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Anteproyecto de Investigacion Microfinanzas PAOLA CUADROS

Paola Cuadros Sierra Historiadora CC. 1072639731 de Chía. Políticas públicas de microfinanzas, la mano invisible del desarrollo humano. Estudios de caso en América Latina. Línea de investigación: Gobierno, Administración y Políticas Públicas en América Latina. Abril de 2013. 1 Definición del tema y problema de investigación (justificación y estado de la cuestión) América Latina desde finales de los años 70 y principios de los 80 se involucró en el movimiento global que pretendió extender los servicios financieros a los pobres, como resultado de un conjunto de innovaciones técnicas. (Rhyne, 2004) Técnicas que demostraron ser más eficaces que las metodologías anteriores de la banca tradicional. Las microfinanzas se han extendido a través de enfoques que permiten el desarrollo económico, destinado a beneficiar a las mujeres y hombres de bajos ingresos (Ledgerwood, 1999, 1). A partir de esta creencia las microfinanzas son hoy el instrumento de desarrollo económico de los sectores sociales de bajos recursos y el único acceso a los sistemas financieros formales. Varios autores de la literatura coinciden en sus análisis que en la última década las microfinanzas en América Latina, ha ido adquiriendo una importancia cada vez mayor no solo como instrumento de desarrollo económico, sino también de desarrollo social dentro de los sectores de bajos recursos, que suelen estar excluidos de los circuitos bancarios formales en los países de la región" (Foschiatto y Stumpo, 2006). De acuerdo con lo anterior, y reconociendo entonces que el tema del acceso al crédito es fundamental para lograr mejores desarrollos sociales, llama la atención lo que Larraín (2009) exprese en su análisis sobre la escasez de estudios orientados a dimensionar el fenómeno en América latina. De la misma manera explícita, argumenta que en los últimos 20 años, el crecimiento de las microfinanzas en América Latina ha sido explosivo, “pasando de un pequeño experimento de desarrollo a un negocio de millones de dólares, permitiendo bancarizar a millones de personas y miles de empresas” (Larraín, 2009) Pero sin duda lo que es necesario reconocer para América Latina según Marulanda (2007), es que las microfinanzas no son una herramienta de política para resolver los problemas de pobreza. Ante esta afirmación, la autora cree que aunque no deberían ser una herramienta de política, sí deben existir políticas que respalden y gestionen el ambiente de las microfinanzas para la región. Con base en la discusión anterior, Marulanda pide que esclarecer que: “son, en esencia, un conjunto de productos financieros adecuados a clientes de bajos ingresos, que pueden contribuir a amortiguar las fluctuaciones de los ingresos y el flujo de caja de las personas, de modo que les permiten optimizar sus ingresos y desarrollar actividades productivas más rentables. Por esta vía, pueden ser un instrumento que contribuya a aliviar la situación económica de la población de bajos ingresos, sin que se puedan entender como un instrumento de política social" (Marulanda, 2007) Por otro lado, y un poco en contraposición a lo ya planteado, teniendo como base los hallazgos en la literatura económica para América Latina, las microfinanzas son consideradas un producto de alto riesgo y corre peligro la sostenibilidad del mismo. Sin embargo y muy a pesar de esto "las entidades que tradicionalmente han explotado este mercado de las microfinanzas han venido creciendo y han demostrado que el segmento, bien manejado, tiene bajos niveles de morosidad y puede ser altamente rentable” (Gutiérrez 2 Botero, 2009). Es tanto el éxito de las entidades que lo hacen bien que algunas han migrado al mercado financiero tradicional o están en proceso de hacerlo; pero ¿qué es hacerlo bien en términos de microfinanzas? Esta es una cuestión que surge todo el tiempo en América Latina. A pesar de esto, La percepción de riesgo ha cambiado y en países como Colombia (Gutiérrez Botero, 2009), Bolivia (Rhyne, 2004) y Argentina (Tapella y Frigerio, 2001), entre otros. Esta percepción definitivamente ha cambiado hoy en el caso de Bolivia, debido a “los heroicos logros del pasado, las instituciones de microfinanzas bolivianas están enfrentando los temerosos desafíos de la competitividad, que se ha presentado en parte por su mismo éxito". (Rhyne, 2004) En Argentina, según lo expuesto por Tapella y Frigerio "el sector de las microfinanzas comenzó a desarrollarse a partir de los noventa, focalizándose en lo urbano, y se expandió con la crisis que atravesó el país a finales del 2001, cuando las organizaciones que trabajaban con sectores de bajos ingresos comenzaron a implementar programas de microcrédito, buscando -de esta forma- enfrentar el aumento del desempleo y la pobreza." (2001) Se convirtió para Argentina en una herramienta de mitigación frente a la crisis, lo cual reivindica también la presencia de las microfinanzas en América Latina. A pesar de las experiencias, en su mayoría positivas y de éxito, Larraín (2009) exhorta sobre la ausencia casi total de estudios comparativos entre los países de la región, lo que dificulta un análisis general de la situación e imposibilita la creación de un modelo de desarrollo de las microfinanzas para América Latina, ocasionando que existan múltiples modelos. Larraín en su análisis, expone la falta de un modelo general para América Latina como un error de la región, pues existen distinciones entre unas entidades y otras, las cuales tienen que ver esencialmente con el modelo de negocios seguido por las entidades de microfinanzas de la región. “Por ejemplo, el hecho de que el foco de las entidades de microfinanzas en América Latina, no es la pobreza, como ocurre en Asia, o que en América Latina estas entidades tienen una marcada orientación comercial.” (Larraín, 2009) Esto último es importante tenerlo presente, porque sin duda entorpece la relación que puede haber entre modelos de microfinanzas y las políticas públicas. Con base en la anterior afirmación, en el estudio de Curat, Lupano y Gineste (2007) determinan que no existe tanta claridad en relación al papel que deberían tener los gobiernos con respecto a temas de regulación y supervisión financiera e intervención directa para garantizar el desarrollo del sector. Esta afirmación unida a la posición de Larraín puede esclarecer el panorama latinoamericano. Sin duda las instituciones de microfinanzas deben ser conscientes también del desarrollo social que afecta y permite desarrollar la población objetivo. En términos del papel que deberían ocupar los gobiernos, existen varias posturas que Curat, Lupano y Gineste (2007) explicitan, aquellas que requieren una profundización en América Latina: "están aquellos que consideran que la sola regulación no basta para el desarrollo de un sector microfinanciero y por eso es necesario que el gobierno tome un papel más activo 3 en la promoción del mismo. Ellos son los que consideran que la intervención gubernamental debe estar más orientada a una ayuda directa a los Microempresarios y a las Instituciones que los asisten”. De la misma manera destacan la intervención directa del Gobierno en el sector de las Microfinanzas la cual puede tomar dos caminos: uno de carácter asistencialista y otro de impulso y refuerzo al desarrollo de un sector auto sostenible. A partir de esto, se entiende que todo gobierno debe ocuparse en primer lugar de garantizar el acceso de toda la población a condiciones dignas de vida, y en ese sentido como primer paso el Estado puede asistir a los pobres para la superación de la indigencia y la pobreza en un país. (Curat, Lupano y Gineste, 2007) Ante esta posición, los autores Foschiatto y Stumpo (2006) sugieren basados en lo propuesto por las Naciones Unidas Para el Desarrollo, que la visión debe estar centrada en las necesidades y los derechos de la población, sugieren que en cuanto atañe a los procesos de desarrollo y de crecimiento económico se intervenga más a favor del capital humano, tomando siempre en cuenta las características del contexto en el que se actúa favoreciendo la participación de las poblaciones locales en los procesos productivos (PNUD, 1997). Con base en lo anterior es necesario para los gobiernos de América Latina pensar en diseñar y analizar modelos de regulación adaptados a las características y necesidades del mercado microfinanciero, así como también nuevos mecanismos para operar de una manera eficiente; Según Foschiatto y Stumpo, en la práctica pensar en mecanismos que funcionen de manera eficiente “ha resultado muy difícil de realizar y en la región aproximadamente la mitad de los países no cuenta aún con un marco regulatorio para este sector". (2006) Sin embargo, y a pesar de lo difícil que es pensar en mecanismos que operen de manera eficiente en términos de las microfinanzas, es necesario rescatar que en el 2001 se abrió una alternativa de legalización de las actividades de microcrédito practicadas por las ONG, para la mayoría de países de América Latina, para lo cual se estableció la figura de Organización de la Sociedad Civil de Interés Público (OSCIP) (Foschiatto y Stumpo, 2006). Antes de esto y aun en países como Colombia, todas las iniciativas de la sociedad civil relacionadas con el microcrédito, por no ser desarrolladas por entidades financieras formales y no estar vinculadas al Banco Central, quedaban o quedan sujetas a la Ley de Usura (Foschiatto y Stumpo, 2006) que dicta las tasas más altas del sector financiero. Finalmente, en América Latina a pesar de ser un territorio tan diverso y multicultural, el sector de las microfinanzas ha tenido un éxito rotundo, éxito que puede ser en parte por la falta de un modelo general y la ausencia de este ha permitido que los intereses de estas instituciones sean en su gran mayoría, como lo dice Larraín, comerciales. El hecho que los intereses sean más comerciales que sociales, aleja aquella idea inicial que tienen las microfinanzas de ser una herramienta de desarrollo a convertirse en una herramienta de desarrollo comercial. A propósito de lo anterior, si hay un elemento que ha servido para diferenciar los distintos modelos de microfinanzas en América Latina han sido los conceptos de “upgrading” y “downscaling”. El “upgrading” se refiere a la transformación de organizaciones de microfinanzas no gubernamentales (ONG) en entidades formales supervisadas por las 4 autoridades bancarias (Berger, Otero y Schor, 2006). A su vez, el “downscaling” es el proceso a través del cual las instituciones financieras formales, tradicionalmente fuera del ámbito de las microfinanzas, se involucran en este sector (Marulanda, 2006).” (Larraín, 2009). Estos elementos sirven para seguir afirmando que sin duda el interés comercial en los desarrollos de las microfinanzas, siguen siendo más fuertes. Sin duda es necesaria una intervención de los gobiernos, que permita la regulación de los intereses de las instituciones de microfinanzas, porque existen en América Latina países con mayor crecimiento y desarrollo social en términos de las microfinanzas; esto puede obedecer, tal como lo expone Rhyne, principalmente a las diferencias políticas y algunos factores, como las tradiciones culturales, las políticas económicas y el componente demográfico, que hacen parte de la dote de los países. Para el caso de Bolivia la condición política, el ambiente demográfico y cultural eran y siguen siendo excepcionalmente positivos para el desarrollo del microcrédito y las microfinanzas, a diferencia de Perú y Ecuador, por decir casos particulares (Rhyne, 2004). Hipótesis de trabajo A pesar de todos los esfuerzos en Latinoamérica por extender los servicios financieros al segmento de bajos ingresos de la población, traduciendo este intento en políticas de desarrollo público, las tasas de interés de las microfinanzas continúan siendo las más altas del mercado, en el que el límite es el porcentaje de usura. Ciertamente se habla de lo que significan las microfinanzas para las familias en Latinoamérica, vistas desde el desarrollo humano, permiten “aumentar el rango de opciones, posibilidades u oportunidades entre las cuales pueden elegir los seres humanos. Las opciones significan aquellas cosas que los seres humanos valoran o desean por una buena razón, como una vida saludable…” (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: Políticas públicas para la inclusión de la población afro descendiente, 2011). A pesar que las microfinanzas son hoy en día “instrumento para el desarrollo de sectores sociales de bajos recursos, que suelen estar excluidos de los circuitos bancarios formales en los países de la región" (Foschiatto, Paola y Giovanni Stumpo, 2006), las políticas estatales no parecen tener mucha trascendencia en el sistema financiero latinoamericano. Marco teórico Microfinanzas: Las microfinanzas aparecen como un movimiento global que pretende extender los servicios financieros a los pobres. Esto “como resultado de un conjunto de innovaciones técnicas que surgieron alrededor del mundo a finales de los años 70 y a principios de los 80" (Rhyne, 2004). De esta misma manera, aparece el concepto de microfinanzas en escena mundial a principios de los años 80, con él se evidenciaron técnicas para préstamo de dinero a los pobres, técnicas que, según Rhyne (2004) resultaron más eficaces que las planteadas por la banca tradicional. Estas técnicas de préstamo a pobres resultaron luego de varios experimentos realizados en varios lugares, en los que se incluyó Bangladesh, 5 Indonesia y América Latina donde se empezaron a mostrar técnicas que eran más eficaces al alcanzar gran escala y cubrir los costos. Ciertamente las microfinanzas han adquirido una importancia cada vez mayor en América Latina, en la medida que se presentan como un instrumento para el desarrollo de los sectores sociales de bajos recursos, los cuales han sido históricamente excluidos de los circuitos bancarios formales. (Foschiatto y Stumpo, 2006) Las microfinanzas siempre se han entendido o por lo menos ese es el esfuerzo que ha hecho el Banco Mundial, no como un simple banco, sino como una herramienta de desarrollo social, (Ledgerwood, 1999) pues los clientes son en su mayoría, hombres y mujeres que reciben bajos ingresos, auto-empleados, dueños de pequeños emprendimientos, vendedores ambulantes, pequeños granjeros, estilistas, artesanos y en general pequeños productores, ubicados en áreas urbanas y rurales. (Ledgerwood, 1999) Las microfinanzas se desarrollan como un intento de la economía por acercar esta población que recibe bajos ingresos, al sistema financiero formal que ofrece en su mayoría formas de ahorro y crédito, aunque hay organizaciones que incluyen micro seguros. (Ledgerwood, 1999) Desde 1980 el campo de las microfinanzas ha crecido sustancialmente, en América latina ha sido “explosivo, pasando de un pequeño experimento de desarrollo a un negocio de millones de dólares, permitiendo bancarizar a millones de personas y miles de empresas” (Larraín, 2009) El Banco Mundial concluyó, luego de hacer un inventario en América Latina en 1999, sobre los resultados de las microfinanzas lo siguiente: - Commercial and savings banks were responsible for the largest share of the outstanding loan balance and deposit balance. -Credit unions represented 11 percent of the total number of loans in the sample and 13 percent of the outstanding loan balance. -NGOs made up more than half of sample, but they accounted for only 9 percent of the total number of outstanding loans and 4 percent of the outstanding loan balance. -Sources of funds to finance loan portfolios differed by type of institution. NGOs relied heavily on donor funding or concessional funds for the majority of their lending. Banks, savings banks, and credit unions funded their loan portfolios with client and member deposits and commercial loans. -NGOs offered the smallest loan sizes and relatively more social services than banks, savings banks, or credit unions. The study also found that basic accounting capacities and reporting varied widely among institutions, in many cases revealing an inability to report plausible cost and arrears data. (Ledgerwood, 1999) De lo anterior se puede decir lo siguiente, si en el mundo se quieren ver resultados a partir de las microfinanzas, estas no pueden ser administradas con un único interés comercial, el 6 interés social y de desarrollo del ser humano debe primar, de lo contrario irá en contra de lo que se quiere desde la perspectiva del desarrollo humano. Por último y no menos importante, las condiciones macroeconómicas de los países deben ser favorables en la medida que permitan la movilización de créditos, control en los costos. El desarrollo de la política en la economía afecta directamente el desarrollo de las microfinanzas, todo esto para propiciar un verdadero acercamiento de las microfinanzas a la población de menores ingresos. Desarrollo Humano: El programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), apoyado en los procesos de los economistas Amartya Sen y Mahbub ul Haq, introdujo el concepto de desarrollo humano en el primer informe sobre desarrollo humano (IDH) 1990. En este informe se plantea claramente, que una mejor calidad de vida es aquella que propicia un mejor desarrollo humano; en consecuencia, la idea de éste se centra en el mejoramiento de la calidad de vida y en el bienestar de los seres humanos (Barone, S.; Mella, P. 2003). Esta visión propuesta por Amartya Sen, permitió superar la visión que se tenía del desarrollo orientado al ámbito eminentemente económico, donde intervenía primordialmente el crecimiento del producto interno bruto (PIB), del ingreso per-cápita, del acceso a bienes y servicios por unidad de tiempo o de las exportaciones por nombrar algunos. (Jessup, 2011) De acuerdo con Foschiatto y Stumpo, dos investigadores de la CEPAL, quienes sugieren que la visión "centrada en las necesidades y los derechos de los individuos, apunta a que en los procesos de desarrollo y de crecimiento económico se intervenga más a favor del capital humano, tomando siempre en cuenta las características del contexto en el que se actúa favoreciendo la participación de las poblaciones locales en los procesos productivos (PNUD, 1997). En términos económicos, el desarrollo humano debe procurar fortalecer el capital humano y es esto precisamente lo que fortalece la intensión de este trabajo de hablar de microfinanzas bajo los preceptos del desarrollo humano. Por tanto, si se quiere hablar de microfinanzas bajo los preceptos del desarrollo humano, es el ser humano el que “debe ser considerado como la razón de ser del desarrollo de las naciones, regiones o áreas geopolíticas, involucrando las diferentes dimensiones de la persona y su entorno" (Jessup, M; Pulido de Castellanos, R. 1998) Con base en lo anterior y de acuerdo con Jessup, el bienestar humano no depende exclusivamente de la posesión de bienes, de “la obsesión por la adquisición de dispositivos tecnológicos o de moda cada vez más sofisticados, o de la "mejora de la situación económica" y del disfrute de servicios como un fin en sí mismos, sino que todos ellos son medios para el logro de bienestar solamente en la medida en que puedan contribuir a la realización del proyecto de vida y al disfrute de una vida digna". (Jessup, 2011) Esto vuelve a re direccionar la intencionalidad de esta propuesta, en la medida que las microfinanzas deben hacer parte de un proyecto de vida, que incluya a su vez un proyecto productivo familiar, que permita aportar a la disminución de la pobreza y el fortalecimiento del ser humano; se debe enfatizar en lo que las personas tienen, lo que esperan y pueden hacer, más que centrarse en las carencias. (Jessup, 2011) 7 La propuesta de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, propone que el paradigma del desarrollo humano cubre todos los aspectos del desarrollo, ya sea el crecimiento económico y el comercio internacional; el déficit presupuestario y las políticas fiscales; los ahorros, la inversión y la tecnología; los servicios sociales básicos y las redes de seguridad para los pobres. (2011) "El desarrollo humano se puede entender como el aumento del rango de opciones, posibilidades u oportunidades entre las cuales pueden elegir los seres humanos. Las opciones significan aquellas cosas que los seres humanos valoran o desean por una buena razón, como una vida saludable o la posibilidad de disfrutar de un medio ambiente limpio” "…A pesar de su condición cambiante, se pueden señalar cuatro opciones que resultan fundamentales para todas las personas: -Tener una existencia sana y duradera. - Acceder al conocimiento. - Disfrutar de recursos materiales suficientes para tener un buen vivir, y -Tener la posibilidad de participar en la vida de la comunidad y en los asuntos colectivos". (PNUD, 2011) Esta distinción es clave para el desarrollo de este trabajo, en la medida que se esclarece mejor la manera en la que las Microfinanzas impactan la vida de los seres humanos y cómo puede apuntar y desarrollar estos elementos. Las microfinanzas deben estar inmersas en el desarrollo humano, en la medida que permitan ampliar las opciones de las personas. Los modelos de microfinanzas deben tener presente que deben trabajar de la mano con la idea de desarrollo humano, en la medida que se preocupen tanto de la construcción de capacidades humanas (invirtiendo en la gente), como de la utilización al máximo de esas capacidades (a través de un marco propicio para el crecimiento y el empleo). Esto se puede lograr teniendo como base los siguientes cuatro pilares básicos propuestos por PNUD: equidad, sostenibilidad, productividad y empoderamiento. Los autores Foschiatto y Stumpo proponen que las microfinanzas deben fortalecerse de la mano con una actividad productiva, impulsada sobre la base de un enfoque de desarrollo "desde abajo" bottom-up. Esto se puede lograr, en la medida que se piense en: 1. involucrar el mayor número posible de individuos 2. Permitir que las ventajas del proceso productivo se distribuyan entre la mayor parte de la población. 3. Ser sostenible a largo plazo desde los puntos de vista social, económico y ambiental. (2006) Políticas Públicas como las cartas de presentación en proyectos de microfinanzas: Tal como lo proponen Muñoz y Núñez, en su estudio de políticas públicas para la educación, en el campo de las microfinanzas se entenderán como la “directriz o curso de acción para conseguir un determinado objetivo”. También se reconocen dentro del trabajo de los investigadores como “el conjunto de sucesivas respuestas del Estado frente a situaciones consideradas socialmente como problemáticas. Son consideradas como el resultado de la actividad de una autoridad investida de poder público y legitimidad gubernamental, donde éstas se presentan como programas de acción en un sector de la sociedad o en un espacio geográfico". (Muñoz y Núñez, 2010). En este caso serán lo que 8 dará legitimidad gubernamental a programas de acción en el sector de la sociedad de bajos recursos en América Latina. Las políticas para las microfinanzas deben rescatar el papel del estado frente al entorno macroeconómico y la responsabilidad que tiene este en materia de regulación y supervisión en el creciente mercado de las microfinanzas. (Foschiatto y Stumpo, 2006) La políticas públicas en América Latina, deben propender a fortalecer un ambiente de regulación en el sistema financiero, que permita además diseñar y analizar modelos de regulación adaptados a las características y necesidades del mercado microfinanciero de América Latina, así como también nuevos mecanismos para operar de una manera eficiente (Foschiatto; Stumpo, 2006). Con base en lo anterior las políticas públicas implican un curso de acción y una red de decisiones, por lo que no pueden vincularse sólo a un momento, un actor, una decisión y una acción (Séverine Deneulin y Lila Shahani PNUD, 2011) es un conjunto de actores y es precisamente así como debe incluir a las personas que interactúan en este campo. El ideal de una propuesta de política pública en América Latina para las microfinanzas debe estar enmarcado en "La focalización como un instrumento que sirva para poder universalizar" (PNUD, 2011) los modelos más adecuados. Posible estructura de la tesis Capítulos. 1. El microcrédito como la mano invisible del desarrollo humano. 2. La pobreza sinónimo de riesgo social. 3. Políticas de microfinanzas Vs. Tasas de interés al margen de la usura. 4. La incapacidad del estado frente los organismos de microfinanzas. 5. Casos exitosos en américa latina. Bibliografía relevante Álvarez, Claudia; Tombesí, Alejandro. “Formación para la Otra economía: una experiencia de política pública”. Tau.org.ar, tomado el 20 de marzo de 2013, de http://www.tau.org.ar/upload/89f0c2b656ca02ff45ef61a4f2e5bf24/Formaci_n_Otra_Econo m_a_1_.pdf. 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