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Frases de Epícteto

Frases de Epícteto

Fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma.

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  • Es tan difícil a los ricos adquirir sabiduría, como a los sabios adquirir riquezas.



  • Cuando hayas de sentenciar procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa.



  • ¿Quieres dejar de pertenecer al número de los esclavos? Rompe tus cadenas y desecha de ti todo temor y todo despecho.



  • Si no deseas ser propenso al enojo, no alimentes el hábito. No le des nada que pueda hacer que aumente.



  • No son las circunstancias sino tu opinión sobre ellas lo que te afecta profundamente.



  • Podrás amarrar mi pierna, pero mi voluntad, ni el mismo Zeus me la puede quitar.



  • Puedes ser invencible si nunca vas al combate de cuyo regreso no estés seguro y sólo cuando sepas que está en tu mano la victoria.



  • Sólo el hombre culto es libre.



  • No se llega a campeón sin sudar.



  • Únicamente el hombre educado es libre.



  • Los placeres raros son los que más nos deleitan.



  • El que tiene suerte, encuentra en el yerno un hijo; el que no la tiene, pierde una hija.



  • La envidia es el adversario de los más afortunados.



  • El exceso de cólera engendra la locura.



  • Los hombres no se perturban por las cosas, sino por la visión que tienen de ellos.



  • Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo.



  • Conserva bien lo tuyo y no codicies lo ajeno. Si tal haces, nada podrá impedirte el ser dichoso.



  • Confiamos porque somos precavidos.



  • Querer agradar a los demás es una trampa peligrosa.



  • La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad.



  • Si deseas ser bueno, comienza creyendo que eres malvado.



  • Si un hombre es infeliz, recuerde que su infelicidad es culpa suya, porque Dios hizo felices a todos los hombres.



  • Confiar en lo absurdo es un requisito para el proceso creativo.



  • Sólo los educados son libres.



  • No es negando la belleza como se sustrae el hombre a sus encantos; el mérito está en resistir reconociéndola.



  • La clave es hacer compañía solo con las personas que lo elevan, cuya presencia llama lo mejor posible.



  • La apariencia de las cosas a la mente es el estándar de cada acción para el hombre.



  • Puedes amarrarme la pierna, pero el propio Zeus no puede sacar lo mejor de mi libre albedrío.



  • Los mentirosos son la causa de todos los pecados y crímenes en el mundo.



  • La felicidad y la realización personal son las consecuencias naturales de hacer lo correcto.



  • De ignorante y brutal es culpar a otros de las propias miserias. Aquel que a sí mismo se culpa de su infortunio.



  • La desgracia de los hombres proviene siempre de que colocan mal su precaución y su confianza.



  • El hombre no está preocupado tanto por problemas reales como por sus ansiedades imaginadas sobre los problemas reales.



  • No hay más que una forma de tranquilidad mental y felicidad, y eso es no tomar las cosas externas como propias.



  • Si puedes enriquecerte conservando el honor, la buena fe, la magnanimidad, no lo excuses.



  • La prudencia es el más excelso de todos los bienes.



  • El error del anciano es que pretende enjuiciar el hoy con el criterio del ayer.



  • El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos.



  • Lo que inquieta al hombre no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas.



  • En las desgracias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas.