La experiencia mística durante el climaterio:
Un acercamiento desde la endocrinología
antropológica
Elvira M. MELIÁN
Especialista en Endocrinología y Nutrición
Máster en Ciencias Históricas
emelian@telefonica.net
Recibido: 1.06.2013
Aceptado: 18.11.2013
RESUMEN
Durante siglos la urdimbre entre lo empírico y lo creencial ha favorecido la identificación de la
posmenopáusica con arquetipos antagónicos de transformación espiritual positivos o negativos. Entre los
primeros encontramos el éxtasis místico, cuya elevada prevalencia durante el climaterio puede vincularse
desde la endocrinología antropológica a cambios previos ligados al apagamiento ovárico en los ejes lácteo,
óseo y adrenal que atenúan el vínculo femenino terrenal en favor del espiritual.
Palabras clave: Endocrinología antropológica, Menopausia, Mística, Lactancia, Androginia, Osteoporosis.
Mystic ecstasy in climateric woman:
an approach since the anthropologycal endocrinology
ABSTRACT
For centuries the interweave of empirical and faith-based beliefs has favored an identification of
postmenopausal woman with positive or negative archetypes of spiritual transformation. The former includes
mystical ecstasy, whose prevalence during menopause can be related by anthropological endocrinology to
previous transformations linked to the ovarian shutdown in the mammary, bone and adrenal axes that disturb
the balance between earthy matters and spiritual life in favor of the latter.
Key words: Anthropological endocrinology, Menopause, Mystic, Lactancy, Androgen, Osteoporosis.
I. INTRODUCCIÓN
Desde la antropología médica se ha considerado genéricamente que “sociedad y
cultura” pueden modular la enfermedad en tres formas: primera, definiendo las
condiciones de normalidad y anormalidad, en definitiva su misma existencia,
segunda, regulando las prácticas y hábitos causantes de la misma, y tercera,
favoreciendo su aparición en condiciones sociales restrictivas (Martínez, 2011:68).
Como hija del primer mecanismo, la menopausia ha basculado desde una secular
omisión a encendidos elogios actuales sobre sus teóricas bondades a través de un
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ISSN: 2171-6080
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http://dx.doi.org/10.5209/rev_INFE.2013.v4.43895
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prolongado intervalo en que ha sido considerada patológica. En el trayecto se ha
pasado de tratar indiscriminadamente a menopáusicas asintomáticas (WHI, 2002:
321)1 a hacerlo por mínimo tiempo y mínima dosis efectiva a mujeres con calidad de
vida severamente afectada por síntomas vasomotores (Warren, 2007: 219). A esta
medicalización/des-medicalización no es ajena una cultura donde religión, autoridad
y sugestión han delineado secularmente este hito de la biología femenina.
Definido como “los cambios biológicos, psicológicos y socioculturales asociados a
la involución gonadal” (Hunter, 2007: 261) durante el climaterio nos enfrentamos a
una realidad biológica heterogénea (Burger, 2010:257)2, y el ancestral
desconocimiento de su fisiopatología ha favorecido la identificación secular de la
climatérica real con arquetipos femeninos antónimos (Melián, 2011:185). En
consecuencia aún superponiéndose alegóricamente al apogeo existencial (Rojas,
2002: 1607)3 y personificando la estabilidad psíquica (Ripa, 2007)4, tan tarde como en
1948 Simone de Beauvoir habla de una “edad peligrosa, caracterizada por ciertos
disturbios orgánicos, pero lo que les da su importancia es el valor simbólico que
revisten” (Beauvoir, 1986: 359). En la primera mitad del siglo XX, descubierto el
papel intermediario de las hormonas entre los estímulos sensoriales y los órganos
internos, se las consideraba reguladoras de las emociones y a un proceso derivado del
envejecimiento ovárico favorecedor del desequilibrio mental (Marañón, 1927). En las
fronteras de esta escala de subordinación encontramos textos jurídicos coetáneos
defendiendo una responsabilidad penal atenuada para delincuentes menstruantes,
climatéricas y embarazadas por sometimiento de las “anomalías éticas a las
hormónicas” (Jiménez de Ansúa, 1928: 209).
__________
1
Los hallazgos de 2002 sobre los efectos deletéreos de la terapéutica hormonal sustitutiva del
Women´s Health Initiative Study (WHI) marcaron el punto de inflexión.
2
La menopausia abarca en sus extremos desde los 40 a los 60 años, si asumimos como edad media
de la menopausia los 51 años y una dispersión entre los 45 y 55 años. Así la menopausia propiamente
dicha definida como los primeros 12 meses tras la última menstruación culmina una peri-menopausia
previa de años de evolución en el que ya están presentes signos endocrinos, biológicos y clínicos que
anuncian la senescencia gonadal, y es seguida por la pos-menopausia que a su vez es temprana hasta
cumplir los 5 primeros cinco años sin reglas y tardía desde entonces hasta la muerte.
3
Para la Hieroglyphica, primer diccionario de símbolos el ser humano vive entre los 42 y 49 años el
periodo de máximo desarrollo del conjunto espíritu-físico y entre los 49 y 56 la perfección máxima de
inteligencia y lengua con un físico conservado.
4
Obra original publicada por primera vez en 1616 y ampliamente difundida por Occidente desde el
siglo XVII. La filosofía se define como una matrona climatérica de “venerable rostro, colmada de años
pero viva de color, aunque gastada y demacrada y que conserva su vigor y fortaleza contra todas las
adversidades manteniendo el equilibrio de su mente frente a todo trastorno o mutación de su ánimo”.. En
razón de su “experiencia, capacidad de discernimiento, máxima memoria, mente sólida y juicio sano” es
imagen asimismo economía, autoridad, doctrina, academia, meditación, matemática, memoria,
nobleza, persuasión o paciencia. Es más, Ripa identificaba de forma explícita la virilidad “edad más
perfecta del hombre” como una mujer adulta y madura de 50 años.
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El misticismo puede considerarse una desviación del arquetipo de buscadora
espiritual que ha acompañado a la menopausia durante siglos de opresión religiosa
(Marañón, 1925: 273). Beauvoir aseguraba que ésta crea en la mujer la ilusión de una
“vida nueva” al dividir la vida femenina en dos:
“se abre otro tiempo y lo aborda con fervor de conversa que se ha convertido al
amor, a la vida de Dios, al arte y a la humanidad, entidades en las cuales se pierde y
magnifica. Ha muerto y ha resucitado, considera la tierra con ojos que han penetrado
los secretos del más allá, y cree volar hacia cimas inmaculadas” (Beauvoir, 1986:
365).
Este proceso en mitad de una vida asentada en la inmanencia conllevaba para ella
el riesgo de sucumbir al poderoso ascendiente de “sectas religiosas, espiritistas,
profetas y curanderos y por todos los charlatanes” (Beauvoir, 1986: 364) y era la
causa de que la mayor parte de estigmatizadas de la iglesia católica fueran “mujeres
que han pasado, término medio, la edad de la menopausia”.
En 1925 Marañón señalaba ya la complejidad de una “edad crítica” donde:
“el sistema endocrino-vegetativo adquiere habitualmente un grado de tensión
funcional que le hace particularmente apto para la receptividad emocional y como
esta circunstancia fisiológica coincide con una circunstancia social paralela, esto es,
con el aumento de las agresiones emocionales en este periodo de la vida, el organismo
es afectado profundamente por las noxas afectivas” (Marañón, 1925: 104)
Pese a los avances médicos, su concepto de “umbral de emoción” o “ventana de
vulnerabilidad” ligado a la menopausia responsable de que “las agresiones
emocionales cercan, pues al espíritu, cuando es más vulnerable” (Marañón, 1925:
121) persiste de forma textual en artículos científicos de la máxima actualidad
(Freenman, 2010: 823)5. En la exhaustiva literatura médica contemporánea las
alteraciones anímicas ligadas al climaterio se perciben como resultado de la
interacción entre factores emocionales y vasomotores (Bromberger, 2011: 609)6, y las
fluctuaciones estrogénicas de la transición menopáusica como gatillo para la
somatización de crisis existenciales en poblaciones predispuestas (Soares, 2007:
1285). Desde la endocrinología antropológica la prevalencia de misticismo en esta
edad se simbólicamente sustenta en la mudanza hormonal que acompaña a la
liberación reproductora: el aumento de andrógenos devuelve a la mujer a una
__________
5
En este artículo podemos leer en términos textuales “menopausal transition is a window of
vulnerability”.
6
Como ocurre durante la edad fértil con el síndrome de disforia premenstrual o la depresión
postparto.
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androginia primordial, su leche se torna en sabiduría nutricia, y la osteoporosis atenúa
la densidad de sus huesos aprestándola para el vuelo del espíritu. Esto es, la fémina
adquiere cualidades metafóricamente atribuidas a la plenitud espiritual.
2. SUSTRATO SOCIO-BIOLÓGICO DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA:
NEUROPÉPTIDOS Y NEUROTRANSMISORES CEREBRALES
Beauvoir señalaba como modelo de misticismo peri-menopáusico a Teresa de
Jesús, cuyos primeros éxtasis pasados los 43 años resultaron en la fundación de su
primer convento en 1562 y el segundo en 1567, contando 47 y 52 años,
respectivamente.“Santa Teresa” es el resultado del ahínco de la Contrarreforma
primero en perseguirla y luego en enaltecer su figura pero lo cierto es que, como bien
señala el teólogo Hans Kung,
“ni en el antiguo ni en el nuevo testamento existe un ideal de oración interior o de
oración de corazón, ni se encuentra exhortación alguna a observar, describir y
analizar vivencias y estados místicos, ni aparece ninguna clase de escala mística que
culmine en el éxtasis, ni se subraya un tipo de oración que requiera unas dotes
religiosas especiales” (Kung, 2002: 63).
La experiencia mística no deja de ser uno entre los ubicuos y ancestrales
procedimientos para alcanzar un estado alterado de conciencia: ayuno, penitencia,
drogas vegetales, venenos, o ritos iniciáticos (Varios autores, 2005)7. Hoy sabemos
que el denominado “cerebro social” resulta de la interacción entre genética individual
y los efectos de la colectividad sobre el desarrollo cerebral temprano (Ebstein, 2010:
831), y que en esta compleja red las hormonas dependientes de género modulan
aspectos insospechados como ética, desordenes psiquiátricos y neuroteleología
(Pascal, 2008: 111).
La impronta de la biología en la expresión individual de cualquier fenómeno social
incluido los estados alterados de conciencia es determinante (Adolphs, 2010: 752). De
hecho existe un sustrato físico común entre la experiencia mística y otros procesos
mentales asociados con hiper-religiosidad como la esquizofrenia, los trastornos
obsesivo-compulsivos, o la epilepsia del lóbulo temporal (Fred, 2006: 500).
Concretamente los éxtasis teresianos se han identificado como crisis epilépticas del
__________
7
Clásicamente en nuestras fronteras se ha llegado al éxtasis religioso por tres vías con una
fenomenología corporal notoriamente diferente: la purgativa con secuelas físicas de la penitencia, la
iluminativa con manifestaciones derivadas de la autosugestión y la de unión mística prerrogativa de los
santos, con un lenguaje no asociado a la oración y la meditación.
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lóbulo temporal (García Albea, 2003: 879)8, si bien el reciente hallazgo de
dimetiltriptamina (DMT) endógena en la glándula pineal humana abre nuevas
hipótesis sobre su génesis. Este producto, que en su forma farmacológica se ha
utilizado durante siglos por culturas indígenas y modernas como psicodélico, afecta la
percepción sensorial actuando sobre un receptor específico (Fontanilla, 2009: 934). Y
existe una sorprendente similitud entre las fases de una experiencia con esta droga y
las descripciones de Teresa de Jesús hace sobre sus arrobamientos (De Jesús, 1963:
127 y sig.)9.
3. SUSTRATO ENDOCRINO-ANTROPOLÓGICO DE LA EXPERIENCIA
MÍSTICA: LA SOFÍA ANDRÓGINA Y ALADA
Independientemente de sus bases biológicas el misticismo sucede reiteradamente
al apagamiento previo de tres ejes hormonales con cenit durante la vida fértil: lácteo,
gonadal y óseo.
La leche humana ha sido un elemento natural venerado desde tiempo inmemorial
(Newman, 2009)10: medicina para numerosos males (Ferrándiz, 2001), símbolo de
amor filial (Luna, 2002), protagonista de los Diez Mandamientos (Frazer, 1975), o
elemento sagrado en las más primitivas tribus (Frazer, 1951). En Egipto se llamará
nodriza al preceptor del príncipe como amamantador del espíritu, en Roma se
abandonarán los niños en la columna lactaria para ser adoptados (Soles, 2011,) y no
en vano una Sara centenaria amamantara a Isaac durante 5 años. En la covada
lactaria, entendida como legitimación de parentesco a través de un mecanismo de
__________
8
Comienzo inesperado, duración breve, contenido psíquico o sensorial, alucinaciones complejas
generalmente religiosas con autoconciencia de las mismas y sentimientos de goce y felicidad.
9
En el primero se habla de una experiencia rápida, con visiones que oscurecen la realidad ordinaria,
sensación subjetiva de muerte, de dejar de latir y respirar, ralentización corporal, sensación de dejar de
tener un cuerpo, trascender tiempo y espacio para pasar a ser parte del “continuo universal”, seguida de
reunificación a los 5-12 minutos, asombro total, euforia y vibración residual hasta vuelta posterior al
estado normal en una hora thttp://es.wikipedia.org/wiki/Dimetiltriptamina. Por su parte Teresa habla de
una experiencia que “dura poco”, “en libertad en una hora o menos”, donde es levantada y suspendida
“lanzada de sí” ; similar a los “tránsitos de la muerte salvo que trae consigo gran contento”, sensación
subjetiva de dejar de respirar y latir, “se me quitan todos los pulsos”, “el cuerpo queda como muerto”
con los “sentidos suspendidos”, “manos muy yertas, canillas muy abiertas”; visiones muchas veces
intelectuales que oscurecen la realidad aunque “ pocas veces se pierde el sentido y no deja de entender y
oír como cosa de lejos”; un “desasimiento extremo” al retornar en sí.
10
Aparecen diosas lactantes en esculturas prehistóricas, en Egipto destaca Hathor, diosa madre con
cabeza de vaca y Nut, diosa celeste que aplaca la sed con la lluvia de su leche, y la leche de Hera crea la
vía Láctea en la mitología pagana.
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suplantación, se otorga simbólicamente a las diosas nodrizas un origen similar a las
diosas de la fertilidad (Casas, 1926). De hecho aún hoy en numerosas culturas
islámicas se mantiene una forma de covada en la que el parentesco cultural de la
madre de leche aporta a la lactante-nodriza poder económico y social, y se hace
extensivo al padre de leche como señor de misma condicionando prohibiciones
legales como un parentesco natural (Soles, 2011). La fortaleza de este vínculo
durante el periodo de apogeo de misticismo y pseudo-misticismo en nuestras fronteras
se dibuja nítidamente en las recomendaciones de Huarte de San Juan en 1603,
“traer a casa a la nodriza 4-5 meses antes del parte y darle de comer los mismos
manjares de que usa la preñada, para que tenga lugar de gastar la sangre y demás
humores que ella tenía, hechos de los demás alimentos que ante había comido, y para
que el niño luego en naciendo mame la misma leche de que se mantuvo en el vientre
de la madre, o a lo menos hecha de los mismo manjares” (Huarte de San Juan, 1953)
Hasta que en el siglo XIX la medicina separe reproducción y nutrición la lactancia
ha constituido un vínculo natural entre personas junto a la concepción, el embarazo y
el parto (Soles, 2011: 26). Ya los clásicos consideraban leche y flujo menstrual como
dos manifestaciones de una misma esencia procedente de las venas expulsadas por
dos orificios naturales; la menstruación nutría al hijo en el útero y la lactancia en la
vida postnatal,
“(….) en circunstancias normales las hembras en período de lactancia no tienen
menstruación, ni tampoco pueden concebir; y si conciben la leche cesa, porque la
naturaleza de la leche y de las menstruaciones es la misma. La naturaleza no puede
ser tan productiva como para bastarse en ambas funciones, sino que si la secreción se
produce en un sitio, es forzoso que falte en otro, a no ser que ocurra algo violento y
contrario a la norma” (Ferrándiz 2001:249)
La base fisiopatológica de esta afirmación es clara: durante la lactancia la
prolactina inhibe la secreción de las hormonas responsables del ciclo menstrual
produciendo un estado de infertilidad transitorio y suprimiendo la menstruación
(Melmed, 2008). Pero frente al carácter impuro de la sangre menstrual (Melián, 2011)
la leche ha simbolizado la maternidad espiritual como alternativa a la material, en
especial durante el climaterio. Tanto en el Antiguo Testamento como en los Hechos
Apócrifos de los Apóstoles la postmenopáusica estéril parece portadora de un grado,
por así decirlo, para llegar a Dios; las primeras son sobradamente conocidas11, y de
las segundas nunca se mencionan eventuales hijos, como si ambos terrenos,
__________
11
Dentro del grupo de climatéricas estériles a las que Iahvé elige recordemos a Santa Ana y San
Joaquín, en el protoevangelio de Santiago ((II, I); Raquel, madre de José, segunda mujer de Jacob
(Génesis 30: 9), o Ana, mujer de El cana y madre de Samuel (Sam1, 20) entre otras.
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espiritualidad y fecundidad estuvieran enfrentados (Cerro Calderón, 2003). Conforme
el catolicismo resta valor a la vida terrenal la leche se torna en don del espíritu. Así
Teresa de Jesús habla en Camino de Perfección de almas aplicadas a los pechos
divinos para gozar y del alma como un niño de pecho (Varios autores, 2005: 123)12, y
una de las formas predominantes de representar el Eros místico durante la
Contrarreforma es la lactación mística de San Bernardo donde la virgen coloca su
pecho en la boca transfiriéndole el conocimiento divino (Stoichita, 1995 :135).
La Gran Madre representada inicialmente como diosa paleolítica de senos
hipertrofiados se transforma en madre espiritual tanto en Occidente como en Oriente
conforme la transformación mistérica boca/aliento, aliento/soplo, soplo/palabra
(logos) y logos/espíritu relacione este último con su origen nutricio y matriarcal
(Newman, 2009: 73)13. En esta metamorfosis la leche, uno de los tres misterios
ancestrales de transformación sanguíneos femeninos, mantiene su simbolismo de
eterno retorno y vínculo. Así la Sofía/Sabiduría se nos presenta en el libro de los
Proverbios del Antiguo Testamento como partícipe de la naturaleza divina antes de la
creación del mundo (Prov. 8, 1-31) para asumir posteriormente los papeles de
emanación de la gloria de Dios y su esposa (Piñero, 2007)
,
“La Sofía ama y salva. Y su corazón es a la vez alimento y sabiduría. Ya no
interesada primariamente, como la Gran madre del estado elemental, en el lactante, el
niño o la persona inmadura, sino que con divinidad del Todo busca personas
completas que han recorrido todo el trayecto” (Newman, 2009: 324).
Por su parte la diosa Loto, útero de todo lo creado, consorte y energía de Visnú, se
irá transformando en símbolo de la sabiduría trascendental. Como el espíritu Santo y
en lo que constituye una excepción para las divinidades hindúes esta diosa tiene alas
(Zimmer, 2008: 95).
La menopáusica tiene otros dos atributos, osteoporosis y virilización, que la
acercan simbólicamente al cenit de la especie (Durant, 2005). La célebre buscadora
espiritual contemporánea Sara Maitland las convierte en sus cuentos en piratas,
pájaros o seres mitológicos que ponen en práctica deseos largamente aplazados
durante la vida fértil (Maitland, 2003). Para ello utiliza la osteoporosis ligada a la
deficiencia de estrógenos como metáfora de ascenso y liberación estableciendo
correspondencias entre la menor densidad ósea de la climatérica y los huesos de las
aves cuyas cavidades llenas de aire le permiten volar. El ave tiene un carácter
andrógino en la cultura patriarcal representando el orden celestial masculino frente a
__________
12
Desde otros muchos escenarios no cristianos el éxtasis místico se ha descrito como una regresión
al estado de lactancia.
13
En el Riga Veda Brahmanes Pati el logos se convierte en vaca, la diosa madre elemental.
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la serpiente como madre tierra y, ya sea como ave Fénix griego, Bennu egipcio o
Garuda del hinduismo y el budismo es también símbolo de renacimiento,
purificación, y vida inmortal (Zimmer, 2008: 77)
Cuando San Pedro protesta en el apócrifo de Santo Tomás por las preferencia de
Jesús hacia María Magdalena, “que se aleje Mariham de nosotros, pues las mujeres no
son dignas de la vida! el Mesías le tranquiliza: “Mira, yo me encargaré de hacerla
macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a
vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón entrará en el reino de los
cielos” (T114) (Apócrifos, 705). Gracias al aumento de secreción de andrógenos
suprarrenales que se mantiene hasta la menopausia tardía (Lasley, 2001: 467;
Macconell, 2012: 658) la climatérica accede a la androginia primordial consustancial
a todas las cosmologías, teologías y mitologías (Libbis, 2001), en lo que ya Plinio y
Aristóteles definieron como “virilización relativa”14 (Marañón, 1925: 287). Estos
cambios le permiten ascender de categoría social en numerosas culturas primitivas
tras convertirse en un interludio entre lo masculino y lo femenino (Cabello, 1995:
131). Incluso la Iglesia institucional, reacia a las prácticas eremíticas femeninas, las
admitirá de forma ocasional cuando las mujeres superen los 40 años de edad15 por
estar liberadas de las limitaciones de la vida fértil y la maternidad (Barbeito, 2002:
185). No en vano las tres religiones monoteístas han asentado para el número 40 a
través de los siglos el simbolismo de renacimiento espiritual en el acervo cultural de
Occidente (Brandes, 1995: 27)16 .
Lamentablemente en la doble cara de los mitos el andrógino arquetípico con
connotaciones simbólicas de perfección, sabiduría y plenitud convive con el
andrógino histórico, rechazado socialmente como una “usurpación profana” del mito
(Libbis, 2011: 168). Durante la Edad Moderna, época de apogeo místico, los
arquetipos corporeizados de postmenopáusicas virilizadas son un ejemplo de esta
esquizofrénica dualidad. Por una lado encontramos viviendo en olor a santidad tras
__________
14
Marañón distinguía un virilismo menopáusico psíquico y uno somático no siempre ligados pues en
un caso encontramos “una transformación viril más o menos acentuada, el aumento de la corpulencia, el
brote de vello, la gravedad de la voz, sin que en nada se alteren los rasgos de su feminidad” y en el otro
“el estado psíquico se transforma en el mismo sentido y “la mujer adquiere una energía, una agresividad
que antes no tenía, y que la acercan a la norma psicológica del varón”...
15
Es el caso de las Sinodales de Pamplona promulgadas en agosto de 1590.
16
Las 4 simbologías del 40 son: 1, multitud o fuerza como las cuarenta mil personas en la batalla de
Jericó (José, 4:13); 2, numeroso o mucho, como los cuarenta días y cuarenta noches del Diluvio (Génesis
7:4); 3, renacimiento espiritual como Mahoma cuando se le apareció el arcángel Gabriel o Moisés
cuando abandonó el desierto y 4, simbología de purificación, sacrificio o transición donde retornamos al
ayuno de Moisés o Jesús en el desierto y entramos de lleno en el terreno femenino con la cuarentena tras
dar a luz.
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iniciar una vida anacoreta en plena menopausia (Cortijo Ocaña, 2003: 21)17 a Catalina
de Cardona, cuyas fuentes aseguran que tomaban por eunuco, tuvo “ánimo y pecho
de varón”, “aborrecía mucho el parecer mujer” y prefería ser etiquetada de “varonil,
varoníssima o seguidora de Elías” (De San Gabriel, sin fecha); por otro las
desventuradas brujas no dejan de ser seres ambiguos sexualmente, peludos, acnéicos
y con abundantes elementos viriloides (Libbis, 2001: 174)18. Seres que por cierto
volaban, aunque fuera en escoba.
4. EPÍLOGO
Como principio “pasivo” de la naturaleza las mujeres constituimos un arquetipo
simbólicamente complejo; en nuestro prisma imperfecto, como Eva o Elena,
representamos impulso y sentimentalismo, mientras en nuestro prisma ascendente,
como Sofía o María, personificamos intelecto y moral (Cirlot, 203: 320). El cambio
hormonal ligado al fallo ovárico ha conducido a que la climatérica encarne secular y
simultáneamente arquetipos de transformación espiritual positiva (virgen, sabia,
compañera) o negativa (bruja, loca, prostituta, hechicera) (Libis, 2001: 174). En su
origen encontramos una cultura popular y un desconocimiento científico que han
llevado a considerar la menopausia casi como un proceso alquímico.
Para la alquimia el hermafrodita es el símbolo de la unión perfecta de los
contrarios femenino y masculino y se representa por dos mitades hombre y mujer
junto al mercurio filosófico en forma de alas o pájaro (Priesner, 2001). Alinear
metafóricamente a la mística en este esquema permite comprender el auge de estas
experiencias durante un estado postmenopáusico asexual, liviano y liberado de las
obligaciones reproductivas.
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__________
17
Podemos leer entre otras cosas que “como a la madre Teresa Dios le dio toda la perfección a la que
pueden imitar y llegar las mujeres, así a la madre Cardona le dio todo el valor y rigor de espíritu de Elías,
a que tendrán bien que hacer en llegar los más arriscados hombres”.
18
Acomodables en “el primer grado de las mujeres frías y húmedas en tercer grado: avisadas, de
mala condición, con voz abultada, de pocas carnes, verdinegra, vellosa y fea y, de joven claro, muy mala
de engendrar” (Huarte de San Juan, 1953:49).
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