrer en connivence avec le locuteur, l’énonciateur de l’acte humoristique. […] il est appelé à partager la vision décalée du monde que propose l’énonciateur, ainsi que le jugement que celui-ci porte sur la cible. […] Comme victime —ce qui se produit dans des situations dialogales— il est à la fois destinataire et cible de l’acte humoristique, un destinataire-cible qui a toutes les raisons de se sentir agressé” 7 “La cible est ce sur quoi porte l’acte humoristique ou ce à propos de quoi il s’exerce. Ce peut être une personne (individu ou groupe), en position de troisième protagoniste de la scène humoristique, dont on met à mal le comportement psychologique ou social en soulignant les défauts ou les illogismes dans sa manière d’être et de faire au regard d’un jugement social de normalité”. 8 Ante la pregunta ¿Se considera usted un periodista de humor o este es un ejercicio que usted emprende movido por las circunstancias?, el periodista Nicolás Samper, autor del artículo “Contra los caleños”, nos respondió: “Sería terriblemente pretencioso de mi parte decir que soy ‘periodista de humor’. Es lugar común, lo sé, pero hacer reír a la gente con un texto puede ser uno de los ejercicios más complejos del universo y por lo general se falla en el intento. Lo cierto, y en aras de la verdad es que desde siempre, para escribir cualquier texto que no sea noticioso y que permita ese tipo de licencias, trato de incluir algún aporte o anécdota divertida que sirva para que el lector se enganche y para que no padezca un texto, sino para que pueda sonreír con él” (Samper, 2008). 6 Coloquio del Programa EDICE • 463 de ese supuesto proyecto humorístico, por considerarlo altamente insultante y, en consecuencia, descortés. En tercer lugar, la temática misma de las identidades regionales no es un asunto fácil de abordar desde una perspectiva humorística, mucho menos desde un medio masivo de comunicación, sobre todo en un país de regiones como Colombia. Vistas así las cosas, lejos de reconocer el pretendido propósito humorístico, los interpretantes de los textos en cuestión —salvo contadas excepciones, como la de un comentarista que dice (5) “Pues es la sección de humor solamente […] cójanla suave y ríanse […]” los ven como un discurso de incitación al conflicto, es decir, como un acto malintencionado de confrontación de identidades regionales, en el que resulta innegable la simbiosis entre locutor y enunciante. Por eso, según la mayoría de los lectores que dieron a conocer sus comentarios a través de la página WEB de SoHo, lo dicho por el enunciante de cada texto es totalmente atribuible a su respectivo autor. Además, es percibido como un claro acto de agresión a la imagen de la gente de las regiones aludidas. De ahí, la gran variedad de reacciones de los lectores habituales y ocasionales de la revista, tomando posición frente al contenido de los artículos o frente a otros comentarios, la mayoría de las veces en forma “agonal 9 ” y descortés. Esto es consecuente con lo señalado por Culpeper, Bousefield y Wichman (2003: 1562), en el sentido de que “en caso de un ataque verbal, la mejor manera de salvaguardar la imagen es el contra-ataque 10 ”. En el caso de los comentarios aquí analizados, este contra-ataque se halla a menudo marcado por lo emocional y recurre naturalmente a estrategias de descortesía. Con el objetivo de ofrecer una idea más exacta de la cantidad de comentarios en los que se hace una evaluación de los artículos, describimos a continuación la forma cómo la revista propició y registró la reacción de los lectores. El formato electrónico constaba de dos secciones. En la primera, titulada Comentario, había una ventana en blanco para que el lector consignase su opinión si lo consideraba pertinente. En la segunda, ubicada justamente debajo de la ventana antes mencionada, había una escala numérica del uno al cinco 9 La “agonalidad” es, según André-Larochebouvy (1984: 149-163), una actitud discursiva utilizada por un locutor con el propósito de diferenciarse, oponerse o excluir a su interlocutor. Frecuentemente es considerada como una clara manifestación descortés. Escamilla et al. (2005, 2008) ilustran ampliamente este concepto de agonalidad, lo mismo que el de mimesis, a partir del análisis de conversaciones entre estudiantes en contextos universitarios de la ciudad de Barranquilla. 10 “Impoliteness superstrategies, instead of maintaining or enhancing face, they are designed to attack face”. 464 • Julio Escamilla para la valoración del contenido de los textos, bajo la rúbrica Califique. Al extremo izquierdo de la escala, aparecía escrita la palabra MALO, en letras mayúsculas; al extremo derecho, igualmente en mayúsculas, la palabra BUENO. El lector tenía que escoger una de las opciones si deseaba calificar el contenido de un artículo como malo, no tan malo, aceptable, más que aceptable y bueno. Algunos lectores opinaron sobre el artículo pero no lo calificaron y viceversa. En agosto de 2008, según los datos tomados de la página Web de la propia revista, más de seis mil personas habían calificado los cuatro artículos de la sección Círculo de odio regional 11 . Cada artículo fue comentado y/o calificado independientemente. Las estadísticas publicadas en esa página electrónica revelan que la mayoría de los lectores calificó los artículos como malos, siendo el texto “Contra los costeños” el peor calificado, mientras que los otros tres contaron con un mayor número de opiniones a favor. Antes de entrar de lleno en el análisis, conviene hacer alusión a los planteamientos de Culpeper (1996: 356-358) quien propone las siguientes categorías para clasificar la descortesía: 1. Descortesía abierta y latente; 2. descortesía positiva: el uso de estrategias que buscan dañar la imagen positiva del interlocutor; 3. descortesía negativa: el uso de estrategias que buscan dañar la imagen negativa del interlocutor; 4. sarcasmo o cortesía fingida: el uso de estrategias de cortesía que son obviamente insinceras; y 5. cortesía negada: la ausencia de empleo de la cortesía en aquellos casos en que se prevé su uso 12 . Este autor plantea asimismo una serie de conductas relacionadas con la descortesía positiva y negativa. Para la primera, sugiere, sin pretender ser exhaustivo, actitudes como: 1. Ignorar, desairar al otro - no reconocer la presencia del otro; 2. excluir al otro de alguna actividad; 3. entrar en desacuerdo con el otro; 4. mostrarse desinteresado, indiferente y poco comprensivo; 5. usar marcadores de identidad inadecuados; 6. usar Aunque los artículos fueron publicados en Noviembre de 2007, en marzo de 2009 la sección de comentarios aún permanecía abierta, permitiendo a los lectores seguir expresando sus opiniones. Hay que resaltar que en esa fecha la relación porcentual de comentarios provenientes de cada una de las regiones implicadas se mantenía prácticamente estable: costeños (78%), rolos (10%), paisas (8%) y caleños (4%). 12 “1. Bald on record impoliteness; 2. Positive impoliteness: the use of strategies designed to damage the addressee’s positive face wants; 3. Negative impoliteness: the use of strategies designed to damage the addressee’s negative face wants; 4. Sarcasm or mock politeness: the use of politeness strategies that are obviously insincere; y 5. Withhold politeness: the absence of politeness work where it would be expected”. 11 Coloquio del Programa EDICE • 465 un lenguaje oscuro y secreto; 7. buscar el desacuerdo con el otro; 8. hacer que el otro se sienta incomodo; 9. usar palabras consideradas tabú; y 10. insultar a los otros 13 . Para la descortesía negativa, por su parte, incluye estrategias tales como “1. el amedrentamiento; 2. tratar a los otros con aires de superioridad, desprecio o ridiculización; 3. invadir el territorio del otro; 4. relacionar o asociar explícitamente al otro con algo negativo; y 5. poner en evidencia la deuda del otro 14 ”. 2 Reacciones de los lectores Las personas que enviaron sus comentarios no sólo respondieron las censuras, las burlas, el desconocimiento, en fin, los insultos de los articulistas en torno al modo de ser de la gente de cada región, sino que también defendieron y resaltaron su propia identidad sociocultural y/o atacaron al propio autor del artículo o la región de donde proviene éste, e incluso a la revista SoHo y/o a sus editores 15 . Para ello, recurrieron casi siempre a los argumentos emocionales “ad X” de que habla Kienpointner (2008: 25): “Argumentum ad hominem, argumentum ad verecundiam, argumentum ad misericordiam, argumentum ad baculum, etc., [los cuales] apelan a emociones como la simpatía, el amor, el enojo, el odio, el respeto, la compasión, el miedo, etc.”. Como bien lo señala el mismo Kienpointner, hasta hace algún tiempo este tipo de argumentos eran desestimados como razonamientos válidos y, por lo mismo, se les concedía un valor relativo como elementos de persuasión. Actualmente, por el contrario, se reivindica el papel que desempeñan en la comunicación y la incidencia que tienen en la expresión de la (des)cortesía. “1. Ignore, snub the other - fail to acknowledge the other’s presence; 2. Exclude the other from an activity; 3. Disassociate from the other; 4. Be disinterested, unconcerned, unsympathetic; 5. Use inappropriate identity markers; 6. Use obscure or secretive language; 7. Seek disagreement; 8. Make the other feel uncomfortable; 9. Use taboo words; 10. Call the other names”. 14 “1. Frighten; 2. Condescend, scorn or ridicule; 3. Invade the other’s space; 4. Explicitly associate the other with a negative aspect; y 5. Put the other’s indebtedness on record”. 15 Los lectores que dieron a conocer sus comentarios a través de ese medio electrónico son, presumiblemente, personas pertenecientes a la clase socioeconómica media y medio-alta que disponen de un computador personal con fácil acceso a Internet. Esa condición les permitió no sólo leer el artículo escrito contra su región y los comentarios hechos por sus coterráneos, sino leer también los comentarios de otros lectores, los otros artículos dedicados a las otras regiones y los comentarios de las personas originarias de cada una de ellas. Además, en la mayoría de los casos se trata de personas que muestran cierto grado de cultura general y formación académica que les permite plantear sus puntos de vista sobre aspectos tan puntuales como la globalización, la cultura, la economía, etc. 13 466 • Julio Escamilla De manera más concreta, los lectores de cada uno de los artículos publicados en SoHo, reconociéndose plenamente como miembros de un grupo sociocultural y regional que ha sido atacado, intentan reivindicar o realzar la imagen positiva de su grupo, valiéndose para ello de la “descortesía de fustigación” de que habla Kaul de Marlangeon (2005: 302, 310). Este tipo de descortesía se expresa aquí a través de actitudes y señales agonales que buscan establecer un claro proceso de diferenciación con el grupo sociocultural al cual pertenece el autor de cada artículo, mientras que, paralelamente, se va consolidando un proceso de reafirmación identitaria con los miembros de su propio grupo. Movidos casi siempre por la rabia, los comentaristas se refieren de manera agresiva al modo de ser de los coterráneos del articulista que escribió contra su región y, por una especie de efecto dominó 16 , a los habitantes de las otras regiones implicadas. Los comentarios de los lectores constituyen entonces una forma de responder al acto descortés proferido por cada uno de los periodistas de SoHo ya mencionados. La mayoría de esas respuestas buscan refutar, tanto ofensiva como defensivamente lo dicho en cada artículo. Ofensivamente, porque se ataca la imagen positiva de los otros; defensivamente, porque se defiende la imagen positiva del grupo sociocultural al cual se pertenece. Ahora bien, en poquísimos casos se acepta lo dicho en el artículo y se refuerza el daño a la propia imagen de grupo (“autodescortesía”, en palabras de Bernal, 2005). El siguiente comentario de un rolo ilustra de manera general lo que acabamos de plantear: (6) Bogotá se hubiese convertido en la Atenas de Suramérica si no fuese por la invasión de provincianos 17 como los paisas, los caleños y la plaga de los costeños que últimamente se han incrementado en Bogotá. En fin para que hablan mal de la ciudad en la que se vienen a vivir, si se vienen a vivir a Bogotá quiere decir q su provincia es un total asco. En fin por q no se largan de Bogotá que lo único que hacen es contaminar con los remate de TODO A MIL q ponen los paisas; las canciones de Diomedes Dionisio Díaz que las repiten y las repiten hasta el día siguiente: ay costeños pónganse a hacer algo productivo. Y los caleños se salvaron; desafortunadamente no tengo nada que decir. Si alguien tiene algo para decirles a los caleños que no sobresalen por nada, escríbanos. Bogotanos, hagamos respetar nuestra ciudad, a nuestras mujeres que si valen la pena; no como esas fáciles paisas, AUNQUE BUENAS SI ESTÁN. SOLO SIRVEN PARA PROCREAR, Y ESO, PAL 16 El “efecto dominó” es definido por la R.A.E (2001) como el “resultado de una acción que produce una serie de consecuencias en cadena”. 17 Nos valemos de los caracteres en negrita para resaltar las marcas de (des)cortesía empleadas por los/las comentaristas de los artículos. Coloquio del Programa EDICE • 467 RATO. Mamemos a los provincianos para que se larguen de Bogotá o si se quieren quedar en esta maravillosa ciudad que aporten con cultura y con impuestos porque para evadir los paisas son terribles y se creen los más ágiles solo porque saben timar. Y para hacer la mañana en el pago, a los costeños no les gana es nadie. En cuanto a sus mujeres, son tan feas q por eso ustedes optaron por las burras. Y ni sueñen q si creen q en Bogotá se meterían con semejantes basuras, se equivocan; las únicas q serían capaces son las burras, porq las pobrecitas no tienen conciencia, porq si la tuvieran, les correrían. Que artículo tan malo. Que se podía esperar de un costeño. Nótese la actitud insultante y, por ende, descortés del comentarista, producto de la indignación que le ha generado el artículo del periodista costeño. Ahora bien, su ira no se contenta sólo con el ataque a los costeños (a quienes califica de plaga, perezosos, mala paga, zoofílicos porque sus mujeres son feas), sino que también toca a los paisas (a quienes considera tramposos y a sus mujeres, fáciles) y a los caleños (cuya insignificancia lo lleva a pedir ayuda, porque como “no sobresalen por nada”, no puede insultarlos a gusto). En todo caso, tanto los unos como los otros son igualmente “provincianos” –en el sentido peyorativo del término– y si quisieran permanecer en la capital, dado que “su provincia es un total asco”, deberían contribuir al desarrollo de Bogotá “con cultura y con impuestos”. El comentarista cierra descalificando el artículo (argumentum ad baculum) y atacando al periodista con base en su región de origen (argumentum ad hominem). Una actitud similar a la anterior, basada en argumentos en los que campean la rabia (ad verecundiam) y las ofensas (ad baculum), se observa en el siguiente comentario de un rolo que opina en la sección destinada a los costeños y aprovecha la oportunidad para atacar a los paisas, en una nueva manifestación del efecto dominó antes mencionado (7) “Es verdad y la pura verdad lo que dice el autor [Andrés Ríos, paisa] cómo dicen que no! ...cómo son capaces de decir los costeños que esto es mentiras? Bueno así son los costeños, y sobre todo los de Barranquilla...pónganse a trabajar para ver si sacan adelante a ese pueblo y moridero que tienen como ciudad...aunque bueno esa es su ciudad, mejor ni trabajen...al igual que los paisas son completamente detestables”. Al inicio, el comentarista pone en evidencia la rabia que experimenta por la reacción de los costeños frente al artículo de Andrés Ríos. Luego atenúa un poco este sentimiento (“Bueno así son los costeños, y sobre todo los de Barranquilla”), para atacarlos con una expresión injuntiva que resulta además muy ofensiva (“pónganse a trabajar [...]”) y concluye con un ataque a los paisas 468 • Julio Escamilla que aparentemente no tenían por qué aparecer en la escena. Es más, como ya fue señalado, el periodista que escribió contra los costeños es paisa, entonces no deja de ser curioso el hecho de que el lector esté de acuerdo con él pero insulte a los coterráneos de éste. Por otro lado, los costeños, a pesar de haber sido víctimas de los ataques de un periodista paisa, dirigen sus comentarios a los cachacos en general y, con menos frecuencia, a los antioqueños o paisas en particular. El siguiente comentario escrito por una mujer es una prueba fehaciente de lo anterior: (8) “Soy Barranquillera y vivo en Bogotá y tengo que hacer la salvedad de que los ‘cachacos’ nos han tratado muy bien a mí y a mi familia pero no hay derecho a que un ‘cachaco’ [se refiere al periodista paisa Andrés Ríos] se exprese de esa manera de un costeño”. Este uso discursivo se debe sin duda al imaginario costeño de considerar ‘cachaco’ a cualquier otro colombiano que no sea de la región Caribe. Así lo hace ver un rolo en la sección de los costeños cuando dice que (9) “por favor no lo llamen ‘Cachaco’ o ‘Cachaquito’ [se refiere al periodista paisa], que de pronto hasta por eso se ofende, recuerden que aclara en su nombre ser Paisa y como todos sabemos los paisas no son cachacos”. Dirigiéndose específicamente a los paisas, los costeños responden los ataques de que han sido objeto y con el desparpajo que los caracteriza pasan al contraataque sin miramiento alguno de cortesía para sus interlocutores. (10) Qué más señores ‘paisas’. El resentimiento y la envidia son tal vez unas de las emociones más conocidas entres ustedes y eso es bien sabido... pero la envidia compatriotas o lo que sean, es mejor despertarla que sentirla. No somos culpables de tener tanta belleza y el poder de conquistar las mujeres ‘suyas’ de una manera tan fácil, además si tanto les molesta la presencia costeña qué carajos hacen clavados cada vez que pueden en Santa Marta o en Cartagena y en tantos lugares que por desgracia ustedes no los tienen ... pero tranquilos nosotros no somos resentidos ni mucho menos envidiosos; cuando puedan venir , vengan y tómense fotos y las ponen después en Badoo o en Pegateya y en todas esas páginas que hay para mostrar lo sabroso y a la vez la impotencia que sienten por no tener esos paisajes , específicamente .... ‘EL MAR’. Ah y flojo no somos lo que pasa es que nosotros si sabemos cómo es que se disfruta la vida y la verdad no nos Coloquio del Programa EDICE • 469 amargamos tanto la vida con pendejadas y pequeñeces, es más les quiero dar un consejo cuando se vive tan tensionado y estresado y pensando en cómo hacerle el mal al otro como suele suceder con ustedes, las mujeres se aburren y acuden a la ayuda de ‘OTROS’ y ustedes saben que es cierto....no es más por el momento... (11) Es imposible negar que lo único alegre que tiene Colombia son los COSTEÑOS, somos la cara amable del país, SHAKIRA, MAIA, GARCIA MARQUEZ, EL PIBE, RODRIGO VALDEZ, CARLOS VIVES, SOFIA VERGARA, EL DR. LLINAS científico de la nasa y pare de contar, por eso y por lacras como el individuo RIOS, queremos separarnos de ese peligro tan grande que tiene Suramérica como son los PAISAS, para formar nuestra REPUBLICA DEL CARIBE, sin narcotraficantes PAISAS, sin sicarios PAISAS, sin ratas PAISAS, sin putas PAISAS, y sin ese habladito maricón PAISA. Toda nuestra Violencia se la debemos a la gente PAISA, ASESINOS, SICARIOS PARAMILITARES, NARCOTRAFICANTES, ATRACADORES, MALEANTES y todo lo que termine en MALDAD. Retomando a Leech (1983), en el ejemplo (10), la actitud descortés del comentarista se evidencia en la violación de la máxima de modestia, según la cual el locutor debe minimizar la auto-alabanza (“No somos culpables de tener tanta belleza…, tantos lugares que por desgracia ustedes no los tienen… nosotros no somos resentidos ni mucho menos envidiosos…”), lo mismo que en la transgresión de la máxima de acuerdo, pues dicho locutor no minimiza la disconformidad con los otros (“Ah y flojo no somos lo que pasa es que nosotros sí…”). Desde la perspectiva de Culpeper (1996), se trata de un caso de descortesía positiva, en el que además se da el sarcasmo o cortesía fingida. La descortesía positiva se observa en el uso del marcador de identidad “Qué más señores ‘paisas’”, bastante agonal como para ser considerado un saludo, en el que el uso de las comillas parece ir más allá del simple gusto tipográfico. Esta percepción es reforzada por el hecho de que después se refiere a los paisas con la expresión “compatriotas o lo que sean”, cuyos niveles de agonalidad y descortesía son incuestionables. Igualmente, hay que resaltar la búsqueda del desacuerdo con el otro —violación de la máxima de acuerdo, como acaba de ser explicado— presente también en el enunciado abiertamente descortés “…qué carajos hacen clavados cada vez que pueden en Santa Marta o en Cartagena…”. Valga señalar que los nativos de la costa Caribe colombiana son muy afectos a este tipo de requerimientos agonales encabezados por los términos “qué carajos”. En cuanto al sarcasmo o cortesía fingida, el comentarista lo emplea cuando manifiesta de manera insincera : “ …cuando puedan venir, vengan y 470 • Julio Escamilla tómense fotos y las ponen después en Badoo o en Pegateya y en todas esas páginas que hay para mostrar lo sabroso y a la vez la impotencia que sienten por no tener esos paisajes… y …es más les quiero dar un consejo cuando se vive tan tensionado y estresado y pensando en cómo hacerle el mal al otro como suele suceder con ustedes, las mujeres se aburren y acuden a la ayuda de ‘OTROS’ y ustedes saben que es cierto...”. Obviamente, no se trata ni de una gentil invitación ni de un desinteresado consejo, sino de un ataque a la imagen positiva del otro. El comentarista del ejemplo (11), a su vez, es igualmente descortés al violar las máximas de modestia, aprobación y simpatía de que habla Leech (1983). Obsérvese cómo al inicio pondera sin reservas los valores espirituales y humanos de su región, luego manifiesta en forma por demás radical su desprecio y antipatía por los paisas (ataques ad baculum y ad verecundiam). De su furia no escapa, por supuesto, el autor del artículo a quien llama peyorativamente “individuo RIOS” y cataloga de lacra (ataque ad hominem). Al mismo tiempo, en palabras de Culpeper, es innegable que en este comentario han sido utilizadas dos estrategias de descortesía negativa: tratar a los otros con aire de superioridad y relacionarlos o asociarlos de manera explícita con algo malo, para ser exactos, como lo expresa el mismo comentarista, con “todo lo que termine en MALDAD”. Sin lugar a dudas, uno de los ataques que suscitó más la reacción airada de los costeños fue el de su supuesta zoofilia. Por eso, aunque sucintamente, abordaremos aquí algunas de las manifestaciones de descortesía que se produjeron por su causa. Como se ve en el ejemplo (2), el periodista Andrés Ríos recurre a él en su artículo, porque es consciente del efecto contundente que suele tener en sus destinatarios; por lo mismo, muchos de los comentaristas anti costeños lo retoman de forma premeditada y hasta alevosa. Afirmar que X es zoofílico es un argumentum ad hominem que constituye una clara invasión del territorio del otro, es decir, una estrategia de descortesía negativa, como se ve en este fragmento del ya citado ejemplo (6): “En cuanto a sus mujeres, son tan feas q por eso ustedes optaron por las burras”. Obsérvese que al señalamiento de zoofílicos se suma el agravio a las mujeres costeñas, calificadas de feas. La respuesta no se hace esperar y en ella se emplean recursos tanto o más descorteses que el de los atacantes. Tal es el caso de un comentarista que, haciendo gala de la estrategia de cortesía fingida (uso de la expresión “para su información”), contraataca insultando a las mujeres paisas (calificándolas de infieles) y cierra con un ataque ad hominem dirigido al periodista (con el término de carácter peyorativo “perro”): Coloquio del Programa EDICE • 471 (12) Para su información hemos cambiado las burritas por las paisitas...a pesar de que las primeras son más fieles...perro!!! Los comentaristas costeños, lejos de cohibirse o avergonzarse por la crudeza del estereotipo que los señala como zoofílicos, se reafirman en este supuesto rasgo identitario y tratan de sacarle el mejor partido posible. De ahí que no duden en auto designarse EL BURRO MOCHO (mayúsculas sostenidas), como el autor del ejemplo anterior, o Burrero Viejo, como quien escribe el siguiente texto: (13) Y no has dicho que también le damos clavo a las esposas de los cachacos como tú, esas que se mueren por ir a la costa a buscar un verdadero hombre. Como se dijo antes, la actitud de defensa de la imagen positiva del grupo social se sustenta en el ataque a la imagen positiva del otro. Al igual que muchos otros comentaristas, el autodenominado “Burrero Viejo” homologa estratégicamente el ser zoofílico con ser un verdadero hombre, lo que —por diferenciación— los otros no son y no podrán ofrecer a sus esposas. En consecuencia, su acto de descortesía reposa en esta argumentación más emotiva que racional y se caracteriza, dicho sea de paso, por la brusquedad del lenguaje (“darle clavo a una mujer”: tener sexo con ella) y el cuestionamiento de la hombría de los otros. Por su parte, los paisas, en retaliación por la diatriba del periodista caleño J.A Valencia, no dudan en irse lanza en ristre contra los nacidos en Cali y el Departamento del Valle (14) “¿no será más bien que les duele en el alma el no ser antioqueños y berracos como nosotros; y tener que depender tanto de esta tierra que no necesita de nadie, pero de la que todos dependen? ¡Ah! Y se me olvidaba preguntarles: ¿Será que en este momento podrá ser más seguro Cali que Medellín? Por qué no revisas los índices de violencia y comparas”. (15) “Cual es el único cartel de droga vigente? ah me acorde el del Valle, ¿de dónde es que es don diego y rasguño y jefes de que cartel? ah ya sé del Valle, y cuál es la ciudad más insegura en la actualidad? fácil pues Cali, ¿quiénes financian a las milicias e integrantes al margen de la ley en este momento? pues el cartel del valle. Solo para que no se les olvide, que en vez de criticar el pasado de nuestra región, y lo que estamos haciendo por 472 • Julio Escamilla acabar con todo lo malo, se preocupen por erradicar lo que todavía está pasando en su región”. (16) “y espero que cuando Cali termine de copiar la idea del metro no montes en él”. (17) “Las caleñas son como las flores... marchitas”. (18) “Sí señores, Cali es la sucursal del cielo, oh gran verdad, pero se les olvido que el cielo es Medellín”. (Escrito completamente en mayúsculas) Los ejemplos (14) y (18) vuelven a poner sobre el tapete la violación de la máxima de modestia. Los comentaristas antioqueños no dan prueba de recato a la hora de auto ponderarse y considerarse los más “berracos” y menos dependientes de todo el país. Lo mismo que cuando aceptan que Cali sea conocida como “La sucursal del cielo”, pero dejando bien en claro, con cínica delectación, que el cielo es Medellín, capital del departamento de Antioquia. Los ejemplos (15), (16) y (17), por su parte, constituyen un testimonio fehaciente de la contravención de la máxima de simpatía. Sus autores hacen ostensible su antipatía por los caleños (cuya carencia de ingenio los lleva a copiar la idea del metro), por las caleñas (cuya artificial belleza las asemeja a flores marchitas), y la ciudad de Cali (a la cual ven como un lugar inseguro, meca de narcotraficantes y toda suerte de delincuentes). Basándonos en los planteamientos de Culpeper (1996) ya expuestos, podemos decir que los comentaristas de los ejemplos (14), (15) y (16) emplean sin tapujos la descortesía negativa. En (14), porque el locutor, sobre todo al inicio, trata a los caleños con aires de superioridad, despreciándolos o ridiculizándolos y, al final, pone en evidencia la deuda social de éstos: reducir los altos índices de violencia y solucionar los problemas inseguridad que los aquejan. En (16) se da una actitud similar, porque el locutor enrostra a la ciudad de Cali y a sus hijos una supuesta falta de iniciativa propia, al aseverar que están copiando la idea del Metro de Medellín. En (15), la estrategia de descortesía negativa consiste en vincular explícitamente a los caleños y, por extensión, a los nacidos en el Valle del Cauca con el flagelo del narcotráfico. En los ejemplos (14) y (15) se observa también una franca manifestación de cortesía fingida, a través del uso de preguntas retóricas (“¿Será que en este momento podrá ser más seguro Cali que Medellín?, ¿De dónde es que es don diego y rasguño y jefes de que cartel?”, etc.) que resultan menos descorteses que afirmaciones contundentes como “Cali es una ciudad insegura” Coloquio del Programa EDICE • 473 o “Los jefes de los carteles de las drogas son de Cali”. No hay duda de que tales preguntas y sus respuestas son manifestaciones discursivas que cumplen la función de atacar la imagen positiva de sus interlocutores. En los ejemplos (17) y (18) los comentaristas emplean igualmente la descortesía positiva para atacar la imagen positiva de los caleños, pues en circunstancias menos tensas la belleza de las caleñas no se discutiría ni se cuestionaría la validez del epíteto asignado a esta ciudad. Es obvio que en este caso las condiciones de producción discursiva de estos comentarios fuerzan a los locutores en cuestión a ser descorteses. Ellos se valen, en efecto, de la concesión restrictiva 18 y la ponen al servicio de la burla cuando admiten parcialmente que “las caleñas son como las flores” y que “Cali es la sucursal del cielo”, rectificando enseguida la que pudiera ser la conclusión lógica de ambos enunciados en el mismo polo semántico al precisar que si bien son flores, son marchitas; y que si Cali es la sucursal del cielo, el propio cielo es Medellín. Aunque aquí se logra un efecto risible, la actitud descortés es ostensible. Por último, los caleños atacan fuertemente a los paisas y con menos fuerza a los rolos, a pesar de que el periodista que escribió contra ellos es bogotano. Esto se debe, por una parte, a la rivalidad regional 19 entre paisas y caleños –como se vio en los ejemplos (14) a (18)– y, por otra parte, al hecho de que el periodista rolo evitó generalizar sus ataques, lo cual fue bien recibido por un gran número de comentaristas caleños, como este que señala sin ambages que (19) “Muy bueno el artículo, sin duda el mejor de todos, y no necesariamente por los caleños sino por la actitud del rolo que lo escribió...”. No obstante, muchos otros comentaristas caleños tienen un parecer diferente y, sin dejar de atacar al periodista rolo y de paso a los coterráneos de éste, dan rienda suelta a su indignación contra sus detractores paisas. Al respecto, ver Charaudeau (1992: 799-801) Gómez Aristizábal (1984: 226) considera que en Colombia “el odio regional nace, no tanto por cuestiones de temperamento, sino por rivalidades económicas, las cuales enconan las pasiones hasta un último grado. […] este odio regional degenera en odio de campanario […] porque una aldea, un caserío, adquiere más desarrollo que otro. Los Cartageneros dicen que Barranquilla es un barrio comercial de Cartagena. Los vecinos de la capital del Atlántico, comentan que Cartagena es el barrio histórico de Barranquilla. Los bogotanos repiten que Antioquia es maravillosa; lástima que haya tanto antioqueño allá. Los habitantes de la montaña contestan: Bogotá es un barrio frío de Medellín. También exclaman: la ciudad más grande de Antioquia, se llama Bogotá”. 18 19 474 • Julio Escamilla (20) Yo creo que Nicolás [se refiere al periodista rolo Nicolás Samper] confundió a los caleños con algunos paisas radicados en Cali, la naturaleza del caleño no le permite ser racista ni ostentoso, ya que generalmente un caleño es trabajador, negro o mestizo, y muy escasamente blanco. Allá en Cali, todos somos bienvenidos y por eso el paisa se ha tomado esa ciudad y la ha prostituido, llenándola de traquetos y delincuentes. No confundan, el caleño es alegre pero no pendenciero y la mayoría no conoce el Club Colombia y tiene para ser socio del [equipo de fútbol] Cali. (21) Me da la impresión que el amigo, ha estado en Cali, pero, con gente que no es de Cali, estoy seguro, que si habla de caballos, chirrido de autos, es a esa gentuza que viene de Antioquia a traernos de moda mafioso que es lo que a ellos les gusta. Le sugiero que no ande con esa gente y hasta deje a su novia, porque mínimo le dijo que era caleña, pero, si es siliconada es paisa. Cali y el Valle tienen la mejor gente de Colombia. (22) Esos sujetos que dice el autor lamentablemente existen, pero no lo son todos, no generalicemos. Ahora bien, puede decir que Cali era ejemplo de Colombia. El modelo de sus empresas fueron copiados para llevárselas a las demás ciudades (pregúntenle a los paisas de dónde sacaron el modelo de la EPM), antes hacíamos fila para tomar el Bus, era casi un pecado capital botar un papel en la calle; pero esto se perdió. Me perdonaran los de las otras ciudades pero esto ocurrió cuando empezaron a emigrar a la ciudad gente de otras partes, llegaron rolos, nariñenses, caucanos, de la zona cafetera y sobre todo, esos paisas,...eso si fue lo peor que le pudo pasar a Cali y al Valle. Como no tenían sentido de pertenencia acabaron con la ciudad y la desangraron viven de ella y se quejan, entonces porque no se van para sus respectivas ciudades? y nos dejan a los Caleños Puros tranquilos...bueno y claro está que también sus paupérrimos gobernantes nos han jodido a mas nos poder y sobre todo esa gente de Aguablanca y Siloé que en su mayoría no son nacidos en Cali y que se dejan comprar el voto por un plato de lentejas... En primera instancia, hay que decir que en estos ejemplos se patentiza una vez más el proceso de diferenciación de los comentaristas con respecto al grupo sociocultural de sus atacantes más enconados (los paisas) y el de reafirmación identitaria con los miembros de su grupo (los caleños o vallunos). Como explicamos en la introducción, dichos procesos paralelos se fundamentan en lo que Kaul de Marlangeon (2005) ha denominado “descortesía de fustigación”. Por otra parte, si nos apoyamos en Leech (1983), la violación de las máximas de aprobación y de simpatía no admite discusión: estos locutores no desean minimizar su desprecio y antipatía por los Coloquio del Programa EDICE • 475 antioqueños (para ellos los paisas son blancos racistas, presuntuosos, proclives a todo lo ilegal, pendencieros y ladrones de ideas; las paisas, de belleza artificial). Finalmente, si nos apoyamos en Culpeper (1996), la descortesía positiva se impone a través del discurso injurioso que ataca el derecho de los otros a ser valorados y reconocidos por los demás. En esa andanada de insultos, las expresiones “el amigo” en el ejemplo (21) y “me perdonarán” en el (22), en apariencia atenuadoras, no son sino la prueba de una cortesía fingida que en nada mengua la acritud de la agresión verbal. Llama la atención el hecho de que la caracterización negativa que los paisas hicieron de los caleños, es casi la misma que los caleños hicieron de los paisas. Lo anterior se entiende mejor si se tiene en cuenta que ambas regiones han sido de las más afectadas por el narcotráfico, limitan geográficamente y comparten ciertos rasgos socioculturales. Ahora bien, como existe una afinidad ostensible y reconocida entre caleños y costeños, no resulta extraño que los costeños se hayan constituido en el grupo social que más intervino en defensa de los caleños, ya que el modo de ser de éstos les parece muy próximo a su propia manera de ver la vida. En el siguiente comentario, un barranquillero tercia a favor de los caleños y aprovecha para insultar a los rolos y paisas, en otra clara muestra del efecto dominó que se produce a menudo en esta múltiple puesta en escena discursiva: (23) “mira, loco, la verdad es que los caleños son una calidad, gente amable y buena gente. Lo que pasa es que entre los cachacos (que se creen europeos) y los paisas (que se creen más que todo) no pueden admitir y creer que hay gente que se las vacila más que ellos, que no solo trabajan y producen, sino que además la gozan y no se dan mala vida. Si te das cuenta que... los costeños y los caleños son muy parecidos... unos bacanes de primera con actitud y mucha sabrosura”. Este comentario resulta menos agonal que los anteriores, aunque los rolos y paisas salgan mal librados de él. Nos atrevemos afirmar que el sentimiento de empatía entre costeños y caleños, revelado por el locutor, es en gran medida responsable de su tono más sosegado. A pesar de no estar de acuerdo con el periodista, este comentarista es más mesurado y, sin llegar a ser cortés, atenúa lo que pudo haber sido un acto abiertamente descortés con el uso de una forma interpelativa familiar (“mira, loco”) y con el tuteo (“Si te das cuenta que”). Valga decirlo, estos casos son los menos recurrentes. 476 • Julio Escamilla 2.1 Estados emocionales y actitudes corteses/descorteses en los comentarios de los lectores Las emociones son sentimientos que, si bien algunas veces no podemos controlar, son el producto de una evaluación de los factores que amenazan nuestro bienestar tanto físico como sicológico 20 . En tal sentido, hay que admitir el vínculo de las emociones con lo racional. De acuerdo con esto, es claro que los artículos de Círculo de odio regional funcionan generalmente como amenazas para cada uno de los grupos regionales concernidos, porque ven comprometida su imagen, la percepción de su ser colectivo, por causa de las diatribas de los periodistas y de los comentarios de los lectores que las avalaron por considerarlas como verdades irrefutables. Entonces, podría entenderse que las actitudes predominantemente descorteses que aparecen en los comentarios, tienen un fuerte componente emocional como se ha venido diciendo y como se detallará a continuación. La expresión de estas manifestaciones descorteses está relacionada fundamentalmente con emociones como la rabia o cólera y el miedo. En los casos en que los lectores se dejan llevar por la rabia, los comentarios manifiestan la furia, la indignación, el odio, el resentimiento, la agitación y el rechazo causados por los innumerables agravios de que fue víctima su región. Por eso, la mayoría de las veces se trata de discursos oprobiosos, insultantes e hirientes, que recurren al uso de expresiones obscenas y aun escatológicas que, siguiendo a Kaul de Marlangeon (2005), podríamos incluir en lo que ella denomina descortesía de fustigación. Este tipo de descortesía también le permite a cada locutor hacer ostentación de su idiosincrasia. Así, por ejemplo, los costeños se reafirman en el uso del lenguaje soez, que es una de las actitudes discursivas que más se les critican, y producen comentarios como el siguiente: (24) “Cachaco de tu madre no te acuerdas que lo primero que querías cuando comías mocos y te sacaban garrapatas era conocer la costa y bañarte con el agua de nuestro mar costeño con el que muchas veces me limpié el culo y tu te tragaste esa agua pedazo de mierda, y aun así te gustó porque en las 20 González et al. (1998), apoyados en Wukmir (1967), sostienen que “la emoción es una respuesta inmediata del organismo que le informa del grado de favorabilidad de un estímulo o situación. Si la situación le parece favorecer su supervivencia, experimenta una emoción positiva (alegría, satisfacción, deseo, paz, etc.) y si no, experimenta una emoción negativa (tristeza, desilusión, pena, angustia, etc.)”. Coloquio del Programa EDICE • 477 vacaciones lo primero que haces es venirte para acá....si quieres más escríbeme otro artículo, pálido de nevera.” Los bogotanos o rolos, por su parte, insultan con un lenguaje menos llano, pero no menos agresivo, tratando de salvaguardar su supuesta imagen de comedidos –o de “hipócritas”, a los ojos de los demás comentaristas–, como éste que increpa al periodista costeño con esta forma interpelativa, a todas luces oprobiosa (25) “deje de ser resentido, maldito provinciano”. O este otro, que refiriéndose a los costeños, expresa un innegable odio racial al señalar lo siguiente: (26) “raza inmunda mezcla de negro e indígena. Deberían ser exterminados. Esa plaga tiene el ADN inmundo, inmunda su sangre, inmundo su ADN.” Cuando los locutores parecen actuar movidos por el miedo a que se pase de los insultos a manifestaciones de intolerancia más graves, los comentarios dan cuenta del malestar, la tensión, la preocupación, la mortificación e, incluso, el horror que se experimenta ante la magnitud de los ataques a las identidades regionales. En otras palabras, los comentaristas adoptan actitudes menos agonales, menos descorteses y hasta corteses, muy seguramente porque actúan bajo el influjo de emociones que se revelan menos proclives a la confrontación que la rabia. En estos casos los discursos aparecen más conciliadores, como si desearan conjurar una polémica panfletaria o un “terrorismo discursivo” (Angenot, 1982: 265) que pudiese acrecentar los odios regionales y generar peligrosos enfrentamientos en un país que tiene dificultades visibles para superar la violencia social. El clamor se vuelve entonces unánime y de cada una de las regiones se escuchan voces como las de este paisa y una mujer costeña que citamos a continuación: (27) Da tristeza saber que un medio tan leído a nivel nacional este contribuyendo a la fragmentación de este país (que ya bien fragmentado está). Da tristeza que este medio contribuya a la generación de violencia que causa la exclusión y división. Los colombianos necesitamos unirnos en torno a un proyecto nacional, en donde se potencien las cualidades de cada región… Convoco a los lectores para que no seamos participes de estos juegos absurdos y mercantilismo voraz. 478 • Julio Escamilla (28) Soy costeña y por supuesto me indigné al ver ese artículo tan horrible acerca de nosotros pero lo que mas me indigna es que una revista como esta dé espacio a semejante batalla entre regiones, creo que las cosas en Colombia no están para eso, todos somos hermanos y deberíamos unirnos contra los que en realidad nos están haciendo daño... o acaso es que no tienen cosas mas interesantes para vender su revista? Lo que acontece en los dos ejemplos anteriores ilustra muy bien los planteamientos de Kienpointner (2008: 31) quien sostiene que: las emociones no son siempre y necesariamente factores anti-racionales e inaceptables en la comunicación. Eso es muy claro en el caso de las emociones positivas, pero también emociones negativas como el enojo o el miedo pueden tener efectos positivos para el desarrollo de una interacción. De esta manera, no se puede decir simplemente que las emociones positivas tengan efectos de cortesía y las emociones negativas efectos de descortesía. Como se aprecia en (27) y (28), los comentaristas manifiestan estar embargados por la tristeza y la indignación, que son emociones negativas o sentimientos negativos, que harían justificable una reacción descortés de su parte. Sin embargo, empleando un tono conciliador, ellos exhortan a los colombianos a evitar los enfrentamientos, rechazar la estrategia editorial de la revista y a trabajar por la unidad nacional; son, pues, menos agonales en sus apreciaciones que los locutores de los otros comentarios aquí analizados, a pesar de hallarse bajo la influencia de emociones negativas. Si siguiéramos a Brown y Levinson (1987), tendríamos que decir que estos comentaristas adoptan ese tono conciliador con la intención de disminuir la amenaza que los actos exhortativos suponen para la imagen negativa de los otros, en la medida en que invaden su territorio y coartan su libertad de hacer o no las cosas. Cabría preguntarse entonces: ¿Qué de amenazante puede haber en el hecho de pedirle, sugerirle o invitar a los otros a que no sigan un juego considerado peligroso y busquen la convivencia pacífica? Ante la falta de operatividad del modelo de Brown y Levinson en situaciones como la anterior, reiterada por varios autores, Albelda Marco (2005: 101-103) sugiere una explicación a partir de las categorías de autonomía y afiliación 21 propuestas por Bravo (1999), las cuales posibilitan “a la vez, explicar 21 Apoyada en Bravo (1999), Albelda Marco (2005: 101) precisa que autonomía y afiliación “son dos categorías vacías que se concretan en cada una de las culturas particulares y donde no es posible establecer a priori el repertorio de sus comportamientos. La autonomía alude al hecho de Coloquio del Programa EDICE • 479 el funcionamiento de la cortesía no sólo como reparación de amenazas sino también como actos que refuerzan la imagen de los participantes sin que exista un sentido inherente de amenaza”. En los dos últimos ejemplos citados, tanto la autonomía como la afiliación, entendidas como “necesidades del ser humano”, mueven al país y a la costeña a adoptar un tono más sosegado que el de la mayoría de los otros comentaristas. A grandes rasgos, puede decirse que la autonomía les permite expresar sus ideas de manera original, como cada uno desea hacerlo, sin ser ofensivos; y la afiliación los llevaría a reconocerse miembros de un grupo; respetuosos de los otros grupos, razón por la cual optan por un discurso conciliador, sin que ello implique un nuevo tipo de afiliación. 2.2 Construcción y “negociación” de las identidades de los interlocutores: el autor de cada texto periodístico y los lectores Siguiendo a Kerbrat-Orecchioni (2005: 156, 186), diremos que la publicación de los cuatro artículos ya mencionados originó un proceso de negociación o confrontación de las imágenes allí presentadas, con las implicaciones a nivel de la expresión de la (des)cortesía que hemos venido ilustrando. Este hecho discursivo puede resumirse de la siguiente manera: 2.2.1 Situación inicial: “Negociación sobre la identidad de la gente de una región”, propuesta por cada periodista Un periodista X propone a los lectores de SoHo una identidad de “los seres descritos en su artículo (rolos/costeños/paisas/caleños)”: “Esto es lo que ellos son” (“Así es como yo los veo”). (Ver ejemplos (1), (2), (3) y (4)) Se trata, como ya lo hemos visto, de una identidad negativa de tales seres. Un (unos) lector(es): - ratifica(n) la imagen presentada de los rolos/costeños/paisas/caleños. Casi siempre los lectores oriundos de las regiones diferentes de la región atacada en cada artículo. (Ver ejemplos (5) y (7)); - rechaza(n) la imagen presentada. Generalmente los lectores oriundos de cada una de las regiones atacadas. (Ver ejemplos (12), (13), (14), (20) y (21)). que la persona es vista con contorno propio dentro del grupo. La afiliación se refiere a todo aquello que permite identificarse con el grupo, es decir, percibir y ser percibido por la gente como alguien que forma parte del grupo”. 480 • Julio Escamilla Se impone traer a colación los planteamientos de Hernández Flores (2006: 639), quien refiriéndose a la descortesía como un tipo de actividad de imagen, señala que “[la descortesía] surge cuando el comportamiento comunicativo de un hablante repercute negativamente sobre la imagen de su interlocutor, momento en que su propia imagen (la del hablante) se vería afectada negativamente por no cumplir con alguna de las características de su rol”. A lo luz de lo anterior, podemos afirmar que a pesar de que los periodistas aquí aludidos estaban cumpliendo una tarea editorial, su imagen profesional se ve comprometida, ya que el hecho de atacar una determinada región, asumiendo una actitud agonal y descortés, dista mucho de lo que debe ser el rol de un comunicador social. Del mismo modo, hay que decir que la imagen individual y regional de los comentaristas queda muchas veces en tela de juicio, pues al desbocarse contra un periodista, la revista o sus editores o contra otros comentaristas, asumen justamente algunas de las actitudes que sus interlocutores han rechazado o rechazan por considerarlas agonales, tales como la ostentación de los caleños, la predilección de los costeños por las palabras de grueso calibre, la prepotencia del antioqueño, etc. 2.2.2 Situación dos: “Negociación sobre la identidad de la gente de una región”, propuesta por la misma gente oriunda de una determinada región Los rolos/costeños/paisas/caleños proponen al periodista que escribió el artículo contra su región y a los lectores de la WEB de SoHo una identidad de sí mismos: “Esto es lo que nosotros somos” (“Así es como nosotros nos vemos”). Se trata de una imagen positiva, que se opone a la presentada por cada periodista. (29) Oponiéndose a la imagen negativa de los antioqueños propuesta por J.A. Valencia en su artículo, un paisa escribe: “Acá producimos más del 18.5 del PIB, sin esos ‘fastidiosos’ [se refiere a la imagen que proyecta de ellos el artículo] aguantarían hambre manada de mantenidos, acá sacamos el café, el banano, las flores, los textiles... todo lo que genera platica para que sus hijos estudien” Un (unos) lector(es) de la WEB: - ratifica(n) la imagen presentada por la gente de una región (rolos/costeños/ paisas/caleños). Casi siempre los lectores oriundos de la misma región de quien propone la imagen positiva. Coloquio del Programa EDICE • 481 (30) Otro paisa adhiere a lo dicho en 29 y señala: “En realidad acá hablan de muchas babosadas y cosas negativas sobre nosotros, pero que, cual es la envidia y el resentimiento contra nosotros los paisas, [… ] solo Antioquía produce el 20% del PIB si le sumamos el resto de regiones paisas le aseguro que no nos dan en los tobillos en productividad y para producir se necesita trabajo lo que no hacen muchos, por si fuera poco porque esta región es la de más desarrollo, porque será que Medellín tiene la mejor administración, sencillo porque no se roban la plata como ustedes rolos y costeños …” - rechaza(n) la imagen presentada. Generalmente los lectores oriundos de las otras regiones. (31) Un comentarista que no señala su lugar de origen se opone a la imagen positiva presentada en 29 y 30, aduciendo que “Los paisas, salieron de los pobres, ladrones, y clase recicladora de España, cuando llegaron a conquistar a Colombia. Con mucho cariño para los paisas h......” Indudablemente, los procesos de diferenciación (con respecto al grupo sociocultural al cual pertenece el autor de cada artículo) y de reafirmación identitaria de los comentaristas (con respecto a los miembros de su propio grupo), están en el centro de esta segunda situación de negociación y generan numerosas manifestaciones de descortesía. Esto se evidencia particularmente en los enfrentamientos entre rolos y costeños (ejemplos (6), (7), (8), (10), (11), (12), y (13)) y entre paisas y caleños (ejemplos (14), (15), (16), (17), (18), (20), (21) y (22)) que hemos analizado y en los ejemplos que acabamos de presentar. El caso de algunos costeños que, como en el ejemplo (23), ratifican la imagen positiva de los caleños resulta excepcional dentro de esta misma situación de negociación de identidades. 2.2.3 Situación tres: “Negociación sobre la identidad del periodista X”, propuesta por la gente de una determinada región a un periodista en particular Los rolos/costeños/paisas/caleños, a través de la WEB, proponen al periodista X una identidad de éste: “Esto es lo que tú eres” (“Así es como nosotros te vemos”). Se trata casi siempre de una imagen negativa, como respuesta a lo que los comentaristas consideran un ataque a su identidad regional. 482 • Julio Escamilla (32) Contra el periodista paisa una costeña escribe: “Creo que ese ‘artículo’ que escribiste no es más que el reflejo de tu profunda envidia hacia los costeños y tu evidente complejo de inferioridad por haber nacido en un lugar donde nadie se permite ser espontáneo como lo somos en la costa”. El periodista X: ratifica la imagen que han presentado de él; rechaza la imagen presentada. Obviamente, esta situación de negociación no se da de la misma forma que las otras, pues un periodista no está en la obligación perentoria de responder a aquellos que comentan sus artículos ni para aceptar ni para rechazar lo que se diga al respecto. No obstante, dado el impacto producido por su artículo, en la edición n. 100 de SoHo de agosto de 2008, casi un año después de la aparición de Círculo de odio regional, el periodista Ríos escribe un artículo titulado “Lo que me pasó por escribir contra los costeños”, en el que se defiende de la andanada de críticas e improperios de que fue objeto por parte de esta comunidad y concluye diciendo: Varios de mis mejores amigos son de esta región y precisamente fueron ellos con sus costumbres, su forma de ser y modo de vida los que me ayudaron a escribir un texto que solo buscó reflejar una imagen de la que a veces es sano reírse. Eso era todo y espero que por fin se entienda. Si bien la respuesta del periodista no puede ser catalogada como descortés, en ella se nota un alto índice de agonalidad hacia sus interlocutores y se hace manifiesto el deseo de terminar de una vez por todas con una situación que se le ha tornado incómoda. 2.2.4 Situación cuatro: “Negociación sobre la identidad del periodista X”, propuesta por la gente de una región a los lectores de la página WEB Los rolos/costeños/paisas/caleños les proponen a los lectores de la página WEB de SoHo una identidad de dicho periodista: “Esto es lo que él es” (“Así es como nosotros lo vemos”). Al igual que en la situación de negociación de identidades anterior, se trata casi siempre de una imagen negativa de cada periodista. (33) Contra el periodista rolo un caleño escribe: Coloquio del Programa EDICE • 483 Soy de Cali y no se de donde sacó este tipo este artículo. Yo creo que lo que hizo fue describir a la familia de la novia, que debe ser así de boleta. Un (unos) lector(es) de la página WEB de SoHo: - ratifica(n) la imagen que la gente de una determinada región (costeños/rolos/paisas/vallunos) presenta del periodista X. (34) Un comentarista que no indica su lugar de origen hace eco de lo dicho en (33): Que ignorancia la de quien escribió este artículo, generalizar es muy ridículo, las veces que he ido a Cali me parece del putas, yo pienso que la novia le hizo alguna cagada y el ‘man’ anda despechado. - rechaza(n) la imagen presentada. (35) Un comentarista, que se identifica mas no especifica su lugar de origen, piensa de manera distinta a los autores de (33) y (34): Jajá jajá, bien, bien, muy buen artículo, al fin alguien habla de frente sobre el tipo de personas que no dejan progresar al país. Excelente critica. Está claro que las situaciones en las que se negocia la identidad del periodista X son las más propicias para los ataques ad hominem dirigidos directamente a éste o sobre él, como se aprecia en los ejemplos (32), (33) y (34). Por lo mismo, en ellas la agonalidad y la descortesía son ostensibles. Igualmente, hay que señalar que los comentarios como el del ejemplo (35) representan una minoría frente a los que agravian a cada periodista. 3 Conclusiones Teniendo en cuenta el elevado número de comentarios, llenos de agonalidad y descortesía, suscitados por la publicación de los cuatro artículos de Círculo de odio regional, podemos afirmar que la estrategia editorial de SoHo resultó tan eficaz como peligrosa. Eficaz, pues se logró volcar la mirada de la gente hacia la revista y, por supuesto, hacia los cuatro textos ya mencionados. Peligrosa, porque se avivaron las pasiones en un país que es proclive por naturaleza a los enfrentamientos y a la violencia social. De ahí, la airada reacción de un grupo ampliamente mayoritario de lectores que respondieron a los ataques y a la descortesía de los artículos con más ataques y más descortesía. De ahí, también, los comentarios menos agonales y a veces hasta corteses de 484 • Julio Escamilla algunos lectores conciliadores, que movidos por el miedo, rechazan este tipo de prácticas editoriales e invitan a la concordia y a la sana convivencia entre regiones. Como hemos señalado, lejos de reconocer el pretendido contrato humorístico propuesto individualmente por los cuatro columnistas, la gran mayoría de los comentaristas ve cada uno de los artículos como un acto malintencionado de confrontación de identidades regionales que agrede la imagen de la gente de las regiones aludidas. En tal medida, estos comentaristas reaccionan casi siempre de manera agonal y descortés, diferenciándose del grupo sociocultural al cual pertenece el autor de cada artículo, mientras que, paralelamente, van reafirmando su relación identitaria con los miembros de su propio grupo regional. En este doble proceso de diferenciación-identificación se da el uso de la descortesía de fustigación (Kaul de Marlangeon, 2005); la violación de máximas de cortesía como las de modestia, aprobación y/o simpatía (Leech, 1983); el empleo de estrategias de descortesía positiva como buscar el desacuerdo con el otro, usar palabras soeces, insultar a los otros; o el uso estrategias de descortesía negativa como tratar a los otros con aires de superioridad, desprecio o ridiculización, invadir su territorio, asociarlo con algo negativo o poner en evidencia su deuda personal o social, entre otras (Culpeper, 1996). En fin, los comentaristas muestran la indignación que les produce la diatriba escrita contra algunos de los rasgos propios de su cultura por parte de un determinado periodista; y, sobre todo, por el descrédito al que ha sido sometida su cultura tanto por el autor de cada artículo como por aquellos que los aprueban e incluso les agregan más denuestos. Estas reacciones tienen su explicación en lo que Bernal (2007: 170) ha denominado un “comportamiento social de autodefensa”, que les permite a los comentaristas presentar una serie de atribuciones negativas de las regiones antagonistas con la intención de “degradar a los miembros de los otros grupos”. Asimismo, apoyados en Barthes (2004: 211), podemos decir que el comportamiento arrogante que aparece en casi todos los comentarios estudiados, está basado en aserciones y verdades dogmáticas que no persiguen otra cosa que el desprestigio del otro. O al decir de Corripio (2007), tal comportamiento está efectivamente relacionado con discursos injuriosos que ofenden, agravian, insultan, ultrajan e, incluso, humillan a la gente de determinada región. Toda esta agonalidad es, indiscutiblemente, una muestra rampante de descortesía. Referencias bibliográficas Academia Colombiana (1975). Breve diccionario de colombianismos. Bogotá. Coloquio del Programa EDICE • 485 Alario Di Filippo, M. (1983). Lexicón de colombianismos (2 tomos) (2a. ed.). Bogotá: Banco de la República. Albelda Marco, M. (2005). “El refuerzo de la imagen social en conversaciones coloquiales en español peninsular. La intensificación como categoría pragmática”. En: D. Bravo (Ed.), Estudios de la (des)cortesía en español (93118). Buenos Aires: Dunken. André-Larochebouvy, D. (1984). La conversation quotidienne. Paris: Didier. Angenot, M. (1982). La parole pamphlétaire. Typologie des discours modernes. Paris: Payot. Barthes, R. (2004). Lo neutro (P. Wilson, trad.). 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Expresión barranquillera utilizada para ponderar el carácter extrovertido y descomplicado de una persona. barranquillero, -a. Habitante de Barranquilla, capital del Departamento del Atlántico. Currambero. berraco, verraco. Persona que por su talento o destreza sobresale en alguna actividad u oficio, o que se destaca por su fuerza física, audacia, valentía. berraquera, verraquera. Energía y decisión con que se emprende algo. Fuerte sentimiento de disgusto, mal humor o irritación. bulloso, -a. Persona dada a ocasionar ruido, desorden, disturbios. cachaco, -a. Persona de apariencia elegante y bien vestida y de buenos modales. Costa Caribe: natural del interior de Colombia. Suele tener una connotación despectiva. caleño, -a. Habitante de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca. carajo. Exclamación coloquial que expresa ordinariamente enfado o desagrado, pero también, dependiendo del contexto, admiración, sorpresa o impaciencia. carriel. Bolsa de cuero con tapa de piel y varios compartimientos en forma de fuelle. Se usa para guardar dinero, documentos y otros objetos personales y se lleva terciado del hombro a la cintura del lado contrario. cogerla suave. Expresión barranquillera usada para indicarle a alguien que no debe tomarse las cosas muy en serio, ni apresurarse, ni enfadarse. corroncho, -a. Para las personas del interior de Colombia, habitante de la costa norte del país. costeño, -a. Nativo o natural de la Costa Atlántica de Colombia. cuchuco. Sopa muy espesa que se prepara a base de granos de maíz, trigo o cebada a medio triturar. culebrero, -a. Vendedor de pomadas, ungüentos o tinturas, que exhibe culebras y pronuncia largos discursos para convencer al público circundante del poder curativo que tiene su mercancía. 22 Todas las definiciones que aparecen entre comillas fueron tomadas del Nuevo diccionario de colombianismos, dirigido por Haensch & Werner (1993). En los otros casos, se trata de definiciones construidas por los autores del artículo a partir de su propia experiencia y de la consulta de otros diccionarios mencionados en la bibliografía. 488 • Julio Escamilla changua. Caldo preparado con cebolla, cilantro, un poco de leche y sal, que se acostumbra tomar antes del desayuno o junto con éste. chirriado, -a. Dícese de la persona o cosa simpática, agradable. (Academia Colombiana). dama. Entidad oficial caleña encargada de todo lo concerniente al medio ambiente. del putas. Dícese de algo muy bueno o sobresaliente. empresa de cobro. Asociación criminal conformada para ejecutar ajustes de cuentas o tomarse la justicia por sus propias manos. ensiliconada. Mujer que ha sido sometida a algún tipo de cirugía estética. frisol. Fríjol. hogarse. Ahogarse. loco. Expresión usada frecuentemente por los barranquilleros para referirse a su interlocutor. mamar(se). Cansar(se), fastidiar(se). man. Expresión coloquial usada frecuentemente para referirse a cualquier persona de sexo masculino. Su plural es manes. mandar huevo. Expresión usada para criticar o censurar a alguien por lo que ha dicho o por lo que ha hecho. marranear. Hacer una mala jugada a alguien. moridero. Lugar de escasa importancia. nevera. Forma costeña de designar a Bogotá, motivada por su temperatura. paisa. Habitante del departamento de Antioquia. pendejada. Dicho o hecho necio, tonto. poncho. Variedad de ruana, de tela, de algodón, usada como parte de la indumentaria típica en algunas regiones. rolo, -a. natural de Bogotá. Puede tener matiz despectivo. ser boleta. Expresión coloquial utilizada para referirse al comportamiento inadecuado de una persona o a su mala reputación. sindicato antioqueño. Asociación no formal de los industriales más poderosos del Departamento de Antioquia. tienda. Establecimiento donde se venden comestibles al por menor. traqueto, -a. Persona vinculada a algún tipo de actividad delictiva, sobre todo al narcotráfico y al sicariato. vacilar. Gozar, divertirse. SECCIÓN IV (Des)cortesía en contextos especializados Las disculpas en el discurso político latinoamericano Adriana Bolívar Universidad Central de Venezuela Resumen Las disculpas políticas se han estudiado en idioma inglés con atención a las nuevas teorías que conciben la cortesía desde una perspectiva construccionista, que se enfocan en la lucha discursiva y dan cabida a la evaluación y a la argumentación (Eelen, 2001; Watts, 2003; Harris, Grainger & Mullany, 2006). En el discurso político en español se les ha dado atención desde una perspectiva interaccional y crítica y se ha encontrado que la falta de una disculpa formal puede ser motivo de interrupción de relaciones diplomáticas entre naciones por largo tiempo (Bolívar, 2008a). En este trabajo nos preguntamos de qué manera se construye el proceso de la disculpa cuando los actores son jefes de Estado en América Latina, con el propósito de averiguar si se cumplen o no las fórmulas pragmáticas de expresión de arrepentimiento como “perdón” o “lo siento” y de reconocimiento de responsabilidad como “fue mi culpa”, tal como parece ser obligatorio en la cultura británica. La perspectiva del estudio es crítica porque queremos averiguar qué formas y funciones políticas estratégicas adoptan las disculpas en las luchas por el poder. Se analizan tres rupturas diplomáticas conflictivas y noticias sobre disculpas en los años 2006, 2007 y 2008. Los resultados nos muestran una tendencia de los jefes de Estado latinoamericanos a no ofrecer disculpas sino a exigirlas de otros. La fórmula pragmática se cumple solamente en casos de extrema gravedad que implican incursión de territorio vecino y muertes. Se encuentran pseudo-disculpas a mujeres y exigencias de disculpas al Papa. La investigación revela aspectos culturales, ideológicos, morales, económicos y de estilo personal de los gobernantes. A pesar de su variedad, y de no cumplir siempre con las fórmulas lingüísticas, la disculpa en la política se revela como indispensable para mantener la paz y la armonía social. Palabras clave Disculpas, política, crisis diplomáticas, América Latina, diálogo 492 • Adriana Bolívar 1 Introducción La disculpa ha sido profusamente estudiada en diferentes culturas como una estrategia fundamental para la cortesía (Blum-Kulka & Olshtain, 1984; Blum-Kulka, House, Kasper, 1989; García, 1989; Holmes, 1995, 1998; Lakoff, 2003; Márquez Reiter & Placencia, 2005), especialmente de acuerdo con el principio de que “apologizing for an offense is an essential feature of politeness behaviour” (Holmes, 1995: 26). No obstante, estamos ante un acto discursivo difícil de investigar porque las disculpas pueden cumplir diferentes funciones y cuesta categorizarlas (Lakoff, 2003: 201). El estudio de las disculpas ha estado marcado por la influencia de las teorías clásicas de la cortesía (Brown & Levinson, 1978, 1987). Según Harris, Grainger y Mullany (2006), de acuerdo con Meier (1998), este hecho ha dado la orientación a un tipo de investigación que asume características como las siguientes: 1) coloca énfasis en los aspectos de la interacción entre individuos en situaciones informales pero descuida los espacios públicos, 2) presenta una gran variación en el tipo y número de categorías para explicar las disculpas, 3) presenta los datos fundamentalmente con base en métodos que implican algún tipo de simulación (tests de elicitación de discurso, role play, cuestionarios, reportes retrospectivos, etc.) y (4) se concentra en las disculpas como entidades formales, pero descuida aspectos sociales y se oculta así la complejidad del acto de disculpa en la interacción social. Estas investigadoras señalan que las teorías más recientes de la cortesía, que la conciben como una construcción social en la lucha discursiva (Mills, 2003; Eelen, 2001; Watts, 2003), ofrecen nuevas perspectivas para profundizar en las explicaciones. De hecho, en su análisis desarrollan el concepto de lucha discursiva tomando en cuenta las nociones de evaluatividad y argumentatividad manejadas por Eelen (2001) y Watts (2003). Meir (1998) había sostenido antes que era necesario extender las metas del análisis más allá de los factores contextuales que determinan las selecciones lingüísticas de las disculpas y profundizar la interpretación de las evaluaciones involucradas en estos factores. Aún así, parece existir cierto acuerdo en que es muy difícil definir lo que constituye una disculpa y las fórmulas que las caracterizan debido a que se trata de actos complejos que involucran actos lingüísticos y no lingüísticos, y varían mucho según la naturaleza de la ofensa o acción que las generó (Mills, 2003; Harris, Grainger & Mullany, 2006). Los estudios de las disculpas en el discurso político son muy escasos en general y casi inexistentes en español. Meier (2004) las ha examinado en relación con conflictos políticos, y Zhang (2001) parece ser uno de los pocos que las ha observado en conflictos entre países (China y USA). Harris, Grainger y Mullany, (2006) abordan las disculpas en la política británica (DP) con dos objetivos. Por un lado, como género discursivo y, por otro, como una Coloquio del Programa EDICE • 493 producción cultural en la que el contexto de situación es muy importante. Su argumento central es que las DP son más que fórmulas lingüísticas o estrategias argumentativas. Las disculpas políticas en español han empezado a estudiarse en el marco de las relaciones internacionales desde una perspectiva crítica, con atención en el uso de los insultos intercambiados entre presidentes latinoamericanos, y se ha mostrado que las disculpas en la política pueden constituir el centro de un conflicto en el que confluyen aspectos ideológicos, culturales, morales y económicos (Bolívar, 2008a). En este trabajo nos concentraremos en el acto de la disculpa política con el propósito de averiguar qué rasgo adoptan las disculpas en la política en español desde la pragmática y el análisis crítico del discurso. Para tal efecto, nos concentraremos en los procesos discursivos y tipos de disculpas que han surgido en situaciones de conflicto diplomático entre países latinoamericanos. Nos interesa averiguar cuándo y cómo se disculpan los jefes de estado, quienes, además de adoptar posiciones ideológicas, representan culturalmente a un pueblo y les toca actuar en defensa de intereses propios y colectivos. 2 Las disculpas en la política Las disculpas en la política se diferencian de otros tipos de disculpas porque se llevan a cabo en el espacio público y sus características dependerán en gran parte de la forma en que son presentadas y reportadas a través de los medios. Harris, Grainger y Mullany, (2006: 720-123) encontraron en el caso de Gran Bretaña, las siguientes características y condiciones para las DP: - son del dominio público y por lo tanto son altamente mediadas; - son a menudo generadas por conflictos y generan nuevos conflictos y controversia; - para que las DP sean percibidas como tales por los medios y el público, es aparentemente necesario que estén presente: un marcador explícito de fuerza elocutiva (IFE) y palabras que indiquen la aceptación de responsabilidad y/o de culpa por la “ofensa” del que se disculpa. Las autoras categorizan los tipos de DP de acuerdo con el grado de seriedad o magnitud de la “ofensa” (que escriben entre comillas porque no es el término más apropiado en vista de que también hay otras causas). Según Harris, Grainger y Mullany, (2006), el grado de magnitud más bajo es la metida de pata (por ejemplo, un embajador que hace comentarios poco adecuados), luego vienen las disculpas que ofrecen algunos políticos o personalidades por eventos graves en el pasado y que han afectado a gran número de personas (por ejemplo el hambre en Irlanda, la esclavitud en USA, un bombardeo, un error de la justicia, etc.); y en el grado más alto colocan las ofensas por eventos del 494 • Adriana Bolívar presente (por ejemplo las disculpas solicitados a Tony Blair por haber involucrado a Gran Bretaña en la guerra de Irak), que generan mucho debate o lucha discursiva. En las conclusiones de su estudio, Harris, Grainger y Mullany, (2006) concuerdan con Luke (1997) en que “la disculpa se ha convertido en una forma de discurso político con un significado y poder cada vez mayor” (Harris, Grainger & Mullany, 2006: 728) 1 y, aunque reconocen que algunos tipos de disculpas en la política pueden representar una pérdida de imagen para algunos políticos, sobre todo si se responsabilizan por eventos del pasado, no están de acuerdo con la investigación basada solamente en el concepto de ‘imagen’ (face) porque tales estudios, como los que ellas citan de Holmes (1998), suponen que en el proceso de disculpa están involucradas dos personas y que la meta final es restaurar el equilibrio reparando las necesidades de imagen de la persona “ofendida”. Señalan la insuficiencia de los estudios de esta naturaleza porque, según ellas: Tales definiciones no nos llevan muy lejos para comprender el significado y los problemas que sacan a la luz las disculpas en la política. Dada la magnitud de alguna de las “ofensas” que hemos estudiado, la descripción en la disculpa de las “necesidades de imagen” de “la persona ofendida” no resulta exacta ni iluminadora” (Harris, Grainger & Mullany, 2006: 733) 2 . Por otra parte, la mayoría de las investigaciones basadas en las teorías de la cortesía coinciden en señalar que los componentes pragmáticos de una disculpa son los siguientes (véase Harris, Grainger & Mullany, 2006: 721): - un marcador de fuerza elocutiva (IFD) como “disculpe” “lo siento”; - una expresión que indica aceptación de la responsabilidad o de la culpa “es mi culpa”; - una explicación o recuento “se me olvidó”; - un ofrecimiento de reparación “lo puedo arreglar”; - una promesa de no volver a hacerlo “no se repetirá”. De acuerdo con los hallazgos de Harris, Grainger y Mullany (2006), en la política británica los dos primeros componentes parecen ser obligatorios, mientras que los restantes son opcionales. Sin embargo, ellas concluyen que, al menos en Gran Bretaña, las disculpas en la política reflejan un conjunto de “the apology has become a form of political speech with increasing significance and power”. “Such definitions do not take us very far in understanding the significance and issues raised by political apologies. Given the magnitude of some of the ‘offenses’ we have considered, describing what the apology addresses as the ‘faceneeds’ of ‘the person offended’ seems neither accurate nor enlightening”. 1 2 Coloquio del Programa EDICE • 495 expectativas culturales sobre lo que es una disculpa válida y, en consecuencia, la lucha discursiva se perpetúa precisamente porque las personas defienden su punto de vista. Lo que parece crucial es que en la política británica las disculpas no pueden ser implícitas o ambiguas y que, para ser reconocidas como disculpas válidas, necesitan un marcador explícito de fuerza ilocutiva (por ejemplo “sorry” y “apologize”) más una aceptación explícita de responsabilidad de parte del que se disculpa. El punto más relevante es que en el fondo las disculpas tienen un fuerte componente moral y pueden usarse con variados fines políticos. Igualmente, se destaca que los juicios sobre lo que constituye una disculpa válida, aunque producidos individualmente, son construidos socialmente. Algo con lo que estamos de acuerdo. Desde nuestra perspectiva, sostenemos que para estudiar las disculpas en la política necesitamos un marco de referencia que vaya más allá de los aspectos situacionales, de modo que se incluyan las cuestiones ideológicas y económicas que intervienen en el proceso de disculpas entre jefes de Estado. En el contexto latinoamericano este es un punto clave porque se trata de países en general dependientes y alineados en dos grandes bloques ideológicos, hacia el capitalismo representado por los Estados Unidos, o hacia el socialismo que lidera Cuba. En un estudio anterior sobre los insultos en la política Latinoamérica, encontramos que la falta de una disculpa formal de parte de Venezuela a México fue la causa de suspensión de relaciones diplomáticas entre estos dos países durante casi dos años (Bolívar, 2008a). La situación volvió a la normalidad con la reposición de los respectivos embajadores, pero no hubo señales lingüísticas explícitas que indicaran la presencia de los componentes pragmáticos mencionados en la literatura sobre disculpas. El proceso de negociación trajo a la luz diferencias culturales en relación con los conceptos de cortesía y descortesía, e ideológicas en cuanto al posicionamiento político de Venezuela y de México frente a los Estados Unidos. Además, el estudio hizo evidente el papel que juegan los intereses económicos que separan a estos dos países petroleros. Es por esta razón que vale la pena seguir investigando sobre cuáles son las condiciones pragmáticas, discursivas e ideológicas que dan forma a las disculpas en la política. 3 El marco analítico El marco analítico combina la pragmática con el análisis crítico. El tipo de análisis crítico que realizamos pone el énfasis en las acciones de los actores sociales en momentos de conflicto en la dinámica social (Bolívar, 2008a) y se caracteriza porque seguimos el diálogo a medida que se desarrollan los eventos. Esto nos brinda la posibilidad de examinar el diálogo micro en interacciones 496 • Adriana Bolívar focalizadas en momentos particulares, como hemos hecho en diferentes estudios sobre el discurso mediático (Bolívar, 1994), académico (Bolívar, 2006) y político (Bolívar, 2008b) en los que se analizan tipos de textos en particular ya sean escritos u orales (editoriales, artículos de investigación, debates), y en el macro-diálogo en el que se producen variedades de textos en eventos a lo largo del tiempo. El discurso político es discurso público y, por lo tanto el papel de los medios de comunicación es fundamental. Siguiendo trabajos anteriores (Bolívar, 2001, 2007, 2008a, 2009), la categoría central es el diálogo porque se analizan los intercambios entre las partes involucradas. El diálogo es la categoría que nos permite evaluar el grado de magnitud de la ofensa. Si la ofensa es menos grave, el diálogo continúa. Si la ofensa es de mediana magnitud, el diálogo se interrumpe, se afectan las relaciones personales e internacionales, pero el diálogo continúa. Si la ofensa es muy grave, el diálogo entre las partes se rompe, se involucran otros que toman partido por uno u otro lado, se intensifica el conflicto e intervienen mediadores para reestablecer el diálogo. 3.1 El foco del análisis Para los efectos de este estudio el foco del análisis se coloca en los siguientes aspectos: - las personas y personalidades involucradas; - la presencia de mediadores: la prensa que reporta la situación; - los roles pragmáticos: el que se disculpa, el que responde a la disculpa, el que exige disculpas, el que ofrece disculpas y los que evalúan la disculpa desde afuera; - el estatus político de los participantes: la jerarquía de los líderes en una escala interna (en su país, por ejemplo candidato presidencial o presidente) e internacional (global, por ejemplo, Papa, Rey, presidente); - motivación de la “ofensa”: la causa y naturaleza del conflicto que genera la disculpa (comentarios y críticas, insultos, incursión en el territorio, etc.); - las evaluaciones emitidas por los participantes: los temas seleccionados y las valoraciones sobre personas, instituciones, tradiciones, etc.; - la forma de la disculpa: los componentes pragmáticos, las realizaciones lingüísticas y no lingüísticas; - la función política y estratégica de la disculpa: qué propósitos tiene la disculpa; - la duración e intensidad del conflicto: cuánto demora la reconciliación, si hay ruptura de relaciones, si participan árbitros y mediadores. Coloquio del Programa EDICE 4 • 497 Los datos y materiales Los datos se obtuvieron de dos maneras: a) del corpus para el estudio del discurso político (Bolívar, 1999-2008), del cual se tomaron tres eventos conflictivos en tres años consecutivos, y b) mediante una búsqueda de noticias por Internet con el buscador Google. 4.1 Los tres eventos conflictivos a) Año 2006: el conflicto entre Perú y Venezuela en relación con las elecciones presidenciales en Perú. Los candidatos eran Ollanta Humala, identificado como opositor al presidente Toledo, y Alan García, más cercano al gobierno. El presidente Toledo acusó al presidente Chávez de injerencia en asuntos internos de Perú porque expresó su apoyo abierto a Humala y amenazó con no reconocer a Alan García si resultaba ganador. Alan García, a su vez, insultó a Chávez en su rol de candidato electoral, y también recibió los insultos de Chávez. Cuando García resultó electo presidente de Perú, Chávez exigió que le ofreciera disculpas por los agravios causados. En este caso nos encontramos con un evento conflictivo que duró desde el 14 de enero de 2006 hasta el 17 de enero de 2007, cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas entre Perú y Venezuela. b) Año 2007: las relaciones entre España y Venezuela después de que el Rey de España dijera al presidente Chávez ¿por qué no te callas? en la última sesión de la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile (10/11/07). Según la prensa, esta expresión del Rey fue motivada por las insistentes interrupciones de Chávez al presidente Zapatero, quien estaba interviniendo para llamar la atención sobre el respeto que debían mostrar los presidentes democráticos. El día anterior y durante sus interrupciones a Zapatero, Chávez llamó varias veces “fascista” al ex presidente Aznar e insistió en este argumento. La situación sirvió a Chávez para llamar la atención sobre la dominación española y para culpar al rey por la división en América Latina. Le exigió que se disculpara con el pueblo venezolano. El conflicto duró desde el 10 de noviembre de 2007 hasta el 26 de julio de 2008, e implicó el llamado a consulta del embajador venezolano e intensas conversaciones diplomáticas. c) Año 2008: el conflicto entre Ecuador y Colombia debido a la violación del territorio ecuatoriano por parte del ejército colombiano para atacar a la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En dicho 498 • Adriana Bolívar ataque murió el jefe guerrillero Raúl Reyes, 12 guerrilleros, y otras personas. El presidente Uribe de Colombia se disculpó por la acción, pero el presidente Correa no aceptó esa primera explicación. El conflicto escaló con la participación de otros jefes de Estado de América Latina que tomaron partido. Venezuela se alineó con Ecuador, retiró a su embajador y el presidente Chávez ordenó el envío de batallones a la frontera, supuestamente para evitar que fuera objeto de ataque. Otros actuaron como mediadores. La reconciliación se dio en la XX Cumbre del Grupo de Río celebrada en República Dominicana cuando Uribe se disculpó públicamente y explícitamente ante todos los Jefes de Estado presentes. El conflicto duró desde el 30 de enero de 2008 hasta el 07 de marzo de 2008. Fue el conflicto más corto, pero el más intenso de los tres que estudiamos. 4.2 Las noticias sobre las disculpas En la búsqueda por Internet se tomaron en cuenta las noticias cuyos titulares incluían la palabra “disculpa” y que involucraban a países latinoamericanos en los años 2006, 2007 y 2008. En la búsqueda se colocaba el nombre de un presidente o presidenta con la indicación “X pide disculpas”, “X exige disculpas”, “X se disculpa”. Cuando nos encontramos con un evento en el que el existía un proceso de negociación largo, se recogieron las noticias y editoriales que seguían el macro-intercambio a través de la prensa (Bolívar, 2008a). Se averiguó primero si se trataba de disculpas ofrecidas o exigidas a alguien. Se tomó notas de las motivaciones de las disculpas y de la naturaleza de la disculpa. Las noticias se ordenaron cronológicamente y se tomó nota de las palabras textuales atribuidas por la prensa a los diferentes actores involucrados. Se describió el proceso completo para ver si se encontraban los componentes pragmáticos prototípicos de la disculpa. En los casos en que había una negociación compleja se hizo una descripción cronológica del evento para poder seguir el proceso de disculpa. Para decidir sobre la seriedad de la ofensa tomamos en cuenta a) si había o no seguimiento de la disculpa o exigencia de disculpa, b) la cantidad de textos, c) el tiempo que consumió el proceso de reconciliación, y d) el número de actores involucrados. Las noticias y otros textos como editoriales y artículos de opinión se examinaron separadamente en cada evento. Nos concentramos con mayor detalle en la secuencia de textos que formaban redes en macro-intercambios en el proceso de las disculpas (49 textos en el conflicto Perú-Venezuela; 57 en el de Venezuela-España y 55 en el de Ecuador-Colombia), como se verá más Coloquio del Programa EDICE • 499 adelante en los ejemplos. No se estableció a priori cuáles serían los periódicos seleccionados para el estudio sino que se escogieron aquellos en los que aparecía la noticia y su seguimiento. De esta forma, en el caso de la prensa venezolana, tomamos en cuenta periódicos afines con el gobierno (DiarioVEA, Últimas Noticias, aporrea.com) y de oposición (El Nacional, El Universal); en el caso de España, todos los que reportaron la noticia directamente (El País, ABC, El Diario, El Mundo y prensa regional) y otros periódicos latinoamericanos o internacionales, como El Tiempo de Bogotá, El Universal de México, El Mercurio de Chile, BBC Mundo y otros periódicos digitalizados. 5 Las disculpas en los datos De acuerdo con los datos, la tendencia entre los líderes latinoamericanos parece ser a no dar disculpas sino a exigirlas de otros. Encontramos una tendencia a evitar el uso de los marcadores formales de la disculpa como “perdón”, “lo siento” o “fue mi culpa”. No obstante, los componentes pragmáticos de la disculpa estuvieron presentes en su totalidad en el caso del conflicto entre Ecuador y Colombia, y además se deja constancia por escrito de que se reconoce y acepta la disculpa. Aparte de este elemento discursivo, hay otros factores (la acción militar, la muerte de personas, la intervención de organismos internacionales) que indican que efectivamente fue el evento más grave. En los otros dos conflictos en los que está involucrada Venezuela, ninguno de los líderes, Chávez, García, el Rey de España, emplean las fórmulas lingüísticas que son obligatorias en la política británica (véase Harris, Grainger y Mullany, 2006). En cambio, en el acercamiento y la reconciliación dominan las expresiones de afecto con abrazos y apretones de mano. En las noticias sobre disculpas se encontraron solamente dos casos de ofrecimientos de disculpa, que pueden clasificarse como pseudo-disculpas porque no cumplen con todos los requisitos formales. Dichas disculpas se hacen de parte de Chávez a la presidenta de Chile Michelle Bachelet y a la Primera Ministra alemana Angela Merkel, quienes recibieron besos de Chávez en la mejilla para reparar los insultos de que fueron objeto por haber criticado su política, como se verá más adelante. Tanto en el desarrollo de los eventos conflictivos como en las noticias sobre disculpas, los actos discursivos realizados son puestos a menudo en duda por la prensa y observadores en lo que concierne a la sinceridad de quienes se disculpan. Es interesante observar que no aparecen casos de disculpas dadas por metidas de pata ni por eventos graves del pasado de los cuales los latinoamericanos pudieran ser responsables. En cambio, se encuentran una 500 • Adriana Bolívar exigencia de disculpas de Chávez al Jefe de la Iglesia Católica (al Papa) por hacer declaraciones supuestamente equivocadas sobre eventos graves del pasado en América Latina (según Chávez el “holocausto” de la población indígena), y otra de Evo Morales a Estados Unidos por la supuesta burla de un embajador hacia él como presidente. Los eventos que motivan la exigencia de disculpa, así como las disculpas otorgadas muestran un proceso muy complejo y una forma particular de concebir la disculpa en el ámbito político latinoamericano que, aparentemente da gran valor a los apretones de manos, golpes en la espalda y sonrisas. Se hace evidente que en casos extremos la fórmula pragmática se aplica en su totalidad (en el conflicto entre Ecuador y Colombia). Al parecer, los casos que son percibidos como menos graves no requieren el uso del lenguaje formal por parte de los presidentes. Es posible que las formalidades se manejen en el ámbito de la diplomacia que funciona paralelamente a las interacciones públicas de los Jefes de Estado. A continuación examinaremos los casos siguiendo el orden cronológico en que aparecieron. 5.1 El conflicto entre Perú y Venezuela: exigencia de disculpas Aunque el evento conflictivo tuvo una duración de un año, se puede decir que fue de mediana intensidad. Desde la perspectiva pragmática no hubo disculpas formales, pero sí se dieron en el discurso palabras que indicaban el deseo de terminar el incidente y de reanudar relaciones. El motivo de la ruptura tuvo que ver con normas que rigen las relaciones entre países y el respeto a su soberanía, y también con ataques personales a través de insultos. Los presidentes García y Chávez apelaron a la retórica de la afectividad para saldar sus desavenencias y terminaron como “amigos”. La interacción antes de llegar a ese momento revela una lucha discursiva cargada de divergencias. En gran parte la discusión gira en torno a quién debe disculparse, lo que asoma diferencias sobre la obligación moral y el grado de responsabilidad en el diálogo. El análisis del macro-diálogo revela un patrón pragmático- discursivo caracterizado por los siguientes componentes: Acción ofensiva + exigencia de disculpas + rechazo a dar disculpas formales + reconciliación entre presidentes + reanudación de relaciones diplomáticas. Los ejemplos que siguen muestran la secuencia en la interacción. Coloquio del Programa EDICE • 501 (1) García insulta a Chávez y Chávez le exige que se disculpe Caracas (Agencias).- El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, condicionó ayer la normalización de las relaciones diplomáticas con Perú a que el presidente electo de ese país, Alan García, pida disculpas por “las ofensas y los agravios” que emitió durante la campaña electoral. El gobernante venezolano había advertido que si García triunfaba en los comicios, que se celebraron el pasado domingo, su gobierno rompería relaciones con Lima. La advertencia surgió luego de que el candidato peruano llamó a Chávez “sinvergüenza” y el venezolano le respondiera que era un “ladrón” y “corrupto”. “Las relaciones con Perú están en el más profundo refrigerador en que podamos meterlas y de allí no saldrán hasta que el nuevo gobierno de Perú dé demostraciones, pero no de palabras, no, aquí se agredió a Venezuela”, dijo Chávez durante su programa dominical “Aló presidente”, en el que volvió a ofrecer su respaldo a Ollanta Humala, el candidato rival de García. “El señor Alan García fue electo presidente de Perú. Bueno, lo reconoceremos sin duda, pero no lo aplaudimos” (El Universal, 12/06/2006, Internacional: 1) (2) Venezuela da argumentos para exigir la disculpa: “falsas acusaciones” de Perú Canciller acusa a Perú de escalar crisis El Ministro de Relaciones Exteriores venezolano, Alí Rodríguez, afirmó que Perú escaló el conflicto diplomático entre los dos países al llevarlo a la organización de Estados Americanos y hacer “falsas acusaciones” sobre una presunta injerencia venezolana en asuntos internos peruano, informó DPA (El Nacional, 7/05/2007: A16 Internacional y Diplomacia). (3) El partido de García contra argumenta: “al agresor no tenemos que pedir perdón” Partido Aprista Peruano rechaza que García se disculpe con Chávez Legisladores y analistas coincidieron en que la solicitud del presidente venezolano es inexplicable y restaron importancia a los comentarios del líder de Miraflores “Al agresor no tenemos que pedir perdón”, sentenció el legislador Jorge del Castillo, secretario general del partido Aprista Peruano, al rechazar la solicitud del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien exigió al recién electo presidente de Perú, Alan García, que pidiera una disculpa pública. (…) “Si hay alguien que tiene que pedir disculpas, no sólo a Perú sino a otros países, es justamente el presidente Chávez, quien con cierta regularidad se despacha contra jefes de Estado y contra naciones enteras calificándolas y adjetivándolas”, señaló (El Nacional, 13/06/2006: A8, Internacional y diplomacia). 502 • Adriana Bolívar (4) El presidente electo se niega a ofrecer disculpas: “injerencia inaceptable” “No me pidan que me disculpe de algo que tiene por origen injerencias y expresiones inaceptables en el derecho internacional” (El Nacional, 14 de junio de 2006: A 22, Economía). (5) Los ciudadanos peruanos se solidarizan con García 90% de limeños rechazan pedido de disculpas [título de noticia] (El Nacional, 19/06/2006: A12). (6) García da el primer paso hacia la reconciliación. Alude a roles y a cortesía García quiere reunirse con Chávez para normalizar relaciones bilaterales García sostuvo que los dos líderes deben “poner punto final a esta situación y cada uno dedicarse a hacer lo mejor que pueda por su pueblo”, luego de indicar que decidió bajarle el tono a la discusión con Chávez en virtud de su condición de mandatario de Perú. “Cuando era candidato podía responderle con los mismos adjetivos y la fuerza que él usa para referirse a mí. Sin embargo, ahora que soy presidente electo ya interviene el Estado que represento y por consiguiente la prudencia exige que bajemos todo lo que sea adjetivo o cruce de palabras para esperar la normalización de la relación de nuestros países”, justificó “Quisiera aclarar que jamás he peleado con el señor Chávez. Fue él quien participó de manera descortés en la política de Perú” (El Nacional, 7/07/2006: A13, Internacional y Diplomacia). (7) Chávez acepta iniciativa de García: “un buen gesto” Limar asperezas El presidente Chávez afirmó que está dispuesto a reunirse con el mandatario electo de Perú, Alan García, para limar asperezas surgidas durante la reciente contienda electoral peruana. “Creo que es un buen gesto del presidente García que yo devuelvo con el mismo tono. Estoy dispuesto que hagamos los esfuerzos por olvidar las cosas que ocurrieron.” (…) “Yo leí con mucha atención las declaraciones del presidente electo del Perú y las recibí con mucho agrado, porque nosotros no queremos agriar nuestras relaciones con nadie, señaló Chávez (El Nacional, 9/07/2006: A23, Economía). Coloquio del Programa EDICE • 503 (8) La reconciliación ante las cámaras: “amigos desde ahora” Amigos desde ahora Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez , y Perú, Alan García, dejaron atrás los enfrentamientos y diferencias para darse la mano, abrazarse e incluso intercambiar bromas durante la II Cumbre Suramericana de Naciones, que terminó ayer en Cochabamba, Bolivia. “Alan, amigo desde hoy”, dijo Chávez durante su intervención en la reunión; mientras que García aseguró que entre ambos hay “buena química” (El Nacional, 10/12/2006, primera plana). (9) “aparentemente se reconciliaron” García y Chávez se reconcilian en Bolivia y ahora son amigos Los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Perú, Alan García, aparentemente se reconciliaron en medio de de la II Cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones, que concluyó ayer, en donde ambos se dieron la mano y se abrazaron. En las deliberaciones de la cumbre, García comenzó su disertación con una felicitación al espíritu de unión de todos los países de la región, que lo llevó a zanjar las diferencias con Chávez. “Ese espíritu nos permite fortalecer esa unión cerrando un capítulo de incomprensión y de enfrentamientos sin sentido, que hemos dado por terminado con mi amigo y compañero Hugo Chávez”, anunció García. Los mandatarios de la región y las delegaciones asistentes a la cita aplaudieron el gesto. A su turno Chávez expresó: “Alan amigo mío desde hoy”. Ambos presidentes según testigos estuvieron juntos y sonrientes en una cena oficial el viernes, donde acuñaron juntas unas monedas conmemorativas. Ayer intercambiaron bromas y se dieron la mano en público tras la ceremonia de fotografía oficial de la cumbre en un teatro al aire libre del Palacio de Portales. Ante las cámaras dialogaron en voz baja durante cinco minutos, y posaron abrazados con el presidente boliviano y anfitrión de la cumbre, Evo Morales (El Nacional, 10/12/2006: A18, Internacional y Diplomacia). (10) Se cierra el capítulo, se normalizan las relaciones diplomáticas, se firman acuerdos Perú supera desavenencias surgidas con Caracas García dijo desde Cochabamba (…) “Los dos somos personas educadas y cordiales (…) cualquier tipo de expresión anterior ha quedado cerrada como un capítulo” (El Universal, 10 de diciembre de 2006, p. 1-7 Política) Perú y Venezuela normalizan relaciones Lima/AFP-AP-Reuters 504 • Adriana Bolívar Los gobiernos de Perú y Venezuela acordaron restablecer sus relaciones diplomáticas en menos de un mes, informó el mandatario Alan García luego de reunirse con su homólogo venezolano, Hugo Chávez, en Ecuador durante la juramentación del presidente Rafael Correa. “Antes de un mes tendremos cada uno su respectivo embajador en el otro país, a fin de recuperar lo más pronto posible nuestros nexos, dijo García el retornar a Lima. (…) El jefe del Estado peruano destacó que acordó con Chávez trabajar en dos campos. En el petróleo, técnicos de Pdvsa se reunirán con sus pares de la estatal peruana Petróleos del Perú para explorar cómo pueden trabajar juntos en algún proyecto importante. En el educativo, para impulsar una revolución educativa (El Nacional, 16/01/2007: A8). La disculpa en este conflicto se aceptó como válida con base en una reconciliación “aparente” en la que se tomaron en cuenta varios factores: la diferencia de roles entre ser candidato (que según Alan puede insultar) y presidente (que debe respetar a sus pares); la aceptación por Chávez de la iniciativa de Alan García de bajar el tono; la recriminación de García a Chávez por su descortesía (injerencia en política peruana); la auto-recriminación de García por el enfrentamiento sin sentido; los lazos afectivos de amistad entre los pueblos de América Latina; el contacto corporal con sonrisas, abrazos y apretones de mano; acuerdos de cooperación económica y educativa. 5.2 El conflicto entre España y Venezuela: exigencia de disculpas Este conflicto fue similar al anterior en lo que respecta a que hay una exigencia de disculpas, pero es muy diferente porque no se trató de la relación entre dos presidentes sino de un presidente latinoamericano y de un monarca europeo. Hugo Chávez exigió disculpas al Rey de España Juan Carlos de Borbón, lo que resultó ser un hecho insólito que nunca había tenido lugar en las relaciones entre los pueblos de América Latina y España. También es un conflicto diferente porque, en este caso, el Rey Juan Carlos no respondió de manera personal a la exigencia de disculpa ni a las amenazas de Chávez de revisar las relaciones con España, sino que dejó el problema en mano de la diplomacia. Por la vía diplomática, España trató de atenuar la situación, pero la tensión se mantuvo debido a nuevos insultos de Chávez a Aznar, declaraciones de Aznar en contra de Chávez, amenazas de Chávez, insultos y declaraciones de aliados de Chávez, insistencia de Zapatero en el respeto entre Jefes de Estado, declaraciones de grupos españoles que solicitaron protesta formal por los insultos de Chávez, amigos de Chávez que se solidarizan con él, etc. Finalmente se logró la reconciliación, después de la visita del canciller español (Miguel Coloquio del Programa EDICE • 505 Ángel Moratinos) a Venezuela el 18 de enero de 2008 y la visita de Chávez a Madrid (25 de julio de 2008), cuando se reunió con el Rey y con el presidente Zapatero. Se puede decir que este conflicto fue de mayor magnitud y alcance que el de Perú y Venezuela, porque la “ofensa” vino de parte de un monarca y porque el ofendido representaba en ese momento a un líder que se ha propuesto la integración latinoamericana a través de una revolución bolivariana. Chávez nunca se disculpó públicamente por haber insultado a Aznar. El patrón pragmático-discursivo de todo el proceso se desarrolló en una secuencia global que tuvo las siguientes partes: Acción generadora + exigencia de disculpas + reacciones polarizadas + acercamiento diplomático + visita del “ofendido” + apretón de manos + acuerdos comerciales. Los ejemplos que siguen dan evidencia de la secuencia en el diálogo: (11) El rey espeta a Chávez “¿por qué no te callas?” y Chávez reclama respeto Regaña el rey a Chávez El cierre de la 17 Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno estuvo marcado por un agrio pleito verbal entre el rey de España, Juan Carlos de Borbón, y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien insistió en tildar de fascista a José María Aznar (…) “El que quedó muy mal ahí fue el que pierde el control, y entonces manda a callar pensando que somos los súbditos todavía del siglo XVII, siglo XVIII. Nosotros somos indios alzados, rebeldes, nadie nos va a callar, no nos vamos a callar” agregó. “El rey será rey pero no me puede hacer callar. Reclamo respeto porque yo soy también un jefe de estado y electo democráticamente”, resaltó. (El Universal domingo 11/11/2007) (El Universal.com.mx 25/06/08 http://eluniversal.com.mx/notas/vi_460585.html) (12) Chávez exige disculpas al rey Exige Chávez disculpas al rey de España Señala el mandatario venezolano que “el queda muy mal es él”. Yo no le dije nada al rey” 09:18 El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afirmó que le rey Juan Carlos de España debería ofrecerle disculpas por haberle dicho se callara en la cumbre iberoamericana de Santiago. En una entrevista difundida la noche del martes por un canal regional de televisión, el mandatario responsabilizó al rey por las diferencias. Agregó que al rey “se le fueron los tapones y debería pedir disculpas por eso”. Chávez insistió en que no escuchó al rey de España cuando lo instó a callarse. 506 • Adriana Bolívar “Si lo hubiera oído, lo dejo sentado en el sitio. No sé que le hubiera dicho. Lo menos que puede hacer es ofrecer disculpas, no a mí sino a Venezuela”, recalcó. Durante la entrevista, el presidente venezolano calificó de “absurdas” las expresiones de “solidaridad de otros países, como Chile, Perú y el Salvador, con el monarca español. “Eso puede alterar las relaciones con Chile y con el Salvador y ¿quién es el culpable?, el Rey Juan Carlos de Borbón es el culpable” exclamó. (Agencias El Universal Ciudad de México Miércoles, 14 de noviembre de 2007) (El Universal.com.mx 25/06/2008) (13) El rey recibe la solidaridad de la prensa española El rey puso en su sitio a Chávez en nombre de los españoles Fue el rey de España quien paró los pies del caudillo venezolano en presencia de todos los mandatarios iberoamericanos, diciéndole lo que hace mucho alguien le tenía que haber dicho. (El Mundo, 11-11-2007) Es un hecho que no tiene precedentes. (El Diario, 11/11/2007) Venezuela habría sido mejor representada en Chile por los estudiantes de la universidad de Caracas que se juegan la vida ante matones del régimen chavista para exigir pacíficamente el retorno a la democracia para su país. (ABC, 11-112007) Juan Carlos “estuvo en su papel”, puesto que “el presidente venezolano cruzó con sus descalificaciones la línea de lo tolerable en una relación entre países soberanos.” (El País, 11-11-2007) (14) Chávez recibe el apoyo de Fidel Castro El líder cubano, Fidel Castro, defendió la “crítica demoledora” del presidente venezolano, Hugo Chávez, a Europa, aunque sin mencionar directamente el altercado del gobernante sudamericano con el presidente del gobierno español, José Luis Zapatero, y el rey Juan Carlos. “La crítica de Chávez a Europa fue demoledora, la Europa que precisamente pretendió dar lecciones de rectoría en esa Cumbre Iberoamericana” indicó Castro en un nuevo artículo de “reflexiones” publicado hoy en la prensa local. (lanación.cl, 11/11/2007) (15) Chávez y el rey se reconcilian con apretón de manos, regalo, y bromas. España. El jefe de estado recibió una franela con el ¿por qué no te callas? Chávez y el rey Juan Carlos sellaron reconciliación con un apretón de manos (…) Chávez llegó al palacio de Marivent de Palma de Mallorca, residencia de verano de la familia real española, poco antes de las 11.25 a.m., hora local, a Coloquio del Programa EDICE • 507 pesar de que la llegada estaba prevista a las 10.30 am. El mandatario recurrió a una broma tras ser recibido por el rey y preguntarle “¿Por qué no vamos a la playa?” al referirse al calor y el entorno vacacional de la isla mediterránea. El monarca correspondió con un regalo: una franela con el famoso ¿por qué no te callas? Según contó Chávez en Madrid, donde añadió que reclamó parte de los derechos de autor de la frase. “Creo que usted me debe algo de dinerito”, dijo (El Universal, 26/07/2008: 14, Mundo) (16) Chávez ofrece petróleo a cambio de tecnología Juan Carlos y Chávez zanjaron en Mallorca la crisis diplomática El rey le regaló una franela con el ¿Por qué no te callas? El presidente venezolano ofreció a Rodríguez Zapatero 10.000 barriles diarios de petróleo a 100 dólares a cambio de transferencia de tecnología. (El Nacional, 26 /07/2008, primera plana) (17) La prensa venezolana favorable a Chávez valida la disculpa Quedó atrás ¿”Por qué no te callas”? (Diario VEA, 26 de julio de 2008, titulas de primera página) Chávez y el rey altos panas Incidente del “por qué no te callas” quedó en el pasado (negritas en el original) (Últimas noticias, 26 de julio de 2008) La disculpa en este conflicto toma una forma totalmente diferente. Chávez no se disculpa formalmente por haber ofendido al presidente Aznar, el rey no se disculpa tampoco por haber ofendido a Chávez y a los venezolanos. Esto puede interpretarse como que ninguno de los dos reconoce haber ofendido a nadie, como una estrategia para no mostrar debilidad ante el mundo, o como un rasgo cultural compartido de rechazo a la disculpa en la política, que habría que estudiar más a fondo en vista de que, aparentemente, algunos grupos de venezolanos se resisten a dar disculpas en ciertos contextos (Álvarez & Blondet, 2008). Las negociaciones diplomáticas tienen un papel importante en este conflicto. Chávez pide visitar al rey cuando está de vacaciones en Palma de Mallorca, lo que representa una acción inusual que resta al encuentro su carácter oficial y resalta el estilo de Chávez de resistirse a respetar las normas de protocolo. En la reconciliación no hay palabras de arrepentimiento ni de recriminación, el humor se impone para relajar tensiones, y hay sonrisas y apretones de manos frente a las cámaras. Las imágenes recorren el mundo 508 • Adriana Bolívar entero. Chávez logra su propósito de llamar la atención sobre su liderazgo en América Latina y sobre el poder del petróleo venezolano. En las evaluaciones hechas por las partes involucradas salen a relucir los valores como el orgullo nacional (ser español/ser venezolano), la historia compartida que une a pesar de todo (la dominación española y los “indos rebeldes”), los indudables intereses económicos de España en Venezuela (la tecnología, los bancos) y las necesidad de Venezuela de colocar su petróleo en el mercado. También queda en evidencia el interés del rey y de Chávez de mostrar que el incidente pasó a la historia y que por encima de todo están los afectos. Es interesante notar que, en cuanto al discurso gestual, se repite el mismo patrón revelado en el conflicto entre Venezuela y Perú, vale decir, los apretones de manos, las sonrisas, y las bromas ante las cámaras. No obstante, el regalo del rey produce un efecto contradictorio, porque la franela que llevaba inscrita la frase ¿por qué no te callas?, que fue interpretada como una broma desde su perspectiva, pudo ser tomada por algunos observadores como un reforzamiento del motivo que lo llevó a pronunciar la frase, vale decir, un llamado a respetar el protocolo y a los presidentes elegidos democráticamente, o como una nueva ofensa del rey a los venezolanos (véase Bolívar, 2009). 5.3 El conflicto entre Ecuador y Colombia: ofrecimiento de disculpas Este fue el conflicto que duró menos en resolverse, pero fue el más complejo en términos pragmáticos y políticos. Se diferencia de los anteriores porque la causa de la ofensa no fue verbal, sino materializada en una acción de guerra. Colombia hizo una incursión en territorio ecuatoriano y, aunque se disculpó por un error “involuntario”, esto dio pie a una negociación muy intensa que requirió más que la diplomacia bilateral para que se aceptara la disculpa. Se involucraron la Organización de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y los jefes de Estado de otras naciones latinoamericana. Uribe denunció y acusó a Venezuela de patrocinar a la FARC y a Correa de haber recibido apoyo de ellas para su campaña presidencial. El patrón del evento puede resumirse como sigue: Aceptación de haber cometido error + disculpas + rechazo de disculpas + exigencia de disculpa explícita + disculpa formal explícita pública+ aceptación de las disculpas públicamente y por escrito. Los ejemplos que siguen resaltan algunos momentos del macrodiálogo: Coloquio del Programa EDICE • 509 (18) Uribe admite error, ofrece primeras disculpas, que son aceptadas con reservas Se aceptan disculpas pero… Ecuador acepta las disculpas presentadas por el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, tras admitir que la fuerza aérea de su país violó “involuntariamente” el espacio aéreo ecuatoriano. Sin embargo, Quito también rechazó algunas declaraciones realizadas por el mandatario colombiano en torno al tema. El 30 de enero, el gobierno ecuatoriano acusó a aeronaves militares colombianas de violar su espacio aéreo durante un operativo contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El pasado lunes, en un discurso pronunciado en Puerto Asís, una localidad cercana a la frontera con Ecuador, el presidente colombiano dijo que ofrecía “disculpas al gobierno y al pueblo ecuatorianos”. En el mismo pronunciamiento, Uribe agregó que las aeronaves militares ingresaron en el espacio aéreo del país vecino para “evitar que el grupo terrorista FARC, en violación del territorio ecuatoriano, continúe desde esa hermana nación lanzando atentados para asesinar a nuestros soldados y policías”. Ecuador asegura que el grupo guerrillero no opera en su territorio. (BBCMundo.com 14/09/2008; http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/latin_america/newsid_4687000 (19) Ecuador rechaza las disculpas diplomáticas y se lleva el caso a la ONU y a la OEA Ecuador advirtió que las disculpas no alcanzan El país andino llevó su denuncia ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y ante el Consejo Permanente de la OEA, en Washington. Allí pidió que el organismo envíe una comisión que “investigue y verifique in situ” la violación de la soberanía e integridad territorial” y anunció que “no será suficiente una disculpa diplomática”. (…) “El territorio de Ecuador fue bombardeado y ultrajado intencionalmente, poniendo en riesgo los derechos humanos de los ecuatorianos” dijo el ministro. (Página 12, 4 de marzo de 2008) http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/ultimas/20-1000127-2008-0304.html (20) El conflicto se intensifica Venezuela. El presidente Chávez ordenó el envío de 10 batallones a la frontera, el cierre de la embajada de Bogotá y la expulsión del embajador colombiano en Caracas. Ordenó el cierre de la frontera, pero hay paso de alimentos perecederos. 510 • Adriana Bolívar Ecuador. El presidente Correa rompió relaciones diplomáticas y expulsó al embajador colombiano en Quito. Buscó una condena contra Colombia en la OEA. Hay intercambio comercial en la frontera, pero con constantes requisas de la guardia de ese país. Nicaragua. El presidente Ortega anunció ayer la ruptura de las relaciones con Colombia. Exportadores colombianos dicen que sus productos no se pueden comercializar con facilidad en ese país. Está pendiente un fallo definitivo de La Haya sobre los límites marinos (El Tiempo.com Política, 7/03/2008). (21) La reconciliación se sella con apretón de manos y compromisos de respeto y amistad, uso de “perdón” y aceptación de responsabilidades por parte de Uribe Colombia y Ecuador zanjaron crisis diplomática con apretón de manos en Grupo de Río Álvaro Uribe se comprometió a respetar el territorio de los vecinos y retiró la denuncia contra Hugo Chávez. Con Nicaragua también hubo compromiso de retirar las corbetas en el área de litigio. A instancias del mandatario de República Dominicana, Leonel Fernández, los mandatarios acordaron amistosamente dialogar y llegar a una solución política. El emotivo momento sirvió de colofón a una agitada sesión del Grupo de Río, que se celebra en Santo Domingo, en la que los cuatro mandatarios se hicieron fuertes cuestionamientos. “Con el compromiso de no agredir nunca más a un país hermano y el pedido de perdón, podemos dar por superado este gravísimo incidente”, dijo Correa a Uribe, quien se acercó a saludarlo durante el plenario de la Cumbre del Grupo de río celebrada en la capital dominicana. Uribe dijo que aceptaba porque es un hombre sin egos y que asume sus responsabilidades (El Tiempo.com/ Política, 7/03/2008). (22) Se deja constancia por escrito de las “plenas disculpas” “3. Tomamos nota, con satisfacción, de las plenas disculpas que el Presidente Álvaro Uribe ofreció al gobierno y al pueblo de Ecuador, por la violación del territorio y la soberanía de esta hermana nación, el primero de marzo de 2008, por parte de la fuerza pública de Colombia. 4. Registramos también el compromiso del presidente Álvaro Uribe en nombre de su país de que estos hechos no se repetirán en el futuro bajo ninguna circunstancia, en cumplimiento de lo que imponen los artículos 19 y 21 de la carta de la 0EA. 5. Tomamos nota de la decisión del Presidente Rafael Correa de recibir la documentación ofrecida por el Presidente Álvaro Uribe y que habría llegado a poder del gobierno de Colombia luego de los hechos del 1 de marzo, a fin de Coloquio del Programa EDICE • 511 que las autoridades judiciales ecuatorianas investiguen eventuales violaciones a la ley nacional. (…) 8. Reiteramos nuestro firme compromiso de combatir las amenazas a la seguridad de todos su Estados, provenientes de la acción de grupos irregulares o de organizaciones criminales, en particular de aquellas vinculadas a actividades del narcotráfico. Colombia considera a esas organizaciones criminales como terroristas. (…) 10. Exhortamos a las partes involucradas a mantener abiertos canales respetuosos de comunicación y a buscar fórmulas de distensión. (Extractos de la Declaración de la XX Cumbre del Grupo de Río, Santo Domingo, República Dominicana, 7 de marzo de 2008) http://www.aporrea.org/imprime/n110419.html 14/09/2008 La disculpa en este conflicto presenta un caso muy interesante para el análisis crítico porque se hace más visible la lucha discursiva sobre el valor moral de la disculpa y su validación por los participantes u observadores. En este caso, se cumplió de manera explícita con todos los componentes pragmáticos del acto de disculpa: el perdón, la aceptación de responsabilidad, el arrepentimiento, la explicación, el compromiso de que no se va a repetir la acción. También se usaron marcadores explícitos de la fuerza ilocutiva de los componentes obligatorios “perdón” “asumo la responsabilidad”. Sin embargo, la disculpa y la reconciliación no fueron totalmente validadas por los medios, como se puede percibir en esta noticia del diario El País de España. (23) La prensa evalúa la disculpa y no la valida totalmente: “dudosa credibilidad” Después de intercambiar duras acusaciones que reflejaron la división política de América Latina, los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y de Ecuador, Rafael Correa, escenificaron ayer una reconciliación de dudosa credibilidad que, aparentemente, cierra una crisis que salpicó a todo el continente. El presidente venezolano Hugo Chávez, también tomó parte en el golpe de efecto que, a última hora, salvó la vigésima Cumbre del Grupo de Río que se celebró en Santo Domingo (República Dominicana) y que momentáneamente frena la escalada de tensión desencadenada el 1 de marzo por la incursión militar unilateral de Colombia en territorio ecuatoriano para bombardear un campamento de la guerrilla de las FARC. Los buenos oficios del presidente dominicano y anfitrión de la cumbre, Leonel Fernández, y la petición de excusas por parte del presidente Uribe dieron a última hora un vuelco a una reunión que comenzó con ánimos muy encendidos. El presidente colombiano se levantó de su asiento y fue en busca del presidente Correa, a quien estrechó la mano. A continuación hizo lo propio el presidente Chávez. Así sellaban la paz quienes minutos antes se habían lanzado 512 • Adriana Bolívar gravísimas acusaciones (El País, Edición Impresa Internacional, 8 de marzo de 2008) (http://www.elpais.com/articulo/internacional 31/07/2008) También vale la pena señalar que en esta reconciliación también hubo apretones de manos y abrazos, pero el presidente Correa no se paró de su asiento para recibir el apretón de manos de Uribe, y tampoco sonrió o hizo bromas. De hecho, Uribe se acercó por detrás mientras él le daba la espalda. De este modo, se evidencia que el discurso gestual sí es importante entre los jefes de estado latinoamericanos para mostrar su disposición o no a aceptar las disculpas. La intensidad de este conflicto mostró que los jefes de estado latinoamericanos aceptan las disculpas como un modo de aliviar tensiones en la región para asegurar que se mantenga la hermandad entre los pueblos, para que se preserve el respeto en la comunicación y para que se hagan esfuerzos por mantener la paz y la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. En otras palabras, la disculpa tiene un enorme valor político porque, al quedar registrada por escrito, compromete a todos los líderes a seguir una acción futura en bien de todos, aunque la lucha discursiva continúe. 6 La exigencia de disculpas en relación con eventos del pasado El único caso relacionado con eventos del pasado, se presentó cuando Hugo Chávez exigió al Papa Benedicto XVI que se disculpara por declaraciones emitidas en relación con la evangelización de los indios. Dicha petición solamente cumplió con el componente de solicitar la disculpa a través de los medios y no tuvo mayores consecuencias. Desde el punto de vista estratégico cumplió con el propósito de llamar la atención sobre América Latina para cambiar la historia oficial (24) declaraciones del Papa y exigencias de disculpa de Chávez Chávez exige disculpas a Benedicto XVI (…) El Papa aseguró el domingo en Brasil que la Iglesia católica no alienó las culturas precolombinas ni impuso una “cultura extraña” “Aquí ocurrió algo mucho más grave que el holocausto en la Segunda Guerra Mundial y nadie puede negar a nosotros esa verdad (…) ni su Santidad puede venir aquí, a nuestra propia tierra, a negar el holocausto aborigen”, ha dicho en una alocución nocturna reproducida obligatoriamente por las emisoras de radio y televisión venezolanas (El País.com 11/04/08). Coloquio del Programa EDICE • 513 La exigencia de disculpa se presenta como una oportunidad para recordar la dominación española en América Latina y el liderazgo de Chávez en la región. El argumento central es la verisimilitud, vale decir, la posesión de la verdad sobre los hechos. La prensa interviene con sus comentarios en los que da a entender que Chávez impone su verdad (reproducida obligatoriamente). Igualmente, Chávez utiliza también esta solicitud para criticar indirectamente la labor del Papa por descuidar a América Latina y la posición de la Iglesia Católica, con quien se ha enfrentado desde los inicios de su gobierno, como se ve en el ejemplo siguiente: (25) Chávez rebate la opinión del Papa: “está terriblemente equivocado” El Papa Benedictino XVI “parece que vino” por primera vez a América desde que fue investido como tal, ha proseguido Chávez, “a darle más fuerza a la Iglesia Católica, pero con esas declaraciones lo que hace es debilitar aún más a la Iglesia Católica”. “Yo le he dado la vuelta por todos lados (a lo dicho por el Papa, pero la conclusión es una sola: está terriblemente equivocado su Santidad, no hay otra forma de decirlo”, ha añadido (El País. Com 11/04/08). El periódico expande la información y agrega los comentarios de Chávez, que refuerzan su argumento de verdad con apelativos retóricos al dolor de los mártires y la maldad del “imperio”, ubicándose así en el rol de víctima, un argumento muy favorecido en el discurso populista venezolano (Madriz, 2002): (26) Chávez refuerza los argumentos: “indígenas masacrados” “!Cómo va a decir el Papa aquí, en esta tierra, donde todavía deben estar caliente los huesos de los mártires indígenas que fueron masacrados por el imperio de los imperios europeos, cómo va a decir, (porque) prácticamente dijo (…) que no hubo ninguna imposición!”, ha insistido (El País.Com 11/04/2008) No es el objetivo de este artículo hablar de las estrategias políticas de Chávez, pero sí vale la pena agregar que así como usa una diplomacia altamente confrontacional, que hemos visto en los conflictos analizados, también pone en práctica estrategias comunicacionales que le permiten llamar la atención de los medios hacia su persona y hacia su proyecto político conocido como la revolución bolivariana o Socialismo del Siglo XXI (Bolívar, 2008a, 2008b). Por lo tanto, no debe extrañar su discurso transgresor porque forma parte de un 514 • Adriana Bolívar estilo de gobernar para ganar adeptos y aliados. En lo que toca a la exigencia de disculpas al Papa, su mayor función en este caso es ejercer coerción para la reinterpretación de la historia oficial. 7 Las pseudo-disculpas 7.1 Disculpas a Michelle Bachelet Encontramos dos casos de ofrecimientos de disculpas que pueden catalogarse como pseudo-disculpas. El primero tiene que ver con las disculpas de Chávez a la presidenta Bachelet de Chile. La ofensa que él cometió fue insultar al Senado chileno por haberse pronunciado en contra del cierre del canal de televisión RCTV de Caracas. Además, acusó a la derecha chilena de haber apoyado el golpe que derrocó al presidente Salvador Allende en 1973, y de intentar sabotear las relaciones bilaterales entre Venezuela y Chile. En este caso, aunque se utiliza un marcador ilocutivo de “perdón”, las palabras van acompañadas de una estructura en forma condicional que le da el carácter de expresión de pesar más que de disculpa (lamento mucho si…). También porque se trata de una marca ilocutiva que va seguida de “pero” (pido perdón pero…) lo que la convierte en una aparente disculpa. Por otra parte, la prensa no reconoce la validez de la disculpa al colocar comillas a la palabra “disculpa”. Chávez emplea formas de trato respetuosas y afectuosas (“señora presidenta”,“amiga”) para indicar un acercamiento a la presidenta, pero parece no lograr el efecto deseado. (27) Chávez pide disculpas aparentes: “Perdón, pero…” Chávez pide “disculpas” El presidente venezolano, Hugo Chávez, se disculpó el domingo con su homóloga chilena, Michelle Bachelet, aunque reiteró sus críticas contra el Senado de Chile. “Lamento mucho señora presidenta y amiga si (….) mis declaraciones le crean a usted dificultades. Pido perdón pero Venezuela es Venezuela y Chávez es Chávez y yo estoy obligado a defender la soberanía de Venezuela”, dijo Chávez en su programa de televisión Aló Presidente. Bachelet había pedido el viernes “respeto” a las relaciones entre ambos países, respondiendo a críticas que lanzó el Congreso chileno el presidente Chávez, luego de que los legisladores abogaron llevar a la Organización de Estados Americanos (OEA), una protesta oficial por el fin de la concesión de la estación Radio Caracas Televisión (RCTV). Chávez alegó que sus palabras fueron contra el Senado y no contra el gobierno. Coloquio del Programa EDICE • 515 BBCMundo.com 16/04/2007 http://newsvote.bbc.co.uk/mpapps/pagtools/print/news.bbc.co.uk/hi/spanis h/latin_americ... 7.2 Disculpas a Angela Merkel El segundo caso corresponde a las disculpas que Chávez ofreció a la Primera Ministra alemana Angela Merkel por haberla ofendido después que ella hizo declaraciones en las que dijo que él no representaba a toda América Latina. La disculpa tuvo lugar en una Cumbre en que conversaron brevemente. Según los medios, desde el punto de vista de Chávez, darle la mano y besos pareció ser una buena forma de saldar el impasse. En sus explicaciones minimiza lo que ambos se dijeron y resalta el carácter informal de la reconciliación. En este caso, las noticias destacan el malentendido cultural apreciado en las palabras de Chávez quien, al parecer, entendió que ella lo había invitado a visitar Alemania. También puede interpretarse como una estrategia para recuperar su imagen. (28) Chávez pide disculpas a Merkel: “aquí está mi mano” Chávez pide disculpas a Merkel: “Perdóname, aquí está mi mano” El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, explicó este viernes que se disculpó ante la canciller alemana, Angela Merkel, tras los duros comentarios que hizo sobre ella en los últimos días. Chávez afirmó que Merkel pertenece a “la misma derecha que apoyó a (Adolfo) Hitler y al fascismo” (…) LD (EFE)”No he venido a pelear aquí. Me dio mucho gusto darle la mano a la canciller alemana, nos dimos un beso. Ella dijo algo por allá y yo le respondí. Cristina (Fernández, la presidenta de Argentina) estaba allí, le dí un beso a ella y a la canciller alemana, a quien le dije que si fui duro “perdóname, aquí está mi mano”, relató Chávez, según la agencia local peruana Andina. La reconciliación, añadió Chávez, se produjo en presencia de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de la V Cumbre de América Latina y la Unión Europea que se celebra hoy en Lima. El presidente de Venezuela agregó que Merkel le invitó a visitar Alemania y él aceptó la invitación. Fuentes de la delegación alemana consultadas por Efe negaron que Merkel invitara a Chávez a visitar su país. Las mismas fuentes apuntaron que ambos mandatarios se vieron hoy en dos ocasiones durante la Cumbre y mantuvieron “conversaciones breves”. El conflicto surgió tras unas declaraciones de la canciller alemana sobre Chávez en las que apuntó que el mandatario venezolano no “habla por toda Latinoamérica” y recordó que “el pueblo venezolano tomó su propia posición con el rechazo al referéndum de enero”. En respuesta, Chávez afirmó que Merkel pertenece a un partido de corte conservador que “es la misma derecha que apoyó a (Adolfo) Hitler y al 516 • Adriana Bolívar fascismo (Libertad Digital S. A.) (http://www.libertaddigital.com/php/imprimir_pagina.php?cpn=1276330521 14/09/2008 Es importante destacar que la prensa venezolana más cercana al gobierno reconoció los besos como parte de la disculpa, como se ve en el ejemplo (29). (29) Prensa favorable a Chávez valida la disculpa: “le dio dos besos”, aunque al igual que el presidente pone en duda que la cancillera haya sido ofendida (“Si sus palabras la habían ofendido”) Chávez lima asperezas con cancillera Merkel Lima. (…) Chávez limó las asperezas con la cancillera alemana, Angela Merkel, pues antes y después de la foto oficial le dio dos besos y le pidió disculpas si sus palabras la habían ofendido (Últimas Noticias, 17/05/ 2008: 59). Puesto que el líder que hizo uso de esta forma de disculpa con las mujeres fue solamente Chávez, no podemos asegurar que sea un rasgo característico de todos los presidentes latinoamericanos. Habrá que estudiar más a fondo si otros presidentes venezolanos usaron antes los besos como disculpas o si se trata de un estilo personal que muestra rasgos de machismo. 8 Conclusiones El estudio que hemos llevado a cabo nos ha mostrado que las disculpas en la política latinoamericana son un arma fundamental para mantener las buenas relaciones personales entre los jefes de Estado, promover las buenas relaciones comerciales y, sobre todo, para mantener la paz y la armonía social. Hemos encontrado que entre los líderes latinoamericanos el uso explícito de fórmulas de cortesía en las disculpas como “perdón” y “fue mi culpa”, propias de la cultura británica, no son siempre obligatorias, porque la expresión de arrepentimiento y la aceptación de la responsabilidad son motivo de una compleja lucha discursiva en la que están en juego diferentes tipos de acusaciones y denuncias: por insultos, por violaciones al derecho internacional, por violación a la autonomía política, por violación a los derechos humanos, y por la defensa de la identidad cultural. No obstante, es importante destacar que la presencia de todos los componentes pragmáticos en conflictos graves baja la tensión y contribuye a re-establecer la calma, aunque no sea garantía absoluta de finalización de los problemas. Coloquio del Programa EDICE • 517 En las disculpas políticas juegan un papel importante y obligatorio los medios de comunicación. En todos los casos de conflictos mayores la foto de los ofendidos y ofensores juntos es imprescindible. También son obligatorios la sonrisa y el apretón de manos, aunque no siempre el abrazo y los besos (que son preferiblemente para las mujeres). La investigación ha confirmado que las disculpas no pueden estudiarse solamente como fórmulas lingüísticas de cortesía porque es necesario observarlas en el desarrollo de los acontecimientos como un proceso discursivo en el diálogo político. El macro-diálogo saca a la luz los problemas que inciden en las selecciones lingüísticas y no lingüísticas de los actores políticos. Dichos problemas implican la toma de posición moral e ideológica ante problemas graves como el terrorismo y el narcotráfico, y la alineación o no con bloques de poderes hegemónicos que, en el caso de América Latina, involucran a los Estados Unidos y a Cuba. Sería apresurado hacer generalizaciones sobre las disculpas en el discurso político latinoamericano porque es necesario estudiar otros conflictos y a otros presidentes, pero nos atrevemos a decir que los líderes que fueron objeto de atención le dieron a las disculpas un gran valor político cuya función principal se manifiesta en mantener los lazos de hermandad entre los pueblos, respetar la soberanía de cada nación, respetar la forma de la comunicación, mantener la armonía social y la paz en la región. La disculpa también sirvió para proteger los intereses económicos, que parecen tener el mayor peso en el momento de la reconciliación. Igualmente, en la lucha discursiva por garantizar el retorno a la calma, la disculpa trajo a la superficie el valor que tiene en la cultura hispánica el contacto corporal y el discurso gestual, porque en todos los casos examinados fue relevante darse la mano en público, especialmente entre los hombres, y las demostraciones de afecto (sonrisas, abrazos, besos, y regalos), así como mirarse a la cara o no. Por lo tanto las nuevas investigaciones tendrán que orientarse hacia un mayor énfasis en los aspectos no verbales, tomando en cuenta el micro y el macro-diálogo que se construye en la dinámica de la interacción social y política. Referencias bilbiográficas Álvarez, A. & Blondet, M. A. (2008). ‘Pero te traje algo para resarcirme’: la disculpa en una cultura de cortesía valorizante. En: D. Bravo, N. Hernández Flores & Ariel Cordisco (Eds.), Aportes pragmáticos, sociopragmáticos y socio-culturales a los estudios de la cortesía en español. Buenos Aires: Dunken. 518 • Adriana Bolívar Blum-Kulka, S. & Olshtain, E. (1984). Requests and apologies: A cross-cultural study of speech act realization patterns. Applied Linguistics, 5(3), 196214. Blum-Kulka, S., House, J. & Kasper, G. (Eds.) (1989). Cross-cultural Pragmatics: Requests and Apologies. Norwood: Ablex. Bolívar, A. (1998-2008). Corpus para el estudio del discurso político. Caracas: CILDISUCV. Bolívar, A. (1994). The structure of newspaper editorials. En: M. Coulthard (Ed.), Advances in written text analysis (pp. 276-294). London: Routledge. Bolívar, A. (2001). Changes in Venezuelan political dialogue: the role of advertising during electoral campaigns. Discourse and Society, 12(1), 103134. Bolívar, A. (2006). La función de la evaluación en artículos y ensayos humanísticos. En: J. Falk, J. Gille & F. Wachtmeister (Eds.), Discurso, interacción e identidad. Homenaje a Lars Fant (pp.11-136). Stockholms: Stockholms Universitet. Bolívar, A. (2007). 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(2001). Culture and apology: The Hainan Island Incident. World Englishes, 20(3), 383-91. ‘¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?’ Aspectos del macrodiálogo social post referéndum consultivo en Venezuela Frances D. Erlich, Universidad Central de Venezuela Yelitza Ramírez, Universidad Central de Venezuela Resumen La propuesta de Reforma Constitucional del presidente venezolano Hugo Chávez, sometida a referéndum consultivo el 2 de diciembre de 2007, fue rechazada mayoritariamente por los electores. Sus contenidos ideológicos no fueron aceptados como tampoco la posibilidad de reelección indefinida al cargo presidencial. Fue la primera señal clara de pérdida de apoyo a un líder enraizado en el poder desde 1999 gracias en gran parte al fuerte vínculo afectivo que ha marcado su relación interpersonal con los sectores populares de la población. Una encuesta aplicada en sectores poblacionales en los que el vínculo afectivo y militante con el presidente siempre había sido muy marcado tuvo como fin registrar actitudes y evaluaciones con respecto a la propuesta de reforma y a la gestión presidencial. A la pregunta acerca de qué consejo los encuestados darían al presidente Chávez, muchas respuestas encerraron bajo forma de presupuestos críticas a su comportamiento verbal y a su gestión gubernamental. Aunque un número elevado de consejos se produjo con diversos procedimientos atenuantes, muchos también se presentaron sin atenuación. Estos fenómenos fueron considerados desde una perspectiva crítica con el fin de ofrecer una reflexión acerca de la evolución de un aspecto del macrodiálogo social en Venezuela y particularmente acerca de las formas de vinculación con el presidente que mantienen ciertos sectores de la población. Palabras clave Análisis crítico del discurso, macrodiálogo social, discurso político, aconsejar, estrategias de atenuación 522 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez 1 Introducción El objetivo general de este estudio es el de registrar evidencias de un aspecto de la evolución del macrodiálogo social en Venezuela luego de que fuera rechazada la propuesta de Reforma Constitucional del presidente venezolano Hugo Chávez, sometida a referéndum consultivo el 2 de diciembre de 2007. Se trató de una propuesta encaminada a implantar un proyecto que el presidente ha dado a conocer como el Socialismo del Siglo XXI. De modo general, siguiendo a Bolívar (2002), entendemos el macrodiálogo social en el discurso político como un fenómeno interactivo dentro de un proceso social que se desarrolla en el tiempo y que involucra actores que interactúan en torno a un evento político. En este caso, el evento político en torno al cual gira el macrodiálogo social es la propuesta de reforma constitucional. El aspecto interactivo particular es el que ocurre entre el presidente y los sectores más populares de la población, que son los dos actores de este macrodiálogo. La relación que existe entre estos dos actores es muy importante, pues se basa en un fuerte vínculo afectivo que el presidente ha sabido promover mediáticamente desde sus inicios en la esfera pública por medio de varios tipos de recursos. Entre éstos cabe destacar, en el plano material, los múltiples programas sociales dirigidos a este sector de la población acompañados, en el plano discursivo, por constantes apelaciones a los afectos: el odio contra los antiguos gobernantes y grupos sociales dominantes y el amor hacia la figura presidencial. Las frustraciones de una gran parte de la población han sido capitalizadas políticamente por el primer mandatario, cuyo discurso se ha caracterizado por oponer sistemáticamente la vieja política y ‘el pueblo’ (Madriz, 2002). Dialoga regularmente a través de los medios televisivos y radiales con sus gobernados, pero es con las capas sociales desfavorecidas que establece un vínculo empático y hasta cómplice en clara oposición a sus frecuentes expresiones de animadversación contra los anteriores gobernantes y los grupos sociales dominantes (Erlich, 2005a, 2005b). El fuerte apoyo popular al presidente desde su ascenso al poder en 1999 se ha visto cristalizado en sucesivas victorias políticas. Entre ellas cabe destacar la aprobación de una nueva constitución a comienzos de su mandato, su triunfal regreso luego de una breve separación de la presidencia en 2002, y su ratificación en el poder tanto en el referéndum de 2004 como en las elecciones presidenciales de 2006 para un período gubernamental de 6 años más. Estos antecedentes dieron sobradas razones al presidente para esperar una votación favorable a la propuesta de reforma constitucional. Sin embargo, la propuesta Coloquio del Programa EDICE • 523 fue rechazada mayoritariamente. Una encuesta 1 aplicada a sectores poblacionales en los que el vínculo afectivo y militante con el presidente siempre había sido muy marcado, en las regiones de mayor importancia electoral y donde la reforma no fue aceptada, reveló nuevos aspectos del macrodiálogo social en Venezuela que merecieron nuestra atención y que abordaremos en este estudio con las herramientas que ofrece la teoría de la cortesía (Brown & Levinson, 1987) y desde una perspectiva crítica. La perspectiva a la cual nos referimos es la del Análisis Crítico del Discurso (Fairclough, 1989, 1995; van Dijk 1993, 1999; Wodak & Meyer, 2003), pues es necesario tomar en cuenta los factores contextuales de la dinámica socio-política para dar sentido a los fenómenos observados. Ya nos referimos brevemente a la circunstancia que motivó la encuesta y al nexo íntimo que relaciona al presidente con gran parte de sus seguidores. Detengámonos ahora en algunos datos acerca de la población que participó en la encuesta y en algunos resultados que ella arrojó. 2 El corpus El corpus de estudio fue extraído de los datos obtenidos en una encuesta aplicada después del referéndum consultivo del 2 de diciembre de 2007. Dicha encuesta se aplicó, como señalamos, en regiones en las que se evidenció una disminución del tradicional apoyo a la figura presidencial. Este fue el caso de los Estados Miranda, Carabobo, Zulia y Distrito Capital, en los que se aplicaron un total de 547 encuestas los días 8 y 9 de diciembre de 2007. La población encuestada estuvo compuesta mayormente por adultos del sexo masculino, con bajo nivel educativo y pertenecientes a la más baja escala salarial, como puede apreciarse en la siguiente tabla: Sexo F= 43% M= 57% Tabla 1. Datos de la población encuestada Edad Ingresos 18-30 Desempleado (230)= 42,04% (266)=48,62% 31-50 Salario mínimo (221)= 40,40% (172)= 31,44% Jubilado/pensionado (19)= 3,47% 51-65 más de 800 mil (96)= 17,55% (45)= 8,22% No responde (45)=8,22% Estudios Primaria= 34,18% Bachillerato= 35,46% Universitario=27,05% No responde= 3,29% La realización de esta encuesta fue ordenada por una de las instancias gubernamentales. La encuesta se encuentra en el apéndice. 1 524 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez Tres preguntas de la encuesta son de particular importancia para este estudio: la pregunta número 2 (¿Apoya la reforma?), la pregunta número 3 (¿Qué le motivó a votar en el referéndum del 2 de diciembre?) y la pregunta número 7 (¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?). Las respuestas dadas a la pregunta número 2 indicaron que el apoyo a la reforma fue mayoritario, pues el 70,56% respondió afirmativamente. La pregunta número 3 se basó en el supuesto de que los encuestados votaron; sin embargo las respuestas revelaron que esto no fue así y además pusieron al descubierto ciertos matices que fueron significativos políticamente, como podemos ver en la siguiente tabla: Apoya la Reforma y votó (221) 40,40% Tabla 2. Resultados de la pregunta 3 Apoya la Reforma y No apoya la NO votó (167) Reforma y votó (39) 30,53% 7,12% No apoya la Reforma y No votó (120) 21,93% Las respuestas dadas a la pregunta 3 confirman el resultado del referéndum consultivo realizado unos días antes, pues si se suman los porcentajes de las columnas 2, 3 y 4, es decir el total de los porcentajes correspondientes a los que no acudieron a votar, independientemente de su posición, y los que votaron en contra de la reforma, (59,5%), se puede observar en qué medida estos resultados fueron desfavorables a la consulta gubernamental, mientras que sólo el 40,4% le favoreció. Las respuestas a la pregunta número 7, acerca de los consejos que los encuestados darían al presidente, de cara a los resultados obtenidos en el referéndum, constituyen el objeto de estudio de este trabajo. 3 El consejo: la amenaza y la reparación Sabemos que, para Brown y Levinson (1987), el acto de aconsejar constituye una intromisión en el terreno del otro y por lo tanto encierra una amenaza potencial a la imagen negativa del destinatario. Se ha criticado la pretensión universalista de este supuesto, como lo ha hecho Hernández Flores (1999), quien argumenta que, en el caso de conversaciones entre amigos en el español peninsular, dicho acto, lejos de ser una amenaza cumple la función de mostrar solidaridad y pertenencia grupal. En línea con este planteamiento, existen razones para pensar, como hemos dicho, que la relación interpersonal entre el presidente y muchos de sus seguidores se caracteriza por un marcado Coloquio del Programa EDICE • 525 nexo afectivo promovido en parte por sus frecuentes alusiones a su identificación con los sectores populares (Erlich, 2005a, 2005b); por lo tanto, podría pensarse que muchos de los consejos que los encuestados dan al presidente son claras muestras de afinidad o solidaridad. Sin embargo, no debemos perder de vista la fuerte presencia de recursos atenuantes que acompañan los consejos, lo cual parece indicar que los hablantes sienten la necesidad de mitigar lo que dicen para resguardar la imagen del interlocutor. Recordemos que estos recursos en la teoría estándar de la cortesía se relacionan con parámetros de poder, distancia social y grado de amenaza potencial a la imagen del destinatario (Brown & Levinson, 1987). La amenaza a la imagen negativa del primer mandatario es entonces compensada por recursos de cortesía negativa que tienen el efecto de minimizar la imposición. 2 Como señala Escandell Vidal (1996: 152), las estrategias que mitigan la interferencia en el terreno del destinatario “se orientan, sobre todo, en tres direcciones: no limitar la libertad de acción del destinatario; pedir excusas u ofrecer compensaciones por la posible limitación; y distanciarse de la responsabilidad de haber efectuado la petición”. Este último caso puede ilustrarse con un ejemplo tomado del corpus, en el cual el emisor se distancia, o se impersonaliza, con el uso del infinitivo, y además ofrece una justificación en la que no responsabiliza al presidente por el resultado del referéndum, sino a los demás: (1) Poner mano dura con su gabinete porque en ellos está la mayor responsabilidad de todo esto 3 . Los procedimientos atenuantes utilizados que hemos encontrado en las respuestas de los encuestados se identifican siguiendo criterios descritos por Calsamiglia y Tusón (1999). Nos haremos eco de algunos de ellos con ejemplos tomados del corpus. Los ‘desactualizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 169) son aquellos que distancian al emisor del acto de aconsejar; son frecuentes en este caso los verbos infinitivos, impersonales, condicionales, subjuntivos y gerundios, además de las formas nominalizadas: (2) Se le aconseja que observe quienes son las personas que están a su lado. 2 En su revisión de la teoría estándar, Kerbrat-Orecchioni (1996) propone tratar estos recursos como actos de refuerzo de imagen y no como mitigadores de actos amenazadores. 3 Destacamos en cursivas los segmentos pertinentes para el análisis. 526 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez (3) No meterse con los demás países. Los ‘modalizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son los que mitigan la fuerza de la aserción: (4) Que trate de aclararle bien al pueblo lo que quiere hacer. Las reparaciones (Calsamglia & Tusón, 1999:171) presentan excusas o justificaciones: (5) Que realice una investigación para luego depurar porque tiene traidores dentro de la revolución. Los ‘cameladores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son aquellos apelativos o expresiones que funcionan como términos de cariño o de solidaridad: (6) Que sí haga [sic] así y que mejore su dialecto y termine lo que empieza. (7) …no queremos más representantes que no hayamos puesto. El único representante es Chávez. Los ‘minimizadores’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 171) son aquellos que contrarrestan una evaluación negativa presupuesta: (8) …ser menos desafiante (9) Que esté un poco pendiente de nosotros los pobres y de los corruptos para que no haya corrupción. Conjuntamente con esta última categoría, consideramos aquellos recursos que acentúan alguna evaluación positiva presupuesta, que identificamos como intensificadores: (10) Que evalúe mejor la gente que tiene en los ministerios y otros puestos claves. Coloquio del Programa EDICE • 527 Las autoras también refieren los ‘eufemismos’ (Calsamiglia & Tusón, 1999: 170), que asociamos a las metáforas: (11) Que no se subleve al hablar y que tomes [sic] las cosas con suavena y su pitillo. (12) Ojo pelao que tiene [sic] a su alrededor. Por último, tomamos en consideración aquellos recursos que Calsamiglia y Tusón llaman los ‘procedimientos acompañantes’ (1999: 170), o expresiones agregadas: (13) Bueno que mire bien alrededor de él. 4 ‘¿Qué le aconseja Ud. al Comandante Chávez?’ El análisis de los datos reveló que los consejos al presidente se agruparon fundamentalmente en torno a tres ejes semánticos: su gestión o acción gubernamental (34%), el (des)conocimiento de su entorno (50%), la agresividad de su lenguaje (14%). Si bien la mayoría de los consejos presentaba algún tipo de atenuación (53%), nos llamó la atención que casi la mitad de los mismos se expresaran sin atenuantes (47%), es decir, sin manifestar la necesidad de salvaguardar la imagen del presidente y su gobierno. Supusimos que esto evidenció algún cambio en el macrodiálogo social, pues en el pasado estos fervientes seguidores del gobierno aplaudían y justificaban sus acciones, inclusive las más agresivas y descorteses (Bolívar, 2005). Nos preguntamos entonces si el menor uso de atenuantes en los consejos dirigidos al presidente podía reflejar una evolución en la manera en que estos sectores de la población se relacionan con el presidente, pues con frecuencia los consejos presuponen una crítica. De hecho, pudimos observar que los consejos que tienen que ver con la gestión del presidente presuponen evaluaciones tanto favorables como desfavorables (“Que siga adelante”: se presupone que lo está haciendo bien; “Que atienda más al pueblo”: se presupone que el pueblo está atendido, pero no suficientemente), pero los que tienen que ver con el conocimiento de su entorno y con su producción verbal presuponen sólo evaluaciones negativas (“Que no crea mucho en lo que le dicen los que tiene a su alrededor”: se presupone que ignora que le mienten; “Que deje de ofender a las personas”: se presupone que su lenguaje es ofensivo). En cualquiera de los casos, es 528 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez interesante notar que a pesar del fuerte vínculo emocional que une a la población chavista con el presidente, estos encuestados no se abstienen de aconsejarle y, en muchos casos, de criticar implícitamente su gestión, su lenguaje o su grado de conocimiento de su entorno. Analizaremos en detalle los datos que fundamentan estas observaciones. 5 Análisis de los datos y resultados Las respuestas obtenidas a esta pregunta se organizaron en matrices de recolección de datos en las que figuraron los siguientes criterios: el texto de las respuestas, el sexo del encuestado, su edad, el tema del consejo (la producción verbal del presidente, su gestión o acción y el (des)conocimiento de su entorno), la presencia o no de algún mecanismo de atenuación, y, en caso de presentarse, la indicación del tipo de atenuación utilizada. A continuación presentamos a modo de ejemplo tres matrices de recolección de datos, una por cada tema o aspecto al que se refiere el consejo. Tabla 3. Ejemplos de consejos acerca de la producción verbal del presidente Texto Sexo Que modere su lenguaje, porque también afecta a nosotros los M chavistas Más cordura, respeto y control de su genio F Que no ofenda que cumpla M Tener calma M Que tenga paciencia y M que cuente con el pueblo Debe hacer antes de decir las cosas y cumplir F Edad 33 37 18 20 62 25 Tema S/ A Producción verbal Producción verbal Producción verbal X Producción verbal Producción verbal Producción verbal/líder C/ A Tipo X R X I/M X D X C4 X MOD D: desactualizador; R: reparación; MOD: oralizador; C: camelador; E/M: eufemismo/metáfora; I/M: intensificador/minimizador /Pa: procedimiento acompañante. 4 Ver la nota 5. Coloquio del Programa EDICE • 529 Tabla 4. Ejemplos de consejos acerca del (des)conocimiento de su entorno Texto Sexo Edad Que se fije las personas que tiene a su alrededor son los que están haciendo perder popularidad M Que no crea mucho en lo que le dicen los que tiene a su alrededor F Poner mano dura con su gabinete porque en ellos está la mayor responsabilidad de todo F esto Que siga adelante y que cambie algunos disfraces que tiene en el gobierno F Tema S/A C/A TIPO 37 Entorno X R 45 Entorno X I/M 39 Entorno X D; R 35 Entorno X C5 D: desactualizador; R: reparación; MOD: modalizador; C: camelador; E/M: eufemismo/ metáfora; I/M: intensificador/minimizador/Pa.: procedimiento acompañante Tabla 5. Ejemplos de consejos acerca de la acción del líder Texto Sexo Que no deje que engañen al pueblo, que continúe como hasta ahora y que fue un error no dale el voto pero pa´lante para la próxima M Que le dé más al país de Venezuela y que siga así hasta el 2021 M Evaluar en qué se falló para que la población se abstuviera de no votar F Que siga con su idea que tiene un pueblo que lo quiere F Edad 45 32 21 27 Tema Acción del líder Acción del líder Acción del líder Acción del líder S/A C/A Tipo X C6 X I/M; C X D X R Se contabilizaron los consejos por cada tema en las 547 encuestas 7 , además de los números totales de presencia de atenuadores, ausencia de atenuadores, y de cada tipo de procedimiento atenuante utilizado, como puede observarse en la siguiente tabla: Se considera un camelador porque expresa aprobación del líder y de su gestión, al lado de la crítica a su entorno, presupuesta en el consejo de cambiar algunos funcionarios. 6 Las expresiones “que continúe como hasta ahora” y “pa’lante” son consideradas cameladoras porque denotan aprobación y animan al líder a continuar su labor, a pesar de la crítica contenida en el consejo. 7 El 98% de las respuestas contenían consejos. 5 530 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez Tabla 6. Los consejos en números absolutos Tema del consejo cant. C/A S/A D R MOD I/M C E/M Pa Producción Verbal 72 44 28 21 7 4 14 11 1 0 Entorno 259 136 123 77 47 2 13 18 1 1 Acción del líder 186 118 68 45 34 4 35 42 1 0 2279 2239 1146 889 110 662 668 33 11 Totales Luego se calculó también el porcentaje de consejos con atenuación y sin atenuación por cada tema, obteniendo los siguientes resultados: Tema Tabla 7. Porcentaje de consejos con atenuación y sin atenuación por cada tema Con atenuación Sin atenuación Entorno del líder Acción del líder Produc. Verbal del líder 52,5% 63,4% 61,1% 47,5% 36,6% 38,9% En esta última tabla podemos observar que predominan los consejos mitigados en los tres tipos de consejos. Sin embargo, constatamos que cuando la crítica presupuesta en el consejo está dirigida al entorno del presidente, o al (des)conocimiento que éste tiene de la acción de sus colaboradores, hay un porcentaje mayor de consejos, casi la mitad, que se presentan de manera abierta y directa, es decir, sin recurrir a ningún tipo de atenuación. Por otro lado, cuando los consejos encierran críticas al mismo presidente, bien sea a su lenguaje agresivo o a su gestión, sólo un poco más de la tercera parte de los consejos se formulan de manera abierta y directa. Detengámonos ahora en los atenuantes utilizados, tanto de manera general como para cada tipo de consejo. En la tabla 6 se pudo observar el total general de procedimientos atenuantes, en números absolutos. Reproducimos esos datos en el siguiente gráfico para visualizar mejor de qué manera contrastan entre sí: Coloquio del Programa EDICE • 531 Gráfico 1. Tipos de atenuantes en números absolutos Ahora veamos los detalles numéricos de la utilización de cada procedimiento de atenuación en cada uno de los temas referidos en los consejos con la indicación de sus respectivos porcentajes sobre la base de todos los procedimientos de atenuación utilizados para cada tema referido: Gráfico 2. Tipos de atenuantes en cada tema del consejo (números absolutos y porcentajes) 532 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez Como podemos observar en los dos gráficos, el tipo de procedimiento de atenuación que predomina de modo general en el corpus, para los tres temas referidos en los consejos, es el desactualizador, el cual cumple la función de distanciar al emisor del acto de aconsejar. Los desactualizadores se presentan principalmente bajo la forma de verbos impersonales, infinitivos, condicionales y frases nominalizadas. Contrariamente a los desactualizadores, encontramos que los procedimientos acompañantes, los modalizadores y los eufemismos o metáforas tienen una presencia marginal en este corpus. Frente a este comportamiento uniforme de los desactualizadores, es interesante observar la selección de los demás atenuantes en cada tema referido, pues el Gráfico 2 muestra variaciones. Para atenuar el consejo referido a la agresividad verbal del presidente, encontramos, en orden decreciente: (a) los intensificadores y minimizadores, como en: (14) Bajar un poco la agresividad (b) los cameladores, como en (15) Que tenga paciencia y que cuente con el pueblo 8 (c) las reparaciones, como se ilustra en el siguiente ejemplo (16) Que modere su lenguaje, porque también afecta a nosotros los chapistas Al mismo tiempo encontramos que para atenuar los consejos referidos a la acción del líder, aparecen, en orden decreciente, (a) los cameladores, como vemos en (17) Lo admiro por el gran hombre que es, continúe con sus planes y no desmaye (b) los intensificadores y minimizadores, como se aprecia a continuación En este caso, se considera que el hablante manifiesta aprobación, y hasta puede decirse adulación, cuando agrega “que cuente con el pueblo” para neutralizar la afrenta del consejo expresado de manera directa. 8 Coloquio del Programa EDICE • 533 (18) Que ayude más a los pobres (c) las reparaciones, como muestra el siguiente ejemplo (19) Que no deje que la oposición siga engañando al pueblo, porque están logrando que la gente de Chávez se volteen [sic] Por último, en el caso de los consejos referidos al (des)conocimiento que tiene el presidente de su entorno, el siguiente recurso de atenuación en importancia después del desactualizador es la reparación, como podemos observar en (20) Que supervise su gabinete, los que están a su alrededor que lo engañan, por eso es que tuvimos esos resultados 6 Conclusiones A pesar de la relación afectiva que une a la población chavista con el líder, la mayoría de los consejos formulados al presidente presuponen críticas al grado de conocimiento de su entorno, a su gestión y a su lenguaje, en este orden. En el macrodiálogo social, esto puede reflejar un cambio en la actitud de sus seguidores, quienes ahora se atreven a criticar el gobierno. Es importante señalar que casi la mitad de los consejos se presentan sin atenuación. Un poco más de la mitad de los consejos se atenúan, prefiriéndose el desactualizador como procedimiento mitigador en los temas a los cuales se refieren los consejos; de este modo, los emisores se distancian del acto de aconsejar. Contabilizamos un menor número de atenuantes en los consejos referidos al entorno de colaboradores del presidente y a los consejos referidos al (des)conocimiento que éste tiene de las actuaciones de sus colaboradores en el gobierno. Sin embargo, cuando los consejos se dirigen a la figura presidencial, es decir, a su lenguaje o a su gestión, se contabilizan un mayor número de atenuantes. En cuanto al tipo de atenuante preferido, se observó que en los tres tipos de consejos predomina el desactualizador. Sin embargo, el segundo tipo de atenuante escogido varía de acuerdo con el tema del consejo. Esto no deja de ser significativo puesto que en el caso de los consejos referidos al entorno del presidente, luego del desactualizador, se atenúa con la reparación, es decir, 534 • Frances D. Erlich, Yelitza Ramírez con argumentos, razones o justificaciones, mientras que en el caso de los consejos referidos al lenguaje y a las acciones del presidente se seleccionan, luego del desactualizador, expresiones compensatorias o de afiliación grupal, como los cameladores o los minimizadores, que tienen mayor poder neutralizador de la amenaza a la imagen del primer mandatario. Estos hallazgos nos llevan a reflexionar acerca de la función política del acto de aconsejar en el actual contexto venezolano. El consejo, como dijimos, presupone en muchos casos una evaluación negativa de alguna actuación. Señalar de manera implícita o explícita errores, fallas u omisiones en el discurso político tiene, como bien apuntan Chilton y Schäffner (2000), una función deslegitimadora. Sin embargo, en poco más de la mitad de los consejos la deslegitimación inherente al acto de aconsejar es contrarestada con varios tipos de atenuantes que funcionan en este tipo de discurso como estrategias restablecedoras de legitimación, especialmente en los consejos referidos a la figura presidencial. A fin de cuentas, estos emisores, unidos afectivamente al presidente, expresan de esta forma su voluntad de salvaguardar la imagen del líder y, en un sentido político, de evitar el debilitamiento de un poder que no sólo apoyan sino del cual también se sienten imbuidos. Pero, aún así, no podemos subestimar las críticas subyacentes a los consejos ni el hecho de que casi la mitad de ellos se expresan de modo abierto y directo, lo cual puede ser una señal de evolución en la forma de relacionarse con el líder. Esta evolución en el macrodiálogo social se refleja en la primera derrota electoral del gobierno en diciembre de 2007, cuando el acostumbrado apoyo popular no se vio cristalizado en el resultado de las votaciones. Referencias bibliográficas Bolívar, A. (2002). Violencia verbal, violencia física y polarización a través de los medios. En: L. Molero de Cabeza & A. Franco (Eds.), El discurso político en las ciencias humanas y sociales (pp. 125-136). Caracas: Fonacit. Bolívar, A. (2005). La descortesía en la dinámica social y política. En: J. Murillo (Ed.), Actas del II Coloquio Internacional del Programa EDICE (pp. 137164). San José y Estocolmo: Universidad de Costa Rica y Suecia. Brown, P. &. Levinson, S. (1987). Politeness. Some universals of language use. Cambridge: Cambridge University Press. Calsamiglia, H. & Tusón, A. (1999). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Ariel. Chilton, P. & Schäffner, C. (2000). Discurso y política. En: T. van Dijk (Ed.), El discurso como interacción social. Barcelona: Gedisa. Coloquio del Programa EDICE • 535 Erlich, F. (2005a). La relación interpersonal con la audiencia: El caso del discurso del presidente venezolano Hugo Chávez. Signos, 38(59), 287302. Erlich, F. (2005b). Características y efectos del discurso auto-centrado en Aló Presidente. Boletín de Lingüística, 24(2), 5-32. Escandell Vidal, M. V. (1996). Introducción a la pragmática. Barcelona: Ariel. Fairclough, N. (1989). Language and power. London: Longman. Fairclough, N. (1995). Critical discourse análisis. The critical study of language. London: Longman. Hernández Flores, N. (1999). Politeness ideology in Spanish colloquial conversations: The case of advice. Pragmatics, 9(1), 37-49. Kerbrat-Orecchioni, C. (1996). La conversation. Paris: Seuil. van Dijk, T. (1993). Principles of critical discourse analysis. Discourse and Society, 4(2), 249-283. van Dijk, T. A. (1999). Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. 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Polifonía y (des)cortesía en el debate político María Eugenia Flores Treviño, Universidad Autónoma de Nuevo León, México José María Infante, Universidad Autónoma de Nuevo León, México Resumen En este artículo se revisan los recursos verbales empleados por los distintos locutores para manifestar estrategias de (des)cortesía en el discurso del debate político. Se utilizan, entre otros, los estudios de Leech (1997), Bajtín (1982) y Blas Arroyo (2001) sobre la retórica interpersonal, el dialogismo y el debate político. Al final se establecen comparaciones con el análisis desarrollado por Blas Arroyo (2001), donde más que diferencias en cuanto a la metodología o la técnica de análisis se encuentra una variación fundamental: el contenido del discurso. Palabras clave Discurso, debate, (des)cortesía, dialogismo, retórica 538 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante 1 Introducción La (des)cortesía en política está presente en diversas conductas y situaciones. Ya Aristóteles, corrigiendo a Platón, había señalado que la polis no es una unidad sino un conglomerado de múltiples miembros. Es decir que no se puede esperar la monotonía del mismo modo como cuando se pretende reducir una composición musical a una sola nota. Hablar de todos en política es un equívoco, según Aristóteles (1941), porque la idea de todos debe significar lo uno y lo otro, lo par y lo impar. Pretender que todos los ciudadanos digan lo mismo puede ser muy hermoso pero es imposible. No decir lo mismo y ser (des)cortés pueden tener, en ocasiones, casi el mismo alcance, según el contexto. La política debe ser el resultado de aceptar que existen grupos diferentes actuando de manera simultánea. Un sistema político de gobierno implica escuchar a los otros, los que pertenecen a grupos diferentes al mío, proporcionándoles protección y posibilidades de expresión seguras a fin de que esos otros grupos se expresen con libertad (Crick, 2001). Aún los regímenes totalitarios se ven obligados a consultar a otros, incluyendo sus enemigos, mostrando que los gobernantes más despóticos y tiranos no son totalmente libres de actuar por su cuenta. La práctica real de la política supone entonces un permanente intercambio de ideas que (re)presentan intereses y deseos, intercambio del cual no se puede prescindir en ninguna circunstancia. El consenso entre los miembros de un estado es la condición y el resultado de la política, que supone una actividad permanente de conciliación entre los grupos con diferentes intereses. El estudio de la política es, por lo tanto, primordialmente, un estudio sobre las formas de comunicación y de intercambio simbólico entre los agentes del sistema político; quede claro que se trata de sistemas de comunicación que a su vez pueden tener como componente principal el lenguaje, pero que no se agotan en éste. También que un sistema político no se limita a formas de comunicación sino más bien que se organiza a partir del uso y la distribución del poder social y que los sistemas de comunicación usados reflejan y representan esas formas de intercambio de poder. Si aceptamos la idea de Leech (1997) de que analizamos el significado semántico con relación al hablante o usuario del lenguaje, nuestro estudio puede ubicarse en el campo de la pragmática. Este trabajo forma parte de una investigación en curso, donde se examinan fragmentos seleccionados de los debates entre candidatos a la presidencia de México en el año 2006, más fragmentos recogidos por diversos periodistas (Heras, 2006; Herrera & Pérez, 2006, entre otros) sobre el discurso de debates entre candidatos a la presidencia de México en el año 2006. Los Coloquio del Programa EDICE • 539 debates fueron tomados directamente de sus emisiones por televisión y grabados; con relación a las declaraciones de los debatientes y de otros políticos de su mismo grupo, se tomaron todas las notas periodísticas aparecidas en los diarios El Norte y Milenio 1. El centro de interés de este estudio es describir las distintas estrategias de (des)cortesía empleadas en el debate político, como un tipo de discurso en el que hay una confrontación cuyas reglas difieren de las empleadas habitualmente y, aunque no existe un código sobre la forma del debate, sin embargo, creemos que debería estudiarse como una de las expresiones de la retórica interpersonal, tal como ha sido propuesta por Leech (1997), ya que se analizan las estrategias que los locutores emplean en su interacción comunicativa. La controversia sobre estas cuestiones incluye, también, elementos de corte ideológico y de análisis científico, cuando no meras presunciones o preferencias circunstanciales. Los autores de este trabajo coinciden con Blas Arroyo en que en esta clase de discurso “el comportamiento descortés –y no la cortesía– representa justamente la norma” (2001: 11). Asimismo, se considera el aspecto dialógico propuesto por Bajtín (1970), en cuanto la existencia de ciertos enunciados anteriores al que se emite, propios y ajenos, con los cuales un enunciado determinado establece toda suerte de relaciones. Tal enfoque nos permite describir los recursos propios de la (des)cortesía dados en este tipo de intercambio comunicativo, donde se revisa la (des)cortesía y el cuidado de la imagen (Bravo & Briz, 2004). En lo que respecta a los actos lingüísticos, se siguen las ya presentadas propuestas de Leech (1991) y Searle (1990) y en cuanto a los macro-actos discursivos, se adopta la propuesta de Van Dijk (1989, 1997), quien los considera como conformados por una serie de acciones ilocutivas que se efectúan a través de diversos actos de habla. Se aplican las concepciones que, en los planteamientos iniciales de Brown y Levinson (2006) distinguen la cortesía positiva de la cortesía negativa con relación al cuidado de la imagen; además, se toman en cuenta las consideraciones de Blum-Kulka (1989) y su revisión por Félix-Brasdefer (2004), en lo que se refiere al habla indirecta, característica de las prácticas de cortesía mexicanas. De todas maneras, se coincide con Verón (1987) en que todas las violaciones de reglas en las que hay una combinación de vida social y lenguaje son violaciones de normas que se mantienen aparte de la significación lingüística; la descortesía, por ejemplo, es una transgresión de normas a partir de fórmulas lingüísticas, pero la violación tiene que ver con la oportunidad de El Norte es una publicación diaria de origen nuevoleonés que tiene una edición en la ciudad de México, la cual aparece con el nombre de Reforma; Milenio tiene el mismo origen y también aparece en la ciudad de México aunque con el mismo nombre. Las notas periodísticas que hemos tomado aparecen de manera similar en sendas ediciones. Al final se distinguen, en las referencias, los textos del corpus y la bibliografía de fundamentos para el trabajo. 1 540 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante violación de esas fórmulas y no con las formas en que puede determinarse su significación. No obstante, todo debate político y todo discurso político parece presentar siempre un carácter performativo, aunque se puede discutir si, de acuerdo con Verón, se trataría de verdaderos perfomativos o pseudoperformativos. Para el autor citado, no sería la intención del locutor el elemento definitorio de un acto performativo; éstos deben reunir seis propiedades para ser considerados como tal: - convencionalidad del resultado; en otros términos, que el hacer del decir está asegurado a partir de las convenciones que definen la acción; - convencionalidad de la modificación del resultado, o sea que el resultado no puede modificarse en la misma situación donde se produce el acto, sino en una posterior también especificada con sus propias normas de legitimidad; precisamente, cuando se trata de un verdadero performativo, el cambio o modificación de los resultados está definido de manera explícita en convenciones aceptadas oficialmente; - indiferencia de los resultados a los posibles actos no convencionales de los agentes, o sea que los comportamientos hechos con posterioridad a la acción performativa no pueden modificar por sí mismos el resultado, lo que sólo se producirá con un acto performativo específico; - los verdaderos performativos tienen siempre un poder que está condicionado a la necesaria existencia de factores extralingüísticos, o sea que las formas lingüísticas no tienen valor en sí mismas y por sí mismas sino a condición de que los agentes participantes acepten de común acuerdo su valor, de manera que el hacer de un verdadero perfomativo no se limita nunca a lo lingüístico; - la fórmula perfomativa tiene poder causal, es decir que produce un resultado, a condición de que estén presentes las otras condiciones extralingüísticas, de manera que su eficacia es de naturaleza social; - es imposible confundir resultado y consecuencias, ya que el primero es convencional, sujeto a sus propias reglas, mientras que las consecuencias pueden ser muy variadas y de allí que no puedan confundirse ambos. Es precisamente lo que pasa en los discursos políticos y en el debate político: aún cuando nunca se debería decir cuál es la intención del locutor, la reacción prevista del alocutor, o sea las consecuencias, serán siempre una probabilidad, dadas ciertas circunstancias, es decir que variarán en función de los contextos, la relación que los interlocutores tengan entre sí y varios otros factores. Pero esto no convierte al discurso político, el decir el discurso de los políticos, en un verdadero performativo. Sin duda, la distinción propuesta por Eliseo Verón requiere de una discusión más profunda en el caso del discurso político. Se debe destacar que no pueden hacerse interpretaciones sobre las Coloquio del Programa EDICE • 541 intenciones del emisor, aun cuando este recurso es usado con mucha frecuencia por los agentes políticos en toda ocasión y sobremanera en los debates. También es menester abordar las singularidades que restringen el intercambio comunicativo en el género del debate del corpus que aquí se estudia y que inciden en el uso de la (des)cortesía. A saber: 1. En este trabajo se admite que, en el evento comunicativo que corresponde al debate electoral, juegan un papel determinante los preconstruidos socioculturales que los hablantes comparten. Como propone la Escuela de Neuchatel, en todo discurso subyace una serie de pre-construidos semánticos, pragmáticos y aún socioculturales e ideológicos. Asimismo, se retoma la idea de Koike (2003: 13) con relación a la capacidad del interlocutor de procesar la significación, sobre la base de factores tales como la información previa y las experiencias compartidas. La autora afirma que el significado se genera a través de las interacciones sucesivas de los hablantes que participan en el diálogo: A nivel de las ideas, la co-construcción que tiene lugar en la interacción lleva a la formación de una ideología, o de un conjunto de ideas que reflejan algún tipo de conocimiento o alguna manera de pensar o de interpretar la realidad, proceso al que contribuyen todos los participantes en la conversación (ibíd.: 12). Así, la manera particular en que informantes y entrevistadores interpretan la realidad es puesta de manifiesto en el discurso del debate a través de la (des)cortesía. Koike (2003: 12) se apoya en Jacoby y Ochs para explicar cómo diferentes constructos se elaboran en la interacción dialógica, que es el escenario donde surge “la creación por dos o más personas de una forma, interpretación, postura, acción, actividad, identidad, institución, habilidad, ideología, emoción u otra realidad culturalmente significativa”. Ello corresponde a los resultados que se han ido obteniendo en esta investigación, pues los interlocutores se desahogan, critican, se burlan, opinan, etcétera, por medio de expresiones (des)corteses en el diálogo que construyen. En el discurso del debate electoral que se examina aquí se identifican, según una propuesta de Durboraw y Rodríguez (2003) como mínimo tres tipos de preconstruidos: - el primero es de índole semántico-dialectal, ya que los hablantes comparten una modalidad del español hablado en México; - el segundo radica en el contexto socio-geográfico e histórico-cultural del período electoral del México de 2006 (fecha en que se recogió el corpus), donde se pre-define un marco de referencia que los locutores comparten, de ahí que existan en el intercambio lingüístico 542 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante presupuestos e implícitos en la información que intercambian; de igual manera existe la competencia cultural acerca de lo que debe emitirse y lo que no, entre los participantes en el diálogo; - el tercero se refiere a la forma en que ha de entablarse esta relación comunicativa (Koike, 2003: 75), en este caso, los roles que han de cumplirse en el debate. 2. El debate político mexicano se desarrolla en un marco enunciativo en el cual el emisor representa el pensamiento de una institución, por tanto es portavoz del sentir colectivo del partido (y agrupaciones asociadas) que aspira al poder y se inscribe en una formación ideológico-discursiva específica con fines bien determinados (Pêcheux, 1970). En consecuencia, la relación es implicativa y recíproca: formación social↔formación ideológica↔formación discursiva y condiciona las formaciones imaginarias 2 que los participantes en esta situación comunicativa se hacen de sí mismos, de su interlocutor y del objeto-tema de su discurso, y, a la vez, estas formaciones imaginarias influyen en el mensaje y en la forma en que se expone 3. 3. El discurso de los emisores (quienes se ubican a sí mismos como futuros gobernantes del país) se dirige a un receptor colectivo: el pueblo de México, (cuya formación imaginaria corresponde a los futuros gobernados) por quien espera ser favorecido con el voto, así como a sus contendientes (que son colocados en la formación imaginaria de rivales a los que hay que descalificar). Por tanto existe una enunciación polifónica. Siguiendo a Bajtín (1970), en esta investigación se entiende que la comprensión de un discurso vivo, de un enunciado viviente, tiene un carácter de respuesta (a pesar de que el grado de participación puede ser muy variado); toda comprensión está preñada de respuesta y de una u otra manera la genera: el oyente se convierte en hablante. Todo hablante es de por sí un contestatario, en mayor o menor medida, porque cuenta con la presencia de ciertos enunciados anteriores, suyos y ajenos, con los cuales un enunciado determinado Las que, según la teoría de Michel Pêcheux (1970) funcionan de manera que los participantes de la situación comunicativa (Emisor-Mensaje-Receptor) no designan la presencia física de organismos humanos individuales, sino lugares determinados en la estructura de la formación social a que pertenecen. Las Formaciones imaginarias designan el lugar que el emisor y receptor tienen cada uno de sí mismos y el lugar que le atribuyen al otro locutor dentro de la formación social. Apunta que existen mecanismos y reglas de proyección que establecen las relaciones entre las ‘situaciones’ –que pueden definirse objetivamente– y las ‘posiciones’ –que son representaciones de esas situaciones– (1970: 48-52). 3 Esta propuesta se articula con las ideas de Margaret Mead acerca de que las diferencias conductuales y de “temperamento” son creaciones culturales (Mead, 1973, 1979, 1985). Ello se evidencia en las construcciones discursivas, puesto que los alocutores, además de desempeñar el papel de usuarios de la lengua, asumen otras posiciones o roles sociales que impactan en la elaboración del discurso. 2 Coloquio del Programa EDICE • 543 establece toda suerte de relaciones: se apoya en ellos, problematiza con ellos, o simplemente los supone conocidos por su oyente. Todo enunciado es un eslabón en una cadena, complejamente organizada, de enunciados. Considerando estas propuestas, se ha decidido para esta investigación, revisar el debate político, desde la (des)cortesía, como un acto de comunicación, es decir, tomando en cuenta al emisor y al (los) receptores, pues todos intervienen en la construcción del sentido de lo que se enuncia. Aparece así la discusión sobre el dialogismo como una actividad que le permite al hablante interactuar con el otro y con su entorno, como un modo de participar en el entramado lingüístico, social y semiótico en que está inserto y, además, su producción discursiva como el dispositivo que origina todo tipo de relaciones con otros discursos a los que convoca, refuta, apoya, etc., en fin, con los cuales dialoga. Kienpointner (1997) ubica la descortesía como un tipo de comportamiento no cooperativo, o competitivo, que perturba o desequilibra las relaciones interpersonales, dado que lleva al desarrollo y mantenimiento de un clima de escaso respeto mutuo y donde prevalecen de manera clara intereses de carácter egocéntricos. Tales características pueden verificarse en el discurso del debate político mexicano, en cuanto existe la intención consciente de lesionar la imagen del sujeto referido en el discurso. Asimismo, coincidiendo con Kaul (2006: 255), puede decirse que la descortesía sobreviene cuando hay una disparidad de poder entre los interactuantes; en este caso, tal asimetría la origina el simple hecho de poseer el turno de habla en el discurso surgido a partir del debate, la atención de los medios de comunicación en la entrevista, la oportunidad de efectuar declaraciones públicas, etc., tal como se observa en los ejemplos seleccionados en este trabajo. Si para Brown y Levinson (1987), la teoría de Grice (1991) constituye el punto de partida de una teoría de las formas de cortesía conversacional, casi podría afirmarse que en el discurso político mexicano se produce una constante violación de sus cuatro normas fundamentales. Algunos autores afirman que el formato del debate tiene efectos en la audiencia (Dailey, Hink & Hink, 2008), pero este trabajo no considera esta circunstancia. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el formato utilizado en los debates ponía severas restricciones al uso tanto de estrategias como de recursos. 2 El debate en México En México, los debates no existieron hasta las elecciones presidenciales de 2000, por razones históricas y políticas obvias para alguien que conozca la política mexicana, pero no fácilmente entendibles para un observador 544 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante extranjero: la ausencia de una competencia igualitaria entre los participantes hacía innecesario un debate que pusiera en evidencia virtudes y defectos de los contendientes. La organización, desarrollo y control de los procesos electorales estuvo al mando de los órganos gubernamentales del poder ejecutivo, de manera que la existencia de las más variadas formas de fraude aseguraba el resultado para el candidato oficial; es recién después de la creación de un organismo independiente y autónomo en 1990 y la reforma electoral de 1996, que puede hablarse de competencia política en condiciones de igualdad para todos los participantes. En las elecciones presidenciales de 2006 se realizaron dos debates; el primero el 26 de abril y el segundo el 6 de junio de ese mismo año. Los candidatos presidenciales que cumplieron con los requisitos legales para tal condición fueron cinco (hubo un sexto que no se registró pero hizo propaganda por su cuenta hasta último momento 4): Felipe Calderón, Roberto Campa, Andrés López Obrador, Roberto Madrazo y Patricia Mercado. En el primer debate, López Obrador 5 estuvo ausente, sin que expusiera ninguna razón especial o específica; nunca se supo si se trató de una decisión personal o de su equipo de campaña (Cárdenas Cruz, 2006). La semiótica proxémica sirvió de recurso entonces para los medios televisivos: las cámaras, en las tomas abiertas, mostraban el podio vacío que se le había asignado. Fue moderado por Guadalupe Juárez, periodista de la ciudad de México, quien se limitó a regular los tiempos de exposición y réplica. Cinco fueron los temas en los que se enfocó el debate realizado: política energética, hacendaria, laboral, combate a la pobreza y desarrollo sustentable. Reconstituyendo las partes más importantes, podemos establecer (Herrera y Pérez 2006; Reforma (staff) 2006; Sánchez Limón 2006; Zárate y Torres 2006) una cierta secuencia. 3 Recursos de la (des)cortesía A continuación se analizan los intercambios comunicativos que tuvieron lugar en el debate entre los candidatos presidenciales mexicanos en 2006. Se toman como punto de partida los segmentos seleccionados y se presentan los correspondientes análisis. El debate lo inició Roberto Madrazo 6 con propuestas sobre política agraria, seguridad y empleos. Se trata de un empresario farmacéutico que realizó una campaña de corte populista, mezclando sus negocios personales, sus ideas políticas y las condiciones sociales mexicanas en rara combinación. 5 Candidato a la presidencia de la República por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). 6 Candidato por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). 4 Coloquio del Programa EDICE • 545 Roberto Campa 7 contestó diciendo “es más fácil que yo gane la elección presidencial; que si gana cualquiera de los candidatos de los partidos tradicionales haga un buen gobierno para este país (sic)”; para enfatizar su argumento, sostenido a partir de la sencillez (“es más fácil”) resultante de emitir el voto a favor de su persona, mostró documentos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público mexicana, los cuales presumiblemente ponían en evidencia que en el transcurso de los años 2003, 2004 y 2005 Roberto Madrazo había presentado declaraciones de ingresos en cero, cuando recibía más de medio millón de pesos como dirigente nacional del PRI. Tal recurso significó dejar en el sobreentendido acciones de evasión de impuestos realizadas por Madrazo, incurriendo en fraude fiscal. Ante estos hechos Madrazo respondió (utilizando la estrategia 3 de Blas Arroyo): (1) Cumples muy bien tu papel de patiño, pero yo quiero hablar con el titiritero, no con el títere. Cuando Calderón tenga algo que decirme, que él me lo diga (...) Campa, como ya sabemos que quien te contrató como candidato te dio órdenes de declinar muy pronto a favor de Calderón, con todo respeto no me voy a ocupar de ti en este debate. En la respuesta así emitida se construye una esfera semántica (Berruto, 1988) relativa al espectáculo: se habla de patiños 8, títeres y titiriteros; se efectúa un acto lingüístico de degradación contra la imagen social de los aludidos. Sin embargo hay una intensificación de la agresión en el sentido de que Campa es llamado “títere” , por tanto, su designación connota también la manipulación, la sumisión total, la carencia de voluntad, etc., asimismo, con lo enunciado posteriormente, se nomina a Felipe Calderón 9 como titiritero, es decir, el orquestador principal de la función. Además de tales ataques, se aborda en lo manifiesto una situación contractual, tal hecho desacredita la credibilidad Candidato por el Partido de la Nueva Alianza, una formación nueva creada casi especialmente para estas elecciones por el grupo de la líder del sindicato magisterial (SNTE), según algunos autores el más numeroso de América Latina 8 Que es el nombre que reciben en México los acompañantes del cómico principal de un espectáculo, quienes le secundan en los diálogos y la interpretación de sus libretos. Algo de eso hubo: la diferencia final de votos entre Campa y los legisladores de su partido fue de más de un millón de votos (397550 y 1872283, según el cómputo final del Tribunal Federal Electoral de la Federación) y se presume (sin poder comprobarse) que esos votos de diferencia fueron para Felipe Calderón, decisivos para que obtuviera la presidencia, dados los resultados finales de la elección (también según el Tribunal mencionado, Calderón habría obtenido 14916927 y López Obrador 14683096). 9 Quien finalmente contendió por la presidencia de la República mexicana y es su actual presidente. 7 546 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante de Campa, pues se le coloca en una situación de colaborador en una simulación. Finalmente, Roberto Madrazo emplea una antítesis para enfatizar la acometida: habla de respeto para después informar sobre su descortesía al no atender al diálogo con Campa, en este fragmento se confirma, tal como Blas Arroyo (2001: 17) señala, que el empleo de la cortesía positiva (“con todo respeto”), solamente sirve para intensificar la agresión hacia el sujeto aludido. Esta estrategia –presentar la acción política como un teatro de títeres donde se asigna al interlocutor el papel de tal– no está contemplada por Blas Arroyo (2001: 29). Asimismo se emplea un pseudoelogio (“cumples muy bien tu papel”) incluido para enfatizar el ataque a la imagen del referido. Por otra parte, se ha usado la estrategia retórica del ridículo para demostrar la incompatibilidad de una tesis. Se está de acuerdo en la postura de Perelman y Olbretch-Tyteca (1969: 321), quienes definen esta estrategia como “aquello que merece ser sancionado con la risa”. La risa originada de esta manera, es una hilaridad que distancia, es la rire d’exclusion (‘risa de exclusión’, Dupréel, 1950). En este ejemplo, el empleo del ridículo coincide con los fines que señala el autor, pues se usa como “una forma de condenar una conducta excéntrica, que no se juzga bastante grave o peligrosa para reprimirla por medios más violentos” (1969: 322). El ridículo como estrategia argumentativa se encontró también empleado con respecto a la referencia en el discurso de Madrazo a Elba Esther Gordillo 10 sobre la cual afirmó Campa “ése es el problema de Roberto Madrazo, le gusta pelearse con mujeres”. Es evidente el sesgo sexista de tal afirmación que se constituye en una descortesía de fustigación (Kaul, 2005: 302, 2006: 262) y, en la óptica popular machista, menoscaba la persona de Madrazo ante la opinión pública. Luego, hablando a las cámaras, señaló que Madrazo había conseguido eliminar a Arturo Montiel 11 en la competencia por la candidatura interna del PRI atacando a la esposa de éste. Como se observa, tal aseveración reafirma lo expuesto en la primera parte del enunciado, a la vez que devela una actitud poco cortés en la cultura mexicana y nada caballerosa del candidato al agredir a una dama. Tal procedimiento enunciativo, denigra la persona de Roberto Madrazo ante los ojos de la ciudadanía y expone de un modo nada conveniente su imagen social. Se confirma la sentencia labruyeriana que incluyen Perelman y Olbrechts-Tyteca (1969: 322): “Basta con un error de hecho […] para exponer a un hombre culto al ridículo […] [En cuanto, tal como enuncia el autor] el ridículo está vinculado al hecho de que se haya quebrantado o combatido una regla de modo inconsciente”. Por otra parte, existe una tendencia tradicionalista en el empleo de la estrategia del ridículo, 10 11 Máxima dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE) en México. Contendiente de Madrazo por la candidatura a la presidencia. Coloquio del Programa EDICE • 547 puesto que “se manifiesta a favor de la conservación de lo que está admitido; un simple cambio de opinión injustificado, es decir, una oposición a lo que había enunciado la misma persona, podrá exponerse al ridículo”. Por su parte, Felipe Calderón 12, en alusión a la ausencia de Andrés López Obrador, dijo: (2) Sabemos que el candidato del PRD no vino a este debate porque no tiene propuestas viables, porque el derecho de debatir es un derecho de los ciudadanos, de ti, no de los candidatos, y hasta en esto prefiere darte la espalda. La estrategia retórica que emplea Calderón se incluye dentro de los procedimientos que revisan Perelman y Olbrecht-Tyteca (1969: 318) para demostrar la incompatibilidad de las tesis, es la autofagia, entendida por ellos como “una incompatibilidad […] que opone una regla cuyas consecuencias resulten del hecho mismo de haberlas demostrado”. Entre los varios procedimientos de que se sirve la autofagia, se examina la retorsión que es una forma de argumentación “que tiende a mostrar que el acto por el cual se ataca una regla es incompatible con el principio que sostiene este ataque” (1969: 319). Así, el hecho de que López Obrador no se presente a debatir, es usado por el candidato emisor como argumento en su contra, se confirma la afirmación perelmaniana respecto a que: “el acto implica lo que las palabras niegan” (ibíd). Con referencia a Felipe Calderón, Roberto Madrazo dijo que tuvo tres oportunidades (presuntamente para demostrar su calidad de político y su verdadera vocación de servir a México, aunque no aclaró a que tipo de oportunidades se refería); la primera cuando se votó la reforma energética en el año 1992 y “aquí está el video, no estuvo ni siquiera en la sesión, aquí está para que se entere que pasó en esa sesión”. La segunda fue su oposición a las reformas que en materia de energía había propuesto Ernesto Zedillo, cuando Calderón ocupaba la presidencia de su partido y la tercera cuando fue “corrido” 13 de la Secretaría de Energía, a los ocho meses de ocupar el puesto: “tres penalties y los tres los ha fallado”. En este caso, el emisor emplea términos concernientes a la esfera semántica deportiva 14, que connotan las facilidades que tuvo el aludido para consolidar su imagen pública y que no aprovechó. 12 Candidato electo a la presidencia de la República por el Partido Acción nacional (PAN) en aquel momento. 13 La expresión “ser corrido” se utiliza popularmente en México para referirse a la acción de una figura de autoridad que despide a un subordinado. 14 En el futbol soccer un “penalty” es una oportunidad clarísima para anotar gol, dadas las ventajas que tiene el tirador. 548 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante Los contendientes acudieron a diversas tácticas para arremeter contra sus oponentes: Felipe Calderón mostró entonces las fotografías de un departamento que se supone es propiedad de Roberto Madrazo en Miami, valuado en una cifra cercana al millón de dólares, adquirido (según su opinión) con mecanismos de evasión de impuestos y remarcó “dicen que a este candidato cada día le salen, como al nopal, más propiedades” 15. La metafórica comparación así efectuada, proyecta una imagen de sorpresa, pero también deja como sobreentendido 16 que lo más seguro es que se sigan descubriendo asuntos similares al que se comenta. Para defenderse de tal ataque, la réplica de Madrazo fue: (3) Tú sabes que lo que dijiste es falso, porque tu gobierno me ha investigado durante seis años; en cambio, tú en Banobras te autoprestaste más de tres millones en tan sólo seis meses y al final lo tuviste que regresar. No porque tengas la manos limpias, sino porque te agarraron con las manos en la masa 17(...) eres un buen chico para la oratoria, podrías ganar un concurso. El candidato responde a la acometida descubriendo una transgresión de su oponente y matiza la agresión contra la imagen de Calderón empleando un dicho muy conocido, que se aplica a los ladrones o a quien sea sorprendido cometiendo un ilícito, de esta manera, deja en el implícito que la actitud de Calderón se asemeja a la de un delincuente. Para terminar, alude irónicamente a la capacidad verbal del referido, con la intención de que se entienda que ésa es su mejor habilidad: el hablar. La postura aquí descrita, confirma el pensamiento de Blas Arroyo (2001: 12), quien señala que la táctica preferida por los 15 “Nopal” (o nopal del monte) es el nombre común una cactácea comestible (Opuntia engelmanni), uno de los iconos florísticos más representativos de México aunque no exclusivo de este país. La expresión del reconocimiento de propiedades juega con el doble nivel de sinonimia, en cuanto enlaza “propiedades” como hacienda y “propiedades” como cualidades. En los tiempos previos al debate una empresa que comercializa nopales en variadas presentaciones insistía en esta característica, la de mayor cantidad de cualidades del nopal, que por otra parte parece ser exclusiva de México, ya que otros países que también tienen abundancia de nopales los aprovechan parcialmente (sólo los frutos como los “higos chumbos” españoles) o de plano los desprecian como comestibles. 16 Definido por Ducrot como aquello que se halla “ausente del propio enunciado, y no surge más que cuando un oyente reflexiona posteriormente sobre él […] toma su valor particular por oponerse a un sentido literal del que él mismo se excluye” (1982: 23). 17 “Agarrar con las manos en la masa” es un dicho típico de varios países de habla española que se refiere a ser descubierto in fraganti, o sea en el acto de estar haciendo una cosa, pero que aquí se está usando metafóricamente para señalar un robo y por lo tanto, cortésmente, se está acusando al interlocutor de ladrón. Coloquio del Programa EDICE • 549 participantes consiste en desacreditar sin tregua la imagen del oponente, vertiendo acusaciones graves, asociándolo con aspectos negativos, etc. Algunos de los candidatos no participaron tan apasionadamente en la diatriba, como Patricia Mercado, quien manifestó su preocupación por el tono del debate y porque los otros candidatos estuvieran dedicados a “ver a quién van a noquear”, construyendo de esta manera una analogía entre el debate y una pelea en la que los golpes tienen una finalidad específica: inhabilitar al rival. Se verifica la aseveración de Lakoff y Johnson (1980), por cuanto los interlocutores del debate parecen tener la sensación de estar en un campo de batalla, y ello crea una situación en la que hay algo qué ganar o perder. Por otra parte, el análisis de los principales periódicos del país se concretó en marcar virtudes y defectos de Roberto Madrazo y Felipe Calderón, casi desconociendo la actuación de los otros dos candidatos. Sin embargo, las encuestas mostraban que quien había conseguido más presencia entre los electores era Patricia Mercado. Si una de las reglas para declarar ganador a un debatiente es el porcentaje de ganancias de preferencias de votos que logra, ese ganador fue Patricia Mercado. María de las Heras (2006) realizó un estudio en grupos aleatorios concentrados en distintos lugares del país con análisis pre y post debate y encontró que las mejores calificaciones fueron para Patricia Mercado y las más bajas para Roberto Campa. Otros periódicos entrevistaron a los partidarios de uno y otro candidato, por ejemplo al coordinador de la campaña de Andrés López Obrador, Jesús Ortega, quien declaró a los medios en referencia a la ausencia de la representación del PRD, en la persona de Andrés Manuel López Obrador, en el debate: (4) Fue un minidebate, chiquitito, marginal, la lucha por el segundo lugar. Estuvo sin sabor, sin calor, sin sustancia, puros rollos. No nos arrepentimos. Sin estar Andrés Manuel está ganando el debate. El día 6 viene el bueno, el verdadero. Esta pelea es una preliminar de cuatro rounds. Quemaron la pólvora en infiernillos, están peleando por el segundo lugar Roberto Madrazo y Felipe Calderón y están obligados a tirarse cacallacas entre ellos. Por eso nuestra estrategia fue, a mi parecer, correcta (Saúl 2006) En la construcción aquí ejemplificada existen diversos actos de habla que atacan las acciones efectuadas por los participantes en el evento, así como denigran su imagen social: se descalifica y minimiza el suceso a través de adjetivaciones y construcciones que dejan en implícito una posición secundaria de los participantes: “minidebate/ chiquitito/ marginal/ la lucha por el segundo lugar”; se desacredita y devalúa la esencia de lo manifestado por medio del uso de frases peyorativas: “sin sabor/ sin calor/ sin sustancia/ puros rollos”; se 550 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante desautoriza la veracidad y autenticidad del evento: “El día 6 viene el bueno, el verdadero [aludiendo a la fecha en que se realizaría el segundo debate]”. La intención de menoscabo del debate efectuado, se evidencia en la expresión: “Esta pelea es una preliminar de cuatro rounds”. Porque en las funciones de boxeo las peleas preliminares las ejecutan sujetos de poca importancia, que solamente llenan el tiempo de espera por la pelea estrella, igualmente la referencia a la duración del evento alude a un suceso intrascendente. Existe una reiteración: “por el segundo lugar” que permite la construcción del sobreentendido de que el primero, el de Presidente de la República, ya está resuelto. Igualmente se emplea un proverbio mexicano 18 para expresar que el desgaste efectuado en el debate fue en vano, sin producto alguno. De acuerdo con la revisión del corpus, se observa que los dialogantes –a quienes sin ningún problema y por la actitud manifiesta en sus discursos se les podría designar como contendientes– carecen de reparos en el empleo de la agresión para con sus interlocutores; al contrario, se esfuerzan por ser creativos y proponer cada vez ataques más novedosos, con más fuerza performativa. Por tanto, la descortesía así empleada, difumina sus límites con la agresión pura. Así se proyecta en la expresión del mismo personaje, quien prosigue su acometida haciendo uso de transferencias de sentido, tales, que construye todo un campo de asociaciones semánticas (Berruto, 1988), como ya se describió. 4 Conclusiones Las tendencias obtenidas de los resultados señalan que en este tipo de discurso se realizan la degradación y el desenmascaramiento como actos de habla descorteses; igualmente se emplean recursos como las metáforas, la actualización de refranes; se usa la intersección de expresiones populares de las que los hablantes echan mano para validar su postura; asimismo acuden al sarcasmo, y la ironía, que los emisores emplean para persuadir y que aquí retomamos para valorar su funcionamiento como marcadores de (des)cortesía. 18 “Quemar la pólvora en infiernillos” significa, en México, desperdiciar las energías o las acciones en eventos intrascendentes. Coloquio del Programa EDICE Gráfico 1. Porcentaje de empleo de figuras por los hablantes. Uso de figuras personificaci ón; 3 sarcasmo; 2 ironía; 3 nominación; 2 comparación ;2 metáfora; 2 Gráfico 2. Empleo de las expresiones populares como recurso de (des)cortesía Expresiones populares Refranes; 1 Dichos Dichos; 2 Expresiones populares 0 0,5 1 1,5 2 • 551 552 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante Con relación al análisis realizado por Blas Arroyo (2001) puede destacarse una variante, no en el análisis ni en su técnica, pero sí en una modalidad del discurso político de la época actual que acentúa su carácter alienante: mientras que en el debate analizado por éste los argumentos y las estrategias utilizadas por los interlocutores se centran en las ideas acerca de la política y en las acciones políticas realizadas por los interlocutores en cuanto tales, pretendiendo de esa manera poner en descrédito al candidato como político, es decir que se ataca la imagen del personaje en cuanto político, en el caso que aquí se presenta el ataque se dirige a la persona como ser humano, de manera que pareciera que se busca un juicio de la audiencia (los electores) sobre las cualidades morales o éticas del individuo como ser humano, más allá de la política. Que esta estrategia pareciera ser ineficaz está a la vista: no parece que los votantes hayan tomado en cuenta estos ataques a la hora de emitir su voto. En este breve análisis se han detectado algunos macro actos de discurso (Van Dijk, 1985) fundamentales que han sido elaborados por los candidatos a la presidencia de México en sus locuciones, a saber: - la agresión, dirigida tanto a sus oponentes, como a los seguidores de éstos; - el ensalzamiento de la propia imagen; - el falso elogio para intensificar el ataque a la imagen positiva - la descripción del contexto político vigente matizada según sus propios intereses; - la exhibición de la imagen negativa de aquellos contendientes ajenos al partido político del enunciador o al endogrupo; - el desenmascaramiento en la crítica en detrimento de la imagen positiva del oponente; - la actitud permanente de no escuchar al otro, sino proferir enunciados desde supuestos establecidos de antemano. Coloquio del Programa EDICE • 553 Gráfico 3. Aparición de los macro actos de lengua. Macro actos de lengua crítica; 5 5 4 degradació n; 4 3 2 elogio; 1 1 0 degradación elogio pseudo elogio; 1 autoelogio; 1 autoelogio En todos los casos lo que tuvo una posición predominante en el debate y la réplica no fueron ideas (ni siquiera ideologías), sino aptitudes o actitudes personales y cuestiones circunstanciales. En donde se podía, se usaba el “spin 19”, tratándose siempre de interpretaciones que favorecían la propia imagen (o el narcisismo, según se vea). Tales acciones se realizan por medio de recursos diversos empleados de la siguiente manera: se arremete contra los sujetos y sus acciones por medio del uso de figuras retóricas como la metáfora, la comparación, el sarcasmo, la ironía y procesos semántico-gramaticales que se orientan a la disminución de la imagen positiva; se enaltece así mismo la imagen del locutor mediante la personificación, nominación y la comparación donde él resulta beneficiado; se proyecta la circunstancia política del momento a través del empleo de transferencias de sentido y se construyen esferas de asociaciones semánticas específicas (batallas, epidemias); se disminuye la imagen positiva del contrincante por medio de la exhibición de sus desaciertos o defectos, sean reales o ficticios. La transcripción de los discursos escritos efectuada por periodistas o terceros no permite apreciar de manera clara la prosodia empleada, condición muy importante en la opinión de algunos autores para evaluar la cortesía, dado que es en la acentuación donde suelen manifestarse las condiciones de 19 spin (en inglés, literalmente, ‘vuelta’) es un término usado en el lenguaje político estadounidense para referirse a la réplica en el discurso a datos o preguntas dándole siempre una interpretación favorable a la propia posición. 554 • María Eugenia Flores Treviño y José María Infante (des)cortesía, por lo que este estudio deberá ser completado mediante el análisis de los elementos suprasegmentales. También debe tenerse en cuenta que en un debate político habría siempre dos tipos de alocutores: aquéllos que participan directamente en el debate (en este caso, los candidatos) y los que no (quienes lo recibieron por la televisión u otros medios). Estos últimos son, al menos en la declaración explícita de los debatientes, los receptores en los que se tiene interés. Pero éstos son imaginados de diferente modo por los distintos actores políticos, aun cuando parecería que comparten ciertas características, como la propensión a aceptar que los electores esperan que uno se comporte agresivamente con el rival, que serán sensibles a la “racionalidad” de los argumentos, que aprobarán el narcisismo implícito de los candidatos, y demás. Aspiramos a una teoría de la comunicación y de la interacción lingüística que se interese por las consecuencias del discurso, más allá de los resultados. De manera que deberíamos emprender investigaciones que indaguen por aquéllas en el caso de la población a la que se dirige el discurso político, sea el producido por candidatos en elecciones, sea el emitido por cualquier agente de las instituciones políticas. Comentábamos más arriba sobre las dificultades para evaluar ganancias y pérdidas en un debate político. Si tenemos en cuenta que, desde el origen, el objetivo de la retórica era atraer a los oyentes a la propia causa y a la perspectiva que de ella se tenía, ése sigue siendo el objetivo de cualquier estudio o investigación sobre el discurso político. De manera que para establecer al ganador de un debate sólo podríamos aceptar expresiones del tipo “el candidato X obtuvo tantos puntos porcentuales de intención de voto” o “el porcentaje Z de indecisos decidió votar por el candidato X”, lo cual plantea complejos problemas operativos a resolver en este tipo de investigaciones. Referencias bibliográficas Aristóteles (1941). La política. México: Espasa-Calpe Mexicana. Austin, J. L. (1981). Cómo hacer cosas con palabras. Barcelona: Paidós. Bajtín, M. (1982). Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI. Blas Arroyo, J. L. 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Además, este concepto de imagen no es universal, sino que varía de acuerdo con el contexto sociocultural y se actualiza según los roles que los hablantes adoptan en la interacción (Bravo, 2003). En el debate electoral, por ejemplo, los contrincantes se proponen destruirse mutuamente con acusaciones y críticas, con el objetivo de reafirmar su imagen; todo esto en el marco televisivo, en el que el ataque al rival se convierte en un espectáculo mediático para ganar el apoyo de la audiencia. En este trabajo nos centramos en los cara a cara entre Zapatero y Rajoy, emitidos el 25 de febrero de 2008 y el 3 de marzo de 2008, en el contexto de las elecciones generales españolas. Indagaremos las actividades de imagen desplegadas en la confrontación, con el propósito de evaluar si se prefiere desacreditar al interlocutor o dar relieve a los propios programas políticos. Palabras clave cortesía, descortesía, actividad de autoimagen, debate cara a cara, discurso político 558 • Giovanna Mapelli 1 Introducción El modelo de cortesía elaborado por Brown y Levinson (1987) toma como punto de partida la noción de ‘imagen’ (face) de Goffman (1967), entendida como valor social positivo que una persona reclama a través de la línea de acción o de la orientación adoptada en una situación comunicativa determinada. El ser social está constituido por dos clases de imagen: la ‘imagen positiva’, que se corresponde con el deseo de cada uno de ser apreciado socialmente y de que sus intereses sean, al menos en parte, queridos también por otros, y la ‘imagen negativa’, que descansa sobre el deseo de mantener el espacio propio y de protegerlo. De acuerdo con estas premisas, la cortesía lingüística es un conjunto de estrategias verbales de protección y de valorización de las imágenes, que regula la relación interpersonal y favorece la comunicación (Brown & Levinson, 1987). En las interacciones se debería, pues, salvaguardar, respetar y valorizar la imagen de los interlocutores a través de unas ‘actividades de imagen’ (face work) que procuran reparar los actos amenazadores, canalizar y compensar la agresividad, y respetar la universal ‘necesidad de imagen’ (face want) de los hablantes (Goffman, 1967). A pesar de ser el modelo más utilizado y del alto grado explicativo de sus categorías, esta teoría ha sido cuestionada por diferentes razones. El primer punto débil, como subraya Kerbrat-Orecchioni (1996), es que este modelo se centra principalmente en las acciones que afectan negativamente a la imagen (face threatening acts o ‘actos amenazadores de la imagen’) y en cómo mitigarlas, mostrando una concepción excesivamente pesimista de la relación social, mientras que sería oportuno considerar también los ‘actos de refuerzo de la imagen’ (face enhancing acts), como los halagos, las felicitaciones, etc., que estimulan la interacción. Asimismo, se ha señalado que Brown y Levinson tienen en cuenta sobre todo la imagen del destinatario; sin embargo, si con la cortesía tratamos de satisfacer la imagen social del alter, al mismo tiempo estamos satisfaciendo la del ego: la cortesía, por lo tanto, es un mecanismo por el cual se busca un equilibrio entre la imagen del hablante y la del oyente (Hernández Flores, 2004: 95-108). Además, estudios más recientes han puesto de manifiesto que la cortesía no es propia de determinados actos a priori, sino que hay que considerar también el contexto sociocultural en el que sucede la interacción (Bravo, 1999, 2003; Hernández Flores, 1999; Boretti, 2005; Schrader-Kniffki, 2006), el género discursivo y el rol que los participantes desempeñan de acuerdo con su posición social y con la situación comunicativa. Por último, si se considera la cortesía como un tipo de actividad de imagen, entonces dentro de este comportamiento de face work se puede colocar también la descortesía cuando ésta se convierte en el objetivo de quienes participan en una interacción: es decir, existen algunos géneros discursivos, Coloquio del Programa EDICE • 559 entre los cuales situamos el debate cara a cara, en los que se atenta de forma deliberada contra la imagen del interlocutor, y se busca preferentemente el desacuerdo, la crítica y el conflicto verbal, de modo que la descortesía se convierte en un rasgo no marcado en el eje cortés/descortés (Blas Arroyo, 2001). En estos géneros se viola intencionalmente el contrato conversacional que se basa en el principio de cooperación; de hecho, el comportamiento competitivo predomina sobre la conciliación entre los interactantes y crea una alta tensión entre los participantes, haciendo prevalecer intereses egocéntricos. Asimismo, existen actividades de imagen que no están dirigidas al destinatario, sino que repercuten favorablemente en la imagen del emisor, es decir, sirven para crear y realzar la propia imagen (Hernández Flores, 2004, 2005; Boretti, 2005). Así pues, las actividades de imagen son polifacéticas y varían según quienes sean los destinatarios, las finalidades que se quieran alcanzar y los efectos para la imagen misma. 2 La comunicación política y el debate cara a cara Hoy en día, la política no puede prescindir de los medios de comunicación: el enfrentamiento en el espacio público mediático contribuye a dar visibilidad a los protagonistas y a definir su identidad y su peso en el juego por el poder sobre todo en el período electoral (Mazzoleni, 2004: 16). La mediatización de la política ha sido un proceso gradual y ha interesado, en medida diferente, todos los contextos nacionales, puesto que los mensajes transmitidos pueden llegar al gran público de los votantes. Sin embargo, los mass media, como veremos, no se limitan a mediar entre el campo político y los ciudadanos, sino que imponen unas pautas discursivas precisas de acuerdo con sus exigencias. En el contexto mediático, la comunicación política se propone informar, persuadir, y también cautivar la imaginación popular a través de la espectacularización del acto comunicativo, del enfrentamiento entre personalidades fuertes y populares, más que a través de la confrontación de ideas y programas. De hecho, un político con un perfil mediático tiene más posibilidades de ganar con respecto a otro que no está familiarizado con las reglas de la política-espectáculo, ya que consigue ser más persuasivo y suscitar emociones en los receptores. Un líder carismático, por lo tanto, tiene que saber moverse con soltura ante las cámaras, controlar sus gestos, emplear los atributos vocales y, sobre todo, saber aprovechar la fuerza del lenguaje y todo un arsenal de recursos enderezados a la persuasión del auditorio (López Eire & Santiago Guervós, 2000). La comunicación política oral se realiza a través de diferentes géneros discursivos (Bajtín, 1982; Swales, 1990; Adam, 2001), algunos de los cuales ya 560 • Giovanna Mapelli han sido objeto de estudio; por ejemplo, la entrevista (Gómez, 2008a, 2008b), el debate cara a cara (Blas Arroyo, 2001), el debate parlamentario (Garofalo, 2007; Belchí, 2008), o el discurso público de los políticos (Bolívar, 2003; Nieto y Otero, 2003; Erlich, 2003). En este trabajo nos vamos a detener en el debate cara a cara, un género poco común en el contexto español, a diferencia de otros países como Estados Unidos donde tiene una larga tradición. El cara a cara es un discurso público en el que los candidatos tienen la oportunidad de exponer su programa electoral, poner en evidencia sus puntos fuertes y desenmascarar las debilidades del adversario con una intención perlocutiva: la obtención de los votos de los ciudadanos indecisos. Este evento comunicativo se caracteriza por tener unas reglas muy rígidas que se adecúan a las restricciones impuestas por el canal de transmisión: el espacio televisivo. Analizaremos en particular el debate electoral del 25 de febrero 1 y del 3 de marzo de 2008 2 entre los dos principales candidatos a la Presidencia del Gobierno de España: Mariano Rajoy, representante del PP, y José María Rodríguez Zapatero, líder del PSOE. Estos dos cara a cara han sido los primeros ante las cámaras desde la retransmisión en 1993 de los dos enfrentamientos entre Felipe González y Aznar, y son, al mismo tiempo, los primeros dos de la era de la comunicación global, difundidos contemporáneamente por televisión, radio e Internet. En el cara a cara hay un presentador-moderador que actúa como un árbitro neutral en la dirección de los participantes, la administración de la alternancia de los turnos, los tiempos de intervención, y la sucesión de los temas que se van a tratar, y que tiene un papel pasivo por lo que respecta a la verdadera discusión 3 . Entre los protagonistas la variable sociológica del poder es homogénea, es decir, no hay relación jerárquica, ya que, como subraya el moderador, también Zapatero será tratado de candidato y no de presidente del Gobierno en funciones. Los turnos, acordados previamente, prevén que en el primer debate abra las intervenciones Mariano Rajoy y, en el segundo, José Luis Rodríguez Zapatero; aunque hay algunos casos de solapamientos e interrupciones, en línea general los dos candidatos se atienen a su papel y respetan estas limitaciones. En cuanto a la macroestructura, hay dos intervenciones periféricas que abren y cierran el debate sobre la situación actual española y sobre el futuro del Moderado por Manuel Campo Vidal. La duración fue de 97’ 49’’. Dividido en dos partes por un intermedio publicitario. El debate fue seguido por 13 millones de personas. 2 Transmitido en directo seis días antes de las elecciones generales y moderado por Olga Viza. La duración fue de 94’ 51’’. Dividido en dos partes por un intermedio publicitario. El debate perdió interés con respecto al precedente y fue visto por 11,95 millones de espectadores. 3 Obsérvese que en debates de otra índole, como los talk shows, el moderador-presentador aviva la discusión y fomenta la confrontación entre los invitados (Bernhardt, 2006: 45). 1 Coloquio del Programa EDICE • 561 país, de tres minutos cada una, que corresponden a textos planificados con anterioridad. En medio, el debate avanza con réplicas y contrarréplicas sobre cinco bloques temáticos de aproximadamente 15 minutos cada uno: economía y empleo, políticas sociales, política exterior y seguridad, política institucional y retos futuros 4 . Tomando como punto de partida las estrategias de descortesía (Blas Arroyo, 2001), vamos a estudiar de qué manera Zapatero y Rajoy amenazan la imagen del rival y qué actividades de autoimagen despliegan en la confrontación para defenderse de los ataques, con el propósito de evaluar si prefieren desacreditar al interlocutor o dar relieve a los propios programas políticos. Recurriremos a las herramientas de la corpus linguistics, utilizando el programa WordSmith Tools, siempre y cuando pueda servir como respaldo al análisis cualitativo de los recursos lingüísticos empleados. 3 Análisis del corpus 3.1 ¿Descortesía o autoimagen? En nuestro corpus hemos rastreado numerosos ejemplos en los que el hablante asocia directamente al interlocutor con intenciones, hechos, etc. negativos, imputándole fracaso (1), incompetencia y falta de credibilidad (2), contradicciones (3) o inercia (4). A esta manifestación extrema de la crítica, contribuyen marcas que codifican el componente valorativo, como los adjetivos (clamoroso, impasible, insensible) o sustantivos que encierran un juicio negativo (tensión, cizaña, fracaso): (1) R.: Su gestión en materia de educación ha sido un clamoroso fracaso, como saben todos los españoles 5 (Primer debate 6 ). La estructura es especular en los dos debates; los turnos se han distribuido de la siguiente manera: prólogo (1Rajoy + 1Zapatero), Economía y Empleo (4R + 4Z), Política Social (4R + 4Z), Política Exterior y de Seguridad (4R + 4Z), Política Institucional (4R + 4Z en el I debate y 5R + 5Z en el II debate), Retos de futuro (4R + 4Z), Cierre (1R +1Z). Hay que destacar que se dan muchos más ejemplos de solapamientos e interrupciones en el segundo debate, o para ser más precisos, amagos de interrupciones, ya que se han quedado desatendidos por el interlocutor, y, en particular, estos casos se han dado en el bloque Retos de futuro, con lo cual el ritmo ha sido más apremiante. 5 La cursiva de los ejemplos es nuestra. 6 A partir de ahora Primer debate = I D; Segundo debate = II D. 4 562 • Giovanna Mapelli (2) Z.: […] Usted no es creíble para representar a la gente de la calle porque cuando gobernaban toleraron lo que fue la vergüenza del redondeo con el euro: no hicieron nada, cosas que valían 100 pesetas pasaron a valer 1 euro. No tienen credibilidad. […] (I D). (3) R.: […] Ningún gobierno ha sembrado en democracia tanta tensión y cizaña mientras hablaba de entendimiento, de talante y de convivencia […] (I D). (4) R.: Y el Gobierno no ha tomado ni una sola medida de política económica. No ha tomado ninguna […] ha permanecido impasible, insensible […] (I D). Asimismo, se subraya que el rival quiere huir de algunos temas candentes de la actualidad española: en el debate, de hecho, hay momentos de diálogo sordo, es decir, quien habla quiere que el otro trate un determinado argumento; el otro candidato, en cambio, cuando interviene, desatiende el deseo del interlocutor y daña su imagen positiva. En el ejemplo siguiente, Rajoy intenta llevar el debate a los asuntos relacionados con la inmigración y, viendo que Zapatero lo ignora y que sigue hablando de educación, remarca su desinterés por la cuestión en diferentes intervenciones: (5) R.: Veo que usted no tiene el más mínimo interés en hablar de inmigración […] (I D). (6) R.: Es evidente que el señor Zapatero no quiere hablar de inmigración […] (I D). Los dos políticos también disienten continuamente de lo que afirma el rival; en el siguiente ejemplo, Zapatero niega que Rajoy haya formulado una pregunta sobre economía: (7) R.: La primera pregunta que yo le hice al Sr. Rodríguez Zapatero en el Congreso de los Diputados fue sobre Economía, la primera, […] Esto se podrá comprobar en el día de mañana. Z.: Me sorprende la poca memoria o el intento que usted tiene de manipular. Yo tengo aquí su primera pregunta realizada como líder de la oposición, y dice así: “¿Cómo valora usted los primeros días de su gobierno?”, y en esa pregunta habla usted, de la coordinación del gobierno, de los hechos que han sucedido, Coloquio del Programa EDICE • 563 de los anuncios, no hay nada de precios, ni de economía. La primera pregunta que usted hace de precios, de la subida de los precios, ha sido hace pocas semanas. No ha tenido usted ninguna pregunta sobre subida de precios, hasta hace pocas semanas, prácticamente cuando ya estaban las Elecciones (I D). Cabe destacar que el emisor, cuando polemiza con lo formulado por el otro, autoafirma su imagen a través del pronombre de primera persona yo o a través de construcciones ecoicas monologales que repiten lo que sostiene el rival, pero negando el contenido proposicional (“la inmigración está controlada” vs “la inmigración no está controlada”). Sobre dicha negación, el hablante construye los enunciados propios (“Hay que poner orden y control”) y presenta sus proyectos con respecto al tema tratado: (8) R.: El señor Zapatero también nos dice que la inmigración está controlada. Yo no estoy de acuerdo. La inmigración no está controlada. Hay que poner orden y control. Hay mucha gente que viene aquí a trabajar, se gana la vida dignamente, tiene derechos y debe tener los mismos derechos que los españoles, pero hay muchos derechos de españoles que se ven perjudicados. Por tanto, hay que poner orden y control para que no se perjudiquen sus derechos sociales (I D). En nuestro corpus, hemos recogido numerosos ejemplos en los que el hablante no tiene reparos en lanzar críticas, acusaciones, reconvenciones hacia el contrincante. El emisor recurre al argumento de la mentira, que constituye una de las ofensas más denigrantes a la dignidad de la persona, para descalificar al opositor (9), y para intensificar la acusación emplea la acumulación (10): (9) R.: En su programa electoral decía que iban a subir las pensiones a las viudas, la base reguladora […] ¿Por qué ha mentido a las viudas y no cumplió su promesa, su programa electoral? (I D). (10) R.: Usted ha mentido, ha engañado a todos los españoles, primero a mí y al conjunto de españoles, ha negociado con ETA, ha puesto en tela de juicio el Estado de Derecho, ha jugado con la ley, ha cedido ante los terroristas y ha aceptado el chantaje (I D). También en estos casos el hablante quiere destacar, de manera implícita, que ofrecerá al público siempre la verdad y no ocultará ninguna decisión que tome. Se formulan “contrastes desventajosos para el interlocutor” a través de la comparación de datos, para poner de relieve explícitamente los fracasos del 564 • Giovanna Mapelli antagonista (Blas Arroyo, 2001) y, al mismo tiempo, subrayar los logros de quien tiene la palabra. A lo largo del debate los dos políticos utilizan porcentajes, tablas, etc. para mantener alta la tensión polémica basada en la dialéctica gobierno/oposición o, mejor dicho, entre lo que ha hecho el emisor, que corresponde al polo positivo, y lo que ha hecho el oponente, que corresponde al polo negativo. En la ejemplificación (11), Zapatero con el nosotros en posición focal y el adverbio afirmativo sí quiere destacar aún más las medidas favorables para España, valorizando la propia imagen positiva y atacando la de los adversarios; en el ejemplo (12), el presidente en funciones emplea una comparación entre las medidas “inmediatas, efectivas y constructivas” del PSOE y el “catastrofismo” del PP: (11) Z.: Le recuerdo que usted […] congeló el sueldo de los empleados públicos. Y le recuerdo que ustedes en el Gobierno hicieron perder poder adquisitivo a las rentas más bajas […] Nosotros sí hemos hecho medidas para apoyar a la gente. […] hemos reducido lo que ha sido un crecimiento del precio de la vivienda. Hemos duplicado la construcción de viviendas […] (I D). (12) Z: Primera acción: adelanto del Plan de Infraestructuras para compensar la caída de la construcción. Segundo: la construcción de 150.000 viviendas de protección oficial este año. Tercero: planes de reciclaje y recolocación para los parados del sector de la construcción. […]. Estas son medidas inmediatas, efectivas y constructivas, no como su habitual catastrofismo, señor Rajoy, que sólo se dedican a sembrar dudas cada día, a meter miedo sobre la economía, a describir una situación catastrófica (II D). La polarización positivo/negativo se fundamenta también en la oposición entre un antes (‘cuando gobernábamos nosotros’) y un ahora (‘que está Ud. en el gobierno’), que se manifiesta a través del pretérito indefinido frente al presente: (13) R.: […] cuando usted llegó al Gobierno los precios subían el 2,1 y ahora suben el 4,5, más del doble […] (I D). La confrontación entre los dos políticos se manifiesta también en el empleo de los pronombres personales yo vs usted, que reflejan una vez más la dialéctica entre bueno/malo. Se recurre a la referencia directa al opositor con el pronombre usted: en los ataques a Zapatero, Rajoy lo utiliza 165 veces (posic. 9 de la wordlist) en el primer debate y 127 en el segundo (posic. 10); la continua Coloquio del Programa EDICE • 565 referencia al adversario está confirmada también por la presencia del auxiliar de 3.a persona del singular (ha: 141 ocurrencias) asociado a Zapatero (ha hecho, ha mentido, ha dicho, etc.): (14) R.: […] Con quien han perdido poder adquisitivo los españoles es con usted (I D). (15) R.: Usted, usted, Consejo de Seguridad de la ONU en la resolución…, usted lo ha apoyado. En cualquier caso, señor Zapatero, usted le mintió a los españoles, porque usted apoyó en el consejo de seguridad el envío de fuerzas militares después de haberlas retirado para quedar bien internamente y porque creía que le daba votos y apoyos, usted sí que utilizó el terrorismo y no otros (I D). Es frecuente también la cita del nombre del adversario: Zapatero pronuncia el nombre de Rajoy 75 veces y el candidato del PP cita Zapatero 91 veces. El locutor se dirige expresamente al destinatario con el nombre acompañado siempre por la fórmula de tratamiento señor, según las reglas de la cortesía institucional, y, a veces, por la marca de carácter apelativo Mire usted. Con esta forma el hablante se sitúa por encima del oyente, y, al establecer distanciamiento, crea una relación de cortesía negativa, pero, por otra parte, enfatiza el valor lesivo de la aserción que representa una reconvención para la imagen positiva del destinatario: (16) R.: En el Congreso presentamos 73 enmiendas al Estatuto catalán y en el Senado 74. Nos aceptaron cero. Al andaluz presentamos 150 enmiendas, lo corregimos, es constitucional y por eso lo apoyamos. Pero mire usted… hablando de discordia, le voy a leer una cosa que a usted le sonará [...] (I D). La referencia directa al interlocutor representa una invasión de su territorio; sin embargo, en el careo, sirve para enfatizar el contraste con el yo del hablante. La marca por antonomasia de egocentrismo aparece en el discurso de Rajoy 116 veces y en el de Zapatero sólo 27: la argumentación de Rajoy resulta así más enfática y polémica, ya que el pronombre yo se interpreta como exaltación extrema del hablante político: (17) R.: […] yo voy a llevar el agua a todos los sitios […] (I D). 566 • Giovanna Mapelli 3.2 ¿Cortesía o autoimagen? Hemos observado que a menudo los dos políticos formulan preguntas retóricas, con el aparente propósito de acercarse al interlocutor. Este tipo de preguntas infringe la máxima de sinceridad, ya que el hablante proporciona la información solicitada. Sin embargo, en lugar de mitigar el acto amenazador, esta estrategia tiene un uso interaccional y, concretamente, argumentativo y polémico, ya que en la respuesta que el mismo hablante formula se enfoca un dato o una toma de posición negativa del bando contrario. Por ejemplo, con la pregunta retórica introducida por ¿sabe? se insiste en el desinterés por un tema y en la desinformación acerca de un problema; Rajoy utiliza este interrogante 15 veces para increpar a Zapatero por su negligencia: (18) R.: Mire, en vivienda le voy a dar un dato. Con su Ley del Suelo, con la ley que empezaron a cambiar en el Decreto del 96 y del 98 ¿sabe cuánto subió los terrenos del suelo en España? UN 500% 7 , con esa liberalización, esa es la consecuencia de su política y con ustedes la vivienda subió […] (I D). Cuando el hablante se autocontesta, proporciona informaciones axiológicamente negativas sobre Zapatero y su gobierno: (19) R.: Buenas noches. A ustedes qué les parece, ¿estamos mejor que hace cuatro años? Depende de a quién le hagamos la pregunta. Si se la hacemos al señor Rodríguez Zapatero nos dirá que estemos en el mejor de los mundos, pero si se la hacemos a la gente, a ustedes, algunos nos dirán que hay cosas que están bien, otras regular, y que en los últimos tiempos hay cosas que están mal y otras que están muy mal. ¿Cómo se puede decir que España está muy bien?, ¿en qué otras materias de las verdaderamente importantes estamos bien, en Vivienda, en Educación? Estamos a la cola de Europa, […] ¿Qué es lo que ha hecho el Sr. Zapatero además de discutir la Nación, la alianza de civilizaciones y otras cuestiones? Ha hecho dos cosas, se ha centrado en dos cosas y las dos las ha hecho mal (I D). A veces el hablante parece reconocer como cierta la tesis defendida por el interlocutor, al utilizar el atenuador “me parece muy bien lo que ha dicho”, como estrategia de cortesía positiva; sin embargo, la estructura adversativa introducida por pero excluye todo intento de acercamiento hacia el interlocutor y sirve para salvaguardar la propia imagen y seguir con la crítica: 7 La mayúscula indica la pronunciación marcada. Coloquio del Programa EDICE • 567 (20) R.: Me parece muy bien todo lo que ha dicho sobre nuevas tecnologías e Internet pero mire, los datos son los datos, los acaba de publicar hace poco también la Unión Europea. En los 4 años que median entre 1999 y 2003 se subió en España la participación en el PIB en el 0,2 y en los cuatro suyos sólo subió el 0,1 (II D). De acuerdo con Blas Arroyo (2001, 2003) y Briz (2004), afirmamos que lo codificado como cortés, en muchos contextos, puede interpretarse como descortés o como actividad de autoimagen y viceversa. Así pues, podemos etiquetar los ejemplos que hemos recogido como actos políticamente correctos más que de cortesía, ya que consiguen acentuar la agresividad y reforzar la autoimagen detrás de una aparente atenuación de la aseveración. 3.3 Reparación de la imagen Ante las críticas, el receptor puede quedarse en silencio o responder (Culpeper, 2003). En nuestro análisis hemos podido apreciar que los candidatos no mantienen nunca silencio para indicar desacuerdo con el hablante, sino que contestan siempre al ataque del rival, tanto de manera ofensiva –atacando su imagen– como defensiva –presentando una imagen consistente y mostrándose firmes en las decisiones o en las posiciones tomadas–. En los dos debates, es sobre todo Zapatero quien tiene que enmendar las críticas y proteger la imagen dañada por las intervenciones de Rajoy, ya que éste es el candidato opositor y como tal presenta al rival con un fuerte componente crítico. Para ello, los dos políticos eluden las responsabilidades de las que son acusados, matizando que lo negativo que se le reprocha ha sido una decisión del gobierno precedente; por lo tanto, si, por una parte, protegen la propia imagen, por otra, dañan la del otro y activan así una estrategia de reenvío de la crítica o de la descalificación (Belchí, 2008: 247): (21) Z.: […] señor Rajoy, es lo que menos entiendo, tiran piedras contra su propio tejado, porque el Informe PISA examina sobre todo su gestión. Son los niños de 15 años […] niños que estuvieron el 80 % de su período formativo con usted (II D). (22) Z: Le recuerdo que usted, siendo ministro de Administraciones Públicas, congeló el sueldo de los empleados públicos. Y Les recuerdo que ustedes en el Gobierno hicieron perder poder adquisitivo a las rentas más bajas […] (I D). 568 • Giovanna Mapelli Los dos contrincantes recurren también a decisiones similares tomadas en otras épocas históricas o por otros políticos de renombre, o afirmaciones de otros organismos: (23) Z: ¿Sabe cuál es la diferencia? Que ante una dificultad nosotros hemos puesto una medida que es devolver 400 euros a asalariados, a pensionistas y autónomos. Una medida parecida la ha tomado el señor Bush (I D). (24) Z.: El informe de Naciones Unidas sobre desarrollo humano contrasta la calidad de vida, la educación, el bienestar... No lo digo yo, señor Rajoy, lo dice Naciones Unidas y también figura en el libro el informe oportuno (II D). Igualmente, los dos candidatos realzan la propia imagen dando explicaciones y justificaciones, como en el ejemplo siguiente, en el que emplean el marcador es que con un matiz irónico: (25) R.: Cuando usted llegó al gobierno había dos millones de parados, ahora hay 2.200.000 parados, y además en las últimas fechas, en los últimos siete meses, se ha aumentado en 300.000 (I D). (26) Z.: Es que ha subido, afortunadamente, la población activa, señor Rajoy (I D). Zapatero se defiende demostrando que todo lo que el PP le había exigido lo ha cumplido, retomando irónicamente incluso las palabras del mismo Rajoy; de esa forma luce su imagen autoalabándose (27) o revaloriza su acción (28) frente a la del rival: (27) Z.: Hace cuatro años, en el primer debate de investidura me dijo usted: “España debe crecer al 3% y crear dos millones de empleos. Por esas cifras le juzgaremos el PP y la sociedad española”. Me retó a crecer al 3%, y hemos crecido al 3,7%. Me desafió a crear dos millones de empleos y hemos creado tres millones de empleos. Y me dijo además: “No olvide esto que acabo de decirle”. Haga ahora su valoración. Hemos superado todo lo que usted entonces nos exigía. Señor Rajoy, no olvide esto que acabo de decirle (I D). Coloquio del Programa EDICE • 569 (28) Z.: Hemos vivido cuatro años de un crecimiento magnífico y de una creación de empleo magnífica. Hemos crecido más que los ocho grandes países industrializados [gracias a nosotros], y hemos creado [los socialistas] más empleo que los ocho grandes países industrializados. […] cuando llegamos al gobierno crecíamos [por culpa de ustedes] mucho menos. […] (I D). 3.4 Implicación del público En el debate cara a cara, así como ocurre en la entrevista periodística (Gómez, 2008a, 2008b), queda latente la figura del ciudadano, quien es en última instancia el verdadero receptor del mensaje que le llega de manera mediatizada; de hecho, los candidatos quieren ganarse su apoyo para derrotar al adversario con sus votos. Esto explica el uso de una serie de estructuras que aluden a este “receptor encubierto” (Fuentes Rodríguez & Alcaide Lara 2002: 170). Rajoy recurre a menudo a la forma exhortativa “pregúntele a los españoles si” porque en su argumentación quiere anticipar las respuestas de los votantes; ambos políticos utilizan el sustantivo españoles o ciudadanos para describir sus condiciones de vida y necesidades: se trata de un ejemplo de cortesía positiva dirigida al público, puesto que el emisor manifiesta que conoce sus deseos y sus reales intereses: (29) R.: Aquí pregúntele a los españoles por los precios, pregunte a los españoles que están perdiendo en este momento su puesto de trabajo y pregunte a la gente que va a pedir un crédito al banco y no lo recibe. Eso es la economía y eso es lo que le importa a los españoles (I D). (30) R.: Los españoles viven hoy con muchas más dificultades que cuando usted llegó al Gobierno. Y el Gobierno no ha tomado ni una sola medida de política económica […] (I D). (31) Z.: […] no sólo preocupa a los ciudadanos el terrorismo, también la seguridad. Usted fue ministro del Interior, la seguridad ciudadana, su filosofía era conocida: “la seguridad para el que la pueda pagar”. Nosotros tenemos una defensa de la seguridad pública (I D). Las alusiones a los “españoles” (Zapatero las usa 16 veces y Rajoy 22) o a los “ciudadanos” (33 ocurrencias en el discurso de Zapatero y 13 en el de Rajoy) indican que hablante y receptor (los votantes) son cooperativos. El 570 • Giovanna Mapelli emisor, subrayando que el error es de dominio público, intensifica la descalificación y fortalece su imagen ante los electores: (32) Z.: Los ciudadanos saben que nosotros impulsamos las políticas sociales y que con ustedes se frenan (II D). Ya hemos subrayado que el hablante no quiere llegar a un acuerdo con el interlocutor presente en el plató televisivo, sino con la audiencia, y, por lo tanto, si bien en pocos casos, recurre al nosotros inclusivo, para identificarse con el público, con su condición y sus intereses: (33) Z.: Hace cuatro años pedí el voto para que volviéramos a la legalidad internacional […] (I D). (34) R.: ¿Estamos mejor que hace cuatro años? […] (I D). Los dos candidatos emiten numerosos actos comisivos, que expresan su intención de realizar en el futuro (es decir, en los siguientes cuatro años de mandato) las acciones descritas por el contenido proposicional del programa electoral en beneficio del oyente-ciudadano. Se trata de un acto de cortesía positiva dirigida al público, y al mismo tiempo, de una amenaza de la imagen negativa del enunciador, ya que estas promesas están abiertas a un fracaso: (35) Z.: […] Porque estoy comprometido con que la mayoría de los recursos públicos se dediquen a la educación, la sanidad, a subir las pensiones, a apoyar a los jóvenes para que encuentren empleo, a los trabajadores y a sus familias. Porque tengo el compromiso de afrontar un desarrollo sostenible, de luchar contra el cambio climático, de hacer que nuestro país lidere esta nueva etapa. Porque estoy comprometido con la defensa de la paz, con una España europeísta, con la defensa de la legalidad internacional, […] Por todas estas razones les pido su voto y su apoyo para los próximos cuatro años. Gobernaré para todos y con respeto a todos. Gobernaré con firmeza, gobernaré con convicción. Mejoraré las cosas bien hechas y corregiré los errores. Gobernaré con sensibilidad, y estaré muy cerca de los que no tienen todo (II D). (36) R.: Por eso hemos hecho la ley de desarrollo rural, que vamos a aplicar en colaboración con las CC.AA. Y también un programa de agua. De aquí a 2011 me comprometo a que haya 800 hectómetros más en toda la cuenca del Coloquio del Programa EDICE • 571 Mediterráneo, con desalación, que equivale a 3 millones de personas que podrán abastecerse (I D). 5 Conclusiones Un mismo comportamiento comunicativo puede ser interpretado como cortés, descortés o como actividad de autoimagen de acuerdo con el género discursivo, la situación comunicativa y el rol de los participantes. Creemos que en el cara a cara, tras los actos que aparentemente resultan corteses o descorteses, se esconden en realidad actividades de autoimagen, ya que, en este contexto, los candidatos a la presidencia se proponen ante todo construir y realzar su propia imagen a través del discurso y reafirmar su competencia profesional, mostrándose firmes en la defensa de sus posiciones y en los éxitos conseguidos, aunque esto implica atentar contra la imagen del rival. Estas actividades de autoimagen más que referirse al interlocutor “visible”, el otro candidato, se dirigen al alocutor “ciudadanía” que, a pesar de estar ausente del plató televisivo, polariza la atención de los dos oradores, hasta el punto de que ambos, movidos por el afán de la victoria en las elecciones, utilizan estrategias de cortesía dirigidas al público que los está escuchando (Gómez, 2008a, 2008b). Por último, cabe resaltar que en ambos careos televisivos, los candidatos actúan en el respeto de la cortesía institucional, impuesta por el rol que desempeñan, para no perder la adhesión de los electores; de hecho, no caen nunca en el ataque grosero o en el insulto soez, come ha ocurrido, en cambio, en otros países como Italia (Santulli, 2005; Garofalo, 2007) o Venezuela (Bolívar, 2003). Referencias bibliográficas Adam, J. M. (2001). Linguistique textuelle. París: Nathan. Bajtín, M. M. (1982). Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI Editores. Belchí, D. (2008). Mujeres en el Congreso de los Diputados. Estrategias de imagen en el discurso parlamentario femenino (Primera Legislatura). En: A. Briz et al. (Ed.), Actas del III Coloquio del Programa EDICE: Cortesía y conversación: de lo escrito a lo oral (pp. 240–253). Universidad de Valencia, www.edice.org. Bernhardt, E. (2006). 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Los sistemas de tratamiento propios de las sesiones solemnes de la época son el directo, con el uso reverencial de vos(otros), y el indirecto, que se manifiesta en el uso de tercera persona por segunda y en el uso del nominativo por vocativo. A partir del análisis estadístico de los datos se establece la correlación entre el sistema de tratamiento indirecto y un mayor grado de reverencialidad entre los interlocutores, que corresponde, sobre todo, aunque no exclusivamente, a sistemas de gobierno monárquicos y dictatoriales. Palabras clave Formas y fórmulas de tratamiento; sistema de tratamiento directo vs. sistema de tratamiento indirecto; tercera persona por segunda; nominativo por vocativo; parlamento mexicano – siglo XIX 576 • María Eugenia Vázquez Laslop 1 Introducción Es conocida la hipótesis de Roger Brown y Albert Gilman acerca de que durante el siglo XIX la semántica de la solidaridad en los sistemas de tratamiento fue ganando terreno en las relaciones sociales asimétricas (1960: 259), sobre todo, en díadas íntimas del tipo paterno-filial, relaciones laborales, comerciales, etc. Según Brown y Gilman, tras la Revolución francesa en el siglo XVIII, el ideal de igualdad se asoció al empleo de las formas de tratamiento de solidaridad en las sociedades que optaron por la movilidad social y los sistemas democráticos (1960: 264 ss). Sin embargo, este proceso de cambio estuvo muy lejos de ser continuo en otros ámbitos, como el de las relaciones sociales públicas. Las prácticas de alta formalidad de instituciones estatales no suelen favorecer la entrada de cambios en el protocolo de las relaciones sociales. En el México del siglo XIX, como veremos, estos cambios se desarrollaron de manera conservadora y accidentada. En el periodo de 1821 a 1862, en las interacciones verbales entre los presidentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo en sesiones solemnes parlamentarias, no se observaron cambios en el sistema pronominal de segunda persona, a pesar de que las relaciones entre los representantes del Ejecutivo y los congresos fueron muy conflictivas. Como fue propio del discurso parlamentario en algunos congresos americanos del siglo XIX (véanse García Godoy, 2001-2002, 2005, para Argentina y Quesada Pacheco, 2010, para Costa Rica en el siglo XX), el sistema vos(otros) reverencial en actos solemnes se empleó de manera predominante, hasta que empezó a ser sustituido por el sistema usted(es) de respeto. En México, el cambio lingüístico se presentó hasta las primeras décadas del siglo XX (Vázquez Laslop, 2010). En los congresos mexicanos, durante la primera mitad del siglo XIX, en cambio, fue muy común el sistema de tratamiento indirecto (uso de tercera persona por segunda) con fórmulas nominales, combinado con el tratamiento directo del sistema vos(otros) reverencial. Como también observa García Godoy (2001-2002, 2005) en los albores del Estado argentino, el asunto se torna aún más complejo cuando se trata del nacimiento de una nación que tiene que constituirse a sí misma, que debe definir su nombre, el tipo de Estado por fundar –si monárquico o republicano– que ha de decidir en dónde depositar la soberanía, si en un presidente, un monarca, un parlamento o directamente en el pueblo, que está ante la encrucijada de crear instituciones que cristalicen lo que en la idea es la representación ciudadana, tales como los poderes del Estado, la figura de presidente de la república, de diputado, senador, congreso, juez, regente, logia, partido político, etc., en fin, que se ve en la necesidad de conformar identidades institucionales estatales que bien pueden estar depositadas en un solo individuo o en un grupo representativo de la ciudadanía. Se trata de las cuatro primeras Coloquio Internacional del Programa EDICE • 577 décadas de un nuevo país en el que se generarán severas disputas de apropiación del poder, muchas veces por medio de las armas, sobre todo, entre el monarca, el presidente de la república o el dictador, según sea el caso, y el parlamento, el cual, cada vez que haya oportunidad, procurará debilitar de iure o de facto al Poder Ejecutivo. El objeto de este estudio es la evolución de las formas y fórmulas de tratamiento en México entre los presidentes del parlamento y los diversos representantes del Poder Ejecutivo de los gobiernos republicanos y monárquicos en sesiones solemnes del Congreso, como síntoma del vaivén de las relaciones entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, desde la independencia de México de la Corona española (1821) hasta el fin de la Guerra de Reforma (1860), que marca el inicio de los gobiernos federales liberales (1861). En un primer momento caracterizo los poderes Ejecutivo y Legislativo en México en el periodo de interés. Dedico la siguiente sección a describir las generalidades de los sistemas de tratamiento parlamentario en México y a exponer las categorías centrales del análisis: los sistemas de tratamiento directo e indirecto que fueron predominantes en las sesiones solemnes del parlamento, en las que había interlocución con el Poder Ejecutivo. El objetivo del estudio empírico, al que dedico las últimas secciones, es determinar si existe alguna correlación entre variables morfosintácticas y los periodos históricos con los sistemas de tratamiento directo e indirecto, para lo cual me sirvo de un análisis probabilístico multivariable. Los resultados ayudan a formular hipótesis acerca de las actitudes de mayor o menor reverencialidad entre ambos poderes estatales, según diversos momentos históricos y según los sistemas de gobierno existentes en esta etapa. 2 Los poderes Ejecutivo y Legislativo en las cuatro primeras décadas del México independiente (1821-1862) Más allá de hacer un recuento histórico de las cuatro primeras décadas de México como nación independiente (1821 a 1862) 1 , me limito aquí a seguir Hay una abundante bibliografía de historiadores, no sólo contemporáneos, sino de algunos que participaron como actores en los parlamentos mexicanos de la época y en cargos públicos, quienes jugaron un papel fundamental en la construcción de las instituciones estatales, como Lucas Alamán ([1849-1852] 1985), Carlos María de Bustamante ([1823] 1985), Lorenzo de Zavala ([1831] 1985) o José María Luis Mora (1994), cuyas obras, como es de suponer, son vivo ejemplo de los idearios liberales y conservadores de la época. Para una visión general del periodo, remito al lector a Vázquez (1994, 2000) y Díaz (2000). Florescano (2002) hace una revisión de las múltiples interpretaciones históricas asociadas al simbolismo, imaginario e identidad nacionales. 1 578 • María Eugenia Vázquez Laslop la caracterización que propone Reynaldo Sordo Cedeño (1994) de los congresos mexicanos de este periodo y su relación con los representantes del Poder Ejecutivo 2 . México se constituyó como Estado, al principio, bajo el modelo de la Constitución de Cádiz en 1822 como monarquía constitucional, pero a partir de la Constitución de 1824, como república federal con tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. En 1836 dejó el federalismo por una república centralista y un agregado a los poderes estatales, el llamado Supremo Poder Conservador, que controlaría a los otros tres. Regresó al federalismo y a sus tres poderes en 1843 con vaivenes, a causa de una breve dictadura, y hacia 1847 restableció la Constitución de 1824 con algunas reformas, como la eliminación de la vicepresidencia en el Poder Ejecutivo. En 1853 cayó de nuevo en otra dictadura, que desembocó en la Guerra de Tres Años, también conocida como Guerra de Reforma, la cual dio paso al federalismo liberal y a una nueva Constitución promulgada en 1857, que tuvo vigencia hasta 1917. El estira y afloja entre centralismo y federalismo, además de ser producto de diversas posiciones políticas alrededor del liberalismo y el conservadurismo, fueron dos tendencias que reflejaron la falta de control para mantener la cohesión de las diversas regiones que, con dificultad, conformaban la nación, ya fuera por conflictos internos o por intervenciones extranjeras. Había frecuentes pronunciamientos armados, intentos de restablecer la monarquía, falta de voluntad de pagar impuestos a la federación, movimientos independentistas regionales. De éstos, el que tuvo éxito fue el de Texas, territorio que buscó la autonomía desde el principio de la década de 1830, que terminó con su adhesión a Estados Unidos en 1848 y al que siguió la pérdida de más regiones en el norte: la Alta California, Nuevo México y el territorio de La Mesilla. El territorio perdido corresponde a los actuales estados de California, Nuevo México, Arizona y Texas, en Estados Unidos. Durante este periodo, el Poder Legislativo se institucionalizó en órganos diversos: entre 1821 y 1824 funcionaron dos juntas, una provisional y otra instituyente y dos congresos constituyentes. De 1825 a 1835 hubo seis congresos federales, organizados en dos cámaras, una de senadores y otra de diputados. Después, se establecieron tres congresos centralistas, que dieron paso en 1842 a un nuevo congreso constituyente, cuyos proyectos de leyes fundamentales no llegaron a sancionarse. Sobreviene la primera dictadura en 1843, cuya contraparte legislativa fue una asamblea, no un congreso. La república centralista se restituyó en 1844, con su congreso correspondiente. En 1846 y 1847 hubo un nuevo intento de crear una ley fundamental diferente, con un congreso constituyente. Aunque este resultado no se alcanzó, se restableció Para la perspectiva del Poder Ejecutivo, véanse los capítulos de Fowler (2008) correspondientes a la época. 2 Coloquio Internacional del Programa EDICE • 579 el federalismo en 1848, con congresos que trabajaron hasta 1853, año en que desaparece el parlamento por una segunda dictadura. En 1855 regresa el congreso, seguido en 1856 por uno constituyente que, por fin, creó una nueva constitución federal, promulgada en 1857. Esta vez, el congreso fue unicamaral, pues se eliminó la Cámara de Senadores y así permaneció hasta 1874. El balance de Sordo Cedeño (1994: 140) deja ver que el Poder Legislativo fue más estable que el Ejecutivo durante esta época: hubo cerca de 23 congresos diferentes, menos de la mitad del número de poderes ejecutivos. Además, sesionaron casi sin pausas: en cuatro décadas sólo interrumpieron sus trabajos en un total de casi seis años, tres de los cuales correspondieron a la segunda dictadura. Por cierto, las dos dictaduras fueron breves, de alrededor de tres años cada una. De hecho, el Poder Legislativo funcionó durante la guerra con Estados Unidos, en 1848. Hubo más congresos de república federal que de centralista y unos cuantos (al principio), ligados a la monarquía constitucional. El federalismo de la constitución de 1824 otorgaba más ejercicio de la soberanía a los legisladores que a los representantes del Poder Ejecutivo, mientras que las leyes centralistas buscaban reforzar el poder del presidente de la república. La relación del parlamento con el Ejecutivo fue muy conflictiva: los presidentes eran, en su mayoría, caudillos de la independencia que difícilmente lograban terminar sus periodos respectivos de gobierno. Como sucedió al principio de la república, el que un aspirante fuera elegido por el sufragio ciudadano como presidente no era garantía de que llegaría al poder, pues había pronunciamientos por medio de las armas. O bien, una vez que un presidente juraba ante el Congreso su nuevo cargo, podía renunciar o ser removido por diversas causas, de tal manera que fueron comunes los interinatos de presidentes o vicepresidentes. Hacia el final de la década de 1850, de hecho, llegó a haber hasta tres presidentes simultáneamente, pues unos no reconocían la nueva constitución y obligaron al presidente electo a desplazar su gobierno fuera de la capital. Al interior de los congresos, las cosas no eran más fáciles. La heterogeneidad era el producto del radicalismo de las posiciones liberales, conservadoras, centralistas y federalistas, organizadas, al principio, en logias masónicas y, hacia el final del periodo, en los primeros asomos de partidos políticos. Sin embargo, los parlamentarios formaban parte de las elites de la sociedad, alejadas de la mayoría de la población de origen rural. Se trata, sobre todo, de la generación de los líderes políticos y militares de la independencia, cuya decadencia, en parte, se debió al ingreso de una nueva generación de políticos, todavía muy alejada del pueblo (Sordo Cedeño, 1994: 144; Hamnett, 1994). 580 • María Eugenia Vázquez Laslop 3 Los sistemas de tratamiento parlamentario en México 3.1 Generalidades El periodo que corre de 1821 a 1862 en México es definitorio en su historia política, como es propio de las nuevas naciones americanas, pues la soberanía y la identidad nacional se crean y recrean en las nuevas instituciones del Estado naciente. Como demostró García Godoy (2001-2002) en el caso argentino, el establecimiento de los sistemas de tratamiento dentro y entre los poderes estatales no era una cuestión de simple protocolo, sino que tuvo un carácter de enorme trascendencia. Sordo Cedeño (1994: 159) destaca el asentamiento en México del principio de soberanía, asociado de inmediato a la fórmula oficial de tratamiento para el Poder Legislativo, apenas en la segunda sesión preparatoria de la Junta Provisional Gubernativa, celebrada el 25 de septiembre de 1821, tres días antes del pronunciamiento de la Independencia: “5a Que la Junta se denominará Soberana y tendrá el tratamiento de Magestad” (Actas [1821] 1980: 4). Es decir, ya no será la Regencia, o Fernando VII, todavía monarca en México, quienes serán los depositarios de la soberanía, sino sólo el órgano legislativo representante del pueblo. Vemos, entonces, que las fórmulas nominales de tratamiento para los poderes del Estado juegan un papel decisivo durante estas cuatro primeras décadas, pues responden a la necesidad de designar y fijar los nombres de cada institución, íntimamente ligados a su identidad e imagen social 3 . García Godoy concluye de su estudio del congreso argentino de la primera mitad del siglo XIX que en las intervenciones parlamentarias se privilegiaba el estilo indirecto con fórmulas nominales y formas verbales y de objeto en tercera persona “cortés”, frente al estilo directo con formas pronominales de segunda persona (García Godoy, 2001-2002: 14 y 22). En cuanto a las formas pronominales de segunda persona, éstas son, predominantemente, vos y vosotros de respeto. No obstante, no era difícil encontrar en momentos de espontaneidad que a algún diputado se le escapara algún usted(es), propio de la norma argentina. Los hallazgos de García Godoy encuentran muchas coincidencias con los de esta investigación, aunque los objetivos de ambos estudios sean diferentes: García Godoy se propone verificar En Vázquez Laslop (2009) reviso la legislación interna de los congresos mexicanos a lo largo de la historia, referente a la definición de los tratamientos, sobre todo, en la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Desde 1821 hasta 1857 los tratamientos se reglamentaron de manera explícita y estaban asociados al ceremonial según la ocasión, de tal manera que a partir de este sistema, se observa de manera clara la jerarquía de las relaciones entre los actores de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Se siguió el modelo gaditano que, en cuanto al protocolo de los momentos más solemnes, sigue siendo, en esencia, el mismo hasta nuestros días. 3 Coloquio Internacional del Programa EDICE • 581 si el sistema de tratamiento reglamentado por el Congreso argentino de 1811 a 1861 se aplica realmente en las intervenciones parlamentarias entre los diputados, al interior del Congreso. En la presente investigación, en cambio, el objetivo es observar la evolución de los sistemas de tratamiento entre los presidentes de los poderes Ejecutivo y Legislativo en las sesiones solemnes del parlamento mexicano de 1821 a 1862, como síntoma de las relaciones entre ambos órganos estatales. En las sesiones solemnes de apertura de periodos legislativos en los que el representante del Ejecutivo presentaba un informe ante los legisladores del estado que guardaba su administración, así como en las sesiones en las que juraba como cabeza del Poder Ejecutivo, el sistema de segunda persona fue el de las formas pronominales vos y vosotros reverenciales arcaizantes, con sus paradigmas correspondientes: las formas verbales del presente de indicativo, -áis, -éis, -ís, del futuro de indicativo, -éis, y del imperativo, -d; el clítico reflejo y de objeto os, y los posesivos vuestro(s)/a(s). Este sistema reverencial de segunda persona fue morfológicamente productivo y consistente en sesiones solemnes del parlamento mexicano hasta la década de 1930, cuando el sistema usted(es) con las formas correspondientes de tercera persona terminó por desplazarlo (Vázquez Laslop, 2010). Como notó García Godoy en el parlamento argentino, los sistemas de tratamiento parlamentario más comunes en el periodo de 1821 a 1862 en México fueron el trato indirecto con formas nominales y verbales de tercera persona junto con el trato directo de segunda persona del paradigma vos(otros). 3.2 Tratamientos directos e indirectos Como categorías rectoras del análisis distinguí tres sistemas de tratamiento entre los interlocutores estatales. El sistema directo o deíctico, de segunda persona, y dos sistemas indirectos de tratamiento, que denominaré prodemostrativos, según la propuesta de Karl Bühler ([1934] 1982: 147; véase también Hammermüller, 1993), por medio del cual se acude o bien a formas (nominales) en tercera persona con función de segunda (mostrativa), o bien, al sistema de tercera persona como tal, que evade por completo al interlocutor y lo trata como un objeto de referencia del hecho relatado, ya sea con fines reverenciales o despectivos (véase Lapesa, [1970] 2000: 332). En el parlamento de esta época su uso fue siempre reverencial. 582 • María Eugenia Vázquez Laslop (1) Tratamiento directo deíctico: segunda persona con sistema vos(otros) á vosotros se confía tamaña empresa; vuestro patriotismo, vuestras virtudes y vuestra ilustración os han llamado á los puestos en que acabáis de colocaros: la opinión pública os señaló con el dedo para depositar en vuestras manos la suerte de vuestros compatriotas: (28091821001015 4 ) Como se observa, el sistema deíctico se constituye del paradigma de segunda persona arcaizante y reverencial vos(otros), con sus correspondientes sistemas pronominales, verbales, de clíticos y posesivos. Se trata del sistema más gramaticalizado. Cabe señalar que dicho sistema es propio sólo de situaciones y registros altamente formales, pues en México, desde el siglo XVII los sistemas de tratamiento coloquiales se configuraron según la oposición tú/usted(es). No obstante, en las sesiones solemnes parlamentarias, nunca se acudió durante este periodo a la norma del español mexicano. En cambio, los sistemas de tratamiento indirectos se organizan en formas nominales y verbales en tercera persona. El clásico tratado de Josef Svennung (1958) da sobrada cuenta del fenómeno en las lenguas europeas, asociado, además, al conocido uso del nominativo por vocativo del griego y el latín. Según Gunther Hammermüller (1993: 36-41, 2009), los sistemas de tratamiento indirecto han de subclasificarse de acuerdo con dos situaciones. Por un lado, las formas de tercera persona en función de segunda desempeñan funciones sintácticas en el ámbito de la oración. En (2a) el presidente de la República en 1850 se dirige al segundo Congreso Constitucional y configura el enunciado de la siguiente manera: escoge como sujeto gramatical la frase nominal El segundo Congreso Constitucional de la presente época de la Federación, de tal manera que la concordancia verbal es de tercera persona (está llamado) y ésta se mantiene en el posesivo (su posición) y en el dativo (le). Una situación similar se presenta en (2b). En (2c) se demuestra que el sistema indirecto de tercera persona por segunda también ocurría cuando el hablante era el presidente del Congreso, al dirigirse al presidente de la República. Se trata de la “tercera persona cortés” a la que aludía García Godoy (2001-2002). (2) Tratamiento indirecto prodemostrativo: tercera persona a. El presidente de la República al Congreso. El código indica la fecha, el número de página y el número de línea de localización de la ocurrencia en el texto original: dd-mm-aaaa/página (tres dígitos)/línea (tres dígitos). En los ejemplos conservo signos de puntuación y ortografía originales. 4 Coloquio Internacional del Programa EDICE • 583 El segundo Congreso Constitucional de la presente época de la Federación, está llamado á hacer á la República grandes bienes, y su posición hoy le da la posibilidad de llevar á término muchas de las cosas que hay empezadas (01011850335005) b. El presidente de la República al Congreso. Por las Memorias de los señores Ministros, el Congreso se impondrá de todo lo que se ha hecho en cada ramo (06121846298075) c. El presidente del Congreso al presidente de la República Así, podrá contar con que su Gobierno será apoyado por el Congreso, y conquistará para siempre el amor de la Patria, á la que debe el hallarse colocado en la más alta dignidad que puede crear una República (01011852375011) Por otro lado, el tratamiento indirecto que acude al uso del nominativo por vocativo se constituye de elementos aposicionales que no desempeñan ningún papel sintáctico en la oración: “Vos, o Pompilius sanguis, carmen reprehendite” (Horacio, Ars poetica, 291; apud Svennung, 1958: 247), en donde reprehendite guarda concordancia con vos, no con la forma nominal en nominativo, Pompilius sanguis. Hammermüller (2010) ofrece varios ejemplos del español medieval, como “«Señor»”, diz, «non me mates, que non te podré fartar;»” (Libro de Buen Amor, 1426c; siglo XIV). En este enunciado, el vocativo Señor no corresponde gramaticalmente a las formas en segunda persona singular (mates, te); no es, por lo tanto, sujeto gramatical 5 . En español no existe marca morfológica de vocativo, pero se suele categorizar de esta manera tales expresiones apositivas que apelan al interlocutor con diversas fórmulas, en muchas ocasiones, como sucedía en latín y griego, con posesivos (Svennung (1958: § 266), aludiendo a algún atributo del interlocutor y de donde proviene el uso tan frecuente del trato reverencial del tipo vuestra merced, con la consabida Sin considerar toda esta reflexión, Zygmunt Frajsyngier (1989) documenta una forma del mupun (de Nigeria) a la que categoriza como pronombre, que señala a un interlocutor plural, pero que no juega ningún papel “proposicional” en el ámbito de la oración. En (i) el interlocutor es singular y no se expresa en la oración; en (ii), en cambio, el interlocutor es plural, pero no juega ningún papel sintáctico en la oración (Frajsyngier, 1989: 44; conservo la glosa y la traducción en inglés, válida para ambos ejemplos, pero la cursiva en (ii) es mía): (i) a-w-i lap namwes-i who marry Namwes-Interr (ii) a-w-i lap namwes-i nuwa who marry Namwes-Interr PL “Who married Namwes?” Este fenómeno muy bien podría entrar en la clasificación del tratamiento indirecto, dentro del tipo aposicional sin función sintáctica alguna, sino exclusivamente apelativa, a la que se refiere Hammermüller, o prodemostrativa de Bühler. 5 584 • María Eugenia Vázquez Laslop evolución y gramaticalización hacia usted (Pla Cárceles, 1923; Lapesa, [1970] 2000: 317-322; Líbano Zumalacárregui, 1991). En los ejemplos parlamentarios en (3) muestro dos situaciones gramaticales. En (3a), el vocativo apuesto conciudadanos y en (3b) dignos e ilustrados representantes del magnánimo y generoso pueblo mexicano no concuerdan con las formas clíticas y verbales en segunda persona. En (3b) añado el empleo del llamado modo optativo de Andrés Bello ([1847] 1988: § 464) 6 , formas del subjuntivo en oraciones independientes, en el ejemplo, concordante con un pronombre de tercera por segunda (Él ... sea). (3) Tratamiento indirecto prodemostrativo: nominativo por vocativo a. Este es, conciudadanos, el primer servicio que os demandaba; gozaos en la satisfacción más pura (01011829090063a) b. Yo imploro de nuevo el testimonio augusto del Ser Omnipotente que escudriña y conoce lo más recóndito del seno del hombre. El me sea testigo de la sinceridad de mi juramento y del firme y eficaz deseo que tengo de cumplirlo; y ¡vosotros, dignos e ilustrados representantes del magnánimo y generoso pueblo mexicano, recibid á su nombre el homenaje humilde de mi gratitud y considerad los tiernos impulsos que en estos momentos agitan mi corazón! (16091845279018) 4 El corpus El corpus proviene de los discursos de la mayor parte de los representantes del Poder Ejecutivo en sesiones solemnes del parlamento y los correspondientes de los presidentes del Congreso desde 1821, año de la consumación de la independencia de México de la Corona española, hasta 1862, año en el que comienza formalmente la intervención francesa y la imposición de un emperador extranjero por parte de Napoleón III, por lo cual desaparece el Congreso y se interrumpe abruptamente el sistema republicano. Del total de 89 discursos durante el gobierno de 25 representantes del Poder Ejecutivo 7 extraje Bello (id.) lo caracteriza de la siguiente manera: “Son formas OPTATIVAS o del Modo OPTATIVO las subjuntivas comunes que se emplean en proposiciones independientes para significar el deseo de un hecho positivo o negativo”, como en “Pluguiese a Dios que no te hubieras dejado llevar de tan perniciosos consejos” (mis cursivas). 7 En el § 2 dejé ver que durante esta etapa hubo más de cuarenta periodos presidenciales en México. En la conformación de este corpus sólo tomé en cuenta a monarcas o presidentes de la república constitucionales, no a presidentes interinos o vicepresidentes que, dadas las situaciones críticas, tenían que sustituir al Ejecutivo presuntamente en funciones. 6 Coloquio Internacional del Programa EDICE • 585 1421 formas y fórmulas de tratamiento pronunciadas tanto por tales ejecutivos como por los presidentes del Congreso, según muestro en las Tablas 1 y 2. Tabla 1. Corpus: 89 discursos en sesiones solemnes del parlamento mexicano (1821-1862) 8 Periodo Poder Ejecutivo Poder Legislativo 1821 Primer Jefe del Ejército Trigarante 1 ----- --- 1822 Regente presidente 1 1822 Emperador 2 Presidente de la Junta Provisional Gubernativa Presidente del Congreso 18241853 1853 Presidente de la República 36 Presidente de la República 1 Presidente de la Corte de Justicia 1 18561862 Presidente de la República 7 Presidente del Congreso 7 Presidente del Congreso 2 1 30 Tabla 2. Discursos y tratamientos entre los poderes (1821-1862) Poder Ejecutivo Poder Legislativo Total 5 Discursos 48 41 89 Tratamientos 834 587 1421 Hipótesis y variables Aunque sabemos que la correlación propuesta por Brown y Gilman (1960) entre los parámetros de solidaridad y poder con sistemas de tratamiento del tipo lat. tu y vos, respectivamente, ha resultado controvertida 9 , se puede establecer una correlación entre determinadas fórmulas nominales de tratamiento y actitudes con las que los hablantes se muestran ante el interlocutor como si jerárquicamente fueran inferiores –lo cual no implica que, de hecho, lo sean. Históricamente se observa que los sistemas de tercera persona por segunda marcan distancia y reverencialidad, (véanse Lapesa, [1970] 2000; Castillo Mathieu, 1982; Líbano Zumalacárregui, 1991; Fontanella de Weinberg, 1994, 1999). Tampoco puede pasarse por alto que todos estos conceptos (solidaridad, poder, distancia y cercanía), como han comprobado, Fuente: Cámara de Diputados (1985). Véase la revisión crítica de Blas Arroyo (1994) tanto en términos metodológicos generales, como en cuanto a sus consecuencias para el estudio de la oposición tú / usted del español. 8 9 586 • María Eugenia Vázquez Laslop por ejemplo, José Luis Blas Arroyo (1994) y Helen Spencer-Oatey (1996), no sólo no se definen con claridad en diversos estudios lingüísticos, sino que no siempre se establecen categorías para su observación empírica. No es el objetivo de este estudio definir tales conceptos. Sin embargo, para la conformación de los datos lingüísticos parlamentarios y su análisis asumo la aludida evidencia histórica de la gramaticalización de los sistemas de tratamiento del español 10 . La asociación de la reverencialidad, sobre todo, con el tratamiento indirecto, es justificable en situaciones comunicativas cuyo carácter institucional les proporciona un marco jurídico bajo el cual han de desarrollarse (Vázquez Laslop, 2009). En el parlamento, dicha legislación, además de definir a los participantes comunicativos, busca restringir y hasta balancear el ejercicio del poder estatal, siempre y cuando el sistema de gobierno no sea dictatorial, sino republicano. En la institución parlamentaria y su relación con otras instituciones estatales, el eje del que parece partir la organización de las interacciones verbales es el del poder, no el de la solidaridad, la familiaridad o la cercanía 11 . A partir de esta reflexión, establezco la primera hipótesis del estudio. 1) A mayor uso del sistema de tratamiento indirecto prodemostrativo entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo, mayor reverencialidad y a mayor uso del sistema de tratamiento directo deíctico menor reverencialidad. Añado a la hipótesis de las correlaciones +reverencialidad +prodemostración y –reverencialidad +deixis otra de carácter extralingüístico. Por medio de ella encamino la búsqueda a establecer alguna relación entre las condiciones histórico-políticas de las situaciones comunicativas en las que se pronunciaron los discursos parlamentarios y los sistemas de tratamiento empleados. 2) Los periodos de la historia política de México entre 1821 y 1862 están asociados a la preferencia por uno u otro sistema de tratamiento, si directo o indirecto. Las variables lingüísticas del análisis se organizan en dos planos de la enunciación, según los distinguió Roman Jakobson ([1974] 1981). Del hecho discursivo: los participantes de la situación comunicativa permanecen como tales, es decir, como hablante y oyente, lo cual es común en el uso de vocativos, sobre todo, como formas prodemostrativas, por lo tanto, no suelen cumplir 10 El estudio busca tendencias diacrónicas generales en los sistemas de tratamiento parlamentario. De ahí que, por ahora, no se lleve a cabo un estudio microsocial de tipo discursivo o situacional que se valga de alguna metodología de carácter cualitativo, tal como el análisis de la conversación, el retórico o el filológico. 11 Como, en cambio, sí podría ser el eje del que parte la configuración del paradigma pronominal de tratamientos en el español actual (i. e., solidaridad / no solidaridad), tal y como lo sugiere Blas Arroyo (1994: 391), quien, al respecto, retoma esta idea de Alba de Diego y Sánchez Lobato (1980: 99). Coloquio Internacional del Programa EDICE • 587 ninguna función sintáctico-semántica en la oración. Del hecho relatado: los participantes del hecho discursivo se insertan en el hecho relatado como elementos sintácticos y semánticos de la oración. Su función, por lo tanto, no es exclusivamente de hablante y oyente, sino que se codifican también en funciones del tipo sujeto y objeto gramaticales, o bien como argumentos semánticos del predicado del tipo actor, undergoer, dativo, comitativo, locativo, etc. Como variable no lingüística tomo el desarrollo de la historia política de México entre 1821 y 1862. Es sumamente difícil proponer periodos históricos para esta fase del México independiente (ni siquiera los propios historiadores se han atrevido a hacerlo; no lo haré yo). Por ello analicé los datos según dos segmentaciones: periodos por presidente en turno y periodos por sistema de gobierno, de acuerdo con las generalizaciones de Sordo Cedeño (1994: 139). Sometí todos los datos a un análisis estadístico probabilístico 12 para determinar qué variables influían en mayor medida en la determinación de los sistemas de tratamiento: si directo o indirecto (a excepción de los casos de tercera persona que funcionaban como tal; véase el ejemplo (2), supra) y no limitar los resultados al análisis de frecuencias absolutas y relativas. La hipótesis general del análisis estadístico se expresa como sigue. 3) El sistema de tratamiento, si de segunda persona o prodemostrativo, está determinado por las siguientes variables: a) del hecho relatado, la categoría gramatical, el número gramatical, la función sintáctica y el papel semántico de la forma de tratamiento; b) del hecho discursivo, el hablante, el oyente y, c) el periodo histórico-político. En una primera prueba, el periodo histórico correspondió a los periodos de gobierno de cada representante del Poder Ejecutivo. En una segunda prueba, el periodo histórico correspondió a los sistemas de gobierno en cuestión. 6 Influencias lingüísticas e históricas sobre los sistemas de tratamiento parlamentario (1821-1862) En la Tabla 3 muestro la distribución general de 1420 ocurrencias según los sistemas de tratamiento. Poco más de la mitad de los casos son de tratamiento directo, en segunda persona, sistema vos(otros), como en el ejemplo 12 Empleé el sistema de análisis probabilístico multivariable Goldvarb 2001 (Robinson, Lawrence & Tagliamonte, 2001), esencialmente el mismo que Goldvarb X, la versión más reciente (Sankoff, Tagliamonte & Smith, 2005; Tagliamonte, 2006). 588 • María Eugenia Vázquez Laslop (1); 46% de los casos corresponden a sistemas de tratamiento indirecto, la mayor parte, como formas prodemostrativas. Tabla 3. Distribución de los sistemas de tratamiento (1821-1862). N = 1420 Segunda persona Prodemostrativos Tercera persona N 768 600 52 % 54.1 42.2 3.7 En cuanto al comportamiento de los sistemas de tratamiento directo e indirecto, se observa que no existe ninguna continuidad histórica del aumento en el uso de uno de ellos en detrimento del otro, como sí sucedió varias décadas después en el desplazamiento del sistema vos(otros) por el de usted(es), entre 1900 y 1980 (Vázquez Laslop, 2010). Esta situación se comprueba con las frecuencias relativas por periodo presidencial (véase Tabla 4). Tabla 4. Uso de los sistemas de tratamiento por periodo (1821-1862). N = 1420 Periodo Regencia 1821-1822 Imperio 1822-1823 1a. Federal 1824-1835 1a. Central 1835-1841 1a. Dictadura 1841-1843 2a. Central 1844-1846 2a. Federal 1846-1853 2a. Dictadura 1853-1855 Pre-Reforma 1856-1857 Reforma 1861-1862 Prodemostrativo 37% 60% 28% 20% 56% 13% 39% 100% 53% 72% Segunda persona 62% 39% 71% 80% 43% 86% 60% 0% 46% 27% El análisis probabilístico proporciona ciertos indicadores de algunos de los factores que influyeron en la selección de uno u otro sistema de tratamiento. Las pruebas probabilísticas seleccionaron como variables significativas en la determinación del sistema de tratamiento la función sintáctica, la categoría gramatical, el sistema de gobierno por periodos, el número gramatical y el papel semántico, en ese orden, que indica la jerarquía de mayor a menor peso en el fenómeno, como se representa en (4). La prueba no seleccionó como variables significativas el tipo de hablante y oyente. La prueba tuvo significancia, pues su nivel fue p < .05. Se comprueban así las hipótesis 3a y 3b (véase § 5, supra). (4) Función sintáctica > Categoría gramatical > Sistema de gobierno por periodos > Número gramatical > Papel semántico Coloquio Internacional del Programa EDICE • 589 Los pesos probabilísticos de los factores que alcanzaron valores mayores a 0.5 y, por lo tanto, que influyeron más en la selección del sistema de tratamiento indirecto prodemostrativo, indican lo siguiente. Desde el punto de vista morfosintáctico y semántico (véase Tabla 5), el tratamiento indirecto se lleva a cabo predominantemente con formas prodemostrativas que no suelen ser elementos oracionales –indicados por “no se aplica”–, pues no cumplen con alguna función sintáctica o semántica, por lo tanto, permanecen como formas propias del hecho discursivo, es decir, como meros indicadores del oyente. Además, son, sobre todo, formas nominales y clíticos en tercera persona y son singulares. Quiere decir que van dirigidas a oyentes individuales. Tabla 5. Factores lingüísticos y el sistema de tratamiento prodemostrativo (N = 1208) Función sintáctica (989) (No se aplica) Objeto Sujeto Adnominal Categoría gramatical (988) Nombre Clítico Pronombre Verbo Número (884) Singular Plural Papel semántico (558) (No se aplica) Dativo Actor Undergoer Comitativo Locativo Probabilidad % N .995 .014 .009 .006 51 14 42 40 288 67 55 30 .989 .814 .221 .001 63 7 1 24 333 19 1 87 .991 .107 69 21 260 180 .586 .580 .426 .377 .068 .028 50 13 40 21 14 10 314 30 46 45 1 4 En efecto, en muchos casos, se trata de vocativos honoríficos dirigidos al Ejecutivo, al Congreso o a la divinidad, como se observa en la Tabla 6, con diversidad de expresiones nominales según el desarrollo histórico. Algunas de ellas son verdaderas fórmulas que muestran un alto grado de lexicalización, como es el caso de Vuestra Alteza, Vuestra Majestad Ilustrísima, Vuestra Excelencia, en donde vuestra ha perdido su función de posesivo, como se ilustra en (5), en donde falta la concordancia de género entre V(uestra) E(xcelencia) e investido. En cambio, el posesivo permanece con sus funciones morfosintácticas en muchas otras frases nominales, como en vuestras fortunas, sus talentos, vuestros representantes, vuestra ilustración, vuestro patriotismo, etc., todas ellas formas dirigidas al pueblo o a los legisladores. 590 • María Eugenia Vázquez Laslop (5) El pacto de Tacubaya es la ley en que está fundada la inmensa autoridad con que acaba V. E. de ser investido (26101842229016a) Tabla 6. Ejemplos de tratamientos nominales honoríficos (prodemostrativos) Oyente Generalísimo de las Armas Emperador Ejecutivo Congreso Legisladores Divinidad Fórmula Serenísimo Señor; Vuestra Alteza Vuestra Majestad Ilustrísima el Señor Victoria; el buen patriota respetable Magistrado Excelentísimo Señor Vuestra Excelencia Ciudadano Presidente Señor; Vuestra Majestad Señor Vuestra Soberanía este augusto Cuerpo la Representación nacional oh padres de la patria Señores; dignos e ilustres representantes Representantes del pueblo soberano Ciudadanos Representantes Ciudadanos diputados el Dios de la Sabiduría y de los Ejércitos la Providencia divina el Supremo Conservador de las Sociedades Año 1822 1822 1824 1837 1839 1861 1862 1822 1824 1847 1861 1821 1822 1828 1833 1861 1822 1845 1851 En cambio, los factores lingüísticos que influyeron en el tratamiento directo de segunda persona, con un peso probabilístico mayor a 0.5, indican que las formas del paradigma vos(otros) sí se codificaron como elementos sintácticos y semánticos oracionales (véase Tabla 7), es decir, como elementos del hecho relatado, pues pueden ser frases adnominales, sujetos, objetos con papeles semánticos determinados, en tanto argumentos del predicado. Llama la atención que dichas formas favorecedoras de segunda persona sean, sobre todo, flexiones verbales (casi de manera categórica) y en menor medida, pronombres, ya sea como términos de preposición o como sujetos. En efecto, esto sigue la estructura del español de sujeto tácito. Los pronombres vos y vosotros sólo se llegan a expresar por necesidades discursivas, de identificación referencial por medio del tópico, no por una obligatoriedad sintáctica, como sucede en otras lenguas europeas. Como se comprueba en los datos probabilísticos, el tratamiento directo es predominantemente plural. Quiere decir que en estos casos, los oyentes suelen ser grupos de individuos, como los legisladores, los mexicanos, etc. En cuanto al sistema de gobierno por periodo, como decía, los pesos probabilísticos señalan que es la tercera variable que más influye en la Coloquio Internacional del Programa EDICE • 591 determinación del sistema de tratamiento (véase (4), supra). Los datos de la Tabla 8 son muy reveladores en cuanto a los gobiernos que más favorecieron el tratamiento prodemostrativo. Tabla 7. Factores lingüísticos y el sistema de tratamiento de segunda persona (N = 1208) Probabilidad Función sintáctica (989) Adnominal .994 Sujeto .991 Objeto .986 (No se aplica) .005 Categoría gramatical (988) Verbo .999 Pronombre .779 Clítico .186 Nombre .011 Número (884) Plural .893 Singular .009 Papel semántico (558) Locativo .972 Comitativo .932 Undergoer .623 Actor .574 Dativo .420 (No se aplica) .414 % N 60 57 85 48 45 74 380 269 75 98 92 36 267 71 240 190 78 30 652 116 89 85 78 60 86 49 33 6 161 69 193 306 Los sistemas dictatoriales e imperiales están entre los rangos más altos, aunque también son altamente significativos los primeros años de la Reforma (1861-1862) y los años de la segunda república federal, de 1846 a 1853. A reserva de revisar los datos junto con los historiadores, podemos recordar que entre 1861 y 1862, tras la Guerra de Reforma, coexistieron tres presidentes de la república. El constitucional y liberal, Benito Juárez, tenía sedes itinerantes del Poder Ejecutivo, mientras que los conservadores tenían tomada la capital del país. Ello indica que la relación entre el Congreso y el Poder Ejecutivo era muy delicada. En cuanto al periodo republicano federal de 1846 a 1853, en la primera parte, el Congreso recobró fuerza frente al Poder Ejecutivo, pues desconoció la constitución centralista y recuperó la vigencia de la constitución federalista de 1824, con modificaciones: entre ellas, la supresión de la vicepresidencia de la república, con lo que asestó un severo golpe al Poder Ejecutivo. Tal parece que las diferencias entre liberales puros, moderados y conservadores eran prácticamente irreconciliables, por lo que difícilmente se lograban consensos. A ello hay que añadir que en esos años México atravesó por una de las guerras más dolorosas de su historia, frente a Estados Unidos, en 592 • María Eugenia Vázquez Laslop la que, recordemos, perdió una gran extensión de su territorio. Respecto de los presidentes de la república de este periodo, escribe Sordo Cedeño: Los liberales moderados hicieron la paz con Estados Unidos y gobernaron el país entre 1847 y 1853. Ni Manuel de la Peña y Peña, Pedro María Anaya, José Joaquín Herrera o Mariano Arista lograron dar estabilidad al sistema federal, bajo la visión moderada, a pesar de contar con los ingresos de la indemnización estadunidense. Ni los puros ni los conservadores llevaron una política de conciliación, aunque tuvieron participación en el juego político. (Sordo Cedeño, 1994: 157) Tabla 8. Sistemas de gobierno y el sistema de tratamiento prodemostrativo (N = 1208) Probabilidad Periodo por sistema de gobierno (920) 2a. Dictadura 1853-1855 1.00 Reforma 1861-1862 .943 1er. Imperio 1822-1823 .942 2a. Rep. Federal 1846-1853 .930 Regencia 1821-1822 .890 1a. Dictadura 1841-1843 .796 Pre-Reforma 1856-1857 .517 1a. Rep. Federal 1824-1835 .115 1a. Rep. Central 1835-1841 .046 2a. Rep. Central 1844-1846 .023 % N 100 72 60 39 37 56 53 28 20 13 42 35 23 126 40 41 70 52 35 18 Las diferencias terminaron, como era común, en una crisis militar, que desembocó en una nueva dictadura del General Santa Anna, quien para 1853 regresó al poder, esta vez, pidiendo el trato de Su Alteza Serenísima y eliminando al Congreso. Los datos estadísticos muestran el máximo uso del sistema prodemostrativo en esos años, entre 1853 y 1855. La situación inversa se presenta en la Tabla 9, en la cual se destacan los sistemas de gobierno que favorecieron el tratamiento directo deíctico: los años en los que los congresos formaban parte de una república centralista, con presidentes de la república que ejercían mayor control, pero en convivencia con un sistema parlamentario, y los primeros años de la república federal, cuando el Congreso ejercía con más fuerza la soberanía nacional. Coloquio Internacional del Programa EDICE • 593 Tabla 9. Sistemas de gobierno y el sistema de tratamiento de segunda persona (N = 1208) Probabilidad Periodo por sistema de gobierno (920) 2a. Rep. Central (1844-1846) .977 1a. Rep. Central (1835-1841) .954 1a. Rep. Federal (1824-1835) .885 Pre-Reforma (1856-1857) .483 1a. Dictadura (1841-1843) .204 Regencia (1821-1822) .110 2a. Rep. Federal (1846-1853) .070 1er. Imperio (1822-1823) .058 Reforma (1861-1862) .057 2a. Dictadura (1853-1855) 0 7 % N 86 80 71 46 43 62 60 39 27 0 113 140 133 62 32 67 193 15 13 0 Conclusión A partir de los resultados estadísticos, se puede continuar formulando nuevas hipótesis, que habría que comprobar con la revisión histórica del comportamiento de los diversos congresos: en el México de 1821 a 1862 los sistemas de gobierno monárquicos y dictatoriales, sobre todo, y algunos republicanos se asociaron a la alocución prodemostrativa y de tercera persona, por lo tanto, a los tratamientos de mayor reverencialidad entre los representantes del Ejecutivo y el Congreso; los sistemas republicanos de corte centralista, así como la primera república federal se asociaron a la alocución deíctica directa de sistemas de segunda persona, por lo tanto, a los tratamientos de menor reverencialidad entre los interlocutores legislativos y ejecutivos. Para establecer con mayor precisión un patrón de correlaciones entre factores lingüísticos e histórico-políticos, es necesario adentrarse en los acontecimientos políticos que enfrentaron los congresos, tanto en su interior como hacia el exterior del órgano legislativo. Convendría también estudiar la composición de los diversos congresos en cuanto a las facciones políticas y las características sociales de sus grupos de legisladores. La mayor o menor reverencialidad en el tratamiento no implica, necesariamente, ya sea mayor o menor distancia entre los interlocutores, ya sea mayor o menor jerarquía entre ellos. Una investigación de carácter sociopragmático y etnográfico, con un análisis del tipo de interacción verbal y de estrategias discursivas particulares arrojará más datos que permitan establecer correlaciones entre poder, reverencialidad, distancia y jerarquía en las prácticas parlamentarias. Por último, no está de más recordar que en México el cambio del sistema pronominal de tratamiento en las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo en sesiones solemnes del vos(otros) reverencial y arcaizante al de usted(es) de respeto se dio hasta las primeras décadas del siglo XX. Durante las 594 • María Eugenia Vázquez Laslop cuatro últimas décadas del siglo XIX el tratamiento entre ambos poderes fue predominantemente de segunda persona, con el sistema vos(otros), más que el sistema prodemostrativo y redujo el universo de interlocutores al presidente de la República y los legisladores o al Congreso en su conjunto, dejando atrás la diversificación de oyentes, tales como la divinidad, el pueblo, la nación, o el gabinete presidencial. Corpus Actas, ([1821] 1980) = Actas constitucionales mexicanas (1821-1824). ([1821] 1980). Introducción y notas de José Barragán Barragán, 2 ed., t. 1. México: Universidad Nacional Autónoma de México. 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Encontramos que, al igual que ocurre en situaciones de carácter más informal (Bernal, 2007), en la situación de juicio la descortesía consiste en menoscabar la imagen de alguna de las partes intervinientes, mayoritariamente en relación al desempeño profesional en el caso de los agentes profesionalizados, pero también en acciones que van en detrimento de la credibilidad de testigos y procesados. Además, observamos que se produce descortesía al violar las reglas de cortesía dictadas por lo que es convencional en esa situación. Finalmente, proponemos un tipo de descortesía que sería específico de la situación de juicio en cuanto que ciertos comentarios u observaciones por parte del Presidente del Tribunal pueden suponer un abuso del poder institucional con que está investido. Palabras clave Lingüística legal, discurso judicial, registro oral formal, descortesía, poder, imagen social. 1 Este trabajo ha contado con financiación procedente del fondo de investigación de la Escuela de Investigadores en Lenguas Románicas (FoRom) y de Spanska Fonden, ambos vinculados a la Universidad de Estocolmo (Suecia). 600 • María Bernal 1 Introducción Este trabajo se integra en el proyecto Prácticas sociales y discursivas en el contexto judicial: interacción, face y actividades de (des)cortesía en el juicio por los atentados terroristas de Madrid 2004, al cual pertenecen otros trabajos parciales donde se ha analizado, por ejemplo, el escrito de conclusiones finales del Ministerio Fiscal con el propósito de ver las funciones que desempeñan los aspectos metadiscursivos con fines de organización del discurso, señalización de actitud y búsqueda de influencia en los interlocutores (véase Bernal, 2008a). En un trabajo paralelo 2 (véase Bernal, 2009) se ha analizado la presencia de cortesía valorizante, estratégica y discursiva, además de un tipo de cortesía ritual que postulamos específica de la situación de juicio y que se relaciona con el inicio de las intervenciones y el uso de determinadas formas de tratamiento para dirigirse al tribunal. El objetivo del presente trabajo es profundizar en el análisis concerniente a las categorías de la descortesía que puedan ubicarse en un contexto institucional: la interacción que se produce en la vista oral de un juicio 3 . Nos planteamos las siguientes preguntas de investigación que han ido guiando nuestro análisis: ¿qué tipo de actividades de descortesía se producen durante el juicio oral? ¿Quién realiza estas actividades, según el rol de profesionales de la justicia o de imputados y/o testigos? ¿A quiénes van dirigidas? ¿Es posible aislar categorías de descortesía propias de la interacción judicial en particular? La descortesía ha sido vista durante bastante tiempo como subordinada a la cortesía; Lachenicht (1980) proporcionó una rápida respuesta al modelo de cortesía postulado por Brown y Levinson (1987) al presentar un modelo de descortesía. A éste siguieron otros intentos de integrar la descortesía como campo de estudio con entidad propia (Kaul de Marlangeon, 1992; Culpeper, 1996; Kienpointner, 1997; Eelen, 2001) y durante esta última década el tema ha sido cada vez más profusamente estudiado. Así, se ha producido un acercamiento a la descortesía en diferentes tipos de contexto (Culpeper, 2005, 2008; Kienpointner, 2008b; Culpeper, Bousfield & Witchmann, 2003; KrykKastovsky, 2006; Rudanko, 2006; Bousfield, 2007, 2008; Archer, 2008; Bousfield & Locher, 2008; García Pastor, 2008; Locher & Watts, 2008; Mills, 2008; Limberg, 2009). Una versión preliminar de ambos trabajos fue presentada en la ponencia “No le voy a permitir ni una: Cortesía y descortesía en el contexto judicial. El caso del juicio del 11-M” durante el IV Coloquio Internacional del Programa EDICE (Roma, 25-27 de septiembre de 2008). 3 Para una revisión de las características de los jucios españoles, véase Poblet (1998), Pascual (1999), Montolío y López Samaniego (2008), Briz (e. p.), entre otros. Algunos aspectos de este juicio en particular se tratan en Beni (2007). 2 Coloquio del Programa EDICE • 601 Los investigadores en lengua española también se han interesado por la descortesía, tanto en contextos informales (Kaul de Marlangeon, 2005, 2008; Bernal, 2007) como institucionales, como es el caso del discurso político (Bolívar, 2005, 2008) y los debates parlamentarios (Blas Arroyo, 2001; García Pastor, 2008), además de tertulias, debates televisivos (Brenes Peña, 2007, e. p.; Blas Arroyo, e. p.) y lenguaje publicitario (Alcaide, e. p.), entre otros 4 . No obstante, los estudios que se centran específicamente en la manifestación de la descortesía en el contexto judicial no son tan numerosos; entre ellos se encuentran dos estudios de perspectiva diacrónica sobre la corte de justicia británica: Impoliteness in Early Modern English courtroom discourse, de B. KrykKastovsky (2006), y Verbal aggression and impoliteness: Related or synonymous?, de D. E. Archer (2008). La interacción en los juicios se ha venido asociando más bien a comportamientos de cortesía, dadas las convenciones del registro formal (Kryk-Kastovsky, 2006). No obstante, pensamos que la descortesía no está ausente, y, como creemos poder comprobar en el análisis de las grabaciones de la vista oral de este juicio celebrado en España, se producen interacciones conflictivas en que alguna de las partes ve dañada su imagen (§ 3). La disposición de este trabajo es como sigue. Tras esta introducción, exponemos en el apartado § 2 algunas características de la situación de juicio en general y de la vista oral del juicio del 11-M en particular. Posteriormente, en el apartado § 3 analizamos los materiales en función de una serie de categorías de descortesía, para finalizar formulando unas conclusiones provisionales en el apartado § 4. 2 La situación de juicio La situación de juicio es conflictiva por naturaleza (Mosegaard-Hansen, 2008), o, en otras palabras: “since the setting of disagreements is germane to the courtroom setting, one cannot avoid disagreement there: it is the very nature of the activity going on in the courts” (Martinovsky, 2006: 2084). Martinovsky señala también que cualquier testimonio en un juicio puede constituir la base de posteriores alegaciones, de modo que el efecto de cualquier expresión (strong performatives) es más definitivo de lo que puede llegar a ser una afirmación en una conversación cotidiana 5 . Las normas institucionales constriñen el patrón de conducta de los participantes en el juicio y el espacio Merece también una mención especial el proyecto “La violencia verbal y sus consecuencias sociales”, dirigido por C. Fuentes Rodríguez (Universidad de Sevilla), que analiza la descortesía y la agresividad verbal en diferentes tipos de interacción. 5 También Atkinson y Drew (1979) señalan que el lenguaje legal proporciona un nivel más alto de especificidad y estandarización que la conversación cotidiana. 4 602 • María Bernal interaccional que ocupan, en función de sus roles profesionales, los cuales están delimitados según una jerarquía en que el juez es la figura que ostenta el poder: otorga y quita la palabra, interrumpe, amonesta, expulsa, dicta sentencia y puede, incluso, suspender el proceso (véase Briz, e. p.). La asimetría existente entre las partes intervinientes se manifiesta por ejemplo en que las partes profesionalizadas, tanto el juez como los abogados, tienen en sus manos un “instrumento de poder” que son las estrategias de interrogación empleadas (Kryk-Kastovsky, 2006: 231). Kryk-Kastovsky (2006: 214) define las características de la situación de juicio: a) el sistema de toma de turnos es más rígido que en la conversación informal cara a cara; b) el carácter institucionalizado de la interacción favorece que se produzcan expresiones formulaicas cuando las diferentes partes litigantes inician sus intervenciones; c) existen diferentes tipos de registro dentro del lenguaje legal (véase Trosborg, 1995); d) en el juicio se emplean diferentes estrategias interrogatorias que reflejan la relación de poder –asimétrica– entre los participantes; e) dado que se trata de un lenguaje de registro formal, se presupone que la cortesía está presente de modo automático. Sin embargo, Kryk-Kastovsky (2006: 215) usa diacrónicamente las definiciones de descortesía de Culpeper (1996) y Culpeper, Bousfield y Witchmann (2003) al analizar dos juicios británicos celebrados en 1685, centrándose en fórmulas de tratamiento, estrategias de interrogación (que contempla interrupciones y diferentes tipos de preguntas) y marcadores del discurso, y muestra en sus materiales que la descortesía tiene cabida per se en la situación de juicio, hecho que también podemos constatar en nuestros materiales. Según una taxonomía del lenguaje legal 6 (Trosborg, 1995: 2), el lenguaje judicial es uno de los cinco subtipos 7 que a su vez recoge los intercambios que se producen durante un juicio entre letrados y testigos e imputados, los intercambios entre jueces y letrados, así como también las intervenciones del juez al declarar la ley. Nuestro foco de atención recae en este aspecto: la vista oral del juicio, en la que está vigente la función comunicativa de aplicación de la ley 8 (Salmi Tolonen, 2004: 64). Es interesante destacar que los ciudadanos tienen en general un conocimiento escaso del funcionamiento de Para Alcaraz Varó (2005: 49) se pueden usar indistintamente los términos “lenguaje legal” y “lenguaje jurídico” para referirse al lenguaje examinado por la lingüística legal (mientras que el término “forense” quedaría reservado para el lenguaje usado en los litigios que se resuelven ante los tribunales). 7 Los otros subtipos son: el lenguaje de los documentos legales (leyes, contratos, escrituras), el lenguaje jurídico usado en los libros de texto, el habla de los abogados, y, finalmente, los intercambios entre no profesionales cuando hablan sobre la ley. 8 Esta autora propone tres tipos de funciones comunicativas en el discurso legal: “law-making, lawapplying, law-describing”. 6 Coloquio del Programa EDICE • 603 los procesos judiciales (véase Landqvist, manuscrito), especialmente en materia criminal, y, con frecuencia, se han formado una visión filmatizada de cómo transcurre la vista oral de un juicio y de las formulaciones usadas; así, por ejemplo, se podría pensar que en el momento de tomar declaración el juez usa las palabras tan comunes en el doblaje cinematográfico “¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?” 9 . En la realidad de una interacción judicial española, el juez inicia la toma de declaración a una procesada (1) o a un testigo (2) del siguiente modo: (1) PT: Carmen Toro Castro→/ (SE DIRIGE A LA SALA) silencio/ por favor// Carmen Toro Castro tiene usted derecho como ya ha oido reiteradamente a no declarar y a no confesarse culpaple y en consecuencia podrá contestar a todo lo que le pregunten↑/ a nada de lo que le pregunten↑ / o a aquello que en definitiva quiera de lo que le pregunten↑/ con independencia (de) quién les formule las preguntas/ sean las acusaciones públicas/ las acusaciones particulares/ la defensa/ o el tribunal// se solicitan para usted/ se solicita para usted una pena delito de prisión de 4 años de prisión por un delito de suministro de sustancias explosivas/ ¿se considera usted culpable o inocente de este cargo? Así, observamos que en la toma de declaración a los procesados son recurrentes las siguientes fases: 1) se formulan los derechos que amparan al procesado, 2) se explicita la pena que se le solicita y el delito al que corresponde, y 3) se le pregunta por la consideración de culpabilidad o inocencia. (2) 1. PT: 2. GV: comparece usted como sabe en calidad de testigo/ ¿jura o promete decir verdad? sí En el momento de dirigirse a un testigo –rol que sí tiene obligación de contestar a las preguntas– el juez lo hace con las palabras comparece usted como sabe en calidad de testigo/ ¿jura o promete decir verdad? 10 . También es frecuente la variante ¿jura o promete decir la verdad?; obsérvese que tanto en una como en otra variante “You do solemnly swear the testimony you are about to give in the matter now pending before the grand jury of the county of Los Angeles shall be the truth, the whole truth and nothing but the truth, so help you God”, ejemplo de Mosegaard-Hansen (2008: 1399). 10 En otra variante del español, la argentina, observamos además que el verbo ‘jurar’ aparece explicitando una pluralidad de creencias: ¿jura usted de acuerdo con sus creencias o promete decir la verdad en todo cuanto manifieste y le fuere preguntado? (fuente: http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/testimon/abarzuado_20050824.htm). 9 604 • María Bernal se deja abierta la posibilidad de declarar sin atender a elementos religiosos (cf. nota 10), contestando en base a una promesa. Este discurso judicial es un género que puede ser caracterizado como semipúblico o semiprivado, según las ideologías que prevalezcan en la sociedad en cuestión. Se puede tener acceso a los documentos judiciales por parte del público en general en determinadas sociedades y bajo ciertas circunstancias, pero no siempre son totalmente accesibles (Virtanen & Halmari, 2005: 15). El hecho de que la vista oral del juicio del 11-M fuera emitida en audiencia pública supone un ejemplo de transparencia. Ello sigue la línea establecida por el Gobierno Español al aprobar un Plan de Transparencia Judicial (B.O.E. 01-1105) para, según informan Montolío y López Samaniego (2008: 8), “lograr una mayor transparencia de los procedimientos judiciales y facilitar la gestión de la administración judicial y la comunicación con el ciudadano”; además, la Carta de Derechos de los ciudadanos ante la Justicia 11 refrenda esa necesidad de acercar la justicia al ciudadano. 2.1 El juicio del 11-M. Materiales y método El 11 de marzo de 2004 hizo explosión en Madrid una serie de bombas en cuatro trenes de cercanías. El atentado terrorista, con vinculación a grupos islamistas, se cobró 191 víctimas mortales 12 y dejó más de 1800 heridos. La vista oral del juicio se celebró en la Audiencia Nacional 13 , en unas instalaciones especialmente habilitadas para ello, y fue emitida en audiencia pública por cadenas de televisión y en Internet. Este hecho, dada la importancia y magnitud del atentado, hizo que el juicio fuera ampliamente seguido tanto por los medios de comunicación como por la sociedad en general. El juicio se celebró entre el 15 de febrero y el 2 de julio de 2007 y el fallo de la sentencia se hizo público el 31 de octubre del mismo año. Tras varias apelaciones al Tribunal Supremo, de los 27 procesados iniciales, 19 han sido condenados a penas de entre dos y cuarenta y dos mil años de prisión. 11 Ministerio de Justicia. http://www.juecesdemocracia.es/ActualidadMJU/2006/marzo/cartaderechos%5B1%5D.pdf. Fecha de consulta: 17-12-09. 12 Se cuenta una víctima más en la persona del GEO [miembro del Grupo Especial de Operaciones] que murió en el asalto al piso del barrio madrileño de Lavapiés donde un grupo de terroristas se inmoló haciendo explosionar bombas. 13 La Audiencia Nacional es un tribunal con jurisdicción en todo el territorio español y actúa sobre delitos de especial importancia, como “determinados delitos contra la Corona o miembros de Gobiernos, delitos de crimen organizado como terrorismo, narcotráfico, falsificación de moneda, y de delitos cometidos fuera del territorio nacional cuando conforme a las Leyes o a los tratados corresponda su enjuiciamiento a los Tribunales Españoles”. Fuente: http://www.audiencianacional.es/. Coloquio del Programa EDICE • 605 Los procesados fueron defendidos por 26 letrados, la mayor parte de ellos procedentes del turno de oficio, y las acusaciones particulares –en nombre de ciudadanos particulares o de asociaciones de víctimas del terrorismo– fueron representadas por 23 letrados. También estuvieron presentes tres representantes del Ministerio Fiscal, el abogado del Estado, y tres jueces que constituían el Tribunal, con el magistrado Javier Gómez Bermúdez en la función de ponente y presidente. Prestaron declaración 309 testigos y 70 peritos. A lo largo de la investigación, y como ya señalamos en trabajos anteriores (Bernal, 2009 y e. p.), se han consultado medios de comunicación de diferente orientación ideológica en cuyas páginas se siguió de modo regular y pormenorizado la vista oral 14 . La empresa de servicios jurídicos Datadiar ofreció señal íntegra del juicio (http://www.datadiar.tv/juicio11m/), cuyas grabaciones son las que hemos usado mayoritariamente en nuestro análisis. Una de las desventajas, indica Mosegaard-Hansen (2008: 1399), que encuentran los analistas al estudiar las transcripciones judiciales oficiales es que, por un lado, los rasgos paralingüísticos y no verbales normalmente quedan excluidos, y, por otro lado, las transcripciones no tienen que guardar estricta literalidad con lo dicho, además de que los errores gramaticales también pueden ser corregidos. En esa línea, encontramos en la página electrónica mencionada transcripciones, o resúmenes extensos, de cada una de las jornadas que en algún momento nos han podido servir de guía para localizar fenómenos que nos interesa analizar en detalle, pero de todos modos, hemos transliterado esas partes relevantes que nos han servido de base para el análisis 15 . Al igual que en otros estudios sobre contextos judiciales (véase Gnisci & Pontecorvo, 2004, sobre el juicio contra Sergio Cusani emitido públicamente en la televisión italiana), y como ya se indicó en Bernal (2008a y b, 2009), en que se sigue una metodología de estudio de caso 16 , la vista oral que estudiamos se compone de una sucesión de fases temáticas, cada una de las cuales está integrada por secuencias de turnos de palabra establecidos en forma de preguntas y respuestas “ruled by the law and by the normative organization ot the micro-context of the courtroom” (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 981): fase de declaración de los imputados, fase testifical, fase perital, fase de conclusiones definitivas y, finalmente, fase de derecho a la última palabra de los acusados. Frente a lo frecuentemente afirmado por los analistas de la conversación en cuanto a que la interacción entre letrado y procesado está www.elpais.com, www.elmundo.es, www.cadenaser.es, www.libertaddigital.com, http://www.almendron.com/tribuna/categoria/espana/terrorismo/madrid-11-m-2004/ 15 Se han aplicado las convenciones de transcripción del corpus Val.Es.Co. (véase Anexo). 16 Ello permite analizar un caso real que, dada las dimensiones de este juicio, ofrece un elevado número de intervenciones, tanto de profesionales de la justicia como de imputados y testigos; una limitación sería la generalización de algunos resultados (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 968). 14 606 • María Bernal estrictamente regulada por los derechos y obligaciones de cada rol, Gnisci y Pontecorvo (2004: 967) encuentran evidencia de una relativa libertad narrativa y conversacional: “the witnesses have the opportunity to change the topic, to initiate other topics, to comment on evidence, to modify the duration of turn, to interrupt, and so on”. Nos parece interesante constatar que estas observaciones sobre el juicio italiano son también aplicables a nuestros materiales españoles, como observamos en interacciones donde las intervenciones de los imputados propician un determinado seguimiento. Así, en (3) al exponer el procesado, a través de su intérprete, que pretende posponer su declaración, el Presidente del Tribunal le sale al paso, que se le quite de la cabeza (Intervención 4; en adelante abreviado, I4), aclarando que los procesados no tienen autoridad para marcar el orden del interrogatorio; de todos modos, la intervención del procesado propicia la posibilidad de usar un espacio temporal para despachar con su abogado que en un principio no estaba previsto: (3) 1. Intérprete: lo que voy a hacer es retrasar el debate tanto con los letrados de defensa como con el ministerio fiscal, más bien a retrasar esto pero noo me niego totalmente 2. PT: ¿cómo cómo a retrasar? ¿eso qué significa? 3. Intérprete: poster- quiero que sea para la semana que viene 4. PT: no/ no/ no aquí los procesados no deciden cuándo declaran// o sea eso que que se le quite de la cabeza/ podrá despachar con su abogado cinco minutos si lo cree preciso// pero absolutamente nada más/ aquí el orden del interrogatorio no lo marcan los procesados// ¿quiere despachar con su abogado cinco minutos? 3 Situaciones conflictivas y actividades de descortesía en el juicio oral del 11-M Recordemos que una de las objeciones a la influyente teoría de la cortesía de Brown y Levinson (1987) es que no trata la descortesía de modo central, hecho sobre el que han llamado la atención una diversidad de autores (§ 1). En general, seguimos los postulados de Bravo (2001, 2004, 2005), en principio orientados a la cortesía, quien define las actividades de cortesía –y consideramos que lo mismo sería aplicable a la descortesía– como categorías comunicativas de carácter sociocultural y aboga por la inclusión del efecto que produce determinada actividad para poder catalogarla de (des)cortés. Un autor muy citado en los estudios de la descortesía es Culpeper, que en trabajos individuales (1996, 2005, 2008) o compartidos (Culpeper, Bousfield Coloquio del Programa EDICE • 607 & Wichmann, 2003), ha establecido estrategias y definiciones de descortesía. Bousfield (2008) presenta una propuesta de superación de las estrategias de descortesía que suponían un fiel reflejo de las estrategias brownlevinsonianas, subsumiendo las cinco estrategias en dos: on-record impoliteness y off-record impoliteness y señalando la importancia de las actividades de imagen en una teoría sobre la descortesía. Pensamos, sin embargo, que estas estrategias aluden más al modo en que se manifiesta la descortesía que a los tipos de descortesía propiamente dichos. La definición de Culpeper (2005), en cuanto a que “Impoliteness comes about when: (1) the speaker communicates face-attack intentionally, or (2) the hearer perceives and/or constructs behaviour as intentionally face-attacking, or a combination of (1) and (2)”, ha sido comentada o ampliada por diferentes autores; por ejemplo, se llama la atención en Bernal ([2005] 2008, 2007) acerca de que la disyunción facilitaría la concepción de que el oyente no tiene un rol crucial en la percepción e interpretación de descortesía (véanse también Rudanko, 2006; Bousfield, 2008). Sin embargo, a nuestro entender, si la persona objeto de descortesía no percibe que efectivamente lo haya sido, no se podría hablar en rigor de descortesía 17 . La ausencia de efecto de descortesía no conllevaría, por ejemplo, un empeoramiento de las relaciones sociales. Además, pensamos que ambas partes deben estar en conocimiento de las reglas socioculturales vigentes en la situación. Para subsanar este problema, propusimos en Bernal (2007) la siguiente definición de descortesía: una actividad comunicativa a la que se le atribuye la finalidad de dañar la imagen del otro y que responde a códigos sociales supuestamente compartidos por los hablantes. En todos los contextos perjudica al interlocutor. El efecto emergente de esta actividad es interpersonalmente negativo, de lo cual se deduce que se ha producido una interpretación de la actividad como descortés en ese contexto (Bernal, 2007: 169). El rol del receptor queda así destacado, en la misma línea que Bousfield (2008) defiende al indicar que una descortesía exitosa no viene definida por la intención del hablante, sino que tiene que ser entendida así por el receptor: “´successful` impoliteness has to be co-constructed”. Pretendemos en este trabajo averiguar la posible extrapolación de esta definición a un contexto de carácter institucional. Aunque en principio se pudiera pensar que en la situación de juicio los conflictos son más frecuentes entre los profesionales de la justicia y los encausados, encontramos en esta vista oral múltiples instancias donde 17 Otra cosa es que sí la haya percibido pero elija una estrategia de disimulo –esto es, actuar como si no hubiera sido objeto de descortesía– por ser esto menos amenazante para su imagen. 608 • María Bernal ocurren entre las partes profesionalizadas. Los abogados, al mismo tiempo que mostrar su subordinación respecto a los jueces, deben señalizar su poder, autoridad y credibilidad ante las partes opuestas, ante sus propios clientes, y, en los casos en que se requiera según el sistema judicial, ante los miembros del jurado (Bogoch, 1999: 333). En (4) encontramos un elevado grado de conflicto entre el Presidente del Tribunal y el abogado defensor del procesado Suárez Trashorras durante el interrogatorio a un testigo. La prensa escrita se hizo eco de este conflicto que fue catalogado como de “rifirrafe” entre el juez y el abogado 18 . En I2 el Presidente del Tribunal anula la pregunta del letrado dígame por qué le ordena detener con una repetición casi literal ha explicado por qué le ordena detener para señalar que esa pregunta es superflua; el abogado aclara en I3 lo pregunta porque no lo ha entendido (pero es que no acabo de entender), hecho que es negado de modo concluyente por el Presidente del Tribunal, usted sí lo ha entendido, quien cuestiona además que el letrado esté actuando cooperativamente al afirmar que si no ha entendido es porque no ha querido. La divergencia en el punto de vista que ambos mantienen va en aumento, ya que el Presidente del Tribunal le ordena que no insista sobre la misma pregunta (I6), declara su pregunta impertinente (I10), insiste en que el órgano que se puede pronunciar sobre hechos jurídicos es el tribunal y no el testigo (I12), y elimina finalmente la posibilidad de repetir la misma pregunta (I14). Ante todo ello, el letrado explicita que lamenta discrepar y acude a una actividad de autoimagen realzando su rol profesional, esto es, su autoridad en la materia descansa en una dilatada experiencia (tengo la impresión jurídica de muchos años…), experiencia mucho más amplia que la del Presidente del Tribunal, ya que casi le dobla la edad: (4) 1. Letrado: usted tiene que perdonarme/ yo no soy un experto policial/ evidentemente/ pero es que no acabo de entender/ si no hay una declaración policial/ si un señor está colaborando/ como no es claro/ usted le ordena detener/ dígame por qué le ordena detener/ 2. PT: ha explicado por qué le ordena detener 3. Letrado: sí señoría/ [pero es que yo no lo] he entendido/ lo que quiero es que me lo explique 18 “El presidente del tribunal del 11-M se ha caracterizado hasta ahora por la dureza con la que trata a los abogados de defensa y acusación, a los que no pasa ni una sola pregunta capciosa, una impertinente (por no pertinente), un doble sentido. […] Al grano. Este miércoles en el que comparecían dos de los máximos responsables policiales cuando se cometieron los atentados ha destacado también por uno de los encontronazos más duros entre el presidente del tribunal y un letrado, el defensor de Emilio Suárez Trashorras, Gerardo Turier.” http://www.elmundo.es/elmundo/2007/04/11/espana/1176319975.html Coloquio del Programa EDICE 4. PT: 5. 6. Letrado: PT: 7. 8. 9. Letrado: PT: Letrado: 10. PT: 11. Letrado: 12. PT: 13. Letrado: 14. PT: 15. Letrado: • 609 [no no/ usted sí lo ha entendido] / si no ha entendido es porque no ha querido/ porque ha explicado lo los motivos/ otra cosa es que a usted le convenzan los motivos [no señoría no] [o pregúntele] al tribunal// pregunte lo que quiera preguntar/ pero no insista sobre la misma pregunta/ ha dicho/ que la relación de haber trabajao en la mina/ que el haberle dicho que eh- eh- su cliente/ haber comentao que↑ tras unas copas los moritos (( ))/ y el tráfico de lah llamadah/ le conducen a él a ordenar la detención// podrá convencer o no/ pero eso es lo que dice correcto/ [señoría] [otra pregunta] estoy preguntando más/ señoría/ le estoy preguntando al señor testigo/ YO le agradezco mucho a su señoría/ que me haga las explicaciones/ pero me [gustaría que] [NO NO NO] yo no le estoy dando explicaciones/ yo estoy fundamentando la impertinencia de su pregunta/ la declaración de impertinencia de su pregunta// bien/ lo que usted está preguntando/ ¿qué es concretamente? señor-/ VUELVO A INSISTIR/ señoría/ (SE DIRIGE AL TESTIGO) dígame usted en concreto un FACTUM JURÍDICO [delictivo] [no no no] un fáctum jurídico lo determina el tribunal/ perdone usted/ las detenciones pueden ser legales/ ilegales/ correctas o incorrectasseñoría [que para no-] [lo determina] el tribunal/ OTRA PREGUNTA señoría/ lamento discrepar de su señoría/ y no quiero polemizar con su señoría/ pero tengo la IMPRESIÓN jurídica de MUCHOS AÑOS/ que equivocarse en el proceso es grave/ pero equivocarse en el derecho de defensa es/ GRAVÍSIMO// por lo tanto/ le ruego señoría/ que me deje hacer la pregunta Este y otros incidentes ocurridos durante la vista oral van en la línea de lo observado por Kurzon (2001: 76) en cuanto a que las partes profesionalizadas, en el sistema de justicia estadounidense, no le huyen al desacuerdo: “we find that, in giving opinions, the last thing American judges want is to avoid conflict”. Hemos localizado un incidente que tuvo lugar durante el interrogatorio 19 del letrado Endika Zulueta a su defendido Rabei Osman El Sayed “El Egipcio”, acusado como uno de los autores ideológicos del atentado. 19 http://www.datadiar.tv/juicio11m/bd/intervencion.asp?idIntervencion=28&Idioma=es 610 • María Bernal La actividad comunicativa por parte del Presidente del Tribunal consistente en declarar reiteradamente impertinentes las preguntas de Zulueta, interrumpir y hacer ciertos comentarios inadecuados, tiene un efecto negativo sobre la imagen de rol del letrado: menoscaba su credibilidad como buen profesional, merma su capacidad de acción en el desempeño de su rol profesional (concretamente, el letrado se quejó públicamente de que no se le había permitido ejercer su derecho a la defensa); en definitiva, daña la imagen profesional de Zulueta. El efecto es interpersonalmente negativo: consideramos que se produce una interpretación de descortesía que sería válida para ese contexto. Ello lo deducimos del hecho de que el Presidente del Tribunal, en el inicio de la siguiente sesión de la vista oral, pide públicamente disculpas a Zulueta por algunas expresiones inconvenientes que había utilizado y “que no eran, sobre todo, necesarias” 20 . Las disculpas fueron aceptadas por Zulueta 21 . Volviendo a los resultados del análisis llevado a cabo en conversaciones informales, apuntamos en Bernal (2007) la necesidad de considerar tres tipos de descortesía: a) la descortesía normativa que entre personas allegadas cumple con las expectativas de la situación de riña donde se producen actos potencialmente amenazantes (reprochar, criticar, etc.) que no acarrean un efecto negativo interpersonal, sino que pueden ayudar a airear las emociones y contribuir positivamente a una solución del conflicto o incluso a una mejora posterior en la relación interpersonal (véase también Kienpointner, 2008a); b) la descortesía producida por amenazas ni atenuadas ni reparadas a la imagen del interlocutor (sea su imagen en cuanto valía personal, su imagen de rol, o la imagen grupal del interlocutor en relación a su familia, amigos u otro grupo de pertenencia); c) la descortesía por incumplimiento de las normas de cortesía, que para la situación de encuentros entre familiares y amigos abarca los actos de romper expectativas del ritual de cortesía en la situación de encuentro, en la situación ritualizada de la visita y ciertos pares adyacentes (por ejemplo, cuando la autocrítica del interlocutor es seguida de un acuerdo). Si establecemos un paralelo de estos tipos de descortesía en el discurso judicial que nos ocupa, observamos en nuestros materiales estas dos últimas http://www.telemadrid.es/contenidos/html/juicio11m/juicio11m_noticiacompleta.jsp?codigo=169468 http://www.ideal.es/granada/prensa/20070217/espana/bermudez-pide-disculpasbogado_20070217.html 20 21 Coloquio del Programa EDICE • 611 categorías 22 : descortesía por amenazas no atenuadas ni reparadas y también descortesía por incumplimiento de normas de cortesía, aspectos que iremos desgranando en lo que sigue. Bogoch (1999: 356) observa que los letrados que ocupan posiciones adversarias pueden argüir sobre los hechos, sobre la inadmisibilidad de evidencia o no, sobre el tipo de preguntas realizadas, etc., según unas expectativas subyacentes de que estos argumentos sean expuestos de modo acorde con ciertas reglas tácitas que aseguren el reconocimiento del estatus profesional de ambas partes litigantes. La ruptura de tales reglas puede llegar incluso a provocar un serio menoscabo de la relación profesional. En lo relativo a las normas vigentes que crean determinadas expectativas de comportamiento, está entretejido además el elemento de la relación de poder entre los participantes en un evento. En la misma línea que Bravo, que aboga por incluir la percepción del destinatario a la hora de dilucidar qué es (des)cortesía, ya que las contribuciones comunicativas de cada participante se van redefiniendo en el intercambio con su interlocutor/a a lo largo de la conversación (Bravo, 2002: 146), y también de otros autores que tienen en cuenta la función de evaluación del oyente (Eelen, 2001: 111; Briz, 2004) 23 , consideramos que la atribución de descortesía que la persona ofendida le haga al ofensor será clave. Una importante herramienta es acudir al efecto social (Bravo, 2004) que se evidencia en la interacción. Habitualmente, la respuesta a la descortesía –se protesta, se devuelve un insulto, se grita– se produce de modo inmediato, pero, dadas las restricciones en el uso de los turnos de palabra que la situación impone, constatamos en nuestros materiales que el efecto de descortesía puede explicitarse también en una fase posterior de la vista oral del juicio. Nos referimos, a modo de ejemplo, a la calificación que el Fiscal Jefe hace del juicio del 11-M en su escrito final de conclusiones, como situación de esquizofrenia procesal (5), expresión inapropiada que es contestada por buena parte de los letrados, tanto de la defensa como de las acusaciones particulares (Bernal, 2009, e. p.). (5) Fiscal Jefe: en un proceso judicial en el que realmente se han producido situaciones pintorescas/ que los profesalistas clásicos definirían como/ situaciones más bien propias de una esquizofrenia procesal/ porque/ se han generado/ intercambio de roles// entre las partes en este proceso/ (5’’) La primera de ellas la consideramos ligada a las interacciones entre allegados, con lazos familiares o de amistad, de ahí que quede excluida de nuestra propuesta en torno a lo judicial. 23 Véase además Bolívar (2005) y Bernal (2007). 22 612 • María Bernal Observamos en (6) el rechazo tajante que plantea una de las acusaciones particulares, que considera lo dicho por el fiscal como una falta de respeto hacia las víctimas y hacia el proceso mismo: (6) Letrado: no quisiera terminar este informe↑ sin alusión a dos cuestiones que me parecen de rigor ↑ y de obligación↑ hacer/ la primera es en respuesta a la desafortunada e inapropiada expresión proferida por el excelencentísimo señor fiscal jefe de la audiencia nacional↑ / quien en su informe oral/ tildó de esquizofrenia procesal determinadas actuaciones proces- eh profesionales/ ejercidas/ entiende este letrado/ siempre desde el principio de autonomía y libertad que nos confiere nuestro código estatutario// desde luego/ y como ya antes dijo una de las acusaciones que me han precedido↑ no deja de ser una falta de respeto/ a las víctimas y al ejercicio profesional/ de quien defiende los intereses/ en este caso/ de mi cliente// del todo modo/ dicha manifestación es desacertada↑ viniendo / de un órgano constitucional/ garante del principio de legalidad/ titular del principio acusatorio/ y perseguidor del delito/ La expresión esquizofrenia procesal es valorada con adjetivos de carga semántica negativa: la expresión es desafortunada, inapropiada y desacertada, así como los verbos acompañantes, frecuentemente de connotación negativa, proferir y tildar 24 : expresión proferida, tildó de esquizofrenia procesal. 3.1 Descortesía por amenazas a la imagen no atenuadas ni reparadas En las interacciones entre juez, en este caso el Presidente del Tribunal, y letrados, lo que el juez dice a los letrados tiene de alguna manera implicaciones en la posición de éstos frente a sus colegas y sus clientes durante el juicio (Bogoch, 1999: 358). Los comentarios pueden ir dirigidos a la relevancia de las preguntas, al manejo de los tiempos –turno de palabras, longitud de las intervenciones– y al modo en que el letrado desempeña su papel, pudiendo incluso ser cuestionada su credibilidad. También presentamos interacciones que se producen entre otras partes presentes en el juicio (§ 3.1.4). En www.rae.es el término proferir se define como “Pronunciar, decir, articular palabras o sonidos”, sin embargo, su uso viene frecuentemente asociado a elementos léxicos de carga negativa: proferir improperios, injurias, insultos, palabras hirientes, etc. Tildar es definido como “señalar a alguien con alguna nota denigratoria”. 24 Coloquio del Programa EDICE 3.1.1 Comentarios del juez a los letrados a. Sobre el turno de palabras, longitud y relevancia de las preguntas • 613 El Presidente del Tribunal es el responsable máximo de que se sigan los tiempos y de velar por que las intervenciones de los letrados se ajusten al ordenamiento jurídico. De este modo, en (7), durante el interrogatorio que el Ministerio Fiscal le está haciendo al procesado Jamal Zougam, el abogado defensor de éste interrumpe porque considera que su defendido ya había contestado esta pregunta con anterioridad. El Presidente del Tribunal rechaza esa interrupción (no vuelva a interrumpir el interrogatorio del ministerio fiscal, I3): nótese que no se dirige tanto al contenido informativo, entrando en detalles sobre si es que el acusado había contestado o no a la pregunta, sino más bien al hecho de haber sido interrumpida la declaración. Recuerda que es función suya decidir si una pregunta es relevante (pertinente) o no: (7) 1. JZ: no/ yo he estado dormiendo/ porque la noche anterior [estábamos] 2. Letrado: [señoría//] ya ha contestado 3. PT: señor letrado/ no vuelva a interrumpir el interrogatorio del ministerio fiscal/ esa es función mía/ declarar la pertinencia o impertinencia de las preguntas El hecho de preguntar repetidamente una cuestión puede llevar a contradicciones en el testimonio del testigo. De ahí que el juez, además de controlar el tiempo dedicado, haga frecuentes comentarios sobre la pertinencia y necesidad de las preguntas. Ello ocurre por ejemplo cuando el Presidente del Tribunal interrumpe, no sin ironía, el interrogatorio de una letrada de la defensa: ¿llegaremos en algún momento a las preguntas importantes para el proceso? El hecho de tacharle a un/a letrado/a su actuación por estar realizando preguntas no relevantes (esto es, impertinentes, en el lenguaje jurídico) es una actividad amenazante a la habilidad del letrado en su ejercicio profesional (Bogoch, 1999). En (8) la objeción del letrado viene del hecho de que el Presidente del Tribunal fija el fin de la sesión de ese día viernes para las cuatro de la tarde; el letrado contaba con que terminaría a las dos, con lo cual, el turno de interrogatorio a su patrocinado, en vez de posponerse hasta el lunes, tendría lugar esa misma tarde. El Presidente del Tribunal ya no sólo especifica qué decisiones le corresponde a él tomar, sino que califica la alegación del letrado de absurda: 614 • María Bernal (8) 1. Letrado: disculpe/ señoría pero hasta las dos pensábamos que tendríamos/ que era- sesión de hoy 2. PT: bien/ señor letrado// no entiendo qué problema está diciendo/ lo que me está diciendo es que usted no va a interrogar/ pero que tampoco quiere que declare su cliente 3. Letrado: no/ Jamal pensaba que no iba a declarar/ 4. PT: ¡ah! que él PENSSABA (LENTAMENTE) que no iba a declarar (TONO MOLESTO)// [bien/] la alegación es absurda// 5. Letrado: [protesto] 6. PT: señora fiscal/ proceda// haga la protesta/ constará en acta (SE DIRIGE AL LETRADO)/ proceda al interrogatorio (SE DIRIGE A LA FISCAL) Así, vemos en este ejemplo (I4) una exclamación que repite las palabras del letrado, con tono irónico: la palabra pensaba, pronunciada lentamente y arrastrando levemente la “s”, trasluce un tono molesto. A esto le sigue un rechazo de la alegación expuesta por el letrado; otra elección podría haber sido “no procede” o “no se admite”, sin embargo, el Presidente del Tribunal opta por una elección léxica (la alegación es absurda) que consideramos amenazante para el letrado. Lo anteriormente mencionado respecto al seguimiento de los tiempos, lo podemos observar en (9), donde el Presidente del Tribunal no permite que el letrado se ponga a divagar y le insta a que exponga la pregunta directamente. En este extracto consideramos que, además, se producen amenazas a la imagen profesional del letrado ya que el Presidente del Tribunal: a) le corrige repetidamente su percepción de que el testigo no ha contestado con suficiente claridad: le ha contestado con meridiana claridad; el testigo ha contestado clarísimamente (I2, I6 y I9); y b) aduce olvido por parte del letrado: primero lo presenta como una posibilidad (si usted no se acuerda eso ya es una cuestión diferente) y luego como un claro cuestionamiento sobre el motivo de la protesta (I4), o sea, si la protesta se debe a que efectivamente hay un hecho merecedor de tal protesta o si es porque ha olvidado elementos de la declaración que debería haber retenido en mente: (9) 1. Letrado: le vuelvo a preguntar 2. PT: le ha contestado con meridiana claridad// si usted no se acuerda↑ eso ya es una cuestión diferente/ por favor otra pregunta 3. Letrado: pues que conste mi protesta/ señoría Coloquio del Programa EDICE • 615 4. PT: ¿por qué? ¿por no acordarse o por5. Letrado: no/ porque el q- entiendo que el testigo no ha contestado suficientemente claro 6. PT: ▫el testigo ha contestado clarísimamente▫/ siga/ otra pregunta/ el procesado/ perdón 7. Letrado: perdón/ el procesado// eh/ vamos a ver/ señor Zujier/ usted dice que en la conversación que usted mantiene con Víctor el diecisiete de marzo ehh / mee puede decir si reconoce haberle dicho a aa Víctor vale yo voy a mover lo del teléfono a ver cómo lo puedo conseguir/ tronco 8. RZ: tronco 9. PT: lo ha dicho/ ha reconocido íntegramente [esa conversación/ señora] 10. Letrado: [señoría/ tengo que introducir] la 11. PT: no/ cuando acabamos de seguir casi tres horas seguidas de interrogatorio/ no hace falta/ o casi dos horas/ perdón También encontramos intentos por parte de los letrados de manipular el sentido de los testimonios mediante reformulación, estrategia sobre la que Gnisci y Pontecorvo (2004: 978) afirman: “reformulation is a well-established strategy, consisting of what someone said earlier. Lawyers usually use reformulations because […] often this kind of version of the facts is viewed by the court as the ‘correct’ one and so it affects the final verdict of the court”. Esta estrategia recurrente y poderosa corresponde a lo que Gibbons ha llamado control de la información, llevada a cabo a través de una estructuración de las preguntas que contiene la versión del abogado y no permite al testigo dar una versión alternativa (Gibbons, 2005: 194). En (10) es atajado un intento de manipulación del testimonio en ese sentido, al no aceptar el Presidente del Tribunal la reformulación que el letrado realiza (I15) para hacer encajar la versión de la testigo en su versión (I1 y I7) al insistir en que la testigo iba en el quinto vagón –esto es algo que ella en ningún momento afirma, ya que no sabe en qué vagón iba–; el hecho de situar a la testigo en el quinto vagón favorece a su defendido ya que él iba en otro vagón, de este modo, esta afirmación repercutiría negativamente en la credibilidad de la testigo: (10) 1. Letrado: si usted estaba al final del quinto vagón↑/// 2. PT: sí que es evidente señor letrado/ si usted dice que [es el QUInto] o es el cuarto 3. Testigo: [señor↑] 616 • María Bernal 4. PT: 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. Testigo: PT: Letrado: Testigo: PT: Testigo: PT: Testigo: PT: 14. Testigo: 15. Letrado: 16. PT: no se preocupe señora/ si usted dice que es el quinto o es el cuARto/ la testigo↑ con una fidelidad absoluta lo que dice que ella no conoce el número de los vagones yo cuando me subí al tren yo no cuento los vagones sí no se preocupe señora/ por favor no se preocupe se situó al final del quinto vagón ¿no? ¿me puede [repetir?] [ha dich-] ha dicho junto a la puerta ¿no señora? sí la puerta la puerta/ ¿la puerta de separación de los vagones? sí sí/ ahí estaba bien/ ¿ha quedao claro dónde estaba? la puerta [de separación entre el vagón donde] ella iba y el anterior [la puerta que separa los vagones] quier- quiere decir que si iba al final del quinto vagón↑ no está diciendo al final del quinto vagón/ señor letrado/ está diciendo la puerta que separa el vagón donde ella va del inmediatamente precedente/ yo entiendo que es la defensa del procesado y le estoy dando el máximo margen posible/ pero sin confundir a la testigo/ ése es el límite/ es decir la testigo dice lo que sabe/ luego lo valoraremos/ El Presidente del Tribunal toma las riendas del interrogatorio, en vez de permitirle al letrado que siga ejerciendo su papel de interrogador. Ello puede ser visto como una actividad doble: de descortesía hacia el letrado, en cuanto que cuestiona su buen quehacer profesional al confundir a la testigo, y de cortesía hacia la testigo (véase Bernal, 2009), ya que muestra consideración hacia ella, no se preocupe señora, por favor no se preocupe (I4), y no duda de la certeza de los hechos que está relatando. Estos comentarios sobre el modo en que el letrado desempeña su papel pueden tener un carácter más o menos explícito; así, el juez puede presentar las reglas del juicio, sugerir modos de mejorar el interrogatorio, pero también cuestionar la eficiencia y la responsabilidad de la actuación del letrado. Esta última es la actividad más amenazante, ya que el desempeño profesional del letrado es cuestionado y/o criticado ante sus clientes, sus colegas, y, en este caso concreto al emitirse en audiencia pública, ante el público en general. b. Sobre la credibilidad del letrado Bogoch (1999: 359) encuentra escasos comentarios directos realizados por el juez sobre la credibilidad del letrado, si bien puede ocurrir que de todos Coloquio del Programa EDICE • 617 modos sea puesta en entredicho de modo más sutil y no mediante apelaciones directas a la verdad de lo que dice el letrado. Se han dado situaciones en el juicio del 11-M en que se han presentado pruebas dudosas, como el Fiscal Jefe señala en sus conclusiones finales: (11) Fiscal Jefe: realmente/ para el ministerio fiscal/ la única alteración o manipulación constatada aquí en el acto de la vista/ es lo-/ de pruebas/ es la que se refiere al temporizador// se nos ha intentado presentar un temporizador de los habitualmente utilizados/ en sus atentados por la organización terrorista E.T.A/ un simple programador de lavadoras/// Aquí se está refiriendo a que el letrado defensor de uno de los procesados, en su afán por vincular a la banda terrorista con el atentado del 11M, presentó una prueba falsa, como se deduce del ejemplo anterior 25 . 3.1.2 Comentarios de un letrado a un/a testigo Según Gibbons (2005: 1939), en el interrogatorio de los abogados a los testigos hostiles 26 , uno de los objetivos es cuestionar la credibilidad del testigo que “se logra en parte rebajando su estatus, creando la percepción de que al testigo le falta inteligencia, madurez, ética moral, control emocional, capacidad de razonar o fiabilidad”. Esto último puede observarse en el ejemplo (12), donde consideramos que el letrado realiza una actividad de descortesía por amenazas a la imagen no atenuadas ni reparadas. El defensor de uno de los procesados realiza una aserción (ejemplo 15, I2) en cambio sí tuvo fuerzas para ir a declarar el uno de abril con la que pretende poner en evidencia la credibilidad de la testigo en el juicio (véase Gnisci & Pontecorvo, 2004: 976) al cuestionar lo afirmado por ella inmediatamente antes: si fuera verdad que no tenía fuerzas ni para consultar los medios de comunicación, no habría tenido fuerzas para 25http://www.elpais.com/articulo/espana/trampa/temporizador/elpepiesp/20070221elpepinac_ 4/Tes/: “La foto de un temporizador incautado a ETA por la Guardia Civil abrió ayer una extraña polémica en el juicio del 11-M. La foto del aparato, que tiene adherida una pegatina en la que se lee segurtasen temporizadorea, ha sido incluida en un escrito de la defensa del procesado Basel Ghalyoun, en el que se dice que es idéntico a otro hallado en el registro de la vivienda de la calle de la Virgen del Coro, donde pernoctaban el citado, Fouad el Morabit y durante 10 días el suicida de Leganés Asrih Rifaat Anouar. Sin embargo, lo único que se halló fue un temporizador de lavadoras”. 26 Esto es, testigos llamados a declarar por la parte opuesta. 618 • María Bernal trasladarse a la Audiencia Nacional y prestar declaración. El Presidente del Tribunal aclara que la pregunta es impertinente –pero no en el sentido jurídico del término, sino en su sentido literal– y señala que el letrado está incurriendo en un comportamiento descortés, una falta de educación (véase Bernal, 2007); el letrado amenaza así la imagen de la testigo al disminuir su credibilidad o fiabilidad: (12) 1. Testigo: sí/ no tenía fuerzas ni pa mirar la tele ni el periódicos 2. Letrado: en cambio sí tuvo fuerzas para ir a declarar el uno de abril↑ 3. PT: la pregunta es impertinente/ pero impertinente en el sentido literal de la palabra// señor letrado// una cosa es el derecho de defensa y otra cosa es rebasar ampliamente las reglas mínimas de educación Por otro lado, y como veremos en § 3.3 también el Presidente del Tribunal puede estar incurriendo en una conducta descortés, ya que en vez de reprenderle de una manera más neutra –por ejemplo, limitándose al primer comentario acerca de que la pregunta en sí es impertinente (I3)–, evalúa su comportamiento y lo trata de “maleducado”. Consideramos que traspasa las competencias de su rol como administrador de justicia en la vista oral para pronunciarse sobre reglas de conducta social, las cuales, en rigor, su autoridad de juez no le otorga poderes para enjuiciar. 3.1.3 Comentarios de un fiscal a un/a letrado/a En este apartado incluimos también comentarios que ridiculizan a alguna de las partes en el juicio, por ejemplo el informe de conclusiones del Fiscal Carlos Bautista contiene diversos comentarios negativos o irónicos sobre los letrados que pueden conducir a desacreditar su profesionalidad. Por ejemplo, el fiscal indica cierta torpeza o lentitud por parte de algún letrado al reaccionar ante una prueba (13) o que los letrados no están al día en los acontecimientos jurídicos (14), lo cual sería un fallo en la exigencia profesional de estar bien documentados sobre casos precedentes: (13) Fiscal CB: y que cierta perecilla intelectual por parte de alguna defensa han hecho que buscasen su fuente de origen sin aportar ninguna nueva/ como nosotros también teníamos la misma fuente/ nos ha sido muy facilito/ Coloquio del Programa EDICE • 619 (14) Fiscal CB: yo/ voy a/ obviar cualquier referencia porque creo que ya quedó suficientemente claro/ que ESTO/ es/ probablemente/ el aspecto de Barrio Sésam- de Barrio Sésamo que se perdieron algunos/ porque ya está recogido y claro del año noventa y nueve/ no son necesarios dos peritos cuando de/ laboratorios oficiales hablamos/ 3.1.4 Comentarios de un procesado a un letrado Finalmente, observamos en el siguiente extracto que se produce descortesía por amenazas a la imagen profesional de uno de los letrados, en una actividad proveniente esta vez de un procesado, Rafá Zouhier, quien le espeta al letrado de una de las acusaciones particulares (que representa a la familia de una persona fallecida en el atentado) sabrá ese letrado de colaboración con banda armada más que yo (ejemplo 15, I6). Ello se debe a que el letrado durante un tiempo estuvo encarcelado por colaborar con la organización terrorista ETA en el secuestro del empresario Emiliano Revilla en 1988 27 . Aquí se ven invertidos los papeles en cuanto al establecimiento habitual de poder entre los interactuantes –el letrado pregunta y el procesado, en una situación asimétrica de menor poder, contesta–, ya que el letrado pregunta y el procesado acusa al letrado de vinculación con banda terrorista. Tenemos aquí un ejemplo de recurso lingüístico usado para controlar la información (2005: 195), como es el tipo de pregunta empleado. El letrado usa en I4 una técnica de pregunta que Gibbons denomina “proyección” consistente en usar verbos informativos o de pensamiento y que puede ser empleada estratégicamente, ya que se presupone que el hablante se somete a la verdad que la proposición principal expresa; así, si se contesta negativamente, la negación se refiere principalmente al hecho de haber mencionado o dicho algo, pero no niega necesariamente la proposición –en este caso, le dijo que no le compraron…– que queda como presuposición. La respuesta a ello, la acusación de Zouhier supone, por un lado, que el acusado procede a una ruptura con las normas tácitas de su rol –actuar para defenderse, pero no atacar a los profesionales de la justicia–, y, por otro lado, realiza una actividad que va en detrimento de la buena imagen profesional y la credibilidad del letrado. Éste hace caso omiso de las palabras de Zouhier y sigue con el 27http://www.cadenaser.com/actualidad/audios/entrevista-ventana-gonzalo- boyeabogado/sernot/20070622csrcsr_20/Aes/ Entrevista personal con Gonzalo Boye en la Cadena Ser. Boye realizó los estudios de Derecho mientras cumplía condena en la cárcel; fue acusado de haber prestado su coche a un etarra. De la condena de 14 años de prisión llegó a cumplir 7 años 11 meses y 23 días. 620 • María Bernal interrogatorio, pero el Presidente del Tribunal lo interrumpe y rechaza en forma de amenaza –incluso gesticula apuntando con el dedo– lo dicho por Zouhier, ni se le ocurra volver a hacer eso; así, “order is first disrupted and then restored (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 971). (15) 1. PT: la constituida por doña Angélica María Geria Cortés y su hijo menor de edad 2. Letrado: con la venia de sus señorías/ señor presidente ((tengo varias preguntas)) 3. PT: me da igual/empiece 4. Letrado: perfecto// dígame una co-/ en cuantoo/ usted ha mencionao antes que eh le dijo que no le compraron a Jamal Ahmidan porque Lofti podía tener más barato/ 5. PT: ((al letrado)) 6. RZ: sabrá ese letrado de colaboración con banda armada más que yo/ que yo no sé nada// él sabe mucho más que yo 7. Letrado: bien/ con la venia señoría/ usted (( )) para que el señor Suárez Trashorras haya declarao que usted estaba8. PT: perdone señor letrado// es que ahora (( )) NI se le ocurra volver a hacer eso/ ¿me ha entendido? NI-SE-LE-OCURRA (SE DIRIGE AL ACUSADO; APUNTA CON EL DEDO, GESTO DE AMENAZA) 9. Letrado: (( )) motivo por el cual la UCO se acerca a usted o usted a la UCO?/ ¿cuál es la relación de colaboración con la UCO? En lo que sigue de la intervención, el letrado sigue preguntado pero el acusado no contesta (véanse § 3.2 y nota 28 sobre la elección del silencio como respuesta). Son, por tanto, actividades que amenazan la imagen del rol profesional de alguno de los agentes profesionalizados del juicio, o que constituyen una falta de respeto hacia las víctimas. 3. 2 Descortesía por incumplimiento de normas de cortesía en la situación de juicio En este apartado consideramos las expectativas de las normas rituales en la situación de juicio durante los interrogatorios. Aquí no estamos únicamente ante cuestiones de cortesía, sino también ante las reglas que establece el ordenamiento jurídico. Kurzon (1995: 56) indica que el silencio, también en situaciones cotidianas, es siempre interpretado y la mayor parte de las ocasiones ello va en detrimento de la persona que guarda silencio; efectivamente, en ese sentido se pronuncia la Fiscalía en el escrito de Coloquio del Programa EDICE • 621 conclusiones 28 . En la vista oral del juicio, los procesados tienen derecho a guardar silencio en la fase de interrogatorios (véase el ejemplo 1); de hecho, en este juicio gran parte de los procesados ha elegido contestar únicamente a las preguntas de su abogado defensor. En la fase testifical, por el contrario, los testigos llamados a comparecer están obligados a declarar, salvo que lo declarado pueda implicarles en un delito –hecho que además les es recordado por el Presidente del Tribunal–. El acto de habla de preguntar constituye el par adyacente “pregunta-respuesta”, esto, es, un acto de habla con la fuerza ilocutiva de un pedido de información (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 973), donde la respuesta preferida será contestar a la pregunta aportando información; otra elección posible es mantenerse en silencio. Como recuerda Kurzon (1995: 61): “the case before us, is of the witness or accused who deliberately refuses to answer a question, hence intention does play a part in this context”. Habría que tener en cuenta no sólo la intencionalidad, sino también el conocimiento, planteándose si el interrogado conoce o no conoce la respuesta; si la conoce, hay dos posibilidades, o bien que la conteste o bien que de modo no cooperativo afirme no conocerla, y en este último caso, puede optar por el silencio o por contestar no sé, no recuerdo (véase el ejemplo 16), lo cual correspondería a un patrón consciente de argumentación que Martinovski (2006: 2070) denomina lack-of-memory. Gnisci y Pontecorvo (2004: 975) indican que evadir la pregunta es una estrategia 29 a la que puede recurrir el testigo, lo cual “is regarded as problematic behaviour due, probably, to the negative effects it could have on the credibility of the witness”. En la fase testifical del juicio del 11-M fueron llamados a declarar por la defensa de uno de los procesados tres integrantes de la banda terrorista ETA que cumplían condena en prisión 30 . Se les formuló en total 63 preguntas a las que no aportaron información. El siguiente incidente ocurre durante el interrogatorio del defensor del procesado Jamal Zougam al etarra Gorka Vidal. Ante las 26 preguntas que se le formulan, Vidal se limita a contestar repetidamente que no sabe o que no se acuerda (I2, I4, I6, I8, I13). Dado que la respuesta aprobada en un juicio es la que aporta al menos algún tipo Extracto del escrito final: tenemos que hacer referencia al silencio de los imputados/ no ha sido uno sino varios los imputados/ que se han acogido a su derecho a no declarar/ es un derecho legítimo/ es un derecho constitucional/ y ninguna objeción se puede poner a ello/ pero sí debemos decir que→/ cuando se guarda silencio sí es posible valorar el silencio en relación con el resto del material probatorio/ no se utiliza en su contra/ pero sí se puede valorar para fortalecer el resto de los indicios incriminatorios que se han recogido en el procedimiento/ 29 En su estudio, la evasión en la respuesta es poco frecuente, supone el 3’2% del total de respuestas. 30 Vidal fue detenido en febrero de 2004 cuando conducía a Madrid una furgoneta con 512 kilos de cloratita. En febrero de 2007 fue condenado por la Audiencia Nacional a 22 años de prisión, como miembro integrante de la denominada “caravana de la muerte”, por los delitos de integración en organización terrorista, conspiración de estragos terroristas y transporte de artefactos explosivos. 28 622 • María Bernal información relacionada con lo que se pregunta (Gnisci & Pontecorvo, 2004: 974), esta falta de información es considerada como evasivas (I9, I11) reiteradamente por el Presidente del Tribunal, quien llega a apercibir dos veces al testigo del hecho de que la negativa a declarar constituye delito de desobediencia grave. Kurzon (1995: 63) llama la atención sobre los casos en que el silencio puede deberse a la lealtad hacia un grupo –la mafia sicialiana, por ejemplo– y se expresa como “unwillingness to testify in court, or to have any official contact with the authorities”. Consideramos que ello muy bien podría aplicarse a la situación que nos ocupa, ya que estos testigos son terroristas que no reconocen la soberanía del estado nacional español y, por ende, la del poder judicial como órgano constitucional democráticamente establecido. La tensión va en aumento: Vidal, que ya ha sonreído anteriormente ante alguna pregunta, emite ahora abiertamente unas risas tras ser preguntado por un comentario que vinculaba a la banda terrorista ETA con el atentado. El Presidente del Tribunal (I14, I16) le reprende por las risas, instándole a que conteste con cierto decoro y respeto dada la gravedad de los hechos que se están enjuiciando. (16) 1. Letrado: 2. GV: 3. Letrado: 4. GV: 5. Letrado: 6. GV: 7. Letrado: 8. GV: 9. PT: 10. GV: 11. PT: […] 12. Letrada: 13. GV: 14. PT: 15. GV: ¿qué ruta realizaron? no me acuerdo ¿llevaban ustedes un mapa de su ruta en- en la furgoneta? no recuerdo ¿qué explosivo llevaba en la furgoneta? no sé// no tengo constancia ¿dónde lo recogieron? no sé bien/ las reiteradas evasivas del testigo equivalen a una negativa a declarar/ le apercibo↑ por segunda y última vez// que/ si estimara el tribunal que usted están dando evasivas/ podría/ primero/ imponerle una multa/ y luego procesarle por delito de desobediencia grave// una cosa es que no recuerde algún detalle/ otra cosa es que [si-] [(( es que ))] GUARDE SILENCIO/ y otra cosa es que sistemáticamente diga no sé no sé no sé// señor letrado sí/ ¿sabe usted por qué Jamal Ahmidán comentó por lo del atentado del once eme estos de la eta se han pasado? (RISAS) no bien/ procure/ procure contestar con cierto decoro aunque le haga mucha gracia/ pero aquí [estamos] [es que ] Coloquio del Programa EDICE 16. PT: 17. GV: 18. PT: • 623 estamos enjuiciando un hecho muy grave/ independientemente que a usted le parezca muy risible las preguntas de la- de la acusación [es que- es que ni tenía que estar aquí] [diga usted no/ dice usted no] Y SE ACABÓ/ 31 pero NO se dedique a hacer otro comentario/ usted dice no/ no tengo nada que ver/ o no conozco/ y ya está/ nada más/ viene usted como testigo/ CONTESTE a lo que le pregunten/ salvo que yo diga que no conteste/ claro El testigo no cumple, por tanto, las expectativas de cortesía que socialmente se esperarían en cuanto a mostrar respeto por las víctimas del atentado y, en definitiva, respeto por el dolor ajeno. En ese sentido, las víctimas se sienten heridas ante situaciones de ese tipo ya que su imagen se ve dañada, perjudicada por la falta de respeto, y entendemos que se produce una interpretación de esa conducta como descortés (Bernal, 2007: 169). Finalmente, localizamos también situaciones en que el procesado no se ajusta a la norma válida para la situación, como ocurre cuando usa el prefijo de intensificación super (I2). Esta elección léxica procedente del registro coloquial es evaluada como falta de adecuación a las normas vigentes y el Presidente del Tribunal insta al procesado a expresarse con corrección. Ante los comentarios, difícilmente audibles de éste, el Presidente le avisa de que piensa actuar con severidad. Este aviso, sin embargo, escala a una amenaza (§ 3.3) a la mínima le interrumpo el derecho de defensa, ante lo cual Zouhier protesta: no sé lo que es a la mínima. Esta expresión la consideramos –dado el buen dominio del idioma español que muestra el procesado–, más que como una aseveración que indica falta de conocimiento respecto a su significado, una protesta y un intento de Zouhier de contrarrestar la amenaza del Presidente del Tribunal. Éste, efectivamente, no reacciona como si de un pedido de información se tratara, sino que lo manda callar elevando la voz y seguidamente le pasa el turno al Ministerio Fiscal para que empiece el interrogatorio: (17) 1. PT: 2. RZ: 3. PT: 4. RZ: ¿se considera usted culpable o inocente de sus cargos? superinocente señoría bien↓ el super sobre/ a partir de aHOra lo jusTIto para dar su derecho de defensa ¿eh?/ en toda su extensión pero con CORRECCIÓN (( )) 31 Este comentario fue recogido en prensa como “El «dice usted no y se acabó» de Gómez Bermúdez es digno de una antología del cheli procesal”. http://www.javierortiz.net/jor/elmundo/gomez-bermudez. 624 • María Bernal 5. 6. 7. PT: RZ: PT: 8. 9. RZ: PT: 10. RZ: 11. PT: no le voy a permitir↑ NI UNA↑ me ha entendido ¿no? perdón muy bien/ conteste en primer lugar si lo desea a las preguntas del ministerio fiscal no no es mi intención hacer [nada[BIEN] por eso le aviso antes de empezar su derecho de defensa en toda su extensión/ a la MÍNIMA le interrumpo el derecho de defensa/ perdón/ la declaración/ le mando a calabozos y ya seguiremos otro día→ º ministerio fiscal º no sé lo que es a la mínima GUAARDE SILENCIO/ ministerio fiscal Este interrogatorio, como diferentes medios de comunicación constatan32 , fue complicado dada la actitud de insolencia y de desafío (ni cuatro fiscales vais a poder conmigo) que tuvo el procesado; en este sentido, el procesado, que es jerárquicamente inferior, intenta ejercer poder a través de medios discursivos. El Presidente del Tribunal le reprendió en diferentes ocasiones llamándole la atención por sus continuas interrupciones al fiscal, le aviso por cuarta vez / me estoy cansando ya, es la última vez que se lo aviso / o respeta el procedimiento por las buenas, o por las malas, y llegó incluso a perder los estribos ¿se quiere callar de una puñetera vez?, intentando hacer valer su autoridad y marcar claramente su poder. La amenaza (“one of the most intensely face-threatening acts”, Harris, 2003: 47) ratificada por el poder institucional del Presidente del Tribunal hace explícita la norma institucional según la cual el interpelado ni puede dejar de acatarla ni puede presentar a su vez una contradirectiva o una amenaza. En la continuación del interrogatorio en la sesión de tarde, el Presidente del Tribunal interrumpió el proceso y llamó a su despacho a Zouhier y a su abogado; la actitud de Zouhier estaba propiciando risas por parte de otros acusados, lo cual era interpretado por las víctimas como burlas al proceso –recuérdese aquí lo mencionado sobre descortesía y dimensión afectiva. Consideramos por tanto que en esta situación se produce descortesía por incumplimiento de expectativas de cortesía al menos en dos sentidos: a) el procesado no acata las normas específicas de la situación en cuanto a no interrumpir a quienes están conduciendo el interrogatorio, en este caso, además, interrumpe incluso al Presidente del Tribunal, la máxima jerarquía, ante lo cual éste reacciona de la siguiente manera: 32http://www.abc.es/hemeroteca/historico-28-02-2007/abc/Nacional/de-stripper-aconfindente_1631718202479.html http://www.20minutos.es/noticia/206518/0/11-M/Zouhier/Juez/ http://www.elmundo.es/elmundo/2007/02/26/espana/1172523899.html http://www.elpais.com/articulo/espana/Rafa/Zouhier/niega/haber/oido/nada/ETA/relacion/ 11-M/elpepuesp/20070227elpepunac_7/Tes Coloquio del Programa EDICE (18) PT: • 625 Zuhier/ suficiente/ Zuhier/ mire/ que ya interrumpa a los letrados/ pase/ A MÍ NI se le ocurra/ (SE DIRIGE AL LETRADO) otra pregunta/ b) la actitud del procesado bajo interrogatorio y las risas de otros procesados, quienes no muestran respeto por la gravedad de los hechos enjuiciados (cf. también ejemplo 19): un ataque terrorista que se ha cobrado muchas vidas, además de las secuelas causadas en los supervivientes. En esta intervención del ejemplo (18) se vislumbra además una actividad latente de descortesía por parte del Presidente del Tribunal hacia el rol de letrado en lo que se podría interpretar como que se permite una acción que atenta contra el desempeño del rol de letrado (no sería lícito interrumpir al Presidente, pero sí a los letrados). Ante el inicio de protesta por parte del letrado (ejemplo 19, I2), el Presidente del Tribunal aclara y contextualiza que las interrupciones son lógicas en el fragor del interrogatorio. Esto supone una reparación (cf. el concepto de cortesía reparadora en Bernal, 2007, 2009) para atenuar el nivel de amenazas. Efectivamente, la reparación es interpretada por el letrado como disculpa y expresa su agradecimiento al Presidente, aceptando así la disculpa: (19) 1. PT: señor letrado/ (SE DIRIGIE AL PROCESADO) GUARDE SILENCIO/ la pregunta está↑ completamente contestada/ ha dicho usted el contenido de la diligencia y la valoración la hará el tribunal/ otra pregunta/ 2. Letrado: va/ señoría// es que-/ señoría/ con su veenia/ [ah-] 3. PT: [por] supuesto además no hace falta aclarar que cuando digo que PASE que se/ interrumpa con los letrados/ quiero decir que se- en el flagor 33 del interrogatorio/ (( )) 4. Letrado: evidentemente/ señoría/ muchas gracias/// bien/ 5. PT: el fragor 3.3 ¿Descortesía normativa en la situación de juicio o abuso del poder institucional? Las funciones del magistrado que preside la vista oral son: juzgar, moderar, resolver protestas, tomar notas, dictar sentencia. Según Briz (e. p.), “el tribunal está compuesto por uno o por tres jueces (magistrados, en las causas penales), 33 El Presidente del Tribunal pronuncia mal esta palabra y seguidamente se autocorrige (I5). 626 • María Bernal uno de los cuales es el todopoderoso presidente y conductor absoluto del debate, un moderador omnisciente y representante del poder máximo”. KrykKastovsky (2006: 222) encuentra en sus materiales descortesía realizada por los jueces, como el sarcasmo, lo que es muestra del poder que tiene el juez. Archer (2008), que ha estudiado los juicios con una perspectiva diacrónica, establece una diferenciación entre agresión verbal y descortesía en función del grado de intencionalidad, siendo la descortesía un caso específico de agresión verbal: en el caso de los insultos, por ejemplo, existe un objetivo primario de insultar. Esta autora afirma que “in this particular context, power tended to be exerted/challenged through verbal aggression rather than impoliteness, in the main” (Archer, 2008: 205). Esta diferenciación merecería una profundización, pero si atendemos a nuestra definición de descortesía (§ 3), lo principal no sería tanto la intencionalidad que haya mostrado el Presidente del Tribunal cuanto que pueda crear un efecto de descortesía que lesione la imagen del procesado –cuando, por ejemplo, sea tratado como persona molesta y cargante, a la que hay que mandar a hacer puñetas–. Aunque el objetivo primario del Presidente sea velar por la buena conducción del proceso judicial, el uso de formulaciones y expresiones lesivas de la imagen –sean llamadas agresión verbal o descortesía– pueden tener efectos negativos, usadas ya de modo primario ya de modo secundario. A nuestro parecer, y según hemos venido interpretando en los ejemplos (12, 17 y 18), también algunos comentarios realizados por el Presidente del Tribunal podrían ser vistos como actividad de descortesía. El Presidente desempeña un cargo investido de un poder institucional que le permite dirigir el proceso, mantener el orden en la sala, reconducir el interrogatorio, dictar sentencia, etc. Pensamos, sin embargo, que en el desempeño de su rol hay grados en que si se excede puede causarle perjuicio al acusado, dado que éste se encuentra en una situación institucional de inferioridad. En esta línea interpretamos lo ocurrido en los ejemplos (20, 21 y 22) donde el Presidente del Tribunal realiza comentarios valorativos sobre el acusado Zouhier y su conducta. La cuestión, por tanto, es si ostentar el poder en esa situación es equivalente a tener carta libre para hacer uso de la descortesía. 3.3.1 Del Presidente del Tribunal a un imputado Los ejemplos (20) y (21) sucedieron durante el interrogatorio a Zouhier, quien fue uno de los pocos acusados que contestaron a las preguntas recibidas de parte no sólo de su abogado defensor, sino también de acusaciones y Fiscalía. En (23), en un momento anterior, el Presidente del Tribunal, dio la orden de que expulsaran a Zougam por haberle dado un codazo a otro de los Coloquio del Programa EDICE • 627 imputatos que también se encontraban en el habitáculo blindado (la “pecera”). Seguidamente, el Presidente rectificó aclarando que no había sido Zougam, sino Zouhier, a lo cual le sigue un comentario valorativo sobre la conducta de Zouhier presuponiendo que siempre se conduce inadecuadamente: (20) PT: ha sido Rafá Zouhier, como siempre El ejemplo (21) sucedió durante el interrogatorio a otro procesado, pero el comentario –o, más bien, la orden– del Presidente del Tribunal iba referida a él: Zouhier estaba haciendo gestos inapropiados a modo de comentario de lo que estaba declarando Aglif, motivo por el cual el Presidente ordenó que lo sacaran de la sala. El Presidente añade un comentario valorativo ya estoy harto de sus gestos, que deja traslucir un estado emocional adverso al imputado: (21) 1. RA: 2. PT: no/ no/ no los conozco a esos dos un momentito/ se expulsa a Zuhier temporalmente de la sala// señoreh agentes/ bájenle a calabozos/ ya estoy harto de sus gestos Y en (22) la exhortación del Presidente del Tribunal a Zouhier, a quien ya le había instado a callar en varias ocasiones, deja vislumbrar su enfado: (22) PT: ¡¿quiere callarse de una puñetera vez?! Consideramos, en fin, que estas apreciaciones y juicios emocionales de valor pueden menoscabar la imagen del imputado y actuar de alguna manera en su contra, predisponiendo al tribunal, a la audiencia, en un cierto sentido. 3.3.2 Del Presidente del Tribunal a un fiscal Indica Casanovas (1997: 17) que, a diferencia del derecho norteamericano –donde se puede interrumpir a la parte contraria si se cree que vulnera la regla procesal–, en la ley española no están establecidos los procedimientos de control de calidad de la información y las reglas de intervención de las partes: “Esto coloca al Magistrado en una delicada situación, puesto que, al ser él mismo quien activa y decide al mismo tiempo, se ve 628 • María Bernal abocado al dilema de o no interrumpir demasiado para no cortar la argumentación de las partes y producir innecesarias demoras, o permitir que se viertan al jurado informaciones no validadas o actitudes destinadas más a la influencia retórica que al esclarecimiento de los hechos”. Veamos a continuación una situación que se produjo al final de la vista oral. Uno de los tres miembros del Ministerio Fiscal, la fiscal Olga Sánchez expone en su escrito de conclusiones finales (presentado en las sesiones de 1106-2007, 2 horas y 24 minutos de duración, y de 12-06-2007, 2 horas y tres minutos) los puntos referentes a la prueba y los elementos incriminatorios contra cada uno de los 27 procesados. Hacia el final de su presentación, en la secuencia inmediatamente anterior al siguiente ejemplo, la fiscal expresa su reconocimiento al trabajo de diferentes grupos y organizaciones (forenses de la Audiencia Nacional, funcionarios, etc.) y enumera los nombres de algunas víctimas, tras lo cual, al final de la intervención dirige unas críticas a los periodistas: (23) 1. OS: 2. PT: 3. OS: 4. PT: pero a TODOS/ que han sido un ejemplo de coraje/ dignidad/ y de entereza// de respeto/ de tolerancia// a todos ellos se ha dedicado el trabajo para desentrañar lo ocurrido aquel día// PERO/ el ministerio fiscal tiene que poner de manifiesto que la dignidad de los afectados↑/ y la memoria de las víctimas↑ no han sido merecedoras del tratamiento que se ha realizado↑ en algunos medios de comunicación↑ de los atentados↓ por personas que a lo mejor en su momento pudieron aprobar la carrera de periodismo pero que no tienen la ALTURA y la grandeza de una profesión tan importante en una sociedad [democrática (( ))] [no no es costumbre] deee de este presidente interrumpir los informes pero creo que ya se han excedido los límites de lo que es un informe jurídico/ reconduzca ese informe/ por favor con la venia de la sala// se han publicado o hablado cosas de este ministerio fiscal/ y de otras partes que hemos trabajado→ bien/ podrá usted ejercer las acciones o hacer lo que le parezca más oportuno/ pero entenderá que no podemos dedicar en esta sala tiempo a los reproches a lo que no son partes procesales/ aquí estamos para discutir/ valorar las pruebas/ discutir según las tesis jurídicas y concluir sobre ellas/ pero los reproches sobre personas que no comparten en proceso/ no son objeto lógicamente del proceso/ ni están en su escrito de acusación/que es el que delimita/ junto con el resto de las acusaciones/ cuál es el ámbito objetivo de esta causa Coloquio del Programa EDICE 5. OS: • 629 gracias/ señor/ en modo alguno ibaa a ejercer ningún tipo de reproche personal/ ni particular/ ni por supuesto es costumbre de este ministerio fiscal insultar a nadie/ (6´) en última instancia/ la investigación/ se ha realizado para desentrañar parte de lo ocurrido/ y dar la respuesta correspondiente a la sociedad/ del trabajo que se ha realizado en los tribunales/ aquí dentro/ y no fuera/ en otras instancias// aunque no se me permita↑ poder efectuar una serie de manifestaciones// En I2 observamos cómo el Presidente del Tribunal ataja la crítica que Sánchez hace a algunos medios de comunicación, y de una manera impersonal –se han excedido los límites– le pide que se ajuste al informe jurídico. La fiscal intenta insistir y explicar sus motivos, ya que se han publicado cosas, de nuevo es interrumpida en I4 por el Presidente 34 quien la insta a no expresar reproches (no podemos dedicar en esta sala tiempo a los reproches); ante esto, la fiscal I5 niega que se trate de reproches personales y que su intención fuera insultar a nadie. Es patente aquí la recepción del mensaje emitido por el Presidente en I4, quien, en rigor, no habló de insultos. Aquí consideramos que se ha producido descortesía debido a que la imagen de la fiscal queda puesta en entredicho (§ 3.1.1): no actúa profesionalmente ya que se deja llevar por reproches. Por otro lado, incluso se puede ver como una ruptura de las normas de cortesía para esa situación, en concreto el hecho de que el Presidente interrumpe a la fiscal (véase además nota 35). 4 Conclusiones En este artículo nos hemos detenido en la vista oral del juicio por los atentados perpetrados en Madrid el 11 de marzo de 2004. El juicio, celebrado en 2007, fue emitido públicamente por diferentes medios de comunicación, contribuyendo así al proceso de transparencia que se pretende seguir en el sistema judicial español. El objetivo principal ha sido analizar la existencia de descortesía en el juicio, un discurso institucional que normalmente viene asociado a un uso de la cortesía en cuanto que situación formal. Hemos La actuación del Presidente del Tribunal fue denostada por Jiménez Villarejo (ex-integrante del Tribunal Supremo), para quien su actuación “vulneró el derecho de la fiscal a seguir haciendo uso de la palabra y obstaculizó el presumible ejercicio de funciones que la Constitución encomienda al Ministerio Fiscal”, ya que la fiscal estaba en su derecho de plantear los problemas causados por un juicio paralelo en la prensa con el objetivo de desautorizar el proceso. Dada la misión de “velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social” que tiene el Ministerio Fiscal, “éste no puede quedar silencioso”. Ref. http://www.almendron.com/tribuna/. 23/07/07. 34 630 • María Bernal considerado pertinente observar diferentes instancias de descortesía atendiendo a las partes implicadas, dado que los roles institucionales y la adscripción del ejercicio de poder son elementos sustanciales en este contexto. Encontramos que se produce, en primer lugar, una descortesía lesiva de la imagen ajena. En este punto hemos considerado pertinente establecer una división entre quiénes realizan los comentarios y a quiénes van dirigidos, ya que es necesario considerar la familiaridad o no de los diferentes participantes en un juicio respecto al proceso en sí, dado que jueces y letrados tienen expectativas muy diferentes a las que puede tener la mayoría de los procesados y testigos que no están familiarizados con el modo de proceder en la vista oral de un juicio (Archer, 2008: 203). Entre las partes profesionalizadas (§ 3.1.1 y § 3.1.3) hemos observado lo siguiente: a) los comentarios del Presidente del Tribunal dirigidos a los letrados sobre la relevancia de las preguntas, el manejo de los tiempos – turno de palabras, longitud de las intervenciones– y al modo en que el letrado desempeña su papel (relevancia de sus preguntas, no cumple con su quehacer), pudiendo incluso ser cuestionada su credibilidad. Todo ello es una actividad amenazante a la habilidad del letrado en su ejercicio profesional; b) comentarios de fiscal a letrado donde éste es ridiculizado, por torpeza o por no estar al día en leyes y cuestiones jurídicas. En situaciones ocurridas entre roles con diferente estatus jerárquico (§ 3.1.2 y § 3.1.4) localizamos: a) comentarios dirigidos de letrado a testigo, donde la credibilidad de éste es cuestionada; b) comentarios dirigidos de procesado a letrado, en casos en que el rol que es jerárquicamente inferior intenta ejercer poder por medios discursivos. Se ven invertidos los papeles en cuanto al establecimiento habitual de poder entre los interactuantes cuando por ejemplo el procesado acusa al letrado de vinculación con banda terrorista. Por otro lado, encontramos una descortesía que surge del no seguimiento de las normas que convencionalmente rigen este determinado encuentro, sea por parte de las partes profesionalizadas (interrupciones fuera de lugar) o por los procesados y/o testigos (por ejemplo, expresar risas y no mostrar respeto por las víctimas del atentado y el dolor ajeno, que constituiría una descortesía a terceros). Finalmente, pensamos que, en el ejercicio de la justicia, el Presidente del Tribunal puede excederse en sus funciones como máximo exponente del poder institucional al realizar actividades descorteses que pueden perjudicar la imagen del procesado con comentarios negativos sobre su conducta o la propia manifestación de una disposición adversa hacia él. Nos planteamos si ello podría ser considerado un tipo más o menos normativo de descortesía propia de la situación de vista oral del juicio o si constituiría, más bien, un uso abusivo del poder con que está investida esta máxima figura; aspectos interesantes de abordar en investigaciones futuras. Coloquio del Programa EDICE • 631 Referencias Bibliográficas Adelswärd, V., Aronsson, K., Jönsson, L. & Linell, P. (1987). The unequal distribution of interactional space: Dominance and control in courtroom interaction. Text, 7, 313-346. Alcaide, E. (e. p.). La descortesía (también) “vende”: Acercamiento al estudio de estrategias descorteses en el discurso publicitario. IV Coloquio Internacional del programa EDICE. 23-26/09/2008, Roma, Italia. Alcaraz Varó, E. (2005). La lingüística legal: el uso, el abuso y la manipulación del lenguaje jurídico. En M. T. Turell (ed.), Lingüística forense, lengua y derecho. Conceptos, métodos y aplicaciones (pp. 49-66). 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Las estrategias corteses utilizadas, si bien respetan convenciones internacionales, presentan variaciones según la cultura, grupo social y lengua de cada comunidad de discurso especializado, de acuerdo con un modelo sociocultural de interacción. En el presente trabajo analizamos las estrategias corteses que utilizan los miembros de la Sociedad Argentina de Lingüística a través de la versión escrita de un corpus de ponencias publicadas en las Actas del X Congreso de la Sociedad realizado en Tucumán en el año 2005. Se analizan los comportamientos que utilizan los investigadores para el mantenimiento de las imágenes, según el modelo de análisis de Bravo (2004). Nuestro objetivo en la presente investigación es analizar los distintos comportamientos corteses de acuerdo con la variable contextual grado de polemicidad. Los resultados permiten reconocer tres variantes que se ordenan en una escala de menos a más conflictivo temáticamente: 1) si el investigador sigue una tradición ya establecida, 2) si completa lagunas advertidas en teorías vigentes y 3) si rechaza una teoría previa aceptada por la comunidad científica de su disciplina. Palabras clave estrategias corteses, discurso académico científico, ponencia, español, modelo sociocultural 638 • Liliana Cubo de Severino 1 Introducción La cortesía verbal, según Antonio Briz (2004: 67), es una estrategia dentro de las actividades de imagen de hablante y oyente que queda regulada en cada cultura, cada grupo social y cada lengua, por convenciones que establecen si un comportamiento lingüístico puede evaluarse como cortés o descortés. Dicha evaluación, a su vez, depende de variables propias de cada situación concreta tales como el grado de solidaridad entre los interlocutores –su distancia o cercanía social o funcional – , su lejanía o proximidad vivencial, el fin predominante de la interacción –interpersonal o transaccional – y el contexto cultural. En el presente trabajo 1 nos preguntamos de qué manera funciona el sistema de cortesía en las comunidades científicas en las que, según numerosas investigaciones (Swales, 1990; Bazerman, 1998; Halliday, 1998; Martín & Veel, 1998; Ciapuscio, 2003; Cubo, 2005) interactúan investigadores pertenecientes a diferentes culturas, grupos sociales y lenguas, de acuerdo con convenciones internacionales; en las interacciones no se hace explícita la distancia social o vivencial y se presenta dicha interacción como una relación simétrica en la que el fin predominante, más allá de las diferencias funcionales según clases textuales, es informar objetivamente sobre el resultado de las investigaciones. Para responder a esta pregunta realizamos un análisis de corpus y comprobamos que, si bien existen convenciones internacionales que, ciertamente, caracterizan el comportamiento peculiar de estos grupos, sin embargo, es posible comprobar que existen variaciones en la conducta social de las distintas comunidades, convencionalizadas en cada lengua, cultura y grupo social, que se deben, entre otros factores, a un funcionamiento particular del sistema de cortesía que permite interpretar las interacciones entre investigadores como corteses o descorteses, tal como afirma Briz (2004). A fin de analizar el comportamiento peculiar de estas comunidades y el funcionamiento en las mismas del sistema de cortesía, analizamos en este artículo las interacciones verbales producidas en español entre los investigadores pertenecientes a la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL) en la presentación de ponencias durante el X Congreso Nacional realizado en Salta, Argentina en el año 2005. El objetivo es caracterizar el tipo de interacción científica que se da en una comunidad formada por investigadores que pertenecen a una misma cultura, lengua y grupo social, en una situación concreta, para reconocer las marcas convencionales e interpretar las estrategias de cortesía que utilizan. Resultados parciales de la presente investigación han sido presentados en el XI Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística ( 2008) 1 Coloquio del Programa EDICE • 639 El presente artículo está organizado de acuerdo con la siguiente estructura: en la primera parte describimos el tipo de interacción verbal que aparece en las comunidades científicas, con referencia especial a la ponencia en congreso; en la segunda parte analizamos el modelo sociocultural de interacción científica del que el sistema de cortesía forma parte como principio de regulación social y en la tercera parte analizamos las estrategias corteses utilizadas por investigadores de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), en la situación mencionada. 2 Diseño de la investigación En la investigación se estudió un corpus de 236 ponencias 2 , correspondientes a 364 investigadores, que representan el total que aparece en las Actas del X Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), realizado en Salta en el año 2005. Se analizaron las introducciones de las ponencias según el modelo Create a Research Space de Swales (1990) adaptado y se las clasificó según la variable contextual grado de polemicidad de acuerdo con el movimiento retórico ocupar el nicho en el que el autor de la ponencia establece su posición relativa a investigaciones previas: 1) grado bajo de polemicidad, seguir una tradición, 2) grado medio de polemicidad, descubrir una laguna en los estudios previos y/o realizar preguntas y 3) grado alto de polemicidad, rechazar afirmaciones de otros investigadores. En el análisis se constató que en un grupo de 32 ponencias no se había explicitado este paso retórico por lo que la muestra analizada fue de 204 ponencias. Para el análisis del fenómeno de la cortesía, seguimos el modelo de Diana Bravo (2004), quien considera que la imagen refleja un compromiso del hablante con su yo social y su actuación en la interacción frente a otros. Su propuesta distingue entre una imagen de autonomía y una imagen de afiliación, categorías sociales vacías que son interpretadas de diferente modo en cada cultura. La imagen de autonomía, según Bravo, se define como el deseo de la persona de ser vista con un contorno propio dentro del grupo y la imagen de afiliación se refiere a todo aquello que permite a la persona identificarse con el grupo, es decir, percibir y ser percibido por la gente como alguien que forma parte del grupo. En el análisis ejemplar de la ponencia etiquetada como R1, dadas sus características, nos referiremos a las estrategias de cortesía mitigadora (KerbratEn el presente trabajo se considera solo el texto escrito de la ponencia publicado en Actas del X Congreso de la Sociedad Argentina de Lingüística (2005). 2 640 • Liliana Cubo de Severino Orecchioni, 2004) que están motivadas por un posible riesgo de amenaza al interlocutor y se dirigen a evitarlo, atenuarlo o repararlo. Analizamos los actos de amenaza según la propuesta para la cultura hispánica de Marta Albelda Marco (2004: 117), adaptada, que considera actos amenazantes a aquellos que dañan el prestigio público de una persona, que transmiten críticas u ofensas y, para el caso puntual analizado, nosotros especificamos, que antepone su propia opinión a la de reconocidos miembros de la comunidad a quienes desautoriza. 3 La interacción en las comunidades científicas. El género ponencia Las comunidades de discurso académico científico son sociedades sociorretóricas (Swales, 1990; Bazerman, 1998; Halliday, 1998; Martín & Veel, 1998; Ciapuscio, 2003; Cubo, 2005) formadas por grupos de personas que usan el lenguaje como una forma especial de conducta social, que tiene como objetivos mantener y extender el conocimiento del grupo e iniciar a nuevos miembros. Algunas de estas comunidades agrupan a científicos de diversas disciplinas de una misma ciencia, otras reúnen a los investigadores de una sola disciplina y existen grupos que abordan temas específicos dentro de la misma, con enfoques o teorías propias, tanto a nivel nacional como internacional. Los miembros de estas comunidades especializadas comparten objetos de estudio, usan una metodología de investigación en común, tienen canales de comunicación establecidos (congresos, revistas, páginas web, colecciones de libros) e interactúan con frecuencia, en forma oral o por escrito, usando convenciones de estilo adaptadas a las distintas clases textuales y situaciones comunicativas. Sus interacciones tienen distintos grados de formalidad, siendo la tesis de doctorado la más formal e intermedias las usadas entre autores y lectores de revistas especializadas en artículos y reseñas, o entre el expositor de una ponencia y los investigadores que hacen preguntas en un congreso. Comparten reglas sobre cómo usar e interpretar el lenguaje; aunque los investigadores hablen diferentes lenguas y vivan en distintos lugares, tienen un léxico terminológico y siglas en común. Utilizan formas estilísticas para categorizar el conocimiento tales como el uso de nominalizaciones, preferencia por la tercera persona, formas impersonales y otras opciones para desagentivar sus expresiones y lograr objetividad. Siguen convenciones relativas a la forma de citar las palabras de otro, convenciones sobre a quién se cita de manera integral y a quién no, según sea miembro reconocido o desconocido en esa comunidad. Comparten la manera de organizar sus discursos siguiendo estructuras tales como la IMRD (Introducción/Metodología/Resultados/ Discusión) en los artículos experimentales, qué debe hacerse explícito al Coloquio del Programa EDICE • 641 exponer los resultados y qué puede obviarse, qué grado de dificultad se puede admitir en un texto según los conocimientos previos que se suponen en el lector, qué ideología está detrás de cada teoría, escuela o corriente. Por todo esto, como dijimos, son una comunidad sociorretórica con convenciones universales y variaciones disciplinares, culturales y aun individuales que son aceptadas y sistemas de control que otorgan o niegan el acceso a los nuevos miembros. Pero más allá de las convenciones y variaciones aceptadas, su discurso es considerado informativo, impersonal y epistémico o constitutivo del conocimiento del grupo. Si bien algunas estrategias discursivas son comunes a todo tipo de discurso especializado, que responde a la función dominante de informar, presentan variaciones de registro en las interacciones según el tipo de evento comunicativo y su función específica: evaluar el trabajo de otro en la reseña, dirigir el aprendizaje en el manual, proponer un nuevo conocimiento en la tesis, etc. Los distintos tipos de eventos comunicativos se cristalizan en diferentes clases textuales que funcionan como estaciones (Ciapuscio, 2003) en la difusión de los resultados de una investigación. La investigación se suele formular como proyecto, exponer como informe a los organismos de control, difundir de manera sucinta en las ponencias o póster y publicar de manera completa en los artículos de investigación. En el tipo especial de interacción que se da en la clase textual ponencia o exposición de investigadores en congresos científicos, al que se refiere el presente artículo, el objetivo comunicativo es presentar los resultados de una investigación en un lapso acotado a 15 o 20 minutos a fin de conocer la opinión de sus pares antes de llegar a la publicación. Presenta la particularidad de ser una intervención monológica oral que corresponde a un texto previamente escrito. La concepción de la misma es híbrida (Dúo de Brottier, 2005) ya que ha sido escrito para ser leído o expuesto en una situación de inmediatez comunicativa, cara a cara, frente a numerosos destinatarios que podrán reaccionar aceptando o rechazando sus afirmaciones, en intervenciones dialógicas posteriores, en turnos cedidos por el coordinador de la sesión del congreso. A consecuencia de estas características del evento comunicativo, al producir su escrito, el autor de la ponencia tiene presente al posible lector o audiencia y planifica la interacción calculando el efecto de las estrategias discursivas utilizadas. Este tipo de interacción, si bien sigue convenciones establecidas por la comunidad científica internacional, presenta variaciones en las distintas comunidades de discurso, que dependen, entre otros factores, del comportamiento codificado para el mantenimiento de la imagen de autor y destinatario a través del sistema de cortesía, que es crucial para que el investigador logre la aceptación de sus puntos de vista por parte de la 642 • Liliana Cubo de Severino comunidad (Myers, 1989; Boccia de Zavala, 2000; Cubo de Severino, 2008). Por esa razón, aun cuando las convenciones del discurso académico científico explicitadas arriba son explicadas por los analistas del discurso como modos de expresar objetividad, precisión y claridad, una lectura atenta y una reinterpretación de las características textuales permiten advertir que el uso de formas impersonales, pasivas, nominalizaciones, citas de otros autores, marcas de modalidad epistémica que permitan expresar el grado de certeza de una afirmación, atenuaciones, entre otras, no siempre responden a la intención de informar (o solo a esa intención) sino que son, además, en muchos casos, comportamientos corteses que responden a un modelo sociocultural de interacción científica propio de cada comunidad. 4 Modelo sociocultural de interacción científica y cortesía verbal sistema de Según sabemos, el comportamiento de los miembros de cada grupo social responde a un modelo sociocultural de representación mental de la interacción verbal cotidiana (van Dijk, 2003) que los hablantes tienen internalizado y utilizan según el contexto y la situación comunicativa concreta en los que estén insertos. Este es un modelo que, en general, no necesita ser aprendido ni enseñado explícitamente. Es un tipo de modelo folk o, según la terminología de Lakoff (1987), un Modelo Cognitivo Idealizado creado a partir de la experiencia verbal de todos los días. Esto no es así en las comunidades de discurso académico científico. La construcción de un modelo sociocultural de interacción científica (Cubo, Israel & Zonana, 2001; Morgan, 2001) en los investigadores que recién se inician, a diferencia de los modelos de interacción cotidiana, implica un largo aprendizaje a través de lecturas de distintas clases de discursos especializados y participación en eventos científicos de su comunidad de discurso, ya que la lectura de manuales con que suele abordarse el estudio de la disciplina no es suficiente para su construcción. El investigador novel, por lo tanto, además de los necesarios logros en su investigación, necesita conocer y compartir el modelo de interacción de su comunidad de discurso científico para lograr integrarse. Uno de los sistemas que estructura estos modelos socioculturales es la cortesía, que ha sido definida como principio de regulación social de las interacciones (Leech, 1983), como mecanismo mediante el cual se busca el equilibrio de la imagen de hablante y oyente (Hernández Flores, 2003) o como una estrategia pragmática para evitar conflictos (Kasper, 1990). La pregunta que surge es ¿qué tipo de conflicto puede surgir y se quiere evitar en el discurso Coloquio del Programa EDICE • 643 académico- científico? Si analizamos el modelo sociocultural, advertimos que el pensamiento de la comunidad refleja, cognitivamente, una imagen esquemática (Lakoff 1987: 275) de la ciencia como un camino, con un punto de origen, uno de destino y una dirección. Este camino, que recorren juntos los investigadores de una comunidad, de acuerdo con reglas y convenciones aceptadas, está regido por dos principios constitutivos aparentemente contradictorios (Myers, 1989): 1) la comunidad científica es más importante que el individuo ya que sostiene el conocimiento teórico aceptado por sus miembros en general y las líneas teóricas compartidas por grupos de especialistas sobre fenómenos específicos del objeto de estudio. Pero al mismo tiempo, sostiene otro principio constitutivo que se opone al anterior: 2) la ciencia no está hecha, no es definitiva, por lo que los individuos que forman parte de la comunidad deben seguir elaborando teorías que expliquen los fenómenos y mejoren o cambien las teorías ya aceptadas. Esta oposición supone una tensión permanente y una constante amenaza de conflicto, que obliga a los autores de escritos académicos a negociar su posición frente a la comunidad. A estos dos principios se suma un tercero, el principio de cortesía, según el cual el discurso especializado consiste en interacciones entre científicos en las cuales el mantenimiento de la imagen es crucial (Myers, 1989). La negociación para lograr una comunicación eficaz se logra a través de estrategias corteses para cuidar la imagen de afiliación (para responder al primer principio: la comunidad es más importante que el individuo) y la imagen de autonomía (para responder al segundo: los individuos deben mejorar o cambiar las teorías aceptadas con resultados de investigaciones propias originales), denominaciones propuestas por Bravo (2004) como categorías vacías que en este contexto se cargan de un contenido específico. De acuerdo con el modelo de su comunidad, por lo tanto, el autor de una ponencia trata de prever la reacción de la audiencia, predice posibles actos de amenaza a la imagen de sus futuros oyentes o a su propia imagen y utiliza estrategias corteses para proteger dichas imágenes. Pero dado que cada cultura, grupo social y lengua presenta variaciones en el sistema de cortesía, no siempre coinciden las opiniones acerca de cuáles son marcas de polemicidad y cuáles son marcas corteses. Así por ejemplo, mientras algunos autores, a través del análisis de marcas fuertes de polemicidad, sostienen que la baja frecuencia de las mismas indica escasa polemicidad en los discursos en español, otros autores (García Negroni & Ramírez Gelbes, 2005) rechazan esta postura ya que consideran que también deben tenerse en cuenta las marcas débiles que señalan polemicidad, si bien morigerada, y que son muy frecuentes en los discursos especializados en esa lengua. En general se considera que un investigador puede afectar la imagen de afiliación y realizar un acto de amenaza a la audiencia que representa a su 644 • Liliana Cubo de Severino comunidad, por ejemplo, cuando se cita como el primero que afirmó algo, cuando crea un término nuevo, cuando hipotetiza sin pruebas, cuando hace afirmaciones que se oponen a teorías aceptadas por su comunidad, entre otras. Por otra parte, puede afectar la imagen de autonomía cuando presenta resultados que no aportan nuevos conocimientos. Estos actos de amenaza suelen atenuarse o repararse por medio de estrategias corteses mitigadoras tales como fórmulas de atenuación tipo “es posible que...”, “ desde mi punto de vista” ) o refuerzos de las afirmaciones propias con citas de otros autores para proteger su propia imagen de autonomía y a la vez reforzar la imagen de afiliación de la audiencia. Son más o menos corteses según el contexto, los acuerdos parciales con teorías previas con señalamiento de errores, fallas o lagunas, introducidos por conectores contrargumentativos como sin embargo, pero, no obstante, o con refutativos, concesivos o contrastivos débiles como si bien, aunque, a pesar de, pese a, no es menos cierto, por el contrario, a diferencia de, mientras que, las autocitas en las que el autor se presenta como un investigador más de la comunidad, en tercera persona, a fin de distanciarse del mensaje y acercarse al lector o audiencia (Myers, 1989; Briz, 2004; García Negroni & Ramírez Gelbes, 2005; Mendikoetxea, 2000). Pero estas marcas lingüísticas deben interpretarse en cada caso concreto, por lo que no siempre pueden hacerse generalizaciones. Otra manera de analizar el grado de polemicidad de una comunidad es observar la actitud general de los investigadores de esa comunidad con respecto a las investigaciones previas. 5 El sistema de cortesía en la ponencia El recorrido por el camino de la ciencia que realizan los investigadores de una comunidad de discurso especializado, manteniendo el equilibrio de las imágenes, se refleja en los pasos retóricos que convencionalmente estructuran los textos especializados. En la introducción de la ponencia, clase textual que aquí interesa, se reconoce un movimiento retórico que consiste en establecer un nicho (Swales, 1990), prepararse para dar un paso en ese camino. El investigador debe señalar el espacio aún no ocupado por otros investigadores para poder establecer su posición en relación con las investigaciones anteriores sobre el objeto estudiado. Ese señalamiento implica una forma de polemicidad, que se refleja verbalmente en actos de amenaza a las imágenes, en el sentido en que el sujeto de la enunciación o bien muestra las limitaciones o las insuficiencias de quienes lo precedieron en la tarea de investigación (García Negroni & Ramírez Gelbes, 2005), o bien aparece como poco original en su propuesta de investigación. En el siguiente paso o movimiento retórico, ocupar el nicho, el autor de la Coloquio del Programa EDICE • 645 ponencia explicita su posición relativa a investigaciones previas y da un paso en el camino de la ciencia. Al exponer los resultados de su investigación elige entre opciones que presentan distintos grados de polemicidad, según la conflictividad temática de su propuesta. Grado bajo de polemicidad; el autor elige la opción de seguir una tradición, en la que prevalece la imagen de afiliación correspondiente al primer principio de interacción que establece que la comunidad está antes que el individuo. Es la opción que Isaac Newton llamó un recorrido a hombros de gigantes, que permite el avance de la ciencia en la misma dirección, afianzando la teoría vigente. Grado medio de polemicidad; el autor elige la opción de descubrir una laguna en los estudios previos y/o realizar preguntas, en la que prevalece la intención de equilibrar las imágenes de autor y comunidad , por lo que el investigador acepta parcialmente las teorías propuestas pero señala una objeción o completa aspectos no desarrollados por las teorías previas. Esto lleva a un transitar de la ciencia en la misma dirección pero detiene parcialmente el avance. Grado alto de polemicidad; el autor elige la opción de rechazar afirmaciones de otros investigadores en la que prevalece la imagen de autonomía, por lo que el investigador construye una teoría o parte de una teoría que se opone a las anteriores. Esto lleva a marcar un camino alternativo que podría cambiar la dirección en el camino de la ciencia, por lo que es la opción más conflictiva. 6 Resultados 6.1 Análisis de las introducciones de las ponencias A fin de determinar de qué manera resuelven el conflicto temático en la Sociedad Argentina de Lingüística (SAL), realizamos un análisis cuantitativo y , según la posición tomada por el/los autores ante las investigaciones previas, clasificamos el total de ponencias de la muestra según la variable grado de polemicidad en las tres categorías mencionadas: 1) variante seguir una tradición, de polemicidad baja, 2) variante encontrar una laguna o hacer preguntas, de polemicidad media, y 3) variante rechazo afirmaciones de otros investigadores, de polemicidad alta. Los resultados aparecen en la Tabla 1. Tabla 1. Clasificación de ponencias por variable contextual grado de polemicidad Variantes Nº de ponencias Seguir una tradición Presentar una laguna o preguntas Rechazar una/s teoría/s TOTAL 158 39 7 204 77.45% 19.11% 3.43% 99.99% 646 • Liliana Cubo de Severino Según se observa, en la comunidad existe una tendencia marcada a utilizar la variante de grado bajo de polemicidad y conservar la imagen de afiliación con lo que se evita el conflicto. Con menor frecuencia se selecciona la variante de grado medio de polemicidad y se busca el equilibrio entre la imagen del autor y la de la audiencia, formada por los investigadores de la comunidad. Solo en un escaso 3.43% prevalece la variante de alta polemicidad que antepone la imagen del autor a la del grupo. Esto nos permitiría afirmar que la comunidad estudiada, en las ponencias, es débilmente polémica, teniendo en cuenta la manera más frecuente de resolver el conflicto temático. Por otra parte, dado que las ponencias fueron presentadas en distintas comisiones que correspondían a diferentes disciplinas o áreas temáticas, analizamos la relación en cada una de ellas, respetando la clasificación ad hoc dada en el Congreso, para ver si existía variación disciplinar en el interior de la SAL. La Tabla 2 muestra los resultados. Tabla 2. Análisis del grado de polemicidad según el área temática Áreas temáticas / Comisiones La lengua en el Quijote Lexicología, lexicografía [...] Didáctica de la lengua Análisis del discurso Nº trab. tradición% 1 laguna% rechazo% 0 0 0 0 11.42 0 13.33 0 13.33 0 16.66 0 16.6 0 100 15 100 35 88.57 60 86.66 Pragmática,semiótica, [...] Lenguas clásicas, aborígenes, extranjeras Adquisición del lenguaje Historia de la lengua española, Sociolingüística [...] 6 La escritura desde sus orígenes Oralidad e interacción Gramática del español Lingüística e Interdisciplinariedad TOTAL 7 83.33 18 83.33 6 83.3 5 0 80 20 75 25 57.14 42.85 57.14 42.85 50 25 35 50 77.45% 19.11% 12 0 0 7 0 12 25 20 15 204 3.43% Coloquio del Programa EDICE • 647 Tal como se puede observar en la Tabla 2, ordenada de mayor a menor de acuerdo con los valores de la opción seguir una tradición, existen variaciones significativas según las áreas temáticas. Se advierte un continuum con puntos extremos que aparecen marcados con negrita. El valor más alto en la opción seguir una tradición (100%) aparece en disciplinas relacionadas con la literatura y en lexicología. El valor más alto en la opción encontrar una laguna (50%) aparece en lingüística e interdisciplinariedad. Y el valor más alto en la opción rechazar una teoría (25%) aparece en la comisión de Gramática. No nos extendemos en el análisis de esta variación porque esto exigiría previamente una clasificación precisa de las disciplinas, lo que escapa al objetivo del presente trabajo. Sin embargo, creemos importante destacar que, salvo la comisión que relaciona la lingüística con otras disciplinas, que registra un 35%, 50% en las opciones 1 y 2 respectivamente, en la que la segunda opción es la más frecuente, las demás áreas temáticas presentan mayores ocurrencias en la opción seguir una tradición, lo que confirma la tendencia a evitar el conflicto y hacer prevalecer la imagen de afiliación. 6.1 Análisis de los posibles actos de amenaza y las estrategias de cortesía en un ejemplo prototípico de la variante rechazo de afirmaciones de otros investigadores Dado que la opción rechazo de una o más teorías previas, en la que prevalece la imagen de autonomía, es tan poco frecuente en la comunidad, en este tipo de evento comunicativo, nos interesó analizar cómo se resuelve el conflicto temático en los casos en que el investigador necesita elegir esta variante. Tal es el caso que analizaremos a continuación, en el que el autor, miembro prestigioso de la comunidad, continúa una investigación previa, propia y original, que sirve de punto de partida a la propuesta que realiza en la ponencia analizada. Para ello presentamos, en la Tabla 3, fragmentos significativos de la Introducción de una ponencia que pertenece a la comisión de Gramática que, según mostramos, presenta un 25% de trabajos en los que se elige la opción rechazo. En ellos distinguimos con negrita los posibles actos que amenazan la imagen de afiliación y, cuando corresponda, mencionamos las estrategias corteses para la reparación o atenuación del acto de amenaza. Tabla 3. Introducción de la ponencia R1 Estructura retórica Primer movimiento: Establecer el territorio Texto Posibles actos amenaza de Estrategias cortesía de 648 • Liliana Cubo de Severino Paso: presentación del tema Paso: mencionar estudios previos En X 2002, se estudiaron como construcciones de realce casos semejantes a. [...] Los gramáticos asignaron a esta construcción diferentes análisis. Para algunos de ellos (cf. Alcina Franch & Blecua 1975; Kovacci, 1991), la cláusula. [...] es adverbial consecutiva y omiten el valor comparativo de dicha cláusula. [...] Para otros (Moliner 1981, Butt & Benjamin, 1988), en cambio, se trata de una construcción comparativa (omiten el valor consecutivo [...]) Segundo movimiento: encontrar el nicho Paso: En el trabajo citado, rechazo de teorías para mostrar que estas previas cláusulas no pertenecían ni a la zona central consecutiva ni a la comparativa, X sostuvo que. [...] Tercer movimiento: ocupar el nicho Paso: La construcción se presentar el trabajo analizó en el marco de la actual hipótesis de realce que también sostenemos en el presente trabajo. Autocita al comienzo Desdoblamiento del discurso( X es uno del autor, uso de de los autores de la pasiva con se ponencia) Verbo ‘omitir’ que Cita no integral, lexicaliza una falla entre paréntesis, de antagonistas; año de la cita con distancia temporal mayor a 14 años Uso de conector contrargumentativo contrastivo ‘en cambio’ Verbo ‘omitir’ que lexicaliza la falla Dos autocitas ( el Nominalización trabajo citado pertenece y desdoblamiento del al autor del artículo; X autor, uso de es uno de los autores) tercera persona sing. Tres negaciones de afirmaciones de otros autores Autocita Verbo ‘sostener’, asertivo fuerte Aparición del enunciador, uso de primera persona plural [...]se afirmó además [...] Autocita Verbo ‘afirmar’, asertivo fuerte [...] se dijo también. [...] Autocita Verbo ‘decir’, asertivo débil [...] mostrándose. [...] Cita no integral de antagonistas; año de la cita con distancia temporal mayor a 14 años ;‘omitir’ entre paréntesis Autocita Verbo Uso de pasiva con se; Desdoblamiento del autor, uso pasiva con se Desdoblamiento del autor, uso de pasiva con se Desdoblamiento ‘mostrar’, del autor, uso de Coloquio del Programa EDICE • 649 evidencial En síntesis, se sostuvo. [...] Paso: En el presente trabajo, presentar objetivos perseguimos el objetivo de encontrar correlaciones entre esta hipótesis pragmáticosintáctica y [...] pasiva con se Autocita Desdoblamiento Verbo ‘sostener’, del autor: uso de asertivo fuerte pasiva con se Autocita referida por Aparición del el deíctico enunciador, uso de primera persona plural ;verbo atenuador ‘perseguir’ Si analizamos los posibles actos de amenaza en el texto, advertimos que aparecen, por un lado, las autocitas y por otro, las críticas a otros autores que se instancian a través de expresiones que lexicalizan una falla, negaciones, verbos de modelidad epistémica, asertivos y evidenciales, y un conector contrargumentativo. A estos actos de amenaza corresponden distintos tipos de estrategias corteses. Con respecto a la autocita, consideramos que si bien el hecho de que un autor se cite a sí mismo no es en sí una amenaza a la imagen de los lectores, en el texto analizado y de acuerdo con el modelo sociocultural de interacción de la comunidad en que se presenta, sí es un acto de este tipo por distintas razones. Una de las razones es que la autocita aparece en solitario. Según estudiosos de las convenciones del discurso especializado, la comunicación científica es un campo de negociación social (Myers, 1989) que, como dice Bazerman (1998: 16) muestra a la ciencia como ya hecha, como cooperativa y armoniosa, si bien cuando se está haciendo puede ser competitiva y contenciosa. Esta negociación lleva a los investigadores a establecer un tipo especial de intertextualidad que los lleva a cuestionar y oponerse a otros, por una parte, y a buscar aliados, por otra. Las citas y referencias a otros textos, por lo tanto, sirven de redes que crean alianzas sociales. Cada acto de referencia o cita es un acto de afiliación, o una demostración de alianzas que deja a otros afuera. En este contexto cultural, por lo tanto, la autocita “en solitario”, sin citar el trabajo de otros que compartan sus ideas, se considera una imposición a los demás miembros del área de estudio (Myers, 1989: 3). En el texto que nos ocupa, dado el carácter original de la propuesta, la autocita del autor no muestra relaciones con otros trabajos, no crea alianzas, por lo que deja a todos, a la audiencia, a los lectores y a los demás miembros de la comunidad, fuera de la red. Este acto de amenaza, fuerte en un contexto cultural en el que se privilegia el grupo sobre el individuo, se intensifica por aparecer la autocita encabezando el texto, con una construcción que focaliza el tema y por aparecer reiterada 650 • Liliana Cubo de Severino nueve veces en la Introducción de la ponencia, reforzando la amenaza. Las estrategias de cortesía mitigadora utilizadas por el autor son: la presentación de su trabajo como un espacio textual ajeno, el uso de la pasiva con se y de la tercera persona singular, que le permiten un desdoblamiento cuya intención no es desagentivar sino reparar el posible acto de amenaza y atenuar el efecto de la autocita, mostrándose como un investigador más de la comunidad. En efecto, para atenuar, el autor se desdobla (Myers, 1989) en escritor enunciador e investigador. Aparecen dos diferentes voces del autor, la voz que habla en el texto, en este caso representado por el ‘nosotros’ que involucra al segundo autor y la voz del investigador cuyo trabajo se describe, que aparece, con nombre propio, como una referencia a otro investigador más. El otro acto de amenaza que realiza el autor en su texto es su oposición a la opinión de todos los otros investigadores que cita, con nombre propio, y critica, ya sea con expresiones que lexicalizan fallas atribuidas, con el uso de negaciones reiteradas que expresan su oposición a las ideas de los otros o con el uso del conector contrargumentativo con el que opone a los otros entre sí. La estrategia de cortesía mitigadora que utiliza para atenuar estos actos de amenaza es el uso de paréntesis, que le permite negociar citas integrales y no integrales y colocar entre paréntesis, sacar de su texto, lo que considera amenazas demasiado fuertes. Si bien los investigadores a los que se opone son reconocidos miembros de la comunidad lingüística internacional, se podría considerar atenuador el hecho de que las citas son temporalmente mayores a 14 años. Finalmente, otra estrategia cortés utilizada es la selección del verbo “perseguir”, marca de modalidad epistémica no asertiva que suspende temporalmente la certeza de sus afirmaciones. De esta manera contrarresta la fuerza de otros verbos de modalidad epistémica asertiva como “sostener”, “afirmar” y evidenciales como “mostrar” que presentan las autocitas. 6 Discusión final Los resultados de la investigación presentada muestran la relatividad cultural del fenómeno de la cortesía aun en textos altamente convencionalizados como los discursos académico científicos, tal como expusimos en la introducción del presente trabajo. Las ambigüedades pragmáticas que se presentan al lector de discursos especializados para asignar el valor y la función a determinadas marcas discursivas convencionales se resuelven en el marco del modelo sociocultural de interacción científica de la comunidad huésped y en la situación de uso en que estas aparecen. Es el sistema de cortesía del modelo de una comunidad concreta el que permite al Coloquio del Programa EDICE • 651 autor perfilar la audiencia, prever posibles actos de amenaza y tomar decisiones retóricas relativas al uso de estrategias corteses, en situación. Del análisis del corpus surge la evidencia de que existe un alto grado de dependencia entre las opciones retóricas seleccionadas por los autores de las ponencias, el modelo sociocultural de interacción científica y la situación de uso en la que aparecen. En efecto, en la Sociedad Argentina de Lingüística, los autores resuelven (o evitan) el conflicto temático, en general, haciendo prevalecer el primer principio de interacción: “la comunidad es antes que el individuo” por lo que la opción seleccionada con más frecuencia es seguir una tradición que cuida la imagen de afiliación con los actos de referencia o cita a otros autores con los que comparte sus ideas. Con menor frecuencia y una significativa diferencia con respecto a la primera opción, los autores deciden buscar el equilibrio y cuidan tanto la imagen de afiliación como la de autonomía, por lo que eligen la opción buscar una laguna o hacer preguntas, que es una manera de negociar los desacuerdos, aceptando parcialmente las ideas de los otros. Es muy poco frecuente que elijan la opción rechazar teorías previas en la que el autor cuestiona y se opone a las ideas de los otros, por lo que prevalece la imagen de autonomía. De acuerdo con estos resultados, podemos sostener que el modelo cultural de interacción científica en la comunidad de la Sociedad Argentina de Lingüística es débilmente polémico, tal como sugieren algunas investigaciones previas. Dado el tipo de datos manejado, no podemos generalizar esta afirmación a todos los géneros de discurso científico. Con respecto a la interpretación de marcas lingüísticas convencionales de objetividad y/o de cortesía, el análisis de un caso mostró que, de acuerdo con nuestra hipótesis, el uso de las formas “pasiva con se” y “tercera persona singular”, además de su valor y función convencional de objetividad y desagentivación, pueden cumplir una función pragmática de cortesía cuando coocurren con actos de amenaza a la imagen del lector y/o de la audiencia. En esos casos, el objetivo comunicativo de atenuar el acto de amenaza motiva la sintaxis. Finalmente, respecto de los actos de amenaza, podemos afirmar que la estrategia retórica de “autocita” funciona como un acto de amenaza cuando los destinatarios pertenecen a una comunidad que actúa de acuerdo con un modelo sociocultural de interacción científica en el que la comunidad es antes que el individuo y el autor cita sus trabajos sin formar parte de una red de alianzas con otros investigadores que compartan sus ideas. El acto de amenaza es más intenso si la autocita se utiliza, como en la ponencia analizada, para rechazar todas las teorías anteriores citadas. Este análisis ejemplar muestra la necesidad de enmarcar el estudio del fenómeno de la cortesía en un modelo sociocultural determinado a fin de 652 • Liliana Cubo de Severino explicar por qué determinados actos amenazan una imagen y por qué determinadas estrategias tienen un valor cortés. Referencias bibliográficas Albelda Marco, M. (2004). Cortesía en diferentes situaciones comunicativas. La conversación coloquial y la entrevista sociológica semiformal. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español, pp.109-133 Barcelona: Ariel Lingüística. Bazerman, Ch. (1998). Emerging perspectives on the many dimensions of scientific discourse. En: J. R. Martin & R. Veel (Eds.), Reading Science. Critical and Functional Perspectives on Discourses of Science, pp.15-31. London: Routledge. 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Para ello se analizará el dinamismo existente en la interacción entre médico y paciente, para así dar respuesta a preguntas tales como: ¿Cuáles son los principios sociopragmáticos de la interacción que gobiernan en este contexto? ¿Cómo se desarrollan las relaciones de poder entre médico y paciente en español peninsular? ¿Cómo se reflejan los Principios Sociopragmáticos de la Interacción, los derechos y obligaciones y relaciones de poder en la comunicación?. Este trabajo demuestra que las relaciones de poder en el contexto español se caracterizan por cierta flexibilidad, puesto que no sólo dependen del contexto institucional en el que se desarrollan, sino que también vienen determinadas por la elección que los interlocutores hagan in situ de los valores socioculturales imperantes en tal contexto. Dichos valores se traducen comunicativamente hablando en los principios de afiliación y auto-afirmación. Palabras clave Principios sociopragmáticos de la interacción, poder, cortesía, relaciones interpersonales, consultas médicas 656 • María de la O Hernández López 1 Introducción 1.1 De la cortesía lingüística a la gestión de las relaciones interpersonales Desde la aparición del modelo de Cortesía de Brown y Levinson (1978, 1987) y la Teoría de la Relevancia (Sperber & Wilson, 1987, 1995), las últimas décadas se han caracterizado por una división de estudios de pragmática que, o bien parecían ser de corte social, o bien imperaban en componente cognitivo, de modo que la comunicación estaba condenada a ser vista de manera parcial, según el prisma que se decidiera utilizar. Sin embargo, los últimos años ha supuesto un giro en tanto en cuanto la tendencia es la búsqueda de un modelo más completo donde la comunicación es vista como una complejidad de elementos que sólo cobran sentido cuando están integrados entre sí. Dentro de esta visión socio-psicológica es donde se encuentra la pragmática interaccional (Arundale, 2006) y la gestión de las relaciones interpersonales (Spencer-Oatey, 2000, 2008). Ésta es precisamente la perspectiva adoptada para el presente trabajo, donde también se tienen en cuenta trabajos de cortesía aplicados al mundo hispano (Bravo, 1999, 2003; Cordella, 2007; Fant, 2007). Dentro de lo que Arundale (2006) llama Pragmática Interaccional, la cortesía se sitúa en un punto intermedio entre la cortesía teórica tradicional y la teoría de la Gestión de las relaciones interpersonales (GRI, o Rapport Management, Spencer-Oatey, 2000, 2008), marco teórico en el que se basa este trabajo. Es cierto que esto se podría interpretar como una mezcla de lo ya investigado hasta ahora. Sin embargo, más que eso, la gestión de relaciones interpersonales constituye un único marco desde donde se pueden explicar todos aquellos factores sociales, psicológicos, interpretativos, culturales y situacionales que, de forma integrada y conjunta, influyen en la comunicación. Esta perspectiva, por tanto, rechaza no sólo la predicción de teorías a priori, sino que también propone el análisis de datos en toda su complejidad para poder desentrañar un modelo post facto. En la misma línea se mueve Arundale (2004, 2006), al afirmar que un modelo de comunicación robusto debe ser dinámico, donde el concepto de imagen no es individual, sino que se forma en el proceso relacional de la interacción. Es decir, que el concepto de imagen no es intrínseco de cada persona; los participantes de una interacción no tienen una imagen sincrónica, sino que ésta se va constituyendo a lo largo de la interacción. Esto se relaciona con lo que Heritage (1984: 242) llama relationship-shaped y relationship-renewed, es decir, que el significado interaccional de la imagen dependerá, en gran medida, de si es una relación que se establece por primera vez o si se trata de una relación ya conocida pero que se renueva en cada interacción. Para el presente estudio sólo se tendrán en cuenta interacciones Coloquio del Programa EDICE • 657 donde los interlocutores se conocen de antemano. En la misma línea están Locher y Watts (2005) con lo que ellos llaman “Trabajo Relacional” (relationalwork) y la Gestión de Relaciones Interpersonales (Rapport Management, SpencerOatey, 2000). La razón por la que el presente estudio se basa en la Gestión de Relaciones Interpersonales es, por un lado, porque hay una necesidad de categorizar la realidad comunicativa no sólo a través de descripciones pragmalingüísticas sino también de las percepciones sociopragmáticas. Por otro lado, estudios anteriores de pragmática muestran cómo el foco de atención sigue siendo consideraciones de imagen, ignorando así la importancia de otros factores relevantes en la comunicación que funcionan de forma paralela a la imagen. Es el caso de los derechos y obligaciones de la interacción, inicialmente introducidos por Fraser (1990) y más tarde explicados de manera exhaustiva por Spencer-Oatey (2000, 2008). Siguiendo a Spencer-Oatey, los derechos y obligaciones de la interacción se refieren a las expectativas sociales que cada individuo posee para sí y para los demás (2008: 11). Este trabajo pretende analizar, pues, cómo esos derechos y obligaciones de la interacción se reflejan en la comunicación y cómo interactúan junto con consideraciones de poder entre médico y paciente. Sin embargo, para desentrañar factores de tal abstracción sociocultural es necesario tener en cuenta datos concretos que nos hagan ver por qué existen percepciones variables en cuanto a derechos y obligaciones. Necesitamos, pues, de Principios Sociopragmáticos de la Interacción (Spencer-Oatey & Jiang, 2003; Hernández-López & Placencia, 2004), aquellas “máximas”, “principios” o “limitaciones” que los individuos de una comunidad poseen de manera implícita, que están sujetos a variación contextual y que conocen consciente o inconscientemente a la hora de comunicarse. Puesto que los PSIs están relacionados con valores, eso significa que pueden ser explicativos de cada situación en cada cultura, y pueden ser adaptados de estudio a estudio también. Éstos influirán en el tipo de estrategia utilizada y en la gestión de las relaciones interpersonales y/ o consideraciones de imagen. Los principios sociopragmáticos se diferencian de estrategias pragmalingüísticas en tanto en cuanto un mismo principio puede codificarse lingüísticamente de diversas maneras. Según Spencer-Oatey (2000, 2008) hay unas necesidades de imagen y de derechos y obligaciones que necesitan encontrar un equilibro en la interacción en relación con las necesidades de la tarea que se está desarrollando junto con la comunicación de los interlocutores, de manera que cada sociedad desarrolla ciertas normas para conseguir una comunicación adecuada. Es la visión de la comunicación como continuo que ya fue defendida por Lavandera (1988) en estudios de cortesía del mundo hispánico. 658 • María de la O Hernández López 1.2 La cortesía comunicativa en el mundo hispánico En cuanto al contexto teórico encontrado en el mundo hispánico, se tomará como base lo que Bravo (2005) llama ‘pragmática sociocultural’, también mencionado por Locher y Watts (2005) y otros. Bajo este término no sólo se tienen en cuenta categorías lingüísticas aisladas, sino también el nivel evaluativo del lenguaje. Se tiene en cuenta, por tanto, el nivel lingüístico junto con las intenciones de los hablantes y sus posibles interpretaciones. Se considera que, si este estudio pretende examinar el comportamiento comunicativo (no la comunicación en sí), no puede seguir haciéndolo bajo teorías de ‘pragmática formal’, como ocurre con los trabajos de Brown y Levinson (1978, 1987), Lakoff (1973) y Leech (1983). Obviamente, para tener en cuenta el comportamiento comunicativo de los hablantes, estaremos hablando de actitudes, y por tanto no sólo “interesa la configuración psicológica del individuo en tanto explicación de la motivación para el comportamiento cortés” sino también, y más relevante, “la cortesía está relacionada con la conducta social y el contexto sociocultural compartido por los miembros de una comunidad de habla” (Bravo, 2005: 23). Se pretende así dar cuenta de la versatilidad del contexto del usuario y no de teorías preestablecidas. En este sentido, el presente estudio se acerca más a lo denominado como ‘cortesía estratégica que ‘cortesía normativa’, que se refiere a “un tipo de cortesía que tiene en muchos casos un bajo nivel de convencionalización” (Bravo, 2005: 47). Asimismo, Fant (2007) relaciona el término ‘estilo comunicativo’ a los modos de pensar y sentir de los interlocutores tanto como individuos como parte de un grupo. También reconoce que el nivel de asertividad o autoafirmación de los españoles es mayor que por ejemplo la cultura sueca, y reconoce que los términos autonomía y afiliación pueden ser explicativos y reveladores en estudios comparativos culturales. Como indica Placencia (2007: 373), paradigmas de gestión interrelacional como los de Spencer-Oatey (2000, 2008) en el mundo anglosajón y Fant (2007) recogen la complejidad de la interacción comunicativa a la vez que ofrecen un nexo entre la posición relativista de Bravo (1999), Bravo y Briz (2004) como uno de los máximos exponentes en el mundo hispánico y la postura universalista de Brown y Levinson (1978, 1987). Sin embargo, este modelo de comunicación interpersonal todavía necesita ser analizado empíricamente. He aquí el presente trabajo. Coloquio del Programa EDICE • 659 1.3 Principios sociopragmáticos de la interacción en consultas médicas Este trabajo presenta un análisis de la interacción entre los derechos y obligaciones, relaciones de poder y principios sociopragmáticos de la interacción en consultas médicas, siguiendo el modelo de Spencer-Oatey (2008). De este modo podrá verse cómo la percepción de los roles establecidos está sujeta a variación cultural y situacional. Según la autora, los derechos y obligaciones pueden ser contractuales, ligados a los roles de forma implícita o explícita o bien derechos y obligaciones basadas en convenciones de comportamiento y estilos comunicativos. Se tendrán en cuenta las dos últimas bases en relación con la dimensión poder, con especial énfasis en las convenciones de comportamiento. Spencer-Oatey (2008) identifica dos principios básicos, el de equidad y el de asociación. Si bien el primero está relacionado con el individuo, el segundo se relaciona más con el individuo en relación con otros. En ambos casos, dichos principios reflejan valores basados en lo que se considera un derecho o una obligación. Por un lado, la equidad puede estar relacionado con lo que los interlocutores consideran un trato justo (escala coste-beneficio) para ambas partes. Por ejemplo, un derecho básico en la consulta médica puede ser el ser atendido por el médico, que deberá proporcionar medidas para el problema de salud. A su vez, los participantes querrán encontrar un equilibrio entre la autonomía y la imposición, es decir, hasta qué punto se impone o se negocia, y hasta qué punto hay libertad de acción. Mientras que los principios de equidad se relacionan con el trato que el individuo quiere recibir y proporcionar, los derechos y obligaciones de asociación hacen referencia a aquello que se proporciona o recibe como fruto de la interacción con otros. Spencer-Oatey (2008) diferencia entre el nivel de solidaridad —distancia fruto de la interacción y solidaridad— y distancia afectiva. Sin embargo, y siguiendo también la perspectiva de Bravo (2003), estas categorías se tomarán como dimensiones vacías de significado y que cobrarán sentido una vez los datos lingüísticos sean analizados. Es decir, es la interacción propia la que determinará a qué nivel los derechos y obligaciones funcionan así como qué PSIs se pueden traducir en consecuencia. Esto significa que cada contexto y cultura puede llevar a distintos PSIs que si bien podrían representarse dentro de una escala, también es cierto que no pueden conocerse a priori o bien tomando ejemplos aislados. Además de esto, los objetivos interaccionales pueden ser una razón para que estos PSIs se representen de forma variable en el acto comunicativo. 660 • María de la O Hernández López 2 Resultados Tras el análisis de 40 interacciones entre médico y paciente en cuatro consultas médicas españolas 1 , se ha encontrado que, si dejamos a un lado el carácter transaccional de las mismas, hay elementos comunicativos que son necesarios a un nivel interpersonal y que, indirectamente, son necesarios para el buen funcionamiento y alcance de objetivos interaccionales. En la misma línea de Hernández-López y Placencia (2004), se encontraron dos PSIs característicos en situaciones de atención al público en España. Por un lado, la locuacidad o afiliación y por otro la auto-afirmación. En cuanto a la locuacidad o afiliación se refiere, las interacciones entre médico y paciente pierden formalidad en ocasiones para dar lugar a la cercanía comunicativa entre ambos. En el caso del español, es el paciente el que transgrede las barreras de poder que el médico tiene institucionalmente para disertar del tema de salud en cuestión y aportar otro tipo de información. Se trata de adoptar un estilo comunicativo a través del cual los interlocutores dejan ver qué principios consideran adecuados para la situación dada. En particular, el paciente se siente con la libertad de expresar sus pensamientos o sentimientos, aportar información personal no solicitada o intercalar comunicación fática en cualquier punto de la interacción. En este sentido, la locuacidad o afiliación se refiere a la capacidad del hablante para desarrollar de alguna manera información interaccional que ayude a crear un ambiente de igual a igual, donde el otro no se ve necesariamente como un superior o subordinado, sino como una persona, independientemente de su rol adoptado. Se asemeja así a lo que Triandis et al. (1984) y Cordella (2000) llaman ‘simpatía’ 2 entre los participantes. En las 40 interacciones analizadas se han encontrado 43 casos de trabajo interaccional enfocado a la locuacidad o afiliación, distribuidos de la siguiente manera: Las interacciones fueron recogidas en consultas médicas en Madrid, Huelva y Extremadura. Son consultas públicas. Aunque la muestra no puede considerarse significativa del español peninsular en general, sí se encontraron rasgos comunes en las tres variedades analizadas que sugieren que hay usos generales del español no pertenecientes a una zona geográfica específica. Dicho de otro modo, los PSIs resaltados son aquellos que son comunes al corpus andaluz, extremeño y madrileño, y se descartaron características dadas en una sola consulta médica. 2 Triandis et al. (1984: 1363) afirman sobre el término ‘simpatía’ que no tiene equivalente en inglés pero se refiere a la cualidad social en la que el individuo es percibido como un individuo social, atractivo, divertido y fácil de tratar (mi traducción). 1 Coloquio del Programa EDICE • 661 Gráfico 1. Principios Sociopragmáticos de la Interacción: Afiliación y Locuacidad. Expresión de pensamientos y sentimientos: 13 Información personal no solicitada: 13 Comunicación Fática: 11 Comentarios sobre el médico: 6 A pesar de que tanto el término ‘locuacidad’ como el de ‘afiliación’ son principios desarrollados para mostrar simpatía y cercanía con el interlocutor, la diferencia es fundamentalmente en lo que se refiere a la esfera privada y pública. Por un lado, la locuacidad está relacionada con toda aquella comunicación fática desarrollada entre dos o más personas, mientras que la afiliación está directamente relacionada con la expresión de sentimientos, pensamientos personales o sensaciones que el hablante decide compartir con el oyente. Son dos modos, en realidad, de divergir de la comunicación transaccional de la consulta médica y que por tanto tiene un carácter asociativo para con el resto de las personas, según la terminología de Spencer-Oatey (2008). En el ejemplo (1) 3 se ve cómo el paciente expresa sus emociones aún cuando el médico sigue hablando de datos factuales y aconsejando qué hacer. Parece que hay una necesidad por parte del paciente de expresar cómo se siente con respecto a su problema incluso cuando no se ha solicitado esa información. Es un caso de afiliación con el médico. Este caso se encontró en 13 situaciones del total de 40, donde se observa cómo el paciente asume así una diferencia de poder aunque más bien la relación se asemeja a la que hay entre padres e hijos (persona que guía y aconseja y persona aconsejada) que la de dos personas que, en tal situación, tienen un rol institucional claro, y cuya relación se debe a motivos transaccionales (en contraposición a la relación padre-hijo, por ejemplo): (1) P: no puedo trabajar ni nada? D: ahora no 3 Aunque el corpus analizado presenta esta característica de forma constante, nos hemos limitado a mostrar sólo algunos ejemplos por motivos de espacio. 662 • María de la O Hernández López P: eso es lo que me tiene a mí agobiado. D: Sí, pero ya cuanto te pongas bien pues empezarás a trabajar otra vez / pues una persona mala no puede empezar a trabajar P: eso es lo que me tiene a mí agobiado y [[muy nervioso]] D: [[claro]] P: es verdad, eh? D: hombre / pero tienes que ponerte bien / después ya pues haces tu vida normal otra vez / vale? / bueno / [[Juan Antonio P: [[vale, muchas gracias D: no vayas a volver a fumar, eh? P: vale / a ver si me puedo contener porque me tiene agobiado eso D: tienes que conseguirlo, eh? Hombre, claro que sí P: vale / gracias, eh? D: vale Otros ejemplos de expresión de sentimientos puede ser cuando una paciente dice “tengo miedo que vaya a tener algo”, “sé que no es importante pero es que estoy preocupado”, “a mí me estresa demasiado esto”, etc., encontrados en las 40 interacciones analizadas. El factor común suele ser la expresión de emociones mostrada de manera espontánea, a veces mientras el doctor está ocupado con algo más, y el tipo de sentimiento negativo y preocupación por la dolencia. Otro caso de afiliación claro es cuando el paciente decide dar información personal que no ha sido solicitada por el médico pero aún así hay una necesidad de cercanía con la persona que está ayudando. Esto se da en otros 13 casos. Ejemplos de locuacidad son aquellos en los que los interlocutores hacen comentarios no personales donde lo que se pretende es desarrollar interacción de corte fático como elemento de socialización (comentarios sobre el tiempo, sobre la cantidad de pacientes esperando, etc), o bien comentarios sobre la situación en sí (la consulta médica, la profesionalidad del médico, etc). En el ejemplo (2) se ve cómo la paciente se desvía del tema para comentar sobre la hora de comienzo a trabajar del médico y sobre la cantidad de gente que hubo días anteriores: (2) D: bueno, todo bien? P: tengo el azúcar todo bien, me estoy pinchando (1) la tensión hace ya mucho que no me la mide mi sobrina / yo no veo nada, me he operado de la vista D: ((imprimiendo receta)) P: ayer vine pero estuviste en La Nava, no? Coloquio del Programa EDICE D: sí (1) bueno, ya está. P: hoy voy temprano / y estáis todos trabajando ya D: eh? P: que estáis todos los médicos siempre trabajando D: mucho jaleo / ya sí, ya se va normalizando ((imprimiendo)) P: eah, ya tengo aquí la comida, gracias ((coge la receta)) D: muy bien, vale, hasta luego. Otros comentarios que ilustran esta actitud comunicativa son “oye, pues hace menos frío en la calle que aquí”, “uy, qué tempranito han abierto hoy la consulta”, o bien “qué de gente esperando”, entre otros. Suelen venir a colación con el contexto aunque, como se ha dicho, no se entra en el terreno personal. Estos ejemplos se han analizado en contexto, no de forma aislada, para comprobar que hay una distribución similar a la interacción (2) que lo ilustra, y para así corroborar la afirmación de que estos ejemplos muestran iniciativa propia del paciente, además de deseos de sociabilidad o locuacidad con el doctor. Más llamativo aún es el caso de la auto-afirmación (Fant, 1989, 1995, 2007) como PSI, también característico en la interacción entre médico y paciente en 40 las situaciones analizadas. La auto-afirmación se refiere al grado de asertividad que los interlocutores pueden desarrollar. En este caso se podría decir que, si los componentes de la cultura X contienen el principio de auto-afirmación en su comportamiento comunicativo, significará que se sienten con libertad para expresar opiniones no solicitadas, dar consejos y estar en desacuerdo, por ejemplo, sin que ello provoque conflicto alguno. Este término está directamente relacionado con lo que Hernández Flores (2004) y Bravo (1999, 2001) denominan ‘confianza’, que se refiere al tipo de relación mediante el cual los interlocutores estrechan lazos por medio de la familiaridad mutua y el derecho a hablar abiertamente de sus pensamientos y sentimientos. En una situación en la que en principio podría esperarse un dominio de poder por parte del médico, se intercala tal desigualdad con casos en los que el paciente reclama de alguna manera su poder como conocedor de su problema y la persona que, en última instancia toma decisiones sobre su propia dolencia. Es por ello que en al menos 18 ocasiones el paciente negocia las decisiones o el significado para imponer de alguna manera su criterio. La negociación se refiere a una necesidad de consecución de los objetivos interaccionales de uno y otro, un rechazo a lo impuesto sin más y una necesidad de expresar la personalidad y originalidad de uno mismo. • 663 664 • María de la O Hernández López Significativo es sin duda cómo se han encontrado casos en los que el paciente o bien el médico están en desacuerdo, y así lo hacen saber, por lo que las necesidades de llegar a un acuerdo se hacen mayores y el trabajo interaccional desarrollado para negociar una solución es mayor que en casos de consenso, como es el caso de interacciones británicas (Hernández López & Placencia, 2004). En la interacción (3) es el médico el que no está de acuerdo con las decisiones del paciente, aunque al final cede: (3) P: 41 (1) Que Don José, que mire usted lo que me pasa D: sí P: además de la receta / que a mí me están dando unos mareos y unos latigazos por el cuerpo D: sí P: que esto mejor me parece que tengo una migaja de colesterol, ¿por qué no me mira usted los oídos o? D: no, hombre P: ¿por qué no me hace usted una analítica? D: no, hombre P: una vez me subió a 20 la tensión, eh D: a ver la receta P: era- /dígame usted todo lo que usted sepa de mi enfermedad D: ((imprimiendo receta)) D: ya hace tiempo que no te haces analítica, verdad, Gregorio P: sí, por eso le digo, la última fue a ver si tenía colesterol / sabe usted? (3) Ponga usted lo que crea , pero sobre todo colesterol, don José (1) el colesterol / el otro día me di con una maceta (1) allí con mi madre con un latigazo que me pega / es que a veces me quedo como atascado D: pues ya está, ya está P: esto ya que me de cita Jesús cuando eso / ya hacía tiempo que no me hacía una analítica D: eso se lo das a Jesús= P: =a Jesús para que me dé cita paraD: que te dé cita para la analítica P: sí, sí, muy bien Don José. D: bueno, pues ya está, ¿vale? P: muy bien, Don José. D: hasta luego P: muchas gracias Por otro lado, el paciente incluso puede adoptar el rol de tomar decisiones sobre su salud, independientemente de la opinión del médico. Es el Coloquio del Programa EDICE • 665 caso en 8 interacciones, entre las que se encuentra el ejemplo (3) anteriormente detallado, donde se ve que el paciente se diagnostica y ofrece soluciones antes de que lo haga el propio doctor. Por tanto, comentarios como “es que no me gustan los jarabes”, “yo es que me olvido de las pastillas por la noche” o “para mí que esto es reuma”, se dan con cierta frecuencia en el corpus, indicando ese deseo de expresar la propia opinión, esté o no en consonancia con la del doctor. Además, el ejemplo (3) también es significativo porque, además de expresar iniciativa propia y desacuerdo, también incluye información fática personal no solicitada, al decir “el otro día me di con una maceta”, por ejemplo. Lo que viene a ilustrar esta interacción es que estas actitudes se dan de forma combinada y simultánea en cada una de las interacciones, y por tanto hay que analizarlas como un compendio de actitudes desarrolladas en la consulta y que se repiten como patrón común. Como puede verse en el gráfico 2, la distribución del principio de autoafirmación se refleja por medio de cuatro estrategias diferentes, aunque de forma heterogénea. De hecho, si bien la negociación entre las necesidades de uno y de otro es casi constante en las interacciones encontradas, también es cierto que otras estrategias son menos llamativas. Esto, sin embargo, no significa que no sean relevantes, sino que estamos hablando de estrategias comunicativas dependientes en gran parte de la dinámica de toda una conversación y situación; habrá ocasiones en las que el desacuerdo, por ejemplo, se haga relevante, pero no se espera que los interlocutores estén siempre en desacuerdo. El desarrollo de la interacción así como los objetivos interaccionales provocarán un desvío comunicativo y una adaptación de aquellos derechos y obligaciones de la interacción. Lo que sí está claro es que, dado el caso, tanto el paciente como el médico español está en el derecho de estar en desacuerdo explícitamente, el paciente puede ser partícipe de la toma de decisiones para su salud e incluso puede evaluar el trabajo del propio doctor. Gráfico 2. Distribución del Principio de Auto-afirmación. NEGOCIACIÓN DE DECISIONES(18) DESACUERDO EXPLÍCITO (10) EL PACIENTE COMO INICIADOR DE DECISIONES (8) COMENTARIOSSOBRE EL ROL DEL MÉDICO (6) 666 • María de la O Hernández López Volviendo a los datos, puede verse cómo hay un total de 85 casos en 40 interacciones donde el paciente adopta una actitud de locuacidad o autoafirmación para desarrollar la faceta interpersonal dentro de una situación que en principio se espera atender a objetivos transaccionales (resolver o tratar un problema de salud). Son casos en los que se reflejan actitudes y valores psicosociales en la interacción, frente a la cortesía tradicional, que trata datos lingüísticos —no actitudes comunicativas. Esto, sin embargo, no quiere decir que todas las interacciones se desarrollan con el mismo patrón. Si consideramos aquellas interacciones que contienen casos de auto-afirmación, harán un total de 26 (un 65%), mientras que casos de afiliación fueron encontrados en 35 casos (un 87,5%). En ambos casos, más del 50%. Esto se debe a que el trabajo interaccional no sigue un patrón fijo, obligatorio y estructurado sino que varía de situación a situación una vez se tiene en cuenta el global de la interacción y su desarrollo. También hay que tener en cuenta que hay casos de interacciones muy breves donde el paciente sólo va a recoger una receta, entregar unos análisis o recoger un informe. En esos casos, la actitud adoptada por tanto el profesional como el paciente está más sujeta al trabajo transaccional que, por naturaleza práctica, parece no necesitar de más elaboración interaccional. Dicho de otro modo, es en los casos en los que hay un problema de salud a tratar donde el paciente se involucra para mostrar su criterio, tanto mostrando cercanía con el médico (afiliación) como haciendo saber su perspectiva sobre el tema en cuestión (auto-afirmación). En cualquier caso, ambos principios denotan que el paciente se involucra en la situación y forma parte activa de las decisiones, del rumbo que toma la conversación e incluso del tono de formalidad-informalidad, fluctuante según la aparición o no de estrategias afiliativas. Los resultados, por tanto, indican que hay una tensión entre las necesidades de equidad y asociación expresadas por Spencer-Oatey (2008), que hacen que haya un equilibrio entre el individuo como ser independiente (autoafirmación) y las necesidades de asociación con otros a través de un trabajo interaccional constante (locuacidad y afiliación). No obstante, ambas características se presentan más en el paciente que en el médico, cuyo rol viene más determinado por la institución y por tanto su preocupación estaría más centrada en proporcionar un trabajo justo y adecuado al paciente (escala costebeneficio), y que cobraría sentido si se analiza comparándolo con otra cultura. Es decir, si bien la atención prestada al paciente parece la adecuada, habría que tener en cuenta factores tales como grados de atención y modos de atenderles, aspectos que si bien culturalmente parecen estar cubiertos, sólo podría relativizar si se compara con situaciones en consultas médicas en otros contextos culturales. Coloquio del Programa EDICE • 667 Gráfico 3. Tensión entre derechos individuales (auto-afirmación) y derechos interaccionales (locuacidad,asociación). LOCUACIDAD / AFILIACIÓN (ASOCIACIÓN) AUTO-AFIRMACIÓN (EQUIDAD) 3 Discusión 3. 1 Relaciones de poder, derechos y obligaciones en la consulta médica española Se ha demostrado que los hablantes de español en el contexto de consultas médicas basan el trabajo interaccional en la propia iniciativa para mostrar cercanía y a su vez su propio criterio para establecer relaciones. El paciente español muestra cómo el derecho de ser atendido de forma profesional se mezcla con el derecho de ser escuchado en cuestiones paralelas (aunque no necesariamente relacionadas) a su problema de salud, y es por ello que la información adicional proporcionada se muestra como parte de la dinámica en estos contextos y no como algo ajeno a lo que los interlocutores manejan. Asimismo, el médico se ve inmerso en una conversación en la que acepta la obligación de escuchar al paciente, aparte de cumplir con su labor. Si bien el médico tiene el derecho de decirle al paciente qué hacer, el paciente español, que considera que la auto-afirmación es un principio valorado positivamente, también se sentirá con el derecho de mostrar su punto de vista, su desacuerdo (llegado el caso) o de evaluar la situación según su criterio, y así el médico respetar eso. En este sentido, los derechos y obligaciones dados por los roles establecidos se combinan con los derechos y obligaciones desarrollados en la interacción para dar lugar a una constante tensión entre la formalidad y la informalidad, la transacción donde los derechos y obligaciones están institucionalizados y la interacción, donde tanto el médico como el paciente pueden manejar la interacción y desviarla según crean conveniente. Esto no tiene por qué ser interpretado en ningún caso como una minimización o falta de reconocimiento del poder del médico en tal situación, sino que habría que ahondar más en el concepto poder para entender por qué ocurre esto. Una 668 • María de la O Hernández López explicación puede encontrarse en el hecho de que las relaciones de poder en situaciones españolas suelen estar gobernadas por lo que Bravo (1999) y más tarde Hernández-Flores (2003) denominan “confianza”, que se refiere a “saber a qué atenerse con respecto al otro y que se puede hablar sin temor a ofensas” (Hernández-Flores, 2003: 122). Según explica Spencer-Oatey (2008), los Principios Sociopragmáticos de la Interacción están directamente relacionados con aquellas convenciones comunicativas fruto de lo que los integrantes de una comunidad consideran como derecho u obligación. Tales principios, que pueden basarse en intereses individuales (equidad) o sociales (asociación), se traducen en tres PSIs: autoafirmación, locuacidad y afiliación en las consultas médicas españolas. Esto corrobora el estudio de Hernández López y Placencia (2004), donde se ve que esos principios varían culturalmente. Así, la sociedad británica estimará más relevante el PSI de consenso (no auto-afirmación) o el de formalidad y distancia, en vez de locuacidad y afiliación. Como se vio en la introducción, estas categorías siempre son relativas al elemento de comparación y no absolutas. Los principios sociopragmáticos de la interacción son categorías específicas de cada cultura y situación pero basadas en dimensiones universales como son la tensión o equilibrio que puede existir entre el individuo (equidad) y la sociedad (asociación). En el caso particular de las consultas médicas analizadas, podríamos concluir que esa tensión se traduce en el deseo de un equilibro entre la auto-afirmación de los pacientes y la locuacidad/afiliación de los mismos. No obstante, es más un equilibrio que una tensión, pues hay que tener en cuenta que estos tres principios no son otra cosa que el fruto de una sociedad en la que mostrar la propia iniciativa para conversar y mostrar parte de uno mismo es percibido como positivo y estimulante de las relaciones interpersonales, incluso cuando estamos tratando situaciones institucionalizadas. Dicho de otro modo, la barrera existente entre estrategias que denotan auto-afirmación y aquellas que denotan afiliación, por ejemplo, son de carácter artificial para ser capaces de categorizar una realidad social, pero realmente, no hay diferencia clara entre una y otra. Por otra parte, no hay razones para considerar que la equidad o la asociación cobre más o menos importancia en este contexto; la escala costebeneficio, por ejemplo, no ha sido explorada en profundidad porque estamos hablando de una situación con unos roles muy establecidos a priori, lo que conlleva una difícil categorización del comportamiento comunicativo en este respecto. Es por ello que el paciente destaca por el comportamiento no necesariamente esperado como paciente al manejar el principio de autoafirmación en este contexto. El principio de afiliación es más patente en una situación en la que parece que lo único claramente establecido, diríamos que Coloquio del Programa EDICE • 669 incluso de forma universal, es resolver un problema de salud. El paciente así encuentra en la consulta médica un espacio adecuado para la expresión de sus sentimientos y experiencias. Es el paciente el que desarrolla de manera espontánea otro tipo de poder, no marcado institucionalmente pero sí culturalmente. Por otro lado, partimos de la base de que en la consulta médica, y atendiendo a los roles adoptados por cada interlocutor, la relaciones de poder son desiguales. Sin embargo, esa desigualdad se marca de manera diferente en distintas culturas. Existe un poder institucional que depende del rol adoptado. En el contexto de consultas médicas, la persona que por defecto tiene el poder será el profesional, pues es el responsable de decidir sobre el paciente. No obstante, el paciente también tiene un poder general o poder encubierto (Lakoff, 1989), el de ser servido en sus necesidades. Esto está claramente relacionado con las expectativas que se han establecido socialmente y que se atribuyen a los roles adoptados, más que a las personas en su individualidad. Los derechos y obligaciones, por tanto, están delimitados a priori, y suele reflejarse lingüísticamente, aunque no siempre. No obstante, esto no quiere decir que una vez se hayan establecido los derechos y obligaciones correspondientes al rol y poder intrínseco que conlleva, eso no se pueda variar. Una persona que ve su imagen dañada, que se muestra poco profesional o que no cumple con las expectativas puede perder su poder institucional. En este sentido, el poder institucional conlleva la consecución de unos objetivos interaccionales claros (Spencer-Oatey, 2008) y adherirse a los derechos y obligaciones que de entrada se esperan. Cualquier modificación de lo que ambas partes consideran como adecuado en dicha situación debe ser negociado a través del lenguaje, principalmente. El poder institucional modificado a posteriori ha sido negociado y acordado, normalmente de forma que haya armonía entre ambas partes. De no ser así, de existir desacuerdos, diferencia de intereses o bien una amenaza a la gestión de relaciones interpersonales (Spencer-Oatey, 2008), en vez de una modificación de poder habrá un intento de reafirmación de poder por ambas partes, que puede terminar en amenaza a la relación interpersonal o bien una reestructuración y vuelta a reafirmar dicha relación. No hay que olvidar que el poder, por tanto, no sólo está relacionado con las expectativas de comportamiento (derechos y obligaciones), sino también con la imagen de los interlocutores, dinámica y existente sólo en la interacción (no en el individuo). A pesar de que el poder institucional está marcado socialmente y que los roles dependientes de éste son más o menos universales (e.g. la existencia de la relación médico-paciente no es intrínseca de una cultura sólo), es cierto que el modo de reflejarla comunicativamente, los PSIs que se desentrañan de ellos y la 670 • María de la O Hernández López percepción misma de estas relaciones de poder pueden variar considerablemente de cultura a cultura. Esto quiere decir que el poder institucional se combina con el poder interaccional, aquél que no es dependiente del rol adoptado necesariamente, sino aquél que los interlocutores establecen y negocian. Es un poder más sutil, en el sentido de que depende del individuo y de sus intereses, que a veces no son los mismos que los del oyente. El poder interaccional, por tanto, se caracteriza por una constante negociación entre ambas partes que, aunque con intereses y objetivos interaccionales divergentes, tienen en común la consecución de los mismos a través de una gestión positiva de las expectativas interaccionales a nivel de imagen y derechos. Dicho de otro modo, el poder institucional se puede reflejar (o no) de manera separada al poder interaccional porque el primero pertenece al médico, mientras que el segundo fluctúa entre el médico y el paciente. En este sentido, habrá culturas en las que el poder institucional e interaccional no coincidan, y se utilicen estrategias comunicativas diferentes para mostrarlo, y otras culturas en las que el reflejo lingüístico del poder institucional e interaccional coincidan. Esto dependerá de aquellos PSIs que cada cultura considere como intrínsecos a la interacción en cuestión o bien aquellos que los individuos decidan negociar. De ahí la necesidad del presente estudio. Esta variación existente en cuanto a las relaciones de poder tiene claras consecuencias relacionadas con la conceptualización y percepción de derechos y obligaciones de los interlocutores se refiere, pues sociedades muy estructuradas harán coincidir el poder institucional con el interaccional, mientras que en culturas como la española, el poder institucional e interaccional pueden expresarse de manera separada. Es decir, aunque el médico tiene poder institucional, eso no significa que el paciente no pueda iniciar turnos, disertar del tema principal, expresar opiniones personales, tomar decisiones ni expresar sentimientos no solicitados. Hay derechos otorgados a ambas partes e implícitamente acordadas que conlleva una modificación en el poder que ambos poseen. Esta fluctuación y negociación de las relaciones de poder, pues, son el reflejo de aquellos PSIs pertenecientes a la cultura española, como son los de auto-afirmación, informalidad, solidaridad y estilo directo en la interacción, ya explicados con anterioridad. Esto contrastaría con sociedades anglosajonas, por ejemplo, donde la búsqueda de consenso, la distancia marcada entre interlocutores, reserva y formalidad son PSIs que directamente determinarán cómo el poder se marca lingüísticamente. En particular, el hecho de que estos PSIs se relacionen con la distancia y la formalidad, dará como resultado, al menos en más ocasiones que en el caso español, una mayor simetría entre poder institucional e interaccional. Es decir, que el poder interaccional y el poder institucional coinciden en mayor Coloquio del Programa EDICE • 671 medida. El médico manejará, pues, la interacción, y el poder institucional adquirirá un cariz más constante y fijo que en el caso español analizado. 4 Conclusiones Como se ha visto en el presente estudio, los principios de autoafirmación y afiliación atribuidos a la sociedad española son fruto directo de la percepción y configuración psicosocial del acto comunicativo por parte de los integrantes de dicha cultura. Esta percepción no es arbitraria sino que depende directamente de todos aquellos derechos y obligaciones que están permitidos o no en cada situación, y que son conocidos de manera implícita. Según las obligaciones o restricciones que la situación requiera, junto con aquellos derechos que los hablantes consideren que tienen, se labrarán unas relaciones de poder más o menos rígidas y que llevará a entender por qué un paciente puede sentirse con la libertad de, por ejemplo, decidir un diagnóstico, rechazar un medicamento o estar en desacuerdo con la opinión del médico sin que por ello se desencadene un conflicto ni una situación tensa. Culturas en las que la búsqueda del consenso es crucial, como es la británica, posiblemente se basen en otros derechos y obligaciones y por tanto el poder institucional y el poder interaccional coincidan, a diferencia de la consulta médica española. Este estudio por tanto ha demostrado cómo el modelo de comunicación propuesto por Spencer-Oatey (2000, 2008) es capaz de paliar múltiples carencias que el modelo de cortesía de Brown y Levinson (1978) presentaba. En particular, la sociedad española en este contexto se muestra como fruto de una interacción dinámica, donde se consigue un flujo adecuado de la interacción entre interlocutores que consideran la afiliación y la autoafirmación factores positivos, y que las relaciones de poder son negociables. Para terminar, diremos que los principios propuestos por Spencer-Oatey (2000, 2008) de equidad-asociación y autonomía-solidaridad, por Bravo (1999) de autonomía-afiliación, y por Fant (1989, 2007) de auto-afirmación son en realidad categorías vacías a priori, como indica Bravo (1999) pero que responden a comportamientos comunicativos y estrategias lingüísticas concretas. Aunque a veces los términos se solapan, lo importante es entender que son categorías que, evocando el trabajo de Brown y Levinson (1978, 1987), se mueven entre la necesidad de formar parte de un grupo y la de preservar la independencia. Ahora bien, cómo se codifica esto en el acto comunicativo y atitudinal variará considerablemente del mundo anglosajón, por ejemplo, donde se generaron los primeros marcos teóricos. Es por ello que este trabajo ha llenado las categorías o principios de auto-afirmación con estrategias de negociación constante, expresión de desacuerdo y exhibición de iniciativa propia, por un lado, y por el otro, el 672 • María de la O Hernández López principio de afiliación mediante la expresión de sentimientos, pensamientos, información no solicitada y comunicación fática, para dar así sentido a las dinámicas de poder entre médico y paciente. Todo esto, a su vez, tiene una repercusión en cuanto a aquellos valores culturales imperantes en una sociedad, y que en este caso se relaciona con la iniciativa propia, la originalidad y la cercanía como aspectos interaccionales positivos en la comunicación interpersonal. Referencias bibliográficas Arundale, R. (1999). 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SECCIÓN V Enseñanza y adquisición de la cortesía verbal y no verbal Descortesía en la interacción dialógica de aprendices hispanófonos de italiano L2 Pura Guil, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid Paloma Pernas, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid Margarita Borreguero, Grupo A.Ma.Dis, Universidad Complutense de Madrid Resumen Este trabajo se centra en el análisis de ciertos comportamientos interpretables como descorteses y anticorteses en un corpus audiovisual de conversaciones entre aprendices hispanohablantes de italiano L2. Aunque sus interacciones, tanto las simétricas como las asimétricas (con un docente nativo), se caracterizan por la actitud cooperativa que manifiestan los participantes con el objetivo de ayudarse mutuamente a superar sus dificultades lingüísticas (Guil et al., 2008), se pueden identificar una serie de comportamientos descorteses (aperturas y cierres conversacionales inadecuados, heterocorrecciones, formulación de preguntas inoportunas, imposición del tuteo en situaciones formales, etc.) que paradójicamente no son interpretados como tales por los interlocutores, lo que vendría a apoyar la hipótesis de que en un contexto de aprendizaje lingüístico cambian los criterios que permiten clasificar un movimiento conversacional como descortés. Esta observación puede encuadrarse en el marco teórico más amplio de la distinción establecida por Briz (2004) entre cortesía codificada y cortesía interpretada, siendo el contexto de aprendizaje un buen ejemplo de esta última. Pero, además, también hemos hallado otras actuaciones que podrían catalogarse como fenómenos de anticortesía (Zimmerman, 2003). Es el caso del uso de disfemismos y la introducción de temas escabrosos, que aparecen únicamente en las interacciones simétricas, con los que se trata de reforzar los lazos sociales entre los aprendices, tanto en la situación ficticia en la que tiene lugar la interacción como en su situación real de compañeros de clase. Palabras clave Aprendizaje lingüístico, descortesía, cortesía interpretada, italiano L2 680 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero 1 Introducción Nuestra comunicación tiene como objeto analizar determinados comportamientos interpretables como descorteses en un corpus audiovisual de conversaciones de aprendices hispanófonos de italiano L2, elaborado dentro de un proyecto de investigación que estamos llevando a cabo en el Departamento de Filología Italiana de la Universidad Complutense de Madrid 1 . Con esta investigación se pretende realizar contribuciones plausibles tanto en ámbito aplicativo (adquisición de lenguas extranjeras, didáctica del italiano L2) como en ámbito teórico (pragmático-discursivo). El objetivo de dicho proyecto es estudiar los principales mecanismos de construcción interactiva del diálogo en la interlengua oral de aprendices hispanófonos de italiano L2, con particular atención a la identificación y uso de los marcadores discursivos. Con esta finalidad se ha formado un corpus audiovisual de conversaciones, con una duración aproximada de seis horas, mantenidas entre 12 estudiantes españoles de italiano L2 en contexto formal, inscritos en las Escuelas Oficiales de Idiomas de Valencia y Segovia, y pertenecientes a tres niveles educativos diversos (inicial, intermedio y avanzado). Las interacciones, simétricas y asimétricas (con un docente de lengua materna italiana) son semiguiadas dado que a los informantes se les ha señalado simplemente el contexto ficticio en el que dichos intercambios debían desarrollarse (entrevista de trabajo, conversación entre amigos o coinquilinos) y la meta que debían alcanzar los interlocutores (tomar una decisión respecto a un posible cambio de casa, elegir un regalo para un amigo, obtener un puesto de trabajo como baby-sitter), pero no se les han dado otras indicaciones a propósito del contenido o del tono de la conversación 2 . Aunque las interacciones han sido grabadas audiovisualmente, todavía no hemos empezado a estudiar sistemáticamente los componentes prosódico y kinésico-proxémico. Por tanto, las eventuales indicaciones que hagamos en este sentido al analizar los datos serán, de momento, intuitivas y efectuadas a partir de simple base perceptiva (que, por otro lado, es la adoptada por el común interlocutor). En un trabajo anterior (Guil et al., 2008), desde la perspectiva del análisis conversacional y la cortesía lingüística, hemos estudiado una parte de los marcadores discursivos presentes en el corpus, usados en relación con la distribución de los turnos. Veíamos cómo nuestros informantes manifiestan su Se trata del proyecto de investigación I+D (HUM2007-66134) titulado “Marcadores discursivos y construcción interaccional del diálogo en italiano L2” y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación español. 2 Para una descripción detallada del corpus y problemática correspondiente, vid. Guil et al. 2008. 1 Coloquio del Programa EDICE • 681 apoyo solidario, participan conjuntamente en la construcción interactiva del texto dialógico, tratan siempre de llegar a un acuerdo y salvaguardan las relaciones personales. Hacíamos notar allí que los aprendices se muestran extremadamente colaboradores precisamente porque su objetivo es el de ayudarse recíprocamente a superar sus dificultades lingüísticas en la realización de la tarea requerida, sin olvidar, además, que están siendo grabados bajo la atenta mirada del profesor, a quien, es de suponer, tratan de agradar. Esto no excluye del todo, a pesar del tono de cortesía generalizada que impera en nuestro corpus y aunque en ningún caso sea posible decir que se trata de situaciones conflictivas, la existencia de algunas –contadísimas– ocurrencias en que se despliegan estrategias corteses encaminadas a mitigar o reparar actuaciones interpretables como amenazadoras de las imágenes de los interlocutores. Sin embargo, nuestro objetivo en esta comunicación es el de analizar ciertas actuaciones calificables de “descorteses” en la conversación ordinaria, según las convenciones sociales al uso, y que, a pesar de ello, no parecen ser interpretadas como tales a juzgar por las reacciones de los interagentes, según puede apreciarse en nuestro corpus de forma recurrente, por parte de informantes diversos pertenecientes a ambas sedes de estudio (Valencia y Segovia). En efecto, si bien no nos es posible afirmar que se trata de descortesías “involuntarias” (probablemente lo son), al menos parecen pasar desapercibidas para el emisor, puesto que no las repara (y hay que descartar una intención conflictiva por su parte, como antes señalábamos). En cuanto al interlocutor, aunque no es factible saber si las percibe como tales descortesías, lo que sí observamos es que las tolera o al menos no las tiene en cuenta en su contribución y actitud posteriores. Los rasgos distintivos básicos de estas actuaciones “descorteses” que analizaremos son, por tanto, la falta de reparación por parte del emisor y la falta de reacción autodefensiva por parte del interlocutor, tal y como sería esperable en una conversación común. Pero, como señalaremos a continuación, no puede olvidarse que estamos ante una particular situación de habla. De acuerdo con la base teórica de la que partimos, asumimos como premisa el famoso lema de Wittgenstein “el significado es el uso”, según el cual un enunciado sólo es explicable en relación con las actividades o “juegos lingüísticos” en que es utilizado; lema que sirve a Levinson (1979) para observar que la función e interpretación de ciertas expresiones lingüísticas varía radicalmente según el evento de habla en que se usan –entendiendo por “evento de habla” una “actividad social reconocida culturalmente en la que la lengua desempeña un papel específico y a menudo bastante especializado (como dar clase, participar en un servicio religioso, etc.)” (Levinson 1989: 267); resulta, por tanto, decisivo el marco de expectativas que es evocado acerca de la 682 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero índole del evento al que contribuye el enunciado (Levinson 1989: 267-269). En esta idea de que la comprensión de las unidades lingüísticas implica el conocimiento de la naturaleza del evento en que se utilizan fundamenta De Fina (1997) su análisis del uso del marcador discursivo bien en clases de español lengua extranjera, con el fin de mostrar que este evento de habla restringe su ocurrencia y significado. En esta misma línea cabría interpretar, a nuestro juicio, la distinción de Briz (2004) entre cortesía codificada y cortesía interpretada: no todo aquello que está codificado como cortés o descortés se interpreta de ese modo en una situación de habla determinada. Asumimos, pues, en nuestro análisis la dependencia contextual a que está sometida la interpretación de actividades calificables de descorteses en el corpus, teniendo siempre presente que está integrado por una serie de eventos de habla consistentes en la “simulación” de interacciones por parte de aprendices de italiano L2, en el ámbito institucional del aula de lengua. Metodológicamente, desde un enfoque pragmático de análisis de la conversación, y puesto que resulta determinante la reacción del interlocutor, la perspectiva de estudio que adoptamos, focalizada en la maquinaria conversacional, no puede ser otra que una basada en la concatenación secuencial de las intervenciones. En cuanto a las variables en juego, serán tenidos en cuenta los parámetros de ‘nivel educativo’ (inicial, intermedio y superior) y de ‘tipo de interacción’ (simétrica y asimétrica). 2 Fenómenos de descortesía en el contexto de aprendizaje 2.1 Aperturas y cierres de las interacciones En los rituales de acceso, precisamente las fases más rutinarias y estereotipadas, hemos encontrado ocurrencias que no serían tolerables en una conversación común, en la que, sabemos, se manejan con gran cuidado por tratarse de sectores muy delicados de la interacción, que pueden afectar a las identidades sociales y a la relación entre los interagentes. En cambio, tal vez justo por estar gestionadas habitualmente mediante fórmulas prefabricadas, dan a nuestros informantes una mayor sensación de “ficción”, y por ello o bien son secuencias que sencillamente se omiten, o bien parecen resultarles embarazosas y procuran pasar por ellas lo más rápidamente posible sin prestarles excesiva atención, a pesar de su enorme importancia. Por ejemplo, no sería admisible, en circunstancias normales, no autoidentificarse si ha habido una autoidentificación previa por parte del interlocutor, limitándose a susurrar un tímido ok, máxime cuando se trata de Coloquio del Programa EDICE • 683 una interacción asimétrica en la que es precisamente B (la alumna) quien desempeña el papel subordinado; pero igualmente resultaría inapropiado que el participante que se ha identificado, A (el profesor), que además es el que tiene estatus superior, no le pidiese a B que lo hiciese, como en cambio sucede en la siguiente ocurrencia: (1) [1º Valencia 3] A: piacere1 B: buonasera § A: § Bellanca / buonasera B: °(ok)° A: &eh / è da molto che aspetta? B: no / cinque minuti soltanto / ma [la sua segretaria=] A: [perfetto!] B: = mi ha fattoo passare 1 Se estrechan las manos 3 En algunos casos se pone de manifiesto la incapacidad del interlocutor para seguir el inicio de una conversación que pretende, por cortesía, no introducir el tema directamente. La estudiante, B, evidenciando su escasa competencia comunicativa, responde con monosílabos a casi todos los intentos de su interlocutor (A, profesora nativa) por romper el hielo antes de pasar a las cuestiones centrales de la entrevista de trabajo: (2) [3º Segovia 3] A: oh / che coincidenza! (RISATE) venga /// tutto bene? B: sì / benissimo A: bene / ha avuto qualche problema a trovare la casa? B: nooo! A: ah! / mi fa piacere B: sì A: è che noi siamo venuti a vivere qui daa uff niente1/ da una settimana / è veramente poco B: sì / ma nessuno problema A: ah / bene è che non conosco ancora bene la zona il quartiere2 quindi→ B: ahá Aunque, como antes señalábamos, el estudio de los aspectos mímicos, gestuales y kinésicos del corpus está todavía en proceso, hemos reproducido inmediatamente detrás de cada fragmento citado algunas notas que dan cuenta de los movimientos más significativos que realizan los informantes durante su interacción. 3 684 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero A: co[munque] B: [sì/ º(sì /ok)º] 1 Movimiento del cuerpo 2 Movimiento de las manos En otras ocasiones no se calibra el grado de formalidad de las fórmulas utilizadas, como sucede, por ejemplo, en (3) donde resulta incongruente la combinación de un saludo neutro/formal (arrivederci) con otro coloquial (ciao) y, además, en una interacción asimétrica (entrevista de trabajo), en boca de quien se encuentra en una posición subordinada (A, estudiante), en tanto que, como puede observarse, el superior (B, profesora) hace gala de una cortesía exquisita, pero absolutamente habitual en este tipo de interacciones en ámbito italiano: (3) [1º Segovia 3] B: [ok] / perfetto / d’accordo / io la ringrazio infinitamente e le le faccio sapere allora A: d’acco[rdo / grazie] B: [prego / l’accompagno] / venga1/// arrivederci A: arrivederci [ciao] B: [arrivederci] 1 Las dos se levantan y van hacia la puerta O bien, como ocurre en (4), donde, aunque la interacción tiene como participantes a una estudiante (A) y a una profesora (B), se está representando un encuentro con una amiga italiana que se acaba de conocer. Por ello, no sólo no resultaría apropiado en una conversación común, sino incluso quizá problemático, cerrar la interacción con un excesivamente formal piacere 4 , ya que podría ser interpretado como una marca de cambio de actitud con voluntad distanciadora por parte de A: (4) [5º Segovia 4] A: allora domani / io ti chiamo e→ // parliamo tutti e tre e § B: § ok § A: § facciamo qualcosa § B: § d’accordo / perfetto A: benissimo↑ B: ok / ci sentiamo / [ti ringrazio] A: [piacere] B: ciao 4 Más propio, además, de una fase de apertura de interacción. Coloquio del Programa EDICE • 685 Como puede observarse, en ningún caso se produce la más mínima manifestación de conciencia de infracción, a lo sumo, un titubeo o vacilación a la hora de operar la selección más satisfactoria, y tampoco, desde luego, la menor manifestación de malestar del interlocutor. Nada que se considere necesario mitigar, reparar o proteger. Esto es, faltan los que, como indicábamos más arriba, consideramos los dos rasgos distintivos básicos de las actuaciones “descorteses”: ausencia de reparación por parte del emisor y de reacción autodefensiva por parte del interlocutor. 2.2 Heterocorrecciones 5 Las integraciones, sugerencias léxicas y heterocorrecciones pueden crear malestar en el hablante al desequilibrar, siquiera momentáneamente, la relación simétrica y privarle del control de la planificación del discurso, motivo por el cual a menudo, en la conversación entre nativos, antes que ceder el turno se prefieren las pausas –llenas o vacías– a la espera de encontrar la formulación adecuada y, si tiene lugar la sugerencia o heterocorrección, esta con frecuencia se reformula inmediatamente (Bazzanella, 1994). Aun siendo relativamente frecuentes las ocasiones propicias para que se produzca una corrección, dada la 5 Merece también una mención, por su peculiaridad en nuestro corpus y por el potencial disruptivo, la tendencia, sobre todo en algunas informantes del nivel inicial, a la autocorrección: tratan de formular “correctamente” aquello que a posteriori juzgan haber enunciado erróneamente. La práctica provoca no sólo aparentes interrupciones y superposiciones, sino que en una interacción ordinaria, si se produjese recurrentemente, consideramos sería estimado como un delito conversacional imputable a una falta de atención hacia los valores formales del discurso que podría, además, entorpecer la contribución del interlocutor, quien se vería obligado a estar doblemente atento: respecto a lo que él está diciendo y respecto a lo que, en superposición, dice el otro participante. [1º Segovia 2] A: Teresa / ho trovato un appartamento↑ / in affitto / peròò è in centro / però è molto vecchio / ee è un po’ caro / che facciamo? B: pff / è un po’ difficile / no!? / ioo→ / tuu lo hai visto? A: sì / io [la ho visto↓] B: [ee] e com’è? / [quantee=] A: [io l’ho visto↓] B: = abitazionii [ha→] A: [ha] quattro abitazion↑i / ee / è molto grandi // però vecchio↓ En alguna ocasión, en los niveles superiores, la hablante es consciente del problema y procura repararlo, pero, en los niveles iniciales, precisamente donde es más frecuente el fenómeno, ni la parte emisora ni la receptora parecen darse cuenta de esta “infracción” que, pensamos, es tolerada sólo por el hecho de producirse en este particular tipo de evento de habla, a causa de la limitada competencia en L2 que se atribuye a las interagentes. 686 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero limitada competencia en L2 de nuestros aprendices, sin embargo, como ya apuntábamos en Guil et al. (2008), las heterocorrecciones en las interacciones simétricas de nuestro corpus tampoco deben interpretarse automáticamente como amenazas, sino, por el contrario, como estrategias de colaboración y afiliación. Es muy habitual que estén autoiniciadas, haciendo notar el punto en el que emerge el escollo, como sucede en (5), donde la hablante alarga la última sílaba de la raíz verbal anterior al morfema de futuro que le ofrece dificultad, mientras su compañera se lo indica en tono más bajo, y funcionando la risa compartida, de complicidad, como mecanismo orientado a atenuar el mal trance y salvar las imágenes: (5) [1º Segovia 1] A: io penso che tuu / ti divertii [rai (RISATE)=] B: [°(rai)° (RISATE)] A: = molto↑ B: d’accordo / Teresa / e tu che↑ / [che farai?] Pero si en las interacciones simétricas las heterocorrecciones son aceptadas con toda naturalidad, con mucha mayor razón lo son en las asimétricas, dado que provienen de un profesor, (6) y (7). Es indudable que, en ambos tipos de interacciones, estos fenómenos reciben una interpretación diversa de la que tendrían en una conversación ordinaria, precisamente por la especial situación de habla en la que se producen. Las heterocorrecciones encontradas en el corpus se refieren a aspectos morfológicos, como en (5), sintagmáticos, como en (6) o, más frecuentemente, léxicos (7), pero no a cuestiones de naturaleza sociopragmática: (6) [1º Valencia 3] A: perfetto // ee poi per quanto riguarda per esempio il luogo / noi andremoo vicino aa / a Malaga↑ B: sì A: più a sud↑ [verso] B: [al mare?] A: sì / sul mare / [sul mare] B: [sul mare] A: abbiamo affittato un appartamento in unn / uhm una specie di villaggio (7) [1º Segovia 3] B: [certo] / aspetti che prendo // scrivo il numero↑ /// lo scriviamo qua↑ // mi dica↑ A: &eh / uhm nove duee uno↑ B: uhm uhm Coloquio del Programa EDICE A: B: A: B: A: B: A: B: A: B: 2.3 • 687 quat troo / duee / seii / cinque↑ sì↑ ehm / tree / nove ok / perfe[tto] [e] UN ALTRO / [unn=] [sì / mi dica↓] = portable uhm uhm / [un cellulare / sì / mi dica↓] [&eh / sì / un cellu]lare↓ / seii due tre↑ sì↑ Formulación de preguntas y respeto del turno de habla En aquellas interacciones asimétricas en las que se dramatiza una entrevista de trabajo, las preguntas directas del entrevistador (profesor), que incluso suponen una intromisión en la vida privada del entrevistado (estudiante), resultan aceptables en función de la asimetría de poder y de la finalidad transaccional del encuentro, que implica derechos y deberes muy precisos. En la “vida real”, en este género textual, a diferencia de lo que ocurre en otras interacciones asimétricas, también al candidato le corresponde hacer preguntas pero, eso sí, cuando el entrevistador le invita a hacerlo, generalmente en la sección final de la entrevista. En el corpus encontramos, en el lugar adecuado, tanto invitaciones a realizar preguntas aclaratorias (8) (A, profesor), como sus formulaciones por la estudiante que interpreta el papel de candidata (B), enunciadas con las atenuaciones corteses apropiadas (9): (8) [3º Segovia 3] A: sì sì // uhm / d’ac cor do / &eh / non so / ha qualche domanda↑ / [da farmi? / sul=] B: [&eh] A: = trattamento anche economico / ecco (9) [5º Segovia 3] B: &eh / vorrei sapere anche / eh!1 (RISATE) sembra un po’ violento ma vorrei sapere dello stipendio! (RISATE) A: eh! / mi sembra giusto / ovviamente / visto che parliamo di un lavoro! / eh! / [è più che giusto] 1Movimiento corporal que denota que la informante se encuentra en una situación embarazosa 688 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero Consideramos, en cambio, descorteses aquellas otras preguntas que los candidatos realizan oportunamente pero de manera directa y casi perentoria, sin tener en cuenta la asimetría de poder existente y la debilidad de su posición en la interacción. Tendencialmente se localizan en las variedades de aprendizaje iniciales, con informantes sometidos a una notable presión psicológica y con una competencia limitada de la L2, lo que resulta evidente en (10), donde la estudiante-candidata, (B), pide aclaración, sin ambages, respecto a una cuestión a su juicio relacionada con el posible trabajo, pero sirviéndose, además, de un típico falso amigo, esto es, utilizando dieta (= ‘régimen alimenticio’) en lugar de diaria (= ‘retribución por cada día de trabajo fuera del propio lugar de residencia’), lo que provoca el desconcierto del interlocutor (A) (profesorentrevistador): (10) [1º Valencia 5] A: poi / va be’ / vitto e alloggio↑ poi anchee / non so / &eh l’aereo da Valencia a Malaga↑ tutto questo è spesato se facciamo attività [insieme pure] B: [e le diete?] A: (2”) quali diete? B: lee (2”) ill (RISATE) A: per cosa? B: il pranzo tu[tti] A: [no] / mangeremo insieme / pranziamo e ceniamo insieme B: tutto insieme / [va bene] Asimismo, resultan descorteses, a nuestro juicio, aquellas otras preguntas de los candidatos que, en desacuerdo con las convenciones que rigen este tipo de interacciones, son formuladas anticipadamente, incluso sin haber dado lugar a que el entrevistador termine su exposición de los datos del trabajo y las condiciones requeridas al candidato, como sucede, por ejemplo, en (11), donde la estudiante-candidata, (B), no sólo formula intempestivamente su pregunta, sino que la información que demanda no es en absoluto pertinente en esta particular situación. Paradójicamente estos casos de “descortesía” son atribuibles, en nuestra opinión, a un excesivo celo en el cumplimiento de la tarea que les ha solicitado su profesor, tratando de mostrarle así empatía e interés: (11) [3º Valencia 5] A: ho capito / no / perché qua avrai letto / che si specificava che erano due bambini di quat[tro e nove anni] B: [sì /quattro e nove / sì sì] Coloquio del Programa EDICE A: B: A: B: A: B: • 689 sì sì sì / sono i miei figli e come si chiamano? &eh il piccolino &eh il più piccolo è Marco Marco mentree Giacomo è quello che ha [nove anni] [Giacomo] Obsérvese que, en cualquiera de los dos casos, la actitud subsiguiente del interlocutor (profesor) no refleja en absoluto la reacción que sería de esperar en una entrevista de trabajo “real”. A propósito del fenómeno ilustrado en (11), donde la pregunta representa en este contexto formal un abuso en la toma del turno de palabra, no podemos dejar de aludir, siquiera rápidamente, a las interrupciones en general y su gestión por parte de nuestros informantes desde el punto de vista de las reglas y estrategias corteses. En Guil et al. (2008) registrábamos la presencia en el corpus de interrupciones tanto colaborativas, para ofrecer al hablante alguna sugerencia léxica, como también competitivas, con la finalidad de arrebatarle el turno. Pero igualmente señalábamos que, aunque bajo la apariencia de interrupción competitiva, en muchos casos estas tomas de la palabra resultaban explicables e interpretables como colaborativas si teníamos en cuenta que, ante las muestras de dificultad expresiva del hablante en turno para llevar adelante su deber conversacional, el interlocutor se precipitaba a socorrerlo tomando el relevo y aportando su contribución a la construcción compartida de la conversación. En esta ocasión, con el foco de atención puesto en los comportamientos amenazadores, hemos confirmado nuestra anterior observación al comprobar que, tanto en aquellos casos en los que faltan indicios interpretables como solicitud implícita del hablante de ser relevado en el turno de palabra –pausas, titubeos, alargamientos, etc.– como en aquellos otros en los que la interrupción genera una acumulación de “delitos conversacionales” –demasiado lejos el posible punto de relevancia transicional en el que el paso del turno pudiera resultar pertinente, cambio excesivamente brusco de tema, elevación desmesurada del volumen de la voz, etc.– brilla por su ausencia cualquier rastro de conflictividad, algo que denuncie que se recibe como amenaza esa apropiación “indebida” del turno. Pero son tantas las variables y parámetros –objetivos y subjetivos o contextuales– que, como Bazzanella (1994) ha señalado, inciden en la determinación de la función de una interrupción –véanse sus nociones de “configurazione complessiva” y de “prospettiva multidimensionale” en Bazzanella (1994: 175-205)– que nos vemos forzados a aplazar esta cuestión, para una mayor profundización, a estudios posteriores. Adelantamos solo que, en los niveles iniciales, la competencia limitada en L2 y el excesivo esfuerzo cognitivo de los aprendices, 690 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero parece justificar tanto abuso a ojos de ambos interlocutores, mientras que, en los estadios superiores, la gestión de los turnos se realiza con mayor habilidad –y solapamientos e interrupciones se acercan mucho a los habituales en la conversación común, con empleo, además, de marcadores adecuados– pero no faltan ejemplos de interrupciones colaborativas encaminadas a solventar no tanto las limitaciones de la competencia lingüística en L2 como el aparente agotamiento momentáneo de la capacidad inventiva del estudiante en turno para seguir improvisando el guión. 2.4 Tuteo En las últimas décadas se ha venido produciendo en España una generalización del uso indiscriminado del tú recíproco, extensión que también puede advertirse en Italia, pero en muchísima menor medida. Por ejemplo, mientras en España ha llegado a ser habitual el uso del tú recíproco en la relación profesor-alumno, en Italia es todavía una forma de tratamiento poco difundida en el mundo académico. Ahora bien, resulta mucho menos probable que en otro tipo de interacción asimétrica como es una entrevista de trabajo, entrevistador y entrevistado se tuteen, ni siquiera en España y menos aún en Italia. Lo apropiado en estas situaciones, según las convenciones al uso, es que, de darse el paso al tú, sea el entrevistador quien lo proponga, transformando la relación de “distancia” en una de (aparente) “confianza”, por más que, aunque sea encubiertamente, se mantenga el parámetro superior/inferior. En nuestro corpus, hemos observado una diferencia entre las decisiones adoptadas a este respecto por los profesores italianos nativos que asumieron el rol de entrevistadores. La entrevistadora de las interacciones grabadas en Segovia ha mantenido la relación de distancia, con utilización del alocutivo de cortesía Lei, lo que en ciertas entrevistadas (estudiantes) ha dado lugar a alguna que otra confusión, achacable o bien a distracción o bien a un limitado dominio del uso alternativo tu/Lei. Sin embargo, posiblemente para evitar estos incidentes, el entrevistador de Valencia ha optado por ofrecer a las entrevistadas (estudiantes) la posibilidad de tutearle, teniendo en cuenta probablemente que es este el trato que mantienen en el aula, lo que ha contribuido sin duda a que las aprendices se expresen de manera más fluida. Esta transición se efectúa siempre por medio de un intercambio como el siguiente: (12) [1º Valencia 5] A: sì / &eh la vedo giovane vuole che ci diamoo del tu? Coloquio del Programa EDICE B: A: B: • 691 va bene sì? sì§ Sin embargo, en algunos diálogos es la entrevistada la que se adelanta en el tuteo, lo que produce una fuerte impresión de descortesía, sobre todo en la cultura italiana donde, como decíamos, el tuteo está mucho menos extendido. Así ocurre en (13), donde la propia informante siente la necesidad de justificar su comportamiento, que, tras un momento de perplejidad, ha de ser aceptado por el entrevistador, cosa del todo improbable en situación “real”, donde sería interpretable como una descortesía por uso de marcas erróneas de identificación (Culpeper, 1996: 357). De hecho, la vacilación entre formas verbales correspondientes a las dos formas de tratamiento denota la perplejidad que produce en el entrevistador (profesor nativo) el turno anterior: (13) [3º Valencia 5] A: sì↑ / è da molto che aspetta? B: no no /da cinque minuti A. ho [capito] B: [va be’] A: perché / non so / ho parlato con la mia segretaria per farla→ B: sì sì / non ti pre[occupare] A: [perfetto] / &eh niente § B: § ti do del tu perché→ [sei giovane] A: [sì / come vuo]le / sì / se vuoi ci diamo [del tu] Del mismo modo, resulta ajeno a la práctica común, española o italiana, que, como ocurre en (14), sea la persona de inferior estatus quien, interrumpiendo al superior, le requiera el tuteo. De nuevo el entrevistador ha de superar su confusión, improvisando una razón que justifique el cambio y le permita, por tanto, aceptarlo: (14) [3º Valencia 3] A: sì / le spiego dunque / io sono1 → Eugenio Bellanca B: ciao / io sono Mar / [uhm] A: [salve] / &eh guardi niente semplicemente &eh lei avràà letto chee / niente siamo una [famiglia] B: [parlami] di tu A: le do del tu? B: sì / [dai] 692 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero A: [sì] / in effetti siamo giovani [possiamo anche darci del tu] B: [sì / ho ventiquattr’anni] A: e ti chiami Mar mi hai detto giu[sto? / guarda=] B: [sì / sì sì] 1Se estrechan las manos para presentarse Naturalmente, no hay que descartar que en esta imposición de trato intervenga la familiaridad con el docente, al que se tutea seguramente en clase y la no plena asunción del rol por parte de la estudiante en la situación que se le ha pedido que finja. Pero lo cierto es que su comportamiento no ha provocado, por parte de la persona de estatus superior, la explícita reacción reparadora que es de imaginar se diera en una situación real volviendo a poner a cada uno en “su sitio”. 3 Fenómenos de anticortesía Al igual que los fenómenos hasta el momento analizados, los disfemismos y disonancias temáticas pueden desequilibrar las imágenes de los interlocutores, por lo que también en estos casos conviene calibrar en el contexto intencionalidad y efectos reales en la marcha de la conversación y relaciones personales que en ella se re-construyen. Aquí nos resulta útil el concepto de “anticortesía” (Zimmerman, 2003). En efecto, las interacciones simétricas, entre jóvenes compañeros, únicas donde se da esta casuística, fluyen sin disrupciones y despliegan un clima de extrema complicidad y desinhibición, por lo que parece evidente que se trata de recursos destinados a reforzar los lazos sociales entre los aprendices, tanto en la situación ficticia como en la situación real de clase. 3.1 Disfemismos De entre los 12 informantes no nativos de nuestro estudio, hemos encontrado expresiones disfemísticas tan solo en las grabaciones de las cuatro aprendices más jóvenes (entre 22 y 25 años)6 , exclusivamente en las interacciones simétricas e informales. Hay una única ocurrencia en conversación con nativo (v. 15), pero se trata también de un contexto en el que se simula una situación informal, en la que B, aunque alumna de A en la vida real, actúa como recién conocida en una cena entre amigos. 6 Todas de la EOI de Valencia. Coloquio del Programa EDICE • 693 (15) [5º Valencia 6] B: § sì / protestano/ dicono uhm / scrivonoo suii giornali1 / eh questa cosa che si sta rovinando!/ però→ / no? B: no/ e neanche ha molto peso laa/ la regione↓ / allora Madrid2 / se la frega / cosaa→ A: certo/ [certo] B: [queste] chiese preromaniche/ vaffanculo!3 {alle chiese preromaniche}§ A: §chiese preromaniche?/ ci sono? 1 Con gestos reproduce el acto de escribir 2 Movimiento de las manos que indican desinterés, rechazo 3 Sigue haciendo gestos que expresan desinterés (16) [3º Valencia 1] B: sì/ dipingere è è facile/ a me mi piace tantissimo dipingere / ma dopo1 / &eh § A: § cuocerli § B: eh/ cu ci re (RISATE) § A: § cucire (RISATE)/ ah/ questa parola del cazzo!2 / (RISATE) / ok [dai / sì / si può=] B: [(TOSSE) scusa] A: = a me piacerebbe quello / no? // o un libre-? / un libro? B: un libro? / (3”) penso chee sia meglio faree3→ // questo è / non so / più divertente lei è4→ / ahm→ 1 Mueve las manos para reproducir el acto de coser 2 Golpea la mesa con la mano; ríe al hablar 3 Movimiento de las manos 4 Movimiento del cuerpo y de las manos La edad y el tipo de contexto –especialmente la relación existente entre los interactantes y los rasgos de la situación comunicativa– parecen, pues, dos factores explicativos de dichos actos. Pero no los únicos, como sugiere la profusión de estas expresiones en las producciones de ex-Erasmus 7 . De hecho, la única de las cuatro informantes que se sale de este perfil, que no ha disfrutado de ninguna estancia en Italia, es al mismo tiempo, como veremos más adelante, la más parca en este tipo de disonancias. Se trata de universitarios europeos que han disfrutado de la beca homónima que ayuda a completar estudios en otras universidades de la UE. Las estancias en Italia de estas estudiantes en concreto han variado entre los 4 meses y el año y todas han tenido, también, contactos posteriores con nativos. Además, las cuatro interlocutoras en cuestión se sitúan en los niveles intermedio y avanzado de EOI, pero esto no es condición suficiente para tener este tipo de destreza, como evidencian las informantes de 5º curso de Segovia. 7 694 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero Estamos, por tanto, ante aprendices con una cierta competencia (activa) en disfemismos, a diferencia de las informantes de formación más institucional. Está claro que usan este lenguaje, entre otras cosas, porque lo conocen y tienen un cierto hábito en su empleo, al menos en las conversaciones en italiano y con italianos. Sin embargo, justificada la presencia de tales expresiones desde el punto de vista etario-biográfico y en función de la fase y modalidad de adquisición de italiano L2, queda aún por establecer la efectiva carga (des)cortés de tales actos de habla, para lo cual, además de la intencionalidad real, es imprescindible evaluar el efecto perlocutivo. Así pues, creemos, por un lado, que la disonancia verbal equivale a agresividad solo en ciertas normas lingüísticas y en determinados contextos socioculturales y, por otro, que la (des)cortesía solo puede ser aquilatada con relación a las marcas visibles de intención del hablante y, sobre todo, de reacción del interlocutor 8 . Pues bien, en los intercambios que nos ocupan echamos en falta tanto las atenuaciones y reparaciones del hablante como las quejas o reclamaciones de reparación del interlocutor, esto es, no se advierte señal alguna de que este último sienta amenazada o deteriorada su imagen. Al contrario, como se ve en (17) por la construcción colaborativa y por las risas, o en (18) por la reacción de conformidad de A, la conversación sigue desarrollándose en armonía y consenso: (17) [5º Valencia 2] A: [magari qualcuno] che conosciamo meglio →/ di uno scono[sciuto] B: [è che] io proprio mi rompe le palle questo di andare/ qualcuno1 si/ a che ora?/ questa/ [e poi/ metti]= A: [no/ ma aspetta/ no!] B: = questi annunci e ti chiamano TUtti/ e poi non si trovano dove li hai messi/ e non lo puoi staccare e non sai dove cazzo ha [preso questo il mio cellulare?] A: [ti è già capitato/ no?] (RISATE) 1 Gesto que reproduce el acto de hablar por teléfono (18) [3º Valencia 2] A: ciao/ [ma cosa1 fa-] Ver Zimmerman 2003, Palazzo 2005, Bernal 2005 y 2008, Albelda 2004 acerca de las consecuencias pragmáticas del uso de vulgarismos e insultos en el sociolecto juvenil y Briz 2004 para la ya mencionada distinción, a nuestro juicio fundamental, entre cortesía codificada y cortesía interpretada. 8 Coloquio del Programa EDICE • 695 B: [dai!/ che CA]Sino2! A: sì/ lo so↓ / che facciamo con questo? / vi hanno3 aumentato→ B: ci hanno [aumentato l’affitto] A: [ci hanno aumentato/] sì 1 Movimimiento de las manos 2 Las mayúsculas indican la pronunciación marcada, intensa, enfática 3 Observa el folio que hay sobre la mesa Este equilibrio no se rompe ni siquiera cuando, como en la siguiente pareja, el tono vulgar es unilateral (solo por parte de B, pero véase abajo, el ejemplo (21)): (19) [3º Valencia 2] B: quella è una buona idea ma sai io pensavo/ ma questa patrona di merda!? A: è questo! B: continiamo a pagarla/ [a=] A: [e] B: = pagarli quindi/ era un pò per l’orgoglio/ sai?/ di/ [tu ci hai fatto questa cosa] (20) [3º Valencia 2] B: sì ma / il discorso è che noi / mai l’abbiamo detto // fai un contratto1 / non le abbiamo chiesto mai questo e quindi lei ha il suo diritto di far ci questa cazzata // hh ma io [ci tengo in questo appartamento (( ))] A: [ok ma / anche noi abbiamo il diritto dii] scambiare→ / [cioè=] B: [casa] A: = di traslocare2 [si] 1 Golpea la mesa con la mano 2 Movimiento de la mano Es cierto que nunca se trata de insultos dirigidos a la interlocutora, pero esto no legitima automáticamente tales exabruptos, pues también la agresividad orientada hacia terceros in absentia –por mucho que el enfado esté justificado– o incluso los disfemismos como marca de mal gusto, pueden resultar violentos si no existe el clima apropiado. Y el clima, el contexto apropiado, se da aquí por dos factores que convergen en un mismo impulso afiliativo o cooperativo, derivado de la relación doblemente simétrica, en la vida real y en la recreación de la tarea comunicativa. En primer lugar, estamos ante estrategias de “anticortesía” (Zimmerman, 2003: 57), fenómeno recurrente en el habla coloquial de los hispanohablantes, especialmente entre jóvenes, que, al oponerse a las convenciones de los adultos, genera cortesía positiva, ya que realza la imagen de 696 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero los interlocutores en el sentido de refuerzo grupal y pertenencia generacional. Nuestras informantes no solo son jóvenes, sino que en ese momento asumen dos identidades comunes: en la vida real, la de compañeras de curso de italiano que se ven asiduamente; en el rol-play, la ficticia de compañeras de piso o de amigas con un problema común. Los motivos de confianza no faltan, las dotes de intérprete tampoco, así que el despliegue de recursos lingüísticos apropiados depende en última instancia de su interlengua y de las subcompetencias (registros, jergas, etc.) adquiridas. Incluso en las interacciones en las que solo uno de los interlocutores emplea sistemáticamente estrategias anticorteses, hemos observado que no se produce incompatibilidad y que se crea tal clima de complicidad que se producen reacciones ecoicas, como la que se observa en (21), donde tras proferir B varios exabruptos, su interlocutora, A, la estudiante de la que al principio decíamos que nunca ha estado en Italia y no está familiarizada con ciertas jergas, se atreve a expresar su enfado con tono parecido: (21) [3º Valencia 2] A: possiamo parlare con lei/ ma penso che lei è (TOSSE) ha preso una decisione e uzzh// [cioè non si muo-] B: [(una coglioni)] A: (RISATE) B: è vero↓ A: cazzo! B: sì / perché ora io non non ce l’ho il tempo per cercare dell’appartamento↓/ tu ce l’hai il tempo? En segundo lugar, no podemos olvidar que estos intercambios que recrean un contexto virtual se inscriben a su vez en un contexto real, el de la grabación y estudio del comportamiento verbal de aprendices, donde se valora muy positivamente el esfuerzo empleado en la tarea encomendada por el profesor-investigador, donde todo –o, como se verá, casi todo– vale con tal de salir airosos del paso y donde, en fin, todo es susceptible de ser interpretado como un comprensible desajuste respecto a la L2 o a la Cultura2. En esta tesitura, cada cual pone en juego –con talante más o menos natural, más o menos lúdico, o incluso con exhibicionismo– los recursos de que dispone y manifiesta los hábitos expresivos que con más fuerza se han arraigado en el proceso de adquisición-aprendizaje. Y lo hace sin atisbo de conflicto. Coloquio del Programa EDICE 3.2 • 697 Disonancias temáticas Se ha dicho ya que la simulación en las interacciones analizadas y su inscripción en un contexto más amplio (el de la grabación y la investigación), impone la máxima tolerancia y cooperación, justifica y neutraliza actos potencialmente descorteses y que, por ello, prácticamente cualquier comportamiento es admisible. De ahí que, dada también la camaradería creada y recreada, las alusiones escabrosas –en su mayoría de carácter sexual 9 – tengan perfectamente cabida y, lejos del conflicto, provoquen un ambiente relajado y lúdico, como prueban las risas de las dos interactantes de (22) cuando se imaginan compartir el piso con dos Erasmus italianos: (22) [5º Valencia 2] A: allora cominciamo a scrivere i volantini / cerchiamo un erasmus B: sì A: lo scriviamo sul / volantino / ragazzo erasmus (RISATE) B: ragazzo erasmus (RISATE) {cer[casi ragazzo erasmus]} A: B: [allora / metro ottanta] / biondo / &eh (RISATE) occhi§ A: § no! / eh no / a me piacciono mori [{scusa!}] B: [ah be’] (RISATE) (3’’) forse possiamo affittare a due (RISATE) A: (RISATE) vedi come dobbiamo fare una doppia? (RISATE) o cuando en (23) hablan de la muñeca hinchable que van a regalar a su amigo Luca: (23) [5º Valencia 1] A: ma cosa voletee comprargli? / proprioo B: non lo so perchèè / avevano detto così di andare↑ e prendere quuhmm non so / magari una bambola di questee / inflabili (RISATE) A: ah!/ sì/ di queste orribili che sono così soltanto B: queste Barbie [così] A: [bionde/] bionde così /coi capellii (RISATE)/ oh dio! Sin embargo, la cercanía no garantiza una sensibilidad afín al cien por cien y, si el hablante más audaz no calcula bien el grado exacto de proximidad, sus incursiones en terrenos susceptibles de tabú pueden representar una Nada importa ya, como sabemos todos y había anticipado Zimmerman (2003), el sexo de los interactantes. 9 698 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero amenaza a la imagen del interlocutor. Así, cuando en (24) A ilustra las dificultades de la convivencia narrando el caso del novio presidiario de una compañera de piso que se plantaba periódicamente en la vivienda a fumar porros y pretendía relaciones con las dos coinquilinas, B parece sinceramente horrorizada por la situación descrita, a juzgar por sus reacciones verbales (“SÌ!”, “Oh/no!”) y paralingüísticas –elevación de la voz– acompañadas de una mímica facial elocuente de estupor y rechazo de semejante comportamiento: (24) [3º Segovia 2] A: [...] maa uhm &eh il problema era che/ &eh nella zona comune quando c’eravamo tuttii insieme in questo salotto/ il ragazzo comenzava [aa] B: [a fumare] A: a fumare lo spinello a dire delle cose→ B: brutte A: brutte/ sì/ e voleva→ ehm avere sexo con tutte le due/ era [una cosa] B: [SÌÌ!] A: sì/ un pò[ò→ difficile] B: [oh/ no!] Pero tal vez B esté también incómoda y negativamente sorprendida por la osadía de la compañera, que la obliga a tratar tales temas delante de una cámara y de su profesora dentro de un ámbito institucional (se está contraviniendo la cortesía negativa). Lo intuimos por su reacción inesperada en (25) a la intervención posterior en que A, hablando de las reglas de convivencia que tendrían que establecer para evitar problemas similares, explica su propia conducta sexual y deja caer una propuesta que involucra y compromete a B: (25) [3º Segovia 2] A: ma [una cosa=] B: [perché→] A: = che possiamo fare B: sì A: èè uhm/ parlare dee de regole/ no?/ de regole fra noi un pò per rispaper rispettaree/ [ognuna=] B: [sì] A: = di noi/ perchè si no→/ per esempio/ mi piace tantissimo i cani oo / uff e per esempio io fa[ccio=] B: [sì] A: = da soli[to] B: [sì/] questo A: io ho relazione sexu[ale con=] Coloquio del Programa EDICE B: A: B: • 699 [questo] = tre persone alla volta e non so se sei disposte aa fare questo↓ (RISATE) (RISATE) B, ya en guardia por el intercambio anterior y, a pesar de lo que la risa (nerviosa) inicial pueda sugerir, queda tan impresionada por la salida de tono que, sin pronunciar palabra, aún sentada, cruza las manos (“hasta aquí hemos llegado”), se levanta y apaga la cámara dando por acabada la sesión. Hasta ese punto le resulta intolerable la alusión, independientemente de que sea o no verdad en la realidad, y aunque el evento forme parte de la ficción representada. A, más interesada en dar una imagen transgresiva de sí misma que en proteger la imagen de honorabilidad de la compañera, ha sobrevalorado sus afinidades y ha subestimado el potencial agresivo de la descortesía. A y B tienen muchas cosas en común –en la ficción y en la vida real– pero, evidentemente, ni comparten todas sus normas sociales ni, por tanto, idéntico código de cortesía en la interacción coloquial. Una vez más es la interpretación y reacción del interlocutor la que nos da la justa medida de la carga descortés del acto de habla. Estamos, pues, ante un caso, excepcional en nuestro corpus, de descortesía interpretada como tal. 4 Conclusiones Desde una orientación aplicativa, a la luz de los resultados que hemos obtenido en nuestros análisis sobre la cortesía y la descortesía –así como, en trabajos previos, sobre el uso de los marcadores discursivos y los mecanismos de intensificación (Guil et al., 2008; Guil, 2009, en prensa; Pernas, en prensa; Borreguero, en prensa)– parece claro que las interacciones orales, tanto simétricas como asimétricas, constituyen no solo ejercitaciones lingüísticas necesarias en el contexto del aprendizaje de una L2, sino lugares de profundización y ampliación de la competencia comunicativa de los aprendices. Además de incentivar una mayor corrección lingüística de las propias producciones por lo que respecta a los niveles morfosintáctico y léxico –en los que juegan un papel fundamental, como hemos visto, las heterocorrecciones (§ 2.2)–, estas interacciones ofrecen un marco excepcional para desarrollar la competencia pragmática. En efecto, los estudiantes tienen que aprender a adaptar su mensaje –en forma y contenido– a su interlocutor (recipient design), prestando especial atención a la relación que ha sido previamente establecida (roles sociales, jerarquía y reparto de poder) y a la finalidad comunicativa de la interacción 700 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero (obtener un trabajo, tomar una decisión respecto a una acción común, etc.). Esto les obliga a estar especialmente atentos en la elaboración de sus producciones, lo que causa una dificultad añadida al escaso domino de la L2 en las variedades iniciales de aprendizaje, como queda de manifiesto en las frecuentes vacilaciones, interrupciones, suspensiones y pausas que se observan. Dada la organización secuencial de los turnos, el aprendiz puede comprobar de forma inmediata la reacción que su intervención produce en el interlocutor y, a partir de ella, si lo cree oportuno, iniciar una nueva intervención, ya sea como ampliación, desarrollo o justificación o bien como rectificación, para la cual la reacción –lingüística o no– del otro funciona como input. Es decir, que un principio básico del análisis conversacional como es la organización secuencial puede resultar muy rentable para el aprendizaje lingüístico. Es cierto que la falta de heterocorrecciones por lo que al nivel pragmático se refiere puede impedir, en ocasiones y especialmente en las variantes iniciales de aprendizaje, una toma de conciencia de la norma conversacional infringida o de la inadecuación de determinadas producciones en la situación en cuestión –inoportunidad de las preguntas (§ 2.3), uso incorrecto de las formas de tratamiento (§ 2.4), ausencia de reparadores (pássim). Pero parece asimismo evidente que cuanto mayor sea el número de interacciones de este tipo en las que el aprendiz participe (especialmente de tipo asimétrico), mayor será la adquisición de normas conversacionales y sociopragmáticas. Precisamente, este tipo de errores e inadecuaciones son los que más escasa atención han recibido en la investigación relativa a la adquisición de lenguas extranjeras, lo que ha impedido desarrollar métodos didácticos orientados a su aprendizaje. Desde el punto de vista teórico, el contexto de aprendizaje constituye a su vez un parámetro de especial importancia para el estudio de la cortesía interpretada, pues, como hemos tenido ocasión de demostrar, muchas de las acciones –tanto relativas a la violación de las normas que rigen la interacción (§ 2), como a la producción de contenidos lingüísticos apropiados (§ 3)– que en un contexto habitual entre hablantes nativos de una lengua serían consideradas descorteses (y, en algunos casos, incluso extremamente descorteses), en las interacciones analizadas no solo no producen reacciones adversas en el interlocutor sino que a veces ni siquiera parecen ser advertidas. Varias de las ocurrencias, como hemos visto, pueden ser explicadas como fenómenos de anticortesía, tanto los disfemismos (§ 3.1) como la introducción de disonancias temáticas (§ 3.2), dado que se producen en interacciones simétricas (con una única excepción, (15), en la que, sin embargo, se simula una interacción simétrica por lo que a poder discursivo se refiere) Coloquio del Programa EDICE • 701 entre informantes cuyo perfil se corresponde con el indicado en los estudios sobre este tipo de estrategias: se trata, en efecto, de jóvenes que pretenden establecer lazos de solidaridad a través de su interacción y reforzarlos. Esta solidaridad actúa en un doble plano: tanto en el de los roles representados (estudiantes que comparten un piso, amigas que eligen un regalo), como en el de sus roles reales, como compañeras de clase que deben llevar a cabo una tarea impuesta por el docente de la mejor manera posible. En cuanto a las reparaciones de las posibles acciones descorteses, como ya hemos repetido a lo largo de este trabajo, lo habitual en nuestro corpus es que el hablante no las realice, si bien existen algunos casos como (9), en el que mediante un circunloquio atenuante trata de quitar hierro a la formulación de una pregunta que parece considerar inoportuna; pero tampoco el interlocutor tiende a reclamar la merecida reparación por parte del hablante “ofensor”, e incluso no faltan ocurrencias, como sucede en (12), cuando se le impone el tuteo, en las que se ve en la necesidad de pergeñar él mismo una posible justificación reparadora. Pero la falta de reparaciones de emisor e interlocutor no se percibe solo en la distribución de la palabra o en el uso y abuso del tuteo y de ciertos saludos, y tampoco podemos relacionarla exclusivamente con el contexto de aprendizaje. Nuestro corpus nos muestra que este fenómeno afecta también al empleo de interjecciones malsonantes y expresiones despreciativas, así como a las alusiones de índole escabrosa, a temas susceptibles de tabú. Y, a pesar de las peculiaridades que a priori podría presentar una conversación entre aprendices o con aprendices, nos permite comprobar una vez más que la edad y la familiaridad son dos variables sociopragmáticas capaces de neutralizar la descortesía codificada convencionalmente en los disfemismos o en las disonancias temáticas y que esa presunta descortesía, en vez de suponer una amenaza, puede consolidar aún más la afiliación entre los interlocutores. Sólo con dos condiciones: que se sepan calibrar con exactitud los valores compartidos, para no dar lugar a situaciones como (25), en la que la interlocutora se siente violentada hasta el punto de poner fin bruscamente a la conversación, y que se cuente con los medios formales necesarios para manifestarlos. Y, de nuevo desde un enfoque aplicativo, debemos convenir que estas dos habilidades no nacen espontáneamente en el contexto formal de la enseñanza de L2, sino que requieren una mirada atenta y constante a la hora de seleccionar los textos –que no siempre habrán de contener actos corteses, sin disonancias– de analizar tanto el input como las producciones de los aprendices y de crear continuamente tareas apropiadas en situaciones comunicativas plausibles. Sólo así el alumno irá tomando conciencia de la importancia de los valores (des)corteses y de sus correlatos formales en la consecución del fin comunicativo. Y, sin tener que depender exclusivamente, según hemos podido 702 • Pura Guil, Paloma Pernas, Margarita Borreguero observar, de la inmersión en el ambiente natural, se verá capacitado para socializar incluso transgrediendo, lo cual no se obtiene ingiriendo los listados de “tacos” que a menudo él mismo solicita ni, por ahora, con los métodos que se utilizan en la formación institucional. Referencias bibliográficas Albelda, M. (2004). Cortesía en diferentes situaciones comunicativas. La conversación coloquial y la entrevista sociológica semiformal. En: D. Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 109-134). Barcelona: Ariel. Bazzanella, C. (1994). Le facce del parlare. Firenze: La Nuova Italia Editrice. Bernal, M. (2005). Hacia una categorización sociopragmática de la cortesía, descortesía y anticortesía en conversaciones españolas de registro coloquial. En: D. Bravo (Ed.), Estudios de la (des)cortesía en español. 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Estos cuestionarios han sido cumplimentados por hablantes nativos de español de ambos sexos, diferentes edades y niveles de instrucción; así como por aprendices anglófonos de español con un nivel a partir de B2. Nuestra hipótesis, basada en la observación general y en la experiencia docente, es que entre los aprendices anglófonos de español hay una tendencia a la evitación de oye (en la posición y función mencionadas más arriba), ya que lo consideran descortés verbalmente por una transferencia con la L1. A raíz de esta hipótesis, se diseñó el cuestionario que, inevitablemente, nos llevó a establecer un estudio paralelo sobre el funcionamiento de oye entre hablantes nativos. Y una vez en este plano de análisis, se generó una segunda hipótesis: que esta tendencia a evitar el marcador, relacionada con la cortesía verbal, podría confirmarse en los hablantes nativos, pero por motivos muy distintos. Si estos extremos se comprueban, creemos que deberían suponer una revisión rigurosa del tratamiento de este tipo de marcadores discursivos en los materiales diseñados para la enseñanza del español como lengua extranjera. Palabras clave (Des)cortesía, marcadores del discurso, oye, Español Lengua Extranjera (ELE) 706 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno 1 Introducción En el capítulo correspondiente de la Gramática descriptiva del español, Martín Zorraquino y Portolés (1999) hablan de oye como el introductor en el discurso de “un conjunto informativo relevante que se desea transmitir al interlocutor”. Al compararlo con mira, con el que está estrechamente relacionado, lo diferencian de éste último porque con oye el hablante intenta introducirse en la esfera del oyente, mientras que con mira es el oyente el invitado a entrar en el ámbito del hablante (véase también Márquez Reiter, 2002: 143). Cortés y Camacho (2005: 170-174) coinciden en esta opinión al clasificar oye entre los marcadores que se centran en el oyente. Briz (1998: 227229), a su vez, lo define como “marcador metadiscursivo de control de contacto”, y en esta función aparece constantemente en textos coloquiales, entre otros recursos fáticos o apelativos como fíjate, ¿eh?, ¿no?, ¿sabes?, etc. (Briz & Grupo Val.Es.Co, 2000: 36). Precisamente, ésta es la función de oye que nos ha interesado para nuestro estudio, dentro de las múltiples funciones discursivas que este marcador puede cubrir: aquella en la que sirve para abrir turno de palabra con el objeto de llamar la atención del oyente. Pero además de servir para llamar la atención, oye puede introducir un nuevo tópico discursivo, reformular, añadir o reforzar una valoración, o presentar una digresión, como en los siguientes ejemplos de Briz y el Grupo Val.Es.Co (2000: 39). (1) Conversación entre dos hermanas y la asistenta de su casa sobre la noticia de que han hecho fijo en el trabajo al marido de ésta última. B: Fíjate, el otro día comentándolo, ¿eh? Oye, pues estará contento el hombre, ¿no? A: Sí. B: ¡Vaya tela! C: Oye, ¿los numeritos del viaje? A: El cero cero tres salió. Incluso puede llegar a adquirir valores de protesta y rechazo, de una manera similar a lo que sucede con por favor (Bernal, 2006): (2) A: Mira que eres tonto. B: ¡Oye, ya está bien de decirme eso! (3) Pero qué peñazo es usted, por favor. De esta descripción se deduce que oye es susceptible plantear ciertos problemas en lo que se refiere a la cortesía verbal, pues su función más Coloquio del Programa EDICE • 707 representativa, la de establecimiento y control del contacto, puede suponer una amenaza para la face 1 . De hecho, en otras variedades del español (por ejemplo en el español de Uruguay y Ecuador) la función apelativa de oye sería considerada como una intromisión excesiva (Márquez Reiter, 2002; Placencia, 1998) 2 . Esta amenaza puede atenuarse por medio de diferentes mecanismos. En el caso de oye, la atenuación podría ejecutarse a través de recursos prosódicos, como la entonación 3 . Pero lo cierto es que, ante una situación de amenaza a la face por el uso de oye, la estrategia más seguida por los hablantes nativos, a tenor de los resultados de nuestras encuestas, es la evitación (en este caso, el uso de estrategias indirectas puede considerarse cortés per se) y la sustitución por otros marcadores más “corteses” (perdón, perdone/perdona, disculpe/disculpa), ya que, en opinión de los propios usuarios, en las situaciones propuestas por la encuesta, oye implica falta de respeto, de educación, y les resultaba muy violento escoger esa opción. Los elementos recién mencionados (junto a por favor, la perífrasis poder+infinitivo y la entonación interrogativa, entre otros) son los que Alba de Diego (1995) considera como recursos que atenúan o reparan la imposición que se efectúa sobre el oyente en los actos de petición de permiso en español. Las peticiones, como cualquier acto exhortativo, invaden el espacio del oyente y, por lo tanto, rompen el equilibrio entre los interlocutores. Esta amenaza, intrínseca a este tipo de acto, debe quedar neutralizada por algún elemento que mantenga a salvo la face. Curiosamente, oye es un marcador frecuente en peticiones, sobre todo de información (también en órdenes y advertencias), tal y como se refleja en los ejemplos de nuestra encuesta, pero es lógico que no aparezca en la nómina de elementos mitigadores de peticiones que relaciona Alba de Diego, ya que la naturaleza de su caracterización básica (la “introducción en la esfera del oyente” mencionada más arriba) es, como acabamos de ver, idéntica a la naturaleza del acto de habla pedir, al que acompaña. Este rasgo compartido los hace incompatibles desde el punto de vista de la cortesía verbal, y explicaría la Generalmente es así, pero no siempre. Un aviso al oyente en una situación de riesgo para su vida, por ejemplo (“¡Oye, quítate de ahí, que te atropellan!”), no supone una amenaza para la imagen pública, sino todo lo contrario, y sería, cuando menos, un poco ridículo utilizar la atenuación en estos contextos (*Perdona, que te van a atropellar). 2 Aunque algunos estudios realizados sobre el español de México concluyen que el alertador oye se usa habitualmente como marcador de cortesía positiva introduciendo secuencias previas al núcleo de la petición y mitigando los efectos directos de la misma (Félix-Brasdefer, 2005: 73-74). 3 Por ejemplo, Haverkate (1994: 197) formula la hipótesis de que “una curva melódica creciente [tonema ascendente] refleja la intención del hablante de expresarse cortésmente” (en Hidalgo, 2006: 972 y ss.). 1 708 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno violencia y el rechazo que sienten los usuarios nativos ante la aparición de oye en los contextos señalados. 2 El marcador discursivo oye y la cortesía De cualquier forma, como tantas veces sucede con los marcadores discursivos, en ocasiones hay una fuerte controversia en cuanto a sus funciones pragmáticas. En su estudio sobre los mitigadores léxicos y sintácticos usados por mexicanos y aprendices de español como lengua extranjera, Félix-Brasdefer (2004) concluye que los nativos manejan las estrategias de mitigación empleando altos niveles de cortesía y deferencia, mientras que los aprendices de español como lengua extranjera, a pesar de su elevado nivel de competencia gramatical, muestran un conocimiento sociopragmático insuficiente, por lo que a la cortesía se refiere, en el acto de habla ‘rechazo’ (para un estudio contrastivo de las estrategias de rechazo empleadas por mexicanos y norteamericanos véase también Félix-Brasdefer, 2008). Por otra parte, existen trabajos, basados como el nuestro en encuestas dirigidas a aprendices de nuestra lengua y a nativos, que llegan a conclusiones contrarias a lo expuesto con respecto a los elementos mitigadores. Alonso Pérez-Ávila (2005), por ejemplo, estudia las peticiones desde la perspectiva de la interlengua que generan los aprendices de español. En un determinado momento de su investigación, analiza el empleo de modificadores internos como por favor o perdona –mitigadores léxicos– en algunas opciones de petición dentro de una circunstancia concreta (por ejemplo, pedir a un compañero de piso de la misma edad que limpie la cocina que él mismo había ensuciado la noche anterior). En su muestra, sólo 3 de los 31 hispanohablantes nativos encuestados usan esos modificadores en el contexto citado (el resto prefiere prescindir de los mismos y/o recurrir a estrategias encubiertas 4 ), frente a 19 de los 43 aprendices de español, que sí lo utilizan. Pese a lo escaso de su muestra, Alonso Pérez-Ávila establece con bastante seguridad la deducción de que en la cultura española se utilizan mucho menos estas expresiones de cortesía en ese contexto concreto, ya que no se siente como algo necesario (al fin y al cabo, se le pide al oyente, en una situación de igualdad sociopragmática con el hablante, que se responsabilice de las consecuencias de un hecho que él mismo llevó a cabo). Incluso se apunta la posibilidad de que el uso de marcas de cortesía en dicha situación pueda resultar Una de las conclusiones generales de Alonso Pérez-Ávila es que, en el contexto de una petición, el 40% de hablantes nativos de su encuesta utiliza estrategias encubiertas. 4 Coloquio del Programa EDICE • 709 inadecuado, ya que podría interpretarse como una ironía por el oyente, en una línea similar a los sentidos de ‘protesta’ y ‘rechazo’ de los ejemplos 2 y 3. Estas reflexiones sobre los elementos mitigadores en las peticiones ofrecen un marcado paralelismo con varios aspectos del funcionamiento de la (des)cortesía en el marcador oye, tanto entre los hablantes nativos como entre los aprendices de español. En primer lugar, los resultados de nuestra encuesta (en su modesta escala) también confirman que los hablantes nativos, en contextos de petición en los que pueden elegir libremente la fórmula que van a usar, tienden a preferir las estrategias indirectas o encubiertas al uso de mitigadores. Este aspecto resulta interesantísimo, pues no hay que olvidar que en las peticiones, en general, la concesión de lo pedido procede del oyente, con el coste que esto supone en lo que se refiere a la cortesía. ¿Habría que deducir de este tipo de hechos que otros factores contextuales suplen los elementos corteses que deberían aparecer en la parte lingüística de los mensajes? ¿O quizás que en la cultura española se ha producido un viraje hacia la descortesía por otros motivos sociopragmáticos? Sería un caso equiparable al de las fórmulas de tratamiento en la sociedad española actual, en la que el usted ha ido perdiendo terreno a favor del tú en un proceso de igualación y democratización muchas veces mal entendido, hasta el punto de que nos deja en muchos casos sin la posibilidad de establecer distinciones indispensables para la actividad comunicativa. En el caso de los mitigadores, muchos hablantes nativos podrían tachar de “pedantes” o “remilgados” a otros nativos que sí los usan, o incluso recriminarles una cortesía excesiva en circunstancias que, a su juicio, no la requieren 5 . Por lo tanto, si estableciéramos una escala, el uso de elementos mitigadores estaría en un polo, con un uso (más que) moderado; el recurso a estrategias indirectas o encubiertas constituiría la zona media, de uso frecuente; y en el polo opuesto se encontrarían unidades como oye, cuyo empleo es mucho más reducido porque, desde la reflexión lingüística consciente, los hablantes intuyen que supone un incremento notable de la descortesía y una intromisión amenazante en el terreno del oyente. Hasta ese punto ha viajado oye desde su valor originario, procedente del verbo oír y exento de cualquier carga descortés. En este sentido hay que añadir que, de la misma manera en que por favor puede adquirir valores de ‘protesta’ y ‘rechazo’ (opuestos a su valor y a su función habituales) en contextos de confianza y familiaridad, oye, incluso en órdenes y peticiones expresadas con aseveraciones, interrogaciones e Puede suceder que un hablante le recrimine a otro el uso del marcador por favor en una situación de intercambio (por ejemplo, el conductor de autobús que le cobra el billete a un viajero) si el primero considera que la acción que beneficia al segundo está dentro de sus obligaciones laborales. 5 710 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno imperativos, no siempre tiene por qué interpretarse de manera descortés, como puede observarse en los siguientes ejemplos procedentes del corpus COLAm [Corpus Oral de Lenguaje Adolescente, Madrid] y de Albelda (2004), respectivamente: (4) ¡Oye, a mí no me has sacado jamón!; ¡Oye, acabaros la cocacola, tíos! (5) Oye, dejarle comer; Oye, toma, bebe; Oye, baja un poco el volumen; Oye, el martes va a venir la tía ésta. Esto sucede en contextos informales, en los que hay, asimismo, confianza y familiaridad, y donde la cortesía no está convencionalizada, ritualizada. En estos casos la cortesía posee una función valorizante que contrasta con la cortesía mitigadora (Albelda, 2004; Hernández Flores, 2004; los Face Flattering Acts, según Kerbrat-Orecchioni, 2004). Se deduce que, en esas situaciones, la ausencia de elementos de la cortesía mitigadora, e incluso la presencia de otros elementos que habitualmente se califican como descorteses (oye) es interpretada por los interlocutores como una muestra de confianza y afecto, es decir, de cortesía valorizante, hasta tal punto que, si en esas situaciones no se eliminan los elementos de la cortesía mitigadora, los interlocutores pueden llegar a verlo como algo extraño, e incluso ofenderse (con lo que paradójicamente, estaríamos consiguiendo el efecto contrario al perseguido). Es lo que sucede cuando (en España), por la fuerza de la costumbre, damos dos besos a un familiar muy cercano para saludarle, cuando eso lo hacemos normalmente con quien no está en nuestro círculo íntimo; o cuando un padre se enfada con su hija cuando ésta le pide algo “por favor”, arguyendo que eso no es necesario por la relación familiar directa que les une. Podría concluirse que, en el ámbito de la cultura española, en situaciones de confianza y familiaridad, por lo que respecta a los recursos de mitigación cortés, “menos” puede ser “más”, y “más” puede llegar a interpretarse negativamente, incluso. Por ejemplo, en varios momentos de su trabajo sobre la cortesía en español, centrado en el acto de habla agradecer, Hickey (2004) confirma esta opinión, sobre todo cuando concluye su trabajo reflexionando sobre el hecho de que en nuestra cultura expresar gratitud no va necesariamente unido a la expresión língüística “gracias”, o sus posibles variantes. Esto sucede, según Hickey, porque en el “agradecimiento” español no hay ningún sentimiento de deuda o necesidad de compensación por parte del hablante “agradecido” con respecto al Coloquio del Programa EDICE • 711 interlocutor “benefactor”. Es necesario, además, que los contextos sean de gran familiaridad entre los participantes en el evento comunicativo. Finalmente, uno de los argumentos esgrimidos por Alonso Pérez-Ávila para explicar la profusa aparición de mitigadores como por favor o perdona en aprendices de español, dentro de contextos de petición, es la transferencia lingüística y sociopragmática de la L1 a la L2, y esto mismo podría aplicarse, unido a todos los argumentos que acabamos de referir para los nativos, a la evitación de oye entre aprendices anglófonos. 3 El uso de oye entre los hablantes no nativos (aprendices de español como lengua extranjera) La discrepancia entre la lengua que se presenta en los libros de texto y el uso real es algo que ya han apuntado numerosos autores (Holmes, 1988; Baynham, 1991, 1996; Boxer & Pickering, 1995; Carter 1998; Hughes & McCarthy, 1998; McCarthy, 1998; Bani & Nevado, 2004). Esta discrepancia se observa no sólo en rasgos propios del análisis del discurso en general, sino más explícitamente en cuestiones pragmáticas, y éste era uno de los aspectos que nos interesaba explorar, por nuestra propia experiencia como profesoras de Español Lengua Extranjera (ELE). Como señalan los estudios de WildnerBassett, 1986, 1994; Rose, 2005; Jeon y Tadayoshi, 2006; y Alcón, 2008, entre otros, la enseñanza de aspectos pragmáticos no sólo es necesaria sino que además resulta muy efectiva. Sin embargo, dentro del área de ELE, la enseñanza de la pragmática ha recibido relativamente poca atención. Como ya hemos apuntado más arriba, nuestro punto de partida en este trabajo de investigación fue el análisis del uso de oye y nuestros informantes estudiantes anglófonos de ELE que participan en programas de movilidad (principalmente alumnos participantes en el programa Erasmus, así como en otros programas de intercambio con los EEUU con los que la Universidad de Extremadura tiene establecidos convenios), ya que consideramos que al producirse una inmersión cultural y lingüística por parte del alumno, este tipo de programas podría arrojar mucha luz sobre la adquisición de elementos pragmáticos. Los aspectos de tipo pragmático no sólo no suelen ser objeto de atención en los libros de texto, sino que, como argumenta Barron (2003), no suelen tampoco abordarse en el aula de lengua extranjera (Bardovi-Harlig & Dörnyei, 1998), bien por considerarse de menor importancia que otros aspectos (gramaticales o fonético-fonológicos, por ejemplo), o bien porque el profesor a menudo da por hecho que son éstas cuestiones que el alumno puede aprender intuitivamente una vez inmerso en un contexto hispanohablante. Thomas (1983: 97) destaca además que al profesor de una lengua extranjera puede 712 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno resultarle difícil enseñar determinados aspectos relacionados con la competencia pragmática que no están tan estudiados como los gramaticales (véanse House, 1996; Rose y Kasper, 2001). Sin embargo, son precisamente los errores de tipo pragmático los que pueden perjudicar más a los aprendices con un nivel de lengua alto, ya que se les supone una competencia pragmática mayor: a menudo, los nativos asumen (erróneamente) que el no nativo, al tener un buen conocimiento de la gramática, y una fluidez oral alta, posee una gran competencia pragmática. En ocasiones, el nativo puede incluso desconocer o llegar a olvidarse de que su interlocutor no lo es, y sólo cuando se produce el error pragmático el nativo repara en ese dato, hasta entonces menos visible en la conversación: Mientras que todos los aprendices están abiertos a posibles malentendidos, los aprendices de nivel avanzado corren un riesgo mayor que los aprendices de niveles más bajos, ya que para aquéllos la competencia gramatical ya no se ve como excusa para la descortesía. Esto se demuestra, por ejemplo, en un estudio de Enomoto/Marriott (1994: 155) en el que seis hablantes japoneses nativos debían evaluar la competencia pragmática en japonés de dos guías turísticos australianos. Resultó que los evaluadores nativos fueron más críticos con el nivel de cortesía de los hablantes de nivel avanzado que con los de nivel más bajo. En otras palabras, parece que cuando la competencia gramatical no se ve como una explicación relevante, los hablantes nativos generalmente atribuyen cualquier desviación del uso convencional a cuestiones personales más que a cuestiones de uso del lenguaje 6 (Barron, 2003: 2). Los marcadores de discurso, como apuntan los trabajos de Schiffrin (1987) y Fraser (1999) entre otros, desempeñan un papel importante en la comunicación entre nativos. En ese sentido, pues, coincidimos con Müller (2005) en que este tipo de elementos discursivos son también herramientas importantes para el aprendiz de español como lengua extrajera que desea alcanzar un nivel avanzado de competencia en esa lengua, y por tanto, contituyen elementos esenciales que el no-nativo tiene que adquirir. While all learners are open to potential misunderstanding, advanced learners are actually more at risk than lower proficiency learners since for these learners grammatical proficiency is no longer seen as an excuse for impoliteness. This was illustrated, for example, in a study by Enomoto/ Marriott (1994: 155) in which six Japanese native speakers (NS) were asked to assess two Australian tour-guides’ pragmatic competence in Japanese. It was found that the native speaker judges were more critical of the advanced speakers’ level of politeness than of that of the lower proficiency speakers. In other words, it appears that when grammatical competence is not seen as a relevant explanation, native speakers generally attribute any deviations from conventional usage to personality issues rather than to issues of language use (Barron, 2003: 2). 6 Coloquio del Programa EDICE 4 • 713 Método Para la recogida de datos, en este trabajo se diseñó un cuestionario (siguiendo el método descrito en Blum-Kulka, House y Kasper, 1989 y empleado por Schneider 2005, 2008 y Barron 2003, 2005 y 2008), que combina tres tipos de metodología: la reconstrucción de diversas situaciones, un test de opción múltiple, y la reflexión directa sobre el uso o la evitación del marcador, esta última ofrecida en algunas ocasiones de manera oral por parte del informante. De estas tres herramientas, se centra únicamente en las dos primeras. En cuanto a los participantes, se estableció un primer grupo de siete estudiantes anglófonos de español de ambos sexos que participaban en intercambios de movilidad en la Universidad de Extremadura, con diferentes edades y un nivel de lengua a partir de B2 del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas. Como se aprecia en la muestra de la encuesta que se ofrece más abajo, es el propio encuestado el que debe indicar su nivel. Más adelante, se añadió un segundo grupo de hablantes nativos de ambos sexos, diferentes edades y niveles de instrucción, y distintas procedencias dentro de la Comunidad Autónoma de Extremadura, con la intención de poder comparar los usos de oye entre hablantes nativos además de entre el grupo central de nuestra investigación, el de los no-nativos. Los marcadores del discurso se examinaron contrastando el número total de apariciones de oye con otros marcadores y estrategias posibles en esa zona o función discursiva (turn-opener of the attention-getting type), como oiga, perdona/e, disculpa/e, por favor, vocativos, saludos, o la evitación. El modelo de cuestionario para el grupo de hablantes no-nativos es el que aparece a continuación 7 : 1. 2. 3. 4. 5. Age:…………….. Sex: …………… Nationality:….……………… Native language:…….…………………… Period of time studying Spanish:……………….. La versión en español del cuestionario a la que nos hemos referido más arriba es prácticamente idéntica a la que se expone. Cuatro de los ítems de la encuesta son de respuesta libre, para permitir al informante expresar su creatividad y para evitar el riesgo de dirigir en exceso sus respuestas, algo que seguramente hubiera ocurrido si se hubiesen empleado más ítems de respuesta asignada (como en el caso de 5 y 6), o si se hubieran colocado éstos últimos al comienzo del cuestionario. Los ítems presentan una distribución bastante equilibrada, pues en dos de ellos el supuesto interlocutor es una persona joven, en otros dos es una persona mayor; y en los dos restantes, la edad del interlocutor no se especifica. Estos cuestionarios fueron cumplimentados indistintamente en papel y electrónicamente. 7 714 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno 6. Level of Spanish: elementary lower-intermediate intermediate upper-intermediate advanced ฀ ฀ ฀ ฀ ฀ 7. Length of time spent in a Spanish-speaking country:…………… Please answer in Spanish: 1. Imagine you arrive at the bus stop and there´s someone the same age as you. You don’t know whether the bus has already come or not, so you ask that person. Please recreate the dialogue in Spanish: You: ……………………………………………….. The other person: … ………………………………….. 2. You’re walking down the street, you have no watch and need to know what time it is. You decide to ask an elderly person who’s walking in the opposite direction. Please recreate the scene in Spanish: You: ………………………………….. The elderly person: …………………... 3. You’re driving through a Spanish town you’re not familiar with and need to arrive at a specific address. You see a pedestrian walking on the pavement and you decide to roll down the window to ask for directions. Please recreate the dialogue in Spanish: You: …………………………………………… Pedestrian: ……………………………………. 4. You’re in the bus in Spain and, as the person who was sitting next to you is getting off, you notice s/he has left a briefcase behind. How do you let them know? Please recreate the dialogue: You:……………………………………………….. The other person: ………………………………….. 5. You’re in a Spanish bar and want to pay (the barman is a young man). What do you say? Circle your answer from the choice given below: You: −Oye/Perdona/Disculpa, ¿cuánto es? Barman: −Tres euros cincuenta. Coloquio del Programa EDICE • 715 6. You’re in a café in Spain with a few friends. You need an extra chair and you approach a group of elderly ladies to ask them if you may take a spare chair from their table. Circle your answer from the choice given below: You: −Perdone/Oiga/Disculpe, ¿está ocupada esta silla? One of the ladies: −Sí, puede llevársela. Si bien podría argüirse que este método de recopilación de datos carece de la espontaneidad que conlleva la comunicación oral, la ventaja de este tipo de cuestionario escrito en el que el informante tiene que “inventar” un diálogo es que la obtención de datos es menos compleja que en la simulación de una conversación real, ya que se elimina el posible miedo a que la respuesta aportada tenga una repercusión negativa, o a ser juzgado por el interlocutor. 5 Resultados y discusión En los primeros cuestionarios recogidos se observa una tendencia a evitar el marcador discursivo oye en posición inicial que podría estar causada por una identificación con elementos descorteses de la L1: la interjección hoy!/oi! en inglés británico, empleada para llamar la atención, y que contiene un marcado carácter descortés, propiciado tal vez por el hecho de que se trata de una interjección que suele emplearse para dirigir a los animales. En el caso de los aprendices de español estudiados en Alonso PérezÁvila (2005), este tipo de influencia de la L1 también parece estar presente. En palabras de Alonso Pérez-Ávila, la abundante presencia de mitigadores que muestran los datos de los aprendices de español (19 de los 43 encuestados, frente a 3 de los 31 hispanohablantes que participaron en su estudio), por ejemplo, se debe no a un desconocimiento de las estrategias indirectas o encubiertas señaladas más arriba, sino que se justifica por una “transferencia de hábitos de la lengua materna a la lengua objeto, no sólo en los aspectos lingüísticos, sino también en los sociopragmáticos” (2005: 12-13). Por ejemplo, la transferencia sociopragmática sería especialmente evidente en el caso de los alemanes, pues, en alemán, bitte aparece en todos los contextos de realización de una petición, mientras que en español la aparición de esa marca de cortesía depende de la presencia de ciertos factores sociopragmáticos. En los resultados obtenidos en nuestros cuestionarios se aprecia también una mayor tendencia a usar Perdona/e incluso Perdóneme, y Perdón que podría deberse a la existencia en inglés de un catálogo menos amplio que en español de este tipo de expresiones, lo que explicaría la transferencia de fórmulas como 716 • María Isabel Rodríguez Ponce, Carolina P. Amador Moreno excuse me (o incluso sorry) a la hora de reconstruir este tipo de situaciones. Los primeros resultados, pues, parecen confirmar nuestra hipótesis inicial sobre la evitación de oye en general, y en los contextos estudiados en particular. Un futuro análisis comparativo individualizado de todas las situaciones entre nativos y no-nativos (Amador Moreno & Rodríguez Ponce, 2009) revelará si existen o no diferencias en la forma en que unos y otros perciben la necesidad de indicar cortesía verbalmente, una vez que la fase de recogida de datos haya finalizado. 6 Conclusión A partir de los primeros datos obtenidos del estudio comparativo de los resultados entre hablantes nativos y estudiantes anglófonos de ELE con respecto a oye podemos concluir que la tendencia mayoritaria en ambos grupos es la evitación de este marcador. Esta tendencia, sin embargo, está motivada por distintas razones: por un lado, la percepción descortés del marcador entre los nativos, que no se corresponde exactamente con el uso real; y, por otro, la transferencia lingüística y sociopragmática de la L1 a la L2 entre los estudiantes anglófonos. Un estudio más detallado de este marcador en un corpus oral como el COLA revelará la discrepancia actual que existe entre el uso real de este marcador en el español contemporáneo y la percepción que sus hablantes tienen de él (a partir del análisis final de la totalidad de los cuestionarios cumplimentados por los hablantes nativos). Si se confirma la tendencia por parte de los informantes no nativos a evitar oye, podremos también consolidar nuestra hipótesis sobre la influencia de la L1 y su transferencia a la L2 en este tipo de estrategias sociopragmáticas. La comparación entre el uso, la percepción y la evitación de oye entre nativos y no nativos puede ser de gran utilidad en materia de enseñanza. La instrucción guiada de este tipo de elementos pragmáticos es, como hemos mostrado, un integrante de enorme importancia dentro del aula de ELE. Este tipo de reflexiones ayudará a mejorar las intervenciones metodológicas y didácticas sobre estos aspectos pragmáticos, que tal vez deberían tratarse con más detalle también en los manuales de ELE. Referencias bibliográficas Alba de Diego, V. (1995). La cortesía en la petición de permiso. Dicenda, 13, 13-24. Albelda Marco, M. (2004). Cortesía en diferentes situaciones comunicativas: la conversación coloquial y la entrevista sociológica semiformal. En: D. Coloquio del Programa EDICE • 717 Bravo & A. Briz (Eds.), Pragmática sociocultural: estudios sobre el discurso de cortesía en español (pp. 107-134). Madrid: Ariel. Alcón Soler, E. (2008). Investigating pragmatic language learning in foreign language classrooms. IRAL, 46, 173-195. Alonso Pérez-Ávila, E. (2005). Peticiones en español. Aproximación a la pragmática de interlengua. Artifara, 5, sezione Scholastica. Consultado el 9/01/ 2009 en www.artifara.com/rivista5/testi/peticiones.asp. Amador Moreno, C. P. & Rodríguez Ponce, M. I. 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Interrupción y (des)cortesía Algunas reflexiones en torno a la enseñanza y adquisición de las funciones estratégicas de la interrupción en las clases de L2 1 Ester Brenes Peña Universidad de Sevilla, España Resumen La interrupción es un fenómeno comunicativo bastante frecuente en el marco de la conversación española que puede ser utilizado para la consecución de diferentes objetivos interaccionales. Esta riqueza funcional no se refleja en los manuales dedicados a la enseñanza del español como lengua extranjera, en los que el fenómeno de la interrupción o bien no se menciona o bien se vincula de una manera bastante simplificada con los rasgos propios del comportamiento comunicativo de los hablantes españoles. El principal objetivo de nuestra comunicación consistirá, por tanto, en definir el fenómeno de la interrupción, diferenciándolo de otros conceptos próximos como el de solapamiento y encabalgamiento, en exponer de manera precisa las diferentes variables de contextualización que pueden influir en la relación de la interrupción con los parámetros de la (des)cortesía verbal y en identificar los usos discursivos y las funciones estratégicas que pueden alcanzarse mediante su utilización adecuada; cuestiones todas de esencial importancia en la adquisición de competencia comunicativa en español, sobre todo por parte de estudiantes de L2. Palabras clave Interrupción, solapamiento, encabalgamiento, (des)cortesía verbal, enseñanza del español como lengua extranjera Esta investigación se inserta dentro del Proyecto de Excelencia “La violencia verbal y sus consecuencias sociales”, financiado por la Junta de Andalucía (2005-2008). 1 722 • Ester Brenes Peña 1 La interrupción: una estrategia fundamental en la adquisición de la competencia comunicativa Actualmente, la práctica totalidad de las investigaciones sobre la enseñanza del español como lengua extranjera coincide en proclamar la importancia que posee la adquisición de competencia comunicativa por parte de los aprendices. El hecho de establecer o llevar a cabo un proceso de comunicación no significa únicamente transmitir una información. Comunicarse con alguien implica entablar unas determinadas relaciones sociales con ese alguien, constituir un vínculo social cuyo cariz u orientación puede irse modificando a lo largo de dicho proceso y crear y/o mostrar una imagen social concreta. Por consiguiente, para comunicarse correctamente y con eficacia, el aprendiz, además de saber emplear las estructuras sintácticas y gramaticales, debe ser capaz de comportarse de manera adecuada, según las normas socioculturales y situacionales vigentes en el proceso de comunicación 2 . En otras palabras o desde otra perspectiva, el aprendiz de una segunda lengua puede cometer en sus intervenciones dos tipos de errores: gramatical o pragmático. El error gramatical atañe únicamente a las formas verbales. Su aparición en el discurso, pues, se interpreta como una falta de conocimiento de las formas lingüísticas que no tiene por qué repercutir negativamente en las relaciones sociales entabladas entre los interlocutores 3 . El fallo a nivel pragmático, en cambio, se presta a una doble interpretación: puede ser evaluado como el desconocimiento de las normas socioculturales que rigen la situación comunicativa concreta o como la transgresión deliberada de ellas. En el primer caso, se calificaría como lo que se ha denominado una metedura de pata (Kaul de Marlangeon, 2005) o una muestra de descortesía inmotivada 4 (Kasper, 1990; De hecho, este conocimiento ocupa un lugar desatacado en el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, relevancia que ha sido captada por la propia evolución de la investigación centrada en este ámbito: “En la investigación acerca de la enseñanza de segundas lenguas, los estudios sobre la interacción social (Gumperz, 1977, 1979, 1982; Hymes, 1967; Kasper, 1979; Kochman, 1981; Tannen, 1984, 1986) y los aspectos funcionales del lenguaje (Allen & Widdowson, 1979; Canale, 1983; Canale & Swain, 1979; Littlewood, 1981; Widdowson, 1978; Wilkins, 1976) han causado que el énfasis en el desarrollo de la competencia lingüística, focalizado en los aspectos morfológicos, sintácticos y semánticos del lenguaje, haya evolucionado hacia el desarrollo de la competencia comunicativa.” (García, 1989: 299. Traducción propia) 3 En palabras de Haverkate (1998: 45), “Así, por ejemplo, el empleo incorrecto del subjuntivo por un hablante no nativo del español no influye negativamente en la relación interaccional con el interlocutor; faltar a las normas de cortesía verbal, en cambio, encierra una amenaza potencial de su relación.” 4 Esta diferencia estaba ya presente en Goffman (1967: 14), quien afirmaba que en muchas sociedades existe una tendencia a distinguir tres niveles de responsabilidad cuando se produce una amenaza a la imagen como consecuencia de las acciones de la persona. Así, según este autor, 2 Coloquio del Programa EDICE • 723 Kienpointner, 1997), es decir, como un incumplimiento no intencionado de determinadas normas debido a que no se está en posesión de ciertas pautas específicas de comportamiento. En el segundo caso, sin embargo, el error pragmático sí se consideraría como el resultado de la intención del emisor de atacar, dañar o denigrar la imagen social del alocutario, de manera que las relaciones sociales existentes entre ambas instancias enunciativas se deteriorarían notablemente y se crearía una visión del emisor como una persona maleducada, grosera o no cortés 5 . Uno de los aspectos más relevantes de esta competencia comunicativa y que ha sido menos atendido por parte de la bibliografía especializada en la didáctica del español como lengua extranjera es, desde nuestro punto de vista, la utilización de los procesos interruptivos. La importancia de los mismos viene justificada por dos razones fundamentales: por un lado, su empleo incorrecto resta naturalidad al desarrollo de la interacción y, por otro, la multifuncionalidad propia de las interrupciones hace que su utilización adecuada sea un medio de obtener los objetivos o metas propuestas. Las instancias interruptivas pueden ser empleadas en el discurso para fines tan diferentes entre sí como reflejar la atención y el interés con el que se siguen las palabras del otro interlocutor, indicar acuerdo y aceptación con lo que se está diciendo, denotar la actitud de desacuerdo que mantienen entre sí los interlocutores o intentar ejercer cierta dominación sobre el interlocutor interrumpido, ya que “se supone que el habla, por el solo hecho de hablar, se ubica en una posición alta (de ventaja), y el que habla más y durante más tiempo, suele asegurarse el dominio de la conversación” (Vigara Tauste, 2003: 332) 6 . Evidentemente, el efecto social provocado por este recurso es distinto en cada caso. En consecuencia, las interrupciones pueden colaborar en la creación de un clima comunicativo los interlocutores pueden discernir entre una ofensa accidental o sin planificar, una ofensa inintencionada y una ofensa maliciosa. 5 La (des)cortesía verbal, además de afectar a la imagen social del receptor de los enunciados, proyecta, de manera simultánea, una determinada imagen del hablante. Esto es lo que conduce a Hernández Flores (2004) a sostener una visión de la cortesía como la confirmación de la imagen de los hablantes en un sistema de equilibrio. Es decir, si la imagen del hablante se ve afectada de la misma manera que la imagen del destinatario, ser cortés significaría confirmar tanto la imagen del destinatario como la imagen propia, tratando de que ambas estén en una posición de teórico equilibrio. En el caso de la descortesía verbal, el efecto social negativo puede repercutir también en la imagen social del emisor de los enunciados, al mostrar una percepción del mismo como una persona desconsiderada hacia los demás, si bien en aquellas ocasiones en las que la descortesía es lo buscado, como en determinados debates y tertulias televisivas, el empleo de dicho fenómeno puede afectar positivamente a la imagen social del emisor, al suponer que este se adecua a lo exigido. 6 Esta identificación de la interrupción con una forma de dominio o control de la interacción ha sido establecida también por autores como Beattie (1981), Zimmermann y West (1975) o, más recientemente, Blas Arroyo (1998) o Fernández García (2000). 724 • Ester Brenes Peña agradable, reflejando la camaradería y confianza existente entre los interlocutores, o, por el contrario, pueden ayudar a minarlo, aminorando la imagen social del destinatario. Su importancia con respecto a las relaciones interlocutivas no es, pues, desdeñable. A pesar de ello, en el terreno de la enseñaza del español como lengua extranjera no existen estudios centrados específicamente en este ámbito. Aparte de una referencia a la dinámica de la alternancia de los turnos de habla propia de la conversación coloquial en el artículo de Albelda Marco y Fernández Colomer (2006), únicamente Cestero Mancera se ha ocupado de estos aspectos de manera monográfica en su obra de 2005, Conversación y enseñanza de lenguas extranjeras. La consecuencia de ello es que los manuales dedicados a la enseñanza del español como lengua extranjera o bien no mencionan el fenómeno de la interrupción, o bien lo tratan de manera puntual y simplificada. Así, por ejemplo, en el manual Vuela 4 (nivel A2), la producción de interrupciones se identifica con la novena regla del decálogo del “guarrete maloliente”, enunciada de la siguiente manera: “Habla alto e interrumpe a los demás. De esa manera, los otros sabrán que tienes opinión y criterio”. En este caso concreto, la multifuncionalidad de la interrupción queda reducida a la estrategia de la imposición de la opinión y la descortesía se presenta como un rasgo inherente de estos procesos, obviándose todo el abanico de funciones que este proceso posee en nuestra lengua y la cantidad de efectos sociales que pueden ser causados por el mismo. Uno de nuestros objetivos es, por consiguiente, la reivindicación de la consideración de la interrupción no como simplemente habla simultánea, sino como una estrategia o medio que puede colaborar en la consecución o el cumplimiento de determinados objetivos interlocutivos y que, por ende, ocupa un lugar principal en la competencia comunicativa que debe adquirir el estudiante de una segunda lengua. Si la principal finalidad de la enseñanza de una lengua debe ser conseguir que el aprendiz pueda comunicar y comunicarse correctamente y de manera apropiada, es evidente que el profesor debe guiarlo para que domine el uso adecuado de los procesos interruptivos, así como su correcta realización, contribuyendo, de esta manera, a mejorar su competencia comunicativa. Para lograr esta meta, en los siguientes apartados expondremos la definición de la interrupción conversacional y la identificación de todos aquellos parámetros que hacen que este fenómeno pueda ejercer una u otra función implicando un determinado efecto de (des)cortesía en el discurso. La enseñanza específica de estos recursos debe introducirse de manera gradual y completarse con actividades que posibiliten la práctica espontánea de los mismos. Para ello, consideramos que lo más adecuado es el empleo del método de enseñanza directo (Richards, 1990). Es decir, a diferencia del enfoque Coloquio del Programa EDICE • 725 indirecto, que rechaza la instrucción gramatical explícita y aboga por reproducir el procedimiento natural de adquisición de la lengua materna, optamos por la enseñanza explícita de los fenómenos relativos a la competencia conversacional y comunicativa, ya que, como bien indica Cestero Mancera (2005), el proceso de aprendizaje o adquisición no es el mismo en la lengua materna que en la extranjera, dado que el aprendiz de una segunda lengua no puede abandonar el bagaje social y cognitivo que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida y del aprendizaje de su lengua materna. Más concretamente, en el caso que nos ocupa el hablante no nativo trae consigo las reglas relativas a los procesos interruptivos propias de su lengua y cultura, de manera que, si no se le proporcionan de manera explícita los instrumentos adecuados, aplicará estas reglas al desarrollo de la conversación en la lengua meta, impidiéndose, así, la fluidez conversacional. 2 Interrupción y (des)cortesía. Conceptos que deben ser aplicados a la clase de L2 Como ya hemos indicado, nuestra propuesta consiste en proporcionar a los estudiantes de español como lengua extranjera los conocimientos necesarios para poder manejar correctamente los procesos interruptivos. Los alumnos deben aprender a identificar conceptos relacionados como los de solapamiento, encabalgamiento e interrupción y a calcular los factores que influyen en la valoración (des)cortés de los procesos interruptivos. 2. 1 Interrupción, solapamiento y encabalgamiento Siguiendo a Bañón Hernández (1997: 18), consideramos que “la interrupción es un proceso semiocomunicativo relacionado especialmente con el no dejar hablar cuando se tiene el pleno derecho de hacerlo y también con el no dejar decir cuando se desea decir”. La interrupción, por tanto, puede identificarse con aquella estrategia conversacional que, realizada de una manera consciente, afecta a la estructura interactiva de la comunicación, en el sentido de que persigue provocar un cambio en los papeles interlocutivos, es decir, que el emisor se convierta en receptor. En consecuencia, debe subrayarse que, a nuestro juicio, el rasgo esencial de la interrupción no es la forma de su manifestación 7 , sino la De hecho, ni siquiera la existencia de habla simultánea puede considerarse como una característica definitoria de la interrupción, ya que existen las denominadas “interrupciones 7 726 • Ester Brenes Peña intencionalidad de arrebatar el turno de habla al emisor que dispone de él antes de que este haya terminado de exponer su mensaje. Así, podemos afirmar que en todos los casos en los que, a pesar de que un interlocutor está hablando o existen indicios de que desea continuar hablando, un segundo hablante intenta tomar el turno de habla para emitir un determinado mensaje, nos encontraremos ante una interrupción. En el siguiente fragmento, dicha intencionalidad del hablante de continuar su mensaje queda reflejada a través de la emisión de una marca prosódica de mantenimiento 8 previa a la superposición misma, por lo que es evidente que nos encontramos ante una interrupción que impide al hablante completar su emisión: (1) Tertulia televisiva “A Tu Lado”, 11-07-06 9 Cristina Fernández: yo/ por lo que ella me dice/ ella le da quince días de custodia a David/ porque cree que es lo mejor para sus hijos [y porque sus hijos le piden →] Lidia Lozano: [¡¿cómo va a ser] lo mejor para sus hijos/ si no sabe ni a qué hora se levanta el padre/ ni sabe nada de Antonio David?! Frente a la interrupción, el habla simultánea que no pretende obtener el turno de habla se identifica con el término de solapamiento 10 . Esta caracterización implica que dentro de este concepto se incluyan tanto los procesos interruptivos utilizados para confirmar un contenido, como la emisión solapada de los denominados marcadores de contacto (Contreras Fernández, 2005) o unidades cuya función es indicar que el emisor está atendiendo a lo dicho. El solapamiento, por tanto, se dedica a ratificar los papeles comunicativos existentes. Esto es, a través de ellos, un oyente/emisor se confirma en su papel comunicativo de receptor para demostrar que está atento silenciosas” (Ferguson, 1977), interrupciones que se realizan sin sobreposición, aprovechando una mínima pausa respiratoria del interlocutor interrumpido para arrebatarle el turno de habla. 8 Nos referimos al tonema final mantenido. 9 La transcripción de los ejemplos se ha realizado según el sistema propuesto por el grupo Val.Es.Co (Hidalgo Navarro y Grupo Val.Es.Co, 2005). 10 Los términos de solapamiento e interrupción se han diferenciado según varios criterios. En la misma línea que la presentada en este artículo, autores como Sacks, Schegloff y Jefferson (1974), Blas Arroyo (1998), Contreras Fernández (2005) o Raga Gimeno (2005) han optado por discernir estos conceptos según la intencionalidad del emisor de obtener o no el turno de habla. Otros teóricos, como Murray (1985), Tabolt (1992) o Fant (1996), en cambio, basan la distinción de estos términos en la evaluación que realiza el receptor del habla simultánea. Por otra parte, desde una perspectiva más formal o estructural, los solapamientos e interrupciones se han intentado diferenciar también según la extensión que ocupe el habla simultánea (West & Zimmermann, 1987). Coloquio del Programa EDICE • 727 y reconoce lo que el interlocutor le está diciendo, tal como sucede en el fragmento siguiente. En él, observamos cómo el interlocutor Cristóbal Montoro emite una unidad que, además de verificar el contenido emitido por el moderador del debate, demuestra su atención y comprensión de lo que este le está comunicando sin perseguir en ningún momento desposeerlo del turno de palabra: (2) Debate electoral “Campo Abierto”, elecciones autonómicas del año 2000 Moderador: tenemos a Cristóbal Montoro// bienvenido 11 Cristóbal Montoro// Secretario de Estado de Economía// y es candidato por Jaén [en su caso// buenas noches=] Cristóbal Montoro: [así es] Moderador:= y Jose Núñez/ ex consejero / de Turismo y Deporte § Por último, el término de encabalgamiento lo reservamos para el habla simultánea que tiene lugar en las sílabas finales de una intervención (Blas Arroyo, 1998). A diferencia de lo que ocurría en los procesos interruptivos, en el encabalgamiento la actitud del interlocutor de finalizar su emisión se manifiesta a través de los recursos lingüísticos que anuncian un Lugar de Transición Pertinente 12 , como, por ejemplo, la completud sintáctica o el índice entonativo de límite, es decir, la emisión de un tonema descendente, seguido o no de pausa. En consecuencia, dado que para el interlocutor que posee el turno de palabra la emisión de su mensaje está completa, el adelantamiento en la toma de palabra del interlocutor con respecto al lugar apropiado para la transición no posee un carácter interruptor, es decir, no quebranta las normas de la alternancia de turnos de la interacción. A la no percepción del encabalgamiento como una violación o usurpación del turno de habla contribuye, además, la corta duración que posee la simultaneidad de habla, ya que, según se ha apuntado, esta sólo afecta a las últimas sílabas de la primera intervención o a Movimiento de asentimiento por parte del Sr. Montoro. Como han señalado numerosos autores (Cestero Mancera 1994a, 1994b, 2000; Briz Gómez, 1996, 2000; Hidalgo Navarro, 1998), los hablantes tienen a su disposición ciertas marcas lingüísticas que señalan los Lugares de Transición Pertinente o Unidades Construccionales de Turno (Hidalgo Navarro, 1998, 2000), esto es, el instante preciso en el que el emisor ha terminado de exponer su mensaje. Entre estos indicios se encuentran, por ejemplo, el silencio, el hecho de que el hablante vuelva su cabeza hacia el oyente, la completud o conclusión oracional, la utilización de un tonema descendente propio de la conclusión gramatical, el alargamiento o arrastre de sonidos finales, la emisión de ciertas expresiones fáticas estereotipadas y frases hechas, etc. Para un análisis más pormenorizado de estos elementos demarcativos puede consultarse Cestero Mancera (1994b). 11 12 728 • Ester Brenes Peña expresiones fáticas. Se trata, por tanto, de un caso de turnos entrecruzados o de una superposición en el cambio de turnos, si utilizamos la terminología propuesta por Fant (1996): (3) Tertulia televisiva “En Antena”, 16-01-07 Ángel Antonio Herrera: (…) y otro tema es el de las prisiones/ que no sirven absolutamente para nada/ ni en este país/ ni en ningún sitio/ lo de la reinserción es verdad/ pero la gente está en la cárcel [ahí/ a verlas venir↓] María Recarte: [aparte de todo] eso/ Ángel/ tú dices que vale/ que el tema está así/ el tema judicial/ pero la viuda tiene todo el derecho del mundo a pedir la pena máxima/ porque a su marido no se lo van a devolver/ y tú harías lo mismo 2.2 Variables que influyen en el efecto de (des)cortesía provocado por los procesos interruptivos El influjo de la idealización presente en los primeros trabajos sobre la conversación (Sacks, Schegloff & Jefferson, 1974) hizo que los estudios pioneros acerca de la relación de los procesos interruptivos con el fenómeno de la (des)cortesía verbal asociaran de manera biunívoca a este fenómeno tanto con las alternancias de turno no apropiadas como con el fenómeno de la descortesía verbal (Brown & Levinson, 1987). Sin embargo, los estudios interculturales realizados posteriormente para superar el carácter etnocentrista de las denominadas teorías fundadoras 13 en el ámbito de la cortesía verbal demostraron cómo las premisas culturales propias de la sociedad española (Bravo, 1996, 1999, 2004), que puede ser caracterizada como una sociedad o cultura de acercamiento, según la terminología utilizada por Briz Gómez (2007), motivan una actitud comunicativa mucho más tolerante hacia los procesos interruptivos que, por ejemplo, la mantenida por los hablantes holandeses (Haverkate, 1994), suecos (Fant, 1989) o mejicanos (Fant, 1996). No obstante, la constatación del relativismo cultural del efecto de (des)cortesía implicado por el uso de los procesos interruptivos no es suficiente. Las interrupciones pueden causar efectos sociales distintos dentro de una misma cultura o comunidad de habla según los parámetros específicos que rijan el género comunicativo y la situación interlocutiva concreta. Es decir, el hecho de que en la cultura española los hablantes muestren una mayor predisposición hacia la interrupción en la conversación coloquial no implica necesariamente 13 Nos referimos a las obras de Lakoff (1973), Leech (1983) y Brown y Levinson (1987). Coloquio del Programa EDICE • 729 que esta misma actitud esté presente en otros géneros comunicativos como el debate, la entrevista o la conferencia. En otras palabras, no puede proclamarse de manera descontextualizada que en la cultura española peninsular los fenómenos interruptivos no conlleven en ninguna de sus ocurrencias un efecto social negativo. La relación de la (des)cortesía con la interrupción no puede pasar por alto la incidencia de otras variables de contextualización que influyen en el proceso de comunicación y que explican cómo junto a las interrupciones cooperativas y de naturaleza no disruptiva (Cestero Mancera, 2000), pueden observarse también interrupciones competitivas o no cooperativas y de naturaleza disruptiva (Cestero Mancera, 2000). Así pues, a nuestro juicio, el efecto positivo o negativo que implica el uso de procesos interruptivos en relación con los parámetros de la cortesía y descortesía verbal puede ser aminorado o intensificado dependiendo de los siguientes factores que intervienen tanto en la emisión de la interrupción como en el desarrollo general del proceso de comunicación 14 : - Factores interactivos: género y estilo comunicativo; rol de los interlocutores; grado de pertinencia; función discursiva o argumentativa; - Elementos pertenecientes a la configuración lingüística del enunciado 2.2.1 Factores interactivos Género y estilo conversacional. Según se ha apuntado, dentro de un mismo grupo sociocultural o comunidad de habla, la mayor o menor aceptabilidad de la interrupción depende, en primera instancia, del género y del estilo conversacional en el que esta se produzca (Bañón Hernández, 1997; Blas Arroyo 1998; Contreras Fernández, 2005). En este sentido, es evidente que en los géneros discursivos cuyas intervenciones están prefijadas de antemano (debates, conferencias en contexto académico, discursos institucionales, etc.), las interrupciones supondrán una consecuencia más negativa en la relación establecida entre los interlocutores que en aquellas interacciones que se caracterizan por la libertad en la toma de palabra. Asimismo, si utilizamos la terminología aportada por Bañón Hernández (1997), los efectos más o menos descorteses que puede implicar una interrupción no se pueden interpretar de igual forma en los estilos conversacionales denominados “de elevada implicación”, en los que apenas hay espacio entre turno y turno, que en los de 14 Otros autores que también han propuesto distintos criterios conforme a los cuales valorar el efecto cortés o descortés de las interrupciones son Lycan (1977), Goldberg (1990), Cestero Mancera (1994a, 1994b, 2000) o Bañón Hernández (1997). 730 • Ester Brenes Peña “elevada consideración”, caracterizados por el rigor en la distribución de turnos. Además, también hay que atender a las características o a la orientación de dicho género comunicativo, pues, como afirma Kerbrat-Orecchioni (1990), la presencia de interrupciones y encabalgamientos se multiplica cuando los participantes en la interacción mantienen entre sí relaciones familiares y/o conflictivas. La misma observación ha sido realizada también por Cordisco (2003: 160), quien aconseja “considerar si la propensión interruptiva que se da en su corpus es producto de un intercambio comunicativo polémico o conflictivo, tanto en el plano interlocutivo como en el interpersonal, lo que podría explicar y justificar el alejamiento de la norma sackensiana de un hablante por vez”. Rol o estatus comunicativo del interruptor y del interrumpido. Otro de los principales elementos que influyen decisivamente en la valoración más o menos descortés de la trasgresión conversacional producida por estas estrategias conversacionales se identifica con la posición ocupada en la jerarquía enunciativa por las dos instancias enunciativas que participan en ella, el interlocutor interruptor y el interlocutor interrumpido. Tomando como base este criterio, podemos diferenciar dos clases básicas de interrupciones: las homofuncionales y las heterofuncionales 15 . Las interrupciones homofuncionales son aquellas que se producen entre interlocutores que poseen un mismo estatus comunicativo, entre hablantes que desempeñan una misma función en la interacción. Las interrupciones heterofuncionales hacen referencia a aquellas en las que no coincide el rol o la función ejercida por los participantes en las mismas. Según el cariz de la relación existente entre ambos roles, dentro de las interrupciones heterofuncionales puede diferenciarse, a su vez, entre interrupciones heterofuncionales ascendentes e interrupciones heterofuncionales descendentes. Las interrupciones heterofuncionales ascendentes se identifican con aquellas en las que el papel interaccional del interruptor es jerárquicamente inferior al del interrumpido. Las interrupciones heterofuncionales descendentes, en cambio, son aquellas en las que el interruptor posee un estatus enunciativo superior al interrumpido. Las situaciones más relevantes con respecto a la incidencia que posee la función o el rol de los interlocutores en la determinación del grado de descortesía presente en las interrupciones se producen, lógicamente, en el caso de las interrupciones heterofuncionales. A juicio de Bañón Hernández (1997: 32) “Normalmente, los interruptores hacia los que se muestra mayor 15 Bañón Hernández (1997) utiliza los términos de interrupción lateral u homoactancial y frontal u heteroactancial para hacer referencia a estos hechos. Coloquio del Programa EDICE • 731 comprensión o permisividad son aquellos que tienen mayor grado de poder social o contextual y mayor prestigio social (carisma, profesión altamente valorada, etc.) o temático (mejor conocimiento del tema del que se habla)”. La situación de mayor descortesía se provocará, por ende, a través de la emisión de interrupciones heterofuncionales ascendentes, ya que además de la máxima conversacional “no interrumpas al que está hablando”, se viola la estructura enunciativa propia del género comunicativo. Grado de pertinencia. El nivel de (des)cortesía causado por los procesos interruptivos depende, también, de la pertinencia que estos posean. Las denominadas interrupciones pertinentes (Cestero Mancera, 1994b) suponen un comentario sobre el contenido que está siendo emitido por el interlocutor interrumpido que se revela como necesario en ese instante preciso, debido, principalmente, a que cuando el turno primero haya concluido es posible que no sea apropiado con respecto al tema de la conversación. En consecuencia, su emisión no se valora de una manera tan negativa, sobre todo en comparación con las interrupciones no pertinentes, aquellas cuya emisión podría haber sido postergada sin problemas. Función discursiva y/o argumentativa del proceso interruptivo. La interrupción puede utilizarse para tensionar o distender el clima comunicativo, según se coopere o no con la imagen social y la postura defendida por el hablante interrumpido (Makri-Tsilipakou, 1994; Cestero Mancera, 1994a, 1994b, 2000; Briz Gómez, 1996, 2000; Bañón Hernández, 1997; Cordisco, 2002). Desde esta perspectiva, optamos por diferenciar entre interrupciones afiliativas y desafiliativas. Las interrupciones afiliativas se identifican con aquellas instancias interruptivas que han sido motivadas por el deseo del hablante de apoyar o reforzar la argumentación que el interlocutor que en ese momento posee el turno de habla está manifestando, por lo que poseen una coorientación argumentativa. Las interrupciones desafiliativas, en cambio, introducen un argumento o conclusión antiorientado con respecto al turno interrumpido, de modo que su empleo supone una contraargumentación. El efecto de (des)cortesía causado por estos tipos de interrupciones depende de cuál sea la situación esperada o no marcada en el contexto comunicativo concreto. En la conversación coloquial, orientada normalmente hacia el consenso de opiniones, las interrupciones que conllevan un proceso de afiliación entre los interlocutores serán interpretadas como menos descorteses y agresivas que aquellas que suponen una desafiliación entre ellos. La razón es obvia: en las interrupciones desafiliativas, además de la máxima conversacional señalada por Haverkate (1994), también se transgrede la máxima de acuerdo establecida por Leech (1983). Sin embargo, en otro tipo de circunstancias interactivas, como, por ejemplo, el debate o la discusión, la preferencia 732 • Ester Brenes Peña conversacional en relación a este parámetro puede variar, por lo que las interrupciones desafiliativas no serían consideradas de manera tan negativa. 2.2.2 Formalización lingüística En lo concerniente a la formalización lingüística, debemos tener en cuenta que la descortesía implicada por la trasgresión de la máxima conversacional queda notablemente reducida si en la expresión de las interrupciones se utilizan atenuantes cuantitativos, esto es, expresiones concernientes al escaso intervalo de tiempo que se piensa que durará la interrupción (solamente una puntada, un segundo, un momento, rápidamente) o al número de temas que se prevé tratar (dejadme una cosa), o atenuantes cualitativos, fórmulas como perdona, perdonad, perdona que te interrumpa, o disculpa que se refieren al mismo hecho de interrumpir (Bañón Hernández, 1997). La posición que ocupan estas expresiones también es relevante, pues la emisión de las mismas hacia el final de la intervención interruptora puede denotar que el emisor le ha otorgado más importancia a la obtención del turno de habla que al deseo de aminorar la descortesía presente en su irrupción. Además, el profesor debe hacer notar al alumno que el empleo de las diferentes variantes, como, por ejemplo perdona y perdone, depende del grado de formalidad del registro que estén utilizando los interlocutores. Asimismo, todo ello debe conjugarse con una reflexión acerca de si el uso de estas fórmulas responde a una estrategia sincera o si, por el contrario, se trata de un mero elemento retórico par obtener el turno de habla que, por ejemplo, en ningún momento garantiza la brevedad de la intervención interruptora. Por otra parte, el molesto efecto cacofónico que posee la sobreposición del habla y la obstaculización que supone con respecto a la recepción del mensaje explica la importancia que poseen otros dos elementos en la formulación de las interrupciones: el momento de su producción y su duración. La potenciación del ataque a la imagen social del interlocutor interrumpido se produce gracias a la existencia de habla simultánea durante la emisión de estas instancias y a la mayor prolongación de su desarrollo, el cual, según Raga Gimeno (2005: 53), no debe prolongarse más allá de unos pocos segundos, si no queremos que se produzca una “situación violenta”. Esta mayor o menor duración de los procesos interruptivos se encuentra íntimamente relacionada con el comportamiento comunicativo del interruptor y del interrumpido, pues, en definitiva, la duración de la interrupción y, en consecuencia, del habla simultánea, depende de si uno de los dos interlocutores cede en su empeño y suspende su emisión. La situación más descortés, en este sentido, se produce cuando el interruptor insiste en el intento de usurpar el turno de habla, mientras Coloquio del Programa EDICE • 733 que el interrumpido, ignorando la petición de la palabra que, en última instancia, realiza toda interrupción, produce, a su vez, frecuentes retenciones de turno. En tercer lugar, en relación con el tono de voz, es cierto que la elevación inusual de este es un rasgo que suele acompañar a los procesos interruptivos en los que está presente el habla simultánea, ya que se trata del único medio del que disponen los interlocutores para conseguir que su voz traspase el sonido de las palabras emitidas por el otro interlocutor. A pesar de ello, no puede negarse que el uso de una intensidad vocal mucho más alta de lo esperable y de lo permisible contribuye a aumentar la descortesía implicada por las interrupciones 16 . Por último, en cuanto a su frecuencia de aparición o de uso, debe señalarse que no se evalúa con el mismo grado de descortesía una comunicación en la que sólo aparezcan procesos interruptivos de una manera puntual que un proceso de comunicación en el que las interrupciones sean múltiples y continuas. No obstante, no podemos dejar de tener en cuenta que, como ya hemos indicado, no todos los géneros discursivos muestran el mismo grado de permisividad con respecto a los solapamientos e interrupciones: cierto es, y habrá que empezar por reconocerlo, que las interrupciones no son igualmente esperables en cualquier tipo de interacción. Sería, por ejemplo, altamente improbable oír una de estas señales en un discurso público a cargo de una personalidad política en la inauguración de un evento institucional, como lo sería igualmente escuchar una conferencia sobre un tema científico en un contexto académico plagada de interrupciones por parte del público. Por el contrario, otra clase de interacciones suele propiciar en mucha mayor medida el alumbramiento de simultaneidades en el habla entre los diferentes interlocutores (Blas Arroyo 1998: 54-55). 3 Reflexiones finales. Rentabilidad de la aplicación de estos conceptos a la clase de L2 Según apuntamos ya al comienzo de este trabajo, el desconocimiento de las reglas que rigen la alternancia de turnos en cada género y situación comunicativa puede originar errores pragmáticos que afectan negativamente al desarrollo del proceso comunicativo. Por un lado, la total ausencia de solapamientos e interrupciones en una conversación coloquial puede restar 16 “No hables gritando ni susurrando” es, precisamente, una de las máximas que Haverkate (1994) incluye en la etiqueta conversacional. 734 • Ester Brenes Peña naturalidad a la interacción 17 . Por otro, la emisión de interrupciones de forma no adecuada puede provocar un ambiente comunicativo marcado por la descortesía y la lucha por el turno de habla. Por ello, los conceptos expuestos deben hacerse explícitos a los aprendices de español como lengua extranjera. La diferenciación entre interrupciones, solapamientos y encabalgamientos, así como el conocimiento de los distintos parámetros que influyen en la producción de un efecto cortés o descortés, constituye la base esencial para poder saber cuándo y cómo utilizar en el discurso los procesos interruptivos. Esto es, hay que proporcionar a los alumnos el conocimiento suficiente para que estos puedan saber apreciar en qué circunstancias comunicativas son admisibles las interrupciones, cómo pueden actualizarlas en el discurso de una manera adecuada y las metas u objetivos interlocutivos que pueden alcanzar gracias a ellas. Y la mejor forma para ello es, desde nuestro punto de vista, a través del método directo, o, dicho de otra forma, por medio de la enseñanza explícita de las cuestiones teóricas que acabamos de exponer, si bien teniéndose siempre en cuenta que estos contenidos deben ir explicándose de manera gradual y deben completarse con la realización de actividades que permitan su puesta en práctica. Aunque en esta primera fase de la investigación realizada no hemos diseñado estrategias pedagógicas, creemos que puede ser bastante útil el comentario de textos orales en los que los solapamientos, encabalgamientos e interrupciones desempeñan usos muy diferentes. Así pues, de una manera acorde con las propuestas de Albelda Marco y Fernández Colomer (2006), apoyamos el uso de transcripciones o transliteraciones de interacciones comunicativas diversas como herramientas didácticas, y, tal como exponen ambas autoras, consideramos que estas deben ser adecuadas al nivel de lengua de los estudiantes a los que van dirigidas. En este sentido, dichas autoras sugieren emplear en los niveles más básicos según el Marco Común Europeo de Referencia par las Lenguas, como el A2, transcripciones de entrevistas, debido a que su mayor grado de formalidad y el menor número de interlocutores que participan pueden facilitar a los estudiantes de lengua extranjera la comprensión de sus enunciados. A su juicio, las conversaciones coloquiales pueden introducirse a partir del nivel B1. En el caso del estudio de las interrupciones, creemos que en un nivel superior, el C1, puede resultar muy útil la comparación de los dos siguientes fragmentos: De hecho, García García (2005: 13), en su estudio acerca de la identificación de las áreas problemáticas que presenta la conversación en español como lengua extranjera, señala cómo “en algunas grabaciones se desprende una falta de naturalidad molesta, causada por el predominio de intercambios limpio de turnos, intervenciones largas y práctica ausencia de solapamientos o interrupciones”. 17 Coloquio del Programa EDICE • 735 (4) [Val.es.co S.65.A.1] M: [bueno pues nada↓] lo que digo yo↑/ hablando de todo un poco↑/ es que si se vende lo de arriba↑// no está nada mal/se reparte entre todos↑ A: buenoo [está-está] M: [(( ))] depende de la vida y lo que eso para el ascensor (RISAS) A: ¡ah!/ellos que se lo gasten en lo que quieran M: yo o sea/ estoy en un plan/ que [yo=] A: [no] M: = no puedo decir que no/ ¿verdad que no?/// y ((este [señor =] A: [noo] M: = creerá)) que no puedo decir que no// [((pero-enseguida puede decir no))] A: [pero yo s-pero yo-] pero yo sí§ M: §y si hubiera otra cosa que [nos dé nervios/ sí (RISAS) º(¿entiende lo que quiero decir?)º] A: [pero/ sí/ es que- e- pero es que] él cuando compró el piso↑§ M: § sí§ A: §ya vio que no había ascensor§ (5) Debate electoral “Campo Abierto”, elecciones autonómicas del año 2000 Cristóbal Montoro: = (…) o sea que realmente/ también mejoramos↑ su régimen de Seguridad Social/ un programa de inversiones/ eeeeeh/ realmente eeeeeh que necesitamos/ o sea invertir/ para queeeee Andalucía y España entera/ no quede fuera de la revolución tecnológica que está viviendo el mundo § José Núñez: § pero ¿qué porcentajes tiene este programa de inversiones / o sea/ más que este cuatrienio anterior o menos? ?: (( )) José Núñez: [menos por tanto] Felipe Alcaraz: [tiene que bajar el déficit] ?: [(( ))] José Núñez: [no/ pregunto / ¿tenéis más dinero o menos?] Cristóbal Montoro: [ya lo hemos controla(d)o/] José Núñez: [¿pero tenéis más dinero?] Felipe Alcaraz: [bajando infraestructuras] José Núñez: [no Cristóbal/ ¿más o menos dinero?] Cristóbal Montoro: [es que no me deja] José Núñez: [es esa pregunta] 736 • Ester Brenes Peña Cristóbal Montoro: [(( ))/ no me dejan] José Núñez: [((unaaaaa una sola pregunta))] Cristóbal Montoro: no me dejan acabar Una vez que los alumnos hayan leído ambas transcripciones y hayan comprendido el contenido de cada una de ellas, el docente puede pedirles que analicen aspectos estructurales relativos a la alternancia de los turnos de habla. La primera transcripción, tomada del corpus del grupo Val.Es.Co, corresponde a una conversación coloquial prototípica entre dos vecinas. En ella, el habla simultánea no supone ningún tipo de obstáculo para el desarrollo eficaz de la misma. Es más, el intercambio rápido y solapado de los turnos de habla aporta dinamismo y vivacidad a la conversación. Si dejamos a un lado los solapamientos, las interrupciones, de carácter homofuncional, no poseen una frecuencia elevada ni se alargan excesivamente, de modo que no existe una lucha por la obtención del turno de habla ni se dificulta la percepción de lo emitido. Se trata, pues, del intercambio de turnos de habla propio de un género comunicativo caracterizado, precisamente, por la falta de planificación del mismo y por la elevada implicación presente entre los interlocutores. En el segundo fragmento, sin embargo, la situación es bastante diferente. Nos enfrentamos con la transcripción de un debate electoral perteneciente a las elecciones autonómicas del año 2000, género comunicativo, pues, orientado hacia el conflicto y la confrontación de opiniones, pero siempre dentro de los límites que impone su carácter institucional. Como puede apreciarse, ahora las interrupciones poseen una finalidad bastante distinta 18 . Todas ellas son de orientación desafiliativa e intentan mostrar los puntos de la argumentación contraria con la que no se está de acuerdo de manera directa y sin ambigüedades 19 . Su frecuencia de aparición es continua y el habla simultánea dificulta la recepción de lo emitido. El objetivo, en última instancia, parece ser no permitir que el interlocutor interrumpido pueda continuar con la exposición de su argumentación. La aportación de dinamismo a la conversación se reemplaza por la imposición de la opinión. Este comportamiento comunicativo posee, desde nuestro punto de vista, dos objetivos: contribuir a la creación de la imagen social propia del rol del político, la del interlocutor agresivo y seguro de sí mismo que contraargumenta incisivamente la postura 18 Para un análisis de las funciones desempeñadas por la interrupción en el género comunicativo del debate, véase Blas Arroyo (1998), Bevitori (2004) Brenes Peña (2008) o López Serena y Méndez García de Paredes (e. p.). 19 En este sentido, el profesor puede señalar cómo en estos casos la alternancia de los turnos de habla no se realiza en los denominados Lugares de Transición Pertinente, sino en lo que H. Grubert (1998) llama “puntos relevantes de desacuerdo”, aquellos momentos del enunciado que está siendo emitido con los que el interlocutor interruptor no está de acuerdo. Coloquio del Programa EDICE • 737 defendida por los demás participantes en la interacción, fomentando, de esta manera, el conflicto y el enfrentamiento, y coartar la libertad enunciativa del alocutario, apabullarle, evitar que este logre emitir su mensaje de manera coherente y razonada, obteniendo, de esta manera, tanto el dominio de la conversación como el triunfo dialéctico. Además, debe observarse cómo, en relación con los parámetros de la (des)cortesía verbal, en el primero de los fragmentos comentados los interlocutores no muestran sentirse afectados por la aparición de solapamientos e interrupciones, mientras que en el segundo de ellos el interlocutor interrumpido sí hace explícito su descontento por las continuas interrupciones de su compañero. Por lo tanto, basándose en estas observaciones los alumnos pueden reflexionar acerca de cómo la interrupción, como estrategia conversacional, manifiesta relaciones de poder social, reflejando una actitud de superioridad del hablante interruptor, pero también denota otro tipo de relaciones sociales e interlocutivas, como, por ejemplo, la confianza y camaradería existente entre los interlocutores. Por otra parte, tomando como punto de partida las variables anteriormente expuestas, el profesor puede explicar a los alumnos los diversos tipos de interrupciones existentes y el grado de descortesía implicado por cada uno de ellos. De esta forma, puede señalarse cómo la situación más descortés se produce mediante la emisión de interrupciones heterofuncionales ascendentes caracterizadas argumentativamente por realizar cualquier función propia de las interrupciones desafiliativas. En estos casos, a la violación de la máxima conversacional se le une la falta de respeto de la jerarquía enunciativa propia de este género comunicativo, así como la infracción de la máxima de acuerdo. El docente puede señalar, además, cómo el nivel de descortesía presente en ellas es susceptible de ser aumentado si estas interrupciones no poseen ningún grado de pertinencia que pudiera justificar su emisión, si su realización conlleva la aparición de habla simultánea y en su formulación lingüística no se utilizan ningún tipo de expresiones atenuantes. Por último, debe tenerse en cuenta que el tono de voz inusualmente elevado, unido a la mayor prolongación y frecuencia de uso de los procesos interruptivos y a la actitud claramente no cooperativa tanto del interlocutor interruptor como del interrumpido conllevan la calificación de estas transgresiones del sistema de alternancia de los turnos de habla como altamente descorteses e incluso violentas. Otro aspecto que debe ser señalado por el docente es que el grado de descortesía que implica una interrupción depende, en última instancia, de su configuración lingüística. La orientación (des)cortés implicada por el género comunicativo, el estatus enunciativo de los interlocutores, la orientación argumentativa de las distintas intervenciones y el grado de pertinencia de la intervención interruptiva puede quedar anulada e incluso ser invertida por la 738 • Ester Brenes Peña actuación de los elementos verbales que se utilicen en su realización. Así, por ejemplo, la descortesía presente en la realización de una interrupción desafiliativa a una persona que detenta una posición enunciativa superior en un género comunicativo en el que la alternancia de turnos de habla está perfectamente delimitada puede verse aminorada gracias a la utilización de atenuantes cuantitativos o cualitativos, a la ausencia de sobreposición, a la utilización de un tono de voz no elevado y a la corta duración del proceso interruptivo. Inversamente, la ausencia de descortesía que, en principio, puede estar causada por el empleo de una interrupción homofuncional afiliativa en un género comunicativo de elevada implicación puede verse anulada por la gran duración de la misma, que denota una lucha por el turno de habla, la existencia de habla simultánea durante un largo periodo de tiempo y una elevación considerable del tono de voz, todo ello combinado con la ausencia de expresiones atenuantes de cualquier tipo. En conclusión, el aprendiz de una segunda lengua en general y del español en particular debe saber que la interrupción dista mucho de ser únicamente habla simultánea o una trasgresión de la alternancia de turnos que causa en todas las circunstancias el mismo efecto social. El estudiante de una segunda lengua debe conocer cuándo y cómo emplear este procedimiento discursivo concreto que la lengua pone a su disposición para el alcance de sus metas interlocutivas. Solo así se conseguirá completar su adquisición de una competencia comunicativa adecuada que facilite su interacción con los hablantes nativos. Aunque aún no hemos trazado actividades concretas para aplicar los conceptos expuestos en los distintos niveles, esperamos que las ideas apuntadas sirvan para constatar su relevancia en las clases de L2 y para facilitar, así, su inclusión en los manuales de enseñanza de lengua extranjera. Referencias bibliográficas Albelda Marco, M. & Fernández Colomer, M. J. (2006). 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El volumen está dividido en diversas secciones temáticas que tratan la (des)cortesía desde múltiples perspectivas: desde la pragmática en sus diferentes abordajes, el trabajo sociolingüístico, el análisis multimodal, la crítica cultural y el interés por los nuevos medios de comunicación. A cadémicos, investigadores, docentes, estudiantes, mediadores, publicistas y profesionales encontrarán en estas páginas recursos especíicos para profundizar el tema de la (des)cortesía en distintos géneros textuales y discursivos con el in de desarrollar una mayor competencia comunicativa. (Des)cortesía en español Espacios teóricos y metodológicos para su estudio Università degli Studi Roma Tre Programa EDICE (Estudios sobre el Discurso de la Cortesía en Español) Universidad de Estocolmo