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Leyenda La Dientona

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


U.E. COLEGIO PRIVADO HOGAR AZUL
CUMANÀ ESTADO SUCRE

 
 
 LEYENDA
“LA DIENTONA”
 
 
 
 
 
NOMBRE: VALENTINA VOLCANES
SECCION: 2do. 02
PROF:
ESTADO MÈRIDA

Fundada en 1558, por el Capitán Juan Rodríguez Suárez, Santiago de los


Caballeros de Mérida es en la actualidad una hermosa ciudad rodeada de
imponentes montañas, con un centro colonial de singular belleza,
vistosos parques de gran verdor y lo más resaltante, su gente de trato
cordial, amable y hospitalario, que bien le hacen honor a su nombre .
Es conocida por su arquitectura colonial española, sus parques y plazas,
y por ser un centro para realizar actividades al aire libre, La cultura de la
ciudad se encuentra muy relacionada al folclore andino. Se caracterizan
por sus tradiciones bien conservadas y particularmente pausadas
Leyenda
“LA DIENTONA”
En la población de Tovar, Estado Mérida, nadie puede salir de madrugada, porque se le aparece una mujer apodada
“La Dientona”, es una mujer muy hermosa, de cabellos lacios como los de una anciana
.

Cuenta la leyenda que cierto día René y José Jesús, poeta

y serenatero andaban de parranda en casa de un amigo

cuando vieron a una linda muchacha rubia.

Les dijo que era poeta y les pidió que la acompañaran, pues

ya era de madrugada.

— Puede ser “La Dientona”, —le susurró René a José Jesús.

— Claro que no, tonto, ¿no ves lo linda que es? —ripostó el

otro.

Tiene los dientes un poco grandes, —insistió René.

— Bueno —protestó la joven— secretos en reunión es mala

educación.
Ella los invito a su casa para seguir la fiesta, los

poemas y las serenatas. Llegaron al fin a la casita

solitaria. La rubia los invitó a pasar, e invitó a René al

jardín, para escribir poemas bajo la luna.

— ¡Tómate un traguito! —le gritó desde lejos la mujer

al otro.

El poeta obedeció, pero después de una hora se

aburrió. Decidió irse y quiso despedirse de su

compadre. Lo llamó y nadie respondió. Sólo se oía

un extraño sonido, como el ruido que hacen los

perros al masticar huesos. José Jesús se acercó a

un rosal florecido y vio a la bella rubia comiéndose

tranquilamente a su amigo. El poeta escapó

invocando a la Virgen de la Candelaria.

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