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ESPIRITUALIDAD FRATERNIDAD ABIERTA A Todos

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FRATERNIDAD

ABIERTA
A TODOS LOS
HOMBRES
Un cronista extraño al movimiento franciscano, al observar la
rápida expansión y el éxito de la nueva Orden, daba como
explicación “Los hermanos menores han elegido vivir entre los
hombres”

Después de su conversión Francisco y los suyos siguieron


recorriendo las calles de la ciudad y los caminos del mundo,
insertados en la realidad social mediante el trabajo, la
mendicación, el servicio de los leprosos, la predicación, el culto
litúrgico…
PRESENCIA PENITENCIAL Y PROFETICA
Aun cuando acababan de descubrir el tesoro de la contemplación y la intimidad fraterna N. Padre conoció en la
oración que se debían a todos los hombres tuvo conciencia de haber recibido de Cristo una tarea nada fácil: vivir
en el mundo sin ser del mundo ( Jn. 17.11 y 15-16)
Lo importante era llevar consigo las ventajas del eremitorio como enseña el mismo:
«Dondequiera que estemos o a dondequiera que vayamos, llevamos nuestra celda con nosotros; nuestra celda, en
efecto, es el hermano cuerpo, y nuestra alma es el ermitaño, que habita en ella para orar a Dios y para meditar. Si
nuestra alma no goza de la quietud y soledad en su celda, de poco le sirve al religioso habitar en una celda fabricada
por mano del hombre» (LP 108). (Leyenda de Perusa)
Viviendo en medio del mundo «como peregrinos y forasteros», renunciando a la autonomía económica y eclesial
del monasterio, así como al aislamiento de la vida eremítica, los hermanos menores se introducen en la vida
religiosa corriente y en los afanes diarios de la comunidad humana.
Mientras no se formo el” convento” los lugares en que se reunían las fraternidades estaban abierto a todo el mundo
y así fue en los primeros 10 años de la fraternidad cuando caía la noche hallaban acomodo en cualquier cobijo (1
Cel. 39). Su claustro eran espacioso como el mundo; de día se desparramaban de dos en dos y al llegar la noche se
recogían en alguna leprosería o en los eremitorios
Apenas reunió Francisco a los primeros compañeros formo cuatro parejas les
dijo «Marchad, carísimos, de dos en dos por las diversas partes de la tierra,
anunciando a los hombres la paz y la penitencia para remisión de los
pecados. Y permaneced pacientes en la tribulación, seguros, porque el Señor
cumplirá su designio y su promesa. A los que os pregunten, responded con
humildad; bendecid a los que os persigan; dad gracias a los que os injurien y
calumnien, pues por esto se nos prepara un reino eterno». (1 Cel. 29)

Cuando el grupo habitaba en aquellos “lugares” abiertos al contexto social


generalmente había una perfecta sintonía de los espíritus y los habitantes del
lugar quienes solían asociarse a las alabanzas que los hermanos recitaban,
respondiendo en alta voz “Loado sea el Señor Dios” (LP 74)
Sin embargo no siempre eras grata la comunicación con los hombres, sobre todo
cuando se les conocía por primera vez, , con su modo de vestir, con su género de
vida, con su manera de ver la realidad humana, de pensar y de hablar, tan en
contraste con lo que comúnmente se usaba. Y se veían contentos cuando alguien
se les acercaba para preguntarles: "Y vosotros, ¿por qué sois así?". Entonces
daban testimonio de su vida penitencial con palabras de paz y de hermandad
para todos. Particularmente en el Valle de Espoleto donde los llamaban locos e
ilusos.
Para N. Padre nadie debía quedar marginado de la caridad universal, ni el
pecador, ni el hereje, ni el sarraceno. Recordemos el episodio de los ladrones
despedidos de malos modos por los hermanos y que N. Padre mando buscar con
humildad y amor.
LA DENUNCIA PROFETICADE FRANCISCO
Francisco fue sencillamente un hombre penitencial, un verdadero convertido, que
se halló al frente de hombres asimismo penitenciales y, junto con ellos, llevó a la
Iglesia y al mundo un testimonio fuerte y un mensaje de penitencia y de
reconciliación. Por ello precisamente su mensaje fue eficazmente profético,
acogido por todos

El primero en captar este sentido profético de la vida y de la misión del “hermano y


padre” fue Fray Elías en la circular con la que comunico a las provincias la muerte
del Fundador, pero fue San Buenaventura quien delineo con evocaciones bíblicas
desde su perspectiva peculiar la alta misión profética del Poverello en el sentido del
don recibido de poder penetrar en los secretos de los corazones y de predecir el
futuro.
Su mensaje profético, en realidad, no es otro que el del Evangelio, como dice
Celano: Nuevo evangelista de nuestro tiempo, semejante a un río del paraíso,
regó el mundo entero con las aguas del Evangelio y mostró, con sus obras, el
camino del Hijo de Dios y la doctrina de la verdad. En él y por él, el mundo se
sintió inesperadamente alegrado con una santa novedad; el vástago de la antigua
religión renovó de pronto las ramas, que se hallaban ya viejas y decrépitas (1 Cel
89)
En el itinerario penitencial y evangélico del Poverello sorprende su sentido de
autonomía, ese colocarse deliberadamente al margen de todo encuadre
preexistente, para poder caminar siempre bajo la guía del «espíritu del Señor»,
frente a las insinuaciones del obispo de Asís y del cardenal Juan Colonna, que
hubieran querido orientar al grupo hacia alguna de las Órdenes existentes, él
afirma la originalidad de su vocación evangélica; lo mismo hará más tarde frente
a un sector de la fraternidad que se sentía atraído por el modelo cisterciense.
Sintetizando la postura profética de Francisco frente a lo que, en su tiempo, era el
anti-evangelio, es decir, el mundo, y su manera de descubrir y asimilar los lados
positivos, favorables al Reino, presentes tanto en la sociedad feudal, que
declinaba, como en la nueva sociedad artesanal y mercantil.

De la sociedad feudal asumió como verdaderos valores cristianos: el idealismo, el


espíritu caballeresco, la fantasía y el sentido poético de la cultura trovadoresca, la
cortesía y la lealtad...; y de la nueva sociedad supo encarnar: la creatividad y
movilidad, el asociacionismo, la tendencia a la fraternización, la itinerancia, la
religiosidad personal y comunitaria más sentida, el retorno al Evangelio.
Sin embargo en ambas concepciones descubrió antivalores:
 Frente a las desigualdades sociales:
Francisco no reaccionó rechazando la sociedad ni reclamando
cambio alguno; optó sencillamente por la condición de los que ocupan el
lugar ínfimo en la escala social y ofreció un hecho: la fraternidad evangélica,
abierta a toda categoría social.
 Frente al lujo y la ostentación
No toma una actitud de orgullo ascético ni de condena; establece
sencillamente: «Todos los hermanos vístanse de ropas viles, y puedan
reforzarlas de sayal y otros retazos con la bendición de Dios.
Frente al orgullo del saber y los valores culturales.-
Hemos mencionado en otra parte la postura del santo sobre la
implantación de los estudios en la fraternidad; La misma autorización a san
Antonio para enseñar teología contiene un testimonio elocuente de su actitud
ante el estudio como ocupación minorítica, no menos que la Admonición
séptima; sentía gratitud y veneración por todos los teólogos; pero en la
pedagogía espiritual con los hermanos trataba de prevenirlos contra «el
orgullo y la vanagloria, y contra la sabiduría de este mundo» (1 R 17,9-11).
Frente al afán y el poder del dinero.-
Francisco no condenó el dinero, no tuvo gestos de desprecio hacia los
que lo poseían, pero él lo descartó en modo absoluto de su vida y de la vida
de la fraternidad. Fue su mejor denuncia profética.
 Frente a la prepotencia, la opresión y la violencia.-
La violencia existía en alto grado en estos tiempos, Francisco
compartía sus sufrimientos; pero no pensaba, como solución, en exacerbar el
odio y atizar la revancha.
En cambio; opta por la no violencia. quiere que los hermanos ofrezcan
testimonio claro, y aun heroico si llega el caso, quiere que vayan “por el
mundo», no sólo con mansedumbre y humildad, sin provocar altercados,
sino poniendo también en práctica la norma de Jesús (Mt 5,39-42), amando a
enemigos y perseguidores, devolviendo bien por mal.[10] En su mirada de
creyente no hay categoría social ni política que se sustraiga a las exigencias
de la fe profesada y al reclamo de la conversión, recordando de hacer
“verdadera penitencia” pues de lo contrario “cuanto mas sabios y poderosos
hayan sido en este mundo, tanto mayores tormentos padecerán en el
infierno” (CtaA 1-8)
Frente al escándalo de los representantes de la jerarquía
Su misma fe concreta y reverente en la «santa madre Iglesia», no menos que su
sentido de rectitud y de lealtad cristiana, hacía sentir a Francisco profundamente esta
realidad. Sin embargo también en esto optó por una línea netamente evangélica de fe,
amor, veneración y obediencia, «no tanto por ellos mismos, si son pecadores, cuanto por
el orden, oficio y ministerio que ejercen» (1 R 19,3; 2CtaF 33)
Frente a la hipocresía y el amaneramiento ascético.
La postura del santo es clara: sinceridad evangélica; nada de singularidades al ir
por el mundo; comer lo que come la gente que acoge a los hermanos; no aparecer «tristes
e hipócritamente encapotados»; no cultivar una religiosidad y una santidad de apariencia,
sino adorar a Dios en espíritu y en verdad (Jn 4,33-34) (cf. 1 R 3,2; 7,16; 17,12-16).

 
Frente a la herejía y a los herejes
En sus escritos no aparece ni una sola mención de los herejes; diríase que,
en medio de una sociedad que se debatía ansiosamente contra ellos, sólo él los
ignoraba; lo más notable es que tampoco los biógrafos, que respiraban aquel
ambiente, le atribuyen una sola expresión o un solo gesto contra los herejes. Prefiere
ser coherente con su táctica minorítica: el testimonio sencillo y claro de su fe católica
y de su adhesión a la Iglesia jerárquica.
Frente a los sarracenos y a otros infieles.
Para Francisco todos son hermanos; también entre los secuaces de Mahoma
pueden «vivir espiritualmente» los hermanos menores, como hombres del Evangelio,
sin mover «altercados ni discusiones» con ellos (1 R 16,5-6). Está convencido de que
tiene que haber otra vía más evangélica, más cristiana, que la del encuentro armado
de los dos bloques antagónicos; no puede compartir el espíritu de cruzada, que ha
hecho de la lucha contra los infieles la meta del heroísmo caballeresco.
MENSAJE DE RECONCILIACION Y DE PAZ

San Buenaventura no duda en llamar a Francisco ángel de la paz (LM Pról.).


Tomás de Celano, antes de él, había expresado: «Los testigos de vista sabemos con
cuánta tranquilidad y paz ha transcurrido el tiempo en vida del siervo de Cristo y
cuán fecundo ha sido en toda clase de bienes» (2 Cel 52). 
¿Cuál fue el secreto del Poverello? No denunció la violencia, no tuvo programa
alguno de paz, no articuló una carta de los derechos humanos... Lanzó, sí, su
manifiesto de paz; pero su método fue extremadamente sencillo: vivir el Evangelio
del amor y del perdón, de la mansedumbre y de la alegría, el Evangelio de la
hermandad entre los hombres.
Quien ha realizado el encuentro con el Dios de la paz se halla en grado de llevar a
los demás los frutos de tal descubrimiento. El primer fruto es el perdón del
hermano. El modelo es Dios, «del cual y por el cual y en el cual está todo el
perdón» (1 R 23,9). Dentro de su fraternidad Francisco realizó una verdadera
pedagogía del perdón fraterno, como lo hizo también Clara en su comunidad
femenina. En efecto, el perdón es condición y exigencia del verdadero amor
fraterno, y se convierte en testimonio para los demás hombres.
La predicación de Francisco y de los suyos era un mensaje penitencial de alabanza
al Señor y de perdón: «Perdonad y se os perdonará» (1 R 21,5). Y fue la estrategia
del perdón recíproco la que dio resultado en la acción pacificadora del Poverello.
En las Florecillas encontramos el valor del perdón como postulado de la paz,
cuando Francisco pide a los habitantes de Gubbio el perdón generoso para el
hermano lobo de todos los males recibidos del feroz animal (Flor 21).
En el Testamento afirma el santo: «El Señor me reveló que debíamos saludar
diciendo: ¡El Señor te dé la paz!» (Test 23).   «En toda predicación que hacía, antes
de proponer la palabra de Dios a los presentes, les deseaba la paz, diciéndoles: "El
Señor os dé la paz". Anunciaba devotísimamente y siempre esta paz a hombres y a
mujeres, a los que encontraba y a quienes le buscaban. Debido a ello, muchos que
rechazaban la paz y la salvación, con la ayuda de Dios abrazaron la paz de todo
corazón y se convirtieron en hijos de la paz y en émulos de la salvación eterna» (1
Cel 23).

“Toda la predicación de Francisco , fue mensaje eficiente de reconciliación y de


paz; todo el contenido de sus palabras iba encaminado a extinguir las enemistades
entre los ciudadanos y a restablecer entre ellos los convenios de paz, por la eficacia
que Dios otorgo a sus palabras muchas familias de la nobleza hicieron entonces las
paces.
FRANCISCO, ¿INSTAURADOR DE UN NUEVO HUMANISMO?
El historiador alemán H. Thode tuvo el mérito de descubrir en Francisco de Asís al
iniciador de un nuevo humanismo en la trayectoria de la cultura europea, esto es, un
modo nuevo de situarse el hombre ante Dios, ante sí mismo, ante el mundo, con una
conciencia nueva de la propia misión como individuo; de él toma origen el renacimiento
italiano con sus múltiples manifestaciones en el arte, en la religiosidad, en la vida cultural
y social.[19]
Más exacto sería decir que Francisco es el restaurador de la visión cristiana del hombre y
del mundo, y ello en virtud de su manera, sencillamente cristiana, de ser y de expresarse.
La edad media hizo del individuo un ser condicionado por un complejo de factores
familiares, sociales, morales y religiosos, que limitaban fuertemente sus opciones
autónomas. Se nacía, se vivía y se moría en un mundo que era visto como estructurado
por disposición divina.  
Francisco logra desvincularse de todo condicionamiento, colocándose al margen de
toda formulación convencional del compromiso cristiano. Así es como descubre
una relación plenamente personal con Dios, adquiere conciencia de sí mismo y de
su propia misión, descubre, además y sobre todo, la realidad del otro: la autonomía
de cada hombre en la medida en que se deja guiar por el Espíritu, el valor de la
iniciativa personal, la misión de cada uno en el designio de Dios. De aquí su
particular sensibilidad por las situaciones personales y, también, la convicción de
que cada cual tiene necesidad del apoyo fraterno de los demás para llevara cabo la
propia tarea en la vida. La fraternidad es componente primario de este humanismo.
La visión de Francisco sobre el hombre es positiva y optimista. Si busca la soledad
no es, como ya lo vimos, para huir de los hombres, sino más bien para disponer su
espíritu a una apertura más sincera y eficaz hacia ellos.
Esta visión de fe le hace ver a cada hombre como objeto del amor eterno de Dios,
pero se lo presenta también en su realidad de prevaricador y de rebelde al designio
de Dios: el humanismo cristiano no puede hacer caso omiso del pecado ni, por lo
mismo, del precio de la penitencia-conversión para el retorno a Dios.

Dios ama perdonando; su diálogo de salvación es una propuesta permanente de


conversión. También el diálogo franciscano con los hombres es diálogo penitencial.
Así, nos lo dice Francisco en la regla no bulada y en algunos escritos a los fieles
donde nos dice ..., “y a todos los pueblos, gentes, tribus y lenguas, y a todas las
naciones y todos los hombres en cualquier lugar de la tierra, que son y que
serán, humildemente les rogamos y suplicamos todos nosotros, los hermanos
menores, siervos inútiles, que todos perseveremos en la verdadera fe y
penitencia, porque de otra manera ninguno puede salvarse» (1 R 23,7).
LA VIRTUD DE LA CORTESIA
Por natural y por afición caballaresca, tenía el sentido de la cortesía,
ese estilo noble y deferente en las relaciones humanas que dio el tono
a la buena sociedad de la época, y que era la cualidad más estimable
en un caballero. Celano lo describe como sumamente cortés, afable,
obsequioso, liberal, fidelísimo en lo prometido... (1 Cel 2, 17, 83). Al
dirigirse a los prelados eclesiásticos y a gente noble usaba de
expresiones humildes y gentiles, plenamente sentidas, que nada tenían
de formularios aprendidos. Aun en el seno de la fraternidad, no
obstante su voluntad de suprimir todo lo que pudiera originar desnivel
o artificio, quería que se tuvieran miramientos de cortés delicadeza:
Algunas de sus exhortaciones a la fraternidad fueron:
«Dondequiera que estén los hermanos y en cualquier lugar en que se encuentren,
deben tratarse espiritual y caritativamente y honrarse unos a otros sin
murmuración» (1 R 7,15).
“Dejo expresada a mis hermanos mi última voluntad en tres frases: que, en señal
del recuerdo de mi bendición y testamento, se amen y se respeten siempre unos a
otros; que amen y respeten siempre a nuestra señora la santa pobreza; que sean
siempre fieles y sumisos a los prelados y a todos los clérigos de la santa madre
Iglesia».[22]
Has de saber, hermano carísimo, que la cortesía es una de las propiedades de Dios,
que por cortesía da el sol y la lluvia a buenos y malos. La cortesía es hermana de la
caridad, que extingue el odio y fomenta el amor». (Flor 37).
Nos dice el autor del libro “Por la bibliografía citada se ve la actualidad de este
capítulo en sus varios aspectos. Es natural que surja la pregunta: ¿cómo traducir al
contexto social y cultural de nuestro mundo, tan diferente del que conoció san
Francisco, su ideal de una fraternidad abierta a la realidad humana e histórica?,
¿cómo deberá ser hoy la presencia profética de los hijos de san Francisco?
Él tuvo la valentía de tomar posturas proféticas netas frente a todo lo que era mundo,
mientras que, con un instinto evangélico de sano optimismo, supo asimilar cuanto
tenía de positivo aquella sociedad, comunicando a estos valores una nueva
potencialidad cristiana.
No sería hoy difícil determinar cuáles son los antivalores, o sea el mundo opuesto al
Reino, en nuestra sociedad, ni tampoco descubrir los valores, y son tantos, que
sintonizan con los postulados del verdadero humanismo cristiano.
Valores favorables al Reino en nuestra sociedad:
 Sentido de igualdad entre los hombres, sin discriminaciones ni privilegios; aun
entre los dos sexos.
 Mayor respeto a los derechos de la persona: en la vida económica y social, en la
cultura y en la educación; respeto a la conciencia personal (objeción de
conciencia).
 Sentido comunitario, asociacionismo, tendencia al grupo primario; conciencia de
la limitación individual y de la necesidad de caminar y de triunfar con los demás.
 Sentido universalista, ultranacional, ecuménico...
 Autenticidad, repugnancia al formalismo y al convencionalismo.
 Creatividad, concepto dinámico y progresivo de la vida y de la sociedad;
concepto funcional del dinero; sentido de lo provisional.
 
 Valoración de la materia, de la naturaleza, defensa de los seres inferiores; nuevo
concepto, más cristiano, de la misión del hombre en el mundo; influjo positivo de la
técnica en cuanto que desarrolla hábitos humanos positivos.

 Fe y religiosidad más consciente, menos utilitarista y devocional, más bíblica y más


centrada en la comunicación de Dios tanto al individuo como al grupo «koinonia»;
una fe más comprometida en las realidades históricas...
Anti-valores de nuestra sociedad:
El «mundo» opuesto al Reino:
 Masificación y despersonalización, anonimato de la persona en el ambiente
urbano.
 Violencia, tanto institucional como reaccionaria, terrorismo...
 Intolerancia: tiranía de las ideologías sobre la mente y los sentimientos de la
persona; discriminación racista...
 Materialismo: el hombre a merced de la técnica...
 Hedonismo: ansia de bienestar; la vida mirada como puro goce.
 Erotismo: el amor reducido a la experiencia sexual; sexualidad comercializada-
 Burocratismo..., aun en la pastoral, en el ejercicio de la caridad.
 Falta de responsabilidad en los deberes familiares, morales, profesionales...
 Síndrome de angustia, de no hallar sentido a la vida, la droga como evasión...
 Atentados contra la vida: aborto, asesinatos, guerras, genocidios...
 Ateísmo práctico: el hombre moderno pretende no tener necesidad de Dios...; la
religión relegada al campo privado...
 Confusión entre fe y moral: muchos se cierran a la fe por razón de la coherencia
moral que comporta.
 Provisionalidad y despreocupación , resistencia a los compromisos serios y a las
opciones definitivas

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