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Organización Social Y Estructura Urbana en Las Ciudades Ideales de Platón Y Aristóteles

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ORGANIZACIÓN SOCIAL Y

ESTRUCTURA URBANA EN LAS


CIUDADES IDEALES DE PLATÓN
Y ARISTÓTELES
Ha sido una inquietud preocupante encontrar vínculo entre cómo se organiza una sociedad
y el lugar donde se desenvuelve esta misma.
Existen dos posturas extremas, la configuración humana que sus ideas se basan en que el
la sociedad depende de los espacios en que habitan y la segunda que es la gestión de
asentamientos humanos que establece que existe autonomía entre el espacio que residen
y las personas, ya que estas se desenvuelven independientemente de su arquitectura.
La importancia de estas propuestas radica en cómo fundamentan política y filosóficamente
estas sociedades ideales.
Utopía y realidad en las ciudades ideales de Platón y Aristóteles

Existe una polémica en sí se puede considerar utopías a las propuestas renacentistas de


Platón y Aristóteles.
El movimiento utopista se originó gracias a que su principal objetivo fue la crítica de la
organización política.
Es por eso que la relación que Platón y Aristóteles consideran entre una organización social y
su espacio habitable es más conceptual que proyectual.
Platón: Orden social y espacial unitario
Suponer que tras los fenómenos existen relaciones físicas constantes por lo tanto cuantificables
e independiente de percepciones individuales condujo a la consideración del número. Con esa
afirmación los griegos se convirtieron en precursores de la conocida Teoría de las ideas.
Platón distingue en ella entre los imperfectos y cambiantes del mundo sensible y sus perfectos e
inmutables modelos eternos entre ambos mundos estaría las entidades matemáticas,
instrumentos divinos de la configuración cósmica y vía humana de acceso a las realidades
inteligibles.

Platón considera que las órdenes político y espacial son copartícipes de la entidad universal,
por lo que no podrían entenderse ni existir independientemente.
Platón es consciente que la concentración de la propiedad territorial, producción y comercio
en manos de unos pocos lleva inevitablemente a la ruina de muchos, creando graves crisis
sociales decía : “En la comunidad en la que no habitan la riqueza ni la pobreza, pueden darse
caracteres nobilísimos, pues no nacen en ella la insolencia ni la injusticia, así como tampoco
los celos y las envidias”
La comunidad de bienes no es sólo política o económica sino también espacial. El territorio, por
ejemplo, se divide equitativamente en circunscripciones geográfica y económicamente equivalentes
para cada tribu o grupo social.
Acorde con la Teoría de las ideas, el número –incluyendo en él la geometría y la mecánica,
equivalentes para los griegos– es la entidad que permite a Platón delinear una organización política y
espacial equitativa, el orden político y el urbano son en sí geométricos. Y es esta propiedad cósmica,
que tiene en la geometría la base del mundo material y su organización, lo que obliga a que la
estricta división del espacio habitable se coordine con un concepto de propiedad igualmente
homogéneo y equitativo.
Aristóteles,
  las polis como entidad cultural
Esta definición es probablemente la que mejor resume la epistemología que Aristóteles opone al
pensamiento platónico, considerando pues que es imposible conocer sin derivar lo general de lo
particular.
Para toda investigación “debe empezar por estudiar los fenómenos de cada clase, para después
averiguar sus causas.
La capacidad de inferir lo general de lo particular permite disponer de nociones universales para
explicar el devenir, La conclusión más significativa de su estudio, abordada de distintas formas a lo
largo de la Política, es entender la polis como una comunidad que se autoorganiza para lograr el
bien común. Ideal que siempre está sobre los individuos y es independiente de las
características formales del espacio en que se desarrolla la comunidad.

Aristóteles, las polis como entidad cultural:

La búsqueda del bien común implica para Aristóteles alcanzar la autarquía, que en Grecia supone
poseer lo necesario y lograr una vida feliz.
Aspiración que sólo puede lograrse en la polis, por ser la institución que tiene el “nivel más alto de
autosuficiencia”; que nació a causa de las necesidades de la vida, pero subsiste para vivir el bien”.
Esta idea social no está, sin embargo, al alcance de todos los pobladores si no de los que participan
plenamente de la polis: “El ciudadano no lo es por habitar en un lugar determinado si no por participar en
las funciones judiciales y en el gobierno”.

Y sólo cumplen está condición los varones nativos, excluyendo de la capacidad de decidir en la asamblea y
de formar parte de los jurados a extranjeros, mujeres y esclavos. Basa esta exclusión en la consideración
de las jerarquías sociales son por naturaleza necesarias para conservar el buen orden de la comunidad.

El otro aspecto básico de la doctrina política aristotélica para el tema que nos
ocupa es la independencia que plantea entre las instituciones y los espacios que las albergan. En Platón,
donde cada actividad pública o privada tiene un espacio específico, al referirse a las partes de la ciudad
Aristóteles no las concibe en términos formales.
Al igual que sitúa el bien común antes que el individual, antepone la acción política al lugar que la
acoge: “El cuidado de la administración de la casa debe atender más a los hombres que a la
posesión de cosas inanimadas, y a las virtudes de aquellos más que a la posesión de la llamada
riqueza.
La relatividad sociopolítica subrayada en el discurso aristotélico no significa que no existan
regímenes políticos mejores que otros; pero no lo pueden ser de manera absoluta porque su
idoneidad depende del contexto en que surgen y operan.
El inicio del libro dedicado a la organización y localización de los elementos urbanos ejemplifica la
indeterminación que Aristóteles asigna a la relación que nos ocupa: “Puesto que el conjunto de
ciudadanos debe estar repartido en mesas comunes y las murallas divididas en los lugares
oportunos por puestos de guardia y torres, es evidente que eso invita a establecer algunas de las
mesas comunes en esos puestos de guardia.
Bases conceptuales comunes:
El modo en que Aristóteles aborda la configuración del espacio habitable supone una aproximación
radicalmente opuesta a la de Platón.
La posición aristotélica estaría representada en el proceso de construcción de la Acrópolis ateniense,
cuyo diseño no se basó en un esquema espacial preconcebido, ya que la aparición de los distintos
templos se dilata en el tiempo y su localización y configuración manifiestan las vicisitudes históricas del
pueblo griego.
Pese a estas grandes diferencias, Platón y Aristóteles mantienen una serie de conceptos comunes
respecto al modo de relacionar y organizar la sociedad y el espacio en sus respectivas sociedades
ideales. Son semejanzas conceptuales derivadas, sobre todo, del sustrato ideológico (cosmología)
común en que ambos pensadores desarrollan sus reflexiones y que pueden resumirse en tres puntos:

a)Ciudad y sociedad: entidades limitadas


Concurrencia significativa entre maestro y discípulo es que las organizaciones sociales y urbanas
propuestas son entidades unitarias y acotadas.
Ninguno ve factible la existencia de una organización política adecuada La unidad y tamaño de una
sociedad y su espacio no puede superar el necesario para asegurar el conocimiento mutuo, el consenso y,
sobre todo, un autoabastecimiento independiente de intercambios comerciales.
Platón, fiel a su filosofía idealista considera que la independencia socioeconómica debe corresponder un
espacio también unitario y autosuficiente.
Atlántida se estructura en círculos concéntricos, con el templo consagrado a Clito y Neptuno en su origen, y
como último círculo el mayor de los cinturones defensivos, de tres estadios de ancho [unos 533 metros] y
con una única salida al mar.
La preocupación platónica por mantener constante este guarismo es tal que prevé fundar colonias cuando
el número de hijos de ciudadanos que no pueden acceder a la ciudadanía crezca demasiado o importar
nuevos habitantes si decrece.
Platón, Atlántida.
Aristóteles defiende la autarquía de las polis, advirtiendo las nefastas consecuencias de un
crecimiento democrático y espacial incontrolado.
El número de ciudadanos y el de polis no es una dimensión condicionada para mantener la unidad
política. El grado de homogeneidad, permite que un asentamiento sea considerado ciudad. “Una
embarcación de un palmo no será en absoluto una nave, ni tampoco una de dos estadios.” Un grupo
humano demasiado pequeño no será autosuficiente y a uno muy grande le será difícil tener una
constitución.
Es probable que la necesidad de limitar social y espacialmente a las polis no se deba sólo a razones
políticas y económicas sino también conceptuales.
b) Instrumentalidad territorial
Concordando con lo expuesto, Platón y Aristóteles ven el territorio donde se asientan sus ciudades como
algo instrumental. Su cometido en la organización política y espacial asegura la defensa del aislamiento,
así como proveer alimentos para la subsistencia para el trabajo de los artesanos. Es coherente que ambos
filósofos presten atención a las características geográficas defensivas y económicas del hinterland.
Otro elemento geográfico común, ambos filósofos atañe a una preocupación habitual e inevitable en las
ciudades griegas de la época: la influencia del territorio en la salud de los ciudadanos.
Ambos filósofos atañen a una preocupación habitual e inevitable en las ciudades griegas de la época: la
influencia del territorio en la salud de los ciudadanos.
c) Concierto o insustancialidad arquitectónica
Los abundantes detalles geográficos proporcionados por ambos pensadores, contrasta con la escasa
atención que prestan a la arquitectónica. Es más, con las descripciones dadas es prácticamente
imposible reconstruir cómo serían los lugares y edificios nombrados, de los que sólo se puede deducir
su localización en la trama urbana y la función que albergan.
Es probable que esta falta de interés por la forma arquitectónica que existía en Grecia.
De ahí que Platón y Aristóteles concentren su atención en la organización social de las polis dejando
en un plano menor la preocupación por la estructura urbana y en un sitio prácticamente inexistente para
la arquitectura.
En la República platónica las consideraciones sobre la forma de la ciudad y sus edificios se presentan
casi como apéndices finales.
Evidencia de esta constatación es que al definir las partes de la casa no se refiere a ella en términos
formales –dórico, jónico, corintio– ni funcionales –atrio, impluvio, cena tío– sino desde su organización
política: “Las partes primeras y mínimas de la casa son el amo y el esclavo, el marido y la esposa, el
padre y los hijos”.
Fundamento epistemológico de la sociedad ideal.
La conclusión más significativa y actual del análisis expuesto es, la estrecha relación que Platón y Aristóteles
establecen entre las características de sus ciudades ideales y sus respectivas filosofías. La platónica,
sustentada en un pensamiento deductivo y apriorístico que lleva a entender la ciudad y la política como
entidades trascendentes. La aristotélica, basada en una filosofía inductiva y empírica que lleva a concebirse
como entidades históricas.
Tantas veces expresado acerca de que la teoría se opone a la realidad, el análisis de las ciudades ideales de
Platón y Aristóteles muestra que no hay realidad sin teoría, como tampoco existe ninguna teoría auténtica
que no origine una “determinada realidad”.
Teorizar es convertir “lo real” en una realidad determinada y, con ello, establecer una manera específica de
ser y estar en esa realidad. Cada teoría supone una manera particular de entender un fenómeno; un modo
de ver que establece una realidad específica.
Como político, como arquitecto, defino una organización social urbana siguiendo lo que supongo que la
política o la arquitectura es. Construir la poli no es, por tanto, un problema técnico sino epistemológico, tal
como Platón y Aristóteles lo manifiestan al momento de exponer sus respectivas ciudades ideales.
INTEGRANTES:
 
Castañeda Germán Alicia Polet.
Iglesias Sanchez Marileysi Griseld.
Idrogo Ramos Fernando Roca Rey.
Jimena Solanch Gutierrez Caipo.

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