Hace más de  un año que había comprado una cesta. Me costó baratísima (2 euros) en una tienda de decoración. O se la querían quitar de encima o no entiendo cómo la vendían tan barata, porque la tienda lo que se dice barata no es. Me gustó, pero la verdad es que no sabía que hacer con ella. Al principio pensé en ponerle unos lazos en el asa y nada más. Luego con algo de navidad como las galletas de jengimbre o algo así. Pero no sabía el qué. Y allí estaba la pobre en la mesa del salón llenándose de cosas que metíamos todos. Así que pensé que seguramente se quedaría así como otras cosas.
Un día mirando el blog de Zulú (que me encanta) le vi una cesta preciosa. Pero la verdad que tampoco me acordé de mi cesta. Y la semana pasada (creo que lo había guardado en mi subconsciente) pensé que poniéndole unas lengüetas alrededor quedaría bonita. Y así lo hice. Lugo volví a ver la cesta de Zulú y aunque no se parecen (la suya es preciosa), creo que la mía no ha quedado mal. A mí por lo menos me encanta.



Saqué los patrones de la revista Simply Vintage de un tapete navideño. Y las telas, pues restos que van quedando siempre por ahí y cada una de ellas es distinta. Metí cuerda dentro que até al asa y a cada lengüeta le di un poquito de silicona para que no se movieran. Y de momento va sobreviviendo a mi hijo pequeño. Que le debía gustar más antes, porque ahora no le hace apenas caso.
Sigo pensando que las fotos quedan mejor al alire libre. Pero aunque mejoró un poco el tiempo o está el día otra vez nublado, amenazando lluvia y seguiremos así toda la semana.