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ÍNDICE GENERAL PRÓLOGO ............................................................................................... 13 AGRADECIMIENTOS ............................................................................. 17 INTRODUCCIÓN..................................................................................... 19 CAPÍTULO I. LOS ORÍGENES DE LA GUERRA FRÍA IDEOLÓGICA DE EE.UU. Y LA SITUACIÓN DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL ...................................................................................................... 27 1. Jay Lovestone y el POUM: la experiencia compartida del excomunismo .............................................................................................. 28 1.1. El proceso del POUM ........................................................... 1.2. El CMRI y los trabajos en México ......................................... 1.3. Tareas de los expoumistas en México y Nueva York .............. 1.4. El excomunismo y la Guerra Fría: razones de los exmiembros del POUM ............................................................................. 29 33 38 2. El socialismo español en el exilio y el nacimiento de la Guerra Fría. . 44 2.1. 41 El inestable y condicionado apoyo de la AFL al Gobierno republicano .............................................................................. 2.2. Las políticas de Prieto y la influencia de la AFL .................... 2.3. La ideología socialdemócrata de la Guerra Fría..................... 45 48 51 CAPÍTULO II. LOS ORÍGENES DEL CLC ........................................... 55 1. El nacimiento del CLC: su doble génesis y naturaleza ..................... 2. «El enemigo de derechas» en la Asamblea de Berlín y Salvador de Madariaga ....................................................................................... 3. La formación y formulación del CLC y el giro a la izquierda .......... 4. La financiación del CLC y los intelectuales, o la permeabilidad de la red de la Guerra Fría ...................................................................... 56 CAPÍTULO III. DE LA REVISTA CUADERNOS O DE UN INTERCAMBIO CULTURAL ENTRE OCCIDENTE Y AMÉRICA LATINA ... 1. El lanzamiento de Cuadernos como base del programa latinoamericano del CLC .................................................................................. 60 64 69 75 76 ÍNDICE GENERAL 8 2. Las bases latinoamericanas de Cuadernos ....................................... 3. La mala recepción de Cuadernos: ¿un problema del CLC o de los latinoamericanos? ........................................................................... CAPÍTULO IV. EL EXILIO ESPAÑOL DENUNCIA A LA URSS EN CUADERNOS ....................................................................................... 1. El sistema soviético como «totalitario» y el Gulag........................... 2. La revisión crítica de la URSS frente a las teorías revolucionarias y el marxismo .................................................................................... 3. La cultura y la libertad en los países comunistas ............................. 4. La propaganda de la paz ................................................................. CAPÍTULO V. 80 86 95 97 102 111 116 CONTRA EL NEUTRALISMO ...................................... 121 1. El antineutralismo político y el antifascismo de los años treinta ...... 2. El ethos del intelectual comprometido ............................................ 3. El carácter extemporáneo de la Revolución de Hungría y la suavización de la retórica de la Guerra Fría................................................ 123 131 140 CAPÍTULO VI. LA LABOR PROESTADOUNIDENSE EN AMÉRICA LATINA Y LOS EXILIADOS ............................................................... 149 1. Un acto propagandístico fallido del CLC: la crisis de Guatemala de 1954 .......................................................................................... 2. Crítica a EE.UU., ma non troppo .................................................... 3. La apertura a sinistra y el fiasco final de Cuadernos ....................... 165 3.1. El trabajo de Mercier y Botsford, y el viraje a la izquierda ......... 3.2. La marginación del exilio ...................................................... 3.3. La apertura a sinistra y el fin del programa latinoamericano... 168 172 176 CAPÍTULO VII. PUENTES REALES CON ESPAÑA ............................ 185 1. La reorientación de Cuadernos hacia España .................................. 2. Los socialistas y las nuevas generaciones ........................................ 3. El Comité Español .......................................................................... 4. La reunión de Múnich .................................................................... 192 199 208 213 CAPÍTULO VIII. EL TRASFONDO IDEOLÓGICO DE LOS PUENTES CON ESPAÑA ............................................................................... 221 1. 2. 3. El «liberalismo» y la «apoliticidad» del diálogo interior-exilio ......... Salvador de Madariaga erigido como modelo para el exilio republicano ................................................................................................ La pérdida del exilio republicano .................................................... 150 157 223 231 240 ÍNDICE GENERAL 9 CAPÍTULO IX. LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA, EL ESCÁNDALO DE 1967 Y LA MARGINACIÓN DEFINITIVA DEL EXILIO .............. 249 1. El agotamiento del anticomunismo radical ante los desafíos políticos de la Transición ................................................................................... 2. La Transición española y el «fin de las ideologías» .......................... 3. El escándalo de 1967 ...................................................................... 4. La reconversión del CLC y la marginación del grupo de Cuadernos... 251 257 264 269 CAPÍTULO X. EL CONSORCIO DE LA GUERRA FRÍA Y EL EXILIO REPUBLICANO .................................................................................... 279 1. ¿Quiénes sabían? ............................................................................ 2. Las agendas particulares y estatales: el consenso ............................ 3. Las ambiciones y las necesidades personales ................................... 4. La libertad controlada y los intelectuales ........................................ 279 286 292 297 4.1. El contexto y las proporciones .............................................. 4.2. El control directo .................................................................. La manipulación de la historia intelectual ....................................... 298 301 308 CONCLUSIONES ..................................................................................... 319 1. La acción encubierta y la investigación ........................................... 2. ¿Una ideología anti-ideológica? ...................................................... 3. El ascenso del conservadurismo ...................................................... 321 324 327 BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 331 FICHA TÉCNICA DE LA REVISTA ........................................................ 351 SIGLAS Y ACRÓNIMOS ......................................................................... 355 ÍNDICE ONOMÁSTICO ......................................................................... 357 ÍNDICE DE TOPÓNIMOS ....................................................................... 367 5. INTRODUCCIÓN El ambiente ideológicamente polarizado de la Guerra Fría no solo marcó las conciencias y las mentes de quienes vivieron aquellos años, sino que desembocó, además, en una poderosa herencia que sigue estableciendo los parámetros intelectuales y políticos en los que se debate nuestra cultura occidental. En la Guerra Fría no se trataba solo de la ideología, ya que la retórica binaria que dominó el campo de las ideas políticas, ideológicas e intelectuales durante medio siglo —y que supuso «una dramática simplificación de las conciencias»1— venía precedida siempre por el poder militar real.2 La táctica de los soviéticos y los estadounidenses de cuidar e influir en sus respectivas zonas de intereses globales se basó en un acuerdo no oficial según el cual si Moscú renunciaba a sus planes hegemónicos, en contrapartida, EE.UU. no llevaría a cabo ninguna política de expansión que dificultara la consolidación del imperio soviético en Europa Oriental. Este fue el contexto en el que nació la Guerra Fría propagandística. Una vez abandonada de forma definitiva la idea de una confrontación militar, ambos imperios emplearían, a lo largo de décadas, una enorme batería de armas no convencionales para conquistar la opinión pública mundial hacia su causa. En la batalla por ganarse las mentes y los corazones de los ciudadanos del mundo, los soviéticos jugaron con gran ventaja en los primeros años. Los estrategas de Moscú eran expertos en la guerra psicológica, al haber sido los primeros en emprender acciones propagandísticas, a escala internacional, ya en los años veinte y treinta. Basándose en sus conquistas en el campo de la propaganda, también la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini, a partir de los años treinta, y los británicos, durante la Segunda Guerra Mundial, lanzaron sus propias ofensivas ideológicas.3 En la posgue1 José Carlos MAINER. «A la intemperie: Max Aub, los intelectuales y la guerra fría», El Correo de Euclides: anuario científico de la Fundación Max Aub (Segorbe), 1, 2006, p. 47. 2 Según CROCKATT: «Bipolarity was not merely a matter of the structure of international relations but a state of mind. [...] In part this was a question of rhetoric, a necessary simplification of complex realities for the purpose of explaining unfamiliar commitments to domestic audiences. Rhetoric was not the whole story, however, since in the aftermath of the war the United States and the Soviet Union did in fact possess a disproportionately large power to affect the destinies of other nations». Richard CROCKATT. The Fifty Years War. The United States and the Soviet Union in World Politics, 1941-1991, New York; London, Routledge, 1996, p. 75. 3 Jan Nowak Jeziorański. Wojna w eterze [«Guerra en el éter»], Krakow, Znak, 2000, p. 12. 20 OLGA GLONDYS rra, en paralelo con la política de Stalin cuyo objetivo era afianzar el dominio ruso en las zonas conquistadas durante la Segunda Guerra Mundial, la propaganda soviética emprendió una campaña de difamación y ataque contra las democracias occidentales, especialmente virulenta en el caso de EE.UU. Habiendo comprendido el potencial de inestabilidad de la Europa de posguerra, desplegó «una batería de armas no convencionales para abrirse paso en la conciencia europea y ablandar las conciencias en su favor».4 La ofensiva propagandística soviética de la Guerra Fría, articulada a través del llamado «Movimiento por la Paz», estaba asentada, en realidad, sobre la misma red de influencias internacionales que había sido desarrollada por el maestro de la guerra psicológica de la URSS, Willy Münzenburg, en los años treinta. Este «millonario rojo» solía llamar a los organismos que formaban parte del «Münzenberg Trust» —revistas, editoriales, cines y teatros, agrupaciones, ligas y comités esparcidos por todo el mundo— los «Clubs de los Inocentes»,5 puesto que, tanto entonces como durante la Guerra Fría, la URSS promovió sus políticas mediante un movimiento constituido por organismos y asociaciones financiados e infiltrados de forma encubierta. En consecuencia, en 1947 nació el KOMINFORM [acrónimo en ruso de Oficina de Información Comunista], que coordinaría miles de congresos (nacionales y mundiales), conferencias, asambleas, mítines, festivales, llamamientos, peticiones, resoluciones y cientos de millones de firmas por la paz.6 Después de las asambleas en Praga y París, la agencia soviética organizó, en septiembre de 1949, el Congreso Continental Americano por la Paz en Ciudad de México, seguido de la inauguración del Comité Permanente del Congreso Mundial de la Paz, en Estocolmo, en marzo de 1950. Paralelamente, emergieron miles de operaciones encubiertas financiadas e infiltradas por los soviéticos en todo el mundo. Como resultado, los EE.UU. reaccionaron con la Smith-Mundt Act, de 1948, que autorizaba el primer programa de propaganda oficial, en tiempos de paz, en la historia norteamericana. A su amparo, nacieron organismos como Voice of America o la USIA [United States Information Agency], que tenían como objetivo informar y contrarrestar los estereotipos desfavorables sobre los norteamericanos y sus políticas. A la vez que los 4 Frances STONOR SAUNDERS. La CIA y la Guerra Fría cultural, Madrid, Debate, 2001, pp. 34-35. 5 Münzenberg decía sobre sus miembros: «These people have the belief that they are actually doing this themselves. This belief must be preserved at any price», citado en Sean MCMEEKIN, The Red Millionaire: a Political Biography of Willi Münzenberg, Moscow’s Secret Propaganda Tsar in the West. New Haven (Conn.), Yale University Press, 2003, p. 197. 6 Fernando CLAUDÍN. La Crisis del movimiento comunista. De Komintern a KOMINFORM, París, Ruedo Ibérico; Barcelona, Ibérica, 1974, p. 528. INTRODUCCIÓN 21 dólares servían para estabilizar y nutrir las economías, y las sociedades occidentales, arruinadas por la Segunda Guerra Mundial, se trataba de influir discretamente en la opinión pública y las políticas de los países europeos que recibían la ayuda del Plan Marshall. En 1953, los EE.UU. estimaron los esfuerzos de propaganda de la URSS y sus aliados entre 1,5 y 2 mil millones de dólares al año; es decir, veinte veces más que su propio presupuesto destinado a tal fin.7 No solo urgía rediseñar la estrategia de la contrapropaganda, sino también encontrar la forma de abarcar, con ella, sectores especialmente vulnerables a la ideología comunista. Como respuesta a este desafío, el modelo de la ofensiva encubierta fue proporcionado por los mayores expertos en la materia, los soviéticos. Por paradójico que pudiera parecer, la misma filosofía de funcionamiento de los organismos tapadera de Münzenburg sirvió para constituir y definir las redes de organismos tapadera establecidas en la posguerra por los norteamericanos. Como si de un juego dialéctico se tratase, el mismo año del nacimiento del KOMINFORM, se fundó también la CIA [Central Intelligence Agency], con departamentos encargados del análisis, diseño e implantación de las acciones encubiertas en todos los campos de la actividad de los grupos sociales, políticos e intelectuales de la posguerra, en todo el mundo. A partir de entonces, los organismos que abiertamente señalaban su vinculación institucional a los aparatos de poder soviético y estadounidense, así como los que estaban ligados a ellos de forma encubierta, emprenderían la gran contienda ideológica de la segunda mitad del siglo XX. En este cuadro, los discursos ideológicos y otras formas de influencia discreta funcionarían como un complemento necesario de las actividades militares y las agresivas técnicas de guerra psicológica. La Guerra Fría encubierta fue llevada a cabo mediante redes que ligaban las instituciones y aparatos estatales con los individuos, grupos y organismos privados. Las operaciones extraoficiales se proyectaban y realizaban desde cientos de organizaciones, ligas, asociaciones, agrupaciones, comités y demás organismos colectivos, de carácter aparentemente independiente y privado, dispersos por todo el mundo y mantenidos por ambos imperios. Estos entes privados, que supuestamente realizaban sus propias agendas independientes, eran, a la hora de la verdad, organizaciones-fachada [front organisations] de la política de influencia de Washington y de Moscú, y gastaban millones de dólares en un sinnúmero de actividades desarrolladas en los ámbitos político, cultural, intelectual, académico, sindical, estudiantil, de refugiados o minorías, etc. Desde el campo de las ciencias sociales, esta estructura de dependencias fue definida, de forma muy conveniente, por Scott Lucas como State-Private Network, que permite incluir, en el propio nombre, la 7 Leo BOGART. Premises for Propaganda. The United States Information Agency’s Operating Assumptions in the Cold War, New York, Free Press, 1976, p. X. 22 OLGA GLONDYS reflexión sobre los difusos límites existentes entre los grupos e intereses privados y estatales en la Guerra Fría.8 Las campañas encubiertas estadounidenses debían prevenir una mayor expansión del comunismo y de su ideología, y asegurar que quedasen garantizados los intereses propios de la potencia americana (el acceso a las materias primas y los mercados de consumo). La directiva National Security Council Directive 10/2, aprobada el 18 de junio de 1948, como base del funcionamiento de la OPC [Oficina de Coordinación de Políticas] de la CIA, definía la «acción encubierta» como «actividad clandestina con el fin de influir en Gobiernos extranjeros, acontecimientos, organizaciones o personas, en apoyo a la política exterior de Estados Unidos, realizada de tal forma que no se advierta la participación de Estados Unidos».9 El comité del Senado norteamericano encargado de estudiar las acciones encubiertas, el llamado Comité Church, estableció en 1976 que la OPC había empleado a miles de agentes en una cincuentena de estados, entre 1951 y 1975, en lo que definía como «some nine hundred major or sensitive projects, plus several thousand smaller ones».10 Solo unas decenas de estas operaciones han salido a la luz pública. Hubo tres principales frentes en esa operación liderada por la CIA: 1) los círculos de refugiados de los países comunistas, vistos como un potencial «ejército» secreto capaz de infiltrarse y minar el imperio soviético desde dentro (a esta categoría pertenecen organismos como, por ejemplo, el National Committee of Free Europe e International Rescue Committee); 2) las operaciones diseñadas para consolidar la sociedad civil en Europa Occidental, basadas en los grupos de la llamada Non-Communist Left [izquierda no comunista: (INC)] (por ejemplo, el Congreso por la Libertad de la Cultura o el Movimiento Europeo), y 3) una serie de programas comprometidos con las ideas de desarrollo y modernización, cuyo fin era prevenir la caída bajo el dominio comunista de los países emergentes, impulsados en las postrimerías de los años cincuenta y comienzos de los sesenta.11 En el campo intelectual, el principal frente de la CIA durante la Guerra Fría, su principal «organización-fachada», fue el Congreso por la Libertad de la Cultura [CLC]. La razón por la que se decidió mantener oculta su financiación obedecía a cuestiones de imagen —parece claro que existe una contradicción entre la «libertad de la cultura» y la financiación de esta 8 W. Scott LUCAS. Freedom’s War: The American Crusade against the Soviet Union, New York, New York University Press, 1999. 9 National Security Council Directive 10/2, aprobada el 18 de junio de 1948, citada por SAUNDERS, óp. cit., p. 65. 10 George F. TREVERTON. Covert Action. The Limits of Intervention in the Postwar World, New York, Basic Books, 1987, p. 12. 11 Hugh WILFORD. Mighty Wurlitzer: how the CIA played America. Cambridge (MA), Harvard University Press, 2008, p. 7. INTRODUCCIÓN 23 «libertad» por una agencia de inteligencia—, a la que podríamos calificar de «razón exterior», pero también respondía a lo que podemos llamar «razón interior»; esto es, la convicción de que habría muchos políticos norteamericanos de la época, encabezados por el senador Joe McCarthy, que considerarían como una peligrosa subversión antiamericana la acción de apoyar financieramente un sinfín de actos culturales, publicaciones intelectuales y grupos políticos pertenecientes a la izquierda.12 Sin embargo, el principal fin, al asegurar la financiación encubierta de esta y otras organizaciones-fachada, era crear la sensación de que se trataba de organizaciones totalmente libres e independientes de cualquier estructura oficial. El impacto intelectual y político de los contenidos ofrecidos por esos organismos —en la mayoría de los casos, coincidentes o neutrales hacia los objetivos de la política estadounidense— podía reforzarse enormemente gracias a su condición privada (no institucional). La financiación encubierta formaba parte, así, de la propia operación encubierta: el secreto sobre los fondos constituía un elemento clave en ella.13 Teniendo en cuenta que el CLC patrocinó y promovió algunos de los principales debates y corrientes del pensamiento universal en los años 1950-1975, la historia intelectual e ideológica de la posguerra constituye también una narración de las batallas ocultas por el dominio político del planeta. En vista de esta realidad, creemos que ha llegado el momento de enriquecer los actuales estudios de interpretación histórica y cultural con la perspectiva de la Guerra Fría encubierta, cuyo impacto fue tan notorio en los contenidos intelectuales, políticos y sociales de la época. Esta tarea se erige como particularmente necesaria a tenor de que, en el caso de las políticas de influencia de EE.UU., y a diferencia de las soviéticas, los mensajes promovidos por sus organismos no han sido devaluados por los procesos históricos acaecidos a finales del siglo XX. De este modo, el especial interés en investigar acciones encubiertas de EE.UU., compartido por el presente estudio, radica precisamente en que estas han venido a constituir e identificar los discursos dominantes, en lo intelectual y político, de nuestro presente. A dicha necesidad de ampliar la perspectiva de los estudios culturales e históricos del siglo XX responde nuestro trabajo, dedicado a estudiar y valorar la implicación de un grupo de exiliados republicanos, en la Guerra Fría encubierta de EE.UU. Como centro de interés, tomamos el núcleo SAUNDERS, óp. cit., p. 279. Giles SCOTT-SMITH, «Building a Community around the Pax Americana. The US government and exchange programs during the 1950s», en: Helen LAVILLE; Hugh WILFORD (eds.), The US Government, Citizen Groups and the Cold War. The state-private network, London, Routledge, 2006, pp. 85-86; Ian WELLENS. Music on the frontline: Nicolas Nabokov’s struggle against communism and middlebrow culture, Aldershot Burlington, VT, Ashgate, 2002, p. 115. 12 13 24 OLGA GLONDYS formado alrededor del órgano latinoamericano y español del CLC, la revista Cuadernos (1953-1965). La investigación se justifica por cuatro razones principales: a) conocer el trasfondo ideológico y biográfico de los exiliados republicanos españoles que en mayor grado contribuyeron a la campaña encubierta estadounidense en el campo de la cultura; b) establecer relaciones y comparaciones entre los procesos históricos e ideológicos españoles y universales; c) dar a conocer un importante capítulo de la historia del Congreso por la Libertad de la Cultura en el mundo hispánico; d) reflexionar sobre el problema de la autonomía de la cultura y de la lucha antifranquista en la Guerra Fría. La presente obra, de carácter fuertemente interdisciplinar, ha implicado abordar dificultades de orden metodológico, además de los problemas que se derivan de la propia naturaleza de su objeto: la acción encubierta. Quienes defendieron la aplicación de dichas operaciones durante la Guerra Fría las presentaban como un mal menor en el contexto de la amenaza del comunismo totalitario. Sin embargo, el mencionado Comité Church destacó su raíz antidemocrática, dada la absoluta falta de acceso a las mismas por parte de las sociedades democráticas.14 Esta impenetrabilidad sigue siendo el principal problema a la hora de investigar las operaciones encubiertas, dos décadas después de la caída del Muro de Berlín. La dificultad, en nuestro caso particular, ha radicado en que los archivos de la CIA relacionados con las operaciones encubiertas permanecen clasificados (fueron excluidos del decreto estadounidense Freedom of Information Act). Al mismo tiempo, los archivos generales del CLC no son completos, por haber sido objeto de manipulación por parte del personal del CLC, previa a su entrega a la Regenstein Library de la Universidad de Chicago.15 De ahí que, en numerosas ocasiones, solo mediante la consulta de ciertas colecciones complementarias —en concreto las custodiadas por la Fundación Pablo Iglesias (Alcalá de Henares), el Instituto José Cornide (A Coruña) y la Hoover Institution (Stanford)— se ha logrado completar o alumbrar los sucesivos capítulos de esta investigación. En cualquier caso, las páginas que 14 Este fue el punto de crítica esencial del Comité Church, cuyos trabajos fueron analizados, de forma bastante polémica, por Joshua MURAVCHIK. Exporting Democracy: Fulfilling America’s Destiny, Washington, D.C., AEI Press, 1991, pp. 135-143. 15 En su carta a Sidney Hook, de 26 de octubre de 1972, el exjefe del CLC, Michael Josselson, hace referencia a los archivos del CLC y añade, entre paréntesis, que «they are incidentally clean». Archivo Personal de Sidney Hook [APSH], caja 16, f. 26, Archivo de la Hoover Institution. Stanford University (EE.UU.). Todas las traducciones, a excepción de cuando se indique específicamente, son obra de la autora. INTRODUCCIÓN 25 siguen no pretenden ser más que un primer acercamiento monográfico al vasto tema de la acción del CLC en ambientes de habla española y el referido obstáculo del acceso a los archivos no es el principal motivo de la modestia de nuestra pretensión. Más allá de ello, la carencia, casi absoluta, de bibliografía secundaria revela palmariamente la imposibilidad actual de agotar un campo de carácter prácticamente inédito y tamaña vastedad.16 En cuanto al reto de la interdisciplinariedad, el escollo metodológico ha sido resuelto a través de una fuerte apuesta por la colaboración entre diversas disciplinas humanísticas para facilitar el objetivo de describir la complejidad de los fenómenos que determinan la historia y la epistemología de nuestro presente. Así pues, aunque la investigación histórica de las fuentes primarias (archivos nacionales e internacionales) haya constituido un elemento clave de este estudio, como marco teórico de interpretación se han utilizado las teorías propuestas por los Estudios de la Guerra Fría [Cold War Studies]. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que, en nuestra opinión, las valoraciones de las acciones encubiertas exigen ir acompañadas del estudio de sus contenidos, el análisis textual, procedente del campo filológico, así como la evaluación de los discursos ideológicos, desde la óptica filosófica, completan la metodología de nuestra obra. En cuanto a la disposición intelectual con la que hemos abordado el trabajo, se ha basado en nuestra convicción de la necesidad de situar los fenómenos en su determinado contexto y no juzgar el pasado desde el presente, sino más bien tratar de iluminar las zonas grises y el polvo de la historia.17 De esta manera, las interpretaciones propuestas se guían por la intención de recuperar la realidad de ayer de la forma más objetiva posible, al objeto de dotar a la conciencia crítica de mayor espacio, de más aire, de un escepticismo y criticismo más fundamentados a la hora de afrontar nuestro pasado, clave para interpretar y diseñar nuestro presente. 16 Apenas existen publicaciones que hayan abordado las relaciones entre los exiliados republicanos españoles y las estructuras encubiertas estadounidenses. A las excepciones pertenecen: Herbert RUTLEDGE SOUTHWORTH. «El gran camuflaje: Julián Gorkin, Burnett Bolloten y la Guerra Civil española», en: Paul PRESTON (ed.), La República asediada. Hostilidad internacional y conflictos internos durante la Guerra Civil, Barcelona, Península, 1999, pp. 417-492; Patricia MCDERMOTT. «Gorkin y Cía: una interrogación sobre la conspiración liberal a través de las revistas del exilio exterior e interior durante la Guerra Fría Cultural», en: Manuel AZNAR SOLER (ed.), Escritores, Editoriales y Revistas del exilio republicano de 1939, Sevilla, Renacimiento, 2006, pp. 959-968; Marta RUIZ GALBETE. «Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura: anticomunismo y Guerra Fría en América Latina», Argonauta Español, III (2006). Disponible en: http://argonauta.imageson.org/document75.html [Consulta: 07/2009]; Olga GLONDYS. «Algunas polémicas concernientes a la colaboración de los exiliados españoles con el Congreso por la Libertad de la Cultura», Laberintos (Valencia), 8-9 (2007), pp. 155-174; Ídem, «Víctor Alba y la guerra fría encubierta», Laberintos (Valencia), 13 (2011), pp. 49-68. 17 Mari PAZ BALIBREA. Tiempo de exilio. Una mirada crítica a la modernidad española desde el pensamiento republicano en el exilio, Barcelona, Montesinos, 2007, p. 25.