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El Corazón de Jesús en La Iglesia
El Corazón de Jesús en La Iglesia
El Corazón de Jesús en La Iglesia
Él pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder
del demonio, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo
que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos lo mataron,
suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le
concedió que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de
antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con él, después de
su resurrección. Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que él fue
constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan
testimonio de él, declarando que los que creen en él reciben el perdón de los
pecados, en virtud de su Nombre” (Hechos 10, 34-43).
Bautizados y enviados
Primer encuentro: Jesús enviado por el Padre y ungido por el Espíritu
Santo
“Porque Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que
todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna (Juan 3, 16).
“Juan fue informado de todo esto por sus discípulos y, llamando a dos de
ellos, los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos
esperar a otro?». Cuando se presentaron ante él, le dijeron: «Juan el
Bautista nos envía a preguntarte: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos
esperar a otro?”». En esa ocasión, Jesús curó a mucha gente de sus
enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a
muchos ciegos. Entonces respondió a los enviados:
Bautizados y enviados
Primer encuentro: Jesús enviado por el Padre y ungido por el Espíritu
Santo
“El Ángel del Señor dijo a Felipe: «Levántate y ve hacia el sur, por el camino
que baja de Jerusalén a Gaza: es un camino desierto». Él se levantó y partió.
Un eunuco etíope, ministro del tesoro y alto funcionario de Candace, la
reina de Etiopía, había ido en peregrinación a Jerusalén y se volvía, sentado
en su carruaje, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate
y camina junto a su carro». Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta
Isaías, le preguntó: «¿Comprendes lo que estás leyendo?». Él respondió:
«¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?». Entonces le pidió a
Felipe que subiera y se sentara junto a él.
Bautizados y enviados
Segundo encuentro: El bautismo como inicio del camino de la fe
Bautizados y enviados
Segundo encuentro: El bautismo como inicio del camino de la fe
1. Desierto
2. Cristo
2. Cristo
3. Agua
3. Agua
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos
hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con él
en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre,
también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si nos hemos
identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos
identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo: nuestro
hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este
cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. Porque el que
está muerto, no debe nada al pecado.
Bautizados y enviados
Tercer encuentro: El proyecto de vida bautismal
“Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.
Sabemos que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte
ya no tiene poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y
ahora que vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense muertos
al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6, 3-11).
Bautizados y enviados
Tercer encuentro: El proyecto de vida bautismal
“Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo
donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento
puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están
muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios” (Colosenses
3, 1-3).
Bautizados y enviados
Tercer encuentro: El proyecto de vida bautismal
“Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y
libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y
violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias,
ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a
repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. Por el
contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia” (Gálatas 5,
19-23) .
Bautizados y enviados
Tercer encuentro: El proyecto de vida bautismal
Renunciar a Satanás:
-envidia y odio.
-pereza e indiferencia.
-cobardía.
-tristezas y desconfianza.
-materialismo y sensualidad.
-injusticia.
-falta de fe, esperanza y caridad.
Bautizados y enviados
Quinto encuentro: El confirmado llamado a ser testigo
“Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder
sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el
camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran
calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo:
«Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento
de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al
salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra
ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos,
ungiéndolos con óleo” (Marcos 6, 7-13).
Bautizados y enviados
Quinto encuentro: El confirmado llamado a ser testigo
Hechos 4,8
Hechos 4, 31
Hechos 7, 55
Hechos 8, 29
Hechos 13, 2
Bautizados y enviados
Sexto encuentro: La Iglesia enviada con la fuerza del Espíritu
Santo a evangelizar
La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del
Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras
ciudades", se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella
añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo,
no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como
necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!"[…].
Bautizados y enviados
Sexto encuentro: La Iglesia enviada con la fuerza del Espíritu
Santo a evangelizar
“Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en
el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que
yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo
28, 18-20).
sin embargo, son patentes para el que hace oració n, y ello puede
suscitar un gran dolor y la tentació n de abandonar. En este caso no
hay que desesperarse sino perseverar, con la certeza de que la
perseverancia obtendrá la gracia de la conversió n.
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
La devoció n al Sagrado Corazó n de Jesú s no es un
invento del siglo XVII, pues su recorrido comienza
en la espiritualidad antigua y se desarrolla en
la medieval hasta cristalizar en las revelaciones
que Santa Margarita María de Alacoque recibió
entre 1673 y 1675.
La Época Apostólica
-aquel desprecio de las cosas de la tierra y caridad con el prójimo, que les
hacía vender sus fincas y depositar el precio a los pies de los apóstoles
para subvenir a las necesidades de todos;
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
-aquel amor a la oración, que
les dulcificaba el pasarse
largas horas del día y de
la noche unidos en plegarias
y lectura de las Santas Escrituras;
«Pero a los méritos de Juan para con la iglesia es preciso añadir el de que,
ardiendo en singular amor para con los santísimos Corazones de Jesús y
de María, fue el primero en pensar, no sin inspiración divina, en que se les
tributase culto litúrgico. Por lo cual ha de ser considerado como padre de
esta suavísima devoción, ya que desde los principios de su Congregación
de sacerdotes procuró que entre sus hijos se celebrase la fiesta de los
mismos Corazones; doctor, puesto que compuso Oficio y Misa propios en
honor de ellos; apóstol, finalmente, por haberse esforzado con todo su
corazón en que se divulgase por doquiera este provechosísimo culto»
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
Esta devoció n se encontrará con las revelaciones salidas de Paray –le–
Monial y ambas se fundirá n en una sola. Fue Santa Margarita María de
Alacoque (1649-1690), una religiosa visitandina del Monasterio de
Paray –le– Monial, a quien Nuestro Señ or escogió para revelar los
deseos de su Corazó n y para dar un nuevo impulso a esta devoció n.
-El pontificado de Pío IX abrió de par en par las compuertas que dieron
paso a la extensió n de esta devoció n por todo el mundo. En 1856
secundando los deseos de muchísimos obispos, extendió la fiesta del
Sagrado Corazó n a toda la Iglesia.
-En 1899 el Papa Leó n XIII elevó la fiesta del Corazó n de Jesú s al
mayor rango litú rgico (fiesta de primera clase con octava; es decir,
ocho días para honrar el Corazó n de Jesú s).
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
En el himno de Maitines añ ade: “Por eso le hirió la lanza, -por eso recibió
herida, -para lavar nuestras manchas - con corriente de agua y sangre”.
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
También en el himno de
Maitines dice en otro lugar:
Pío XI
“Señor, aunque no fueras Rey nuestro, como lo eres por mil títulos, con
este acto voluntario te declararíamos por tal, poniéndonos en tus manos
para que, como Señor y Emperador absoluto, hagas y deshagas de
nosotros según tu divino agrado”.
EL CORAZÓN DE JESÚS EN LA IGLESIA
Dice el Papa Pío XII que el culto al Corazó n de Jesú s se halla “en todo
conforme con la índole de la religión cristiana, que es religión de amor”.