Presentations y academic disertation">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Las Estelas Decoradas en La Peninsula Iberica

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 920

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE GEOGRAFA E HISTORIA


Departamento de Prehistoria

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA


PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA.
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR
PRESENTADA POR

Marta Daz-Guardamino Uribe


Bajo la direccin del doctor
Martn Almagro Gorbea
Madrid, 2010
ISBN: 978-84-693-7794-3

Marta Daz-Guardamino Uribe, 2010

LAS ESTELAS DECORADAS


EN LA

PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


MARTA M. DAZ-GUARDAMINO URIBE

Tesis doctoral
Director: Dr. D. Martn Almagro-Gorbea
Catedrtico de Prehistoria

Departamento de Prehistoria
Facultad de Geografa e Historia
Universidad Complutense de Madrid
2009

Fotografa de la portada:
Estela de Riomalo (Cuadrado, 1974)

A Fabian.
A mis padres.

TESIS DOCTORAL
Las estelas decoradas en la Prehistoria de la Pennsula Ibrica

FE DE ERRATAS
Pg.
15
56
57
58
59
60
65

Donde dice

Debe decir

Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de


Talavera (Toledo) y a la derecha el escudo del
municipio de Almargen (Mlaga).
Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica (Ed.
Santillana)
Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula
Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula
Ibrica (Ed.Santillana)
Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la
Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la
Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 18: Trazado de las principales vas romanas
(arriba) y caadas de la Mesta (abajo) en la
Pennsula Ibrica (segn Beatriz Alonso Prieto y
http://habitat.aq.upm.es/gtp/fgtp/i2gtp.html).

Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de Talavera (Toledo) y


a la derecha el escudo del municipio de Almargen (Mlaga)
(http://wikanda.malagapedia.es/wiki/Almargen).
Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica
(http://estrabon.wordpress.com/mapas/).
Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula Ibrica (Enrquez
de Salamanca, ed., 1993).
Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula Ibrica (Enrquez
de Salamanca, ed., 1993).
Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la Pennsula Ibrica
(Enrquez de Salamanca, ed., 1993).
Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la Pennsula Ibrica
(Enrquez de Salamanca, ed., 1993).
Figura 18: Trazado de las principales vas romanas (arriba) y
caadas de la Mesta (abajo) en la Pennsula Ibrica (segn
Beatriz Alonso Prieto en
http://www.Celtiberia.net/imagen/?id=178 y
http://habitat.aq.upm.es/gtp/fgtp/i2gtp.html).
Figura 68: Posible rostro representado en el menhir de Mollet del
Valls (Barcelona).
(http://mollet2011.blogspot.com/2009/04/laltra-cara-del-menhirdel-pla-de-les.html).
Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo (Asturias)
(segn Mallo y Prez, 1970-71).
Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru, Crcega).
(http://pagesperso-orange.fr/palneca/images/castaldu1a.jpg).
Enrquez de Salamanca, M.F. (ed.) 1993: Atlas de Espaa,
Departamento Cartogrfico de Aguilar, Madrid, El Pas-Aguilar.
Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de Talavera (Toledo) y
a la derecha el escudo del municipio de Almargen (Mlaga)
(http://wikanda.malagapedia.es/wiki/Almargen).
15
Figura 10: Mapa litolgico de la Pennsula Ibrica (segn Tern y
Sol, 1949).
55
Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica
(http://estrabon.wordpress.com/mapas/).
Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula Ibrica (Enrquez
de Salamanca, ed., 1993).
Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula Ibrica (Enrquez
de Salamanca, ed., 1993).
Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la Pennsula Ibrica
(Enrquez de Salamanca, ed., 1993).
Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la Pennsula Ibrica
(Enrquez de Salamanca, ed., 1993).
Figura 18: Trazado de las principales vas romanas (arriba) y
caadas de la Mesta (abajo) en la Pennsula Ibrica (segn
Beatriz Alonso Prieto en
http://www.Celtiberia.net/imagen/?id=178 y
http://habitat.aq.upm.es/gtp/fgtp/i2gtp.html).
65
Figura 22: Zonas geolgicas del Macizo Ibrico (la Iberia silcea).
(segn
http://www.geoiberia.com/geo_iberia/hercinico/macizo_iberico.ht
m).
73
Figura 68: Posible rostro representado en el menhir de Mollet del
Valls (Barcelona).
(http://mollet2011.blogspot.com/2009/04/laltra-cara-del-menhirdel-pla-de-les.html). 119
Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo (Asturias).
(segn Mallo y Prez, 1970-71).
138
Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru, Crcega)
(http://pagesperso-orange.fr/palneca/images/castaldu1a.jpg). 463

119

Figura 68: Posible rostro representado en el menhir


de Mollet del Valls (Barcelona).

138

Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo


(Asturias).
Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru,
Crcega).

463
502
527
527
527
527
527
527
527
527

Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de


Talavera (Toledo) y a la derecha el escudo del
municipio de Almargen (Mlaga).
15
Figura 10: Mapa litolgico de la Pennsula.
1
Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica (Ed.
Santillana)
Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula
Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula
Ibrica (Ed.Santillana)
Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la
Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la
Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)
Figura 18: Trazado de las principales vas romanas
(arriba) y caadas de la Mesta (abajo) en la
Pennsula Ibrica. 65

527

Figura 22: Zonas geolgicas del Macizo Ibrico (la


Iberia silcea).
73

528

Figura 68: Posible rostro representado en el menhir


de Mollet del Valls (Barcelona).
119

529

Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo


(Asturias).
138
Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru,
Crcega). 463

533

AGRADECIMIENTOS
A la Fundacin Caja Madrid, Servicio Alemn de Intercambio Acadmico (DAAD),
Universidades de California y Complutense de Madrid por la concesin de becas que me han
permitido desarrollar este trabajo y realizar estancias de investigacin en Alemania y en Estados
Unidos.
A mi director de tesis, de quien parti la idea inicial de este trabajo, por su resuelta orientacin,
sabios consejos y crticas, y por su apoyo incondicional y paciencia a lo largo de estos aos.
A los profesor@s e investigador@s del Departamento de Prehistoria de la Universidad
Complutense por su amistad, inters en mi trabajo y por el apoyo que me han brindado en
numerosas ocasiones de muchas formas.
A los profesor@s e investigador@s del Rmisch-Germanische Kommision (RGK) y del
Departamento de Prehistoria de la Universidad de Frankfurt a.M. por su amabilidad y las
facilidades dadas para que mi estancia fuera productiva.
A los profesor@s e investigador@s del Departamento de Antropologa y del Archaeological
Research Facility de la Universidad de California, en Berkeley, por su calurosa acogida,
disponibilidad y ayuda. Es difcil expresar con palabras mi agradecimiento por el estmulo
intelectual que supusieron para m todos aquellos seminarios, lecturas dirigidas, conversaciones
y debates.
A los investigador@s y amig@s arquelog@s con los que he tenido la oportunidad de conversar
sobre sta y otras materias, que han compartido conmigo sus opiniones y/o me han facilitado
trabajos y fotografas inditos, contribuyendo directa o indirectamente en el desarrollo y
configuracin de este trabajo.
A las personas que trabajan en el Instituto Arqueolgico Alemn (Madrid), la Real Academia de
la Historia, la RGK, la Universidad de California, la Universidad Complutense y la Universidad
de Frankfurt, personas que me han ayudado en la resolucin de muchas cuestiones y/o me han
dado todas las facilidades para trabajar en sus bibliotecas.
Al personal de las diferentes instituciones y museos que he visitado a lo largo de estos aos por
facilitarme el examen de cartas arqueolgicas o el estudio de las estelas que forman parte de sus
fondos, por ayudarme en la realizacin de fotografas y por poner a mi disposicin la
informacin disponible.
A mis amig@s por haber estado ah en todo momento, por su amistad, apoyo y comprensin.
Mi agradecimiento ms especial a mi marido y al resto de mi familia por su confianza, apoyo y
cario incondicionales a lo largo de estos aos, entre los que incluyo a un canis familiaris que
ahora debe ser entendido en estelas. Han sido fundamentales para el desarrollo y conclusin de
esta tesis y especialmente importantes para m en estos ltimos aos en los que este trabajo
pareca no tener fin.

NDICE GENERAL

PRIMERA PARTE: INTRODUCCIN


1 INTRODUCCIN.................................................................................................................................................................15
2 TERMINOLOGA ................................................................................................................................................................17
3 ESTADO ACTUAL DEL TEMA ........................................................................................................................................21
3.1 Introduccin.................................................................................................................................................................... 21
3.2 Estelas antropomorfas y estatuas-menhir ..................................................................................................................... 22
3.3 Estelas Alentejanas......................................................................................................................................................... 29
3.4 Estelas del Suroeste........................................................................................................................................................ 31
3.5 Aproximaciones generales............................................................................................................................................. 35
3.6 Conclusiones preliminares............................................................................................................................................. 37
4 MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA ..................................................................................................39
4.1 Marco terico.................................................................................................................................................................. 39
Prembulo: Reflexiones en torno a la cultura material como signo .......................................................................... 39
Principios que guan este trabajo ..................................................................................................................................... 49
4.2 Objetivos......................................................................................................................................................................... 49
4.3 Metodologa.................................................................................................................................................................... 50
Anlisis, interpretacin, unidades de estudio y agrupaciones ....................................................................................... 50
Cronologa: algunas reflexiones ...................................................................................................................................... 52
5 DISPERSIN Y MARCO GEOGRFICO ........................................................................................................................55
5.1 El medio geogrfico: Aspectos generales..................................................................................................................... 55
Litologa ............................................................................................................................................................................ 55
Relieve............................................................................................................................................................................... 56
Clima y Vegetacin .......................................................................................................................................................... 56
Suelos ................................................................................................................................................................................ 61
Vas de comunicacin interior: ros y vas terrestres ..................................................................................................... 63
Recursos minerales........................................................................................................................................................... 64
5.2 Estelas decoradas y Estatuas-menhir: Distribucin macro-espacial y marco geogrfico.......................................... 66
Neoltico-Calcoltico ........................................................................................................................................................ 66
Litologa........................................................................................................................................................................ 66
Relieve .......................................................................................................................................................................... 66
Clima............................................................................................................................................................................. 69
Vegetacin .................................................................................................................................................................... 69
Suelos ............................................................................................................................................................................ 69
Vas de comunicacin .................................................................................................................................................. 69
Recursos minerales....................................................................................................................................................... 69
Edad del Bronce-Inicios del Hierro................................................................................................................................. 71
Litologa........................................................................................................................................................................ 71
Relieve .......................................................................................................................................................................... 71
Clima............................................................................................................................................................................. 71
Vegetacin .................................................................................................................................................................... 72
Suelos ............................................................................................................................................................................ 72
Vas de comunicacin .................................................................................................................................................. 72
Recursos minerales....................................................................................................................................................... 73

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

SEGUNDA PARTE: ANLISIS


6 NEOLTICO Y CALCOLTICO ......................................................................................................................................... 77
6.1 MENHIRES ANTROPOMORFOS ............................................................................................................................................. 79
6.1.1 Soportes ....................................................................................................................................................................... 81
6.1.2 Tcnicas....................................................................................................................................................................... 83
6.1.3 Elementos representados ............................................................................................................................................ 84
6.1.4 Topografa y contextos ............................................................................................................................................... 87
6.1.5 Cronologa ................................................................................................................................................................... 90
6.1.6 La imagen antropomorfa en menhires aislados, alineamientos y recintos .............................................................. 93
6.1 ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS- MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS ........................................................... 95
6.2.1 Caractersticas formales.............................................................................................................................................. 96
Piezas exentas................................................................................................................................................................... 96
Piezas que forman parte de la arquitectura..................................................................................................................... 99
6.2.2 Topografa y contexto............................................................................................................................................... 100
Tipo de sepulcros ........................................................................................................................................................... 100
Localizacin de las estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el sepulcro............................................................. 102
Estelas y estatuas-menhir como parte de una estrategia de compartimentacin del espacio .................................... 104
Son sepulcros especiales? ............................................................................................................................................ 105
6.2.3 Cronologa ................................................................................................................................................................. 107
6.2.4 La imagen antropomorfa en contextos megalticos y su continuidad. .................................................................. 110
6.3 ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS- MENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO ............................................................ 117
6.3.1 Caractersticas formales............................................................................................................................................ 117
6.3.2 Elementos representados .......................................................................................................................................... 119
Cuerpo y rasgos faciales ................................................................................................................................................ 119
Manto .............................................................................................................................................................................. 119
6.3.3 Contextos y cronologa............................................................................................................................................. 120
6.3.4 Estelas y lugares........................................................................................................................................................ 122
6.3.5 Valoracin ................................................................................................................................................................. 123
7 EDAD DEL BRONCE E INICIOS DEL HIERRO .......................................................................................................... 125
7.1 ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS- MENHIR EN EL N ORTE DE LA PENNSULA IBRICA ....................................... 129
7.1.1 Caractersticas formales............................................................................................................................................ 130
Soportes .......................................................................................................................................................................... 130
7.1.2 Elementos representados .......................................................................................................................................... 137
Rostro .............................................................................................................................................................................. 137
Cuerpo............................................................................................................................................................................. 138
Manto/Escudo/Coraza Rectangular............................................................................................................................... 138
Vestimenta/Coraza: zig-zag........................................................................................................................................... 142
Emblema Rectangular .................................................................................................................................................... 143
Coraza: surcos horizontales y espina de pez ................................................................................................................ 144
Elemento/vestimenta cruzado........................................................................................................................................ 145
Otros elementos de vestido:........................................................................................................................................... 145
Cinturn .......................................................................................................................................................................... 145
Tahal .............................................................................................................................................................................. 146
Casco/Tocado ................................................................................................................................................................. 147
Collares ........................................................................................................................................................................... 147
Puales ............................................................................................................................................................................ 149
Alabardas ........................................................................................................................................................................ 159
Tabuyo del Monte y Longroiva ................................................................................................................................ 159
Soalar y Valdefuentes de Sangusn........................................................................................................................... 161
Espadas ........................................................................................................................................................................... 163
7.1.3 Atributos y composicin .......................................................................................................................................... 169
7.1.4 Cronologas ............................................................................................................................................................... 172
7.1.5 Estelas y lugares........................................................................................................................................................ 180
7.1.6 Distribucin y Poblamiento...................................................................................................................................... 190
Depresin occidental catalana ....................................................................................................................................... 190

NDICE GENERAL

Valle de Baztn............................................................................................................................................................... 193


Alto Duero ...................................................................................................................................................................... 194
Cantbrico central........................................................................................................................................................... 195
Galicia central y el Noroeste de la Meseta.................................................................................................................... 197
Sur de Galicia y Norte de Portugal (Alto Minho, Tmega, Alto Douro/Tras-os-Montes oriental) .......................... 200
Beira Alta (hasta el ro Coa) .......................................................................................................................................... 204
Occidente de la Meseta Norte: La cuenca del Duero entre el Bajo Coa y el Bajo Tormes ....................................... 206
Margen izquierda del Alto Alagn ................................................................................................................................ 211
Sur de la Meseta Norte................................................................................................................................................... 213
Tajo Internacional/Tajo Medio ...................................................................................................................................... 214
7.1.7 Eplogo: Un ensayo sobre iconografa e interaccin social durante el Bronce Inicial ......................................... 217
7.2 ESTELAS CON TOCADO .....................................................................................................................................................225
7.2.1 Caractersticas formales .............................................................................................................................................229
Soportes........................................................................................................................................................................... 229
Tcnicas .......................................................................................................................................................................... 230
7.2.2 Elementos representados .......................................................................................................................................... 232
Rostro .............................................................................................................................................................................. 232
Cuerpo ............................................................................................................................................................................. 233
Tocado............................................................................................................................................................................. 235
Collares ........................................................................................................................................................................... 240
Cinturn .......................................................................................................................................................................... 250
Otros elementos de vestido ............................................................................................................................................ 253
Armas .............................................................................................................................................................................. 253
Otros objetos ................................................................................................................................................................... 254
Otros personajes ............................................................................................................................................................. 255
7.2.3 Convenciones iconogrficas..................................................................................................................................... 255
7.2.4 Cronologas................................................................................................................................................................ 257
7.2.5 Estelas y Lugares....................................................................................................................................................... 262
7.2.6 Distribucin y poblamiento ...................................................................................................................................... 267
Serra de Estrela/ Guarda ................................................................................................................................................ 267
Cuenca del Alagn-Gata/ Hurdes-margen derecha del Alagn................................................................................... 270
Tajo extremeo - Sierra de Montnchez ....................................................................................................................... 276
Sierra de San Mamede ................................................................................................................................................... 280
Cuenca del Zjar............................................................................................................................................................. 282
Cuenca del Ardila/ Sierra Morena extremea .............................................................................................................. 285
Sierra Norte de Sevilla/ Cuenca del Guadalquivir ....................................................................................................... 288
7.2.7 Valoracin ................................................................................................................................................................. 290
7.3 ESTELAS ALENTEJANAS ....................................................................................................................................................293
7.3.1 Caractersticas formales............................................................................................................................................ 297
Soportes........................................................................................................................................................................... 297
Tcnicas .......................................................................................................................................................................... 299
7.3.2 Elementos representados .......................................................................................................................................... 299
Cuerpo ............................................................................................................................................................................. 299
Emblema Ancoriforme/ Correas.................................................................................................................................... 300
Tahal............................................................................................................................................................................... 300
Alabarda .......................................................................................................................................................................... 301
Espada ............................................................................................................................................................................. 304
Hachas ............................................................................................................................................................................. 306
Arco ................................................................................................................................................................................. 307
Cincel .............................................................................................................................................................................. 307
Otros ................................................................................................................................................................................ 307
7.3.3 Atributos y composicin........................................................................................................................................... 308
7.3.4 Cronologas................................................................................................................................................................ 312
7.3.5 Estelas y lugares ........................................................................................................................................................ 315
7.3.6 Distribucin y poblamiento ...................................................................................................................................... 319
7.3.7 El testimonio de Fuente lamo ................................................................................................................................ 326
7.4 ESTELAS DEL SUROESTE ...................................................................................................................................................327
7.4.1 Iconografa y distribucin geogrfica: aspectos generales. .................................................................................... 327
7.4.2 Soportes, grabados y diacrona................................................................................................................................. 340
7.4.3 Cronologa ................................................................................................................................................................. 346

10

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


7.4.4 Objetos y representaciones....................................................................................................................................... 361
7.4.5 Estelas, contextos y lugares...................................................................................................................................... 368
7.4.6 Estelas, poblados y zonas de paso ........................................................................................................................... 373
7.4.7 Estelas, interaccin y reproduccin social .............................................................................................................. 389
Formatos e iconos .......................................................................................................................................................... 389
Iconos y Referentes ........................................................................................................................................................ 389
Estelas e Interaccin ...................................................................................................................................................... 390
A partir de ca. 1400/1200 AC ................................................................................................................................... 391
A partir de ca. 1200/1100/1050 AC.......................................................................................................................... 395
Estelas, interaccin y reproduccin social.................................................................................................................... 401
Territorializacin........................................................................................................................................................ 401
Interaccin .................................................................................................................................................................. 402
Formatos iconogrficos ............................................................................................................................................. 402
Estelas y relaciones sociales...................................................................................................................................... 404
Estelas, ideologa y reproduccin social .................................................................................................................. 407
Formatos iconogrficos y relaciones sociales .......................................................................................................... 409
7.4.8 Adenda....................................................................................................................................................................... 411

8 EPLOGO: LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS .............................................................................. 415


8.2 Distribucin geogrfica ............................................................................................................................................... 417
8.3 Topografa y contexto.................................................................................................................................................. 417
8.4 Elementos representados ............................................................................................................................................. 418
8.5 Cronologa .................................................................................................................................................................... 419
8.6 Contexto sociocultural ................................................................................................................................................. 420
8.7 Valoracin .................................................................................................................................................................... 423

TERCERA PARTE: RECAPITULACIN Y CONCLUSIONES


9 LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA ...... 427
9.1 Las estelas: breve recapitulacin................................................................................................................................. 427
Neoltico y Calcoltico ................................................................................................................................................... 427
Edad del Bronce e inicios del Hierro ............................................................................................................................ 429
9.2 Elementos para valorar la hiptesis de la continuidad............................................................................................... 434
Distribucin geogrfica y diacrona.............................................................................................................................. 434
Relaciones formales ....................................................................................................................................................... 437
Relaciones materiales..................................................................................................................................................... 438
9.3 Sobre la interpretacin social de las estelas: hiptesis de trabajo............................................................................. 440
Estelas y lugares ............................................................................................................................................................. 440
Estelas y personas sociales ........................................................................................................................................ 443
Las estelas como ancestros ............................................................................................................................................ 445
Estelas y reproduccin social ........................................................................................................................................ 447
9.4 El recurso a estelas: una hiptesis de trabajo ............................................................................................................. 448
9.5 Eplogo: perspectivas de futuro................................................................................................................................... 451
10 LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO .............................................. 453
10.1 Introduccin ............................................................................................................................................................... 453
10.2 Estelas y estatuas-menhir en la Bretaa Francesa y Cuenca de Pars..................................................................... 454
10.3 Estatuas-menhir en el Sur de Francia y Pennsula Itlica ....................................................................................... 456
10.4 Estatuas-menhir en las islas del Mediterrneo Central............................................................................................ 461
Crcega ........................................................................................................................................................................... 461
Cerdea ........................................................................................................................................................................... 463
Sicilia .............................................................................................................................................................................. 465
10.5 Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en Centroeuropa y Norte de Italia ........................................................ 465
10.6 El caso de los Balcanes y el Mar Negro ................................................................................................................... 481
10.7 Reflexiones finales..................................................................................................................................................... 486

NDICE GENERAL

11

BIBLIOGRAFA...............................................................................................................................................................489
INDICE DE FIGURAS .................................................................................................................................................525
ANEXO: CATLOGO

PRIMERA PARTE:
INTRODUCCIN

1
INTRODUCCIN
Las estelas decoradas prehistricas de la Pennsula Ibrica
siempre han ejercido una atraccin especial, quiz por ser
restos del Pasado que, adems, destacan por su iconicidad
y su expreso carcter simblico. En el mbito de la
investigacin estas imgenes en piedra han llamado la
atencin de numerosos investigadores desde que se
publicaron los primeros ejemplares. Son muchos los
trabajos dedicados a esta temtica que han propuesto
interpretaciones diversas sobre su significado y
funcionalidad.

formado parte de la memoria colectiva de comunidades


muy diversas. Su reutilizacin y reinterpretacin, que se
remonta prcticamente a sus inicios, es buen testimonio de
ello. Ya durante el Neoltico se reutilizan estelas de silueta
antropomorfa en la construccin de sepulcros funerarios
megalticos (vide infra, Captulo 6.2). Durante la Edad del
Bronce hay casos como el de Talavera de la Reina, una
estatua-menhir reutilizada durante el Bronce Final como
soporte para la elaboracin de una nueva estela (ver fig.
1). Como paradigma de esta situacin en la actualidad est
la incorporacin de la imagen de la estela del Suroeste de
Almargen (Mlaga) en el escudo de dicho municipio (ver
fig. 1).
En las ltimas dos dcadas se han integrado numerosos
ejemplares en la investigacin del fenmeno conocido
como 'estelas' o 'estelas y estatuas-menhir'. Actualmente se
conocen ms de trescientos ejemplares repartidos por
diversas regiones de la Pennsula Ibrica. Su cronologa es
amplia, ya que en la actualidad se manejan fechas situadas
entre mediados del VI Milenio AC e inicios del I Milenio
AC. La mayora de los trabajos de sntesis desarrollados
hasta ahora se han dedicado al estudio independiente de
uno o varios grupos definidos en base a criterios
cronolgicos, geogrficos y/o estilsticos.

Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de Talavera (Toledo) y a la


derecha el escudo del municipio de Almargen (Mlaga).

En medios no acadmicos las estelas tambin son


elementos llamativos que han suscitado usos e
interpretaciones muy diversos. Son elementos
permanentes en el paisaje que desde sus orgenes han

Como han destacado diversos investigadores, las estelas


son un elemento valioso para aproximarnos a las
sociedades prehistricas de la Pennsula Ibrica. La
investigacin sobre las estelas ha estado especialmente
centrada en su anlisis formal, situacin en la que ha
influido la escasez de contextos convencionales. A pesar
de esta carencia, la iconicidad de las estelas y su explcito
carcter simblico han promovido la propuesta de diversas
interpretaciones que inciden en las estelas como
exponentes de ideologa/s, complejidad social y/o como
medios de legitimacin social. Diferentes trabajos
desarrollados en los aos noventa y primera dcada del

16

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

presente siglo han reivindicado la necesidad de avanzar en


el conocimiento de los contextos envolventes para
profundizar en el papel de las estelas en estos procesos
desde una perspectiva interna y local.

finalizar esta parte, en el Captulo 5, dispersin y marco


geogrfico, hacemos una valoracin general de la
distribucin de estelas y el medio geogrfico en el que se
encuentran.

En este trabajo se ofrece una revisin y sistematizacin


del conocimiento actual de las estelas prehistricas en la
Pennsula Ibrica y se profundiza en su interpretacin
social. Para ello, en funcin de los datos disponibles, se
valora el ajuste o alcance de interpretaciones e hiptesis
de trabajo previas y se aborda la interrelacin entre estelas
y relaciones sociales, ya que se perfilan como un
importante testimonio del papel del Pasado, de los
vnculos sociales y de su relacin con el entorno habitado
y explotado.

La Segunda Parte de este trabajo est dedicada al


anlisis. Cada agrupacin es tratada por separado en un
apartado. Los criterios que han guiado la agrupacin de
ejemplares se especifican en el apartado de metodologa,
al igual que las unidades de estudio: soportes, grabados,
contextos estratigrficos, lugares de implantacin y
contextos regionales. Estos apartados los agrupamos, en
funcin de la atribucin cronolgica que manejamos, en
dos Captulos ordenados cronolgicamente: Captulo 6,
Neoltico y Calcoltico y Captulo 7, Edad del Bronce.
Para finalizar este apartado hacemos un breve repaso de
los guerreros castreos con el fin de valorar diferentes
propuestas que plantean su relacin con el fenmeno de
las estelas decoradas.

Para ello hemos organizado este trabajo en tres partes.


Una Primera Parte en la que, adems de la presente
introduccin, se abordan aspectos generales. Un Captulo
2 dedicado a terminologa, en el que se revisa la
terminologa empleada hasta ahora y se ofrece una
definicin del tema de estudio que se basa en una temtica
relacionada, centrada en la alusin a personajes, que es
expresada en soportes permanentes de carcter
monumental recurriendo a imgenes de carcter icnico.
En el Captulo 3 se ofrece un anlisis del estado actual del
tema centrado especialmente en los trabajos ms recientes.
Se hace hincapi en la necesidad de abordar el estudio de
este fenmeno a nivel global, valorar hiptesis e
interpretaciones previas y profundizar en su anlisis
contextual. En el Captulo 4 se presentan el marco terico,
los objetivos y la metodologa que guan este trabajo. En
este captulo se explicita que una de nuestras premisas es
que las estelas tuvieron y tienen formas de significar muy
diversas que en muchas ocasiones se sustraen a la
arbitrariedad del lenguaje. Son Arte pero tambin
Cultura Material. Su propia materialidad hace que sean
elementos activos en la generacin de significado, lo que,
a su vez, hace que estn activamente implicadas en la
articulacin de relaciones sociales y en la creacin de
conocimiento. Se exponen tres objetivos generales: 1.
Revisin y sistematizacin del conocimiento actual del
tema; 2. Valorar hiptesis e interpretaciones previas; 3.
Abordar la interrelacin entre estelas y relaciones sociales.
Para ello, como sealamos en el apartado de metodologa,
nos basamos fundamentalmente en los casos y datos
publicados, por lo que este trabajo tiene un carcter
esencialmente exploratorio. Realizamos un anlisis que
denominamos contextual porque est basado en las
relaciones materiales y formales que materializan o
sugieren las estelas a diferentes escalas, y que nos
permiten contextualizarlas en diferentes mbitos espaciotemporales. Como sealamos en este apartado, el
planteamiento global de este trabajo no permite
profundizar en el objetivo 3, que requerira una
aproximacin de ms resolucin, por lo que el anlisis de
datos relativos a esta temtica est orientado hacia la
elaboracin de una hiptesis de trabajo preliminar. Para

En la Tercera Parte se presentan una recapitulacin y las


conclusiones de este trabajo. En el Captulo 9 se trata de
hacer una valoracin general de las estelas en las
sociedades prehistricas en la Pennsula Ibrica.
Realizamos una breve recapitulacin de los resultados del
anlisis de las estelas (Captulo 9.1) y en funcin de esos
datos valoramos la hiptesis de la continuidad (Captulo
9.2). En el Captulo 9.3 proponemos una interpretacin
para el conjunto de las estelas como ancestros. Esta
interpretacin se basa en aspectos compartidos, como la
importancia del Pasado, los vnculos sociales y su relacin
con el entorno. A nivel ideolgico consideramos que las
estelas son un mecanismo de reproduccin social, ya que a
travs de ellas se trata de dar continuidad a un conjunto de
valores en los que precisamente se asientan los recursos o
relaciones que ellas mismas materializan. En el Captulo
9.4 reflexionamos sobre los factores que han podido jugar
un papel en el recurso a estelas en determinadas zonas en
pocas concretas y, basndonos en propuestas previas,
proponemos una hiptesis de trabajo que incide en
factores socioeconmicos y coyunturales. Como
sealamos en el Captulo 9.5, el alcance de stas y otras
hiptesis se podrn valorar en el futuro en el marco de
futuras investigaciones que incorporen planteamientos
renovados.
Para valorar las estelas de la Pennsula Ibrica y las
hiptesis de trabajo existentes en un contexto ms amplio,
hacemos un breve repaso sobre el conocimiento actual de
fenmenos comparables en otras zonas de Europa en el
Captulo 10. En algunas regiones hay problemticas
similares a las que nos encontramos en la Pennsula
Ibrica. Los datos sugieren que nos encontramos ante
fenmenos anlogos pero independientes. Igualmente, la
investigacin desarrollada en algunas zonas reitera la
necesidad de profundizar en el conocimiento de los
contextos envolventes y regionales de las estelas para
avanzar en su interpretacin social.

2
TERMINOLOGA
estela.
(Del lat. stela, y este del gr. )
f. Monumento conmemorativo que se erige sobre el suelo en forma de lpida, pedestal o cipo.
(Real Academia Espaola, 1984)

Las piezas que analizamos en este trabajo se caracterizan


por ser soportes de piedra trabajados con tcnicas de
grabado y/o talla. Es posible que en su elaboracin
tambin se utilizara la pintura, aunque los indicios que
apuntan en este sentido son muy escasos, debido a la
escasa posibilidad de conservacin de esta tcnica1. Estos
soportes fueron realizados para estar hincados, situados
verticalmente, generalmente exentos. Por su tamao
tienden a ser piezas de carcter monumental. Aunque
entre las piezas que conservan su altura original (N = 186)
escasean las que miden ms de 2,5 m (3,6%, n = 7), la
mayora miden entre 0,5 y 2 m (un 75,2%, n = 140). En
general se trata de piezas potencialmente mviles pero
para su transporte se requiere la colaboracin de varias
personas. Tambin incluimos en este trabajo un grupo de
piezas de menor tamao (entre 25-40 cm.) no despreciable
(13%, n = 24) que se encuentran a caballo entre lo que se
considera el arte mobiliar o transportable, como los
llamados dolos o las placas, y el tipo de expresiones
ms monumentales a las que dedicamos este trabajo.

Otro aspecto caracterstico de estas piezas es que hacen


referencia explcita o implcita a personajes a travs de la
alusin al cuerpo humano y/o representacin de partes del
cuerpo y/o elementos que han sido interpretados como
emblemas, vestido, adornos, objetos de cuidado personal,
armas o, genricamente, objetos de prestigio (DazGuardamino, 2008: Nota 2).

Figura 2: Distribucin porcentual de piezas segn los diferentes rangos


de altura (piezas que conservan su altura original).

1 De momento se han documentado restos de pintura en unas


pocas piezas halladas en contextos funerarios megalticos
(Menndez, 1925: 363; Sanches, 1987; Bueno, Balbn y Barroso,
2005c; 2007), en los ejemplares de Soalar (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005b) y Preixana (Almagro Basch 1974: 35), ambos
vinculados a los Pirineos, as como en los de Hernn Prez 6 y
Granja de Toniuelo, en Extremadura (Bueno, Balbn y Barroso,
2005c: 609).

Desde que en 1898 Roso de Luna publicara el ejemplar de


Solana de Cabaas, refirindose a l como lpida
sepulcral, son diversos los trminos que se han empleado
en la investigacin para denominar este tipo de piezas.
Algunos de los trminos utilizados en este mbito de
estudio en Francia desde finales del siglo XIX, como

18

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

escultura prehistrica o estatua-menhir (DAnna,


2002: 52), son introducidos en la investigacin peninsular
durante el primer cuarto del s. XX para referirse a este tipo
de hallazgos (Vasconcelos, 1910; Taracena, 1924).
A medida que el nmero de hallazgos se fue
incrementando en Francia, tambin aument la
variabilidad formal con la que se enfrentaba la
investigacin de aquel pas, por lo que poco a poco se
fueron introduciendo nuevos trminos que trataban de dar
cuenta de dicha variedad. En los aos treinta, por ejemplo,
Octobon publica una sntesis en la que utiliza los trminos
estatua-menhir, estela grabada y losa esculpida
(Octobon, 1931). En su sntesis de 1977 dedicada a este
fenmeno en el Sureste de Francia, DAnna revisa estos
trminos y propone las siguientes definiciones (DAnna,
1977: 161):
Estelas: Monolitos decorados en una sola cara,
generalmente de pequeo tamao, no superando los 75
cm. Su parte inferior puede estar tallada en forma de
rostro o solamente alisada. Su aspecto general puede ser el
de un mojn o tener forma geomtrica. La representacin
humana es parcial, se limita slo al rostro o al busto,
pudiendo estar grabado por vaciado o esculpido en suave
relieve.
Losas antropomorfas: Monolitos decorados en una sola
cara , de mayor tamao, de 1 m o ms. Pueden tener forma
alargada, rectangular o subrectangular. La representacin
humana se limita al busto y porta ciertos atributos que
estn esculpidos en suave relieve.
Estatuas-menhir: Monolitos que representan al cuerpo
humano en su totalidad, tanto en el anverso como en el
reverso. Estn esculpidas en bajo relieve o a veces
grabadas. Su altura puede variar entre 75 cm. y 4 m. La
forma es normalmente rectangular o subrectangular,
aunque el remate puede ser redondeado o en ojiva.
Mientras, en la Pennsula Ibrica se utilizarn trminos
diversos para denominar piezas tambin variadas, aunque
en general existe poco consenso. Se utilizan trminos
como tampa sepulcral insculturada (Heleno, 1933),
estela-menhir (Leisner, 1935), placa-dolo (Vzquez
Seijas, 1936), estela (Ramn, 1942; 1955; Rodrgues,
1958b; Fernndez, 1961; Diguez, 1964), estela grabada
(Pericot, 1951), losas grabadas (Mac White, 1947) o
lpidas sepulcrales (Ramn, 1950).
A mediados de los sesenta la mayora de los ejemplares
conocidos en la Pennsula Ibrica son denominados
estelas grabadas o tampas insculturadas, dependiendo
de la tcnica utilizada para elaborar su iconografa y del
uso que se les atribuyen los investigadores. En su sntesis
de 1966, Almagro Basch unifica estos trminos bajo la
denominacin estelas decoradas (Almagro Basch, 1966:
9). Es posible que este autor eligiera el trmino estela
como una convencin, ya que su acepcin castellana
(derivada del griego) se refiere a monumentos

conmemorativos erigidos sobre el suelo, es decir, situados


verticalmente (vide supra), y l mismo, junto a otros
autores, consideraban que las tampas insculturadas,
incluidas en su tipo I, fueron concebidas para ser
utilizadas como tapas de sepulturas (Almagro Basch,
1966: 199; Gomes y Monteiro, 1977: 179). En la
actualidad, gracias a nuevos hallazgos y la revisin de
casos ya conocidos, se considera que estas piezas fueron
originalmente concebidas para estar hincadas (vide infra;
Gomes, 1994b; 2006).
A partir del trabajo de Almagro Basch se utiliza
convencionalmente en la investigacin el trmino estelas
decoradas para denominar a una serie de losas o
monolitos, con tamaos que pueden variar entre 70/80 cm.
y poco ms de 2 m, decorados en una sola cara, con
grabado o bajorrelieve. Los elementos representados
incluyen armas, emblemas, fbulas, carros, objetos de aseo
personal, herramientas y/o figuras humanas de pequeo
tamao (p.e. Gomes y Monteiro, 1977; Almagro-Gorbea,
1977: 159-194; Celestino, 1990; Galn, 1993b).
Pero adems de este tipo de estelas se conocan en la
Pennsula Ibrica numerosos ejemplares que no se
adecuaban a este concepto por tener su soporte cierto
carcter tridimensional y antropomorfo, aunque tenan
tamaos variados. Hasta finales de los setenta se utilizaron
vocablos como estatua-menhir, estela-menhir, dolo
o dolo-estela (p.e. Taracena, 1924; Leisner, 1935;
Almagro Basch, 1972; Sevillano, 1974). A finales de los
setenta Almagro-Gorbea hace un estudio de sntesis de un
grupo de estas piezas que presentan gran homogeneidad
formal y se concentran especialmente en Extremadura.
Son estelas de carcter antropomorfo en las que se
representa la cara, frecuentemente las extremidades,
adaptndose a la forma del soporte, lo que dota a la pieza
de cierta tridimensionalidad. Adems estas imgenes estn
adornadas con otros atributos como collares y diademas,
a veces cinturones. Su tamao puede variar entre 40 y 140
cm., aunque la mayora miden entre 60 y 90 cm. Muchas
de estas piezas estn realizadas sobre guijarros de ro, por
lo que Almagro-Gorbea opta por denominarlas guijarrosestela (Almagro-Gorbea, 1977: 194-201).
Entretanto, haba ejemplares antropomorfos que no se
ajustaban a estas denominaciones, como por ejemplo la
pieza de Boulhosa (Vasconcelos, 1910), las de Villar de
Ala o Valdefuentes de Sangusn, que sus publicadores
denominan estatua-menhir (Taracena, 1924; Santonja y
Santonja, 1978), la de Tabuyo del Monte, denominado
dolo-estela (Almagro Basch, 1972) o la pieza de
Paredes de Abajo, tratada como placa-dolo (Vzquez
Seijas, 1936).
En 1990 Bueno apela a la terminologa francesa para
simplificar el panorama en torno a las representaciones
antropomorfas esculpidas de la Pennsula Ibrica. Propone
la utilizacin de dos trminos: estatua-menhir para
denominar
a
las
representaciones
humanas
tridimensionales y estela antropomorfa para los

TERMINOLOGA
monolitos de temtica antropomorfa pero decorados en
una sola cara, desechando as el uso de trminos como
dolo-estela o guijarro-estela (Bueno, 1990b: 87-88).
En la investigacin que se ha desarrollado a partir de los
aos setenta/noventa en la Pennsula Ibrica se ha
establecido el uso de los trminos estela (decorada o
antropomorfa) y estatua-menhir como convenciones
para diferenciar las piezas de carcter bidimensional de las
tridimensionales. Pero su uso no siempre es claro al tratar
las piezas antropomorfas. Hay ejemplares que son tratados
como estelas y que, sin embargo, presentan una clara
tridimensionalidad, como por ejemplo Paredes de Abajo
(32 cm.), Cabeo da Mina 10 (50 cm.), Salvatierra de
Santiago (68 cm.) o los ejemplares de Hernn Prez 2, 5 y
6 (66-86 cm.).
Adems del criterio de tridimensionalidad los
investigadores franceses utilizan el del tamao, segn el
cual una estela es de pequeo tamao (< 75 cm.), mientras
una estatua-menhir tiene un formato mayor (> 75 cm.)
(Arnal, 1976: 35; DAnna, 1977: 161). Pero en la
Pennsula Ibrica tambin hay soportes decorados en una
sola cara de gran talla, como los de Tabuyo (141 cm.),
Collado de Sejos 1 y 2 (295 y 275 cm.). Esto ocurre
tambin con muchas de las estelas decoradas no
antropomorfas conocidas en la geografa peninsular, como
por ejemplo la estela de Fuentes de Cantos (230 cm.) o la
de Abela (217 cm.).

piezas que estn relacionadas entre s. Estos trminos son


convenciones que intentan clasificar una realidad material
que no est netamente compartimentada, como refleja el
uso laxo que se hace de ellos en la investigacin.
Una alternativa para evitar futuras confusiones
terminolgicas podra radicar en el establecimiento y uso
de trminos y definiciones mejor acotados, especialmente
si tenemos en cuenta la variedad formal de las piezas de
temtica antropomorfa que se estn relacionando en los
ltimos aos con el fenmeno ms clsico de las
estelas y estatuas-menhir (vide infra).
Actualmente, como ocurre en otras zonas de Europa, el
fenmeno convencionalmente conocido como estelas y
estatuas-menhir es para los investigadores ms amplio y
diverso de lo que se pensaba. Para afrontar el estudio de
esta diversidad Jallot ha propuesto una serie de trminos
ms en los que se incluyen los nuevos miembros del
fenmeno de las estatuas-menhir y estelas antropomorfas
segn este paradigma actual (Jallot, 1998: 339):
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.

En definitiva, segn su uso en la investigacin peninsular,


los trminos estela y estatua-menhir se pueden definir
de la siguiente manera:
Estelas: Soportes monolticos de tamao muy variable,
desde 30 cm. (Paredes de Abajo) hasta casi 3 m (Collado
de Sejos 1) que estn decorados generalmente en una sola
cara. Pueden estar decoradas con grabado o relieve. La
temtica puede variar entre la representacin de objetos,
ocasionalmente acompaados de figuras antropomorfas de
pequeo tamao, o la representacin de un antropomorfo
de mayor formato frecuentemente acompaado de adornos
y objetos, en cuyo caso se denomina antropomorfa.
Algunos ejemplares antropomorfos de pequeo tamao
tienen un aspecto tridimensional que es conferido a travs
de un incipiente trabajo de talla (p.e. Paredes de Abajo) o
adaptando los grabados a la morfologa del soporte (p.e.
Cabeo da Mina 10, Hernn Prez 2).
Estatuas-menhir: Soportes monolticos antropomorfos de
carcter tridimensional y de gran talla. Pueden medir de 1
m (p.e. Almendres 76, 115 cm.) a ms de 4 m (p.e. Soalar,
435 cm.).
Segn queda reflejado en estas definiciones estos trminos
son amplios y abarcan realidades que se solapan. Esta
indefinicin es ms marcada cuando tratamos con algunas
piezas de carcter antropomorfo en las que confluyen
aspectos definitorios de los dos. El problema radica en que
estas convenciones tratan de establecer diferencias entre

19

8.

Estatua-menhir
Losa antropomorfa
Menhir antropomorfo
Estela lisa o anicnica
Bloque-estatua (p.e. bloques de Valcamonica)
Menhir-estela: menhir regularizado con motivos no
relacionados en su disposicin con el soporte.
Pilar-estela: figuraciones antropomorfas en las lajas
de dlmenes.
Estela sobre roca: con soporte fijo, en pared, como el
Peatu.

Por otro lado en Italia, De Marinis (1994a) ha propuesto


los siguientes trminos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.

Estela antropomorfa
Estatua-estela
Menhires con decoraciones geomtricas y abstractas
Piedras flicas
Bloques incisos de carcter antropomorfo (massi
inscisi)
Rocas grabadas con signos o smbolos que evocan la
representacin de un personaje (menhir o massi
istoriati).

En la Pennsula Ibrica tambin se ha recurrido en los


ltimos aos a trminos adicionales como placa-estela o
estela-menhir (Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 55-56).
Con esta pluralidad de trminos se trata de dar cuenta de
una realidad material polimorfa. Pero, como relata
DAnna en un reciente trabajo dedicado al Sur de Francia,
los trminos han proliferado hasta tal punto que algunos
de los ms utilizados, como estatua-menhir, estela
antropomorfa, losa antropomorfa o menhir-estela,
encaminados a expresar la diferencias entre piezas que, sin
embargo, son comparables, llegan a ser opuestos. Por ello
este autor se decanta por retornar al trmino ms amplio

20

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

de esculturas prehistricas, utilizado por Hermet a


finales del XIX (DAnna, 2002: 52-53).
En este trabajo hemos optado por reservar el trmino
estelas decoradas para denominar de forma genrica a
todas las piezas que incluimos en este estudio, porque
todas estn decoradas (especialmente con talla y grabado)
y porque todas fueron concebidas para estar situadas
verticalmente. Segn hemos sealado al inicio, los
aspectos que caracterizan a estas piezas son los siguientes:
Estn realizadas en piedra.
Estn trabajadas (especialmente con grabado y/o talla).
Fueron concebidas para estar colocadas verticalmente,
casi siempre exentas.
Poseen un tamao considerable (la mayora mide entre
0,5 y 2 m).
Son potencialmente mviles, aunque en la mayora de
las piezas que se conservan completas se requerira la
colaboracin de dos o ms personas.
Se refieren implcita o explcitamente a personajes que
son aludidos a travs de la morfologa del soporte,
representacin de partes del cuerpo y/o objetos y su
disposicin en el soporte.
En esta caracterizacin tienen cabida morfologas
diversas. Generalmente utilizaremos el trmino estela,
reservando el de estela antropomorfa para los
ejemplares en los que esta temtica es central. Tambin
recurriremos a trminos como estatua-menhir cuando
nos refiramos a piezas antropomorfas tridimensionales y
de gran porte, o menhir antropomorfo cuando las piezas
sean conocidas en la literatura como tales por razones
formales y contextuales. Nuestra intencin no es revisar la
terminologa bsica al uso, sino utilizarla siguiendo las
pautas ms generalizadas para evitar crear confusiones
terminolgicas adicionales.
Los criterios que hemos seguido para ordenar los
ejemplares estudiados son diversos (vide infra) y esto
queda en parte reflejado en las denominaciones que
empleamos. Adems de usar los trminos estela y
estatua-menhir incidimos en uno de los aspectos ms
caractersticos de cada grupo (p.e. iconografa, contexto,
distribucin geogrfica o cronologa), en algunos casos
siguiendo convenciones ya establecidas en la
investigacin, resultando en la siguiente relacin:
1.

Neoltico y Calcoltico
1.1. Menhires antropomorfos

2.

1.2. Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en


contextos funerarios megalticos
1.3. Estelas antropomorfas calcolticas sin contexto
megaltico
Edad del Bronce
2.1. Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el
Norte de la Pennsula Ibrica
2.2. Estelas antropomorfas con tocado
2.3. Estelas alentejanas
2.4. Estelas del Suroeste

Aunque intentemos delimitar los ejemplares que


estudiamos en un conjunto de caractersticas, son parte de
una fenmeno material permeable, que no est
ntidamente definido, como ponen de manifiesto diversas
representaciones de estelas en el arte rupestre del Norte
y Noroeste. Estas figuraciones, que denominaremos
esteliformes, sern tratadas en la medida en que
contribuyan a aproximarnos al conocimiento de las estelas
propiamente dichas.
Para finalizar queremos hacer hincapi en el hecho de que
este trabajo se dedica slo al estudio de las piezas
realizadas en piedra que han conservado decoracin
grabada y/o tallada. Pero no hay que olvidar que existen
sitios en los que adems de piezas decoradas se han
documentado estelas lisas, sin decoracin, quiz porque
estuvieron pintadas y esta decoracin no se ha conservado,
o porque no fueron concebidas para ser decoradas. En
cualquier caso, la presencia de estas piezas en lugares con
estelas decoradas es igualmente relevante, por lo que son
tenidas en cuenta al abordar el estudio de los lugares en
los que se encuentran.
Por otro lado, como ponen de manifiesto diversos
hallazgos del Norte de Europa (Van der Sanden y Capelle,
2001) o los de la cueva de Mussol en Menorca (Mic,
2005), la estatuaria antropomorfa en madera pudo ser
comn, especialmente en zonas en las que la piedra no es
muy accesible. Las posibilidades de conservacin de este
tipo de material son mnimas por lo que ser difcil
evaluar esta cuestin, aunque es necesario tenerla en
cuenta a la hora de valorar el papel de las piezas realizadas
en piedra y de elaborar interpretaciones con intenciones
generalizadoras. No obstante, si algo singulariza a las
estelas y estatuas-menhir de piedra es que perduran en el
tiempo, un aspecto que pudo haber influido en la eleccin
de esta materia prima, eleccin que pudo haber tenido por
objeto la permanencia.

3
ESTADO ACTUAL DEL TEMA

3.1 Introduccin
Desde que en 1898 se publicara la primera estela decorada
en la Pennsula Ibrica, los hallazgos de estelas y las
publicaciones para darlas a conocer han sido constantes y
numerosos. Una parte considerable de estos trabajos son
artculos breves en los que se da cuenta del hallazgo y se
presenta un estudio pormenorizado de una o varias piezas.
A medida que se ha ido incrementando el nmero de
estelas conocidas y la recurrencia de algunas iconografas
o contextos, se han ido elaborando trabajos con una visin
ms amplia en los que se aborda el anlisis de
agrupaciones diversas (p.e. Almagro Basch, 1966;
Almagro-Gorbea, 1977: 159-201; 1993b; 1994; Barcel,
1988; 1989a; Bueno 1983b; 1990b; 1991a; 1995; Bueno y
Balbn, 1994a y b; 1998b; Bueno, Balbn y Barroso,
2005c; Celestino, 1990; 2001a; Galn, 1993b; Gomes,
1994b; 1995a y b; 1997a; 2006; Gomes y Monteiro, 1977;
Harrison, 2004; Jorge, S.O., 1999a; Jorge, V.O. y S.O.,
1993; Pingel, 1974; Saro y Teira, 1992; Schubart, 1975:
100-109; Sousa, 1996).
El aspecto ms desarrollado en la investigacin de las
estelas es el estudio formal de su iconografa, con el que
se ha intentado superar el frecuente desconocimiento de
contextos convencionales (estratigrficos). El anlisis
formal ha constituido una herramienta bsica para ordenar
ejemplares en funcin de la presencia/ausencia de
atributos, de su combinacin o disposicin en el soporte,
tanto en trabajos de clasificacin convencionales (p.e.
Almagro-Gorbea, 1977) como en los que utilizan mtodos
cuantitativos (p.e. Barcel, 1989a). Los resultados de estos
trabajos de clasificacin han generado interpretaciones
diversas en funcin de los variados planteamientos

previos. En la interpretacin de diferencias y similitudes


entre estelas se ha incidido en temas como la evolucin
cronolgica, la filiacin cultural, la interaccin o
diferenciacin sociales, la evolucin ideolgica y/o la
identidad territorial cuando se ha tenido en cuenta la
variable espacial (p.e. Almagro-Gorbea, 1977; Gomes y
Monteiro, 1977; Barcel, 1989a; Galn, 1993b; Jorge,
1999b; Celestino, 2001a; Harrison, 2004).
En los ejemplares que ofrecen una iconografa icnica se
han explorado las relaciones formales de algunos iconos
con referentes materiales (p.e. Almagro Basch, 1966;
Barcel, 1989a; Gomes, 1994b; Harrison, 2004).
Normalmente este tipo de anlisis han estado encaminados
hacia la bsqueda de referencias cronolgicas que
permitieran situar las estelas en el tiempo y as
relacionarlas con un contexto ms amplio (p.e. Barcel,
1989a). Cuando este tipo de aproximacin tiene por objeto
la seriacin detallada (p.e. Almagro-Gorbea, 1977), es
cuestionada por algunos investigadores (p.e. Galn,
1993b; 2000, 2004). A partir de estas afinidades formales
entre iconos y referentes se han planteado igualmente
cuestiones de filiacin cultural, ideolgica o de interaccin
social (p.e. Galn, 1993b; Celestino, 2001a; Harrison,
2004). En pocas ocasiones se han abordado aspectos como
los diferentes contextos de aparicin de iconos (estelas) y
referentes (depsitos, etc.), o la escasez o desconocimiento
de los referentes materiales en las zonas en las que stos
estn representados en estelas (pero ver p.e. Schubart,
1975: 107; Barcel, 1989a; 1991).
En las ltimas dos dcadas se han integrado en la
investigacin numerosos ejemplares documentados en
contextos megalticos (p.e. Balbn y Bueno, 1993; Bueno
y Balbn, 1994a; 1998b; Bueno, Balbn y Barroso, 2007;

22

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

2008a; Calado, 2000b; Gomes, 1997a). En bastantes casos


los hallazgos se han producido en el transcurso de
excavaciones sistemticas, por lo que se dispone de
bastante informacin contextual que, por otro lado, suple
el desconocimiento de referentes para algunos de los
elementos representados. En la investigacin de estas
estelas se ha hecho hincapi en aspectos cronolgicos, en
la disposicin espacial de las piezas y en su interpretacin
social e ideolgica (p.e. Bueno y Balbn, 1994a; 1997c;
Bueno, Balbn y Barroso, 2008a y b).
La perspectiva espacial se ha ido incorporando
paulatinamente y a diferentes escalas en el estudio de las
estelas. La distribucin geogrfica a una escala macro ha
sido un criterio especialmente valorado en el anlisis de
las estelas del Alentejo y del Suroeste, de carcter icnico
y mayoritariamente desprovistas de contextos
convencionales (p.e. Almagro Basch, 1966; Pingel, 1974;
Gomes y Monteiro, 1977; Barcel, 1989a; Ruiz-Glvez y
Galn, 1991; Galn, 1993b; 2000; Celestino, 2001a). La
lectura espacial de las diferentes clasificaciones ha
producido resultados muy diversos. La interpretacin
diacrnica de los tipos o subgrupos diferenciados en el
espacio ha llevado a algunos investigadores a considerar el
desplazamiento de poblaciones (p.e. Celestino, 1998;
2001) y/o la incidencia de contactos con otros mbitos
(p.e. Pingel, 1974; Almagro-Gorbea, 1977; Gomes y
Monteiro, 1977). Cuando se ha considerado que la
diversidad formal es bsicamente contempornea se han
valorado aspectos como la interaccin social y la
delimitacin territorial (Galn, 1993b). La mayora de
estas estelas carecen de contextos arqueolgicos
convencionales y se consideraba que estaban
descontextualizadas, por lo que no se prest mucha
atencin a la localizacin concreta de su hallazgo. A
principios de los noventa se pone en valor la localizacin
de estos sitios al considerar que forman parte integral del
contexto original de las estelas y se aborda el anlisis
espacial de estas piezas a una escala de mayor resolucin
(Ruiz-Glvez y Galn, 1991; Galn, 1993b).
La incorporacin del criterio espacial en el anlisis de
otros grupos de estelas se ha desarrollado de forma
desigual. En las estelas documentadas en contextos
megalticos se ha valorado especialmente su disposicin
espacial en el sepulcro (Bueno y Balbn, 1994a), aunque
en su interpretacin tambin se ha evaluado el aspecto
territorial (p.e. Bueno, Balbn y Barroso, 2008a y b). La
distribucin geogrfica como criterio de anlisis se
introdujo en el estudio de grupos de estelas antropomorfas
de iconografa normativa desde las primeras sntesis (p.e.
Almagro-Gorbea, 1977; Bueno, 1983b; 1990b; 1991a;
Sevillano, 1991). A finales de los ochenta e inicios de los
noventa se tiene en cuenta esta variable en el estudio
global de las estelas antropomorfas y estatuas-menhir a
nivel peninsular, aunque la heterogeneidad iconogrfica
de muchos ejemplares dificulta la valoracin de la
dispersin geogrfica en su interpretacin (p.e. Barcel,
1988; 1989a; Almagro-Gorbea, 1993; 1994). En algunas
ocasiones se ha abordado la distribucin espacial o

emplazamiento a una escala de mayor resolucin, aunque


su peso en la interpretacin es desigual (p.e. Sousa, 1996;
Lpez Plaza, Luis y Salvador, 2000; Blas, 2003b; Bueno,
Balbn y Barroso, 2005b).
La investigacin sobre las estelas decoradas en la
Prehistoria de la Pennsula Ibrica cuenta con una larga y
fecunda trayectoria. Las piezas que se incluyen en este
trabajo han sido estudiadas en el marco de tres bloques
temticos de recorrido desigual. En las pginas que siguen
hacemos un resumen del estado actual de cada tema y para
concluir realizamos una valoracin global.

3.2 Estelas antropomorfas y estatuas-menhir


Muchos de los trabajos que han abordado el estudio global
de los ejemplares antropomorfos han estado centrados en
su contextualizacin cronolgica y cultural. Debido a la
escasez de contextos estratigrficos, la herramienta bsica
de trabajo ha sido la clasificacin formal. Las diferentes
agrupaciones resultantes, la presencia o ausencia de
relaciones formales entre ellas, han sido interpretadas
principalmente en trminos cronolgicos y/o de filiacin
cultural.
A finales de los setenta, por ejemplo, Almagro-Gorbea
clasifica un grupo de estelas antropomorfas con collares y
tocado que denomina guijarros-estela, principalmente
concentrados en Extremadura. En este anlisis incluye
otros casos afines grficamente, entre los que destaca la
figura rectangular de Pea T. Esta ordenacin se basa
principalmente en la presencia/ausencia de determinados
atributos.
Grupo Definicin
Cara semicircular cortada por una lnea que la separa de
1
la parte inferior de la figura. Sin boca
Cara ovalada y boca sealada
Cara ovalada, boca sealada y cinturn
Estelas con representacin antropomorfa con indicacin
de piernas
Estelas extremeas con tradicin de las estelas
5
antropomorfas
Representaciones especiales
6
Figura 3: Clasificacin de Almagro-Gorbea (1977: 195-197).

2
3
4

Los subgrupos resultantes son interpretados como fruto de


una evolucin cronolgica que discurrira entre mediados
del II Milenio a.C. y finales del Bronce Final, aunque este
autor no descarta que aspectos de esta variabilidad se
deban a diferencias socioculturales (Almagro-Gorbea,
1977: 201). En la lnea de Almagro Basch (1972), este
autor interpreta estas estelas como representaciones
femeninas de carcter sacro cuyo origen habra que buscar
en el mundo megaltico. Por otro lado sugiere la
posibilidad de que esta iconografa antropomorfa diera
origen a la figura humana en las estelas del Suroeste
(Almagro-Gorbea, 1977: 198). Se trata, por tanto, de una
iconografa indgena de larga duracin que durante la
Edad del Bronce se desarrolla en el seno de sociedades

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


jerarquizadas, sacras y mineras (Almagro-Gorbea, 1977:
200-201).
En 1980, a propsito de la revisin de la estacin de Pea
T, Bueno y Fernndez Miranda proponen una
clasificacin basada en la presencia/ausencia de atributos
en la que analizan varias estelas con tocado y estelas
rectangulares.
Tipo
I
II
III
IV
V

Definicin

Esquema Facial en T
Armas
Tocado y collares
Tocado, collares, cinturn y brazos
Tocado, collares, cinturn, brazos y piernas
Figura 4: Clasificacin de Bueno y Fernndez Miranda (1980: 466).

Unos aos ms tarde, con el hallazgo y excavacin del


sitio de Collado de Sejos, Bueno, Pin y Prados realizan
un anlisis ms exhaustivo de las estelas rectangulares.
Basndose en la presencia/ausencia de las armas
representadas proponen una serie de estadios
iconogrficos (Bueno, Pin y Prados, 1985: 46-47):
I. Las estelas antropomorfas, inspiradas probablemente
en las placas megalticas, aparecen sin armas. Su
desarrollo es anterior al 2000 a.C. En esta fase se
incluyen los idoliformes de Fresnedo y Picu
Berrubia, las piezas portuguesas del Alentejo y del
Norte y Sejos I.
II. Segunda fase identificada en la estela de Sejos II, con
pual campaniforme sin influencias posteriores y,
por lo tanto con fechas en torno al 2000 a.C.
III. Una ltima fase, datada en torno al 1800 a.C. por
asociacin de armas de tradicin campaniforme con
nuevos elementos del Bronce Antiguo (alabardas).
En esta fase se incluyen las estelas de Pea T y
Tabuyo del Monte.
A principios de los noventa Bueno aborda de forma global
el estudio de las estelas antropomorfas y estatuas-menhir
conocidas entonces (Bueno, 1990b, 1991a). A partir de un
anlisis formal basado en la presencia/ausencia de
atributos delimita una serie de convenciones iconogrficas
y diferencia dos grupos geogrficos. Un grupo del Norte,
en el que hay un subgrupo homogneo de estelas de forma
rectangular y otro subgrupo ms heterogneo en el Norte
de Portugal, en el que diferencia entre una serie de
ejemplares diversos y un grupo de estatuas-menhir. En
segundo lugar diferencia el grupo del Suroeste, de gran
homogeneidad formal, formado fundamentalmente por las
estelas con tocado concentradas en su mayora en la zona
Hurdes-Gata.
A la hora de valorar estas manifestaciones en su conjunto
se presta especial atencin a tres temas: origen, cronologa
e influencias. En cuanto al primero se propone un origen
megaltico que se basa principalmente en analogas

23

formales con placas alentejanas, el hallazgo de estatuaria


antropomorfa en contextos funerarios dolmnicos o la
situacin de algunas estelas antropomorfas y estatuasmenhir junto a tmulos o necrpolis megalticas. En
cuanto a la cronologa sita el desarrollo de las estelas
antropomorfas entre mediados del III Milenio a.C. y el
Bronce Final basndose en varios tipos de datos (Bueno,
1990b: 106-107). Por un lado sita un nutrido grupo de
estelas (ejemplares con tocado, Boulhosa o Millarn) a
partir de mediados del III Milenio a.C. por afinidades
formales con estelas antropomorfas del SE francs y con
las placas alentejanas. Tambin se basa en la asociacin de
algunas estelas (El Millarn, Hernn Prez y El Cerezal) a
cistas o posibles restos de cistas que esta autora atribuye al
Calcoltico local. Por otro lado sita otro conjunto de
ejemplares a inicios del II Milenio a.C., fase
Campaniforme-Argar, en funcin de las representaciones
de armas que identifica: puales que esta autora relaciona
con ejemplares campaniformes y alabadas (Pea T,
Collado de Sejos, Tabuyo, Longroiva, Hernn Prez 6)1.
En el Bronce Pleno se situaran una serie de estatuasmenhir, con espadas o sin ellas, que presentan afinidades
con las estatuas corsas e italianas (p.e. Preixana,
Valdefuentes, Faioes). En el Bronce Final sita la
perduracin de las estelas antropomorfas de Extremadura
(Torrejn Rubio 3, La Berfilla).
La estelas antropomorfas y estatuas-menhir, por tanto,
estaran situadas a lo largo del III y II Milenios a.C..
Bueno defiende el carcter funerario de estas imgenes, a
las que asocia con la la idea de proteccin del sitio
funerario o del territorio explotado (Bueno, 1990b: 107).
No obstante, identifica un proceso de apropiacin
progresiva de la simbologa de estos dolos por parte de
personajes socialmente destacados, un proceso que
culminara en el Bronce Final, como muestran las estelas
de guerrero del Suroeste (Bueno, 1990b: 107).
A mediados de los ochenta S.O. Jorge realiza una primera
aproximacin al tema de las estelas y estatuas-menhir
documentadas en el Norte de Portugal y propone una
clasificacin formal que interpreta en trminos
cronolgicos y de filiacin cultural (Jorge, S.O. 1986:
953-959). En un primer grupo denominado circunscrito a
Tras-os-Montes incluye ejemplares como Moncorvo o
Crato y los relaciona con ejemplares con tocado de la zona
de Hurdes-Gata. En este mismo grupo incluye las estelas
de Cabeo da Mina (Vila Flor), que no sern estudiadas y
1 La identificacin de una alabarda en la estela de Hernn Prez 6 es una
cuestin debatida. Celestino ha mostrado recientemente sus dudas (2001:
258). Tras una observacin directa de la pieza identificamos dos lneas
verticales paralelas grabadas bajo el cinturn y sobre ste una
protuberancia natural de la roca, que coincide con lo que Bueno y su
equipo interpretan como la hoja de la alabarda. Pensamos por tanto que
la interpretacin como alabarda de esta irregularidad natural en la
superficie de la piedra y de las lneas grabadas es cuestionable,
especialmente cuando en ninguna otra piezas de iconografa similar se
han documentado grabados de este tipo de motivos que puedan ser
relacionados con la ejecucin inicial de este tipo de piezas (ver tambin
Sevillano, 1991 para los grabados tambin dudosos de la estela con
tocado de Agallas).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

24

publicadas hasta los aos noventa (Sousa, 1996 y Jorge,


S.O. 1999b). En un segundo grupo incluye una serie de
ejemplares distribuidos por el Duero/Mio litoral y Trasos Montes occidental (p.e. Faies o Chaves) que
constituyen una verdadera protoestatuaria. Finalmente,
en un grupo aparte queda relegada la pieza de Serra do
Boulhosa, para la autora claramente relacionada con la
iconografa mediterrnea (Jorge, S.O. 1986: 955).
Tipo Definicin
Estatuas-menhir o estelas antropomorfas de tradicin
1
calcoltica mediterrnea (Tras-os-Montes)
Estatuas-menhir relacionadas con el mundo de las estatuasmenhir mediterrneas (Douro-Minho litoral y Tras-os-Montes
occidental)
Otros (Boulhosa)
3
Figura 5: Clasificacin de S.O. Jorge (1986).

S.O. Jorge insistir en la vinculacin de estas piezas con el


mundo mediterrneo, fundamentando esta hiptesis en
paralelos iconogrficos y en datos arqueolgicos que
indican contactos entre el NW y el Mediterrneo a partir
del III milenio a.C.. Esta autora relaciona el grupo I con el
arte esquemtico, ambos de filiacin meridional, y a este
ltimo con al arte megaltico. La dificultad, como bien
seala Jorge, consiste en definir la naturaleza de esta
filiacin meridional. Por otro lado defiende la
contemporaneidad al menos parcial de los grupos II y III
con el arte galaico-portugus, pero opina que ambas
manifestaciones no tienen ninguna relacin cultural entre
s (Jorge, S.O. 1986: 959).
A finales de los ochenta Barcel aborda el estudio de las
estelas con la aplicacin de mtodos cuantitativos (1988;
1989a). Respecto a las estelas antropomorfas y estatuasmenhir los anlisis de conglomerados jerrquicos reiteran
la existencia de dos grupos homogneos (Conglomerados
I y II) que estn relacionados entre s, lo que confirman los
anlisis de conglomeraros no jerrquicos, mientras un
tercer conglomerado est compuesto por piezas
heterogneas (ver fig. 6).
Conglomerado
I
Estelas
antropomorfas
clsicas o
guijarros-estela

II

Casos
Couquinho, Crato, Esperana, Cerezal,
Hernn Prez I, III y IV, Toniuelo, Ciudad
Rodrigo I y II, Robledillo y Riomalo
Sejos I y II, Moncorvo, Asquerosa, Peatu,

Estelas
Paredes y Tabuyo
septentrionales
rectangulares

III
Estatuas-menhir

Villar de Ala, Chaves, Troitosende, Faioes,


Preixana, Longroiva, Ermida, Boulhosa,
Segura de Toro, Valdefuentes, Varzim
(Porto)

Figura 6: Conglomerados jerrquicos (Barcel, 1988; 1989a)

Para valorar los resultados del anlisis Cluster que


denuncian la homogeneidad del conglomerado no
jerrquico I (guijarros-estela y estelas rectangulares) y la
heterogeneidad del grupo de Estatuas-menhir, analiza en
profundidad, a travs del anlisis de Regresin mltiple, la

forma de asociacin entre las variables que podran


explicar esa heterogeneidad entre grupos (como elementos
que pudieran sealar diferencias de funcionalidad)
(Barcel, 1988: 66-67).
Para conocer la naturaleza del conglomerado no jerrquico
I ensaya una seriacin a la que denominar Funcin de
contigidad geogrfico-cultural, que resulta en un modelo
geogrfico de distribucin Norte-Sur (Barcel, 1988: 6872), lo que, a su vez, contrastar analizando la
autocorrelacin entre casos. Tras las contrastacin de
diversas hiptesis con los anlisis citados realiza una
comprobacin final de los resultados aplicando el Anlisis
de Componentes principales o Anlisis Factorial
Confirmatorio. De sus resultados concluye que el grupo de
estelas antropomorfas (guijarros-estela y rectangulares) es
homogneo, mientras que el grupo de estatuas-menhir es
tan heterogneo que podra ser el resultado de un
fenmeno de convergencia (Barcel, 1988: 75-78).
Barcel cree posible que los grupos de estelas ms
homogneos (guijarros-estela/estelas con tocado y estelas
rectangulares o septentrionales) estn asociados a
culturas particulares porque, adems de la
homogeneidad de sus iconografas se encuentran en reas
geogrficas definidas que tienen con personalidad propia.
Sita estos grupos, a modo de hiptesis, en el Bronce
Inicial-Pleno (Barcel, 1989a: 287-288). Respecto a los
ejemplares que forman parte del heterogneo grupo de
estatuas-menhir sugiere que forman parte de un
fenmenos de jerarquizacin social convergentes que
quedan plasmados localmente en las estatuas-menhir.
Sita todos los ejemplares en el Bronce Pleno, excepto los
del NW peninsular que, segn este autor, deben ser
situados en el Bronce Final. Algunas estatuas-menhir
incluyen la figuracin de las mismas armas (espadas) y
stas tambin estn presentes en las estelas alentejanas,
pero esto no implicara necesariamente relaciones
iconogrficas. Este hecho sera tambin producto de la
convergencia de dichos procesos sociales en los que los
elementos de origen forneo adquieren importancia
definitoria de la posicin social (Barcel, 1989a: 257259). Segn Barcel es posible que las estetuas-menhir
sean iconogrficamente nicas y aparezcan aisladas
porque representaban a figuras sociales nicas y aisladas,
personajes mticos o individuos destacados socialmente,
quiz chamanes o caudillos guerreros (1989a: 257).
A principios de los noventa Almagro-Gorbea publica un
trabajo de sntesis sobre las estelas antropomorfas y en l
incluye una nueva clasificacin en la que se pueden
distinguir dos niveles (Almagro-Gorbea, 1993b; 1994).
Por un lado hace una distincin preliminar para tres
grupos (basndose en atributos nicos como el
esquematismo y el sexo) y, despus, a un nivel jerrquico
inferior, identifica una serie de grupos por similaridad
entre ejemplares. Los tipos diferenciados se interpretarn
grosso modo como una evolucin cronolgica lineal,
aunque hay fases en las que los tipos B y C presentan
desarrollos contemporneos. El primer grupo, en funcin

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


de sus contextos de aparicin, podra estar situado a partir
del III Milenio a.C.. El B2 (p.e. Moncorvo) podra estar
situado en el Calcoltico y esta iconografa dara lugar a la
del grupo B1 (p.e. Pea T), situado en el Calcoltico
Final/Bronce Antiguo. Las estelas de tipo B3 (guijarrosestela/estelas con tocado y collares) se desarrollaran entre
el Bronce Medio y finales del Bronce Final. En este grupo
germina la iconografa de las estelas del grupo B4 (con
tocado pero sin collares), que Almagro-Gorbea
contemporneas a las estelas del Suroeste (de guerrero)
con figura humana (su tipo IIC), por lo que estaran
situadas entre el Bronce Final en inicios de la Edad del
Hierro. Finalmente sita el grupo B5 (p.e. Boulhosa y
Ermida) en torno al Bronce Antiguo/Medio.
A partir del Bronce Medio se desarrollara paralelamente
una iconografa masculina. Sita el grupo C1 (p.e.
Valdefuentes) en un Bronce Medio, mientras el C2 (p.e.
Longroiva y Preixana) discurrira entre el Bronce Antiguo
y el Final. El grupo C3 (p.e. Villa de Ala) estara situado
en el Bronce Final.
Tipo
A
B

Definicin

Subtipo Definicin

ESTELAS
ESQUEMTICAS Y
DOLMNICAS
ESTELAS FEMENINAS

1
2
3

4
5

ESTELAS MASCULINAS

Estelas con
representacin
idoliforme
Estelas de cara
humana
Estelas guijarro (con
variantes y
subvariantes)
Estelas femeninas del
SW
Estelas-estatua
femeninas
Estelas flicas

Estelas simples
masculinas
3
Estelas-estatua
masculinas
Figura 7: Clasificacin de Almagro-Gorbea (1993, 1994)

La idea genrica que se desprende del trabajo de AlmagroGorbea es la definicin de un origen comn para todas
estas representaciones en un contexto megaltico. A partir
de ah evolucionara la representacin antropomorfa, de
forma unilineal o siguiendo desarrollos paralelos, hasta su
culminacin en forma de estelas de guerrero del SW en la
Edad del Bronce o de pilares estela ibricos en la Edad del
Hierro. La tipologa propuesta se interpreta en trminos
cronolgicos, desde la representacin del dolo dolmnico,
presumiblemente femenino, en sepulturas colectivas,
pasando por las figuras femeninas con tocado/diadema de
los guijarros-estela que estaran relacionadas con
sepulturas en cista de la Edad del Bronce que reflejan la
progresiva jerarquizacin de estas sociedades del
occidente peninsular a travs de la individualizacin de las
representaciones y de los enterramientos que,
tericamente, se asociaran a ellas. A partir de este punto

25

una lnea dara origen a las estelas de guerrero del SW.


Tambin a partir del grupo de estelas femeninas se
desarrollara la grafa del grupo de estelas masculinas aqu
individualizado, que, por las cronologas propuestas y por
la representacin de armas, podra relacionarse ms
estrechamente con las estelas de representacin
idoliforme/rectangulares. De cualquier forma, la
existencia del soporte-menhir flico, podra estar
llevndonos a fechas pre-campaniformes.
La dicotoma entre estelas femeninas y estelas masculinas
la interpreta Almagro-Gorbea en el marco del progresivo
predominio masculino a lo largo de la Edad del Bronce,
por la aparicin de lites guerreras del rea indoeuropea
de la pennsula y en el rea precolonial mediterrnea.
Paralelamente a este predominio masculino reflejado en
las estelas de guerrero del SW, por un lado, y en las
estatuas-estela masculinas del NW por otro, se siguen
realizando estelas femeninas durante el Bronce Final y
Hierro en la pennsula, como lo demostraran las
esculturas ibricas y las estelas con tocado/diademadas
recientes del SW, hecho que manifiesta, junto a la
deposicin de ajuares como los de Aliseda y Mrida, el rol
todava importante de la mujer durante el Bronce
Final/Hierro (Almagro-Gorbea 1994: 90-91).
Desde que se publican estos trabajos de sntesis a finales
de los ochenta y principios de los noventa la investigacin
se ha desarrollado en diferentes direcciones. Se ha
documentado un amplio elenco de piezas de carcter
antropomorfo en contextos funerarios megalticos, tanto
estelas como estatuas-menhir, que Bueno y su equipo han
publicado en diversos trabajos (p.e. Balbn y Bueno,
1996a y b; Bueno, 1995; Bueno y Balbn, 1992; 1994a y
b; 1997a, b y c; 1998b; 2000a; Bueno, Balbn y Barroso,
2007; 2008a y b; Bueno et alii, 1998; 1999). Parte de los
ejemplares han sido documentados en el transcurso de
excavaciones recientes. Otros ya eran conocidos y se han
integrado en la investigacin de este tema. En ocasiones se
han realizado nuevos levantamientos y se han propuesto
nuevas interpretaciones. Bueno y su equipo han valorado
especialmente el protagonismo del tema antropomorfo en
estos contextos.
En sus ltimos trabajos presentan una interpretacin
global sobre la imagen antropomorfa, su origen y papel en
las sociedades neolticas y su continuidad hasta el Bronce
Final (Bueno y Balbn, 2006; Bueno, Balbn y Barroso,
2007; 2008a y b). Aunque esta hiptesis ya fue
formalizada por Almagro-Gorbea a inicios de los noventa
(1993; 1994), las interpretaciones que se proponen
difieren sustancialmente. Almagro-Gorbea aborda la
cuestin desde un punto de vista ms histrico, asociando
las
diferentes
iconografas
a
tradiciones
culturales/ideolgicas concretas, mientras Bueno y su
equipo plantean la cuestin en un marco procesual general
de complejidad social, en el que recurren a la tradicin y a
la ideologa como estrategia.
El trabajo de Bueno y su equipo integra diversas

26

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

entidades: por un lado el fenmeno de los menhires,


especialmente los de temtica antropomorfa (p.e.
Gonalves, Balbn y Bueno, 1997; Gomes, 1997a y b;
Calado, 2000b; 2004), por otro los elementos
documentados en contextos funerarios megalticos, como
estelas, en ocasiones de pequeo tamao -cuando son
denominadas figuritas- y estatuas-menhir, adems de
elementos como las placas o los ortostatos, que
igualmente son interpretados como representaciones de
personajes. Indican que las estelas y estatuas-menhir
suelen tener un formato individualizado, frente al ms
normativo de placas u ortostatos, lo que es conectado con
su posicin recurrente en puntos estratgicos del sepulcro.
Se considera que la introduccin de estas piezas fue
concebida desde la planificacin original de estas
arquitecturas, por lo que habran sido incorporadas desde
su construccin. Aunque no se considera la posibilidad de
una introduccin posterior, a lo largo de la vida de uso del
sepulcro, hay datos que apuntan en esta direccin (Bello,
1994; 1995; Alonso y Bello, 1997; Daz-Guardamino,
2003). Como indican Bueno y su equipo, en estas
arquitecturas hay menhires y piezas de temtica
antropomorfa que son reutilizaciones, lo que se ha
conectado con la bsqueda consciente de una relacin con
el pasado. La cronologa de las estelas antropomorfas y
estatuas-menhir en contextos funerarios megalticos se
situaran a partir del V Milenio AC. Pero la emergencia de
este tipo de imgenes individualizadas se situara en las
primeras etapas del Neoltico, como ponen de manifiesto
algunos
menhires
de
temtica
antropomorfa
documentados en diversas zonas, as como las imgenes
antropomorfas que son reutilizadas en la construccin de
algunos monumentos megalticos.
Se indica que los ejemplares hallados en contextos
dolmnicos tambin presentan relaciones formales con
ejemplares ms tardos en los que se representan armas
que remiten a modelos metlicos, aunque en nuestra
opinin estas relaciones formales son discutibles. Como
indican Bueno y su equipo, algunos de estos ejemplares
con representaciones de armas metlicas estn situados en
antiguas necrpolis megalticas, como las piezas de
Collado de Sejos y Soalar (Bueno, Pin y Prados, 1985;
Bueno, Balbn y Barroso, 2005b). Se indica tambin que
hay estelas con tocado que aparecen en cistas de
cronologa Calcoltica (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995),
aunque de momento no hay evidencia emprica que
corrobore esta afirmacin (vide infra, Captulo 7.2). Se
fundamenta la continuidad entre las imgenes
antropomorfas megalticas y las del Bronce Final en tres
aspectos. Por un lado la continuidad de las figuras
antropomorfas con tocado, asumiendo que las estelas con
tocado ms naturalistas aparecen en contextos
estratigrficos megalticos y/o calcolticos, lo que en
ningn caso se produce (vide infra, Captulo 7.2). Por otro
lado est la aparicin de estelas del Suroeste (de guerrero)
en sitios en los que hay estelas con tocado de estilo
naturalista y/o en las proximidades de monumentos
megalticos, como ocurre en sitios como Hernn Prez
(Almagro Basch, 1972) y Almadn de la Plata (Garca

Sanjun et alii, 2006). Finalmente sealan la reutilizacin


de antiguas piezas para la realizacin de estelas del
Bronce Final. Estas conexiones son interpretadas en
trminos ideolgicos como una realidad en la que pesan
ms las continuidades que las rupturas (Bueno y Balbn,
2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 57). En lneas
generales sealan que ya desde los inicios del Neoltico
emerge la temtica antropomorfa en los menhires, que
interpretan como marcadores del territorio. En este
territorio tradicional se asientan los monumentos
megalticos y en ese contexto las imgenes antropomorfas
acaban siendo los referentes del poder de los ancestros.
Las imgenes antropomorfas como smbolos de la
tradicin acabarn siendo apropiadas por jefes o caudillos
como mecanismo ideolgico para justificar su poder; se
manipulan la tradicin y las mitografas de largo recorrido
- son los apoyos ideolgicos para una transformacin
social al favorecer la posicin de unos pocos basndose en
la exhibicin de su linaje y origen, proceso que culmina en
el Bronce Final. Ven la imagen antropomorfa y su
continuidad como un recurso ideolgico que tiene un
papel fundamental en la construccin de linajes (Bueno y
Balbn, 2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2005c; 2008a y
b).
Estas aproximaciones globales que abordan el tema de las
estelas y estatuas-menhir en un marco de larga duracin,
se basan en aspectos formales o en datos contextuales muy
desiguales en cuanto a su representatividad y/o solidez. La
continuidad es interpretada como fruto de la tradicin, los
valores culturales o el uso de una imagen que se atribuye a
la tradicin como recurso ideolgico. El cambio o
evolucin formal es relacionado con un proceso de
complejidad social tendente a la monopolizacin del poder
en manos de unos pocos individuos. En este contexto la
estela o estatua-menhir es tratada como un reflejo directo
de dicho proceso ya que, a pesar de que se le concede a la
imagen un papel activo como recurso ideolgico, no se
recurre a datos procedentes de otros ambientes
contextuales locales para calibrar dichas interpretaciones o
realizar una aproximacin concreta a los aspectos
diferenciales que materializan este tipo de cultura material
(vide infra, Captulo 4).
En general se aprecia la necesidad de disponer de una
mayor concrecin cronolgica, en primer lugar para poder
integrar la elaboracin de las estelas y estatuas-menhir que
no aparecen en contextos estratigrficos megalticos en
contextos socioeconmicos propios y situar su
implantacin en lugares determinados que en ocasiones
revelan una larga secuencia de utilizacin. La hiptesis
continuista, sea del signo que sea, se ha basado en la
indefinicin cronolgica y contextual de muchas piezas,
especialmente las que son atribuidas a la fase que media
entre el mundo megaltico y los inicios del Bronce Final,
como las estelas rectangulares, las estelas con tocado o las
estatuas-menhir.
Durante los aos noventa se han publicado una serie de
trabajos que han contribuido a dinamizar el tema de las

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


estelas antropomorfas y estatuas-menhir. Por un lado se ha
revisado la cronologa de las estelas rectangulares. En
1992 Saro y Teira aprovechan la publicacin del
esteliforme de San Sebastin de Garabandal (Cantabria),
para revisar lo publicado hasta el momento sobre la
cronologa de dichas representaciones en el Norte. Creen
que los diferentes ejemplares (estelas o esteliformes)
pertenecen a un momento cronolgico bien delimitado.
Descartan que su realizacin pueda adscribirse al mundo
megaltico (Saro y Teira, 1992: 355). Para estos autores la
identificacin tipolgica de los puales representados se
ha llevado un poco lejos. Piensan que el nico elemento
seguro para datar es la presencia de remaches. En el caso
de Pea T opinan que pintura y grabado son
contemporneas y, por lo tanto, creen que se trata de una
figura realizada en el Bronce Antiguo (1992: 352).
Cuestionan la relacin espacial que ejemplares como los
de Sejos pudieran presentar con tmulos que ellos
considerar dudosos. Defienden la sincrona de todos estas
representaciones, basada en parte en su estrecha similitud
iconogrfica. Se tratara de imgenes realizadas a indicios
de la Edad del Bronce, como indican el pual de remaches
de Pea T y la alabarda tipo Carrapatas de Tabuyo,
nicos elementos en estos dolos que nos permiten sacar
conclusiones cronolgicas sobre la realizacin de estas
piezas (Saro y Teira 1992: 355).
En un trabajo reciente Blas asume esta cronologa de
Bronce Inicial para ejemplares como Tabuyo o Pea T y
pone en valor la larga secuencia de utilizacin de la Sierra
plana de Vidiago, en la que se encuentra una amplia
necrpolis megaltica de cronologa anterior y en cuyo
extremo occidental se asienta la pea en la que est
grabado y pintado el esteliforme de Pea T (Blas,
2003b). Integra este tipo de representaciones en un
contexto socioeconmico en el que tienen relevancia
aspectos como los recursos minerales o la interaccin
social extra-local y la interpreta en el marco de un
incipiente proceso de complejidad social.
Recientemente se ha publicado el esteliforme de Outeiro
do Corno (A Corua), que conjuga aspectos formales
conocidos en estelas o esteliformes del Cantbrico y en
petroglifos del NW, adems de estar emplazado siguiendo
las pautas tpicas de estos ltimos (Fbregas et alii, 2004).
Este caso indica la importancia de valorar el papel que
debi tener la interaccin social extra-local a la hora de
abordar la interpretacin de estas estelas, como indica
Blas (2003b), tema para el que Ruiz-Glvez y Galn han
presentado una propuesta que analizaremos despus
(Ruiz-Glvez, 1998: 329-338; Galn y Ruiz-Glvez,
2001).
En cuanto a las estelas con tocado, denominadas en
ocasiones diademadas, algunas de ellas guijarrosestela, hay diversas novedades. En 1995 Bueno y
Gonzlez Cordero publican datos con los que se trata de
consolidar la propuesta de una cronologa Calcoltica para
estas piezas y que es reiterada por Bueno y Balbn en otros
trabajos (Bueno y Balbn 1994a: 343, 1998b: 56-57).

27

Bueno y Gonzlez Cordero publican dos nuevas estelas


con tocado, una de las cuales apareci en las proximidades
de pequeas sepulturas cistoides cubiertas por tmulos y
reas de asentamiento que podran datar de la Edad del
Cobre. En sta y en otras publicaciones se recurre a la
estructura megaltica de pequeo tamao de El Madroal,
que aporta materiales calcolticos y en cuyo interior
apareci una estela que, al contrario de lo que se ha
sealado (Bueno y Balbn, 1997b: 100, 118), no responde
a la iconografa de las estelas con tocado. Se aportan
tambin referencias de estelas con tocado desaparecidas
que referencias orales relacionan con sepulcros de
pequeo tamao de los que, sin embargo, no se tienen
datos concretos. En funcin de la investigacin
desarrollada por Gonzlez Cordero, que documenta un
intenso poblamiento en la zona durante el Calcoltico precampaniforme materializado por diversos poblados y
necrpolis con sepulcros de pequeo tamao, se asume la
misma cronologa para todas las posibles estructuras
funerarias de pequeo tamao que puedan existir en la
zona ni se considera su reutilizacin tarda. Tambin se
asume que la elaboracin e implantacin de las estelas con
tocado data de esa poca, cuando no hay datos
estratigrficos que as lo prueben y cabe la posibilidad,
sugerida por casos como Pea T o la estela de guerrero
de Hernn Prez, de que estas piezas fueran implantadas
en necrpolis ms antiguas en una etapa posterior. En este
y en otros trabajos de Bueno y su equipo recurren adems
a la pieza de Granja de Toniuelo, publicada por Leisner
(1935) como hallada en las cercanas del conocido
sepulcro de falsa cpula, y que es referida como hallada
en la entrada del mismo (vide infra, Captulo 7.2).
Tambin se alude a parecidos formales con piezas
aparecidas en contextos megalticos como Parxubeira
(Bueno y Gonzlez Cordero, 1995), que en nuestra
opinin son cuestionables.
Esta atribucin Calcoltica ha sido cuestionada
recientemente por Santos (2009). Se muestra ms de
acuerdo con la propuesta de Celestino, quien sita el
desarrollo global de las estelas diademadas a partir de
finales del Bronce Medio y durante el Bronce Final
(Celestino, 2001a: 254-260). Por un lado sita las estelas
con tocado de estilo naturalista (o guijarros-estela) en un
momento preliminar situado entre finales del Bronce
Medio e inicios del Bronce Final, como coetneas de las
estelas de guerrero del Suroeste de estilo bsico, siendo
ambas anteriores a la incidencia de los contactos
precoloniales en estas regiones (Celestino, 2001a: 257).
Las de estilo esquemtico se desarrollaran a partir de
inicios del Bronce Final, como coetneas del resto de
estelas del Suroeste. Celestino recurre a la aparicin
conjunta de una estela del Suroeste de tipo bsico junto a
cuatro estelas con tocado de estilo naturalista en Hernn
Prez, as como al paralelo formal que encuentra en la
supuesta diadema hallada en una tumba de inhumacin
femenina en La Colombine (Borgoa francesa)
relacionada con los primeros Campos de Urnas y situada
en torno al s. XI a.C. (Celestino, 2001a: 252). No obstante,
como ha sealado Harrison recientemente, se han

28

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

documentado ms elementos parecidos al hallado en La


Colombine en otras inhumaciones intactas y en estos casos
estos elementos estaban invariablemente situados en la
zona del trax, por lo que es ms probable que se tratara
de colgantes (Harrison, 2004: 164). En la lnea de
Celestino, Santos propone trabajar con una primera
distincin formal a la hora de tratar el conjunto de las
estelas con tocado. Por un lado diferencia las estelas que
presentan rasgos naturalistas en la representacin de
elementos del cuerpo y que por su disposicin confieren
un carcter antropomorfo al soporte, grupo en el que se
incluyen las estelas conocidas como guijarros-estela.
Por otro lado se sitan las estelas que presentan figuras
antropomorfas de carcter esquemtico. La situacin de
estas ltimas en el Bronce Final ha queda corroborada en
la estela de Almadn de la Plata 2, en la que aparece una
de estas figuras humanas de estilo esquemtico con tocado
junto a otra figura del mismo tamao acompaada del
elementos tpicos de las estelas del Suroeste (Garca
Sanjun et alii, 2006). La aproximacin que se ha
realizado para estudiar el contexto de esta pieza y los
resultados que se han presentado son importantes por sus
implicaciones en la investigacin general de las estelas
prehistricas, aunque se comentar en el apartado de la
investigacin sobre las estelas del Suroeste. Es interesante
sealar que a pesar de las concomitancias iconogrficas
que existen entre las estelas con tocado de estilo
naturalista y las de estilo esquemtico, Barcel desvincul
ambos grupos por considerar que la diadema no es un
elemento que sirva para datar (Barcel, 1989b: 204).
Un aspecto recientemente debatido ha sido el carcter
femenino que Almagro-Gorbea atribuy inicialmente a
estas imgenes (vide supra). En el reciente estudio de la
pieza de Soalar, que incorpora una alabarda, se menciona
la estela con tocado de Hernn Prez 6, en la que Bueno y
su equipo identifican una alabarda (ver Nota 1). Al
abordar la interpretacin de estos grabados, Bueno y su
equipo atribuyen un carcter masculino y guerrero a estas
imgenes, lo que deriva en la consideracin de la estela de
Hernn Prez 6 como la imagen de un guerrero armado
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 21-22; 32; 2008a: 57).
Por otro lado, Ruiz-Glvez y Galn consideran que las
estelas con tocado de estilo esquemtico, consideradas
ms tardas, son representaciones femeninas. Les
atribuyen un significado parental, como estelas que
marcan relaciones de parentesco, quiz intercambio de
mujeres, producto de alianzas establecidas entre grupos
durante el Bronce Final (Galn 1993b: 42 y 75; 2004;
Ruiz-Glvez, 1992).
En cuanto a las estelas antropomorfas y estatuas-menhir
del NW, desde que V.O. y S.O. Jorge publicaran su
trabajo de sntesis sobre las estelas y estatuas-menhir del
Norte de Portugal (1993) se han producido novedades
importantes que precisan una valoracin conjunta en un
marco geogrfico ms amplio. En su trabajo de tesina
sobre estelas y estatuas-menhir en el Norte de Portugal
Sousa hace un estudio pormenorizado del sitio de Cabeo
da Mina, parcialmente excavado, en el que se document

parte de un recinto formado por decenas de estelas, la


mayora sin restos de decoracin, entre las que se incluan
ms de una veintena de estelas decoradas de temtica
antropomorfa que incorporan gran variabilidad formal. La
mayora de los grabados reproducen elementos de vestido
y/o emblemas, en ocasiones collares y parte del cuerpo,
especialmente el rostro. La excavacin no recuper
material arqueolgico adicional, por lo que no
proporcion elementos de datacin alternativos, aunque
destaca el hecho de que la relacin estratigrfica
documentada indica un espacio de tiempo corto en
trminos arqueolgicos para la formacin de este recinto
(Sousa, 1996). Las analogas formales con piezas del Sur
de Francia pesan en la atribucin cronolgica que se hace
de estas piezas, que se sitan reiteradamente en el
Calcoltico (Sousa 1997: 194; Jorge, S.O. 1999b: 139-140;
Jorge, V.O. y S.O., 1993) a pesar de que estas piezas
presentan relaciones grficas claras con estelas
rectangulares o estelas con tocado, aspecto este ltimo al
que hace referencia S.O. Jorge (1999b: 141). Tambin
Cruz, en su tesis doctoral sobre el Megalitismo en la
regin del Alto Paiva (Beira Alta), estudia dos estatuasmenhir situadas, una posiblemente in situ, en una
necrpolis megaltica de gran extensin situada en la
elevacin amesetada de Nave (Cruz, 2001). Estas piezas
incorporan motivos muy diversos que pueden ponerse en
relacin con otras estatuas-menhir y estelas antropomorfas
del Occidente peninsular. Adems, las estelas de Cabeo
da Mina y las estatuas-menhir de Nave reiteran la
importancia que tiene considerar el contexto envolvente
de este tipo de hallazgos, lugares que tienen una biografa
propia y que pueden incorporar aspectos importantes para
comprender la naturaleza de estas piezas, como tambin
ponen de manifiesto lugares como la Sierra Plana de
Vidiago, el Collado de Sejos o la dehesa boyal de Hernn
Prez.
A las relaciones grficas que sugieren las estelas de
Cabeo da Mina o las estatuas-menhir de Nave hay que
aadir las indican otras estelas antropomorfas y estatuasmenhir publicadas en el Occidente de la Meseta Norte y
en el Norte de Portugal en los ltimos aos, como las de
Tremedal de Tormes (Lpez Plaza, Sevillano y Grande del
Bro, 1996), Alto da Escrita (Carvalho, Gomes y
Francisco, 1999); Guarda (Silva, 2000), Atades (Vilaa
et alii, 2001), Quinta de Vila Maior (Rebanda, 2002) o
Castro da Barrega (Sampaio, 2007). A la luz de estos
datos, el Norte de Portugal se perfila como una regin
clave para abordar muchas cuestiones relativas a las
estelas antropomorfas y estatuas-menhir posteriores a la
poca de esplendor del Megalitismo.
En este contexto de heterogeneidad formal y relaciones
grficas que remiten a reas geogrficas diversas, emergen
dos aspectos importantes: el emplazamiento de estos
lugares y su distribucin macro-espacial. Sousa diferencia
tres grupos de estelas o estatuas-menhir antropomorfas en
el Norte de Portugal relacionadas con tres zonas de paso
que dibujaran una ruta natural que conecta la Meseta con
el NW: dos de ellas relacionadas con dos pasos del Duero

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


y otra con el ro Tmega y su paso hacia el NW (Sousa
1996: 95-97). Por otro lado Jorge propone la conexin
entre las zonas del Este de Tras-os-Montes/Alto Douro y
Sur de Salamanca/Norte de Cceres a travs de un
corredor natural que une el Norte y Sur del Occidente de
la Meseta (Jorge S.O. 1990b: 208; 1999b: 141). A una
escala de mayor amplitud la localizacin de estelas y
estatuas-menhir en zonas de paso ha sido valorada por
Ruiz-Glvez y Galn, quienes las insertan en una amplia
red de relaciones desarrolladas en el marco de sociedades
en las que los desplazamientos de ganado de corto o
medio recorrido fueron fundamentales (Ruiz-Glvez,
1998: 329-340; Galn y Ruiz-Glvez, 2001).
Uno de los temas que quedan patentes con la informacin
disponible en la actualidad es la heterogeneidad formal de
las estelas y estatuas-menhir que se localizan en el NW,
algo ya valorado por Barcel en relacin con las estatuasmenhir (vide supra). La diversidad iconogrfica de las
estelas halladas en el yacimiento de Cabeo da Mina
indica que no todas las estelas antropomorfas pueden ser
explicadas en funcin de los mismos criterios. Como han
puesto de manifiesto diversos investigadores, las estelas
rectangulares y las estelas con tocado reproducen
convenciones iconogrficas que tienen entidad geogrfica,
estn distribuidas en zonas diferentes, relativamente bien
acotadas, aunque estas dos agrupaciones presenten
relaciones grficas entre ellas (vide supra). En el caso de
Cabeo da Mina o de otras estelas y estatuas-menhir del
Norte de Portugal la heterogeneidad es la norma y, como
pone de manifiesto la escueta estratigrafa de Cabeo da
Mina, difcilmente puede ser explicada en funcin del
devenir cronolgico. Por ello al abordar la sistematizacin
formal de la iconografa de Cabeo da Mina, S.O. Jorge se
decanta por interpretar sus resultados en trminos rituales
y/o sociales (Jorge, S.O., 1999b:138-139).

29

revisa los ejemplares conocidos hasta entonces haciendo


especial hincapi en aspectos contextuales. Al considerar
su uso se inclina por la interpretacin como tapas, aunque
seala que no se puede descartar, dada la escasez de datos,
la posibilidad de que estas piezas fueran verdaderas estelas
hincadas en el suelo. Asimismo apunta el dato de que los
elementos, presumiblemente metlicos, representados en
las losas nunca aparecen (con una sola excepcin) en las
necrpolis como parte del ajuar, estando ste compuesto
normalmente por vasos cermicos (Schubart 1975: 107).
Finalmente, propone una cronologa para estas piezas de
Bronce del SW II, horizonte Santa Vitoria, Bronce Final
(1100-900/800 a.C.). Esta cronologa se basa en tres
hechos fundamentales: la losa que cubra la cista C de
Santa Vitoria, en cuyo interior apareci un vaso tipo
Odivelas, datado en esta fase II del Bronce del SW, la
coincidente distribucin de las estelas alentejanas y los
vasos tpicos de esta fase en el Bajo Alentejo, as como la
proximidad de otras de las lajas encontradas cerca de
necrpolis de este perodo (Schubart 1975: 108).
Los datos contextuales aumentan en estos aos gracias al
hallazgo de una estela del Suroeste (Ervidel II) junto a dos
cistas en Herdade do Pomar. Unos aos antes se hall un
ejemplar de tipo alentejano (Ervidel I) que posiblemente
provena de ese lugar (Coelho, 1975; Gomes y Monteiro,
1977). La cista 1, que no haba sido violada, contena la
inhumacin de una mujer joven ( 20 aos) acompaada
de dos vasos cermicos, uno de ellos de tipo Odivelas
(Gomes y Monteiro, 1977: 168-169). La datacin por C14
de estos restos seos, sin embargo, proporcion unas
fechas mucho ms antiguas que las que cabra esperar, ya
que sin calibrar se situaban entre ca. 1560-1380 a.C.
(Barcel, 1991: 22). Este y otros datos llevaron a Barcel
a cuestionar la secuencia propuesta por Schubart para el
Bronce del Suroeste y, subsidiariamente, la cronologa
atribuida hasta entonces a las losas alentejanas (Barcel,
1991).

3.3 Estelas Alentejanas


Este grupo ha gozado de reconocida personalidad desde
que se publicaron los primeros trabajos de sntesis sobre
estelas decoradas (p.e. Almagro Basch, 1966; Gomes y
Monteiro, 1977). Son elementos propios de estas estelas la
temtica (panoplia de armas, emblemas, herramientas),
una caracterstica manufactura (relieve) y su distribucin
geogrfica en el Suroeste peninsular,
aunque se
concentran especialmente en una zona que se extiende al
Suroeste de Beja, en el Bajo Alentejo. En la publicacin
de los primeros ejemplares se incluyen referencias orales
sobre su hallazgo que los sitan como losas de cubricin
de sepulturas (Vasconcelos, 1906), por lo que su carcter
funerario fue uno de los puntos de partida, as como su
condicin de tapas o losas de cubricin. A mediados de
los setenta estas piezas son integradas en un ambiente
cultural concreto de carcter regional, el Bronce del
Suroeste (Schubart, 1975).
En su estudio sobre el Bronce del Suroeste, Schubart

En los aos noventa se excav integralmente y de forma


sistemtica otra de las necrpolis con hallazgos de este
tipo: la necrpolis I de Alfarrobeira, situada en las
proximidades de Silves (Algarve) (Beiro, 1973: 205;
Gomes, 1994b). Las referencias iniciales situaban la pieza
tumbada junto a una cista que, tras la excavacin, ha sido
atribuida a la fase ms tarda de dicho ncleo. La
excavacin revel la existencia de una fosa junto a esta
cista que ha sido interpretada como la fosa de fundacin
del soporte, que estuvo hincado verticalmente, por lo que
se llega a la conclusin de que esta pieza fue una
verdadera estela (Gomes, 1994b). El desarrollo de este
ncleo discurrira durante el Bronce del Suroeste I e
inicios del II, segn su excavador (Gomes, 1994b). A la
luz de estos datos y del hallazgo de la pieza de Tapada da
Moita (Oliveira, 1986), Gomes revisa los ejemplares
conocidos hasta entonces y considera que todas estas
piezas alentejanas pueden ser consideradas verdaderas
estelas realizadas para estar hincadas. Las estelas
documentadas como losas de cobertura fueron
posiblemente reutilizadas, como indica el hecho de que

30

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estn fragmentadas en sus extremos o que las


fosas/estructuras o materiales asociadas sean de posible
cronologa tarda (Gomes, 1994b; 2006).
Respecto a la cronologa de estas piezas hay que sealar
dos tendencias. Por un lado hay una serie de autores que
aceptan genricamente la seriacin propuesta por
Schubart, aunque sitan su desarrollo cronolgico en
fechas ms antiguas en virtud de la calibracin de las
dataciones radiomtricas disponibles, y asocian la
aparicin de estas estelas al Bronce del Suroeste II o
Bronce Medio II (Gomes, 1994b; 1995a; Parreira, 1995b:
133; Soares y Silva, 1995: 136). Por otro lado hay autores
como Barcel, quien cuestiona la secuencia del material
arqueolgico tpico de cada etapa del Bronce del SW que
Schubart diferenci, basndose en la revisin que Lull
realiz sobre la secuencia del Argar o en nuevos datos que
reflejan la diversidad del Bronce del Suroeste a nivel tanto
geogrfico como de cultural material (Barcel 1991: 1620). Barcel retrotrae la cronologa de las estelas a los
inicios de la Edad del Bronce en el Suroeste, al quedar
demostrada la aparicin conjunta de alabarda y espada
(Setefilla) desde estos momentos en el valle del
Guadalquivir, lo que invalida la hiptesis tradicional de
una posterioridad de la espada respecto a la alabarda en el
Sur de la Pennsula Ibrica (Barcel, 1991).

1977: 198). Para ello se ha recurrido ocasionalmente a la


figura del guerrero o jefe guerrero (p.e. Barcel, 1989a:
242; Gomes 1994b: 119; Soares y Silva, 1995: 138;
Garca Sanjun, 2006: 163-164). Por otro lado Jorge
sugiere que lo importante es ensear los artefactos que se
poseen porque son los que confieren status (Jorge S.O.
1999a: 115).
A la hora de abordar la interpretacin social de las estelas
Barcel, sin embargo, llam la atencin sobre el contraste
que ofreca el registro funerario del Suroeste,
caracterizado por su pobreza: recipientes cermicos
como ajuar y llamativa escasez de tems metlicos. A esto
se aade la ausencia o escasez en el mbito del Bronce del
Suroeste de referentes materiales para los iconos figurados
en las estelas. Propone la existencia de una organizacin
social de tipo clnico y asocia la presencia de estelas a la
jerarquizacin interna en estos clanes, en los que hay
miembros que concentran en s todos los poderes y
privilegios supra-familiares. Los referentes materiales de
los iconos figurados en las estelas (p.e. las armas)
existieron realmente aunque no se hayan documentado y
el hecho de que no fueran depositados en las tumbas de
estos individuos revelara el lmite de su poder (Barcel,
1989a: 240-243; ver tambin Garca Sanjun, 2006: 163164).

Uno de los principales focos de atencin en la


investigacin de las estelas alentejanas ha sido el estudio
formal de su iconografa. Se han propuesto varias
clasificaciones en funcin de la presencia/ausencia de
atributos y de la composicin iconogrfica que han sido
interpretadas en trminos cronolgicos (Almagro Basch,
1966: 197,199; Gomes y Monteiro, 1977; Gomes 1994b:
figs. 70 y 71; 2006). En los aos setenta Schubart mostr
sus dudas sobre la interpretacin cronolgica que Almagro
Basch propuso para su clasificacin, recordando que con
los datos disponibles no es posible ms que datarlos en un
momento contemporneo, Bronce del SW II (Schubart
1975: 108). S.O. Jorge tambin cuestion el valor
cronolgico de la propuesta tipolgica que plantea Gomes.
Segn esta autora no hay datos arqueolgicos que avalen
dicha propuesta evolutiva, ni desde el punto de vista
cronolgico, ni desde el sociocultural. Adems Jorge
reivindica que las representaciones de armas y el
ancoriforme son verdaderas metforas y, por lo tanto, hay
que tratarlas como un lenguaje (Jorge S.O., 1999a: 115).

Por otro lado, Ruiz-Glvez relaciona el recurso a las


estelas alentejanas con la necesidad de marcar los
derechos de propiedad sobre los recursos de esa zona bien
delimitada y rica en pastos frente a la creciente demanda
de pastos provocada por la aridez del interior durante el
Bronce Antiguo/ Medio y Final (Ruiz-Glvez 1998: 332338). Pero S.O. Jorge insiste en la importancia de su
vinculacin al mundo funerario (Jorge S.O.,1999a:121122). El escenario del Poder en el Bronce Inicial y Medio,
siguiendo la tradicin neoltica del Megalitismo y
Calcoltica, es la necrpolis y el santuario o rea ritual. En
este contexto el Poder esta relacionado con el ritual (Jorge,
S.O., 1999b). Por el contrario, durante el Bronce Final, el
escenario de las manifestaciones guerreras (estelas del
Suroeste) es otro nuevo que est relacionado con una
nueva organizacin poltica y simblica del espacio.
Ahora las estelas marcan las zonas de paso en los lmites
territoriales, representando a personajes heroizados que
son la referencia social del grupo (Jorge S.O., 1999a:
122).

Las estelas alentejanas han sido interpretadas como


exponentes de un proceso de incipiente jerarquizacin
social -emergencia de jefaturas- favorecido por la riqueza
local en recursos mineros y/o agrcolas, as como por la
integracin de estas comunidades en redes de intercambio
(Gomes y Monteiro, 1977: 198; Gomes, 1994b: 119;
1995a; Parreira, 1995b: 133; Soares y Silva, 1995).
Gomes y Monteiro atribuyen a estas estelas un valor
emblemtico. La figura humanan est ausente y las armas
son protagonistas, es la posesin de las mismas lo que es
importante y lo que se trata de enfatizar es la funcin o
posicin que ocup en vida el difunto (Gomes y Monteiro,

La relacin de las estelas alentejanas con otros grupos de


estelas o estatuas-menhir ha sido planteada en diversas
ocasiones. Inicialmente Almagro Basch interpret el
ancoriforme de las estelas alentejanas como dolo
dolmnico, en lo que se bas para plantear el origen de
esta tradicin en el mundo megaltico. Las estelas
alentejanas ms tempranas seran las que incorporan
nicamente este smbolo (tipo Ia). Por otro lado relacion
las estelas alentejanas que incluan armas (tipo Ib), que l
consideraba ms evolucionadas, con las estelas del
Suroeste de panoplia bsica (tipo IIa) (Almagro Basch,
1966).

ESTADO ACTUAL DEL TEMA

Esta idea es desarrollada por Almagro-Gorbea unos aos


despus. Considera que las estelas alentejanas ms
recientes y las del Suroeste ms antiguas se solapan en el
tiempo y que ms tarde convergen. Para este autor esta
relacin es clara, ya que se trata del mismo rito
desarrollado en momentos cronolgicos en parte
diferentes y en reas complementarias. Se apoya para ello
en la aparicin conjunta de las estelas de Ervidel I y II
(Coelho 1975 y Gomes y Monteiro 1977) o en la estela de
San Juan de Negrilhos, de tipo alentejano pero realizada
con grabado, tcnica tpica de las estelas del Suroeste
(Almagro-Gorbea 1977: 186 y 187). Almagro-Gorbea
sugiere que el origen de las estelas del Suroeste habra que
buscarlo en la asimilacin de dos corrientes autctonas:
una la de las estelas antropomorfas (guijarros-estelas) y
otra la de las losas alentejanas (Almagro-Gorbea 1977:
198).
Esta conexin entre estelas alentejanas y del Suroeste es
cuestionada por Gomes y Monteiro. Creen que aunque los
dos tipos de estelas pueden tener como base el mismo
complejo ideolgico, se constituyen en medios
culturales diferentes y asimilan tradiciones diversas para,
finalmente, tener cada tipo su estilo propio. Su desarrollo
es independiente, tanto geogrfica como culturalmente,
aunque cronolgicamente se solapen. Lo que tienen en
comn (representacin de armas) se debe a ese fondo
ideolgico comn (Gomes y Monteiro 1977: 203; Gomes,
1994b: 131). Tambin han rechazado esta posible relacin
autores como Barcel (1989a: 120; 1989b), Celestino
(2001: 280) o Harrison (2004: 40).

3.4 Estelas del Suroeste


Las estelas del Suroeste, tambin denominadas estelas de
guerrero o extremeas, son tratadas como una agrupacin
diferenciada desde que se abordaron en los primeros
trabajos de sntesis (Ramn, 1950; Almagro Basch, 1966).
Desde la monografa de Almagro Basch, en la que se
recogen 26 ejemplares de este tipo, el nmero de piezas
publicadas
ha
aumentado
considerablemente,
conocindose en la actualidad ms de un centenar.
Desde las primeras sntesis se han dedicado a su estudio
diversos trabajos (p.e. Pingel, 1974; Almagro-Gorbea,
1977; Gomes y Monteiro, 1977; Barcel 1989a y b;
Celestino, 1990; 2001; Galn, 1993b; Gomes, 1995b;
Harrison, 2004; Murillo, Morena y Ruiz, 2005;
Domnguez, Gonzlez y Hoz, 2005). En los ms recientes
se hacen diversas consideraciones sobre la historia de la
investigacin dedicada a estas estelas, por lo que
remitimos a ellas para conocer los detalles de esta
trayectoria, especialmente durante los aos sesenta y
setenta.
El punto de partida para su estudio han sido la iconografa
y sus rasgos formales. La presencia/ausencia de atributos

31

y/o la composicin han sido la base de las diferentes


clasificaciones que se han formalizado, bien a travs de
una metodologa tradicional (p.e. Almagro-Gorbea, 1977;
Gomes y Monteiro 1977; Celestino, 2001a; Harrison,
2004) o de mtodos cuantitativos (Barcel, 1989a y b;
Galn, 1993b). Su interpretacin ha sido generalmente
abordada en trminos cronolgicos, geogrficos y de
filiacin cultural/interaccin social (Almagro-Gorbea,
1977; Gomes y Monteiro, 1977; Barcel, 1989a y b: 190;
Celestino, 1990; 2001; Gomes, 1995b; Harrison, 2004),
aunque Galn considera que los diferentes grupos son
genricamente contemporneos, por lo que aborda su
distribucin geogrfica en trminos territoriales y polticos
(Galn, 1993b: 50-52; 2000; Jorge, S.O., 1999a: 121).
La informacin sobre estelas halladas en contextos
convencionales es muy escasa y debatida. Referencias
orales asociaban el hallazgo de unas pocas estelas a
posibles restos funerarios, informacin en la que se basan
diversos autores para proponer que las estelas estuvieron
originalmente asociadas a tumbas (p.e. Almagro-Gorbea,
1977: 192-193; Gomes, 1995b: 130; Celestino, 2001a:
318). Hallazgos recientes apuntan en esta direccin
(Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 25-32). Celestino
considera claro su significado funerario y sugiere, en la
lnea de Almagro-Gorbea, la posibilidad de que las estelas
de modelo bsico, consideradas ms antiguas, estuvieran
asociadas a cistas de inhumacin. Segn su propuesta,
paralelamente a la evolucin iconogrfica de las estelas,
que conllevara la incorporacin de la figura humana, se
producira un cambio de ritual que no deja huella, como
dejar el cuerpo a la intemperie, esparcir las cenizas o el
depsito de estos restos en los ros, lo que explicara su
invisibilidad en el entorno inmediato de las estelas
(Celestino, 2001a: 306-307, 318). Esta posibilidad
tambin es contemplada por otros autores para el conjunto
de las estelas del Suroeste, quienes enfatizan su
significado/papel funerario y conmemorativo (p.e.
Harrison, 2004: 40; Enrquez, 2006: 156-158; con matices
sobre su significado Tejera, Fernndez y Rodrguez,
2006).
Una hiptesis alternativa es la que presentan Ruiz-Glvez
y Galn, quienes consideran que la iconografa de las
estelas pudo tener un sentido funerario, como
conmemoracin o heroizacin del difunto, pero opinan
que no estaban necesariamente asociadas a tumbas (RuizGlvez y Galn, 1991: 271; Galn, 1993b: 31). Estos
autores valoran la localizacin de las estelas con especial
atencin, ya que consideran que los lugares en los que se
encontraron la mayora de ellas son su contexto primario
(Ruiz-Glvez y Galn, 1991: 264; Galn, 1993b: 22, 32,
64-65). De esta forma se introduce en la investigacin de
las estelas la consideracin del lugar de hallazgo como
parte integrante de lo que fueron las estelas, aunque no se
profundiza en la posible biografa/diacrona de los
mismos. Esta consideracin les lleva a abordar la
distribucin de las estelas a una escala de mayor
resolucin que la empleada habitualmente. Revelan que
las estelas se sitan recurrentemente en zonas de paso

32

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

natural, aspecto ste que les lleva a valorarlas como hitos


o marcadores territoriales (Ruiz-Glvez y Galn, 1991;
Galn, 1993b). Esta interpretacin ha sido matizada por
diversos autores que consideran este emplazamiento de las
estelas como resultado de su asociacin a poblados, como
queda patente especialmente en el valle del Guadalquivir
(Murillo, 1994: 417; Ferrer, 1999), aunque muchos de
ellos an no hayan sido detectados, todo ello en un
ambiente de creciente territorializacin en el que muchos
de los poblados se sitan en zonas de paso estratgicas
(Celestino, 2001a: 304, 317; Harrison, 2004: 34-35;
Murillo, Morena y Ruiz, 2005). Enrquez introduce un
interesante matiz al sealar que las estelas en Extremadura
no estn lejos de poblados o zonas de paso, pero tampoco
estn junto a ellos, lo que entre otras razones le lleva a
interpretar las estelas como monumentos conmemorativos
funerarios que son utilizados de forma estratgica por las
lites sociales en el mbito rural para reivindicar el control
de la tierra, su explotacin y trnsito, en un contexto en el
que ste mbito y sus recursos se revalorizan (Enrquez,
2006).
Harrison comenta en su reciente obra la posible condicin
pluri-vocal de estos monumentos. Pudieron haber
desempeado mltiples funciones, como marcar tumbas,
identificar a un individuo en el paisaje, organizar
territorios, haber funcionado como instrumentos de
competicin con lites vecinas o quiz incluso como
reivindicaciones de un estatus heroico (Harrison, 2004:
180). Este autor tambin sugiere que la eleccin de los
lugares de emplazamiento tambin pudo haber estado
guiada por la asociacin histrica del lugar con un evento
contemporneo, un mito, cancin, lucha, una hazaa
heroica, un compromiso de lealtad o amistad, la visin de
un presagio, una fiesta sealada, o incluso una tormenta
que fueron conmemorados de esta forma (Harrison,
2004: 34).
El papel conmemorativo de estas estelas y su inevitable
relacin con un entorno inmediato repleto de referencias al
pasado es una cuestin que ha quedado bien documentada
en los hallazgos de Almadn de la Plata (Garca Sanjun,
2005b; 2006; 2010; Garca Sanjun et alii, 2006). Junto al
cordel del Pedroso se documentan dos estelas del Suroeste
-una de ellas incluye dos antropomorfos, uno con cuernos,
espada y escudo, otro con tocado- asociadas a una
estructura tumular de bloques de cuarzo blanco. En las
inmediaciones hay varias estructuras megalticas. A poco
ms de 3 Km. est situado el complejo funerario de
Palacio III, recientemente excavado, que ha revelado larga
una secuencia de utilizacin. Incluye un tholos construido
sobre un dolmen de galera preexistente, dos estelas de
estas fases tempranas, as como un tmulo con cremacin
que ha sido datado por C14 entre las postrimeras del
Bronce Final y los inicios de la Edad del Hierro (Garca
Sanjun, 2005b; 2006; 2010).
Los resultados de Almadn de la Plata revelan la
necesidad de abordar el anlisis de los lugares con
estelas y su entorno inmediato de forma intensiva, con

profundidad temporal y a escala meso y micro espacial


para recuperar datos que pueden ser fundamentales para
abordar su interpretacin. El hallazgo de Almadn de la
Plata revela que hay conceptos como el pasado, los
ancestros y la tradicin que fueron relevantes para las
comunidades que erigieron las estelas del Suroeste (Garca
Sanjun, 2006; 2010). Tambin el hecho de que
nuevamente haya aparecido una agrupacin de dos estelas,
como tambin ocurre en el caso de Cortijo de la Reina
(Crdoba), en este caso enterradas (Murillo et alii, 2005),
revela la necesidad de valorar las agrupaciones de estelas,
as como la presencia de posibles estelas anicnicas.
Algunos autores han llamado la atencin sobre la
existencia de agrupaciones (p.e. Tejera, Fernndez y
Rodrguez, 2006), pero nunca se han examinado con
detalle.
Como decamos antes, la carencia de datos relativos al
contexto inmediato de las estelas ha favorecido que su
estudio se concentre en aspectos formales y se aborde a
una escala macro. A partir de los aos noventa el
panorama mejora por el aumento de datos relativos a su
contexto socioeconmico, aunque el nivel de detalle de
estos datos en la mayora de las zonas sigue siendo bajo
(p.e. Almagro-Gorbea y Ruiz Zapatero, 1992; Murillo,
1994; Vilaa, 1995a; Martn Bravo, 1999; Pavn, 1998a y
b). Uno de los aspectos que han quedado mejor
clarificados es que a pesar de que las estelas incorporan
iconos que remiten a objetos de filiacin atlntica o
mediterrnea, son manifestaciones indgenas que tienen un
contexto socioeconmico propio en el que han de ser
integradas. Estas comunidades se sitan en el hinterland
de la Fachada Atlntica y de Huelva, reas que interactan
intensamente con los mbitos Atlntico y Mediterrneo
durante el Bronce Final. Como se ha puesto de manifiesto,
es necesario valorar ese amplio marco de interrelaciones
para comprender algunos aspectos relevantes de las estelas
y de las comunidades vinculadas a ellas (p.e. Galn,
1993b; 2000; 2004; Celestino, 2001a; Harrison, 2004).
Como decamos, la clasificacin formal de la iconografa
de las estelas ha generado diversas interpretaciones sobre
su desarrollo cronolgico, basadas principalmente en el
recurso a referentes materiales y/o al concepto de
evolucin formal unilineal. A nivel global, como indica
Mederos en un reciente trabajo (Mederos, 2008a), por un
lado hay investigadores que sitan su desarrollo en el
Bronce Final (Galn, 1993b), Bronce Final II y III
(Barcel, 1989a: 163-166), o Bronce Final I-III y Hierro
Inicial (Harrison, 2004), mientras un nutrido grupo de
autores las sitan a lo largo del Bronce Final III y Hierro
I/Orientalizante (p.e. Celestino 2001a; Almagro-Gorbea
1977: 190; Gomes y Monteiro 1977). La mayora de estos
autores atribuyen mayor antigedad a las estelas que
incorporan la panoplia bsica por ser stas las que
incluyen representaciones de armas que remiten a
referentes ms antiguos, generalmente de estilo atlntico.
Hay estelas con panoplia bsica que tambin incorporan
elementos de filiacin mediterrnea. Estos ltimos estn
presentes en la prctica totalidad de las estelas que

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


incluyen figura/s humana/s. Todas stas estelas que
incluyen elementos de filiacin mediterrnea son
relacionadas por diversos investigadores con el fenmeno
precolonial, aunque las cronologas que se manejan
difieren.
En torno a la cronologa hay dos cuestiones debatidas que
dependen de la interpretacin que se haga de las estelas.
Una de las cuestiones trata sobre los tipos iconogrficos,
su relacin entre ellos y su desarrollo cronolgico. Hay
autores que consideran una evolucin unilineal: primero
hay una iconografa de tipo bsico en la que se incorporan
elementos de filiacin mediterrnea y posteriormente la
figura humana (p.e. Almagro-Gorbea, 1977; Celestino,
2001a). Por otro lado hay autores que consideran un
desarrollo genricamente contemporneo para todas las
versiones (p.e. Galn, 1993b). Finalmente, hay una
postura intermedia que considera la derivacin de las
estelas con figura humana de las de modelo bsico pero
tambin contempla la pervivencia de este ltimo, lo que
resultara en el desarrollo paralelo de ambos modelos
durante un cierto tiempo (p.e. Harrison, 2004). A grandes
rasgos estas interpretaciones revelan tres posturas: la
primera atribuye un valor cultural/normativo a las estelas,
la segunda un valor poltico/social y la tercera un valor
ideolgico/normativo.
Tambin relacionado con estas cuestiones hay otro
aspecto cronolgico que es an debatido: el final de las
estelas del Suroeste. Hay dos tendencias: por un lado los
investigadores que defienden su perduracin durante
inicios del perodo Orientalizante, cuando se abandona
paulatinamente esta costumbre (Almagro-Gorbea, 1977;
Gomes y Monteiro, 1977; Celestino, 1990; 1998; 2001a)
y por otro los que defienden que su final coincide con la
presencia de los primeros colonizadores fenicios (Galn,
1993b: 68) o tiene lugar inmediatamente antes (Barcel,
1989b, pero ver 1989a: 166). Recientes hallazgos como el
del fragmento de estela reutilizado en el paramento de una
cabaa del Bronce Final en el Bajo Guadalquivir (Ruiz y
Lpez, 2001: 153-154) o la reutilizacin de la estela de
Majada Honda como estela epigrfica con escritura del SO
(Domnguez, Gonzlez y Hoz, 2005: 52-54) sugieren la
necesidad de revisar esta cuestin, especialmente a la luz
de la propuesta de Brandherm sobre la cronologa de las
espadas representadas en algunas estelas (Brandherm,
2007), cuestin que Harrison integra en su reciente obra
(Harrison, 2004).
Como han sealado varios autores, al valorar estas
propuestas generales hay que abordar su articulacin
histrica en cada regin, aspecto este ltimo
especialmente valorado por Barcel y Celestino, en cuyos
modelos se integra una interpretacin de las estelas que
descansa
en
gran
medida
en
conceptos
culturales/normativos (ver especialmente Barcel, 1989a;
Celestino, 1998).
La interpretacin social de las estelas ha sido abordada
desde variadas perspectivas, aunque prevalece el concepto

33

de la estela como reflejo de formaciones sociales


jerarquizadas. Generalmente las estelas son consideradas
como exponentes de lites sociales indgenas que recurren
a este medio iconogrfico para exhibir, legitimar y/o
consolidar su poder. Se considera que estas lites se
desarrollan en el seno de formaciones sociales de tipo
jefatura, aunque la complejidad que se les atribuye vara
en funcin de los autores y su interpretacin de los datos
disponibles.
En las sociedades de tipo jefatura la posicin poltica y el
estatus social de una persona dependen en primer lugar de
las relaciones de parentesco (kinship). Hay personas que
tienen un estatus social elevado por pertenecer a un linaje
determinado. Estas personas pueden adquirir poder frente
a otros e institucionalizarlo a travs de diversas
estrategias, entre las que destacan el control de los
recursos econmicos, las relaciones sociales y la
ideologa. Segn la perspectiva terica se dar ms
importancia al control de la produccin subsistencial
(staple finance) y de los objetos de prestigio (wealth
finance) en trminos de poder econmico (p.e. Earle,
1997) o al control de las relaciones sociales (relaciones
polticas, intercambio de mercancas de prestigio) e
ideolgicas (p.e. Kristiansen y Rowlands, 1998).
En la interpretacin de las estelas ha predominado el
concepto de las jefaturas simples (p.e. Galn, 1993b: 62;
Harrison, 2004: 67), en las que el rango de una persona
viene determinado por la distancia social con un
determinado linaje y por el grado de control que ejerce
sobre determinados medios de produccin/reproduccin
social. Hasta hace bien poco el contexto socioeconmico
de las estelas era prcticamente desconocido, por lo que
las interpretaciones sociales se basaban principalmente en
la iconografa de las estelas, los bronces y la orfebrera;
los habitats y las necrpolis eran prcticamente
desconocidos.
La
informacin
ha
mejorado
sustancialmente. En la actualidad se dispone de datos
sobre el patrn de poblamiento, se conocen aspectos sobre
algunos habitats y hay algunos datos sobre el uso del
medio (p.e. Durn y Padilla, 1990; Murillo, 1994; Vilaa,
1995a; Pavn, 1998a; Merideth, 1998b; Martn Bravo,
1999; Rodrguez Daz et alii, 2001; Torres, 2002). Sigue
habiendo, no obstante, grandes carencias de informacin
sobre el mbito cotidiano, la produccin, la organizacin
interna de los asentamientos o el mbito funerario. Ello
hace que las interpretaciones sociales sobre las estelas y
sobre la organizacin social en estas regiones sigan
basndose en gran medida en las mismas estelas, los
bronces y la orfebrera.
Algunos autores han atribuido un papel primordial al
control de las relaciones sociales (sistema de parentesco,
relaciones polticas) y del intercambio de objetos de
prestigio a ellas asociados, como importantes medios de
adquisicin de poder, esto es, a travs del control del
sistema de parentesco y de la adquisicin de prestigio, que
son articulados igualmente en trminos ideolgicos para
asegurar su legitimacin y reproduccin social

34

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(Kristiansen y Rowlands, 1998; p.e. Galn, 1993b; RuizGlvez, 1998).


Diversos autores han fijado su atencin en estos aspectos,
integrando el mbito geogrfico de las estelas en un marco
mucho ms amplio de intensas interrelaciones que abarca
el Atlntico y el Mediterrneo (p.e. Galn, 1993b; 2000;
2004; Ruiz-Glvez, 1998; Celestino, 2001a; Harrison,
2004). En este contexto, habra sido vital para las lites
locales de las regiones con estelas controlar las rutas
ganaderas y de intercambio (Ruiz-Glvez y Galn, 1991;
Galn, 1993b; 2004; Ruiz-Glvez, 1998; Galn y RuizGlvez, 2001). Se han valorado aspectos como el valor del
ganado como medio subsistencial y como riqueza
susceptible de ser intercambiada, las relaciones polticas y
el intercambio de mercancas de prestigio como objetos de
bronce y orfebrera. Las estelas en este contexto fueron
parte de un discurso de las lites locales que buscaba
legitimar el control sobre esos recursos o consolidarlo
frente a otras elites vecinas en un contexto de
competitividad creciente entre unidades polticas vecinas
(Galn, 1993b). Harrison aborda la interpretacin en
trminos ms amplios cuando sugiere que las estelas son
un medio a travs del cual las lites locales buscan
controlar, manipular y extender una ideologa particular
ms all del grupo, materializan una ideologa
instrumentalizada por las jefaturas como estrategia para
retener poder. Las estelas materializaran una ideologa
guerrera basada en la masculinidad y en las cualidades
guerreras como aspectos que confieren autoridad al jefe,
que a travs de las estelas busca extender su poder ms
all de la familia o el clan (Harrison, 2004: 75).
La atencin sobre esta temtica guerrera ha sido constante
en la investigacin sobre las estelas. Almagro-Gorbea
interpret las estelas como exponentes de una sociedad
guerrera rural y jerarquizada (Almagro-Gorbea, 1977:
193), idea con la que concuerdan diversos autores (p.e.
Gomes y Monteiro, 1977; Gomes, 1995b; Celestino,
2001a: 316). Tambin Ruiz-Glvez se refiere a la
emergencia en estas zonas de la figura del varn guerrero
y el posible desarrollo de un sistema patriarcal durante el
Bronce Final y su transicin al Hierro (Ruiz-Glvez, 1992:
240).
Este tema prevalece en la literatura y se han propuesto
nuevas hiptesis que lo desarrollan. Tejera, Fernndez y
Rodrguez proponen una interpretacin de las estelas
como representaciones de divinidades guerreras situadas
en lugares de culto, aunque no descartan su relacin con la
conmemoracin de difuntos o que su localizacin
estuviera vinculada al lugar en el que se depositan sus
restos. Recurren a las fuentes literarias para argumentar su
hiptesis sobre divinidades guerreras, contemplando
tambin la posibilidad de que se tratara de hroes
divinizados o antepasados heroizados, y aluden al posible
sustrato indoeuropeo de estas poblaciones para sealar la
existencia de estelas en las que hay ms de una figura
humana, lo que relacionan con mitos de origen basados en
la existencia de gemelos fundadores (Tejera, Fernndez y

Rodrguez, 2006). Este ltimo aspecto es desarrollado por


Garca Sanjun en un reciente trabajo en el que aborda la
interpretacin de la estela de Almadn de la Plata 2, con
dos figuras humanas de igual tamao, una con tocado y
otra con cuernos, espada y escudo. En primer lugar
cuestiona el carcter femenino que atribuyen la mayora
de los investigadores a las figuras con tocado. Analiza
otras estelas que incorporan pares de figuras humanas con
tamao similar y para abordar su interpretacin social
recurre a la mitologa sobre pares de personajes
considerados hroes fundadores o dioses, a lo que asocia
la existencia constatada de parejas de gobernantes en la
Pennsula Ibrica durante la poca prerromana. En el caso
de las estela propone una diferenciacin funcional o
simblica entre personajes (jefes o reyes), se tratara de
una dualidad de funciones en el ejercicio del poder, un
gobernante con funciones religiosas y otro con militares
(Garca Sanjun, 2010).
Como hemos comentado anteriormente, otro aspecto
recientemente tratado es el valor de la tierra y su control
por parte de las lites locales (Enrquez, 2006). A travs
de la consideracin de la tierra como mbito que incorpora
recursos variados (tierras para pastos o cultivos, recursos
minerales, trnsito,..) revalorizados durante el Bronce
Final, este autor atiende a la localizacin de las estelas en
este mbito. Son un medio a travs del cual las lites
reivindican el control sobre la tierra. Como hemos
sealado los datos relativos a la produccin y su
organizacin social en estas zonas son muy escasos, por
no decir que inexistentes. En este contexto es muy
interesante la apreciacin de Enrquez porque el valor que
pudo adquirir la tierra y la localizacin de las estelas es un
binomio interesante que contempla un modelo de
exhibicin de poder de las lites en el que se incluye el
control sobre los medios de produccin, que no su
propiedad, siendo sta de carcter comunal (Enrquez,
2006: 171-172). Este autor plantea la apropiacin como un
sistema que pone nfasis en la cohesin social y control
social elitista sobre espacios rurales (Enrquez, 2006:
172).
Los modelos globales o generales que se han propuesto
para abordar la interpretacin social de las estelas se han
basado generalmente en los aspectos repetitivos o
recurrentes detectados en grupos de estelas, en reas
concretas o en las estelas del Suroeste en su conjunto. A
este conjunto de datos se han sumado en los ltimos aos
los que proporcionan una serie de casos particulares que
han sido recientemente valorados por su potencial
aportacin a las explicaciones globales.
Este sera el caso de la atencin prestada por Harrison a
las estelas que incorporan varias fases de ejecucin y que
no slo tienen el potencial de ilustrar la teora que propone
sobre la evolucin formal de la iconografa, sino que son
casos que l considera relevantes porque materializan
claramente el papel de esta iconografa como medio de
legitimacin ideolgica al interpretarlos como intentos de
contrarrestar los retos a dicha ideologa (Harrison, 2004:

ESTADO ACTUAL DEL TEMA


77). Otro caso ilustrativo es la atencin que Garca
Sanjun y su equipo dedican al contexto envolvente de las
estelas de Almadn de la Plata. Los datos recuperados
permiten argumentar que el papel conmemorativo de las
estelas tambin estuvo ligado a lugares ancestrales en los
que se detecta un uso funerario recurrente que
explcitamente busca el nexo con el Pasado y con los
ancestros. Este buscado nexo con lugares ancestrales es
un elemento residual, pero significativo, integrado en una
ideologa funeraria centrada en el culto personalizado a
lderes militares (Garca Sanjun, 2006: 166; Garca
Sanjun et alii, 2006; Garca Sanjun, 2010).

manipulando las imgenes de la tradicin, apropindose


de ellas, como medio para legitimar y consolidar su poder.
Este proceso ya sera patente en el Megalitismo, mbito en
el que aparecen imgenes cada vez ms individualizadas
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 578-579; 2008a y b):
Les symboles des anctres, reprsentation de la
puissance mythologique qui justifiait la
possession de la terre et du btail par des groupes
concrets, sont utiliss par les chefs guerriers des
socits les plus hirarchises pour justifier leur
position prminente. La collectivit symbolique
se transforme en individualit symbolique dans
un processus pleinement conscient dutilisation
de la tradition de la part des lites guerrires.
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005c : 631).

3.5 Aproximaciones generales


La relacin entre las estelas antropomorfas, estatuasmenhir, estelas alentejanas y estelas del Suroeste se ha
planteado en pocas ocasiones. Hay dos propuestas que
comparten algunos aspectos, aunque difieren en otros.
Ambas se caracterizan por incidir en la articulacin
cronolgica que da cuerpo a una continuidad que liga los
ejemplares ms recientes con el mbito megaltico. Al
abordar la interpretacin de dicha continuidad proponen
dos visiones que comparten algunos aspectos.
Como ya hemos comentado, Almagro-Gorbea propone la
existencia de dos tradiciones, una de temtica femenina y
otra masculina, que se originan en el mundo megaltico y
que en el Bronce Final convergen en las estelas del
Suroeste (Almagro-Gorbea, 1977: 198; 1993; 1994). Este
nexo original es la representacin antropomorfa que con el
tiempo y como producto de la progresiva jerarquizacin
social de las sociedades del occidente peninsular, va
adquiriendo un carcter cada vez ms individualizado. A
lo largo de la Edad del Bronce se dara un progresivo
predominio masculino, mbito que se impone en el
Bronce Final, lo que quedara reflejado en las estelas de
guerrero del Suroeste y en las estatuas-menhir masculinas
del Noroeste, aunque, como muestran las estelas con
tocado, en algunas zonas la mujer sigue teniendo un papel
social relevante durante el Bronce Final (AlmagroGorbea, 1993; 1994). La interpretacin de AlmagroGorbea se basa en conceptos como la tradicin cultural o
la ideologa en sentido normativo.
Por otro lado, Bueno, Balbn y Barroso consideran que las
estelas decoradas y estatuas-menhir parten de una
iconografa de raz comn: las primeras representaciones
antropomorfas relacionadas con los ancestros en el
Megalitismo, imgenes que germinan en el seno de las
primeras sociedades productoras. Entre todas estas
imgenes antropomorfas existira una profunda relacin
ideolgica basada en la importancia de la tradicin. A lo
largo de este proceso hay linajes o familias que
progresivamente adquieren control sobre los medios de
produccin, lo que se traduce en jerarquizacin social. El
control se va concentrando progresivamente en manos de
unos pocos individuos. Estos individuos acabarn

35

Para dar cuerpo a esta hiptesis analizan la trayectoria de


las imgenes antropomorfas armadas que se documentan
en el mbito megaltico y en estelas y estatuas-menhir ms
tardas. Al abordar este tema, para el que disponen de
numerosas estelas y estatuas-menhir publicadas en los
ltimos aos (vide supra), relativizan las propuestas
tipolgicas al uso por considerar que todas la imgenes
antropomorfas con armas se basan en frmulas comunes y
que no hay base emprica para apoyar propuestas de
cualquier naturaleza en esta lnea, ni cronolgicas,
sociales, ni de otro tipo (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:
579).
No obstante, emprenden un anlisis de los ejemplares
armados haciendo una diferenciacin preliminar basada
en el tipo de soportes (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:
586-614):
1.
2.
3.
4.

Objetos y armas en los ortostatos-estela


megalticos.
Paneles-estela armados.
Estelas armadas.
Estatuas armadas.

Cada una de estas categoras incorpora ejemplares de


ambientes megalticos, arte rupestre o estelas y estatuasmenhir ms tardas en las que se identifican
representaciones de armas metlicas, enfatizando esa idea
de continuidad a pesar de que las armas representadas
varan. En el concepto arma incluyen arcos, bculos,
alabardas, espadas, el dolo de las lajas alentejanas o las
formas trapezoidales de algunas estatuas-menhir.
Posteriormente hacen un anlisis general de las estelas
antropomorfas, estatuas-menhir y las estelas alentejanas,
abordando su variabilidad. Para ello proponen una nueva
clasificacin, al considerar que la tipologa tradicional es
indefendible frente a la documentacin que presentan
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 627-630).
1. Grupo del Norte (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: fig.
40), que denominan megaltico por su relacin
formal con las placas alentejanas y por su relacin
espacial con necrpolis megalticas. En l que

36

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

incluyen ejemplares del Cantbrico como Pea T y


del Alto Alentejo (Crato) y lo sitan en la segunda
mitad del III Milenio AC en funcin de las armas
campaniformes que incluyen los paneles-estela, a
pesar de que otros autores sitan estas imgenes en un
Bronce Inicial, situndolas a partir de ca. 2200 AC
(Saro y Teira, 1992; Blas, 2003b).
2. Grupo del Noroeste, formado principalmente por
estatuas, aunque incluye tambin estelas y panelesestela. Indican que su origen megaltico es patente por
ejemplares como Serra de Boulhosa y Moncorvo,
ambos en el Norte de Portugal. Las armas que
incorporan remitiran al III y II Milenios AC, por lo
que se trata de un grupo de larga duracin. En l
incluyen ejemplares tan variados como los grabados de
Pea Lostroso (Burgos), las estelas de Moncorvo (Alto
Douro) y Asquerosa (Granada), o las estatuas-menhir
de Villar de Ala (Soria), Preixana (Lrida), Ermida
(Alto Minho) o Tremedal de Tormes (Salamanca), por
lo que el criterio de agrupacin no parece ser ni
geogrfico, ni iconogrfico, ni cronolgico (Bueno,
Balbn y Barroso, 2005c: 41).
3. Grupo Centro-occidental: constituido por estelas y
estatuas, entre las que se incluyen las estelas con
tocado, que tienen una dispersin que llega hasta el
Guadalquivir, adems de los ejemplares de Millarn
(Cceres), Cabeo da Mina y Quinta de Couquinho
(Alto Douro) (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: fig.
42), por lo que en este caso tampoco parecen seguirse
criterios iconogrficos ni geogrficos.
4. Losas del Alentejo: A pesar de las revisiones
recientes que indican que son verdaderas estelas
(Gomes,1994b; 2006), Bueno y su equipo siguen
considerndolas losas funerarias (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: 622), aunque en algunas de sus
figuras tambin las denominan estelas. Este es el
nico grupo bien definido tanto geogrfica como
iconogrficamente.

Figura 8: Distribucin geogrfica de las agrupaciones de estelas y


estatuas-menhir definidas por Bueno, Balbn y Barroso (2005c: fig. 39).

Consideran que todas estas imgenes parten de una misma


referencia de base, las imgenes antropomorfas de los
productores neolticos, lo que explicara aspectos comunes
de su iconografa, como la imagen antropomorfa, su
asociacin a armas o la posicin de stas en la

composicin. La variabilidad formal entre todas ellas es


explicada como resultado de la interpretacin regional de
esta referencia ideolgica de base (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: 630), por lo que se apoyan en un concepto
normativo de la ideologa.
La articulacin temporal que proponen recurre a
cronologas ciertamente altas para los grupos de estelas y
estatuas-menhir que incluyen representaciones de armas
metlicas (ver fig. 9), lo que sirve para apoyar su hiptesis
de continuidad ideolgico-normativa. Un buen ejemplo
son las losas alentejanas asociadas a necrpolis de cistas
del Suroeste, cistas que estos autores sitan a lo largo del
III Milenio AC, cronologa que no tiene apoyo en la base
emprica actual (p.e. Parreira, 1995; Soares y Silva, 1995).
Es ms, en su cuadro cronolgico sitan las piezas
alentejanas a partir mediados del IV Milenio AC, una
cronologa insostenible desde nuestro punto de vista.
Sitan las estelas con tocado Hurdes-Gata, incluidas en su
grupo centro-occidental, a lo largo del III Milenio AC por
la asociacin de algunos de estos ejemplares a ambientes
megalticos, aunque ninguna de estas piezas ha aparecido
estratigrficamente asociada a este tipo de contextos (vide
infra, Captulos 6.2 y 7.2).

Figura 9: Propuesta cronolgica de Bueno, Balbn y Barroso para las


diferentes agrupaciones (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: fig. 44).

En conjunto, proponen una cronologa de larga duracin


para el grupo centro-occidental, cuyo desarrollo inicial
sitan a partir de mediados del IV Milenio AC. Estas
cronologas altas se repiten para casos como los paneles
armados, entre los que se incluye Pea T o algunas
estaciones de petroglifos del Noroeste como Castro de
Conxo, cuyo desarrollo lo sitan especialmente entre
mediados del IV Milenio y finales del III Milenio AC,
cuando las armas en ellos representadas son situadas por
la mayora de los especialistas a partir de finales del III
Milenio AC, durante el Bronce Inicial. Otro tanto ocurre
con las estelas y estatuas-menhir del grupo noroccidental,
muchas de ellas con espadas, que sitan entre mediados
del IV Milenio y finales del II Milenio AC. Otro caso
singular es el de las estelas del Suroeste del Bronce Final,
cuyo desarrollo es situado por estos autores a partir de
inicios del II Milenio AC, cronologa que no se ajusta a
los datos disponibles, incluso si consideramos las
cronologas ms altas propuestas por algunos autores para
los tipos considerados ms antiguos que, a lo sumo,
podran ser situados a partir de ca. 1500/1400 AC (vide
infra, Captulo 7.4).

ESTADO ACTUAL DEL TEMA

Estos autores, por tanto, formulan una hiptesis de


continuidad ideolgico-normativa y proponen un modelo
para explicar el cambio iconogrfico basado en la
existencia de individuos masculinos que consiguen
manipular los smbolos colectivos en su propio beneficio.

3.6 Conclusiones preliminares


Muchos de los trabajos que, como ste, han abordado la
interpretacin social de las estelas, han partido de una idea
comn: que las estelas y estatuas-menhir son un reflejo
directo de jerarquizacin social. Se habla de un proceso de
individualizacin del poder, de lo femenino a lo masculino
o de lo colectivo a lo individual, de un uso estratgico de
estas imgenes para legitimar el control sobre los medios
de produccin y as consolidar su poder. Pero lo cierto es
que en pocas ocasiones se han intercalado estas hiptesis
con datos relativos a la esfera de la produccin, el mbito
domstico o la organizacin interna de los poblados, entre
otras cosas porque este tipo de datos son muy escasos en
la mayora de las zonas con estelas. Los datos de este tipo
enriqueceran en gran medida la interpretacin social de
las estelas y estatuas-menhir, matizando o concretando
aspectos de este proceso (Hodder, 1982a). Una lectura
directa de las estelas y estatuas-menhir como exponentes
de un proceso de este tipo no est exento de problemas
porque la iconografa de las estelas es variada en el tiempo
y en el espacio y no en todos los casos sigue la tendencia
de la hiptesis individualista. No hay ms que ver la
agrupacin de estelas de Cabeo da Mina, el carcter
emblemtico -no individualizado- de la iconografa de las
estelas alentejanas, la representacin estandarizada de las
estelas con tocado o las representaciones antropomorfas
individualizadas de los megalitos ibricos. Muchas estelas
ofrecen aspectos ambiguos que no siempre se adaptan bien
a un proceso unilineal de complejidad social. Hay muchos
matices que han de ser valorados. Igualmente, cuando se
habla de sociedades muy jerarquizadas (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: 631) hay que abordar cuestiones como la
escasez o ausencia de referentes metlicos en las zonas en
las que stos se encuentran representados en las estelas, la
razn por la que estas armas no fueron amortizadas en
contextos convencionales. Cabra preguntarse tambin por
el aspecto diferencial de estas sociedades, que hace que en
unas zonas se desarrolle una tradicin de estas
caractersticas y en otras no. A todo lo anterior hay que
aadir un aspecto poco valorado pero que tiene gran
importancia a la hora de abordar su interpretacin social:
el papel de la colectividad en este proceso. Aspectos como
la organizacin del trabajo implicado en la elaboracin de
una estela o estatua-menhir, la obtencin de la materia
prima, la ejecucin de los grabados y su implantacin,
habra que tenerlos en cuenta a la hora de abordar la
estructuracin de las relaciones sociales implicadas.
Igualmente, cuando se propone la hiptesis de la
manipulacin ideolgica por parte de individuos hay que

37

valorar su alcance, si se acepta y/o respeta la forma y/o el


contenido de estas imgenes y hasta qu punto tienen las
implicaciones que se pretendan en la vida cotidiana de la
comunidad.
En relacin con la articulacin de las estelas y estatuasmenhir en el tiempo y en el espacio, es decir, como
proceso histrico particular, Bueno y su equipo han
planteado el peso de tradicin, una cuestin de gran
inters que debera ser abordada en regiones particulares
para ser concretada. Por otro lado, los ejemplares que no
disponen de contextos arqueolgicos convencionales han
aumentado en nmero pero sigue sin haber acuerdo en
torno a su datacin. Por ello es preciso abordar su
articulacin cronolgica de forma sistemtica. La
distribucin geogrfica de iconos y formatos iconogrficos
tambin es relevante para valorar la hiptesis de la
continuidad y el peso de la tradicin propuesta por Bueno
y su equipo. Hay regularidades o similitudes iconogrficas
patentes en amplias zonas geogrficas y/o entre
ejemplares geogrficamente distantes que no son tenidas
en cuenta a la hora de definir sus agrupaciones o de
explicar el proceso de jerarquizacin a una escala
peninsular. Hay aspectos como la interaccin social extralocal que deben ser integrados en la interpretacin social.
Como Bueno y su equipo indican a lo largo de su trabajo,
hay estelas o estatuas-menhir que se encuentran en
necrpolis megalticas, pero como ponen de manifiesto los
hallazgos de Hernn Prez o Almadn de la Plata, estas
estelas no tienen porqu ser contemporneas a los
momentos de esplendor del Megalitismo, sino que
pueden haber sido integradas en estos espacios siglos
despus. Por ello tambin es necesario abordar el estudio
de las estelas y estatuas-menhir a escalas meso- y microespaciales, para aproximarnos al papel de la estela en su
contexto ms inmediato.
Muchos de los datos necesarios para avanzar en estas
cuestiones escasean o son inexistentes, pero an hay datos
que si son explorados en profundidad pueden ofrecer
informacin valiosa para elaborar hiptesis de trabajo
sobre estos temas. Los trabajos ms recientes ponen de
manifiesto la necesidad de abordar las estelas y estatuasmenhir en trminos sociales e ideolgicos pero para ello
es necesario, en primer lugar, explorar la variada realidad
material con la que nos enfrentamos, ordenarla en
trminos histricos, esto es, abordar su articulacin
temporal y geogrfica, para integrarlas en contextos ms
amplios que nos permitan ir ms all de la estela y
relacionarla con procesos especficos. Igualmente es
necesario explorar aspectos contextuales poco tratados, en
muchos casos por ser considerados hechos particulares
con poco potencial explicativo, cuando revelan aspectos
de gran inters para la elaboracin de hiptesis de trabajo
generales.

4
MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA
In each era archaeologists represent the temporary state of
their disciplinary knowledge by a metaphysical theory which
presents appropriate ideals of explanation and procedure. But
metaphysical systems are not systems of observations, but
invented systems of concepts without which we cannot think
(Harr, 1972: 100-39) (Clarke, 1973: 12).

4.1 Marco terico


Prembulo: Reflexiones en torno a la cultura material
como signo
Mi perspectiva terica se ha ido modificando a lo largo de
estos aos. Son diversas las experiencias personales,
profesionales y acadmicas que me han brindado la
oportunidad de replantearme varios temas que ataen,
directa o indirectamente, a la Arqueologa.
Cuando comenc este trabajo de Tesis estaba de acuerdo
con las corrientes cientifistas (Vicent, 1982: 34 y ss),
inspiradas en el Neopositivismo, que trataron de superar la
posicin ontolgica tradicional (positivista) que equipara
el objeto de estudio de la disciplina con el medio de
estudio (empiricismo) (explicado en Lull, 1988: 66). Esta
perspectiva redefine el objeto de estudio de la Arqueologa
que, a partir de ahora es definida, en palabras coloquiales
de Clarke, como:
..the discipline with the theory and practice for the
recovery of unobservable hominid behavior patterns from
indirect traces in bad samples. (Clarke, 1973: 17, mi
subrayado).
La Cultura Material es concebida como signo de
fenmenos no observables del pasado tales como

estructuras, sistemas o procesos, que pasan a ser el objeto


de estudio de la disciplina arqueolgica. A partir de
entonces qued perjudicado el concepto empiricista de
Cultura Material como correlato inmediato de una realidad
susceptible de ser leda directamente y se impuso la
necesidad de desarrollar teoras o metateoras que
permitieran abordar una comprensin-interpretacin de los
procesos no observables que explican la realidad
material observada (Clarke, 1973: 14 y ss; Lull, 1988: 6970; Vicent, 1982: 37-39).
La Cultura Material pasa a ser concebida como signo tanto
en el pasado como en el presente. Esta conceptualizacin
es adoptada, implcita o explcitamente, por arqueologas
de diverso signo terico, tanto procesuales, como postprocesuales. Cada corriente terica, dependiendo de su
naturaleza e intereses, ha incidido en tipos de significado
diferentes y para ello se han desarrollado epistemologas
diferenciadas, que frecuentemente recurren a modelos
lingsticos que permitan abordar de forma sistemtica el
objeto de estudio planteado (vide infra; Vicent, 1982: 50;
1984; Lull, 1988).
Por aquella poca me interesaba la arqueologa
estructuralista, la primera corriente que trat el estudio
sistemtico del significado en arqueologa, inspirndose
en los principios y mtodos de la lingstica estructural de
Ferdinand de Saussure (Saussure, 1971). Segn estos

40

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

principios, el mundo est compuesto por relaciones


entre objetos, en vez de por objetos aislados. La relacin
entre significante y significado es considerada arbitraria,
como en el lenguaje, y por ello las unidades individuales
(por ejemplo imgenes, artefactos, atributos,..) tienen
significado en virtud de su relacin entre ellas, ya que el
significado es enteramente relacional (Conkey, 1989:
138). Estos principios enfatizan la construccin
(constructedness) de la significacin humana. Como M.
Conkey seala:
[a]lthough sign systems were seen to be culturally
variable, the deep laws governing the working of these
systems were not. (Conkey, 1989: 138)
Por ello, la cultura material (el arte incluido) es
modelada y organizada siguiendo principios estructurales
o generativos subyacentes (leyes profundas, gramtica), en
ocasiones considerados universales (por ejemplo simetra)
y atemporales (Leone, 1982: 743).
Pero en Arqueologa, muchos anlisis estructuralistas
estuvieron concentrados en aspectos formales y reglas
generativas (gramtica), con estructuras sincrnicas
(atemporales), pero no con el contenido (significado), ya
que ste era considerado difcil o imposible de alcanzar, y
no verificable. Por ello, este tipo de acercamiento ha sido
llamado estructuralismo formalista (formalist
structuralism) (Hodder, 1982b: 7; 1986, 36-40; Conkey,
1989: 147).
Por ello estaba de acuerdo con las crticas realizadas por
algunas voces que constituirn la corriente fundacional
de la hoy amplia y diversa corriente post-procesual, sobre
algunos problemas inherentes a este estructuralismo
inspirado por Saussure (Hodder, 1982b: 8; Conkey, 1989:
145, 150). Una de las crticas fundamentales es la
imposibilidad de verificar la identificacin de elementos,
estructuras, o la interpretacin de significados
subyacentes, ya que el contexto, entendido en el sentido
ms amplio del trmino, era ignorado. Este tipo de
estructuralismo es considerado esttico y a-histrico (pero
ver Deetz, 1977), no considera el papel del individuo, ni
sus intenciones, no desarrolla una teora de la praxis
(teora de accin social), la estructura determina el
comportamiento humano, etc.. (Conkey, 1989: 145, 1513). Como I. Hodder apunt en un principio:
.[a]bstract formal analysis must be shown to be
relevant to a particular social and historical context, as it
must lead to an understanding of the generation of new
actions and structures through time. (Hodder, 1982b: 8).
A partir de estas crticas que empezaron en arqueologa de
la mano de I. Hodder, comienza, como M. Conkey lo
describi, un...
..movement away from structuralism to structural
analysis that can elucidate how structures make sense
in particular historical contexts of social action..

(Conkey, 1989: 152).


Inspirado por las crticas vertidas a travs de la crtica
literaria (p.e. Culler, 1975: 134), Hodder explica que uno
de los mayores problemas del estructuralismo para
recuperar significados era su conceptualizacin de la
cultura material como texto de lenguaje (text of
language) (Hodder, 1989c: 256). Como seal este autor,
este modelo lingstico (language model) ha tenido
numerosas implicaciones en arqueologa. En primer lugar,
como en el lenguaje, la relacin entre significante y
significado es considerada arbitraria y, por ello, el
contenido o significado de las unidades de anlisis
(artefactos, atributos, imgenes,..) es enteramente
relacional.
Por otro lado, la cultura material es considerada como un
set estructurado de diferencias que son abstradas del
mundo y son atemporales (Hodder, 1982b: 8; 1989c: 256).
En tercer lugar, las reglas o gramtica subyacente
organizan la estructuracin inconsciente de la cultura
material. El anlisis de la cultura material como lenguaje
slo revela significados inconscientes (no-discursivos)
(Hodder, 1989c: 251-2). En este sentido, el lenguaje,
como cdigo abstracto que es, no se refiere a un hablante,
no hay un sujeto.
.[these] unconscious mental structures...are separated
from practice and from the ability of social actors to
reflect consciously on their ideas and create new rules
(Hodder, 1982b: 8).
Una de las premisas centrales de la arqueologa
contextual/ interpretativa, que ha sido enfatizada por
Hodder en numerosas ocasiones, es que la cultura
material esta constituida significativa y activamente. La
Cultura Material tena significado para la gente que la
manufacturaba, la usaba y la desechaba. De esta forma, se
propuso que ms que lenguaje, la cultura material puede
ser considerada, siguiendo a Ricoeur, un texto de trabajo
(text of work), un discurso (Hodder, 1989c: 256; Tilley,
1991: 121-123, distincin no realizada por Patrik, 1985).
Un texto est escrito para significar (mean) algo, para
comunicar a alguien, tiene que ser entendido en un marco
particular de significado, est situado en el tiempo, se
refiere a su hablante (speaker), es comunicacin situada,
un trabajo de discurso (work of discourse), que
incorpora estrategia e intencin. Como el texto, la cultura
material est separada de su autor / autora, en el sentido en
el que diferentes personas en el pasado y en el presente
dotaran de diferentes significados a un mismo objeto
(Hodder, 1992: 161; 1986: 149-155), de la misma forma
que diferentes arquelogos harn diferentes lecturas de
ese mismo objeto en el presente.
Este es uno de los puntos que ha llevado a algunos
arquelogos post-estructuralistas a adoptar una postura
relativista radical en torno a la interpretacin de
significados pasados. Los relativistas afirman que no
podemos llegar a ningn significado original del pasado,

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


que no podemos re-construir significados pasados, que
el pasado y el presente estn divorciados, y que los
arquelogos
estn
nicamente
construyendo
significados en el presente cuando interpretan cultura
material (Yates, 1990; Preucel y Hodder, 1996b: 307).
Aunque Hodder tom esta posicin extrema en un punto
de su carrera (Hodder, 1984), en trabajos posteriores ha
moderado su perspectiva (i.e. Hodder, 1986: 154; 1989a;
1989c; 1991; 1992: 160-8; Buchli, 1995: 181-3). Hodder
argumenta que nuestras interpretaciones estn
constreidas por la organizacin estructurada (patterning)
de la cultura material, que es real, y por el contexto.
[M]aterial culture, like a text, can have multiple
meanings depending on the context of the reading.(...)
However subjectively constructed, these material patterns
objectively constrain what we can say about them..(...)
Objective links between past and present contexts or
hermeneutics can be made. (Hodder, 1992: 171 y 1991).
Este investigador considera que existe una discreta
(guarded) objetividad en los datos y que el arquelogo/a
puede reconstruir significados del pasado. El significado
de la Cultura Material es menos arbitrario que el lenguaje,
ya que deriva del papel especfico que cumple en el
contexto de accin prctica (Hodder, 1989c: 258; 1992:
201-12). Muchos signos de Cultura Material son icnicos,
o ndices, no arbitrarios (Hodder 1986: 48-9; 1989c: 259;
Preucel y Hodder, 1996b: 304). Considerar la cultura
material como un texto de discurso implica considerar una
estrategia social e intencionalidad, relacionados con un
contexto de accin prctica. La metfora textual va ms
all que la perspectiva estructural (Preucel y Hodder,
1996b: 304); implica que podemos llegar a conocer sus
intenciones, que estn detrs del uso de determinados
signos para simbolizar en contextos particulares, llegar a
lo que las cosas significaron para ellos / as (what things
meant to them) (Preucel y Hodder, 1996b: 305, Hodder,
1992: 16; Buchli, 1995: 182). Pero, como Hodder expone,
las intenciones no agotan el significado. Hay significados
que no estaban reconocidos, no discursivos, o no
intencionales (Hodder, 1992: 13). Hodder cree que la
correccin de una interpretacin nunca podr ser
evaluada, pero que mejores y mejores acomodaciones se
pueden ir alcanzando en un proceso continuado de
interpretacin. En la ltima dcada este investigador ha
desarrollado una perspectiva Hermenutica moderada,
basada en la hermenutica de Gadamer y Ricouer, en la
que se argumenta que lo que puede ser dicho es limitado
por los mismos datos y el contexto, la coherencia, etc..
(Hodder, 1991; 1992: 178-179, Shanks y Hodder, 1995).
..[S]trengthening of the interpretation of meaning is to
provide a plausible social and economic context within
which the meaning can be situated as discourse (Hodder,
1992: 21).
Ian Hodder seala que los textos de cultura material
difieren de los textos escritos en varios aspectos

41

relevantes (Hodder, 1989c: 260, 263; 1992). Los signos de


cultura material que funcionan como iconos o ndices
estn material y socialmente constreidos, no son tan
arbitrarios como las palabras en un texto, incluso si el
texto fue escrito en un contexto social especfico. La
cultura material puede ser leda, adems de con la vista
y el odo, con el tacto, el olfato y el sabor. Finalmente, los
textos de cultura material no son ledos necesariamente
de forma lineal, no hay una secuencia clara de lectura.
En este sentido:
..material culture meanings are easier to identify
archaeologically than linguistic meanings (Preucel y
Bauer, 2001: 87 refirindose a Hodder, 1989c: 263).
Muchas de las arqueologas post-procesuales parten de la
crtica del estructuralismo formal emprendida por Hodder
y han desarrollado el anlisis estructural desde variadas
perspectivas (Robb, 1998: 337). Muchas de las ideas
vertidas en el marco de la arqueologa contextual/
interpretativa, especialmente en la lnea ms moderada de
Hodder a partir de los noventa, han sido adaptadas y
desarrolladas por arquelogas/os de diversas tendencias
post-procesuales (Buchli, 1995).
Sin embargo, la metfora textual me parece una cuestin
especialmente problemtica y an es discutida en el seno
de las arqueologas post-procesuales. Aunque a travs de
esta metfora se considera el papel de los actores en la
produccin del discurso y sus intenciones, todava
privilegia el lenguaje simblico sobre otras formas de
significacin como la iconicidad, impone el anlisis
lingstico a la cultura material, descuida el papel activo
de la cultura material en la interaccin social diaria,
privilegia el discurso sobre el conocimiento prctico no
discursivo (practical knowledge), as como el papel del
individuo frente a los agentes colectivos, considera los
objetos agentes pasivos, y no tiene en cuenta las formas
diferenciadas en las que la cultura material significa. En
este sentido, como ha argumentado Olsen recientemente,
la cultura material ha permanecido muda e invisible
(Olsen, 2003).
En definitiva, la propuesta inicial y ms generalizada de la
arqueologa contextual/ interpretativa presenta una
contradiccin patente. A pesar de que sus planteamientos
generales estn inspirados en las teoras de accin social,
que pretenden superar los problemas que presentaban
tanto el estructuralismo y el post-estructuralismo, las
corrientes interpretativas iniciales adoptan una
conceptualizacin de la cultura material como texto de
trabajo (discurso) marcadamente post-estructuralista, lo
que entrar en contradiccin con la propuesta anterior.
Las teoras de la Praxis fueron desarrolladas en las
ciencias sociales especialmente a partir de los aos
sesenta, no slo en el mundo anglosajn, sino tambin en
la Europa continental (Giddens, 1979; 1984; Bourdieu,
[1972]1977, [1980]1990; Bhaskar, 1978; 1979; Bernstein,
1983). Surgieron como reaccin a las teoras

42

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estructuralistas objetivistas imperantes en la poca (p.e.,


estructuralismo, teora de sistemas). Estas teoras tenan
problemas para explicar el cambio social como un proceso
endgeno, generado en el seno de las sociedades, y
tambin para explicar la produccin social del
conocimiento sin tener que recurrir a un Objetivismo o
Subjetivismo excluyentes. Hasta el desarrollo de las
teoras de accin social, las estructuras sociales eran
consideradas esenciales y autnomas (self-contained),
determinando el papel que los individuos juegan en las
relaciones sociales. Adems, algunos tericos sociales
como Pierre Bourdieu o filsofos como Bhaskar, estaban
preocupados con la produccin de conocimiento. Estos y
otros intelectuales de la poca consideraban que las
posturas objetivistas no podan explicar el rico y complejo
proceso de produccin del conocimiento en el que tambin
el subjetivismo juega un papel relevante. Por otro lado,
consideraban que las posturas subjetivistas y relativistas
del post-estructuralismo tampoco eran capaces de explicar
la produccin de conocimiento consensuado, normalmente
denominado objetivo, el papel del conocimiento
subjetivo en su construccin, ni los mecanismos sociales
que posibilitaban la interaccin entre estos mbitos de
conocimiento (Bernstein, 1983; Bourdieu, [1972]1977: 17; [1980]1990: 30-51; [1985] 1999: 91-95; Bhaskar, 1978;
1979). Estos autores, muy inspirados directa o
indirectamente por la praxis y la dialctica marxistas,
consideraban que el conocimiento subjetivo y el
conocimiento consensuado u objetivo estn en constante
interaccin y ambos participan en la produccin del
conocimiento cientfico. Estas corrientes tericas
desarrolladas en filosofa de la ciencia o en sociologa son
terceras vas que pretenden aproximarse a los procesos
sociales, y a la produccin del conocimiento como parte
de ellos, desde una perspectiva que estuviera ms all del
objetivismo y del relativismo, del estructuralismo y del
post-estructuralismo (Wylie, 2002: 161-167).
Estas corrientes relacionadas con la praxis, o terceras
vas, presentan ciertas caractersticas comunes. Es
fundamental, como ya hemos comentado, la naturaleza
relacional de los conocimientos objetivo y subjetivo, de la
sociedad y los agentes sociales. La vida diaria, la
investigacin, etc. son desarrolladas en el marco de
estructuras de pensamiento comunes y compartidas que
sern reproducidas, modificadas o creadas a travs de
prcticas colectivas y/o individuales, tanto discursivas
como no-discursivas. Las personas y otros agentes
sociales tienen un papel activo en los procesos sociales, de
la misma forma que el cientfico participa activamente en
la produccin de conocimiento. Las teoras de la Praxis,
por tanto, estn concentradas en la relacin dialctica
existente entre las estructuras y los agentes sociales
(personas, colectivos, ...), en las prcticas que materializan
dicha relacin.
Durante los sesenta la teora de la praxis fue adoptada en
la antropologa norteamericana (Ortner, 1984: 144-146),
pero no fue hasta los aos ochenta cuando se populariz
en la arqueologa anglosajona. En la Prehistoria peninsular

las teoras de la praxis fueron inicialmente introducidas


por Castro et alii (1996), inspirndose directamente en el
Marxismo, pero no ha sido hasta la primera dcada del
presente siglo que las teoras de accin social
desarrolladas en las ciencias sociales, a las que aqu
hacemos referencia, han sido formalmente presentadas
como marco de trabajo en Arqueologa (Valera, 2003;
Alarco, 2003a).
Hodder introdujo aspectos de las teoras de accin social
en arqueologa con el objeto de reconocer el papel de los
individuos en los procesos sociales, para as superar los
problemas que en este sentido planteaban el
estructuralismo o la teora de sistemas adoptada por la
Nueva Arqueologa (p.e. Hodder, 1982b, especialmente
1985: 22). Pero la adopcin de teoras de accin social en
arqueologa tambin ha llevado al replanteamiento de las
bases filosficas de la disciplina. En Arqueologa, los
problemas planteados por las posiciones filosficas
objetivistas a la hora de investigar fenmenos
socioculturales no observables y considerar la
interdependencia de teora y datos, han llevado a la
propuesta de alternativas para algunos aspectos
ontolgicos y epistemolgicos (Miller, 1982; Gibbon,
1989; Wylie, 2002: 97-105). De esta forma, han sido
propuestas terceras vas en el marco de la filosofa
Realista, inspirada en gran parte por el trabajo de Bhaskar
(1979). En la arqueologa anglosajona A. Wylie ha
desarrollado los principios del Realismo cientfico, o
nuevo Realismo social. A partir de una ontologa
relacional, las personas son consideradas seres sociales
que interactan en contextos histrico-culturales
concretos, estn inmersas en las relaciones sociales, de la
misma manera que las relaciones sociales no existen con
independencia de las personas. Por otro lado se considera
que las entidades y relaciones que constituyen la
naturaleza son reales y existen con independencia de los
conceptos y modelos que formulan los cientficos para
representarlos. El mundo histrico socio-cultural es
independiente del conocimiento que se tenga de l, su
conocimiento es falible y se desarrolla a partir de modelos
conceptuales. Hablar del mundo es interpretativo por lo
que el desarrollo del conocimiento cientfico se produce
por un proceso de reformas continuas. La ciencia es un
conjunto de prcticas sociales (Carrera Tundidor, 2002).
Hasta ahora, las teoras de accin social ms populares
en la arqueologa anglosajona son las de P. Bourdieu y
Giddens. Sin embargo, durante los aos ochenta y noventa
la mayora de los trabajos que han discutido aspectos de
accin social se han concentrado nicamente en el anlisis
de los agentes sociales (agency) (Dobres y Robb, 2000) y
no han tratado la relacin dialctica existente entre agentes
y estructuras. Este nfasis en los agentes constituye una
reaccin que trata de contrarrestar la concepcin
sistmica de la Arqueologa Procesual y el peso
otorgado a factores extra-sociales en la explicacin del
cambio cultural. La popularizacin de los agentes
sociales (agency) como objeto de estudio para el anlisis
del cambio cultural ha significado la adopcin parcial y

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


acrtica de algunos aspectos de las teoras de accin social
que no ayudan a entender satisfactoriamente la
complejidad de las dinmicas sociales. Algunas
perspectivas interpretativas, por ejemplo, han incidido
fundamentalmente en el anlisis de la accin intencional
individual, en el discurso, adoptando un modelo actualista
del individuo (individualismo metodolgico), como relata
Gillespie en un anlisis reciente sobre el tema (Gillespie,
2001). Esta versin modificada de las teoras de accin
social que incide en el individualismo metodolgico,
aunque fue precisamente para superar las limitaciones del
estructuralismo y del individualismo metodolgico que
Pierre Bourdieu, por ejemplo, desarroll su teora de la
praxis (Bourdieu, 1990: 46-51; 139-141).
No faltan arquelogos, sin embargo, que tratan de
contrarrestar esta situacin explorando crticamente el
amplio abanico de posibilidades que ofrecen las teoras de
accin social para entender procesos sociales
histricamente situados, como muestran en sus trabajos el
arquelogo procesual Tim Pauketat o el arquelogo
post-procesual John Barrett (Pauketat, 2000; Pauketat y
Alt, 2005; Barrett, 2001). Como vemos, el paradigma de
la praxis, como Bernbeck lo ha calificado, trasciende
fronteras tericas (Bernbeck, 2003: 44).
En general, el modelo textual no permite considerar de
forma apropiada el papel de significados y prcticas no
discursivas y no intencionales, adems de discursivas e
intencionales, no puede considerar interrelaciones
complejas entre las personas, las cosas y el mbito
estructural, interrelaciones que tienen un papel en la
produccin, reproduccin y modificacin del
conocimiento y el significado (Barrett, 1987). Propuestas
recientes, como la desarrollada por Barrett en diversas
publicaciones, enfatizan la naturaleza estructurada, pero
dinmica, del comportamiento humano. Este investigador
propone una aproximacin a la naturaleza dinmica de las
disposiciones estructuradas del comportamiento
aprendido, a travs del anlisis de las experiencias y
prcticas diarias de las personas, que no siempre contienen
significados discursivos o tienen efectos intencionales
(p.e. Barrett, 1987; 1997; 2001). Estas prcticas estn
llenas de significados, discursivos y/o no discursivos,
ntimamente relacionados con las disposiciones que
estructuran el comportamiento de cada persona. Sin
embargo, hay numerosas circunstancias contextuales en
funcin de las cuales los significados de cada prctica o
experiencia cambian, en muchas ocasiones sin que nos
demos cuenta. Desde este punto de vista, el significado de
todo lo que hacemos y utilizamos es cambiante, dinmico,
temporal e histrico. Las prcticas diarias estn llenas de
significado y ste vara en funcin del contexto de accin
y en funcin de su interaccin continua con las
disposiciones estructuradas aprendidas por cada persona.
Esta concepcin dinmica del significado de las cosas, del
significado de las prcticas de cada da, permiten explicar
la naturaleza cambiante de las acciones estructuradas por
la tradicin, evitar as el estatismo del estructuralismo
clsico sin necesidad de explicar el cambio slo a travs

43

de la utilizacin o modificacin consciente y discursiva


del significado de las cosas. Pero dada la naturaleza
cambiante de los significados, el objetivo de Barrett no es
tanto llegar a conocer el contenido de los significados,
sino la interaccin entre estructuras y prcticas, para
entender la dinmica social de un grupo humano. Es por
todo ello que este autor considera la metfora textual
esttica e innecesaria, ya que desde su perspectiva la
cultura material participa de un proceso de significacin
mucho ms dinmico y complejo que el considerado desde
la perspectiva textual.
Desde el enfoque de Barrett, las disposiciones
estructuradas, experiencias y prcticas diarias estn llenas
de significado, de un significado multidimensional y
fluido. La interrelacin con el mundo que nos rodea es
ms obvia a travs de la continua interaccin que
mantenemos los humanos con las cosas. Esta
interaccin constantemente produce, modifica o reproduce
significados, discursivos y/o no-discursivos, que pueden
tener efectos o consecuencias intencionados o no. Las
disposiciones estructuradas y experiencias son particulares
(y estn situadas) a diferentes escalas en diferentes
contextos (p.e. tradiciones particulares), y cambian a
travs del tiempo. De la misma forma, los significados de
la cultura material cambian a lo largo del tiempo a travs
de las prcticas diarias, y son interpretadas de forma
diferente a travs de las experiencias de actores que tienen
diferentes perspectivas situadas. El anlisis estructural
permite a la arqueologa analizar estas prcticas, pero en
vez de imponer estructuras de significado universales y
atemporales, la arqueologa debera atender a las micro
historias de cada contexto particular como un medio para
entender el longue dure (Deetz, 1977, Tringham, 1995).
Trabajos recientes en esta direccin han aportado
interesantes resultados (Barrett, 1997; 2001, vide infra).
El marco de las teoras de accin social, siendo stas bien
entendidas y crticamente utilizadas, me parece de gran
inters en Arqueologa, ya que permite explorar
interesantes aspectos de la Cultura Material como
portadora de significados mltiples, no slo simblicos,
discursivos e intencionales, y como parte activa en los
procesos de significacin, las relaciones sociales y la
construccin del conocimiento. Los significados de la
Cultura Material emergen de las prcticas sociales en las
que participa (Hodder, 1999: 77-8). En este sentido, la
relacin entre significante y significado no es
necesariamente arbitraria ya que est vinculada a la praxis.
Adems, la materialidad del objeto cumple un importante
papel que ha de ser considerado. Estas prcticas sociales
pueden ser cotidianas o no, rituales o subsistenciales,
discursivas o no discursivas, individuales, colectivas, con
consecuencias intencionales o no (Bernbeck, 2003). En
Arqueologa, el anlisis de los restos de estas prcticas nos
aproxima a la interaccin entre los fenmenos
estructurales (sociales, ideolgicos, etc..) y la cultura
material, a su naturaleza y desarrollo diacrnico en cada
contexto histrico. La Cultura Material como portadora de
significado media, adems, la relacin entre las estructuras

44

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

y los agentes sociales, entre la sociedad y las personas.


Esta relacin es materializada en prcticas sociales de las
que la cultura material es partcipe. Como Barrett ha
expuesto, las teoras de accin social permiten dilucidar
los complejos procesos de significacin en los que la
cultura material participa, adems de valorar el papel de la
cultura material en las relaciones sociales (Barrett, 2001:
151 y ss).
Siguiendo las crticas realizadas al modelo estructural de
Saussure, los arquelogos post-procesuales no han
considerado las implicaciones del giro desde una teora de
la cultura material (estructuralismo) a una teora del
conocimiento (cultura material como texto para ser ledo)
(Preucel y Bauer, 2001: 92).
Uno de los principales objetivos de la Arqueologa es
comprender los mecanismos -no directamente
observables- que explican la organizacin estructurada
de la cultura material (Lull, 1988:64-65) . Como hemos
visto en prrafos anteriores, en el caso concreto de la
arqueologa estructuralista y de diversas arqueologas
interpretativas, el estudio de la Cultura Material ha sido
planteado en el marco de modelos semiolgicos,
acudiendo a patrones lingsticos (vide supra; Haidar,
1997; Wylie, 2002: 127). Pero en general, si tenemos en
cuenta otras corrientes tericas, como la procesual,
adems de las arqueologas estructuralista y diversas
corrientes interpretativas, observamos que la cultura
material es conceptualizada como contenedora no slo de
significados simblicos y sociales, sino tambin
funcionales o adaptativos, y su organizacin y naturaleza
formal son explicados o entendidos en funcin de
estructuras no observables que normalmente son
interpretadas en trminos econmicos, ideolgicos,
simblicos o sociales (Robb, 1998). Tanto las perspectivas
estructuralistas como las sistmicas plantearon la
posibilidad de conocer este tipo de fenmenos
estructurales a travs de la cultura material y de
examinarlos de forma sistemtica (p.e. Lull, 1988).
Desde un punto de vista trascendental se considera que el
mbito estructural existe (existencia objetiva), pero por s
mismo no es observable directamente, lo que crea
problemas desde una perspectiva lgico-positivista
(Wylie, 2002: 117-130). Sin embargo, diversas corrientes
post-positivistas (p.e. realistas sociales) defienden la
posibilidad de las ciencias sociales como ciencias, de
llegar al conocimiento de lo no observable (fenmenos
sociales, simblicos, ideolgicos..) a travs de la
sistematizacin de los datos observables (Miller, 1982: 9192, Wylie, 2002: 14; 129).
De esta forma, el proceso de investigacin arqueolgico es
interpretativo al menos a dos niveles. Por un lado, est
el concepto de la cultura material como constructo cultural
en el pasado. En segundo lugar, los datos y la evidencia
arqueolgicos son constructos interpretativos en el
presente (p.e. Herzfeld, 1992: 67-68). Tanto la
arqueologa procesual actual como las diversas

arqueologas post-procesuales coinciden en aceptar la


imposibilidad de separar teora y datos, y en la necesidad
de evitar la circularidad en la interpretacin provocada por
esa interdependencia (Wylie, 2002: 174). Por tanto, esta
imposibilidad de escapar al ejercicio interpretativo en
arqueologa ha llevado repetidamente a la
conceptualizacin de la cultura material recurriendo a
modelos semiticos (vide supra; Frerichs, 2003; y p.e.
trabajos en Gardin y Peebles, 1992). El modelo lingstico
adoptado por la arqueologa estructuralista y diversas
arqueologas interpretativas, que es en el que he fijado mi
atencin en este trabajo, no ha funcionado a muchos
niveles, especialmente desde un punto de vista
epistemolgico, mbito para el que se han propuesto
diversas estrategias que comulgan con posturas realistas
(vide supra; Preucel y Bauer, 2001: 92; Wylie, 2002: 128132; Preucel, 2006: 252-254).
Por tanto, este largo anlisis me lleva a dos aspectos
fundamentales que han sido introducidos en los prrafos
anteriores. Por un lado, la existencia de
conceptualizaciones diversas para la Cultura Material que
coinciden en considerarla como la representacin signo de mecanismos no observables y los problemas
patentes que presentan las que aqu he analizado
(estructuralismo y arqueologa simblico-estructural/
interpretativa,..). Por otro, las dificultades epistemolgicas
encontradas por stas y otras corrientes tericas, que
derivan no slo de la conceptualizacin adoptada, sino
tambin de la ausencia de mecanismos que rompan o
atenen la circularidad de la interpretacin (interrelacin
teora-datos), as como de la existencia de un
metalenguaje que permita una exposicin explcita y
comparable de datos y argumentos.
Una reciente propuesta norteamericana que trata estos dos
aspectos del estudio de la Cultura Material,
conceptualizacin y epistemologa, es la de Robert Preucel
y Alexander Bauer (2001; Preucel, 2006). El trabajo de
Preucel y Bauer es una introduccin al tema, mientras en
la obra de Preucel estos temas son tratados con ms
profundidad (Preucel, 2006: 67-90, 247-261). Esta postura
sugiere que la semitica de Peirce presenta un modelo
ms apropiado para la conceptualizacin de la cultura
material que la semiologa de Saussure, adems de aportar
un marco epistemolgico ms adecuado para su estudio
desde diferentes perspectivas tericas (Preucel y Bauer,
2001; Preucel, 2006: 248).
Ms o menos en los mismos aos que F. Saussure estaba
formulando y enseando su Semiologa en la
universidad, en el otro lado del Atlntico, el pragmtico1 y
1 Peirce es considerado uno de los principales
precursores del Pragmatismo, definido en el diccionario crtico
de Ciencias Sociales de la UCM como ..un "modo de pensar"
() en el que tienen cabida teorias distintas y que puede
aplicarse a diferentes disciplinas. Pero, para los fines de una
vision de conjunto, podemos considerarlo en principio como una
teoria del conocimiento o, mejor an, como una teoria del ser

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


logicista norteamericano Charles Sanders Peirce (18391914) elaboraba su propio modelo del signo (Peirce,
1998). Desde un punto de vista epistemolgico, una de las
preguntas fundamentales que Peirce se planteaba era cmo
es posible el conocimiento de la Realidad. Peirce
mantena que toda experiencia y todo pensamiento son
representaciones en s mismas, es decir signos (Pape,
1998: 2017 y 2022); pensar no es posible sin signos; los
seres humanos conceptualizamos a travs de signos (Pape,
1998: 2018). De una forma similar a Locke (ver Deely,
1990), Peirce vea su semitica como una teora que es
capaz de describir las formas de todo tipo de
representaciones y conocimiento. De esta manera, este
autor conceba su Teora de los Signos como una teora
del conocimiento o epistemologa, ya que todo
razonamiento es una interpretacin de signos de algn tipo
(Peirce, 1998: 4 y ss). La teora de los signos proporciona
un marco epistemolgico como teora de conocimiento
(Hawkes, 1977: 128), y en el caso de los estudios de
cultura material como la arqueologa, tambin de un
marco ontolgico que permite definir y conceptualizar el
objeto de conocimiento desde una nueva perspectiva. La
Semitica de Peirce (o gramtica especulativa, como l
mismo la denominaba), utiliza principios formales de las
Matemticas y la Fenomenologa para describir elementos
de experiencia universales. Constituye una forma nica de
explicar o entender las propiedades formales y generales
de las formas de expresin y representacin, los
universales concretos (concrete universals) que dan
cuenta de toda nuestra experiencia con la realidad
(Pape, 1998: 2019). Preucel y Bauer exploran la forma en
la que las categoras de signos de Peirce son aplicables a
los signos materiales con los que trabajamos los
arquelogos, lo que sera aplicable a la interpretacin
arqueolgica, analizando cmo la construccin de teoras
(theory-building) est relacionada con la creacin de
signos. La postura de Peirce, coincide con las recientes
posturas realistas en rechazar el empiricismo, y el
Cartesianismo (individualismo ontolgico) (Olshewsky,
1995: 441-444) . Peirce ofreci un anlisis semitico del
conocimiento y, como Kuhn, defendi un falibilismo
persistente y enfatiz la importancia de la comunidad de
humano visto desde su funcin cognoscitiva. El pragmatismo
opone al analisis estatico del saber propugnado por Aristteles,
() una concepcin dinmica y sintetica: dinam ica porque
subraya los caminos de ida y vuelta que comunican los saberes
tecnicos, practicos y teoreticos, (..) y sintetica porque no
descompone al sujeto en segmentos autonomos sobre la base de
sus variadas disposiciones, sino que las focaliza en un comun
punto de origen (.) Ese punto de origen comun se hace visible
al situar en el centro del escenario el concepto de accion: la clave
pragmatista de interpretacion de cualquier faceta del ser humano,
incluida su faceta cognoscitiva, consiste en conectarla con su
dimension activa. (..) El humano se separa de otros seres
activos porque ademas es capaz de orientar su actividad segun
fines en alguna medida creados o decididos por l, individual o
colectivamente. () El conocimiento mismo, en la
interpretacion pragmatista, es un tipo de actividad (). (Faerna
2002).

45

investigadores (Olshewsky, 1995: 444; Pape, 1998: 2018;


Kuhn, 1992 [1962]: 263)
Desde un punto de vista conceptual uno de los aspectos
ms interesantes de la Semitica de Peirce es su definicin
del Signo. La versin resumida, en palabras de T. Hawkes,
es como sigue:
A sign thus stands for something (its object); it stands for
something to somebody (its interpretant): and finally it
stands for something to somebody in some respect (this
respect is called ground) (Hawkes, 1977: 127, nfasis en
el original).
El concepto de Signo de Peirce presenta varios aspectos
distintivos respecto a la versin lingstica de Saussure.
En primer lugar, el signo de Peirce es aplicable a todo
elemento que represente algo para alguien, lo que quiere
decir que, aparte de los signos lingsticos, incluye
entidades tan diversas como los objetos, las sensaciones
(olores, sonidos, ..), etc. En segundo lugar, su definicin
de signo no es didica como la de Saussure (significante
significado), sino tridica (Signo o representant Objeto
En tercer lugar, las partes
Interpretacin)2.
constituyentes del signo son definidas a partir de la
experiencia entre el observador y el signo. De esta forma,
Peirce establece una diferenciacin fenomenolgica entre
el signo (representamen), como una instancia de
Firstness, el objeto como una instancia de
Secondness y la interpretacin como una instancia de
Thirdness 3. Se trata de categoras ontolgicas que dan
cuenta de nuestra experiencia diaria con la realidad, ya
que, como Peirce argumenta, slo conocemos lo que nos
rodea a travs de signos. Son, en definitiva, categoras
universales, siempre presentes en toda experiencia, que
han sido convertidas en objetos de pensamiento (Pape,
1998: 2022), y que estn relacionadas entre s como lo
estn las tres dimensiones espaciales en Topologa.
Al diferenciar signo e interpretacin, Peirce considera la
interpretacin creada por el observador de la relacin
signo objeto, introduciendo de esta forma la figura del
intrprete (individual o colectivo, vide infra) como parte
activa en los procesos de significacin. En el mbito
epistemolgico esta definicin tiene una consecuencia
clara que es el reconocimiento de la interrelacin entre
teora y datos aludida en prrafos anteriores; no es posible
conocer sin interpretar. Esto es as especialmente para una
disciplina como la Arqueologa, ya que tratamos con
2 Peirce los denomin Representant, Object y
Interpretant. El Representant es en realidad la forma que
adopta el signo y, aunque es una parte constituyente de lo que
Peirce defini como Signo, muchos semiticos lo han
denominado signo, por lo que aqu lo tratar indistintamente
como signo o representant. Object es el referente u objeto al
que el signo hace referencia. Finalmente Interpretant es la
interpretacin o signo que crea el observador de la relacin
objeto-representant.
3 En este caso es difcil encontrar vocablos castellanos que
correspondan a estos trminos ingleses.

46

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

restos materiales que fueron representaciones para la


gente del pasado, mientras en el presente tambin
constituyen representaciones para los investigadores que
tratan de conocer el pasado. Pero al contrario de lo que
podra pensarse, en el concepto tridico de Peirce no
existe un dominio necesario de la interpretacin, como
defenderan algunas posturas post-estructuralistas, sino
que existe una interrelacin constante entre los tres
componentes del signo en el proceso de significacin y su
relacin tridica vara segn el contexto social de uso.
Tambin es muy significativa la individualizacin del
Objeto o referente. Dependiendo de la relacin que
mantengan el signo (Representant) y el Objeto
(Referente), la arbitariedad del significado variar, y
basada en esta variacin est la clasificacin de signos
ms fundamental de Peirce: Smbolo, Icono e ndice
(Index). Un ndice constituye un modo de significacin en
el que el signo (representant) no es arbitrario, ya que
est directamente conectado de alguna forma (fsica o
causal) al objeto (referente). Icnico es un modo en el que
el signo es percibido como imitacin (a travs de
cualquier sentido: p.e. huele como ello) del Objeto,
poseyendo algunas de sus cualidades. Finalmente, el modo
simblico es aqul en el que el signo no recuerda al
objeto, sino que es fundamentalmente arbitrario o
puramente convencional, como el lenguaje (Chandler,
1994: captulo 3). Una de las conclusiones ms
interesantes de esta distincin es que cuanto ms est el
signo determinado por el objeto (relacin icnica), ms
motivado es el signo (Barthes, 1985: 34), ya que iconos e
ndices presentan relaciones no-arbitrarias con sus
referentes. Los signos icnicos estn normalmente muy
motivados, mientras que los smbolos son arbitrarios,
deben ser aprendidos y acordados a travs de
convencin.
Como seala Hawkes, los tres modos no son mutuamente
excluyentes, sino que son una trada y :
co-exist in the form of a hierarchy in which one of
them will inevitably have dominance over the other
two.....As Jacobson observes.....the nature of a signs
ultimately dominant mode will depend finally on its
context (Hawkes, 1977: 129).
Estos modos no son cualidades objetivas de los signos,
sino que se refieren a la experiencia que el observador
tiene del signo. Adems, como ya he apuntado, la
constitucin del signo cambia a lo largo del tiempo y
depende del contexto social de su uso (Chandler, 1994:
captulo 3).
Hasta aqu las implicaciones de una conceptualizacin de
la cultura material siguiendo la definicin de Peirce son
varias. Por un lado, habra que aceptar que los significados
de los restos materiales no son necesariamente arbitrarios
y que no estn estructuralmente determinados. Esta
postura reconoce el potencial de la cultura material de
significar por s misma, en virtud de su relacin con un

referente, y de modificar la estructura de significacin de


su contexto de uso. Desde la perspectiva semitica, la
articulacin entre un contexto de significacin y los
significados de la Cultura Material se considera relacional,
y tambin el dominio de un modo de significacin en un
signo material puede derivar de su uso en un contexto
determinado. Adems, como he comentado en el prrafo
anterior, los signos de cultura material pueden:
have different meanings or may indicate different
phenomena or Objects behind it.......Sign-Object relations
may be multiple for any given artefact-Sign... (Preucel y
Bauer, 2001: 90).
En este sentido, un objeto puede tener mltiples referentes
(objetos) y mltiples significados (interpretants). Aceptar
que los restos materiales que estudiamos son signos, que
son experimentados/interpretados de variadas maneras por
diferentes actores (tanto en el pasado como en el
presente), y que pueden hacer referencia a objetos o
fenmenos variados, pone en evidencia lo compleja que es
la forma en la que la cultura material significa. Esto
comporta que los elementos materiales tuvieron diferentes
y variados significados en el pasado y que el dominio de
uno sobre el resto de los significados potenciales dependi
del contexto de su manufactura, uso y deposicin, as
como de la posicin situada del observador que lo
interpretaba. De la misma manera, diferentes arquelogos
con diferentes perspectivas tericas y situados en variados
contextos sociales se concentrarn en diferentes tipos de
significados (modos de relacin entre signo y objeto). Un
artefacto-signo puede actuar simultneamente como icono,
ndice y smbolo, siendo los tres modos complementarios
y necesarios para entender de forma global el significado
de un artefacto-signo. Preucel y Bauer ponen el ejemplo
de un hacha pulimentada de jadeita, comn en contextos
funerarios de la estepa euroasitica (Preucel y Bauer,
2001: 91). El hacha acta como icono al hacer referencia a
hachas utilitarias semejantes as como al abstracto tipo
de hacha definido como parte de una agrupacin regional
de materiales. El hacha tambin acta como ndice al
hacer referencia a la persona y otros objetos junto a los
que fue enterrada, al compartir el contexto de deposicin,
en este caso funerario, adems de indicar intercambio ya
que el jade es un producto alctono. Finalmente, el hacha
como representacin de poder acta como smbolo
(Preucel y Bauer, 2001: 91).
El concepto de signo de Peirce permite adems considerar
y explorar la materialidad del signo, aspecto de
significacin relevante para los estudios de cultura
material. Para Peirce:
..a sign is not identical with the thing signified, but
differs from the latter in some respects, it must plainly
have some characters which belong to it in itself.These I
call the material qualities of the sign (Peirce, 1931-1958:
5287, en Chandler, 1994: Captulo 3).
De esta forma, Peirce compensa el idealismo inherente al

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


modelo de Saussure. En esta lnea, Eco tambin seala
que el medio material que expresa el signo, no es
neutral, ya que el medio ya est cargado de significados
culturales (Eco, 1976: 267, en Chandler, 1994: Captulo
3).
La consideracin por parte de Peirce de la interpretacin
del signo como parte integrante del mismo introduce,
adems de los aspectos antes comentados, un componente
dinmico en la concepcin de los signos. Peirce se refiere
a la interrelacin entre signo, objeto e interpretacin
como Semiosis. El intrprete es considerado parte activa
en el proceso de significacin (Semiosis). De esta forma,
el significado de un signo tambin vara en funcin de la
interpretacin del observador, que a su vez es un signo (o
representacin) en s mismo, tanto en el pasado como en
el presente. Esto, naturalmente, podra llevarnos a una
semiosis o consecucin de cadenas de significado
ilimitada, una serie de interpretaciones sucesivas ad
infinitum.
Peirce enfatiz el carcter de la semiosis como proceso
diacrnico, lo que contrasta con el nfasis sincrnico de
Saussure en las estructuras. Una representacin
(interpretacin o interpretant) puede tambin referirse a un
objeto como ndice, icnica o simblicamente. Preucel y
Bauer ejemplifican este proceso a travs del dibujo de un
cuenco cermico. El dibujo es un signo que se refiere
icnicamente a un cuenco al que se parece, como tambin
lo hace la imagen mental (interpretant) del objeto captado
en la mente de la persona que est mirando el dibujo
(Preucel y Bauer, 2001: 91). Esto ejemplifica muy bien
cmo los signos son:
active agents of communication and form chains of
signification (in the generation of meaning) (Preucel y
Bauer, 2001: 91).
La interpretacin (interpretant) como signo tiene otras
caractersticas identificadas por Peirce. Hay tres tipos de
interpretaciones: emocional (sensacin generada en la
mente del intrprete), energtico (reaccin habitual del
intrprete) e interpretacin lgica (respuesta, accin o
cambio habitual basado en inferencia) (Preucel y Bauer,
2001: 91). Como arquelogos, aunque somos personas
situadas en contextos particulares, actuamos
generalmente en el marco de una serie de disposiciones
estructuradas. De esta forma, los signos nos pueden llevar
a interpretaciones variadas o concretas, pero normalmente
interpretamos de forma energtica o lgica (Preucel y
Bauer, 2001: 92). Los signos provocan una reaccin en el
observador; tienen por tanto una influencia en la
interpretacin que hacemos de ellos y en la forma en la
que continuamos nuestra investigacin. Pero los signos
tambin tuvieron un papel activo en el pasado. Este
segundo mbito interpretativo tambin tiene que ser
considerado si queremos entender cmo la gente en el
pasado cre y experiment el artefacto-signo en sus
prcticas sociales (Preucel y Bauer, 2001: 92). En este
mbito interpretativo las teoras de la praxis aportan un

47

marco muy til para entender los procesos de significacin


(semiosis), ya que permite relacionar la reaccin habitual
de las interpretaciones energticas con el mbito no
discursivo que Bourdieu denomin doxa y la
reproduccin naturalizada del conocimiento, mientras las
interpretaciones lgicas pueden ser entendidas en el
marco de lo que Bourdieu denomin ortodoxia y
heterodoxia, que pertenecen al mbito discursivo4. De
forma parecida, Preucel y Bauer sugieren que las
interpretaciones emocionales y energticas del pasado
pueden ser abordadas a travs de la Fenomenologa y la
Arqueologa Experimental, mientras las interpretaciones
lgicas puede ser abordadas a travs del estudio del
cambio social a lo largo de largos lapsos de tiempo
(longue dure). Desde un punto de vista epistemolgico,
los autores dan un paso importante al conectar la accin
social a la Semiosis o proceso de significacin, ya que
sealan que en este tipo de aproximaciones:
archaeologists may infer that social action resulted
from the presence of chains of signification and inference
in the past (Preucel y Bauer, 2001: 92).
En definitiva, tanto la conceptualizacin que Peirce hace
del signo, como la consideracin de los elementos activos
que participan en los procesos de significacin (Semiosis),
permiten considerar la reproduccin, modificacin y
negociacin de los significados de la Cultura Material a
travs de la accin prctica (Praxis). Adems, tambin
permite explorar el papel de las materialidades (objetos)
en la atribucin de significado y la forma en la que el
significado vara a travs de la prctica social. A travs de
este prisma semitico pueden ser explorados los intereses
de las Arqueologas Procesuales y Post-procesuales en
torno a la Cultura Material, ya que este tipo de Semitica
tiene:
the ability to account for the multiplicity and ambiguity
of meaning in a systematic and explicit manner (Preucel
y Bauer, 2001: 93).
De la misma forma que P. Bourdieu contrarrest la
ambigedad del significado con el Habitus (Bourdieu,
[1980]1990: 52-65), la perspectiva semitica de Peirce
considera que la ambigedad termina con el hbito, con:
4 Bourdieu defini doxa como el mbito no discursivo en el
que se experimenta una casi total correspondencia entre el orden
objetivo y los principios de organizacin subjetivos, cuando los
mbitos natural y social aparecen como evidentes por s mismos,
el mundo de la tradicin es experimentado como natural
(Bourdieu, [1972]1977: 164). Por otro lado, la ortodoxia y
heterodoxia son experiencias que pertenecen al mbito
discursivo de la reflexin consciente: Orthodoxy, straight, or
rather straightened, opinion, which aims, without ever entirely
succeeding, at restoring the primal state of innocence of doxa[3],.
Exists only in the objective relationship which opposes it to
heterodoxy, that is, by reference to the choice ..made possible
by the existence of competing possibles and to the explicit
critique of the sum of total of the alternatives not chosen that the
established order implies (Bourdieu, [1972]1977: 169).

48

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

how people engage with signs in the world in a


regularized way without reflecting on their ambiguity
(Preucel y Bauer, 2001: 93).
Los significados no son inherentemente ambiguos, pero se
convierten en ambiguos cuando diferentes actores
(conocedores) se involucran con un signo una y otra vez
en diferentes contextos (Preucel y Bauer, 2001: 93). En
este sentido, para Peirce, la interpretacin finaliza slo por
razones prcticas con la creacin de hbitos (Proni, 1998:
2315). As es como la Semiosis ilimitada est ligada al
Pragmatismo; a travs del hbito (disposicin de
actuacin estructurada) como lmite de la interpretacin
(Tejera, 1988: 5; Proni, 1998: 2315). Esta idea coincide en
gran medida con la presentada recientemente por I.
Hodder, cuando reconoce la posibilidad de llegar al
significado que los objetos tuvieron para los actores del
pasado, a travs su anlisis en el mbito de las acciones
habituales (Hodder, 1999).
Preucel y Bauer plantean la ventajosa adopcin de la
perspectiva Peirceana especialmente desde un punto de
vista epistemolgico. La Semitica de Peirce aporta un
lenguaje comn para discutir explcitamente la
ambigedad de la Cultura Material, una meta-pragmtica
con la que es posible discutir la ambigedad, que permite
la comparacin y discusin de diferentes interpretaciones,
diferenciar nuestro subjetivismo interpretativo y:
understand the structure of contrasting interpretative
approaches and communicate across these boundaries
(Preucel y Bauer, 2001: 93).
De esta forma, la perspectiva Semitica Peirceana aporta
una unidad en la Lgica para los principios del
razonamiento cientfico, en el nivel meta-pragmtico,
como metalenguaje, mientras la unidad metafsica y
prctica (conceptual) no existe necesariamente, ya que
depende de las diferentes teoras interpretativas; de hecho,
este nivel terico se caracteriza por la variedad de
perspectivas y su desunin (Preucel, 1991: 27; Preucel y
Hodder, 1996a: 11-18; Preucel y Bauer, 2001: 93). En este
sentido, la Semitica funcionara como un metalenguaje
respecto a la semiosis (proceso de significacin) que
estudia, ya que inevitablemente el signo se convertir en
un significante (objeto) de otro signo (Hawkes, 1977:
134). La teora y los datos estn interrelacionados, por lo
que las diferentes lneas de evidencia aportadas para
construir interpretaciones ms rigurosas y completas
(Wylie, 2002), expresarn las diferentes perspectivas
tericas. Desde un punto de vista terico, esto significa
que los signos median la relacin entre la teora y los
datos, y lo que es crtico para ofrecer interpretaciones lo
ms rigurosas y completas posibles es basarse en mltiples
tipos de signos (Preucel y Bauer, 2001: 94). Los diferentes
tipos de signos aportan informacin sobre aspectos que
son relevantes para cada perspectiva terica. Por lo tanto,
las interpretaciones propuestas para cada tipo de signo no
son excluyentes, sino que de hecho son complementarias.

Con esta propuesta se superaran los problemas


epistemolgicos planteados con la metfora textual de la
Arqueologa Simblico-estructural-contextual. En este
nuevo marco es posible considerar la cultura material
como un mbito lleno de significados, activamente
constituidos e histricamente situados, sin tener que
emplazarse necesariamente en posturas relativistas.
La cuestin que plantean tanto el Realismo social, como
las teoras de la praxis es que, en definitiva, los
conocimientos objetivo y subjetivo de la realidad material,
as como los significados no discursivos y discursivos, o la
sociedad y los diversos agentes sociales, no pueden ser
tratados de forma separada, ya que son parte de una
misma realidad su naturaleza es relacional. Por ello,
plantean modelos que nos aproximen a la forma en que se
produce el conocimiento, se gestan, reproducen o
modifican los significados, o la dinmica de las relaciones
sociales. La definicin del signo de Peirce, aunque es
anterior a estos desarrollos tericos, contiene estos
principios fundamentales. Peirce va ms all de la
definicin objetivista del signo porque introduce la
interpretacin como elemento constitutivo del signo. Lo
interesante es que las tres partes constituyentes del signo
son relacionales, por lo que no hay dominio ni del
referente, ni de la interpretacin. La interpretacin del
signo acaba con la reaccin habitual intersubjetiva. Su
definicin da cabida a todo tipo de significados. Pero lo
que es ms interesante de Peirce es su anlisis del proceso
de significacin semiosis-, que introduce la perspectiva
temporal al estudio de los signos.
Preucel y Bauer argumentan que la metodologa Peirce es
una herramienta til y necesaria para la investigacin en
arqueologa. Su mtodo permitira analizar los procesos de
significacin en los que la Cultura Material estuvo
involucrada en el pasado y en los que est actualmente
cuando es medio de investigacin. La semitica de Peirce
es un metalenguaje que permitira estudiar la cultura
material desde diferentes perspectivas, asegurando la
comunicacin entre ellas. Teniendo en cuenta la
diversidad de enfoques tericos que existen actualmente
en Arqueologa, el planteamiento de Preucel y Bauer es de
gran inters. La Arqueologa es una disciplina joven que
necesita desarrollar un marco epistemolgico coherente y
unificado. La propuesta de Preucel y Bauer, inspirada en
la Semitica de Peirce, presenta un interesante potencial
que queda bien expresado en los casos de estudio tratados
por Preucel en su reciente obra (Preucel, 2006: 175-246).
La Semitica de Peirce puede dar cuenta de la
complejidad de la cultura material como signo pero, y
probablemente por ello, es muy compleja. Su
implementacin como teora de conocimiento en
Arqueologa es plausible pero difcil de establecer y
desarrollar. Por otro lado, el planteamiento holstico de los
autores defiende la complementariedad de las diversas
perspectivas tericas y sus resultados, lo que comulga con
la postura Realista que enfatiza la proliferacin de
numerosas lneas de evidencia y su complementariedad.

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


Hoy por hoy este es un planteamiento visto con cierto
escepticismo por la mayora de los investigadores (Robb,
1998: 339-341) y seguir siendo as mientras domine la
idea de que existe una dicotoma entre los conocimientos
objetivo y subjetivo.
En este sentido, los datos que aportan las ciencias
cognitivas de segunda generacin estn contribuyendo a
la revisin este concepto dicotmico tan enraizado en la
Filosofa occidental (Lakoff y Johnson, 1999: 77-78, 8188). Lakoff y Johnson, por ejemplo, se apoyan en
abundantes datos empricos para argumentar que los seres
humanos conceptualizamos la experiencia corporal ms
bsica a travs de signos. Muchas de estas estructuras
conceptuales primarias operan a nivel inconsciente, son
metforas conceptuales universales que contribuyen en los
universales lingsticos, son manifiestas en el lenguaje y
en otros medios simblicos (Lakoff y Johnson, 1999: 5657). Estas conclusiones, ya sugeridas en los aos cuarenta
por M. Merleau-Ponty (2003[1945]: 129, 181-183, 206209), sugieren que esta dicotoma sujeto/objeto no resiste
a la evidencia emprica actual (Lakoff y Johnson, 1999:
89-93). De esta manera, la semitica de Peirce asentada en
la fenomenologa, ofrece la posibilidad de desarrollar una
metodologa adecuada en el marco de un Realismo
hermenutico, evitando as la problemtica planteada por
hermenuticas previas, ligadas a la lingstica e incapaces
de evitar el relativismo cultural (Olshewsky, 1995: 442443).

Principios que guan este trabajo


Ontologa relacional del Realismo social:
Las personas son seres sociales que interactan en
contextos histrico-culturales concretos, estn inmersas en
las relaciones sociales, de la misma manera que las
relaciones sociales no existen con independencia de las
personas. Por otro lado se considera que las entidades y
relaciones que constituyen la naturaleza son reales y
existen con independencia de los conceptos y modelos que
formulan los cientficos para representarlos. El mundo
histrico socio-cultural es independiente del conocimiento
que se tenga de l, su conocimiento es falible y se
desarrolla a partir de modelos conceptuales. Hablar del
mundo es interpretativo por lo que el desarrollo del
conocimiento cientfico se produce por un proceso de
reformas continuas. La ciencia es un conjunto de prcticas
sociales (vide supra).
Arqueologa Social:
Consideracin de la Arqueologa como una ciencia
inherentemente social (Meskell et alii, 2001: 9). Su
objetivo es el conocimiento general de la sociedad a travs
de lo material.
Fenomenologa, Teora de la praxis y Semitica:
Lo material y lo social estn indefectiblemente
relacionados a travs de la experiencia y las prcticas

49

sociales, y esta relacin genera mltiples significados. La


clave para abordar las sociedades del Pasado est en el
anlisis de las prcticas sociales ya que su materialidad
juega un papel activo en la estructuracin de las relaciones
sociales y del conocimiento, y restringe nuestras
interpretaciones. De esto se desprende que las ideologas,
las culturas o las identidades son dimensiones de
significado (fenmenos estructurales) cambiantes y fluidas
que son generadas y estructuradas a travs de experiencias
o prcticas sociales mediadas por lo material, que lo
material tiene un papel activo en la generacin y
estructuracin de esferas de significado como las
ideologas o las identidades y que la cultura material tiene
un papel activo en la estructuracin de las relaciones
sociales.
La experiencia con lo material genera relaciones
materiales y significados diversos, en el Pasado y en el
Presente. Desde un punto de vista trascendental
consideramos que este mbito estructural existe
(existencia objetiva), pero por s mismo no es observable
directamente, lo que crea problemas epistemolgicos
(Wylie, 2002: 117-130). Abordar el estudio de las
sociedades del Pasado a travs de lo material implica
interpretacin. Teora y datos estn interrelacionados, por
lo que el proceso de conocimiento o interpretacin
implican una interaccin entre abduccin- induccindeduccin.. constantes.
El modelo de Peirce proporciona un marco terico
adecuado para entender la forma distintiva en que lo
material significa, la relacin entre las prcticas sociales
y la generacin de significado, as como su historicidad.
Siguiendo la sistematizacin de Peirce, las formas de
significado que mejor se pueden abordar desde el punto de
vista arqueolgico actual son la iconicidad y la
indexicalidad, formas de significado que pueden implicar
motivacin. La iconicidad implica parecido formal,
potencial y posibilidad, la indexicalidad proximidad,
contigidad y causalidad, hay una conexin real o
existencial entre el signo y su referente (Keane, 2005: 710). El modo de significado simblico es difcil de abordar
por su carcter convencional, su patrn recurrente puede
facilitar su identificacin, pero no necesariamente su
interpretacin.

4.2 Objetivos
Cuando comenc este trabajo de tesis mi objetivo era
revisar y sintetizar el conocimiento actual de las estelas
prehistricas en la Pennsula Ibrica y abordar su
interpretacin social/ideolgica. Desde los primeros
trabajos de sntesis se valor y explor el potencial de la
iconografa de las estelas para aproximarse a la ideologa
y organizacin social de las poblaciones que las
produjeron. Con el paso de los aos se increment
sensiblemente el nmero de ejemplares conocido, se
integraron en el tema estelas y estatuas-menhir
procedentes de contextos megalticos y se diversificaron

50

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

las iconografas. A finales de los aos ochenta y durante


los aos noventa se publicaron valiosas contribuciones a la
interpretacin social/ideolgica de diversos grupos de
estelas (vide supra, Captulo 3), como las documentadas
en contextos megalticos (p.e. Bueno y Balbn, 1997c), las
estelas de la Edad del Bronce en su conjunto (Barcel,
1989a) o las estelas del Bronce Final (Galn, 1993b;
Celesino, 2001a). Como seal Almagro-Gorbea a inicios
de los noventa (1993b; 1994), una aproximacin que
tratara el conjunto de las estelas Prehistricas en la
Pennsula Ibrica poda ser una interesante contribucin al
conocimiento de la organizacin social e ideologa de las
sociedades que poblaron gran parte de la Pennsula Ibrica
durante la Prehistoria y su evolucin lo largo del tiempo.
Las estelas se perfilaban a nivel social e ideolgico, no
slo como un testimonio de legitimacin social (p.e.
Jorge, 1999a), sino tambin como parte de una posible
tradicin de larga duracin que objetivaba un proceso de
complejidad social (Bueno, 1990b; Almagro-Gorbea,
1993b; 1994).
Las estelas ya eran tratadas, implcita o explcitamente, en
el marco del paradigma lingstico por su naturaleza
icnica, bien estructural, como reflejo de complejidad
social y/o de una ideologa de tipo normativo, o postestructural, como medio de legitimacin social y/o
discurso de poder. Estas hiptesis de interpretacin se
basan esencialmente en su iconografa e inciden en modos
de significado simblico, por lo que es difcil dar cuenta
de la forma distintiva en que lo material significa, de la
propia materialidad de las estelas, de su papel activo en la
estructuracin de significados y relaciones sociales en el
marco de experiencias y prcticas sociales diversas sin
necesidad de caer en el individualismo metodolgico (vide
supra). Como revela la propuesta de Peirce, lo material,
incluido el Arte, significa de formas muy diversas (vide
supra; Gell, 1998). Las estelas fueron creadas en el marco
de valores y relaciones sociales concretas pero a la vez
tuvieron un papel activo en su estructuracin, a travs de
las experiencias y prcticas sociales en las que estuvieron
implicadas (vide supra).
Profundizar en la interpretacin social de las estelas
implicaba ampliar la resolucin y profundidad de este
anlisis (vide infra). Despus de una exploracin
preliminar de los datos diponibles, consider necesario
abordar la interrelacin entre estelas y relaciones sociales
a diversas escalas, integrando lo particular y lo general.
Un estudio pionero que aborda el anlisis de las estelas a
una escala de mayor resolucin y trata de aproximarse a
las estelas del Suroeste como un fenmeno social
integrando lo interno y lo externo es el trabajo de Galn
(1993b), en el que se puso en valor el contexto envolvente
de las estelas (vide supra, Captulo 3). Recientes trabajos
han puesto de manifiesto la necesidad de abordar el
estudio de las estelas a escalas meso y micro, y de integrar
los casos particulares y las interpretaciones de carcter
general (p.e. Harrison, 2004; Garca Sanjun et alii, 2006;
Daz-Guardamino, 2008).

En funcin de lo anterior me plate unos objetivos de


carcter general:

Revisar y sistematizar el conocimiento actual de las


estelas prehistricas en la Pennsula Ibrica, haciendo
especial hincapi en aspectos bsicos como la distribucin
geogrfica, los soportes, la iconografa, los contextos
estratigrficos y/o envolventes, la cronologa y los
contextos regionales.
Valorar el ajuste o alcance de interpretaciones e
hiptesis de trabajo previas.
Abordar la interrelacin entre estelas y relaciones
sociales, es decir, el papel activo de las estelas en la
estructuracin de las relaciones sociales y el papel de las
relaciones sociales en la configuracin material de las
estelas, a diversas escalas. Para abordar este tema habra
sido adecuado emprender anlisis sistemticos e
intensivos propios de los casos tratados a escalas micro y
meso, pero la amplitud geogrfica y temporal de este tema
y los medios disponibles lo imposibilitaban, por lo que me
baso esencialmente en los datos publicados. A estos datos
se suman los recogidos por m al examinar directamente
muchas de estas piezas y la informacin recogida durante
la visita de muchos de los lugares en los que se han
documentado estelas. Teniendo en cuenta todo lo anterior,
me plate este trabajo como un anlisis de datos
exploratorio que permita, en funcin de los datos
disponibles, plantear hiptesis de trabajo sobre la
interrelacin entre estelas y relaciones sociales como
lneas de investigacin para desarrollar en el futuro.
4.3 Metodologa
Anlisis, interpretacin, unidades de estudio y
agrupaciones
La configuracin final de este trabajo y de los diferentes
captulos/grupos en los que estn aglomeradas las estelas
es el resultado de un largo proceso de interaccin con los
datos. Al iniciar este trabajo realic una exploracin
preliminar de una muestra significativa de estelas basada
nicamente en su iconografa. Recurr a los anlisis
multivariantes (Conglomerados, Correspondencias)5, con
el objeto de clasificar los ejemplares en base a su
iconografa, reducir los datos y poner en evidencia
posibles estructuras no evidentes. Pero, como sugeran los
escasos contextos estratigrficos conocidos, la variabilidad
iconogrfica del conjunto de las estelas pareca responder
a factores muy diversos y no era posible abordarla, por
ejemplo, en trminos evolutivos. Esta experiencia
incidi en la necesidad de abordar el anlisis de la
iconografa en su contexto, ya que, al ser un producto
social (vide supra; Cruz, 2004), ha de ser valorada en su
contexto ms inmediato para comprender su variabilidad.

5 El profesor Vctor Fernndez Martnez, del Departamento de


Prehistoria de la Universidad Complutense, me ayud a realizar
los anlisis multivariantes y me dio consejos muy valiosos, por
lo que estoy muy agradecida.

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA

Decid, por tanto, abordar el anlisis/interpretacin de las


estelas desde un punto de vista contextual. Es una
metodologa sencilla que en algunos puntos est inspirada
en los principios delineados por Peirce, en los que me
apoyo para fundamentar mi anlisis/interpretacin de los
datos. Est basada, fundamentalmente, en las relaciones
formales (icnicas) y materiales (indxicas) que sugieren
o incorporan las estelas a travs de sus soportes, grabados
y lugares o contextos estratigrficos en los que se
documentan.
Las unidades de estudio son los soportes, los grabados, los
contextos estratigrficos y lugares, y los contextos
regionales.
A partir de las relaciones icnicas se infieren relaciones
entre estelas y entre iconos y referentes, lo que permite
proponer parmetros cronolgicos plausibles, relaciones
cronolgicas entre estelas, relaciones/diferencias grficas
entre estelas que pueden coetneas, valorar la
presencia/ausencia de iconos y referentes en una misma
regin y sus diferentes contextos de aparicin. Estas
relaciones pueden implicar coetaneidad.
Las
relaciones
materiales
implican
contigidad/causalidad, como la extraccin del soporte y
su cantera, las tcnicas empleadas para su modelado y
grabado, la asociacin entre motivos y su disposicin en el
soporte, su contexto estratigrfico, el lugar en el que se
documentan y los restos adicionales que incorpora dicho
lugar, su emplazamiento y distribucin geogrficos. Estas
relaciones pueden implicar diacrona, lo que adquiere
especial relevancia a la hora de valorar el carcter
dinmico y papel activo de las estelas y los lugares en los
que se encuentran (p.e. Gell, 1998; Pred, 1984; Gosden y
Head, 1994).
En estas relaciones baso stas y otras interpretaciones que
me permiten integrar las estelas en contextos regionales
particulares que pueden disponer de datos sobre el
poblamiento, las actividades de produccin y/o las
costumbres funerarias, etc.
Emprend este anlisis basndome, en muchos casos, en
las agrupaciones diferenciadas por diversos autores
previamente (vide supra, Captulo 3). A lo largo de este
trabajo he mantenido varias de estas agrupaciones,
mientras otras han sido configuradas en funcin de
factores diversos. Las agrupaciones resultantes las he
separado en dos secciones: 1. Neoltico y Calcoltico, y 2.
Edad del Bronce.
NEOLTICO Y CALCOLTICO :
Menhires antropomorfos: Menhires que aluden de
forma ms o menos explcita a un personaje, vinculados al
fenmeno menhrico Neoltico.
Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en sepulcros
megalticos: Estelas y estatuas-menhir que aluden de
forma ms o menos explcita a un personaje, que pueden

51

ser asociadas a la construccin y primeros usos de


sepulcros megalticos.
Estelas y estatuas-menhir sin contexto megaltico:
Ejemplares que aluden de forma ms o menos explcita a
un personaje, que por su iconografa y/o contexto
envolvente pueden ser situadas genricamente en el
Calcoltico.
EDAD DEL BRONCE:
Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el Norte
de la Pennsula Ibrica: Ejemplares situados en la mitad
Norte de la Pennsula Ibrica que aluden de forma ms o
menos explcita a un personaje a travs de una iconografa
genricamente icnica. Presentan relaciones grficas entre
s. Diversos iconos permiten situar la elaboracin de
varias de estas piezas a partir del Bronce Inicial.
Estelas antropomorfas con tocado: Ejemplares que
aluden de forma explcita a un personaje a travs de una
iconografa de carcter icnico, aunque en ocasiones
adquiere cierto grado de esquematismo. Todas incorporan
un tocado y presentan una distribucin geogrfica discreta.
Presentan relaciones grficas con ejemplares del Norte.
Diversos iconos permiten proponer que su elaboracin
pudo situarse a partir del Bronce Inicial.
Estelas Alentejanas: Ejemplares que aluden de forma
implcita a personajes a travs de una iconografa de
carcter icnico. Presentan una distribucin geogrfica
ms o menos discreta y relaciones grficas con ejemplares
del Norte. Diversos iconos permiten situar la elaboracin
de varias de estas piezas a partir del Bronce Inicial.
Estelas del Suroeste: Ejemplares que aluden de forma
implcita o explcita a personajes a travs de una
iconografa de carcter icnico, aunque en ocasiones
adquiere cierto grado de esquematismo. Presentan
relaciones grficas entre s. Diversos iconos permiten
situar la elaboracin de varias de estas piezas a partir del
Bronce Pleno/Tardo y Final.
Estas agrupaciones no pretenden ser definitivas.
Constituyen una herramienta de trabajo ya que, as, es
posible trabajar con unidades ms reducidas y profundizar
ms en el anlisis de los aspectos que me interesa resaltar.
De hecho, varias de estas agrupaciones son tratadas de
forma conjunta en las conclusiones por ser consideradas
coetneas y por incorporar relaciones grficas evidentes
entre ellas.
Este anlisis/interpretacin de las estelas est guiado por
los objetivos marcados:

Se pretende revisar y sistematizar el conocimiento


actual de las estelas prehistricas en la Pennsula Ibrica a
travs del anlisis de aspectos bsicos como la
distribucin geogrfica, los soportes, la iconografa, los
contextos estratigrficos y/o envolventes, la cronologa y
los contextos regionales.
El anlisis contextual de las estelas y su integracin en
contextos regionales permiten valorar el ajuste o alcance
de interpretaciones e hiptesis de trabajo previas y abordar
la interrelacin entre estelas y relaciones sociales. Segn

52

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

las premisas expuestas en el apartado anterior, el conjunto


de los restos materiales asociados al discurrir de la vida
social estn constituidos significativa y activamente
(vide supra). Para abordar el papel de las estelas en la
estructuracin social e ideolgica de las sociedades
vinculadas a ellas se adoptan dos estrategias:
o Abordar su papel activo a travs de relaciones
formales (icnicas) y materiales (indxicas) que
interpreto en trminos de motivacin.
o Valorar la existencia de concomitancias o
diferencias estructurales entre diferentes tipos de
contextos (poblamiento, habitacional, funerario,
estelas, depsitos,..). Este anlisis requerira ser tratado
con ms detalle del que he empleado, pero es una
exploracin preliminar de datos disponibles que
permite valorar interpretaciones previas y proponer
una hiptesis de trabajo en la que se puede profundizar
en el futuro en estudios de ms resolucin.

Cronologa: algunas reflexiones


Uno de los aspectos ms controvertidos en el estudio de
las estelas es la cronologa. Los datos disponibles pueden
referirse a su elaboracin y, en algunos casos, a su uso
primario o secundario, pero en la mayora de los casos no
hay testimonio de prcticas vinculadas a su
mantenimiento o reinterpretacin. Son escasos los
ejemplares documentados en contextos estratigrficos que
proporcionen referencias cronolgicas adicionales, como
ocurre, por ejemplo, con diversas estelas y estatuasmenhir documentadas en sepulcros megalticos.
En muchos casos las estelas no disponen de este tipo de
contextos convencionales, pero incorporan motivos que
remiten a objetos considerados de prestigio. La
metodologa empleada habitualmente para situar la
elaboracin de estas piezas en el tiempo se basa en la
interpretacin de los elementos representados y en la
bsqueda de sus posibles referentes materiales. Se ha
sealado que este tipo de acercamiento puede ser
problemtico si se trata a la estela como un conjunto
cerrado y se tiene por objeto afinar la cronologa de este
fenmeno, es decir, elaborar una seriacin interna (Galn,
2000: 1790-1791). Segn seala Galn en relacin con las
estelas del Suroeste, este tipo de aproximacin genera
desfases cronolgicos que son difciles de explicar.
Considera que los motivos representados tienen un valor
simblico e irreal, lo que estara corroborado por la
sistemtica ausencia de los referentes reales en las zonas
en las que estn representados en las estelas (Galn,
1993b: 75-76). Por ello cree que no son susceptibles de
una datacin arqueolgica convencional (Galn, 2000:
1790).
Cualquier propuesta que se ha realizado hasta ahora para
situar muchas de estas estelas en el tiempo se ha basado,
implcita o explcitamente, en este tipo de razonamiento,
en el paralelismo formal con referentes materiales y su
cronologa (relativa o radiomtrica) (p.e. Barcel, 1989:

137-166; Galn, 1993b: 18; Celestino, 2001a; Harrison,


2004: 123-164). Este razonamiento est en la base tanto de
propuestas generalistas que sitan el desarrollo del
fenmeno en perodos (p.e. Bronce Inicial/Pleno, Bronce
Final o Bronce Final-Hierro), como en propuestas que
buscan identificar la posible evolucin interna de la
iconografa y establecer su seriacin (p.e. AlmagroGorbea, 1977: 189-191; Harrison, 2004: 87-104).
Una serie de cuestiones fundamentales inciden en la
validez y utilidad de esta metodologa, siempre que se
argumente su uso de forma explcita y se tengan en cuenta
sus limitaciones. La relacin formal entre un icono y un
objeto material puede tener ms o menos plausibilidad,
como ocurre cuando hablamos de la relacin formal o
paralelismo entre objetos (vide supra). El paralelismo
cronolgico puede ser asumido -con ms o menos
seguridad en funcin de la plausibilidad de dicha relacin
formal- siempre como hiptesis de trabajo. Los datos
cronolgicos obtenidos por estos medios constituyen
referencias orientativas que permiten ir ms all de la
estela y abordar su relacin con un contexto
socioeconmico determinado.
Tanto los grabados como los referentes reales pueden ser
considerados smbolos en trminos sociales e
ideolgicos (vide supra; Levy, 1989: 156; Preucel, 2006:
4-5), y como tales pueden tener una larga vida de uso o
sus formatos gozar de una larga continuidad. Hay ajuares
o depsitos producto de una sola deposicin o de una serie
de deposiciones restringidas en el tiempo que pueden
incluir objetos antiguos -como el de la Ra de Huelva
(Brandherm, 2007: 29-31) - o, incluso, objetos de factura
reciente que reproducen antiguos formatos. Igualmente,
hay estelas que estn realizadas en una sola intervencin
que pueden reproducir reliquias o iconos de otras estelas
conocidas en las inmediaciones. En este sentido hay
estelas que pueden ser consideradas conjuntos cerrados
al haber sido elaboradas en una sola intervencin, aunque
es preciso valorar el conjunto de los iconos que la
componen para aproximarse a la posible cronologa de su
manufactura y, generalmente, para ello se recurrir al
referente ms reciente. Esta metodologa aporta
referencias cronolgicas que constituyen termini post
quem a partir de los cuales se puede situar la elaboracin
de ciertos motivos. Permite situar, por ejemplo, la
manufactura del grueso de las estelas del Suroeste en el
Bronce Final, gracias a los datos aportados por los
materiales de la Ra de Huelva y las dataciones de C14 a
ellos asociadas (vide infra, Captulo 7.4). Igualmente,
existen estelas del SW que incluyen nicamente iconos de
materiales que remiten a fechas anteriores al horizonte de
la Ra de Huelva, por lo que no hay impedimento en
considerar que su manufactura pudo haber tenido lugar a
partir de la fecha a la que remiten, sin descartar la
posibilidad de cronologas ms tardas.
Aunque los iconos pueden tener significados simblicos o
convencionales, que pueden variar en funcin del contexto

MARCO TERICO, OBJETIVOS Y METODOLOGA


en el que son usados, son signos que se caracterizan por la
estrecha relacin que existe entre la forma del signo y su
referente (vide supra; Peirce, 1998: 5-10; Gell, 1998: 25).
Esto quiere decir que, aunque podramos suponer que en
muchas estelas unos iconos eran reproducciones de otros
iconos, que unas estelas se inspiraron directamente en
otras estelas o que existieron imgenes realizadas en
soportes perecederos, llega un punto en el que hay que
abordar la elaboracin del primer icono y la relacin
con su referente material, como tambin indica Galn
(Galn, 1993b: 52). El hecho de que los objetos
representados en las estelas sean de momento escasos o no
estn documentados en las zonas en las que se encuentran
sus representaciones (vide infra, p.e. Captulos 7.1, 7.3 y
7.4), no es impedimento para proponer hiptesis sobre el
momento a partir del cual se han podido manufacturar
determinados objetos o iconos, o tener conocimiento de
los mismos (como parte, por ejemplo, de decoracin
cermica) en la Pennsula y, por lo tanto, se ha podido
iniciar su representacin en las estelas.
A lo largo de este trabajo recurro, siempre que es posible,
a referencias cronolgicas proporcionadas por dataciones
radiocarbnicas. Realizo su calibracin con OxCal 4.0
(Bronk Ramsey, 1995; 2001), utilizando la curva
atmosfrica IntCal04 (Reimer et al 2004) o la curva
marina Marine04 (Hughen et al 2004).

53

Una de las dificultades que he encontrado es la de trabajar


con las diversas periodizaciones que existen y que tratan
de dar cuenta de la pluralidad de situaciones que se
documentan en las diferentes regiones de la Pennsula
Ibrica (p.e. Ruiz-Glvez, 1984b; Castro, Lull y Mic,
1996; Almagro-Gorbea, 1997; Mederos, 1997a). Para
facilitar la comparacin de datos y la integracin de
dataciones radiocarbnicas he optado por trabajar con una
periodizacin convencional a la que tambin atribuimos
marcos cronolgicos convencionales con fechas calibradas
(AC). A lo largo de este trabajo, cuando nos refiramos a
cronologa calibrada indicaremos AC, cuando sea no
calibrada indicaremos a.C.
Cuando no mencione explcitamente el uso de una
periodizacin concreta, propuesta por un autor para una
regin o fenmeno determinados, estar haciendo alusin
a la siguiente secuencia:
Neoltico: 5500-4000/3500 AC
Calcoltico: 3500-2200 AC
Bronce Inicial: 2200-1700 AC
Bronce Pleno: 1700-1400/1200 AC
Bronce Inicial/Pleno: 2200-1400/1200 AC
Bronce Tardo/Final: 1400/1200-900/850 AC
Hierro Inicial: 900/850-700 AC

5
DISPERSIN Y MARCO GEOGRFICO
5.1 El medio geogrfico: Aspectos generales
Manuel de Tern seal varios aspectos que
singularizan a la Pennsula Ibrica desde un punto de
vista geogrfico. Por un lado su carcter peninsular y
situacin de encrucijada entre dos continentes y entre
dos mares, el Atlntico y el Mediterrneo; por otro, su
diversidad y contrastes (Tern, 1949).

durante el Terciario. En el paisaje calizo aparecen


serranas abruptas y formas crsticas, mientras las
margas generan paisajes similares a los de la Iberia
arcillosa.

Litologa
La litologa peninsular tiene un papel fundamental en la
materializacin de esos contrastes a nivel paisajstico. A
E. Hernndez Pacheco se debe la clsica diferenciacin
de tres regiones: la silcea, la calcrea y la arcillosa (ver
fig. 10).
La Iberia silcea est compuesta por los materiales ms
antiguos, paleozoicos, como los granitos, gneis, pizarras
o cuarcitas. Predominan en esta regin las superficies de
erosin y los relieves seniles. Segn el tipo de roca y la
influencia del clima pueden aparecer relieves
suavemente ondulados, crestones, berrocales o
canchales.
La Iberia caliza o calcrea est compuesta por
materiales
sedimentarios
(calizas,
areniscas,
conglomerados, margas) del Mesozoico (Secundario) y
Paleozoico, que fueron plegados por la orogenia alpina

Figura 10: Mapa litolgico de la Pennsula Ibrica (segn Tern y


Sol, 1949).

La Iberia arcillosa est compuesta por materiales ms


modernos (Terciario, Cuaternario), fundamentalmente
por arcillas, margas y yesos. Dominan las llanuras, los
pramos o los alcores.

56

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)

Relieve
El peninsular es un relieve complejo, abrupto y
compartimentado que se caracteriza por su elevada
altitud media. Las tierras bajas, de menos de 200 m, se
sitan en la periferia, adquiriendo su mxima extensin
en el Occidente-Sur de Portugal y en el Valle del
Guadalquivir (ver fig. 11). Las tierras altas (montaas y
mesetas) ocupan el resto. Las mesetas interiores son el
rasgo ms caracterstico de la morfologa peninsular,
ocupando ms de un 36% de su superficie y alcanzando
una altitud media de 660 m (Tern, 1949). Las mesetas
interiores, separadas por el Sistema Central, estn
delimitadas al N, NE y S por la Cordillera Cantbrica,
Sistema Ibrico y Sierra Morena respectivamente. En su
interior las mesetas estn rellenas de sedimentos
terciarios (arcillas y margas miocenas), a excepcin del
sector SW, en donde aflora el substrato paleozoico en la
penillanura que se desarrolla por tierras extremeas y
del interior portugus. El basculamiento de estas
altiplanicies interiores hacia el W hace que tres ros
principales discurran por su superficie hacia el W.

Clima y Vegetacin
Tanto la morfologa de la Pennsula Ibrica, como la
doble influencia atlntica y mediterrnea a la que est
sometida, contribuyen a la existencia de un panorama
climtico de gran diversidad. Como seala Tern, la
Pennsula se comporta como un continente en
miniatura, favoreciendo el desarrollo de climas
diversos y muy contrastados (Tern, 1949).
A nivel sinttico se diferencian dos grandes regiones
climticas (Font, 2000) que coinciden con la tradicional
divisin de la Iberia siempre hmeda (Norte de
Galicia, Asturias, Cantabria, Pirineos) y la Iberia de
veranos secos (el resto de las regiones) (Lautensach,
1967).
Por un lado la Iberia Verde en la que se desarrollan el
clima europeo occidental (Iberia siempre hmeda), con
inviernos y veranos templados y precipitaciones
repartidas a lo largo del todo el ao.

MEDIO GEOGRFICO

57

Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).

Por otro, la Iberia Parda, zona de clima mediterrneo,


caracterizada por los veranos poco lluviosos o
claramente secos y en la que se han diferenciado tres
regiones (Font, 2000: 243-258). La Regin Atlntica,
que engloba la fachada atlntica portuguesa y el litoral
meridional, est caracterizada por los inviernos
templados gracias a la influencia del Atlntico y los
veranos calurosos, cuando la influencia continental es
ms marcada. Por otro lado, la regin Continental, que

abarca todo el interior peninsular, est caracterizada por


la acentuada variacin trmica diaria y anual, aunque se
diferencian tres sub-regiones en funcin del grado de
variacin de las temperaturas, de las precipitaciones
anuales y su rgimen estacional (ver fig. 12).
Finalmente, la regin Mediterrnea, que abarca el
Levante, est caracterizada por los inviernos templados
y veranos calurosos, secos y largos (ver figs. 12, 13, 14
y 15).

58

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula Ibrica (Ed.Santillana).

La investigacin paleo-climtica indica que durante el


Atlntico, que dura aproximadamente hasta ca. 3050
AC, el clima en Europa era ms hmedo y clido que en
la actualidad. A partir de estos momentos, durante el
perodo Subboreal (ca. 3050-950 AC) el clima es ms
fresco y seco (Ruiz-Glvez, 1998: 121-123, fig. 28). Los
datos sugieren que en la Pennsula Ibrica se dieron
unas condiciones algo ms fras y secas, aunque en
extensas zonas como la Meseta Central el clima parece
haber sido similar al actual (Ruiz-Glvez, 1998: 123124). Por otro lado, datos palinolgicos de diversos
sitios del medioda peninsular parecen confirmar la
existencia en esta regin de condiciones clidas y secas
durante todo el Subboreal y durante el Subatlntico
hasta ca. 390 AD (Fletcher, Boski y Moura, 2007: 490491, fig. 6). Es precisamente el final del Subboreal y la
transicin al Subatlntico una fase -coincidente con la
transicin al Bronce Final- en la que parece registrarse
un empeoramiento climtico en diversas zonas de
Europa, con temperaturas ms fras y mayor humedad
(Ruiz-Glvez, 1998: 192-195, fig. 52 ). En la Pennsula
Ibrica hay indicios para pensar en un aumento de la

pluviosidad aunque, como seala Ruiz-Glvez, en el


NW y Centro de Portugal los datos indican la existencia
de un clima similar al actual (Ruiz-Glvez, 1998: 194).
A escala ms global an queda por concretar el impacto
climtico que debieron tener tres episodios de actividad
volcnica registrados en muestras de hielo de
Groenlandia y que parecen tener correspondencia en
varios registros de anillos arbreos: 2354-45 AC, 162823 AC y 1159-41 AC (Baillie, 1998).
Clima
y
vegetacin
estn
estrechamente
interrelacionados y en funcin de la situacin climtica
actual, as como de la litologa y del relieve, es posible
trazar un mapa general de vegetacin potencial a nivel
peninsular (ver fig. 16). En este sentido Tern destaca
los contrastes, especialmente los existentes entre
el Sudeste y el Noroeste entre los que se produce el
mximo gradiente vegetal, existiendo entre ambos una
extensa zona en la que se va produciendo la degradacin
progresiva de la vegetacin mediterrnea (Tern,
1949).

MEDIO GEOGRFICO

59

Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).

En la medida en que las condiciones climticas


pretritas fueron diferentes de las actuales, el panorama
vegetacional tambin. El registro palinolgico
peninsular ofrece datos generales sobre la vegetacin
que en parte pueden ser interpretados en funcin de
condiciones climticas ms globales como las apuntadas
antes. As ocurre, por ejemplo, en el medioda
peninsular, en donde la presencia cada vez ms
extendida de Quercus de hoja perenne -en detrimento de
variantes caducifolias- y/o de vegetacin xerfila a
partir del III Milenio AC son interpretados como parte
de un proceso de progresiva aridificacin que afect al
Mediterrneo Occidental y al Norte de frica (p.e.
Fletcher, Boski y Moura, 2007: 490-491). Pero como
pone de manifiesto el registro polnico de diversos sitios
peninsulares, la accin humana tambin jug un papel
significativo en la configuracin del paisaje vegetal
local y probablemente tambin en la articulacin de las
condiciones climticas a nivel local.
Anlisis polnicos de Cceres y Huelva constatan la
existencia de paisajes adehesados desde el IV Milenio
AC (Lpez Sez et alii, 2007; Stevenson y Harrison,
1992). En Cceres (Los Barruecos y Cerro de la Horca)
se evidencia un paisaje aclarado, probablemente a travs

de la quema de la vegetacin arbrea y arbustiva. A


partir de mediados del IV Milenio AC se documenta un
paisaje con escasa cobertura arbrea -en la que domina
el encinar- con amplios pastos y en la que casi no hay
arbustos, as como el cultivo de cereal (Lpez Sez et
alii, 2007). En Huelva (Laguna de las Madres y El
Acebrn) se documenta a partir de ca. 4000 AC un
bosque de robles sin apenas vegetacin arbustiva, con
plantas que se asocian a rozas controladas, al cultivo
intermitente y al pastoreo. El sistema de dehesa aparece
establecido entre ca. 4000-2500 AC, aunque es entre ca.
2500-1600 AC cuando se muestra desarrollado
(Stevenson y Harrison, 1992: 241-242). En una tercera
fase, entre ca. 1600 AC-500 AD, se documenta una
destruccin general del bosque por fuego, aunque esto
pudo deberse a un fenmeno puramente local
(Stevenson y Harrison, 1992: 242-243).
Por otro lado, el registro polnico obtenido en el entorno
de Lagoa Comprida (a 1600 m de altitud, en la Serra de
Estrela) muestra que a partir de ca. 3341-2700 AC
(434090 BP) (Fase 2) tiene lugar una intensa
deforestacin del bosque (robledal mixto caducifolio y
abedul) a travs del fuego y su sustitucin por brezo
(Ericaceas) en las zonas ms altas, mientras en las

60

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

zonas ms bajas parece conservarse el roble (Van den


Brink y Janssen, 1985; Daveau, 1988: 108). A partir de
ca. 1737-1424 AC (328070 BP) (Fase 3) se
documentan una serie de incendios, seguidos de una
regeneracin efmera del abedul (Betula alba), tras lo
que vuelven a aumentar los brezos y los plenes de
cereal (centeno), mientras en las cotas ms bajas sigue
estando presente el roble (Van den Brink y Janssen,
1985; Daveau, 1988: 108).
La intervencin humana parece estar claramente
relacionada con la expansin del cultivo de cereal a
partir de la Fase 3, mientras Janssen plante la
posibilidad de que el aumento de la proporcin de
plenes de olivo (Olea), como el que se documenta en
la Fase 2, pudiera estar relacionado con el pastoreo
(Janssen, 1985: 68-70).

Un poco ms al Norte, en la Sierra de Barbanza (A


Corua), los anlisis polnicos revelan igualmente la
existencia de dos intensas fases de deforestacin,
seguidas de episodios erosivos, desembocando en una
degradacin ecolgica global de la sierra. Un primer
episodio de deforestacin, situado entre finales del
perodo Atlntico e inicios del Subboreal (entre ca.
3000-2000 AC), tuvo lugar como consecuencia de la
accin humana, que prcticamente hace desaparecer el
bosque de Quercus. El segundo retroceso de la cubierta
arbrea (Agnus y Salix) se sita en la transicin
Subboreal-Subatlntico, entre ca. 1200-800 AC, aunque
se considera que en este episodio el cambio climtico
tuvo una importante influencia (Criado, Aira y DazFierros, 1986: 160-161).

Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).

MEDIO GEOGRFICO

61

Figura 16: Vegetacin de la Pennsula Ibrica (segn Floristn, 1989, en Torres, 2002: Fig. III.5): 1. Vegetacin atlntica: robledales termfilos del
litoral cantbrico; 2. Idem: hayedos montaosos de la Cordillera Cantbrica y el Pirineo Occidental; 3. Alta Montaa pirenaica; 4. Vegetacin
atlntico-mediterrnea de Quercus pirenaica; 5. Vegetacin supramediterrnea de Quercus pubescens y Quercus faginea; 6. Vegetacin
oromediterrnea de Pinus sylvestris y Juniperus Thuriffera; 7. Vegetacin termomediterrnea: Oleo-Ceratonion, semirida y rida; 8. Idem, tipo
subhmedo; 9. Vegetacin mediterrnea siliccola de alcornocal; 10. Idem de encinares y carrascales; 11. Dunas; 12. Marismas.

Suelos
En la formacin y desarrollo de los suelos intervienen
varios factores interrelacionados, como la litologa, el
clima, la pendiente, la vegetacin, la fauna y la accin
antrpica. En funcin de la influencia de los distintos
factores, se realiza una primera clasificacin. El clima
ha jugado un papel de larga duracin, activo y
fundamental, en el desarrollo de los suelos llamados
zonales, maduros y evolucionados, que se clasifican en
funcin de zonas climticas (Iberia hmeda, Iberia
seca). En la formacin de los suelos intrazonales son
factores como la roca madre, la pendiente o la accin
antrpica, los que juegan un papel primordial; son, por
tanto, suelos aclimticos. Finalmente, hay suelos
azonales, suelos inmaduros en cuyo desarrollo el
substrato rocoso tiene una importante influencia.

Abordar la distribucin de suelos y su relacin con la


dispersin de estelas y estatuas-menhir a escala macro
tiene una validez limitada. Hay factores que han
permanecido invariables, como la litologa o el relieve,
pero otros han variado, como el clima, la vegetacin, la
fauna o la accin antrpica. El conocimiento disponible
a nivel peninsular del desarrollo de variables como el
clima o la accin antrpica durante la Prehistoria
reciente es limitado (vide supra). Por ello, abordamos
esta cuestin como un ejercicio que nicamente
pretende explorar posibles e hipotticas tendencias
generales.
Uno de los aspectos que podemos destacar es la
concentracin de menhires antropomorfos, estelas y
estatuas-menhir en suelos zonales de la Iberia hmeda y
de la Iberia seca, mientras son muy escasos los casos
conocidos en reas en las que dominan los suelos

62

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

intrazonales (p.e. rendziniformes, o suelos pardos


calizos), y azonales, ambos dominantes en las zonas de
la Iberia caliza y arcillosa. En las zonas de la Iberia
hmeda (Cantbrico y NW) predominan, en medios
silceos, las tierras pardas hmedas (buena para cultivos
y pastos), rankers (en zonas elevadas con pendientes,
dedicadas a pastos y bosques), en medios calizos la
tierra parda caliza (que en llanos son frtiles, en las que
se pueden dar cultivos de huerta pero tambin prados
permanentes) o la tierra fusca (en donde la caliza es
dura, en medios de montaa, con bosques). Los suelos
de la Iberia seca se desarrollan especialmente en la
regin de predominio silceo que se extiende desde el
Duero hacia el Sur, hasta el Guadalquivir, englobando el
sector occidental de penillanura de la Meseta central e
incluyendo relieves montaosos como el Sistema
Central y Sierra Morena. El suelo ms extendido es la
tierra parda meridional, desarrollado principalmente
sobre el substrato silceo, y sobre el que se asientan
dehesas y pastos pobres y se puede practicar el cultivo
del cereal de ao y vez. En algunos sectores se
desarrollan suelos pardos no clcicos sobre substrato
arcilloso, en los que hay bosques de encina y
alcornoques. Al ser tierras pobres en humus y nitrgeno
en la actualidad se practica agricultura de cereales de
ao y vez, alternando con leguminosas. Tambin hay
zonas en las que se dan suelos rojos mediterrneos.
Cuando estos suelos se desarrollan sobre substrato
silceo, en zonas de penillanura y en terreno llano, son
buenos para el cultivo de secano de cereales o
leguminosas. El desarrollo de estos suelos sobre calizas
blandas los hace muy frtiles para el cultivo, pero si se
desarrollan sobre calizas duras son ms optimas para el
pastoreo. En algunos sectores concretos, como la
comarca de Tierra de Barros (Badajoz) o la depresin
del Guadalquivir, se dan tambin los vertisuelos (tierra
negra, barros), desarrollados sobre arcillas y margas,
que son muy aptos para el cultivo de herbceas como
cereales o leguminosas y que pueden llegar a alcanzar
gran fertilidad si las tierras son volteadas y los
horizontes edficos mezclados.
Como vemos, la aptitud de los suelos para el cultivo
vara segn las zonas. En el NW peninsular la
investigacin indica que ya desde el Neoltico en las
tierras altas y con suelos ligeros se practic una
agricultura cerealista de tala y roza. ste es un sistema
que agota rpidamente (1-3 aos) los suelos, que luego
necesitan un perodo mucho ms largo para regenerarse,
por lo que se plantea cierta movilidad para las
poblaciones que lo practicaban (Criado, Aira y DazFierros, 1986: 172). A partir de inicios del III Milenio
AC en el NW se documentan indicios de posibles
mejoras tcnicas que podran permitir la prctica de una
agricultura ms sostenible y de un poblamiento ms
estable. Por un lado, se ocupan sistemticamente los
fondos de los valles donde los suelos son ms frtiles,
pero tambin ms pesados, por lo que se cree que la
ocupacin de este tipo de suelos estuvo relacionada con
la introduccin del arado ligero (Criado y Fbregas,

1989). Tambin durante la primera mitad del III Milenio


AC est documentada la presencia de Vicia Faba
(Haba) en el asentamiento de Buraco da Pala (Sanches,
1997), leguminosas que tambin estn presentes en el
Calcoltico del SW y en poca argrica en el SE (RuizGlvez, 1998: 151-152, 185). La presencia de
leguminosas podra estar relacionada con su uso como
nitrogenantes como parte de un sistema de rotacin de
cultivos. En amplios sectores del Occidente peninsular
los suelos (p.e. tierra parda meridional, suelos pardos no
calizos) permiten el cultivo de cereal dejando descansar
el terreno (en barbecho) cada segundo ao para que se
regenere (rotacin bienal). La regeneracin de estas
tierras tambin se puede alcanzar cultivando
leguminosas, que adems de nitrogenar los suelos para
que puedan ser nuevamente cultivados al ao siguiente,
ofrecen un aporte protenico importante para personas y
ganado. Ruiz-Glvez considera que la evidencia
disponible en la Europa Atlntica no permite hablar de
un uso generalizado de leguminosas como nitrogenantes
hasta momentos tardos de la Edad del Bronce (RuizGlvez, 1998: 185, 228-289). Cree que la presencia de
leguminosas en lugares como Buraco da Pala o Castro
Palheiros pudo estar ms relacionada con su uso para el
engorde de ganado, mientras la efectividad del arado
ligero para la prctica de una agricultura ms intensiva
pudo ser limitada (Ruiz-Glvez, 1998: 151-152, 185).
El modelo que propone Ruiz-Glvez para las
poblaciones del Occidente peninsular hasta el final del
Bronce Final es un modo de vida itinerante debido,
especialmente, a la poca capacidad de regeneracin de
los suelos y al escaso uso de leguminosas y abonado en
la agricultura. Se tratara de comunidades con una
dedicacin esencialmente ganadera, que practicaran la
trasterminancia para asegurar la alimentacin del
ganado. Segn esta autora, en la transicin Bronce
Final/Hierro se desarrolla una fase de intensificacin
agrcola gracias a la generalizacin de las leguminosas y
del abonado, producido en el marco de una actividad
ganadera ya especializada que ha sido favorecida por
nuevas condiciones ambientales, as como por la
consolidacin de los asentamientos permanentes (RuizGlvez, 1998: 197-201; 228-257; 304-305). Este
modelo, que contempla el modo de vida itinerante o
mvil durante gran parte de la Edad de Bronce, tiene
un importante peso en la interpretacin que E. Galn y
M. Ruiz-Glvez proponen para las estelas y estatuasmenhir, especialmente las que atribuimos a la Edad del
Bronce (p.e. Ruiz-Glvez y Galn, 1991; Galn, 1993b;
Ruiz-Glvez, 1998: 180-183, 265-269; 329-340; Galn
y Ruiz-Glvez, 2001).
Los datos socioeconmicos de las poblaciones con
estelas y estatuas-menhir siguen siendo escasos y el
conocimiento disponible sobre sus poblados es muy
limitado o prcticamente desconocido en muchas de
zonas. Adems de obtener datos relativos a estos
mbitos, sera de gran ayuda revisar los conceptos al uso
en la literatura antropolgica sobre las formas de vida,

MEDIO GEOGRFICO
la permanencia y la movilidad, as como las escalas de
anlisis e interpretacin a nivel temporal. Desde un
punto de vista arqueolgico la ocupacin de un
asentamiento durante unos pocos aos, incluso una o
tres generaciones, puede ser interpretado como falta de
permanencia desde un punto de vista de larga duracin,

63

perspectiva que pensamos es la que presenta RuizGlvez. Pero desde una perspectiva de corta duracin, a
una escala temporal humana, este asentamiento es
sedentario o permanente, como es considerado todo
asentamiento ocupado a lo largo de todo el ao (Kelly,
1992).

Figura 17: Vas navegables con grandes embarcaciones y barcazas segn las referencias grecolatinas citadas por Ruiz-Glvez (1998: 104-105).

Hay que considerar tambin que desde el punto de vista


de los suelos, muchas de estas zonas pudieron haber
sido cultivadas sin la necesidad de recurrir a
leguminosas o de mover el poblado a otro sitio,
especialmente si consideramos la existencia de
pequeas aldeas o granjas, difcilmente detectables, o
pequeos asentamientos como los conocidos en diversas
zonas del Occidente peninsular (vide infra), que pueden
recurrir a la rotacin bienal para el cultivo de cereal de
extensiones manejables. Adems, la constatacin de
ecosistemas gestionados como la dehesa desde el
Neoltico Medio/Final en Extremadura, en los que la
agricultura tambin tiene un peso importante (Lpez
Sez et alii, 2007), remiten a la inversin de trabajo con
una perspectiva de larga duracin, a la configuracin de
un medio con alto valor por su sostenibilidad a nivel
ecolgico y humano, que probablemente favoreci el

asentamiento humano permanente en diversas zonas con


estelas y estatuas-menhir del Occidente peninsular
durante al menos el Calcoltico y la Edad del Bronce
(vide infra).
Vas de comunicacin interior: ros y vas terrestres
Como seala Ruiz-Glvez, aunque los ros peninsulares
tienen escaso caudal, en el pasado constituyeron una de
las principales vas naturales de comunicacin entre la
costa y el interior, permitiendo salvar la abrupta
orografa peninsular (ver fig. 17; Ruiz-Glvez, 1998:
104-105). Segn las fuentes grecolatinas, los principales
ros peninsulares eran navegables con grandes
embarcaciones a lo largo de tramos relativamente
amplios de su recorrido: el Guadalquivir hasta Sevilla,
el Guadiana hasta Mrida, el Tajo hasta Abrantes y el

64

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Duero a lo largo de 150 Km., casi todo su recorrido por


Portugal (Ruiz-Glvez, 1998: 104). Adems, fuentes
antiguas y medievales indican que tramos importantes
de ros menores como el Mio, Mondego o Sado, o
tramos superiores de ros principales, como el
Guadalquivir hasta Crdoba o el Ebro hasta Logroo,
eran navegables con barcas de poco calado, mientras las
pequeas embarcaciones se utilizaban para navegar en
tramos interiores de ros principales, como queda
atestiguado en el Alto Duero a la altura de Numancia
(Ruiz-Glvez, 1998: 104-105).
Desde el punto de vista de las comunicaciones, la
perspectiva actual tiende a enfatizar la imagen del
relieve peninsular en trminos de compartimentacin
espacial, tratando las abundantes cadenas montaosas
que pueblan la Pennsula como una importante
limitacin en el discurrir de la comunicacin entre
diferentes regiones; como autnticas barreras. No
obstante, como sugiere la distribucin de diversos tems
arqueolgicos, de estructuras iconogrficas/ formales
como las que vemos, por ejemplo, en algunas cermicas
o estelas de la Edad del Bronce, la comunicacin a
travs de sierras fue efectiva y, en ocasiones, fluida
(vide infra). Hay que valorar que las cuencas
hidrogrficas ofrecen una amplia y compleja red de ros
secundarios con valles que facilitan la comunicacin
entre las diferentes vertientes de los sistemas
montaosos, especialmente cuando el desplazamiento se
realiza a pie, posiblemente la forma ms extendida y
comn de transporte durante la Prehistoria Reciente.
El papel de la trasterminancia en este contexto debi ser
relevante, especialmente en las comunidades asentadas
en zonas de piedemonte desde las que se tena acceso a
ecosistemas complementarios (p.e. Jimeno, 2001: 154155). La explotacin de pastos de altura favoreci el
desarrollo de interrelaciones entre poblaciones (o
sectores de las mismas) de diferentes vertientes, lo que
en ocasiones se traducir en la homogeneidad o relacin
formal de algunos elementos de la cultura material. Otra
cuestin es la que plantea Ruiz-Glvez cuando analiza
el transporte de mercancas pesadas (que no sean
ganado), ya que como plantea esta autora el transporte
terrestre es inseguro y adems complejo para carros,
mientras el uso del caballo parece ser escaso hasta
poca avanzada, por lo que para el transporte de
mercancas pesadas se debi preferir el medio fluvial o
martimo (vide supra; Ruiz-Glvez, 1998: 92-100).
La orografa peninsular condicion la comunicacin a
dos niveles fundamentales. Por un lado restringi el
transporte a gran escala o de mercancas pesadas. Por
otro lado, condicion las trayectorias de los
desplazamientos de personas y ganados a pie por las
zonas de relieve ms complejo, que tendran lugar a
travs de corredores naturales. Es posiblemente por ello
que el trazado de algunas vas romanas y caadas,
cordeles o veredas de la Mesta coinciden en zonas de
compleja orografa, aunque el papel de la tradicin en el

uso preferente de algunas rutas naturales frente a otras


tambin debi jugar un papel decisivo, como ocurre con
la Va de la Plata (ver fig. 18) .
Desde una perspectiva macro espacial el trazado de las
vas romanas o el de las caadas de la Mesta, dos tipos
de vas fueron concebidos para el desplazamiento a pie
de personas (legiones) o ganados a pie, difieren
sustancialmente al responder cada uno a factores
histricos y socioeconmicos particulares. Por la misma
razn el trazado de estas vas pudo diferir en gran
medida de las rutas empleadas durante la Prehistoria
reciente peninsular, cuando no existieron vas
institucionalizadas de largo recorrido, ni entidades
polticas equiparables que las generaran y mantuvieran.
No obstante, en algunas regiones peninsulares es
frecuente
documentar
poblados
prehistricos,
monumentos megalticos, estelas y estatuas-menhir
junto a los mismos pasos naturales o corredores por los
que pasan vas ms recientes (vide infra), lo que incide
en el papel de la orografa y la tradicin como
condicionantes en la gestacin de rutas de
desplazamiento, especialmente a travs de zonas de
orografa ms compleja, y su institucionalizacin en
poca histrica. De esto se desprende que algunas zonas
de paso natural, puertos de montaa o zonas vadeables
fueron preferentemente utilizadas por comunidades
variadas a lo largo de los siglos por razones diversas,
entre las que debieron destacar las condiciones
favorables para el trnsito y la tradicin.
Entre el V Milenio AC y comienzos del I Milenio AC
estos son dos de los factores que pudieron influir en el
emplazamiento de asentamientos, a los que se asociaron
lugares con monumentos megalticos, estelas y estatuasmenhir, junto a zonas de paso (vide infra). El valor
estratgico
de
las
zonas
de paso reside
fundamentalmente en el acceso a redes de interaccin -a
travs del control del trnsito- y al aprovechamiento de
ecosistemas complementarios, especialmente cuando
nos hallamos en zonas de piedemonte, aspectos que
parecen haber jugado un papel fundamental durante la
Prehistoria reciente en las regiones en las que
documentamos estelas y estatuas-menhir.
Recursos minerales
La relevancia de la Pennsula Ibrica en relacin con los
recursos minerales radica no slo en la abundancia de
stos, sino especialmente en su variedad y accesibilidad,
especialmente para la obtencin de sustancias como el
cobre, el oro o el estao. Los mapas previsores de
mineralizaciones de oro, cobre, plata y estao muestran
su presencia -comprobada o potencial- en reas muy
diversas, aunque muestran tendencias generales que
llamativamente coinciden con la distribucin genrica
de las estelas decoradas y estatuas-menhir atribuidas a la
Edad del Bronce a nivel peninsular (ver figs. 19 y 20;
vide infra).

MEDIO GEOGRFICO

65

Figura 18: Trazado de las principales vas romanas (arriba) y caadas de la Mesta (abajo) en la Pennsula Ibrica (segn Beatriz Alonso Prieto y
http://habitat.aq.upm.es/gtp/fgtp/i2gtp.html).

66

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Si ampliamos la resolucin y aadimos los indicios de


explotacin prehistrica disponibles para algunos
sectores observamos que esta apreciacin queda en
cierta medida relativizada porque, como muestran
trabajos recientes, los recursos minerales son
abundantes y no siempre coinciden netamente con las
estelas y estatuas-menhir (ver p.e. Comendador, 1999:
fig. 1; Blas, 1999: fig. 1; Martn et alii, 1999: fig. 1;
Simn, 1999: 182-185; Fernndez Posse, Martn y
Montero, 1999: 219-222; Hurtado y Hunt, 1999: fig. 3;
Hunt y Hurtado, 1999: fig. 1; Montero, 1999: 337-338;
Delibes, Fernndez y Herrn, 2003: fig. 1; Rodrguez de
la Esperanza, 2005: figs. 2.3 y 2.4).
Los primeros tanteos en la metalurgia del Cobre se
sitan en el SE y estn datados en la 1 mitad V Milenio
AC, aunque su desarrollo en el SE y en otras zonas
peninsulares tiene lugar a partir del Calcoltico
precampaniforme (Montero, 1999: 335-337; trabajos en
Delibes y Montero, 1999). El uso de objetos de Oro
tambin est atestiguado en diversas zonas del Sur
peninsular a partir del Calcoltico precampaniforme,
mientras
su
uso
durante
el
Calcoltico
Campaniforme/Bronce Inicial se extiende a otras zonas,
especialmente el NW y la Meseta Norte (Hernando,
1983; Perea, 1991: 51-55). Por su parte el uso de objetos
de Plata est atestiguado con seguridad a partir de
inicios II Milenio AC en el SE (Montero, 1999: 352).
Por otro lado, los indicios ms tempranos de aleacin
cobre-estao estn documentados en la cuenca del Ebro,
en donde se han hallado dos punzones de bronce binario
en un contexto datado entre ca. 1890-1740 AC
(351010 BP, Monte Aguilar, Brdenas Reales,
Navarra) (Rodrguez de la Esperanza, 2005: 24). En el
Norte de Portugal se han documentado testimonios de
su metalurgia en ambientes domsticos encuadrables en
el segundo cuarto del II Milenio AC (Senna-Martnez,
2007: 127; Senna-Martnez et alii, 2006: 15), mientras
que en el SE la tumba 554 de El Argar, que contiene un
pual con hoja de bronce, puede ser situada a partir de
ca. 1800 AC (346060 BP) (Montero, 1999: 353). Estos
datos indican que la obtencin de oro y cobre se
desarroll durante el III Milenio AC, intensificndose a
partir de finales del mismo milenio, mientras la
obtencin de plata y estao inici su andadura a partir
de la primera mitad del II Milenio AC.
La documentacin ms extensa sobre minera metlica
prehistrica est relacionada con la extraccin de cobre.
En el Cantbrico central se conocen las minas de El
Aramo y El Milagro, grandes explotaciones compuestas
por pozos y galeras que pueden ser datadas a partir del
Calcoltico, desarrollndose durante la Edad del Bronce
y continuando hasta la Edad Media (Blas, 1983: 197221; 1996; 1999a: 48-49; vide infra). En el SW se han
documentado trabajos de extraccin de malaquita en la
mina de El Chinfln, compuesta por pozos o trincheras,
que dataran del Bronce Final (Hunt, 2005: 15-16).

Adems de estas explotaciones de cierta entidad hay en


diversas zonas peninsulares indicios para pensar que la
extraccin a pequea escala, de carcter recolectivo,
estaba muy extendida, especialmente en las zonas en las
que las mineralizaciones son abundantes y fcilmente
accesibles porque afloran en superficie, como pudo ser
el caso del cobre en el SE durante el Calcoltico
(Montero, 1999).
En diversas zonas peninsulares hay aluviones aurferos
y estannferos, facilitando su extraccin a travs del
bateo, prctica que debi ser comn durante la
Prehistoria (Snchez Palencia y Prez, 1989; Hunt,
2005: 14-15). Esta situacin nos parece particularmente
interesante porque estas zonas en las que los placeres
aurferos o de casiteritas son ms abundantes coinciden
grosso modo con reas en las que se documenta una
especial incidencia de estelas y estatuas-menhir, aunque
en trminos generales esta coincidencia es ms amplia y
abarca tambin reas en las que se dan mineralizaciones
de todo tipo.

5.2 Estelas
Distribucin
geogrfico

decoradas y Estatuas-menhir:
macro-espacial
y
marco

Neoltico-Calcoltico:
Casi todos los ejemplares situados en esta cronologa
forman parte del fenmeno megaltico (menhires
antropomorfos) o estn vinculados contextualmente a l
(dolos-estela, estelas y estatuas-menhir). Hay algunos
ejemplares que no estn relacionados con este mbito,
aunque por relaciones grficas son situados
genricamente en el Calcoltico. Aparecen en muchas de
las regiones en las que el Megalitismo es un fenmeno
extendido, como la llanada alavesa, Cantbrico Oriental,
Occidente de Galicia, el Norte de Portugal, el Tajo
Medio o el Bajo Guadiana.
Litologa:
Su distribucin general coincide con las regiones de
predominio silceo y calizo, aunque en ocasiones
aparecen en zonas arcillosas que limitan con regiones
silceas o calcreas.
Relieve:
Se documentan variedad de situaciones. En el Norte
peninsular varios de los ejemplares aparecen en cotas
altas de la Cordillera Cantbrica-Montes Vascos (p.e.
Larrarte, La Calvera o Coll Cimera), mientras que en la
Sierra Plana de Vidiago, en la costa, se conoce un caso
(Capilluca).

MEDIO GEOGRFICO

67

Figura 19: Distribucin de recursos minerales (Cobre y Oro) en la Pennsula Ibrica: Yacimientos mineros y explotaciones antiguas (segn RuizGlvez, 1998: fig. 25 y Instituto Geolgico y Minero de Espaa, E. 1: 1,500.000, 1972).

68

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 20: Distribucin de recursos minerales (Plata y Estao) en la Pennsula Ibrica: Yacimientos mineros y explotaciones antiguas (segn RuizGlvez, 1998: Fig. 25 y Instituto Geolgico y Minero de Espaa, E. 1: 1,500.000, 1972).

MEDIO GEOGRFICO

Otro grupo de representaciones aparece en el Alto Ebro,


preferentemente en llanuras (p.e. San Martn), mientras
que en un sector bajo de esta misma cuenca, en las
estribaciones interiores de la Cadena Costero Catalana,
se documentaron otros posibles ejemplares. En Galicia y
extremo NW de Portugal casi todos los casos conocidos
se sitan en zonas costeras o en las elevaciones ms
occidentales del Macizo Galaico-Portugus, mientras en
el resto del Norte de Portugal casi todos los casos se
sitan en el interior, en zonas de penillanura vinculadas
al Duero. En el centro de la Pennsula aparecen
ejemplares en torno al Sistema Central, en su
piedemonte septentrional o estribaciones SE, mientras
en la compleja orografa de Las Hurdes se conoce otro
ejemplar (Madroal).
La cuenca central del Tajo tambin presenta una
interesante concentracin, especialmente en torno a
zonas de vado, como Azutn, Guadalperal o Alconetar.
En el SW peninsular hay ejemplares en el Alentejo
Interior, en torno a vora y al Guadiana, en zonas que
marcan el fin de la penillanura, o en el piedemonte
septentrional de Sierra Morena, en la cuenca del Ardila,
o meridional, en Huelva. En Andaluca Central los
ejemplares conocidos se documentan en zonas de
transicin entre el llano y la montaa, mientras en el SE
se encuentran en zonas de compleja orografa.
Clima:
Las regiones climticas en las que encontramos
ejemplares son tan variadas como el tipo de relieve que
encontramos. Hay que tener en cuenta que hasta ca.
3050 AC hay en Europa un optimo climtico, que en
trminos relativos se traducira en un clima ms hmedo
y clido; a partir de esta etapa se documenta un clima
ms fresco y seco a nivel Europeo, aunque como ya
hemos visto en el Sur peninsular se documentan
temperaturas clidas y aridez (vide supra). En cuanto a
la distribucin de menhires antropomorfos, estelas y
estatuas-menhir llama la atencin la ausencia de este
tipo de hallazgos en zonas en las que en la actualidad
hay climas continental- extremo y Mediterrneo. Por
otro lado hay que destacar que a pesar de que
encontramos ejemplares en regiones con contrastes
trmicos importantes, probablemente su situacin
relativamente cercana a sierras no fue casual, ya que en
estas zonas de clima continental hay un importante
volumen de precipitaciones en las sierras que,
independientemente de su rgimen estacional, procuran
buenos pastos de altura y abundantes recursos acuferos
en sus piedemontes.
Vegetacin:
La vegetacin potencial de las zonas con menhires
antropomorfos, estelas y estatuas-menhir es tan variada
como el relieve o el clima. Hay que destacar, no
obstante, que es precisamente a partir del IV Milenio

69

AC cuando tanto en el Tajo Medio como en Huelva,


ambas zonas con estelas y estatuas-menhir en contextos
megalticos, se documentan paisajes culturales de
dehesa con encinas (Cceres) y robles (Huelva).
Suelos:
Aparecen principalmente en reas donde dominan los
suelos zonales de la Iberia hmeda y de la Iberia seca.
Son escasos los casos conocidos en reas en las que
dominan los suelos intrazonales y azonales, ambos
dominantes en las zonas de la Iberia caliza y arcillosa
(vide supra).
Vas de comunicacin:
A nivel macro-espacial no se detectan unas pautas
unitarias respecto a la relacin entre estos ejemplares y
vas naturales que comuniquen diferentes regiones o
mbitos. En el Norte hay contextos en amplios valles e
incluso en el mismo litoral, zonas que quiz tuvieron
importancia a este nivel, mientras los collados en los
que se encuentran varios de los contextos pueden haber
jugado un papel relevante en la interaccin entre
comunidades que habitan en diferentes valles o
vertientes.
En el NW s parece haber una reiterada aparicin de
ejemplares en zonas del litoral o cercanas a la costa, al
menos en el Occidente de Galicia y extremo NW de
Portugal. En el interior del Norte de Portugal es quiz el
ro Duero el eje vertebrador de la comunicacin, aunque
las estelas documentadas en esta zona estn
generalmente en zonas de planalto relativamente
alejadas de su cauce. En el centro de la Meseta hay una
interesante relacin entre los ejemplares de esta zona y
los principales ejes vertebradores de la comunicacin en
esta regin, como el Sistema Central, la falla de
Plasencia, el Tajo y los vados que facilitan su cruce.
Hay que destacar finalmente la situacin de los
ejemplares del interior alentejano, cuenca del Ardila, o
los de Huelva, conectados al mar en las dos primeras
zonas gracias a la fcil navegabilidad del Guadiana. En
general,
como
veremos
posteriormente,
el
emplazamiento de estos lugares parece estar ms
relacionado con zonas de paso que articulan
desplazamientos de corto recorrido (vide infra).
Recursos minerales:
Como hemos visto antes, son los recursos minerales de
cobre y oro los que pueden haber jugado un papel a
partir del III Milenio AC. La mayora de los ejemplares
incluidos genricamente en esta etapa del NeolticoCalcoltico fueron elaborados e implantados antes del
III Milenio AC y slo unos pocos podran ser atribuidos
III Milenio AC (vide infra).

70

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 21: Distribucin de los lugares con menhires antropomorfos, estelas decoradas y estatuas-menhir durante la Prehistoria reciente en la
Pennsula Ibrica.

MEDIO GEOGRFICO

En las comunidades en las que se elaboran esas estelas


es posible que se practicara la recoleccin de
minerales cuprferos y/o aurferos, ya que los recursos
existen en esas zonas. No obstante, a nivel global son
escasas las estelas atribuidas a esta poca, por lo que no
parece existir una fuerte correlacin entre el recurso a
este tipo de imgenes y la minera durante esta poca.
Incluso en la Sierra de El Aramo (Asturias), en donde
coinciden una minera ms desarrollada y el testimonio
de una estela antropomorfa, no parece haber correlacin
temporal. Las fechas de C14 sitan la explotacin de
cobre en las minas de El Aramo y El Milagro (Asturias)
a partir del segundo cuarto del III Milenio AC (Blas,
1996; 2003b) y en la misma sierra se encuentra la
necrpolis de La Cobertora, en donde uno de los
monumentos, con tmulo y cmara simple, (Coll
Cimera) est sealizado en su exterior por una estela
antropomorfa de 1,4 m de altura. Sin embargo, aunque
en esta necrpolis hay monumentos que podran ser
contemporneos a la explotacin de las minas, el
monumento de Coll Cimera, junto al de Praul
Llagezu, son los ms antiguos de la necrpolis,
pudiendo estar situado el primero en un momento
ligeramente anterior a las fechas de finales del IV
Milenio AC cal. de Dombate (vide infra; Blas, 1997:
72). De cualquier forma, teniendo en cuenta la escasa
informacin contextual disponible sobre la implantacin
de esta estela, queda abierta la posibilidad de que, como
en otros casos, la estela fuera implantada en el entorno
del tmulo en un momento posterior al de su
construccin y usos primarios (Daz-Guardamino,
2003).
Edad del Bronce-Inicios del Hierro:
Esta atribucin cronolgica se basa fundamentalmente
en los iconos que reproducen armas que disponen de
referentes materiales datados por cronologas relativas
y/o radiomtricas. Slo en casos excepcionales hay
estelas que disponen de contextos estratigrficos que
adems aporten informacin cronolgica sobre su uso
primario o reutilizacin (vide infra).
Durante esta fase Edad del Bronce-Inicios del Hierro
hay estelas y estatuas-menhir en regiones en las que este
fenmeno ya es conocido en una etapa anterior:
Cantbrico Central, Occidente de Galicia, extremo NW
de Portugal, Tras-os-Montes, Las Hurdes y cuenca del
Alagn, Tajo Interior, Bajo Guadiana y cuenca del
Ardila, piedemonte NW del Sistema Btico y cuenca del
Genil (vide infra). Por primera vez documentamos
estelas y/o estatuas-menhir en zonas como las
estribaciones meridionales de los Pirineos Centrales, el
Alto Duero (en Soria), el interior de Galicia, Alto
Tmega, NW de la Meseta Norte (Len), interior de las
Beiras Alta y Baja, Salamanca, Norte Alto alentejano,
Sierra de Montnchez, Villuercas, Guadiana Medio,
Sierra Morena, Guadalquivir Medio, Bajo Alentejo y

71

Algarve. En general se documenta un numero ms


elevado de sitios con estelas y estatuas-menhir. A
excepcin del Cantbrico Central y del valle de
Vilaria, en Tras-os-Montes, no se detecta en el tercio
Norte peninsular gran densidad de ejemplares. Mientras,
en el tercio central y meridional peninsulares se
documentan gran nmero de sitios que se concentran en
tres reas fundamentales: el reborde SW de la Meseta
Central, que incluye el Alto Mondego, Tajo y Guadiana
Medios, el Bajo Alentejo y el Bajo y Medio
Guadalquivir.
Litologa:
Su distribucin general coincide con las regiones de
predominio silceo y calizo, aunque en este caso
tambin encontramos una importante concentracin en
el medio arcilloso de la cuenca del Guadalquivir.
Relieve:
Se documentan variedad de situaciones, aunque se
documentan dos tendencias en las que se pueden incluir
casi todos los ejemplares. La mayora de las estelas y
estatuas-menhir se encuentran en el entorno inmediato
(piedemonte o estribaciones) de relieves montaosos
como las sierras que jalonan la periferia Occidental-SW
de la Meseta Central, el Sistema Ibrico o los Pirineos.
No obstante, vemos que en el Cantbrico Central las
estelas pueden aparecer nuevamente en medios de alta
montaa (Collado de Sejos), mientras en algunos
sectores del NW pueden aparecer ejemplares en plena
cuenca del Mio (Paredes de Abajo) o del Tmega (p.e.
Chaves o Faioes). En el Sur peninsular se da una
situacin alternativa que es la concentracin de estelas
en las llanuras de la cuenca del Guadalquivir y del Sur
de Portugal, aunque tambin en estos sectores hay
algunas estelas situadas en medios serranos (p.e.
Alfarrobeira) y en su entorno, as como en el litoral (p.e.
Figueira o Pocito Chico).
Clima:
Estelas y estatuas-menhir se encuentran durante esta
etapa en las mismas regiones climticas que en la etapa
anterior, aunque hay una novedad: la aparicin de un
nutrido grupo de ejemplares en una regin de clima
continental extremado (zona Oriental de Cceres,
Badajoz y cuenca toledana del Tajo). Como hemos
comentado antes, durante el perodo Subboreal (ca.
3050-950 AC) el clima en Europa es ms fresco y seco
que en la actualidad, aunque en extensas zonas como la
Meseta Central (en la que se pueden incluir estas zonas
de clima continental extremo) el clima parece haber sido
similar al actual (Ruiz-Glvez, 1998: 121-124, Fig. 28).
Por otro lado, en el Sur peninsular parece que las
condiciones climticas fueron clidas y secas durante
todo el Subboreal y durante el Subatlntico hasta ca.
390 AD (Fletcher, Boski y Moura, 2007: 490-491, Fig.

72

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

6). En diversas zonas de Europa se registra un


empeoramiento del clima (ms fro y hmedo) en el
final del Subboreal y la transicin al Subatlntico. En la
Pennsula Ibrica hay indicios que apuntan a un
aumento de las precipitaciones, aunque como hemos
mencionado en el Norte y Centro de Portugal parece
que el clima pudo haber sido similar al actual (RuizGlvez, 1998: 192-195, Fig. 52 ). Nuevamente hay que
destacar que muchas estelas y estatuas-menhir se sitan
en el entorno de sierras que registran elevadas
precipitaciones que, a pesar de su marcada
estacionalidad en zonas de clima continental (como las
sierras de Montnchez o Villuercas), aseguran los
recursos acuferos.
Vegetacin:
La vegetacin potencial de las zonas con estelas y
estatuas-menhir es variada, aunque la mayora de los
ejemplares se encuentran en zonas en las que domina la
vegetacin
atlntico-mediterrnea
de
Quercus
pirenaica, la termomediterrnea de tipo subhmedo y la
vegetacin mediterrnea siliccola (alcornocales,
encinares y carrascales). Un aspecto interesante es que
el registro palinolgico de dos zonas distantes en el
Occidente peninsular (Serra de Estrela y Huelva) revela
una intensa intervencin humana en el medio a partir de
inicios-mediados del III Milenio AC (vide supra). En
Huelva esta interaccin entre los grupos humanos y el
medio se traduce en la consolidacin y desarrollo del
paisaje adehesado entre ca. 2500-1600 AC, aunque su
origen hay que buscarlo en una etapa anterior (vide
supra). No obstante, a partir de mediados del II Milenio
AC se documenta una destruccin general del bosque
por fuego (Stevenson y Harrison, 1992: 242-243). En la
Serra de Estrela se documentan dos intensas fases de
deforestacin del bosque de robledal mixto caducifolio
y abedul: una a partir de finales del IV -inicios del III
Milenio AC (quiz relacionada con el pastoreo), otra a
partir del segundo cuarto-mediados del II Milenio AC,
posiblemente relacionada con la expansin del cultivo
de cereales (centeno) (Van den Brink y Janssen, 1985;
Janssen, 1985: 68-70; Daveau, 1988: 108).
Suelos:
Como en la etapa anterior, se sitan preferentemente en
reas en las que predominan los suelos zonales de la
Iberia hmeda y de la Iberia seca. En esta ocasin llama
la atencin la alta concentracin de ejemplares en zonas
en las que predominan las tierras pardas meridionales,
as como la situacin de muchos ejemplares en torno a o en- zonas en las que hay amplias extensiones de
tierras negras o barros, como los barros de Beja (Bajo
Alentejo), Tierra de Barros (Badajoz) y depresin del
Guadalquivir.

Vas de comunicacin:
Desde una perspectiva macro-espacial destaca el hecho
de que la mayora de las estelas y estatuas-menhir estn
concentradas en una franja que discurre por el W-SW-S
de la Meseta Central, lo que adquiere relevancia si
tenemos en cuenta la estrecha relacin de estos lugares
con zonas de paso (ros, vados, valles que atraviesan
sistemas montaosos, puertos de montaa) que articulan
la comunicacin entre el interior peninsular y la franja
costera (vide infra). Por otro lado hay una importante
presencia de estelas en zonas de llanura que comunican
esta franja transicional con el litoral (Bajo Alentejo,
valle del Guadalquivir). Tanto en el NW como en el SE
la mayora de los sitios con estelas y estatuas-menhir
estn estrechamente relacionados con cuencas fluviales
que comunican con importantes ejes de comunicacin
(Duero y Guadalquivir) o con la costa en el caso del
Mio en el NW. En el Norte peninsular ocurre algo
similar a lo detectado en una fase anterior: los sitios
estn situados en amplios valles e incluso en el mismo
litoral, zonas que quiz tuvieron importancia a este
nivel, mientras los collados en los que se encuentran
varios de los contextos pueden haber jugado un papel
relevante en la comunicacin con la Meseta, como
sugieren las relaciones grficas que existen entre la
estela de Tabuyo en Len y las estelas de Collado de
Sejos en la Cordillera Cantbrica (vide infra). Aunque
aparentemente aisladas, las estelas/estatuas-menhir que
se conocen en el Alto Duero, Cuenca del Ebro y
Pirineos, se sitan en zonas que son relevantes para la
comunicacin en las regiones en las que se encuentran,
lo que favoreci su interconexin con redes de
interrelacin ms extensas, como sugieren sus
iconografas (vide infra). En general, desde un punto de
vista macro, la distribucin y densidad de estelas y
estatuas-menhir durante esta poca en las diferentes
regiones parecen estar articuladas en funcin de zonas
que comunican regiones diferenciadas. En diversos
trabajos Ruiz-Glvez y Galn han hecho hincapi en el
papel de las estelas y estatuas-menhir de esta fase como
elementos que sealan, delimitan o reivindican
territorios o zonas de paso de inters econmico y/o
poltico en contextos/coyunturas medioambientales y/o
socioeconmicos determinados (Ruiz-Glvez y Galn,
1991; Galn, 1993b; Ruiz-Glvez, 1998: 180-183, 265269; 329-340; Galn y Ruiz-Glvez, 2001). La
aproximacin de estos autores revela una faceta -entre
otras (vide infra)- interesante de las estelas y estatuasmenhir. Y es que, como sealan Martn Bravo y Galn
respecto a la Beira Interior y Extremadura durante el
Bronce Final (Martn Bravo y Galn, 1998; Martn
Bravo, 1999: 59-62, 64-66), la periferia W-SW-S de la
Meseta Central, poblada de estelas y estatuas-menhir, es
una autntica zona bisagra, de transicin y contacto
entre la Meseta Central y la franja costera.

MEDIO GEOGRFICO

73

Figura 22: Zonas geolgicas del Macizo Ibrico (la Iberia silcea) (segn http://www.geoiberia.com/geo_iberia/hercinico/macizo_iberico.htm).

Recursos minerales:
El desarrollo en diferentes sectores de la Pennsula
Ibrica de la metalurgia del cobre a partir del III Milenio
AC, del trabajo del oro a partir de finales del III-inicios
del II Milenio AC, de la plata a partir de inicios del II
Milenio AC o de la metalurgia del bronce a partir del
segundo cuarto del II Milenio AC, dotaron a algunas
zonas en las que ciertos minerales como el oro, la plata
o el estao eran abundantes y/o fcilmente accesibles escasos o difciles de extraer en otras regiones- de una
nueva fuente de produccin de excedentes. En este
sentido uno de los aspectos que ms llaman la atencin
es la distribucin ms o menos generalizada de estelas y
estatuas-menhir (especialmente las atribuidas a la Edad
del Bronce) en reas con abundantes recursos minerales
metlicos, ya sea cobre, oro, plata y/o estao. En
muchas de estas comunidades la obtencin de estos
minerales pudo ser recolectiva, una tarea ocasional y
no especializada, facilitada en las zonas en las que los
minerales son ms accesibles porque afloran en
superficie o porque son de carcter aluvial. Como
comentan Snchez Palencia y Prez, las fuentes antiguas
relatan cmo en el NW se obtena oro, estao y plata de
los ros a travs del bateo, mientras en Turdetania se
extraa el oro de los ros y tambin de los aluviones
consolidados (Snchez Palencia y Prez, 1989: 21). El
bateo pudo haber sido estacional, ya que la mejor poca
para hacerlo es el esto, cuando los ros llevan menos
caudal (Snchez Palencia y Prez, 1989: 19 y Fig. 3). El
problema de estos trabajos es que son difciles de
documentar arqueolgicamente. Por otro lado, las
explotaciones mineras conocidas con ms detalle
remiten a un trabajo ms organizado e intensivo para la

extraccin de minerales de cobre, como en las galeras


subterrneas de El Milagro y El Aramo (Asturias), que
continan siendo explotadas durante la Edad del Bronce
(vide supra), o las trincheras-pozo de Chinfln
(Huelva), que es explotada durante el Bronce Final
(Hunt, 2005), si bien ambas se encuentran ligeramente
alejadas del rea de dispersin de las estelas y estatuasmenhir. En las reas de distribucin de estelas y
estatuas-menhir hay evidencias diversas de minera
antigua, aunque son bastante imprecisas en general
(vide infra). Una excavacin reciente ha documentado
evidencias de explotacin de casiterita y de su
procesado en el poblado del Cerro de San Cristbal
(Cceres) durante las ltimas etapas del Bronce Final,
aunque este tipo de explotacin difiere de las anteriores
por encontrarse en el mismo asentamiento y por ser de
pequea escala (Rodrguez Daz et alii, 2001). La
investigacin de la minera en las zonas con estelas y
estatuas-menhir podra resultar muy reveladora, no slo
porque la distribucin de las mismas coincida con reas
ricas en estos recursos, algunos de ellos escasos en otras
zonas, que adquieren especial valor durante la Edad del
Bronce, sino tambin porque las poblaciones con estelas
y estatuas-menhir estn situadas en zonas estratgicas
desde el punto de vista de las comunicaciones (vide
supra).
Los recientes anlisis de istopos de plomo realizados
sobre algunos de los objetos de bronce del depsito de
la Ra de Huelva son reveladores (Montero, Hunt y
Santos, 2007). Los resultados indican que los metales de
las piezas analizadas (N=14) no proceden de la Faja
Pirtica, donde se sitan los recursos minerales ms
cercanos a la Ra de Huelva, sino que los de varias

74

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

piezas podran proceder de mineralizaciones de la zona


geolgica de Ossa Morena y del valle de Alcudia (Sierra
Morena), mientras alguna muestra remite a una posible
procedencia sarda y otras no han podido ser
relacionadas con mineralizaciones concretas. En la zona
de Ossa Morena y en el valle de Alcudia se conoce un
nutrido grupo de estelas del Bronce Final, hecho sobre
el que llaman la atencin los autores de este estudio a la
hora de reflexionar sobre los mecanismos de interaccin
que pudieron haber estado detrs de este desplazamiento
geogrfico de metales (Montero, Hunt y Santos, 2007:
207-208). Un dato de inters en este sentido es la
coincidencia en Cerro Muriano (valle del Guadiato,
zona de Ossa Morena) de dos estelas del Bronce Final y
de indicios de explotacin de mineral de cobre durante

el mismo perodo (mina de Siete Cuevas y quiz


tambin la de Quitapellejos) (vide infra; Penco, 2009).
En general, los datos sobre minera en las zonas con
estelas y estatuas-menhir son escasos, imprecisos, en
muchas zonas inexistentes, a pesar de que se encuentran
en zonas con abundantes recursos minerales (vide infra).
En este contexto los resultados de los anlisis de
istopos de plomo invitan a reflexionar sobre el papel
de los minerales, su explotacin y posible intercambio
como uno ms de los variados recursos que pudieron
contribuir a fraguar el carcter diferencial de estas
sociedades.

SEGUNDA PARTE:
ANLISIS

6
NEOLTICO Y CALCOLTICO

6.1
MENHIRES ANTROPOMORFOS

Los menhires documentados en la Pennsula Ibrica se


concentran especialmente en la fachada atlntica, alto
Ebro, los Pirineos occidentales y orientales. En una
reciente sntesis M. Calado diferencia cinco regiones con
caractersticas ms o menos definidas (Calado, 2006): el
Algarve (especialmente el sector occidental), el Alentejo
(con un rea de mayor densidad en el Alentejo Central), el
Noroeste (Centro y Norte de Portugal y Galicia), la
cornisa cantbrica-Pirineos occidentales (Asturias,
Palencia, Cantabria, Pais Vasco y Navarra) y Catalua.
En la mayora de los casos se documentan menhires
aislados, en pocas ocasiones en grupos de dos, incluso hay
algn alineamiento. A nivel peninsular los recintos son
escasos y se concentran especialmente en el Sur de
Portugal. En el Algarve son relativamente abundantes
(Gomes, 1997b), mientras en el Alentejo hay al menos
doce (Gomes, 1994a; 1997a; Calado, 2004: fig. 1).
Tambin se han documentado algunos recintos en el
Cantbrico Central de cronologa prehistrica (Dez
Castillo y Ruiz Cobo, 1993), mientras que los
documentados en los Pirineos occidentales son de
cronologa tarda (Bronce Final y Hierro I) (Pealver,
2001).
El porcentaje de menhires que conservan decoracin a
nivel peninsular es reducido, aunque en el Algarve
occidental los menhires decorados suponen ms de la
mitad del computo actual (Gomes, 1994a; Velinho, 2005).
En el Alentejo Central, zona intensivamente estudiada, los
menhires decorados constituyen slo un 6% del total
(Calado, 2004, Vol. 1: 122-136), mientras en el
Cantbrico oriental y Pirineos occidentales este porcentaje
es an menor (Pealver, 1983). Es probable que esta baja

representatividad de la decoracin sea producto de la


escasa posibilidad de conservacin de la pintura, como
seala Calado para el Alentejo Central (Calado, 2004,
Vol. 1: 124-125). En el Algarve se han documentado
restos de pintura de color rojo en el menhir 14 del recinto
de Caramujeira, por lo que es de suponer que muchos de
los menhires de este sector estuvieran decorados tambin
con pintura (Gomes, 1997b).
En el conjunto de los menhires de la Pennsula Ibrica hay
una serie de ejemplares decorados que nos interesan
particularmente porque tienen claras reminiscencias
antropomorfas e incluso en algunos casos ofrecen
representaciones antropomorfas explcitas. Casi todos los
casos se han documentado en la dcada de los noventa en
el marco de trabajos sistemticos, por lo que es previsible
que se documenten nuevos ejemplares a medida que estos
trabajos se amplen.
Los ejemplares aqu tratados se concentran especialmente
en el Alentejo Central, en las zonas de vora y Reguengos
de Monsaraz, aunque tambin se documentan ejemplares
de este tipo en torno al Sistema Central y en el Norte de
Portugal (ver fig. 24).
Las representaciones antropomorfas ms explcitas las
encontramos en tres recintos situados en el entorno de la
ciudad de vora (Alentejo Central). En el recinto de
Almendres, situado al Suroeste de vora, se han
documentado diez menhires decorados, siete de ellos con
clara temtica antropomorfa y otros dos que tambin se
pueden relacionar con esta temtica (Gomes, 1994a;
1997a). Al Noroeste de la ciudad de vora se sitan los
recintos de Portela do Mogos y Vale Maria do Meio
(Gomes, 1997a; Calado, 1997; 2000; 2004).

80

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 23: Distribucin de menhires y recintos megalticos en la Pennsula Ibrica.

En el primero se han documentado siete menhires


decorados, seis de ellos con temtica explcitamente
antropomorfa y otro menhir ms con elementos
relacionados. En Vale Maria do Meio tambin se han
documentado dos menhires decorados que reproducen
este mismo tema. En el Alentejo Central tambin se
conocen seis menhires aislados que incorporan la
representacin de objetos que por su disposicin en el
soporte evocan esta temtica antropomorfa: los menhires
de Monte dos Almendres y Vale de Rodrigo en la zona
de vora y los menhires de Monte da Ribeira,
Vidigueiras, Barrocal y Belhoa en la zona de Reguengos
de Monsaraz (Gomes, 1994a; Gonalves, Balbn y
Bueno, 1997; Calado, 2004).
En torno al Sistema Central se han documentado una
serie de menhires decorados que remiten a la imagen
antropomorfa. En el interior del dolmen de Navalcn se
ha documentado un menhir de estas caractersticas,
probablemente reutilizado, que adems presenta
afinidades formales con ejemplares del Alentejo (Bueno
et alii, 1999). En la Sierra de Guadarrama se document
una agrupacin de tres menhires, dos de ellos decorados

con motivos que confieren a los soportes un aire


antropomorfo (Jimnez y Daz-Guardamino, 1999). En el
lugar de La Cerca, en Cceres, se ha documentado un
alineamiento de tres menhires, dos de ellos decorados
con zigzag, motivos que podran ser parte de una
composicin similar (Jimnez, 2000). Finalmente, en el
Norte de Portugal se conocen dos ejemplares ms. El
menhir de Caparrosa (Viseu) incorpora motivos diversos
pero entre ellos destaca la posible representacin de los
ojos. Este menhir encabeza un alineamiento de menhires
de menor tamao (Gomes, 1993). Por otro lado, el
menhir de Bartolomeu do Mar (Braga), con un soporte de
antropomorfo decorado con cazoletas en su superficie.
Diversos autores han reflexionado sobre el posible
carcter antropomorfo de los menhires en general,
aunque no presenten decoracin. En este caso, los
soportes, por su morfologa general, constituiran
representaciones simplificadas del cuerpo humano
(Calado, 2004, Vol. 1: 240-241; Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: 644). Esta posibilidad es reforzada por el
hecho de que algunos de los menhires que conservan
decoracin remitan claramente al tema antropomorfo.

MENHIRES ANTROPOMORFOS

81

Figura 24: Distribucin de sitios con menhires antropomorfos en la Pennsula Ibrica: 1, Bartolomeu do Mar; 2, Caparrosa; 3, La Cerca 1 y 3; 4,
Navalcn; 5, El Caal 1 y 2; 6, rea de vora: Recintos de Vale Maria do Meio, Portela do Mogos y Almendres, menhires de Monte dos Almendres y Vale
Rodrigo; 7, rea de Reguengos de Monsaraz: menhires de Monte da Ribeira, Vidigueiras, Barrocal y Belhoa.

Este es un tema de gran inters que ha de ser tenido en


cuenta a la hora de valorar la trayectoria y papel de la
imagen antropomorfa en las sociedades de la Prehistoria
reciente, como han puesto de manifiesto Bueno y su
equipo recientemente (Bueno, Balbn y Barroso, 2007;
2008a).
En este trabajo nos concentramos en aquellos ejemplares
que incorporan y conservan referencias icnicas, ya que
consideramos que la iconicidad y permanencia de estas
representaciones tienen claras implicaciones a la hora de
abordar el papel de estas imgenes en el longue dure
(vide supra, Captulo 4). En la parte final de este captulo
consideraremos diversos menhires que son reutilizados
durante la Edad del Bronce como soportes para la
elaboracin de estelas y estatuas-menhir y que no parecen
conservar decoracin de una fase anterior. Este hecho
podra incidir en el carcter antropomorfo general de los
menhires aunque no estn decorados, pero tambin es
posible que en su eleccin hayan influido decisivamente

otros aspectos, como el hecho de ser una preexistencia que


evoca vnculos con el Pasado.
6.1.1 Soportes
Uno de los aspectos ms llamativos de los menhires es su
talla y volumen, lo que lleva a hacer consideraciones sobre
el trabajo implicado en la obtencin y transporte de los
soportes, y su organizacin.
En general la mayora de estos menhires estn realizados
en rocas bien representadas en su entorno ms o menos
inmediato, aunque recientes trabajos en el Alentejo
Central ofrecen datos interesantes que matizan esta
apreciacin. Anlisis geolgicos y petrogrficos indican
que el menhir de Vale Rodrigo, documentado junto al
sepulcro de falsa cpula, fue transportado al menos 10
Km. (Kalb, 1996).

82

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 25: Menhires decorados del recinto de Almendres (segn Gomes, 2002, con modificaciones de Calado, 2004, Vol. 2: figs. 2, 7-10).

Las fuentes de materia prima de los menhires que


componen el recinto de Portela do Mogos, la mayora
tonalitos, aunque tambin hay un menhir de granito y otro
de diorito, distan del recinto entre 200/500m y 1,5 Km.
(Calado, 2004, Vol. 1: 110). En el recinto de Vale Maria
do Meio es posible que se hayan aprovechado bloques de
granito situados en los alrededores, como los que se
documentan en la actualidad, aunque el recinto est en un
lugar donde el sustrato no es grantico (Calado, 2004, Vol.
1: 111).
Los menhires que forman los recintos situados en los
alrededores de vora, como Almendres, Portela do Mogos
y Vale Maria do Meio, no presentan trabajos de
regularizacin. Tienen una morfologa naturalmente
redondeada, por lo que popularmente se les ha llamado
pedras talhas. En los menhires que aluden al tema
antropomorfo los motivos estn dispuestos en superficies
planas que Gomes considera como producto de

modificaciones posteriores a la implantacin del soporte


(Gomes, 1997a). En el sitio se han documentado
fragmentos de granito que podran ser los restos extrados
al ser modificados, a lo que se suma que estos cortes
suelen estar en las partes mesial y distal superior del
menhir; si existen en el extremo proximal (inferior) estos
cortes nunca estn en la parte enterrada del menhir, lo que
confirmara que fueron realizados tras el levantamiento
del mismo (Gomes, 1997a: 256, 259, 268 y 270). Calado
indica tambin que estos planos en los soportes pueden no
ser rebajes artificiales, ya que en ocasiones las pedras
talhas muestran planos naturales de diaclasado similares
(Calado, 2004, Vol. 1: 124).
Otros menhires del Alentejo Central muestran algn
trabajo de regularizacin del soporte, como ocurre
tambin en los menhires antropomorfos de la cuenca del
Tajo o del Norte de Portugal.

MENHIRES ANTROPOMORFOS

83

En cuanto a la altura de los menhires antropomorfos hay


cierta variabilidad, aunque la mayora miden ms de 170
cm., lo que les confiere un claro carcter monumental (ver
fig. 26). Lo mismo ocurre si consideramos los menhires
reutilizados como soporte de estelas y estatuas-menhir en
pocas posteriores, aunque en este caso la mayora de los
soportes miden ms de 200 cm., por lo que la
monumentalidad pudo haber sido un valor adicional para
su reutilizacin. Entre los menhires antropomorfos del
distrito de vora los que forman parte de recintos tienden
a tener menor tamao que los menhires aislados. En
cuanto a los menhires antropomorfos de otras zonas hay
cierta variabilidad. Destaca la regularidad de los menhires
de El Caal y La Cerca, en la cuenca del Tajo, al igual que
el menhir antropomorfo reutilizado en la cmara del
dolmen de Navalcn, tambin situado en esta misma
cuenca.

pequeas dimensiones (115 cm.) (Gomes, 1997a: 267). En


el recinto de Portela do Mogos, a excepcin del menhir
central, anicnico y de mayor tamao, no es posible
apreciar esta diferenciacin ya que, tanto menhires
decorados como lisos presentan tamaos similares. Lo
mismo se ha documentado en el alineamiento de
Caparrosa, en Viseu, en donde el menhir antropomorfo
dobla en tamao al resto (Gomes, 1993: 10-11, figs.2,3 y
lm.1:2).

Altura
Provincia
Estruct?
La Cerca 1
(88)
Cceres
AL.
Almendres 76
115
vora
REC.
El Caal 2
130
Madrid
Tres
Portela do Mogos 2
(130)
vora
REC.
Portela do Mogos 25
(135)
vora
REC.
Navalcn
150
Toledo
AIS.?
El Caal 1
150
Madrid
Tres
Portela do Mogos 27
(150)
vora
REC.
La Cerca 3
(159)
Cceres
AL.
Almendres 94
163
vora
REC.
Almendres 65
(175)
vora
REC.
Portela do Mogos 17
175
vora
REC.
Portela do Mogos 28
(175)
vora
REC.
Almendres 58
180
vora
REC.
Portela do Mogos 33
(180)
vora
REC.
Almendres 48
185
vora
REC.
Almendres 1
(190)
vora
REC.
Portela do Mogos 1
(190)
vora
REC.
Almendres 3
(205)
vora
REC.
Bartolomeu do Mar
(210)
Braga
AIS.
Almendres 56
235
vora
REC.
Vale Maria do Meio 10
238
vora
REC.
Gargantans
(240)
Pontevedra
AIS.
Vale Maria do Meio 18
252
vora
REC.
Almendres 64
271
vora
REC.
Belhoa
(272)
vora
AIS.
Almendres 57
278
vora
REC.
Caparrosa
(280)
Viseu
AL.
Vidigueiras
304
vora
AIS.
Monte dos Almendres
(347)
vora
AIS.
Vale de Rodrigo
465
vora
AIS.
Monte da Ribeira
470
vora
AIS.
Barrocal
572
vora
AIS.?
Figura 26: Tabla en la que se detalla la Altura en cm. de los menhires
antropomorfos, indicando la Altura entre parntesis cuando no se ha
podido documentar su altura mxima. Se indica si el menhir est aislado
durante su uso primario (AIS.), forma parte de un grupo de tres (Tres),
un alineamiento (AL.) o un recinto (REC.).

Menhires antropomorfos
Total
Caparrosa
1
9
La Cerca
2
3
El Caal
2
3
Almendres
10
94
Vale Maria do Meio
2
34
Portela do Mogos
7
41
Figura 27: Nmero de menhires antropomorfos en relacin con el total
de menhires que componen los conjuntos de los que forman parte.

En los recintos del Alentejo central es posible distinguir


dos formatos de menhires segn su tamao. Hay menhires
de pequeas dimensiones, que pueden medir menos de un
metro, y menhires de grandes dimensiones que llegan a
medir 3 m. En Almendres estos menhires de mayor
tamao son los que presentan forma estelar y decoracin
en su superficie; slo en uno de los casos la estatuamenhir ha sido realizada en uno de los menhires de

6.1.2 Tcnicas
En los alineamientos y recintos de menhires, los de
temtica antropomorfa constituyen una pequea porcin
del total, especialmente en el alineamiento de Caparrosa y
en los recintos alentejanos de Almendres y Vale Maria do
Meio (ver fig. 27).

Las tcnicas empleadas en la decoracin de estos menhires


son diversas, aunque la documentada con ms frecuencia
es el piqueteado ancho. En los recintos del Alentejo
Central los menhires son decorados con piqueteado y
pulimentado (Almendres, algunos de Portela do Mogos) o
bajorrelieve (los menhires de Vale Maria do Meio y los
menhires 25, 28 y 33 de Portela do Mogos). En los
menhires aislados se documenta el piqueteado ancho, la
incisin y el bajorrelieve, que es especialmente utilizado
para representar el tema del bculo, como ocurre en los
menhires del recinto de Vale Maria do Meio. Un caso
interesante es el menhir de Monte da Ribeira, que
incorpora piqueteado, incisin y bajorrelieve (Gonalves,
Balbn y Bueno, 1997), tres tcnicas que tambin han sido
documentadas en el menhir antropomorfo reutilizado en el
dolmen de Navalcn, que presenta motivos similares al
anterior (Bueno et alii, 1999: 49-53). En su estudio de los
menhires de Vale de Rodrigo y de Barrocal, Gomes ha
diferenciado varias fases en su elaboracin en funcin de
las diferentes tcnicas, las superposiciones y la iconografa
de los motivos (Gomes, 1994a: 338; 2007). En el caso de
Monte da Ribeira los autores de su estudio consideran la
contemporaneidad del conjunto. Sugieren como posible la
hiptesis de que todos los grabados fueran realizados antes
de la ereccin del menhir, ya que muchos motivos
inferiores no seran visibles al estar la pieza erguida
(Gonalves, Balbn y Bueno, 1997: 245). En el caso de
Caparrosa (Viseu) Gomes documenta diversas tcnicas en
varias de sus caras. A partir de las diferentes tcnicas,
ptina e iconografa elabora una propuesta de varias
intervenciones para su elaboracin que discurren desde el
Neoltico hasta la actualidad (Gomes, 1993: cuadro I).

84

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 28: Menhires decorados del recinto de Portela do Mogos (segn Gomes, 1997, con modificaciones de Calado, 2004, Vol. 2: figs. 28-30).

6.1.3 Elementos representados


Los motivos presentes en los menhires antropomorfos
pueden ser clasificados en tres grupos: atributos fsicos,
elementos de prestigio y otros, como ecutiformes,
serpentiformes y losanges.
Atributos fsicos
Los menhires ms explcitos respecto a su condicin
antropomorfa son los documentados en los recintos de la
zona de vora. Como atributos fsicos estn representados
ojos, nariz y quiz pechos, mientras extremidades u otro
tipo de detalles estn ausentes. Los ojos son crculos y la
nariz es ancha y alargada, casi rectangular. Hay motivos
circulares grabados de diverso dimetro en cuatro
ejemplares de Portela do Mogos (1, 2, 25 y 28), siempre
situados bajo la lnula, que podran ser interpretados
como pechos. Gomes considera la posibilidad de que estos
motivos fueran grabados ulteriormente por la diferente
tcnica que presentan (Gomes, 1997a: 270).
Calado se inclina por interpretar los motivos circulares en
general como motivos astrales (Calado, 1997: 296; 2004:
135-136). En el caso de Caparrosa se pueden identificar
ojos, representados por dos crculos asociados a motivos
serpentiformes. Estos crculos han sido interpretados por
Gomes como motivos solares. Estos ltimos han sido
asociados por Gomes al repertorio de Iconografa solar
que aparece a partir del Neoltico Final/ Inicios del
Calcoltico en la Pennsula Ibrica, especialmente en el
Sur (Gomes, 1993: 17-18). Estos temas solares aparecen
con ms profusin en menhires como los de Belhoa, el
menhir 58 del recinto de Almendres o el menhir del Vale
de Maria Pais, ms cercano a Caparrosa, en la Beira Alta
(Carvalho y Gomes, 1994). A esta temtica solar podran
relacionarse las innumerables cazoletas documentadas en
algunos de estos ejemplares (Calado, 2004, Vol. 1: 136).
stas son abundantes en Gargantans y en la cara posterior

de la estatua-menhir de Navalcn, mientras en Caparrosa,


Belhoa y Ribeira estn presentes en menor nmero.
El cuello tambin parece ser aludido a travs de una lnea
piqueteada (Gargantans) o en relieve (Navalcn). Esta
lnea puede identificarse tambin con la delimitacin del
glande lo que, unido a la forma del soporte, acentan su
aire flico.
Elementos de prestigio y vestido
La disposicin de estos motivos en el soporte acenta el
carcter antropomorfo de los menhires. Para representar
algunos de estos temas se emple el bajorrelieve,
posiblemente para incrementar su visibilidad a travs del
juego de luces y sombras generado por la incidencia de la
luz solar a lo largo del da o de la luz artificial durante la
noche.
Las lnulas aparecen en los menhires antropomorfos
situados en recintos de vora. Aparecen con las puntas
hacia arriba, delimitando el contorno del rostro. Existen
referentes reales con la misma forma en calcreo. stas se
han hallado en ajuares calcolticos de la Estremadura
portuguesa, pero no parece que puedan ponerse en
relacin ya que por sus caractersticas debieron haber sido
usadas con las puntas hacia abajo (Almagro-Gorbea,
M.J.,1973: 235-239, fig. 57; Gomes, 1994a: 125-127).
Gomes cree que en este caso alentejano las lnulas
debieron estar hechas de material perecedero (madera), lo
que explica su inexistencia en el registro arqueolgico
(Gomes, 1997a: 272). En algunos ejemplares hay una serie
de figuraciones triangulares adosadas a las lnulas,
posibles aderezos para adornarlas (Gomes, 1997a: 272).
Los bculos son muy frecuentes en los menhires
antropomorfos del Alentejo Central. En los recintos son
relativamente frecuentes. Se documenta en cuatro de los
menhires del recinto de Almendres, en uno de Portela do
Mogos y en los dos menhires decorados de Vale Maria do

MENHIRES ANTROPOMORFOS
Meio. Por otro lado el bculo es un elemento presente en
todos los menhires aislados de esta regin. Igualmente
este motivo est representado en el menhir reutilizado en
el dolmen de Navalcn (Toledo). La gran mayora de estos
bculos estn representados en bajorrelieve, posiblemente
para destacarlos (Gonalves, Balbn y Bueno, 1997: 242).

85

sepulcros megalticos (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:


580-586), pero es especialmente interesante su presencia
en elementos reutilizados, como el mismo menhir de
Navalcn (vide supra) o una losa recientemente
documentada en el sepulcro de Alberite II (Cdiz) (Bueno,
Balbn y Barroso, 2007: 603-605).

Figura 29: Menhires decorados del recinto de Vale Maria do Meio


(segn Calado, 2004, Vol. 2: fig. 21).

Calado indica que el bculo fue en sus inicios un


instrumento de pastoreo y por ello era un smbolo de la
domesticacin de la naturaleza. Este autor considera una
posible evolucin semntica en la que el bculo se
convierte en smbolo de prestigio a travs del cual las
lites locales expresan su poder (Calado, 1997: 295;
Gonalves, 1992: 222-223). Gonalves cree que el bculo
estuvo estrechamente relacionado con el poder religioso;
era un smbolo sagrado, lo que explicara el hallazgo de
bculos de pizarra en sepulcros dolmnicos del Alentejo a
partir de mediados del IV milenio a.C. (Gonalves, Balbn
y Bueno, 1997: 243; Bueno et alii, 1999: 119). Gomes
tambin relaciona estos bculos con la economa pastoril
que se atribuye a las sociedades del Neoltico Medio/
Final del Alto Alentejo.
Es muy interesante el hecho de que tanto bculos de
pizarra como lnulas de calcreo y caliza (aunque al
parecer las representadas aqu no se portaban de la misma
forma) aparezcan en el mismo tipo de contextos
funerarios. Se han documentado tanto en sepulcros
ortostticos como en tholoi, siendo llamativo que uno de
los sepulcros en los que coinciden sea Praia das Maas,
sepulcro de falsa cpula situado en la Estremadura
portuguesa (Almagro-Gorbea, M.J., 1973). Las
representaciones de bculos estn presentes en algunos

Figura 30: Menhir decorado de Monte da Ribeira (segn Gonalves et


alii, 1997, en Calado, 2004, Vol. 2: fig. 120).

El reciente estudio de los menhires de Monte da Ribeira y


de Navalcn han puesto de manifiesto la presencia
reiterada del elemento tradicionalmente denominado The
Thing en estos menhires. Bueno y su equipo se inclinan
por interpretar este motivo como la representacin de un
hacha simple que segn estos autores aparecera en el
menhir de Navalcn en tres ocasiones y en Ribeira en
otras tres. En estos soportes aparecen otras dos
representaciones que igualmente han sido interpretadas
como hachas simples o de enmangue transversal. Casi
todas ellas estn realizadas con un grabado muy fino,
diferencindose del resto de los grabados o relieves, como
si de esa forma cada elemento, segn el tipo de tcnica,
tuviera un estatus determinado en la composicin

86

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(Gonalves, Balbn y Bueno, 1997; Bueno, Balbn y


Barroso, 2005c: 580-586; 2007: 627-628; Bueno et alii,
1999). No hay que descartar, sin embargo, la posibilidad
de que las diferentes tcnicas remitan a intervenciones
realizadas en diferentes momentos, como propone Gomes
para los menhires de Vale de Rodrigo o Caparrosa (vide
supra).

Un elemento por ahora nico es la figura en bajorrelieve y


ancha incisin situado en el lateral del menhir reutilizado
en el dolmen de Navalcn, bajo el bculo. Aunque su
identificacin es incierta, Bueno y su equipo han sealado
que podra tratarse de un palo de cavar, elemento que
pudo haber estado relacionado con la distincin de un
personaje en el contexto del neoltico de la Meseta Sur
(Bueno et alii, 1999: 120).

Figura 31: Menhires decorados (aislados) en el Alentejo Central: 1. Barrocal; 2, Monte dos Almendres; 3, Belhoa; 4, Vale Rodrigo; 5, Vidiguerias
(nm. 1 y 2 segn Calado, 2004, Vol. 2, 3 segn Gonalves, 1972, 4 segn Gomes, 1994 y 1995 segn Gomes, 1997a, en Calado 2004: figs. 96, 104, 127,
131, 147).

Como elementos de vestido han sido considerados


especialmente los motivos en zigzag y lneas paralelas que
se disponen en los laterales de algunas piezas, as como
los posibles cinturones grabados en algunas de ellas. En El
Caal I y La Cerca III aparecen estos zigzags dispuestos
de forma muy similar a la decoracin de algunas placas
alentejanas (Jimnez y Daz-Guardamino, 1999). Este
tema aparece grabado en el menhir que acompaa al
menhir antropomorfo en el dolmen de Navalcn, as como
en el ortostato 5 del mismo sepulcro (Bueno et alii, 1999:
47, 53 y figs. 29, 31 y 40). Es posible que estos elementos
fueran asimismo antiguos menhires que fueron reutilizado
para la construccin del sepulcro.
Por ltimo sealar que los soportes de Navalcn y Monte
da Ribeira estn rodeados en su zona mesial por una lnea
grabada que ha sido identificada como cinturn,
especialmente por su posicin en el soporte y asociacin a
los elementos de prestigio ya comentados. Igualmente, en
los menhires 1 y 28 del recinto de Portela do Mogos se
han identificado dos posibles cinturones, uno compuesto

por una lnea en la que est inserto un pequeo crculo (P.


Mogos 28) y otro por una lnea que recorre toda la parte
mesial de la cara, bajo la cual se adosan una serie de
tringulos (P. Mogos 1).
Escutiformes, serpentiformes y losanges
En la estatua-menhir de Caparrosa hay dos motivos que
han sido identificados como escutiformes, muy similares a
los conocidos para el arte megaltico bretn (Shee, 1981).
Uno de ellos es triangular y junto al extremo superior,
apuntado, hay dos pequeos crculos adosados. El interior
del tringulo est atravesado por dos lneas oblicuas que
se cruzan entre s. Inferior a ste hay otro escutiforme
subrectangular con su interior subdividido por varias
lneas horizontales (Gomes, 1993: 11-12, fig.5). Gomes ha
destacado su parecido con los motivos rectangulares
pintados en los dlmenes de Antelas y Orca dos Juncais,
as como con los escutiformes del menhir de Vale de
Rodrigo o los menhires 56 y 64 del recinto de Almendres
(Gomes, 1993: 16; 1994a: 334-338).

MENHIRES ANTROPOMORFOS

87

6.1.4 Topografa y contextos

Figura 32: Menhir antropomorfo de Caparrosa, Tondela, Viseu (Gomes,


1993: fig. 4).

Los serpentiformes se han identificado en infinidad de


menhires y ortostatos de sepulcros megalticos, tanto en el
norte de Portugal como en el Sur de la Pennsula Ibrica
(Bueno y Balbn, 1995). Para Bueno y Balbn los
abundantes serpentiformes documentados en el arte
megaltico peninsular son representaciones variadas, ms
o menos abstractas, del mismo tema (Bueno y Balbn,
1995: 378). La representacin ms naturalista conocida es
la de Navalcn, en donde aparece una gran serpiente en
bajorrelieve que recorre la pieza verticalmente. Este
motivo tambin ha sido documentado en el menhir de
Guadyerbas, prximo a Navalcn (Bueno et alii, 1999:
116). Igualmente, este motivo aparece en todos los
menhires antropomorfos aislados del Alentejo Central,
excepto en el de Monte de Almendres. Igualmente se
documenta en el menhir antropomorfo n 58 del recinto de
Almendres. En el menhir de Vale Rodrigo Gomes sugiere
la posibilidad de que los serpentiformes sean producto de
una intervencin ms tarda, quiz situada en el Neoltico
Final/Calcoltico Inicial (Gomes, 1994a: 338). En los
menhires decorados del Algarve occidental, situados en el
Neoltico Antiguo Evolucionado, este tema es muy comn
y suele ser representado con gran naturalismo (Gomes,
1994a; 1997b). En el menhir de Caparrosa, en el Norte de
Portugal, tambin se han documentado serpentiformes que
parten de un crculo, conformando un motivo soliforme.
En los menhires antropomorfos las losanges se han
documentado en el ejemplar de Caparrosa (Gomes, 1993:
13). Figuras de losanges encadenadas se conocen
especialmente en el Algarve, en menhires como los de
Figueira (Vila do Bispo) o Monte de Roma (Silves). En el
Algarve este motivo est normalmente realizado en
bajorrelieve; suelen ser tres cadenas de elipses dispuestas
verticalmente a partir del cordn que marca el glande
(Gomes, 1997b).

Algunos de estos menhires disponen de datos contextuales


interesantes. En el Alentejo Central, por ejemplo, los
recintos de Almendres, Vale Maria do Meio y Portela do
Mogos ofrecen concomitancias respecto a su
emplazamiento y a la situacin de los menhires
antropomorfos en su estructura. Los tres recintos estn
emplazados en laderas orientadas hacia el Este (ver figs.
33-35; Gomes, 1997a: figs. 2 y 5; Calado, 2000: fig. 8).
Los ejes mayores de estos recintos estn igualmente
orientados E-W. Los menhires de mayores dimensiones y
los antropomorfos estn situados en los tres casos en las
zonas ms altas de los mismos, en el extremo W, en donde
hay un menhir denominado central que destaca por sus
dimensiones (menhires 11 y 32 en Vale Maria do Meio y
Portela do Mogos respectivamente) (Gomes, 1997a: 270 y
figs. 2 y 5; Calado, 1997: 291 y fig. 9). En Almendres es
muy interesante la localizacin de los menhires 57, 58, 64
y 48, muy cercanos o coincidentes con el trazado del eje
menor N-S (ver fig. 33).
Las excavaciones realizadas en estos recintos ofrecen
informacin adicional, aunque los materiales
arqueolgicos documentados no son muy abundantes. En
la excavacin del recinto menor de Almendres se
recuperaron cermicas impresas e incisas que indican una
cronologa de Neoltico Inicial/Medio, al menos para este
sector del yacimiento (Gomes, 1997a: 268). En Portela do
Mogos, en el estrato ms antiguo, se recuperaron
cermicas y material ltico neolticos, sin que se halla
concretado ms su cronologa (Gomes, 1997a: 269), as
como un par de artefactos pulimentados en fosas de
sustentacin. En este recinto se documentan tambin
cermicas del Bronce Inicial/Pleno que podran ser indicio
de la reutilizacin del sitio con fines rituales, como
tambin se han interpretado los materiales de esta poca
hallados junto al par de menhires de S. Sebastio (Calado,
2004, Vol. 1: 190). En Vale Maria do Meio se hall sobre
todo material ltico (raspadores, buriles), especialmente
restos de talla, mientras que en dos fosas de sustentacin
se recuperaron un fragmento de molino y un instrumento
pulimentado. Los escasos fragmentos cermicos hallados,
muy rodados, y el tipo de material ltico encontrado han
llevado a M. Calado a considerar la posibilidad de que
estos materiales no sean restos de uso domstico, sino
restos del uso espordico del sitio como lugar sagrado
(Calado, 2000: 180).
Se han realizado diversos levantamientos topogrficos de
estos recintos y hay discrepancias en torno a su
interpretacin (Caldo, 2004, Vol. 2: 8-40). Gomes se
inclina por interpretarlos como recintos cerrados, mientras
Calado se inclina por interpretar la mayora de los recintos
del Alentejo Central como estructuras en herradura o
hemiciclos (Calado, 2004, Vol. 1: 140-140).

88

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 33: Plano del recinto de Almendres. Los smbolos en cruz indican los menhires con representaciones antropomorfas ms explcitas y los crculos
indican otros menhires decorados. Curvas de nivel cada 1 m (Gomes, 1997a: 258, fig. 2 con modificaciones).

Los recintos de Almendres y Vale Maria do Meio


sufrieron modificaciones tras su construccin original. En
el caso de Almendres, que cuenta con 94 menhires,
Gomes atribuye a una primera fase la construccin del
recinto pequeo, mientas en una segunda fase se
construira el recinto mayor (Gomes, 1994; 1997a). En el
caso de Vale Maria do Meio se construye un recinto
inicial y en un momento posterior se construye una
alineacin que ha sido interpretada por Calado como la
ampliacin del recinto de herradura (Calado, 2004,
Vol. 1: 141, fig. 7.2).

Figura 34: Plano del recinto de Portela do Mogos. Las cruces indican
menhires antropomorfos. Curvas de nivel cada 0,25 m. A 30 m hacia el
Este hay un menhir ms (Gomes, 1997a: fig. 5, con modificaciones).

Aunque no se han recuperado restos arqueolgicos que


informen sobre la funcionalidad de estos sitios, es muy

interesante la constatacin de abundantes hbitats al aire


libre en los alrededores de los recintos (ver fig. 36). A
unos 100 m al Este del recinto de Almendres se localiz
un pequeo asentamiento, en donde se identificaron los
restos de una cabaa y se recogieron cermicas impresas
e incisas, as como industria ltica, todo ello atribuido a
un Neoltico Antiguo/Medio. Este mismo tipo de
cermica se recuper en el recinto pequeo de
Almendres, situado en el extremo Este. La cuestin es
plantearse el tipo de relacin que pudo haber existido
entre el recinto -al menos su recinto pequeo- y el
asentamiento, ya que todo parece indicar que en un
momento determinado se utilizaron simultneamente.

Figura 35: Plano del recinto de Vale Maria do Meio. Los menhires
antropomorfos estn marcados en negro. Curvas de nivel cada 0,50 m
(Calado, 2000: Fig.9, modificado).

MENHIRES ANTROPOMORFOS
Por otro lado, en la zona que se extiende al Sur de los
recintos de Vale Maria do meio y Portela do Mogos se ha
documentado la mayor densidad de poblamiento del
Neoltico Antiguo/Medio del Alentejo Central (ver fig.
36).

Figura 36: Distribucin de recintos (en rojo) y poblados del Neoltico


antiguo (verde) en la zona de vora (segn Calado, 2004, Vol. 1: 7.17).

Esta fase supone en esta zona la mayor densidad de


poblacin del Neoltico. A una escala regional existe una
estrecha relacin entre la zona de mayor densidad de
poblamiento y la localizacin de los recintos, cuya
distribucin parece estar expresando una clara voluntad
de delimitacin territorial, entendible en un contexto de
intensiva ocupacin y explotacin territorial (Calado,
2000a: 40-41; 2004). Por ello, teniendo en cuenta los
escasos materiales que se han documentado en las
excavaciones, la construccin de estos recintos debi
tener lugar en esta fase, en un contexto de intensiva
ocupacin y explotacin del territorio.
Otros menhires de este sector reproducen los mismos
emplazamientos orientados hacia el Este. El menhir de
Monte dos Almendres, situado en las cercanas del
recinto del mismo nombre, est emplazado en un
desnivel orientado hacia el Este. En Vale de Rodrigo, el
menhir est tumbado junto al lmite exterior del tmulo
del tholos 1, en su lado Este, cerca de la entrada del
corredor (ver fig. 37).

Figura 37: Esquema del tmulo de Vale Rodrigo 1 y la situacin del


menhir (Bradley, 2002b: fig. 2.11).

En la zona de Reguengos de Monsaraz los menhires de


Belhoa, Vidigueiras y Monte da Ribeira se sitan en
llanuras orientadas hacia el Este, mientras que el menhir
de Barrocal est en la zona superior de una ladera
orientada tambin hacia el Este (Calado, 2004). Los

89

menhires de Monte da Ribeira, Belhoa y Vidigueiras se


sitan cerca de sepulcros megalticos, pero como seal
Gonalves, estn localizados en puntos perifricos del
rea ocupada y explotada en poca neoltica, rea de
implantacin de los megalitos de la zona (Gonalves,
1992: Mapas 13-15). En este sentido, las estatuas-menhir
de Belhoa y Ribeira presentan un emplazamiento similar
al de los dems menhires de la zona, marcando el lmite
entre la zona domesticada y la salvaje (Gonalves,
Balbn y Bueno, 1997: 249-250).
En las cercanas de la estatua-menhir de Ribeira hay
restos de un recinto, conocido tambin por el nombre de
Monte da Ribeira, y est el poblado de Perdiges, cuya
primera ocupacin parece haber sido contempornea a la
implantacin del menhir (Gonalves, Balbn y Bueno,
1997: 250). Cerca del menhir de Belhoa est el menhir de
Outeiro y se sitan los dlmenes de Belhoa y Olival da
Pega 1 y 2. A menos de 100 m. del menhir de Vidigueiras
hay un sepulcro megaltico. El reciente estudio del
menhir de Barrocal y su entorno han revelado la
existencia de un recinto abierto hacia el Este que rodea al
menhir, situado en posicin central. Por las
caractersticas de este recinto, Gomes considera que fue
construido en una fase posterior a la ereccin del menhir
(Gomes, 2007: 71).
En la cuenca del Tajo interior encontramos el interesante
menhir de Navalcn, que comparte aspectos formales con
menhires decorados del Sur de Portugal. Se document
en el interior de un sepulcro de corredor, junto a la
entrada de la cmara. Se trata muy probablemente de un
elemento reutilizado. Los materiales recuperados en la
excavacin del dolmen permitieron situar su construccin
en el IV Milenio a.C. (Bueno et alii, 1999: 126). El
sepulcro se sita junto al ro Guadyerbas. Siguiendo su
curso hacia el SE se document otro menhir decorado
(Bueno et alii, 1999: fig. 13). Los datos disponibles para
los menhires de El Caal y La Cerca, en las estribaciones
del Sistema Central, se refieren especialmente a su
emplazamiento, relacionado con las principales vas de
trnsito de la zona (Jimnez y Daz-Guardamino, 1999:
64 y 65; Jimnez, 2000). El Caal se sita en una zona de
trnsito a travs de la Sierra de Guadarrama, en la
cabecera del arroyo de El Caal, zona de pasto comunal,
mientras el paraje de La Cerca se sita entre los cauces
del Titar-Tajo y la Sierra de Monfrage, marcando el
trnsito hacia sta (Jimnez, 2000: 387-388). Un dato
interesante es que en ambos lugares se repite una misma
pauta. Se documentan tres menhires, dos decorados y uno
sin decoracin conservada. En El Caal el menhir liso
est fragmentado. Estos menhires se encuentran
relativamente prximos prximos al dolmen de
Entretrminos y a un taller en el valle de El Caal en el
que se han recogido restos de slex y fragmentos de
cermica a mano (Jimnez y Daz-Guardamino, 1999:
62-63). Los menhires de La Cerca forman una especie de
alineamiento desplazado (Jimnez, 2000: fig. 6).

90

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


Calcoltico. En algn momento indeterminado a partir del
Calcoltico se construye un recinto alrededor de este
menhir, atestiguando la permanencia de este menhir, as
como la construccin de este tipo de estructuras en
momentos tardos (Gomes, 2007: 69-71).

Figura 38: Menhir de Bartolomeu do Mar (Jorge, V.O. y S.O., 1990:


fig. 4).

Finalmente resta comentar la excavacin realizada en


Caparrosa. Se realiz un sondeo en la base del menhir
antropomorfo, que encabeza un alineamiento que mide 7
m. y est formado por 9 bloques de piedra en total
(Gomes, 1993). En la base de la estatua-menhir se
document la fosa de implantacin, excavada en la roca y
rellena de bloques de granito y cuarzo para sustentarla,
pero no se hall material arqueolgico alguno. Este
alineamiento, orientado NW-SE, est situado en una
ladera que es parte de las estribaciones de la Sierra de
Caramulo, que desciende hacia el SE. Se encuentra en un
punto en el que delimita monte y valle, controlando
visualmente dos zonas de acceso hacia ambas zonas
(Gomes, 1993: fig. 1). Cerca de Caparrosa Gomes baraja
la posibilidad de que haya habido un dolmen, como
indica el topnimo del lugar Marco de Anta (Gomes,
1993: 19).
6.1.5 Cronologa
Los datos ms abundantes respecto a la cronologa de
estos menhires los encontramos en el Alentejo Central.
En una reciente revisin sobre la cuestin Calado enfatiza
el hecho de que los datos contextuales disponibles,
documentados tanto en trabajos de excavacin como en
prospecciones, sugieren que la mayora de estos menhires
fueron erigidos durante el Neoltico Antiguo/Medio, es
decir, entre mediados del VI Milenio AC y mediados del
V Milenio AC, aunque seala que no hay que excluir la
posibilidad de que algunos fueran erigidos en momentos
posteriores (Calado, 2004: 20, 191-194). Por otro lado
diversos aspectos indican la permanencia de los
antiguos menhires en pocas posteriores. Materiales
recogidos en el entorno de algunos menhires y recintos
atestiguan el uso posterior de estos lugares durante el
Neoltico Final, Calcoltico e incluso durante la Edad del
Bronce, como revelan los materiales cermicos recogidos
en el recinto de Portela do Mogos (vide supra). La
permanencia de los menhires tambin queda atestiguada
en casos como Vale de Rodrigo, situado en el lmite
exterior del sepulcro de falsa cpula de Vale de Rodrigo
1. Los trabajos desarrollados en el entorno inmediato del
menhir de Barrocal revelan que este menhir sigue
teniendo un papel significativo despus de su
levantamiento inicial y posterior derrumbe durante el

Figura 39: Menhires 1 y 2 de El Caal (Guadarrama, Madrid)


(Jimnez y Daz-Guardamino, 1999: fig. 3).

La cronologa de la decoracin de los menhires


alentejanos es una cuestin ms imprecisa. En el caso de
los recintos de Almendres y Portela do Mogos Gomes
propone una fase posterior a la construccin de los
recintos para la antropomorfizacin de los menhires a
travs de la decoracin (Gomes, 1997a). Este autor
considera que los menhires fueron modificados,
posiblemente durante el Neoltico Final, a travs de
extracciones realizadas para crear superficies planas en
los soportes que posteriormente son decoradas con
temtica antropomorfa. Por otro lado sita el tema del
bculo, presente en casi todos los menhires decorados
alentejanos, en un Neoltico Medio (p.e. Gomes, 1994a:
331-339; 2007: 70). En trminos generales Gomes
enfatiza el hecho de que tanto los recintos como los
menhires decorados del Alentejo Central son mbitos
utilizados durante un largo lapso de tiempo durante el
que se llevan a cabo reestructuraciones en su
arquitectura, iconografa y/o entorno. Este autor sita las

MENHIRES ANTROPOMORFOS
diversas reformas que se documentan en recintos como
Almendres o Portela do Mogos, la presencia de
decoracin en algunos de sus soportes, o la presencia de
menhires decorados con diversas tcnicas y motivos que
se superponen, como ocurre en Vale de Rodrigo o
Barrocal, en un desarrollo cronolgico de larga duracin
(p.e. Gomes, 1994a: 338; 1997a; 2007). Por otro lado,
Calado considera la posibilidad de que estas superficies
sean planos naturales de diaclasado y considera que las
decoraciones de los menhires del Alentejo Central estn
ms estrechamente relacionadas con el momento de
eclosin del megalitismo menhrico en este sector, esto
es, Neoltico Antiguo/Medio (mediados del VI Milenio mediados del V Milenio AC) (vide supra; Calado, 1997;
2004, Vol. 1: 124).

91

y 3:3). En este sentido tambin son relevantes los


menhires de Vale de Rodrigo, situado junto a un sepulcro
de falsa cpula y cuya construccin podra estar situada a
finales del IV Milenio AC o en el III Milenio AC, o el
menhir de Navalcn, reutilizado en la cmara de un
dolmen de corredor construido en el IV Milenio AC
(Bueno, Balbn y Barroso, 2007). Esta persistencia
tambin es sugerida por las diversas intervenciones
identificadas por Gomes en la factura de la decoracin de
menhires como Vale de Rodrigo y Barrocal en el
Alentejo Central (Gomes, 1994a; 2007) o Caparrosa en
Viseu (Gomes, 1993), posibilidad que tambin se podra
contemplar para las complejas decoraciones
documentadas en Monte da Ribeira y Navalcn (vide
supra).
La persistencia de antiguos menhires y su reutilizacin en
ambientes funerarios megalticos es de gran inters. En
una reciente revisin se han valorado varios casos en los
que se documenta la reutilizacin de menhires en
sepulcros (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: 615-618), a
los que habra que aadir la integracin de un menhir en
el atrio del monumento de falsa cpula Alcalar 7
(Algarve). Los datos disponibles permiten situar la
construccin del sepulcro en el III Milenio AC, mientras
el menhir localizado en la zona del atrio podra estar
relacionado con la existencia de una ocupacin previa del
lugar indicada por dos hogueras infratumulares que han
sido situadas por C14 en el V Milenio AC (Morn y
Parreira, 2004; Daz-Guardamino, 2004).

Figura 40: Menhir antropomorfo de Navalcn (Bueno, Balbn y


Barroso, 2007: fig. 42).

El dolmen de Navalcn aporta datos interesantes en este


sentido porque a pesar de estar situado en el Tajo Interior
presenta afinidades grficas claras con menhires del
Alentejo Central (ver fig. 40). Los materiales recuperados
en la excavacin de este dolmen indican que fue
construido en el IV Milenio AC. Si aceptamos como
vlida la interpretacin del menhir antropomorfo como
una preexistencia reutilizada, es posible que su
elaboracin tuviera lugar en un momento anterior
(Bueno, Balbn y Barroso, 2007: 627-628).
En general, los datos obtenidos en el Algarve occidental
y en el Alentejo Central permiten situar el origen y
eclosin de los menhires y recintos en el Suroeste de la
Pennsula Ibrica en un momento anterior a la eclosin
del megalitismo sepulcral. Independientemente de que se
considere la posibilidad de que nuevos menhires se
erigieran en momentos coetneos a la construccin de
sepulcros megalticos, como queda atestiguado en la
cuenca del Sever, el el Norte del Alto Alentejo (Oliveira,
1997: 233; 2000c; 141, 147 y fig. 2), son diversos los
aspectos que inciden en el uso dilatado de algunos de
estos lugares con menhires y recintos, como sugieren los
datos recogidos en Portela do Mogos y Barrocal, en el
Alentejo Central (vide supra), o Granja de S. Pedro, en la
Beira Baja (Almeida y Ferreira, 1971: 165-166, lms. 2:1

Figura 41: Estelas 1 y 2 del Collado de Sejos, Cantabria (Teira y


Ontan, 2000a).

La persistencia de los menhires tambin est constatada


en pocas ms tardas. Para el tema que tratamos en este
trabajo es especialmente relevante la reutilizacin de
menhires como soportes para la elaboracin de estelas y
estatuas-menhir atribuidas a la Edad del Bronce (vide
infra). Durante el Bronce Inicial/Pleno se reutilizan
menhires para la realizacin de las estelas de Soalar
(Navarra), Collado de Sejos 1 y 2 (Cantabria), las
estatuas-menhir de Chaves (Vila Real) y Boua

92

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(Bragana) -en estos casos menhires de morfologa


flica-, as como la estela de Alfarrobeira (Silves).
Durante el Bronce Final se reutilizan menhires, en este
caso todos con morfologa flica, para la realizacin de
las estelas del Suroeste de S. Martinho 2, Bayuela,
Magacela y Cancho Roano, todas reproduciendo el
formato iconogrfico de este tipo de estelas que incluye
figura humana (ver fig.44).
Altura Provincia
Estruct?
Magacela
142
Badajoz
AIS.
Chaves
162
Vila Real
AIS.
Alfarrobeira
170
Silves
AIS.
Cancho Roano
200
Badajoz
AIS.
Bayuela
207
Toledo
AIS.
Sao Martinho 2
222
Cast. Branco
AIS.
Boua
245
Bragana
AIS.
Collado de Sejos 2
275
Cantabria
REC.
Collado de Sejos 1
295
Cantabria
REC.
Soalar
435
Navarra
AIS.
Figura 42: Tabla en la que se detalla la Altura en cm. de los menhires
reutilizados para elaborar estelas y estatuas-menhir atribuidas a la
Edad del Bronce. Se indica si el menhir es el nico de su categora
cuando es documentado (AIS.) o si formaba parte de un recinto (REC.).

En algunos casos existen datos para argumentar que estos


menhires eran preexistencias del lugar, como ocurre en
los casos de Collado de Sejos y Soalar, situados en
collados en que se documentan otros menhires y tmulos
megalticos (vide infra). El caso de Magacela es tambin
interesante, ya que el soporte se hall reutilizado en un
muro de una huerta situada a los pies del pueblo, situado
en un alto. Tambin a los pies del pueblo pero ya alejado
cerca de 1 Km. hacia el Norte se encuentra el dolmen de
Magacela. Teniendo en cuenta la relacin constatada
entre menhires y sepulcros megalticos en otras zonas
como el Alentejo, es posible pensar que en algn
momento existi vinculacin entre el menhir y el dolmen
de Magacela, por lo que al ser reutilizada como estela
durante el Bronce Final no se debi desplazar mucho de
su localizacin original. En otros casos queda abierta la
posibilidad de un posible traslado del menhir desde otro
lugar, aunque no se puede descartar que originalmente se
encontraran en el mismo local o en las cercanas del lugar
en el que se documentaron.

Figura 43: Distribucin geogrfica de menhires reutilizados para la elaboracin de estelas o estatuas-menhir atribuidas a la Edad del Bronce: 1, Soalar;
2, Collado de Sejos 1 y 2; 3, Chaves; 4, Boua; 5, S. Martinho 2; 6, Bayuela; 7, Magacela; 8, Cancho Roano; 9, Alfarrobeira.

MENHIRES ANTROPOMORFOS
6.1.6 La imagen antropomorfa en menhires
aislados, alineamientos y recintos
Como sugieren las investigaciones ms recientes, la
eclosin y desarrollo de los menhires y recintos en el
Algarve y el Alentejo Central estn ntimamente
relacionados con el proceso de neolitizacin en el que
estn inmersas las poblaciones que ocupan estas regiones
(Gomes, 1997b; Calado, 2002; 2004). Este proceso se
gest a partir de, al menos, mediados del VI Milenio AC,
por lo que parece claro que en estas zonas la eclosin del
fenmeno de los menhires precedi en el tiempo a la
emergencia del megalitismo sepulcral. Como queda
atestiguado en algunas zonas, los menhires convivieron
en el tiempo con el megalitismo dolmnico, por lo que se
trata de un fenmeno de larga duracin.
Recientemente se ha asociado la emergencia de la imagen
antropomorfa como tema central en la iconografa con la
adopcin de la economa de produccin (p.e. Bueno,
Balbn y Barroso, 2005c; 2008a y b). Esta vinculacin se
manifiesta de forma clara en el Alentejo Central, en
donde se documenta el mayor nmero de menhires
explcitamente antropomorfos documentados hasta ahora
en la Pennsula Ibrica.
Con todo, las imgenes antropomorfas explcitas y
duraderas son escasas a nivel peninsular. Como hemos
visto, los ejemplares documentados se concentran
especialmente en el Suroeste y en la cuenca del Tajo,
aunque tambin hay ejemplares en el NW que es preciso
valorar. En el Suroeste se encuentran en reas en las que
se documentan las concentraciones ms densas de
menhires, el entorno de vora y la zona de Reguengos de
Monsaraz. Forman parte de un fenmeno amplio de
territorializacin o domesticacin del paisaje que ha de
ser valorado en el contexto de sociedades que estn
experimentando un incipiente proceso de neolitizacin y
sedentarizacin, es decir, de fijacin a territorios y
lugares concretos.
A travs de la implantacin de menhires se crea una red
de referencias territoriales, ideolgicas, sociales e
identitarias. La obtencin de sus soportes y su
implantacin exigi el trabajo de un colectivo que pudo
englobar a las comunidades de varios poblados, por lo
que se ha enfatizado el papel de los menhires como
elementos de cohesin social (Calado, 2002; 2004,
Vol. 1: 40). La aparicin de imgenes antropomorfas en
recintos o menhires aislados pudo estar relacionado con
un proceso de ancestralizacin del paisaje (Keates,
2000; Calado, 2004, Vol. 1: 241), en el que los ancestros
son exhibidos como medio de legitimar el uso y
propiedad colectiva de un territorio. Posiblemente
estemos ante la emergencia de linajes concretos,
configurando un panorama de incipiente desigualdad
social (Calado, 2004, Vol. 1: 241). Estas imgenes se
sirven de iconos que remiten a mbitos diversos, entre los
que destacan el control de ganado y los temas astrales,

93

especialmente el ciclo lunar. Los datos disponibles


sugieren que la base subsistencial de estas comunidades
era esencialmente ganadera, completada por caza y
recoleccin, mientras la agricultura parece haber tenido
un papel testimonial (Calado, 2002; 2004, Vol. 1: 137,
242).
Un aspecto interesante es el papel de la interaccin social
extra-local en las distribucin de varios de los iconos
documentados en los menhires y su estructuracin
iconogrfica. Existen relaciones grficas claras entre los
menhires del Alentejo Central y el de Navalcn, en
Toledo (Bueno et alii, 1999). La relacin entre este sector
del Tajo y el Alentejo est tmidamente representada en
los materiales documentados en el dolmen de Navalcn
(Bueno et alii, 1999; Martn Bravo y Galn, 2000), lo que
plantea una cuestin de gran inters, especialmente si
consideramos que el menhir antropomorfo de Navalcn
es probablemente, junto a al menos otro elemento
decorado del sepulcro, reutilizado. Ambos elementos
incorporan
elementos
grficos
estrechamente
relacionados con el Alentejo, lo que incidira en la
existencia de una estrecha interaccin entre esta zona del
Tajo y el Alentejo en una etapa previa al IV Milenio AC,
momento a partir del cual podra haberse debilitado. Los
menhires de Cceres y Madrid podran relacionarse con
algunos de los motivos que encontramos en Navalcn,
como los zigzag verticales que decoran el ortostato 5 de
este dolmen (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: fig. 42;
Bueno et alii, 1999: figs. 29 y 31), un posible fragmento
de menhir reutilizado. Esto incidira en la interrelacin de
la cuenca del Tajo en general con el mbito alentejano.
Por otro lado, el menhir de Caparrosa, situado en Tondela
(Beira Alta), muestra afinidades claras con la decoracin
de menhires en el Algarve occidental, como ya puso de
manifiesto Gomes (1993).
Estas relaciones formales sugieren que a la hora de
abordar el papel de los menhires antropomorfos en la
gestacin de un territorio tradicional en la que la figura
de los ancestros como fundadores de linajes ser
fundamental, es necesario valorar el papel de la
interaccin social extra-local en la definicin social de
estos personajes. En ocasiones se ha argumentado que la
presencia de concomitancias formales en la iconografa
de diferentes regiones pueden ser la expresin de un
fondo ideolgico comn (p.e. Gomes, 1994a: 331, 339).
Como ha puesto de manifiesto Harrison recientemente al
tratar las estelas del Suroeste, la materializacin
ideolgica es un proceso dinmico que puede adquirir
formas muy diversas en el tiempo y en el espacio, a pesar
de compartir un fondo comn (Harrison, 2004). En este
contexto, pensamos que es necesario tener en cuenta los
mecanismos sociales que hay detrs de la materializacin
de una ideologa en un mbito geogrfico amplio como el
que tratamos. En este caso la interaccin social extralocal debe haber jugado un papel relevante,
especialmente en el caso de Navalcn, en la ribera del
Guadyerbas, zona en la que se da cuenta de la existencia
de poblaciones en momentos previos al Neoltico (Bueno

94

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

et alii, 1999: 123), a no ser que se plateara una


colonizacin de la zona por parte de poblaciones
procedentes del Alentejo Central en un momento previo
al IV Milenio AC, un escenario poco posible.

no se han documentado otras estelas antropomorfas o


estatuas-menhir adicionales, cuya manufactura pudiera
ser atribuida, adems, al momento de construccin del
sepulcro (vide infra).

La persistencia de los menhires antropomorfos en el


tiempo es clara. En algunos casos se siguen erigiendo en
etapas ms tardas del Neoltico, como pudo ser el caso
de Monte da Ribeira (Gonalves, Balbn y Bueno, 1997).
En muchas zonas en las que hay antiguos menhires, stos
son respetados o se incorporan nuevos grabados y/o se
integran en nuevas estructuras, como ocurre en los casos
de Vale de Rodrigo o del menhir de Barrocal (Gomes,
1994a: 338; 2007). Los sepulcros megalticos se sitan en
sus alrededores, aunque no junto a ellos, como ocurre en
la zona de Reguengos de Monsaraz (vide supra). En este
contexto es posible que estas imgenes fueran
interpretadas como ancestros.
Como hemos visto, la relacin entre menhires
antropomorfos y estelas y estatuas-menhir ms tardas no
se documenta, de momento, de forma directa. En
trminos generales, la distribucin de menhires
explcitamente antropomorfos, estelas antropomorfas y
estatuas-menhir de sepulcros megalticos no coincide
(vide infra), aunque hay que valorar la posibilidad de que
algunos de los menhires documentados, por ejemplo, en
el Noroeste o en el Cantbrico, estuvieran pintados y no
hayan sido detectados (vide supra). Adems, a medida
que avanza la investigacin sobre la decoracin de los
sepulcros megalticos es posible que se documenten
estelas y estatuas-menhir en contextos megalticos
situados en zonas en las que, como el Alentejo Central,
hay menhires antropomorfos.
El testimonio ms concreto sobre este posible nexo entre
los menhires antropomorfos y la imagen antropomorfa en
sepulcros megalticos es el menhir, posiblemente
reutilizado, de Navalcn, dolmen en el que por otro lado

Figura 44: Estelas de Alfarrobeira (Silves, Algarve) y S. Martinho 2


(Castelo Branco, Beira Baja) (Gomes, 1994b; Almagro Basch, 1966).

Por otro lado es significativo el hecho de que durante la


Edad del Bronce se reutilicen menhires diversos,
preferentemente flicos, en diversas zonas, para elaborar
estelas y estatuas-menhir, hecho que incide en el valor de
las preexistencias como medio para establecer o
institucionalizar la relacin con un pasado ancestral (vide
infra).

6.2
ESTELAS ANTROPOMORFAS

Y ESTATUAS-MENHIR

EN SEPULCROS MEGALTICOS
En este captulo tratamos diversas piezas que han sido
tratadas por Bueno y su equipo en numerosas
publicaciones sobre arte megaltico (p.e. Balbn y
Bueno, 1993; 1996a; Bueno, 1995; Bueno y Balbn,
1994a; 1997a; 1997c; 1998b; 2000a; Bueno, Balbn y
Barroso, 2004a; 2007; 2008b, etc.), a las que aadimos
las estelas de La Calvera (Pea Oviedo) (Dez-Castillo,
1996/1997; 1997), Llaguna de Nivares C (Blas, 2000a:
fig. 1B) y la estela documentada recientemente en el
corredor del tholos de Granja de Toniuelo (Carrasco,
2000: 303).
Estos ejemplares han sido interpretados como estelas
antropomorfas o estatuas-menhir en funcin de la
morfologa de su soporte y/o de los grabados que
incorporan. El denominador comn de estas piezas es la
temtica antropomorfa, protagonista en todas ellas. Hay
piezas que expresan esta idea de forma explcita,
mientras que en otras la temtica antropomorfa se
interpreta a partir de rasgos formales sucintos.
Consideraremos tambin algunas de las pequeas
esculturas o figuritas documentadas en los atrios de
algunos dlmenes del Noroeste, especialmente porque
en los casos de Dombate y Parxubeira hay figuras
explcitamente antropomorfas y porque el primero
dispone de abundante informacin contextual, adems
de varias dataciones de C14 (Fbregas, 1993b; Bello,
1994; 1995; 1997; Alonso y Bello, 1995; Vilaseco,
2004).
En general las estelas antropomorfas y estatuas-menhir
consideradas en este captulo se caracterizan por haber
sido documentadas en ambientes funerarios megalticos
cuya construccin y usos primarios pueden ser situados
entre finales del V Milenio AC e inicios/mediados del
III Milenio AC, aunque en el caso de Trincones I su
construccin puede haber tenido lugar a finales del III

Milenio AC (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: fig. 48,


pero ver vide infra). La mayora de las estelas y
estatuas-menhir se pueden asociar a estos momentos, ya
que pasan a formar parte del sepulcro durante su
construccin (p.e. Pozuelo 6), primeros usos (p.e. San
Martn) o usos ms tardos pero previos a su
condenacin (p.e. Dombate). Otra situacin es la que
podra estar planteando la estela de Larrarte
(Guipzcoa), situada en un dolmen construido durante
el Neoltico Final pero asociada a materiales
campaniformes (Mjika y Armendriz, 1991: 110-139;
vide infra). Aunque no directamente asociada a un
sepulcro, la posible estela de La Calvera (Asturias) se
sita en un lugar en el que hay varias estructuras de
carcter funerario y domstico a las que pudo estar
asociada y que se sitan a lo largo de la primera mirad
del III Milenio AC (Dez-Castillo, 1996/1997; 1997).
La distribucin de estas piezas se reparte por cinco
amplias regiones: Alto Ebro/Cantbrico, Noroeste, Tajo
Interior/Sistema Central, Sur de Badajoz/Andaluca y
Noreste. Esta distribucin es fiel reflejo del decurso de
la investigacin, ya que a medida que esta avanza se
documentan nuevos ejemplares en zonas en las que ya
se conocen o en nuevas (p.e. Bueno, Balbn y Barroso,
2004a). Llama la atencin, no obstante, la ausencia de
ejemplares de este tipo en reas en las que se
documentan las mayores densidades de menhires
decorados, como el Algarve occidental o el Alentejo
Central, rea esta ltima, en la que se documenta una de
las concentraciones ms importantes de sepulcros
megalticos de la Pennsula Ibrica. Tambin es cierto
que es en esta ltima zona en la que se registra la mayor
densidad de placas decoradas (Bueno, 1992; Lillios,
2003; 2004), por lo que se han tratado como una versin
regional de este tipo de expresiones antropomorfas (p.e.
Bueno, Balbn y Barroso, 2005c; 2008a).

96

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 45: Distribucin geogrfica de estelas antropomorfas y estatuas-menhir documentadas en contextos funerarios megalticos: 1. Larrarte, 2.
San Martn, 3. Capilluca, 4. La Calvera?, 5. Coll Cimera, 6. Llaguna de Nivares C, 7. Baradal, 8. Dombate, 9. Parxubeira, 10. Argalo, 11. Axeitos,
12. Os Campios, 13. Os Muios, 14. Marco Padrn, 15. Cova da Moura, 16. Eireira/Afife, 17. Lameirao, 18. Alij, 19. Pena Mosqueira, 20. Chao
do Brinco, 21. Orca dos Padroes, 22. El Madroal, 23. Prado de las Cruces, 24. Navalcn, 25. Guadalperal, 26. Huerta de las Monjas, 27.
Trincones I, 28. Lagunita III, 29. Granja de Toniuelo, 30. Palacio III, 31. Pozuelo 6, 32. Soto I, 33. Alberite, 34. El Gastor, 35. Almargen, 36.
Juncal, 37. Machorro/Taivilla, 38. Toconal, 39. Menga, 40. Los Millares, 41. Fonelas, 42. Passanant, 43. Banya de Saus.

6.2.1 Caractersticas formales


Si algo caracteriza a las piezas que aqu tratamos es su
diversidad formal. En general, hay bastante variabilidad
tanto en la forma en la que se representa el
antropomorfo como en la tcnica utilizada para ello.
Esta ltima cuestin es del mayor inters, ya que
encontramos grabados realizados tanto por incisin
como por piqueteado, tambin bajorrelieve y en algunos
casos restos de pintura. Aunque los datos hasta hoy
disponibles indicaban que normalmente cada ejemplar
presenta una nica tcnica, estudios recientes hechos
con ms detalle han revelado que pueden aparecer
conjuntamente. Este sera el caso de la estela de
Trincones I, en la que aparecen piqueteado e incisin
(Bueno et alii, 1999: fig. 5), o la estatua-menhir de
Navalcn, en la que hay bajorrelieve e incisin (Bueno
et alii, 1999: fig. 33). Aunque generalmente se
contempla la contemporaneidad de las diversas tcnicas,
habra que considerar la posibilidad de diacrona para
algunos casos, especialmente cuando consideramos

casos como el de Navalcn, un menhir antropomorfo


posiblemente reutilizado, en el que la incisin pudo ser
producto de una intervencin posterior a su elaboracin
original, como se ha sugerido para los grabados de otros
menhires de estas caractersticas (vide supra). A pesar
de su heterogeneidad formal los ejemplares se pueden
agrupar en funcin de su relacin con el sepulcro y de
su potencial movilidad (Bueno, Balbn y Barroso, 2007:
601). En este caso hemos diferenciado entre piezas
exentas (figuritas, estelas antropomorfas y estatuasmenhir) y ejemplares que forman parte de la
arquitectura (estelas y estatuas-menhir) (ver fig. 46).
Piezas exentas
Entre las piezas exentas destacan las figuritas
antropomorfas y cantos rodados decorados o lisos que
aparecen situados normalmente en las reas de entrada
de sepulcros de corredor del Noroeste (Fbregas, 1991;
1993b; Vilaseco, 2004). En este grupo estaran
contenidos ejemplares agrupados en los tipos II y III de
Fbregas (Fbregas, 1991).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS

SEPULCRO

97

TIPO SEPULCRO

ELEMENTOS

E/A

LOCALIZACIN

LUGAR

REGIN

Alberite I *

Galera

Estela,
Figuritas

Transito cmara,
Atrio

Necrpolis

Sur

Balbn y Bueno, 1996a

Almargen

Estela

Sur

Bueno, Balbn y Barroso,


2004a: 52

Granja de
Toniuelo

Tholos

Estela

Entrada antecmara

Aislado

Sur

Carrasco, 2000

Juncal

Galera

Estela

Entrada corredor

Aislado?

Sur

Bueno, Balbn y Barroso,


2007: 623, fig. 36

Palacio III

Tholos

Estelas

Bueno, Balbn y Barroso,


2007; 2008a

Cmara simple
-

Estela
Estela
Estela

E
E
E

Agregacin,
necrpolis
Necrpolis
Necrpolis
Necrpolis

Sur

Capilluca 6 *
Coll Cimera
La Calvera *

Entrada corredor,
cmara
Interior cmara
Exterior
Exterior

Cantbrico
Cantbrico
Cantbrico

Larrarte *

Dolmen simple

Estela

Interior cmara

Necrpolis

Cantbrico

San Martn

Dolmen corredor

Estelas

Interior cmara

Aislado

Cantbrico

Guadalperal

Dolmen corredor

Estatua-menhir

Entrada cmara

Aislado

Tajo/Sist.C.

Lagunita III

Dolmen corredor

Estela,
Figuritas

Entrada Cmara,
corredor, tmulo

Necrpolis

Tajo/Sist.C.

Madroal
Navalcn
Prado de las Cruces
Trincones I *

Cmara simple
Dolmen corredor
Dolmen corredor
Dolmen corredor

Estela
Estatua-menhir
Estela
Estela

E
E
E
E

Centro
Entrada cmara
Entrada cmara
Entrada corredor

Aislado
Aislado
Necrpolis

Tajo/Sist.C.
Tajo/Sist.C.
Tajo/Sist.C.
Tajo/Sist.C.

Estela

Noreste

Argalo
Axeitos
Cova da Moura
Dolmen K Alij

Dolmen corredor
Dolmen corredor
Dolmen corredor

Figurita
Figurita
Estela
Figurita

E
E
E
E

Atrio?
Atrio?
Interior cmara

Necrpolis

Noroeste
Noroeste
Noroeste
Noroeste

Dombate *

Dolmen corredor

Figuritas

Atrio

Agregacin

Noroeste

Bello, 1991; 1992/1993;


1994

Dolmen corredor
indiferenciado
Tmulo sin estructura
ort.
-

Figurita
Estela

E
E

Exterior tmulo
Tmulo

Necrpolis

Noroeste
Noroeste

Sousa, 1996
Villoch, 1998

Figuritas

Atrio

Necrpolis

Noroeste

Rodrguez Casal, 1988

Estelas

Interior cmara??

Necrpolis

Noroeste

Sanches, 1987

Ortostato

A?

Sur

indet.

Estela

A?

Necrpolis

Noroeste

Diversos

Estelas, Betilos,
Menhires

A/E

Entrada corredor,
cmara

Necrpolis

Sur

Galera

Ortostato y
estatua-menhir

A/E

Transito cmara y
exterior

a 200 m Soto 2

Sur

Dolmen simple

Ortostato,
figurita

A/E

Entrada, tmulo

Cantbrico

Dolmen corredor
corto

Ortostato y
estela antrop.

A/E

Cabecera

Necrpolis

Noroeste

Galera

Ortostato

Entrada corredor

Dolmen corredor

Estela

Cmara suelo

Necropolis

Sur

Galera

Cubierta

Cmara

Necrpolis

Sur

Bueno, Balbn y Barroso,


2007: 614 y fig. 25

Estatua-menhir

Entrada cmara SE

Necrpolis

Sur

Pin, 2004; Bueno y


Balbn, 1997a
Rodrguez, 1990

Passanant

Lameirao/Rego
Marco Padrn
Parxubeira 2
Pena Mosqueira 3 *
Machorro
Os Campios *
Millares *
Soto I
Baradal
Chao do Brinco I
El Gastor
Fonelas (Moreno 3)
Menga
Pozuelo 6

Dolmen corredor
compuesto
Galera

Sur

REFERENCIAS

Menndez, 1925
Blas, 1990; 1993; 1997
Dez Castillo, 1996/1997
Mjika y Armendriz,
1991
Barandiarn y Fernndez,
1979
Leisner, 1960; Bueno y
Balbn, 1995
Bueno, Balbn y Barroso,
2004b: 677-678; 2007:
621-622, fig. 33
Bueno y Gonzlez, 1995
Bueno et alii, 1999
Fabin, 1997
Bueno et alii, 1999
Cura Morera y Castells,
1977
Fbregas, 1991
Fbregas, 1991
Sousa, 1996
Sousa, 1996

Mergelina, 1924
Fuente y Fbregas, 1994
Almagro y Arribas,
1963a; Bueno, Balbn y
Barroso, 2004a: 55
Obermaier, 1924; Balbn
y Bueno, 1996b
Arias, 1991; Bueno,
Balbn y Barroso, 2007
Silva, 1993; 2003
Bueno, Balbn y Barroso,
2004a: 47-48
Ferrer, 1976

Ortostato

Transito cmara

Necrpolis

Sur

Cmara simple?

Estela

Tmulo

Necrpolis

Cantbrico

Blas, 2000a

Dolmen corredor

Ortostato

Cabecera

Tajo/Sist.C.

Balbn y Bueno, 1989

Banya de Saus

Dolmen corredor

Ortostato

Entrada corredor

Noreste

Eireira/Afife
Orca dos Padres *

Galera
Dolmen corredor
Dolmen corredor
indiferenciado

Ortostato
Ortostato

A
A

Cabecera
cmara

Aislado
-

Noroeste
Noroeste

Bueno, Balbn y Barroso,


2007: 612
Silva, 1993; 2003
Gomes y Carvalho, 1995

Ortostato

cmara

Aislado?

Noroeste

Carrera, 2008

Toconal
Llaguna de
Nivares C
Huerta de las
Monjas

Os Muios?

Figura 46: Tabla en la que se incluyen los datos de los ejemplares tratados en este captulo. La indicacin E remite a piezas exentas y A a
piezas que forman parte de la arquitectura, mientras el asterisco (*) que acompaa a varios nombres indica que se dispone de dataciones de C14
para esos mismo sepulcros u otros de la misma necrpolis.

98

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Los de Dombate son dolos alargados, de ms de


treinta centmetros de largo, cuya silueta antropomorfa
se consigue con repicado y escotaduras; as en la parte
superior es ms estrecha que el resto y podra
identificarse con el cuello y la cabeza estilizada, sin
diferenciacin entre ellos, los hombros se marcan con
escotaduras, as como la cintura. Los brazos se
reduciran a formas convexas. En un caso (el nmero
10) parecen sealarse rasgos faciales. Las piezas de
Baradal, Axeitos y Argalo (Tipo II de Fbregas),
representan mediante pintura o grabado lo que parecen
ser las extremidades superiores y son de menor tamao
que las anteriores, entorno a los 15-20 cm. El mismo
tamao presentan los casos portugueses de Lameirao y
Alij que mediante grabado acentan el carcter
antropomorfo. De un tamao un poco mayor son los
casos de Parxubeira (38 cm.) y Dombate (32 cm.), muy
diferentes entre s, pero que presentan algunos rasgos
fsicos, como las piernas o los ojos, sealados (vide
supra). Slo el caso de Parxubeira presenta una lnea en
la zona mesial que ha sido interpretada como la
representacin de un cinturn.
En Trincones I, Lagunita III (Cceres) y Alberite
(Cdiz) tambin se conocen estelas de pequeo tamao,
que no superan los 30 cm., situadas en la entrada del
corredor. Trincones presenta una silueta antropomorfa
bastante resumida y una serie de serpentiformes, en el
caso de Alberite son ms naturalistas, ya que presentan
rasgos faciales, elementos de vestido y adornos,
mientras las de Lagunita apenas estn decoradas (ver
fig. 47).

Figura 47: Planta del dolmen de Lagunita III y calcos de las piezas
antropomorfas con su localizacin en el sepulcro (Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: fig. 33).

Otros ejemplares no presentan una laja propiamente


antropomorfa, pero la concepcin general de las piezas
nos ha llevado a incluirlas en este grupo. Es el caso de
las estelas 1 y 3 del tmulo de Pena Mosqueira 3, de
morfologa
subrectangular,
con
superficies
pulimentadas y con abundantes restos de ocre. En la

estela 1, la nica que fue limpiada con detalle, se


document la representacin de un personaje
esquemtico con brazos extendidos y cuerpo alargado.

Figura 48: Estelas de San Martn en el interior de la cmara


(Barandiarn y Fernndez, 1964)

Estelas exentas de mayor tamao encontramos en San


Martn, Larrarte, Capilluca, La Calvera y Coll Cimera
en el Cantbrico, Chao do Brinco 1 y quiz Os
Campios en el Noroeste, Prado de las Cruces, El
Madroal y Lagunita III en el Centro o Granja de
Toniuelo, Palacio III y Alberite en el Sur. Casi todos
estos casos presentan un soporte con silueta
antropomorfa, mientras en Os Campios, Lagunita III,
Palacio III y Alberite hay grabados que remiten de
forma ms explicita a esa temtica antropomorfa (ver
figs. 47, 51 y 55).
En la cuenca del Guadiana, en el sepulcro de falsa
cpula de Toniuelo, se ha documentado, marcando uno
de los tramos del corredor, una estela con soporte
antropomorfo pero sin grabados. Adems de esta estela
antropomorfa, que se viene a sumar a los grabados de
tipo soliforme y serpentiforme, entre otros, contenidos
en diferentes losas de la cmara y corredor, se ha
registrado la presencia de varias losas de forma estelar
que marcan los tramos iniciales del corredor (Carrasco,
2000: 302-304 y fig. 8; Bueno, 2000: 352-356 y fig. 4).
En Cdiz se sita la galera de Alberite, con decoracin
integral grabada y pintada. Adems de presentar un
ortostato (n 39) con temtica antropomorfa sin funcin
arquitectnica, hay una serie de pequeas estelas que ya
hemos mencionado. La representacin del ortostato 39
es un antropomorfo armado, con la cabeza apuntada,
a cuyos lados derecho e izquierdo se disponen dos
hachas enmangadas y un vstago que termina en otra
arma enmangada, respectivamente. En la parte superior
izquierda del antropomorfo se disponen serpentiformes
y en la inferior izquierda un elemento trapezoidal.
(Balbn y Bueno, 1996a).
En otros casos las piezas exentas son autnticas
estatuas-menhir de carcter escultrico, como las de
Guadalperal y Navalcn, en la cuenca del Tajo (Bueno

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


et alii, 1999). Guadalperal (180 cm.) presenta, adems
de soporte antropomorfo, una serie de motivos lineales,
serpentiformes y algunas cazoletas. Navalcn (150 cm.)
es, sin embargo, muy diferente. En este caso el soporte
es de morfologa flico-antropomorfa y en su superficie
hay elementos incisos (hacha) y en bajorrelieve
(serpentiforme, bculo y paleta) (Bueno y Balbn, 1995:
374 y 376). Los autores comentan la existencia de dos
representaciones simtricas de hachas simples,
simtricas entre s, en cuyo centro habra representada
un hacha ms elaborada (the thing) (Bueno y Balbn,
1995: 376). Otro caso es la estatua-menhir documentada
al exterior de Soto I, de concepcin ms naturalista
(Balbn y Bueno, 1996: 476). Slo se conserva un
fragmento, pero parece ser muy semejante a la estatuamenhir reutilizada en Pozuelo 6 (vide infra).

99

una pieza exenta o no. Los motivos estn realizados con


incisin fina y son muy esquemticos. El motivo central
es un crculo del que parten lneas radiales, adems de
otros motivos circulares y lineales de difcil
interpretacin. Mientras Mergelina estableci paralelos
con arte en Caada de Solana, en Soria, o la Cueva de
los Letreros, en Vlez Blanco (Mergelina, C., 1924:
118), Breuil interpret los motivos como una figuracin
humana (Breuil, 1933, T IV: 112).

Piezas que forman parte de la arquitectura


Son losas que forman parte constructiva del sepulcro y
por su morfologa y/o grabados aluden al tema
antropomorfo. En algunos casos se trata de lajas de
carcter antropomorfo que son reutilizadas en la
construccin del sepulcro. Otros casos parecen haber
sido elaborados para formar parte de estas arquitecturas.
Entre los primeros casos destacan una serie de ortostatos
de silueta antropomorfa que han sido recientemente
valorados como posibles reutilizaciones, como Baradal,
Orca dos Padres o Os Muios (Bueno, Balbn y
Barroso, 2007; Carrera, 2008). Otras piezas decoradas
con temtica antropomorfa y posiblemente reutilizadas
como parte de la estructura son las de Soto I, Pozuelo 6,
Menga, Toconal o Huerta de las Monjas (ver figs. 49,
50 y 54; Bueno, Balbn y Barroso, 2007).

Figura 49: Calco de la estatua-menhir de Pozuelo 6 (Bueno, Balbn y


Barroso, 2005c: fig. 32) y planta del sepulcro (Pin, 2004: fig. 92)
(Zalamea la Real, Huelva).

Toconal es otra galera en la que hay un ortostato con un


antropomorfo grabado de carcter ms naturalista que
los que hemos visto en este grupo hasta ahora
(Rodrguez, 1990: 34, 37). La laja presenta grabados
que han sido interpretados como collares, senos, manos
y un elemento duplicado que se interpreta como un
posible molde hachiforme con un cordn como
elemento de cierre. Recientemente se ha sugerido la
posibilidad de que se trate de una pieza reutilizada
(Bueno, Balbn y Barroso, 2007).

En la cuenca del Tajo se sita el dolmen de Huerta de


las Monjas, en donde la laja de cabecera est decorada
con un gran motivo antropomorfo en el reverso (Bueno,
Balbn y Barroso, 2007). Otro caso de reutilizacin lo
encontramos en la galera de Soto I, en donde hay un
ortostato con representacin antropomorfa en
bajorrelieve que est en posicin invertida. Esta laja, la
nmero 21 (I 23 para Balbn y Bueno, 1996b fue, segn
H. Obermaier, reutilizada (Obermaier, 1924: 18). Una
vez que la laja es reutilizada y colocada en posicin
invertida se graba otra figura humana esquemtica.
Recientes estudios han revelado presencia de decoracin
en 53 ortostatos.
En el sepulcro de Pozuelo 6 se document una estatuamenhir reutilizada y situada en la entrada de la cmara
secundaria situada al Sureste, marcando el paso a su
interior (Pin, 2004: 328, 463, fig. 91).
Tambin en Andaluca, en este caso en Cdiz, se
conocen los casos de Machorro y Toconal. La losa de
Machorro (Taivilla) formaba parte de los restos de un
megalito destruido descubierto en los aos 1920
(Mergelina, 1924:115), aunque no se sabe si se trata de

Figura 50: Calco de la estela de Toconal y su situacin en el sepulcro


(Olvera, Cdiz) (Rodrguez, 1990).

100

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


6.2.2 Topografa y contexto

Otro caso es el de Fonelas, una laja de pizarra en la que


est representado un antropomorfo de cuerpo cilndrico,
exciso, del que nacen los brazos y piernas con manos y
pies. Este personaje presenta, adems, un motivo en la
parte inferior del cuerpo de carcter probablemente
sexual (Ferrer, 1976: 97-100). La estela se sita en el
suelo de un espacio compartimentado en el interior de la
cmara y recientemente tambin se ha propuesto una
posible reutilizacin (Bueno, Balbn y Barroso, 2007).
Otra pieza igualmente interesante, aunque no sabemos si
se encontraba exenta o era parte de la arquitectura, por
lo que no se puede plantear la hiptesis de la
reutilizacin con seguridad, es la de Os Campios, un
posible ortostato de una estructura megaltica que fue
hallado en un tmulo destruido. Presenta motivos muy
esquemticos en ambas caras. Tanto por la composicin
en registros como por la disposicin de los motivos,
Fuente y Fbregas opinan que se trata de una
representacin antropomorfa en la que estn sealados
rostro, una posible diadema, cinturn y piernas (ver fig.
51; Fuente y Fbregas, 1994: 306, 308 y 309).

Un interesante tema sobre el que recientemente se ha


llamado la atencin es el papel que juega la decoracin
en la compartimentacin del espacio funerario (Bueno y
Balbn, 1994b; 2000c: 290-293). En este sentido resulta
muy sugerente la localizacin de la estela antropomorfa
o estatua-menhir, no slo respecto a la arquitectura
interior y exterior, sino tambin en relacin con otros
motivos grabados o pintados contenidos en ella. No
tenemos referencia detallada de la localizacin de todos
los ejemplares aqu tratados. Algunos de ellos fueron
encontrados en tmulos no excavados que, en
ocasiones, dejaban ver los restos de estructuras
parcialmente destruidas (p.e. Machorro, Os Campios,
Capilluca o Passanant). Sin embargo, para la mayora de
los ejemplares disponemos de ms informacin sobre el
tipo de sepulcro en el que se encontraron y su
localizacin en ese espacio.
Tipo de sepulcros
En algunos casos las piezas se documentan en tmulos
sin estructura ptrea. Este sera el caso de Pena
Mosqueira 3, un tmulo de unos 20 m. de dimetro, sin
estructura ptrea interna pero con coraza perimetral de
pequeas piedras de caliza (Sanches, 1987; 1989; 1992).
A este enterramiento se relacionan directamente una
estela decorada (estela 1) y una pequea piedra de
morfologa antropomorfa (estela 2). Ya fuera del rea de
enterramiento se document otra laja rectangular de
caractersticas parecidas a la estela 1 (estela 3) y varios
metros al Este se hall una estela de mayor tamao sin
decoracin pero con morfologa antropomorfa (estela 4)
(Sanches, 1987: Fig. 6). La estela de Capilluca se
encontr en el tmulo 6 del llano de Capilluca (o
Campinillas Norte), de casi 18 m. de dimetro y slo
1,60 m. de altura compuesto de capas de tierra y piedras
con un posible anillo exterior (Menndez, 1931; Prez y
Arias, 1979).

Figura 51: Calco esquemtico de la estela de Os Campios (Altura:


2,20 m.) (Fuente y Fbregas, 1994).

En el Norte de Portugal se conocen tambin los casos de


Afife (Dolmen de Eireira, Minho) y Chao do Brinco I
(Cinfaes, Beira Alta). Ambos casos son losas de
cabecera de dlmenes de corredor, indiferenciado ste
en el primer caso y corredor corto en el segundo. La
estela de Cinfaes es un monolito estrecho (19 cm.) y
alargado (116 cm.) (Silva, 1993: 24 y 25). En los dos
casos se utiliza el grabado y se representa un
antropomorfo central que ocupa casi toda la superficie
de la laja. En estos sepulcros se ha documentado ms
decoracin en otros ortostatos, cuyo cometido parece ser
la ordenacin espacial y ritual del sepulcro. En Chao do
Brinco I se ha documentado adems una estela
antropomorfa (Silva, 2003).

Figura 52: Cmara de Llaguna de Nivares C, con estela contigua al


recinto (Blas, 2000a fig. 1).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


Otras piezas se asocian a cmaras simples, como est
documentado en los casos de Coll Cimera (ver fig. 53)
y Llaguna de Nivares C en Asturias (ver fig. 52) o El
Madroal (Cceres), en cuyo centro se hall la estela
hincada (Bueno y Gonzlez, 1995). La laja de Coll
Cimera se hall a escasos metros al sur del tmulo, de 8
m de dimetro, bajo el cual se document una cmara
simple subrectangular.
Tambin se han documentado estelas asociadas a
dlmenes simples, como los de Larrarte o Baradal. En
este ltimo caso se documenta una losa antropomorfa
formando parte de la arquitectura en la entrada del
sepulcro, mientras en el tmulo se recuper un canto
que ha sido relacionado con los hallados en el Noroeste
(Arias, 1991; Bueno, Balbn y Barroso, 2007). El
monumento de Larrarte es un dolmen simple cubierto
por un tmulo de apenas 8 m. de dimetro (ver fig. 53.

101

compleja, atrio con enlosado y tramo pavimentado hasta


el corredor cuya entrada estaba cerrada por una losa
vertical (Bello, 1992/93: 140-143). A Mina de
Parxubeira (San Fiz de Eiron, Mazaricos, Corua) es
un caso parecido: dolmen con cmara poligonal y
corredor corto sin diferenciacin en planta, pero con
estructura de acceso tipo atrio (Rodrguez Casal, 1982).
Este tipo de arquitectura con estructura de acceso se
repite en Argalo, mientras que la estela de Axeitos se
encontr en un dolmen de corredor de grandes
dimensiones. Tambin en el Noroeste, el dolmen de
Chao do Brinco I, es de grandes dimensiones y corredor
corto. Conserva apenas tres lajas de la cmara in situ,
dos de ellas con grabados y una con restos de pintura.

Figura 53: Estela de Coll Cimera (a) y su posicin al exterior del


tmulo y estela de Larrarte (b) tal y como fue documentada en la
cmara (a segn Blas, 1997, b segn Mjika y Armendriz, 1991).

La mayora de las figuras antropomorfas se asocian a


galeras y a sepulcros de corredor. Los sepulcros de
corredor que han proporcionado figuritas, estelas
antropomorfas
y/o
estatuas-menhir
se
sitan
preferentemente en la cuenca del Tajo/Sistema Central y
en el Noroeste, aunque tambin se conocen en el Alto
Ebro (San Martn), el Sureste (Fonelas) y Noreste
(Banya de Saus) (ver fig. 45). El caso de San Martn, en
la llanada alavesa, es un dolmen de gran tamao que por
su tipologa y el ajuar que contena est ms vinculado
al megalitismo de la Submeseta Norte que al tpico
dolmenismo de montaa vasco. La estela de Fonelas se
hall en el sepulcro de El Moreno 3, de cmara
rectangular y corredor corto.
Las figuritas de Dombate se documentaron en el
monumento reciente, que se construy sobre los restos
de un sepulcro anterior. Tiene cmara poligonal con un
corredor en tres tramos y una estructura de acceso

Figura 54: Ortostato-estela y planta del sepulcro de Huerta de las


Monjas (Cceres) (Bueno y Balbn, 2000c: fig. 6).

Los casos distribuidos en torno al Sistema central, como


son Prado de las Cruces al norte de ste y Guadalperal,
Trincones I, Huerta de las Monjas y Navalcn al sur, en
la cuenca del Tajo, son sepulcros de corredor muy
parecidos entre s que presentan cmaras circulares de
permetro amplio y corredor largo. Los de Trincones I y
Huerta de las Monjas son de menor tamao, mientras
los casos de Guadalperal y Navalcn son de mayor
tamao y presentan esquemas muy similares. El
sepulcro del Guadalperal, tambin conocido como El
Tesoro, es un dolmen de cmara circular, con restos de
corredor largo, en cuyo permetro se disponen tres
anillos peristalticos (Leisner, G. y Leisner, V., 1960:
24, 25 y Abb.6). Navalcn presenta morfologa de

102

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

cmara y corredor similar adems de anillos de lajas


perimetrales intratumulares.
La mayora de las estelas y estatuas-menhir asociadas a
sepulcros de galera se sitan en el Sur (ver fig. 45).
Estos son los casos de Soto I, el ms monumental con
30 m. de desarrollo, Alberite o Toconal. En el de
Alberite el espacio est delimitado en la parte media de
la galera a modo de antecmara con los ortostatos 38 y
40, entre los cuales se encuentra la laja 39, considerada
aqu como estela-ortostato (Ramos et alii, 1996a: 87, 90
y 91). En el mbito del Noroeste el dolmen de Afife es
algo peculiar, ya que cmara y corredor son
indiferenciados en planta y sus paredes estn dispuestas
en V.

cpula al que se asocian tres estelas (Bueno, Balbn y


Barroso, 2007; 2008a; ver fig. 56). La reciente puesta en
valor de las representaciones antropomorfas en la
necrpolis de los Millares revela una reiterada presencia
de esta temtica en diversos sepulcros de falsa cpula
(Bueno, Balbn y Barroso, 2004a: fig. 16).
Localizacin de las estelas antropomorfas y estatuasmenhir en el sepulcro
Como han sealado Bueno y su equipo en diversas
ocasiones (p.e. Bueno y Balbn, 1997c; 1998b; 2000a, b
y c; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a), la imagen
antropomorfa tiene un papel protagonista en la
articulacin del espacio funerario megaltico.
El tema antropomorfo es aludido a travs de betilos,
cantos, estelas antropomorfas o estatuas-menhir exentas
e incluso ortostatos decorados (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: 580). Como sealan estos autores, la
localizacin en el sepulcro de las imgenes
antropomorfas que presentan los rasgos ms
individualizados sigue pautas recurrentes. Estas
imgenes se sitan sistemticamente en zonas de
trnsito, marcando la entrada al corredor, la antecmara
o la cmara, incluso presidiendo la cmara, como losa
de cabecera o como pieza exenta (ver fig. 57).

Figura 55: Figuritas documentadas en la galera de Alberite I y su


localizacin (Bueno, Balbn y Barroso, 2004a: fig. 10).

La temtica antropomorfa tambin est presente en


sepulcros de falsa cpula. De gran monumentalidad es
el tmulo de Granja de Toniuelo, que originalmente
debi llegar a tener un permetro de 90 m y una altura
de 9 m, segn clculos recientes (Carrasco, 2000: 301306). Este dolmen tipo tholos presenta cmara circular
de grandes losas, con cubierta en falsa cpula y corredor
largo compartimentado en 6 tramos y adintelado.

Figura 57: Modelo de localizacin de las piezas de temtica


antropomorfa en los sepulcros megalticos de la Pennsula Ibrica
segn Bueno, Balbn y Barroso (2007: fig. fig. 31).
Figura 56: Estelas documentadas en la cmara y tmulo del sepulcro
de falsa cpula de Palacio III (Sevilla) (Bueno, Balbn y Barroso,
2007: fig. 38).

En los ltimos aos se ha trabajado en el complejo


funerario de Palacio III (Sevilla), en el que se ha
documentado una agregacin de estructuras funerarias
de diferentes momentos (Garca Sanjun y Wheatley,
2006). Una de estas estructuras es un sepulcro de falsa

En el epicentro del sepulcro pueden aparecer piezas


exentas (estelas y figuritas) u ortostatos de temtica
antropomorfa, tanto si se trata de un sepulcro de falsa
cpula, de corredor, galera, dolmen o cmara simple
como se documenta en Palacio III, Millares, Menga, Os
Muios, Eireira, Chao do Brinco, Orca dos Padres,
Huerta de las Monjas, San Martn, Larrarte, Fonelas o
Alij, Madroal, quiz Capilluca, o de un tmulo sin

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


estructura ptrea como el de Pena Mosqueira 3, donde
las estelas 1 y 2 se sitan en el rea de enterramiento.

103

dems losas que compartimentan el corredor (Carrasco,


2000: 303).

La estela de Larrarte se encontr tumbada en la cmara


en la que no haba otros bloques sino huesos revueltos
de las inhumaciones. Estaba cruzada transversalmente
en el interior y junto a ella se documentaron tres
enormes cuentas, como si de una ofrenda se tratara
(Mjika y Armendriz, 1991: 151, fig. 32). En San
Martn aparecieron tres lajas tendidas en el lado Oeste
de la cmara, con su extremo semicircular,
presumiblemente el superior (Barandiarn y Fernndez,
1979 (1964): 54-55 y fotos 13 y 14). Su posicin parece
indicar que estaban enhiestas y alineadas de Norte a Sur,
siendo la meridional la ms completa. Las estelas 1 y 2
de Pena Mosqueira se hallaron en una sepultura
individual definida por una mancha ocre de forma
ovalada que se encontraba bajo el tmulo. Se trata de un
tmulo subcircular de poca altura, apenas 1 m, y 20 m
de dimetro. La localizacin de la estela de Fonelas es
muy interesante, ya que se encontr tumbada en la
cmara, en el fondo a la izquierda, en un lugar
compartimentado por lajas (Ferrer, 1976: 83, fig. 4.2).
Si la estela es un ortostato, ste puede ser el de
cabecera, como en los casos de Chao do Brinco 1 o
Huerta de las Monjas (ver fig. 54), aunque en este
ltimo caso la imagen antropomorfa est en el reverso.
En Llaguna de Nivares C tambin se documenta una
estela antropomorfa, aunque en este caso se sita tras las
losas de la cmara y embutida en el tmulo (ver fig. 52).
Tambin puede haber estelas o estatuas-menhir exentas
que marquen la entrada a la cmara o antecmara, como
ocurre en las galeras de Alberite I, Soto I y Toconal, en
el tholos de Granja de Toniuelo, en los dlmenes de
corredor de Prado de las Cruces, Lagunita III, Navalcn
y Guadalperal.
La estela de Guadalperal fue clasificada por G. y V.
Leisner como una laja esteloide, que segn sus
observaciones se sita en lo que ellos interpretaron
como la entrada de la cmara (Leisner, G. y Leisner, V.,
1960: 26). La de Toconal es una estela que forma parte
de la arquitectura de un sepulcro de galera de cubierta
adintelada. Es el tercer ortostato del lateral sur desde la
cabecera, en una zona que marca claramente la
transicin entre cmara y corredor (ver fig. 50). El
sepulcro de Granja de Toniuelo presenta una compleja
compartimentacin del espacio ya que, adems de los
grabados contenidos en losas de cmara y los tramos 4,
5 y 6 del corredor (Bueno, 2000: fig. 4), hay una
interesante alternancia de materiales constructivos cuya
intencionalidad parece haber sido la compartimentacin
del corredor, especialmente de sus tramos 1-5
(Carrasco, 2000: 311, fig.8). La estela antropomorfa que
aqu tratamos, parte integrante de esta estrategia de
compartimentacin, se sita en el inicio de la
antecmara, lo que puede explicar las especiales
caractersticas de su silueta, diferencindose de las

Figura 58: Estela documentada en el sepulcro de Moreno 3, en la


necrpolis de Fonelas (Granada) (Ferrer, 1976: figs. 4.1 y 11).

Las estelas o estatuas-menhir pueden estar situadas


tambin al exterior del sepulcro. Pequeas estelas o
figuritas, cantos o betilos pueden aparecer marcando el
umbral de entrada al corredor o atrio, como en los casos
de Dombate, Parxubeira, Axeitos, Trincones I, Lagunita
III, Alberite I o algunos sepulcros de Millares. Tambin
pueden aparecer estelas en el tmulo, como el caso de la
estela 4 de Pena Mosqueira 3 o Palacio III. En otras
ocasiones hay estelas o estatuas-menhir situadas cerca
del sepulcro como ocurre en La Calvera, Coll Cimera o
la estatua de Soto I.
En el caso de Dombate pequeas figuras antropomorfas
aparecieron junto a diecisis ms de diferentes
caractersticas (guijarros simples, con escotaduras
bilaterales, tipo betilo), formando una hilera (diecisiete
de ellos in situ), el umbral de la entrada al monumento
(Bello, 1994: 289; 1995: 47-53 y fig. 28). Tras ellos, en
direccin a la entrada de la cmara, se document un
dromos o pasillo con enlosado de lajas (Bello, 1992/93:
142) que da paso, hasta la puerta del corredor, a un
pavimento de grava apisonada. Las pequeas estelas
antropomorfas de Parxubeira se hallaron hincadas en el

104

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

lmite exterior del espacio funerario, interpretado como


atrio. Aparecieron junto a dolos betilo, al parecer de
cara al exterior.
Estelas y estatuas-menhir como parte de una estrategia
de compartimentacin del espacio
Esta posicin reiterada de figuritas, estelas
antropomorfas y estatuas-menhir en reas clave del
sepulcro indica que estas imgenes tuvieron un papel
fundamental en la articulacin/jerarquizacin del
espacio funerario (Bueno y Balbn, 1998b). Existen, sin
embargo, otros recursos que tuvieron un papel
importante en la compartimentacin del espacio, como
el arte parietal, tanto grabado como pintado en los
ortostatos de numerosos megalitos, o la misma
arquitectura. Tambin otros elementos, adems de los
mencionados, sirvieron para categorizar el espacio,
como placas de pizarra decoradas con diversos motivos
que pudieron haber sealado enterramientos de
determinadas personas o pequeas lajas sin decorar que
se utilizaron para delimitar un rea en el sepulcro, como
las que se han documentado recientemente en el dolmen
de Joanias (Cedillo, Cceres) que dividen el corredor
en dos (Oliveira, 2000b: 171; Bueno, Balbn y Barroso,
2008a).
Donde mejor est documentada la complejidad de esta
estrategia de compartimentacin es en los sepulcros en
los que se ha documentado decoracin parcial o
integral, tanto grabada como pintada, en los ortostatos
(Bueno y Balbn, 1994a; Bueno, Balbn y Barroso,
2007). Aunque son pocos casos, muestran gran inters,
ya que normalmente los ortostatos estn in situ o es
posible conocer el lugar que ocuparon originalmente. En
algunos de los casos aqu estudiados se ha documentado
decoracin grabada y/o pintada en los ortostatos, por lo
que es posible pensar en complementariedad entre la
decoracin parietal y las figuritas, estelas
antropomorfas y estatuas-menhir cuando aparecen en un
mismo sepulcro.
La decoracin pintada de Dombate presenta una
compleja retcula con lneas festoneadas por puntos
rojos, creando as espacios celulares (Bello, 1994: 291292). El grabado aparece nicamente en la cmara, con
siete representaciones de The thing, que Bueno y
Balbn interpretan como un hacha enmangada. En Afife,
de las 16 lajas que componen el sepulcro, 6 estn
decoradas. Los temas, adems del antropomorfo, son
zigzag, soliformes, ondulados y serpentiformes. El
grabado es ms numeroso, pero tambin se han
documentado restos de pintura roja (Silva, 1997a: 180181, 184-187). Tambin en Alij se han documentado
restos de pintura muy mal conservada que parecen
trazar una lnea de difcil interpretacin, en la cmara.
Tambin se documentan cazoletas y una lnea grabada
(Shee, 1981: 148 y fig. 31). En Cinfaes dos lajas de
cabecera del sepulcro presentan grabados y una restos
de pintura. Aparecen motivos serpentiformes y un

antropomorfo esquemtico grabados (Silva, 1993: 23;


Jorge, V.O., 1997: 54 y 59). Otro caso es el de
Trincones I, donde se han documentado grabados en
ortostatos del corredor y la cmara, as como placas de
pizarra antropomorfas con restos de pintura en la
entrada de la cmara (Bueno et alii, 1999: figs. 5, 7-9).
En el sepulcro de corredor de Navalcn hay un ortostato
de la cmara, fracturado en la parte superior, que
presenta una lnea incisa vertical que divide la
superficie en dos, y en cada una de las partes tres
serpentiformes (Bueno y Balbn, 1995: 364) verticales,
los de una mitad ms geomtricos que los otros.
Tambin junto a la estatua-menhir hay un menhir de
silueta faliforme, as como una laja del corredor, ambos
con motivos geomtricos incisos (Bueno et alii, 1999:
47-63). En el monumento de falsa cpula de Granja de
Toniuelo se ha documentado la existencia de
decoracin integral, tanto grabada como pintada, al
menos en su cmara y los tres ltimos tramos de su
corredor (Bueno y Balbn, 1997b; Bueno, 2000: 354356). En la cmara de han documentado antropomorfos
esquemticos, soliformes, serpentiformes y zigzag,
entre otros motivos. Esta decoracin, junto a la
utilizacin de losas de diferente materia prima,
conforman una clara delimitacin y diferenciacin entre
los diferentes espacios, contribuyendo a una
jerarquizacin de los mismos. La conocida estela con
tocado es insertada y explicada por Bueno en el
contexto megaltico de este sepulcro como si hubiera
sido documentada a la entrada del mismo (Bueno, 2000:
356; Bueno y Balbn, 2000a: fig. 4), pero cuando es
publicada inicialmente slo se indica que fue hallada en
la misma finca y que en el lugar en el que se document
no haba ningn sepulcro cercano (Leisner, 1935). Es
posible que su localizacin estuviera relacionada con el
sepulcro de falsa cpula que ahora nos ocupa como
parte de una buscada vinculacin con lugares
ancestrales, como ocurre en la Dehesa Boyal de Hernn
Prez, aunque esto no significa que pueda ser
relacionada cronolgicamente con la construccin,
decoracin y primeros usos del sepulcro de Granja de
Toniuelo y tratada como su coetnea (vide infra).
Tambin en Soto I hay 19 ortostatos decorados, una laja
de cubricin y dos ortostatos que presentan cazoletas
(Obermaier, 1924: 10-16; Shee, 1981: 159 y 160). La
mayora de las superficies estn preparadas mediante
piqueteado. En los aos 90 Balbn y Bueno
descubrieron restos de pintura e hicieron un recuento de
los ortostatos que en total estaban decorados: 53 (Balbn
y Bueno, 1996b). Estos mismos investigadores pondrn
en relacin las representaciones de armas (puales y
hachas) documentadas en este sepulcro con las de
Alberite en Cdiz y Navalcn en Toledo (Bueno y
Balbn, 1995: 376). Las conexiones grficas entre
Dombate, Soto, Alberite y Navalcn ilustran el
parentesco entre sepulcros de diferentes zonas del
occidente peninsular. La representacin en todos estos
sepulcros de The Thing (posible hacha enmangada) es
un argumento en este sentido. Otras armas muy

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


similares entre s estn representadas en Soto I y
Alberite.
En el interior de Alberite se han documentado mltiples
grabados y restos de pintura en 42 ortostatos que
parecen responder a una estrategia de decoracin
integral del monumento (Balbn y Bueno, 1996a: 302).
Los temas pintados ms comunes son los zigzag y los
serpentiformes y los grabados trapecios, rectngulos,
crculos, cazoletas y serpentiformes. Hay representacin
grabada de armas, cuchillos o hachas (The thing),
existiendo de esta ltima una representacin pintada
(Balbn y Bueno, 1996a: 289-298). Es muy interesante
sealar la existencia de varios dolos, adems del aqu
considerado, de diferentes morfologas. Se hallaron dos
betilos, uno en el interior, el otro en el exterior y,
adems, cuatro ejemplares en el rea de interseccin del
atrio y el anillo peristaltico: un dolo cilndrico con
sumaria representacin facial y tres dolos estela, uno
apuntado en la parte superior en cuyo plano delantero
aparece una oquedad natural con dos profundas
incisiones, simtricas en sus lados, un segundo dolo
estela circular, anlogo al tipo Garcel y un ltimo
dolo con forma poligonal (Ramos et alii, 1996c: 329 y
330).
Son sepulcros especiales?
El hecho de que estas manifestaciones estn
escasamente representadas en el registro arqueolgico
del megalitismo peninsular est claramente relacionado
con el estado de la investigacin. A medida que la
investigacin sobre el Megalitismo ha ido avanzando se
ha incrementado enormemente el nmero de figuritas,
estelas antropomorfas y estatuas-menhir conocido. Sin
embargo, en
algunas ocasiones
las estelas
antropomorfas o estatuas-menhir forman parte de
necrpolis que han sido estudiadas con detalle y que
revelan la singularidad de estas imgenes y los
sepulcros a los que se asocian.
Un vistazo a los datos disponibles parece confirmar que
los sepulcros a los que se asocian estelas antropomorfas
y estatuas-menhir y que forman parte de necrpolis
presentan aspectos adicionales que los destacan respecto
a otros monumentos de su entorno. Este hecho
diferencial puede residir en aspectos como el tamao del
sepulcro, el emplazamiento, su relacin espacial con
otros sepulcros, el tipo de ajuares que contiene o el
lugar que ocupa en la secuencia cronolgica -biogrficade la necrpolis.
El sepulcro de Larrarte, en la estacin de Murumendi
(Guipzcoa), se sita junto a un collado en una ladera
orientada al Sureste. A aproximadamente 1,5 km. al
Oeste estn situados los sepulcros de Trikuaizti 1 y 2.
Las dataciones de C14 indican que la construccin y
primeros usos de Trikuaizti 1 y Larrarte fueron
coetneos. Los dos sepulcros son tambin reutilizados
en poca campaniforme (Martimo Internacional). Lo

105

interesante de este caso es que el tmulo de Larrarte es


de menor envergadura que los de Trikuaizti, aunque a
diferencia de stos est aislado, se sita en un collado y
est a mayor altitud (Mujika y Armendriz, 1991).
En la Sierra Plana de la Borbolla (Asturias) se sita el
llano de Las Campinillas, en el que se encuentra el
tmulo 6 de Capilluca (17 de Campinillas, segn Prez
y Arias, 1979) (Menndez, 1931: 168-172; vide infra).
ste es el ltimo de seis monumentos que se encuentran
alineados en el mismo llano, distanciados entre s por
escasos metros, excepto en el caso del 6, que est un
poco ms alejado, aunque visible desde los otros. En
trminos de envergadura, su tmulo es el segundo ms
voluminoso despus del 13, segn la denominacin de
Prez y Arias (1979: 700-707).
El tmulo de Coll Cimera (Asturias), sealado en su
exterior por una estela antropomorfa, se encuentra en
una necrpolis en la que se han excavado seis
monumentos y se han detectado restos de otras
estructuras. Cuatro de los tmulos excavados, entre
ellos Coll Cimera, incorporan cmaras ortostticas.
Tambin se excavaron una cista y una estructura
semicircular de lajas hincadas con un hogar en el centro
(Los Fitos) (Blas, 1990: 72; 1993: 165-170). En
trminos generales Coll Cimera es la estructura ms
sencilla y modesta en dimensiones. Coll Cimera, junto
al monumento de Llanguezu, que tambin incorpora
cmara ortosttica, pertenecen a la fase arcaica de la
necrpolis (Neoltico Final), estn situados en puntos
estratgicos del cordal, a mayor altitud que los dems
monumentos y en enclaves dominantes de la necrpolis
(Blas, 1990: 73). La necrpolis sigue en uso durante el
Bronce Inicial, lo que queda atestiguado en la
construccin de la cista de Los Fitos y la reutilizacin
del dolmen de Matal Casare I.
El tmulo C de la necrpolis de la Llaguna de Nivares
(Asturias) forma parte de un alineamiento de cinco
tmulos. Es el nico de esta agrupacin que contiene
una cmara ortosttica, como la que tambin incorpora
el tmulo F, situado a unos 250 m al Sureste (ver fig.
59). Los restantes tmulos alineados con el C son un
pseudo-tmulo (E), un tmulo que cubre una pseudocmara (D) y otro que incorpora una estructura no
cameral con empedrado (A) (Blas, 1995; 2000a: fig. 1;
2006: 243-246). El tmulo B no se ha excavado. Las
dataciones de C14 sitan los tmulos A y D a finales del
V e inicios del IV Milenio AC, mientras los tmulos C
y F son atribuidos en base a su arquitectura y/o a la
cultura material documentada a una fase posterior que
se desarrollara hasta finales del IV milenio AC (Blas,
2006: 252; vide infra). El tmulo C, por tanto, se
diferencia de los tmulos ms inmediatos por ser el
nico que ofrece una cmara ortosttica y por ser,
probablemente, el monumento ms reciente del
conjunto. En este contexto, y teniendo en cuenta otros
casos peninsulares (Bueno, Balbn y Barroso, 2007), es
posible pensar que la estela antropomorfa situada junto

106

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

a la cmara pero embutida en el tmulo fuera una


preexistencia que es incorporada al nuevo sepulcro
reiterando as la relacin de continuidad que se busca al
construir el nuevo sepulcro junto a los monumentos
fundacionales.

Figura 59: Plano de la necrpolis de Llaguna de Nivares (Blas,


1995: fig. 1).

En el noroeste destaca el caso de Os Campios (Fuente


y Fbregas, 1994), situado en el extremo Norte de una
hilera de seis tmulos situados en una dorsal, de Norte a
Sur, al pie del monte Lioira. El tmulo 1 era el ms
cercano a dicho monte, mientras el 6 es el ms
meridional. Este ltimo fue objeto de excavaciones
sistemticas en 1984 (Fbregas y Fuente, 1991/92).
Igualmente significativa es la agregacin que
materializa el monumento de Dombate reciente que,
adems de incorporar decoracin integral, est
construido sobre un sepulcro anterior (Bello, 19921993; Alonso y Bello, 1995).
El tmulo de Pena Mosqueira 3 es el nico que se ha
excavado de una necrpolis compuesta por cuatro
tmulos alineados de Norte a Sur en una plataforma
(Sanches, 1987: fig. 3). El tmulo 3, en el que se han
documentado las posibles estelas, cierra la alineacin
hacia el Norte, est un poco aislado y situado a una cota
inferior al resto.
Por otro lado el dolmen de Chao do Brinco I (Cinfaes)
se sita junto a otros dos tmulos, pero el I es el de
mayor tamao y el que ms destaca en el paisaje (Silva,
1993).
Esta situacin tambin est documentada en la cuenca
del Tajo. Junto a Trincones I hay otro sepulcro de
pequeo tamao, Trincones II. Este es una cmara con
poco ajuar y sin decoracin. Todo parece indicar que el
sepulcro de Trincones I tena una posicin privilegiada
en la necrpolis, especialmente por su mayor tamao,

por ser el nico decorado y por su rico ajuar (Bueno,


Balbn y Barroso, 2004b: 702; Bueno et alii, 1999: 95).
A ambos lados del Sistema Ibrico los dlmenes
aparecen presentan ms monumentalidad y aparecen
con ms frecuencia aislados. Aunque en el entorno
inmediato de Guadalperal junto al Tajo no se conocen
sepulcros, este sepulcro present un ajuar excepcional.
Fue excavado en los aos 20 por H. Obermaier, pero no
se public hasta 1960, cuando se ofrece la revisin de
los materiales, que aparecieron revueltos en la cmara.
Destaca la presencia de microlitos (26), hojitas, hachas,
abundantes puntas de flecha (79), cuencos cermicos sin
decorar de mayor o menor tamao y campaniforme
(Ciempozuelos y puntillado) (Leisner, G. y Leiner, V.,
1960: 30-68). Alrededor del tmulo, en el suelo
original, se documentaron hogares de carbn y manchas
de fuego rellenas de cermicas toscas (Gonzlez, 1996:
475).
Los datos para valorar el sepulcro de Granja de
Toniuelo son muy interesante, ya que se obtuvieron a
partir de la prospeccin intensiva de su entorno (90
km2) (Carrasco, 2000: 313-315). Adems de los
sepulcros tipo tholoi ya conocidos, se document la
existencia de una serie de nueve sepulcros de tamao
medio (tmulos de 15 a 25 m de dimetro) con un
emplazamiento estrechamente vinculado al ro Ardila.
La tipologa de algunas de estas estructuras es similar a
la de arquitecturas de zonas vecinas adscritas a un
Neoltico Final/ Calcoltico Inicial. Por otro lado, el
tholos de Granja, de un tamao mucho mayor, presenta
un emplazamiento alejado del ro y ms vinculado a los
pasos naturales de comunicacin. Esto, unido a la
cronologa ms tarda aceptada para este sepulcro
(Calcoltico Precampaniforme) lleva a considerar la
diferente naturaleza de este sepulcro respecto a los
anteriores. Se trata de una tumba mucho ms
monumental y en su entorno inmediato est aislado. No
se sabe hasta qu punto los sepulcros pequeos fueron
contemporneos a este tholos, ya que ninguno de ellos
ha sido excavado.
En el Sur los datos son abundantes (Bueno, Balbn y
Barroso, 2004a) pero destacan los casos de Soto I y
Palacio III por su singularidad. La galera de Soto I
parece detentar cierta importancia en su entorno. Los
materiales recuperados en su excavacin fueron
numerosos y diversos y se documentaron abundantes
inhumaciones (Obermaier, H. 1924: 19-27; Pin,
2004). A unos 200 m. se encuentra Soto II, con
decoracin interior (Balbn y Bueno, 1996a y b; Pin,
2004: 235-255) y Soto III y IV, de menor envergadura
(Balbn y Bueno, 1996b: 476). Finalmente, el sepulcro
de falsa cpula de Palacio III reviste un gran inters por
estar situado junto a un sepulcro de galera ms antiguo
y a un tmulo de cremacin de la Edad del Hierro
(Garca Sanjun y Wheatley, 2006).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS

107

6.2.3 Cronologa
En un reciente trabajo dedicado a la cronologa del arte
megaltico de la Pennsula Ibrica uno de los aspectos
que quedan clarificados es la presencia de decoracin en
sepulcros a partir del V Milenio AC, su especial
profusin durante el IV Milenio AC y su tenue
continuidad durante el III y II Milenio AC (Bueno,
Balbn y Barroso, 2007). Tambin se llama la atencin
sobre la presencia en sepulcros de menhires y piezas
decoradas reutilizadas en su construccin, indicando la
presencia anterior de elementos decorados diversos que
pueden ser coetneos a los menhires decorados
documentados en el Suroeste peninsular (vide infra;
Bueno, Balbn y Barroso, 2007).
Para situar la presencia de estelas antropomorfas y
estatuas-menhir en sepulcros peninsulares disponemos
de algunas dataciones de C14 y datos contextuales
adicionales. Algunas de las dataciones de C14
provienen de los sepulcros en los que se han
documentado figuritas y estelas antropomorfas
(Larrarte, Alberite I, Orca dos Padres, Pena Mosqueira
3, Dombate, Trincones I) (ver fig. 60).
La construccin y usos iniciales de la galera de Alberite
I, momentos a los que se asocian la estela antropomorfa
y las figuritas, se sitan entre finales del V Milenio AC
y primera mitad del IV Milenio AC. Los ms interesante
es que presenta en su decoracin motivos anlogos a los
de Soto I (hojas triangulares, hachas enmangadas)
(Balbn y Bueno,1996a y b). Por ello podramos
considerar para Soto I y Soto II una cronologa anterior
a la que normalmente se les ha atribuido, quiz
Neoltica (Balbn y Bueno, 1996b: 502). La presencia en
Soto I de una estela antropomorfa reutilizada nos lleva a
plantear cronologas anteriores para esta pieza (Bueno,
Balbn y Barroso, 2007: 602).
En el caso de Larrarte hay una fecha con una gran
desviacin estndar (I-14781) que no vamos a tener en
cuenta. La segunda fecha, que se sita entre finales del
V Milenio e inicios del IV Milenio AC, podra estar
relacionada con la construccin del sepulcro y primeros
usos del sepulcro. As lo plantean Mjika y Armendriz
al documentar material relacionado con esa poca fuera
de la cmara y en el tmulo, material por otro lado
anlogo al documentado en el nivel inicial del dolmen
de San Martn en el que se documentan tres estelas
antropomorfas (Barandiarn y Fernndez, 1964). En un
momento posterior, situado en el Calcoltico Final, el
sepulcro de Larrarte es reutilizado, ya que los materiales
documentados en el interior la cmara remiten a este
perodo, especialmente la cermica campaniforme de
tipo martimo internacional mixto concentrada en el
ngulo NW de la cmara. La estela est asociada a estos
depsitos, por lo que no hay que descartar que fueran
introducida en estos momentos (Daz-Guardamino,
2003).

La posible estela reutilizada de Orca dos Padres fue


introducida en la construccin del sepulcro, que dispone
de una datacin situada en la primera mitad del IV
Milenio AC (Gomes y Carvalho, 1995; Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: 608). Tambin a la primera mitad del IV
Milenio AC remite la datacin de Pena Mosqueria 3,
aunque su interpretacin es problemtica. Las muestras
se recogieron en la parte superior central del tmulo.
sta fecha podra corresponder a un momento posterior
a la inhumacin o anterior, ya que los carbones podran
proceder de un lugar prximo al construir el tmulo. En
este segundo supuesto estara marcando un terminus
post quem para el enterramiento (Cruz, 1995: 90-91).
Mientras el monumento de Dombate Reciente parece
haber sido construido en la primera mitad del IV
Milenio AC, es en un segundo momento -situado entre
el ltimo tercio del IV Milenio AC e inicios del III
Milenio AC- cuando se ampla la zona de entrada y se
disponen una serie de figuritas en fila marcando su
lmite con el exterior, que coincidira con el lmite del
tmulo (Alonso y Bello, 1995; Bello, 1995). Bello
considera que tambin a este momento corresponde la
decoracin pintada de la cmara y el corredor (Bello,
1994: 301-302). Las fechas de radiocarbono indican que
el cierre del monumento tuvo lugar quiz en el segundo
tercio del III Milenio AC, por lo la vida til de la
pintura y las estelas quedara limitada a unos 200 o 300
aos (Bello, 1994: 302). El dispositivo de entrada con
sus idolillos y la decoracin pictrica, realizados poco
antes del cierre, han sido interpretados por este
investigador como posibles productos de un cambio de
ritual (Bello, 1995: 52; Cruz, 1995: 94-96).
Este tipo de atrios se conocen en otros sepulcros de
corredor como Argalo o Parxubeira, tambin con
figuritas o cantos decorados y lisos, que se localizan
mayoritariamente en zonas costeras del occidente
gallego. Esta localizacin litoral parece corresponder
con un proceso ms general de descenso poblacional
desde el interior hacia la costa, con intensificacin de
contactos y explotacin de recursos costeros (Fbregas,
1991: 262-265; Fbregas y Ruiz-Glvez, 1993: 145,
146-150). La aparicin de complejos dispositivos de
entrada como los de Parxubeira y Dombate est datada
en el ultimo tercio del IV Milenio A.C. (Bello, 1995:
59), por lo que posiblemente las figuritas documentadas
en Parxubeira puedan ser situadas en estos momentos.
En Dombate, Axeitos y Parxubeira las figuritas
antropomorfas aparecieron junto a otras piezas de
diferente morfologa (cantos rodados lisos, dolos
betilo,..), situados en fila cerrando la entrada, como un
cierre simblico del espacio funerario (Rodrguez Casal,
1988: 58-61 y Figs. 22-25).
Para Parxubeira (mamoa 2) la cronologa es ms
insegura, ya que el material estaba muy revuelto. Se
documentaron diversos materiales, como tres objetos
pulimentados (machado, goiva y hacha), tres lminas

108

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

sin retoque, una punta de flecha de base triangular, dos


manos de molino, un percutor, fragmentos cermicos
diversos y una semilla de fruto silvestre con perforacin
bicnica (Rodrguez Casal, 1982: 167). Por el tipo de
material la utilizacin del dolmen se podra situar entre
2500 y 2000 a.C. sin calibrar. Los datos obtenidos
sealan que la necrpolis de Parxubeira tuvo un uso
prolongado, desde por lo menos mediados del IV
Milenio a.C. hasta la poca campaniforme (2200-2000
a.C.) y Bronce Antiguo (desde el 1800 a.C.) (Rodrguez
Casal, A. 1988: 73). En el dolmen de Dombate tambin
est documentada la reutilizacin en poca
Campaniforme. Las fechas de C14 la sitan en el tercer
cuarto del III Milenio AC (ver fig. 60).
A finales del II Milenio AC remite la datacin obtenida
de carbones del suelo de la cmara de Trincones I. Se
trata de un sepulcro de corredor de pequeo tamao que
conservaba intacto el depsito original. De momento, la
construccin de este sepulcro se fecha a finales del III
Milenio AC porque, adems de la datacin de C14, la
cermica campaniforme aparece desde el primer nivel.
Sin embargo, existe un compacto nivel en la base del
monumento que a finales de los noventa se encontraba
en estudio, por lo que en principio no se podra
descartar una fecha anterior para su construccin, quiz
de transicin Neoltico/Calcoltico siendo el Calcoltico
Campaniforme el momento de esplendor de su uso
(Bueno et alii, 1999: 86, 90).
Otras fechas de C14 procedentes de otras estructuras o
tmulos de la misma necrpolis ofrecen referencias
adicionales con las que poder trabajar. El tmulo de la
Sierra de la Borbolla 24 proporcion dos dataciones de
C14, una atribuida a su uso inicial situado a finales del
V Milenio AC y otra a una reforma que tiene lugar a
finales del II Milenio AC (ver fig. 60). Este tmulo no
est lejos de la agrupacin de Campinillas en donde se
sita el tmulo de Capilluca 6 (o Campinillas 17). Los
tmulos de esta agrupacin tienen caractersticas
diversas, aunque alguno tiene aspectos similares al
tmulo 24. Los materiales recuperados en esta
agrupacin de Campinillas, sin embargo, incluyen
hachas pulimentadas y puntas de flecha bifaciales, que
remiten al IV Milenio AC.
Tambin interesante es el caso de Llaguna de Nivares,
en donde como ya hemos comentado hay varios tmulos
alineados. Los tmulos considerados ms antiguos han
proporcionado fechaciones de C14 situadas en el primer
cuarto del IV Milenio AC (ver fig. 60). Llaguna de
Nivares C, tmulo en el que se encuentra la estelas, es
considerado ms reciente por la cmara simple que
cubre y por los materiales que se han recuperado.
La estela de Coll Cimera, en Asturias Central, ha sido
relacionada con las pequeas estelas antropomorfas de
Parxubeira y Dombate (Blas, 1997: 71-72). Sin
embargo, el dolmen de Coll Cimera parece remitir a un
perodo cronolgicamente anterior a los gallegos. Por

paralelos se ha propuesto para l un momento


ligeramente anterior a casos como el de Dombate
reciente, construido a finales del IV Milenio AC (Blas,
1993: 165-170; 1997: 71-72).
Un caso singular, tambin situado en Asturias, es el de
la estela de La Calvera, hallada en un lugar en el que se
documenta una ocupacin recurrente desde el
Epipaleoltico hasta el Calcoltico. En el sitio destacan
las estructuras de Pea Oviedo 1 y 2. Pea Oviedo 1 es
un dolmen simple que segn la fecha de C14 estara
situado a inicios del IV Milenio AC, mientras Pea
Oviedo 2, un recinto abierto con una posible cmara en
su interior, se sita a mediados del III Milenio AC
(Dez-Castillo, 1996/1997).
La datacin de C14 obtenida en el sepulcro 19 de
Millares tiene una gran desviacin estndar pero sirve
como referencia relativa para situar las diversas estelas,
betilos o menhires documentados en otros sepulcros de
la necrpolis (Almagro y Arribas, 1963; Bueno, Balbn
y Barroso, 2004a: fig. 16), as como la pieza hallada en
el sepulcro Moreno 3 de la necrpolis de Fonelas, que
ha sido recientemente considerada como una pieza
reutilizada (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: 619). La
necrpolis de Fonelas se encuadra en la fase I del
Megalitismo granadino (Ferrer, 1987: 19). Este sera un
momento Calcoltico Pleno con fuerte tradicin
neoltica, en el que la sociedad est en transformacin.
Segn su excavador, por el tipo de construccin
evolucionado y el tipo de materiales recogidos, el
sepulcro de Moreno 3 se enmarca bien en una poca en
la que se mezclan las tradiciones eneolticas indgenas y
nuevas aportaciones por influencia de Los Millares
(Ferrer, 1976: 101). A lo largo de la excavacin, junto a
esta zona compartimentada, se hallaron restos seos,
una ollita con incisiones y pintura, un dolo falange,
cuentas de pizarra y una punta de flecha de base
cncava (1976: 85).
La necrpolis de Os Campios pudo haberse utilizado
durante un largo perodo de tiempo, por lo que la fecha
de C14 del sepulcro 6, situada en la primera mitad del
III Milenio AC, es un referente aproximado para situar
la estela hallada en el tmulo 1 en el tiempo. Para el
caso de Os Campios 1 Fbregas y Fuente (1994: 309)
consideran la posibilidad de que la construccin tumular
incluyera slo en su interior esta estela, careciendo de
estructura ptrea. Este tipo de construccin tumular
proliferan en Galicia en el ltimo cuarto del III Milenio
a.C., por lo que estos autores, considerando el carcter
antropomorfo de esta estela como un elemento
reciente, proponen un encuadre cronolgico que se
ajustara a un momento entre el Calcoltico y Bronce
Inicial. Como bien sealan los autores esta cronologa
es aproximativa, ya que este tipo de tmulos sin
estructura aparecen en otras zonas como el Norte de
Portugal ya en el IV Milenio AC (Fbregas, 1988b: 63).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS

Sepulcro

Localizacin muestra

Interpretacin

Ref. Lab. #

Fecha
BP

2 cal BC

Larrarte

Base tmulo fuera de la


cmara

I-14781

5810290

5345-4051

Mujika y Armendriz, 1991: 158

Base tmulo

Anterior a la
construccin

I-14099

5300140

4445-3797

Mujika y Armendriz, 1991: 129

Uso inicial

Beta-80602

532090

4334-3978

Construccin

Beta-80600

5110140

4251-3643

Base tmulo fuera de la


cmara

Posiblemente
corresponde al mismo
momento de cmara.

I-14919

5070140

4236-3541

Mujika y Armendriz, 1991: 158

Hoyo sellado suelo arcilla

Uso inicial

OxA-6194

523050

4230-3961

Arias et alii, 1999

dolmen simple

GrN-18283
GrN-18782

514060
519525

4146-3778
4042-3965

Blas, 2006
Dez-Castillo, 1995: 351

Trikuaizti I
Alberite I
Alberite I
Larrarte
Borbolla 24

Fuego nivel enterramientonivel de ocre (interior)


Fuego nivel construccin
dolmen (exterior)

Referencia

Stipp y Tamers, 1996; Ramos et alii,


1996d: 359
Stipp y Tamers, 1996; Ramos et alii,
1996d: 359

Llaguna de Nivares A
Pea Oviedo 1

Base monumento
Base estructura

Llaguna de Nivares D

Inmediaciones pseudocmara

GrN-16648

511060

4042-3768

Blas, 2006

Llaguna de Nivares A

Base monumento

GrN-18282

517525

4041-3954

Blas, 2006

Base tmulo

GrN-16647

513540

4040-3800

Llaguna de Nivares D
Alberite I
Dombate
Dombate

Fuego asociado al nivel de


ocre (interior)
Sobre pavimento de uso
inicial cmara
Superficie Paleosuelo

Pena Mosqueira 3
Dombate
Pea Oviedo 2
Dombate
Millares 19
Dombate
Dombate
Dombate
Dombate
Dombate
Dombate
Dombate
Os Campios 6
Dombate

Blas, 2006
Stipp y Tamers, 1996; Ramos et alii,
1996d: 359

Uso inicial

Beta-80598

502070

3961-3661

Momento I

UTC-3203

495070

3944-3638

Bello, 1995: 53

Momento I

Orca dos Padres

109

CSIC-890

493070

3943-3538

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

OxA-4484

496065

3942-3641

Gomes y Carvalho, 1995

CSIC-756

493060

3938-3542

Sanches, 1989

Parte superior central del


tmulo

Anterior o posterior a
inhumacin

Superficie Paleosuelo

Momento I

CSIC-891

491060

3927-3535

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Base estructura

Recinto

GrN-19048

482040

3695-3521

Dez-Castillo, 1995: 351

Sobre pavimento corredor

Momento I

UTC-3200

478060

3660-3375

Bello, 1995: 53

KN-72

4380120

3486-2678

Almagro-Gorbea, 1970: 18

Momento II

CSIC-893

445070

3343-2926

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Momento II

CSIC-942

448025

3339-3031

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Momento II

CSIC-964

447030

3339-3026

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Momento II

UTC-3202

443050

3335-2919

Bello, 1995: 53

Momento II

CSIC-940

445025

3331-3018

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Momento II

CSIC-941

443025

3323-2928

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Preparacin y primer uso del


rea de entrada, dolos
Preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos
Preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos
Uso cmara
Preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos
preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos
Preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos
Sedimentos de condenacin
Preparacin y primer uso del
rea de entrada, dolos

Momento II

CSIC-939

441025

3263-2923

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Condenacin

GrN-14328

430060

3097-2698

Fbregas y Fuente, 1991/92

Momento II

CSIC-963

438035

3093-2911

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93


Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Dombate

Cierre ltimo puerta corredor

Momento III

CSIC-892

423070

3011-2585

Dombate

Cierre ltimo puerta corredor

Momento III

CSIC-948

420030

2894-2678

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Dombate
Dombate

Momento IV
Momento IV

CSIC-1066
CSIC-962

409060
402030

2872-2490
2620-2471

Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93


Alonso y Bello, 1995, Cruz, 1995: 93

Momento IV

UTC-3201

395060

2620-2212

Bello, 1995: 53

Borbolla 24

Reutilizacin
Reutilizacin
Reutilizacin cmara
Campaniforme
Dispositivo delimitacin Sur

Reforma

2197-1888

Arias et alii, 1999

Suelo de la cmara

OxA-6915
Beta197160

365055

Trincones I

360060

2136-1774

Bueno, Barroso y Balbn, 2004c: 95

Dombate

Figura 60: Dataciones de C14 mencionadas en el texto.

Uso inicial?

110

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Para las estelas y estatuas-menhir documentadas en los


dlmenes situados en torno al Sistema Central no
existen referencias de C14, pero ofrecen abundante
material arqueolgico. Los materiales recuperados en el
dolmen de Prado de las Cruces han permitido situar la
construccin del sepulcro en el IV Milenio a.C. y
documentar una importante utilizacin en el III Milenio
a.C. (Fabin, 1997). Para la construccin del sepulcro de
Guadalperal el matrimonio Leisner propone una
cronologa Neoltica, considerando una larga utilizacin
del mismo espacio durante el Calcoltico y hasta el
Campaniforme por el tipo de materiales documentados
(Leisner, G. y Leisner, V., 1960: 72). Este sepulcro ha
sido recientemente excavado, pero sus resultados no han
sido todava publicados. La arquitectura del dolmen de
Navalcn sigue las mismas pautas de dlmenes Azutn.
En l se documentaron microlitos, hojitas, ncleos,
deshechos de talla, ollitas de borde indicado, etc.,
material que podra adscribirse al IV milenio a.C. por
ser anlogo al documentado en otros sepulcros
meseteos como Azutn (Balbn, Bueno y Villa, 1989:
62; Bueno, 1991b: 114 y 116; Bueno et alii, 1999: 6384, 109 y 126). Azutn es un dolmen de corredor con
anillo peristaltico y atrio emplazado en un vado del ro
Tajo, a pocos kilmetros de Navalcn y Guadalperal
(Bueno, 1991). En Azutn se document un primer
nivel de enterramientos, con industria microltica,
cermica de caractersticas neolticas, datado en el V
milenio AC (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: figs. 47 y
48). Las caractersticas constructivas de los sepulcros de
Navalcn y Guadalperal son anlogas a las de Azutn
(Bueno, 1987b: 79, 80), as como diversos materiales
recogidos en las excavaciones de los mismos. Ello,
unido a su proximidad geogrfica, hace que podamos
apuntar una posible cronologa del V milenio AC para
la incorporacin de dichas estelas en estas arquitecturas,
aunque hay que tener en cuenta la posibilidad de que la
estatua-menhir de Navalcn sea un menhir reutilizado
(vide supra).

6.2.4 La imagen antropomorfa en contextos


megalticos y su continuidad.
La investigacin sobre arte megaltico desarrollada
durante las ltimas dos dcadas ha conseguido mostrar
la riqueza y complejidad de este fenmeno, as como su
presencia generalizada en las diversas regiones
peninsulares en las que se conocen sepulcros
megalticos (p.e. Balbn y Bueno, 1993; 1996 a y b;
Bello, 1997; Bueno, 1992; Bueno y Balbn, 1992; 1994
a y b; 1995; 1997 b y c; 1998a y b; 2000 a, b y c; 2003a
y b; 2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2004 a y b; 2005c;
2007; 2008 a y b, etc.; Bueno et alii, 1999; 2000a; Blas,
1997; Calado, 1997; Carrera, 2008; Fbregas, 1993b;
Gomes, 1994a; 1997a y b; Jorge, V.O., 1997;
Rodrguez, 1994; Shee, 1981; Silva, 1997a).

La emergencia del Megalitismo, tanto menhrico como


sepulcral, est estrechamente relacionada con la
adopcin de la economa de produccin. En estos
contextos la imagen antropomorfa parece adquirir un
protagonismo sin precedentes. Adems de las imgenes
ms o menos explcitas que incorporan algunos
menhires situados en reas de carcter ritual (vide
supra) o estelas y estatuas-menhir emplazadas en
sepulcros megalticos, hay autores que consideran que
la generalidad de los menhires y los ortostatos,
especialmente los que estn decorados con temas
geomtricos, son autnticas presencias antropomorfas
(p.e. Gonalves, Balbn y Bueno, 1997; Bueno, Balbn y
Barroso, 2008a: 53).
El protagonismo de la temtica antropomorfa en el
Megalitismo estara reflejando el nuevo papel que
adquiere el ser humano como resultado de una nueva
situacin social, econmica e ideolgica generada por la
adopcin parcial o total de la economa de produccin;
se trata de la humanizacin del paisaje, lo que Vzquez
denomina humanismo megaltico (Vzquez Varela,
1997a). El ser humano es, a partir de ahora, la medida
del mundo, referente del orden social y religioso
(Zumthor, 1994: 18-27).
Los datos disponibles indican que la imagen
antropomorfa adquiere protagonismo en contextos
megalticos a partir de mediados del VI Milenio AC
(menhires antropomorfos) y aparece integrada en
sepulcros megalticos desde el V Milenio AC, mbito en
el que aparecen con especial profusin durante el IV
Milenio AC. Su continuidad est documentada durante
el III Milenio AC, aunque de forma mucho ms tenue
(vide supra).
Este tipo de representaciones humanas, asociadas en
ocasiones a elementos de prestigio y poder (p.e.
bculos, hachas), han sido relacionadas con la
emergencia de un nuevo orden social en el que el papel
masculino es dominante. Estas imgenes se han
interpretado como antepasados, quiz jefes, exponentes
de una sociedad incipientemente jerarquizada en la que
es fundamental la legitimacin del orden social; de ah
su estrecha vinculacin con el mbito funerario
(Vzquez, 1997a: 18-19; Bueno y Balbn, 2000c: 296;
Bueno et alii, 1999: 107; Bueno, Balbn y Barroso,
2005c; 2008a) o con ambientes de carcter ritual, como
ocurre en el caso de los menhires antropomorfos del
Alentejo Central (vide supra).
Como proponen Bueno y su equipo, la presencia de
imgenes individualizadas en sepulcros megalticos ha
de ser entendida como parte de un proceso de
jerarquizacin social que se gesta en torno a la
progresiva adquisicin de control sobre de los medios
de produccin por parte de unos pocos individuos. Estos
individuos acabarn manipulando las imgenes de la
tradicin, apropindose de ellas, como medio para

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


legitimar y consolidar su poder. A nivel iconogrfico
este proceso ya es patente en el Megalitismo, en la
aparicin de imgenes cada vez ms individualizadas
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005c; 2008a).
La mayora de las estelas antropomorfas y estatuasmenhir documentadas en sepulcros megalticos
materializan esta individualidad de forma clara, aunque
reiteran pautas en su localizacin espacial en el sepulcro
que son compartidas. Su localizacin se relaciona
repetidamente con la demarcacin de umbrales, lmites,
puntos de paso en el mbito funerario megaltico. La
temtica antropomorfa se relaciona reiteradamente con
lo liminal y es la protagonista en la jerarquizacin del
espacio funerario. Se trata de un fenmeno extendido,
como revelan las imgenes antropomorfas que delimitan
la entrada a la cmara o al corredor en sepulcros de
galera de Guernesey, en el Canal de la Mancha, o en
hipogeos de Marne, en la cuenca de Pars (Kinnes,
1980; Tarrete, 1997).
En relacin con los sepulcros peninsulares Bueno y su
equipo consideran:
.....los elementos antropomorfos megalticos como
piezas de un entramado que disponen de una ubicacin
normativizada al interior y al exterior del monumento.
Su situacin conforma un universo simblico, presidido
por imgenes antropomorfizadas.....y dibuja un espacio
que contiene mensajes de muy distinto significado, pero
en los que con seguridad el papel del grupo y de
distintos personajes que pertenecen a l, constituye una
referencia fundamental. (Bueno et alii, 1999: 96).
Uno de los aspectos caractersticos de estas imgenes,
segn Bueno y su equipo, es que son imgenes
individualizadas a las que se asocian armas (Bueno,
Balbn y Barroso, 2005c; 2008a: 55-56), como ocurre en
Toconal, Navalcn, Soto I o Alberite I (Rodrguez,
1990; Balbn y Bueno, 1996a y b; Bueno et alii, 1999).
Sin embargo, hay que considerar que en muchos casos
no se han documentado grabados de armas (p.e. Eireira,
Chao do Brinco I, Fonelas, Os Campios, Prado de Las
Cruces, Guadalperal) e incluso son estelas con una
morfologa bastante estereotpica y no conservan
elementos individualizadores, como ocurre por ejemplo
en Orca dos Padres, Os Muios, Larrarte, San Martn o
Coll Cimera.
A la hora de abordar el papel de estas imgenes en el
mbito funerario se han destacado aspectos
estructurales, recurrentes y comunes, como su posicin
normativizada en el sepulcro (p.e. Bueno y Balbn,
1997c). Slo recientemente se han considerado aspectos
relacionados con el papel activo de estas imgenes en la
articulacin del espacio. Un aspecto de gran inters es la
preexistencia de muchas de estas imgenes y su
reutilizacin en sepulcros funerarios (Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: 602-603, 613, 625-625, fig. 29). Estelas
como las de Soto I, Menga, Pozuelo 6, Huerta de las

111

Monjas, Orca dos Padres o Baradal y quiz tambin


Navalcn y Toconal fueron posibles preexistencias del
lugar integradas en la construccin del nuevo sepulcro.
Este interesante fenmeno de agregacin puede ser
propuesto tambin para los casos de Llaguna de
Nivares C (vide supra) y Guadalperal. En el primer
caso la estela pudo haber estado asociada a los tmulos
ms antiguos de ese sector de la necrpolis, mientras en
Guadalperal quiz las hogueras documentadas alrededor
del sepulcro en el nivel original sean testimonio de un
hbitat anterior, aunque por su localizacin y la
presencia en este contexto de puntas de flecha se
considera que son restos genricamente contemporneos
a la construccin del sepulcro (Leisner, G. y Leisner,
V., 1960: 29; Bueno et alii, 1999: 90). La reutilizacin
de menhires, estelas antropomorfas y lajas decoradas en
los sepulcros incide, como sealan Bueno y su equipo,
en la importancia de la tradicin y de sus imgenes en
estas comunidades (p.e. Bueno, Balbn y Barroso,
2008a). A este aspecto habra que aadir la propia
biografa de los lugares elegidos para construir los
sepulcros, probablemente por su carcter ancestral. En
muchos casos los menhires y estelas reutilizados en los
sepulcros pudieron haber sido preexistencias del lugar
(Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 53). En la reciente
excavacin del sepulcro de falsa cpula de Alcalar 7,
construido en el III Milenio AC, se document un
menhir, posiblemente reutilizado en la zona del atrio
y bajo el tmulo se hallaron dos hogueras que fueron
datadas por C14 a mediados del V Milenio AC (Morn
y Parreira, 2004; Daz-Guardamino, 2004). Es muy
posible que ambos elementos, menhir y hogueras,
fueran parte de un lugar preexistente que fuera elegido
por su carcter ancestral para construir el nuevo
sepulcro. Algunas estelas y estatuas-menhir reutilizadas
que consideramos en este captulo pueden ser indicio de
prcticas similares que revelan no slo la importancia
de las imgenes de la tradicin (Bueno, Balbn y
Barroso, 2008a), sino tambin de los lugares a los que
stas se asocian.
El papel de las estelas antropomorfas y estatuas-menhir
en la articulacin del espacio (p.e. Bueno y Balbn,
1997c; 2000a) ha sido considerada, desde nuestro punto
de vista, desde una perspectiva esttica (DazGuardamino, 2003). Hay evidencias que indican que la
mayora de las estelas antropomorfas y estatuas-menhir
consideradas en este captulo fueron introducidas en el
dispositivo funerario durante su construccin o primeros
usos, como ocurre con las piezas que estn integradas
en la arquitectura o piezas exentas de gran porte que,
como Navalcn, parecen haber estado implantadas en
ese mismo lugar al menos desde la construccin del
sepulcro. Sin embargo, en algunos casos se constata que
la introduccin de figuritas o estelas antropomorfas tuvo
lugar en momentos posteriores, en ocasiones como parte
de una modificacin estructural del espacio sepulcral. El
caso mejor documentado es el de Dombate reciente, en
donde la estratigrafa y las fechas de C14 indican que la
hilera de cantos y figuritas que restringe

112

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

simblicamente la entrada al interior del sepulcro, fue


implantada en el Momento II, es decir, varios siglos
despus de su construccin inicial (ver fig. 60). Otros
casos ms inciertos son los de Coll Cimera y Larrarte.
En el primer caso el sepulcro es uno de los ms antiguos
de la necrpolis y la estela se sita a varios metros del
mismo, por lo que pudo haber sido introducida en un
momento posterior. En Larrarte la estela estaba en la
entrada de la cmara, en cuyo interior se documentaron
nicamente restos de las inhumaciones practicadas en
poca campaniforme, por lo que queda abierta la
posibilidad de que esta estela fuera introducida en esta
fase. El uso de estelas antropomorfas o elementos
relacionados en las reas de acceso puede conllevar la
intencin de reformular el espacio funerario, de
restringir el acceso y uso del mismo. En el caso de
Dombate, Bello ha atribuido esta remodelacin a un
cambio de ritual (Bello, 1995: 52).
La documentacin de estelas antropomorfas y estatuasmenhir en contextos megalticos es un tema
especialmente relevante para abordar la interpretacin
de ejemplares ms tardos en el marco de hiptesis
continuistas de tipo ideolgico y/o cultural como las que
han propuesto Bueno (p.e. Bueno, 1990b; 1991a; Bueno
y Balbn, 2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2005c; 2007;
2008a) y Almagro-Gorbea (1977; 1993b) (vide supra).
Ambos autores consideran que el conjunto de estelas
decoradas y estatuas-menhir peninsulares son parte de
una iconografa de raz comn que germina en el
Megalitismo (vide supra). El cambio o evolucin
iconogrfica es exponente de un proceso de
jerarquizacin social en el que lo individual se acaba
imponiendo a lo colectivo, un proceso en el que la
esfera masculina es cada vez ms hegemnica. Este
proceso culminara en el Bronce Final, de lo que son
exponente claro las estelas decoradas del Suroeste.
Bueno y su equipo consideran que el trasfondo
ideolgico comn de todas estas imgenes descansa en
la importancia de la tradicin. Las estelas decoradas y
estatuas-menhir incorporan referencias a la tradicin
(vide infra), revelando la importancia de este mbito
hasta los inicios de la Edad del Hierro. Grupos o
individuos privilegiados harn uso de estas referencias
para legitimar su poder, materializando un proceso de
jerarquizacin social que germina en ambientes
megalticos y eclosiona durante la Edad del Bronce
(Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 578-579; 2008a).
Uno de los temas que es necesario abordar es la
articulacin material de las hiptesis que relacionan las
estelas y estatuas-menhir de contextos megalticos con
otros ejemplares, es decir, revisar las relaciones
formales y materiales en las que se apoyan y analizar los
datos disponibles para valorar su plausibilidad. Aunque
este tema lo trataremos en las conclusiones de este
trabajo, hay algunos aspectos que consideramos
necesario abordar antes de acometer el anlisis de otras
estelas decoradas y estatuas-menhir.

Desde nuestro punto de vista, a nivel iconogrfico es


difcil de establecer una relacin entre los ejemplares
documentados en ambientes megalticos y otras estelas
o estatuas-menhir como las estelas rectangulares del
Norte, las estelas antropomorfas del valle de Vilaria,
las estelas con tocado o las estelas alentejanas (contra
Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 55-56, 59; vide infra).
Segn Bueno y su equipo, stas y otras piezas son
versiones regionales de una misma temtica que parten
de un mbito ideolgico comn que hunde sus races en
el Megalitismo (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 578,
629-630; 2007: 647). Desde nuestro punto de vista el
elemento que define esta temtica es la imagen
antropomorfa, ya que los elementos de prestigio,
definitorios en muchos ejemplares mas tardos, slo
aparecen en algunas estelas y estatuas-menhir
procedentes de ambientes megalticos. En este sentido
la temtica antropomorfa es, a nuestro juicio, un
elemento insuficiente para argumentar una relacin
estructural e ideolgica-normativa entre todos los
ejemplares. Pensamos ms bien que lo que remite a la
continuidad entre unos ejemplares y otros es el recurso a
imgenes antropomorfas que, adems, son permanentes
y visibles; se busca su proyeccin en el tiempo y en el
espacio (vide infra).
Otro hecho relevante es que de la iconografa
individualizada en ambientes megalticos pasamos a
estelas y estatuas-menhir que reproducen estructuras
iconogrficas de carcter regional, en ocasiones extraregional, por lo que el proceso de individualizacin de
ciertos personajes no est materializado en la
iconografa (contra Bueno y Balbn, 2006: 63), lo que
indica que en la elaboracin formal de los personajes
representados hay otros factores que introducen un
aspecto diferencial relevante respecto a las imgenes
que encontramos en contextos megalticos.
Para argumentar esta continuidad se ha recurrido en
ocasiones a analogas formales. La ms reiterada, por
ser la ms plausible, es la que se identifica entre las
placas decoradas del Suroeste y las estelas o
esteliformes rectangulares de la cornisa cantbrica (p.e.
Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 633-634; 2008a: 5556). A esta morfologa tambin se han asociado algunas
de las estelas con tocado y collares documentadas en el
Alto Alentejo y zona de Hurdes-Gata (p.e. Bueno,
Balbn y Barroso, 2005c: 633-634). A estas analogas
formales se han aadido algunos datos contextuales
poco concluyentes para situar los inicios de las estelas y
esteliformes del Norte y de las estelas con tocado tipo
Hurdes-Gata en contextos megalticos de poca
Calcoltica (vide infra).
En diversos trabajos se han relacionado las estelas con
tocado, especialmente las conocidas en la zona de
Hurdes-Gata, y la estela de Millarn con el mundo
megaltico, atribuyndoles en ocasiones cronologas
situadas a finales del IV Milenio y III Milenio AC (p.e.
Bueno, Balbn y Barroso, 2004b; 2005c: fig. 44).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS

En la zona Hurdes-Gata uno de los argumentos que se


manejan es su asociacin a sepulcros megalticos de
pequeo tamao o cistas que se atribuyen a un momento
avanzado del Megalitismo en esas zonas y que sitan en
el Calcoltico (Bueno, Barroso y Balbn, 2004). Como
desarrollaremos en un capitulo posterior (vide infra
Captulo 7.2), los datos publicados sobre estelas con
tocado de Las Hurdes son ambiguos, ya que ninguna de
las piezas publicadas dispone de un contexto
estratigrfico que corrobore dicha propuesta. En Hernn
Prez las estelas con tocado y la estela del Suroeste se
asocian espacialmente a una necrpolis en la que hay
dlmenes y las referencias orales sealan la posible
existencia de cistas en el lugar en el que se hallaron
varias de estas estelas agrupadas, entre la que se
encontraba la estela del Suroeste (Almagro Basch, 1972;
Almagro-Gorbea y Hernndez, 1979). Por otro lado,
referencias orales indican que una de las estelas de El
Cerezal se encontr junto a una cista que contena una
urna o puchero (Sevillano, 1982). Estas dos estelas se
encuentran cerca de un poblado en el que se han
recogido materiales atribuidos al Neoltico Final,
Calcoltico, Bronce Inicial y Pleno (vide infra). En Las
Hurdes se ha documentado recientemente una pequea
cmara con una estela en el centro en la que se han
recogido materiales calcolticos. Aunque la estela que
contiene este sepulcro no tienen ningn aspecto en
comn con las estelas con tocado hurdanas, stas han
sido relacionadas con este tipo de ambientes, como
elementos asociados y coetneos (Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: 628, fig. 43). Lo cierto es que en Las
Hurdes se han documentado diversas necrpolis con
recintos de pequeo tamao que aportan materiales
calcolticos (Bueno y Gonzlez, 1995) pero en ningn
caso se han documentado estelas con tocado en
contextos estratigrficos de esta cronologa (contra
Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 57). La coincidencia
entre estelas y necrpolis calcolticas es espacial y slo
se ha constatado en El Cerezal y en Hernn Prez (vide
infra). Como muestra la estela del Suroeste de Hernn
Prez, las estelas pueden ser introducidas en lugares en
los que hay antiguos sepulcros. Queda por tanto abierta
la posibilidad de que antiguas necrpolis calcolticas
tuvieran continuidad durante la Edad del Bronce,
incluso de que las cistas a las que supuestamente
estaban asociadas estelas como las de Hernn Prez o El
Cerezal fueran estructuras de la Edad del Bronce (vide
infra).
Al Sur del Tajo tambin hay varias piezas con tocado
que han sido vinculadas al mundo megaltico. En un
reciente trabajo se indica que Breuil (1917) seala que
la estela con tocado de Crato (Portalegre), publicada por
Vasconcelos (1910) proviene de un tmulo (Bueno,
Balbn y Barroso, 2004b: 671). Esto se debe
probablemente a un error, ya que Breuil no menciona
esta pieza en su trabajo y Vasconcelos, por su parte,
nicamente seala que la estela se encontr en una finca
de la localidad (Vasconcelos, 1910: 33). Por otro lado,

113

la relacin formal que ven Bueno y su equipo entre la


pieza de Crato y otras como Millarn, Trincones I o las
estelas de Lagunita III (Bueno, Balbn y Barroso,
2004b: 671-672), nos parece poco convincente (vide
infra). En reiteradas ocasiones se ha mencionado que la
estela con tocado de Granja de Toniuelo se document
junto a la entrada del conocido tholos (p.e. Bueno y
Balbn, 1997b: 100; 2000a: 354, fig. 4; 2003: 414;
Bueno, Balbn y Barroso, 2007: 629) pero lo cierto es
que G. Leisner no menciona este dato, sino que seala
que la estela fue hallada en la misma finca, que cuenta
en la actualidad con casi 40 ha. (Leisner, 1935).
En la finca de El Millarn y la de Vihuela se tiene
noticia de la existencia de cistas hoy desaparecidas. La
pieza de Millarn, documentada en la finca del mismo
nombre, ser tratada en el captulo dedicado a las estelas
antropomorfas y estatuas-menhir del Norte (vide infra,
Captulo 7.1), que nosotros atribuimos a la Edad del
Bronce, por las claras afinidades formales que presenta
con varias piezas de este conjunto.
Como veremos en otros captulo, los datos sugieren que
tanto la pieza de Millarn como varias de las estelas con
tocado conocidas en Extremadura se asocian
espacialmente a sepulcros ms antiguos o a estructuras
funerarias de pequeo tamao (pequeas cmaras y
cistas) que pudieron ser anteriores o coetneas, todo lo
que incide en la relacin de estas imgenes con
ambientes funerarios y con la permanencia y uso
reiterado de antiguos lugares durante la Edad del
Bronce, como queda patente, por ejemplo, en la Sierra
Plana de la Borbolla (Asturias) (Blas, 2003b; 2006:
246), Cha das Lameiras (Viseu) (Cruz, 2001) o en
Almadn de la Plata (Sevilla) (Garca Sanjun et alii,
2006) (vide infra).
En una reciente sntesis sobre el Arte Megaltico en
Andaluca se han incluido los ejemplares de El Torcal
(Crdoba) y Haza de Trillo (Peal del Becerro, Jan)
(Bueno, Balbn y Barroso, 2004a), hasta ahora tratadas
por la generalidad de los investigadores en el marco de
iconografas de la Edad del Bronce, como estela
alentejana la primera y como estela del Suroeste la
segunda (vide infra). En relacin con la pieza de Haza
de Trillo, Bueno y su equipo comentan que tanto los
materiales del sepulcro como su tipologa lo sitan en el
mbito del megalitismo avanzado por lo que este
grabado ha de aadirse al repertorio de grafas
megalticas andaluzas., por lo que se refieren a sus
grabados como un crculo concntrico (Bueno, Balbn
y Barroso, 2004a: 34 y 54). Segn publica Mergelina
(1943-1944), la pieza de Haza de Trillo estaba situada
como losa de cierre de una cmara subterrnea con
techo abovedado en la que se documentaron al menos
cinco inhumaciones. Como nico ajuar se mencionan
cinco brazaletes de bronce asociados a dos de estas
inhumaciones y un arete abierto. Entre las piedras que
sellaban la entrada se documentaron fragmentos de un
cuenco de carena alta con superficie bruida. Como

114

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

indican Carrasco y Torrecillas, los materiales


documentados en cuevas artificiales del Alto
Guadalquivir tienen una cronologa reciente dentro del
Cobre, perdurando algunas de ellas hasta bien entrada la
Edad del Bronce. e indican en el caso de la necrpolis
de Marroques Altos un uso prolongado de las cuevas
hasta un momento avanzado del Argar B-Bronce
Tardo, como sugieren diversos materiales cermicos
(Carrasco y Torrecillas, 1980: 83, nota 57).

concntricos exteriores o dos lneas paralelas que se


unen y que por su posicin podran ser parte de la
representacin de una hoja de espada o punta de lanza
(ver fig. 62).

Figura 62: Estela de Haza de Trillo (Ramn, 1950: fig. 17).

Figura 61: Corte y planta del sepulcro hipogeo de Haza de Trillo


(Toya, Pela del Becerro) (Ramn, 1950: figs. 14 y 15).

Los brazaletes hallados en Haza de Trillo han sido


relacionados con los de cobre-bronce del grupo argrico
(Lull, 1983: 202), cuya cronologa en la actualidad
discurre entre ca. 2500-1575 AC, aunque las fechas de
C14 de yacimientos del Alto Guadalquivir relacionados
con el mbito argrico se sitan a partir de ca.
1800/1700 AC (Castro, Lull y Mic, 1996: 121-122). El
final del grupo argrico se ha situado a partir de ca.
1550/1500 AC, coincidiendo con la presencia de
cermica Protocogotas (entre ca. 1750-1500 AC) y
Cogotas I (entre ca. 1450-1150 AC) en el Sureste
(Abarquero, 2005). Por otro lado, la reciente revisin de
los contextos funerarios del Bronce Final en el Sureste
revela que los brazaletes de bronce, lisos o decorados, y
las fuentes, tazas y cuencos con carenas altas son
elementos comunes en los ajuares de esta poca (Lorrio,
2008: 222-224, 228-230, 255-276). Muchas de estas
cermicas, adems, presentan bruido externo (Lorrio,
2008: 201). El Bronce Final en el Sureste se situara
entre ca. 1100-700 a.C. (1300-900/800 AC) (Lorrio,
2008: 321-357, tabla 47, fig. 188). Las caractersticas
arquitectnicas de la tumba de Haza de Trillo han
llevado a algunos autores a situar esta sepultura en la
transicin Bronce Final-Hierro (Pereira, Chapa y
Madrigal, 2001), lo que, unido a la iconografa de la
estela, sugiere varias posibilidades.
El grabado de la estela es formalmente similar, por
dimensiones y caractersticas, a los grabados de escudos
de otras estelas del Suroeste de formato Bsico (vide
infra) conocidas en el Guadalquivir Medio o
Extremadura. En la fotografa que publica Ramn la
escotadura que menciona Mergelina no es muy
evidente, aunque pueden identificarse posibles grabados
que sigan ese trazado. Pero, adems, en la imagen se
identifican otros posibles grabados de gran inters,
como pequeas cazoletas situadas entre los dos crculos

Segn los datos disponibles en la actualidad para las


estelas de estilo o formato B (Bsico) (vide infra.
Captulo 7.4), la elaboracin de estas estelas puede ser
situada entre ca. 1400/1260-1050 AC. Esto plantea
varias opciones que dependern de la cronologa que se
atribuya a los enterramientos. Si los enterramientos se
atribuyen al Bronce Tardo o Final, la estela puede ser
considerada coetnea en su elaboracin y uso. Si, por el
contrario, estos enterramientos se sitan en la transicin
Bronce Final/Hierro, habra que considerar la estela
como un elemento reutilizado. Los datos para atribuir
los enterramientos al Bronce Tardo son ciertamente
flojos, aunque hay datos que indican la posibilidad de
cronologas similares para algunas estelas de formato B
(Bsico) en otras zonas (vide infra, Captulo 7.4). Por
otro lado, la reutilizacin de la losa tampoco puede ser
descartada, ya que este receptculo funerario ha sido
interpretado como tumba de pozo, una tipologa de
cronologa reciente (Pereira et alii, 2001; Lorrio, 2008:
371). No obstante, teniendo en cuenta la existencia de
una tradicin precedente de cuevas artificiales en la
regin, no vemos impedimento en situar los
enterramientos, la elaboracin y uso primario de la
estela en las primeras etapas del Bronce Final (ca. 13001050 AC) (vide infra, Captulo 7.4).
En relacin con la pieza de El Torcal (Cano, 1977),
Bueno y su equipo se decantan por la interpretacin de
la pieza como estatua-menhir, propuesta por Muiz,
quien considera que su iconografa est claramente
relacionada con el mundo megaltico (1995: 15-27).
Esta pieza es un fragmento que presenta motivos en
bajorrelieve en el anverso y reverso, midiendo el grosor
mximo poco ms de 30 cm.. La pieza presenta
cazoletas, parte de un motivo ancoriforme y un utensilio
que recuerda a un hacha, con uno de sus extremos
aguzados (vide infra). Considerando el repertorio
iconogrfico registrado hasta ahora en el mbito
megaltico meridional (p.e. Bueno, Balbn y Barroso,
2004a) y el que encontramos en las estelas alentejanas
(Gomes, 2006), pensamos que los grabados de El Torcal
presentan afinidades formales ms claras con las estelas

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN SEPULCROS MEGALTICOS


alentejanas. El hecho de que esta pieza fuera parte de
una posible estatua-menhir no es impedimento para
asociarla a las grafas de las piezas alentejanas, ya que
entre ellas hay dos con soportes antropomorfos que
pueden se consideradas autnticas estatuas-menhir,
como Tapada da Moita (Alto Alentejo) y Fundo (Beira
Interior) (vide infra).
Como decamos antes, uno de los aspectos que
comparten todas las estelas y estatuas-menhir es su
permanencia y visibilidad, aunque este ltimo aspecto lo
consideramos en trminos de iconicidad, es decir, que

115

son imgenes que guardan una estrecha relacin con sus


referentes, que naturalizan un mensaje y lo hacen
accesible a propios y extraos. Estas dos cualidades
estn estrechamente relacionadas con una buscada
continuidad en el tiempo que en algunos casos ha
quedado materializada en el registro arqueolgico. Si
hay alguna relacin de continuidad, en trminos
histricos, entre las estelas y estatuas-menhir de
ambientes megalticos y otras que nosotros atribuimos a
momentos posteriores, sta es la que ha quedado
sedimentada en el registro arqueolgico (ver fig. 63).

Figura 63: Distribucin geogrfica de los lugares con estelas y estatuas-menhir en los que se registran indicios de continuidad entre el Megalitismo
clsico y el Calcoltico Final, Edad del Bronce y/o Hierro Inicial: A: Sepulcros o necrpolis megalticas con estelas y/o estatuas-menhir
megalticas en las que se han documentado usos tardos (Calcoltico Final, Edad del Bronce y/o Hierro Inicial), B: Sepulcros o necrpolis
megalticas con estelas y/o estatuas-menhir megalticas en las que se han documentado usos tardos que incorporan nuevas estelas (Edad del
Bronce y/o Hierro Inicial ), C: Sepulcros o necrpolis megalticas en las que se han documentado usos tardos que incorporan nuevas estelas (Edad
del Bronce). 1, Soalar; 2, Larrarte; 3, San Martn; 4, Collado de Sejos; 5, Garabandal; 6, Necrpolis de la Sierra Plana de La Borbolla (Capilluca 6
y Pea T); 7, Necrpolis de La Cobertora (Coll Cimera); 8, Paredes de Abajo; 9, Dombate; 10, Parxubeira; 11, Boulhosa; 12, Necrpolis de Cha
das Lameiras - Moimenta da Beira (Nave 1 y 2); 13, Chao do Brinco I; 14, Orca dos Padroes; 15, Necrpolis de El Cerezal (Cerezal 1 y 2); 16,
Necrpolis de la Dehesa Boyal de Hernn Prez (Hernn Prez 1-6 y Estela del Suroeste); 17, Prado de las Cruces; 18, Navalcn; 19, Guadalperal;
20, Trincones I; 21, Magacela; 22, Granja de Toniuelo; 23, Almadn de la Plata (Palacio III y estelas del Suroeste); 24, Soto I; 25, Necrpolis de
Fonelas (Moreno 3); 26, Necrpolis de Los Millares.

La permanencia de las estelas y estatuas-menhir


megalticas queda atestiguada en aquellos sepulcros en
los que se documentan usos tardos. En los sepulcros de
Larrarte, San Martn, Guadalperal, Navalcn, Prado de
las Cruces, Trincones I, Dombate, Parxubeira, Chao do

Brinco I, Orca dos Padroes y Soto I se han documentado


cermicas campaniformes de usos tardos o
reutilizaciones que se pueden situar en el Calcoltico
Final-Bronce Inicial (Mjika y Armendriz, 1991;
Barandiarn y Fernndez, 1979; Leisner, G. y Leisner,

116

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

V., 1960; Bueno et alii, 1999; Fabin, 1997; Bueno et


alii, 2000b; Alonso y Bello, 1997: 512; Rodrguez
Casal, 1982; Silva, 1993; Gomes y Carvalho, 1995;
Pin, 2004: fig. 58; Harrison, 1977: 190). En el
dolmen de Prado de las Cruces se ha documentado
cermica de Cogotas I que puede ser atribuida a una
intrusin situada en el Bronce Tardo/Final (Fabin,
1997: 110-111). Igualmente, en Palacio III se ha
documentado un nuevo uso sepulcral del lugar a inicios
de la Edad del Hierro (Garca Sanjun y Wheatley,
2006; Garca Sanjun, 2006).
Tambin est constatada la persistencia y uso reiterado
de antiguas necrpolis megalticas o de lugares anejos a
stas en las que se documentan antiguos sepulcros con
estelas y estatuas-menhir. Esta persistencia es patente en
la necrpolis de La Cobertora, en la que se documenta
el uso sepulcral (Matal Casare, Los Fitos) durante el
Bronce Inicial (Blas, 1990; 1993). Igualmente, en varios
de los sepulcros de Los Millares se documentan
materiales campaniformes (Harrison, 1977: 194;
Lazarich, 2005), mientras en la necrpolis de Fonelas se
constata el uso del sepulcro de Domingo I durante el
Bronce Final (Ferrer, 1977; 1978). En la necrpolis de
la Sierra de la Borbolla est documentada la
reutilizacin de sepulcros durante el Bronce Inicial
(Borbolla 24), momento al que se puede atribuir la
elaboracin del esteliforme de Pea T, situado en un
gran afloramiento situado en el extremo occidental de la
sierra (Blas, 2003; 2006). En las cercanas de Palacio III
se han documentado las estelas del Suroeste de
Almadn de la Plata que, adems, estn asociadas a una
estructura tumular (Garca Sanjun y Wheatley, 2006;
Garca Sanjun et alii, 2006).
En otras necrpolis megalticas en las que de momento
no se han documentado estelas o estatuas-menhir que
correspondan a la poca de plenitud del Megalitismo, se
incorporan durante la Edad del Bronce estelas
antropomorfas y estatuas-menhir, como ocurre en
Soalar, Collado de Sejos, Paredes de Abajo, Boulhosa,
Moimenta da Beira, Hernn Prez, Magacela y quiz
Garabandal y Granja de Toniuelo (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c; Teira y Ontan, 2000a; Dez-Castillo,
1996/1997; Vzquez, 1936; Vasconcelos, 1910; Cruz,
2001; Almagro Basch, 1972; Almagro-Gorbea y
Hernndez, 1979; Ramn, 1950; Bueno, 1995: 94;
Cisneros y Gonzlez, 2000: 320; Leisner, 1935).
Estos casos sugieren que la continuidad parece residir
ms en el recurso a imgenes ancestrales permanentes y

visibles, y en los lugares de la tradicin (Bueno, Balbn


y Barroso, 2008a: 53), pero no en la iconografa. Es
ms, las diferencias iconogrficas entre los ejemplares
megalticos y los dems, as como la emergencia en
estos ltimos de formatos iconogrficos que se
extienden por amplias regiones, son hechos que revelan
la importancia que adquiere la interaccin social extralocal en la reproduccin social en pocas posteriores al
Megalitismo clsico. Las personas sociales
representadas en las estelas y estatuas-menhir se definen
cada vez ms a partir de estas relaciones. En este
sentido las estelas y estatuas-menhir ms tardas
materializan una reformulacin social e ideolgica: a la
importancia de la tradicin y de la relacin con los
ancestros se suma la relevancia de la interaccin social
extra-local.
Para abordar este proceso es importante sistematizar
esta realidad material haciendo especial hincapi en las
relaciones contextuales disponibles, as como revisar los
parmetros cronolgicos disponibles. Aunque es
importante y necesario tener en cuenta el peso de la
tradicin en las sociedades de la Edad del Bronce,
enfatizando los aspectos comunes que dan
continuidad, tambin es preciso abordar las
diferencias para aproximarnos a la articulacin histrica
de este proceso social e ideolgico.
Como se ver a lo largo de los siguientes captulos, los
aspectos que relacionan estas estelas y estatuas-menhir
que germinan en el mundo megaltico con otras son la
permanencia, la iconicidad, la continuidad, la
persistencia de lugares ancestrales, la imagen
antropomorfa y su papel como imgenes ancestrales.
Ese es, a nuestro modo de ver, el hilo conductor entre
todas estas imgenes, para lo que no es necesario
recurrir a analogas formales ni atribuir cronologas
altas para algunas piezas o iconografas. Pero estos
aspectos son comunes a otras sociedades en las que no
se recurre a este tipo de imgenes ptreas, por lo que el
aspecto diferencial de estas comunidades puede estar
relacionado con aspectos coyunturales. El recurso a
estelas como tradicin local es un elemento a tener en
cuenta, a lo que hay que sumar un aspecto importante
que todas estas regiones tienen en comn: son zonas de
transicin o zonas bisagra (Martn y Galn, 1998) a
travs de las cuales se articula la interaccin entre
regiones diversas.

6.3
ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUASMENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO

En este captulo vamos a tratar una serie de ejemplares


que por analogas formales y/o por datos contextuales se
pueden atribuir genricamente al Neoltico Final y/o
Calcoltico Precampaniforme (ca. 4500-2200 AC). Segn
los datos disponibles, estos ejemplares no estn asociados
a contextos megalticos. Presentan una amplia dispersin
geogrfica (ver fig.76). Por su iconografa y caractersticas
tcnicas algunas de estas piezas han sido relacionadas con
las estelas de los grupos de Rouergue, Languedoc y
Provenza, en el Sureste de Francia (Santa Luza 1 y 2,
Moncorvo, Asquerosa, Canovelles, Mollet del Valls).
Otras piezas presentan una iconografa sencilla que
reproduce una silueta antropomorfa similar a la de las
placas decoradas del Suroeste de carcter escultrico
(Poio, Cidade das Rosas y el grabado rupestre de Pea
Buitre). Un ejemplar situado en Cuenca (San Bernardino)
incorpora nicamente dos cazoletas que representan los
ojos. Por otro lado, en el valle de Araia (lava), hay una
serie de estelas con remate semicircular que incluyen la
representacin de un posible manto.

6.3.1 Caractersticas formales


Las piezas aqu tratadas presentan gran variabilidad
formal. Segn el tamao de soporte y su concepcin
formal se pueden diferenciar cuatro agrupaciones. Por un
lado tenemos soportes de pequeo tamao, que no superan
los 45 cm., que han sido vaciados para reproducir una
imagen antropomorfa en altorrelieve adaptada al soporte,
por lo que son piezas de marcada tridimensionalidad
(Moncorvo, Santa Luza 2 y Asquerosa). Otro tipo de
pieza es el de San Bernardino, un soporte de pequeo

trabajo con su superficie sin trabajar pero que presenta un


remate semicircular y dos cazoletas a modo de ojos. Un
tercer grupo lo componen soportes que miden
aproximadamente entre 50-90 cm., bloques que han sido
desbastados, que presentan un remate semicircular y
normalmente superficie pulida (Borunda, Musulaza,
Menditxo, Santa Luzia 1). Con un trabajo de piequeteado
ms o menos profundo se dibujan lneas paralelas que
reproducen la silueta del soporte produciendo una
sensacin de tridimensionalidad, lo que en ocasiones es
reforzado por la profundidad de las incisiones, que
configuran una decoracin de autntico bajorrelieve.
NOMBRE

PROVINCIA

ALT

ANC

Santa Luzia 2

Bragana

32

21

Moncorvo

Bragana

38

22

Asquerosa

Granada

44

32

San Bernardino

Cuenca

52

44

Borunda 2

Navarra

57

32

Castro Ctero

Viana do Castelo

61

27

Musulaza

lava

88

40

Canovelles

EM

Barcelona

93

Cidade das Rosas

Beja

94

47

Poio

Pontevedra

210

66

Mollet del Valls


EM Barcelona
490
Figura 64: Medidas en cm. de las estelas y estatuas-menhir completas.

Finalmente hay un grupo de soportes de morfologa


variada. Dos de ellos miden ms de 90 cm.. El de Cidade
das Rosas es un soporte rectangular que ha sido rebajado
para reproducir una silueta antropomorfa en la que se
diferencian los hombros y la cabeza. Adems incluye dos

118

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

cazoletas a modo de ojos. La pieza de Canovelles


presenta mayor complejidad tcnica. An no se ha
publicado el estudio definitivo de la pieza pero los datos
disponibles muestran un soporte de morfologa
antropomorfa, muy trabajado con superficies pulidas y
motivos en bajorrelieve. Otros dos soportes parecen estar
directamente relacionados con mundo Megaltico. La
pieza de Poio parece ser un ortostato por su tamao y
morfologa. En una de sus caras hay diversos grabados,
entre ellos serpentiformes y un elemento rectangularantropomorfo, con hombros y cabeza sealados que
recuerda a la silueta de la estela de Cidade das Rosas. Se
hall reutilizada como tapa de una tumba medieval, pero
en su publicacin se menciona la posibilidad de que
provenga de alguno de los monumentos megalticos
cercanos (Gimeno, 1991). La pieza de Mollet del Valls es
un gran menhir de casi 5 m. que an no ha sido publicado
pero las noticias preliminares indican la presenta de
diversos motivos circulares grabados y de una nariz y ojos
en bajorrelieve. Estos ltimos motivos podran ser
producto de una hiporttica reutilizacin (vide infra).

Figura 65: Estela de Musulaza (lava) (Beorlegi, 2004: fig. 3).

Sobre la posible existencia de pintura se ha indicado


recientemente que en las piezas de Borunda y Musulaza
(lava), las lneas grabadas delimitan un espacio central
que actualmente est desprovisto de decoracin pero que
pudo haber estado originariamente decorado con motivos
pintados (ver fig. 65; Beorlegi, 2004).

Figura 66: Estela de Poio (Pontevedra) (Gimeno, 1991).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO

6.3.2 Elementos representados


Cuerpo y rasgos faciales
Las piezas aqu tratadas aluden al cuerpo de forma ms o
menos explcita. En Poio la silueta del cuerpo est grabada
en el centro de la laja. De esta silueta rectangular parten
trazos hacia abajo que podran estar representando los
brazos (ver fig. 66). Otros trazos en la zona inferior
podran aludir a los pies. En el resto de los ejemplares es
el soporte el que a travs de su morfologa y/o la
disposicin de los grabados, el que alude al cuerpo
humano. En general son soportes que remiten vagamente
al cuerpo, aunque en algunas ocasiones se marca este
carcter antropomorfo con el grabado de cazoletas que
representan los ojos (San Bernardino, Cidade das Rosas).

119

permite identificar adems la representacin de un posible


tatuaje facial, de una extremidad superior y unos trazos
que han sido interpretados como los dedos de un pie (ver
fig. 70; Fort, Muoz y Martnez, 2005: 18-19). Del
menhir de Mollet del Valls apenas disponemos de
informacin. nicamente hemos podido consultar una
imagen en la que aparece un rostro (ojos y nariz) en
bajorrelieve, aunque desconocemos su disposicin en el
soporte (ver fig. 68).

Figura 68: Posible rostro representado en el menhir de Mollet del Valls


(Barcelona).

Manto
En el valle de Araia (lava) se han documentado las
estelas de Menditxo y Musulaza, que reproducen un
esquema similar al que se conoce en las estelas Borunda
(Navarra) (unos veinte ejemplares) (Beorlegi, 2004).
Todas son muy similares entre s y presentan analogas
formales con la estela 2 de Santa Luzia (Bragana),
estudiada por Sousa (1996: 58).

Figura 69: Estelas esquemticas. 1, Musulaza (lava); 2, Menditxo


(lava); 3-4, Borunda 2 y 15 (Navarra); 5, Santa Luza II (Bragana).
Figura 67: Estelas con ojos o rostro en T.

Hay casos en los que la imagen del cuerpo es elaborada


con tcnicas escultricas. En Asquerosa, Moncorvo y
Santa Luza se representan los rasgos faciales en
altorrelieve siguiendo un esquema en T que se adapta al
soporte, por lo que ste adquiere un carcter
antropomorfo. En Canovelles se graban diversos motivos
en el anverso, reverso y en el lateral conservado que se
adaptan a un soporte de configuracin antropomorfa.
Aunque la pieza est an en estudio, el anlisis preliminar

Los soportes exentos son rectangulares con remate


superior curvo y su iconografa consiste en una serie de
semicrculos invertidos (ver fig. 69). En algunos casos
estos semicrculos dejan un espacio central que no
presenta decoracin y que, como sugiere Beorlegi, podra
haber contenido motivos pintados (Beorlegi, 2004). Estos
semicrculos podran estar representando un elemento del
atuendo, como un manto. Sin embargo, en algunos casos
como Menditxo (Alava) o Santa Luzia II (Bragana), estas
lneas grabadas no dejan espacio para ms motivos, por lo
que, en general, la interpretacin de estas piezas es

120

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

incierta.
En el anverso y reverso de la pieza de Canovelles hay una
serie de acanaladuras verticales en relieve que han sido
interpretadas como los pliegues de una capa o abrigo
como los que incluyen algunas de las piezas conocidas en
Rouergue (Fort, Muoz y Martnez, 2005: 18; vide
infra).

documentacin ms reciente permite situarlas a partir de la


transicin Neoltico Medio/Final y durante el Neoltico
Final de esta zona, aproximadamente entre 3700-3400 AC
(Lemercier et alii, 2004: 19-21; DAnna, 2002: 212, 216).

Figura 71: Estela de Mont Sauvy (Orgon, Bouches-du-Rhne, Provenza,


Francia) (DAnna, 1977: fig. 30).

Figura 70: Estatua-menhir de Canovelles (Barcelona) (Fort, Muoz y


Martnez, 2005: fig. 1).

6.3.3 Contextos y cronologa


Algunas de estas estelas no disponen apenas de
informacin contextual. En los casos de Moncorvo y
Asquerosa, por ejemplo, slo se tiene referencia del
municipio en el que supuestamente se documentaron
(Vasconcelos, 1910; Paris, 1903). De las estelas de Santa
Luzia se comenta que se hallaron en el castro conocido
por ese nombre, en el que se documentaron 15 berracos de
pequeo tamao, pero no presenta ningn tipo de
estructura defensiva y tampoco se ha documentado
material de la Edad del Hierro (Santos Junior, 1975;
Sousa, 1996). La estela de Asquerosa ha sido relacionada
con las estelas documentadas en la Provenza (Sureste de
Francia) por su estrecha similitud formal, ya que incluso
sus medidas son semejantes (Gagnire y Granier, 1962:
327; 1967: 703; DAnna, 1977: 233). Los contextos
disponibles para las estelas francesas son diversos.
Aunque aparecen mayoritariamente en contextos
funerarios, en ocasiones estn claramente reutilizadas. La

Aunque exite un aire comn entre las piezas peninsulares


y las francesas, hay aspectos propios de las peninsulares
que es preciso tener en cuenta para valorar los lmites de
estas analogas formales y sus implicaciones. A mediados
de los ochenta se integr la pieza de Moncorvo en un
grupo de estelas de tradicin calcoltica mediterrnea cuyo
desarrollo se situ a lo largo del III Milenio a.C., fase para
la que se documentan otros indicios en el Norte de
Portugal que apuntan a la existencia de interrelaciones con
la cuenca mediterrnea (Jorge, S.O., 1986: 953-959). En
este contexto sera plausible relacionar la iconografa de
estas estelas con ejemplares del Sureste de Francia, pero la
ausencia de datos contextuales para las piezas
documentadas en la Pennsula Ibrica, as como sus
particularidades formales, son una clara limitacin para
esta hiptesis cronolgica y cultural.
Un aspecto interesante es la similitud formal de la estela 2
de Santa Luza con algunas de las estelas documentadas
en el valle de Araia (lava). Estas ltimas estelas
disponen de informacin adicional que sugieren una
cronologa calcoltica y/o de Bronce Inicial. La estela de
Musulaza se hall semienterrada en terrenos de labranza
que fueron prospectados. En un radio de 25 m se recogi
material ltico que fue atribuido al Calcoltico y Bronce
Inicial (Beorlegi, 1998). Las estelas de Borunda estaban
enterradas, algunas hasta a 2 m. de profundidad. En una
huerta cercana encontraron un hacha pulimentada y
fragmentos de slex. En el lugar se documentaron ms de
una veitena de estelas, lisas y decoradas, pero slo 20
pudieron ser documentadas correctamente (Beorlegi,

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO


2004: 79). La estela de Menditxo se sita en un entorno en
el que se han documentado yacimientos con industrias del
Calcoltico y Bronce Inicial, como Bidegain, Camino de
Egino Norte o Arbara (Beorlegi, 2004: 75).
Un caso diferente es la estela de Poio (Pontevedra), ya que
aparecin reutilizada en una necrpolis medieval, como
tapa en una sepultura. Se conocen diversas necrpolis
megalticas en las inmediaciones de la necrpolis, lo que
unido a sus grabados ha llevado al autor de su estudio a
considerar la posibilidad de que provenga de una
estructura megaltica (Gimeno, 1991). En el caso de
Cidade das Rosas (Beja), una losa que reproduce una
imagen antropomorfa similar a la documentada en Poio,
no disponemos de datos. nicamente se sabe que se hall
junto a un pozo (Parreira, com. personal). Quiz podra ser
relevante la similitud de estos antropomorfos con la silueta
de algunas de las placas decoradas documentadas en
contextos funerarios del Suroeste (Almagro-Gorbea, M.J.,
1973: 181-223; Bueno, 1992). La cronologa que se
maneja en la actualidad para esta placas abarca todo el III
Milenio AC (Bueno, 2006: 194).

121

afloramientos decorados. En el centro del valle, a unos 2


km de ste, se encuentra el conjunto de San Bernardino en
una colina a cuyos pies se hall la estela antropomorfa. La
estela fue hallada a los pies de un faralln que flaquea el
valle en el centro en su lado NE (Daz-Andreu, 2003: fig.
10). A los pies tambin de este faralln hay un gran
afloramiento rocoso de unos 8 m por 6 m con varios
paneles decorados con variados motivos que son
perceptibles en diferentes fases del da (Daz-Andreu,
2003: 42 y ss).

Figura 73: Grabado antropomorfo de Pea Buitre (La Hinojosa,


Cuenca) (Daz-Andreu, 2003: fig. 5).

En el valle se han documentado infinidad de sitios con


materiales Calcolticos (Aceituno et alii, 1998), entre los
que destaca el yacimiento de "Los Dornajos" (Galn y
Poyato, 1980; Galn y Fernndez, 1982-83), con esta
caracterstica cermica actualmente situada en un Bronce
Inicial. Yacimientos calcolticos/inicios de la Edad del
Bronce y grabados presentan una distribucin espacial
similar. Esta imbricacin ha llevado a los autores de su
estudio a suponer la contemporaneidad -grosso modo- de
grabados y espacio habitacional, as como a interpretar los
grabados como marcadores territoriales (Bueno et alii,
1998: 116-117).

Figura 72: Placa documentada en el sepulcro de corredor de Jazigo da


Alcaparinha (Portalegre, Portugal) (Almagro-Gorbea, 1973: fig. 52195).

Un grabado con una silueta similar se documenta en Pea


Buitre (ver fig. 73), situado en La Hinojosa (Cuenca), que
tiene el inters aadido de encontrarse en una zona en la
que se ha documentado una estela antropomorfa y
diversos sitios arqueolgicos. En La Hinojosa se ha
documentado un conjunto de afloramientos decorados
situados en un faralln del valle conocido por este nombre
(Daz-Andreu, 2003: fig. 4). Son afloramientos
elaboradamente decorados con motivos antropomorfos. El
antropomorfo de Pea Buitre se encuentra en una roca
separada con una inclinacin casi horizontal. Este
conjunto est situado en el extremo NW del valle de La
Hinojosa, en donde han sido documentados ms

Como vemos, la informacin disponible para situar en el


tiempo todas estas piezas es limitada, aunque en los casos
de La Hinojosa y el valle de Araia las prospecciones ha
contribuido para proponer un marco de trabajo que se
sita especialmente en el Calcoltico, aunque con
continuidad en el Bronce Inicial. Las piezas documentadas
en Catalua en los ltimos aos ofrecen datos adicionales
de gran inters, especialmente en el caso de Canovelles
(Barcelona), en donde se han realizado excavaciones
sistemticas y se han obtenido dataciones de C14.
La estatua-menhir de Canovelles, de la que slo se
conserva una parte, se hall enterrada a 30 cm. de la
superficie, junto a 14 fragmentos de cermica
campaniforme, en un paleo-canal situado en el
yacimiento de Ca lEstrada. El yacimiento est situado en
una llanura aluvial orientada hacia el Este por la que
antiguamente pasaba el arroyo de Fangues. Se ha
documentado una estratigrafa de unos 5 m. de potencia ya
que se trata de una zona de acumulacin de sedimentos

122

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

arrastrados por los frecuentes episodios de


desbordamiento de este ro. Se han documentado diversos
episodios de ocupacin que discurren entre el Neoltico
Antiguo y la Edad Media (Fort, Martnez y Muoz,
2005). A la secuencia prehistrica corresponden dos
inhumaciones en fosa individuales (una mujer adulta y un
individuo infantil) situadas por C14 (hueso individuo
infantil) a mediados del V Milenio AC (Neoltico Antiguo
postcardial-inicios del Neoltico Medio), tres estructuras
de combustin de grandes dimensiones fechadas por C14
en el ltimo cuarto del IV Milenio AC (Neoltico Final
Veraza) y varios fosos superpuestos, uno de los cuales
proporcion una fecha de C14 situada en la segunda mitad
del III Milenio AC, entre el Neoltico Final y el
Calcoltico (ver fig. 74; Fort, Martnez y Muoz, 2005:
6-7).
Contexto

Ref. Lab.

Fecha
cal AC
BP
2
Inhumacin infantil
Poz-10391
574040
4694-4491
Estruc. combustin
Poz-10384
450040
3356-3031
Estruc. combustin
Poz-11265
450540
3359-3035
Foso
Poz-10722
383535
2459-2154
Figura 74: Dataciones de C14 obtenidas en Ca lEstrada (Fort,
Martnez y Muoz, 2005).

Los autores del estudio de la estatua-menhir le atribuyen a


sta una cronologa situada entre ca. 3300-2200 AC,
basada especialmente en las analogas formales que
identifican entre esta pieza y algunas de las que se
documentan en la zona de Rouergue, en el Sureste de
Francia (ver fig. 75). Los inicios de esta estatuaria se
sitan en la actualidad hacia 3300-3200 AC, aunque se
considera que su desarrollo continuara hasta ca. 2000 AC
(DAnna, 2002: 215-217). El inters aadido de la estatuamenhir de Canovelles es su asociacin a cermica
campaniforme, cuyo desarrollo en el Noreste de la
Pennsula Ibrica discurre entre ca. 2800-2200 AC, segn
las dataciones de C14 disponibles en la actualidad (Clop,
2005: 298-299). Los autores del estudio de esta estatuamenhir consideran que su fractura se debe probablemente
a un acto intencional. Aunque no lo explicitan, es posible
que hayan propuesto una cronologa situada a partir de ca.
3300 AC porque consideran posible que la estatua-menhir
estuviera asociada a las grandes hogueras que documentan
en el yacimiento, para las que barajan un uso posiblemente
ceremonial (Fort, Martnez y Muoz, 2005: 7). Aunque
esta hiptesis es plausible, tambin lo es la coetaneidad de
la estatua-menhir y los fragmentos de cermica
campaniforme, pudiendo ser stos los restos de una o
varias vasijas depositadas con ofrendas junto a ella, todo
ello en un momento coetneo a los fosos que se
documentan en el yacimiento. La fractura de la estatuamenhir pudo haber tenido lugar en un momento posterior
al que marca el horizonte campaniforme. Todo lo anterior
podra tener implicaciones claras en la interpretacin de la
estatua-menhir, especialmente si tenemos en cuenta las
estrechas interrelaciones que se constatan entre el
Noroeste de la Pennsula Ibrica y el Sureste de Francia a
partir de ca. 2800/2500 AC (Costantini, 2002: 164;
Lemercier, 2006).

Figura 75: Estatua-menhir de Saint Sernin (Aveyron, Francia) (DAnna,


1977: fig. 14).

Aunque estos datos son de gran inters para valorar la


estatua-menhir de Canovelles y su iconografa, no hay que
olvidar que esta pieza presenta analogas formales con la
estatua-menhir/estela con tocado de Guarda (Beira Alta),
especialmente por la concepcin del soporte, el formato y
disposicin de los brazos (vide infra Captulo 7.2). Estas
posibles relaciones formales son de gran inters,
especialmente a la hora de valorar globalmente el
fenmeno de las estelas y estatuas-menhir en la Pennsula
Ibrica, por lo que sern valoradas en un captulo posterior
(vide infra Captulo 9).
Para finalizar resta comentar el menhir o estatua-menhir
de Mollet del Valls (Barcelona), an en estudio. Se
document en Abril de 2009 durante las obras de un
aparcamiento subterrneo en el municipio a 10 m. de
profundidad. Como consecuencia del hallazgo se
emprendieron trabajos arqueolgicos en el sitio (Estrats,
2009). Los escasos datos que han trascendido sugieren una
interesante fusin entre elementos formales locales y
extra-locales, aunque de momento no disponemos de datos
suficientes para valorar esta pieza, por lo que habr que
esperar a su publicacin.

6.3.4 Estelas y lugares


Los datos obtenidos en las prospecciones de los valles de
Araia y La Hinojosa, as como en la excavacin de Ca
lEstrada aportan informacin contextual de gran inters.
En el valle de Araia las estelas pueden aparecer aisladas
(Musulaza, Menditxo) o agrupadas (Borunda). Se sitan
en valles y en el caso de Musulaza se ha recogido material
ltico que remite a actividades diversas posiblemente
relacionadas con el mbito domstico (Beorlegi, 1998;
2002; 2004). Igualmente los grabados rupestres y la estela
del valle de La Hinojosa (Cuenca) presentan una
distribucin espacial estrechamente imbricada con los
asentamientos documentados en recientes prospecciones
(Bueno et alii, 1998: 116-118, fig. 12; Aceituno et alii,

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO


1998). Las estelas documentadas en los valles de Araia y
la Hinojosa estn relacionadas con un poblamiento situado
genricamente en el Calcoltico y Bronce Inicial que est
articulado en funcin de las principales vas naturales de
comunicacin de estas regiones (Daz-Andreu, 2003;
Beorlegi, 2002; 2004). Como sugiere la agrupacin de
estelas de Borunda es posible que estos lugares situados
junto a los asentamientos tuvieran carcter ritual. La
presencia de veinte estelas decoradas pudo ser fruto del
uso continuado del lugar durante cierto tiempo.
Tambin la secuencia documentada en Ca lEstrada incide
en el uso continuado de un lugar con fines funerarios,
rituales y/o habitacionales. La estatua-menhir
documentada en el yacimiento podra estar asociada a las
hogueras de carcter ritual y/o a los fosos registrados, que
podran corresponder a un poblado y/o recinto de carcter
ritual. Aunque fue documentada en un contexto de
carcter secundario (en el relleno del paleo-canal) es
posible que inicialmente estuviera implantada en su
proximidad . Esta relacin entre estelas, estatuas-menhir y
cursos de agua es una constante en el conjunto de estelas y
estatuas-menhir de la Pennsula Ibrica. El hallazgo de la
estatua-menhir de Mollet del Valls a 10 m. de
profundidad incide en esta misma relacin, ya que la
localidad se encuentra en una llanura aluvial en la que,
como indica el contexto de hallazgo de la pieza, la
actividad sedimentaria es importante.
Estos datos nos remiten a temas que surgen
frecuentemente al analizar otras estelas y estatuas-menhir
de la Pennsula Ibrica, como la larga biografa de los
lugares con estelas, su situacin en puntos nodales del
paisaje y su asociacin a hbitats cercanos, la agrupacin
de estelas y/o su asociacin a preexistencias, todos ellos
aspectos contextuales que aportan valiosa informacin
para aproximarnos al papel de las estelas en las
comunidades vinculadas a ellas (vide infra Captulo 9;
Daz-Guardamino, 2008).
6.3.5 Valoracin
El anlisis de estas piezas est seriamente limitado por la
inseguridad de su datacin. Las analogas formales a las
que hemos recurrido tiene una validez limitada,
especialmente cuando en la mayora de los casos no
disponemos de informacin contextual y entre los
parecidos formales media una gran distancia geogrfica.
Los datos aportados por las prospecciones efectuadas en
los valles de Araia y La Hinojosa sugieren interesantes
relaciones espaciales entre estelas/grabados rupestres y
sitios arqueolgicos. Estos ltimos, no obstante, remiten a
un perodo cronolgico amplio y las estelas, que se
caracterizan por su permanencia y en ocasiones por su
asociacin a lugares ancestrales, pueden remitir a
momentos que no necesariamente corresponden a los
sugeridos por otros restos, por lo que es difcil concretar el
momento de su manufactura e implantacin. Esto no
quiere decir que esta vinculacin no sea significativa. En

123

cualquier caso estas relaciones espaciales aportan un


punto de partida para elaborar hiptesis de trabajo como
las propuesta por los autores de estos estudios (Bueno et
alii, 1998; Daz-Andreu, 2003; Beorlegi, 2004).
En el Alto Ebro se han documentado 23 estelas. Son
pequeos soportes, de menos de 1 m. de altura, aunque
muchas de ellas estn fragmentadas. Veintin ejemplares
fueron documentados en el subsuelo de una llanada en
Borunda (Alsasua, Navarra) (Beorlegi, 2004: 77-84). Uno
de los aspectos ms caractersticos de estas estelas es su
homogeneidad iconogrfica. Una estela de iconografa
similar procede, segn referencias de los lugareos, del
Castro de Santa Luza (Bragana, Portugal) (Santos
Junior, 1975: 403-404)1.
Como hemos sealado, la cronologa de estas estelas es
incierta, aunque su relacin espacial con restos
documentados en recientes prospecciones situados en el
Calcoltico y el Bronce Antiguo podra ser significativa.
En los lugares de hallazgo se ha documentado abundante
material ltico de carcter domstico (Beorlegi, 2002: 47).
Estas evidencias sugieren, como se ha venido
proponiendo, que en esta zona, a partir del Calcoltico, se
registra una ocupacin sistemtica del territorio
(Beguiristain, 1982: 136-137). La relacin entre estelas y
espacios habitacionales es especialmente relevante por ser
un momento y una regin en la que los enterramientos se
siguen practicando en antiguos espacios de carcter
colectivo, como las cuevas o sepulcros megalticos de
fundacin neoltica situados en las zonas de montaa,
como Larrarte (vide supra Captulo 6.1), o en la Llanada
Alavesa al Sur (Beguiristain, 1982: 135-137).
En el sector Norte de La Mancha se ha documentado la
estela antropomorfa de San Bernardino. A pesar de ser la
nica imagen antropomorfa exenta documentada en la
zona, estaba integrada en una compleja red de grabados
esquemticos distribuidos por los sectores ms altos de los
farallones que jalonan el valle de La Hinojosa en su lado
Oriental (Daz-Andreu, 2003: fig. 3; Bueno et alii, 1998:
fig. 12:C). El valle de la Hinojosa constituye una relevante
va de comunicacin natural que conecta los ros Jcar y
Guadiana. Esta importancia como zona de paso queda
atestiguada por transcurso de la Caada Real de Los
Chorros por el valle (Daz-Andreu, 2003: 37-38).

1 Esta iconografa ofrece dataciones que, en alguna ocasin,


resultan contradictorias. Por ejemplo, aparece en un fragmento
de estela hallada en el poblado de Carasta (Caicedo Sopea,
lava), en su necrpolis de incineracin, datada en la II Edad del
Hierro (VVAA, 2000; Filloy, 1994). Esta estela presenta,
adems, un soporte y unas dimensiones muy similares a las de
Borunda o Musulaza, halladas a no ms de 50 Km. de distancia
de Carasta. Esto plantea varias interpretaciones: una larga
pervivencia de la iconografa, lo que sera sorprendente, o bien
que la estela de Carasta fuera una reutilizacin, como pudo haber
sido la estela hallada en el Castro de Santa Luza o, incluso, que
en su conjunto las estelas de Araia-Borunda, as como la de
Santa Luza, sean estelas de la Edad del Hierro.

124

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 76: Distribucin de los lugares en los que se documentaron las estelas y estatuas-menhir tratadas en este captulo: 1, Borunda, Menditxo y
Musulaza; 2, Poio; 3, Moncorvo; 4, Santa Luza 1 y 2; 5, Cidade das Rosas; 6, Asquerosa; 7, Pea Buitre y San Bernardino; 8, Mollet del Valls; 9,
Canovelles.

La distribucin de los paneles est claramente imbricada


con la de restos lticos y cermicos de cronologa
Calcoltica y de Bronce Inicial que sugieren la existencia
de lugares de habitacin (Aceituno et alii, 1998; Bueno et
alii, 1998: 116-118, fig. 12). La estela de San Bernardino
se encontr al pie de la Cruz de San Bernardino, un lugar
central en el recorrido del valle desde el que se goza de
amplia visibilidad (Bueno et alii, 1998: 116; Daz-Andreu,
2003: 49). La Cruz de San Bernardino y su entorno
destacan en el valle porque en el sitio confluyen la estela
antropomorfa hallada a sus pies, en la parte superior uno
de los paneles con arte esquemtico ms complejos del
valle, as como material ltico y cermico de estilo
Dornajos que es datado en el Calcoltico-Bronce Inicial
(Aceituno et alii, 1998: 112-114 y fig. 9; Bueno et alii,
1998: 116; Daz-Andreu, 2003: 43-49, fig. 10). Junto al
sitio de La Cruz de San Bernardino est situado el
yacimiento de Los Dornajos, que recientes revisiones
sitan en el Bronce Inicial (Daz-Andreu, 1994: 147-148).
La imbricacin de restos materiales y arte esquemtico
lleva a datar los grabados en un momento contemporneo

al de los posibles hbitats, en el Calcoltico y Bronce


Inicial (Bueno et alii, 1998: 116-118), interpretando estos
datos como un hecho que prueba la convivencia del
espacio de la representacin y el habitacional (Bueno et
alii, 1998: 118). Las cermicas de tipo Dornajos halladas
junto a restos lticos en lo alto del faralln de San
Bernardino podran ser exponente de un cambio de
poblamiento documentado en este sector de La Mancha
durante el Bronce Inicial. Mientras en una primera fase el
poblamiento est situado en llano y no presenta estructuras
permanentes, posteriormente el hbitat se traslada al cerro
y se desarrolla en estructuras ms estables (Daz-Andreu,
1994: 148, 153). Aun a riesgo de caer en particularismos,
creemos que esta posibilidad es interesante, ya que este
cambio en el poblamiento est documentado en el mismo
sitio de Los Dornajos (ibid.). En este caso es significativa
la relacin de la estela con una posible rea de habitacin
y su posicin liminal/intermedia entre la zona explotada y
transitada (valle) y el rea habitada (el alto).
Uno de los aspectos ms llamativos es que la mayora de

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR SIN CONTEXTO MEGALTICO


las estelas tratadas en este captulo reproducen
iconografas que poco tienen que ver con la que se ha
documentado en contextos megalticos, a pesar de que la
temtica central sigue siendo la imagen antropomorfa
(vide supra Captulos 6.1 y 6.2). Los nicos ejemplares
que presentan analogas significativas con este mbito son
las piezas de Poio (Galicia) y Cidade das Rosas (Alto
Alentejo), piezas que adems se han documentado en
zonas en las que los ambientes megalticos estn bien
representados. La relacin de estas piezas con el mundo
megaltico quedara concretada en las relaciones grficas
que presentan diversos motivos de la estela de Poio con
los documentados en menhires y sepulcros (Poio), as
como en el parecido formal de la imagen antropomorfa
protagonista en ambas estelas con algunas placas
decoradas del Suroeste peninsular (vide supra). Este
parecido formal no se traducira necesariamente en
significado anlogo, como indican las diferencias formales
y contextuales que existen entre estas estelas y las placas.
Las placas decoradas se documentan mayoritariamente en
ambientes funerarios de carcter colectivo. Son muy
abundantes, con ms de 1000 ejemplares catalogados
concentrados en el SW de la Pennsula Ibrica. Son de
pequeo tamao, con una altura media situada entorno a
los 20 cm. y 10 cm. de ancho. Cuando son documentadas
in situ estn asociadas a un nico cuerpo y puede aparecer
ms de una en un mismo sepulcro (Lillios, 2004: 129).
Como ha argumentado Lillios recientemente basndose en
datos diversos, las placas grabadas fueron probablemente
realizadas para recordar el linaje de la persona a la que la
placa estaba asociada (Lillios, 2003; 2004: 143-147). Por
otro lado, las estelas que nos ocupan, como otras estelas
antropomorfas y estatuas-menhir documentadas en
contextos
megalticos,
incorporan
imgenes
antropomorfas de gran formato que se caracterizan por su
individualidad formal (vide supra Captulos 6.1 y 6.2).
Los casos de Poio y Cidade das Rosas reproducen una
iconografa sencilla que comparte aspectos con algunas
placas decoradas. Sin embargo, la pieza Poio, que podra
proceder de algn sepulcro cercano del lugar de su
hallazgo, incorpora motivos adicionales que componen
una imagen individualizada, como ocurre en otros casos
(vide supra Captulo 6.2).
Por otro lado, las estelas del estilo de la de Moncorvo, las
del valle Araia y la de Canovelles reproducen el tema
antropomorfo en el marco de una iconografa renovada.
En el caso de las primeras es difcil concretar nada porque
no existen datos contextuales y su datacin es insegura. En
el caso de Canovelles se puede argumentar relaciones
grficas con el SE francs -sin olvidar su relacin formal
con algn ejemplar occidental que atribuimos a finales del
III Milenio AC y II Milenio AC (vide infra, Captulo 7.2), aunque lo interesante de esta pieza son aspectos de su
contexto local y regional. El perodo al que se atribuye
esta pieza (3300-2200 AC) est caracterizado por la
prctica de enterramientos en receptculos muy diversos
(Molist y Clop, 2000: 259). Respecto a los sepulcros
megalticos, en la zona en la que se encuentran las estelas

125

de Canovelles y de Mollet del Valls se documentan


estructuras diversas: pequeas galeras, una gran galera,
dlmenes simples y cistas (Tarrs et alii, 1987). La
informacin disponible para el Noroeste en este perodo
sugiere la existencia de comunidades de pequeo tamao
que desarrollan diferentes tipos de estrategias productivas,
con una estructura social basada en los lazos de parentesco
(Molist y Clop, 2000; Clop, 2005). En este contexto es
significativo el hecho de que la estatua-menhir de
Canovelles se asocie a hogares de grandes dimensiones y
fosos, posibles contextos de carcter ritual y/o
habitacional en donde no se han encontrado de momento
enterramientos atribuidos a estas fases (Fort, Martnez y
Muoz, 2005). El posible carcter ceremonial de las
hogueras y el hallazgo de fragmentos de cermica con
decoracin campaniforme en el mismo paleo-canal en el
que se halla la estatua-menhir fragmentada remiten a un
contexto de carcter ritual para la implantacin y
destruccin de la estatua-menhir. En este contexto es
posible pensar en la estatua-menhir como un smbolo de
identidad colectiva vinculado a un rea ritual y/o a un
hbitat, una imagen ancestral vinculada al Pasado (restos
preexistentes) que tambin es definida a travs de aspectos
formales extra-locales, una iconografa que presenta
analogas formales con otras zonas como podra ser el
Sureste de Francia. La interaccin, incorporada en
aspectos estilsticos forneos, comienza a jugar un papel
relevante en la institucionalizacin de los ancestros y, por
lo tanto, en la reproduccin social del grupo, ancestros que
ahora son materializados en imgenes pblicas y
permanentes (vide infra Captulo 9).
Todas estas estelas y estatuas-menhir componen un
panorama de escasos ejemplares que pueden ser atribuidos
a grandes rasgos al III Milenio AC, aunque hay ejemplares
que quiz se podran retrotraer a la segunda mitad del IV
Milenio AC, mientras existe la posibilidad de que otras
correspondan tambin a inicios del II Milenio AC. Aluden
todas ellas a la temtica antropomorfa, aunque la expresan
de formas muy variadas, reproduciendo patrones
iconogrficos diversos que remiten a tradiciones locales o
extra-locales, en ocasiones presentan relaciones grficas
lejanas y que preludian un panorama que se desarrolla a lo
largo de la Edad del Bronce en el que las relaciones
grficas/formales sern cada vez ms numerosas, lejanas y
complejas. Son ejemplares que pueden ser considerados
coetneos del uso de sepulcros megalticos, aunque
parecen prefigurar una realidad social emergente que se
emancipa de estos mbitos y/o los reformula en el marco
de relaciones sociales renovadas, segn las zonas. En la
actualidad la mayora de las estelas y estatuas-menhir
conocidas en la Pennsula Ibrica se concentran en la
mitad occidental, pero como sugieren los recientes
hallazgos de Canovelles y Mollet del Valls, es posible
que en el futuro se documenten ms estelas y estatuasmenhir en zonas en las que an no se conocen o apenas
estn representadas, poniendo de manifiesto la extensin y
complejidad de este fenmeno, as como los lmites de la
muestra con la que trabajamos.

7
EDAD DEL BRONCE

7.1
ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUASMENHIR EN EL NORTE DE LA PENNSULA IBRICA

En este captulo tratamos un conjunto de piezas


caracterizadas por la diversidad formal y situadas. Gran
parte de ellas eran conocidas en los aos ochenta, cuando
se realizaron los primeros trabajos de sntesis sobre estelas
y estatuas-menhir a escala regional o peninsular (Jorge,
S.O., 1986: 953-959; Barcel, 1988; 1989a; Bueno, 1990).
Los ejemplares conocidos entonces en el NW eran
iconogrficamente diversos, mientras los que se conocan
en el Cantbrico central y en el NW de la Meseta Norte
reproducen una iconografa muy similar, por lo que se
consideraron como parte de un grupo con personalidad
propia aunque formalmente relacionado con estelas con
tocado situadas en Extremadura y Alto Alentejo (Barcel,
1988: 75-78; Bueno, 1990). Aunque las clasificaciones
propuestas por estos autores difieren en varios aspectos,
coinciden en tratar de forma diferenciada las estatuasmenhir, que formaran parte de un grupo
iconogrficamente heterogneo (vide supra, Captulo 3).
En las ltimas dos dcadas se han documentado nuevas
estelas y estatuas-menhir en Galicia, Norte de Portugal,
Beira Alta y Salamanca (p.e. Lpez, Sevillano y Grande,
1996; Sousa, 1996; 1997; Carvalho, Gomes y Francisco,
1999; Jorge, 1999b; Cruz, 2001; Vilaa et alii, 2001;
Faria, 2002; Fbregas et alii, 2004; Sampaio, 2007).
Estos nuevos ejemplares amplifican en cierta manera la
diversidad formal ya detectada, tanto a escala local (p.e.
Cabeo da Mina), como regional, en el NW peninsular.
Pero estos nuevos ejemplares tambin estructuran un

complejo panorama de relaciones grficas entre diversas


regiones, dotando as de contenido a las relaciones
formales ya detectadas entre las estelas del Cantbrico,
por ejemplo, y las estelas con tocado de regiones ms
meridionales.
Las estelas y estatuas-menhir analizadas en este captulo
presentan relaciones grficas con las estelas con tocado
(vide infra, Captulo 7.2) y con las estelas alentejanas
(vide infra, Captulo 7.3), y pueden ser consideradas como
genricamente contemporneas a stas agrupaciones,
aunque se diferencian de stas por su heterogeneidad
iconogrfica y/o amplia distribucin geogrfica.
Uno de los ejemplares que analizamos no ha sido an
estudiado con detalle, por lo que nos basamos en la
publicacin de su estudios preliminar (Vilar de Santos).
Sobre el ejemplar de Tameirn slo disponemos de una
noticia escueta. Otros ejemplares han sido estudiados en
relacin con la iconografa de las estelas del Suroeste (S.
Martinho 1 y 3, Talavera, Luna) y, aunque precisan ser
revisados, hemos considerado aqu su relacin con los
dems ejemplares como hiptesis de trabajo. Finalmente,
hemos considerado la estela de Garrovillas, de la que slo
conocemos algunos detalles gracias a la informacin que
nos ha proporcionado E. Cerillo, ya que se encuentran en
fase de estudio por Bueno y su equipo.

130

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 77: Distribucin de los lugares en los que se han documentado los casos considerados en este captulo: 1, Preixana; 2, Luna/Valpalmas; 3, Soalar;
4, Villa de Ala; 5, Collado de Sejos; 6, San Sebastin de Garabandal; 7, Pea T; 8, Tabuyo del Monte; 9, Paredes de Abajo; 10, Outeiro do Corno; 11,
Boulhosa; 12, Ermida; 13, Vilar de Santos; 14, Oimbra; 15, Tameirn; 16, Chaves y Faioes; 17, Boua; 18, Marco; 19, Castro de Barrega; 20, Cabeo da
Mina; 21, Quinta de Couquinho; 22, Quinta de Vila Maior; 23, San Joao de Ver; 24, Nave; 25, Alto da Escrita; 26, Longroiva; 27, Atades; 28, Tremedal
de Tormes; 29, Muogalindo; 30, Valdefuentes de Sangusn; 31, Segura de Toro; 32, Talavera de la Reina; 33, Garrovillas de Alcontar; 34, Millarn; 35,
Sao Martinho.

7.1.1 Caractersticas formales


Soportes
La definicin de estela o estatua-menhir lleva implcito su
carcter exento y su potencial movilidad. Sin embargo, en
este apartado hemos incluido tres casos que estn
realizados en soportes permanentes dos afloramientos
rocosos y un bloque errtico. Se trata de las
representaciones de Pea T (Asturias), San Sebastin de
Garabandal (Cantabria) y Outeiro do Corno (A Corua).
Reproducen de forma bastante normativizada la
iconografa documentada en otras estelas de morfologa
rectangular con armas, como las de Tabuyo del Monte
(Len) o Collado de Sejos 2 (Cantabria). La estela o
esteliforme de Pea T est situada en el extremo
izquierdo de un panel en el existe una composicin con
motivos esquemticos (antropomorfos, puntos,..) pintados

en color rojo. El panel est en una gran pea situada en el


extremo W de Sierra Plana de la Borbolla, es vertical y
est orientado hacia el Sureste, dominando visualmente, si
las condiciones atmosfricas lo permiten, la zona ms
occidental de la Sierra Plana (Bueno y Fernndez, 1980:
451-467; Prez y Arias, 1979: fig. 2). La estela de San
Sebastin de Garabandal fue realizada sobre un bloque
errtico en una zona en la que este tipo de bloques son
abundantes. Se trata de soportes permanentes desde los
que hay una amplia visibilidad sobre los valles aledaos
(Saro y Teira, 1992: 347-355). Por otro lado, el grabado
de Outeiro do Corno, en A Corua, est realizado sobre un
afloramiento ligeramente inclinado en el fondo de una
vaguada (Fbregas et alii, 2004:184). Estos tres casos
reproducen la misma iconografa rectangular de algunas
estelas con armas y, sin embargo, recurren a los soportes
clsicos del arte esquemtico ms tradicional, en los dos
primeros casos, o de los petroglifos con armas del
Noroeste en el ltimo. Este hecho constituye un nexo de
unin ms entre estelas exentas, arte esquemtico clsico
y petroglifos. Como veremos, la iconografa de algunas

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


estelas combina elementos conocidos tanto en el arte
esquemtico como en los petroglifos del NW (vide infra).
El resto de los soportes son exentos, aunque hay
diferencias notables en cuanto a su tamao. Si tenemos en
cuenta los soportes no fragmentados, se detecta un
interesante patrn (ver fig. 78). El conjunto de ejemplares
situados entre 27-100 cm, todos situados en el Noroeste,
son las piezas que se conservan completas de Cabeo da
Mina, entre las que se encuentran tres estelas muy
sencillas, en las que nicamente estn representados los
ojos, y otras ms complejas como la 1 o 21 del mismo
yacimiento, as como los ejemplares relacionados
grficamente de Castro Barrega, Paredes de Abajo y
Quinta de Couquinho. Estas medidas son muy similares a
las de las estelas con collares y tocado (vide infra,
Captulo 7.2), lo que incide en su estrecha relacin. A
partir de 100 cm la mayora de los ejemplares tienen
aspecto tridimensional, son estatuas-menhir, aunque
tambin encontramos estelas como Tabuyo del Monte,
Sejos I y II, relacionados con las representaciones de Pea
T y Garabandal, realizadas en soportes permanentes de
gran tamao. En este caso es interesante recalcar que entre
los soportes de mayores dimensiones se sitan los de
Sejos 1 y 2 y Soalar, realizados sobre menhires
preexistentes, como indican sus contextos envolventes y la
existencia de otros menhires de las mismas caractersticas
en las inmediaciones. Otros soportes probablemente
reaprovechados son los de Chaves y Boua, posibles
menhires flicos. La pieza de Millarn es un caso de gran
inters, ya que incorpora dos fases atribuibles al perodo al
que corresponden los ejemplares tratados en este captulo.

Hay diferencias claras en cuanto al tamao de los soportes


que en algunos casos podran ser interpretadas en funcin
de la naturaleza y extensin del lugar al que estaban
asociados. Las estelas de tamaos ms modestos pueden
haber estado asociadas a lugares ms restringidos
espacialmente, como podra ser el caso del recinto de
Cabeo da Mina (Sousa, 1996). Por otro lado, algunas
estelas o estatuas-menhir de mayor tamao se encuentran
situadas en lugares que parecen incorporar una mayor
extensin, como sugieren los casos de la Sierra de Nave
(Cruz, 2001: Mapa 1, figs 165 y 166) o los menhires del
Collado de Sejos (Dez Castillo, 1996/97: fig. 4.18). La
distribucin geogrfica de los soportes segn su tamao es
significativa en cuanto a la relacin de este grupo de de
estelas y estatuas-menhir con las estelas con tocado (vide
infra, Captulo 7.2). Entre las estelas y estatuas-menhir
tratadas en este captulo hay ejemplares de gran formato
tanto al Norte como al Sur del Duero, mientras las de
pequeo tamao slo estn representadas al Norte de este
ro. Las estelas con tocado, con una distribucin que se
extiende al Sur del Duero, completan este panorama, ya
que, adems, estn grficamente relacionadas con de las
piezas tratadas en este captulo por incorporar collares.
Un aspecto relevante es la preferencia de las armas por los
soportes de mayor tamao, aunque hay que valorar la
presencia de una posible arma en la estela de Quinta de
Vila Maior (vide infra). La estela de Garrovillas incorpora

131

un pual (Cerrillo, com. pers.), aunque es una pieza


indita y desconocemos sus medidas.

20-39

40-49
50-69

70-89

27

C. Mina 6

29

C. Mina 13

31

Q. Couquinho

32

Paredes

38

C. Mina 7

41

C. Mina 17

50

C. Mina 10

60,5 C. Mina 2

65

C. Mina 12

68

79

C. Barrega

85,5 C. Mina 1
90-109 109

Segura de Toro

110-129 110

Muogalindo

130-149

(133 Luna)

36

C. Mina 18

65

C. Mina 8

C. Mina 21

(86 S. Martinho 3)

112 Boulhosa

115 Preixana

136 Nave 1

141 Tabuyo

142

Talavera

150

Ermida

156 Vilar Santos

157 Q. V. Maior

160

Millarn

160 Muio

(161 Faioes)

162

Chaves

(163 S. Martinho 1) 165 Valdefuentes

166

A. Escrita

173

S. J. de Ver

(181 Tremedal)

230

Marco

233 Nave 2

245

Boua

150-169

170-189
190-209
210-229
230-249

250-269 250

Villar del Ala

270-289 275

C. Sejos 2

290-309 295

C. Sejos 1

310-329 315

Atades

240 Longroiva

330-349
350-369
370-389
390-409
410-429
430-439 435

Soalar

Figura 78: Diagrama de tallo y hoja que describe las alturas


mximas de estelas y estatuas-menhir para las que se conoce la altura
total (entre parntesis algunas estatuas-menhir posiblemente
fragmentadas y su altura actual). En colores estn sealadas las reas
geogrficas de procedencia: Amarillo: Sur del Duero; Verde: Norte y
Noroeste; Rojo: Cuadrante Noreste.

Los soportes de nueva factura estn realizados en rocas


bien representadas en el sustrato su regin, como indican
los mapas geolgicos correspondientes. En la mayora de
las publicaciones se indica la existencia, en las cercanas
del lugar en el que se documentan las estelas o estatuasmenhir, de posibles fuentes de materia prima. Las estelas
del valle de Vilaria, por ejemplo, estn realizadas en
granito, roca predominante en la regin en la que se
hallan. Aunque en el sitio de Cabeo da Mina hay dos
estelas de pizarra, esta roca tambin est presente en la
zona (Rebelo, 2002: 54-55). Lo mismo ocurrira con la
pieza de pizarra, en este caso de coloracin muy oscura,
de Tabuyo del Monte en Len (Blas, 2003b: 409).

132

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 79: Esteliformes (Outeiro do Corno, Pea T y Garabandal), estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el Norte y en el cuadrante Noreste de la
Pennsula Ibrica.

Excepcionalmente, la estatua-menhir de Villar de Ala est


realizada en arenisca, estando posiblemente su cantera en
la cercana sierra de la Carcaa, donde la roca arenisca se
deshace naturalmente en bloques tabulares (Taracena,
1924: 179-183; Romero, 1981: 115-131). El hecho de que
la materia prima exista abundantemente en el entorno
indica la posibilidad de que la cantera estuviera en las
proximidades, pero no se puede descartar que el bloque
provenga de una fuente ms lejana. As se sugiri para la
estatua-menhir de Talavera de la Reina, ya que los lugares
de extraccin ms cercanos para ese tipo de granitos estn
a 25 Km. del lugar en el que se hall la estatua-menhir
(Portela y Jimnez, 1996: 42). Otros posibles lugares de
extraccin estn situados ms lejos, a 40 Km al SW en La
Jara, cerca de Aldeanueva de San Bartolom, localidad en
la que recientemente se ha documentado una estela de
guerrero (Pacheco, Moraleda y Alonso, 1999). Como
sugiere este caso de Talavera, una aproximacin a este

tema requerira realizar anlisis petrolgicos sistemticos


de los soportes y posibles lugares de extraccin. Los datos
derivados de una investigacin de este tipo seran de gran
inters para la interpretacin de las estelas y estatuasmenhir, especialmente si tenemos en cuenta que el
traslado de la mayora de estos soportes habra requerido
el trabajo de un nmero nada despreciable de personas y/o
de traccin animal. Sin anlisis sistemticos no se puede
concluir nada, ya que hay ejemplos bien estudiados que
indican el recurso a fuentes locales. Anlisis recientes en
algunas estatuas-menhir del SE de Francia (Sur de
Aveyron) han conseguido demostrar con cierta fiabilidad
para algunos casos, como los de Lacoste, Verrire y SantSernin, que la materia prima del soporte fue obtenida a
unos 3-4 km del lugar donde fue hallada la estatua-menhir,
distancia que se extiende hasta 7 km para el caso de la
estatua-menhir de Maurels (Elure et alii, 2002: 173-182).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

133

Figura 80: Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el Noroeste de la Pennsula Ibrica (hasta el Duero).

Talavera indicara que, en algunos casos, la materia prima


no era estrictamente local, sino que, suponiendo que los
lugares de hallazgo son prximos a su localizacin
primaria, el bloque era trado desde cierta distancia. Como
revela este caso, las consideraciones sobre los lugares de
extraccin de los soportes debe tener en cuenta tambin la
propia biografa del soporte, ya que hay estelas y estatuasmenhir de esta poca que reaprovechan menhires (Soalar,
Sejos 1 y 2, Boua y Chaves) o estatuas-menhir que son
reutilizadas en esta poca (Millarn), en el Bronce Final
(Talavera, Luna, S. Martinho 1) o en poca romana
(Muio de San Pedro, posiblemente Quinta de Vila
Maior), y estas reutilizaciones pueden haber implicado
algn traslado. En Collado de Sejos hay datos para pensar
que el grabado de las estelas no supuso el traslado de los
menhires, ya que stos formaban parte de un recinto de
cronologa posiblemente anterior (vide infra). En
cualquier caso, en una de las lomas cercanas al cromlech
hay abundancia de grandes bloques de piedra del mismo
tipo que los menhires, por lo que parece que el
abastecimiento de piedra no implic un traslado de larga
distancia. Tambin tenemos que considerar la reutilizacin
reciente de algunas de estas piezas, como Ermida,
reaprovechada en el muro de una vivienda del pueblo, la
de Alto da Escrita, en el muro lateral de un camino
carretero, Villar de Ala y Valdefuentes de Sangusn,
reutilizadas en cercados de terrenos.

Figura 81: Peso mximo (gris) y aproximado (menos un 20%, en azul)


de las estatuas-menhir, en Kg., calculado a partir de las medidas de los
soportes y el peso especfico del granito (3800 kg./m3) y de la arenisca
(2600 kg./m3).

El elevado peso de muchas de estas piezas nos inclina a


pensar que un alto porcentaje se document,
posiblemente, cerca de su localizacin original a pesar de
que fueran objeto de reutilizaciones (ver fig. 81).
Valdefuentes, por ejemplo, fue reutilizada en un muro de
separacin de fincas, pero el lugareo que la reutiliz
seal que la pieza la encontraron tumbada en el campo
contiguo durante trabajos agrcolas (ver fig. 81).

134

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


identificar los grabados con el soporte (ver fig. 83).
Finalmente, hay una serie de soportes antropomorfos de
bulto redondo con grabados en una, tres o cuatro caras. En
esta categora se pueden incluir los soportes de Luna y
Marco, aunque en estos casos no se han detectado
grabados que puedan ser atribuidos a esta poca. Dos
casos singulares son los menhires flicos de Chaves y
Boua que no presentan una morfologa expresamente
antropomorfa, sino flica, pero su reinterpretacin como
figura antropomorfa nos ha llevado a incluirlos en esta
categora.

Figura 82: Estatua-menhir de Valdefuentes de Sangusn (Salamanca)


reutilizada como parte de un muro, tras el cual se encuentra el lugar
original del hallazgo, en el paraje de Las Lanchetas (Foto: M.
Santonja Gmez).

No obstante, hay que mantener las reservas a la hora de


valorar la localizacin de la pieza, especialmente si sta ha
sido objeto de reutilizaciones recientes y no disponemos
de referencias sobre su lugar de procedencia, como ocurre
en Ermida, reutilizada en una construccin del siglo XIX.
En algunas ocasiones estas piezas pueden haber sido
trasladadas desde lugares no tan inmediatos, como revela
la noticia del reciente traslado del menhir de Soalar, desde
el collado en el que se document por primera vez hasta
un pueblo de las cercanas (Bueno, Balbn y Barroso,
2005b), aunque en este caso se dispona de documentacin
fiable sobre su localizacin original. La informacin
disponible sobre la configuracin general del soporte es
bastante limitada, ya que no tenemos informacin sobre
todos los ejemplares. A pesar de estas limitaciones,
algunos datos al respecto son interesantes, como el
acabado pulimentado de la superficie de las cuatro caras
de varios soportes de Cabeo da Mina. Tambin es
interesante la combinacin de desbaste, piqueteado y
alisado en varias estatuas-menhir, en las que se invirti un
considerable trabajo para dotar al soporte de carcter
tridimensional. Muchas de las piezas aqu tratadas
responden a una concepcin escultrica clara, aunque
existen diferentes grados de tridimensionalidad. Si
atendemos a la morfologa del soporte, as como a la
posicin de los grabados y de su situacin en una o ms
caras del soporte, vemos que las piezas materializan
situaciones diversas que van desde la bidimensionalidad
hasta la marcada tridimensionalidad (ver fig. 83). Por un
lado tenemos soportes planos y grabados en una de sus
caras que no pretenden adaptarse a su morfologa, como
ocurre en Tabuyo. Este carcter bidimensional es comn a
las estelas o esteliformes rectangulares del Norte, que
incorporan el estilo tpico del arte esquemtico (Saro y
Teira, 1992: 354-355) o, en el caso de Outeiro do Corno,
el estilo de los petroglifos gallegos (Fbregas et alii,
2004). Por otro lado, hay una serie de soportes que hemos
denominado pseudo-escultricos que, bien un incipiente
trabajo escultrico, por la preparacin de la superficie en
sus cuatro caras y/o por la presencia y disposicin de los
grabados en una, tres o cuatro de sus caras, presentan
cierto grado de tridimientsionalidad y/o intencin de

Grabad.
en #
caras

Soporte
no
escultrico

pseudo-escultrico

escultrico

Castro Barrega
Cabeo da Mina 6, 7,
12, (14, 16, 19)?
Quinta Couquinho
Quinta Vila Maior
Longroiva
S. Martinho 1 y 3?

Boulhosa
Ermida
Marco?
Luna?
Segura de Toro
Talavera

Millarn (1Fase)?

Tremedal
Valdefuentes

Cabeo da Mina 1-3,


5, 8-11, 13, 15, 17,
18, 20, 21
Nave 1
Nave 2
Alto da Escrita
Atades
Preixana
Villar de Ala
Soalar

Paredes Abajo
Muio S. Pedro
Faioes
Chaves
Boua
Vilar de Santos
S. Joao de Ver

Muogalindo
Tabuyo
Sejos 1 y 2

Figura 83: Tabla en la que se detalla el carcter ms o menos


escultrico del soporte y la localizacin de los grabados en una o ms
caras.

Si atendemos al tamao de los soportes y a su tamao,


vemos que la mayora de los soportes escultricos miden
entre 140-180 cm, lo que incide en la intencin de
reproducir un ideal ms cercano al natural. Otras piezas,
sin embargo, presentan un soporte pseudos-escultrico
con grabados en las cuatro caras y tamaos de carcter
ms monumental, como Nave 2, Atades, Villar de Ala o
Soalar. Por otro lado, un hecho de gran inters es que hay
soportes como los de Cabeo da Mina que presentan cierta
tridimensionalidad pero son de pequeo tamao. Las
tcnicas utilizadas para realizar o completar la
representacin antropomorfa y los elementos asociados
son fundamentalmente de grabado, aunque no hay que
olvidar el destacado caso de Pea T, en el que se
conjugan el grabado y la pintura (vide infra). Tambin
tenemos que tener en cuenta la presencia de estelas que no
conservan decoracin y que formaban parte de los recintos
de Collado de Sejos y Cabeo da Mina (Bragana), ya que
es posible que incorporaran pintura. Los detalles
publicados sobre las tcnicas de grabado no son muy
abundantes, pero permiten apuntar ciertas tendencias. Lo
ms comn es la presencia de una sola tcnica por soporte,
destacando el piqueteado y la incisin, seguidos del
bajorrelieve. La combinacin de variadas tcnicas en un
mismo soporte est documentada en diversos soportes.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

135

Figura 84: Estelas antropomorfas y estatuas-menhir al Sur del Duero.

El recurso a varias tcnicas podra estar relacionado con el


distinto nfasis que el grabador quiso dar a las diferentes
representaciones. En algunos casos la composicin
armnica de la iconografa sugiere que los motivos
pudieron haber sido realizados simultneamente, como
ocurre en el esteliforme de San Sebastin de Garabandal
(Cantabria), la estelas de Tabuyo del Monte (Len) y

Quinta de Vila Maior (Bragana) o las estatuas-menhir de


Atades, Villar de Ala (Soria), Nave 1 y 2 (Beira Alta) o
Boulhosa (Alto Minho). El de Quinta de Vila Maior es un
caso interesante, ya que frente al piqueteado de los dems
motivos, hay una figuracin rectangular bajo el cinturn
realizada en bajorrelieve. En Atades el emblema
rectangular y la contera de la espada estn realizados en

136

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

bajorrelieve, mientras los dems, incluida la espada, estn


piqueteados. En Preixana la cabeza y el cuello del
personaje son destacados en altorrelieve y los dems
motivos estn grabados. En Soalar se documentan trazos
grabados de diverso grosor, siendo la alabarda uno de los
elementos que presenta el trazo ms ancho y marcado,
mientras dos motivos alargados situados en el sector
inferior del soporte est realizados en bajorrelieve. Las
estatuas-menhir de Valdefuentes y Tremedal son las ms
complejas al combinar diversidad de tcnicas incluso en la
representacin de un mismo motivo. En Valdefuentes los
surcos de la coraza y la alabarda estn piqueteados, los
ojos y la boca realizados con una incisin fina, el casco o
tocado con altorrelieve y la espada presenta un enmangue
destacado en bajorrelieve mientras la hoja es delineada
con piqueteado. En Tremedal los gallones que adornan los
hombros estn realizados en relieve, las piernas y el
emblema rectangular en bajorrelieve, la coraza es
representada con lneas anchas piqueteadas mientras la
espada y el pual estn representados con grabados que
apenas son perceptibles.
Hay casos en los que la presencia de varias tcnicas junto
a determinadas composiciones sugieren la posible
existencia de varias fases, no necesariamente distantes en
el tiempo, en la configuracin final que documentamos en
la actualidad. Este sera el caso de la estatua-menhir de
Nave 2 en la que la parte superior del emblema
rectangular est realizada en bajorrelieve. Sobre este
motivo se graban los collares y el cinturn. Posiblemente,
la prolongacin del motivo rectangular bajo el cinturn,
realizada por piqueteado sencillo, sea una adicin
posterior, ya que, adems, su trazado es ligeramente
diferente del que presenta este motivo en la parte superior
del soporte. Otro caso interesante es el Longroiva, en el
que el motivo central subrectangular est definido por un
trazo muy ancho que consigue un claro efecto de
bajorrelieve. Por otro lado hay un pual de hoja triangular
definido por una lnea ligeramente ms fina, mientras
otros trazos, como la hoja de la alabarda, el arco o la mano
est realizados con incisiones ms finas. Tambin en
Ermida se detecta un grabado diferente para orejas y boca
(Baptista, 1985: 27, 34). En la estatua-menhir de Chaves
se han documentado grabados de dos posibles fases. A una
fase corresponderan los grabados de las caras 1 y 4
(cinturn, collares, arma, cara), con un grabado ms
estrecho que el documentado en las caras 2 y 3, ms ancho
y atribuido a otra fase (arma, cinturn, crculos y elemento
subtrapezoidal) (Jorge y Almeida, 1980: 9).
La duplicidad de tcnicas tambin se conoce en estelas
con armas del Norte. Un caso recientemente revisado es la
estela 2 del Collado de Sejos (Cantabria). Por un lado, en
el cuerpo de la estela se han detectado motivos en zig-zag
que rellenan las franjas horizontales (Bueno y Balbn,
1992: 594). Posiblemente estn ms desgastados por haber
sido realizados con un grabado diferente al de los dems
que componen el cuerpo. Adems, el pual ha revelado
estar en ligero bajorrelieve. Tambin en parte inferior de
la estela 2 de Cabeo da Mina, que presenta un elemento

cruzado en la parte superior, hay un cuadrpedo mirando


hacia la izquierda del espectador, grabado con fina
incisin (Sousa, 1996: 41-43, 72-74). Este elemento
pasara desapercibido si no se hubiera conocido
recientemente el esteliforme con pual de Outeiro do
Corno (A Corua) (Fbregas et alii, 2004). Bajo estos
motivos, grabados en un afloramiento de ligera
inclinacin, hay un cuadrpedo grabado con trazo anlogo
al del esteliforme y el pual, muy similar al de la estela 2
de Cabeo da Mina pero mirando hacia la derecha del
espectador. Mientras en el caso de Cabeo da Mina
podran ser interpretados de forma diacrnica, en Outeiro
do Corno hay argumentos para defender su
contemporaneidad. De cualquier forma, este ltimo
afloramiento no se sustrae totalmente a la diacrona, ya
que en la parte superior del afloramiento se han
documentado restos muy erosionados de grabados
circulares.
Adems del grabado, la pintura es tambin un recurso
documentado en Pea Tu. La silueta del antropomorfo, las
divisiones horizontales internas, los ojos y los zig-zags y
lneas radiales que rellenan el marco han sido grabados,
mientras la silueta del pual tambin (Bueno y Fernndez
Miranda, 1980: 453-459). Sobre estos grabados se utiliz
pintura roja. De esta forma, la mayora de las lneas
grabadas son pintadas encima, mientras que nariz, pies,
lneas radiales al dolo o segmentacin interior, as como
los remaches del pual, estn nicamente pintados. A
finales de los ochenta R. de Balbn seal la presencia de
piqueteado sobre los remaches pintados del pual,
grabados que l consider claramente recientes (Balbn,
1989: 29). El panel presenta otras figuraciones pintadas o
grabadas de diversa tipologa. Los grabados piqueteados
son signos cruciformes relacionados con la cristianizacin
del lugar (Bueno y Fernndez Miranda, 1980: 451-467,
lm. 3-5). Las figuras pintadas del panel muestran una
iconografa tpica del arte esquemtico pintado, por lo que
su cronologa prehistrica parece indiscutible. Se trata de
siete figuras antropomorfas y un abundante nmero de
puntos rojos dispuestos de forma no aleatoria. La relacin
cronolgica entre pintura y grabado en el Pea T ha sido
un tema debatido y difcil de establecer (Balbn, 1989:
29). De dicha interpretacin ha dependido la cronologa
propuesta para la figuracin antropomorfa rectangular. Si
el grabado es considerado anterior a la pintura, el idolo
y su pual podran ser considerados campaniformes, ya
que el pual cuadrara mejor con los de tipologa
Campaniforme. Esta es la tesis por la que Balbn se
decanta a finales de los ochenta, quin considera al Pea
T como una representacin producto de diversas
intervenciones a lo largo del tiempo (Balbn, 1989: 29 y
31). Como se ha sido sugerido para el caso de S. Sebastin
de Garabandal, es posible que los motivos se reavivaran
de cuando en cuando para facilitar su identificacin (Daz
Casado, 1993: 57), o que se pintaran de rojo, como en el
Pea T, aadiendo en este caso algunos motivos nuevos.
No obstante, este tipo de puales, especialmente los de
proporciones ms esbeltas, son encuadrados en el Bronce
Inicial (vide infra; Saro y Teira, 1992). Por otro lado, hay

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


autores que defiendieron en su momento la
contemporaneidad y complementariedad de grabado y
pintura, como Bueno y Fernndez Miranda, Blas y
Carrocera o Saro y Teira, por la que el conjunto de dolo
y pual de lengeta y remaches puede ser considerado del
Bronce Inicial (Bueno y Fernndez Miranda, 1980: 464;
Blas y Carrocera, 1985: 75; Saro y Teira, 1992: 352;
Bueno, 1992: 508; 1995: 83). Recientemente, Blas incide
en esta cuestin, argumentando la contemporaneidad de
grabado y pintura para el caso del antropomorfo y el
pual, mientras argumenta que los restante motivos
pintados en el panel, por cuestiones tcnicas y de
composicin fueron probablemente anteriores (Blas,
2003b: 395-396).
Como comentaremos posteriormente, las estelas o
esteliformes con armas del Norte peninsular presentan una
morfologa genricamente rectangular que presenta
semejanzas con motivos similares documentados en el arte
esquemtico peninsular. Algunos de estos esteliformes
estn grabados. Este sera el caso de los reticulados
documentados en algunas estaciones del Norte de Portugal
como Monte da Laje (Valena), Giao (Arcos de
Valdevez), Tripe (Chaves) y Fragas da Lapa (Miranda do
Douro) (Jorge, S.O., 1986: 946-952). En el occidente de la
Meseta Norte, son conocidos reticulados en una cueva en
el castro de Pedroso (Zamora) (Esparza, 1977: figs. 3 y 6:
22 grupo A). Finalmente, en la estacin de Picu Berrubia
(Olloniego, Tudela), situada en el centro de Asturias, se
documentaron varios grabados de diferente tipologa.
Entre ellos, en el tramo definido como zona 6, fueron
localizados un motivo rectangular de unos 20 cm de largo,
y un motivo idoliforme de unos 10 cm. Estos motivos son
diferentes a los que aqu comentamos de tipo rectangular
reticulado, pero presentan cierta similitud por estar
rematados en su parte superior en semicrculo y por estar
parcialmente reticulados (Blas, 1974-75: figs. 11 y 12).
Como hemos sealado, algunos de los casos aqu tratados
guardan una estrecha relacin con el arte esquemtico no
slo por su iconografa o tcnica, sino tambin por el tipo
de soportes seleccionados y la forma de aprovecharlos,
como en San Sebastin de Garabandal, realizado sobre la
superficie natural, aprovechando las diaclasas naturales
(Daz Casado, 1993: 57). El esteliforme de Pea T
tambin nos remite al mbito del arte esquemtico
pintado. En el occidente de Asturias est el conjunto
pintado de Fresnedo, en el que se han documentado
representaciones rectangulares reticuladas de cierto
tamao, situadas en posiciones destacadas de paneles con
otras figuraciones o aisladas (Mallo y Prez, 1970-71). Se
conocen cuatro esteliformes realizados en abrigos (en
cueva en un caso) en los que se realizaron ms pinturas de
diversa tipologa y color (rojo, negro-gris), probablemente
en diversos momentos. En el abrigo del Ganado se han
documentado dos representaciones esteliformes
rectangulares en rojo, muy deterioradas, acompaadas por
otra serie de motivos pintados en rojo o negro-gris, como
en el conjunto I (Mallo y Prez, 1970-71: 117). La nica
representacin de la cueva del Ganado, un antropomorfo
rectangular, est pintado en rojo (Mallo y Prez, 1970-71:

137

129). Finalmente, la cuarta representacin esteliforme


rectangular, situada en el abrigo del Trechacueva, est
tambin realizada en rojo (Mallo y Prez, 1970-71: 129133). Existen diferencias en la intensidad de la pintura
roja, lo que puede estar motivado por la conservacin
diferencial o por diferencias en la composicin de la
pintura, sin que existan datos que prueben alguna de estas
posibilidades. Sin embargo, la diferencia de intensidad del
rojo de motivos de probable cronologa tarda, sugieren
una posible diacrona entre las diferentes tonalidades,
aspecto que hay que considerar junto con la localizacin
topogrfica de las pinturas y su relacin con las
condiciones de conservacin. Otros ejemplos de
esteliformes pintados se conocen en la estacin de arte
esquemtico de Pea Piera (Vega de la Espinadera,
Len), de pequeo tamao, y el monumento megaltico de
Cachao da Rapa (Carrazeda de Ansiaes) en el Norte de
Portugal (Shee, 1981; Jorge, S.O: 1986: 953).
Por ltimo hay que mencionar a existencia de posibles
restos de pintura en las estatuas-menhir de Preixana
(Lrida) y Soalar (Navarra). M. Almagro seal la
presencia de posibles restos de pintura en el rostro y en el
reverso de la pieza de Preixana (Almagro Basch, 1974:
35). En el reciente y minucioso estudio de la estatuamenhir de Soalar se han detectado ptinas de color oscuro
que podran ser restos degradados de oxido frrico (ocre o
cinabrio). Cuando se public la pieza los autores estaban a
la espera de los anlisis (Bueno, Balbn y Barroso, 2005b:
15, 22). Excepto en los casos de Pea T, Preixana y
Soalar no disponemos de ms datos sobre la existencia de
pintura, situacin que no slo es producto de sus psimas
posibilidades de conservacin, sino tambin de la falta de
trabajos sistemticos dedicados a su deteccin con medios
adecuados.

7.1.2 Elementos representados


Rostro
Los rasgos faciales no siempre estn sealados. Hay
estelas y estatas-menhir en las que los rasgos faciales no
se detallan por medio de grabado, como en Preixana,
Cabeo da Mina 10, 17, 18, Marco, Boua, Nave 1 o Alto
da Escrita, aunque como indican los restos de pintura
detectados en esa zona del rostro en la pieza de Preixana,
es posible que ocasionalmente se recurriera a esta tcnica
para su representacin. En las piezas de Boua, Nave 1 y
Alto da Escrita apenas se reserva espacio para la
representacin del rostro, por lo que es posible que ste no
fuera parte de la composicin original. Este hecho es de
gran inters, ya que la ausencia del rostro puede estar
indicando un carcter ms emblemtico o corporativo de
la iconografa, similar al que encontramos en las estelas
alentejanas (vide infra, Captulo 7.3) o en las estelas del
Suroeste de formato Bsico (vide infra, Captulo 7.4).
En algunas ocasiones el rostro parece se aludido con
grabados de tipo esquemtico, como ocurre en Chaves,

138

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Tabuyo del Monte, Collado de Sejos 1 y 2. Estas tres


ltimas piezas parecen estar a caballo entre el carcter
emblemtico de los esteliformes de Outeiro do Corno, San
Sebastin de Garabandal y la estela de Muogalindo por
un lado, y la representacin ms personalizada de Pea
T, en la que se representan ojos y nariz. En las restantes
piezas se pueden representar nicamente los ojos, de
forma sumaria, como en Soalar, Boulhosa o Cabeo da
Mina 6, 7 y 12. Tambin documentamos la representacin
de ojos y nariz, como en Paredes de Abajo, Pea T y
Cabeo da Mina 4, o de ojos, nariz y cejas, reproduciendo
un formato en T, como en Villar de Ala y Cabeo da Mina
1.
La representacin de ojos, nariz y boca es relativamente
frecuente. Este rostro ms detallado lo encontramos en
Cabeo da Mina 21, Castro Barrega, Nave 2, posiblemente
Longroiva y Valdefuentes, as como en Talavera. En
Quinta de Couquinho y Quinta de Vila Maior estn
representads ojos, boca y nariz, cejas en T. Finalmente, los
ejemplares de Ermida, Muio de San Pedro y San Joao de
Ver incluyen tambin la representacin de orejas y el
rostro est enmarcado. Esta configuracin detallada del
rostro puede ser tarda. Por un lado, la pieza de San Joao
de Ver podra ser atribuida a la Edad del Hierro (Jorge,
V.O. y S.O., 1990; vide infra), en la de Ermida los odos y
la boca parecen haber sido grabados con posterioridad
(Baptista, 1985: 27 y 34) y en la de Muio es posible que
la representacin del rostro o algunos de sus elementos,
por las caractersticas de los grabados, remitan a su fase de
reutilizacin como estela funeraria romana (vide infra).
Cuerpo
Las estelas y estatuas-menhir aqu tratadas aluden al
cuerpo, aunque en la mayora de los casos esta alusin no
es del todo explcita ni detallada. La morfologa de los
soportes y/o la disposicin de determinados grabados
constribuyen a crear esta imagen corporal, aunque los
detalles anatmicos son ms bien escasos. El cuello, la
cabeza y/o los hombros pueden estar representados de
forma ms o menos explcita en bulto redondo, cmo en
Soalar, Boulhosa, Ermida, Chaves, Marco, S. Joao de Ver,
Valdefuentes, Segura de Toro y Talavera, o a travs de
grabados, como en Castro Barrega y Preixana.
Las extremidades superiores se representan en pocas
ocasiones. En Preixana, Vilar de Santos, Muio de San
Pedro y Castro Barrega estn representados los brazos,
detallndose, en este ltimo caso, los dedos de las manos.
En Tabuyo hay un antebrazo con la mano detallada sobre
el astil de la alabarda, lo que vemos repetido en
Longroiva, en este caso slo con los dedos de la mano
sealados sobre el astil. Las extremidades inferiores son
an menos frecuentes. En la pequea estela de Paredes de
Abajo se representan las piernas en bulto redondo, aunque
de forma esquemtica. Una representacin ms
naturalizata es la que encontramos en Tremedal de Tormes
y Valdefuentes de Sangusn, en donde las piernas, y un pie
en el caso de Tremedal, estn representados en
bajorrelieve. En Pea T hay unos trazos que parecen

reproducir un pie. Finalmente, en Cabeo da Mina 21 y en


Tabuyo del Monte hay unos trazos, bajo el cinturn y bajo
el emblema rectangular respectivamente, que podran ser
la representacin sumaria de las extremidades inferiores.
Un tema de inters es la escasez de referencias sexuales en
este grupo de estelas y estatuas-menhir. Las estatuasmenhir de Soalar, Boulhoa y Ermida incorporan
representaciones ms o menos explcitas de senos, aunque
en Boulhosa esta interpretacin es dudosa. Las referencias
sexuales masculinas slo se han identificado, aunque con
dudas, en Chaves, en donde se identifica un motivo
elipsoide que podra ser interpretado como rgano sexual
(Jorge y Almeida, 1980: 10). Adems de este grabado de
interpretacin dudosa, slo remiten a este mbito los
soportes reutilizados de Chaves y Boua, quizs
reaprovechados por su morfologa flica.
Manto/Escudo/Coraza Rectangular
Uno de los elementos ms caractersticos de varias estelas
es la morfologa rectangular del motivo central, un
rectngulo dividido en fajas horizontales en su interior y
que en la mayor parte de los casos est rematado en
semicirculo en su extremo distal. Este motivo est
presnete en las estelas de Collado de Sejos 1 y 2, la de
Tabuyo del Monte y la de Muogalindo. A stas se
asocian los esteliformes grabados en soportes
permanentes de Outeiro do Corno, Pea T y San
Sebastin de Garabandal. Todos estos casos, a excepcin
de Muogalindo, que se sita en vila, se encuentran en el
Cantbrico Central, NW de la Meseta Norte y Galicia. Por
su distribucin o morfologa, estas estelas o esteliformes
han sido denominados septentrionales, idoliformes o
rectangulares.
Estas figuras, como ya hemos apuntado, encuentran
referentes claros en el arte esquemtico (ver fig. 79). El
motivo rectangular reticulado de tipo ms sencillo, como
algunos de los registrados en la estacin de Fresnedo, en
Asturias (ver fig. 85), est documentado en algunos
abrigos o afloramientos rocosos del Norte de Portugal y
occidente de la Meseta Norte.

Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo (Asturias). 1. Cueva


del Ganado; 2. Abrigo del Ganado; 3 Abrigo de Trechacueva; 4, Abrigo
del Ganado (Fresnedo, Asturias).

En el Norte de Portugal hay varios ejemplos de pequeo


tamao, normalmente de menos de 30 cm de longitud,

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


pintados o grabados y asociados a otros motivos de tipo
esquemtico (Jorge, S.O., 1986: 947-953). Un caso de
gran inters es el de Monte da Laje (Gandra, Valena), en
el que el motivo rectangular y reticulado es de gran
tamao y est asociado a motivos circulares y armas
grabados (ver fig. 86). Este hecho, unido a su posicin
geogrfica, ha llevado a considerarlo un sitio fronterizo
entre el arte de los petroglifos gallegos y el arte
esquemtico, aglutinando elementos de los dos mbitos
(Bradley y Fbregas, 1998: 297-300 y fig. 7).
Hemos de destacar los motivos igualmente rectangulares y
reticulados de la estacin de Pea Piera, en Vega de la
Espinadera (Len). En esta estacin, situada en un
faralln, hay ms de 300 motivos esquemticos pintados
que se encuentran aislados o asociados entre s dispuestos
en varios conjuntos (Gutirrez y Avell, 1986). Los
motivos esteliformes (denominados idoliformes en el
trabajo de Gutirrez y Avell) aparecen en ms de 10
ocasiones, repartidos en cuatro de los ocho conjuntos
identificados en la estacin. Los esteliformes aparecen en
paneles, asociados a motivos antropomorfos (2 en
conjunto B, panel b), antropomorfos y cuadrpedos (1 en
Conjunto C, panel c) o aislados dentro del conjunto
(Conjunto H, figuras 11 y 12) (Gutirrez y Avell, 1986:
31-33, 40-42, 58, 70). Tambin puede ocurrir que
aparezcan varios esteliformes asociados entre s, como en
el panel b del Conjunto G (Gutirrez y Avell, 1986: 55 y
57). En todos los casos documentados en Pea Piera los
esteliformes miden en torno a los 10 cm, tamao muy
inferior al visto para las representaciones que tratamos
aqu. Las figuraciones de los Conjuntos B, G y H, en
donde estn situados casi todos los esteliformes de esta
estacin, fueron realizadas en un ocre granate oscuro muy
similar, lo que quiz podra ser interpretado como indicio
de coetaneidad cronolgica (Gutirrez y Avell, 1986:
68).
Tambin en el mbito occidental de la Meseta Norte
encontramos motivos similares en una cueva de roca
grantica situada al exterior de las murallas del castro del
Pedroso, en su sector SE (Zamora) (Esparza, 1977: figs. 3:
22 y 5: 32; Bradley et alii, 2005). Dos esteliformes
grabados estn asociados a motivos antropomorfos de
variada tipologa (cruciformes, de brazos en asa, etc.),
cada uno en un grupo. Estos grupos de grabados, A y D,
estn situados en el interior de la cavidad y son los nicos
que estn orientados hacia la salida de la misma (Esparza,
1977: 29, fig. 2; Bradley et alii, 2005). Estos motivos
esteliformes reticulados son de mayor tamao que los
vistos en Pea Piera, ya que miden entre 20 y 30 cm.
Finalmente, en el centro asturiano, se conocen los
idoliformes de Picu Berrubia, ligeramente diferentes
(Blas, 1974-75: 73-76).
Lo interesante de estos casos no es slo la aparicin de un
motivo similar al encontrado en las estelas, sino tambin
la, parcialmente, coincidente distribucin geogrfica que
presentan ambos fenmenos (ver fig. 131). De cualquier
forma, hay que ser cautos a la hora de utilizar este tipo de

139

conexiones formales (vide infra). Tambin existen


paralelos para estas imgenes en el Suroeste de la
Pennsula Ibrica, concretamente en Extremadura. Hasta
ahora los ejemplos conocidos no son abundantes, pero s
suficientes para ser valorados con atencin, ya que se
encuentran asociados a infinidad de motivos pintados de
tipo esquemtico (Acosta, 1967). Los casos de los idolosplaca del abrigo del Montn (Helechal) o del abrigo del
Pen Grande de Hornachos, ambos en Badajoz, son muy
ilustrativos en este sentido (Acosta, 1967: fig. 4; Collado,
1999: Lm. II-1). Pero, adems de las similitudes entre
estos motivos, todos ellos considerados arte
esquemtico, es preciso analizar las relaciones
contextuales internas de cada caso, as como valorar el
contexto externo de realizacin, para as realizar
apreciaciones que vayan ms all de la mera comparacin
formal de motivos aislados. El fenmeno del arte
esquemtico, tal y como est definido en la arqueologa
actual, engloba casos muy variados, extendidos por gran
parte de la geografa peninsular y desarrollados a lo largo
de muchos siglos. Es por ello muy difcil, teniendo en
cuenta el registro arqueolgico existente, realizar
cualquier tipo de consideracin sobre la hipottica
relacin entre, por ejemplo, los reticulados de Len y los
de Badajoz.

Figura. 86: Grabados de Monte da Laje (Valena, Minho, Norte de


Portugal) (Bradley y Fbregas, 1998: fig. 7, segn Da Silva y Cunha
1986)

En algunos casos los registros horizontales del motivo


rectangular pueden estar decorados en su interior con
lneas verticales o con zig-zags, como en Pea Tu,
Collado de Sejos 2, San Sebastin de Garabandal y
Tabuyo del Monte, todos, a excepcin de Garabandal,
acompaados por puales y en el caso de Tabuyo tambin
de una alabarda (vide infra). En Garabandal hay trazos que
se han interpretado como posible arma, aunque, debido al
esquematismo de esta figura, esta interpretacin no est
exenta de dudas. Esta composicin, en la que se combina
este motivo rectangular, en este caso no decoradas, y un
pual, lo encontramos en Outeiro do Corno (Galicia), en
este caso, como en Pea T o Garabandal, en un soporte
fijo. La morfologa de esta figura llev a sus publicadores
a retomar la reciente interpretacin de figuras similares en
los petroglifos gallegos como escudos realizados en
materia orgnica (Fbregas et alii, 2004: nota 20; Pea y
Rey, 2001: 55-56). Representaciones reticuladas similares
del arte esquemtico podran ser interpretadas en trminos

140

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

similares. Las lneas que describen el marco de este


motivo rectangular, rematado en semicrculo en algunas
estelas o esteliformes, pueden estar decoradas con lneas o
zig-zags, como Sejos 2, Pea T. Su disposicin recuerda
a la de un manto, al estilo de los grabados presentes en
otras estelas como las de Musulaza o Borunda (vide supra,
Captulo 6.3).

Figura 87: Estelas con armas del Norte peninsular: 1, Tabuyo del
Monte; 2, Pea T; 3, Outeiro do Corno; 4, San Sebastin de
Garabandal?; 5, Collado de Sejos II. (Calcos basados en Almagro
Basch, 1972: fig. 12; Bueno y Fernndez Miranda, 1980; Bueno y
Balbn, 1992: 594; Saro y Teira, 1992: fig. 1; Fbregas et alii, 2004).

La decoracin con lneas verticales o con zig-zags en estos


motivos indica su probable existencia real sobre soportes
perecederos, escudos de cuero, corazas y/o tejidos, en un
momento que, como indican las armas a las que estn
asociadas, se puede situar en el Bronce Inicial (vide infra).
Este tipo de decoraciones geomtricas estuvieron muy
extendidas, como revelan las cermicas campaniformes de
tipo Ciempozuelos (ver fig. 88). Como indica su
incorporacin en las estelas y esteliformes con armas y
algunos de los contextos en los que se documentan las
cermicas Ciempozuelos asociadas a puales similares,
esta decoracin de tipo geomtrico pudo estar asociada a
valores como el prestigio social.

Figura 88: Vaso con decoracin Ciempozuelos del Pago de la Pea.


Dimetro 22 cm (Villabuena del Puente, Zamora, Cuenca del Duero)
(Segn Harrison, 1977: fig. 70).

Las cermicas campaniformes de este estilo presentan una


amplia distribucin en ambas Mesetas, aunque son
especialmente abundantes en la Cuenca del Duero (ver fig.

89; Delibes, 1985: 48-52; Garrido, Rojo y Garca, 2005:


422-423 y fig. 1). Se trata de cermicas preferentemente
asociadas a contextos funerarios de diversa naturaleza,
aunque tambin estn representadas de forma minoritaria
en el mbito domstico (Garrido, Rojo y Garca, 2005:
412-417). El estilo en zig-zag y lneas paralelas que
mencionamos lo encontramos, por ejemplo, en el
enterramiento en fosa de Pago de la Pea (Villabuena del
Puente), situado en el sector zamorano de la Cuenca del
Duero. Se trata de un vaso, acompaado tambin por otras
dos piezas cermicas decoradas, dos brazales de arquero,
un elemento de oro, un botn de perforacin en V y un
pual de lengeta en cobre que constituan el ajuar de un
varn adulto (Delibes, 1977: 73-77, figs. 29-30; Harrison,
1977: 161-162 y fig. 70). En este sentido puede apuntarse
cierto paralelismo entre las estelas/esteliformes con
manto/escudo/coraza decorado y armas, y la asociacin de
cermica Ciempozuelos a puales de lengeta de metal,
que encontramos en la Meseta nicamente en contextos
funerarios (vide infra; ver fig. 89. Esto es as, por ejemplo,
en los sepulcros de corredor de San Martn (lava),
Entretrminos (Madrid) y Aldeavieja de Tormes
(Salamanca), en las fosas de inhumacin individual de
Arrabal del Portillo y Fuente Olmedo en Valladolid,
Valdeprados en vila, en la mencionada de Villabuena en
Zamora y en las madrileas de Arenero de Miguel Ruiz,
Mejorada del Campo y Ciempozuelos.
Curiosamente, en las zonas en las que hay estelas con
armas y manto/escudo/coraza decorado escasea la
cermica con decoracin campaniforme, tanto las
variedades incisas consideradas recientes como las de
estilos estndar, considerados ms antiguos (ver fig. 89).
Este sera el caso del Cantbrico central, donde estn
situadas las estelas de Collado de Sejos 2, S. Sebastin de
Garabandal y Pea T. Aqu, la escasa cermica
campaniforme incisa conocida proviene de contextos
funerarios (Ontan, 2005: 241-242). Este hecho se repite
en el NW de la Meseta Norte, sector en el que se
encuentra la estela de Tabuyo del Monte, en donde la
cermica con decoracin campaniforme se desconoce
(Delibes y Fernndez, 1983: 27-29; vide infra). En las
zonas en las que existen estelas con manto/escudo/coraza
decorado, estos smbolos (decoracin en lneas o zig-zag)
estn presentes, aunque en otros medios, como podran el
vestido/escudo/coraza, como sugiere su representacin en
las estelas.
Todo lo anterior sugiere que la decoracin de estilo
geomtrico fue conocida en amplias reas de la mitad
Norte peninsular, incluso en zonas en las que este tipo de
cermica no se utilizaba. El hecho de que este tipo de
decoracin est en soportes como la vajilla campaniforme,
posibles escudos, corazas o tejidos y que est asociada a
elementos metlicos como armas en contextos socialmente
destacados, como pueden ser los enterramientos
individuales o las estelas, alude al valor social de estas
decoraciones.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

141

Figura. 89: Distribucin de Estelas rectangulares con decoracin reticulada o en zig-zag y de la cermica con decoracin campaniforme (distribucin de
cermica campaniforme basada en Alday, 2005: figs. 1 y 4; Garrido, Rojo y Garca, 2005: figs. 7 y 8; Hurtado, 2005: fig. 1; Ontan, 2005: fig. 1; Jorge,
S.O., 2002: Est VII; Valera, 1997; Jorge, S.O., 1986: fig.3).

Una situacin diferente y tambin de gran inters, es la del


esteliforme de Outeiro do Corno, que no presenta
decoracin interna pero incorpora un pual triangular,
situado en una zona en la que s se conocen cermicas
campaniformes con diversa decoracin. En el NW hay
diversos contextos coetneos relacionados entre s por la
presencia del pual y por la ausencia de decoracin de
estilo campaniforme, como los diversos petroglifos
gallegos o las cistas de enterramiento individual de inicios
de la Edad del Bronce, a los que habra que aadir el
esteliforme de Outeiro do Corno. El conjunto de las cistas
gallegas ha sido situado en el Bronce Inicial por el tipo de
artefactos contenidos en ellas como ajuar y la ausencia
entre ellos de cermica campaniforme decorada. Entre
otros objetos de tradicin campaniforme, en algunas de
estas cistas se han documentado puales de lengeta (vide
infra). Algunas de estas cistas estn compuestas por lajas
decoradas con motivos en zig-zag (Vzquez, 1980b). Los
casos conocidos fueron documentados como consecuencia
de labores agrcolas y los datos respecto a sus contextos
son escasos o inexistentes. En el caso de la cista de A
Insua, se conocen siete losas, cuatro de ellas estaban
decoradas. Dos lajas alargadas de iguales dimensiones y
decoracin similar a partir de tringulos enfrentados
parecen haber constituido los lados largos de la cista (ver
fig. 90).

Figura 90: Lajas decoradas de la cista de A Insua (Cabana, A Corua)


(Vzquez, 1980b: fig. 2).

Las otras dos losas estn decoradas de igual manera, con


dientes de lobo, puntos y lneas verticales (ver fig. 89).
Adems tienen iguales dimensiones (49 por 36 cm y 54
por 38), por lo que se cree que fueron parte de los lados
cortos de la cista. Las losas lisas fueron probablemente
parte de la cubierta o del suelo de la cista. No se conocen
datos sobre el ajuar depositado en ella. Adems de la cista
de A Insua en La Corua, se conocen otros tres ejemplos:

142

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

un caso en La Corua, en la necrpolis de Carnota, y otros


dos en la provincia de Pontevedra, el de Coitemil (A
Golada) y Rodeiro (Vzquez, 1980b: 42-43). En la cista
de Coitemil se document un vaso trpode hemiesfrico,
hoy desaparecido, de tipologa similar al que las
referencias orales sealan como contenedor del depsito
de Caldas de Reyes (Pontevedra), situado por Ruiz-Glvez
h. 1550 a.C. (sin cal), en una segunda etapa del Bronce
Inicial, aunque como comenta Comendador no se
descartan cronologas posteriores para varios elementos de
este tesoro (Ruiz-Glvez, 1978: 187-188; Vzquez,
1980b: 43; Comendador, 1995: 127-128). Las referencias
orales tambin sealan la existencia de una cista con lajas
decoradas en Carnota, lugar en el que se conocen otras
cistas. En una de stas se documentaron un brazal de
arquero y un pual de lengeta, materiales de tradicin
campaniforme que apuntan hacia una cronologa del
Bronce Inicial (vide infra). Este tipo de datos llevan a
Vzquez a proponer una cronologa del Bronce Inicial
para la realizacin de este tipo de cistas (Vzquez, 1980b:
43), aunque interpreta estas decoraciones en zig-zag y
tringulos afrontados como elementos heredados del
mundo megaltico (Vzquez, 1980b: 44-45), aspecto en el
que incide la reciente revisin de las lajas decoradas de
Coitemil, que han sido interpretadas como fragmentos
reaprovechados de ortostatos decorados de antiguos
megalitos (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: 609), algo que
quiz podra proponerse para otros casos.
Por ello pensamos que, ms que como producto de una
herencia directa, la presencia de decoracin geomtrica en
estas cistas puede ser tratada como resultado de la
reinterpretacin de antiguos motivos en un marco de
significados renovado, que es el que materializan las
cermicas con decoracin campaniforme o las estelas y
esteliformes, que incluyen mantos, escudos o corazas
decorados con esta temtica. En el trnsito al Bronce
Inicial la cermica campaniforme desaparece
paulatinamente del mbito funerario tanto en el NW
(Surez, 2005: 183-184), como en el Cantbrico Central
(Ontan, 2005: 242), pero dichos patrones decorativos
seguirn presentes en antiguas o en nuevas formas de
expresin, tales como las estelas o las cistas.
Otro nuevo mbito ms en el que la decoracin
geomtrica estar presente es en algunos casos
excepcionales de orfebrera. El tesoro de Caldas de Reyes
estaba formado por un cuenco y una jarra de oro. La
superficie de esta vajilla est decorada con motivos
geomtricos incisos: bandas horizontales rellenas de lneas
verticales, tringulos rellenos de lneas oblicuas simples o
perpendiculares, motivos circulares decorados en su
interior y motivos en espina de pez (Ruiz-Glvez, 1978:
fig. 1).
Parece, por tanto, que en las estelas del Cantbrico Central
y la de Tabuyo del Monte encontramos una interesante
reinterpretacin de la moda campaniforme y su
conjuncin con esquemas locales, como son los
esteliformes reticulados. Adems de la similitud

genrica que existe entre las estelas septentrionales, o


entre stas y las representaciones del arte esquemtico,
hay importantes regularidades mtricas que redundan en
estas relaciones grficas (ver fig. 91). Este hecho fue ya
sealado por Saro y Teira para los ejemplares del Collado
de Sejos 1, Collado de Sejos 2, Pea T y San Sebastin
de Garabandal (Saro y Teira, 1992: nota 5). El resto
presentan menor tamao, como por ejemplo Tabuyo del
Monte (Almagro Basch, 1972: fig. 12), Muogalindo, el
esteliforme del Conjunto IV del abrigo del Ganado, el del
Conjunto VI del mismo abrigo, el de la Cueva del Ganado
y el del abrigo de Trechacueva. Lo ms interesante es la
similitud de proporciones de algunos ejemplares, situadas
entre 1,25 y 1,63 (ver fig. 91).
Estela - Esteliforme
Outeiro do Corno

L/A

68

67

1,01

120

100

1,20

25

20

1,25

Pea T

112

84

1,33

Collado de Sejos 1

115

82

1,40

Tabuyo del Monte

82

58

1,41

Conjunto VI Abrigo del Ganado

25

17

1,47

130

82

1,59

Cueva Ganado

26

16

1,63

Muogalindo

80

38

2,11

San Sebastin de Garabaldal


Trechacueva

Collado de Sejos 2

Conjunto IV Abrigo del Ganado


33
10
3,30
Figura 91: Medidas absolutas y proporcin de los esteliformes de
estelas y los de la estacin de Fresnedo (Asturias).

Respecto a las medidas absolutas interesa resaltar el


mayor tamao de las estelas con decoracin y armas,
situadas en la zona central del Cantbrico y en el NW
meseteo, as como de las estelas ms sencillas de Collado
de Sejos 1 y Muogalindo. Por otro lado, los esteliformes
de Fresnedo situados en el Cantbrico Occidental
presentan tamaos mucho menores. Estos datos sugieren
dos aspectos interesantes. Por un lado, tanto estelas, como
esteliformes de abrigos estn reproducidos de forma
convencional. Pero el hecho ms diferenciador entre
estelas y pinturas esquemticas radica en su tamao, lo
que podra ser entendido no slo en trminos
cronolgicos, sino tambin sociales e ideolgicos.
Vestimenta/Coraza: zig-zag
En el anverso de la estatuas-menhir de Soalar destaca un
rea rectangular de unos 3 m., delimitada por lneas
anchas realizadas por piqueteado que podra ser
interpretada como vestimenta o coraza. Existen una serie
de finas lneas en zig-zag adyacentes y exteriores a las
verticales del rectngulo, mientras en la parte superior del
mismo y en el interior del rea que delimita dicho marco
hay ms lneas finas en zig-zag dispuestas
horizontalmente que recuerdan a la decoracin del
manto/escudo/coraza de las estelas o esteliformes
rectangulares (vide supra). Los grabados que delinean la
vestimenta (piqueteado ancho) y la decoran (incisin), son
diferentes al que presenta la alabarda, ya que estn ms
erosionados y son menos visibles. Bueno y su equipo

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


interpretan la diferente tcnica para la decoracin del
vestido por la diferente funcionalidad o intencin de
destacar unos motivos sobre otros (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005b: 16, 20, 22). No obstante, este hecho
podra ser interpretado como el resultado de diferentes
intervenciones. En este sentido apuntaran la
documentacin de este tipo de vestimenta en piezas
atribuidas a un Bronce Inicial y la posible relacin de la
alabarda figurada con modelos de hoja estrecha de
cronologas ligeramente ms tardas (vide infra).

143

Emblema Rectangular
Diversas estatuas-menhir presentan un elemento
rectangular alargado que puede tener los lados largos
cncavos, como en Chaves, Faioes, Boua, Nave 1,
Atades, Tremedal o Sao Martinho 3, rectos o casi rectos,
como en las piezas de Boulhosa, Muio de S. Pedro, S.
Joao de Ver, Nave 2 y Longroiva. Hay tres piezas
adicionales, Paredes de Abajo, Sao Martinho 1 y Millarn,
que incluyen motivos similares, aunque se diferencian en
algunos aspectos. Este elemento se sita en el centro, tanto
en el anverso como en el reverso de la figura, cuando sta
es de bulto redondo (ver figs. 80 y 84).

Figura 92: Distribucin geogrfica de elementos de carcter emblemtico con mayor profusin durante el Bronce Inicial y Pleno, aunque en algunos
casos pudieron tener continuidad en el Bronce Tardo/Final (ancoriforme) y en la Edad del Hierro (emblema rectangular en S. Joao de Ver).

Este elemento ha sido interpretado por diversos autores


como insignia de poder (Almagro-Gorbea, 1993b: 126;
Jorge, V.O. y Jorge, S.O., 1993: 41; Lpez Plaza,
Sevillano y Grande, 1996: 298; Vilaa et alii, 2001: 76),
aunque no hay que descartar que tambin tuviera una
funcin protectora, ya que, cuando se sita en el anverso,
cubre zonas vitales. Este emblema est representado de
forma convencional, ya que presenta en casi todos los
casos una medida casi estandarizada que vara entre 60 y
80 cm. La convencionalidad con la que se representa este
elemento es tambin patente cuando atendemos a la
proporcionalidad entre ste y el tamao del cuerpo de la

estatua-menhir, ya que en varios casos estas proporciones


son constantes (ver fig. 93).
Se ha sealado la posibilidad de que este elemento fuera
semejante al ancoriforme de las estelas alentejanas
(Almeida y Jorge, 1979: 18), motivo interpretado como
smbolo de autoridad (Gomes y Monteiro, 1977). Este
paralelismo es de gran inters si adems consideramos el
manto/escudo/coraza rectangular de las estelas
septentrionales, porque estos tres elementos pueden ser
considerados emblemas coetneos a lo largo de un cierto
perodo de tiempo, como sugieren los datos cronolgicos

144

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(vide infra), y adems presentan una distribucin


geogrfica complementaria (ver fig. 92). Es posible que
estemos ante emblemas de carcter social, poltico e
ideolgico. En cualquier caso, los objetos asociados a
estos motivos en estatuas-menhir y estelas (armas,
personajes,..), as como los lugares en los que estos
soportes eran situados (necrpolis, zonas de paso,..),
sugieren que estos emblemas eran parte de un cdigo
visual vinculado al poder. No se conoce ningn referente
material para esta representacin. Pudo estar realizado en
material perecedero, como cuero y/o madera, y se portase
sobre la vestimenta.
Anv. Altura Altura
Proporciones
Rev. Soporte E. Rect
Paredes

32

11

0,34

Faioes 1

(161)

57

--

Boulhosa

112

61

0,54

San Joao de Ver

173

63

0,36

Millarn

160

64

0,4

Preixana

115

64

0,56

Tremedal

(181)

70

--

Nave 1

136

74

0,54

Atades

315

75

0,24

Faioes 2

(161)

78

--

Boua

A?

245

79

0,32

Longroiva

240

80

0,33

Muio de S. Pedro

160

90

0,56

Nave 2

233

138

0,59

Sao Martinho 3

(86)

--

--

Chaves

162

--

--

Sao Martinho 1

(163)

--

--

Figura 93: Tabla sobre la relacin entre la altura de los soportes y de


los elementos rectangulares (en cm).

En algunos casos hay estatuas-menhir, como Nave 2 y


Boulhosa, en las que se representan posibles emblemas, en
este caso de lados rectos, sobre los que se sitan
cinturones, por lo que no podemos descartar que algunos
de estos elementos estuvieran realizados en tejido.
Coraza: surcos horizontales y espina de pez
Los surcos horizontales grabados en las estatuas-menhir
de Tremedal de Tormes y Valdefuentes de Sangusn
(Salamanca) han sido interpretados como costillas por
algunos autores (Santonja y Santonja, 1978: 20; Lpez
Plaza, Sevillano y Grande, 1996: 302), mientras que otros
se inclinan por interpretar estos motivos como la
representacin de una coraza (Bueno y Balbn, 1998b: 55),
lo que se ha reiterado en la reciente publicacin de la
pieza de Atades (Vilaa et alii, 2001). A estos casos hay
que aadir la estatua-menhir de Nave 1 y el posible
fragmento de estatua-menhir reaprovechada de Millarn.
Aunque los argumentos para una u otra opinin no son
definitivos, nosotros nos inclinamos por su interpretacin
como coraza, con un diseo posiblemente inspirado en las

costillas humanas. El concepto general de las piezas


parece estar relacionado con la representacin de
personajes vestidos y acompaados por sus armas y otros
atuendos relacionados con la representacin de prestigio y
poder. Las estatuas-menhir de Crcega, datadas en la Edad
del Bronce, presentan un atuendo similar que
recientemente ha sido interpretado como coraza
(Grosjean, 1966: 68-69; Chenorkian, 1988), aunque la
representacin de los omoplatos y la columna en algunos
ejemplares hace que esta interpretacin quede en suspenso
(Camps, 1990: 211).
La coraza de surcos horizontales est representada en
piezas atribuidas al Bronce Inicial y Pleno en una zona
geogrfica de momento restringida a un sector que se
extiende al Sur del ro Duero, en el Norte de la Beira Alta
y a lo largo del valle del Tormes, en Salamanca. Menos en
el caso de Valdefuentes, esta coraza aparece siempre
asociada al emblema rectangular en piezas en las que las
armas ocupan un segundo plano o estn ausentes. En la
pieza de Nave 1 no hay armas, mientras en Atades la
espada est situada en el reverso y en Tremedal la espada
y el pual estn realizados con un grabado que apenas se
distingue en los laterales del soporte.
Los datos cronolgicos sugieren que la integracin de la
espada en este tipo de piezas se desarrolla a partir del
Bronce Pleno, cuando el emblema rectangular era un
smbolo consolidado (vide infra). No obstante, la pieza de
Valdefuentes de Sangusn muestra cmo las armas llegan
a reemplazar a este smbolo. No sabemos si la concepcin
inicial de la pieza fue as o si esta composicin final es
resultado de ms de una intervencin. Hay dos aspectos
que apoyaran esta segunda hiptesis: la existencia de un
semicrculo sobre las armas y el hecho de que las lneas de
la coraza no se prolonguen en el anverso.
Como hiptesis podramos contemplar que esta pieza
fuera en sus inicios similar a la de Tremedal en su
anverso, con emblema rectangular y coraza envolvente,
sin armas en su anverso o en sus laterales. En un momento
posterior los motivos del anverso seran borrados por
abrasin, quedando algn testimonio de ellos
(semicrculo) y creando una nueva superficie sobre la que
se graban la espada y la alabarda. Esta hiptesis solo
podra ser verificada si aparece algn ejemplar nuevo en el
que adems de motivos similares se registren varias
intervenciones que hayan dejado indicios claros.
Una versin diferente de coraza podra estar representada
en las estatuas-menhir de Nave 2 y Ermida, que en este
caso est decorada con motivos en espina de pez. En este
caso es significativo apuntar su asociacin a la
representacin de pechos (Ermida) y collares (Nave 2).
Baptista relaciona los motivos de espina de pez con la
tradicin rupestre local (Baptista, 1985: 33 y ss).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

145

Figura 94: Distribucin geogrfica de las representaciones de posibles corazas, segn su decoracin, de tocados, vestimenta cruzada y faldelln atribuidos
a la Edad del Bronce (en rojo las piezas tratadas en este captulo, en azul las estelas con tocado, tratadas en el captulo 7.2).

Elemento/vestimenta cruzado
Este motivo, que pudo ser parte del vestido, presenta dos
formatos. En Cabeo da Mina aparece en tres piezas con
forma de )( , rodenado la pieza en todo su contorno y
cruzndose en X en el reverso. Una de las piezas est
fragmentada, pero las otras dos, que se conservan enteras,
presentan cinturn. Esta asociacin es significativa, ya que
en la estatua-menhir de Villar de Ala (Soria) aparece el
mismo motivo en la parte superior de la pieza, mientras en
su zona mesial la figura presenta nuevamente un cinturn.
Otras dos piezas de Cabeo da Mina, la 2 y la 8, tienen un
elemento parecido, en este caso en X, en las dos caras del
soporte.

Cinturn
El cinturn es un elemento relativamente frecuente en las
estelas y estatuas-menhir, especialmente en las que no
incorporan armas.

Otros elementos de vestido:


Gallones: En los hombros de la estatua-menhir de
Tremedal de Tormes estn detallados los gallones (Lpez
Plaza, Sevillano y Grande, 1996: 296 y ss).
Faldelln: Posibles faldellines, representados con lneas
verticales, encontramos en las piezas de San Martinho 1 y
3, y en Millarn.
Tocado: En la estatua-menhir de Muio de San Pedro
se representa un posible tocado que se parece a los tocados

El cinturn sencillo, descrito por una lnea simple aparece


en las estatuas-menhir con armas de Chaves, Valdefuentes
y Tremedal y en dos ejemplares con collares: Paredes de
Abajo y Cabeo da Mina 3 (ver fig. 80). El cinturn
representado por dos lneas horizontales paralelas es ms
comn, apareciendo como nico elemento grabado en dos
estelas de Cabeo da Mina (9 y 13) y en las ms
destacadas de este conjunto, la estela 1, con elemento
cruzado, y la estela 21, con collares. Esta mismas

que documentamos en estelas que se distribuyen por el


reborde SW de la Meseta Central (vide infra. Captulo
7.2). El tocado tiene un desarrollo cronolgico de larga
duracin que abarca toda la Edad del Bronce. Durante el
Bronce Inicial y Pleno est asociado a collares. En Muio
est asociado al emblema rectangular, reiterando
cronologas similares y ampliando el tipo de elementos a
los que puede estar asociado.

146

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

combinaciones aparecen en la estatua-menhir de Villar de


Ala (Soria), con elemento cruzado, y en las estatuasmenhir de Quinta de Vila Mayor y Boulhosa (Norte de
Portugal), junto a collares y, en el caso de Boulhosa, sobre
el elemento rectangular. Igualmente, aparece en la estatuamenhir de Soalar, con alabarda.
Hay dos modelos de cinturn con decoracin. Por un lado
encontramos la decoracin en zig-zag, presente
unicamente en el yacimiento de Cabeo da Mina,
acompaando al elemento cruzado (estela 10) o como
nico elemento representado en las dos restantes estelas
completas que presentan este motivo. Finalmente, al
margen de un posible ejemplo de cinturn decorado con
remaches en Cabeo da Mina, este tipo de cinturn
aparece en estelas o estatuas-menhir situadas al Sur del

Duero, en Alto da Escrita y en Nave 2, ambos casos con


collares y la ltima con el elemento rectangular, y en Sao
Martinho 1, junto a faldelln, emblema rctangular y
posibles armas.
Su amplia distribucin y su variedad formal y su presencia
en formatos diversos, sugieren que el cinturn era un
smbolo distintivo bastante extendido, como tambin
indica su frecuente presencia en estelas con tocado (ver
fig. 95; vide infra, Captulo 7.2). Su carcter especial es
subrayado por su presencia como nico elemento en
algunas de las estelas de Cabeo da Mina. Los diferentes
formatos que existen en este yacimiento sugieren que
posiblemente la decoracin del cinturn fuera en s misma
un distintivo social.

Figura 95: Distribucin geogrfica de la representacin de cinturones en estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno (en rojo las piezas
tratadas en este captulo, en azul las estelas con tocado, tratadas en el captulo 7.3).

Tahal
Dos estatuas-menhir presentan espadas que penden de un
posible tahal, elemento frecuentemente representado en
las estelas alentejanas (vide infra, Captulo 7.3). La pieza
de Preixana presenta un tahal que recorre las cuatro caras
del soporte y que va del hombro izquierdo del personaje a
su costado derecho, en donde pende una espada. En

Atades, la espada parece estar tambin colgando de un


elemento similar en el reverso, aunque es una nica lnea
que no llega a estar representada ms que en esa cara. En
este caso, el elemento de sustentacin ira del hombro
derecho al costado izquierdo.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


Casco/Tocado
En Valdefuentes hay un trazo en altorrelieve que parte de
entre los ojos y sube por la cabeza que es interpretado
como tocado (Santonja y Santonja, 1978: 22). Guarda
cierto parecido con el que ofrece la estatua-menhir de
Nave 2 (ver fig. 84). En Valdefuentes, una lnea en relieve
que enmarca el rostro desde el trazo superior hasta casi el
cuello indica la posibilidad de que se tratara de un casco
(ver fig. 84). El nico ejemplar que tiene un casco claro es
el de S. Joao de Ver (Porto), que por su morfologa ha sido
atribuido, como hiptesis, a la Edad del Hierro.
Collares
En las estelas del valle de Vilaria (Cabeo da Mina,
Quinta de Couquinho, Quinta de Vila Maior), la de Castro
Barrega y varias estatuas-menhir aparecen una serie de
lneas semicirculares representadas de forma bastante
convencionalizada que componen una especie de collar.

147

Son once ejemplares, siete de ellos con cinturn. El


nmero de semicculos vara sensiblemente entre unos y
otros ejemplares, incluso en el mismo yacimiento de
Cabeo da Mina (ver fig. 80). Es interesante resaltar que
los ejemplares que presentan un mayor nmero de
semicrculos son los que incorporan cinturones ms
simples de una o dos lneas paralelas. Por otro lado, los
casos con cinturones de remaches son estatuas-menhir de
mayor tamao y presentan menor nmero de semicrculos.
Este menor nmero es el ms comn en las estelas con
tocado, especialmente en las de Hernn Prez, que
normalmente presentan entre dos y tres semicrculos (vide
infra, Captulo 7.2). Otro posible nexo de unin entre estas
piezas y las de Gata son los crculos que presentan las
piezas de Qta. de Vila Maior, en los lados de su rostro, y
Nave 2, como remate del collar, motivos que por su
disposicin son similares a los de la estela de Riomalo, en
las Hurdes (vide infra, Captulo 7.2).

Figura 96: Distribucin geogrfica de estelas con collares atribuidas a la Edad del Bronce (en rojo las piezas tratadas en este captulo, en azul las estelas
con tocado, tratadas en el captulo 7.2).

este tipo de detalles.


Recientemente hemos tenido noticia de la estatua-menhir
de Vilar de Santos (vide supra) y la de Garrovillas
(Cerrillo, com. pers.), las dos con collares que
posiblemente se asemejen a stos, aunque an no se ha
publicado su estudio detallado, por lo que desconocemos

Hay varios collares que se distancian de esta


representacin convencionalizada. Estos son los casos de
Paredes, Faioes, Chaves y Longroiva, siendo la
interpretacin como collar de este ltimo dudosa. Los tres

148

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

ltimos presentan armas, elementos que no encontramos


asociados a los collares representados segn la convencin
ms comn. En este sentido es muy interesante la ausencia
de collares en las estelas con armas del Norte Peninsular.
Solo en el caso de Quinta de Vila Mayor hay una
representacin bastante desgastada sobre el cinturn que
por su forma rectangular podra ser interpretada como la
hoja de algn arma, pero su posicin vertical no reproduce
los convencionalismos conocidos en estas estelas y
estatuas-menhir, ni tampoco las de piezas de cronologa
ms reciente. Adems, la morfologa de este elemento no
se adeca a ningun referente metlico conocido, por lo que
podra tratarse de algn elemento de carcter perecedero.
# C.

Cinturn

Q. do Couquinho

Cabeo da Mina 4

Nave 2

Remaches

Cabeo da Mina 19

Castro Barrega

Alto da Escrita

Remaches

Cabeo da Mina 3

Simple

Cabeo da Mina 21

Doble lnea

Quinta de Vila Maior

Doble lnea

Boulhosa

Doble lnea

Faioes
Paredes de Abajo

5?

2-3?

Simple

Longroiva

1?

Chaves

2?

Simple

Otros

Emblema
Rectangular
-

Emblema
Rectangular
Emblema
Rectangular, pual
Emblema
Rectangular?
Emblema
Rectangular
Emblema
Rectangular

Figura 97: Estelas y estauas-menhir con collares y elementos asociados.

Estos datos indican que las armas, el elemento cruzado y


los collares compuestos por varios semicrculos
concntricos parecen excluirse mutuamente, aunque hay
que tener en cuenta que en las estelas de Vilar de Santos y
Garrovillas tenemos posibles collares de este tipo y
posibles puales. Los collares y el elemento o vestimenta
cruzada pueden aparecer en un mismo yacimiento, como
queda patente en Cabeo da Mina. Uno de los referentes
materiales que podemos relacionar con estos grabados son
las gargantillas de tiras de oro que hacen su aparicin en el
NW peninsular durante el Bronce Inicial (Hernando, 1983:
92-94, fig. 2; Bveda, 1998: 132-133). Tambin podemos
considerar la lnula de oro y los apliques de Cabeceiras de
Basto (Minho), situada recientemente en el Bronce Pleno
(Armbruster y Parreira, 1993: 57-59).
Las gargantillas de tiras conocidas en la pennsula estn
concentradas en el NW y estn morfolgicamente
relacionadas con ejemplares similares de la Francia
atlntica. Los ejemplares del NW son de oro batido y
presentan entre cinco y trece tiras. Suelen aparecer
asociados a otros elementos de adorno de oro, como
diademas, pulseras o brazaletes, tanto en contextos
funerarios (2) como en tesoros (3?).

Figura 98: Gargantilla de tiras de Monte dos Mouros (Segn J.S.O.,


1990: 137).

En los casos de Golada y Monte dos Mouros,


interpretados como posibles tesoros, las referencias poco
claras sobre su hallazgo dejan abierta la posibilidad de que
se tratara de contextos de tipo funerario (Bveda, 1998:
132). Un caso particularmente interesante es el de Sao
Bento de Balugaes, en el litoral del Norte de Portugal, ya
que se encontraba en una fosa y asociada a puntas palmela
(Jorge, S.O., 1986: 862). Esta asociacin con armas no la
encontramos en las estelas.
Nombre

Contexto y elementos asociados

Ccere
(A Corua)

Interior Tmulo:
+ 2 diademas fragmentadas, 1
pulsera de tiras fragmentada y
fragmento de otra diadema

Sao Bento de Balugaes


(Braga)

Fosa individual:
+ 4 ptas. palmela

Monte dos Mouros


(A Corua)

Cerca del castro de Monte dos


Mouros. Tesoro?:
+ 1 pulserita con extremos
perforados, cintas de oro.

Qta. Do Vale de
Moinhos (Santarm)

Golada
(Pontevedra)

Tesoro cerca del castro de Goys:


+ 2 brazaletes oro macizos, en
posible vaso cermico.

Tesoro en un vaso cermico


trpode:
+ 2 cuencos y 1 jarrita de oro, (2 con
decoracin geomtrica), 1 torques
de paletas, 1 peine decorado, 5 aros
grandes, 21 brazaletes macizos,
tres fragmentos de barra de oro
maciza (+1 gargantilla tiras ms y
varios brazaletes)

Caldas de Reyes
(Pontevedra)

Figura 99: Gargantillas de Tiras: contextos y asociaciones (RuizGlvez, 1984a: 55-56; 60-61; 110-111; 114-115; 159-160; 200)

Aunque dos de estos ejemplares aparecen en contextos


funerarios, ninguno de stos responde a la clsica cista sin
tmulo del NW, en las que los objetos de oro aparecen
solos o acompaados de puales (Fbregas y Vilaseco,
1998: 199). La dispersin de las gargantillas de tiras en el
NW coincide a grandes rasgos con la de las cistas sin
tmulo. Como en el caso de las decoraciones
campaniformes, las gargantillas -posibles referentes
metlicos - no aparecen en las zonas de las estelas con
collares (ver fig. 96). Aunque no hay que descartar que

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


futuros hallazgos cambien esta situacion, los datos
actuales sugieren que este tipo de adornos pudieron haber
sido conocidos por las sociedades que realizaron las
estelas pero, como ocurre con el binomio pual y
decoracion campaniforme, los collares fueron utilizados
en otros contextos, como por ejemplo, las estelas y
estatuas-menhir.
No hay que descartar que estos semicrculos reproduzcan
collares de otro tipo realizados con de cuentas de collar de
piedra, como azabache, pizarra o variscita. La variscita
est documentada en la zona en numerosas ocasiones y se
trata de un testimonio ms de interaccin con zonas
aledaas, ya que esta piedra no existe en el Norte de
Portugal (Bettencourt, 1995: 110). Es posible que por su
carcter forneo a la zona ms inmediata, estas cuentas
tuvieran un valor aadido. Aunque esto es mera
hiptesis y no hay analticas que lo prueben, es posible
que estas cuentas aparecidas en el Norte de Portugal
procedieran de una zona en Zamora en la que ha sido
documentada la explotacin de variscita desde, al menos,
el Calcoltico (Rojo et alii, 1997).

149

no, adems o en vez de remaches, o si el pual


representado tuvo remaches pero no se representaron por
no ser un aspecto que consideraran relevante. A pesar de
esta limitacin y de forma similar a lo detectado en los
petroglifos gallegos, los puales de las estelas estn
plasmados de forma genrica, con caractersticas
sealadas que el grabador consider principales
(Comendador, 1997: 116). De esta forma, creemos que las
representaciones aqu tratadas presentan ciertas
caractersticas genricas que nos permitirn argumentar de
forma coherente su interpretacin como representaciones
de prototipos reales concretos conocidos en el Norte de la
Pennsula Ibrica. Como veremos en los prrafos
siguientes, nos distanciaremos de la interpretacin de estas
representaciones como puales campaniformes y las
relacionaremos con puales que aparecen en ambientes
epicampaniformes (Bronce Inicial) de la cornisa
cantbrica y del Noroeste de la Meseta Norte (AlmagroGorbea, 1972; 1976; Saro y Teira, 1992; Teira y Ontan,
2000a; Ontan, 2003: 284).

Otro componente de adorno interesante, que slo se


conoce en las estelas 1 de Cabeo da Mina y Paredes de
Abajo, es un crculo que aparece en la cara posterior a la
altura de la cabeza, elemento que ha sido interpretado por
Sousa como un posible objeto para el arreglo del cabello
(ver fig. 80; Sousa, 1996: 85; 1997: 193).
Puales
Los puales estn representados en cinco estelas (Collado
de Sejos 2, Tabuyo, Pea T, Outeiro do Corno y
Garrovillas) y en cuatro estatuas-menhir (Vilar de Santos,
Chaves, Faioes y Tremedal). Dos de estas piezas, Vilar de
Santos y Garrovillas, an no han sido publicadas en
detalle y las representaciones de Chaves y Faioes no
presentan suficientes detalles como para relacionarlas con
referentes metlicos, por lo que analizaremos el resto.
Los puales estn nitidamente representados en las estelas
septentrionales de Tabuyo del Monte (noroeste de Len),
Collado de Sejos II (occidente de Cantabria), Pea T
(oriente de Asturias), Outeiro do Corno (A Corua) y en la
estatua-menhir de Longroiva (Beira Alta). En cada una de
estas piezas hay un pual grabado con hoja triangular, por
lo que generalmente han sido interpretados como puales
de lengeta. En lneas generales este tipo de puales se
caracteriza por presentar un espigo o lengeta para el
enmangue, adems de una hoja de morfologa triangular.
La interpretacin de estas representaciones de armas como
puales de lengeta es, sin embargo, problemtica. En las
estelas y estatuas-menhir ocurre como las representaciones
de puales de los petroglifos gallegos. Es difcil
interpretar y clasificar las armas grabadas segn los
criterios tipolgicos definidos para los objetos metlicos,
ya que los puales grabados aparecen todos con
empuadura y no es posible distinguir el modo en el que
la hoja se adapta al sistema de enmangue (Comendador,
1997: 115-116). Es difcil saber si el pual tuvo espigo o

Figura 100: Puales representados: 1, Collado de Sejos II (segn Teira y


Ontan, 2000a); (1) Collado de Sejos II (segn Bueno, Pin y Prados,
1985); 2, Tabuyo del Monte; 3, Pea T; 4, Outeiro do Corno; 5,
Longroiva.

Cada una de estas representaciones exhibe sus propias


particularidades. Aunque presentan longitudes variables,
las dimensiones de los tres puales tienen proporciones
semejantes. A pesar de que la morfologa general de sus
hojas es triangular, el de Pea T presenta hoja
pistiliforme, mientras que la hoja de la representacin de
Tabuyo es de lados ms rectos que las anteriores (ver fig.
100). Mientras los calcos realizados originalmente de la
estela de Sejos II mostraban un pual de hoja pistiliforme,
una reciente revisin revela que el pual es ms estilizado
de lo que se pensaba y presenta una hoja de lados rectos,
similar a la de Tabuyo (Teira y Ontan, 2000a; Ontan,
2003: 284 y fig. 34; ver fig. 100).
En teora, estas representaciones podran enriquecer
significativamente nuestro conocimiento sobre los objetos
a los que se refieren, especialmente respecto a su acabado,
el aspecto que tuvieron durante su vida de uso, al menos
en estas zonas. La mayora de nuestros anlisis estn
basados en restos materiales de estos objetos, por lo
tanto, aspectos como la empuadura son mal conocidos.
La escasez de restos que informan sobre este particular, ha

150

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

llevado a proponer la posibilidad de que stas fueran de


madera (Delibes, 1977: 102-103). Sin embargo, existen
hallazgos excepcionales, como los cilindros de oro de la
cista de Atios (Pontevedra), que indican la posibilidad de
que en algn caso los puales fueran enmangados con este
tipo de cilindros (Ruz-Glvez, 1984a: 108). La nica
estela que ofrece una reproduccin suficientemente
detallada del enmangue es la de Sejos II, en la que el
enmangue presenta un remate en pomo y est claramente
diferenciado de la hoja. En el resto de las representaciones
el desinters en la representacin del enmangue es patente.
Parece existir algo ms de inters en plasmar la
morfologa de la hoja.
Las representaciones de las estelas no ofrecen datos
inequvocos sobre los sistemas de enmangue, siendo ste
uno de los criterios clsicos de clasificacin de puales.
Un caso discutido es el pual del Pea T. La cuestin ha
girado en torno a la contemporaneidad o no de grabado y
pintura (vide supra; Balbn, 1989; Teira y Saro, 1992). Por
su superposicin al grabado se sabe que la pintura es
posterior a ste, pero no se sabe cunto tiempo transcurri
entre uno y otro. El contorno del pual fue grabado y
posteriormente pintado en rojo. En el mismo color se
pintan remaches. Como indica Balbn, sobre stos hay
piqueteado, aunque tampoco se sabe en qu momento son
realizados, slo que son posteriores al pintado de los
remaches. Este es un aspecto, que por los datos
disponibles, es difcil concretar. Como veremos
posteriormente, es posible que el perodo de tiempo
transcurrido entre silueta y remaches no haya sido largo
(vide infra).
A estas cuestiones inherentes al estudio e interpretacin de
grabados y pinturas prehistricos, hay que aadir el
carcter semitico de toda representacin y la dificultad de
discernir los aspectos icnicos o simblicos de estas
representaciones. De esta forma, como hemos comentado,
es difcil saber si en el pual de Sejos II, por ejemplo, no
hay remaches figurados porque el prototipo no los tuvo o
porque el grabador no los consider significativos. De la
misma manera, el tamao absoluto de los puales
grabados no debe ser interpretado en trminos absolutos,
sino como una esfera de significacin. Todo aspecto de la
figuracin es potencialmente una herramienta de
significacin, por lo que debemos tomar con cautela el
anlisis de cualquier aspecto formal de los puales
representados. Por ello es importante buscar paralelos
externos a las representaciones en s mismas, no slo para
llegar a aproximaciones cronolgicas, sino tambin para
valorar aspectos simblicos de las representaciones tanto
desde un punto de vista formal como contextual.
Un primer aspecto que interesa explorar es el de las
dimensiones. Comparar medidas absolutas entre
representaciones y referentes metlicos puede ser
equvoco, por lo que es necesario tener en cuenta medidas
proporcionales. Si comparamos, por ejemplo, las
longitudes absolutas de puales representados (con
enmangue) y referentes reales (sin enmangue), vemos que

a este respecto la mayora de las representaciones tienen


longitudes ms cercanas a puales largos/ espadas cortas
campaniformes. Mientras los puales de Tabuyo, Sejos II,
Pea T y Longroiva miden 43, 49, 66 y 61 cm de
longitud respectivamente, las espadas cortas de Pinhal de
Melos y Santiago miden 57,5 cm y 47 cm respectivamente
(Ruz-Glvez, 1984a: 64 y 212). Por otro lado, los puales
de lengeta clsicos presentaran longitudes siempre
inferiores a los 40cm, ms cercanas a las dimensiones que
presenta el pual representado en Outeiro do Corno (37
cm). El tamao absoluto de este tipo de puales conocidos
en la Meseta vara entre los 35,8 cm del pual de la fosa
de Arrabal del Portillo, el ms largo de esta zona
geogrfica, y el de Peredilla de 19 cm (Delibes, 1977: 71 y
fig. 28). Por otro lado, puales de lengeta procedentes de
contextos del NW, como los de la cista de Atios
(Pontevedra), que miden 15 y 31 cm, entran dentro de los
mismos parmetros (Ruz-Glvez, 1984a: 108).
La comparacin directa de las longitudes podra llevarnos
a pensar que los puales de las estelas se asemejan ms a
espadas cortas/puales largos campaniformes. Sin
embargo, si como hemos sealado anteriormente, el
tamao de la representacin es un aspecto susceptible de
ser manipulado, ya que es un mbito claro de
significacin, es necesario tener en cuenta las
proporciones del arma y su relacin con otros motivos
igualmente representados en el mismo soporte. De esta
forma, si dividimos la longitud del arma representada
entre su anchura, obtendremos un ndice relativo que
permite comparar las proporciones entre unos y otros. La
mayora de las estelas presenta unos ndices de
alargamiento muy homogneos (Outeiro 3,4; Longroiva
4,1; Tabuyo 4,3; Pea T 4,4 y Sejos II 4,9), ndices que
se alejan de las espadas cortas campaniformes (Santiago
5,5; Pinhal de Melos 6,38) y que por otro lado se acercan a
los de los puales de lengeta clsicos (Pago de la Pea
4,5; San Martn 4,28; Atios 4 y 4,7) y a los ndices de
algunos puales de enmangue mixto (Sabero 4,76; Pual
de Len 4,11). Creemos que este dato contradice la
reciente interpretacin de Ontan, quien ve en estos
puales reproducciones de espadas cortas/ puales largos
campaniformes (Ontan, 2003: 284). Su argumentacin
est fundamentalmente basada en las proporciones, que
como vemos son similares a las de puales de lengeta o
enmangue mixto. De esta forma, si el tamao del pual
fue exagerado en la representacin, pero fue reproducido
fielmente, la proporcin de la figura habra sido
mantenida.
Otro argumento a favor de esta ltima interpretacin de
los puales es la desproporcin que existe entre el
antropomorfo y el pual. Mientras los antropomorfos de
las estelas septentrionales varan en tamao absoluto, sus
proporciones parecen mantener un canon constante (vide
supra). Por otro lado, los puales parecen tambin seguir
cnones constantes. Lo que ms vara en esta situacin es
la proporcin que guardan antropomorfo y arma, ya que
esta parece ser variable, siendo adems el pual el
elemento que presenta un tamao ms exagerado. Esto

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


quiere decir que, sin perder las proporciones
carcatersticas de los prototipos, el tamao es un aspecto
cargado de simbolismo y se utiliz para expresar un
concepto determinado.
Algo parecido ocurre en los puales de los petroglifos del
NW peninsular (Vzquez Varela, 1997b: 204; Costas e
Hidalgo, 1997: 92). En stos los puales grabados miden
alrededor de 60 cm, por ejemplo, en el caso de Castro de
Conxo (A Corua) (ver fig. 102), o entre 40 y 50 cm en
los casos de Primadorno o Chn de Lagoa (Pontevedra)
(Pea Santos, 1980: fig. 3, 4 y 7), aunque no faltan
ejemplos de mayor tamao, como el arma de Auga da
Laxe I, con 240 cm de largo (Costas e Hidalgo, 1997: 88).
Los referentes reales de lengeta conocidos en este mbito
del NW son tambin de menores dimensiones absolutas,
pero de similares proporciones, lo que indica que es
posible pensar en una intencin consciente de representar
los puales en un tamao mayor que el real. Las razones
para ello pueden ser diversas. Sin embargo, el tipo de
contextos en el que este tipo de puales, sus referentes
reales, fueron depositados, confirmara el valor simblico
de estos objetos y nos acerca a comprender el tamao
exagerado de estas representaciones.
Como hemos avanzado las proporciones relativas entre
pual y antropomorfo varan de forma significativa entre
casos. Mientras los puales de Tabuyo y Sejos II tienen
longitudes similares, en stos dos casos las proporciones
relativas entre antropomorfo y pual son diferentes. As, si
dividimos la altura del antropomorfo entre el largo del
pual, el ndice para Collado de Sejos II es 2,6, ya que el
pual es pequeo en relacin al antropomorfo, mientras
que en Tabuyo es un 1,9, al ser el pual mayor en relacin
con el antropomorfo. Una proporcin similar a esta ltima
muestra el caso de Pea T, en donde el pual mide 66 cm
de largo por 15 de ancho, pero el ndice resultante es de
1,79. Dada la escasez de estelas conocidas no es factible
ofrecer conclusiones firmes, pero es posible indicar las
siguientes tendencias. Mientras las proporciones
guardadas en las representaciones antropomorfas parecen
seguir ciertas convenciones, la proporcin del pual
respecto al antropomorfo vara sensiblemente.
Lamentablemente la muestra con la que trabajamos no es
significativa. De cualquier forma, pensamos que como
hiptesis de trabajo es posible considerar que el tamao en
el que el pual fue representado pudo variar en funcin del
mayor o menor inters por enfatizar la idea a la que el
pual estaba relacionado, connotando de esta forma el
significado del conjunto de la representacin (vide infra).
La desproporcin entre el antropomorfo y el pual indica
que no es posible realizar comparaciones directas entre el
pual representado y el referente real, ya que el tamao,
como esfera de significacin, es manipulado
intencionalmente en la representacin. Ello no impide que
comparemos estos puales representados con referentes
reales diversos que, manteniendo una morfologa genrica
similar, varen en tamao, contextos y atribucin
cronolgica. A continuacin vamos a analizar ejemplares

151

de diversa tipologa (puales de lengeta, remaches y


enmangues mixtos), con los que las representaciones de
estas piezas comparten caractersticas genricas, y que han
sido hallados en las mismas reas geogrficas: los mbitos
meseteo y atlntico peninsulares.
Hay un criterio bsico de clasificacin de los puales
basado en la existencia o no de lengeta, y a partir de ah
en cada grupo se han diferenciado una serie de variantes.
Entre los que son clasificados como puales de lengeta
hay hojas cortas y largas, con lengetas ms o menos
desarrolladas y con hojas ms o menos triangulares, de
lados rectos o pistiliformes. Hay puales que, adems de
presentar una lengeta ms o menos desarrollada, tienen
orificios para remaches, una solucin de enmangue que ha
sido denominada mixta. Tambin los hay con lengeta
obtenida mediante escotaduras. Por otro lado, las hojas
pueden estar decoradas con nervaduras, caracterstica sta
que, junto a las soluciones de enmangue mixtas, han sido
relacionadas con el mbito atlntico (Ruiz-Glvez, 1984a:
226; Delibes et alii, 1999: 32-33). Adems, los contextos
en los que aparecen tambin son diversos para todas las
variantes (ver fig. 101). Muchos de ellos son de
procedencia desconocida o fueron hallados casualmente
sin ningn otro elemento asociado. Estos casos han sido
clasificados como Indeterminados, lo que no quiere
decir necesariamente descontextualizado. Hay casos que
posiblemente aparecieron en su entorno original, como las
estelas, y que quiz fueran inicialmente depositados sin
objetos asociados, por lo que originariamente fueron
objetos aislados, no descontextualizados. Sin embargo,
dado que aquellos sitios no han sido sistemticamente
prospectados ni excavados, no podemos considerar estos
casos para el anlisis que sigue por la inseguridad respecto
a sus contextos de deposicin (ver fig. 101).
A continuacin exploramos los contextos en los que
aparecieron puales de lengeta tpicos, tanto en el mbito
meseteo septentrional, como en el Cantbrico y en el NW
de la Pennsula Ibrica. Nos vamos a fijar en el tipo de
pual, en el contexto de deposicin y en los objetos
asociados. Como otros autores han sealado
anteriormente, existen pautas regionales de gran inters
(Delibes, 1977; Ruiz-Glvez, 1984; Jorge, S.O. 1986;
Blas, 1983: 111-112; Harrison, 1974). Dentro de lo que
consideramos puales de lengeta tpicos hay tambin
cierta variabilidad formal, especialmente en el tamao. En
este anlisis no consideramos en detalle los de pequeo
tamao (pualitos). Las representaciones de puales en
las estelas estn ms en consonancia con los puales de
lengeta de tamao medio o grande (Harrison, 1977: 63).
En la Meseta, los puales de lengeta aparecen
mayoritariamente en contextos funerarios. En torno al
Sistema Central se conocen los casos de Aldeavieja de
Tormes (Salamanca) y Entretrminos (Madrid), dlmenes
de corredor en los que se practicaron inhumaciones junto a
las que se depositaron ajuares de tradicin campaniforme.
Un caso similar en el reborde NE de la Meseta Norte es el
dolmen de San Martn (Laguardia, lava). Entre estos

152

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

ajuares destacan los puales de lengeta, que en estos


casos estn asociados a cermicas campaniformes de tipo
Ciempozuelos, botones de perforacin en V en el caso
alavs, puntas palmela (Aldeavieja y Entretrminos), y en
el caso salmantino a una cinta y una plaquita de oro
(Delibes y Santonja, 1986: 26-33). Un nico pual de
lengeta se document en una cista sin tmulo en la
localidad burgalesa de Villalmanzo. Sin embargo, los
contextos funerarios meseteos mejor documentados en
los que han aparecido puales de este tipo son los

enterramientos en fosa hallados en el Duero y Alto Tajo


(ver fig. 101) (Delibes, 1977; Harrison, 1977). Los casos
vallisoletanos son los mejor conocidos. Se trata de
inhumaciones individuales en fosa acompaadas de
ajuares que incluyen, adems de los puales, cermica
Ciempozuelos, puntas palmela, elementos en oro, brazales
de arquero y otros objetos campaniformes como los
botones con perforacin en V (Delibes, 1977: 127-128).

Figura 101: Dispersin de puales de lengeta (representados o reales), con enmangue mixto, escotaduras o remaches y espadas campaniformes en los
mbitos cantbrico, meseteo y NW de la Pennsula Ibrica: (Fuentes: Anati, 1968b; Delibes, 1977; Harrison, 1977; Ruz-Glvez, 1984a; Jorge, S.O.,
1986; Blas, 1983; Lpez Plaza y Santos, 1984-85; Costas e Hidalgo, 1997; Comendador, 1997; Vzquez Varela, 1997b; Arias y Armendriz, 1998;
Delibes et alii, 1999; Garrido, 1999; Comendador, 1999; Van Schoor, 2003; Ontan, 2003).

La inhumacin de Fuente Olmedo, datada en el 1670


a.C., iba acompaada de las tres formas cermicas tpicas
campaniformes de estilo Ciempozuelos, situadas junto a
los pies del esqueleto (Delibes y Municio, 1981: 75).
Adems, haba once puntas palmela, que junto al pual
de lengeta, estaban situadas cerca de las extremidades

superiores, una punta de flecha de slex, un brazal de


arquero y una diadema/collar de oro, esta ltima situada
junto a la cabeza, que estaba orientada hacia el Sur
(Delibes, 1977: 63 y figs. 24-26).
En el NW de la Meseta Norte no se conocen los

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


enterramientos en dlmenes del sector SW o NE, pero s
hay noticias imprecisas sobre enterramientos individuales
acompaados de objetos metlicos de tradicin
campaniforme, en la lnea del horizonte Montelavar
(Jimeno, 1988: 107). El pual de Peredilla, en Len, es el
caso meseteo ms cercano a las estelas con pual,
especialmente a la de Tabuyo del Monte. El pual
apareci en una sepultura de inhumacin junto con una
serie de brazaletes (Delibes, 1977: 31-33 y fig. 6: 1). Otro
tipo de contexto funerario en el que se han documentado
algunos puales de lengeta son cuevas situadas en el
reborde noreste de la Meseta Norte-Cantbrico Oriental.
Un ejemplo bien documentado del Noreste meseteo es
la cueva de Gobaederra, en lava, en la que se hallaron 5
puales de lengeta de diverso tamao repartidos en dos
niveles de enterramiento (Apellniz, Llanos y Faria,
1967; Apellniz, 1968). En el nivel inferior, datado en
1710+/-100 A.C (I-3984), haba dos puales de lengeta
de tamao medio, puntas de flecha de slex, cermica lisa
y cuatro punzones. En el nivel superior, separado del
anterior por un nivel de cenizas aparentemente estril,
haba restos de al menos una veintena de individuos, tres
puales de lengeta (dos de tamao medio y un pualito),
cuentas de collar, puntas de slex y ocho punzones
(Apellniz, Llanos y Faria, 1967).
En la Meseta, tambin se han documentado puales de
lengeta en una estela y un depsito. La nica estela con
un pual conocida en la Meseta es la de Tabuyo del
Monte (Len) (ver fig. 79). Est situada en un sector
meseteo, el noroccidental, en el que los elementos de
tradicin campaniforme son muy escasos y estn
nicamente representados por objetos metlicos (vide
infra). Por otro lado, en la Meseta Sur, se conoce el
depsito de Pantoja, en la finca toledana de La Paloma
(Harrison, 1974). El pual de lengeta apareci asociado
a dos alabardas de tipo atlntico (Delibes et alii, 1999:
35-36), a una sierra y a una cinta de oro. Como veremos,
en los dos casos peninsulares en los que aparecen puales
de lengeta en contextos de depsito seguros, stos
aparecen junto a alabardas. Pero este tema lo trataremos
en prrafos posteriores (vide infra). En tierras sorianas
tambin se hallaron dos puales de lengeta asociados,
en Arancn. Aunque este hallazgo fue interpretado como
posible depsito (Delibes, 1977: 48, fig. 14), tambin ha
sido considerado como parte de posibles enterramientos
individuales (Jimeno y Fernndez Moreno, 1992: 87).
En la cornisa cantbrica el panorama es bien distinto. En
el cantbrico oriental se han documentado puales de
lengeta en niveles de habitacin y de enterramiento de
diversas cuevas. Por otro lado, este tipo de puales es
actualmente desconocido en Cantabria (Gonzlez Sainz y
Gonzlez Morales, 1986: 320-321). La excepcin es el
pual grabado de Sejos II (Polaciones), en el occidente de
esta autonoma. En el resto de la cornisa slo se conoce el
ejemplar de la Cueva del Culebre (Cangas de Ons,
Oriente de Asturias). Esta cavidad es conocida tambin
por un dolo hallado proximo al pual; un canto rodado
que presenta motivos reticulados grabados en una de sus

153

caras, muy similar, como Blas apunt hace aos, a las


estelas de Fresnedo (Teverga) (vide supra) (Blas, 1974;
1983: 114 y fig. 29, 1-5). Fruto de las prospecciones
realizadas por R. Frasinelli en el siglo XIX, fueron
hallados, en el vestbulo de la cueva, el dolo, un pual de
lengeta de hoja ligeramente pistiliforme (17,5 cm de
largo), un hacha pulimentada, un fragmento de punzn y
un anillo (de cobre o bronce). Aunque el contexto de
aparicin no es conocido con detalle, la asociacin de
estos elementos ha llevado a considerarlo funerario (Blas,
1983: 114). En general, los puales de lengeta
cantbricos se caracterizan por su pequeo tamao y la
hipertrofia de sus lengetas (Ontan, 2003: 196-197).
Este ha sido uno de los argumentos aportados por
Ontan para interpretar los puales grabados de las
estelas como espadas cortas y no como puales de
lengeta (Ontan, 2003: 284). Sin embargo, como
hemos comentado en prrafos anteriores, las
proporciones relativas son similares entre puales y
representaciones. Esto nos lleva a pensar que las armas
que acompaan a los antropomorfos de las estelas son
puales reproducidos con un tamao exagerado lo que,
por supuesto, no excluye que se trate de puales con otro
tipo de enmangue (vide supra).
En el NW los puales de lengeta aparecen, adems de
en la estela de Outeiro do Corno, en contextos funerarios,
depsitos y en petroglifos, aunque recientemente tambin
se ha documentado un pual de lengeta en un abrigo
vinculado a un rea de acumulacin en la sierra de O
Bocelo (Mndez, 1994: nota 18). El contexto ms
extendido es el funerario, entre los que destacan las cistas
sin tmulo. Un caso paradigmtico es la cista de Quinta
da Agua Branca (Minho, Norte de Portugal). En este
recinto de inhumacin individual haba depositados,
adems del pual de lengeta, una diadema de oro
perifricamente decorada por incisin con motivos
geomtricos, as como espirales simple y aros de oro
(Jorge, S.O., 1986: 862). Este tipo de enterramientos,
muy comunes en Pontevedra y A Corua, se documentan
incialmente durante el Bronce Inicial, aunque tambin
parecen haber sido construdos durante el Bronce Final
(Bettencourt, 1997: 622 y 626-629). En algunos casos,
como el de la necrpolis de Gandn (Pontevedra), ha
podido ser documentada su proximidad a hbitats
contemporneos (Pea Santos, 1985: 82). Aunque se
conocen numerosas estructuras de enterramiento
cistoides, slo en algunas se han hallado puales de
lengeta. Los ajuares ms tpicos del Bronce Inicial estn
compuestos por diversos elementos de tradicin
campaniforme, como en la cista de Carnota (A Corua),
en la que adems del pual fue depositado un brazal de
arquero (Ruiz-Glvez, 1984a: 58-59). Esta cista formaba
parte de una necrpolis de la que se documentaron tres
cistas rectangulares orientadas N-S y distanciadas entre s
unos 6-7 metros. Lamentablemente las otras dos haban
sido violadas. En algunos casos, esta cistas fueron
cubiertas por tmulos. En uno de estos monumentos
(Vilavella, A Corua), fue tambin documentado un
pual de lengeta.

154

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Los contextos funerarios del NW peninsular son muy


diversos durante el Bronce Inicial (Bettencourt, 1997:
626) y los puales de lengeta estn presentes en varios
de ellos como, por ejemplo, tmulos y dlmenes. En
Pena Corneira (Orense), se hall un pual de lengeta y
una punta palmela asociados posiblemente a un dolmen.
Por otro lado, se conocen puales procedentes de los
tmulos de Boel, Fisterra (A Corua) y Monte Cabras
(Pontevedra), en este ltimo asociados a una punta
palmela. El caso de Fisterra es un tanto excepcional en el
NW, ya que tambin presenta cermica campaniforme
(Jorge, S.O., 1986: 881), coincidencia que tambin ha
sido documentada recientemente en el tmulo de Cha de
Carvalhal (Serra de Aboboreira), aunque en este caso
estn estratigrficamente disociados (Cruz, 1992: 114).
Este tipo de asociacin entre pual de lengeta y
cermica campaniforme es bastante comn en los
contextos funerarios meseteos vistos, mientras que en el
NW es prcticamente desconocida.
Los puales de lengeta del NW aparecen en depsitos
con ms frecuencia que los de la Meseta. Se trata,
adems, de depsitos de cierta complejidad. Por un lado,
los depsitos de San Loureno (Chaves, Portugal) y
Roufeiro (Orense) presentan, adems de puales de
lengeta, puales de remaches, con escotaduras y
remaches, puntas palmela, hachas planas, y gubias. De
cualquier forma, las circunstancia del hallazgo de San
Loureno no estn tan claras. Se trata de artefactos
conocidos de antao y, mientras el hbitat en el sitio ha
sido confirmado para finales del III y principios del II
Milenios a.C., no es posible relacionar los objetos de
metal con los datos estratigrficos registrados (Jorge,
S.O., 1986: 670). Finalmente, el depsito de Leiro
(Rianxo, A Corua), est compuesto por cinco puales de
lengeta y una alabarda de tipo atlntico (Meijide, 1989;
vide infra). Estos artefactos aparecieron durante labores
agrcolas y fueron detectados cuando estaban
diseminados por el terreno (Ruz-Glvez, 1984a: 58-59).
Dos de los puales de Leiro presentan nervadura
decorativa en la hoja, caracterstica sta que ha sido
relacionada con la incipiente interaccin entre el NW y la
Europa atlntica durante el Bronce Inicial. A esta
cronologa nos llevara tambin la alabarda presente en el
depsito. Lo ms interesante es la existencia en las
cercanas de una laja en la que hay grabados dos
alabardas y dos puales (Calo y Gonzlez, 1980; Bradley,
1997: fig. 4.6).
Tanto en el depsito de Leiro, como en el de Pantoja,
aparecen asociados puales de lengeta con alabardas de
tipo atlntico. Esta asociacin se repite, no slo en
Tabuyo del Monte y Longroiva, sino tambin en varios
petroglifos gallegos (vide infra). Estos son, por ejemplo,
los casos de Primadorno, Dumbria, Auga da Laxe 1 en
Pontevedra y Castro de Conxo, el petroglifo de Leiro y el
de A Rocha en A Corua (Calo y Gonzlez, 1980; Costas
e Hidalgo, 1997: 88-89). En los tres ltimos las
representaciones de puales, probablemente de lengeta,

y alabardas son abundantes, llegando a 7 puales y 5


alabardas en Castro de Conxo o 6 alabardas y 11 puales
en Auga da Laxe I (Pea Santos, 1980: 52; Vquez
Varela, 1997; Costas Goberna e Hidalgo, 1997: 89;
Bradley, 1997: 203-207).
Son numerosas las representaciones de puales en los
petroglifos gallegos. En general se trata de puales con
hojas triangulares, aunque no faltan algunos ejemplos con
lados paralelos. El problema es que muchos de estos
grabados no ofrecen suficientes aspectos de detalle,
necesarios para analizarlos bajo el prisma de las
clasificaciones utilizadas para los correlatos reales. Como
en las estelas rectangulares, estas representaciones
tambin buscan una plasmacin genrica del arma, por lo
que s es posible realizar al menos una aproximacin
(Comendador, 1997: 115-116). Algunas representaciones
s ofrecen detalles que permiten pensar que muchos de
los puales parecen referirse a puales de espigo,
mientras otros presentan hojas decoradas y remaches
(Costas e Hidalgo, 1997: 91).
Ademas de la asociacin de estos puales con alabardas
en los petroglifos, hay otra combinacin que pensamos es
muy significativa para el tema que tratamos. En algunas
ocasiones los puales aparecen asociados a motivos que
en ocasiones han sido interpretados como idoliformes,
como en la Pedra das Ferraduras (Cotobade, Pontevedra)
o Castro de Conxo, coincidiendo en este ltimo tambin
con alabardas (ver fig. 102; Costas e Hidalgo, 1997: 92;
vide infra). En algunos petroglifos los puales aparecen
representados como si se tratara de la preproduccin de
un depsito, como en la laja de O Ramallal (Campo
Lameiro, Pontevedra), en la que slo aparecen puales
que parecen estar almacenados (Pea, Costas y Rey,
1993). Este hecho fortalecera la conexin, simblica si
se quiere, entre depsitos y petroglifos, lo que tambin
parece corroborar la cercana del depsito y petroglifos
de Leiro (vide supra; Fbregas y Bradley, 1995: 155;
Bradley, 1997: 60; Bradley y Fbregas, 1998: 296).

Figura 102: Grabados de Castro de Conxo, Santiago de Compostela


(segn Pea Santos, 1980: fig 3)

En el NW peninsular los puales de lengeta han sido


documentados principalmente en contextos funerarios,
asociados a objetos muy diversos, frecuentemente no
cermicos de tradicin campaniforme. Estas deposiciones
son datadas por S.O. Jorge entre 1900 y 1700 a.C. (Jorge,
S.O., 1986: 862-863; vide infra). Los contextos
conservados y mejor conocidos dan la impresin de que

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


los puales depositados en cada enterramiento fueron
escasos. Estos hechos hacen pensar que la presencia o
ausencia de puales de lengeta no respondi a factores
cronolgicos, sino ms bien a factores sociales
(Comendador, 1997: 123). Los puales de este tipo
aparecen adems en contextos muy diversos, ya que
tambin son numerosos en los petroglifos y depsitos,
siendo stos los nicos contextos en los que aparecen
conjuntamente puales y alabardas. En los petroglifos
aparecen tambin asociaciones novedosas de los puales
con escutiformes y motivos idoliformes.
Los petroglifos presentan, por tanto, cierta ambivalencia
respecto a su/s posible/s finalidad/es y significado/s. Por
un lado hacen referencia indirecta a depsitos, mientras
por otro estn relacionadas con las inhumaciones
individuales y sus ofrendas personalizadas. Desde un
punto de vista interpretativo, y teniendo en cuenta esta
doble relacin, este tipo de petroglifos podran ser
interpretados de dos formas diferentes segn la
interpretacin que se haga de los depsitos. Si stos son
considerados ofrendas funerarias, se puede decir que los
petroglifos gallegos naturalistas con armas hacen
referencia constante al tema funerario, expresndolo de
diferentes formas. Si por el contrario, pensamos que los
depsitos de armas como el de Leiro tienen un fin
utilitario o ritual no necesariamente relacionado con el
mbito funerario, entonces podremos admitir la
ambivalencia de los petroglifos con armas. De esta
forma, los petroglifos con armas habran tenido
significados dominantes relacionados con variadas
esferas rituales y quiz tambin prcticas. En este
sentido, tiene mucho inters los estudios realizados
recientemente por Fbregas y su equipo, en los que se
analizan los petroglifos en su mbito arqueolgico ms
inmediato, desde el tipo de soporte, emplazamiento,
visibilidad y relacin con sitios arqueolgicos cercanos
(Fbregas, Carvalho y Villoch, 1998; vide infra).
Como recapitulacin en torno a los puales de lengeta
clsicos, posibles correlatos metlicos de los puales de
las estelas, podemos destacar los siguientes puntos:
 Los puales de lengeta documentados en la Meseta
fueron depositados por lo general en enterramientos de
inhumacin individual, especialmente en fosas en la
cuenca media del Duero, aunque tambin en dlmenes,
una cueva y una cista en los rebordes de la Meseta,
especialmente en el sector SW, NE y Sistema Central. En
el sector NW de la Meseta Norte se conocen puales de
lengeta asociados a contextos funerarios de los que se
tiene conocimiento impreciso, aunque se cree que se
trataba de enterramientos individuales. Tambin se
conocen puales de lengeta en la Meseta como parte de
depsitos, si bien estos son ms escasos. Como nota
caracterstica se puede sealar la asociacin repetida de
puales de lengeta con cermicas campaniformes
(Ciempozuelos) en los contextos funerarios del Duero
Medio (fosas), Alto Tajo (dlmenes y fosas) y sector SW

155

(dlmenes), lo que no ser comn en otras reas


geogrficas como el sector NW de la Meseta Norte.
 En la cornisa cantbrica estos puales son muy
escasos, mientras la cermica campaniforme es
prcticamente inexistente, especialmente en su sector
central y occidental. Los pocos puales de lengeta
conocidos proceden de contextos funerarios, posibles o
seguros. Lo mismo ocurre con los escasos y dudosos
fragmentos de cermica campaniforme incisa (Ontan,
2003: 215 y 219). El reciente estudio de Ontan sobre la
Cornisa Cantbrica ha puesto de manifiesto que tanto los
puales de espigo, como los escasos fragmentos de
cermica campaniforme incisa se encuentran en
contextos sepulcrales de enterramiento mltiple, en los
que hay un nmero moderado de inhumados que han sido
incipientemente individualizados (Ontan, 2003: 227,
231). Este tipo de enterramientos comienza a ser ms
comn a partir de los primeros compases de la Edad del
Bronce en el rea cantbrica.
 La cermica campaniforme es tambin muy escasa
en el NW, aunque un poco ms numerosa que en el
Cantbrico. En este mbito geogrfico aparecen los
puales de lengeta, algunos clsicos, otros con hoja
decoradas con nervaduras o de mayor tamao que los
meseteos, hechos que indican una incipiente interaccin
con el mbito atlntico. Como en la Meseta, los puales
de lengeta aparecen repetidamente en contextos
funerarios. Sin embargo, la morfologa de estas tumbas es
generalmente diferente de las meseteas. Adems, la
cermica campaniforme est ausente de este tipo de
contextos. En el NW se conocen dos casos de puales en
depsitos, en los que adems aparecen alabardas. Esta
aparicin conjunta se repite en los petroglifos. Los
puales grabados en los petroglifos son tan abundantes
como en los contextos funerarios. En ellos los puales
aparecen ocasionalmente asociados a figuras idoliformes,
pero la asociacin ms comn es con alabardas y
escutiformes. Los referentes reales para esta aparicin
conjunta slo se conocen en los depsitos de Leiro y
Roufeiro.
 En sntesis, la mayora de las estelas con puales que
por sus proporciones y ausencia de remaches
representados podran referirse a los de lengeta (Sejos
II, Tabuyo y Longroiva), aparecen en un ambiente en el
que dos manifestaciones tpicas del mundo campaniforme
estn prcticamente ausentes: cermica y puales de
lengeta. Esto es as para el cuadrante NO de la Meseta
Norte, donde aparece Tabuyo del Monte, la cornisa
Cantbrica, donde se conoce el pual de la estela de
Collado de Sejos II o el margen occidental de la Meseta
Norte, donde se encuentra la estatua-menhir de
Longroiva. La excepcin a esta tendencia es Outeiro do
Corno, representacin en la que falta la tpica decoracin
en zig-zag y que est acompaada por un pual de
pequeas dimensiones. Esta estela est situada en el
extremo noroccidental peninsular, donde la cermica
campaniforme est ligeramente mejor representada pero

156

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

disociada de los puales de lengeta, que estn presentes


en diversos contextos, especialmente funerarios y en
petroglifos.
 Aunque el pual de Tabuyo no permite apreciaciones
tipolgicas que vayan ms all de su posible
identificacin como pual, ste aparece conjuntamente
con una alabarda de tipologa similar a las Carrapatas
(vide infra). El pual de Sejos II podra corresponder
tambin por sus proporciones, pero tanto sus
proporciones y la ausencia de detalle en la empuadura
no impide que sean tipos relacionados a los correlatos
con enmangues mixtos o de remaches (vide infra). Esta
posibilidad quedara reforzada por la alabarda de Tabuyo
y por las caractersticas del contexto arqueolgico
externo de estas estelas, de las reas geogrficas en las
que se encuentran.
Al considerar los posibles correlatos de las armas de las
estelas y estatuas-menhir, los argumentos puntualizados
nos llevan a aproximarnos a lo que ocurre en el
Cantbrico Central y NW de la Meseta Norte durante un
incipiente Bronce Inicial. En ciertos aspectos, lo que
ocurre en estas zonas parece estar ms relacionado con lo
que ocurre en Galicia y Norte de Portugal que con la
Meseta (disociacin contextual de cermica
campaniforme y elementos metlicos de esta tradicin,
presencia de alabardas, representaciones grabadas en
petroglifos). En este sentido apuntaran la estela de
Outeiro do Corno (A Corua) y la estatua-menhir de
Longroiva (Beira Alta).
Sin embargo, hay una serie de aspectos que
individualizan la zona del Cantbrico Central y NW de la
Meseta Norte. La escasez en estas zonas de puales de
lengeta y la aparicin de puales de enmangue mixto
o puales de lengeta incipiente con hoja pistiliforme,
proporcionan un contexto externo que ampla las
posibilidades de interpretacin de los puales de Tabuyo,
Sejos II y Pea T. El pual de Sabero (Len), situado al
NW de la cuenca del Duero, ejemplifica este panorama.
La cermica de tipo campaniforme est prcticamente
ausente tanto en Cantabria, Asturias, como en Galicia, lo
que es extensible a la zona NW de la Meseta Norte (Blas,
2000b: 40-41; Gonzlez Sainz y Gonzlez Morales,
1986: 318). Sin embargo, en este mbito geogrfico se
han documentado objetos metlicos de tradicin
campaniforme, algunos de evidente estilo atlntico, como
parte de depsitos, hallazgos aislados o en contextos
funerarios. Esto ha llevado a algunos autores a relacionar
esta zona al NW del Duero con el horizonte Montelavar
definido por Harrison en los 70s (Harrison, 1974;
Delibes et alii, 1999: 28, 33).
En el Cantbrico central encontramos una situacin
semejante al NW de la Cuenca del Duero, ya que slo
existe una pequea muestra de fragmentos cermicos
hallados en cuevas que presentan decoracin de tipo
Ciempozuelos, adscripcin que parece ser dudosa
(Gonzlez Sainz y Gonzlez Morales, 1986: 318). En el

mbito metalrgico ocurre lo mismo. Slo se conocen


algunas puntas palmela en cuevas de Castro Urdiales
(Cantabria Oriental) asociadas a cermicas incisas de
estilo campaniforme, as como una punta de Potes, hoy
desaparecida (Gonzlez Sainz y Gonzlez Morales, 1986:
320-322). Pero lo ms significativo en relacin con el
tema que tratamos, es el desconocimiento en el territorio
cntabro de puales de lengeta (Gonzlez Sainz y
Gonzlez Morales, 1986: 320-321). Por otro lado, s se
han documentado dos puales de tipologa que ha sido
tildada de primitiva. En la cueva del Castillo, en un
posible contexto funerario, adems de un ejemplar con
enmangue mixto (vide infra), se hall un pual de
pequeo tamao y enmangue de muescas laterales, pero
sin remaches. Por otro lado, en los niveles superficiales
de la Cueva del Juyo, se hall un pual similar con
escotaduras y hoja ms larga (Gonzlez Sainz y Gonzlez
Morales, 1986: 328, 330).
En Asturias encontramos un escenario parecido. Los
testimonios campaniformes se reducen a una serie de
objetos metlicos (hachas planas, tubito de oro, brazal de
arquero) hallados en contextos funerarios de tipo cista
(p.e. Los Fitos en La Cobertora) o en cuevas sepulcrales
(p.e. El Bufn en Vidiago, Llanes). En la cueva del
Bufn, sin embargo, se hallaron una serie de fragmentos
cermicos con decoracin geomtrica incisa muy
parecida a la campaniforme mesetea de tipo
Ciempozuelos (Blas, 1983: 104-107). Estos objetos
metlicos de tradicin campaniforme hallados en
Asturias meridional y oriental han sido datados en un
Bronce Inicial (Blas, 1983: 111-131). Entre stos
destacan dos puales de lengeta, uno de ellos tambin
con remaches, y un pual de remaches alabardado
(Blas, 1983: fig. 29).
La problemtica interpretacin del pual de Pea T se
debe, como ya hemos comentado, a la utilizacin de dos
tcnicas diferentes para su elaboracin, y por lo tanto, a
la posibilidad de que silueta y remaches hayan sido
ejecutadas en momentos diferentes (vide supra). Sin
embargo, pensamos que aunque los remaches hubieran
sido pintados con posterioridad al grabado, la morfologa
general del pual no fue modificada. Lo ms significativo
en este sentido es la morfologa pistiliforme de su hoja.
Esta forma est presente en algunos puales aparecidos
tanto en el Cantbrico central, como en el cuadrante NW
de la Meseta Norte. Se trata de ejemplares que presentan
en ocasiones sistemas de enmangue mixto (lengeta y
remaches) o lengeta poco desarrollada, caractersticas
que han sido relacionadas con el mundo atlntico durante
un incipiente Bronce Inicial. Algunos puales de lengeta
presentan, por ejemplo, nervaduras decorativas en la hoja
y mayor largura. Este tipo de aspectos, presentes en los
puales de Len, Sabero (Len) (ver fig. 103, n2) o
Aspariegos (Zamora), han sido relacionados con el
mundo atlntico (Ruz-Glvez, 1984a: 226; Lpez Plaza
y Santos, 1984/85: 260-261; Delibes et alii, 1999: 30-33).
El pual de Sabero presenta nervaduras decorativas,
adems de cierta atrofia en la lengeta y dos orificios

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


para remaches en la zona de los hombros (Delibes et alii,
1999: 32). Esta combinacin de espigo y remaches es
muy sugerente, ya que este tipo de enmangue mixto es el
que pudo estar reflejado en el Pea T. Aunque el
orificio que presenta el pual de Len parece ser
accidental (fig. 103, n2), es la morfologa pistiliforme de
su hoja la que llama nuestra atencin.

Figura 103: Puales de tradicin campaniforme/ Bronce Antigo: 1.


Puertu Gumial (Aller, Asturias)(Blas, 1983: fig. 29-6); 2. Pual de
Len (Delibes et alii, 1999: 30); 3. Pual de Almeida de Sayago
(Zamora)(Delibes, 1977: fig. 31-4); 4. Pual de Pago de la Pea
(Villabuena del Puente, Zamora)(Delibes, 1977: fig. 30)

Los puales con este sistema conocidos en Cantabria,


Asturias y el NW de la Meseta Norte son escasos y
reproducen soluciones variadas, tanto respecto a la
morfologa de la hoja, como a las caractersticas de la
lengeta y el nmero y posicin de los orificios para
roblones. Uno de los testimonios ms similares al pual
de Pea T es la espada de Cuevallusa I (Ogarrio,
Oriente de Cantabria), hallada en un depsito formado
por otras dos espadas (Almagro-Gorbea, 1976). Esta
espada presenta hoja pistiliforme, semejante a la de Pea
T, as como un enmangue mixto de pequea lengeta y
seis remaches. Por su paralelismo con piezas atlnticas,
esta espada ha sido datada a inicios de la Plena Edad del
Bronce. En esta etapa, aunque en un momento
ligeramente posterior, fue incluida la conocida espada de
Entrambasaguas, encontrada en la cueva de la Espada,
tambin en la zona oriental de Cantabria (AlmagroGorbea, 1976). Pero tambin se conocen puales con este
sistema mixto, que por sus caractersticas formales, han
sido datados en un Bronce Inicial y que por sus
proporciones se asemejan ms a la representacin del
Pea T. En Cantabria, cerca de la zona de
Entrambasaguas, fue hallado aislado el pual de Cerro
Lombanos (Riotuerto), con placa y cuatro remaches. En
la zona central de Cantabria, en un posible contexto
funerario documentado en la cueva del Castillo, tambin
se hallaron dos puales. Uno de ellos, como hemos
comentado, presenta una tipologa ms arcaica (vide
supra), mientras que el segundo tiene hoja alargada, placa
de enmangue y dos remaches (Gonzlez Sainz y

157

Gonzlez Morales, 1986: 329). Otro ejemplar cntabro


sera el de Pea Cabarga (Arias y Armendriz, 1998: 6).
Tambin hay ejemplos asturianos de gran inters, como
los hallados en el depsito de Puertu Gumial (Aller,
Asturias centro-meridional) (fig. 103, n1). Este depsito
estaba formado por pual de lengeta con remaches y
hoja ligeramente pistiliforme, muy semejante a la
representada en Pea T y un pual de remaches
alabardado (posiblemente una alabarda por el grosor de
su hoja) (vide infra). Su inters radica no slo en su
morfologa, sino tambin en la localizacin geogrfica
del depsito, en una zona de paso natural en la Serrana
de las Fuentes, prximo al puerto de Vegarada, entre el
Cantbrico y la Meseta (Blas, 1983: fig. 28; ver fig.
103). Otro ejemplar asturiano similar es el de la cueva de
Arangas. Finalmente, en el NW de la Meseta Norte se
conocen los puales de Sabero (Len), ya mencionado,
Aspariegos y Almeida de Sayago (Zamora) (ver fig. 103,
n3; Delibes et alii, 1999: 31; Lpez Plaza y Santos,
1984/85: 258-261; Delibes y Fernndez, 1983: 31-32;
Delibes, 1977: 72-73 y fig. 31; Arias y Armendriz,
1998: nota 4). El ejemplar de Sabero es especialmente
interesante, ya que est situado junto al Esla, al Noreste
de la provincia de Len, sur de los Picos de Europa. Al
Norte de este punto estn los puertos de la Tarna y el
Pontn, sitios de paso a travs de la Cordillera Cantbrica
que desembocan en el Oriente de Asturias y Occidente de
Cantabria respectivamente, donde estn situados los
lugares de Pea T y Sejos.
Este tipo de soluciones mixtas para el enmangue, junto a
los surcos decorativos en las hojas presentes en
ejemplares como los de Cuevallusa o el pual de Len,
han sido relacionadas con el mbito atlntico (RuizGlvez, 1984a: 226-227). Este tipo de innovaciones
formales o tcnicas denunciaran incipientes contactos
con el mundo atlntico que slo se manifiestan en
determinadas reas del Cantbrico y de la Meseta Norte,
coincidentes como hemos visto, con reas en las que
persisten elementos metlicos de tradicin campaniforme
y en las que aparecen los contados testimonios de
estelas septentrionales. Son zonas en las que las
cermicas con decoracin incisa tipo campaniforme es
muy escasa o casi inexistente, lo que contrasta con su
abundancia en las reas vecinas de la cuenca del Duero o
el Cantbrico Oriental, donde tambin los puales de
lengeta clsicos son ms abundantes y aparecen
asociados a cermicas campaniformes en contextos
funerarios. En las zonas en las que aparecen estelas y
estatuas-menhir (NW, Cantbrico Central y rebordes
occidentales de la Meseta Norte) y especialmente donde
hay estelas sepentrionales con armas (Cantbrico Central
y NO de la Meseta Norte), es donde hay una mayor
presencia de puales con soluciones mixtas de enmangue,
hojas pistiliformes o rebordes decorativos en las hojas,
frente a una menor representatividad de los clsicos
puales de espigo campaniformes. Un caso que
ejemplifica la presencia testimonial de puales de
lengeta en estas zonas es el de la tumba del vado de

158

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Celada de Roblecedo (Palencia), en donde estaba


asociado a otros objetos metlicos de tradicin
campaniforme (Delibes y Fernndez Miranda, 1981).
Tambin en el Cantbrico central se conoce el pual de
lengeta de la Cueva del Culebre (Asturias), en un
posible contexto funerario, asociado a otros materiales no
directamente relacionados con el mundo campaniforme
(Blas, 1983: fig. 29).
Hay contados puales con enmangues mixtos, de
escotaduras o remaches, o los que presentan nervaduras
decorativas en la hoja en el occidente de la Meseta Norte
o Cantbrico Central. Aunque ya hemos comentado
varios de estos casos, el mapa de dispersin (ver fig. 101)
refleja la variedad de situaciones, no siempre bien
conocidas, en las que han aparecido estas armas. Puales
como los de Cerro Lombanos, el Juyo, Sabero o
Aspariegos, aparecieron aislados sin un contexto seguro
conocido. Por otro lado, est el contexto posiblemente
funerario de la Cueva del Castillo, as como el pual de
Almeida de Sayago, que se encontr en el dolmen
zamorado de Casal del Gato. Finalmente, se conoce el
caso de Cerro Berrueco, hallado en un contexto
domstico con materiales revueltos (Ruiz-Glvez, 1984a:
121-122). En un contexto posiblemente habitacional se
hallaron los puales de San Loureno, interpretados
como un depsito. Como depsito han sido tambin
interpretadas las acumulaciones de Roufeiro y Puertu
Gumial, de las que formaban parte puales de enmangue
mixto y remaches. De todos estos casos slo algunos
puales presentan ranuras decorativas en la hoja. Estos
casos son los de Sabero, un pual de San Loureno que
presenta nervaduras semejantes a las del pual de
Aspariegos, y el pual de Puertu Gumial en Asturias. Sin
embargo, las nervaduras decorativas son tambin
frecuentes en puales de lengeta de tamao medio o
largo, hallados en contextos funerarios o depsitos del
NW. Entre stos podemos destacar los puales de las
cistas de Quinta de Agua Branca y Carnota, as como 2
puales del depsito de Leiro. Como ejemplo aislado
conocemos el pual de Len, cuyo orificio junto a la
lengeta parece ser accidental.
De todo lo anterior se desprende que los puales con
soluciones de enmangue innovadoras no parecen estar
invariablemente vinculados al mbito funerario, sino que
el tipo de contextos en los que aparecen son ms
variados. De cualquier forma, cuando stos aparecen en
enterramientos, como en el caso de Almeida de Sayago o
la cueva del Castillo, son contextos funerarios (dolmen y
cueva) continuadores de las tradiciones funerarias
locales. Por otro lado, los puales con hojas decoradas
aparecen, cuando estn bien documentados, en cistas o
depsitos del NW, contextos que representan un mbito
novedoso del Bronce Inicial y a los que tambin estn
vinculados otros objetos metlicos de tradicin
campaniforme.
De cualquier forma, es el pual de la estela de Pea T el
que ofrece ms elementos potencialmente vinculados a

nuevos modelos de puales. Su hoja no presenta


decoracin, pero por otro lado su sistema de enmangue
presenta remaches y hoja ligeramente pistiliforme. Esta
combinacin recuerda a algunos correlatos metlicos con
enmangue mixto, como el del depsito asturiano de
Puertu Gumial o el del dolmen zamorano de Almeida de
Sayago (Delibes y Fernndez, 1983: 31-32). Sin
embargo, hojas pistiliformes ms claras presentan los
puales de Len (aislado), con lengeta y hoja
decorada, o el pual de lengeta largo de la cista de
Atios, en Pontevedra. Pero el paralelismo ms claro lo
encontramos en espadas como las del depsito de
Cuevallusa o la de Santiago, todas ellas con hojas
pistiliformes, y clasificadas por Almagro-Gorbea en su
tipo I, correspondiendo a la variante a la de Santiago y la
I de Cuevallusa, mientras las otras dos de Cuevallusa
corresponderan a la variante b (Almagro-Gorbea, 1972:
70-71). Mientras la de Santiago presenta hoja decorada y
lengeta, la de Cuevallusa I tiene enmangue mixto con
hoja tambin decorada, y las otras dos de Cuevallusa
presentan remaches y hojas pistiliformes lisas (Coffyn,
1985: fig. 2). Son modelos que por paralelismos han sido
datados en torno a los inicios del Bronce Medio,
mediados del I Milenio a.C. (sin cal). M. AlmagroGorbea ha paralelizado la representacin del arma de
Pea T como una espada del tipo I, quiz la variante c,
aunque no descarta que se trate de un tipo ms antiguo
(Almagro-Gorbea, 1972: 71). En este sentido pensamos
que quiz las proporciones del arma de Pea T nos
acerquen ms a correlatos que han sido clasificados como
puales largos, ya que su hoja es proporcionalmente ms
ancha que los prototipos indicados por este autor. A este
punto podramos aadir la existencia de algunas
caractersticas, presentes en las estelas de Tabuyo, Pea
T y Sejos II, en puales metlicos hallados en esas
mismas zonas (vide supra).
Dado el grado de poco detalle de estas representaciones
no podemos correlacionarlos exactamente con ningn
ejemplo real conocido en el registro arqueolgico actual.
Sin embargo, s creemos que hay una serie de
caractersticas fragmentarias, que pueden combinarse y
ponerse en relacin con algunos correlatos datados a
inicios de la Edad del Bronce que aparecen en contextos
variados y que estn vinculados a una incipiente
interaccin con el mundo atlntico. Como conclusin
podemos sealar los siguientes puntos que acotan la
interpretacin de estas representaciones:
 La representacin de Pea T tiene con seguridad
remaches y hoja ligeramente pistiliforme, mientras no
podemos descartar la existencia de una lengeta ms o
menos desarrollada en el prototipo que la inspir.
 El pual de Tabuyo presenta hoja triangular y, dada
la morfologa del enmangue, sera posible pensar en
lengeta o lengeta y remaches que no han sido
reflejados en la representacin. A esta posibilidad nos
lleva tambin su asociacin a una alabarda, ya que los
puales asociados a este tipo de armas en depsitos

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


conocidos pueden ser de lengeta (Leiro, A Corua) o de
enmangue mixto (Puertu Gumial, Asturias) (vide infra).
Finalmente, si nos ceimos a la segunda interpretacin
del pual de Sejos (Teira y Ontan, 2000a), todo parece
indicar que su hoja presenta morfologa ms alargada y
que posiblemente sta estuviera asegurada, al menos, por
remaches. No faltan paralelos para este tipo de
enmangues en el Cantbrico central, como el aislado del
Juyo o el procedente del posible contexto funerario de la
Cueva del Castillo. En este mismo contexto se hall un
pual de placa y remaches y un ejemplar similar a ste en
Cerro Lombanos, todos en la zona del Cantbrico
Central.
Aunque se trata de representaciones que reproducen
genricamente uno o ms tipos de puales, ofrecen
algunos detalles que permiten, por semejanzas o
diferencias formales con correlatos metlicos presentes
en sus reas geogrficas, encuadrar estas manifestaciones
en un contexto cronolgico y sociocultural ms o menos
delimitado. Podemos decir, por tanto, que los indicios
nos llevan a considerar que estas imgenes fueron
realizadas durante una incipiente Edad del Bronce, en un
perodo y en una zona en los que se constata interaccin
con el mundo atlntico. Pero adems de esta orientacin
atlntica, tambin hay datos que indican que el Norte de
Portugal, el Cantbrico Central y el NW de la Meseta
Norte mantenan contactos con el Duero medio. La
vestimenta/escudo de las estelas con armas, decorada al
estilo campaniforme, y diversos objetos procedentes de
contextos externos a las estelas, as lo constatan. Es por
ello que las estelas parecen constituir una interesante
expresin de la interaccin que tuvo lugar entre todas
estas reas: Cantbrico Central con NO de la Meseta,
stas con el Atlntico, el Duero Medio y el NO
peninsular.
En el lateral derecho de la estatua-menhir de Tremedal
(Salamanca) est representada la hoja de un posible pual
con placa de enmangue redondeada (Lpez Plaza,
Sevillano y Grande, 1996). La figura presenta 9 cm. de
ancho por unos 36 cm. de largo, midiendo la hoja o vaina
poco ms de 26 cm.
Durante el Bronce Pleno existen puales de diversa
tipologa en la Meseta Norte y es significativo que de los
9 ejemplares atribuidos a esta fase, tres se documentan en
las provincias de vila y Salamanca, mientras en Zamora
y Valladolid son de momento desconocidos (Delibes,
Fernndez y Herrn, 1999: 77). En Salamanca un pual
de escotaduras se document en el asentamiento de El
Berrueco, mientras en vila, en el hbitat de El Castillo
de Cardeosa, se hallaron dos de remaches (Delibes et
alii, 1999b: 77-79; vide supra).
El uso del pual como elemento de diferenciacin social
est documentado en varias estelas que pueden ser
atribuidas genricamente al Bronce Inicial (c. 2200-1700
AC) (vide supra), lapso que se solapara con el propuesto

159

para la estatua-menhir de Tremedal basndonos en varios


paralelismos formales (c. 2000/1800-1600/1500 AC)
(vide infra). La continuidad del pual como objeto
socialmente relevante est bien documentada en el SE
peninsular, en donde las dataciones radiomtricas los
sitan entre c. 2100-1600 AC (Castro et alii, 1993/94: 9799). La asociacin pual-espada puede ser bastante
temprana. En la fosa de inhumacin mltiple de la Mesa
de Setefilla se documentaron una espada-estoque largo y
un pual de remaches asociados al individuo S2, un
hombre adulto joven (vide infra; Aubet y Serna, 1981:
229). La datacin del nivel de incendio del estrato en el
que se encuentra sita la inhumacin antes de finales del
siglo XIX AC (Aubet y Serna, 1981: 226; Aubet et alii,
1983).
Aunque en el SE peninsular el pual est asociado tanto
a hombres como a mujeres de estatus social diferenciado,
la representacin de una espada en Tremedal denotara el
carcter masculino de este personaje (vide supra).
Alabardas

Tabuyo del Monte y Longroiva


Por su morfologa triangular, lados rectos y nervaduras
paralelas al filo, estas representaciones han sido
relacionadas con las alabardas metlicas de tipo
Carrapatas (o tipo norportugus) de cobre arsenical
(Schubart, 1973: 254-260; 1975: 77; ver figs. 104 y 105).
Aunque la nervadura central no est sealada en Tabuyo
como en los referentes reales de tipo Carrapatas, la
morfologa general de la hoja y la nervadura decorativa,
la hacen muy similar a estas alabardas y la diferencian de
otros tipos conocidos en la pennsula (Schubart, 1973).
Recientemente, Delibes et alii han apoyado la propuesta
de Senna Martnez (1994a) de agrupar estos ejemplares
en el amplio gnero de alabardas atlnticas (Delibes et
alii, 1999: 34).
A uno de estos tipos atlnticos correspondera la alabarda
del depsito de Leiro, ya que este ejemplar no presenta
las nervaduras decorativas tpicas de las hojas de
alabardas Carrapatas ni lengeta (Delibes et alii, 1999:
36). Uno de los dos ejemplares de Pantoja tambin es
considerado un modelo atlntico que, adems no tiene
paralelo en la pennsula, mientras el otro ejemplar
corresponde a la variante de lengeta (Revuelta, 1980:
27-33). En este caso, como ya hemos comentado en el
apartado anterior, las alabardas fueron depositadas con un
pual de lengeta (vide supra).
Resta comentar las alabardas Carrapatas clsicas,
cuyos referentes reales son documentados en el Norte
de Portugal y en el occidente de la Meseta Norte, en
torno a la cuenca del Duero (Schuhmacher, 2002: 267270), precisamente las reas en las que se encuentran las
dos nicas representaciones de alabardas en estelas/
estatuas-menhir de este perodo.

160

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 104: Representacin de alabarda en la estatua-menhir de


Longroiva (Imagen extrada de Jorge, S.O., 1995: 22).

Las referencias contextuales indican que los casos del


norte portugus formaban parte de depsitos, como el de
Vale Benfeito, Carrapatas (Macedo de Cavaleiros) o
Abreiro (Mirandela) (Schubart, 1973: 252-253). En el
caso de Abreiro las dos alabardas formaban un conjunto
depositado en la hendidura de una roca en las
inmediaciones del ro Ta (Delibes et alii, 1999: 41).
Sin embargo, en este caso, la hendidura est situada a los
pies de un poblado amurallado y en altura (Cemitrio de
Mouros I y II), que al parecer estuvo ocupado durante el
ltimo tercio del III Milenio (Bettencourt, 1995: 110 y
nota 3). El aspecto distintivo de estos depsitos
norportugueses es que estn unicamente compuestos por
alabardas en nmero variable. Mientras el de Vale
Benfeito est compuesto por 4 alabardas, los de
Carrapatas y Abreiro por 2 ejemplares cada uno.
Tambin prximos a los Arribes del Duero se conocen
los casos de Alto das Pereiras y Fariza de Sayago, con un
ejemplar cada uno. En este ltimo caso, la alabarda
apareci asociada a otros dos objetos metlicos de
caracterizacin imprecisa en un escarpe rocoso cercano a
la orilla del ro Duero, porsiblemente relacionado con el
poblado del Arribazo (Lpez Plaza y Santos, 1984/85:
255-256). Tambin se conocen varias representaciones de
alabardas Carrapatas. El nico caso cercano
geogrficamente a los lugares de hallazgo de los
referentes metlicos es el de la estatua-menhir de
Longroiva (Guarda), en el que la alabarda y su astil estn
sujetos por la mano del personaje en posicin de parada.
El resto de las representaciones no estn situadas en la
cuenca del Duero, sino en un rea ms septentrional.
Adems de la alabarda grabada en la estela de Tabuyo del
Monte (Oeste de Len), se conocen tambin una serie de
representaciones en petroglifos de Pontevedra y A
Corua (Pea Santos, 1980). Hemos comentado ya
algunos de estos casos gallegos por la presencia en ellos

tambin de puales de lengeta. En Chan de Lagoa hay


tres representaciones de alabardas y dos de puales.
Primadorno I (Silleda, Pontevedra) presenta 2 alabardas,
2 puales, adems de dos hoja de pual, motivos en
herradura, un motivo con crculos concntricos, cazoletas
y otros motivos de difcil interpretacin (Pea Santos,
1980: fig. 4). El caso de Castro de Conxo (ver fig. 102)
muestra no slo puales (7) y alabardas (2), sino tambin
motivos antropomorfos. Esta asociacin entre alabardas
(4) y un motivo antropomorfo se repite en Laxe da Chn,
en Cangas de Morrazo (Pontevedra), en donde adems
hay tres paletas. Finalmente, la laja de Xan de Deus
(Pontevedra) presenta una alabarda y un motivo con
crculos concntricos y otros de difcil interpretacin
(Pea Santos, 1980: fig. 5). Un caso realmente
interesante, como ya hemos comentado, es el petroglifo
de Leiro, que reproduce las mismas categoras de objetos
que los hallados en un depsito cercano (vide supra).
Aunque las alabardas reales conocidas en el cuadrante
NW de la Pennsula son muy escasas, sus caractersticas
morfolgicas y tecnolgicas han llevado a considerarlas
productos locales que imitan modelos atlnticos (Jorge,
S.O. 1986: 864).
Los anlisis indican que se trata de alabardas realizadas
en cobre arsenical. La existencia de proporciones no
regulares de arsnico en estos productos indica que la
presencia de As fu accidental, producto de aleados
naturales (Delibes at alii, 1999: 38-39), lo que ha
fortalecido la tesis de una manufactura local (Schubart,
1973: 252-253; Rovira, Montero y Consuegra, 1997:
175-176).
Como recapitulacin podemos destacar los siguientes
puntos:
 Las representaciones de alabardas en petroglifos y
estelas estn en reas en donde las alabardas metlicas no
estn documentadas.
 Todas las representaciones, situadas en el extremo
NW peninsular y en el reborde occidental de la Meseta
Norte, responden al modelo de hoja triangular de tipo
Carrapatas. Este modelo en metal est nicamente
documentado en el occidente de Zamora y Norte de
Portugal, especialmente en Tras-os-Montes.
 Las alabardas metlicas de estilo atlntico, entre
ellas las Carrapatas, eran parte de depsitos.
 Las dos nicas representaciones conocidas en estelas
de alabardas que responden al modelo Carrapatas estn
asociadas a puales. Esta asociacin es frecuente en las
representaciones de los petroglifos gallegos que
responden siempre al mencionado modelo. Por otro lado,
las alabardas en metal asociadas a puales responden a
otro tipo de modelos. La repetida asociacin de puales y
alabardas en contextos como estelas, afloramientos
rocosos y depsitos indican su relevancia simblica en
este ambiente del cuadrante NW peninsular (incluido el
NW de Len) durante los comienzos de la Edad del
Bronce.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

161

Figura 105: Distribucin de representaciones de alabardas (Estelas, Estatuas-menhir, Arte rupestre del NW) y de sus referentes metlicos (localizacin
piezas metlicas segn Brandherm, 2003).

Soalar y Valdefuentes de Sangusn


Estas dos estatuas-menhir incorporan figuras de alabardas
de hoja estrecha, similares a las que estn representadas
en varias estelas alentejanas, que encuentran su mejor
paralelismo en alabardas de estilo mediterrneo, como
las de tipo Cano, Vale Carvalhal y Montejcar
(vide infra, Captulo 7.3). Habra que considerar, sin
embargo, que entre las alabardas de estilo atlntico
tambin existen ejemplares con hojas estrechas, como las
de tipo Batas (Brandherm, 2003: 376-377). Estas
alabardas metlicas han sido documentadas en la
Estremadura portuguesa, Cdiz, cuenca del Duero
(Paradilla) y cuenca del Tajo (La Paloma, en Pantoja), en
este ltimo caso formando parte de un posible depsito
(Brandherm, 2003: 376, pero ver Muoz, 2002). Estas
alabardas presentan nervadura central, un aspecto comn
a las alabardas de estilo atlntico (Brandherm, 2003: lm.
97). Este elemento formal no est reflejado en las
representaciones de Soalar y Valdefuentes. En esta ltima
estatua-menhir la alabarda est asociada a una espada
larga. Estos datos, unidos al estrecho parecido formal que
existe entre las alabardas representadas en ambas

estatuas-menhir, nos llevan a considerar con ms


profundidad la relacin formal entre estas dos
representaciones de alabardas y las alabardas metlicas
de estilo mediterrneo.

Figura 106: Alabardas de hoja estrecha representadas en las estatuasmenhir de Valdefuentes (Sangusn, Salamanca) (dibujo de Santonja y
Santonja, 1978) y Soalar (Elizondo, Navarra).

162

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Como sealamos en un captulo posterior, hay aspectos


afines entre las alabardas representadas en las estatuasmenhir de Soalar y Valdefuentes y las alabardas
metlicas de tipo Cano y Vale Carvalhal (vide supra,
Captulo 7.3), pero en relacin con las hojas pensamos
que las mayores afinidades las encontramos en las
alabardas metlicas de tipo Montejcar.
Las alabardas metlicas de tipo Montejcar son muy
escasas y se reparten por todo el Sur peninsular (ver fig.
105; Schubart, 1975: 78-80 y mapa 39; Garca Sanjun,
1998b: 150-152). Slo tres de estas alabardas han sido
analizadas para determinar la composicin de sus
elementos (Montejcar, Monte do Castelo y La Traviesa)
y en los tres casos son cobres arsenicales (Hunt, 1998:
261).

Figura 107: Alabardas de tipo Montejcar (segn Hunt, 1998: figura


VII.1): A, cija (Sevilla); B, Montejcar (Granada); C, Tumba 575 El
Argar (Almera); D, Campina (Faro); E, Monte do Castelo (Faro); F,
La Traviesa, tumba 5 (Sevilla).

Cuatro ejemplares fueron hallados en contextos


funerarios. Los dos ejemplares del Sur de Portugal,
proceden de las necrpolis algarvas de Monte do Castelo
(Estoi) y Campina (Sao Pedro), cercanas a Faro
(Schubart, 1975: 78-80, Lms. 12 y 13, Mapa 39). Estas
necrpolis fueron excavadas a finales del siglo XIX.
Lamentablemente, aunque se dispone de un repertorio
material amplio, especialmente en el caso de Campina, el
tipo de excavaciones realizadas no documentaron
asociaciones de materiales ni su correspondencia con
sepulturas concretas (Schubart, 1975: 78, 194-195).
Tambin en el SW, en la reciente excavacin de la
necrpolis de La Traviesa (Sierra de Huelva), se
document una alabarda Montejcar en la tumba 5, de
mayor volumen y complejidad constructiva que el resto
de las 26 cistas documentadas en el sitio (Garca Sanjun,
1998b: figs. III.9 y III.20). Se trata de una cista rodeada
de una estructura tubular-anular, situada en una posicin
central de la necrpolis, que contena el enterramiento
de un adulto-anciano masculino en el que, adems de la
alabarda, se depositaron dos recipientes cermicos, uno
con posibles restos de uvas (Garca Sanjun, 1998b: 175).
De ambientes ms orientales proceden las alabardas de

cija (Sevilla) y Montejcar (Granada), de contextos


inciertos (Gmez Moreno, 1949; Schubart, 1973: 256257; 1975: 80 y fig. 5a). Finalmente, en la tumba 575 del
Argar, de un individuo masculino de entre 35 y 50 aos,
realizada en urna, se document otra alabarda de este
tipo, de posible imitacin local, junto a un pual con dos
remaches de plata y dos pequeos anillos en espiral
(Schubart, 1975: 80-81; Castro et alii, 1993/94: 93).
Por otro lado, adems de las representaciones de Soalar y
Valdefuentes aqu consideradas, hay cinco estelas
alentejanas en las que se representan alabardas de este
estilo (vide infra, Captulo 7.3). En estos cinco casos,
Abela, S, Joao de Negrilhos, Assento, Trigaches I,
Passadeiras I, la alabarda est asociada a espadas de
tipologa similar a la que aparece en Valdefuentes.
De momento no se han producido hallazgos de alabardas
Montejcar en las zonas en las que existen
representaciones de este tipo. Estas imgenes indican que
estos objetos eran conocidos tanto en el Norte como en el
sector en el que estn concentradas las estelas
alentejanas y sin embargo no estn representadas en el
registro arqueolgico. Como veremos, lo mismo sucede
con las espadas. Es especialmente interesante constatar
que en los ambientes funerarios de la zona de las estelas
alentejanas no se han documentado este tipo de
artefactos metlicos. A este respecto algunos autores han
planteado que estelas y estatuas-menhir constituiran un
recurso alternativo en sociedades en las que esos bienes
eran demasiado escasos y no se podan amortizar
(Barcel, 1991: 21; vide infra).
En el mundo argrico, las alabardas, tanto de tipo
Montejcar como las de tipo Argar, estn escasamente
representadas en los ajuares. Los estudios antropolgicos
y cinco dataciones absolutas sugieren que entre c. 20001800 AC el derecho a portar alabarda estuvo restringido a
un escaso nmero de hombres adultos, de entre 35 y 50
aos, los miembros de la 1 categora social argrica
(Castro et alii, 1993/94: 94). En el caso del enterramiento
575 de El Argar, asociado a una alabarda Montejcar, se
confirma que es un varn con una edad comprendida
entre los 35 y 50 aos (Castro et alii, 1993/94: 93).
La aparicin de esta alabarda en una urna y su asociacin
a un pual de remaches, ambos tpicos del Argar B segn
la sistematizacin de Blance, llev a Schubart a proponer
una cronologa similar para este tipo de alabardas, lo que
las situara en un momento posterior a las alabardas de
tipo El Argar (Schubart, 1975: 81).
Sistematizaciones recientes han puesto en evidencia que,
en el mundo argrico, las urnas no constituyen en s
mismas un marcador cronolgico (Castro et alii, 1993-94:
85-87). Aunque este tipo de contenedores funerarios
aparecieron ligeramente ms tarde que las cistas, se
puede afirmar que a partir del 2000 AC ambos
receptculos se utilizaron simultneamente durante la
mayor parte del desarrollo de la sociedad argrica. El

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


receptculo funerario, ms que un indicador cronolgico,
fue un indicador social. No obstante, s existe un
predominio de cistas y fosas en las fases I y II del Argar
(Argar A)(c. 2500-1960 AC) y un predominio de pithos
durante las fases III y IV (Argar B) (c. 1960-1700)
(Castro, Lull y Mic, 1996: 121; Eiroa, 2004: 46).
La asociacin de puales a alabardas es ms comn entre
c. 2000 y 1800 A.C (Argar II-III). Estos datos llevan a
considerar la posibilidad de que tambin la alabarda
Montejcar fuera utilizada durante esas fases iniciales.
Este es uno de los argumentos que, junto a las fechas
tambin antiguas de algunos puales largos argricos y
del conjunto de La Mesa de Setefilla (Sevilla)1, llevaron a
reconsiderar la cronologa de las estelas alentejanas
(Barcel, 1991: 21-22; vide infra, Captulo 7.3).
Por otro lado, las dataciones absolutas de la cista 20 de la
necrpolis de La Traviesa sitan su uso hacia mediados
del siglo XVIII AC2, cronologa que por extensin se
supone para el resto de la necrpolis, ya que se asume
que transcurri un corto perodo de tiempo entre los
enterramientos ms antiguos y los ms recientes (Garca
Sanjun, 1998b: 166). Esto situara la alabarda
Montejcar del enterramiento 5 de dicha necrpolis
posiblemente en el primer cuarto del II milenio AC.
Estas referencias situaran el uso de alabardas Montejcar
grosso modo entre c. 2000-1700 AC, en un Bronce Pleno
para el valle del Guadalquivir o Bronce del Suroeste I, si
seguimos las sistematizaciones recientes para el SW
peninsular (Soares y Silva, 1995: 136-137; Parreira,
1995b: 132). Todo ello sera paralelo a las fases
denominadas Argar III (1960-1810 AC) y IV (1810-1700
AC) (Castro, Lull y Mic, 1996), que coincidiran con el
clsico Argar B. Esta cronologa coincidira con la que se
propone para la alabarda de Alange, de tipo Cano, que
apareci en un nivel adscrito a la Fase Solana IIA
(Pavn, 1998b: 89-91; Brandherm, 2003: 241).
La representacin de este tipo de alabardas en las estelas
alentejanas y en la estatua-menhir de Valdefuentes parece
seguir un patrn asociativo propio. En estos casos la
alabarda est invariablemente asociada a espadas (vide
infra), lo que es infrecuente en otros contextos. En la fosa
de inhumacin mltiple de la Mesa de Setefilla se
document una alabarda tipo Argar, una espadaestoque largo y un pual de remaches. Estos dos ltimos
objetos pueden ser atribuidos con seguridad al individuo
S2, un hombre adulto joven. La alabarda estaba asociada
1 Carbn del incendio del estrato XIV, I-11070, 3520+/-95,
2134-1620 cal AC 2s, ca. 1880 AC, cronologa que marca un
terminus ante quem para los hallazgos del estrato XIV, entre los
que se encuentra la inhumacin mltiple, depositada en una
fosa practicada en el suelo del estrato XIV (Aubet y Serna,
1981: 226-229; Aubet et alii, 1983)
2 Obtenidas de dos muestras de carbn recogidas en la base de
la cista 20: RCD-2110, 3520+/-20 BP, 1975-1683 cal AC 2s;
RCD-2111, 3240+/-60 BP, 1879-1529 cal AC 2s (Garca
Sanjun, 1998b: 166)

163

a restos seos que posiblemente corresponden a este


mismo individuo, pero no es seguro (Aubet y Serna,
1981: 229). Gracias a la datacin del nivel de incendio
del estrato en el que se encuentra, el contexto de
inhumacin puede ser situado antes de finales del siglo
XIX AC (Aubet y Serna, 1981: 226). En el mbito
argrico est documentada la asociacin entre espadas
cortas y alabardas en las etapas iniciales de El Argar, por
ejemplo en el Rincn de Almendricos (Lorca, Murcia)
(Ayala, 1993: 21), pero tampoco es comn. En el rea
argrica no hay dataciones radiomtricas para
enterramientos con espadas largas (Castro et alii,
1993/94: nota 41), pero los datos sugieren que se
depositan entre c. 1800 AC y 1500 AC en enterramientos
de individuos pertenecientes a la 1 categora social,
asociadas a otros elementos de ajuar de elevada
amortizacin entre los que no figuran las alabardas
(Castro et alii, 1993/94: 97). Por otro lado, en la periferia
ms inmediata del Argar se documentan tumbas con
espada en las que el ajuar asociado no es tan numeroso ni
llamativo (Castro et alii, 1993/94: Nota 43).
En las estelas alentejanas y la estatua-menhir de
Valdefuentes se reproducen espadas largas. En las
primeras este binomio est tambin asociado al motivo
ancoriforme, al que se le atribuye una cronologa antigua
dentro de la serie (Gomes, 2006), pero tambin en un
caso (Assento) estos motivos estn asociados a hachas de
enmangue directo, a las que se atribuyen cronologas ms
recientes (vide infra, Captulo 7.3). Todo lo anterior
sugiere que la alabarda, junto a la espada, pudo haber
tenido un papel social relevante durante un perodo de
tiempo relativamente largo, al menos en algunos sectores
del SW peninsular.
Espadas
Siete de las piezas que aqu tratamos presentan espada,
generalmente grabada con piqueteado, aunque hay casos
en los que se combina esta tcnica con bajorrelieve o
altorrelieve para destacar algn aspecto del arma. Este
sera el caso de Segura de Toro, en la que la empuadura
de la espada est vaciada, o la empuadura de
Valdefuentes, reproducida en un falso altorrelieve. Otro
caso de este tipo es la contera de la espada de Atades,
mencionado en un apartado anterior. En tres de estas siete
representaciones la espada est envainada (Chaves,
Atades y S. Joao de Ver). Las representaciones ms
detalladas las encontramos en las piezas de Tremedal,
Atades, Valdefuentes y Preixana. Adems de estas
espadas grabadas hay que considerar su posible presencia
en las estelas de S. Martinho 1 y 3, en donde hay lneas
grabadas que podran estar reproduciendo el extremo
distal de hojas de espadas.
La disposicin de la espada vara. Se puede distinguir una
posicin naturalista, la que presentara la espada al ser
portada por el personaje en su cinturn o tahal (Chaves,
Tremedal, Atades, Preixana). En estos casos la espada
tiene una posicin secundaria (laterales o reverso)

164

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

respecto al emblema rectangular, que ocupa una posicin


principal. Por otro lado la espada puede detentar una
posicin central, de parada, en la que el arma es
presentada, como en Valdefuentes y Segura de Toro,
en las que no figura el elemento rectangular.
Las representaciones ms detalladas de espadas las
encontramos en cuatro estatuas-menhir, tres situadas en
la zona meridional de la cuenca del Duero (Salamanca y
Beira Alta) y una en el Noroeste (Lrida). Estas grafas
presentan afinidades formales con las espadas figuradas
en las estelas alentejanas del Suroeste peninsular (ver fig.
108; vide infra, Captulo 7.3). En las representaciones

alentejanas las espadas estn asociadas a elementos de


sujecin (tahal), lo que sugiere que son representaciones
de espadas envainadas, como queda de manifiesto en
Monte Abaixo, Assento y Mourios (ver fig. 108), algo
que en las piezas que ahora tratamos est claramente
detallado en los casos de Chaves y Atades.
Las proporciones de estas armas representadas, la
morfologa de sus empuaduras y los detalles de algunos
de sus enmangues permiten ponerlas en relacin con las
espadas de metal peninsulares atribuidas al Bronce Pleno
(Almagro-Gorbea, 1972; 1976; vide infra, Captulo 7.3).

Figura 108:Espadas representadas en estelas y estatuas-menhir. Estelas Alentejanas: 1, Monte Abaixo; 2, Assento; 3, Passadeiras I; 4, Abela; 5, Santa
Vitoria; 6, Trigaxes I; 7, S. Joao de Negrilhos; 8, Defesa; 9, Tapada da Moita; 10, Pedreirinha; 11, Mombeja I; 12, Mourios. Estatuas-menhir: 13,
Tremedal; 14, Atades; 15, Preixana; 16, Valdefuentes.

En las piezas que ahora tratamos los detalles ms claros


son los enmangues de Preixana y Atades, as como el
remate de la empuadura de la imagen de Valdefuentes.
Igualmente, las proporciones de las armas representadas
sugieren similitudes con espadas largas y en el caso de
Atades con espadas cortas.

La espada de Preixana presenta empuadura rematada en


pomo, un enmangue con cinco remaches en arco y
vaina/hoja triangular recta, de unos 50 cm. de largo, con
un ligero estrechamiento en el extremo distal. Esta
imagen presenta un estrecho paralelismo con espadas
incluidas por Almagro-Gorbea en los tipos IIa y IIb,
como la n 1 de Guadalajara, que presentan cabeza de

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


empalme ancho (Almagro-Gorbea, 1972: 64 y fig. 3: 57). La restauracin de la espada 1 de Guadalajara revel
que la empuadura conservada es un aadido ms tardo.
La original debi ser ms pequea y estar rematada por
una escotadura de doble herradura, lo que queda
reproducido en la decoracin de la empuadura
conservada y en la hoja de la espada (Gago, 1990: 11).
Este tipo de remate en doble herradura es comn en las
espadas del tipo IIa y IIb, y quiz debi tenerlo el
referente real de la representacin de Preixana, aunque no
est sealado. Por otro lado, un ejemplar que no presenta
la huella de esta doble herradura y que por la disposicin
de sus roblones es muy similar a la espada de Preixana,
es el fragmento de espada de la sepultura 551 de El Argar
(Almagro-Gorbea, 1972: fig. 4:8).

La figura de la estatua-menhir de Atades (Vilaa et alii,


2001: 79) parece ser, por sus proporciones, una espada
corta. En la representacin de su enmangue se distinguen
dos arcos o remaches. Es posible que lo que se representa
fuera el remate en doble herradura de la empuadura,
aunque no hay que descartar que se trate de roblones. Los
referentes metlicos ms prximos a las proporciones de
esta representacin son los que Almagro-Gorbea incluy
en su tipo I, documentadas en el oriente de Cantabria, la
Meseta Norte, Alto Tajo o Norte de Portugal (AlmagroGorbea, 1976: Fig. 2). Entre estas espadas cortas es
comn documentar la huella de un remate que describe
un doble arco (Blasco et alii, 2001: figs. 1 y 4).
Por otro lado, la espada de Valdefuentes tiene
empuadura rematada en pomo, enmangue ancho, y su
hoja/vaina es larga (unos 74 cm.) y ancha. El tipo de
empuadura, similar a la de la espada n 1 de
Guadalajara, llev a sus publicadores (Santonja y
Santonja, 1978: 20) a relacionarla con las espadas del
tipo IIa o IIb de Almagro-Gorbea. Aunque la
empuadura conservada sea posterior a la hoja de la
espada de Guadalajara, el hecho de que este mismo
remate aparezca reproducido en la estatua-menhir de
Valdefuentes junto a una alabarda similar a las
Montejcar, sugiere que durante el Bronce Pleno
existieron empuaduras de esta morfologa. En este
sentido tambin apuntan algunas de las estelas
alentejanas atribuidas a esta misma cronologa, en las que
adems el remate de la empuadura parece ser recto,
como en el caso de Guadalajara. Otras estelas alentejanas
en las que adems figuran hachas de enmangue directo
indican que posiblemente este tipo de empuaduras
perduraron durante un largo perodo de tiempo, al menos
hasta el Bronce Tardo, como sugieren las chapas de oro
de empuaduras del tesoro de Aba de la Obispala
(Cuenca) (Almagro-Gorbea, 1974a: Fig. 2; vide infra,
Captulo 7.3).
La espada representada en Tremedal tiene una
empuadura rematada en pomo y la zona del empalme es
ancha, aspectos que la relacionan con las espadas de
Preixana, Valdefuentes, Atades o algunas de las

165

figuradas en la estelas alentejanas. A pesar de tratarse


probablemente de una representacin envainada, existe
un estrechamiento junto a la cabeza del empalme (Lpez
Plaza et alii, 1996: 297). Su morfologa correspondera
genricamente al tipo II de Almagro-Gorbea (1972: 6266).
Aunque los detalles ms llamativos de las figuraciones de
Preixana y Valdefuentes nos lleven a compararlas con
espadas de empalme ancho, tipos IIa y IIb de AlmagroGorbea,
no
podemos
descartar
que
estas
representaciones, la de Tremedal y/o las de algunas
estelas alentejanas reproduzcan estoques o rapiers,
incluidos por Almagro-Gorbea en el tipo II c y II d
(Almagro-Gorbea, 1972: Fig. 4).
La cronologa de estas espadas es un tema difcil de
establecer, ya que slo unas pocas tienen contexto
arqueolgico conocido y las dataciones absolutas se
reducen a la obtenida en el nivel de incendio del estrato
XIV de Setefilla, Sevilla (Aubet y Serna, 1981; Aubet et
alii, 1983). En el mundo atlntico, donde se encuentran
los paralelos ms prximos para las espadas de tipo I y
IIc y IId, la cronologa est establecida a partir de
seriaciones tipolgicas. stas sugieren antigedad para el
tipo I, mientras los IIc y IId seran los ms recientes
(Almagro-Gorbea, 1976: 470-474).
Segn stas, las espadas del tipo I estaran situadas entre
finales del Bronce Inicial y comienzos del Bronce Pleno,
entre c. 1900-1600 AC. En este sentido apuntan los
materiales cermicos provenientes del arenero de La
Perla, del que procede una de estas espadas cortas
(Blasco et alii, 2001: 83-84). Por otro lado, los rapiers o
estoques similares a los incluidos en el tipo IIc se datan
en Irlanda, por poner un ejemplo, entre el 1500 y el 1000
AC, Bronce Medio 1-3 (Waddell, 2000: 180-183). La
cronologa absoluta de Setefilla sita la deposicin del
estoque del tipo IIc en un enterramiento en un momento
anterior al incendio del poblado, que ha sido datado entre
2134-1620 cal AC 2 (vide supra), cronologa sta de
gran antigedad si la comparamos con las cronologas
atlnticas.
Las espadas largas halladas en contextos argricos (tipo
IIa) no disponen de dataciones absolutas, pero en funcin
de otros datos son situadas entre 1800 y 1500 AC (Castro
et alii, 1993-94: 97 y nota 41). Este perodo corresponde
a las fases IV y V propuestas para el Argar (Castro, Lull
y Mic, 1996:121), que correspondera con una fase
tarda y final del clsico Argar B.
El hallazgo de espadas similares en el Norte peninsular
(Entrambasaguas) sugiri la posibilidad de que estos
tipos derivaran de modelos atlnticos (Almagro-Gorbea,
1976). Sin embargo, hay autores como Barcel o Castro
et alii que consideran la posibilidad de que las espadas
largas documentadas en contextos argricos fueran una
evolucin local a partir de puales de remaches locales
(Castro et alii, 1993/94: Nota 41, 97; Barcel, 1991: 21).

166

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Estos autores acuden a las dataciones de los puales


largos de Almendricos I (que aparece junto a una
alabarda) y Herreras (Castro et alii, 1993/94: notas 41 y
48, 99), adems de mencionar los casos de Setefilla y La
Yonquera, para argumentar dicha hiptesis. A estos datos
se puede aadir el hallazgo de un pual largo (30 cm) en
la tumba de un adulto (T4) en el Cerro de las Vboras
(Murcia), situada en el nivel A1, datado por radiocarbono
entre 1980-1630 AC3 (Eiroa, 1998: 137-138, 143).
En sntesis, en lo que a cronologa se refiere, las espadas
cortas y largas mencionadas (tipos I y II) pueden ser
situadas, a grandes rasgos y dependiendo de las zonas,
entre 2000/1800 y 1500 AC, cronologa que coincidira
en el Norte peninsular con finales del Bronce Inicial e
inicios del Bronce Pleno (horizontes Villaffila y
Protocogotas), con el Bronce Pleno del valle del
Guadalquivir y en el SW con el Bronce del SW I e inicios
del II (Blasco et alii, 2001: 82-84; Delibes et alii, 1999:
57; Aubet, 1997; Soares y Silva, 1995: 136-137; Parreira,
1995b: 132). La perduracin de este tipo de espadas
como smbolo de poder durante el Bronce Tardo (c.
1400-1150 AC) vendra avalada por algunas estelas
alentejanas en las que estas espadas estn asociadas a
hachas de enmangue directo, as como por el mencionado
hallazgo de Aba de la Obispala (Cuenca) (vide infra,
Captulo 7.3; Almagro-Gorbea, 1974a). Es posible
incluso que algunas de las espadas del Bronce Pleno
tuvieran una larga vida, como sugiere la espada n 1 de
Guadalajara (Brandherm, 1998: 178, 182-183). Su
empuadura original (Bronce Pleno) estuvo rematada en
doble arco, mientras la conservada hasta la actualidad,
recubierta con chapa de oro decorada y remate rectilneo,
puede ser atribuida a una fase ms tarda (Bronce Tardo)
(vide supra).
Mientras en la Pennsula se conocen contados objetos de
aleacin cobre-estao con cronologas encuadrables en el
Bronce Inicial, es a partir de c. 1800/1700 AC cuando se
generaliza, aunque tmidamente, la presencia de
aleaciones de bronce en diversos sectores de la Pennsula
Ibrica (Montero, Fernndez Miranda y Rovira, 1995).
En relacin con las espadas, recientes anlisis
metalogrficos indican que la mayora espadas analizadas
son cobres arsenicales (ver fig. 109).
Destaca el hecho de que todas la espadas cortas
analizadas (tipo I) son cobres arsenicales (Delibes et alii,
1999: 55-56; Delibes, Fernndez y Herrn, 1999: 88;
Rovira, Montero y Consuegra, 1997: 127, 303), igual que
es llamativo el hecho de que todas las espadas/estoques
analizados (tipo IIc y IId) sean tambin cobres
arsenicales (Delibes, Fernndez y Herrn, 1999: 88; Hunt
y Hurtado, 1999: 312). No hay que olvidar, no obstante,
que los anlisis realizados en el estoque de Forcas (tipo
IIc) en los aos 1960 sugirieron que se trata de una
aleacin cobre-estao (Junghans et alii, 1968: n 7574, en
3 (I-17.131, 3350100, 1630 cal AC; I-18.049, 3880110, 1980
cal AC) (Eiroa, 1998: tabla 2).

Delibes et alii, 1999: 57). Por otro lado, entre las espadas
de tipo II a/b hay dos casos, uno en el Norte (Cea, Len)
y otro en el Sur (Puertollano, Ciudad Real), de aleaciones
de cobre-estao (Delibes, Fernndez y Herrn, 1999: 88;
Fernndez Posse, Martn y Montero, 1999: 227).
Recientes anlisis han determinado tambin que la
espada n 1 de Guadalajara es un cobre arsenical, al igual
que las hojas de Atarfe y Linares, procedentes del
medioda peninsular.
Tipo
VILLAVIUDAS 1
(Palencia)
S. O LALLA
(Burgos)
LA PERLA
(Madrid)
CEA
(Len)
PUERTOLLANO
(Ciudad Real)
ATARFE
(Granada)
GUADALAJARA 1
(Guadalajara)
LINARES
(Jan)
GUADALAJARA 3
(Guadalajara)
SETEFILLA
(Sevilla)
FUENTE TJAR
(Crdoba)

Cmp

# Anlisis

Referencia

Ic

CA

AA0770

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 303

Ic

CA

PA4069

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 127

Ic

CA

IIa/b

BR

AA0767

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 239

IIa

BR

AA0896A

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 156

IIa

CA

AA895

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 197

IIb

CA

PA7513A

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 215

IIb

CA

AA0897

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 232

IIc/d

CA

AA0898

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 215

IIc/d

CA

PA6591

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 341

IIc/d

CA

AA0899

Rovira, Montero y
Consuegra, 1997: 165

Gmez, 1999-2000:
174

Figura 109: Anlisis de composicin de espadas peninsulares del


Bronce Pleno: CA, cobre arsenical; BR, bronce.

Por tanto, aunque las espadas durante el Bronce Pleno


constituyen un bien escaso y socialmente diferenciador,
con detalles y formas que en algunos casos se inspiran en
modelos forneos, no parecen beneficiarse de los
adelantos tecnolgicos que poco a poco van siendo
conocidos en la Pennsula, ya que en su mayora siguen
siendo realizadas con tecnologa tradicional. Pruebas
experimentales muestran, adems, que las espadas
realizadas en cobre arsenical son muy frgiles, por lo que
fundamentalmente debieron cumplir un papel de parada y
exhibicin (Blasco et alii, 2001).
Son escasos los contextos de las espadas peninsulares
conocidos. Cinco espadas del Norte fueron documentadas
en cuevas. Las tres espadas de Cuevallusa y la de
Entrambasaguas fueron halladas en sendas cuevas en el
oriente de Cantabria, distantes entre s 12 Km. (AlmagroGorbea, 1976). La de Entrambasaguas fue hallada en una
galera apartada de la boca de la cueva por la que discurre
un ro (Gonzlez Morales, 1999: 76; Almagro-Gorbea,
1976: 456). La espada de Forcas (Orense) fue hallada en
la cueva artificial de Tucela, Parada de Sil (AlmagroGorbea, 1972: 66; Ruiz-Glvez, 1984a: 98). No se
conocen con detalle dichos contextos, pero se podra
barajar la posibilidad de un depsito votivo (Delibes et
alii, 1999: 20-21) o funerario, ya que, al menos en el
Cantbrico centro-oriental, las cuevas son utilizadas
frecuentemente durante la Edad del Bronce como
receptculos funerarios.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


Hay referencias que sitan el hallazgo de la espada de
Cea en un cerro (Delibes, Avell y Rojo, 1982: 160-161),
mientras la de Moaa se hall en un monte (Ruiz-Glvez,
1984a: 120). Por otro lado, la de Castelo Bom (Almeida,
Guarda) fue hallada en un afloramiento cercano al cerro
de Castelo Bom, en el transcurso de trabajos de cantera
(Perestrelo, 2003: 32-33; Ruiz-Glvez, 1984a: 177).
Recientemente ha sido hallada una segunda espada en
Villaviudas (Palencia), en este caso similar a las de tipo
II, lo que sugiere que las dos proceden de la orilla del
Pisuerga y pudieron formar parte de un depsito (Delibes
et alii, 1999: 55-56). Igualmente, una reciente revisin de
la espada de Guadalajara (n 1), relaciona su hallazgo con
otras dos espadas largas (n 2 y 3), probablemente
procedentes de un mismo conjunto, un posible depsito
(Brandherm, 1998). De la cuenca del Tajo procede la
espada de La Perla, hallada en el arenero del mismo
nombre (Madrid), situado en una zona llana cercana a la
confluencia del Arroyo Pradolongo y del Manzanares
(Blasco et alii, 2001: 79). Sobre su hallazgo no hay
apenas datos, pero en el mismo lugar se hallaron una
serie de recipientes cermicos lisos y completos que
podran estar sugiriendo un contexto funerario, aunque no
se puede descartar que se trate de un depsito
escondrijo (Blasco et alii, 2001: 81).
Los nicos contextos funerarios claros han sido
documentados en el Sur peninsular. Las espadas del SE
provienen de enterramientos individuales, como El Argar
429, 824, 551, la sepultura 9 de Fuente Alamo (Almera),
la tumba 2 del Cerro del Culantrillo (Gorafe, Granada) o
la cista del poblado de Cabeza Gorda (Totana, Murcia)4
(Almagro-Gorbea, 1972: 64; Castro et alii, 1993/94: nota
43; Ayala y Tudela, 1993). En el valle del Guadalquivir,
en el poblado de Setefilla (Lora del Ro, Sevilla), la
espada-estoque apareci en una fosa de inhumacin
mltiple, a la altura de la cadera de un hombre alto (c.
1,70 m) de algo ms de 20 aos (Estvez, 1981). Junto a
las rodillas del joven se document un pual de remaches
y cerca de esta inhumacin se hall una alabarda de tipo
Argar, pero su relacin con este esqueleto es dudosa
(Aubet y Serna, 1981: 229; Aubet et alii, 1983: 45-47,
fig. 13, 188-189 y lminas 12-13; vide supra). Este
enterramiento tiene mucho inters, no slo por los tems a
l asociados, sino tambin por encontrarse en una fosa de
inhumacin mltiple que segn sus excavadoras, fue
realizada en un solo momento (Aubet y Serna, 1981:
229). Directamente sobre el individuo joven se
document la inhumacin de un hombre adulto-maduro
(unos 35 aos) orientado a la inversa. Cerca de su cabeza
se deposit un vaso cermico de gran tamao y entre los
dos restos de comida cocinada con partes de cerdo, buey,
4 A estos casos se puede aadir la espada corta (30 cm) con
cinco remaches hallada en la tumba (T4) de un adulto en pithos,
en un recinto delimitado con piedras, en el asentamiento del
Cerro de las Vboras (Bajil, Murcia). El enterramiento fue
documentado en el nivel A1, datado por dos fechas de C14
entre 1980 y 1630 AC (I-17.131, 3350100, 1630 cal AC; I18.049, 3880110, 1980 cal AC) (Eiroa, 1998: 137-138, 143).

167

oveja-cabra, ciervo y cabra montesa (Turbon, 1981). La


referencia para la espada de Montefro no es tan
detallada, pero se sabe que fue hallada en la necrpolis
epnima (Almagro-Gorbea, 1972: 66). Mientras para las
espadas de Linares y Atarfe no hay informacin sobre su
procedencia, respecto a las espadas de Montejcar y
Puertollano existen referencias que sealan que la
primera fue hallada en la Sierra de Alta Coloma y la
segunda en el Cerro de San Sebastin (Ruz-Glvez,
1984a: 48-49 y 69). La espada de Montejcar fue
depositada en el Museo de Granada junto a una alabarda
cuya morfologa servi para definir el tipo de alabardas
Montejcar (Gmez Moreno, 1949: 339 y fig. 2).
Aunque en ocasiones estos dos objetos han sido tratados
como elementos asociados, los datos sobre su
procedencia son inciertos. Como vemos, el nmero de
espadas documentadas hasta ahora en la Pennsula
Ibrica es realmente escaso y ello en gran medida puede
ser debido a lagunas en la investigacin. No obstante, el
rea de El Argar, que cuenta con una tradicin
investigadora ms longeva e intensa, revela que estos
tems son significativamente escasos (Castro et alii,
1993/94: 97). Diversos datos han llevado a estos
investigadores a proponer que entre c. 1800 y 1500 AC la
espada se convierte en el elemento definitorio de unos
pocos individuos (masculinos) situados en la cspide de
la pirmide social (1 categora social) (vide supra; Castro
et alii, 1993/94: 97).
La distribucin de espadas, metlicas y representadas, del
Bronce Pleno en la Pennsula Ibrica muestra varios
aspectos interesantes. Por un lado, en la mitad Norte de la
Pennsula hay representaciones y espadas en metal, tanto
cortas como largas, en la Meseta Norte y en su periferia.
En la cuenca del Ebro y los Pirineos existe de momento
un llamativo vaco, que nicamente es salvado por la
representacin de Preixana. En el sector SW de la
Submeseta Norte no existen espadas en el mbito
inmediato de las estatuas-menhir. Algo similar ocurre en
el Sur peninsular, donde existen dos grandes
concentraciones excluyentes de espadas largas: las
representaciones del SW y las metlicas del SE. Las
espadas cortas del SE no estn incluidas en este mapa por
presentar cronologas ms antiguas (Castro et alii,
1993/94: 97 y 99; Barcel, 1991: 21). Los contextos
conocidos sugieren una predileccin por cuevas para la
deposicin de estos artefactos en las zonas atlnticas.
Aunque los datos no permiten corroborarlo, es posible
que estas cuevas fueran utilizadas con fines funerarios.
No obstante, es posible que las tres espadas de
Cuevallusa (Cantabria), depositadas en cueva, o las dos
de Villaviudas (Palencia), halladas al aire libre junto a un
ro, fueran depsitos votivos (Delibes et alii, 1999: 61).
En el SW de la Meseta norte se recurre a la
representacin permanente y pblica de espadas en
estatuas-menhir que, como los datos sugieren, fueron
situadas en lugares de especial significado ritual y, por lo
tanto, social y econmico. En el Sur, los contextos,
tambin funerarios, corroboran la importancia de la
espada como smbolo de relevancia social.

168

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 110: Distribucin de espadas atribuidas al Bronce Inicial-Pleno y representaciones asociadas en estelas y estatuas-menhir (localizacin piezas
metlicas segn Brandherm, 2003).

Aunque el uso de este smbolo vara de unas regiones a


otras, est recurrentemente situado en contextos de
reproduccin social (estelas, estatuas-menhir, necrpolis,
tumbas en el mbito domstico, cuevas sepulcrales?,
depsitos votivos). Se desprende de todo esto que la
espada es un smbolo de relevancia social en zonas muy
diversas de la Pennsula durante el Bronce Pleno. A pesar
de que en algunas zonas como el SW de la Meseta Norte
o el SW peninsular no estn documentadas las piezas
metlicas, su representacin en ocasiones detallada
sugiere que estos artefactos eran conocidos de primera
mano. Posiblemente las espadas no se amortizaban en
enterramientos por su escasez o valor intrnseco, siendo
traspasada de un personaje a otro prolongando su vida
til durante varias generaciones.
Tal y como sugieren los datos socioeconmicos, en la
Meseta Norte existe una clara continuidad entre el
Bronce Inicial y Pleno. Sin embargo, uno de los
elementos que podran diferenciar un Bronce Pleno es la
aparicin de espadas (Delibes, Fernndez y Herrn,
1999b: 65). En las estatuas-menhir de la periferia

occidental de la Meseta Norte vemos esta misma


categora diferenciadora. A pesar de que la iconografa de
las estatuas-menhir tratadas en este captulo se
caracteriza por la continuidad respecto a las atribuidas al
Bronce Inicial, la representacin de la espada constituye
un elemento diferenciador en varios sentidos. Por un
lado, la espada sugiere cronologas ms tardas, de
transicin Bronce Inicial/Pleno y de Bronce Pleno.
Adems, la relevancia de la espada en este tipo de
contextos indica que este sector de la Meseta participa en
una red de intercambios extendida en la que participan
reas muy diversas de la Pennsula.
La dispersin de tipos metlicos y representaciones
similares por zonas distantes de la Pennsula Ibrica
sugieren la existencia de interacciones diversas entre
reas distantes como el Norte-NW peninsular y el SE, el
SE y el SW, o el SW con la Meseta Norte (vide infra).
En este sentido, un dato interesante es la representacin
de la vaina de Atades (Beira Alta), con un remate
similar a la que presenta la estela de Mourios

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


(Almodvar, Bajo Alentejo) (Gomes, 1994b: fig. 69; vide
infra, Captulo 7.3). Aunque la estela de Mourios podra
ser considerada, por las caractersticas de su soporte, una
estatua-menhir, su localizacin ha sido uno de los
condicionantes, junto a sus dimensiones (menos de 1 m
de alto), para que haya sido tratada como parte de las
estelas alentejanas e incluida en el subtipo C de
Gomes, quin la dat entre 1300/1200 y 1100 a.C. (sin
cal) (Gomes, 1994b: 131). Pensamos que a la luz del
paralelo claro que presenta con la estatuas-menhir de
Atades debera revisarse a la alta esta cronologa, lo que
encajara mejor con las cronologas manejadas
actualmente para las estelas alentejanas (vide supra; infra,
Captulo 7.3).

7.1.3 Atributos y composicin


Los 53 ejemplares analizados en este captulo presentan
una amplia distribucin geogrfica y una gran
variabilidad formal. Existen, sin embargo, una serie de
atributos y convenciones iconogrficas que revelan un
rico panorama de relaciones grficas que pueden ser
interpretadas desde diversos puntos de vista.
Por un lado, se puede hacer una diferenciacin bsica
entre ejemplares en funcin de la presencia o ausencia de
armas. En ocasiones, este aspecto diferencial ha sido
interpretado en trminos cronolgicos, especialmente
cuando se ha tratado la variabilidad en la iconografa
desde un punto de vista evolucionista unilineal (vide
supra, Captulo 3). Como veremos posteriormente, esta
diferenciacin entre ejemplares con armas y sin armas
puede ser interpretada en trminos no necesariamente, o
no slo, cronolgicos. A esta diferenciacin podemos
aadir la presencia de dos elementos o atributos que
nosotros consideramos emblemticos, que parecen
excluirse mutuamente y que estn incluidos en piezas con
armas y sin armas, como el manto/escudo/coraza
rectangular y el emblema rectangular (vide supra). Lo
interesante de estos dos emblemas es que su
distribucin geogrfica es excluyente (ver fig. 112) y a
nivel compositivo parecen comportarse de forma similar,
ya que, como hemos dicho, ambos se encuentran en
piezas con armas o sin ellas. El nico ejemplar que
podra ser considerado como caso transicional es el de
Paredes de Abajo, ya que, adems de incluir un posible
emblema rectangular, la configuracin de la pieza es
rectangular y su interior est dividido en fajas
horizontales, de forma similar a ejemplares como Collado
de Sejos 2 o Outeiro do Corno. Las armas asociadas a
estos dos emblemas sugieren cierta coetaneidad entre
ellos, ya que los puales y alabardas de hoja triangular
asociadas al manto/escudo/coraza rectangular y en un
caso (Longroiva) al emblema rectangular remiten
especialmente a un perodo situado entre ca. 2200-1700
AC, mientras las espadas y alabardas de hoja estrecha,
asociadas en este caso nicamente al emblema
rectangular, remiten a fechas situadas con ms

169

probabilidad entre ca. 2000-1500 AC (vide supra e infra).


Por otro lado, los collares de varios semicrculos y los
cinturones decorados pueden aparecer en piezas que no
incorporan ninguno de estos dos emblemas, como ocurre
en Castro de Barrega o en diversas piezas del valle de
Vilaria, o en ejemplares que incluyen el emblema
rectangular, como ocurre en Boulhosa y Nave 2. Estos
atributos (collares complejos y cinturones decorados) se
encuentran en piezas que no incluyen armas, aunque hay
una excepcin de gran inters, la estela de Garrovillas,
con collares de varios semicrculos y pual, que puede
estar perfilando un nuevo panorama, aunque debemos
esperar a su publicacin para conocer con detalle las
caractersticas de su iconografa. Tampoco estn
asociados a armas otros atributos que pueden ser
relacionados con el vestido, como la decoracin en
espiga de pez, que en Ermida podra estar configurando
una posible coraza, y el elemento cruzado que aparece
en diversas piezas de Cabeo da Mina en el valle de
Vilaria y en la de Villar de Ala, en Soria. La asociacin
de collares complejos, cinturones decorados, la
decoracin en espiga de pez y/o el elemento cruzado en
diversas piezas, como la de Nave 2 o varias de Cabeo da
Mina, o en el yacimiento de Cabeo da Mina, que por sus
caractersticas estratigrficas sugiere un lapso temporal
relativamente croto en el tiempo (vide infra), sugieren la
contemporaneidad genrica de estos atributos a lo largo
de un lapso de tiempo dilatado que, en funcin de las
armas asociadas al elemento rectangular y al posible
paralelismo formal entre collares complejos y referentes
en oro, pudo discurrir entre ca. 2200-1500 AC, aunque,
como veremos posteriormente, hay datos para considerar
la posible pervivencia de estas iconografas en momentos
ligeramente ms tardos (vide infra).
Si comparamos las caractersticas iconogrficas de estas
piezas y su distribucin geogrfica con las que muestran
las estelas con tocado (vide infra, Captulo 7.2) y las
estelas alentejanas (vide infra, Captulo 7.3) se pueden
destacar diversos aspectos de gran inters. Por un lado es
de gran relevancia la continuidad iconogrfica y
geogrfica de todo este amplio conjunto de estelas y
estatuas-menhir. A nivel iconogrfico las estelas con
tocado remiten a ejemplares del NW y Norte que
incorporan collares complejos o tocado en el caso, nico
por ahora, de Muio de San Pedro, pieza en la que no
aparecen collares, sino el emblema rectangular. Tambin
encontramos en el Norte la convencin iconogrfica que
delimita el rostro con una lnea horizontal, bien
expresada en el caso de Pea T y tambin presente en
diversos ejemplares ms meridionales con tocado y
collares. Las estelas alentejanas incorporan en su
iconografa un paralelismo muy interesante con piezas de
la cuenca del Duero, ya que el emblema ancoriforme
juega un papel similar al del emblema rectangular en la
composicin iconogrfica, solo que en el SW el
ancoriforme aparece aislado o asociado a armas, mientras
el emblema rectangular puede estar aislado, asociado a
armas, elementos de vestido o elementos de adorno.

170

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

M/E/C
Rec.
*
*
*
*
*
*
*
*

Emble.
Rec.
*

Pual

Alab.

Espa.

Collar.
Comp.
?

Cintur.
Decor.

Elem.
Cruz.

Toca.

ZgZg

Lins.
Hor.

Pez

Paredes de Abajo
Collado de Sejos 1
*
Garabandal
Muogalindo
*
*
Collado de Sejos 2
*
Outeiro do Corno
*
Pea T
*
*
*
Tabuyo del Monte
*
*
Boulhosa
*
*
*
*
Nave 2
*
*
Muios de S. Pedro
*
Boua
*
*
Millarn
*
*
Nave 1
*
Tameirn
*
*
*
Faioes
*
*
*
Longroiva
*
(*)
*
Chaves
*
*
*
*
Tremedal
*
(*)
(*)
*
S. Martinho 1
*
(*)
(*)
S. Martinho 3
*
(*)
*
*
Atades
*
*
Preixana
*
*
S. Joao de Ver?
*
Cabeo da Mina 4
*
Cabeo da Mina 19
*
Quinta de Couquinho
*
Castro Barrega
*
*
Cabeo da Mina 3
*
*
Cabeo da Mina 21
*
*
Quinta de Vila Maior
*
*
Alto da Escrita
*
Cabeo da Mina 5
*
Cabeo da Mina 9
*
Cabeo da Mina 11
*
Cabeo da Mina 13
*
Cabeo da Mina 14
*
Cabeo da Mina 15
*
Cabeo da Mina 16
*
Cabeo da Mina 17
*
Cabeo da Mina 18
*
*
Cabeo da Mina 1
*
*
Cabeo da Mina 10
*
Villar de Ala
*
Cabeo da Mina 2
*
Cabeo da Mina 8
*
Cabeo da Mina 20
*
Ermida
*
?
Vilar de Santos
*
*
Garrovillas
*
*
Soalar
*
*
*
Valdefuentes
*
Segura de Toro
Figura 111: Tabla en la que se detallan varios de los atributos de cada pieza analizada en este captulo: M/E/C Rec.: Manto/Escudo/Coraza rectangular;
Emble. Rec.: Emblema rectangular; Pual; Alab.: Alabarda; Espa.: Espada; Collar.Comp.: Collares complejos, con varios semicrculos; Cintur. Decor.:
Cinturn decorado; Elem. Cruz.: Elemento de vestido cruzado; Toca.: Tocado; ZgZg: Zig-Zag; Lins. Hor.: Lneas Horizontales laterales; Pez: decoracin
en espiga de pez. Las piezas sombreadas son las que incluyen armas.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

171

Figura 112: Distribucin geogrfica de las estelas y estatuas-menhir tratadas en este captulo, discriminando entre piezas en funcin de la
presencia/ausencia de armas, manto/escudo/coraza rectangular o emblema rectangular.

Si tenemos en cuenta todas estas estelas y estatuasmenhir, es decir, las que tratamos en este captulo y que
presentan una distribucin septentrional, junto a las
estelas con tocado y las alentejanas, podramos
diferenciar, desde el punto de vista formal, varias
regiones con caractersticas propias que por las relaciones
grficas que muestran pueden estar ms o menos
interrelacionadas entre s. Un grupo septentrional,
compuesto por los ejemplares tratados en este captulo,
caracterizado por la diversidad formal, tanto a escala
macro, como micro, aunque en la franja ms
septentrional s hay una serie de ejemplares que
incorporan cierta homogeneidad formal al reproducir el
manto/escudo/coraza rectangular de forma muy parecida
y asociada a elementos similares. El resto de los
ejemplares reproducen atributos diversos configurando
composiciones tambin diversas y, aunque no parecen
revelar homogeneidad formal, frecuentemente incorporan
relaciones grficas con otros ejemplares de esta misma
regin e incluso con estelas alentejanas y estelas con
tocado y collares.
Hay elementos, como el emblema rectangular, similar al
ancoriforme, y su asociacin a espadas, que encontramos

en diversas estelas alentejanas, ocupando posiciones


similares en la composicin (vide infra). Tambin
encontramos la asociacin de espada y alabarda, tanto en
la cuenca del Duero como en las estelas alentejanas,
reproduciendo una composicin similar. Tambin en
estas piezas el Norte se reproducen collares compuestos
por varios semicrculos similares a los que incluyen la
mayora de las estelas con tocado. Este paralelismo
adquiere solidez si consideramos ejemplares como
Cabeo da Mina 4 y 21 o el de Castro de Barrega, en los
que se reproducen esquemas compositivos similares a los
que encontramos en varias estelas con tocado.
A pesar de que las estelas alentejanas y las estelas con
tocado presentan caractersticas propias que las
diferencian del resto, hay diversos elementos que, como
vemos, las relacionan con las estelas y estatuas-menhir
que encontramos en el Norte. A nivel geogrfico la
interrelacin entre todos estos ejemplares es patente
cuando consideramos su distribucin, que se
complementa e incluso se solapa en algunas zonas,
aunque, de momento, no han aparecido ejemplares de
estas tres agrupaciones juntos en un mismo lugar.

172

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

La interpretacin de estas relaciones grficas y


geogrficas tiene que ser abordada, necesariamente,
teniendo en cuenta las relaciones sociales locales y
extralocales en las que estuvieron implicadas, al igual
que son consideradas para interpretar la dispersin de
determinados tipos metlicos e incluso su relacin con
los grabados que los reproducen (vide supra e infra). Los
parmetros cronolgicos disponibles sugieren que estas
tres grandes agrupaciones de estelas y estatuas-menhir
conviven a lo largo de un perodo de tiempo ms o menos
dilatado, entre ca. 2200/2000-1500/1400 AC. Mientras
hay datos para proponer la posible continuidad de la
iconografa de las estelas alentejanas durante el Bronce
Tardo o la de las estelas con tocado durante el Bronce
Final, no hay datos definitivos que indiquen algo similar
para el caso de las estelas y estatuas-menhir del Norte de
la Pennsula Ibrica. Las estelas con armas remiten
claramente al Bronce Inicial y Pleno, pero no aportan
referencias claras que nos lleven a momentos posteriores,
aunque hay que recordar la posible pervivencia de tipos
de espadas del Bronce Pleno durante el Bronce Tardo
(vide supra). Adems hay que sealar el posible carcter
tardo de la estatua-menhir de S. Joao de Ver (vide infra).
Tambin es posible que algunas estelas o estatuas-menhir
sin armas fueran elaboradas en momentos ms tardos sin
incorporar elementos iconogrficos que evidencien
fechas tardas, como ocurre con algunas estelas con
tocado (vide infra, Captulo 7.2).

7.1.4 Cronologas
Situar la manufactura y usos de estos ejemplares en el
tiempo es una tarea complicada porque apenas
disponemos de contextos estratigrficos y stos no
aportan referencias cronolgicas adicionales. Como
ocurre con otros grupos de estelas, las referencias
cronolgicas ms plausibles para situar la elaboracin de
estas piezas son las que se extraen de algunos de los
iconos representados y de su relacin formal con
referentes metlicos.
Tanto las alabardas, como varios de los puales y de las
espadas representados, as como algunos de los collares
de varios semicrculos, pueden ser relacionados con
referentes metlicos datados segn mtodos relativos y/o
radiomtricos.
Estas
referencias
cronolgicas
proporcionan informacin que permiten situar en el
tiempo la/s fase/s de realizacin las estelas o estatuasmenhir que incluyen estos iconos. Estas referencias
cronolgicas son orientativas, ofrecen intervalos de
mayor probabilidad, pero hay que tener en cuenta
tambin la posible perduracin en el tiempo de armas y
tipos de armas en algunas zonas o comunidades, as como
su incorporacin tarda en las estelas o estatuas-menhir
(vide infra, Captulo 7.4).
 Puales:
Las representaciones de puales en estelas y estatuas-

menhir presentan hojas de morfologa genricamente


triangular. Estas representaciones pueden ser
relacionadas con puales metlicos de lengeta
medianos/largos, o con soluciones de enmangue mixtas,
con lengeta y remaches (vide supra). Los puales de
lengeta metlicos han sido documentados en contextos
de Ciempozuelos, Palmela y del campaniforme martimo
(Harrison, 1977: 62-64). Existen puales de lengeta de
pequeo tamao en contextos post-campaniformes del
Bronce Inicial, como en la cista de Atios (Porrio,
Pontevedra) y tambin hay de mayor tamao en
contextos interpretados como post-campaniformes
(Harrison, 1977: 63). Sin embargo, en la Meseta,
recientes revisiones reiteran una evolucin cronolgica
en la morfologa de los puales, que tienden a presentar
mayores longitudes y menores lengetas con el paso del
tiempo (Delibes, 1977: 105-107; Garrido, 1999: 314315).
Algunas estelas con puales (Sejos II, Pea T y Tabuyo
del Monte) presentan una decoracin geomtrica en el
manto/escudo/coraza que podra estar relacionada
indirectamente con la decoracin de estilo Ciempozuelos
(vide supra). La datacin absoluta calibrada para
contextos Ciempozuelos est situada entre ca. 2750 y
1600 cal AC (Castro, Lull y Mic, 1996: 107, 146). En la
Meseta, donde existe la asociacin de puales de cobre
con cermica campaniforme Ciempozuelos, esta
cermica encuentra su apogeo entre el 2200 y el 2000 cal
A.C. (Garrido, 1999: 334). En la Submeseta Norte, la
asociacin pual de lengeta+cermica Ciempozuelos
est fechada radiomtricamente en la fosa funeraria de
inhumacin de Fuente Olmedo (Valladolid). Se trata de
la tumba de un individuo varn joven acompaado por
tres vasijas cermicas con decoracin de estilo
Ciempozuelos (vaso, cazuela y cuenco), un pual de
lengeta, once puntas palmela, un brazal de arquero, una
cinta de oro y una punta de flecha de slex (Martn Valls
y Delibes, 1989: 15). Las fechas de C14 obtenidas a
partir de muestras seas del individuo inhumado
coinciden, calibradas a 2 sigma (95,4%), entre 2140 y
1943 cal A.C. (ver fig. 113), fechas que coinciden con el
apogeo de la cermica campaniforme Ciempozuelos en la
Meseta.
Inhumacin individual de Fuente Olmedo (hueso humano)
Cal AC 2
Ref. Lab.#
BP
Referencia
CSIC 483
Martn y Delibes, 1989
3620+/-50
2140-1786
OxA-2907
Hedges et alii, 1992
3730+/-65
2341-1943
Figura 113: Dataciones absolutas de Fuente Olmedo (Valladolid).
Calibracin segn IntCal04.

Podramos sugerir, por tanto, que entre 2200 y 2000 cal


A.C. la decoracin geomtrica que incorpora el estilo
Ciempozuelos y el pual de lengeta constituyen un
binomio caracterstico vinculado al prestigio social de
personajes destacados en la Meseta Norte. Teniendo en
cuenta la interaccin existente durante esta poca entre la
Cuenca del Duero y zonas aledaas (vide infra), no sera
de extraar que estos smbolos, reinterpretados
localmente, tuvieran relevancia social tambin en el

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


Cantbrico y el NW de la Meseta Norte. En estas zonas
econtramos la decoracin geomtrica en otro tipo de
soportes (posibles vestimenta/escudos/corazas y sus
representaciones en estelas), asociada en estelas a la
representacin de puales que pueden responder a
modelos de lengeta o a modelos mixtos, relacionados
con el mbito atlntico, pero contemporneos a los
anteriores. El pual de cobre con enmangue mixto es
conocido en la zona del Cantbrico Central, as como en
el NW de la Meseta Norte (vide supra). Han sido
paralelizados con puales britnico-armoricanos del
tipo de Carnet (Delibes y Fernndez, 1983: 31). Este
tipo de enmangues han sido datados en un Bronce Inicial
paralelizable a un Wessex I (Delibes y Fernndez, 1983:
32), situado entre ca. 2000-1650 AC.
Como hemos comentado anteriormente, no sabemos con
seguridad qu tipo de enmangues podran haber tenido
los referentes de las representaciones de Tabuyo del
Monte y Sejos II. Pero hay varios indicios que sugieren la
posibilidad de que sean representaciones de puales con
enmangues mixtos cuyos detalles no fueron
representados. Por un lado, la reciente revisin de Sejos 2
indica que el enmangue est caracterizado por una cachas
que rodean el extremo proximal de la hoja del pual, que
presenta proporciones esbeltas (ver. fig. 100; Teira y
Ontan, 2000a: 287). Por otro lado, la alabarda
representada en Tabuyo, cuyo referente metlico ms
prximo presenta remaches, no ofrece estos detalles
grabados. Adems, si tenemos en cuenta la posibilidad de
que el ejemplar de Pea T fuera producto de dos
intervenciones (Blas, 2003b: 395-396), en la primera
reproduccin del pual, que por su morfologa y
proporciones es un tipo evolucionado (vide supra), no se
consider relevante la representacin de remaches, que
slo en una posible segunda fase sern sealados con
pintura roja.
Estos datos sugieren que los puales figurados en las
estelas de Tabuyo del Monte, Collado de Sejos 2, Pea
T, Outeiro do Corno y Longroiva, en los tres primeros
casos asociados a mantos/escudos/corazas con
decoraciones geomtricas, remiten a un perodo situado
entre ca. 2200/2000-1700/1600 AC, es decir, Bronce
Inicial. An no disponemos de detalles relativos a la
morfologa de los puales grabados en las estelas de
Garrovillas y Vilar de Santos, mientras los de Faioes,
Chaves y Tremedal no ofrecen detalles claros, aunque su
asociacin a espadas en los dos ltimos casos remite a
cronologas similares, aunque un poco ms recientes
(vide infra).
 Alabardas:
Tanto en la estela de Tabuyo del Monte como en la
estatua-menhir de Longroiva, el pual est asociado a
representaciones de alabardas de hoja triangular, de
morfologa similar a las metlicas de tipo Carrapatas.
Este tipo de alabardas son una variedad regional del ms
amplio grupo de alabardas de tipo atlntico presentes en
la Pennsula Ibrica (Senna-Martnez, 1994a: 164). Las

173

escasas asociaciones contextuales sugieren que las


alabardas ibricas de tipo atlntico pueden ser datadas en
el Bronce Inicial/Pleno (Senna-Martnez, 1994a: 167168). Las alabardas pueden estar asociadas a puntas
palmela, puales de lengeta, joyas de oro y brazales de
arquero, asociaciones que han sido englobadas en el
llamado grupo de Montelavar, que Harrison sita entre
2200 y 1900 AC (Harrison, 1988). Esta combinacin
queda muy bien expresada en el depsito anteriormente
mencionado de Pantoja (La Paloma, Toledo) (vide
supra), en el que aparecen dos alabardas de tipologa
atlntica junto a cuatro puntas palmela, un pual de
lengeta, una cinta de oro y una sierra. Este depsito ha
sido datado en un momento campaniforme anterior al
2000 AC (lvaro, 1987: 21) o post-campaniforme, a
partir del 2000 AC (Muoz, 2002: 80). Hay que tener en
cuenta que, por un lado, este tipo de metalurgia de
tradicin campaniforme podra ser datada, en funcin
de algunos contextos, en un momento campaniforme
(Comendador, 1999: 35-36), mientras el registro
arqueolgico general del occidente peninsular sugiere
que muchos de estos tipos metlicos pudieron haber
permanecido como elementos de prestigio durante todo el
Bronce Pleno, hasta mediados del II Milenio AC (SennaMartnez, 1994a: 167-168).
Las alabardas Carrapatas tambin ofrecen propuestas
dispares para su cronologa, aspecto dificultado por la
inexistencia de alabardas metlicas de este tipo asociadas
a otro tipo de artefactos (vide supra). Mientras
Brandherm (2003) las sita en un Bronce Medio, T.
Schumacher ha argumentado una cronologa de finales
del Campaniforme- incios de la Edad del Bronce,
siguiendo propuestas anteriores (Schuhmacher, 2002:
270). Siguiendo la lnea de Harrison, y basndose en los
hallazgos relacionados, este tipo de alabardas seran
contemporneas a los horizontes de Montelavar,
Ciempozuelos y Palmela. En un contexto europeo,
Schumacher considera posible que las alabardas de cobre
de tipo Carrapatas fueran una derivacin de alabardas
irlandesas de bronce de tipo Breaghwy (Harbison, 1969;
Schuhmacher, 2002: 280). Recientemente las dataciones
de las alabardas britnicas e irlandesas se han visto
envejecidas por la reciente revisin de Needham, quien
las relaciona con el mundo campaniforme (Needham,
1996: fig. 2, en Schuhmacher, 2002: 274). Los datos
contextuales permiten datar las alabardas de tipo
Breaghwy entre 2200-2050 AC, margen cronolgico en
el que podran insertarse las de tipo Carrapatas. Esta
propuesta cronolgica tiene mayor plausibilidad, unida a
la datacin del horizonte Montelavar entre 2200-1900
AC (Schuhmacher, 2002: 280). Por ello Schuhmacher
propone un 2200 AC para las primeras manufacturas
locales de alabardas Carrapatas (Schuhmacher, 2002:
282). De hecho, la asociacin de las representaciones de
alabardas a puales de hoja triangular de tamao medio
en la estela de Tabuyo del Monte (Len) y en la estatuamenhir de Longroiva (Guarda), junto a la presencia en
Tabuyo de un manto/escudo/coraza con decoracin
geomtrica al estilo del campaniforme inciso, son

174

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

aspectos que nos llevan a considerar un momento de


finales del III milenio AC-inicios del II Milenio AC. En
trminos de cronologa convencional se tratara de los
inicios del Bronce Inicial (ca. 2200-2000 AC), momento
paralelo al apogeo de la cermica Ciempozuelos en la
Meseta Norte (Garrido, 1999: 334).
Puales, alabardas y decoracin geomtrica son
elementos que aparecen en contextos de tipo funerario o
en depsitos commente interpretados como rituales. Se
trata de objetos/decoraciones considerados de prestigio
cuyo valor simblico fue de variable duracin. Sin
embargo, las asociaciones particulares presentes en
estelas, tumbas y depsitos nos ofrecen un marco
cronolgico ms concreto que permite situar algunas de
las estelas y estatuas-menhir como referente para el
anlisis cronolgico de las dems piezas con las que
comparten otros elementos de su iconografa. De esta
forma, las estelas que presentan la combinacin de pual
y alabarda, o pual y decoracin geomtrica, podran ser
genricamente atribuidas a comienzos del Bronce Inicial,
c. 2200-2000/1900 AC, aunque, como hemos dicho, no
hay que excluir fechas ms tardas.
Esta cronologa coincidira parcialmente con las
manejadas en la actualidad para situar las alabardas de
hoja estrecha reproducidas de forma muy similar en las
estatuas-menhir de Soalar y Valdefuentes (vide supra).
Segn el anlisis precedente, este tipo de alabardas
pueden ser situadas en contextos funerarios del Sur
peninsular en el primer cuarto del II milenio AC (c.
2000-1750 AC) aunque, como queda patente en algunas
estelas alentejanas, el uso de este smbolo se prolong en
el tiempo en algunas zonas del SW peninsular (vide infra,
Captulo 7.3). En este sentido hay que tener en cuenta la
cronologa de las espadas largas (tipo IIa y IIb) (vide
infra), ya que en la estatua-menhir de Valdefuentes la
alabarda est asociada a una espada grabada de este tipo.
En funcin de la cronologa proporcionada por los
referentes metlicos (vide infra), esta estatua-menhir
podra ser situada entre c. 2000/1800-1600/1500 AC,
marco en el que tambin podramos situar el ejemplar de
Tremedal (vide supra).
Adems de estas representaciones completas de
alabardas, hay posibles astiles de este tipo de armas en
las piezas de Atades, S. Martinho 1 y 3. Si esta hiptesis
fuera correcta, se podran postular mrgenes cronolgicos
semejantes para estas piezas, algo que es reiterado or la
espada grabada en Atades (vide infra).
 Espadas:
Considerando las cronologas relativas que se manejan
actualmente para las espadas del tipo I de AlmagroGorbea (vide supra; Blasco et alii, 2001: 83-84), stas
nos permitiran situar la estatua-menhir de Atades, cuya
espada responde probablemente a esta morfologa, entre
c. 1900-1600 AC. En los casos de Valdefuentes,
Tremedal y Preixana, la propuesta para las espadas
argricas de tipo II nos remitira a un marco situado entre

c. 1800-1500 AC (vide supra). Hay indicios que sugieren


que este tipo de espadas y enmangues perduraron durante
un perodo de tiempo prolongado que pudo alcanzar el
Bronce Tardo (c. 1450/1400-1150 AC). As lo indican
algunas de las estelas alentejanas en el Sur de Portugal,
el enmangue de la espada de Guadalajara o los hallazgos
de Aba de la Obispala (Cuenca) (vide supra e infra,
Captulo 7.3).
 Collares:
Hemos propuesto previamente como hiptesis de trabajo
la relacin entre las representaciones de collares de
algunas estelas y estatuas-menhir con piezas de orfebrera
similar como las gargantillas de tiras (vide supra).
Concretamente, las gargantillas de tiras han sido datadas
entre 1700 y 1500 a.C., en una fase final del Bronce
Inicial (Hernando, 1983: 94). Esto nos lleva, en fechas
calibradas a un perodo entre c. 2100 y 1700 AC, lo que
representa una parcial coincidencia temporal con las
estelas y estatuas-menhir armadas. Hemos de tener en
cuenta que la iconografa de los collares presenta una
larga diacrona (vide infra, Captulo 7.2), ya que estn
presentes en estelas con tocado de estilo naturalista lo
que reiterara la cronologa ms laxa de algunos casos
aqu tratados. La asociacin entre collares de varios
semicrculos, cinturones decorados con remaches y el
emblema rectangular en las piezas de Boulhosa, Alto da
Escrita y Nave 2 remiten a una cronologa que podra
abarcar el Bronce Inicial y Pleno (ca. 2100-1400/1200
AC). Gracias a su paralelismo con la pieza de Nave 2, la
de Ermida podra ser datada en esta etapa, en
consonancia con lo ya propuesto por Baptista (1995: 26).
Todas estas referencias remiten a 2200/20001500/1400/1200 AC como mbito cronolgico ms
probable para la elaboracin de un grupo numeroso de
ejemplares que incluyen armas, como Collado de Sejos 2,
Pea T, Tabuyo del Monte, Outeiro do Corno,
Longroiva, Soalar, Valdefuentes, Tremedal, Atades y
Preixana, o collares, como Cabeo da Mina 3, 4, 19 y 21,
Quinta de Couquinho, Quinta de Vila Maior, Castro
Barrega, Boulhosa, Nave 2 y Alto da Escrita. Estas piezas
incluyen elementos iconogrficos que estn presentes en
otras estelas o estatuas-menhir que, aunque no incorporan
ni armas ni collares, puden ser atribuidas a esta fase
como momento ms probable para su realizacin, como
ocurre en los casos de Ermida, Muio de San Pedro,
Boua, Nave 1, Millarn, Paredes de Abajo, Garabandal
o Collado de Sejos 1. Otras piezas como Chaves, Faioes,
S. Martinho 1 y 2 incluyen armas que no ofrecen detalles
suficientes pero adems incorporan otros iconos, como el
emblema rectangular, que remiten a esta misma poca.
Adems de estos datos hay que aadir los que
proporciona la estratigrafa de Cabeo da Mina, que
sugiere un lapso de tiempo relativamente acotado para la
consruccin del recinto y su uso, por lo que las piezas
decoradas que lo formaban pudieron haber sido
elaboradas en este perodo.
Las estelas de Cabeo da Mina (Vila Flor, Bargana)

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


formaban parte de un recinto que, segn sugiere la
fotografa area, rodea lo alto de la colina en la que est
implantada la estructura (Sousa, 1997: 192). Las tres
campaas de excavacin (1985, 1986 y 1991) realizadas
en un sector del yacimiento permitieron documentar un
sector del recinto, con trayectoria NW-SW, formado por
estelas lisas y decoradas, as como por numerosas piedras
de pequeo tamao que calzaban la estructura (Sousa,
1997: 191-192). Lamentablemente, ni la minuciosa
excavacin ni la prospeccin del cabezo y su entorno
documentaron material arqueolgico adicional. No
obstante, las caractersticas de la estratigrafa, compuesta
por dos niveles de tierra bien diferenciados y por la
estructura de fundacin del alineamiento, sugieren que el
tramo de estructura excavado fue realizado en un mismo
momento aprovechando la topografa natural del terreno.
Adems, no se registraron alteraciones estratigrficas
posteriores, por lo que la inclinacin tumbada del
alineamiento de estelas y su deterioro general parece ser
debido a un proceso de abandono de larga duracin
(Sousa, 1997: 191).
Mientras se puede afirmar que la estructura documentada
en el Cabeo da Mina fue realizada en un corto espacio
de tiempo, su simultaneidad con la realizacin de todos
los grabados es probable pero no segura. Algunas de las
estelas presentan grabados estratificados en el nivel de
cimentacin, pero an as tenemos que tener en cuenta
que algunas pudieron haber sido reutilizadas y no
necesariamente manufacturas ex novo. Tambin hay que
considerar que algunas de las decoraciones ms sencillas
pudieron haber sido realizadas tiempo despus de la
construccin del recinto. A pesar de estas limitaciones, la
colocacin regular y visible de los grabados sugiere que
los elementos que formaron parte de la estructura
tuvieron una vigencia compartida durante un perodo de
tiempo determinado, desde la construccin del recinto
hasta su abandono.
En el Collado de Sejos tambin las estelas all
documentadas formaban parte de un cromlech o recinto
que fue excavado en los aos ochenta (Bueno, Pin y
Prados, 1985). Los menhires que incorporan las estelas 1
y 2 de Sejos se hallaron tumbados junto a otros tres
menhires, tambin tumbados, lisos y de grandes
dimensiones en un rea de unos 70 m2. La excavacin
revel que los menhires estaban tumbados sobre un nivel
de tierras poco compactas en cuya base aparecieron todos
los materiales prehistricos de la excavacin, todos ellos
fragmentos de artefactos lticos con huellas de uso, pero
de cronologa indefinida (Bueno, Pin y Prados, 1985:
32, 41). Bajo este nivel superficial se document un
nico nivel (Nivel 1) hasta el substrato geolgico. Este
nivel estaba conservado intacto y en l se detectaron
cuatro manchas de tierra arcillosa relacionadas con
acumulaciones de piedras (Bueno, Pin y Prados, 1985:
32 y fig. 2B). Estas manchas estaban situadas debajo de
los menhires 1, 3, 4 y 5, pero sin contacto directo con
ellos, ya que entre las primeras y los segundos estaba el
mencionado nivel superficial, segn se desprende de la

175

informacin publicada (Bueno, Pin y Prados, 1985: 32,


fig. 2 A y B). Uno de los sondeos practicados en el nivel
1 revel que una de las manchas presentaba unos 40 cm
de profundidad, por lo que se interpretaron como las
fosas de implantacin de cuatro de los menhires (Bueno,
Pin y Prados, 1985: 34, 40-41). La estratigrafa sugiere
que las cuatro manchas parecen corresponder a un mismo
momento. El menhir 2 (con pual y decoracin en zigzag) no quedaba asociado a ninguna mancha, pero estaba
basculado por un desnivel causado artificialmente,
probablemente por una intrusin reciente atestiguada por
la presencia de cermica moderna en el relleno de tierra
(Bueno, Pin y Prados, 1985: 40)5. Los autores del
estudio sugieren implcitamente que la fosa de este
menhir pudo haber estado en este sector alterado, donde
se prctic otro sondeo en cuya base, sobre la roca de
substrato, se document una pequea estructura ltica
circular de funcionalidad y cronologa indeterminadas
(Bueno, Pin y Prados, 1985: 41).
La interpretacin de este conjunto como recinto o
cromlech es plenamente aceptada, a pesar de la extraa
morfologa que dibujan las cuatro manchas detectadas, de
las cuales slo una ha sido parcialmente excavada. En
este sector de la Cornisa Cantbrica no existen otras
estructuras relacionadas con los clsicos cromlech y slo
en el Cantbrico Oriental se conocen estructuras de este
tipo de cronologas ms tardas (Dez Castillo y Ruz
Cobo, 1993: 49; Pealver, 2001). Aunque los datos
estratigrficos son parcos, todo parece indicar que las
manchas detectadas corresponden a fosas realizadas
simultneamente en poca prehistrica. Suponiendo que
todos los menhires formaran parte originalmente de esta
estructura, tal y como sugieren los datos, su construccin
en un perodo simultneo al grabado de las estelas sera
una hiptesis plausible (Diez-Castillo y Ruz Cobo, 1993:
50). Sin embargo, los datos sobre la estructura son
escasos y cualitativamente pobres, dejando abierta la
posibilidad de que su construccin fuera ms antigua que
el grabado de las estelas en los menhires 1 y 2. En este
sentido podra ser interpretada la presencia de cazoletas
en los menhires con esteliformes, como testimonio de la
utilizacin previa de estos soportes como simples
menhires.
Como hemos sealado previamene (vide supra), la
utilizacin de antiguos menhires para la elaboracin de
estelas o estatuas-menhir durante el Bronce Inicial y
Pleno se documenta en varias ocasiones. Adems de este
caso de Sejos, se conocen los de Soalar, Chaves, Boua,
tratados en este captulo, o el de Alfarrobeira (vide infra,
Captulo 7.3). En el Collado de Sejos se documentan
numerosas estructuras, entre ellas tmulos y posibles
estructuras dolmnicos, adems de otros menhires, a los
que, en funcin de lo que se documenta en otras zonas
del Cantbrico, se puede atribuir cronologas ms
5 Esta intrusin reciente es producto de una excavacin
realizada a mediados del siglo XIX por ngel de los Ros y
Ros, segn indican Teira y Ontan (2000a: 285).

176

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

antiguas que las que manejamos para la elaboracin de


las estelas. Como indican otros lugares como Soalar,
Pea T, Nave, Garrovillas, posiblemente Garabandal,
Paredes de Abajo y Boulhosa (vide infra), o la dehesa
boyal de Hernn Prez y la finca de Granja de Toniuelo,
las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial
y Pleno son situadas con cierta frecuencia en antiguas
necrpolis o junto a ellas, zonas en las que adems de las
estelas o estatuas-menhir se pueden documentar otros
incidios de actividad contemporaneos a ellas, como est
bien documentado en la Sierra de la Borbolla, junto al
Pea T, o en Nave (vide infra).
Aunque las estelas de Collado de Sejos 1 y 2 presentan
diferencias iconogrficas entre ellas y la estela 2
incorpora diferencias tcnicas entre el motivo rectangular
(grabado ancho) y el pual (bajorrelieve) y la decoracin
en zig-zag (bajorrelieve), que podran sugerir distintas
fases en su realizacin, hay argumentos para plantear la
genrica coetaneidad entre ambas estelas y entre los
diferentes motivos que configuran la composicin de la
estela 2.
Los grabados reticulados de El Pedroso, que remiten a
una morfologa rectangular similar a la de Sejos, estn
situados en una cueva a las afueras del castro epnimo.
Este castro presenta recinto amurallado discontnuo y
materiales calcolticos pre-campaniformes similares a los
que ofrece la zona de Muogalindo para esa poca
(Esparza, 1977: 36-38). Trabajos recientes en el interior
del recinto han documentado casas redondas asociadas a
fechas de C14 de mediados del III Milenio cal A.C.
(Bradley et alii, s.f.). La excavacin reciente de dos
sondeos en el interior de la cueva y de dos cortes en la
estructura/plataforma aterrazada situada en su exterior
sealan que esta zona fue un lugar en el que se
desarrollaron actividades diversas durante el Calcoltico y
el Bronce Inicial. Mientras en el exterior se llevaron a
cabo actividades relacionadas con la produccin de
alimentos o de artefactos durante todo este perodo e
incluso ms tarde, la cmara ms exterior de la cueva, en
la que hay nicamente cazoletas, tambin se us. Sin
embargo, en la cmara ms interior de la cueva, en la que
estn situados los grabados reticulados esquemticos, no
constata evidencias claras de utilizacin hasta el Bronce
Inicial, atestiguada por el nico artefacto metlico
hallado en todo el sector: una punta palmela. La
presencia abundante de cermica lisa en este sector de la
cmara junto a la estructuracin espacial de todo el
conjunto han llevado a los autores de su estudio a
proponer que la cueva y su estructura aterrazada
funcionaron como un sepulcro megaltico con su atrio
(Bradley, 2003: figs. 1 y 2; Bradley et alii, s.f.). Aunque
no se tiene certeza sobre la cronologa de los motivos
reticulados, los autores de su estudio proponen una
cronologa de Bronce Inicial, sugiriendo que dicha
iconografa pudo haber perdurado durante estos perodos.
Por otro lado, la estacin de Pea Piera (Len) sugiere
otros parmetros temporales. En la cima del monte de

Pea Piera, en una de cuyas cornisas est la estacin de


arte rupestre, hay un castro con una ocupacin de la Edad
del Hierro, sin que se pueda descartar una ocupacin del
Bronce Final. Este dato, junto a la ausencia de
testimonios arqueolgicos durante el Bronce Inicial en la
zona del Bierzo y la mayor presencia en la misma de
objetos metlicos datables en el Bronce Medio y Final,
llevaron a los autores de su estudio a considerar la
produccin de muchas de estas pinturas en un contexto
del Bronce Final (Gutirrez y Avell, 1986: 90-91). Estos
datos sugieren que hay que considerar el posible
desarrollo de esta iconografa durante un laxo perodo de
tiempo en la periferia de la Meseta Norte, quiz desde el
Calcoltico hasta un Bronce Final. Sin embargo, dada la
escasez cuantitativa y cualitativa de los datos, no
podemos olvidar la posible vinculacin de estos motivos
rectangulares, asociados a otros antropomorfos y
cuadrpedos, en estaciones de arte esquemtico, a un
contexto de desarrollo cronolgico ms corto
(Campaniforme Final- Bronce Antigo- Bronce Pleno).
Desde este punto de vista alternativo, los motivos
esteliformes rectangulares seran una versin ms del
mismo tema representado en las estelas rectangulares
exentas o permanentes, presentando las mismas
asociaciones que estas ltimas (antropomorfos y
cuadrpedos), pero ocupando posiciones marginales en
las composiciones.
Estos datos sugieren la posibilidad de que ls motivos
rectangulares reticulados de Sejos fueran genricamente
contemporneos a el grabado de la decoracin en zig-zag
y del pual durante el Bronce Inicial. Pudo existir cierta
diacrona en su realizacin, como sugieren las diferencias
tcnicas existentes, aunque estas posibles fases de
ejecucin pudieron ser prximas en el tiempo y situarse
en el Bronce Inicial.
Las diferencias tcnicas tambin se detectan en la estela 2
de Cabeo da Mina, que presenta un elemento cruzado en
la parte superior y un cuadrpedo mirando hacia la
izquierda del espectador, este ltimo grabado con fina
incisin (Sousa, 1996: 41-43, 72-74). Este elemento
pasara desapercibido si no se hubiera conocido
recientemente el esteliforme con pual de Outeiro do
Corno (A Corua) (Fbregas et alii, 2004). Bajo el
motivo rectangular y el pual de este ltimo, grabados en
un afloramiento de ligera inclinacin, hay un cuadrpedo
grabado con trazo anlogo, muy similar al de la estela 2
de Cabeo da Mina pero mirando hacia la derecha del
espectador. Mientras en el caso de Cabeo da Mina
podran ser interpretados de forma diacrnica, en Outeiro
do Corno hay argumentos para defender su genrica
contemporaneidad. De cualquier forma, este ltimo
afloramiento no se sustrae totalmente a la diacrona, ya
que en la parte superior del afloramiento se han
documentado restos muy erosionados de grabados
circulares.
Se han documentado diferentes tcnicas para la
elaboracin de diferentes motivos en los mismos soportes

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


en otros casos. Slo en Millarn, Nave 2, Longroiva,
Chaves y Ermida hay datos que sugieren cierta diacrona
en su ejecucin (vide supra), aunque en general
consideramos sta puede ser situada sin problemas
durante el Bronce Inicial y Pleno. Hay casos, sin
embargo, que incluyen grabados claramente tardos,
como las estatuas-menhir de Talavera y Luna, en las que
durante el Bronce Final se elaboran iconografas tpicas
de las estelas del Suroeste, caso tambin de la estela de S.
Martinho 1. Sobre esta ultima no disponemos de
informacin detallada sobre las tecnicas empleadas en su
elaboracin, pero los diferentes motivos iconogrficos y
su hallazgo junto a la estela 3, que incluye motivos
atribuibles al Bronce Inicial y Pleno, sugieren la
posibilidad de que la estela 1 incorpore al menos dos
fases de realizacin distanciadas en el tiempo. Otra
reutilizacin ms tarda es la que plantea la estatuamenhir de Muio de San Pedro, que es usada como estela
epigrfica funeraria durante el s. I d.C.. Es posible que
tambin a este momento correspondan algunos grabados
que completan el rostro, como las orejas. Este motivo es
desconocido en las estelas y estatuas-menhir
prehistricas, a excepcin de Ermida (vide infra), por lo
que es posible que se trate de una adicin tarda
correspondiente a esta fase de reutilizacin romana. En
Ermida las orejas y la boca tambin parecen haber sido
grabadas en una segunda fase de ejecucin (Baptista,
1985: 27, 34) que, en funcin de lo observado en Muio,
podra ser tarda.
En trminos generales las cronologa propuesta para las
estelas y estatuas-menhir con armas y collares complejos
abarca el Bronce Inicial y Pleno (ver fig. 114). Esta
cronologa puede ser atribuida tambin a otros ejemplares
que incluyen motivos como el emblema rectangular o el
manto/escudo/coraza rectangular e incluso a los restantes
ejemplares de Cabeo da Mina por la estratigrafa que
muestra el yacimiento (vide supra). Esta cronologa
coincide con la que han propuesto recientemente diversos
autores para ejemplares como Nave 1 y 2, Atades,
Valdefuentes y Tremedal (Cruz, 2001: 173-176; Vilaa et
alii, 2001: 79). Por otro lado, las estatuas-menhir de
Ermida y Chaves, del Norte de Portugal, han sido datadas
en el Bronce Medio y Final, respectivamente (Baptista,
1995: 28; Jorge, V.O., 1995b: 26) pero, a la luz de las
grafas que ofrecen las diversas estatuas-menhir aqu
tratadas, pensamos que tambin pueden ser atribuidas
genricamente al Bronce Inicial y Pleno.
Sin embargo, esta atribucin no coincide con la que
proponen Sousa y S.O. Jorge para los ejemplares de
Cabeo da Mina, quienes las atribuyen al Calcoltico.
Esta datacin se basa en dos argumentos: la ausencia de
armas y su paralelismo formal con ejemplares del
Mediterrneo Occidental. Otros elementos de la cultura
material Calcoltica de la regin llevan a S. Jorge a

177

interpretar estas estelas como exponentes de un trasfondo


cultural mediterrneo (Jorge, S.O., 1999b: 140). Por otro
lado, O. Sousa considera que las estelas de Cabeo da
Mina ......se situam entre as mais antigas
representaoes escultricas da Pennsula, podendo ser
relacionadas com a estaturia proveniente de
monumentos megalticos. (Sousa, 1997: 194). Una de
las razones que argumenta es el paralelismo entre las
decoraciones en zig-zag de estas estatuas con motivos
similares que aparecen en contextos megalticos, pero su
presencia en piezas como Tabuyo, en la que esta
decoracin se asociada a armamento del Bronce Inicial,
limita, desde nuestro punto de vista, el valor cronolgico
de esta relacin formal. En la misma lnea S.O. Jorge
apunta las similitudes de algunos motivos de Cabeo da
Mina con ejemplares como el de Chao do Brinco, hallado
en un contexto megaltico (vide supra, Captulo 6.2), y el
de Boulhosa, hallada cerca de un monumento megaltico
(Jorge, S.O., 1999b: 140). Esta autora opina que la
ausencia de armas en estas estelas permite retrotraerlas a
un momento anterior al Bronce, cuando se conocen
infinidad de estelas con armas. Considera, sin embargo,
que estas estelas y las de Hurdes-Gata, tan similares entre
s, se pueden agrupar con facilidad en un mismo grupo
tipolgico de fondo mediterrneo (Jorge, S.O., 1986:
953-959; 1999b).
La existencia de otras representaciones con collares y sin
armas que pueden ser atribuidas a la Edad del Bronce
(vide infra, Captulo 7.2) nos lleva a descartar el
argumento de la ausencia de armas como indicio de
antigedad. Hay que tener en cuenta, adems, que las
armas representadas en otras estelas grficamente
asociadas estn estrechamente relacionadas con el mbito
Atlntico. La reproduccin iconogrfica de estos
elementos parece eclosionar paralelamente a la
intensificacin de los contactos entre la Pennsula Ibrica
y el mbito atlntico, contexto que parece ser ms
adecuado para la comprensin de estelas como las de
Cabeo da Mina (vide infra). Siguiendo esta
argumentacin, es interesante tener en cuenta que en las
cercanas del lugar de hallazgo de la estatua-menhir de
Villar de Ala (Soria), reutilizada pero procedente
probablemente de las cercanas del lugar, se hall un
pual de lengeta de cobre de unos 18,5 cm de largo muy
similar morfolgicamente al del depsito de Pantoja
(Toledo), que como hemos comentado, estaba
acompaado por dos alabardas de tipo atlntico (vide
supra; Garrido, 1999: 312, 438-439). La presencia de este
pual, relacionado tipolgicamente con ejemplares
similares datados en un Bronce Inicial (Garrido, 1999:
314-315), podra estar reiterando la relacin de esta
iconografa, muy similar a la de Cabeo da Mina 1, con
dicha poca.

178

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 114: Atribucin cronolgica de los ejemplares que incluyen armas detalladas y collares de varios semicrculos.

La cronologa que proponemos para la estatua-menhir de


Soalar tampoco coincide con la que proponen Bueno y su
equipo, quienes la sitan en la segunda mitad del III
milenio AC (Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 27). No
obstante, teniendo en cuenta la diversidad de tcnicas y el
carcter de los motivos presentes en este soporte
menhrico, as como la posible prolongada utilizacin del
lugar a lo largo de milenios, hay que considerar diversas

fases en su realizacin. En cualquier caso, pensamos que


el motivo de la alabarda permite proponer una cronologa
situada entre ca. 2000-1600 AC, lo que tampoco estara
reido con el uso prolongado del lugar en el que se
encuentra esta estatua-menhir. La estatua-menhir de
Soalar se hall en un collado, en una zona aplanada en la
que se documentaron piedras de molino y fragmentos
cermicos que han sido interpretados como posibles

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


restos de habitacin (Bueno Balbn y Barroso, 2005b:
28). Tanto en el collado de Soalar como en su entorno
ms prximo se han documentado infinidad de
estructuras megalticas como tmulos, dlmenes,
menhires y crculos de piedra (vide infra fig. 128;
Ondarra, 1976a: 39-42; 1976b: 350-351; Pealver, 1983:
432 y Fig. 62). Este lugar est situado en un sector
navarro conocido por la alta densidad de monumentos
megalticos, denominado ncleo de Errazu-Aldudes
(Barandiarn y Vallesp, 1980: Fig. 115; Pealver, 1983:
Fig. 62; Mjika y Pealver, 1987; Andrs, 1990: 142, fig.
1; Barrero et alii, 2005). La alta densidad de tmulos y
dlmenes es comparable con la documentada en otras
zonas de la franja atlntica vasco-navarra, donde se
documentan estructuras funerarias similares. Trabajos
recientes realizados en el Sur de Guipzcoa indican que
la construccin de los dlmenes de montaa puede ser
situada a partir de finales del V-primera mitad del IV
milenio AC (Mjika y Armendriz, 1991:129, 158; vide
supra), cronologa que podra ser contemplada para
algunos de los tmulos o dlmenes documentados en
Soalar.
No obstante, las dataciones de C14 obtenidas de muestras
de carbn situadas bajo el tmulo de Irau 46 en el Pas
Vasco francs, que encierra una cista pequea con
algunos huesos calcinados, sitan su construccin a partir
de mediados del III milenio AC (Blot, 1989: 100-101).
Por otro lado, no hay que olvidar que algunos megalitos
de montaa fueron reutilizados durante el Campaniforme
- Calcoltico final (segunda mitad del III milenio AC),
como se documenta en Trikuaizti I y Larrarte (Beasain,
Guipzcoa) (Mjika y Armendriz, 1991: 134-135, 159;
Ontan, 2005: 232). Materiales diversos tambin
atestiguan usos tardos, atribuidos en al Calcoltico Final
y la Edad del Bronce, en megalitos de este sector navarro
(lvarez, 2006; Barandiarn y Vallesp, 1980: 155, 203),
posibilidad que no puede ser descartada para las
estructuras documentadas en la zona de Soalar. Un
aspecto caracterstico de esta zona es la alta
concentracin de menhires, mucho ms numerosos que
en otras zonas de la franja atlntica vasco-navarra
(Pealver, 1983: Fig. 48). Su cronologa es de momento
incierta (Pealver, 1983: 436-437). Otro fenmeno
singular que aparece en Soalar, caracterstico del sector
atlntico vasco-oriental y navarro, tambin presente en
los Pirineos centrales, son los cromlechs o crculos de
piedra (Vegas, 1988; Pealver, 2001: 66, 67 y Fig. 2).
Estas estructuras parecen haber albergado rituales
diversos, especialmente mortuorios, como sugiere la
deposicin de restos seos humanos calcinados en el
interior de muchos de estos recintos (Pealver, 2001: 6667). Su homogeneidad estructural y numerosas
dataciones de C14 sugieren que estos crculos forman
parte de un fenmeno de carcter regional y que fueron
construidos y utilizados a lo largo del I milenio AC
(Bronce Final- Edad del Hierro) (Blot, 1982; Vegas,
6 Carbones de madera, Gif 7892, 3850+/-90 b.p., 2560-2057 cal
AC (Blot, 1989: 101)

179

1988: 423-426; Pealver, 2001: 67). Estos datos sugieren


que la estatua-menhir de Soalar est situada en un
entorno que fue visitado y reestructurado con la
construccin de monumentos diversos a lo largo de un
amplio lapso de tiempo que pudo discurrir entre inicios
del IV y finales del I milenio AC (vide infra).
El conjunto de las cronologas aqu propuestas contrastan
con las que Bueno y su equipo han propuesto para stas y
otras piezas en trabajos recientes (p.e. Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c; vide supra, Captulo 3). Estos autores se
inclinan por cronologas altas, que en algunos casos
arrancaran en el V Milenio AC, para muchos de los
ejemplares que tratamos en este captulo. Las estelas de
Cabeo da Mina y Quinta de Couquinho, por ejemplo,
son incluidas, junto a varias estelas con tocado, en un
grupo centro-occidental cuya cronologa se extendera al
menos entre ca. 4500-2000 AC (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: figs. 42 y 44). En un grupo del Norte
incluyen piezas como las de Pea T o la estela con
tocado de Crato. Las armas de algunos de estos
ejemplares son atribuidas a la segunda mitad del III
Milenio AC, aunque el grupo en su conjunto arranca,
segn estos autores, a partir de mediados del IV Milenio
AC (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: figs. 39, 40 y 44).
Igualmente, el grupo del Noroeste, en el que se incluiran
estelas como la de Asquerosa o estatuas-menhir como
Soalar, Ermida o Tremedal, arrancara a mediados del IV
Milenio AC, aunque las armas que incorporan algunas de
estas piezas remitiran, segn estos autores, al III y II
Milenio AC (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 41).
Como hemos sealado en un captulo anterior (vide
supra, Captulo 3), estas altas cronologas les permiten a
estos autores enlazar el mbito de las estelas y estatuasmenhir megalticas con el que materializan las estelas y
estatuas-menhir que tratamos en este captulo y en los
tres siguientes (vide infra, Captulos 7.2, 7.3 y 7.4) en el
marco de una interpretacin de continuidad culturalnormativa para este tipo de manifestaciones (vide infra,
Captulo 9).
Para finalizar quisieramos destacar que el marco
cronolgico que proponemos para las estelas y estatuasmenhir tratadas en este captulo es contemporneo al que
proponemos para un grueso grupo de estelas con tocado
(vide infra, Captulo 7.2) y al que se puede atribuir en la
actualidad a la mayora de las estelas alentejanas (vide
infra, Captulo 7.3). De esta forma, durante al menos un
perodo de unos 500 aos (c. 2000-1500 AC) coexisten
en diversas zonas de la Pennsula Ibrica estelas y
estatuas-menhir que reproducen smbolos similares o
comparables, siguiendo estilos y/o composiciones
locales, regionales o transregionales. Estas zonas
comparten el recurso a las mismas formas de expresin,
imgenes de personajes en piedra, pero comparten con
otros sectores peninsulares el uso de determinadas armas
como atributos de categorizacin social. No obstante, las
estelas y estatuas-menhir se diferencian de otros
contextos en los que se depositan estas armas, como

180

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

depsitos votivos o enterramientos, por ser imgenes


pblicas y permanentes y, en ocasiones, por estar situadas
en antiguos lugares de carcter colectivo (vide supra e
vide infra).

7.1.5 Estelas y lugares


Lamentablemente, no disponemos de informacin sobre
las circunstancias de hallazgo de las paradigmticas
piezas de Quinta de Couquinho, Longroiva y Tabuyo del
Monte, y en estos casos nos debemos conformar con los
datos que se pueden extraer sobre el emplazamiento de la
finca o poblacin. En otras ocasiones disponemos de ms
informacin sobre las circunstancias del hallazgo y sobre
su contexto. Aunque la mayora de las piezas no ha sido
documentada en contextos estratigraficos, los trabajos
ms recientes han dado cuenta de la importancia del
contexto envolvente, por lo que la informacin se ha
enriquecido sustancialmente en las ltimas dos dcadas.
Algunas estelas y estatuas-menhir se encontraron
reutilizadas en cercas de caminos o fincas, como Vilar de
Santos, Alto da Escrita, Valdefuentes y Villar de Ala. En
el caso de Valdefuentes disponemos de informacin
sobre su localizacin previa, ya que el lugareo que la
utiliz en la construccin de la cerca seala que la
encontr durante trabajos agrcolas en el campo aledao.
Este caso indica la posibilidad de que las piezas
reutilizadas en este tipo de estructuras procedieran de las
inmediaciones, especialmente por el gran volumen y peso
de casi todas ellas. Otra reutilizacin reciente es la de la
estatua-menhir de Ermida, en una construccin del s.
XIX situada en la aldea. Es posible que, igualmente, la
pieza procediera de las inmediaciones de esta poblacin,
aunque, en ocasiones, estas reutilizaciones recientes han
podido implicar un traslado desde mayor distancia, como
ha sido documentado en los casos de Soalar y Nave 2,
ambas de gran envergadura, que han sido objeto de
traslados recientes. Una posible reutilizacin ms antigua
es la de la estela de Quinta de Vila Maior, que fue hallada
en el transcurso de trabajos agrcolas en un lugar en el
que se ha documentado un vicus romano. Tambin la
estatua-menhir de Muio de S. Pedro fue reutilizada en
poca romana, en el s. I d.C., como estela epigrfica
funeraria. Fue hallada en el transcurso de trabajos
encaminados a la extraccin de arena en un lugar cercano
al ro Tmega, localizacin que se asemeja a la de otras
estatuas-menhir aqu tratadas, aunque en este caso, como
revela su epgrafe latino, hay que considerar un posible
traslado desde su localizacin original.
En otros casos los ejemplares se han documentado in situ
o en superficie, casualmente o como fruto de
prospecciones arqueolgicas, o enterradas, en el
transcurso de trabajos arqueolgicos, agrcolas, de
extraccin de arenas o de obras de infraestructura.

Un hecho que se viene documentado con cierta asiduidad


es que la pieza se encuentre enterrada en depsitos
aluviales, zonas de vega por las que transcurren ros o
arroyos. Un caso recientemente publicado es el de la
estatua-menhir de Atades, que se encontr casi
totalmente enterrada, ya que sobresala slo 50 cm. en
superficie, en el transcurso de unos trabajos dedicados a
la construccin de una presa. El inters aadido de este
hallazgo es que en las cercanas de este punto se sita una
fuente natural. Tambin la estatua-menhir de Faioes se
encontr enterrada en depsitos aliviales en una zona de
vega cuando se realizaban obras en un camino vecinal.
Prximo a este lugar est el vado de Chaves en el que
discurrieron las obras de acondicinamiento de su antiguo
puente, que recuperaron del lecho del ro Tmega, a unos
10 m. del puente, la estatua-menhir de Chaves. Como
hemos comentado, tambin junto al Tmega y enterrada
en depsitos aluviales, fue encontrada la estatua-menhir
de Muio de S. Pedro, aunque la reutilizacin romana de
esta pieza introduce interrogantes sobre la datacin de
dicho contexto. Tambin se indica en la publicacin de S.
Joao de Ver que esta pieza fue hallada en el transcurso de
las obras de un restaurante situado junto al trazado de una
va romana, por lo que bien pudiera haber estado
enterrada. Otros casos detectados a lo largo de trabajos
agrcolas pudieron haber estado originalmente enterrados
o en superficie, como en los casos de Luna, Preixana,
Valdefuentes o Paredes de Abajo. Otras referencias
indican que la pieza fue hallada en superficie, como
ocurre en los casos de Soalar, Collado de Sejos,
Boulhosa, Castro Barrega, Tremedal, Segura de Toro,
Muogalindo, Talavera de la Reina y S. Martinho 1.
Un grupo relativamente numeroso de piezas ha sido
documentado in situ. La mayora de stas fue
documentada en el sitio de Cabeo da Mina, formando
parte de un alineamiento que se encontraba tumbado,
aunque las piezas an guardaban relacin estratigrfica
con las estructuras de sustentacin (vide infra). Otro caso
de gran inters es el de la estatua-menhir de Marco, que
se conserva hincada, posiblemente in situ, junto al
trazado de una va romana. Tambin hincada y
posiblemente en su posicin original se encuentra la
estatua-menhir de Nave 1, situada junto a una fuente
natural y una necrpolis megaltica. Otros casos que se
encuentran in situ, como Pea T, Garabandal y Outeiro
do Corno, no son estelas propiamente dichas pero estn
iconogrficamente relacionadas con stas.
El desarrollo de trabajos arqueolgicos en algunos de
estos lugares ha permitido enriquecer en gran medida
nuestra visin sobre estas piezas. Trabajos de excavacin
y de prospeccin ms o menos intensiva se han
desarrollado en los lugares de Collado de Sejos, Pea T,
Cabeo da Mina, Nave, Garrovillas y S, Martinho.
Trabajos de prospeccin se han llevado a cabo en los
lugares de Soalar, Castro de Barrega, Valdefuentes,
Garabandal, Muogalindo, y Outeiro do Corno.

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

181

Figura 115: Planos A y B de la excavacion de Sejos (A: situacin de los menhires del cromlech de Sejos; B: Nivel 1, infrayacente a los menhires. (Bueno,
Pin y Prados, 1985: fig. 2A y B, con modificaciones).

Los datos recogidos en la excavacin del rea en donde


se encontraban tumbados los menhires de Sejos sugieren
que stos debieron haber estado previamente hincados
formando un recinto que ha sido paralelizado con los
clsicos cromlech (Dez Castillo y Ruz Cobo, 1993: 4950). Los 5 menhires estaban tendidos en un rea de unos
70 m2 con un ligero desnivel, estando el norte ms
elevado que la zona sur, con una diferencia de hasta 40
cm (ver fig. 115; Bueno, Pin y Prados, 1985: fig. 4). El
material prehistrico documentado en la excavacin,
situado en el nivel superficial, estaba compuesto por
escasos tiles lticos, mayoritariamente fragmentados y
con evidentes huellas de uso, por lo que parece ser
material de deshecho (Bueno, Pin y Prados, 1985: 41).
Como los datos indican, estelas y recinto parecen ser
ambos prehistricos pero hay pocos datos que clarifiquen
la articulacin cronolgica entre los menhires, la
decoracin y la estructura. Al no disponer de referencias
concretas sobre la construccin del recinto, sigue abierta
la posibilidad de que la decoracin de los esteliformes,
incluidas las diversas cazoletas documentadas en su
superficie, fuera producto de una o varias intervenciones
posteriores (vide supra). Esto sera plausible en un lugar
como el Collado de Sejos, en el que numerosas
intervenciones de diferentes pocas han buscado marcar
el lugar con restos visibles de variada naturaleza por su
alto significado topogrfico (Bueno, Pin y Prados,
1985: 30; Daz Casado, 1993: 42; Dez Castillo 1996/97:

fig. 4. 18).

Figura 116: Plano esquemtico del Collado de


(Localizaciones segn Dez Castillo, 1996/97: fig. 4-18).

Sejos.

Desde el punto de llegada de la pista que sale de Uznayo


(el pueblo ms prximo), siguiendo un recorrido hacia el

182

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Norte, por donde antao pasaba la cerca de delimitacin


de pastos, se suceden una serie de elementos estructurales
(ver fig. 116). En primer lugar, encontramos dos
hitos/menhires con grabados cruciformes, el segundo
tambin con cazoletas. Estos hitos ptreos han sido
posiblemente utilizados recientemente por las
comunidades usuarias de los pastizales para delimitar los
pastos (Daz Casado 1993: 42), ya que su trazado
coincide con la antigua cerca de delimitacin de pastos,
existente hasta hace pocos aos.

Figura 118: Restos de un posible cromlech cercanos al menhir de El


Hitn, Collado de Sejos (Cantabria).

Figura 117: Menhir de El Hitn y ms al fondo, junto a la cerca, el


tmulo de Piedra Jinc, Collado de Sejos (Cantabria).

La delimitacin de los preciados pastos de Sejos ha sido


una constante durante siglos, ya que, como atestiguan
antiguos documentos, las disputas eran constantes. En
algunas sentencias del siglo XVIII queda patente la
existencia de hitos ptreos que podran haber estado
hincados en esos lugares desde tiempo inmemorial (Ros
y Ros, 1878: 50-57, 66-78, en Dez Castillo, 1996/97:
167-169). Sin embargo, en algn caso tambin se
explicita la necesidad de instalar nuevos hitos en donde
se consideraba necesario (Ros y Ros, 1878: 66-78, en
Dez Castillo, 1996/97: 168). Por ello, mientras no se
conozcan ms detalles sobre las fosas de implantacin de
los mencionados menhires es difcil saber si su
localizacin actual se remonta a la prehistoria o a pocas
ms recientes (Ruz Cobo, Daz Castillo y Lpez
Quintana, 1993: Nota 1). Lo mismo ocurre con el menhir
de El Hitn, situado en el lmite Norte del collado (ver
fig. 117; Bueno, Pin y Prados, 1985: 30). Una cerca de
delimitacin pasa en direccin W-E exactamente por
donde est hincado este menhir que, adems, est
marcado como marco municipal N 147. En este sector
de la cerca, a ambos lados de la misma, hay algunos
menhires cados y otras losas alargadas semienterradas
(ver fig. 118). Un conjunto de ellos situado junto al
menhir de El Hitn podra ser, a juicio de Dez Castillo y
Ruiz Cobo, otro posible cromlech (ver fig. 118; Dez
Castillo y Ruiz Cobo, 1993: 48). En una visita reciente al
lugar hemos podido comprobar que la disposicin de
estos menhires tumbados y la distancia entre ellos podra
estra indicando la existencia de una estructura similar a la
documentada en el sector ms meridional del collado.

En el collado hay adems una serie de estructuras


tumulares con restos de lo que parece ser una coraza
ptrea (ver fig. 119). En dos de estas estructuras se han
documentado lajas semienterradas, como en el tmulo de
Piedras Jinc, situado, como el menhir del Hitn, junto a
la cerca de delimitacin de pastos (ver fig. 117; Teira,
1994: 222-223). Otro caso es un dolmen con un tmulo
de unos 10 m. de dimetro con restos estructurales de la
cmara. La excavacin de este tmulo fue emprendida
por Bueno en 1983, pero no finalizada ni publicados los
resultados (Daz Casado, 1993: 43).

Figura 119: Estructura tumular, Collado de Sejos.

En los lmites del tmulo hay una laja de 170 cm (53


ancho) decorada con una lnea longitudinal grabada y
rematada en un extremo por un semicrculo (Daz
Casado, 1993: 43 y fig. 12). En el collado hay tambin
una serie de estructuras circulares sin tmulo- realizadas
a base de lajas hincadas de entre 6-7 m de dimetro (ver
fig. 120). Este tipo de estructuras son escasas pero se
conocen en todo el sector central de la Cornisa
Cantbrica. Una estructura similar a stas fue excavada
en Pea Oviedo (Libana) Pea Oviedo 2- y puso de
manifiesto la existencia de una cmara interior y un ajuar
paralelizable al de los dlmenes/tmulos de la regin
(Dez Castillo y Ruiz Cobo, 1993: 49; Dez Castillo,
1996/97: 108-111). En Pea Oviedo la datacin

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


radiomtrica obtenida confirm la cronologa
tardoneoltica de la estructura, por lo que se cree que este
tipo de estructuras tuvieron la misma funcin que las
arquitecturas tumulares y que constituyen una variante
formal de posible desarrollo cronolgico posterior (vide
supra, Captulo 6.3; Dez Castillo y Ruiz Cobo, 1993:
50).

183

construccin de estructuras megalticas, aunque algunas


se seguirn utilizando (Dez Castillo, 1996/97: 141). Para
menhires/monolitos se ha planteado una cronologa
similar (Ruiz Cobo, Dez Castillo y Lpez Quintana,
1993: 59). De esta forma, se puede decir que la mayor
parte de las estructuras documentadas en Sejos, todas
ellas relacionadas con el mbito funerario/ritual,
corresponden a un momento bastante ms antiguo que el
que representan los esteliformes grabados en dos de los
menhires del recinto. Entretanto, los materiales
arqueolgicos recuperados en la excavacin del recinto
han sido relacionados con el uso domstico del collado
durante el Neoltico (Dez Castillo, 1996/97: 92).

Figura 120: Vista de la ladera Norte del Collado de Sejos, en donde se


ve el recinto de madera que protege el cromlech y en los laterales de la
mitad inferior dos crculos de piedra.

El recinto que incluye los menhires con estelas est


situado en una suave pendiente al Norte de los crculos de
piedra (ver figs. 120 y 121). Aunque el cromlech ocupa
una posicin topogrfica intermedia en el lugar, desde l
no son visibles todos los elementos estructurales
documentados. La relacin de intervisibilidad ms clara
es la que mantienen este recinto, los crculos de piedra y
los tmulos situados al Sur. La posicin actual de los
menhires no es la que originalmente presentaban, ya que
stos fueron movidos para desarrollar los trabajos de
excavacin. El sitio se halla actualmente delimitado por
una cerca de madera para evitar el paso del ganado. Los
trabajos arqueolgicos sistemticos en el lugar de Sejos
se desarrollaron en dos capaas, en 1982 y 1983,
dirigidas por P. Bueno. La primera, dedicada al estudio
del recinto con estelas fue publicada pero los resultados
de la segunda an no han sido divulgados. Como ha sido
referido en otras publicaciones (vide supra), en la
segunda campaa se documentaron otras estructuras
tumulares y se excav, al menos, un dolmen. A falta de
estos datos nos remitimos a trabajos ms generales sobre
el megalitismo de esta regin (Dez Castillo y Ruiz Cobo,
1993; Ruz Cobo, Dez Castillo y Lpez Quintana, 1993)
para aproximarnos a la posible articulacin entre todas
estas estructuras. En lneas generales se puede decir que
el fenmeno tumular/dolmnico se desarrolla en este
sector del Cantbrico durante todo el IV Milenio cal B.C.
(Dez Castillo y Ruiz Cobo, 1993: 50). En esta secuencia,
los crculos de piedra han sido relacionados con una fase
tarda del megalitismo, en torno a mediados del IV
Milenio cal A.C., segn la datacin radiomtrica de Pea
Oviedo 2 (Dez Castillo y Ruiz Cobo, 1993: 49). A partir
del III Milenio cal A.C. se va abandonando la

Figura 121: Vista de los menhires 1-4 del cromlech de Sejos.

Como ya hemos comentado varias veces, la construccin


del recinto es difcil de datar. Independientemente de la
cronologa que se atribuya a esta estructura, es destacable
el significado que desprende la introduccin de estas
imgenes esteliformes y su pual a finales del III-inicios
del II Milenio AC. Esto tiene lugar en un contexto como
el Collado de Sejos que engloba actividades domsticas y
funerarias/rituales ancestrales para los visitantes de
inicios de la Edad del Bronce. La introduccin de estas
imgenes denota, por su vinculacin espacial, una
buscada continuidad con la tradicin preexistente, a pesar
de que sta pueda suponer la reinterpretacin total o
parcial del lugar. Estas imgenes materializan un nuevo
tipo de discurso en el que se trata de aglutinar la idea del
pasado colectivo en la imagen de personajes socialmente
destacados.
El caso de Pea T ha sido valorado en diversas
ocasiones en relacin con los yacimientos del entorno
(Prez y Arias, 1979; Arias y Prez, 1990; Arias et alii,
1999; Blas, 2003b: 393-396 y fig. 8; Ontan, 2003: 160161). La estela o esteliforme de Pea T est situada en
una concavidad orientada hacia el SE de una gran pea
situada en el extremo occidental de la Sierra Plana de la
Borbolla, dominando el estrecho valle del ro Purn y la
franja litoral en la que ste desemboca (ver fig. 122).

184

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 122: Sector occidental de la Sierra plana de la Borbolla (Prez y Arias, 1979: fig. 2, con modificaciones).

En la Sierra Plana se han documentado 56 tmulos,


distribuidos en 12 llanadas a lo largo de los ms de 8 km
de largo de la Sierra, orientada W-E, paralelamente a la
costa (ver fig. 122; Prez y Arias, 1979). Adems, se
localizaron materiales en superficie en 23 zonas de la
sierra yuxtapuestas a los tmulos (Prez y Arias, 1979:
714-715). Estos materiales de superficie (artefactos
lticos como puntas de flecha, geomtricos, picos
asturienses, muescas y denticulados, raspadores, piezas
con retoque, picos pulimentados, dientes de hoz,
molinos..) son exponentes de actividades de subsistencia
muy variadas (Blas, 1983: 97-99). Por otro lado, los
tmulos estn dispuestos en grupos de 5 o 6, en
alineaciones orientadas E-W (Arias y Perez, 1990: 93).
Presentan un alto grado de polimorfismo ya que hay
pequeos dlmenes con ortostatos removidos, tmulos
con cmara rectangular tipo cista, tmulos sin cmara y
tmulos que cubran un hoyo en el suelo.
El estudio de los materiales de superficie y de los
tmulos excavados a comienzos del siglo XX
(Menndez, 1931) sugieren una cronologa de finales del
Neoltico/Calcoltico Antiguo para el uso domstico y
funerario de la Sierra (Prez y Arias, 1979: 714; Arias y
Prez, 1990: 100; Arias et alii, 1999). En este momento
es en el que hay que situar la estela de Capilluca,
procedente del tmulo 17 del Llano de las Campinillas
Norte, uno de los ms monumentales de su agrupacin
(vide supra, Captulo 6.2; Prez y Arias, 1979: 707). En
este momento sita tambin Blas la factura de las

pinturas esquemticas situadas en el panel rematado por


el esteliforme de Pea T (vide supra; ver fig. 123; Blas,
2003: 395-396). Durante el Bronce Inicial, posiblemente
como fruto de ms de una intervencin, se realizan el
esteliforme de Pea T y su arma (vide supra). En la
Sierra Plana no se han documentado materiales que
puedan ser claramente datados en el Calcoltico
Final/Bronce Inicial, ni objetos metlicos ni cermica
campaniforme ni de tipo Trespando. Sin embargo, este
tipo de materiales s han sido documentados en contextos
funerarios de las cuevas prximas de El Bufn y La
Llana (Blas, 1983: 104-107; Ontan, 2003: 160-161), lo
que plantea la posibilidad de que durante esta poca el
llano ya no se utilizara para fines funerarios. Sin
embargo, en el tmulo 24 de la sierra, situado
inmediatamente al Este de los reflejados en el mapa que
adjuntamos (ver fig. 122), y cuyo uso inicial ha sido
situado por C14 a finales del V Milenio AC7, se ha
registrado un dispositivo de delimitacin en el Sur del
tmulo, interpretado como una reforma parcial del
monumento, que ha podido ser datada entre finales del III
Milenio e inicios del II AC8 (Arias et alii, 1999, en Blas,
2006: 246).

7 OxA-6194, 523050 BP, 4230-3961 cal AC (2).


8 OxA-6915, 365055 BP, 2197-1888 cal AC (2).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

Figura 123: Calco del panel de Pea T segn Hernndez Pacheco,


Cabr y Vega del Sella (1914) (Blas, 2003b: fig. 3).

Estos datos reiteran lo que la misma existencia del


esteliforme de Pea T sugiere, y es que la Sierra Plana
segua siendo un lugar con una fuerte carga simblica. La
relacin de estos motivos iconogrficos con el mbito
funerario es sugerida, adems por la presencia de un
dolo de iconografa similar en la cueva/abrigo del
Culebre, espacio utilizado probablemente como
receptculo funerario (Blas y Carrocera, 1985: 76).

185

prximo al Pea T. Tambin hay que tener en cuenta


que entre las piedras de la cmara del tmulo del Llano
de las Mesas, el segundo ms prximo al Pea T, se
hallaron un triturador y un trozo de mineral (tmulo 2
segn la numeracin de Prez y Arias, 1979: 699;
Menndez, 1931: 174). De cualquier forma, la utilizacin
y posible construccin de sepulcros funerarios en la
Sierra Plana durante el Calcoltico Final/Bronce Inicial es
un hecho de gran inters, ya que como los datos
indicaban hasta hace poco, en Cantabria el final del
Megalitismo pareca estar en conexin con el desarrollo
de la metalurgia y explotacin del cobre, en torno a
inicios del III Milenio AC. A partir de este momento se
desarrolla un nuevo horizonte de cermicas tipo
Trespando e inhumaciones en cuevas como la de El
Bufn, situada en las cercanas de Pea T (Arias y
Prez, 1990: 102), a lo que hay que aadir la posible
reutilizacin de antiguos sepulcros o la construccin de
nuevos receptculos en antiguas necrpolis.
El sitio de Cabeo da Mina estaba parcialmente
degradado por los trabajos del arado y varias de sus lajas,
decoradas y lisas, haban sido removidas y reutilizadas en
diversas construcciones de los alrededores. En la
inspeccin in situ del lugar se pudieron documentar
infinidad de losas lisas y decoradas, de granito y pizarra,
que parecan formar parte de una estructura sin
determinar. Sin embargo, la fotografa area permiti
identificar una posible estructura circular que rodeara
todo el cabezo, estructura que sobre el terreno no es
evidente. En el sitio s que se ha identificado un
crecimiento diferencial de la vegetacin, lo que podra
estar indicando una anomala estructural en el subsuelo
(Sousa, 1997:192).

Figura 124: Vista de el Pea T desde el SE.

La posibilidad de que las arquitecturas megalticas


gozaran de larga continuidad es tambin un hecho
documentado en otros sectores del Cantbrico, como
Asturias, o del NW peninsular. Las excavaciones
realizadas en la Sierra a principios del siglo XX no se
realizaron con suficiente detalle como para detectar
reutilizaciones y, adems, hay todava muchos tmulos
que no han sido excavados y que podran revelar
reutilizaciones tardas, como las del tmulo 24, o
incorporar construcciones de nueva planta de cronologas
tardas. En este sentido hay que tener en cuenta la
existencia de una cmara cistoide en el tmulo 6 del
Llano de Vidiago (Prez y Arias, 1979: 699), el ms

La excavacin se centr en la documentacin de la


posible estructura relacionada con las estelas decoradas.
Como resultado fue documentado un sector de un
alineamiento tumbado de 21 estelas decoradas y ms de
30 lisas hincadas de diferentes tamaos, de granito y
pizarra, sujetas las de mayores dimensiones con pequeos
calzos de pizarra y cuarzo. Esta estructura est orientada
de NW a SW y mide de ancho de 070 a 1 m (Sousa,
1996: 80-83). Los datos indican que el suelo del lugar en
el que se hincaron las piezas no fue preparado, ya que
presenta la misma inclinacin actual del terreno.
Probablemente, la destruccin se debe a un proceso de
abandono lento y largo. Un hecho curioso es la ausencia
total de material arqueolgico adicional no slo en las
zanjas excavadas, sino tambin en la superficie del
cabeo y su entorno inmediato (Sousa, 1996: 83). El
carcter prehistrico de esta estructura parece seguro, ya
que no se han documentado restos ni intrusiones de otras
pocas. Los contextos estratigrficos documentados no
aportan indicios sobre la posible funcionalidad del sitio,
ya que se reducen a la fosa de sustentacin. Sin embargo,
la existencia de un nmero tan elevado de estelas
decoradas ha llevado a diferentes investigadores a
interpretar el lugar como santuario (Jorge, S.O., 1999b).
La estratigrafa indica que el sector de estructura

186

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

excavado fue realizado simultneamente. Los datos no


excluyen la posibilidad de que el recinto incluyera preexistencias o de que en las estelas ya existentes se fueran
aadiendo imgenes de forma progresiva. Sin embargo,
an desconociendo el tipo de actividades que se
desarrollaron en el recinto, hay que tener en cuenta que,
mientras la estructura estuvo en pie, las imgenes fueron
visibles durante el perodo de tiempo en el que este lugar
fue utilizado.

2001). En el planalto hay sepulcros de diversa tipologa.


Hay un tmulo de pequeas dimensiones (10 m de
dimetro y 1 m de altura), dlmenes simples y dlmenes
de corredor. Una aproximacin a la articulacin
cronolgica de todos estos sepulcros es muy difcil, ya
que el nico que ofrece datos estratigrficos y
radiomtricos es el dolmen de corredor de Orca de Seixas
(Cruz, 2001: 145-150). El dolmen fue excavado a finales
de los aos sesenta por Vera Leisner y Leonel Ribeiro,
quienes documentaron materiales relacionados con las
primeras utilizaciones del sepulcro y otros con
posteriores reutilizaciones. Una muestra de carbn del
nivel inferior de la cmara data los usos iniciales en la
primera mitad del IV Milenio AC9 (Almagro-Gorbea,
1970).

Figura 126: Perspectiva desde el SE del Cha das Lameiras (Cruz,


2001: fig. 167, con modificaciones). (1, Quinta dos Caetanos; 2, Orca
da Carqueja; 3, Orca de Seixas; 4, Fonte do Rato; 5, Bebedouro 2; 6,
Bebedouro 1; 7, Cha das Lameiras; 8, Orca Grande; 9. Estatua-menhir
de Nave 2; 10, Requeixada; 11, Lameira do Meio; 12, Cardenhos).

Figura 125: Estatua-menhir de Nave 1 in situ (Moimenta da Beira,


Viseu)

La vinculacin a lugares con cierta antigedad queda


bien atestiguada en el caso de la estatua-menhir de Nave
1 y, posiblemente, la de Nave 2 (Cruz, 2001: 173-178).
Como hemos comentado previamente, la ubicacin
original de la estatua-menhir de Nave 2 no es conocida,
sin embargo, la de Nave 1 se encuentra, probablemente,
in situ. El anverso, decorado con un elemento
subrectangular, est orientado al E-NE (Cruz, 2001: 390).
La estatua-menhir est situada en el Cha das Lamieras,
una suave depresin situada en el Planalto da Nave. A
una cota de a partir de los 900 m, en los rebordes de este
suave valle, estn situados una serie de monumentos
megalticos y un asentamiento al aire libre (ver fig. 126).
En un estudio reciente, D. Cruz ha valorado
conjuntamente datos ya conocidos con otros inditos
recuperados en recientes trabajos de prospeccin (Cruz,

Fechas de radiocarbono obtenidas recientemente en los


pisos de circulacin del atrio y corredor intratumular han
venido a corroborar estas dataciones que sitan el uso
ms antiguo de este monumento y su condenacin entre
3943-3639 cal AC (Cruz, 2001: 148). El cierre del
sepulcro, por tanto, tuvo lugar unos 300 aos despus de
su fundacin, mientras su reutilizacin tuvo lugar a
finales del III/inicios del II Milenio AC, ms de 1000
aos despus de su cierre (Cruz, 2001: 150). Esta
reutilizacin fue detectada por la presencia de materiales
tardos en la cmara, como dos vasos campaniformes de
estilo martimo, un hacha plana de cobre, una punta
Palmela, un brazal de arquero y otros fragmentos
cermicos de tipologa tarda (Leisner, V., 1998: 15-17),
sin que la antigua estructura de acceso fuera tocada
(Cruz, 2001: 264).
La cronologa absoluta de la Beira Alta indica que los
dlmenes simples y dlmenes con corredor, como los que
9 GrN 5734, 490040 BP, 3783-3548 cal AC (2)

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


estn situados en el Cha de Lameiras, fueron construidos
entre ca. 4300-3700 AC. Muchos de ellos sern
condenados tras un corto perodo de uso. No obstante, la
reutilizacin de muchos de ellos est constatada hasta
finales del III Milenio AC (Cruz, 2001: 301-309, 318).
Durante el Neoltico tambin se construyen tmulos de
cierta envergadura y a partir del III Milenio AC se
realizan estructuras no dolmnicas diversas. A partir del
II Milenio se construyen tmulos generalmente de menor
envergadura con estructuras cistoides en su interior y
tambin se recurrir a otro tipo de receptculos funerarios
como las fosas.
En Cha das Lameiras la mayora de las arquitecturas
responden al modelo clsico de los dlmenes simples o
con corredor, cuya construccin, como hemos visto,
puede situarse entre finales del V y comienzos del IV
Milenio AC. Aunque no hay datos que lo avalen, es
probable que algunas de estas estructuras fueran
utilizadas nuevamente durante la segunda mitad del IV y
el III Milenio AC. Los datos indican que el hbitat
abierto de Cha das Lameiras fue ocupado durante el
Calcoltico (Cruz, 2001: 57). Es a finales del III Milenio
AC/inicios del II Milenio AC cuando se reutiliza el
dolmen de Orca das Seixas, momento en el que, por su
morfologa podra ser inscrito el pequeo tmulo de
Bebedouro 2 (Cruz, 2001: 374-378). Adems, a pocas
centenas de metros de Orca Grande hay referencias que
indican la existencia de seis pequeos montculos.
Trabajos recientes de repoblacin alteraron algunos
sectores en los que se ha recogido cermica atribuible al
II Milenio AC (Arqueohoje: 17). Aunque su uso fuera
cambiando a lo largo del tiempo, el lugar de Cha das
Lameiras era todava un referente en la vida social. Por
su vinculacin al pasado segua constituyendo un lugar
en el que se desarrollaron actividades de carcter ritual.
De esta forma pensamos que se debera interpretar la
introduccin de las estatuas-menhir de Nave 1 y 2
durante el Bronce Inicial/Pleno (vide supra).

Figura 127: Orca de Carqueja (Cha das Lameiras)

Recientes trabajos arqueolgicos en el entorno del vado


de Garrovillas de Alcontar han documentado una estela
antropomorfa que incorpora en su iconografa collares y
pual y que se encuentra en un entorno en el que se
sitan diversos monumentos megalticos, algunos de

187

ellos ya conocidos (Cerrillo, com. pers.). Esta estela y su


entorno se encuentran en estudio por lo que an no han
sido publicados los resultados de estos trabajos, pero
estos datos preliminares indican la existencia de una
situacin similar a las documentadas en otros lugares
como Sejos, Pea T, Nave, etc.
Tambin gracias a trabajos arqueolgicos fueron
documentadas las estelas de S. Martinho 1 y 3, que
aparecieron junto a la 2 en la ladera del cerro de S.
Martinho. Las estelas 1 y 2 son antiguos soportes, una
posible estatua-menhir y un menhir flico, reutilizados
para la elaboracin de iconografas del Bronce Final
(vide infra, Captulo 7.4). La estela 3 es una antigua
estatua-menhir fragmentada que posiblemente, por las
referencias existentes, fue encontrada en el transcurso de
las excavaciones efectuadas tras el hallazgo superficial de
la estela 1. Estas excavaciones documentaron tambin la
estela 2, que estaba enterrada a 60 cm. de profundidad.
Este grupo de estelas estaba situado en la ladera NW del
monte de S. Martinho, fuera del recinto amurallado. En la
cima de este castro, situado en un monte-isla desde el que
se ejerce un amplio control visual, se realizaron
excavaciones que registraron restos de ocupacin
atribuibles al Bronce Final y Hierro Inicial (vide infra,
Captulo 7.4). De momento no se han documentado
restos en el castro o su entorno que puedan retrotraerse al
Bronce Inicial/Pleno. Con estos datos queda abierta la
posibilidad de que las estelas que atribuimos al Bronce
Inicial/Pleno, al igual que el menhir flico, fueran
preexistencias del lugar o fueran trasladados al castro
durante el Bronce Final.
El entorno de la estatua-menhir de Soalar (Baztn,
Navarra) es el mejor conocido gracias a la labor de varios
investigadores (Ondarra, 1976a: 39-42; 1976b: 350-351;
Barrero et alii, 2005; Bueno, Balbn y Barroso, 2005b;
Cabodevilla y Zabalza, 2006). La estatua-menhir un
posible menhir reutilizado- estaba tumbada en el extremo
oeste del collado de Soalar, el punto ms visible, cerca de
un arroyo (Goizemezko-erreka), desde donde se domina
visualmente el valle de Baztn (Ondarra, 1976a: 41; ver
fig. 128). sta es una zona aplanada en la que se han
recogido restos cermicos y de molino que han sido
relacionados con una posible estacin al aire libre o lugar
de habitacin (Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 28). En
esta misma zona del collado hay un pequeo tmulo, un
dolmen y un gran menhir tumbado (Ondarra, 1976a: 3940; 1976b: 350; Barrero et alii, 2005; Bueno, Balbn y
Barroso, 2005b: 29 y Fig. 17 y 18). En la parte ms
elevada del monte de Soalar hay, de Norte a Sur, tres
cromlechs, dos menhires, un tmulo y otro posible
cromlech (Ondarra, 1976a: 41-43; Barrero et alii, 2005;
Cabodevilla y Zabalza, 2006: 167-175). En el extremo
Sur est situado el menhir de Burga, de gran tamao,
4,90 m. de alto, y silueta antropomorfa (Ondarra, 1976a:
42; Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 19, 29 y figs. 17, 18
y 20; Cabodevilla y Zabalza, 2006: 168).

188

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 128: Entorno de Soalar (Baztn, Navarra). Menhires: 1, Soalar


I (estatua-menhir); 2, Burga; 3, Soalar II; 4, Soalar Gaina I y II.
Tmulos: 5, Soalar; 6, Maulitz; 7, Erratzu Soalar I; 8, Ukurreta; 9,
Erratzu Soalar II. Dlmenes: 10, Irlintzi; 11, Soalar. Cromlechs: 12,
Soalar I, II y III; 13, Burga; 14, Ukurreta (Cartografa base Mapa
1:50.000 IGN, N 91 Elizondo. Localizacin aproximada de estructuras
segn Ondarra, 1976 a y b; Barrero et alii, 2005, Bueno, Balbn y
Barroso, 2005b: Fig. 18 y Cabodevilla y Zabalza, 2006: 167-175).

Los tmulos, cromlechs y dlmenes situados en el


entorno de Soalar no presentan gran volumen, lo que
contrasta con la talla de los menhires. Por ejemplo, el
dolmen de Soalar conserva un tmulo de 8 m de dimetro
y apenas 0,40 m de altura (Cabodevilla y Zabalza, 2006:
170). Los tmulos de Soalar y Maulitz tienen un dimetro
de unos 11 m y entre 1-1,20 m de alto (Ondarra, 1976a:
38-39; 1976b: 350). Finalmente, los cromlechs son
recintos de piedras de pequeo tamao (mximo 0,50 m
de alto) que rodean tmulos de entre 3 y 4 m de dimetro
y 0,30 m de altura (Ondarra, 1976a: 41-42; 1976b: 350351).
Los dlmenes y tmulos de Soalar conservan tamaos
que estn en consonancia con la morfologa que
presentan este tipo de estructuras en el conjunto de la
vertiente atlntica vasco-navarra (Barandiarn y Vallesp,
1980: 208). Como hemos comentado previamente, los
trabajos desarrollados en la estacin de Murumendi
(Beasain, Guipzcoa) constataron la construccin de
tmulos con cmaras de pequeo tamao en torno a
finales del V/primera mitad del IV milenio AC y
reutilizaciones que pueden ser situadas durante la
segunda mitad del III milenio AC (Mjika y Armendriz,
1991; Ontan, 2005: 232). Materiales de similar
cronologa sugieren el uso tambin tardo de algunos
sepulcros antiguos situados en el sector atlntico navarro
(Barandiarn y Vallesp, 1980: 155). Por otro lado, la
construccin de tmulos en el Pas Vasco francs a partir
de la segunda mitad del III milenio AC es tambin un
hecho constatado en el caso de Irau 4 (Blot, 1989: 100101; 1997: 105).
La perduracin del fenmeno megaltico durante el II
milenio AC tambin est verificada en el Pas Vasco
Francs y en los Montes Vascos. En las sierra de Aralar y
Aizkorri se ha documentado la reutilizacin de dlmenes
de pequeo tamao durante el Bronce Inicial y Pleno (c.

2200-1200 AC) (Arias y Armendriz, 1998: 68). En el


Pas Vasco Francs est tambin constatada la
reutilizacin de antiguos sepulcros megalticos durante
este perodo (Janin, 2001; Arias y Armendriz, 1998:
nota 22). Finalmente, tambin en el Pas Vasco Francs
se ha documentado la construccin de un tmulo de
inhumacin que ha podido ser datado por C14 a finales
del II milenio AC (Blot, 1997: 105). Estos datos permiten
asumir un posible e hipottico lapso de tiempo bastante
amplio para la construccin y utilizacin de los dlmenes
y tmulos de Soalar, que estara situado entre finales del
V milenio AC y finales del II (vide supra). Por otro lado,
las dimensiones de los cromlechs/crculos de piedra y sus
tmulos en Soalar concuerdan con las documentadas en
monumentos similares de este sector pirenaico, datados a
partir de finales del II milenio AC, pero
mayoritariamente a lo largo del I milenio AC (Blot, 1997:
105; Vegas, 1988: 379, 422-424).
Estos discretos tamaos de tmulos, dlmenes y
cromlechs contrasta con el de los menhires del entorno de
Soalar, que en todos los casos, excepto Soalar Gaina II
(3,60 m.), sobrepasan los 4 m. Aunque no es posible
establecer una cronologa segura para la ereccin inicial
de estos monolitos, los indicios de otras zonas de la
Pennsula Ibrica permiten sugerir una cronologa
relativamente temprana en el desarrollo del fenmeno
megaltico en su conjunto (vide supra, Captulo 6.1). En
este sentido, si tenemos en cuenta imgenes como las del
Collado de Sejos, posiblemente realizadas en menhires
preexistentes, hay que considerar la posibilidad de que en
Soalar ocurriera algo similar y que para plasmar la
imagen pblica y permanente de un personaje destacado
durante la primera mitad del II milenio AC se eligiera un
menhir ya existente en la zona.
Los escasos restos materiales documentados en el
entorno del menhir de Soalar, cermica y restos de
molino, han sido interpretados como restos de un posible
lugar de habitacin (Bueno, Balbn y Barroso, 2005b:
28). La publicacin nicamente hace una escueta
referencia a estos restos y sin conocer sus caractersticas
es difcil reflexionar en torno a su interpretacin. Sin
referencias cronolgicas tampoco podemos saber a qu
momento pertenecera este lugar de habitacin. Como
recuerdan Bueno et alii, tambin se hallaron restos lticos
en el entorno de Jentillarri (Aralar), pero como anota
Pealver en su sntesis, la excavacin al pie del menhir
slo aport una lasca de slex y aos ms tarde se recogi
en superficie una lmina (Pealver, 1983: 374; Bueno,
Balbn y Barroso, 2005b: 8).
Hemos visto que en la Sierra de la Borbolla (Asturias) o
en Cha das Lameiras (Beira Alta) se han documentado,
adems de esteliformes, estatuas-menhir y abundantes
estructuras megalticas o paramegalticas, restos
materiales no estrictamente funerarios. En el caso de La
Borbolla los restos todos lticos- han sido relacionados
con actividades subsistenciales situadas en el Neoltico
Final y Calcoltico Antiguo (Prez y Arias, 1979: 714).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


En Cha das Lameiras el rea de dispersin est bien
definida y se ha interpretado como un lugar de habitacin
datado por sus materiales en el III milenio AC (Cruz,
2001: 57). En ambos lugares hay indicios para pensar que
al menos durante una fase de su biografa, en estos
lugares se desarrollaron otras actividades adems de las
propiamente mortuorias. Tanto en Soalar como en La
Borbolla o Cha das Lameiras, los investigadores se
inclinan por interpretar este tipo de indicios en trminos
subsistenciales o habitacionales. No obstante, el
conocimiento que se tiene de los contextos que generaron
este tipo de restos es escaso o nulo, por lo que no hay que
descartar que adems de actividades subsistenciales u
ocupaciones habitacionales, estos restos tambin sean
indicios de actividades rituales no estrictamente
funerarias. En el monte de Soalar menhires, tmulos,
dlmenes, cromlechs y los grabados de la estatua-menhir
sugieren un uso continuado del lugar a lo largo de un
amplio lapso de tiempo que pudo discurrir entre finales
del V y el I milenio AC. Soalar es por tanto un contexto
de uso cambiante pero continuado y la introduccin de la
estatua-menhir constituye un hito diferenciado similar al
visto en otros lugares del Norte peninsular. As lo vemos
en la Sierra de la Borbolla con el esteliforme de Pea T
(Asturias), en los menhires grabados del Collado de Sejos
(Cantabria), en Cha das Lameiras con la introduccin de
dos estatuas-menhir (Beira Alta) o en la dehesa boyal de
Hernn Prez (Cceres) (vide supra; vide infra, Captulo
7.2). La introduccin de estas imgenes supone una
nueva estructuracin del lugar en el espacio y en el
tiempo. Estos personajes en piedra aglutinan significados
preexistentes (Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 31) y
forman parte de la reinterpretacin del lugar, que ahora
evoca de forma explcita y permanente la memoria de los
ancestros.
Recientes trabajos de prospeccin han permitido
documentar mejor el lugar en el que se hall la estela de
Castro de Barrega, un sitio ya considerado en el marco
del fenmeno de los castros del Noroeste (vide infra,
Captulo 8). Por referencias orales se sabe que la estela
apareci, presumiblemente en superficie, en el sector ms
elevado del castro, en una zona aplanada con reas
orientadas hacia el W y el Norte, zona en la que se sitan
los mejores accesos a este castro que incorpora estructura
defensiva (Sampaio, 2007: 56-57). La prospeccin
desarrollada en el castro ha recuperado cermicas lisas a
mano, fragmentos de molino y un gran bloque de piedra
en el que hay dos armas grabadas que, segn el autor del
estudio, corresponderan a una cronologa ms reciente
que la de la estela que ahora nos ocupa (Sampaio, 2007:
66). Aunque el autor de su estudio no se decanta por una
cronologa concreta, sugiere la posibilidad de que la
estela y el local en el que aparece estn relacionados con
una ocupacin situada en el III Milenio a.C., aunque
indica la existencia de poblados en los alrededores con
ocupaciones situadas entre el Neoltico Final y la Edad
del Bronce, como Monte de S. Loureno (vide infra), y
tmulos atribuibles al Calcoltico y Edad del Bronce
(Sampaio, 2007: 64-67).

189

De Valdefuentes se sabe que el lugar de su hallazgo, el


paraje de Las Lanchetas, est situado junto a un cordal
de ganado, en una rea deprimida y sedimentaria situada
a unos 6 km al norte del ro Sangusn. Un aspecto
llamativo y que se repite en otras zonas con estelas, como
Cabeo da Mina, que han sido prospectadas con ms o
menos intensidad, es que el paraje en el que se
document esta estatua-menhir fue prospectado y no se
registraron materiales arqueolgicos adicionales, lo que
no deja de tener su inters. Tambin recientes
prospecciones han documentado en las cercanas del
esteliforme de Garabandal la existencia de una posible
cista y a menos de 500 m un crculo de piedras hincadas
(Daz Casado, 1993: 57-58)10. La estela de Muogalindo
tambin se sita en una zona que ha sido intensivamente
prospectada. A 1,5 Km se encuentran otros grabados de
interpretacin incierta y varios poblados con ocupaciones
que datan desde el Calcoltico Inicial hasta la Edad del
Bronce (Lpez Plaza, 1983: 203-204). Los materiales
recogidos en superficie en una amplia zona del municipio
de Muogalindo sugieren una prolongada e ininterrupida
ocupacin entre el Calcoltico pre-campaniforme y el
Bronce Inicial (Lpez Plaza, 1974: 121, 138-143; 1983:
203). Finalmente resta comentar el esteliforme de Outeiro
do Corno, grabado en un afloramiento en el que hay
grabados anteriores que reproducen los tpicos temas de
los petroglifos. En los alrededores se han documentado
una serie de afloramientos grabados con temticas
relacionadas y en las tierras altas una necrpolis tumular
con ms de una veintena de mamoas (Fbregas et alii,
2004: 188-189).
Adems de estos datos recuperados en el transcurso de
trabajos arqueolgicos hay referencias orales que aportan
datos adicionales. Se sabe que la estatua-menhir de
Boua se encontr cerca de un ro, aunque no se sabe con
certeza si junto a un puente o en un castro cercano. En
relacin con la pieza de Millarn se tiene noticia de cistas
en esta finca y en la colindante de Vihuelas. De la
estatua-menhir de Tremedal se relata que estuvo situada
en una zona de aguas termales y de Boulhosa que se
encontr al pie de un dolmen, en una zona en la que
Vasconcelos ya haba documentado la presencia de otros
cinco tmulos (Vasconcelos, 1909: 294-296).
A la hora de valorar el emplazamiento de esos lugares la
informacin es desigual, aunque se pueden destacar dos
circunstancias frecuentes: su situacin en, o junto a,
zonas de paso descatadas a una escala meso y macroespacial y la proximidad de muchas de las estelas y
estatuas-menhir a recursos acuferos, como humedales,
10 Otras estructuras han sido documentadas a unos 2 Km, entre
las que destaca un menhir de unos 2m (Daz Casado, 1993).
Tambin alejados, se han documentado un crculo de piedras y
un tmulo en Sebrando, arroyo que desemboca en el Vendal en
las cercanas de San Sebastin de Garabandal (Cisneros y
Gonzlez, 2000: 320-321), lo que nos sita a cierta distancia del
lugar de hallazgo del esteliforme.

190

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

fuentes naturales, arroyos estacionales o permanentes y


ros de mayor envergadura.
Varios de estos lugares estn situados en o junto a zonas
de paso natural de relevancia. Este es el caso de las
estelas documentadas en collados o en valles que juegan
un papel importante en el desarrollo de la comunicacin
entre diferentes regiones, como ocurre en los valles del
Tmega, Vilaria, Longroiva, Tajo y Ponsul, en los que
se conocen estelas y estatuas-menhir que pueden estar
situadas en lugares prominentes desde los que se
controlan, como ocurre con las estelas de Cabeo da
Mina, situadas en un cabezo junto a la ribera de Vilaria,
la de Castro de Barrega, situada en un monte desde el que
se controla el Tmega, las de S. Martinho, halladas en un
castro desde el que se controla el Ponsul, o la de
Talavera, en un cerro desde el que se domina el vado de
Talavera en el Tajo. Otro tanto ocurre en el caso de Pea
Tu, afloramiento desde el que se controla la entrada al
valle del Purn. Hay piezas que sin estar en posiciones
destacadas se sitan junto a importantes vados, como
ocurre en Chaves, situada en un punto vadeable del ro
Tmega, o Garrovillas, documentada junto al vado de
Alcontar. Otras piezas tambien se sitan en valles de
cierta importancia, como Alto da Escrita, situada en la
entrada de un valle, o Garabandal, en un valle de situado
en la ladera Norte de la Pea Sagra. Otras zonas de paso
elevantes son los collados en los que se sitan los
ejemplares de Sejos, Soalar y Segura de Toro. La
cercana de algunas de estas piezas a vas romanas, como
ocurre en S. Joao de Ver, Vilar de Santos, Faioes, Marco
y Muio de San Pedro, es otro dato a considerar, ya que
en muchas ocasiones el trazado de stas debi discurrir
por caminos tradicionales.
La cercana de muchas estelas y estatuas-menhir a
fuentes, arroyos o ros es de sumo inters, especialmente
si consideramos el valor ritual que adquieren este tipo de
contextos durante la Edad del Bronce. Como hemos
sealado, los casos de Garrovillas y Chaves se
documentaron junto a vados de los ros Tajo y Tmega,
respectivamente. Tambin junto a ros se hallaron las
estatuas-menhir de Boua y Muio de San Pedro, esta
ltima enterrada junto al Tmega. Por otro lado, las
piezas de Soalar, Collado de Sejos, Atades, Nave 1 y
Tremedal se documentaron o sitan junto a manantiales
naturales, que tambin son abundantes en la zona en la
que se hall la estatua-menhir de Valdefuentes de
Sangusn, como hemos podido comprobar en una reciente
visita al lugar. Esta relacin con el agua se repite, aunque
de forma menos evidente, en el afloramiento de Outeiro
do Corno, situado en el fondo de un valle por el que
corren aguas estacionales que llegan a cubrir el
afloramiento.

7.1.6 Distribucin y Poblamiento


Depresin occidental catalana
En este sector se conoce la nica estatua-menhir, la de
Preixana, que puede ser atribuida con seguridad a la Edad
del Bronce, aunque existen precedentes en las sierra
prelitorales y en el entorno de Barcelona (vide supra,
Captulos 6.1 y 6.3). Tambin en el cuadrante NE de la
Pennsula est situada la pieza de Luna o Valpalmas,
asociada a las estelas del Suroeste (vide infra, Captulo
7.4) por los grabados que incorpora. Como hemos
sealado anteriormente, consideramos la posibilidad de
que esta iconografa del Bronce Final, como ocurre en el
caso de Talavera de la Reina, fuera realizada en una
estatua-menhir preexistente, aunque para profundizar en
esta posibilidad sera necesario realizar una nueva
revisin de la pieza y su entorno.
Sobre la pieza de Preixana existen escuetas
informaciones que indican que su hallazgo inicial tuvo
lugar en 1964, aunque no fue estudiada, publicada y
trasladada al Museu de Cervera hasta comienzos de los
aos setenta (Durn i Sanpere, 1970; Maluquer de Motes,
1971; Almagro Basch, 1974). Antes de ser reutilizada en
un muro, la pieza estaba en un ribazo junto a un huerto,
apartada de la tierra de cultivo. El lugar de su hallazgo
estaba muy cercano a la localidad de Preixana, al SE de
la misma, a unos 200 m del ro Corb, en su margen
derecha. El ro Corb es un afluente del Segre que nace en
las sierras Prelitorales de la Cordillera Costero-Catalana
y discurre hacia el Oeste, encajonado en las sierras
primero y por el llano despus, hasta desembocar en el
Segre. Preixana se sita a los pies de estas sierras, en el
punto ms oriental y en el inicio del llano occidental
cataln, que se extiende hacia el Oeste. Este lugar est
situado en una zona sedimentaria bien regada y con
potencial agrcola, que adems est bien comunicada con
las sierras prelitorales, situadas a unos 30 Km. en lnea
recta y a una cota 400-500 m ms elevada. Fue
precisamente en una de estas sierras, junto a la localidad
de Passanant, donde se localizaron varias estelas
decoradas junto a la galera dolmnica de Llanera (vide
supra, Captulo 6.1; Vilaseca, 1949: 179-186).
La pieza, de poco ms de 1 m de altura, presenta
grabados en las cuatro caras de su soporte paraleleppedo
de arenisca. Lo ms destacable de su iconografa son los
elementos que aderezan al personaje: un emblema
rectangular y una espada suspendida de un tahal cruzado
en su cuerpo, elementos que son conocidos en otras
estatuas-menhir situadas en el reborde occidental de la
Meseta Norte (vide infra).
A modo de hiptesis y basndonos en los elementos
representados en la estatua-menhir de Preixana, hemos
propuesto como hiptesis una cronologa para su
realizacin situada entre c. 1800-1500 AC (vide supra).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

191

Este lapso cronolgico nos emplaza en pleno Bronce


Inicial para Catalua, recientemente situado entre c. 2300
y 1300/1200 AC (Maya, 1997: 13-15). Dentro del Bronce
Inicial, la realizacin de la estatua-menhir de Preixana
sera inmediatamente previa o simultnea a la existencia
de influencias poladienses en el llano occidental
cataln, situadas a partir de c. 1700/1600 AC (Maya,
1997: 14). Estas influencias estn indicadas por la
presencia de cermicas con asas de apndice de botn en
contextos diversos, pero especialmente en megalitos y en
cuevas.

la caza y la recoleccin de frutos silvestres (Maya, 1997:


21; Alonso i Martnez, 2000). Aunque el cultivo de
leguminosas est documentado en algunos asentamientos
situados junto a cursos de agua (Maya, 1997: 21), en
Minferri, uno de los yacimientos mejor estudiados, las
leguminosas estn ausentes, aunque s se recuperaron
semillas de lino (Alonso i Martnez, 2000: 229, 235).
Para Minferri se ha sugerido la existencia de un sistema
basado en dos cereales, ya que en l estn documentados
la cebada vestida y trigo desnudo (Alonso i Martnez,
2000: 235; Equip Minferri, 2001: 51).

En este sector del llano occidental cataln se han


documentado una serie de asentamientos en llano, al pie
de montculos y en altura (una minora), que pueden ser
atribuidos al Bronce Inicial (Maya, 1997: 20). Entre los
asentamientos en llano destaca el de Minferri (Juneda),
considerado un asentamiento agrcola permanente, con
una ocupacin que puede ser situada entre c. 2050-1650
AC11 (Juvent, Lafuente y Lpez, 1994: 75; Equip
Minferri, 1997; 2001: 47; Lpez Melcion, 2001: 18-20).
El yacimiento est constituido por restos de numerosas
estructuras distribuidas por una gran extensin de unas 10
ha. Se han registrado restos de estructuras perecederas,
como agujeros de poste, as como hogares y estructuras
excavadas en el subsuelo, como silos y fosas, dedicados
al almacenamiento y uso funerario (Equip Minferri,
1997; 2001: 47, 52-53, 60-62). Entre los poblados en
altura, destaca el de Serra de lEncantada por la presencia
de estructuras ptreas, de morfologa rectangular y con
muros en piedra. Este tipo de estructuras en piedra no son
generalizadas, pero tambin estn presentes en algunos
poblados situados en llano, al pie de montculos o en
abrigos. La presencia en ellos de zcalos de piedra,
muros de piedra o de piedra y tapial son indicios de la
existencia de ocupaciones estables y permanentes (Maya,
1997: 20-21), aunque otros indicios recuperados en
Minferri, en el que no se han documentado estructuras en
piedra, sealan que la ocupacin de este asentamiento fue
sedentaria y permanente (Lpez Melcion, 2001: 20-25).
A pesar de que la mayora de los poblados presentan
arquitecturas en materiales perecederos, en algunos de
stos se ha detectado cierta complejidad, como en
Minferri, en donde se ha documentado una vivienda
rectangular de unos 20 m2 (Equip Minferri, 1997; 2001:
46-47). Se conocen un par de asentamientos ms en los
que las estructuras endebles son rectangulares, que
incluso estn alineadas (Maya, 1997: 21).

La actividad metalrgica tambin est bien documentada


en este asentamiento a travs de cubetas de combustin,
moldes de arenisca, crisoles y restos de fundicin12
(Equip Minferri, 1997; 2001: 58-59; Martn et alii, 1999:
145). Anlisis recientes demuestran que en uno de los
crisoles se proces bronce (Martn et alii, 1999: 161). En
dos fosas se hallaron dos moldes para fundir hachas
planas y uno para punzones, mientras en una cubeta de
combustin se hall un molde bivalvo para fundir hachas
planas y cinceles (Equip Minferri, 1997: fig. 22; Martn
et alii, 1999: 161). La concentracin de estas actividades
en un rea determinada del poblado podra ser indicio,
segn los autores de su estudio, de l carcter comunal de
esta actividad (Lpez Melcion, 2001: 34).

Para estos asentamientos se asume una explotacin


diversificada de los recursos, basada principalmente en el
cultivo extensivo de cereales, posiblemente con
barbecho, y en el pastoreo, aunque tambin se documenta
11 Una muestra de carbn procedente de la fosa SJ-69
proporcion la fecha BETA-92279, 338070 BP, 1880-1516 cal
AC a 2 . La fosa SJ-88 proporcion la fecha (carbn) BETA92280, 341090, 1938-1502 cal AC a 2  (Martn et alii, 1999:
144). Estos parmetros cronolgicos coincidiran con el margen
temporal propuesto para la estatua-menhir de Preixana.

Los datos disponibles sugieren que durante el Calcoltico


y el Bronce la produccin metalrgica del Nordeste tuvo
un carcter local. Existen abundantes recursos minerales
en los Pirineos y Prepirineos, aunque tambin se conocen
otros potenciales en la cuenca del Segre y en la Cordillera
costero-catalana. Los testimonios de reduccin de
mineral se documentan normalmente en cuevas y abrigos,
mientras los de fundicin se han detectado en cuevas y en
asentamientos al aire libre, como Minferri (Martn et alii,
1999: 168-169). Los testimonios ms tempranos de
aleaciones de bronce pueden ser situados con seguridad a
comienzos del Bronce Inicial. El bronce se aplica
especialmente para la manufactura de hachas de rebordes
y puales de remaches (Martn et alii, 1999: 169). Los
datos disponibles sitan los puales de remaches del
Nordeste en el Bronce Inicial, mientras las hachas de
rebordes coincidiran grosso modo con la aparicin de
cermica poladiense en territorio cataln, aunque no se
descarta un momento ligeramente anterior (Martn et alii,
1999: 141,151). Las hachas de rebordes aparecen
principalmente en cuevas, aunque en general el carcter
del contexto envolvente no suele ser conocido (Martn et
alii, 1999: 139). Por otro lado, los puales de remaches
estn presentes en cuevas y abrigos, de carcter funerario
o habitacional, e incluso en un hbitat al aire libre
(Martn et alii, 1999: 151).
Aunque de momento no se conocen tiles de metal en el
entorno inmediato de Preixana (Martn et alii, 1999: fig.
4), existen testimonios cercanos que, como el del poblado
12 En la fosa SJ-88 se documentaron un crisol troncocnico y
un fragmento de punzn.

192

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

de Minferri, atestiguan su existencia en el llano


occidental cataln. No hay que descartar, por tanto, que
en el futuro se conozcan testimonios que llenen este
vaco. Un aspecto llamativo es la ausencia, de momento,
de espadas en el territorio cataln, ausencia que se hace
extensible a todos los Pirineos, gran parte de la cuenca
del Ebro, a excepcin de su tramo alto en la provincia de
Burgos, y casi todo el Levante (ver fig. 110). La estatuamenhir de Preixana constituye, por tanto, el nico
testimonio disponible hasta ahora sobre el conocimiento
y posible uso de estas armas en el Nordeste de la
Pennsula Ibrica. Los puntos ms cercanos en los que
se registran espadas se sitan en el Alto Ebro,
Guadalajara y SE peninsular (vide supra).
Los datos en su conjunto sugieren que durante esta etapa
existe un incipiente proceso de sedentarizacin en la
depresin occidental catalana (Maya 1997: 21), un
proceso que es efectivo desde los inicios del II Milenio
AC, como demuestra el asentamiento de Minferri (Lpez
Melcion, 2001).
En cuanto al mbito funerario se asiste en el Noreste a
una gran diversidad de rituales y receptculos funerarios,
especialmente en las comarcas costeras, en donde se
documentan enterramientos en ambientes colectivos,
como megalitos, cuevas e hipogeos, as como
inhumaciones individuales, dobles y triples en contextos
no tpicamente colectivos y dispuestas en fosas y silos
(Maya, 1997: 23-24; Equip Minferri, 2001: 60-61). Uno
de los ejemplos ms meridionales es la pequea galera
de Les Maioles en Rubi, con unos quince individuos
inhumados, fechada en el primer tercio del II milenio AC
(Clop, Faura y Maj, 2002). Un aspecto caracterstico de
la mitad septentrional del interior cataln es la
perduracin de los espacios funerarios megalticos.
Adems de la reutilizacin de monumentos preexistentes
durante Bronce Inicial, en este sector se siguen
construyendo cistas y cmaras simples o de tipo pirenaico
(Vilardell, 1987; Tarrs et alii, 1987: 216-218, 220 y figs.
10 y 11). La excavacin reciente de la cmara de La
Cabana de Perauba, en el Pirineo de Lrida, muestra el
enterramiento primario y sucesivo de al menos 10/11
personas. La representacin de todos los grupos de edad
en este sepulcro ha llevado a plantear la posibilidad de
que se trate de un grupo de parentesco (Molist y Clop,
2000: 261-264).
La estatua-menhir de Preixana se sita en una zona ms
meridional en la que este tipo de estructuras no estn
presentes, exceptuando las conocidas en el entorno
serrano de Passanant, que son ejemplos aislados en estas
latitudes (vide supra, Captulo 6.2). No obstante, en el
llano se han documentado enterramientos en fosa o silos,
que pueden contener una o ms personas, hasta tres en el
poblado de Minferri, en donde estas inhumaciones
pueden ser simultneas o sucesivas (Equip Minferri,
1997; 2001: 60-61). En este asentamiento destacan los
tres enterramientos sucesivos efectuados en el silo SJ-88.
En un primer momento se entierra en este silo, antes

dedicado al almacenamiento, a una mujer adulta, de entre


25-35 aos, acompaada por varios animales, entre ellos
dos perros y una cabra. Este enterramiento es sellado con
una capa de tierra y tras cierto tiempo se entierra un beb,
posiblemente muerto durante el parto o unos pocos das
despus. Este enterramiento tambin es sellado por una
capa de tierra y despus se entierra a un varn anciano,
de unos 60-70 aos, acompaado de un vaso cermico, el
trax de un bvido y las patas de cuatro cabras (Equip
Minferri, 2001: 61). En Minferri los ajuares son escasos y
se reducen a vasos o fragmentos cermicos, pero por otro
lado son significativas las ofrendas de bvidos,
ovicaprinos y perros (Equip Minferri, 1997: 188; 2001:
60-61). Este tipo de enterramientos suelen estar
estrechamente relacionados con las reas de habitacin,
como en Minferri. En el poblado de La Pedrera, La
Noguera, situado en llano y con estructuras permanentes
en piedra, tambin se ha documentado la inhumacin de
perinatales o neonatos bajo el pavimento de las casas
(Gallart y Junyent, 1989).
El llano occidental cataln goza de una situacin
geogrfica privilegiada para favorecer la sostenibilidad
econmica y la interaccin con otros mbitos. La
cercana del Prepirineo, del Pirineo y de la Cordillera
Prelitoral garantiza el acceso a pastos de verano y/o a
abundantes recursos minerales. En este contexto, los
recursos de estao de los Pirineos y del sector meridional
de las sierras Prelitorales son especialmente
significativos, ya que mientras en el llano occidental
cataln hay recursos cuprferos puntuales, el estao no
est presente (Martn et alii, 1999: Fig. 2). Es
precisamente la interaccin con los sectores
septentrionales lo que favoreci la comunicacin
indirecta con poblaciones del Sur de Francia, como
revela la presencia de cermicas con asas de apndice de
botn en contextos funerarios y habitacionales en el
occidente cataln a partir de ca. 1700/1600 AC (Maya,
1997: 14). La distribucin de las hachas de rebordes con
morfologas similares a las del Sur de Francia revela que
el litoral cataln tambin fue partcipe de esta compleja
red de interrelaciones (Martn et alii, 1999: Fig. 4). Por
otro lado, las tierras sedimentarias de la cuenca del Segre
proporcionaron tierras para el cultivo y esta situacin en
la cuenca del Ebro facilit el contacto de estas
poblaciones con la cuenca media del Ebro y con el SE de
la Meseta Norte, como sugiere la presencia de cermicas
con asas de apndice de botn en algunas estaciones de
Zaragoza, Teruel, Guadalajara y Soria.
Por su parte la estatua-menhir de Preixana sugiere
interrelaciones con zonas peninsulares diversas. La
espada de la estatua-menhir es formalmente cercana a
ejemplares como los hallados en Guadalajara o algunos
del SE peninsular (ver figs. 108 y 110). El emblema
rectangular fue probablemente un elemento realizado en
materiales perecederos y su uso debi estar relacionado
con la diferenciacin social de personajes concretos. No
podemos descartar que este tipo de smbolos fueran
tambin usados por personajes destacados en sectores

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


peninsulares como el SE o la Meseta, donde su presencia
no se ha documentado hasta el momento. No obstante, la
representacin de este smbolo y su asociacin a
elementos diversos como adornos, puales y espadas en
estelas y estatuas-menhir del reborde occidental de la
Meseta Norte y en el ejemplar, por ahora nico, de
Preixana en el NE peninsular, indica la amplia aceptacin
que tuvieron estos smbolos como herramienta de
categorizacin social. Su uso junto a la espada durante la
primera mitad del II milenio AC queda plasmado en
estatuas-menhir del reborde occidental de la Meseta
Norte y en el llano interior cataln, reas muy distantes
que debieron estar indirectamente conectadas a travs de
la amplia y compleja red de interrelaciones mantenida en
la pennsula durante este perodo.
El recurso a una expresin como la estatua-menhir de
Preixana y la participacin de estas poblaciones en una
red de interrelaciones extensa son aspectos que podran
ser relacionados con la existencia de una sociedad
jerarquizada. No obstante, como ocurre en otras zonas
con estelas y estatuas-menhir, los datos en este sentido
son ambiguos. Por un lado, los poblados conocidos, sus
caractersticas y articulacin sugieren la existencia de
pequeas aldeas dispersas y autnomas, organizadas en
base a lazos de parentesco (Lpez y Gallart, 2002: 121;
Equip Minferri, 2001). La existencia de diferencias
sociales es indicada por el escaso nmero de
enterramientos documentados en el poblado de Minferri,
ya que el acceso a la inhumacin pudo estar socialmente
restringido. Entre los enterramientos documentados
tambin existen diferencias en cuanto a la existencia o no
de ajuares y ofrendas, su nmero y naturaleza (Equip
Minferri, 2001: 60-61). En el interior cataln existe una
gran diversidad de receptculos funerarios, reutilizados o
de nueva factura. Los enterramientos primarios pueden
realizarse sucesivamente en ambientes colectivos o
simultneamente en algunos enterramientos dobles y
triples. Los enterramientos individuales en receptculos
tambin individuales se hacen ms comunes durante este
perodo, pero son escasos. Elementos como las armas
(hachas y puales), son extremadamente escasos en
ambientes funerarios, especialmente en el sector
meridional del llano interior cataln. En el caso de
Minferri la identidad social de una persona es elaborada a
travs de ofrendas alimenticias, cuencos cermicos que
pudieron contener alimentos y partes de animales
domsticos (vide supra). En este caso el ganado pudo
tener un carcter colectivo, lo que en un contexto
sepulcral se convertira en una ofrenda colectiva a una
persona social con la que un grupo de parentesco
determinado se identificara, como podra ser el caso del
anciano enterrado en el silo SJ-88.
En este contexto los smbolos reproducidos en la estatuamenhir Preixana no parecen expresar diferencias sociales
como las existentes, por ejemplo, en el Sureste
peninsular. Mas bien pensamos que el contexto
socioeconmico de la estatua-menhir de Preixana indica
el uso de elementos como el emblema rectangular y la

193

espada para reproducir de forma pblica y permanente la


imagen de un personaje de carcter colectivo, un ancestro
con el que un grupo de parentesco determinado se
identificara. El hecho de que estas armas no estn
representadas en los ajuares de difuntos que pudieron
haber detentado este rol social, incide en el carcter
colectivo de este tipo de emblemas o smbolos, ya que los
individuos que encarnaron estos roles sociales no tenan,
posiblemente, suficiente poder como para monopolizar
estas armas para que fueran amortizadas en sus tumbas.
La escasez de estas armas y su valor colectivo
contribuyeron, probablemente, a la configuracin del
registro arqueolgico que encontramos en sta y otras
regiones en las que se encuentran las estelas y estatuasmenhir, un registro en el que brillan por su escasez o
ausencia uno de los iconos ms paradigmticos: las armas
(vide infra).
Valle de Baztn
Por el valle de Baztn discurre el alto Bidasoa, que nace
en esta vertiente atlntica del Pirineo Occidental para
despus desembocar en el Cantbrico. Desde un punto de
vista geogrfico este valle est bien comunicado con la
costa cantbrica, los montes vasco-cantbricos, la cuenca
de Pamplona y las comarcas ms sur-orientales del Pas
Vasco francs.
La estatua-menhir de Soalar es, por ahora, la nica
imagen de este tipo conocida en la regin, aunque no hay
que descartar que futuros estudios detecten nuevos
grabados en otros menhires conocidos en la comarca,
como el de Burga (vide supra).
La imagen que compone la estatua-menhir de Soalar
representa un personaje vestido con un manto decorado
con zig-zags y armado con una alabarda de hoja estrecha
que guarda similitudes con la representada en la estatuamenhir de Valdefuentes, en Salamanca, y las metlicas de
tipo Montejcar conocidas en el Sur peninsular. Es muy
posible que como soporte se eligiera un menhir
preexistente en la zona. La revisin de los principales
elementos representados nos ha llevado a argumentar una
cronologa situada en torno a c. 2000-1700/1600 AC para
la realizacin de los grabados, una propuesta ligeramente
ms reciente que la presentada por P. Bueno y su equipo,
que la sitan en la segunda mitad del III milenio AC
(vide supra).
La estatua-menhir fue hallada cerca de un arroyo en una
zona aplanada del collado de Soalar desde la que hay una
amplia visibilidad del valle. En su entorno inmediato se
documentaron restos cermicos y de molino que han sido
relacionados con una posible estacin al aire libre. Segn
la publicacin que hace referencia a los mismos, estos
materiales no parecen ofrecer informacin cronolgica
que nos aproxime a su relacin temporal con los
grabados de la estatua-menhir.
En el entorno de Soalar se conocen menhires, tmulos,
dlmenes y cromlechs que sugieren una prolongada

194

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

utilizacin del lugar (vide supra). Aunque no se han


realizado excavaciones sistemticas, la morfologa de
estos restos y su situacin geogrfica permiten ponerlos
en relacin con monumentos similares situados en los
montes vasco-cantbricos y en este sector de los Pirineos.
Las cronologas que se manejan en la actualidad para el
megalitismo y los cromlechs permiten sugerir una
ocupacin del monte de Soalar desde posiblemente
finales del V milenio AC y hasta finales del I milenio AC
(vide supra). Los grabados que componen la estatuamenhir de Soalar se situaran en el primer cuarto del II
milenio AC, momento en el que posiblemente el
megalitismo perdura a travs de la construccin de
pequeos tmulos y/o la reutilizacin de antiguas
estructuras (vide supra). Los cromlechs, construidos a lo
largo del I milenio AC, constituiran la modificacin
visible y permanente ms reciente de la Prehistoria del
lugar (vide supra).
Los datos sobre los inicios del II milenio AC en este
sector navarro son prcticamente inexistentes. Como va
de comunicacin natural, el valle de Baztn facilit la
interaccin de sus pobladores con comunidades de la
costa cantbrica oriental, el sector oriental de los montes
Vascos, los Prepirineos navarros y el Alto Ebro.
Durante la Edad del Bronce existe en el territorio navarro
una relativa sedentarizacin, especialmente en las tierras
meridionales (Barandiarn y Vallesp, 1980: 188; Sesma,
1995: 159-168). En la franja Media de Navarra se
documentan poblados al aire libre y ocupaciones en
cuevas. En la zona de Montaa, en el Norte, las cuevas
acogen los niveles habitacionales conocidos en este
sector (Barandiarn y Vallesp, 1980: 187). Las
ocupaciones en cuevas alternan con niveles sepulcrales,
parecen ser secundarias y espordicas y estr
relacionadas con actividades pastoriles y cinegticas
(Sesma, 1995: 173, 175). Se cree, por tanto, que su
ocupacin fue estacional, lo que cuadrara con un modelo
de trasterminancia como el que se ha propuesto
(Barandiarn y Vallesp, 1980: 188).
No obstante, como se sospecha en zonas del cantbrico
donde slo se conocen niveles habitacionales en cuevas,
no hay que descartar que existieran aldeas o granjas al
aire libre construidas con materiales perecederos (Arias y
Armendriz, 1998: 61). El clima de la depresin de
Baztn es atlntico, con inviernos templados y hmedos
y veranos suaves. Como en otras zonas cantbricas con
clima y orografa similares dispone de mltiples recursos
y podra ser ocupada a lo largo de todo el ao. El registro
paleobotnico de varias cuevas del Cantbrico Oriental
(p.e. Arenaza) con niveles de ocupacin durante la Edad
del Bronce prueba la existencia de un cultivo de cereales
consolidado (Arias y Armendriz, 1998: 62-63; Iriarte,
1997: 675). Tambin en Arenaza (Vizcaya) los animales
domsticos estn bien representados, especialmente los
ovicpridos y los bvidos (Altuna, 1980, en Arias y
Armendriz, 1998: 63).

A pesar de no disponer de datos sobre el poblamiento en


el valle del Baztn durante el II milenio AC, es de
suponer para esta zona una ocupacin humana similar a
la documentada en regiones aledaas. Es plausible pensar
en pequeas granjas relativamente autnomas dispersas
por los valles. Montes como el de Soalar podran ser
reas de aprovechamiento secundario de los pastos,
adems de albergar restos de carcter mortuorio y
ancestral. Adems de la existencia de antiguos
monumentos, hay que considerar su posible reutilizacin
durante la primera mitad del II milenio AC o la
posibilidad de que algunos de los tmulos documentados
en el lugar fueran construidos en esta poca, aunque,
como ya hemos sealado, el conocimiento actual de las
estructuras conocidas no nos aproxima a estos
pormenores. Por ahora slo podemos avanzar que a
monumentos preexistentes de cronologa Neoltica y/o
Calcoltica se sum la imagen de Soalar que por sus
grabados podemos situar en el primer cuarto del II
milenio AC.
El valle de Baztn es una va natural de comunicacin
privilegiada en la regin y, si su poblacin se relacion
con las de otras reas, es probable que muchos de estos
contactos discurrieran a travs del valle. No disponemos
de ms datos para su interpretacin, pero es posible que,
como en otros casos, el recurso a una imagen de estas
caractersticas no fuera tanto la consecuencia de una
jerarquizacin social ya efectiva, sino parte de una
estrategia de reproduccin social (vide infra).
Alto Duero
En el Alto Duero se conoce la estatua-menhir de Villar de
Ala, que por sus caractersticas formales es excepcional.
Se trata de un bloque tabular de arenisca de gran tamao
(2,5 m), que a comienzos del siglo XX estaba reutilizada
en la pared de una cerca rural en una zona en la que un
valle se une a la Sierra de Carcaa en su vertiente
septentrional. El soporte pudo provenir de la misma
sierra, ya que en ellas hay abundantes bloques de estas
caractersticas (Taracena, 1924: 179-183; Romero, 1981:
115-131). Como seal Bueno hace unos aos, la
iconografa de esta estatua-menhir presenta un estrecho
paralelismo con la estela 1 de cabeo da Mina, en
Vilaria (Alto Douro) (Bueno, 1995: 98; vide supra) por
la forma en la que est representado el rostro, el atuendo
cruzado que presenta la pieza y su cinturn. Esta
similitud es ciertamente sorprendente pero relevante si
consideramos el contexto regional y local en el que se
puede encuadrar la estatua-menhir de Villar del Ala
(Jimeno y Fernndez, 1992: 86-91; Garrido, 1999: 438439 y Lmina 82:1). Esta pieza presenta, sin embargo,
dos elementos novedosos en el conjunto de estelas y
estatuas-menhir de esta poca del Norte peninsular: un
posible broche de cinturn ancoriforme, interpretado
alternativamente como pual (Bueno, 1995: 100), y un
motivo trapezoidal que ha sido interpretado como
faldelln (Romero, 1981: 116). Adems, en la parte
inferior presenta unas lneas verticales para las que
Bueno ha sugerido que se trate de una posible arma

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


(Bueno, 1995: 100). Esta pieza se distingue tambin por
la tcnica de bajorrelieve y buen acabado.
El paralelismo formal de esta pieza con las estelas 1, 10 y
20 de Cabeo da Mina sugiere algunas cuestiones en
torno a la posibilidad y naturaleza de esta relacin
formal. Otros elementos materiales, como la cermica
campaniforme o los puales metlicos, muestran cmo
este sector soriano del Alto Duero est inmerso en una
clara interrelacin con la cuenca media del Duero durante
el Calcoltico Final y Bronce Inicial (vide supra). Es
precisamente en la zona serrana del Norte de Soria,
donde aparece la estatua-menhir de Villar del Ala, donde
aparece la mayor concentracin de artefactos metlicos
aislados de estilo campaniforme, como los puales de
lengeta o las puntas palmela, mientras en las tierras
sedimentarias del Duero en Soria estos elementos se
documentarn con menor frecuencia y generalmente en
contextos funerarios individuales en los que est presente
la cermica campaniforme (Jimeno y Fernndez, 1992:
86-87).
El reborde montaoso septentrional de la provincia de
Soria no ofrece apenas datos sobre el poblamiento, lo que
contrasta con la zona de la cuenca y de las sierras
meridionales, en donde se documentan numerosos
asentamientos que continan la ocupacin anterior o que
inauguran el asentamiento, situndose preferentemente en
cerros localizados entre el pramo y la campia (Jimeno,
1988: 114-115; Jimeno y Fernndez, 1992: 88-89, 91 y
fig. 7). La zona de piedemonte del reborde montaoso del
Norte experimenta una intensa ocupacin durante el
Calcoltico. Aunque se trata de una zona de
aprovechamiento predominantemente ganadero, el
emplazamiento de los asentamientos asegura un
aprovechamiento diversificado, aunque no faltan
hallazgos en zonas altas que sugieren ocupaciones
estacionales para el aprovechamiento de pastos (Jimeno y
Fernndez, 1992: 79). Como hemos comentado, en la
zona de Villar del Ala el grueso de los testimonios del
Bronce Inicial son objetos metlicos, lo que, al menos de
forma indirecta, indica la continuidad en la ocupacin o
uso de estas tierras. De hecho, muy cerca del sitio en el
que fue documentada inicialmente la estatua-menhir se
document un pual de lengeta de casi 19 cm. de
longitud (Garrido, 1999: 438-439).
Esta zona del Alto Duero forma parte del area nuclear
de la cermica con decoracin incisa de estilo Cogeces
que, a partir de finales del Bronce Inicial, aparecer en
diversos asentamientos del Norte de Portugal, en especial
en el Alto Douro portugus, donde estn situadas las
estelas del valle de Vilaria (p.e. Cabeo da Mina) y
Longroiva (vide infra; Jimeno, 2001: 165-167;
Abarquero, 2005: fig. 103). Esta amplia distribucin de
esquemas decorativos sugiere que nos encontramos en un
contexto de relaciones, probablemente de variada
naturaleza, desarrolladas entre diversas zonas del rea
nuclear y entre sta y otras zonas peninsulares (Jimeno,
2001: 167; Abarquero, 2005: fig. 103). Las dataciones de

195

C14 del Norte de Portugal indican que una de las zonas


en las que aparece la cermica tipo Cogeces fuera del
rea nuclear es el Norte de Portugal (Abarquero, 2005:
fig. 106). Adems del yacimiento de Castelo Velho, que
dispone de dataciones de C14 que fechan esta cermica
en torno al 1800 AC (Jorge, S.O., 1993: 189), se ha
publicado recientemente un yacimiento, Fraga dos
Corvos, situado en las estribaciones de la Sierra de
Bornes, al Norte del valle de Vilaria, en el que la
cermica Cogeces sucede a cermicas campaniformes de
estilo puntillado geomtrico en una de las cuatro cabaas
documentadas hasta el momento (vide infra; SennaMartnez, Ventura y Carvalho, 2005: 72-73).
De la misma manera que los estilos cermicos circularon
y fueron imitados, otros elementos como los puales de
lengeta, los cinturones o determinadas convenciones del
vestido y su representacin pudieron haber circulado
fruto de la interaccin. Naturalmente, el vacio que existe
entre, por ejemplo, la estatua-menhir de Villar del Ala y
las de Cabeo da Mina es muy amplio para que no
podamos descartar una desvinculacin entre estas
representaciones, especialmente si tenemos en cuenta que
otros investigadores proponen otra cronologa de Bronce
Final para el ejemplar soriano (Romero, 1981). Sin
embargo, si tenemos en cuenta la circulacin de otros
elementos como los estilos decorativos de la cermica,
creemos posible proponer, no slo que la estatua-menhir
de Villar de Ala fuera realizada durante el Bronce Inicial
(Bueno, 1995: 100), sino tambin que los motivos
representados y elementos de su composicin fueran
emulados, al menos parcialmente, en zonas distantes.
Adems hay la posibilidad, bastante probable por otro
lado, de que en aos venideros aparezcan ms estelas
decoradas o estatuas-menhir con elementos relacionados
en reas en las que se deconocen actualmente este tipo de
elementos. Un paralelismo ms a considerar entre la
estatua-menhir de Villar de Ala y otros ejemplares
comentados hasta ahora es su situacin en el reborde de
la Meseta Norte y su emplazamiento entre zonas de
aprovechamiento complementario. Esta situacin
favoreci probablemente que las poblaciones que
ocupaban la zona interactuaran con las de las cuencas del
Duero y del Alto y Medio Ebro a lo largo del Calcoltico
y de la Edad del Bronce.
Cantbrico central
En el Cantbrico central, se conocen 4 ejemplares, dos
hallados conjuntamente en el Collado de Sejos y otros
dos aislados (Pea T y Garabandal). El hecho ms
caracterstico de estas estelas es su homogeneidad formal.
No obstante, dentro de esta uniformidad hay cierto grado
de variabilidad iconogrfica que puede ser interpretada,
posiblemente, en trminos sociales. Lo ms destacado de
estas figuraciones es la representacin rectangular del
cuerpo del antropomorfo, que est delimitado por un
marco de dos o ms lneas paralelas que pueden rematar
en semicrculo. El cuerpo rectangular, que est dividido
en franjas horizontales, podra ser interpretado como
proteccin o vestimenta. En tres de las representaciones

196

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(Pea T, Collado de Sejos 2 y San Sebastin de


Garabandal) las fajas del cuerpo estn adems decoradas,
con zig-zags o lneas paralelas verticales, marcados con
trazos o tcnicas diferenciados. El rostro est presente en
un caso (Pea T), en donde est representado de forma
naturalista por los ojos y nariz. En otro caso (Collado de
Sejos 2) existen en la zona del rostro una serie de
cazoletas dispuestas de forma aparentemente aleatoria
que por su distribucin y presencia en otras partes del
soporte parecen pertenecer a una fase de uso del menhir
ms antigua. Dos de las representaciones ms elaboradas
(Pea T y Collado de Sejos 2) estn acompaadas de
representaciones de puales largos, uno con el enmangue
detallado con cachas y remate en botn (Sejos 2) y el otro
con remaches (Pea T). Dos de estas representaciones
esteliformes estn realizadas sobre soportes permanentes
(pea y bloque errtico), apropindose de elementos
seeros del paisaje que pudieron haber tenido
significados previos, como indica la extensa necrpolis
que se extiende al Este del Pea T (Blas, 2003b). En
Sejos las representaciones estn realizadas sobre
menhires posiblemente reutilizados, como lo sugieren las
mltiples cazoletas que se encuentran en su superficie.
La iconografa de tres de estas piezas est estrechamente
relacionada con la decoracin geomtrica campaniforme
incisa de la Meseta y con puales metlicos de inicios del
Bronce conocidos en el Norte peninsular, por lo que
pueden ser datadas en el Bronce Inicial. No obstante, las
diferencias tcnicas documentadas en las estelas de Pea
T (grabado y pintura) y Collado de Sejos 2 (incisin y
bajorrelieve), sugieren dos posibles fases de realizacin:
una primera en la que se realiza el cuerpo rectangular con
su segmentacin, as como el pual en el caso del Pea
T, y una segunda en la que se rellena el cuerpo de
decoracin y, en el caso de Collado de Sejos 2, se graba
el pual. Esta progresiva complejidad de la iconografa
podra ser interpretada en trminos sociales, igual que la
presencia de una estela ms sencilla (estela 1) en el
Collado de Sejos, ya que, en trminos generales, todos
estos elementos iconogrficos pueden ser atribuidos al
Bronce Inicial (vide supra).
Mientras la iconografa de estas piezas nos remite
genricamente a un Bronce Inicial para su realizacin, el
entorno de estas figuraciones nos lleva a momentos
anteriores, ya que fueron introducidas en lugares con
preexistencias apropindose, adems, de viejas piedras.
Los antropomorfos de Sejos fueron realizados sobre
antiguos menhires, mientras los de Pea T y Garabandal
fueron elaborados en rocas permanentes que ya tenan un
papel en la articulacin del entorno, como queda bien
expresado en el caso de Pea T (Blas, 2003b: 395). La
amplia necrpolis tumular de la Borbolla, as como los
tmulos, las estructuras circulares y menhires de Sejos,
ilustran bien la riqueza y complejidad de estos lugares.
Lamentablemente, los datos no nos permiten actualmente
establecer una secuencia precisa de la utilizacin y
continua re-estructuracin de estos lugares a lo largo de
los siglos, pero pensamos que la introduccin de estas

figuraciones esteliformes durante el Bronce Antiguo


marc un hito importante en la dinmica de las relaciones
sociales de las poblaciones vinculadas a estos lugares.
Los lugares de las estelas estn estrechamente
relacionados con zonas de paso. Los sitios de Garabandal
y Sejos son pasos interiores de carcter estacional, siendo
el de Sejos, adems, un importante sitio para pastos de
verano. Mientras, el Pea T controla visualmente la
comunicacin entre la costa y los valles y sierras
interiores, est situado entre zonas de aprovechamiento
complementario y muy cerca del litoral (Ontan, 2003:
183).
En sntesis, y teniendo en cuenta lo dicho en apartados
anteriores, se pueden destacar varios aspectos relevantes
en torno a estas estelas:

Estas imgenes se apropian de lugares ancestrales


que estn relacionados con importantes vas de
comunicacin concentradas en el sector central del
Cantbrico.
Exhiben conjuntamente atributos con referentes
escasos en la zona pero conocidos en el NW
peninsular y en la cuenca media del Duero. Sin
embargo, la reproduccin de la decoracin
geomtrica en el vestido/ escudo y su asociacin a
puales nos remiten a una moda concreta que fue
compartida con el sector NW de la Meseta Norte.

Esta zona cantbrica tiene muchos aspectos en comn


con los sectores oriental y occidental del cantbrico. El
patrn de poblamiento del Cantbrico parece estar
dispuesto en funcin de los recursos del entorno,
componindose de pequeas comunidades en
asentamientos que no muestran jerarquizacin entre s
(Ontan, 2003: 191). Mientras hay sitios permanentes
en la franja litoral y los valles fluviales parecen estar
densamente poblados, las zonas de montaa ocupan un
papel secundario, especializado, estacional, y parecen
estar muy ritualizados (Ontan, 2003: 183). Los datos
indican la existencia de una progresiva especializacin de
ciertas actividades como la metalurgia y la ganadera
extensiva, principalmente de vacuno, de rgimen
probablemente estacional (Ontan, 2003: 195-199). En
el mbito funerario, aunque se siguen empleando lugares
de tipo colectivo (cuevas y monumentos megalticos), se
detecta una clara individualizacin de los inhumados a
travs de los objetos asociados a ellos y de su
diferenciacin espacial (Ontan, 2003: 231, 265-266).
Las cuevas son escasas o inexistentes en el sector
occidental, pero en el centro y oriente de la cornisa las
cuevas sepulcrales estn estrechamente vinculadas a
hbitats permanentes, mientras la mayora de las
necrpolis megalticas, que hunden sus races en
momentos anteriores, se encuentran en lugares que en
estos momentos parecen ser objeto de un
aprovechamiento secundario (Ontan, 2003: 274).
No hay que descartar que en el futuro se vayan a

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


documentar iconografas relacionadas en otros puntos del
Cantbrico pero, hoy por hoy, los datos invitan a pensar
que estas estelas constituyen un fenmeno particular de
este sector central. Aunque las poblaciones de este sector
se comportan en muchos mbitos de forma parecida a
otras zonas cantbricas, hay elementos de la cultura
material, entre los que destacan las estelas, que la
diferencian. No hay constancia para esta poca de la
realizacin de inhumaciones u ofrendas en el lugar de
Sejos ni en los tmulos cercanos a Garabandal, mientras
en la Sierra de la Borbolla, junto a Pea T, los indicios
de actividad an son escasos, pero significativos (vide
supra). De cualquier forma, la eleccin de estos lugares
para situar imgenes de este tipo relaciona dos conceptos
clave: tradicin e interaccin. La interaccin se har
especialmente patente en esta zona durante el Bronce
Inicial y su visibilidad en lugares antiguos como los
tratados nos lleva a considerar que el papel de estos
lugares no fue secundario, sino relevante, en estas
sociedades.
Estelas, metalurgia, minera y la testimonial presencia de
cermica campaniforme incisa de estilo Ciempozuelos
diferencian a esta zona de otros sectores del Cantbrico y
la relacionan indefectiblemente con la Meseta Norte.
Como comentbamos en los apartados correspondientes,
los referentes metlicos ms aproximados para los
puales de las estelas se encuentran en el Cantbrico
Central y en el NW de la Meseta Norte (vide supra). Por
otro lado, la escasos fragmentos de cermica
campaniforme en este sector nos remiten nuevamente a la
Meseta (Ontan, 2005: 241-242). Adems, la
disociacin de metal y cermica campaniforme es un
comportamiento que tambin se detecta en el NW de la
Meseta, adems de Galicia y el Norte de Portugal (vide
infra). Estas complicadas interrelaciones quedan bien
expresadas en las estelas del Cantbrico Central (Pea
T, Sejos, Garabandal), NW de la Meseta Norte
(Tabuyo), Galicia (Outeiro do Corno) y Beira
transmontana (Longroiva) (vide infra).
La naturaleza de esta interaccin est lejos de ser
comprendida, pero las caractersticas de los tems que la
hacen visible nos remiten siempre a bienes escasos que
han sido normalmente interpretados como objetos de
prestigio. Desde esta perspectiva se ha sugerido que la
interaccin estaba en manos de un sector restringido de la
sociedad (Blas, 2003b: 412). Sin embargo, para que este
sistema fuera socialmente sostenible era precisa la
sancin del grupo en su conjunto, lo que queda expresado
en la introduccin de la estela en un lugar colectivo, su
permanencia y reiteracin.
Seguramente fueron numerosos los factores que
intervinieron en la receptividad y apertura de este sector
central del Cantbrico a otras zonas. Uno de los ms
considerados ha sido la riqueza de Asturias central y
oriental en menas de xidos y carbonatos de cobre, cuya
explotacin est constatada ya durante el III Milenio AC
junto a una metalurgia incipiente (Blas, 2003b: 396-402;

197

2000b: 37; 1999: 47-51), que probablemente no se


desarroll en el Cantbrico Oriental hasta ms adelante
(Blas, 2000b: 39). El trabajo de minas est bien
atestiguado en Aramo (Riosa), adems de la mencionada
mina de El Milagro (Ons). En ambos, los comienzos de
esta explotacin puede ser datada desde el Calcoltico,
desarrollndose durante la Edad del Bronce y
continuando hasta la Edad Media (Blas, 2000b: 48-49;
1983: 197-221). Se trata de grandes explotaciones de
pozos y galeras, desarrolladas con fuego, mazas de
piedra, cuas, picos, martillos de asta de ciervo y hueso.
El procesado del mineral se realizaba en el exterior de las
minas, como ha sido documentado en Aramo, o en sitios
prximos a ellas, como en Arangas (Arias y Ontan,
1999). En el exterior de esta cueva se hallaron dos
estructuras de combustin cerradas (hornos para
reduccin de mineral) y las recientes excavaciones han
documentado restos de diversas fases de procesado del
mineral como mineral reducido, escorias y gotas de metal
(Arias y Armendriz, 1998: 13). Las fechas de
termoluminiscencia para la arcilla de los hornos nos
remiten a finales del III Milenio AC (Arias y
Armendriz, 1998: apndice). La distribucin del mineral
se realizara a travs de lingotes, como los que forman
parte del depsito de Gamonedo, compuesto por un
hacha plana, diez lingotes y tres fragmentos informes de
metal (Blas, 1983: 116-119). Este depsito fue hallado en
las estribaciones septentrionales de los Picos de Europa,
en Asturias, prximo a la mina de El Milagro (Blas,
1983: 122-126; Arias y Armendriz, 1998: 15). Como
sugiere Blas, es posible que este mineral fuera
intercambiado con las poblaciones de la Meseta Norte
por productos perecederos como trigo o sal (Blas Cortina,
2000: 39). Esta actividad minera explicara tambin la
gran abundancia de hachas documentadas en este sector
cantbrico (Blas, 2000b: 39). Las hachas son los objetos
de cobre ms abundantes en Asturias Oriental y
Cantabria occidental (Blas, 1999: 42-44, fig. 1). La
mayora de los depsitos conocidos, especialmente en el
Cantbrico Central, estn compuestos por hachas.
Muchas veces estas fueron depositadas en minas, como
en Milagro, Aramo, Castillejos, Langreo y Navelgas
(Arias y Armendriz, 1998: 24).
Galicia central y el Noroeste de la Meseta
En la franja central de Galicia y el NW de la Meseta
Norte hay tres estelas documentadas. Dos piezas son
hallazgos conocidos desde antiguo: la estela de Paredes
de Abajo que, segn referencias orales apareci cerca de
un tmulo en Paradela (Lugo) y la estela de Tabuyo del
Monte, en el SW de Len, de la que slo se sabe que
procede de Tabuyo. Relacionada iconogrficamente con
la anterior, est el esteliforme con pual del afloramiento
de Outeiro do Corno, en La Corua.
Todas ellas son, de momento, ejemplares nicos en su
entorno y presentan dos estilos iconogrficos diferentes.
Por un lado, encontramos una iconografa estrechamente
relacionada con las representaciones del Cantbrico
Central en Tabuyo del Monte y en Outeiro do Corno. Se

198

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

repite la representacin del cuerpo rectangular, que est


dividido en franjas horizontales y que podra ser
interpretado como proteccin o vestimenta. En un caso
(Tabuyo) las franjas horizontales estn tambin
decoradas con zig-zags y el cuerpo est rematado en su
extremo distal por un espacio semicircular en cuyo
interior hay ms de una decena de cazoletas. En Outeiro
do Corno, sin embargo, no existe este remate y el cuerpo
central de la representacin ofrece, en el interior del
marco superior, una serie de crculos. Estas dos
representaciones estn acompaadas de puales, largo en
el caso de Tabuyo y de menor tamao en el caso gallego.
Mientras en Outeiro el pual est situado a la derecha del
personaje, como en el Cantbrico, en Tabuyo est situado
a su izquierda, mientras a su derecha aparece una
alabarda, lo que acerca esta pieza a la estela de
Longroiva, hallada en la Beira transmontana (vide infra).
Por otro lado, la pequea estela de Paredes de Abajo
responde a un concepto ligeramente diferente ya que,
adems de presentar ojos y nariz figurados, los hombros
y piernas estn indicados escultricamente y la pieza est
grabada en sus cuatro caras. La delimitacin frontal del
cuerpo recuerda a las piezas rectangulares vistas hasta
ahora, igual que la disposicin de las lneas que surcan
horizontalmente la parte superior del cuerpo, aunque la
disposicin de algunas de estas lneas tambin puede
ponerse en relacin con los collares representados en
alguna pieza de Cabeo da Mina, en el Norte de Portugal
(vide infra). Tambin presenta la continuacin de estas
lneas en los laterales, surcando los brazos, y un motivo
rectangular en la espalda, lo que nos remite nuevamente a
iconografas del Norte de Portugal. Los soportes de todas
estas representaciones son diferentes entre s. Mientras
Outeiro do Corno est en un afloramiento con cierta
inclinacin, Tabuyo es una losa exenta de un metro y
medio y la pieza de Paredes mide poco ms de 20 cm.
La iconografa de Tabuyo del Monte remite a referentes
metlicos de cobre arsenical datados actualmente en los
inicios de la Edad del Bronce, como las alabardas tipo
Carrapatas de la regin de Tras-os-Montes o puales
conocidos en el Norte peninsular. Adems, la decoracin
geomtrica de la vestimenta/proteccin, similar al estilo
campaniforme conocido en la cuenca del Duero, nos
remite a la misma cronologa. Por otro lado, la
composicin de Outeiro do Corno est estrechamente
relacionada con las representaciones de Tabuyo, Sejos y
Pea T. Adems, su pauta de emplazamiento parece ser
similar a la de otros petroglifos gallegos con armas, que
genricamente son datados a inicios del Bronce. Por otro
lado, slo recientemente la pieza de Paredes ha podido
ser relacionada con estelas del Alto Douro portugus que
muestran, en este caso, representaciones de collares que
por sus caractersticas hemos relacionado con las
gargantillas del tiras de oro datadas actualmente en el
Bronce Inicial y situadas, en su mayora, al occidente del
ro Mio o en el Norte de Portugal (vide infra).
Como ocurra con ejemplares del Cantbrico central, el
entorno ms inmediato de dos de estas piezas (Paredes y

Outeiro) ofrece informacin adicional sobre el contexto


en el que fueron introducidas. La estela de Paredes fue
encontrada a 2 m. de un tmulo y se seala la existencia
de varios tmulos ms en una zona cercana. Estudios
recientes en Galicia y en el occidente asturiano han
constatado la construccin de estructuras tumulares
diversas durante la Edad del Bronce (Blas, 1990; 2004;
2006: 235-237, 238; Fbregas, 1993a; Fbregas y
Vilaseco, 1998), adems de la reutilizacin de antiguos
tmulos, por lo que, sin ms informacin sobre el sitio de
Paredes, no es posible concretar la relacin cronolgica
entre la estela y las estructuras comentadas. Por otro lado,
el esteliforme de Outeiro fue realizado en un
afloramiento en el que existieron, previamente, otros
grabados que por su formato podran responder a
iconografas comunes durante los inicios del Bronce, por
lo que el lapso de tiempo transcurrido entre las dos
intervenciones pudo ser de unas pocas centurias. En
cualquier caso, en Outeiro se repite lo visto en el
Cantbrico, la apropiacin de rocas permanentes que ya
tenan un papel en la articulacin del entorno, como
queda bien expresado en el caso de Pea T (Blas,
2003b: 395).
Aunque Outeiro do Corno reproduce una iconografa de
carcter trans-regional, sta se ha realizado utilizando las
tcnicas y pautas de emplazamiento locales, conocidas en
los petroglifos con armas. stos estn normalmente
ligados al trnsito local y estn normalmente situados en
los confines de las zonas habitadas, de los poblados
(Bradley, Criado y Fbregas, 1994, Fbregas, Carballo y
Villoch, 1998). Como gran parte del litoral gallego, este
sector tambin interactuar con el mbito atlntico desde
poca temprana. Por otro lado, la estela de Paredes de
Abajo est muy ligada por su iconografa a ejemplares
del Norte de Portugal, tanto de la zona de Minho como
del valle de Vilaria (Tras-os-Montes/Alto Douro). Su
situacin podra dar la sensacin de cierto aislamiento,
pero se encuentra en una zona bien comunicada con el
Norte de Portugal y la Meseta a travs de rutas naturales,
como son el ro Mio y las vas de comunicacin
tradicional. Tambin la zona de Tabuyo podra dar la
impresin de aislamiento pero, como ha expuesto
recientemente Blas, este lugar est bien situado para la
comunicacin con zonas diversas como la cuenca del
Duero, el reborde septentrional de la Meseta o el NW,
como muestran diversos hallazgos metlicos de la zona,
adems de disponer de una amplio abanico de recursos
(Blas, 2003b: 408-411 y fig. 14).
En sntesis podemos resaltar varios puntos:

Estas imgenes se encuentran muy dispersas pero


estn ligadas a zonas de paso que, al menos en
Tabuyo, comunican con reas de aprovechamiento
complementario.
Exhiben atributos con referentes que pueden estar
presentes en sus zonas de hallazgo (puales de
Outeiro y Tabuyo) o ausentes/no documentados

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE

(alabarda y decoracin geomtrica similar a la


campaniforme en Tabuyo; gargantilla en Paredes).
La estructura compositiva puede remitir al
Cantbrico (Outeiro do Corno, Tabuyo, Paredes), al
Norte de Portugal (Paredes) o a la Beira
transmontana (Tabuyo).
La reproduccin del vestido/proteccin y su
asociacin a puales remiten a una moda concreta
que, con variantes locales, fue compartida por
sectores tan diversos como el Cantbrico Central,
NW de la Meseta Norte y litoral corus.

Los datos sobre el contexto socioeconmico en el que se


desarrollan estas imgenes son desiguales segn las
zonas. En el occidente de Len la informacin se refiere
mayoritariamente a hallazgos metlicos sueltos, como
hachas planas, puales o puntas palmela, que presentan
afinidades tecnolgicas y morfolgicas con objetos
documentados en el Cantbrico, Galicia, Norte de
Portugal y cuenca media del Duero (Delibes y Fernndez,
1983: 27-33). En esta zona situada al occidente del
Pisuerga no hay testimonios certeros de cermica
campaniforme, una interesante afinidad que comparte
con el sector central del Cantbrico y las zonas orientales
de Galicia y Tras-os-Montes, todas ellas reas en las que
se han documentado estelas decoradas atribuibles a esta
poca. Un elemento paralelo al sector central del
Cantbrico es la existencia de minera del cobre, sugerida
por el hallazgo de una hacha plana de cobre y martillos
de basalto en la mina de La Profunda (Crmenes), en la
zona Norte de este sector leons (Delibes y Fernndez,
1983: 33; Blas, 2003b: 409). Por otro lado, hay
referencias que sealan que el pual y brazaletes de
Peredilla fueron parte de una sepultura de inhumacin,
posiblemente individual, que careca de cermica
campaniforme, lo que nos acerca nuevamente al mbito
ms occidental (Delibes y Fernndez, 1983: 28).
A partir del Calcoltico Final se documenta en Galicia un
modelo de poblamiento extensivo con poblados abiertos
de tamao medio situados tanto en las laderas de valles
fluviales como en las tierras altas, en torno a humedales
(Suarez, 2005: 182). Se trata de una ocupacin poco
intensa, al parecer, recurrente y dispuesta en funcin de
los recursos (Surez, 1993; Mndez, 1994: 87), aunque
parece detectarse cierta estructuracin
entre
asentamientos (Suarez, 2005: 182). Estos hbitats estaban
vinculados a humedales y disponan por ello de unas
condiciones perfectas para la dedicacin ganadera
(especialmente de vacuno), que sera complementada con
agricultura de rozas refinada y recoleccin (Mndez,
1994; Fbregas, Carballo y Villoch, 1998: 109-110). A
finales del Bronce Inicial el nmero de poblados
desciende y hay indicios que sugieren una mayor
sedentarizacin o fijacin de la poblacin en
asentamientos de carcter ms permanente (Suarez, 2005:
184), contexto en el que hay que destacar la proliferacin
de grabados de armas delimitando los espacios cotidianos
(Mndez, 1994: 90; Villoch, 1995: 51; Fbregas,
Carballo y Villoch, 1998: 111). A lo largo del Calcoltico

199

y el Bronce Inicial la metalurgia muestra muchas facetas


morfolgicas diferentes, aunque tecnolgicamente
permanece prcticamente invariable (Comendador, 1999:
33). Lo que se documenta a lo largo de este lapso de
tiempo es la introduccin de nuevas formas como los
puales de lengeta o las puntas palmela en contextos
funerarios, lo que, segn Comendador, no tiene por qu
tener slo una lectura cronolgica, sino tambin social
(Comendador, 1999: 34-35). El mayor nmero de
contextos con objetos metlicos son hbitats y ambientes
funerarios (cistas y tmulos), generalmente individuales,
aunque la mayor acumulacin de metal aparece en los
escasos depsitos conocidos. Aunque la mayora de los
contextos en los que se han documentado objetos
metlicos son funerarios, se trata de enterramientos
excepcionales, es decir, una minora entre los contextos
funerarios conocidos para el Calcoltico e inicios del
Bronce, ya que la mayora no han aportado este tipo de
materiales (Comendador, 1999: 25). Durante el III
milenio AC e inicios del II, el mbito funerario sufre
importantes variaciones que pueden ser relacionadas con
cambios en la esfera social. El primer tercio del III
Milenio AC se caracteriza por el abandono o
condenacin de algunos de los monumentos ms
emblemticos del megalitismo clsico gallego (p.e.
Dombate), marcando as el final de la construccin de
estructuras ortostticas clsicas (vide supra; Bello, 1995:
52-53; Alonso y Bello, 1997: 511-512). A partir de este
momento se desarrollar un llamativo polimorfismo
funerario, concretado en la reutilizacin de sepulcros
megalticos pre-existentes (p.e. Dombate y Parxubeira),
en la construccin de cistas sin tmulo y de tmulos
trreos sin estructura megaltica (Fbregas y RuizGlvez, 1993: 152; Rodrguez Casal, 1982; 1988; Criado
y Vzquez, 1982: 58). Adems, a partir de mediados del
III Milenio AC se comienzan a construir cairns con
cmaras poligonales pequeas y cistas, y ofrendas
personalizadas (Fbregas, 1988a: 287; Cruz, 1992: 98;
Bello, 1995: 62). En estos contextos, la cermica
campaniforme y los objetos metlicos atribuidos a esta
tradicin coincidirn excepcionalmente y siempre
disociadas estratigrficamente, como ocurre en el Norte
de Portugal (vide infra; Cruz, 1992: 114-115).
La representacin esteliforme de Outeiro do Corno est
integrada en una zona en la que todos estos procesos
estn bien documentados, las tierras situadas al occidente
del Mio. En este sector gallego son comunes los
petroglifos con armas, la ceramica campaniforme o los
puales metlicos en contextos funerarios, y es donde se
han documentado la mayora de las gargantillas de tiras
de oro peninsulares (vide supra). Teniendo en cuenta su
situacin topogrfica y el patrn que presentan los
petroglifos con armas, el esteliforme de Outeiro podra
estar relacionado con el rea de explotacin de algn
poblado cercano, lo que no ha podido ser comprobado
dado el carcter preliminar de su reciente estudio
(Fbregas et alii, 2004). Por otro lado, la estela de
Paredes fue documentada en un paraje situado al Este del
ro Mio, junto a su cuenca, posicin interesante si

200

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

tenemos en cuenta que en el sector situado a oriente de


este ro dejan de documentarse elementos como las
gargantillas de tiras, las hachas planas del Bronce Inicial
y la cermica campaniforme, mientras hay una presencia
testimonial de puales de cobre (vide supra). Esta
situacin debe ser tomada con precaucin, ya que puede
deberse a lagunas en la investigacin. No obstante, nos
llama la atencin al ser una situacin que se repite en
reas como el valle de Vilaria o la Beira Alta, en donde
existen estelas y estatuas-menhir con una iconografa
relacionada con la de Paredes (vide infra). Este escenario
podra ser interpretado en trminos de conservadurismo
cultural, sin embargo, la presencia de este tipo de
imgenes con collares sugiere un panorama bien distinto.
Por un lado, expresa interaccin con el occidente gallego,
alto Minho portugus y el valle de Vilaria, con los que
comparte la eleccin de un motivo similar (posibles
collares). La eleccin de este motivo puede estar
estrechamente relacionada con otros aspectos
socioeconmicos que no estn, sino indirectamente,
sugeridos.
Es posible que en un futuro cercano se documenten ms
representaciones como stas en Galicia y Len y que
otros elementos, como la cermica campaniforme o las
alabardas Carrapatas amplen su distribucin geogrfica.
De cualquier forma, las representaciones documentadas
sugieren aspectos ya conocidos, como la existencia de
interaccin entre la zona leonesa occidental y el
Cantbrico, Galicia occidental, Tras-os-Montes y Beira
Alta, entre la cuenca del Mio y el valle de Vilaria y
Beira Alta, o entre el occidente gallego y el Cantbrico
central y occidente leons. La naturaleza de esta
interaccin debe ser evaluada en detalle, ya que los
aspectos comunes superan el marco del mero parecido
formal. Como en otros casos, lo que aqu se comparte no
es slo la eleccin de determinados motivos, sino
tambin su estructura compositiva, aunque con matices
locales. Son motivos que, como la decoracin geomtrica
o determinados objetos de metal, constituyen smbolos
trans-regionales que, si bien pudieron haber tenido
tambin un impreciso significado social compartido,
fueron adoptados localmente con variaciones en su
morfologa y, seguramente, significado.
Aunque no disponemos, para los casos de Tabuyo y
Paredes, de un contexto arqueolgico preciso y tampoco
existen referencias concretas sobre el poblamiento del
entorno, la mayora de la reflexiones hechas hasta ahora
slo han podido referirse a la presencia o ausencia de
determinados objetos que, como las estelas, presentan
una distribucin muy amplia. Sin embargo, como sugiri
Blas recientemente, la situacin de la zona de Tabuyo ha
de ser puesta en relacin con las vas naturales de
comunicacin y con los recursos de este sector leons
(Blas, 2003b: fig. 14). Entre stos destacan los recursos
mineros como el cobre en el reborde montaoso
septentrional (p.e. La Profunda) y los placeres aurferos
de los ros Duerna, Eria, Jamuz y Valtabuyo (Blas,
2003b: 409-410). Los recursos aurferos son igualmente

abundantes en el sector nororiental de Galicia (Snchez


Palencia y Prez, 1989: fig. 1). Aunque en la actualidad
el ro Mio no es destacado por su riqueza aurfera, las
referencias que recoge Estrabn de Posidonio y,
posiblemente, Polibio, sealan la riqueza aurfera de los
ros Mio y Limia, entre otros (Snchez Palencia y Prez,
1989: 21). Esto resulta de gran inters si tenemos en
cuenta que la mayor parte del oro beneficiado en poca
prerromana procedi probablemente de placeres aurferos
(Snchez Palencia y Prez, 1989: 21-23). En este sentido
los elementos comunes entre la estela de Paredes en Lugo
y las de Vilaria (Alto Douro) traspasan lo formal, ya que
tambin este ltimo lugar del Norte de Portugal est
flaqueado por los ros Sabor y Ta, ambos conocidos por
sus placeres aurferos (Sanches, 1997: 229). Una vez
ms, por tanto, nos encontramos con un vnculo entre
estelas, interaccin y recursos naturales, fenmenos que
hay que entender en un marco de poblamiento local que,
por desgracia en algunos casos, nos es desconocido (vide
infra).
Sur de Galicia y Norte de Portugal (Alto Minho, Tmega,
Alto Douro/Tras-os-Montes oriental)
En el Sur de Galicia y en las tierras que se extienden al
Norte del Duero en el Norte de Portugal hay un nutrido
grupo de estelas y estatuas-menhir concentradas
especialmente en tres sectores: Minho, Alto Tmega y
Alto Douro. En Minho destacan las estatuas-menhir de
Boulhosa y Ermida, con elementos de vestido y adorno.
En el Alto Douro, concretamente en el valle de Vilaria,
encontramos la mayor concentracin de estelas conocida
en la Pennsula Ibrica en el yacimiento de Cabeo da
Mina (Bragana), en el que se hallaron 21 estelas
decoradas y ms de una treintena de estelas lisas
formando parte de un recinto que ha sido parcialmente
excavado. La decoracin de estas piezas es variada pero
redunda en los elementos de vestido (cinturn, elemento
cruzado) y adorno (collares). Tambin en el valle de
Vilaria se hallaron las estelas de Quinta de Couquinho y
Quinta de Vila Maior, ambas con collares. Entre estas
dos reas geogrficas de Minho y Alto Douro se
encuentra el Alto Tmega, zona en la que se han
documentado las estatuas-menhir de Chaves, Faioes y
Muio de San Pedro. Estas tres piezas incluyen el
emblema rectangular en su iconografa, aunque slo en
las dos primeras se representan armas, mientras en la
ltima se representa un tocado. Cerca de este tramo alto
del Tmega se han documentado tambin las estatuasmenhir de Vilar de Santos, con posible collar y pual, y
la pieza de Tameirn, an indita, con al menos un
emblema rectangular. En el tramo medio de la cuenca del
Tmega, en cuencas aledaas, se conocen las estatuasmenhir de Boua, con emblema rectangular, y la de
Marco, que reproduce una silueta antropomorfa, aunque
de momento no se han identificado grabados en su
superficie. Finalmente, en el bajo Tmega se ha dado a
conocer recientemente la estela de Castro de Barrega, con
collares.
Los datos disponibles permiten situar, a modo de

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


hiptesis, la elaboracin de estos ejemplares entre ca.
2200/2100-1600/1500 AC (vide supra). An quedan por
publicar en detalle los ejemplares de Vilar de Santos y
Tameirn, por lo que esta propuesta puede variar en el
futuro. Aunque en la mayora de estas piezas no se
incluyen representaciones detalladas de armas que
ofrezcan informacin definitiva a nivel cronolgico, la
incorporacin del emblema rectangular y/o de los
collares en diversas piezas, as como la presencia de una
posible espada envainada en Chaves o las caractersticas
estratigrficas del yacimiento de Cabeo da Mina, nos
llevan a proponer esta cronologa para su posible
elaboracin (vide supra).
Los ejemplares de Cabeo da Mina formaban parte de un
recinto, en donde las estelas, lisas y decoradas, nunca
rebasan 1 m de altura. La mayora de las estelas
decoradas estn grabadas en una sola cara y unas pocas
en las cuatro, presentando un aire tridimensional pero no
escultrico. En este yacimiento existe, como hemos visto,
una gran variedad formal. Las piezas completas sugieren
tres modelos bsicos con variaciones: 1. Estelas slo con
ojos; 2. Estelas con elemento cruzado +/- cinturn; 3.
Estelas con collares +/- cinturn. Es este tercer modelo el
que vamos a encontrar en los ejemplares de Couquinho y
Vila Maior, procedentes del mismo valle de Vilaria, el
primero de pequeo porte (31 cm) y el ltimo con un
tamao mayor (157 cm.). Tambin la pieza escultrica de
Boulhosa (112 cm.), situada en la regin de Minho,
presenta estos mismo elementos, slo que en esta ocasin
estn acompaados de un elemento de vestido de
morfologa rectangular. Como veremos, el binomio
collares y cinturn est presente en estatuas-menhir
situadas en la Beira Alta (vide infra) y en estelas con
tocado (vide infra, Captulo 7.2). Otros motivos, como el
vestido o coraza decorada en espina de pez de Ermida
o el elemento rectangular de las estatuas-menhir de
Chaves, Faioes, Boua, Muio de San Pedro y Tameirn,
se encuentran tambin en ejemplares situados al Sur del
Duero, expresando claras relaciones grficas entre las
tierras situadas a ambos lados de este sector del Duero.
Las referencias contextuales sobre estos ejemplares son
variadas (vide supra). Entre los datos ms llamativos
estn la situacin, segn referencias de los lugareos, de
la estatua-menhir de Boulhosa a los pies de un dolmen, o
el hallazgo de las estatuas-menhir de Chaves, Faioes y
Muio de San Pedro, esta ltima reutilizada como estela
funeraria en poca romana, enterradas en depsitos
aluviales. Tambin resulta interesante la situacin de las
estatuas-menhir de Vilar de Santos, Muio de San Pedro,
Chaves y Faioes junto a vas romanas cuyo trazado pudo
haber seguido, en estos casos. el de antiguas vas
tradicionales. Los lugares de Castro de Barrega, en el
bajo Tmega, y Cabeo da Mina, en el valle de Vilaria,
ofrecen datos adicionales de gran inters. En el primer
caso la estela se documenta en lo alto de un posible
poblado fortificado situado junto al Tmega, mientras en
el segundo encontramos un recinto formado por estelas
decoradas y lisas en lo alto de una gran colina situada en

201

pleno valle de Vilaria, en el que se encuentran tierras


conocidas por su fertilidad. La excavacin de Cabeo da
Mina indica que las estelas formaban parte de un recinto
que, al parecer, rodea la parte superior del cabezo y que,
segn sugiere la estratigrafa, fue realizada en un corto
perodo de tiempo (vide supra). Aparte de las estelas y
estructuras de sustentacin, la excavacin y prospeccin
superficial del lugar no documentaron otros materiales
arqueolgicos, lo que lleva a descartar el uso de este
lugar como hbitat (Sousa, 1996).
Varios son los aspectos que nos llevan a dos tpicos
mencionados con anterioridad: tradicin e interaccin. En
relacin con la tradicin hemos de mencionar el caso de
Boulhosa, hallado junto a un dolmen, y los de Boua y
Chaves, que reutilizan menhires flicos preexistentes. Por
otro lado, tanto el valle del Limia, en el que est situados
los ejemplares de Ermida y Vilar de Santos, el valle del
Tmega, en donde se sitan los de Muio, Chaves y
Faioes, como el valle de Vilaria, en donde encontramos
los ejemplares de Cabeo da Mina, Quinta do Couquinho
y Quinta de Vila Maior, constituyen importantes ejes
naturales de comunicacin entre la cuenca del Duero y el
NW (Sousa, 1996: 79; Jorge, S.O., 1990b: 206-207).
Adems, como demuestran las relaciones grficas entre
ejemplares situado en los dos mrgenes del Duero, este
ro no constitua una frontera, sino un nexo de
comunicacin entre ambas orillas. Por su parte, la
iconografa muestra relaciones grficas con la cuenca
media del Mio, en Lugo (vide supra), y con regiones
situadas al Sur del Duero.
La amplia distribucin de ciertos objetos incide en esta
idea, ya que, aunque la mayora fueron con probabilidad
producidos localmente, son los diseos formales y los
motivos los que sern adoptados como fruto de la
interaccin. Elementos como la cermica campaniforme,
los puales y las hachas planas de cobre ponen de
manifiesto el estrecho vnculo del Alto Minho portugus
y la cuenca del Tmega con las tierras gallegas situadas
al Oeste del ro Minho. La distribucin de estos objetos
muestra que la interaccin entre el Norte de Portugal y
esta regin gallega no slo pudo tener lugar a travs del
litoral, sino, especialmente, a travs de las cuencas del
Mio, Limia y Tmega. Tal y como ocurre en Galicia,
estas categoras de objetos escasean o son, de momento,
desconocidas en las tierras del interior de Tras-osMontes. La representacin de los collares en las estelas,
que hemos interpretado como gargantillas de tiras, est
presente en Minho y en el Alto Douro-/Tras-os-Montes,
mientras el referente metlico slo es conocido en el
Norte de Portugal en un caso, procedente de una cista
situada en la zona litoral de la regin de Braga (vide
supra). La distribucin de gargantillas de tiras en el
occidente gallego y en el sector NW del Norte de
Portugal reproduce la misma que ofrecen los
enterramientos con ajuar campaniforme metlico y/o
ptreo pero sin esta cermica decorada (Harrison, 1974;
Ruiz-Glvez, 1984a: Mapa 1), lo que, entre otros datos,
establece un estrecho vnculo entre estas dos reas

202

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

geogrficas. La escasez o ausencia de todos estos


materiales en la zona de Tras-os-Montes podra transmitir
una imagen de cierto aislamiento. No obstante, esta es la
regin en la que se documenta la casi totalidad de las
alabardas de cobre de tipo Carrapatas conocidas en la
Pennsula Ibrica (vide supra). Se repite aqu la situacin
inversa a la de las gargantillas de tiras y sus
representaciones, ya que las representaciones de
alabardas no se han documentado en esta zona, mientras
estn representadas en la estatua-menhir de Longroiva, al
Sur del Duero, la estela de Tabuyo en Len y en
abundantes afloramientos de la mitad occidental de
Galicia (vide supra e infra).
Adems de constatar la interrelacin entre diversas reas
de este sector peninsular, como ya hicieran otros
investigadores (p.e. Jorge, S.O., 1986: 944-945; 1988:
89-92; 1990b: 206-207; 1996/97: 82; Sanches, 1997:
231), es necesario aproximarse al poblamiento y contexto
socioeconmico de estas zonas para intentar entender las
condiciones en las que se produjo dicha interaccin y su
naturaleza, as como el papel de las estelas y estatuasmenhir en estos contextos.
Los datos sobre poblados de inicios de la Edad del
Bronce son escasos en las tres zonas tratadas: Alto
Minho, Tmega y Alto Douro/Tras-os-Montes oriental.
Esta escasez es llamativa ante la abundancia de poblados
documentados para la fase previa en el Tmega y en
Tras-os-Montes oriental, algunos de los cuales
presentaban cierta continuidad (Jorge, S.O., 1990b: 200201, 206; Sanches, 1997: 219-220; 2000: Quadro 1). En
el rea de Alto Douro/Tras-os-Montes oriental, zona en la
que se encuentran las estelas del valle de Vilaria, los
datos sugieren el abandono de muchos poblados mientras
unos pocos, concentrados en su mayora junto a los ros
Ta, Vilaria y Duero, continuarn siendo ocupados
(Sanches, 1997: 227, 2000: Quadro 1). Casi todos son
poblados en altura y estn vinculados a valles frtiles que
son relevantes zonas de paso en la regin. Se trata de
poblados con una ocupacin permanente que puede
alcanzar los finales del Bronce Inicial/inicios del Bronce
Pleno, segn indica la aparicin en ellos de cermica de
tipo Protocogotas (vide infra; Bettencourt, 1995: 111;
Sanches, 1997: 180-181, 227; Abarquero, 2005: 466).
Hay casos que de momento no presentan esta cermica,
como el poblado de Cemitrio dos Mouros, delimitado
por un muro, en altura y con amplia visibilidad sobre el
valle del Ta (Sanches, 1997: 277-278). Fue a los pies de
este poblado, en una hendidura de la roca, donde se
hallaron las dos alabardas de Abreiro (Bettencourt, 1995:
110 y nota 3). Por otro lado, hay asentamientos que no
presentan, de momento, una ocupacin precampaniforme,
como Fraga dos Corvos, situado en altura en las
estribaciones nor-occidentales de la sierra de Bornes, con
amplia visibilidad sobre la fosa de Macedo de Cavaleiros,
prolongacin septentrional de la de Vilaria (SennaMartnez, Ventura y Carvalho, 2005: figs. 1, 2 y Foto 1;
2007). Los datos recogidos en la reciente intervencin de
este sitio sugieren que se trata de un habitat permanente y

en l se documentan actividades agrcolas, ganaderas y


caza, as como indicios de metalurgia de bronce (SennaMartnez, Ventura y Carvalho, 2005: 74-75; 2007).
Aunque la mayora de los poblados estn situados en
altura, hay referencias que indican la existencia de
poblados con emplazamiento diferente, como
Passadouros, situado en pleno valle de Vilaria y muy
cercano a poblados en altura y al lugar de hallazgo de la
estela de Quinta de Vila Maior (Sanches, 1997: 227-228).
En el Alto Tmega, donde aparecen estatuas-menhir
como las de Faioes o Chaves, los datos son muy escasos
para esta fase del Bronce Inicial, pero sugieren una
dinmica poblacional similar. Hay poblados permanentes
de la fase anterior que son abandonados, mientras otros
continuan siendo ocupados, como Pastoria (cercano al
rea urbana de Chaves) o el de Castelo de Aguiar, situado
en el cercano valle de Corgo (Jorge, 1985; Sanches,
2000: Quadro 1). Se trata, una vez ms de poblados en
altura con una amplia visibilidad sobre los valles
aledaos.
M.J. Sanches ha sugerido que estos poblados eran
habitados por comunidades relativamente independientes
(Sanches, 1997: 231). Esto ser posible gracias dos
aspectos fundamentales. Por un lado, los poblados que
seguirn ocupados disponen en sus cercanas de una
amplia gama de recursos, entre los que destacan frtiles
vegas (Snchez, 2000: Quadro 1 y 142). En segundo
lugar, todo parece indicar que es especialmente a partir
del Calcoltico Final e inicios del Bronce cuando la
economa de produccin se establece de forma definitiva,
lo que constituye la culminacin de un largo proceso
iniciado mucho antes (Jorge, 1998b: 111; 2000a: 8-9;
Sanches, 1997: 228-231). Por otro lado, en la zona del
Tmega y Tra-os-Montes oriental la metalurgia del cobre
est bien documentada en varios yacimientos desde, al
menos, principios del III Milenio AC (Comendador,
1999: 33). Esta zona del Norte de Portugal es rica en
mineralizaciones de cobre fcilmente explotables, por
otro lado escasas o inexistentes en la zona de Minho y
Douro litoral (Van Schoor, 2003: 86-87). Este dato es de
gran inters, ya que, si valoramos nuevamente la
presencia de objetos metlicos innovadores en el Norte
de Portugal, stos estn especialmente presentes en la
mitad occidental, mientras en la oriental son escasos,
reducindose prcticamente a los depsitos de alabardas
de tipo Carrapatas (vide supra). Si a estos datos aadimos
las relaciones iconogrficas presentes entre estelas como
las del valle de Vilaria y la estela de Boulhosa, queda
explicitada entre el interior y el sector noroccidental una
interrelacin clara en la que quiz, entre otros, los
recursos mineros del interior jugaran un papel relevante.
En este sentido podra interpretarse la distribucin
occidental de los objetos aurferos, mientras, como en
Galicia, los placeres aurferos fcilmente explotables
durante la prehistoria de encuentran en el interior, en los
ros Sabor y Ta (Sanches, 1997: 229; Comendador,
1999: 13).

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


En este contexto se desarrolla, tanto en el interior como
en el sector occidental, otro proceso con precedentes en
una etapa anterior y que se prolongar a lo largo del II
Milenio AC: la diversificacin de los receptculos
funerarios, generalmente de carcter individual
(Bettencourt, 1997: 626). Teniendo en cuenta los
problemas de la atribucin cronolgica de muchos
contextos funerarios para el II Milenio AC del Norte de
Portugal (Bettencourt, 1997), es interesante considerar
algunos contextos que han sido atribuidos al Bronce
Inicial (Bettencourt, 1995: 110-111). Se documentan
cistas, con o sin tmulo, en el Alto Douro, en Tras-osMontes occidental y en Minho, aqu mayoritariamente sin
tmulo y formalmente relacionadas con las de
Pontevedra. Tambin se ha documentado la continuidad
en el uso de antiguos monumentos megalticos en Minho
(Bettencourt, 1995: 111), lo que no hay que descartar
para el Alto Douro, aunque, en general los tmulos son
muy escasos en el oriente de Tras-os-Montes (Sanches,
1996: 33). En los contextos funerarios se reproducen una
vez ms las asimetras geogrficas relacionadas con la
presencia y deposicin de objetos metlicos, ya que los
objetos
metlicos
innovadores
aparecern
mayoritariamente en contextos funerarios del sector
occidental, mientras en los de Tras-os-Montes oriental
este tipo de objetos no estn documentados
(Comendador, 1999: 24; vide supra). No obstante, los
depsitos de objetos de metal estn presentes en todo el
Norte de Portugal, formados preferentemente por hachas
en las tierras situadas al occidente del Tmega, mientras
en Tras-os-Montes los depsitos son patrimonio de las
alabardas (Comendador, 1999: 24; Van Schoor, 2003:
89-90).
En este contexto, las estelas del Norte de Portugal que
pueden ser atribuidas al Bronce Inicial tienen dos lecturas
diferentes, aunque complementarias. Por un lado, son un
referente ms de fenmenos como la intensificacin
econmica, la diferenciacin social y la interaccin interregional. No obstante, como en las zonas anteriormente
comentadas, estas representaciones nos remiten
nuevamente al mbito de la tradicin, aunque de una
manera ms implcita. Los escasos datos disponibles
sobre el entorno de algunas estelas nos llevan
nuevamente al mbito de los monumentos megalticos.
As lo sealan las referencias orales respecto a la pieza de
Boulhosa, en Minho (vide supra). Por otro lado, recientes
prospecciones en el valle de Vilaria han identificado una
serie de estructuras tumulares en puntos cercanos a
Cabeo da Mina y a Quinta de Couquinho. Cuatro de
estos tmulos aparecen agrupados y situados en la terraza
fluvial inferior en la margen derecha de la ribera de
Vilaria, a 3 km al Sur de Cabeo da Mina, tambin
situado en esta margen (Sousa, 1996: 88-89). Adems, en
un radio de 1 km de Cabeo da Mina se conocen dos
destacadas estaciones de arte rupestre, Poo da Moura y
el de Pedra Escrita de Ridevides (Sousa, 1996: 87),
grabados que han sido relacionados con la ocupacin
Calcoltica del valle (Sanches, 1997: 224). Estos datos
sugieren nuevamente la recurrente relacin entre estelas y

203

estatuas-menhir con el pasado, en este caso materializado


en tmulos y afloramientos rocosos con grabados que
flanquean el valle en el que las estelas sern implantadas.
Los nuevos smbolos estructurarn de forma explcita los
antiguos contextos, lo que se repite en otro tipo de
soportes posiblemente vinculados, en origen, a
monumentos megalticos, como muestra la laja de Vale
Juncal, hallada en el valle del Ta, en la que se graba una
alabarda de hoja triangular (Sanches, 1994). Como
veremos, esta relacin se repetir en las estatuas-menhir
de la Beira Alta transmontana (vide infra).
Si durante los inicios de la Edad del Bronce (ca. 22001700 AC) la informacin sobre poblados en muchas
zonas disminuye sensiblemente respecto a perodo
anterior, los datos para el Bronce Pleno (c. 1700-1200
AC) son muy escasos en casi todo el Norte de Portugal
(Jorge, S.O., 1990c: 228; Bettencourt, 1995: 111). En el
Alto Douro y Tras-os-Montes s se han documentado
ocupaciones que pueden ser situadas entre ca. 1750-1500
AC gracias al hallazgo de cermicas Protocogotas en
varios poblados en altura (vide infra). En uno de estos
poblados, el de Fraga dos Corvos en Macedo dos
Cavalheiros, se documentan cermicas de este estilo
meseteo junto a cermicas campaniformes puntilladas,
lo que indica la perduracin de este estilo campaniforme
en este sector del Norte de Portugal hasta bien entrado el
II milenio AC (Senna-Martnez, Ventura y Carvalho,
2007: 14). Esta perduracin no puede ser descartada para
la cermica campaniforme de otras estaciones del Norte
de Portugal. En el poblado de Pastoria, situado en el Alto
Tmega,
por
ejemplo,
aparecen
cermicas
campaniformes puntilladas geomtricas, variantes locales
y lisas, adems de martimo lineal (Jorge, S.O., 1986:
935-936, Est. CCIX; 2002: 37). En el poblado de Tapado
da Caldeira (Bajo Tmega) aparecen fragmentos de
puntillado geomtrico e inciso Ciempozuelos (Jorge,
S.O., 1980: 35, 48, Est X). Aunque estas cermicas
aparecen en posicin secundaria en un estrato reciente,
son testimonio de una ocupacin que pudo ser
inmediatamente anterior a las conocidas sepulturas en
fosa, datadas en el Bronce Final (Jorge, S.O., 1980: 32,
49).
Los primeros objetos de aleacin bronce-estao en el
Norte de Portugal son algunas hachas de tipo
Bujoes/Barcelos (Monteagudo, 1977). Este tipo de
hachas aparecen formando depsitos en diversos lugares
del centro y occidente del Norte de Portugal (RuizGlvez, 1984a: 557; Jorge, S.O., 1990c: 229). La
ausencia de objetos metlicos acabados en Tras-osMontes Oriental y Alto Douro reproduce un esquema
parecido al documentado durante el Bronce Inicial. Esta
regin interior del Norte de Portugal es la ms rica en
minerales, pero en ella se han documentado escasos
objetos metlicos atribuibles a los inicios de la Edad del
Bronce (vide supra). No obstante, los primeros
testimonios de fundicin de bronce se documentan en
Fraga dos Corvos (Tras-os-Montes oriental) en un
contexto que puede ser situado a finales del primer cuarto

204

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

del II milenio AC, es decir, en torno a c. 1850/1750 AC


(Senna-Martnez, Ventura y Carvalho, 2007: 15). Las
hachas Bujoes/Barcelos se suelen situar en los inicios
del Bronce Pleno (a partir de ca. 1700 AC) en funcin de
su similitud con hachas del mbito argrico (RuizGlvez, 1984a: 231-234). En el Sureste, la tumba de El
Argar 554, de una persona adulta, contena, entre otros
objetos, un hacha de esta morfologa con lados cncavos
y filo curvo desarrollado y un pual de remaches de
bronce. La datacin obtenida de una muestra de hueso
ofrece la fecha ms temprana en el SE para este tipo de
hachas y para la aleacin en bronce (Castro et alii,
1993/94: 82, 91-92; Montero, 1999: 352-353).
Otro elemento caracterstico de la primera mitad del II
milenio AC son las espadas, que en el NW peninsular
est representadas por la espada corta de Bartolomeu do
Mar (Braga), sin contexto conocido, y las espadas largas
de Moaa (Pontevedra), hallada en un monte, y Forcas
(Orense), hallada en el hipgeo de Tucela (vide supra).
En la estatua-menhir de Chaves hay un elemento
alargado que pende de un cinturn que podra ser
interpretado como posible espada envainada, por su
posicin y asociacin al emblema rectangular.
Aunque los datos son muy escasos, la dispersin de
estilos similares en objetos como las espadas y hachas en
diversos mbitos peninsulares y la representacin de
espadas en reas muy distantes de la Pennsula Ibrica
sugiere un ambiente de interrelaciones muy diversas
durante el Bronce Pleno (vide supra; vide infra). En el
Norte de Portugal en concreto, la iconografa de la
estatua-menhir de Chaves sugiere una estrecha
interaccin con el occidente de la Meseta Norte, aunque
esta relacin est mejor documentada en el Alto Douro y
Tras-os-Montes oriental a travs de la presencia de
cermica Protocogotas (vide infra). Por otro lado, la
dispersin de hachas tipo Bujoes-Barcelos sugiere una
estrecha relacin entre el Alto Tmega y el sector ms
occidental del Norte de Portugal. Estos datos indican que
el Alto Tmega, en donde se encuentran las estatuasmenhir de Muio, Faioes y Chaves, debi jugar un papel
clave como zona de transicin y contacto entre la cuenca
del Duero, el litoral norportugus y Galicia.
Por otro lado, los grabados de la pieza de Chaves
sugieren continuidad en el tiempo, no slo por la
reutilizacin de un menhir, como ocurre en Boua, sino
tambin por el recurso reiterado a este tipo de imgenes
ptreas. La visibilidad de estas imgenes contrasta con la
invisibilidad de los enterramientos en este sector del
Tmega durante la primera mitad del II milenio AC. Sin
embargo, en las tierras situadas al occidente del valle del
Tmega se han documentado diversidad de receptculos
funerarios de nueva construccin, como cistas con o sin
tmulo o tmulos sin estructura ptrea y fosas, adems de
la reutilizacin de antiguos monumentos (Cruz y
Gonalves, 1998/99; Fbregas y Vilaseco, 1998;
Bettencourt, 1995: 110-111; 1997). En general, lo que
caracteriza a los recintos funerarios de nueva

construccin atribuidos al II milenio AC es su pequeo


tamao, debido posiblemente a su condicin individual.
En muchas ocasiones estn agrupados y en algunos casos
integrados o cerca de las reas de habitacin
(Bettencourt, 1997: 622-623; Fbregas y Vilaseco, 1998:
202-203). Un aspecto relevante es la aparicin del ritual
incinerador, que desde comienzos del II milenio AC se
practicar junto a la inhumacin (Cruz y Gonalves,
1998/99: 11; Fbregas y Vilaseco, 1998: 200).
Uno de los aspectos que podramos resaltar de este
complejo panorama de datos relativos al Bronce Inicial y
Pleno de esta regin respecto a otras, es la coincidencia
de dos circunstancias. En primer lugar es una de las
regiones de la Pennsula Ibrica en la que registra mayor
densidad de estelas y estatuas-menhir. En segundo lugar,
se trata de una regin en la que se documenta gran
variedad de iconos, contextos y materiales que, por su
estilo, remiten a interrelaciones muy diversas. Esta
regin del Norte de Portugal, que abarca algunos sectores
del Sur de Galicia, se perfila como una zona de transicin
entre la fachada atlntica en el NW y el reborde SW de la
Meseta Norte (vide infra). A la distribucin de tipos
diversos de materiales arqueolgicos hemos de aadir la
distribucin de iconos y composiciones en las estelas y
estatuas-menhir, como el emblema rectangular o los
collares, que encontramos en la Beira Alta, cuencas del
Tormes y del Alagn (vide infra). Esta interaccin se
desenvuelve en el Norte de Portugal en un contexto de
poblamiento estable, de diversidad de recursos, de
riqueza mineral en el interior y de vas naturales de
comunicacin que, como las cuencas del Limia, Tmega
y Vilaria, juegan un papel fundamental en su
articulacin durante el Bronce Inicial y Pleno. La
variedad de receptculos funerarios y de iconografas en
las estelas y estatuas-menhir perfilan un panorama de
diversidad social a escala local y de escasa integracin
social a nivel regional.
Beira Alta (hasta el ro Coa)
La franja septentrional de la Beira Alta es parte de la
cuenca del Duero y comparte aspectos geogrficos con
Tras-os-Montes, situado al Norte de este ro. En la zona
que discurre hasta el ro Coa se han documentado cuatro
ejemplares que pueden ser atribuidos al Bronce Inicial y
Pleno: las estatuas-menhir de Nave 1 y 2, halladas en la
necrpolis megaltica de Cha das Lameiras, con
emblemas rectangulares, la segunda tambin con collares
y cinturn, la estatua-menhir de Alto da Escrita, con
collares y cinturn, y la de Longroiva, con emblema
rectangular, pual, alabarda y arco. Adems de las
evidentes relaciones grficas que existen entre ellas, estas
piezas incorporan iconos que encontramos en estelas y
estatuas-menhir del Cantbrico y NW de la Meseta
Norte, Sur de Galicia, Norte de Portugal (vide supra), el
SW de la Meseta Norte (vide infra) y la Alta
Extremadura (vide infra, Captulo 7.2).
Los contextos de estas piezas son desigualmente
conocidos. Longroiva aparece en el fondo de un valle

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


estructural que es la prolongacin meridional del valle de
Vilaria. Alto da Escrita aparece reutilizada en un muro
en una zona de altura por la que pasa una va romana y
desde la que se domina la cuenca baja del ro Tedo,
afluente del Duero. Las estatuas-menhir de Nave 1 y 2
aparecen en el Planalto da Nave, en el que nace la Ribeira
de Leomil (subsidiaria del Tedo), con una distancia entre
ellas de unos 3,5 km. Mientras la 1 parece estar in situ
delimitando la necrpolis de Cha das Lameiras por el SE,
la 2 apareci al NW de esta necrpolis reutilizada, y en
su entorno inmediato no se han registrado monumentos
megalticos. Todos estos ejemplares comparten una
distribucin estrechamente ligada a las vas naturales que
comunican la cuenca del Duero con el Alto Montego. No
obstante, existe una diferencia fundamental entre la fosa
de Longroiva y las Serras da Lapa y Nave, ya que,
mientras la primera es un fondo de valle de gran
potencialidad agrcola, las segundas son zonas en las que
el aprovechamiento estuvo ms restringido a pastos y
agricultura de tala y roza por la pobreza de sus suelos
(Cruz, 2001:226).
La documentacin ms completa sobre poblados ha sido
obtenida en prospecciones y excavaciones recientes
realizados en el marco de proyectos de investigacin
desarrollados en el Bajo Coa, que incluye la fosa de
Longroiva y la zona de Fornos de Algodres, situada al
Sur de la Serra da Nave, en el Alto Montego (Carvalho,
2003; 2004; Jorge, S.O., 1993; 1995a; 1998a; Jorge S.O.
y Rubinos, 2002; Jorge, V.O. et alii, 2003; Valera, 1995;
1997). Durante el Bronce Inicial el poblamiento de estas
dos zonas muestra un patrn similar que reproduce las
mismas estrategias del Calcoltico, aunque todo parece
indicar que el nmero de poblados disminuye respecto a
esta fase precedente (Valera, 1995: 138-139; 1997: 83;
Calvalho, 2003: fig. 3; 2004: fig. 29). Mientras durante el
Neoltico el poblamiento en estas zonas estaba vinculado
a las tierras elevadas dominadas por las necrpolis
megalticas, durante el Calcoltico y, definitivamente,
durante el Bronce Inicial/Pleno los poblados se
desvinculan totalmente de estos lugares para pasar a estar
en puntos intermedios entre los planaltos y los valles
(Carvalho, 2004: 215; Valera, 1995: 138-139). Los
poblados del Bronce Inicial tienden a estar situados en
lugares con amplia visibilidad sobre los valles que
estructuran la comunicacin regional, bordeando siempre
las zonas de altura (planaltos), asegurando de esta forma
una explotacin diversificada. Existen unos pocos
asentamientos localizados en zonas de valle, lo que
podra estar indicando cierta especializacin econmica
(Carvalho, 2004: 215; Valera, 1995: 136). La naturaleza
de los restos documentados en los poblados excavados
corroboran el carcter sedentario y/o permanente de sus
ocupaciones (Carvalho, 2004: 215; Jorge, S.O., 1993;
1995a y c; 1998a, b y c; Jorge S.O. y Rubinos, 2002;
Jorge, V.O. et alii, 2003; Valera, 1997) pero, a excepcin
de Castelo Velho, Castaneiro do Vento y Malhada, los
asentamientos no remontan su ocupacin a una fase
anterior (Carvalho, 2004: 215; Valera, 1995: 137).
Existen poblados en altura, abiertos la mayora- o con

205

recintos amurallados o estructuras monumentales -una


minora-, mientras en los valles slo se han registrado
unos pocos asentamientos abiertos (Valera, 1995; 1997:
80; Carvalho, 2004).
Gracias a las prospecciones realizadas en el marco de un
proyecto desarrollado en el Alto Paiva, que incluye la
Serra da Nave, se han documentado tres poblados que
pueden ser adscritos genricamente a la Edad del Bronce
(Cruz, 2001: Cuadro III y Mapa 1). Los tres estn
situados por encima de los 900 m de altitud, en la cuenca
alta del ro Paiva, en una zona de contacto entre la
plataforma ms elevada de la sierra, situada por encima
de los 1000 m. SNM., y el sector SE de la sierra, donde
sta va perdiendo altura. En la plataforma ms elevada de
la sierra se concentran gran cantidad de monumentos
megalticos, entre ellos el grupo de Cha das Lameiras, en
el que se documentaron las dos estatuas-menhir de Nave
y restos de un hbitat Calcoltico (vide supra). A
excepcin de este hbitat, los otros dos poblados
Calcolticos documentados presentan las mismas pautas
de emplazamiento que los del Bronce, adems de tratarse
ya de asentamientos permanentes (Cruz, 2001: 227). De
hecho, el Castelo de Ariz, con restos de muralla, es el
nico poblado que, de momento, presenta materiales que
responden a una secuencia de Calcoltico y Bronce (Cruz,
2001: Quadro III). Tanto este poblado como el de S.
Jorge estn situados en altura y tiene buena visibilidad en
su entorno.
De momento, no existen muchos datos para caracterizar
de forma detallada las costumbres funerarias de estas
poblaciones durante el II Milenio AC. Por un lado, en la
Serra da Nave y en la Cuenca del Dao se han
documentado reutilizaciones de antiguos dlmenes,
preferentemente de gran tamao, a travs de la presencia
de materiales datables en un Calcoltico Final y/o Edad
del Bronce (Cruz, 2001: 263-266, 318; Senna-Martnez,
1995a: 77-78). En Cha das Lameiras, por ejemplo, se
document una de estas reutilizaciones en el dolmen de
Orca das Seixas, en el que se depositaron dos vasos
campaniformes decorados, una punta palmela, un brazal
de arquero y un hacha de cobre sin perturbar el cierre de
condenacin original (vide supra; Kalb, 1990: 26; Cruz,
2001: 146; Valera, 1997: Quadro V). En la Beira Alta
tambin se construirn durante todo el II Milenio AC
tmulos de pequeo tamao, menos visibles, que
cubrirn pequeos receptculos como cistas o fosas
(Cruz, 2001: 266; 1995: 109; Fbregas, 1993a). Como
hemos comentado previamente, en Cha das Lameiras se
han documentado una serie de tmulos de pequeo
tamao que podran responder a esta frmula, aunque, de
momento, no se han excavado (vide supra).
Las estatuas-menhir de esta zona surgen en un contexto
de generalizacin de enterramientos individuales que son
cada vez menos visibles. Sin embargo estas imgenes
pblicas y permanentes aparecen, en el caso de Nave, en
una antigua necrpolis, todo lo que incide en dos ideas
fundamentales: visibilidad y tradicin. Los lugares de las

206

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estelas estn situados en zonas que comunican la cuenca


del Duero con el resto de la Beira Alta lo que, unido a la
informacin iconogrfica, nos lleva nuevamente a la
interaccin como un elemento clave para entender el
papel de las estatuas-menhir en estas sociedades.
A una escala de anlisis regional tanto la fosa de
Longroiva en el contexto del Bajo Coa como el valle del
Tedo y el Planalto da Nave forman parte de la cuenca del
Duero pero, a la vez, son zonas estrechamente ligadas al
Sur, a la Beira Interior y Litoral a travs de las cuencas
del Coa, Vouga y del Mondego. Ser precisamente en la
Beira Interior donde se documentan estelas con collares y
tocado, una estela con ancoriforme y espada, y estelas del
suroeste del modelo bsico que pueden ser datadas en el
Bronce Pleno y Final (vide infra, Captulos 7.2, 7.3 y
7.4). Pero la zona de la Beira que tratamos tambin
presenta elementos en comn con el occidente de la
Meseta Norte especialmente durante finales del Bronce
Inicial e inicios del Bronce Pleno, lo que queda
atestiguado a travs de la presencia de cermica Cogeces
en esta zona y de estatuas-menhir atribuidas al Bronce
Inicial y Pleno (Nave 1 y Atades) con iconografa
similar a las que aparecen en la cuenca del Tormes
(Tremedal y Valdefuentes) atribuidas al Bronce Pleno
(vide infra). Pero las estatuas-menhir atribuidas al Bronce
Inicial situadas en este sector septentrional de la Beira
Alta tambin presentan estrechas relaciones grficas con
ejemplares situados al Norte del Duero, en el NW de la
Meseta Norte, valle de Vilaria, Tmega y Alto Minho
(vide supra).
La reproduccin de motivos e incluso de convenciones
similares en ambas zonas sugiere una interrelacin clara
vinculada, al menos, a un sector de la poblacin
socialmente destacado. No obstante, los restos
arqueolgicos que pudieran indicar interrelacin con
otras zonas son muy limitados. Durante el Calcoltico
Final e inicios del Bronce Inicial, por ejemplo, los
testimonios de cermica campaniforme estn presentes,
aunque son muy escasos, en el Bajo Coa, Serra da Nave y
cuenca del Mondego (Jorge, S.O., 2002: Est VII; Cruz,
2001: 146; Valera, 1997). Los objetos de metal (incluido
el oro) relacionados con el Calcoltico Final y el Bronce
Inicial son, de momento, extremadamente escasos
(Valera, 1997: 81-82, quadro 5; Jorge, S.O., 1990c: 219;
1993: 187-188). En este sector de la Beira se conocen
contados elementos de orfebrera, pero no gargantillas, y
algunas hachas planas. No se han documentado, de
momento, alabardas, y como ejemplar nico se conoce la
espada corta de Pinhal de Melos, de cobre arsenical,
hallada entre afloramientos rocosos de las estribaciones
ms meridionales de la Serra da Lapa, en el Alto
Mondego (Pao y Ferreira, 1957: 357-364). A esto hay
que aadir que por ahora no existen indicios claros de
metalurgia en la regin hasta el Bronce Final (Carvalho,
2003: 268; Valera, 1997: 81-82). Tampoco es una regin
rica en mineral de cobre u oro, por lo que se ha sugerido
que ste fuera importado (Valera, 1997: 82). En este
sentido habra que sealar los recursos de Tras-os-

Montes, Alto Douro (vide supra) o los recursos minerales


variados (incluidos cobre y oro) que existen en el distrito
de Guarda (Van Schoor, 2003: 87).
A pesar de la inexistencia de documentacin para
actividades metalrgicas, los datos recuperados en
recientes excavaciones en el Bajo Coa sealan la
continuidad de un proceso de intensificacin econmica
documentado durante el III Milenio AC. Los referentes
para estas actividades econmicas son estructuras de
almacenamiento para cereales y leguminosas, restos de
ovicpridos, bvidos y suidos, as como abundantes pesas
de telar (Carvalho, 2004: 216-217; Jorge, S.O., 1993:
196-197; 1998a; Jorge S.O. y Rubinos, 2002).
Las estatuas-menhir de esta zona se crearon en un
contexto de aprovechamiento econmico intensivo y
diversificado, de una ocupacin permanente del territorio
concretada en lugares de diversa naturaleza, de
sociedades que, segn indican contados artefactos y la
iconografa, interactuaban con regiones vecinas como
Tras-os-Montes, Beira Alta y Litoral y la Meseta Norte.
stos son procesos que se caracterizan por la
continuidad, ya que estn documentados de forma
particularmente evidente a partir del Calcoltico (Cruz,
2001: 317-320; Valera, 1994: 164-169; Jorge, S.O., 1993;
1998a; 2002; Jorge, S.O. y Rubinos, 2002). Por tanto, ya
durante el Calcoltico las relaciones sociales de estas
poblaciones estaban imbricadas en una red de contactos
que, con el tiempo, tratndose de zonas de contacto, hizo
necesario el recurso a imgenes relacionadas con los
ancestros que ocasionalmente eran situadas en mbitos
funerarios antiguos con el objeto de asegurar,
probablemente, la reproduccin de la organizacin social
tradicional.
Occidente de la Meseta Norte: La cuenca del Duero entre
el Bajo Coa y el Bajo Tormes
Este sector es la prolongacin oriental de la franja
septentrional de la Beira Alta, jalonada de W a E por los
ejemplares de la Serra da Nave (Moimenta da Beira)
Nave 1 y 2, la estela de Alto da Escrita y la de Longroiva
(Meda) (vide supra). El lmite oriental de esta franja es el
valle del ro Coa, la prolongacin meridional del valle de
Vilaria, situado al norte del Duero. En el valle de
Vilaria se encuentran, de Norte a Sur, la estacin de
Cabeo da Mina, con ms de una veintena de estelas
decoradas, la estela de Quinta de Couquinho y la de
Quinta de Vila Mayor (vide supra).
Al oriente del valle del Coa se extiende el reborde
occidental de la penillanura nor-mesetea, surcada por
varios ros que desembocan en el Duero. Al ro Coa, el
ms occidental de este sector, le siguen hacia el Este el
Aguiar, el gueda, el ro Yeltes y el ro Tormes. En este
sector se conocen dos estatuas-menhir situadas en las
cuencas bajas de los ros Aguiar, la de Atades, y del
Tormes, la de Tremedal (ver fig. 129). La iconografa de
estas piezas permite situarlas en la primera mitad del II
milenio AC. Concretamente, para Atades se propone

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


una cronologa situada entre 1900-1600 AC y para
Tremedal un perodo entre 2000/1800-1600/1500 AC
(vide supra).
Para las estatuas-menhir de Atades y Tremedal esto
supone un desarrollo ligeramente posterior a las
anteriores, pero claramente solapado. El solapamiento
podra indicar contemporaneidad o continuidad en el
tiempo, como expresara la reproduccin de una
vestimenta ya conocida en los ejemplares occidentales.
La introduccin de una espada en la iconografa es el
elemento diferenciador que, segn los contextos
anteriormente analizados, puede ser interpretado en clave
social pero tambin cronolgica (vide supra; vide infra).
La similitud entre las estatuas-menhir de Atades y
Tremedal es muy estrecha y va ms all de lo formal.
Ambas aparecieron junto a fuentes naturales de agua,
aguas termales en el caso de Tremedal (Lpez Plaza,
Sevillano y Grande, 1996: 295). Antes de ser removida,
la estatua-menhir de Atades estaba semienterrada en el
subsuelo sobresaliendo unos 50 cm, lo que no es mucho
si tenemos en cuenta que la pieza mide ms de tres
metros (Vilaa et alii, 2001: 72). Las dos piezas estn
situadas en cuencas fluviales en un entorno llano de
amplia visibilidad. Los terrenos envolventes de Atades
se caracterizan por la potencialidad agrcola. Tremedal
est situado en el entorno paleozoico de la penillanura, en
terrenos de menor potencialidad agrcola pero bastante
aptos para el cultivo y la ganadera (Delibes y Santonja,
1986: 136). Este emplazamiento es el mismo que
muestran piezas como Longroiva o las estelas del valle
de Vilaria, todas ellas situadas en reas de alta
potencialidad agrcola (vide supra). Un ecosistema
diferente es el que encontramos en las estatuas-menhir de
Nave 1 y 2, situadas en un entorno serrano de suelos poco
potentes que admiten una explotacin de pastos y
cultivos de tala y roza (Cruz, 2001).
Para abordar el poblamiento durante la primera mitad del
II milenio AC en la zona comprendida entre el bajo Coa
y el bajo Tormes, contexto en el que se sitan las
estatuas-menhir de Atades y Tremedal, es necesario
recurrir a los datos recuperados en las recientes
excavaciones realizadas en los yacimientos de Fraga dos
Corvos, en la Sierra de Bornes, al norte del valle de
Vilaria (Senna Martnez, Vertura y Carvalho, 2005;
2007), Castelho Velho (Jorge, S.O. 1993; 1998a; Jorge,
S.O. y Rubinos, 2002) y Fumo (Carvalho, 2004), en el
bajo Coa. Estos tres sitios arqueolgicos presentan
ocupaciones que pueden ser situadas en la primera mitad
del II milenio AC.
El sitio de Fumo es un yacimiento de unos 800 m2 de
extensin que est situado en un espoln en el reborde
septentrional del planalto de Almendra, en una posicin
destacada sobre el valle del Bajo Coa (Carvalho, 2004).
La excavacin de un rea del poblado ha revelado nueve
fosas de poca profundidad, un basurero, dos hogueras,
dos agujeros de poste y abundante barro de

207

revestimiento. Entre la cermica decorada recuperada


existen decoraciones tpicas del Calcoltico Inicial,
Bronce Inicial/Pleno de la regin, adems de dos
fragmentos pertenecientes a un nico vaso globular con
decoracin tipo Cogeces (Carvalho, 2004: fig. 24). Dos
dataciones radiomtricas obtenidas de restos seos del
basurero13 y de un contexto relacionado con una de las
hogueras14 sitan la ocupacin del sitio a inicios del II
milenio AC, entre c. 1939-1911 cal AC (Carvalho, 2004:
211).
En el Bajo Coa tambin est situado el poblado de
Castelo Velho, en Freixo do Numao (Jorge, S.O., 1993;
1995a; 1998a). Este sitio ha sido interpretado como
lugar monumentalizado en funcin de su localizacin
topogrfica de altura y gran visibilidad, estructuras
ptreas, como taludes y recintos, y diversidad de
actividades desarrolladas en su interior (Jorge, 1993;
1998). Su ocupacin es prolongada en el tiempo,
desarrollndose entre c. 3000 AC hasta c. 1300 AC
(Jorge, S.O. y Rubinos, 2002: 84). Como sugieren la
estratigrafa y las fechas de C14, la ocupacin del cabezo
se desarroll de forma continuada (Jorge, S.O. y Rubinos,
2002: 95-96). La tercera y ltima fase de ocupacin del
cabezo, el nivel 2, se desarrolla entre c. 2000-1300 AC
(Jorge, S.O., 2002: 85, 94). A esta fase se atribuyen una
serie de reformas o alteraciones del monumento central
del lugar, construido a inicios del III milenio AC con
barro y piedras. Aunque la estructura esencial del edificio
es respetada y reforzada, se destruyen algunas estructuras
y se construyen otras. Es en este nivel 2, que corresponde
a la Fase 3, en el que se documenta cermica de estilo
Protocogotas. En la zona en la que se documenta esta
cermica se recogi, en un rea de combustin del mismo
nivel, una muestra de carbn que ofrece una datacin de
inicios del II milenio AC15 (Jorge y Rubinos, 2002: 92).
A estos datos hay que aadir el hbitat de Fraga dos
Corvos, en Macedo de Cavalheiros, Tras-os-Montes
Oriental, pocos kilmetros al Norte del valle de Vilaria.
Este poblado est situado en un espoln en las
estribaciones NW de la Sierra de Bornes, disponiendo de
gran visibilidad. En un sector de yacimiento se han
documentado hasta ahora los restos de 5 cabaas que,
segn los indicios, fueron construidas con postes de
madera, arcilla y entramado vegetal. En un caso, la
Cabaa 1, se document un suelo empedrado. Tambin
se document un abrigo con varios pisos de ocupacin
superpuestos y con una estructura de cierre. Este poblado
ofrece varios aspectos de gran inters. Por un lado, en las
cinco cabaas se han documentado cermicas decoradas
de estilo campaniforme puntillado y de estilo
Cogeces-Protocogotas, lo que indica su coincidencia en
el tiempo (Senna-Martnez, Ventura y Carvalho, 2007:
14). Adems, en las cabaas 4 y 5, de mayor tamao, se
documentaron reas de fundicin (Senna-Martnez,
13 Gif-99077, 356070 BP, 2129-1693 cal AC 2 .
14 Gif-99076, 358070BP, 2135-1743 cal AC 2 .
15 ICEN-885, 3570100 BP, 2199-1682 cal AC 2 .

208

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Ventura y Carvalho, 2007: 2, 4-5). El anlisis realizado


sobre una gota de fundicin de la Cabaa 4 revel que se
trata de una aleacin cobre-estao, es decir, bronce
binario (Senna-Martnez, Ventura y Carvalho, 2007: 2),
lo que pone en evidencia no slo la antigedad de la
aleacin de bronce en la zona, sino tambin el carcter
domstico de esta metalurgia. A falta, de momento, de
dataciones radiomtricas, los autores del estudio
proponen una cronologa de finales del primer cuarto del
II milenio AC para el desarrollo del poblado, es decir, en
torno a c. 1850/1750 AC (Senna-Martnez, Ventura y
Carvalho, 2007: 15). Desde un punto de vista econmico
los restos lticos sugieren el desarrollo de agricultura,
dada la existencia de numerosos elementos de hoz, y los
restos seos animales una ganadera de ovicpridos y
suidos (Senna-Martnez et alii, 2007: 14).

Abordar el poblamiento del sector que discurre entre el


bajo gueda y el bajo Tormes, cuencas en las que se
emplazan las estatuas-menhir de Atades y Tremedal, en
torno a la primera mitad del II milenio AC es difcil por
la escasez de datos disponibles. La informacin que
hemos comentado hasta ahora sobre la regin ms
cercana de Portugal puede ser de ayuda porque comparte
aspectos en comn con el sector gueda-Tormes,
algunos tan significativos como la existencia de cermica
Protocogotas o la de estatuas-menhir con iconografas
estrechamente relacionadas. No obstante, hay que tener
en cuenta que aunque tanto el sector portugus como el
salmantino comparten, como veremos, un especial estatus
como zonas de transicin o de contacto (vide infra), son
ecosistemas diferenciados, por lo que el poblamiento ha
de ser necesariamente diferente.

Estos sitios ilustran muy bien las pautas de poblamiento


que se generalizan en este sector de la Beira, Alto Douro
y Tras-os-Montes Oriental a partir de c. 2200 AC (vide
supra). El nmero de asentamientos disminuye
sustancialmente (Carvalho, 2003: Fig. 3; 2004: Fig. 29;
Sanches, 2000: Cuadro 1). Unos pocos sitios continan
siendo ocupados. Lugares excepcionales como Castelo
Velho, en Freixo do Numao, con estructuras ptreas,
estratigrafas y dataciones radiomtricas, indican una
ocupacin permanente y continua del sitio a lo largo de
ms de un milenio (Jorge, S.O. y Rubinos, 2002).
Igualmente, algunos asentamientos situados al Norte del
Duero con ocupacin calcoltica presentan cermicas de
estilo Protocogotas, lo que ha sido interpretado como
indicio de permanencia (Bettencourt, 1995: 111; Sanches,
1997: 180-181, 227). Poblados como Fumo o Fraga dos
Corvos presentan ocupaciones breves desde un punto de
vista arqueolgico. No obstante, los datos sugieren que
no son ocupaciones estacionales, sino permanentes, de
varios aos de duracin. La presencia significativa de
bvidos domsticos (Bos taurus) en el poblado de Fumo
apuntan en este sentido (Carvalho, 2004: 215-216).
Tambin las estructuras y actividades documentados en
Fraga dos Corvos sugieren una ocupacin permanente del
lugar que se pudo prolongar durante varios aos. En este
lugar se ha documentado la superposicin de estructuras
y por los datos publicados hasta el momento, parece que
no existen discontinuidades entre ellas (Senna-Martnez
et alii, 2007: 4-5), lo que fortalecera la hiptesis de la
permanencia.

Lo que sabemos del sector bajo gueda-bajo Tormes es


que, como en el sector portugus, el nmero de
yacimientos disminuye significativamente durante el II
milenio AC (Santonja, 1991: 24). En este sector se
conocen tres hbitats calcolticos en los que se han
documentado cermicas Protocogotas (Santonja, 1991:
24-25 y Fig. 3; Lpez Plaza, 1991: 55). Las referencias
publicadas son muy escuetas en general. El poblado de
Peamecer, en Villarmayor, est situado a poco ms de
20 Km. en lnea recta hacia el Este del pueblo de
Tremedal. Este sitio, situado en un cerro sobre la ribera
de Valmuza, afluente del Tormes, presenta una
prolongada ocupacin que parece extenderse desde el
Calcoltico Pleno hasta la Edad del Bronce, como sugiere
la presencia de cermica de estilo Protocogotas (Lpez
Plaza, 1991: 55). Su situacin junto a la cuenca
sedimentaria del Tormes es similar a la de Tremedal y la
de otros poblados con cermicas Protocogotas de
Salamanca (ver fig. 129).

La informacin disponible para las zonas portuguesas de


Tras-os-Montes, Alto Douro y Beira trasmontana indica
que la mayora de los sitios estn situados en puntos
intermedios entre las tierras altas y los valles, en
emplazamientos con amplia visibilidad y control sobre
los valles que constituyen las principales vas de
comunicacin (Sanches, 1997: 227; 2000: Cuadro 1;
Carvalho, 2003: Fig. 3; 2004: Fig. 29). No faltan, sin
embargo, asentamientos en zonas de valle que
posiblemente respondan a una especializacin econmica
(Sanches, 1997: 227-228; Carvalho, 2004: 215).

Los sitios arqueolgicos de Tras-os-Montes, Alto Douro,


Beira trasmontana y Salamanca comentados revelan
varios aspectos interesantes para la contextualizacin e
interpretacin de las estelas y estatuas-menhir de estas
zonas.
Por un lado, es interesante la ocupacin continuada o
reiterada de algunos yacimientos. La continuidad ha
podido ser corroborada con abundantes datos en el caso
de Castelho Velho (Jorge, S.O. y Rubinos, 2002), un
yacimiento excepcional por eta y otras razones (vide
supra). En otros sitios del Alto Douro o Salamanca, como
Peamecer, la informacin se limita a constatar
ocupaciones calcolticas y la presencia de cermica
Protocogotas, sin que sepamos ms sobre la relacin
entre dichas ocupaciones (vide supra). Segn un reciente
anlisis de M. J. Sanches en Tras-os-Montes para
poblados del III milenio AC, algunos de los cuales
presentan ocupaciones posteriores, la ocupacin de un
poblado pudo durar entre 20 y 50 aos, tras los que la
poblacin se trasladara para ocupar un lugar no muy
alejado (Sanches, 2000: 136-137, figs. 4.2 y 5). Es
posible que este modelo de ocupacin alternante, rotativa

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


y recurrente de lugares en un mismo territorio sea
aplicable a algunos sitios que presentan ocupaciones
durante el II milenio AC, aunque en algunos casos las
ocupaciones fueran inferiores a 20 aos.
Por otro lado llama la atencin la perduracin de estilos
cermicos antiguos durante el II milenio AC. La
cermica campaniforme puntillada aparece junto a

209

cermicas de estilo Protocogotas en los mismos contextos


arqueolgicos en el yacimiento de Fraga dos Corvos, al
Norte del valle de Vilaria (Senna-Martnez, Ventura y
Carvalho, 2007). En el poblado do Fumo aparecen
cermicas de estilos tpicos del Calcoltico Inicial junto a
cermicas con formas y decoraciones del Bronce Pleno,
como las de estilo Protocogotas (Carvalho, 2004: 210).

Figura 129: Distribucin de yacimientos con cermica Protocogotas, estelas y estatuas-menhir en el sector SW de la Submeseta Norte. Estelas y estatuasmenhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno c. 2200/2000-1500/1200 AC (1, Marco; 2, Cabeo da Mina; 3, Quinta de Couquinho; 4, Quinta de Vila Mayor;
5, Alto da Escrita; 6, Longroiva; 7, Nave 1y 2; 8, Atades; 9, Tremedal; 10, Valdefuentes; 11, Segura de Toro; 12, Guarda; 13, Ciudad Rodrigo I; 14,
Ciudad Rodrigo II; 15, Agallas; 16-20, Cerezal I y II, Riomalo, Arrocerezo, Cambrocino; 21, Robledillo de Gata; 22, Hernn Prez I-VII). (Distribucin
cermica Protocogotas segn Esparza, 1990: 115; Santonja, 1991: Fig. 3; Lpez Plaza, 1991: 55; Bettencourt, 1995: 111; Coixao, 2000: 113-114;
Perestrelo, 2001: Nota 3; Carvalho, 2004; Abarquero, 2005: Figs. 15 y 103; Senna-Martnez, Ventura y Carvalho, 2007).

Finalmente, la distribucin de estatuas-menhir con


iconografa similar y de cermica de estilo Protocogotas
sugieren una estrecha relacin entre estas zonas de Trasos-Montes, Alto Douro, Beira Trasmontana, Bajo
gueda y Bajo Tormes, que estaran conectadas en virtud
de su situacin junto al Duero, la principal va de
comunicacin de la zona. Las estatuas-menhir del sector
beirano de Nave 1 y 2 o de Longroiva, a las que
atribuimos cronologas de entre c. 2200-1700/1500 AC
(vide supra), presentan similitudes claras con las de
Atades y Tremedal, que por su iconografa pueden ser
situadas entre c. 2000/1800-1600/1500 AC (vide supra).
Por otro lado, dataciones radiomtricas y contextos
arqueolgicos datan la presencia de cermica
Protocogotas en esta zona a partir de c. 1900/1750 AC
(vide supra).
Todo lo anterior sugiere que el Norte de la Beira Alta
interior y el sector NW de Salamanca interactuaron de
forma intensa durante la primera mitad del II milenio AC.
Adems, los datos sugieren que la interaccin entre Trasos-Montes oriental y la cuenca media del Duero se
desarroll a travs de estas zonas. En este contexto, el
NW de Salamanca fue una zona de contacto entre la
cuenca media del Duero y la Beira Interior, como

tambin sugiere la espada de Castelo Bom (vide supra).


Pero tampoco hay que olvidar que la similitud que
guardan las estatuas-menhir de Atades y Tremedal con
la de Valdefuentes, situada en el Sur de Salamanca,
indica que las poblaciones del NW y del SE de
Salamanca mantuvieron una estrecha interrelacin.
En algunas ocasiones se ha reflexionado en torno a la
existencia de la franja o raya beirana como lnea
fronteriza o frontera cultural durante el II milenio a.C.,
que en la zona septentrional tendra un marcado aire
meseteo (p.e. ver Vilaa et alii, 2001: 80). Esta es una
franja que forma parte de una zona de contacto an ms
amplia y que engloba el reborde occidental de la Meseta
en todo su recorrido de Norte a Sur. Como seal S.O.
Jorge hace unos aos, la mayora de las estelas y
estatuas-menhir de la Pennsula Ibrica estn situadas en
este reborde en el que hay diversidad de recursos y a
travs del que discurren interrelaciones diversas con otras
zonas gracias a su permeabilidad (Jorge, S.O., 1990b y c;
2000b). Como sugieren las estelas y estatuas-menhir de
otras zonas peninsulares, el recurso a este tipo de
imgenes es recurrente en poblaciones que se encuentran
en este tipo de regiones y que mantienen interrelaciones
diversas con zonas adyacentes. En este contexto, el sector

210

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

situado entre el gueda y el Tormes presenta estrechos


vnculos con la Beira Interior septentrional, formando
parte de esta zona permeable y de contacto durante el II
milenio AC (vide infra).

monumentos se han documentado aislados en Labiada


das Touas, agrupados en Pousadao, Paula Grande, Vale
Velho, etc.. o en zonas donde hay monumentos mas
antiguos, como en Rapadouro 2 y Cista dos Juncais, etc.

La existencia de imgenes como las de Atades y


Tremedal en las riberas de Aguiar y el bajo Tormes
sugiere una dinmica social interna similar imbricada en
la estrecha interaccin que mantienen estas zonas.
Lamentablemente, es muy difcil aproximarse a la
dinmica social interna ya que, si los datos sobre
asentamientos son escasos, los relativos al mbito
funerario son prcticamente inexistentes para este
perodo que discurre entre c. 2000-1500 AC.

En las zonas en las que se sitan las estatuas-menhir de


Atades y Tremedal no se conocen monumentos
megalticos o pequeos tmulos como los descritos, pero
se encuentran relativamente prximas, de 10 a 30 km., de
las agrupaciones megalticas. Las estructuras megalticas
del entorno de Lumbrales, al Este del ro gueda, son las
ms prximas a la zona de Atades (Kalb, 1990: fig. 1),
mientras los dlmenes de Casa del Moro, Sahelicejos, La
Casa de los Moros o el grupo de Villarmayor son los ms
cercanos a Tremedal (Delibes y Santonja, 1986: Fig. 1;
Daz-Guardamino, 1997).

Una zona cercana que ofrece datos sobre las costumbres


funerarias de este perodo es el sector central de la Beira
Alta, situado entre las cuencas del alto y medio Mondego
al Sur y el Duero al Norte. En este sector, rico en
megalitismo
clsico, se han documentado
reutilizaciones tardas de antiguos monumentos
megalticos de grandes dimensiones. Muchas de estas
reutilizaciones han sido situadas en el Calcoltico Final e
inicios de la Edad del Bronce por la presencia de
materiales campaniformes, como ocurre en Orca de
Seixas, cercana a la estatua-menhir de Nave 1, en Cha
das Lameiras, Serra da Nave (Cruz, 2001: 264-266; vide
supra). Las nicas dataciones radiomtricas disponibles
sitan la reutilizacin de Arquinha da Moura, en Tondela,
Viseu, entre 2292 y 1834 cal AC (Cruz, 2001: Cuadro
67). Por otro lado, en la plataforma del Mondego se han
documentado varias reutilizaciones que son atribuidas
genricamente a un Bronce Pleno (Senna-Martnez,
1994b: 24-26; Senna-Martnez, Lpez Plaza y Hoskin,
1997: Cuadro 1). En esta zona central de la Beira Alta
tambin se ha documentado la construccin de pequeos
tmulos, normalmente agrupados, que cubren cistas o
fosas abiertas en el substrato (Cruz, 2001: 266-270, 320).
De momento las dataciones de C14 sitan la construccin
de la mayora de estos monumentos en una fase tarda o
final de la Edad del Bronce (Cruz, 2001: Grfico 31). No
obstante, las dataciones de los tmulos 1 y 2 de Serra da
Muna (Viseu) se sitan entre 2137-1963 cal AC. Aunque
se cree que la construccin de este tipo de monumentos
se desarroll a lo largo de toda la Edad del Bronce, no
existen de momento dataciones radiomtricas que se
siten entre 1963-1411 cal AC (Cruz, 2001: 267-268). En
este momento se situara el grupo tumular de Pousadou,
con gran diversidad formal en las cistas y artefactos que
permiten situar su uso en un momento intermedio de la
Edad del Bronce (Cruz, 2001: 321).
Los restos de cenizas y carbones recogidos en algunas de
estas sepulturas sugieren la existencia de un incipiente
ritual incinerador ya a inicios e la Edad del Bronce. El
monumento 2 de Serra da Muna, por ejemplo, presenta
una incineracin despus cubierta por un tmulo. En
algunas cistas se depositaran apenas algunos restos
mortuorios, en otros nicamente la deposicin de
artefactos (Cruz, 2001: 321). En el Alto Paiva este tipo de

Slo dos de estos monumentos, Casa del Moro en


Gejuelo del Barro y el dolmen de Villarmayor, ambos en
el bajo Tormes, presentaban material de usos tardos, en
concreto campaniforme, campaniforme inciso y pual de
lengeta respectivamente (Delibes y Santonja, 1986: 78;
Lpez Plaza, 1991: Nota 20). Muchos de estos dlmenes
fueron objeto de excavaciones antiguas y slo una
minora fueron excavados en poca reciente, lo que ha
podido influir en el tipo de material arqueolgico
recuperado. De cualquier forma, la vigencia del
campaniforme en la Meseta Norte puede ser llevada, de
momento, hasta c. 2000/1900 AC, y por ahora no se han
documentado restos cermicos que indiquen usos ms
tardos de dlmenes, como s ha sido registrado en el alto
Tormes (Esparza, 1990: 115; vide infra).
Es muy posible que a medida que la investigacin avance
en este sector situado a lo largo del Duero, entre el bajo
Coa y el bajo Tormes, se documenten estructuras
funerarias alternativas, pequeos tmulos o tumbas
planas, como se conocen en la Beira Alta o en otras zonas
de la Meseta para el perodo que discurre entre c. 2000 y
1500 AC (vide supra; Blasco, 1997). Por ahora, como
vemos, se sabe muy poco de las formas de vida y de los
rituales funerarios de las poblaciones que ocuparon las
zonas en las que se hallaban las estatuas-menhir de
Atades y Tremedal. Recurrir a datos de zonas aledaas
nos permite nicamente contemplar un amplio abanico de
posibles comportamientos que pudieron formar parte de
los escenarios en los que se gestaron y cumplieron su
papel estas imgenes.
Con todo, algunos datos nos permiten argumentar que el
recurso a este tipo de imgenes en este sector del Duero
tuvo lugar en un contexto de incipiente interaccin con
otras zonas. Adems de compartir un emplazamiento
similar junto a fuentes de agua y de estar situadas junto a
afluentes del Duero, las piezas de Atades y Tremedal
comparten claras similitudes en su iconografa, lo que
indica la existencia de una estrecha relacin social entre
estas zonas. Las similitudes iconogrficas con piezas ms
occidentales de la Serra da Nave o con la estatua-menhir
de Valdefuentes, en la zona de Bjar, revela que las

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


poblaciones de estas zonas se relacionaron entre s a lo
largo de la primera mitad del II milenio AC. Por otro
lado, la dispersin de cermicas de estilo Protocogotas en
estas zonas muestra que interactan con la cuenca del
Duero con especial intensidad a partir de c. 1900/1750
AC (vide supra; ver fig. 129).
Margen izquierda del Alto Alagn
La cuenca del Alagn es una de las vas naturales de
comunicacin ms relevantes entre las cuencas del Duero
y del Tajo. El Alto Alagn y sus afluentes constituyen
una zona de transicin fundamental entre ambas cuencas,
pero las diferencias orogrficas entre sus dos mrgenes
favorecieron el desarrollo de distintos ejes de
comunicacin hacia la cuenca del Duero. En este tramo
alto el Alagn discurre a los pies de las estribaciones
meridionales de la Sierra de la Pea de Francia, por lo
que la va natural de comunicacin entre las dos Mesetas
discurre en direccin SW-NE, entre el ro Alagn y las
estribaciones de la Sierra de Bjar, en su margen
izquierda. En su margen derecha el paisaje que surcan los
afluentes del ro Alagn est compuesto por los
accidentados valles de la comarca de Las Hurdes, que
comunican el SW salmantino con la Alta Extremadura.
Las poblaciones de la margen izquierda del Alto Alagn
favorecieron los contactos con la cuenca del Duero a
travs del ro Tormes, como sugieren las afinidades
iconogrficas de las estatuas-menhir de Valdefuentes,
Tremedal, Atades y Nave 1. Por otro lado, las estelas de
la comarca de Las Hurdes sugieren una estrecha
interaccin con zonas como las estribaciones orientales
de la Serra de Estrela (Beira Interior) o el valle del ro
gueda (vide infra, Captulo 7.2).
Las estatuas-menhir de Valdefuentes de Sangusn
(Salamanca) y Segura de Toro (Cceres) se localizaron
en las cuencas de los ros Sangusn y Caparro. Ambos
ros nacen en el entorno de la Sierra de Bjar y son
afluentes de ro Alagn por su izquierda. Valdefuentes se
hall en una rea deprimida y sedimentaria situada a unos
6 Km. al norte del ro Sangusn. Segn sealan sus
publicadores, la zona presenta una posicin dominante
sobre el ro Sangusn (Santonja y Santonja, 1978: 19). La
estatua-menhir de Segura de Toro se hall en el Collado
Melchor, al pie de la Sierra de las Cruces Altas, en su
cara NW. Ambos lugares estn situados a lo largo de uno
de los principales pasos naturales que comunican las dos
Mesetas al W del Sistema Central, por el que transcurre
la Va de la Plata.
La cronologa de la estatua-menhir de Segura de Toro es
difcil de establecer, pero la iconografa de Valdefuentes
permite proponer un marco cronolgico para su
realizacin que discurrira entre c. 2000/1800-1600/1500
AC (vide supra).
El poblamiento de la zona para este perodo es poco
conocido. En la comarca de Bjar la baja densidad de
yacimientos parece ser la tnica (Fabin, 1993: 170;

211

1995: 203). Las tendencias generales del poblamiento


podran estar representadas en los asentamientos de La
Corvera y El Tranco del Diablo, situados a los pies de la
Sierra de Bjar a lo largo de la va natural que comunica
ambas Mesetas (Fabin, 1995: 196). Los dos
asentamientos estn situados en cerros de fcil defensa y
en el primero se han documentado estructuras de cierre
(Fabin, 1995: 203, fig. 52; Santonja, 1991: 25 y fig. 3).
En los aos ochenta Fabin realiz excavaciones en el
yacimiento de La Corvera (Navalmoral de Bjar), situado
en la cabecera del ro Sangusn. Aunque an permanecen
inditas, hay referencias que informan sobre algunos
aspectos relevantes (Fabin, 1993; 1995). El poblado est
situado a unos 1100 m de altitud, en un cerro escarpado y
est delimitado por una muralla, al menos en su sector
Sur (Fabin, 1993: 171; Lpez Jimnez, 2003: 133). En
las excavaciones se document un nivel de ocupacin
que proporcion dos dataciones radiomtricas obtenidas
de carbones que lo sitan hacia c. 1600 AC16 (Fabin,
1993: 165; Lpez Jimnez, 2003: Tabla 1). A este nivel
corresponderan, al parecer, los restos de una cabaa oval
de carcter endeble con un hogar central (Fabin, 1993:
172; 1995: 201). La cermica recuperada en este
yacimiento y en el Tranco del Diablo muestra elementos
tpicos del estilo Protocogotas del valle del Duero pero
con peculiaridades locales. stas parecen estar
relacionadas con la pervivencia de la tradicin cermica
calcoltica local, de facies La Teta- La Solana, y con la
influencia de facies cermicas calcolticas y
campaniformes del SW peninsular, de Extremadura y del
valle del Guadalquivir (Fabin, 1995: 196-200). En la
cermica se reproducen motivos tradicionales, cercanos a
los campaniformes, pero usando frecuentemente el
puntillado (Fabin, 1995: Fig. 53). Esta facies de
cermica Protocogotas se circunscribe al mbito de la
antigua facies calcoltica La Teta-La Solana, lo que
sugiere la continuidad de las mismas poblaciones
(Fabin, 1993: 171; 1995: 199).
El emplazamiento buscado para estos poblados es
defensivo y est relacionado con el control visual del
entorno. La situacin es privilegiada no slo por
controlar una zona de paso entre la Meseta Norte y la
Sur, sino tambin por estar situados entre la sierra y la
penillanura, asegurando as la explotacin de recursos
diversificados. El recinto amurallado de La Corvera, que
datara de esta poca, sugiere una ocupacin permanente
del cerro.
La estatua-menhir de Valdefuentes se sita a poco ms de
10 km en lnea recta de estos yacimientos, pero en la otra
margen del ro Sangusn, en un tramo ms bajo de este
ro, y ms alejada de los contrafuertes de la Sierra de
Bjar. Es difcil saber hasta qu punto estatua y poblados
fueron contemporneos, ya que la cronologa propuesta
para aquella engloba un perodo muy amplio. Aunque los
datos no permiten corroborarlo, pensamos que el perodo
16 GrN-17348, 3315+/-25, 1675-1515 cal AC 2 sigma
GrN-17349, 3355+/-25, 1731-1527 cal AC 2 sigma

212

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

1800-1600/1500 AC podra ser el ms probable para su


elaboracin. Por otro lado, no se ha especificado el
contexto que datan las fechas de C14 de La Corvera, es
decir, el momento al que corresponden en el desarrollo de
dicha ocupacin. Tanto en La Corvera como en El
Tranco del Diablo se ha recogido cermicas
Protocogotas, que a grandes rasgos se sitan en la Meseta
entre c. 1750-1500/1450 AC (Abarquero, 2005: 65).
La falta de datos sobre el entorno arqueolgico inmediato
de la estatua-menhir de Valdefuentes, sobre las
costumbres funerarias de la zona en esta poca o la falta
de informacin definitiva que descarte la existencia de
hbitats al aire libre en los tramos ms bajos de los
afluentes del Alagn, limitan en gran medida la
interpretacin de la estatua-menhir.
Aunque las referencias que la publican no lo mencionan,
en el paraje de Las Lanchetas destaca la existencia de
varias fuentes naturales de agua. Este hecho resulta de
gran inters, ya que las referencias tambin sitan las
estatuas-menhir de Atades y de Tremedal junto a
manantiales (vide supra). La misma situacin se da en la
estatua-menhir de Nave 1, posiblemente in situ, que,
adems de encontrarse en una necrpolis que registra un
uso recurrente en el tiempo, est situada junto a una
fuente natural (vide supra). En los lugares de Atades,
Tremedal o Valdefuentes no se han documentado de
momento sepulcros megalticos ni otro tipo de restos que,
aparte de las estatuas-menhir, puedan ser directamente
relacionados con el mbito mortuorio. No obstante, tanto
en estos casos, como en Nave 1, los manantiales parecen
dotar a estos lugares de un significado lo suficientemente
relevante como para ser recordados y sealados a travs
de estas imgenes permanentes y visibles en el entorno.
De momento no es posible saber si durante este perodo
la poblacin habitaba nicamente locales elevados como
el de La Corvera o si tambin existan hbitats en llano.
De cualquier forma, la estatua-menhir de Valdefuentes se
halla en un entorno ocupado y explotado de forma
permanente, como sugiere la documentacin del cercano
asentamiento de La Corvera.
En este sector no se han documentado hasta ahora restos
funerarios contemporneos al perodo de realizacin
propuesto para la estatua-menhir de Valdefuentes. En el
cercano valle del Tormes se conocen dos antiguos
dlmenes, el de Coto Alto en La Tala y el de La Ermita
en Galisancho, en los que se han recuperado restos de
cermica de estilo Protocogotas (Delibes, 2004;
Esparza, 1990: 115; Delibes y Santonja, 1986: 110-112,
10-15). Tambin hay que mencionar las cistas situadas a
poco ms de 15 m. del dolmen de Prado de la Nava, en
Salvatierra de Tormes (Gallay, 1970). Aunque su carcter
prehistrico ha sido puesto en duda por su disposicin y
carencia de material arqueolgico, as como por su
semejanza con comederos de ganado de la zona (Delibes
y Santonja, 1986: 102, 104), guardan similitudes con
estructuras funerarias del NW o en el SW peninsular

datadas en la Edad del Bronce (Gonzlez y Garca, 1996;


vide supra; vide infra, Captulo 7.3). En la comarca de
Bjar se desconocen, de momento, los monumentos
megalticos y, de hecho, este vaco documental se
extiende desde la zona de la cuenca alta del Tormes al
Norte, hasta el dolmen de Carcaboso, situado en las
cercanas de Plasencia (ver fig.; Delibes y Santonja,
1986: fig. 1; Bueno Ramrez, 2000: fig. 1). Esta situacin
contrasta con la de la margen derecha del Alagn, donde
se conocen tres agrupaciones megalticas (vide infra;
Bueno Ramrez, 2000: fig. 1; Ruiz-Glvez, 2000). No
hay que descartar que en este corredor de la margen
izquierda del Alagn se documenten en el futuro otro tipo
de receptculos funerarios menos visibles como los
conocidos en otras zonas de la Meseta Central durante el
Bronce Pleno (Blasco, 1997: 177-188).
Mientras al Norte de este corredor se conocen las
cuestionadas cistas de Salvatierra, al Sur, a la altura de
Plasencia, se conoce la necrpolis de cistas de
Valcorchero, situada en el sector SW del cerro epnimo
en el que se sita la cueva de Boquique (AlmagroGorbea, 1977: 151-159). Lamentablemente, la
excavacin de varias de estas estructuras no document
material que pudiera corroborar la naturaleza y
cronologa de estos receptculos. En la cueva de
Boquique, ocupada en diversos momentos a lo largo de la
Prehistoria reciente, se recuperaron algunas cermicas
Protocogotas que situaran una de estas ocupaciones entre
c. 1750-1450 AC (Abarquero, 2005: 157; AlmagroGorbea, 1977). Si las estructuras cistoides de
Valcorchero corresponden a receptculos funerarios, su
cronologa podra corresponder a este momento, que
coincidira parcialmente con la propuesta para la
necrpolis del Cerro del Obispo, en Bayuela, en la
cuenca del Tajo (vide infra; Blasco, 1997).
La estatua-menhir de Segura de Toro est situada en un
punto ms septentrional de este corredor del Alagn, en
un sector elevado al pie de la Sierra de las Cruces, con
una posicin dominante sobre la va natural de
comunicacin, reproduciendo el emplazamiento de
asentamientos como La Corvera (Bjar, Salamanca) o
Valcorchero (Plasencia, Cceres). Poco se sabe sobre el
poblamiento de la primera mitad del II milenio AC en
este sector. La situacin del poblado de Valcorchero,
poco ms de 20 km. al Sur de Segura de Toro, pone en
evidencia esta preocupacin de control sobre el corredor
del Alagn adems de asegurar as la disponibilidad de
recursos variados al encontrarse a medio camino entre el
valle y las tierras altas.
La situacin de estatuas-menhir y poblados a lo largo de
esta va natural de comunicacin por donde siglos
despus pasar la Caada Vizana -o Va de la Platafacilit la interaccin de estas comunidades con mbitos
diversos, especialmente con el valle del Tajo, el Alentejo
y la cuenca del Duero. As lo sugieren la presencia de
cermicas de estilo Protocogotas en Valcorchero y en La
Corvera, o las relaciones grficas que existen entre la

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


estatua-menhir de Valdefuentes y las de Atades y
Tremedal por un lado y estelas alentejanas como la de
Sao Joao de Negrilhos (Beja) por otro (vide infra,
Captulo 7.3). Esta compleja red de relaciones tambin se
manifiesta en la distribucin de los smbolos de
categorizacin social, especialmente en su combinacin,
ya que el binomio espada-alabarda apunta a una especial
relacin entre la zona del Alto Alagn y el SW
peninsular, mientras la coraza y la espada de
Valdefuentes remiten al Norte de la Beira Alta y al Bajo
Tormes (vide supra). Las poblaciones que habitan este
corredor son un ejemplo ms de la dinmica social que se
desarrolla en zonas de transicin como sta. Los datos
sobre el poblamiento no sugieren, de momento, la
existencia de una red de poblamiento jerarquizado. Ms
bien parece que nos encontramos ante unidades
poblacionales ms o menos autnomas que viven en
zonas de contacto y que recurren a imgenes pblicas y
permanentes de sus ancestros no slo para reivindicar un
territorio o una zona de paso, sino para recordar personas
y lugares concretos que contribuyen a reproducir y
sedimentar la memoria colectiva del grupo como medio
de asegurar la reproduccin social (vide infra).
Sur de la Meseta Norte
Durante unos trabajos de prospeccin en la vertiente
meridional de la Sierra de vila se document la estela
decorada de Muogalindo, situada en las cercanas de
hbitats calcolticos que parecen haber sido ocupados
hasta el Calcoltico Final e, incluso, el Bronce Antiguo
(Lpez Plaza, 1974; 1983: 203-206; Fabin, 1995: 181).
Esta estela presenta una iconografa sencilla compuesta
por un motivo rectangular con el interior reticulado, muy
similar en su concepcin general al representado en
Collado de Sejos 1, en el Cantbrico Central (vide supra).
Como hemos apuntado en un apartado anterior, la falta de
referentes iconogrficos o estratigrficos dificulta en gran
medida la propuesta de una cronologa aproximada para
la realizacin de esta pieza. No obstante, como ya hemos
mencionado, hay datos que sugieren una cronologa
amplia entre Calcoltico Final/Bronce Inicial para este
tipo de motivos. Adems de la aparicin conjunta de las
estelas de Sejos 1 y 2, entre las que pudo mediar un
perodo de tiempo no muy amplio, tenemos que
considerar los datos recuperados en la reciente
intervencin de la cavidad del sitio situado en altura de El
Pedroso, en Zamora (Bradley et alii, 2005). En esta
cavidad, situada a las afueras del recinto amurallado, se
documentaron una serie de motivos esquemticos entre
los que destacan varios rectngulos con su interior
reticulado similares al de Muogalindo y presente
tambin en otras estaciones de arte esquemtico (vide
supra; Esparza, 1977: figs. 2, 3 y 5; Bradley et alii, 2005:
figs. 3 y 4). Los datos registrados indican que la
realizacin de los grabados tuvo lugar durante el Bronce
Inicial, momento para el que tambin se documentan
cermicas, una cuenta de variscita y una punta de palmela
de cobre, depositados en la cavidad en el transcurso,
quiz, de rituales mortuorios. En este mismo momento se
registra una intensa actividad de produccin en la zona

213

exterior de la cueva (Bradley et alii, 2005: fig. 6). Estos


datos son de gran inters, ya que fortalecen la hiptesis
cronolgica que aos antes propusieran Fbregas y
Bradley para el arte esquemtico del reborde occidental
de la Meseta Norte (Bradley y Fbregas, 1998; 1999).
Este tipo de expresiones aparecen repetidamente en
lugares ocupados desde momentos anteriores, como
muestran los materiales cermicos y fechas de C14 de la
zona superior de El Pedroso, donde algunas viviendas
situadas intramuros han sido datadas a mediados el III
Milenio AC (Esparza, 1977: 36-38; Delibes et alii, 1995:
50-51; Bradley et alii, 2005). Tambin en el Pedroso, en
la zona exterior de la cueva, se documentaron cermicas
campaniformes de estilo martimo y lineal relacionadas
con un momento inmediatamente anterior al uso de la
cavidad con los motivos reticulados (Bradley et alii,
2005). Por otro lado, en Muogalindo son abundantes las
cermicas de estilo pre-campaniforme adems de
aparecer cermica de estilo Ciempozuelos (Lpez Plaza,
1979).
En este sector de la Meseta Norte el nmero de
asentamientos documentados para el Bronce Inicial es
ms reducido que en el perodo anterior, pero est
marcado por la continuidad en muchos aspectos de la
cultura material (Fabin, 1995: 186-188; Delibes et alii,
1995: 49-51). En el conjunto del sur de la Mesta Norte
hay asentamientos en altura, con amplio dominio visual y
en posiciones defensivas, algunos con varias lineas de
muralla (2 en el valle del Ambls) (Fabin, 1993: 163165). Los datos de algunos lugares como el Castillo de
Cardeosa sugieren un gran avance de la metalurgia a
finales del Bronce Inicial (Fabin, 1993: 164). El
poblamiento de la zona serrana de vila muestra, ya
desde el perodo precedente, una estrecha vinculacin
con los recursos cuprferos. A partir de mediados del III
Milenio cal A.C. se registra un solapamiento espacial
entre algunos poblados y afloramientos cuprferos en
zonas de poco potencial agrcola, lo que ha llevado a
plantear que estas zonas aprovisionaran al centro de la
cuenca del Duero de mineral de cobre (Delibes et alii,
1995: 54; 2003: 122-124 y fig. 1B). El mbito funerario
presenta similitudes formales con otras zonas como el
NW o las tierras sedimentarias del Duero. Por un lado, en
el dolmen de Prado de las Cruces, situado en el valle del
Ambls (vide supra, Captulo 6.2), sigue habiendo
testimonio de uso por la presencia de cermicas
campaniformes (Fabin, 1993: 167). Un caso similar es el
de el tmulo de la dehesa del Ro Fortes, que registra un
largo uso, entre los que destaca uno ulterior de finales del
Calcoltico con materiales relacionados con el horizonte
Rechaba del NW peninsular (Estremera y Fabin, 2002).
Por otro lado, en el conjunto del Sur de la Meseta Norte
durante esta poca se documentan diversas formas de
enterramiento, tanto individuales como colectivos, en
fosa con o sin tmulo (Fabin, 1995: 190).
En este contexto surge la imagen de Muogalindo, pieza
que, contrariamente a los receptculos funerarios, est
situada en una zona de altura y visibilidad, en las

214

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estribaciones de la Sierra, siguiendo la pauta de algunos


poblados de la poca. Aunque su concepcin es diferente
a los grabados de El Pedroso y parecida a la de estelas
como las de Tabuyo o Collado de Sejos, constituye, tanto
por su caractersticas materiales como por su contexto,
una pieza situada a caballo entre estas dos formas de
expresin. An teniendo en cuenta las diferencias
formales y contextuales, y a una escala de anlisis ms
amplia, las estelas del Bronce Inicial del Norte peninsular
estn estrechamente relacionadas con las manifestaciones
de arte esquemtico situadas en los rebordes de la Meseta
Norte, con las que comparten muchos aspectos. Caso
paradigmtico de lo que se dice es el esteliforme de Pea
T (vide supra). La estela de Muogalindo es por su
carcter exento y/o por su gran tamao, diferente a los
grabados de El Pedroso, pero comparte con este ltimo
caso su estrecha relacin con contextos domsticos en los
que, adems, se han documentado abundantes materiales
que responden a estilos trans-regionales, como la
cermica campaniforme. En este sentido, la estela de
Muogalindo se encuentra en un contexto de interaccin,
como tambin muestran otros aspectos de la cultura
material, aunque parece estar ms desvinculada del
mbito de la tradicin.
Tajo Internacional/Tajo Medio
La cuenca del Tajo es una zona en la que confluyen
diversas iconografas que pueden ser atribuidas al Bronce
Inicial y Pleno. Entre las piezas que tratamos en este
captulo se conocen, adems de las estatuas-menhir de
Valdefuentes y Segura de Toro, situadas en la margen
izquierda del Alto Alagn, las estatuas-menhir
documentadas en lo alto del Castro de S. Martinho, en
Castelo Branco, sobre el ro Ponsul, la de Millarn, en
Valencia de Alcntara, la estela de Garrovillas de
Alcontar, situada junto a este conocido vado, y la
estatua-menhir de Talavera de la Reina, hallada en la
Barranca del guila, en un cortado situado sobre el Tajo
a la altura del vado de Talavera. Adems de estas piezas
hay que destacar el numeroso conjunto de estelas con
tocado situado en Las Hurdes, en la margen derecha del
Alto Alagn, las de Torrejn Rubio, situadas cerca del
vado de Monfrage, y las de Crato y Nossa Sra. da
Esperana, situadas junto a la Sierra de S. Mamede (vide
infra, Captulo 7.2). Entre las estelas con iconografa de
estilo alentejano encontramos en Fundao, al Norte de
Castelo Branco, una estatua-menhir con ancoriforme y
espada, otra estatua-menhir con iconografa similar en
Tapada da Moita (Castelo de Vide, Portalegre) y una
estela posiblemente relacionada con las anteriores en el
casco urbano de Valencia de Alcntara (vide infra,
Captulo 7.3).
La iconografa de las piezas que ahora tratamos incorpora
aspectos formales que remiten a piezas ms
septentrionales, como los emblemas rectangulares de
Millarn, S. Matinho 1 y 3, las lneas horizontales en el
lateral de la pieza de Millarn o los collares de la pieza
de Garrovillas, aunque este ltimo elemento tambin lo
encontramos en la mayora de las estelas con tocado

(vide infra, Captulo 7.2). Por ltimo, las posibles armas


de las estelas de S. Martinho y su disposicin en el
soporte reproducen esquemas similares a los que se
documentan en varias estelas alentejanas. En este sentido,
la iconografa de las estelas y estatuas-menhir es uno de
los testimonios ms claros sobre el papel de este sector
del Tajo como zona de contacto durante el Bronce Inicial
y Pleno.
Como detallaremos en un captulo posterior (vide infra,
Captulo 7.4), las estelas de S. Martinho 1 y 3 se hallaron
en lo alto de un castro junto a la estela 2. Las estelas 1 y 3
incorporan motivos, como el emblema rectangular, los
astiles de posibles alabardas y posibles hojas de espadas,
que pueden ser relacionados con estelas y estatuasmenhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno. La estela 1
tambin incluye motivos asociados a la iconografa de las
estelas del Suroeste, por lo que es de suponer que se trata
de una estela del Bronce Inicial/Pleno reutilizada durante
el Bronce Final. Algo parecido ocurre con la estela de S.
Martinho 2, un menhire flico de posible cronologa
neoltica que es reutilizado durante el Bronce Final para
elaborar una iconografa relacionada con las estelas del
Suroeste (vide infra, Captulo 7.4). La investigacin
desarrollada en este castro fortificado ha documentado
una ocupacin de Bronce Final/Inicios del Hierro, por lo
que, de momento, no se conocen vestigios adicionales
que puedan ser asociados a las iconografas que
atribuimos al Bronce Inicial/Pleno. La Beira Baja en su
conjunto es muy parca en datos relativos a esta etapa
(Vilaa, 1995b), por lo que resulta difcil insertar estas
estelas en un contexto ms amplio.
La estela o estatua-menhir de Millarn tambin parece
incorporar dos fases de elaboracin. Los motivos
horizontales conservados en un lateral del soporte pueden
haber pertenecido a una posible estatua-menhir que
inclua una coraza similar a las vistas en piezas como
Nave 1, Atades, Tremedal o Valdefuentes. En una
inicsin ms fina est realizado un emblema rectangular
del que penden lneas verticales al estilo de las
documentadas en las estelas 1 y 3 de S. Martinho. En la
misma finca de Millarn y en la vecina de Vihuelas hay
noticia de la existencia de cistas que han desaparecido
(Bueno, 1995: 112-114, 124; Bueno, 2000). La finca de
Millarn no se situa lejos de la poblacin de Valencia de
Alcntara, en la que se document la estela Valencia de
Alcntara 4, reutilizada en la iglesia de Rocamador (vide
infa, Captulo 7.3). Los datos sobre el Bronce Inicial y
Pleno en este sector de Extremadura son muy escasos. Es
destacable la existencia de cistas en la zona, estructuras
que podran remitir a un momento avanzado del III
Milenio AC (Bueno, Barroso y Balbn, 2004) o incluso al
II Milenio AC si consideramos la cronologa que se
maneja para este tipo de estructuras en los mbitos del
NW (vide supra) o SW (vide infra, Captulo 7.3). Hay
tambin estructuras megalticas propiamente dichas que
podran haber sido construidas o reutilizadas durante los
inicios del II Milenio AC, como ocurre en el caso de
Trincones I, en el que adems se ha documentado una

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


laja antropomorfa (vide supra, Captulo 6.2). En la vecina
regin del Alto Alentejo recientes trabajos estn
poniendo en evidencia que la reutilizacin de antiguos
sepulcros megalticos fue una prctica relativamente
frecuente durante finales del III milenio AC y gran parte
del II milenio AC (Mataloto, 2005; 2007; vide infra,
Captulo 7.2). En el Alto Alentejo se ha atribuido la
invisibilidad arqueolgica de los contextos
habitacionales y funerarios de finales del III milenio y II
milenio AC a la ausencia -a excepcin de los testimonios
relacionados con el mundo campaniforme- de materiales
diagnsticos (Mataloto, 2005: 121, 127), lo que puede
hacerse extensible a gran parte de Extremadura durante el
II Milenio AC. Los datos recuperados en el Alto Alentejo
en los ltimos aos revelan a existencia durante los
inicios del Bronce de pequeos poblados emplazados en
puntos nodales del territorio ejercendo un importante
control visual (Mataloto, 2005: 123; 2006: 101), patrn
que quiz podra hacerse extensible a la zona de
Alcntara.
La importancia de las zonas de paso en esta regin de
Tajo es especialmente evidente cuando valoramos la
localizacin de las piezas de Garrovillas y Talavera. El
primer caso, an en estudio, se document en el entrono
de una necrpolis megaltica situada junto al vado de
Alcontar. La situacin de esta estela en un lugar de
carcter ancestral reproduce una situacin similar a la
documentada en otros lugares con estelas como las de
Nave 1 y 2, Boulhosa, Paredes de Abajo, Collado de
Sejos 1 y 2, Pea T, Soalar (vide supra) o Hernn Prez
(vide infra, Captulo 7.2), situados frecuentemente en
importantes zonas de paso. La pieza de Talavera se
encontr junto a un camino vecinal en uno de los cerros
que flanquean el Tajo, junto al vado de Talavera. Al otro
lado del Tajo, junto a las estribaciones meridionales de la
Sierra de San Vicente, en un valle orientado N-S situado
a los pies de un conjunto de cerros destacados, se hall la
estela/estatua-menhir de Bayuela I, un menhir flico
reutilizado para el grabado de un antropomorfo
asimilable a la iconografa de las estelas del Suroeste
(vide infra, Captulo 7.4). La estatua-menhir de Talavera
tambin fue reutilizada durante el Bronce Final para
grabar una composicin tpica de las estelas del Suroeste
(vide infra, Captulo 7.4). Aunque slo se han conservado
algunos rasgos de su papel anterior que adems no
remiten a ninguna cronologa concreta, le atribuimos, a
modo de hiptesis, una cronologa similar a la de otras
estatuas-menhir conocidas en la Pennsula Ibrica,
situada entre ca. 2200-1500/1200 AC, es decir, de Bronce
Inicial y Pleno.
La relacin entre las piezas de Talavera y Bayuela I
podra ir ms all de su coincidente reutilizacin durante
el Bronce Final, ya que el estudio petrogrfico de la
estatua-menhir de Talavera sugiere que la materia prima
de este soporte podra provenir de la Sierra de San
Vicente (Portela y Jimnez, 1996: 42). En este sector se

215

hay la estela de Bayuela I, a los pies del Cerro del


Obispo, en el que se ha documentado una necrpolis del
Bronce Pleno y un abrigo en el que apareci cermica de
estilo Cogotas I (Gil Pulido et alii, 1988). Los hallazgos
de su entorno inmediato se podran situar grosso modo
entre c. 2000-1100 AC. Los materiales de la necrpolis
apuntan a una cronologa temprana dentro del Bronce,
Bronce Inicial o inicios del Bronce Pleno, mientras la
cermica de boquique hallada en niveles revueltos del
abrigo situado en la misma terraza podra responder a la
fase de plenitud de la cermica Cogotas I, situada entre c.
1500-1100 AC (Gil Pulido et alii, 1988: 95; Carrobles et
alii, 1994: 185; Abarquero, 2005). Materiales de este tipo
tambin se han documentado en los estratos inferiores del
cerro de La Muela, en Arroyo Manzanas, en la margen
izquierda del Tajo (Moreno, 1990; Abarquero, 2005:
150).
La necrpolis del Cerro del Obispo ha sido relacionada
con un asentamiento contemporneo que se situara en el
Cerro del Castillo, conocido por la existencia en l de un
castro vettn. Cerca se hallaron tres verracos emplazados
junto a la caada de las Merinas (Rodrguez Almeida,
1955: 268; lvarez Sanchs, 1997: 556). De momento
slo se conoce una escueta referencia que alude a esta
supuesta ocupacin del Bronce Pleno (Menndez et alii,
1988: 101) y no existen, de momento, materiales
publicados que corroboren una ocupacin de esta poca
en el cerro del Castillo. Se ha mencionado el hallazgo de
una posible estela fragmentada en este cerro, que
presenta diversas cazoletas y lneas que las unen
(Rodrguez Almeida, 1955; Snchez Gil, 2002: 18), pero
su atribucin es incierta. Habra que considerar la
posibilidad de que las inhumaciones documentadas
estuvieran integradas en el poblado, que en este caso
estara instalado en el mismo cerro del Obispo, como
ocurre en otros asentamientos de la Meseta Sur durante el
Bronce Pleno (Carrobles et alii, 1994: 185). En este
sentido se podran interpretar algunos hallazgos de la
terraza en la que se situaban las inhumaciones, situada en
la parte superior del cerro. En el camino de acceso al
bancal se excav un sector en cuya base se document un
zcalo de granito y restos cermicos como fragmentos de
una cazuela carenada y molinos barquiformes (Gil Pulido
et alii, 1988: 96). Como hemos mencionado
anteriormente, los materiales de esta necrpolis podran
ser situados entre el Bronce Inicial e inicios del Bronce
Pleno (Gil Pulido et alii, 1988: 96; Menndez et alii,
1988: 104; Carrobles et alii, 1994: 185), mientras es
posible que el uso de cermica campaniforme perdurara
bastante en el tiempo en el curso medio del Tajo
(Carrobles et alii, 1994: 17, 180, 182). Esto planteara la
cuestin de una posible relacin de contemporaneidad
y/o contigidad cronolgica entre los hallazgos de la
zona del entorno de Talavera y el lugar del Cerro del
Obispo (ver fig. 130).

216

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 130: Estatuas-menhir y estelas halladas en el entorno del vado de Talavera. (Calcos esquemticos de las piezas realizados a partir de los dibujos de
Fernndez Miranda, 1986a, Moreno, 1995 y Portela y Jimnez, 1996. Cartografa base: Carta Militar Digital de Espaa, 2000).

En trminos generales se detecta cierta continuidad en la


ocupacin de esta zona del Tajo desde las postrimeras
del Calcoltico/inicios del Bronce. Los hallazgos
campaniformes, desprovistos de contexto estratigrfico,
se sitan en la vega del Tajo, junto al vado de Talavera
(Garrido, 1999: 470), y en el yacimiento de Arroyo
Manzanas, situado en tres cerros que asoman a la vega
del Tajo, situado a unos 700 m de distancia y a una cota
100 m inferior (Moreno, 1990: 278). En un momento
parcialmente contemporneo o inmediatamente posterior
habra que situar las inhumaciones del Cerro del Obispo,
en Castillo de Bayuela. Aunque en este caso no se da una
coincidencia o continuidad estratigrfica entre el
Campaniforme y la cermica del Bronce, esta s se
documenta en otros yacimientos de la cuenca media del
Tajo (Carrobles et alii, 1994: 178, 180 y 182).

existen indicios directos sobre poblados, nicamente las


inhumaciones de Bayuela que podran pertenecer a un
asentamiento situado tambin en altura. Quiz la
cermica Campaniforme de estilo martimo hallada en
Arroyo Manzanas sea un indicio de ocupacin temprana
en estos cerros de la margen izquierda del Tajo (vide
supra). Otros asentamientos conocidos en puntos mas o
menos distantes como Riscal de Velasco, en Villarejo de
Montalbn, y El Toril, en Alcolea del Tajo, tambin estn
situados en altura, presentan gran extensin y posibles
fortificaciones (Carrobles et alii, 1994: 184). Como
sugieren las cermicas de tipo Cogotas I de Arroyo
Manzanas y el Cerro del Obispo, el poblamiento del
entorno de Talavera tambin debi estar situado en cerros
de altura entre el Bronce Pleno y el Bronce Final, dando
continuidad a este tipo de patrn de ocupacin.

Durante el Bronce Inicial y Pleno los asentamientos de la


cuenca media del Tajo se sitan en altura, en puntos
desde los que se dispone de un amplio dominio visual
(Carrobles et alii, 1994: 182-184). En este sector no

La ocupacin de este sector del Tajo situada entorno a


Talavera est en una posicin privilegiada para
interactuar con mbitos diversos y no slo por la cuenca
del Tajo, que fue una va de comunicacin fundamental,

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


sino tambin por su proximidad a las sierras del Sistema
Central y su paso a la Meseta Norte y al vado de
Talavera. Las poblaciones que ocuparon este territorio no
slo se beneficiaron de la existencia de recursos
diversificados en el entorno, sino tambin de su posicin
en una zona de contacto o transicin entre mbitos
diferentes como son la Meseta Norte, el Alto Tajo, la
Mancha y el Suroeste peninsular.
Los escasos datos del entorno de Talavera y Bayuela
sugieren que las estatuas-menhir fueron situadas en
lugares anejos o cercanos a los asentamientos,
posiblemente en los lmites del espacio habitado, lo que
podra hacerse extensible a los casos de Garrovillas,
Millarn y S. Martinho. Quiz futuras intervenciones en
el castro de S. Martinho puedan remontar la ocupacin
del Bronce Final a una etapa anterior, aunque este hecho
se documenta en pocas ocasiones en este sector de la
Pennsula Ibrica (vide infra, p.e. Captulo 7.4). La
informacin de Garrovillas y Millarn reiteran la
asociacin de este tipo de restos a necrpolis que pueden
remontar su existencia a una fase anterior. Todos estos
casos estn situados en zonas de gran importancia para la
comunicacin interregional, y es de esperar que en el
futuro se localizen asentamientos contemporneos en los
mismos lugares o en sus cercanas.
La importancia de estos puntos nodales a lo largo del
Tajo ya es patente durante el IV y III Milenios AC
(Galn y Martn, 1991-92) y este es un modelo que queda
claramente plasmado en el patrn de poblamiento
documentado en la regin a lo largo del Bronce Final
(vide infra, Captulo 7.4), por lo que es asumible que
durante el Bronce Inicial y Pleno los asentamientos se
situaran preferentemente junto a estas zonas de paso
tradicionales que tienen continuidad durante la etapa
siguiente.
El papel activo de estas zonas en el desarrollo de la
interaccin interregional queda plasmado en la
iconografa de estas estelas y estatuas-menhir (vide
supra). Hay otros indicios que implican directamente a
estas zonas del Tajo en la interrelacin desarrollada entre
el SW de la Meseta Norte (vide supra) y el Alentejo (vide
infra, Captulos 7.2 y 7.3). Adems de la iconografa de
estas estelas y estatuas-menhir, la de las estelas
alentejanas y las estelas con tocado, se pueden mencionar
la distribucin de las hachas de tipo 4a de Monteagudo
(1977) o la de la orfebreria Villena-Estremoz (Perea,
2005: fig. 3), elementos que pueden ser atribuidos al
Bronce Inicial y Pleno respectivamente (Ruiz-Glvez,
1979; Mederos, 1999b). Otros elementos documentados
en el Alto Alentejo, como los campaniformes con
decoracin incisa reiteraran esta relacin con la Meseta a
finales del III Milenio e inicios del II AC (Mataloto,
2006).
Estos datos ponen de manifiesto la importancia de esta
regin como zona de contacto al menos entre ca. 22001500/1400 AC, contexto en el que han de ser

217

interpretadas estelas como las que nos ocupan o las de


Crato, Nossa Sra. da Esperana, Fundao, Tapada da
Moita o Valencia de Alcntara 4. En este sentido habra
que valorar no slo el potencial agropecuario de la
cuenca del Tajo y de las sierras aledaas como recursos
estables y complementarios para favorecer el
asentamiento estable en la zona, sino tambin la riqueza
de recursos estannferos y aurferos primarios y
secundarios en algunos tramos de este sector del Tajo
(vide supra, Captulo 5).

7.1.7 Eplogo: Un ensayo sobre iconografa e


interaccin social durante el Bronce Inicial
Los ejemplares que hemos analizado a lo largo de este
captulo se pueden atribuir, en funcin de los datos
disponibles, al Bronce Inicial/Pleno, entre ca. 22001500/1400/1200 AC (vide supra). Hemos de tener en
cuenta la naturaleza de los referentes metlicos a los que
hemos recurrido para su datacin y las dificultades para
situarlos en el tiempo, lo que est relacionado con los
problemas inherentes a la periodizacin que utilizamos
(Ruiz-Glvez, 1984b). Es quiz precisamente por ello por
lo que tenemos la impresin de disponer de una matriz de
datos ms rica para el Bronce Inicial, que
convencionalmente situamos entre ca. 2200-1700 AC
(Ruiz-Glvez, 1984b: 336-337). Teniendo esto en mente,
nos vamos a limitar a los datos y piezas que se refieren al
convencional Bronce Inicial para valorar en este apartado
el recurso a estelas en determinados sectores y la
introduccin de iconos que remiten a relaciones sociales
de tipo extra-local.
Uno de los aspectos que comparten las zonas con estelas y
estatuas-menhir es su situacin en la periferia de dos reas
de marcada personalidad durante el Bronce Inicial: el SW
gallego-NW portugus y la cuenca media y alta del
Duero. Aunque hay mltiples aspectos que diferencian
estas reas entre s, presentan algunos paralelismos. En
ambas zonas est constatada una incipiente diferenciacin
social17 (Fbregas, 1995; Ruiz-Glvez, 1998: 188-189;
Pea y Rey, 1998: 234; Delibes, 1977; 1985: 51; Jimeno,
2001: 157; Garrido, Rojo y Garca, 2005: 429). Las dos
zonas mantienen durante este perodo una intensa
interaccin con otros mbitos. Mientras el ncleo del NW
interacta con la esfera atlntica (Ruiz-Glvez, 1998: 150167), la cuenca del Duero lo hace con la periferia Sur y
Este de la Submeseta Norte (Jimeno, 2001: 165-167).
Las estatuas-menhir y estelas que podran ser atribuidas
con ms seguridad a este momento se encuentran en la
periferia septentrional y noroccidental de la Meseta Norte,
extendindose en este sector hasta el valle del Mio. Esta
17 En el caso de la Meseta se ha propuesto recientemente la existencia
de formaciones sociales con lderes emprendedores, ..en las que se
constata un intenso funcionamiento de los intercambios de regalos y las
fiestas competitivas entre lderes.. (Garrido, Rojo y Garca, 2005:
429).

218

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

franja est surcada por vas naturales dispuestas en


sentido N-S, NE-SW y W-E que comunican entre s la
cuenca del Duero, la costa del Cantbrico central y el
ncleo occidental del NW peninsular. Aunque en la franja
en la que se encuentran estelas y estatuas-menhir hay
zonas diferenciadas entre s por muchos aspectos,
presentan otros elementos comunes adems del recurso a
este tipo de imgenes ptreas. La presencia o ausencia de

ciertos elementos metlicos y la distribucin de ciertas


grafas en estelas, estatuas-menhir y arte rupestre sugieren
que stas zonas estaban en mayor o menor medida
interrelacionadas entre s. Adems, fueron zonas de
contacto que interactuaron con el mbito atlntico, el
occidente galaico y la cuenca del Duero, y canalizaron
contactos indirectos entre estos mbitos.

Figura 131: Estelas, estatua-menhir, esteliformes esquemticos en abrigos o afloramientos y petroglifos (dolo y pual).

Estelas antropomorfas y estatuas-menhir surgen en un


momento y en un sector peninsular en el que se
documentan otras representaciones de figuras
antropomorfas esquemticas esteliformes o idoliformesque presiden paneles o afloramientos al aire libre.
Encontramos esta temtica y estilos en el reborde Norte y
NW de la Meseta Norte y en el sector SW de Galicia-NW
de Portugal (Gmez Barrera, 1991: figs. 5, 8-10; 1995:
24-32; 2000: fig. 3). En el reborde de la Meseta Norte se
desarrolla un estilo esquemtico de sabor meseteo en el
que destacan los motivos esteliformes rectangulares,
realizados en superficies verticales de abrigos o
afloramientos normalmente situados en zonas de cierta
inaccesibilidad (Gmez Barrera, 1991; 1995: 24 y ss;
2000: 512-514; Jorge, S.O., 1986: 947-953; Gutirrez y
Avell, 1986; Esparza, 1977). En la zona galaica estos
idoliformes o esteliformes son realizados segn el estilo
ms naturalista de los petroglifos e integrados en
superficies de ms inclinacin en afloramientos situados
en el entorno de areas de ocupacin permanente (Bradley

y Fbregas, 1998; 1999; Fbregas, Carballo y Villoch,


1998: 111; Fbregas y Ruiz-Glvez, 1997: 201-202;
Costas Goberna e Hidalgo, 1997). Esta temtica
antropomorfa comn surge en dos mbitos de
representacin, el de los petroglifos y el del arte
esquemtico, diferenciados en su estilo, temtica general
y pautas de emplazamiento. Estos contrastes fueron
interpretados por Bradley y Fbregas en funcin de
diferentes formas de interactuar con el entorno y, por lo
tanto, de diferentes formas de vida (Bradley y Fbregas,
1998: 306).
Respecto a la temtica dominante en cada mbito de arte
rupestre es interesante destacar que, mientras las
representaciones de armas (puales y alabardas) son
abundantes en el arte de los petroglifos, la temtica
antropomorfa (esteliformes) parece ser ms comn en el
arte esquemtico. Es precisamente en el mbito
geogrfico de este ltimo en el que proliferan las estelas y
estatuas-menhir. Un anlisis preliminar de la distribucin

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


de estas temticas en los diferentes contextos grficos
sugiere la existencia de interrelacin entre estos mbitos
geogrficos (ver fig. 131).
Esta interrelacin se produce de forma fluida, como
muestran diversas zonas que aglutinan elementos de los
dos mbitos. Este sera el caso de la franja geogrfica
situada entre las cuencas del Mio y Duero en Galicia y
Portugal (Bradley y Fbregas, 1998: 297-300 y fig. 7). En
estaciones como Giao (Arcos de Valdevez) o Monte da
Lage (Valena) son muy frecuentes los motivos
esteliformes rectangulares, que remiten a los conocidos en
estaciones ms orientales como la de Pedroso (Zamora) o
Fresnedo (Asturias) (vide supra; Mallo y Prez, 1970/71;
Esparza, 1977; Bradley et alii, 2005). Las estelas y
estatuas-menhir de este sector tambin incluyen motivos
conocidos en el arte de los petroglifos. Elementos como el
zoomorfo en la estela 2 de Cabeo da Mina, la espina de
pez que decora la vestimenta de las estatuas-menhir de
Ermida y Nave 2 o las armas de Longroiva son elementos
que remiten al arte de los petroglifos. Pero tambin
imgenes del NW de la Meseta o del Cantbrico Central
como Tabuyo, Sejos 2 o Pea T, de carcter
esquemtico, estn asociadas a armas, temtica muy
presente en el mbito de los petroglifos (vide supra). Por
otro lado, la presencia en el rea galaica de idoliformes
como los de Pedra das Ferraduras (Cotobade) (Pea y
Santos, 2005: 104-111), similares a las figuras con
collares del Alto Douro, o el de Outeiro do Corno
reproduciendo la misma temtica vista en el Cantbrico
(Fbregas et alii, 2004), no hace sino reiterar la existencia
de relaciones entre todas estas zonas.
La distribucin de algunos artefactos de metal como las
hachas, la orfebrera o los puales, aporta informacin
adicional. Muchos de estos tems fueron probablemente
manufacturas locales y de una zona a otra el patrn y
contexto de deposicin pueden variar. A pesar de ello,
hay relaciones formales y contextuales que sugieren la
existencia de interrelaciones diversas. Los patrones
formales de hachas, puales y orfebrera sugieren que el
Bajo Mio, valle del Tmega y Tras-os-Montes occidental
interactuaban de forma ms intensa con el ncleo
occidental de Galicia. Sin embargo, mientras en el SW de
Galicia y NW del Norte de Portugal los puales aparecen
en contextos funerarios claramente individualizados, en el
valle del Tmega aparecen en depsitos, contextos
habitacionales y un contexto funerario, donde es
considerado una ofrenda colectiva (vide supra; Cruz,
1992: 114-115). Por otro lado, los puales, las hachas y la
orfebrera desaparecen en zonas como la margen
izquierda del Alto Mio, el Alto Douro portugus, Trasos-Montes oriental o la Beira trasmontana, zona esta
ltima donde se encuentra la estatua-menhir de
Longroiva, con pual. Estas zonas presentan la mayor
densidad de estelas y estatuas-menhir y tienen en comn
la escasa o nula representatividad de los objetos
metlicos, aunque en algunos casos estn representados
en las estelas. No obstante, la presencia en Tra-os-Montes
de alabardas metlicas de tipo Carrapatas establece una

219

relacin clara entre este sector, la Beira trasmontana


(Longroiva), el NW de la Meseta Norte (Tabuyo), el
ncleo del NW peninsular (petroglifos) y la Meseta
(Pantoja, etc.) (vide supra).
Otras zonas de inters son el Cantbrico Central y el NW
de la Meseta Norte, que gracias a la dispersin de hachas
y puales pueden ser relacionadas entre s y con la cuenca
del Duero. A ello habra que aadir la posible relacin
estructural existente entre figuraciones como la de Sejos
II o Pea T y el binomio Ciempozuelos-pual,
caracterstico de algunas tumbas individuales destacadas
de la cuenca del Duero (vide supra). La relacin de estos
sectores con el Norte de Portugal queda concretada con la
presencia de alabarda y pual en la estela de Tabuyo,
relacin que por esta misma combinacin puede
extenderse al ncleo occidental del NW peninsular.
Lo que se desprende de estas distribuciones y relaciones
entre objetos y grafas es que la zona de las estelas es una
zona permeable que interacta con la cuenca del Duero y
el ncleo occidental del NW con intensidad variada segn
las zonas. El Bajo Mio mantiene una estrecha relacin en
muchos aspectos materiales con el ncleo occidental
gallego, mientras sus grafas en arte rupestre, estelas y
estatuas-menhir extienden esta relacin al Alto Mio,
Alto Tmega, Alto Douro portugus y Beira trasmontana.
El valle del Tmega y Cantbrico Central-NW de la
Meseta Norte mantienen una interaccin menos intensa en
lo que a objetos metlicos se refiere con el occidente
gallego y cuenca del Duero respectivamente, ya que,
mientras unos aspectos materiales les unen, otros les
separan. Sin embargo, el arte rupestre, estelas y estatuasmenhir relacionan el valle del Tmega con el Alto Douro
portugus, la Beira trasmontana, el Cantbrico y el NW
de la Meseta, mientras estos dos ltimos mbitos
extienden sus relaciones grficas al ncleo occidental del
NW.
Por otro lado, hay una franja que recorre de Norte a Sur la
margen izquierda del Alto Mio, Tras-os-Montes orientalAlto Douro y la Beira trasmontana que comparte la
ausencia o escasez de objetos metlicos como hachas,
puales u orfebrera. Las relaciones grficas unen estas
zonas entre s y ponen en evidencia la interaccin de estas
zonas con el ncleo occidental del NW, el Cantbrico
Central y el Oeste de la Meseta Norte.
La distribucin de objetos metlicos y grafas es diferente
pero a la vez complementaria. La dispersin de objetos
metlicos sugiere una estrecha interrelacin entre el sector
SW gallego y la mitad occidental del Norte de Portugal
por un lado y el Cantbrico Central y la cuenca media del
Duero por otro. Por su parte, las grafas relacionan entre s
Galicia, el Norte de Portugal, W-NW de la Meseta Norte
y el Cantbrico Central.
Nos hemos referido a estas distribuciones y relaciones
formales en trminos de interaccin, pero es preciso
reflexionar en torno a este concepto y sus implicaciones.

220

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Nos referimos en este caso a una interaccin social


supralocal que puede ser materializada, por ejemplo, a
travs del intercambio de materias primas (trigo, lana, sal,
minerales), objetos de prestigio u otros elementos de
valor (tejidos, ganado o mujeres) (vide infra, Captulo
7.4). A travs de estos contactos tambin pueden
transmitirse ideas y conocimientos (know how) sobre el
uso de recursos del entorno (plantas, minerales,.), de
ciertas tecnologas, formas de expresin o incluso
aspectos ideolgicos (Helms, 1988: 2-4; Ruiz-Glvez,
1992: 91; Kristiansen y Larsson, 2006: 55-80).
Hay investigadores que ven una relacin sistemtica entre
la interaccion supralocal y la emergencia de complejidad
social. Se han elaborado modelos de interaccin social
como el de interaction sphere (Freidel, 1979: 49;
Hayden y Schulting, 1997) o peer polity interaction
(Renfrew, 1986), que tratan de explicar esta relacin entre
la interaccin supralocal (centro-periferia o entre pares)
y la emergencia de complejidad social. Sin embargo, la
informacin etnogrfica e histrica indican que estos
aspectos no siempre van de la mano (Brumfiel y Earle,
1987: 4).
En nuestro mbito de estudio, la presencia de estelas y
estatuas-menhir con elementos emblemticos u objetos de
prestigio o de objetos metlicos de estilo u origen
forneo han sido interpretados como evidencia de la
existencia de lites locales, que a travs de estos medios
buscan afianzar su poder (Jorge, S.O., 1988; 1990c: 208,
224-225; 2000b: 71 y ss; Blas, 2003b: 408, 410-411;
Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 616-618, 631-635). Se
considera la emergencia de lites como consecuencia de
factores diversos entre los que destacan la
territorializacin e intensificacin econmica en el Norte
de Portugal, la minera en el Cantbrico y la interaccin
con mbitos como el atlntico y el meseteo en ambas
zonas. La intensificacin de los intercambios a larga
distancia es relacionada con la emergencia de lites que
progresivamente monopolizaran los intercambios de
ciertos productos (Jorge, S.O., 1988; 1990c: 225).
Estas son zonas con personalidad propia caracterizadas
por la riqueza y diversidad de recursos, as como por la
presencia de importantes vas naturales de comunicacin
que conectan el mbito atlntico con la Meseta Norte.
Cuando el patrn de poblamiento es conocido, se verifica
que ste est dispuesto en funcin de los recursos y de las
vas de comunicacin, manifestando en ocasiones
orientaciones econmicas complementarias (vide supra).
Aunque el grado de sedentarizacin detectado es variable,
la mayora son interpretados como asentamientos
permanentes (vide supra; Jorge, S.O., 2000a: 9; pero ver
Ruiz-Glvez, 1998: 184-187). Hay menos asentamientos
que en la fase anterior, pero en general se puede
argumentar que para zonas como el Cantbrico Central,
Alto Tmega, Alto Douro y Beira Trasmontana existe una
ocupacin permanente de los territorios explotados que
son estructurados a travs de poblados, arte rupestre,
necrpolis, estatuas-menhir y estelas (Jorge, S.O., 1990c:

219-208, 219-223; 1998b: 108-112; 2000a: 10;


Bettencourt y Sanches, 1998: 28).
La situacin de contacto de estas reas favorece la
existencia de unas condiciones sociales dinmicas
(Lightfoot y Martnez, 1995: 480) y con esta situacin
habra que relacionar la aparicin de armas, adornos
metlicos y el recurso a imgenes como las de las estelas
y estatuas-menhir. Sin embargo, la evidencia contextual
habitacional y funeraria, incluso los contextos de estelas y
estatuas-menhir mejor conocidos, no parece apoya la
existencia de lites consolidadas en estas zonas durante el
Bronce Inicial. En general se sugiere la existencia de
pequeos hbitats organizados por lazos de parentesco y
el enterramiento de algunas personas en antiguos
sepulcros megalticos, mientras otras son depositadas en
nuevos recintos de pequeo tamao, con tmulo o sin l,
que ocasionalmente se sitan en el espacio de antiguas
necrpolis. Los contextos funerarios de la mayora de
estas zonas no cuentan, de momento, con enterramientos
individuales acompaados de ajuares campaniformes con
o sin cermica decorada como los documentados en la
cuenca media del Duero o el SW gallego-extremo NW
portugus (Ruiz-Glvez, 1984a: Mapa 1; Delibes, 1977;
Garrido, Rojo y Garca, 2005).
En algunas zonas hay ajuares que se distinguen por
contener elementos de orfebrera, algn objeto de cobre,
brazales de arquero o cermica decorada, pero son una
minora y no son equiparables en suntuosidad o
normatividad con los de algunos enterramientos
individuales de la cuenca media del Duero o del occidente
de Galicia. nicamente se encuentran enterramientos
comparables en el Bajo Mio (vide supra), ya que otros
enterramientos individuales documentados en el Bajo
Mio, Tras-os-Montes occidental y Beira transmontana
presentan ajuares de diferente composicin y menor
riqueza. En algunas de las zonas con estelas y estatuasmenhir, como el Cantbrico, Bajo Mio o Beira
transmontana se siguen utilizando espacios funerarios
colectivos, como cuevas o antiguos sepulcros megalticos
para realizar inhumaciones cada vez ms individualizadas
(vide supra).
La interaccin extralocal en la que participan estas
comunidades gener, posiblemente, un proceso social que
se debata entre la reproduccin de la organizacin social
tradicional (Kelly, 1997) y la aparicin de nuevas
diferencias sociales (Chapman, J, 1994: 54). Por un lado,
se invierte cierto esfuerzo en la reproduccin social a
travs de la implantacin de estelas y estatuas-menhir,
imgenes ptreas que conmemoran ancestros y lugares
pertenecientes a un pasado comn. La proyeccin de
imgenes como stas de probable significado mortuorioen lugares rituales de carcter colectivo se relaciona con
la necesidad de estructurar materialmente territorios y
lugares, de reproducir y afianzar las relaciones sociales.
Los emblemas, adornos o armas representados o los
elementos metlicos tienen un papel activo en este
proceso de reproduccin social, contribuyendo a

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


consolidar o a desarrollar diferencias sociales
preexistentes y a naturalizarlas (Lightfoot y Martnez,
1995: 485; Daz-Guardamino, 2006). Estas diferencias
son dependientes an de la organizacin social
tradicional, ya que se basan en la proximidad a ancestros
comunes (Barrett, 1990: 183-186; Chapman, R., 2003:
36).
La interaccin entre estas zonas de contacto, el mbito
atlntico y la cuenca del Duero pudo tener lugar a travs
de lo que Renfrew denomin intercambio down the
line, intercambio recproco de elementos de prestigio u
otros elementos de valor, duplicados por territorios
sucesivos (Renfrew, 1975). En teora, el valor del objeto
intercambiado y su cantidad descenderan con la distancia
de la fuente. Sin embargo, en este caso es posible que su
nuevo significado variara en funcin de mltiples
circunstancias como su posible valor intrnseco, el nuevo
contexto social de su uso y el tipo de interaccin a travs
de la cual fue intercambiado (Piot, 1991, en Galn, 1993).
En el sector de las estelas y estatuas-menhir, de momento,
no hay indicios de lites que monopolizaran el
intercambio de bienes. El registro indica la existencia de
pequeos asentamientos situados en funcin de las vas de
comunicacin y de los recursos, sin una jerarquizacin
aparente entre ellos. Los datos socioeconmicos sugieren
que nos encontramos ante grupos organizados en base a
lazos de parentesco con una organizacin de la
produccin de tipo domstico. La explotacin permanente
o estacional de algunos recursos como el oro aluvial en el
valle del Mio, Alto Douro portugus y NW de la Meseta,
el mineral de cobre y los pastos de verano en el
Cantbrico y reborde montaoso del NW de la Meseta,
estara en manos de parte del agregado domstico que
dedicara una porcin limitada de su tiempo a este tipo de
tareas, por lo que tampoco podemos hablar de una
verdadera especializacin. En una sociedad organizada en
base a lazos de parentesco es posible pensar que diversas
unidades domsticas pudieran participar en el intercambio
de bienes a diversas escalas.
Durante este perodo pudieron desarrollarse diferencias
sociales entre unidades domsticas, grupos de parentesco
o asentamientos por diversos factores, extrnsecos
(intensificacin de la interaccin extralocal) e intrnsecos
(interaccin social local), relacionados entre s. Las
estelas y estatuas-menhir elaboran la imagen de
personajes sociales que estn todava estrechamente
vinculados a la identidad colectiva de un grupo social,
unidad domstica, grupo de parentesco, poblado o grupo
de poblados. Estos personajes, masculinos y femeninos
(vide infra), exponen una serie de smbolos emblemticos
y de vestido que aparecen en diversas regiones siguiendo
pautas de asociacin similares, o diferentes y locales (ver
fig. 132).
Las pautas de asociacin y la presencia o ausencia de
determinados elementos iconogrficos pueden ser
interpretados en funcin de la interaccin social local y

221

extra-local, como producto de intercambios y/o alianzas,


que a lo largo del tiempo contribuirn a la gnesis de
identidades sociales de carcter supralocal (Earle,
1990; Schortman, 1989: 54-56). Las estelas y estatuasmenhir aluden, probablemene, a personajes ancestrales
con los que se define un grupo de parentesco
diferenciado en su contexto local por su cercana a
ancestros comunes. Jugaron, por tanto, un papel esencial
en la reproduccin de la organizacin social tradicional a
una escala local. A una escala geografica ms amplia
estas imgenes remiten a relaciones sociales extralocales que igualmente debieron jugar un papel activo en
la reproduccin social a nivel local y que a lo largo del
tiempo contribuyeron a generar elementos de identidad
compartida con grupos igualmente diferenciados en su
contexto local. Estas identidades son materializadas a
travs de diversos iconos que se reproducen en las
estelas y estatuas-menhir.
Algunos de estos iconos pueden tener referentes
metlicos en algunas de las zonas con estelas y estatuasmenhir, como los puales y las alabardas. Otros posibles
referentes, como las gargantillas de tiras o la decoracin
geomtrica de estilo campaniforme encuentran sus
referentes en el ncleo occidental del NW o en la cuenca
del Duero. Los collares de varios semicrculos, los
cinturones, el elemento cruzado y la decoracin en espina
de pez no estn asociados, por regla general, a armas. Los
collares y los cinturones aparecen conjuntamente en
diversas piezas aqu tratadas y este binomio tambin es
frecuente en estelas con tocado (vide infra, Captulo 7.2).
La presencia de senos en una de estas ltimas piezas
reforzara el carcter femenino de estos iconos y estelas,
al igual que la posible presencia de senos en las estatuasmenhir de Boulhosa y Ermida, con collares y emblema
rectangular la primera y con decoracin en espiza de pes
la segunda (pero ver Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: 19,
fig.9; 2005c: fig. 27 sobre Boulhosa). Por otro lado, el
emblema rectangular est asociado a armas, collares y/o
cinturones, lo que sugiere que es un icono relacionado
con un tipo de categora social que trasciende el gnero
del personaje.
Los nicos referentes disponibles para concretar la
interpretacin social de las armas (pual y alabarda) son
los escasos datos antropolgicos de tumbas de la Meseta
y del Sureste. En la Meseta hay una serie de
enterramientos a los que se asocian puales de cobre
arsenical y cermica Ciempozuelos que han preservado
restos seos que han sido estudiados. Los cuatro
contextos mejor documentados son inhumaciones
individuales en fosa (Garrido, Rojo y Garca, 2005: 418420). Valdeprados (vila), Villabuena (Zamora) y
Arenero de Miguel Ruiz (Madrid) corresponden a adultos
de sexo indeterminado, mientras en Fuente Olmedo
(Valladolid) el inhumado es un adulto joven de sexo
masculino (Martn y Delibes, 1989; Garrido, Rojo y
Garca, 2005: 418-420). Como ya hemos mencionado,
esta inhumacin puede ser situada en funcin de fechas
de C14 entre c. 2140-1943 AC (vide supra). Otros datos

222

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

se han obtenido en contextos funerarios del SE peninsular


en momentos simultneos o ligeramente posteriores a los
aqu tratados (Castro et alii, 1993/94). En este sector
peninsular los datos sugieren que entre c. 2000-1800 AC
el pual es un objeto ambivalente que puede estar
asociado a sepulturas femeninas y masculinas. No

obstante, estos puales suelen estar asociados a alabardas


en las tumbas masculinas, mientras en las femeninas
estn asociadas a punzones (Castro et alii, 1993: 99). Por
otro lado, la alabarda argrica parece estar siempre
asociada a los hombres de mayor edad (Castro et alii,
1993/94: 94).

Figura 132: Distribucin y asociacin de atributos representados en las estelas y estatuas-menhir en el Norte Peninsular durante el Bronce Inicial y Pleno.

Aunque los datos son escasos y las referencias que


hemos utilizado no proceden del rea de las estelas y
estatuas-menhir, el estudio detallado de la iconografa y
esta informacin adicional nos permiten sugerir como
hiptesis de trabajo que las estelas y estatuas-menhir
aqu tratadas se refieren a ancestros-personajes
femeninos y masculinos con los que se identifican
grupos de parentesco o linajes destacados en su
comunidad. Los iconos elegidos para elaborar
grficamente estas categoras sociales remiten a
relaciones de tipo extra-local, aunque su uso sigui
patrones locales, como atestiguan los variados estilos y
asociaciones. Sin embargo, su aparicin en el mismo tipo
de soportes-contextos (estelas/esteliformes y estatuasmenhir) y las estructuras asociativas ms bsicas
sugieren la existencia de significados comunes. Algunas

categoras sociales elaboradas a travs del emblema


rectangular parecen ser comunes a ambos gneros, por
lo que podra ser interpretado en trminos de estatus y/o
relaciones de parentesco. Otros elementos como los
collares y cinturones aluden posiblemente a personajes
femeninos, mientras las armas, especialmente la
asociacin de pual y alabarda, caracterizaran la imagen
de un personaje masculino.
Estas imgenes ancestrales, femeninas y masculinas, son
hitos pblicos y permanentes que estructuran
socialmente el espacio en el que se encuentran y la
memoria colectiva de los grupos que lo habitan. Sus
mensajes estn dirigidos a propios y extraos. Estn
situadas en zonas de trnsito local que a una escala
regional constituyen importantes vias de comunicacin.
La dinmica social de estos grupos estar intrincada con

ESTELAS ANTROPOMORFAS Y ESTATUAS-MENHIR EN EL NORTE


la interaccin extralocal, como queda reproducido en el
emplazamiento de asentamientos, necrpolis, estelas,
estatuas-menhir o estaciones de arte rupestre. De esta
forma, estelas y estatuas-menhir tuvieron un papel activo
en el desarrollo de estos procesos locales y extralocales.
En sntesis, los factores que vemos concurrir en los
ambientes con estelas y estatuas-menhir son, por un lado,
su situacin en la periferia de la Meseta Norte y en reas
bien comunicadas que favorecen la interaccin tanto con
la cuenca del Duero como con el mbito atlntico. Por
otro lado, destaca la riqueza de estas zonas en minerales
que potencialmente son fciles de explotar (cobre y oro),
adems de la diversidad de recursos. La integracin de
estas zonas en un proceso de interaccin extra-local cre
unas condiciones sociales dinmicas a nivel regional

223

pero tambin local, ya que las relaciones sociales


internas y locales se concatenarn con el proceso
externo. Las sociedades que viven en estos ambientes
adoptan recursos locales y extra-locales como
mecanismos de reproduccin social, que en estas
circunstancias contribuirn a la consolidacin de
diferencias sociales preexistentes y a la emergencia de
nuevas identidades de carcter supralocal. Estelas,
esteliformes y estatuas-menhir representan a personajes
sociales que forman parte de los ancestros comunes y
refuerzan la identidad del grupo ante propios y extraos.
En el contexto de interaccin social en el que participan
estas comunidades, estos iconos tienen un valor aadido,
reforzando la posicin social de determinados grupos
sociales.

7.2
ESTELAS CON TOCADO
Uno de los de los aspectos que nos han llevado a tratar de
forma separada la serie de estelas que tratamos a
continuacin es la presencia en todas ellas de un motivo
que es representado con bastante convencionalismo,
aunque el estilo de su representacin vare segn las
zonas. Este motivo ha sido normalmente interpretado
como diadema pero tambin ha sido referido como tocado
o peinado, interpretacin esta ltima con la que ms
concordamos (vide infra).
En el Captulo 7.1 vimos una estatua-menhir, la de
Muios de San Pedro en el Alto Tmega, Orense, en la
apareca este motivo asociado al emblema rectangular.
Este emblema aparece en piezas que se pueden atribuir a
los inicios de la Edad del Bronce, como Longroiva, en la
Beira Alta, a partir de c. 2200 AC, as como en estatuasmenhir ligeramente ms recientes, como Tremedal en
Salamanca o Preixana en Lrida, para las que hemos
propuesto un margen situado entre c. 2000/18001600/1500 AC (vide supra, Captulo 7.1). Por otro lado,
no hay que olvidar que este emblema aparece en la
estatua-menhir de S. Joao de Ver (Porto), posiblemente de
cronologa ms reciente. Como el emblema rectangular,
este tocado o peinado tan peculiar parece tener cierta
longevidad (vide infra). Aparece en piezas como Crato o
Torrejn Rubio V, que reproducen esquemas
compositivos muy similares a los vistos en piezas
septentrionales como Pea T, Tabuyo del Monte o
Collado de Sejos II, que pueden ser datados al menos a
partir de c. 2200 AC (vide supra, Captulo 7.1). Por otro
lado, la aparicin de este tipo de peinados est constatada
en piezas que por diversos aspectos pueden ser situadas en
el Bronce Tardo y Final, como Almadn de la Plata 2 en
Sevilla y Torrejn Rubio II en Cceres (vide infra).
Otro de los motivos que nos han llevado a tratarlas
separadamente parte de la hiptesis de trabajo que nos

gua y que ha sido sugerida por diversos investigadores


previamente (vide supra, Captulo 3). Esta hiptesis
considera que las estelas antropomorfas con tocado en las
que el cuerpo est identificado con el soporte, a excepcin
de las extremidades que pueden estar grabadas,
constituyen un desarrollo anterior a aquellas estelas en las
que el cuerpo est enteramente representado de forma
esquemtica. De esta forma, las estelas ms antiguas
corresponderan a un estadio anterior al Bronce Final. Su
desarrollo tendra lugar, posiblemente, desde los inicios de
la Edad del Bronce y especialmente durante el Bronce
Pleno, ocupando una amplia regin geogrfica situada
entre la distribucin de las estelas y estatuas-menhir del
Norte de Portugal y Galicia, las del SW de la Meseta
Norte (vide supra, Captulo 7.1) y las estelas alentejanas
(vide infra Captulo 7.3). Un comportamiento diferente se
desprende de la distribucin de los ejemplares ms tardos,
como Torrejn Rubio II o Almadn de la Plata, ya que
sta coincide con ejemplares contemporneos de
contenido diferente (Estelas de Suroeste) tanto a escala
macro como micro espacial y por ello las volveremos a
tratar posteriormente (vide infra Captulo 7.4).
La representatividad de la muestra y su homogeneidad
iconogrfica se suman como argumentos para un
tratamiento separado. No obstante, las relaciones grficas
evidentes entre la mayora de estos ejemplares y algunos
conocidos en el NW peninsular, concretadas en la
representacin de collares y cinturones, hacen necesario
explorar las relaciones entre todas ellas y por ello haremos
mencin frecuente a piezas tratadas en el captulo anterior.
La distribucin de las piezas que vamos a estudiar a
continuacin es similar a la vista para la mayora de los
ejemplares tratados con anterioridad, que se sitan en el
reborde occidental de la Meseta (ver fig. 133).

226

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 133: Mapa de distribucin de Estelas diademadas (en gris los casos dudosos): 1, Pedra da Atalaia II (Guarda); 2, Guarda (Guarda); 3, Ciudad
Rodrigo I (Salamanca); 4, Ciudad Rodrigo II (Salamanca); 5, Agallas (Salamanca); 6, Robledillo de Gata (Cceres); 7, Hernn Prez I-VII (Cceres); 8,
Cerezal I (Cceres); 9, Cerezal II (Cceres); 10, Riomalo (Cceres); 11, Cambrocino (Cceres); 12, Arrocerezo (Cceres); 13, Torrejn Rubio V
(Cceres); 14, Torrejn Rubio II (Cceres); 15, Salvatierra de Santiago I (Cceres); 16, Crato (Portalegre); 17, Nossa Sra. de la Esperana (Portalegre);
18, Capilla I (Badajoz); 19, Zarza Capilla II (Badajoz); 20, Helechal (Badajoz); 21, Belalczar (Crdoba); 22, La Berfilla (Crdoba); 23, Granja de
Toniuelo (Badajoz); 24, Bodonal (Badajoz); 25, Almadn de la Plata II (Sevilla); 26, La Lantejuela (Sevilla); 27, Los Santos (Salamanca).

A diferencia de otros ejemplares vistos hasta ahora, parece


existir en estas piezas una discriminacin geogrfica de
estilos o convenciones diferentes que pueden ser
interpretados en trminos socioeconmicos y/o
cronolgicos (vide infra; ver figs. 134 y 135). Para
explorar esta posibilidad desarrollaremos el estudio de
estos ejemplares teniendo en cuenta la distribucin
geogrfica.

10. Cuenca del Ardila


11. Sierra de Galaperosa
12. Valle del Guadalquivir
Hay varias piezas que presentan una relacin dudosa con
el conjunto. Pedra da Atalaia 2 (Guarda), Los Santos
(Salamanca) y Helechal (Badajoz) presentan grafas que
podran hacer referencia a un tocado o peinado pero su
peculiaridad o mal estado no permiten asegurarlo (vide
infra figs. 134 y 135).

Para ello hemos diferenciado doce zonas geogrficas:


1. Serra de Estrela/Cuenca del Mondego
2. Cuenca del gueda/Sierra de Gata/Cuenca del Alagn,
3. Sierra de Gata/Cuenca del Alagn
4. Hurdes/Cuenca del Alagn
5. Margen izquierda del valle del Alagn
6. Sur Cuenca del Tajo
7. Sierra de Montnchez
8. Sierra de S. Mamede
9. Cuenca del Zjar

Por otro lado, el reciente hallazgo de la estela 2 de


Almadn de la Plata (Sevilla) (Garca Sanjun et alii,
2006) confirma la relacin de las estelas diademadas
ms esquemticas, situadas en el valle del Zjar, con el
resto de las estelas aqu tratadas. Adems, la presencia en
el mismo soporte de un guerrero al estilo de las estelas del
Suroeste (vide infra, Captulo 7.4) verifica la existencia de
este tipo de aderezos durante el Bronce Tardo/Final (vide
infra).

ESTELAS CON TOCADO

Figura 134: Dibujos esquemticos de las estelas con Tocado o Peinado en las zonas situadas al Norte del ro Tajo.

227

228

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 135: Dibujos esquemticos de las estelas con Tocado o Peinado en las zonas situadas al Sur del Tajo.

ESTELAS CON TOCADO


7.2.1 Caractersticas formales
Soportes
Como soporte se utilizan rocas diversas que en general
son conocidas en el entorno en el que se encuentran 1 (ver
fig. 136). El nico anlisis detallado ha sido realizado
sobre los soportes de las estela 2 de Almadn de la Plata,
que sugiere una muy posible procedencia local (Garca
Sanjun et alii, 2006: 143). En los dems casos, la falta de
anlisis petrogrficos nos impide hacer ms precisiones.

Figura 136: Tipos de rocas utilizadas como soporte de estelas con


Tocado en las diferentes zonas.

No obstante, muchos de estos soportes son bloques


rodados, sin aristas y con superficies lisas, lo que es
provocado fundamentalmente por la accin erosiva del
agua (ver fig. 137). Es posible, por tanto, que en estos
casos los bloques fueran obtenidos en los ros o zonas
inmediatas a stos, como sugiri M. Almagro a propsito
de las estelas de Hernn Prez (Almagro Basch, 1972). La
mayora de los soportes sobre bloque rodado proceden del
entorno inmediato del ro gueda (afluente del Duero) y
de varios afluentes del alto Alagn (afluente del Tajo) por
su derecha. Tambin hay un ejemplo aislado en el Zjar
(afluente del Guadiana) con la estela de Zarza Capilla 2.

Figura 137: Nmeros absolutos y porcentajes de bloques rodados


respecto al total de los soportes por zonas.

La eleccin de este tipo de soportes parece circunscribirse


de momento a tramos fluviales estrechamente vinculados
a la Sierra de Gata y a la comarca de Las Hurdes. Por un
lado en las zonas 2 y 3 las estelas estn situadas a lo largo
del ro gueda, su afluente Burguillos y en los tramos alto
y bajo del ro Arrago, afluente del Alagn. La distribucin
de estas estelas describe un paso natural de comunicacin
entre los piedemontes N y S del sector ms oriental de la
Sierra de Gata (vide infra; ver fig. 137). Por otro lado, otro
1 Aunque en el caso de La Lantejuela (Sevilla) se ha sealado la
posible ausencia de este tipo de caliza en la regin inmediata
(Oliva, 1983: Nota 15).

229

grupo de estelas (zona 4) est distribuido por varios


tramos de los ros Ladrillar, Hurdano y en el arroyo de
Cambrocino (ro de los ngeles), todos ellos subsidiarios
del Alagn por su derecha. En estos casos nos
encontramos en el interior de Las Hurdes, con un paisaje
accidentado de valles encajados que comunicaran entre s
en el tramo del Alagn que hoy es ocupado por el sector
ms septentrional del Embalse de Gabriel y Galn (vide
infra fig. 164). Es muy posible, que la eleccin de este tipo
de soportes estuviera relacionada con una tradicin
concreta, lo que el anlisis de la iconografa parece
corroborar (ver fig. 134; vide infra).
No obstante, es interesante sealar que en los nicos
ejemplares que aparecen agrupados de momento, los de
Hernn Prez (zona 3), existe gran variedad. La diversidad
de rocas es clara y no deja de ser llamativo el hecho de
que, en esta zona en la que dominan claramente las
pizarras, slo 1 de los ejemplares est realizado en esta
materia prima y el resto en otras rocas como granito (4),
caliza (1) y basalto (1). Una visita al lugar nos permiti
comprobar que este tipo de materias primas, aunque
escasas, estn disponibles en el entorno ms o menos
inmediato a los lugares en los que se hallaron las estelas.
Todo lo anterior permite sugerir que al menos en el caso
de Hernn Prez los soportes fueron elegidos
preferentemente por su morfologa (bloque rodado) y
quiz procedencia (ros), lo que restara importancia al
tipo de roca como criterio de seleccin. Sin embargo, hay
que sealar que de las cuatro estelas que presentan
cinturn con remaches (HP 2, 3, 6 y 7), tres estn
realizadas en granito (HP 2, 6 y 7), lo que pudiera ser
significativo. El tipo de granito de la estela 7 llam la
atencin de Almagro Basch, quien sugiri una posible
procedencia alctona por su ausencia en la zona (Almagro
Basch, 1972: 99). Esta estela y la 3, realizada en caliza,
son las nicas del conjunto que estn realizadas en losas
que en principio no parecen haber sido bloques rodados en
origen, por lo que fueron objeto de preparacin previa
(vide infra).
Esta riqueza de matices en un conjunto como el de Hernn
Prez muestra el inters de emprender anlisis
petrogrficos y de procedencia de materias primas en el
estudio de este tipo de piezas. El tipo de roca, la
morfologa natural del bloque y/o su procedencia tuvieron
posiblemente significados asociados y por ello jugaron un
papel activo como elementos de diferenciacin de los
personajes representados.
Sera tentador analizar de esta forma el soporte de la estela
de Granja de Toniuelo, en este caso como elemento
reutilizado. Recientemente se ha afirmado que esta estela
fue hallada en la entrada del tholos de Granja de
Toniuelo (Bueno y Balbn, 1997b: 100; 2000a: 354 y fig.
4; 2003: 414a). Atendiendo al reciente estudio estructural
del monumento (Carrasco Martn, 2000), por su
morfologa y dimensiones el soporte de la estela podra
haber sido un elemento constructivo del tholos y haber
sido reutilizado como soporte de la estela. No obstante,

230

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

segn refiere G. Leisner, la estela haba sido encontrada,


haca algn tiempo, en un campo de la propiedad al labrar
la tierra, pero que nada se saba de restos de sepultura
megaltica en las cercanas del lugar del hallazgo
(Leisner, 1935: 129). Como indica G. Leisner, la estela
fue hallada en la misma finca del tholos, pero no en sus
cercanas. En este entorno hay abundantes afloramientos
granticos muy diaclasados (Carrasco Martn, 2000:
294), por lo que probablemente se utilizaron estos
recursos naturales para la obtencin del soporte.
Un soporte de gran inters es el de Riomalo, ya que en su
reverso el soporte es cncavo y su superficie pulida por su
uso como piedra de molino. Lamentablemente esta estela
est desaparecida y por la documentacin publicada

(Cuadrado, 1974) es imposible saber si su uso como


superficie para moler fue previa a la elaboracin de la
estela o posterior.
Una variable ms que merece la pena explorar es el
tamao de los soportes (ver fig. 138). Los ejemplares
situados en el NW peninsular, tratados en el captulo
anterior, con collares pero sin tocado, presentan
tamaos variados. Por un lado vimos soportes de pequeo
tamao que no rebasan los 40 cm. Por otro lado existen
soportes de gran tamao como los de Quinta de Vila
Maior o Alto da Escrita, situados junto al ro Duero. De
momento no se conocen piezas con estas caractersticas en
el NW con tamaos situados entre los 40-110 cm. (vide
supra, Captulo 7.1).

Figura 138: Diagrama de Tallo y Hoja de estelas completas con collares (Valles del Mio, Vilaria y Duero) y de estelas con collares y tocado (el resto de
las zonas 1-12). Subrayado: soportes de bloques rodados; Amarillo: Iconografa naturalista sin extremidades; Naranja: Iconografa naturalista con
Brazos; Azul: Iconografa naturalista con Brazos y Piernas; Verde: Iconografa esquemtica de cuerpo completo.

Las estelas antropomorfas con collares y tocado


presentan tamaos muy variados pero distribuidos
regularmente entre los 30 cm. y los 140 cm. (bloques
rodados entre 30-130 cm.), aunque el mayor nmero de
piezas se encuentra entre los 50-110 cm. (ver fig. 138). Si
tenemos en cuenta la distribucin por zonas de los tipos de
soportes, sus medidas y el formato bsico de su
iconografa (ver fig. 138), vemos que en las zonas que
abarcan la cuenca del gueda, Sierra de Gata, Hurdes y
Cuenca del Alagn (zonas 2-4) la totalidad de los soportes
completos son bloques rodados, su tamao vara
considerablemente y muestran personajes con rostro y
manos (Naranja) o con rostro, manos y piernas (Azul). Por
otro lado, en las zonas situadas al Sur del Tajo (zonas 612) no hay bloques rodados y los soportes preparados
concentran sus tamaos especialmente entre 50-100 cm.
En estos sectores llama la atencin el hecho de que las
imgenes ms naturalistas que se identifican con el
soporte y no presentan extremidades (Amarillo), similares
a las halladas en el NW peninsular, se concentran en
tamaos pequeos (30-60 cm.) y en las zonas 6 (Sur

Cuenca del Tajo) y 8 (Sierra de S. Mamede). Por otro


lado, las figuras ms esquemticas2, a las que se atribuyen
cronologas ms tardas (vide infra), presentan soportes de
tamaos situados entre 60-80/100 cm. Estos datos
sugieren, entre otras cosas, la existencia de una posible
tradicin regional en la eleccin de bloques rodados como
soportes, independientemente de su tamao, en las zonas
2, 3 y 4, en las que adems los formatos iconogrficos
parecen estar convencionalizados y parecen ser
especialmente caractersticos de estas zonas, aunque
tambin hay casos puntuales en otras.
Tcnicas
En la mayora de los casos las figuras antropomorfas y sus
ornamentos estn representados a travs de grabados por
piqueteado que en las zonas 1-4 tiende a ser profundo y
ancho, mientras en las zonas al Sur del Tajo (6-12) suele

2 Recientemente, Santos ha propuesto esta misma diferenciacin


entre las estelas naturalistas y esquemticas (Santos, 2009).

ESTELAS CON TOCADO


ser ancho y menos profundo. En la estela de Hernn Prez
5 se menciona la existencia de piqueteado y pulido del
grabado (Almagro Basch, 1972).

(Salvatierra de Santiago) (ver fig. 142).

Existen adems una serie de recursos utilizados para dar


varios grados de tridimensionalidad a la figura con tocado.
La mayora de las figuras naturalistas con o sin
extremidades se adaptan a la silueta del soporte, sea este
natural o preparado. En los casos en los que se utilizan
bloques rodados la sensacin de volumen es mayor, lo que
es enfatizado en algunos casos a travs del grabado del
tocado en los cantos naturales del soporte (Ciudad
Rodrigo 1, Agallas, Robledillo de Gata, Cerezal 2,
Arrocerezo) (Almagro-Gorbea, 1977: 195), o por el
grabado del cinturn en todo el contorno de la pieza
(Ciudad Rodrigo 2, Cerezal 2) (Rada, 1967/69: 185;
Sevillano, 1991: fig. 1). Por otro lado, P. Bueno comenta
que en el reverso de las piezas de Ciudad Rodrigo 2,
Agallas y Cerezal 1 ha detectado algunos zig-zags en
grabado ms leve (Bueno, 1995: 102), aunque de
momento no se ha publicado informacin grfica al
respecto.
En los soportes preparados existe un trabajo escultrico
del mismo en las piezas de Guarda (Beira Alta, zona 1) y
La Lantejuela (Sevilla, zona 12) (ver fig. 140). En otros
casos situados al Sur del Tajo la morfologa del soporte es
menos expresiva pero la tridimensionalidad es abordada a
travs del grabado de tocados o cinturones en cantos y
laterales (Crato, Almadn de la Plata 2) o todo el contorno

Figura 139: Detalle de la estela de Arrocerezo (Hurdes).

Figura 140: Calco de la estela/ estatua-menhir de Guarda (A-de-Moura, Guarda) (segn Silva, 2000: Fig. 3).

231

232

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

En la mayora de las piezas se utiliza un solo tipo de


grabado, siendo escasas las ocasiones en las que se
menciona ms de un tipo de grabado. En Ciudad Rodrigo
2 se indica que el tocado, rostro, brazos y collares estn
realizados con grabado en U, mientras el cinturn, que
rodea toda la pieza, presenta un grabado mucho ms
profundo e irregular (Bueno, 1983a: 12). En este caso
estas dos tcnicas podran ser producto de dos
intervenciones, especialmente si tenemos en cuenta que
las estelas de la zona 2 en la que se inscribe este ejemplar
de Ciudad Rodrigo no presentan cinturn. En el reverso de
esta pieza, en Agallas y Cerezal 1, P. Bueno comenta la
existencia de zig-zags en grabado ms leve (Bueno, 1995:
101-102). En la estela de Agallas tambin se ha detectado
una figura incisa a la altura del brazo izquierdo-pecho que
ha sido interpretada como posible alabarda (Carrapatas),
quiz fruto de una segunda intervencin (Sevillano, 1991:
109). No obstante, la poca coherencia de los trazos nos
hacen mantener en suspenso esta interpretacin. Tambin
en la estela de Salvatierra de Santiago se detectan
diferentes tipos de grabado que son siempre de trazo
regular. Existe desde un trazo en U ancho y profundo para
el cinturn que rodea la pieza, pasando por un grabado
similar pero de menor anchura para tocado, rostro, pechos,
brazos y collares, hasta la fina incisin que representa los
dedos de las manos (vide infra fig. 142). En este caso la
regularidad del trazado y coherencia iconogrfica sugieren
la posibilidad de que se trate de una composicin realizada
en un solo momento. La reciente revisin de la estela de
Granja de Toniuelo ha puesto de manifiesto la existencia
de diversos grabados finos que son imperceptibles a la
visin directa (ver fig. 141; Bueno y Balbn, 1997b: fig.
23; 2000a: 353-356, fig. 4). El conjunto de grabados de la
estela podra corresponder a varias intervenciones,
especialmente si tenemos en cuenta las diferencias en
tcnicas, trazados y estructuracin (vide infra).
Por ltimo resta comentar una interesante figura en la
estatua-menhir de Guarda (Silva, 2000). Adems de la
preparacin escultrica y los grabados de perfil en U de
trazado regular que representan la prctica totalidad de la
figura, se han detectado en la zona media bajo las manos
una serie de trazos ms finos y dos cazoletas que han sido
interpretados como smbolo flico (ver fig. 140; Silva,
2000: 233, lm. II-2). La figura ofrece cierta ambigedad
y podra estar relacionada con otras representaciones
situadas en zonas similares del soporte en Quinta de Vila
Mayor y Cabeo da Mina 21 (valle de Vilaria, Bragana)
(vide infra). En Guarda este grabado est deteriorado
debido, segn el autor de su estudio, a una destruccin
intencional de cronologa desconocida (Silva, 2000: 233).
Es posible que esta pieza sufriera una modificacin
semejante a las conocidas en diversas estatuas-menhir del
SE de Francia (Serres, 1997: 62-71; DAnna, 1998b: 50)
pero de momento se trata del nico ejemplo conocido en
la pennsula, lo que puede deberse a limitaciones de la
investigacin. De cualquier modo no hay que excluir que
se trate de un caso nico y quiz no intencional.

Figura 141: Estela de Granja de Toniuelo (Jerez de los Caballeros,


Badajoz) (segn Bueno y Balbn, 1997b: fig. 23).

Un hecho interesante es la rectificacin del brazo


izquierdo de la figura de Ciudad Rodrigo 1. Este tipo de
rectificaciones en la ejecucin inicial del grabado no
parece documentarse en ms piezas.
Finalmente hay que recordar el posible uso de pintura en
todas estas estelas, como indican los restos de pintura
recientemente detectados en las estelas de Hernn Prez 6
y Granja de Toniuelo, en las que se han detectado restos
de pintura roja (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: 609).

7.2.2 Elementos representados


Rostro
En la mayora de las estelas con tocado el rostro adquiere
un llamativo protagonismo. Las estelas que representan al
personaje de forma naturalista, con o sin extremidades
sealadas, reproducen el rostro a travs de ojos y nariz
(Hernn Prez 1 y 2, Torrejn Rubio V, Crato, N.S.

ESTELAS CON TOCADO


Esperana, Salvatierra de Santiago, La Lantejuela), con
ojos, nariz y boca (Guarda, Ciudad Rodrigo 1 y 2, Agallas,
Robledillo de Gata, Hernn Prez 4-6, Cerezal 1,
Arrocerezo, Granja de Toniuelo y Bodonal) e incluso con
cejas individualizadas (Riomalo y Cambrocino). Por otro
lado, en las estelas de cuerpo esquemtico no se detalla el
rostro, a excepcin de Torrejn Rubio 2, en la que ste
est representado por ojos, nariz y boca.
Aunque el rostro representado de forma ms o menos
naturalista es un aspecto conocido en esteliformes, estelas
y estatuas-menhir con armas como Pea T, Longroiva,
Tremedal o Segura, en el Norte Peninsular es una
caracterstica ms comn en estelas con collares (vide
supra, Captulo 7.1; Captulo 7.4). En este mbito se
conocen rostros representados por ojos y nariz, algunas
reproduciendo un esquema en T como el de Crato, en
Paredes, varias de Cabeo da Mina y Villar del Ala. Otras
piezas reproducen un rostro con boca, como en Quinta de
Couquinho, Quinta de Vila Mayor, Cabeo da Mina 21,
Nave 2 o Ermida (vide supra, Captulo 7.1).
Un aspecto que tambin las relaciona con estelas del Norte
peninsular es la existencia en algunas de una lnea recta
que delimita o secciona el rostro en su parte inferior. Al
Norte del Tajo este elemento slo se encuentra en las
estelas de Hernn Prez (zona 3), en todas las que
conservan este sector del cuerpo, y al Sur del Tajo en las
estelas de Torrejn Rubio V (zona 6), Crato y N.S.
Esperana en la zona 8, y en La Lantejuela en el
Guadalquivir. En el Norte peninsular este aspecto es
comn en las figuras de cuerpo rectangular como Pea T,
Collado de Sejos 1 y 2 o Tabuyo, aunque tambin lo
encontramos en Paredes, Quinta de Couquinho y Cabeo
da Mina 7, todas con collares (vide supra, Captulo 7.1).
Finalmente, un elemento interesante pero de difcil
interpretacin es la presencia de pequeas cazoletas u
hoyitos distribuidos de forma irregular en el rostro algunas
de estelas como Ciudad Rodrigo 1, Robledillo de Gata,
Hernn Prez 1, 2 y 6 y Cerezal 1 al Norte del Tajo y
Bodonal en Badajoz. Este aspecto ya fue reseado por
Almagro Basch, quien lo puso en relacin con las
cazoletas que la estela de Tabuyo del Monte presenta en la
zona del rostro y que interpret como la representacin de
mltiples ojos (Almagro Basch, 1972: 107). Tambin se
han documentado cazoletas en la zona del rostro en las
estelas de Collado de Sejos 1 y 2, en el Norte peninsular.
Recientemente M. A. De Blas ha sugerido que tras las
series de cazoletas de las estelas del Norte peninsular
quiz haya una simbologa numrica (Blas, 2003b: 405406 y fig. 13). Aunque en algunos casos, como en Hernn
Prez, las cazoletas presentan una ptina similar al resto
de los grabados su distribucin parece totalmente
aleatoria, lo que parece apartarlas de los casos
septentrionales. En la pieza de Arrocerezo (Hurdes)
tambin aparecen dos lneas paralelas en la mejilla
derecha del personaje, aunque el posible carcter
intencional de las mismas no es comentado por los autores
de su estudio (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: 98-99,

233

fig. 2)
Cuerpo
Las figuras antropomorfas con tocado presentan dos
formatos: uno naturalista en el que el cuerpo tiende a
identificarse con el soporte, aunque ste no est trabajado,
y otro esquemtico.
El formato naturalista es el que reproducen en diferentes
grados todas las estelas situadas al Norte del Tajo, a
excepcin de la posible pieza de Pedra da Atalaia 2
(Guarda). En el caso de Guarda incluso existe un trabajo
escultrico del soporte (vide supra). Al Sur del Tajo
nicamente conocemos la estela de Torrejn Rubio 5
(zona 6), Salvatierra de Santiago (zona 7), Crato y N.S. de
la Esperana (zona 7) y Granja de Toniuelo (quiz
tambin Bodonal) en la zona 10.
Esta forma de representacin es conocida en estelas y
estatuas-menhir septentrionales con collares y adornos de
vestido como la de Paredes, las del Valle de Vilaria, las
de Alto da Escrita y Nave 2 en la Beira Alta o Villar del
Ala en Soria (vide supra, Captulo 7.1). Otras piezas con
trabajo escultrico del soporte son Boulhosa, con collares,
Muios de San Pedro, con tocado, as como las estatuasmenhir con armas tratadas en un captulo anterior (vide
supra, Captulo 7.1).
La novedad en estos ejemplares con tocado es la
representacin casi sistemtica de las extremidades
superiores, con manos incluidas, que en los ejemplares
tratados en captulos anteriores slo estn representadas en
una nica mano en la estela de Longroiva (Guarda). Las
nicas estelas con tocado sin extremidades se localizan al
Sur de la cuenca del Tajo, en la zona 6 (Torrejn Rubio 5)
y en el entorno de la Sierra de San Mamede (Alto
Alentejo, zona 8).
Por otro lado, las nicas estelas con tocado representadas
de forma naturalista que con seguridad presentan piernas y
pies estn situadas en la zona de las Hurdes/Cuenca del
Alagn (zona 4): estelas de Cambrocino y Riomalo (ver
figs. 134 y 154). En las estelas 6 de Hernn Prez (zona 3)
y Granja de Toniuelo (zona 10) existen lneas verticales
en la misma posicin bajo el cinturn, que en ambos casos
presenta remaches. En la primera las dos lneas verticales
paralelas se han interpretado como el astil de una alabarda
tipo Carrapatas cuya hoja quedara sobre el cinturn
(Bueno, 1984: 607; 1995: 110 y fig. 34:1). La inspeccin
directa de esta pieza nos ha permitido comprobar que la
supuesta hoja es una protuberancia natural de la piedra.
No descartamos que el relieve natural del soporte se
integrara en la iconografa de la pieza. No obstante,
pensamos que de momento la hiptesis ms plausible es
interpretar estas lneas como la representacin de un
objeto cuya naturaleza est an por determinar (vide
infra). En la estela de Granja de Toniuelo hay una lnea
grabada que est rematada por un pequeo crculo. En la
reciente revisin de la pieza P. Bueno y R. Balbn se

234

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

inclinan por interpretar este grabado como parte de un


soliforme (Bueno y Balbn, 1997b: 118). Como en Hernn
Prez 6, pensamos que este elemento podra estar
representando algn objeto para el que an no conocemos
referentes. En el reciente estudio de este pieza tambin se
identifica la presencia de piernas (Bueno y Balbn, 1997b:
fig. 23).
Las representaciones de piernas o pies es conocida en
algunos ejemplares septentrionales, como Pea T,
Longroiva y quiz Cabeo da Mina 21 (vide supra,
Captulo 7.1). Por otro lado, las piernas estn bien
representadas en las estatuas-menhir de Tremedal de
Tormes y Valdefuentes (Salamanca) (vide supra, Captulo
7.1).

se ha interpretado como smbolo masculino que ha sido


intencionalmente destruido (Silva, 2000: 233-234). La
interpretacin de estos grabados como smbolo de
masculinidad es plausible, pero pensamos que existen los
mismo argumentos para interpretarlos como smbolo de
feminidad o como la representacin de un objeto para el
que an no conocemos referente, como sera el caso del
grabado rectangular situado sobre el cinturn de la estela
con collares de Quinta de Vila Maior (valle e Vilaria)
(ver fig. 80).
Como datos a favor de la feminidad de alguna de estas
estelas con tocado est la representacin de posibles
pechos en la estela de Salvatierra de Santiago (ver fig.
142).

Las representaciones esquemticas de personajes con


tocado estn situadas al Sur del Tajo. Por un lado tenemos
imgenes de estilo intermedio como la de Torrejn Rubio
2 (zona 6) y La Lantejuela (zona 12) con rostro y cierto
volumen-, mientras las del valle el Zjar (zona 9) y Sierra
de Galaperosa (zona 11) son completamente esquemticas
y no poseen rostro. En casi todos los casos se representa el
cuerpo completo con brazos, dedos de la mano sealados,
piernas y pies. En el Zjar, aparte del ejemplar dudoso de
El Helechal, de iconografa muy diferente, conocemos la
estela de Zarza Capilla 2, que representa de forma
extremadamente esquemtica lo que parece ser un
antropomorfo con tocado, aunque en este caso no es
posible identificar extremidades ya que el soporte est
fragmentado. Este tipo de representaciones esquemticas
estn extensamente representadas en las estelas del
Suroeste (vide infra Captulo 7.4).
Un tema discutido es la atribucin sexual de las estelas
con tocado. En las estelas prehistricas peninsulares son
pocas las alusiones claras a partes del cuerpo susceptibles
de este tipo de interpretaciones, y este grupo no es una
excepcin. En las estelas y estatuas-menhir septentrionales
nicamente se conoce una posible representacin de
pechos en la estatua-menhir de Ermida, mientras en
Boulhosa dos cazoletas podran estar representado este
particular (vide supra, Captulo 7.1). No hay que olvidar,
por otro lado, varios menhires antropomorfos del recinto
de Portela do Mogos (Alto Alentejo), en los que hay
motivos circulares que podran ser interpretados de este
modo (vide supra, Captulo 6.1).
Por otro lado, en la estatua-menhir de Chaves existe un
elemento que ha sido interpretado como posible falo
erecto (Jorge, V.O. y S.O., 1990: 302). En este caso la
reutilizacin de un menhir flico, como parece ser tambin
el caso de Boua, en el Norte de Portugal, o Bayuela I
(Toledo), podra ser interpretado en trminos de atribucin
sexual. Otro grabado que podra ser interpretado como
smbolo sexual son las tres lneas situadas bajo el cinturn
de la estela 21 de Cabeo da Mina, con collares (valle de
Vilaria). Ya hemos mencionado que en la estatua-menhir
de Guarda se han documentado restos de un grabado en la
misma posicin que la anterior (vide supra). En este caso

Figura 142: Detalle de la estela de Salvatierra de Santiago (Cceres).

En las estelas de representacin esquemtica la condicin


femenina de las figuras con tocado se explicita o sugiere
con ms frecuencia. En el valle del Zjar las estelas de
Capilla 1 y Belalczar presentan posibles representaciones
de pechos. Estos faltan en la estela 2 de Almadn de la
Plata (Sevilla), en la que la figura con tocado est
representada junto a un segundo antropomorfo al que se

ESTELAS CON TOCADO


asocian una espada y un escudo, por lo que
hipotticamente se podra asumir un rol femenino para la
figura tocada (ver fig. 135). Finalmente, en la estela de La
Lantejuela (Sevilla), el autor de su estudio interpret dos
crculos en relieve como la posible representacin de
senos (Oliva, 1983: 134).

235

Berfilla). En un caso estos puntos se convierten en la


nica decoracin del tocado (N. S. De la Esperana, en la
zona de la Sierra de San Mamede). En este mismo sector
la pieza de Crato presenta un diseo de rejilla
representado en bulto redondo que difiere ligeramente de
los dems (Vasconcelos, 1910: fig. 3a; ver fig. 144).

Tocado
El aspecto que da una marcada personalidad a este grupo
de estelas es el tocado o peinado. Su representacin puede
tomar diversas formas que estn presentes en zonas
geogrficas y en modos de representacin (naturalistaesquemtico) variados.
El patrn base ms comn est compuesto por 2-4 semivalos que enmarcan el rostro, que pueden empalmar con
el trazado de los collares formando valos completos. En
ocasiones el tocado puede estar separado de los collares
por una simple lnea horizontal o estar totalmente
individualizado de stos e incluso exento de la figura
antropomorfa. En un caso el tocado no presenta
decoracin interna alguna (Agallas, zona 2). Sin embargo,
el formato ms comn est segmentado interiormente por
lneas verticales (ver figs. 134 y 135). En tres casos estas
lneas representan el peinado o tocado de forma muy
naturalista, sin estar enmarcadas en un trazado
esquemtico (Guarda en la zona 1, Salvatierra de Santiago
en la zona 7 y La Lantejuela en la zona 12).

Figura 144: Estela de Crato (Alto Alentejo, zona 8). Altura: 30 cm.
(Foto: Almagro Basch, 1966: Lm. XLIII 1 y 2).

Un formato que tambin se aleja ligeramente de los dems


es el de Ciudad Rodrigo 2 (zona 2), que podra ponerse en
relacin con el dudoso grabado de Pedra da Atalaia 2
(Guarda) (ver fig. 134). En el caso de Ciudad Rodrigo 2 el
tocado adquiere cierta complejidad, presenta dos
secciones decoradas de forma diferente, est conectado
con la nariz como en Arrocerezo (zona 4) y presenta dos
remates lineales que acaban en la cara.

Figura 145: Detalle del tocado-peinado y remate o pendiente de la


estela de Riomalo de Abajo (Cceres) (Cuadrado, 1974: Lmina 2).
Figura 143: Estela de Robledillo de Gata (zona 2)

En ocasiones el tocado es tambin aderezado con series de


puntos que rematan el tocado exterior o internamente en
piezas de formato naturalista como Robledillo de Gata
(ver fig. 143), posiblemente Hernn Prez 4, Arrocerezo
(ver fig. 139) y Granja de Toniuelo. Tambin los puntos
estn presentes en el formato esquemtico (Capilla 1 y La

Otros remates representados en cuatro piezas adquieren


una morfologa oval y/o circular. En la pieza de Riomalo
un remate circular se sita entre el tocado y los collares y
a partir de l nace una especie de apndice alargado
segmentado en su interior que podra ser cabello trenzado
(ver fig. 145; Cuadrado, 1974: 8-10 y lms. 1 y 2). El
remate circular es muy semejante a los remates circulares

236

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

documentados en la estatua-menhir de Nave 2 (Moimenta


da Beira), en la que parecen ser parte de los collares. La
estela de Quinta de Vila Mayor es otra pieza con collares
que presenta crculos pero en este caso estn divorciados
de los collares y pasan a estar situados en la zona de las
mejillas (ver fig. 80; vide supra, Captulo 7.1). En la
misma zona de Riomalo se hall la pieza de Arrocerezo,
en la que el tocado est tambin rematado por elementos
de morfologa alargada, posiblemente trenzados, similares
a los de Riomalo (ver fig. 145; Bueno y Gonzlez
Cordero, 1995: 99). Por otro lado, las estelas de Bodonal
(zona 10) y Capilla 1 (zona 9) el tocado esta rematado por
crculos que no parecen estar en conexin con los adornos
tipo collar que presentan estas figuras (ver fig. 135).

propios del tocado del cabello. Las series de puntos que


decoran interna o externamente los tocados podran ser
elementos decorativos del peinado o la redecilla.
Otros indicios fortalecen la hiptesis del peinado/ tocado y
aportan datos adicionales sobre sus caractersticas y su
papel social e identitario durante la Edad del Bronce. En el
municipio hurdano de Caminomorisco se hall una cuenta
de collar de pizarra de gran tamao (3,04 cm.), seccin
plana (0,4 cm.), decorada con un antropomorfo que
incluye un tocado/ peinado similar al de las estelas,
aunque en este caso vemos el aspecto que debi tener el
mismo en la parte posterior del personaje (ver fig. 146;
Sevillano, 1988-89: 497-502).

Finalmente resta comentar que en la estela de Torrejn


Rubio 2, con un antropomorfo esquemtico pero que an
presenta cierto naturalismo, las terminaciones redondeadas
del tocado estn conectadas por dos lneas a la altura del
cuello, como si fueran cintas que lo sujetan.
La interpretacin del elemento que hemos optado por
denominar genricamente como Tocado vara entre
autores. Se ha interpretado como manto o diadema
(Almagro Basch, 1972; Sevillano, 1974; 1982: 166; 1991:
99), como diadema (p.e. Celestino, 2001: 242-260),
tocado (p.e. Bueno, 1983a: 11; 1987a: 450; 1991a: 84) o
peinado (Cuadrado, 1974: 10). Los elementos que rematan
este tocado tambin han sido objeto de diversas
interpretaciones. Crculos como el de Riomalo o Bodonal
han sido descritos como elementos decorativos que
rematan los collares (Berrocal, 1987a: 90-91), como
broches o pendientes (Cuadrado, 1974: 10) o como
adornos del tocado (Bueno y Cordero, 1995: 99). Los
remates alargados de Riomalo y Arrocerezo podran ser
cabellos trenzados (Cuadrado, 1974: 10; Bueno y
Gonzlez, 1995: 99). Finalmente, en la estela de Granja de
Toniuelo G. Leisner interpreta la franja de puntos como
diadema con decoracin, mientras las segmentadas
estaran reproduciendo el peinado (Leisner, 1935: 132).
En las estelas de Guarda, Salvatierra de Santiago y La
Lantejuela el Tocado est representado de forma
naturalista y tridimensional por una sola franja de lneas
paralelas. Su interpretacin como representacin
esquemtica del cabello parece ser la ms plausible en
estos casos (Gonzlez y Alvarado, 1986: 261; Oliva, 1983:
132).
La presencia de franjas diversas y estrechas sugiere que en
muchas de estas estelas estamos ante la representacin del
cabello, que estara recogido a travs de un peinado y/o un
elemento que permitira visualizar los cabellos (redecillas
de cabello). El conjunto poda estar rematado en los
laterales por trenzas (Riomalo, Arrocerezo) o por adornos
circulares (Capilla 1 y Bodonal). Pensamos que los
adornos circulares de Riomalo se ajustan ms a un posible
remate de los collares, como los que estn representados
en la estatua-menhir de Nave 2, con collares (ver fig. 84),
aunque no hay que descartar que se trate de adornos

Figura 146: Cuenta de esquisto hallada en Caminomorisco (Hurdes)


(segn Sevillano, 1988-89).

La cuenta fue hallada en la superficie de un cortafuegos,


en la ladera de un monte, y no disponemos de datos sobre
su contexto de deposicin. No obstante, hay referencias
orales que sitan el hallazgo de un nutrido conjunto de
casi 200 cuentas similares en tamao y materia prima, en
un vaso cermico lleno de tierras negruzcas y situado en
un hoyo rodeado de piedras, en la Llan del Terrojo,
collado de Lasuende, municipio de Caminomorisco 3
(Sevillano y Bcares, 1991-92: 561 y fig. 1). Segn la
persona que realiz el hallazgo slo 18 de estas cuentas o
colgantes estaban decorados. C. Sevillano y J. Bcares
tuvieron la oportunidad de estudiar seis de los ejemplares
decorados (2,4 - 4 cm.). Aunque su reciente propietario los
haba modificado con grabados adicionales, los originales
parecen estar constituidos por muescas que rodean las
piezas en sus contornos, series de pequeas cazoletas
formando esquemas diversos en anverso y reverso, y
algunos surcos en las zonas proximal y distal (Sevillano y
Bcares, 1991-92: fig. 1). Aunque la decoracin de estas
piezas no nos remite a la iconografa que estamos
tratando, el carcter de este depsito es muy interesante,
ya que existen varios testimonios de habitantes de la zona
3 En la Carta Arqueolgica de Cceres se indica que el lugar est
en Riomalo de Abajo, municipio de Caminomorisco.

ESTELAS CON TOCADO


que indican que entre las dcadas de 1940s y 1970s,
coincidiendo con la siembra de olivos en la zona, se
hallaron numerosas cistas con una laja en el fondo (de
35-75 cm.), con un crculo de piedras hincadas a su
alrededor (1 m de dimetro), una piedra hincada en el
centro junto a la que, en ocasiones, se documentaba un
vaso cermico (Sevillano, 1988-89: 502).
Estudios arqueolgicos recientes han documentado la
existencia de estructuras similares en este sector de Las
Hurdes, asociadas a poblados calcolticos, como el de La
Corra (Arrolobos) o el de La Coronita (Acea de
Caminomorisco), cercano al lugar donde estaba reutilizada
la estela de Arrocerezo 4 (Gonzlez Cordero, 1993: 253;
Bueno y Gonzlez, 1995). Tanto en La Corra como en La
Coronita hay referencias orales que indican la existencia
de estelas similares, hoy desaparecidas (Carta
Arqueolgica; Bueno y Gonzlez, 1995: 104). A la
estructura de El Madroal, ms alejada de estelas
conocidas, se asocian materiales tambin Calcolticos5
(Gonzlez Cordero, 1993: 253; Bueno y Gonzlez, 1995:
figs. 6 y 7). Otras referencias orales sealan que la estela
de Cerezal 1 apareci hincada en el suelo junto a unas
lajas de pizarra que formaban un recinto en cuyo interior
fue hallada una urna o puchero, aunque no se pudieron
comprobar dichas referencias (Sevillano, 1982: 165).
Frente a la loma de este lugar est situado un poblado con
recinto amurallado (El Collado del Cerezal) en el que se
han documentado materiales diversos que han sido
relacionados con el Calcoltico, Bronce Inicial y Pleno
(Gonzlez Cordero, 1993: 253; Gonzlez, 2004: 15).
Estas estructuras, posiblemente funerarias suelen aparecen
agrupadas y cubiertas por pequeos tmulos, como en Las
Corras, donde se documentaron hasta quince. La accin de
los clandestinos ha daado gravemente muchas de estas
estructuras. Junto a alguno de los hoyos se hallaron restos
de cermicas con mamelones que reiteraran una
cronologa Calcoltica para muchas de ellas, aunque sin
ms datos arqueolgicos no hay que descartar cronologas
ms tardas.
Estas relaciones espaciales han llevado a sugerir una
cronologa de Neoltico Final/ Calcoltico para los inicios
de las estelas con tocado en esta zona (vide infra; Bueno y
Gonzlez, 1995: 102-104). No obstante, hemos de tener
precaucin, ya que de momento no existen datos
estratigrficos que siten estas imgenes en poca
Calcoltica. La cuenta o colgante con el antropomorfo no
dispone de referencias adicionales, las otras cuentas de
pizarra con posible contexto no estn iconogrficamente
relacionadas con aquella y, hasta ahora, nunca se ha
documentado arqueolgicamente el hallazgo de una estela
con tocado en el interior de uno de estos recintos. Adems,
4 En La Coronita hay referencias sobre el hallazgo de otra pieza
antropomorfa hoy desaparecida (Bueno y Gonzlez, 1995: 104).
5 Referencias orales indican el hallazgo de escorias y cermica
con
decoracin
incisa
(http://www.celtiberia.net/verimg.asp?id=2740).

237

la situacin reiterada en diversas zonas de la Pennsula de


estelas y estatuas-menhir con clara cronologa de inicios
de la Edad del Bronce en necrpolis que, cuando menos,
presentan estructuras del Neoltico Final/ Calcoltico, nos
llevaran a replantearnos la relacin de estas estelas con
tocado hurdanas y las estructuras a las que se asocian
espacialmente. Por un lado, no hay que descartar que
algunas de estas estructuras sean de cronologa ms
reciente y, por otro, hay que tener en cuenta que las estelas
pudieron haber sido situadas intencionalmente en lugares
funerarios preexistentes (vide infra).
El colgante con representacin antropomorfa aparece en
un sector de Las Hurdes (municipio de Caminomorisco)
en el que slo se conocen tres estelas con tocado:
Cambrocino, Arrocerezo y Riomalo. Este es el nico
sector al Norte del Tajo en el que hay estelas con tocado
con extremidades inferiores (Cambrocino y Riomalo). Al
Sur del Tajo, a excepcin de La Lantejuela
(Guadalquivir), las dems estelas con tocado y piernas son
de clara cronologa tarda (vide infra). En el colgante no
hay extremidades pero s una imagen reticulada que,
segn Sevillano, no tiene continuidad con las figuras del
reverso (Sevillano, 1988-89: 497-499). Como en las
estelas de su zona, la figura de este colgante tambin
presenta extremidades superiores pero no hay indicios de
collares, elemento que en las estelas del sector estn bien
representados.
Lo que tienen en comn estas figuras es la representacin
de un complejo peinado o tocado como elemento clave en
la caracterizacin de los personajes representados. Este
tocado est bien representado durante la Edad del Bronce
en los sectores Centro y Sur del reborde occidental de la
Meseta central en las estelas que tratamos. Aunque su
existencia previa no est claramente atestiguada, no hay
que excluir esta posibilidad. El hecho de que estos
personajes estn representados en soportes permanentes y
pblicos (estelas), asociados a necrpolis de cierta
antigedad -quizs todava utilizadas- reitera el carcter
colectivo y ancestral de estas imgenes (vide infra). La
presencia de un icono similar en un colgante de uso
personal reiteraran el carcter identitario colectivo y
posiblemente genealgico de estas imgenes. En este
sentido, es posible sugerir que, mientras el tocado o
peinado elabora la categora social de los personajes
representados, las imgenes de estelas y colgante juegan
un papel activo en la estructuracin social e identitaria de
las personas que, a travs de prcticas diversas, se
relacionaron con ellas.
Otros hallazgos, ciertamente lejanos (pennsula de
Jutlandia, Dinamarca) pero sumamente interesantes,
aportan informacin adicional para la interpretacin de las
piezas que tratamos. Se trata de una serie de
enterramientos realizados en sarcfagos de roble,
envueltos en turba y situados bajo grandes tmulos de
tierra que, gracias a la formacin de capas de xido que
mantuvieron un ambiente acufero aislado del exterior,
han conservado abundante material orgnico,

238

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

especialmente tejidos (Broholm y Hald, 1940; Barber,


1991: 176 y ss; Jensen, 1999; Kekstadt, 2000; Randsborg
y Christensen, 2006: 23-26). Los enterramientos
femeninos mejor conservados revelan la existencia de
complejos peinados que eran recogidos por redecillas
realizadas con materiales orgnicos (fina lana o pelo de
caballo) utilizando la tcnica del sprang (Red de
Enlazado-Entrelazado) 6 (Barber, 1991; Kekstadt, 2000;
Randsborg y Christensen, 2006: 25; ver fig. 147).

Figura 147: Reconstruccin de los peinados y redecillas de las mujeres


de Skrydstrup y Borum Eshj (Kristiansen y Larsson, 2005; fig. 57).

Los dos casos ms conocidos y mejor conservados son los


enterramientos de Skrydstrup (AK VII 3527A), en
Haderslev, Sur de Jutlandia, y Borum Eshj (AK XIII), en
Aarhus, Este de Jutlandia (ver figs. 147 y 148). En el
tmulo de Skrydstrup se documentaron tres
enterramientos, dos masculinos (AK VII 3527B y C) y
uno femenino situado en la zona central del tmulo (AK
VII 3527A). Los enterramientos masculinos estaban en
posicin secundaria respecto al enterramiento de la mujer,
por lo que debieron ser anteriores o contemporneos a sta
(Randsborg y Christensen, 2006: 162). La mujer, de unos
16-18/19 aos, tena una estatura de unos 170 cm, estaba
6 La tcnica consiste en tender sobre un bastidor hilos que se
retuercen y entrelazan formando diversos calados.

vestida con blusa, larga tnica y cinturn de lana, llevaba


dos aros de oro como pendientes y estaba acompaada por
una bolsita tejida en lana en la que se hallaba un peine de
asta (Horn) (Randsborg y Christensen, 2006: Lmina 25).
Su largo cabello estaba peinado siguiendo un patrn
bastante complejo. Sobre el peinado se coloc una
redecilla realizada con pelo de caballo (ver fig. 147).
El enterramiento femenino de Borum Eshj C se
encontraba tambin bajo un tmulo en el que tambin
haba dos enterramientos masculinos (A, 50-60 aos- y B 20-22 aos-). En esta ocasin el enterramiento femenino
se hallaba en una posicin secundaria respecto a los
masculinos (Randsborg y Christensen, 2006: 158). Esta
mujer era adulta, de unos 50-60 aos, y fue enterrada
vestida con blusa, falda larga y cinturn, todos ellos en
tejido de lana. Su cabello estaba peinado siguiendo un
complejo patrn y cubierto parcialmente por una redecilla
realizada con fina lana. Adems, estaba acompaada de un
recipiente cermico, una bolsita de lana y abundantes
objetos de bronce (una placa de cinturn redonda, tutuli,
un fino torques, tres fragmentos de espiral, dos brazaletes
y un pual). En la blusa tenan una fbula de bronce y en el
cabello un peine de asta (ver fig. 148).
La cronologa concreta de estos enterramientos no est
clarificada del todo, ya que no se han podido datar por
dendrocronologa y la nica fecha de radiocarbono
disponible no es concluyente. Una antigua datacin de
C14 sita el enterramiento femenino de Skrydstrup a
finales del s. XII AC, es decir, a finales del perodo III del
Bronce Inicial Nrdico 7. No obstante, su situacin
estratigrfica revela que este enterramiento pudo ser
anterior o contemporneo a los otros dos, masculinos,
acompaados por espadas que estn bien datadas a finales
del perodo II del Bronce Inicial Nrdico (c. 1400-1300
AC) (Randsborg y Christensen, 2006: 13 y 162). Por otro
lado, el enterramiento femenino de Melhj presenta un
peinado similar al de Skrydstrup y una datacin de
radiocarbono lo sita tambin a finales del siglo XII AC8
(Randsborg y Christensen, 2006: 11-13).
En el tmulo de Borum Eshj se ha podido situar el ltimo
ao de crecimiento de los rboles empleados en los
sarcfagos de los enterramientos masculinos A (c. 1348
AC) y B (c. 1344 AC) (Randsborg y Christensen, 2006:
183). La posicin secundaria del enterramiento femenino
respecto a stos y los objetos asociados sugieren cierta
anterioridad o contemporaneidad pero, en cualquier caso,
podra ser situada en la primera mitad del siglo XIV AC
(Randsborg y Christensen, 2006: 158).
Este tipo de enterramientos en sarcfagos de roble bajo
grandes tmulos (hasta 20 m de dimetro y alturas de
entre 3-4 metros) se conocen en la pennsula de Jutlandia,
7 K-3873: 2900+/-80, 1371-901 cal AC 2 sigma
(Randsborg y Christensen, 2006: 13)
8 K-3874: 2930+/-80, 1380-925 cal AC 2 sigma (Randsborg y
Christensen, 2006: 13)

ESTELAS CON TOCADO


especialmente en la mitad Sur (Johansen, Laursen y Holst,
2004: fig. 2). En Jutlandia se han documentado hasta
20.000 tmulos atribuidos al Bronce Inicial Nrdico (c.
1700-1100 AC), pero slo en un nmero limitado de los
investigados se han hallado este tipo de contenedores. De
la muestra analizada por dendrocronologa (30 casos)
hasta la actualidad, la gran mayora (25 casos) se sitan
entre c. 1391-1344 AC, un perodo de 50 aos (Jensen,
1999; Randsborg y Christensen, 2006: 181). Los
enterramientos excavados muestran hombres y mujeres,
jvenes y adultos los enterramientos infantiles son muy

239

escasos- en muchos casos vestidos con prendas de lana y


acompaados de tems variados cuantitativa y
cualitativamente. Aunque tanto hombres como mujeres
estn representados, numricamente los enterramientos
masculinos superan por mucho a los de mujeres (Jensen,
1982: 173-174). No obstante, a lo largo del Bronce Inicial
Nrdico se registra un incremento del nmero de mujeres
enterradas de esta forma, lo que K. Randsborg relaciona
con la importancia creciente del papel de la mujer en la
agricultura (Randsborg, 1974; 1984, pero ver Gilman,
1981: Nota 2).

Figura 148: Hallazgos asociados al enterramiento C de Borum Eshj en Aarhus, Este de la pennsula de Jutlandia (Randsborg y Christensen, 2006:
Lmina 20).

Tanto el vestido como los objetos que los acompaan son


diferenciados para hombres y mujeres. Los hombres
suelen estar acompaados de armas de bronce y otros
objetos ms excepcionales como joyas de oro. Las
mujeres estn acompaadas de joyas y adornos de vestido
de bronce, excepcionalmente elementos de oro, aunque en
algunas ocasiones tambin hay puales de bronce
asociados a estos enterramientos (Steffegen, 1995;
Randsborg y Christensen, 2006: 26-27).
Se considera que este tipo de sepulturas estuvieron
destinadas a personas de alto rango de jefaturas
(Randsborg, 1974; Jensen, 1982: 173-174; Kristiansen,
1987: 42) en las que se sugiere la existencia de una
aristocracia guerrera (Kristiansen, 1987: 42; Kristiansen y
Larsson, 2006: 254-255, 270-280). Recientes anlisis
ponen en duda este modelo y sugieren la existencia de
pequeas unidades sociales descentralizadas pero
especializadas y relacionadas entre s por una compleja
red de interaccin social en la que destacaran lderes
locales relacionados entre s y apoyados por la
colectividad (Johansen, Laursen y Holst, 2004: 51-52).
Entre los enterramientos masculinos hay evidentes
diferencias en la composicin y peso de los ajuares que se
interpretan en trminos de estatus e interaccin

(Randsborg y Christensen, 2006: 27-34). Tambin entre


los enterramientos femeninos se detectan diferencias,
especialmente en el vestido y ornamentacin del cuerpo.
Segn Sorensen, estas diferencias caracterizan dos
categoras de mujeres que no estn relacionadas con la
edad de la difunta, la riqueza de los objetos que la
acompaan, sus tipologas o caractersticas regionales
(Sorensen, 1997; 2000: 139). Las diferencias en el vestido
sugieren ms bien distinciones relacionadas con el
desarrollo fsico y/o moral de la mujer, su reproduccin o
la existencia o no de contratos matrimoniales. Se tratara
de una distincin interregional, ya que los mismos
esquemas de diferenciacin estn presentes en diversas
regiones (Sorensen, 1997; 2000: 140).
El excepcional registro arqueolgico dans y su detallado
estudio indican la existencia y visibilidad de mujeres
socialmente diferenciadas, la existencia de categoras
sociales entre ellas y el importante papel de los tocados y
el traje o vestido en la elaboracin de estos matices
sociales.
Entre otros aspectos es particularmente interesante el
relevante papel del tocado femenino en los mbitos social
y ritual entre al menos c. 1348-1100 AC. Estos tocados se
han conservado por la conjuncin de una serie de

240

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

variables ambientales y rituales que slo se han registrado,


de momento, en este sector de Europa occidental. En otras
zonas de Centroeuropa se han conservado adornos de
tocados de material no perecedero (Wels-Weyrauch, 1994:
57). Es posible que en otras muchas zonas existieran
tocados como los documentados en la pennsula de
Jutlandia, compuestos de material orgnico (cabello, pelo
animal y lana), que no se han conservado hasta nuestros
das.
Las estelas antropomorfas que aqu tratamos muestran que
este tipo de arreglos corporales existieron en otras zonas
de la Europa atlntica y que, como en Jutlandia, tuvieron
un papel importante en los mbitos social y ritual. Las
diferencias ms obvias entre nuestro caso y el dansalemn 9 es que aqu tratamos con representaciones que
son permanentes y pblicas, que adems presentan una
distribucin regional que slo se solapa con estelas del
Suroeste del Bronce Tardo-Final. Los datos actuales
indican que algunos ejemplares con cuerpos ms
esquemticos fueron contemporneos a las estelas del
Suroeste, pero hay muchos otros para los que se sugieren
cronologas anteriores (vide infra). Existen argumentos
para pensar que muchas de estas estelas con tocado se
realizaron a lo largo del Bronce Inicial/Pleno (c.
2200/2000-1400 AC), lapso para el que de momento no se
conocen otro tipo de estelas o estatuas-menhir en la regin
que abarcan (vide infra).
La informacin antropolgica nos permite determinar que
en Jutlandia los peinados elaborados y las redecillas eran
elementos slo utilizados por mujeres que adems
presentaban un atuendo bien diferenciado del masculino.
En la Pennsula Ibrica las representaciones de las estelas
no suelen explicitar el sexo de la persona salvo en algunas
excepciones. Al Sur del Tajo encontramos en la Sierra de
Montnchez la estela de Salvatierra de Santiago con
pechos claramente indicados. En el valle del Zjar se
sitan las imgenes esquemticas de Capilla 1 y
Belalczar, ambas con pechos indicados de forma
sumaria. En el valle del Guadalquivir se conoce la pieza
de La Lantejuela, con cuerpo esquemtico y pechos
sealados. Finalmente, en la Sierra de Galaperosa se hall
la excepcional pieza de Almadn de la Plata 2, en la que
junto a un personaje con escudo y espada, est
representada una figura con tocado. Ninguna de estas dos
figuras presenta aspectos fsicos de tipo sexual pero el
carcter excluyente de los atributos podra estar indicando
la diferente condicin sexual de los mismos (vide infra;
Captulo 7.4).
Un caso diferente presentan las restantes estelas con
tocado, ya que no existen signos explcitos y claros de su
condicin sexual. La estela de Guarda presenta restos de
posibles motivos grabados bajo el vientre, pero su
atribucin sexual es incierta, ya que de ser interpretados
en este sentido podran serlo como signo tanto de
9 Este tipo de enterramientos aparecen tambin en SchleswigHolstein (Norte de Alemania).

feminidad o como de masculinidad (vide supra). En las


estelas de Hernn Prez 6 y Agallas se han identificado
hipotticas alabardas, pero los argumentos para esta
interpretacin no nos parecen muy slidos (vide supra;
vide infra). De cualquier forma, aunque estos motivos
reprodujeran armas de forma clara, no nos parece un
argumento slido para determinar el carcter masculino de
estas imgenes con tocado, ya que existen estelas con
tocado y pechos, igual que existen tumbas femeninas
danesas con tocado y armas (ver figs. 142 y 148).
La mayora de las estelas con tocado y sin motivos
sexuales explcitos podran ser atribuidas a una fase (c.
2200/2000-1400 AC) y estn situadas en una regin en la
que no existen otras estelas o estatuas-menhir. Estos
podran ser argumentos para sugerir una posible
ambivalencia del tocado como posible indicador de
condicin social independiente del sexo del personaje. No
obstante, los nicos signos sexuales claros asociados al
tocado en otras estelas son femeninos, por lo que
pensamos que de momento la hiptesis ms plausible es
considerar el tocado como ndice de una categora social
femenina (vide infra).
Collares
Un aspecto que comparten estas estelas con algunas del
NW peninsular es la presencia de motivos semicirculares
concntricos bajo el rostro (ver fig. 149; vide supra,
Captulo 7.1). En la mayora de los casos, su identificacin
como collares o elementos relacionados- es la ms
plausible. La relacin de estas representaciones con
referentes materiales conocidos en la Pennsula es ms
problemtica.
De las treinta y tres piezas con tocado aqu analizadas,
cinco estn daadas, carecen de esta parte del soporte por
estar fragmentadas o son dudosas. Cuatro piezas no tienen
representacin de collares, todas ellas de tipo esquemtico
y situadas en el Sur peninsular (zonas 9 y 11). Otras dos
piezas (Torrejn Rubio 2 y Bodonal) presentan elementos
en el cuello pero su representacin se distancia
formalmente del resto. En Bodonal, adems, presenta unas
cazoletas como decoracin que nos remiten a la forma de
representar algunos cinturones de estas estelas (p.e.
Torrejn Rubio 2). Aunque nos inclinamos a relacionarlos
con los dems collares, no tenemos certeza de que se
refieran al mismo tipo de adorno representado en las
dems (22 casos), que reproducen de forma bastante
convencional una serie de semicrculos concntricos
situados en la zona del cuello/ pecho, que enmarcan la
parte inferior del rostro. Se distancian de estas
convenciones los collares de Cerezal 1 y Capilla 1. En el
primer caso puede deberse a su mal estado de
conservacin, que haya derivado en la prdida de
elementos. En el segundo caso el diferente formato puede
ser fruto del esquematismo del conjunto, lo que tambin
podra hacerse extensible a la pieza de Torrejn Rubio 2.
Adems, en Capilla 1 el interior de los dos semicrculos
est decorado con un rayado perpendicular que no aparece

ESTELAS CON TOCADO

241

en ninguna otra pieza.


Las restantes estelas (20 ejemplares) presentan de 2 a 5
semicrculos que bien son continuacin/ nacen del Tocado
o arrancan de la zona de los hombros. Cinco estelas
presentan 2 semicrculos, la gran mayora de ellas (11
ejemplares) 3 semicrculos, 2 tienen 4 semicrculos y otras
dos estelas presentan 5 semicrculos (ver fig. 149). Entre
estas piezas destaca la de Granja de Toniuelo por ser la
nica que presenta decoracin en zig-zag entre los
semicrculos (ver fig. 141). La forma de representar el
collar en estas estelas con tocado es similar al que
documentamos en algunas estelas con collares del NW,
especialmente en Quinta de Couquinho, Cabeo da Mina 4
(Bragana) y Nave 2 (Viseu), con un nmero de
semicrculos (3 y 4) similar. Otras estelas/ estatuas-menhir
del NW presentan un nmero de semicrculos superior: 5
en Alto da Escrita (Viseu) y 7 en Boulhosa (Alto Minho),
Quinta de Vila Maior, Cabeo da Mina 21 y 3 (Bragana).
No podemos descartar que estos motivos semicirculares,
tanto en las estelas del NW como en las que presentan
tocado, estn representando collares de cuentas (vide
supra, Captulo 7.1), pero varios argumentos nos llevan a
explorar su posible relacin con adornos de cuello
realizados en oro. Por un lado, este tipo de adornos en oro
se concentran en el occidente peninsular y hacen su
aparicin a partir de inicios de la Edad del Bronce (c. 2200
AC). En este mismo espacio geogrfico, aunque con una
distribucin complementaria, se sitan todas las estelas
con collares (ver fig. 151).
Las estelas con collares que pueden ser atribuidas a los
inicios de la Edad del Bronce estn situadas
principalmente en el NW (sin tocado) (vide supra,
Captulo 7.1), aunque tambin algunos ejemplares con
collares y tocado situados en el Tajo o en la Sierra de S.
Mamede pueden ser relacionados con esta etapa (vide
infra). Una distribucin relacionada se observa con
torques o gargantillas de tiras atribuidos a esta etapa,
concentrados mayoritariamente en el NW, lo que nos llev
a analizar los torques-gargantillas de oro como posibles
referentes de las representaciones de las estelas del NW
(vide supra, Captulo 7.1).
Una distribucin ms meridional presentan los adornos de
cuello atribuidos a momentos ms tardos, que se
encuentran desde Viseu hasta el valle del Guadalquivir,
por el Occidente y SW peninsulares, excluyendo el Bajo
Alentejo, Algarve y cuencas Bajas del Guadiana y
Guadalquivir (ver fig. 151). Esta distribucin est
estrechamente relacionada con la que presentan las estelas
con tocado y collares, as como la de algn ejemplar sin
tocado situado al Sur del Duero, como Nave 2 (Viseu), al
que atribuimos una cronologa amplia pero ligeramente
ms tarda que las dems estelas del NW (vide supra,
Captulo 7.1).

Figura 149: Estelas y estatuas-menhir con collares en la Pennsula


Ibrica (CINT: cinturn; S, cinturn simple; D, cinturn doble; R,
cinturn con remaches; CLL: Collares; NumL: nmero de semicrculos.
Subrayado: Estatuas-menhir; Amarillo: Iconografa naturalista sin
extremidades; Rosa: Iconografa naturalista con Brazos; Azul:
Iconografa naturalista con Brazos y Piernas; Verde: Iconografa
esquemtica de cuerpo completo).

Un indicio que apoyara la supuesta relacin entre los


collares de las estelas -con o sin tocado- y los adornos en
oro hallados en la regin est basado en aspectos formales
y se refiere al nmero de varillas o aros que son
representados o componen el referente material.
Si observamos el nmero de semicrculos representado en
ambos grupos de estelas (NW sin tocado, con tocado
desde Guarda hasta el Guadalquivir), vemos que en las
septentrionales se tiende a incorporar un mayor nmero de
semicrculos que en las estelas que presentan tocado (ver
fig. 150). Si hacemos una interpretacin directa de los
motivos, estos semicrculos podran estar representando el
lmite entre las tiras-aros que decoraran el cuello. En el
NW este nmero superior de tiras o aros correspondera
bien al tipo de referente mejor representado en la zona

242

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(gargantilla de tiras) (ver fig. 150; vide supra, Captulo


7.1). Por otro lado, la mayora de las estelas con tocado
estaran representando adornos de entre 1 y 2 aros, aunque
tambin habra ejemplares excepcionales que
reproduciran adornos compuestos por 3 (Ciudad Rodrigo
1 y Arrocerezo) y 4 aros (Guarda, Granja de Toniuelo)
(ver fig. 150).

Figura 150: Grfico que describe el porcentaje de estelas (Y) por


nmero de semicrculos (X), comparando los ejemplares del NW
(Captulo 7.1) y las estelas con tocado.

Estos patrones de representacin de las estelas con tocado


mantienen una correspondencia interesante con los
adornos de cuello de oro atribuidos a la Edad del Bronce
documentados en su rea de distribucin. La mayora de
las piezas de oro son torques simples, de un aro, aunque
algunos han aparecido en conjuntos de dos y tres. Slo se
ha documentado una gargantilla de tiras y se conocen un
torques doble y dos triples (vide infra). A diferencia del
NW, los elementos de adorno de cuello atribuidos al
Bronce Inicial y Pleno (c. 2200-1425/1200 AC) en este
sector peninsular son muy escasos (ver fig. 151; vide
infra), mientras un conjunto ms nutrido de piezas es
atribuido genricamente al Bronce Final (c. 1200-900-800
AC). El hallazgo de la mayora de estos adornos fue fruto
de la casualidad, apenas existen datos contextuales y, en
algunos casos, los datos de procedencia son inseguros.
Todo lo anterior debe tenerse en cuenta ya que
probablemente la muestra disponible no es del todo
representativa de la distribucin geogrfica y cronolgica
original de este tipo de adornos. Adems, indicios
adicionales sugieren la existencia de prcticas de
refundicin desde al menos el Bronce Final, lo que podra
explicar la escasa representacin numrica de piezas
atribuibles a las fases ms antiguas (vide infra). Por otro
lado, los datos actuales permiten ampliar la cronologa de
los torques normalmente atribuidos al Bronce Final (vide
infra), por lo que los torques de oro estn presentes a lo
largo de gran parte de la secuencia de la Edad del Bronce
en este sector peninsular (vide infra).
En el territorio que se extiende al Sur del Duero los
adornos de cuello en oro atribuidos a los inicios del
Bronce (c. 2200-1700/1600 AC) se reducen a un torques
de paletas en El Viso (zona del Zjar) y una gargantilla de

6 tiras en Santarm (Hernando, 1983: 88-90; 1989: 37;


Armbruster y Parreira, 1993: 62-63). Las lnulas,
atribuidas al Bronce Pleno (c. 1700/1600-1200 AC)
(Armbruster y Parreira, 1993: 56-59), no estn
representadas en este sector peninsular. En la transicin al
Bronce Final puede ser situado el depsito de Bodonal de
la Sierra (Badajoz), municipio en el que se document la
estela con tocado de Bodonal (ver fig. 135). Este depsito
est compuesto por diecinueve piezas de oro que estaban
depositadas en un pequeo vaso cermico del que slo se
recuperaron escasos fragmentos y que estaba enterrado
bajo tierra (Almagro-Gorbea, 1977: 43-50). Entre las
piezas de oro hay tres lingotes con forma de brazalete,
trece extremos ensanchados de torques con fractura
antigua, dos de ellos con decoracin geomtrica, y tres
varillas de torques deformadas, una de las cuales coincide
en dimetro con los extremos decorados (AlmagroGorbea, 1977: figs. 10 y 11). Los torques con extremos
ensanchados son piezas caractersticas de Irlanda, en
donde se sitan entre c. 1300-1000 AC (Almagro-Gorbea,
1977: 49; Waddell, 2000: 195). El estado de estas piezas
indica que se trata de material para refundir, por lo que ha
sido interpretado como un depsito de fundidor (Perea,
1991: 116).
Hay varios torques anulares macizos no normativizados
que se atribuyen genricamente al Bronce Final (c. 1200900/800 AC) (Perea, 2005: 97-98; ver fig. 151: otros
Torques), pero la gran mayora de las piezas atribuidas a
esta fase se incluyen en -o estn relacionados con- la
orfebrera o mbito tecnolgico denominado SagrajasBerzocana (ver fig. 151 y 152; Almagro-Gorbea, 1974b;
1977: 18-35; Enrquez, 1991; Perea, 1991: 132-139;
Armbruster y Parreira, 1993: 28, 74-77; Perea, 2005: 97 y
fig. 2).
Los tpicos torques Sagrajas-Berzocana son aros
simples, macizos y abiertos, decorados con motivos
geomtricos incisos (p.e. Baioes en Viseu, Berzocana y
Valdeobispo en Cceres) (ver fig. 155). Algunos torques
simples presentan cierre machihembrado, que es
considerado tecnolgicamente innovador (p.e. Penela en
Coimbra y vora-Portel) (Almagro-Gorbea, 1977; Perea,
1991). Otra tcnica innovadora -la fusin adicional- est
presente en ejemplares compuestos por dos o tres aros
unidos mediante esta tcnica (Armbruster, 1995a: 103). El
Torques de Sagrajas (Badajoz) presenta dos aros y cierre
machihembrado. El de Sintra utiliza tres aros, reaprovecha
un fragmento de un antiguo brazalete de tipo VillenaEstremoz como pieza de cierre y unos apliques obtenidos
a travs de la tcnica de la cera perdida, tcnica tambin
relacionada con el mbito Villena/Estremoz (Armbruster,
1995a: 103). En estos casos los aros fueron fabricados
individualmente y, posiblemente, utilizados antes de su
unin, como ha sido sugerido para el torques de Sintra
(Perea, 2005: 101).

ESTELAS CON TOCADO

243

Figura 151: Distribucin de estelas y estatuas-menhir con collares y/o tocado y adornos de cuello realizados en oro atribuidos a la Edad del Bronce (c.
2200-900/800 AC) (Mapa elaborado a partir de Almagro-Gorbea, 1977; Hernando, 1983; Perea, 1991: figs. 3 y 5; Armbruster y Parreira, 1993; Delibes,
Elorza y Castillo, 1995; Perea, 2005: fig. 2).

Un modelo similar reproduce el torques triple de Moura


(Bajo Alentejo), con tres aros huecos decorados con
motivos geomtricos y cierre machihembrado. Aunque la
pieza reproduce el mismo concepto de los torques
compuestos de tipo Sagrajas-Berzocana, la tecnologa
empleada (laminado, soldado y filigrana) pertenecen al
mbito tecnolgico mediterrneo, por lo que podra haber
sido manufacturado por un artesano forneo copiando
modelos locales10 (Armbruster y Parreira, 1993; Perea,

2005:100-101).

10 B. Armbruster y R. Parreira indican que el conjunto de


Moura (Beja) posiblemente incluya piezas de diversa cronologa.
Entre ellas hay otro torques hueco de un aro tambin decorado
similar a los que componen el torques triple y un collar rgido

plano decorado con motivos geomtricos que incluyen elementos


de aspecto bastante reciente (Armbruster y Parreira, 1993: 7475).

Algunos torques Sagrajas-Berzocana han aparecido en


conjuntos. En el Castro de Nossa Sra. De Gua (Baioes,
Viseu), al hacer el camino de acceso a la ermita,
aparecieron enterrados en el suelo dos de estos torques
junto a un brazalete tambin de oro (Kalb, 1991: 185;
1995a: 101). En Valdeobispo (Alta Extremadura) se
hallaron un torques y 4 brazaletes de oro macizo

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

244

Valdeobispo

Berzocana

2 (3?)

Sintra

3 - unidos

Penela

Evora

1 (3?)

Sagrajas

3 - unidos

Bajo
tierra

Ptera

V/E

Contexto

Otros
elementos

Brazaletes

Baioes

Aros

Cierre

(Enrquez, 1991). En Berzocana (Cceres) fueron dos


(quiz tres) los torques hallados en una patera de bronce11
en la Sierra de Villuercas (Almagro-Gorbea, 1977: 22-24).
En vora se hallaron posiblemente tres torques durante
trabajos agrcolas, aunque slo se conserva uno (Kalb,
1991: 187). En Sagrajas (Badajoz) los datos indican que
un torques macizo doble y decorado, otro simple -liso y
deformado-, 4 brazaletes y un pasador de oro fueron
depositados en una cavidad situada bajo el suelo de una
vivienda circular que posiblemente date del Bronce Tardo
por el tipo de fragmentos cermicos hallados en su
entorno (Pavn, 1998a: 276, 295; Almagro-Gorbea, 1977:
18-22). En Moura (Beja, Bajo Guadiana) se hallaron dos
torques huecos (uno triple y otro simple), un collar
laminado rgido y dos brazaletes, todos de oro
(Armbruster y Parreira, 1993: 74-83).

Bajo
tierra
Funerario
Bajo
tierra
Domst.

Figura 152: Datos sobre los torques Sagrajas-Berzocana: Nmero de


aros, sistema de cierre (m: machihembrado; V/E: reaprovecha
fragmento de brazalete Villena-Estremoz para su cierre con
perforaciones), elementos asociados y caracterizacin adicional del
contexto.

Aparte de la referencia de Sagrajas, hay datos contextuales


adicionales para la pieza de Sintra (Estremadura
portuguesa), que al parecer estaba depositado en una fosa
cubierta por lajas junto a restos de una inhumacin (Kalb,
1991: 187; Perea, 1991: 108). Normalmente estos
hallazgos son interpretados como ocultaciones temporales
o tesoros (Almagro-Gorbea, 1977; Ruiz-Glvez, 1984a;
Enrquez, 1991; Kalb, 1991: 187; 1995a: 101), lo que
estara apoyado por el contexto domstico de Sagrajas en
el que no hay constancia de restos seos o cenizas que
pudieran indican un posible uso funerario de la cavidad.
Otro argumento estara basado en el hallazgo de otros
conjuntos bajo tierra, en lugares no directamente
relacionados, en principio, con restos visibles de
ocupacin o uso funerario. Aunque el conjunto de Baioes
se hall en el Castro de N. S. de Gua, no hay indicios
estratigrficos que lo relacionen con un contexto ms

11 Este recipiente encuentra sus mejores paralelos en el mbito


chipriota, con el que el SW peninsular mantiene estrechas
relaciones durante el Bronce Final IIC-IIIA (c. 1150-950 AC),
momento al que, segn A. Mederos, habra que atribuir la
llegada de este recipiente importado de Berzocana (Mederos,
1996a: 106-107).

amplio. El hecho de que casi todas estas piezas no se


amortizaran definitivamente en enterramientos -o en
medios acuferos-, sugiere una voluntad de recuperacin,
uso reiterado (Ruiz-Glvez, 1989: 47) y posible
transmisin (Perea, 1991: 126). Slo en el caso de Sintra,
las referencias sugieren un uso funerario claro (vide
supra), aunque recientemente M. Ruiz-Glvez tambin ha
sugerido que los restantes depsitos podran ser ajuares
funerarios de mujeres de alto rango (Ruiz-Glvez, 1992:
236; 1995a: 56).
La ocultacin posiblemente temporal, en tesoros, de la
mayora de estas piezas o la presencia en ellas de
aleaciones con metales no nobles (cobre) son aspectos que
podran estar relacionados con una posible y progresiva
escasez de este metal (Perea, 1991: 111, 125-126). No
obstante, hay aspectos que sugieren que el torques jug un
papel social relevante no slo por la cantidad de oro que
acumulaban, sino especialmente por los significados
asociados al torques en s mismo, por su morfologa,
decoracin y, posiblemente, por su biografa.
La composicin personalizada de cada conjunto, que
engloba de uno a tres aros (sueltos o unidos) y,
ocasionalmente, 1 o 4 brazaletes, denota su papel como
elemento identitario de un personaje y, probablemente, su
linaje o grupo de parentesco (ver fig. 152). Cada conjunto
pudo haber sido formado a lo largo del tiempo a travs de
la acumulacin de piezas, convirtindose algunas en
autenticas reliquias que no hacen sino reforzar el valor
social de las restantes.
Uno de los torques de Baioes (Baioes 2) muestra un
evidente desgaste de la superficie decorada (Armbruster y
Parreira, 1993: 66-67), lo que avalara la hiptesis de una
larga vida de uso para algunos ejemplares. No obstante,
teniendo en cuenta el uso espordico que se atribuye a
estas piezas y la perdurabilidad del oro como materia
prima, no es imprescindible documentar desgaste para
argumentar la longevidad de estas piezas.
La presencia de ms de un torques en algunos conjuntos
pudo ser resultado de una acumulacin de este tipo, como
en el mencionado de Baioes (Viseu), con dos torques, en
Berzocana (Cceres), con dos -quiz tres- torques, y
vora, en donde las referencias orales indican que se
documentaron tres piezas (Perea, 1991). En Sagrajas
(Badajoz) y Sintra (Lisboa), los nicos12 torques estn
compuestos por varios aros realizados por separado y
quiz usados antes de su unin (vide supra). Los tres aros
de Sagrajas y los torques simples de Penela y vora
pudieron haber sido fabricados en el mismo taller,
definido ste como un mismo modus operandi
transmitido generacionalmente que pudo haber durado
dos o tres generaciones (Perea, 2005: 99), lo que no estara
en contradiccin con la hiptesis de la acumulacin
12 En Sagrajas se document un torques macizo de otro tipo, sin
decoracin incisa, pero deformado intencionalmente (Perea,
2005: 98).

ESTELAS CON TOCADO


paulatina. El depsito de Moura, aunque ms reciente, es
el que mayor acumulacin presenta, ya que al torques
triple hay que aadir uno simple y un collar plano rgido,
todas ellas piezas que, como indican B. Armbruster y R.
Parreira, pueden corresponder a cronologas variadas
(Armbruster y Parreira, 1993: 74-75).
Este proceso de preservacin-acumulacin sera realmente
un proceso de reproduccin-estructuracin social que tiene
lugar a travs del tiempo, como bien muestran algunas de
las innovaciones tecnolgicas que van apareciendo en
conjuntos que acumulan mayor nmero de aros, como
Sagrajas, Sintra y Moura (vide infra). Este posible
decalage temporal podra conciliar algunos aspectos
problemticos de la cronologa de los torques SagrajasBerzocana, ya que hay propuestas cronolgicas
diferenciadas.
Una de las ms tempranas propuestas es la de M.
Almagro-Gorbea. En base a diversos datos, como la
ausencia de prototipos peninsulares, la existencia de
paralelos para estas piezas en la Bretaa francesa y en las
Islas Britnicas, los fragmentos cermicos recogidos en la
cabaa de Sagrajas o la seriacin formal de las piezas, M.
Almagro-Gorbea propone un lapso cronolgico para el
desarrollo de esta orfebrera que ira entre c. el s. XII/XI y
el IX a.C. (Almagro-Gorbea, 1977: 26-34, 59), lo que en
fechas calibradas nos situara aproximadamente entre c.
1425-900/800 AC (Mederos, 1997a: 75).
Por su parte, tambin P. Kalb atribuye una cronologa
antigua para el inicio de los torques macizos de estilo
Sagrajas-Berzocana (Kalb, 1991; 1995a: 101). Una serie
de paralelos formales de Bretaa (vide infra), Pomerania
(Norte de Polonia), Centroeuropa y Europa del Este le
llevan a sugerir cronologas a partir de c. 1600/1500 AC
(Kalb, 1991: 190-191, fig. 5; 1995a: 101). Los ejemplares
de Pomerania, Europa del Este y Centroeuropa son
brazaletes y torques macizos de bronce con decoracin
geomtrica, en algunos casos con patrones estrechamente
relacionados con los ejemplares ibricos (ver fig. 155;
Kalb, 1991: fig. 4), mayoritariamente documentados en
depsitos. Cronolgicamente han sido situados h.
1600/1500 AC, aunque no se descarta cierta perduracin
(Kalb, 1991: 190).
M. Ruiz-Glvez considera cronologas ms tardas,
situadas entre c. s. IX-VIII a.C., especialmente por su
aparicin en el Castro de Nossa Senhora da Gua (Baiao,
Beira Alta) (Ruiz-Glvez, 1984a: 399-401). La ocupacin
mejor representada en este castro es parte del denominado
Grupo Baioes/ Santa Luza, cuyo desarrollo se sita
actualmente entre c. 1400-800 AC (Senna-Martnez,
1995b: 118, 121) o 1300/1200-900/850 AC (Castro, Lull y
Mic, 1996: 218). Aunque el conjunto de orfebrera no
presenta relacin contextual con ningn otro hallazgo del
lugar, se ha propuesto un posible paralelismo de la
decoracin de estos torques con la decoracin geomtrica
de las cermicas finas de tipo Baioes (Armbruster y
Parreira, 1993). El paralelismo en el tiempo con este

245

grupo quedara concretado en la aparicin de dos


brazaletes macizos de bronce decorados al estilo SagrajasBerzocana junto a materiales de bronce muy diversos en
un depsito documentado en el castro (Kalb, 1995b: 68,
72-73), para el que se han propuesto fechas de deposicin
antiguas (c. 1200-1100 AC) (Mederos y Harrison, 1996:
250) o ms recientes (c. 900-800 AC) (Torres, 2008a: 31).
No obstante, se ha sealado la existencia de restos que
evidencian una ocupacin anterior en el castro (Kalb,
1995a: 101, pero ver Senna-Martnez, 1995b: 120), de lo
que seran exponente diversas cermicas con decoracin
incisa de estilo Protocogotas (c. 1750-1500/1450 AC) y de
Cogotas I con boquique (a partir de c. 1450 AC) (SennaMartnez, 1995b: 121; Abarquero, 2005: 208). De esta
forma quedara abierta la posibilidad de una cronologa
ms alta para la factura de los torques macizos simples en
la lnea que argumenta P. Kalb (Kalb, 1995a: 101).
La cronologa de estos torques est condicionada por la
que se atribuye a la orfebrera de tipo Villena-Estremoz,
ya que piezas compuestas como el torques triple de Sintra
(Lisboa) o el brazalete de Cantonha (Braga) estn
realizados con piezas (previamente utilizadas por
separado) y tcnicas de ambas tradiciones (Armbruster y
Parreira, 1993: 140-143; Armbruster, 1995a: 103; 1995b:
159-160; 1995c: 104; Perea, 2005: 101). Mientras el
torques de Sintra tiene elementos de estas dos tradiciones
peninsulares, el brazalete de Cantonha presenta ya
aspectos tecnolgicos del mbito mediterrneo (soldado y
filigrana) (Perea, 2005: 101).
En una reciente revisin, A. Mederos atribuye al tesoro de
Villena una cronologa de c. 1575-1400 AC (Mederos,
1999b), situndolo en el Bronce Tardo (LBA IA-B),
cronologa que estara en consonancia con propuestas
previas (Ruiz-Glvez, 1992: 233; 1993: 48-49).
El torques de Sintra (Lisboa) y el brazalete de Cantonha
(Braga) indican la coexistencia de ambas orfebreras en
parte de su desarrollo, quiz en su final (Armbruster,
1995b: 159-160; Perea, 2005: 98-99). Desde un punto de
vista tecnolgico A. Perea y B. Armbruster consideran que
el desarrollo de la orfebrera Sagrajas-Berzocana
comienza antes que la de tipo Villena-Estremoz (Perea,
1991: 138; Perea y Armbruster, 1994: fig. 8, 84-85). Pero
el hecho de que no existan ms ejemplares de transicin
tecnolgica y de que ambas orfebreras muestren una
distribucin geogrfica diferente pero complementaria,
sugiere un posible desarrollo paralelo y sincrnico de
ambas tradiciones a lo largo de un amplio lapso de tiempo.
Esto quedara avalado por algunos torques muy prximos
a los Sagrajas-Berzocana hallados en la bretaa francesa
(ver fiigs. 154 y 155).
En esta regin francesa se han documentado torques de
oro macizos y de un aro con decoracin geomtrica incisa
(ver fig. 155; Almagro-Gorbea, 1977: 28; Elure, 1982:
158-160 y fig. 155; Armbruster, 2004). En el desaparecido
depsito-tesoro de Vieux-Bourg-Quintin Le Hinguet
(Ctes-du-Nord) se recuperaron nueve torques con

246

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

decoracin incisa y tres brazaletes. Segn una antigua


litografa, tres de estos torques (Ns 2, 8 y 12) presentaban
una decoracin estrechamente relacionada con los
esquemas decorativos encontrados en la Pennsula (ver
fig. 154; Elure, 1982: fig. 155: 2, 8 y 12).
C. Elure paraleliza otros torques de este depsito y el
hallado en la tumba femenina de Kerviltr (Saint-JeanTrolimon (Finistre) con el brazalete de la tumba bajo
tmulo (un hombre anciano y un nio) de Leubingen
(Smmerda, Thringen), datada por dendrocronologa a
partir de c. 1942 AC13 (Schwarz, 2001: 62-63). Este es
uno de los elementos en los que se apoya para situar el
depsito de Vieux-Bourg-Quintin en los inicios del
Bronce Pleno (Elure, 1982: 168), en un MBA II (c. 16001500 AC). No obstante, cuando se refiere al cierre
machihembrado de algunos ejemplares ibricos, tambin
documentado en piezas de la Bretaa, y a su caracterstica
decoracin geomtrica, tambin presente en algunos
torques de Vieux-Bourg, pero especialmente en brazaletes
de bronce del grupo de Bignan 14, sugiere una cronologa
de finales del Bronce Pleno (Elure, 1982: 160, ver
tambin Briard, 1998: 123), MBA III, que en fechas
calibradas nos situara entre c. 1500-1425 AC (Mederos,
1997a: tabla 2 bis y 19). Por su parte, C. Burgess se apoya
en la decoracin anloga de los brazaletes tipo Bignan
para proponer una cronologa de MBA II (c. 1600-1500
AC) para los torques bretones e ibricos (Burgess, 1991:
26-27).
Esta es la cronologa que C. Burgess atribuye tambin a la
ptera de bronce en la que aparecieron los torques de
Berzocana (vide supra; Burgess, 1991: 26-27), aunque A.
Mederos se inclina a situarlos entre c. 1150-950 AC
(Bronce Final IIC-IIIA/Huelva) (Mederos, 1996a: 106107). Esta cronologa no sera incompatible con las
cronologas altas apuntadas si tenemos en cuenta un
posible prolongado uso previo.. hasta su deposicin en
la ptera (Mederos, 1996a: 106), lo que respondera a su
valor social.
De esta forma sera perfectamente plausible considerar
una cronologa antigua de c. 1600/1500-1400 AC para la
manufactura de los primeros torques Sagrajas-Berzocana
conservados en la Pennsula. Los elementos bretones
anlogos y relacionados, apoyaran esta hiptesis, as
como los restos cermicos de tipo Protocogotas y Cogotas
13 Esta datacin fecha la tala de una de las piezas de madera
utilizadas para construir la cmara. Este enterramiento pertenece
al grupo o cultura de Aunjetize, datada entre c. 2300-1500 AC.
14 Los brazaletes tipo Bignan aparecen en depsitos en los que
muchas veces se asocian a hachas de taln sin anillas. Como
indica M. Ruiz-Glvez, la posicin cronolgica de los brazaletes
tipo Bignan se basa fundamentalmente en criterios tipolgicos,
en tipos de aleacin y en la ausencia de asociaciones con el
grupo precedente (los depsitos tipo Trboul y las espadas
Saint-Brandan) (Ruiz-Glvez, 1998: 148). En su opinin, la
diferente distribucin geogrfica de los depsitos de ambos
grupos puede deberse a un uso y deposicin en contextos
sociales diferentes (Ruiz-Glvez, 1998: 148).

I del castro de N. S. Da Gua (Baioes, Viseu). Su


coetaneidad con la orfebrera Villena-Estremoz desde sus
inicios sera factible, coexistencia que queda materializada
para un punto indeterminado de su desarrollo en el torques
de Sintra. Su coexistencia en un momento final del
desarrollo de ambas orfebreras estara concretada en el
brazalete de Cantonha (vide supra). Este desarrollo
paralelo en el tiempo quedara plasmado en la distribucin
geogrfica discreta y complementaria de ambas
orfebreras (Perea, 2005: figs. 2 y 3).
Un dato interesante es que en el territorio de las estelas
con collares y tocado la orfebrera Sagrajas-Berzocana no
es muy abundante pero se sita en sus mrgenes. Lo
llamativo es que la orfebrera Villena/Estremoz est justo
en la periferia del territorio descrito por las estelas con
tocado y collares (ver fig. 153). Otro rasgo destacable es
que la mxima concentracin de esta orfebrera VillenaEstremoz est situada en el rea de las estelas alentejanas
(vide infra, Captulo 7.3). Aunque el desarrollo inicial de
estas estelas puede ser situado entre c. 2000-1700/1600
AC, hay datos que sugieren la realizacin de algunas de
estas piezas durante el Bronce del SW II (c. 1600/17001200 AC), lo que las situara en un momento simultneo
al desarrollo de la orfebrera Villena-Estremoz. Esta
relacin quedara concretada en el tesoro de Aba de la
Obispala (Cuenca) (Almagro-Gorbea, 1974a: 40-51), en
donde, adems de brazaletes de tipo Villena-Estremoz, se
hallaron chapas de oro de empuaduras que por su
morfologa (remate en doble arco de herradura) debieron
estar destinadas a espadas reutilizadas, como se ha
sugerido para el conjunto de Guadalajara (vide supra,
Captulo 7.1). Estas chapas, su contexto y la
representacin de estas espadas en estelas alentejanas ms
recientes, sugieren la larga perduracin de este tipo de
espadas (vide infra Captulo 7.3).
Esta propuesta de larga duracin choca con los recientes
estudios que de estas piezas se han realizado desde un
punto de vista tecnolgico, que proponen un lapso
temporal corto para la aparicin, desarrollo y extincin
de la orfebrera representada por la mayora de los
depsitos del Bronce Final (p.e. Perea, 1991: 137). No
obstante, nos parece que las diferentes lneas de evidencia
sugieren un fenmeno cronolgicamente ms complejo.
No es posible datar la manufactura de estas piezas, aunque
s parece posible establecer que algunos torques fueron
elaborados en un mismo taller (p.e. Sagrajas, Penela y
vora) a lo largo de 2-3 generaciones (vide supra). Si
tenemos en cuenta la cronologa manejada en Bretaa para
los torques decorados abiertos y para los cierres
machihembrados, as como aspectos como la ocultacin
temporal con intencin de recuperacin, su conservacin y
acumulacin (p.e. Baioes), es factible pensar que Sagrajas,
Penela y vora fueran copias de torques preexistentes,
como quiz Berzocana 1 y Valdeobispo, ambos en
Cceres.

ESTELAS CON TOCADO

247

Figura 153: Distribucin de estelas y estatuas-menhir con collares y/o tocado, de la orfebrera Villena-Estremoz y objetos relacionados (segn Perea,
2005: fig. 3; Ortega, 2006).

Se ha valorado la posibilidad de que los torques SagrajasBerzocana se fabricaran localmente a partir de modelos
forneos introducidos en la pennsula como regalos en
transacciones sociales (pactos polticos o intercambios
matrimoniales) (Ruiz-Glvez, 1988; 1998: 150), lo que
explicara la existencia de esquemas decorativos similares
en reas distantes entre s, en el occidente peninsular y la
Bretaa francesa (vide infra). Su papel en la Pennsula
pudo haber sido tambin el de regalos para sellar pactos
polticos, por ejemplo como dote de mujeres en
intercambios matrimoniales (Ruiz-Glvez, 1992: 236;
1995a: 54, para Escandinavia ver Kristiansen, 1981). Parte
del carcter identitario de estos torques podra residir en
su decoracin. Si atendemos a los esquemas decorativos

de estas piezas observamos que hay motivos presentes


constantemente (a, rayado vertical y d, dientes de lobo)
que repiten estructuras similares, pero la integracin de
otros motivos estructura la composicin de diversas
formas (ver fig. 154). Desconocemos el significado de las
diferentes composiciones y de los motivos pero todo
parece indicar que la variacin de motivos y estructuras
compositivas gira en torno a una misma temtica. Con los
datos disponibles la propuesta de una interpretacin es
arriesgada pero una posible interpretacin podra girar en
torno a la identidad de grupos de parentesco y linajes, lo
que sera compatible con su interpretacin como regalos
en transacciones sociales, quiz dotes de mujeres en
contratos matrimoniales.

248

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 154: Esquemas decorativos de los aros decorados que componen torques simples o compuestos, bretones e ibricos. Esquema decorativo: a.
Rayado vertical; b. Rejilla/reticulado; c. Rombos; d. Dientes de lobo; e. Espina de pez. Cierre/ Remaches: sin. Sin remates, r. Remates, m. Cierre
machihembrado.

Los datos sugieren que estos torques jugaron un importante


papel en la elaboracin de categoras sociales que van ms
all de la vida fsica de una persona. Se tratara de una
categora social colectiva relacionada quiz con un grupo
de parentesco o un linaje y que estara personificada en
mujeres a travs de las cuales se estructuraron redes
sociales en algunos sectores del occidente peninsular. Su
continuidad y hegemona como smbolo social estara
atestiguada en poca tarda en el depsito de Berzocana (c.
1150-950 AC)15 o en las copias de Moura (a partir de c.
900-800 AC).
Se ha cuestionado que estos torques fueran realmente
utilizados como adornos de cuello debido a la estrecha
abertura que normalmente ofrecen (Perea, 1991: 134). M.
Ruiz-Glvez cree posible que estas piezas fueran utilizadas
por mujeres ya que sus portadoras pudieron haber sido
mujeres jvenes (a partir de 12-13 aos). En este sentido
seala que los datos antropolgicos disponibles indican que
las mujeres peninsulares de la Edad del Bronce tuvieron
una altura media muy inferior a la actual (Ruiz-Glvez,
1992: 235), lo que sugiere una complexin ms grcil.
Es complicado aproximarse a los significados de torques y
estelas, especialmente si tenemos en cuenta la escasez de
datos sobre las prcticas sociales a las que se vincularon.
La interpretacin de M. Ruiz-Glvez del torques de oro
como dote (vide supra) es sugerente.

hay infinidad de torques de bronce de variada tipologa


formando parte de ajuares femeninos16 (Wels-Weyrauch,
1978: 142-151, Lms. 58-62, 83 y 84; 1994: 59;
Randsborg, 1974). Otro caso es la tumba femenina de
Kerviltr en Bretaa, cuyo torques es de oro y est
relacionado con algunas piezas del depsito de VieuxBourg (vide supra). No obstante, hemos de tener en cuenta
que las piezas que ms se aproximan en forma y
decoracin a los ejemplares ibricos, procedentes de
Bretaa, Norte de Polonia y Centroeuropa, aparecen
mayoritariamente en depsitos (vide supra). La atribucin
sexual de depsitos es un tema debatido y sumamente
complejo a falta de restos antropolgicos adicionales.
Sin embargo, los contextos mejor conocidos de
Centroeuropa y Escandinavia sugieren una clara relacin
entre torques y categoras sociales femeninas (Sorensen,
1997), lo podra hacerse extensivo a la pennsula no slo
para los torques, sino tambin para las estelas. En este
sentido podra apuntar la representacin de pechos en las
estelas de Salvatierra de Santiago (Sierra de Montnchez) y
en la estela de Capilla 1 (Valle del Zjar). Tambin la
presencia de tocados, claramente relacionados con el
mbito femenino en Dinamarca, podra estar indicando la
condicin social de mujeres.

La relacin de estos objetos con el mbito femenino est


bien atestiguada en Centroeuropa y Escandinavia, donde
16 Enterramientos que corresponden en Escandinavia al Bronce
15 En el caso de los brazaletes de bronce del depsito de fundidor
de Baioes las fechas iran de c. 1200-800 AC segn las propuestas
(vide supra).

Inicial Nrdico (c. 1800-1100 AC) y en el Centro y Sur de


Alemania a la Cultura de los Tmulos, situada entre c. 15001300 AC (Randsborg y Christensen, 2006; Jockenhvel, 1994:
Fig. 5; Harding, 2000: 18).

ESTELAS CON TOCADO

249

Figura 155: Algunos torques macizos y con decoracin geomtrica del Norte de Polonia (segn Kalb, 1991: fig. 4), Bretaa (segn Elure, 1982: fig. 155: 3, 8
y 12) y la Pennsula Ibrica (segn Enrquez, 1991: fig. 1; Almagro-Gorbea, 1977: fig. 4 y 6).

250

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

La relacin entre torques y estelas con collares y tocado


no es fcil de concretar, especialmente cuando tratamos el
marco temporal ms temprano (c. 2200-1700/1600 AC) al
que posiblemente pertenecen parte de estas estelas, como
por ejemplo Crato (Alto Alentejo) y Torrejn Rubio V
(Cceres), ambas en el entorno del Tajo (vide infra). Por
otro lado, la mayora de las piezas que pueden ser
atribuidas a una etapa tarda de la Edad del Bronce (c.
1200-900/800 AC) no presentan collares (Zarza Capilla 2,
Belalczar, La Berfilla, Almadn de la Plata 2) y en un
caso su identificacin no es segura (Torrejn Rubio II).
Entre estos dos topes cronolgicos (c. 2200/16001200/800 AC) podemos situar el desarrollo de muchas de
estas estelas en las que los collares, como el tocado,
constituyen un elemento fundamental de la composicin
iconogrfica, lapso al que podra corresponder la
plenitud de la orfebrera Sagrajas-Berzocana que,
adems, presenta a escala macro una distribucin
geogrfica relacionada con las estelas. Estelas y torques
estn en reas que comunican mbitos complementarios y
relacionados entre s que estructuraron la interaccin entre
mbitos distantes como el Norte de Portugal, el SW de la
Meseta Norte, el Bajo Alentejo, el valle del Guadalquivir
y el Sureste peninsular (vide supra, Captulo 7.1, vide
infra y Captulo 7.3).
Todos los datos apuntan a una manufactura local
(peninsular) de estas piezas (Almagro-Gorbea, 1977;
Perea, 1991; Armbruster y Parreira, 1993). Como ocurra
en el NW, la mayor concentracin de estelas con collares
y tocado se sita junto al alto gueda y junto a los
afluentes del Alagn por su orilla derecha, zonas muy
ricas en placeres aurferos (Snchez Palencia y Prez,
1989: fig. 1; Pingel, 1992; Lehrberger, 1995: 116-119).
Pero esta relacin se repite en zonas como el Mondego, el
entorno del Tajo medio o el bajo Guadiana (Snchez
Palencia y Prez, 1989: fig. 1; Pingel, 1992).
Estos datos sugieren una posible relacin entre torques,
estelas, oro y mujeres como elementos que jugaron un
importante papel en la estructuracin de las relaciones
sociales de este sector peninsular (vide infra).
Cinturn
De los treinta y dos ejemplares tratados en este captulo
quince presentan cinturn, si contamos con la pieza
dudosa de El Helechal. La fragmentacin de ejemplares
como Hernn Prez 1, N. S. de la Esperana, Bodonal,
Zarza Capilla 2 o La Berfilla no permite saber si
originalmente el cinturn form parte de su composicin.
Entre los ejemplares que no presentan cinturn hay que
destacar cuatro grupos. Por un lado estn las piezas
situadas entre Ciudad Rodrigo y la vertiente Norte de la
Sierra de Gata (Ciudad Rodrigo 1, Agallas y Robledillo de
Gata), a las que habra que aadir quiz Ciudad Rodrigo 2,
en la que el grabado del cinturn est realizado con una

tcnica diferenciada, por lo que podra ser fruto de una


intervencin posterior a su factura inicial. Otras dos piezas
situadas en el corazn de Las Hurdes (Cerezal 1 y
Cambrocino), de formato muy similar, tampoco presentan
este elemento. Al Sur del Tajo las estelas de Crato y
Torrejn Rubio 5, que comparten una iconografa muy
similar, tampoco presentan cinturn. Finalmente, este
aderezo est tambin ausente en las representaciones de
tipo esquemtico completas que encontramos en el Zjar
(Capilla 1, Belalczar) y en la Sierra Morena (Almadn de
La Plata 2). La ausencia de cinturn en estas piezas es
relevante porque provienen de zonas diversas en las que s
se conoce la representacin del cinturn y tambin porque
son piezas que pueden ser atribuidas a diversos momentos
del desarrollo de esta iconografa con tocado: momentos
iniciales o intermedios (Ciudad Rodrigo 1, Agallas,
Robledillo, Crato y Torrejn Rubio) o finales (Capilla 1,
Belalczar, Almadn de la Plata) (vide infra).
Las estelas con tocado y cinturn (excluyendo El
Helechal) son 14 ejemplares repartidos por diversos
mbitos del centro y sur del Occidente peninsular (ver fig.
156). Los cinturones pueden estar representados por una
lnea simple (5 ejemplares), dos lneas paralelas sin
decoracin (1 ejemplar) o decoradas en su interior por
cazoletas que describen un alineamiento (5 ejemplares),
dos (Granja de Toniuelo en el valle del Ardila) o estn
dispuestas sin orden aparente (La Lantejuela en el valle
del Guadalquivir). En 12 ejemplares (un 37,5% de las
estelas con tocado) el cinturn coincide con los collares
como parte del aderezo personal. En la estela de Torrejn
Rubio 2, posiblemente una de las estelas ms recientes del
grupo (vide infra), la presencia de collares no es segura
(vide supra). En El Cerezal 2 el estado de la pieza no
permite saber si originalmente la imagen estuvo
compuesta tambin por collares. En el Norte peninsular el
cinturn est representado en estelas sin tocado y sin
armas a las que atribuimos una fechas de entre c. 22001700 AC (vide supra, Captulo 7.1; ver fig. 156). En estos
casos el cinturn tiene diversos formatos (simple, doble y
decorado en zig-zag) y est asociado a elementos como
los collares, el emblema rectangular o el denominado
elemento cruzado. Estos ejemplares estn todos situados
al norte del Duero. Dos ejemplares situados en la Beira
Alta (Viseu) presentan estos mismo elementos asociados a
cinturones decorados con cazoletas. Su cronologa es ms
imprecisa pero diversos aspectos formales nos llevan a
proponer fechas entre c. 2200-1500/1200 AC (vide supra,
Captulo 7.1). Tambin hay estatuas-menhir con armas y
cinturones, en estos casos simples (Chaves, Tremedal y
Valdefuentes) o de lnea doble (Soalar) (vide supra,
Captulo 7.1). Aunque estos personajes presentan
cinturones ms sencillos, su atuendo est compuesto por
motivos como el emblema rectangular y la coraza en el
occidente de la Meseta, o el manto decorado en los
Pirineos occidentales (Soalar). Estas imgenes pueden ser
situadas entre c. 2000-1500 AC en virtud de sus armas
(espadas y alabarda Montejcar).

ESTELAS CON TOCADO

251

Figura 156: Representacin de cinturn en Estelas antropomorfas y Estatuas-menhir sin tocado (Rojo) (vide supra, Captulo 7.1) y en Estelas con tocado
(Azul).

Estos datos nos indican varios puntos de partida para


analizar los cinturones de las estelas con tocado. Por un
lado, en el Norte peninsular los cinturones son
representados con cierta frecuencia a partir de los inicios
de la Edad del Bronce hasta, por lo menos, mediados del
II milenio AC. Aunque caracterizan a personajes con o sin
armas se detectan dos tendencias. Por un lado, los
cinturones de estelas y estatuas-menhir sin armas pueden
llegar a ser ms barrocos, con decoracin en zig-zag o con
una hilera de puntos. Por otro, es relevante que los
cinturones se asocian slo a armas de carcter ms
meridional y reciente (alabardas de hoja estrecha y
espadas largas) y son de formato simple, nunca decorados.
En las estelas con tocado los cinturones ms comunes son
los decorados con cazoletas (7 ejemplares). Lo curioso es
que estn localizados slo en cuatro de las 12 zonas que
hemos diferenciado. La ms septentrional y cercana a las
estatuas-menhir de Nave 2 y Alto da Escrita (Viseu) est
en la Sierra de Gata, en Hernn Prez (Alta Extremadura),
en donde hay cuatro estelas con este tipo de cinturn.

Junto al Tajo en su margen izquierda est la estela de


Torrejn Rubio 2 que por los elementos de su
composicin puede ser datada en las postrimeras del
Bronce Final (vide infra). En la cuenca del Ardila se
conoce la estela de Granja de Toniuelo, en este caso con
un cinturn decorado con una doble hilera de puntos. Esta
decoracin ms barroca recuerda al ltimo ejemplar con
este tipo de cinturn, La Lantejuela, posiblemente
procedente de la cuenca media del Guadalquivir.
Todos estos datos indican que los cinturones con
remaches (vide infra) estaban disociados de las armas
(vide infra), tuvieron una amplia dispersin que abarca
desde el Norte de la Beira Alta hasta el valle del
Guadalquivir y gozaron de gran longevidad, quiz a lo
largo de toda la Edad del Bronce.
El cinturn doble sin decorar est slo presente en la
estela con tocado de Guarda, en el Alto Mondego. Por
ahora, es el nico caso al Sur del Duero. Al Norte de este
ro los cinturones dobles sin decorar estn

252

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

mayoritariamente asociados a estelas sin armas aunque en


los Pirineos se conoce el nico caso hasta ahora en el que
se asocia a una alabarda de hoja estrecha (Soalar). Estos
ejemplares septentrionales estn situados entre c. 22001700 AC, cronologa que sera asumible para este tipo de
cinturn. De momento no hay indicios iconogrficos que
permitan asegurar la perduracin ms tarda de este tipo
de representacin.
Finalmente, el cinturn representado por una lnea simple
es parte de cinco estelas con tocado situadas la mayora en
la regin de Ciudad Rodrigo-Hurdes-Gata, siendo el
ejemplar ms meridional el de Salvatierra de Santiago, en
la Sierra de Montnchez. Lo interesante de esta
distribucin es que es una continuacin meridional de la
que presentan estelas sin tocado pero con collares (Paredes
de Abajo, Cabeo da Mina 3) y estatuas-menhir con armas
(Chaves, Tremedal y Valdefuentes), todas ellas situadas
entre c. 2200-1500 AC.
Lo que se desprende de estos datos es la convivencia en el
tiempo y en el espacio de diferentes tipos de cinturn
como parte de la vestimenta de estos personajes, como
queda atestiguado en los lugares de Cabeo da Mina
(Bragana, Norte de Portugal) y Hernn Prez (Gata), en
donde hay cinturones simples y con remaches (Cabeo
da Mina, Hernn Prez), simples y con zig-zags (Cabeo
da Mina). En estos lugares tambin est constatada la
convivencia de personajes con o sin cinturn (varios
ejemplares de Cabeo da Mina, quiz la estela 1 de
Hernn Prez), hecho que tambin se documenta a una
escala geogrfica mayor. Estos datos sugieren que la
presencia o ausencia de cinturn, ms que un hecho
cronolgico, es un aspecto activo en la caracterizacin de
categoras sociales y/o identitarias en diversas zonas de la
Pennsula Ibrica a lo largo de gran parte de la Edad del
Bronce.
Entre c. 2200-2000/1700 AC se constata que en la mitad
septentrional peninsular, ambos lados de la Meseta, los
cinturones simples, dobles y decorados estn asociados a
elementos de vestido, emblemas y collares en imgenes
que no tienen armas. Entre c. 2000-1700/1500 AC los
cinturones simples y dobles aparecen en figuras armadas
con espadas y/o alabardas al Norte y Sur del Duero, a
ambos lados de la Meseta. Finalmente, entre c.
2200/2000-1200/800 AC los cinturones simples , dobles
(slo en Guarda) y con remaches aparecen en figuras con
collares y tocado al Sur del Duero a lo largo del reborde
occidental de ambas Mesetas, Bajo Guadiana y Bajo
Guadalquivir.
Algunas estelas con tocado tardas (vide infra) revelan la
continuidad inequvoca del cinturn con remaches durante
el Bronce Final (Torrejn Rubio 2) mientras otras en las
que el cinturn no aparece representado (Capilla 1,
Belalczar y Almadn de La Plata) revelan su prdida de
importancia como signo de caracterizacin social, lo que
tambin se ve en las estelas del SW (vide infra Captulo
7.4).

An no se conocen en la Pennsula hallazgos materiales


que se puedan relacionar con seguridad a cinturones.
nicamente conocemos una serie de apliques cnicos en
oro (tutuli), que quiz pudieron haber decorado cinturones
de cuero o tejido, aunque los conjuntos estn constituidos
por un nmero reducido de ejemplares. stos se conocen
en el SW (p.e. Sao Martinho, El Castauelo) y SE (p.e.
Villena, Cabezo Redondo) peninsulares en tesoros y
contextos funerarios (Almagro-Gorbea, 1977: 56, fig. 16;
Perea, 1991: 102-103, 106). En el rea de dispersin de las
estelas con tocado se hallaron tres tutuli en la necrpolis
de cistas de El Castauelo (Aracena, Norte de Huelva)
(Schubart, 1975: 95-96 y Lm. 54). Esta necrpolis fue
intensamente expoliada antes de su excavacin, por lo que
la informacin sobre la misma es escueta.
En el mbito atlntico se conocen tutuli relacionados que
son datados en el Bronce Medio y Final (AlmagroGorbea, 1977: 56), pero en el SE se conocen ejemplares
formalmente ms cercanos, en ambientes del Bronce
Inicial/Medio (enterramiento infantil de Cabezo Redondo)
y del Bronce Medio/Tardo (tesorillo de Cabezo Redondo
y tesoro de Villena) (Perea, 1991: 106-107, 139; RuizGlvez, 1992: 232-233). Diversos aspectos situaran la
necrpolis de Castauelo en el Bronce SW I (c. 20001700/1600 AC), Bronce Inicial/ Medio (Ruiz-Glvez,
1992: Nota 7). Estas mismas cronologas podran ser
barajadas para los seis tutuli de Sao Martinho (Sur de
Portugal), posiblemente asociados a espirales (Perea,
1992: 108, 139).
Estos datos sugieren que este tipo de apliques fueron, al
menos, posiblemente contemporneos a algunas de las
estelas con tocado del SW, como Bodonal, Granja de
Toniuelo (Ardila) y La Lantejuela (Bajo Guadalquivir),
la primera con cazoletas adornando el cuello, las dos
ltimas con cinturn decorado con remaches. Estos
aspectos hacen que la relacin entre representaciones y
tutuli como referentes materiales sea una hiptesis
plausible, especialmente si tenemos en cuenta que la
Necrpolis de Castauelo est situada en la vertiente SSW de la Sierra de Aracena, mientras las estelas de
Bodonal y Granja de Toniuelo ocupan diferentes puntos
de la cuenca del Ardila situada en la vertiente Norte de la
misma sierra. El cinturn de Granja de Toniuelo (con
remaches) ha sido relacionado con una lnea simple
horizontal grabada en el ortostato 5 (cmara) del tholos de
Granja de Toniuelo por Bueno y Balbn (1997b: 118),
quienes interpretan los ortostatos decorados de este
sepulcro como representaciones de personajes (ibid.).
Como desarrollaremos posteriormente, no pensamos que
los grabados de la estela de Granja de Toniuelo sean
coetneos a la decoracin del sepulcro. Existe una patente
diferencia de estilo entre ambos conjuntos (ver fig. 141;
Bueno y Balbn, 1997b; 2000a: fig. 4). Adems, al
contrario de lo que indican los autores de este estudio, la
estela no fue hallada a la entrada del sepulcro (vide supra;
infra).

ESTELAS CON TOCADO


Los cinturones fueron probablemente una parte relevante
del atavo a lo largo de un amplio perodo de la Prehistoria
pero su representacin en estelas y estatuas-menhir
constata el especial papel que jugaron en la
caracterizacin social de ciertos personajes a lo largo de
un amplio perodo de la Edad del Bronce, especialmente
entre c. 2200/2000-1500/1200 AC, aunque como
evidencia la estela de Torrejn Rubio 2, su papel debi
perdurar.
Hemos visto que el cinturn se asocia tanto a personajes
armados, posiblemente masculinos, como a estelas con
collares y tocado, cuya condicin femenina es segura en
un caso y probable en las restantes. La diferencia formal
ms evidente entre unos cinturones y otros es que los que
portan las figuras supuestamente masculinas son muy
sencillos, mientras stos estn barrocamente decorados en
las figuras con collares, especialmente en las que
presentan tocado.
El hecho de que tanto entre las estatuas-menhir armadas
como en las estelas sin armas haya ejemplares con y sin
cinturn, incluso en un mismo lugar (vide supra) es
indicio de la existencia connotaciones sociales adicionales
asociadas a este elemento, connotaciones que podran
tener carcter transregional y tratar aspectos como el
desarrollo fsico o social de estos personajes.
En los enterramientos del Sur de Jutlandia (vide supra) los
cinturones son elementos normalmente asociados a
personajes femeninos que, adems, pueden presentar o no
elementos de adorno adicionales. Normalmente estn
realizados con fibras tejidas. En algunos casos los
extremos estn rematados por elaboradas borlas y el
cinturn es fijado a travs de un nudo simple situado en la
zona delantera del personaje o en su lateral (ver fig. 148).
Algunos enterramientos presentan tambin discos
decorados con complejos esquemas que aderezaran el
cinturn. Al cinturn tambin se asocian en ocasiones
bolsitas que penden y que contienen abalorios personales.
Los elementos directamente asociados al cinturn tambin
parecen ser variados en las pocas ocasiones en que
aparecen en estelas y estatuas-menhir peninsulares.
Del Norte peninsular conocemos el faldelln y hebilla de
Villar del Ala (Soria) y una especie de hoja situada sobre
el cinturn de Quinta de Vila Mayor (Bragana). Entre las
estelas con tocado se tiene constancia de un elemento
indeterminado bajo el cinturn de Guarda, dos lneas
paralelas situadas en un lateral bajo el cinturn de la estela
de Hernn Prez 6 (vide supra) y una lnea rematada en
crculo en la misma posicin en la estela de Granja de
Toniuelo (ver figs. 134 y 135).
La interpretacin de estos motivos es discutida,
especialmente en los dos ltimos casos (vide supra; infra).
En el caso de Granja de Toniuelo un nuevo calco ha
revelado la existencia de grabados finos que continan la
figura hasta completar lo que parece ser una pierna. El
diferente tipo de grabado podra estar indicando una fase

253

posterior de realizacin (vide supra; ver fig. 141). En este


caso puede considerarse que, al menos la figuracin inicial
busc representar un elemento indeterminado que cuelga
del cinturn. En el caso de Hernn Prez 6 las lneas
grabadas se han interpretado como el astil de una alabarda
cuya hoja estara realizada en bajorrelieve (vide infra). La
inspeccin directa de esta pieza nos ha permitido verificar
que la silueta pseudotriangular es un relieve natural de la
roca, por lo que su interpretacin como hoja de alabarda
nos parece insegura. Aunque no hay que descartar que este
relieve natural se insertara inicialmente como parte del
conjunto iconogrfico interpretndolo as como la hoja de
una alabarda, pensamos que no es muy factible ya que en
los dems ejemplares peninsulares, como Soalar,
Longroiva, Tabuyo o las estelas alentejanas (vide infra),
este tipo de armas estn representadas con especial
nfasis, con trazos que acentan de manera clara la silueta
del arma para que se vea. Si en Hernn Prez 6
descartamos la supuesta hoja de alabarda nos quedamos
con dos trazos que bien podran estar representando la
continuacin o remate del cinturn o un objeto
indeterminado que pende del mismo.
Otros elementos de vestido
Se han detectado una serie de zig-zags grabados con trazo
fino en el reverso de las estelas de Ciudad Rodrigo 2,
Agallas (Ciudad Rodrigo-Gata), Cerezal 1 (Hurdes) y en
el anverso de la de Granja de Toniuelo (Cuenca del
Ardila) que han sido interpretados como la representacin
de un manto (Bueno, 1995: 101-102; Bueno y Balbn,
1997b: fig. 23). Tanto en Granja como en los ejemplares
de Ciudad Rodrigo-Gata-Hurdes se indica que estos trazos
estn grabados con un trazo ms fino o leve que los que
componen la figura antropomorfa con tocado y collares,
por lo que es posible que fueran realizados en una fase
posterior. Los nicos zig-zag grabados que han sido
publicados hasta la fecha son los de Granja de Toniuelo,
que tienen un desarrollo vertical, al estilo de los conocidos
en la estatua-menhir de Soalar (Navarra) (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005b), que hemos situado entre c. 2000-1700
AC (vide supra, Captulo 7.1).
Tambin como tocado/manto se podran considerar los
trazos radiales que rodean la posible figura antropomorfa
de la estela de Los Santos, en la margen izquierda del
Alagn (Salamanca) (Bueno, 1987a: 452; 1991a: 84-85,
lm. 1; 1995: 100, 123 y fig. 26: 1).
Armas
Previamente, hemos comentado la identificacin de
motivos que han sido interpretados como alabardas
Carrapatas en las piezas de Agallas, en el sector CiudadRodrigo-Gata (Sevillano, 1991: 107-115, fig.5 y lm. 7) y
Hernn Prez 6 (Bueno, 1984: 607; 1995: 110 y fig. 34:1).
Ya hemos expresado nuestras dudas sobre este particular,
especialmente por el carcter esquemtico e impreciso de
la figura en Agallas, que adems est realizado en un trazo
ms fino, y por el carcter seguramente natural de la

254

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

protuberancia interpretada como hoja de alabarda en la


pieza de Hernn Prez (vide supra). Las hojas de alabardas
de las estelas y estatuas-menhir peninsulares presentan
siempre contornos bien marcados y la ausencia de trazos
en la supuesta figura de Hernn Prez nos hacen dudar de
su interpretacin.
Otros objetos
La estela/estatua-menhir de Guarda se diferencia de otras
piezas con tocado por su carcter escultrico y tambin
por el detalle con el que estn representadas las
extremidades superiores (ver fig. 140). En la parte
superior del brazo derecho del personaje hay una banda de
unos 6 cm de grosor que ha sido interpretada como
brazalete (Silva, 2000: 233).
sta es una de las piezas con tocado ms septentrional.
Est situada al pie de la Serra de Estrela en su vertiente
nor-oriental, en una importante zona de paso que
comunica la cuenca del Mondego con la Meseta Norte y
que est estrechamente relacionada con la cuenca del Coa,
eje que comunica este sector con el NW peninsular. Esta
situacin geogrfica invita a plantear la hipottica relacin
de este posible brazalete representado en Guarda con
brazaletes de oro gallonados (Hernando, 1983: 96-98;
Prez, 1995: 113-114 y fig. 2). Este tipo de brazaletes,
especialmente presentes en el NW peninsular, presentan,
en algunas ocasiones, una anchura que puede llegar a
sobrepasar los 6 cm (p.e. Armbruster y Parreira, 1993:
128-129), lo que hara plausible su relacin con la
representacin de Guarda. Se sabe que dos ejemplares
fueron hallados en las cercanas de castros pero el
contexto concreto de estas piezas es desconocido. Gracias
a paralelos formales del rea atlntica es posible situar su
inicio a finales del Bronce Inicial, su desarrollo durante el
Bronce Medio (c. 1700/1600-1200 AC) y perduracin
durante el Bronce Final (Ruiz-Glvez, 1979: 169; 1984a:
384-385; Hernando, 1983: 96-97; Prez, 1995: 112-114).
Entre las estelas con tocado, la de Torrejn Rubio 2 (Sur
de la Cuenca del Tajo) destaca por diversas razones.
Desde un punto de vista iconogrfico esta figura
antropomorfa est situada a caballo entre las figuras ms
naturalistas de estelas con tocado y collares, y las ms
esquemticas del valle del Zjar y Sierra de Galaperosa
(vide supra). Desde un punto de vista contextual es
interesante su hallazgo junto a una estela del Suroeste Torrejn Rubio 1- (Ramn, 1950: 299; vide infra). sta es
de esquema bsico (escudo espada y lanza) con otros
elementos como una fbula de codo, un arco, un espejo y
un carro grabado con incisin ms fina, que pudo haber
sido producto de una intervencin ms tarda (Harrison,
2004: 196; vide infra, Captulo 7.4).
Volviendo a la iconografa de Torrejn Rubio 2, lo ms
novedoso en el conjunto de las figuras con tocado es la
presencia en esta pieza de una fbula de pivotes/antenas
con resorte y una figura rectangular segmentada que nos
inclinamos a interpretar como peine (Ramn, 1950: 299-

300; Harrison, 2004: 197), aunque tambin ha sido


interpretada como instrumento musical (Celestino, 2001a:
331) o broche de cinturn con garfios (Almagro Basch,
1966: 86-88). Lo ms significativo es constatar que los
grabados de todo el conjunto presentan las mismas
caractersticas y ptina, por lo que es probable que fueran
todos producto de una nica intervencin (Almagro
Basch, 1966: Lmina 22).
Esta es la nica representacin de una fbula de pivotes
conocida hasta ahora en estelas prehistricas peninsulares.
Los ejemplares ms antiguos de este tipo de fbulas
parecen surgir en la Pennsula como fruto de la evolucin
formal de las fbulas de codo tipo Huelva (Carrasco y
Pachn, 2006: 107, 115-116). Un ejemplar de factura local
fue hallado en el Cerro de la Mora (Granada) en un
contexto del Bronce Final. La datacin radiomtrica y
relativa permiten situar este ejemplar entre finales del s.
IX e inicios del VIII AC (Carrasco y Pachn, 2006: 107).
Por otro lado, los peines son relativamente frecuentes en
estelas del Suroeste que incluyen figuras antropomorfas,
especialmente en las cuencas del Guadiana y su afluente
Zjar (vide infra, Captulo 7.4). No lo son tanto, sin
embargo, en las estelas del Suroeste de diseo bsico, ya
que hasta ahora slo se conoce una representacin en la
estela de Brozas (cuenca del Tajo). En esta pieza, el peine
y una fbula de codo se realizaron con un grabado muy
fino en una intervencin probablemente posterior a la
realizacin inicial de la pieza (vide infra, Captulo 7.4;
Celestino, 2001a: 338-339; Harrison, 2004: 206-207).
En la pennsula se conocen varios peines realizados en
marfil o hueso con morfologas similares a los
representados en las estelas en contextos diversos del
Bronce Final (vide infra, Captulo 7.4; Celestino, 2001:
168). Un hallazgo muy significativo es el de Roa do
Casal do Meio, lugar situado entre las desembocaduras del
Tajo y Sado. En el sepulcro se documentaron dos
enterramientos masculinos pero el peine de marfil estaba
asociado al varn ms joven, con una edad situada entre
los 20-40 aos, tambin acompaado por una pinza y una
anilla de bronce (Spindler et alii, 1974: 121; Vilaa y
Cunha, 2005). Las fechas de C14 obtenidas de los restos
seos de los dos individuos sitan su fallecimiento entre
mediados del s. XI y finales del IX AC (1053-828 cal
AC), con mayor probabilidad en el s. X AC (Vilaa y
Cunha, 2005).
Estos datos indican, con cierta seguridad, el carcter
reciente de la estela de Torrejn Rubio 2, que podra ser
situada a partir de finales del s. IX y durante el s. VIII AC.
De esta forma se verifica la perduracin de esta
iconografa de personajes posiblemente femeninos
ataviados con tocado y cinturn, en la cuenca del Tajo
durante los inicios del Orientalizante (vide infra, Captulo
7.4).
La presencia de un peine y una fbula se viene a sumar a
otros aspectos que singularizan la estela de Torrejn

ESTELAS CON TOCADO


Rubio 2 en el conjunto de la iconografa de las estelas con
tocado. Adems de representar un personaje de estilo
esquemtico en un soporte plano, un elemento tan
fundamental en otras estelas de este tipo como los collares
pierde importancia (vide supra). Aunque la imagen
reproduce formatos de tocado y cinturn muy similares a
los conocidos en otras piezas, los nuevos elementos que
completan la composicin (peine y fbula) denotan de
forma categrica la imagen del personaje, hasta tal punto
que esta imagen podra ser parte de la redefinicin de una
categora social tradicional que pervivi en este sector
peninsular hasta los inicios del perodo Orientalizante
(vide infra).
Peines y fbulas de variada tipologa son frecuentes en las
estelas del Suroeste durante casi todo su desarrollo (vide
infra Captulo 7.4). Hasta ahora han aparecido siempre
asociados a armas, como parte de composiciones de estilo
bsico o de las que presentan figuras antropomorfas. En
general todo el elenco de motivos y composiciones de las
estelas del Suroeste es considerado como parte de una
iconografa que presenta matices muy diversos pero es
fundamentalmente masculina (vide infra Captulo 7.4).
Si bien no hay datos definitivos sobre el papel que pudo
tener el sexo en las categoras sociales elaboradas a travs
de la iconografa de las estelas con tocado, algunos
elementos indican que la condicin femenina fue
relevante, como queda patente en ciertos casos como
Salvatierra de Tormes (Sierra de Montnchez), Capilla 1,
Belalczar (Zjar), en las que aparecen los senos
sealados.
Como hemos indicado antes, hay indicios en otras zonas
de Europa que sugieren que los tocados y torques fueron
un tem preferentemente relacionado con categoras
sociales femeninas durante la Edad del Bronce, lo que
podra estar indicando la condicin femenina de todas
estas imgenes. En este sentido tambin se podra
interpretar la aparicin de una de estas figuras con tocado,
pero sin collares, junto a un personaje con casco de
cuernos, espada y escudo en la estela de Almadn de la
Plata (Sierra de Galaperosa) (vide infra).
Todo lo anterior podra estar indicando que durante los
inicios del Orientalizante an existan categoras sociales
vinculadas al mbito femenino y enraizadas en la tradicin
local. Sin embargo, la caracterizacin de estos personajes
parece sufrir cambios. Mientras se mantienen algunos
adornos clsicos en el Occidente peninsular como el
tocado o el cinturn, aparecen elementos relacionados con
el cuidado personal (peine) y con el atuendo (fbula).
La aparicin de este tipo de elementos en la iconografa de
las estelas con tocado constituye la modificacin formal
ms sustancial documentada a lo largo de esta amplia y
duradera serie de estelas (vide infra). La presencia de estos
elementos en las estelas con tocado es, sin embargo,
bastante tarda respecto a la documentada en las estelas
del Suroeste (vide infra Captulo 7.4). Frente al

255

dinamismo de iconografa de las estelas del Suroeste, las


estelas con tocado presentan cierto estatismo formal
durante prcticamente toda la Edad del Bronce, lo que
posiblemente est sugiriendo una larga perduracin de los
significados asociados a ellas (vide infra).
Otros personajes
La presencia de ms de un personaje en estelas decoradas
es un aspecto que, hasta ahora, slo se ha documentado en
el Suroeste peninsular (Cuencas del Tajo, Guadiana y
Guadalquivir) en piezas que pueden ser datadas a partir
del Bronce Final (vide infra Captulo 7.4).
En este momento puede situarse la estela 2 de Almadn de
la Plata en funcin de la espada, el casco de cuernos y el
escudo del personaje que acompaa al antropomorfo con
tocado (vide infra Captulo 7.4). La presencia de ambos
personajes en el mismo soporte, sus idnticas tcnica y
ptina, indican la realizacin simultnea de ambas figuras,
lo que corrobora, una vez ms, la perduracin de la
imagen con tocado y su relevancia social durante este
periodo en el Suroeste.
Uno de los aspectos ms llamativos de esta pieza es que
ambos antropomorfos tienen el mismo tamao, estn a la
misma altura, ocupando posiciones complementarias, lo
que ha sido interpretado como la representacin de dos
personajes de idntico rango jerrquico (Garca Sanjun
et alii, 2006: 150; vide infra).

7.2.3 Convenciones iconogrficas


Las estelas con tocado se sitan a lo largo de la periferia
occidental de la Meseta central, desde la Serra de EstrelaCiudad Rodrigo hasta el valle del Guadalquivir,
aglutinando todas las imgenes de personajes con collares
y/o cinturn y sin armas que se conocen en este amplio
espacio geogrfico.
La representacin del cuerpo humano sigue pautas
formales que varan en funcin de su distribucin
geogrfica y de su cronologa (ver fig. 157; vide infra).
Existen dos formatos bien diferenciados. Un formato
naturalista, en el que el cuerpo tiende a identificarse con
el soporte, aunque ste no est trabajado (vide supra). Este
formato presenta una distribucin geogrfica bien
delimitada que discurre desde la Serra de Estrela-Ciudad
Rodrigo, por el Tajo Extremeo, la Sierra de Montanchez
hasta el Bajo Guadiana. Por otro lado, el formato
esquemtico coincide en el Tajo extremeo, est
presente en el valle del Zjar, Sierra de Aracena y Bajo
Guadalquivir.
Desde un punto de vista cronolgico, las estelas de
Torrejn Rubio 2 y Almadn de la Plata 2 sitan la
presencia de este tipo de imgenes esquemticas con
tocado en el Bronce Final y en su transicin al Hierro. En
este sentido es significativa la coincidencia geogrfica

256

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

entre estas estelas con tocado de cuerpo esquemtico y las


estelas del Suroeste con figuras humanas del Bronce
Final y Orientalizante (vide infra Captulo 7.4). Aunque
casi todas estas imgenes con tocado y cuerpo
esquemtico pueden ser situadas en el Bronce Final y/o
Orientalizante, la estela de La Lantejuela (Sevilla)
presenta algunos rasgos formales que remiten a un
momento anterior de la Edad del Bronce (vide infra). En

este sentido hay que recordar que, aunque la


representacin esquemtica del cuerpo no est
documentada con seguridad en fases anteriores del
Bronce, s existen ejemplos como el de Bayuela (Toledo,
Tajo Medio) que podran ser situados durante el Bronce
Tardo (vide supra, Captulo 7.1).

Figura 157: Distribucin de las diferentes iconografas del cuerpo humano en las estelas con tocado y presencia de la convencin lnea horizontal en
estelas con tocado y en ejemplares septentrionales.

Aunque la estela de La Lantejuela presenta un cuerpo


esquemtico, tiene el rostro detallado junto a collares de
los que est separado por una lnea horizontal que remite a
un estilo de representacin conocido en las estelas de
formato naturalista situadas en la Sierra de San Mamede
(Crato), Tajo Medio (Torrejn Rubio 5) y Gata (Hernn
Prez) (ver figs. 134 y 135). Esta frmula iconogrfica la
encontramos tambin en casos del Norte peninsular que
pueden ser atribuidos a los inicios de la Edad del Bronce,
como la estela 4 de Cabeo da Mina (Alto Douro, Norte
de Portugal), con collares y la imagen de Pea T
(Asturias, Cantbrico Central), en la que no hay collares
pero s un pual largo de remaches y un manto decorado
(vide supra, Captulo 7.1). Las estelas con tocado de Crato
y Torrejn Rubio 5 son especialmente similares a stas
porque tampoco reproducen extremidades, lo que

pensamos que es significativo.


En general, el formato naturalista de las estelas con
tocado, por el que el cuerpo tiende a identificarse con el
soporte - aunque ste no est trabajado -, es un recurso
comn en el NW de la Pennsula Ibrica (vide supra,
Captulo 7.1). Las estelas con tocado de este estilo
presentan el rostro sealado, con o sin boca, y collares,
aspectos que concurren en estelas del valle de Vilaria
(Bragana) (vide supra, Captulo 7.1). No obstante, uno de
los aspectos que ms las diferencian es la presencia/
ausencia de extremidades ya que, a excepcin de Crato y
Torrejn Rubio 5, las estelas con tocado suelen reproducir
las extremidades superiores, a veces tambin las
inferiores, mientras que las de Bragana o Norte de la
Beira Alta no detallan estos elementos.

ESTELAS CON TOCADO


En el NW peninsular son escasas las referencias a
extremidades. Por un lado estn las estelas de Longroiva
(Meda, Beira Alta) y Tabuyo del Monte (Len) con pual
y alabarda de hoja triangular que es sostenida por una
mano tmidamente reproducida. Por otro lado, las nicas
estelas con collares que sealan o insinan brazos son las
de Castro Barrega (Bajo Tmega, Braga), Boulhosa (Bajo
Mio, Viana do Castelo) y Paredes de Abajo (Alto Mio,
Lugo) (vide supra, Captulo 7.1).
Por otro lado, en las estelas con tocado de formato
naturalista los brazos y manos reciben especial atencin.
Si exceptuamos los casos mencionados de San Mamede y
Tajo extremeo, los brazos estn detallados en todas las
estelas bien conservadas, en las que adems se presta
especial atencin en la representacin de los dedos. Esta
es una faceta que enlaza estas estelas con tocado de estilo
naturalista con las que presentan un formato
esquemtico, en las que el rostro no est detallado pero
s se presta especial atencin en detallar los dedos (p.e.
Torrejn Rubio 2, Almadn de la Plata 2, Capilla 1).

La situacin iconogrfica transicional de algunas de las


estelas con tocado de formato naturalista quedara
materializada en el conjunto de Hernn Prez, donde las
cinco estelas mejor conservadas presentan el corte
horizontal que delimita el rostro, presente en San Mamede
(Crato) y Tajo extremeo (Torrejn Rubio 5), en el NW
(Paredes, Boulhosa, Cabeo da Mina 4) o en el Cantbrico
(Pea T), mientras presentan brazos con manos
detalladas como las que encontramos en el Bajo Tmega
(castro Barrega), en las restantes estelas de formato
naturalista con tocado y en la mayora de las estelas con
tocado de estilo esquemtico. De la misma manera se
podra considerar la estela de La Lantejuela, ya que si por
un lado el formato de su rostro, collares y cinturn es muy
similar al de estelas como las de Hernn Prez, su cuerpo
esquemtico la relaciona estrechamente con las estelas con
tocado de la cuenca del Zjar.
Todas estas relaciones iconogrficas no hacen sino
concretar lo que se detecta al visualizar la distribucin
geogrfica de las estelas antropomorfas del Norte
peninsular (vide supra, Captulo 7.1) y los respectivos
formatos de las estelas con tocado. Las estelas con tocado
de estilo naturalista presentan una distribucin que es
continuacin meridional de las agrupaciones del NW
peninsular y complementaria a la que muestran las estelas
con tocado de formato esquemtico, ms oriental y
meridional (vide infra; ver fig. 151 y 158).
Entre las estelas con tocado de formato naturalista hay
aspectos de la composicin circunscritos a reas concretas
que pueden encontrar referentes tanto en el Norte
peninsular como en la regin adyacente al SE, como la
representacin con corte horizontal y sin extremidades
(San Mamede y Tajo), con corte horizontal y con brazos
(Hernn Prez), sin corte y con brazos (Serra de Estrela,
Ciudad Rodrigo, Hurdes, Sierra de Montnchez y cuenca

257

del Ardila) o sin corte con brazos y piernas (Ciudad


Rodrigo y Hurdes). Entre los elementos que caracterizan a
estos personajes, el rostro y los collares estn siempre
presentes, lo que nos remite al Norte peninsular. Los
cinturones son diversos, incluso en el mismo lugar (p.e.
Hernn Prez), donde pueden estar presentes o ausentes,
como en el NW peninsular. Por otro lado, la
representacin detallada de extremidades es una faceta
que apenas est representada en el Norte peninsular,
mientras en la zona ms oriental del Tajo medio, cuenca
media del Guadiana y Bajo Guadalquivir es comn la
representacin del cuerpo esquemtico con las
extremidades detalladas.
En esta ltima regin domina un formato de cuerpo
esquemtico estrechamente relacionado con los
reproducidos en las estelas del Suroeste, aunque hay un
caso (La Lantejuela) que presenta elementos iconogrficos
relacionados con las estelas con tocado de estilo
naturalista. En este grupo de estelas esquemticas los
collares apenas son reproducidos con seguridad en un
ejemplar (La Lantejuela), igual que el cinturn, aunque la
presencia de este elemento en la estela de Torrejn Rubio
2 corrobora la perduracin de este elemento en pocas
tardas.
Aparte de las lecturas de tipo cronolgico que puedan
permitir estos datos, tambin sugieren otro tipo de
consideraciones como la existencia de tradiciones
regionales que difieren en la forma de conceptualizarrepresentar el personaje social al que parecen referirse
recurrentemente. Mientras en las estelas de formato
naturalista los soportes incorporan fsicamente al
personaje y sus atributos, las estelas de formato
esquemtico se distancian de este concepto para recrear
un cuerpo que est separado conceptual y fsicamente del
soporte y los objetos que porta. Las primeras son ms
concretas, explcitas e intencionales que las segundas, se
concentran en el tocado, el rostro, los collares, brazos y
manos mientras las segundas lo hacen en tocados y
cuerpos. Como veremos, estas diferentes convenciones
son propias de contextos socioculturales y econmicos
diferenciados pero permeables (vide infra).

7.2.4 Cronologas
Uno de los aspectos ms imprecisos de las estelas con
tocado o diadema es su cronologa. Por regla general,
los lugares de aparicin, que en muchos casos pudieron
englobar los puntos de implantacin original, no han sido
estudiados de forma sistemtica. Algunas estelas fueron
documentadas como elementos reutilizados en
construcciones recientes, otras fueron halladas
casualmente en el campo por lugareos y cuando se pudo
comprobar directamente el lugar del hallazgo no se abord
su estudio sistemtico. Slo en el reciente estudio de las
estelas de Almadn de la Plata se plante un estudio
sistemtico del lugar con el desarrollo de una prospeccin

258

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

intensiva de superficie combinada con mtodos de


prospeccin geofsica (Garca Sanjun et alii, 2006; vide
infra). Hasta la fecha no se han realizado excavaciones
especficamente orientadas a documentar los contextos de
implantacin de estas piezas o las reas de actividad
envolventes, por lo que no disponemos de referencias
estratigrficas para la contextualizacin e interpretacin de
estas piezas.
Por otro lado, la iconografa no remite a referentes
materiales claros que puedan proporcionar informacin
cronolgica de cierta precisin (vide supra). Aparte de la
posible, pero hipottica, relacin entre los collares
representados y adornos de cuello en oro (vide supra), slo
disponemos de la representacin de un peine y una fbula
de pivotes/antenas en la estela de Torrejn Rubio 2 (Tajo).
Ambos elementos permiten situar la realizacin de esta
pieza a partir de finales del s. IX y/o durante el s. VIII AC
(inicios del perodo Orientalizante) (vide infra Captulo
7.4). Por otro lado, ya hemos manifestado nuestras dudas
sobre la existencia de alabardas en las estelas de Hernn
Prez 6 y Agallas (vide supra).
Las propuestas desarrolladas hasta ahora coinciden en
situar el conjunto de las estelas con cuerpo esquemtico y
tocado en el Bronce Tardo/Final (ca. 1325/1050-825 AC)
(vide infra Captulo 7.4) e inicios del perodo
Orientalizante (c. 825-700 AC) (Bueno, 1990b: 104;
Galn, 1993b; Almagro-Gorbea, 1994: 79; Celestino,
2001a). En esta situacin estaran las estelas del valle del
Zjar, la de Torrejn Rubio 2 en el Tajo y la de Almadn
de la Plata 2 en Sierra Morena. Hasta hace bien poco esta
datacin se basaba en la iconografa de Torrejn Rubio 2,
as como en la similitud formal de estas figuras humanas
con las estelas del Suroeste que incluyen este motivo y
en su coincidente distribucin geogrfica (vide infra,
Captulo 7.4). Esta cronologa se ha visto reforzada por el
hallazgo de la estela 2 de Almadn de la Plata, en la que
aparecen dos figuras humanas del mismo tamao, una con
tocado y otra con casco de cuernos, espada y escudo,
formando parte de la misma composicin (vide infra
Captulo 7.4).
Estas estelas se diferencian de las de estilo naturalista por
la representacin esquemtica del cuerpo y por la ausencia
casi total de collares y cinturones. Los primeros slo
aparecen en la pieza de Capilla 1 (Zjar), con un formato
diferente al conocido en las piezas de estilo naturalista. El
cinturn slo es conocido, de momento, en la estela de
Torrejn Rubio 2, de clara cronologa tarda.
El elemento compartido entre las estelas de ambos estilos
es el tocado, aunque su representacin es ms esquemtica
en las estelas de este estilo.
La estela de La Lantejuela, que tericamente apareci en
pleno valle del Guadalquivir, presenta atributos y
convenciones iconogrficas de ambos estilos. Tiene un
cuerpo similar a las de estilo esquemtico pero la
disposicin de sus brazos y manos nos recuerda a las de

estilo naturalista. Tambin otros aspectos como la forma


de representar collares, cinturn, tocado y la separacin
del rostro y cuerpo remiten a las estelas de estilo
naturalista.
La distribucin geogrfica complementaria de ambos
estilos podra estar sugiriendo su contemporaneidad en el
tiempo. En este sentido se podra sealar la relacin
geogrfica que presentan en su distribucin las estelas con
tocado de estilo naturalista y las estelas del Suroeste de
estilo Bsico, con o sin motivos relacionados con el
mbito mediterrneo (vide infra Captulo 7.4). Igualmente
hay que mencionar la presencia de estelas del Suroeste de
este estilo en los lugares de Pedra Atalaia (Guarda), en
donde tambin hay una estela con un posible tocado, y
Hernn Prez (Gata), en donde adems de las siete estelas
con tocado de estilo naturalista hay una estela del Suroeste
de estilo bsico.
No obstante, la presencia de estelas con tocado y estelas
del Suroeste pudo ser fruto de una deposicin diacrnica,
como por ejemplo indican las estelas 1 y 2 de Torrejn
Rubio, halladas en el mismo lugar (Ramn, 1950: 299). La
estela 2, con tocado, remite a una cronologa situada hacia
finales del s. IX y/o durante el s. VIII AC), mientras la
estela de Torrejn Rubio 1, del Suroeste, bsica y con
elementos de filiacin mediterrnea, puede ser situada por
su iconografa hacia los siglos XII-X AC (vide infra
Captulo 7.4).
Varios argumentos sugieren que las estelas con tocado de
formato naturalista podran ser situadas en momentos
anteriores al Bronce Tardo/Final (ca. 1400/1325/1050825 AC). Se han sugerido fechas de finales del IV milenio
a.C. y primera mitad del III a.C. para los inicios de esta
iconografa en el sector extremeo (Bueno, 1990b: 97-99;
1991a: 82, 87-88; Bueno y Balbn, 1997b: 100; Bueno y
Gonzlez, 1995: 97, 100, 102, 104; vide supra). Esta
cronologa se basara en relaciones grficas y en
proximidad espacial.
En cuanto a los referentes grficos se seala el parecido de
las estelas extremeas con tocado de estilo naturalista
con representaciones antropomorfas que estn
directamente asociadas al mundo megaltico funerario del
Occidente peninsular, como las placas alentejanas o
estelas antropomorfas como las de Parxubeira (Bueno y
Gonzlez, 1995: 97, 100-101, 103-104; vide supra,
Captulo 6.2).
Por nuestra parte consideramos que estas relaciones que se
presentan como claras no lo son tanto, ya que los formatos
antropomorfos vistos en contextos funerarios megalticos
(vide supra, Captulo 6.2) se alejan mucho del formato y
las convenciones de las estelas con tocado naturalistas
que aqu tratamos. Como hemos visto, la iconografa del
cuerpo -y del rostro- de las estelas de Crato y N. S.
Esperana (Sierra de San Mamede), cercanas al mbito
extremeo, y Torrejn Rubio 5, en pleno valle del Tajo,
reproducen un concepto similar al visto en estelas

ESTELAS CON TOCADO


antropomorfas del Cantbrico y NW como por ejemplo
Pea T o Cabeo da Mina 4, que atribuimos a los inicios
de la Edad del Bronce (c. 2200-1700/1600 AC (vide
supra). El mismo esquema de separacin del rostro y el
cuerpo a travs de una lnea horizontal lo encontramos en
las piezas de Hernn Prez. Asimismo, la presencia de
collares reproducidos de forma similar a numerosas
estelas y estatuas-menhir del NW corrobora la relacin de
las estelas con tocado de estilo naturalista con aquellas,
para las que hemos propuesto cronologas de Bronce
Inicial y/o Pleno (c. 2200-1200 AC) (vide supra, Captulo
7.1).
Como ocurre con algunos ejemplares del Cantbrico y
NW, hay estelas con tocado de estilo naturalista que
estaban situadas en o cerca de lugares en los que se han
documentado poblados calcolticos o sepulturas
megalticas (vide supra, Captulo 7.1; vide infra). Este ha
sido uno de los argumentos aportados para fechar el inicio
de esta iconografa en Extremadura en el Neoltico Final/
Calcoltico (vide supra, Captulo 6.2; Bueno y Gonzlez,
1995: 102; Bueno, Barroso y Balbn, 2004: 100).
En el mismo lugar de Hernn Prez se tiene conocimiento
de seis sepulcros megalticos (Almagro Basch, 1972;
Almagro-Gorbea y Hernndez, 1979; vide infra). Dos de
estas estructuras son sepulcros de corredor y fueron
excavados en los aos 1970s (Almagro-Gorbea y
Hernndez, 1979: 55-62). Referencias orales indican que
las cuatro estelas que aparecieron agrupadas (Hernn
Prez 3-6) con una estela del Suroeste de estilo Bsico
estaban enhiestas y asociadas unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante
grandes (Almagro Basch, 1972: 91). Aunque esta zona
qued afectada en los aos 1970s por la repoblacin de
pinos (Almagro Basch, 1972: 93), un incendio que arras
el sitio durante los aos 1980s permiti la observacin de
una estructura de forma indeterminada en el lugar (Carta
Arqueolgica). En el entorno de Hernn Prez tambin se
han documentado restos de dos poblados calcolticos con
posible continuidad en la Edad del Bronce (Carta
Arqueolgica; Gonzlez, 1993: 253; Bueno, Barroso y
Balbn, 2004: 93).
Las estelas de El Cerezal 1 (reutilizada en un muro de
fincas) y 2 aparecieron en una ladera situada frente al
poblado amurallado de El Collado (o Collao), emplazado
en un cerro y en el que se han recogido materiales
atribuidos al Neoltico Final, Calcoltico Precampaniforme
(Gonzlez Cordero, 1993: 253; Bueno y Gonzlez, 1995:
104), Bronce Inicial y Pleno (Gonzlez, 2004: 15). En las
proximidades del mismo se han localizado estructuras
dolmnicas de pequeo tamao (vide infra; Carta
Arqueolgica). De hecho, las referencias orales indican
que la estela de El Cerezal 1 apareci originalmente
hincada en el suelo junto a unas lajas de pizarra que
formaban un recinto en cuyo interior fue hallada una urna
o puchero, aunque no se pudieron comprobar dichas
referencias (Sevillano, 1982: 165).

259

Como hemos comentado previamente, en este sector de


Las Hurdes se hallaron numerosas de estructuras de
pizarra de pequeo tamao entre los 1940s y 1970s por
la siembra de olivos. Las referencias orales describen
cistas rodeadas por un crculo de piedras hincadas y una
piedra hincada en el centro junto a la que ocasionalmente
se hall un vaso cermico (Sevillano, 1988-89: 502). Fue
en una estructura de este tipo en la que se hallaron los dos
centenares de cuentas de pizarra decoradas con muescas y
cazoletas (vide supra; Sevillano y Bcares, 1991-92: 561 y
fig. 1).
La nica estructura de este tipo que ha podido ser
documentada debidamente, aunque ya estaba expoliada, es
la de El Madroal (ver fig. 158).

Figura 158: Planta y alzado de la sepultura de El Madroal


(Caminomorisco) (segn Bueno y Gonzlez Cordero, 1995).

A esta estructura se asociaban materiales Calcolticos


(Gonzlez Cordero, 1993: 253; Bueno y Gonzlez, 1995:
figs. 6 y 7) y, segn referencias orales, escorias y
fragmentos de cermicas incisas (Barroso, s.f.). Esta
estructura no est en las proximidades de ninguna estela
conocida pero el poblado de la Coronita, cercano a la
alquera en la que estaba reutilizada la estela de
Arrocerezo, es atribuido al Calcoltico Precampaniforme,
se han hallado estructuras similares y adems se ha
sealado el hallazgo de otra pieza antropomorfa
desaparecida (Bueno y Gonzlez, 1995: 104). Finalmente,
en entorno del poblado de La Corra (Arrolobos), situado
en lo alto de un cerro, se han documentado hasta quince
tmulos y la impronta de una estela en el muro de un
bancal, aunque se desconoce su paradero actual (Carta
Arqueolgica).
En casi todos estos sitios la actuacin de los clandestinos
ha destruido gravemente los contextos pero los materiales
a los que se ha tenido acceso parecen corroborar

260

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

cronologas Calcolticas, aunque en los ltimos aos se


considera su posible perduracin en la Edad del Bronce
(Bueno, Barroso y Balbn, 2004: 93). Este tipo de
sepulcros han sido relacionados con los que se encuentran
en la zona de Valencia de Alcntara (Bueno Ramrez y
Gonzlez Cordero, 1995: 96-97).
Como hemos comentado previamente, an no se han
documentado estelas con tocado en contextos
estratigrficos de sepulcros megalticos. En una ocasin se
ha mencionado que en estas estructuras de pequeo
tamao de Las Hurdes aparecen estelas con decoracin
similar (Bueno Ramrez - Gonzlez Cordero, 1995)
(Bueno y Balbn, 1997b: 100) , pero la referencia a la que
se alude no menciona el caso. nicamente se ha
comentado que en el interior del sepulcro de El Madroal
aparece una laja de silueta antropomorfa que, por la
informacin disponible, no responde al formato de las
estelas antropomorfas con tocado (ver fig. 159).

Figura 159: Sepulcro de El Madroal (Caminomorisco, Las Hurdes).


(segn Barroso, s.f.).

Todo lo anterior relativiza la propuesta que sita estas


imgenes en el Neoltico/Calcoltico (Bueno y Gonzlez,
1995) y permite plantearse la posibilidad de que las
estelas con tocado fueran elaboradas a partir de ca.
2500/2200 AC, es decir, a partir del Calcoltico
Campaniforme y, especialmente, a partir del Bronce
Inicial. Esta propuesta es perfectamente compatible con la
presencia de estelas con tocado en antiguas necrpolis
megalticas que tambin pueden registrar un uso funerario
durante la Edad del Bronce, como est constatado en Pea
T o en Cha das Lameiras (vide supra, Captulo 7.1). Es
posible que algunos de estos pequeos receptculos
funerarios registrados en Las Hurdes sean pequeas
cmaras, cistas o fosas construidos en la Edad del Bronce
que originalmente contenan objetos metlicos, lo que
explicara el sistemtico expolio que han sufrido.
La iconografa de estas estelas nos remite a ejemplares del
Norte, lo que tambin nos lleva a proponer un lapso
cronolgico amplio pero situado a partir de los inicios de
la Edad del Bronce (vide supra). De momento no hay
datos que permitan proponer la reutilizacin o

construccin de alguno de estos sepulcros durante la Edad


del Bronce pero pensamos que la presencia de estelas en
estos lugares o en sus cercanas sugiere un uso reiterado
de estos lugares que se extendera durante la Edad del
Bronce (vide infra). El hecho de que estelas, estatuasmenhir y sepulcros dolmnicos/tumulares se encuentren
en los mismos lugares es recurrente en otros sitios del
Norte peninsular como los Pirineos occidentales (Soalar),
el Cantbrico (Pea T, Collado de Sejos) o el NW (p.e.
Paredes, Boulhosa y Moimenta da Beira).
Como muestran las armas de Soalar, Collado de Sejos o
Pea T, estas figuras antropomorfas fueron introducidas
a partir de finales del III milenio AC (inicios de la Edad
del Bronce) (vide supra, Captulo 7.1).
Otro caso que ha sido mencionado repetidamente en
publicaciones recientes es el de la estela de Granja de
Toniuelo sobre la que se comenta que apareci junto a la
entrada del tholos del mismo nombre (Bueno y Gonzlez
Cordero, 1995: 101; Bueno y Balbn, 1997b: 100). Pero
como ya hemos comentado, Georg Leisner, quien publica
esta pieza por primera vez, menciona que la estela se hall
en la misma finca pero en un paraje en el que no haba
resto alguno de sepulturas, por lo que no se encontraba en
las cercanas del tholos (Leisner, 1935: 129). Es
interesante sealar que este sepulcro s aport indicios de
utilizacin tarda, durante el Bronce Final, evidenciada por
el hallazgo de una fbula de doble resorte (Rivero de la
Higuera, 1983; Carrasco, 2000).
La situacin de las estelas con tocado de estilo
naturalista a partir de finales del III milenio AC y gran
parte del II milenio AC coincidira, como en el NW, con
la aparicin de adornos de cuello realizados en oro,
especialmente a partir de mediados del II milenio AC (ca.
1600/1500-1200 AC), cuando los torques adquieren un
papel relevante en la estructuracin de las relaciones
sociales (vide supra; vide infra).
La documentacin de complejos tocados en tumbas
femeninas socialmente relevantes del Norte de Europa
durante los siglos XIV-XI AC seala la importancia que
este tipo de arreglos tuvieron en la elaboracin de roles
sociales femeninos. Las estelas con tocado peninsulares
muestran la existencia de este tipo de arreglos en el sector
meridional del mbito atlntico
Debido a las excepcionales circunstancias de conservacin
sabemos que en Jutlandia existieron tocados similares a
los peninsulares en una poca tarda de la Edad del
Bronce, aunque no hay razones para descartar la
existencia de los mismos en fechas ms tempranas. Los
ndicios peninsulares sugieren la existencia de este tipo de
tocados en esta zona de la Fachada Atlntica desde los
momentos iniciales de la Edad del Bronce, as como su
continuidad hasta los inicios del perodo Orientalizante,
como muestran las estelas con tocado de estilo
esquemtico.

ESTELAS CON TOCADO

261

Figura 160: Secuencia cronolgica propuesta para las estelas con tocado por zonas.

En base a diversos argumentos se han propuesto


cronologas de inicios del Bronce o Bronce Pleno para
todas o alguna de las estelas con tocado de formato
naturalista. M. Almagro-Gorbea propone el Bronce
Pleno para las piezas de Hernn Prez (1977: 201; 1994:
87), mientras P. Bueno propone los inicios de la Edad del
Bronce para la pieza 6 de ese mismo conjunto (Bueno,
1990b: 98). Aunque con una argumentacin diferente, la
cronologa que aqu se propone para las estelas con tocado
naturalistas es similar. Proponemos su inicio ms
probable a finales del II milenio AC y una continuidad

prolongada para su iconografa hasta los inicios de la Edad


del Bronce. Durante el Bronce Tardo/Final hay que situar
la mayora de las estelas con tocado esquemticas pero en
este perodo es posible que las estelas de estilo
naturalista de otros sectores, como el Norte de
Extremadura, continuaran teniendo un papel activo en la
estructuracin de las relaciones sociales. El lugar de
Hernn Prez es paradigmtico en este sentido, como
muestra la buena conservacin de la mayora de las estelas
con tocado y la presencia de una estela del Suroeste de
estilo bsico (vide infra).

262

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

7.2.5 Estelas y Lugares


Los nicos contextos estratigrficos directamente
conocidos para estas piezas son los contextos de
reutilizacin reciente en los que se documentaron varias
de ellas. Estelas como la de Guarda, Cerezal 1, Riomalo,
Cambrocino, Arrocerezo y Bodonal se documentaron
cuando formaban parte de muros delimitadores de
caminos o fincas, de edificios de carcter rural como
corrales o alqueras. Otros ejemplares fueron utilizados
como mojones (Agallas invertida) o como parte de
acumulaciones de piedras retiradas de los campos de labor
que pudieron hacer las veces de mojones, como Zarza
Capilla II y Almadn de la Plata 2. Otro tipo de situacin
es el hallazgo en un casco urbano, como parte de
infraestructuras o edificaciones. Este sera el caso de
Ciudad Rodrigo I, hallada durante las obras en el
alcantarillado de una plaza situada dentro de las murallas
de la ciudad. Tambin Torrejn Rubio 5 fue hallada en los
escombros de una calleja del casco urbano.
Este tipo de contextos han de ser tenidos en cuenta porque
existe la posibilidad de que las piezas fueran originarias
del lugar o de un sitio cercano. Cuando hablamos de
construcciones rurales en casi todos los sitios
comprobamos que la piedra como materia prima no es
escasa en el lugar, sino al contrario, por lo que quiz las
estelas reutilizadas en este tipo de edificaciones rurales
fueran preexistencias del lugar. De Cerezal 1, reutilizada
en un muro delimitador de fincas, los lugareos indicaron
que antes de ser reutilizada se hall hincada en el suelo
junto a unas lajas de pizarra que formaban como una
sepultura que contena una urna. Estas referencias no se
pudieron comprobar directamente y lamentablemente
tampoco se sabe si su hallazgo tuvo lugar cerca del sitio
en el que se encontraba reaprovechada.
Por otro lado, las piedras acumuladas suelen provenir del
campo ms inmediato. En Los Llanos (Zarza Capilla) se
tiene constancia de que las piedras acumuladas provienen
mayoritariamente de la cercana Dehesa Boyal. Los
lugareos recordaban que la estela del Suroeste Zarza
Capilla 1, hallada en Los llanos junto a la 2, fue trada de
la Dehesa Boyal, en donde se realiz una excavacin que
result estril (Enrquez, 2006: 163-165). En el caso de
Almadn de la Plata la anmala, por alta, densidad de
cuarzos blanquecinos en el mojn donde se encontraron
las estelas ha llevado a considerar la posibilidad de que
bajo la acumulacin exista un tmulo megaltico al que
originalmente pudieron estar asociadas las estelas (Garca
Sanjun et alii, 2006). Finalmente, las estelas halladas en
los cascos urbanos de Ciudad Rodrigo y Torrejn Rubio
podran ser indicio de antiguas ocupaciones, aunque en
estos casos la probabilidad de que las piezas hayan sido
trasladadas desde otro sitio como materia prima es mayor
debido a la intensa y longeva ocupacin de estos ncleos.

Tambin podra ser indicio de una ocupacin preexistente


la estela de Ciudad Rodrigo 2, hallada por Rada en el
castro prerromano de Lerilla (Zamarra) (Gmez-Moreno,
1904/05: 5; Rada Garca, 1967/69: 18-20). Aos ms tarde
de su publicacin nuevas informaciones sealaron que su
hallazgo tuvo lugar en la Cueva de la Fragosa, en las
Hurdes, y que posteriormente fue transportada a Ciudad
Rodrigo (com. Pers. Sr. F. Barroso a P. Bueno, en Bueno,
1987a: 451), pero pensamos que el relato de E. Rada no
deja lugar a dudas ya que indica que fue l personalmente
quien encontr la estela en el castro. En este caso tambin
hemos de considerar una posible reutilizacin de la pieza
durante la Edad del Hierro, como ocurre con las estelas
del Suroeste de Setefilla, Losa de Capote, Majada Honda,
Cancho Roano o Las Herencias II (vide infra, Captulo
7.4).
En algunos casos las referencias orales indican que las
estelas estaban enterradas y que salieron a la superficie
como consecuencia de obras de carretera (Robledillo de
Gata) o labores agrcolas (Capilla 1, Berfilla, Granja de
Toniuelo). En el caso de Belalczar nicamente se seal
que se encontr removida en el suelo.
Respecto al carcter de los posibles contextos originales
de implantacin slo disponemos de datos indirectos,
inseguros o hipotticos. Hay referencias que sitan la
estela de Cerezal 1 hincada junto a un recinto de lajas de
pizarra de pequeo tamao que contena una urna (vide
supra; Sevillano, 1982: 165). En Hernn Prez
disponemos de testimonios que sugieren la existencia de
una o varias posibles estructuras de lajas de pizarra en el
lugar en el que se hallaron las estelas con tocado de
Hernn Prez 3-6 y la estela del Suroeste conocida por el
mismo nombre. Por un lado, Almagro Basch refiere que
un obrero que trabajaba en el lugar cuando se hallaron la
estelas asegur que stas estaban hincadas y seal que
junto a ellas aparecan como unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante
grandes, aunque Almagro no hall ningn vestigio de
este tipo cuando visit el lugar, probablemente debido a
los recientes trabajos de repoblacin (Almagro Basch,
1972: 91). Aos ms tarde, en la dcada de los 1980s, hay
un incendio en esta zona y el Sr. M. Figuerola,
colaborador arqueolgico de Coria, visita el lugar,
redactando posteriormente un informe, que remite a la
Consejera de Cultura (Carta Arqueolgica), y en el que
relata que en ese lugar se observan restos de una
estructura indeterminada construida a base de pizarras de
diversas dimensiones.. (Carta Arqueolgica). Hasta el
momento estas referencias no han podido ser contrastadas
ya que no se ha llevado a cabo ningn estudio sistemtico
del lugar que incluya, por ejemplo, levantamiento microtopogrfico, prospeccin geofsica y superficial intensiva
del sitio.
Este tipo de estudio se llev a cabo en el lugar de hallazgo
de la estela de Almadn de la Plata 2, que apareci junto a
la estela 1 en una acumulacin de piedras retiradas de los
campos de cultivo que haca las veces de mojn. La

ESTELAS CON TOCADO


magnetometra no revel ninguna anomala destacable. La
prospeccin superficial tampoco aport materiales
diagnsticos. Sin embargo, se detect que en el majano y
entorno inmediato haba una fuerte concentracin de
cantos de cuarzo blanquecino, acumulacin caracterstica
de muchos tmulos megalticos del SW. Es una
concentracin que decrece a medida que nos alejamos del
majano. Por ello, a modo de hiptesis, los autores del
estudio proponen la posibilidad de que bajo el majano
exista un monumento megaltico, posibilidad sta que
ocurre en algunos megalitos de este sector peninsular

263

(Garca Sanjun et alii, 2006: 145).


Mientras las informaciones de El Cerezal y Hernn Prez
podran hablar a favor de un papel funerario relacionado
con la sealizacin y conmemoracin de una tumba quiz
contempornea, el caso de Almadn podra materializar la
bsqueda intencional de una relacin con monumentos
preexistentes que as eran recordados y que tambin
pudieron haber sido reutilizados.

Figura 161: Localizacin aproximada de las estelas de El Cerezal en el momento de su descubrimiento segn las descripciones ofrecidas por C. Sevillano
(1982) y P. Bueno (1987) y situacin del poblado de El Collado de El Cerezal. Cartografa Base: Sig Pac.

En la dehesa boyal de Hernn Prez podran estar


presentes ambos aspectos. Adems de las cuatro estelas
con tocado asociadas a una estela del Suroeste de estilo
Bsico y a una posible estructura o estructuras de pizarra
(vide supra), se hallaron tres estelas con tocado ms,
dispersas en una rea muy amplia en la que se conocen al
menos seis dlmenes de tamao y morfologa variada
(Almagro Basch, 1972; Almagro-Gorbea y Hernndez,
1979). Dos de estos sepulcros se excavaron en los aos
1970s. Estaban en muy mal estado pero permitieron
verificar que al menos uno de ellos (El Matn) era un
sepulcro de corredor con posible falsa cpula, nicho
frontal y materiales Calcolticos (Almagro-Gorbea y
Hernndez, 1979: 57-62). El sector de la dehesa en que se
encuentran estelas y sepulcros es muy extensa (casi 250
ha) y la distancia ms corta entre ellos se registra entre la
estela 1 y el dolmen de El Chanquero (con corredor de

pequeo tamao), entre los que hay casi 400 m (ver fig.
162).
No obstante, la zona con hallazgos presenta cierta
homogeneidad geogrfica, el terreno est suavemente
ondulado y por l discurren una serie de arroyos en
direccin NW-SE, al NE est delimitado por la Sierra del
Moro y al SW por el ro Arrago, marcando una trayectoria
NW-SE por la que se enlaza con una importante va
natural que atraviesa la Sierra de Gata comunicando las
cuencas del Alagn, tributario del Tajo, y del gueda,
tributario del Duero. En esta importante zona de transicin
se han localizado tambin hbitats contemporneos a la
construccin y primeras utilizaciones de los megalitos
(Neoltico Final y Calcoltico precampaniforme) en la
Dehesa de Arriba, donde tambin hay noticia de dos
dlmenes (Bueno, 2000: 37), y en El Matn (Carta

264

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Arqueolgica; Gonzlez Cordero, 1993: 253). Aunque la


cronologa que defendemos para las estelas con tocado Edad del Bronce- es una hiptesis de trabajo, la existencia
de un fragmento de estela del Suroeste corrobora el
recurrente o continuado uso de este sector de la dehesa
boyal durante un amplio lapso de tiempo que podra
discurrir entre mediados del IV milenio y finales del II
AC. Es muy posible que una investigacin intensiva del
lugar revelara la existencia de usos tardos, como ha sido
constatado en la necrpolis de Cha das Lameiras, donde se
sitan las estatuas-menhir de Nave 1 y 2, o en la Sierra de
la Borbolla, donde se sita el esteliforme de Pea T (vide
supra, Captulo 7.1).
En el caso de El Cerezal, adems de las referencias sobre

la estela 1 y su relacin con una posible estructura con


urna, se sabe que la estela 2 apareci en la misma finca,
que est situada en las inmediaciones del poblado de El
Collado, con lnea de defensa (ver fig. 161). Sobre este
poblado se menciona tambin la existencia de otras
estructuras dolmnicas de pequeo tamao en las
cercanas (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: 104). La
falta de un estudio sistemtico de este lugar impide
concretar pero los datos parecen indicar que la ocupacin
ms intensa del poblado se produjo durante el Calcoltico
(Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: 104) y hay indicios
que sealan una continuidad de la ocupacin durante el
Bronce (Gonzlez, 2004), lo que abre la posibilidad de
situar las estelas en esta fase y quiz alguna de las
estructuras funerarias documentadas en la necrpolis.

Figura 162: Estelas y estructuras dolmnicas en la Dehesa Boyal de Hernn Prez (Cceres). Localizacin basada en la descripcin y plano de Almagro
Basch (1972), en la descripcin de Almagro-Gorbea y Hernndez (1979) y en una visita al sitio (Cartografa Base: SigPac).

Adems de las referencias de El Cerezal y Hernn Prez


hay informaciones que sealan la existencia de estelas
similares -hoy desaparecidas- en las necrpolis de los
poblados de La Coronita (Acea de Caminomorisco)

(Gonzlez Cordero, 1993: 253; Bueno y Gonzlez


Cordero, 1995: 104) y de La Corra (Arrolobos) (Gonzlez
Cordero, 1993: 253; Carta Arqueolgica). Hay
informaciones que sealan que la estela desaparecida de

ESTELAS CON TOCADO


La Corra estaba reaprovechada en el muro de un bancal en
un lugar en el que los clandestinos violaron varias cistas
(Carta Arqueolgica). Los materiales recogidos en los
poblados de La Coronita y La Corra, as como en algunos
de los sepulcros violados, inciden en cronologas
calcolticas. No obstante, no hay que descartar cronologas
ms tardas dentro de la Edad del Bronce, como ponen de
manifiesto algunos materiales recogidos en La Corra,
como un molde de hacha (Carta Arqueolgica).
La relacin espacial entre estelas con tocado y estructuras
megalticas de pequeo tamao en Las Hurdes ha sido un
argumento esgrimido para datar el inicio de esta
iconografa en el IV-III milenios AC en el Norte de
Extremadura (vide supra; Bueno y Cordero, 1995). Se
mencionan los casos de Cerezal, Cambrocino, Riomalo y
Arrocerezo (Bueno y Cordero, 1995: 102) pero en los
nicos en los que dicha cercana nos parece evidente es en
El Cerezal y en Arrocerezo, cercana esta ltima al poblado
de La Coronita (Acea de Caminomorisco) y que los
mencionados autores sitan errneamente en Arrolobos
(Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: fig. 5). Segn el resto
de datos que ellos mismos aportan Riomalo y Cambrocino
no estn situadas junto a ninguna estructura conocida
(Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: fig. 5).
En sntesis, las estelas que pueden ser relacionadas con
pequeas estructuras ptreas y/o dlmenes en el sector
Gata/Hurdes son las de Hernn Prez, incluida la del
Suroeste, la desaparecida de La Coronita, la de
Arrocerezo, la desaparecida de La Corra y las de El
Cerezal. No obstante, como queda patente en los casos de
Almadn de la Plata, que en sus cercanas tienen varios
megalitos, o la estela del Suroeste de Hernn Prez, la
relacin espacial no es argumento suficiente como para
asegurar contemporaneidad, especialmente en lugares
como stos y con restos como las estelas, cuyo principal
cometido debi ser conmemorativo (vide infra). En este
sentido, ms que en trminos de contemporaneidad, la
presencia de estelas con tocado en necrpolis megalticas
ha de ser interpretada como un indicio de su continuidad y
uso persistente durante la Edad del Bronce.
En Las Hurdes, el sepulcro conocido con ms detalle es el
de El Madroal (Caminomorisco), que aport una
tipologa constructiva novedosa, materiales adscribibles al
Calcoltico precampaniforme y, segn indican referencias
orales, escorias y fragmentos de cermicas incisas (vide
supra; Gonzlez Cordero, 1993: 253; Bueno y Gonzlez,
1995: figs. 6 y 7; Barroso, s.f.). Bueno y Gonzlez
Cordero se apoyan tambin en los datos de este sepulcro
pero de momento no se conoce ninguna estela en las
inmediaciones del mismo (vide infra).
Tambin se ha mencionado con cierta frecuencia que la
estela de Granja de Toniuelo (Badajoz) fue hallada junto
a la entrada del conocido tholos (Bueno y Gonzlez

265

Cordero, 1995: 101; Bueno y Balbn, 1997b: 100; 2000a:


354 y fig. 4; 2003a: 414) pero, como ya se ha indicado
previamente (vide supra, Captulo 6.2), la primera
publicacin de la pieza por G. Leisner no menciona tal
supuesto sino que dice simplemente que la estela fue
hallada en la misma finca y que en su entorno no haba
indicios de ningn monumento megaltico (Leisner, 1935:
129). No se conoce el sitio concreto en el que apareci la
estela pero si la extensin de la finca no ha variado en
estos ms de setenta aos, cosa improbable, la estela no
podra haber distado del sepulcro ms de 700 m, por su
dimensin - menos de 40 ha-y trazado actuales. En ese
hipottico caso se podra sugerir el uso recurrente de un
mismo lugar que por sus caractersticas geogrficas es una
unidad, ya que toda ella est situada en la misma
hondonada delimitada a W y E por cerros.
Un aspecto muy interesante de algunas de estas estelas
que incidira nuevamente en el tema del uso continuado y
recurrente de un lugar es la aparicin de agrupaciones no
slo de estelas con tocado, sino tambin de estelas con
tocado y estelas del Suroeste.
En el cerro de Pedra da Atalaia (Celorico da Beira, Beira
Alta) la estela 2, con posible tocado, apareci junto a una
estela del Suroeste de estilo Bsico con un espejo (ver fig.
163; Comunicacin personal de S. Gomes). En Hernn
Prez encontramos siete estelas con tocado, tres de ellas
dispersas, cuatro agrupadas junto a un fragmento de estela
del Suroeste (ver fig. 162; Almagro Basch, 1972). En las
Hurdes, las estelas de El Cerezal 1 y 2 aparecen en misma
finca, aunque no se sabe la distancia que mediaba entre
ellas (ver fig. 161). La estela de Torrejn Rubio 2, ya en el
Tajo, se hall junto a la estela de Torrejn Rubio 1, del
Suroeste y estilo bsico con espejo, fbula, arco y flecha
(ver fig. 163; Ramn, 1950: 299-300 y figs.10, 12, 22 y
27; Almagro Basch, 1966: 83-88, fig. 26, 27 y lms. 21,
22; Celestino, 2001a: 331). En la cuenca del Zjar
tambin se documentan estas agrupaciones. La estela de
Capilla 1 apareci a 500 m, en el mismo valle y orilla que
la de Capilla 2, del Suroeste pero del estilo tpico de a
zona que incluye figura humana. Por otro lado, las estelas
de Zarza Capilla 2 (con tocado) y 1 (del Suroeste)
aparecieron en el mismo lugar en el que se acumulaban las
piedras procedentes de la Dehesa Boyal del pueblo, por lo
que ambas proceden seguramente de sta y quiz
originalmente aparecieron juntas (ver fig. 163; Enrquez,
1982a: 66-67 y fig. 2; Celestino, 2001a: 382). Finalmente
mencionar el caso recientemente documentado de
Almadn de la Plata, en el que dos estelas, una del
Suroeste que incluye figura humana (la 1) y otra que
adems de un guerrero incluye una figura con tocado
que tratamos aqu (la 2). Ambas estelas aparecieron en el
mismo mojn formado por acumulacin de piedras
retiradas de los campos aledaos (ver fig. 163; Garca
Sanjun et alii, 2006).

266

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 163: Estelas con tocado y estelas del Suroeste o de guerrero aparecidas conjuntamente.

En algunos casos la iconografa nos permite sugerir la


posibilidad de que estas agrupaciones fueran fruto de
deposiciones diferenciadas y distanciadas en el tiempo. En
Hernn Prez las estelas con tocado podran corresponder
a un lapso temporal desarrollado entre c. 2200/17001400/1200 AC (vide supra). Segn su iconografa se
podra proponer incluso que las estelas situadas en las
inmediaciones de megalitos (Hernn Prez 1 y 2) podran
haber sido las ms tempranas. Estas estelas presentan un
esquema de representacin ms cercano a imgenes como
las de Pea T, situadas en un Bronce Inicial (ca. 22001700 AC) (vide supra, Captulo 7.1; vide supra; vide
infra). Por otro lado, las estelas 3-6, agrupadas en un
sector ms distante de antiguos sepulcros, podran
corresponder a un lapso solapado con el anterior pero con
un lmite inferior quiz ms reciente. Asociada a esta
agrupacin tambin estaba la estela del Suroeste, que
podra corresponder a un momento situado partir de c.
1400/1200 AC (vide infra Captulo 7.4). En Torrejn
Rubio la estela con tocado puede ser situada en los inicios
del primer Hierro (vide supra), mientras la estela del
Suroeste correspondera a una etapa anterior situada a
partir de c. 1000 AC en funcin de la fbula que aparece
en su composicin (vide infra Captulo 7.4).
En otros casos es ms difcil establecer una diacrona
quiz porque sta no fue significativa o porque no existi,
pero tampoco disponemos de datos para aproximarnos a
esta cuestin. El Cerezal, por ejemplo, son dos estelas, una
muy mal conservada, que no ofrecen aspectos
iconogrficos que ayuden a situarlas cronolgicamente,
aunque pueden haber sido total o parcialmente
contemporneas. Igual de difcil es el caso de Pedra da
Atalaia porque la estela con posible tocado es difcil de
situar, mientras la del Suroeste pertenece claramente a una

fase que podra ser situada a partir de c. 1400/1200 AC


(vide infra Captulo 7.4).
Gracias al hallazgo de la estela 2 de Almadn de la Plata
hoy en da tenemos la seguridad de que la iconografa del
tocado adornando la cabeza de una figura humana, en este
caso esquemtica, existi durante el Bronce Final (Garca
Sanjun et alii, 2006; vide supra). En este caso la figura
con tocado est acompaada por otra figura de similar
tamao con casco de cuernos, escudo y espada en el
mismo soporte. Esta estela, por tanto, aglutina dos
temticas hasta ahora separadas en distintos soportes y/o
lugares. Esta estela apareci en el mismo mojn que la
estela1, que conserva slo parte de los grabados, con
escudo redondo, parte de una figura antropomorfa y un
posible cuadrpedo. Entre estas estelas es difcil establecer
una secuencia ya que sus motivos no disponen de
referencias cronolgicas distintivas. Ambas incluyen
motivos de posible filiacin mediterrnea (perro, casco de
cuernos) y pueden ser incluidas genricamente en el
Bronce Final, especialmente a partir de ca. 1200 AC (vide
infra Captulo 7.4).
Un aspecto que llama la atencin es el estado de la estela
del Suroeste, fragmentada, frente a la estela 2 que se
encuentra en perfecto estado. Este hecho se repite en
Capilla, ya que mientras la estela con tocado se conserva
muy bien, de la 2 slo se conserva un fragmento. Aunque
estas roturas pueden haber sido el resultado de su
manipulacin en poca reciente, no hay que descartar que
fueran fruto de una destruccin intencional de la poca
(vide infra Captulo 7.4). En Zarza Capilla, sin embargo,
la estela que se conserva completa es la del Suroeste
(Zarza Capilla 1) mientras los grabados de la estela con
tocado estn afectados por desconchones. A 100 m del

ESTELAS CON TOCADO


hallazgo de estas estelas apareci una tercera, en muy mal
estado, que reproduce la misma escena que se encuentra
en los registros inferiores de la estela de Ategua
(Crdoba). La posible secuencia de introduccin de estas
tres estelas, si es que provienen del mismo sitio, es difcil
de discernir pero hay algunos datos. La lira y el carro de la
estela 1 sugieren una cronologa situada a partir de ca.
1200/1100 AC, o ms tarda si consideramos la posible
fbula de puente curvo (vide infra Captulo 7.4). Por otro
lado se ha sugerido que la estela de Ategua reproduce una
escena de prothesis similar a las que se encuentran en
vasos funerarios del Geomtrico griego que pueden ser
situados a mediados del s. VIII AC (Bendala, 1977: 193).
Esta fecha podra ser un terminus post quem para la
realizacin de las estelas de Ategua y Zarza Capilla 3 pero
hay que tener en cuenta que este tipo de escenas del
mundo griego Geomtrico son contemporneas a los
poemas homricos y estas escenas podran reproducir
versiones idealizadas de enterramientos heroicos de la
Edad del Bronce (Snodgrass, 1980). Aunque esta
posibilidad ha sido cuestionada, s se admite
genricamente que estas escenas se refieren a rituales y
ceremonias tradicionales y atemporales (Whitley, 1991:
52-53). La cuestin ms relevante en los casos de Ategua
y Zarza Capilla 3 es que al menos los dos registros
inferiores estn articuladas de forma muy similar a la
escena de la crtera del Dipylon del Metropolitan
(Bendala, 1977: 193 y lm. IIc). La cuestin reside en
saber si esta escena del Geomtrico tardo repite la
composicin de figuraciones ms antiguas no
documentadas o si realmente es una configuracin
genuina del siglo VIII AC, en cuyo caso la cronologa
tarda de Ategua y Zarza Capilla sera plausible (vide infra
Captulo 7.4).
Existen otras agrupaciones de estelas que son
significativas pero en un nivel de anlisis diferente, ya que
puede ser que la distancia entre ellas sea mayor y/o que
medie entre ellas el recorrido de un ro, por lo que desde
nuestro punto de vista no pueden ser consideradas como
parte integral de un mismo lugar. Este sera el caso de
Salvatierra 1-2, Capilla 1, 2-8, 4, Belalczar-El Viso 2, 3 y
6, La Berfilla (o El Viso 5)-El Viso 4 y a mayor distancia,
Bodonal-Capote y La Lantejuela-Montemoln. Al tratarse
de una escala ms amplia trataremos estas agrupaciones en
el apartado siguiente, en relacin con el poblamiento.
Un tema relevante que nos falta por comentar es el
emplazamiento de estos lugares con estelas. La gran
mayora de estos sitios estn situados junto a ros o
arroyos. Si descartamos las estelas reutilizadas o
posiblemente reutilizadas, los ejemplares estn
mayoritariamente situados en valles, como ocurre en la
agrupacin de Hernn Prez 3-6, la estela de Hernn Prez
7, Capilla 1, Belalczar o La Berfilla. Tambin las piezas
situadas en laderas de mucha (p.e. Robledillo de Gata,
Cerezal 2) o poca pendiente (Hernn Prez 2) se
encuentran junto a ros en las que stas desembocan. Si
consideramos tambin las estelas reutilizadas o
posiblemente reutilizadas ocurre lo mismo. Hay

267

ejemplares en llanos cercanos a arroyos como Guarda o


Torrejn Rubio 5, en el fondo de valles (Riomalo,
Cambrocino o Almadn de la Plata 2) o en laderas
inclinadas o suaves que terminan en o son atravesadas por
ros o arroyos cercanos (Cerezal 1, Arrocerezo, Bodonal,
Agallas o Zarza Capilla 2).
Las estelas en lugares dominantes con amplia visibilidad
son escasas. Las dos estelas de Ciudad Rodrigo se hallaron
en sendos cerros situados sobre el ro gueda en los que
se emplazan la localidad de Ciudad Rodrigo y el castro de
Lerilla. En ambos casos, como hemos comentado, existe
la posibilidad de que las estelas fueran trasladadas desde
otro lugar, aunque no podemos descartar que
originalmente ese fuera su emplazamiento. La estela de
Torrejn Rubio 2 se hall en un paraje llano pero elevado
que est rodeado por el arroyo de la Vid. Finalmente, la
estela de Pedra da Atalaia 2, apareci junto a la estela 1
cerca de la cima de un monte que forma parte de la Serra
de Ralo, a unos 1100 m SNM, en el extremo ms NW de
la Serra de Estrela. Este sitio es muy significativo por
tratarse de un hallazgo producto de prospecciones
sistemticas desarrolladas en el marco del estudio de
impacto realizado para el parque elico de Videmonte. La
prospeccin no document otros restos arqueolgicos
aparte de las estelas (S. Gomes, com. Pers.). El sitio en el
que se encontraron presenta una amplia visibilidad hacia
la cuenca del Mondego, que se desarrolla desde el SW
hacia el NE, y los arroyos no comienzan a discurrir hasta
cotas ms bajas. La localizacin de estas estelas, una con
posible tocado y otra del Suroeste, marcan una nota
discordante frente a lo habitual en las estelas con tocado,
lo que debe ser entendido en el marco del poblamiento
regional (vide infra).

7.2.6 Distribucin y poblamiento


Serra de Estrela/ Guarda
En este sector de la Beira Alta se han documentado dos de
las piezas tratadas. La interpretacin de una de ellas, Pedra
da Atalaia 2 (Salgueirais), como estela con tocado es
insegura. El soporte est fragmentado y slo conserva
completo el grabado sobre una superficie plana del soporte
de un posible tocado reticulado en su interior. El motivo
en cuestin presenta una forma y estilo que recuerda al
tocado de la estela de Ciudad Rodrigo 2 pero en este caso
de Atalaia la representacin es plana y no tiene ningn
otro motivo que haga referencia al cuerpo humano, como
en Ciudad Rodrigo. nicamente en el extremo inferior del
soporte conservado hay parte de dos semicrculos
concntricos que los autores de su estudio se inclinan a
interpretar como parte de un posible escudo, desaparecido
por la fragmentacin del soporte (S. Gomes, com.
personal).
Esta estela apareci cerca de una de las cimas que coronan
la Serra de Ralo, que constituye la ltima elevacin de la
Serra de Estrela en su extremo NW. Desde el lugar,

268

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

situado a 1100 m de altitud, se domina la cuenca del


Mondego, que discurre al NW en direccin NE-SW. La
estela con posible tocado apareci junto a otra, en este
caso completa, que reproduce un esquema tpico de las
estelas del Suroeste de modelo bsico conocidas en el
entorno del Alto Coa-Serra de Malcata (Baraal, Meimao,
Foios) y de la Sierra de Gata (San Martn de Trevejo y
Hernn Prez).
Las dos estelas fueron halladas en el curso de
prospecciones arqueolgicas sistemticas que, a parte de
las estelas, no documentaron ningn otro material
arqueolgico en la superficie del lugar. La nica
referencia cronolgica disponible se desprende de la
iconografa de la estela 1, con escudo escotado, espada de
hoja ancha y espejo, que cabra situar a partir e ca.
1400/1200 AC (vide infra Captulo 7.4). Por otro lado la
estela 2 es difcil de situar porque desde un punto de vista
iconogrfico su relacin con las estelas con tocado no est
clara. Si, como consideramos a modo de hiptesis, el
motivo grabado es un tocado, es posible que su formato
diferente pueda deberse a un estilo regional. No debemos
olvidar que la estatua-menhir de Muios de San Pedro
(Orense) presenta un tocado igualmente reticulado con el
que presenta afinidades formales (vide supra, Captulo
7.1). No obstante, la representacin plana y la ausencia de
elementos corporales en Pedra da Atalaia se aleja de esta
pieza gallega y de las otras estelas con tocado conocidas.
Este es un indicio que junto a su relacin con la estela del
Suroeste nos hace inclinarnos, como hiptesis de trabajo,
hacia fechas tardas dentro de la Edad del Bronce, situadas
a partir de c. 1400/1200 AC, para su realizacin.
Por otro lado, la estela de Guarda se encontr hincada en
el suelo, apoyada en un muro que delimita un camino, en
una suave depresin situada en plena cuenca del Adao,
que discurre entre las Serra de Estrela y la Sierra de
Malcata como una importante zona de paso entre la
Submeseta Norte y la cuenca del Tajo. Como en el caso de
Atalaia, el lugar fue prospectado superficialmente pero no
se encontr material adicional a la estela. A diferencia de
la pieza de Atalaia, la de Guarda responde a una
concepcin tridimensional (vide supra fig. 140). El
soporte y los motivos grabados estn dispuestos de tal
manera que la imagen que se obtiene es la de un personaje
representado por todo el soporte, aunque ste no es de
bulto redondo: el tocado invade el extremo superior del
soporte, los hombros-brazos estn representados en su
lateral y el cinturn lo rodea en su zona mesial.
Esta estela presenta elementos grficos que la relacionan
con piezas del Norte de la Beira Alta, Norte de Portugal y
con estelas de las cuencas del gueda y Alagn. Mientras
el formato de collares y cinturn nos remiten a esquemas
septentrionales, la representacin de brazos y tocado est
ms relacionada con piezas situadas al Este y SE. En base
a estas y otras relaciones formales hemos propuesto, como
hiptesis de trabajo, una cronologa para su realizacin
situada entre c. 2200-1400/1200 AC (vide supra).

Los datos para el poblamiento de este sector de


penillanura que se extiende al Este de la ciudad de Guarda
son muy escasos para esta fase (Vilaa, 1995b: 128;
Perestrelo, 2001: 140). En el sector ms septentrional, por
el que discurre el Coa Medio, al NE y E de Guarda, se han
recuperado cermicas de estilo protocogotas en el
asentamiento en cerro de Castelo Mau (Almeida), con
posible recinto ptreo (Perestrelo, 2003: 36-37). Un poco
ms al Sur, en un afloramiento situado junto al cerro de
Castelo Bom, se hall una espada larga que por su formato
puede ser situada entre c. 1800-1500 AC (vide supra,
Captulo 7.1; Perestrelo, 2003: 32-33; Ruiz-Glvez,
1984a: 177). En la zona meridional de la Beira Interior se
conocen varias hachas planas y a los pies de la Serra de
Estrela en su vertiente SE (Gibaltar) se documenta un
conjunto de anillas de oro encadenadas cuyos paralelos
ms cercanos se encuentran en Badajoz (Vilaa, 1995a:
399; Almagro-Gorbea, 1977: 37-40). Ambas zonas tienen
en comn la prctica ausencia de cermica campaniforme
que en otros sectores como el Mondego o la Sierra de
Bornes puede estar presente en los inicios de la Edad del
Bronce (vide infra; vide supra, Captulo 7.1).
Los escasos indicios materiales sugieren la interrelacin
de esta zona con la cuenca del Duero y la del Tajo,
probablemente a travs de la cuenca del Zzere, zona en la
que est situada la estela de Guarda. Si unimos estos datos
a las relaciones grficas que muestra esta estela podramos
decir que a travs de este sector situado al Este de la Serra
de Estrela transcurrieron contactos muy diversos al menos
a partir de c. 1800/1750 AC. Este papel como zona de
contacto se ver intensificado a partir de c. 1400/1200 AC,
momento en el que los asentamientos adquieren mayor
visibilidad arqueolgica y en el que se sitan estelas del
Suroeste de modelo bsico como las de Baraal, Meimao
y Foios, situadas, como la de Guarda, en el reborde de la
penillanura mesetea (vide infra Captulo 7.4; Perestrelo,
2001: 140 y Nota 3; 2003: 36-37; Vilaa, 1995b; 1998a).
Aunque la estela de Guarda est situada en una depresin
de la penillanura mesetea, su localizacin junto a la
vertiente Oriental de la Serra de Estrela la relaciona con
los procesos documentados en diversas zonas de la sierra
y en su entorno inmediato.
El anlisis palinolgico de muestras obtenidas en turberas
de la Serra de Estrela muestran la existencia de una
intensa actividad humana que queda documentada a travs
de episodios de deforestacin (van den Brink y Janssen,
1985; Janssen, 1985; Daveau, 1988). En torno a 2390 AC
(GrN-11058, 4340+/-90BP) est situado un episodio de
intensa deforestacin y quema de arbustos que ha sido
relacionado con el pastoreo intensivo. En segundo lugar,
hacia 1330 AC (3280+/-70 BP) se sita otra fase de
deforestacin asociada a la introduccin y cultivo del
centeno.
Esta secuencia puede ser relacionada con la ocupacin
documentada en la cavidad de Buraco da Moura de Sao
Romao (Seia), situada a los pies en la vertiente Sur del

ESTELAS CON TOCADO


cerro de Castro de Sao Romao, en el extremo SW de la
Serra de Estrela y en estrecha relacin con la cuenca el
Mondego. En la cavidad se han documentado ocupaciones
que van desde el Calcoltico final hasta la Edad Media
(Valera, Senna-Martnez y Estevinha, 1989; SennaMartnez, 1995a).
La etapa inicial de ocupacin (Calcoltico Final) de este
sitio coincide en el tiempo con la primera etapa de
deforestacin debida posiblemente a una intensa actividad
pastoril (Valera, Senna-Martnez y Estevinha, 1989: 155).
La ocupacin de la cavidad contina durante el Bronce
Inicial/Pleno (c. 2200-1400/1200 AC). Tanto la cermica
como el material ltico dan cuenta de una marcada
continuidad que tambin est sugerida por el uso de
antiguos monumentos megalticos en este sector de la
cuenca media y alta del Mondego. Es en estos megalitos
en los que se documenta casi la totalidad de la escasa
cermica campaniforme conocida en la regin, que remite
a relaciones con la Estremadura Portuguesa, y que aparece
junto a vasos cermicos adscribibles al Bronce Inicial y
Pleno (Senna-Martnez, 1995a: 76-78). A la fase inicial
del Bronce parecen corresponder los primeros objetos
metlicos hallados en la regin, como la espada
campaniforme de Pinhal de Melos (vide supra, Captulo
7.1).
A esta fase de Bronce Inicial y Pleno corresponden
elementos de molienda y restos faunsticos recuperados en
Buraco
da
Moura.
Bvidos
y
ovicaprinos
fundamentalmente, pero tambin ciervo, jabal y canis son
indicios de una importante actividad pastoril, de caza y
recoleccin de bellotas (Senna-Martnez, 1995a: 78-79;
Senna-Martnez, 1995b: 120). La presencia de bvidos
sugerira cierta estabilidad del poblamiento (SennaMartnez, 1995b: 120). En este contexto no hay que
descartar la existencia de actividad agrcola a pequea
escala y de trasterminancia, en vez de la trashumancia,
como sugiri Senna-Martnez inicialmente (1995a: 78-79).
Las actividades metalrgicas son de momento
desconocidas hasta finales del II milenio AC pero los
recursos de oro aluvial son abundantes y los carbonatos de
cobre se conocen en la zona, por lo que no hay que
descartar su explotacin ms temprana a pequea escala
(Senna-Martnez, 1995a: 79).
Los recursos mineros son tambin abundantes a los pies
de la Serra de Estrela en su vertiente E y SE, en donde s
hay indicios de explotacin minera prerromana pero no de
actividades metalrgicas, que en este sector tampoco se
documentan hasta el ltimo cuarto del II milenio AC
(Vilaa, 1995a: 330; 1998a: 353-354; Merideth, 1998a:
157). Restos de minera antigua fueron localizados al
noroeste de Belmonte, cerca de Colmeal y Maanhas
(Vilaa, 1995a: 71, 78 y 396). Igualmente, junto a Guarda,
en el cabezo de Quinta das Flores (Vela), fue hallada un
hacha plana trapezoidal, de cobre o bronce, a 2 m de
profundidad, cuando se proceda a realizar la exploracin
de una zona minera de estao aluvional (Vilaa, 1995a:
73, Nota 14).

269

En sntesis, de la regin en la que se encuentra la estela de


Guarda se pueden destacar varios aspectos. Por un lado
comparte con aquellas zonas ms prximas en las que se
han hallado estelas (Norte de la Beira Alta, Tras-osMontes Oriental, cuencas del gueda y Alagn) no slo
afinidades grficas, sino tambin la existencia de una
sociedad conservadora en la que la adopcin de la
cermica campaniforme es testimonial o inexistente, en la
que las antiguas necrpolis megalticas, en las zonas en las
que stas estn presentes, son ocasionalmente utilizadas.
Adems, como ocurre en el Norte de Portugal, cuencas del
gueda o del Alagn, las evidencias de poblamiento en la
Beira Interior son escasas y poco visibles durante buena
parte del II milenio AC. Ser a partir de finales de este
milenio cuando se documentan poblados en altura
estrechamente vinculados a las vas naturales de
comunicacin (Senna-Martnez, 1995b: 121; Vilaa,
1995a: 408). No obstante, como muestra la ocupacin de
Buraco da Moura de S. Romao, durante el Bronce Inicial y
Pleno exista el asentamiento estable situado a los pies de
la Serra de Estrela, en una zona ptima para aprovechar
los recursos de la sierra y de la cuenca.
Varios indicios como los escasos artefactos metlicos, la
cermica de estilo Protocogotas - presente en Castelo Mau
(vide supra) y en Buraco da Moura (Abarquero, 2005:
208)- y la iconografa de las estelas sugieren que este
sector de la Beira Interior particip en interrelaciones
diversas con el NW, la Meseta y el Tajo entre c. 22001400 AC. Ya hemos mencionado que a partir de c.
1400/1200 AC los contactos se ven intensificados en el
corredor situado entre la Serra de Estrela y la Sierra de
Gata, en donde se sitan las estelas del Suroeste de
Baraal, Meimao y Foios (vide supra; vide infra Captulo
7.4; Perestrelo, 2001: 140 y Nota 3; 2003: 36-37; Vilaa,
1995b; 1998a). Lo mismo cabe decir de la cuenca media y
alta del Mondego y de la vertiente occidental de la Serra
de Estrela, donde estn situadas las estelas de Atalaia,
realizadas posiblemente a partir de esas mismas fechas
(vide infra Captulo 7.4).
A partir de estas fechas se documenta en esta regin la
emergencia de una red de asentamientos estables que
parecen materializar la existencia de una serie de
entidades polticas o territorios independientes. Por un
lado, hay asentamientos distribuidos regularmente en el
espacio, emplazados en altura, algunos con dispositivos
defensivos, con un amplio control visual sobre rutas
naturales de comunicacin que han sido interpretados
como Lugares Centrales, como el castro de S. Luza
(Viseu) o el Cabeo do castro de S. Romao en Seia
(Senna-Martnez, 1995a: 81-85 y tabla 3; 1995b: 118-119;
1998: 219, fig. 1 y Cuadro I). Otra serie de poblados de
menor entidad espacial y arquitectnica podran estar
relacionados con los anteriores pero cumpliendo funciones
complementarias, como sera el caso del Buraco da Moura
de S. Romao (Senna-Martnez, 1995b: 119).
La documentacin de ciertos elementos de cultura

270

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

material (cuchillos de hoz, azuelas de piedra, ...), indican


una posible continuidad entre este horizonte del Bronce
Final y el Bronce Pleno local. Este hecho estara
corroborado por la secuencia estratigrfica de la Sala 20
del abrigo de Buraco da Moura de S. Romao, en donde se
ha documentado una continuidad de ocupacin desde el
Calcoltico hasta el Final de la Edad del Bronce (vide
supra; Senna-Martnez, 1995a: 70, 82 y fig. 13).
Un elemento distintivo de esta fase es que a partir de ca.
1330 AC en la Serra de Estrela se documenta un nuevo
periodo de deforestacin intensa relacionada con el cultivo
del centeno (vide supra). Adems, por vez primera se
documenta la metalurgia en la regin. Es una produccin
local de bronces que reproducen modelos metlicos
conocidos en el mbito atlntico (Senna-Martnez, 1995a:
83; 1995b: 120; 1998: 223), como tambin lo hacen el
torques y el brazalete de oro de estilo SagrajasBerzocana hallados en el castro de N. S. da Gua (vide
supra; Senna-Martnez, 1995a: 83).
Los contactos con la Meseta estn constatados por la
presencia de fragmentos cermicos de estilo Cogotas I en
el Castro de S. Romao y en el castro de N. S. de Baioes
(Senna-Martnez, 1995b: 121). En el primero hay
fragmentos que corresponden a la fase de Cogotas I Pleno
(entre ca. 1450-1150 AC) y a la fase ms evolucionada
(Abarquero, 2005: 208, figs. 104 y 105).
Esta zona ejerce un papel relevante en la compleja red de
interrelaciones que se tejen a partir de estos momentos, no
slo por su contacto con el Bajo Mondego, Tajo y Sado,
sino tambin por su relacin con la Meseta Norte (SennaMartnez, 1995b: 121; 1998). A estos datos hay que aadir
la estrecha relacin de esta zona con la Serra de Malcata y
Extremadura, tal y como constatan las estelas del Suroeste
de estilo bsico existentes en todas estas zonas (vide infra
Captulo 7.4).
En este contexto, la existencia de la estela del Suroeste de
Atalaia podra estar relacionada con la emergencia de
lites locales que controlan la produccin y circulacin de
metales y artefactos metlicos, segn el modelo
socioeconmico que Senna-Martnez maneja para la
regin (1995a: 87; 1995b; 1998; vide infra Captulo 7.4).
En esta lnea argumentativa, este autor seala la aparicin
de sepulturas individuales (Fonte da Malga y Paranho) y
el abandono de las sepulturas colectivas megalticas (Kalb
y Hck 1979 ; Cruz, 1991).
No obstante, como veremos posteriormente, quiz habra
que matizar dicho modelo (vide infra Captulo 7.4). No se
han documentado, de momento, diferencias jerrquicas
entre cabaas en el interior de los poblados (SennaMartnez, 1998: 222). Los datos publicados no permiten
saber si estamos ante la produccin domstica o
especializada de artefactos metlicos. Lo que parece ser
fundamental es, por un lado, la situacin transicional
desde un punto de vista geogrfico de estas sociedades y,
por otro, la riqueza de estao y oro aluviales de la Serra de

Estrela, factor ste ltimo al que Senna-Martnez atribuye


un gran peso explicativo a la hora de analizar su
participacin en las redes de intercambio del Bronce Final
(Senna-Martnez, 1995a: 84; 1998: 223).
Si el grabado de la estela 2 de Pedra da Atalaia es
realmente un tocado, esta pieza podra ser una versin
regional y posiblemente tarda de los tocados, como los
que se ven ms al Sur en Torrejn Rubio 2, el valle del
Zjar o Sierra Morena (vide supra).
Aparece esta estela junto a otra del Suroeste de estilo
bsico en un lugar elevado de amplia visibilidad situado
junto a la cuenca del Mondego que reproduce el patrn de
emplazamiento de los lugares centrales de la regin.
Este lugar podra haber estado vinculado a algn
asentamiento cercano que an est por descubrir.
Ante su interpretacin como una posible estela femenina
hay varios aspectos sugerentes. La visibilidad del mbito
femenino en unas sociedades que interactan con mbitos
muy diversos y en las que posiblemente la explotacin de
los recursos aluviales de oro fue relevante, son constantes
que se repiten en otras zonas en las que hay estelas con
tocado (vide infra). La conjuncin de estos elementos ha
llevado a sugerir propuestas relacionadas con el papel de
las mujeres en alianzas matrimoniales como bienes
intercambiados para establecer pactos polticos (vide
supra). Tambin habra que valorar el papel activo de la
mujer en la obtencin de recursos estannferos y aurferos
de los ros. En cualquier caso lo que se valora es el papel
de la mujer en la reproduccin social, lo que est
relacionado con el carcter visible y permanente de las
estelas y su papel en la estructuracin social de un grupo.
En Pedra da Atalaia la estela con posible tocado pudo ser
la imagen de una categora social femenina igual que la
estela del Suroeste pudo reproducir una categora social
masculina (vide infra Captulo 7.4). Estas categoras
debieron ser fundamentales para la reproduccin social del
grupo pero lo que queda por concretar es su naturaleza.
Segn las hiptesis propuestas los aspectos valorados son
la pertenencia a un linaje o grupo de parentesco y el
trabajo, a lo que habra que aadir el sexo y la edad (vide
infra).

Cuenca del Alagn-Gata/ Hurdes-margen derecha del


Alagn
El grupo ms nutrido y concentrado de estelas con tocado
se distribuye en torno al complejo Hurdes-Gata, que
constituye la divisoria de aguas entre las cuencas del
Duero y Tajo en este sector. En Salamanca las estelas se
sitan a lo largo de un tramo muy concreto del ro gueda
(Ciudad Rodrigo 1 y 2) y en el valle del ro Burguillos,
afluente del anterior, que nace en la sierra, a la altura del
Puerto Viejo. Cerca de este punto est el nacimiento del
ro rrago, afluente del Alagn en su margen derecha, en
donde se hall la estela de Robledillo de Gata. Ro abajo y
al pie de la sierra est situado el lugar de Hernn Prez.

ESTELAS CON TOCADO


Hacia el Este las estelas estn situadas en la margen
derecha del alto Alagn, mayoritariamente al pie de la
sierra, junto al Alagn (Riomalo) o en la cuenca del ro de
Los ngeles (Cambrocino, Arrocerezo y la desaparecida
de La Coronita). Tambin a lo largo del valle del ro
Hurdano, que discurre por el interior de Las Hurdes, se
conocen las estelas de El Cerezal y se tiene noticia de la
desaparecida en La Corra (vide supra). Este valle tambin
conecta con el Puerto de Robledo, que comunica con la
cuenca del gueda a travs de la Sierra de Francia (ver
fig. 164).
La distribucin de las estelas y su iconografa ponen de
relieve la estrecha interrelacin existente entre estas zonas
y la importancia de las cuencas fluviales para su
comunicacin (Lpez Plaza, Luis y Salvador, 2000: fig.
4). Las montaas y su entorno, ms que un mecanismo
divisorio, fueron un elemento aglutinador (vide infra).
La interaccin a travs de la Sierra de Gata y
de Las Hurdes est atestiguada de manera especialmente
visible en algunos de los monumentos megalticos del SW
de Salamanca y del extremo Norte de Cceres (Lpez
Plaza, Luis y Salvador, 2000; Ruiz-Glvez, 2000).
Algunas arquitecturas y/o elementos de ajuar de dlmenes
del valle del gueda a la altura de Ciudad Rodrigo (El
Valle, Pedro Toro, Rbida 1) y ms al SW (p.e. Casa del
Moro) pueden ser relacionados con el megalitismo de la
Beira Interior, Alcntara y el Alto Alentejo (Lpez Plaza,
Luis y Salvador, 2000: 274-277).
Igualmente, en la vertiente Sur de la Sierra de Gata, los
sepulcros de El Matn y El Chanquero en Hernn Prez,
posiblemente Dehesa de Arriba I y II, todos ellos situados
junto al ro rrago, presentan elementos de relacin con el
megalitismo alentejano y de la Baja Extremadura (Bueno,
2000: 48-49). Un poco ms al SE de Hernn Prez estn
los dlmenes de Montehermoso, que por sus arquitecturas
pueden ser relacionados con sepulcros del valle del
Tormes en Salamanca (p.e. La Veguilla) y de la Beira Alta
(Ruiz-Glvez, 2000; Bueno, 2000: 49).
Los datos indican o sugieren que la fundacin y uso de
estos sepulcros puede ser situada en el Neoltico Final y
Calcoltico (Lpez Plaza, Luis y Salvador, 2000: 274-277;
Bueno, 2000: 48-49; Ruiz-Glvez, 2000: 192-193 y 202).
Por otro lado, en Las Hurdes se vienen documentando
desde hace dcadas infinidad de pequeas estructuras
cistoides y tmulos de pequeo tamao, frecuentemente
agrupados en necrpolis, que han sido genricamente
relacionados con el megalitismo de Alcntara, Valencia de
Alcntara y Santiago de Alcntara (Bueno y Gonzlez
Cordero, 1995: 102-103; Bueno, 2000: 49). Sin embargo,
pensamos que el conocimiento que se tiene de estas
estructuras no permite realizar ese tipo de
generalizaciones. Ninguna necrpolis o estructura ha sido

271

objeto de excavacin arqueolgica, la mayora han sido


violadas, muchas destruidas, y el material conocido
directamente por los investigadores procede de estas
remociones sin control (vide supra).
La nica estructura que se ha podido documentar con una
planta es la de El Madroal, hallada en el transcurso de
unas remociones (vide supra; Bueno y Gonzlez Cordero,
1995: 102). No se indica si la estructura fue excavada
sistemticamente o si los materiales fueron recogidos por
los trabajadores de dichas remociones, pero en la
referencia publicada se relacionan con el megalitismo de
Santiago de Alcntara (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995:
103). La estructura de El Madroal es muy singular por su
tamao y configuracin, especialmente por presentar una
piedra hincada en el centro. Estructuras similares han sido
descritas por los habitantes del municipio de
Caminomorisco, referencias que recoge Sevillano, en
donde adems se menciona que junto a la piedra central se
documentaba en ocasiones un vaso cermico (vide supra;
Sevillano, 1988-89: 502).
Bueno y Gonzlez Cordero han relacionado las estelas con
tocado con estas estructuras de pequeo tamao, en las
que engloban estructuras con plantas diversas (1995: 102103). Uno de los datos en los que se basan es la referencia
de El Cerezal 1, que al parecer estaba hincada junto a una
cista en cuyo interior haba una urna (Sevillano, 1982:
165), pero por la descripcin que se da podra tratarse
simplemente de una pequea cista, ya que adems no se
hace referencia alguna a un crculo de piedras o a una laja
hincada en su interior. Lo mismo se podra decir de la
posible estructura que se menciona en relacin con la
agrupacin ms numerosa de Hernn Prez, aunque en
este caso podra tratarse de una estructura rectangular de
mayor tamao (vide supra).
Segn estos autores las estelas de El Cerezal, Cambrocino,
Riomalo y Arrocerezo estn prximas a poblados
calcolticos o a sepulturas de pequeo tamao que
atribuyen al Neoltico Final/ Calcoltico, por lo que las
encuadran en esta fase (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995:
102), aunque en los ltimos aos se reconoce su posible
pervivencia durante la Edad del Bronce (Bueno et alii,
2004c: 93). Revisando las localizaciones publicadas de
poblados, sepulcros y estelas comprobamos que, de hecho,
las nicas estelas que pueden ser relacionadas con certeza
a sepulcros y un poblado son las de El Cerezal, cercanas a
El Collado. En este poblado, sin embargo, no slo hay
restos Calcolticos, ya que hay referencias que indican
tambin la existencia de materiales del Bronce (vide
supra). Por otro lado, la tan mencionada cercana entre la
estela de Arrocerezo y el poblado y necrpolis de La
Coronita no parece ser tal a una escala micro, ya que por
los datos disponibles hay al menos 1 Km. de distancia
entre ellas (ver fig. 164).

272

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 164: Regin del alto gueda-Gata-Hurdes-alto Alagn durante el Calcoltico y la Edad del Bronce.

Es cierto que existen referencias orales que mencionan la


existencia de estelas similares, hoy desaparecidas, en La
Coronita y en las cercanas de la necrpolis de pequeos
tmulos de La Corra, reutilizada en este caso en el muro
de un bancal (vide supra). Incluso Bueno y Gonzlez
Cordero mencionan, describiendo la tpica arquitectura de
los sepulcros tipo El Madroal que aparece una laja
clavada en su interiorque probablemente responde al
lugar donde se ubicaba la estela antropomorfa, segn
hemos podido deducir de todos los testimonios recogidos
de testigos (Bueno y Gonzlez Cordero, 1995: 103), pero

no concretan a qu estructura/s se refieren.


Como vemos, los datos estratigrficos son nulos y se
desconoce la secuencia global de ocupacin y utilizacin
de los nicos lugares en los que la aparicin conjunta de
estelas, sepulcros y/o poblados ha podido ser comprobada
por arquelogos en este sector: Hernn Prez y El Cerezal.
Con los datos en la mano ninguna hiptesis se puede
descartar, pero teniendo en cuenta la calidad de la
documentacin disponible resulta sorprende encontrar
afirmaciones como la de Bueno refirindose a los

ESTELAS CON TOCADO


monumentos de pequeo tamao en Las Hurdes muchos
de los cuales poseen en su interior estelas antropomorfas
(Bueno, 2000: 49).
En definitiva, y como ya hemos expuesto anteriormente
(vide supra), creemos todava defendible la hiptesis de
trabajo, ya propuesta por otros investigadores antes
(Almagro-Gorbea, 1977), que sita estas estelas entre ca.
2200-1200 AC (vide supra). La escasez y mala calidad de
los datos referentes a los lugares y contextos relacionados
con las estelas y estatuas-menhir deja en abierto muchas
cuestiones bsicas para su interpretacin. Teniendo en
cuenta la naturaleza de estas imgenes ptreas, su
presencia en necrpolis megalticas o de cistas pudo ser
parte de una lgica conmemorativa de un pasado remoto,
reciente o inmediato. Segn esta lgica sera plausible
encontrar estelas en relacin con sepulcros mucho ms
antiguos
o
con
receptculos
genricamente
contemporneos, por ejemplo. En este sentido no sera de
extraar que la distribucin geogrfica de las estelas
coincidiera con la del poblamiento de una fase anterior,
siempre y cuando estas reas fueran todava habitadas y/o
explotadas.
Una de las graves dificultades encontradas para relacionar
las estelas con tocado de estas zonas con el poblamiento
del Bronce Inicial/ Pleno es que ste es prcticamente
desconocido y tampoco existen, como en otros mbitos
geogrficos, objetos metlicos aislados que aporten
informacin sobre el papel de esta zona en la poca. El
poblamiento mejor conocido en la regin es el de poca
Calcoltica precampaniforme, en la que por vez primera
hay
numerosos
poblados
que
adems
son
arqueolgicamente visibles (ver fig. 163; Santonja, 1991:
fig. 2; Lpez Plaza, 1991: fig. 3; Gonzlez Cordero, 1993:
246 y Lm. 1). Quiz todos estos factores han llevado a
algunos investigadores a interpretar las estelas con tocado
como manifestaciones calcolticas.
Un aspecto interesante es que mientras arquitecturas y
ajuares megalticos del Alto gueda y alto rrago denotan
relaciones con el Sur de la Beira, Alcntara y Alto
Alentejo (vide supra), las cermicas decoradas de los
poblados del extremo Norte de Cceres en general parecen
estn ms estrechamente relacionadas con la Meseta Norte
(Gonzlez Cordero, 1993: 253, 255). En este sentido
cabra decir que las relaciones grficas que presentan estas
estelas nos llevan al Norte de Portugal, la Beira Alta, Tajo
Medio, Montnchez, S. Mamede, Sierra Morena y Bajo
Guadalquivir, materializando un eje de relaciones que
debi jugar un papel fundamental en la interaccin entre la
Meseta central y el SW peninsular en una fase en la que
pensamos que fueron fundamentales: el Bronce Inicial y
Pleno (ver tambin Captulo 7.1).
El poblamiento del Bronce en este sector del guedaGata-Hurdes es conocido por indicios muy escuetos. Por
un lado, en el alto gueda y en la vertiente sur de la Sierra
de Gata se conocen dos poblados en altura con muros
delimitadores en los que se ha registrado el trnsito

273

Calcoltico Final/ Bronce Inicial, como el Castillo de


Herguijuela (Ciudad Rodrigo) o El Castillejo de
Villasbuenas de Gata en Cceres (Lpez Plaza, Luis y
Salvador, 2000: 278; Carta Arqueolgica). Tambin en el
poblado de El Collado (El Cerezal, Hurdes), en un cerro y
con muro delimitador, se ha mencionado la continuidad de
la ocupacin durante el Bronce (Gonzlez, 2004). Otros
datos recogidos en la Carta Arqueolgica indican que en
Santibez el Bajo, en el piedemonte situado al Sur de Las
Hurdes, cerca del ro Alagn, hay tres poblados situados
en lugares elevados, uno de ellos con muro delimitador,
con materiales adscribibles al Bronce y con restos de
estructuras domsticas (Carta Arqueolgica).
Estos poblados parecen reproducir el emplazamiento de
asentamientos de la primera mitad del II milenio AC
conocidos en la cuenca del Coa (p.e. Castelo Mau) (vide
supra) o de la margen derecha del Alagn, como La
Corvera (vide supra, Captulo 7.1). No obstante, a
diferencia de aquellos, de momento no se ha mencionado
la presencia de cermica Protocogotas en este sector. Un
aspecto interesante es que a diferencia del sector Norte y
Este de Salamanca o Sur de Extremadura, en este sector
de estelas con tocado no se ha detectado de momento
cermica campaniforme (Santonja, 1991: fig. 3; Gonzlez
Cordero, 1993: 254-255).
Los hallazgos de cermica campaniforme o Protocogotas
en Salamanca estn estrechamente relacionados con el
valle del Tormes, cuyo recorrido desemboca en el Sur en
la margen derecha del Alagn, donde estn situadas las
estatuas-menhir de Valdefuentes y Segura de Toro (vide
supra, Captulo 7.1).
La presencia de estatuas-menhir con armas en este sector
indica que al menos entre c. 2000-1500/1450 AC este
corredor es una zona disociada del Alto gueda, Gata y
Las Hurdes, en donde este tipo de estatuas-menhir no se
han documentado hasta ahora (vide supra, Captulo 7.1).
A una escala ms amplia hay que destacar el papel
transicional de estos dos sectores, a travs de los cuales se
articularon interrelaciones muy diversas. As lo ponen de
manifiesto las relaciones grficas de las estelas con tocado
y tambin las estatuas-menhir con armas (vide supra,
Captulo 7.1.). La iconografa de estas ltimas, las estelas
alentejanas y la dispersin de alabardas y espadas
metlicas indican la existencia de interrelaciones muy
diversas entre la cuenca del Duero y el SW peninsular
durante la primera mitad del II milenio AC (vide supra,
Captulo 7.1; vide infra Captulo 7.3).
Esta interaccin tuvo que discurrir a travs del mbito
geogrfico de las estelas con tocado. Ya durante poca
campaniforme/ Bronce Inicial (ca. 2500/2200-1700 AC)
estos contactos estn indicados por la distribucin de
diversos objetos de orfebrera presentes en el SW, siendo
la Sierra de S. Mamede su lmite septentrional, y en la
cuenca del Duero, donde su lmite meridional es el Bajo
Tormes (ver fig. 163). Lo mismo se podra inferir de la

274

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

distribucin de algunos tipos de hachas atribuidos al


Bronce Inicial (ca. 2200-1700 AC) (Ruiz-Glvez, 1984a:
Mapa 2). La interrelacin de Gata y Las Hurdes con el SW
queda atestiguada por la presencia de estelas con tocado
en la Sierra de S. Mamede (Crato y N.S. da Esperana)
que atribuimos a un perodo situado entre ca. 2200-1700
AC (vide infra). Para un perodo posterior habra que
considerar la dispersin de las estelas con tocado en
relacin con las orfebreras Sagrajas-Berzocana y VillenaEstremoz que, segn las propuestas ms arriesgadas
podran ser situadas a partir de ca. 1500 AC (vide supra).
Igualmente, la presencia de cermica Cogotas I Pleno en
la Beira Interior remite a este tipo de contactos con la
cuenca del Duero, aunque los especimenes hallados en
dicho contextos parecen situarse ya en los siglos XI-X AC
(Abarquero, 2005: 208-210).
La iconografa de estas estelas con tocado pone en
relacin estas reas del gueda, sector Este de la Sierra de
Gata y Las Hurdes con un amplio territorio del occidente
peninsular. Las estelas que presentan relaciones grficas
ms amplias son las de Hernn Prez. Por un lado, la
forma de delimitar el rostro remite a ejemplares con armas
del Norte peninsular (p.e Pea T o Tabuyo),
antropomorfos con collares pero sin tocado o
extremidades del NW (p.e. Boulhosa, Cabeo da Mina),
as como a estelas con tocado del Tajo (Torrejn Rubio 5)
y Sierra de S. Mamede (Crato) (vide supra). Tambin el
cinturn con remaches de varias estelas de Hernn Prez
encuentra paralelos en estelas/ estatuas-menhir con
collares pero sin tocado y sin extremidades de la Beira
Alta (p.e. Nave 2 y Alto da Escrita), mientras en el Sur los
ejemplares con tocado y brazos de Granja de Toniuelo
(cuenca del Ardila) y La Lantejuela (Guadalquivir)
presentan el mismo tipo de cinturn (vide supra). La
relacin grfica entre algunas estelas de Hernn Prez (2,
4 y 5) y la de Granja de Toniuelo va ms all si tenemos
en cuenta la forma en la que son representados el rostro,
los brazos y las manos.
Dentro de este sector del gueda/Gata/Hurdes las estelas
de Hernn Prez tienen ms afinidades formales con las de
Robledillo de Gata, en la misma cuenca del rrago, y
Agallas, muy cercana a la anterior, ya en el gueda. Fuera
de este territorio estas estelas de Robledillo y Agallas
presentan relaciones grficas con la estela con tocado de
Guarda, junto a la Serra de Estrela. La de Robledillo
presenta el rostro ovalado y la representacin continua
pero diferenciada de tocado y collares. En la de Agallas la
forma en la que las manos estn representadas es muy
similar a la de Guarda y tambin, ms al Norte, a la de
Castro Barrega, en el Bajo Tmega. Esta ltima estela no
tiene tocado pero s collares y es la nica hasta el
momento en el NW que tiene brazos y manos
representados (vide supra, Captulo 7.1).
En el sector gueda-Gata-Hurdes el formato oval, con o
sin lnea de corte, que representa de forma continua el
tocado y los collares es caracterstico de las piezas de
Hernn Prez, Robledillo y Agallas, pero las restantes

piezas reproducen otro estilo en el que el tocado-cabeza y


los collares-cuerpo estn diferenciados, dando un paso
ms hacia la representacin esquemtica del cuerpo, ya
que incluyen en algunos casos la figuracin de las piernas.
Las piezas que reproducen este estilo son las de Ciudad
Rodrigo 1 y 2, en el gueda, y las de Cerezal 1, Riomalo,
Cambrocino y Arrocerezo, todas ellas en las Hurdes. En
cuanto a relaciones grficas con otras reas hay que
destacar que este formato, aunque sin tocado, lo
encontramos en la estela de castro Barrega, en el Bajo
Tmega. En el Sur lo encontramos en la estela con tocado
de Bodonal (Ardila-Sierra Morena), aunque en este caso la
pieza no parece presentar los collares convencionales.
Otras relaciones se pueden inferir de los pendientes o
aderezos que en Riomalo y Arrocerezo rematan el tocado
en sus laterales. En el caso de Riomalo hay crculos
situados entre el tocado y los collares, adems de
trenzas muy similares a las de Arrocerezo (vide supra).
En el NW estos crculos aparecen en dos piezas (Quinta de
Vila Maior y Nave 2) pero rematando los collares. En el
Sur estos crculos aparecen rematando los tocados de las
piezas de Bodonal (Ardila-Sierra Morena) y Capilla 1
(Zjar).
Estas relaciones grficas ponen de manifiesto dos
cuestiones interrelacionadas. Aunque en el sector guedaGata-Hurdes predomina el estilo que hemos denominado
naturalista, se pueden diferenciar dos formatos
diferenciados que podran ser interpretados en trminos
geogrficos y quiz tambin cronolgicos. Por un lado las
piezas de Hernn Prez, Robledillo de Gata y quiz
Agallas reproducen un formato que encuentra similitudes
en un amplio sector peninsular, en el reborde
septentrional, occidental y SW de la Meseta, en piezas
que, en el caso de las ms septentrionales, pueden ser
situadas en el Bronce Inicial (ca. 2200-1700 AC) por la
presencia en ellas de armas caractersticas de esta fase
(vide supra, Captulo 7.1). Por otro lado, las piezas de
Ciudad Rodrigo y Las Hurdes presentan un formato
intermedio entre el estilo ms naturalista y el esquemtico
de las piezas del Zjar. Algunos aspectos grficos las
relacionan con piezas del Bajo Tmega, valle de Vilaria o
Norte de la Beira Alta, mientras otros nos llevan al Sur, a
la cuenca del Ardila-Sierra Morena y valle del Zjar.
Aunque en un apartado anterior hemos propuesto una
cronologa genrica para todos estos ejemplares situada
entre ca. 2200-1200 AC, estos datos grficos permiten al
menos sugerir como hiptesis de trabajo la existencia de
un posible decalage temporal en el desarrollo de esta
iconografa en este sector. Este desarrollo temporal podra
empezar con las estelas de Hernn Prez, Robledillo y
quizs Agallas, que podran estar situadas preferentemente
entre ca. 2200-1700 AC, mientras las estelas de Ciudad
Rodrigo y Hurdes podran ser ligeramente ms tardas,
desarrollndose entre ca. 2000/1700-1500/1200 AC.
La existencia de estos dos estilos naturalistas para
representar personajes con tocado podra ser interpretada
en trminos geogrficos ya que, al menos en este sector

ESTELAS CON TOCADO


del gueda-Gata-Hurdes, presentan distribuciones
discretas y contiguas. Sin embargo, la presencia de la
estela de Bodonal en el Sur nos lleva a inclinarnos por la
hiptesis de un decalage temporal. Los datos para
contrastar esta hiptesis son de momento inexistentes pero
quiz valdra la pena sealar el emplazamiento
diferenciado de las estelas de Ciudad Rodrigo, ambas
halladas en cerros junto al gueda. Igualmente se podra
valorar que la distribucin de las estelas de Las Hurdes
parece estar estrechamente vinculada -en sentido negativocon las estatuas-menhir de Valdefuentes y Segura de Toro.
A pesar de estas diferencias de estilo, este grupo de estelas
comparte con el resto de las estelas con tocado
naturalistas gran homogeneidad formal y temtica que
hablan a favor de la existencia de una estrecha
interrelacin entre el reborde SW de la Meseta Norte, el
Tajo medio, los piedemontes de las Sierras de S. Mamede
y Montnchez, cuenca del Ardila y Bajo Guadalquivir.
Pero adems, hay elementos grficos que sugieren que
esta zona del reborde SW de la Meseta Norte interactu
con el NW y Norte peninsular.
Si cruzamos la distribucin geogrfica de estas relaciones
grficas y la distribucin de elementos como las hachas
atribuidas al Bronce Inicial (ca. 2200-1700 AC), espadas
del Bronce Pleno (ca. 2000/1800-1500 AC), alabardas (ca.
2200-1700 AC), cermica Protocogotas (ca. 1750-1450
AC) y la orfebrera del Bronce Inicial y Pleno (ca. 22001200 AC), vemos que la zona de las estelas con tocado no
slo fue territorio de paso en las relaciones entre la cuenca
del Duero y el SW, sino que fue un eje que jug un papel
fundamental en la relacin de las comunidades del SE
peninsular con el NW peninsular y la Meseta Norte.
Los escasos datos disponibles sobre las estelas del sector
gueda-Gata-Hurdes sugieren una serie de hiptesis sobre
el convencionalismo de estas imgenes, su amplia
distribucin, su posible significado y papel social.
Por un lado est la asociacin de estas imgenes a lugares
de carcter ritual utilizados previamente y/o en un
momento simultneo a la realizacin de la estela. En uno
de estos supuestos podran estar las estelas desaparecidas
de La Coronita y La Corra (vide supra). Las estelas de
Hernn Prez estn distribuidas en el entorno de varios
sepulcros megalticos y la agrupacin ms numerosa
estaba relacionada con una posible estructura rectangular
realizada con lajas de pizarra de la que no se tienen ms
datos. Tambin se pudo saber por referencias orales que la
estela de Cerezal 1, antes de ser reutilizada, se hall
cuando estaba hincada en el suelo y junto a ella haba unas
lajas de pizarra que formaban un pequeo recinto en cuyo
interior haba una urna o puchero del que no se conserva
ningn fragmento (Sevillano, 1982: 165). Por su
descripcin, esta estructura es formalmente diferente a la
documentada en el Madroal, que ha sido datada en el
Calcoltico (vide supra), ya que no presenta recinto
circular con lajas ni pilar central (vide supra). Por ello se
puede considerar la posibilidad de que esta cista de El

275

Cerezal sea un tipo de sepulcro ms tardo, del segundo


milenio AC.
Otro indicio interesante es la existencia de una imagen
similar en un pequeo soporte (colgante) de pizarra de
forma oval, 3,04 cm de largo y 1,06 cm de ancho,
aparecido en la superficie de una ladera en el municipio de
Caminomorisco, el de mayor extensin de Las Hurdes,
que discurre a lo largo del ro de Los ngeles (Sevillano,
1988-89: 496-503). La reproduccin de esta imagen en un
colgante incidira en la idea de que estamos ante la
representacin de un personaje social y colectivo (vide
supra). No conocemos el contexto de este hallazgo pero el
hallazgo, tambin en Caminomorisco, de otros colgantes
decorados de pizarra aporta datos sobre este particular
(Sevillano, 1988-89; Sevillano y Bcares, 1991-92). Un
conjunto muy numeroso de colgantes de pizarra, unos 200,
de los cuales 18-20 estaban decorados, fue hallado en el
interior de un vaso globular de borde adelgazado con un
dimetro de boca de unos 20 cm y pasta de color castao.
El interior del vaso estaba lleno de tierra negruzca y el
recipiente estaba enterrado a escasa profundidad, en un
hoyo rodeado por algunas piedras de pequeo tamao
dispuestas en posicin casi vertical (Sevillano y Bcares,
1991-92: 557, 561). La decoracin de estos colgantes es
muy diferente a la documentada en el primero (vide supra)
pero la forma y tamao de los soportes son similares. En
este caso el vaso o urna estaba situado en un hoyo rodeado
de pequeas piedras, estructura que no parece
corresponder ni a la cista de El Cerezal ni al sepulcro de
El Madroal. No obstante, hay que contemplar la
posibilidad de que realmente ste fuera el tipo de contexto
en el que originalmente se deposit el colgante con
antropomorfo. En este caso podramos estar ante una
ofrenda o depsito sin restos humanos, un depsito con
restos humanos secundarios o cremados, que por procesos
postdeposicionales no se han conservado o que
simplemente no se han documentado.
La invisibilidad arqueolgica de estos depsitos y el
carcter poco diagnstico de su contenido quiz han
contribuido a que el II milenio AC sea en este sector una
fase aparentemente invisible desde un punto de vista
material. A este estado de cosas tambin ha contribuido
que este perodo no haya sido estudiado de forma
sistemtica en este sector, mientras el poblamiento del III
milenio AC ha sido intensamente estudiado. En zonas en
las que ambos perodos se conocen mejor, como el Norte
de Portugal o el Sur de la Meseta Norte (vide supra,
Captulo 7.1), se registra un contraste marcado entre el III
milenio AC, con una importante densidad de
asentamientos, y el II milenio AC, cuando el nmero de
los poblados conocidos se reduce drsticamente. Esto ha
sido interpretado en trminos de concentracin
poblacional. Ahora los poblados ocupados tienden a estar
en altura, en algunos casos presentan recintos ptreos.
Los datos sobre asentamientos en esta zona de guedaGata-Hurdes son escasos, pero las ocupaciones detectadas
en el Alto gueda y Gata en la transicin al II milenio AC

276

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estn situadas en poblados que presentan recintos ptreos,


emplazados en altura y vinculados a zonas de paso
regional (vide supra). A este tipo de poblados podran
corresponder los detectados al Sur de las Hurdes en el
municipio de Santibez el Bajo (vide supra). A su vez,
las estelas estn situadas en lugares rituales vinculados a
zonas de paso (los ros) que comunican ambas vertientes
del complejo Hurdes-Gata a lo largo de piedemontes,
collados o valles interiores. El complejo Hurdes-Gata
ofrece mltiples recursos (silvcolas, pastos, minerales)
que pudieron ser explotados a lo largo de todo el ao o
estacionalmente. Aunque de momento no se conoce, el
poblamiento de esta zona agreste y las actividades ah
desempeadas debieron desarrollarse en estrecha
interrelacin con los poblados emplazados en las zonas
ms abiertas de la margen derecha del Alagn y del Alto
gueda, en donde se pudieron desarrollar actividades de
carcter extensivo.
Los escasos datos indican que, por su posicin geogrfica,
este sector del alto gueda-Gata-Hurdes debi jugar un
papel activo en las interrelaciones que se desarrollaron
entre diversos mbitos peninsulares durante al menos la
primera mitad del II milenio AC (vide supra). En este
contexto de interaccin, como ocurre en otras zonas del
occidente peninsular, estas sociedades recurrieron a la
elaboracin de imgenes ancestrales permanentes y
explcitas como un medio de reproduccin social.
La categora social a la que pertenecen estos personajes
representados era elaborada mediante elementos de adorno
como tocados o collares/torques y esta posicin social
pudo ser adquirida a travs de su pertenencia a un grupo
de parentesco, su sexo, edad o trabajo. Antes de que estas
imgenes fueran plasmadas en piedra, el papel de estos
personajes en la reproduccin social del grupo debi estar
estrechamente relacionado con la interaccin social a
diversas escalas, tal y como indica la amplia distribucin y
convencionalismo de estas imgenes en reas geogrficas
contiguas que, adems de ser zona de paso entre el SE y el
NW, jugaron un papel activo en la interrelacin de la
Meseta y el SW.
El papel social de estos personajes durante el Bronce Final
queda constatado en el Zjar y en Sierra Morena (vide
infra). En este sector del gueda-Gata-Hurdes estas
imgenes parecen ser genricamente respetadas. Incluso
en Hernn Prez se implanta una nueva estela con escudo
y espada junto a la agrupacin ms nutrida de estelas con
tocado (vide infra Captulo 7.4).
Tajo extremeo - Sierra de Montnchez
En el territorio extremeo comprendido entre el Tajo y el
Guadiana se han documentado tres estelas con tocado.
Dos de ellas (Torrejn Rubio 2 y 5) se encontraron en el
trmino municipal de Torrejn Rubio, en el piedemonte
meridional de la Sierra de Las Corchuelas, junto a dos ros
- Arroyo de la Vid y de Las Casa, que desembocan en el
Tajo a poco ms de 6 Km. al NW junto al vado de

Monfrage, conocido por lo dificultoso de su cruce (Galn


y Martn Bravo, 1991-92: 196). La otra estela es la de
Salvatierra de Santiago 1, hallada cerca del ro Tamuja, a
entre 8-9 Km. al Norte de la Sierra de Montnchez.
Los datos contextuales de estas estelas son prcticamente
nulos. nicamente se puede sealar que la de Torrejn
Rubio 5 se encontr en unos escombros en el casco urbano
de la localidad, mientras la de Torrejn Rubio de hall
junto a una estela del Suroeste (Torrejn Rubio 1) en la
finca del Oreganal (vide supra).
La iconografa de estas piezas y sus relaciones grficas
con otras piezas peninsulares aportan algunos indicios
sobre su posible cronologa y sobre la interrelacin de esta
zona con otras regiones. Por un lado, aunque las estelas de
Torrejn Rubio 5 y Salvatierra de Santiago 1 presentan un
estilo propio, reproducen la imagen con tocado siguiendo
un estilo naturalista conocido en otras zonas como la
Sierra de Estrela y la zona del gueda-Gata-Hurdes al
Norte, la Sierra de S. Mamede al Oeste, o la cuenca del
Ardila al Sur. Las relaciones grficas ms estrechas las
encontramos entre las piezas de Torrejn Rubio 5, Crato
(S. Mamede), Hernn Prez 1 y 2 (Gata), que a su vez
presentan similitudes con estelas sin tocado del Norte,
como Cabeo da Mina o Pea T. Por esta razn nos
inclinamos a situar esta pieza de Torrejn Rubio 5 en una
fase inicial de la Edad del Bronce (ca. 2200-1700 AC)
(vide supra). Por otro lado, la estela de Salvatierra de
Santiago 1 tambin presenta afinidades con las estelas 1 y
2 de Hernn Prez, por la presencia de brazos y ausencia
de boca, aunque en Salvatierra falta la caracterstica lnea
horizontal que delimita el rostro de las piezas de Hernn
Prez. La estela de Salvatierra tambin se podra poner en
relacin con la estela de Guarda por la forma de
representar el tocado, con las estelas de Agallas,
Robledillo o Granja de Toniuelo por no presentar la lnea
horizontal del rostro y su esquema general, o con las de
Las Hurdes y Bajo Guadalquivir por la forma de
representar las manos.
El carcter tridimensional y el grabado de los pechos
hacen de sta una pieza casi nica entre las estelas con
tocado. Junto a las estelas esquemticas de Capilla 1 y
Belalczar (Zjar) es la nica con representacin
inequvoca de senos, aunque no hay que olvidar los
posibles de La Lantejuela (vide supra). Por otro lado, este
carcter casi tridimensional slo lo encontramos entre las
estelas con tocado en Guarda. Todos estos elementos
sugieren que la pieza de Salvatierra de Santiago, dentro de
su apariencia local, podra aglutinar convenciones de
lugares y momentos diversos en la forma de representar
motivos individuales o el formato general. En este caso
nos hemos inclinado por situarla en un amplio lapso de
tiempo que engloba el Bronce Inicial y Pleno (ca. 22001400/1200 AC) (vide supra).
Finalmente, encontramos en esta regin la estela de
Torrejn Rubio 2, con cuerpo esquemtico, cinturn,
rostro, tocado, peine y fbula. El tipo de grabado es similar

ESTELAS CON TOCADO


en todos los motivos por lo que se puede asumir la
contemporaneidad en su ejecucin. La fbula representada
ha sido interpretada como una fbula de fbula de
pivotes/antenas con resorte, tipo que actualmente est
situado entre finales del s. IX e inicios del VIII AC, estos
es, inicios del perodo orientalizante (vide supra). Uno de
los aspectos relevantes de esta estela es que constata la
pervivencia de esta iconografa con tocado en un periodo
tardo, aunque hay que destacar la prdida de
protagonismo de los collares, como en otras piezas del
Zjar y Sierra Morena (vide infra).

277

La distribucin geogrfica de las estelas con tocado, tanto


de estilo naturalista como esquemtico, coincide con la de
las estelas del Suroeste del Bronce Final-Orientalizante
(vide infra Captulo 7.4). Una circunstancia que ayuda a
valorar esta coincidente distribucin es el hecho de que las
estelas con tocado de Torrejn Rubio y Salvatierra se
encuentran en las reas cacereas que registran mayor
densidad de estelas del Suroeste (ver fig. 165; vide infra
Captulo 7.4).

Figura 165: Estelas en la zona de Torrejn el Rubio (El lugar de hallazgo de la estela 4 puede ser situado en la Dehesa del Cerro Pelado -izquierda- o el
Cerro Pelado -derecha).

Las dos zonas estn bien regadas por multitud de ros y se


sitan a los pies de sierras. Tanto a una escala macro como
meso, estas zonas estn estrechamente vinculadas a pasos
naturales que atraviesan estas sierras comunicando reas
geogrficas diferenciadas.
En el caso de Torrejn el Rubio en un radio de menos de 6
Km. nos encontramos con dos estelas con tocado, una
estela del Suroeste de estilo bsico con objetos adicionales
(Torrejn Rubio 1) y dos estelas del Suroeste con figura
antropomorfa (Torrejn Rubio 3 y 4) (ver fig. 165). Segn
la hiptesis cronolgica previa, las estelas con tocado
corresponderan a las fases ms antigua (ca. 2200-1700
AC) y reciente (finales s. IX AC, inicios del VIII) de esta
agrupacin de estelas. Las estelas del Suroeste presentan
motivos iconogrficos que sitan la factura de las mismas
a partir de ca. 1400/1200 AC (Torrejn Rubio 4) y
1050/1000 AC (Torrejn Rubio 1 y 3) (vide infra Captulo
7.4). Lamentablemente apenas poseemos informacin
sobre el poblamiento de esta zona durante la Edad del
Bronce. Los nicos elementos de anlisis aparte de las

estelas, son los restos de un poblado con muralla y bastin


situado junto al castillo de Monfrage al que se asocian
una serie de cermicas de la Edad del Bronce (Gonzlez
Cordero, 1999: 204-205). Adems, en los escarpes sobre
los que se asientan en castillo y el poblado se han
documentado varios abrigos con pintura rupestre
esquemtica. Las pinturas de uno de ellos, en el que se
documentaron diversos antropomorfos (femeninos y
masculinos) fueron situados por M. Beltrn h. 1200 a. C.
(Beltrn, 1973). Un poco ms al Oeste, se conoce el
hallazgo aislado de unas hachas de apndices del Bronce
Final, en Villarreal de San Carlos (Pavn, 1998a: fig. 17).
Como muestran los restos del Castillo de Monfrage, la
existencia de este nutrido grupo de estelas es un indicio
claro sobre la existencia de asentamientos en la zona
durante la Edad del Bronce. El hecho de que hasta el
momento no se hayan documentado ms poblados se
debe, probablemente a diversas circunstancias, como, por
ejemplo, la inexistencia de investigacin arqueolgica
sistemtica en la zona o en el casco urbano de Torrejn, y

278

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

el tipo de explotacin extensiva predominante en la zona.


Como ponen de manifiesto los formatos iconogrficos de
todas estas estelas, esta zona estuvo estrechamente
interrelacionada con diversas reas del amplio territorio
por el que se distribuyen las estelas con tocado y las
estelas del Suroeste durante la Edad del Bronce (vide infra
Captulo 7.4). Por otro lado, la zona de Torrejn Rubio
tiene una posicin estratgica fundamental para la
articulacin de los contactos entre la Meseta y el SW.
Sobre el papel de esta zona durante el Bronce Final y
perodo Orientalizante nos ocuparemos en un captulo
posterior, cuando tratemos las estelas del Suroeste. En ese
momento volveremos nuevamente a la estela de Torrejn
Rubio 2 (vide infra Captulo 7.4).
Como ya hemos comentado previamente, la estela de
Torrejn Rubio 5 presenta relaciones grficas ms
cercanas con piezas como la de Nossa S. da Esperana
(Serra de S. Mamede) o las de Hernn Prez (Gata) (vide
supra; infra). Ms al Norte tambin hay elementos
formales que la relacionan con imgenes como la de
Cabeo da Mina 4 (Alto Douro) o la de Pea T, en
Asturias (vide supra, Captulo 7.1). Su adscripcin
cronolgica al Bronce Inicial se basa en este tipo de
paralelismos, por lo que no es ms que una hiptesis de
trabajo (vide supra). No obstante, y siguiendo esta
propuesta, vale la pena explorar el papel que esta zona
jug en la articulacin de los contactos entre diversas
regiones durante este perodo (ca. 2200-1700 AC).
A los inicios de la Edad del Bronce la zona de Torrejn
Rubio se encuentra situada entre dos importantes centros
poblacionales emplazados uno en el valle del Titar, al
NE, y otro en la zona de Plasenzuela, al Sur, cercana a
Salvatierra de Santiago (Hurtado, 2005: fig. 1). En estos
dos sectores, tras la intensa ocupacin documentada
durante el Calcoltico precampaniforme, se registra un
importante retroceso en el nmero de asentamientos
(Gonzlez Cordero, 1993: 256; Hurtado, 2005: 322-323).
En ambas zonas hay poblados situados en lugares de
amplia visibilidad que siguen siendo ocupados, como el
Cerro de la Horca (Plasenzuela) (Gonzlez Cordero, 1993:
254-255) y El Canchal en La Vera, ste con recinto ptreo
y una necrpolis envolvente (Bueno, Gonzlez y Rovira,
2000: 221-226).
Aunque la ocupacin de ambos poblados se remonta una
poca anterior, hay restos arqueolgicos que documentan
su ocupacin entre finales del III milenio y comienzos del
II AC. En el nivel IIb del Cerro de La Horca, por ejemplo,
se hallaron cermicas campaniformes con decoracin
puntillada geomtrica e incisa Ciempozuelos, objetos de
cobre e indicios de actividades metalrgicas (Gonzlez,
Castillo y Hernndez, 1991:16). En el valle del Titar
tambin se conoce cermica Ciempozuelos procedente de
sepulcros megalticos (p.e. Cruz del Nio) pero en el
poblado del Canchal o la necrpolis situada a su alrededor
no se ha documentado de momento cermica con

decoracin campaniforme (Bueno, Gonzlez y Rovira,


2000: 219, 221-226, 237). No obstante, en el sepulcro 12
de dicha necrpolis se documentaron un pual de
lengeta, un cincel y un hacha plana, todos ellos
realizados en cobre (Bueno, Gonzlez y Rovira, 2000:
figs. 16 y 17). En el cercano poblado de Las Mesillas
tambin se documentaron un pual de remaches y otro de
lengeta, ste de cobre arsenical (Bueno, Gonzlez y
Rovira, 2000: 220 y fig. 3).
Las evidencias de fundicin en el poblado de Las Mesillas
sugieren la factura local de este tipo de objetos (Bueno,
Gonzlez y Rovira, 2000: 237). Por otro lado, la
morfologa de los objetos metlicos recogidos tanto en Las
Mesilla como en El Canchal reproducen modelos
conocidos en otras zonas peninsulares como La Meseta y
el Bajo Tajo (Bueno, Gonzlez y Rovira, 2000: 225, 229230). Igualmente, las cermicas campaniformes halladas
en el Cerro de la Horca son de probable factura local pero
sus patrones decorativos remiten a la Meseta y al Bajo
Tajo (Hurtado, 2005: 322-323).
Todos estos datos sugieren la existencia de una fluida
interaccin entre el Centro y Oeste peninsulares a travs
del Tajo extremeo durante la segunda mitad del III
milenio AC y primer cuarto del II milenio AC. Tipos
metlicos como el cincel de El Canchal, que remite a
contextos Palmela tardos, o el pual de remaches de Las
Mesillas sugieren fechas de inicios del II milenio AC
(vide supra, Captulo 7.1). Igualmente, las cermicas
Ciempozuelos de la necrpolis de cuevas artificiales del
valle de Higueras (Huecas, Toledo) llegan a estar
asociadas a fechas de ca. 1900 AC (Bueno, Barroso y
Balbn, 2005; vide supra, Captulo 7.1), mientras la
continuidad del campaniforme puntillado geomtrico en
otras zonas peninsulares como el NW est atestiguada
durante el primer cuarto del II milenio AC (vide supra,
Captulo 7.1).
En este contexto de interrelaciones diversas, el paso del
Tajo a la altura de la Sierra de Las Corchuelas debi jugar
un papel fundamental en la articulacin de estas
conexiones entre las tierras meseteas y el Oeste, tambin
corroboradas por la presencia de cermicas ciempozuelos
en el sepulcro de Trincones 1 y campaniformes lisos en
Juan Ron 1, en Alcntara, junto al Tajo (Bueno et alii,
2000b: 143-149).
La continuidad de los espacios colectivos en los ambientes
funerarios de El Canchal en el Titar, Higueras en el Tajo
Medio, Alcntara o el Alto Alentejo (vide infra) sugiere la
permanencia de una estructura social tradicional al menos
durante finales del III milenio AC e inicios del II (Bueno,
Gonzlez y Rovira, 2000: 229-230). Esta continuidad
tambin podra ser asumida para los grupos que realizaron
las imgenes de las estelas con tocado que atribuimos al
Bronce Inicial y Pleno, como hemos propuesto para las
estelas y estatuas-menhir de esta fase en el Norte
peninsular (vide supra, Captulo 7.1). En este caso se
recurre a imgenes de personajes sociales que son la clave

ESTELAS CON TOCADO


para la reproduccin social de grupos que viven en
ambientes de interaccin. En el Norte peninsular algunas
de estas imgenes son situadas en antiguas necrpolis
megalticas que en ocasiones ofrecen indicios de
utilizacin tarda. En otros casos, se sitan en necrpolis
compuestas por pequeos receptculos (El Cerezal) que
pueden ser anteriores y/o contemporneos. En cualquier
caso, cuando esta relacin se ha constatado, las estelas
estn vinculadas a ambientes colectivos en los que la
imagen o imgenes aglutinan y estructuran el significado e
identidad del lugar. En Torrejn Rubio no disponemos de
este tipo de datos pero su situacin en una zona de
interaccin reproduce una constante que se repite en casi
todos los grupos de estelas de la Edad del Bronce.
Los datos de la estela de Torrejn Rubio 5, La Vera y
Plasenzuela tambin aportan indicios sobre el papel que
debi jugar el sector de Monfrage durante los inicios del
II milenio AC, tanto en las interrelaciones Este-Oeste,
como en las Norte-Sur.
En este sentido es significativa la localizacin de la estela
de Salvatierra de Santiago 1, cerca del ro Tamuja en su
margen derecha, a pocos kilmetros al Sur del
asentamiento del Cerro de la Horca (vide supra; Gonzlez,
Castillo y Hernndez, 1991). A menos de 10 Km. al Sur
est la Sierra de Montnchez y varios pasos naturales que
la atraviesan, conectando la zona de Salvatierra con la
cuenca media del Guadiana (ver fig. 166).
A una escala regional la estela de Salvatierra est situada
entre dos ncleos de poblamiento relevantes durante
finales del III milenio e inicios del II AC: la zona de
Plasenzuela al Norte y los enclaves de la zona de Mrida y
el ncleo de La Pijotilla al Sur. Como en el Norte de
Cceres o la Serra de Estrela, la localizacin de la estela
de Salvatierra est estrechamente vinculada a una zona de
paso a travs de la cual se articularon contactos entre
regiones diferenciadas. En este caso es probablemente a
travs de la Sierra de Montnchez por donde discurrieron
los contactos entre la cuenca media del Guadiana y la
Meseta. Estos contactos quedan atestiguados por la
presencia de cermica campaniforme incisa en
yacimientos como la Pijotilla (Badajoz) o Palacio
Quemado (Alange) (Hurtado, 2005: 323-325).
A una escala ms amplia otros indicios, como la
dispersin peninsular de las espadas del Bronce Pleno y
sus representaciones (ca. 2000/1800-1500 AC), las
alabardas grabadas o sus referentes metlicos (ca. 22001700 AC), la cermica Protocogotas (ca. 1750-1450 AC) o
la orfebrera del Bronce Inicial y Pleno (ca. 2200-1200
AC) sugieren que esta zona situada entre Montnchez y el
Tajo extremeo debi jugar un papel activo en la
interrelacin de diversas reas peninsulares. No obstante,
la escasa documentacin existente sobre el Bronce Inicial
y Pleno en este sector cacereo impide valorar ms a
fondo esta cuestin.

279

nicamente queda por comentar una circunstancia que la


estela con tocado de Salvatierra comparte con las de
Torrejn Rubio: su localizacin en un sector en el que hay
una alta concentracin de estelas del Suroeste.
Distribuidas al S-SE del lugar del hallazgo de la estela con
tocado, a distancias de entre 3 y 10 Km., encontramos las
estelas bsicas de Ibahernando y Robledillo de Trujillo,
las bsicas con otros objetos de Santa Ana y Salvatierra de
Santiago 2 y la estela con antropomorfo de Zarza de
Montnchez. Todas estas estelas estn situadas al Norte de
la Sierra de Montnchez, en pasos naturales que la cruzan
(Zarza de Montnchez, Robledillo de Trujillo) o en el
piedemonte que se extiende hacia el Norte en las cuencas
del Tamuja (Salvatierra de Santiago 1 y 2) o de su afluente
el Gibranzos (Ibahernando, Santa Ana) (ver fig. 166).
Sobre la cronologa de estas estelas nos extenderemos en
un captulo posterior (vide infra Captulo 7.4) pero
podemos adelantar que, segn los estudios que se han
realizado hasta el momento, la factura de dos de estas
estelas podra ser situada a partir de ca. 1300/1200 AC
(Ibahernando, Robledillo de Trujillo), mientras las de
Santa Ana y Zarza de Montnchez pueden ser situadas a
partir de ca. 1050 AC (vide infra Captulo 7.4).
Estas estelas y su relacin con los datos que existen sobre
el poblamiento en este sector de Montnchez durante el
Bronce Final (a partir de ca. 1400/1200 AC) (Celestino,
Enrquez y Rodrguez, 1992: fig. 1; Pavn, 1998a: fig. 17)
ponen en evidencia que el fenmeno de las estelas est
necesariamente
relacionado
con
poblados
contemporneos; no slo con la explotacin, sino tambin
con la ocupacin del territorio (vid infra Captulo 7.4). Un
reciente estudio ha puesto de manifiesto la existencia de
un paisaje incipientemente adehesado en el entorno del
Cerro de la Horca ya a mediados del IV milenio AC
(Lpez Sez et alii, 2007). Se ha podido documentar que
tanto la introduccin de animales domsticos como las
prcticas agrcolas jugaron un papel fundamental en la
gnesis y desarrollo del paisaje de dehesa. En este sentido
se cree que la estabilidad del ecosistema de dehesa facilit
la seguridad subsistencial y permiti una ocupacin
estable del territorio (Lpez Sez et alii, 2007: 504-505).
La concurrencia de estelas de diversa iconografa y
cronologa pone de manifiesto que esta zona de
Montnchez estuvo ocupada y tuvo un papel clave en la
interaccin interregional en diversos momentos de la Edad
del Bronce. La repeticin, con matices locales y
temporales, de iconografas convencionalizadas, no hace
sino reiterar que estas poblaciones interactuaban con
zonas muy diversas con las que compartan la forma de
elaborar la imagen permanente y pblica de personas
sociales que pasan a formar parte de los ancestros, con un
papel activo en la reproduccin social.

280

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 166: Estelas en el entorno de la Sierra de Montnchez.

Sierra de San Mamede


En el entorno de la Sierra de San Mamede se han hallado
varias estelas. Tres de ellas (Tapada da Moita, Millarn y
Valencia de Alcntara 4) aparecen en el piedemonte Norte
y NE de la Sierra y estn relacionadas por su iconografa
con piezas situadas al Norte del Tajo y en el Bajo
Alentejo, por lo que las tratamos en otros captulos (vide
supra, Captulo 7.1; vide infra, Captulo 7.3). Por otro
lado, las dos estelas con tocado conocidas en este sector
(Crato y Nossa Sra. da Esperana) fueron documentadas a
comienzos del pasado siglo y los datos sobre el lugar del
hallazgo son imprecisas (Vasconcelos, 1910: 33 y fig. 3;
Breuil, 1917: 26 y fig. 5; 1933 T IV). De la pieza de Crato
slo se sabe que apareci en una finca de esta localidad
situada en la penillanura que se extiende al occidente de la
Sierra, a unos 14 Km. de sta. La estela de Nossa Senhora
da Esperana fue localizada por el abate Breuil junto a un
camino que llevaba de la localizada de Esperana al valle
de Valdejunco, en donde est localizado el conocido
abrigo con pinturas rupestres (Breuil, 1917: 17-26). Desde
el pueblo de Esperana hay dos posibles caminos a
Valdejunco. Uno rodea por el W y S la Serra de Louoes,

discurre a sus pies, por una suave ladera, mientras al W y


S se extiende el valle de la ribera de Ouguela. Otro camino
discurre por el Norte de la Sierra, a sus pies, bordeando la
cuenca de la ribera de Marguens, ro al que se desciende
por una suave ladera. Aunque no conocemos la
localizacin exacta de esta estela, las dos zonas por las
que discurren estos caminos tienen en comn su
localizacin en el piedemonte de la Sierra de Louoes, una
de las ltimas estribaciones de la Sierra de S. Mamede por
el Sur. A su localizacin en el piedemonte hay que aadir
su situacin adyacente a amplios valles bien regados por
los ros Ouguela y Marguens, pertenecientes a la cuenca
del Guadiana.
Los nicos aspectos con los que podemos trabajar para
aproximarnos al contexto socioeconmico de estas piezas
es su iconografa y su localizacin geogrfica, ya que no
existe informacin adicional.
La presencia de tocado y la relacin volumtrica entre
cuerpo y soporte son aspectos formales que ponen en
relacin estas piezas de Crato y N. S. da Esperana con el
amplio grupo de estelas con tocado de estilo naturalista

ESTELAS CON TOCADO

281

que se extiende desde el Alto Mondego y gueda, en el


Norte, hasta la cuenca del Ardila por el Sur. Algunos
detalles iconogrficos de estas piezas alto-alentejanas,
como la ausencia de boca o de extremidades, o la
delimitacin del rostro por una lnea horizontal, nos
remiten a imgenes concretas que encontramos en el Tajo
(Torrejn Rubio 5) o Gata (Hernn Prez). Estos detalles
tambin nos llevan a casos del Norte peninsular como
Pea T (Asturias) o Cabeo da Mina 4 (Bragana), esta
ltima con collares (vide supra, Captulo 7.1).

La obtencin de nuevos datos y la revisin de antigua


documentacin estn poniendo en evidencia que la
reutilizacin de antiguos sepulcros megalticos fue una
prctica relativamente frecuente en el Alto Alentejo
durante finales del III milenio AC y gran parte del II
milenio AC (Mataloto, 2005; 2007). Se ha documentado
incluso un enterramiento en el Anta 3 de Santa Margarida
que no estaba asociado a elementos de ajuar y que gracias
a una datacin de C14 sobre hueso puede ser situado a
finales del III milenio AC (Mataloto, 2005: 126).

Algunas de estas relaciones formales nos han llevado a


situar estas piezas de Crato y N. S. da Esperana, como
hiptesis de trabajo, en los inicios de la Edad del Bronce,
entre ca. 2200-1700 AC (vide supra).

Uno de los aspectos que se han valorado a la luz de los


recientes datos es la invisibilidad arqueolgica de los
contextos habitacionales y funerarios de este sector
portugus durante finales del III milenio y II milenio AC,
por la ausencia -a excepcin de los testimonios
relacionados con el mundo campaniforme- de materiales
diagnsticos (Mataloto, 2005: 121, 127). Como sugieren
los datos de sepulcros megalticos es posible que existan
ms reutilizaciones de monumentos y ocupaciones de
poblados que han pasado desapercibidas por el
conservadurismo de la cultura material de estas
poblaciones.

Publicaciones recientes estn aportando datos e indicios


de gran inters sobre el poblamiento y, especialmente,
sobre las costumbres funerarias de las poblaciones de este
sector alto-alentejano durante finales del III-inicios del II
milenio AC (Oliveira, 2000c; Mataloto, 2005; 2006;
2007).
En el Alto Alentejo los datos indican la existencia de
pequeos poblados ocupados por cortos perodos de
tiempo, diseminados por el paisaje, no estructurados entre
s, pero situados preferentemente en lugares desde los que
se ejerce control territorial (Mataloto, 2005: 123; 2006:
101). Los asentamientos conocidos cerca de la Sierra de
San Mamede (Cabea de Vaiamonte y Pombal) continan
ocupaciones anteriores y estn situados en lugares de
amplia visibilidad (Mataloto, 2006: 96). En estos poblados
se han documentado elementos como cermica
campaniforme incisa y una punta Palmela que sugieren
la interrelacin de esta zona con la Estremadura
portuguesa y con la Meseta (Mataloto, 2006:89-90).
Tambin en el entorno de la Sierra de San Mamede y un
poco ms al SW, en el municipio de Avis, se han
documentado puntas palmela y cermicas campaniformes
lisas en dos sepulcros megalticos (Anta do Assobiador en
Avis y Cabeo da Anta 2 en Crato respectivamente) que
sugieren utilizaciones tardas que pueden ser situadas a
partir de finales del III milenio AC (Mataloto, 2006: 96 y
96). En este contexto se puede situar el posible conjunto
de Erdeval, compuesto por un pual de lengeta, un brazal
de arquero, tres puntas palmela y un vaso cermico
relacionado con los campaniformes tardos (Mataloto,
2006: 85-87). Tambin a este momento corresponde la
reutilizacin del Anta de Cabezuda (Marvao), en la que se
dataron los carbones hallados en un silo practicado en la
cmara del sepulcro y otros hallados en la cmara
asociados a fragmentos de cermica lisa. Las fechas
radiomtricas17 sitan esta posible reutilizacin entre
2347-1739 cal AC, entorno al cambio de milenio
(Oliveira, 2000: 147).

17 ICEN-977, 3650+/-110 BP, 2347-1739 cal BC; ICEN-979,


3720+/-45, 2231-2010 cal BC (Oliveira, 2000: 147).

En el caso de la Sierra de San Mamede la documentacin


es prcticamente inexistente, pero es posible pensar en un
panorama de este tipo. Como ocurre en la zona del
gueda-Gata-Hurdes o en la de Salvatierra de Santiago la
casi total invisibilidad del registro arqueolgico atribuible
a finales del III milenio - II milenio AC contrasta con la
abundancia de datos referentes a una intensa ocupacin
calcoltica (vide supra). En estos casos, como en la Sierra
de San Mamede, nos encontramos en zonas de paso que se
encuentran en los lmites de reas de gran relevancia y
visibilidad arqueolgica durante finales del III milenio e
inicios del II AC, como la cuenca del Tormes/Duero,
Estremadura Portuguesa o Cuenca Media del Guadiana.
Son zonas a travs de las que se articulan interrelaciones
diversas entre la Meseta Norte- mitad septentrional de la
Meseta Sur y el SW peninsular.
La dispersin de algunos elementos de cultura material
ponen de manifiesto que el Alto Alentejo fue una zona que
estuvo en contacto con el Bajo Alentejo y Estremadura
Portuguesa, por un lado, y con la Alta Extremadura y valle
del Tormes, por otro, entre finales del III milenio y
mediados del II milenio AC. Por un lado hay elementos
campaniformes tardos como las puntas palmela o los
campaniformes lisos o con decoracin incisa que
relacionan esta zona con la Estremadura portuguesa, Bajo
Alentejo y la Meseta (Mataloto, 2006).
Adems, la aparicin de determinados objetos en el
entorno de la Sierra de San Mamede indican que este
sector jug un papel especialmente relevante en la
articulacin de este tipo de contactos. Por un lado la
aparicin de hachas planas correspondientes al tipo 4a de
Monteagudo en esta zona, adems de en varios lugares del
Alto Alentejo/ Alentejo Central y de un depsito en El
Tejado (Bjar), atribuidas por Ruiz-Glvez a la primera

282

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

etapa del Bronce Inicial, a partir de ca. 2200 AC (RuizGlvez, 1979: fig. 2). Tambin en el municipio de Avis se
conocen dos conjuntos de espirales de oro, frecuentes en
la cuenca media del Guadiana y en la cuenca del Sado y
atribuidas al Bronce Inicial/Pleno (ca. 22001400/1200AC) (Perea, 2005: fig. 1). Finalmente hay que
destacar el hallazgo de un brazalete tipo Villena/Estremoz
en Portalegre, orfebrera que est bien representada en
todo el interior alentejano y tambin est presente en la
Meseta Norte, en el Alto Tormes (Perea, 2005: fig. 3).
Como hemos comentado anteriormente, esta orfebrera
podra ser situada a partir de c. 1575-1400 AC si tenemos
en cuenta la propuesta ms reciente de A. Mederos
(1999b).
Estos datos no hacen sino completar el panorama de
interrelaciones que sugieren las iconografas de las estelas
septentrionales (vide supra, Captulo 7.1), las estatuasmenhir con espadas del reborde occidental de la Meseta
Norte (vide supra, Captulo 7.1), las estelas con tocado y
las estelas Alentejanas (vide infra Captulo 7.3). Algunas
de las estelas septentrionales y las estelas con tocado de
estilo naturalista sugieren la interrelacin entre zonas
muy diversas situadas en una franja muy extensa del
reborde occidental de la Meseta que se extiende de NW a
SE. Por otro lado, las estatuas-menhir con espadas del
reborde occidental de la Meseta Norte estn estrechamente
relacionadas con la iconografa de las estelas alentejanas,
cuyo ejemplares ms septentrionales estn en el
piedemonte de la Sierra de San Mamede (Tapada da Moita
y Valencia de Alcntara) (vide infra Captulo 7.3).
Estos datos ponen de manifiesto la importancia del
entorno de la Sierra de San Mamede como zona de
contacto al menos entre ca. 2200-1500/1400 AC, contexto
en el que han de ser interpretadas estelas como las de
Crato, Nossa Sra. da Esperana, Tapada da Moita o
Valencia de Alcntara 4. En este sentido habra que
valorar no slo el potencial de la Sierra y sus terrenos
aledaos como depositarios de recursos estables y
complementarios para favorecer el asentamiento estable
en la zona, sino la riqueza de este tramo del Tajo en
recursos aurferos primarios y secundarios (Snchez
Palencia y Prez, 1989: fig. 1), sino tambin la proximidad
del vado de Alcntara, que permitira la fcil
comunicacin de este sector de San Mamede con la
cuenca del Alagn (Galn y Martn Bravo, 1991-92: 196197).
Cuenca del Zjar
En la cuenca del Zjar encontramos cuatro de las seis
estelas con tocado que pueden ser atribuidas al Bronce
Final/ inicios del Orientalizante (ca.1400/1200-825/700
AC), caracterizadas por el esquematismo del
antropomorfo, sus adornos y composicin (vide supra).
Las otras dos estn situadas en la cuenca extremea del
Tajo (Torrejn Rubio 2) y en la Sierra Norte de Sevilla
(Almadn de la Plata 2).

La distribucin de estas estelas coincide con el rea de


dispersin de las estelas del Suroeste con figura
antropomorfa (vide infra Captulo 7.4), pero hay un
aspecto que distingue a esta zona del Zjar de los otros
dos puntos en los que se han hallado este tipo de estelas
con tocado. Tanto Almadn de la Plata como Torrejn
Rubio estn dentro del rea de distribucin de estelas con
tocado con cronologas probablemente ms antiguas,
mientras en la zona del Zjar esta iconografa no tiene
precedentes (vide supra).
Un aspecto que las estelas con tocado del Zjar comparten
con sus congneres de Torrejn y Almadn es que se
localizan en zonas que delimitan realidades iconogrficas
propias o ajenas. Torrejn Rubio coincide
geogrficamente con uno de los lmites NE de las
agrupaciones ms occidentales de estelas del Suroeste
Bsicas y Bsicas con elementos adicionales (vide infra
Captulo 7.4). Por otro lado, Almadn de la Plata
constituye hoy en da uno de los puntos limtrofes entre la
distribucin de estelas (con tocado y del Suroeste) y el que
ser el territorio nuclear tartsico. Finalmente, el entorno
del Zjar es actualmente una de las zonas limtrofes
orientales ms destacadas de la distribucin de las estelas
del Suroeste con figura humana, ocupando una de las vas
de comunicacin ms importantes entre el SW de la
Meseta central y el SW peninsular (vide infra Captulo
7.4).
Como ya hemos visto, hay estelas con tocado que
aparecen asociadas a otras estelas en el mismo enclave. En
el caso de las estelas de modelo naturalista encontramos
agrupaciones de estelas con la misma iconografa del
tocado, como es el caso de El Cerezal 1 y 2 y las siete
estelas de Hernn Prez. En este ltimo caso, como
tambin parece ser en el de Pedra da Atalaia en la Serra de
Estrela, hay tambin una estela del Suroeste. Las estelas
con tocado de estilo esquemtico tambin pueden aparecer
acompaadas de otras estelas pero siempre de otras
iconografas, es decir, ninguna de las estelas con tocado de
formato esquemtico aparece junto a otra similar en el
mismo lugar. No obstante, estas estelas s pueden aparecer
junto a estelas del Suroeste. As se da en el caso de
Torrejn Rubio 2, documentada junto a una estela del
Suroeste de modelo Bsico con objetos adicionales, o en
el de Almadn de la Plata 2, que adems de compartir el
soporte con la imagen armada de un guerrero se
encontr junto a una estela del Suroeste con figura
humana.
En el valle del Zjar dos de las cuatro estelas con tocado
aparecieron asociadas a estelas del Suroeste con figura
humana: Capilla 1 y Zarza Capilla 2 (vide supra). En el
caso de Zarza Capilla hay indicios para pensar en una
implantacin sucesiva de las estelas, aunque
desconocemos en lugar que ocupara la imagen con tocado
en dicha secuencia (vide supra).
Como en las agrupaciones de Hernn Prez, Pedra da
Atalaia (vide supra) o Almadn de la Plata (vide infra)

ESTELAS CON TOCADO


sera interesante valorar el estado de fragmentacin de
algunas piezas como posible producto de destrucciones
intencionales. Las piezas fragmentadas son frecuentes en
las agrupaciones de estelas del Suroeste, por lo que es un
tema que trataremos en el captulo dedicado a las mismas
(vide infra Captulo 7.4).
La zona del Zjar en la que aparecen estelas con tocado es
la que ha registrado hasta ahora ms densidad de estelas
del Suroeste, todas con figura humana (ver fig. 167). sta
es una importante zona de paso que conecta diferentes
regiones pero tambin es una zona rica en recursos
diversificados por la presencia de las sierras y los valles
que estructuran la zona. Poco se sabe del poblamiento de

283

esta zona durante el Bronce Final y el Orientalizante. Este


es un tema que trataremos en un captulo posterior (vide
infra Captulo 7.4) pero podemos adelantar que al menos
se conoce un gran poblado, el Pen del Pez (Capilla),
situado en altura en la confluencia de los ros Esteras y
Zjar, y con indicios de ocupacin durante el Bronce Final
y perodo Orientalizante, adems de registrar ocupaciones
ms tardas (Celestino et alii, 1992: 314, 316; Pavn,
1998a: 298, fig. 17). Aunque de momento no se han
detectado, es muy posible que en esta zona existieran
poblados de menor entidad, como los registrados en otros
sectores de la cuenca del Guadiana (Celestino, Enrquez y
Rodrguez, 1992: 314; Pavn, 1998a).

Figura 167: Mapa topogrfico de un sector del Zjar con indicacin de los lugares en los que se han hallado estelas con Tocado y estelas del Suroeste (En
lnea discontinua se sealan las piezas que disponen de referencias sobre las fincas de procedencia pero no de coordenadas concretas).

La escasa informacin sobre poblados contrasta con la


cantidad de estelas conocidas en la zona. Algunas de ellas
pueden ser relacionadas con el Pen del Pez, pero otras
estuvieron necesariamente relacionadas con otros
poblados que, de momento, no han sido detectados (vide
infra Captulo 7.4).

Un hecho interesante que ya hemos visto en las estelas con


tocado y del Suroeste de otras zonas que hemos tratado
hasta ahora es su emplazamiento, siempre cercano a
cursos de agua. En la cuenca del Zjar esto se repite en
todos los casos (ver fig. 167) y podra responder a varios

284

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

factores interrelacionados. Por un lado, como sugiere el


poblado de Pen Pez, es posible que las estelas
estuvieran situadas cerca de poblados an desconocidos,
situados preferentemente en puntos cercanos a los ros
para asegurar el abastecimiento de agua, de tierras para el
cultivo y/o para ejercer un mejor control sobre las vas de
trnsito zonal. En este contexto, las estelas se encuentran
en puntos ms cercanos a los cursos de agua, en laderas
que descienden hasta el ro o en las vegas, los terrenos
mas aptos para la explotacin agrcola (vide infra Captulo
7.4). La cercana a las aguas de los ros trae a colacin las
posibles connotaciones simblicas de este tipo de
entornos, como parecen reiterar algunas estelas y estatuasmenhir ms tempranas (vide supra, Captulos 7.1), y los
diversos depsitos acuticos peninsulares del Bronce Final
(vide infra Captulo 7.4). El reciente hallazgo de las
estelas de Cortijo de la Reina 1 y 2 (Crdoba) apuntan en
esta direccin, ya que estaban enterradas en plena vega del
Guadalquivir -a 50 m del ro-, una de ellas tumbada sobre
tres urnas (Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 25-32 y fig. 4;
vide infra Captulo 7.4).
El estudio de estas estelas sugiere muchos temas que
trataremos en el captulo dedicado a las estelas del
Suroeste (vide infra Captulo 7.4). No obstante, lo que
queremos enfatizar ahora es la presencia de estelas con
tocado en estos contextos del Bronce Final-Orientalizante
en los que tericamente prevalece la iconografa
masculina y guerrera. No deja de ser significativo que las
estelas con tocado que aparecen en este sector del Zjar
sean especialmente explcitas sobre la condicin sexual
del personaje representado, lo que no es la norma en las
restantes estelas con tocado conocidas. Aparte de las
estelas de Belalczar y Capilla 1 en esta zona del Zjar,
slo hay indicacin de pechos en Salvatierra de Santiago
y, posiblemente, en La Lantejuela.
La presencia de estelas con tocado explcitamente
femeninas coincide en esta zona con la aparicin de
guerreros en las estelas del Suroeste de Capilla 3 y
Cabeza de Buey 1 que tienen sobre su cabeza un adorno
semicircular. En el segundo caso se ha sugerido que
podra tratarse de un casco o tocado (Celestino, 2001a:
362-363). Adems, en la estela de Zarza Capilla 3, que
reproduce una escena posiblemente funeraria similar a la
de Ategua (Crdoba), hay dos personajes y parte de un
tercero con adornos semicirculares sobre la cabeza. En la
estela de Ategua estos mismos personajes tambin
presentan un elemento semicircular sobre la cabeza
(Celestino, 2001a: 430-432). Es precisamente la estela de
Ategua la que aporta informacin adicional sobre el
posible significado de los adornos de los guerreros de
Capilla 3 y Cabeza de Buey 1. En el registro superior de
Ategua hay un guerrero, cuya condicin masculina queda
explicitada por la representacin de sus genitales, con un
adorno cnico sobre su cabeza que ha sido interpretado
como un posible casco cnico (Celestino, 2001a: 430432). Es muy posible que en los casos de Cabeza de Buey
1 y Capilla 3 estemos igualmente ante la representacin de
un casco y no de un tocado.

Pero la presencia de personajes con tocado en esta zona


del Zjar no acaba con las estelas de Zarza Capilla 2,
Capilla 1, Belalczar, La Berfilla o los personajes del
registro inferior de Zarza Capilla 3, ya que en la estela de
El Viso 3 hay un personaje representado muy toscamente
entre dos figuras armadas que parece reproducir el mismo
esquema. La cabeza parece estar adornada por un tocado
rematado por dos puntos, mientras otros dos puntos
indicaran los pechos, explicitando su condicin femenina
(Celestino, 1990: 53; 2001a: 398). La escena ha sido
interpretada como la representacin de una posible
ceremonia de intercambio de mujeres (Galn, 1993b: 42;
2004: 6 y 7), lo que no estara reido con la interpretacin
de las estelas con tocado como representaciones de
personajes pertenecientes a una categora social destacada
en virtud de su papel en la reproduccin social (vide
supra).
Los personajes con tocado de este sector del Zjar ponen
de manifiesto varios aspectos de inters. Por un lado
constatan la pervivencia y relevancia de estos personajes
en las relaciones sociales del Bronce Final-Orientalizante
de este sector peninsular lo que, como muestran Torrejn
Rubio 2 o Almadn de la Plata, es extensible a otras zonas
del SW peninsular. Estos personajes son caracterizados
principalmente por el tocado que adorna su cabeza,
ocasionalmente por su condicin femenina y, slo en un
caso (Capilla 1), por el collar que portan, lo que puede
estar indicando la prdida de importancia de este tipo de
adornos de cuello en la elaboracin de dicha categora
social (vide supra).
En una estructura jerrquica la categora social de estos
personajes podra estar al mismo nivel que la de los
guerreros de las estelas del Suroeste. Como a los
guerreros, a estos personajes con tocado se les dedican
estelas individuales que como las de guerrero pueden
estar aisladas y emplazadas en el mismo tipo de lugares, o
ser implantadas junto a las de guerrero formando
agrupaciones. Cuando un personaje con tocado aparece en
el mismo soporte junto a figuras de guerreros como
parte de la misma escena, est representada a una escala
muy similar. En El Viso 3, por ejemplo, aunque el cuerpo
de la figura con tocado es ligeramente menor que el de los
personajes armados, el tocado compensa esta desigualdad,
equilibrando las medidas. En este contexto la estela de
Zarza Capilla 3 podra llevarnos a una conclusin
diferente, ya que las figuras con tocado se encuentran en
el registro inferior de la estela. Como pone de manifiesto
la estela de Ategua, en estas estelas cada registro
representa una escena diferente. En Ategua este registro
podra estar representando el viaje al ms all y como
parte de esa escena est el guerrero a un tamao mayor
que las figuras con tocado (Celestino, 2001a: 430-432). En
Zarza Capilla 3 no disponemos del soporte completo pero
si comparamos los fragmentos conservados con los
motivos similares de la de Ategua, vemos que en la estela
del Zjar las figuras con tocado tienen un tamao mayor
en relacin con el carro, por lo que es posible que en este

ESTELAS CON TOCADO


caso bien no existiera diferencia o sta fuera menor que en
Ategua, aunque esto es slo mera especulacin.
Estas escenas de El Viso 3 y Zarza Capilla 3 ponen de
manifiesto el papel activo de estos personajes femeninos
en la reproduccin social de estos grupos, bien como parte
activa en los rituales mortuorios que elaboran la figura del
ancestro (Zarza Capilla 3), o como parte integrante de
pactos o intercambios sociales (El Viso 3) (vide infra
Captulo 7.4).
Cuenca del Ardila/ Sierra Morena extremea
En este sector del SW de la provincia de Badajoz se han
documentado hasta ahora dos estelas con tocado, ambas
realizadas en granito, roca presente en la zona. La ms
completa apareci al arar unas tierras en la finca de Granja
de Toniuelo, la misma en la que est situada el conocido
tholos (vide supra, Captulo 7.2; Carrasco, 2000; Leisner,
G. y Leisner, V., 1959: 309-311; Leisner, G., 1935). No
sabemos si la extensin de la finca ha variado en el ltimo
siglo, pero en la actualidad presenta un reducido tamao
(vide supra) y se extiende por un llano por el que
discurren arroyos de rgimen estacional que desembocan
en el arroyo Brovales, afluente del Ardila por el Norte.
Mientras el imponente tholos se encuentra junto al arroyo
de La Granja, en medio del llano (Carrasco, 2000), no hay
referencias sobre la localizacin exacta de la estela (vide
supra; Leisner, 1935). Si los lmites de la finca no han
variado, podemos suponer que la estela se hall en un
lugar cercano al tholos, pero no necesariamente en su
entrada, como se ha afirmado reiteradamente sin datos que
lo apoyen (vide supra). El Llano de La Granja, en el que
se sita la finca, est delimitado al N, E y W por diversas
elevaciones, mientras por el Sur la llanura discurre hasta el
ro Ardila. Se trata de un paraje con gran potencial
agrcola (Carrasco, 2000) mientras las sierras circundantes
ofrecen gran diversidad de recursos complementarios.
La otra estela se hall en el municipio de Bodonal de la
Sierra, situado en las estribaciones septentrionales de la
Sierra Morena que delimitan la cuenca el Ardila por el
Sur. Lo conservado es un fragmento que estaba reutilizado
en el pavimento de entrada de un casero en la finca
Valeria Julia, situada en la ladera de la sierra junto a
arroyos que confluyen para unirse al arroyo Moriano,
afluente del Sillo, cuya cuenca discurre por las sierras.
Conserva slo la parte distal en la que estn figurados la
cabeza con el tocado, el rostro, cuello/hombros y arranque
del brazo derecho.
Aunque hay elementos formales similares entre estas dos
piezas, como la figuracin del rostro y la representacin
bidimensional sobre una de las caras planas del soporte,
hay otros aspectos que las diferencian entre s. La estela
de Granja, por ejemplo, presenta collares ligados con el
tocado, no tiene cuello sealado y por la composicin
global de los motivos, especialmente el cinturn, hay
cierta identificacin entre cuerpo y soporte. Estos aspectos
formales los encontramos preferentemente en piezas

285

situadas al Norte del Tajo (Serra de Estrela, cuenca del


gueda y Gata), aunque tambin este formato est
presente al Sur del Tajo, en la zona de Montnchez, en la
pieza con tocado de Salvatierra de Santiago. No hay que
olvidar tampoco que en la estela de La Lantejuela
(Guadalquivir) los brazos presentan la misma disposicin
que en Granja, adems de tener tambin un cinturn
profusamente decorado con cazoletas. Por otro lado, la
imagen de Bodonal tiene cuello sealado, un posible
collar que se aleja de los tpicos en estas estelas, adems
de dos pequeos crculos que podran ser pendientes o
remates del tocado. stos ltimos se encuentran en las
estelas de Riomalo y Arrocerezo en Las Hurdes, adems
de en la estelas de estilo esquemtico de Capilla 1, en el
Zjar. El estrechamiento del cuello tambin lo
encontramos en Las Hurdes en Arrocerezo, Cambrocino y
Cerezal 1, as como ms al Norte en las piezas de Ciudad
Rodrigo 1 y 2 e, incluso, en la estela sin tocado de Castro
Barrega, en el Bajo Tmega (vide supra, Captulo 7.1).
Los datos para situar en el tiempo estas estelas son escasos
e inseguros, ya que se basan nicamente en aspectos
formales. Por su estilo genricamente naturalista hemos
incluido estos ejemplares como hiptesis de trabajo en un
amplio perodo que discurrira entre ca. 2200/17001400/1200 AC. No obstante, hay algunos detalles que,
como en Gata y Las Hurdes, nos llevan a pensar en la
existencia de cierto desfase cronolgico entre las dos
piezas. Granja de Toniuelo presenta relaciones formales
con piezas que, como las de Hernn Prez, hacen pensar
en un momento temprano dentro del lapso cronolgico
propuesto. Por otro lado, la ausencia del tpico collar en
Bodonal y la forma ms estilizada de representar la
cabeza, cuello y hombros, nos llevan a considerar la
posibilidad de que esta pieza se site en un momento
ligeramente ms reciente situado entre piezas como la de
Granja y estelas esquemticas como las del Zjar o
Almadn de la Plata.
Esta regin, que engloba la cuenca del Ardila y la
vertiente extremea de la Sierra Morena, tiene una
vocacin eminentemente pastoril, aunque no faltan
terrenos con potencial agrcola como el mencionado Llano
de La Granja (Enrquez y Carrasco, 1995: 102; Carrasco,
2000: 293-294). Los recursos cuprferos tambin estn
presentes en la regin, especialmente en el sector ms
occidental de las estribaciones de Sierra Morena (Enrquez
y Carrasco, 1995: 102; Hurtado y Hunt, 1999: 244-247;
Carrasco, 2000: fig. 2; Hurtado, 2005: 331). En este
sentido son relevantes tres minas de cobre en las que se ha
documentado explotacin prehistrica, en el municipio de
Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra (Hurtado y
Hunt, 1999: 248).
Uno de los aspectos ms relevantes de esta zona es que, a
pesar de tener una orografa bastante accidentada, est
bien comunicada con mbitos geogrficos diferenciados a
travs de las cuencas del Ardila, su afluente el Bodin y su
conexin con la cuenca del ro Viar, ya en la Sierra Norte
Sevillana (ver fig. 168; Enrquez y Carrasco, 1995;

286

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Carrasco, 2000: 292-293; Carrasco y Enrquez, 2000;


2001: 20-21), en donde estn situadas las estelas de
Almadn de la Plata (vide infra). Estas condiciones
favorecieron la interrelacin de esta zona con el Bajo
Guadiana-Bajo Alentejo al W, la cuenca Media del
Guadiana al NE o la cuenca del Guadalquivir al SE.
Segn la presente propuesta cronolgica, las estelas de
Granja y Bodonal estaran situadas a finales del
Calcoltico Final o Epicampaniforme y durante parte del
Bronce Inicial/Pleno en el Sur de Extremadura (Pavn,
1998a). Los datos sobre el poblamiento en este sector para
este perodo son escasos pero sugieren que despus del
Calcoltico Pleno, perodo en el que se registran
numerosos hbitats con funciones y emplazamientos
diferenciados y complementarios (Carrasco y Enrquez,
2001: 20-21), a finales del Calcoltico parece haber una
reduccin del nmero de poblados, que ahora estn
situados invariablemente en altura y protegidos por
recintos murados (Pavn, 1998a: 204; Prada y Cerrillo,
2004: 461-463 y fig. 6; Hurtado, 2005: 325). De momento
se desconocen poblados que puedan ser atribuidos con
seguridad al II milenio AC (Enrquez y Carrasco, 1995:
116). nicamente a finales de este milenio, ya en el
Bronce Final, cabe situar dos poblados, La Martela y el
Cerro del Castillo, emplazados en altura, el primero con
recinto murado (Pavn, 1998a: 299-300).
Respecto al mbito funerario cada vez se conocen ms
contextos que pueden ser situados entre 2200/17001400/1200 AC, a los que hipotticamente se podran
relacionar manifestaciones como las estelas de Granja y
Bodonal. Recientemente se ha publicado la fosa de
inhumacin individual de Valencia del Ventoso (Fregenal
de la Sierra), en la que se hallaron restos seos de una
persona adulta, restos de dos vasos cermicos, as como
una punta palmela y un punzn en metal (Prada y Cerrillo,
2004). El conjunto de materiales recuperado lleva a los
autores de su estudio a situar este contexto en la transicin
Calcoltico-Bronce (Prada y Cerrillo, 2004: 470). Tambin
se conocen en la regin varias necrpolis de cistas (Prada
y Cerrillo, 2004: 463-465; Enrquez y Carrasco, 1995).
Las nicas excavadas y publicadas han sido las dos
agrupaciones de Las Arquetas (Enrquez y Carrasco,
1995). Los materiales recuperados sitan su desarrollo en
el Bronce del SW II, actualmente situado entre ca.
1700/1600-1200 AC (vide infra; Enrquez y Carrasco,
1995: 114). Tambin se excav la necrpolis de Brovales
pero sus resultados an permanecen inditos. De la
necrpolis de La Bveda se recuper un vaso tipo Atalaia
(Enrquez y Carrasco, 1995: 116), lo que sugerira un uso
temprano de la necrpolis, situado entre ca. 2000-1700
AC si atendemos a la secuencia que se utiliza en el Bajo
Alentejo (vide infra Captulo 7.3).
El emplazamiento de las necrpolis de cistas est
estrechamente relacionado con las vas naturales de
comunicacin de la zona, especialmente con el trazado del
ro Ardila y algunos de sus vados (Enrquez y Carrasco,
1995: 116 y fig. 1), reproduciendo una lgica similar a la

que presentan la mayora de los sepulcros megalticos


conocidos en el sector (Carrasco, 2000: fig. 12; Carrasco y
Enrquez, 2001: fig. 7). De hecho, algunas de las
necrpolis de cistas se encuentran en las inmediaciones (a
menos de 300 m) de sepulcros de este tipo, como las
agrupaciones de Las Arquetas, la necrpolis de Los
Bolsiquillos, la de Dehesa Boyal y la de La Pizarrilla,
reproduciendo una situacin de continuidad espacial
altamente significativa (Enrquez y Carrasco, 1995: 115;
Carrasco y Enrquez, 2000: 336). De estos sepulcros
megalticos los nicos excavados hasta ahora son los de
La Pizarrilla y Las Arquetas (Almagro Basch, 1963;
Carrasco y Enrquez, 2000). A pesar de que ni en la
Pizarrilla, ni en Las Arquetas se han documentado de
momento utilizaciones del Calcoltico Final o Bronce
Inicial/ Pleno es una posibilidad que no hay que excluir
dado el continuo expolio que han sufrido estos sepulcros.
Adems se ha de valorar que en el caso de Las Arquetas,
al construir las cistas, la estructura colectiva fuera
respetada y no desmantelada para, por ejemplo, adquirir
material constructivo (Carrasco y Enrquez, 2000: 336).
En el caso de Granja de Toniuelo podramos estar ante
una situacin relacionada. A pesar de no conocer la
localizacin precisa de su hallazgo (vide supra), las
dimensiones actuales de la finca indican que la estela pudo
haber distado como mximo unos 900 m del tholos, pero
no hay que descartar que se hallara en las inmediaciones
del mismo. Por la morfologa de la estela y, teniendo en
cuenta los datos ofrecidos por el reciente estudio del
sepulcro (Carrasco, 2000), hay que considerar la
posibilidad de que el soporte de la estela fuera
originalmente un elemento constructivo del monumento
(vide supra), aunque esta es una especulacin imposible
de probar. La relacin espacial de estela y sepulcro es
imprecisa pero significativa si tenemos en cuenta otros
casos parecidos como ocurre en la Dehesa Boyal de
Hernn Prez (Gata), Cerezal (Hurdes) (vide supra),
Moimenta da Beira (Beira Alta), Collado de Sejos
(Cantabria) o Pea T (Asturias) (vide supra, Captulo
7.1). En estos casos la continuidad espacial viene marcada
por un uso formalmente diferente que re-estructura los
restos preexistentes en el lugar, que pasan a formar parte
de un pasado ancestral reformulado.
En Granja encontramos un personaje probablemente
femenino caracterizado de forma convencional, siguiendo
unas pautas conocidas tanto en el valle del Guadalquivir al
SE, como en Montnchez o Gata al NE-N. Estas
afinidades formales no slo sugieren la existencia de
interrelaciones con otras zonas, sino tambin de la
existencia de identidades o categoras sociales
transregionales. Como hemos mencionado previamente, la
naturaleza y el papel de estas categoras sociales han de
ser abordados no slo en el contexto de interacciones
extra-locales (vide infra), sino tambin como parte
integrante de las relaciones sociales a escala local. As lo
pone de manifiesto el emplazamiento de la estela de
Granja de Toniuelo, vinculada espacialmente al lugar en
el que se encontraba el antiguo sepulcro colectivo de

ESTELAS CON TOCADO


falsa cpula, un sitio que todava jugaba un papel activo
en la recreacin de la memoria colectiva. La presencia de
la estela en este lugar busca de forma visible y permanente
una continuidad que puede ser interpretada en trminos de
reproduccin social. Pensamos que el papel de los
personajes elaborados a travs de las estelas con tocado
estuvo estrechamente relacionado con la reproduccin
social, lo que podemos relacionar con conceptos como la
condicin femenina, el parentesco, el trabajo y las
relaciones sociales (vide supra). A una escala amplia
podramos hablar de intercambios, relaciones de
parentesco y de pactos sociales para explicar la existencia
del mismo formato iconogrfico en reas lejanas o la
distribucin complementaria de estelas con tocado y
torques de oro (vide supra). Por otro lado, a una escala
ms local habra que considerar que la categora social de

287

estos personajes pudo estar relacionada no slo con su


condicin femenina o su edad, sino tambin, con la
pertenencia a un grupo de parentesco concreto y con su
trabajo.
La informacin disponible en este sector del SW de
Badajoz para los finales del III milenio AC e inicios del II
no permite grandes reflexiones entorno a la organizacin
social de estas poblaciones. nicamente podemos decir
que los pocos asentamientos conocidos estn en altura y
aislados, sin que se pueda inferir una relacin jerrquica
entre ellos. La ocupacin de estos asentamientos parece
remontarse al Calcoltico precampaniforme y en casi todos
los casos su fase final parece coincidir con los inicios del
II milenio AC (Prada y Cerrillo, 2004: 462-463).

Figura 168: Mapa topogrfico del sector del Ardila-Sierra Morena con indicacin de los lugares en los que se han hallado estelas con Tocado y estelas del
Suroeste (En lnea discontinua se sealan las piezas que disponen de referencias sobre las fincas de procedencia pero no de coordenadas concretas).

Las caractersticas geogrficas de este sector ofrecen una


variedad y riqueza de recursos que, al menos hasta inicios
del II milenio AC, permitieron la ocupacin permanente
del territorio, como pone de manifiesto el triple recinto
amurallado de Las Traseras de Pepina (Prada y Cerrillo,
2004: 462). El trazado de la cuenca del Ardila y del
Bodin favoreci la comunicacin de esta zona con otros
mbitos diferenciados como el valle del Guadalquivir, el
Bajo Alentejo y la Cuenca Media del Guadiana, jugando
un papel transicional entre ellos. La existencia de
cermica campaniforme con decoracin incisa en Las
Traseras de La Pepina (Fregenal de la Sierra) sugiere la
existencia de interrelaciones indirectas con la Meseta a
travs, probablemente, de la Cuenca Media del Guadiana
(Enrquez y Hurtado, 1986: 35; Hurtado, 2005). El ajuar

cermico de la inhumacin de Valencia del Ventoso


redundara en estos contactos con la Cuenca Media del
Guadiana (Prada y Cerrillo, 2004), mientras el hallazgo de
un vaso tipo Atalaia materializa la interrelacin de esta
zona con el Bajo Alentejo durante los inicios del II
milenio AC. Igualmente, la necrpolis de Las Arquetas,
situada en un momento ligeramente posterior, conjuga
elementos formales que remiten a la Cuenca Media del
Guadiana pero, especialmente, al Sur de Portugal y a la
Sierra onubense (Enrquez y Carrasco, 1995).
El papel de este sector como zona de transicin y contacto
se extendi a finales del II milenio AC, como ponen de
manifiesto el tesoro de Bodonal (vide supra) o las estelas
del Suroeste de Capote y Fuente de Cantos (vide infra

288

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Captulo 7.4). La posicin cronolgica de la estela de


Bodonal es incierta pero, como hemos comentado, en base
a su iconografa nos inclinamos por situarla en las
postrimeras del perodo 2200/1700-1400/1200 AC,
propuesto para esta estela y la de Granja. De hecho,
mientras la localizacin de la estela de Granja coincide
con la zona con ms densidad dlmenes y cistas -la ms
inmediata al ro Ardila-, la estela de Bodonal se encuentra
en una zona ms meridional -zona de sierra- en la que se
encuentran restos ms recientes como las estelas del SW,
el poblado de La Martela o el tesoro de Bodonal (Pavn,
1998a: 299). Aunque es probable que estas distribuciones
dependan en gran medida del mayor o menor desarrollo de
la investigacin, es un dato que de momento tenemos en
cuenta a la hora de valorar la estela de Bodonal, situada a
pocos Km. de la finca Los Llanos, en la que se encontr el
conjunto ureo (vide supra). Este depsito incluye piezas
que, segn una reciente revisin, podran ser situadas entre
ca. 1300-1200 AC (Delibes, Elorza y Castillo, 1995: 56;
vide supra). A su interpretacin como el depsito de un
orfebre se propone la alternativa de la ocultacin de un
ajuar femenino (Delibes, Elorza y Castillo, 1995: 59). No
obstante, a la fragmentacin del conjunto hay que aadir
que tanto en la estela de Bodonal, quiz realizada durante
el Bronce Pleno o finales de este perodo, como en la
cercana de Almadn de la Plata, ya del Bronce Final, los
torques ya no estn representados, lo que pensamos que se
traduce en la prdida de importancia de estos tems en la
caracterizacin de estos personajes femeninos en el SW
peninsular, lo que fortalecera la hiptesis de Perea para
este conjunto en particular.
En cualquier caso, lo que denota la distribucin ms
meridional de la estela con tocado de Bodonal y las del
SW de Capote y Fuente de Cantos es, posiblemente, el
desarrollo por parte de los habitantes de este sector de
unos vnculos ms estrechos con la cuenca media del
Guadalquivir a partir de ca. 1300/1200 AC (vide infra
Captulo 7.4).
Sierra Norte de Sevilla/ Cuenca del Guadalquivir
Dos son las estelas con tocado que se han documentado
hasta ahora en la Cuenca del Guadalquivir. La estela con
tocado de La Lantejuela procede del comercio de
antigedades pero se cree que proviene de este municipio
situado en la campia Sur sevillana. La localidad est
situada junto al arroyo del Peinado, afluente del arroyo del
Salado que, a su vez, desemboca en el ro Corbones en su
margen derecha. Como el nombre del arroyo del Salado
podra hacernos sospechar, en el entorno de La Lantejuela
hay un importante complejo de lagunas saladas, como la
laguna de Los Ojuelos o la de Verde de Sal. Por otro lado,
la estela 2 de Almadn de la Plata fue hallada en un
majano situado junto a un arroyo, afluente del ro Viar en
su recorrido por la Sierra Norte Sevillana, en un entorno
deprimido rodeado de sierras. Esta es una zona rica en
mineralizaciones de cobre en la que tambin hay
evidencias de su explotacin durante la Prehistoria (Hunt
y Hurtado, 1999: 282, 286 y figs. 1 y 3).

La orientacin econmica predominante de estas dos


zonas es netamente diferente ya que, mientras en la
campia predominan los terrenos con potencial agrcola,
en el entorno de la cabecera del Viar predominan los
recursos tpicos de la sierra, los pastos y los rboles. No
obstante, el lugar en el que se documentaron las estelas de
Almadn es ya una zona de cuenca en la que hay suelos
aptos para el cultivo (Garca Sanjun et alii, 2006: 147).
Desde un punto de vista formal existen claras diferencias
entre ambas estelas. En primer lugar est el soporte como
contexto. Mientras en La Lantejuela el soporte se
identifica en gran medida con la representacin
antropomorfa, en Almadn la figura con tocado es
esquemtica y forma parte de una escena en la que se
incluye otro personaje. La representaciones del cuerpo
presentan algunos aspectos en comn mientras otros las
diferencian. Por un lado comparten el esquematismo,
completo en el caso de Almadn y parcial en el de La
Lantejuela. Esta ltima imagen presenta tronco y piernas
esquemticas, muy al estilo de las estelas con tocado del
valle del Zjar (vide supra). Sin embargo, en esta estela
aparecen elementos formales que remiten a las estelas con
tocado de estilo naturalista, como un rostro (sin boca),
un tocado que adorna una cabeza de aspecto
tridimensional, una lnea horizontal que separa el cuerpo
del rostro, o un cinturn que casi abarca toda la cara
frontal del soporte. Estos aspectos relacionan a esta pieza
con otras estelas con tocado situadas al Sur del Tajo como
la de Granja (Ardila) o Salvatierra (Montnchez), pero
especialmente con las de Hernn Prez, en Gata (vide
supra). Por otro lado, la figura humana de Almadn y la
representacin exenta de su tocado es en todo relacionable
con las imgenes de la cuenca del Zjar (vide supra).
La situacin cronolgica del ejemplar de Almadn es fcil
de concretar gracias a los dems elementos que forman
parte de la composicin, que remiten a un Bronce Tardo/
Final, a partir de ca. 1400/1200 AC (vide supra; vide infra
Captulo 7.4). La estela de La Lantejuela crea ms
incertidumbre en este sentido pero algunos de los aspectos
formales mencionados, as como el estilo en que estn
representados los brazos y collares remiten a una
iconografa que consideramos tpica del Bronce Inicial y/o
Pleno (ca. 2200/1700-1400/1200 AC) (vide supra).
Aproximarse al contexto poblacional y socioeconmico de
este sector concreto de La Campia en el que
supuestamente se hall la estela de La Lantejuela es difcil
debido a la escasez de datos disponibles. En el cercano
municipio de cija contamos con informacin de dos
poblados emplazados en altura, en la ladera de cerros
situados al Sur del ro Genil, en los que se han recuperado
materiales que indican ocupaciones del Calcoltico y
Bronce Inicial (Durn y Padilla, 1990: 33, 37, 163). En
general los datos recuperados en el entorno de cija
indican la existencia de pequeos poblados homogneos
entre s, sin estructuracin jerrquica entre ellos y
aparentemente independientes (Durn y Padilla, 1990: 42).

ESTELAS CON TOCADO

En la vecina comarca de Los Alcores, la secuencia de


poblamiento de finales del III milenio AC y primera mitad
del II est mejor documentada (Jimnez Hernndez, 2004;
Lazarich, 2005). En esta zona se detecta una disminucin
del nmero de poblados a partir de finales del III milenio
AC. La mayora de los asentamientos conocidos presenta
continuidad con la fase anterior y estn situados
preferentemente en altura. Por primera vez aparece en la
comarca un recinto amurallado, documentado en Alcal de
Guadaira (Jimnez Hernndez, 2004: 506). Un aspecto
llamativo de este sector de Los Alcores es la presencia de
tipos campaniformes a los que se atribuye gran
perduracin en funcin de diversas dataciones de C14
(Lazarich, 2005: 357-358). As ocurre con el estilo
impreso geomtrico que en el Guadalquivir parece
mantenerse hasta ca. 1600 AC, o el estilo Acebuchal, que
se situara entre ca. 1700 y 1500 AC (Lazarich, 2005: 365,
369-370).
Respecto al mbito funerario hay que destacar el papel
activo que todava jugaron algunos antiguos sepulcros
megalticos a finales del III milenio AC e inicios del II,
como muestran las inhumaciones individuales en fosas y
covachas realizadas en los tmulos de los tholoi de Las
Canteras y Cueva de El Vaquero, en la necrpolis de El
Gandul (Alcal de Guadaira, Los Alcores) (Garca
Sanjun, 2005a: 89-90, tabla 1). A pesar de que estos
enterramientos materializan una vinculacin explcita a
antiguos sepulcros colectivos, reproducen una pauta de
inhumacin individual que se ve en otros casos
documentados en la comarca, tambin situados en el
interior de poblados, durante la primera mitad del II
milenio AC, momento en el que parece generalizarse el
enterramiento individual (Jimnez Hernndez, 2004: 499500, 506, 524).
Los suelos de la Campia ofrecen un importante potencial
agrcola y esta actividad est indicada por numerosos
restos materiales, como los utensilios lticos o los silos. El
componente pecuario tambin est representado en
Andaluca Occidental, donde los bvidos son ms
numerosos que otras especies, al menos durante el
Calcoltico (Lazarich, 2005: 354). Adems de su
aprovechamiento para carne, algunos animales domsticos
eran dedicados para tareas de tiro o para la produccin de
lana, como indican restos recuperados en Valencina de la
Concepcin (Sevilla) (Lazarich, 2005: 355). La progresiva
intensificacin de esta economa agropecuaria a lo largo
del III y II milenio AC produjo una importante
antropizacin del medio en el Guadalquivir Medio,
constatada en los anlisis polnicos del Llanete de los
Moros (Crdoba) (Torres, 2002: 66; Lazarich, 2005: 354).
Uno de los aspectos ms interesantes del sector del
Guadalquivir situado entre la ciudad de Sevilla y el ro
Genil, en el que se encuentra La Lantejuela, es que acta
como una zona de transicin y contacto entre las zonas de
influencia de los ncleos del Bronce del SW y del Argar
durante finales del III milenio AC y la primera mitad del

289

II. En la transicin al II milenio AC se sitan los ajuares


de algunas sepulturas individuales con objetos y
asociaciones que remiten a lo que se ha definido como
grupo Montelavar, formalmente relacionado con el
horizonte Ferradeira (Serna, 1989: 77-78). Durante el
primer cuarto del II milenio AC la interaccin de esta zona
y la Sierra Norte sevillana con el Sur de Portugal y con el
Sureste se ve materializada por la presencia de
determinados objetos metlicos, como los puales con
escotaduras o remaches, las alabardas y una espadaestoque que, aunque son de probable manufactura local,
emulan formas conocidas en estos mbitos. Adems de la
alabarda tipo Montejcar aparecida en cija, de contexto
indeterminado, se conoce otra similar documentada en la
necrpolis de La Traviesa, mientras en el interior del
poblado de la Mesa de Setefilla hay un enterramiento
mltiple y un ajuar compuesto por una espada-estoque, un
pual de remaches y una alabarda tipo El Argar
asociados, los dos primeros con seguridad, a uno de los
individuos (vide supra, Captulo 7.1; vide infra Captulo
7.3).
En este sentido, la estela de La Lantejuela se sita en un
ambiente de transicin que recuerda mucho al que hemos
visto en la cuenca del Ardila o en la Sierra de San
Mamede, en donde encontramos las estelas de Granja de
Toniuelo, Crato y N. S. da Esperana. La estela de La
Lantejuela representa un personaje similar, caracterizado
con los mismos elementos y reproduciendo algunos
aspectos formales similares, pero con un estilo local que
incluye la representacin esquemtica del cuerpo y que
tendr continuidad durante el Bronce Tardo/Final 8vide
infra Captulo 7.4). Como hemos propuesto para otras
zonas pensamos que el recurso a estas imgenes est
relacionado con estrategias de reproduccin social
desarrolladas en mbitos de transicin y contacto, lo que
se puede argumentar para esta zona durante finales del III
milenio AC y primera mitad del II.
En este contexto de interaccin entre el SE y el SW, hay
varios aspectos que adems inciden en la existencia de una
estrecha interrelacin entre el entorno del Bajo Genil y la
cuenca del Ardila a travs de la Sierra Morena Occidental,
como por ejemplo la distribucin de las estelas de Granja
de Toniuelo, Bodonal y La Lantejuela. Tambin la
existencia de alabardas Montejcar en La Traviesa y en
cija hablara a favor de esta interrelacin. Los recursos
del mbito serrano, entre los que destacan los minerales de
cobre, de fcil explotacin, tienen un carcter
complementario a los de la Campia, factor que quiz
promovi la interaccin entre ambas vertientes de la
sierra, como ocurre, por ejemplo, en el Cantbrico Central
por estas mismas fechas (vide supra, Captulo 7.1).
Es precisamente en un valle de la Sierra Norte de Sevilla
donde encontramos la estela de Almadn de la Plata, cuya
realizacin puede ser situada a partir de ca. 1400/1200 AC
(vide supra). Como veremos en un captulo posterior, el
conocimiento de las estelas de Almadn de la Plata ha
puesto de manifiesto un hecho que ya se intua por la

290

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

distribucin e iconografa de las estelas del Suroeste que


encontramos en el SW de Badajoz y en el Bajo
Guadalquivir, y es que estas dos zonas estuvieron
estrechamente interrelacionadas durante el Bronce Tardo/
Final (vide infra Captulo 7.4). El anlisis ms detallado
de la estela 2 de Almadn lo realizaremos en el captulo
correspondiente a las estelas del Suroeste, por lo que no
nos extenderemos aqu. nicamente habra que resaltar
varios aspectos sugeridos por esta pieza de Almadn. En
primer lugar cabe resaltar la larga continuidad y
permanencia de esta iconografa, que hunde sus races en
las postrimeras del III milenio AC y sigue presente en
momentos finales del II milenio AC, incluso inicios del I.
Este hecho, ya avanzado por las estelas de Torrejn Rubio
2 o las del valle del Zjar, tiene importantes implicaciones
en la interpretacin de la dinmica social de las
poblaciones en las que se encuentran. Esto es as
especialmente cuando encontramos que en el ejemplar de
Almadn hay dos personajes, uno seguramente masculino
al que se asocian armas y otro con tocado posiblemente
femenino, ambos de igual talla y ocupando una posicin
similar y equiparable en el soporte (vide supra).
Un segundo aspecto relevante es precisamente el carcter
femenino de estas figuras con tocado que implcitamente
es sugerido por la composicin de la estela de Almadn.
En las estelas con tocado del Zjar esta condicin est
representada por medio de senos, como en el caso de
Salvatierra de Santiago y, posiblemente, en el de La
Lantejuela (vide supra). Las restantes estelas con tocado
no presentan aspectos fsicos de este tipo lo que, como
sugiere el personaje de Almadn, no debe llevarnos a
descartar que su condicin social estuviera relacionada
con su sexo.

7.2.7 Valoracin
La interpretacin social de las estelas con tocado en su
conjunto est seriamente limitada por la escasez de los
datos contextuales, por el escaso conocimiento de los
lugares en los que se implantaron y las prcticas que a
ellas se asociaron, as como por el igualmente escaso
conocimiento de las formas de vida y rituales mortuorios
de las poblaciones vinculadas a estas imgenes. Por ello,
gran parte del anlisis que hemos desarrollado en estas
pginas, especialmente el relativo a las estelas que hemos
denominado de estilo naturalista, es una exploracin
preliminar y, fundamentalmente, una hiptesis de trabajo a
partir de la cual se podran plantear futuras lneas de
trabajo.
De todo lo expuesto quisiramos destacar varios aspectos
que consideramos relevantes para su interpretacin y para
la de otras estelas peninsulares de la Edad del Bronce:
1.
Aunque las estelas con tocado se diferencian de
las estelas con collares del NW por presentar tocado y
una distribucin geogrfica diferenciada, estos dos

conjuntos presentan relaciones grficas evidentes que han


de ser tenidas en cuenta para comprender su naturaleza y
desarrollo.
2.
A diferencia de las estelas del NW, las que tienen
tocado presentan una distribucin geogrfica discreta que,
a excepcin de los ejemplares esquemticos ms tardos,
no se superpone con estelas de otra iconografa con las que
pudieran haber coincidido en el tiempo.
3.
En este sentido nos parece significativo que la
distribucin de las estelas con tocado es complementaria a
la que presentan las estatuas-menhir con armas del SW de
la Meseta Norte (vide supra, Captulo 7.1.) y a la de las
estelas Alentejanas que se encuentran en el medioda
peninsular, tambin fuera del ncleo de mayor densidad,
como ponen de manifiesto los ejemplares de Fundo,
Tapada da Moita, Valencia de Alcntara y El Torcal.
4.
Este ltimo aspecto podra apoyar la hiptesis
cronolgica propuesta para las estelas con tocado de estilo
naturalista, cuya iconografa se desarrollara entre
finales del III milenio y mediados/finales del II milenio
AC, siendo parcial o totalmente coetneas a las estatuasmenhir de la Meseta Norte y a las estelas Alentejanas (vide
infra Captulos 7.1 y 7.3).
5.
El registro arqueolgico de los mbitos
habitacional y funerario potencialmente relacionado con
las estelas con tocado es escaso y, en cualquier caso, pone
en evidencia el escaso conocimiento que se tiene de estas
sociedades.
6.
El hallazgo de estelas con tocado de estilo
naturalista en estos sectores pone de manifiesto la
existencia de personajes con un importante papel en la
estructuracin de las relaciones sociales. La categora
social de estos personajes, que nosotros consideramos
femeninos, sera elaborada en funcin de las relaciones de
parentesco y de pactos sociales, as como de su posible
relacin con los mbitos del oro y del estao y las
prcticas a ellos asociadas, como el bateo, manipulacin o
porte. Como ocurre en el NW, la mayora de las estelas
con tocado no se encuentran en las tierras en las que se
hallan las mayores densidades de objetos realizados en
oro. Sin embargo, las estelas se sitan en muchas
ocasiones en zonas con abundantes yacimientos
secundarios de oro y estao (vide supra, Captulo 5), ros
aurferos y estannferos cuya riqueza en el pasado debi
ser muy superior a la actual.
7.
La situacin de la mayora de las estelas con
collares del NW y de las estelas con tocado en la
periferia occidental de la Meseta Central dibuja una
distribucin geogrfica complementaria a la de numerosos
objetos metlicos relacionados con el mbito Atlntico del
Bronce Inicial (ca. 2200-1700 AC), la de estelas y
estatuas-menhir con armas del Norte peninsular y SW de
la Meseta Norte (ca. 2200-1500 AC), la de alabardas y
espadas metlicas de esta poca, la de las estelas
Alentejanas (ca. 2000-1400/1200 AC) o a la de elementos
materiales ms tardos como las orfebreras SagrajasBerzocana y Villena-Estremoz (ca. 1600/1400-900/800
AC). Esto nos lleva a considerar la posibilidad de que en
los mbitos geogrficos en los que se encuentran estas
estelas femeninas o no armadas existieran sociedades

ESTELAS CON TOCADO


diferenciadas de su entorno desde un punto de vista
socioeconmico, por la organizacin de sus relaciones
sociales, por la diversificacin de sus recursos y acceso a
algunos preciados, como el oro y el estao, y por estar en
zonas transicionales que jugaron un papel destacado en la
interrelacin de diversas zonas peninsulares durante el
Bronce Inicial/ Pleno.

291

8.
El mbito de las estelas con collares y tocado
es muy diverso pero la interaccin entre las diversas zonas
que engloba es evidente especialmente a travs detalles
concretos de la iconografa. Es la iconografa la que
constata la existencia de una red de relaciones extensa que
pudo desarrollarse a diversos niveles.

7.3
ESTELAS ALENTEJANAS
Bajo la denominacin de estelas alentejanas se incluyen
en la actualidad 28 piezas1, 2 de ellas dudosas (Bensafrim
y Atalaia), que comparten diversos aspectos formales,
como la temtica, la composicin y, en muchos casos, la
tcnica. Se llaman alentejanas porque es en esta regin
portuguesa en la que se han documentado la mayora de
ellas (1 en el Alto Alentejo, 18 en el Bajo Alentejo),
aunque tambin se conocen 6 ejemplares en el Algarve.
Fuera del Sur de Portugal se conocen piezas relacionadas
en Crdoba (El Torcal) y Cceres (Valencia de Alntara
4) (ver fig. 170).
Tradicionalmente eran conocidas como tapas o losas de
cubricin de sepulturas, ya que, segn las referencias
orales de los descubridores de las estelas de Santa Vitoria,
Trigaxes 1 y 2, Mombeja 1, 2 y 3, stas cubran sepulturas
en el momento de su hallazgo (Vasconcelos, 1906: 182185). Tambin la estela algarva de Marmelete formaba
parte de una sepultura segn su descubridor, como anota
Vasconcelos (1906: 188-189). Por otro lado, la persona
que hall la estela de Panoias indica que la encontr en
una necrpolis destruida (Vasconcelos, 1908: 304),
mientras que la de Gomes Aires se encontr junto a otra
con escritura del Suroeste y otras losas lisas en una zona
en la que se conocen dos necrpolis, una de la Edad del
1 Una vez redactado este captulo, hemos tenido conocimiento, a
travs de J. Bizarro (Museu Arqueolgico do Fundo), a quin
agradecemos la difusin de esta noticia, del hallazgo de una
estatua-menhir, posiblemente reutilizada, que incorpora una
espada y un ancoriforme, en el municipio de Donas, concejo de
Fundo, en la Beira Interior. Aunque no nos referimos a esta
pieza a lo largo de este anlisis, ya que an no ha sido publicada
y slo conocemos su existencia por esta referencia, la incluimos
en los mapas de distribucin, ya que su localizacin y
caractersticas corroboran las relaciones formales e materiales
entre el Alentejo y el reborde SW y W de la Meseta Norte que
comentamos a lo largo de estas pginas.

Bronce y otra del Hierro (Pao, Ribeiro y Franco, 1965:


99; Coelho, 1975: 196).

Figura 169: Estela de Santa Vitoria (Santa Vitoria, Beja) (Almagro


Basch, 1966: lm. 5).

Estos indicios consolidaron la idea de las lajas como losas


destinadas a cubrir sepulturas (p.e. Almagro Basch, 1966:
199; Schubart, 1975: 107; Gomes y Monteiro, 1977: 179),
ya que otros ejemplares conocidos no disponan de datos
contextuales que pudieran confirmar o desmentir tal
apreciacin.

294

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 170: Distribucin de Estelas Alentejanas, Estelas con tocado y estelas y estatuas-menhir del Norte en el Centro-occidente y SW de la Pennsula
Ibrica. Estelas Alentejanas: 1, Tapada da Moita; 2, Valencia de Alcntara 4; 3, El Torcal; 4, Trigaxes 1 y 2; 5, Monte de Abaixo; 6, Mombeja 1, 2 y 3; 7,
Ervidel 1; 8, S. Joao de Negrilhos; 9 y 10, Santa Vitria y Pedreirinha; 11, Assento; 12, S. Salvador; 13, Defesa; 14, Abela; 15, Panoias; 16, Castro Verde;
17, Atalaia; 18, Mourios; 19, Gomes Aires; 20, Passadeiras 1, 2 y 3; 21, Alfarrobeira; 22, Marmelete; 23, Bensafrim; 24, Donas.

La reciente revisin de antiguos datos y la aportacin de


nuevos han contribuido a revisar esta interpretacin. Por
un lado hay que tener en cuenta que las estelas de Santa
Vitria, Trigaxes 1 y 2, Mombeja 1-3, Marmelete y
Panoias estn fragmentadas en mayor o menos medida,
como posible resultado de su reutilizacin. Adems, en las
ltimas dcadas se han dado a conocer una serie de
ejemplares con espacio sin decorar en su tercio inferior, a
lo que hay que unir la documentacin de la posible fosa de
fundacin de un ejemplar.
A finales de los 1980s se desarrollaron excavaciones
sistemticas en la necrpolis de Alfarrobeira (Algarve)
que s aportaron datos sobre el posible contexto de
implantacin de una estela conocida en el sitio desde los
aos 1970s (Beirao, 1973: 204-207; Gomes, 1994b).
Segn los datos recogidos, la estela de Alfarrobeira, que

posiblemente reutiliza un antiguo menhir, estuvo


implantada como estela en una fosa de cimentacin
documentada junto a una de las sepulturas ms recientes
de la necrpolis, la cista 2 (Gomes, 1994b: 25; 1995c:
100). Otra estela con un soporte similar se hall, junto a
fragmentos de otras dos, en la cercana necrpolis de
Passadeiras (Gomes, 1994b: 86-89). Un soporte tambin
alargado presenta la estela fragmentada de Mourios,
hallada en la superficie de una necrpolis de la 1 Edad del
Hierro (Gomes, 1994b:116; Parreira, 1995a: 99).
Finalmente, otro soporte que fue probablemente realizado
para estar hincado es el de Tapada da Moita, que por su
morfologa ms bien parece tratarse de una estatua-menhir
(Oliveira, 1986; 1995a y b).
A partir de esta
documentacin y de los trabajos publicados por M. V.
Gomes (1994b; 1995a; 2006: 50-53), se ha establecido en
la investigacin la interpretacin de estas piezas como

ESTELAS ALENTEJANAS
estelas (p.e. Barcel, 1991; Ruiz-Glvez, 1998: 164-165),
posibilidad que fue considerada por H. Schubart aos atrs
(1975: 107).
En cualquier caso pensamos que hay que considerar la
posibilidad de que hubiera piezas destinadas a estar
hincadas y otras a estar tumbadas. Por un lado existen
piezas, completas o fragmentadas y reutilizadas, que
ofrecen un espacio sin decorar para ser posiblemente
enterrado, como la de Tapada da Moita, Abela, Defesa,
Trigaxes 2, Mombeja 2, Mourios, Gomes Aires,
Alfarrobeira y Passadeiras 1. La estela de Santa Vitoria,
fragmentada en su extremos superior e inferior pudo ser
tambin uno de estos casos, aunque no puede ser
confirmado (ver fig. 169). Existen, sin embargo, piezas
bien conservadas -sin fractura- en su tercio inferior, que
apenas presentan un espacio libre, como Trigaxes 1,
Ervidel 1, Pedreirinha y Assento, lo que sugiere la
posibilidad de que estas piezas no estuvieran hincadas
pero s apoyadas o tumbadas (vide infra). En cualquier
caso, utilizaremos la denominacin convencional de
estelas para referirnos a todas estas piezas, como se ha
venido haciendo hasta ahora.
Las estelas alentejanas se concentran especialmente en un
sector del Bajo Alentejo que se extiende desde el Oeste de
la ciudad de Beja hasta el ro Sado, en un paisaje
eminentemente llano en el que hay suaves ondulaciones y
que est dominado por sus conocidos barros, tierras
arcillosas de alto potencial agrcola (Parreira, 1995b: 131).
Sin embargo, los ejemplares conocidos en las ltimas dos
dcadas han incrementado el peso de zonas antes
consideradas perifricas, como el Alto Alentejo (Cuenca
del Sever) y el Algarve (Alto Arade) (ver figs. 170 y 173).
Tambin hay que considerar la relevante pieza de El
Torcal (Priego, Crdoba) (ver fig. 173) que es la ms
perifrica de la serie pero puede contribuir en gran medida
a la interpretacin social de este tipo de estelas cuando
consideramos el contexto socioeconmico en el que se
generan (vide infra). Cuando lleguemos a este punto,
tambin tendremos que considerar la relacin geogrfica
que existe entre las estelas con tocado y las estelas
alentejanas (ver fig. 181 y 189; vide supra Captulo 7.2),
as como las conexiones grficas que relacionan a los
ejemplares alentejanos con estatuas-menhir del Norte de
Portugal, Beira Alta y SW de la submeseta Norte (vide
supra Captulo 7.1; vide infra).
Adems de las 26 estelas que se ajustan a las
caractersticas formales que definen este tipo de estelas,
hay otros dos ejemplares muy mal conservados que quiz
podran estar relacionados con stas. Por un lado
conocemos la posible estela de Bensafrim (Lagos,
Algarve) (ver fig. 171) en la que hay unos grabados que
Almagro Basch interpret como parte de una espada o
pual largo (Almagro Basch, 1966: 55-56). Segn
Almagro Basch, la estela podra proceder de la necrpolis
de Fonte Velha, en la que se hallaron otras estelas con
inscripciones del Suroeste. El hecho de que la tcnica
empleada fuera el grabado y no el relieve inclin a este

295

autor a considerarla una pieza reciente, quiz


contempornea a estelas del Suroeste, como la de Figueira
(Almagro Basch, 1966: 55; vide infra, Captulo 7.4). De
hecho, fue tratada por Gomes y Monteiro como parte de
las estelas del Suroeste (Gomes y Monteiro, 1977: fig. 6).
La otra posible estela fue hallada en el curso de las
excavaciones arqueolgicas desarrolladas en la necrpolis
de Atalaia (Ourique, Beja) (Schubart, 1975: 234 y fig. 29).
Esta pieza, que presenta una silueta vagamente
antropomorfa, apareci en el sector occidental del tmulo
VY (31 en la secuencia propuesta para esta agrupacin),
bajo su relleno. El tmulo, uno de los ms recientes de la
agrupacin, estaba parcialmente destruido y no se
documentaron restos de receptculo funerario ni restos de
ajuar (Schubart, 1975: lm. 64). En este caso, aunque la
tcnica con la que se ha trabajado la piedra es la misma
que encontramos en las estelas alentejanas, la posible
temtica nos alejara de stas. En las estelas alentejanas la
silueta del cuerpo humano no es representada de forma
explcita y los objetos figurados son armas y emblemas.
La nica excepcin es la estatua-menhir de Tapada da
Moita y, posiblemente, la de Mombeja 1. Por otro lado, en
la estela de Atalaia no hay indicios de armas, emblemas u
otros objetos.

Figura 171: Estelas de Bensafrim (Lagos, Faro) y Atalaia (Ourique,


Beja) (Segn Almagro Basch, 1966: lm. 11:2; Schubart, 1975: fig. 29).

De cualquier forma, el mal estado de conservacin de


estas piezas no permite valorarlas con ms detalle, por lo
que en el siguiente anlisis slo las consideraremos en
ocasiones puntuales. A diferencia de las estelas analizadas
en captulos precedentes, las estelas alentejanas han sido
estudiadas detalladamente por diversos autores,
especialmente en lo que atae a sus caractersticas
formales, elementos representados, referentes materiales y
composicin (Almagro Basch, 1966; Gomes y Monteiro,
1977; Gomes, 1994b; 2006).

296

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 172: Calco esquemtico de las Estelas Alentejanas halladas en el Alentejo y Extremadura.

ESTELAS ALENTEJANAS

297

Figura 173: Calcos esquemticos de las Estelas Alentejanas halladas en el extremo meridional del Alentejo, en el Algarve y en Crdoba.

Por ello, aunque tocaremos estos temas, lo haremos de


forma sumaria para resaltar los aspectos que consideramos
especialmente relevantes para abordar su interpretacin
social. Por otro lado centraremos nuestro anlisis en
cuestiones que han sido menos estudiadas, como los
contextos y lugares en los que se hallaron las estelas y su
articulacin histrica, o el ambiente socioeconmico en el
que se generan las estelas.
7.3.1 Caractersticas formales
Soportes
No se han realizado, de momento, estudios petrogrficos
orientados a verificar la procedencia de las materias

primas utilizadas para la realizacin de estas estelas.


nicamente la distribucin de las estelas alentejanas sobre
el mapa geolgico (Gabaln, 1995) nos permite extraer
una serie de puntualizaciones preliminares muy generales
que podran en todo caso servir de punto de partida para
estudios de estas caractersticas. Hay que tener en cuenta,
adems, que no hay apenas conocimiento de los contextos
estratigrficos en los que se hallaron las estelas, por lo que
es difcil saber en qu momento la estela pas a estar
situada en el lugar de su hallazgo.
Entre las estelas que disponen de datos contextuales hay
que destacar que estelas reutilizadas como las de Mombeja
1, 2 y 3, Atalaia y Mourios, o como la de Panoias,
tambin posiblemente reutilizada, todas ellas realizadas en
pizarra, se encuentran en zonas en las que la pizarra es la

298

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

roca dominante. Por otro lado, las estelas tambin


reutilizadas de Valencia de Alcntara 4, Trigaxes 1 y 2, y
Santa Vitria, o posiblemente reutilizadas como las de
Bensafrim y Marmelete, se encuentran en zonas de
contacto en las que la roca empleada como soporte est
presente. Finalmente, se conoce el caso de la estela de
Defesa, reutilizada en una tumba de poca histrica,
realizada en una roca (esquisto) extraa a su entorno
inmediato, en el que predominan los conglomerados,
areniscas y calizas.
En el caso de la estela de Alfarrobeira se ha podido
documentar el posible contexto de implantacin que,
segn los datos recuperados, podra ser contemporneo a
su manufactura como estela alentejana (vide infra). En
este caso el soporte utilizado es un antiguo menhir con
cazoletas preexistentes realizado en arenisca rojiza, roca
ajena al lugar pero presente al otro lado del ro Arade en la
zona de S. Bartolomeu de Messines. Lo mismo se puede
decir para el soporte de Passadeiras 1, que igualmente es
un posible menhir realizado en la misma materia prima.
En estos casos es posible que los menhires fueran
preexistencias de los lugares en los que se fundaron las
necrpolis de la Edad del Bronce o bien que en esta poca
fueran trasladados desde otro lugar del entorno de S.
Bartolomeu de Messines, en donde hay substrato de este
tipo y se conoce algn otro menhir de similares
caractersticas (vide supra Captulo 6.1).
Hay algunas estelas para las que se puede considerar
plausible que fueran halladas en el lugar de implantacin
original. Sobre Tapada da Moita y Abela slo se sabe que
aparecieron en el transcurso de labores agrcolas y no se
tiene conocimiento de la existencia de otros restos en el
lugar. Las estelas estn completas y estn realizadas con la
materia prima tpica de la zona, granito y esquisto
respectivamente. Tambin completas y sin datos
adicionales estn las estelas de Assento y Pedreirinha,
realizadas en esquisto y situadas en una zona de contacto
en la que el esquisto est presente. Finalmente, la estela de
S. Joao de Negrilhos, completa y realizada en esquisto, fue
hallada en el transcurso de labores agrcolas en una zona
en la que predominan las turbiditas calcreas (Gabaln
(ed.), 1995), lo que podra suponer el hipottico traslado
original de la materia prima.
Otros casos fragmentados fueron hallados en el transcurso
de labores agrcolas en zonas en donde la roca del soporte
est bien representada, como El Torcal (arenisca) y Monte
Abaixo (pizarra). La estela de Gomes Aires (pizarra),
hallada tambin durante trabajos agrcolas, est partida
pero se conservan los dos fragmentos que unidos
completan la pieza. Se encuentra en una zona en la que el
substrato es pizarroso y existen en el lugar dos necrpolis,
una del Bronce y otra del Hierro, por lo que es posible que
el soporte procediera del entorno aunque posteriormente
fuera reutilizada. Finalmente, la estela fragmentada de
Ervidel 1 est realizada en esquisto pero se encuentra en
una zona en la que domina la turbidita calcrea, por lo que
es posible que fuera trasladada al lugar para ser

reutilizada. Sin embargo, esta estela se encontr cerca de


la necrpolis de Pomar, de cronologa ms antigua, por lo
que es posible que este fuera el lugar de su implantacin
original.
Como hemos apuntado, sin estudios petrogrficos y sin
conocimiento detallado de los contextos arqueolgicos
correspondientes, estos datos no pasan de ser indicios
potencialmente significativos que apuntan a un campo an
inexplorado que podra aportar informacin interesante
sobre las estelas alentejanas, su manufactura, significado y
papel social.
Respecto a la morfologa general del soporte hay que
destacar que la gran mayora de los soportes son
autnticas losas de escaso grosor. La mayora de los
soportes (20 casos de 25 con medidas completas
conocidas) presentan grosores comprendidos entre 2 y 15
cm. Entre las piezas fragmentadas destaca la de Trigaxes
1, con 72 cm de altura y 2 cm de grosor, la de Santa
Vitoria con 95 cm de alto y 6 de grosor o la de Monte de
Abaixo con 150 cm de altura y 15 cm de grosor. Entre las
estelas completas llama la atencin el escaso grosor de las
de Abela, con 217 cm de altura y escasos 8 cm de grosor,
Tapada da Moita, con 214 cm de alto y 13 de grosor o S.
Joao de Negrilhos, de 115 cm de alto y13 cm de grosor.
Slo cinco ejemplares presentan grosores por encima de
los 15 cm, dos de ellas fragmentadas (Sao Salvador y El
Torcal, con 24 y 31 cm de grosor respectivamente) y las
tres restantes completas (Defesa, de 116 cm de altura y 55
de grosor, Alfarrobeira, de 170 cm de alto y 32 de grosor,
y Passadeiras 1, de 140 cm de altura y 30 cm de grosor).
Por tanto, aparte de las estelas de Alfarrobeira y
Passadeiras 1, que reaprovechan antiguos menhires, la
gran mayora de los soportes elaborados ex profeso fueron
concebidos y preparados como superficies planas, como
finas losas hechas para ser vistas por una de sus caras. De
hecho slo las estelas de Passadeiras 1 y 2 y El Torcal
presentan motivos en ms de una cara.
A pesar de que en la mayora de los casos el soporte es
plano y los motivos estn dispuestos en una sola cara, la
disposicin de stos en prcticamente todos los casos
indica que el soporte form parte activa de la
representacin, refirindose al cuerpo de forma
metafrica. As queda explcitamente sealado en el caso
de Tapada da Moita, con recortes en el soporte que
sealan los hombros del personaje, por lo que esta pieza
puede ser considerada ms una estatua-menhir que una
estela. Un recorte similar se distingue en el fragmento de
Mombeja 1, sealando posiblemente el hombro y el
cuello, y posiblemente en Gomes Aires.
Las piezas que ms se distancian de este concepto son las
de Assento y, quiz, Ervidel 1 que, junto a otras, han sido
tradicionalmente clasificadas como estelas-panoplias
por otras razones compositivas (vide infra; Gomes, 2006:
57). En los casos de Assento y Ervidel, lo que queremos

ESTELAS ALENTEJANAS
destacar es que tanto el soporte como la disposicin de los
motivos parecen haberse emancipado parcialmente del
referente corporal que existe en las dems estelas.
Un aspecto realmente interesante relativo a la biografa de
estas estelas es el estado fragmentado en el que nos han
llegado muchas de ellas, as como el contexto en el que se
han documentado algunas. De las 28 piezas aqu recogidas
slo 8 han llegado hasta nosotros completas o casi
completas2 (ver fig. 174). Nueve de las estelas
fragmentadas aparecieron reutilizadas en contextos de la
Edad del Bronce (8) y Hierro I (1). Adems de stas, otras
tres estelas fragmentadas disponen de datos adicionales
que sugieren su posible reutilizacin en contextos del
Bronce y/o Hierro 1 (vide infra).
An
Espacio inf.
Al
Gr
70
S
Tapada da Moita
214
13
74
S
Abela
217
8
85
S
San Joao de Negrilhos
115
13
68
N
Pedreirinha
90
12
96
N
Assento
93
11
65
S
Defesa
116
55
37
S
Gomes Aires
105
8
40
S
Passadeiras I
140
30
44
S
Alfarrobeira
170
32
Figura 174: Medidas de las estelas alentejanas, ordenadas de Norte a
Sur, que se conservan completas.

Slo disponemos, por tanto, de 8 piezas, a las que


podramos aadir la estela partida de Gomes Aires, que
nos pueden dar idea de las dimensiones y caractersticas
originales de este tipo de estelas (ver figs. 172 y 173).
Observamos que hay diversidad de tamaos, aunque
predominan los soportes alargados (losas, bloques o
menhires) en los que se reserva el espacio inferior sin
decoracin para, probablemente, ser enterrado. Por otro
lado, hay dos losas de aspecto cuadrangular y sin espacio
reservado que, como Ervidel 1 (vide supra), han sido
denominadas estelas-panoplias por otras razones que
posteriormente comentaremos (vide infra; Gomes, 2006:
57).
Tcnicas
Uno de los aspectos que la investigacin ha destacado
como elemento caracterstico de estas estelas es el empleo
del relieve para definir los motivos. El relieve puede
presentar un acabado ms o menos cuidado, con el pulido
de la superficie completa que hay entre los motivos o slo
de la superficie inmediata a stos. Ambos acabados
pueden estar presentes en la misma estela, como en
Assento o Sao Salvador, por lo que no parece existir una
diferencia neta entre los dos tipos de acabado (Gomes y
Monteiro, 1977: 179).

2 Estos son los resultados de la revisin directa de


aproximadamente la mitad de las piezas originales a las que
hemos tenido acceso y del anlisis de la documentacin
publicada en los restantes casos. Nuestras apreciaciones no
coinciden, en algunos casos, con las de M. V. Gomes (Gomes,
2006: Quadro I).

299

La nica estela de esta serie que est completamente


realizada con grabado es la de Sao Joao de Negrilhos.
Tradicionalmente se ha considerado que relieve y grabado
eran tcnicas divorciadas. Se pensaba que el grabado era
ms reciente y que estaba relacionado con el mbito
tecnolgico de las estelas del Suroeste del Bronce Final
(vide infra, Captulo 7.4). No obstante, hallazgos
recientes (Gomes, 1994b) y la revisin de ejemplares
normalmente asignados al mbito del relieve (p.e. Gomes,
2006: Quadro I), revela que grabado y relieve aparecen
con cierta regularidad en los mismos soportes formando
parte de composiciones que fueron realizadas,
probablemente, en un mismo momento.
En la estela de Passadeiras 1, por ejemplo, la alabarda est
grabada, mientras espada y ancoriforme estn realizados
con relieve. En Alfarrobeira vemos cmo el ancoriforme
est realizado combinando ambas tcnicas, mientras las
correas que lo sustentan est grabado y decorado en su
interior tambin con esta tcnica. Tambin en el Algarve,
la posible espada de Bensafrim est grabada. En otras
estelas mas septentrionales el grabado es un recurso
aplicado a motivos secundarios como la unin de
empuadura y hoja/vaina en las espadas de Abela, Santa
Vitoria y Trigaxes 1, las correas del ancoriforme en Abela
y Mombeja 1, el tahal en Panoias y Mombeja 1, la
decoracin del ancoriforme en esta ltima estela, o las
lneas que dividen los enigmticos rectngulos que estn
destacados en relieve en las estelas de Pedreirinha y
Trigaxes 1.
Estos datos sugieren que ms que tcnicas sucesivas en el
tiempo,
grabado
y
relieve fueron
tcnicas
complementarias que convivieron en el tiempo, como
tambin pone de relieve la similar iconografa que
presentan las estelas de S. Joao de Negrilhos (slo
grabado) y la de Trigaxes 1 (relieve y grabado). Esta
combinacin de varias tcnicas la encontramos en
estatuas-menhir con espadas, alabardas y/o emblemas
rectangulares del Norte peninsular como Preixana, Soalar,
Atades, Tremedal o Valdefuentes, ejemplares que por su
iconografa estn estrechamente relacionados con las
estelas alentejanas que aqu tratamos (vide infra).

7.3.2 Elementos representados


Cuerpo
Como hemos mencionado, tanto la disposicin de los
motivos y como la morfologa de algunos soportes,
indican que en la mayora de estas estelas el cuerpo es
representado metafricamente a travs del soporte. En la
estela de Tapada da Moita, y posiblemente en el
fragmento de Mombeja 1 o la estela de Gomes Aires,
incluso se recorta el soporte marcando los hombros y el
cuello (ver figs. 172 y 175). En el extremo contrario las
estelas de Assento y Ervidel 1, aunque exhiben los
motivos tpicos en la posicin convencional, presentan
soportes de diferente formato y motivos adicionales que
las alejan de estas referencias al cuerpo humano.

300

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


representacin est incompleta. Otros ancoriformes con
correas aparecen en las estelas de Abela, Defesa,
Pedrerinha, Mombeja 1, Monte de Abaixo, S. Salvador,
Castro Verde y Alfarrobeira.
Respecto a su interpretacin nos inclinamos ms por tratar
el ancoriforme como un emblema de tipo identitario que
igualmente serva de proteccin para una zona vulnerables
del cuerpo. Probablemente estaba realizado en material
perecedero, quiz alguna madera tpica de la zona.
A nivel formal y compositivo el emblema ancoriforme
puede ser puesto en relacin con el emblema rectangular
que incluyen estelas y estatuas-menhir con o sin armas del
Norte de Portugal, SW de la Meseta Norte y NE
peninsular (vide supra Captulo 7.1). Igualmente hay
estelas del Norte peninsular que incluyen lo que se ha
venido interpretando como manto, coraza o posible
escudo, reticulado y/o decorado con motivos geomtricos
en su interior, y que puede estar asociado a armas o no
(vide supra Captulo 7.1).

Figura 175: Estela de Gomes Aires (Almodvar, Beja) (segn Almagro


Basch, 1966: lm. 36).

A pesar de la relacin que se constata entre soporte y


cuerpo en la mayora de estas estelas, si algo las diferencia
de otras estelas y estatuas-menhir contemporneas (vide
infra) es la ausencia de referencias explcitas al cuerpo
humano. Adems del recurso a un soporte que alude
indirectamente al cuerpo, slo podemos aadir la
representacin de posibles pies en Gomes Aires y Ervidel
1, que tambin han sido interpretados como huellas de
pies (Gomes y Monteiro, 1977: 175) y como sandalias
(Gomes, 2006: 57). En las dos estelas estas figuras estn
unidas por lneas de difcil interpretacin. De cualquier
forma, en caso de que estos motivos se refieran a pies o a
sandalias, constituiran una de las pocas referencias
explcitas al cuerpo y la nica a la vestimenta en esta serie
de estelas.
Emblema Ancoriforme/ Correas
El llamado objeto ancoriforme es uno de los motivos
bsicos en torno a los cuales se articula la iconografa de
estas estelas. Su interpretacin es discutida porque no se
conoce ningn referente material con estas caractersticas
formales. Han sido interpretados como hachas
(Vasconcelos, 1906; Heleno, 1933), dolos (Almagro
Basch, 1966: 136-143), escudos (Viana y Ribeiro, 1956:
162) o como smbolo de autoridad (Gomes y Monteiro,
1977).
En algunas estelas el ancoriforme pende de correas que al
parecer, estaban situadas alrededor del cuello. As lo
sugiere la estela de Tapada da Moita, aunque la

Las armas, herramientas y/o adornos que incluyen todas


estas estelas y estatuas-menhir, incluyendo las alentejanas,
remiten a objetos que se conocen en amplios sectores de la
pennsula. Los emblemas, sin embargo, presentan una
distribucin geogrfica en regiones concretas. A esto
hemos de aadir que los diferentes motivos a los que se
asocian estos emblemas revelan que coincidieron en el
tiempo al menos en parte del desarrollo de todas estas
estelas, especialmente durante el Bronce Inicial y Pleno
(ca. 2000/1800-1400/1200 AC) (vide infra, Captulo 7.1).
Todo parece indicar, por tanto, que a una escala macrogeogrfica el ancoriforme parece estar relacionado con
una esfera identitaria basada en la tradicin regional y/o
en las relaciones de parentesco entre grupos, de las cuales
estaran excluidas grupos de otros mbitos geogrficos
con los que interactan, como el SW de la Meseta Norte
(vide infra).
Tahal
El tahal o correa de suspensin, acompaa a la espada en
todas las estelas con este arma que conservan este tercio
del soporte, excepto en la de Passadeiras 1 y Monte de
Abaixo.
El tahal se une a la vaina de la espada siguiendo un patrn
similar en todos los casos excepto en Tapada da Moita y
Mombeja 1. En los primeros el tahal se une a la vaina por
su izquierda en el comienzo de su tercio superior o hacia
su mitad, mientras a su derecha parte del extremo superior
de la vaina. En Mombeja 1 y Tapada el tahal se une a la
vaina en su extremo superior en ambos lados (Mombeja) o
al menos en su lado izquierdo. Este detalle podra ser
significativo si atendemos a las dos nicas estatuas-menhir
con espada del Norte peninsular que presentan tahal
(Atades y Preixana), ya que en estos dos casos el tahal
se une a la vaina por su izquierda en su extremo superior,
como en Tapada y Mombeja 1.

ESTELAS ALENTEJANAS

301

La representacin del tahal en relacin con el soporte


sigue tres formatos diferentes. Por un lado el tahal puede
partir de uno o dos de los extremos superiores del soporte,
dotando a ste de connotaciones antropomorfas. Esto
ocurre en las piezas de S. Joao de Negrilhos, Trigaxes 1,
Gomes Aires, Tapada da Moita y Mombeja 1 y es una
caracterstica que tambin est presente en las estatuasmenhir de Preixana y Atades (vide supra Captulo 7.1).
Por otro lado el tahal puede partir de los laterales de la
laja, como sucede en las piezas de Defesa, Pedreirinha y
Santa Vitoria, como si se tratara ms de un elemento
suspendido en la cintura. Finalmente, el tahal puede estar
representado en su totalidad, bidimensionalmente y sin
tener en cuenta contenidos adicionales del soporte, como
en Assento y Abela.
La interpretacin de estos formatos de representacin es
difcil pero al menos en el caso de Tapada da Moita est
plasmada de forma bastante naturalista la manera en la
que se debieron portar estas armas durante al menos la
primera mitad del II Milenio AC, como vemos en Atades
y Preixana, que tambin presentan un emblema sobre el
pecho y no incluyen alabarda (vide infra; vide supra
Captulo 7.1).
La disposicin general de la espada en las estelas de
Gomes Aires, S. J. Negrilhos y Trigaxes 1, estas dos
ltimas con alabarda, recuerda ms a la posicin de parada
que presentan la espada y la alabarda en la estatua-menhir
de Valdefuentes, slo que en esta ltima no est
representado el tahal (vide infra).
Alabarda
Hay representaciones de alabardas en cuatro de las estelas
completas (Abela, S. Joao de Negrilhos, Assento,
Passadeiras 1) y en una fragmentada y reutilizada
(Trigaxes 1) (ver figs. 176-178; Brandherm, 2003: 449451).
Estas figuras presentan hoja triangular alargada y estrecha,
similares a las que vemos en las estatuas-menhir de
Valdefuentes (Salamanca) y Soalar (Navarra). La alabarda
de Passadeiras 1 presenta una lengeta que parece
traspasar el cuerpo del enmangue, caracterstica sta que
podra ponerse en relacin con la lengeta que presentan
las alabardas metlicas de tipo Montejcar (ver fig. 107).
Las alabardas Montejcar constituyen un buen referente
para las alabardas representadas en las estelas alentejanas
pero hay que tener en cuenta que, como apunt Schubart
hace aos, hay ciertos aspectos formales que las
diferenciaban de las metlicas de tipo Montejcar
(Schubart, 1975: 84 y 86). Teniendo en cuenta que existen
representaciones de alabardas similares a las de las estelas
alentejanas en la cuenca del Duero (Valdefuentes de
Sangusn) y en las estribaciones occidentales de los
Pirineos (Soalar) (vide supra Captulo 7.1), es conveniente
tener en cuenta otros tipos de alabardas metlicas con
hojas tambin estrechas que se encuentran en diversos
puntos de la geografa peninsular.

Figura 176: Representaciones de alabardas: 1, Abela; 2, S. Joao de


Negrilhos; 3, Trigaxes 1; 4, Assento; 5, Passadeiras 1. (segn
fotografas de Almagro Basch, 1966: lms. 6, 14, 26 y 34; Gomes,
1994b: fig. 59).

A diferencia de las alabardas representadas en las estelas


de Longroiva, Tabuyo del Monte y Pea T (vide supra
Captulo 7.1), que pueden ser relacionadas con referentes
metlicos de estilo atlntico, las figuras de Valdefuentes,
Soalar y las estelas alentejanas presentan unas hojas
estrechas que encuentran su mejor paralelismo en piezas
metlicas de estilo mediterrneo (ver fig. 106, 177 y
178; Brandherm, 2003: figs. 144-145, 161-162). stas son
alabardas que han sido agrupadas en los tipos Cano,
Vale de Carvalhal y Montejcar.
Las alabardas de tipo Cano y Vale Carvalhal
presentan una amplia distribucin geogrfica. Las
encontramos tanto en el NW, Meseta Norte, SW, SE y
Levante. Tanto en el Este (Albacete, Valencia Castelln)
como en el SE y Centro-Sur presentan pautas de
deposicin regulares, ya que en la primera zona aparecen
preferentemente en hbitats, mientras que en las dos
ltimas zonas son depositadas en enterramientos. Por otro
lado, en el Norte peninsular estas piezas se conocen en
depsitos en el NW (Roufeiro) y en el Alto Duero,
mientras que en plena cuenca del Duero tambin se
encontr un ejemplar en un contexto habitacional
(Brandherm, 2003). Finalmente, en el SW la situacin es
particularmente diversa, ya que encontramos un ejemplar
en un hbitat (Alange), dos en un depsito y el de Vale
Carvalho en un posible ambiente funerario (vide infra).

302

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Las asociaciones contextuales que presentan y su


morfologa han fundamentado una adscripcin
cronolgica de inicios del Bronce Pleno (ca. 1700-1500
AC) (Brandherm, 2003: 403). No obstante, hay datos
contextuales que sugieren una cronologa ms temprana
situada a inicios del II milenio AC (ca. 2000-1700 AC).
La alabarda de Vale Carvalho parece proceder de un
contexto funerario y, aunque las referencias son
imprecisas (Schubart, 1975: 263 y Lm. 41), es posible
que fueran enterramientos del Bronce del SW I (SennaMartnez, 1994a: 168 y Nota 24; Cardoso, 2007: 455).

Esta cronologa coincidira con la que se propone para la


alabarda de Alange (hbitat), de tipo Cano, que apareci
en un nivel adscrito a la Fase Solana IIA (Pavn, 1998b:
89-91). Otro posible referente para las alabardas figuradas
en las estelas son las piezas metlicas de tipo
Montejcar, pocos ejemplares que se reparten por
diferentes puntos del SE, Guadalquivir medio y SW (ver
Captulo 7.1; Schubart, 1975: 78-81, 194-195 y mapa 39;
Garca Sanjun, 1998b: 150-152). Las nicas tres piezas
analizadas estn realizadas en cobre arsenical (Hunt, 1998:
261).

Figura 177: Distribucin de representaciones de alabardas (Estelas, Estatuas-menhir, Arte rupestre del NW) y de sus referentes metlicos (localizacin
piezas metlicas segn Brandherm, 2003).

Los cuatro contextos que se conocen son funerarios (vide


supra Captulo 7.1). Dos hallazgos situados en el Algarve
conocidos desde el s. XIX ofrecen datos imprecisos,
aunque se sabe que proceden de necrpolis de cistas
(Schubart, 1975: 194-195). En una cista con encachado
tumular de Monte do Castelo (Estoi, Faro) se hall la hoja
de una alabarda de este tipo junto a restos cermicos y
huesos (Schubart, 1975: 195, Lm. 12). De la necrpolis
de Campina (Sao Pedro, Faro) procede otra alabarda
similar pero se desconoce el contexto concreto en el que
apareci (Schubart, 1975: 194-195 y Lm. 13). En la
necrpolis de La Traviesa (Almadn de la Plata, Sevilla)
se document una alabarda similar junto a dos cuencos

cermicos, uno con posibles restos de uvas, en la sepultura


de un hombre adulto-anciano. La cista que lo contena
estaba rodeada de una especie de encachado tumular, la
estructura ms voluminosa y compleja de la necrpolis
que, adems, est situada en una posicin central de la
necrpolis (Garca Sanjun, 1998b: 175, figs. III.9 y
III.20). Tambin en el Argar se document una alabarda
de este tipo -posible copia local- en la tumba en urna (N
575) de un hombre adulto-anciano (35-50 aos) junto a un
pual con remaches del plata y dos anillos en espiral
(Schubart, 1975: 80-81; Castro et alii, 1993/94: 93).
Aparte de estos ejemplares, claramente asociados a
ambientes funerarios, se conocen las alabardas de cija

ESTELAS ALENTEJANAS
(Sevilla) y Montejcar (Granada), procentes de contextos
desconocidos o poco claros (Schubart, 1973: 256-257;
1975: 80 y fig. 5a). Los datos contextuales de referentes
materiales como las alabardas Montejcar son relevantes
porque reiteran el hecho de que en un amplio sector
geogrfico del Sur peninsular las alabardas eran

303

preferentemente depositadas en ambientes funerarios,


concretamente en tumbas de personajes que detentaron un
papel fundamental en la estructuracin de las relaciones
sociales, como ponen de manifiesto los mencionados
enterramientos de La Traviesa (Sevilla) y El Argar
(Almera) (Castro et alii, 1993/94: 93-94).

Figura 178: Alabardas y estelas en el Alentejo y el Algarve. Crculos rojos: estelas alentejanas sin alabarda, Crculos azules: estelas alentejanas con
alabardas, Estrella negra: alabarda metlica tipo Vale Carvalhal, Estrella azul: alabarda metlica tipo Montejcar. (Dibujos de alabardas segn
Schubart, 1975: lms. 12, 13 y 41).

La revisin de los antiguos contextos de El Argar y las


nuevas dataciones de C14 de la necrpolis de La Traviesa
permiten situar las alabardas Montejcar entre c. 20001700 AC, en un margen cronolgico similar al manejado
para las alabardas tipo Cano y Vale Carvalhal (Castro
et alii, 1993-94: 85-87, 93 Castro, Lull y Mic, 1996: 121;
Eiroa, 2004: 46; Garca Sanjun, 1998b: 166, 175, figs.
III.9, III.20). Este lapso temporal englobara las fases
denominadas Argar III (1960-1810 AC) y IV (1810-1700
AC), coincidiendo con el clsico Argar B, el Bronce Pleno
en el valle del Guadalquivir, o Bronce del Suroeste I, si
seguimos las sistematizaciones recientes para el SW

peninsular (vide supra Captulo 7.1.; Soares y Silva, 1995:


136-137; Parreira, 1995b: 132; Castro, Lull y Mic, 1996).
La cronologa de estas alabardas es clave para situar en el
tiempo el desarrollo de la iconografa de las estelas
alentejanas pero para valorar correctamente este tema es
necesario tener en cuenta los otros motivos asociados a las
alabardas en estos soportes, como las espadas presentes en
todos estos casos o el hacha de enmangue directo que
aparece en la estela de Assento (vide infra). Como
veremos, las espadas amplan el margen cronolgico
hasta, al menos, mediados del II milenio AC, mientras que
las hachas de enmangue directo nos llevan a las dos

304

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

ltimas centurias de este milenio, aunque no hay que


descartar fechas ms antiguas dentro de la segunda mitad
del II milenio AC (vide infra). Esto podra suponer una
larga pervivencia de la alabarda como smbolo social en el
SW, extendindose ms all del uso que se atribuye a las
alabardas metlicas en el resto de la Pennsula.
Hasta ahora las alabardas de metal no se han documentado
en el entorno geogrfico ms inmediato de las estelas
alentejanas que s incluyen este tipo de armas en su
composicin. No obstante, es precisamente su presencia
en las estelas y el detalle de su representacin lo que
indica que este tipo de armas eran conocidas. El hecho de
que no estn representadas en el registro arqueolgico
puede deberse a diversas razones. Habra que considerar,
por un lado, que muchas de las necrpolis conocidas en
los Barros de Beja, por ejemplo, fueron destruidas total o
parcialmente por la puesta en cultivo de tierras a partir del
s. XIX, lo que debi conllevar la exploracin
incontrolada de muchos de esos contextos. Adems, el
conocimiento que se tiene de las necrpolis asociadas o
cercanas a estelas con alabardas (Trigaxes 1, Assento,
Passadeiras 1) es nulo o muy parcial. Por otro lado habra
que considerar que las alabardas fueran bienes escasos y
no se decidieran amortizar (Barcel, 1991: 21), a lo que se
podra aadir un posible valor social intrnseco y un papel
fundamental en la estructuracin de las relaciones
sociales, lo que podra resultar en su transmisin o
intercambio, como quizs pudo ocurrir con otros objetos
como las espadas o los torques (vide supra; infra).
El hecho de que la alabarda est asociada y subordinada a
otros elementos como la espada o el ancoriforme, como
ocurre en las estelas alentejanas de Abela, Passadeiras 1 y
Assento, podra ser interpretado en trminos sociales y
cronolgicos (vide infra).
En primer lugar porque los contextos funerarios del SW
en los aparecen alabardas metlicas, stas ocupan un lugar
destacado en la composicin del ajuar, como en La
Traviesa, Monte do Castelo y, probablemente, Vale
Carvalho, contextos que podran ser situados en el primer
cuarto del II milenio AC. Este patrn sera paralelo al
documentado en el SE, en donde durante las dos primeras
centurias del II milenio AC son las alabardas los
elementos materiales que parecen estructurar los ajuares
de las personas pertenecientes a la primera categora social
(Castro et alii, 1993/94). Por otro lado, los datos sugieren
que entre c. 1800 y 1500 AC son las espadas largas los
elementos metlicos ms destacados que se depositan en
enterramientos de individuos pertenecientes a la 1
categora social en el rea argrica (Castro et alii, 199394: 97, notas 41 y 43).
Estos datos unidos a la presencia en la estela de Assento
de una alabarda y un hacha de enmangue directo, entre
otros motivos, y el conjunto de las cronologas que se
atribuyen en la actualidad a las espadas de este tipo en la
pennsula abogan por atribuir a las alabardas, al menos en
el mbito del SW, una cronologa de larga duracin que

discurrira entre c. 2000/1800-1400/1200/1000 AC (vide


infra). Dentro de esta imprecisin cronolgica lo que se
puede sugerir en funcin de las estelas y contextos
conocidos en el SW es que la alabarda jug un papel
primordial como elemento de caracterizacin social
durante los inicios del II milenio AC (c. 2000-1750 AC)
(La Traviesa, Monte do Castelo y, probablemente, Vale
Carvalho) y que poco despus -o paralelamente- (a partir
de c. 1900/1800 AC) ser la espada la que ocupe este
papel central. La alabarda no perder su valor social,
como queda expresado a travs de su presencia en las
estelas, pero tendr un papel secundario o
complementario, pero activo, hasta algn momento
impreciso de la segunda mitad del II milenio AC (vide
infra).
Espada
La espada ocupa un papel fundamental en la iconografa
de estas estelas. Dieciocho de las veintisis piezas
catalogadas presentan este motivo. De las ocho restantes
slo en el caso bien conservado de Alfarrobeira se puede
decir que este motivo nunca form parte de la
composicin original, ya que las siete piezas restantes
presentan un alto grado de fragmentacin. Como ocurre
con las espadas grabadas en las estatuas-menhir de la
cuenca del Duero y en la de Preixana (vide supra Captulo
7.1), las espadas de las estelas alentejanas -en este caso
realizadas en bajorrelieve- presentan detalles que hacen
posible establecer relaciones formales con referentes
metlicos conocidos en la Pennsula. Esto es as
especialmente en las estelas mejor conservadas, que
ofrecen representaciones completas, o casi completas, de
espadas, como en Tapada da Moita, Abela y Defesa,
Trigaxes 1, Monte de Abaixo, S, Joao de Negrilhos, Santa
Vitria, Pedreirinha y Assento, aunque las
representaciones de Mombeja 1, Mourios y Passadeiras 1
ofrecen tambin detalles de gran valor (ver figs. 108, 172173).
Como en las estatuas-menhir de la cuenca del Duero, en
las estelas alentejanas se representan espadas que pueden
ser relacionadas con ejemplares metlicos de hojas cortas
y largas, pero especialmente con stas ltimas, halladas en
contextos diversos del Norte, NW, centro y SE de la
Pennsula Ibrica (ver fig. 179) (Brandherm, 2003: fig.
160; Almagro-Gorbea, 1972: fig. 10). La mayora de las
espadas que han sido analizadas estn realizadas en cobre
arsenical, mientras slo dos, ambas con hojas largas, son
bronces binarios: Cea (Len) y Puertollano (Ciudad Real),
ambas procedentes del Norte y Sur de la Meseta Central
(Rovira, Montero y Consuegra, 1997: 156, 239). Los
pocos contextos conocidos revelan que, mientras en el
Norte y Centro es habitual su deposicin como parte de
depsitos rituales (Almagro-Gorbea, 1976; Brandherm,
1998; Delibes et alii, 1999a: 20-21, 61), en el Centro-Sur
y SE peninsulares eran preferentemente depositadas en
enterramientos (Almagro-Gorbea, 1972: 64; Aubet y
Serna, 1981; Aubet et alii, 1983: 45-47; Brandherm, 2003:
177-181; 357-372).

ESTELAS ALENTEJANAS

305

Figura 179: Distribucin de espadas atribuidas al Bronce Inicial-Pleno y representaciones asociadas en estelas y estatuas-menhir (localizacin piezas
metlicas segn Brandherm, 2003).

Estas espadas han sido situadas genricamente en el


Bronce Pleno (ca. 1700-1200 AC) a travs de su seriacin
y de relaciones contextuales con otros artefactos
(Brandherm, 2003: 366-370). Sin embargo, hay datos
adicionales que indican la presencia de espadas,
especialmente de hoja corta, en contextos situados a partir
de ca. 2000/1900 AC en el Norte, Centro y SE
peninsulares (Castro et alii, 1993/94: 97, Notas 32, 41 y
43; Barcel, 1991: 21; Blasco et alii, 2001: 82-84; Delibes
et alii, 1999a: 57; Aubet y Serna, 1981: 226-229). Por otro
lado, se ha sugerido que las espadas largas eran
depositadas en enterramientos del SE entre ca. 1800-1500
AC (Castro et alii, 1993/94: 97, notas 41, 43). Por otro
lado, algunas de estas espadas pudieron haber tenido una
larga biografa de uso que se podra haber extendido hasta
ca. 1400-1150 AC (Bronce Tardo), como sugiere la
espada 1 del posible depsito de Guadalajara (Brandherm,
1998: 178-182-183).
La distribucin geogrfica de las espadas metlicas y las
estelas alentejanas y estatuas-menhir que las reproducen
es complementaria y en trminos generales no coincide,
reproduciendo lo ya visto en el caso de las alabardas
metlicas y sus representaciones (ver fig. 179; vide supra

Captulo 7.1). Las representaciones de las estelas


alentejanas aportan datos adicionales sobre el aspecto y
uso de estas armas. En algunos casos como en Abela,
Tapada da Moita o Monte de Abaixo, muestran
representaciones bastante detalladas del enmangue y su
acople a la hoja. Las hojas conocidas en la pennsula nos
dan una idea bastante aproximada de este ltimo tema,
pero la forma de los enmangues slo nos es conocida por
los ejemplares de oro de Guadalajara y Aba de la
Obispala (Almagro-Gorbea, 1972; 1974a). La realizacin
de estos enmangues se sita en la actualidad en el Bronce
Tardo, entre ca. 1400-1150 AC. No obstante, el de
Guadalajara, acoplado a una hoja ms antigua, reproduce
una morfologa bastante similar a la que vemos en las
estelas que ahora tratamos o en las que estn figuradas en
las estatuas-menhir de Atades y Valdefuentes de
Sangusn, ambas en la cuenca del Duero (vide supra
Captulo 7.1). En Guadalajara la zona de acople es ancha y
reproduce una doble herradura invertida que, por lo que
conocemos de huellas existentes en diversas hojas, as
como en la hoja de la misma espada de Guadalajara, o en
la estela de Atades, es tpica del perodo anterior
(Brandherm, 2003). En Guadalajara la doble herradura es
parte de una decoracin que recrea un estilo anterior pero

306

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

que, en este caso, no tiene un sentido funcional (AlmagroGorbea, 1972; Blasco et alii, 2001). Este tipo de doble
herradura no est reflejada en ninguna de las estelas que
ahora tratamos, lo que llama la atencin si atendemos al
detalle de algunas de las representaciones, por lo que es
posible que en la zona no se utilizara.
Por otro lado hay varias estelas en las que las espadas
estn -o parecen estar- envainadas, como Trigaxes 1,
Santa Vitria, Assento, Gomes Aires y Mourios. El caso
de Mourios es muy llamativo porque presenta una
contera muy similar a la que vemos en la estatua-menhir
de Atades (Cuenca del Duero), un aspecto ms que
relaciona este mbito del SW peninsular con el SW de la
Meseta Norte.
Como hemos sealado en detalle en un captulo anterior
(vide supra Captulo 7.1), los datos contextuales indican
que la deposicin de las espadas metlicas sigui patrones
diferentes segn las zonas. Si consideramos tambin las
espadas representadas en estelas y estatuas-menhir se nos
presenta un panorama bastante diferenciado a nivel
peninsular. Por un lado aparecen usos y costumbres
estrechamente relacionados con el mundo atlntico en la
mitad Norte peninsular, en donde las espadas se
documentan en depsitos de carcter ritual junto a ros, en
cuevas, zonas de paso o cerros en los que normalmente no
se conocen otro tipo de hallazgos. En la cuenca del
Guadalquivir y SE peninsular este tipo de restos aparecen
normalmente en pequeos contenedores funerarios (pithoi,
cistas,..), normalmente asociados a restos de inhumacin
individual. Finalmente, en el eje que describen las
estatuas-menhir de la Cuenca del Duero y SW peninsular
las espadas parecen haber sido utilizadas siguiendo unas
pautas diferentes. Por el detalle que presentan los iconos
de estos soportes, se puede pensar que estos grupos -o al
menos las personas que trabajaron estas piedras- tuvieron
un conocimiento directo de piezas metlicas. El hecho de
que an no hayamos documentado referentes metlicos
para estas piezas en estas zonas se puede deber a varios
factores interrelacionados. Por un lado es posible que
fueran piezas escasas, an ms escasas que en el SE,
donde estas piezas parecen estar asociadas a un porcentaje
mnimo de la poblacin, normalmente varones adultos
que, segn los investigadores, perteneceran a la 1
categora social (vide supra; Castro et alii, 1993/94). A
diferencia de la costumbre registrada en el SE de depositar
la espada con el cuerpo del difunto, es posible que en las
zonas de estatuas-menhir y estelas estas piezas, adems de
escasas, incorporaran un contenido simblico que hiciera
que stas no fueran amortizadas, sino que fueran parte de
transacciones sociales, siendo transmitidas de generacin
en generacin, como una reliquia con contenido y
cualidades sociales propios. Aunque en una zona
peninsular diferente, el caso de la espada 1 de Guadalajara
revela que estas pautas existan (vide supra).
Por lo tanto, es posible que en estas zonas existieran
espadas pero que stas fueran escasas y tuvieran una larga
biografa antes de ser retiradas -voluntaria o

accidentalmente- de la circulacin de forma definitiva. Es


muy posible que esta sustraccin fuera producto de pautas
socialmente controladas que han resultado en la
invisibilidad de estos artefactos para la posteridad y por
ello no se han detectado en ninguna de estas dos distantes
zonas: el SW y el SW de la Meseta Norte. Aunque de
momento no hay datos que lo avalen, se podra considerar
su reaprovechamiento para la elaboracin de nuevas
piezas.
Hachas
Las hachas estn presentes en cuatro estelas que se
encuentran geogrficamente concentradas en una zona al
SW de Beja: Assento, Santa Vitria, Ervidel 1 y Monte de
Abaixo. Se reproducen dos formatos de hacha segn el
enmangue.
Por un lado, en Assento, Monte de Abaixo y,
posiblemente, en Ervidel I tenemos hachas de enmangue
transversal que podran ponerse en relacin con referentes
metlicos conocidos en la zona. Se trata de hachas planas
con rebordes ms o menos cncavos y filos convexos, un
formato extendido en diversas zonas de la pennsula pero
que est especialmente presente en el Sur de Portugal y en
algunos puntos de la cuenca del Duero y Cornisa
Cantbrica (Monteagudo, 1977, en Ruiz-Glvez, 1979:
figs. 3 y 5).
La mayora de los ejemplares del Sur de Portugal son
hallazgos aislados, aunque hay un ejemplar que podra
estar relacionado con un posible contexto funerario, otras
dos hachas se hallaron en dlmenes del entorno de vora,
mientras un nmero indeterminado fue documentado en la
Mina Juliana, en cuyo entorno se sitan las estelas de
Assento, Ervidel I y Santa Vitria (Schubart, 1975: 6465). Como apunt Schubart, ninguna de estas hachas
apareci en un contexto funerario tpico del Bronce SW
(Schubart, 1975: 65). A nivel de cronologa se tiende a
situar estas hachas en un Bronce Inicial (Schubart, 1975:
67; Ruiz-Glvez, 1979). Alrededor del 80% de las hachas
analizadas revelan un alto porcentaje de estao en su
composicin, por lo que se pueden considerar bronce
binarios (Schubart, 1975: 64). Esto es as, por ejemplo,
con las dos hachas analizadas de la Mina Juliana, que
presentan alrededor de un 10% de estao en su
composicin (Junghans, Sangmeister y Schrder, 1968;
1974). Teniendo en cuenta la tecnologa metalrgica
conocida para la poca en el SW, se considera que el
bronce no era parte de la produccin local, por lo que se
cree que estas hachas eran importadas (Hunt y Hurtado,
1999: 325).
Si atendemos a la distribucin de las estelas en general, y
de las estelas con hachas de enmangue transversal en
particular, vemos que las mayores concentraciones de
hachas se encuentran en el Algarve y entorno de vora,
mientras las estelas estn localizadas en la extensa regin
de transicin situada entre aquellos dos ncleos. Las
hachas s estn presentes en las zonas de mayor
concentracin de las estelas, aunque en menor nmero. Es

ESTELAS ALENTEJANAS
significativo que precisamente en la zona de las estelas
con figuraciones de este tipo de hachas hay una
concentracin relevante en la que se incluyen los
ejemplares de la Mina Juliana (Schubart, 1975: 250,
Mapas 23 y 24).
En las estelas de Assento, Monte de Abaixo y
posiblemente Ervidel I las hachas de enmangue
transversal estn acompaadas por lo que parecen ser
hachas de enmangue vertical o directo, un tipo que
tambin est representado en la estela de Santa Vitria,
cercana a Assento y Ervidel I. Un referente en bronce muy
conocido est depositado en el Museo de Gerona y ha sido
asociado al depsito de Ripoll (Almagro Basch, 1964/65;
1966: 177-179). Este tipo de hachas estn relacionadas
con el mundo micnico y su presencia en la Pennsula
constituye un indicio ms que ilustra la interaccin entre
la Pennsula y el Mediterrneo en poca precolonial
(Almagro-Gorbea, 1998: 82-83). En el Sur de Portugal no
existen referentes metlicos para este tipo de hachas pero
su representacin en las estelas es un dato a tener en
cuenta, especialmente cuando la dispersin de la estelas
alentejanas es genricamente coincidente con las piezas de
orfebrera tipo Villena-Estremoz, cuya tecnologa
tambin puede estar relacionada con contactos micnicos
precoloniales (vide infra; Almagro-Gorbea y Fontes,
1997: 354, en Torres, 2008a: 80). Este tipo de contactos
precoloniales relacionados con el vector micnico se
situaran entre ca. 1400-1200/1100 AC (Torres, 2008a:
79-81), cronologa que situara la manufactura de las
estelas de Assento, Santa Vitria, Monte de Abaixo y
Ervidel I en un momento final del Bronce del SW y de
transicin hacia el Bronce Final, esto es, un momento
paralelo al Bronce Tardo del Sur peninsular. Esto
significara que las hachas de enmangue transversal
representadas en Assento, Monte de Abaixo y, quiz,
Ervidel han de ser situadas en este momento, lo que
hablara a favor de la permanencia y/o continuidad de
piezas o estilos ancestrales en el compendio metlico de
las poblaciones del SW peninsular.
Estas estelas representan un componente reducido de las
que se conocen en el Sur de Portugal. En general no
podemos descartar que las hachas estuvieran
originalmente figuradas en ms estelas, ya que el estado
fragmentado de muchas de stas no permiten conocer qu
otro tipo de elementos formaban parte de su iconografa.
Arco
El arco est presente en las estelas de Assento y Santa
Vitoria, geogrficamente prximas y con una composicin
similar en la que el arco est situado entre una espada y un
emblema ancoriforme. Esta posicin recuerda a la que
encontramos en la estela de Longroiva, situado junto al
emblema rectangular y asociado al pual. Estas tres
representaciones constituyen las nicas que conocemos en
ejemplares anteriores al Bronce Final, momento en el que
los arcos son representados en estelas con un poco ms de
frecuencia (Celestino, 2001a; vide infra, Captulo 7.4).
Los nicos indicios que disponemos para el uso de arcos

307

en el Sur de Portugal durante el Bronce Inicial/Pleno son


las puntas de flecha metlicas realizadas en cobre
arsenical y siguiendo morfologas derivadas de las
Palmela, que encontramos generalmente como hallazgos
aislados (Schubart, 1975: 71; ver tambin Hunt y Hurtado,
1999: 309-310). No obstante, destacan dos hallazgos en
ambientes funerarios, uno en la necrpolis de cistas de
Zambujeira, situada en la desembocadura del Guadiana, y
otro en la necrpolis de Atalaia. En este caso la punta de
flecha era parte, junto a un vaso tipo Atalaia, de un ajuar
funerario (Schubart, 1975: 71). Es interesante sealar que
la distribucin de las puntas de flecha metlicas coincide
genricamente con la distribucin de estelas (Schubart,
1975: Mapa 26).
Un reciente anlisis de las puntas de flecha metlicas
durante la Edad del Bronce peninsular que analiza
diversos aspectos relacionados con elsignificado social del
arco y las flechas sugiere que estos elementos
probablemente tuvieron ms relacin con la caza que con
la guerra (Kaiser, 2003: 90-93). Como ocurra en el
Mediterrneo, durante este perodo en la pennsula es muy
probable que la caza fuera un mbito importante de
distincin social, como tambin pone de manifiesto la
iconografa de la estela del Bronce Final de Sao Martinho
2 (vide infra).
Cincel
Los cinceles estn presentes en las estelas de Assento y
Monte de Abaixo. Un posible cincel aparece tambin en la
estela de Castro Verde, aunque su interpretacin no es tan
segura como la de Monte de Abaixo y, especialmente,
Assento. En ambos casos estas herramientas de trabajo
estn situadas junto al hacha de enmangue transversal. En
Assento el cincel podra estar acompaado por una posible
gubia (Almagro Basch, 1966: 181-182) pero esta
interpretacin se considera dudosa (Schubart, 1975: Nota
575). La presencia de cinceles en estas estelas nos lleva
nuevamente al tema de la minera, ya que estas dos estelas
estn cerca de la mencionada Mina Juliana, una mina de
cobre en la que, a una considerable profundidad, se
hallaron hachas planas y cinceles de bronce junto a mazas
de minero (Schubart, 1975: 64-65). Los cinceles metlicos
pueden estar relacionados con el trabajo de materiales
duros como la madera, la piedra o incluso el trabajo de
metales, aunque tambin hay que considerar la posibilidad
de que funcionaran como lingotes. En cualquier caso, su
presencia en las estelas reitera el valor social de estos
elementos.
Otros
Otros elementos que nos quedan por comentar son las
esferas de las estelas de Castro Verde y Sao Salvador, el
elemento rectangular de las estelas de Trigaxes 1 y
Pedreirinha, el posible pico de la estela de El Torcal y el
posible, pero incierto, pual de la dudosa estela de
Valencia de Alcntara. La interpretacin de las figuras
rectangulares divididas en su interior por lneas verticales
es difcil de abordar. Schubart propuso a modo de

308

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

hiptesis que podra tratarse de un arma defensiva, ya que


este tipo de elementos no estn representados en estas
estelas (Schubart, 1975: 106-107). Almagro Basch, por su
parte, sugiri que pudiera tratarse de cinceles (1966: 44).
Una propuesta alternativa podra pasar por considerarlos
posibles instrumentos musicales, lo que se basara
nicamente en su morfologa rectangular, la existencia de
lneas verticales y su localizacin en la composicin. Este
particular es especialmente interesante, ya que en las
estelas del Bronce Final las liras o posibles calcofones se
sitan generalmente bajo la mano derecha o izquierda del
personaje representado (Celestino, 2001a: fig. 38; Murillo,
Morena y Ruiz, 2005: fig. 3). En las estelas alentejanas
tanto el soporte como la disposicin de los motivos
recrean el cuerpo del personaje al que se refieren.
Teniendo en cuenta esto, el supuesto instrumento musical
se situara en la misma posicin conocida para
representaciones ms tardas (Celestino, 2001a: 172-181).
Esta hiptesis relacionara a las estelas alentejanas
nuevamente con el mbito de los contactos precoloniales,
especficamente con los relacionados con el vector
micnico (vide supra). Este supuesto lo vemos
problemtico, ya que estas dos estelas, concretamente la
de Trigaxes 1, estn estrechamente relacionadas en su
iconografa con estatuas-menhir de la cuenca del Duero en
las que hay emblemas rectangulares y espadas, y que
pueden ser datadas en la primera mitad del II milenio AC
(vide supra Captulo 7.1). Queda, sin embargo, considerar
la posible permanencia y longevidad de objetos e
iconografas, como queda de manifiesto en la estela de
Assento (vide supra).
Otro elemento intrigante son las esferas que aparecen en
las estelas fragmentadas de Sao Salvador y Castro Verde.
En ambas estelas aparece una esfera situada en el lateral
izquierdo del emblema ancoriforme. La nica
interpretacin que nos parece sugerente es que se tratase
de elementos que formaran parte de un sistema ponderal,
como el que parece estar representado en las estelas del
Bronce Final (Celestino, 2001a: 181-185). No obstante,
somos conscientes de que una interpretacin as requerira
un soporte emprico mayor, como el que resulta de la
sistematizacin de datos realizada por Galn y RuzGlvez para el Bronce Final (Galn y Ruiz-Glvez, 1996:
152-156).
Quedan por comentar el posible pual de la estela de
Valencia de Alcntara y la posible hacha de la de El
Torcal. En el primer caso la relacin de la figura alargada
con un pual propuesta en su publicacin nos parece muy
dudosa. No obstante hay que recalcar que los puales son
armas bien representadas en el SW peninsular durante el
Bronce Inicial y Pleno (Brandherm, 2003). En cualquier
caso sera un elemento que alejara a la estela de Alcntara
de las dems estelas con armas del cuadrante SW
peninsular, en las que el pual nunca est representado. En
todo caso, el pual acercara este ejemplar a piezas del
Norte como Longroiva o Tremedal del Tormes, en las que
s hay este tipo de armas adems de un emblema
rectangular, arco (Longroiva) y espada (Tremedal),

elementos todos ellos que interrelacionan la iconografa


del Norte con la del Sur.
Por otro lado, el motivo descubierto en el reverso de la
estela del Torcal fue interpretado como un hacha con el
extremo aguzado. Es una representacin nica en la
iconografa de las estelas y estatuas-menhir de la Edad del
Bronce y difcil de relacionar con referentes materiales.
No obstante, es preciso tenerla en cuenta porque quiz este
elemento incorpore significados similares a los de las
hachas que vemos en las estelas de Santa Vitria, Monte
de Abaixo, Ervidel 1 o Assento (vide supra).

7.3.3 Atributos y composicin


Si atendemos a las estelas en buen estado, que en principio
permiten identificar todos los elementos de la
composicin original, podemos diferenciar cinco modelos
bsicos que giran en torno a tres elementos que parecen
ser fundamentales: la espada, el emblema ancoriforme y la
alabarda. Dos de estos tres elementos pueden aparecer en
solitario (Espada y Ancoriforme), mientras la alabarda es
siempre dependiente de la espada. Espada, ancoriforme y
alabarda se asocian entre s produciendo varias
combinaciones y como parte de la composicin pueden se
pueden asocian otras figuras adicionales que parecen
detentar un papel menor, como el rectngulo con lneas
verticales, el arco, las hachas, los cinceles y los pies o
sandalias.
Un formato simple es el de la aparicin de la espada en
solitario como elemento central (Formato 1), como en la
estela de Gomes Aires en el Sur. Tambin en el Sur
encontramos la estela de Alfarrobeira, en la que el nico
elemento presente es el ancoriforme (Formato 2),
ocupando un lugar central en el soporte. Por otro lado est
la asociacin ms frecuente, en la que la espada y el
ancoriforme estructuran la composicin (Formato 3). En
este grupo se pueden incluir las piezas de Tapada da Moita
en el Norte, Defesa en la cuenca del Sado y Pedreirinha,
Monte de Abaixo, Santa Vitria y Ervidel 1 en el entorno
de Beja. Un cuarto grupo combina la espada con la
alabarda (Formato 4), que encontramos en los ejemplares
de S. Joao de Negrilhos y Trigaxes 1, ambos en los barros
de Beja. Un quinto grupo estara compuesto por las estelas
que aglutinan la espada, el ancoriforme y la alabarda
(Formato 5), como en las piezas de Abela en la cuenca del
Sado, Passadeiras 1 en el Sur y Assento en Beja. Si
tenemos en cuenta la distribucin geogrfica de estos
formatos, observamos varios aspectos interesantes (ver
fig. 180). Por un lado los formatos 1 (Espada) y 2
(Ancoriforme) estn nicamente presentes en el Sur,
mientras el formato 3 (Espada y Ancoriforme) no est
representado en el Sur pero s aparece en la zona de Beja y
en la cuenca del Sado. Por otro lado el formato 4 (Espada
y Alabarda) est nicamente representado en la zona de
Beja. Finalmente, el nico formato presente en las tres
regiones es el 5 (Espada, Ancoriforme y Alabarda).

ESTELAS ALENTEJANAS

309

ESTELAS

FORMATO

DISPERSIN
GEOGRFICA
Mourios

BRONCE INICIAL/PLENO

ESPADA

Passadeiras 3?
Mombeja 3?
Marmelete?

Sur
Beja?

Gomes Aires

BRONCE TARDO/FINAL

Sur

Alfarrobeira
BRONCE INICIAL/PLENO

ANCORIFORME

BRONCE INICIAL/PLENO

ESPADA + A NCORIFORME
BRONCE TARDO/FINAL

Trigaxes 2?
Mombeja 2?
El Torcal?
Castro Verde?
S. Salvador?

Sur
Beja?

Defesa
Pedreirinha
Tapada da Moita Sur?
Passadeiras 2?
Mombeja 1?
Panoias?

Sado
Beja

Monte de Abaixo
Santa Vitria
Ervidel 1

Beja

ESPADA + A LABARDA

BRONCE INICIAL/PLENO

S. Joao de Negrilhos
Trigaxes 1

Beja

BRONCE INICIAL/PLENO

ESPADA + A NCORIFORME +
ALABARDA

Abela
Passadeiras 1

Sado
Sur

BRONCE TARDO/FINAL

Assento

Beja

Figura 180: Atributos y composicin: una propuesta interpretativa sobre formatos iconogrficos, su posible desarrollo cronolgico y geogrfico.

Si en este anlisis incluimos las piezas fragmentadas el


panorama cambia sensiblemente. Estas piezas en general
presentan un alto grado de fragmentacin, especialmente
cuando aparecen agrupadas como las de Mombeja,
Passadeiras o la de Trigaxes, aunque tambin ocurre con
piezas supuestamente aisladas como las de Sao Salvador,
Panoias y Castro Verde. Los motivos conservados no
permiten ser categricos pero en algunos casos s es
posible hipotetizar, como en Trigaxes 2, que podra
representar un ancoriforme en solitario, o Panoias, que con
parte de un ancoriforme y un tahal podra corresponder al
formato 3. Aunque la clasificacin de estas piezas es
hipottica, vale la pena explorar su posible relacin con
estos formatos. En este caso la consideracin de las piezas
fragmentadas en relacin a un posible formato y a su
distribucin geogrfica revela que, posiblemente, los
formatos 1 (Espada) y 2 (Ancoriforme) estuvieron
tambin presentes en la zona de Beja, mientras en el Sur
tambin se conocieron piezas con el formato 3 (Espada y
Ancoriforme), que entonces estara representado en las
tres zonas.
Teniendo en cuenta la cronologa que se maneja
actualmente para los referentes materiales conocidos

(Espada, Alabarda, Hacha de enmangue directo) (vide


supra, infra) pensamos que no es posible interpretar estos
formatos en trminos cronolgicos, ya que los cinco
pudieron coexistir en el tiempo durante un amplio perodo
situado entre ca. 2000-1400 AC. No obstante, si la
identificacin de hachas de enmangue directo es acertada,
eso podra significar la ausencia de los formatos 2
(Ancoriforme) y 4 (Espada y Alabarda) durante el Bronce
Tardo/Final (ca. 1400/1200-1100) (vide infra), aunque no
hay que descartar su continuidad. Con ms seguridad se
puede sugerir que durante esta etapa se reproducan
antiguos formatos (1, Espada; 3, Espada y Ancoriforme; 5,
Espada, Ancoriforme y Alabarda) en los que se aadieron
nuevos elementos como las hachas, los arcos y las
sandalias/pies.
Por otro lado es preciso considerar que la mayora de las
piezas fragmentadas podran responder a los formatos 1
(Espada) y 2 (Ancoriforme), algunas al 3 (Espada y
Ancoriforme). A nivel local veremos que las agrupaciones
de estelas estn compuestas por piezas fragmentadas
(Mombeja 1-3) o por una o varias fragmentadas y una sola
pieza completa (Trigaxes 1 y 2; Passadeiras 1-3),
reproduciendo siempre diferentes formatos.

310

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 181: Distribucin de las estelas alentejanas y la relacin de sus formatos iconogrficos con los de otras estelas y estatuas-menhir peninsulares del
Bronce Inicial/ Pleno.

Estos datos nos podran estar informando sobre el devenir


de estos modelos iconogrficos como parte de un proceso
social a lo largo del tiempo pero a una escala temporal de
corta duracin (vide infra).
Todo lo anterior sugiere, a nuestro juicio, que estos
formatos pueden ser considerados desde dos perspectivas
complementarias, temporal y geogrfica, a diferentes
escalas. Por un lado, en una escala temporal de larga
duracin se detecta cierto decalage temporal. Mientras los
formatos 1 (Espada), 3 (Espada y Ancoriforme) y 5
(Espada, Ancoriforme y Alabarda) gozan de gran
longevidad, los formatos 2 (Ancoriforme) y 4 (Espada y
Alabarda) pudieron perder relevancia durante la segunda
mitad del II milenio AC. Sin embargo, en una escala
temporal y espacial de ms detalle es plausible plantear
que los formatos 1 (Espada), 2 (Ancoriforme) y 3 (Espada
y Ancoriforme) fueran los ms contestados durante el
Bronce Pleno (ca. 2000-1400/1200 AC) (vide infra).
Por otro lado, la distribucin geogrfica no sigue patrones
marcadamente territoriales, especialmente cuando entran
en juego las piezas fragmentadas (ver fig. 181). Los cinco
formatos estn iconogrficamente relacionados entre s a
travs de los tres elementos que los componen y lo que
parece revelar la distribucin geogrfica es la

reproduccin o reestructuracin de relaciones sociales e


interaccin social a lo largo del tiempo (vide infra).
En este sentido, conviene ampliar nuestro marco de
referencia geogrfico y temporal para poder entender
mejor la relacin de estos formatos con la interaccin
social de estos grupos en un marco extra-regional (ver
figs. 181 y 182). En primer lugar es preciso considerar que
los elementos iconogrficos que componen esta
iconografa estn estrechamente relacionados con los
iconos que se utilizan en estelas y estatuas-menhir del
Occidente y Norte peninsular durante el mismo perodo
cronolgico e incluso un poco antes (ver fig. 182). Las
estelas y estatuas-menhir con armas del Norte y NW
peninsular (p.e. Pea T, Tabuyo), por ejemplo, recurren a
puales, alabardas y a un elemento rectangular, que podra
ser interpretado como una vestimenta decorada (vide
supra Captulo 7.1). Por otro lado, en las estatuas-menhir
de la cuenca del Duero (p.e. Atades, Valdefuentes) o NE
(Preixana) se incluyen una coraza, a veces un emblema
rectangular, la espada y la alabarda. Hay ejemplos
intermedios, como Longroiva, que incluye emblema
rectangular, pual y alabarda, o Soalar, con alabarda y
posible vestimenta decorada. Los tres elementos clave que
articulan la iconografa de estas estelas y estatuas-menhir
parecen claros: un arma tipo pual o espada, una alabarda
(de hoja triangular o estrecha) y un elemento emblemtico

ESTELAS ALENTEJANAS
(vestimenta decorada, emblema rectangular). Lo que nos
encontramos en las estelas alentejanas es bsicamente lo
mismo, ya que la iconografa gira en torno a la espada, la
alabarda y el emblema ancoriforme. Estos formatos
presentan aspectos particulares que pueden ser
interpretados en trminos de particularismo sociocultural y
desarrollo cronolgico (vide infra, Captulo). En este
sentido habra que valorar, por ejemplo, la presencia de
puales o espadas, de alabardas de hoja triangular o
estrecha, entre las que, segn las sistematizaciones al uso,
existira cierto decalage temporal. Por otro lado la
variacin formal de los emblemas parece estar claramente

311

relacionada con la regin geogrfica en la que nos


encontremos. En el Norte peninsular (NW-CantbricoPirineos Occidentales) existe un emblema o vestido
reticulado en su interior o decorado con motivos en zigzag (vide supra Captulo 7.1). En el NW, Cuenca del
Duero y NE peninsulares existe un emblema rectangular
que tambin puede estar asociado a imgenes sin armas
pero con collares y tocado (vide supra Captulos 7.1 y
7.2). Finalmente, en el SW encontramos el emblema
ancoriforme, el nico que parece tener continuidad en la
segunda mitad del segundo milenio AC (vide infra).

Figura 182: Cuadro en el que se comparan los formatos iconogrficos de las estelas alentejanas con estelas y estatuas-menhir de la mitad Norte
peninsular atribuidas al Bronce Inicial/ Pleno.

Dejando de momento estos aspectos diferenciadores, lo


cierto es que existen aspectos bsicos compartidos en la
estructura compositiva de todas estas piezas a nivel
peninsular, lo que slo se puede explicar en trminos
ideolgicos y de interaccin social extra-regional. Esta
faceta de las estelas y estatuas-menhir del Bronce Inicial/
Pleno, conjugando elementos de carcter regional y
extraregional, materializando en el tiempo y en el espacio
el desarrollo de formatos concretos, es un tema de gran
inters que trataremos en un captulo posterior (vide infra,
Captulo 7.4). Lo que ahora nos interesa destacar es lo que
implican estos formatos en la interpretacin social de las
estelas alentejanas. Uno de los paralelismos formales ms
relevantes es el que encontramos entre los formatos 3
(Espada y Ancoriforme) y 4 (Espada y Alabarda) de las
estelas alentejanas y los formatos iconogrficos de las
estatuas-menhir de la cuenca del Duero, lo que parece
denotar una estrecha interrelacin entre esta zona, el Norte
Alentejano y la regin de Beja durante la primera mitad
del II milenio AC (vide infra). Esta relacin queda
especialmente patente cuando valoramos la asociacin

espada + alabarda, algo infrecuente en el registro


arqueolgico peninsular, lo que no hace sino enfatizar la
interaccin entre estas zonas y su papel activo en la
interpretacin de estos objetos.
En la pennsula es ms frecuente que las alabardas estn
asociadas a puales. As ocurre con las alabardas de estilo
atlntico, para las que se conocen algunos referentes
metlicos asociados a puales en depsitos (Pantoja, Leiro
y posiblemente Puerto Gumial), aunque esta asociacin es
mucho ms comn en el mbito de la iconografa, donde
se ve en las estelas de Tabuyo del Monte (Len),
Longroiva (Beira Alta) y en infinidad de petroglifos del
NW (vide supra Captulo 7.1). Por otro lado, las alabardas
metlicas de tipo El Argar pueden estar asociadas a
puales en contextos funerarios del mbito argrico entre
c. 2000 y 1800 A.C (Argar II-III) (Castro et alii, 1993/94:
94). Entre las alabardas de tipo Montejcar contamos con
el enterramiento 575, en el que tambin se document un
pual de remaches de plata (Schubart, 1975: 80-81; Castro
et alii, 1993/94: 93).

312

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

La asociacin de alabardas y espadas cortas no es comn


pero se conoce para alabardas de tipo El Argar en
contados contextos funerarios del SE, como en la cista 1
del Rincn de Almendricos (Lorca, Murcia) o la cista de
la Mina Iberia de Herreras (Almera), situados en las
etapas iniciales de El Argar (Ayala y Tudela, 1993: 21;
Castro et alii, 1993/94: 93 y Nota 30). El nico contexto
conocido en el que podra darse la asociacin de alabarda
y espada larga es la inhumacin mltiple hallada en una
fosa realizada en el estrato XIV del corte 3 de la Mesa de
Setefilla (Lora del Ro, Sevilla) (Aubet y Serna, 1981;
Aubet et alii, 1983). En esta fosa se document una
espada-estoque largo y un pual de remaches asociados
con seguridad al individuo S2, un hombre adulto joven.
Tambin en esta fosa se hall una alabarda tipo El Argar
asociada a restos seos que podran corresponder a este
mismo individuo, lo que no es seguro (Aubet y Serna,
1981: 229). La datacin de C14 del final del nivel de
incendio en cuya base se encuentra este contexto de
inhumacin se sita en el primer cuarto del II milenio AC3
(Aubet y Serna, 1981: 226; Aubet et alii, 1983: 48).

7.3.4 Cronologas
La cronologa de las estelas alentejanas ha sido un tema
bastante debatido, especialmente durante los aos 1980s
y 1990s. La propuesta de H. Schubart de mediados de los
setenta, quien hizo una revisin detallada de los contextos
y referentes disponibles, ha sido reformulada en el marco
de la cronologa radiocarbnica o discutida en virtud de
nuevos hallazgos y/o dataciones radiocarbnicas, o de la
revisin de la secuencia de El Argar. En su
sistematizacin del Bronce del Suroeste Schubart situ las
estelas alentejanas en el Bronce del SW II (entre ca. 1100800/700 a.C. sin calibrar) (Schubart, 1975: 107-109, 164,
fig. 26). Esta datacin se bas en varios argumentos
interrelacionados. Por un lado destac que la nica estela
con un contexto conocido en detalle, la estela de Santa
Vitria, cubra una sepultura -seguramente de tipo cistaque contena un vaso de tipo Odivelas, tpico segn la
sistematizacin de Schubart del Bronce del SW II
(Schubart, 1975: 34, 108, 254). Por otro lado seal la
distribucin geogrfica coincidente entre las estelas
alentejanas y la cermica con decoracin acanalada y
estriada vertical (Rillenverzierte Tonware) caracterstica
del Bronce del SW II (Schubart, 1975: Mapa 22).
Tambin las espadas eran relacionadas con las que se
conocan en contextos argricos de la Fase B de Blance
que desde un punto de vista cronolgico, sin embargo, era
parcialmente paralela al Bronce del SW I (Schubart, 1975:
134-135). En este contexto, las hachas y alabardas
representadas en las estelas eran consideradas arcasmos
(Schubart, 1975: 109). La sistematizacin de Schubart fue
una gran contribucin para conocer la Edad del Bronce en
el SW, ya que hasta entonces la mayor parte de los sitios y
materiales conocidos eran resultado de hallazgos casuales
3 I-11070 (carbn, estrato XIV): 352095 BP, 157095 a.C.,
1973-1698 cal AC 1 sigma; 2134-1620 cal AC 2 sigma.

y expolios. Su trabajo en Alcaria y Atalaia aport un


importante contingente de datos contextualizados que, al
ponerlos en relacin con materiales formalmente
relacionados con el SE, contribuyeron a elaborar la
seriacin de las cermicas del SW, uno de los pilares de su
propuesta cronolgica para el SW. La sistematizacin de
Schubart es seguida por muchos investigadores que tratan
o han tratado la Edad del Bronce en el SW.
Concretamente en Portugal esta sistematizacin se sigue
de forma genrica con pequeas modificaciones, aunque
debido a la calibracin las dataciones de referencia las
fechas para su desarrollo se han adelantado. As, por
ejemplo, el Bronce del SW II, que Schubart situ entre ca.
1100-800/700 AC sin calibrar, es situado actualmente
entre ca. 1700/1600/1500-1200 AC (Soares y Silva, 1995:
136; Parreira, 1995b: 132). Para estos y otros autores las
estelas alentejanas han de ser incluidas en el Bronce del
SW II (Soares y Silva, 1995: 136; Parreira, 1995b: 133;
Gomes, 1994b: 93-95; 1995a: 135; 2006; Cardoso, 2007:
455). Sin embargo, como hemos venido adelantando en
apartados previos, hay argumentos para cuestionar esta
datacin de las estelas alentejanas, como ya expuso J. A.
Barcel (1991), perspectiva sta que se ha visto reforzada
por recientes revisiones o nuevos hallazgos de referentes
metlicos relacionados con las estelas (vide supra; SennaMartnez, 1994a: 168 y Nota 24; Castro et alii 1993/94;
Pavn, 1998b: 89-90; Garca Sanjun, 1998b). Barcel
llam la atencin sobre contextos del Sur peninsular en los
que haba espadas o espadas asociadas a alabardas que,
gracias a dataciones radiocarbnicas, podan ser situadas
en el primer cuarto del II milenio AC (vide supra; Barcel
1991: 21; Castro et alii, 1993/94: 97, Notas 32, 41 y 43).
No obstante, hay que recordar que las espadas, espadas y
alabardas datadas por C14 a las que hace referencia
Barcel no se ajustan formalmente a lo que vemos en las
estelas, bien porque se trata de espadas cortas, un estoque
en el caso de Setefilla (Aubet y Serna, 1981: 226-229), o
porque son alabardas de tipo Argar (vide supra). An
as, hay que recordar que recientemente se ha
documentado una alabarda de tipo Montejcar en el
enterramiento central (N 5) de la necrpolis de La
Traviesa que, en funcin de dos fechas de C14 obtenidas
de la cista 20 4, situaran el uso de la necrpolis en el
primer tercio del II milenio AC asumiendo que el lapso
cronolgico discurrido entre el enterramiento ms antiguo
y el ms reciente no fuera muy amplio (Garca Sanjun,
1998b: 166-167). En la misma direccin sealaran los
anlisis de las alabardas de Alange y Vale de Carvalho, de
morfologas similares a las representaciones de las estelas
(vide supra; Senna-Martnez, 1994a: 168 y Nota 24;
Pavn, 1998b: 89-90). Por otro lado hay que destacar que
la revisin ms reciente de los contextos argricos sitan
la deposicin de espadas largas entre ca. 1800-1500 AC
(Castro et alii, 1993/94: 97, Notas 41 y 43).

4 RCD-2110 (hueso, cista 20) 352060 BP, 157060 a.C., 19211757 cal AC 1 sigma, 2022-1692 cal AC 2 sigma; RCD-2111,
324060 BP, 147060 a.C., 1606-1442 cal AC 1 sigma, 16661409 cal AC 2 sigma.

ESTELAS ALENTEJANAS

Nombre

Estado y
longitud

Reutilizada?
SANTA VITRIA Fragmentada
95 cm de largo

Datos sobre el contexto de hallazgo

Necrpolis asociada

Referencias

Referencias orales: Cubra sepultura C, que


tena paredes de "ladrillo". En su interior
huesos humanos y un vaso tipo Odivelas
(BrSW II).

Grupo de sepulturas de Santa


Vitria Parte de la necrpolis
de Ms?. Otras sepulturas de
Santa Vitria (sepulturas A y
B) contenan vasos tipo Santa
Vitria (Br SW II).

Vasconcelos, 1906: 182, lm.


1, fig. 5; Almagro Basch,
1966: 41-43, fig. 7 y lm. 5;
Viana y Ribeiro 1956: 158;
Schubart, 1975: 254, fig. 27

TRIGAXES 1

Reutilizada?
Fragmentada
72 cm de largo

Referencias orales: Cubra sepultura D, que


contena huesos humanos fragmentados y
Agrupacin de sepulturas
una chapa de bronce. Segn Almagro Basch
era una cista..

TRIGAXES 2

Reutilizada?
Fragmentada
75 cm de largo

Referencias orales: Cubra la sepultura E. En


el Museo de Beja le muestran a J. L.
Vasconcelos un objeto de hierro que Agrupacin de sepulturas
tericamente provena de esta sepultura, lo
que l descarta.

MOMBEJA
1, 2 Y 3

MARMELETE
(dudosa)

Vasconcelos, 1906: 183, lm.


2, fig. 6; Almagro Basch,
1966: 44-45, fig. 9 y lm. 6;
Schubart, 1975: 255

Vasconcelos, 1906: 183, lm.


2, fig. 7; Almagro Basch,
1966: 46-47, fig. 10 y lm. 7;
Schubart, 1975: 255

Vasconcelos, 1906: 184-185,


Referencias orales: Cubran sepulturas en las
Reutilizadas?
lms. 2, 3 figs. 8-10; Almagro
que slo haba cenizas (Vasconcelos lo Parte de la necrpolis de
Fragmentadas
Basch, 1966: 48-52, figs. 1165, 70 y ? cm de interpreta como restos seos muy Alcarias.
13 y lms. 8, 9; Schubart,
deteriorados). No contenan ajuar.
largo
1975: 250

Completa
ALFARROBEIRA
170 cm de largo

ATALAIA
(dudosa)

313

Referencias orales: La estela estuvo tumbada


junto a la cista 2, en cuyo interior encontr
un vaso con pies (hoy desaparecido), para el
que no hay paralelos en el Bronce del SW.
Excavacin: Se documenta una posible fosa
implantacin junto a cista 2, de 20 cm de
profundidad.

Ncleo 1 de la necrpolis de
Alfarrobeira,
con
13
sepulturas. Hay tmulos en
panal y dos cistas (1 y 2),
posiblemente las ms recientes
de la agrupacin. La necrpolis
datara del BrSW I e inicios del
II.

Beirao, 1973: 204-207 y fig.


16; Gomes, 1994b: 27-30,
116-131 y fig. 10 y 11; 1995c;
100

Fragmento
reutilizado

Excavacin: Se documenta bajo el relleno


del tmulo VY, parcialmente destruido y sin Necrpolis en uso durante el Schubart, 1975: 234, Beilage
8, Lm. 64
restos humanos, de ajuar o de cista. Es uno BrSW I y II
de los tmulos ms tardos del sistema.

Reutilizada?
Fragmentada
45 cm de largo

Referencias orales: Formaba parte de una


sepultura ya destruida.

Vasconcelos, 1906: 188-189

Figura 183: Tabla en la que se detallan los contextos de hallazgo conocidos para estela alentejanas.

Como vemos los referentes metlicos proporcionan una


relacin de termini post quem relativos a partir de los
cuales se puede situar el grabado de espadas y alabardas
en las estelas: alabardas a partir de ca. 2000 AC, espadas
cortas y estoques a partir de ca. 2000/1900 AC, espadas
largas a partir de ca. 1800 AC. Igualmente, el paralelismo
formal entre algunas de las hachas de las estelas y las
hachas de enmangue directo sugerira un termini post
quem para la realizacin de un pequeo grupo de estelas a
partir de ca. 1400/1200 AC (vide supra). En este
panorama pocos son los datos estratigrficos directamente
relacionados con las estelas que contribuyan a concretar
este panorama. Si revisamos los datos disponibles vemos
que son prcticamente los mismos que existan cuando
Schubart realiz su estudio (ver fig. 183). Sin embargo,
hay varios aspectos novedosos que pueden arrojar algo de
luz. Por un lado hay que considerar que el contexto en el
que se hallaron las estelas de Santa Vitria, Trigaxes 1 y
2, Mombeja 1-3 es, muy probablemente, un contexto de
reutilizacin. As lo pone de manifiesto el hecho de que

cuando fueron halladas como losas de cubricin de


sepulturas -probablemente
cistas- ya estaban
fragmentadas, en la mayora de los casos en los extremos
proximal y/o distal (Gomes, 2006: 50-53). Si este supuesto
no fuera aceptado hay que considerar que el hecho de que
apareciera un cuenco de tipo Odivelas -tpico del Bronce
del SW II segn Schubart (1975: 34)- en la sepultura C de
Santa Vitria no es un argumento definitivo, ya que un
cuenco similar apareci en la cista 1 de Herdade do Pomar
(Gomes y Monteiro, 1977: 169-172), en cuyo interior
tambin aparecieron restos de una inhumacin que ha sido
datada por C14 en el primer cuarto del II milenio AC5
(Barcel, 1991: 22). Este hecho, que desentona con la
sistematizacin al uso (Soares y Silva, 1995: 136), debe
ser tomado como una llamada de atencin. No obstante,
5 ICEN-85 (hueso, cista 1) 3330140 BP, 1560140 a.C., 18591448 cal AC 1 sigma, 2011-1313 cal AC 2 sigma; ICEN-87
(hueso, cista 1) 351045 BP, 138045 a.C., 1891-1769 cal AC 1
sigma, 1951-1695 cal AC 2 sigma.

314

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

como seal Schubart, en la agrupacin de Santa Vitria


se documentaron sepulturas (A y B) con cuencos de tipo
Santa Vitria, cuya posicin a partir de ca. 1700/1600 AC
parece estar menos contestada por la investigacin. De
esta forma, es plausible que en el caso de Santa Vitria
nos encontremos ante sepulturas realizadas entre ca.
1700/1600 -1200 AC, lo que concordara mejor con la

hipottica realizacin de la estela a partir de ca. 1400 AC


en virtud del hacha de enmangue directo y su reutilizacin
posterior. Por otro lado, las sepulturas de Trigaxes y
Mombeja no proporcionaron materiales que pudieran
contribuir a concretar la cronologa de uso/ implantacin o
reutilizacin de las estelas que las cubran (ver fig. 183).

Figura 184: Hiptesis de trabajo sobre el desarrollo cronolgico de las estelas alentejanas segn formatos iconogrficos, basndonos en la informacin
cronolgica proporcionada por diversos referentes materiales.

El caso recientemente publicado de Alfarrobeira reviste


gran inters porque es la nica estela alentejana
(exceptuando la dudosa de Atalaia) asociada a una
necrpolis que ha sido integra y sistemticamente
excavada (Gomes, 1994b). La estela se detect aos antes
de la excavacin pero, gracias a las referencias recogidas
por Cabrita y Beirao, se pudo saber que en los aos 1950s
la estela se encontr asociada a la cista 2 de la agrupacin,
tumbada longitudinalmente en el lado Este de la cista
(orientada N-S). Asimismo, las referencias sealan que en
esa cista se encontr un vaso cermico con pies (Beirao,
1973: 205). La necrpolis, excavada por M. V. Gomes y
su equipo, est compuesta por 13 sepulturas, todas
cubiertas por tmulos menos las 1 y 2. Durante la
excavacin se document una fosa de unos 20 cm de
profundidad en el lado Este de la cista 2 que fue
interpretada como fosa de implantacin de la estela
(Gomes, 1994b). La necrpolis est datada en funcin de
los materiales recuperados en el Bronce del SW I, aunque
alcanzara los albores del Bronce del SW II (ca.
1700/1600-1200 AC), momento al que Gomes atribuye las

cistas 1, 2 y la estela (Gomes, 1994b). Aunque este caso


aporta datos de inters para la interpretacin de las estelas
alentejanas no resulta concluyente para situar el desarrollo
cronolgico de las estelas alentejanas a partir de la
transicin Bronce del SW I/ II, como se propone (Gomes,
1994b; 1995a; 2006). En primer lugar porque la
cronologa de las pequeas cistas de Alfarrobeira no es
definitiva, se trata ms de una hiptesis de trabajo basada
en la distribucin espacial de la necrpolis y su posible
desarrollo cronolgico, ya que el vaso con pies hallado
supuestamente en la cista 2, ni se conoce directamente, ni
dispone de paralelos formales que lo siten en el tiempo.
Por otro lado, la evolucin crono-estilstica de las
estelas alentejanas de M. V. Gomes est en gran medida
fundamentada en presupuestos para los que, de momento,
no hay datos definitivos, como, por ejemplo, el hecho de
que el ancoriforme inicie la serie iconogrfica o la espada
la cierre (Gomes, 1995a: 135; 2006).
Como Gomes o Barcel, pensamos que el desarrollo de las
estelas alentejanas posiblemente se extendi durante un

ESTELAS ALENTEJANAS
amplio lapso de tiempo (Gomes, 1995a; 2006; Barcel,
1991: 22). No obstante, pensamos que los datos
disponibles modifican ligeramente sus propuestas. Si
tenemos en cuenta las cronologas absolutas y relativas
disponibles para referentes metlicos, as como los
formatos que estructuran la iconografa de las estelas
pensamos que se puede proponer la siguiente secuencia
(ver fig. 184):

A partir de 2000 AC pudo tener lugar el


desarrollo de los formatos 1 (Espada) y 2 (Ancoriforme).
En el primer caso nos basamos en el paralelismo que
existe entre la estela de Mourios y la de Atades en la
cuenca del Duero, cuya espada podra corresponder a
espadas metlicas de otras zonas peninsulares que se
pueden situar a partir de esas fechas (Blasco et alii, 2001:
82-84). La situacin cronolgica a partir de este momento
para el segundo formato se basa en presupuestos
evolucionistas que bien pudieran ser objeto de revisin.

A partir de 1800 AC podra ser situado el


desarrollo simultneo de los formatos 3 (Espada +
Ancoriforme), 4 (Espada + Alabarda) y 5 (Espada +
Ancoriforme + Alabarda). En este caso nos basamos
fundamentalmente en las cronologas relativas manejadas
para las espadas largas peninsulares y las alabardas de
hoja estrecha, para las que se asume una continuidad hasta
ca. 1700/1500 AC (vide supra).
A partir de ca. 1400/1200 AC se podra situar la

realizacin de estelas que reproducen antiguos formatos


(1, 3 y 5) pero que incluyen otros elementos, como los
arcos, cinceles o las hachas de enmangue directo. Esta
cronolga se basara fundamentalmente en la cronologa y
filiacin que se manejan actualmente para la presencia de
hachas de enmangue directo en la pennsula (vide supra).
7.3.5 Estelas y lugares

zona proximal intacta no incluyen un espacio que sirva de


base para su implantacin - Pedreirinha, Assento y Ervidel
1- lo que sugiere la posibilidad de que estas ltimas piezas
no estuvieran destinadas a estar hincadas pero s apoyadas
o incluso tumbadas (vide supra fig.172). En este contexto
es fcil imaginar que la implantacin de una estela
constituy, en muchos casos, una autntica reestructuracin visual del lugar, de los restos preexistentes
y los elementos naturales que lo configuraban, as como
de los significados a l asociados. Aunque hay nuevos
datos para su valoracin, el conocimiento de los lugares de
implantacin de las estelas es francamente limitado. La
revisin de casos ya conocidos, de su entorno natural y de
los restos asociados, as como el conocimiento ms o
menos detallado de nuevas estelas y lugares, aportan datos
de inters para la elaboracin de nuevas hiptesis de
trabajo sobre el papel de los lugares en los que se
implantaron estelas.
Estelas

Topografa

Cursos de agua
prximos

CUENCA S EVER / SIERRA S.M AMEDE


Rib. S. Joao

Tapada da Moita

Suave depresin

*Trigaxes 1 y 2

Suaves lomas

Llano

Ribeira

*Mombeja 1-3

Suaves lomas

S. J. Negrilhos

Ladera cerro

Pedreirinha

Suaves lomas

Assento

Suaves lomas

Rib. Sta. Vitria

Ervidel 1

Suaves lomas

Sitio da Fonte

Llano

Rib. Sta. Vitria

BEJA
Monte de Abaixo

*Sta. Vitria

SADO
Abela

Llanos

Rib. Coroa

*Defesa

Meseta

Rio Sado

Panoias

Rio Sado

SIERRA CALDEIRAO/ CUENCA RO MIRA


*Mourios

La interpretacin de estas piezas como estelas, idea


sugerida por Schubart aos atrs (1975: 107), se ha
establecido en la investigacin (p.e. Barcel, 1991;
Gomes, 1994b; 1995b; 2006: 50-53; Ruiz-Glvez, 1998:
164-165). El hallazgo de nuevas piezas que, como
Passadeiras 1, Mourios, Alfarrobeira y Tapada da Moita,
presentan un espacio sin decorar en la base, as como la
documentacin de una posible fosa de implantacin en
Alfarrobeira, son hechos que han contribuido a la revisin
de antiguas piezas como Santa Vitria, Trigaxes 1 y 2 o
Mombeja 1-3 en las que se haba basado la interpretacin
tradicional de estas piezas como tapas de sepultura
(Gomes, 1994b: 116-117). El hecho de que estas piezas
estuvieran fragmentadas cuando fueron halladas como
losas de cubricin fue un argumento de peso para
interpretar este uso como fruto de la reutilizacin (Gomes,
2006: 50-53). Adems, otros ejemplares conocidos desde
antao que se conservaban completos como S. J. de
Negrilhos, Defesa, Abela o Gomes Aires tambin
presentan en su base un espacio sin decorar que,
presumiblemente, estaba destinado a ser enterrado.
Tambin es cierto que algunas piezas que conservan la

315

Gomes Aires

Cerro

Ro Mira

Rib. de Freixo

ALTO ARADE
Passadeiras 1-3
Alfarrobeira

Valle

Ro Arade

Ladera

Ro Arade

Figura 185: Relacin de estelas, caractersticas topogrficas de sus


lugares de implantacin y cursos de agua aledaos (las estelas
precedidas de * se documentaron en contextos de reutilizacin).

Los datos disponibles para valorar las caractersticas


topogrficas de estos lugares son desiguales. Los casos
que nos aportan informacin precisa sobre su localizacin
indican que, respecto al lugar de implantacin de la estela
o estelas, hay una clara diferenciacin entre el
Norte/Tierras de Beja/Cuenca del Sado y el Sur/Serra de
Caldeirao/Alto Arade. Mientras en el Norte, Barros de
Beja y cuenca del Sado las estelas se localizan
generalmente en zonas bajas situadas junto a cursos de
agua, en el Sur tambin se localizan junto a cursos de agua
pero preferentemente en lugares en alto o en laderas (ver
fig. 185). Estas tendencias en el emplazamiento coinciden
en gran medida con las detectadas para las necrpolis del
Bronce del SW en el Sur de Portugal (Parreira, 1995b:
132). De hecho, estelas y necrpolis coinciden en muchas

316

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

ocasiones en los mismos lugares y estn claramente


asociados, aunque su relacin parece ser mucho ms
dinmica de lo que se pudiera pensar en un principio (vide
infra). En este sentido existen datos sobre la existencia de
restos diversos en muchos de los lugares en los que se han
documentado estelas. Los datos son de calidad desigual y

presentan limitaciones. A pesar de ello, estos datos indican


una serie de relaciones que podran ser significativas y que
merece la pena explorar para elaborar hiptesis de trabajo
en torno al papel social de las estelas alentejanas en
particular y de las estelas y estatuas-menhir de la Edad del
Bronce en general.

Figura 186: Reconstruccin interpretativa del ncleo 1 de Alfarrobeira. La estela alentejana est situada en el extremo Sur de la necrpolis, junto a la
cista 2 (Gomes, 1994b).

Por un lado, hay datos que indican que algunas estelas


fueron implantadas en lugares con preexistencias que ya
estaban impregnados de significado, que ocupaban un
lugar en la memoria colectiva. Las estelas pueden estar
tambin
asociadas
a
restos
genricamente
contemporneos, casos en los que queda patente su papel
activo en la estructuracin de los significados asociados a
estos lugares, aglutinndolos visualmente y de forma
permanente. Pero las estelas tambin jugaron un papel
activo en la interpretacin social de estos lugares, incluso
cuando fueron objeto de reutilizaciones, como restos
materiales de un pasado reciente o remoto que an era lo
suficientemente relevante como para ser integrado y/o
reinterpretado en el contexto de nuevas practicas sociales.
En definitiva, los datos disponibles permiten vislumbrar
un panorama de situaciones diversas en las que las estelas
jugaron, junto a otros elementos, un papel activo en la
estructuracin de la memoria social de los colectivos
asociados a ellas (vide infra).

En algunos casos las estelas alentejanas se implantaron en


lugares en los que haba restos de un pasado remoto que
conscientemente fue integrado y reinterpretado, como
pudo ocurrir en Alfarrobeira y Ervidel 1. La primera estela
est realizada sobre un antiguo menhir, una posible
preexistencia del lugar al que probablemente ya se
asociaban significados diversos, lo que puede estar
relacionado con el emplazamiento en el mismo de una
necrpolis y de la estela asociada (vide infra). Aunque la
localizacin precisa de la estela de Ervidel 1 no se conoce,
se cree muy probable que su emplazamiento original
estuviera relacionado con las cistas 1 y 2 de Herdade de
Pomar (Gomes y Monteiro, 1977: 166). En este caso,
mientras las dataciones de C14 revelan que la mujer de la
cista 1 falleci durante el primer cuarto del II milenio AC,
la iconografa de la estela situara la realizacin de estos
grabados a partir de ca. 1400 AC (vide supra). Pasados los
siglos, este lugar ser nuevamente recordado a travs de
otra estela (Ervidel 2) (vide infra).

ESTELAS ALENTEJANAS
Estelas
Alentejanas

Cronologa
grabados

Restos Funerarios asociados

317

Otras estelas
asociadas

Conserv.

Br. Pleno?

Reutilizacin histrica
(Iglesia)

Reutilizacin - Bronce?
(tapas sepulturas)

Cronologa deposicin

CUENCA S EVER / SIERRA S.M AMEDE


Tapada da Moita
Valencia Alc. 4?

Br. Pleno
?

BEJA

Trigaxes 1 y 2

Br. Pleno?

Necrpolis -cistas?

Monte de Abaixo

Br. Tardo

Bronce Tardo?

Mombeja 1-3

Br. Pleno?

Necrpolis Alcarias -cistas?

Reutilizacin - Bronce?
(tapas sepulturas)

S. J. Negrilhos

Br. Pleno

Bronce Pleno?

Pedreirinha

Br. Pleno

Bronce Pleno?

Assento

Br. Tardo

Bronce Tardo?

Ervidel 1

Br. Tardo

Necrpolis Herdade do Pomar -cistas (BrSW I)

Estela Br Final

Bronce Tardo?

Sta. Vitria

Br. Tardo

Necrpolis Santa Vitria -cistas? (BrSW II)

Estela epigrfica?

Reutilizacin - Bronce SW
II
(tapa sepultura)

S. Salvador

Br. Pleno?

Bronce Pleno?

Castro Verde

Br. Pleno?

Bronce Pleno?

Bronce Pleno?

SADO
Abela

Br. Pleno

Defesa

Br. Pleno

Enterramiento

Reutilizacin histrica
(Tumba)

Panoias

Br. Pleno?

Necrpolis

Bronce?

SIERRA CALDEIRAO/ CUENCA RO MIRA


Atalaia?

Necrpolis Atalaia -encachado tumular (BrSW I -II)

Mourios

Br. Pleno

Necrpolis Cerro dos Mourios -encachado tumular (Hierro I)

Gomes Aires

Br. Tardo

Necrpolis Corte do Freixo -cistas (Bronce y Hierro)

Estela epigrfica

Reutilizacin - Bronce SW
I-II
(base tmulo VY)
Reutilizacin - Hierro
(Tmulo?)
Bronce? Hierro?
Fracturada

ALTO ARADE
Passadeiras 1-3

Br. Pleno

Necrpolis Passadeiras -cistas

Menhir
reutilizado?

(1) C,
fracturada
(2, 3) F

Bronce?

Alfarrobeira

Br. Pleno

Necrpolis, ncleo 1 - tmulos y cistas (BrSW I, inicios II)

Menhir reutilizado
Estela epigrfica?

Bronce SW I, inicios II

SERRA DE MONCHIQUE
Marmelete

Enterramiento

Reutilizacin - Bronce?
(sepultura)

Bensafrim?

Necrpolis Fonte Velha?

Estelas epigrficas

SIERRAS S UB-BTICAS
El Torcal

Br. Pleno?

Figura 187: Informacin sobre las estelas alentejanas y los lugares en los que fueron documentadas.

Las estelas podan ser parte de un conjunto ms amplio de


prcticas destinadas a materializar la idea del lugar como
perteneciente a un pasado ancestral a partir de restos de un
pasado ms reciente. La estela pudo ser integrada durante
la vida de uso de una necrpolis, aglutinando visualmente
y de forma permanente a las sepulturas que la integraban.

Como sugieren los datos recuperados en el curso de la


excavacin del ncleo 1 de Alfarrobeira, la estela pudo
haber sido elaborada e implantada en una fase tarda de la
necrpolis, cuyo uso parece extenderse entre el Bronce del
SW I e inicios del II (ca. 2000-1700/1600 AC). En este
sentido apunta la pequea fosa, posiblemente de

318

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

implantacin, documentada en el extremo Norte de la cista


2, una de las ms recientes de este ncleo segn su
excavador. Su localizacin en el extremo Sur de la
necrpolis parece estar relacionada con la intencin de que
la estela fuera visible al acceder a la necrpolis (Gomes,
1994b: 72). Otras estelas pudieron haber tenido un papel
similar, como la de Passadeiras 1 o la de Gomes Aires,
que se conservan fracturadas pero completas en el entorno
de necrpolis de la Edad del Bronce (Gomes, 1994b: 8689).
Varias estelas completas como Tapada da Moita, S. J. de
Negrilhos, Pedreirinha, Assento, Abela fueron halladas en
lugares en los que no hay noticia de la existencia de otros
restos. Los datos para la localizacin del lugar de hallazgo
son en algunos casos imprecisos. Sin embargo, a pesar de
que para otros casos disponemos de informacin concreta
sobre el local del hallazgo, estos lugares no han sido
sistemticamente investigados. Es muy probable que estos
lugares an oculten en el subsuelo restos de actividades
que permanecen invisibles a nuestros ojos.
A pesar de ello hay todava aspectos que pueden ser
significativos como, por ejemplo, la proximidad de estelas
como las de Tapada da Moita, Assento y Abela a cursos
de agua. La cercana de estelas y necrpolis, por separado
y asociadas entre s, a cursos de agua es muy frecuente en
el Sur de Portugal, aspecto que a una escala de anlisis
macro podra estar relacionado con el patrn de
poblamiento ya que, como se ha documentado en el
Alentejo Litoral, es frecuente que las necrpolis estn en
las cercanas de los poblados (Soares y Silva, 1995: 137).
No obstante, sera interesante analizar esta relacin a una
escala micro-espacial para conocer en detalle su
naturaleza y ver si responde a prcticas sociales conocidas
en otros mbitos de la Europa Atlntica durante la Edad
del Bronce en las que los ros, riberas y fuentes naturales
de agua jugaron un papel significativo en prcticas
sociales diversas.
La permanencia de los lugares con estelas en la memoria
colectiva de las sociedades del Sur de Portugal queda
patente cuando analizamos la reutilizacin de estelas, un
comportamiento relativamente frecuente.
Aunque se trata de una hiptesis de trabajo que de
momento no se puede contrastar, es muy posible que las
estelas reutilizadas procedieran de esos mismos lugares y
que las actividades que resultan en su reutilizacin se
realizaran en ese mismo lugar precisamente por estos
restos materiales preexistentes -como estelas o sepulturasy los significados a ellos asociados. En este sentido apunta
la realizacin de sepulturas en lugares como los de
Trigaxes, Alcarias (Mombeja), Santa Vitria, el ncleo V
de la necrpolis de Atalaia, Marmelete o Passadeiras
durante la Edad del Bronce y, posiblemente, en la
necrpolis en la que apareci la estela de Panias. En los
casos de Trigaxes, Mombeja y Santa Vitria las estelas se
reaprovechan como tapas de sepulturas, mientras en
Atalaia, Marmelete, Passadeiras o Panias los fragmentos

de estelas pudieron haber sido reaprovechados con un fin


meramente constructivo. La reutilizacin de estelas y,
posiblemente, la buscada vinculacin a sus lugares de
implantacin, tambin est documentada durante la Edad
del Hierro (Mourios) e, incluso, en poca histrica
(Defesa). La reutilizacin de la estela de Mourios no est
muy bien documentada, ya que hay informaciones que
indican que era parte constructiva de uno de los dos
encachados tumulares que forman la necrpolis de Cerro
dos Mourios, mientras en otra ocasin se menciona que
fue hallada en su superficie (Gomes, 1994b: 116; Parreira,
1995a: 99).
Pero durante la Edad del Hierro hay un fenmeno de gran
inters que sugiere la persistencia de estos lugares como
elementos relevantes en la memoria colectiva de las
poblaciones del Sur de Portugal. Aunque los datos son
confusos, hay referencias que indican que al menos en
cuatro casos se da la coincidencia de estelas alentejanas y
estelas epigrficas. En Santa Vitria, Alfarrobeira y la
estela dudosa de Bensafrim las referencias son escuetas e
inseguras (Almagro Basch, 1966: 43, 55-56, fig. 81;
Beirao, 1973: 205) pero en Gomes Aires no solo se hall
una estela epigrfica junto a la estela alentejana, sino que
a unos 300 m de la necrpolis del Bronce se document
una necrpolis de la Edad del Hierro en la que se hall una
segunda estela (Pao, Ribeiro y Franco, 1965: 99; Coelho,
1975: 196; Guerra, 2002). Todo lo anterior sugiere que, al
menos en algunos casos, los lugares con estelas de la Edad
del Bronce jugaron un papel relevante en la memoria de
las sociedades del Sur de Portugal durante la Edad del
Hierro. Esta persistencia tambin est documentada
durante el Bronce Final en Herdade do Pomar, un caso
que es paradigmtico porque precisamente lo que se hace
es implantar una estela del Bronce Final en el Sitio da
Fonte, junto a las cistas 1 y 2 de inicios del II milenio AC
(vide supra), lugar en el que posiblemente se hall la
estela del Bronce de Ervidel 1.
Vemos, por lo tanto, que el carcter permanente y visible
de las estelas alentejanas contribuy a que su papel en la
estructuracin social de estos lugares se prolongara en el
tiempo, siendo
objeto
de reutilizaciones y
reinterpretaciones diversas.
Uno de los aspectos que quedan por tratar es la presencia
de ms de una estela alentejana en el mismo lugar, como
ocurre en los casos de Trigaxes, Mombeja y Passadeiras.
Pudo existir diacrona en la introduccin de las estelas en
un mismo lugar pero tambin es posible que su
implantacin fuera simultnea, lo que tendra
implicaciones relevantes en la interpretacin tradicional de
las estelas alentejanas (vide infra). En este sentido, los
casos de Trigaxes y Mombeja no aportan datos
esclarecedores en este sentido por estar todas ellas
reutilizadas y no ofrecer diferencias en su iconografa que
puedan ser interpretadas en trminos cronolgicos. Sin
embargo, el de Passadeiras podra ser relevante ya que,
mientras las estelas 2 y 3 estn fragmentadas, la 1 se

ESTELAS ALENTEJANAS
encuentra completa, lo que podra ser interpretado en
trminos de estructuracin social.
Tanto la destruccin de las estelas 2 y 3 junto a la
conservacin de la estela 1 en la necrpolis de
Passadeiras, como la reutilizacin de estelas como la de
Santa Vitria, son acciones que hipotticamente podran
ser situadas durante la Edad del Bronce y ser interpretadas
en trminos de contestacin social y reinterpretacin, lo
que contribuira a elaborar una visin ms dinmica de las
sociedades de la Edad del Bronce del SW (vide infra).
Lo que observamos con estos datos es que ms all del
posible papel de las estelas -y necrpolis- como hitos
territoriales erigidos para reivindicar la explotacin de
unos recursos concretos (Ruiz-Glvez, 1998: 180-181), es
preciso valorar la historia particular de cada uno de estos
lugares con estelas para poder aproximarnos al papel de
las estelas en la dinmica social de las colectividades
vinculadas a ellas. Como sugieren las diversas situaciones
en las que documentamos las estelas, estos lugares no
fueron contenedores estticos de significados ideolgicos,
sino que estuvieron en constante re-elaboracin y, en este
contexto, las estelas jugaron un papel que es necesario
valorar (vide infra).

7.3.6 Distribucin y poblamiento


Uno de los aspectos comunes a casi todas las estelas
alentejanas es la ausencia de alusiones explcitas al cuerpo
humano que, sin embargo, es representado por el soporte.
La identificacin del cuerpo con el soporte es un aspecto
comn en otros grupos de estelas y estatuas-menhir
peninsulares de la Edad del Bronce. Sin embargo, en otras
piezas del Bronce Pleno es ms frecuente la alusin al
cuerpo humano, ya sea a travs del grabado de aspectos
faciales o corporales, o su representacin a travs del bulto
redondo. Existen, no obstante, ejemplares en los que no se
da ninguna de estas circunstancias como, por ejemplo, en
la estatua-menhir de Atades o varias de las estelas del
yacimiento de Cabeo da Mina (vide supra Captulo 7.1).
En las estelas alentejanas la alusin ms directa al cuerpo
humano la encontramos en la estela/ estatua-menhir de
Tapada da Moita, en el Alto Alentejo, con un soporte
trabajado para reproducir la silueta corporal a travs de los
hombros y el cuello. Esta pieza presenta un espacio no
trabajado en su base, lo que indica que esta pieza fue
realizada para estar hincada. En esta estela de Tapada da
Moita los objetos estn situados en relacin al cuerpo y
son presentados en posicin de parada, lo que enfatiza el
carcter antropomorfo del conjunto. Otras estelas
alentejanas no presentan un soporte antropomorfo pero s
incluyen la misma disposicin de los elementos
representados, como Abela, Defesa o S.J. de Negrilhos.
En stos y otros casos que tambin se conservan su
extremo proximal, como Mourios, Gomes Aires,
Alfarrobeira o Passadeiras 1, existe un espacio libre de

319

decoracin en la base, lo que incide nuevamente en su


implantacin exenta. Pero como ya se ha mencionado,
tambin hay algunas piezas que, como Ervidel 1 o
Assento, estn desprovistas de este espacio inferior, por lo
que es posible que estuvieran destinadas a estar apoyadas
en alguna otra estructura o incluso tumbadas. En estos
casos la disposicin de los objetos ms comunes
(Ancoriforme y Espada) reproduce la que se conoce en
otras estelas pero el resto de los objetos estn dispuestos
como si de una deposicin estructurada (depsito o ajuar)
se tratara. Casos como los de Ervidel 1, Assento o Monte
de Abaixo podran corresponder a una cronologa ms
tarda que el resto (vide supra). Aunque esta variacin
iconogrfica puede ser interpretada en trminos
cronolgicos, las implicaciones ms relevantes se derivan
de su lectura en relacin con la interaccin extra-regional
y la reproduccin de las relaciones sociales a nivel local
(vide infra).
Uno de los aspectos ms llamativos de las estelas
alentejanas es su ambivalencia en relacin con los
elementos representados en ellas y sus referentes
materiales. Por un lado tenemos una serie de motivos
(Espada y Alabarda), que forman parte de la estructura
bsica de todas estas estelas, con referentes materiales que
no estn presentes en las zonas en las que estn
representados. Por otro lado vemos que en las estelas ms
tardas (p.e. Assento o Monte de Abaixo) se incluyen
hachas de enmangue transversal y cinceles que s estn
presentes en el registro arqueolgico de las zonas en las
que encontramos sus representaciones (vide supra). Las
espadas y alabardas de las estelas alentejanas indican que
esta regin del Sur de Portugal participaba en una red de
interrelaciones mucho ms amplia y diversa de la que es
sugerida por los restos materiales ms seeros del Bronce
del SW, como la arquitectura funeraria o las formas y
decoraciones cermicas. Igualmente, los formatos
iconogrficos que se distinguen por el tipo de motivos
representados y su disposicin en el soporte remiten a
formatos conocidos en otras reas peninsulares en los que
se reproducen objetos similares o relacionados, siguiendo
las mismas pautas formales (vide supra).
Estas similitudes formales o estructurales ponen en
relacin el SW peninsular con otras regiones distantes
como el SW de la Meseta Norte, Norte de Portugal, NW y
Cantbrico Central (vide supra). Estas relaciones parecen
ser especialmente estrechas entre el SW peninsular y el
SW de la Meseta Norte, las dos nicas reas peninsulares
en las que se reproduce la asociacin entre espada larga y
alabarda de hoja estrecha (vide supra y fig. 181). Por
tanto, el SW se presenta como una regin abierta al
exterior que participa en una amplia red de relaciones que
no slo se extienden hacia el valle del Guadalquivir y el
SE, sino tambin hacia el Norte, especialmente a travs de
la cuenca del Tajo, como ponen de manifiesto los
ejemplares de Tapada da Moita y Valdefuentes de
Sangusn (vide supra).

320

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 188: Distribucin de las estelas alentejanas en el Sur de Portugal. (Cartografa Base: Carta Militar Itinerria, Instituto Geogrfico do Exrcito,
1999).

Son diversos los elementos que sugieren una estrecha


relacin entre el SW y el SE, como bien expuso Schubart
(1975: 134-135), entre los que destacan la presencia de la
estela de El Torcal en la cuenca media del Guadalquivir
(zona argarizada), la similitud formal entre las formas
cermica carenadas argricas y las del SW, la presencia en
los dos mbitos de puales de roblones y de alabardas
metlicas con hoja estrecha de estilo mediterrneo o
representaciones de stas (vide supra). Por otro lado, la
relacin entre el SW peninsular y el SW de la Meseta
Norte durante los inicios de la Edad del Bronce quedara
materializada, por ejemplo, a travs de la presencia de

hachas del tipo 4 de Monteagudo en el Bajo Alentejo,


Sierra de San Mamede y en Bejr (depsito de El Tejado)
(Monteagudo, 1977, en Ruiz-Glvez, 1979: fig. 2).
La interrelacin del SW con otros mbitos peninsulares
parece ser especialmente intensa durante el Bronce
Inicial/Pleno (ca. 2200-1400 AC). A partir de ca.
1400/1200 AC tanto el SE como el SW participan en
interrelaciones ms concentradas en los mbitos meseteo
y mediterrneo central (vector micnico). Las relaciones
con la Meseta esta vez son indicadas por la presencia de
cermicas de estilo Cogotas I -recurriendo especialmente

ESTELAS ALENTEJANAS
boquique- en el SE y en el SW (hbitat de Cerradinha en
Sto. Andr, Santiago de Cacm) (Carta Arqueolgica de
Santiago do Cacm, s.f.). Por otro lado, la interrelacin
con el mundo mediterrneo viene dada por la presencia de
elementos materiales (p.e. cuentas de pasta vtrea),
tecnolgicos (p.e. rotacin en la orfebrera) y formales
(representacin de hachas de enmangue directo)
(Almagro-Gorbea, 1998: 82-83; Cardoso, 2007: 458-459;
Torres, 2008a: 79-80; Schubart, 1975: 159).
Pero la cuestin que nos planteamos es qu tipo de
sociedades poblaron el Sur de Portugal durante la Edad
del Bronce, cmo estaban organizadas social y
econmicamente, cmo se desarroll su participacin de
esta compleja red de interrelaciones y cmo, en ese
contexto, debemos entender el recuso a imgenes como
las de las estelas alentejanas en esta regin, en la que hasta
ahora se concentran casi todas las piezas de este tipo. Para
esto debemos, en primer lugar, considerar que las estelas
alentejanas se encuentran en ecosistemas diversos
(Schubart, 1975: Mapa 1; Parreira, 1995b: 131). Tanto la
cuenca media y baja del Sado, en donde encontramos las
estela de Abela y Defesa, como la regin que se extiende
alrededor de Beja, donde encontramos las estelas de
Monte de Abaixo, Trigaxes 1 y 2, Mombeja 1-3, S. J. de
Negrilhos, Ervidel 1, Sta. Vitria, Pedreirinha y Assento,
son zonas de alto potencial agrcola, de tierras ricas y
frtiles, en las que se puede desarrollar agricultura
extensiva. El hecho de que en el entorno de Beja
existieran amplias extensiones de dehesa hasta hace bien
poco, paisaje de probada antigedad en zonas como
Extremadura (Lpez Sez et alii, 2007), no es bice para
pensar que la agricultura formara parte de la economa de
las poblaciones de estas zonas durante la Edad del Bronce,
como los datos parecen indicar para en Sur de
Extremadura durante el Neoltico Medio (Lpez Sez et
alii, 2007: 499). En algunas ocasiones se ha propuesto un
modelo econmico basado en la ganadera para estas
poblaciones que, como indicara la invisibilidad de los
asentamientos, practicaran un modo de vida itinerante
(Ruiz-Glvez, 1998: 180-181). No obstante, el potencial
agrcola de los barros de Beja ha de ser tenido en cuenta.
De hecho, otros autores proponen para esta regin un
modelo de ocupacin permanente, articulado a travs de
granjas agrcolas y poblados abiertos con amplias reas de
captacin en las que se incluiran terrenos de alta
capacidad agrcola y acceso a recursos minerales (Parreira,
1995b: 132; Snchez Palencia y Prez, 1989: 17; Hunt y
Hurtado, 1999: 279-281).
El conocimiento que se tiene del poblamiento en esta zona
es muy deficiente ya que, aunque se han detectado algunos
poblados, ninguno ha sido sistemticamente excavado.
Esta situacin contrasta con la que encontramos en la zona
de Sines, en donde s disponemos de datos habitacionales
(Silva y Soares, 1981: 168-172). En esta zona los
poblados son abiertos, sin condiciones naturales o
artificiales de defensa, estn prximos a necrpolis, en
ocasiones rodeados por ellas, como en Pessegueiro (Silva
y Soares, 1981: 168; Soares y Silva, 1995: 137). Se

321

conocen en esta zona cabaas de planta rectangular que en


pocas ocasiones tienen basamento ptreo o suelo lajeado
(Silva y Soares, 1981: 170-171; Soares y Silva, 1995:
137). En estos asentamientos se documenta una economa
mixta en la que la pesca tambin est representada, as
como actividades artesanales desarrolladas en el mbito
domstico, como la elaboracin de tejidos o la fundicin
de cobre (Silva y Soares, 1981: 172, 178).
Estas dos regiones -Sines/Sado y Barros de Bejapresentan dos recursos fundamentales que, junto a la
agricultura, pudieron haber contribuido a desarrollar el
asentamiento estable. Entre la costa de Sines y el estuario
del Sado la pesca y la explotacin de las salinas pueden
haber sido actividades complementarias con cierto peso en
las relaciones de intercambio al menos a nivel domstico.
Puede que haya habido un cierto grado de especializacin
en los asentamientos, como podra ser el caso del
asentamiento de Pessegueiro en Sines que ha sido
interpretado como poblado de mariscadores (Silva y
Soares, 1981: 178; Soares y Silva, 1995: 138). Por otro
lado, los recursos cuprferos fueron accesibles y
explotados en la zona situada al SW de Beja, como
indican las mazas de minero halladas en las profundidades
de la Mina Juliana, que estaban asociadas a cinceles y
hachas de cobre (vide supra). Es precisamente en esta
zona y en el Norte de Beja en donde hallamos la mayora
de las estelas alentejanas tardas (vide supra).
A pesar de indicios como la explotacin de recursos
minerales o las estelas alentejanas, aspectos que podran
hablar a favor de cierta complejidad social, hay ausencias
que limitan el alcance de la misma. Un aspecto llamativo
es que de momento no se han documentado poblados en
altura anteriores al Bronce Final (Parreira, 1995b: 133;
Soares y Silva, 1995: 138), aunque existe la posibilidad de
que algunos de estos poblados en altura del Bronce Final
presenten ocupaciones que remitan al Bronce Pleno
(Parreira, 1995b: 132; Cardoso, 2007: 461). Por otro lado,
las necrpolis documentadas en estas dos zonas son de
pequeas dimensiones y, como se ha podido probar en el
rea de Sines, se sitan junto a poblados abiertos de
pequeo tamao. El tipo de arquitecturas difiere en ambas
zonas, ya que en Sines son tpicas las agrupaciones de
tmulos organizados en panal, como los que se conocen
en Ourique y Alto Arade (Soares y Silva, 1995: 146;
Gomes, 1994b: 93). En la zona de Beja son tpicas las
pequeas agrupaciones de cistas que, en ocasiones, estn
cerca unas de otras (Parreira, 1995b). Es precisamente en
esta zona y en este tipo de necrpolis en las que
encontramos estelas asociadas a cistas, bien implantadas
junto a antiguos enterramientos (Ervidel 1) o reutilizadas
como tapas de cistas. Otras estelas completas como S. J.
de Negrilhos, Pedrerinha o Assento aparecen en lugares en
los que, de momento, no se han documentado restos
materiales asociados, aunque en el caso de Assento podra
ser significativo el hecho de que se encontrara junto a un
curso de agua. Todas estas necrpolis y estelas se
encuentran en una zona de gran potencial agrcola al SW
de Beja en donde se encuentra la Mina Juliana y donde el

322

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

embalse de Roxo oculta una inmensa superficie que pudo


albergar restos de la poca (ver fig. 188). Por otro lado, en
la zona del medio y bajo Sado ocurre algo similar. Los
datos acerca de la estela de Defesa son confusos pero al
parecer se encontr reutilizada en una tumba de poca
histrica. Hay que destacar que tanto la estela reutilizada
de Defesa como la estela de Abela, ambas conservadas
completas, se documentaron en lugares situados junto a
los ros Sado y Coroa, respectivamente.
El anlisis de la iconografa permite inferir un posible
decalage temporal entre unos ejemplares y otros. Tanto en
la regin de Beja como en la cuenca media y baja del Sado
hay ejemplares que pueden ser situados a partir de ca.
2000/1800 AC, mientras los ejemplares que pueden ser
atribuidos a partir de ca. 1400/1200 AC slo se encuentran
en el entorno de Beja. Por otro lado, no hay datos seguros
para situar en el tiempo la reutilizacin de las estelas de
Trigaxes 1-2 y las de Mombeja 1-3 que, en todo caso se
puede situar a lo largo de la Edad del Bronce, a partir del
terminus post quem para su manufactura (ca. 2000/1800
AC).
Otro caso distinto es el de la estela de Santa Vitria, que
por su iconografa parece ser una estela tarda (a partir de
ca. 1400/1200 AC) reutilizada en una cista del Bronce del
SW II (ca. 1700/1600/1500-1200 AC) (vide supra), por lo
que su reutilizacin debe haber tenido lugar poco despus
de su elaboracin.
A medida que nos acercamos hacia el Sur cambia el
paisaje, pasamos a un paisaje en el que el substrato
geolgico est ms cerca de la superficie, en donde los
suelos tienen menos potencia, son ms pobres y menos
aptos para la agricultura (Schubart, 1975: Mapa 1). Esto
hace que sean reas ms favorables para pastos -sin
olvidar la posibilidad de una agricultura de tala y roza-, en
las que posiblemente los recursos minerales podan ser
explotados con ms facilidad por su frecuente
afloramiento en superficie (Parreira, 1995b: 131-132). En
esta regin de Castro Verde-Ourique el poblamiento fue
probablemente disperso, las viviendas de carcter
precario, aunque junto a uno de los monumentos de
Alcaria se document una posible vivienda subrectangular
(Parreira, 1995b: 132; Lago, 1995). Destaca en esta zona
el hecho de que, como en el rea de Sines, los
receptculos funerarios incluyen encachados tumulares y
estn organizados en panal, como en Atalaia, Alcaria y
Las Mesas (Parreira, 1995b: 132; Gomes, 1994b: 93).
Exceptuando los casos de Castro Verde y S. Salvador,
para los que no disponemos de datos contextuales, el resto
de las estelas de esta zona estn invariablemente asociadas
a necrpolis. La estela de Panoias se encontr en una
necrpolis ya destruida en el s. XIX situada a unos 500m
al NW de la necrpolis de Las Mesas (Schubart, 1975:
243-244, Lm. 37), compuesta por cistas embutidas en
encachados tumulares como los que se conocen en la
cuenca del ro Mira y en el Alto Arade (vide infra). Por
otro lado, la dudosa estela de Atalaia apareci en la base

del tmulo VY, uno de los ms tardos del sistema. Como


ya hemos mencionado en este tmulo no se hallaron restos
de cista, inhumacin o ajuares y estaba parcialmente
destruido (vide supra). La estela de Mourios,
probablemente realizada a partir de ca. 2000/1800 AC, fue
documentada en una pequea necrpolis del Hierro I (vide
supra). Mientras, la estela de Gomes Aires, para la que
proponemos cronologas ms tardas (a partir de ca.
1400/1200 AC), fue hallada junto a una estela con
escritura del SW. Se encontraron en un local en el que se
conocen dos necrpolis de cistas cercanas entre s: una de
la Edad del Bronce y otra del Hierro (vide supra). Adems
de los restos de necrpolis vemos que los sitios de
Panoias, Mourios y Gomes Aires estn estrechamente
vinculados a cursos de agua.
Finalmente, si pasamos a la zona del Alto Arade y al
entorno de la Sierra de Monchique vemos un panorama -a
nivel de cultura material- estrechamente relacionado con
el que encontramos en la regin de Castro Verde-Ourique
y en la de Sines (Soares y Silva, 1995: 137; Gomes,
1995d: 143). Esta relacin es patente en la presencia de
estelas y en el tipo de iconografa que presentan. Por un
lado la estela de Passadeiras 1 tiene un paralelismo claro
con la de Abela, en el Alentejo Litoral, mientras que la de
Alfarrobeira podra estar relacionada con ejemplares como
Trigaxes 2 o Mombeja 2, de la zona de Beja.
En esta regin se conocen necrpolis compuestas por
cistas con tmulos, cistas con o sin tmulos (Alfarrobeira)
o nicamente cistas (Passadeiras) (Gomes, 1995d: 141).
Aunque las cistas tambin estn presentes en la fase inicial
del Bronce del SW, en esta fase parecen ser ms comunes
las que estn compuestas por tmulos que pueden estar
sucesivamente adosados (en panal), mientras que en una
fase posterior parecen predominar las cistas de pequeo
tamao y sin tmulo (Gomes, 1995d; Gomes, 1994b: 93).
En este contexto uno de los argumentos que han servido
para situar las estelas alentejanas en el Bronce del SW II
es su relacin con cistas, como ocurre en Alfarrobeira,
Passadeiras y tambin parece haber ocurrido en
Marmelete (Gomes, 1995d: 141). Segn M.V. Gomes,
durante la transicin del Bronce del SW I al II, en la
necrpolis de Alfarrobeira los tmulos parecen ser
sustituidos por estelas (Gomes, 1995d: 142). Pero como
dijimos anteriormente, en el caso dudoso de Marmelete
puede tratarse de una reutilizacin, en Passadeiras no hay
datos cronolgicos concluyentes para situar dicha
necrpolis en esta fase (Gomes, 1994b: 86-90) y en
Alfarrobeira los datos dejan abierta la posibilidad de que
la pequea cista 2 correspondiera a la fase I del Bronce del
SW (vide supra). Las estelas conocidas en este sector
estn siempre relacionadas con necrpolis. Hay casos
como Marmelete y Passadeiras en los que esta relacin no
se puede concretar por no existir excavaciones
sistemticas. En Alfarrobeira todo parece indicar que la
estela fue implantada al pie de la cista 2, posiblemente una
de las ms tardas de la necrpolis y la ms perifrica
(Gomes, 1994b: 25-30). Interesa destacar aqu que la
iconografa de la estela de Alfarrobeira y la de Passadeiras

ESTELAS ALENTEJANAS
1 pueden ser situadas a partir de ca. 2000/1800 AC. Estas
dos estelas se conservan completas aunque la de
Passadeiras 1 estaba fragmentada en dos cuando se hall.
En el lugar de Passadeiras hay dos fragmentos ms que
corresponde a dos estelas diferentes, una con una espada y
otra que posiblemente reproduce una espada en una cara y
un posible ancorifome en la otra. Esta disposicin
recuerda mucho a la que queda reproducida en la estatuamenhir de Atades, en la Beira Alta, que en una cara
presenta un emblema rectangular y en la otra una espada.
Esta iconografa tambin puede ser situada a partir de ca.
2000/1800 AC y, suponiendo que las fracturas sean
antiguas, es posible hipotetizar sobre la destruccin de
estelas preexistentes (Passadeiras 2 y 3) y la implantacin
de una nueva (Passadeiras 1) como parte de un proceso de
social en el que el lugar de Passadeiras, los enterramientos
y las estelas, jugaron un papel activo.
Una de las limitaciones ms serias que tiene el estudio del
Bronce del SW I y II en esta regin es el desconocimiento
total de habitats atribuibles a esta poca. Se ha sugerido
que probablemente estemos ante un poblamiento similar al
conocido en el rea de Sines, articulado por pequeos
poblados junto a los que se situaran las necrpolis que,
por su tamao y estructura organizativa, parecen albergar
los enterramientos de personas relacionadas por lazos de
parentesco (Gomes, 1995d: 141-142; Soares y Silva,
1995).
Lo que s se ha destacado es la riqueza y accesibilidad de
recursos cuprferos en estas sierras del Barlovento
algarvo (Gomes, 1995d: 142), en donde se han
documentado varios testimonios de minera antigua
(Gomes, 1994b: 79-80, 85). Adems habra que considerar
la situacin de sitios como Alfarrobeira y Passadeiras en
el Alto Arade que, aunque en algunos sectores presenta
profundos valles (Alfarrobeira), existen terrenos
cultivables prximos (Passadeiras).
Lo que se puede deducir de todo lo anterior es que no
existe una correlacin geogrfica entre estelas y zonas de
aprovechamiento fundamentalmente ganadero, como
propone Ruiz-Glvez (1998: 180-181), sino que las estelas
se encuentran en zonas con recursos diversificados,
aunque s que existen diferencias respecto a la
accesibilidad y potencialidad de algunos recursos como
las tierras cultivables, los recursos mineros o marinos.
Recursos como la pesca y la sal son ms accesibles para
las comunidades que ocuparon la cuenca del Sado por su
cercana a la costa y a la cuenca baja del Sado. En los
barros de Beja el potencial agrcola y ganadero es claro,
adems de la accesibilidad a recursos minerales cuprferos
y argentferos (Schubart, 1975: Mapas 1 y 35; Hunt y
Hurtado, 1999: 279-281). Por otro lado, en la regin de
Ourique y Castro Verde las superficies cultivables ofrecen
un menor potencial agrcola y en el Alto Arade su
extensin es ms reducida o no son tan accesibles, por lo
que normalmente en el Sur se piensa en economas con un
fuerte componente ganadero (Parreira, 1995b: 131-132).

323

En definitiva, al menos para las reas del Sado y de Beja


hablamos de economas mixtas, de base agropecuaria, que
complementan su produccin con la explotacin de otros
recursos como la caza y recoleccin de frutos silvestres,
as como la pesca, marisqueo, la sal, el cobre y la plata
(vide supra). Si a estos datos aadimos la evidencia
disponible sobre los poblados, abiertos y de pequeo
tamao, diseminados por el paisaje, ncleos rurales a los
que se asocian pequeos cementerios o cementerios de
tamao medio que aglutinan varios ncleos, podramos
pensar en sociedades de carcter domstico organizadas
en funcin de lazos de parentesco. Estaramos frente a
sociedades fundamentalmente sedentarias, aunque, como
indica el variado lapso temporal de formacin de algunas
necrpolis, el grado de permanencia de cada asentamiento
en el longue dure variar en funcin de factores que an
desconocemos. En este contexto las estelas son
emplazadas en lugares significativos en los que hay
elementos diversos -como cursos de agua, antiguas
necrpolis o cementerios todava activos- que remiten a
una esfera ideolgica que an est por ser comprendida,
en la que el agua y los restos del pasado remoto o reciente
jugaron un papel activo.
Es necesario valorar hasta qu punto las estelas
representan a jefes guerreros, individuos pertenecientes
a las lites, como tradicionalmente han sido interpretadas
(p.e. Gomes, 1994b: 94; 2006: 57; Cardoso, 2007: 459). Si
consideramos que nos encontramos frente a pequeos
grupos formados por unidades domsticas relacionadas
entre s por lazos de parentesco (familias extendidas),
como sealan es muy posible que las estelas representaran
a ancestros comunes considerados relevantes en la
creacin de una genealoga concreta que diera cohesin al
grupo de parentesco. Su asociacin a necrpolis responde
a la voluntad de fijar de forma visible y permanente el
carcter ancestral de un grupo de parentesco, vinculndolo
materialmente a un lugar concreto que ya tiene un papel
relevante en su estructura identitaria e ideolgica.
Uno de los aspectos ms llamativos de las estelas es que
dos de los tres elementos bsicos que componen su
iconografa (Espadas y Alabardas) se conocen en otras
reas peninsulares pero no en las zonas en las que se
documentan las estelas. Una posible explicacin para este
hecho es que en la regin de las estelas estos tems fueron
escasos y demasiado valiosos como para ser amortizados,
que el poder poltico de los lderes no era suficiente como
para monopolizar dichos smbolos de estatus (Barcel,
1991: 242, en Garca Sanjun, 2006: 164). Como
introduciremos en un captulo posterior (vide infra,
Captulo 9), el uso o representacin de este tipo de objetos
en estas regiones parece estar ms relacionado con la
definicin de un rol social de cariz colectivo -como al que
parecen estar haciendo referencia la mayora de las estelas
de la Edad del Bronce peninsulares- que con la
caracterizacin social de un individuo concreto. En este
contexto es muy posible que alabardas y espadas metlicas
tuvieran un valor social intrnseco y que como tales se

324

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

transmitieran a los individuos que representaran dicho rol


social (vide infra, Captulo 9).
En este sentido se puede plantear una interpretacin de las
estelas como la materializacin de ancestros con los que
se identificaran determinados grupos de parentesco. As,
la existencia de estelas fragmentadas junto a otras mejor
conservadas, como en el caso de Passadeiras, podra ser
interpretada como resultado de la competencia entre
linajes o, incluso, como la reelaboracin genealgica y
formal del grupo aludido a travs de las estelas
preexistentes. El hecho de que haya estelas ligeramente
modificadas para ser reaprovechadas como tapas de
sepulturas prximas en el tiempo (p.e. Sta. Vitria) podra
ser indicio de la reinterpretacin y apropiacin de estos
smbolos con fines diferentes a los que motivaron su
elaboracin original.
Las relaciones formales entre unas estelas y otras, incluso
con ejemplares situados en reas distantes de la pennsula,
pueden explicarse en funcin de la interaccin social. As
tambin se explica la amplia distribucin peninsular que
presentan diversos objetos formalmente similares, como
hachas, puales con remaches, alabardas y espadas. En las
zonas en las que hay estelas alentejanas hay puales que
estn presentes en contextos funerarios (normalmente
adultos de gnero masculino) que curiosamente no suelen
corresponder a las tumbas ms destacadas arquitectnica o
espacialmente (Garca Sanjun, 1994; 1999; Jorge, S.O.,
1996/97: 84). Sin embargo, espadas y alabardas no estn
representadas ms que en las estelas. Considerando la
posibilidad de que no las hayamos documentado por su
escasez y/o invisibilidad arqueolgica, esta situacin
contrasta vivamente con la que encontramos en regiones
aledaas o relacionadas, en las que hay espadas y
alabardas metlicas (vide supra). De hecho, con el registro
material disponible de las zonas con estelas es muy difcil
plantearse la existencia de lites locales tal y como han
sido formuladas en algunas ocasiones, como
acumuladores de bienes de prestigio, administradores de la
interaccin extra-regional o redistribuidores de bienes
(Barcel, 1989a: 255). La escasa evidencia habitacional y
econmica, as como la ms abundante informacin
relativa al mbito funerario, indican que la organizacin
social de estos grupos pudo estar fuertemente basada en
las relaciones de parentesco con una economa de cariz
domstico (p.e. Silva y Soares, 1981: 178; Gomes, 1995d:
141).
Como indica la iconografa de las estelas atribuibles al
Bronce Inicial/Pleno (entre ca. 2000/1800-1400/1200
AC), as como otros aspectos materiales como las formas
cermicas, las hachas o los puales, durante esta poca los
grupos del Bajo Alentejo, Alentejo Litoral y el barlovento
algarvo participaron en una amplia red de interrelaciones
con mbitos peninsulares diversos pero especialmente con
el Alto Alentejo y la cuenca media del Guadalquivir,
como sugiere la presencia de las estelas de Tapada da
Moita y El Torcal en ambas zonas respectivamente.

Ya durante los setenta Schubart llam la atencin sobre la


presencia en el Alto Alentejo de numerosos elementos que
formalmente remitan al Bajo Alentejo. Uno de los
aspectos ms caractersticos del entorno de esta zona
vinculada a la Sierra de S. Mamede, es la persistente
utilizacin de antiguos monumentos megalticos durante la
Edad del Bronce (Schubart, 1975: 131; vide infra,
Captulo 7.2), una prctica que tambin est documentada
en algunos sepulcros del Bajo Alentejo (Schubart, 1975:
130-131). Estas prcticas de reutilizacin, tambin
conocidas en zonas del Norte en las que se conocen
estatuas-menhir similares (vide supra), fortalecen nuestra
hiptesis de interpretacin sobre estelas y estatuas-menhir
del Bronce Inicial/Pleno en general, y de las alentejanas en
particular, ya que incide en un aspecto clave como es la
bsqueda de una vinculacin fsica con restos del pasado
con objeto de materializar una tradicin o genealoga. En
el Bajo y Alto Alentejo no se ha documentado, de
momento, la relacin espacial entre estelas y monumentos
megalticos, pero tambin es verdad que los lugares de
hallazgo no han sido sistemticamente investigados (vide
supra Captulo 7.2). Uno de los aspectos ms interesantes
de la estela de Tapada da Moita es que constituye un nexo
formal y geogrfico entre las estelas alentejanas y las
estatuas-menhir del SW de la Meseta Norte, lo que
incidira en el carcter abierto -aunque conservador- de
estas sociedades (vide supra Captulo 7.1; vide infra,
Captulo 9).
Como la iconografa de algunas estelas de Beja sugieren,
esta zona del Sur de Portugal particip en una red de
interrelaciones an ms extensa a partir de lo que
convencionalmente se denomina Bronce Tardo (desde ca.
1400/1200 AC). Como muestra el hallazgo de cermica de
boquique en el hbitat de Cerradinha (Sto. Andr,
Santiago de Cacm) (Carta Arqueolgica de Santiago de
Cacm, s.f.), la interaccin con la Meseta Norte contina
durante este perodo. Por otro lado hay una serie de
indicios que revelan la relacin de esta zona del Sur de
Portugal con el mbito de interaccin micnico. Hay
hachas de enmangue vertical en las estelas de Monte de
Abaixo, Ervidel 1, Santa Vitria y Assento,
representaciones que remiten a ejemplares conocidos en el
mundo micnico (vide supra; Almagro-Gorbea, 1998: 8283; Torres, 2008a: 80), as como cuentas de pasta vtrea
que tambin pueden ser relacionadas con el mundo
mediterrneo de mediados del II milenio a. C. (Schubart,
1975: 159; Cardoso, 2007: 458-459). La orfebrera de tipo
Villena-Estremoz est realizada con una tecnologa que
incluye herramientas rotatorias (Armbruster y Perea,
1994), lo que unido a la cronologa que se maneja en la
actualidad para situar este tipo de orfebrera, a partir de ca.
1575-1400 AC (segn Mederos, 1999b), nos remite
nuevamente a un vector de relaciones con el mundo
micnico (Almagro-Gorbea y Fontes, 1997: 354, en
Torres, 2008a: 80). En este sentido, un aspecto llamativo
es que la distribucin geogrfica de la orfebrera VillenaEstremoz y las estelas alentejanas ms tardas es
coincidente (ver fig. 189).

ESTELAS ALENTEJANAS

325

Figura 189: Distribucin de las estelas alentejanas y de otras estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial/Pleno, incluyendo las estelas con
tocado tardas, en relacin con los torques y gargantillas de oro de la Edad del Bronce (incluye algn ejemplar tardo como el de Moura) y la orfebrera
Villena-Estremoz.

Las distribuciones geogrficas nos parecen especialmente


relevantes en el caso de las estelas alentejanas porque, si
es vlida nuestra hiptesis cronolgica, esto indicara que
durante el Bronce Pleno la distribucin de las estelas
alentejanas sera complementaria a la que presentan las
estelas con tocado, situadas en este caso como zona de
trnsito entre la Meseta y el Alentejo (vide supra Captulo
7.1; vide infra, Captulo 7.4).
Como valoracin final de este anlisis quisiramos
destacar varios aspectos que consideramos relevantes y a
los que volveremos cuando abordemos la interpretacin de
las estelas y estatuas-menhir a una escala ms amplia
(vide infra, Captulo 9):

Posiblemente, las estelas alentejanas fueron


situadas en lugares pertenecientes a un pasado remoto o
reciente, lugares que ya tenan significado ideolgico y
ocupaban un lugar en la memoria colectiva de los grupos
que las elaboran. Al elegir estos lugares se busca la
contigidad fsica entre estelas y entre otros elementos

materiales que forman parte de la configuracin


ideolgica previa del lugar.

A travs de la iconografa se crea una imagen


fija, permanente y visible de la idea que materializan, en
este caso un ancestro y/o grupo identitario, posiblemente
el linaje o grupo de parentesco, contribuyendo a su
cohesin y reproduccin social, especialmente en un
contexto de intensa interaccin social regional y extraregional en el que estn inmersas estas sociedades.

La imagen de las estelas poda ser contestada,


fragmentada, eliminada o reutilizada, reinterpretndola en
el marco de un nuevo discurso identitario y social.

Las estelas incluyen algunos objetos conocidos


en la zona pero la estructura iconogrfica bsica gira en
torno a referentes que no estn representados, bien por su
invisibilidad, escasez y/o significado intrnseco, por el que
pudieron ser transmitidos entre personas incorporando su
propia genealoga social y como mecanismo de
reproduccin social.

326

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Parece existir una correlacin entre el recurso a estelas y


la naturaleza e intensidad de las relaciones que mantienen
estas sociedades con otras regiones. Durante el Bronce
Pleno parece que el conjunto del Sur de Portugal participa
en este tipo de interrelaciones, mientras durante el Bronce
Tardo es especialmente la zona de Beja la que mantiene
este papel. En este contexto parece que se desarrollan
varios ejes de interaccin: uno SE-SW a travs del valle
del Guadalquivir, otra hacia el Norte-NE a travs del Alto
Alentejo y hasta Meseta. La zona de Beja continuar
teniendo un papel relevante como zona de trnsito durante
el Hierro (Parreira y Berrocal, 1990: 55-56).

7.3.7 El testimonio de Fuente lamo


En un momento ligeramente anterior (a partir de ca. 2250
AC) o contemporneo (a partir de ca. 2000 AC) a las
estelas alentejanas se sitan las estelas documentadas en
Fuente lamo, en el Sureste peninsular (Risch y Schubart,
1991). Se han documentado hasta ahora cuatro estelas, dos
fragmentos y dos completas, con forma de betilo, dos de
ellas con indicacin esquemtica de ojos y boca, una con
ojos y nariz. El inters de estas piezas no slo reside en el
hecho de que sean el nico testimonio de este tipo en el
mundo argrico, sino tambin porque una de ellas
apareci en un contexto funerario claro (tumba 69, estela
2), mientras otra de ellas, por su posicin estratigrfica,
tambin puede proceder de una covacha (tumba 58, estela
1).
En la tumba 69, una cista, se documentaron las
inhumaciones de un hombre y una mujer, y el ajuar estaba
compuesto por un pual de remaches, un punzn y una
tulipa de boca ancha. La estela 2, completa, se encontraba
en el exterior de la cista y, segn indican los autores de su
estudio, debi ser colocada en este sitio tras la deposicin
del segundo enterramiento. Por otro lado, el fragmento de
estela 1 es posible que procediera de la tumba 58, una
covacha en la que se document un rico ajuar compuesto
por una alabarda, un pual y una copa carenada.
A pesar de que por sus ajuares estas tumbas y estelas, al
menos la estela 2, pueden ser consideradas coetneas a las
estelas alentejanas e incluso a otras estelas que atribuimos
al Bronce Inicial (vide supra, Captulos 7.1 y 7.2), y de
que existen interrelaciones claras entre los mbitos del SW

y SE durante este perodo, es llamativo el contraste entre


sus iconografas, concretamente, la sencillez de la
iconografa antropomorfa argrica.
En el resto de las regiones en las que se documentan
estelas en esta poca predomina la iconicidad y hay una
clara discontinuidad grfica respecto a estelas anteriores.
Sin embargo, en Fuente lamo parece que se retoma o se
da continuidad a una costumbre bien documentada en Los
Millares (vide supra, Captulo 6.2), como es el recurso a
betilos situados en la entrada de sepulcros funerarios
(Risch y Schubart, 1991: 196-197).
Tambin hay un contraste interesante entre las estelas de
Fuente lamo y las de otras regiones. En la tumba 69 y en
la 58, a la que posiblemente tambin se asoci una estela,
se documentan armas metlicas (puales y alabarda),
mientras las estelas no incluyen motivos de este tipo. En
otras zonas con estela coetneas, como el SW, las estelas
incorporan representaciones de armas que no estn
representadas en sus ajuares y que son escasas o no han
sido documentadas en la regin. Esta diferencia cualitativa
es muy significativa, porque puede ser interpretada como
indicio de organizaciones sociales diferentes. En el SE hay
personas que tienen el suficiente poder como para
monopolizar el uso de determinadas armas metlicas, ya
que son amortizadas en sus tumbas, algo que, de
momento, no se ha documentado, por ejemplo, en la
regin de las estelas alentejanas.
Hay un aspecto que comparten estas dos zonas, aunque
con matices importantes. En el Bajo Alentejo las
necrpolis parecen estar organizadas en funcin de lazos
de parentesco (vide supra). La tumba 69 de Fuente lamo
est compuesta por un hombre y una mujer depositados en
la cista en dos momentos diferentes y, como indican otros
contextos funerarios del SE, las relaciones de parentesco o
filiacin tambin parecen ser un tema recurrente en las
tumbas dobles (Lull, 1997-1998: 74). No obstante,
mientras en el SE los datos sugieren la posible
preeminencia de la familia nuclear en la sociedad argrica,
en el SW hay necrpolis como las de Atalaia o la de
Alfarrobeira con una organizacin arquitectnica que
podra estar indicando la importancia de la familiar
extendida y los linajes (vide infra, Captulo 9).

7.4
ESTELAS DEL SUROESTE

7.4.1 Iconografa y distribucin geogrfica:


aspectos generales.
Entre las estelas decoradas y las estatuas-menhir
prehistricas de la Pennsula Ibrica, las estelas del
Suroeste destacan como el grupo iconogrfico ms
nutrido y conocido. En la actualidad tenemos 115
estelas catalogadas y 3 paneles fijos con grabados de
iconografa similar1. De estos 118 casos, hay varios que
permanecen inditos. Hemos tenido conocimiento de
estas piezas por referencias orales o por escuetas
menciones en alguna publicacin.
Como ya referimos en el captulo que trata la historia de
la investigacin, este tipo de estelas son las que han
recibido ms atencin por parte de los investigadores.
Aparte de los innumerables artculos dedicados a la
publicacin de piezas o al anlisis e interpretacin de
aspectos concretos, se han publicado varios trabajos que
tratan las estelas en su conjunto. Hasta finales de los
aos noventa destacan los trabajos de Almagro Basch
(1966), Almagro-Gorbea (1977), Gomes y Monteiro
(1977), Celestino (1990; 1998), Barcel (1989a y b) y
Galn (1993b). La mayora de estos trabajos basaron sus
interpretaciones en el anlisis iconogrfico de las
estelas, de los elementos representados, su composicin
y sus referentes materiales. Estos trabajos preliminares
contribuyeron a concretar un marco crono-cultural para
su desarrollo y proporcionaron las primeras
1

Una vez finalizada la redaccin de este captulo, tuvimos


acceso a la publicacin tres paneles ms en Arroyo Tamujoso
y La Serrezuela (Campanario) (Domnguez y Aldecoa, 2007),
que tratamos en una adenda al final de este captulo.

interpretaciones globales en torno a su significado y


funcionalidad (vide supra, Captulo 3). Galn, por su
parte, emprendi un camino alternativo al valorar la
dimensin espacial de las estelas, su emplazamiento. Su
aproximacin revel que la localizacin de la mayora
de las estelas estaba relacionada con zonas de paso
(Galn, 1993b).
Uno de los aspectos que ms han condicionado la
investigacin sobre las estelas es la escasez de piezas
documentadas en contextos estratificados de cronologa
prehistrica (vide infra). De stos, slo unos pocos han
sido documentados en el proceso de trabajos
arqueolgicos. A principios de los noventa Galn
apunt la necesidad de flexibilizar nuestra perspectiva
sobre el contexto de las estelas, ya que por la naturaleza
de estas piezas es muy probable que la mayora se
encontrara en el lugar de su implantacin original -o
cerca de ste- en el momento de su hallazgo (Galn,
1993b). Actualmente la mayora de los investigadores
que han tratado estas estelas estn de acuerdo en
considerar el papel conmemorativo de las estelas y sus
imgenes, lo que nos obliga a ampliar nuestra
perspectiva contextual. Esto implica considerar la estela
a escalas meso y micro, es decir, analizar en detalle los
lugares en los que se localizan y los elementos
materiales que los componen, como accidentes
geogrficos o restos arqueolgicos ms antiguos o
contemporneos, ya que el conjunto de estos elementos
pueden haber estado relacionados con el significado y
papel conmemorativo de la estela (Daz-Guardamino,
2008; vide infra).

328

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 190: Estelas del Suroeste con formato Bsico.

Dos monografas recientes han vuelto a tratar el


conjunto de las estelas y su anlisis se basa,
nuevamente, en la iconografa (Celestino, 2001a;
Harrison, 2004). Se trata de anlisis macro que apenas
tratan los datos contextuales (en el sentido restringido
del trmino) disponibles (pero ver Harrison, 2004: 3944). A partir de estos datos los dos autores elaboran una
contextualizacin histrico cultural y proponen una
interpretacin socioeconmica de las estelas, ms
elaborada en el caso de R. Harrison (2004: 67-80; 165178).
El trabajo de S. Celestino explora en profundidad los
elementos representados y sus referentes materiales
(Celestino, 2001a: 99-232). Su anlisis parte de la

distribucin geogrfica diferenciada de los distintos


formatos iconogrficos. Diferencia cuatro zonas
fundamentales:
Sierra
de
Gata,
Valle
del
Tajo/Montnchez, Valles del Guadiana/Zjar y Valle
del Guadalquivir. Como focos independientes estaran
el Sur de Portugal y la zona que va desde
Luna/Valpalmas hasta el SE de Francia (Celestino,
2001a: 45-58). Segn concluye en su estudio, el formato
Bsico sera el ms antiguo, posiblemente
contemporneo a las estelas con tocado de formato
naturalista (vide supra Captulo 7.2) y se originara en la
zona de la Sierra de Gata. A medida que nos acercamos
al Sur se aaden en este formato elementos relacionados
con contactos precoloniales y aparecen las estelas con
antropomorfos, generalmente realizadas en soportes de

ESTELAS DEL SUROESTE


menor tamao. Como en su trabajo de 1998, Celestino
interpreta este dcalage geogrfico como fruto del
movimiento de la gente relacionada con las estelas hacia
el Sur, gentes que buscan nuevas zonas de explotacin
econmica y que llegan al Guadalquivir, zona que hasta
entonces estaba supuestamente vaca de poblacin
(Celestino, 2001a: 289-301). Segn su interpretacin,
las poblaciones que ocupan la sierra de Gata, Valle del
Tajo/Montnchez y Guadiana son sociedades
fundamentalmente ganaderas en las que la agricultura
fue probablemente un complemento, mientras que slo
en el valle del Guadalquivir la agricultura se convierte
en el recurso econmico principal (Celestino, 2001a:
58). El cambio de formato es interpretado por Celestino
como producto de un cambio econmico y ritual
(Celestino, 2001a:303-320). Mientras las estelas bsicas
seran autnticas losas que cubran sepulturas de
inhumacin, probablemente cistas, las estelas con

329

antropomorfos estaran relacionadas con un procesado


del cuerpo que no deja huella, bien porque los cuerpos
son depositados en aguas fluviales o porque son
cremados/incinerados y sus cenizas esparcidas
(Celestino, 2001a: 318). Como en sus anteriores
publicaciones, por tanto, Celestino considera que las
estelas tienen un significado y una funcionalidad
funerarios, por ello considera que probablemente se
encontraran en las cercanas de asentamientos, de ah su
cercana a zonas de paso. Como en sus trabajos
anteriores interpreta a los personajes de las estelas como
guerreros, personajes socialmente destacados que
representan a pequeas comunidades de un sustrato
cultural comn. Estos personajes jugaran un papel
relevante en el control de los rebaos y de las vas de
comunicacin (Celestino, 2001a: 316).

Figura 191: Distribucin de estelas del Suroeste con formato Bsico. 1, Baraal; 2, Foios; 3, Meimao?; 4, Hernn Prez?; 5, Cachao do Algarve;
6, Torrejn Rubio 4-1 Fase; 7, El Carneril/ Trujillo; 8, Ibahernando; 9, Robledillo de Trujillo; 10, Almoharn?; 11, Granja de Cspedes; 12,
Valdetorres 1-1 Fase; 13, Arroyo Bonaval/ Almendralejo?; 14, Pozuelo de Calatrava? (Indita); 15, La Bienvenida 2? (Indita); 16, Ribera Alta/
Crdoba 2; 17, La Vega/ Cordoba 1; 18, Haza de Trillo/ Toya.

330

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 192: Distribucin de Estelas del Suroeste con formato Bsico y objetos adicionales. 1, Pedra da Atalaia 1; 2, Meimao?; 3, San Martn de
Trevejo; 4, Hernn Prez?; 5, Valencia de Alcntara 1?; 6, Valencia de Alcntara 2?; 7, Valencia de Alcntara 3?; 8, Brozas; 9, Torrejn Rubio 1;
10, Tres Arroyos/ Albuquerque; 11, Salvatierra de Santiago 2?; 12, Santa Ana de Trujillo; 13, Almoharn?; 14, Valdetorres 2?; 15, Quintana de la
Serena; 16, Pozuelo de Calatrava? (Indita); 17, Aldea del Rey 1; 18, Bienvenida 2? (Indita); 19, Espiel?; 20, Luna/ Valpalmas.

Por su parte Harrison tambin habla de individuos de


gnero masculino, de guerreros, pero va un poco ms
all proponiendo la existencia de jefaturas complejas
(Harrison, 2004: 67-80, 165-178). Como Celestino,
Harrison cree que la localizacin de las estelas est en
funcin de los asentamientos, por ello estn
relacionadas con vas de paso. Considera que el papel
primordial de las estelas fue funerario y conmemorativo
y que probablemente los lugares en los que se situaron
fueron elegidos en funcin de determinados eventos
histricos (Harrison, 2004: 34-35). El hecho de que
apenas existan restos humanos asociados debi estar
relacionado con el tratamiento que reciba el cuerpo del
difunto, probablemente dejado a la intemperie hasta su
descomposicin total (Harrison, 2004: 34, 168). La
estela estara hincada para conmemorar al personaje y el
lugar en el que fue depositado.
Para Harrison las estelas materializan una ideologa de
cariz fundamentalmente atlntico, la de individuos
masculinos, guerreros, comn a la mayor parte de
Europa durante el Bronce Final. Considera que su
iconografa incorpora un nico cdigo que evoluciona

como respuesta a los retos a los que se enfrenta la


ideologa que materializa (Harrison, 2004: 76-77). Por
tanto, Harrison considera las estelas como un
instrumento ideolgico. De ah derivara su funcin
funeraria y conmemorativa, aunque considera que las
estelas son monumentos pluri-vocales, ya que no slo
sealaron enterramientos o relacionaron a un individuo
con el paisaje, sino que tambin organizaron territorios
y sirvieron de mecanismos de competicin entre lites,
incluyendo la interpretacin de Galn, as como
posiblemente sirvieron para reclamar un estatus heroico
(Harrison, 2004: 34-35, 74-80). A diferencia de
Celestino o Galn, quienes apuestan por un modelo
ganadero para Extremadura, Harrison comenta que la
explotacin de la dehesa debi ser oportunista en el
sentido de que fue aprovechada tanto para ganadera
como agricultura (Harrison, 2004: 26-27). Igualmente, y
a diferencia de Celestino, comenta que la explotacin de
los recursos minerales debi tener cierta relevancia en
algunas zonas de Extremadura, Sierra Morena y los
Monte de Toledo (Harrison, 2004: 27).

ESTELAS DEL SUROESTE

331

Figura 193: Estelas del Suroeste de formato Bsico con objetos adicionales fuera del SW (Buoux 2 sin escala).

Como en su da hizo Galn, ambos autores relacionan la


existencia de lites guerreras y de sus estelas en estas
zonas con la interaccin de estos grupos con los mbitos
Atlntico y Mediterrneo, aunque difieran en el tipo de
productos que estas sociedades aportan para su
intercambio. Lo que llama la atencin es que en su
interpretacin no incorporan o no profundizan en la
ausencia sistemtica de los objetos representados en las
estelas en las zonas en las que stas se encuentran, lo
que llama la atencin si estamos tratando con un grupo
muy numeroso de estelas (Harrison calcula que debi
haber originalmente entre 1000-2000 ejemplares) que
representaran a otros tantos guerreros a lo largo de unos
500/600 aos (Harrison, 2004: 31-32; Celestino, 2001a:
310-313; vide infra).
Un aspecto que llama poderosamente la atencin es que
ambos autores, como otros antes (vide supra, Captulo
3), desvinculan las estelas del Suroeste de estelas y
estatuas-menhir del Bronce Inicial/Pleno/Tardo con
panoplias armamentsticas homlogas que se conocen
en el Sur de Portugal y en la cuenca del Duero. Ambos
autores hacen alusin a las estelas con tocado, ya que
las ms esquemticas y sin collares son consideradas
contemporneas a las estelas del Suroeste, lo que ha
sido recientemente confirmado en el hallazgo de la
estela de Almadn de la Plata 2 (vide supra, Captulo
6.2). Harrison considera estas estelas con tocado
esquemticas como representaciones femeninas y como
versiones tardas o evolucionadas de las estelasguijarro, valoradas como una tradicin anterior con

races ancestrales (Harrison, 2004: 164). Para ello


Harrison hace alusin a la supuesta relacin de la estela
de Arrocerezo con monumentos megalticos, una
relacin que nosotros cuestionamos (vide supra
Captulo 6.2; Harrison, 2004: 41). Actualmente, tanto
las estelas con tocado como las del Suroeste pueden ser
consideradas ms tardas que los monumentos
megalticos clsicos documentados en la Dehesa
Boyal de Hernn Prez (vide supra, Captulo 7.2), lo
que no quiere decir que estuvieran ideolgica o
socialmente desligadas de ellos o que no existieran
restos funerarios, como cistas, coetneos a ellas (vide
supra Captulo 6.2; Daz-Guardamino, 2008).
Por otro lado, Celestino examina las estelas con tocado,
que considera indgenas. Este autor sita las estelasguijarro (estelas con tocado de estilo naturalista) en el
Bronce Medio, aunque considera que llegan a ser
coetneas a las estelas del Suroeste de formato bsico,
que este autor sita a partir del s. XII AC (Celestino,
2001a: 257, 310). Las estelas con tocado ms
esquemticas seran una evolucin formal de las
anteriores que tuvo lugar paralelamente a la aparicin
de las estelas del Suroeste con antropomorfo (Celestino,
2001a: 258). Como se sugiere en el captulo que trata
las estelas con tocado, los datos disponibles indican un
desarrollo de larga duracin para esta iconografa,
abarcando toda la Edad del Bronce (vide supra Captulo
7.2).

332

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 194: Estelas del Suroeste de formato Bsico con objetos adicionales.

ESTELAS DEL SUROESTE

333

Figura 195: Distribucin de estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial, Pleno y Tardo y de las estelas del Suroeste de formato Bsico sin
objetos adicionales.

Ambos autores desvinculan, como hemos apuntado, las


estelas del Suroeste de las estatuas-menhir (Celestino,
2001a: 241) y de las estelas alentejanas (Harrison, 2004:
40). Aunque desde un punto de vista cultural es difcil
establecer un nexo entre estas piezas y las estelas del
Suroeste, existen argumentos para relacionarlas entre s
como producto de sociedades que comparten aspectos
sociales, ideolgicos, culturales y/o histricos que an
estn por explorar (vide infra Captulos 7.1 y 7.3). Uno
de los aspectos ms significativos es que, como ponen
de manifiesto las iconografas de las estelas y estatuasmenhir con armas de la Edad del Bronce y su
distribucin geogrfica, estas sociedades participan en
fenmenos de interaccin social que se solapan en el
tiempo y en el espacio. Hay aspectos que sugieren una
relacin entre algunas de las estelas del Suroeste y las
estelas o estatuas-menhir atribuidas a momentos
anteriores. Es relevante, por ejemplo, la continuidad
geogrfica que existe entre las estelas del Suroeste que
presentan la panoplia bsica (formato Bsico)2 y las
2

El formato Bsico (B) equivale al tipo IIA de Pingel (1974:


6-11, Fig. 5), Gomes y Monteiro (1977: 185) y AlmagroGorbea (1977: 168 y fig. 66).

diversas estelas y estatuas-menhir atribuidas a


momentos anteriores a ca. 1400/1200 AC (ver figs. 195
y 196). Hay motivos para pensar que el formato Bsico
de las estelas del Suroeste constituye la iconografa ms
antigua en el conjunto de las estelas del Suroeste, como
han defendido muchos investigadores (p.e. AlmagroGorbea, 1977; Celestino, 2001a; Harrison, 2004).
Algunas de estas estelas incluyen motivos que podran
situarse en momentos previos al Bronce Final
(convencionalmente situado a partir de ca. 1200 AC)
(vide infra). Pero, adems, hay un aspecto que ha sido
poco tratado y es el paralelismo que existe entre la
estructura iconogrfica de las estelas y estatuas-menhir
con armas del Bronce Inicial y Bronce Pleno/Tardo
(hasta ca. 1400/1200 AC) y las estelas del Suroeste de
formato Bsico. Las piezas coinciden en la
reproduccin de una panoplia bsica que asocia
puales/espadas, escudos/corazas (emblemas) y
alabardas/lanzas (ver fig. 196). Los tipos de armas
cambian en funcin de las tradiciones regionales
(escudos/corazas) y de los referentes reales que circulan
entre
diversas
geografas
(puales/espadas,
alabardas/lanzas), reproduciendo el mismo formato con

334

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

variaciones que pueden ser interpretadas en trminos


regionales y cronolgicos.
Como los elementos representados ponen de manifiesto,
el recurso a estelas y estatuas-menhir en la Pennsula
durante la Edad del Bronce est ntimamente
relacionado con la participacin de estas sociedades en
procesos de interaccin que implican mbitos diversos

como la Meseta central, la costa y el mbito Atlntico


durante toda la Edad del Bronce. Algunos formatos
iconogrficos desaparecern con el tiempo, otros se
mantendrn sin cambios significativos y otros sufrirn
cambios importantes a travs de la introduccin de
nuevos objetos de prestigio que circulan por la
pennsula a partir de ca. 1400/1200 AC (vide infra).

Figura 196: Cuadro comparativo de formatos iconogrficos de estelas y estatuas-menhir compuestos por una panoplia bsica a lo largo de la Edad
del Bronce.

Las estelas del Suroeste de formato Bsico, formado por


espada, escudo -interpretado como emblema- y lanza,
por tanto, reproducen una estructura iconogrfica
subyacente conocida en otras zonas peninsulares entre
ca. 2200-1400/1200 AC, slo que en este caso las
nuevas estelas reformulan la composicin a travs de
elementos homlogos que, sin embargo, son diferentes.
Hay estelas de formato Bsico que, adems de la
panoplia bsica, incluyen objetos adicionales como
espejos, carros, cascos y fbulas, adems de una lira
(Luna) y un peine (Brozas). Aunque estos motivos no
modifican la estructura bsica de la composicin, s la
connotan, contribuyendo as a generar, probablemente,
otros significados asociados. Algunos de estos motivos
disponen de referentes que remiten a mbitos concretos,
como los cascos (de cimera) o las fbulas (de codo),
conocidos en el depsito de la Ra de Huelva (vide
infra). Por otra parte, la presencia de espejos, carros,
peines y liras est relacionada con un contexto de
incipiente interaccin con el mundo mediterrneo en un
momento precolonial (vide infra). La cronologa de las
estelas de formato Bsico (B) y de las de formato

Bsico con objetos adicionales (B+O) 3 ser abordada


en un apartado posterior pero podemos adelantar que
mientras la versin B+O pudo desarrollarse a partir de
ca. 1200/1050 AC, es posible que el formato B iniciara
su camino en un momento ligeramente anterior, a partir
de ca. 1400/1250 AC. El desarrollo cronolgico de
ambas versiones pudo ser en gran parte paralelo (vide
infra).
Frente al formato Bsico en sus dos versiones (B y
B+O) existe un grupo mucho ms numeroso de estelas
cuya iconografa est
del Suroeste (formato A) 4
estructurada en torno a una o ms figuras humanas
esquemticas que pueden ir acompaadas de elementos
de la panoplia bsica (espada, lanza y escudo), as como
de un amplio elenco de objetos adicionales (tocados,
cascos, fbulas, cuernos, espejos, peines, pinzas,
3

El formato B+O equivale al tipo IIB de Pingel (1974: 6-11 y


fig. 5), Gomes y Monteiro (1977: 185-186) y Almagro-Gorbea
(1977: 169 y fig. 67).
4
El formato A equivale al tipo IIC de Pingel (1974: 6-11 y fig.
5) y Almagro-Gorbea (1977: 170-174 y figs. 68-70), as como
los tipos IIC y IID de Gomes y Monteiro (1977: 186-188).

ESTELAS DEL SUROESTE


instrumentos musicales, carros, perros, series de puntos,
navajas de afeitar, arcos, flechas o carcaj). Entre estas
estelas de formato A hay muy pocos ejemplares que no
incluyan estos objetos adicionales que, generalmente,
remiten a cronologas de a partir de ca. 1200/1050 AC,
por lo que la mayora de los investigadores considera
que esta iconografa con antropomorfos tuvo un inicio
posterior al del formato Bsico (B). Entre los ejemplares
que no parecen presentar estos elementos estn las
estelas de Torrejn Rubio 3 y Burguillos, aunque las
espadas que incluyen tambin nos llevan a cronologas
situadas a partir de ca. 1050 AC (vide infra). Por otro
lado est la estela de El Viso 3, que adems de tres
antropomorfos incluye espadas, escudos y un tocado

335

pero la presencia de una figura humana con tocado en la


estela 2 de Almadn de la Plata, acompaando a un
antropomorfo con cuernos, tambin nos remite a las
cronologas de las restantes estelas de este formato.
Como casos ms claros sin estos elementos quedan la
estela de Figueira, en muy mal estado por lo que pudo
haber perdido parte de sus grabados, y la de Bayuela 1,
en plena cuenca del Tajo. La inclusin en esta serie de
la estela de Bayuela 1, es dudosa porque el
antropomorfo no est acompaado de otros motivos,
pero su trazado esquemtico es muy similar al de
algunas imgenes de estas estelas, por lo que no hay que
descartar esta relacin.

Figura 197: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales. 1, Sao Martinho 1; 2, Sao Martinho 2; 3, Bayuela 1?; 4,
Talavera; 5, Las Herencias 2; 6, Las Herencias 1; 7, Aldeanueva de San Bartolom; 8, Torrejn Rubio 4- 2 Fase; 9, Torrejn Rubio 3; 10, Solana
de Cabaas; 11, Almoroqui 2; 12, Zarza de Montnchez; 13, Logrosn 1; 14, Logrosn 2; 15, Cogolludo/ Navalvillar de la Pela; 16, Orellana de la
Sierra; 17, Esparragosa de Lares 3 (Indita); 18, Quinteras/ Herrera del Duque; 19, Esparragosa de Lares 2; 20, Chilln; 21, Esparragosa de
Lares 1/ Castuera; 22, Cabeza de Buey 2; 23, Cabeza de Buey 1; 24, Zarza Capilla 1; 25, Zarza Capilla 3; 26, Majadahonda/ Cabeza de Buey 4; 27,
Cabeza de Buey 3; 28, Capilla 4; 29, El Viso 3; 30, El Viso 6; 31, El Viso 2; 32, Benquerencia de la Serena; 33, Cancho Roano; 34, Valdetorres 1- 2
Fase; 35, Magacela; 36-39, Capilla 3, 5, 6 y 7; 40, Alamillo; 41-42, Capilla 2 y 8; 43, El Viso 4; 44-45, Bienvenida 1 y 3; 46, Aldea del Rey 3; 47,
Aldea del Rey 2; 48, Cerro Muriano 1; 49, Cerro Muriano 2; 50, Pedro Abad; 51, Cortijo de la Reina 1; 52; Cortijo de la Reina 2; 53, Ategua; 54,
Espejo; 55, Montemayor; 56, Ecija 1; 57, Ecija 2 y 4; 58, Ecija 3; 59, Ecija 5; 60, Cuatro Casas; 61, Montemoln; 62, Almargen; 63, El Coronil; 64,
Torres Alocaz; 65, Pocito Chico; 66, Burguillos; 67, Setefilla; 68, Almadn de la Plata 1; 69, Almadn de la Plata 2; 70, Capote; 71, Fuente de
Cantos; 72, Olivenza/ Monte Blanco; 73, Ervidel 2; 74, Figueira.

336

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

En su conjunto, estos datos inciden en el carcter


diferenciado de estas estelas de formato A respecto a las
del formato Bsico en sus dos versiones (B y B+O).
Aunque hay indicios para pensar que este ltimo
formato en su versin B pudo originarse antes que el
resto y pudo estar inspirado por iconografas
preexistentes, todo parece indicar que, al menos las
estelas B+O y las A tuvieron un desarrollo total o
parcialmente contemporneo. Esto dara sentido a la
distribucin geogrfica complementaria que presentan
las versiones B y B+O del formato Bsico por un lado y
el formato A, por otro (ver fig. 201), lo que podra ser
interpretado como fruto del desarrollo en gran parte
coetneo de tradiciones iconogrficas diferentes (vide
infra).
Como hemos mencionado, un aspecto muy significativo
de las estelas del Suroeste es que muchas de ellas
incluyen la representacin de objetos relacionados con
el mundo y las modas mediterrneos, como las fbulas
(aunque los tipos ms representados -de codo- son de

gnesis peninsular), espejos, peines, pinzas, navajas de


afeitar, cuernos (interpretados como cascos de cuernos),
carros, instrumentos musicales (especialmente liras),
perros o series de puntos (interpretados como posibles
ponderales). Aunque para muchos de estos motivos no
se conocen, de momento, referentes materiales en la
Pennsula Ibrica, es posible en la actualidad relacionar
su conocimiento en la Pennsula con los -cada vez mejor
conocidos- contactos que mantuvieron las poblaciones
indgenas con variados agentes mediterrneos en un
perodo precolonial. La mayora de estos objetos
pudieron ser conocidos en la Pennsula a partir de ca.
1200/1100 AC (Almagro-Gorbea, 1998; Torres, 2008a
y b), aunque existe la posibilidad de que algunos de
ellos, como las liras, fueran conocidos a partir de ca.
1400/1300 AC (Mederos, 1996b), posibilidad que
tambin se contempla para las hachas de enmangue
directo como las representadas en algunas estelas
alentejanas (Torres, 2008a: 79-81; vide supra Captulo
7.3).

Figura 198: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Tajo.

A diferencia de lo que ocurra con las estelas alentejanas


con este tipo de objetos, las estelas del SW que incluyen
objetos relacionados con el mbito mediterrneo
presentan a grandes rasgos las misma distribucin que
las estelas del SW que no los incluyen (ver fig. 191, 192
y 197). Las estelas alentejanas que incluan objetos de
este tipo, en este caso hachas de enmangue directo,
presentaban una distribucin geogrfica concentrada en
un pequeo sector de la amplia rea de distribucin de
las estelas alentejanas en general (vide supra, Captulo
7.3).
Este anlisis preliminar que se basa en los datos
iconogrficos y geogrficos ms bsicos invita a
considerar varias cuestiones que son fundamentales para
la interpretacin histrica, cultural, social e ideolgica
de las estelas:
1. Es posible que estemos antes dos tradiciones
iconogrficas relacionadas entre s pero distintas,
dos tradiciones que expresan conceptos ideolgicos

y sociales interrelacionados pero con matices que los


diferencian entre s.
2. Su desarrollo cronolgico fue en gran parte paralelo,
aunque hay ejemplares entre las estelas de formato
Bsico que parecen preceder en el tiempo a las
primeras estelas con Antropomorfos (vide infra).
3. El desarrollo geogrfico de ambos formatos (B/B+O
y
A)
es
genricamente
diferente
pero
complementario. nicamente coinciden en las reas
de Torrejn Rubio, Sierra de Montnchez, Campo
de Calatrava, Valle de la Alcudia y Guadalquivir
Medio. El estudio detallado de estas zonas podra
aportar datos relevantes para la interpretacin social
y cultural de estas dos tradiciones iconogrficas.
4. El formato Bsico (B) reproduce una estructura
formal ya existente en zonas aledaas del Occidente
peninsular durante el Bronce Inicial y Pleno,
estructura materializada en estatuas-menhir y estelas
con armas (vide supra, Captulos 7.1 y 7.3; vide
infra).

ESTELAS DEL SUROESTE

Figura 199: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Guadiana.

337

338

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 200: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Guadalquivir.

ESTELAS DEL SUROESTE

339

Figura 201: Mapa de dispersin de las estelas del Suroeste, discriminando entre formatos.

5. La elaboracin de las estelas y estatuas-menhir con


armas se sita en un momento previo a la realizacin
de las estelas del Suroeste. Por las cronologas que
se manejan en la actualidad slo unas pocas estelas
alentejanas
podran
ser
consideradas
contemporneas a alguna de las estelas del Suroeste
consideradas ms antiguas -todas de formato Bsico(vide supra Captulo 7.3; vide infra).
6. Esto invita a considerar como hiptesis de trabajo
que las estelas del Suroeste estructuraran ideas y
relaciones sociales ya existentes durante el Bronce
Inicial y Pleno bajo un nuevo prisma que queda
materializado por el uso de armas o emblemas
homlogos a los anteriores pero de diferentes
tipologas.
7. Por otro lado, la iconografa de las estelas con
tocado pervive durante el Bronce Final en el
Suroeste pero es significativo que slo aparezca en
las regiones en las que se desarrollan las estelas del

Suroeste de formato A, lo que se tendra que tener


en cuenta a la hora de valorar la gnesis de este
formato iconogrfico, como propuso AlmagroGorbea hace ya ms de tres dcadas (AlmagroGorbea, 1977).
8. Teniendo en cuenta que el formato Bsico (B)
comienza a ser elaborado antes que el A, es posible
pensar que el formato Bsico tambin contribuyera
en la gnesis de esta ltima iconografa.
Aunque el anlisis y valoracin de estas cuestiones es
fundamental para entender la gnesis de las estelas del
Suroeste y su iconografa a nivel histrico y cultural, el
estado actual de conocimiento no permite profundizar.
En primer lugar es preciso conocer con ms detalle los
contextos socioeconmicos particulares en los que se
elaboran las estelas. Por otro lado sera fundamental
obtener una perspectiva de larga duracin de la
dinmica histrica de dichas poblaciones y las

340

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

relaciones entre ellas. El rea de dispersin de las


estelas del Suroeste es muy amplio y se tiene un
conocimiento muy desigual de estos dos aspectos segn
las zonas. En algunas zonas se dispone ya de datos
preliminares que han permitido elaborar hiptesis de
trabajo sobre el contexto socioeconmico en el que se
elaboraron estelas, como en la Beira Interior o el
Guadiana Medio (vide infra). El problema es que la falta
o escasez de secuencias de larga duracin que adems
ofrezcan datos sobre la interrelacin entre diferentes
zonas hace imposible, de momento, ensayar una
interpretacin histrica y cultural de la gnesis y
desarrollo de las estelas del Suroeste con datos
alternativos que contrasten las apreciaciones realizadas
a partir de la iconografa.
A pesar de estas limitaciones hay aspectos de las estelas
que an se pueden explorar con los datos que existen en
la actualidad. Adems de la iconografa -nivel al que se
han limitado muchos de los estudios dedicados a ellashay estelas, lugares con estelas o regiones con estelas
que ofrecen datos a diferentes niveles -micro, meso y
macro- y que permiten hacer una serie de apreciaciones
en torno a su significado y papel social. Estos aspectos
han sido tratados ocasionalmente por diversos autores
que han tratado las estelas, pero no se han valorado en
su conjunto con detalle por diversas razones, bien
porque el anlisis abordaba la cuestin a una escala
macro, porque an no existan datos sobre el
poblamiento de algunas zonas, porque se consideraban
casos particulares, dudosos o no aplicables al conjunto
de las estelas, o porque an no se conocan.
El propsito de los siguientes apartados es explorar
estos datos conjuntamente para aproximarnos desde una
perspectiva complementaria a la que nos ofrece la
iconografa a la interpretacin social de las estelas.
Como veremos, el panorama es muy heterogneo pero
no por ello hemos de considerarlo parcialmente o
ignorarlo, ya que estos datos estn directa o
indirectamente relacionados con las estelas y pueden
contribuir a la elaboracin de hiptesis de trabajo
alternativas.

7.4.2 Soportes, grabados y diacrona


Una de las contribuciones ms interesantes del reciente
trabajo de Harrison es el anlisis detallado e
interpretacin de las estelas que
muestran
transformacin secundaria (Harrison, 2004: 46-52,
algunos casos mencionados en Celestino, 2001a: 89-91).
Segn este autor las estelas del SW expresan una
ideologa y las diferencias que se registran en su
composicin materializan la evolucin de dicha
ideologa a lo largo del tiempo (Harrison, 2004: 44-46).
En este contexto las modificaciones detectadas en
algunas estelas son interpretadas por Harrison como
parte del proceso de materializacin de esta ideologa,

como formas de afrontar los retos a su autoridad


(Harrison, 2004: 51).
Harrison diferencia cinco tipos de transformaciones
(Harrison, 2004: 47-50):
1. La transformacin completa de la composicin: Las
Herencias 1, Esparragosa de Lares 2, Valdetorres 1,
Aldea del Rey 2 y Crdoba 1 (La Vega).
2. Correciones: Meimao, Solana de Cabaas, Cabeza
de Buey 1 y 2, Navalvillar de la Pela, Magacela,
Olivenza y cija 4.
3. Aadido de nuevos motivos: Torrejn Rubio 1,
Brozas, El Viso 4 y 6 y Carmona.
4. Borrado de motivos: Zarza Capilla 1.
5. Destruccin intencional: Valencia de Alcntara 1.
Tambin llama la atencin sobre la reutilizacin de lo
que l denomina monumentos calcolticos,
refirindose a la estatua-menhir de Talavera de la Reina,
el menhir de San Martinho 2 y el soporte decorado de
Substation. Asimismo menciona la reutilizacin de las
estelas de Chilln, Ibahernando y Capote como estelas
epigrficas en poca ms tarda (Harrison, 2004: 50-51,
vide infra). Aunque en su anlisis considera algunos
aspectos (Las Herencias 1) o casos que consideramos
dudosos (Navalvillar de la Pela) y su interpretacin de
la estela de Crdoba 1 pensamos que se puede
interpretar de otra forma, su anlisis contribuye a
considerar las estelas y sus grabados como elementos
dinmicos que tuvieron un papel en la estructuracin de
las sociedades vinculadas a ellas, aspecto que
consideramos fundamental para entender el recurso a
estelas en este tipo de sociedades (Daz-Guardamino,
2006; 2008; vide infra).
Respecto a la elaboracin original de las estelas y la
eleccin del soporte, es muy relevante que en algunos
casos se utilizaran antiguos menhires o estatuas-menhir
para su realizacin. Estos soportes pudieron ser
preexistencias del lugar o piezas trasladadas a estos
lugares por los significados asociados a ellos. En
cualquier caso la eleccin del lugar y/o el soporte para
situar y grabar los nuevos iconos pudo ser fruto de una
intencionada vinculacin con restos de un pasado que,
como estas mismas reutilizaciones sealan, an era
relevante social e ideolgicamente (Daz-Guardamino,
2008). Como vimos en captulos anteriores este
comportamiento tambin es conocido en momentos
anteriores, como ponen de manifiesto los casos de
Soalar, Collado de Sejos 1 y 2 y Peat, atribuidas al
Bronce Inicial, Alfarrobeira y, posiblemente, tambin
Passadeiras 1, atribuidas al Bronce Inicial/ Pleno (vide
supra Captulos 7.1 y 7.3). Entre las estelas del SW
Harrison menciona los casos de San Martinho 2, que
reutiliza un menhir flico, Substation, que reutiliza un
soporte con decoracin geomtrica, y Talavera de la
Reina, en el que se reutiliza una estatua-menhir. A todos
estos soportes Harrison atribuye una cronologa
Calcoltica, lo que a la vista de los datos que se manejan

ESTELAS DEL SUROESTE


en la actualidad es discutible (Harrison, 2004: 50-51;
vide supra Captulos 6.1 y 7.1). Pero adems de estos
casos hay otros que Harrison no menciona, como los
menhires que se reutilizan en Cancho Roano y en
Magacela o las probables estatua-menhir sobre las que
se realizan los grabados de San Martinho 1 y
Luna/Valpalmas (ver fig. 202). A estos casos hay que
NOMBRE

341

aadir la referencia de una estela del SW que reutiliza


una estatua-menhir en el Museo de Sevilla (Celestino,
com. personal). Adems, es muy posible que las
cazoletas de la estela de La Vega/ Crdoba 1 no sean
aadidos posteriores, como propone Harrison (2004:
48), sino modificaciones preexistentes del soporte.

DATOS SOBRE EL CONTEXTO DE HALLAZGO


A los pies del cerro de Calamocho (o del Obispo), en el que hay
BAYUELA 1?
Menhir flico
A
una necrpolis del Bronce Inicial/Pleno.
MAGACELA
Menhir flico
A
Reutilizacin reciente
Enterrada a 60 cm de profundidad, en el mismo local en el que se
hallaron las estelas 1 y 3 de San Martinho. El lugar est situado a
media ladera, vertiente NW, de un castro, junto a su muralla pero
SAN MARTINHO 2
Menhir flico
A
en el exterior. El castro presenta una ocupacin que se remonta al
menos al Bronce Final.
Reutilizada durante el s. V a.C. en el palacio-santuario epnimo,
bajo el que se ha documentado una sucesin de estructuras que se
CANCHO ROANO
Menhir flico
A
remonta a inicios del perodo Orientalizante (Celestino 2001b:
20-27).
Soporte con decoracin
Asentamiento con ocupacin que se remonta al menos al Bronce
SUBSTATION
B+O
geomtrica
Medio.
LA VEGA/ CRDOBA 1
Soporte con cazoletas
B
-Hallazgo superficial. A media ladera, en la vertiente NW de un
SAN MARTINHO 1
Estatua-menhir?
A
castro, junto a su muralla pero en su exterior. La ocupacin de
este castro se remonta al menos al Bronce Final.
TALAVERA DE LA REINA
Estatua-menhir
A
-LUNA/ VALPALMAS
Estatua-menhir
B+O
-Figura 202: Tabla en la que se detallan las estelas del SW que utilizan soportes trabajados con anterioridad.
SOPORTE REUTILIZADO

FORMATO

El caso de las estelas de San Martinho es


particularmente interesante por tratarse de un grupo de
tres ejemplares hallado en la ladera de un castro, junto a
la muralla pero en el exterior de sta. En la zona ms
alta de este castro se han documentado vestigios de una
ocupacin del Bronce Final (Pinto, 1987: 20; Vilaa,
1995a: 80; 250). La estela 1, hallada en superficie,
integra motivos relacionados con la iconografa de las
estelas del SW (dos antropomorfos con cuernos) en una
estructura iconogrfica que remite a estelas y estatuasmenhir del NW peninsular, el SW de la cuenca del
Duero y del Bajo Alentejo que son atribuidas al Bronce
Inicial y/o Pleno (vide supra Captulo 7.1).

Figura 203: Ejemplares aparecidos en el castro de San Martinho


(Castelo Branco, Portugal). De izquierda a derecha, a diferente
escala, la estela de San Martinho 1 (163 cm), San Martinho 2 (222
cm) y San Martinho 3 (86 cm). Fotografas del IPM.

Por un lado hay una figura central que recuerda a los


emblemas rectangulares que encontramos en estatuas-

menhir como, por ejemplo, Nave 1 y 2, Atades o


Tremedal de Tormes, todas ellas vinculadas a la cuenca
del Duero. Este emblema est flanqueado a ambos lados
por dos elementos alargados verticales que bien
pudieran ser el extremo proximal de una hoja de
espada/pual (izquierda) y el de un astil de alabarda
(derecha). Una composicin formal similar est presente
en el ejemplar de Longroiva, tambin en la cuenca del
Duero, y en las estelas alentejanas de Abela y
Passadeiras, aunque en esta ltima los motivos no estn
dispuestos en el mismo plano (vide supra fig. 204). La
pieza de San Martinho 1 tambin incluye un cinturn
con remaches similar al que se conoce en la estatuamenhir de Nave 2 o en las estelas con tocado de Hernn
Prez 2, 3, 6 y 7, hecho ste que llev a Celestino a
considerar la posibilidad de que este soporte fuera una
estela-guijarro reutilizada (Celestino, 2001a: 358),
posibilidad que nosotros consideramos improbable.
Bajo el cinturn se representan una serie de lneas
verticales a modo de faldelln, como los que se dejan
ver en la estela de Longroiva o en la pieza de Millarn
(vide supra Captulo 7.1). Junto a esta estela y enterrada
a 60 cm de profundidad se hall la estela de San
Martinho 2, con una composicin relacionada tambin
con la iconografa de las estelas del SW pero en este
caso reutilizando un menhir flico de silueta bien
trabajada. Tambin se hall en este lugar la pieza de San
Martinho 3 que, a pesar de haber sido mencionada en
repetidas ocasiones desde que Almagro Basch la
publicara (1966: 39-40, Lm. 4), no ha sido considerada
con mucha atencin porque el estudio que realiz este
autor en su momento no pudo detectar los restos de

342

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

grabados que se distinguen en la actualidad, lo que es


fruto, probablemente, de su reciente limpieza. En una
fotografa publicada por el Instituto Portugus de
Museos (ver fig. 203) podemos observar trazos diversos
que configuran una iconografa relacionada con estelas
y estatuas-menhir del NW, SW de la cuenca del Duero y

con las estelas bajoalentejanas (ver fig. 204). Esta


estatua-menhir no parece haber sido grabada en una
etapa posterior pero, como la 1, parece que fue
fragmentada intencionalmente. Ambas, de ms de 30
cm de grosor, fueron desprovistas del tercio superior.

Figura 204: Estatuas-menhir de San Martinho 1 y 3 -antes de la reutilizacin de la 1 durante el Bronce Final- y sus relaciones iconogrficas con
ejemplares de la cuenca del Duero, Alentejo y Extremadura atribuidos al Bronce Inicial/ Pleno. (Los calcos de San Martinho 1 y 3 se basan en la
interpretacin realizada por la autora de las fotografas del Instituto Portugus de Museus; son reconstrucciones que an deben ser verificadas con
la comprobacin directa de las piezas).

Como hemos comentado previamente, hay que


considerar el valor de estos soportes reutilizados como
indicio de ocupaciones o actividades anteriores a la
introduccin de la iconografa de las estelas del SW en
estos lugares. En algunos lugares fue quiz la existencia
de estos restos ancestrales lo que influy en la
localizacin de la estela del SW y la eleccin de un

antiguo menhir o estatua-menhir para su realizacin. No


obstante, hay que tener precaucin a la hora de valorar
esta posibilidad, ya que pudo ser que nicamente el
menhir o estatua-menhir fuera elegido por los
significados a ellos asociados independiente del lugar en
el que se hallaran originalmente, por lo que cabe la
posibilidad de que fueran trasladados.

ESTELAS DEL SUROESTE

343

FIGURAS AADIDAS
Formato

Agrupacin

B
B+O

Nombre

Figura aadida

Contexto

Torrejn Rubio IV

Espada

--

Brozas

Peine y posiblemente fbula

---

B+O

Junto al 2

Torrejn Rubio I

Carro

B+O

Junto a lajas lisas

Quintana de la Serena

Carro

-Posiblemente procedente del


asentamientos de Los
Castillos, conocido por su
ocupacin durante el
Calcoltico pre-campaniforme
Hincada y totalmente enterrada
(Celestino, 2001a: 364). Se
detect una elevacin en el
lugar sobre la que haba estelas
lisas formando crculos. Se
excav en el lugar sin obtener
resultados positivos (Celestino,
2001a: 364-365).

Las Herencias I

Remarcan figura humana y


aaden casco, lanza y fbula.

Cabeza del Buey II

Se realiza segundo carro


(primero mal situado) y peine

El Viso VI

Espada?

--

Cuatro Casas/ Carmona

Figura humana de menor tamao

--

El Viso IV

Figura humana de menor tamao

--

Esparragosa de Lares 2

Figura humana de menor tamao


y posible elemento alargado

--

Cerca de la 2 y la 3

A
A

Cerca de la 1?

AADIDO DE FIGURAS Y MODIFICACIN DE LA COMPOSICIN


Formato

Agrupacin

Nombre

Modificacin

Contexto

B-A

Torrejn Rubio IV

Figura humana y espada

--

B-A

Valdetorres I

Aaden dos antropomorfos,


espada, lanza y espejo

--

Aldea del Rey II

Se le da la vuelta y se graba un
nuevo antropomorfo con lanza

--

A-A

Cerca de la 3. La 1
al otro lado del ro

Formato

Agrupacin

BORRADO DE FIGURAS

Junto a la 2 (tocado)
y cerca de la 3

Formato

Agrupacin

Nombre

Figura borrada

Zarza Capilla I

Borrado del arco y flecha

Contexto
Se realiza una excavacin en el
lugar que resulta estril
(Enrquez, 2006: 163-165)

CORRECCIONES
Nombre

Correccin

B?

Meimao

Lanza

Solana de Cabaas

Carro

Cabeza de Buey I

Carro

Magacela

Escudo

Monte Blanco-Olivenza

Carro

Junto a la 2

Ecija IV

Figura 205: Estelas del Suroeste con transformaciones secundarias.

Espada

Contexto
Ref. oral: junto a un pual
triangular de bronce y un
arado de tipo neoltico.
Prospeccin: fragmentos de
durmientes de molino.
Ref. oral: cubierta por un
majano, cubriendo una fosa en
la que haba cenizas, un objeto
de metal descompuesto y un
vaso con asa y pasta
amarillenta.
-Reutilizacin reciente
-Prospeccin: En una
acumulacin de piedras en el
sector Oriental del cerro de la
Atalaya de la Moranilla, con
ocupacin del Bronce Final.

344

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Esto es lo que pudo haber ocurrido con la estatuamenhir de Talavera de la Reina. La materia prima de
este soporte se halla a 20-25 km al NW de donde se
encontr la pieza, por lo que existe la posibilidad de que
el soporte fuera trasladado para la factura original de la
estatua-menhir o durante el Bronce Final, al ser
reutilizada. Esta posibilidad existe tambin para las
piezas de San Martinho 1-3 porque, aunque el granito en
el que estn realizadas no ha sido examinado, la
ocupacin ms antigua documentada en el castro remite
al Bronce Final. Adems el castro domina una amplia
llanura que lo rodea en todas direcciones y es posible
que los soportes 1 y 3 estuvieran originalmente situados
en tierras bajas junto a cursos de agua, como es la tnica
general en este tipo de ejemplares en el NW, SW
peninsular y en la cuenca del Duero durante el Bronce
Inicial y Pleno (vide supra). Por ello, para poder
relacionar la reutilizacin de un soporte antiguo con el
lugar en el que se halla la estela como posible lugar
ancestral, es necesario disponer de datos adicionales,
otros restos hallados en superficie o en el proceso de
excavacin que corroboren la utilizacin del lugar
durante la poca a la que remite el soporte original.
Lamentablemente, este tipo de datos no existen de
momento.
Adems de la utilizacin de antiguos soportes se ha
documentado la transformacin secundaria de estelas
del SW. Hemos elaborado una tabla con estos datos
siguiendo los criterios de Harrison pero incluyendo
informaciones adicionales como el formato de la estela,
su asociacin a otra/s estela/s o datos contextuales, si
stos estn disponibles (ver fig. 205). No hemos
incluido el ejemplar de Navalvillar de la Pela porque la
modificacin que seala Harrison nos parece dudosa y
hemos incluido la estela de Torrejn Rubio 4, analizada
por Harrison en su catlogo pero no incluida en el texto
que trata esta temtica. Las nicas diferencias que
existen respecto al anlisis de Harrison es que hemos
recolocado algunas de las piezas en funcin de sus
criterios.
Por un lado est el aadido de figuras, que connota la
composicin existente pero no su estructura. Estas
figuras estn realizadas con una tcnica diferente al
resto de los motivos que componen la estela, por lo que
se han interpretado como fruto de intervenciones
posteriores. En principio pensamos que esta
interpretacin es plausible pero no deberamos descartar
que la elaboracin de estos motivos con una tcnica
diferente fuera simultnea a la realizacin original de
toda la composicin y que se eligiera una tcnica
diferenciada con el objeto de connotar el dignificado de
dichos motivos. De momento la nica estela de formato
bsico (B) en la que se documenta este tipo de
transformacin es la de Torrejn Rubio, en la que ms
que corregir la espada existente se sustituye por otra con
un nuevo formato que se graba parcialmente sobre la

anterior. Son tres las estelas de formato B+O a las que


se aaden motivos adicionales en una intervencin
posiblemente posterior a la realizacin original, dos de
ellas en la cuenca del Tajo (Brozas y Torrejn Rubio 1)
y una en el Zjar (Quintana de la Serena). Por otro lado
son seis las estelas de formato A que presentan
aadidos, una en el Tajo (Las Herencias 1), otra en la
cuenca del Guadalquivir (Carmona) y el resto en la
cuenca del Zjar. En Las Herencias 1, adems del
aadido de un casco, fbula y lanza, Harrison sugiere
que tambin la figura humana fuera realizada en este
momento, aprovechando la silueta de una posible
espada grabada (2004: 47). Este ltimo aspecto nos
parece dudoso, por lo que consideramos ms probable
que la figura humana ya existiera y nicamente se
regrabara en esta poca. Un aspecto llamativo es la
introduccin en tres estelas de una segunda figura
humana que presenta un tamao menor que la ya
existente, contraste que es mayor en el caso andaluz de
Carmona.
Al diferencia de Harrison consideramos que la
modificacin del formato o composicin slo se
documenta claramente en tres casos: por un lado las
estelas de Torrejn Rubio 4 y Valdetorres 1,
originalmente estelas de formato B y que son
convertidas en estelas de formato A a travs de la
adicin de figuras humanas y otros objetos. La estela de
Aldea del Rey 2 supone la elaboracin de una estela de
formato A sobre una antigua estela del mismo formato.
Dado el mal estado de conservacin de esta pieza es
difcil valorar el papel de los antiguos grabados en la
nueva composicin. Como seala Harrison, el borrado
de motivos est documentado en la estela de Zarza
Capilla 1, aunque no hay que descartar que el desarrollo
futuro de estudios detallados de piezas ya conocidas
revele ms casos de este tipo, como podra ocurrir en la
estela de Majada Honda, en la que a primera vista se
registran multitud de posibles modificaciones -entre
ellas el borrado- previas a su reutilizacin como estela
epigrfica durante la Edad del Hierro (vide infra). Las
correcciones son casi exclusivas de las estelas de
formato A, en las que hay hasta cuatro casos -si
incluimos Cabeza de Buey 2- en los que el carro se
ejecuta con errores, lo que se intenta subsanar con las
modificacin de los trazos o el abandono del trazado
inicial por falta de espacio y la realizacin de un nuevo
carro en otra zona del soporte. Estos errores, que a
excepcin de Solana de Cabaas se sitan en la cuenca
del Guadiana, es uno de los argumentos que se manejan
para descartar que las estelas el SW fueran realizadas
por especialistas (Celestino, 2001a: 89-91; Harrison,
2004: 45).
Otro tema interesante que Harrison menciona, aunque
trata superficialmente, es la anulacin (defacement)
intencional de estelas. Para ello comenta el caso de
Valencia de Alcntara 1, una estela en cuya superficie

ESTELAS DEL SUROESTE


hay infinidad de trazos que parecen buscar la
destruccin explcita de la composicin, dejndola
visible (Harrison, 2004: 50).
Para considerar esta cuestin sera interesante tener en
cuenta las estelas del SW que nos han llegado
fragmentadas -alrededor de un 30 %-, las circunstancias
y contexto del hallazgo, as como el anlisis detallado
de sus fracturas. Muchas de ellas pueden haber sido
fragmentadas en poca reciente, como consecuencia de
los trabajos agrcolas o de su reutilizacin moderna,
pero hay estelas que posiblemente fueron partidas en
pocas ms remotas, incluso durante el Bronce Final y
Primera Edad del Hierro. As lo pone de manifiesto el
fragmento de estela de Pocito Chico, que antes de ser
reutilizada como material de construccin en el
paramento de una cabaa fue fragmentada y utilizada
como mortero, todo ello antes del s. VIII AC (vide infra;
Ruiz y Lpez, 2001: 154). Hay otros casos ms inciertos
pero que por su inters se mereceran un estudio
detallado, como las estelas de Capilla 5, 6 y 7, que se
hallaron juntas y que por los grabados que conservan
parecen haber perdido una porcin elevada de su
soporte y composicin originales (vide infra). Otras
estelas agrupadas con inters son las de Capilla 1 (con
tocado), muy bien conservada, y el fragmento de Capilla
2, que conserva una mnima parte de lo que
probablemente fue (vide infra). Igualmente interesantes
son las estelas de Zarza Capilla 1 y 2, halladas en una
acumulacin de piedras procedentes de la dehesa boyal
y la de Zarza Capilla 3, documentada a 100 m de las
anteriores. En este caso son las estelas 2 (con tocado) y
la 3, en la que se reproduce una escena similar a la de
Ategua, las que aparecen fragmentadas, mientas la 1 se
conserva en su integridad (vide infra). En el valle del
Guadalquivir tambin se conocen dos agrupaciones que
remiten a situaciones parecidas. En Almadn de la Plata
las estelas 1 y 2 aparecieron juntas asociadas a una
acumulacin de cuarzos blancos. Mientras la estela 2,
que integra dos figuras humanas -una de ellas con
tocado- la 1, en la que an se distinguen un escudo, las
piernas de un antropomorfo y un cnido, est
fragmentada en su extremo distal, perdiendo por lo que
parece gran parte de su composicin original (vide
infra). Finalmente, en el cerro de la Atalaya de la
Moranilla, en el que se han documentado vestigios de
una ocupacin del Bronce Final, se hallaron al menos
dos estelas, una en buen estado (Ecija 2) y otra
fragmentada en su extremo distal (Ecija 4) perdiendo al
menos la parte superior de antropomorfo (vide supra).
Estos casos, especialmente el de Pocito Chico, Capilla 1
y 2, Zarza Capilla 1, 2 y 3, Almadn de la Plata 1 y 2,
Ecija 2 y 4, permiten considerar la posibilidad de una
fragmentacin intencional durante el Bronce Final o
inicios de la Edad del Hierro, lo que podra ser
interpretado en trminos sociales, como fruto de la
competencia entre grupos identitarios -quiz linajes- a
una escala local, como si de damnatios memoriae se

345

tratara, de tambin es de gran inters para abordar la


interpretacin ideolgica de las estelas (vide infra).
Una fragmentacin distinta pero, si cabe, an ms
significativa, es la que sufren las estelas de Majada
Honda (Cabeza de Buey 4) y Capote, que son
reutilizadas como estelas epigrficas entre ca. s.
VIII/VII-VI AC (vide infra). Ambas estelas son
reutilizadas siguiendo el mismo patrn, fragmentadas en
su extremo distal destruyendo la composicin original
pero conservando el carro que la cerraba en su zona
inferior, orientando la pieza boca abajo y dando la
vuelta al soporte y grabando una serie de signos
epigrficos que corresponden a escritura del SW en la
zona que previamente haba sido destinada para estar
enterrada (vide infra; ver figs. 199 y 205).
Una de las conclusiones a las que llegamos despus de
este somero repaso de los datos publicados es que el
desarrollo de una perspectiva centrada en la biografa de
las estelas podra ser muy fructfero. Para ello, sin
embargo, es preciso emprender un anlisis sistemtico,
directo y detallado de cada una de las estelas conocidas,
en el que la aplicacin de la metodologa del Arte
Paleoltico podra revelar datos interesantsimos sobre la
elaboracin de estelas, su vida de uso y su decadencia,
que permitiran, en ltima instancia, profundizar en la
interpretacin social, histrica, cultural e ideolgica de
las estelas.
Un ejemplo del potencial de este tipo de estudios de
detalle y su eventual contribucin a la interpretacin
global de las estelas es el que se desprende de la
distribucin geogrfica de las estelas que reutilizan
menhires o estatuas-menhir o que son transformadas
que hemos tratado en las pginas previas y que se basa
fundamentalmente, como en el anlisis de Harrison, en
los estudios realizados y publicados por otros autores.
Los aspectos ms llamativos son:
1. En el SW la reutilizacin de menhires y estatuasmenhir slo est documentada para la elaboracin de
estelas del SW del formato que incluye
antropomorfos (A). La reutilizacin de estatuasmenhir tiene lugar junto al Tajo, en zonas que
limitan con la distribucin de las estelas de formato
B y B+O. Todo lo anterior sugiere que las estelas del
formato A podran estar ms desligadas que las del
formato B y B+O de la iconografa tradicional, ya
que estas reutilizaciones constituyen verdaderas
reinterpretaciones de imgenes ancestrales.
2. La transformacin de la composicin est
documentada en tres casos, dos de ellos situados en
la zona de contacto o transicin entre los formatos
B y B+O por un lado y el A por otro. Son
precisamente estos casos (Torrejn Rubio 4 en el
Tajo y Valdetorres 1 en el Guadiana) los que son
transformados para pasar de un formato B a un
formato A. Esto incidira en varios aspectos. Por un
lado, como indica Harrison, en la mayor antigedad

346

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

del formato B respecto al A. Por otro lado, estos


casos sugieren nuevamente la existencia de dos
tradiciones
diferenciadas,
pero
tambin
complementarias, en el tiempo y en el espacio, que
materializan
conceptos interrelacionados, con
matices que los diferencian en formatos
diferenciados que a su vez estn grficamente
relacionados.
3. En general, la transformacin secundaria de estelas
parece ser ms comn en las cuencas del Guadiana y
del Tajo, especialmente en la cuenca del Zjar, lo
que hablara a favor de un mayor dinamismo de los
procesos sociales en los que las estelas estn

involucradas y de un papel ms activo de stas en


los mismos, lo que se puede hacer extensivo a las
estelas de formato A en general, ya que son stas las
que registran mayor nmero de transformaciones.
Aunque los datos en los que se basa el anlisis
preliminar son parciales y, probablemente, no
representativos de la totalidad, su anlisis sugiere
interpretaciones diversas, algunas ya propuestas, otras
an por explorar, que pueden contribuir a la elaboracin
de futuras hiptesis de trabajo cuya plausibilidad podra
ser evaluada a travs de la revisin y estudio sistemtico
y detallado del conjunto de las estelas del SW.

Figura 206: Distribucin geogrfica de las estelas del SW que reutilizan menhires o estatuas-menhir y de las que han sufrido transformaciones
secundarias.

7.4.3 Cronologa

elementos como los emblemas, adornos, armas y/u otros


objetos considerados de prestigio, aunque tambin se
hace alusin explcita o implcita al cuerpo humano.

En el estudio de las estelas del SW uno de los temas


ms debatidos es el de su articulacin cronolgica. Los
ejemplares documentados en contextos estratigrficos
son muy escasos, y ms escasos an son los ejemplares
hallados en contextos primarios que aporten datos
cronolgicos. Como otras estelas y estatuas-menhir de
la Pennsula Ibrica, las estelas del SW hacen referencia
a personajes que son caracterizados especialmente por

La metodologa empleada habitualmente para situar la


elaboracin de estas piezas en el tiempo se basa en el
anlisis de los elementos representados y en la bsqueda
de sus posibles referentes materiales(vide supra,
Captulo 4). Galn ha sealado que este tipo de
acercamiento puede ser problemtico si se trata a la
estela como un conjunto cerrado y se tiene por objeto

ESTELAS DEL SUROESTE


afinar la cronologa de este fenmeno, es decir, elaborar
una seriacin interna (Galn, 2000: 1790-1791). Segn
este autor, este tipo de aproximacin genera desfases
cronolgicos que son difciles de explicar,
especialmente desde su perspectiva, ya que considera
que el desarrollo de los diferentes formatos
iconogrficos es bsicamente contemporneo y que el
fenmeno de las estelas del SW tiene un desarrollo de
corta duracin que abarcara nicamente el Bronce
Final (Galn, 2000: 1790-1793). Por ello opta por
considerar que los motivos representados tienen un
valor simblico e irreal, lo que estara corroborado
por la sistemtica ausencia de los referentes reales en las
zonas en las que estn representados en las estelas (vide
infra). Por ello cree que no son susceptibles de una
datacin arqueolgica convencional (Galn, 2000:
1790). A pesar de ello, no hay que olvidar que cualquier
propuesta que se ha realizado hasta ahora para situar
estas estelas en el tiempo se ha basado, implcita o
explcitamente, en este tipo de razonamiento, en el
paralelismo formal con referentes materiales y su
cronologa (relativa o radiomtrica). Este razonamiento
est en la base tanto de propuestas generalistas que
sitan el desarrollo del fenmeno en perodos (p.e.
Bronce Final o Bronce Final-Hierro), como en
propuestas que buscan identificar la posible evolucin
interna de la iconografa y establecer su seriacin (p.e.
Almagro-Gorbea, 1977: 163-174).
Una serie de cuestiones fundamentales inciden en la
validez y utilidad de esta metodologa, siempre que se
argumente su uso de forma explcita y se tengan en
cuenta sus limitaciones. La relacin formal entre un
icono y un objeto material puede tener ms o menos
plausibilidad, como cuando abordamos la relacin
formal o paralelismo entre objetos. El paralelismo
cronolgico puede ser asumido -con ms o menos
seguridad en funcin de la plausibilidad de dicha
relacin formal- como hiptesis de trabajo. Los datos
cronolgicos obtenidos por estos medios son referencias
orientativas que permiten ir ms all de la estela y
abordar su relacin con un contexto socioeconmico
determinado. Tanto los grabados como los referentes
reales pueden ser considerados smbolos, en trminos
sociales e ideolgicos, y como tales pueden tener una
larga vida de uso o sus formatos gozar de una larga
continuidad. Hay ajuares o depsitos que pueden incluir
objetos antiguos -como el de la Ra de Huelva
(Brandherm, 2007: 29-31)-, o incluso, objetos de factura
reciente que reproducen antiguos formatos. Hay estelas
que estn realizadas en una sola intervencin que
pueden reproducir reliquias o iconos de otras estelas
conocidas en las inmediaciones. Hay estelas que pueden
ser consideradas conjuntos cerrados, al haber sido
elaboradas en una sola intervencin, aunque es preciso
valorar el conjunto de los iconos que la componen para
aproximarse a la posible cronologa de su manufactura
y, generalmente, para ello se recurrir al referente ms
reciente. Esta metodologa aporta referencias
cronolgicas que constituyen termini post quem a partir

347

de los cuales se puede situar la elaboracin de ciertos


motivos. Permite situar, por ejemplo, la manufactura del
grueso de las estelas del SW en el Bronce Final gracias
a los datos aportados por los materiales de la Ra de
Huelva y las dataciones de C14 a ellos asociadas.
Igualmente, existen estelas del SW que incluyen
nicamente iconos de materiales que remiten a fechas
anteriores al horizonte de la Ra de Huelva, por lo que
no hay impedimento en considerar que su manufactura
pudo haber tenido lugar a partir de la fecha a la que
remiten, sin descartar la posibilidad de cronologas ms
tardas (vide infra). Que los objetos representados en las
estelas sean escasos o no estn documentados en las
zonas en las que se encuentran sus representaciones no
es argumento suficiente para concluir que estos objetos
no se conocan en estas zonas y que, por lo tanto, los
iconos de las estelas tienen un valor simblico e irreal.
Hablar de valor simblico o convencional cuando
estamos tratando con iconos es problemtico,
especialmente si tenemos en cuenta que, por definicin,
la forma del signo y su referente guardan una estrecha
relacin (Peirce, 1998; Gell, 1998: 25). Para hablar de
convencionalismo deberamos considerar que, quiz,
unas estelas se inspiraran en otras estelas, en imgenes
realizadas en soportes perecederos o que fueran
realizadas por especialistas que actuaban en un mbito
regional, lo que explicara el convencionalismo en la
elaboracin de algunos motivos como el carro, de
algunas composiciones en particular o de los formatos
iconogrficos en general. Sin embargo, es precisamente
en la representacin de la muchos de los objetos en
donde hay menor convencionalismo, algunos se
representan fielmente y en ocasiones con detalles que
son nicos. En estos casos el referente material debi
ser conocido directamente por el grabador. El hecho de
que los objetos reales no estn presentes en las zonas de
las estelas no quiere decir que no fueran conocidos. Lo
que habra que plantearse es por qu no han sido
documentados, lo que probablemente puede estar
relacionado con aspectos ideolgicos, sociales y/o
econmicos que guiaron las prcticas de su uso,
circulacin y/o deposicin, as como con las estrategias
de investigacin actuales (vide infra).
En las pginas que siguen vamos a recurrir a la
metodologa tradicional, a los iconos y la cronologa de
sus referentes, para aproximarnos a la articulacin
cronolgica general de las estelas del SW. Nuestro
objetivo no es tanto la elaboracin de una detallada
seriacin, sino ms bien sintetizar de manera explcita
los parmetros cronolgicos generales en los que se
puede situar el desarrollo de las estelas del SW y sus
formatos iconogrficos. El estudio de los referentes
materiales es complejo y no est exento de problemas y
limitaciones. En primer lugar porque en ocasiones los
grabados no permiten identificar un referente material
concreto. Tambin hay referentes que an no se han
documentado en la Pennsula, lo que puede deberse en
algunos casos a la materia prima en la que estaban
realizados, que no ha permitido su conservacin.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

348

Nombre
Ref. Lab. #
Kilmahamogue
OxA-2429
Cloonlara
OxA-3228
Cerro de la Miel
UGRA-143
Melhj
K-3874
Skrydstrup
K-3873
Monte do Trigo
Sac-1458
Sac-1456
Sac-1457
Sac-1507
CSIC-1289
Sac-1506
CSIC-1288
Monte do Frade
ICEN-969
ICEN-970
ICEN-971
GrN-19.660

Muestra

Contexto

Fecha BP

1  (cal BC)

2 (cal BC)

Referencia

Madera (arce)

Cinaga

344570

1879-1686

1943-1558

Hedges et alii, 1991: 129

Madera (arce)

Cinaga

315090

1520-1311

1633-1132

Hedges et alii, 1993: 316

Carbn poste

Cabaa

3030110

1412-1129

1509-954

Carrasco, Pachn y Pastor, 1985: 295

Funerario

293080

1260-1017

1380-925

Randsborg y Christensen, 2006: 13

Funerario

290080

1254-980

1371-901

Randsborg y Christensen, 2006: 13

Carbn
Carbn
Carbn
Carbn
Carbn
Carbn
Carbn

Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2
Asent. Nivel 2

302060
299050
296045
296045
291341
288045
288033

1386-1135
1310-1129
1266-1115
1266-1115
1193-1028
1128-980
1115-1011

1421-1057
1387-1056
1370-1021
1370-1021
1262-998
1212-926
1194-936

Vilaa, 2003: 254; 2006: 89


Vilaa, 2003: 254
Vilaa, 2003: 254
Vilaa, 2003: 254
Vilaa, 2003: 254
Vilaa, 2003: 254
Vilaa, 2003: 254

Carbn
Madera
carbonizada
Madera
carbonizada

Asent. Nivel 3
Asent. Nivel 3
Asent. Nivel 3

292050
2780100
285045

1211-1042
1047-822
1111-931

1293-949
1258-792
1192-902

Vilaa, 1995a: 161-162, 374


Vilaa, 1995a: 161-162, 374
Vilaa, 1995a: 161-162, 374

Asent. Nivel 3

280515

979-923

1004-913

Vilaa, 1995a: 161-162, 374

Ra de Huelva
CSIC-202
Madera astil
Depsito
283070
1112-906
1211-830
Almagro-Gorbea 1977: 524
CSIC-203
Madera astil
Depsito
282070
1112-898
1207-823
Almagro-Gorbea 1977: 524
CSIC-206
Madera astil
Depsito
282070
1112-898
1207-823
Almagro-Gorbea 1977: 525
CSIC-207
Madera astil
Depsito
282070
1112-898
1207-823
Almagro-Gorbea 1977: 525
CSIC-205
Madera astil
Depsito
281070
1052-849
1192-815
Almagro-Gorbea 1977: 525
CSIC-204
Madera astil
Depsito
280070
1041-846
1189-810
Almagro-Gorbea 1977: 525
Roa do Casal do Meio
GrN-13502
Hueso humano
Funerario
282040
1016-916
1115-853
Vilaa y Cunha 2005
GrN-13501
Hueso humano
Funerario
276040
970-841
1002-826
Vilaa y Cunha 2005
Pocito Chico
UGRA-551
Concha
Relleno cabaa
335080
1375-1160
1444-1025
Ruiz y Lpez 2001
UGRA-550
Hueso
Relleno cabaa
2540100
803-538
891-402
Ruiz y Lpez 2001
UGRA-549
Carbn
Relleno cabaa
2340100
733-213
767-198
Ruiz y Lpez 2001
Figura 207: Dataciones radiocarbnicas mencionadas en el texto. Calibracin realizada con OxCal 4.0 (Bronk Ramsey 1995; 2001), utilizando la
curva atmosfrica IntCal04 (Reimer et al 2004) y para la datacin UGRA-551 la curva marina Marine04 (Hughen et al 2004).

En otros casos es posible que an no se hayan


documentado porque su patrn deposicional no ha
favorecido su deteccin por mtodos convencionales,
por lo que es necesario recurrir a paralelos ms o menos
distantes. Por otro lado, los referentes materiales
conocidos tanto en la Pennsula como fuera de ella
dependen en muchos casos de seriaciones y secuencias
relativas que en ocasiones son cuestionadas, aunque hay
excepciones. Una de estas excepciones son los escudos
con escotadura en V, conocidos en Irlanda a travs de
moldes de madera de arce (100-120 aos de vida media)
que han podido ser datados por C14. Los moldes de
Kilmahamogue (Co Antrim) y Cloonlara (Co Mayo),
utilizados para elaborar escudos de cuero y hallados en
cinagas, aportan dataciones dispares que, en cualquier
caso, sugieren que este tipo de escudos eran conocidos
en esta zona del Atlntico en un momento anterior a ca.
1132 cal. AC (ver fig. 207), por lo que su circulacin en
el mbito Atlntico pudo ser temprana, incluso anterior
al convencional 1200 AC (ver fig. 207). Otros casos

singulares de los que ya hemos hablado son los


tocados/peinados
femeninos
documentados
en
sarcfagos de madera de la pennsula de Jutlandia (vide
supra Captulo 7.2). Una antigua datacin de C14 sita
el enterramiento de Skrydstrup, una mujer joven (16-19
aos) con un complejo peinado cubierto por un tocado
de pelo de caballo, a finales del s. XII AC. Tambin el
enterramiento femenino de Melhj, con un tocado
similar al anterior, fue situado por C14 hacia finales del
s. XII AC, es decir, finales del Bronce Inicial Nrdico
III. Una cronologa ms antigua se atribuye al
enterramiento femenino situado en el tmulo de Borum
Eshj, de una mujer mayor (50-60 aos) que portaba un
tocado realizado con lana fina. Gracias a la
dendrocronologa se ha podido situar el ltimo ao de
crecimiento de los rboles empleados en los sarcfagos
de los enterramientos masculinos A (c. 1348 AC) y B
(c. 1344 AC) (Randsborg y Christensen, 2006: 183). La
posicin secundaria del enterramiento femenino
respecto a stos y los objetos asociados sugieren cierta

ESTELAS DEL SUROESTE


anterioridad o contemporaneidad del enterramiento
femenino respecto a los masculinos lo que, en cualquier
caso, lo sita en la primera mitad del siglo XIV AC o
finales del Bronce Inicial Nrdico II (Randsborg y
Christensen, 2006: 158). Estas cronologas sugieren que
este tipo de tocados, en este caso femeninos, eran
utilizados al menos a partir de los s. XIV/XII AC en este
sector del Atlntico y, como muestran las estelas con
tocado peninsulares ms tardas y especficamente la
estela de Almadn de la Plata, este tipo de arreglos
fueron comunes en la fachada Atlntica al menos
durante el Bronce Final (vide supra Captulo 7.2).
En la Pennsula Ibrica disponemos de un nmero cada
vez mayor de dataciones radiocarbnicas que fechan
algunos de los posibles referentes materiales
directamente, a travs de los contextos en los que se
Mederos 1997a & Torres, 2002
AC
1425-1325/1300
1325/1300-1225
1225-1150
1150-1050
1050-950/925
950/925-900/875
850/825-700

Fases
Bronce Final IC
Bronce Final IIA
Bronce Final IIB
Bronce Final IIC
Bronce Final IIIA
Bronce Final IIIB/ Hierro I
Orientalizante I

349

hallaron, o indirectamente, a travs de contextos


asociados al mismo vector comercial o cultural al que
se relaciona el referente material supuestamente aludido
en la iconografa (ver p.e. Torres, 2008a). Como hemos
sealado, estas referencias cronolgicas constituyen
termini ad/post quem a partir de los cuales se puede
situar la elaboracin de ciertos motivos, por lo que si en
un ejemplar realizado en un nico momento hay
motivos que disponen de referencias cronolgicas
dispares, se optar por la ms reciente como datacin a
partir de la cual pudo ser realizada dicha estela. Estos
desfases cronolgicos no carecen de inters, ya que
inciden en la continuidad de ciertos objetos, formatos,
motivos o estelas a lo largo del tiempo, en la
persistencia de su significado a nivel social y/o
ideolgico (vide infra).

Brandherm, 2007 & Harrison, 2004


Fases
Appleby - Rosnen - Isla de Cheta

AC
1260-1200

Penard - Kerguerou - Huerta de Arriba

1200-1130

Willburton - Saint Brieuc - Ho


Blackmoor - Braud - Huelva

1130-1050
1050-930

Ewart Park - Vnat - Sa Idda

930-750

Figura 208: Tabla en la que se comparan las fases propuestas por Mederos (Bronce Final) y Brandherm (Depsitos con espadas del Bronce Final),
relacionndolas segn los elementos materiales que las definen, junto a las cronologas propuestas por Mederos para sus fases -incluyendo la
propuesta de Torres para los inicios del Orientalizante- y por Brandherm (entre 1050-750 AC) y Harrison (entre 1260-1050 AC) para la fasificacin
del primero (Mederos, 1997a; Torres, 2002: 17-19, 359; Harrison, 2004: Tabla 2.1; Brandherm, 2007: 9-17).

En la Pennsula ha habido importantes aportaciones en


este sentido en lo que atae al Bronce Final, en la
integracin de secuencias relativas y dataciones de C14
calibradas a nivel peninsular (Castro, Lull y Mic,
1996) y en su relacin con el mbito europeo (Castro,
Lull y Mic, 1996: 176-227, 242-254; Mederos, 1997a),
as como en la articulacin del fenmeno precolonial a
la luz de las dataciones de C14 disponibles (Torres,
2008a y b). A estas aportaciones hay que aadir el
conocimiento de nuevas estelas, algunas asociadas a
contextos estratigrficos, que aportan interesantes
datos (vide infra). Como veremos, la propuesta
cronolgica de Mederos eleva en gran medida el inicio
del Bronce Final -en el que se incluye el Bronce Tardoque sita hacia ca. 1625 AC, frente a la habitual fecha
1250/1200 AC (Mederos, 1997a: 76). Su propuesta se
basa en la revisin de dataciones dendrocronolgicas de
Suiza Occidental y Francia Oriental, as como en las
dataciones de C14 calibradas disponibles en el Sur de la
Pennsula Ibrica, Sur de Italia, Francia Atlntica y Sur
de Inglaterra. Para Mederos la presencia de las primeras
producciones atlnticas se produce durante el Bronce
Final IC (segn su fasificacin), hacia ca. 1425 AC
(Mederos, 1997a; ver fig. 208). Hay autores que
recientemente han tratado las estelas del SW, como D.

Brandherm o R. Harrison, que han optado por no seguir


esta propuesta porque, entre otras cosas, encuentran
problemtica su adecuacin con la cronologa ms
aceptada en la actualidad para los inicios de los Campos
de Urnas en Centroeuropa hacia ca. 1400 AC (Harrison,
2004: 14-16; Brandherm, 2007: 11 y Nota 84; Harding,
2000: Tabla 1.1.). Brandherm opta por incluir
dataciones de referencia confirmadas por las series
dedrocronolgicas de Centroeuropa, que slo se sitan a
partir de ca. 1075 AC, situando, por tanto, las fases de
Huelva y Sa Idda entre 1050-750 AC (ver fig. 208;
Brandherm, 2007: 15-17). Harrison, por su parte,
incluye referencias cronolgicas adicionales para las
fases anteriores que concuerdan con las dataciones
convencionales empleadas generalmente para el Bronce
Final (ver fig. 208; Harrison, 2004: Tabla 2.1; RuizGlvez, 1995d: fig. 17). Como ya sealaron Castro, Lull
y Mic (1996: 251), hay aspectos de la cronologa de
los Campos de Urnas centroeuropeos que an quedan
por resolver. Hay indicios que apuntan a cronologas
ms altas que quiz en el futuro se puedan precisar con
nuevas series dendrocronolgicas que abarquen el
perodo entre 1500-1075 AC. As las cosas, pensamos
que es interesante tener en cuenta la propuesta de
Mederos que, junto a la de Brandherm y Harrison,

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

350

puede aportar una perspectiva complementaria que


tambin contribuya a comprender el fenmeno de las
estelas del SW desde un punto de vista histrico,
cultural e ideolgico (vide infra).
Recientemente, el estudio de las espadas peninsulares
del Bronce Final se ha beneficiado de una revisin en la
que se han integrado la seriacin y la calibracin de las
dataciones de C14 asociadas a espadas peninsulares,
como las de la Ra de Huelva (Brandherm, 2007; ver
fig. 209). El autor de este trabajo analiza tambin las
espadas de las estelas y diferencia 12 posibles clases de
espadas representadas en 61 estelas de las 88 que se
conocan en la Pennsula cuando realiz el estudio (ver
fig. 209; Brandherm, 2007: 21-25, 135-155). Este es el
trabajo por el que se gui R. Harrison para analizar las
espadas de las estelas, cuando la monografa de D.
Brandherm an estaba en prensa (Harrison, 2004: 134138). Del trabajo de Brandherm se puede destacar que
distingue elementos formales en 9 de estas clases (A-F,
H, I y L) que le permiten sugerir paralelismos con
ejemplares conocidos en la Pennsula, aunque en
ocasiones recurre a piezas de los mbitos atlntico y
centroeuropeo (ver fig. 210). Como resultado de su
anlisis, basado nicamente en las representaciones de
espadas, este autor sugiere que, aunque el desarrollo de
los tres formatos iconogrficos (B, B+O y A) se solapa
en el tiempo (entre ca. 1200-930 AC segn Brandherm
y Harrison o 1325-930/25 AC segn Mederos), el
formato B se inici antes que los otros dos, mientras
slo el formato A parece tener continuidad en la Edad
del Hierro (ca. 750 AC) (ver fig. 209 y 210).
Espadas representadas en las estelas
AC
1260-1200

1200-1130

1130-1050

1050-930

930-750

Fases
Appleby
Rosnen
Isla de Cheta
Penard
Kerguerou
Huerta de Arriba
Willburton
Saint Brieuc
Ho
Blackmoor
Braud
Huelva
Ewart Park
Vnat
Sa Idda

B+O

2,5

4,5

1,5

7,5

1,5

1,5

10,5

12,5

Figura 209: Cronologa de los formatos de las estelas segn las


espadas en ellas representadas (Brandherm, 2007: 12-17 y fig. 4;
Harrison, 2004: Tabla 2.1).

Si comparamos la propuesta cronolgica de este autor


para cada tipo de espada (ver fig. 210) con los
elementos a los que stas se asocian en cada estela (vide
infra) comprobamos que esta seriacin es bastante
coherente. Slo en algunos casos contados encontramos
incongruencias en las que aparecen espadas de

tipologas antiguas con elementos ms recientes, como


en la estela de Torrejn Rubio 1, en la que aparecen
entre otros motivos una espada de la clase B y una
fbula de codo, o Ategua, en la que aparece una espada
que podra estar relacionada con referentes de
empuadura maciza tipo Huelva, mientras su
composicin ha sido relacionada con iconografas
situadas en el s. VIII AC (Brandherm, 2007: 138-140,
149; vide infra).
La fbulas de codo estn presentes en poco ms del 10%
de las estelas conocidas pero su valoracin en un
anlisis cronolgico de las estelas es importante porque
en la mayora de los casos su representacin es detallada
y permite establecer la relacin formal con referentes
peninsulares asociados a dataciones de C14, como los
de la Ra de Huelva y el Cerro de la Miel en Zafayona
(Granada). El conjunto ms numeroso lo componen las
nueve fbulas de codo de bronce que formaban parte del
depsito de la Ra de Huelva (Rovira, 1995: 45-46;
Ruiz-Glvez, 1995b: 222-223), cuyas dataciones
remiten como momento ms probable al s. X AC (ver
fig. 207; Ruiz-Glvez, 1995d). Las dataciones del Cerro
de la Miel, asociadas a una hoja de espada tipo Huelva y
a una fbula de codo tipo Huelva de cobre arsenical, no
estn exentas de polmica por su alta desviacin
estndar y porque, una vez calibradas, remiten al s. XII
AC (ver fig. 207; Carrasco et alii, 1999; Carrasco y
Pachn, 2006), cronologa que para D. Brandherm es
incompatible con la seriacin actual de las espadas tipo
Huelva y sus contextos asociados (Brandherm, 2007:
82-83). Torres, por su parte, considera problemtica la
alta desviacin estndar de esta datacin, quiz afectada
por el efecto de madera vieja, por lo que opta por
utilizar la datacin sin calibrar del s. X a.C. como
intervalo ms probable (Torres, 2008a: 66). En este
ocasin los casos ms llamativos sera las estelas de
formato B+O que incluyen este tipo de fbulas, como
Torrejn Rubio 1, en la que la fbula de codo se asocia,
entre otros, a una espada de clase B, que Brandherm
sita en la transicin Cheta/ Huerta de Arriba. Pero esto
podra significar, en cualquier caso, la pervivencia de un
modelo de espada a lo largo del tiempo, ya que las
cronologas ms tempranas para las fbulas remiten al s.
X AC, como mucho al XI AC. Igualmente, encontramos
fbulas de codo en las estelas de Brozas y Quintana de la
Serena, cuyas espadas remitiran a modelos de la fase
Ho o a su transicin hacia la fase Huelva. Aunque no
vemos problema en situar la elaboracin de estas estelas
en la fase Huelva, sus fbulas de codo podran estar
sugiriendo la existencia de referentes ms antiguos
como el posible caso del Cerro de la Miel o San Romn
de Hornija (Mederos, 2009: 69-70), aunque an se
precisa de contextos inequvocos que corroboren tal
posibilidad. Tambin hay que considerar que es muy
posible que la fbula de Brozas fuera grabada en una
segunda intervencin (Celestino, 2001a: 338).

ESTELAS DEL SUROESTE

351

Figura 210: Tabla en la que se relacionan las propuestas cronolgicas de Mederos (1997a) para el Bronce Final, Torres (2002) para la fase inicial
del perodo Orientalizante, las fases y cronologas propuestas para las espadas del Bronce Final de Brandherm (2007), Harrison (2004), la
atribucin por fases de los grabados de espadas en las estelas, los formatos iconogrficos de estelas del SW, las fases de la precolonizacin segn
Torres (2008a y b) y las fechas a partir de las cuales estn presentes, o podran estar presentes, en la Pennsula los referentes materiales de los
objetos adicionales que aparecen en las estelas del SW de formato B+O y A, as como de las hachas de enmangue directo que incluyen las estelas
Alentejanas (vide supra Captulo 7.3).

352

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Tambin en el s. X AC, con ms probabilidad, se sitan


las recientes dataciones obtenidas de los restos seos de
los dos individuos inhumados en Roa do Casal do
Meio (Sesimbra), a los que se asocian un peine de
marfil, unas pinzas y una fbula ad occhio de tipo
siciliano (Vilaa y Cunha, 2005; Torres, 2008a: 67-68).
No obstante, una reciente revisin de contextos
habitacionales del grupo Baioes indica que tanto las
fbulas ad occhio como las pinzas y tambin los
tranchets (o navajas de afeitar) estn presentes en la
Beira Interior entre finales del s. XIII AC y finales del X
AC (ver figs. 207; Vilaa, 1995a: 161-162, 338-340,
343 y fig. 55; 1998a: 368; 2003: 254; 2006: 89, en
Mederos, 2008b: 280-281, 283; vide infra). En Monte
do Trigo (Idanha-a-Nova) se hallaron tres posibles
ponderales, una fbula ad occhio y los tranchets en el
mismo corte y nivel, posiblemente asociados a
dataciones de C14 que se encuadran entre mediados del
s. XIII y finales del XII AC (Mederos, 2008b: 281). A
estos datos hay que aadir las dos pinzas y el enmangue
de una navaja documentados en el nivel 3 de Monte do
Frade (Penamacor), datado por cuatro muestras que lo
sitan entre finales del s. XII y finales del X AC
(Vilaa, 1995a: 163, 374, en Mederos, 2008b: 283).
Estos elementos son relativamente escasos en las
estelas. Una navaja o tranchet est claramente
representada en la estela de Capilla 3 (Celestino, 2001a:
169-171). A pesar de las altas cronologas propuestas
para estas navajas su presencia en las estelas podra ser
tarda, ya que en la estela de Capilla 3 est asociada a
una espada que ha sido relacionada con las de tipo
Safara, situada al final de la fase Huelva y durante la
fase Sa Idda por Brandherm (2007: 150). Las pinzas
podran estar representadas en las estelas de Aldea del
Rey 2 y Ecija 3. En este caso, una cronologa en torno al
s. X AC no desentonara, por ejemplo, con el resto de
elementos representados en la estela de cija (vide
infra).
Finalmente hay que destacar la presencia de ponderales
en la Beira Baja desde una poca tan temprana. En unas
pocas estelas del SW se han identificado series de cinco
puntos alineados que fueron interpretadas por Celestino
como la representacin de un sistema ponderal
(Celestino, 2001a: 181-185). Celestino seala diez
estelas, nueve de ellas de la cuenca del Guadiana, seis
de ellas situadas en el Zjar, as como un ejemplar del
valle del Guadalquivir (Pedro Abad) (Celestino, 2001a:
fig. 41). A estos casos habra que aadir el de
Aldeanueva de San Bartolom, en la cuenca del Tajo,
que sobre la cabeza presenta seis puntos, cinco de ellos
prcticamente
alineados,
que
han
pasado
desapercibidos. Tambin se conocen en dos estelas
dadas a conocer recientemente: en la de Capilla 7 hay
parte de una serie de puntos (Domnguez de la Concha,
Gonzlez y de Hoz, 2005: 48) y Cortijo de la Reina 2,
cerca de Crdoba, en la que hay cinco pequeos
cuadrados que disminuyen de tamao (Murillo, Morena
y Ruiz, 2005: 25-32 y fig. 4). Aunque los ponderales

estn presentes en la Beira Baja en poca temprana


parece que su integracin en las estelas pudo haberse
demorado cierto tiempo. Estas series de puntos estn
presentes slo en estelas de formato A que, cuando
ofrecen el grabado de una espada que se puede
relacionar
con
referentes
metlicos,
remiten
reiteradamente a las fases Huelva y Sa Idda, es decir, a
partir de ca. 1050 AC (vide supra; vide infra). Un
elemento asociado a cronologas similares es el casco
cnico, presente en el depsito de la Ra de Huelva,
situado entre ca. 1050-925 AC (Ruiz-Glvez, 1995b:
249). ste es un elemento presente en estelas de formato
B+O (Valencia de Alcntara 3, Santa Ana de Trujillo) y
A (Las Herencias 1, Zarza de Montnchez, Setefilla,
Ategua, Almargen), con una distribucin dispersa y ms
o menos perifrica respecto a la cuenca del Zjar (vide
infra). Las estelas que ofrecen otros elementos
datables en relacin a referentes presentes en la
Pennsula reiteran esta cronologa. Mientras la estela de
Zarza de Montnchez ofrece la representacin de una
espada que ha sido relacionada con referentes situados
entre las fases Ho/Huelva (Brandherm, 2007: 140-141),
la estela de Las Herencias 1 presenta una fbula de codo
que remite a la fase Huelva. Respecto a las estelas de
formato B+O Valencia de Alcntara 3 podra estar
indicando una presencia ms temprana, por el tipo de
fbula que incluye, mientras la de Santa Ana de Trujillo
incluye una espada que podra pertenecer a tipos
evolucionados, lo que sugerira la continuidad de este
formato. Por otro lado, ya hemos sealado que por
cuestiones compositivas es muy posible que la estela de
Ategua remita a una fase tarda, ya dentro del
Orientalizante, en torno a finales del s. VIII AC como
propone Bendala (1977; pero vide infra), por lo que la
inclusin en ella de un casco y una espada relacionadas
con el depsito de Huelva (1050-925 AC) no carecera
de inters (vide infra).
Un aspecto relevante de estos referentes metlicos
documentados en la Pennsula es que son, muy
posiblemente, producciones locales. As lo pone de
manifiesto Rovira cuando concluye que la mayora de
las espadas peninsulares del Bronce Final fueron
manufacturadas siguiendo la tradicin tecnolgica local,
de la que son caractersticos los bronces binarios,
estando esta tradicin ms relacionada con el
Mediterrneo Central que con el Atlntico (Rovira,
2007: 156-157). Esta caracterizacin general est bien
expresada en los anlisis de composicin de objetos de
la Ra de Huelva, en donde tanto las espadas como las
puntas y regatones de lanza, las puntas de flecha, las
fbulas de codo o los cascos tienen composiciones muy
homogneas, lo que podra ser indicativo de que su
manufactura tuvo lugar en una misma regin (RuizGlvez, 1995c: 59-62).
Elementos como los cascos, que podran ser
potencialmente interpretados como importaciones, son
posiblemente de manufactura local, lo que no impide

ESTELAS DEL SUROESTE


valorar el carcter forneo de su formato. Lo mismo
ocurre con las pinzas y tranchets de la Beira Interior,
posibles producciones locales que se inspiran en
modelos forneos (Mederos, 2008b: 297, 298). De todas
estas piezas, las nicas que podran ser importadas,
segn Mederos, son los ponderales (Mederos, 2008b:
292, 295-296).
La importacin de objetos o elaboracin local de objetos
inspirados en formatos forneos son cuestiones centrales
en el debate sobre la naturaleza y cronologa de los
contactos pre-coloniales en la Pennsula Ibrica,
cuestin en la que tambin las estelas juegan un papel
importante y muy debatido (vide infra). Un aspecto que
incide en el papel activo de las comunidades locales en
estos procesos de interaccin es la produccin local de
objetos que, como los tranchets o algunas espadas, se
inspiran en formatos forneos. Pero tambin la inclusin
de estos elementos en las estelas incide en su
reinterpretacin local.
Aparte de los motivos comentados que disponen de
referentes reales en la Pennsula datados con cierta
precisin, hay grabados que juegan un papel relevante
en la iconografa de los formatos B+O y A para los que
de momento no se conocen evidencias materiales de su
presencia directa a nivel peninsular, como los espejos y
carros (Celestino, 2001a: 163-166, 211). Con las liras o
instrumentos musicales ocurre algo similar, aunque su
presencia en las estelas es muy escasa (Celestino,
2001a: 172-181). Los referentes materiales ms
prximos geogrfica y formalmente se encuentran en el
Mediterrneo Oriental, por lo que la datacin de su
presencia en las estelas debe ser integrada en un marco
contextual ms amplio de contactos precoloniales o
coloniales (vide infra). Hasta hace poco han
predominado las propuestas de cronologas bajas que
relacionaban la representacin de carros o liras en las
estelas con la presencia fenicia en la Pennsula
(Celestino, 2001a: 178-181; 211-232). Por otro lado, la
propuesta que sita su presencia en las estelas en un
perodo precolonial es defendida por Almagro-Gorbea
(1998) y Galn (1993b). Este ltimo autor, sin embargo,
considera que los referentes materiales no existieron de
facto en la Pennsula hasta poca colonial (Galn,
1993b: 52, 80-81). Frente a esta opinin hay una
corriente que se est desarrollando en los ltimos aos
que trata de argumentar la presencia de estos elementos
en la Pennsula en poca precolonial a travs de
evidencias arqueolgicas diversas que materializan los
variados vectores de interaccin con el Mediterrneo
(Almagro-Gorbea, 1998; Mederos, 1996b; 2008a y b;
Torres, 2008a y b).
La reciente revisin de las dataciones radiomtricas
asociadas a indicios precoloniales realizada por
Torres, por ejemplo, revela una interesante articulacin
cronolgica en la Pennsula (Torres, 2008a). Por un lado
se documenta la incidencia de un vector micnico entre
ca. 1400-1200/1100 AC (Torres, 2008a: 79-81),

353

materializado en la Pennsula a travs de importaciones


cermicas micnicas en los yacimientos de Montoro
(Crdoba) y Purullena (Granada), cuya produccin
puede ser situada en el Heldico Final IIIA/B (entre ca.
1445/1415-1225 AC), mientras su deposicin en los
yacimientos peninsulares es situada por C14 en los s.
XIV-XIII AC (Torres, 2008a: 63-66). En el SW junto al
Guadiana (Herdade de Belmeque), se document una
cavidad excavada en la roca en la que se documentaron
dos individuos inhumados sin cabeza a los que se
asociaban un recipiente cermico, varios remaches, dos
puales y un cuchillo de hoja curva de bronce que ha
sido relacionado con ejemplares micnicos (Schubart,
1975: 91; Almagro-Gorbea, 2001: 243, en Torres,
2008a: 65). La datacin por C14 de uno de los
individuos remite al s. XV AC (Soares, 1994: 181-183 y
fig. 8; Torres, 2008a: 66). A contactos de esta
naturaleza se han asociado no slo la presencia de
importaciones como las cermicas a torno, los cuchillos
de hoja curva o las hachas de enmangue directo (Torres,
2008a: 80; vide supra Captulo 7.3), sino tambin la
llegada de innovaciones tecnolgicas como la adopcin
del uso de herramientas rotatorias en la orfebrera
Villena-Estremoz (Almagro-Gorbea y Fontes, 1997:
354, en Torres, 2008a: 80), hechos que han de ser
relacionados con algunos aspectos de las estelas
Alentejanas y su contexto socioeconmico (vide supra
Captulo 7.3).
Segn se desprende de los datos analizados por M.
Torres, entre ca. 1200-1100 AC parecen decaer los
contactos con el Mediterrneo pero a partir de ca. 1100
AC se intensifican de nuevo a travs de relaciones
probablemente directas con navegantes de origen
chipriota, relaciones que se desarrollarn hasta ca. 900
AC. Como testimonio de estos contactos es interpretado
el cuenco de Berzocana, asociado a dos torques
Sagrajas-Berzocana (vide supra Captulo 7.2) y
relacionado con vasos similares del Mediterrneo
Oriental datados entre ca. 1300/1100-1000 AC (Torres,
2008a: 82). Torres tambin sita en esta fase entre ca.
1100-900 AC el conocimiento de las liras y carros
incluidos en las estelas del SW (ver fig. 210). Para ello
seala la presencia de aedos en Grecia y Chipre durante
los s. XII-XI AC, como evidencia la iconografa
cermica de dichas zonas, mostrando la existencia de
aedos relacionados con el surgimiento de aristocracias
heroicas tras el colapso de los palacios chipriotas y
micnicos (Torres, 2008a: 83). Por otro lado, la
tipologa egea de los carros vendra explicada por la
presencia de poblaciones de esta regin en Chipre
especialmente a partir de ca. 1200 AC (Torres, 2008a:
83).
Las liras y los carros representados en las estelas han
sido analizados por A. Mederos en sendos trabajos en
los que propone cronologas sensiblemente ms altas
para su presencia en la pennsula (Mederos, 1996b;
2008a). Respecto a las liras este autor analiza las
analogas formales que existen entre la representaciones

354

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

de liras de la estela de Luna y las que estn pintadas en


el sarcfago de Hagia Triada -problemtica por su
reciente restauracin/reconstruccin- y en el pyxis de
Kalamin, ambos en Creta y datados en el Minoico
Final IIIA-IIIB (ca. 1400-1190 AC) (Mederos, 1996b).
Si es cierto que la lira de Luna representa el mismo tipo
de lira que el representado en el pyxis de Kalamin,
habra que situar la posible presencia de liras en la
Pennsula a partir del Bronce Final IIA segn ese autor
(a partir de ca. 1325/1300 AC), es decir, unos 200 aos
antes que la propuesta de Torres (vide supra).

Figura 211: Pyxis de Kalamion (Creta) (segn Maas y Snyder, 1989:


fig. 2b).

Por otro lado, este autor sugiere que la llegada de los


carros a la Pennsula pudo tener lugar durante el Bronce
Final IIA-IIB (segn Mederos), entre ca. 1325/13001150 AC (Mederos, 2008a). Tras un anlisis detallado
de los carros representados en las estelas sugiere su
relacin con carros ligeros de dos ruedas conocidos en
el Mediterrneo Oriental entre ca. 1365-1185 AC
(Heldico Final IIIA2-IIIB), lo que queda atestiguado a
travs de su representacin iconogrfica, especialmente
en cermicas micnicas que son tambin frecuentes en
Chipre y Ugarit. Como dato interesante seala que su
presencia en la Pennsula podra estar indicada por un
posible stimulus del depsito de Nossa Senhora da Gua
(Almagro Gorbea, 1998: 82 y 2001: 241; Silva, Silva y
Lopes, 1984: 89, lm. 9/5-6 y 14/3, en Mederos, 2008a)
que este autor sita en el Bronce Final IIC (entre ca.
1150-1050 AC), mientras Brandherm y AlmagroGorbea lo consideran paralelo al horizonte de la Ra de
Huelva (Almagro-Gorbea, 1993c; Brandherm, 2007: 14
y nota 118). Tambin menciona la existencia de
pasarriendas en los depsitos de Cabezo de Araya y Ra
de Huelva que, como sugiere Harrison (2004: 55),
pudieron estar relacionados con el uso de carros
(Mederos, 2008a). A partir de su llegada inicial a la

costa peninsular, quiz como regalos regios, su


popularizacin entre las lites del interior pudo tener
lugar a travs de la distribucin de crteras micnicas
que incluan los carros en su iconografa. A partir de
ah, segn Mederos, las lites adoptaran el carro
imitando inicialmente este modelo forneo (Mederos,
2008a).
Una de las bases de esta hiptesis sera la presencia de
carros en estelas que incluyen espadas de hoja
pistiliforme (Mederos, 2008a), pero a la luz del reciente
anlisis de las representaciones de espadas que realiza
Brandherm el panorama se muestra ms complejo, no
slo porque la interpretacin de algunos de estos
grabados como hojas pistiliformes es problemtica, sino
porque muchas de las representaciones de espadas que
ofrecen detalles suficientes en estelas con carros remiten
a modelos de espadas evolucionados segn la seriacin
de Brandherm (vide supra), como es el caso de
Aldeanueva de San Bartolom, Zarza de Montnchez,
El Viso 1 o Carmona.
En el caso de Torrejn Rubio 1, aunque la espada remite
a modelos que podran ser situados en el Bronce Final
IIA (segn Mederos) o transicin Cheta-Huerta de
Arriba segn Brandherm, la estela tambin incluye una
fbula de codo a la que ya hemos hecho referencia y que
nos lleva a cronologas ms tardas (vide supra). La
estela de Ecija 5 (o El Berraco) podra ser uno de los
ejemplares situados en una fase anterior, ya que por su
espada podra ser situada entre ca. 1175/1150-1050 AC,
lo que en principio no entrara en contradiccin con el
resto de los grabados de la estela. Todo ello indica que,
de momento, con la evidencia disponible, no es posible
remontar con seguridad la presencia de carros en las
estelas a un momento anterior a mediados del s. XII
AC.
Finalmente, resta comentar uno de los elementos ms
intrigantes de las estelas: los espejos. Generalmente los
grabados reproducen espejos de disco redondo con
mangos ms o menos elaborados. Como seala
Celestino, es difcil analizar posibles relaciones
formales con objetos de otros mbitos, ya que los
espejos estuvieron muy extendidos en el Mediterrneo
(Celestino, 2001a: 163-169). Sin embargo, Harrison ve
interesante sealar la existencia de espejos de disco
redondo en depsitos de Baleares y Cerdea, as como
en cementerios de Sicilia (Pantalica y Cassibile), que
pueden ser datados entre ca. 1200-1000 AC (Harrison,
2004: 151-156). En la cavidad ritual de Es Mussol
(Menorca) se document un espejo de bronce decorado
con motivos en espiga que cronolgicamente ha sido
situado entre ca. 1000-800 AC (Lull et alii, 1999: 119126, fig. 24), aunque hay que sealar que el remate
inferior del mango -pseudorectangular- difiere de los
figurados en las estelas que, en cualquier caso, no
siempre estn representados con detalle, especialmente
en las estelas de formato B+O. El caso de estas estelas
es especialmente interesante porque, segn Brandherm,

ESTELAS DEL SUROESTE


en el caso de San Martn de Trevejo y de Tres Arroyos
se representan espadas que podran estar relacionadas
con referentes situados entre ca. 1225-1130 AC segn
su propuesta cronolgica y entre ca. 1350-1150 AC si

355

tenemos en cuenta la de Mederos, es decir, en la


transicin Cheta-Huerta de Arriba y en la fase Huerta de
Arriba (ver fig. 210; vide infra).

Contextos posiblemente primarios que aportan referencias cronolgicas adicionales


ESTELA

TIPO DE CONTEXTO

FORMATO

Funerario
Buoux I

B/ B+O?

Buoux II

B?

Buoux

La estela aparece boca abajo sobre fragmentos de una carena con


decoracin acanalada asociados a huesos cremados de un hombre
adulto.
Hallada a 400 m de la anterior. La excavacin en el sitio result
estril.

Funerario
Cortijo de La Reina I

Cortijo de La Reina II

Cortijo de la Reina

La estela aparece enterrada a 80 cm de profundidad, con la


decoracin boca abajo. Bajo ella se documentan tres vasos
cermicos (urnas) realizadas a torno que corresponden al tipo B2
del Guadalquivir Medio. Debajo de la estela y rellenando las urnas
hay tierras cenicientas que contienen huesos quemados.
Apareci a 6 m al Norte de la anterior, tambin enterrada a 80 cm
de profundidad y con la decoracin boca abajo.

CRONOLOGA
DEL CONTEXTO
Bronce Final IIa
1200-1050 AC
o
Bronce Final IIb
1050-950 AC
-BF Precolonial
1050-850/825 AC
y
Orientalizante I
850/825-700 AC
--

Funerario

Haza de Trillo-Toya

Serva de cierre de una cavidad subterrnea de planta circular con


1,5 m de dimetro y unos 0,8 m de altura, con techo abovedado.
La entrada estaba en el subsuelo, la estela apareci tapndola, de
pie y con los grabados mirando al interior del sepulcro. En el
interior se documentan al menos cinco inhumaciones y cinco
brazaletes de bronce asociados a dos de ellas. Entre las piedras
que sellaban la entrada se documentaron fragmentos de un cuenco
de carena alta con la superficie bruida. Mergelina sita el
sepulcro a finales de la Edad del Bronce.

Bronce Final
1300-900/800 AC

Asentamiento
San Martinho I

San
II

Sao Martinho

Esta estela, que posiblemente reutiliza una estatua-menhir, fue


hallada en la superficie del castro de Sao Martinho, a media
ladera, junto a la muralla que lo rodea pero en su exterior. En la
zona ms elevada del monte se ha documentado una ocupacin del
Bronce Final.

Asentamiento.
Martinho

Se excav en el lugar en el que apareci la estela 1 y a 60 cm de


profundidad se encontr esta estela tumbada sin otros materiales
asociados. Estela que reutiliza un menhir flico.

Ocupacin
documentada en el
castro:
Bronce Final/
Hierro Inicial

Figura 212: Tabla en la que se sintetiza la informacin de las estelas documentadas en contextos posiblemente primarios que, adems, ofrecen
informacin cronolgica adicional.

Aparte de estas apreciaciones cronolgicas que parten


de los motivos grabados y sus posibles referentes
materiales y que nos ofrecen referencias cronolgicas
post quem para situar la elaboracin de estas piezas o su
modificacin, hay una serie de piezas que por el
contexto o lugar en el que se encuentran disponen de
datos cronolgicos adicionales sobre su posible uso
primario y, en algunas ocasiones, sobre su reutilizacin
(vide infra). Ya en 2004 Harrison dedica un apartado de
su trabajo al comentario de algunos contextos en los que
se documentan estelas (2004: 39-44). Sin embargo, de
los ejemplares que aqu tratamos (ver fig. 212), de los
que slo dos -Cortijo de la Reina 1 y 2- han sido dados a
conocer ms recientemente (Murillo, Morena y Ruiz,
2005), slo incluye Haza de Trillo, ignorando la
informacin de Buoux 1 y de los ejemplares hallados en
Castro de Sao Martinho.

A nivel cronolgico estos contextos tienen su inters.


Aunque aportan referencias cronolgicas genricas
inciden repetidamente en que su utilizacin tuvo lugar a
lo largo del Bronce Final. La datacin del contexto de
Buoux 1 es discutida, ya que los fragmentos de la urna
recuperada han dado pie a dos recontrucciones que
indicaran cronologas de Bronce Final IIa (1200-1050
AC o Bronce Final IIb (1050-950 AC) (Mhu, 2008; ver
fig. 213). Por otro lado, el contexto de hallazgo de la
estela 1 de Cortijo de la Reina, hallada en 1972 al
excavar un canal de riego, es conocido gracias al relato
detallado que ofrecieron sus descubridores (Murillo,
Morena y Ruiz, 2005: 25-26). Como en el caso de
Buoux 1, esta estela apareci boca abajo, en este caso a
80 cm de profundidad y sobre tres vasos cermicos o
urnas bicnicas (ver fig. 214). Segn relatan sus
publicadores, este tipo de urnas son tpicas del Bronce
Final Precolonial en el Guadalquivir Medio, aunque
ocasionalmente tambin aparecen en contextos de

356

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

inicios del perodo Orientalizante (Murillo, Morena y


Ruiz, 2005: 27-31), por lo que estaramos hablando de
un lapso temporal situado entre ca. 1050-700 AC (ver
tambin Torres, 2002: 135-137). Lo interesante de este
caso es que los motivos representados en esta estela se
ajustan bastante bien a esta cronologa, ya que tanto
espejos como peines han sido documentados en
contextos del s. X AC, mientras la propuesta de Torres
sita el conocimientos de las liras en la Pennsula
durante los s. XI y X AC, englobado en el vector de
interaccin chipriota (vide supra). Otro caso igualmente
interesante es la estela de Haza de Trillo, que sellaba
una cmara subterrnea con inhumaciones situada por
su excavador en el Bronce Final (supra, Captulo 6.2;
Mergelina, 1944-45: 27-30 y lm. 11).

Figura 213: Estela de Buoux 1 y las propuestas de reconstruccin del


vaso cermico (sin escala) asociado (segn Roudil 1988 y Muller
2002, en Mhu 2008).

Referencias tambin imprecisas se extraen de la


informacin disponible sobre el hallazgo de las estelas
de Sao Martinho y de las excavaciones y hallazgos
aislados realizados en el castro (Tavares de Proena,
1905: 9-14 y 2 figs; 1906: 282-285; Kalb, 1980: 31;
Pinto, 1987: 20; Vilaa, 1995a: 80; 250, 395; Vilaa,
Pinto y Farinha, 1996). Las estelas se hallaron a media
ladera de la vertiente NW del castro, junto a la muralla
que lo rodea pero en su exterior. Una de ellas estaba en
superficie mientras la segunda se document enterrada a
60 cm de profundidad en el mismo lugar. Tavares
supuso que las estelas provenan de la cima de la loma,
lo que podra ser posible si tenemos en cuenta que los
indicios de ocupacin del Bronce Final se
documentaron en una plataforma de la cima (Vilaa,
1995a: 80, 250, 404; Pinto, 1987: 20). No obstante,
consideramos posible que el contexto en el que fueron
halladas, especialmente la estela 2, fuera primario ya
que las estelas, como monumentos conmemorativos que
son, pudieron estar directamente relacionadas con
habitats y situadas tanto en el ncleo habitado como en
su entorno ms inmediato. Por otro lado hay que tener
en cuenta que en el castro se han documentado restos
del Bronce Final y Hierro Inicial (vide supra), por lo
que las estelas se pueden relacionar con este amplio
lapso temporal que podra discurrir entre ca. 1200/1150-

700 AC. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la


estela de S. Martinho 2 se representa una fbula de codo,
lo que nos remitira ms concretamente a un momento
situado a partir de ca. 1050 AC (vide supra).
Adems de estos contextos presumiblemente primarios
existen otros en los que se documenta la reutilizacin de
estelas del SW que pueden aportar informacin sobre el
discutido final de las estelas. En su reciente obra,
Harrison comenta los casos de Las Herencias, Cancho
Roano, Setefilla, Substation, Ibahernando, Chilln y
Capote (Harrison, 2004: 41-43, 51). Desde entonces se
han dado a conocer los casos de Pocito Chico, Majada
Honda y La Bienvenida 2 y 3, que aparecen reutilizadas
de formas diversas (ver fig. 215).

Figura 214: Estela 1 de Cortijo de la Reina y urnas asociadas


(Murillo, Morena y Ruiz, 2005: figs- 4 y 5).

En su conjunto las reutilizaciones de estelas del SW se


pueden dividir en cuatro grupos en funcin de su
cronologa. Por otra parte, a nivel interpretativo cada
una de estas reutilizaciones tiene implicaciones
diferentes, como analizaremos en un apartado posterior
(vide infra). Lo ms destacable de los recientes
hallazgos es la doble amortizacin de una estela, la de
Pocito Chico, antes del s. VIII AC, bien muy al inicio
del perodo Orientalizante o ya durante el Bronce Final.
La estela original sufre una grave rotura y el fragmento
que ha llegado hasta nosotros slo conserva una cabeza
con cuernos de lo que debi ser una composicin ms
compleja de formato A, como otros halladas en esta
misma regin del Bajo Guadalquivir (ver fig. 212). La
fragmentacin de la estela y el uso que se hace del
fragmento, primero como mortero y luego como parte
de un paramento con los grabados ocultos a la vista,
revelan que la estela y sus significados asociados fueron
deliberadamente anulados. En la misma regin se
conocen las estelas de Torres Alocaz o El Coronil, que
pudieron haber sido realizadas en un momento
contemporneo a la elaboracin original y sucesivas
amortizaciones de la estela de Pocito Chico, lo que
indica que en esta poca y en esta zona las estelas del
SW y sus significados asociados estaban en plena
vigencia (vide infra).

ESTELAS DEL SUROESTE

357

Contextos secundarios que aportan referencias cronolgicas adicionales


FORMTO

TIPO DE CONTEXTO

CRONOLOGA
DEL CONTEXTO

Asentamiento de Pocito Chico.


Se documenta reutilizada en el paramento de una covacha. La decoracin no era visible. Es
un fragmento que en uno de sus lados de fractura muestra una cavidad producida por su uso
como mortero, por lo que este uso se produjo tras su fractura y antes de su amortizacin
como material constructivo. El relleno de la cabaa aporta una cronologa relativa y
dataciones de C14 que indican que las dos amortizaciones de la estela tuviron lugar antes del
s. VIII AC.

antes del
s. VIII AC

Necrpolis.
Se reutiliza como losa de cobertura de la fosa v, que contena restos de urnas, huesos
cremados y restos de una inhumacin. La losa estaba tumbada lateralmente, con los grabados
a la vista. La fosa puede ser atribuida a la misma fase de la necrpolis en la que se
construyen los tmulos I y G, entre los que se encuentra situada.

Orientalizante
II
entre ca.
725-625 AC

Estela epigrfica
En un momento que puede ser situado a partir de ca. s. VIII, VII o VI AC, dependiendo de
las diferentes propuestas para datar la escritura del SO, esta estela del SW es fragmentada en
su extremo distal afectando a los grabados y composicin, y colocndola boca abajo se graba
una frmula funeraria con escritura del SO en la porcin que anteriormente se destinaba a
estar enterrada. Es posible que la figura humana situada frente al carro fuera grabada en este
momento, formando parte junto con el carro y la inscripcin, de una nueva composicin.

s. VIII?/VII-VI
AC

Capote

Estela epigrfica
Esta estela es reutilizada siguiendo las mismas pautas que la estela de Majada Honda. A
partir de ca. s. VIII, VII o VI AC, la estela es fragmentada en su extremo distal afectando a
los grabados y composicin. La colocan boca abajo y se graba con escritura del SO una
frmula que en este caso no es funeraria en la porcin que antes se destinaba a estar
enterrada. Como en la estela anterior, la figura humana situada frente al carro pudo ser
grabada en este momento, creando una nueva composicin articulada en torno al
antropomorfo, el carro y la inscripcin.

s. VIII?/VII-VI
AC

Cancho Roano

Palacio-Santuario de Cancho Roano


La estela es reutilizada con los grabados visibles como primer escaln de la entrada
monumental del Palacio-Santuario, entre las dos torres poligonales que flanquean la entrada,
datadas en el s. V AC.

s. V AC

Asentamiento de Arroyo Manzanas.


La estela fue documentada en el interior de una vivienda de planta cuadrangular con zcalo
de piedra y tapial, datada en torno al s. III a.C. (sector IV, cerro de La Fragua). La estela
estaba tumbada junto a otra losa lisa, con la decoracin boca arriba, junto a un hogar de
arcilla apisonada en el centro de la vivienda.

Hierro II
s. III a.C.

B+O

Oppidum de Substation.
Apareci a 1,10 m de profundidad, en un amontonamiento de piedras, cenizas y restos
cermicos, uno de los cuales era un fragmento de cermica griega de figuras rojas.

Hierro II?

Estela epigrfica.
En torno a mediados del s. I d.C. la estela es reutilizada como soporte para una inscripcin
funeraria que respeta la zona en la que se han realizado los grabados del Bronce Final. El
grabador nicamente se vale del asta de la lanza para trazar las letras U y N. La estela se
encontr junto a otras tres estelas epigrficas funerarias romanas y, segn indican referencias
orales, en el sitio se hall un nfora fragmentada.

mediados
s. I d.C.

Estela epigrfica
Se realiza una inscripcin funeraria en la zona superior del soporte, superponindose
parcialmente a los grabados del Bronce Final. La estela fue hallada en un huerto de la finca
antes de ser utilizada como dintel en una casa particular. En esa finca hay otras lpidas
romanas con inscripcin funeraria que indican la existencia de una necrpolis romana.

mediados
s. I d.C.

B?

Entorno del yacimiento de Sisapo.


Reutilizada en la mampostera Sur del canal del Concejo, en las cercanas del yacimiento?.

ESTELA

Pocito Chico

Setefilla

Majada Honda

Las Herencias II

Substation

Chilln

Ibahernando

La
Bienvenida

La
B.
2

--

Asentamiento de Sisapo.
La
Reutilizada como material constructivo en el muro de la esquina SW de la domus de las
B.
s. I d.C
A
columnas rojas, vivienda romana construida en el s. I d.C.
3
Figura 215: Tabla en la que se sintetiza la informacin de las estelas documentadas en contextos secundarios que, adems, ofrecen informacin
cronolgica adicional.

358

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Por otro lado, la estela de Majada Honda contribuye a


comprender el papel de estas estelas en un momento
ms avanzado del perodo Orientalizante, quiz situado
a partir de ca. 800/700 AC (Capote y Majada Honda) y
725 AC (Setefilla). Segn se desprende de la
interpretacin de algunas estelas como la estela con
tocado de Torrejn Rubio II (Cceres) o Ategua
(Crdoba), durante el s. VIII AC se siguen elaborando
estelas en esas regiones, bien reproduciendo antiguos
formatos con nuevos elementos (Torrejn Rubio II) o
nuevas composiciones con antiguos iconos (Ategua)
(vide infra). Sin embargo, como muestran los casos de
Capote, Majada Honda y Setefilla, en la Baja
Extremadura y Bajo Guadalquivir las antiguas estelas
del SW son reinterpretadas en el marco de estructuras
ideolgicas renovadas en las que, sin embargo, -algunas
o todas- las imgenes del pasado juegan un papel
relevante. As se constata en la necrpolis de Setefilla,
en donde la estela es reutilizada con los grabados a la
vista en un momento en el que ya se estn construyendo
monumentales tmulos de inspiracin oriental. Por otro
lado, Capote y Majada Honda son testimonio de un
comportamiento estructurado y repetitivo respecto a las
antiguas estelas, ya que son reutilizadas de la misma
manera a pesar de que la distancia geogrfica entre ellas
es considerable. Lo que une a ambas zonas es que
forman parte del hinterland tartsico. La nueva
composicin en ambas estelas est articulada a travs de
los epgrafes y la iconografa del carro y el personaje
que a l se asocia. En un caso (Majada Honda) la
inscripcin es funeraria, lo que indicara que el papel del
carro en el mbito funerario persiste. La inscripcin de
Capote no parece ser funeraria, aunque el paralelismo
estructural que existe entre ambas estelas podra
indicarnos lo contrario (vide infra).
A poca post-orientalizante o Hierro II pertenecen las
reutilizaciones de Cancho Roano, Las Herencias II y
Substation, ya tratados en repetidas ocasiones por
diversos autores. Un elemento a resaltar es que tanto en
la Baja Extremadura como en el Tajo Medio las estelas
son reutilizadas en sitios con ocupacin anterior, como
ocurre en la necrpolis de Setefilla. En este ltimo caso
se han documentado restos que se retrotraen al Bronce
Pleno, como en el yacimiento de Arroyo Manzanas, en
el que hay material estratificado que puede ser situado
entre ca. 1500-1100 AC (vide infra). Mientras, en
Cancho Roano, el testimonio ms temprano despus de
la estela es una estructura que se sita a inicios del
perodo Orientalizante. Otro aspecto interesante de la
reutilizacin de Cancho Roano y Las Herencias es que
los grabados estn a la vista y estn situados en lugares
espacialmente relevantes, como el centro de una
vivienda (Las Herencias) o el umbral de la entrada
principal (Cancho Roano) (Celestino, 2001b).
Finalmente, son especialmente relevantes las
reutilizaciones de poca romana porque hasta ahora
todas ellas se concentran en el s. I d.C., incluso si
consideramos la de la estatua-menhir de Muio de San

Pedro (Vern), cuya elaboracin original podra estar


situada en el Bronce Inicial/Pleno (vide supra Captulo
7.1). Estas reutilizaciones materializan un fenmeno
identitario/social de gran inters en el que monumentos
prehistricos diversos jugaron un papel relevante, como
se ha puesto de manifiesto recientemente (Garca
Sanjun, Garrido y Lozano, 2007).
Como vemos, estos datos sugieren que el final de las
estelas es un fenmeno complejo que debe ser revisado.
Estas reutilizaciones nos informan sobre casos
particulares que tienen relevancia para comprender el
papel y la vida social de las estelas del SW que en
ocasiones va ms all de las estructuras sociales o
ideolgicas en las que se gestaron. La naturaleza
iconogrfica, visible y permanente de las estelas y
estatuas-menhir en general favoreci la persistencia de
estos monumentos en el paisaje y en la memoria
colectiva de las gentes que habitaron dichas regiones, lo
que explica que incluso en poca romana fueran
reutilizadas como monumentos funerarios.
Sin embargo, para aproximarnos al momento a partir del
cual se dejan de elaborar estelas debemos analizar los
elementos que articulan la iconografa de las estelas.
Como seala Galn, tanto el armamento como los
elementos de prestigio incluidos en las estelas
encuentran sus mejores referentes en la Edad del Bronce
(Galn, 2006: 9-10). No obstante, como ha indicado
Brandherm recientemente, hay estelas que incluyen
representaciones de espadas que pueden ser
relacionadas con espadas encuadrables en la fase Sa
Idda, lo que nos situara entre ca. 930-750 AC
(Brandherm, 2007: fig. 4). Esto nos llevara a un
momento posterior a los inicios de la colonizacin
fenicia en el Sur de la Pennsula Ibrica, para la que
algunos autores proponen fechas situadas a partir de ca.
950/925/910/900 AC (Mederos, 1997a; Castro, Lull y
Mic, 1996: 193-195, pero ver Torres, 2002: 17).
Pero como indica el caso de Pocito Chico, quiz el
inicio del fin de las estelas del SW en algunas
regiones comenz a producirse a lo largo del s IX AC,
especialmente en zonas como el Bajo Guadalquivir,
directamente expuestas a la presencia cada vez ms
consolidada de los fenicios (Torres, 2008a: 84-87).
No obstante, hay que valorar que las estelas de Torrejn
Rubio II, Ategua o Zarza Capilla 3 incluyen aspectos
que remiten su factura al s. VIII AC, lo que sugiere que
las estelas se seguan elaborando en zonas ms alejadas
de la costa. La estela de Torrejn Rubio II, situada junto
al Tajo, reproduce una figura con tocado acompaada
por una fbula de pivotes/antenas que, si atendemos a
los referentes disponibles, sitaran la realizacin de
esta pieza a partir de finales del s. IX y/o durante el s.
VIII AC (inicios del perodo Orientalizante). Por otro
lado, la escena de Ategua (Guadalquivir Medio) ha sido
relacionada con escenas reproducidas en recipientes
cermicos monumentales como los del cementerio de

ESTELAS DEL SUROESTE


Dipylon (Atenas) usados como marcadores de tumbas
(h. 750 AC). Estas nforas y crteras gigantescas son
tpicas del Geomtrico Final (760-700 AC) e incluyen
escenas de protheses (exposicin del cuerpo) y
procesiones. Bendala relacion aspectos de la estela de
Ategua con estas composiciones (Bendala, 1977),
supuesto que podra hacerse extensible a la estela de
Zarza Capilla 3, lo que nos llevara a datar estas estelas
a finales del s. VIII AC (Celestino, 2001a: 231).
Hay argumentos para relativizar esta propuesta, como
por ejemplo, el hecho de que la temtica del arte
Geomtrico se concentra en la exaltacin de la poca
Micnica, especialmente de sus aspectos heroicos.
Adems, existen escenas en cermicas pintadas de
poca micnica que incluyen carros, perros, guerreros
con escudos redondos y lanzas (vide supra), precedentes
que tambin encontramos en estelas del SW a las que se
atribuyen cronologas ms altas (vide supra). Existe, no
obstante, un aspecto muy relevante tanto en el arte
Geomtrico como en la narrativa de Homero que es
propio de su poca y es lo que se denomina parataxis, o
estilo en el que las frases, ideas, episodios o figuras,
son situados unos despus de otros, como cuentas de un
collar (Hurwit, 1988: 102). Esta propiedad tpica de la
narrativa del Perodo Geomtrico (Hurwit, 1988: 102106) es la que encontramos en la estela de Ategua, ya
que no slo la composicin est ordenada en registros,
sino que stos parecen seguir un orden narrativo o
temporal. Este nos parece un argumento de peso para
relacionar la concepcin compositiva de Ategua con una
forma narrativa que quiz fue comn a diversos mbitos
del Mediterrneo entre mediados y finales del s. VIII
AC. Como ocurre con las estelas del SW a las que se
atribuyen cronologas ms antiguas (formato B), las
convenciones o estructuras compositivas parecen tener
una importante continuidad en el tiempo y en el espacio,
aunque se reinterpreten localmente utilizando iconos
propios o introduciendo modificaciones propias en la
composicin.
Todo lo anterior supone admitir que a partir de finales
del s. VIII AC en algunas zonas la iconografa de las
estelas del SW todava juega un papel activo aunque
heterogneo. Las situaciones que encontramos son
diversas, como la realizacin de una nueva estela como
la de Ategua a finales del s. VIII AC en el Guadalquivir
Medio, que incorpora una nuevo tipo de narrativa.
Tambin a partir de finales del s. VIII AC hay que situar
la reutilizacin de la estela de Setefilla en Sevilla, para
cubrir y marcar una sepultura al modo tradicional pero
en un contexto social en renovacin. Finalmente, es
probablemente a partir del s. VII AC cuando las estelas
de Majada Honda y Capote en la cuenca del Guadiana,
son sustancialmente modificadas y reinterpretadas en el
marco de unas nuevas formas de expresin que remiten
a una posible reestructuracin social e ideolgica.
Por tanto, los s. IX-VII AC, pero especialmente el s.
VIII AC, parecen ser el momento clave para

359

aproximarnos al fin de las estelas, un proceso que


puede ser definido como el fin de su manufactura, el
momento de su reinterpretacin en el marco de
estructuras ideolgicas y sociales renovadas y/o de su
olvido definitivo. Este proceso debi ser diferente segn
las zonas y hay que considerar que muchas estelas que
se han conservado intactas permanecieron en lugares en
las que an eran visibles, lugares con un papel
persistente en la memoria e identidad colectiva de
muchas comunidades, por lo que hay estelas que
posiblemente continuaron teniendo un papel social
activo, bien siendo interpretadas en el marco de
estructuras ideolgicas y sociales tradicionales o
reinterpretadas en un marco de relaciones renovadas.
De esta revisin centrada en la cronologa de las estelas
del SW se desprenden una serie de conclusiones
preliminares que podrn ser redefinidas en el futuro a la
luz de nuevos datos, contextos y/o casos, contribuyendo
as a la valoracin de las hiptesis de trabajo que se
manejan en la actualidad en torno a la articulacin
cronolgica de las estelas.
Partimos de la premisa que considera que en
las estelas se representan los objetos que circulan y se
conocen, que a travs de estos procesos adquieren valor
social y que por ello se incluyen en las estelas. Desde un
punto de vista argumentativo esto puede ser aceptado
tanto para los motivos que remiten a referentes de
filiacin atlntica como mediterrnea. En la actualidad
esto no debera ser un problema si consideramos que la
interaccin precolonial est cada vez mejor
documentada.
Lo que se desprende del reciente anlisis de las
espadas peninsulares y sus representaciones es que el
grueso de las estelas conocidas en la Pennsula se
elabor, siguiendo los tres formatos conocidos (B, B+O
y A), durante las fases Huerta de Arriba, Ho y Huelva,
segn la fasificacin de Brandherm, lo que en trminos
cronolgicos nos situara entre ca. 1325/1300-950/925
AC segn Mederos o 1200-930 AC segn Harrison.
Esto supone que los tres formatos fueron
contemporneos en gran parte de su desarrollo, al
menos durante 300 o 400 aos. Esta contemporaneidad
es sugerida
por la distribucin geogrfica
complementaria de los mismos (ver figs. 201 y 210).
Las dataciones post quem que se manejan para
la manufactura de elementos como los escudos con
escotadura en V o las espadas tipo Rosnen en el
mbito Atlntico permiten situar la elaboracin de un
grupo reducido de estelas del formato B (p.e. Foios y la
1 Fase de Torrejn Rubio 4) a partir de un momento
situado en torno a ca. 1260 AC, segn Brandherm y
Harrison, o de ca. 1425 AC segn Mederos. Segn se
desprende de la espada representada en el fragmento de
Meimao (Brandherm, 2007: 148-149), es posible que
este formato comenzara en un momento ligeramente
anterior a esta fechas, posibilidad que queda abierta
gracias a las dataciones radiomtricas de los moldes
irlandeses (vide supra).

360

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Tambin del estudio de las espadas se


desprende que las nicas estelas que incluyen espadas
conocidas en la fase Sa Idda son de formato A. Segn
Brandherm la fase Sa Idda se extendera desde ca. 930
AC hasta 750 AC (2007: 16-17).
La aproximacin a la cronologa de las estelas
a travs de los elementos considerados de prestigio
que completan la panoplia bsica es muy difcil porque
en la Pennsula existen pocos referentes materiales.
Cuando estos referentes disponen de dataciones, stas
sitan su presencia en la Pennsula a partir de ca. 1200
AC (tranchets, ponderales), ca. 1100 AC (tranchets,
pinzas), ca. 1050 AC (fbulas de codo tipo Huelva y
cascos cnicos, carros?) y a partir de ca. 1000 AC
(peine, en las Baleares espejo).
Teniendo en cuenta la documentacin relativa
a los contactos precoloniales y su articulacin
cronolgica, es muy posible que hubiera elementos
como los carros, las liras o los espejos, que llegaran a
ser conocidos en la Pennsula a partir de ca. 1325/1300
AC, como propone Mederos para los dos primeros. No
obstante, como propone Torres, tambin es posible que
su conocimiento en la Pennsula estuviera relacionado
con el desarrollo del vector Chipriota a partir de
1200/1100 AC.
sta es una cuestin abierta que slo podr ser
concretada cuando se tenga un conocimiento ms
completo y diversificado de los contactos precoloniales,
la cultura material asociada y su impacto social, en un
mbito geogrfico ms amplio. Slo as se podrn
valorar hiptesis como las anteriores o como las que
defienden que ste tipo de elementos no fueron
conocidos directamente en la Pennsula hasta el perodo
Orientalizante.
De
los
contextos
estratificados
-o
supuestamente estratificados- que aportan referencias
cronolgicas adicionales, son contados los casos que se
refieren a posibles usos primarios. nicamente dos, uno
en el SE de Francia y otro en el Guadalquivir Medio,
muestran el uso de estelas en contextos funerarios que
pueden ser situados entre ca. 1200-1050 o 1050-950 AC
el primero y 1050-725/700 AC el segundo. Por otro
lado, mientras el caso de Haza de Trillo en Jan reitera
un uso funerario que podra estar situado en el Bronce
Final (ca. 1300-1050 AC) (vide supra, Captulo 6.2), las
estelas 1 y 2 de Sao Martinho podran ser situadas a
partir de ca. 1050 AC por la iconografa de una de ellas
y podran ser relacionadas con la ocupacin de la cima
del castro durante el Bronce Final.
A estos datos hay que aadir una serie de
estelas que tambin han aparecido en hbitats en los que
se conoce ocupacin del Bronce Final, como las estelas
de A Lacipo 1 y 2, Ecija 1 (Cerro Perea), 2 y 4 (Atalaya
de la Moranilla), Montemoln, Palma del Ro (junto a
Vega de Santa Luca) o Valencia de Alcntara 2 (El
Cofre). No obstante, los datos sobre su hallazgo no
permite tener la certeza de que dicha localizacin date
de la Edad del Bronce. Lo mismo ocurre en los casos
reutilizados de Setefilla y Las Herencias 2 (vide infra),
ya que en estos casos quedan abiertas dos opciones: que

fueran preexistencia del lugar y que por lo tanto


estuvieran asociadas a las ocupaciones del Bronce Final
que se documentan en la Mesa de Sefilla y en el cerro
de La Muela en Arroyo Manzanas; o bien que fueran
elementos que originalmente situados en lugares
prximos o ms o menos distantes y que a partir de
finales del s. VIII AC en el caso de Setefilla o del s. III
AC en el caso de las Herencias, hubieran sido
trasladados a los sitios en los que son reutilizados.
Otra serie de contextos secundarios concretan
la difcil cuestin del fin de las estelas. Las estelas
que incluyen espadas parecen remitir a espadas reales
que, como mucho -como indican algunas estelas de
formato A-, parecen ser manufacturadas y circular hasta
inicios del perodo Orientalizante (ca. 750 AC). Por otro
lado hay estelas que como Torrejn Rubio 2 (con
tocado), Ategua y, posiblemente, Zarza Capilla 3,
presentan elementos o aspectos que sitan su realizacin
a partir de finales del s. IX o durante el s. VIII AC
(Torrejn Rubio 2) o mediados/finales del s. VIII AC
(Ategua). No obstante, ya antes del s. VIII AC se
documenta la amortizacin de una estela en la baha de
Cdiz (Pocito Chico), mientras en Setefilla la
reutilizacin de la estela en un contexto funerario puede
ser situada a partir de ca. 725 AC. Finalmente, en la
cuenca del Guadiana la reinterpretacin definitiva de las
estelas de Capote y Majada Honda podra ser situada a
partir del s. VIII o VII AC, segn los autores. Todo lo
anterior indica que a lo largo de los s. IX y VIII/VII AC
se constatan situaciones diversas segn las zonas. En
algunas regiones o localidades las estelas continuaron
jugando un papel social relevante, las antiguas estelas y
sus lugares eran respetados, quiz incluso se elaboraron
nuevas estelas. Mientras, en otras zonas, las estelas
cayeron en el olvido o fueron reutilizadas en el marco
de la renovacin de estructuras sociales e ideolgicas.
Finalmente, si unimos a todo lo anterior los
datos que se desprenden del anlisis de las estelas que
reutilizan antiguos soportes o de las que presentan
grabados de varias intervenciones podemos sugerir
varias cuestiones. En primer lugar la reutilizacin de
antiguos menhires y estatuas-menhir slo se constata en
el SW para la elaboracin de estelas del formato A (en
la cuenca del Ebro en un formato B+O), lo que sugiere
la idea de que este formato est ms desligado de la
iconografa tradicional (estatuas-menhir y estelas
alentejanas del Bronce Pleno/Tardo) que las estelas de
formatos B y B+O. Esto incidira en la propuesta de una
mayor antigedad para los inicios del formato B que,
adems de reproducir de una forma renovada una
estructura iconogrfica conocida en estatuas-menhir y
estelas ms antiguas presenta una distribucin
geogrfica complementaria con las mismas. Por otro
lado hay que destacar que los dos cambios de formato
ms significativos (Torrejn Rubio 4 y Valdetorres 1)
tienen lugar en mbitos geogrficos de contacto entre
los formatos B y B+O por un lado y A por otro, lo que
incidira en que el desarrollo concatenado de estas dos
iconografas durante un cierto tiempo (vide supra). El
aadido de figuras, constatado en estelas del formato

ESTELAS DEL SUROESTE


B+O y A, puede ser situado en muchos casos a partir de
ca. 1050 AC, bien por la cronologa que se puede
asignar a la factura original de la estela o por la
cronologa que se maneja para el objeto que es aadido
(p.e. fbula tipo Huelva o peine).
Lo que se desprende del anlisis de
agrupaciones es que stas son fruto del uso diacrnico
de ciertos lugares. Esta diacrona puede extenderse ms
o menos en el tiempo, segn se infiere del anlisis de las
iconografas. Este sera el caso de las agrupaciones que
se encuentran en la cuenca del Zjar, la de las estelas de
cija 2 y 4 o Atalaia 1 y 2. Lo mismo se puede concluir
de la agrupacin de las estelas de Cortijo de la Reina 1 y
2 fruto, probablemente, de un uso breve -en trminos
histricos- del lugar. Por otro lado, hay lugares que
parecen ser significativos a lo largo de un lapso de
tiempo mucho mayor, como sugieren las agrupaciones
de Torrejn Rubio 1 y 2 y quiz Almadn de la Plata 1 y
2. Otras agrupaciones abarcan una alargada diacrona
que no es necesariamente del uso continuado del lugar
pero que, aun as, es relevante por el significado social o
ideolgico que se desprende de su recuperacin a nivel
de memoria colectiva o social durante el Bronce Final,
como ocurre en los casos de Ervidel, Sao Martinho o
Hernn Prez. Lo mismo se desprende de la
reutilizacin de antiguos soportes como los de Sao
Martinho o el de Talavera, realizadas sobre estatuasmenhir pertenecientes a un pasado no tan remoto. Esta
misma diacrona se desprende de la reutilizacin de
soportes como Majada Honda o Capote durante la Edad
del Hierro, algo similar a lo que observamos con la
asociacin de estelas del Bronce Final con estelas con
escritura del SO en Almoroqu o Cerro Muriano, lo que
tambin se documenta en el Bajo Alentejo con estelas
del Bronce Pleno/Tardo en Alfarrobeira, Gomes Aires
o Santa Vitria.

7.4.4 Objetos y representaciones


Uno de los aspectos ms interesantes y a la vez ms
difciles de interpretar de las estelas y estatuas-menhir
de la Edad del Bronce en la Pennsula Ibrica es la
distribucin geogrfica complementaria que muestran
los motivos representados y sus referentes materiales,
cuando stos se conocen en la Pennsula. Estas
distribuciones complementarias son muy significativas
en los casos de las alabardas, puales y espadas
representados en estelas y estatuas-menhir del Bronce
Inicial/Pleno y sus referentes metlicos (vide supra
Captulos 7.1 y 7.3). Igualmente llamativa es la
distribucin de los adornos de cuello realizados en oro
de la Edad del Bronce y las estelas o estatuas-menhir
que incluyen este tipo de adornos y que son atribuidas al
Bronce Inicial y Pleno (vide supra Captulo 7.2).
En el mbito de las estelas del SW ocurre algo similar.
Slo una pequea porcin de los motivos grabados en
las estelas dispone de referentes materiales con los que

361

pueden ser relacionados. Cuando estos referentes son


relativamente abundantes, caso de las espadas, lanzas y
fbulas, su distribucin es generalmente complementaria
y apenas se solapa en algunos casos.
Las espadas y las lanzas representadas en las estelas
disponen de un amplio conjunto de referentes en la
Pennsula con los que pueden ser relacionadas. En el
caso de las lanzas stas no suelen ser representadas con
suficiente detalle como para ser relacionadas con tipos
concretos pero la morfologa general que presentan,
especialmente en las lanzas representadas en las estelas
de formato B y B+O, permite relacionarlas
genricamente con las lanzas que se documentan
durante el Bronce Final en la Pennsula. Generalmente,
tanto las lanzas como las espadas aparecen aisladas o
como parte de diversos tipos de depsitos, tanto en
medios terrestres como acuticos (Ruiz-Glvez, 1984a:
233-322, mapas 6, 8, 10, 11, 25, 26; Brandherm, 2007:
5-9). En el caso de las espadas son frecuentes los
hallazgos en medios acuticos, en ocasiones
relacionados con vados, como es el caso de la espada de
Alcontar y quiz tambin de las espadas de Azutn, en
la cuenca del Tajo (Brandherm, 2007: 39, 111), de las
cuatro espadas halladas en el lecho del Guadiana en
Montijo (Mrida) (Brandherm, 2007: 38), del depsito
del Remanso de las Golondrinas (Sevilla), hallado en un
vado del ro Genil (Brandherm, 2007: 61-62),
posiblemente de las dos espadas de Alcal del Ro o del
depsito de La Rinconada, dragadas en el Bajo
Guadalquivir (Brandherm, 2007: 60-61, 64-65).
Tambin se han hallado espadas como parte de
depsitos recuperados en desembocaduras de ros como
el Tajo o el Guadalquivir (Ruiz-Glvez, 1995b: 25-30,
fig. 10) o en puntos de paso terrestres, de los que nos
interesan especialmente las espadas de Teixoso y Vilar
Mayor, en la Beira Alta, halladas en montes
estrechamente vinculados con las principales vas de
comunicacin regional (Vilaa, 1995a; Brandherm,
2007: 39-40, 51). Finalmente, existen espadas en
contextos funerarios convencionales pero son pocos
casos que reproducen tipologas recientes y que estn
relacionados
con
ambientes
Orientalizantes
(Brandherm, 2007: 4-9).
La localizacin reiterada de espadas o depsitos en
puntos de cruce ha sido considerada por Ruiz-Glvez no
slo en trminos funcionales, sino tambin simblicos,
haciendo especial hincapi en el carcter de estos
lugares como zonas de paso en las que probablemente
se desarrollaron ritos de paso, entre los que hay que
considerar los funerarios (Ruiz-Glvez, 1995b). Como
bien puso de relieve E. Galn hace algunos aos,
muchas estelas del SW presentan pautas de
emplazamiento relacionadas, al menos a un nivel macro,
ya que se encuentran situadas en muchos casos junto a
vados, ros, valles o collados que constituyen puntos de
paso en las redes naturales de comunicacin regional
(Galn, 1993b). Igualmente, aunque desde otra
perspectiva, Celestino tambin seal que la mayora de

362

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

las estelas del SW estaban situadas junto a cursos de


agua, bien ros de primer orden, afluentes o incluso
arroyos estacionales.
Como han puesto de manifiesto estudios recientes (p.e.
Garca Sanjun et alii, 2006) los lugares con estelas
muestran en algunos casos cierta complejidad, ya que
pueden estar directamente vinculados a poblados y/o
incorporar restos materiales preexistentes que eran parte
de la memoria colectiva de estos grupos y, como tales,
debieron jugar un papel decisivo a la hora de elegir el
lugar en el que se emplazaran las estelas (ver tambin

Daz-Guardamino, 2008). Por ello es posible que las


pautas de emplazamiento de las estelas fueran diversas
y estuvieran relacionadas directa o indirectamente, y a
diferentes escalas, con aspectos variados como, por
ejemplo, el patron de poblamiento y de movilidad a una
escala macro, el poblado, las zonas explotadas y
ocupadas, los puntos de paso y las reas de carcter
ritual directamente relacionados con l a una escala
mesoespacial y, finalmente, a una escala micro las
localizaciones que fueran relevantes a nivel social (vide
infra).

Figura 216: Distribucin de las estelas del SW con representacin de espadas y de las espadas metlicas del Bronce Final en la Pennsula Ibrica
(distribucin de las espadas segn Brandherm 2007, figs. 38-48, 52-53).

Todo lo anterior es relevante a la hora de considerar la


relacin entre los grabados de espadas en estelas y los
hallazgos de sus referentes materiales. Aunque a
grandes rasgos la distribucin geogrfica de ambos es
complementaria, hay zonas en las que se solapan (ver
fig. 216). A una escala macro las reas de distribucin
se solapan en la Beira Alta, Tajo Medio (AzutnTalavera),
Guadiana
Medio
(Mrida),
Bajo
Guadalquivir y cuenca del Genil (ver fig. 216) y,
aunque hay que considerar que en estos casos concretos
espadas y estelas no tuvieron porqu ser estrictamente
contemporneos, la existencia de espadas en estas zonas

demuestra que estos tems circularon por estas zonas y


que fueron depositados en funcin de su valor social, lo
que se puede hacer extensible a las lanzas. Esto sugiere
que el hecho de que los referentes materiales sean
escasos o inexistentes en las zonas en las que
encontramos las estelas puede estar relacionado con la
incidencia de tres variables interrelacionadas: 1. que en
su momento fueron objetos escasos en las zonas de
dispersin de las estelas, 2. que su patrn de
amortizacin (por el tipo de deposicin o por ser piezas
que son reaprovechadas por su materia prima) minimiza
su visibilidad arqueolgica y 3. que las estrategias para

ESTELAS DEL SUROESTE


su deteccin no se han adecuado a la naturaleza de los
contextos en los que se depositaron.
El estudio que realiza R. Vilaa sobre la Beira Interior
revela que en esta regin, adems de las estelas
conocidas (Baraal, Meimao y Foios), se documentan
poblados, depsitos y hallazgos aislados (Vilaa,
1995a). Llaman la atencin, especialmente, las espadas
halladas en este sector. Por un lado encontramos la de
Vilar Maior, hallada junto a cermicas, escorias de
fundicin y hachas de piedra en un monte (Ruiz-Glvez,
1984a: 179), posiblemente relacionado con un poblado
de la Edad del Bronce (Vilaa, 1995a: 396). Aunque la
estela de Baraal se sita a unos 15 km al NE de esta
espada, reproduce una morfologa muy similar a la que
encontramos en Vilar Maior (Brandherm, 2007: 39-40,
lams. 3.18, 38.D8). Por otro lado, cerca de Covilha, en
un monte prximo a Teixoso, se hall una espada tipo
Cordeiro, con hoja de lengua de carpa. Vilaa seala
que es posible que, como seal Tavares de Proena,
esta espada estuviera relacionada con un castro cercano,
Cabea do Castelo (Vilaa, 1995a: 334 y 396). Esta
espada es mucho ms tarda que las que parecen estar
representadas en las estelas de Meimao y Foios y,
mientras sta ltima puede ser relacionada con
referentes que prcticamente no se conocen en la
Pennsula, Brandherm seal que la espada reproducida
en la estela de Meimao, con hoja triangular, remite a
espadas tpicas del Bronce Medio, algunas de las cuales
parecen tener continuidad durante el Bronce Tardo
(Brandherm, 2007: 148). En este sentido no hay que
olvidar que a unos 40 km al NE de la estela de Meimao
se hall la espada de Castelo Bom (Brandherm, 2003:
362 y Lam. 90.1355).
Por otro lado, la presencia de lanzas en la zona no slo
est atestiguada por las que estn representadas en las
estelas de Baraal, Meimao y, posiblemente Foios, sino
tambin por las que se encuentran en esta regin, como
la de Dominguiso, en la vertiente SE de la Serra de
Estrela, afn a las de tipo Baies (Vilaa, 1995a: 396).
Se desconocen las circunstancias del hallazgo, pero es
interesante ya que se suma a la posible punta de lanza
hallada en Malcata, 5 km al norte de la estela de
Meimao, junto a una punta de flecha con pednculo de
bronce (Vilaa, 1995a: 86).
Otra interesante zona la encontramos en el Bajo
Guadalquivir, en el entorno de Burguillos, en donde se
hall la estela conocida con este nombre, una pieza de
formato A en la que aparecen dos figuras humanas de
diferente tamao, un escudo, una espada y una lanza. La
espada de esta estela presenta guardas cruciformes y
pomo en T y ha sido agrupada por Brandherm en la
clase I, que este autor relaciona con espadas tipo
Huelva, Safara o Sa Idda, y sita entre las fases Huelva
y Sa Idda (2007: 145-146). En el entorno meridional de
Burguillos se conocen dos espadas dragadas en el
Guadalquivir a la altura de Alcal del Ro (Brandherm,
2007: 64-65) y un depsito dragado en la margen

363

derecha del Guadalquivir entre Alcal del Ro y La


Rinconada, compuesto por una espada, una punta de
lanza y un regatn y, posiblemente otra espada, lanzas,
regatones y fbulas (Brandherm, 2007: 60-61). Tanto la
espada de La Rinconada como las de Alcal del Ro han
sido clasificadas por Brandherm como espadas tipo
Huelva, la primera agrupada en la serie 1 y las otras dos
en la serie 3. Finalmente, tanto en el entorno de Alcal
del Ro como en la Mesa de Villaverde, lugar situado al
NE de Burguillos, se documentaron dos espadas tipo Sa
Idda, la primera dragada en el Guadalquivir, como las
anteriores, mientras la segunda se document
fragmentada en cinco partes presumiblemente dentro de
una vasija o urna realizada a mano con restos seos en
su interior (Rodrguez Hidalgo, 1983; Brandherm, 2007:
94-95, Lm. 28.172 y 173).
Adems de las espadas y lanzas, armas ofensivas que
componen la panoplia bsica incorporada en la mayora
de las estelas, tanto de los formatos B, B+O como A, y
que disponen de un amplio repertorio de referentes
materiales en la Pennsula, tambin se representan
ocasionalmente puales, arcos y flechas en estelas de
formato B+O y A, elementos que s estn representados
en el registro arqueolgico peninsular del Bronce Final
(Celestino, 2001a: 158-161; Harrison, 2004: 54; Kaiser,
2003). El uso del arco y la flecha se ha venido
interpretando en relacin con la caza, un rea de
actividad estrechamente relacionada con el prestigio
social durante la Edad del Bronce en el Mediterrneo
(Celestino, 2001a: 160-161; Kaiser, 2003). La escena de
la estela de Sao Martinho 2, en la que se representa al
personaje protagonista cazando un ciervo, indica que los
arcos y flechas de las estelas del SW remiten a esta
actividad, probablemente como un mbito ms a travs
del que se pretenda adquirir prestigio social.

Figura 217: Distribucin de las estelas con representaciones de


arcos.

Frente al armamento ofensivo, el defensivo (escudos,


cascos cnicos o de cresta, posibles cascos de cuernos y
corazas) est poco o nada representado. Llaman la

364

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

atencin especialmente los escudos, ya que, junto a la


espada y la lanza, es parte de la panoplia bsica comn a
todos los formatos. A pesar de ser uno de los elementos
ms representados, de momento no se conocen escudos
en la Pennsula y se cree que los posibles referentes
materiales estaban realizados en materiales perecederos
(Harrison, 2004: 124-134; Celestino, 2001a: 150), como
sugiere el escudo de cuero con escotadura en V de
Clonbrin (Irlanda) y los moldes para fabricarlos de
Cloonlara y Kilmahamogue (vide supra). Igualmente,
las corazas representadas en las estelas de Ategua,
Cortijo de la Reina 2 y la posible de Sao Martinho 2
carecen de referentes peninsulares de la Edad del

Bronce (Harrison, 2004: 54-55; Celestino, 2001a: 161162)


Por otro lado, los cascos cnicos o de cresta,
representados con seguridad en siete estelas de los
formatos B+O y A (pero ver Celestino, 2001a: 151-158;
Harrison, 2004: 138-142), se conocen nicamente en
dos depsitos: hay fragmentos de un posible casco en el
depsito de Vila Coba de Perrinho (Aveiro) (RuizGlvez, 1984a: 144-146 y mapa 19) y restos de al
menos tres posibles ejemplares en el depsito la Ra de
Huelva (Ruiz-Glvez, 1995b: 217-218 y lm. 19).

Figura 218: Dispersin geogrfica de las estelas con representaciones de cascos cnicos o de crestas, sus referentes conocidos en la Pennsula, y la
distribucin de estelas con antropomorfos con cuernos.

Los posibles cascos de cuernos que se representan en las


estelas de formato A (Celestino, 2001a: 151-158), que
no disponen de referentes peninsulares, han sido
recientemente englobados por Harrison en la
denominacin figuras con cuernos. Este autor no cree
que lo que se representa sean cascos con cuernos, sino
simplemente cuernos posiblemente utilizados como
smbolos de poder y/o de masculinidad (Harrison, 2004:
57, 143-144).
Los carros han sido valorados tanto como elemento
blico y social (Almagro-Gorbea, 1977: 185; Harrison,
2004: 112-114), como ritual y funerario (Celestino,
2001a: 229-232). Aunque en la Pennsula de momento
no se han documentado componentes de carros, existen
indicios indirectos de su potencial presencia, como un
posible stimulus del depsito de Nossa Senhora da Gua
(Almagro Gorbea, 1998: 82 y 2001: 241; Silva, Silva y
Lopes, 1984: 89, lm. 9/5-6 y 14/3, en Mederos, 2008a)
y los pasarriendas de los depsitos de Cabezo de Araya
y Ra de Huelva que, como indican Harrison y Mederos,
pudieron estar relacionados con el uso de carros
(Harrison, 2004: 55; Mederos, 2008a).

Figura 219: Distribucin de las estelas con representaciones de


carros.

Entre los elementos adicionales que se incluyen en la


iconografa de los formatos B+O y A destacan por su
amplia distribucin y variedad formal los espejos
(Celestino, 2001a: 163-166; Harrison, 2004: 151-156).
El espejo es uno de los motivos ms extendidos (ver fig.
220), est presente en estelas a las que se puede atribuir
una cronologa antigua, como la de Tres

ESTELAS DEL SUROESTE


Arroyos/Albuquerque o San Martn de Trevejo. Su
presencia no ha sido constatada an con seguridad en
contextos del Bronce Final de la Pennsula, aunque hay
que tener en cuenta su presencia en Baleares en este
perodo (Lull et alii, 1999). En la Pennsula se
documentan en contextos Orientalizantes (AlmagroGorbea, 1977: 183-184).

Figura 220: Distribucin de las estelas con representaciones de


espejos

Tampoco han sido documentados en la Pennsula restos


relacionados con las liras. stas estn representadas con
seguridad en cinco ejemplares, uno de ellos de formato
B+O (Luna). En estelas del formato A, adems de las
representaciones de Cortijo de la Reina 1, Capote, Zarza
Capilla 1 y Quinteras/Herrera del Duque, tenemos la
posible de Zarza Capilla 3, en la que quiz el hecho de
que la lira est representada sin cuerdas se deba al
esquematismo general de los grabados de esta estela.

Figura 221: Distribucin de las estelas con representaciones de liras.

Por otro lado, los peines, que s estn presentes en


contextos del Bronce Final peninsular, aunque son
escasos (Almagro-Gorbea, 1996b; Celestino, 2001a:
167-169; Harrison, 2004: 159-161), est presentes en
una estela de formato B+O (Brozas), en la que este

365

motivo parece haber sido introducido en una fase


posterior a su realizacin original. En general, las
estelas con peines tienen una presencia ms amplia en la
cuenca del Guadalquivir y en el Zjar, aunque no faltan
algunos casos en reas perifricas como el Tajo en su
curso entre los sectores de Brozas y la Beira Interior
(Sao Martinho), el Ardila (Fuente de Cantos) y el Bajo
Alentejo (Ervidel 2) (ver fig. 222).

Figura 222: Distribucin de las estelas con representaciones de


peines.

Los peines conocidos en contextos del Bronce Final


peninsulares puedne ser de marfil, como el
documentado en el sepulcro funerario de Roa do Casal
do Meio (Sesimbra), situado entre las desembocaduras
de los ros Sado y Tajo, o el del asentamiento del Cerro
de la Mora, en el alto Genil (Granada), o de hueso,
como el conocido en Lebrija, junto a la desembocadura
del Guadalquivir (vide supra; Celestino, 2001a: 167168).
Otros elementos adicionales que, como los peines,
disponen de referentes materiales en la Pennsula son
los tranchets, los ponderales, las pinzas y las fbulas.
Los tres primeros estn escasamente representados en
las estelas y en el registro arqueolgico peninsular (vide
supra). Un objeto presente en la estela de Capilla III
(Badajoz) ha sido interpretado como una navaja de
afeitar (Enrquez y Celestino, 1984: 238; Celestino,
2001a: 375). Otros autores la han relacionado con
tranchets (vide supra), cuchillos de talabardero usados
para cortar cueros o materiales flexibles similares
(Vilaa, 1995a: 339). Un objeto muy parecido a esta
representacin se hall en Arroyo Blanco, junto al ro
Genil. En una orilla se hall una punta de lanza y un
objeto similar al representado en la estela de Capilla III,
mientras en la otra orilla se encontraron dos espadas de
lengua de carpa. El autor del estudio interpret este
objeto como navaja de afeitar, mientras Vilaa la ha
relacionado con los tranchets aparecidos en Monte do
Trigo y Monte do Frade (Beira Interior) o Sra. da Gua
(Baioes) (Vilaa, 1995a: 338-339). Frente al tranchet
claramente representado en la estela de Capilla 3 (Zjar)

366

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

y las posibles pinzas de las estelas de Aldea del Rey 2 y


Ecija 3 (vide supra), la muestra de estelas con posibles
ponderales es algo ms amplia (Celestino, 2001a: 181185).

Figura 223: Distribucin de las estelas con representacin de


posibles sistemas ponderales.

Las estelas conocidas en la actualidad que incluyen


estas series de cinco puntos se encuentran
principalmente en la cuenca del Zjar, aunque tambin
hay ejemplares en otras zonas (Celestino, 2001a: fig. 41;
Domnguez de la Concha, Gonzlez y de Hoz, 2005: 48;
Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 25-32 y fig. 4),
configurando una distribucin que se puede relacionar
con la que presentan otros elementos adicionales
incluidos en las estelas (vide infra). Como
comentbamos previamente, los ponderales estn
presentes en el asentamiento de Monte do Trigo en la
Beira Baja a partir de ca. 1200 AC, mientras su
incorporacin en las estelas podra haber tenido lugar a
partir de ca. 1050 AC (vide supra).

Quedan por comentar las fbulas, el nico elemento


adicional que dispone de un amplio elenco de
referentes materiales en la Pennsula. Como sealan
Celestino y Harrison, en las estelas del SW hay
representaciones de varios tipos de fbulas, entre las que
destacan las de arco y las de codo (Celestino, 2001a:
185-210;
Harrison,
2004:
161-163).
Las
representaciones ms claras y/o detalladas son las de las
fbulas acodadas, que presentan una amplia distribucin
geogrfica (ver fig. 224).
Como ocurre con las espadas y sus representaciones, la
distribucin de las fbulas de codo y de sus
representaciones en las estelas es complementaria (ver
figs. 224 y 225). Estas distribuciones coinciden en el
Tajo Medio y en el Bajo Guadalquivir, al menos cuando
tratamos las fbulas de codo tipo Huelva (Carrasco y
Pachn, 2006). En la primera zona encontramos las
fbulas de codo representadas en las estelas de Torrejn
Rubio 1 (formato B+O) y Las Herencias 1 (formato A),
ambas junto al Tajo en su margen izquierda, mientras de
Talavera la Vieja procederan dos fbulas de tipo Huelva
(Jimnez vila y Gonzlez Cordero, 1999: 183-185, fig.
4, 1 y 2). Del Bajo Guadalquivir procede el fragmento
de una fbula de codo, considerado un ejemplar tardo
por su morfologa evolucionada y su aleacin ternaria
(Carrasco et alii, 1999: Nota 11; Carrasco y Pachn,
2006: 113), mientras en el casco urbano de Almargen,
ya situado en Mlaga, se hall la estela del SW ms
cercana que incluye una fbula.

Figura 225: Distribucin de las fbulas de codo tipo Huelva segn


Carrasco y Pachn (2006: fig. 1): 1, Yecla de Silos; 2,
Palencia/Burgos-, 3, San Romn de Hornija; 4, El Berrueco-, 5,
Sabero; 6, Mondim da Beira; 7, Alto das Bocas; 8-9, Talavera la
Vieja; 10-17, Ra de Huelva; 18, Valverde del Camino; 19, Coria del
Ro; 20, El Coronil; 21-22, Cerro de la Miel; 23, Casa Nueva; 24,
Pinos Puente; 25, Puerto Lope; 26-27, Montejcar; 28-30, Guadix.

Figura 224: Distribucin de las estelas con representaciones de


fbulas.

Del anlisis anterior podemos destacar los siguientes


puntos:
De los elementos que componen la panoplia
bsica de las estelas del SW (espada, lanza y escudo),
existen referentes en la Pennsula para las espadas y las
lanzas. La distribucin de representaciones y referentes

ESTELAS DEL SUROESTE


es, en trminos generales, complementaria, aunque hay,
en el caso de las espadas, sectores en los que se solapan.
No se conocen, de momento, referentes materiales para
los escudos representados en las estelas lo que sugiere
que quiz estos elementos se realizaran en material
perecedero. La distribucin geogrfica de la
representacin estos tres elementos en las estelas de los
tres formatos es generalizada.
Tambin existen en la Pennsula restos
materiales que remiten a la presencia de cascos de
cresta, arcos y puales. Las representaciones de cascos
de cresta aparecen en estelas del formato B+O y A en la
cuenca del Tajo/Montnchez y en estelas del formato A
en el Guadalquivir. Las representaciones de arcos
presentan una amplia y poco densa dispersin: en la
cuenca del Tajo en en formato B+O y en el A, y en
estelas del formato A en el Guadiana/Zjar y
Guadalquivir. A estos casos habra que asociar los arcos
representados en las estelas alentejanas de Santa Vitria
y Assento, en el Bajo Alentejo.
Los cuernos/cascos de cuernos no disponen de
referentes materiales en la Pennsula. Aparecen
representados en prcticamente toda la zona de
dispersin de las estelas de formato A pero todo parece

367

indicar que su distribucin y la de las representaciones


de cascos de cresta es complementaria.
Entre los objetos adicionales hay que destacar
que los nicos que, de momento, no conocen referentes
en la Pennsula son los espejos, las liras y los carros,
aunque existen elementos materiales que indirectamente
podran estar indicando la presencia de stos ltimos
durante el Bronce Final. Los espejos est presentes en
contextos de la Pennsula a partir del perodo
Orientalizante. Por otro lado, tanto las fbulas, como los
peines, los tranchets, los ponderares o las pinzas,
disponen de referentes materiales peninsulares datados
en el Bronce Final. Los que se documentan con ms
frecuencia en la Pennsula son las fbulas de codo tipo
Huelva. En este caso, tanto las fbulas conocidas como
sus representaciones presentan una distribucin
geogrfica complementaria.
Si comparamos la distribucin geogrfica de
las representaciones de elementos adicionales en las
estelas, las ms coincidentes son las de carros, fbulas y
espejos, que a su vez son las ms numerosas y
extendidas geogrficamente. Adems, los espejos y las
fbulas son los objetos adicionales ms comunes en las
estelas de formato B+O.

Figura 226: Distribucin de las representaciones de tocados y de su relacin con la iconografa de las estelas del SW en la Pennsula Ibrica
durante la Edad del Bronce y el Hierro Inicial.

368

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


En cuanto a los referentes materiales poco o
nada conocidos en la Pennsula hay que sealar que esta
situacin puede deberse a la influencia de varios
factores: su naturaleza orgnica, su escasez, el tipo de
amortizacin que sufren, su posible reciclaje, el tipo de
contexto en el que son depositados y su escasa
visibilidad arqueolgica.
Al anlisis de los elementos tratados hay que aadir el
de las figuras con tocado, que estn presentes en estelas
del SW de formato A, como las de Almadn de la Plata
2 y Ategua, en el valle del Guadalquivir, El Viso 3 o
Zarza Capilla 3 en el valle del Zjar. Adems, hay
estelas con tocado de formato esquemtico que pueden
aparecer agrupadas junto a estelas del SW, como la de
Capilla 1 y Zarza Capilla 2, en la cuenca del Zjar,
Torrejn Rubio 2 junto al Tajo y, posiblemente, la de
Pedra da Atalaia 2 en la Sierra de Estrela (Beira Alta).
Este tipo de estelas pueden aparecer tambin aisladas en
el valle del Zjar, como Belalczar y La Berfilla/El Viso
5. La distribucin geogrfica de estas estelas con tocado
de formato esquemtico coincide, en trminos
generales, con la de las estelas del SW de formato A
(ver fig. 226). Por otro lado, las estelas con tocado de
formato naturalista presentan una distribucin
geogrfica genricamente complementaria a la de las
estelas del SW en su conjunto, aunque no hay que
olvidar la aparicin conjunta de estelas con tocado de
formato naturalista y una estela de posible formato B o
B+O en Hernn Prez (Alta Extremadura) y su
presencia en Torrejn Rubio, Salvatierra de Santiago y
La Lantejuela, todas junto a reas en las que las estelas
del SW estn bien representadas.
Segn se desprende de su anlisis, las figuras con
tocado son parte de una tradicin iconogrfica de larga
duracin en el Occidente peninsular que posiblemente
hunde sus races en las postrimeras del III/inicios del II
milenio AC (vide supra Captulo 7.2). Las estelas con
tocado de estilo naturalista presentan relaciones
grficas claras con estelas o estatuas-menhir que
incluyen elementos presentes en el Norte y NW
peninsulares a partir de los inicios de la Edad del
Bronce. Es muy probable que su iconografa se
reprodujera sin variaciones importantes hasta finales de
la Edad del Bronce en diversas zonas del Occidente
peninsular. A partir de este momento, en algunos
sectores como la Beira Alta, la cuenca del Zjar y el
valle del Guadalquivir, esta iconografa es reformulada
en el marco de una nueva esttica esquemtica e
integrada en el contexto grfico, ideolgico y social
constituido por las estelas del SW. Su continuidad hasta
los inicios de la Edad del Hierro en el Tajo, Zjar y
Guadalquivir quedara materializada en las estelas de
Torrejn Rubio 2, Zarza Capilla 3 y Ategua. Las
implicaciones generales de esta asociacin entre las
figuras con tocado y las estelas del SW sern tratadas en
un apartado posterior (vide infra).

7.4.5 Estelas, contextos y lugares


Para aproximarnos al papel de las estelas en la
estructuracin social de las comunidades vinculadas a
ellas, es preciso abordar su papel conmemorativo.
Desde nuestro punto de vista, la naturaleza permanente
y pblica de las estelas y su iconografa hacen
ineludible considerar el papel conmemorativo de las
estelas (p.e. Almagro Basch, 1966: 201; Rodrguez
Hidalgo, 1983; Harrison, 2004: 44), aunque sea de
forma secundaria (Galn, 1993b: 31). Este papel
conmemorativo ha sido frecuentemente aceptado de
forma implcita y, cuando se ha considerado de forma
explcita, se ha profundizado poco en sus implicaciones.
La atencin se ha centrado normalmente en los
personajes representados o aludidos en las estelas, bien
se interpreten stos como ancestros y/o como miembros
de las lites locales. En muchos casos, al ser
consideradas las estelas como reflejo pasivo de una
realidad social extante, el papel conmemorativo de la
estela queda reducido a su mnima expresin. Otras
aproximaciones consideran que la estela tuvo un papel
activo en procesos de estructuracin social en los que
tuvo relevancia la imagen permanente y visible de los
personajes en ellas representados, aunque luego se haya
fijado la atencin en su papel territorial (Galn, 1993b).
Recientemente se ha incidido en la idea de que las
estelas tuvieron un papel relevante en la
conmemoracin de lugares, en la estructuracin de
lugares ancestrales (Garca Sanjun et alii, 2006; Garca
Sanjun, 2010).
La idea comnmente aceptada de que, salvo contadas
excepciones, las estelas se encontraban fuera de
contexto ha llevado a prestar poca atencin a los lugares
en los que stas se encontraban cuando fueron halladas.
Es ms que posible que muchas de las estelas se
encontraran en el entorno o paraje en el que fueron
implantadas originalmente, aunque no se encontraran in
situ, como sugiri Galn aos atrs. Este autor tambin
seala que el contexto de las estelas ha de ser
considerado de forma amplia, especialmente si tenemos
en cuenta su carcter permanente y visible (Galn,
1993b: 31; Daz-Guardamino, 2008). El anlisis
sistemtico realizado por E. Galn revel que las estelas
se situaban en reas recurrentemente vinculadas a zonas
de paso, al menos a una escala macro-espacial (Galn,
1993b: 36-38).
Hasta ahora, la investigacin sobre las estelas del SW
ha abordado el estudio de los soportes, los grabados, su
emplazamiento y distribucin geogrficos, analizando
recurrencias e interpretando estos aspectos a una escala
macro. Sin embargo, a nivel espacial y contextual el
anlisis meso y micro no se han emprendido, lo que ha
podido ser provocado, no slo por la orientacin de los

ESTELAS DEL SUROESTE


trabajos que han abordado el estudio de las estelas, sino
tambin por la escasez de datos disponibles, en algunas
ocasiones por su escasa fiabilidad y/o calidad. No
obstante, parece que el panorama de la investigacin
est cambiando, como muestra el reciente estudio de las
estelas de Almadn de la Plata 1 y 2 y su entorno, que
aporta interesante informacin en relacin con las
estelas y el lugar en el que se encuentran (Garca
Sanjun et alii, 2006). Adems del caso de Almadn,
existen datos recogidos en diversas publicaciones que
aportan informacin suficiente para emprender un
anlisis preliminar de las estelas a escalas meso y micro,
de sus relaciones contextuales y de su papel en la
estructuracin de lugares concretos. Hay datos ya
analizados como la reutilizacin de antiguos soportes, la
modificacin secundaria de estelas o el hallazgo de
estelas en contextos primarios o secundarios que
disponen de referencias cronolgicas sobre su
formacin, a los que hay que aadir otros datos
contextuales ms imprecisos, la aparicin conjunta de
dos o ms estelas de igual o diferente iconografa en el
mismo lugar, as como la presencia de estelas y otros
restos con los que no tienen relacin estratigrfica. La
consideracin conjunta de estos casos particulares
configura un panorama bastante diverso a partir del que
se pueden concretar hiptesis de trabajo ya existentes o
elaborar enfoques alternativos sobre los que trabajar en
el futuro, cuando se aborde el estudio ms intensivo de
las estelas que se documenten en el futuro.
Entre los datos contextuales consideramos la relacin
espacial a una escala micro y local de estelas con otro
tipo de restos, como lajas lisas, majanos, restos de
ocupacin o funerarios. Por otro lado, aunque la
aparicin conjunta de estelas no es algo frecuente,
puede ser significativa del papel de las estelas en la
estructuracin de los lugares en los que se encuentran y,
en definitiva, de la memoria e identidad colectivas de
los grupos vinculados a ellas. Es ms numerosa la
agrupacin de estelas del SW, mientras los casos en los
que stas aparecen junto a estelas de otras iconografas
son un nmero inferior, incluso si contabilizamos los
casos en que stas reutilizan antiguos soportes. En
algunas ocasiones la relacin espacial entre estelas no es
tan estrecha, mediando entre ellas distancias de hasta
unos cientos de metros, tal vez todava significativas si
las consideramos en relacin con posibles poblados.
Los datos contextuales son escasos y en muchas
ocasiones se reducen a referencias escuetas e
imprecisas. Entre stos se pueden destacar las
referencias a lajas o estelas lisas encontradas junto a o
cerca de las estelas, como en el caso de Hernn Prez,
estela del SW, posiblemente de formato B, que se
encontr junto a otras cuatro estelas antropomorfas con
tocado y collares (Hernn Prez 3-6) en la parte alta del
arroyo de Las Helechosas (ver fig. 162). Como ya
indicamos en un captulo previo (vide supra Captulo
7.2), referencias orales sealan la existencia de lajas de
pizarra lisas en el lugar que podran ser parte de cistas o

369

de una estructura rectangular indeterminada (Almagro


Basch, 1972; 1974: 28; Carta Arqueolgica). La estela
de Cabeza de Buey 2 (formato A), que presenta el
aadido secundario de un carro y un peine, se encontr
enterrada en un lugar en el que se detect una
acumulacin de estelas lisas formando crculos sobre
una elevacin, aunque la excavacin de urgencia que se
realiz en el lugar result estril (Celestino, 2001a: 364365). Finalmente, la estela de Quintana de la Serena
(formato B+O), que tambin presenta el aadido
posiblemente posterior de un carro, se encontr junto a
lajas lisas de tamao parecido al ser removida de la
tierra (Surez y Ortz, 1994: 54; Celestino, 2001a: 388).
Por otro lado, el hallazgo de estelas del SW en majanos
ha sido referido en varias ocasiones. Referencias
detalladas indican que la estela de Solana de Cabaas
(formato A) se encontr cubierta por un majano; estaba
tumbada y cubra una fosa que contena cenizas como
de esqueleto humano, la traza de un instrumento
metlico, lanza o espada, destrudo totalmente por la
oxidacin y un vaso cermico del que supuestamente
era parte un asa de pasta amarillenta que dan a Roso de
Luna, segn las referencias orales que recogi este
investigador (Roso de Luna, 1898: 180).

Figura 227: Densidad de cantos de cuarzo blanco en torno al majano


en el que se hallaron las estelas (Garca Sanjun et alii, 2006: fig. 8).

Otro caso interesante recientemente publicado son las


estelas de Almadn de la Plata (formato A), una de las
cuales incluye una figura con tocado, ya que la 1 se
encontr volteada sobre un majano en el que se
encontr enterrada la 2. En el majano y en su entorno
inmediato se document una fuerte concentracin de
cantos de cuarzo blanquecino (Garca Sanjun et alii,
2006). Otras estelas documentadas en majanos son las
de Capilla 1 (con Tocado) y 2 (A, se conserva slo un
fragmento), que aparecieron en sendos majanos
distanciadas entre s unos 500 m (Enrquez y Celestino,
1981-82: 203-209; Celestino, 2001a: 373; Enrquez,
2006: 165).

370

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 228: Estelas de cija, halladas en el asentamiento de la


Atalaya de la Moranilla (2 y 4) o en su entorno inmediato (1).

La estela de cija 4 (formato A y fragmentada en su


extremo distal) se encontr en una acumulacin de
piedras en el sector oriental del cerro de la Atalaya de la
Moranilla, yacimiento en el que tambin se hall la
estela 2 (Tejera, Jorge y Quintana, 1995). Finalmente,
hay referencias que indican que la estela fragmentada de
Almoroqui 2 (formato A) se hall en un majano situado
en un posible castro del Hierro en el que tambin se
document una estela con escritura del SO (Beltrn
Lloris, 1973: 109-115; Almagro-Gorbea, 1977: 162).
Por otro lado, adems de la supuesta relacin entre la
estela de Solana de Cabaas, restos cermicos, quiz
metlicos y cenizas, existen referencias que asocian
otras estelas con posibles restos humanos. Segn
referencias orales la estela de Granja de Cspedes estaba
tumbada cubriendo restos seos humanos muy
deteriorados (Almagro Basch, 1966: 105-107).
Recientemente se ha dado a conocer el hallazgo de las
estelas de Cortijo de la Reina 1 y 2 que, segn
referencias orales, se encontraron a principios de los
aos setenta al excavar un canal de riego, enterradas a
80 cm de profundidad y con una distancia de 6 m entre
ellas (Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 25-32). Como
hemos sealado anteriormente, esta estela estaba
enterrada a 80 cm de profundidad, boca abajo y
cubriendo los restos de tres urnas bicnicas. Bajo la
estela y rellenando los vasos haba tierra cenicienta que
contena huesos, algunos de gran tamao. Tambin se
ha sealado la relacin de las estelas de Cerro Muriano
2 y Ribera Alta/Crdoba 2, en el Guadalquivir Medio,
con cenizas. La primera estaba asociada a huesos de
animales y cenizas, y se encontr a unos 20 m de otra
estela con inscripcin tartsica (Murillo, Morena y Ruiz,
2005: 17-19). La estela de Ribera Alta estaba enterrada
a 40 cm de profundidad y boca arriba. Las referencias
orales sealan que bajo ella haba tierra negruzca y
cenizas (Murillo, 1994: 416-417). Fuera de la Pennsula
Ibrica, en el SE de Francia, tambin encontramos
referencias relativas al hallazgo de la estela 1 de Buoux
(Vaucluse), que apareci boca abajo sobre fragmentos

cermicos de un vaso con carena y decoracin


acanalada en cuyo interior haba alrededor de un
centenar de huesos cremados de un individuo adulto
masculino. Adems, a unos 500 m de esta estela se
encontr la de Buoux 2, se realizaron excavaciones en
el lugar que resultaron estriles (Mller, Bouville y
Lambert, 1988; Meh, 2008). Adems de estos indicios
sobre la posible relacin primaria de estelas del SW con
prcticas funerarias, est el mencionado caso de Haza
de Trillo/ Toya, en Peal del Becerro, una estela de
formato B que tapaba la entrada de una cueva artificial,
con la decoracin mirando al interior, en el que se
documentaron al menos cinco inhumaciones, dos de
ellas asociadas a brazaletes de bronce. El conjunto fue
situado por Mergelina en el Bronce Final (Mergelina,
1944-45: 27-30), aunque hay argumentos para
considerar una cronologa de Bronce Tardo (ver figs.
61 y 62; vide supra Captulo 6.1). Otras referencias ms
imprecisas indican que la estela de Figueira pudo haber
estado relacionada con una necrpolis de cistas (Gomes
y Silva, 1987: 46), pero hay confusin respecto a su
hallazgo (Galn, 1993b: 110).

Figura 229: Estelas halladas en la Herdade do Pomar.

Otras estelas materializan una relacin diferente con


ambientes funerarios. En el caso de Setefilla todo parece
indicar que la estela estaba reutilizada cubriendo la fosa,
con restos humanos, que podra ser situada durante el
perodo Orientalizante. No obstante, en esta necrpolis,
conocida por su uso durante este ltimo perodo, hay
otras estelas lisas que se podran atribuir a una fase
anterior, adems de constatar al menos un enterramiento
del Bronce Pleno (Aubet, 1997). La presencia de estelas
del SW en lugares utilizados con fines funerarios en un

ESTELAS DEL SUROESTE


momento anterior es un hecho tambin documentado en
Herdade do Pomar (Bajo Alentejo) (Gomes y Monteiro,
1977). La estela de Ervidel 2 (formato A) apareci en
superficie en el lugar en el que se sitan dos cistas. La
excavacin de la cista que se conservaba intacta revel
el la inhumacin de una mujer joven cuyos restos seos
ofrecieron una datacin de C14 de inicios del II Milenio
AC. Probablemente de este lugar tambin proceda la
estela alentejana de Ervidel 1, que por el hacha de
enmangue directo incluida en su iconografa podra ser
situada a partir de ca. 1400/1200 AC (vide supra
Captulo 7.3; Coelho, 1975: 195-197; Gomes y
Monteiro, 1977: 172-178, 210-212). Tambin la estela
de Bayuela 1, que reutiliza un menhir y presenta una
iconografa posiblemente relacionada con las estelas del
SW de formato A, apareci cerca de una necrpolis del
Bronce Inicial/Pleno, aunque en este caso estaba
reutilizada en un muro de separacin de fincas situado a
los pies del cerro en cuyas laderas se document la
necrpolis (Gil Pulido et alii, 1988; Gutirrez, 2002;
Pacheco y Deza, 2003).
Otras estelas disponen de referencias que sitan los
lugares de hallazgo junto a o en poblados con indicios
de ocupacin durante el Bronce Final, aunque tambin
hay una estela, la de Meimao (formato B o B+O),
encontrada en una ladera de suave pendiente, que es
asociada a restos que no apuntan hacia nada en
concreto, ya que en el lugar se documentan, segn
referencias orales, un pual metlico de hoja triangular,
un arado de tipo neoltico (?) y fragmentos durmientes
de molino (Rodrgues, 1958a y b; Vilaa, 1995a: 84,
402). Tambin hay referencias imprecisas que
relacionan el hallazgo de la estela de Las Herencias 1
con el cerro de Los Castillos, con ocupacin calcoltica
precampaniforme bien conocida, aunque tambin se
indica que se document junto a un arroyo cercano al
pueblo (Fernndez Miranda, 1986a; Moreno Arrastio,
1990: 277; 1995; lvaro, Municio y Pin, 1988).
Algo ms especficas son las informaciones que sitan
el hallazgo de las estelas de Sao Martinho 1-3, Valencia
de Alcntara 2, cija 2 y 4, Montemoln, Palma del Ro
y quiz tambin las de A Lacipo 1 y 2 cerca de o en
asentamientos con ocupacin del Bronce Final. El caso
de S. Martinho es muy interesante, ya que las estelas del
SW, la 1 y la 2 (formato A), reutilizan antiguos
soportes:
un
menhir y
una
estatua-menhir
respectivamente. La estela 1 apareci en la superficie a
media ladera y en el exterior de la muralla que rodea la
cima del castro. Al excavar en el lugar se encontraron
enterrada a unos 60 cm de profundidad la estela 2 y,
posiblemente tambin, la 3, que es una estatua-menhir
fragmentada y muy erosionada. La excavacin en una
plataforma situada en la cima document restos de una
ocupacin que puede ser situada en el Bronce
Final/Hierro Inicial (Tavares de Proena, 1905; 1906;
Almagro Basch 1966: 32-40; Pinto, 1987; Vilaa, Pinto
y Farinha, 1996). La estela de Valencia de Alcntara 2
(formato B+O) tambin se documenta en una ladera, en

371

este caso del cerro del Cofre, en el que hay vestigios de


ocupacin del Bronce Final (Diguez, 1964: 129-130;
Almagro Basch, 1966: 112-113).

Figura 230: Estelas y estatua-menhir halladas en Monte de S.


Martinho (Castelo Branco).

Tambin en la ladera de un cerro, en este caso la ladera


N del cerro de Montemoln, se halla la estela conocida
por este nombre al extraer piedra y, una vez ms el
cerro constata una ocupacin que se puede remontar al
Bronce Final y contina durante el perodo
Orientalizante (Chaves y de la Bandera, 1982: 137-147;
1984). Como hemos comentado previamente, las estelas
de cija 2 y 4 se encontraron en el cerro de la Atalaya
de la Moranilla, en el que se ha documentado una
ocupacin que se desarrolla desde poca campaniforme
hasta poca romana (Almagro Basch, 1974: 13-16;
Rodrguez y Nnez, 1983-84: 289-291; Durn y Padilla,
1990: 46-47; Tejera, Jorge y Quintana, 1995). Otro caso
dado a conocer recientemente es el de la estela de Palma
del Ro, situada junto a la Vega de Santa Luca, poblado
en llano de fondos de cabaa en el que se han
constatado restos de ocupacin que van desde el
Calcoltico y hasta el Bronce Final Precolonial, como
indican las referencias que dan noticia de esta estela
(Murillo, 1994: 63-130; Murillo, Morena y Ruiz, 2005:
35).
Otras estelas han aparecido en claros contextos de
reutilizacin, pero cerca de o en yacimientos que
constatan tambin ocupaciones del Bronce Final. Ya
hemos comentado la estela de la necrpolis de Setefilla,
lugar estrechamente relacionado con la contigua Mesa
de Setefilla, el asentamiento en el que se documentan
varias fases de ocupacin entre las que no falta la

372

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

correspondiente al Bronce Final (Aubet et alii, 1983;


Aubet, 1997). La estela de Las Herencias 2 tambin
estaba reutilizada, en este caso en el suelo de una
vivienda datada en el s. III a.C, situada en el sector ms
reciente del poblado (IV, cerro de Las Fraguas),
mientras en el cerro de La Muela, parte de este
yacimiento se han documentado indicios de ocupacin
que se pueden retrotraer al Bronce Tardo/Final
(Moreno Arrastio, 1990; 1995; Abarquero, 2005: 150).
En el yacimiento de Sisapo ocurre algo similar, aunque
aqu los indicios se pueden situar en la transicin
Bronce Final/Hierro. En este caso las estelas del SW
estaban reutilizadas en lugares diferentes. Una en las
cercanas del yacimiento en una infraestructura moderna
(La Bienvenida 2), la otra en una casa romana del s. I
d.C. situada en Sisapo (Zarzalejos, Hecia y Esteban,
e.p.). Sobre las estelas de formato A de Lacipo 1 y 2,
an inditas, se sabe que aparecieron en un yacimiento
Iberorromano con substrato del Bronce Final (Villaseca,
1993b: 72).
Otro aspecto a considerar en relacin con la naturaleza
de los lugares en los que fueron situadas las estelas, el
papel que stas pudieron tener en su estructuracin y sus
implicaciones a nivel social, es el de la aparicin
conjunta de dos o ms estelas e incluso el de la
reutilizacin de antiguos soportes. Estas agrupaciones,
aunque escasas, incidiran en el hecho de que los lugares
en los que stas fueron implantadas fueron elegidos en
funcin de mltiples aspectos, no slo por su situacin
posiblemente limiar respecto a ncleos habitados (vide
supra), sino posiblemente tambin por su naturaleza
ancestral. Ya hemos mencionado los casos de Bayuela 1
y Setefilla, estelas que en principio parecen ser las
nicas de su clase en el lugar y que se encuentran en
lugares o reas con preexistencias. De la misma manera
se podran valorar las agrupaciones de Ervidel 1 y 2, las
estelas de Hernn Prez o las de Sao Martinho, en las
que se encuentran piezas de diferente iconografa y
cronologa, siendo las ms recientes las pertenecientes
al Bronce Final (vide supra). En Sao Martinho las
estelas 1 y 2 reutilizan antiguos soportes que podran ser
preexistencias del lugar, como tambin podra ser el
caso de las estelas de Talavera de la Reina y Luna, que
reutilizan estatuas-menhir, o las estelas de Magacela y
Cancho Roano, esta ltima reutilizada en el Hierro II,
que reutilizan menhires flicos. Ya hemos comentado en
un capitulo anterior que las estelas de Hernn Prez se
encuentran en la dehesa boyal del pueblo, en la que,
adems de otras estelas con tocado y collares, se han
documentado diversos monumentos megalticos,
evidencias visibles de un pasado ancestral. Esta relacin
con antiguos monumentos queda mejor constatada en la
reutilizacin del complejo megaltico de Palacio III, que
puede ser fechada hacia el s. IX AC, y que dista apenas
2,5 km de las estelas de Almadn de la Plata 1 y 2
(Garca Sanjun y Wheatley, 2006; Garca Sanjun et
alii, 2006). Como indican las estelas 1 y 2 de Almadn
de la Plata en la ancestralizacin del paisaje pueden
participar muchos elementos, no slo preexistencias de

un pasado remoto, sino tambin la acumulacin de


estelas cuya deposicin fue cercana en el tiempo, al
menos desde una perspectiva histrica. As podran
interpretarse las iconografas del Bronce Final de las
estelas de San Martinho 1 y 2, las estelas del SW de
Aldea del Rey 1 y 3, situadas a ambas orillas del ro
Jabaln (la 1 a 300 m del ro, la 3 en el mismo vado)
(Valiente y Prado, 1977-78: 1979; Galn, 1993b: 105),
la aparicin conjunta de las estelas de Capilla 5, 6 y 7 en
la finca de El Tejadillo (Enrquez y Celestino, 1984;
Vaquerizo, 1985; Celestino, 2001a: 378-379;
Domnguez de la Concha, Gonzlez y de Hoz, 2005: 4849), la aparicin de las estelas de El Viso 2, 6 y 3 en tres
puntos diferentes situados prximos a la orilla del Zjar
a lo largo de 1,5 km de su curso (Bendala, Hurtado y
Amores, 1979-80: 283-287; Ruiz Lara, 1986: 95-101) o
el hallazgo de estelas en puntos prximos entre s, como
se constata en los casos ya mencionados de La
Bienvenida 2 y 3, cija 2 y 4, Cortijo de la Reina 1 y 2,
Lacipo 1 y 2 y, fuera de la Pennsula, Buoux 1 y 2 (vide
supra).

Figura 231: Estelas de Capilla 5, 6 y 7, hallada en la finca de El


Tejadillo (Capilla, Badajoz).

Entre estas agrupaciones de estelas del SW hay


ejemplares se incluye en un caso una figura con tocado
(Almadn de la Plata 2), pero en otras ocasiones lo que
se constata son agrupaciones de estelas del SW y estelas
con tocado de formato esquemtico, como ocurre
posiblemente en Pedra da Atalaia 1 y 2 (ver fig. 163;
Gomes, com. pers.), Torrejn Rubio 1 y 2 (ver fig. 163;
Ramn, 1950: 299), Zarza Capilla 1 y 2, que
posiblemente proceden de la dehesa boyal (ver fig. 163;
Enrquez, 1982a; 2006: 163-165; Celestino, 2001a: 380384), Capilla 1 y 2 (ver fig. 163; Enrquez, 2006: 165) o
El Viso 4 y 5 (La Berfilla), aunque en este caso las
estelas distaban 1,5 Km. entre s (Bueno et alii, 1984:
478-480; Bendala, Hurtado y Amores, 1979-80: 387389; Iglesias, 1980b; Galn, 1993b: 106), por lo que su
relacin con el mismo grupo poblacional es ms dudosa.
Estos casos materializan situaciones que pudieron ser
excepcionales en su poca, aunque esto no se puede
valorar en la actualidad, ya que no existe un estudio
sistematico de los lugares en los que aparecieron las
estelas del SW que contribuya a valorar el significado
de los datos contextuales sealados. Estos datos
suponen ms una llamada de atencin sobre el potencial
de los lugares en los que aparecen estelas, indican que,
posiblemente, las estelas del SW no fueron introducidas
en lugares carentes de significado, que las estelas
pudieron funcionar como nexos de unin entre

ESTELAS DEL SUROESTE


diferentes realidades materiales y sociales, que pudieron
tener un papel activo en la estructuracin de la memoria
e identidad de los grupos vinculados a ellas (vide infra).

Figura 232: Estelas 1 y 3 de Aldea del Rey (Ciudad Real), halladas a


ambos lados del ro Jabaln.

7.4.6 Estelas, poblados y zonas de paso


En su estudio de las estelas del SW Galn seal que
uno de los aspectos ms caractersticos de stas es que
su emplazamiento est estrechamente vinculado a zonas
de paso (Galn, 1993b: 36-38). A partir de los datos
disponibles a principios de los noventa sobre el
poblamiento del Suroeste durante el Bronce Final,
Galn caracteriza el patrn de sentamiento como
inestable, an no totalmente sedentario y caracterizado
por la itinerancia (Galn, 1993b: 53-60). En este
contexto, Galn propuso una interpretacin de las
estelas como seales en el paisaje localizadas en
sitios visibles.puntos nodalespasos naturales que
articulan la circulacin por la reginelementos de
referencia por los que las poblaciones mviles fijan su
posicin relativa sobre el paisaje (Galn, 1993b: 38).
Aunque otros aspectos le llevan a matizar esta idea
proponiendo que la razn del surgimiento y desarrollo
de las estelas del Suroeste radica en un proceso de
creciente territorializacin, considerando su dispersin
y emplazamiento como reflejos de esa transicin
(Galn, 1993b: 38). As las estelas son consideradas
como parte de este proceso de territorializacin. En este
panorama de inestabilidad en el que interpreta las
estelas como referencias visibles en un paisaje cada
vez ms organizado en forma de territorio (Galn,
1993b: 60), el autor hace hincapi en la falta de relacin
espacial entre estelas y asentamientos, indicando que las
estelas suplen el papel de control territorial que los
asentamientos no pueden cumplir por su falta de entidad
(Galn, 1993b: 60).
Durante los ltimos quince aos la informacin sobre el
poblamiento de las regiones con estelas se ha
incrementado sensiblemente, al menos a una escala
macro-espacial (p.e. Vilaa, 1995a; Martn Bravo, 1999;

373

Pavn, 1998a; Murillo, 1994; Silva y Gomes, 1992;


Gomes, 1995d). A nivel semi-micro y micro-espacial la
informacin sigue siendo escasa y cualitativamente
desigual, especialmente si lo que se pretende es realizar
una aproximacin a las formas de vida de estas
poblaciones, aunque hay datos interesantes a tener en
cuenta. Hay que aadir que durante estos aos se han
documentado nuevas estelas en zonas como el Tajo
Medio o el Guadalquivir, en las que antes no existan
concentraciones significativas (Galn, 1993b: fig. 5). El
panorama actual es diferente al que se dibujaba a
comienzos de los noventa, lo que invita a explorar
nuevamente la relacin entre las estelas y el
poblamiento.
Consideramos necesario revisar el concepto de
inestabilidad poblacional manejado por Galn, basado
en la escasa entidad de los asentamientos, esto es, en
su escasa perdurabilidad desde una perspectiva de larga
duracin y en su escasa visibilidad desde un punto de
vista arqueolgico. Esta entidad es medida, por tanto,
desde el punto de vista del arquelogo actual. Algunos
de los aspectos a los que se recurre para argumentar esta
inestabilidad son, segn las zonas, la inexistencia de
sistemas defensivos artificiales o de un patrn de
poblamiento
jerarquizado,
la
discontinuidad
estratigrfica, el recurso a materiales frgiles y
perecederos para construir cabaas o la ausencia de
zcalos de piedra en su estructura (Galn, 1993b: 5659). Aunque a una escala macro-espacial y de larga
duracin estos aspectos podran ser interpretados en
trminos de inestabilidad o de desarticulacin poltica,
no son necesariamente sntomas de sociedades
itinerantes o mviles, como se han llegado a
caracterizar (Galn, 1993b: 59-60, 81), ya que se estn
extrapolando fenmenos de gran escala a cuestiones
que, como las formas de vida, han de ser evaluadas con
datos que se adecuen a una resolucin espacial y
temporal de ms detalle (p.e. Sanches, 2000). Es
interesante sealar que en zonas de Centroeuropa en las
que se conocen en detalle asentamientos de la Edad del
Bronce en los que las viviendas estn ntegramente
construidas con materiales perecederos no se recurre al
nomadismo ni la itinerancia (Jockenhvel, 1994). La
excavacin detallada de estos lugares revela la prctica
de actividades agrcolas y ganaderas, as como
ocupaciones que pudieron durar hasta tres generaciones,
lo que est lejos de constituir un modelo de vida
itinerante. Los datos disponibles en torno al
poblamiento en el SW durante el Bronce Final no
permiten emprender este tipo de aproximaciones.
Muchos asentamientos slo se han podido detectar por
materiales recogidos en superficie; la excavacin parcial
de los asentamientos impide saber hasta qu punto las
discontinuidades estratigrficas documentadas en
algunos se pueden hacer extensivas a todo el
yacimiento; faltan excavaciones en rea, estudios microestratigrficos y datos con mayor resolucin temporal.

374

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 233: Distribucin de poblados y estelas del SW en la provincia de Crdoba durante el Bronce Final (basado en Murillo, 1994: Figs. 5.105 y
6.6 y Murillo, Morena y Ruiz, 2005: fig. 8).

ESTELAS DEL SUROESTE

Hay que sealar, adems, que la aparente falta de


relacin entre estelas y asentamientos puede ser el
resultado del tipo de estrategias empleadas en las
prospecciones realizadas -en las zonas en las que stas
se han desarrollado- o de la falta de prospecciones en
general. A esto hay que aadir que los lugares y zonas
en los que se han encontrado estelas no han sido
prospectados, salvo contadas excepciones, de forma
sistemtica e intensiva, ni incluyendo mtodos
geofsicos, por lo que hay un potencial de datos que an
no ha sido explorado ni agotado. Este panorama, por
tanto, nos obliga a ser cautos al tratar los datos sobre el
poblamiento, especialmente cuando stos se integran en
una interpretacin global de las estelas. Teniendo en
cuenta estas limitaciones, los datos disponibles indican
que la relacin espacial entre estelas y asentamientos
est lejos de ser una situacin excepcional a escala
macro-espacial.
La regin en la que mejor se constata esta relacin es el
Guadalquivir Medio, en donde casi todas las estelas
conocidas se encuentran en las inmediaciones de
asentamientos (ver fig. 233; Murillo, 1994: fig. 5.105;
Murillo, Morena y Ruiz, 2005: fig. 8). Esta relacin es
especialmente estrecha en los casos de Ategua y la
posible estela de Palma del Ro (Murillo, 1994: 413;
Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 35). La primera estela
fue hallada cerca de la muralla que rodea el
asentamiento de Ategua, en la ladera SW. Este
yacimiento es conocido por su ocupacin orientalizante
e ibero-turdetana, aunque tambin se han documentado
restos de ocupacin calcoltica y materiales de la Edad
del Bronce, entre los que hay cermicas del Bronce
Final Precolonial del Guadalquivir (paralelo al
Horizonte de Huelva o Bronce Final III) (Murillo, 1994:
195-200). La segunda estela an no ha sido publicada,
pero, como se ha indicado recientemente, se encuentra
en las cercanas del asentamiento de la Vega de Santa
Luca, un yacimiento de fondos de cabaa en el que se
ha constatado una ocupacin situada a lo largo del
Bronce Final Precolonial (BF III) (Murillo, 1994: 63131).
En otros sectores de la cuenca del Guadalquivir tambin
est constatada esta estrecha relacin, como en Setefilla,
Montemoln, cija (Sevilla) y Pocito Chico (Cdiz). Las
estela de Setefilla se documenta reutilizada como losa
de cubricin de una fosa de poca orientalizante en la
necrpolis situada junto al asentamiento de la Mesa de
Setefilla (Aubet, 1997). Tanto en la necrpolis como en
el asentamiento se documentan actividades/ocupacin
durante el Bronce Pleno. El nico testimonio del Bronce
Final en la necrpolis parece ser la estela, mientras en el
poblado la ocupacin de esta poca se superpone
directamente a los estratos del Bronce Pleno (Aubet,
1997: 167-168; Aubet et alii, 1983). Otra estela se hall
en la ladera Norte del Cerro de Montemoln, a 150 m al
N de la cima. En lo alto de este mismo cerro se ha
documentado un poblamiento que se puede remontar al

375

Bronce Final Precolonial (BF III) y continuar durante el


perodo Orientalizante (Chaves y De la Bandera, 1984).
En los estratos del Bronce Final se documentaron
diversas estructuras, como muretes de piedras y
argamasa o pavimientos (Chaves y De la Bandera,
1984: 144-145). Por ltimo, en la meseta de la Atalaya
de la Moranilla (cija) se documentaron las estelas de
cija 2 y 4, la primera en el transcurso de labores
agrcolas, la segunda a lo largo de unas prospecciones
que la localizaron en una acumulacin de piedras
situada en el sector oriental del cerro (Almagro Basch,
1974: 13-16; Rodrguez y Nez, 1983-84: 289-291;
Durn y Padilla, 1990: 46-47; Tejera, Jorge y Quintana,
1995). Estas prospecciones recuperaron material diverso
que abarca una alargada diacrona que discurrira desde
poca campaniforme hasta poca romana. Finalmente,
el fragmento de estela de Pocito Chico se encontr
reutilizado en una cabaa que fue amortizada en el s.
VIII AC. Antes de su reutilizacin como material
constructivo, la estela haba sido fragmentada y el
fragmento conservado utilizado como mortero, usos
que, en cualquier caso y atendiendo a las cronologas
relativas y radiomtricas ofrecidas por el relleno de la
cabaa, han de ser situados antes del s. VIII AC (Ruiz y
Lpez, 2001).
Muchos de los yacimientos documentados en el valle
del Guadalquivir son ocupados por primera vez a partir
del Bronce Final (BF III), aunque en algunos de los
yacimientos de mayores dimensiones se han
documentado secuencias de ocupacin ininterrumpidas
que se remontan a momentos anteriores, como ocurre en
Colina de los Quemados (Crdoba) o Setefilla (Sevilla),
ambos junto al Guadalquivir, Monturque, en el sector
meridional de la campia cordobesa, o Carmona en los
Alcores (Murillo, 1994: 191-195, 200-216; Aubet et
alii, 1983; Aubet, 1997; Torres, 2002: 276-277).
Los parmetros cronolgicos disponibles sugieren que
muchas de las estelas del SW del valle del Guadalquivir
pudieron haber sido elaboradas durante la fase Huelva
(ca. 1050-930 AC), como en los casos de Burguillos,
Setefilla o Almargen (posiblemente tambin las de
Cortijo de la Reina), as como en su transicin a la fase
Sa Idda - que discurre entre ca. 930-750 AC, segn la
propuesta de Brandherm (vide supra)-, como la estela de
Ecija 2 y, posiblemente, Carmona. En el Orientalizante I
se situara la elaboracin de la estela de Ategua (vide
supra). Por otro lado, las estelas de Ribera Alta (formato
B) y cija 5/ El Berraco reproducen espadas que han
sido relacionadas con referentes metlicos situados en la
fase Ho (ca. 1130-1050 AC) o en su transicin hacia la
fase Huelva (vide supra). En este sentido, la mayora de
las estelas conocidas en la cuenca del Guadalquivir se
pueden relacionar con una amplia red de poblamiento
incipientemente estructurada que se documenta durante
el Bronce Final Precolonial (BF III) (Torres, 2002: 275281; Murillo, 1994: 437-462). En las zonas mejor
conocidas de la cuenca del Corbones/ Los Alcores y el

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

376

valle medio del Guadalquivir se identifica un patrn de


asentamiento jerarquizado, articulado en torno a
asentamientos de gran tamao que se sitan en zonas
frtiles y en funcin de las principales vas naturales de
comunicacin. Se documentan tambin infinidad de
poblados de menor tamao situados en llano o en
lugares topogrficos menos destacados, dispersos o
emplazados en torno a los asentamientos de primer
orden, pero tambin en funcin de las vas de
comunicacin (Torres, 2002: 277-181). Aunque las
estructuras de habitacin ms comunes en los
asentamientos del valle del Guadalquivir son los fondos
de cabaa, hay algunos asentamientos en los que se
documentan estructuras defensivas o estructuras
habitacionales con zcalos y/o pavimentos ptreos (p.e.
Torres, 2002: 280-281; Murillo, 1994: 424-431, 434Mederos 1997a & Torres 2002

437), materializando as una incipiente fijacin de la


poblacin a asentamientos concretos en una escala de
larga duracin. No obstante, hay datos que sugieren que
la ocupacin de los poblados de menor entidad no fue
efmera, al menos en los amplios sectores de la cuenca
del Guadalquivir que ofrecen un importante potencial
agrcola. Este sera el caso del poblado de fondos de
cabaa de la Vega de Santa Luca, en donde la
excavacin del Fondo 8 document hasta cuatro fases
sucesivas de ocupacin en ms de dos metros de
potencia estratigrfica, fases que discurriran a lo largo
del Bronce Final Precolonial, sin que se documente el
recurso a materiales de construccin ptreos (Murillo,
1994: 63-126).

Brandherm 2007 & Harrison 2004

Pavn 1998a

AC

Fases

Fases

AC

Extremadura

1425-1325/1300
1325/1300-1225
1225-1150
1150-1050
1050-950/925
950/925-900/875

Bronce Final IC
Bronce Final IIA (C.U. ibricos)
Bronce Final IIB
Bronce Final IIC
Bronce Final IIIA
Bronce Final IIIB/ Hierro I

Appleby - Rosnen - Isla de Cheta

1260-1200

Bronce del SW

Penard - Kerguerou - Huerta de Arriba

1200-1130

Willburton - Saint Brieuc - Ho


Blackmoor - Braud - Huelva

1130-1050
1050-930

850/825-700

Orientalizante I

Bronce Final I

Bronce Final II
Ewart Park - Vnat - Sa Idda

930-750

Bronce Final III/


Orientalizante Antiguo

Figura 234: Comparacin de la secuencia cronolgica propuesta por Pavn para el Bronce Final en Extremadura con otras secuencias manejadas
en este trabajo (vide supra).

Esta relacin espacial entre estelas y asentamientos


tambin se constata en varias reas de Extremadura,
especficamente en el sector meridional de la cuenca del
Tajo, en su divisoria de aguas a la altura de la Sierra de
Montnchez y de la Sierra de Villuercas, as como en el
Guadiana Medio (ver fig. 239; Pavn, 1998a: fig. 17;
Martn Bravo, 1999). En la cuenca del Tajo esta
relacin est constatada en el caso de la estela de
Valencia de Alcntara 2 (formato B+O), hallada en la
ladera del cerro de El Cofre, situado en la vertiente SE
de la Sierra de Santiago, en el que se situ un hbitat del
Hierro Pleno y en el que se han recogido materiales de
superficie del Bronce Final (Fase 2 del Bronce Final
segn Pavn, contemporneo al Bronce Final III o fase
Huelva, vide supra) (Diguez, 1964: 129-130; Almagro
Basch, 1966: 112-113; Martn Bravo, 1999: 43). A poco
ms de 1km al SW, en un collado situado entre dos
cerretes, el arado extrajo la estela de Valencia de
Alcntara 1 (formato B+O). La iconografa contenida en
estas estelas fragmentadas no ofrece indicios seguros
para su datacin. Segn las propuestas, estas estelas
podran ser situadas tanto en el Bronce Final II (Fases
Huerta de Arriba, Ho) (entre ca. 1325-1050 AC segn
Mederos o ca. 1200-1050 AC segn Harrison) como en
el Bronce Final III (Huelva) (entre ca. 1050-930 AC),
por lo que pudieron ser anteriores o contemporneas a la
ocupacin del cerro. En el sector portugus de la cuenca

del Tajo, en su margen septentrional, se encuentra el


yacimiento de Monte de S. Martinho, en cuya ladera se
hallaron las estelas 1, 2 (formato A) y 3 (estatuamenhir) conocidas por este nombre, mientras en una
plataforma de la cima se documentaron vestigios de una
ocupacin del Bronce Final (vide supra). Tambin en el
valle del Tajo, aunque ya en tierras toledanas, se
document la estela de Las Herencias 2 (formato A) en
el yacimiento de Arroyo Manzanas. La estela estaba
reutilizada en el suelo de una vivienda datada en el s. III
a.C., situada en el sector del yacimiento ms cercano a
la vega, en el que se registra la ocupacin ms reciente
(sector IV) (Moreno Arrastio, 1990). En otro sector del
yacimiento, situado en el cerro de la Muela, las
excavaciones documentaron cermica de Cogotas I
estratificada (Moreno Arrastio, 1990) que podra
corresponder a un momento de plenitud de este estilo
cermico (entre ca. 1450-1150 AC) (Abarquero, 2005:
150). Aunque no se puede determinar con precisin la
cronologa de esta estela a travs de su iconografa, se
puede considerar la posibilidad de que sta fuera
contempornea o posterior a esta ocupacin
documentada en el cerro de La Muela.
Ya en la Sierra de Villuercas, Roso de Luna encontr la
estela de Solana de Cabaas (formato A) en un paraje
situado a 600 m al Norte de la aldea de Solana, situada

ESTELAS DEL SUROESTE


sobre un espoln emplazado en el lmite W de la sierra
y sobre el ro Berzocana (Roso de Luna, 1898). Al
margen de las referencias orales que recogi este
investigador sobre el contexto de su hallazgo (vide
supra; Roso de Luna, 1898: 180), nos interesa destacar
que en este mismo sector de la Sierra pero a 5-7 km al
Norte de la aldea de Solana, se han documentado
cermicas en dos cuevas (El Escobar y Peas Maras)
situadas tambin en el trmino de Cabaas del Castillo.
Estos materiales, que pueden situarse entre ca.
1325/1200-800 AC, podran ser testimonio de
ocupaciones espordicas (Pavn, 1998a: 287-288;
Gonzlez Cordero, 1999: 211). Diversos aspectos llevan
a Gonzlez a considerar esta cavidad como un posible
lugar de carcter ritual (Gonzlez Cordero, 1999: 211).
Los elementos iconogrficos de la estela de Solana y las
referencias cronolgicas disponibles (vide supra)
sugieren una cronologa imprecisa para su realizacin,
que podra estar situada en la transicin entre las fases
Ho y Huelva (s. XI AC), con ms probabilidad en la
fase Huelva (entre ca. 1050-930 AC), por lo que es

377

posible que esta estela sea coetnea a las ocupaciones en


cueva que se documentan en la zona, como El Escobar.
En la Sierra de Montnchez la evidencia es tambin
escasa, aunque ms variada. Se han documentado
materiales del Bronce Final en dos sitios situados en la
Penillanura, Los Navazos y el Cerro de La Horca, este
ltimo conocido por su ocupacin calcoltica, en los que
se han documentado materiales que remiten a una fase
de transicin Bronce Final-Orientalizante (ver fig. 235;
Pavn, 1998a: 289-290). Ms al Sur, en las laderas del
castillo de Montnchez y en la cueva de La Era, situada
en el lugar, se han recogido algunas cermicas a mano,
a torno y martillos de minero que sugieren cronologas
similares de Bronce Final-Orientalizante (ver fig. 235;
Pavn, 1998a: 291). En un enclave ms prximo a la
concentracin de estelas de este sector, se encuentra el
yacimiento de Los Alijares, situado en un cerro y en el
que se han documentado materiales adscribibles al
Calcoltico y a la fase II del Bronce Final (Bronce Final
III, fase Huelva, entre ca. 1050-930 AC) (Pavn, 1998a:
291).

Figura 235: Distribucin de poblados del Bronce Final y estelas en la zona de Montnchez. Poblados: 1. Los Navazos; 2. Los Alijares; 3. Castillo de
Montnchez-La Era.

378

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Las estelas de este sector aparecen por lo general a los


pies de la Sierra de Montnchez, en vas de paso que la
atraviesan (Robledillo de Trujillo, Zarza de
Montnchez) o en zonas de penillanura en las que, como
indican los restos del Cerro de la Horca y Los Navazos,
tambin podra haber asentamientos que an no han sido
detectados (ver fig. 235). Segn los referentes
cronolgicos que manejamos, la cronologa que se
podra atribuir a la elaboracin de estas estelas de la
Sierra de Montnchez es heterognea (vide supra).
Segn se desprende de la iconografa de la estela de
Salvatierra de Santiago 1, con tocado y collares, es
posible que fuera realizada en un momento
indeterminado del Bronce Inicial/Pleno (vide supra
Captulo 7.2). Por otro lado, segn la interpretacin que
hace Brandherm de la espada de Salvatierra de Santiago
2 (formato B+O?), esta estela podra situarse en la fase
Isla de Cheta, entre ca. 1260-1200 AC segn Harrison o
1425-1325/1300 AC segn Mederos (vide supra). La
estela de formato B de Ibahernando podra ser situada
en funcin tambin de su espada en el Bronce Final II
(Huerta de Arriba e Ho, entre ca. 1200-1050 AC segn
Harrison, 1325-1050 AC segn Mederos) (vide supra).

Por otro lado, la espada de Zarza de Montnchez


(formato A) sugerira una cronologa situada entre las
fases Ho y Huelva, aunque la incorporacin en ella de
un casco de cimera como el que vemos en la estela de
Santa Ana de Trujillo (formato B+O) invita a situar
ambas estelas en la fase de Huelva (entre ca. 1050-930
AC) (vide supra). En este caso es significativo el hecho
de que estas dos estelas sean las ms prximas al
enclave de Los Alijares, porque en este caso estelas y
poblado podran ser contemporneos.
Otro sector en el que se documenta una relacin
espacial entre asentamientos y estelas es el valle Medio
del Guadiana. A la altura de Badajoz, sobre terrenos de
alta potencialidad agrcola, hay un grupo de poblados
con ocupaciones situadas en la fase I del Bronce Final
(Bronce Tardo/ Final II) en el caso de Sagrajas -un
fondo de cabaa en llano-, en la fase II del Bronce Final
(Bronce Final III-Huelva) en el Cerro de San Cristbal y
Alcazaba de Badajoz, y Bronce Final-Orientalizante
(Santa Engracia con fondos de cabaa y la Alcazaba de
Badajoz) (Pavn, 1998a: 293-295).

Figura 236: Localizacin de la estela de Granja de Cspedes y de poblados del Bronce Final en el entorno de Badajoz.. Poblados: 1. Santa
Engracia; 2. Cerro de San Cristbal; 3. Alcazaba de Badajoz; 4. Sagrajas.

Lo interesante de estos poblados es que tres de ellos


presentan restos calcolticos (Santa Engracia, Cerro de
San Cristbal, Alcazaba), mientras el nico que ofreci
materiales del Bronce Pleno fue el Cerro de San
Cristbal (Pavn, 1998a: 294). Unos 4 km. al W-SW de
esta agrupacin de poblados, junto al ro Caya, cerca de
su confluencia con el Guadiana y en terrenos agrcolas,
fue hallada la estela de formato B de Granja de
Cspedes que, segn referencias orales, estaba tumbada
cubriendo los restos de una inhumacin (Almagro
Basch, 1962: 285-296; 1966: 105-107). A pesar de ser

una estela de formato B la morfologa de su espada no


permite realizar una aproximacin cronolgica porque
se desconocen referentes materiales con los que pueda
ser relacionada (vide supra). Sin embargo, los poblados
documentados en la zona materializan ocupaciones que
se desarrollan a lo largo de todo el Bronce Final y en su
transicin hacia el Orientalizante, un lapso temporal en
el que, en cualquier caso, se puede situar la realizacin
de la estela.

ESTELAS DEL SUROESTE


En la zona de Valdetorres, en el Cerro del Santo, se
document la estela de Valdetorres 1 que, segn las
publicaciones fue hallada al hacer obras en el stano de
una casa (Enrquez y Celestino, 1984: 241-243 y fig. 4)
o enterrada en su corral (Celestino, 2001a: 389). En
cualquier caso lo interesante es que este local est a
apenas 100 m del Guadalmez, muy cerca de su
confluencia con el Guadiana, donde ste es vadeable. En
un radio de 10 km se conocen tres poblados con posible
ocupacin del Bronce Final-Orientalizante. A unos 2,5
km al Sur del Cerro del Santo, en una suave loma
(Travieso), se han recogido materiales que sugieren
ocupaciones calcoltica, Bronce Final-Orientalizante y
romana (Pavn, 1998a: 295). Por otro lado, hacia el NW
y W del Cerro del Santo, a una distancia de entre 7 y 9
km se han documentado restos de dos poblados en llano,
Los Corvos e Isla Gorda, situados junto al Guadiana en
terrenos de vocacin agrcola. Los materiales de Isla
Gorda indicaran una ocupacin a lo largo del Bronce
Final-Orientalizante (Pavn, 1998a: 295-296). Por otro
lado, la estela de Valdetorres es un caso muy particular
e interesante porque presenta dos fases de elaboracin
que, adems, conllevan un cambio de formato B a un
formato A que incluye dos figuras humanas (ver fig.
237; vide supra). La cronologa de la segunda fase

379

podra ser situada a partir de un momento situado entre


las fases Ho y Huelva, quiz durante el s. XI AC, si
atendemos a la espada representada (Brandherm, 2007:
141-143), por lo que en este caso los poblados
documentados podran ser posteriores al menos a la
elaboracin e implantacin inicial de la estela en el
lugar.
Otro interesante caso lo encontramos en la Sierra de
Magacela. En el extremo SE de esta sierra encontramos
su cerro ms alto, en donde est situado el Castillo de
Magacela. En este enclave se han documentado
cermicas atribuibles al Bronce Final (Pavn, 1998a:
297) y recientes sondeos han documentado niveles del
Bronce Final (Enrquez, 2006: 168), mientras la estela
del SW se hall a los pies del cerro, reutilizada en el
muro de una huerta cercana a la fuente del pueblo
(Ramn, 1950: 300-302; Almagro Basch, 1966: 78-80).
Tambin es interesante sealar que el soporte de esta
estela es, probablemente, un menhir flico reutilizado
que, quiz podra ponerse en relacin con el dolmen de
Magacela, situado en el llano a apenas 1 km en lnea
recta al N del cerro del castillo.

Figura 237: Localizacin de la estela de Valdetorres 1 y distribucin de los poblados atribuidos al Bronce Final en este sector del Guadiana.
Poblados: 1. Travieso; 2. Los Corvos; 3. Isla Gorda.

Lo interesante en este caso es la posible


contemporaneidad entre la estela y la ocupacin
documentada en el Castillo. Mientras los materiales
recogidos en el castillo son atribuidos por Pavn a su

fase II del Bronce Final (Bronce Final III-Huelva), hay


aspectos en la representacin de la espada de la estela
que llevan a Brandherm a proponer un posible
paralelismo con la variante Puertollano de Huelva

380

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(2007: 150). Finalmente, es interesante sealar la


existencia de una posible ocupacin del Bronce Final en
el Pen del Pez (Capilla, junto al Zjar), en una zona
en la que el poblamiento del Bronce Final es
prcticamente desconocido y en la que se conoce una de
las mayores concentraciones de estelas del SW. Este
lugar es conocido por su ocupacin prerromana, romana
e islmica pero, segn indica Pavn, se han recogido
algunas cermicas que podran ser adscritas a la fase II
del Bronce Final (Pavn, 1998a: 298), paralela a un
Bronce Final III-fase de Huelva. La localizacin de este
poblado en alto es muy significativa, ya que en un radio
de 10 km se documentan las estelas 1-3 de Zarza Capilla

(hacia el W, al otro lado de la Sierra de Las Poyatas),


las estelas 3, 5-7 de Capilla (hacia el E, al otro lado del
ro Zjar, en donde hoy est el embalse de La Serena),
las estelas de Capilla 8, 1 y 2 (hacia el SE, al otro lado
del Zjar y junto a su afluente el Guadalmez) y la estela
de Capilla 4 (hacia el S, al otro lado del Zjar, junto a su
confluencia con el Guadalmez) (ver fig. 238). Ms al
Sur, entre el Zjar y el Guadamatilla, se indica otro
posible enclave del Bronce Final (Madroiz) (Murillo,
1994), situado a menos de 5 km al S de las estelas de El
Viso 2, 3 y 6 (situadas en la otra orilla del Zjar) y
Belalczar, situada junto al Guadamatilla, cerca de su
confluencia con el Zjar (ver fig. 238).

Figura 238: Distribucvin de estelas del SW en un sector del Zjar y localizacin del poblado de Pen del Pez (1), en el que se han documentado
restos de una posible ocupacin del Bronce Final.

Realizar una aproximacin a la cronologa de este


grupo de estelas (de formato A y estelas con tocado) es
difcil. Las espadas son representadas con mucho
esquematismo, aunque Brandherm sugiere cierto
paralelismo entre la representada en la estela de Capilla
3 y las espadas tipo Safara, situadas al final de la fase
Huelva y durante la de Sa Idda (a partir de finales del s.
XI y hasta mediados del s. VIII AC) (vide supra;

Brandherm, 2007: 150).


Varias estelas ofrecen
elementos adicionales como liras (Zarza Capilla 1 y 3),
un tranchet (Capilla 3) o carros (Zarza Capilla 1 y 3,
Capilla 6, El Viso 2 y 4), elementos que, segn las
propuestas cronolgicas disponibles, podran estar
presentes en la Pennsula a partir del s. XIII AC (carros
y liras segn Mederos, vide supra), del s. XII-XI AC
(tranchets), o a partir del s. XI AC (carros y liras segn

ESTELAS DEL SUROESTE


Torres, vide supra). Hay aspectos que sugieren cierta
relacin con la iconografa tradicional conocida en otros
mbitos extremeos, como la presencia de estelas con
tocado en este entorno (Zarza Capilla 2, Capilla 1, La
Berfilla/El Viso 5, Belalczar), o la integracin de estas
figuras con tocado en estelas del SW (Zarza Capilla 3,
El Viso 3) (ver fig. 238).
A esta indeterminacin cronolgica hay que sumar la
reproduccin en la estela de Zarza Capilla 3 de un
esquema compositivo similar al de la estela de Ategua
que, segn algunas propuestas, podra haber sido
elaborada hacia finales del s. VIII AC. Poco se puede
precisar, por tanto, en torno a la cronologa de estas
estelas. En cualquier caso, las referencias cronolgicas
disponibles sugieren un posible lapso temporal que
podra abarcar desde el s. XII hasta finales del VIII AC,
perodo en el que discurrira una ocupacin en el Pen
del Pez situada quiz entre ca. 1050-930 AC. Tambin
en el Guadiana, pero ya en la provincia de Ciudad Real,
encontramos las estelas de la Bienvenida 2 y 3, una
reutilizada en una vivienda romana del yacimiento de
Sisapo y otra reutilizada en una infraestructura moderna
situada en el entorno de este yacimiento. Este enclave
situado en alto tiene mucho inters porque se han
documentado en l materiales que remiten a una etapa
tarda del Bronce Final (Murillo, Morena y Ruiz, 2005:
35 y Nota 57; Zarzalejos, Hecia y Esteban, e.p.).
Los datos disponibles para el poblamiento en
Extremadura sugieren que la ocupacin de muchos de
los asentamientos documentados podra haber tenido
lugar a partir del Bronce Final. Slo en los cerros de
Alange, San Cristbal de Badajoz y castillo de
Magacela hay datos para argumentar una ocupacin
anterior situada en el Bronce Pleno (Pavn, 1998a: 88).
En el caso del cerro del castillo de Alange, junto al
Guadiana, se han documentado niveles de ocupacin del
Bronce Pleno y Bronce Tardo (fase I del Bronce Final
segn Pavn; Bronce Final II-Huerta de Arriba-Ho,
vide supra) en el sector de La Umbra, mientras otros
materiales recogidos en superficie podran estar
relacionados con ocupaciones durante la fase II del
Bronce
Final
(Bronce
Final
III-Huelva)
y
III/Orientalizante (Pavn, 1998b: 90-91).
En Extremadura hay algunas zonas de concentracin de
estelas del SW (Torrejn Rubio, Montnchez) en las
que hay ejemplares (Fase 1 de Torrejn Rubio 4 y
Salvatierra de Santiago 2) que en funcin de sus
grabados podran ser situados en una fase de Bronce
Pleno/Tardo, segn la sistematizacin de Pavn, o en la
fase Isla de Cheta (Bronce Final IC segn Mederos).
Son estelas situadas en reas que durante el Bronce
Final se convertirn en zonas de contacto entre las
estelas de formato B y B+O por un lado y formato A por
otro. Aunque en estas zonas no disponemos, de
momento, de datos sobre el poblamiento durante el

381

Bronce Pleno/Tardo 5, es interesante sealar que en las


dos se han documentado estelas con tocado y collares
(Torrejn Rubio 5 y Salvatierra de Santiago 1), con
detalles iconogrficos que nos remiten a un Bronce
Inicial/Pleno (vide supra Captulo 7.2).
Estas zonas aportan datos para argumentar que en
algunos sectores extremeos hubo una ocupacin
persistente y reiterada (Montnchez, Torrejn Rubio),
sino continuada (Guadiana Medio) de ciertas zonas o
lugares, con un papel relevante en las vas naturales de
comunicacin de la regin, en una etapa previa o de
transicin al Bronce Final (cuyo desarrollo discurrira a
partir de ca. 1325/1200 AC), momento a partir del cual
se intensifica progresivamente el poblamiento y su
articulacin, eclosiona el fenmeno de las estelas del
SW y se constata la continuidad de la iconografa de las
estelas con tocado. Esta continuidad es materializada
por medios diferentes (estelas y poblados) en estas dos
zonas, lo que puede ser producto de la actividad
diferencial de la investigacin, aunque tambin hay que
considerar otras variables que han podido influir en la
configuracin de este panorama, como el desarrollo de
dinmicas poblacionales/sociales diferenciadas.
Aunque la informacin sobre el poblamiento durante el
Bronce Final tiene limitaciones claras que tambin son
extensibles a la datacin de las estelas del SW, los datos
disponibles permiten entrever cierta relacin entre las
estelas del SW y el proceso de poblamiento que parece
desarrollarse durante este perodo en Extremadura.
Tanto las estelas como los poblados adscritos a esta fase
parecen intensificar su presencia a lo largo de su
desarrollo, todo lo que puede estar relacionado con una
ocupacin cada vez ms intensiva del medio que,
adems, est siendo articulada en torno a las principales
vas naturales de comunicacin y de los recursos
(Pavn, 1998a: 234-241).
Segn indica Pavn, ya durante la fase I del Bronce
Final (Bronce Final II, Huerta de Arriba e Ho, entre ca.
1325-1050 AC segn Mederos, 1200-1050 AC segn
Harrison, vide supra) se documentan poblados junto a
importantes vas naturales de comunicacin, como el
poblado en llano de Sagrajas en el entorno de Badajoz
junto al Guadiana o el cerro de La Muralla junto al Tajo
(Pavn, 1998a: 235, 256). Igualmente, en las sierras
orientales y cerca de la zona de la aldea de Solana se
documentan las ocupaciones espordicas de cuevas
(vide supra). A estos datos habra que aadir la
presencia de cermicas que corresponden a la plenitud
de Cogotas (entre ca. 1450-1150 AC) en el Nivel II de
La Umbra en Alange (ltima ocupacin constatada en
la estratigrafa), en la Alcazaba de Badajoz y la cueva
5

En Torrejn Rubio los nicos elementos de anlisis aparte de


las estelas, son los restos de un poblado con muralla y bastin
situado junto al castillo de Monfrage al que se asocian una
serie de cermicas de la Edad del Bronce (Gonzlez Cordero,
1999: 204-205).

382

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

de El Conejar (Abarquero, 2005: 158-160), que podran


ser testimonio de una ocupacin situada en la transicin
hacia esta fase 1 del Bronce Final o en sus inicios,
aunque la curva de interseccin de la calibracin de una
fecha de C14 del nivel II de La Umbra en Alange nos
lleva ms bien a un momento anterior situado hacia
finales del s. XIV AC6. En cualquier caso lo que
constatan yacimientos como Alange o la Alcazaba de
Badajoz es la existencia de posibles ocupaciones en alto
junto a importantes punto de cruce del Guadiana
(Pavn, 1998a: 281, 294-295).
Durante esta fase I constatamos la existencia de estelas
de formato B en la zona de Trujillo-Montnchez
(Ibahernando y El Carneril/Trujillo). Otras estelas de
formato B+O situadas en la cuenca del Tajo (San Martn
de Trevejo, Valencia de Alcntara 1-2) o ya en el sector
occidental
del
Guadiana
Medio
(Tres
Arroyos/Albuquerque) tambin se podran situar en esta
fase, aunque eso depende de la cronologa que se
adjudique a la presencia en la Pennsula de elementos
como el carro o los espejos (vide supra). Lo mismo
ocurre en los casos de El Viso 2 y 4 (formato A),
situados en la cuenca del Zjar, aunque reproducen
espadas que podran responder a referentes de esta fase
(Brandherm, 2007: 137-138).
Los datos disponibles no permiten establecer una clara
relacin entre poblados y estelas durante esta fase I del
Bronce Final (=Bronce Final II), aunque a nivel macro
espacial s prefiguran un panorama que ser ms ntido
en los siglos siguientes. Y es que a la fase II del Bronce
Final (=Bronce Final III, Huelva) se pueden adscribir
ms estelas y poblados, conocidos tanto en la cuenca del
Tajo como en la del Guadiana. Adems, durante esta
fase se constata con relativa frecuencia la relacin
espacial entre estelas y poblados a una escala de anlisis
intermedia.
Segn se desprende del anlisis del poblamiento
realizado por Pavn, durante esta fase II se registra
mayor nmero de poblados, que adems parecen ser
estables y estar ms articulados entre s, aunque se
perciben diferencias entre la cuenca del Tajo y del
Guadiana (Pavn, 1998a: 237-240, 257). En la cuenca
del Tajo se documentan numerosos poblados en alto,
como El Cofre en Valencia de Alcntara o Alijares en
Montnchez, algunos con evidencias de estructuras
defensivas, emplazados en funcin de las principales
vas naturales de comunicacin y, segn sugiere Pavn,
de los recursos estannferos de la regin y de sus pastos
(Pavn, 1998a: 239, 258). En la cuenca del Guadiana se
constata la ocupacin de cerros situados junto a reas
vadeables (San Cristbal y la Alcazaba en Badajoz,
Alange) o, en general, vinculados a rutas naturales de
comunicacin, como el Castillo de Magacela o el Pen
del Pez en la cuenca del Zjar, emplazados en todos los
6

Beta-68667, 308090 BP, 1449-1213 AC a 1, 1523-1056


AC a 2 (Pavn, 1998b: 80, 145).

casos en zonas con tierras de alta potencialidad agrcola


(Pavn, 1998a: 261).
En la fase 2 del Bronce Final de Pavn, que
correspondera al Bronce Final III-Fase de Huelva
(entre ca. 1050-930 AC), se puede situar la elaboracin
de varias estelas en la cuenca del Tajo de formato B+O
(Brozas, Torrejn Rubio 1, Santa Ana de Trujillo, quiz
las de Valencia de Alcntara 1-3) y formato A (Torrejn
Rubio 3, Zarza de Montnchez, Solana de Cabaas). En
la cuenca del Guadiana tambin se constatan los dos
formatos, aunque el B+O est representado nicamente
por la estela de Quintana de la Serena, mientras las de
formato A (Olivenza, Valdetorres 1-2 Fase, Cancho
Roano, posiblemente Magacela, Capilla 3, quiz El
Viso 2 y 4) se concentran especialmente en el sector del
Zjar. Es posible que tambin la fase 1 de la estela de
Valdetorres 1, en la que se reproduce una iconografa de
formato B, fuera realizada en esta poca, por el tipo de
empuadura que presenta su espada y la punta de lanza
representada (vide supra). En un sector ms occidental
de la cuenca del Guadiana se han documentado estelas
de formato B (Granja de Cspedes, Arroyo Bonaval y
Albuquerque) que no ofrecen datos seguros para
situarlas en una fase concreta, aunque hay que destacar
que en su rea de distribucin no hay estelas de formato
A. nicamente, un poco ms al Sur junto al Guadiana,
est la estela de Olivenza que podra ser situada en esta
fase o ya en la siguiente (Brandherm, 2007: 149).
Segn estas atribuciones cronolgicas, la relacin
espacial entre estelas y poblados se documenta en varias
ocasiones en ambas cuencas durante esta fase. Al Sur
del ro Tajo pero an en su cuenca se pueden poner en
relacin el asentamiento de El Cofre (en alto) y las
estelas de Valencia de Alcntara (1, 2 y posiblemente la
3, todas de formato B+O). En la divisoria de aguas, en
Montnchez, se constata una ocupacin en el cerro de
Los Alijares, al que se asociaran las estelas de Zarza de
Montnchez (formato A) y Santa Ana de Trujillo (B+O)
(vide supra; ver fig. 235). En la cuenca Media del
Guadiana esta relacin se detecta en varios puntos. En
el entorno de Badajoz hay ocupaciones en alto en la
Alcazaba y en San Cristbal a las que quiz podra estar
asociada la estela de Granja de Cspedes (formato B).
En Magacela la estela es documentada a los pies del
cerro del castillo, en el que se documenta una ocupacin
tambin situada en este momento (vide supra). En la
zona de mxima concentracin de estelas en el Zjar
tambin se documenta el poblado en alto del Pen del
Pez, al que se pueden asociar varias de las estelas
halladas en la zona.

ESTELAS DEL SUROESTE

Figura 239: Distribucin elementos atribuidos al Bronce Final en Extremadura (basado en Pavn, 1998a: fig. 17).

383

384

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

En sntesis, lo que se infiere de todos estos datos es que


existe una relacin genrica, cronolgica y espacial,
entre estelas y poblados en Extremadura, aunque esta
relacin slo se concreta en algunos casos, lo que puede
deberse al escaso, aunque incipiente, conocimiento
disponible sobre el poblamiento, as como a las
dificultades para situar la elaboracin de muchas de las
estelas en el tiempo. Los datos disponibles permiten
constatar la existencia de un proceso de progresiva
territorializacin materializado a travs del incremento
en el nmero de poblados, que son especialmente
numerosos entre ca, 1050-930 AC. Tambin a este
perodo se pueden atribuir un mayor nmero de estelas
que, en ocasiones, presentan una relacin ms evidente
con poblados concretos. En cualquier caso, la mayora
de los poblados estn situados en altura, junto a vas
naturales de comunicacin, y no parece existir una
relacin jerrquica entre ellos. En este contexto, las
estelas estaran asociadas a poblados contemporneos,
aunque esta relacin se documenta en pocos casos.
Como stos ltimos indican, las estelas se situaban en
las cercanas del poblado, en las laderas o a los pies del
cerro, en la vega cercana y/o junto a un curso de agua,
en puntos que implcitamente delimitaban el espacio
cotidiano.
Un aspecto destacado que se desprende del anlisis de la
distribucin de las estelas del SW en Extremadura,
independientemente de la cronologa que se les atribuya,
es la distribucin complementaria de los formatos B y
B+O por un lado, y A por otro. Definen dos reas
discretas que nicamente se solapan en Torrejn Rubio,
Montnchez y el sector comprendido entre Valdetorres
y Cancho Roano/Quintana de la Serena. En ambas reas
se constata un poblamiento similar en el que
predominan los asentamientos en altura estrechamente
vinculados a vas naturales de comunicacin, mientras
las estelas de ambas zonas muestran patrones de
emplazamiento similares. Sin embargo, estas
distribuciones s se pueden relacionar con varios hechos
significativos. Por un lado, es precisamente en las zonas
en las que estas distribuciones se solapan en donde se
constatan zonas en las que hay estelas u ocupaciones
que se remontan a un perodo anterior y que persisten
durante la Edad del Bronce, como sugieren las estelas
concentradas en las zonas de Torrejn Rubio y
Montnchez o las ocupaciones documentadas en el
entorno de Badajoz (vide supra). Por otro lado, las
distribuciones de los formatos B/B+O por un lado y A
por otro coinciden a grandes rasgos con las
distribuciones de dos estilos cermicos con gran
personalidad: la cermica de Cogotas I por un lado y la
cermica con decoracin bruida al interior por otro
(Abarquero, 2005: 295; Torres, 2002: 128-130). La
presencia del estilo Cogotas I en Extremadura se situara
entre ca. 1450-1159 AC y el de la cermica con
decoracin bruida entre ca. 1050-930 AC. La
distribucin de ambos estilos sugiere que estas dos
zonas participaron en mbitos de interaccin
diferenciados en diferentes momentos y su coincidencia

con la distribucin de estas dos iconografas pone de


relieve el papel que estas interrelaciones debieron tener
en el recurso a las estelas y en la estructuracin de sus
formatos iconogrficos (vide infra).
Al Norte del Tajo se han documentado menos estelas
del SW que las que se conocen al sur de este ro o en la
cuenca del Guadiana. A excepcin de las de Monte de
S. Martinho (Castelo Branco) y la posible estela de
Bayuela 1 (Toledo) que estn relativamente cerca del
cauce del Tajo, las restantes estelas se concentran en
torno a las Sierras de Hurdes-Gata, Malcata y Estrela,
en la periferia SW de la Meseta Norte. Las estelas de
Hernn Prez (formato B?), San Martn de Trevejo
(B+O), Foios (B), Baraal (B) y Meimao (B?) se sitan
a los pies de estas sierras o en sus estribaciones, en
zonas de transicin entre la sierras y la penillanura. Otra
estela del SW de formato B+O apareci junto a una
estela con un posible tocado cerca de la cima de Pedra
Atalaia, a unos 1100 m, en la Serra de Ralo, vertiente
septentrional de la Serra de Estrela.

Figura 240: Distribucin de estelas y poblados del Bronce Final en la


Beira Interior (basado en Vilaa, 1995a: fig. 74).

Este sector de la periferia SW de la Meseta Norte


aglutina el mayor nmero de estelas de formato B y/o
B+O, aunque en los casos de Hernn Prez y Meimao es
difcil saber a cual de estos dos formatos corresponde su
iconografa debido a su fragmentacin. En cuanto al
lugar de su hallazgo se sabe que la estela de Baraal fue
hallada en un cerro situado junto al ro Coa, al Norte de
la Sierra de Malcata, mientras la de San Martn de
Trevejo se encontr en la ladera Norte del Cerro de La
Mata (o Manta?) a unos 150 m de la cumbre, que
desciende suavemente hacia el valle del ro de La Vega,
en la vertiente Sur de la Sierra de Gata. Por el tipo de

ESTELAS DEL SUROESTE


poblamiento documentado en estas regiones o en
regiones aledaas (vide infra), es posible considerar la
posibilidad de que en estos cerros se desarrollara una
ocupacin contempornea, como ocurre en S, Martinho
o en Magacela (vide supra), lo que podran confirmar
futuros trabajos. En este sentido hay que tener en cuenta
que en la zona del hallazgo de la estela de Baraal se
encontr un hacha plana de cobre (Vilaa, 1995a: 86).
Estas dos estelas incluyen grabados de espadas que,
segn la reciente revisin de Brandherm (vide supra),
corresponden a su clase C, que se situara en la fase
Huerta de Arriba (entre ca. 1325-1225 AC segn
Mederos, 1200-1130 AC segn Harrison), es decir, en
los inicios del Bronce Final II (vide supra; Brandherm,
2007: 136-137), aunque hay que recordar que la
cronologa que se maneja en la actualidad para la
presencia de espejos (San Martn de Trevejo) en la
Pennsula Ibricanos lleva a momentos ms recientes
(vide supra).
Por otro lado, las estelas de Foios y Meimao incluyen
representaciones de espadas que remiten a referentes de
mayor antigedad. Como indica Brandherm (2007:
148), la de Meimao es similar a espadas del tipo
Montefro, que se sitan mayoritariamente en el Bronce
Pleno, aunque hay ejemplares que podran situarse en el
Bronce Tardo. Mientras, la espada de Foios ha sido
clasificada por este autor en su clase A, similar a
referentes metlicos que se sitan en la fase Isla de
Cheta o Bronce Final I (entre ca. 1425-1325/1300 AC
segn Mederos, 1260-1200 AC segn Harrison)
(Brandherm, 2007: 134-135; Martn, 1992). Los lugares
de hallazgo de estas estelas difiere de las anteriores ya
que en estos casos no se encontraron en cerros o en su
entorno. La estela de Meimao se encontr en una zona
de ladera de pendiente suave, orientada NW-SE,
ladeada por dos riberas subsidiarias de la ribera de
Meimoa situada a unos 500 m (Vilaa, 1995a: 402). Al
parecer, junto a la estela se hall un pual triangular de
bronce y una arado de tipo "neoltico" y en recientes
prospecciones se hallaron fragmentos durmientes de
molino (Vilaa, 1995a: 84). La estela de Foios, que se
conserva completa, se encontr enterrada a poca
profundidad cerca de la aldea, situada junto al ro Coa.
Finalmente, la estela del SW de Hernn Prez, se
encontr fragmentada junto a cuatro estelas con tocado
(Hernn Prez 3-6) en la parte alta del cauce del arroyo
de Las Helechosas, en una zona en la que dominan los
terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos,
delimitada al W por el ro Arrago y al pie de la Sierra
del Moro en su vertiente SW. Referencias orales indican
que este grupo de estelas estaban enhiestas y asociadas
unas sepulturas de forma paralelogrmica hechas con
lajas de esquisto bastante grandes (Almagro Basch,
1972: 91). Aunque esta zona qued afectada en los aos
1970s por la repoblacin de pinos (Almagro Basch,
1972: 93), un incendio que arras el sitio durante los
aos 1980s permiti la observacin de una estructura
de forma indeterminada en el lugar (Carta
Arqueolgica). En la actualidad no hay datos que

385

permitan relacionar estas estelas con poblados, ya que


no hay datos seguros sobre la existencia de ocupaciones
cronolgicamente relacionadas ni en los lugares de
hallazgo ni en sus inmediaciones. Los nicos indicios en
este sentido podran ser los cerros a los que se vinculan
las estelas de S. Martn de Trevejo y Baraal, el hacha
plana hallada en la zona de esta ltima estela, as como
el pual triangular y las piedras de moler halladas en el
lugar en el que se hall la estela de Meimao (vide
supra).
Si ampliamos el marco de referencia vemos que se
conocen diversos poblados con ocupaciones atribuidas
al Bronce/ Bronce Final en las zonas de penillanura,
tanto al S, W y N de la Sierra de Malcata, como al N y
al S de la de Gata (ver fig. 240, vide supra Captulos 7.1
y 7.2). En el sector Gata los poblados ms cercanos a las
estelas de S. Martn de Trevejo y Hernn Prez se sitan
en la cuenca del gueda al N y en la del Alagn, a
distancias considerables de entre 20 y 30 km, y apenas
son conocidos (vide supra Captulo 7.2). La mejor
informacin es la que se recoge en la Beira Interior y
Central, en las que se sitan el entorno de las sierras de
Malcata-Alto Coa y la sierra de Estrela-Alto/Medio
Mondego (Vilaa, 1995a; 1998a y b; 2000; SennaMartnez, 1995a y b; 1998).
Segn hemos considerado previamente, la realizacin
de las estelas del SW documentadas en estas zonas
podra estar situada a lo largo de un lapso temporal
amplio, entre las postrimeras del Bronce Pleno o
durante el Bronce Tardo (Bronce Final IC segn
Mederos o Isla de Cheta segn Brandherm) y un
momento inicial del Bronce Final (Bronce Final II A y
B segn Mederos, Huerta de Arriba segn Brandherm),
lo que nos sita aproximadamente entre ca. 1500/1400
AC y 1225/1130 AC (vide supra).
Las evidencias de poblamiento entre ca. 1500-1200 AC
no son muy abundantes en esta zona, tal vez por su
escasa visibilidad arqueolgica. En la Beira Interior, que
incluye el entorno de la Sierra de Malcata, zona en la
que se sitan Baraal, Foios y Meimao, se constata la
ocupacin de dos enclaves en altura en la cuenca del
Ponsul, a partir de mediados del s. XIV AC (Alegrios) y
mediados del XIII AC (Monte do Trigo) (Mederos,
2008b: 289-290).
En el extremo SW de la sierra de Estrela se conoce el
paradigmtico caso de Buraco da Moura de S. Romao
(Seia), un abrigo situado a los pies del cerro de S.
Romao, en cuya Sala 20 posiblemente se constate la
nica secuencia conocida de continuidad entre el
Bronce Medio local y el Bronce Final de la Beiras
Central e Interior (Senna-Martnez, 1995a: 70, 82 y fig.
13). Como seala Senna-Martnez la presencia de
bvidos en este abrigo podra ser indicio de cierta
estabilidad (Senna-Martnez, 1995b: 120), haciendo
posible la consideracin de un modelo de actividad
agrcola de pequea escala y trasterminancia. Estos

386

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

asentamientos prefiguran el panorama que se constata


en estas zonas de la Beira a partir de ca. 1200 AC,
cuando proliferan las ocupaciones estables en cerros o
lugares en alto destacados en el paisaje y vinculados a
importantes vas naturales de comunicacin, como la
cuenca alta y media del Mondego o las cuencas altas de
los ros Ponsul, Coa y Zzere. En la regin de Viseu y
cuenca media y alta del Mondego se documentan
asentamientos en altura distribuidos regularmente en el
espacio, algunos con estructuras defensivas, como Santa
Luza o el Castro de S. Romao, y poblados de menor
entidad vinculados a los anteriores, como Buraco da
Moura -situado a los pies del Castro de S. Romao-,
distribucin que ha sido interpretada por SennaMartnez como un patrn de poblamiento jerarquizado
(Senna-Martnez, 1995a: 81-85 y Tabla 3; 1995b: 118119; 1998: 219, fig. 1 y Cuadro 1). En la Beira Interior,
en cambio, no se ha detectado una articulacin
jerarquizada del poblamiento (Vilaa, 1995a: 408). En
este sector hay numerosos poblados de pequeo tamao
en altura (p.e. Monte do Frade, Monte do Trigo)
situados en funcin de las vas naturales de
comunicacin, algunos con estructuras defensivas
(Monte do Trigo), que son ocupados de forma estable y
parecen disfrutar de bastante autonoma en el mbito
subsistencial (Vilaa, 1995a).
El recurso a estelas en estos sectores central e interior de
la Beira parece estar estrechamente relacionado con la
aparicin y proliferacin de este tipo poblados, la
fijacin del poblamiento y la intensificacin del control
territorial. No se conocen, de momento, poblados
contemporneos a las estelas de Meimao y Foios, pero
la estela de Baraal (y quiz tambin las de Pedra da
Atalaia y S. Martn de Trevejo) podra ser
contempornea a la generalizacin de este tipo de
poblados en alto, por lo que el hecho de que fuera
hallada en un cerro podra ser un indicio de la ocupacin
de este lugar en este momento, como se ha sugerido
para el cerro en el que fue hallada la espada de Vilar
Maior, situada en la misma fase y tambin, como la
estela de Baraal, en el Alto Coa (Vilaa, 1995a: 86-87;
Brandherm, 2007: 39-40). Las prospecciones realizadas
en el cerro de Pedra da Atalaia no documentaron ningn
otro restos arqueolgico en el lugar (Sofia Gomes, com.
personal), pero no hay noticia de prospecciones
sistemticas en el cerro de La Mata, en cuya ladera se
hall la estela de S. Martn de Trevejo. Por ello, la
posibilidad de que estas estelas estn relacionadas con
ocupaciones prximas y contemporneas no se puede
descartar.
En cualquier caso hay que destacar que a partir de ca.
1200 AC las estelas y poblados de este sector perifrico
del SW de la Meseta Norte reproducen las mismas
pautas de emplazamiento en las que se buscan
localizaciones en altura situadas junto a vas naturales
de comunicacin. Durante la etapa anterior se fundan
algunos poblados en altura pero sta no parece ser la
tnica general. Como sugiere el Buraco da Moura es

posible que los poblados ms comunes de este perodo y


del anterior fueran ms discretos en trminos de
visibilidad, aunque tambin parecen estar vinculados a
las vas naturales de comunicacin. Las estelas de
Foios, Meimao o Hernn Prez se emplazan en zonas
bajas relacionadas con vas naturales que atraviesan las
sierras de Malcata y Gata, reproduciendo las pautas de
emplazamiento de antiguas estelas con tocado que se
documentan en la misma dehesa boyal de Hernn Prez
o en el lugar de Tapada, en Guarda (vide supra Captulo
7.2). La posible relacin de estas estelas del SW con
poblados cercanos poco visibles arqueolgicamente es
una posibilidad que no se puede descartar.
En el Sur de Portugal se han documentado dos estelas
del SW situadas en lugares distantes entre s y de
iconografa dispar, aunque las dos reproducen un
formato A. La estela de Ervidel 2 se hall junto a dos
cistas de inhumacin del Bronce Inicial/Pleno en la
Herdade do Pomar (Beja), en donde probablemente
tambin se situ el hallazgo de una estela alentejana
(Ervidel 1) (vide supra Captulo 7.3). En esta zona
situada al SW de Beja, de alta potencialidad agrcola, se
han documentado la mayor concentracin de estelas
alentejanas. Como ya hemos apuntado en un captulo
anterior, la elaboracin de la mayora de estas estelas se
puede situar entre ca. 2000/1800-1400/1200 AC (vide
supra Captulo 7.3). Pero en esta zona de Beja hay
cuatro estelas que incluyen en su iconografa hachas de
enmangue directo, elementos posiblemente asociados a
la participacin de estas sociedades en procesos de
interaccin pre-coloniales que podran ser situados a
partir de ca. 1400/1200 AC (vide supra Captulo 7.3).
De estas estelas una se sita al NW de Beja (Monte de
Abaixo), mientras las otras tres (Ervidel 1, Asento,
Santa Vitoria) se concentran en la cuenca del ro Roxo,
en el SW de Beja (ver fig. 241).
En el Sitio da Fonte, en el que se sitan las cistas de
Herdade do Pomar, se registra una interesante diacrona.
Por un lado en la cista 1 se encuentra la inhumacin de
una mujer joven que segn el radiocarbono falleci
durante el primer cuarto del II Milenio AC (Gomes y
Monteiro, 1977). A partir de ca. 1400 AC podra ser
situada la realizacin de la estela Alentejana de Ervidel
1, que muy posiblemente se situara en un punto cercano
a las cistas 1 y 2 de este lugar, segn indican las
referencias orales sobre su hallazgo (Gomes y Monteiro,
1977: 166). Por otro lado la estela del SW de Ervidel 2,
hallada cerca de las cistas, pudo haber sido elaborada
durante o a partir de la fase Huelva (entre ca. 1050-930
AC), como indican el tipo de espada y la fbula de codo
grabadas en la misma (Brandherm, 2007: 143-145; vide
supra).
Tanto la concentracin geogrfica de las estelas
Alentejanas supuestamente tardas en este sector, como
la persistencia de un lugar como el de Herdade do
Pomar en el que, adems, se implanta una estela del
Bronce Final, son hechos especialmente relevantes

ESTELAS DEL SUROESTE


porque es precisamente en esta zona en donde se
localiza uno de los poblados ms emblemticos del Bajo
Alentejo: Outeiro do Circo. En principio este poblado
situado en altura parece ser ocupado a partir del Bronce
Final, como parece ser la tnica de los poblados en
altura documentados en el interior bajoalentejano
(Parreira, 1995b: 133; Soares y Silva, 1995: 138),
aunque existe la posibilidad de que algunos de estos
poblados del Bronce Final presenten ocupaciones que
remitan al Bronce Pleno (Parreira, 1995b: 132; Cardoso,
2007: 461).

Figura 241: Distribucin de estelas, poblados y otros sitios atribuidos


al Bronce Final en el Sur de Portugal, extremo occidental de
Extremadura y Huelva (basado en Silva y Gomes, 1992: fig. 32, con
correcciones, y Pavn, 1998a: fig. 17).

Estos poblados ofrecen claros signos de permanencia


con estructuras defensivas que han sido atribuidas al
Bronce Final (Silva y Gomes, 1992: 105, 109). Aunque
existen dudas en torno la datacin de este tipo de
estructuras en el Sur de Portugal (Galn, 1993b: 57),
recientes dataciones de C14 confirman que la
construccin de la estructura defensiva de Passo Alto
(Vila Verde de Ficalho), situado al otro lado del
Guadiana, se situ en el s. X a.C. (Soares et alii, e.p.).
Por otro lado, en los ltimos aos se estn
documentando una serie de poblados del Bronce Final
situados en llano en la zona de vora, Beja (Horta do
Pneque, Pedreira de Trigaches 2) y el sector portugus
de la margen izquierda del Guadiana (Antunes et alii,
e.p.). Estos hbitats suelen estar muy arrasados por la
actividad agrcola por lo que en muchos casos slo se

387

documentan estructuras negativas residuales como silos.


En la margen izquierda del Guadiana los poblados se
sitan en reas de potencial agrcola, pueden alcanzar
una gran extensin y ser conformados por varias
agrupaciones de unas pocas unidades ocupacionales
distanciadas entre s por decenas o centenares de metros
(Antunes et alii, e.p.). Estos poblados materializan un
panorama poblacional en el interior del Bajo Alentejo
que parece confirmar las hiptesis que barajaban la
posibilidad de la existencia de una red de poblados
complementarios o jerarquizados a partir de ca. 1200
AC (Parreira, 1995b: 132; Soares y Silva, 1995: 138139). Este poblamiento estara articulado por poblados
de gran tamao en altura, posiblemente amurallados, y
emplazados en funcin de las principales vas naturales
de comunicacin, as como por poblados abiertos
situados en llano dependientes de/ complementarios a
los anteriores.
En el extremo SW del Sur de Portugal se documenta la
estela de Figueira (Budens, Vila do Bispo) que, como la
de Ervidel 2, es de formato A, aunque no incluye
ningn elemento adicional que complemente la panoplia
bsica que acompaa a la figura humana (lanza, escudo
y, segn Celestino, espada). Sobre el contexto de
hallazgo de esta pieza hay cierto desacuerdo (vide
supra), aunque Gomes y Silva insisten en su relacin
con una necrpolis de cistas. Interesa sealar que esta
estela aparece a 1 km al Sur de la aldea de Figueira, a
los pies de un cerro y en el comienzo de un pequeo
valle que comunica con el mar, situado apenas a 1 km
ms al Sur (Gomes y Silva, 1987: 46 y mapa B). En la
zona inmediata no se conocen otros sitios arqueolgicos
que pudieran estar relacionados con la estela pero a
unos 2 km. al E, junto a la desembocadura de la ribera
de Budens, se han localizado dos necrpolis
genricamente atribuidas al Bronce (Gomes y Silva,
1987: 46-47). Una de estas necrpolis se sita en el
Cerro do Castelo, controlando la entrada al ro, en el
que tambin se han documentado ruinas de
fortificacin o de habitacin, adems de materiales de
finales de la Edad del Hierro y de poca romana
(Gomes y Silva, 1987: 47). Adems de estos imprecisos
pero potencialmente interesantes datos, en el Algarve se
conocen poblados o posibles ocupaciones del Bronce
Final en diversos puntos de la costa que podran estar
prefigurando un patrn de poblamiento diverso pero
estrechamente vinculado al mar y a las cuencas fluviales
que comunican con el interior. Junto a la
desembocadura del Arade se han recuperado cermicas
del Bronce Final en Rocha Branca, en donde se
establece posteriormente una factora fenicio-pnica, y
en la gruta de Ibn Amar, interpretada como lugar de
culto (Gomes, 1995d: 142). Junto a Faro se ha excavado
el poblado abierto de Pontes do Marchil, situado en una
elevacin sobre un antiguo brazo de mar e interpretado
como un posible asentamiento estacional que, segn una

388

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

datacin de C14 se situara entre los s. IX-VIII AC7


(Gomes, 1995d: 142; Silva y Gomes, 1992: 110).
Finalmente, junto al Guadiana se sita el poblado en
altura de Castro Marim, posiblemente amurallado.
De este repaso por las diferentes regiones del SW para
las que disponemos de datos sobre el poblamiento se
pueden adelantar varias conclusiones preliminares o
hiptesis de trabajo sobre la relacin entre las estelas del
SW y el poblamiento del Bronce Final:
o
Se documenta en estas zonas, especialmente en
las que mejor conocen, una importante intensificacin
del poblamiento durante este perodo.
o
Aunque en algunas zonas tambin se
documentan poblados abiertos y en llano, llama la
atencin la proliferacin de ocupaciones en altura, en
ocasiones con estructuras defensivas, de tamao
variable, pero siempre situadas en funcin de las
principales vas naturales de comunicacin.
o
Las estructuras ptreas no estn generalizadas
en la arquitectura domstica. A pesar de ello, el hecho
de que en la mayor parte de los casos se utilizaran
materiales perecederos no tiene por qu ser un signo
inequvoco de modos de vida itinerantes, como sugiere
el hecho de que en algunos asentamientos coincidan
estructuras ptreas con fondos de cabaa. Desde una
perspectiva temporal de corta duracin la ocupacin de
una cabaa pudo ser permanente, durar ms de dos o
tres generaciones, como indica el fondo 8 de La Vega
de Santa Luca (vide supra).
o
Por lo tanto, ni la escasez de estructuras
ptreas, ni la presencia de fondos de cabaa pueden ser
interpretados directamente en trminos de itinerancia o
de inexistencia de ocupaciones permanentes, al menos a
una escala temporal de corta duracin que puede abarcar
varias generaciones. A lo sumo, esta evidencia
contribuye a la creacin de una imagen no permanente a
una escala de larga duracin, que es la que se percibe
desde una perspectiva analtica de tipo macro. En muy
posible que las cabaas construidas con materiales
perecederos fueran las estructuras de habitacin ms
comunes durante este perodo en el SW y, posiblemente,
son aspectos como la escasa visibilidad arqueolgica de
este tipo de restos o el escaso conocimiento en detalle
de poblados de este tipo, los que ha contribuido a la
generacin de esta imagen de itinerancia.
o
En una regin mejor conocida como es el
Guadalquivir Medio, las estelas del SW -especialmente
las de formato A- parecen estar relacionadas con un
patrn de poblamiento estable, como revelan los datos
de diversos poblados que adems cuentas con fondos de
cabaa. Tambin en la Beira Interior y en la cuneca del
Mondego parece documentarse una situacin similar,
mientras en reas como Extremadura o el Sur de
Portugal la informacin no dispone, de momento, de
7
ICEN-648, 297050 BP (concha) (Torres, 2002: 19), 843750 AC 1, 923-669 AC 2 calibrada segn la curva marina
Marine 04.

suficiente resolucin como para hacer consideraciones


precisas sobre la duracin de los asentamientos (vide
supra).
o
En cualquier caso, la existencia de abundantes
poblados en alto y la vinculacin generalizada del
poblamiento conocido a las vas de comunicacin son
un claro signo de la existencia de un proceso de
territorializacin en la mayora de estas zonas, como
apunt Galn.
o
El grueso de las estelas del SW pueden ser
relacionadas cronolgicamente con este proceso de
fijacin del poblamiento y de su articulacin en funcin
de las vas de comunicacin, no tanto como un
precedente -como sugiere Galn-, sino como parte
integrante del mismo.
o
A nivel macroespacial las estelas se pueden
relacionar con zonas pobladas en la mayora de las
regiones, adems de comprobar que reproducen las
mismas pautas de distribucin, siempre en estrecha
relacin con las vas naturales de comunicacin, lo que
incide en su relacin con poblados concretos descubiertos o an por descubrir- y con el proceso de
territorializacin documentado. Esta relacin es ms
difcil de establecer a una escala espacial intermedia,
quiz por la escasa visibilidad de los poblados en
general.
o
Como apunt Galn, por tanto, la proliferacin
de estelas del SW parece ser parte del desarrollo de un
proceso
de
territorializacin
materializado
fundamentalmente a travs de la estrecha relacin de los
poblados con las vas naturales de comunicacin, as
como por el aumento de poblados en altura desde los
que se controla visualmente el entorno. En este
contexto, tanto las estelas como los poblados
estructuran la vinculacin de un grupo a un lugar o zona
determinados, pero a travs de mecanismos sociales e
ideolgicos diferentes, aunque complementarios (vide
infra).
o
Un aspecto que an queda por dilucidar es si
existe continuidad en la ocupacin de estas tierras entre
el Bronce Pleno/Tardo y Final. En este sentido
disponemos de dos tipos de datos. Por un lado existen
asentamientos con secuencias estratigrficas y/o
materiales que sugieren ocupaciones ininterrumpidas
entre el Bronce Pleno y/o Tardo y el Final. Esta
continuidad est materializada en asentamientos de la
cuenca del Mondego/Sierra de Estrela (Buraco da
Moura de S. Romao), cuenca del Ponsul/Beira Interior
(Alegrios, Monte do Trigo), Guadiana Medio (Alcazaba
de Badajoz, Alange, Magacela) y Guadalquivir Medio
(Colina de los Quemados, Monturque, Carmona y
Setefilla). Por otro lado hay zonas aledaas o
complementarias a las anteriores en las que concurren
estelas del SW junto a estelas y/o estatuas-menhir ms
antiguas, como ocurre en el reborde SW de la Meseta
Norte (estelas del SW de Pedra da Atalaia, Baraal,
Foios y Meimao y estela con tocado y collares de
Guarda; agrupacin de Hernn Prez), cuenca del Tajo
(Monte de S. Martinho; rea de Torrejn Rubio,

ESTELAS DEL SUROESTE


Talavera de la Reina/Bayuela), Montnchez y Bajo
Alentejo (entorno de Beja) (vide supra).
o
Un aspecto final que afecta a la interpretacin
del contexto socioeconmico de las estelas y a su
interpretacin social es la existencia o no de un patrn
de poblamiento jerarquizado (vide infra). En principio
los datos son insuficientes en Extremadura o en el Bajo
Alentejo, aunque los asentamientos conocidos sugieren
la posible existencia de un patrn jerarquizado o al
menos de articulacin entre poblados contemporneos
en algunos sectores de estas regiones (vide supra). En
las regiones que se conocen con ms intensidad, como
el Guadalquivir Medio o la Beira Central e Interior, se
documentan dos situaciones. En el Guadalquivir Medio
y en la Beira Central parece existir un patrn del
poblamiento jerarquizado, mientras en la Beira Interior
los asentamientos parecen ser independientes, aunque
funcional y territorialmente complementarios, sin que se
registren
posibles
relaciones
de
dependencia/subordinacin entre ellos. En cualquier
caso, como pone de manifiesto el descubrimiento
reciente de poblados abiertos y en llano de fondos de
cabaas en el Sur de Portugal, es posible que este tipo
de poblados fueran mucho ms comunes en el
Occidente peninsular de lo que pretende reflejar el
registro arqueolgico conocido, por lo que hay que estar
preparado para un panorama sobre el poblamiento en el
futuro muy diferente al actual.

7.4.7 Estelas, interaccin y reproduccin social


De los apartados anteriores se desprenden varias
conclusiones preliminares que
contribuyen a
aproximarnos al papel social e ideolgico de las estelas
en los contextos socioeconmicos e histricos en los
que se integran y desarrollan.
Formatos e iconos
- Por un lado los personajes aludidos por las estelas son
caracterizados por una serie de iconos que trascienden a
los formatos iconogrficos. Los elementos que forman
parte de la panoplia bsica aparecen en los tres
formatos, mientras los elementos de prestigio, muchos
de inspiracin formal mediterrnea, aparecen en dos de
los formatos: B+O y A.
-Los formatos B y B+O por un lado y A por otro
presentan una distribucin geogrfica complementaria,
lo que incide en el desarrollo total o parcialmente
concatenado/contemporneo de estos dos estilos
iconogrficos. Esto incide igualmente en la relacin que
existe entre los formatos B y B+O, que reproducen la
misma estructura formal bsica.
De esto se desprende que:
-Los formatos B/B+O y A reproducen o elaboran
concepciones diferentes de personas sociales (vide
infra) que pueden ser compartidas por grupos de
amplias regiones en funcin de relaciones

389

sociales/ideolgicas comunes desarrolladas en el marco


de redes de interaccin extra-locales/regionales.
-Los iconos tienen un papel activo en la estructuracin
de dichas identidades. Son iconos que formalmente
remiten a relaciones muy diversas y que se eligen en
funcin de criterios locales (por la variedad de tipos
representados, distribucin geogrfica y posible
cronologa), aunque materializan la variada intensidad
con la que participan los grupos de las diferentes zonas
en la interaccin con otros mbitos peninsulares e,
indirectamente, con el Atlntico y Mediterrneo.
Iconos y Referentes
En muchas ocasiones la relacin entre iconos y
referentes es difcil de establecer. De momento, en la
Pennsula Ibrica no se conocen referentes para las
representaciones de escudos, cuernos, espejos, carros o
liras (vide supra). Por otro lado, cuando esta relacin se
puede establecer con referentes conocidos en la
Pennsula es difcil de caracterizar porque generalmente
su distribucin geogrfica no se solapa, como ocurre
con las puntas de lanza, los cascos de cresta/cnicos, los
tranchets, los ponderales o los peines, llegando incluso a
ser complementaria, como ocurre de forma clara y
significativa con las fbulas de codo (vide supra e infra).
Esta complementariedad geogrfica tambin se intuye,
aunque de forma menos ntida, en el caso de las espadas
(vide supra).
Las espadas y sus representaciones materializan esta
ambigua relacin de forma ilustrativa. A una escala
macro parece que la dispersin de espadas y sus
representaciones se solapan e integran en algunas
regiones como el SW de la Meseta Norte, la cuenca del
Tajo, algunos tramos del Guadiana y, especialmente, en
la cuenca del Guadalquivir, aunque llama la atencin la
ausencia de referentes metlicos en reas como Torrejn
Rubio, Montnchez o Zjar, en las que se concentran un
gran nmero de estelas con espadas. Si analizamos la
coincidencia de espadas metlicas y sus iconos en las
zonas en las que se registra a una escala de mayor
resolucin formal/temporal y espacial, esta coincidencia
se disipa (vide supra), en primer lugar porque la
cercana espacial entre espadas e iconos se diluye y
tambin porque en pocos casos coinciden formatos de
espadas (en versin metlica y grabada) similares en las
mismas zonas, aunque encontramos excepciones
significativas en el SW de la Meseta Norte y en el Bajo
Guadalquivir (vide supra).
Esta falta de acuerdo entre iconos y referentes puede ser
el resultado de varios factores interrelacionados. Por un
lado hay aspectos socioeconmicos e ideolgicos
propios de las sociedades en las que se elaboran estelas,
grupos en los que algunos tems fueron conocidos de
primera mano -como indica el detalle de muchas
representaciones- pero que por su escasez y/o valor
social fueron transmitidos de generacin en generacin,
intercambiados, depositados en lugares con poca
visibilidad arqueolgica o incluso refundidos. Es

390

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

posible que en la configuracin del panorama actual


hayan influido tambin circunstancias recientes, como
la intensidad y el tipo de investigacin desarrollados en
cada zona, el uso y dedicacin de los suelos, el mayor o
menor desarrollo de trabajos de infraestructuras
relacionados con las vas fluviales o la exposicin de los
restos arqueolgicos al expolio (vide supra).
Aunque la informacin disponible no permite ser
categrico, nos inclinamos por pensar que los grupos en
los que se elaboraron estelas tuvieron conocimiento
directo de todos o gran parte de los elementos incluidos
en su iconografa y que la configuracin del panorama
actual es, en gran parte, resultado de los patrones de uso
y/o deposicin de los mismos, diferentes a los que se
dieron en otras regiones. Este hecho diferencial podra
estar estrechamente relacionado con el recurso a la
iconografa de las estelas, a travs de las que se
materializa una estructuracin de las relaciones sociales
diferente a la que debi existir en otros grupos que no
recurrieron a este tipo de imgenes pblicas y
permanentes.

Estelas e Interaccin
Un aspecto que caracteriza a las reas en las que se
documentan estelas del SW es que son zonas de
contacto e interaccin entre diferentes reas de la
Pennsula durante el Bronce Tardo y Final.
Por un lado, la dispersin geogrfica de los formatos
iconogrficos de las estelas materializan dos amplias
reas en las que debi discurrir una estrecha
interrelacin durante el Bronce Final. Por un lado la
distribucin de las estelas de formatos B y B+O delimita
una amplia regin que discurre por la periferia SW-S de
la Meseta Central, incluyendo el SW de la Meseta
Norte, los sectores ms occidentales de las cuencas
medias del Tajo y Guadiana, interrumpindose en la
cuenca del Zjar, y reapareciendo en las zonas de
contacto entre las cuencas del Guadiana y Guadalquivir
con el SE peninsular. Por su parte la distribucin del
formato A describe una amplia zona de interaccin que
incluye el Bajo y Medio Guadalquivir, el Bajo Guadiana
y los sectores ms orientales de las cuencas medias del
Guadiana y Tajo.

Figura 242: Distribucin geogrfica de las espadas de tipo Vilar Maior, Catoria y Cordeiro (segn Brandherm, 2007: Lms. 45 y 46) y localizacin
de las estelas de formato B de Ibahernando y Ribera Alta/Crdoba 2, mencionadas en el texto.

ESTELAS DEL SUROESTE

Aunque los datos son escasos y en ocasiones


imprecisos, la informacin disponible permite
aproximarnos al papel jugado por estas reas a lo largo
del Bronce Tardo/Final como zonas de interaccin o
zonas bisagra, como han puesto de manifiesto trabajos
previos que inciden especialmente en el papel de la
Beira Interior y Extremadura durante la ltima etapa del
Bronce Final (BFIII) entre la fachada Atlntica, el SW y
la Meseta Norte (Martn, 1999: 64-66; Martn y Galn,
1998).
Para ello nos basamos en las tendencias sugeridas por
las distribuciones geogrficas de varios elementos
significativos, como la dispersin de las cermicas de
Cogotas I (Pleno y Evolucionado) fuera de su rea
nuclear, la de las cermicas con decoracin bruida
externa e interna en el SW peninsular, la distribucin de
algunos de los objetos ms significativos de la
metalurgia atlntica a lo largo del Bronce Final I-III, as
como la distribucin de los elementos de filiacin
mediterrnea.
A partir de ca. 1400/1200 AC
Espadas:
Algunas estelas incluyen la representacin de espadas
que parecen remitir a modelos metlicos conocidos en la
Pennsula durante esta etapa, como podra ser el caso de
la estela de Ibahernando con una espada similar a las de
tipo Catoria o la de Ribera Alta/Cordoba 2, que
reproduce una espada similar a las de tipo Cordeiro
(Brandherm, 2007: 139-141), aunque la representacin
de espadas similares en las estelas de cija 5/El
Berraco, Brozas o Zarza de Montnchez junto a
elementos atribuidos a un momento ms reciente como
los carros, las fbulas de codo o los cascos de cresta
materializan la pervivencia de estos tipos.
Las espadas tipo Catoria y Cordeiro no se conocen en el
rea de dispersin de las estelas pero s en sus mrgenes
(Beira Alta, vora, Alto Guadalquivir) y presentan una
distribucin bastante amplia y heterognea en la
Pennsula, aunque pueden diferenciarse dos grandes
agrupaciones (ver fig. 242): por un lado las espadas
situadas en el NW y en la periferia septentrional de la
Meseta Norte y por otro las que encontramos en el
Centro/Sur de Portugal, SW y SE (Brandherm, 2007:
Lm. 46), coincidiendo con los extremos NW y SE de la
distribucin de las estelas que pueden ser atribuidas a
esta etapa.
La distribucin de las espadas tipo Catoria y Cordeiro
en este amplio sector peninsular y su aparicin en
estelas como las de Ibahernando y Ribera Alta sugieren
la existencia de una intensa interrelacin de todo el
sector situado en la periferia SW de la Meseta, desde la
Beira Alta hasta el Alto Guadalquivir, como ya indica la
distribucin del formato iconogrfico B, adems de

391

sealar la interrelacin de esta zona geogrfica con el


SW peninsular durante esta etapa, como tambin
sugiere la dispersin de las espadas tipo Vilar Maior
(ver fig. 242; Brandherm, 2007: Lm. 45), relacin que
se intensificar a lo largo del Bronce Final III (vide
infra).
Hachas:
En la zona de dispersin de las estelas las hachas de
taln con una o dos anillas estn presentes en la cuenca
media del Tajo y en la Beira Interior, con ejemplares
espordicos en la cuenca media del Guadiana, es decir,
coincidiendo genricamente con la dispersin de las
estelas de formato B y B+O en estos sectores.
Tanto las hachas de una anilla de los tipos 30 D, 31 C y
34 A de Monteagudo como las de los tipos 35 A y 35 C,
de dos anillas inciden en la existencia de una estrecha
relacin entre el sector occidental de la cuenca media
del Tajo, el Centro y Norte de Portugal (Monteagudo,
1977: 183, 188-189, 203-208, 210-211, Lms. 126, 138
B, 139 B y 140; Martn, 1999: 53). As lo han puesto de
manifiesto Martn y Galn, quienes adems aportan los
datos de los anlisis de composicin disponibles que
indican una estrecha relacin tecnolgica de la
metalurgia del Bronce Final en Extremadura con el SW
(Huelva), lo que podra ser extensible al Centro de
Portugal (Martn y Galn, 1998: 315, Figs. 4 y 5;
Martn, 1999: 53, 59-62).
Los anlisis de composicin disponibles en Portugal
inciden en el carcter binario de la metalurgia de esta
etapa en casi todo su territorio, aunque como sealan
Vilaa y Gabriel, la composicin de los bronces de la
Beira Interior, Extremadura y SW presentan diferencias
que cabe interpretar como producto de tradiciones
regionales con personalidad propia aunque estn
interrelacionadas (Vilaa y Gabriel, 1999: 133-134).
En el sector occidental del Medio Guadiana las hachas
de taln documentadas son escasas, presentan
afinidades claras con la Alta Extremadura y con el
Centro de Portugal (Galn, e.p.), como se infiere de la
dispersin del tipo 36 B de Monteagudo (Monteagudo,
1977: Lm. 140 B).
Es difcil establecer la cronologa de estas hachas
porque, en general, las hachas de taln con una o dos
anillas aparecen en los estadios ms tempranos del
Bronce Final y estn presentes a lo largo de todo su
desarrollo. Segn la articulacin cronolgica propuesta
por Monteagudo el desarrollo inicial de los tipos
mencionados puede situarse en una fase previa al
Bronce Final III (Monteagudo, 1977: Lm. 162, ns
1162, 1299, 1309, 1337, 1338), por lo que las relaciones
que sugieren podran remontarse a esta poca y
mantenerse durante el Bronce Final III (vide infra).

392

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 243: Distribucin de las hachas de tipo 33 A, 33 B, 34 A, 34 B (Mapa 1), 35 A, 35 B y 35 C (Mapa 2) de Monteagudo a finales de los aos
1970s (segn Monteagudo, 1977: Lms. 139 B y 140 A).

ESTELAS DEL SUROESTE

Puntas de lanza:
Las lanzas constituyen uno de los elementos bsicos en
la iconografa de las estelas del SW. Aunque en la
mayora de los casos las representaciones no permiten
establecer paralelismos con ejemplares metlicos, es
necesario valorar la distribucin de ejemplares
metlicos y representaciones porque, como ocurre en
otros casos, presentan una distribucin geogrfica

393

genricamente complementaria, tanto en esta etapa


como en la siguiente (Ruiz-Glvez, 1984a: Mapas 10,
11, 25 y 26; Coffyn, 1985: Mapas 7, 17 y 19). Las
puntas de lanza metlicas aparecen en los mrgenes y
periferia occidental y meridional de la regin en la que
se concentran las estelas, lo que incidira en la
interrelacin de esta ltima regin con el centro de
Portugal y el SW.

Figura 244: Distribucin geogrfica de las estelas del SW, los torques Sagrajas-Berzocana y la orfebrera Villena-Estremoz.

Orfebrera Sagrajas-Berzocana:
La dispersin de los torques Sagrajas-Berzocana es
tambin significativa porque incide en la relacin de la
periferia SW de la Meseta Central, zona de alta
concentracin de estelas del SW, con el centro de
Portugal, el Bajo Guadiana y el Bajo Guadalquivir. No
obstante, hay que tener en cuenta la amplia diacrona
que cabe atribuir a este tipo de orfebrera, con
ejemplares posiblemente antiguos -similares a los
conocidos en la Bretaa francesa-, como los de Baioes o
Valdeobispo, que podran ser situados a partir de ca.
1600/1400 AC, y ejemplares de manufactura mucho

ms tarda, como sera el caso de las copias de Moura,


situadas probablemente a partir de c. 900-800 AC (vide
supra Capitulo 7.2).
Orfebrera Villena-Estremoz:
La orfebrera Villena-Estremoz plantea interesantes
interrogantes porque a nivel tecnolgico incorporan
como innovacin la utilizacin de herramientas
rotatorias, lo que ha sido relacionado con la incidencia
de un vector de interaccin precolonial de carcter
micnico desarrollado entre ca. 1400-1200/1100 AC
(Torres, 2008a: 79-81). Hay que recordar, sin embargo,
que recientemente se ha atribuido una cronologa

394

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

situada entre ca. 1575-1400 AC al tesoro de Villena


(Mederos, 1999b), situndolo en el Bronce Tardo (LBA
IA-B), cronologa que estara en consonancia con
propuestas previas (Ruiz-Glvez, 1992: 233; 1993: 4849).
La dispersin geogrfica de la orfebrera VillenaEstremoz es significativa porque aparece en la periferia
NE y SW de la regin en la que se distribuyen las
estelas del SW, concretamente en las vertientes Norte y
Sur del Sistema Central, en el Sur de Portugal y Bajo
Guadalquivir. Esta distribucin sugiere la existencia de
interrelaciones entre la zona ms meridional del rea
nuclear de Cogotas (vide infra) y diferentes regiones del
SW. Es difcil concretar el carcter de esta interaccin,
pero si atendemos a la distribucin de la cermica de
Cogotas I en su fase de plenitud fuera de su rea nuclear
(vide infra) es muy posible que estas interrelaciones de
desarrollaran de forma indirecta a travs de la regin en
donde se sitan las estelas, lo que incide en la apertura
de estas poblaciones no slo hacia el SW, sino tambin
hacia la Meseta central (vide infra).
Si tenemos en cuenta las consideraciones que se han
hecho en torno a la cronologa de esta tradicin orfebre,
esta interaccin pudo tener lugar en un momento previo
o simultneo a las estelas del SW ms tempranas situadas casi todas en la Beira Alta y entre las cuencas
medias del Tajo y del Guadiana-, perfilando un
panorama que ser una constante a lo largo de todo el
Bronce Final (vide infra).
Elementos de filiacin Mediterrnea:
Adems del conocimiento de las herramientas rotatorias
para la produccin orfebre hay otros indicios relativos a
la interaccin con un vector micnico entre ca. 14001200/1100 AC.
Esta interaccin es materializada en la Pennsula a
travs de importaciones cermicas micnicas en
yacimientos meridionales como Carmona (Sevilla),
Montoro (Crdoba) y Purullena (Granada) (Galn,
1993: fig. 20), cuya produccin al menos en los dos
ltimos casos puede ser situada en el Heldico Final
IIIA/B (entre ca. 1445/1415-1225 AC), mientras su
deposicin en los yacimientos peninsulares es situada
por C14 en los s. XIV-XIII AC (Torres, 2008a: 63-66).
En el SW junto al Guadiana (Herdade de Belmeque), se
document una cavidad excavada en la roca en la que se
inhumaron dos individuos sin cabeza a los que se
asociaban un recipiente cermico, varios remaches, dos
puales y un cuchillo de hoja curva de bronce que ha
sido relacionado con ejemplares micnicos (Schubart,
1975: 91; Almagro-Gorbea, 2001: 243, en Torres
2008a: 65). La datacin por C14 de uno de los
individuos remite al s. XV AC (Soares, 1994: 181-183 y
fig. 8; Torres 2008a: 66). A contactos de esta naturaleza
se han asociado no slo la presencia de importaciones
como las cermicas a torno o los cuchillos de hoja
curva, sino tambin las hachas de enmangue directo

(Torres, 2008a: 80), como las que posiblemente estn


representadas en las estelas Alentejanas ms tardas del
Sur de Portugal (vide supra Captulo 7.3).
Estos indicios de contactos precoloniales tempranos se
sitan en el Sur peninsular, solapndose en su
distribucin con las estelas Alentejanas ms tardas y
con las estelas del SW del valle del Guadalquivir.
Mientras en el primer caso se puede argumentar una
hipottica contemporaneidad entre las estelas
alentejanas y este tipo de materiales, en el Guadalquivir
las estelas del SW ms antiguas parecen situarse a partir
de la fase Ho (entre ca. 1150/1130-1050 AC) o en su
transicin a la fase Huelva, aunque hay que destacar que
precisamente una de stas (Ribera Alta/Crdoba 2) est
situada a poco ms de 20 km del Llanete de los Moros,
en Montoro. La introduccin de objetos de prestigio la
mayora
de filiacin mediterrnea- que
complementan la panoplia bsica en la iconografa de
las estelas puede situarse en la mayora de los casos con
cierta seguridad a partir de ca. 1050 AC (vide supra e
infra), aunque hay indicios que podran remontar la
presencia de algunos de estos elementos en la Pennsula
al s. XII AC, por lo que no hay que descartar su
inclusin ms temprana en algunas estelas (vide supra).

Por otro lado, en estelas que reproducen espadas de


tipologa antigua, como San Martn de Trevejo o
Albuquerque/Tres Arroyos (Brandherm, 2007: 135137), que podran haber sido elaboradas a partir de o
entre ca. 1425/1260-1150/1130 AC segn las diferentes
propuestas, se incluyen espejos. Su presencia en estas
estelas podra estar hipotticamente relacionada con
interrelaciones de este tipo, aunque con los datos
actuales es una hiptesis entre varias posibilidades (vide
supra).
En cualquier caso esta hiptesis incidira en la
interrelacin de la zona de distribucin de las estelas de
formato B+O entre la Sierra de Gata y el interfluvio del
Tajo y Guadiana medios con el SW en una poca
temprana. Como ponen de manifiesto la distribucin de
las espadas tipo Catoria y Cordeiro y sus
representaciones en algunas estelas como Ibahernando y
Ribera Alta/Crdoba 2, esta interrelacin, que
precisamente en estos casos tambin incluye el
Guadalquivir Medio, es ms palpable a lo largo de los
siglos XII y XI AC (vide supra).
Cermica de Cogotas I Pleno:
La aparicin de cermica de estilo Cogotas I fuera de su
rea nuclear es especialmente intensa en la fase de
plenitud de esta cermica, que Abarquero sita entre ca.
1500/1450-1150/1100 AC (Abarquero, 2005: 65).
Durante esta etapa aparecen este tipo de cermicas en
yacimientos de la Beira Alta, penillanura cacerea, en el
sector ms oriental del Tajo Medio, en el Guadiana
Medio, Alentejo, en el Alto y Bajo Guadalquivir, as
como en el sector ms oriental del Guadalquivir Medio

ESTELAS DEL SUROESTE


(ver fig. 245; Abarquero, 2005: 157-161, 195-205, 208210, 281-284). Mientras en el Bajo Guadalquivir y en el
sector oriental del Tajo Medio estas cermicas de
Cogotas I son claramente anteriores a las estelas que
encontramos en estas zonas, todas ellas de formato A y
con elementos iconogrficos que claramente las sitan a
partir de la fase Huelva (vide infra), en la Beira Alta,
penillanura cacerea, Guadiana Medio o sector oriental
del Guadalquivir Medio estas cermicas aparecen en el
rea de dispersin de las estelas de formatos B y B+O.
Aunque estos formatos parecen tener continuidad a
partir de mediados del s. XI AC (vide supra e infra),

395

algunas de las que se sitan en estos sectores podran


ser anteriores (p.e. Foios, Baraal, Ibahernando, Tres
Arroyos/Albuquerque o Ribera Alta/Crdoba 2) y por lo
tanto contemporneas a la aparicin de cermica de
Cogotas I en estas regiones, lo que confirma el papel de
estos sectores como reas de contacto entre diversas
regiones peninsulares. En este caso la aparicin de
cermica de Cogotas I en estas regiones durante esta
poca materializa la interrelacin directa o indirecta de
estas zonas con la Meseta Norte.

Figura 245: Distribucin geogrfica de las estelas del SW y de la cermica de estilo Cogotas I fuera de su rea nuclear durante la fase Plena de esta
cermica (entre ca. 1500/1450-1150/1100 AC) (distribucin cermica segn Abarquero, 2005: fig. 104).

A partir de ca. 1200/1100/1050 AC


Espadas:
Segn seala Brandherm en su reciente estudio, son
numerosas las estelas que incluyen representaciones de
espadas con aspectos formales que presentan afinidades
con modelos metlicos correspondientes a las fases
Huelva y Sa Idda (Brandherm, 2007: 12-17 y fig. 4).
Estas estelas responden mayoritariamente al formato A,

que presenta una distribucin discreta y bien definida


abarcando el Bajo y Medio Guadalquivir, Alto Ardila/
Sierra Morena, valle del Zjar, sectores orientales de la
cuencas medias del Guadiana y Tajo y la zona que
discurre entre estos dos ros en este sector (ver fig. 197),
aunque tambin hay tres ejemplares en la periferia
occidental de la distribucin de las estelas del SW en su
conjunto: S. Martinho 1 y 2, Monte Blanco/Olivenza y
Ervidel 2.

396

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 246: Distribucin de las espadas tipo Huelva (segn


Brandherm, 2007: Lm. 47).

Figura 247: Distribucin de las espadas tipo Sfara, Vnat, Sa Idda e


Isorna (segn Brandherm, 2007: Lm. 48).

La distribucin de las espadas atribuidas a estas fases es


fundamentalmente meridional (ver fig. 246). Los tipos
de espadas metlicas atribuidos a la fase Huelva/Bronce
Final IIIA sugieren la existencia de una estrecha
interrelacin entre el Alto Guadiana a la altura de
Puertollano y el Medio y Bajo Guadalquivir
(Brandherm, 2007: Lm. 47), ya que aparecen en
Huelva, Bajo y Medio Guadalquivir y en el depsito de
Puertollano, coincidiendo genricamente con la
distribucin de estelas del SW en estas ltimas zonas,
aunque un anlisis con mayor resolucin revela que las
espadas se encuentran sistemticamente en la periferia
del rea de distribucin de las estelas en estas regiones.

Para el tema que nos ocupa nos interesa destacar la


distribucin del tipo 20 B de Monteagudo (Monteagudo,
1977: 140-141), que aparece en diversos puntos de la
Alta Extremadura (coincidiendo con la extensin hacia
el Este de las estelas de formato B y B+O en ese sector),
Beira Interior, Bajo Tajo y Bajo Alentejo, incidiendo el
la interrelacin de este sector extremeo con la fachada
Atlntica.

Por otro lado, espadas atribuidas al Bronce Final


IIIB/Inicios del Orientalizante sugieren la interrelacin
entre diversas zonas del Sur peninsular entre las que se
incluyen el Algarve, Bajo Guadiana, Bajo Guadalquivir
y SE peninsular (ver fig. 247; Brandherm, 2007: Lm.
48).
Hachas:
Las hachas de apndices laterales presentan una
distribucin amplia por la Pennsula que abarca el Norte
peninsular, Meseta Norte-cuenca del Duero, Norte de
Portugal, cuenca media y baja del Tajo, cuenca baja del
Guadiana y diversas zonas del Sur/SE peninsular
(Monteagudo, 1977: Lm. 136 B: Almagro-Gorbea,
1998).

La cronologa de este tipo de hachas es discutida ya que


mientras Monteagudo atribuye a las hachas de
apndices una cronologa reciente dentro del Bronce
Final (Monteagudo, 1977: Lm. 162), Ruiz-Glvez y
Fernndez Manzano se inclinan por situar el inicio de su
manufactura en la Pennsula en el Bronce Final II y su
continuidad durante el Bronce Final III (Ruiz-Glvez,
1984a: 251; Fernndez Manzano, 1986: fig. 48),
mientras Vilaa y Gabriel se inclinan por una
cronologa genrica del Bronce Final (Vilaa y Gabriel,
1999: 139).
El hallazgo en Osuna (Sevilla) de un depsito de hachas
en el que se asocian las de apndice laterales de
tipologa antigua con un hacha de taln y una anilla que
corresponde por su morfologa a modelos de inicios del
Bronce Final (Bronce Final I-II), sugiere una cronologa
antigua para el inicio de las hachas de apndices en la
Pennsula (Almagro-Gorbea, 1998).

ESTELAS DEL SUROESTE

397

Figura 248: Distribucin geogrfica de las hachas de apndices conocidas en la Pennsula a finales de los aos setenta (segn Monteagudo, 1977:
Lm. 136B).

Como argumentan Almagro-Gorbea y Torres, la


presencia de los modelos prototpicos en la Pennsula
podra situarse a partir de ca. 1400/1200 AC y pudo
estar relacionada con la incidencia de contactos con el
Mediterrneo Oriental, bien a travs de navegantes
micnicos y/o de un vector de interaccin chipriota
(Almagro-Gorbea, 1998: 94-94; Torres, 2008a: 82; vide
infra).
Puntas de lanza:
Como ocurre en la etapa anterior las representaciones de
lanzas en las estelas y las puntas de lanza metlicas
presentan una distribucin geogrfica complementaria,
incidiendo nuevamente en la relacin de la regin en la
que se encuentran las estelas con el centro de Portugal y
el SW. (Ruiz-Glvez, 1984a: Mapas 10, 11, 25 y 26;
Coffyn, 1985: Mapas 7, 17 y 19).
Cermica de Cogotas I Evolucionado:
La cermica de Cogotas I en su etapa evolucionada (ca.
1150/1100- c.950 AC) (Abarquero, 2005: 65) aparece
fuera de su rea nuclear con menor intensidad y en
menos zonas del rea de distribucin de las estelas que
en la etapa anterior. Su presencia est atestiguada con

escasos testimonios en las Beiras Alta e Interior y


Guadalquivir Medio, mientras en el Bajo Guadalquivir
tiene una presencia ms intensa (Abarquero, 2005: 195205, 208-210, 345-346, 368).
En cualquier caso, Abarquero seala que la presencia de
cermica Cogotas I en Extremadura es anterior a la
aparicin de las cermicas bruidas y pintadas; no
aparecen en ningn caso asociadas (Abarquero, 2005:
157-161, 295). Este autor indica igualmente que la
generalizacin de la cermica Cogotas I en Andaluca
Occidental es anterior a la aparicin de las bruidas y
pintadas (Abarquero, 2005: 361-362), aunque hay que
tener en cuenta que actualmente la aparicin de las
cermicas bruidas internas y externas se sita a partir
de ca. 1100/1050 AC (vide infra). La presencia de este
estilo cermico en el valle del Guadalquivir y en la zona
de las Beiras incide en la interrelacin que mantienen
algunos sectores de la regin en la que se distribuyen las
estelas con la Meseta Norte/Sistema Central durante
esta etapa.

398

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 249: Distribucin geogrfica de las estelas del SW y de la cermica de estilo Cogotas I fuera de su rea nuclear durante su fase evolucionada
entre ca. ca. 1150/1100- 950 AC (segn Abarquero, 2005: fig. 105).

Cermica bruida interna:


Este tipo de cermica a mano con decoracin interna de
retcula bruida parece tener su origen en la tierra
llana de Huelva y en el Bajo Guadalquivir. En la
actualidad las fechas que se manejan para el inicio de su
manufactura se sitan en torno al s. XI AC (a partir de
ca. 1050 AC), mientras los ejemplares ms tardos se
sitan antes de finales del s. VII/inicios del s. VI AC
(Torres, 2002: 125-130).
Su distribucin es muy significativa para el tema que
tratamos, ya que, aunque su mxima concentracin se
encuentra en Huelva y Bajo Guadalquivir, tambin est
presente en Extremadura, la Meseta Sur (La
Bienvenida) y el Guadalquivir Medio, coincidiendo
genricamente con la distribucin de las estelas del SW
de formato A, lo que incide en la estrecha interrelacin
que existi entre los territorios definidos por este tipo de
estelas, as como su conexin con la zona llana de
Huelva (Torres, 2002: fig. VII.2).

Figura 250: Distribucin geogrfica de la cermica bruida interna


(segn Torres, 2002: fig. VII.2).

Hay que sealar que aunque el inicio de estas cermicas


hay que situarlo en poca precolonial, su presencia fuera
de su rea nuclear pudo ser precolonial en
Extremadura, mientras en el Guadalquivir Medio su

ESTELAS DEL SUROESTE


presencia en contextos precoloniales es escasa, estando
su mayora situadas a partir del inicio de la colonizacin
fenicia, situado en la actualidad a partir del s. IX AC
(Torres, 2002: 128-130).
Cermica bruida externa:
A la cermica con decoracin bruida externa, o tipos
Alpiara/Lapa do Fumo, asociada a la Cultura de
Alpiara, se le atribuye un desarrollo situado entre ca.
1100 AC y mediados del s. VIII AC (Torres, 2002: 1819), aunque hay que tener en cuenta que en la Beira Alta
e Interior las fechas de C14 sitan la presencia de estas
cermicas entre ca. 1300/1200 AC (Soares, 2005: 140).
Este estilo cermico presenta una amplia distribucin
geogrfica que abarca la cuenca Baja y Media del
Mondego, la Beira Interior, cuenca portuguesa y
extremea del Tajo, Alto y Bajo Alentejo y cuenca baja
y media del Guadiana (Torres, 1999: 30-31, fig. 5;
Pavn, 1998a: 141-142). En Extremadura la cermica
de este tipo se encuentra fundamentalmente en la cuenca
media del Guadiana, aunque no falta ejemplos en la Alta
Extremadura como Valcorchero. Las cermicas
extremeas de este tipo presentan afinidades
especialmente con las que se conocen en el Alentejo y
en el Bajo Guadiana, aunque hay casos que parecen
relacionarse tambin con el Tajo portugus (Pavn,
1998a: 141-142).

Figura 251: Distribucin de la cermica bruida externa en el SW,


segn Prez Macas, 1993 (en Torres, 1999: fig. 5).

399

Todo lo anterior indica que la mayor parte del territorio


extremeo est tambin interrelacionado con el interior
del centro y Sur de Portugal, lo que queda patente si
atendemos a la presencia de estelas de formato A en la
Beira Interior, Bajo Alentejo, sector oriental y SW de
Extremadura.
Fbulas de codo tipo Huelva:
Como hemos mencionado anteriormente (vide supra),
una de las distribuciones geogrficas ms significativa
es la que muestran las fbulas de codo tipo Huelva y las
representaciones de similares caractersticas que
encontramos en las estelas tanto de formato B+O como
A. La distribucin geogrfica que muestran las fbulas
metlicas y sus representaciones es netamente
complementaria y sugieren una estrecha interrelacin
del rea de distribucin de las estelas desde el Tajo
hasta el valle del Guadalquivir con Huelva y la zona de
Granada. Por otro lado, la presencia de ejemplares
metlicos en Talavera la Vieja y El Berrueco y en la
Estremadura portuguesa hablan a favor del papel activo
de los territorios definidos por las estelas en la
articulacin de contactos entre la fachada Atlntica, la
Meseta y el SW.
La cronologa ms segura para los inicios de la
manufactura de las fbulas de codo tipo Huelva se sita
a partir de ca. 1050 AC en funcin de las fechas de C14
de Huelva, aunque los datos del Cerro de la Miel
(Granada) sugieren la posibilidad de una cronologa
algo ms temprana situada en el s. XII AC (vide supra).
Elementos de filiacin mediterrnea:
Los contactos con el Mediterrneo estn tambin
atestiguados a partir de ca. 1200/1150/1100 AC, aunque
con mayor intensidad que en la etapa anterior. Se han
documentado numerosos objetos importados o
manufacturas locales que imitan modelos del
Mediterrneo Oriental en diversas zonas peninsulares.
En este caso la interaccin entre las poblaciones
peninsulares y el mbito mediterrneo se desarroll en
el marco de un vector de carcter chipriota, aunque a
partir de ca. 950/925/900 AC estos contactos parecen
recaer directamente en manos de navegantes fenicios
(Torres, 2008a: 81-87; Mederos, 2008b). Los elementos
que se relacionan con este tipo de contactos son
diversos y entre ellos destacan como posibles
importaciones los prototipos de hachas de apndices
(vide supra), los objetos de hierro, los ponderales, una
ptera de bronce, los incensarios/soportes con ruedas de
tipo chipriota, los peines de marfil -aunque el de
Lebrija, en hueso, parece ser una produccin local
(Torres, 2002: 250)- o la cermica chipriota, mientras
piezas como los vasos de bronce de Baioes, las pinzas,
las fbulas ad occhio o los tranchets podran ser
manufacturas locales que imitan modelos forneos
(Almagro-Gorbea, 1993a; 1996b; 1998; Vilaa, 1995a;
2006; Torres, 2008a: 81-84; Mederos, 2008b; Armada,
2006/2007).

400

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 252: Distribucin de materiales de filiacin mediterrnea de cronologa precolonial (incluyendo las fbulas de codo tipo Huelva) conocidos a
principios de los 1990s (segn Galn, 1993b: fig. 20, con modificaciones: hemos eliminado los nmeros de referencia de los sitios).

El nmero y distribucin de estos objetos en el mbito


peninsular son heterogneos, aunque se encuentran
principalmente en contextos del medioda peninsular y
de la Beira Alta e Interior. En el mapa que publica
Galn a principios de los noventa (ver fig. 252) hay un
aspecto que se puede matizar, como el origen
mediterrneo de las fbulas de codo, ya que la mayora
corresponden al tipo Huelva, propio de la Pennsula
Ibrica (vide supra). Tambin hay un vaco en la Beira
Interior que tras los trabajos y publicaciones de Vilaa
(p.e. Vilaa, 1995) se ha llenado de contenido por el
hallazgo en diversos asentamientos de esta regin de
elementos de este tipo (objetos de hierro, tranchets,
ponderales, pinzas, fbulas ad occhio). Tambin trabajos
recientes en la cuenca extremea del Tajo han
documentado la presencia de ponderales, tranchets y
objetos de hierro de posible cronologa precolonial
(Martn y Galn, 1998: 310; Martn, 1999: 54, 56;
Barroso y Gonzlez, 2007). No obstante, si tenemos en
cuenta los hallazgos de la Beira y el Tajo extremeo,
este mapa nos sirve para visualizar de forma genrica
las regiones por las que se distribuyen los objetos
precoloniales de filiacin mediterrnea.

Si atendemos a la distribucin de estos objetos -a


excepcin de las hachas de apndices y de las fbulas de
codo, ya tratados (vide supra)- y su relacin con la
dispersin general de las estelas del SW se pueden
destacar varios aspectos:
o
Por un lado, en el Sur peninsular estos objetos
se distribuyen por zonas que en trminos generales
rodean -o limitan con- la distribucin de las estelas en
este sector. La nica zona en la que esta distribucin
complementaria se difumina es el Bajo Guadalquivir.
o
La presencia de estos objetos o indicios en la
Beira Alta, Beira Interior y cuenca extremea del Tajo
es relevante porque reitera la estrecha interrelacin que
existi entre estas zonas durante el Bronce Final, como
sugieren otros datos (vide supra). Por otro lado llama la
atencin que en estas zonas dominen las estelas de
formatos B y B+O, ya que las estelas en las que
proliferan de manera significativa las representaciones
de objetos de filiacin mediterrnea son precisamente
las de formato A.
o
En este sentido conviene sealar que slo una
parte de los objetos de filiacin mediterrnea
representados en las estelas se conocen de momento en
la Pennsula y stos son los ponderales, tranchets,

ESTELAS DEL SUROESTE


pinzas y peines. Su conocimiento en la Pennsula puede
ser relacionado con este vector de interaccin chipriota
aunque, como hemos visto, tanto los tranchets, como las
pinzas o los peines fueron tambin manufacturados
localmente.
o
En cualquier caso, los referentes reales y sus
representaciones en las estelas no coinciden
geogrficamente pero reiteran la interrelacin de las
comunidades que ocuparon las zonas en las que
encontramos las estelas con las regiones de la fachada
atlntica y Sur peninsular que directa o indirectamente
participaron en contactos con el mbito mediterrneo
durante esta etapa. En esto inciden las representaciones
de espejos, carros, cuernos y liras, elementos para los
que an no conocemos referentes materiales en la
Pennsula y que igualmente pueden ser relacionados con
el mbito mediterrneo y su interaccin con la
Pennsula.
o
El hecho de que posiblemente estas
poblaciones no interactuaran de forma directa con
agentes mediterrneos, sino indirectamente y a travs de
las comunidades directamente implicadas en estas
interrelaciones, no minimiz el impacto de la
parafernalia de estilo mediterrneo en las zonas con
estelas, donde varios de estos elementos fueron
adoptados y reinterpretados en el marco de estructuras
ideolgicas indgenas, como muestra la iconografa de
las estelas. Adems, algunas representaciones detalladas
de carros, liras, espejos o peines indican que es muy
probable que los referentes materiales se conocieran de
forma directa. La presencia de una ptera de bronce de
probable origen chipriota en Berzocana (Sierra de
Villuercas, Este de la provincia de Cceres), con dos
(quiz tres) torques Sagrajas-Berzocana en su interior
(Almagro-Gorbea, 1977: 22-24; Mederos, 1996a: 106107), es un indicio a tener en cuenta para valorar la
posibilidad de que en estas zonas se conocieran
directamente elementos emblemticos como los carros,
las liras, los peines o los cuernos. La presencia de una
importacin como la ptera de Berzocana unida a la
existencia de ponderales y objetos de hierro en la
cuenca extremea del Tajo prueban -al margen de las
estelas- la existencia de una interrelacin entre estas
zonas con estelas y otras zonas ms directamente
implicadas en la interaccin con agentes mediterrneos,
adems de abrir la posibilidad para el conocimiento
directo de elementos emblemticos como los carros.
o
La interrelacin entre las zonas con estelas y
las reas implicadas en contactos precoloniales queda
constatada tambin por la distribucin geogrfica de
otros elementos materiales como las espadas, las
hachas, las fbulas de codo o las cermicas bruidas
(vide supra).

401

Estelas, interaccin y reproduccin social


Territorializacin
En las regiones con estelas del SW asistimos a un
proceso de territorializacin que es materializado a
travs de la mayor visibilidad de los asentamientos, el
incremento de su permanencia y durabilidad a una
escala de larga duracin, su articulacin en funcin de
las vas naturales de comunicacin y, como sugiere
Galn, por el recurso a estelas (Galn, 1993b: 38). Estos
aspectos no fueron consecuencia o reflejo pasivo de este
proceso de estructuracin poblacional, sino que fueron
parte constitutiva del mismo (vide supra).
En este sentido las estelas se han interpretado como un
recurso independiente de estructuracin territorial, no
necesariamente vinculado a poblados (Galn, 1993b:
60; Ruiz-Glvez y Galn, 1991). Galn asume que las
estelas se encuentran en un espacio en el que el patrn
de asentamiento itinerante parece no sufrir cambios
relevantes hasta bien entrada la Edad del Hierro en
algunas zonas, mientras sugiere que si las estelas
adquieren cierta relevancia en el valle del
Guadalquivir, en el que existe un claro patrn de
poblamiento permanente, es por la afinidad de esta
regin con otras zonas del SW (Galn, 1993b: 60). En la
actualidad disponemos de ms datos que nos informan
sobre el poblamiento de las zonas con estelas (vide
supra). Se conocen poblados del Bronce Final en la
Beira Interior, Tajo y Guadiana Medios, adems de en
el valle del Guadalquivir y Sur de Portugal. La voluntad
de permanencia de estos poblados es una cuestin que
tendr que ser investigada con ms detalle en el futuro,
aunque en algunos casos parece clara por la existencia
de estructuras ptreas que pueden ser situadas en estos
momentos. Tambin hay que sealar el incipiente
conocimiento de poblados de fondos de cabaa en
algunas zonas como el Sur de Portugal o el valle del
Guadalquivir, poblados que seguramente existieron en
otras zonas con estelas y que an no han sido detectados
por su baja visibilidad arqueolgica (vide supra). Nos
parece que incluso en relacin con este tipo de poblados
la cuestin de la itinerancia (que Galn contrapone al
sedentarismo) sebe ser apartada o considerada con
mucha cautela, no slo porque hay autores
especializados en el tema que consideran sedentario
todo aquel poblado que es ocupado a lo largo de todo un
ao (Kelly, 1992: 49-50), sino porque se conocen
estructuras domsticas de la Edad del Bronce en
Centroeuropa
realizadas
slo
con
materiales
perecederos que parecen haber sido ocupadas durante
ms de una generacin (vide supra).
No se puede obviar que las estelas, como soportes
iconogrficos permanentes y visibles que son, tuvieron
una funcin esencialmente conmemorativa, vinculando
la memoria de personajes o colectivos a lugares
concretos. Estos lugares y su entorno inmediato son
poco conocidos, al igual que el poblamiento en muchas

402

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

de estas zonas con estelas. Por ello son especialmente


significativos los casos en los que documentamos la
relacin espacial entre lugares con estelas y hbitats
(vide supra), porque indican que los lugares con estelas
estuvieron relacionados con asentamientos en los que
discurri la vida cotidiana de las comunidades que se
identificaban con aquellos. Los lugares elegidos para
implantar estelas pudieron estar situados en puntos ms
o menos distanciados del asentamiento pero
relacionados con ste y, posiblemente, como indican los
casos de S. Martinho o Magacela, en zonas que
marcaban el trnsito hacia o desde el rea
habitada/ocupada.
Si asumimos como premisa que los lugares con estelas
estuvieron relacionados con asentamientos y adems
tenemos en cuenta que el patrn de poblamiento en
estas regiones est articulado en funcin de las vas de
comunicacin, es lgico que a una escala macroespacial observemos una vinculacin casi sistemtica de
las estelas con las zonas de paso, como han puesto de
manifiesto trabajos previos (Ruiz-Glvez y Galn, 1991;
Galn, 1993b: 36-41). Esto se convierte en algo
especialmente significativo cuando analizamos la
distribucin de las estelas que se sitan en reas de
aprovechamiento complementario, entre el llano y la
montaa, en la periferia W-SW de la Meseta Central o
incluso en la margen derecha del Guadalquivir, porque
tambin constituyen reas de transicin o contacto entre
regiones peninsulares con diferentes ecosistemas.
Interaccin
Las comunidades que ocuparon estas regiones con
estelas participaron activamente en redes de interaccin
diversas. Como ponen de manifiesto los elementos
materiales
involucrados
producidos
localmente
(iconografa, estilos decorativos, tipos de armas o
herramientas metlicas, elementos para el vestido o
cuidado personal de estilo mediterrneo) o
manufacturados en otras regiones peninsulares o en los
mbitos atlntico o mediterrneo (algunos vasos
cermicos, quizs algunas hachas y espadas, vajilla de
bronce, ponderales, accesorios de vestir y de aseo,..), as
como sus contextos de hallazgo -cuando stos son
conocidos-, la interaccin jug un papel social relevante
en estas comunidades (vide infra). Estos elementos
materiales o categoras remiten a interrelaciones que
fueron diversas por su carcter, extensin y alcance.
La manufactura local de tipos, estilos e incluso la
reproduccin icnica de objetos de tipologa o estilo
forneos, as como la presencia de objetos forneos en
las zonas con estelas, remiten a contactos muy diversos
con regiones vecinas (vide supra). La distribucin
geogrfica de algunos de estos elementos muestra
patrones recurrentes indicando que la regin de las
estelas estuvo constantemente interrelacionada con la
fachada Atlntica y el Sur-SW peninsulares, aunque el
grado de implicacin en estas interacciones vara en

funcin de la cercana a esas regiones. As, por ejemplo,


las zonas de la Beira Alta y Extremadura en las que se
encuentran estelas de formatos B y B+O parecen
mantener una vinculacin ms estrecha con la fachada
Atlntica, aunque tambin hay elementos que remiten a
relaciones, quiz menos intensas, con el Sur peninsular.
Por otro lado, las zonas en las que se encuentran estelas
de formato A estn estrechamente interrelacionadas con
el medioda peninsular, aunque hay elementos que
indican la existencia de relaciones con reas del interior
de Portugal. Es difcil valorar la implicacin de zonas
como el campo de Calatrava, la Alcudia, Sierra MorenaGuadalquivir Medio y Baza en esta red de
interrelaciones porque, aunque hay aspectos que las
relacionan con el SW peninsular, la existencia en ellas
de estelas de formatos B y B+O o la distribucin de
algunos tipos metlicos sugieren la existencia de una
estrecha interrelacin entre estas zonas y Extremadura,
la Beira Alta y otras zonas de la fachada Atlntica.
Adems de existir la interrelacin entre estas zonas con
estelas, la fachada Atlntica, el SW y Sur peninsulares,
la dispersin de la cermica de estilo Cogotas I indica
que a travs de estas zonas con estelas discurrieron
contactos con la Meseta. En este sentido se puede
argumentar que la regin en la que encontramos las
estelas estuvo ocupada por comunidades que
interactuaron con diversas regiones peninsulares,
articulando su interrelacin, como argumentan Martn y
Galn para el caso de la Alta Extremadura, que
denominan zona bisagra (Martn y Galn, 1998;
Martn, 1999: 59-62).
Formatos iconogrficos
Tambin relacionada con el tema de la interaccin
social est la cuestin de los formatos iconogrficos que
encontramos en las estelas. Nosotros hemos trabajado
con la diferenciacin de tres formatos que parte de los
tipos sealados por Pingel, Almagro-Gorbea, Gomes y
Monteiro, aunque los hemos denominado de forma
diferente (B, B+O y A, en vez de tipos IIA, IIB y IIC o
IIA, IIB y IIC-IID) (Pingel, 1974: 6-11, fig. 5; AlmagroGorbea, 1977: 168-174 y Figs. 66-70; Gomes y
Monteiro, 1977: 185-188).
Estos
formatos
reproducen
dos
estructuras
iconogrficas, una bsica articulada en torno a la
panoplia bsica y que se refiere implcitamente al
cuerpo humano (B y B+O) y otra que, adems de
contener la panoplia bsica o elementos de la misma,
incluye el cuerpo humano figurado, que en este caso es
el elemento que articula la iconografa (A). Ambas
iconografas tienen, grosso modo, una distribucin
geogrfica complementaria, lo que incide, junto a otros
datos, en la contemporaneidad de ambas en gran parte
de su desarrollo (vide supra). Tambin incide en esta
complementariedad el hecho de que las estelas de
formato A que reproducen aspectos compositivos de
estelas B y B+O, como Solana de Cabaas o Zarza de

ESTELAS DEL SUROESTE


Montnchez se siten en las zonas de contacto de las
reas de distribucin de las estelas de formato B y B+O
por un lado y A por otro (vide supra).
Estas distribuciones pueden ser interpretadas en
trminos territoriales/polticos, en la lnea propuesta por
Galn (1993b: 47-48), aunque habra que tener en
cuenta el desarrollo cronolgico del fenmeno (vide
supra). Y es que a pesar de que existen datos para
apoyar la contemporaneidad de estas dos iconografas a
lo largo de gran parte de su desarrollo, tambin hay
argumentos que apoyan un inicio ms temprano para la
iconografa bsica, mientras la iconografa A parece
perdurar ms en el tiempo, alcanzando los inicios del
perodo Orientalizante (vide supra). En este sentido
apuntan los cambios de formato B a A de las estelas de
Torrejn Rubio 5 y Valdetorres 1, aunque no hay que
olvidar que tambin se encuentran en zonas de contacto
entre las distribuciones de estas iconografas (vide
supra; ver figs. 201 y 206).
A la hora de valorar el desarrollo cronolgico de estas
iconografas tambin hay que tener en cuenta la
presencia de grabados que reproducen elementos de
filiacin mediterrnea, presentes en parte de las estelas
con iconografa bsica (formato B+O) y en la prctica
totalidad de las estelas de formato A. Algunos de estos
grabados remiten a objetos que en algunas zonas
peninsulares estn datados a partir de ca. s. XIII,
especialmente el XII AC, aunque los datos disponibles
actualmente sugieren que su introduccin en la
iconografa de las estelas parece tener lugar a finales de
este ltimo siglo o ya en el s. XI AC. No obstante, la
mayora de los grabados de este tipo de elementos
remiten a referentes cuya presencia en la Pennsula est
situada con ms seguridad a partir de mediados del s. XI
AC, momento a partir del cual tambin son incluidos en
la iconografa de las estelas, como indican otros iconos
asociados (vide supra).
La incorporacin de estos elementos en la iconografa
de estelas de formato B+O y A podra ser interpretada
en trminos cronolgicos si tenemos en cuenta que las
estelas ms antiguas parecen responder todas al formato
B, pero este ltimo formato tambin parece tener
continuidad hasta las fases Ho y Huelva, que discurren
entre ca. 1150/1130-950/930/925 AC (vide supra), por
lo que hay que asumir la longevidad de este formato.
Todo lo anterior indica que, aunque el formato B se
inicia en un momento anterior a los dems y el formato
A es ms longevo que los dems, los tres formatos son
contemporneos en parte de su desarrollo, lo que nos
lleva a reflexionar nuevamente sobre la interpretacin
territorial de las iconografas bsica (B, B+O), por un
lado, y antropomorfa (A), por otro.
Esta interpretacin en clave territorial slo podra ser
abordada en trminos culturales si nicamente
atendemos a las estelas. Los datos sugieren que la

403

entidad
de
estos
territorios
debe
ser
fundamentalmente abordada desde una perspectiva
social, poltica y/o ideolgica. Incluso si tenemos en
cuenta la compartimentacin territorial ms
restringida propuesta por Galn (Galn, 1993b: fig. 10),
las regiones englobadas en estas distribuciones
presentan mucha diversidad en trminos ecolgicos, de
poblamiento y de cultura material. Esta diversidad que
no se puede explicar nicamente como resultado de un
desarrollo diacrnico, lo que unido a la
contemporaneidad genrica entre estelas meridionales y
septentrionales tanto de formatos B/B+O como de
formato A o a la contemporaneidad entre estelas de
estos dos formatos en regiones diversas, invalidara la
hiptesis interpretativa de Celestino, quien interpreta las
estelas en clave cultural y propone desplazamientos de
estas poblaciones desde el Norte hacia el Sur (Celestino,
1998; 2001a: 289-301).
Tampoco creemos que estos formatos respondan
necesariamente a diferentes costumbres en el
tratamiento del cadver (inhumacin/ incineracin) del
personaje al que la estela hace referencia, como propone
Celestino (2001a: 286-287). Aunque existe un consenso
generalizado en torno al significado funerario (o
mortuorio) de la iconografa de las estelas del SW, su
posible funcionalidad como marcadores de sepulturas es
ms debatida (vide supra). Los datos son ciertamente
escasos y de poca calidad. No obstante, hay datos o
referencias que relacionan algunas estelas con posibles
restos humanos. El caso ms claro es el de la estela de
formato B de Haza de Trillo/Toya, en Jan, asociada a
varias inhumaciones (Mergelina, 1944-45: 27-30).
Tambin la estela de Granja de Cspedes/Badajoz, de
formato B, pudo estar asociada a restos seos de una
posible inhumacin (Almagro Basch, 1966: 105-107).
Tambin hay estelas de formato B/B+O asociadas a
restos de cremacin, como la estela de Buoux 1, en el
SE de Francia (Mller, Bouville y Lambert, 1988;
Meh, 2008), o posible incineracin, como podra ser el
caso de la estela de formato B de Ribera Alta/Crdoba
2, asociada a cenizas (Murillo, 1994: 416-417). Por otro
lado, hay tres estelas de formato A asociadas a cenizas
y/o restos seos. La estela de Cerro Muriano 2
(Crdoba) estaba asociada a huesos de animales y a
cenizas (Murillo, Morena y Ruiz, 2005: 17-19),
mientras la de Cortijo de la Reina 1, tambin en la
provicia de Crdoba, apareci asociada a cenizas y
huesos que podran ser humanos (Murillo, Morena y
Ruiz, 2005: 25-32). La tercera es la estela cacerea de
Solana de Cabaas que, como indica Roso de Luna,
cubra una fosa que contena cenizas como de
esqueleto humano.. (Roso de Luna, 1898: 180).
Estos casos sugieren que no existi una neta
diferenciacin en el tratamiento de los cadveres, por lo
que posiblemente la variabilidad iconogrfica no
estuviera relacionada con este aspecto. Estamos ante
una poca en la que el peso de la categorizacin social y
caracterizacin
identitaria
recaen
en
objetos

404

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

emblemticos o de prestigio y en la que el cuerpo como


referente de un individuo concreto tiene un papel
secundario (vide infra). En este sentido apuntan los
tems metlicos de prestigio distribuidos por la
geografa peninsular y sus contextos (mayoritariamente
depsitos), la escasez o ausencia -segn las zonas- de
enterramientos convencionales, as como la escasez o
ausencia de objetos emblemticos o de prestigio
asociados a restos humanos. Como indica Vilaa, en
Portugal durante el Bronce Final los restos humanos
estn presentes en contextos diversos y su tratamiento es
variado, pero parecen desempear un papel secundario
(Vilaa, 2006: 42-43). En este sentido parecen tambin
apuntar las estelas y su iconografa, articulada en torno a
emblemas y objetos de prestigio. La alusin implcita
(estelas de formato B/B+O) o explcita (formato A) al
cuerpo humano en las estelas del SW es genrica, ya
que incluso en las de formato A los cuerpos son
representados de forma estereotipada y normativa, sin
rasgos individuales (vide infra).
Quiz lo que realmente materializan estas iconografas
son dos valoraciones diferentes del cuerpo humano -en
sentido abstracto y genrico- relativas a su papel en la
categorizacin social y/o caracterizacin identitaria del
personaje (en sentido abstracto) al que se hace
referencia. Esto quiere decir que los cuerpos de los
individuos que encarnan dicho papel social tienen un
papel secundario (vide infra). Las estelas sugieren que
en las zonas en las que dominan los formatos B/B+O el
cuerpo en sentido genrico no cumpli un papel
relevante en la definicin de los personajes sociales a
los que se hace referencia, mientras las estelas de
formato A indican que en las zonas en las que aparecen
el cuerpo -tambin como concepto abstracto- tuvo un
papel activo en la elaboracin conceptual de los
personajes sociales a los que se alude. A un nivel ms
concreto, la incorporacin de la figura antropomorfa en
el formato A podra estar relacionada con dos
fenmenos que han sido explorados por P. Treherne
(1995) y F. Moreno Arrastio (1998) y en los que se hace
hincapi en el valor identitario/social o econmico del
cuerpo. El primer autor relaciona la aparicin de objetos
como las navajas de afeitar y las pinzas en la Edad del
Bronce en Europa con la emergencia una nueva esttica
del cuerpo, en la que se valora su belleza y cuidado.
Segn este autor esta esttica del cuerpo forma parte de
un estilo de vida, de la masculinidad del guerrero y su
glorificacin (Treherne, 1995). Moreno, por otro lado,
relaciona la incorporacin del cuerpo en la iconografa
como consecuencia de un cambio econmico: el modo
de produccin vara y, por ello, cambian el discurso
ideolgico y la concepcin del cuerpo, adquiriendo ste
un nuevo valor. Este nuevo valor es interpretado por
Moreno como consecuencia del desarrollo de la
esclavitud, del valor del cuerpo como mercanca. Por
ello el cuerpo representado en la estela es sinnimo de
control y violencia, representando la imagen de las
clases dominantes (Moreno, 1998: 75-79).

Estas propuestas no son necesariamente excluyentes y


podran ser compatibles con la interpretacin de estas
dos iconografas como la materializacin de aspectos
identitarios, sociales y/o ideolgicos diferenciados (vide
infra). Pero antes de profundizar en este tema es
necesario atender a la iconografa general de las estelas
del SW y a las interpretaciones que se han propuesto
para su significado a este nivel.
Estelas y relaciones sociales
Las estelas del SW en su conjunto han sido tratadas
como evidencia directa o reflejo de la existencia de
lites sociales (p.e. Galn, 1993b: 52, 75, 79; AlmagroGorbea, 1998: 84-85; Vilaa, 1998b: 216 ) y/o de
jerarquizacin social (p.e. Gomes y Monteiro, 1977:
189-199; Galn, 1993b: 62-63; Celestino, 2001a: 277),
especialmente porque los iconos de las estelas
reproducen objetos que generalmente son interpretados
como objetos de prestigio por su materia prima,
escasez, origen o estilo forneos, por el conocimiento
exotrico al que pudieran estar asociados o las
relaciones que denotan, ya que su amplia distribucin
geogrfica incide en la existencia de redes de
interaccin social extra-local.
Diversos investigadores han abordado la relacin entre
la produccin, circulacin, uso y amortizacin de este
tipo de objetos y/o estilos (especialmente los metlicos),
y la emergencia, mantenimiento y/o legitimacin de
lites sociales (jefaturas). Destacan dos modelos que
conceden un papel relevante a los objetos de prestigio
en la obtencin de poder, aunque difieren entre s en la
esfera en la que se desarrolla este papel. Por un lado el
modelo de economa poltica que T. Earle aplica a las
jefaturas, en las que la posicin poltica y estatus social
estn determinados por las relaciones de parentesco,
mientras la principal fuente para la adquisicin de poder
poltico es, segn este autor, el poder econmico (Earle,
1997: 5-7). El poder econmico derivara del control
sobre la produccin e intercambio de bienes
subsistenciales (staple finance) y de riqueza (wealth
finance) (Earle, 1997: 70-75); en el caso de la Edad del
Bronce en diversas zonas de Europa, la emergencia de
las lites derivara del control de la produccin
especializada y la distribucin de bienes de prestigio
(Earle, 1997: 7; ver tambin Earle, 1991: 1; Johnson y
Earle, 1987: 208). Earle profundiza en otras fuentes de
poder, como la guerra y la ideologa, aunque no las
considera tan efectivas y por ello les concede un papel
secundario (1997: 7-10). La iconografa actuara en la
esfera de la ideologa, como un medio simblico a
travs del que las lites dirigentes materializan dicha
ideologa, hacindola tangible, como parte de una
experiencia comn y, por lo tanto, facilitando su
manipulacin estratgica (Earle, 1990; 1997: 149-158).
Otro modelo es el que han desarrollado M. Rowlands y
K. Kristiansen en el marco del Marxismo estructural
(ver trabajos en Kristiansen y Rowlands, 1998), en el
que la posicin y estatus social estn determinados por

ESTELAS DEL SUROESTE


las relaciones de parentesco, mientras la adquisicin e
institucionalizacin de poder y la emergencia de lites
residen precisamente en el control del sistema de
parentesco a travs de las relaciones sociales y la
ideologa. En este contexto el papel de los objetos de
prestigio es fundamentalmente el que se deriva de su
uso como regalos o dones a travs de los que se
articulan relaciones polticas, entre las que destacan las
alianzas matrimoniales, e incluso genealgicas. Los
dones o regalos estn caracterizados por su
inalienabilidad, es decir, por ser objetos que representan
a personas o a partes de personas y que no se pueden
desprender de esta vinculacin y significado (Rowlands,
1998b: 230-231).
Los indicios disponibles sugieren que en el sector de la
Pennsula Ibrica que estudiamos circularon durante el
Bronce Final elementos muy diversos, como estilos
cermicos (Cogotas, bruidas) y convenciones
iconogrficas (estelas), objetos y tipos metlicos (armas,
herramientas, pesas, pinzas, tranchets y fbulas), objetos
de marfil (peines), mbar (vide supra), posiblemente
tambin mujeres, esclavos, bebida, ganado (tambin
caballos), sal y otras materias primas como productos
agrcolas, lana, corcho, metal (lingotes u objetos para
refundir) o mineral en bruto (p.e. Almagro-Gorbea,
1998; Ruiz-Glvez, 1988; 1992; 1995a; 1998; Galn,
1993b: 64-65; Moreno, 1998; Vilaa, 1998a; 2003;
Mederos, 1999b). Adems de estas posibles mercancas,
las estelas sugieren la posibilidad de que circularan
diversos tipos de escudos, cuernos, espejos, carros (o
sus representaciones en cermicas) e instrumentos
musicales (Mederos, 1996b; 2008a). En general los
objetos que pudieron haber circulado como objetos de
prestigio son diversos pero no son numerosos, aunque
los detalles ofrecidos en las estelas sugieren la
posibilidad de que sus iconos se inspiraran directamente
en referentes materiales, por lo que el nmero de objetos
pudo ser muy superior al que se documenta en la
actualidad. A nivel local tanto la presencia de estilos,
convenciones, tipos u objetos de procedencia extra-local
puede ser abordada en el marco de relaciones sociales
extra-locales, materializadas mayoritariamente en forma
de intercambios de reciprocidad, entre los que se ha
diferenciado la reciprocidad negativa (comercio,
razias), que tiene por objeto obtener un beneficio
econmico, de los intercambios de reciprocidad
generalizada y equilibrada, con un papel
eminentemente social (crear alianzas polticas,
competencia social,.. (Ruiz-Glvez, 1998: 29-43).
Teniendo en cuenta los modelos antes mencionados,
para constatar la existencia/emergencia de lites sociales
(jefaturas) a las que supuestamente haran referencia las
estelas y aproximarnos a su naturaleza, tendramos que
abordar, por ejemplo, el grado de control que existi en
estas zonas sobre la produccin especializada y
distribucin de riqueza (s/Earle) y/o acceso/monopolio
de las relaciones polticas y circulacin de bienes de
prestigio (s/Rowlands y Kristiansen). Aunque en estas

405

zonas la presencia de las estelas dibuja un panorama


preliminar potencialmente positivo para abordar estas
cuestiones, el registro arqueolgico que podra avalar y
enriquecer esta visin es muy precario en la mayora de
las zonas con estelas.
El tema de la produccin especializada y su control es
difcil de abordar porque en la mayora de las zonas con
estelas no se conocen ni el interior de los poblados ni las
actividades de produccin con el suficiente detalle como
para hacer inferencias en esta lnea. nicamente
podemos sealar que en una zona relativamente bien
conocida como la Beira Interior, que constituye una
zona marginal respecto a la regin en la que se
concentran las estelas, no se ha detectado en el interior
de los poblados una organizacin jerarquizada del
espacio ni reas de produccin especializada (Vilaa,
1995a: 247, 263-267; 1995b: 129; 1998a: 349-350,
363). Las actividades de produccin documentadas
parecen estar organizadas a nivel domstico. La
produccin metalrgica est bien documentada pero es
de cariz domstico y est dedicada a la elaboracin de
pequeos tiles, como alfileres (Vilaa, 1995a: 326,
330, 395; 1998a: 349-358; Merideth, 1998a: 156-157).
Los objetos de prestigio s aparecen concentrados en
algunos poblados (p.e. Monte do Frade) que, sin
embargo, no destacan ni por su tamao ni por una
posicin central respecto a otros (Vilaa, 1995a: 330,
334). La composicin de los objetos de prestigio
metlicos remite a una manufactura local/regional,
aunque no se han documentado vestigios de su
produccin en los sitios excavados, por lo que su
presencia podra ser explicada a travs de la existencia
de intercambio de bienes (Vilaa, 1998a). R. Vilaa
baraja la posibilidad de que en estos poblados vivieran
agentes de circulacin de metal que organizaran la
distribucin de mineral y la circulacin de bienes de
prestigio, y que posiblemente vivan de forma
permanente en los poblados en los que se han
documentado estos bienes (Vilaa, 1995a: 420; 1998a:
352). Por otro lado, en el Bajo y Medio Guadalquivir,
en el interior de los poblados hay agrupaciones de
cabaas que podran estar organizadas en funcin de
lazos de parentesco (grupos familiares). Hay algunas
estructuras que podran haber estado destinadas al
almacenamiento de grano pero no se han documentado
reas dedicadas a mbitos de produccin especficos
(Torres, 2002: 281-282). En uno de los poblados situado
en una zona con estelas (Montemoln) se ha
documentado una estructura que podra ser interpretada
en trminos de jerarquizacin social pero, como indica
Torres, el escaso conocimiento disponible no permite
hacer ms apreciaciones (Torres, 2002: 284). En cuanto
a la organizacin del espacio domstico no se han
documentado en el interior de las viviendas reas
destinadas a actividades de produccin especficas; en
principio las viviendas se componen de un nico
espacio en el que se desarrollaran todas las actividades
(Torres, 2002: 283). No existen muchos indicios
directos relativos a la produccin metalrgica aunque,

406

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

como recuerda Torres (Torres, 2002: 106-107), el


depsito de la Ra de Huelva ofrece suficientes indicios
para sugerir la existencia de talleres artesanales en la
regin en los que se manufacturaban espadas, fbulas,
puntas de lanza, etc. (Rovira, 1995; 2007), pero de
momento esa produccin no est atestiguada en las
zonas en las que encontramos las estelas. De hecho,
resulta interesante reparar en que los escasos moldes
para la manufactura de hojas de espadas conocidos en la
Pennsula se encuentran en zonas en las que no hay
estelas (Brandherm, 2007: 40, 96, 117-118, Lm. 50).
En este contexto hay indicios que sugieren la existencia
de orfebres o metalurgos independientes/itinerantes
durante el Bronce Final (Silva, Silva y Lopes, 1984;
Ruiz-Glvez, 1993; 1998; Perea, 1991: 116, 127-129).
En la regin de las estelas no hay muchos indicios en
este sentido, aunque hay que recordar el posible
depsito de fundidor del Cabezo de Araya (AlmagroGorbea, 1977: 63-65).
En este sentido, los recientes recientes anlisis de
istopos de plomo realizados sobre algunos de los
objetos de bronce del depsito de la Ra de Huelva son
reveladores (Montero, Hunt y Santos, 2007), ya que los
resultados indican que los metales de las piezas
analizadas (N=14) no proceden de la Faja Pirtica,
donde se sitan los recursos minerales ms cercanos a la
Ra de Huelva, sino que los de varias piezas podran
proceder de mineralizaciones de la zona geolgica de
Ossa Morena y del valle de Alcudia (Sierra Morena), en
donde se conoce un nutrido grupo de estelas del
Suroeste. Los recursos de minerales metlicos en las
zonas con estelas pudieron haber jugado un papel
relevante como mercanca intercambiable, como ha
reiterado recientemente Harrison (2004: 27; vide supra,
Captulo 5). Existen indicios de explotacin antigua en
diversas zonas, aunque su atribucin a una etapa
concreta es siempre problemtica. A los indicios en la
Beira Alta y la Alta Extremadura, a los que ya hemos
hecho alusin (vide supra, Captulos 7.1 y 7.2), se
suman los de la Beira Interior (Vilaa, 1995a: 78, 86;
1998a: 351) y los del Suroeste (Merideth, 1998a;
Rodrguez Daz et alii, 2001; Hunt, 2003; Penco, 2009).
En cualquier caso, las poblaciones que habitaron las
zonas con estelas tuvieron capacidad para generar
excedentes que pudieron ser intercambiados como
mercancas o como riqueza/regalos/dones, obteniendo
as objetos de prestigio diversos. De momento los datos
disponibles inciden en la existencia de una produccin
bsicamente domstica, por lo que es posible que la
generacin de excedentes y su intercambio estuvieran
organizados a nivel comunitario. En esta lnea J.
Barcel propone la existencia de una Sociedad de Roles
de Privilegio como trasfondo de las estelas del SW
(Barcel, 1989a: 167-174). Se trata de un tipo de
estructura social en la que:
ciertas funciones sociales, debido a su contenido
ideolgico que trasciende a la esfera de produccin,

se hallan ritualmente (simblicamente, esto es, de forma


no evidente) definidas; su control sobre los medios de
produccin est mediatizado por el dominio que la
Comunidad en su conjunto ejerce sobre estas funciones,
en la forma de relaciones de parentesco, obligaciones
polticas, ceremoniales, etc. La reproduccin de ste
ltimo orden social est basada en la dialctica
recproca entre el Personaje socialmente magnificado y
la Comunidad que lo magnifica: cuanto ms necesario
para la supervivencia del grupo es el rol o la funcin
social desempeada, mayores son los privilegios con los
que se le considera, as como sus obligaciones.
(Barcel, 1989a: 167-168).
Como aade Barcel, la posicin privilegiada:
viene dada, tanto por los beneficios que la comunidad
recibe de su actuacin, como de su ubicacin en las
relaciones de parentesco. Son stas las que, en una
Sociedad de Roles de Privilegio, controlan los medios
de produccin y los circuitos de redistribucin de
excedente. (Barcel, 1989a: 168).
Pensamos que la propuesta de Barcel, en la lnea de
Rowlands y Kristiansen (1998), se adeca bien no slo
a la realidad material que encontramos en las regiones
con estelas, sino tambin a la iconografa misma de las
estelas y a la existencia de precedentes formalmente
relacionados en diversas zonas del occidente peninsular
durante el Bronce Inicial/Pleno (vide supra). Barcel
seala que las estelas pudieron ser un smbolo comn a
un grupo privilegiado, que podran hacer referencia, por
ejemplo, a todos los guerreros de una comunidad y, por
extensin, a todos los varones (Barcelo, 1989a: 173).
Esta referencia al aspecto colectivo o corporativo de la
iconografa de las estelas incide en un debate que se ha
desarrollado en torno a la conceptualizacin de los
agentes sociales en Arqueologa (Gillespie, 2001;
2008). S. Gillespie recupera el concepto antropolgico
de persona (o personaje) social, cuyo estatus,
identidad y motivacin fueron perfilados colectivamente
(Gillespie 2001, 84). Esta categora social es
reproducida a travs de prcticas que incluyen el
intercambio de objetos y otras relaciones sociales,
especialmente rituales de tipo funerario (Gillespie 2001,
83). En este sentido, los aspectos estereotpicos de las
estelas, su carcter icnico y pblico, inciden en la
representacin de identidades colectivas o corporativas
que son estructuradas a travs de relaciones sociales
locales
y
extra-locales
que
son
materializadas/institucionalizadas en las estelas a travs
de los elementos que componen su iconografa y de los
lugares en los que son situadas.
El hecho de que los referentes materiales de muchos
elementos representados en las estelas no hayan sido
documentados en estas zonas podra deberse, como
indica Barcel para el caso de las estelas Alentejanas, a
la incapacidad social (y econmica) de los individuos
que encarnan estos personajes para monopolizar estos

ESTELAS DEL SUROESTE


bienes (vide supra; Barcel, 1989a: 243). A juzgar por
los detalles particulares que ofrecen los iconos de
muchas estelas, la mayora de los iconos debieron
inspirarse directamente en sus referentes materiales.
Algunos de estos elementos materiales (p.e. espadas y
fbulas de codo) los conocemos en las zonas de las
estelas, aunque son escasos y sus contextos de hallazgo
no permiten incidir en este tipo de aspectos. Es posible
que muchos de estos tems fueran refundidos, pero estas
regiones no se caracterizan por la escasez de mineral,
por lo que tambin hay la posibilidad de que fueran
objetos inalienables transmitidos o intercambiados entre
los miembros que encarnan dicha institucin social.
Esta interpretacin de las estelas del SW en relacin con
personajes sociales definidos relacionalmente
contribuira a comprender el contenido funerario de las
mismas y el papel secundario de los restos humanos en
estos ambientes, porque el hecho de aceptar que las
estelas estuvieron implicadas en rituales mortuorios no
conlleva necesariamente que estuvieran siempre
fsicamente vinculadas a enterramientos, aunque en
algunos casos esta relacin s se d (vide supra). En
muchas sociedades pre-industriales existen varios
estadios o fases en los rituales mortuorios, que tienen
lugar en varios lugares (Bloch, 1982: 224-225). Cuando
muere una persona social hay que diferenciar la
muerte social de la biolgica, ya que sta no es
considerada tan traumtica y es tratada de forma
diferente. Para reorganizar las relaciones sociales es
necesario deconstruir la persona social a travs de
funerales y otros rituales conmemorativos (Gillespie
2001: 91). En este contexto, las estelas son un medio a
travs del cual se busca fijar la relacin entre los
elementos que se representan, es decir, su valor o papel
en la institucin que materializan, as como establecer
una relacin permanente entre los vivos y los muertos a
travs de la conmemoracin de unos ancestros que
ahora quedan indefectiblemente ligados al mundo de los
vivos a travs de las estelas y sus lugares. En este
sentido, las estelas del SW pueden ser entendidas en el
marco de prcticas conmemorativas que buscaron
reproducir el orden social establecido (Connerton, 1989:
3-4, 72-79) a travs de la materializacin de relaciones
sociales diversas.
Como indica Vilaa en relacin con las estelas del SW,
hay que tener en cuenta que a pesar de que las estelas
del Bronce Final estn enraizadas en una tradicin local
con precedentes que posiblemente contribuyeron a su
desarrollo formal posterior, su proliferacin durante el
Bronce Final pudo deberse a una situacin coyuntural
(Vilaa, 1995a: 405). Y es que el conjunto de las estelas
y estatuas-menhir prehistricas, especialmente las
adscritas a la Edad del Bronce, trazan un continuum
iconogrfico y material claro, aunque su proliferacin
vara segn las zonas y momentos en funcin de
circunstancias histricas particulares, siendo las ms
evidentes las que estn ligadas a procesos en los que se
intensifica la interaccin social con los mbitos

407

Atlntico y Mediterrneo (vide infra). Durante el


Bronce Tardo/ Final estas comunidades se encuentran
en zonas que se incorporan a redes de interaccin extralocales a medida que los contactos de la fachada
Atlntica y SW peninsular intensifican su interaccin
con los mbitos Atlntico y Mediterrneo. Las zonas
con estelas no slo funcionaron como un hinterland
productivo proveedor de mercancas valoradas en otras
zonas (p.e. mineral, ganado, esclavos), sino que tambin
articularon contactos entre la Meseta Central, la fachada
Atlntica y el Sur peninsular (vide supra). La
circulacin de mercancas de intercambio o las
relaciones polticas fueron posiblemente articuladas a
travs de los personajes sociales aludidos en las estelas
que actuaran en representacin de la comunidad. El
cariz comunitario de estos roles pudo permanecer
inalterado hasta bien entrada la colonizacin fenicia en
muchas zonas del interior, aunque en la baha de Cdiz
ya se documenta la amortizacin de una estela del SW,
como mortero primero y como material de construccin
de una vivienda destacada despus, antes del s. VIII AC
(vide supra).
Estelas, ideologa y reproduccin social
Una de las contribuciones ms recientes sobre las
estelas del SW es la de R. Harrison, quien considera que
a pesar de las limitaciones que se tiene el registro
arqueolgico de las zonas con estelas, seala que hay
suficientes datos para proponer que las comunidades del
SW peninsular durante el Bronce Final estaban
organizadas como jefaturas simples (Harrison, 2004:
67). Aunque no estamos de acuerdo en que los datos
apuntan de manera inequvoca a la existencia de
jefaturas en las regiones con estelas (vide supra), tal y
como las define T. Earle (Johnson y Earle, 1987: 207245; Earle, 1997), su trabajo constituye una importante
aportacin porque aborda la interpretacin de las estelas
desde un punto de vista ideolgico. Harrison se inspira
en la perspectiva de T. Earle sobre las jefaturas
(Earle,1997) para interpretar las estelas del SW,
considerndolas como la expresin de una ideologa
utilizada por las jefaturas como una estrategia para
retener poder, como la materializacin de unas
creencias comunes, para controlar, manipular y extender
la ideologa ms all del grupo (Harrison, 2004:75).
En este contexto, Harrison interpreta las estelas como la
materializacin de una ideologa guerrera en la que
descansa el poder de los jefes y que trasciende los
grupos locales (2004: 75). Este autor interpreta la
iconografa de las estelas como la afirmacin de un
estilo de vida guerrero que enfatiza la masculinidad, la
individualidad y la fuerza, valores que segn este autor
son materializados a travs de la iconografa de las
estelas del SW (Harrison, 2004: 75-77). En este punto
creemos que es necesario matizar algunas de estas
interpretaciones por su peso en la interpretacin de la
iconografa de las estelas. Por un lado Harrison afirma
que la inclusin de la figura humana en las estelas

408

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

enfatiza la singularidad de cada guerrero, esto es, su


individualidad, interpretacin que no consideramos
ajustada porque los iconos que hacen referencia al
cuerpo humano se caracterizan por ser estereotpicos, lo
que incide ms en un valor abstracto del cuerpo humano
(vide supra). Tambin este autor seala que los objetos
representados son una abstraccin de masculinidad, lo
que se basa fundamentalmente en la asociacin
prcticamente sistemtica de las espadas con cuerpos
masculinos en necrpolis del Bronce Final de otras
zonas de Europa (p.e. Harrison, 2004: 171-176;
Kristiansen, 1987). En las estelas con figura humana son
escasas las referencias a atributos sexuales y cuando
stos existen son en ocasiones ambiguos (p.e. Celestino,
2001: 368-370, 389, 394, 422, 430, 447). Pensamos que
ste es un matiz a tener en cuenta porque podra estar
informndonos sobre el papel de las comunidades
locales y de su bagaje social e ideolgico propios en el
uso e interpretacin de estos objetos y/o instituciones a
un nivel local. La escasez de referencias explcitas al
sexo en la iconografa del cuerpo humano en las estelas
podra ser el resultado de dos situaciones muy
diferentes. Bien nos encontramos ante comunidades en
las que las relaciones de gnero estn establecidas y no
son contestadas a este nivel, o estamos ante
comunidades en las que relaciones sociales alternativas
(p.e. parentesco) tienen ms peso para el acceso al rol
social al que hacen referencia las estelas. Teniendo en
cuenta datos como el sexo masculino de los restos
humanos asociados a la estela de Buoux 1 (vide supra),
o la asociacin sistemtica de espadas a enterramientos
masculinos que encontramos en el SE durante el Bronce
Inicial/Pleno, lo ms plausible es considerar que los
roles sociales a los que aluden las estelas fueran
preferentemente encarnados por hombres, aunque no
hay que eliminar la posibilidad de que ocasionalmente
fueran personificados por mujeres, como por ejemplo
queda documentado en las jefaturas complejas del Maya
Clsico en Mesoamrica (Joyce, 2008: 67-85).
Finalmente, la representacin de armas, que Harrison
interpreta en trminos de guerra, coercin, conflicto y
fuerza (Harrison, 2004: 72, 76) tambin podra ser
matizada, no slo porque en la gran mayora de las
estelas las armas estn representadas en posicin de
parada y no en un contexto de accin en la que se utilice
la fuerza, sino porque estas armas metlicas estn
ausentes o escasamente documentadas en las zonas de
las estelas (vide supra). Esto incide en el valor social de
las armas, en que stas incorporaran valores inalienables
conectados a relaciones sociales locales (p.e.
genealoga, parentesco) y/o extra-locales (p.e. alianzas,
parentesco). Adems, su valor coercitivo pudo haber
funcionado no tanto a nivel fsico sino a nivel
ideolgico, como smbolo de fuerza y de relaciones
sociales, lo que puede ser interpretado no slo o
necesariamente en funcin de la existencia de una
institucin guerrera consolidada (vide infra).
Segn el modelo de T. Earle, la iconografa jugara un
papel fundamental como medio de legitimacin

ideolgica (Earle, 1990; 1997: 151-158), aunque en


general concede a la ideologa un papel secundario
como fuente de poder (Earle, 1997: 10). Sin embargo,
para Rowlands y Kristiansen la ideologa constituye un
medio preeminente para adquirir poder (Rowlands y
Kristiansen, 1998). A un nivel de relaciones sociales
horizontales las estelas pueden estructurar las relaciones
entre miembros de un mismo grupo de estatus social
que compiten por prestigio social, con el fin de adquirir
poder poltico. Este aspecto ha sido bien ilustrado por E.
Galn cuando analiza las estelas del SW e interpreta el
recurso a esta iconografa y su variabilidad en funcin
de la emulacin/competitividad entre lites vecinas en el
marco del modelo de peer polity interaction (Galn,
1993b: 79-81; ver tambin p.e. Barcel, 1989a: 183).
Sin embargo, como ponen de manifiesto diversos
autores, la interaccin social extra-local puede actuar
como fuente de estructuracin/legitimacin social e
ideolgica a nivel local, en las relaciones sociales
intragrupales (verticales), a travs de la estructuracin
de las relaciones de parentesco (Rowlands, 1998a). La
consideracin de las estelas del SW desde una
perspectiva local e interna, a nivel intracomunitario,
horizontal (entre los miembros de un grupo de estatus) y
vertical (entre los miembros de toda la comunidad
local), es esencial para completar nuestra visin sobre
ellas. De hecho, pensamos que las estelas del SW
conjugan aspectos materiales/ideacionales extra-locales
y locales, y que su papel se desarroll no slo a nivel
extra-local o entre los miembros de un grupo de estatus
social, sino tambin a un nivel local y entre todos los
miembros de la comunidad.
Las estelas raramente han sido abordadas desde una
perspectiva local, an cuando ya existen datos que
apuntan a la relevancia de un anlisis de este tipo que
incide en el papel que tuvieron las estelas en la
estructuracin de las relaciones sociales a un nivel local.
Entre los aspectos ms interesantes est la reutilizacin
de antiguos soportes, la procedencia de la materia prima
cuando el soporte es de nueva factura, los errores de
ejecucin en la grabado, el borrado o aadido de
figuras, la aparicin conjunta de varias estelas, la
existencia en dichos lugares de otros restos de carcter
ritual preexistentes o contemporneos o la proximidad
de asentamientos (vide supra; ver tambin DazGuardamino, 2008). Muchos de estos aspectos inciden
en el papel de las estelas y de la institucin que
representan a un nivel local, en la estructuracin social
de las comunidades vinculadas a ellas y a los lugares en
los que se encuentran situadas. El carcter icnico,
permanente y pblico de las estelas y su asociacin a
lugares ancestrales inciden en la relacin entre los vivos
y los ancestros. La articulacin de la iconografa de las
estelas en base a elementos que remiten a relaciones
sociales extra-locales y locales conjuga la interconexin
de estos dos mbitos de relacin, al igual que la
plasmacin de formatos iconogrficos extendidos
geogrficamente a un nivel local. Las estelas, por tanto,
actan en el mbito ideolgico materializando una

ESTELAS DEL SUROESTE


interdependencia estrecha entre los mbitos de relacin
social extra-local y local. Tanto los datos disponibles
sobre el contexto socioeconmico de estas zonas, como
la existencia de precedentes para las estelas en estas
mismas zonas o en zonas vecinas, inciden el papel de la
estela como un elemento ideolgico esencialmente
conservador que remite a la reproduccin social de la
unidad social asociada a ella. El hecho de que estos
elementos proliferen en ambientes de intensa
interaccin nos hace pensar que no slo funcionaron a
un nivel territorial y de relacin entre personajes
vecinos (Galn, 1993b), sino tambin -y esencialmentefuncionaron como smbolo de raigambre (Enrquez,
2006), de permanencia y continuidad de la organizacin
social existente.
El uso de referentes que remiten a relaciones extralocales reproducidos en la iconografa de las estelas
vendra a reforzar este discurso local. En este sentido
Galn indica, siguiendo a Piot (1991), que ..los objetos
tienen tanto valor intrnseco como relacional, es decir,
social.. y contextual (Galn, 1993b: 64). Los referentes
reales -que al parecer no eran amortizados- tendran
significados inalienables referidos al mbito de las

409

relaciones polticas, pero a travs de su uso en la


iconografa de las estelas se institucionaliza su valor a
un nivel local.
Formatos iconogrficos y relaciones sociales
Al retomar el tema de los formatos iconogrficos y su
interpretacin hay varios aspectos a tener en cuenta,
algunos ya apuntados con anterioridad (vide supra),
otros se desprenden de los prrafos precedentes. De la
cronologa se desprende que los dos formatos
iconogrficos (B/B+O y A) tienen un desarrollo
cronolgico relativamente largo, coincidiendo en gran
parte de su desarrollo, aunque el formato B/B+O parece
ser ms antiguo y de origen septentrional, mientras el A
parece ser ms reciente. Estos formatos, por lo tanto
pueden ser interpretados como dos tradiciones
iconogrficas interrelacionadas (vide infra) pero
diferenciadas. Su desarrollo geogrfico bsicamente
complementario incide en esta diferenciacin. Como
plantebamos antes, aunque diferenciacin territorial
que se mantiene en el tiempo podra ser interpretada en
trminos culturales, el escaso registro arqueolgico no
apuntar en esta direccin (vide supra).

Figura 253: Zonas de interaccin que se infiere de la dispersin de los formatos iconogrficos de las estelas del SW.

410

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Varios autores que han abordado esta diferenciacin


iconogrfica en trminos sociales y/o ideolgicos,
aunque sus propuestas se caracterizan por considerar
que el formato A deriva del B/B+O, con lo que no
estamos de acuerdo por varias razones, especialmente
por su complementariedad geogrfica (vide supra).
Gomes y Monteiro, por ejemplo, conceden al formato
B/B+O (sus tipos IIa y b) un valor emblemtico,
mientras el formato A (sus tipos IIc y d) tendra un valor
memoralista, como una iconografa personalizada
dedicada a la memoria de un individuo concreto (Gomes
y Monteiro, 1977: 198-199).
Barcel por su parte desarrolla una interpretacin muy
ligada a la anterior, ya que considera que este cambio
iconogrfico es reflejo de contradicciones sociales que
se van incrementando (Barcel, 1989a: 195-196). Este
autor considera que la transformacin iconogrfica
expresa la progresiva expansin de la Sociedad de Roles
en un contexto de competitividad externa (poltica), as
como el paulatino incremento de la competencia entre
miembros de ese grupo social a nivel interno o
intracomunitario por controlar la riqueza que circula
(Barcel, 1989a: 184, 193-198, 405). Harrison,
finalmente,
considera
que
la
transformacin
iconogrfica tiene por objeto contrarrestar los retos a la
autoridad (Harrison, 2004: 77).
Segn apuntbamos antes, las estelas materializan en su
iconografa instituciones o roles sociales indgenas que
utilizan elementos diversos (iconos, lugares) que
remiten a relaciones extra-locales y locales con el objeto
de reproducir las relaciones sociales en las que se basan.
Los dos formatos que se documentan se originan y
extinguen en momentos diferentes pero se desarrollan
de forma paralela y en zonas complementarias a lo largo
de gran parte de su existencia. En este sentido,
interpretar esta diferencia iconogrfica en funcin de un
proceso de jerarquizacin no nos parece acertado.
Muchas estelas y estatuas-menhir atribuidas a
momentos anteriores de la Edad del Bronce o incluso al
Neoltico y Calcoltico (vide supra) hacen referencia
explcita al cuerpo humano como icono central entorno
al cual se estructuran los dems elementos iconogrficos
y no por ello se considera que la organizacin social de
aquellas sociedades es ms compleja que la que pudo
existir en las sociedades en las que se engendraron
estelas como las Alentejanas o las del SW de estilo
bsico (B/B+O). Por otro lado, pensamos que la
interpretacin del formato A como reflejo de un poder
ms personalizado tendra que ser matizada.
En este sentido consideramos que la presencia del
cuerpo humano incide en varias cuestiones
interrelacionadas. Por un lado se explicita que el cuerpo
humano, representado de forma estereotipada, tiene un
valor social, ideolgico y/o econmico relevante como
elemento definitorio de la institucin social a la que se

hace referencia, a travs de la imagen se institucionaliza


su valor en relacin con otros elementos que la
componen (vide supra). Por otro lado, en las estelas de
formato A hay generalmente un cuerpo y aunque en
ocasiones hay ms, no siempre estn asociados a los
mismos iconos o tienen el mismo tamao o posicin
equiparable. Pero tambin existen casos en los que
aparecen dos figuras de igual tamao y asociadas al
mismo tipo de elementos (S. Martinho 1, Capilla 8,
Alamillo, El Viso 3, El Viso 6, Torres Alocaz, quiz
Capote y Valdetorres-2 fase). El hecho de que
aparezcan uno o dos cuerpos al mismo nivel incide en la
naturaleza de la institucin a la que se est haciendo
referencia, que puede ser encarnada por ms de una
persona (vide supra). El carcter de dicha institucin o
rol social hace posible que sta adquiera una forma
plural, que sea encarnada por varias personas,
adquiriendo un estilo implcito (formato B/B+O) o
explcito (estelas de formato A con dos figuras del
mismo tamao y asociadas a los mismos smbolos), o
que sea singular, siendo encarnada por una persona
(Gillespie, 2008: 83). Por ello, aunque estos matices
iconogrficos nos estn informando sobre la forma que
adquieren estas instituciones, pensamos que la
diferencia fundamental entre las iconografas B/B+O y
A radica en el valor (ideolgico/social/econmico) que
adquiere el cuerpo y su papel en la definicin social a la
que aluden. La interpretacin de este valor depender de
la forma en la que se interprete dicha institucin social y
de la perspectiva terica del autor, como queda patente
en las interpretaciones de Harrison (institucin guerrera,
valor del cuerpo, su belleza y fuerza) (Harrison, 2004:
76, 111-112) y de Moreno (clases dominantes, cuerpo
como mercanca y smbolo de dominacin) (Moreno,
1998:
75-79),
propuestas
que
podran
ser
potencialmente compatibles.
La extensin geogrfica de estos dos formatos puede ser
interpretada en funcin de integracin social y/o
ideolgica y en relacin con los vectores de interaccin
que funcionan entre estas zonas con estelas, articulados
en torno a alianzas polticas. La distribucin geogrfica
de los formatos dibuja dos amplios ejes de interaccin,
aunque la existencia de algunas discontinuidades es
patente (vide infra).
Uno de los ejes discurrira por la periferia W/SW/S de
la Meseta Central y es la que dibuja la dispersin del
formato B/B+O (vide supra). En este caso la
discontinuidad la encontramos en la zona del Zjar,
aunque no hay que olvidar que la estela relacionada de
Luna se encuentra en un rea completamente
desconectada (ver fig. 253). Un segundo eje abarcara la
periferia del rea nuclear de Tartessos pasando por el
Zjar y llegando hasta el Tajo Medio a la altura del
vado de Talavera (formato A). En este caso ms que una
discontinuidad encontramos una anomala, ya que
encontramos las estelas de S. Martinho en la Beira Baja,

ESTELAS DEL SUROESTE

411

una zona alejada de la zona de distribucin de las estelas


de formato A y en el margen de las estelas de formato
B/B+O. Estas discontinuidades y casos geogrficamente
aislados sugieren la existencia de un complejo
entramado de relaciones en cuyo desarrollo temporal
intervinieron aspectos coyunturales diversos, por lo que
el patrn geogrfico de los formatos iconogrficos que
ahora nos encontramos es fruto de un proceso histrico
complejo y particular que ha de ser abordado en
profundidad.

7.4.8 Adenda
Gracia a recientes prospecciones realizadas en La Zepa
de La Serena por Domnguez y Aldecoa (2007) se han
documentado tres paneles de arte rupestre situados en el
municipio de Campanario que incorporan una
iconografa anloga a la de las estelas del Suroeste.
La roca 1 de La Serrezuela, que incluye, entre otros
motivos la representacin de un escudo con escotadura
en V, es un panel ligeramente inclinado (10) situado en
lo alto de un cerro, a 10 m de su cima y en su lado
Suroeste, cercano al ro Zjar (Domnguez y Aldecoa,
2007: 319-320).

Figura 255: Estela en la roca 8 de Arroyo Tamujoso (Campanario)


(Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LI).

Finalmente, en la roca 21 de Arroyo Tamujoso, situada


en la parte alta de la ladera de un cerro mirando hacia el
arroyo, se ha documentado un panel ligeramente
inclinado (10) que incorpora una composicin
compleja en la que hay al menos dos escudos con
escotadura en V, dos espadas, un pual y una lanza,
adems de otros motivos (Domnguez y Aldecoa, 2007:
384-389).

Figura 254: Escudo con escotadura en V en la roca 1 de La


Serrezuela (Campanario, Badajoz) (Domnguez y Aldecoa, 2007: fig.
667).

Un poco ms al Norte, junto al arroyo Tamujoso, se han


localizado las rocas 8 y 21. La roca 8 es un panel
horizontal (5 de inclinacin), situado junto a un regato,
en el que, entre otros motivos, se ha documentado una
figura antropomorfa, con espada en la cintura y
acompaada de una lanza, un espejo y un escudo
redondo (Domnguez y Aldecoa, 2007: 349-354; ver fig.
254). Esta composicin se sita en el extremo suroeste
del panel.

Figura 256: Roca 21 de Arroyo Tamujoso visto desde la zona de


menor cota (Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LXI, con
modificaciones).

La existencia de esta iconografa en soportes fijos se


conoca hasta ahora en los paneles 29 y 53 de Cachao
do Algarve (Castelo Branco), junto al ro Tajo (Gomes,
1987: 40; 1989: 73-74) y en Espejo (Crdoba), en el
valle del Guadalquivir (Murillo, Morena y Ruiz, 2005:
20-25 y fig. 3; vide supra). Estos casos de Campanario,
en el valle del Guadiana, amplan sensiblemente esta
casustica y tienen diversas implicaciones.

412

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

La existencia de esta iconografa en soportes fijos


introduce matices contextuales claros, ya que no es lo
mismo un soporte mvil que uno fijo, especialmente
cuando consideramos el trabajo que se invierte en su
obtencin, preparado y traslado. Habra que considerar,
no obstante, la posibilidad de que estos afloramientos se
utilizaran como canteras para la elaboracin de estelas,
que primero se realizaran los grabados y que luego se
extrajera el soporte, aunque esta posibilidad es remota,
ya que el grabado probablemente se realizaba tras la
extraccin del soporte porque en ese proceso es posible
que la laja que se quiere extraer se parta. Uno de los
aspectos ms interesantes de las estelas de
Campanario es su orientacin, ya que estos paneles son
prcticamente horizontales, especialmente el panel 8 de
Arroyo Tamujoso, en el que se encuentra una
composicin clsica de las estelas de formato A. En los
casos de Serrezuela 1 y Arroyo Tamujoso 21 los paneles
estn ligeramente ms inclinados. En el ltimo caso el
panel est inclinado hacia el valle. Como sealan los
autores de su estudio, los grabados de este panel son
difciles de identificar por las caractersticas del panel y
la incidencia de la luz natural en determinadas pocas
del ao. Estos datos son de gran inters, ya que estos
grabados son visibles desde posiciones prximas a ellos,
lo que sugiere que fueron realizados para ser
visualizados por gente local que tena conocimiento del
local, ya que, adems, en las inmediaciones hay otros
afloramientos rocosos.
Otro aspecto de gran inters es el emplazamiento de
estos grabados. Junto a un arroyo se sita la roca 8 de
Arroyo Tamujoso, reproduciendo el emplazamiento
conocido para otras estelas de la zona del Zjar (ver fig.
257). Las rocas 1 de La Serrezuela y la 21 de Arroyo
Tamujoso tienen un emplazamiento en altura, la primera
en lo alto de un cerro y la segunda en la parte alta de la
ladera de otro cerro, aunque las cercanas de estos dos
lugares tambin discurren arroyos. Tambin hay estelas
de este sector que se sitan en puntos algo ms elevados
pero cercanos a arroyos y ros, como puede ser el caso
de la cercana estela de Castuera/Esparragosa de Lares 1.
Su emplazamiento, por tanto, corrobora el documentado
para otras estelas de la zona, por lo que a los datos
relativos a la localizacin de estas ltimas se les puede
conceder cierta credibilidad. Ciertamente, muchas
estelas pudieron haber sido desplazadas de su
emplazamiento original, pero este desplazamiento pudo
haber sido mnimo en muchos casos, permitiendo el uso
de estos datos para realizar anlisis de tipo espacial a
escalas macro y meso, como hizo Galn a principios de
los noventa (1993b).
El carcter fijo de estos soportes sugiere la importancia
que tiene el vnculo entre la iconografa y el lugar,
algo de lo que se podra dudar por el carcter mvil de
algunas estelas, pero la implantacin recurrente de
estelas en algunos lugares, dando lugar a algunas
agrupaciones, ya sugera la relevancia del lugar y el

papel de las estelas en su estructuracin (vide supra).


Por otro lado, el emplazamiento de estas rocas y la
inclinacin de los paneles, sugieren que estos grabados
estaban especialmente dirigidos a personas conocedoras
de la localizacin de estos lugares, la poblacin local, a
no ser que se considere la posible existencia de
poblados en estos enclaves y que el acceso a los mismos
pasara necesariamente por estos lugares. Tambin en
este sentido es interesante la apreciacin que hacen
Domnguez y Aldecoa sobre la incidencia de la luz y la
escasa visibilidad de los grabados del panel 21 de
Arroyo Tamujoso en ciertas pocas del ao, lo que
incidira en la posibilidad de que estos grabados estn
dirigidos a gente conocedora del lugar. A una escala
macro estos enclaves estn asociados a vas naturales de
trnsito, aunque desde ellas, fundamentalmente los
valles, es imposible visualizar los grabados de La
Serrezuela y Arroyo Tamujoso 21. En el caso de la
estela de Arroyo Tamujoso 8 el panel s est situado
junto a bifurcacin de un regato que rodea un cerro,
localizacin que s puede ser relevante en trminos de
desplazamiento, aunque el carcter horizontal del panel
habra disminuido su visibilidad.
Otro aspecto de gran inters es la iconografa y su
localizacin en los paneles. La estela de Arroyo
Tamujoso 8 se sita en un sector marginal del panel. Es
un gran panel de ms de 2 m. de ancho por ms de 1 m.
de altura, y la estela se sita en su esquina Suroeste. En
cambio, los motivos del panel 21 de Arroyo Tamujoso
se sitan en el centro y estn abigarrados y
superpuestos. Algunos de los motivos parecen ser
anteriores. Entre los ms recientes parecen estar los
motivos que podemos relacionar con las estelas. Hay en
este panel una serie de motivos rectangulares con cuatro
puntos interior que recuerdan a los brazales de arquero,
aunque esta analoga formal es ciertamente dudosa.
La iconografa de la estela de Arroyo Tamujoso 8 es
muy similar a la que encontramos en la cercana estela
de Orellana de la Sierra, aunque en este ltimo caso
tambin se incorpora un carro. La estela de Orellana
est situada a poco ms de 6 Km. al Norte de Arroyo
Tamujoso, al otro lado del Guadiana. Los paneles 8 y
21 de Arroyo Tamujoso distan entre s poco ms de 1
Km. y ambos se sitan en funcin del mismo arroyo,
por lo que su interrelacin es clara. No obstante, las
diferencias iconogrficas entre estos dos paneles son
significativas. En Arroyo Tamujoso 8 tenemos una
iconografa de formato A en la que la figura
antropomorfa es protagonista. En Arroyo Tamujoso hay
diversidad de grabados, pero los que pueden ser
asociados a la iconografa de las estelas del Suroeste son
armas (espadas, lanzas, pual) y escudos de escotadura
en V, mientras la figura humana parece estar ausente,
por lo que podra tratarse de una iconografa de formato
B, como la que tambin parece contener la roca 1 de La
Serrezuela, con un escudo escotado. Este hecho es
realmente interesante, especialmente si lo valoramos
desde una perspectiva macro y mesoespacial.

ESTELAS DEL SUROESTE

413

sera un testimonio ms de la continuidad del formato B


y de su contemporaneidad en algunas zonas con
iconografas de formato A, como hemos sealado antes
(vide supra). El escudo con escotadura en V de La
Serrezuela remite igualmente a la iconografa de
formato B. La representacin del escudo como nico
motivo est constatada en el panel 29 de Cachao do
Algarve (Castelo Branco) y en la estela de Haza de
Trillo (Toya, Jan).
La situacin de este ambiente de contacto entre los
formatos B y B+O, por un lado, y A, por otro, en este
sector del Guadiana es de gran inters para valorar la
distribucin geogrfica de los formato B y B+O. En la
actualidad, como hemos sealado anteriormente (vide
supra), las estelas que incorporan estos dos formatos B
y B+O se encuentran en dos reas netamente
diferenciadas (ver fig. 258).

Figura 257: Localizacin de las rocas 8, 11 y 21 de Arroyo Tamujoso.


Cartografa Base: SigPac.

Como hemos argumentado en apartados anteriores, los


referentes cronolgicos disponibles indican que el
formato B inicia su andadura antes que la iconografa de
formato A, aunque estos dos formatos son
contemporneos en gran parte de su desarrollo, mientras
el formato A parece tener continuidad en momentos ms
recientes (vide supra). Estos formatos iconogrficos
parecen tener, grosso modo, una distribucin geogrfica
complementaria, aunque hay zonas en las que se
solapan, como Torrejn Rubio, Montnchez, La Alcudia
o el entorno de Crdoba ciudad, en el Guadalquivir
Medio. Es precisamente en estas zonas en las que se
documentan casos o agrupaciones en los que se concreta
la relacin cronolgica entre estos dos formatos. Hay
ejemplares que son transformados, y de un formato B
pasan a tener un formato A, como Torrejn Rubio 4,
cerca de Monfrage, o Valdetorres 1 en el Guadiana
Medio. Hay zonas en las que estelas cercanas entre s y
de diferentes formatos pueden tener cronologas
similares, como las estelas de Santa Ana de Trujillo y
Zarza de Montnchez, a los pies de la Sierra de
Montnchez.
El caso que nos ocupa tiene varias implicaciones
relevantes en esta cuestin. Por un lado, es una zona
ms de contacto entre formatos iconogrficos, en este
caso situada un poco ms al Este de las conocidas hasta
ahora en este sector, que son la Sierra de Montnchez y
la zona de Cancho Roano/Quintana de la Serena. Por
otro lado, una de las espadas grabadas en Arroyo
Tamujoso 21 presenta una posible hoja de lengua de
carpa y un pomo en T, por lo que podra estar
remitiendo a referentes metlicos de la fase Huelva o Sa
Idda (vide supra). Si realmente se trata de una
iconografa de formato B, ya que algunos de sus
grabados originales pueden haber sido borrados, este

En un apartado anterior hemos atribuido la presencia de


estos formatos iconogrficos similares en estas dos
zonas a la interaccin social, pero hasta ahora era difcil
explicar su ausencia en el sector del Zjar. La
documentacin de esta iconografa de formato B en La
Serrezuela y en Arroyo Tamujoso comienza a llenar
este hiato geogrfico y revela, por la iconografa de
Arroyo Tamujoso 21, que este formato tiene
continuidad cronolgica en esta zona. Si consideramos
la dispersin de los formatos iconogrficos a nivel
global teniendo en cuenta estos recientes hallazgos,
vemos cmo es muy posible que en los prximos aos
se documenten ms iconografa de formato B y/o B+O
en este sector, por lo que se materializar un vector de
interaccin claro que discurre entre la zona de Gata y
Jan, en el Sureste. Los formatos iconogrficos A, por
un lado, y B y B+O, por otro, siguen siendo
hegemnicos en reas diferentes y complementarias,
siguen describiendo territorios excluyentes. Sin
embargo, si se documentan ms ejemplares con
iconografas de formato B y B+O en la zona del Zjar,
veremos que hay una regin geogrfica en la que se
solapan los formatos A, por un lado, B y B+O, por otro,
lo que, en funcin de los datos disponibles tiene varias
lecturas complementarias. Por un lado se puede hacer
una lectura cronolgica porque algunas de las estelas de
formato B en esta zona parecen ser de las estelas del
Suroeste ms antiguas (Torrejn Rubio 4).
Sin embargo, tambin hay estelas de formato B+O de
cronologas ms recientes en esta zona en la que se
solapan, como puede ser el caso de Quintana de la
Serena o Aldea del Rey 1, lo que indica que
posiblemente estos dos formatos coincidieron en una
amplia regin. Esto sector es especialmente relevante en
trinos de interrelacin social, ya que en l convergen
dos ejes de interaccin diferentes, uno NW-SE y otro
SW-NE, lo que pudo generar conflictos o enriquecer sus
respectivas redes sociales y mbitos de intercambio
(vide infra, Captulo 9).

414

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 258: Localizacin de Arroyo Tamujoso (1) y La Serrezuela (2) en el Suroeste de la Pennsula Ibrica.

Finalmente quisiramos llamar la atencin sobre un


hecho particular de gran inters por su posible relacin
con el mbito iconogrfico de las estelas del Suroeste.
En la roca 11 de Arroyo Tamujoso, situada junto a la
roca 8 pero integrada en el curso del arroyo, se ha
documentado el grabado esquemtico de un
antropomorfo con los brazos en asa, un elemento
alargado en sus manos, posiblemente tocado con
cuernos (Domnguez y Aldecoa, 2007: 361-364, fig.
755). Esta figura es similar a otra documentada por
Gonzlez Cordero en el abrigo de Crehuet (Ceclavn),
en el bajo Alagn, en este caso sin cuernos, con un arco
tensado y pintada. El inters de este lugar, aunque se
sita en una zona en la que de momento no se han
documentado estelas, viene dado por su situacin en el
centro del castro del Periuelo, en el que se han
documentado materiales del Bronce Final. Varios de los

materiales (una punta de lanza, un fragmento de broche


de cinturn, cermicas bruidas) aparecieron en la
entrada del abrigo y podran remitir a un Bronce Final
III (Gonzlez Cordero, 1999: 207-209). Estas figuras
antropomorfas estn representadas con un objeto
siguiendo una convencin que no es conocida en las
estelas del Suroeste, aunque el cuerpo es representado
segn convenciones conocidas en estelas de formato A
de la zona de Orellana y la cuenca del Zjar,
especialmente en el caso de Crehuet, en el que se
representan los pies (Gonzlez Cordero, 1999: 209).
Estos grabados indican la existencia de un complejo
panorama en el que hay iconografas y contextos
diversos que ha de ser valorados en futuros anlisis de
las estelas del Suroeste, al ser parte integrante de los
mismos paisajes sociales.

8
EPLOGO:
LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS
La existencia de escultura antropomorfa en el contexto de
la denominada Cultura Castrea del Noroeste es un
hecho singular en el panorama de la Edad del Hierro de la
Pennsula Ibrica (Almagro-Gorbea, 2003). nicamente
en el sector ibrico se conoce un fenmeno similar que,
sin embargo, se desarrolla al margen del que aqu
tratamos. Diversas caractersticas de esta Cultura
Castrea han permitido sugerir interesantes hiptesis en
torno a la naturaleza de esta estatuaria. La dispersin
geogrfica de los castros, el amplio desarrollo cronolgico
de esta cultura, su raigambre indgena, las caractersticas
morfolgicas de los guerreros y su hallazgo en castros
romanizados, son factores que tendrn mayor o menor
peso en la interpretacin, dependiendo de los autores.
Para la interpretacin de esta estatuaria es importante
diferenciar entre el fondo y la forma, es decir, entre el
significado que estas estatuas pudieron tener en su
contexto y su esttica, que ha sido relacionada con el
mundo indgena, centro europeo y/o con el romano. Las
variadas denominaciones que han recibido estas estatuas
reflejan la diversidad de hiptesis e interpretaciones que
existen en torno a su cronologa, esttica y significado.
Han sido llamados guerreros lusitano-galaicos o
guerreros castreos. Recientemente, en el coloquio Las
estatuas de guerreros lusitano-galaicos, celebrado en
Lisboa en Enero de 2002, se insisti sobre necesidad de
simplificar terminologas, lo que implicaba ponerse de
acuerdo sobre algunos aspectos clave de la Cultura
Castrea. En este apartado hemos optado por la
denominacin castreos por considerarla ms amplia.
Las esculturas en cuestin son ms de una treintena de
piezas antropomorfas de bulto redondo que representan

varones armados en posicin de parada. La iconografa es


bastante homognea en casi todos los ejemplares. Sin
embargo, hay una media docena de piezas que plantean
dudas respecto a su relacin con esta iconografa
dominante. La mayora han aparecido sin cabeza, lo que
puede deberse a razones accidentales o iconoclastas.
Como bien sealan Silva y Gomes, es posible que muchas
cabezas se hayan hallado y se hayan registrado como
hallazgos sueltos (Silva y Gomes, 1992: 92). Hasta ahora
se conocen estatuas slo en las zonas meridional y
occidental del rea castrea, lo que se conoce como
Convento Bracarense (Silva, 1986: Est. IX; Acua, 1991:
10-20; Calo, 1993: 137-143; 1994: 665, 668-691; 2003b;
Hck, 1993; 2001: 384-387). Tres de ellas presentan
inscripciones latinas (vide infra). En el siglo pasado se
conoci una pieza ms con inscripciones, pero hoy est
desaparecida (Hck, 2001: 384).

8.1 Caractersticas formales


Son estatuas de granito que representan a un hombre de
cuerpo entero en bulto redondo, generalmente a mayor
tamao que el natural, con una serie de atributos. Los
restos de pintura atestiguan que estas esculturas estuvieron
pintadas (Calo, 1994: 673). Aunque todos los ejemplares
siguen un patrn iconogrfico semejante, hay detalles que
las diferencian. Es probable que estas estatuas hayan sido
realizadas por artistas itinerantes, lo que explicara su aire
comn y sus diferencias (Silva y Gomes, 1992: 93; Calo,
1994: 818).

416

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 259: Esquema comparativo de las medidas de las estatuas con la indicacin de las partes conservadas en gris (Schattner, 2009: tabla 3).

LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS

La mayora de los ejemplares conocidos han perdido la


cabeza y algunos los pies. Cuando la cabeza se conserva
presenta todos los detalles anatmicos, a veces incluso
barba, bigote y/o cabello corto y casco. Se ha sugerido
para algunos casos que la cara estuviera cubierta por una
mscara (Hck, 1993: 381). En el cuello puede llevar un
torques y el cuerpo est cubierto normalmente por una
vestimenta corta que le cubre la parte superior de los
brazos, en los que hay brazaletes. El brazo izquierdo
sujeta un escudo y en su cuerpo puede llevar cinturn. En
las piernas pueden llevar polainas (knmidas) y los pies ir
con o sin calzado.

417

aunque est desprovista de estratigrafa que pueda


contribuir a datar su uso (ver fig. 261).

Las estatuas presentan un aire hiertico, solemne, como si


los guerreros estuvieran en posicin de parada. En general
no se advierte movimiento alguno, aunque recientemente
se ha hecho notar que en algunas de las piezas, como en
las de Mozinho o Lesenho 2, hay una pierna un poco ms
adelantada, recurso que recuerda al contrapposto del
mundo griego, que buscaba el equilibrio y movimiento en
las obras para evitar la frontalidad (Schattner, 2003;
2009).

8.2 Distribucin geogrfica


Los ms de treinta ejemplares se distribuyen en lo que en
poca romana se conoca como Convento Bracarense, que
engloba las provincias gallegas de Ourense y sur de
Pontevedra, y el Norte de Portugal (Minho y Douro
Litoral: distritos de Viana do Castelo, Braga y Oporto;
Oeste del Tmega).
Esta provincia (o convento) es la ms rica, comparada con
la lucense. Su realizacin en la zona meridional de la
Cultura Castrea (convento Bracarense) y no en la
septentrional (convento lucense) es, segn algunos
autores, una manifestacin ms de la mayor romanizacin
de la primera frente a la segunda (Calo, 1993: 137). Este
sector del Noroeste fue durante el final de la Edad del
Bronce, la Edad del Hierro y poca de dominacin romana
la zona ms abierta a las influencias externas, llegadas
tanto desde el Oeste por mar como por tierra desde el Sur.

Figura 260: Distribucin de los guerreros castreos en el cuadrante


Noroeste de la Pennsula Ibrica (datos de Calo, 2003b; Maier y
Schattner, 2007).

La localizacin de esta base de una escultura en la entrada


de la Citnia de Sanfins ha hecho reconsiderar la
funcionalidad de esta estatuaria. Es el nico dato
disponible sobre la localizacin espacial de estas estatuas
en los castros. Esta localizacin ha llevado a considerar su
carcter honorfico y propagandstico (Hck, 2001: 380381; Silva y Gomes, 1992: 93).

8.3 Topografa y contexto


Ninguna de estas figuras se ha documentado en contextos
estratigrficos de carcter primario. La mayora se han
hallado en zonas marginales de castros o en las laderas de
los mismos, mientras unas pocas han aparecido en el
interior del recinto. Cuando se han hallado algunos
ejemplares en contextos estratigrficos, esta situacin es
producto de reutilizaciones o destruccin claros. En
posicin probablemente primaria se ha documentado la
base de una de las estatuas del castro de Sanfins (Paos de
Ferreira, Oporto, Portugal), junto a la entrada del castro,

Para algunos casos se ha sugerido la procedencia por


parejas de un mismo sitio: dos de Lesanho, las dos de
Campos (Concelho de Montalegre), Celourico de Basto,
la de Cabeceiras de Basto que es muy parecida a la de Sta.
Comba (Distrito de Vila Real), por lo que probablemente
venga de ah, y los fragmentos de Sanfins que podran
pertenecer a dos estatuas muy parecidas (Hck, 2001: 387;
2002: 231; Calo, 1994: 672-673).

418

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


probablemente para acomodarlo al soporte (Quesada,
2003). Tambin pueden llevar casco, como en los casos de
Capeludos y Sanfins. Parecen ser cascos de metal,
hemiesfricos o cnicos, elaboracin local de los cascos
mediterrneos tipo Montefortino (Quesada, 2003).

Figura 262: Guerrero 2 del castro de Lesenho (Boticas, Vila Real)


(Silva, 1986: Est. CXX-2).
Figura 261: Rplica de la estatua de la Citania de Sanfins (Porto)
situada en el lugar en el que se document su base (Hck, 2002: fig.
222).

8.4 Elementos representados


Estas estatuas parecen representar un ideal en el que se
conjugan la esfera masculina, el carcter guerrero y la
acumulacin de riqueza. Hay elementos presentes en ellas
que por su protagonismo hacen pensar que el principal
objetivo de estas imgenes fue mostrar el estatus
socioeconmico de un sector de la poblacin o de un
personaje concreto. La estatua representa a un varn con
su armamento de defensa y ataque (escudo, pual, espada)
y con piezas de orfebrera como torques y brazaletes. En
general, la representacin del fsico es poco detallista y no
parece que su caracterizacin tuviera particular inters.
Frente a este hecho, los objetos, tanto armas como joyas,
estn representados con detalle, incluso sobredimensionados.
En el conjunto de la representacin destaca por su
posicin central el escudo redondo o caetra, tpico del
Noroeste. Aparece siempre sujeto en las manos del
guerrero a la altura del vientre. Aunque siempre aparece el
mismo tipo de escudo, su representacin puede variar
ligeramente. Los guerreros de Lesenho (Conc. BoticasMontalegre, Vila Real), por ejemplo, llevan escudo
cncavo. La representacin del escudo no es realista, ya
que como se ha observado recientemente, en las estatuas
presenta un tamao mucho menor que el real,

Como armas ofensivas los guerreros llevan un pual en el


lado derecho (ver fig. 262) y ocasionalmente tambin
espada, colocada en el lateral izquierdo. Es un armamento
que por su tipologa se relaciona con los celtas e beros
peninsulares. El pual es de tipo doble-globular, parecido
tanto a modelos celtibricos como a tipos romanos
antiguos inspirados en los anteriores. Mientras F. Quesada
opina que es difcil saber si este tipo de pual es del tipo
romano ms antiguo (s. I- I/II d.C.) o corresponde a
celtibricos ms antiguos, datados hasta el s. I a.C., M.
Hck se decanta por la segunda posibilidad, paralelizando
los modelos de las estatuas con ejemplos reales de la
Meseta datados a partir de los siglos V/IV y III a.C.. Por
otro lado, el tipo de espada representado remite a modelos
situados entre mediados del siglo II a.C. y mediados del I
d.C (Quesada, 2003).
Pueden incorporar tambin torques y/o brazaletes (viriae),
como en los casos de Sanfins o los dos guerreros de
Lesenho. En la zona de dispersin de estas esculturas se
conocen torques de oro (Lpez Cuevillas, 1951: 20-51;
Silva, 1986: Est. VIII), aunque su mayor concentracin en
el Noroeste se encuentra en el Norte de Galicia (ver fig.
260). Respecto al tipo de contextos en los que se
documentan, es interesante sealar que en la zona
meridional del mbito castreo se documentan con cierta
frecuencia en contextos habitacionales, mientras en la
zona de Chaves se documentan frecuentemente en
depsitos alejados de los castros (Gonzlez-Ruibal, 2004:
140).

LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS

419

mbito castreo. Su estilo y temtica parecen remitir a


Europa Central y Occidental. Su cronologa es
problemtica porque se encontr bajo el pavimento de una
cabaa datada en el siglo I d.C., pero su estilo, tcnica y su
asociacin a un collar orientalizante llevan a GonzlezRuibal a proponer una cronologa situada en el siglo IV
a.C (Gonzlez Ruibal, 2004: 144-146).
Del anlisis de los elementos representados la conclusin
ms interesante es que se trata de una representacin
distorsionada de la panoplia, ya que las dimensiones no
son reales y se han destacado, en funcin del tamao,
determinados elementos de forma interesada. Para
Quesada se trata ms de una representacin distorsionada
que real de la aristocracia castrea, en la que se muestra
una imagen ideal de lo que la aristocracia quiso ser
(Quesada, 2003).

8.5 Cronologa
Como ya hemos sealado, no disponemos de datos o
contextos estratigrficos que permitan datar la elaboracin
o uso primario de estas estatuas. Uno de los elementos que
aportan referencias cronolgicas son las inscripciones en
latn contenidas en cuatro ejemplares, uno de los cuales
est desaparecido. Este hecho ha llevado a algunos autores
a situar su manufactura en poca romana (Alarco,
2003b). Estos tres/cuatro ejemplares son una minora de
los ms de 30 conocidos, lo que ha conducido a plantear el
carcter secundario de este tipo de inscripciones (Taboada,
1965: 12; Hck, 2001: 384; 2002: 230; 2003; Koch, 2003;
Gonzlez-Ruibal, 2004: 119).
Figura 263: Distribucin de los diferentes tipo de torques en el Noroeste
(Gonzlez-Ruibal, 2004: fig. 31).

En el caso de Sanfins (Conc. Paos de Ferreira, Porto),


Hck paraleliza los brazaletes con el referente de Lebuao
(Conc. Valpaos, Distrito de Vila Real), realizado segn
modelos del Bronce Final con tecnologa un poco ms
depurada (Lpez Cuevillas, 1951: 62, fig. 42; Armbruster,
2001: 55-57).
Los guerreros estn ataviados con una vestimenta de tejido
a veces decorado, con escote en V, de mangas cortas, con
cinturn liso o decorado. Algunos ejemplares llevan
polainas, incluso calzado. En unos casos hay una lnea
longitudinal central que recorre el pecho y la espalda.
Algunos autores han identificado esta lnea con la
representacin de una coraza, mientras otros opinan que
no lo son, ya que las partes vitales del cuerpo estn al
descubierto (Calo, 1994: 669; Quesada, 2003).
Los cinturones que portan pueden haber sido realizados en
cuero. Resulta significativo que presenten un cierto aire
de familia con el cinturn de oro, posible banda cosida
a un cinturn de cuero, documentado junto a un collar
orientalizante bajo el pavimento de una cabaa en el
castro de Elvia (A Corua), en la zona septentrional del

Otros elementos que permiten una aproximacin


cronolgica son las armas y adornos representados en
estas esculturas. Aunque en ocasiones su morfologa
parece remitir a objetos reales, en muchos casos no es
posible una identificacin tipolgica concreta. Los
escudos y cascos son tipos conocidos en el mundo
castreo (Quesada, 2003). Como hemos comentado, el
tipo de pual podra corresponder tanto a modelos
celtibricos como a puales romanos, por lo que el margen
cronolgico es demasiado amplio (vide supra). El
referente metlico del tipo de espada presenta una
cronologa entre mediados del s. II a.C. hasta mediados
del s. I d.C.. Para los adornos tipo torques o brazaletes hay
referentes reales. Los torques de oro son conocidos en la
zona durante todo el desarrollo de la Cultura Castrea. Por
su tipologa y tecnologa, los brazaletes estn muy
relacionados con modelos del Bronce Final, lo que ha
servido, junto a otros datos, para argumentar cronologas
ms antiguas para este tipo de estatuaria (vide supra).
Cuando hay contextos estratigrficos, stos son
reutilizaciones de cronologas tardas. Calo se decanta por
cronologas tardas para estas estatuas principalmente
porque aparecen en castros de grandes dimensiones, cuyo
mximo apogeo est datado en el s. I d.C.. Se trata de

420

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

castros fuertemente romanizados. En algunos no se han


documentado niveles anteriores a Augusto, mientras en
otros, aunque se han documentado momentos anteriores
de ocupacin, en ellos las manifestaciones plsticas
siempre han sido encontradas en contextos estratigrficos
posteriores al cambio de Era (Calo, 1994: 672; 2003a).
Estos datos, unidos a la existencia de inscripciones en
algunas de ellas, llevan a Calo a datar estas
manifestaciones escultricas en poca Julio/Claudia, siglo
I d.C. (Calo, 1993: 139; 1994: 683; e.p.).
Una aportacin interesante al aspecto cronolgico es el
anlisis realizado por Th. Schattner (2003). Este autor ha
identificado en algunas de las estatuas de guerreros la
presencia de contrapposto (vide supra), tcnica escultrica
tpicas del mundo griego que llega al Noroeste por
influencia romana. La presencia de esta tcnica coincide
en algunos ejemplares con otros elementos considerados
ms modernos, como algunas decoraciones de escudos y
otros detalles realistas (Tipos 4-6). La posible influencia
de la plstica romana en alguna de estas estatuas lleva a
Schattner a proponer para stas una cronologa paralela o
posterior a la introduccin de la plstica romana en el
Noroeste, esto es, en torno a mediados del siglo I d.C..
Por otro lado, las estatuas en las que no aparecen estos
elementos romanos se deberan considerar ms antiguas
(Schattner, 2003; 2009).
Schattner cree que estas estatuas son una creacin
autctona, pero la ausencia en el NW de modelos
escultricos inmediatamente anteriores le llevan
considerar posibles influencias exteriores. As, cree que es
posible que en la aparicin de esta plstica inicial hayan
jugado un papel importante los mbitos centroeuropeo y
mediterrneo, zonas con las que el NW siempre tuvo
contacto (Schattner, 2003; 2009). En este sentido, los
paralelos analizados por Hck son un primer intento para
concretar esos posibles contactos con Centroeuropa
(Hck, 2003; Schattner, 2009). Aunque vamos a describir
esta hiptesis con ms detalle en el prximo apartado, es
importante sealar que esta explicacin en la que se
conecta la plstica centroeuropea con la del NW
peninsular no se adecua a las cronologas manejadas hoy
en da para sta ltima. La estatuaria tipo HirschlandenGlauberg est datada en torno al s. VI-V a.C. (vide infra,
Captulo 10), lo que no encaja con la cronologa manejada
para la estatuaria del NW.
En este estado de cosas slo quedan dos alternativas: o
bien se deshecha la hiptesis, o se consideran cronologas
anteriores para la estatuaria castrea ms antigua. En
relacin con la escultura castrea en general (pedras
formosas, zoomorfos, decoracin arquitectnica, sedentes
y estatuas de guerrero) hay autores que no descartan
cronologas anteriores a la dominacin romana,
entendiendo que deben relacionarse con las
manifestaciones escultricas prerromanas. Muy pocas
esculturas han aparecido en contextos estratigrficos y las
que lo han sido son elementos ya cados en desuso.
Adems, en muchos de los castros en los que aparecen

esculturas presentan fases de ocupacin prerromana, por


lo que no se descarta que stas pertenecieran a esos
perodos, o al menos parte de ellas, como ha sido
propuesto por Schattner atendiendo a la morfologa de los
guerreros (Rey, 1996: 188-194).
Recientemente, Gonzlez Rubial ha incidido en el carcter
secundario de los contextos estratigrficos en los que se
documentan este tipo de estatuas. Este autor seala que el
hecho de que muchas de estas estatuas hallan sido
documentadas en castros en los que se documenta una
importante presencia romana no significa que fueran
manufacturadas ni exhibidas en esta poca. Adems, opina
que a nivel formal no se detectan claras influencias de la
plstica romana. Por ello, propone una cronologa para
esta estatuaria situada en los siglos II y I a.C, paralela a la
emergencia y desarrollo de los oppida, situando su final
tras la conquista romana (Gonzlez-Ruibal, 2004: 118119).

8.6 Contexto sociocultural


Para valorar el significado de esta estatuaria en el mundo
castreo hay que tener en cuenta el contexto cultural y la
interpretacin de su secuencia, ya que para su desarrollo
cronolgico, por ejemplo, no hay unanimidad (Fernndez
Poss, 1998: 84-90, fig. 1.19).
Actualmente muchos investigadores conciben la castrea
como una entidad cultural fuertemente enraizada en el
Bronce Final, con un largo desarrollo que se extendera
durante la dominacin romana (Almagro-Gorbea y RuizZapatero, 1992: 21-23). En este sentido F. Calo y J.C.
Sierra creen que el origen de lo Castreo est en el
Bronce Final (Calo y Sierra, 1983), planteamiento
compartido por M. Martins y S.O. Jorge (Martins y Jorge,
1992; Silva, 1986). De la misma manera, AlmagroGorbea, Ruiz-Zapatero y Silva sitan el inicio de la
Cultura Castrea en torno al 900 a.C. en un claro contexto
atlntico (Almagro-Gorbea y Ruiz-Zapatero, 1992: 22;
Silva, 1986).
Para Martins y Jorge, por ejemplo, la secuencia de la
cultura castrea se inicia en el Bronce Final, perodo
caracterizado por la existencia de abundantes bienes de
prestigio y fuertes influencias mediterrneas y
continentales. En este contexto los castros son unidades
autrquicas que en un momento de recesin climtica se
dedican esencialmente a la ganadera. Martins y Jorge
lamentan las dificultades para periodizar porque la cultura
castrea no presenta grandes variaciones en el registro,
porque hay gran regionalizacin y por la falta de
estratigrafas. Se preguntan por la posibilidad de una
invasin a inicios del Hierro, lo que ha sido sugerido por
otros autores (Lenerz-de Wilde, 1991: 218). Para su
segunda etapa (V/IV-II a.C.) ya no es posible considerar
un fenmeno de invasin porque las fuentes indican que
los celtas que llegan se asientan en la margen izquierda del

LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS


Duero. Ya en una etapa siguiente, de presencia romana,
hay desarrollo e interaccin. Las comunidades se integran
en marcos de mbito regional e interregional, hay una
creciente complejidad social, intensificacin econmica y
cambios tecnolgicos. Aparecen el urbanismo y las
jefaturas que se relacionan con la aparicin de una
aristocracia guerrera, contexto en el que apareceran las
estatuas de guerreros (Martins y Jorge, 1992; Fernndez
Posse, 1998: 200).
Otros autores, como A. de la Pea, creen tambin que lo
castreo hunde sus races en la Edad del Bronce (1992;
1996; Pea y Vzquez, 1996). Un argumento utilizado por
este autor es la inexistencia de restos arqueolgicos del
ritual funerario en todo el rea castrea, lo que es
relacionado con la misma ausencia de stos durante la
Edad del Bronce. En este sentido comenta:
...si desconocemos las costumbres funerarias castrexas
es, ni ms ni menos, por lo mismo por lo que
desconocemos tambin las propias de las fases de plenitud
de la Edad del Bronce: porque el mundo castrexo hunde
sus races ms profundas en la Edad del Bronce, de la que
surge como una evolucin lgica e interna. (Pea, 1996:
69)
La gnesis del mundo castreo comienza en el Bronce
Final, con la primera y definitiva sedentarizacin de la
poblacin al territorio, intensificacin econmica,
generalizacin del hierro y fortalecimiento de las jefaturas.
Para Pea se trata de una sociedad campesina, no guerrera,
asentada durante el Bronce Final, denominada por l Fase
de formacin (s. X-V a.C.), en poblados en alto, en llano y
en castros. A partir del siglo VIII a.C. los fenicios
controlan las redes de intercambio tambin en la vertiente
atlntica de la Pennsula Ibrica, por lo que hay un colapso
de la economa tradicional atlntica (Rowlands, 1980: 4546, en Pea, 1996: 75). A partir de entonces se acenta la
independencia y aislamiento de los diferentes focos
atlnticos, lo que es patente en el Noroeste peninsular
(Pea, 1996: 76-81). Despus de esta etapa formativa no
hay perodo oscuro como para Martins y Jorge (Martins,
1990: 190), sino que hay un continuo desarrollo agrcola,
aumento demogrfico, contactos con regiones
meridionales, incremento de tensiones y aumento de la
jerarquizacin social. Hace hincapi en la ausencia total
de elementos tnicos clticos, en lo que no estn de
acuerdo otros autores (Almagro-Gorbea, 1992: 820-24;
1993a: 124-130; 2009a). Tras esta fase de desarrollo (s. Vmediados del II a.C) hay dos fases: castreo/romana (s.
Mediados del II a.C.- mediados del I d.C.), fase de
contacto con el mundo romano, de donde proceden los
rasgos ms tpicos de la cultura castrea, como las
esculturas de guerreros, y la fase galaico/romana
(mediados del I-III d.C.). Deja abiertas cuestiones en torno
a qu elementos culturales derivan de las poblaciones
indgenas y cuales del contacto con el mundo romano,
cuestin fundamental para interpretar esta estatuaria.

421

En lo que estn de acuerdo casi todos los investigadores es


en sealar la importancia de la presencia romana en la
paralizacin del proceso de celtiberizacin de la
sociedad castrea. Se detectan elementos clticos en la
zona castrea, posiblemente debidos a la presencia de
poblacin celtbera y lusitana desplazada a territorio
castreo por esa presin romana. Con la presencia romana
se paraliza ese proceso y comienzan a producirse una serie
de cambios: aparicin de los oppida, intensificacin
agraria, proliferacin de pequeos castros junto a las
mejores zonas de cultivo, en definitiva, una ordenacin
territorial, seguramente promovida por el mundo romano
(Pea, 1996: 86). Junto a estos cambios a gran escala,
llevados a cabo gracias a la colaboracin de la lites
locales, hay elementos materiales de aparente continuidad,
tales como la escultura (estatuas), orfebrera o puales de
antenas. Aunque estos elementos aparecen por vez
primera con la presencia romana, no pueden ser
considerados romanos desde un punto de vista cultural.
Para comprender la aparicin de estos elementos en ese
contexto, hay que tener en cuenta el substrato cultural de
la cultura castrea y su interaccin con el rea celtibrica
en poca prerromana (vide infra). Esta etapa de presencia
romana se caracteriza por un gran desarrollo
socioeconmico y por el mantenimiento de la
organizacin social tradicional. Esta situacin cambiar
con las primeras reformas administrativas romanas (ius
latii), que provocarn una ruptura con el mundo castreo y
la instauracin de una nueva organizacin sociopoltica
galaicorromana (Pea, 1996: 90).
Como Martins, Jorge y Pea, Silva tambin sita el inicio
de los castros en el ltimo perodo del Bronce Final
Atlntico (Silva y Gomes, 1992). En un reciente anlisis
de la investigacin castrea Fernndez Posse llam la
atencin sobre la debilidad que en su opinin tienen los
argumentos que apoyan esta tesis. El supuesto origen de
los castros en el Bronce Final slo est apoyado en las
fechas de C14 que permiten ver que algunos castros son
contemporneos a algunos poblados de esta poca, por lo
que cree que es posible considerar que no se tratara de las
mismas gentes (Fernndez Posse, 1998: 203).
Aunque se concibe la castrea como una cultura de amplio
desarrollo cronolgico, casi todos los investigadores estn
de acuerdo en que sta no alcanza su apogeo hasta la
presencia romana, momento en el que aparecen la mayora
de los elementos tpicamente castreos, como la
escultura, orfebrera, etc. Fernndez Posse se plantea si se
puede seguir hablando de una misma sociedad o cultura
castrea en los diferentes perodos, ya que la del perodo
romano es muy diferente en algunos aspectos a la de la
fase anterior (Fernndez Poss, 1998: 200). Aunque
pervivan muchos elementos anteriores como la unidad
domstica, econmica, la estructura familiar o la cultura
material, para esta autora hay claras diferencias en la
estructura social, por lo que cree necesario marcar la
diferencia, lo que contrasta con la continuidad desde la
Edad del Bronce que defienden otros investigadores
(Fernndez Poss, 1998: 231, 233-234).

422

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Esta continuidad desde el Bronce Final ha sido un aspecto


especialmente valorado por algunos autores que han
relacionado las estatuas de guerreros castreos con la
tradicin de las estatuas-menhir de la Edad del Bronce
(Almagro-Gorbea, 2009a; Silva, 2009; vide supra,
Captulo 7.1). Segn estos autores las estatuas-menhir del
Norte de Portugal, como S. Joao de Ver o Chaves, son
parte de una tradicin precedente que pudo haber
inspirado esta escultura castrea. Son estatuas
antropomorfas que representan a un individuo varn
acompaado de armas y otros elementos de prestigio,
iconografa similar a la castrea, ya que los guerreros
castreos presentan una serie de objetos de parada, como
armas y adornos, elementos de prestigio. De la misma
manera M. Hck, entre otros, cree que la plstica de los
guerreros debe ms a lo indgena que a la romanizacin
(Hck, 2003).
Almagro-Gorbea considera la estatuaria castrea como un
fenmeno que hunde sus races en el substrato cultural
pre-cltico de la Edad del Bronce a partir del cual se
gesta la Cultura Castrea (Almagro-Gorbea, 1992: 23;
2009a: 11-15). Segn la hiptesis de este autor, las
estatuas de guerreros castreos, que sita en los siglos I
a.C y I d.C., seran el ltimo eslabn de la tradicin de las
estelas de guerrero del Occidente peninsular, que relaciona
con un substrato etno-cultural proto-lusitano de la Edad
del Bronce (Almagro-Gorbea, 1993: 129-130; 2009a: 11).
Segn este autor, las estatuas de guerreros castreos
aglutinan aspectos formales, sociales e ideolgicos de tres
mbitos. Por un lado, una tradicin plstica e ideolgica
ancestral, indoeuropea y pre-cltica, a la que se atribuye la
heroizacin o divinizacin de un antepasado mitificado
como hroe guerrero. Por otro, la incorporacin de
elementos clticos, como los cascos, torques y viriae,
que seran uno ms de los elementos que reflejan la
adopcin, por parte de las lites locales, de una estructura
de tipo gentilicio orientada al culto del antepasado
familiar. Finalmente, la asimilacin de algunos elementos
de la plstica romana en algunas piezas, as como la
incorporacin de las lites indgenas a la estructura
clientelar y poltica romana (Almagro-Gorbea, 2009a).
En esta lnea relacionada con el substrato comn precltico, Silva desarrolla su hiptesis indoeuropea. Para l
la escultura lusitana sera fiel reflejo de la ideologa
tripartita de tradicin indoeuropea que pervive en las
comunidades indgenas durante poca romana. En esta
ideologa tripartita las estatuas reflejaran la funcin
guerrera, mientras los verracos de la zona ms meridional
representaran la fecundidad. Por otro lado creen que la
presencia de dos estatuas femeninas en el contexto
castreo es explicado por influencias meridionales ajenas
al mundo indoeuropeo (Silva y Gomes, 1992: 94-96).
Otro tema que se ha tratado es la posible relacin de esta
estatuaria castrea con la que se documenta en
Centroeuropa a partir de los s. VI y V a.C. (vide infra,
Captulo 10). Para Hck las estatuas de guerreros

castreos son tipos pertenecientes al mundo europeo de la


Edad del Hierro y se encuadran en un largo desarrollo
temporal que llega a entrar en el perodo romano (Hck,
1993: 119-120; 2003; Faria, Calo y Acua, 1974: 122).
Segn este autor se ha prestado muy poca atencin a las
similitudes iconogrficas de estas estatuas con otros
ejemplos de iconografa semejante de la edad del Hierro
en Europa y tampoco se ha tenido en cuenta que en el NW
hay varios ejemplos de estatuaria antropomorfa datados en
la Edad del Bronce (Hck, 2001: 384; 2002: 230).
Ejemplos como Tremedal de Tormes, Longroiva y San
Joao de Ver son precedentes que demuestran que la
plstica en piedra ya exista antes de los romanos. En
Centroeuropa encuentra los paralelos ms parecidos a la
iconografa del guerrero y de los objetos que porta,
paralelos que concreta en las estatuas-menhir de
Hirschlanden y Glauberg (Hck, 2001: 385, 387).
Paraleliza la estatua de Capeludos (Vila Real), que por
otra parte no es la tpica estatua castrea, con la de
Hirschlanden y algunos elementos de la tumba de
Hochdorf, como un sombrero cnico de corcho.
Igualmente, relaciona el brazalete del guerrero de Sanfins
con los representados en Hirschlanden o Glauberg,
mientras la posicin del escudo (no su forma) es igual en
Sanfins, Capeludos y Glauberg (Hck, 2002: 230).
Estas analogas son muy sugerentes pero su validez queda
seriamente limitada cuando a la distancia cronolgica se
une la geogrfica (Gonzlez-Ruibal, 2004: 120). Las
influencias centroeuropeas que estn verificadas en la
Pennsula Ibrica durante la Edad del Hierro, son de
naturaleza muy limitada, aunque hay autores que todava
defienden posibles movimientos migratorios (Lenerz-de
Wilde, 1991: 216-218). La mayora de los investigadores
coincide en considerar que los contactos entre los pueblos
celtas centroeuropeos de la Edad del Hierro y sus
contemporneos del rea cltica de la Pennsula Ibrica
fueron limitados y consistieron fundamentalmente en
contactos entre sus lites (Almagro-Gorbea, 1992: 20). A
pesar de ello, sigue siendo difcil explicar la distancia
cronolgica de ambas tradiciones, ya que los ejemplares
centroeuropeos ms afines se sitan en los siglos VI-V
a.C., mientras los castreos se situaras, segn las
propuestas, entre los siglos II a.C. y I d.C. (vide supra;
Schattner, 2009: 70). A ello hay que aadir el diferente
contexto de utilizacin, funerario en Centroeuropa (vide
infra, Captulo 10) y en asentamientos en el Noroeste.
Tambin, como hemos comentado, la estatuas de
Capeludos o Sabanle, en las que se encuentran las
mayores afinidades, son excepciones en la iconografa
antropomorfa castrea, por lo que quiz sea preciso
abordar su carcter diferencial.
Adems de los precedentes locales y de las posibles
influencias centroeuropeas, se ha valorado la contribucin
mediterrnea. Adems de las concomitancias con piezas
de Alemania, Schattner ha valorado la estatuaria
relacionada de Istria e Italia, situada en los siglos VII-V
a.C., aunque, como este autor indica, las diferencias
cronolgicas entre estas piezas y las castreas impide

LAS ESTATUAS DE GUERREROS CASTREOS


proponer una interpretacin satisfactoria para estas
relaciones formales (Schattner, 2009; vide infra, Captulo
10). Por otro lado, Calo cree que las estatuas de guerreros
castreos se deben a la plstica mediterrnea, no cltica,
centroeuropea o peninsular (Calo, 1994: 790-793, 824).
Este autor opina que con los datos disponibles sta
conexin con la estatuaria de la Edad del Bronce conocida
en la regin es mera especulacin (Calo, 1994: 779).
Casi todos los investigadores estn de acuerdo en
clasificar a la castrea como una sociedad campesina. Lo
que es ms discutido es el carcter guerrero de la misma y
la existencia de jefaturas aristocrticas, lo que segn
Fernndez Posse ha llegado a la Arqueologa desde los
estudios de Historia Antigua. Esta investigadora cree que
la guerra fue algo mucho ms marginal y puntual,
normalmente no por razones econmicas, sino por honor y
carisma (Fernndez Posse, 1998: 230-231). Seguramente
estos personajes representan a lites, que con probabilidad
ya existan en poca prerromana, y que fueron reconocidas
por los romanos como interlocutores vlidos, lo que
afirm su poder. Esta potenciacin por parte de los
romanos es un mecanismo vlido y comn para integrar al
resto de la poblacin y crear formas de dependencia social
(Fernndez Posse, 1998: 231). En este contexto este tipo
de estatuaria podra entenderse como parte de una
estrategia propagandstica permitida, incluso potenciada,
por Roma en su propio inters.
En este sentido, el significado y funcionalidad de estas
estatuas ha generado cierto debate. Hay diversas opiniones
que giran en torno a la naturaleza votiva, funeraria u
honorfica de estas estatuas. Hay quien les otorga un
significado funerario, como Leite de Vasconcelos y
Cardozo, entre otros (Faria, Calo y Acua, 1974: 121).
Otros investigadores creen que se trata de jefes locales
(Alarco, 2003b), hroes fundadores (Almagro-Gorbea,
2009a) o hroes divinizados (Alves Pereira, 1908) y Calo
Lourido. Este ltimo investigador opina que estas estatuas
son manifestaciones impulsadas por Roma para honrar a
personajes concretos, por ejemplo jefes de castros que
colaboraban con Roma, utilizndolos con fines
propagandsticos, heroizndolos (Calo, 1983; 1993: 140141; 1994: 681, 685). Estas estatuas seran costeadas por
particulares como inversin que redundara en su
prestigio social en el propio castro (Calo, 1994: 689). Por
otro lado A. Tranoy piensa que segn presenten
inscripcin o no tuvieron diferentes funciones: hroes o
divinidades tutelares (las que l considera prerromanas) o
jefes indgenas que lucharon en las guerras cntabras (las
que llevan epgrafes) (Tranoy, 1981: 223-225). Tambin
para Almeida las estatuas son reflejo de la costumbre
romana de honrar a los jefes, carcter honorfico
enfatizado por las inscripciones, tambin reflejando
influencias clsicas (Almeida, 1971: 294-295). Para
Acua, sin embargo, esta estatuaria debi tener un sentido
ejemplarizante, ya que estaban expuestas a todo el mundo,
representaban a personajes importantes, conocidos
probablemente por todos los castreos y apreciados por
los romanos, seguramente con una finalidad

423

propagandstica (Acua, 1991: 19). No descarta un sentido


funerario o votivo, pero plantea que tuvieran la misma
finalidad propagandstica que la estatuaria romana en
Roma. Son estatuas armadas que representan el poder, en
principio local, pero solapadamente el de Roma, ya que
ese jefe local o comarcal dependa de Roma (Acua, 1991:
20).
El hallazgo in situ en los aos 60 de la base de un
guerrero en la entrada del castro de Sanfins fortaleci la
hiptesis de una funcin como hroe o divinidad
protectora (Silva y Gomes, 1992: 93; Hck, 2002: 231;
Almagro-Gorbea, 2009a). Silva y Gomes creen que a esto
se unira una glorificacin de los antepasados propia de
una sociedad con lazos de parentesco fuertes como es la
castrea.

8.7 Valoracin
En el Norte de Portugal y Sur de Galicia hay un nutrido
grupo de estelas antropomorfas y estatuas-menhir
atribuidas a la Edad del Bronce. Segn los datos
disponibles en la actualidad, es posible situar el desarrollo
de esta estatuaria a lo largo del Bronce Inicial y Pleno
(ca. 2200-1200 AC) (vide supra, Captulo 7.1), lo que
relativiza cualquier propuesta sobre la continuidad de esta
estatuaria como una tradicin viva, que se sigue
elaborando, hasta poca prerromana. No obstante, hay que
valorar la existencia de la estatua-menhir de S. Joao de
Ver (Porto), al Sur del Duero, en la que se conjugan la
representacin de un elemento posiblemente ms reciente,
el casco, y un emblema rectangular, icono caracterstico
de las estatuas-menhir ms antiguas. Se desconoce el
contexto de esta pieza y su cronologa es una incgnita,
aunque en funcin de su casco se ha propuesto una
cronologa de la Edad del Hierro (Jorge, V.O. y Jorge,
S.O., 1990: 309). Por otro lado, las estatuas de guerreros
castreos no incorporan ningn icono o elemento
estilstico que pueda ser relacionado con las estelas y
estatuas-menhir de la Edad del Bronce. La nica analoga
la encontramos en la temtica lo que, unido a la
coincidencia geogrfica de ejemplares de estas dos pocas,
hace necesaria una valoracin.
Por un lado hay que valorar que las estelas y estatuasmenhir de la Edad del Bronce fueron elementos visibles y
permanentes que formaron parte del paisaje tradicional de
las comunidades castreas. Varias estatuas-menhir fueron
documentados en las inmediaciones de castros, como las
de Ermida, Muio de San Pedro, Chaves, Faioes y Boua
(Almeida y Jorge, 1979; Jorge y Almeida, 1980; Baptista,
1985; Sanches y Jorge, 1987; Taboada, 1988-89), mientras
la estela antropomorfa de Castro de Barrega, con collares,
fue documentada en un castro ya documentado por Silva y
en el que se han realizado prospecciones recientes
(Sampaio, 2007: 66 y nota 4). La situacin de algunas de
estas piezas junto a vas romanas incide en esta misma
cuestin, ya que muchas de stas debieron seguir el

424

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

trazado de vas de trnsito prerromanas, por lo que se


situaban en zonas probablemente transitadas durante la
Edad del Hierro. En esta cuestin incide la estatua-menhir
de Marco, in situ y a 12 m de la va romana Emrita
Aquae Flaviae (Lopes et alii, 1994). La de Faioes tambin
se situaba a unos 200 m del posible trazado de la va
romana Chaves-Astorga (Almeida y Jorge, 1979: 7, nota
6). A poco ms de 50 m. de la va XVIII de BrcaraAstrica se document la estatua-menhir de Vilar de
Santos (Faria, 2002). Tambin la de S. Joao de Ver
estaba situada junto a la va romana de Olisipo-Bracara, c.
Lacobriga (Lopes et alii, 1994). Como testimonio de esa
presencia visible de las estelas o estatuas-menhir se sitan
tambin las modificaciones o reutilizaciones tardas, como
en el caso de Ermida, en la que se graban odos y boca con
posterioridad (Baptista, 1985), o la de Muio de San
Pedro, en la que se graba un epgrafe funerario en latn
que se puede situar en el siglo I d.C. (Taboada, 1988-89),
momento al que tambin se puede atribuir el grabado del
rostro conservado. Tambin es interesante que la estela
antropomorfa de Quinta de Vila Maior se documentara en
un vicus romano (Rebanda, 2002).
La presencia de estas piedras ancestrales, a las que
posiblemente se asociaban significados diversos, pudo
inspirar el recurso a este tipo de estatuaria mil aos
despus, especialmente teniendo en cuenta la
continuidad que algunos autores atribuyen a la cultura
castrea (vide supra). La analoga temtica que
encontramos entre las estatuas-menhir de la Edad del
Bronce de Chaves y Faioes, y los guerreros castreos es
significativa, ya representan a un personaje acompaado
de armas, adornos y emblema o escudo. Esta similitud
temtica podra ser interpretada en trminos de
continuidad ideolgica y/o social o como fruto de la
convergencia de factores socioeconmicos similares.

Estas estatuas castreas pueden ser atribuidas a los siglos


II y I a.C. y que posiblemente tienen continuidad hasta el I
d. C. (vide supra), un fase caracterizada por el desarrollo
de una intensidad interaccin entre estas comunidades y el
mundo romano que se incrementa especialmente a partir
de finales del siglo I a.C.. Todos los autores coinciden en
sealar que esta fase se caracteriza por la intensificacin
econmica, aunque en relacin con la organizacin social
unos inciden en la creciente complejidad social (p.e.
Martins y Jorge, 1992; Gonzlez Rubial, 2004: 155-156),
mientras otros destacan el mantenimiento de la
organizacin social tradicional (Pea, 1996: 60).
Quiz uno de los aspectos ms significativos en los que
coinciden las estatuas-menhir y las estatuas de guerreros
castreos es en el tipo de coyuntura socioeconmica en el
que aparecen. Su iconografa alude a personajes con un
estatus social diferenciado, surgen en comunidades en las
que las relaciones sociales y las diferencias de estatus se
basan en las relaciones de parentesco (vide supra, Captulo
7.1; Sastre, 2004) y son sociedades involucradas en una
intensa interaccin con mbitos diversos. En estos
contextos, en nuestra opinin, el recurso a imgenes
visibles y permanentes de personajes sociales que
aglutinan, o pretenden aglutinar, la identidad de un
colectivo puede ser interpretado como parte de una
estrategia de reproduccin social que busca dar estabilidad
y continuidad a una organizacin social tradicional,
basada en ambos casos en las relaciones de parentesco,
como medio para compensar la posible amenaza que
supone su incorporacin a redes de interaccin de carcter
regional o interregional (vide infra, Captulo 9). En este
caso, uno de los aspectos que podran compartir las
estatuas-menhir y las estatuas castreas y que podra ser
interpretado en trminos de continuidad, es la pervivencia
de una organizacin social similar y quiz de algunos
valores derivados de su posible carcter patriarcal (vide
infra, Captulo 9).

TERCERA PARTE:
RECAPITULACIN Y CONCLUSIONES

9
LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES
PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA

9.1 Las estelas: breve recapitulacin


Siguiendo las diferentes propuestas cronolgicas que se
han manejado o elaborado a lo largo de este trabajo,
podemos diferenciar dos grandes grupos de estelas
decoradas en funcin de su atribucin cronolgica. Por un
lado, tenemos un grupo de estelas y estatuas-menhir,
mayoritariamente vinculadas a ambientes megalticos,
cuya elaboracin, uso primario o secundario pueden ser
situados entre mediados del VI milenio AC y finales del
III milenio AC, aunque la mayora de ellas pueden ser
atribuidas al perodo comprendido entre mediados del VI
milenio AC e inicios del III milenio AC. Su nmero y
distribucin geogrfica han variado sensiblemente en los
ltimos aos con el avance de la investigacin, por lo que
es previsible que en los prximos aos se documenten
nuevos ejemplares en otras zonas con Megalitismo en las
que an no se conocen piezas de este tipo. Otra gran
agrupacin la forman las estelas y estatuas-menhir que
pueden ser atribuidas a la Edad del Bronce (ca. 2200-825
AC), aunque varias pueden ser atribuidas a inicios de la
Edad del Hierro (ca. 825-750/700 AC).
Neoltico y Calcoltico
Hemos analizado tres grupos de ejemplares cuya
elaboracin puede ser atribuida al Neoltico y Calcoltico
(vide supra, Captulos 6.1, 6.2 y 6.3)1. Por un lado, existen
una serie de menhires que hacen referencia implcita o

1 Por ser ste un apartado de recapitulacin, remitimos al


lector/a a los respectivos captulos para la consulta de
referencias.

explcita a personajes a travs de la representacin del


rostro, ocasionalmente pechos, y/o elementos de adorno y
vestido, como las lnulas, cinturones o manto, o
elementos de carcter emblemtico como los bculos.
Estos menhires pueden aparecer aislados, formando parte
de alineamientos o de recintos. En el Alto Alentejo, donde
disponemos de ms y mejores datos, estos menhires estn
situados en lugares reiteradamente orientados hacia el
Este. En esta regin los menhires antropomorfos pueden
formar parte de recintos, pero constituyen una pequea
porcin del conjunto de los menhires que los forman y
ocupan normalmente lugares destacados de su trazado. En
estos casos las imgenes de personajes son bastante
estereotipadas, aunque hay cierta variacin formal.
Generalmente, los lugares en los que aparecen estos y
otros menhires antropomorfos en el Alto Alentejo son
considerados lugares de carcter ritual. Pueden estar
situados junto a poblados, aunque generalmente se
emplazan
en
los
confines
de
las
reas
ocupadas/explotadas. Aunque la cronologa ms probable
para su elaboracin se sita entre mediados del VI y
mediados del V Milenios AC, hay datos que apoyan su
permanencia y continuidad como elementos relevantes
hasta el Calcoltico, como indican los materiales recogidos
en el entorno inmediato de algunos menhires y recintos o
la posicin del menhir de Vale de Rodrigo junto al
sepulcro de falsa cpula 1 de este lugar. Esta permanencia
podra haberse extendido hasta la Edad del Bronce, como
sugieren algunos materiales recogidos en el recinto de
Portela do Mogos en el Alto Alentejo. La iconografa de
los menhires antropomorfos incorpora algunos iconos,
como los bculos o los serpentiformes, que presentan una
amplia distribucin geogrfica, pero su formalizacin en
los menhires antropomorfos sigue estilos y/o pautas de

428

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

asociacin regionales o locales, por lo que probablemente


estamos ante manifestaciones de carcter local o, a lo
sumo, regional. No obstante, hay aspectos estilsticos en la
pieza de Navalcn que remiten a piezas del Alto Alentejo,
por lo que la interaccin extra-regional pudo haber jugado
un papel activo en la elaboracin de esta iconografa en el
Tajo.
Por otro lado, se han documentado una serie de estelas
antropomorfas y estatuas-menhir en sepulcros megalticos
de diversas regiones de la Pennsula Ibrica donde el
Megalitismo es un fenmeno extendido (vide supra,
Captulo 6.2). La construccin y usos primarios de estos
sepulcros pueden ser situados entre finales del V Milenio
AC e inicios del III Milenio AC, a excepcin de un caso
que posiblemente se sita a finales del III Milenio AC. La
mayora de las estelas y estatuas-menhir pueden ser
asociadas a la construccin y primeros usos del sepulcro,
en algunos casos a usos ms tardos previos a la
condenacin del monumento. Tambin hay un caso que
pudo haber sido introducido en el espacio funerario en una
fase ms tarda, asociada a reutilizaciones
campaniformes. En los sepulcros megalticos se produce
un fenmeno de gran inters. Hay estelas o estatuasmenhir que son posibles preexistencias del lugar, como
pueden ser los casos de Navalcn, Huerta de las Monjas o
Llaguna de Nivares C. Las estelas y estatuas-menhir
pueden estar exentas o formar parte de la arquitectura,
pero ocupan reiteradamente puntos relevantes del espacio
funerario, como la cabecera, la entrada de la cmara o la
entrada del corredor, aunque tambin hay veces que se
encuentran ms all del tmulo o incluso integrado en la
misma estructura tumular. Aunque en muchos casos
aparece una estela o estatua-menhir por sepulcro, hay
ocasiones en las que se han documentado varias piezas de
carcter antropomorfo en el mismo sepulcro.
Generalmente, las piezas de mayor porte presentan
iconografas individualizadas de carcter esquemtico y,
en algunas ocasiones, incorporan posibles armas. El
anlisis detallado de las necrpolis en las que se
encuentran algunos de estos sepulcros revela que hay
aspectos que los diferencian del resto, bien por su
envergadura, por su mayor antigedad y/o por encontrarse
en un emplazamiento destacado respecto a los dems. El
carcter funerario de estos contextos est fuera de toda
duda. Son arquitecturas de carcter colectivo en las que
se depositaron enterramientos sucesivamente. El
carcter agregador de estos sepulcros viene dado tambin
por su naturaleza, en muchas ocasiones, monumental,
permanente y visible, a lo que habra que aadir su
frecuente agregacin en necrpolis. La existencia de
estelas antropomorfas y estatuas-menhir de iconografa
individualizada en este tipo de contextos reitera el carcter
ancestral de estas imgenes, que en estos casos estn
vinculadas a sepulcros concretos que podran estar
asociados a agregados familiares. La iconografa
individualizada de estas estelas y estatuas-menhir incide
en el carcter local de los personajes a los que aluden y de
su papel a nivel social. Su localizacin en el sepulcro
sigue patrones comunes, lo que ha sido interpretado en

trminos de afinidad estructural o ideolgica a la hora de


interpretar estas imgenes. Pero este patrn recurrente est
relacionado con el papel liminal de estos personajes, lo
que no necesariamente responde a ideas normativas. Estas
imgenes ptreas, por tanto, constituyen, desde nuestro
punto de vista, un fenmeno de carcter local, en algunas
zonas regional, que surge en diversas reas de la Pennsula
Ibrica por circunstancias coyunturales similares,
posiblemente interrelacionadas, contexto en el que
tambin hay que valorar el papel de la interaccin extralocal en algunas regiones. Los sepulcros o necrpolis en
los que se documentan estelas y estatuas-menhir
reproducen pautas de emplazamiento conocidas en las
regiones en las que se encuentran. Pueden estar situados
en reas de aprovechamiento secundario o estacional,
como ocurre en el caso de Larrarte, o en zonas con
recursos diversificados y prximos a reas de habitacin,
como podran estar indicando los datos recogidos en la
Sierra Plana de la Borbolla, Guadalperal o Navalcn.
Un tercer grupo lo forman ejemplares a los que se puede
atribuir una cronologa Calcoltica, aunque no se pueden
descartar cronologas ligeramente anteriores o posteriores
(vide supra, Captulo 6.3). Son piezas formalmente
diversas. Algunas presentan afinidades grficas con placas
alentejanas, otras con piezas del SE de Francia, aunque
estas analogas tienen, en general, un valor muy limitado
por la escasez o ausencia de datos contextuales, o por la
sencillez de los elementos iconogrficos que se comparan.
Algunos casos documentados en lava y Cuenca se
sitan, aislados o agrupados, en el fondo de valles y estn
asociados espacialmente a poblados de esta poca, como
han podido revelar prospecciones recientes. En Barcelona
se ha hallado recientemente una estatua-menhir en un
yacimiento en el que se han documentado hogueras de
posible carcter ritual, datadas en el ltimo cuarto del IV
Milenio AC, y fosos situados en la segunda mitad del III
Milenio AC. La estela presenta afinidades iconogrficas
con piezas del grupo de Rouergue, en el Sureste de
Francia, lo que plantea interesantes cuestiones para
explorar en el futuro. Fue documentada fragmentada, ya
que slo se recuper la mitad del soporte, en un
paleocanal en el que tambin se hall cermica
campaniforme. Se ha considerado la posibilidad de que
esta fractura fuera producto de un acto intencional en
poca campaniforme, aunque pensamos que es posible
interpretar estos datos de otra manera, ya que los
fragmentos campaniformes pudieron haber sido parte de
una ofrenda coetnea a la estatua-menhir, por lo que sta
se podra atribuir a un perodo situado entre ca. 2800-2200
AC, cronologa que se atribuye a este tipo de cermica en
el Noreste, y que no sera contradictoria con la
continuidad que se contempla para el grupo de Rouergue
si es que estas afinidades pueden ser interpretadas en
trminos de relaciones, como podra estar indicando las
dispersin de determinados estilos decorativos
campaniformes en ambas regiones. Entre todas estas
piezas y las restantes conocidas en la Pennsula no se
constatan relaciones grficas claras, pero futuros hallazgos
aclararn, posiblemente, esta cuestin.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


Edad del Bronce e inicios del Hierro
El grueso de estelas y estatuas-menhir tratados en este
trabajo puede ser atribuido a la Edad del Bronce, aunque
hay algunos ejemplares que corresponden, probablemente,
a los inicios de la Edad del Hierro (vide supra, Captulos
7.1, 7.2, 7.3 y 7.4). Esta atribucin cronolgica se basa,
fundamentalmente, en el parecido formal que presentan
algunos de los iconos con referentes metlicos conocidos
en la Pennsula Ibrica, especialmente armas, como
puales, alabardas y espadas. Hay un nutrido grupo de
estelas y estatuas-menhir que no incluyen armas en su
iconografa. Parte de stas incorporan otros iconos
presentes en piezas con armas, por lo que proponemos
para su elaboracin una franja cronolgica similar. Entre
estos ltimos ejemplares hay algunos que presentan
collares de varios semicrculos, como en Boulhosa o Nave
2, por lo que consideramos cronologas similares para los
ejemplares que incluyen el grabado de este tipo de
adornos que, en este trabajo, relacionamos con adornos
realizados en oro, como las gargantillas de tiras o los
torques. Las cronologa de muchas de las piezas sin armas
es una cuestin debatida, ya que para muchas de ellas se
han propuesto cronologas situadas en el Calcoltico,
especialmente por analogas formales con ejemplares del
SE de Francia. Estas analogas tienen, desde nuestro punto
de vista, una validez limitada por la distancia geogrfica,
los elementos formales que las diferencian y los contextos
locales y regionales en los que se encuentran. Las estelas y
estatuas-menhir peninsulares sin armas presentan una
iconografa con personalidad propia, algo que se pone de
manifiesto a medida que se documentan ms ejemplares,
aunque no hay que descartar que algunas concomitancias
formales se deban a la interaccin social entre zonas
distantes, como parece ocurrir en los casos de Cabeo da
Mina (Bragana) y Villar de Ala (Soria). En este contexto
habra que valorar el hallazgo de la pieza de Canovelles,
en Barcelona (vide supra), y la continuidad de la
iconografa de Rouergue hasta finales del II Milenio AC,
aunque de momento ste es un tema difcil de abordar.
Entre los ejemplares atribuidos a la Edad del Bronce se
pueden distinguir, en funcin de la cronologa, dos
grandes agrupaciones que se solapan en el espacio y,
posiblemente, en el tiempo. Un grupo numeroso de estelas
y estatuas-menhir se puede atribuir al Bronce
Inicial/Pleno, aunque no hay que descartar una cronologa
ligeramente anterior y posterior para algunos ejemplares.
Otro amplio grupo puede ser situado a partir de ca.
1400/1250 AC, es decir, Bronce Pleno/Tardo/Final, segn
los autores, y su desarrollo puede alcanzar los inicios de la
Edad del Hierro, hasta ca. 750/700 AC.
Las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce
Inicial/Pleno se sitan en diversas zonas de la Pennsula
Ibrica, aunque las concentraciones ms significativas se
documentan en el Cantbrico Central, Norte de Portugal,
Suroeste de la Meseta Norte, Tajo Medio y en el Bajo
Alentejo (vide supra, Captulos 7.1, 7.2 y 7.3). En este
grupo se incluyen estelas y estatuas-menhir que

429

normalmente han sido tratadas en agrupaciones separadas,


como las estelas o esteliformes rectangulares, las
estatuas-menhir del NW, las estelas de Vilaria, las estelas
con tocado o las estelas alentejanas. En ocasiones se han
propuesto relaciones formales entre las estelas
rectangulares y las estelas con tocado, entre las estelas
de Vilaria y las estelas con tocado o entre estatuasmenhir del NW y las estelas alentejanas (vide supra,
Captulo 3), pero nunca se han abordado de manera
conjunta, bien por considerar que las estatuas-menhir del
NW y las alentejanas son fenmenos independientes que
tampoco estn relacionados entre s, o por atribuir una
cronologa ms temprana a los ejemplares del valle de
Vilaria y, en general, a los que incorporan collares y/o
tocado (vide supra, Captulo 3). En funcin de la revisin
que hemos realizado pensamos que hay argumentos para
situar todos estos ejemplares, adems de otros
grficamente relacionados, en el Bronce Inicial/Pleno. Su
coetaneidad es muy probable entre ca. 2200-1700/1500
AC y, en funcin de la posible continuidad de algunas de
estas iconografas, plausible hasta ca. 1400/1200/1100
AC. Con los datos disponibles es difcil abordar la
articulacin cronolgica de estas estelas y estatuas-menhir
en detalle.
Aunque su iconografa es diversa, se recurre a un nmero
limitado de iconos que representan armas (puales,
alabardas, espadas, arcos), herramientas (cinceles,
hachas), elementos de proteccin (corazas), de vestido
(posibles mantos, cinturones, un atuendo que hemos
denominado elemento cruzado y en algunos casos
posibles faldellines) y de adorno (collares, tocados).
Adems, se representan tres elementos de posible carcter
emblemtico a los que se han atribuido funciones o
significados anlogos, como el manto/coraza/escudo
caracterstico de algunos ejemplares septentrionales, el
emblema rectangular o subrectangular, reproducido en
numerosas estatuas-menhir del Sur de Galicia, Norte de
Portugal, SW de la Meseta Norte y Tajo Medio, o el
emblema ancoriforme, tpico de las estelas del Bajo
Alentejo y Algarve, aunque tambin est presente en una
estatua-menhir de la Beira Interior y en otra del Alto
Alentejo.
Las estelas y estatuas-menhir de esta poca se caracterizan
por su iconicidad, por aludir de forma explcita a
personajes, representando algunos elementos del cuerpo,
pero incidiendo especialmente en la representacin de
elementos de vestido, adorno, armas y emblemas. En un
grupo nutrido de estelas y estatuas-menhir hay iconos que
parecen aludir a su condicin femenina o masculina. Los
elementos de adorno (collares, tocado) y vestido (cinturn,
posiblemente el elemento cruzado) elaboran la imagen
de personajes posiblemente femeninos, como indican la
estela de Salvatierra de Santiago o la estatua-menhir de
Boulhosa. Tambin la posible coraza decorada con
espina de pez podra ser indicativa de este gnero, como
sugieren las estatuas-menhir de Ermida y Nave 2. Estos
personajes femeninos tambin pueden incorporar
emblemas rectangulares. Las herramientas y las armas,

430

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

especialmente las espadas y las alabardas, podran estar


indicando la condicin masculina del personaje aludido,
especialmente si atendemos al registro antropolgico del
Sur peninsular, en donde las alabardas y las espadas estn
sistemticamente asociadas a varones, mientras los
puales, aunque ocasionalmente asociados a mujeres, se
vinculan mayoritariamente a hombres. Este binomio,
pual-masculino tambin est documentado en la Cuenca
del Duero. Estos personajes tambin pueden incorporar
corazas decoradas con lneas horizontales, emblemas
ancoriformes o rectangulares, o manto/coraza/escudo
rectangular. Como vemos, el emblema rectangular
trasciende esta dicotoma, por lo que podra ser
interpretado en relacin con otro tipo de categora
identitaria. Tambin hay piezas que relativizan esta
supuesta dicotoma, como las piezas de Garrovillas y Vilar
de Santos, ambas con collares y pual, aunque como
hemos visto, en el Sureste hay casos en los que los puales
pueden estar asociados a mujeres. Un caso excepcional,
sin embargo, sera el de Soalar, en el que hay una
alabarda, en un soporte que presenta dos protuberancias
que podran ser interpretadas como senos. Estos casos
sugieren que quiz en algunas zonas estemos ante
categoras sociales fluidas en las que el gnero no es un
factor determinante. Por otro lado, en el conjunto de las
estelas y estatuas-menhir atribuidas a esta fase no hay
apenas alusiones a la condicin masculina a travs de la
representacin de atributos fsicos, lo que podra ser
indicativo de una situacin similar. Hay tambin casos
ambiguos, en los que se representan emblemas
ancoriformes o rectangulares, o manto/coraza/escudo que
no estn asociados a ninguno de los iconos que podran ser
indicativos de gnero masculino o femenino, por lo que,
como sugerimos para el emblema rectangular, quiz
estemos ante smbolos de otro tipo de categora identitaria
que est por encima de las relaciones de gnero. En
cualquier caso, en estas regiones nos encontramos con
representaciones de personajes ambiguos, femeninos y/o
masculinos, segn las zonas, de estatus social diferenciado
que, como su propio carcter icnico y ptreo ponen de
manifiesto, jugaron un papel fundamental en la
reproduccin de las relaciones sociales a una escala local
(vide infra).
Una caracterstica de estas estelas y estatuas-menhir es
que incorporan aspectos iconogrficos y/o estilsticos que
presentan amplias distribuciones geogrficas y remiten a
la existencia de relaciones sociales de carcter extra-local,
aspectos que al ser integrados en estas imgenes inciden
en la importancia que adquieren este tipo de relaciones a
una escala local. La incorporacin de algunos iconos
como las armas puede ser explicada en funcin de
relaciones extra-locales con mbitos geogrficos diversos,
con o sin estelas, ya que remiten a referentes metlicos
documentados en diversas regiones. Pero hay aspectos
formales que inciden en la existencia de mbitos de
interaccin social de especial relevancia entre diversas
reas con estelas y estatuas-menhir que configuran
regiones en cuyo seno pudo existir un alto grado de
integracin social (ver fig. 265). Uno de estos mbitos es

el que define la distribucin de las estelas o esteliformes


de morfologa rectangular, situadas en el Cantbrico
Central, Galicia y NW de la Meseta Norte. Un segundo
mbito es el que describen las piezas que incorporan el
emblema rectangular, que abarca una amplia regin que
engloba el Sur de Galicia, Norte de Portugal, Beira Alta,
Norte de Salamanca y cuenca del Tajo a su paso por la
Beira Baja y occidente de Cceres. Su extensin puede
llegar al Noreste de la Pennsula si se considera la pieza de
Preixana. Otro mbito lo define la distribucin geogrfica
de las estelas con tocado, que engloba un rea que discurre
desde el Alto Mondego, en la Beira Alta, y el Alto
gueda, en Salamanca, por la cuenca del Tajo entre el
Alto Alentejo y Monfrage, Sierra Morena y hasta el
Guadalquivir Medio. La presencia de tocado en la estatuamenhir de Muio de San Pedro, extiende esta distribucin
hasta el Sur de Galicia. El estilo y la presencia casi
sistemtica del emblema ancoriforme definen un rea de
interaccin en la que se documentan estelas alentejanas
que abarca la cuenca del Tajo, a su paso por la Beira
Interior y Alto Alentejo, el Bajo Alentejo, Alentejo Litoral
y Algarve, adems del Guadalquivir Medio (ver fig. 265).
Si cruzamos estas distribuciones con la posible condicin
femenina o masculina de los personajes representados,
observamos que tanto en el Sur de Galicia/Norte de
Portugal, Beira Alta, SW de la Meseta Norte y cuenca del
Tajo se conocen estelas y estatuas-menhir que responden a
estas dos categoras, mientras en la franja central de
Galicia, Cantbrico Central, Bajo Alentejo y Algarve, hay
ejemplares con armas, posiblemente masculinos, y
personajes ambiguos, slo con manto/coraza/escudo o
ancoriforme pero sin armas. Por otro lado, en las zonas
con estelas con tocado, a excepcin del Sur de Galicia,
Alto Alentejo y Alagn, por su proximidad a la estatuamenhir de Valdefuentes, no hay estelas o estatuas-menhir
que aludan claramente a personajes de condicin
masculina. No obstante, hay que tener en cuenta que las
estelas con tocado, al igual que las estelas alentejanas,
constituyen una tradicin de larga duracin, como ponen
de manifiesto las estelas con tocado de estilo esquemtico
atribuidas al Bronce Final (vide infra). Por ello, hay que
considerar la posibilidad de que parte de estas estelas con
tocado de estilo naturalista, que son las que atribuimos al
Bronce Inicial/Pleno, fueran contemporneas a algunas de
las estelas del Suroeste de formato Bsico, situadas en la
Beira Alta y Alta Extremadura, situadas, segn las
propuestas, a partir de ca. 1400/1260 AC.
Las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce
Inicial/Pleno estn situadas al aire libre, son hitos
potencialmente visibles en el paisaje, especialmente
cuando consideramos los soportes de mayor talla. Pueden
estar situadas en valles con potencialidad agrcola o en
reas ricas en pastos. Suelen estar situadas en zonas de
trnsito local y en ocasiones junto a importantes zonas de
paso que comunican diferentes regiones. Es frecuente que
se siten en regiones con recursos diversificados, entre los
que destaca la abundancia de recursos minerales metlicos
que pueden ser explotados con tecnologa rudimentaria.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


Aunque en algunas de estas zonas los poblados de esta
poca son prcticamente desconocidos, como en el Bajo
Alentejo o en algunas zonas de Extremadura, en algunos
sectores se conocen poblados de esta poca que pueden
ser relacionados con estelas y estatuas-menhir coetneas,
como en Lrida, el Alto Douro, Beira Alta o el Alto
Alagn. En esta ltima zona se conocen las estelas 1 y 2
de El Cerezal, halladas junto a un poblado con recinto
ptreo con restos atribuibles al Calcoltico y Edad del
Bronce. La estela de Castro de Barrega se document en
lo alto de un poblado que tambin incluye estructura
defensiva, aunque los restos recogidos no parecen remitir
a una cronologa concreta. Finalmente, las estelas 1 y 3 de
S. Martinho, en la Beira Baja, se hallaron en un poblado
tambin amurallado que documenta una ocupacin de
Bronce Final/Hierro Inicial y, de momento, aparte de las
estelas, no se han documentado restos atribuibles al
Bronce Inicial/Pleno. En el Norte de Portugal, Beira Alta
o SW de la Meseta Norte se documenta un retroceso en el
nmero de poblados conocidos respecto a la etapa anterior
y se sitan, casi siempre, en altura, en puntos intermedios
entre las tierras altas y los valles, y en funcin de
importantes vas naturales de trnsito. Es posible que este
panorama se diversifique en el futuro con el avance de la
investigacin y que se detecten, por ejemplo, otro tipo de
poblados en cotas mas bajas, como ocurre en la Baja
Extremadura o en el Noreste.
En varias ocasiones las estelas o estatuas-menhir estn
realizadas en antiguos menhires, como ocurre en Soalar,
Sejos, Chaves, Boua y Alfarrobeira. Esta relacin con el
pasado tambin queda materializada al implantar la estela
o estatua-menhir en, o junto a, reas ocupadas por
antiguas necrpolis, como ocurre en Soalar, Collado de
Sejos, Pea T, Garabandal, Paredes de Abajo, Boulhosa,
Cha das Lameiras, Hernn Prez, Granja de Toniuelo y
Ervidel. Las necrpolis que han sido investigadas con
cierta intensidad han revelado usos coetneos a las estelas,
por lo que es previsible que en las dems tambin se
documenten este tipo de usos tardos si son investigadas
en profundidad. Esta relacin entre las estelas o estatuasmenhir y ambientes funerarios tambin queda claramente
expresada cuando se asocian a necrpolis genricamente
contemporneas, como podra ser el caso de Millarn,
Cerezal 1 y 2, Alfarrobeira, Gomes Aires, Passadeiras o
Alfarrobeira. Aunque los enterramientos que se practiquen
en estas necrpolis o en las ms antiguas sean de tipo
individual, son contextos caracterizados por la
agregacin, en el tiempo y/o en el espacio. En estos
ambientes puede haber una o varias estelas o estatuasmenhir atribuidas a esta poca, aunque no disponemos de
muchos datos para valorar la secuencia de su introduccin.
Hay ejemplares agrupados o muy prximos que presentan
diferencias iconogrficas, como ocurre en Sejos 1 y 2,
Nave 1 y 2 o Cabeo da Mina 1-21. En este ltimo caso
las estelas forman parte de un amplio recinto en el que no
se detectan restos de tipo funerario pero los datos de su
excavacin sugieren que su introduccin pudo haber
tenido lugar de forma simultnea o durante un breve
espacio de tiempo, desde un punto de vista arqueolgico.

431

Tambin son formalmente variadas las estelas alentejanas


de Trigaxes 1-2 y Mombeja 1-3, aunque todas fueron
reutilizadas en cistas de la Edad del Bronce por lo que su
agrupacin puede ser producto de estas reutilizaciones.
Hay otras agrupaciones que incluyen varios ejemplares
ms estereotipados, aunque tambin hay cierta
variabilidad formal, como en Hernn Prez, Cerezal 1 y 2
y S. Martinho 1 y 3, aunque en este ltimo caso su
agrupacin puede datar del Bronce Final. Un caso de gran
inters es el de Passadeiras, ya que hay al menos tres
estelas pero slo una se conserva intacta y las tres se
documentaron en una necrpolis coetnea, lo que sugiere
que posiblemente los fragmentos de dos estelas sean
indicativos de fracturas intencionales. Adems de su
relacin con ambientes claramente funerarios o de formar
parte, en un caso, de un recinto, las estelas y estatuasmenhir de esta poca se sitan frecuentemente junto a
arroyos estacionales o permanentes, ros, manantiales o
humedales, ambientes que durante la Edad del Bronce
adquieren un papel relevante. Esta relacin se documenta
en ejemplares del Norte como Soalar, Sejos 1 y 2, Chaves,
Boua, Atades, Nave 1, Tremedal, Valdefuentes o
Garrovillas, as como en la mayora de las estelas con
tocado y estelas alentejanas.
Las estelas y estatuas-menhir eran visibles en el paisaje,
fueron realizadas en piedra con la intencin de
permanencia, aunque en alguna ocasin fueron destruidas,
como sugiere el caso de Passadeiras, en donde hay dos
fragmentos de dos estelas junto a una estela completa que
pudo haber sido introducida para sustituir a las anteriores.
En otros casos se documentan modificaciones que pueden
ser atribuidas tambin al Bronce Inicial/Pleno y que
introducen nuevos matices en la iconografa de la pieza,
como pudo ocurrir en Chaves, Guarda, Pea T o Soalar.
En Millarn, sin embargo, se documenta una importante
alteracin, ya que se fragmenta una posible estatua-menhir
y en un fragmento se realizan nuevos grabados. Otras
alteraciones son testimonio de la reinterpretacin de estas
piezas, como puede ser la reutilizacin de las estelas de
Santa Vitoria, Trigaxes 1 y 2, Mombeja 1, 2 y 3, Atalaia y
quiz Marmelete en estructuras funerarias de la Edad del
Bronce, en los primeros seis casos como tapas de cistas. A
momentos ms tardos se pueden atribuir la posible
reutilizacin de la estela 1 de S. Martinho, la
fragmentacin de la estela 3 del mismo lugar o la
reutilizacin de la estatua-menhir de Talavera, y
posiblemente la de Luna, como soporte para la
elaboracin de estelas del Suroeste durante el Bronce
Final, o la posible reutilizacin de la estela de Mourios
en un encachado tumular de la Segunda Edad del Hierro.
A pesar de estas alteraciones, hay testimonios que indican
que algunos lugares y las estelas del Bronce Inicial/Pleno
que all se encontraban, gozaron de cierta vigencia, como
indican los casos paradigmticos de Hernn Prez y
Ervidel, en los que se documentan tambin estelas del
Suroeste, aunque no hay que olvidar que la estela
alentejana de Ervidel 1 y las estelas con tocado de Hernn
Prez 1, 3 y 7 estn fragmentadas quiz como resultado de

432

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

acciones intencionales. A una escala ms amplia, hay


reas en las que las estelas del Bronce Inicial/Pleno y las
del Bronce Final se solapan, lo que indica que en algunas
zonas este tipo de recurso fue reiteradamente utilizado,
por lo que ofrecen el potencial para analizar el decurso de
posibles tradiciones locales, como en la zona de Serra de
Estrela-Gata, Tajo, Sierra Montnchez, Bajo Alentejo,
Sierra Morena y Guadalquivir Medio/Bajo.
En la Pennsula Ibrica, el grupo ms numeroso de estelas
lo componen piezas atribuidas al Bronce Tardo/Final.
Algunas de las iconografas preexistentes tienen
continuidad durante el Bronce Tardo y Final, como
parece ser el caso de algunas estelas alentejanas que,
adems de la iconografa tradicional, incluyen hachas de
enmangue directo que han sido relacionadas con
referentes metlicos que remiten a fechas situadas a partir
de ca. 1400/1200 AC (vide supra, Captulo 7.3).
Igualmente, algunas de las estelas y estatuas-menhir del
Norte peninsular o estelas con tocado de estilo naturalista
pudieron haber sido elaboradas en un momento tardo del
Bronce Pleno o Bronce Tardo, entre 1400-1200 AC (vide
supra, Captulo 7.1). Las estelas con tocado tienen
continuidad clara en las estelas con tocado de estilo
esquemtico que, en funcin de los datos disponibles,
podran ser atribuidas a un momento situado a partir de
1400 AC o, con ms probabilidad, a partir de ca. 1200 AC
(vide supra, Captulo 7.2). Pero la iconografa
paradigmtica del Bronce Final es la que reproducen las
denominadas estelas del Suroeste (vide supra, Captulo
7.4) que, como muestran diversos casos, estn
estrechamente relacionadas con las estelas con tocado ms
tardas.
Las estelas del Suroeste reproducen dos formatos
iconogrficos claramente diferenciados. Un formato
Bsico (B y B+O) basado en iconos que reproducen armas
(espadas, lanzas), escudos de carcter emblemtico (B),
aunque tambin pueden incluir la representacin de cascos
cnicos o de cimera, o elementos como carros, espejos,
fbulas o peines, en un caso una lira (B+O), que remiten a
la participacin de estas poblaciones en relaciones de
carcter extra-local relacionadas, directa o indirectamente,
con la interaccin precolonial en la que estn implicadas
amplias regiones de la Pennsula Ibrica. Otro formato
Antropomorfo (A) de basa, fundamentalmente, en la
presencia de la figura humana esquemtica, que es
acompaada por armas, cascos y/o escudos similares a los
anteriores, adems de arcos en algunos casos, que
incorpora, en prcticamente la totalidad de las piezas,
iconos que remiten a la interaccin precolonial, como
carros, espejos, fbulas, peines o liras, adems de
tocados/cascos de cuernos, cnidos y, en ocasiones,
ponderales, pinzas y tranchets. En las estelas de formato
antropomorfo lo ms comn es que aparezca un solo
personaje, aunque en ocasiones se incluyen uno o ms
personajes adicionales, de menor o igual tamao, en
alguna ocasin con tocado, que, en algunos casos,
componen escenas. En al menos dos de estos casos se
incluyen escenas que recrean rituales de carcter

mortuorio. En al caso mejor conservado (Ategua),


posiblemente uno de los ms recientes de la serie, se
elabora una posible narracin sobre la vida, muerte y
funerales del personaje aludido.
La distribucin geogrfica de estos dos formatos apenas se
solapa, parece ser genricamente complementaria. Los
datos cronolgicos disponibles indican que las estelas de
formato B comenzaron su andadura antes que las estelas
de formato A, posiblemente a partir de ca. 1400/1260 AC,
momento en el que quiz tambin se elaboran algunas
estelas y estatuas-menhir en el Norte, algunas estelas con
tocado de estilo naturalista y estelas alentejanas. Los datos
sugieren que, posiblemente a partir de ca. 1200 AC, en el
formato B se incorporan iconos que remiten a la
interaccin precolonial, mientras parecen comenzar su
andadura las estelas de formato A, momento al que se
pueden atribuir la estelas con tocado de estilo
esquemtico. Los datos sugieren que entre 1300/1200 AC
y 1050 AC convivieron diversas iconografas vivas:
quiz algunas estelas alentejanas y estelas con tocado de
estilo naturalista, aunque los datos no son definitivos, y
con ms seguridad estelas de formato B y B+O, estelas de
formato A y estelas con tocado de estilo esquemtico. En
funcin de los iconos que incorporan las estelas parece
que la nicas estelas que se siguieron elaborando a partir
de ca. 1050 AC son las de formato A, incorporando
ocasionalmente figuras con tocado en los mismos
soportes. Aunque los datos son inseguros, parece que la
elaboracin de este tipo de estelas continu durante los
inicios de la Edad del Hierro en algunos sectores.
La distribucin geogrfica de las estelas del Suroeste es
muy significativa por varias razones. Por un lado, la
distribucin de los formatos iconogrficos describe reas
de interaccin social que, en algunas zonas se solapan. Por
otro, hay estelas del Suroeste que surgen en zonas o junto
a zonas en las que se conocen estelas y estatuas-menhir
atribuidas al Bronce Inicial/Pleno con iconografas que en
algunos casos pudieron tener continuidad posterior. En la
zona de Serra de Estrela-Gata, en donde se documentan
las estelas del Suroeste ms antiguas, hay estelas con
tocado de estilo naturalista, que, en Hernn Prez,
aparecen junto a una estela del Suroeste de estilo Bsico.
Cerca, en la margen izquierda del Alagn en el Este, se
conocen las estatuas-menhir de Valdefuentes y Segura de
Toro. Al SW, en Fundao, se conoce una nueva estatuamenhir con ancoriforme y espada. En la cuenca del Tajo
se sita el Monte de S. Martinho, en el que se localizan
dos estelas atribuidas al Bronce Inicial/Pleno, con
emblema rectangular, posibles espadas y alabardas, una de
ellas posiblemente reutilizada para elaborar una estela del
Suroeste. Estas pieza aparecieron junto a un menhir
reutilizado como estela del Suroeste. Al Sur del Tajo, en
el municipio de Valencia de Alcntara, se conoce una
estela posiblemente relacionada con las estelas alentejanas
y tres estelas del Suroeste de formato B+O. No lejos de
Valencia de Alcntara se sita la estela de Millarn, con
posible emblema rectangular y atribuible al Bronce
Inicial/Pleno y, un poco ms al W se document la estela-

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


estatua-menhir alentejana de Tapada da Moita, que
tambin se puede situar en esta poca. Junto al Tajo, pero
a la altura del vado de Montnchez, en el municipio de
Torrejn Rubio hay una estela con tocado de estilo
naturalista, atribuida al Bronce Inicial/Pleno, varias estelas
del Suroeste, una de estilo B que es transformada en una
estela de formato A, una estela de formato B+O y una
estela de formato A, adems de una estela con tocado de
estilo esquemtico que se podra ser situada en el s. VIII
AC. A la altura del vado de Talavera, ms al Este, tambin
coincide una estatua-menhir que podra haber sido
elaborada durante el Bronce Inicial/Pleno y que durante el
Bronce Final fue reutilizada como soporte de una
iconografa tpica de las estelas del SW de formato A. Ms
al Sur, en la divisoria de las cuencas del Tajo y Guadiana
Medios, en el entorno de la Sierra de Montnchez,
tambin se han documentado una estela con tocado de
estilo naturalista, quiz elaborada durante el Bronce
Inicial/Pleno, cinco estelas de formato Bsico (B y B+O) y
una de formato A. Al Sur de Badajoz, en Sierra Morena,
se conocen tambin las estelas con tocado de estilo
naturalista de Granja de Toniuelo y Bodonal, no lejos de
donde se localizan las estelas del Suroeste de formato A
de Fuente de Cantos y Capote. Otra zona de inters es el
Bajo Alentejo, ya que en la necrpolis del Bronce Inicial
de Herdade do Pomar se documentan una estela
alentejana, de posible cronologa tarda, y la estela del
Suroeste de formato A de Ervidel 2. Finalmente, otra
regin en la que coinciden las estelas del Suroeste con
iconografas atribuidas al Bronce Inicial y Pleno es el
Bajo/Medio Guadalquivir, en una zona en la que, adems
de infinidad de estelas del Suroeste de formato A, se
localiza la estela con tocado de estilo hbrido naturalistaesquemtico de La Lantejuela y la estela de estilo
alentejano de El Torcal.
Como ocurre con las estelas y estatuas-menhir atribuidas
al Bronce Pleno/Inicial, las estelas del Suroeste estn
reiteradamente situadas en funcin de zonas de trnsito
que tienen relevancia a escala regional y, en ocasiones, a
escala local. Su relacin con arroyos y ros es casi
sistemtica y, en muchas ocasiones, esta proximidad es
significativa.

433

menhires, estelas o estatuas-menhir, como ocurre en los


casos de S. Martinho 2, Magacela, Cancho Roano y,
posiblemente, Bayuela 1, que reutilizan menhires. En el
caso de Magacela la cercana del conocido sepulcro
megaltico es un hecho significativo, como tambin ocurre
en Almadn de la Plata. Talavera y, posiblemente, S.
Martinho 1 y Luna, reutilizan estatuas-menhir que podran
ser atribuidas al Bronce Pleno. Este fenmeno de
agregacin queda bien expresado en lugares en los que se
han documentado estelas del Suroeste junto a estelas o
estatuas-menhir y/o restos funerarios atribuidos al Bronce
Inicial/Pleno, como en Hernn Prez, S. Martinho y
Herdade do Pomar.
Las estelas del Suroeste pueden aparecer aisladas o
agrupadas con otras estelas del Suroeste, generalmente del
mismo formato, o con estelas con tocado de estilo
esquemtico. Entre las estelas agrupadas destacan las de la
S. Martinho 1 y 2 o Atalaya de la Moranilla (cija 2 y 4),
todas de formato A. Las cercanas estelas de Aldea del Rey
1 y 3 presentan formato B+O y A, respectivamente,
aunque, como seal Galn, se encuentran a ambas orillas
del ro Jabaln. En Torrejn Rubio se encuentran
agrupadas las estelas 1 y 2, de formato B+O y con tocado
de estilo esquemtico, respectivamente. En el caso de
Almadn de la Plata 1 y 2, ambas de formato A, una de
ellas integra en la iconografa una figura humana con
tocado de estilo esquemtico.
A pesar de que tanto la iconografa de las estelas del
Suroeste como algunos de sus contextos inciden en su
significado funerario, hay casos que se sitan en
ambientes de habitacin, como ocurre en S. Martinho,
donde las estelas se documentan fuera de la muralla pero
junto a ella, o en la Atalaya de la Moranilla, donde se
recogen dos estelas, aunque no hay que olvidar que la
estela de Ecija 4 se encontr en una acumulacin de
piedras situada en el sector oriental de este cerro. Esta
relacin entre estelas del Suroeste y acumulaciones de
piedras parece repetirse en varias ocasiones, aunque el
nico caso bien documentado es el de Almadn de la
Plata. La naturaleza y cronologa de estas acumulaciones
de piedras son cuestiones que, de momento, quedan
abiertas, ya que no se han excavado.

Aunque casi todos los investigadores consideran que su


iconografa tiene sentido funerario, han sido muy escasas
las ocasiones en las que se han documentado estelas en
contextos funerarios. Destacan por su claridad los casos de
Buoux 1, en Francia, Cortijo de la Reina 1, en el
Guadalquivir, ambos asociados a urnas y restos de
posibles cremaciones/incineraciones, y Haza de Trillo, que
sellaba un receptculo hipogeo en el que se documentaron
varias inhumaciones. Existen otros casos, aunque los datos
referidos a posibles inhumaciones o cenizas, no son tan
claros como los anteriores.

Un anlisis de la documentacin disponible sobre


poblados y estelas indica que las estelas pudieron haber
estado situadas en reas de aprovechamiento estacional o
secundario, quiz para pastos, pero en muchas ocasiones,
especialmente en las cuencas del Tajo, Guadiana y
Guadalquivir, las estelas se sitan en la proximidad de
poblados, en ocasiones junto a ellos, por lo que su
distribucin macroespacial, ligada a las principales vas de
trnsito, debi responder en muchos casos a los patrones
de ocupacin dominantes en estas regiones.

Las estelas del Suroeste tambin pueden estar asociadas a


prcticas de agregacin que, en ocasiones, incluyen
preexistencias de cierta antigedad. Casos paradigmticos
son las estelas que reutilizan antiguos soportes como

Si se considera el carcter mortuorio, no exclusivamente


funerario, de las estelas, hay que valorar la posibilidad de
que no estuvieran siempre directamente ligadas a
enterramientos propiamente dichos. Su papel, como pudo

434

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

ser el caso de la mayora de las estelas y estatuas-menhir


del Bronce Inicial/Pleno, pudo estar ligado a la
conmemoracin de personajes que, tras su fallecimiento,
pasaban a formar parte de los ancestros, por ello en
algunos casos se busca establecer una relacin material
con restos preexistentes y lugares ancestrales (Garca
Sanjun, 2010; vide infra).

9.2 Elementos para valorar la hiptesis de la


continuidad
Una de las hiptesis de trabajo que plantebamos al inicio
de este trabajo es la existencia de una posible conexin
entre todos los ejemplares considerados. En aos recientes
se han propuesto hiptesis continuistas que interpretan las
estelas y estatuas-menhir como imgenes que comparten
un fondo ideolgico comn que parte del Megalitismo y
que contina hasta la Edad del Hierro (Almagro-Gorbea,
1993b; 1994; 2009a; Bueno y Balbn, 2003b; Bueno,
Balbn y Barroso, 2005c; 2008a; vide supra, Captulo 3).
Estas propuestas parten de una conceptualizacin
ideolgico-normativa de la estela, como elemento material
que expresa una idea preexistente, comn y compartida.
La variabilidad formal que se registra en pocas
posteriores al Megalitismo es interpretada por Bueno y su
equipo como el resultado de la interpretacin regional de
esta referencia ideolgica de base (Bueno, Balbn y
Barroso, 2005c: 630).
Como hemos sealado en un apartado anterior,
consideramos que las prcticas sociales y las relaciones a
ellas asociadas son las que formalizan procesos

identitarios, sociales e ideolgicos (vide supra, Captulo


4). Por ello, a pesar de que partimos de una definicin de
las estelas de carcter social y sin connotaciones
normativas (vide supra, Captulo 2), no desechamos la
idea de que, en algunas zonas, el recurso a estelas y su
permanencia en el tiempo y en el espacio, hubieran
inspirado el recurso a este tipo de imgenes en momentos
posteriores, generando en algunas zonas una larga
tradicin material que, en algunos casos, pudo incorporar
nexos grficos (en el sentido sealado por Robb, 2008).
El nexo entre todas estas imgenes, la alusin a personajes
a travs de imgenes en piedra, remite, segn nuestra
perspectiva (vide supra) a una temtica y a un conjunto de
valores presentes en infinidad de sociedades y que no
necesariamente corresponden a entidades de carcter
normativo y cultural. Adems, hemos de tener en cuenta
que la presencia de estelas y estatuas-menhir se solapa
con, o transciende a, entidades materiales muy diversas.
La estela como hecho social juega un papel activo en la
estructuracin de valores que ocurren socialmente, que
son dinmicos y que pueden trascender culturas en el
sentido clsico del trmino. Por otro lado, consideramos la
posibilidad de que en algunas zonas en las que se registra
el recurso reiterado a estelas existe la posibilidad de que
antiguas estelas jugaran un papel activo como inspiracin
en la elaboracin de ejemplares ms recientes. Para
valorar este tema nos centramos en aspectos como la
distribucin geogrfica y la diacrona entre ejemplares, as
como en las posibles relaciones contextuales, es decir
formales y materiales, entre ejemplares de diversa
cronologa.

Figura 264: Distribucin de menhires antropomorfos, estelas y estatuas-menhir atribuidos al Neoltico y Calcoltico (izquierda) y distribucin de menhires
y sepulcros megalticos en la Pennsula Ibrica segn Kalb (2008) (derecha).

Distribucin geogrfica y diacrona


Las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y
Pleno aparecen en muchas zonas en las que el
Megalitismo est representado y en las que se documentan
usos tardos de antiguas necrpolis que conllevan la

realizacin de ofrendas y/o enterramientos en nuevos


receptculos o antiguos sepulcros megalticos. Con cierta
frecuencia las estelas y estatuas-menhir del Bronce
Inicial/Pleno se implantan en antiguas necrpolis de estas
caractersticas e incluso reutilizan antiguos menhires
situados en estos y otros lugares, lo que responde,
probablemente, a una buscada vinculacin con restos y

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


lugares ancestrales. En muchas otras ocasiones las estelas
y estatuas-menhir elaboradas en este perodo se sitan en
lugares en cuyo entorno no se conocen monumentos
megalticos. En estos casos pueden aparecer en contextos
diversos, junto a cursos de agua o humedales, como
algunas estatuas-menhir del Norte, como parte de un

435

recinto, como las estelas de Cabeo da Mina en Vilaria, o


asociadas a necrpolis de cistas de esta poca, como
ocurre con muchas estelas alentejanas (vide infra). El
posible nexo entre las estelas y estatuas-menhir atribuidas
al Neoltico/Calcoltico y las del Bronce Inicial/Pleno se
puede analizar desde variadas perspectivas.

Figura 265: Distribucin geogrfica de las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno (ca. 2200-1400/1200 AC).

Desde el punto de vista de la distribucin geogrfica y la


diacrona se pueden hacer dos lecturas. Por un lado, la
distribucin geogrfica de ambas agrupaciones parece
coincidir de forma genrica en muchas regiones, al menos
a una escala macro, pero si analizamos ambas
distribuciones a una escala de mayor resolucin, esta
coincidencia no es sistemtica. No obstante, es previsible
que con el desarrollo de la investigacin en los ambientes
megalticos se documenten nuevos ejemplares asociados a
este fenmeno, ya que en este tipo de contextos las estelas
y estatuas-menhir parecen ser un fenmeno ms o menos
generalizado. En este sentido hay que valorar la
posibilidad de que la estatuaria megaltica inspirara el
desarrollo de esta imaginera a partir de finales del III
milenio AC, no por mantenerse como una tradicin
viva, ya que hay un lapso de tiempo importante entre a

elaboracin de ambas manifestaciones, sino por la


permanencia de estas imgenes y su posible papel en la
memoria colectiva de las comunidades vinculadas a
dichos lugares (Gell, 1992; Bradley, 2002b). Sin embargo,
en contra de esta hiptesis est el hecho de que la mayora
de las estelas y estatuas-menhir documentadas en
sepulcros megalticos estaban ocultas, al estar situadas
en el interior de sepulcros, reas inaccesibles en la
mayora de los casos por su cierre intencional o
colmatacin. Hay algunos casos, entre los que destacan los
menhires antropomorfos o la estela de Coll Cimera, que
posiblemente eran visibles, por lo que pudieron ser
elementos significativos y que jugaran un papel activo en
la gnesis de las estelas y estatuas-menhir durante la Edad
del Bronce en algunas zonas.

436

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 266: Distribucin de las estelas atribuidas al Bronce Tardo/Final (1400/1200-825 AC) e inicios de la Edad del Hierro (825-750/700 AC).

Las estelas atribuidas al Bronce Tardo/Final e inicios del


Hierro (ca. 1400/1200-750/700 AC) presentan una
distribucin geogrfica ms desvinculada de los ncleos
en los que se registra la mayor densidad de monumentos
megalticos. Esto no obsta para que en algunos casos se
documente la presencia de estelas del Suroeste en las
inmediaciones de antiguos sepulcros megalticos, como
ocurre en Hernn Prez, Magacela o Almadn de la Plata,
lo que debi responder igualmente a una buscada relacin
con restos preexistentes (vide infra). En este mismo tema
incide la reutilizacin de menhires para grabar la tpica

iconografa de estas estelas, como ocurre en Magacela,


Cancho Roano, S. Martinho o Bayuela (ver fig. 266).
Desde el punto de vista de la distribucin geogrfica y la
diacrona, las estelas del Bronce Final pueden ser
relacionadas con las del Bronce Inicial y Pleno por
diversos motivos. Por un lado, presentan cierta
complementariedad geogrfica. Las estelas del Bronce
Final consideradas ms antiguas se sitan en una regin en
la que coinciden con estelas y estatuas-menhir del Bronce
Inicial y Pleno. En estos sectores pueden llegar a coincidir
en los mismos lugares o zonas, como ocurre en Hernn

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


Prez o Torrejn Rubio. Las estelas del Bronce Final del
formato A, cuyo desarrollo arranca en un momento
ligeramente posterior (a partir de ca. 1200/1100 AC)
pueden aparecer tambin junto a estelas o estatuas-menhir
atribuidas al Bronce Inicial/Pleno, como se ha
documentado en Sao Martinho, o junto a estelas que dan
continuidad a la iconografa de las estelas del Bronce
Inicial/Pleno durante el Bronce Tardo y/o Final y quiz el
Hierro inicial, como ocurre en el caso de Ervidel, en
algunas zonas del Zjar en las que hay estelas con tocado
de estilo esquemtico o, como en Almadn de la Plata o
Ategua, en las que estas imgenes con tocado se integran
en la iconografa de las estelas del Suroeste (vide infra).
Desde un punto de vista cronolgico se puede proponer la
continuidad de la iconografa de las estelas con tocado
como una iconografa que se mantiene viva durante toda
la Edad del Bronce. Por otro lado, los datos disponibles
sugieren la posibilidad de que las estatuas-menhir con
armas del Norte y las estelas alentejanas tuvieran un papel
activo en la gnesis de las estelas ms antiguas del Bronce
Tardo/Final, todas ellas de formato B. Las estelas
alentejanas parecen tener continuidad entre ca. 1400/1200
AC, solapndose en el tiempo con las estelas del Suroeste
mas antiguas que, segn los autores, podran haber
comenzado su andadura a partir de ca. 1400/1260 AC,
aunque la distancia geogrfica entre estos ejemplares
relativiza en gran medida esta posible relacin. Las
estatuas-menhir con armas del Norte se sitan, desde un
punto de vista macro-geogrfico, ms prximas a las
estelas del Suroeste ms antiguas, aunque su cronologa
ms probable se sita entre ca. 2000/1800-1600/1500 AC.
No obstante, como estas atribuciones cronolgicas han de
ser tomadas como termini post quem, es posible
considerar una cronologa ligeramente posterior. En
cualquier caso, estas estatuas-menhir fueron elementos
visibles en el paisaje, por lo que no hay que descartar que
fueran elementos significativos (vide infra).
Relaciones formales
Unos de los argumentos a los que se ha recurrido
reiteradamente para defender la relacin entre las estelas y
estatuas-menhir de ambientes megalticos y otras que
nosotros consideramos ms tardas son las relaciones
grficas. Sin embargo, como se ve a lo largo de este
trabajo, no existen de momento nexos iconogrficos claros
entre los ejemplares elaborados o utilizados en ambientes
megalticos primarios y otros ejemplares. Pensamos que
esto es as incluso para la supuesta relacin que se
propone entre algunas estelas con collares que nosotros
atribuimos a la Edad del Bronce y las placas decoradas, ya
que incluso estos dos grupos no coinciden en su
distribucin geogrfica y, de momento, las placas no
ofrecen una representacin anloga de collares de varios
semicrculos. nicamente se podra proponer un nexo
entre la convencin de la lnea horizontal que separa la
cara del cuerpo, pero esta es una convencin que aparece
en piezas como Tabuyo o Pea T, claramente situadas en
el Bronce Inicial, que pudo haber sido integrada en las

437

estelas con tocado y collares en estos momentos gracias a


la interaccin que se desarrolla entre estas zonas y el
Norte de Portugal.
Otras relaciones formales son las que sugieren las diversas
piezas que en principio no ofrecen un contexto megaltico
pero que pueden ser situadas a lo largo del Calcoltico.
Hay analogas formales que son difciles de valorar por su
simplicidad, como ocurre, por ejemplo, con Pea Buitre,
Cidade das Rosas y la silueta de algunas placas
alentejanas. Por otro lado, hay piezas que remiten por su
iconografa a piezas del SE de Francia, aunque en el caso
de Canovelles tambin hay algn aspecto que podra ser
relacionado con estelas como la de Guarda. Debido al
estado de la estela de Canovelles y su situacin geogrfica
marginal respecto a las zonas de mayor concentracin
de estelas en la Pennsula Ibrica, es difcil valorar estas
posibles relaciones formales.
Las estelas y estatuas-menhir atribuidas a la Edad del
Bronce incorporan una iconografa renovada,
caracterizada por su iconicidad, aspecto ste que las
diferencia netamente de los ejemplares cuya elaboracin o
reutilizacin se asocian al Megalitismo clsico. Este
lenguaje icnico caracteriza, por otro lado, a todas las
piezas que pueden ser atribuidas a la Edad del Bronce y
Hierro Inicial, aunque las piezas ms tardas adquieren un
mayor grado de esquematismo.
La interrelacin entre los diversos grupos de estelas
atribuidas a la Edad del Bronce es un tema controvertido
(vide supra) que se puede valorar en funcin de los
siguientes datos. Las estelas con collares, con collares y
tocado presentan una distribucin geogrfica continua y,
en funcin de los datos disponibles, se les puede atribuir
una diacrona amplia que abarca toda la Edad del Bronce e
inicios del Hierro. En esta fase final es cuando su relacin
con las estelas del Suroeste, en este caso de formato A, es
ms evidente, pero esta relacin pudo haberse iniciado en
una fase anterior, ya que las estelas con tocado naturalista
coinciden en algunas regiones con las estelas del Suroeste
de formato B y B+O, especialmente en las zonas en las
que se encuentran los ejemplares de este tipo a los que se
pueden atribuir cronologas ms antiguas.
Entre las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce
Inicial/Pleno se distingue el uso a emblemas anlogos
que, adems presentan una distribucin geogrfica
genricamente excluyente. Las estelas del Suroeste a las
que se atribuye una cronologa ms antigua se encuentran
en una zona en la que se conocen estatuas-menhir con
emblema rectangular. El escudo circular se incorpora
igualmente como emblema central en la composicin, por
lo que se puede considerar como elemento anlogo al
emblema rectangular y al emblema ancoriforme. Si, como
hemos sugerido en un apartado anterior, es posible
abordar la distribucin de iconos y formatos en funcin de
relaciones sociales extra-locales, es posible que la gnesis
de un formato como el de las estelas del Suroeste de
formato B estuviera relacionado con dos aspectos. Por un

438

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

lado hay que tener en cuenta la existencia en zonas


vecinas de estatuas-menhir con emblema rectangular y
armas que pudieron haber inspirado el recurso a imgenes
similares e incluso la eleccin de iconos anlogos y su
articulacin compositiva. Por otro lado, hay que tener en
cuenta los tems que circulan y que son elegidos como
emblemas para articular dicha composicin. Los escudos
que incorporan las estelas del Suroeste de formato B
consideradas ms antiguas pudieron circular por el
Atlntico durante la segunda mitad del II Milenio AC,
mientras las espadas que incluyen pueden ser atribuidas,
en algunos casos, a partir de ca. 1400/1260 AC.
Entre las estelas y estatuas-menhir que incluyen emblemas
como el ancoriforme, el manto/escudo/coraza rectangular
y el emblema rectangular no hay transiciones
iconogrficas claras que puedan llevar a considerar
posibles relaciones genticas entre ellas. Adems,
presentan una distribucin geogrfica genricamente
excluyente, aunque se solapan en algunas zonas limtrofes.
Las afinidades y diferencias iconogrficas que existen
entre estas agrupaciones pueden ser interpretadas en
trminos de interaccin social extra-local, de integracin o
diferenciacin regional. Es posible que las estatuas-menhir
con emblema rectangular y las estelas del Suroeste de
formato B ms antiguas convivieran durante un tiempo, lo
que es sugerido por la distribucin geogrfica
complementaria que presentan. Igualmente es significativo
el hecho de que las estelas del Suroeste que reutilizan -y,
posiblemente, reinterpretan- estelas o estatuas-menhir en
el Occidente peninsular son iconografas de formato A,
mientras en el Noreste el nico caso documentado es una
iconografa de formato B que en este caso s parece
reutilizar una estatua-menhir (vide supra).
Relaciones materiales
Como hemos analizado en captulos previos, las relaciones
materiales, ms netamente contextuales, entre ejemplares
atribuidos a diferentes pocas, son reiteradas, revelan un
uso intencional del pasado, pero implican una utilizacin
diferente y reinterpretacin de los soportes o espacios
preexistentes. En los sepulcros megalticos hay numerosos
menhires y estelas reutilizados e integrados en su
arquitectura
(vide
supra,
Captulo
6.2).
Independientemente de que estos elementos antiguos sean
preexistencias del lugar o provengan de otros lugares, la
construccin de este tipo de arquitecturas en estos lugares
conlleva la estructuracin espacial del lugar, connotando
sus significados previos, al igual que su uso. Lo mismo se
puede decir de los menhires y estelas reutilizados, ya que
su nuevo uso incorpora nuevos matices que implican
reinterpretacin, aunque sta est tambin ligada a la
misma temtica. Tambin se documentan este tipo de
relaciones materiales entre ejemplares atribuidos a la Edad
del Bronce y el Megalitismo clsico, en el que incluimos
los menhires y sepulcros megalticos de construccin y
uso situados en el Neoltico y/o Calcoltico
precampaniforme. Hay estelas y estatuas-menhir que
reutilizan antiguos menhires (vide supra, Captulos 6.1,

7.1, 7.4), mientras otras son implantadas en antiguas


necrpolis megalticas que cuando se han investigado de
forma intensiva revelan usos recientes que en algunos
casos pueden ser coetneos a la estela o estatua-menhir
(vide supra, Captulos 6.2, 7.1, 7.2, 7.4). Pero en estos
casos, tanto la reutilizacin de un antiguo soporte, como el
recurso a lugares ancestrales, inciden en dos aspectos
interrelacionados: el uso consciente de los restos del
pasado y su reinterpretacin en funcin de narrativas que
introducen nuevos matices.
Se busca materializar de forma intencional una relacin
con restos preexistentes que remiten a un pasado ms o
menos remoto, pero la incorporacin de nuevas imgenes
en un menhir preexistente, la introduccin de estelas en
antiguas necrpolis funerarias o incluso la utilizacin de
antiguas arquitecturas megalticas para realizar ofrendas o
depositar nuevos enterramientos, estructuran de forma
sustancial estos espacios, connotan sus significados
previos, integrando elementos del pasado en nuevas
narrativas. Estas nuevas narrativas pueden contener
aspectos anlogos a los que sirvieron los antiguos
menhires o estelas y estatuas-menhir integradas en
sepulcros funerarios megalticos. Estos elementos
anlogos pueden responder a valores similares
relacionados con el papel de los ancestros (vide infra) y
los fundamentos en los que se basan las relaciones
sociales, elementos que no requieren una interpretacin de
tipo normativo y continuista para justificar su existencia
en este tipo de sociedades, ya que hablamos de valores
extendidos en muchas sociedades tradicionales de
diferentes pocas y lugares (vide infra). Habra que
redefinir, en este sentido, el trmino continuidad, ya que,
como sealan estas recurrencias, hay lugares persistentes
en el paisaje que, a pesar del transcurso del tiempo y del
aparente olvido al que estn relegados durante cierto
tiempo, vuelven a ser reivindicados de forma activa como
parte de la memoria social de comunidades que ocupan o
explotan dichos lugares. Este recurso al pasado es, desde
nuestro punto de vista, un indicio ms de la importancia
renovada que adquiere la figura de los ancestros como
mecanismo de reproduccin social (vide infra). Como
indican estos datos, la memoria, la identidad y los valores
colectivos de una comunidad son mbitos dinmicos que
estn en constante reformulacin a travs de prcticas
sociales diversas (p.e. Bourdieu, 1977; Bell, 1992; Joyce,
2000; Bradley, 2002b; Jones, 2003; 2007). Se recurre a
lugares y elementos que adquieren valor por su efectividad
en funcin de aspectos coyunturales que cambian a lo
largo del decurso histrico, como un nuevo contexto de
intensificacin econmica o la incipiente interaccin
extra-local, coyunturas que potencialmente pueden
desestabilizar la organizacin social tradicional, pero que
a la vez ofrecen recursos que potencialmente se pueden
utilizar a favor de su reproduccin.
Son diversas las ocasiones en las que documentamos
relaciones materiales entre estelas y/o estatuas-menhir
atribuidas a la Edad del Bronce y/o Hierro Inicial. Durante
el Bronce Inicial/Pleno hay agrupaciones de dos o ms

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


ejemplares que pudieron haber sido fruto de la
introduccin simultnea o sucesiva, aunque no muy
alejada en el tiempo, como ocurre en los casos de Collado
de Sejos, Cabeo da Mina, Nave, Hernn Prez, Cerezal o
Passadeiras. En Sejos y Nave hay dos piezas en cada lugar
y se conservan completas. En el primer caso reutilizan
menhires y en estos dos lugares hay diversas estructuras
megalticas que remiten a momentos previos, aunque el
estudio de la necrpolis de Nave ha puesto en evidencia la
reutilizacin de un antiguo sepulcro y la existencia de
otras estructuras que podran ser coetneas a las estatuasmenhir. Las dos piezas documentadas en Sejos incorporan
un patrn iconogrfico similar, pero existen diferencias
claras entre ellas que podran ser interpretadas en trminos
cronolgicos, como han propuesto algunos autores, pero
que pueden ser abordadas en trminos sociales, como
producto de una buscada diferenciacin entre ancestros o
de un efecto diferente, ya que con la incorporacin de
decoracin en zig-zag o de un pual se materializan otro
tipo de relaciones. En Nave ocurre algo similar, ya que las
dos estatuas-menhir incorporan una iconografa
relacionada pero se introducen aspectos distintivos en
cada una de ellas que remiten a relaciones extra-locales
diferentes. En Cabeo da Mina el panorama es complejo,
ya que se documentan infinidad de estelas decoradas de
formas muy diversas, aunque, como hemos sealado,
reproducen un nmero limitado de esquemas bsicos que
remiten, como las anteriores, a relaciones diferenciadas. El
inters aadido de esta estacin es la existencia de estelas
decoradas fragmentadas, quiz como resultado de su
rotura intencional, y de estelas que no conservan grabados.
Todas estas agrupaciones de estelas y estatuas-menhir, as
como la asociacin de Nave y Sejos a necrpolis antiguas,
son el resultado de actos intencionales que buscan, de esta
forma, materializar relaciones con un pasado remoto, en
los dos primeros casos, y con otras imgenes ancestrales
de similar categora, aunque se introducen matices
formales que se pueden interpretar en trminos de
diferenciacin social, ya que remiten a relaciones sociales
de carcter extra-local diferenciadas. Algo parecido ocurre
en Hernn Prez o en El Cerezal, con el inters de que en
la Dehesa Boyal de Hernn Prez tambin encontramos
piezas fragmentadas. La fragmentacin de piezas como
resultado de una posible rotura intencional la encontramos
en la necrpolis de Passadeiras, en donde se documentan
una estela completa que en este caso pudo haber sido
introducida para sustituir a otras dos estelas que son
destruidas y de la que slo se conservan dos fragmentos de
pequeo tamao. Otras agrupaciones de estelas cuya
elaboracin puede ser situada en el Bronce Inicial/Pleno
pueden haber sido producto de su reutilizacin y
reinterpretacin en momentos posteriores, como ocurre en
los casos de Mombeja 1-3, Trigaxes 1 y 2 o S. Martinho 1
y 3 (vide infra). Esta reinterpretacin es patente en el caso
de la estatua-menhir de Talavera de la Reina, un posible
ejemplar del Bronce Inicial/Pleno que no conserva apenas
grabados de esta etapa previa, nicamente la silueta
antropomorfa y el rostro, quiz por su eliminacin
intencional, y en la que se graba una iconografa tpica de
las estelas del Suroeste de formato A.

439

Otras relaciones entre estelas y estatuas-menhir se


materializaron durante el Bronce Tardo/Final/Hierro
Inicial. Hay agrupaciones como las de Pedra da Atalaia,
Hernn Prez o Torrejn Rubio 1 y 2 que, adems de
estelas con tocado incluyen estelas del Suroeste de
formato B/B+O. Estas diferentes iconografas remiten a
diferentes temticas y relaciones sociales que, como en el
caso de Torrejn Rubio o Hernn Prez, pudieron haber
sido formalizadas a lo largo de un cierto tiempo. La
posible agrupacin de Valencia Alcntara podra ser
significativa, ya que las tres estelas reproducen un formato
B+O y las tres estn fragmentadas. El grupo de ejemplares
de S. Martinho, hallado junto a la entrada de un poblado
del Bronce Final, denota relaciones muy diversas que
incluyen la reinterpretacin. Las estelas que cabe atribuir
al Bronce Final por su iconografa de estelas del
Suroeste de formato A, reutilizan un menhir y,
posiblemente, una estatua-menhir del Bronce Pleno
previamente fragmentada, como la estela 3, una pieza
cuya elaboracin se sita, probablemente, en el Bronce
Pleno, pero que tambin es fragmentada. En este caso las
iconografas del Bronce Final son muy diferentes entre s,
aunque pudieron haber sido coetneas desde su
elaboracin. Esta contigidad entre piezas del Bronce
Final/Hierro Inicial, una prctica probablemente
intencional, se repite, en algunas ocasiones, entre estelas
del Suroeste de formato A. Este tipo de agrupaciones de
estelas del Suroeste de formato A, en ocasiones asociadas
a estelas o figuras con tocado, las encontramos en el Zjar,
Sierra Morena y valle del Guadalquivir. Estas
agrupaciones incluyen estelas que casi siempre se
diferencian entre s en varios aspectos de su iconografa y,
en ocasiones, incluyen estelas fragmentadas como posible
resultado de su fractura intencional, como pudo ser el caso
de la estela 4 de cija, hallada en el mismo yacimiento
que la estela 2, completa, o la estela 1 de Almadn de la
Plata, hallada en el mismo tmulo que la 2, completa. La
relaciones documentadas entre estelas del Suroeste de
formato B/B+O y A son tambin interesantes, ya que hay
dos casos muy claros de transformacin de formato B a
formato A, Torrejn Rubio 4 y Valdetorres 1, dos estelas
que, adems, se sitan en una zona que fue contacto entre
estas dos iconografas en algn momento de su desarrollo,
por lo que la reinterpretacin de la antigua iconografa es
muy plausible.
Estos casos de contigidad o agregacin material entre
menhires, sepulcros megalticos, estelas y/o estatuasmenhir, y la variedad de situaciones que presentan, ilustra
muy bien el papel de la estela y su iconografa como
medio material a travs del cual se estructuran las
relaciones sociales. Como restos que persisten en el
paisaje, estas iconografas en piedra y los lugares en los
que se encuentran ejercen una atraccin clara. Pueden
formar parte de una tradicin extinta o de una tradicin
viva, pertenecer a un pasado remoto o reciente, pero son
reinterpretadas o connotadas en funcin de relaciones que
estn en constante estructuracin y que se mueven en unos
parmetros reiterados que remiten al pasado, los ancestros,

440

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

las genealogas y la reproduccin social (vide infra).

9.3 Sobre la interpretacin social de las estelas:


hiptesis de trabajo
Estelas y lugares
Profundizar en la interpretacin social de las estelas es una
tarea difcil, especialmente porque la informacin de la
que disponemos no tiene el suficiente detalle. Hay
aspectos de potencial inters, como la procedencia de la
materia prima en la que realizan las estelas o los lugares
en los que se documentan, que apenas se han explorado.
El patrn de poblamiento se conoce cada vez mejor en
muchas de estas regiones, pero su articulacin interna, la
organizacin de la produccin o el mbito domstico no
disponen de muchos datos. Igualmente, el mbito
funerario es desigualmente desconocido, aunque los
ambientes megalticos y las necrpolis del Suroeste
ofrecen informacin de gran valor.
El estudio de las estelas se ha centrado especialmente en el
anlisis de la iconografa desde una perspectiva macro.
Estas aproximaciones han aportado importantes datos para
la ordenacin espacio-temporal de este conjunto de piezas
y para la elaboracin de diversas hiptesis de
interpretacin de carcter histrico, cultural, social y/o
ideolgico. La introduccin de la variable espacial en su
anlisis contribuy a dinamizar su interpretacin (p.e.
Bueno y Balbn, 1994a).
Como han puesto de manifiesto los anlisis de Galn
(1993b), Harrison (2004), Garca Sanjun y su equipo
(Garca Sanjun et alii, 2006), las estelas del Suroeste
jugaron un papel activo en procesos de estructuracin
ideolgica y social que es detectable cuando su anlisis se
aborda desde una perspectiva micro- y meso-espacial.
Esto se puede aplicar, potencialmente, al resto de las
estelas, como sugiere, por ejemplo, el estudio que Blas ha
dedicado recientemente al Pea T (Blas, 2003b).
Una de las premisas que han guiado este trabajo es que las
estelas tuvieron un papel activo en la estructuracin social
de las comunidades a ellas vinculadas. Como revelan los
estudios mencionados, para profundizar en esta cuestin
se haca necesario abordar su anlisis a una mayor
resolucin que la habitual. El planteamiento general de
este trabajo es el de realizar una aproximacin global al
tema de las estelas, a una escala peninsular durante la
Prehistoria. Esta amplitud temtica limita en gran medida
abordar la interpretacin social de las estelas, tambin
porque los medios disponibles para su desarrollo
imposibilitaban emprender anlisis sistemticos e
intensivos propios de casos a escalas micro y meso.
Sin embargo, no podamos renunciar al tratamiento de esta
temtica, ya que, desde nuestra perspectiva, aporta las
claves necesarias para entender el recurso a estelas y su
desarrollo espacio-temporal en la Pennsula Ibrica. Por

ello nos planteamos abordar esta cuestin a partir de los


datos publicados y, en algunos casos en los que fue
posible, examinar directamente las piezas y visitar lugares
en los que se hallaron. Este anlisis de datos
exploratorio revela o reitera la importancia de diversas
situaciones en las que nos apoyamos para plantear
hiptesis de trabajo que tambin contribuyen a articular la
interpretacin ms general de las estelas.
En la elaboracin de las estelas estuvieron implicadas
acciones muy diversas, muchas de ellas consensuadas
socialmente. La extraccin, traslado e implantacin de la
mayora de los soportes implic la colaboracin de varias
personas. Algunos casos requirieron la movilizacin de un
nmero significativo de personas y/o el uso de traccin
animal, especialmente con los soportes de mayor talla.
Apenas se han realizado anlisis para determinar la
procedencia de materia prima y parecen existir situaciones
diversas. Hay soportes como el menhir de Vale de
Rodrigo o la estatua-menhir de Talavera que parecen
provenir de una distancia considerable: ms de 10 Km. en
el primero y ms de 20 Km. en el segundo (Kalb, 1996;
Portela y Jimnez, 1996). Estos dos casos estn
reutilizados, por lo que es difcil saber el momento al que
hay que atribuir el traslado del soporte. Otro caso
recientemente estudiado es el de las estelas de Almadn de
la Plata, realizadas en una toba volcnica comn en el
valle en el que se encuentran (Garca Sanjun et alii,
2006). Como revela el caso de Talavera, que primero fue
una estatua-menhir y despus se utiliz para grabar una
estela del Suroeste, hay estelas que reutilizan antiguos
soportes como menhires e incluso antiguas estelas y
estatuas-menhir. Hay casos en los que hay datos
adicionales para argumentar que dichos soportes eran
preexistencias del lugar, como pudo ser el caso de Soalar,
Collado de Sejos o, quiz, Magacela. En otras ocasiones,
como en Talavera, San Martinho 1 y 2 o Millarn es
posible que la reutilizacin del antiguo menhir, estela o
estatua-menhir implicara su traslado desde otro lugar.
Los factores que pueden haber estado implicados en la
eleccin del lugar en el que se decide implantar la estela
tambin tuvieron un importante componente social. As lo
indica el hecho de que se perfile un nmero limitado de
variables que parecen ser reiteradas. A una escala macro
destacan su relacin con tierras frtiles para el cultivo o
con zonas de ricos pastos, su proximidad a poblados, ros
y otras vas naturales de trnsito. A una escala de ms
resolucin se repiten tres situaciones no excluyentes con
cierta frecuencia en la localizacin de ejemplares
atribuidos a la Edad del Bronce: su situacin en lugares en
los que hay preexistencias diversas, especialmente restos
funerarios, su situacin junto a cursos de agua
permanentes o estacionales, fuentes naturales o
humedales, y su agrupacin con otras estelas de similar o
diferente iconografa que, en ocasiones, pudo haber sido
fruto de una introduccin sucesiva. Casos paradigmticos
en los que se unen estas tres circunstancias son los de
Collado de Sejos, Nave, Hernn Prez (vide supra,
Captulos 7.1, 7.2 y 7.4) y Herdade do Pomar (vide supra,

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


Captulo 7.3). Otros casos asociados a restos funerarios
preexistentes son la estatua-menhir de Soalar, en este caso
adems situada junto a un manantial, el esteliforme de
Pea T, la estela de Paredes de Abajo, Boulhosa, Granja
de Toniuelo, Setefilla o las estelas agrupadas de
Almadn de la Plata (vide supra, Captulos 7.1, 7.2 y 7.4).
La situacin de algunas piezas junto a cursos de agua o
manantiales queda bien expresada en las estatuas-menhir

441

de Chaves, Atades, Tremedal de Tormes y Tapada da


Moita (vide supra, Captulos 7.1 y 7.3). Entre las estelas
agrupadas disponemos del espectacular recinto de Cabeo
da Mina, que atribuimos al Bronce Inicial/Pleno (vide
supra, Captulo 7.1), o de las estelas del Suroeste
recientemente documentadas de Cortijo de la Reina 1 y 2
(vide supra, Captulo 7.4).

Figura 267: Restos de una estructura en la Dehesa Boyal de Hernn Prez (Cceres, Extremadura).

En el caso de ejemplares cuyo uso primario o reutilizacin


estn asociados a recintos o sepulcros megalticos su
localizacin est supeditada a la de la estructura que los
incorpora. En el caso de los tres recintos altoalentejanos,
stos siempre estn situados en laderas orientadas hacia el
Este y contienen ms de un menhir explcitamente
antropomorfo. stos se sitan en puntos relevantes de su
trazado. Algo similar ocurre en los sepulcros dolmnicos
en los que se integran estelas y estatuas-menhir
antropomorfas ms antiguas o realizadas ex novo que se
sitan reiteradamente en puntos clave de su arquitectura.
Estos sepulcros pueden estar situados en zonas de trnsito,
vinculados a otras preexistencias y, cuando se encuentran
en necropolis, se diferencian de los dems por aspectos
como su volumen, complejidad arquitectnica,
emplazamiento y/o antigedad.
Estos casos revelan la riqueza y complejidad de los
contextos en los que encontramos las estelas. Son lugares
que no fueron elegidos al azar, sino que en su eleccin
intervinieron factores a los que se puede atribuir

significados diversos pero que parecen remitir


reiteradamente al menos a dos temas que, adems, son
complementarios: el trnsito y los vnculos. El trnsito
porque, adems de situarse frecuentemente junto a zonas
de paso, algo que se aprecia a una escala macro-espacial
en unos casos y a una escala de mayor resolucin en otros
(p.e. Galn, 1993b), algunos casos se encuentran en
entornos funerarios que articulan el paso entre la vida y la
muerte, un papel liminal al que se suma el agua durante la
Edad del Bronce. Los vnculos porque a travs de las
estelas se establecen relaciones entre los muertos, los
vivos y los lugares en los que se encuentran, relaciones
que son proyectadas en el tiempo y en el espacio (vide
infra).
Los lugares en los que se encuentran las estelas son su
contexto, en el sentido amplio del trmino. Cuando las
estelas se reutilizan o incorporan a recintos o sepulcros
Megalticos, su relacin con el contexto en el que se
encuentran es clara y as ha sido abordada en numerosas
ocasiones. Sin embargo, cuando la estela se ha

442

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

documentado en el paisaje, es decir, no estratificada, su


contexto ha sido difcil de aprehender. En unos casos, las
estelas aparecan en el entorno de tmulos o sepulcros
megalticos, argumento que ha sido utilizado durante
cierto tiempo para denominar como megalticas a una
serie de piezas a las que tambin se atribua una
cronologa megaltica que abarcaba tambin todo el III
Milenio AC. En otros casos se llevaron a cabo
prospecciones que no detectaron estructuras o materiales
en superficie.

El contexto de las estelas ha sido un tema difcil de


abordar, especialmente por la indefinicin de los datos
disponibles. Como mencionamos a lo largo de este
trabajo, durante los aos noventa y los primeros aos del
presente siglo se han producido una serie de trabajos que
han contribuido a definir este tema. Son los lugares de las
estelas su contexto ms inmediato, en donde se encuentran
algunas de las claves ms relevantes para su interpretacin
social. Son las caractersticas materiales de estos lugares
los que nos informan sobre algunos de los posibles valores
o cualidades asociados a su eleccin (vide supra) para la
elaboracin e implantacin de una estela.

Figura 268: Estatua-menhir de Marco, in situ, junto a la que pasa la va romana Emrita Aquae Flaviae (Vreia de Jales, Vila Poua de Aguia, Tras-osMontes).

Estos lugares pueden incorporar preexistencias


pertenecientes a un pasado remoto o reciente, pueden estar
en tierras frtiles, ricas en pastos o en recursos minerales,
asociados a puntos de paso, a los lmites del territorio
ocupado y/o explotado por una comunidad. La
incorporacin de una estela en este tipo de contextos
incide en la valoracin de estos elementos como
cualidades que son apreciadas (p.e. Ruiz-Glvez y Galn,
1991; Galn, 1993b; Garca Sanjun et alii, 2006;
Enrquez, 2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a; DazGuardamino, 2008).
A travs de la introduccin de una estela se crean, se fijan
y/o reproducen vnculos sociales que se proyectan en el
tiempo y en el espacio. Se materializan vnculos entre
restos (soportes, monumentos,..) y valores preexistentes y

las comunidades implicadas en la elaboracin de la estela,


creando o recreando un pasado mtico y/o genealgico
(Gosden y Lock, 1998). Se materializan vnculos entre
personas, ya que la estela aglutina la identidad de
determinados grupos o comunidades locales, a la vez que
incorpora referencias a relaciones sociales de carcter
extra-local, especialmente en el caso de las estelas
atribuidas a la Edad del Bronce (vide infra). Se
materializan vnculos entre personas y lugares, formando
parte activa en la configuracin de territorios, ya que los
lugares en los que se encuentran forman parte de una red
de lugares interrelacionados en los que discurre la vida
de una comunidad, como poblados, zonas de pastos,
tierras de cultivo, etc.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


Las estelas permanecieron en el tiempo y jugaron papeles
diversos en la estructuracin de estos lugares, en la
memoria e identidad de las comunidades ligadas a ellos.
Se pudieron recrear o reinterpretar antiguos vnculos con
el desarrollo de prcticas que pudieron conllevar la
modificacin de estelas preexistentes y/o la introduccin
de nuevas estelas que connotaron en mayor o menor
medida el significado del lugar. Algunas de estas prcticas
pudieron implicar la creacin de nuevos vnculos, como la
reutilizacin de estelas que se integran en la construccin
de nuevos sepulcros megalticos, su reutilizacin como
tapas cistas de inhumacin durante la Edad del Bronce o
como estelas epigrficas funerarias durante la Edad del
Hierro o poca romana.
Estelas y personas sociales
Las estelas indican la existencia de personas que detentan
un estatus social diferenciado por ser merecedor de un
monumento de estas caractersticas. Como muestran las
estelas incorporadas en estructuras megalticas o las
estatuas-menhir documentadas en reas bien estudiadas,
como la Sierra da Nave, las estelas fueron escasas. Incluso
si hacemos una estimacin alta, en la que imaginamos que
debieron existir unas mil estelas por cada pieza
documentada (Almagro-Gorbea, 1977), el nmero total
estimativo es de casi 350.000, que dividido entre los 4800
aos que abarca este trabajo resulta en 73 piezas por ao
para toda la superficie de la Pennsula Ibrica. Si
ajustamos este clculo a las piezas atribuidas a la Edad del
Bronce e inicios del Hierro resultaran unas 220.000
piezas que, divididas entre los 1500 aos
correspondientes, resulta en 147 piezas por ao para, al
menos, gran parte del Occidente de la Pennsula Ibrica.
Estos nmeros no pretenden aproximarse a ningn valor
real, slo indicar que, a pesar de que la muestra que
estudiamos representa una mnima parte de lo que debi
existir, la poblacin total de estelas que existi en realidad
no fue asimilable, probablemente, a la totalidad de la
poblacin.
Las estelas han sido generalmente tratadas como
exponente/reflejo de jerarquizacin social, como evidencia
de individuos con poder, caudillos, lites guerreras,
mujeres de alto estatus, etc.. (vide supra, Captulo 3). Pero
su interpretacin social ha estado limitada en gran medida,
en la mayora de los casos, por el desconocimiento de los
contextos ms inmediatos y por el escaso conocimiento
disponible sobre los poblados, la organizacin de la
produccin, costumbres funerarias, etc..
En este sentido los sepulcros megalticos ofrecen una
informacin de gran valor. No todas las personas tuvieron
derecho a ser inhumadas en estos sepulcros o
necrpolis. Como los mismos sepulcros que tratamos en
este trabajo revelan, en las necrpolis existan, adems,
diferencias netas entre sepulcros, por su antigedad,
emplazamiento, volumen de su tmulo y/o complejidad de
su arquitectura y decoracin (vide supra, Captulo 6.2).
Estos sepulcros tenan carcter familiar, ya que las

443

personas en ellos inhumadas estaban relacionadas entre s,


probablemente, por lazos de parentesco biolgico o
social (Lillios, 2003; 2004). En los sepulcros que hemos
tratado, las imgenes antropomorfas ms individualizadas
suelen ser nicas, por lo que se pueden asimilar a
personajes destacados o fundadores de un linaje concreto
que pasan a formar parte de los ancestros (Bradley, 2002b;
Bueno y Balbn, 2003b; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a).
Durante la Edad del Bronce las estelas asumen, en cierto
modo, el papel que antao tuvieron los monumentos
megalticos. Al igual que stos, son permanentes y
visibles, articulan el espacio envolvente y aglutinan la
identidad de un colectivo. La interpretacin de estas
imgenes como reflejo de lites sociales se debe, en gran
medida, al tipo de iconografa que incluyen, en la que la
representacin de tems metlicos cobra especial
protagonismo. La relacin entre metalurgia-complejidad
social ha generado cierto debate en la Prehistoria de la
Pennsula Ibrica. Como ponen de manifiesto diversos
indicios documentados en zonas con estelas, como
Arangas, en el Cantbrico, Fraga dos Corvos, en Tras-osMontes, Minferri, en Lrida, o diversos lugares de la Beira
Interior, la extraccin de mineral pudo estar en manos de
especialistas estacionales y la metalurgia de herramientas
y pequeos artilugios se desarroll en ambientes
domsticos o en reas comunales del hbitat. No hay, por
tanto, indicios de monopolizacin de este tipo de
produccin en los poblados conocidos. Tampoco hay en
estas zonas indicios de produccin de las armas o adornos
representados en las estelas, aunque posiblemente, como
revelan los detalles de las espadas representadas en las
estelas alentejanas, tuvieron conocimiento directo de los
mismos.
Aunque para esta poca los datos sobre el poblamiento, la
organizacin interna de los poblados y la produccin son
desigualmente conocidos y varan segn las zonas en las
que se documentan estelas, hay un par de aspectos
destacados. Slo parece documentarse un poblamiento
claramente jerarquizado, con posibles relaciones de
dependencia entre poblados, en el Guadalquivir Medio
durante el Bronce Final y Hierro Inicial. Cuando se
conocen detalles sobre la produccin, tanto en
asentamientos del Bronce Inicial/Pleno como en los del
Bronce Final, todo parece indicar que la produccin es de
carcter bsicamente domstico, aunque hay ocasiones,
como en Minferri, en las que se pueden desarrollar
actividades de produccin en reas de carcter comunal.
Como seala Vilaa, en la Beira Interior durante el Bronce
Final los datos sugieren la existencia de agentes de
circulacin de metal, personas que pudieron llegar a
ejercer cierto control sobre la circulacin de tems
metlicos no producidos localmente, como las espadas,
que serian obtenidos a cambio, por ejemplo, de minerales
extrados en la regin. Esta situacin se pudo repetir en
otras zonas en las que encontramos estelas durante la Edad
del Bronce, que los intercambios de determinados bienes o
mercancas estuvieran en manos de unos pocos que, por su

444

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

estatus social, estaban legitimados para organizarlos.

Captulos 7.3 y 7.4).

En funcin de los modelos de organizacin social que se


manejan para la Edad del Bronce (vide supra, Captulo
7.4) es posible proponer que, en estas sociedades, las
diferencias de estatus estuvieron articuladas en torno al
gnero, la edad y las relaciones de parentesco, reales o
ficticias2 (vide infra). Segn el modelo que proponen
Kristiansen y Rowlands (1998), la adquisicin e
institucionalizacin de poder y la emergencia de lites
residen precisamente en el control del sistema de
parentesco a travs de las relaciones sociales y la
ideologa. Este es un modelo que se adecuara mejor al
registro arqueolgico disponible, ya que, como hemos
dicho, no hay indicios claros, por ejemplo, de staple
finance, uno de los elementos clave del modelo
propuesto por Earle (1997, vide supra Captulo 7.4).

En este sentido pensamos que las estelas indican la


existencia de personajes sociales, algunas se pueden
asimilar a la figura ms comnmente utilizada de
lderes, aunque con matices, ya que son roles sociales
perfilados colectivamente, definidos en funcin de
relaciones sociales diversas, de carcter local y extra-local
(Gillespie, 2001; 2008; Barcel, 1989a: 167-174; Gell,
1992: 221-223). Estos personajes materializan los
vnculos que articulan las relaciones sociales de la
comunidad y aseguran su reproduccin social. Las estelas
remiten a personajes sociales que son encarnados por
individuos que acceden a esta posicin en funcin de su
gnero, edad y proximidad a ancestros comunes. A travs
de estos personajes sociales se articularan relaciones
sociales de carcter extra-local, pero careceran del
suficiente poder como para monopolizar, en beneficio
propio, dichas relaciones.

Sin embargo, los contextos regionales de las estelas


atribuidas a la Edad del Bronce no son claros tampoco
respecto a la existencia de lites consolidadas. Las estelas
indican la existencia de personajes de estatus diferenciado.
Incorporan en su iconografa elementos que remiten a
relaciones de carcter extra-local, como armas, emblemas,
en ocasiones, estilos o formatos iconogrficos que remiten
a otras regiones. Adems, hay otros elementos formales,
como los tipos de hachas o los estilos cermicos, que
indican que estas zonas interactuaron con regiones
diversas a lo largo de la Edad del Bronce. Tambin se
registran en estas regiones infinidad de sepulturas de
carcter individual. Pero hay otra serie de indicios que
matizan lo anterior. Las necrpolis conocidas en las zonas
con estelas no contienen este tipo de tems metlicos en
sus ajuares y podran corresponder a agregados familiares.
Por regla general los elementos metlicos incluidos en las
estelas no se han documentado o son escasos en las
regiones en las que estn representados. Es posible que
fueran amortizados en contextos poco visibles
arqueolgicamente. Sin embargo, consideramos que una
hiptesis propuesta por Barcel hace unos aos puede ser
de gran inters, en la que propuso la existencia de
personajes de estatus diferenciado que no detentaban el
suficiente poder como para monopolizar los emblemas
asociados a la funcin social que encarn en vida para ser
amortizados en su tumba (Barcel, 1989a; vide supra,
2 Como seala S. Gillespie en una revisin reciente (Gillespie,
2000), los lazos de parentesco pueden ser optativos y
cambiantes, en vez de establecidos en el nacimiento o
matrimonio, y las relaciones ficticias pueden ser consideradas
tan legtimas como las biolgicas. Teniendo esto en cuenta, la
atencin de la investigacin debe estar centrada en la forma en
que se construyen estas relaciones, en cmo las personas
conciben y viven las relaciones de parentesco, reales o ficticias,
como grupo, en funcin de su vinculacin a una casa, como
propone esta autora (Gillespie, 2000). En este trabajo no
analizamos la unidad domstica pero las estelas y los lugares en
los que se encuentran proporcionan una informacin valiosa para
abordar la estructuracin de variadas identidades corporativas
(comunidad, grupos de parentesco) en funcin de las
relaciones que materializan las estelas.

Uno de los temas latentes en esta discusin son las


relaciones de parentesco ya que, adems del gnero y la
edad, constituyeron uno de los ejes fundamentales de la
diferenciacin social (Rowlands, 1998a). Las relaciones
de parentesco y los linajes parecen ser temas reiterados en
los sepulcros megalticos (vide supra, Captulo 6.2). La
agregacin de monumentos megalticos en necrpolis
podra interpretarse en trminos semejantes. Tambin hay
necrpolis del Bronce Inicial/Pleno en el Suroeste que
reiteran la importancia de los lazos de parentesco en su
articulacin, como ocurrira igualmente en la necropolis
de incineracin de Setefilla durante los inicios de la Edad
del Hierro (Torres, 1999).
Este es, en nuestra opinin, un tema tambin latente en las
estelas prehistricas de la Pennsula Ibrica (vide infra).
Como han propuesto diversos autores, las estelas pueden
ser un indicio de la existencia de linajes (Bueno, Balbn y
Barroso, 2008a: 59) y de alianzas que implican
intercambios matrimoniales (Galn, 1993b: 42, 73; 2004:
6-7; Galn y Ruiz-Glvez, 2001). Como indica Rowlands,
las relaciones sociales locales y extra-locales pueden ser
un medio a travs del cual se puede adquirir poder,
controlar el sistema de parentesco y la ideologa
(Rowlands, 1998a). En este contexto, las estelas podran
ser un exponente de manipulacin y legitimacin
ideolgica, por parte de linajes o individuos que buscan de
esta manera afianzarse en el poder (Bueno, Balbn y
Barroso, 2008a: 59). Segn esta interpretacin las estelas
son exponente de un proceso de complejidad social que
culmina en las sociedades muy jerarquizadas o de
clases del Bronce Final (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:
631-635; Bueno y Balbn, 2006: 63-64).
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, las mismas
estelas y los contextos regionales en los que se insertan no
son tan claros en este sentido. En primer lugar no hay de
momento datos que apunten a la existencia de control por
parte de individuos o grupos sociales concretos sobre los
bienes o actividades de produccin. En todo caso, durante

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


el Bronce Final, en algunas zonas, puede haber un control
sobre las relaciones sociales de carcter extra-local y los
intercambios de mercancas que stas implican, pero
durante la Edad de Bronce no parece haber indicios claros
sobre el monopolio o propiedad de los objetos implicados
en dichos intercambios en las zonas con estelas. Las
estelas incorporan representaciones de estos bienes
(objetos de prestigio, mujeres), pero pudieron estar
asociados, como hemos comentado, al ejercicio de roles
sociales definidos y controlados por la comunidad.
Como apoyo a la hiptesis que ve las estelas como
testimonio de un proceso de progresiva complejidad
social, se ha argumentado la progresiva individualizacin
de su iconografa a lo largo de la Prehistoria (p.e. Bueno y
Balbn, 2006: 62-63; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 48,
54-59). Sin embargo, la iconografa que documentamos a
lo largo de este trabajo no apunta en este sentido. En
primer lugar porque la mayor individualizacin
iconogrfica la encontramos en el mundo Megaltico, en
contextos que pueden ser situados especialmente a lo largo
del IV Milenio AC. Durante la Edad del Bronce hay
infinidad de estelas (alentejanas y del Suroeste de formato
B/B+O) de iconografa bastante estereotpica y de carcter
emblemtico (Gomes y Monteiro, 1977: 198-199) que
remiten a aspectos corporativos de la persona/s social/es a
la/s que remiten. Otras estelas se caracterizan por hacer
referencia explcita al cuerpo humano (estelas y estatuasmenhir del Norte, estelas con tocado, estelas del Suroeste
de formato A) pero muchas de ellas lo representan de
forma estereotpica (estelas con tocado, estelas del
Suroeste de formato A) en el seno de formatos
iconogrficos bastante convencionalizados. Existen
diferencias iconogrficas entre estelas de estos ltimos
grupos y entre estelas del Norte, pero pensamos que se
debe ms al grado de interaccin/integracin social que
existi entre estas comunidades. En estas sociedades la
iconografa constituy, segn la perspectiva que
exponemos, un medio de materializar relaciones sociales.
La representacin del cuerpo, igual que la
individualizacin de los contenedores funerarios en
algunas de estas zonas, pudo ser parte de una nueva
conceptualizacin del cuerpo a un nivel abstracto, no
necesariamente relacionada con la identidad individual
como la conocemos en la actualidad (vide supra, Captulo
7.4).
Las estelas como ancestros
El tema de los ancestros ha sido tratado con cierta
asiduidad en el mundo Megaltico, especialmente por el
carcter funerario, permanente y monumental de los
sepulcros megalticos (p.e. Bradley, 2002b; Bueno y
Balbn, 2003b; 2006; Bueno, Balbn y Barroso, 2008a).
Respecto a las sociedades de la Edad del Bronce este es un
tema al que se ha prestado menos atencin (Harding,
2000: 74, pero ver Barrett, 1988; 1990; Mizoguchi, 1992).
Varios argumentos nos llevan a interpretar las estelas
como ancestros (ver tambin Bueno y Balbn, 2003b:

445

298)3. Se refieren a la existencia de personajes sociales,


son imgenes icnicas y permanentes, para la elaboracin
de la mayora de estas piezas fue precisa la colaboracin
de varias personas y suelen estar situadas en lugares
colectivos que en muchos casos tienen un claro carcter
ritual.
Como ancestros las estelas materializan relaciones
diversas a travs de su iconografa y de los lugares en los
que se implantan. Aglutinan y fijan las relaciones que
organizan y dan continuidad a la comunidad, relaciones
entre los vivos a nivel local (relaciones de parentesco,
diferencias
sociales)
y
extra-local
(alianzas,
intercambios,..), entre los vivos y los muertos (mediante
referencias a un pasado mtico o genealgico), entre los
vivos y los territorios que explotan y ocupan (Gell, 1992:
221-223).
En algunas ocasiones las estelas se encuentran en
contextos que parecen estar articulados en funcin de las
relaciones de parentesco, como parece ocurrir en sepulcros
y necrpolis megalticos y en necrpolis del Bronce
Inicial/Pleno en el Suroeste. Tanto en los sepulcros
megalticos como en la necrpolis de la Edad del Bronce
de Alfarrobeira, las estelas aglutinan la identidad y la
memoria de las personas all inhumadas, posiblemente
relacionadas entre s por lazos de parentesco. La frecuente
situacin de estelas en ambientes de carcter ritual que,
adems, pueden acoger restos materiales preexistentes,
reitera su papel como elemento que articula la relacin
entre vivos y muertos. En ocasiones las estelas estn
asociadas a restos pertenecientes a un pasado reciente,
como otras estelas, enterramientos o estructuras
funerarias, formando parte activa en la creacin de
genealogas que dan soporte o continuidad a los principios
3 La interpretacin que proponemos en este trabajo coincide, en
algunos aspectos, con la propuesta por Bueno y su equipo (ver
especialmente, Bueno y Balbn, 2003b; 2006; Bueno, Balbn y
Barroso, 2008a). Estos autores introducen la figura del ancestro,
que asocian especialmente al mundo Megalitico (Bueno, Balbn
y Barroso, 2008a: 57-59), ya que, segn estos autores, a partir de
este momento se detecta una creciente individualizacion de la
iconografa, lo que asocian a individuos, jefes caudillos, que se
apropian de, o manipulan, las imgenes de la tradicin para
legitimar su posicin social. Consideran que existe un cdigo
grafico comn a todas las estelas prehistricas, que es el que
remite a la importancia de la tradicin. Pero, adems, proponen
una continuidad grfica y material de las estelas como una nica
tradicin que se va regionalizando a lo largo de la Prehistoria
(p.e. Bueno y Balbn, 2006: 61-62). Desde nuestro punto de vista
esta continuidad e individualizacin grficas son discutibles
(vide infra). La importancia de la tradicin como ideologa es
problemtica ya que debe existir un sistema de valores que
justifique la importancia de la tradicin, un sistema de valores
que es estructurado socialmente, que es el que estructura la
tradicin de una comunidad. Por otro lado, pesamos que, al
apoyarse en un concepto moderno del individuo y en un
hipottico proceso de individualizacin y monopolizacin del
poder, se olvidan de los matices y mecanismos ideolgicos
necesarios para que el poder en manos de unas pocas personas
sea refrendado por la comunidad (vide infra).

446

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

en los que se basan las relaciones sociales de los vivos. La


vinculacin de estelas a restos pertenecientes a un pasado
remoto o mtico reiteran la importancia de los ancestros y
las relaciones de parentesco en la organizacin social de la
comunidad que se considera su descendiente. La
implantacin de estelas en tierras valoradas por sus
recursos, por sus pastos, terrenos agrcolas, recursos
mineros o zonas de paso, reiterara el vnculo entre las
comunidades descendientes, estos lugares y sus recursos.
La incorporacin en las estelas, especialmente durante la
Edad del Bronce, de iconos que remiten a relaciones
sociales de carcter extra-local no slo indica que los
personajes sociales a los que aluden jugaron un papel
fundamental en la articulacin de estos contactos, sino
tambin, que este tipo de relaciones tuvieron un papel
fundamental en la reproduccin social de la comunidad.
Uno de los aspectos ms llamativos de las estelas
atribuidas a la Edad del Bronce es que casi todas estn
relativamente bien preservadas, por lo que se puede
suponer que, en general, las estelas y sus significados
asociados fueron respetados. No hay muchas fracturas o
alteraciones significativas que puedan ser interpretadas
como fruto de acciones dirigidas a eliminar o modificar
sustancialmente aspectos asociados a su significado
primario. Hay algunos casos que podran se exponentes de
situaciones de este tipo, como Chaves, Guarda o
Passadeiras, fracturas o modificaciones sustanciales que
pudieron haber tenido lugar durante el Bronce
Inicial/Pleno. Hernn Prez podra ser un caso de este
tipo, aunque la fractura de varias de estas piezas tambin
pudo haber sido fruto de los trabajos de reforestacin
desarrollados en el lugar. Lo mismo ocurre con estelas del
Suroeste fracturadas, quiz como consecuencia de labores
agrcolas. Sin embargo, hay algn caso de modificacin o
fractura durante el Bronce Final de gran inters, como los
cambios de formato de las estelas de Torrejn Rubio 4 y
Valdetorres 1, o la destruccin y amortizacin de la estela
de Pocito Chico en un momento y en una regin en los
que las estelas del Suroeste eran todava parte de una
tradicin viva.
Las estelas formaran parte de ritos de institucionalizacin
de los ancestros. La creacin de los ancestros est
destinada, entre otras cosas, a conmemorar los lazos
sociales que dan continuidad a una comunidad (Barrett,
1990: 183-187). Se fija el valor o importancia de dichas
relaciones en la reproduccin social (vide infra). En
muchas sociedades pre-industriales existen varios
estadios o fases en los rituales mortuorios, que se
desarrollan en varios lugares (Bloch, 1982: 224-225).
Cuando muere una persona social hay que diferenciar la
muerte social de la biolgica, ya que sta no es
considerada tan traumtica y es tratada de forma diferente.
Para reorganizar las relaciones sociales es necesario
deconstruir la persona social a travs de funerales y
otros rituales conmemorativos (Gillespie, 2001: 91). En
este contexto surge la figura del ancestro, antepasados
que son recordados y que pasan a formar parte de la
memoria colectiva (Bloch, 1996).

Figura 269: Estatua-menhir de Nave 1, in situ, situada en una


necrpolis megaltica en la que se han documentado usos y estructuras
atribuidos al Bronce Inicial/Pleno (Cha das Lameiras, Moimenta da
Beira, Beira Alta).

Como recuerda Keates, las figuras de ancestros pueden ser


consideradas entidades activas, ya que encarnan al
ancestro, no son meras representaciones (Keates, 2000:
87). Las estelas pueden ser consideradas como parte de las
prcticas destinadas a la creacin de los ancestros, en el
sentido sealado por Barrett (1988; 1990). El concepto del
ancestro y su creacin remiten a la memoria y a la
conmemoracin como fenmenos sociales dinmicos
(Connerton 1989, 3-4; Bradley, 2002b; Jones, 2007) en los
que el recurso al Pasado es un tema central. En este
contexto, el paisaje es un medio material ms a travs del
cual se construye la memoria social de una comunidad
(Gosden y Head, 1994: 114-116). Las prcticas destinadas
a la conmemoracin de los ancestros pueden desarrollarse
en mbitos diversos, no necesariamente situados en el
lugar en el que se entierra a los difuntos (Whitley, 2002:
122). La eleccin del lugar en el que se decide implantar
una estela o estatua-menhir puede estar guiada por
aspectos muy diversos relacionados con experiencias y
significados sociales previos (vide supra). A travs de la
materializacin de los ancestros y de la -posibletransmisin de los objetos asociados al personaje social al
que remiten (armas, adornos de oro), se crearon

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


genealogas, se afianzaron relaciones sociales que dieron
continuidad y legitimidad al orden social tradicional (vide
infra).
La ancestralizacin del paisaje es un proceso
especialmente evidente a partir de la neolitizacin (Keates,
2000: 91). La presencia de los ancestros en el paisaje se
hace patente con la construccin de sepulcros megalticos
o su aglomeracin en necrpolis. Las primeras imgenes
antropomorfas de carcter monumental pueden ser
visibles, estar aparentemente aisladas o estar integradas en
recintos, estar ocultas o semi-ocultas, como ocurre en los
sepulcros funerarios. Es especialmente durante la Edad del
Bronce cuando las estelas y estatuas-menhir asumen este
papel como presencias ancestrales en el paisaje, cuando se
hacen ms visibles y accesibles, por ser, quiz, ms
necesarias que antes (vide infra).
Estelas y reproduccin social
El anlisis e interpretacin de la cultura material en
trminos ideolgicos es una tarea compleja, especialmente
si tenemos en cuenta las variadas formas en las que lo
material, a diferencia del lenguaje, significa (p.e. Joyce,
2007; Preucel y Bauer, 2001). A esta complejidad hay que
aadir los mltiples significados que se han atribuido a la
palabra ideologa (Eagleton, 1997: 19-55). Un buen
ejemplo de ello son los variados usos que hacen de este
trmino Bueno y su equipo cuando abordan la
interpretacin de las estelas y estatuas-menhir. Por un
lado, recurren al trmino ideologa para referirse a un
conjunto de ideas o valores de carcter normativo que
constituyen la referencia de base de la iconografa
antropomorfa a lo largo de la prehistoria reciente (Bueno y
Balbn, 2003b: 301-309; Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:
630), mientras que, por otro, hablan del uso de las
imgenes de la tradicin como un recurso ideolgico para
legitimar el poder de individuos durante la Edad del
Bronce (Bueno, Balbn y Barroso, 2008a: 59).
Una aportacin interesante que contribuye a conciliar esta
aparente confusin es la que presenta Bourdieu (1977)
desde una perspectiva sociolgica. Bourdieu defini
doxa como el mbito no discursivo en el que se
experimenta una casi total correspondencia entre el orden
objetivo y los principios de organizacin subjetivos,
cuando los mbitos natural y social aparecen como
evidentes por s mismos, el mundo de la tradicin es
experimentado como natural (Bourdieu, 1977: 164).
Por otro lado, la ortodoxia y heterodoxia son
experiencias que pertenecen al mbito discursivo de la
reflexin consciente: Orthodoxy, straight, or rather
straightened, opinion, which aims, without ever entirely
succeeding, at restoring the primal state of innocence of
doxa[3],. Exists only in the objective relationship which
opposes it to heterodoxy, that is, by reference to the
choice..made possible by the existence of competing
possibles and to the explicit critique of the sum of total of
the alternatives not chosen that the established order
implies (Bourdieu, 1977: 169).

447

En este sentido podemos equiparar el concepto de doxa


con valores, ideas, creencias compartidas, que ocurren
socialmente (Lull et alii, 2006: 36), en las que los mbitos
natural y social aparecen como evidentes en s mismos y
que son experimentadas como algo natural. Para el caso
que estamos analizando, entre estos valores se puede
situar el parentesco (kinship), como ideologa en la que
se concibe como algo natural el hecho de que las
relaciones de parentesco (kinship) y la genealoga
determinen las diferencias de estatus social. De ello se
derivara el valor, conceptualizado como capital, atribuido
a la proximidad a un ancestro comn. En este sentido
apunta tambin la definicin athusseriana de ideologa
adoptada por Shanks y Tilley, quienes la consideran como
un conjunto de representaciones (discursos, imgenes,
mitos, prcticas) relativas a las relaciones reales en las que
vive la gente (Shanks y Tilley, 1987: 75-76). Como
sealan estos autores, la ideologa, como prctica material
y forma de poder que es, est ligada a la reproduccin
social (Shanks y Tilley, 1987: 180).
La reproduccin social puede ser definida como la
reproduccin de las relaciones sociales en el tiempo y en
el espacio a travs de la interaccin entre las personas, las
personas y las cosas, el mbito social y el material. Como
sugiere esta definicin, dos conceptos clave para abordar
la reproduccin social en el pasado son la agencia y la
materialidad (Dobres y Robb, 2005: 161-162). La
agencia puede ser definida como 'the socially
significant quality of action involved in social
reproduction.' (Robb, 2001), mientras la materialidad
puede ser conceptualizada como el papel activo de lo
material en la mediacin de las relaciones sociales, en este
caso en su reproduccin (Robb, 2005). En este sentido son
innumerables los elementos que pueden estar implicados
en la reproduccin social de una comunidad, desde la
arquitectura domstica y las tareas cotidianas, hasta la
articulacin interna de un poblado o el desarrollo de
rituales diversos. Es la concatenacin entre las prcticas
sociales y lo material lo que juega un papel fundamental
en la estructuracin de las relaciones sociales.
Las estelas y estatuas-menhir pueden ser entendidas en
trminos de agencia y materialidad por ser un producto
social que incorpora referencias a relaciones sociales que a
travs de este medio son proyectadas en el tiempo y en el
espacio. Pero la elaboracin de una estela requiere hacer
explcitas estas relaciones sociales, que han de ser
aceptadas por la comunidad, no slo por el trabajo
colectivo que implica en muchos casos su elaboracin,
sino porque slo en un matriz de valores ya aceptados
calarn las relaciones que se expresan a travs de su
iconografa y se respetarn a lo largo del tiempo. Por ello
pensamos que el papel que jugaron las estelas fue el de dar
continuidad a un orden social tradicional en el que ya
existan diferencias sociales. La legitimacin es
fundamental para la reproduccin social. En este contexto
entran en juego los rituales de institucionalizacin, que
pertenecen al mbito de lo discursivo (Bourdieu, 1999:

448

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

78-86). A travs de los rituales de institucionalizacin de


los ancestros, como parte de los rituales mortuorios, se
restaura o da continuidad al orden dxico, el orden que da
legitimidad a la organizacin social tradicional. A travs
de la institucionalizacin de los ancestros, en la que las
estelas tuvieron un papel fundamental, se fijan las
relaciones sociales y los valores en los que se asientan, se
legitiman los valores capitales (prestigio, autoridad,
proximidad a un ancestro comn) en los que se asientan
las diferencias de estatus. A un nivel local las estelas y
estatuas-menhir legitiman el orden social basado en las
relaciones de parentesco para asegurar su reproduccin. A
esta ideologa se pudieron superponer otras ideologas
como, por ejemplo, la ideologa guerrera, que se asume
para las estelas que incorporan armas (p.e. AlmagroGorbea, 1993b; 2009a, b, c y d; Guilaine y Zammit, 2002:
194-196; Harrison, 2004; Bueno, Balbn y Barroso, 2005c:
635).
El papel de las estelas como medio de reproduccin social
cobra especial sentido en los ambientes locales y
regionales en los que se insertan. A travs de las estelas se
reproducen los vnculos sociales y materiales que dan
continuidad a una comunidad, vnculos entre personas,
ancestros y lugares, lugares asociados a recursos diversos,
como las tierras de cultivo, los pastos, las vas de
comunicacin o los minerales, que cobran especial
importancia, segn las regiones y los momentos, en las
zonas en las que se sitan las estelas y estatuas-menhir. Se
recurre a estas imgenes ptreas en ambientes en los que
se intensifica la ocupacin y explotacin de la tierra,
especialmente durante el Neoltico, y en ambientes en los
que se intensifica la interaccin extra-local y se
revalorizan elementos como las zonas de paso, los
recursos minerales, las zonas de cultivo y los pastos,
especialmente durante la Edad del Bronce (p.e. Enrquez,
2006).
Los datos disponibles sobre los contextos regionales en los
que se encuentran las estelas a lo largo del perodo
analizado, sugieren que la comunidad como ente social
tuvo un importante peso a lo largo de este proceso, aunque
no podemos olvidar que esta apreciacin se basa en la
informacin parcial del registro arqueolgico disponible
(ver tambin Garca Sanjun y Hurtado, 1997; Enrquez,
2006). La existencia de lites consolidadas, relativamente
autnomas del control de la comunidad, podra ser
argumentada para el Bajo y Medio Guadalquivir durante
las postrimeras del Bronce Final e inicios del Hierro,
donde se documentan espadas de esta poca amortizadas
como posibles ofrendas funerarias y estelas con
representaciones de espadas anlogas (vide supra), una
estructuracin jerrquica del poblamiento, viviendas
destacadas o estelas destruidas intencionalmente y
amortizadas.

9.4 El recurso a estelas: una hiptesis de trabajo


La abundancia de estelas y estatuas-menhir en una regin
como la Pennsula Ibrica sugiere una serie de
interrogantes, especialmente cuando consideramos que es
una de las regiones de Europa en la que se han
documentado ms restos de este tipo (vide infra, Captulo
10). Una de las cuestiones que surgen est relacionada con
los factores que tuvieron un papel en la configuracin de
este panorama. Esta es una cuestin casi imposible de
abordar con los datos disponibles en la actualidad, aunque
hay algunos aspectos que merecen una somera reflexin.
Como contraste a interpretaciones pretritas que se
apoyaban en influencias para explicar la abundancia de
estelas y estatuas-menhir y sus concomitancias formales
en el Mediterrneo Occidental, en aos recientes se han
planteado algunas propuestas continuistas que buscan el
origen de las estelas y estatuas-menhir clsicas en el
mundo megaltico local o regional (vide infra, Captulo
10). En este contexto surgen propuestas recientes en la
Pennsula Ibrica que siguen esta lnea continuista. En el
caso de la Pennsula Ibrica la documentacin de
iconografa antropomorfa de carcter monumental en
ambientes megalticos se incrementa de ao en ao, por lo
que esta hiptesis de trabajo gana plausibilidad (vide
supra, Captulo 3). No obstante, como revelan los datos
que hemos analizado a lo largo de este trabajo, esta lectura
no es tan directa como pudiera parecer en un principio.
En este estado de cosas pensamos que es importante hacer
hincapi en que uno de los aspectos que, desde nuestro
punto de vista, han limitado la interpretacin de las
estelas, es la conceptualizacin normativo-cultural de este
tipo de elementos. Las ideologas, las culturas o las
identidades son hechos sociales, fluidos y dinmicos, que
se configuran y formalizan a travs de prcticas sociales
(p.e. Bell, 1992: 191-192; Connerton, 1986; Jones, 1997;
Hernando, 2003; Lull et alii, 2006). En este contexto, lo
material y lo social estn indefectiblemente
interrelacionados, por lo que las estelas, sus soportes,
iconografas y lugares de implantacin pueden ser
considerados productos sociales que participan
activamente en la estructuracin de las relaciones sociales.
Teniendo esto en mente, aunque los datos no permitan
argumentar la existencia de tradiciones que se
desarrollan de forma continuada en diferentes regiones de
la Pennsula Ibrica desde el Neoltico hasta el Bronce
Final/Hierro Inicial, ya que hay importantes hiatos
espacio-temporales y formales, se podra proponer la
posibilidad de que las imgenes ms antiguas inspiraran,
hasta cierto punto, el recurso a las ms recientes (en el
sentido sealado por Gell, 1992). Sin embargo, muchas de
las estelas y estatuas-menhir de contextos megalticos

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA


estuvieron ocultas en pocas posteriores y los menhires,
estelas o estatuas-menhir preexistentes que fueron
reutilizadas fueron objeto de cambios o modificaciones
que conllevaron, probablemente, su reinterpretacin. En
este sentido pensamos que el nico nexo a nivel material
que se puede establecer entre las estelas y estatuas-menhir
atribuidas a la Edad del Bronce y las anteriores es el que
se formaliza a travs de la bsqueda de un vnculo con el
pasado, algo que, por otra parte, es conocido en otros
contextos que no necesariamente implican estelas o
estatuas-menhir.
Como proponemos, uno de los temas concomitantes en
todas estas piezas es el ancestro, no el mero tema
antropomorfo. La materializacin de los ancestros est
ligada a la creacin de genealogas, de vnculos con el
pasado, a la proyeccin en el tiempo y en el espacio, y,
fundamentalmente, a la legitimacin y reproduccin de
sociedades en las que las relaciones de parentesco, reales o
ficticias, juegan un papel fundamental como mecanismo
de categorizacin y organizacin social. Esta es una
temtica presente en infinidad de sociedades, pero la
pregunta reside ahora en las razones que llevan a estas
sociedades a crear presencias ancestrales de este tipo de
forma reiterada. Como ancestros, las estelas y estatuasmenhir fijan una serie de relaciones sociales locales y
extra-locales que son fundamentales para asegurar la
reproduccin social de estas comunidades.
Hay varios aspectos geogrficos y coyunturales que
pueden haber jugado un papel importante en el hecho de
que el recurso a este tipo de imgenes en piedra fuera un
hecho reiterado y/o persistente en diversas regiones de la
Pennsula Ibrica. Por un lado est la fragmentacin
orogrfica de la Pennsula Ibrica, su diversidad
ecolgica, la abundancia y diversidad de zonas de paso
que comunican regiones con recursos complementarios.
Son especialmente importantes, en este sentido, las
regiones que engloban y se extienden a los pies de los
diversos sistemas montaosos que hay en la Pennsula
Ibrica, especialmente los que se sitan en la periferia de
la Meseta Central. Las estelas y estatuas-menhir se sitan
frecuentemente en este tipo de contextos regionales.
Pueden estar en regiones en las que hay riqueza de pastos
y/o tierras frtiles, y a partir de la Edad del Bronce se
concentran especialmente en regiones en las que tambin
hay riqueza en recursos minerales que son, en muchas
ocasiones, accesibles con tecnologa rudimentaria.
Estos recursos pueden haber tenido ms o menor valor
segn regiones y momentos, aunque uno de los aspectos a
los que se asocian reiteradamente las estelas y estatuasmenhir es la territorializacin, entendida sta como el
recurso a elementos construidos, permanentes y visibles,
que denotan o articulan fsica y socialmente el paisaje a
diferentes escalas. Las primeras estelas o estatuas-menhir
se asocian a contextos megalticos que proliferan, segn se
ha propuesto, en contextos de intensa explotacin del
medio y de creciente territorializacin. Los mismos
monumentos megalticos, situados cerca o en las

449

inmediaciones de poblados, se sitan frecuentemente junto


a zonas de paso. Durante la Edad del Bronce la Pennsula
Ibrica est inmersa en una compleja red de interaccin
social con los mbitos Atlntico y Mediterrneo, pero, a la
vez, se intensifica la interaccin entre diversas regiones de
la Pennsula Ibrica. En este contexto de intensa
interaccin hay zonas de la Pennsula Ibrica que juegan
un papel especialmente activo, ya que son zonas bisagra
(Jorge, 1990c; 2000b; Vilaa, 1995a; Martn y Galn,
1998) o transicionales que interactan con mbitos
diversos y articulan los contactos entre mbitos
diferenciados, como, por ejemplo, el Noroeste y el Sur
peninsular o la Meseta Central y la Fachada Atlntica. En
estas regiones, que engloban ecosistemas diversos, las
zonas de paso natural adquieren relevancia, y por ello se
ocupan preferentemente poblados situados junto a, o cerca
de, vas de paso natural que tienen relevancia a nivel
regional, como ocurre, por ejemplo, en el Norte de
Portugal durante el Bronce Inicial/Pleno, el Suroeste de la
Meseta durante el mismo perodo, o la Beira Interior, el
Guadiana Medio o el Guadalquivir Medio durante el
Bronce Inicial e inicios de la Edad del Hierro.
Durante la Edad del Bronce, a este papel como
comunidades bisagra, se suma su valor como
proveedoras de minerales metlicos, especialmente cobre,
oro y estao. A los testimonios de explotacin se suma el
carcter secundario de muchos de estos yacimientos, ya
que en muchas de las zonas en las que se sitan estelas y
estatuas-menhir hay ros estannferos y aurferos. El
primer indicio claro sobre el posible papel de estas
comunidades como proveedoras de mineral, son los
resultados de los anlisis de istopos de plomo de algunas
piezas del depsito de la Ra de Huelva, que sugieren que
los minerales podran proceder de la zona geolgica de
Ossa Morena y del valle de Alcudia (Sierra Morena)
(Montero, Hunt y Santos, 2007).
Segn la hiptesis que manejamos, el recurso a estelas y
estatuas-menhir es una estrategia que busca afianzar la
organizacin
social
tradicional,
potencialmente
amenazada por situaciones coyunturales concretas
caracterizadas por la intensificacin de la explotacin y/o
interaccin, en las que los recursos locales adquieren, a
nivel regional y extra-regional, un valor renovado (p.e.
Calado, 2004; Vilaa, 1998b; Enrquez, 2006). En este
contexto, los personajes sociales destacados de una
comunidad, que en vida fueron figuras necesarias para
asegurar la reproduccin social del grupo, se convierten en
ancestros que, adems de legitimar y dar continuidad al
orden social imperante, se convierten en figuras que
materializan la identidad colectiva de una comunidad y su
vinculacin a un territorio determinado. En este contexto
se reclaman, frente a otras comunidades, los derechos de
control y explotacin de los recursos de propiedad
comunal, sean stos zonas de paso, bosques, tierras de
cultivo, pastos, ros o zonas de mineralizacin (p.e.
Enrquez, 2006). El recurso al pasado en la figura de los
ancestros como legitimacin es un argumento de peso en
sociedades en las que las relaciones de parentesco, las

450

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

genealogas y los linajes son fundamentales. Los ancestros


aglutinan la identidad colectiva de la comunidad frente a
otras comunidades. Pero, como hemos dicho, las imgenes
de los ancestros incorporan tambin referencias a
relaciones sociales extra-locales que, a un nivel local,
contribuyen a legitimar el orden social tradicional, ya que,
directa o indirectamente, contribuyen a la estabilidad de la
comunidad y consolidan la posicin de las personas que,
por sus relaciones de parentesco, edad y gnero, estn en
posicin articular dichas relaciones como personajes
sociales destacados en su comunidad.
En principio, la interpretacin de las estelas y estatuasmenhir como ancestros podra entrar en contradiccin con
la proliferacin, especialmente a partir del Calcoltico, de
sepulturas individuales en muchas de estas zonas. Durante
el Neoltico y Calcoltico precampaniforme el carcter
colectivo y aglutinador de estas imgenes parece ser
refrendado por el tipo de contextos en los que se
encuentran en muchas ocasiones, como los recintos de
menhires o los sepulcros megalticos. Durante la Edad del
Bronce en muchas de estas zonas se reutilizan antiguos
dlmenes pero este nuevo uso difiere, en gran medida, del
uso primario. Tambin se documentan, en diversas zonas
con estelas, receptculos funerarios de carcter individual,
como fosas o cistas, como ocurre en el Norte de Portugal,
Beira Alta, Sur de Portugal, Noreste de la Pennsula
Ibrica y, posiblemente, la Alta Extremadura durante el
Bronce Inicial/Pleno, o el valle del Guadalquivir durante
el Bronce Final/Hierro Inicial. Generalmente se trata de
enterramientos pobres en ofrendas metlicas de carcter
individual, al menos en las zonas en las que se registran
estelas, aunque pueden ir acompaadas de recipientes
cermicos con posibles ofrendas alimenticias e incluso
ofrendas crnicas.
La presencia de imgenes como las de las estelas y
estatuas-menhir remite a la existencia de personajes
sociales, es decir, roles sociales que son encarnados por
personas concretas, por su gnero, edad y proximidad a
ancestros comunes. Al morir esta persona, la muerte
biolgica se trata de una forma diferente de la muerte
social. En el contexto de rituales mortuorios se puede
institucionalizar la figura del ancestro, que da continuidad
social a un personaje, linaje y sistema social concreto.
Tambin como parte de rituales mortuorios se aborda la
muerte biolgica de una persona, que puede ser enterrada
en otro lugar con ofrendas que no tienen porqu
corresponder a los objetos emblemticos asociados al
personaje social que encarn en vida. Un personaje social,
como la figura colectiva del jefe, es un ente relacional,
perfilado colectivamente, a travs de las relaciones
sociales que incorpora que son, a nivel local,
genealgicas. Los objetos o emblemas asociados a esta
figura materializan estas relaciones y constituyen un
medio material ms a travs del cual se puede dar
continuidad a la institucin que encarn en vida, a travs
de su transmisin. No hay que descartar, sin embargo, que
estos tems fueran ofrendados de manera colectiva en
lugares tambin de carcter colectivo, como pudo ser el

caso de elementos seeros del paisaje que jugaron un


papel relevante en la cosmologa de la comunidad, como
ros, fuentes o peas asociados a zonas de paso natural y
de carcter liminal.
Pensamos que la interpretacin de las estelas como entes
de carcter colectivo no es contradictorio con la presencia
de un tratamiento individualizado del cadver, aunque
tambin hay que tener en cuenta que este tipo de
receptculos individuales se encuentran, en muchas
ocasiones, en claros contextos de agregacin que pudieron
tener carcter familiar. En ocasiones se ha afirmado que
con el paso del tiempo la iconografa de las estelas y
estatuas-menhir se va individualizando pero realmente
creemos que esto no se confirma (vide supra). La
iconografa de la Edad del Bronce presenta relaciones
grficas muy diversas que pueden ser interpretadas en
funcin de relaciones sociales de carcter extra-local,
como producto de la creacin o reiteracin de alianzas que
pueden implicar lazos de parentesco y/o intercambios.
Cuando encontramos ms de una estela en un lugar, suele
haber entre ellas una base iconogrfica comn que,
adems, puede remitir a regiones vecinas con las que
existe un vnculo social. Los aspectos distintivos entre
ellas pueden abordarse en trminos cronolgicos y
sociales, ya que en su institucionalizacin se pueden
materializar relaciones sociales diversas, que remiten a
funciones sociales o linajes diferentes, en diferentes
momentos.
Segn la perspectiva que hemos planteado, los menhires
antropomorfos, estelas y estatuas-menhir y los lugares en
los que se encuentran aglutinaron la identidad de
comunidades, se convirtieron en referentes colectivos que
formaban parte de su memoria, una memoria que fue
dinmica y se fue modificando a lo largo del tiempo
(Connerton, 1989; Bradley, 2002b). Algunos de estos
lugares fueron significativos a lo largo de siglos durante la
Prehistoria, fueron visitados y, como fruto de nuevos
eventos de carcter ritual, se implantaron nuevas estelas,
otros cayeron en el olvido, algunos fueron completamente
reinterpretados, otros intencionalmente destruidos.
Con el paso de los siglos muchos de estos monumentos y
lugares han suscitado significados y usos muy diversos.
En algunos casos no deja de sorprender la concomitancia
de algunos usos y temas que reiteran la importancia de los
restos del pasado en la creacin de historias de carcter
mtico, como la utilizacin de diversas estelas como
estelas funerarias epigrficas durante la Edad del Hierro y
poca romana, el uso de estelas como las de Poio y Defesa
como losas de cubricin de sepulturas de poca histrica,
la asociacin popular de las estelas del Collado de Sejos
con la tumba de los Infantes de Lara o la actual propiedad
comunal de los terrenos de la Dehesa Boyal de Hernn
Prez, en la que se contruy, en el siglo XVI, la ermita de
N. Sra. de la Consolacin que, tras arruinarse, ha sido
sustituida por otra de nueva planta en los aos noventa.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LAS SOCIEDADES PREHISTRICAS DE LA PENNSULA IBRICA

9.5 Eplogo: perspectivas de futuro


Si consideramos que la iconografa, como cualquier otro
elemento de la cultura material, es un producto social, que
significa y tiene un papel activo en el discurrir de la
vida social (Gell, 1992), es fundamental desarrollar su
estudio contextual.
Las relaciones contextuales en las que estn implicadas las
estelas son muy diversas. El mbito de la iconografa es el
medio mejor conocido y ms ampliamente estudiado.
Otros aspectos son todava poco conocidos, aunque tienen
un enorme potencial, como sugieren investigaciones
recientes y la nueva valoracin de datos ya conocidos.
Entre estos temas destaca el estudio de los lugares en los
que se localizan las estelas, algunos de ellos con gran
profundidad temporal, en los que an se ocultan infinidad
de datos sobre el papel social de las estelas. Igualmente

451

tiene gran potencial el anlisis de los procesos implicados


en su elaboracin, entre los que se incluyen temas tan
interesantes como la procedencia de materia prima o la
identificacin de las fases de grabado implicadas en su
configuracin final.
En este sentido, el futuro de la investigacin de las estelas
pasa, probablemente, por dar un salto cualitativo. Es
preciso objetivar apreciaciones, producir datos que
contribuyan a restringir nuestras interpretaciones, que
actualmente son numerosas y diversas. Es necesario
abordar su estudio a una escala meso- y microespacial,
realizar estudios de carcter intensivo que tengan
profundidad temporal. En este camino ser indispensable
el avance del conocimiento en los mbitos domstico y
funerario, para profundizar en la interpretacin social de
las estelas, ya que stas nos dan una perspectiva parcial
sobre la organizacin social de las comunidades
vinculadas a ellas.

10
LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES
EN EL CONTEXTO EUROPEO

10.1 Introduccin
Las estelas decoradas de la Pennsula Ibrica no son un
fenmeno nico en Europa, ya que se conocen elementos
comparables en diversas zonas de Eurasia (vide infra).
Octobon (1931), Arnal (1976) y Landau (1977) ofrecieron
las primeras aproximaciones amplias en las que
incluyeron diversas zonas de la Cuenca Mediterrnea y/o
Mar Negro. Durante los aos noventa, diversos coloquios
y publicaciones han tratado de dar cuenta de la amplitud y
diversidad de este fenmeno en Europa, como el congreso
que tuvo lugar en La Spezia-Pontremoli en 1988 (actas
publicadas en 1994), una monografa dedicada a este
fenmeno en Europa durante la Edad del Cobre (Casini,
De Marinis y Pedrotti, 1995) o el coloquio internacional
celebrado en Saint-Pons-de Thomires en 1997, publicado
en 1998.
Muchos de estos y otros trabajos recientes ofrecen
visiones de sntesis regionales actualizadas. Varios de
estos trabajos recientes tratan la cuestin del origen de
las estelas o estatuas-menhir clsicas en diversas zonas
de Europa, incidiendo en su carcter autctono y
desarrollo independiente. Hay autores que aportan la
existencia de precedentes como argumento para apoyar
esta tesis. A la secuencia genricamente aceptada de
Crcega, por ejemplo, en la que menhires y estatuasmenhir parecen conformar un desarrollo continuo (Cesari,
1991), se aportan propuestas para otras zonas. En Francia
y Suiza, por ejemplo, hay autores que han abordado el
papel del Megalitismo en la emergencia del fenmeno,

tema en el que los menhires icnicos y anicnicos o el arte


de los sepulcros megalticos han sido especialmente
valorados como precursores (p.e. Voruz, 1992; Jallot,
1998; Cauwe y van Berg, 1998). La presencia de
menhires, de temtica antropomorfa en sepulcros
megalticos, y la presencia de este ltimo fenmeno en
amplias zonas de Europa, sirven de base para argumentar
el desarrollo posterior de grupos de estelas y estatuasmenhir regionales que, as, ven justificado su carcter
autctono y particular, aunque siguen siendo consideradas
como parte de un mismo fenmeno de raz comn.
Aunque en general se han superado los planteamientos
normativos y difusionistas precedentes (p.e. Arnal, 1976:
225), hay autores que atribuyen a este tipo de estatuaria un
fondo ideolgico comn que, por la forma en que es
planteado, recuerda a interpretaciones normativas como la
de Arnal (1976: 221). Por otro lado, hay autores que tratan
de abordar la aparicin reiterada de la imagen
antropomorfa, en contextos Neolticos o posteriores, en
funcin de factores socioeconmicos diversos (p.e.
DAnna, Gutherz y Jallot, 1997).
Otros temas que empiezan a ganar terreno por su inters
en la interpretacin social de este tipo de restos son los
contextos, las reutilizaciones o la insercin de las estelas
y/o estatuas-menhir en sus contextos regionales (p.e.
Cesari, 1993; 1994; Fedele y Fossatti, 1995; Barfield,
1995; Fedele, 1996; Keates, 2000; trabajos en Philippon,
2002).

454

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

En la pginas que siguen ofrecemos una visin general


que no pretende ser detallada, slo dar cuenta de la
amplitud de este fenmeno, de su diversidad y de la
variedad de contextos en los que aparecen este tipo de
imgenes ptreas. Estos datos nos permiten valorar el caso
particular de la Pennsula Ibrica desde una perspectiva
complementaria (vide infra, Reflexiones finales).
10.2 Estelas y estatuas-menhir en la Bretaa
Francesa y Cuenca de Pars
Desde que I. Kinnes publicara su trabajo de sntesis a
principios de los ochenta hay pocas novedades (Kinnes,
1980, 1995). Son una veintena de ejemplares de
morfologa variada que se conocen en la en la zona
armoricana, islas del Canal de la Mancha y en la Cuenca
de Pars (Kinnes, 1980: fig. 3). Diversos criterios
(contexto, morfologa y distribucin geogrfica) permiten
diferenciar 4 grupos.
En Bretaa, concretamente en las isla de Guernesey,
Canal de la Mancha, se conocen tres estatuas-menhir. Dos
de ellas presentan soporte antropomorfo de bulto redondo,
un remate circular en la cabeza, as como pechos y
collares (Leroux, 1998: 231; Kinnes, 1998: 245-246;
1980: 12-14 y fig.2; Octobon, 1931: 509-510). La
presencia de pechos junto a una morfologa flica del
soporte ha llevado a proponer una naturaleza hermafrodita
para estas estatuas-menhir (Kinnes, 1980: 14), aunque en
general se interpretan como figuras femeninas (Patton,
1993: 142). El tercer ejemplar presenta una morfologa
muy diferente. Se encontr como laja de cubricin de un
pequeo sepulcro. La laja presenta una vaga forma
antropomorfa mientras rostro y manos estn grabados con
incisin y piqueteado (Kinnes, 1980: 12 y fig. 1). A 200
km de distancia, ya en la pennsula armoricana,
concretamente en Morbihan se conocen dos estatuasmenhir como las de bulto redondo descritas en primer
lugar (Arnal, 1976: 121-124; Kinnes, 1980: 15-18, fig.
5:b). En general, para este tipo de estatuas-menhir no se
conocen contextos estratigrficos primarios. La estatuamenhir de Kermen se encontr reutilizada como parte de
un tmulo (cairn) no megaltico del Neoltico Final1,
perodo datado entre 3250-2850 BC (finales del III
Milenio sin cal.). En el tmulo se encontraron materiales
tpicos de la cultura del S.O.M. (Patton, 1993: 156). Todo
estos datos nos dan entonces una cronologa terminus ante
quem para la utilizacin primaria de la estela (Arnal, 1976:
124-125; Kinnes, 1995: 133-134, fig.2). Kinnes ha
propuesto que, por el tipo de materiales encontrados en el
tmulo, la estatua de Kermer podra estar relacionada con
un contexto primario de tipo domstico (Kinnes, 1980:
17). De cualquier forma la aparicin de esta estatuamenhir fragmentada como parte constructiva de un cairn
de este tipo es de gran inters. Slo se conocen cuatro
monumentos de este tipo en Bretaa y las islas del Canal.

1 Las fechas de C14 obtenidas de carbones del sitio dan un


intervalo entre 3340 y 2910 cal. B.C., que coincide con el
definido para el Neoltico Final (Patton, 1993: 156).

Son monumentos para los que no se conoce funcionalidad,


no hay datos que apunten hacia una finalidad funeraria;
hoy por hoy se piensa en santuarios o reas rituales. La
mayora de los materiales (cermicas, hachas
pulimentadas, puntas de felcha y molinos fragmentados)
se han hallado en los tmulos que, por lo que han
mostrado las excavaciones, no cubren ningn tipo de
estructura ptrea o restos de sepulturas (Patton, 1993: 155156). Aunque no se sabe la finalidad exacta de este tipo de
construcciones, se cree que sobre ellos y a su alrededor se
llevaron a cabo rituales diversos (Patton, 1993: 155). Por
otro lado, en la zona armoricana se conocen seis sepulcros
de galera en los que hay 18 representaciones
antropomorfas en lajas o pilares que son parte constructiva
de los mismos (Leroux, 1998: 229-231). Estas figuras
estn compuestas por pares de senos en relieve asociados
a veces a collares (Arnal, 1976: 119-121; Kinnes, 1980:
15, fig. 5). La mitad de estos pilares esta situado en
cmaras o cubculos terminales y se cree que fueron parte
integrante de los sepulcros desde su construccin (Kinnes,
1980: 18, figs. 11 y 13). A estas representaciones
antropomorfas se asocian otros motivos como hachas,
puales o motivos lineales que normalmente estn
grabados. Tambin en la cuenca parisina hay que destacar
la existencia de una serie de galeras cubiertas con lajas
antropomorfas datadas en un Neoltico Reciente/Final, lo
que podra estar relacionado con el fenmeno que aqu
relatamos de pilares antropomorfos (Tarrete, 1997: 151154). Los sepulcros de galera con representaciones de
senos y collares estn relacionados con la cultura S.O.M.
de la cuenca parisina, ya que en su interior se han
documentado cermicas tpicas de la misma, y tienen
cronologas de Neoltico Final (3250-2850 AC) (Arnal,
1976: 118; Landau, 1977: 49-51; Patton, 1993: 134-143;
Kinnes, 1995: 135). Aunque los datos cronolgicos son
escasos J. Arnal propuso la anterioridad de estatuasmenhir respecto a pilares antropomorfos; aquellas se
desarrollaran en un momento indefinido anterior a la
Cultura del S.O.M., a la que cronolgicamente se
relacionan los pilares antropomorfos (Arnal, 1976: 126).
Por otro lado, Ch.-T. Leroux, en una reciente sntesis
sobre el arte megaltico de la pennsula armoricana,
considera de forma implcita que tanto los pilares
antropomorfos como las estatuas-menhir armoricanas son
parte de un amplio fenmeno del que forman parte
menhires anicnicos, icnicos y grabados y pintura en los
ortostatos. Las estatuas-menhir derivaran de los pilares
antropomorfos (Leroux, 1998: 229-231; Octobon, 1931:
564). En este sentido J. LHelgouach habla de dos
fenmenos, pilares antropomorfos y estatuas-menhir,
contemporneos fechados a partir de finales del IV
Milenio a.C. (Neoltico Final) (LHelgouach, 1998: 237).
En la Cuenca del Sena (Pars) se conocen nueve
figuraciones antropomorfas en lajas que forman parte
arquitectnica de seis galeras. La representacin est
compuesta como en Bretaa por pechos y collares, pero en
este caso los collares estn situados sobre los pechos
(Kinnes, 1980: 15, fig. 5). Las lajas o pilares presentan
una disposicin en el sepulcro interesante desde el punto

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


de vista interpretativo, ya que en muchas ocasiones se
localizan en la entrada, marcando el paso hacia el interior
(Kinnes, 1980: figs. 9 y 10). Adems parecen buscar la
simetra con otras lajas de las mismas caractersticas, en
cuyo caso el significado parece ser complementario
(Tarrete, 1997: 157-159). Como en el caso de las
arquitecturas armoricanas mencionadas, estas galeras
tambin se pueden relacionar con la cultura de Seine-OiseMarne por los materiales recuperados en su interior
(Arnal, 1976: 133-136; Landau, 1977: 48-49, mapa 5;
Kinnes, 1995: 135). Su interpretacin ha estado muy
ligada a la idea de divinidad femenina relacionada con la
muerte, lo que en cierto modo ha contribuido a que
muchas otras representaciones con senos y/o collares no
necesariamente en contextos funerarios y/o megalticos
hayan sido interpretadas de la misma forma (Arnal, 1976:
135). Para finalizar esta breve sntesis resta comentar el
caso de los hipogeos de Marne, tambin en la cuenca del
Sena pero con una distribucin diferente a la de las
galeras (Landau, 1977: 45 y mapa 4). En tres hipgeos
hay 4 figuraciones antropomorfas esculpidas en la pared,
en el lado izquierdo, en lugares que marcan el umbral de
entrada a la cmara (Tarrete, 1997: 157-fig. 11). Estas
figuras intentan emular la representacin tridimensional de
las estatuas-menhir; presentan rostro y collar. En dos
ocasiones tienen pechos esculpidos y en uno de los casos
en los que stos estn ausentes hay un hacha,
probablemente grabada con posterioridad, ya que tiene
una tcnica diferente. Hay otros motivos grabados en las
paredes de los hipgeos (p.e. hachas) que se relacionan
con las figuraciones antropomorfas. Se ha sealado la
existencia de restos de color, lo que indica que
probablemente estos ejemplos de Marne estuvieron
pintados con varios colores (Kinnes, 1995: 136 y fig.9).
Por los materiales documentados parace estar clara la
relacin de este fenmeno con la cultura del S.O.M. del
Noroeste, lo que nos llevara a un perodo del Neoltico
Final, datado en Bretaa entre 3250 y 2850 AC (vide
supra; Patton, 1993: 182; Kinnes, 1980: 20). En un
contexto de anlisis ms amplio J. Landau relacion los
casos de la pennsula armoricana y de la cuenca de Pars,
que incluye en los grupos 2 y 5 de su clasificacin, con las
estatuas-menhir de la zona meridional, especialmente con
algunos ejemplares de Gard (vide infra). En este sentido
propuso J. Arnal que la costumbre de este tipo de
estatuaria sagrada aparece en la Cuenca de Pars por
influencias del mediterrneo (Sur de Francia) a travs de
las relaciones ya establecidas en un perodo anterior
(Chassen), lo que ya fue defendido en los aos 30 por R.
Battaglia (Battaglia, 1933: 28; Arnal, 1976: 139). Por otro
lado el Comandante Octobon defendi, con una serie de
argumentos, el importante papel de la zona de la Marne
como foco original de las figuraciones antropomorfas del
eneoltico. Este nfasis en la zona de Marne estaba en
sintona con la idea aceptada en aquella poca de que los
sepulcros de galera de la pennsula armoricana derivaban
de las galeras de la cuenca de Pars. Desde la zona del
Sena el fenmeno de la estatuaria antropomorfa se
extendi hacia Italia, esto es, la zona mediterrnea

455

(Octobon, 1931: 564). Hoy en da, a la luz de los datos


disponibles esta cuestin queda abierta, ya que, por un
lado LHelgouach propuso un origen armoricano para este
tipo de sepulcros de galera, basndose en una hipottica
derivacin de los anteriores sepulcros de corredor, a lo que
se unen recientes dataciones de C14 que indican una
mayor antigedad de los monumentos armoricanos
(Patton, 1993: 138-141). De cualquier forma, las estatuasmenhir del Sur estaban entonces datadas en el Calcoltico,
mientras que hoy se propone un desarrollo entre el
Neoltico Medio y el Final (3500-2200 AC), por lo que
prcticamente ambos desarrollos, bretn y del sur de
Francia, son paralelos (Landau, 1977: 58; DAnna,
Gutherz y Jallot, 1997: 188-189). A esto se une el hecho
de la distancia que existe entre ambas zonas, entre las que
no se conoce ningn caso parecido. En este sentido I.
Kinnes, argumenta principalmente este vaco espacial para
descartar la conexin entre un foco y otro (Kinnes, 1980:
22 y 23). Estas manifestaciones han sido desvinculadas
por I. Kinnes del arte de los sepulcros de corredor
bretones del Neoltico Medio, principalmente porque en
este arte no existe la iconografa femenina que tanto se
repetir en las estatuas-menhir (Kinnes, 1980: 22; Patton,
1993: 142). En este sentido se ha destacado la diferencia
en la localizacin de los grabados en los sepulcros.
Mientras en los sepulcros de corredor los motivos se
encontraban en zonas visualmente restringidas, las
figuraciones antropomorfas del Neoltico Final en los
sepulcros de galera estn en lugares ms visibles y
presentan una morfologa figurativa, por lo que su
significado no est tan restringido. Estos hechos, entre
otros, han sido interpretados como producto de un cambio
social que favoreci la descentralizacin de la prctica del
ritual, ahora accesible a ms gente. Sera el producto del
desarrollo de un nuevo sistema poltico, basado en la
competicin de los Big Men, que sustituira al anterior
sistema tribal de patronazgo (Patton, 1993: 157-160).
Sobre el significado concreto de estas manifestaciones
poco se ha escrito. Si hemos de pensar en un origen local
que no tiene nada que ver con el mundo mediterrneo es
interesante la conexin que ha planteado I. Kinnes entre
estas figuraciones y las pocas figuras de barro que se
producen el la zona durante el Neoltico Medio (Kinnes,
1998: 247-248; 1995: 138; 1980: 20). Sin embargo este
tipo de continuidad ha de ser cuestionada, o al menos
matizada, a la luz de esta nueva interpretacin de cambio
social propuesta por M. Patton. Otra hiptesis diferente a
la de Kinnes y Patton considera que las estatuas-menhir
bretonas son parte integrante del amplio conjunto de
manifestaciones del arte megaltico bretn y
probablemente su origen haya que buscarlo ah (Cauwe y
Van Berg, 1998). Aunque aceptan que la iconografa
femenina no tiene precedentes en la zona, explican su
aparicin recurriendo a posibles influencias del mundo
neoltico mediterrneo (Cauwe y van Berg, 1998: 254).

456

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

10.3 Estatuas-menhir en el Sur de Francia y


Pennsula Itlica
En el Sur de Francia se conocen actualmente alrededor de
210 estatuas-menhir 2 que se reparten entre las zonas de
Rouergue, Languedoc y Provenza3 (DAnna, Gutherz y
Jallot, 1995; 1997: fig.1; DAnna, 1998a: 24-25; 1998b:
50). En funcin de la morfologa del antropomorfo, la
asociacin de los diferentes motivos anatmicos y
atributos, as como de la localizacin geogrfica, se
diferencian tres grupos fundamentales: el grupo de
Rouergue y alto Languedoc, el grupo de Languedoc y el
grupo de la Provenza (DAnna et alii, 1997: 186).

Figura 270: Estatua-menhir de Mas Capelier (Calmels-et-le Viala,


Aveyron) (Muse des Antiquits Nationales).

El grupo de Rouergue y Alto Languedoc (Tarn,


Aveyron y NW de Hrault) es actualmente el ms
numeroso con unos 125 ejemplares (DAnna, 1998a: 24).
En l se pueden individualizar una serie de subgrupos:
Montes de Lacaune, valle de Rance, valle de Dourdou,
Tauriac-Montagnol, valle de lAgout y Durenque
(DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: fig.3; DAnna, 1977:
166-189; Arnal, 1976: 51-79). En general estas estatuasmenhir se caracterizan por presentar un antropomorfo
2 Utilizamos aqu nicamente el trmino estatuas-menhir para
reflejar el extendido uso que actualmente se hace de l,
indistintamente para denominar estatuas-menhir o estelas
antropomorfas.
3 En cuanto a los trminos administrativos se distribuyen por el
Sur del departamento de Aveyron, el extremo Este de Tarn, el
Norte de Hrault, centro de Gard, Sur de Ardche, Norte de
Bouches-du-Rhne y el Sur de Vaucluse.

pseudo-tridimiensional. Normalmente tienen el rostro


delimitado por un semicrculo, ojos y nariz y,
ocasionalmente, unas lneas horizontales en las mejillas
que podran interpretarse como tatuaje facial, pero nunca
la boca (ver fig. 270; DAnna et alii, 1997: 184).
Presentan brazos y piernas de forma bastante esquemtica
pero con cierto volumen. Como atributos destacan los
collares y el cinturn, siempre presente, liso o decorado
con motivos en espina de pez. Un elemento caracterstico
es el objeto de forma losngica, que est perforado en la
zona ms ancha (Arnal, 1976: 55-61). Dada la total
ausencia de armas en estas estatuas-menhir (a excepcin
del arco y flechas) se ha propuesto la identificacin del
Objeto con un tipo pual mal conocido o desconocido
por las poblaciones de la poca. Sin embargo, esta
interpretacin no cuadrara muy bien con la aparicin
precoz de la metalurgia en la zona de Languedoc a
mediados del III Milenio a.C. y la consiguiente circulacin
y uso de puales de cobre para esas fechas (DAnna,
Gutherz y Jallot, 1997: 184). Su posicin y relacin con
una bandolera en las estelas sugiere que este objeto estaba
colgado. Se ha interpretado como objeto de prestigio e
identificado con el sexo masculino, ya que este motivo y
la representacin de los senos se excluyen mutuamente
(Octobon, 1931: 436-437). Otro elemento interesante es la
presencia en la cara posterior de muchos ejemplares de
lneas verticales que han sido interpretadas como la
figuracin del cabello (ver fig. 75; DAnna et alii, 1997:
182). Este elemento recuerda mucho a la representacin
de lo que ha sido interpretado como capa en las estatuasmenhir del Alto Adige (vide infra). Otro tipo de grabados
verticales en la zona delantera han diso interpretados
como vestimenta (DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 184).
Las estatuas-menhir de este grupo presentan una explcita
distincin sexual. Esta distincin ya fue identificada por
Hermet y Octobon y examinada con ms detalle por
DAnna (Octobon, 1931: 409-416; Arnal, 1976: 65-68;
DAnna, 1977: 179-182). La mujer es anatmicamente
caracterizada por los senos y el cabello, a lo que se suman
adornos como collares y un colgante en forma de Y. A
finales de los 70 la proporcin pareca ser significativa,
ya que de medio centenar de ejemplares 14 eran
femeninas (DAnna, 1977: 181). Por otro lado el sexo
masculino no es sealado anatmicamente, sino que es
referido por la presencia de bandolera y el Objeto, as
como por la ausencia de senos o cabello. La diferente
caracterizacin de los sexos es igual que en Lunigiana y
Alto Adige (vide infra). Como ya seal Octobon, hay una
serie de ejemplares que pueden definirse como
andrginos (Octobon, 1931: 410-415). Hay muchos
ejemplos de transformacin de sexo, de decoraciones
aadidas para cambiar el sexo del antropomorfo (DAnna,
1998b: 50): 5 verificados y dos dudosos. Hay 5 casos de
estatuas que antes eran masculinas y que se transforman
en estatuas femeninas por la eliminacin del Objeto y la
adicin de senos y collares: en Aveyron: Prade Coupiac,
Montels la Serre, Serre-Grand Rebourguil, Tarisse
Saint-Izaire; en Tarn: Malvielle Murat y el caso unico de
Arribats Murat-sur-Vbre (Tarn) que de masculina se
transforma a femenina; despus de femenina a masculina

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


para finalmente ser feminizada de nuevo (Octobon, 1931:
412; Arnal, 1976: 68-69). Recientemente se ha conocido
un caso de una estela femenina transformada a masculina
por la adicin de un hacha (Vignals MounesProhencoux) (DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 186). Pero
lo ms interesante de todo es que esta diferenciacin
sexual parece corresponder a una determinada distribucin
geogrfica, ya que las estelas femeninas son abundantes
en la margen derecha del ro Rance (NW de Rouergue),
zona en la que las masculinas estn casi ausentes, donde
las que hay fueron feminizadas, mientras que en otras
zonas estn totalmente ausentes (DAnna, 1977: 182). En
este sentido parece ser que el reparto de estelas femeninas
y masculinas sigue pautas diferentes, lo que resulta
interesante desde un punto de vista interpretativo, el
problema es que disponemos de pocos o nulos datos para
aproximarnos a las pautas que guiaron esa concreta
distribucin geogrfica. Por otro lado los contextos de
aparicin son prcticamente desconocidos, aunque hay
alguna excepcin. La estatua-menhir de Tarisse SaintIzaire, en Aveyron, est asociada a restos arqueolgicos
que indican frecuentacin del sitio, sin restos de estructura
alguna, lo que podra estar indicando que estas estatuasmenhir de Rouergue podran haber sido erguidas
directamente dans le paysage. A esto hay que aadir que
en algunos casos se han encontrado varias estelas en el
mismo sitio lo que hace probable la existencia de
agrupamientos a alineamientos (DAnna, 1998b: 52-54).
En este sentido tanto los datos disponibles sobre el
hallazgo de las estelas como los referentes al poblamiento
de la zona indican que posiblemente las estatuas-menhir
estuvieran emplazadas en puntos nodales del paisaje:
interfluvios, cerros, collados, vados,.. y su funcin podra
estar relacionada con la proteccin y defensa simblica,
subrayada por la presencia del Objeto (DAnna et alii,
1997: 188-189: DAnna, 1998b: 50-52). Se acepta que
este tipo de emplazamiento fu el inicial, por lo que el
paisaje puede ser considerado su contexto (no
estratigrfico) (DAnna, 1977: 186-187). Al parecer el
paisaje de la poca no estaba todava degradado y estaba
compuesto por densas masas boscosa en las que
prcticamente no haba penetrado el poblamiento, en
donde el papel tutelar de la estatua-menhir podra cobrar
todo su significado, como han propuesto algunos autores
(Arnal, 1976: 77-78).
En relacin con la cronologa es interesante el papel del
Objeto (DAnna, 1977: 173-177). Si ste se identifica
con objetos reales de hueso y piedra recuperados en
excavaciones de cuevas y dlmenes del Languedoc, se
podran relacionar las estatuas-menhir con los ltimos
momentos del Neoltico, en el seno de los grupos de SaintPons y Treilles (3500-2300 AC; 2800-2000 sin cal)
(DAnna, 1977: 187, 188; DAnna, Gutherz y Jallot,
1997). Recientemente esta hiptesis y su cronologa ha
sido revisada por Ambert, quien ha propuesto un intervalo
ms corto para la aparicin de los objetos de este tipo
(3300-2800 AC)(Ambert, 1998: 186-193).

457

De los diferentes sub-grupos iconogrficos que se han


propuesto para esta zona de Rouergue (TauriacMontagnol; Lacaune; Cuenca del Rance; Cuenca del
Dourdou) (DAnna, 1977: 184-186 y fig. 48) el que ms
consistencia ha adquirido a la luz de los hallazgos
recientes es el del Alto Languedoc (Laucane), entorno a
los montes de Lacaune, lEspinouse y cuenca del Agout
(SE de Tarn, NE Hrault) (DAnna, 1998a: 24). Diferentes
factores han llevado a enfatizar la independencia y
diferencia de estos ejemplares del Alto Languedoc
respecto de los dems conocidos para la zona de Rouergue
(Rodriguez, 1997: 200-202 y mapas 1 y 2; 1998). Las
estatuas-menhir del Alto Languedoc seran una genuna
manifestacin de las culturas de Saint-Poniens (Arnal,
1976: 61-62), que se instalan en el Neoltico Final en las
zonas marginales de la cuenca del ro Agout (h. 3000 a.C.
no cal.) y poco a poco ocupan las estribaciones de los
montes de Laucane, alcanzando su desarrollo hasta el
momento de las primeras elaboraciones de tiles en cobre
(h. 2200 a.C.). Se trata de sociedades pastoriles que
practicaban la caza en zonas marginales en las que se han
documentado infinidad de menhires anicnicos con
soportes de morfologa antropomorfa (Rodriguez, 1997:
197-200). Esta cultura se diferencia bastante de las que le
rodean en el Sur de Francia y presenta similitudes con los
grupos alpinos del alto Rhne, lo que podra estar
relacionado con la elaboracin inicial de estos menhires
antropomorfos y, en definitiva, con el origen de estas
poblaciones (vide supra; Rodriguez, 1997: 205).
La dcouverte de la Statue-menhir de Lutry comble ce
hiatus, et nous conforte dans notre quasi certitude de
lorigine Alpine des Saintponiens (Rodriguez, 1997: 200)
G. Rodrguez considera a estos menhires antropomorfos
como el primer estadio evolutivo, autnticos proto
estatuas-menhir, a partir de los cuales se elaborarn las
estatuas-menhir tpicas del Alto Languedoc, con la tcnica
del grabado, lo que las diferenciar de las estatuas-menhir
posteriores (Rodrguez, 1997: 202 y 205; Arnal, 1976: 6871). En la fase siguiente, hay estatuas-menhir esculpidas
en Rouergue en el seno de los grupos Rodziens
(Rodriguez, 1997: 202; Arnal, 1976: 63-64). Esta
evolucin tcnica se explica no slo por el mejor
conocimiento de stas, sino tambin por el tipo de materia
prima disponible, ya que en una ltima fase se ocupan
terrenos en los que la roca accesible es arenisca. Estos
grupos Rodeziens se desarrollan en la zona desde el
Calcoltico Final hasta el final del Bronce Antiguo
(Rodriguez, 1997: 200, 202).
Una segunda gran agrupacin es la de Languedoc
(Hrault oriental, Gard y Sur de Ardche), compuesta
actualmente por casi 60 ejemplares. En este tipo de estelas
slo est representada la parte superior del cuerpo, el
busto. El rostro puede tener forma de T o estar
representado por cejas y nariz, pero sin esa particular
morfologa. En ocasiones hay una serie de lneas laterales
en el rostro o en el cuerpo que han sido interpretadas
como tatuajes o adornos de vestimenta. Cuando estn

458

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

representados los brazos, stos suelen estar doblados y las


manos unidas a la altura del pecho. Los senos suelen estar
sealados. Como en el grupo anterior aparece el objeto
entre las manos de varias de las estelas, mientras en otras
aparece un objeto con forma de hacha enmangada (hacha
estilizada), para el que no se conoce referente real, y a
veces aparecen los dos elementos juntos (Bordreuil y
Bordreuil, 1998: fig. 2 y 268-269; DAnna, Gutherz y
Jallot, 1997: fig. 4; Arnal, 1976: 102-104). Otro motivo
frecuente que puede asociarse bien al bastn, al objeto o
a ambos a la vez es el doble rectngulo. Algunas de estas
estelas presentan los senos sealados, a veces
conjuntamente con el hacha enmangada. En los aos 70
los datos permiten diferenciar entre dos grupos: por un
lado las estelas de pequeo tamao, sin diferenciacin
sexual, que presentan tatuajes; por otro las estatuas-estela
de mayor tamao con rostro en T, sin tatuaje, algunas de
las cuales presentan el hacha enmangada como atributo y
que se distribuyen sobre todo en Gard (Arnal, 1976: 9499; DAnna, 1977: 198-201). Recientemente el estudio
detallado de las estatuas-menhir del departamento de Gard
ha permitido diferenciar cuatro grupos (Gutherz, Jallot y
Garnier, 1998: 132). Existen dos ejemplares que se
apartan del modelo iconogrfico de Gard pero que, sin
embargo, presentan caracteres que permiten relacionar la
estatuaria de esta zona con otras aledaas. Son los casos
de la estatua-menhir de Gaud, en bajorrelieve, con un
esquema parecido a las estelas tipo Venaissin, en la
Provenza, y la estatua-menhir de Jerusalem, con senos,
collares y rostro sealados, elementos conocidos para la
zona de Aveyron (Gutherz et alii, 1998: 132-133).
La datacin del grupo de Languedoc podra corresponder
a la propuesta para el grupo de Rouergue, Neoltico Final,
por la presencia del Objeto (vide supra). En esta zona
del Languedoc mediterrneo hay ms datos contextuales
que en la zona de Rouergue. Muchas de las estelas fueron
halladas en estructuras funerarias neolticas y calcolticas
(Arnal, 1976: 89; D Anna, 1977: 202-203). En algunos
casos, especialmente en la zona de Ardche, se han
documentado estatuas-menhir en cuevas (Gilles, 1994). El
caso de la Grotte Meunier, cueva seguramente sepulcral,
es especialmente interesante, ya que en la zona de entrada
se documentaron dos estatuas-menhir, una femenina y otra
masculina (Gilles, 1994: 110-111, figs. 3-8; Montjardin,
1998: 201-204). Sin embargo, las sucesivas revisiones han
mostrado que las lajas se encontraban en estas estructuras
como resultado de reutilizaciones (DAnna, Gutherz y
Jallot, 1997: 188; DAnna, 1998b: 52). Por otro lado la
relacin de las estatuas-menhir con contextos de
habitacin se ha constatado en varias ocasiones (DAnna,
1977: 201; Cura, 1979/80: 162). En los aos 80 esta
relacin con el mbito domstico ha sido confirmada por
trabajos realizados en Montaon Sanilhac-et-Sagris en
donde dos estelas aparecen asociadas a tres pequeas
estelas anicnicas y a un grupo de bloques calcreos. El
sitio ha sido interpretado como una estructura
monumental, parte de un hbitat asociado a la cultura de
Ferrires, datado entre 3220-2800 AC (2600-2200 a.C. sin
cal.), cronologa que sirve de referente para el desarrollo

de las estelas y estatuas-menhir de la zona (DAnna,


Gutherz y Jallot, 1997: 188; DAnna, 1998b: 52). En
Courion, Collias (Gard) se ha documentado recientemente
un monumento megaltico de planta cuadrangular con
muros construdos a base de piedra seca y cinco pequeas
estatuas-menhir (Gutherz et alii, 1998). En su interior se
han documentado fragmentos cermicos, un objeto de
slex y escasos restos humanos dispersos en una amplia
superficie (Gutherz, Jallot y Garnier, 1998: 120-121). El
carcter cultual de estas estructuras y otros sitios parecidos
en los que se han hallado estatuas-menhir (Gruta de
Sartanette y necrpolis de Serre de Bouisset) es
indiscutible. Adems, en los casos de Montaon y Courion
se ha documentado la relacin espacial con hbitats al aire
libre. No se puede, sin embargo, descartar la funcin
funeraria, sugerida por la presencia de huesos humanos,
que tambin podran explicarse como producto de un
segundo momento de utilizacin, todo lo que no podr ser
contrastado hasta una excavacin de detalle en este tipo de
yacimientos (Gutherz, Jallot y Garnier, 1998: 123-126).
Por ltimo, el grupo de Provenza (Bouches-du-Rhone y
Vaucluse), para el que actualmente se conocen casi
cuarenta ejemplares, todos de pequeas dimensiones, se
concentra en el valle del Durance. Tanto morfolgica
como geogrficamente se distinguen dos grupos: el grupo
venaissin y el de las estelas decoradas con espigas
(interpretadas como cabello por Octobon) (Octobon, 1931:
468, 495; DAnna, 1977: fig. 51, 208-220). El grupo
venaissin est formado por unas pocas estelas halladas
en la cuenca de Comtat. El antropomorfo est
representado por una serie de formas curvas y cazoletas
(DAnna, 1977: fig. 28; Arnal, 1976: 106-109). Para
ninguna de ellas se conoce un contexto claramente
primario, por lo que no se pueden extraer conclusiones
sobre su funcionalidad o cronologa, aunque se han
destacado las afinidades con el grupo de Languedoc. Por
otro lado las estelas decoradas con espigas presentan un
soporte rectangular o subrectangular, con la zona inferior
tallada para ser hincada, en el que est representado un
rostro en bajorrelieve (ver fig. 71). Son las zonas que
quedan en altorrelieve que enmarcan el rostro las que
estn decoradas con motivos geomtricos (DAnna, 1977:
figs. 52 y 53; Arnal, 1976: 109-114). Estas estelas se han
hallado en dos zonas: valle de Durance y la cuenca del
Trets. En estas dos zonas los esquemas de decoracin
geomtrica utilizados son diferentes: mientras en Trets la
disposicin de los motivos es contnua y utilizan un
grabado en U, en Durance la decoracin est
compartimentada y la incisin, a veces irregular, es en V.
Estas diferencias fueron interpretadas en los 70 como la
existencia de dos escuelas o talleres diferentes,
contemporneos, como parte de un mismo fenmeno
cultural (DAnna, 1977: 217-220).
El contexto de las estelas provenzales es mal conocido.
Muchas de ellas se encontraron como parte de estructuras
diversas, algunas de tipo funerario (Trets) datadas en el
Neoltico Medio (Chassen reciente) (DAnna, 1977: 222224). No se sabe, sin embargo, si las estelas estaban en

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


contexto primario o de reutilizacin, lo que no impide
datarlas como mnimo en estas fechas del Neoltico Medio
(DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 189; DAnna, 1998b:
52). Recientemente se ha documentado una serie de siete
estelas en una necrpolis, Chteau Blanc, datada en el
perodo de transicin entre el Neoltico Medio y el Final
(Hasler, 1998). Aunque estas estelas tienen un soporte
parecido a las estelas de Trets, no presentan grabados pero
s restos de bauxita, quiz testimonio de decoracin
pintada. Las tumbas son cmaras ovales de piedra seca,
cubiertas cada una por un tmulo con anillo perimetral
compuesto por piedras de pequeo tamao. En la
necrpolis se conocen cinco tmulos. En el interior del
anillo perimetral hay un espacio reservado para depositar
objetos que, probablemente tuvieran carcter de ofrenda.
En estos espacios se depositaron estelas y cuencos
cermicos. El nmero de estelas por tumba vara, ya que
en dos tumbas hay docuementada una estela, mientras que
en una hay cuatro estelas (Hasler, 1998: 106-108). Aunque
morfolgicamente son muy diferentes de las clsicas
estelas provenzales, todo apunta a la relacin con esas
estelas. En este sentido este hallazgo fortalecera la
hiptesis de una funcin funeraria para el conjunto o parte
de las estelas provenzales (Hasler, 1998: 111-112). Por
paralelo figurativo las estelas provenzales ms clsicas,
especialmente las estelas de Lauris en el valle de Durance,
han sido relacionadas con la estela granadina de
Asquerosa, con la que presentan muchas analogas
(Gagnire y Granier, 1962: 327; 1967: 703; DAnna,
1977: 233).
En general, estos tres grandes grupos de estatuas-menhir
del Sur de Francia se pueden considerar como exponentes
de tradiciones (ensembles) artsticas independientes.
Aunque muestran muchas relaciones iconogrficas y
culturales entre s a lo largo de todo su desarrollo, estos
contactos no han podido jugar un papel determinante
(DAnna, 1977: 230). A diferentes tradiciones parecen
responder diferencias iconogrficas como en la forma de
representar la figura humana, no tanto diferencias de tipo
tcnico como el material del soporte o la tcnica empleada
(DAnna, 1977: 226-227). En este sentido en el Sur de
Francia cada grupo tiene una iconografa propia, de
desarrollo local, la unidad viene dada por el tema
representado: la figura humana. Estos temas presentan una
raz ms profunda que est relacionada con el megaltismo
y que pudo haber sido transmitida, no la iconografa (vide
supra; DAnna, 1977: 234-235). A propsito de la
hipottica relacin de estas estatuas-menhir con las de
Bretaa y Cuenca del Sena planteada por J. Landau,
DAnna no est de acuerdo (vide supra). DAnna
desvincula iconogrfica y culturalmente las estatuasmenhir del Sur de Francia de los fenmenos similares de
otras zonas como Bretaa, Crcega, Norte de Italia, Suiza,
Suroeste de la Pennsula Ibrica y Portugal. Cree que no
se pueden relacionar las figuraciones del Sur de Francia
con otras del Mediterrneo Occidental porque los pocos
puntos de posible comparacin pueden ser fruto de
convergencias. Actualmente se considera, sin embargo, la
especial relacin que parece haber entre Suiza y la zona

459

del Alto Languedoc (vide supra). Como ya hemos


comentado y comentaremos ms adelante, la
representacin del Objeto en un menhir del
alineamiento de Lutry (Suiza), testimonia la estrecha
relacin entre la zona de Languedoc y los Alpes en una
etapa posterior al Neoltico Medio. Este alineamiento est
datado en ese momento y se tiene constancia de que se
utiliza hasta el Bronce Inicial. Como el objeto al parecer
se grab en un momento de uso intermedio, a partir del
Neoltico Final, parece atestiguar que los Alpes y el Sur de
Francia estaban en contacto a partir de este momento,
seguramente ya a comienzos de la Edad del Bronce
(Voruz, 1992: 41, 54-56). Hay otros casos que plantearan
hipotticos contactos, aunque ms puntuales como
Asquerosa y Moncorvo en la Pennsula Ibrica o
Durenque (DAnna, 1977: 230-233; Arnal, 1976: 72-73).
La visin indgena del fenmeno de las estatuas-menhir en
el sur de Francia de DAnna pasa por una casi automtica
conexin del fenmeno con el mundo megaltico y sus
figuraciones antropomorfas (DAnna, 1977: 233). Esta
postura de DAnna inaugura a finales de los 70 una lnea
de interpretacin de carcter indigenista que se desarrolla
especialmente en los aos 90 (vide supra). En este sentido
escultura antropomorfa y la pintura esquemtica
antropomorfa, en los que se incluyen las manifestaciones
de arte megaltico, son lo mismo, manifestaciones de un
mismo fenmeno que busca representar la figura humana
con tcnicas diferentes (DAnna, 1977: 233).
Nous pensons pouvoir ainsi reconnaitre que lart
schmatique, peinture et gravure, et les stles, sont
certainement troitement lis mais il nous est impossible
de reconnaitre la nature exacte de leur rapport et les
causes de leur diffrence de rpartition gographique.
(DAnna, 1977: 234).
Por los datos ya expuestos para cada grupo se puede decir
que el fenmeno de las estatuas-menhir se desarrolla en el
Sur de Francia desde el 3500-2200 AC, ms de un
milenio, durante el cual se erigen, se destruyen y se
reutilizan (DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 189). Es
interesante que tanto las estelas de Languedoc como las de
Rouergue estan en contextos culturales contemporneos
que tenan relaciones entre s, tal y como lo demuestran
materiales intercambiados entre ellos y algunos elementos
iconogrficos comunes entre las estelas de los dos grupos
(DAnna, 1977: 228-230). Presentan estos grupos del
Neoltico Final una dinmica evolutiva semejante. Lo
comn y lo diferente entre estos grupos de estelas refleja
el origen comn de estas sociedades (chassen) y la
progresiva y creciente diferenciacin que emerge entre
estas sociedades, especialmente con el desarrollo de la
metalurgia del cobre en esta zona (vide supra; DAnna,
Gutherz y Jallot, 1997: 189).
En relacin con el significado de las estatuas-menhir son
importantes varios detalles. Por ejemplo, que la boca no se
represente en ningn grupo (solo un ejemplar) se ha
interpretado como smbolo del silencio de la muerte
(DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 182; DAnna, 1998b:

460

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

50). El Objeto y su interpretacin han sido tambin tema


controvertido (Octobon, 1931: 423-437; Arnal, 1976: 5561; DAnna, 1977: 173-177). En general las armas son
raras, lo que podra ser significativo desde un punto de
vista simblico. Cuando aparecen hachas, arcos y flechas
se relacionan con el sexo masculino (DAnna, Gutherz y
Jallot, 1997: 184; DAnna, 1998b: 49-50). Si se cree que
el objeto tena un valor simblico que debi perdurar
mucho tiempo no se le puede conceder valor cronolgico
(DAnna, Gutherz y Jallot, 1997: 186). Es muy interesante
la dualidad, ya puesta de manifiesto por Octobon, de
Femenino/ Masculino. La mujer est representada por
senos, cabello y collar (o colgante en Y), mientras el
hombre por bandolera y armas. En general las alusiones
fsicas al sexo son muy discretas y que nunca se sealan
los genitales directamente, por lo que parece, como seal
Arnal que la distincin del sexo era algo secundario en el
papel de estas estatuas-menhir (Arnal, 1976; DAnna,
Gutherz y Jallot, 1997: 186; DAnna, 1998: 50).
En donde tambin se ha documentado esta dualidad es en
la Italia peninsular, en la zona de Puglia septentrional
(Foggia). Hasta hace poco, en esta zona al sur de los
Alpes, se conocan unos pocos ejemplares encontrados en
Castellucio dei Sauri (Acanfora, 1960; Arnal, 1976: 175177). Tres se interpretaron como femeninas, ya que
presentaban senos sealados en relieve, as como un
elemento cruzado en X como vestido o adorno del cuerpo
y collares con cuentas sealadas. Un fragmento ms, muy
diferente a las anteriores, presenta un pual de hoja
triangular. No se conoca el contexto primario y su
morfologa era diferente a la conocida hasta esos
momentos para las estatuas-menhir del zonas ms
septentrionales, as que se recurri a paralelos para su
datacin. J. Arnal propuso fechas neolticas para las
estelas con el motivo en X, mientras el pual grabado en
la ltima pieza comentada datara del Bronce Medio. Esta
visin ha sido radicalmente modificada por los abundantes
datos obtenidos por A.M. Tunzi en los ltimos aos. En
primer lugar esta investigadora da referencia de una serie
de menhires alargados de cronologa seguramente
neoltica que presentan morfologa losngica y, en
ocasiones, se han hallado concentrados (Tunzi, 1995:
281). Por la cronologa que se maneja hoy en da para las
estelas antropomorfas de esta zona (vide infra) se
considera a estos menhires como posibles predecesores de
las estelas. Por otro lado las estelas antropomorfas que se
conocen actualmente en la Sterparo (Bovino, Castelluccio
dei Sauri) son alrededor de 35, tanto fragmentadas como
enteras (Tunzi 1994; 1995: 281-287; 1998). Todas estas
estelas han sido datadas por esta investigadora en el III
Milenio a.C. y las ha relacionado culturalmente con el
fenmeno de las estelas de Italia septentrional. Otra
cronologa un poco ms tarda ha propuesto M. L. Nava,
entorno a inicios del II Milenio a.C. (Nava, 1994: 258). Se
pueden distinguir cuatro tipos de estelas. Las femeninas,
ya conocidas, que presentan muchos detalles
especialmente anatmicos, como ombligo y senos. El
rostro no est detallado y est incorporado al soporte,
aunque est delimitado por lneas que reproducen collares

y un tipo de diademas o arreglo del cabello. Las


masculinas por otro lado presentan un pual de hoja
triangular, como los representados en las estatuas-menhir
del norte de Italia (Tunzi, 1995: 286; Nava, 1994: 261263, grficos 1-3). Una tercera clase est formada por
varios ejemplares que presentan motivos geomtricos,
mientras que el cuarto grupo estara formado por una serie
de menhires anicnicos con el soporte trabajado (Tunzi,
1994: 80; 1995: 284-287, figs. 1-3; 1998: 85-87). Dada la
abundancia de estelas antropomorfas encontradas en la
zona y a la ausencia de referencias cronoculturales, se
emprendieron trabajos de excavacin en una zona
relacionada con las estelas. En dos sectores se han hallado
restos de estructuras arquitectnicas (Tunzi, 1995: 289290; 1998: 88). En el primer sector cinco losas estaban in
situ dispuestas describiendo un semicrculo. En la zona
limtrofe hay un suelo de tierra compacta en el que se han
registrado huellas de arado, interpretados como restos de
rituales de fundacin. Tambin se hallaron los restos de
una estructura arquitectnica y la base de una estela.
Todos los datos indican que el yacimiento fue un lugar
ritual, de carcter pblico-religioso. Su cronologa queda
definida por las cermicas que se documentaron de
tipologa calcoltica (Eneoltico Inicial) (Tunzi, 1994: 8082; 1998: 88).
Durante la Edad del Hierro, en esta zona hay un nuevo
desarrollo de la iconografa antropomorfa. En esta zona de
Puglia se conocen ms de un millar de figuras de piedra
pintadas y grabadas que se encontraron en la necrpolis de
Sipontum. Slo una docena de ellas fueron encontradas in
situ en tumbas tipo fosa o pozo, datadas en el s.VI a.C.
(Stary, 1997: 17). Recientemente se han hallado diversos
fragmentos de estelas antropomorfas que, por el tipo de
atributos que presentan, han sido datadas en la Edad del
Hierro (Cultura de Daunia). stas se han relacionado con
ambientes funerarios y se han interpretado como
perduraciones de la estatuaria indgena anterior (Nava,
1994: 265-269). En este sentido siempre ha llamado la
atencin que tras un desarrollo tan intenso de la estatuaria
antropomorfa durante el Neoltico Final-Calcoltico sta se
desconozca totalmente para las culturas del Bronce del
Sur de Francia. En Vaucluse (Provenza) se conocen las
estelas de Buoux 1 y 2, relacionadas con la iconografa de
las estelas del Suroeste de la Pennsula Ibrica, que puden
ser situadas en el Bronce Final (vide supra, Captulo 7.4),
pero no hasta la Edad del Hierro cuando encontramos de
nuevo estatuaria explcitamente antropomorfa. Se conocen
casos que pueden ser considerados exponentes de una
plstica propiamente cltica, como la figura de madera de
Sane bei Seurre (Cte dOr) y las esculturas de caliza de
Chtillon-sur-Seine (Vix), halladas en la entrada de un
recinto cuadrado de finales de Hallstatt (Bonnenfant y
Guillaumet, 1998; Frey, 2000: 398-399). Por otro lado, en
la periferia del ncleo propiamente cltico, en el Sur de
Francia, se desarrolla una escultura que se ha denominado
celta-ligur (Frey, 2000: 400-402). En Provenza y
Languedoc hay variados ejemplos de escultura, entre ellas
una serie de sedentes, como los de Roquepertuse o
Entremont, con una iconografa que presenta muchos

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


elementos celtas, aunque est muy influenciada por la
plstica griega de la vecina Massalia (Frey, 2000: 400401). Influencias de diverso origen se identifican tambin
en el Guerrero de Grzan (Gard). Adems de estos
ejemplos existen otros de variada tipologa y de
cronologas ms recientes (Frey, 2000: 402).
En la Toscana se conocen escasos ejemplos de estatuaria
antropomorfa en los tempranos momentos del mundo
Etrusco. En Casale Marittimo, en la necrpolis, se han
documentado dos esculturas reutilizadas en la necrpolis,
que por paralelos se han podido datar en torno a mediados
del siglo VII a.C. (650-600 a.C.) (Frey, 1999: 788). En la
zona media de la costa del Adritico, en la zona de los
Abruzzos, se conocen una serie de estelas femeninas y
masculinas de esta poca. Destaca el famoso guerrero
de Capestrano (Cianfarani, 1977: 71) que da constancia,
junto a otros ejemplos, de la relacin con las iconografas
griega y etrusca. Estn datadas a partir de finales del s.
VII, comienzos del VI a.C. Slo en Capestrano, el
guerrero y otros fragmentos de estelas se pueden
relacionar con una necrpolis tipo Circoli con sepulcros
en fosa (Stary, 1997: 16). En la pennsula de Istria, al
otro lado del Adritico, junto al golfo de Venecia, se
conocen una serie de ejemplares
que han sido
frecuentemente relacionados con ejemplares del mundo
Hallsttico (Hirschlanden) o de transicin a La Tne
(Glauberg) por paralelos iconogrficos. Es el caso de dos
fragmentos de estelas antropomorfas encontradas en
Areal, necrpolis de la Edad del Hierro Inicial en
Nesactium
(Fischer,
1984).
Son
fragmentos
descontextualizados que han sido datados, por paralelismo
con las esculturas arcaicas griegas, a partir de un s.VI a.C.
avanzado. En algunos elementos iconogrficos la
influencia de las estelas de picenos, de Abruzzos, Apulia,
Istria e Illiria se dejan notar en el NE del Adritico
(Yugoslavia, Albania), hasta el bajo Danubio (Bulgaria,
Rumana) (vide infra, Stary, 1997: 17), pero en cuanto al
significado no se puede saber hasta qu punto estn
relacionadas.
10.4 Estatuas-menhir
Mediterrneo Central

en

las

islas

del

Crcega
Hoy en da se conocen 94 ejemplares y la publicacin de
un corpus est en curso (Cesari y Leandri, 1998).
Recientes hallazgos, fortutos y por prospecciones
sistemticas, han permitido nuevos anlisis de tipo
microregional. Hoy en da se identifican cuatro grupos a
esta escala. Dos en el noroeste (grupo de Nebbio y NioluSagona) y dos en el Sur, en torno al golfo de Valinco
(Taravo, el ms numeroso, y Sartenais).
Casi la totalidad de las estatuas-menhir son de granito,
hecho que no sorprende pues en el 70% de la isla es la
roca del sustrato. Casi todos los soportes presentan
hombros sealados, cuello y cabeza individualizada. La
altura media ronda los 250 m, reservando normalmente

461

50 cm de la base para enterrar en el suelo, por lo que son


casi de dimensiones naturales (Grosjean, 1966: 83-84, fig.
H). El rostro est normalmente representado en T, con
boca cerrada o abierta. La forma de las orejas varia segn
la regin. El resto de los detalles anatmicos son
secundarios. De las extremidades slo aparecen los brazos
aparecen en contadas ocasiones. Los senos estn
representados en alguna ocasin (grupo de Sagona-Niolu,
con cazoletas), pero no parecen aludir a una diferenciacin
sexual. Slo hay una estatua-menhir en el alto Taravo
(Castaldu) que presenta senos desarrollados y que ha sido
interpretada como femenina (Cesari, 1993: 115). En
algunas estn sealados columna vertebral y omoplatos.
Slo en 37 ejemplares estn figuradas armas ofensivas,
espadas o puales con su bandolera. La comparacin de
los tipos de espadas representadas con sus referentes
reales ha permitido identificar cierta evolucin interna en
el desarrollo del fenmeno de las estatuas-menhir. Hasta
hace muy poco se crea que las estatuas-menhir armadas
se circunscriban al sur de la isla, lo que parece haber sido
descartado por recientes datos (Cesari y Leandri, 1998:
94). La existencia de armas defensivas como cascos o
armadura es problemtica. Algunos elementos
iconogrficos de las estelas han permitido compararlas
con otros grupos mediterrneos como el provenzal, el de
Castellucio de Sauri o Lunigiana, pero estas similitudes
pueden ser meras convergencias (Cesari y Leandri, 1998:
94).
La mayora de las estatuas-menhir aparecen en zonas de
explotacin agrcola tradicional, en valles o pequeas
mesetas, siempre en las cercanas de fuentes de agua,
humedales o arroyos (Cesari y Leandri, 1998: 95). Slo
una minora (12) aparecieron en entornos montaosos de
explotacin pastoril (grupo Nebbiu y regin Niolu). De
cualquier forma la mayora de los monumentos (ms de
60) estn relacionados con las vas de comunicacin
tradicionales, incluso unos veinte estn directamente
situados junto a caminos. Algunos alineamientos de
estatuas-menhir se sitan en las proximidades de colinas
en las que hay hbitats de altura o de hbitats fortificados.
Hay otros datos que relacionan las estatuas-menhir con
contextos habitacionales, pero son poco consistentes. Por
otro lado hay casi una treintena de ejemplares organizados
en tres alineamientos que estn asociados espacialmente a
estructuras funerarias, aunque su contemporaneidad es
difcil de asegurar. En algunos casos hay menhires simples
asociados a cistas funerarias, lo que podra estar
sugiriendo cierta relacin con el mundo funerario.
Hasta hace pocos aos se aceptaba genricamente la
interpretacin de R. Grosjean sobre el origen y naturaleza
cultural de las estatuas-menhir (Arnal, 1976: 141-158).
Segn su teora (la teora Shardane), las estatuas-menhir
armadas y las torres aparecieron en Crcega como
consecuencia de la invasin de poblaciones extranjeras
que penetraron en la isla por el golfo de Pontevecchio,
cuadrante suroeste (Grosjean, 1966). Como bien ha
sealado G. Camps recientemente, la piedra angular de
esta interpretacin es la identificacin de las estatuas-

462

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

menhir con jefes shardanos cados en combate (Camps,


1990: 208). En la sociedad indgena de la isla ya se
conoca la costumbre de esculpir menhires antropomorfos
o estatuas-menhir, pero sin espadas o puales de metal, ya
que se pensaba que ellos no disponan de la tecnologa
necesaria. Por ello R. Grosjean crey que la aparicin de
estatuas-menhir armadas con estos objetos (tericamente
metlicos), slo puede responder a la voluntad de
representar al enemigo cado en combate (Grosjean, 1966:
68-69). Los shardanos estn representados en bajorelieves de Medinet-Habou (Carnac) en los que se relatan
los combates victoriosos de Ramss III contra los
Pueblos del Mar. Hay diferentes detalles que le llevaron
a Grosjean a identificar esa similitud: las armas
representadas y sus referentes reales en bronce; las
perforaciones en la cabeza en donde iran los cuernos de
los cascos de estos guerreros shardanos, tal y como estn
representados en Medinet-Habou, la representacin de una
coraza con decoracin geomtrica y su reutilizacin en la
construccin de la torre de Filitosa (Camps, 1990: 209).
Las cronologas disponibles indicaban que de haber sido
los shardanos los constructores de las torres, su paso por
la isla tendra que haber sido anterior a sus ataques a
Egipto. Hoy por hoy son variados los argumentos en
contra de esta teora de los Pueblos del Mar. El ms
fcil de identificar es la irregular distribucin de las
cazoletas en las que supuestamente iban los cuernos,
cazoletas que, adems, no siempre estn presentes
(Camps, 1990: 210; Jehasse, 1994: 135). Por otro lado las
lneas oblcuas del cuerpo corresponden ms a la
representacin de costillas, junto a columna y omoplatos.
Adems la identificacin de los pueblos del mar con los
shardanos, los representados en los relieves egipcios, no
es tan clara. La denominacin pueblos del Mar parece
referirse a una serie de pueblos repartidos por diversas
zonas de Asia Menor y el mar Egeo (Camps, 1990: 211).
A esto se une que la precisin de la identificacin de las
armas no es tanta como para sacar conclusiones
cronolgicas o tipolgicas. Por ello G. Camps concluye
que la identificacin de las estatuas-menhir como
shardanos no resiste la crtica.
En su teora R. Grosjean diferenciaba varios estadios en el
desarrollo de la estatuaria (Grosjean, 1966; 1967: 714719). En los comienzos del fenmeno megaltico aparecen
los menhires-estelas del estadio 1 (Grosjean, 1966: 2328). En el seno de un megalitismo desarrollado
(Megalitico II, segunda mitad del III Milenio a.C.)
aparecen los menhires antropomorfos de los estadios 2 y
3, que son menhires con silueta antropomorfa (cabeza
diferenciada) pero sin grabados, que aparecen
frecuentemente en alineamientos (Grosjean, 1966: 29-40,
fig. D). Estas manifestaciones son plenamente indgenas y
seran exponentes de la emergencia de jefaturas en la zona
suroeste de la isla. Al estadio 4 corresponden estatuasmenhir no armadas distribudas en la misma zona que las
anteriores, el cuadrante Suroeste, y situadas en
alineamientos, muchas veces junto a otro tipo de menhires
o estatuas-menhir. Estas estatuas-menhir ya presentan
elementos anatmicos grabados, especialmente el rostro.

Las estatuas-menhir armadas, con espadas o puales, del


estadio 5, aparecen como consecuencia de la invasin de
los Pueblos del Mar, quienes levantaron construcciones
turriformes en todo el territorio que iban ocupando
(Grosjean, 1966: 47-64). Para Grosjean las estatuasmenhir con armas eran esculpidas por los indgenas para
representar a jefes o guerreros enemigos shardanos
muertos en combate, para buscar quiz un efecto mgico
que debilitara al enemigo,.... (Grosjean, 1966: 68-69;
Arnal, 1976: 154-158). En su estadio 6 incluye una serie
de estatuas-menhir localizadas en el Noreste de la isla que
no presentan armas. Este dato le lleva a interpretarlas
como el producto de los indgenas supervivientes que
escaparon al Norte de la isla (Grosjean, 1966: 73-76).

No slo la revisin de la paradigmtica interpretacin de


Roger Grosjean ha ayudado a renovar el panorama de la
estatuaria megaltica corsa, sino que adems una serie de
nuevos hallazgos o resultados de recientes investigaciones
han contribudo a la misma (Cesari, 1993; 1994). En este
sentido J. Cesari seala tres aspectos fundamentales
(Cesari, 1994: 141). En primer lugar se ha documentado el
desarrollo de un perodo Calcoltico en Crcega del que
hasta hace poco no se tena conocimiento. Datos obtenidos
especialmente en el sitio de Terrina indican la obtencin y
procesado de mineral de cobre local, lo que significa que
en la isla ya exista metalurgia un milenio antes de lo que
se pensaba hasta ahora con la hipottica llegada de los
invasores a mediados del II Milenio a.C. (Cesari, 1994:
142). Se ha descubierto tambin que algunos de los
edificios turriformes fueron fundados a mediados del III
Milenio a.C., poca para la que se han documentado
variados ritos funerarios simultneos. Se conocen cistas y
pequeas cmaras funerarias, as como pequeos hipgeos
(taffoni) con materiales atribudos a esta cultura calcoltica
de Terrina, datados en el III Milenio AC cal. (Cesari,
1993: 113). Recientemente se ha descrito un caso de una
tumba en cista atribuda al Campaniforme a la que se
asocian menhires (Cesari, 1994: 143). Esta asociacin de
menhires a contextos funerarios se repite en otros casos de
la misma cronologa. En un hipogeo se ha documentado
un pequeo menhir en la entrada, todo ello adscrito
tambin a la facies de Terrina (Cesari, 1994: 144-145;
1993: 112-113). Este tipo de elementos como pequeos
menhires o betilos parecen ser el grmen de la posterior
prctica de alinear menhires junto a dlmenes (Cesari,
1994: 145). Adems, muchos de estos pequeos menhires
asociados a contextos funerarios, con soportes trabajados
pero
sin
grabados,
se
pueden
considerar
protoantropomorfos (Cesari, 1993: 114). Existen casos en
los que menhires protoantropomorfos y estatuas-menhir
aparecen asociados a dlmenes; el problema es que no se
dispone de detalle a nivel cronolgico para valorar dichas
asociaciones. Las estructuras funerarias documentadas
muestran que no hay una ruptura neta entre los hipgeos o
pequeas estructuras como cistas calcolticos y el
posterior desarrollo del megalitismo durante el Bronce
Inicial (Cesari, 1994: 147). Todo parece indicar que ya en
el III Milenio a.C. (facies Terrina) hay una estatuaria

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


protoantropomorfa asociada a sepulturas, as como una
metalurgia desarrollada (vide infra). Parece haber una
continuidad cultural de la simbologa del menhir, una
evolucin desde el pequeo menhir hasta la estatuamenhir. Tanto los hbitats como el mundo funerario
corroboran esta continuidad cultural entre el Calcoltico y
el Bronce. Esta cultura calcoltica presenta gran
homogeneidad en todo el sur de la isla. Cada vez es mejor
conocida la naturaleza de los contactos entre Crcega y
Cerdea en esta poca. stos estn atestiguados ya desde
el Neoltico Medio/Final, siendo prueba de ello la
estatuilla de Apazzu, con paralelos directos en Cerdea, o
en el Calcoltico la estatuilla de Calanchi (Cesari, 1993:
108-112). A pesar de la constatacin de estos contactos no
se puede pensar que las estatuas-menhir tienen su origen
en esas pocas muestras de arte antropomorfo de influencia
sarda (Cesari, 1993: 118).
Otro aspecto recientemente destacado por Cesari es el
profundo estudio del que han sido objeto algunos
asentamientos y su entorno correspondientes a esta facies
calcoltica de Terrina. En el entorno de algunos
asentamientos, como en el caso de Calanchi-Sapara Alta,
hay infinidad de menhires y estatuas-menhir que se sitan
a lo largo de caminos secundarios o principales que
conducen a los hbitats, en lugares de importantes
recursos agrcolas, lo que supone una sacralizacin del
espacio muy interesante. Los espacios de habitacin y de
produccin parecen estar jalonados por megalitos y
estatuas-menhir (Cesari, 1993: 115). Este hecho se repite
con construcciones de tipo torre, lo que demuestra que los
fenmenos de estatuas-menhir y torres estaban imbricados
entre s y no eran manifestaciones de dos poblaciones
enfrentadas, tal y como defenda R. Grosjean (Cesari,
1994: 147-151). Las investigaciones en torno a la Edad del
Bronce en la isla han puesto de manifiesto que la
metalurgia en esa poca, aunque de tecnologa arcaica,
estaba desarrollada. Para las armas representadas en las
estatuas-menhir, especialmente los puales, ya se conocen
referentes reales de factura indgena datados en la segunda
mitad del II Milenio a.C. (Cesari, 1994: 152-153 y 155;
1993: 114). Por ltimo, el descubrimiento de la estatuamenhir de Castaldu I (Taravo), aporta novedosos datos
para el estudio de la estatuaria antropomorfa corsa. La
estatua-menhir presenta senos y espada, adems de unos
elementos semicirculares dispuestos alrededor de los
pechos.
La iconografa est directamente relacionada con la
conocida para la estatua-menhir A de Castelluccio dei
Sauri (vide supra) y, vista la ambigedad sexual de la
estatua, Cesari comenta que tanto en Europa como en el
Mediterrneo se conocen divinidades femeninas guerreras
(Cesari, 1994: fig. 24, 155; 1993: 115-118).
Recientemente J. Jehasse comentaba que quiz esto se
puede relacionar a la ambivalencia sexual primitiva
(comillas mas). Por su relacin con arroyos, caminos,
vas de trnsito y el tipo de paisaje en el que se insertan
parece tratarse, como las ha interpretado Jehasse
inspirndose en la mitologa clsica, de divinidades

463

silvopastoriles (Jehasse, 1994: 135-137). La forma flica


de los soportes se relaciona genricamente con la
fertilidad y la regeneracin, como en su da los clsicos
Herms y Pan, con los que segn Jehasse tienen mucho en
comn las estatuas-menhir corsas (Jehasse, 1994: 132133).

Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru, Crcega).

Cerdea
En Cerdea se conocen casi un centenar de estatuasmenhir distribudas en la zona centro-occidental de la isla
(Atzeni, 1994: fig. 1; 1990: 33-34). Los ms recientes
descubrimientos parecen confirmar la hiptesis de una
evolucin desde los modelos de los menhires anicnicos,
pasando por los protoantropomorfos, antropomorfos y,
conectadas con esa lnea de desarrollo, las estatuasmenhir. Los menhires anicnicos son muy numerosos y se
distribuyen prcticamente por toda la isla (Atzeni, 1994:
193-195). Ya desde el Neoltico Medio se utilizan betilos
a modo de estelas y menhires anicnicos. A partir de este
modelo ms sencillo aparecen menhires con una silueta
trabajada de forma fusiforme, con una base ancha y un
extremo distal ms fino, con secciones subtriangulares.
Este tipo de menhires se denominarn protoantropomorfos
y estn dispersos por toda la isla (Atzeni, 1994: lms. 1-3;
195-197). A partir del Neoltico Reciente (3300-2700 AC,
Cultura de Ozieri) aparecen este tipo de menhires
protoantropomorfos en contextos, por ejemplo, funerarios:
alineamientos relacionados con necrpolis megalticas o
sencillos cromlechs a los que se ha atribudo una funcin
ritual. A veces estos menhires protoantropomorfos se han
encontrado asociados a estatuas-menhir masculinas y
femeninas, lo que confirmara su significado
antropomorfo (ver fig. 272). Estos menhires estn
documentados en contextos tanto de Neoltico Reciente

464

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

(Cultura de Ozieri) y como Eneolticos (Cultura de


Filigosa; c. 2700-2600 AC) (Atzeni, 1994: fig. 3). E.
Atzeni relaciona este tipo de menhires con los de Crcega
del estadio 2 de Grosjean, muy parecidos, aunque cree en
la mayor antigedad del fenmeno en Cerdea (Atzeni,
1994: 197). El siguiente estadio de desarrollo es el de
los menhires antropomorfos. Se caracterizan por presentar
algunos rasgos del rostro y/o cinturn sealados. Se
distribuyen, como las estatuas-menhir (vide infra), en el
centro-occidente de la isla (Atzeni, 1994: 197-198, fig. 1 y
lm 3: 3-4). Algn ejemplar, como el de Perda Idocca VII,
estaba asociado a otras estatuas-menhir en contexto
funerario atribudo a las culturas Ozieri/Abelzu-Filigosa
(Neoltico reciente/Eneoltico). Esto enlaza con las
estatuas-menhir, un conjunto muy numeroso, siempre en
aumento, de ejemplares que se distribuyen en la zona
centro-occidental de Cerdea (Atzeni, 1994: fig. 1; Lilliu,
1988: 233-239).

Figura 272: Bau Carradore (Laconi) (Fotografa: Sardegna Cultura).

En Laconi se encuentra la mayor concentracin de


estatuas-menhir sardas. La proporcin de estatuas
femeninas y masculinas es de 1 a 10. En general todos los
ejemplares de Laconi son muy homogneos y presentan
todos la misma tcnica de bajorrelieve (Atzeni, 1994: fig.
2: 5-8). El antropomorfo est representado frontalmente
con el rostro en T y le acompaan o senos, representando
el antropomorfo femenino, o el tridente junto al pual
doble, como smbolo de poder, que est situado siempre
en el centro del registro inferior del soporte. La
interpretacin de estos motivos no ha estado exenta de
dudas, pero actualmente gracias a la comparacin con
pinturas rupestres se cree que el tridente es parte de la
representacin del antropomorfo tumbado, representando
brazos entre los que se sita un objeto. Por otro lado, el
exmen detallado de los grabados del doble pual y de sus
paralelos, ha llevado a los especialistas a concluir que el
modelo ms comn es la degeneracin de la
representacin de un pual de pomo semicircular,
ocasionalmente enmangado (Lo Schiavo, 2000: 21;
Murru, 2000: 52-55).
Uno de los sitios ms interesantes de la zona de Laconi es
el de Piscina e Sali en donde se han documentado hasta
16 ejemplares, tanto menhires protoantropomorfos,
antropomorfos, como estatuas-menhir masculinas y
femeninas. Los monumentos se emplazan en lo que ha
sido denominado ncleo funerario en donde se han
localizado varios hipgeos (Atzeni, 1998: 65-72, fig. 5;

1994: 199-200). Al sur de Laconi est el grupo de


Nurallau, conjunto en el que hay iconografa novedosa.
Hay estelas sin decoracin, estatuas-menhir con pual de
pomo semicircular, representacin de la que seguramente
deriv el doble pual y tambin hay estatuas-menhir con
doble pual y tridente, pero sin rostro en T. Estos
ejemplares estaban reutilizados en el templo de Aiodda,
datado en el Bronce Antiguo (Sanges, 2000b: 88-90). En
Isili hay otro grupo de 17 ejemplares distribudos en un
rea que se extiende junto a uno de los ros ms
importantes del centro de la isla y junto a importantes
recursos mineros. Se caracterizan por presentar rostro y
doble pual pero no tridente (Saba, 2000: 39-42). Al Oeste
de Laconi, en los sitios de Allai y Senis hay agrupaciones
con otras caractersticas propias, como la ausencia de
tridente en el primer caso o la representacin de un motivo
oval segmentado en el segundo (Atzeni, 1994: 200-201 y
fig. 2: 9-12 y 15). Otras agrupaciones situadas al Norte de
Laconi son las de Meana Sardo y Silanus, conocidas por
presentar un atributo, en vez del pual, en forma de mazo
(Atzeni, 1994: fig. 2: 13 y 14).
Hasta ahora slo se ha hallado una estatua-menhir en
contexto estratigrfico. Durante las excavaciones de
Monte dAccoddi (Sassari), un edificio tipo zigurat
interpretado como santuario, se encontr una estela
femenina (con rostro, senos y un posible cinturn) en un
estrato de una segunda fase del monumento. La fundacin
del monumento data del Neoltico reciente, adscrita a la
Cultura de Ozieri, pero la estela fue recuperada de un
estrato correspondiente a la segunda fase que est adscrita
a un momento eneoltico de la cultura Abealzu (Tin,
1994: 216). El significado de las estatuas-menhir sardas es
un enigma, especialmente difcil se averiguar dado que
muchas de las estatuas-menhir aparecieron reutilizadas. La
relacin reiterada con reas funerarias o rituales hacen
pensar que podra tratarse de representaciones de
divinidades o de antepasados. Por otro lado, los menhires
anicnicos y protoantropomorfos aparecen con frecuencia
aislados, cerca de asentamientos o a lo largo de caminos,
por lo que su significado debe tener relacin con el
movimiento de gentes o de ganados, la sealizacin y su
proteccin (Lilliu, 1988: 86). La iconografa pone de
manifiesto posibles relaciones con Crcega, Lunigiana
(mismos puales de Pontevecchio) y Francia meridional,
especialmente con las del departamento de Gard (Atzeni,
1990: 33-34).
Tal y como expone E. Atzeni la evolucin de la estatuaria
sarda es contnua y est relacionada con fenmenos como
el Megalitismo o al arte rupestre esquemtico de la poca.
Sin embargo este desarrollo quiebra en la etapa Nuragica,
en la que las estatuas-menhir se reutilizan frecuentemente
pero ya no se esculpen. Sin embargo es interesante sealar
que en las proximidades de muchos lugares nurgicos hay
menhires anicnicos o protoantropomorfos, lo que parece
dar testimonio de conexiones de tipo ritual (Blake, 1999:
43, tabla 1; fig. 3). Por otro lado, aunque en parte
desaparece la tradicin de las estatuas-menhir, Atzeni cree
que sta contina en un nuevo culto betilico con la

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


factura de betilos de iconografa tanto femenina como
masculina (Atzeni, 1994: 202).
Sicilia
En Sicilia hay unos pocos casos de estelas antropomorfas
que estn relacionados con el, tambin marginal,
fenmeno megaltico de la isla (Tusa, 1994).
Recientemente se ha encontrado una estela antropomorfa
en el asentamiento eneoltico de Roccazzo (III Milenio
a.C.) (Tusa, 1994: fig. 10). Se trata de una hbitat junto al
cual est la necrpolis compuesta fundamentalmente por
tumbas-pozo, excavadas en la roca. Una de ellas se
encontraba intacta y estaba cerrada por una laja
rectangular con uno de sus lados cortos covexo, una lnea
incisa horizontal y una gran perforacin central, todo lo
que ha llevado a interpretar la estela como antropomorfa
con un posible cinturn. S. Tusa incluye esta estela en el
vasto fenmeno de las estelas y estatuas-menhir
antropomorfas del Mediterrneo occidental, participando
de la misma esencia y significado (Tusa, 1994: 226).
Por otro lado, en la necrpolis de Castelluccio, adscrita a
la civilizacin de Castelluccio, de inicios de la Edad del
Bronce, se hallaron dos estelas como parte del sistema de
cierre de dos tumbas tipo gruta. Estas lajas presentan
decoracin en altorelieve: cuatro espirales simtricas
contrapuestas. En otra tumba se documentaron otras dos
lajas con restos de decoracin difcil de interpretar. En
general se ha sugerido que estas decoraciones son
abstracciones de la figura humana y se han relacionado
con otras manifestaciones similares conocidas en Malta,
mundo micnico, Asia Menor y Balcanes en un momento
contemporneo. Al parecer algunos de los motivos pueden
relacionarse con la esfera sexual, lo que relaciona estas
decoraciones con el mbito de la fertilidad. En general se
trata de una iconografa ms relacionada con la zona
oriental del Mediterrneo que con la occidental, lo que va
en consonancia con la cultura en la que estn
contextualizadas (Tusa, 1994: 229-231).

10.5 Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en


Centroeuropa y Norte de Italia
Las agrupaciones conocidas en Centroeuropa son bastante
heterogneas y presentan, como en el caso ibrico,
problemas contextuales que dificultan en gran medida su
interpretacin. Los casos conocidos en Alemania son en
general dispersos y escasos, mientras que en los Alpes las
estelas y estatuas-menhir son ms abundantes y se
distribuyen en varios grupos de gran homogeneidad
iconogrfica. A pesar de los problemas contextuales
mencionados varias de las estelas se han podido datar en
el Neoltico Medio en Alemania Central (Mller, 1991,
1995, 1997, 1999), otras en el Calcoltico en Hungra
(Ksica, 1994: 21, Endrodi, 1995), casi un centenar de
estelas y estatuas-menhir en la zona alpina datadas
mayoritariamente en el Calcoltico (Mezzena, 1997; De
Marinis, 1994; Moinat y Stcckli, 1995), algunos
ejemplares en el Bronce Antiguo en el Sur de Alemania

465

(Reim,1993), de la Edad del Bronce en el Norte de Italia


(Lunigiana) (Ambrosi, 1972a y b) pero, sobre todo, se
conocen ejemplares para el perodo del Bronce Final
(Kimmig, 1987) y Edad del Hierro, tanto en Alemania,
Checoslovaquia, como en el Norte de Italia (Stary, 1997;
Rasshofer, 1998; Frey, 1998a y b; Ksica, 1994; StaryRimpau, 1988, Magiani, 1994).
El estudio de estas estelas antropomorfas y estatuasmenhir centroeuropeas es de gran inters, ya que
presentan modelos iconogrficos diversos y se encuentran
en un rea geogrfica de trnsito, expuesta a muy diversas
influencias culturales, tanto occidentales, mediterrneas y
escandinavas, como procedentes de los Urales y el Mar
Negro. De esta forma, dado lo excepcional de los casos
conocidos, la investigacin centroeuropea, a partir de un
marco terico difusionista de larga tradicin, ha dedicado
gran parte de sus esfuerzos a la bsqueda de los orgenes
de esta prctica en otras zonas (Schrickel, 1957: 49-79;
Anati, 1977; Kimmig, 1987; Spindler, 1983; Stary, 1997;
Rasshofer, 1998).
Las estelas antropomorfas ms antiguas que se conocen en
centroeuropa se han hallado en Alemania Central. En
recientes trabajos de sntesis dedicados al arte
megaltico de Alemania Central D. Mller ha revisado y
reinterpretado, entre otros, los ejemplares de estatuasmenhir y estelas antropomorfas conocidas para esta poca
(Mller, 1991; 1997; 1999: 200-201). Los ejemplares que
se conocen para el mundo neoltico de esta zona de
Sajonia-Anhalt no son muy numerosos y se concentran en
un rea bien delimitada, entre las cuencas del Saale y
Bode (Schrickel, 1957: 51, Mapa de dispersin 4;
Catlogo: 76-97). En conjunto se conocen cuatro cmaras
decoradas total o parcialmente (Mller, 1999: 201-206),
siete piedras o lajas decoradas que se encontraron como
parte constructiva de cmaras y un menhir
antropomorfo (Seehausen) (Mller, 1999: 206-208). De
las 7 lajas que se conocieron como parte contructiva de
cmaras, 4 son claras estatuas-menhir o estelas
antropomorfas y si aadimos el menhir de Seehausen son
5 los ejemplares antropomorfos conocidos actualmente
(Mller, 1995; 1997: 173; 1999: 210). Este grupo de
estelas nos parece de gran inters, ya que slo
recientemente se han estudiado en conjunto y han sido
revisadas sus cronologas. La propuesta ms actual las
enmarca en una etapa de Neoltico Medio y en una
estrecha relacin con el megalitismo del Oeste y del
Sureste francs (Mller, 1995: 295).
El primer caso que se dio a conocer fue el de Pftzthal
(Saalkreis), losa esteliforme en la que est grabada una
cara rodeada por cuatro semicrculos concntricos a modo
de collares y otros motivos parecidos a ramas de abeto
(Voigt, 1939; Schrickel, 1957: 78-79; Mller, 1997: 164,
Abb. 9, 2; 1999: 208). Se encontr formando del nivel de
cubierta de una cista o Steinpackung4 con los grabados
4 Steinpackung: Acumulacin de piedras. En este caso queda
porque las paredes de la tumba debieron ser de de madera y la

466

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

boca abajo (Voigt, 1939: 75-77). Aunque Voigt encuentra


paralelos para los grabados de la losa en la decoracin de
algunas cermicas de los grupos del Neoltico Medio de
Salzmnder y Bernberg, las caractersticas de la cista le
llevan a datar la tumba en un Bronce Inicial o Cultura
Aunjetitz. Voigt por su parte no se plantee reutilizacin
alguna, pero unos aos ms tarde Schrickel revisa el caso
y data la incorporacin de la estela en el Bronce Tardo
(Jungbronzezeit) (Voigt, 1939: 78) (Schrickel, 1957:
Catlogo, 79). A mediados de los 60 Matthias publica
una serie de hallazgos inditos encontrados junto a la
tumba que apuntan una cronologa del Bronce Tardo, en
este caso de la sepultura (Jungbronzezeit) (Matthias, 1964:
101 y Abb. 6). En este caso una reutilizacin de la laja en
el sepulcro significara que sta es anterior al Bronce
Tardo (Matthias, 1964: 101-102). Mller, una vez
aceptada la reutilizacin de la laja y la ltima cronologa
propuesta para la tumba, propone una cronologa de
Neoltico Medio que basa fundamentalmente en paralelos
formales (Mller, 1991: 25; 1997; 1999: 210).
Muy parecida a la anterior es la estela de Schafstdt
(Merseburg-Querfurt), con soporte antropomorfo
(Matthias, 1964: 92-103, Taf. 11-13; Mller, 1997: 164,
Abb. 9, 3; 1999: 207). Presenta incisos ojos, tres
semicrculos concntricos (collares), manos, peine y
cinturn, mientras los brazos, cejas y nariz estn
piqueteados. Se encontr como material de construccin,
seguramente reutilizada, en la cmara o Steinplattengrab
n 70 de una agrupacin de 4 tumbas de las mismas
caractersticas. A partir de la observacin detallada de los
datos disponibles Matthias cree que la laja fue reutilizada
como parte de una de las paredes laterales largos, pero al
revs, hincada la cabeza en el suelo, por lo que deba
haber perdido su significado inicial (1964: 96-97). En la
tumba se documentaron restos de cuatro recipientes
cermicos que indican cronologas de una fase final de la
cultura de Schnurkeramik (Neoltico Final), por lo tanto la
estela es de una poca anterior (Matthias, 1964: 92, 103).
Diferente a las anteriores es la estela de Dingelstedt
(Brdekreis), en la que no hay detalles de la fisonoma
pero s estn grabados elementos como cinturn,
bandolera, un crculo doble y un objeto que ha sido
interpretado como hacha (Schulz, 1939a: 92-93, Abb. 106;
1939b: 68; Schrickel, 1957: Catlogo 76-78; Mller,
1997: Abb. 8; 1999: 207 y Abb. 11). La laja se hall como
parte del sistema de cubierta de una cista de la cultura de
Aunjetitzer (Bronce Antiguo), por lo que tambin se ha
planteado una reutilizacin (Schrickel, 1957: 50; Matthias,
1964: 102). Otro ejemplar de estatua-menhir
antropomorfa, en este caso estrechamente relacionada con
la iconografa de Dingelstedt, es Seehausen (Brdekreis).
Es un menhir de grandes dimensiones en el que hay
techumbre de piedra, asi tras la descomposicin de aquella queda
una acumulacin de piedras. Se documentan tanto en el Neoltico
Final como en el Bronce Medio y Tardo (Jungere).
Steinkisten: cista.
Steinkammergrab: cmara simple.

grabados una bandolera y un doble crculo que ha sido


interpretado como la estilizacin del rostro (Schrickel,
1957: Catlogo 79-81; Mller, 1997: 164, Abb. 10, 1).
Recientemente se ha conocido el menhir de
Langeneichstadt (Merseburg-Querfurt), con una
iconografa muy parecida a Seehausen. Uno de los
grabados, un valo segmentado, ha sido interpretado como
diosa megaltica (Mller, 1994: 67 y Abb.1; 1997: 164,
Abb. 10, 2; 1999: 212-213). En este caso el menhir serva
como laja de cubricin en una cmara que se ha podido
datar en el Neoltico Medio por el tipo de cermica que en
ella se ha documentado.
Segn la hiptesis de Schrickel, si estas manifestaciones
antropomorfas son paralelas a las conocidas para el
occidente europeo (L`Helgouac`h, 1998) no es posible que
estn relacionadas con la cultura del Bronce de
Aunjetitzer. De esta forma, en el caso de Dingelstedt, por
la interpretacin del hacha-martillo como una de tipo
Schnurkeramik (Neoltico Final) interpreta la estela como
producto de esta cultura, lo que supone una cronologa de
Neoltico final para esta estela (Schrickel, 1957: 52, 56 y
62). En resumidas cuentas todos los contextos de los casos
anteriores han sido interpretados como reutilizaciones, lo
que ha permitido proponer tanto cronologas de Neoltico
Medio como Final (Matthias, 1964: 100-101; Mller,
1999: 210). A pesar de la dificultad para datar los
ejemplares que hemos visto, D. Mller cree que todos se
pueden datar en el Neoltico Medio (Culturas Bernburg y
Salzmund). Los contextos de reutilizacin marcan un
terminus ante quem, lo que cuadrara con cronologas de
Neoltico Medio, ya que se han hallado en contextos del
Neoltico Final, Bronce Inicial o Bronce Final (Mller,
1999: 210). Los grupos de Salzmunder y Bernburger son
parte de la llamada Trichterbecherkultur (Cultura de los
vasos de embudo) y estn caracterizados principalmente
por el tipo de formas y decoracin cermicas, la zona
concreta de Alemania Central en la que se desarrollan y la
cronologa (Behrens, 1973: 31-35, 100-114). El grupo de
Salzmund se desarrolla en la cuenca baja y media del ro
Saale y segn fechas de C14 (sin cal) durante principios
del III milenio a.C. (Behrens, 1973: 89). En un momento
posterior, a partir de mediados del III milenio a.C. (sin
cal), en parte derivado de la cultura anterior, se desarrolla
el grupo Bernburg, en la zona del bajo Saale y Elba
Medio. Las costumbres funerarias de este grupo tienen un
importante componente del Megalitismo occidental
(Schrickel, 1957: 130). Segn Schrickel elementos como
el enterramiento colectivo, los sepulcros de galera o la
decoracin interior de las cmaras indican este tipo de
origen. En dos cmaras con un nivel de utilizacin que se
adscribe claramente a este grupo se documentaron
grabados en los ortostatos (Nietleben y Schkopau)
(Behrens, 1973: 104 y 107; Mller, 1991: 25). Otros casos
de cronologa no tan clara, como el de Dlauer Heide
(Halle) o el de Ghlitzsch (Merseburg) que presentan
todos o casi todos sus ortostatos decorados, segn algunos
autores se pueden adscribir a este grupo (Schrickel, 1957:
64-79, Catlogo: 91-96; Behrens, 1973: 141; Mller,
1991: 25).

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO

El carcter antropomorfo de los ejemplares aqu recogidos


no ha sido discutido en ningn momento, aunque s la
concreta interpretacin del cuerpo y los diferentes
motivos. Por ejemplo, los casos de Seehausen y
Dingelstedt muestran un crculo doble que ha sido
interpretado como la estilizacin del rostro (Schrickel,
1957: 52; Schulz, 1939a: 92; 1939b: 68; Kirchner, 1955:
14, Nota 1 y 70). Esta hipottica estilizacin del rostro
ser cuestionada por Matthias, quien cree que es posible
que la representacin de los diversos objetos fueran
suficientes para representar al ser humano de forma
metonmica (Matthias, 1964: 98-99). Tambin Kirchner en
su hiptesis sobre el origen de estas estelas cree que hay
que buscarlo en Francia por paralelismo con las figuras
femeninas con collares y pechos que aparecen en algunos
megalitos (Kirchner, 1955). Tanto Schafstdt como
Pftzthal representaran a una divinidad femenina, lo que
hace extensible a Dingelstedt (Kirchner, 1955: 70, Nota 4,
71). En este sentido los casos de Schafstdt, Pftzthal y el
motivo oval que est grabado en la cmara de Dlauer
Heide, decorada casi en su totalidad, (Schrickel, 1957:
Catlogo 85-90; Behrens y Schrter, 1980: 73-76, Abb.
37, 40-42), son interpretados como diosa megaltica
(Dolmengttin) (Fleming, 1969).
Este tipo de estelas, estatuas-menhir, as como la
decoracin en algunas cmaras funerarias como
Ghlitzsch o Dlauer Heide son manifestaciones que
apareceran en Alemania central como consecuencia de la
difusin de las costumbres y creencias espirituales
occidentales hacia Europa central (Schrickel, 1957: 49-63,
especialmente 52 y 62). Como puente entre las estelas
de la zona del Saale y las de Occidente Schrickel seala
las estelas de Ellenberg (Hessen), a medio camino entre
los dos ncleos anteriores. stas estelas estn decoradas
con motivos geomtricos, para los que tambin se
encuentran modelos en el arte megaltico occidental
(Schrickel, 1957: 59, 60 y Abb. 21). Su hiptesis se basa
fundamentalmente en paralelos formales, de esta forma los
diferentes motivos grabados que encontramos en los
ejemplares centroeuropeos (crculo doble, cinturn, hacha,
pual, collares, motivos geomtricos, antropomorfo oval o
Diosa megaltica) tendran sus prototipos en estelas,
menhires o lajas decoradas del megalitismo occidental de
Francia y Pennsula Ibrica (Schrickel, 1957: 52-56, 6062). En recientes trabajos D. Mller ha presentado una
hiptesis similar a la de Schrickel, aunque revisada y
actualizada con datos recientes (1991, 1997, 1999). De
acuerdo con las teoras de ste ultimo, Mller cree que son
las representaciones antropomorfas, en diferentes estadios
de abstraccin o esquematismo, las que provienen del
mundo megaltico occidental y marcan un cambio en la
iconografa de la zona (Schrickel, 1957: 62). Este sera el
caso de las representaciones de la diosa megaltica en
Dlauer Heide o el menhir de Langeneichstadt o los
antropomorfos ms naturalistas de Schafstdt o Pftzthal
(Mller, 1997: 174). Pero Mller, a diferencia de
Schrickel, considera que otros motivos, como la
decoracin geomtrica de pequeos dlmenes de cmara

467

rectangular, como el de Ghlitzsch (Merseburg) o Dlauer


Heide (Halle) tendran un origen local (Schrickel, 1957:
64-79, Catlogo: 85-96; Behrens y Schrter, 1980: 73-76,
Abb. 37, 40-42; Mller, 1991: 25; 1997: 174; 1999: 201203 y Abb. 1-6).
La interpretacin de estas imgenes antropomorfas mas o
menos abstractas ha estado determinada por sus paralelos
iconogrficos en el mundo megaltico del NW francs. La
representacin antropomorfa, los collares, peine, la diosa
megaltica (valo), son elementos que se consideran
forneos al mundo del Neoltico de Alemania Central, que
llegaron a esta zona gracias a diversos factores. Uno de
ellos es que sta es una zona de paso, mientras el segundo
lo constituyen la abundancia de sal y cobre en esta zona
que se intercambiaron en una red ms extensa. Gracias a
este tipo de intercambios a larga distancia llegaron a esta
zona nuevas ideas desde el mundo megaltico occidental,
lo que queda reflejado en la iconografa del momento
(Mller, 1994: 67; 1997: 168, 174 y 175; 1999: 210, 213).
Hasta ahora no se ha planteado la posibilidad de que este
tipo de representaciones, tanto figurativas como
geomtricas, simbolizaran o estuvieran de alguna forma
relacionadas con un proceso de diferenciacin social,
documentado en Europa Central especialmente en la etapa
siguiente (Schnurkeramik) durante el Neoltico Final.
Durante el Calcoltico 5 aparecen estatuas-menhir y estelas
en zonas de Europa en donde no se conocen para pocas
anteriores, como los Alpes o la planicie hngara
lindando con la Europa del Este. En esta ltima zona se
han hallado seis ejemplares aniconicos en contextos
funerarios de cuatro yacimientos de la llamada Cultura de
Baden, datados en un Calcoltico Final (Baden III)
(Endrodi, 1995: 305-312; Ksica, 1994: 21). Esta
costumbre de sealar enterramientos con estelas ha sido
relacionada con las influencias de los pueblos de las
estelas de la zona del Pontos (Grubengrabkultur o Pit
Grave Culture; vide infra) en esta zona del Danubio, lo
que se ha relacionado tambin con otro tipo de cambios en
el registro arqueolgico. stos reflejaran modificaciones
en las creencias e ideologa que en ultima instancia se
deberan a las influencias que los pueblos nmadas
llevaban ejerciendo desde, al menos, el Calcoltico Medio
(Endrodi, 1995: 314).
Por otro lado en los Alpes italianos se conocen estelas y
estatuas-menhir antropomorfas en zonas con importantes
concentraciones de grabados rupestres: Alto Adige-Etsch
(Sur del Tirol), Lessinia (Veneto occidental),
Valcamonica, Valtellina, Val dAosta y Val Germanasca
(Anati, 1968a: 63-65; 1975: fig. 4; Burroni y Mezzena,
1988; Casini, 1994; Casini, De Marinis y Fossati, 1995).
Los motivos grabados en las rocas son de morfologa
variada y han sido datados segn diversos criterios, lo que
ha permitido identificar una serie de estilos que han sido
5 (3300-2500 AC en fechas calibradas para los Alpes segn
Anati, 1994: 188). El Calcoltico en esta zona coincide a grandes
rasgos con lo que en Alemania se conoce como Neoltico Final.

468

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

interpretados en el marco de una evolucin lineal (Anati,


1975; 1994). Las estelas y estatuas-menhir se insertaran
en un estilo IIIA y su cronologa, basada
fundamentalmente en la tipologa de los puales en ellas
grabados, Calcoltica (Anati, 1972: 87-106; 1994: 188).
Hoy en da, aunque esta sistematizacin sigue en vigor, las
cronologas se han revisado y actualizado a la luz de
nuevos datos (De Marinis, 1994b: 71-77; Casini, 1998:
274-280). En casi todos los casos los hallazgos han sido
casuales y aislados, sin contexto estratigrfico.
nicamente en casos como los de Aosta, Sion, Velturno,
Ossino o Cemmo se han conocido contextos de este tipo
(primarios o secundarios) que han contribuido a conocer el
significado de las estatuas-menhir y estelas antropomorfas
en los Alpes (Fedele, 1994a y b; Dal Ri y Tecchiati, 1994;
Dondio, 1995: 198-199; Poggiani, 1999-2000).
Una agrupacin muy compacta la forman los 17
ejemplares que actualmente se conocen en el Alto Adige
(o Alto Etsch) en el Sur del Tirol (Lunz, 1976: 20-27,
1981: 87-90; Bagolini, Dal Ri y Tecchiati, 1994: 334 y
fig. 7; Dondio, 1995: 206-211; Pedrotti, 1995: 259-274).
Recientemente A. Pedrotti ha llamado la atencin sobre la
neta diferenciacin que existe en la representacin de los
diferentes gneros, siguiendo cnones determinados.
Las estelas masculinas (11 ejemplares) se caracterizan por
presentar mayores dimensiones (entre 140 y 200 m) y
representacin de cinturn y armas (hachas y puales)
distribuidos en la zona del busto, repitiendo siempre el
mismo esquema compositivo (Pedrotti, 1995: 259-264,
fig.2; Anati, 1972: 59-69). Ocasionalmente aparecen otros
elementos como collares o elementos bajo el cinturn,
como el carro (Lagundo-Algundo 1, Casini, 1998: fig. 5) o
genitales masculinos sealados (Sta. Verena-Lengstein,
Anati, 1972: fig. 56). Las estelas femeninas (4 ejemplares)
no muestran armas, son de menor tamao, presentan
pechos y collares, ocasionalmente diadema y pendientes
(Pedrotti, 1995: 264 y figs. 9-11; 1998: 300, fig. 9). Existe
un tercer grupo formado por dos ejemplares asexuados
que no muestran objetos o detalles fisicos que lleven a una
atribucin sexual. Estos ejemplares tienen pequeo
tamao, midiendo menos de 060 m (Pedrotti, 1995: figs.
12 y 13). Todas las estelas, sin diferenciacin de sexo,
portan un manto o capa que, seguramente dadas las
condiciones climatolgicas de la zona, se convirti en una
parte importante del atuendo de aquellas gentes (Arnal,
1976: 178). El referente real para este tipo de capa se ha
conocido en el caso de la momia de Similaum/
Hauslabjoch, hecho con una hierba especial denominada
Sgras, una gramnea alpina (Fleckinger y Steiner:
2000: 32; Winiger, 1995). Principalmente por el tipo de
puales, de hoja triangular, casi siempre de tipo
Remedello, estas estatuas-menhir han sido datadas en un
Calcoltico pre-campaniforme (Fase de Remedello 2),
2900/2800-2400 AC. (De Marinis, 1992: 402-404; Casini,
1998: 277). Por otro lado, la tipologa del hacha, el pual
y las puntas de flecha del hombre de Similaum han sido
relacionados con los aparecidos en la tumba 102 de la
necrpolis de Remedello. La fecha de C14 de la
necrpolis de Remedello (2870-2460 AC) es de una tumba

que por la estratigrafa horizontal de la necrpolis indica


que es bastante ms reciente que la tumba 102. Este hecho
hace que la cronologa ms antigua de Remedello y las
fechas de C14 del hombre de Similaum coincidan
aproximadamente, ya que stas ltimas van de 3350-3100
AC (Prinoth-Fornwagner y Niklaus, 1995: 86-87). Todo lo
anterior pone en relacin muy estrecha el fenmeno de las
estatuas-menhir del Alto Adige con el hombre de
Similaum, lo que ya se ha puesto de manifiesto varias
veces, y sugiere que la cronologa de las estatuas-menhir
podra retrotraerse un poco ms (Fleckinger y Steiner:
2000: 47-51; Prinoth-Fornwagner y Niklaus, 1995: 87).
En el tema de la cronologa continan los problemas,
especialmente por la falta de contextos y por el largo
desarrollo que, al parecer, tuvieron las estelas y estatuasmenhir. Recientemente se ha documentado la nica estela
de este tipo en un contexto estratigrfico (Velturno) que
parece estar datado en poca Campaniforme, lo que, en
caso de utilizacin primaria, estara indicando una posible
segunda fase de este fenmeno paralelizable al
Campaniforme (Pedrotti, 1995: 265).
Otro caso interesante es el de Lagundo-Algundo en el que
4 estelas encontraron agrupadas y hay datos que indican
que debieron estar dispuestas de forma ordenada (Lunz,
1976: 20 y Abb. 13; 1986: 64-66). Otra agrupacin
interesante descubierta recientemente en Arco, junto al
lago Garda, con 6 ejemplares antropomorfos (Pedrotti,
1995: 259; Bagolini, Dal Ri y Tecchiati, 1994: fig. 7). A
pesar de que no se han recogido datos concluyentes sobre
el significado y funcionalidad de estas estelas y de los
lugares en los que se han encontrado, todo apunta hacia un
posible uso de estos lugares como santuarios (Lunz, 1981:
87). En este sentido apuntan las dos agrupaciones
mencionadas, as como el reciente hallazgo del fragmento
de Velturno-Feldthurns que ha sido comentado antes
(Bagolini, Dal Ri y Tecchiati, 1994: 335; Dal Ri y
Tecchiati, 1994: 23, 35; Dondio, 1995: 198-199). Se ha
apuntado recientemente que estos santuarios estn
relacionados con las principales vas de comunicacin
naturales de esta zona de los Alpes, que coincidiran con
las rutas utilizadas tradicionalmente para desplazarse con
el ganado (Dal Ri y Tecchiati, 1994: 24). En una zona al
Este del lago de Garda, Lessinia (Veneto occidental), se
han hallado un par de ejemplares de apenas 30 cm, con
aspecto flico, que presentan el rostro sealado. Uno de
los casos apareci en una fosa asociada a un enterramiento
de cista que podra estar datada en un Neoltico Final. Este
hecho, unido a las resonancias meridionales de la
iconografa de estas pequeas estelas han llevado a
Pedrotti a proponer una cronologa de Neoltico Final
(Pedrotti, 1995: 276). Cerca de estas dos zonas de Veneto
y Adige se hall otro ejemplar en Brentonico (Trentino),
reutilizado en una construccin (Arnal, 1976: 174). Esta
estela se parece mucho iconogrficamente a las de
Lunigiana (vide infra), tipo Pontevecchio, y a las de SionAosta (vide infra), pero se sabe que se hizo aqu porque la
piedra es local. Cabeza y cuerpo apenas presentan
diferenciacin y las manos descansan sobre el vientre. No
se distinguen muy bien, pero parece tener un artefacto

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


entre las manos. La cronologa de esta estela, por analoga,
sera contempornea a la del grupo Pontevecchio de
Lunigiana o al grupo atesino, es decir, una fase II de la
Edad del Cobre, primera mitad del III Milenio a.C.
(Pedrotti, 1995: 274-275).
La presencia de tres grupos estilsticos diferentes en la
misma zona (Adige, Lessini y Brentonico), dos de ellos
seguramente contemporneos, requiere que se elaboren
nuevas interpretaciones entorno e este fenmeno de las
estatuas-estelas y a sus caractersticas iconogrficas. Un
hecho interesante sobre el que A. Pedrotti llama la
atencin es que tanto en Pontevecchio como en Adige
estn representados grupos familiares (padre, madre e
hijo/a), por lo que parece que la importancia de mostrar el
rango o posicin social en una sociedad en proceso de
jerarquizacin, no se muestra a travs del individuo, sino
que se asimila a grupos familiares (Pedrotti, 1995: 277).
De los diferentes grupos de estatuas-menhir conocidos en
los Alpes el de Valcamonica y el de Valtellina han
recibido una especial atencin por encontrarse en reas
con una gran concentracin de arte rupestre, lo que ser de
gran ayuda a la ahora de interpretar el significado de las
estelas e insertarlas en una secuencia cronolgica (Anati,
1967; 1977; Burroni y Mezzena, 1988: 423-426; Casini,
1994; Casini, De Marinis y Fossati, 1995). En general, las
estelas de Valtellina (15 ejemplares) y Valcamonica (casi
30) son bastante heterogneas (Anati, 1967: 23-40; 1994;
Casini, 1994). La configuracin estelar viene dada
muchas veces por la combinacin y disposicin de los
elementos grabados, no tanto por el soporte (Casini, De
Marinis y Fossati, 1995: 221). El soporte no siempre es
exento, ya que a veces son rocas de mayores dimensiones.
Los motivos grabados son adornos, armas o elementos de
vestido, casi nunca elementos fisionmicos, hecho que ha
llevado a algunos investigadores a dudar del carcter
antropomorfo de las estelas de Valcamnica (Brunod,
1998: 286 y 290). Sin embargo, el motivo solar, por su
disposicin en las composiciones, podra ser interpretado
como la abstraccin del rostro. De la misma manera hay
elementos de adorno (pendientes, colgantes de doble
espiral) o vestido (tnicas) que no estn representados de
forma muy naturalista, pero que su aparicin en otros
grupos de estatuas-menhir ms antropomorfas y su
disposicin entre s indica una representacin
metonmica del antropomorfo con una serie de adornos
o elementos de vestir como atributos (Pedrotti, 1998). En
muchas estelas de Valcamonica (p.e. Bagnolo I y II,
Borno I, Ossimo 9 y 12) o Valtellina (p.e. Caven 1 y 2)
aparecen armas grabadas (puales, hachas y alabardas)
(Casini, 1998; Anati, 1967: 69-96; 1972: 23-47; Fedele y
Fossati, 1995). Segn su tipologa (puales triangulares,
hachas lticas de combate, hachas de cobre de enmangue
acodado) el estilo IIIA (1, 2), representado por estas
estelas en el desarrollo del arte rupestre camuno, ha
podido ser datado en la Edad del Cobre, en momentos
paralelos a la Cultura de Remedello 2 y a la del Vaso
Campaniforme. La reciente revisin de la necrpolis de
Remedello ha permitido revisar la secuencia de estas

469

manifestaciones (De Marinis, 1992, 1994b). La mayora


han sido incluidas en un momento precampaniforme que
ha sido denominado fase de los smbolos y correspondera
al estilo IIIA1, Remedello 2: 2800-2400 AC (Casini, De
Marinis y Fossati, 1995: 223-224). Durante esta fase se
repiten dos composiciones que han sido interpretadas
como smbolos de divinidades masculinas y femeninas.
Por un lado el smbolo solar, que alude a la divinidad,
aparece con armas, lo que le confiere a esta asociacin un
carcter masculino. Por otro lado el colgante de doble
espiral cuyo referente real, de cobre, la mayora de las
veces aparece en tumbas femeninas. Este tipo de colgante
ha sido interpretado como smbolo religioso, como parte
de un atuendo ceremonial, como smbolo de la divinidad
femenina, originario de las antiguas sociedades neolticas
y su culto a la Diosa madre. La doble espiral estara
representada junto a collares, combinacin que tambin
simbolo de la divinidad femenina y que representara parte
de un atuendo ceremonial relacionado con cultos de
fertilidad (Casini, De Marinis y Fossati, 1995: 226-233).
El hecho de que aparezcan ambas combinaciones en las
mismas piedras o estelas ha sido explicado como la
presencia de dos o ms divinidades, masculinas y
femeninas, ya que cada combinacin representara a una
divinidad (Casini, De Marinis y Fossati, 1995: 233). En un
momento posterior que correspondera al estilo IIIA2 se
representa con gran profusin la figura antropomorfa
asociada a puales de tipologa campaniforme
(Ciempozuelos) y alabardas de tipo Villafranca, lo que
permite datar esta fase, demominada antropomorfa, en
poca Campaniforme (2400-2200 AC) (Casini, 1998: 274280; Casini, De Marinis y Fossati, 1995: 235-238). Se
detecta un proceso de antropomorfizacin: de los
smbolos que se representan en la primera fase se pasa a
representar antropomorfos, normalmente masculinos, con
el falo indicado, asociados a motivos solares. En algunas
ocasiones aparece la figura femenina, que
convencionalmente se representa con un punto entre las
piernas simbolizando la representacin del sexo. Los
antropomorfos aparecen en escenas que se han
interpretado como rituales, ya que aparecen cogidos de la
mano representando algn tipo de danza o ritual. Tras
estos dos perodos o fases hay alguna estela en la que se
aaden elementos datados en el Bronce Inicial.
Respecto a la funcionalidad de estas estelas y estatuasmenhir los datos son muy escasos. Un hecho muy
interesante es que recientemente en Ossimo se han hallado
tres estelas decoradas y otra aniconica in situ, en un lugar
(Ossimo 4) que tras haber sido excavado ha sido
interpretado como area ceremonial (Fedele, 1996;
1994a: 135 y ss; 1994b; Fedele y Fossati, 1995: fig.1;
Fedele, 2008). Por restos recogidos en las cercanas parece
que debi haber en l hasta 15 estelas decoradas. Por los
datos estratigrficos recogidos el sitio presenta dos
momentos bien diferenciados de uso al que corresponden
alineaciones de estelas diferentes. Un hecho interesante en
relacin con la interpretacin de estas estelas decoradas es
la destruccin intencional de dos estelas decoradas durante
el tiempo de utilizacin del sitio (Fedele y Fossati, 1995:

470

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

251 y 254). La mayor parte del material recuperado en el


sitio se concentra entorno al menhir 1 (n4) de la
alineacin F1. Estos materiales son principalmente
fragmentos cermicos, de vasos all depositados como
ofrendas (ver fig. 273; Fedele, 1994b: 56, figs. 11, 12 y
17; 2008).

Figura 273: Recreacin de las ofrendas depositadas junto al menhir 1 de


Ossimo 4. (Fedele, 2008: fig. 6)

1973; 1980; 1991: 396). La aparicin de armas


representadas en las piedras a partir de un momento
determinado fue resultado de un cambio ideolgico en la
poblacin indgena de los Alpes como consecuencia de
estas invasiones indoeuropeas, de la llegada de gentes
desde la zona del Mar Negro portadoras de una ideologa
guerrera (Anati, 1977; 1994: 188). En su teora era muy
importante la identificacin de la tipologa de los puales,
para los que busc paralelos en zonas de Europa Oriental,
as como la organizacin de las representaciones estelares
en tres registros que simbolizaran las tres clases sociales
y esferas cosmolgicas de los pueblos indoeuropeos
(Anati, 1972: 96, 99, 104-107; 1975: 76-82; Mallory,
1995). Esta hiptesis de E. Anati, en la que la estela es el
elemento clave en el que queda reflejado el cambio
ideolgico y la nueva cosmologa indoeuropea ha sido
plenamente aceptada hasta hace muy poco, cuando a la
vista de los datos arqueolgicos hoy disponibles se ha
revisado la documentacin (Anati, 1977; Fossati, 1994;
Mallory, 1995; Barfield, 1995; Brunod, 1998: 285-290;
vide infra). La aparicin de este tipo de estelas se sigue
vinculando con el desarrollo de la metalurgia del cobre en
la zona alpina pero ya no se plantean este tipo de
cuestiones tnico-lingusticas, aunque no se renuncia a la
bsqueda de su significado simblico. Recientemente se
ha escrito lo siguiente en relacin con las estelas de
Valcamnica y Valtellina:

Estas reas ceremoniales reflejaran una nueva


organizacin del territorio, por ello se localizan en puntos
nodales del mismo (Fedele, 1994b: 63; Casini, De Marinis
y Fossati, 1995: 247). Recientemente en Cemmo
(Valcamonica) se ha excavado una fosa en la que se han
encontrado 5 estelas de estilo ya conocido en
Valcamonica. Esta fosa se encuentra en un lugar
delimitado por un muro, al parecer prehistrico, que, tal y
como han revelado las excavaciones recientes, fue
utilizado como santuario desde la Edad del Cobre hasta
poca romana (Poggiani, 1999-2000). El hecho de que las
estelas se hayan encontrado en la fosa, un contexto hasta
ahora desconocido para las estelas de los Alpes, aporta
nuevos indicios para tener en cuenta a la hora de realizar
una aproximacin interpretativa. Respecto a los motivos
representados en las estelas hay que sealar que que las
hachas de combate lticas (de orificio central y
enmangue directo) no aparecen en contextos funerarios,
como si hubieran sido excluidas a propsito de este tipo de
contextos. As, seala S. Casini, el hacha se interpreta
como un objeto atributivo de la divinidad y es utilizado
por grupo social privilegiado como justificacin de poder.
Este tipo de objetos se utilizaran como smbolos de ese
poder, se regalaran entre grupos o se ofreceran a los
dioses ocultndolos en sitios inaccesibles (depsitos) o
destruyndolos (Casini, 1998: 283-284).

Da un lato le immagini del sole e delle armi si affermano


forse sotto influssi indoeuropei e preannunciano il
cambiamento radicale nella simbologia religiosa della
successiva et del Bronzo, con la predominanza del ruolo
maschile, dei suoi attributi principali e del sole. Dall
altro lato lentit femminile va certamente ricollegata alla
Dea Madre delle culture neolitiche precedenti infine gli
animali rifflettono forse antiche tradizioni religiose locali
legate ad una sorta di divinit delle fiere (Casini, De
Marinis y Fossati, 1995: 241).

A finales de los 60 y aos 70 este tipo de estelas con


armas de Valcamonica fueron interpretadas por Anati en
el marco de la teora de las invasiones de los pueblos de
las estepas de M. Gimbutas como exponentes de la
ideologa tripartita indoeuropea (Anati, 1977; Gimbutas,

En este sentido, facetas como la funcionalidad de las


estelas o el significado de los elementos u objetos en ellas
grabadas, se conocen ahora un poco mejor gracias al
estudio integral de la necrpolis dolmnica de Petit
Chasseur y de sus casi treinta estelas antropomorfas

Hoy en da la atencin se centra en temas de funcionalidad


y significado, para lo que se estn explorando nuevos
campos de estudio. Es el caso de los estudios de A.
Pedrotti sobre la vestimenta y los adornos en las estelas de
la zona alpina (1998). La aparicin de armas, vestimenta y
ornamentos detallados en las estelas estara relacionada
con un incremento de su importancia como marcador del
estatus social de un individuo. De esta forma los
elementos que aparecen en las estelas manifiestan una
intensificacin de la estratificacin social a comienzos de
la Edad del Cobre. Las variaciones en la aparicin de
diferentes adornos o tipos de vestido parecen estar
indicando hechos de tipo social, de estatus (pertenencia a
un clan, haber pasado determinados ritos de paso) o
atributos de divinidad (Pedrotti, 1998: 311-312).

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


(Sion, Cantn de Wallis, Suiza occidental) (Gallay, 1995;
Moinat y Stcckli, 1995: 244-247; Moinat, 1994: 182;
Favrek et alii, 1986). El perodo de utilizacin de la
necrpolis abarca todo el III Milenio a.C. (3300/29001500/1400 AC), desde el Neoltico Reciente hasta el
Bronce Antiguo y la utilizacin primaria de estas estelas
aparece ya en los primeros momentos (Gallay, 1995: 175
y 180). Aunque en muchos casos se han hallado las bases
de estelas todava in situ, la mayora de ellas se han
encontrado reutilizadas, como parte constructiva de
dlmenes y cistas de la necrpolis (Favrek et alii, 1986;
Moinat, 1994: 186). Los estudios estratigrficos indican,
sin embargo, que las estelas se erigen durante todo el
perodo de utilizacin de la necrpolis, lo que significa
que a la vez que se erigan unas, otras se destruan, se
tomaban de sus lugares originales y se reutilizaban para la
construccin de nuevas cmaras funerarias (Gallay, 1995:
178-180). Por el tratamiento que reciban las lajas que se
reutilizaban los arquelogos creen que el significado
original de cada una de ellas se haba perdido (Moinat,
1994: 186). A partir de una serie de criterios iconogrficos
se han distinguido dos tipos de estelas (Gallay, 1995: 178;
Favrek et alii, 1986).

471

2400 AC aproximadamente, durante el Neoltico Final


(Gallay, 1995: 180; Moinat, 1994: 184; Moinat y Stcckli,
1995: fig. 156). Esta primera fase est atribuda a la
civilizacin Saone-Rhne, que mantendr, como
atestiguan los puales tipo Remedello grabados en las
estelas, intensos contactos con el Norte de Italia (vide
supra) (Probst, 1991: 499-500).

Figura 275: Estela de tipo B reutilizada en el dolmen MXI de la


necrpolis de Petit Chasseur (Sion, Suiza) (Gallay, 1995: fig. 11).

Figura 274: Estela de tipo A reutilizada en el dolmen MI de la


necrpolis de Petit Chasseur (Sion, Suiza) (Gallay, 1995: fig. 7).

Un primer tipo A se caracteriza por la ausencia de rostro


sealado, presencia de brazos, de colgante de doble
espiral, cinturn y pual tipo Remedello (vide supra). Un
segundo tipo B presenta el rostro con la indicacin de la
nariz, collar de cuentas, arco y flecha, pual fusiforme,
cinturn decorado y el resto de la superficie profusamente
decorada con motivos geomtricos. Son varios los datos
que indican que el tipo I es ligeramente anterior al tipo II,
que existe una evolucin cronolgica. El primer tipo de
estela es exponente de los primeros momentos de
utilizacin de la necrpolis (fases 1-3) del 2800 AC al

Por otro lado el tipo B est vinculado a la utilizacin


Campaniforme plena de la necrpolis (fases 3-5)(a
partir de 2400 a.C.) y a su etapa final durante el Bronce
Antiguo (fase 6), periodo en el que pudo pervivir (Gallay,
1995: 180; Moinat, 1994: tabla 1; Moinat y Stcckli,
1995: fig. 156). Este tipo de estela presenta vestimentas
ricamente decoradas con motivos geomtricos que
muestran una interesante relacin con la decoracin de los
vasos campaniformes, adems de objetos representados
con mucho detalle (cinturn, arco, flecha, collar). Esta
evolucin iconogrfica parece estar reflejando no slo un
cambio de tipo cultural, por la aparicin del fenmeno
campaniforme y lo que ello supone, sino tambin un
aumento de la jerarquizacin social, que se identifica por
el progresivo aumento de la exhibicin de elementos de
vestido, armas o adornos indicativos de estatus (Pedrotti,
1998: 311). Para la interpretacin de estos dos modelos
iconogrficos Gallay propona recientemente una
renovacin poblacional hacia 2600 AC que explicara la
aparicin de este segundo tipo. En este momento llegan
gentes portadoras del vaso campaniforme desde
centroeuropa, tomarn el control poltico de la poblacin
indgena y se convertiran en casta aristocrtica. Las
estelas seran expresin de un cambio poltico, de la
emergencia de una lite guerrera (Gallay, 1995: 183-185).

472

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Para defender esta idea Gallay argumenta que la


produccin de cermica campaniforme fue en esta zona
una produccin local que, siguiendo una moda llegada a
esta zona por estas nuevas gentes, copiaba otros modelos
europeos, pero que no se trataba de cermica que circulaba
en los intercambios de bienes de prestigio. Seala adems
que antropolgicamente se han documentado crneos
braquicfalos (tradicionalmente atribuidos a las
poblaciones campaniformes) en la fase del dolmen MXII
(Gallay, 1995: 183).
A la luz de los datos recogidos la interpretacin ms
plausible para el significado y funcin de las estelas de
Petit Chasseur sera la de la estela como figuracin de un
personaje de alto rango y su ereccin como
reconocimiento a su estatus de prestigio. La ereccin y la
destruccin son fenmenos contemporneos y cuando la
estela se destruye parece perder su significado inicial, lo
que slo podra suceder si el personaje en cuestin ha
muerto (Gallay, 1995: 184-185; Moinat, 1994: 187). No
deja de ser curioso que esta interpretacin, que es muy
interesante y se ajusta muy bien a los datos, est en
contradiccin con la interpretacin clsica de la estela
antropomorfa como monumento commemorativo del
guerrero, del hroe, muerto, de la estela como cenotafio.
Otras propuesta de interpretacin alternativa es la de las
estelas como representacin de la estructuracin social y
su relacin con el fenmeno megaltico (Moinat, 1994:
186-186).
El origen de las estelas de Sion parece estar claro si
atendemos a las conexiones que esta zona mantena
durante todo el Neoltico con el Sur de Francia, donde el
fenmeno de las estelas antropomorfas estaba plenamente
desarrollado (vide supra 8.2; D`Anna, 1977; Probst, 1991:
499). En el alineamiento de Lutry, datado en el Neoltico
Medio, hay un menhir en el que en una etapa posterior se
graban motivos relacionados con la iconografa del grupo
de Rouergue (Jallot, 1998: 331-332; Moinat y Stcckli,
1995: 250-252 y fig. 153,1; Voruz, 1992: 41, 54-56 y fig.
2: 18-19). Tambin se han documentado cerca de Sion, en
Chemin des Collines, una serie de menhires icnicos, en
los que figuran antropomorfos con armas, que han sido
propuestos como parte de la raz de las estelas
antropomorfas de Sion (Moinat y Stcckli, 1995: 250 y
fig. 156; Voruz, 1992: 41 y fig. 2: 16-17). Desde un punto
de vista ideolgico la aparicin de las estelas en el ritual
de la necrpolis de Petit Chasseur durante el Neoltico
Final ha sido interpretado como una expresin de cambio
ideolgico, tambin patente en el ritual de enterramiento
colectivo, todo lo que se manifiesta en los Alpes de forma
ms o menos general durante esta poca (Gallay, 1995:
180 y ss).
De este fenmeno documentado en Sion forman parte las
estelas conocidas en la necrpolis de Saint-Martin de
Corlans, en el Valle de Aosta (De Marinis, 1995). La
similitud entre estas estelas y las de Sion han sido
argumentos para apuntar hacia una unidad tnica y
cultural entre la zona de Valais (Sion) y el Valle de Aosta,

que se remontara al mismo Neoltico (Gallay, 1995: 180).


Las estelas que aqu se conocen se han hallado reutilizadas
en una necrpolis megaltica campaniforme. Sin embargo,
originalmente formaban parte de alineamientos (de 3 a 10
o ms estelas) en un rea ritual anterior a la necrpolis y
que estara datada, por tanto, en el Calcoltico Precampaniforme, fase reciente de la Cultura de Remedello 6
(Burroni y Mezzena, 1988: 423, 432; De Marinis, 1995a:
213-214, 219-220). En el sitio estn representados los dos
tipos bsicos de estela diferenciados en Petit-Chasseur,
aunque aqu presentan mayores dimensiones (llegan a
medir de 2 a 3 m). Se detalla, sin embargo, el interesante
hecho de que entre los ejemplares del tipo B se pueden
diferenciar entre estelas masculinas (con armas) y
femeninas (sin armas y sin brazos, con decoracin
geomtrica del vestido diferente y collar sealado) (De
Marinis, 1995a: 216). La gran diferencia interpretativa que
existe entre Sion y Aosta es que en este ltimo lugar De
Marinis defiende una cronologa pre-campaniforme para
todas las estelas, desvinculndolas netamente del ritual
megaltico. Esta cronologa ha sido propuesta por otros
investigadores para la mayora de las estelas y estatuasmenhir del Norte de Italia (Burroni y Mezzena, 1988: 432,
Tabla 1). En Aosta, con los datos recuperados en la
excavacin del sitio se puede decir que las estelas se
utilizaron como tales despus del asentamiento previo,
datado por C14 en 2320 +/-150 AC (sin cal.), pero antes
que la necrpolis campaniforme, para la que la fecha en la
que se generaliza el campaniforme en el arco alpino puede
ser vlida (2000 AC) (De Marinis, 1995a: 220). Adems
cree que los dos tipos de modelos iconogrficos no se
pueden interpretar cronolgicamente, pudiendo tratarse
perfectamente de tipos contemporneos, al menos con los
datos disponibles actualmente (De Marinis, 1995a: 216).
En los Alpes occidentales, al sur del Valle de Aosta se
conocen las estelas de Val Germanasca (Alpi Cozie), en
las que aparecen figuras antropomorfas cruciformes.
Recientemente estas tres estelas (Estela de Miandassa en
Val de Chisone, Villar Perose y las de Enversin en Val
Pellice, Lusernetta) han sido interpretadas a la luz de los
nuevos datos recogidos para el horizonte cultural de
BalmChanto, en un contexto cronolgico-cultural de
finales del III Milenio a.C., Eneoltico (Seglie et alii,
1994).
Adems de estos grupos de estatuas y estelas
antropomorfas de la zona alpina, brevemente descritos,
que se desarrollan a lo largo del Calcoltico, se conoce en
el Norte de Italia un grupo muy homogneo e interesante
para la interpretacin de este gnero de testimonios
arqueolgicos. ste es la agrupacin de Lunigiana, de
desarrollo principalmente calcoltico, aunque algunas de
sus manifestaciones datan de la primera Edad del Hierro
6 Para el uso primario de estas estelas De Marinis seala las
siguientes cronologas: como terminus post quem la fecha 2320
+/-150 AC y terminus ante quem la cronologa general aceptada
para el desarrollo del AOC, Campaniforme Martimo en los
Alpes h. 2000 +/-100 b.C. (no cal.) (De Marinis, 1995a: 220).

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


(Ambrosi, 1972a y b; De Marinis, 1995b; Maggiani,
1994).
El grupo de la Lunigiana se distribuye en el entorno del
Valle de Magra, en la Liguria oriental. Son unas 60
estatuas-estela concentradas en un rea muy bien
delimitada. Las circunstancias de los hallazgos han sido de
lo ms variadas, aunque casi siempre en contextos de
reutilizacin. Slo en los casos de Pontevecchio,
Minucciano y el yacimiento de Venelia II se ha tenido
conocimiento directo de contextos arqueolgicos con
estratigrafa (Landau, 1977: 55; Ribolla, Mariano y
Olivieri, 1994; Saperdi, 1994). En el caso de Pontevecchio
se encontraron nueve ejemplares que, segn los datos,
estuvieron originalmente alineados en un estrato de tierra
de color negruzco, lo que se ha puesto en relacin con
posibles ritos de incineracin relacionados con rituales de
culto (Octobon, 1931: 532-533; Formentini, 1979: 427428). Los datos recogidos en Minucciano y Venelia II
indican que las estelas formaron parte de estructuras que
fueron parte de reas de culto durante la Edad del Cobre
(Ribolla, Mariano y Olivieri, 1994: 406-407, figs. 1-4; De
Marinis, 1995b: 195-196). En este sentido el hecho de que
muchas de las estelas conocidas desde antiguo se
encontraran en reas relativamente reducidas inclina a
pensar que stas originalmente se encontraban agrupadas
(De Marinis, 1995b: 196-198).
Segn una serie de criterios tipolgicos que despus
contrasta con criterios cronolgicos, basndose en
propuestas anteriores de clasificacin de U. Formentini y
otros (Battaglia, 1933: 16 y nota 3), Ambrosi dividi las
estelas de la Lunigiana en tres grupos cronolgicamente
consecutivos (Ambrosi, 1972a: 136-149). Esta tipologa
ha sido, a grandes rasgos, seguida en trabajos posteriores
con ligeras modificaciones (Arnal, 1976: 160-170; Ratti,
1994b; De Marinis, 1995b: 198-202). El primero, tipo
Ponteveccchio (o Casola), consta hoy en da de 12
ejemplares. Est formado por estelas en las que cabeza y
cuerpo no est diferenciados escultricamente, slo por
una lnea grabada. En este grupo hay estelas femeninas
con pechos y masculinas con puales triangulares tipo
Pontevecchio, sin nervio central, que se parecen mucho a
los que aparecen en las estelas del Alto Adige (vide supra,
Ambrosi, 1972a: 136-139; De Marinis, 1995b: 198-199).
Adems hay cuatro figuras ms que no presentan ni
pechos ni armas; se trata de figuras asexuadas, de menor
tamao, que podran ser interpretadas como infantiles. El
segundo grupo B, que De Marinis denomina FiletoMalgrate o Minucciano, est compuesto por estelas
que tienen diferenciacin escultrica de cuerpo y cabeza y
presentan lo que se ha denominado cappello di
carabiniere (De Marinis, 1995b: fig. 4). Las estelas
femeninas presentan senos ms naturalistas y las
masculinas puales tipo Remedello y hachas de enmangue
directo. Las estelas asexuadas estn ausentes. Es
interesante sealar que en las estelas de estos dos grupos
el sexo slo est explicitado fsicamente en el caso de la
mujer, cuando aparecen los pechos sealados. En ausencia
de stos suelen aparecer armas (puales, arco y flechas,

473

hachas), objetos con un valor simblico y cultural que, en


este caso, seala el gnero masculino (Whitehouse, 1992).
Como ha sealado recientemente De Marinis, en el grupo
de Pontevecchio existe una gran diferencia de tamao
entre los diferentes gneros. As las estelas masculinas son
las ms grandes, mientras que las asexuadas las ms
pequeas, por lo que las femeninas quedan entre estas dos.
Esta diferencia no es tan marcada en el grupo B (FiletoMalgrate), siendo en general las estelas de este grupo de
mayores dimensiones que las del grupo A (De Marinis,
1995b: 199 y fig.1). En cuanto a la interpretacin de los
personajes en ellas representados no se ha profundizado
por la escasez de datos. R. Formentini propuso para el
alineamiento de Pontevecchio que tanto estatuas-menhir
femeninas como masculinas tenan un papel protector del
lugar, el cual, segn l, tena una finalidad principalmente
funeraria (Formentini, 1979: 429-431). Los datos ms
actuales apuntan a que en las cuevas de enterramiento del
Eneoltico de la zona (vide infra) las personas enterradas,
adems de presentar en ocasiones elementos de ajuar
paralelizables a los objetos de las estelas (puales de
slex), en algunos casos presentan lazos familiares, tal y
como han puesto de manifiesto estudios antropolgicos.
Este hecho estara reflejando una estructura social simple,
familiar, en cuyo contexto las estelas representaran
diferencias por ejemplo de gnero (Barfield, 1986: 244;
Maggi, 1994: 27; Ratti, 1994b: 60).
Aunque A. Ambrosi propuso una evolucin cronolgica
entre un grupo y otro, atribuyndoles en general una
cronologa bastante tarda que enlazara con el tercer
grupo en la Edad del Hierro (vide infra), hoy en da
predominan otras ideas (Ambrosi, 1972a: 144).Unos aos
ms tarde J. Arnal propuso cronologas calcolticas y del
Bronce para el desarrollo consecutivo de los dos primeros
grupos (Arnal, 1976: 172-173). Sin embargo, con los
datos disponibles, actualmente se cree que ambos grupos
(A y B) fueron contemporneos, desarrollndose a lo largo
del Eneoltico (3300-2300/2000 AC). Los puales
representados en algunas de ellas son de tipo Remedello
(vide supra), cultura ampliamente documentada en los
Alpes occidentales (vide supra, Rozzi, 1994: 72-77). Los
diferentes grupos iconogrficos han sido interpretados por
De Marinis como exponentes de diferencias entre tribus,
lo que estara corroborado por la distribucin geogrfica
excluyente que presentan (De Marinis, 1995b: 202-205).
De cualquier forma, los referentes reales para las hachas
representadas en el grupo B y para los collares presentan
problemas a esta contemporaneidad de grupos. En este
sentido A. Rozzi seala que los paralelos ms cercanos en
el tiempo y en el espacio se acercan al Bronce Antiguo, lo
que podra ser interpretado como una ligera pervivencia
de las estatuas-estela en la Edad del Bronce (Rozzi, 1994:
79).
El contexto cultural de estas estelas de Lunigiana es difcil
de definir, ya que para la mayora de ellas no se conoce un
contexto que pueda aportar cronologas, a excepcin de
los tres casos anteriormente mencionados. Estos sitios han
sido interpretados como santuarios, no directamente

474

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

relacionadas con contextos funerarios (De Marinis, 1995b:


195-196; Ambrosi, 1972: 153-154). Tampoco los datos
son muy abundantes para el poblamiento de la zona
durante el Eneoltico. Se conocen una serie de cuevas de
enterramiento colectivo que se utilizan durante toda la
Edad del Cobre y hasta el Bronce Inicial, constituyendo
sta la nica forma de enterramiento durante todo ese
perodo en esta zona de Lunigiana. Esta costumbre y los
objetos depositados muestran una clara homogeneidad
cultural durante todo este perodo (Maggi, 1994: 24-25).
En otras zonas, como el Alto Adige, se han documentado
tambin rituales de enterramiento colectivo pero en
sepulcros de madera, lo que ha llevado a pensar que
tambin existieron en aquella poca estatuas-menhir de
madera (Barfield, 1983; 1985: 157). Volviendo a
Lunigiana llama la atencin la composicin y el posible
significado de los objetos depositados en las cuevas, ya
que se pueden definir como autnticas ofrendas colectivas
depositadas de forma continuada, independientemente del
enterramiento de individuos. Se trata de un ritual que se
diferencia claramente del depsito de ajuar propiamente
dicho, simultneamente con el difunto e identificado con
l como individuo (Barfield, 1985: 170). En estas cuevas
de enterramiento colectivo se depositan principalmente
objetos de adorno personal, como collares o brazaletes,
siendo escasas las armas. En este sentido se puede decir
que en las cuevas predomina un culto colectivo a los
ancestros, lo que podra ser conectado con el significado
de las estatuas-menhir. En stas hay puales de tipo
Remedello representados, los puales que faltan en los
enterramientos de la zona. Parece ser que el pual en estas
zonas tiene un significado fuertemente relacionado con la
colectividad, con los ancestros. Durante esta misma poca
en la zona Este del Norte de Italia se practica un ritual de
enterramiento totalmente diferente al que acabamos de
describir para la zona Oeste. Predomina el ritual de
inhumacin individual en cistas o fosas, donde los/las
difuntas7 estn acompaados por armas y/o herramientas,
as como elementos de adorno, como est bien
documentado en la necrpolis de Remedello (Barfield,
1985: 157). Es precisamente en estas necrpolis en las que
se hallan los puales de cobre con hoja triangular y nervio
central tipo Remedello (Barfield, 1986: fig.1). Lo que
ms llama la atencin es que precisamente en estas zonas
no se conocen estelas antropomorfas o estatuas-menhir. La
existencia de estos dos tipos de enterramiento en zonas
excluyentes, as como la distribucin de estatuas-menhir
slo coincidente con el enterramiento colectivo, es un
hecho para el que se han elaborado diferentes hiptesis. L.
Barfield no cree que las diferencias entre los objetos
depositados en los dos tipos de enterramientos reflejen
diferentes tradiciones culturales, ya que la cultura material
es en general comn a ambas zonas y lo que se documenta
7 Aunque los resultados de los estudios antropolgicos
atribuyeron sexo femenino a tres esqueletos acompaados de
armas, Barfield expresa su dudas por el mtodo de atribucin
empleado. ste se basa en la mayor o menor gracilidad del
crneo y de los huesos largos, criterios que plantean problemas y
por ello no son muy fiables (Barfield, 1986: 243).

en los enterramientos parece ser el fruto de diferencias


espirituales, ms que de cultura material (Barfield, 1985:
159). En este sentido en el Oeste, el pual tipo Remedello
est ausente en los enterramientos pero presente en las
estatuas-menhir masculinas de Lunigiana (Barfield, 1986:
fig. 4, 241-243, 245). Sin embargo tambin se ha sugerido
que los diferentes tipos de ritual funerario, individual y
colectivo (delayed burial, como Barfield lo denomina),
podran sugerir cuestiones de etnicidad y organizacin
poltica (Barfield, 1985: 170).
Los datos palinolgicos sealan que a comienzos del
Eneoltico hay un aumento importante de las herbceas, lo
que coincide con el aumento de restos de carbones
documentados que indicaran un aclarado del bosque.
Estos datos se han interpretado como una intensificacin
de la actividad ganadera, del pastoreo, y, en general, de la
presencia humana en cotas a partir de 400 m en esta zona
del valle de Magra (Maggi, 1994: 21-24). En este sentido
tendramos que entender la utilizacin de estos sitios
rituales con estelas en un contexto de sociedades mviles,
trashumantes, que retornaran peridicamente a estos
sitios para realizar rituales anuales (De Marinis, 1995b:
205-206). En este sentido ya U. Formentini puso de
manifiesto la relacin del emplazamiento de las estatuasestela con vas de paso conocidas ya en poca romana y
que seguramente eran de origen prehistrico (Formentini,
1948: 51-52). Tras nuevos hallazgos, en los setenta, A.
Ambrosi concreta de nuevo esta relacin con fondos de
valle, fuentes de agua y zonas de paso (Ambrosi, 1972:
11-13). Actualmente permanece esta idea de conexin con
zonas de paso (Ratti, 1994b: 57 y fig. 49). Es igualmente
interesante la similitud iconogrfica que presentan algunos
ejemplares de esta zona con ejemplares de Crcega,
regin en la que la itinerancia debi jugar un papel
importante en el poblamiento prehistrico (Anati, 1968a:
64). De Marinis comenta:
Le statue-stele della Lunigiana, sia che rappresentino
antenati mitici findatori dei clan oppure immagini di
divinit, erano con molta probabilit in relazione agli
spostamenti stagionali dei gruppi pastorali e ai loro
percorsi, ai valichi e ai guadi, ai principali punti di sosta
e ai pascoli. (De Marinis, 1995b: 206)
El tercer grupo de estatuas-menhir de Lunigiana,
denominado Reusa, es un poco anterior a la
romanizacin. Las son ms estatuas, son ms de bulto
redondo y naturalistas. Los detalles anatmicos son
precisos y presentan como armas el hacha de taln (ascia
a tallone) y el pual de antenas (Ambrosi, 1972: 144-149;
De Marinis, 1995b: 206-208). Entre otros, J. Arnal cree
que existe cierta continuidad entre los grupos anteriores y
el desarrollo de este ltimo grupo, cuyos ejemplares ms
antiguos podran llegar a datarse en el Bronce Final
(Arnal, 1976: 167). Recientemente se ha defendido una
separacin ms neta, tanto cultural como cronolgica,
entre los grupos anteriores y este ltimo de Reusa. En este
sentido este grupo ha sido datado en momentos ms
recientes; entre finales del siglo VII y la segunda mitad del

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


VI a.C. (Maggiani, 1994: 363). Maggiani cree que debi
de haber una interrupcin (tanto cronolgica como
cultural) entre los grupos A y B por un lado, y el de
Reusa por otro, lo que invalidara la hiptesis de
Ambrosi de una evolucin unilineal (Maggiani, 1994:
367). Por otro lado, De Marinis seala que, aunque
durante un largo periodo de tiempo no se producen
estelas (entre finales del Eneoltico/Comienzos de la Edad
del Bronce y la primera Edad del Hierro), los ejemplares
del Eneoltico siguen erguidas in situ, caso demostrado de
Pontevecchio (De Marinis, 1995b: 206-207). A pesar de
ello es evidente que el hecho de que no se produzcan ms
estelas durante casi 2000 aos es en cierto sentido una
ruptura, aunque se respeten las reas cultuales del
Eneoltico. Actualmente se conocen 8 ejemplares de la
Edad del Hierro, algunos aprovechando estelas-estatua
eneolticas (Fileto I, Monte Corto, Campoli8) y otros de
nueva factura que muestran una concepcin formal muy
diferente y cronologa ms reciente respecto a las
anteriores (Fileto II, Reusa, Bigliolo, Soliera) (De Marinis,
1995b: 208). En tres casos hay inscripciones de escritura
lepontica en las estelas. Para esta escritura se ha propuesto
recientemente una filiacin ligur, es decir, indoeuropea
(Maggiani, 1994). Por su estilo estas inscripciones han
sido datadas entre los siglos VI y V a.C. (Lejeune, 1971:
497). Un ejemplo ya conocido desde el siglo XIX es el de
Zignago (Formentini, 1948: 41-42; Ambrosi, 1972: 3537), en el que est inscrita el vocablo MEZUNEMUSUS,
que podra significar en medio del templo (AlmagroGorbea, com pers). La cronologa de estos caracteres
paleogrficos (siglo VI a.C.) coincide con el desarrollo de
la cultura de Golaseca. Estas estelas de la Edad del Hierro
(entre el 900-500 a.C.) son todas masculinas y de tamao
medio mayor que los grupos anteriores, hechos que quiz
puedan relacionarse con el nuevo contenido simblico de
la estela. El sexo est explicitado por los genitales, las
armas, normalmente espada de antenas y hacha, y
ocasionalmente otros elementos de prestigio, como en un
caso el Kardiophilax (Rozzi, 1994: 81-87).
Tambin en la Edad del Hierro, en la zona de Bolonia, se
conoce un grupo muy numeroso de estelas que se
desarrollan desde finales del s. VIII a.C. hasta el siglo II
a.C. (Stary-Rimpau, 1988; Meller, 1977). Las ms
tempranas se solaparan con las ms tardas ligures,
dataran de finales del siglo VIII (Vilanoviano tardo) y s.
VII a.C., y presentan un soporte antropomorfo estilizado,
discoide, sin otro tipo de detalles anatmicos (Battaglia,
1933: 17, 22; Meller, 1977: 77-79; Maggiani, 1994: 366).
En general, slo existen poco ms de media docena de
ejemplares antropomorfos que datan de la temprana Edad
del Hierro, entre los siglos VII y VI a.C.. Estos ejemplares
antropomorfos no se han encontrado directamente
relacionados con contextos funerarios primarios (que en
estas zonas seran fosas y pozos) ni en la zona de Bolonia,
ni en Etruria (Toscana, vide supra), mientras el resto
tienen una probada funcin funeraria (Meller, 1977: 85).
8 En este caso se reaprovech una estatua femenina del tipo A
para convertirla en un guerrero del tipo C (Arnal, 1976: 168).

475

Este grupo de estelas antropomorfas que acabamos de


describir ocupa un lugar interesante en la explicacin de
los orgenes de las estelas antropomorfas en el rea
Hallsttica (vide infra y Kimmig, 1987). Aparecen en el
seno de sociedades vilanovianas, muy influenciadas por el
comercio griego y fenicio, que posteriormente constituirn
una parte importante del mundo etrusco. Los contactos
con el rea Hallsttica se han constatado especialmente
durante los siglos VI y V a.C., lo que no impide a Kimmig
postular un origen nor-italiano para las estelas ms
antiguas del mbito de Hallstatt, del s. VII a.C.,
argumentando a su favor la existencia de estelas pseudoantropomorfas en Bolonia ya en el siglo VII a.C. (vide
infra). Esta postura, sin embargo, ha sido revisada
recientemente por Stary, quien argumenta en contra que,
cindonos a los datos conocidos en los que nos podemos
apoyar para los contactos meridionales, stos no se pueden
probar por ahora antes del siglo VI a.C., lo que invalidara
la teora de Kimmig sobre un origen noritaliano para las
estelas hallstticas (Stary, 1997). Otro tipo de estelas son
las que presentan motivos orientalizantes. En la zona
etrusca, a partir del siglo VII, en relacin con tmulos
orientalizantes, aparecen este tipo de losas grabadas con
guerreros. El ideal aristocrtico ya est presente, al menos
en Etruria septentrional, desde el siglo VII a.C. (Maggiani,
1994: 365). Este tipo de estelas muestran la fusin de dos
tendencias figurativas: la tradicional local de estelas
antropomorfas y la orientalizante. Meller habla de dos
grupos tnicos que se fusionan rpidamente en esta zona
(Meller, 1977: 80). A partir de los siglos V y IV, bajo
dominio etrusco se utilizan losas en las que se graban
herraduras, crculos e, incluso, escritura que ya no tienen
nada que ver con los tipos ms antiguos antropomorfos.
Volviendo a la zona de Alemania, en donde las ltimas
estelas que hemos visto (vide supra) han sido datadas en el
Neoltico Medio, retomamos el fenmeno en una etapa
ms reciente, en el Bronce Inicial, ya que todava no se
conocen estelas o estatuas-menhir del perodo intermedio.
Los ejemplos conocidos para la Edad del Bronce Inicial
son excepcionales (por escasos, tres) y no son
explcitamente antropomorfos. Su condicin antropomorfa
se ha inferido a partir de la disposicin de los elementos
grabados, suponiendo una abstraccin del cuerpo,
conocida en otros ejemplos como algunos de los Alpes. En
un caso no se puede decir lo mismo, ya que se trata de un
fragmento en el que est grabado un carro. Como mucho
podramos considerar la hipottica posibilidad de que este
fragmento de estela hubiera sido parte de una estela en la
que el antropomorfo habra tenido un papel predominante.
El primer caso, que ha sido publicado como estatuamenhir, fue hallada a mediados de los ochenta en el
suroeste de Alemania, en Tbingen-Weilheim (BadenWttemberg), a la orilla del ro Neckar (Reim, 1985,
1993; Krause, 1988b: 138). Es un menhir alargado (4,25
m de largo) que muestra en una de sus caras 5 alabardas y
un disco oval en bajo relieve (Reim, 1985: 83; 1993: Abb.
1). Por el tipo de elementos representados y su disposicin
se puede relacionar con las estelas alpinas de
Valcamnica, Valtellina y Alto Adige-Etsch, que en

476

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

general datan del Calcoltico, as como con algunos


relieves o grabados de alabardas del Mont Beg (Alpes
martimos, frontera italo-francesa) datados en la Edad del
Bronce (Anati,1972, 1975; Lunz,1976, 1981; Bagolini,
Dal Ri y Tecchati, 1994) (vide supra). Especialmente en la
zona en la que se ha encontrado la estela, en la cuenca del
ro Neckar entre Reutlingen y Rottenburg, se han
documentado a partir de finales del Bronce Inicial (jung
Frhbronzezeit) gran nmero de importaciones
procedentes de la zona noreste de Aunjetitzer y de la zona
alpina meridional, como consecuencia de un aumento
trascendental de los contactos externos (Krause, 1988a:
207-209; 1988b: 126; 1998: 185-190; Probst, 1996: 67).
La estatua-menhir y el hallazgo en tumbas o depsitos de
algunos puales (o hojas de pual) de tipo Suizo o
Alpino, as como de tipo Rottenburg, procedentes de
la zona alpina, denuncian los contactos de esta zona, en la
que se desarrolla la cultura de Arbon, con el sur,
actualmente fechada en el segundo cuarto del II Milenio
a.C.(1800-1600 a.C.) (Hochuli, Kninger y Ruoff, 1994;
Krause, 1988a: 207). En esta misma zona a finales de los
80 se encontr el mencionado fragmento de estela en la
necrpolis del Hierro de Rottenburg-Lindele (Tbingen),
reutilizado en un crculo de piedras que delimitaba un
tmulo de Hallstatt C (Inicios del Hierro). En la estela,
fragmentada desde antiguo, est representado en relieve lo
que podra ser un carro, no se sabe si de dos o cuatro
ruedas. A esta pieza se le ha atribuido una cronologa del
Bronce Inicial, bastante anterior a la del tmulo, porque,
adems de conocerse una necrpolis de los Inicios del
Bronce en un sitio muy cercano a Lindele (Reim, 1993:
165), los nicos paralelos conocidos en Centroeuropa para
el carro son los de Valcamnica (Reim, 1987: 71-72 y
figs. 49 y 50; 1995: 95; Probst, 1996: 74). Tambin en el
Bronce Inicial, en este caso de Alemania central, en la
zona de Halle, en el seno de la cultura de Aunjetitzer
(Bronce Inicial ca. 2300-1600/1500 a.C.), se hall en los
aos 30 una estela decorada con infinidad de lineas y
motivos abstractos, sobre una tumba tipo Steinpackung
(Grimm, 1937: 429-437). En la laja, que al parecer estaba
recortada para reutilizarse, estn grabadas (en una terica
primera fase) al menos 7 alabardas que encuentran su
referente real en un tipo de alabarda de cobre encontrada
en tumbas campaniformes (Grimm, 1937: 431 y Abb. 11).
Aunque no conocemos la forma original del soporte y
tampoco podemos asegurar cronologas, s podemos al
menos sealar el hecho de que un objeto como la alabarda,
que puede estar relacionado con la exhibicin de prestigio
o poder, se encuentre una vez ms grabada en la roca. En
este caso sera interesante poder confirmar una relacin
con el fenmeno campaniforme, especialmente por la zona
en la que se encuentra. Siglos atrs, durante el Neoltico
Medio, fue esta zona de Alemania Central en la que se
grabaron y utilizaron estelas antropomorfas cuya
iconografas estaba muy relacionada con el mundo
megaltico occidental (vide supra). Como para esas estelas
para esta, al tratarse de un ejemplar reutilizado, Mller
propone una fecha de Neoltico Medio (Mller, 1999),
cronologa que no ha sido aceptada por otros que
mantienen la de un Bronce Inicial (Probst, 1996).

En un perodo posterior, durante el Bronce Final, en el Sur


de Alemania se conoce un fenmeno un tanto singular
entre las costumbres funerarias de los Campos de Urnas
(siglos XIII-VIII a.C.), el fenmeno de las Zeichensteinen
(Hennig, 1970: 25-30; Menguin, 1980: 66). Se trata de
losas regulares de arenisca (30-40 cm de ancho),
dispuestas en crculo alrededor de tmulos de
enterramiento de Campos de Urnas de hasta nueve metros
de dimetro. Normalmente la incineracin se encuentra
sobre una laja de piedra enterrada en el centro del tmulo.
De cara al exterior muestran grabados geomtricos,
motivos circulares y lineales (Hennig, 1970: Figs. 2 y 9).
Se trata de un uso regional, ya que este tipo de piedras
slo se conocen en esta zona de Baviera, entre Erlangen y
Forchheim (al Norte de Nrnberg, Oberfranken) (Hennig,
1970: Fig.1). Se conocen seguras las necrpolis de
Gosberg, Mark-Forst, Honings y Erlangen Stadt-Wald,
mientras existen otros casos dudosos que se conocen por
referencias indirectas (Hennig, 1970: Nota 69; Probst,
1996: 282). El ejemplo ms sorprendente es quizs un
tmulo conocido en Mark-Forst de casi 10 m de dimetro
que estaba rodeado por unas 60 lajas, cada una con una
decoracin diferente (Kreis Erlangen-Hchstsadt)
(Hennig, 1970: Lm. 106; Catlogo, 80-82). Las lajas
decoradas son tambin muy abundantes en la necrpolis
de Gosberg en donde los crculos (ya que no se conservan
los tmulos y no se sabe si originariamente los hubo) son
de menor tamao (11-4 m dimetro) (Hennig, 1970: 26,
Fig.9 y lminas 90-91). Para estas dos necrpolis Hennig
propuso a partir de los escasos datos disponibles, ya que
se trataba de necrpolis excavadas, algunas de ellas, en los
aos 30, una cronologa de Campos de Urnas medio
(Mittelstufe der Urnenfelderzeit) (Hennig, 1970: 28). Se
han identificado algunos de los motivos representados en
las lajas, que normalmente aparecen combinados entre s
de forma bastante compleja. Aparecen entre ellos ramas
de abeto, crculos,....(Hennig, 1970: 26-27 y Fig. 2).
Sobre su significado no se ha propuesto ninguna
interpretacin, slo se ha considerado su carcter
simblico. No se ha identificado ningn orden especfico
de las lajas y tampoco una combinacin especial entre
determinados signos No se han recabado datos especficos
que pudieran ayudar a profundizar en la interpretacin y el
significado de este tipo de motivos. De cualquier forma
estamos ante un fenmeno de tipo local, relacionado con
el enterramiento de lites, que de esta forma (con tmulos
y losas decoradas) se diferencian netamente del resto de la
poblacin, enterrada en fosas. Estas losas o estelas
decoradas (ya que fueron hechas para estar erguidas), por
la forma del soporte y el tipo de decoracin podran aludir
al antropomorfo, al cuerpo, pero dado el tipo y la cantidad
de datos disponibles es imposible sobrepasar la mera
proposicin de hiptesis en este sentido. Estos tmulos de
Campos de Urnas son anlogos a los tmulos hallstticos
tardos con crculo de piedras (tipo Hirschlanden o
Kilchberg), sin embargo este tipo de tmulos de Campos
de Urnas son escasos, se consideran hallazgos aislados,
por lo que es difcil considerarlos a la hora de buscar y
explicar el origen del uso de estelas antropomorfas en el

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


mundo ms tardo de Hallstatt (vide infra; Stary, 1997: 1112). En este sentido, aunque se podra considerar una
continuidad entre los Campos de Urnas ms tardos y
Hallstatt A y B (todava en el Bronce Final), la
discontinuidad en clara cuando nos encontramos en la
edad del Hierro, Hallstatt C (Menguin, 1999: 4).
En la zona de Bohemia, en territorio checo, al NW de
Praga, se tiene noticia de 13 estelas, de las que al parecer
dos son antropomorfas y el resto son menhires aniconicos.
Cronolgicamente se situaran en un momento impreciso
entre el Bronce Final y la Edad del Hierro (Ksica, 1994:
21). Aunque no conocemos ms datos sobre las
circunstancias de los hallazgos o sus contextos, si
podemos sealar que se encuentran en una zona de
contacto entre la Cultura de Lausitzer (Grupo Bylaner) y
el mbito de influencia de Hallstatt (Cultura de Turingia).
En este sentido se podra considerar una posible extensin
del ritual funerario hallsttico que utiliza estelas para
marcar los tmulos (vide supra y Rasshofer, 1998),
aunque la relativa lejana geogrfica y cultural limitan el
alcance de esta hiptesis.
Un fenmeno muy interesante, estudiado con bastante
profundidad, que se desarrolla en el mbito occidental de
Hallstatt (Westhallstattkreis) durante los siglos VII y VI
a.C, Edad del Hierro, es el uso de estelas, anicnicas o
icnicas, o pilastras de madera sobre o junto a tmulos
funerarios (Kimmig, 1987; Spindler, 1983: 173-185;
Rasshofer, 1998). En el sur de Alemania, tras un trabajo
de revisin reciente, Rasshofer ha documentado casi
centenar y medio de ejemplares, de los cuales la mayora
estn sin decorar, en algunos casos con soportes apenas
trabajados. Sin embargo, en esta zona al Norte de los
Alpes slo se conocen siete ejemplares antropomorfos con
contextos conocidos: la estela de Stockach, la estatuaestela de Hirschlanden, la estela y fragmentos de otras dos
halladas en Kilchberg y las dos estelas de Rottenburg
(Riek, 1941: 87-89; Zrn, 1964; Beck, 1974: 257-266;
Reim, 1984; 1987; Rasshofer, 1998: 21-49).
El primer ejemplar, la estela de Stockach (Kr. Reutligen,
Baden-Wrttemberg), se dio a conocer a principios de los
cuarenta (Riek, 1941: 87-89 y lm. 10). Se hall en un
tmulo que estaba siendo desmontado durante trabajos en
una pista forestal. Posteriormente el tmulo fue excavado,
lo que permiti confirmar la localizacin original de la
estela, a bastante profundidad en el tmulo, y recuperar
material cermico que permiti dar fechas en torno al
s.VII a.C. (Hallstatt C) (Kimmig, 1987: 258, Abb. 6 y 7).
El tmulo forma parte de una necrpolis compuesta por, al
menos, 10 tmulos ms. La estela, de pequeo tamao,
tiene los hombros marcados y el cuello, as como cabeza,
con rostro sealado por ojos, nariz y boca. El nico
atuendo o adorno est compuesto por dos lneas
horizontales paralelas, que cruzan la parte superior del
pecho, y que estn rellenas con un zig-zag. Segn la
cronologa en principio propuesta, sta sera la estela
antropomorfa ms antigua conocida para Hallstatt, sin
embargo estas fechas han sido cuestionadas

477

recientemente, ya que se basan en la contemporaneidad no


probada de la estela y la tumba y en la adscripcin, hoy
puesta en duda, de la cermica tipo KAHT (Alb-HegauKeramik) a Hallstatt C (Rasshofer, 1998: 24-25).
Apenas a cuatro kilmetros de Stockach, a finales de los
60, en la excavacin de un tmulo funerario Hallsttico
en Tbingen-Kilchberg (Baden-Wrttemberg) se hallaron
tres fragmentos de estelas antropomorfas (Beck, 1974:
257-266; Kimmig, 1987: 263-264, Abb. 10-14). No se
conocen tmulos en las cercanas de ste, por lo que
parece no forma parte de una necrpolis (Beck, 1974:
251). La estructura tumular est rodeada por un crculo de
lajas, dos de las cuales presentan grabados circulares
(Beck, 1974: 254, fig. 6). En el centro se documentaron
dos tumbas que corresponden a dos momentos: una
cremacin datada en Hallstatt Inicial (C) y una
inhumacin que se sita, en parte, sobre la anterior, datada
en Hallstatt Final (D). Dos de los tres fragmentos de
estelas encontrados en el yacimiento se hallaron en la
acumulacin de piedras (Steinpackung) que rodeaba a la
inhumacin ms tarda, situacin que indica con seguridad
una utilizacin secundaria, por lo que se propone una
cronologa de Hallstatt C para las dos, contemporneas a
la primera tumba (Beck, 1974: 254-259, figs. 7 y 9). Se
trata de la parte superior de dos estelas en las que se
distingue la silueta de los hombros, la cara sealada
abstractamente y en uno de los fragmentos hay una serie
de grabados concntricos que parecen ser elementos de
vestido o adorno. Una tercera estela se encontr 2 m en el
Noreste, justo fuera del crculo de lajas. Esta tercera estela
presenta cabeza diferenciada del cuerpo y en ella los
rasgos faciales ests sealados de forma esquemtica
(Beck, 1974: 260-263, figs. 10-13). sta debi estar
situada en la cima del tmulo, correspondiendo su
cronologa probablemente a la segunda utilizacin
funeraria del tmulo, datada en Hallstatt D. Como se ha
sealado recientemente para este y otros casos, esta
reconstruccin es en gran medida hipottica, hecho que
hay que tener en cuenta a la hora de interpretar la
funcionalidad de estas estelas (Rasshofer, 1998: 31-32).

A mediados de los ochenta, en Rottenburg (Kr. Tbingen,


Baden-Wrtemberg), muy cerca de los anteriores casos, se
descubri la necrpolis de Lindele. Durante diez aos de
excavaciones y subsiguientes trabajos de investigacin se
ha podido excavar una amplia superficie y constatar un
perodo de utilizacin muy amplio: desde el siglo VIII
a.C. al III a.C. (Reim, 1984; 1987: 69; 1988; 1995: 94 y
fig. 47; Planck, 1994: 101-114). En la primera campaa de
excavacin se hall una estela antropomorfa en el centro
de un pequeo tmulo (n 7) con crculo perimetral de
piedras datado en Hallstatt C. Por los datos que se
recogieron en la excavacin, H. Reim cree que la estela
originariamente no estaba hincada, sino que desde el
principio estuvo tumbada tapando los restos cremados del
difunto y por ello indica la posible reutilizacin (Reim,
1984: 66-67 y figs. 51 y 52; 1987: 70). La estela presenta
un soporte de forma itiflica con rostro sealado

478

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

esquemticamente (cejas, nariz y ojos), un collar con un


colgante de forma circular y los genitales masculinos
sealados (Kimmig, 1987: 260-261, figs. 8 y 9; Planck,
1994: 107). Unos aos ms tarde se halla otra estela,
tambin antropomorfa, tumbada sobre una fosa de
cremacin. Se trata de una figura antropomorfa en la que,
adems de un soporte que diferencia la cabeza, hay
grabados de forma estilizada ojos, nariz, barbilla, un collar
y otros motivos de difcil interpretacin (Reim, 1987: 7071 y fig. 48). Aunque Reim confirma la posicin
secundaria de ambos ejemplares en la necrpolis de
Lndele, no se desprende la impresin de que las estelas
fueran muy anteriores a las tumbas sobre las que se
encontraron. En este sentido Reim dice que estas estelas
son las ms antiguas en el territorio hallsttico del Sur de
Alemania, con cronologas en torno a los siglos VIII y VII
a.C. (Hallstatt C) (Kimmig, 1987: 261). De esta forma en
la publicacin del catlogo del Museo de Stuttgart la
primera estela es referida como la representacin del
difunto, como pieza que estara hincada sobre o junto al
tmulo (Planck, 1994: 107).
El ejemplo ms paradigmtico de las estelas
antropomorfas hallstticas es el de Hirschlanden (Kr.
Leonberg, Baden-Wrtemberg) (Zrn, 1964: 27-33,
1966/69, 1970b; Kimmig, 1987: 264-266, Abb. 15 y 16).
El tmulo de Hirschlanden fue excavado a principios de
los sesenta y, como el de Kilchberg, se document en su
contorno un crculo de piedras, aunque en esta ocasin el
nmero de enterramientos hallados fue mucho mayor
(Zrn, 1964. fig.1; 1970b: 53-67, figs. 23 y 24). La estatua
se hall a los pies del tmulo, al Norte del mismo, con las
piernas rotas, sobre el suelo antiguo. Estos datos llevaron
a su excavador a afirmar que originariamente la estatua
estuvo culminando el tmulo y que en un momento ya
antiguo cay hasta quedar en la posicin en la que se
encontr (Zrn, 1970b: 67 y fig. 35). Es de carcter ms
naturalista que las anteriores, es un autntico bulto
redondo de forma itiflica, representando a un hombre
desnudo con los brazos posados sobre el tronco, genitales
marcados y ataviado con un cinturn y espada corta, un
torques cerrado y un casco conico. H. Zrn relaciona
muchos de los rasgos plsticos de esta estatua con la
escultura griega arcaica. Los datos que aportan las
inhumaciones documentadas en el tmulo y el tipo de
elementos que lleva el antropomorfo (espada corta,
sombrero cnico y torques) ayudan a datar esta estatuaestela en torno al siglo V a.C. (Hallstatt D), cronologa
que ha resistido las ms recientes revisiones (Rasshofer,
1998: 29). La fuerte presencia griega documentada en el
Mediterrneo occidental a partir del siglo VI a.C. le sirve a
Zrn como fuerte argumento para defender el origen de
este tipo de iconografa en el mundo griego arcaico. En
este sentido, a partir del siglo VI a.C. se documentan en el
mbito hallsttico occidental relaciones ms estrechas con
las altas culturas del Mediterrneo junto a un proceso de
complejizacin social que quedar reflejado tanto en el
patrn de asentamiento (Frstensitze) como en la
aparicin de ricas tumbas (Frstengrber). En esta zona el
lugar central de Hohenasperg articulara el poblamiento y

a l se relacionara la riqueza de los hallazgos (algunos de


ellos importados) de Hochdorf o la singularidad de la
estela de Hirschlanden (Frey, 1980: 80, 89-91; Champion,
S., 1982: 69, Fig, 8.1; Kimmig, 1983; Biel, 1985; Schmid
y Schrickel, 2001: 131-163). En este contexto llegaran
influencias de la Grecia arcaica a partir del siglo VI a.C., a
travs de zonas como Istria (Nesactium) o Italia (Casale
Martimo) (vide supra) como zonas intermedias entre el
mundo clsico y Centroeuropa, lo que quedara reflejado
en casos como el de Hirschlanden o Glauberg (vide infra)
(Frey, 1980: 99-101; 1998a y b; 1999; Fischer, 1984). De
esta forma, como en el mundo griego, la figura de piedra
representara al guerrero enterrado en el tmulo (tumba
13?) (Zrn, 1964: 16, 30-31; 1970b: 68). Esta teora
estara corroborada por los anlisis sobre la tcnica quue
realiza Rder sobre este y otros ejemplares antropomorfos
de este mbito, de cronologa hallsttica o ms tarda, en
los que concluye que la tcnica empleada en Hirschlanden
es similar a la usada en Grecia en poca arcaica (Rder,
1970: 71-72). Esta idea de un origen mediterrneo de la
plstica tipo Hirschlanden que se distinguira incluso de
ejemplares posteriores de La Tne inicial, ser aceptada
genricamente, tal y como aparece reflejado en las obras
generales de aquel momento (Megaw, 1970: 24 y lms 1216).
La mayora de estos ejemplares, junto a otros tambin
antropomorfos pero con problemas de contextualizacin
cultural o cronolgica, junto a otras estelas antropomorfas
ms recientes (La Tne) o datos en relacin con estelas de
madera fueron estudiados conjuntamente por W. Kimmig
en los aos 80 (Kimmig, 1987). En su trabajo analiza 20
estelas (18 antropomorfas y dos flicas) que presenta
exhaustivamente, a modo de catlogo. De todas ellas slo
cuatro disponen de contexto arqueolgico seguro y de una
probada funcin funeraria, datada en la poca de Hallstatt,
C y D. Para el resto la adscripcin cronolgica es
insegura, aunque para algunos ejemplares, gracias a su
iconografa, pudo proponer una cronologa de La Tne
Inicial y Medio (Kimmig, 1987: 273-290). Este
investigador dividi el mundo de las estelas en tres
grupos: las estelas de madera, las estelas anicnicas (no
decoradas) y las antropomorfas (Kimmig, 1987: 252-257).
Su objetivo en este trabajo de sntesis fue clarificar el
origen de estas manifestaciones y para ello se sirvi de los
ejemplares que le aportaran ms y mejores argumentos en
este sentido. As reuni en el trabajo las estelas
antropomorfas, algunas de las cuales aportaban contextos
cronolgicos seguros, mientras que los modelos
iconogrficos presentes en todas ellas le ayudaran a
rastrear ese supuesto origen forneo. Desde un primer
momento descarta tajantemente la opcin del origen local,
ya que, argumenta, no hay continuidad ni cronolgica ni
geogrfica entre los ejemplares conocidos en Alemania
para el Neoltico Final (vide supra) y estos ejemplares de
la Edad del Hierro. Frente a otros investigadores Kimmig
defiende un origen italo-mediterrneo, especialmente
atendiendo a las estelas boloesas ms antiguas (vide
supra) de tipo discoide, que pone en relacin con estelas
antiguas del sur de Alemania (Kimmig, 1987: 257, 294-

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO

479

297; 1983: 65). Las influencias culturales llegaran desde


Italia a travs de los Alpes hasta el occidente de
Centroeuropa. Los primeros influjos se identifican en
estelas como Stockach, a partir del siglo VII a.C.,
emparentadas estrechamente con las estelas boloesas ms
antiguas (Kimmig, 1987: 296; 1983: 65-67 y fig. 57).
Posteriormente, en un momento de esplendor de este
desarrollo escultrico hallsttico, ejemplares como la
estela de Hirschlanden denuncian ms influencias durante
el siglo V a.C.. Ser a partir de entonces cuando la
iconografa adquiera elementos genuinos y locales y se
distancie cada vez ms de los modelos originales. El
desarrollo posterior llevar, en algunos casos, a abstraer el
antropomorfo al mximo, mientras en otros se presta
especial atencin a la representacin de la cabeza, tema
con gran peso simblico en el mundo de La Tne. La
desaparicin de las estelas funerarias coincidir, a finales
de La Tne Inicial, con el cese del uso del tmulo en el
ritual (Kimmig, 1987: 297). En un trabajo de principios de
los 80, K. Spindler desarrolla su teora sobre la aparicin
del tema antropomorfo en estas estelas situadas en la cima
del tmulo (Spindler, 1983: 173-185). Spindler considera
que, mientras los ejemplares ms antiguos se pueden
considerar indgenas, a partir del siglo VI, con la
intensificacin de los contactos con el mundo
mediterrneo, llega al mbito occidental de Hallstatt la
iconografa del guerrero muerto, que en ultima instancia
proviene de la Grecia arcaica. El guerrero de
Hirschlanden ejemplificara esta unin entre la tradicin
indgena y la iconografa griega. En este sentido las estelas
representan a los guerreros muertos y enterrados en los
tmulos que culminan, idea llegada al mundo hallsttico a
travs de Etruria, en donde se conocen los casos de
Capestrano y Guardiagrele, e Istria en el Adritico
(Spindler, 1983: 173-174 y fig. 22, vide supra). Las estelas
antropomofas conocidas para el mbito hallsttico se
concentran en la zona del suroeste de Alemania y a partir
de su distribucin Spindler distingue dos grupos: uno en la
zona del Neckar (4 ejemplares) y otro en el lmite nortenoroeste del mbito occidental de Hallstatt, en el Norte de
Baviera, en donde hay 6 ejemplares (Spindler, 1983: 178 y
fig. 22).

antropomorfas consideradas (con contexto) en la cuenca


del ro Neckar. Desde el punto de vista difusionista este
hecho podra ser explicado por el yacimiento cercano de
Hohenasperg, en el que se han constatado fuertes
contactos con el mediterrneo, sin embargo casi la mitad
de los ejemplares parecen datar de Hallstatt C, momento
en el que todava no hay contactos con el mediterrneo
(Rasshofer, 1998: 39 y 40). Por otro lado esta abundancia
de representaciones antropomorfas podra responder a un
gusto local, ya que tambin en el Bronce Inicial se
conocen dos ejemplares (Torbrgge, 1991: 364), pero
tambin el lapso cronolgico y cultural entre unos y otros
es, hoy por hoy demasiado amplio para explicar una
continuidad de tradicin (vide supra, Rasshofer, 1998: 40).
Hay muchos agujeros en la investigacin por lo que
cualquier hiptesis para explicar esta concentracin
aparentemente significativa debe tomarse con precaucin.
Sin embargo, comenta Rasshofer, que en las ltimas
dcadas se han llegado a conocer otras zonas tan bien
como sta para las que no se conocen estelas, por lo que s
parece que esta concentracin en la cuenca del Neckar
puede ser arqueolgicamente representativa (Rasshofer,
1998: 104). En cuanto al origen de esta costumbre de
erigir estelas sobre los tmulos, Rasshofer se inclina por
un origen local o indgena. Como argumento seala los
datos de varios tmulos de cronologa anterior a la Edad
del Hierro (Bronce Medio, Campos de Urnas) en el Sur de
Alemania en los que se han constatado el uso de estelas
(Rasshofer, 1998: 102-103, Catlogo: 23, 31, 51, 66 y 73).
Estos datos invalidaran en parte la idea que W. Kimmig
tena sobre el fenmeno de las estelas como una
costumbre de la Edad del Hierro (Kimmig, 1987: 293). De
la misma forma esta idea de un origen autctono se
enfrenta a las teoras que defienden un origen forneo,
como las argumentadas por Kimmig, Spindler o Stary
(vide supra e infra). Rasshofer, en la lnea de Kirchner,
cree que el ritual de erigir estelas anicnicas en la cima del
tmulo puede perfectamente venir de tradicin indgena,
como una costumbre elemental que comparten muchas
culturas y pueblos prehistricos (Kirchner, 1955: 104;
Rasshofer, 1998: 103). Sin embargo, puntualiza, cree que
las estelas antropomorfas son una tradicin fornea:

En un trabajo reciente de revisin crtica sobre las estelas


funerarias de la Edad del Hierro en el Sur de Alemania G.
Rasshofer analiza con especial atencin los ejemplares
antropomorfos que se han venido considerando hasta
ahora como hallstticos en muchos trabajos, como p.e. el
que acabamos de mencionar de K. Spindler (Rasshofer,
1998: 21-49). Slo los ejemplares encontrados en
Stockach, Kilchberg, Hirschlanden y Rottenburg permiten
reflexiones en torno al contexto, funcionalidad y
cronologa de este tipo de estelas, ya que, como hemos
visto, son las nicas que ofrecen contextos conocidos.
Muchos otros ejemplos que haban sido incluidos por
Kimmig o Spindler en trabajos de sntesis previos (vide
supra) son descartados por esta autora o por ser ejemplares
sin contexto conocido, o datados en pocas ya ms tarda,
incluso medievales (Rasshofer, 1998: 40-48). Rasshofer
llama la atencin sobre la concentracin de las estelas

Da die Idee der anthropomorphen Figuralstele und der


Grabfigur auf Einflsse von aussen zurckzufhren ist,
steht dabei weiterhin auer Frage. (Rasshofer, 1998:
103)
En este sentido sus conclusiones fusionan dos corrientes:
por un lado la tradicin ms antropolgica de Kirchner y
por otro ideas difusionistas como las de Kimmig que,
aunque cree un origen exgeno para la prctica en general,
pone nfasis especialmente en el origen forneo de la
plstica tipo Hirschlanden, lo que Rasshofer extender a
toda la plstica antropomorfa. Esta idea ha sido
recientemente criticada por Stary, especialmente por la
contradiccin de esta doble hiptesis y por la falta de
argumentacin slida al respecto (Stary, 2000: 488-489).

480

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

En trminos de funcionalidad y significado G. Rasshofer


se muestra muy escptica, no cree que con los datos
disponibles se pueda llegar a ninguna conclusin segura.
Considera que los paralelos utilizados por otros
investigadores en este sentido presentan serias
limitaciones. Desde su perspectiva crtica esta
investigadora duda incluso de que las estelas
antropomorfas estuvieran en un principio culminando los
tmulo (Rasshofer, 1998: 107-116). La interpretacin
social de este fenmeno de las estelas queda, por
consiguiente, al margen. No existe una relacin
sistemtica demostrable entre la presencia de estelas,
anicnicas o antropomorfas, y preeminencia social
(volumen del tmulo, riqueza de los ajuares). En este
sentido durante Hallstatt y La Tne inicial las estelas
anicnicas son un fenmeno extendido, sin embargo hay
casos excepcionales en necrpolis de muchos tmulos con
muchas estelas anicnicas, pero no parece haber datos que
muestren pautas sociales concretas de uso (Rasshofer,
1998: 123-124). Por otro lado las estelas antropomorfas se
concentran en una zona muy concreta. Aunque considera
el papel de influencias externas a la hora de valorar estos
ejemplares antropomorfos, Rasshofer no cree que fuera un
elemento totalmente nuevo en la zona, ya que precedentes
existen. Considera que ambas manifestaciones,
antropomorfas y anicnicas podran ser parte de un
Grundkonzepte ms extendido y general., compartiendo
parte del significado que hoy por hoy nos es desconocido
(Rasshofer, 1998: 125). En una lnea de trabajo muy
diferente, S. Kurz ha interpretado la estela, a la luz de los
textos que describen tumbas de hroes griegos y sus
estelas funerarias (Rasshofer, 1998: 111), como cenotafio
(Kurz, 1997: 62).
Paralelamente a la revisin de Rasshofer, P. Stary public
un trabajo sobre estelas antropomorfas y su uso sobre
tmulos durante la Edad del Hierro en el que analiza los
datos y las interpretaciones elaboradas hasta el momento
sobre el origen de esta costumbre en el Suroeste de
Alemania (Stary, 1997). Tras una revisin crtica descarta
la relacin entre las estelas Hallstticas con las del Sur de
los Alpes (vide supra 8.2) por desfases cronolgicos,
formales o de contexto. No se encuentran casos que
cumplan todos los requisitos conjuntamente, es decir, que
se conocen estelas antropomorfas sobre tmulos ya en el
siglo VII a.C.. En algunos aspectos si se han documentado
contactos entre el Sur de los Alpes y la zona Oeste de
Hallstatt en el siglo VII a.C., pero a todas luces le parecen
insuficientes para causar tales influencias en la iconografa
y el ritual (Stary, 1997: 18). En este sentido Stary dirige su
atencin a la cuenca media y baja del Danubio y Mar
Negro como posibles zonas de origen de esta costumbre
funeraria. Tanto en Ukrania, como en Rumania y Bulgaria
se encuentran ejemplos de una tradicin funeraria que
segn Stary es comparable a lo que ocurre en el SW de
Alemania. Se erigen estelas antropomorfas, a veces
guerreros armados, sobre tmulos funerarios, desde el
tercer milenio hasta la Edad Media (vide infra; Stary,
1997: 21 y ss). Segn Stary esta costumbre llegara a
Centroeuropa a travs de contactos e influencias llegadas

desde las estepas del Este a finales de la Edad del Bronce


(siglo VIII a.C., transicin entre la etapa cimeria y la
escita). A finales del s.VIII estn documentadas
penetraciones de estos pueblos en Asia Menor, hasta
Asiria y siendo su presencia constatada a partir de estos
momentos en la zona de los Crpatos y el Danubio Medio
(Stary, 1997: 24-25). El hallazgo de determinados
elementos y objetos (Pferdegeschirr-bronzen, orfebrera,
espadas y jarras tpicas del Este, tmulos con cmara,
tumbas con carro), algunos en las zona de Hallstatt e
incluso en toda la cuenca danubiana en esta poca de
Hallstatt ha sido interpretado como resultado de estas
influencias cimerias en occidente (Kimmig, 1983: 65;
Stary, 1997: 25-26; Menguin, 1999b: 3; Weiss, 1999: 1314).
Una de las objeciones ms inmediatas a esta propuesta es
que en la zona media del Danubio no se conocen estelas
antropomorfas en relacin con tmulos funerarios lo que
representa un gran vaco. Las estelas de Hallstatt llegan
hasta el Este de Bayern y las de los cimerios hasta la
cuenca baja del Danubio, Este de Rumania y Bulgaria
(vide infra) con escasos ejemplares. En medio se conocen
en Bohemia o Alto Palatinado unas losas de piedra que
sealan sepulturas de incineracin, con referencias a
tmulos, pero no se dispone de buena y especfica
documentacin (Stary, 1997: 27). Esta problemtica de los
vacos geogrficos entre una zona y otra ha sido objetada
recientemente a la teora de este investigador (Rasshofer,
1998: 103, Nota 601). El tipo de material arqueolgico a
partir del cual se han inferido este tipo de influencias en
Centroeuropa hace necesario acotar su significado
cultural. Recientemente H. Parzinger ha revisado
crticamente este tema y respecto a los hallazgos escitas
encontrados en Occidente concluye que existi una
influencia clara pero limitada del mundo escita en
Centroeuropa a mediados del siglo VII a.C., pero su
naturaleza es difcil de interpretar. Los mismos materiales
son de carcter excepcional y pudieron haber llegado ah
como producto de intercambios como objetos de prestigio
(Parzinger, 1993: 226-228, Abb. 3 y 4). Segn Stary, los
contactos habran transmitido una ideologa que, en ltima
instancia, viene de los pueblos de las estepas (Stary, 1997:
30-31). En este sentido podra apuntar el hecho de que
durante la fase Hallstatt C slo hay Frstengrber en el
mbito Este de Hallstatt, mientras que durante la fase
Hallstatt D aparecen en el mbito occidental. Este cambio
podra estar relacionado con la subida de lites en el
mbito occidental, especialmente favorecida por la
colonizacin griega y los contactos con etruscos y el rea
de Golasseca (Weiss, 1999: 15).
En un momento ms tardo, de transicin Hallstatt D/ La
Tne A en Centroeuropa, a partir del siglo V a.C., se
intensifican los contactos con la pennsula itlica y Grecia.
En general, a pesar de que tanto el poblamiento como el
ritual funerario muestran cierta continuidad, desde el
punto de vista iconogrfico se distinguen novedades
procedentes de esta intensificacin de contactos con el Sur
de los Alpes (Frey, 1998b: 2, 12-13). En lo que atae a la

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


estatuaria esta continuidad es ms clara, aunque tambin
hay novedades, especialmente nuevas tcnicas que
permitirn llegar a la plasticidad y en naturalismo que
muestran los ejemplares del perodo de La Tne (Frey,
1998b: 2; 2000: 398). Un ejemplo paradigmtico de este
momento de transicin en el que se introducen nuevos
elementos iconogrficos es el de la estela-estatua de
Glauberg, descubierta en 1996 en la excavacin de uno de
los dos tmulos funerarios que se conocen a los pies del
poblado fortificado de Glauberg, en el Noreste de
Frankfurt (Wetteraukreis, Hessen) (Herrmann y Frey,
1996; Herrmann, 1996; 1998a; 1998b; Frey, 1998a: 67 y
68; 1998b: 4-9). La estatua de Glauberg es de tamao
natural y est conservada casi en su totalidad, slo faltan
los pies. Adems de ella se han encontrado fragmentos de
dos estatuas ms (Frey, 2000: 398, donde dice Frey que
tres ms; Herrmann, 2000: 33), lo que presenta
posibilidades interpretativas muy interesantes. Tanto la
estatua como los fragmentos fueron hallados a casi dos
metros de profundidad del suelo actual, sobre una zanja
colmatada que rodea el tmulo, lo que significa que se
depositaron all intencionalmente (Herrmann, 1998a: 21 y
figs. 4, 15 y 16; 1998b: 5-20 y figs. 4 y 7). La estatua
mejor conservada es antropomorfa y de bulto redondo. El
torso del personaje est vestido con una coraza que
presenta decoracin geomtrica relacionada con modelos
mediterrneos y lleva en un costado una espada corta de
antenas. El personaje lleva un torques del que penden tres
yemas de flor y su cabeza est cubierta por una corona de
hojas de murdago, mientras sujeta con su mano
izquierda un escudo ovalado. Presenta adems en su mano
derecha una pulsera y un anillo, mientras que en el brazo
izquierdo lleva tres brazaletes. La parte inferior del
cuerpo, las piernas, presentan una plstica muy diferente,
semejante a la griega arcaica, mostrando piernas gruesas y
fuertes (Herrmann, 1998a: 24-26, fig. 17). Lo ms
interesante de este ejemplar es que presenta un conjunto
de atributos que se han documentado en la tumba 1 (de
dos que hay en el tmulo es la ms rica) del tmulo. En
sta se han hallado espada, escudo, pulsera y anillo en la
mano derecha, torques con yemas (en oro), por lo que
podramos estar, en el caso de la estatua, ante una
representacin directa del difunto aqu enterrado
(Frsten). En este sentido la estatua es la imagen ideal del
Seor o Frsten del siglo V a.C. representado como un
hroe sacralizado (Herrmann, 1998a: 31; Frey, 1998a: 31,
37; 1998b: 4-5, 2000: 399). Esta iconografa ya se conoca
en otros ejemplares de poca de La Tne, pero es la
primera vez que se halla un ejemplar contextualizado,
mostrando adems correspondencia en los atributos
representados y los elementos hallados en la tumba, lo que
corroborara esta interpretacin del heroe sacralizado. En
contra de esta tesis estara el hecho de que en el tmulo se
han documentado dos tumbas y restos de tres estatuas, sin
embargo es difcil aventurarse por caminos de ms detalle,
ya que los fragmentos de las otras dos estelas son mnimos
y no sabemos realmente si stas estuvieron aqu
inicialmente o simplemente llegaron los fragmentos
despus de otro tipo de vicisitudes. Es una desventaja no
haber podido documentar las fosas de fundacin, aunque

481

para este caso se cree que stas fueron arrasadas a la par


que el tmulo, con los trabajos agrcolas llevados a cabo
en el sitio durante siglos. Es significativo el hecho de que
la cronologa de esta tumba real, transicin siglo VI al V
a.C., corresponda al momento en el que se construyen las
estructuras defensivas ms significativas en el yacimiento
fortificado de Glauberg, lugar central a partir del cual se
articul el poblamiento desde el siglo VIII a.C. en
adelante (Champion, T., 1982: 64-65; Herrmann, 1985;
Frey, 1998b: 4, 12).
Hay otros ejemplares, recogidos entre otros por Kimmig
(1987), para los que no se han podido precisar cronologas
por la falta de un contexto conocido fiable. Sin embargo
presentan una iconografa caracterstica que ha podido
paralelizarse con elementos decorativos de los siglos V y
IV a.C. (Frey, 2000: 399-400). En general se puede decir
que a partir de La Tne Medio disminuyen los ejemplares
de estelas y estatuas en piedra (Frey, 2000: 402-406).

10.6 El caso de los Balcanes y el Mar Negro


Las estelas antropomorfas ms antiguas conocidas en esta
zona estn datadas en el Calcoltico (Neoltico Final,
principios del tercer milenio a.C. y Bronce Inicial, hasta
inicios II Milenio a.C.) 9 y se encuentran tanto en la zona
Oeste del Mar Negro, hasta el territorio de la antigua
Yugoslavia, como en el Pontos (Husler, 1966; 1966/69;
Toneva, 1981; Ksica, 1994: 21; Coma, 1994: 47-49;
Telehin y Mallory, 1995). Las primeras sistematizaciones
realizadas por investigadores de la antigua URSS son
recogidas en una interesante sntesis publicada por A.
Husler en Alemania (Husler, 1966; 1966/69). Aunque
no son sistematizaciones rgidas han sido seguidas a
grandes rasgos por trabajos posteriores (Arnal, 1976: 211217; Landau, 1977; 51-52; Telehin y Mallory, 1995).
Un primer grupo reunira las estelas ms sencillas,
esquemticas, en las que cabeza y hombros vienen
representados por la forma del soporte (Husler, 1966/69:
53-54; Telehin y Mallory, 1995: 322-323). Este tipo de
estelas se han encontrado normalmente reutilizadas como
tapaderas de tumbas infantiles bajo tmulos (kurganes) de
la cultura Yamnaya10 (una Pitgrave Culture o
Grubengrabkultur), que se desarrolla durante la primera
mitad del III milenio a.C., especialmente en el Norte del

9 Aunque genricamente se habla de estelas eneolticas, el


contexto cultural en el que se encuentran muchas de ellas esta
datado en el Bronce Inicial (Yamnaya), por lo que la adscripcin
cronolgica variar dependiendo del fenmeno al que nos
refiramos: estelas o contextos asociados. M. Gimbutas por su
parte las insert en el perodo de las tumbas tipo Catacumba
(Catacomb-grave period), ca. 2000-ca. 1750 AC, lo que
actualmente est descartado (Gimbutas, 1965: 489-496, fig.
331).
10 Las fechas de C14 calibradas indican que el desarrollo de esta
cultura est entre finales del IV Milenio AC y mediados del III
Milenio AC. Parzinger apunta a posibles prolongaciones hacia la
segunda mitad del III Milenio AC (Parzinger, 1998: 467)

482

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Mar Negro (Husler, 1966: 38; 1966/69: 54 y lm. 37;


Otroenko, 1991: 44-45; Coma, 1994: 47; Telehin y
Mallory, 1995: 319-320; Parzinger, 1998: 464-468). Estas
estelas no parecen presentar ni adornos, armas, vestido o
detalle anatmico alguno grabado, aunque en el caso de
Gherla (Norte de Transilvania) E. Comsa ha identificado
pechos sealados (Coma, 1994: fig.1). Sin embargo se
tienen datos de que algunas de estas estelas estuvieron
pintadas con pigmentos rojos y negros (Otroenko, 1991:
44). Este numeroso grupo de estelas (mas de 200
ejemplares) sera testimonio de una tradicin de amplio
desarrollo cronolgico y geogrfico. Al parecer algunas
formas concretas son caractersticas de determinadas
zonas geogrficas. De esta forma se han individualizado
hasta 12 tipos diferentes (Telehin y Mallory, 1995: 323).
Una segunda gran agrupacin estara formada actualmente
por 22 ejemplares de tipo Estatua-Menhir (a grandes
rasgos el grupo 7 de Landau), en los que no slo hay
detalles anatmicos, sino tambin de vestido, adorno o
armas, por lo que podemos hablar de autnticas estatuasmenhir (Landau, 1977: 51-53, Catlogo 96-107, Lms. 1315; Ksica, 1994: 21; Telehin y Mallory, 1995: 324-327).
La representacin anatmica llega a ser en ocasiones de
un llamativo realismo. El personaje suele estar desnudo y
muchos de los detalles anatmicos estn sealados, tales
como omoplatos, columna vertebral, costillas, pezones,
genitales masculinos, extremidades superiores y, aunque
las extremidades inferiores estn ausentes, ocasionalmente
se dibujan las plantas de los pies (Husler, 1966/69: 56). A
pesar de que no en todas las estatuas-menhir est el sexo
explcitamente sealado, casi siempre hay armas
presentes, lo que ha sido identificado con el sexo
masculino (Husler, 1966: 48). stas suelen ser hachas de
combate, arco y flechas, que van acompaadas del
cinturn. En ocasiones estn presentes grabados de
variados temas, como pequeos antropomorfos y animales
aislados o como parte de temas. Estas estatuas-menhir se
han dividido en tres tipos en funcin de la postura del
antropomorfo y de las caractersticas iconogrficas
generales (Telehin y Mallory, 1995: 324-327):

KAZANKI. Tipo presente sobre todo en Crimea.


Como caracterstica presentan las manos posadas sobre el
estmago y un bastn (smbolo de autoridad). En l se
incluiran ejemplares como los de Kazaanki y
Novocherkassk (Husler, 1966/69: 53 y 54 y Lm. 37).
NATALEVKA. Es un grupo distribuido sobre todo
por el Dnieper y Moldavia. En esta ocasin las manos estn
hacia arriba, la cabeza menos sealada, no hay bastn,
presentan menos armas y muchos detalles anatmicos
(fundamentalmente son de sexo masculino). Suelen
presentar cinturn y grabados de pequeos antropomorfos
y animales. Segn Telehin podran representar una funcin
sacerdotal o chamanstica (Husler, 1966/69: Lm. 37;
Telehin y Mallory, 1995: figs. 4 y 5:1).
YEZERO-TIRITAKA. Este grupo se encontrara en
los Balcanes y en Crimea. Las manos en estos ejemplares
estn sobre la zona del ombligo, hacia abajo. Normalmente
no presentan elementos de vestido y si lo tienen es el

cinturn. Aqu est incluido el ejemplar de Hamangia, con


hacha (Coma, 1994: 48 y 51, fig. 2), el de Novoselovka,
con bastn, o el de Tiritak, con los pechos sealados
(Husler, 1966/69: Lm.36; Landau, 1977: Lm.12;
Telehin y Mallory, 1995: fig. 5:2).
Aunque todos estos ejemplares se encuentran distribuidos
por toda la regin del Pontos y no parecen ser
caractersticos de una zona determinada, al parecer los
ejemplares ms antiguos son los del Pontos, por lo que se
ha propuesto una llegada de esta costumbre al Oeste del
Mar Negro de la mano de los pueblos de las estepas del
Norte del Mar Negro (Pontos) (Telehin y Mallory, 1995:
327). De esta zona, concretamente de Crimea, se cree que
proceden los ejemplares ms antiguos (Cultura Kemi-Oba,
una Pitgrave Culture o Grubengrabkultur), en donde
parece haberse gestado la costumbre de erigir estelas, que
segn mantienen Husler y Telehin, se encontraban
originalmente en santuarios, mientras otros investigadores
creen que estuvieron situadas sobre los tmulos (Husler,
1966: Lm. 13: 1; Leskov, 1974: 12-15). Se piensa que las
estelas lisas aparecidas reutilizadas en tumbas de
Yamnaya (vide supra) podran ser originarias de esta
cultura de Kemi-Oba (vide infra). Ambas culturas estn
muy relacionadas y tienen similar tradicin funeraria, por
ello se engloban ambas en el grupo de Pitgrave Cultures o
Grubengrabkulturen (Telehin y Mallory, 1995: 320-322).
En esta cultura de Yamanaya se han documentado tambin
algunos de los ejemplares del segundo grupo, al parecer in
situ, como la estatua-menhir de Kernosovka (Otroenko,
1991: 44-45, fig.2). El incremento de las influencias de
estos pueblos nmadas de las estepas (Pitgrave Cultures)
hacia el Oeste, bien documentada, podra explicar la
presencia de estatuas-menhir de este segundo tipo en
Rumana, Bulgaria, incluso en Macedonia (Parzinger,
1998: 468 y fig.7; Mitrevski, 1998: 451-453, fig.5).
Sobre su significado Husler descarta que las estelas
representaran al muerto, como tantas veces se ha dicho, ya
que por lo que se conoce del registro funerario de la zona
los difuntos nunca presentan esas posturas (Gimbutas,
1965: 497; Husler, 1966/69: 54). Otroenko opina, para
el caso de Kernosovka, que esta estatua representa a un
chamn en el se sealan los tres pilares de estas
sociedades ganaderas: la reproduccin del linaje
(representacin de una mujer que es fecundada), la
produccin de objetos de metal y el aumento de las
cabezas de ganado (Otroenko, 1991: 45). Segn Leskov,
en estas sociedades nmadas, en las que el linaje o la tribu
es tan importante, el significado de la estatua-menhir
estara relacionado sin lugar a dudas con el concepto de
linaje (Leskov, 1974: 15). Por otro lado Telehin, a partir
de los diferentes smbolos representados en las estelas,
sugiere la identificacin de los tres grupos diferenciados
con las tres clases diferenciadas en el sistema ideolgico
tripartito indoeuropeo. As, mientras el primer grupo
(Kazanki) representara a la clase guerrera, el segundo
grupo (Natalevka) a los chamanes o sacerdotes y el
tercero (Yezero-Tiritaka) a los ganaderos/agricultores, a la
clase de la fertilidad (Mallory, 1995: 68). Al parecer

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


muchas de estas estelas antropomorfas originalmente
formaron parte de santuarios. Varios ejemplares se han
encontrado formando parte de alineamientos en lugares
que podran ser interpretados de esta forma. Se trata de
recintos rectangulares u ovales con altares, estelas
decoradas y anicnicas, algunas mostrando restos de ocre.
Estos santuarios o recintos rituales estaran destinados a
rituales y sacrificios en el seno de la cultura de Kemi-Oba
(Parzinger, 1998: fig.4). Ya en poca de la cultura
Yamnaya se toman estelas para reutilizar como tapaderas
de tumbas. Como ejemplo de estos santuarios se conocen
bien los casos de Kalantchak, Krivoy Kog y Nova Odessa
(Telehin y Mallory, 1995: 322). En estos casos las estelas
presentan diferentes alturas o tipo de decoracin, lo que
podra ser interesante desde el punto de vista interpretativo
(Husler, 1966/69: 59; Landau, 1977: 51-53; Telehin y
Mallory, 1995: 322; Mallory, 1995: 71). Aunque en
general se admite la convencin de que casi todos estos
ejemplares son masculinos, esto slo se infiere en muchas
ocasiones de la presencia de armas. En este sentido
Husler seal que no hay un comportamiento fijo en la
distribucin de los atributos que nos ayude a inferir por
extensin, por lo que no se puede hacer generalizaciones
(Husler, 1966: 48-49; 1966/69: 59). Aunque hay casos en
los que las armas aparecen con pechos sealados, M.
Gimbutas cree que los pechos fueron grabados a posteriori
(Gimbutas, 1965: 496-497).
Es interesante sealar la presencia de una estela (Ulanci),
en Macedonia, Balcanes, en el valle de Vadar, que
comunica Norte y Sur (Micenas), que se ha hallado
reutilizada en una necrpolis del Bronce Final que refleja
intensas relaciones con el mundo micnico. Esta estela
sera anterior a los siglos XIII-XI a.C. (cronologa de la
necrpolis), pero Mitrevski asegura que el faldelln que
esta estela tiene representado es tpico de arte micnico
(Mitrevski, 1998: 453).
Al comparar A. Husler el fenmeno del Pontos con el del
Sur de Francia encuentra muchas analogas con el mundo
megaltico occidental, pero acaba concluyendo que el
fenmeno all es mas antiguo y que, seguramente, este
tipo de complejo simblico es originario del Mediterrneo
(Husler, 1966/69: 60; 1992), por lo que contradice la idea
de M. Gimbutas o de E. Anati de que las tardas de
Francia derivan de las indoeuropeas del Mar Negro
(vide infra; Arnal, 1976: 216-227; Anati, 1977; Gimbutas,
1965: 497; 1991: 396) .
Die Ableitung des Ideengutes, das seinen Niederschlag
in den Stelen des nordpontischen Raumes findet, aus dem
mediterran-atlantischen Megalithikum steht ausser
Zweifel (Husler, 1966/69: 60)
....zunchst
die
Herstellung
schematischer
menschengestaltiger Figuren bekannt war und spter,
zusammen mit der Verbreitung anderer megalithischen
Elemente, auch zahlreiche der von franssischen Funde
bekannten Symbole dieser Gottheiten verwendet wurden,

wenn auch nicht immer im


Zusammenhang. (Husler, 1966: 50)

483
ursprunglichen

En este sentido Mallory apuntaba recientemente lo


siguiente:
Moreover, without a more through analysis of all
regional systems of statue-menhirs, any attempts to link
those of the Pontic region with the stelae of western
Europe must rest on claims that are still to be
demostrated. (Mallory, 1995: 71)
La interpretacin del significado de las estelas de Eugen
Coma para Rumana refleja muy bien la idea general del
fenmeno que se tiene especialmente en Europa del Este
por influencia directa de M. Gimbutas y por el buen
registro arqueolgico conocido para las estelas de
guerrero escitas:
Ursprunglich stellten sie vermutlich eine weibliche
Gottheit im zusammenhang mit den Totenkult dar. Es
folgte Statuen mit Wiedergabe von Waffen- offenbar mit
gleichzeitliger nderung ihrer Bedeutung, jetz wohl dem
Andenken eines gemeinsamen Vorfahrens gewidmet. Aller
wahrscheinlichkeit nach war man in der spter Periode,
aus der die Stcke der Gruppe D herrhren, zur
Darstellung eines Militroberhauptes gelangt. (Coma,
1994: 52)
E. Coma habla de cambio de significado, pero no
explicita el peso que pudieran haber tenido estas estelas
eneolticas en las estelas de desarrollo tardo, las estelas
cimerias o escitas. En este sentido es interesante sealar
que desde poca eneoltica no se vuelven a conocer estelas
antropomorfas hasta la primera Edad del Hierro (Bosi,
1994: 11-12). Sobre la hipottica continuidad sugerida por
diversos autores entre las estelas eneolticas y las estelas
escitas A. Husler la descarta tajantemente (Husler,
1966: 51). Por el contrario, la presencia de estatuas-estela
en esta zona durante la primera Edad del Hierro, en el
seno de grupos cimerios, que muestran convenciones
iconogrficas de las estatuas asiticas (vide infra)
confirmara relaciones entre Europa Oriental y el Caucaso,
en ltima instancia con el rea mongolo-siberiana
(Kossack, 1997: 147-148, 154; Bosi, 1994: 12). Esta
nueva forma iconogrfica de las estatuas-menhir sera
originaria de Asia, no de desarrollo autctono, como en
ocasiones se ha querido ver.
Con el nombre de Cimerios se conoce a una serie de
grupos nmadas relacionados entre s, de lengua derivada
de la familia iran, que habitaron en el Norte del Mar
Negro desde comienzos del siglo IX hasta mediados del
VII a.C. (Murzin, 1991: 57-59; Terenozkin, 1980: 20-29).
Su cultura en parte desciende de la cultura de Balkengrab,
de vida sedentaria y economa agrcola pastoril, que se
desarrolla durante la Edad del Bronce en esta zona, sin
embargo en su formacin juegan un papel muy importante
las influencias de Este, especialmente de la cuenca del
Volga, en donde las estelas forman parte de rituales de

484

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

culto y de donde los cimerios heredarn esta costumbre


(Kossack, 1997: 154; Bosi, 1994: 6,7,11,12; Terenozkin,
1980: 24-25). En la sociedad cimeria, en la que la
ganadera y la guerra tienen un papel importante, hay un
proceso de desarrollo de la aristocracia militar, por el que
el guerrero aumentar progresivamente su poder y riqueza,
lo que quedar reflejado en el ritual funerario (Murzin,
1991: 59). Durante un primer perodo entierran a sus
muertos en fosas para las que tambin elaboran estelas y
no ser hasta el siglo VIII a.C. cuando construyan tmulos
(Kurganes) sobre las fosas, acompaadas ocasionalmente
de estelas. Ser entonces cuando este proceso de
complejizacin social est claramente reflejado en la
mayor riqueza de los ajuares en algunas tumbas
masculinas frente a la pobreza de las femeninas (Murzin,
1991: 58-59). Las estelas de la cultura cimeria no
muestran soportes con diferenciacin clara de la cabeza.
Algunas tienen collares de cuentas y signos simblicos en
forma de aros y crculos. Por otro lado las estelas de
guerrero presentan cinturn, espada y pual, piedra de
afilar, el arco con sus flechas y el karkaj (Bosi, 1994: 12;
Kossack, 1997: fig. 8 y 9; Murzin, 1991: 59; Terenozkin,
1980: 27).
Durante el siglo VII a.C., en la zona Norte del Caucaso y
el Koban, periferia Este del Mar Negro, habitan los
pueblos Escitas. Progresivamente, a lo largo de los siglos
VI y V a.C. estos pueblos nmadas ocupan la zona del
Norte del Mar Negro, hasta la cuenca del Dnieper. Con el
tiempo se extendern hasta la zona de Dobrudscha
(Rumana), conociendo en el siglo IV a.C. su mximo
esplendor (Murzin, 1991). Su procedencia oriental es
notificada por los textos clsicos y ha sido constatada por
los datos arqueolgicos (Kovalv, 1998: 260-267). Las
fuentes escritas dan noticia de una organizacin social
bastante compleja basada en el dominio de determinados
linajes (Rolle, 1980: 128-130). La figura del guerrero ser
uno de sus pilares fundamentales (Bessonova, 1991: 151),
lo que est perfectamente caracterizado en el ritual
funerario, ya que en la tumba el guerrero est acompaado
por todos los objetos que le han acompaado en la vida
diaria, entre ellos, gran nmero de armas (Rolle, 1980:
132-135). La tumba de tipo catacumba bajo kurganes
(tumulos) es la forma de enterramiento de estos pueblos
nmadas (Rolle, 1979: 155-166). En contadas ocasiones el
tmulo estaba coronado por una estela antropomorfa11, la
representacin del guerrero muerto. Para el nmero de
kurganes investigados hasta ahora (ms de 3000), las
estelas que se conocen son escasas (poco ms de 100
ejemplares), de lo que se deduce que esta de las estelas era
una costumbre reservada para slo unos pocos personajes
destacados de las altas clases guerreras (Belozor, 1991:
161). En este sentido hay que tener en cuenta que es
posible que no slo hubiera figuras en piedra, si no que
tambin se realizaran en madera, hecho que tambin
11 En este sentido seala R. Rolle en 1979 que de las estelas
conocidas para entonces ninguna se haba encontrado in situ. Se
tiene noticia de que culminaban los tmulos por referencias
orales (Rolle, 1979: 46 y tabla 3).

tendra connotaciones sociales (Rolle, 1980: 37).


Recientemente se ha subrayado que algunas de las estelas
se han hallado en lugares sagrados, no necesariamente con
significado funerario, lo que podra modificar en cierta
manera la interpretacin del fenmeno (Olchovsky y
Evdokimov, 1994: 178). Estas estelas se conocen para
todo el perodo escita (s.VII AC hasta s. III AC) en
prcticamente todo el territorio que ocuparon, desde el
Caucaso hasta la regin de Dobrudscha (Olchovsky y
Evdokimov, 1994: 42-43; Coma, 1994: 49-50).
Representan al guerrero (Hombre) fuertemente armado
con todos sus atributos, para los que se conocen los
referentes reales. Entre stos estn la espada, el pual,
hacha, arco, carcaj con flechas y, ocasionalmente, un
cuerno para beber, con una bebida mgica que
simbolizara el ingreso en el grupo de los hroes despus
de la muerte (Belozor, 1991: 161). La sociedad escita da
en este sentido gran importancia al culto a los hroes, por
ello las manifestaciones funerarias relacionadas son tan
monumentales. Las tumbas que sealan suelen presentar
numerosas armas de ataque y defensa, por lo que parece
que existe cierta correspondencia entre estela y ajuar con
las armas de ataque y no tanto con las de defensa. Slo
algunas figuras mostrarn cascos en los momentos ms
antiguos, mientras ms excepcional todava es la presencia
de corazas. En muchas ocasiones el guerrero est
representado desnudo, aunque slo en los momentos
iniciales estn los genitales masculinos sealados
(Belozor, 1991: 163). Hay que destacar que esta
manifestacin de las estelas refleja la masculinidad de
esta sociedad guerrera, ya que exclusivamente estn
representados hombres, nunca mujeres. El origen de esta
costumbre de erigir estelas hay que buscarla en el mbito
occidental de Mongolia, Altai y Kazachstan, en donde hay
una larga tradicin de erigir estelas que se remonta al
Neoltico (Kubarev y Zevendroz, 1997; Kovalv, 1998:
261-263; 1999; Bosi, 1994: 12-14; vide infra).
Recientemente se han recuperado interesantes datos y se
han descubierto nuevas estelas antropomorfas de
necrpolis en la cordillera del Altai datadas en momentos
pre-escitas en las que se ha buscado este origen (Kovalv,
1998: 263-267, fig.9; 1999: 150 y ss, figs. 3-8). Por otro
lado F. Bosi ve coincidencias iconogrficas entre las
estelas antropomorfas y las piedras de ciervos mongolosiberianas (Bosi, 1994: 12-14; vide infra). De esta forma
quedan descartadas las hiptesis que buscaban una ligazn
entre las estatuas-menhir eneolticas y del Bronce Inicial y
las escitas, que seran fruto de esa continuidad, siendo las
estatuas escitas originarias de la zona del Altai (Kovalv,
1998: 260). Diversos estudios de las estelas y los
elementos en ellas representados han puesto de manifiesto
la existencia de una evolucin en la plstica de las mismas
que, de formas esquemticas y abstractas, presentan
progresivamente una plstica ms realista (Olchovsky y
Evdokimov, 1994: 178-179). Este hecho ha sido
interpretado como una evolucin en el significado: desde
la representacin de una abstracta deidad solar protectora
del guerrero, hasta la representacin realista del guerrero
heroizado (Belozor, 1991: 161). A finales del siglo IV a.C.
las condiciones polticas y econmicas cambian y sern

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


desfavorables para los pueblos escitas, lo que tambin
tiene consecuencias en la estatuaria, ya que a partir de este
momento hay una decadencia y degeneracin del nivel
artstico. Slo en los siglos III y II a.C. hay un revival y se
representan seores nmadas con estilo muy fino que
refleja influencias helensticas (Belozor, 1991: 163).
Tal y como ha puesto de manifiesto V. Belozor,
recientemente el estudio de las estelas ha mostrado una
mejora cualitativa, especialmente a partir del momento en
el que han sido estudiadas como cultura material y no
como meras manifestaciones artsticas aisladas. En este
sentido el anlisis de las estelas, su dispersin y datacin,
ha permitido o facilitado que en la investigacin se
identifiquen ms claramente y definan los lmites de las
reas geogrficas en las que vivieron los nmadas escitas.
Tradicionalmente se estudiaban otros objetos (como la
orfebrera) que presentaban una gran dispersin lo que,
especialmente para el estudio de los primeros momentos
de los pueblos escitas, era muy confuso, ya que esta
presencia poda deberse a importanciones, trofeos, etc. Las
estelas han supuesto en este caso un medio preciso para
definir tnicamente un rea geogrfica, ya que su carcter
es genuinamente escita, refleja creencias religiosas que no
son producto de importaciones, intercambios o copias
(Belozor, 1991: 164). En este sentido sera interesante
profundizar en la naturaleza de los contactos o influencias
escitas que, segn P. Stary (1997, vide supra), daran
origen a la prctica de erigir estelas sobre los tmulos
hallstticos, ya que especialmente en Centroeuropa el tipo
de materiales escitas que pudieran indicar influencias
podran haber llegado all como trofeos, importaciones o
fruto de intercambios (Parzinger, 1993: 226-228; vide
supra). La discusin sobre eventuales invasiones escitas
hacia el Oeste permanece abierta. En este sentido R. Rolle
seala la falta de fuentes escritas referentes a este tipo de
hechos. Desde un punto de vista arqueolgico la situacin
es tambin incierta. Hay elementos de filiacin escita en
Hungra y Polonia, hasta el Oder, que pudieran indicar
presencia escita, sin embargo la evidencia para Europa
Central (caso de Hallstatt) y Occidental era, y es
actualmente, incierta y frgil (Rolle, 1980: 136-137; com.
Pers; Parzinger, 1993: 226, 228; vide supra).
Un desarrollo un poco ms tardo al de estelas escitas,
pero igual de interesante, es el de las estatuas-menhir
smatas documentadas en Kazachstn, al Este del
Caspio, datadas entre los siglos V y II a.C.. Se conocen
hasta ahora numerosos ejemplos, pero resultan
especialmente interesantes las numerosas estelas
recuperadas en los ltimos 15 aos en la zona de Ustjurk,
recogidas de hasta tres sitios interpretados como
cultuales (Zuev et alii, 1996: 397). Las estelas
representan guerreros en tamao natural y con postura
estandarizada. Estn acompaados de espada o pual,
cinturn y a veces arco y flechas, cuyos referentes reales
aparecen en la zona de los Urales y cuenca del Volga entre
los siglos V y II a.C. (Zuev e Ismagil, 1996: 403).

485

Tambin durante la Edad del Hierro se extienden en Asia


Central, especialmente en Mongolia (donde se encuentran
4/5 del total), las llamadas Olennye Kamni o piedras de
ciervos. Se trata de menhires en los que hay grabados
complejos temas de animales, especialmente ciervos, que
se encuentran en sitios que han sido interpretados como
lugares de culto. Algunas de ellas parecen emular al
cuerpo, ya que presentan brazos sealados, incluso se ha
sugerido que la decoracin representara el tatuaje del
guerrero (Bosi, 1994: 5-7, figs. 1, 2 y 6). Se cree que este
tipo de menhires decorados se desarrollan a lo largo de un
amplio lapso de tiempo. Para las estelas a las que se les ha
supuesto ms antigedad dentro de un esquema evolutivo
lineal se han propuesto fechas anteriores al s. VIII a.C., ya
que un fragmento fue hallado en un contexto sepulcral
datado en esa fecha. A partir de esos modelos
evolucionaran las dems (Bosi, 1994: 11-13).
Por otro lado, tambin en Asia Central, concretamente en
en la Repblica de Altai se han descubierto numerosas
estelas antropomorfas en contextos funerarios
prehistricos en las ltimas dcadas. A estos nuevos
descubrimientos hay que aadir ms de una docena de
ejemplares que se conocen desde los aos 60 de la cuenca
del Ertrix, que han sido recientemente revisados por A.
Kovalv y datados en poca pre-escita. All se excavaron
sepulcros funerarios de diversa tipologa, en general cistas
de gran tamao en las que puede haber hasta 20
inhumaciones. Estas cistas pueden estar sealadas por
estelas antropomorfas o rodeadas por recintos
cuadrangulares o circulares de los que, ocasionalmente,
forman parte estelas antropomorfas, como elemento
estructural y simblico a la vez (Kovalv, 1999: 137-150;
fig.2). Estas estatuas-menhir se caracterizan por presentar
al antropomorfo desnudo, con los brazos doblados
descansando sobre el cuerpo, repitiendo esquemas escitas,
y los omoplatos marcados (Kovalv, 1998: fig. 9). A veces
llevan adornos como torques o cinturn, como arma un
arco y ocasionalmente casco. En algunos casos se sealan
ms detalles anatmicos como los genitales masculinos o
el ombligo. Se han documentado en contextos
relacionados con grandes cistas de enterramiento, por lo
que su funcin parace ser claramente funeraria, como en el
caso de los escitas. Frente a otros investigadores que datan
estas tumbas en un Bronce Final, entre 1200-700 a.C.,
Kovalv les atribuye una cronologa, especialmente a las
estatuas-menhir, entre el Eneoltico de Europa del Este y
el comienzo del perodo escita en la regin del Pontos,
esto es desde finales del III Milenio a.C. hasta mediados
del II Milenio a.C.. Se basa fundamentalmente en
paralelos occidentales para recipientes cermicos (un vaso
cermico cordado, p.e) y paralelos iconogrficos de
Europa del Este para las estelas (Kovalv, 1998: 365;
1999: 162-167). Este investigador ve en este grupo de
sepulcros y estelas de esta Cultura de la Edad del
Bronce de Xemirxek un fenmeno nico en Asia Central,
en el que se unen tradiciones indgenas e influencias
externas. En este sentido defiende un origen occidental
para este tipo de tumbas, de estelas y de cermica cordada,
mientras otros elementos, como los Ruchergefsse

486

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

demuestran la ligazn con la cultura de Afanasevo. De


esta Cultura de la Edad del Bronce de Asia Central
sera, en ltima instancia, originaria la costumbre escita de
erigir estelas antropomorfas (Kovalv, 1999: 171).
En la zona occidental de Mongolia, limitando con la zona
del Altai (vide supra), se conocen infinidad de estelas
antropomorfas y estatuas-menhir con un desarrollo
temporal muy dilatado. Algunas estelas, menhires con
algunas cazoletas o lineas grabadas, son muy semejantes
iconogrficamente a estelas documentadas en la zona del
Altai, datadas en el Eneoltico. Estas estelas estn
emplazadas en zonas de paso por lo que al parecer
funcionaban como referentes en el paisaje para las
poblaciones nmadas a la vez que delimitaban el territorio
(Kubarev y Zevendroz, 1997: 571). Por otro lado en el
valle del Sogoo se han documentado estelas
antropomorfas que se han relacionado con las estelas
recuperadas en el Altai en contextos funerarios y datadas
en la Edad del Bronce (vide supra).
En el perodo turco antiguo, ya durante el primer milenio
de nuestra Era, se extiende el uso de estatuas-menhir por
todo Asia Central, esto es Kazachstn, Altai y Mongolia
(Kubarev y Zevendroz, 1997; Ksica, 1994: figs. 6-8, 17;
Erdlyi y Zeweendordsch, 1976). En esta poca tambin
se han documentado reutilizaciones de estelas eneolticas
o del Bronce sobre las que se han elaborado las nuevas
estatuas-menhir turcas. stas son prcticamente de bulto
redondo y presentan normalmente al hombre con sus
atributos, con armas, barba y bigote, normalmente vestido.
En ocasiones presenta un vaso entre las manos. Aunque de
momento no se han documentado contexto estratigrficos
en los lugares en los que se han hallado, se cree, por
referentes etnogrficos, que estaban situadas estas estelas
en lugares commemorativos. En congregaciones sociales
podran servir de referente para rituales funerarios o
celebraciones estacionales (Kubarev y Zevendroz, 1997:
576). Este tipo de estatuas-menhir son muy abundantes y
su uso se extiende hasta pocas recientes. El problema de
su estudio es que la gran mayora permanecen inditas.
Otro desarrollo tardo de estatuas-menhir, pero ms
hacia occidente, lo componen los ms de 700 ejemplares
conocidos en en el Sur de Rusia y Norte de Ucrania que
estn datados durante todo el primer milenio de nuestra
Era. La mayora son mujeres vestidas con ropas solemnes,
algunas con un nio en brazos. Los hombres portan un
pual en la mano y una espada en el cinturn, por lo que
parece que se trata de guerreros. En general presentan una
plstica de gran realismo. Algunas de las estatuas-menhir
presenta los senos marcados como smbolo de la leche
materna, muy relacionada con rituales de preparacin para
ir a la batalla (Ksica, 1994: 22).

10.7 Reflexiones finales


Con este recorrido hemos querido mostrar la diversidad de
contextos geogrficos, cronolgicos, socioeconmicos y
culturales en los que aparecen menhires, estelas y/o
estatuas-menhir comparables a los que documentamos en
la Pennsula Ibrica. Emergen en contextos muy diversos,
por lo que, en nuestra opinin, no pueden ser abordadas
como reflejo de un conjunto de ideas normativas,
interrelacionadas y monolticas. Hay discontinuidades
claras y particularidades que as lo indican.
Todo parece indicar que estamos ante fenmenos de
carcter regional/local que surgen de forma independiente
en la mayor parte de las regiones. En su aparicin,
configuracin formal y desarrollo regional pueden haber
jugado un papel activo factores diversos, como la
organizacin de las relaciones sociales, la existencia de
precedentes, la interaccin social y/o la intensificacin
econmica.
Como ponen de manifiesto diversos casos, la
caracterizacin contextual de las estelas y estatuas-menhir
a una escala local y regional permite ir ms all de
posibles analogas formales y profundizar en el papel de
las comunidades locales en la configuracin material de
estos fenmenos, as como abordar el papel de estas
imgenes en piedra en la articulacin de las relaciones
sociales de estos grupos. Slo cuando se abordan estas
particularidades regionales o locales se pueden realizar
comparaciones entre grupos de diferentes pocas y/o
regiones teniendo en cuenta los aspectos diferenciales, que
son los que mejor delimitan el alcance y la naturaleza de
las analogas que se advierten y las relaciones que se
proponen.
La mejora cualitativa en la investigacin dedicada a las
estelas y estatuas-menhir pasa, no slo por tratarlas como
cultura material que ha de ser analizada
arqueolgicamente (Belozor, 1991), sino tambin por
superar el paradigma lingstico en el que se ha basado el
modelo de significado aplicado a la cultura material,
especialmente al Arte (vide supra, Captulo 4).
Desde nuestro punto de vista, los menhires, estelas y
estatuas-menhir tienen un papel activo en la estructuracin
de las relaciones sociales. Esta interrelacin es
responsable de la configuracin material/formal que nos
encontramos y juega un papel activo en la articulacin de
los valores de una comunidad a una escala local. Por ello
consideramos que no son producto de ideologas
monolticas ancestrales o extralocales, sino parte de
relaciones sociales y de valores que las sustentan que
estn en constante reformulacin.

LAS ESTELAS DECORADAS PENINSULARES EN EL CONTEXTO EUROPEO


Es la consideracin del papel de este tipo de restos en las
relaciones sociales el que contribuye a la comprensin de
aspectos como la integracin de preexistencias, la
emulacin de grafas o la incorporacin de iconos que
remiten a estilos extralocales. Son referencias
permanentes en el paisaje, pueden inspirar nuevas
iconografas, pueden ser modificados, destruidos,
reinterpretados, etc. Los menhires antropomorfos, estelas
y estatuas-menhir tienen un papel activo en la
estructuracin de identidades y de formas concretas de
relacin con el entorno.
Las estelas de la Pennsula Ibrica han sido relacionadas
en ms de una ocasin con fenmenos anlogos de otras
regiones vecinas de Europa. Hay ejemplares que por su
iconografa han sido relacionados con estelas y estatuasmenhir del Sureste de Francia, Norte de Italia o Crcega
(vide supra, Captulo 3). Con el tiempo estos parecidos
formales han perdido peso explicativo, ya que varios de
estos ejemplares forman ya parte de agrupaciones bien
definidas y con personalidad propia. Hay alguna pieza que
sigue planteando dudas, como la de Asquerosa en Granada
o la de Canovelles en Barcelona (vide supra, Captulo
6.3). En la Provenza, en donde se documentan estelas
neolticas similares a la de Asquerosa (vide supra), se
conocen las estelas de Buoux 1 y 2 (Vaucluse), que
presentan afinidades con las estelas del Suroeste del
Bronce Final. La de Canovelles slo conserva un
fragmento, pero podra guardar afinidad con piezas de la
zona de Rouergue, en el Sureste de Francia. Cuando este
tipo de analogas formales est dotadas de contextos
adicionales, como en el caso de Buoux o Canovelles, es
posible abordarlas en trminos de interaccin social (vide
supra, Captulo 7.4). La interaccin social extra-local
tambin puede haber jugado un papel relevante en la
configuracin geogrfica de la iconografa de estelas y
estatuas-menhir que atribuimos a la Edad del Bronce a
nivel peninsular (vide supra, Captulo 9).
Como en otras regiones europeas, en la Pennsula Ibrica
hay menhires anicnicos e icnicos, incluso menhires que
aluden de forma ms explcita a un antropomorfo (vide
supra, Captulo 6.1). Hay tambin estelas antropomorfas y
estatuas-menhir en sepulcros megalticos, aunque su
cronologa baja en pocas ocasiones de inicios del III
Milenio AC (vide supra, Captulo 6.2). Hay algunos
ejemplares de posible cronologa Calcoltica, como los
mencionados de Asquerosa y Canovelles, pero son escasos
y generalmente no aparecen en las zonas de mayor
concentracin de estelas (vide supra, Captulo 6.3). En
funcin de la propuesta cronolgica que hemos
presentado, el resto de los ejemplares documentados en la
Pennsula Ibrica pueden ser atribuidos a la Edad del
Bronce (a partir de ca. 2200 AC) y a los inicios de la Edad
del Hierro (hasta ca. 700 AC) (vide supra, Captulos 7.1,
7.2, 7.3 y 7.4).
Segn esta proposicin no se puede sostener la propuesta
continuista que interpreta las estelas peninsulares como
parte de un mismo fenomeno que tiene un fondo comn,

487

que se origina en el mundo megaltico y que contina sin


interrupcin hasta la Edad del Hierro (vide supra,
Captulos 3 y 9). Hay discontinuidades formales,
cronolgicas y/o geogrficas que limitan claramente esta
hiptesis continuista.
Las estelas y estatuas-menhir atribuidas a la Edad del
Bronce en la Pennsula Ibrica son un fenmeno autctono
y, en nuestra opinin, para su gnesis y desarrollo no hace
falta recurrir a una filiacin directa con precedentes, que
los hay, ni con fenmenos similares de otras zonas. Hay
menhires, estelas y estatuas-menhir preexistentes que
pudieron haber inspirado el recurso a imgenes de este
tipo durante la Edad del Bronce, aunque los datos
disponibles no son definitivos en este sentido, ya que,
adems, estos precedentes no parecen continuar como
tradiciones vivas hasta el Bronce Inicial (vide supra,
Captulo 9). El uso que se hace de menhires o ambientes
megalticos durante la Edad del Bronce es un uso
motivado del Pasado que introduce claros matices a travs
de prcticas y significados renovados. El recurso
reiterado, pero no continuado en el tiempo, a este tipo de
imgenes, entre las que tambin podramos incluir los
guerreros castreos (vide supra, Captulo 8), se
documenta en otras regiones de Europa, como Vaucluse,
Puglia, Lunigiana o el Este y Sur Alemania (vide supra).
Los ejemplares de la Edad del Bronce e inicios del Hierro
tambin incorporan iconografas que se diferencian
claramente de las precedentes. Hay iconicidad,
naturalizacin y se incorporan referencias a objetos de
estilo extra-local y, en ocasiones, convenciones
iconogrficas que pueden estas extendidas por amplias
regiones y, en algunos casos, reproducidas de forma
semejante en ejemplares lejanos. Estas relaciones
formales, en nuestra opinin, tampoco precisan de
ideologas monolticas trasmitidas y adoptadas sin
variacin. Los contextos locales y regionales permiten
atribuir a la interaccin social extra-local un importante
papel en la configuracin de estas relaciones formales
(vide supra, Captulo 9).
Como sugieren diversos casos europeos, el recurso a
estelas puede deberse a factores socioeconmicos diversos
(ver tambin, Captulo 9). Uno de los temas comunes es la
diferenciacin social. Como en la Pennsula Ibrica, se
encuentran en contextos diversos, de carcter ritual, en
algunos casos funerarios, en el paisaje, junto a agua y/o
junto a zonas de paso, etc. Tambin hay elementos en
algunas zonas que remiten a grupos familiares, como en el
Alto Adige (Pedrotti, 1995), linajes, como en la zona del
Pontos (Otroenko, 1991) y ancestros, como en Cerdea,
Alto Adige, Valcamonica y Lunigiana (Barfield, 1985;
1986; 1995; Atzeni, 1994; Keates, 2000; Fedele, 2008).
En este trabajo hemos propuesto la relacin de las estelas
de la Pennsula Ibrica con la creacin de ancestros y
genealogas, con la creacin o recreacin de vnculos y
categoras sociales entre personas, de vnculos entre
personas y lugares (vide supra, Captulo 9). Los datos para
la Pennsula Ibrica apuntan en esa direccin aunque an

488

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

es preciso profundizar en el conocimiento de sus


contextos. Como muestra el reciente estudio dos sitios con
estelas documentadas en contextos primarios en Ossimo
(Valcamonia) (Fedele, 2008), la investigacin detallada de

estos lugares es un paso necesario para avanzar en la


interpretacin de las estelas.

BIBLIOGRAFA

Abarquero Moras, F.J., 2005: Cogotas I. La difusin de un tipo


cermico durante la Edad del Bronce, Valladolid, Junta de
Castilla y Len.
Acanfora, O., 1960: "Le stele antropomorfe di Castelluccio dei
Sauri". Rivista di Scienze Preistoriche, 15: 95-123.
Aceituno, F.J., Collado, J.M., Daz-Andreu, M. y Garca, E.,
1998: "El calcoltico en la provincia de Cuenca: la coleccin
arqueolgica de Don Vicente Martnez Milln (La Hinojosa,
Cuenca)". Quaderns de Prehistria i Arqueologia de
Castell, 19: 105-125.
Acosta, P., 1967: "Representaciones de dolos en la pintura
rupestre esquemtica espaola". Trabajos de Prehistoria, 24:
1-75.
Acua Castroviejo, F., 1991: El arte castreo del Noroeste,
Historia 16.
Alarcao, J., 2003a: "Arqueologia da Aco". ERA Arqueologa,
6: 100-115.
Alarcao, J., 2003b: "As esttuas de guerreiros galaicos como
represetaoes de prncipes no contexto da organizaao
poltico-administrativa do Noroeste pr-flaviano". Madrider
Mitteilungen, 44: 116-126.
Alday Ruiz, A., 2005: "Estado de la cuestin del Campaniforme
de la Alta y Media cuenca del Ebro", en El campaniforme en
la Pennsula Ibrica y su Contexto Europeo- Bell Beaker in
the Iberian Peninsula and their European Context, ed. M.G.P. Rojo Guerra, R.; Garca-Martnez de Lagrn, I.,
Valladolid, Universidad de Valladolid: 263-296.
Almagro Basch, M., 1962: "Una nueva estela grabada
extremea. Valor cultural y cronolgico de estos
monumentos". Munibe, 14: 285-269.
Almagro Basch, M., 1963: "Excavaciones en el dolmen de La
Pizarrilla de Jerez de los Caballeros (Badajoz)". Trabajos de
Prehistoria, 10: 9-36.
Almagro Basch, M., 1964-65: "El hacha de bronce de enmangue
directo del Museo de Gerona". Ampurias, 26-27: 226-233.
Almagro Basch, M., 1966: Las estelas decoradas del Suroeste
Peninsular, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Cientficas.
Almagro Basch, M., 1969: "El idolo de Ciudad Rodrigo y el
idolo de Rodicol". Trabajos de Prehistoria, 26: 321-326.
Almagro Basch, M., 1970: "Dos nuevas estelas decoradas de la
Andaluca Oriental", en XI Congreso Nacional de
Arqueologa (Mrida, 1968): 315-331.
Almagro Basch, M., 1972: "Los dolos y la estela decorada de
Hernn Prez (Cceres) y el dolo estela de Tabuyo del
Monte (Len)". Trabajos de Prehistoria, 29: 83-124.
Almagro Basch, M., 1974: "Nuevas estelas decoradas de la
Pennsula Ibrica", en Miscelnea Arqueolgica. 25
Aniversario de los Cursos Internacionales de Prehistoria y
Arqueologa de Ampurias (1947-1971). Barcelona: 5-39.
Almagro Basch, M. y Arribas, A., 1963: El poblado y la

necrpolis megalticos de Los Millares (Santa Fe de


Modjar, Almera), Madrid.
Almagro-Gorbea, M., 1970: "Las fechas del C14 para la
Prehistoria y la Arqueologa Peninsular". Trabajos de
Prehistoria, 27: 9-43.
Almagro-Gorbea, M., 1972: "La espada de Guadalajara y sus
paralelos peninsulares". Trabajos de Prehistoria, 29: 55-78.
Almagro-Gorbea, M., 1974a: "Orfebrera del Bronce Final en la
Pennsula Ibrica. El tesoro de Aba de la Obispala, la
orfebrera tipo Villena y los cuencos de Axtroki". Trabajos
de Prehistoria, 31: 39-100.
Almagro-Gorbea, M., 1974b: "Los Tesoros de Sagrajas y
Berzocana y los torques de oro macizo del Occidente
Peninsular. " en Actas do III Congresso Nacional de
Arqueologa. Porto.: 259-282.
Almagro-Gorbea, M., 1976: "La espada de Entrambasaguas.
Aportacin a la secuencia de las espadas del Bronce en el
Norte de la Pennsula Ibrica", en XL Aniversario del Centro
de Estudios MontaesesSantander: 455-477.
Almagro-Gorbea, M., 1977: El Bronce Final y el perodo
Orientalizante en Extremadura, Madrid, Consejo Superior
de Investigaciones Cientficas. Instituto Espaol de
Prehistoria.
Almagro-Gorbea, M., 1992: "El origen de los celtas en la
Pennsula Ibrica. Protoceltas y celtas". Polis, 4: 5-31.
Almagro-Gorbea, M., 1993a: "Secuencia cultural y etnognesis
del centro y noroeste de la Pennsula Ibrica", en Actas del
XXII Congreso Nacional de Arqueologa, Vigo, 1993: 121136.
Almagro-Gorbea, M., 1993b: "Les Steles Anthropomorphes de
la Pninsule Ibrique", en Les reprsentations humaines du
Nolithique L`age du Fer. 115e Congrs National des
Societs savantes. Avignon. 1990., eds. J. Briard y A. Duval,
Pars, d. du Comit des travaux historiques et scientifiques:
123-139.
Almagro-Gorbea, M., 1993c: "La introduccin del hierro en la
Pennsula Ibrica: contactos precoloniales en el perodo
Protoorientalizante". Complutum, 4: 81-94.
Almagro-Gorbea, M., 1994: "Las estelas antropomorfas en la
Pennsula Ibrica. Tipologa, dispersin, cronologa y
significado", en La statuaria antropomorfa in Europa del
Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del Congresso de La
Spezia-Pontremoli. 1988: 69-108.
Almagro-Gorbea, M., 1996a: "Tarteso desde su rea de
influencia: la sociedad palacial en la Pennsula Ibrica." en
Los enigmas de Tarteso, eds. J. Alvar y J.M. Blzquez,
Madrid, Ctedra: 139-161.
Almagro-Gorbea, M., 1996b: "Peines de marfil precoloniales en
la Pennsula Ibrica", en Alle soglie della clasicitt. Il
Mediterraneo tra tradizione e innovazione. Studi in onore de
Sabatino MoscatiRoma, Instituti Editoriali Poligrafici

492

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Internazionali: 479-493.
Almagro-Gorbea, M., 1997: "La Edad de Bronce en la Pennsula
Ibrica: periodizacin y cronologa". Saguntum (PLAV), 30:
217-229.
Almagro-Gorbea, M., 1998: "Precolonizacin y cambio sociocultural en el Bronze Atlntico", en Existe uma Idade do
Bronze Atlntico? ed. S.O. Jorge, Lisboa, Instituto Portugus
de Arqueologa: 81-100.
Almagro-Gorbea, M., 2001: "Cyprus, Phoenicia and Iberia: from
"Precolonization" to Colonization in the "Far West"." en
Italy and Cyprus in Antiquity 1500-450 B.C. (New York,
2000), eds. L. Bonfante y V. Karageorghis, Nicosia, The
Costakis and Leto Severis Foundation: 239-270.
Almagro-Gorbea, M., 2003: "La escultura en la Hispania
cltica". Madrider Mitteilungen, 44: 150-161.
Almagro-Gorbea, M., 2009a: "Los "guerreros lusitano-galaicos"
y su significado socio-ideolgico", en Actas do Colquio
Internacional "Guerreiros Castrejos". Deuses e heris nas
alturas do BarrosoBoticas, Cmara Municipal de Boticas: 934.
Almagro-Gorbea, M., 2009b: "La Edad del Bronce", en Historia
militar de Espaa. Vol. I: Prehistoria y Antigedad, ed. M.
Almagro-Gorbea, Madrid, Ministerio de Defensa: 49-60.
Almagro-Gorbea, M., 2009c: "La representacin del guerrero",
en Historia Militar de Espaa. Vol. I: Prehistoria y
Antigedad, ed. M. Almagro-Gorbea, Madrid, Ministerio de
Defensa: 365-373.
Almagro-Gorbea, M., 2009d: "El culto al Hros Ktistes en
Hispania prerromana: ensayo de mitologa comparada", en
Veingt ans aprs Geoger Dumzil (1898-1986), ed. M.
Garca Quintela, Budapest, Archaeolingua-Casa de
Velzquez: 227-250).
Almagro-Gorbea, M. y Fontes, F., 1997: "The introduction of
wheel-made pottery in the Iberian Peninsula: Myceaneans or
pre-orientalizing contacts?" Oxford Journal of Archaeology,
16(3): 345-361.
Almagro-Gorbea, M. y Sanchez Abal, J.L., 1978: "La estela
decorada de Zarza de Montnchez (Cceres)". Trabajos de
Prehistoria, 35: 417-423.
Almagro-Gorbea, M.J., 1973: Los dolos del Bronce I Hispano,
Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas.
Almagro-Gorbea, M.J. y Hernndez, F., 1979: "La necrpolis de
Hernn Prez (Cceres)", en Estudios dedicados a Carlos
Callejo SerranoCceres, Diputacin de Cceres: 53-77.
Almeida, C.A.F., 1971: "Uma escultura castreja de Calheiros,
Ponte da Lima. Duas consideraoes." en Actas do II
Congresso Nacional de ArqueologiaCoimbra: 293-297.
Almeida, C.A.F. y Jorge, V.O., 1979: "A esttua-menir de
Faioes (Chaves)". Trabalhos do Grupo de Estudos
Arqueolgicos do Porto, 2: 1-24.
Almeida, F. y Ferreira, O.V., 1971: "Um monumento prhistrico na Granja de S. Pedro (Idanha-a-Velha)", en Actas
do II Congresso Nacional de Arqueologa. Coimbra: 163168.
Alonso, F. y Bello, J.M., 1995: "Aportaciones del monumento de
Dombate al Megalitismo Noroccidental: dataciones de
Carbono 14 y su contexto arqueolgico." Trabalhos de
Antropologa e Etnologia, 35(3): 154-168.
Alonso, F. y Bello, J.M., 1997: "Cronologa y periodizacin del
fenmeno megaltico en Galicia a la luz de las dataciones de
Carbono 14", en O Neoltico Atlntico e as Orixes do
Megalitismo, ed. A. Rodrguez Casal, Santiago de
Compostela: 507-520.
Alonso i Martnez, N., 2000: "Registro arquobotnico de
Catalua occidental durante el II y I milenio ANE".
Complutum, 11: 221-238.

Altuna, J., 1980: Historia de la domesticacin animal en el Pas


Vasco desde sus orgenes hasta la romanizacin., San
Sebastin, Sociedad de Ciencias Aranzadi.
Alvarado Gonzalo, M. y Gonzlez Cordero, A., 1991: "Pinturas
y grabados rupestres en la provincia de Cceres. Estado de la
investigacin". Extremadura Arqueolgica, 2: 139-158.
lvarez Vidaurre, E., 2006: "Percepcin y reutilizacin de
monumentos megalticos durante la Prehistoria reciente: el
caso de Navarra". Cuadernos de Arqueologa de la
Universidad de Navarra, 14: 117-150.
lvarez-Sanchs, J.R., 1997: "Los Vettones: Arqueologa de un
pueblo protohistrico", en Departamento de Prehistoria
Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
lvaro, E.d., 1987: "La edad del Cobre en el valle del Tajo".
Carpetania, 1: 11-42.
lvaro, E.d., Municio, L.J. y Pin, F., 1988: "Informe sobre el
yacimiento de "Los Castillos" (Las Herencias, Toledo): un
asentamiento calcoltico en la Submeseta Norte", en Actas
del I Congreso de Historia de Castilla-La ManchaToledo:
181-192.
Alves Pereira, F., 1908: "Novo material para o estudo da
estatuaria e architectura dos castros do Alto Minho." O
Archeologo Portugus, 13: 202-224.
Ambert, P., 1998: "Rflexions sur la chronologie des statuesmenhirs de l'aire saintponienne. Relation entre objets rels et
objets figurs", en Actes du 2eme Colloque International sur
la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997.:
193-205.
Ambrosi, A.C., 1972: Corpus delle statue-stele lunigianesi,
Bordighera.
Ambrosi, A.C., 1972b: Il Museo delle statue-stele lunigianesi.
Castello del Piagnaro, Pontremoli., Massa, Instituto
Lunigianesi dei Castelli, Itinerario I.
Anati, E., 1967: Arte preistorico in Valtellina, Sondrio, Edizioni
Banca Popolare di Sondrio.
Anati, E., 1968a: "Arte immobiliare della tarda preistoria nel sud
della Francia e nellItalia del Nord". Bollettino del Centro
Camuno di Studi Preistorici, II: 57-68.
Anati, E., 1968b: Arte rupestre nelle regioni occidentali della
Penisola Iberica, Edizioni del Centro.
Anati, E., 1972: I pugnali nellarte rupestre e nelle statue stele
dellItalia settentrionale, Capo di Ponte.
Anati, E., 1975: "Evoluzione e stile nellArte rupestre camuna".
Archivi. Capo di Ponte, 6: 67-82.
Anati, E., 1977: "Origine e significato storico-religioso delle
statue-stele". Bolletino del Centro Camuno di Studi
Preistorici, 16.
Anati, E., 1994: Valcamonica Rock Art. A new history of
Europe, Edizione di Centro.
Andrs Ruprez, T., 1990: "El fenmeno dolmnico en el Pas
Vasco." Munibe (Antropologa-Arqueologa), 42: 141-152.
Antunes, A.S., Deus, M., Soares, A.M., Santos, F., Arez, L.,
Dewulf, J., Baptista, L. y Oliveira, L., e.p.: "Povoados
abertos do Bronze Final no Mdio e Baixo Guadiana", en
Sidereum Ana II. El ro Guadiana en el Bronce Final Preactas, ed. J. Jimnez vila, Mrida.
Apellniz, J.M., 1968: "La datacin por el C14 de las cuevas de
Gobaederra y Los Husos I, en lava". Estudios de
Arqueologa Alavesa, 3: 139-145.
Apellniz, J.M., Llanos, A. y Faria, J., 1967: "Cuevas
sepulcrales de Lechn, Arralday, Calaveras y Gobaederra".
Estudios de Arqueologa Alavesa, 2: 21-47.
Arias Cabal, P., 1991: De cazadores a Campesinos. La
transicin al neoltico en la regin cantbrica., Universidad
de Cantabria.
Arias Cabal, P., Altuna, J., Armendriz, A., Gonzlez Urquijo,

BIBLIOGRAFA
J.E., Ibez Estvez, J.J. y Ontan, R., 1999: "Nuevas
aportaciones al conocimiento de las primeras sociedades
productoras en la regin cantbrica", en Actes del II Congrs
del Neoltic a la Pennsula Ibrica, eds. J. Bernabeu y T.
Orozco, Valencia: 549-557.
Arias Cabal, P. y Armendriz Gutirrez, A., 1998:
"Aproximacin a la Edad del Bronce en la Regin
Cantbrica", en A Idade do Bronce en Galicia: novas
perspectivas., ed. R. Fbregas Valcarce, A Corua, Edicios
do Castro: 47-80.
Arias Cabal, P. y Ontan Peredo, R., 1999: "Excavaciones
arqueolgicas en la cueva de Arangas (1995-1998). Las
ocupaciones de la Edad del Bronce", en Excavaciones
Arqueolgicas en Asturias 1995-1998, Oviedo, Servicio de
Publivcaciones del Principado de Asturias: 75-88.
Arias Cabal, P. y Prez Suarez, C., 1990: "El fenmeno
megaltico en la Asturias Oriental". Gallaecia, 12: 91-110.
Armada Pita, L., 2006-2007: "Vasos de bronce de momentos
precoloniales en la Pennsula Ibrica: algunas reflexiones".
Revista d'Arqueologia de Ponent, 16-17: 270-280.
Armbruster, B., 1995a: "O Colar de Sintra", en A Idade do
Bronze em Portugal. Discursos de Poder, ed. S.O. Jorge,
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 103.
Armbruster, B., 1995b: "Sur la technologie et la typologie du
collier de Sintra (Lisbonne, Portugal) - Un oeuvre
d'orfevrerie du Bronze Final Atlantique compos des types
Sagrajas-Berzocana et Villena-Estremoz". Trabajos de
Prehistoria, 52(1): 157-162.
Armbruster, B., 1995c: "O Bracelete de Cantonha", en A Idade
do Bronze em Portugal. Discusos de Poder, ed. S.O. Jorge,
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 104.
Armbruster, B., 2001: "Quelques aspects technologiques de
lorfvrerie du Bronze final au dbut de lge du Fer, au
Portugal et en Galice". 53-58.
Armbruster, B., 2004: "Sur les torques massifs en or de l'ge du
Bronze en Europe occidental". Bulletin (APRAB), 1: 28-29.
Armbruster, B. y Parreira, R., 1993: Inventario do Museu
Nacional de Arqueologa. Colecao de Ourivesaria. 1
volume: Do Calcoltico Idade do Bronze, Lisboa, Museu
Nacional de Arqueologa.
Arnal, J., 1976: Les Statues-Menhirs, Hommes et Dieux, ditions
des Hesprides.
Arqueohoje, Moimenta da Beira. Circuito Pr-Histrico da
Nave., Camara Municipal de Moimenta da Beira,
Arqueohoje y Pronorte.
Atzeni, E., 1990: "Le premesse: il mondo prenuragico", en La
civilt nuragicaMilano, Ed. Electa: 9-34.
Atzeni, E., 1994: "La statuaria antropomorfa sarda", en La
statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli.La Spezia: 193-213.
Atzeni, E., 1998: "Le statue-menhir di Piscina 'e Sali (LaconiSardegna)", en Actes du 2eme Colloque International sur la
Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997.: 6172.
Aubet, M.E., 1997: "A propsito de una vieja estela". Saguntum
(PLAV), 30: 163-172.
Aubet, M.E. y Serna, M.R., 1981: "Una sepultura de la Edad del
Bronce en Setefilla". Trabajos de Prehistoria, 38: 225-246.
Aubet, M.E., Serna, M.R., Escacena, J.L. y Ruiz Delgado, M.M.,
1983: La Mesa de Setefilla. Lora del Ro (Sevilla). Campaa
de 1979., Madrid.
Avila Vega, A., 1974: "Losa grabada en la iglesia de
Rocamador, en Valencia de Alcntara". Boletn Informativo
de la Asociacin Espaola de Amigos de la Arqueologa, 2:
39.

493

Ayala Juan, M.M. y Tudela Serrano, M.L., 1993: "La espada del
poblado argrico "La Cabeza Gorda o Cabezo de la Cruz".
Totana (Murcia)". Verdolay, 5: 17-23.
Bagolini, B., Dal Ri, L. y Tecchiati, U., 1994: "L`area megalitica
di Velturno in Alto Adige ", en La statuaria antropomorfa in
Europa del Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del
Congresso de La Spezia-Pontremoli. 1988: 331-348.
Baillie, M.G.L., 1998: "Evidence for Climatic Deteroration in
the 12th and 17th Centuries BC", en Mensch und Umwelt in
der Bronzezeit Europas, ed. B. Hnsel, Kiel, Oetker-Voges
Verlag: 49-55.
Balbn Behrmann, R., 1989: "El arte megaltico y esquemtico
del Cantbrico", en Cien aos despus de Sautuola.
Diputacin regional de Cantabria, ed. M.R.G. Morales: 1596.
Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P., 1989: "Arte
Megaltico en el Suroeste: el grabado del dolmen de Huerta
de las Monjas (Valencia de Alcntara)", en XIX Congreso
Nacional de ArqueologaZaragoza: 237-247.
Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P., 1993:
"Reprsentations Anthropomorphes mgalithiques au centre
de la Pninsule Ibrique", en Les Reprsentations humaines
du Nolithique LAge du Fer. 115e Congress National des
Societs savantes. Avignon, 1990: 45-56.
Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P., 1996a: "La
decoracin del dolmen de Alberite", en El dolmen de
Alberite (Villamartn). Aportaciones a las formas
econmicas y sociales de las comunidades neolticas en el
Noroeste de Cdiz, eds. J. Ramos Muoz y F. Giles Pacheco,
Cdiz: 285-312.
Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P., 1996b: "Soto, un
ejemplo de Arte Megaltico al Suroeste de la Pennsula", en
El Hombre Fsil 80 aos despus. Homenaje a H.
Obermaier, ed. A. Moure Romanillo, Santander,
Universidad de Cantabria: 467-505.
Balbn Behrmann, R., Bueno Ramrez, P. y Villa, R., 1989: "El
Dolmen de Navalcn (Toledo)". Revista de Arqueologa,
104: 61-62.
Baptista, A.M., 1985: "A estatua-menir da Ermida (Ponte da
Barca, Portugal)". O Arqueologo Portugus, 4(3): 7-44.
Baptista, A.M., 1995: "A Esttua-Menir Feminina da Ermida",
en A Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed.
S.O. Jorge, Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 27-28.
Barandiarn, I. y Vallesp, E., 1980: Prehistoria de Navarra,
Pamplona.
Barandiarn, J.M. y Fernndez Medrano, D., 1979 (1964):
"Excavacin del dolmen de San Martn (Laguardia)", en
Obras Completas de Jose Miguel de BarandiarnBilbao,
Editorial La Gran Enciclopedia Vasca: 29-72.
Barcel, J.A., 1988: "Introduccin al razonamiento estadstico
aplicado a la Arqueologa: un anlisis de las estelas
antropomorfas de la Pennsula Ibrica". Trabajos de
Prehistoria, 45: 51-85.
Barcel, J.A., 1989a: "Arqueologa, Lgica y Estadstica: un
anlisis de las Estelas de la Edad del Bronce en la Pennsula
Ibrica". Departamento de Historia de Societats
Precapitalistes i Antropologa Social, Barcelona, Universitat
Autnoma de Barcelona.
Barcel, J.A., 1989b: "Las estelas decoradas del suroeste de la
Pennsula Ibrica", en Tartessos. Arqueologa Protohistrica
del Bajo Guadalquivir, ed. M.E. Aubet, Barcelona,
Ediciones Ausa: 189-208.
Barcel, J.A., 1991: "El Bronce del Suroeste y la cronologa de
las estelas alentejanas". Arqueologa (GEAP), 21: 15-24.
Barcel, J.A., 1992: "Una interpretacin socioeconmica del
Bronce Final en el Sudoeste de la Pennsula Ibrica".

494

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Trabajos de Prehistoria, 49: 259-275.


Barber, E.J.W., 1991: Prehistoric textiles: the development of
cloth in the Neolithic and Bronze Age with special reference
to the Aegean, Princeton, Princeton University Press.
Barfield, L.H., 1983: "The Chalcolithic cemetry at Manerba del
Garda". Antiquity, 57: 116-123.
Barfield, L.H., 1985: "Burials and Boundaries in Calcolithic
Italy", en Papers in Italian Archaeology IV. The Cambridge
Conference, eds. C. Malone y S. Stoddart: 152-176.
Barfield, L.H., 1986: "Chalcolithic Burial in Northern Italy.
Problems of Social Interpretation". Dialoghi di Archeologia,
2: 241-248.
Barfield, L.H., 1995: "The Context of the Statue-menhirs", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 11-20.
Barthes, R., 1985: The Responsibility of Forms. Critical Essays
on Music, Art, and Representation, Berkeley & Los Angeles,
University of California Press.
Barrero, B., Gaztelu, I., Martnez, A., Mercader, G., Milln, L.,
Tamayo, M. y Txintxurreta, I., 2005: "Catlogo de
monumentos megalticos en Navarra". Cuadernos de
Arqueologa de la Universidad de Navarra. Homenaje a
Francisco Ondarra (1925-2005), 13: 11-86.
Barrett, J.C., 1987: "Contextual Archaeology". Antiquity, 61:
468-473.
Barrett, J.C., 1988: "The living, the dead and the ancestors:
Neolithic and Early Bronze Age mortuary practices", en The
Archaeology of Context in the Neolithic and Bronze Age:
Recent Trends, eds. J.C. Barrett y I. Kinnes, Sheffield,
Sheffield University Press: 30-41.
Barrett, J.C., 1989: "Food, gender and metal: questions of social
reproduction", en The Bronze Age-Iron Age Transition in
Europe, eds. M.L.S. Sorensen y R. Thomas, Oxford, British
Archaeological Reports: 304-320.
Barrett, J.C., 1990: "The Monumentality of the Death: The
Character of Early Bronze Age Mortuary Mounds in
Southern Britain". World Archaeology, 22(2): 179-189.
Barrett, J.C., 1997: "Stone Age Ideologies". Analecta
Praehistorica Leidensia, 29: 121-129.
Barrett, J.C., 2001: "Agency, the Duality of Structure, and the
Problem of the Archaeological Record", en Archaeological
Theory Today, ed. I. Hodder, Cambridge, Polity Press: 141164.
Barroso Bermejo, R. y Gonzlez Cordero, A., 2007: "Datos para
la definicin del Bronce Final en la zona suroccidental de la
Meseta. Los yacimientos de la Comarca del Campo
Arauelo (Cceres)". Revista de Estudios Extremeos, 63(1):
11-36.
Battaglia, R., 1933: "Sulla distribuzione geografica delle statuemenhirs. Contributo all'etnologia dei liguri". Studi Etruschi,
7: 11-37.
Beck, A., 1974: "Der Hallstattzeitliche Grabhgel von
Tbingen-Kilchberg".
Fundberichte
aus
BadenWrttemberg, 1: 251-281.
Beguiristain Gurpide, M.A., 1982: Los yacimientos de
habitacin durante el Neoltico y la Edad del Bronce en el
Alto Valle del Ebro.
Behrens, H., 1973: Die Jungsteinzeit im Mittelelbe-Saale-Gebiet,
Halle, Verffentlichungen des Landesmuseums fr
Vorgeschichte in Halle.
Behrens, H. y Schrter, E., 1980: Siedlungen und Grber der
Trichterbecherkultur und Schnurkeramik bei Halle (Saale),
Halle, Verffentlichungen des Landesmuseums fr
Vorgeschichte in Halle.
Beirao, C.d.M., 1973: "Cinco Aspectos da Idade do Bronze e da

sua transiao para a Idade do Ferro no Sul do Pas", en Actas


das II Jornadas arqueolgicas. Lisboa, 1972Lisboa,
Associaao dos Arquelogos Portugueses: 193-208.
Bell, C., 1992: Ritual theory, ritual practice, Oxford, Oxford
University Press.
Bello Diguez, J.M., 1991: "Idolos de Dombate", en Galicia no
Tempo, ed. VVAA, Santiago de Compostela: 100-101.
Bello Diguez, J.M., 1992-1993: "El monumento de Dombate en
el marco del megalitismo del Noroeste peninsular".
Portugalia, Nova Srie, 13-14: 139-148.
Bello Diguez, J.M., 1994: "Grabados, pinturas e dolos en
Dombate (Cabana, La Corua). Grupo de Viseu o Grupo
Noroccidental? Aspectos taxonmicos y cronolgicos", en
Actas do Seminario O Megalitismo no Centro de Portugal:
287-304.
Bello Diguez, J.M., 1995: "Arquitectura, arte parietal y
manifestaciones escultricas en el Megalitismo
noroccidental." en Arqueoloxa e Arte na Galicia
Prehistrica e Romana, ed. F.C.P. Prez Losada, L, A
Corua, Museu arqueolxico e histrico de A Corua: 2998.
Bello Diguez, J.M., 1997: "Aportaciones del dolmen de
Dombate (Cabana, La Corua) al arte megaltico occidental",
en Actes du 2eme Colloque International sur lArt
Mgalitique. Nantes, 1995: 23-39.
Belozor, V.P., 1991: "Skythische Grossplastikaus Stein", en
Gold der Steppe. Archologie der Ukraine, eds. R. Rolle, H.
Mller-Wille y K. Schietzel, Archologisches Museum
Schleswig.
Beltrn Lloris, M., 1973: "Las pinturas rupestres esquemticas
del castillo de Montfrage en Torrejn el Rubio (Cceres)",
en Estudios de Arqueologa CacereaZaragoza: 59-85.
Beltrn Lloris, M., 1975: "Una estela indita de la Edad del
Bronce procedente de Valencia de Alcntara (Cceres)", en
Congreso Nacional de Arqueologa (Huelva, 1973): 465470.
Beltrn Lloris, M. y Alcrudo, C., 1973: "Noticia de dos nuevas
estelas decoradas del Museo de Cceres". Estudios del
seminario de Arqueologa e Historia de la Facultad de
Filosofa y Letras de Zaragoza, 2: 81-93.
Bendala Galn, M., 1977: "Notas sobre las estelas decoradas del
suroeste y los orgenes de Tartessos". Habis, 8: 177-205.
Bendala Galn, M., 1983: "En torno al instrumento musical de la
estela de Luna (Zaragoza)", en Homenaje al Profesor Martn
Almagro Basch: 141-146.
Bendala Galn, M., 1986: "La Baja Andaluca durante al Bronce
Final", en Homenaje a Luis Siret (1934-1984). Cuevas de
Almanzora, Junio, 1984Consejera de Cultura de la Junta de
Andaluca. Direccin General de Bellas Artes.: 530-536.
Bendala Galn, M., Rodrguez Temio, I. y Nez Pariente de
Len, E., 1994: "Una nueva estela de guerrero tartsica de la
provincia de Crdoba", en Homenaje a Jose M Blzquez,
eds. J. Mangas y J. Alvar, Madrid, Ediciones Clsicas: 5969.
Bendala, M., Hurtado, V. y Amores, F., 1979-1980: "Tres
nuevas estelas de guerreros en la provincia de Crdoba".
Habis, 10-11: 381-390.
Beorlegi, M., 1998: "Prospecciones en la cuenca del rio Araia
(lava)." en Arkeoikuska 97.
Beorlegi, M., 2002: "Investigaciones en la cuenca del ro Araia.
Avance al estudio de los yacimientos al aire libre.". Estudios
de Arqueologa Alavesa, 19: 1-51.
Beorlegi, M., 2004: "Estelas prehistricas en la cuenca del ro
Araia (lava)." Estudios de Arqueologa Alavesa, 21: 67-90.
Bernbeck, R., 2003: "The Ideologies of Intentionality".
Rundbrief Theorie-G, 2(2): 44-50.

BIBLIOGRAFA
Bernstein, R.J., 1983: Beyond Objectivism and Realism: Science,
Hermeneutics, and Praxis, Philadelphia, University of
Pennsylvania Press.
Berrocal Rangel, L., 1985: "Una nueva aportacin al estudio de
las estelas y escritura prerromana del Suroeste Peninsular".
Boletn de la Asociacin Espaola de Amigos de la
Arqueologa, 21: 30-33.
Berrocal Rangel, L., 1987a: "El antropomorfo del Bodonal
(Badajoz): Ensayo de interpretacin de las estelas-guijarro y
sus relaciones atlnticas". Arqueologia (Porto), 16: 83-94.
Berrocal Rangel, L., 1987b: "La losa de Capote (Higuera la Real,
Badajoz)". Archivo Espaol de Arqueologa, 60: 195-205.
Bessonova, S.S., 1991: "Skythische Glaubesvorstellungen und
Kulte", en Gold der Steppe. Archologie der Ukraine, eds.
R. Rolle, H. Mller-Wille y K. Schietzel, Archologisches
Museum Schleswig: 151-152.
Bettencourt, A.M.S., 1995: "Dos incios aos finais da Idade do
Bronze no Norte de Portugal", en A Idade do Bronze em
Portugal. Discursos de poderLisboa, Museu Nacional de
Arqueologa: 110-115.
Bettencourt, A.M.S., 1997: "Expressoes funerarias de Idade do
Bronze no Noroeste peninsular." en II Congreso de
Arqueologa Peninsular, ed. R.B. Balbn, P., Zamora,
Fundacin Rei Alfonso Henrques: 621-632.
Bettencourt, A.M.S. y Sanches, M.J., 1998: "Algumas questoes
sobre a Idade do Bronze do Norte de Portugal", en A Idade
do Bronze en Galicia: Novas Perspectivas, ed. R. Fbregas
Valcarce, A Corua, Edicios do Castro: 13-45.
Bhaskar, R., 1978: A Realist Theory of Science, Brighton,
Harvester Press.
Bhaskar, R., 1979: The Possibility of Naturalism: A
Philosophical Critique of the Human Sciences, New York,
Humanities Press.
Biel, J., 1985: Der Keltenfrst von Hochdorf, Stuttgart.
Blake, E., 1999: "Identity-Mapping in the Sardinian Bronze
Age". European Journal of Archaeology, 2(1): 35-55.
Blanco Freijeiro, A., Luzn Nogu, J.M. y Ruiz Mata, D., 1969:
"Panorama tartsico en Andalucia Occidental", en V
Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular. Jerez
de la Frontera, 1968, ed. J. Maluquer de Motes, Barcelona,
Universidad de Barcelona: 119-162.
Blas Cortina, M.A., 1974: "El dolo de la cueva del Culebre
(Asturias)", en Miscelanea Arqueolgica. 25 Aniversario de
los Cursos de Ampurias (1947-1971): 169-174.
Blas Cortina, M.A., 1974-75: "Los grabados rupestres del Picu
Berrubia". Ampurias, 36: 63-86.
Blas Cortina, M.A., 1983: La Prehistoria Reciente en Asturias.,
Fundacin pblica de Cuevas y Yacimientos de Asturias.
Blas Cortina, M.A., 1990: "Excavaciones arqueolgicas en la
necrpolis megaltica de La Cobertora (Divisoria LenaQuirs) y en los campos de tmulos de Piedrafita y el Llanu
la Vara (Las Regueras)." en Excavaciones arqueolgicas en
Asturias 1983-1986Principado de Asturias.
Blas Cortina, M.A., 1993: "El Monte Areo, La Llaguna de
Nivares y La Cobertora: tres espacios funerarios para la
comprensin del complejo cultural megaltico en el centro de
Asturias". Trabalhos de Antropologa e Etnologia, 33(3-4):
163-184.
Blas Cortina, M.A., 1995: "Destino y tiempo de los tmulos de
estructura "atpica2: los monumentos A y D de la estacin
megaltica de la Llaguna de Nivares (Asturias)". Cuadernos
de Seccin. Prehistoria-Arqueologa. Eusko Ikaskuntza, 6:
55-79.
Blas Cortina, M.A., 1996: "La primera minera del N.
peninsular: las indicaciones del C-14 y la cronologa
prehistrica de las explotaciones cuprferas del Aramo y El

495

Milagro", en Homenaje al Profesor Fernndez Miranda,


eds. M.A. Querol Fernndez y T. Chapa Brunet, Madrid:
217-226.
Blas Cortina, M.A., 1997: "El Arte Megaltico en el territorio
cantbrico: un fenmeno entre la nitidez y la ambiguedad. "
Brigantium, 10: 69-89.
Blas Cortina, M.A., 1999: "Asturias y Cantabria", en Las
Primeras Etapas Metalrgicas en la Pennsula Ibrica, II.
Estudios Regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero
Ruiz, Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 41-62.
Blas Cortina, M.A., 2000a: "La neolitizacin del litoral
cantbrico en su expresin ms consolidada: la presencia de
los primeros tmulos." en Actas del 3 Congresso de
Arqueologa Pennsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP:
215-238.
Blas Cortina, M.A., 2000b: "La Prehistoria postpaleoltica
cantbrica: de la percepcin de las similaridades neolticas a
la irregularidad documental en las etapas metalrgicas." en
Actas del 3 Congresso de Arqueologa Pennsular, ed. V.O.
Jorge, Porto, ADECAP: 33-47.
Blas Cortina, M.A., 2003a: "La mina como mbito infraterreno y
el cadver como ofrenda ritual. A propsito de los esqueletos
humanos hallados en las explotaciones cuprferas del
Aramo." en Mineros y fundidores en el inicio de la Edad de
los metales. El Midi francs y el Norte de la Pennsula
Ibrica., eds. J. Fernndez Manzano y J.I. Herrn Martnez,
Madrid, Caja Espaa: 32-48.
Blas Cortina, M.A., 2003b: "Estelas con armas: arte rupestre y
paleometalurgia en el norte de la Pennsula Ibrica." en El
arte prehistrico desde los inicios del siglo XXI: Primer
Symposium Internacional de Arte Prehistrico de
Ribadesella, eds. R. Balbn Behrmann y P. Bueno Ramrez,
Ribadesella, Asociacin Cultural Amigos de Ribadesella:
391-416.
Blas Cortina, M.A., 2004: "Tmulos enigmticos sin ofrendas: a
propsito de Monte Deva V (Gijn) y Berducedo (Allande),
en Asturias." Trabajos de Prehistoria, 61(2): 63-83.
Blas Cortina, M.A., 2006: "La arquitectura como fin de un
proceso: una revisin de la naturaleza de los tmulos
preshitricos sin cmaras convencionales en Asturias".
Zephyrus, 59: 233-255.
Blas Cortina, M.A. y Carrocera Fernndez, E., 1985: "La cova
del Demo (Boal): una estacin de arte rupestre esquemtico
en el occidente asturiano". Boletn del Seminario de Arte y
Arqueologa, 51: 47-82.
Blasco Bosqued, M.C., 1997: "Manifestaciones funerarias de la
Edad del Bronce en la Meseta". Saguntum (PLAV), 30: 173190.
Blasco Bosqued, M.C., Baena Preisler, J., Lucas Pellicer, M.R. y
Carrin Santaf, E., 2001: "La espada de La Perla. Una pieza
excepcional conocida a travs de la obra de Jos Prez de
Barradas". Estudios de Prehistoria y Arqueologa
Madrileas, 11: 69-85.
Blzquez, J.M., 1986: "La estela de Monte Blanco, Olivenza
(Badajoz), y el origen fenicio de los escudos y de los carros
representados en las losas de finales de la Edad del Bronce
en la Pennsula Ibrica". Archivo Espaol de Arqueologa,
59: 191-198.
Bloch, M., 1982: "Death, women and power", en Death and the
regeneration of life, eds. M. Bloch y J. Parry, Cambridge,
Cambridge University Press: 211-230.
Bloch, M., 1996: "Ancestors", en Encyclopedia of social and
cultural anthropology, eds. A. Barnard y A. Spencer,
London, Routledge: 43.
Blot, J., 1982: "Les cercles de pierre ou "Cromlechs" en Pays
Basque de France". Zainak. Cuadernos de Antropologa-

496

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Etnografa, 1: 85-122.
Blot, J., 1989: "Une incineration sous tumulus au
Chalcholithique". Kobie (Serie paleoantropologa), 18: 99104.
Blot, J., 1997: "Le Baratze (cercle de pierres) Mats 11
(commune
d'Itxassou,
Labourd.
PA)".
Munibe
(Antropologa-Arqueologa), 49: 95-106.
Bonenfant, P. y Guillaumet, F.B., 1998: La statuaire
anthropomorphe du premier age du Fer, Besanon, Presses
universitaires franc-comtoises.
Bonnet, E., 1924: "L' oppidum prrromain de Substation".
Mmoires de la Socit Archologique de Montpellier, XI:
113.
Bonsor, G.E. y Thouvenot, R., 1928: Ncropole ibrique de
Setefilla. Lora del Ro (Sevilla). Fouilles de 1926-1927.,
Bourdeaux, Paris.
Bordreuil, M. y Bordreuil, M.-C., 1998: "Recherches sur les
statues-menhirs porteuses de "haches"", en Actes du 2eme
Colloque International sur la Statuaire Mgalitique. SaintPons-de Thomires, 1997: 265-272.
Bosi, F., 1994: "Le statue-menhirs fra Europa orientale e Siberia,
e il problema cimmerio-scitico", en La statuaria
antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 5-20.
Bourdieu, P., 1977: Outline of a Theory of Practice, Cambridge,
Cambrige University Press.
Bourdieu, P., 1990: The Logic of Practice, Stanford, Stanford
University Press.
Bourdieu, P., 1999 [1985]: Qu significa hablar? Economa de
los intercambios linguisticos, Madrid, Akal.
Bveda Fernndez, M.J., 1998: "O Ouro do Bronce en Galicia",
en A Idade do Bronce en Galicia: novas perspectivas, ed. R.
Fbregas Valcarce, A Corua, Edicios do Castro: 129-152.
Bradley, R., 1997: Rock Art and the Prehistory of Atlantic
Europe. Signing the Land, London, Routledge.
Bradley, R., 2002a: "The land, the sky and the Scottish stone
circle", en Monuments and Landscape in Atlantic Europe.
Perception and Society during the Neolithic and Early
Bronze Age, ed. C. Scarre, London and New York,
Routledge: 122-138.
Bradley, R., 2002b: The Past in Prehistoric Societies, London
and New York, Routledge.
Bradley, R., 2003: "Enclosures, monuments and the ritualization
of domestic life", en Recintos murados da Pr-Histria
recente, ed. S.O. Jorge, Porto-Coimbra, Faculdade de Letras
da Universidade do Porto y Centro de Estudos
Arqueolgicos das Universidades de Coimbra e Porto
(CEAUCP). 355-369.
Bradley, R., Criado Boado, F. y Fbregas Valcarce, R., 1994:
"Rock art research as landscape archaeology: a pilot study in
Galicia, north-west Spain". World Archaeology, 25(3): 374390.
Bradley, R., Fabregas, R., Alves, L. y Vilaseco, X., 2005: " El
Pedroso - a prehistoric cave sanctuary in Castille ". Journal
of Iberian Archaeology, 7: 125-156.
Bradley, R. y Fbregas, R., 1998: "Crossing the border:
contrasting styles of rock art in the prehistory of north-west
Iberia". Oxford Journal of Archaeology, 17(3): 287-308.
Bradley, R. y Fbregas, R., 1999: ""La ley de la frontera":
grupos rupestres galaico y esquemtico y Prehistoria del
Noroeste de la Pennsula Ibrica." Trabajos de Prehistoria,
56(1): 103-114.
Bradley, R., Fbregas, R., Bacelar, L. y Vilaseco, X.I., s.f: "El
Pedroso - A prehistoric cave sanctuary in Castille."
Brandherm, D., 1998: "Algunas consideraciones acerca de la

espada de Guadalajara. Un excepcional depsito


desarticulado del Bronce Medio de la Meseta?" Trabajos de
Prehistoria, 55(2): 177-184.
Brandherm, D., 2003: Die Dolche und Stabdolche der
Steinkupfer- und lteren Bronzezeit auf der Iberischen
Halbinsel, Stuttgart, Franz Steiner Verlag.
Brandherm, D., 2007: Las Espadas del Bronce Final en la
Pennsula Ibrica y Baleares, Stuttgart, Franz Steiner
Verlag.
Breuil, H., 1917: "La roche peinte de Valdejunco la Esperana,
prs Arronches (Portalegre)". Terra Portuguesa, 3 (13-14):
17-27.
Breuil, H., 1933: Les peintures rupestres schmatiques de la
Pninsule Ibrique. 1933-35.
Briard, J., 1998: "Flux et Reflux du Bronze Atlantique vus
d'Armorique. Le Bronze Ancien", en Existe uma Idade do
Bronze Atlntico? ed. S.O. Jorge, Lisboa, IPA: 114-124.
Broholm, H.C. y Hald, M., 1940: Costumes of the bronze age in
Denmark: Contributions to the archaeology and textlehistory of the bronze age, Copenhagen, Nyt nordisk Forlag.
Bronk Ramsey, C., 1995: "Radiocarbon calibration and analysis
of stratigraphy: The OxCal program". Radiocarbon, 37(2):
425-430.
Bronk Ramsey, C., 2001: "Development of the radiocarbon
calibration program OxCal". Radiocarbon, 43(2A): 355-363.
Brumfiel, E.M. y Earle, T.K. (eds.), 1987a: Specialization,
Exchange and Complex Societies, Cambridge, Cambridge
University Press.
Brumfiel, E.M. y Earle, T.K., 1987b: "Specialization, exchange
and complex societies: an introduction", en Specialization,
Exchange and Complex Societies, eds. E.M. Brumfiel y T.K.
Earle, Cambridge, Cambridge University Press: 1-9.
Brunod, G., 1998: "Les formes solaires des stles chalcolithiques
du Valcamonica", en Actes du 2eme Colloque International
sur la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires,
1997.: 285-297.
Buchli, V., 1995: "Interpreting material culture. The trouble with
text", en Interpreting Archaeology. Finding meaning in the
past, eds. I. Hodder, M. Shanks, A. Alexandri, V. Buchli, J.
Carman, J. Last y G. Lucas, London & New York,
Routledge: 181-193.
Bueno Ramrez, P., 1982: "La estela antropomorfa del Collado
de Sejos (Valle de Polaciones, Santander)". Trabajos de
Prehistoria, 39: 343-347.
Bueno Ramrez, P., 1983a: "Estelas antropomorfas en la
Pennsula Ibrica. Ciudad Rodrigo II", en VI Congreso de
Estudios Extremeos. Mrida 1979: 9-14.
Bueno Ramrez, P., 1983b: "Estatuas-menhir y armas en el Norte
de la Pennsula Ibrica". Zephyrus, 36: 153-157.
Bueno Ramrez, P., 1984: "Estatuas-menhir y estelas
antropomorfas en Extremadura". Revista de Estudios
Extremeos, 40(3): 605-618.
Bueno Ramrez, P., 1986: "Estelas antropomorfas en
Extremadura". Revista de Arqueologa, 61: 65.
Bueno Ramrez, P., 1987a: "El grupo Hurdes-Gata en las estelas
antropomorfas de Extremadura", en XVIII Congreso
Nacional de Arqueologa. Islas Canarias, 1985: 449-456.
Bueno Ramrez, P., 1987b: "Megalitismo en Extremadura:
estado de la cuestin", en El Megalitismo en la Pennsula
Ibrica, ed. VVAA, Ministerio de Cultura: 73-84.
Bueno Ramrez, P., 1990a: "Megalitos en la Meseta Sur: la
provincia de Toledo", en Actas del I Congreso de
Arqueologa de la Provincia de ToledoToledo, Diputacin
Provincial de Toledo, Servicio de Arqueologa: 127-161.
Bueno Ramrez, P., 1990b: "Statues-menhirs et stles
anthropomorphes
de
la
Pninsule
Ibrique".

BIBLIOGRAFA
LAnthropologie, 94(1): 85-110.
Bueno Ramrez, P., 1991a: "Estatuas menhir y estelas
antropomorfas en la Pennsula Ibrica. La situacin cultural
de los ejemplares salmantinos", en Del Paleoltico a la
Historia. Museo de Salamanca: 81-97.
Bueno Ramrez, P., 1991b: Megalitos en la Meseta Sur: los
dmenes de Azutn y La Estrella (Toledo), Ministerio de
Cultura.
Bueno Ramrez, P., 1992: "Les plaques dcores alentjaines:
approche de leur tude et analyse." LAnthropologie, 96(23): 573-604.
Bueno Ramrez, P., 1995: "Megalitismo, estatuas y estelas en
Espaa", en Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et
del Rame, ed. S.D.M. Casini, R.C.; Pedrotti, A., Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo (Lombardia): 77129.
Bueno Ramrez, P., 2000: "El espacio de la muerte en los grupos
neolticos y calcolticos de la Extremadura espaola: las
arquitecturas megalticas", en El Megalitismo en
Extremadura (Homenaje a Elas Diguez Luengo), eds. J.
Jimnez Avila y J.J. Enrquez Navascus, Mrida, Junta de
Extremadura: 35-80.
Bueno Ramrez, P., 2006: "Recensin: Katina Lillios, ESPRIT the Engraved Stone Plaque Registry and Inquiry Tool."
Trabajos de Prehistoria, 63(1): 191-195.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Berhmann, R., 1991: "La estela del
Millarn y su relacin con las representaciones
antropomorfas megalticas", en XX Congreso Nacional de
Arqueologa. Santander 1989: 199-205.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1992: "Lrt
mgalitique dans la Pninsule Ibrique. Une vue
densemble". LAnthropologie (Pars), 96(2-3): 499-572.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1994a: "Estatuasmenhir y estelas antropomorfas en megalitos ibricos. Una
hiptesis de interpretacin del espacio funerario", en
Homenaje al Dr. Joaqun Gonzlez Echegaray, Museo y
Centro de Investigacin de Altamira: 337-347.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1994b: "El Arte
Megaltico como factor de anlisis arqueolgico: el caso de
la Meseta Espaola", en 6 Coloquio Hispano-ruso de
Historia, CSIC y Fundacin Banesto: 20-29.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1995: "La graphie du
serpent dans la culture mgalitique pninsulaire.
Reprsentations de plein air et reprsentations dolmniques".
LAnthropologie, (Pars), 99(2-3): 357-381.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1997a: "Ambiente
funerario en la sociedad megaltica ibrica: arte megaltico
peninsular", en O Neoltico Atlntico e as Orixes do
Megalitismo, ed. A. Rodrguez Casal, Santiago de
Compostela: 693-718.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1997b: "Arte
Megaltico en sepulcros de falsa cpula. A propsito del
monumento de Granja de Toniuelo (Badajoz)". Brigantium,
10: 91-121.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1997c: "El papel del
elemento antropomorfo en el arte megaltico ibrico", en
Actes du 2eme Colloque International sur lArt Mgalitique.
Nantes, 1995: 41-64.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1998a: "La pninsule
ibrique", en L rt Mgalithique: 76-83.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 1998b: "Novedades
en la estatuaria antropomorfa megaltica espaola", en Actes
du 2eme Colloque International sur la Statuaire
Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 43-60.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2000a: "Arte
megaltico en la Extremadura espaola", en El Megalitismo

497

en Extremadura (Homenaje a Elas Diguez Luengo), eds. J.


Jimnez vila y J.J. Enrquez Navascus, Mrida, Junta de
Extremadura: 345-379.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2000b: "Tcniques,
extensi geogrfica i cronologia de l'art megaltic ibric: El
cas de Catalua". Cota Zero, 16: 47-64.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2000c: "Arte
megaltico versus megalitismo: origen del sistema decorativo
megaltico", en Muitas antas, pouca gente? I Colquio
Internacional sobre Megalitismo. Reguengos de Monsaraz,
Octubre de 1996, ed. V.S. Gonalves, Lisboa, IPA: 283-302.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2003a: "Grafas y
territorios megalticos en Extremadura", en Muitas Gente,
Poucas Antas? Origens, Espaos e Contextos do
Megalitismo. Actas do II Coloquio Internacional sobre
Megalitismo, ed. V.S. Gonalves, Lisboa, IPA: 407-448.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2003b: "Una
geografa cultural del arte megaltico ibrico: las supuestas
reas marginales", en El arte prehistrico desde los inicios
del siglo XXI: Primer Symposium Internacional de Arte
Prehistrico de Ribadesella, eds. R. Balbn Behrmann y P.
Bueno Ramrez, Ribadesella, Asociacin Cultural Amigos
de Ribadesella: 291-313.
Bueno Ramrez, P. y Balbn Behrmann, R., 2006: "Between
power and mythology: evidence for social inequality and
hierarchisation in Iberian megalithic art", en Social
Inequality in Iberian Late Prehistory, eds. P. Daz-del-Ro y
L. Garca Sanjun, Oxford, Archaeopress: 50-71.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2000: "Restauracin y consolidacin en yacimientos
megalticos del interior del Tajo". Extremadura
Arqueolgica, VIII: 443-461.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2004a: "Arte megaltico en Andaluca: una propuesta para su
valoracin global en el mbito de las grafas de los conjuntos
productores del Sur de Europa". Mainake, 26: 29-62.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2004b: "Application d'une mthode d'analyse du territoire
partir de la situation des marqueurs graphiques l'interieur
de la Pninsule Ibrique: le Tage International". L'
anthropologie, 108: 653-710.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2005a: El dolmen de Azutn (Toledo): reas de habitacin y
reas funerarias en la cuenca interior del Tajo, Alcal de
Henares - Toledo, Universidad de Alcal de Henares y
Diputacin Provincial de Toledo.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2005b: "La estela armada de Soalar. Valle de Baztn
(Navarra)". Trabajos de Arqueologa Navarra, 18: 5-39.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2005c: "Hirarchisation et mtallurgie: statues armes dans
la Pninsule Ibrique". L' anthropologie, 109: 577-640.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2007: "Chronologie de l'art Mgalithique ibrique: C14 et
contextes archologiques". L'anthropologie, 111: 590-654.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2008a: "Dioses y antepasados que salen de las piedras". PH
Boletn del Instituto Andaluz del Patrimonio Histrico, 67:
47-61.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R. y Barroso Bermejo, R.,
2008b: "Models of integration of rock art and megalith
builders in the international Tagus", en Graphical Markers
and Megalith Builders in the International Tagus, Iberian
Peninsula, eds. P. Bueno Ramrez, R. Barroso Bermejo y R.
Balbn Behrmann, Oxford, BAR International Series 1765:
5-15.

498

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R., Barroso Bermejo, R.,


Aldecoa Quintana, A. y Casado Mateos, A.B., 1999: "Arte
Megaltico en Extremadura: los dlmenes de Alcntara,
Cceres, Espaa". Estudos Pr-Histricos, 7: 85-110.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R., Barroso Bermejo, R.,
Aldecoa Quintana, A. y Casado Mateos, A.B., 2000a: "Arte
Megaltico en el Tajo: Los dmenes de Alcntara. Cceres,
Espaa", en Actas del 3 Congresso de Arqueologa
Pennsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP: 481-502.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R., Barroso Bermejo, R.,
Aldecoa Quintana, A. y Casado Mateos, A.B., 2000b:
"Dlmenes de Alcntara (Cceres). Un proyecto de
consolidacin e informacin arqueolgica en las comarcas
extremeas del Tajo. Balance de las campaas de 1997 y
1998". Extremadura Arqueolgica, 8: 129-168.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R., Barroso, R., Alcolea,
J.J., Villa, R. y Moraleda, A., 1999: El Dolmen de Navalcn.
El poblamiento megaltico en el Guadyerbas., Toledo,
Instituto provincial de investigaciones y estudios toledanos.
Diputacin Provincial de Toledo.
Bueno Ramrez, P., Balbn Behrmann, R., Daz-Andreu, M. y
Aldecoa Quintana, A., 1998: "Espacio habitacional/ espacio
grfico: Grabados al aire libre en el trmino de La Hinojosa
(Cuenca) ". Trabajos de Prehistoria, 55(1): 101-120.
Bueno Ramrez, P., Barroso Bermejo, R. y Balbn Behrmann, R.,
2004: "Construcciones megalticas avanzadas de la Cuenca
Interior del Tajo. El ncleo cacereo". SPAL: Revista de
prehistoria y arqueologa de la Universidad de Sevilla, 13:
83-112.
Bueno Ramrez, P., Barroso Bermejo, R. y Balbn Behrmann, R.,
2005: "Ritual campaniforme, ritual colectivo: la necrpolis
de cuevas artificiales de Valle de las Higueras (Huecas,
Toledo) ". Trabajos de Prehistoria, 62(2): 67-90.
Bueno Ramrez, P. y Fernndez Miranda, M., 1980: "El Peatu
de Vidiago (Llanes, Asturias)", en Altamira Symposium:
451-467.
Bueno Ramrez, P. y Gonzlez Cordero, A., 1995: "Nuevos
datos para la contextualizacin arqueolgica de estatuasmenhir y estelas antropomorfas en Extremadura". Trabalhos
de Antropologa e Etnologia, 35(1): 95-113.
Bueno Ramrez, P., Gonzlez Cordero, A. y Rovira Llorens, S.,
2000: "reas de habitacin y sepulturas de falsa cpula en la
cuenca extremea del Tajo. Acerca del poblado con
necrpolis del Canchal en Jariz de la Vera (Cceres)".
Extremadura Arqueolgica, VIII: 209-242.
Bueno Ramrez, P. y Pin Varela, F., 1985: "La estela de
Monte Blanco, Olivenza (Badajoz)", en Estudios de
Arqueologa Extremea. Homenaje a D. Jess Cnovas
Pesini. Diputacin Provincial de Badajoz: 37-43.
Bueno Ramrez, P., Pin Varela, F. y Prados Torreira, L., 1985:
"Excavaciones en el Collado de Sejos (Valle de Polaciones,
Santander). Campaa de 1982". Noticiario Arqueolgico
Hispnico, 22: 27-58.
Bueno Ramrez, P., Pin Varela, F., Torres, F., Rodriguez, J.J.
y Gutirrez, F., 1984: "Tres nuevas estelas del Suroeste".
Revista de Estudios Extremeos, 40(3): 477-483.
Burgess, C., 1991: "The East and the West: Mediterranean
Influence in the Atlantic world in the Later Bronze Age, c.
1500-700 BC", en L'ge du Bronze Atlantique. 1er Colloque
de Beynac, 10-14 Sept. 1990, eds. C. Chevillot y A. Coffyn,
Beynac, Association des Muses du Sarladais: 25-45.
Burroni, D. y Mezzena, F., 1988: "Megalitismo ed arte rupestre
in Italia settentrionale durante l'Eneoltico". Rassegna di
Archeologia, 7: 422-439.
Cabodevilla, I. y Zabalza, M.I., 2006: Catlogo Megaltico del
Valle de Baztn, Pamplona, Gobierno de Navarra.

Cabr Aguil, J., 1923: "Losas sepulcrales de la Pennsula


Ibrica, pertenecientes a la Edad del Bronce, con
bajorrelieves y grabados de armas". Revista de
Coleccionismo, XI(125-126): 49.
Cabr Aguil, J., 1930: "El dolo de Ciudad Rodrigo". Sociedad
Espaola de Antropologa Etnografa y Prehistoria. Actas y
Memorias, 82(9): 160.
Calado, M., 1997: "Cromlechs alentejanos e Arte Megaltica".
Brigantium, 10: 289-297.
Calado, M., 2000a: "Neolitizaao e megalitismo no Alentejo
Central: una leitura espacial", en Actas del 3 Congresso de
Arqueologa Pennsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP:
35-45.
Calado, M., 2000b: "O recinto megalitico de Vale Maria do
Meio (vora, Alentejo)", en Muitas antas, pouca gente? I
Colquio Internacional sobre Megalitismo. Reguengos de
Monsaraz, Octubre de 1996, ed. V.S. Gonalves, Lisboa,
IPA: 167-182.
Calado, M., 2002: "Standing stones and natural outcrops. The
role of ritual monuments in the Neolithic transition of the
Central Alentejo", en Monuments and Landscapes in
Atlantic Europe. Perception and Society during the Neolithic
and the Bronze Age, ed. C. Scarre, London and New York,
Routledge: 17-35.
Calado, M., 2004: Menires do Alentejo Central. Gnese e
Evoluo da paisagem megaltica regional., Lisboa,
Universidade de Lisboa (Tese de Doutoramento,
policopiada).
Calado, M., 2006: "Menires da Pennsula Ibrica. Origens e
desenvolvimento do Megalitismo na Europa Occidental".
crookscape, 2: 1-23.
Calo Lourido, F., 1983: "Arte, decoracin, simbolismo e outros
elementos da cultura material castrexa. Ensaio de sintese. "
en Estudos de Cultura Castrexa e Historia Antiga de
Galicia, ed. G. Pereira, Santiago de Compostela: 159-185.
Calo Lourido, F., 1993: A Cultura castrexa, Edicions A Nosa
terra.
Calo Lourido, F., 1994: A Plstica da Cultura Castrexa galegoportuguesa, La Corua, Fundacin Pedro Barri de la Maza,
Conde de Fenosa.
Calo Lourido, F., 2003a: "El icono guerrero galaico en su
entorno cultural". Madrider Mitteilungen, 44: 33-40.
Calo Lourido, F., 2003b: "Catlogo". Madrider Mitteilungen, 44:
6-32.
Calo Lourido, F. y Gonzlez Reboredo, X.M., 1980: "Estacin
de arte rupestre de Leiro (Rianxo, A Corua)". Gallaecia, 6:
207-216.
Calo Lourido, F. y Sierra, J.C., 1983: "As orixes do castrexo no
Bronce Final", en Estudos de Cultura Castrexa e de Historia
Antiga de Galicia., ed. G. Pereira, Santiago de Compostela:
19-85.
Camps, G., 1990: "Statues-menhirs corses et shardanes. La fin
d'un mythe". Revue archologique de l'Ouest, 2: 207-212.
Cano Navas, M.L., 1977: "Una estela de tipo alentejano en la
provincia de Crdoba". Trabajos de Prehistoria, 34: 331339.
Cardoso, J.L., 2007: Pr-Histria de Portugal, Lisboa,
Universidade Aberta.
Carrasco Martn, M.J., 2000: "El sepulcro megaltico de la
Granja de Toniuelo. Jerez de los Caballeros (Badajoz)".
Extremadura Arqueolgica, 8: 291-324.
Carrasco Martn, M.J. y Enrquez Navascus, J.J., 2000: "El
sepulcro megaltico de Las Arquetas (Fregenal de la Sierra,
Badajoz)". Extremadura Arqueolgica, 8: 325-341.
Carrasco Martn, M.J. y Enrquez Navascus, J.J., 2001: "Los
restos prehistricos del Pomar (Jerez de los Caballeros) y su

BIBLIOGRAFA
integracin dentro del Calcoltico de la cuenca del ro
Ardila". Norba. Revista de Historia, 15: 9-22.
Carrasco Rus, J. y Pachn, J.A., 2006: "La fbula de codo tipo
Huelva. Una aproximacin a su tipologa". Complutum, 17:
103-119.
Carrasco Rus, J., Pachn, J.A., Esquivel, J.A. y Aranda, G.,
1999: "Clasificacin secuencial tecno-topolgica de las
fbulas de codo de la Pennsula Ibrica". Complutum, 10:
123-142.
Carrasco Rus, J., Pachn, J.A. y Pastor, M., 1985: "Nuevos
hallazgos en el conjunto arqueolgico del Cerro de la Mora.
La espada de lengua de carpa y la fbula de codo del Cerro
de la Miel (Moraleda de Zafayona, Granada)". Cuadernos de
Prehistoria de la Universidad de Granada, 10: 265-333.
Carrasco Rus, J. y Torrecillas Gonzlez, J.F., 1980: "El conjunto
sepulcral eneoltico de la cueva de la Sima (Castellar de
Santisteban, Jan). Nuevos datos para el conocimiento del
poblamiento durante la "Edad del Cobre en el Alto
Guadalquivir"". Boletn del Instituto de Estudios Gienenses,
102: 71-88.
Carrera, F., 2008: "El dolmen de Os Muios (Agolada,
Pontevedra). Intervencin para la documentacin y
proteccin de la pintura megaltica conservada". Gallaecia,
27: 113-135.
Carrera Tundidor, A., 2002: "Realismo Social", en Diccionario
Crtico de Ciencias Sociales, ed. R. Reyes, Madrid,
Universidad Complutense de Madrid.
Carrobles, J., Muoz Lpez Astilleros, K. y Rodrguez, S., 1994:
"Poblamiento durante la Edad del Bronce en la cuenca media
del ro Tajo", en La Edad del Bronce en Castilla-La
Mancha. Actas del Simposio, 1990Toledo, Diputacin
Provincial de Toledo: 173-200.
Carta Arqueolgica: Carta Arqueolgica de Extremadura.
Mrida, Junta de Extremadura.
Carvalho, A.F., 2003: "O final do Neoltico e o Calcoltico no
Baixo Coa (trabalhos do Parque Arqueolgico do Vale do
Coa, 1996-2000)". Revista Portuguesa de Arqueologa, 6(2):
229-273.
Carvalho, A.F., 2004: "O povoado do Fumo (Almendra, Vila
Nova de Foz Coa) e o incio da Idade do Bronze no Baixo
Coa (trabalhos do Parque Arqueolgico do Vale do Coa)".
Revista Portuguesa de Arqueologa, 7(1): 186-219.
Carvalho, P.M.C. y Gomes, L.F.C., 1994: "O menhir do Vale
Maria Pais (Antas, Penedono). Noticia preliminar", en Actas
do Seminario "O Megalitismo no Centro de Portugal"
(Magualde, Nov. 1992)Viseu: 367-377.
Carvalho, P.M.S., Gomes, L.F.C. y Francisco, J.P.A., 1999: "A
esttua-menir do Alto da Escrita (Tabuao, Viseu)". Estudos
Pr-Histricos, 7: 251-256.
Casini, S. (ed.) 1994: Le pietre degli dei. Menhir e stele dellet
del Rame in Valcamonica e Valtellina, Bergamo.
Casini, S., 1998: "Analisi delle figure di asce sulle stele della
Valcamonica e Valtellina (stile III A)", en Actes du 2eme
Colloque International sur la Statuaire Mgalitique. SaintPons-de Thomires, 1997.: 271-284.
Casini, S., De Marinis, R.C. y Fossati, A., 1995: "Stele e massi
incisi della Valcamonica e della Valtellina", en Statue-stele e
massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame, eds. S. Casini,
R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo, Civico Museo
Archeologico di Bergamo: 221-249.
Casini, S., De Marinis, R.C. y Pedrotti, A. (eds.), 1995: Statuestele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo.
Castro, P.V., Chapman, R.W., Gili, S., Lull, V., Mic, R.,
Rihuete, C., Risch, R. y Sanahuja, M.E., 1996: "Teora de las
Prcticas sociales". Complutum Extra, 6(2): 35-48.

499

Castro Martnez, P.V., Chapman, R.W., Gili Suriach, S., Mic


Prez, R., Rihuete Herrada, C., Risch, R. y Sanahuja Yll,
M.E., 1993-1994: "Tiempos sociales de los contextos
funerarios argricos". AnMurcia, 9-10: 77-105.
Castro Martnez, P.V., Lull, V. y Mic, R., 1996: Cronologa de
la Prehistoria Reciente de la Pennsula Ibrica y Baleares
(c. 2800-900 cal ANE). Oxford, Tempus Reparatum.
Cauwe, N. y van Berg, P.-L., 1998: "Grandes pierres et grandspres. propos des figures humaines mgalithiques", en
Actes du 2eme Colloque International sur la Statuaire
Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 249-258.
Celestino Prez, S., 1990: "Las estelas decoradas del SW
peninsular", en La Cultura tartsica y Extremadura, eds. J.J.
Enrquez Navascus y A. Velzquez Jimnez, Mrida: 4762.
Celestino Prez, S., 1997: "Santuarios, centros comerciales y
paisajes sacros". Quaderns de Prehistria i Arqueologia de
Castell, 18: 359-389.
Celestino Prez, S., 1998: "Los primeros contactos
orientalizantes con el suroeste de la Pennsula Ibrica y la
formacin de Tartesos", en Actas del Congreso "El
Mediterrneo en la Antigedad: Oriente y Occidente", eds.
J.L. Cunchillos, J.M. Galn, J.A. Zamora y S. Villanueva de
Azcona, Sapanu. Publicaciones en Internet: 1-14.
Celestino Prez, S., 2001a: Estelas de guerrero y estelas
diademadas. La precolonizacin y formacin del mundo
tartsico, Barcelona, Bellaterra.
Celestino Prez, S., 2001b: Cancho Roano, Madrid, Ediciones
Bartolom Gil Santacruz.
Celestino Prez, S., Enrquez, J.J. y Rodrguez, A., 1992:
"Paleoetnologa del rea extremea", en Paleoetnologa de
la Pennsula Ibrica, eds. M. Almagro-Gorbea y G. Ruiz
Zapatero, Madrid, Universidad Complutense de Madrid:
311-327.
Cesari, J., 1993: "Contribution la connaissance des statuesmenhirs de la Corse", en Les reprsentations humaines du
Nolithique L`age du Fer. 115e Congrs National des
Societs savantes. Avignon.Avignon: 107-121.
Cesari, J., 1994: "Nouveaux documents archeologiques pour
contribuer a la connaissance des statues-menhirs de la
corse", en La statuaria antropomorfa in Europa del
Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del Congresso de La
Spezia-Pontremoli.La Spezia: 141-180.
Cesari, J. y Leandri, F., 1998: "Note sur la dcouverte de quatre
nouvelles statues-menhirs en Corse", en Actes du 2eme
Colloque International sur la Statuaire Mgalitique. SaintPons-de Thomires, 1997.: 93-103.
Champion, S., 1982: "Exchange and ranking: the case of coral",
en Ranking, resource and exchange. Aspects of the
archaeology of early european society, eds. C. Renfrew y S.
Shennan, Cambridge, Cambridge University Press: 67-72.
Champion, T., 1982: "Fortification, ranking and subsistence", en
Ranking, resource and exchange. Aspects of the archaeology
of early european society, eds. C. Renfrew y S. Shennan,
Cambridge, Cambridge University Press: 61-66.
Chandler,
D.,
1994:
"Semiotics
for
Beginners",
http://www.aber.ac.uk/media/Documents/S4B/ [2004]
Chapman, J., 1994: "The Living, the Dead and the Ancestors:
Time. Life Cycles and the Mortuary Domain in Later
European Prehistory", en Ritual and Remembrance.
Responses to Death in Human Societies, ed. J. Davies,
Sheffield, Sheffield Academic Press: 40-85.
Chapman, R.W., 2003: Archaeologies of Complexity, London,
Routledge.
Chaves, F. y De la Bandera, M.L., 1982: "Estela decorada de
Montemoln (Marchena, Sevilla)". Archivo Espaol de

500

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Arqueologa, 55: 137-147.


Chaves Tristn, F. y De la Bandera, M.L., 1984: "Avance sobre
el yacimiento arqueolgico de Montemoln (Marchena,
Sevilla)", en Papers in Iberian Archaeology. Part 1., eds.
T.F.C. Blagg, R.F.J. Jones y S.J. Keay: 141-186.
Chaves Tristn, F. y De la Bandera, M.L., 1987: "Excavaciones
en el yacimiento arqueolgico de Montemoln (Marchena,
Sevilla), 1985." en Anuario Arqueolgico de Andaluca,
1985. Actividades sistemticas.: 396-375.
Chenorkian, R., 1988: Les Armes Mtalliques dans l'Art
Protohistorique de l'Occident Mditerranen, Marseille,
Editions du CNRS.
Cianfarani, V., 1977: "Culture archaiche dell'Italia medioadriatica". Popoli e civilt dell'Italia Antica, 5: 9-106.
Cisneros Cunchillos, M. y Gonzlez Morales, M.R., 2000:
"Itinerarios arqueolgicos en los valles del Saja y del
Nansa", en Actuaciones arqueolgicas en Cantabria 19841999, ed. R. Ontan Peredo, Santander, Gobierno de
Cantabria, Consejera de Cultura: 319-321.
Clarke, D., 1973: "Archaeology: the loss of innocence".
Antiquity, 47: 6-18.
Clop i Garca, X., 2005: "La "Cuestin Campaniforme" en el
Noreste de la Pennsula Ibrica", en El Campaniforme en la
Pennsula Ibrica y su Contexto Europeo, eds. M. Rojo
Guerra, R. Garrido Pena y G. Garca Martnez de Lagrn,
Valladolid, Junta de Castilla y Len y UNiversidad de
Valladolid: 297-320.
Clop i Garca, X., Faura, J.M. y Maj, T., 2002: "El sepulcre
megaltic de les Maioles (Rubi, Anoia). Prctiques i getos
funeraris en el lmit meridional del megalitisme a
Catalunya", en XII Col.loqui Internacional d'Arqueologia de
Puigcerd (12. 2000. Puigcerd) "Pirineus i vens al 3r
mil.lenni AC: de la fi del neoltic a l'edat del bronze entre
l'Ebre i la Garona"Puigcerd, Institut d'Estudis Ceretans:
689-697.
Coelho, L., 1975: "Nueva estela insculturada proveniente del
Baixo Alentejo (Ervidel, Portugal)". Trabajos de
Prehistoria, 32: 195-197.
Coffyn, A., 1985: Le Bronze Final Atlantique dans la Pninsule
Ibrique, Paris, Boccard.
Coixao, A.S., 2000: Carta Arqueolgica do concelho de Vila
Nova de Foz Coa, Vila Nova de Foz Coa, Camara Municipal
de Vila Nova de Foz Coa.
Comendador Rey, B., 1995: "Caracterizacin de la metalurgia
inicial gallega: una revisin". Trabajos de Prehistoria, 52(2):
111-130.
Comendador Rey, B., 1997: "Las representaciones de armas y
sus correlatos metlicos", en Los motivos de fauna y armas
en los grabados prehistricos del continente europeo, eds.
F.J. Costas Goberna y J.M. Hidalgo Cuarro, Vigo,
Asociacin Arqueolgica Viguesa: 115-130.
Comendador Rey, B., 1999: "Noroeste", en Las Primeras Etapas
Metalrgicas en la Pennsula Ibrica, II. Estudios
Regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero Ruiz,
Madrid, Instituto Universitario Ortega y Gasset: 9-39.
Conkey, M., 1989: "The structural analysis of Paleolithic art", en
Archaeological thought in America, ed. K. LambergKarlovsky, Cambridge & New York, Cambridge University
Press: 135-154.
Connerton, P., 1989: How Societies Remember, Cambridge,
Cambridge University Press.
Costantini, G., 2002: "La vie quotidienne au temps des statuesmenhirs", en Statues-menhirs. Des nigmes de pierre venues
du fond des ges, ed. A. Philippon, Rodez, Rouergue: 114146.
Costas Goberna, F.J. y Hidalgo Cuarro, J.M. (eds.), 1997: Los

motivos de fauna y armas en los grabados prehistricos del


continente europeo. Vigo, Asociacin Arqueolgica
Viguesa.
Criado Boado, F., Aira Rodrguez, M.J. y Daz-Fierros Viqueira,
F., 1986: La construccin del paisaje: Megalitismo y
ecologa. Sierra de Barbanza, Santiago, Xunta de Galicia.
Criado Boado, F. y Fbregas Valcarce, R., 1989: "The
megalithic phenomenon of nortwest Spain: main trends".
Antiquity, 63(241): 682-696.
Criado Boado, F. y Vzquez Varela, J.M., 1982: La cermica
campaniforme en Galicia, A Corua, Editions do Castro.
Cruz, D.J., 1991: "A Necrpole do Bronze Final do "Paranho"
(Molelos, Tondela, Viseu)". Estudos Pr-Histricos, 5: 85109.
Cruz, D.J., 1992: A mamoa 1 de Ch de Carvalhal no contexto
arqueolgico da Serra da Aboboreira, Coimbra, Instituto de
Arqueologia da Faculdade de Letras de Coimbra.
Cruz, D.J., 1995: "Cronologia dos monumentos com tumulus do
noroeste peninsular e a Beira Alta". Estudos Pr-Histricos,
3: 81-119.
Cruz, D.J., 2001: "O Alto Paiva: Megalitismo, Diversidade
Tumular e Prticas Rituais Durante a Pr-histria Recente",
Faculdade de Letras, Coimbra, Universidade de Coimbra: 2
Vols.
Cruz, D.J. y Gonalves, A.A.H.B., 1998/99: "A necrpole de
"Agra de Antas" (S. Paio de Antas, Esposende, Braga)".
Portugalia, Nova Srie, 19-20: 5-27.
Cruz Berrocal, M., 2004: Paisaje y arte rupestre: ensayo de
contextualizacin geogrfica de la pintura levantina,
Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
Cuadrado, E., 1974: "El Idolo Estela de Riomalo". Boletn de la
Asociacin Espaola de Amigos de la Arqueologa, 2: 8-13.
Cura Morera, M., 1979/80: "Consideracions sobre les estelesantropomorfes del Llenguadoc". Pyrenae, 15-16: 143-165.
Cura-Morera, M. y Castells, J., 1977: "Evolution et typologie
des mgalithes de Catalonge". Bulletin mensuel de la Socit
Polymathique du Morbihan, 104: 71-97.
Curado, F.P., 1984: "Uma nova estela do Bronze Final na Beira
Alta (Baraal, Sabugal-Guarda)". Arqueologa (GEAP,
Porto), 9: 81-85.
Curado, F.P., 1986: "Mais uma estela do Bronze Final na Beira
Alta (Foios, Sabugal-Guarda)". Arqueologa (GEAP, Porto),
14: 103-109.
D'Anna, A., 1977: Les statues-menhirs et stles
anthropomorphes du midi mditerranen, Pars, C.N.R.S.
D'Anna, A., 1998a: "Les Statues-menhirs du Midi de la France.
Etat de la question et perspectives de recherche", en Actes du
2eme Colloque International sur la Statuaire Mgalitique.
Saint-Pons-de Thomires, 1997: 21-30.
D'Anna, A., 1998b: "Les statues-menhirs du sud de la France".
Dossiers d'Archaeologie, 230: 48-55.
D'Anna, A., 2002: "Les statues-menhirs en Europe la fin du
Nolithique et au dbut de L'ge de Bronze." en Statuesmenhirs. Des nigmes de pierre venues du fond des ges, ed.
A. Philippon: 196-223.
D'Anna, A., Gutherz, X. y Jallot, L., 1995: "Les stles
anthropomorphes et les statues-menhirs nolithiques du Sud
de la France", en Statue-stele e massi incisi nell'Europa
dell'Et del Rame, eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A.
Pedrotti, Bergamo, Civico Museo Archeologico di Bergamo:
143-165.
D'Anna, A., Gutherz, X. y Jallot, L., 1997: "L'Art mgalithique
dans le midi de la France: les stles anthropomorphes et les
statues-menhirs nolithiques", en Actes du 2eme Colloque
International sur lArt Mgalitique. Nantes, 1995.: 179-193.
Dal Ri, L. y Tecchiati, U., 1994b: "L'area megalitica e la statua-

BIBLIOGRAFA
stele eneolitiche di Velturno-loc.Tanzgasse (BZ). Contributo
alla storicizzazione delle statue-stele dell'area atesina." en
Contributi allo studio dell'Archeologia e dell'Arte rupestre
in Valcamonica e nell'arco alpino, ed. A. Fossati, Bergamo,
Civico Museo Archeologico: 15-36.
Daveau, S., 1988: "Progressos recentes no conhecimento da
evoluao holocnica da cobertura vegetal em Portugal e nas
regioes vizinhas". Finisterra, 23, 45: 101-152.
De Marinis, R.C., 1992: "La pi antica metallurgia nell' Italia
settentrionale", en Der Mann im Eis, eds. F. Hpfel, W.
Plazter y K. Spindler, Universitt Innsbruck: 389-409.
De Marinis, R.C., 1994a: "Il fenomeno delle statue-stele e stele
antropomorfe dell'et del Rame in Europa", en Le pietre
degli dei. Menhir e stele dellet del Rame in Valcamonica e
Valtellina, ed. S. Casini, Bergamo: 31-58.
De Marinis, R.C., 1994b: "La datazione dello stile IIIA", en Le
pietre degli dei. Menhir e stele dellet del Rame in
Valcamonica e Valtellina, ed. S. Casini, Bergamo: 69-87.
De Marinis, R.C., 1995a: "Le stele antropomorfe di Aosta", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 213-220.
De Marinis, R.C., 1995b: "Le statue-stele della Lunigiana", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 195-212.
Deely, J.N., 1990: Basics in Semiotics, Bloomington, Indiana
University Press.
Deetz, J., 1977: In Small Things Forgotten, New York, Anchor.
Delibes de Castro, G., 1977: El Vaso Campaniforme en la
Meseta Norte Espaola, Valladolid, Universidad de
Valladolid.
Delibes de Castro, G., 1985: "El Calcoltico. La aparicin de la
metalurgia", en La Prehistoria del valle del
Duero.Valladolid, mbito: 36-52.
Delibes de Castro, G., 2004: "La impronta de Cogotas I en los
dlmenes del occidente de la cuenca del Duero o el mensaje
megaltico renovado". Mainake, 26: 211-231.
Delibes de Castro, G., Avell, L. y Rojo Guerra, M., 1982:
"Espadas del Bronce Antiguo y Medio halladas en la
provincia de Len". Zephyrus, 34-35: 153-163.
Delibes de Castro, G., Elorza, J.C. y Castillo, B., 1995: "La
dote de una princesa irlandesa? A propsito de un torques
areo de la Edad del Bronce hallado en Castrojeriz
(Burgos)", en
Homenaje al Profesor Martn
GonzlezValladolid, Universidad de Valladolid: 51-61.
Delibes de Castro, G. y Fernandez Manzano, J., 1983:
"Calcoltico y Bronce en las tierras de Len". Lancia, 1: 1982.
Delibes de Castro, G., Fernndez Manzano, J., Fontaneda Prez,
E. y Rovira Llorens, S., 1999a: Metalurgia de la Edad del
Bronce en el Piedemonte Meridional de la Cordillera
Cantbrica. La Coleccin Fontaneda, Junta de Castilla y
Len.
Delibes de Castro, G., Fernndez Manzano, J. y Herrn
Martnez, J.I., 1999b: "Submeseta Norte", en Las primeras
etapas metalrgicas en la Pennsula Ibrica: II, Estudios
regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero Ruiz,
Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 63-94.
Delibes de Castro, G., Fernndez Manzano, J. y Herrn
Martnez, J.I., 2003: "Notas sobre minera y metalurgia
calcolticas en la Submeseta Norte espaola." en Mineros y
fundidores en el inicio de la Edad de los metales. El Midi
francs y el Norte de la Pennsula Ibrica, eds. J. Fernndez
Manzano y J.I. Herrn Martnez, Madrid, Caja Espaa: 120132.

501

Delibes de Castro, G. y Fernndez Miranda, M., 1981: "La


tumba de Celada de Roblecedo (Palencia) y los inicios del
Bronce antiguo en el valle medio y alto del Pisuerga".
Trabajos de Prehistoria, 38: 153-188.
Delibes de Castro, G., Herran, J.I., Santiago, J. y Del Val, J.,
1995: "Evidence for Social Complexity in the Copper Age of
the Northern Meseta", en The Origins of Complex Societies
in Late Prehistoric Iberia, ed. K. Lillios, Ann Harbor,
International Monographs in Prehistory: 44-63.
Delibes de Castro, G. y Montero Ruiz, I. (eds.), 1999: Las
primeras etapas metalrgicas en la Pennsula Ibrica: II,
Estudios regionales, Madrid, Fundacin Ortega y Gasset.
Delibes de Castro, G. y Municio, L.J., 1981: "Apuntes para el
estudio de la secuencia campaniforme en el oriente de la
Meseta Norte". Numantia: 65-82.
Delibes de Castro, G. y Santonja Gmez, M., 1986: El fenmeno
megaltico en la provincia de Salamanca, Salamanca,
Ediciones Diputacin de Salamanca.
Daz-Andreu, M., 1994: "La Edad del Bronce en el Noreste de la
Meseta Sur", en Actas del Simposio: La Edad del Bronce en
Castilla-La Mancha: 145-172.
Daz-Andreu, M., 2003: "Rock Art and Ritual Landscapes in
Central Spain: The Rock Art Carvings of La Hinojosa
(Cuenca). " Oxford Journal of Archaeology, 22(1): 35-51.
Daz Casado, Y., 1993: El Arte Rupestre Esquemtico en
Cantabria: una revisin crtica, Santander, Universidad de
Cantabria.
Daz-Guardamino Uribe, M., 1997: "El grupo megaltico de
Villarmayor (Salamanca), Contribucin al estudio del
megalitismo del occidente de la Meseta Norte." Complutum,
8: 39-56.
Daz-Guardamino Uribe, M., 2003: "Estelas antropomorfas y
estatuas-menhir: su papel en la articulacin del espacio
funerario megaltico", en Actas del VII Congreso
Internacional de Estelas Funerarias. Santander, Fundacin
Marcelino Botn: 111-121.
Daz-Guardamino Uribe, M., 2004: "As lareiras infratumulares",
en Alcalar 7. Estudo e Reabilitaao de um Monumento
Megaltico, eds. E. Morn y R. Parreira, Lisboa, IPPAR:
137-147.
Daz-Guardamino Uribe, M., 2006: "Materialidad y accin
Social: el caso de las estelas decoradas y estatuas-menhir
durante la Prehistoria peninsular", en Actas do VIII
Congresso Internacional de Estelas Funerarias. Lisboa,
Museu Nacional de Arqueologa: 15-33.
Daz-Guardamino Uribe, M., 2008: "Iconical Signs, Indexical
Relations: Bronze Age stelae and statue-menhirs in the
Iberian Peninsula". Journal of Iberian Archaeology, 11: 3145.
Diguez Luengo, E., 1964: "Nuevas aportaciones al problema de
las estelas extremeas". Zephyrus, 15: 125-130.
Dez-Castillo, A., 1995 (1996): "Una cabaa neoltica en los
Picos de Europa ", en Formacio i implantacio de les
comunitats agricoles: actes I congrs del neoltic a la
pennsula ibrica Gav-Bellaterra, Museu de Gav: 349-356.
Dez-Castillo, A., 1996/1997: Utilizacin de los recursos en la
marina y montaa cantbricas: una prehistoria ecolgica de
los valles del Deva y Nansa.
Dez-Castillo, A., 1997: "Arqueologa de Cantabria".
http://www.uv.es/adiez/work/paper1s.htm
Dez-Castillo, A. y Ruiz Cobo, J., 1993: "Cromlechs y crculos
de piedras: los datos en el sector central de la Cornisa
Cantbrica." en Actas del XXII Congreso Nacional de
Arqueologa, Vigo, 1993: 47-53.
Dobres, M.-A. y Robb, J.E., 2000: "Agency in Archaeology:
Paradigm or Platitude?" en Agency in Archaeology, eds.

502

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

M.A. Dobres y J.E. Robb, London & New York, Routledge:


3-18.
Dobres, M.A. y Robb, J.E., 2005: ""Doing" Agency:
Introductory Remarks on Methodology". Journal of
Archaeological Method and Theory, 12(3): 159-166.
Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz
Bravo, J., 2005: Catlogo de estelas decoradas del Museo
Arqueolgico Provincial de Badajoz (Siglos VIII-V a.C.),
Badajoz, Consejera de Cultura, Junta de Extremadura.
Domnguez Garca, A. y Aldecoa Quintana, A., 2007: Corpus de
Arte Rupestre en Extremadura, Mrida, Junta de
Extremadura.
Dondio, W., 1995: La Regione Atesina nella Preistoria,
Bolzano, Edition Raetia.
Durn i Sanpere, A., 1970: "L'estela del Museu de Cervera".
Segarra, 631: 5-6.
Durn Recio, V. y Padilla Monge, A., 1990: Evolucin del
poblamiento antiguo en el trmino municipal de cija, cija,
Grficas Sol.
Eagleton, T., 1997: Ideologa, Barcelona, Paids.
Earle, T.K., 1990: "Style and iconography as legitimation in
complex chiefdoms", en The uses of style in archaeology,
eds. M. Conkey y C. Hastorf, Cambridge, Cambridge
University Press: 73-81.
Earle, T.K., 1991: "The evolution of chiefdoms", en Chiefdoms:
Power, Economy, Ideology, ed. T.K. Earle, Cambridge,
Cambridge University Press: 1-15.
Earle, T.K., 1997: How Chiefs Come to Power. The Political
Economy in Prehistory. Stanford, Stanford University Press.
Eiroa Garca, J., 1998: "Dataciones absolutas del Cerro de las
Vboras de Bajil (Moratalla, Murcia)". Quaderns de
Prehistria i Arqueologia de Castell, 19: 131-152.
Eiroa Garca, J., 2004: La Edad del Bronce en Murcia, Murcia,
Real Academia de Alfonso X El Sabio.
Elure, C., 1982: Les ors prhistoriques. Paris, Picard.
Elure, C., Leclaire, A., Servelle, C. y Wateler, S., 2002:
"L'apport des analyses scientifiques la connaissance des
statues-menhirs", en Statues-menhirs. Des nigmes de pierre
venues du fond des ges., ed. A. Philippon: 168-193.
Endrodi, A., 1995: "Erscheinung der Steleerrichtung in
Ungaren", en Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et
del Rame, eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti,
Bergamo, Civico Museo Archeologico di Bergamo: 305317.
Enrquez Navascus, J.J., 1982a: "Dos nuevas estelas de
guerreros en el Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz".
Museos, 1: 65-68.
Enrquez Navascus, J.J., 1982b: "Una nueva estela de guerrero
y tres asadores de bronce procedentes de los alrededores de
Orellana la Vieja (Badajoz)". Museos, 2: 9-13.
Enrquez Navascus, J.J., 1991: "Apuntes sobre el tesoro del
Bronce Final llamado de Valdeobispo". Trabajos de
Prehistoria, 48: 215-224.
Enrquez Navascus, J.J., 2006: "Arqueologa Rural y Estelas
del SO (desde la Tierra, para la Tierra y por la Tierra)".
Trabajos de Arqueologa Navarra, 14: 151-175.
Enrquez Navascus, J.J. y Carrasco Martn, M.J., 1995: "Las
necrpolis de Las Arquetas (Fregenal de la Sierra, Badajoz)
y otros restos de necrpolis de cistas en las estribaciones
occidentales de la Sierra Morena extremea". SPAL: Revista
de prehistoria y arqueologa de la Universidad de Sevilla, 4:
101-129.
Enrquez Navascus, J.J. y Celestino Prez, S., 1982: "La estela
de Capilla (Badajoz)". Pyrenae, 17/18: 203-209.
Enrquez Navascus, J.J. y Celestino Prez, S., 1984: "Nuevas
estelas decoradas en la cuenca del Guadiana". Trabajos de

Prehistoria, 41: 237-250.


Equip-Minferri, 1997: "Noves dades per a la caracteritzaci dels
assentaments a l'aire lliure durant la primera meitat del II
milleni cal. BC: primers resultats de les excavacions en el
jaciment de Minferri (Juneda, les Garrigues)". Revista
d'Arqueologia de Ponent, 7: 161-211.
Equip-Minferri, 2001: Colors de terra. La vida i la mort en una
aldea dara fa 4.000 anys (Minferri, Juneda), Lleida, Institut
d'Estudis Ilerdencs.
Erdlyi, I. y Zeweendordsch, D., 1976: "Mongolisch-Ungarische
archologische Forschungen in der Mongolei im Jahre
1974". Mitteilungen des archologischen Instituts der
ungarischen Akademie der Wissenschaften, 6: 115-117.
Esparza Arroyo, A., 1977: "El castro zamorano del Pedroso y
sus insculturas." Boletn del Seminario de Arte y
Arqueologa, 43: 27-39.
Esparza Arroyo, A., 1990: "Sobre el ritual funerario de Cogotas
I". Boletn del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologa,
56: 106-143.
Estrats, 2009: "L'Esttua-Menhir del Pla de les Pruneres (Mollet
del Valls)", Barcelona.
Estremera Portela, S. y Fabin Garcia, J.F., 2002: "El Tmulo de
la Dehesa de Ro Fortes (Mironcillo, vila): Primera
Manifestacin del Horizonte Rechaba en la Meseta Norte".
Boletn del Seminario de Arte y Arqueologa, 68: 9-41.
Estvez, J., 1981: "Apndice II: Las ofrendas de animales de la
sepultura". Trabajos de Prehistoria, 38: 249-251.
Fabin Garca, F., 1993: "La secuencia cultural durante la
prehistoria reciente en el Sur de la Meseta Norte Espaola".
Trabalhos de Antropologa e Etnologia, 33(1-2): 145-178.
Fabin Garcia, J.F., 1995: El aspecto funerario durante el
calcoltico y los inicios de la Edad del Bronce en la Meseta
Norte., Salamanca, Universidad de Salamanca: Ediciones
Universidad de Salamanca.
Fabin Garca, F., 1997: El Dolmen del Prado de las Cruces
(Bernuy-Salinero. vila). Junta de Castilla y Len.
Fbregas Valcarce, R., 1988a: "Cronologa y periodizacin del
megalitismo en Galicia y norte de Portugal". Espacio,
Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueologa, 1: 279291.
Fbregas Valcarce, R., 1988b: "Megalitismo en Galicia".
Trabalhos de Antropologia e Etnologia, Porto., 28: 57-77.
Fbregas Valcarce, R., 1991: El Megalitismo del Noroeste de la
Pennsula Ibrica. Tipologa y secuencia de los materiales
lticos.
Fbregas Valcarce, R., 1993a: "Enterramientos tumulares en la
edad del bronce? Nuevas evidencias para el Noroeste."
Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y
Arqueologa, 6: 181-204.
Fbregas Valcarce, R., 1993b: "Las representaciones de bulto
redondo en el Megalitismo del Noroeste". Trabajos de
Prehistoria, 50: 87-101.
Fbregas Valcarce, R., 1995: "La realidad funeraria en el
Noroeste desde el Neoltico a la Edad del Bronce", en
Arqueoloxa da Morte na Pennsula Ibrica desde as Orixes
ata o Medievo, eds. C. Fernndez Ibez, R. Fbregas
Valcarce y F. Prez Losada, Xinzo de Limia, Universidad de
Vigo: 95-126.
Fbregas Valcarce, R. (ed.) 1998: A Idade do Bronce en Galicia:
Novas Perspectivas, A Corua, Edicios do Castro.
Fbregas Valcarce, R. y Bradley, R., 1995: "El Silencio de las
Fuentes: Prcticas Funerarias en la Edad del Bronce del
Noroeste y su Contexto Europeo". Complutum, 6: 153-166.
Fbregas Valcarce, R., Carballo Arceo, X. y Villoch Vzquez,
V., 1998: "Petroglifos y asentamientos: el caso de Monte
Penide (Redondela, Pontevedra)". Boletn del Seminario de

BIBLIOGRAFA
Estudios de Arte y Arqueologa, 64: 91-116.
Fbregas Valcarce, R. y Fuente Andrs, F., 1991-1992:
"Excavacin da mmoa 6 de Os Campinos (Leiro, Rianxo).
Campana de 1984". Brigantium, 7: 91-149.
Fbregas Valcarce, R., Guitian Castromil, J., Guitian Rivera, J. y
De la Pea Santos, A., 2004: "Petroglifo galaico con una
representacin de tipo Pea T". Zephyrus, 57: 183-193.
Fbregas Valcarce, R. y Ruiz-Glvez, M., 1993: "mbitos
funerario y domstico en la Prehistoria del NO. de la
Pennsula Ibrica." Zephyrus, 46: 143-159.
Fbregas Valcarce, R. y Ruiz-Glvez, M., 1997: "El Noroeste de
la Pennsula Ibrica en el III y II Milenios: Propuestas para
una sntesis". Saguntum (PLAV), 30: 191-216.
Fbregas Valcarce, R. y Vilaseco Vzquez, X.I., 1998:
"Prcticas funerarias no Bronce do Noroeste", en A Idade do
Bronce en Galicia: Novas perspectivas, ed. R. Fbregas
Valcarce, A Corua, Edicios do Castro: 191-219.
Faerna, A.M., 2002: "Pragmatismo", en Diccionario Crtico de
Ciencias Sociales, ed. R. Reyes, Madrid, Universidad
Complutense de Madrid.
Farinha dos Santos, M., 1973: "A estela decorada de Castro
Verde", en Actas das II Jornadas arqueolgicas. Lisboa,
1972, Associaao dos Arquelogos Portugueses: 223-225.
Faria Busto, F., 2002: "Estatua-menhir de Vilar de Santos".
Peza do Mes. Museo Arqueolxico Provincial de Ourense,
Setembro.
Faria Busto, F., Calo Lourido, F. y Acua Fernndez, P., 1974:
"Escultura castrexa", en Gran Enciclopedia GallegaSantiago
de Compostela: 116-125.
Fats, G., 1975: "Una estela de guerrero con escudo escotado en
"V" aparecida en las Cinco Villas de Aragn". Pyrenae, 11:
165-169.
Fats, G. y Martn-Bueno, M., 1977: Epigrafa romana de
Zaragoza y su provincia, Zaragoza.
Favrek, S., Gallay, A., Farjon, K. y de Peyer, B., 1986: Stles et
monuments du Petit Chasseur. Un site nolithique du Valais
(Suisse), Ginebra, Dpartement dAnthropologie.
Fedele, F.G., 1994a: "Ossimo (Valcamonica): scavi in siti
cultuali calcolitici con massi incisi", en Le pietre degli dei.
Menhir e stele dellet del Rame in Valcamonica e
Valtellina, ed. S. Casini, Bergamo: 135-150.
Fedele, F.G., 1994b: "Il contesto rituale delle stele calcolitiche
camuno-valtellinesi: gli scavi di Ossimo (Valcamonica)", en
Contributi allo studio dell'Archeologia e dell'Arte rupestre
in Valcamonica e nell'arco alpino, ed. A. Fossati, Bergamo,
Civico Museo Archeologico: 37-66.
Fedele, F.G. y Fossati, A., 1995: "Centro cultuale calcolitico
dell'Anvoia a Ossimo (Valcamonica): Scavi 1988-95", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 251-257.
Fedele, F.G., 2008: "Statue-menhirs, Human Remains and Mana
at the Ossimo "Anvia" Ceremonial Site, Val Camonica".
Journal of Mediterranean Archaeology, 21(1): 57-79.
Fedele, F.G., 1996: "Ossimo Chalcolithic site (Central Alps)", en
Tracce. Tracks-by Footsteps of Man-Online. Rock Art
Bulletin.
Fernndez Chicarro, C., 1961: "Una estela del tipo de Solana de
Cabaas, hallada en la provincia de Sevilla". Archivo
Espaol de Arqueologa, 34: 163-165.
Fernndez Manzano, J., 1986: Bronce Final en la Meseta Norte
espaola: el utillaje metlico, Valladolid, Junta de Castilla y
Len.
Fernndez Manzano, J., Serna, M.R. y Teira, L., 1989: "Arte
Esquemtico. El dolo de San Sebastin de Garabandal".
Revista de Arqueologa, 93: 64-65.

503

Fernndez Miranda, M., 1986a: "La estela de las Herencias


(Toledo) ", en Estudios en Homenaje al Doctor Antonio
Beltrn MartnezZaragoza: 463-475.
Fernndez Miranda, M., 1986b: "Relaciones entre la Pennsula
Ibrica, Islas Baleares y Cerdea durante el Bronce Medio y
Final", en La Sardegna nel Mediterrneo tra il secondo e il
primo millennio a.C. Selargius- Cagliari: 479-492.
Fernndez Miranda, M. y Pereira Sieso, J., 1992: "Indigenismo y
orientalizacin en la tierra de Talavera", en Actas de las
Primeras Jornadas de Arqueologa de Talavera de la Reina
y sus tierras (Talavera de la Reina 1990), Toledo: 57-93.
Fernndez Ochoa, C. y Zarzalejos Prieto, M., 1993: "La estela de
Chilln (Ciudad Real). Algunas consideraciones acerca de la
funcionalidad de las "Estelas de Guerrero" del Bronce Final
y su reutilizacin en poca romana." en V Congreso
Internacional de Estelas funerarias. Soria 1993: 263-271.
Fernndez-Posse, M.D., 1998: La investigacin protohistrica
en la Meseta y Galicia, Madrid, Sntesis.
Fernndez-Posse, M.D., Martn, C. y Montero Ruiz, I., 1999:
"Meseta Sur", en Las primeras etapas metalrgicas en la
Pennsula Ibrica: II. Estudios Regionales, eds. G. Delibes
de Castro y I. Montero Ruiz, Madrid, Fundacin Ortega y
Gasset: 217-239.
Ferrer Albelda, E., 1977: "La necrpolis megaltica de Fonelas
(Granada). El sepulcro "Domingo 1" y sus niveles de
enterramiento". Cuadernos de Prehistoria de la Universidad
de Granada, 2: 181-211.
Ferrer Albelda, E., 1978: "Serie de pulseras decoradas
pertenecientes al Bronce Final halladas en un enterramiento
secundario de la necrpolis megaltica de Fonelas
(Granada)". Baetica, 1: 181-193.
Ferrer Albelda, E., 1999: "La estela decorada de Montemayor
(Crdoba)". Antiquitas, 10: 239-245.
Ferrer Palma, J., 1976: "La necrpolis megaltica de Fonelas
(Granada). El sepulcro "Moreno 3" y su estela funeraria".
Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, 1:
75-109.
Ferrer Palma, J., 1987: "El Megalitismo en Andaluca Central",
en El Megalitismo en la Pennsula Ibrica, ed. G. Delibes de
Castro, Madrid, Ministerio de Cultura: 9-29.
Figuerola, M.G., 1982: "Nueva estela decorada del tipo II en San
Martn de Trevejo (Cceres)". Zephyrus, 34-35: 173-176.
Filloy, I., 1994: "Temas iconogrficos en las estelas funerarias
de la II Edad del Hierro en lava: Representaciones
astrales, animales y humanas. " en IV Congreso
Internacional sobre la Estela Funeraria, ed. M. Unzueta,
Donostia, Eusko Ikaskuntza: 343-358.
Fischer, J., 1984: "Die vorrmischen Skulpturen von
Nesactium". Hamburger Beitrge zur Archologie, 11: 9-98.
Flekinger, A. y Steiner, H., 2000: Der Mann aus dem Eis, Viena,
Sdtiroler
Archologiemuesum-Museo
archeologico
dell'Alto Adige.
Fleming, A., 1969: "The Myth of the Mother-Goddess". World
Archaeology, 1(2): 247-261.
Fletcher, W.J., Boski, T. y Moura, D., 2007: "Palynological
evidence for environmental and climatic change in the lower
Guadiana valley, Portugal, during the last 13000 years". The
Holocene, 17(4): 481-494.
Font Tullot, I., 2000: Climatologa de Espaa y Portugal,
Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca.
Formentini, R., 1979: "L'allineamento di Pontevecchio in Val di
Magra ed il significato della rappresentazione femminile nei
vari gruppi di statue.menhirs europee", en The Intellectual
Expressions of Prehistoric Man: Art and Religion.
Valcamonica Symposium III-1979: Proceedings.: 427-432.
Formentini, U., 1948: "Le statue-stele della Val di Magra e la

504

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

statuaria megalitica ligure." Rivista di Studi Liguri, 14(1-3):


39-63.
Fort Garca, A., Martnez Rodrguez, P. y Muoz Rufo, V.,
2005: "El jaciment arqueolgic de Ca l'Estrada". Treballs,
28: 5-16.
Fort Garca, A., Muoz Rufo, V. y Martnez Rodrguez, P.,
2005: "L'esttua menhir antropomorfa de ca l'Estrada". Cota
Zero, 20: 17-22.
Fossati, A., 1994: "Le figure antropomorfe", en Le pietre degli
dei. Menhir e stele dellet del Rame in Valcamonica e
Valtellina, ed. S. Casini, Bergamo: 127-130.
Freidel, D.A., 1979: "Culture Areas and Interaction Spheres:
contrasting Approaches to the Emergence of Civilization in
the Maya Lowlands". American Antiquity, 44(1): 36-54.
Frerichs, K., 2003: "Semiotische Aspekte der Archologie", en
Semiotik. Ein Handbuch zu den zeichentheoretischen
Grundlagen von Natur und Kultur - Semiotics. A Handbook
on the Sign-Theoretic Foundations of Nature and Culture,
eds. R. Posner, K. Robering y T.A. Sebeok, Berlin & New
York, Walter der Gruyter: 2977-2999.
Frey, O.H., 1980: "Der Westhallstattkreis im 6. Jahrhundert v.
Chr." en Die Hallstatt-Kultur. Frhform europischer
EinheitSteyr: 80-116.
Frey, O.H., 1998a: "Die Frstengrber", en Ein frhkeltischer
Frstengrabhgel am Glauberg im Wetteraukreis, Hessen.
Bericht ber die Forschungen 1994-1996Wiesbaden: 31-68.
Frey, O.H., 1998b: "The Stone Knight, the Sphinx and the Hare:
New Aspects of Early Figural Celtic Art". Proceedings of
the Prehistoric Society, 64: 1-14.
Frey, O.-H., 1999: "Recensin del catlogo Principi-Guerrieri.
La necropoli etrusca di Casale Maritimo. A cura di Anna
Maria Esposito. Ministerio per i Beni e le Attivit Culturali
Soprintendenza Archeologica per la Toscana, Comune di
Cecina. Electa, Milano, 1999." Germania, 77: 784-789.
Frey, O.H., 2000: "Keltische Grossplastik", en Reallexikon der
Germanischen AltertumskundeWalter der Gruyter: 395-407.
Fuente Andrs, F. y Fbregas Valcarce, R., 1994: "La laja
decorada de Os Campios", en Actas do Seminario "O
Megalitismo no Centro de Portugal" (Magualde, Nov.
1992)Viseu: 305-310.
Gabaln, V. (ed.) 1995: Mapa Geolgico de la Pennsula
Ibrica, Baleares y Canarias. Escala 1: 1.000.000, Madrid,
Instituto Tecnolgico Geominero de Espaa.
Gagnire, S. y Granier, J., 1962: "La stle anthropomorphe de
Lauris (Vaucluse)". Ogam. Tradition celtique, 14(2/3): 323328.
Gagnire, S. y Granier, J., 1967: "Nouvelles Stles
anthropomorphes chalcolithiques de la valle de la
Durance". Bulletin de la Socit prhistorique franaise, 64:
699-706.
Gago Blanco, F., 1990: "La espada de Guadalajara.
Restauracin". Revista de Arqueologa, 106: 8-14.
Galn Domingo, E., 1993a: "Las estelas decoradas del Suroeste
y las corrientes historiogrficas de la Arqueologa Espaola",
en Actas del V Congreso Internacional de Estelas
Funerarias. Soria, 1993: 63-69.
Galn Domingo, E., 1993b: Estelas, paisaje y territorio en el
bronce final del suroeste de la Pennsula Ibrica, Madrid,
Universidad Complutense de Madrid.
Galn Domingo, E., 2000: "Las estelas del Suroeste entre el
Atlntico y el Mediterrneo", en Actas del IV Congreso
Internacional de Estudios Fenicios y Pnicos. Vol. IV.
Cdiz, 2 al 6 de Octubre de 1995.Cdiz, Servicio de
publicaciones de la Universidad de Cdiz: 1789-1797.
Galn Domingo, E., 2004: "Noroeste y Suroeste: dos mbitos
para el trnsito", en Actas del Congreso: mbitos

tecnolgicos, mbitos de Poder. La Transicin Bronce


Final-Hierro en la Pennsula Ibrica, ed. A. Perea, Madrid:
1-14.
Galn Domingo, E., 2006: "Las estelas del suroeste: historias
de gentiles damas y poderosos guerreros?" en Acercndonos
al Pasado. Prehistoria en 4 Actos Madrid, Ministerio de
Cultura.
Galn Domingo, E., e.p.: "Marcas de Bronce en el valle del oro:
la metalurgia del Bronce Final en la cuenca del Guadiana y
su relacin con las regiones vecinas ", en Sidereum Ana II.
El ro Guadiana en el Bronce Final -Preactas, ed. J. Jimnez
vila, Mrida.
Galn Domingo, E. y Ruiz-Glvez, M., 1996: "Divisa, Dinero y
Moneda. Aproximacin al estudio de los patrones
metrolgicos prehistricos peninsulares ". Complutum Extra,
6(2): 151-165.
Galn Domingo, E. y Ruiz-Glvez, M., 2001: "Rutas ganaderas,
transterminancia y caminos antiguos. El caso del Occidente
peninsular entre el Calcoltico y la Edad del Hierro", en Los
rebaos de Gerin. Pastores y trashumancia en Iberia
antigua y medieval, ed. J. Gmez Pantonja, Madrid, Casa de
Velzquez: 263-278.
Galn Domingo, E. y Martn Bravo, A., 1991-1992:
"Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremena del
Tajo". Zephyrus, 44-45: 193-205.
Galn Saulnier, C. y Fernndez Vega, A., 1982-1983:
"Excavaciones en "Los Dornajos" (La Hinojosa, Cuenca):
campaas de 1981 y 1982. " Cuadernos de Prehistoria y
Arqueologa de la Universidad Autnoma de Madrid, 9-10:
31-49.
Galn Saulnier, C. y Poyato Holgado, C., 1980: "Excavaciones
en "Los Dornajos". La Hinojosa, Cuenca. " Cuadernos de
Prehistoria y Arqueologa de la Universidad Autnoma de
Madrid., 5-6: 71-79.
Gallay, A., 1995: "Les stles anthropomorphes du site
mgalithique du Petit-Chasseur Sion (Valais, Suisse)", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 167-194.
Gallay, G., 1970: "Die Steinkisten von Salvatierra de Tormes
(Prov. Salamanca)". Madrider Mitteilungen, 11: 35-59.
Garca Sanjuan, L., 1994: "Registro funerario y relaciones
sociales en el S.O (1500-1100 A.N.E.): Indicadores
estadsticos preliminares." en Arqueologa del Bajo
Guadiana. Actas del encuentro internacional de Arqueologa
del Suroeste., eds. J.M. Campos, J.A. Prez y F. Gmez,
Huelva y Niebla, 25 a 27 de Febrero de 1993., Grupo de
Investigacin Arqueolgica del Patrimonio del Suroeste.
Universidad de Huelva: 209-238.
Garca Sanjun, L. (ed.) 1998a: La Traviesa. Ritual Funerario y
Jerarquizacin Social en una Comunidad de la Edad del
Bronce de Sierra Morena Occidental, Sevilla, Universidad
de Sevilla, Ayuntamiento de Almadn de la Plata.
Garca Sanjun, L., 1998b: "La Traviesa. Anlisis del Registro
Funerario de una Comunidad de la Edad del Bronce", en La
Traviesa. Ritual Funerario y Jerarquizacin Social en una
Comunidad de la Edad del Bronce de Sierra Morena
Occidental, ed. L. Garca Sanjun, Sevilla, Universidad de
Sevilla, Ayuntamiento de Almadn de la Plata: 101-189.
Garca Sanjun, L., 1999: "Expressions of Inequality: Settlement
Patterns, Economy and Social Organization in the Southwest
Iberian Bronze Age [c.1700-1100 Bc]". Antiquity, 73(280):
337-351.
Garca Sanjun, L., 2005a: "Las piedras de la memoria, La
permanencia del megalitismo en el suroeste de la Pennsula
Iberica durante el II y I Milenios ANE". Trabajos de

BIBLIOGRAFA
Prehistoria, 62(1): 85-109.
Garca Sanjun, L., 2005b: "Grandes piedras viejas, memoria y
pasado. Reutilizaciones del dolmen de Palacio III (Almadn
de la Plata, Sevilla) durante la Edad del Hierro", en El
Perodo Orientalizante. Actas del III Simposio Internacional
de Arqueologa de Mrida: Protohistoria del Mediterrneo
Occidental, eds. S. Celestino Prez y J. Jimnez vila,
Mrida, CSIC: 595-604.
Garca Sanjun, L., 2006: "Funerary ideology and social
inequality in the Late Prehistory of the Iberian South-West
(c. 3300-850 cal BC)", en Social Inequality in Iberian Late
Prehistory, eds. P. Daz-del-Ro y L. Garca Sanjun,
Oxford, Archaeopress.
Garca Sanjun, L., 2010: "The warrior stelae of the Iberian
South-west. Symbols of power in ancestral landscapes", en
Atlantic Europe in the First millenium BC: Crossing the
Divide, eds. L. Armada Pita y T. Moore, Oxford, Oxford
University Press.
Garca Sanjun, L., Garrido Gonzlez, P. y Lozano Gmez, F.,
2007: "Las piedras de la memoria (II): El uso en poca
romana de espacios y monumentos sagrados prehistricos
del Sur de la Pennsula Ibrica". Complutum, 18: 109-130.
Garca Sanjun, L. y Hurtado Prez, V., 1997: "Los inicios de la
Jerarquizacin Social en el Suroeste de la Pennsula Ibrica
(c. 2500-1700 a.n.e.) Problemas conceptuales empricos".
Saguntum (PLAV), 30: 135-152.
Garca Sanjun, L. y Wheatley, D.W., 2006: "Investigations
rcentes dans les paysages mgalithiques de la privince de
Sville, Andalousie: Dolmen de Palacio III", en Origin and
Development of the Megalithic Monuments of Western
Europe, eds. L. Laporte, R. Joussaume y C. Scarre, Bougon,
Muse des Tumulus de Bougon: 473-484.
Garca Sanjun, L., Wheatley, D.W., Fbrega lvarez, P.,
Hernndez Arnero, M.J. y Polvorinos del Ro, A., 2006: "Las
estelas de guerrero de Almadn de la Plata (Sevilla).
Morfologa, Tecnologa y Contexto". Trabajos de
Prehistoria, 63(2): 135-152.
Garca-Gelabert Prez, M.P., 1996: "Carta Arqueolgica de
Alpedrete", en Reunin de Arqueologa MadrileaMadrid,
CSIC: 269-272.
Gardin, J.C. y Peebles, C.S., 1992: Representations in
Archaeology, Bloomington & Indianapolis, Indiana
University Press.
Garrido Pena, R., 1999: "El Campaniforme en la Meseta:
Anlisis de su contexto social, econmico y ritual", en
Departamento de Prehistoria Madrid, Universidad
Complutense de Madrid.
Garrido-Pena, R., Rojo Guerra, M. y Garca-Martnez de Lagrn,
I., 2005: "El Campaniforme en la Meseta Central de la
Pennsula Ibrica", en El campaniforme en la Pennsula
Ibrica y su Contexto Europeo- Bell Beaker in the Iberian
Peninsula and their European Context., eds. M. Rojo
Guerra, R. Garrido-Pena y I. Garca-Martnez de Lagrn,
Valladolid, Universidad de Valladolid: 411-456.
Gell, A., 1998: Art and Agency. An Anthropological Theory,
Oxford, Oxford University Press.
Gibbon, G., 1989: Explanation in Archaeology, Oxford & New
York, Basil Blackwell.
Giddens, A., 1979: Central Problems in Social Theory, London,
MacMillan.
Giddens, A., 1984: The Constitution of Society, Berkeley,
University of California Press.
Gil Pulido, J.L., Menndez Robles, M.L., Reyes Tellez, F. y
Reyes Tellez, J.L., 1988: "Excavaciones en el yacimiento del
Bronce Medio del Cerro del Obispo de Bayuela (Toledo)". I
Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, Tomo III:

505

Pueblos y culturas prehistricas y protohistricas (2): 93100.


Gilles, R., 1994: "Les statues-menhirs du dpartement de
l'Ardche, leur place dans le groupe bas-languedocien", en
La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 109-128.
Gillespie, S.D., 2000: "Beyond Kinship: An Introduction", en
Beyond Kinship. Social and Material Reproduction in House
Societies, eds. R.A. Joyce y S.D. Gillespie, Philadelphia,
University of Pennsylvania Press: 1-21.
Gillespie, S.D., 2001: "Personhood, Agency, and Mortuary
Ritual: A Case Study from the Ancient Maya". Journal of
Anthropological Archaeology, 20: 73-112.
Gillespie, S.D., 2008: "Aspectos corporativos de la persona
(personhood) y la encarnacin (embodiment) entre los
Mayas del perodo Clsico". Estudios de Cultura Maya, 31:
65-89.
Gilman, A., 1981: "The Development of Social Stratification in
Bronze Age Europe". Current Anthropology, 22(1): 1-23.
Gimbutas, M., 1965: Bronze Age Cultures in Central and
eastern Europe, The Hague, Mouton and Co.
Gimbutas, M., 1973: "The Beginning of the Bronze Age in
Europe and the Indo-Europeans: 3500-2500 B.C." Journal of
Indo-European Studies, 1(2): 163-214.
Gimbutas, M., 1980: "The Kurgan wave 2 into Europe and the
following transformation of culture". Journal of IndoEuropean Studies, 8: 273-317.
Gimbutas, M., 1991: The Civilization of the Goddess, San
Francisco, Harper.
Gimeno Garca-Lomas, R., 1991: "Estela de Poio", en Galicia
no TempoSantiago de Compostela: 104-105.
Gomes, L.F.C. y Carvalho, A.F., 1995: "A Orca dos Padres
(Magualde, Viseu)". Estudos Pr-Histricos, 3: 39-79.
Gomes, M.V., 1987: "Arte Rupestre do Vale do Tejo", en
Arqueologia do Vale do Tejo, Lisboa, IPPC: 26-43.
Gomes, M.V., 1989: "Arte Rupestre do Vale do Tejo. Um
Santurio Pr-Histrico", en Encuentros sobre el Tajo: el
agua y los asentamientos humanos, Madrid, Fundacin San
Benito de Alcntara: 49-75.
Gomes, M.V., 1993: "O Marco de Anta ou estela-menir de
Caparrosa (Tondela, Viseu)". Estdios Pr-histricos, 1: 727.
Gomes, M.V., 1994a: "Menires e cromeleques no complexo
cultural megaltico portugus. Trabalhos recentes e estado da
questo", en Actas do seminrio "O Megalitismo no Centro
de Portugal" (Magualde, Nov. 1992)Viseu: 317-342.
Gomes, M.V., 1994b: A Necrpole De Alfarrobeira (S.
Bartolomeu de Messines) E A Idade Do Bronze No
Concelho De Silves.
Gomes, M.V., 1995a: "As denominadas "Estelas Alentejanas"",
en A Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder.
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologia: 135.
Gomes, M.V., 1995b: "As estelas funerrias, da Idade do Bronze
Final, no Centro e Sul de Portugal", en A Idade do Bronze
em Portugal. Discursos de poder, Lisboa, Museu Nacional
de Arqueologia: 130.
Gomes, M.V., 1995c: "Estela decorada de Alfarrobeira", en A
Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder. Lisboa,
Museu Nacional de Arqueologia: 100.
Gomes, M.V., 1995d: "A Idade do Bronze no Algarve", en A
Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O.
Jorge, Lisboa, Museu Nacional de Arqueologia: 140-143.
Gomes, M.V., 1997a: "Esttuas-Menhires antropomrficas do
Alto-Alentejo. Descobertas recentes e problemtica".
Brigantium, 10: 255-279.

506

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Gomes, M.V., 1997b: "Megalitismo do Barlavento AlgarvioBreve Sntese". Setbal Arqueolgica, 11-12: 147-190.
Gomes, M.V., 2006: "Estelas funerrias da Idade do Bronze
Mdio do Sudoeste Peninsular - a iconografia do poder", en
Actas do VIII Congresso Internacional de Estelas
Funerrias, ed. M.N.d. Arqueologa, Lisboa, Museu
Nacional de Arqueologia: 47-62.
Gomes, M.V., 2007: "Estela-menir da Herdade do Barrocal
(Reguengos de Monsaraz, vora): resultados dos trabalhos
de 1995". Revista Portuguesa de Arqueologia, 10(1): 43-71.
Gomes, M.V. y Monteiro, J.P., 1977: "Las estelas decoradas do
Pomar (Beja-Portugal). Estudio comparado". Trabajos de
Prehistoria, 34: 165-212.
Gomes, M.V. y Silva, C.T., 1987: Levantamento Arqueolgico
do Algarve. Concelho de Vila do Bispo, Delegao Regional
do Sul. Secretaria de Estado da Cultura.
Gmez-Barrera, J.A., 1991: "Contribucin al estudio de los
grabados rupestres postpaleolticos de la Pennsula Ibrica:
las manifestaciones del Alto Duero." Espacio, Tiempo y
Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueologa, 4: 241-268.
Gmez-Barrera, J.A., 1995: "La estela funeraria en la Prehistoria
de la Pennsula Ibrica", en V Congreso Nacional de Estelas
funerarias, ed. C. De la Casa, Soria: 13-41.
Gmez-Barrera, J.A., 2000: "Arte rupestre esquemtico en la
Meseta castellano-leonesa", en Actas del 3 Congresso de
Arqueologa Pennsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP:
503-527.
Gmez-Moreno, M., 1904/05: "Memoria que trata del hallazgo
de poblaciones anteriores a la dominacin romana en las
provincias de vila, Salamanca y Zamora", Granada: 18.
Gmez-Moreno, M., 1949: "Sobre lo argrico granadino".
Miscelneas: 337-342.
Gmez Ramos, P., 1999-2000: "De metalrgia prehistrica
madrilea." en La Arqueologa madrilea en el final del
siglo XX: desde la Prehistoria hasta el ao 2000, Madrid:
167-176.
Gmez-Tabanera, J.M., 1986: "El Peatu de Vidiago (Llanes,
Asturias). Mito y religin en la prehistoria astur". Zephyrus,
36: 265-275.
Gonzlez Alcalde, J. y Garca Navajo-Ubierna, I., 1996: "Las
cistas de la Edad del Bronce de Salvatierra de Tormes
(Salamanca)". Verdolay, 8: 31-35.
Gonzlez Cordero, A., 1993: "Evolucin, yacimientos y
secuencia en la Edad del Cobre en la Alta Extremadura. "
Trabalhos de Antropologa e Etnologia, 33(3-4): 237-259.
Gonzlez Cordero, A., 1996: "Poblamiento de la Edad del Cobre
en la Alta Extremadura: Sector de Valdecaas (Cceres)", en
II Congreso de Arqueologa Peninsular, ed. R.B. Balbn, P.,
Zamora: 471-482.
Gonzlez Cordero, A., 1999: "Datos para la contextualizacin
del arte rupestre esquemtico en la Alta Extremadura".
Zephyrus, 52: 191-220.
Gonzlez Cordero, A. y Alvarado Gonzalo, M., 1983: "El dolo
de Salvatierra de Santiago (Cceres)". Norba. Revista de
Historia, 4: 223-225.
Gonzlez Cordero, A. y Alvarado Gonzalo, M., 1986: "La estela
antropomorfa de Salvatierra de Santiago (Cceres)". Studia
Zamorensia. Historica, 7: 259-266.
Gonzlez Cordero, A. y Alvarado Gonzalo, M., 1989-1990:
"Nuevas estelas decoradas en Extremadura". Norba. Revista
de Historia, 10: 59-66.
Gonzlez Cordero, A., Castillo, J. y Hernndez, M., 1991: "La
secuencia estratigrfica en los yacimientos calcolticos del
rea de Plasenzuela (Cceres)". Extremadura Arqueolgica,
2: 11-26.
Gonzlez y Fernndez Valles, J.M., 1976: "Estelas dolmnicas

asturianas". Zephyrus, 36-37: 291-297.


Gonzlez Ledesma, C., e.p.: "Nueva estela de guerrero
encontrada en el entorno del embalse de Orellana (Orellana
de la Sierra, Badajoz)", en VIII Congreso de Estudios
Extremeos (Badajoz, Marzo de 2006).
Gonzlez, M.A., 2004: Del Paleoltico a la Edad del Hierro.
Prehistoria en el Pico Castillo, El Gasco, Nuomoral. Las
Hurdes., Adgea sl.
Gonzlez Morales, M.R., 1999: "La Prehistoria Reciente. Los
antecesores de los cntabros." en Cntabros, la gnesis de
un puebloSantander: 61-94.
Gonzlez Ruibal, A., 2004: "Artistic Expression and Material
Culture in Celtic Gallaecia". e-Keltoi, 6(113-166).
Gonzlez Sainz, C. y Gonzlez Morales, M., 1986: La
Prehistoria en Cantabria, Santander, Ediciones Tantin.
Gonalves, V.S., 1992: Revendo as Antas de Reguengos de
Monsaraz, Lisboa, UNIARQU.
Gonalves, V.S., Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P.,
1997: "O Menhir do Monte da Ribeira (Reguengos de
Monsaraz, Alentejo) no contexto da arte megaltica
Occidental. " Brigantium, 10: 235-254.
Gosden, C. y Head, L., 1994: "Landscape - a usefully ambiguous
concept". Archaeology of Oceania, 29: 113-116.
Gosden, C. y Lock, G., 1998: "Prehistoric Histories". World
Archaeology, 30(1): 2-12.
Grimm, P., 1937: "Eine neue Platte der Endsteinzeit von
Hornburg, Mansfelder Seekreis". Mannus, 29: 427-437.
Grosjean, R., 1966: La Corse avant l'Historie. Monuments et Art
de la civilisation mgalithique insulaire du dbut du IIIe la
fin du IIe millnaire avant notre re, Pars, Editions
Klincksieck.
Grosjean, R., 1967: "Classification descriptive du Mgalithique
Corse". Bulletin de la Socit prhistorique franaise, 64:
707-742.
Guerra, A., 2002: "Novos monumentos epigrafados com escrita
do Sudoeste da vertente setentrional da Serra do Caldeirao".
Revista Portuguesa de Arqueologa, 5(2): 219-231.
Guilaine, J. y Zammit, J., 2002: El camino de la guerra. La
violencia en la prehistoria, Barcelona, Ariel.
Gutherz, X., Jallot, L. y Garnier, N., 1998: "Le monument de
Courion (Collias, Gard) et les statues-menhirs de l'Uzge
mridionale", en Actes du 2eme Colloque International sur
la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997:
119-134.
Gutirrez Gonzlez, J.M., Avell lvarez, J.L., 1986: Las
pinturas rupestres esquemticas de Ssamo, Vega de la
Espinadera (Len), Madrid, Centro de investigacin y
Museo de Altamira.
Gutirrez Pulido, D., 2002: "La estela antropomorfa de Castillo
de Bayuela ". Aguasal, 26: 14-17.
Haidar, J., 1997: "Semitica y Aqueologa: una relacin
interdiciplinaria necesaria". Cuicuilco. Escuela Nacional de
Antropologa e Historia, 4(10-11): 121-142.
Harbison, P., 1969: The Daggers and Halberds of the Early
Bronze Age in Ireland, Mnchen, Beck.
Harding, A.F., 2000: European Societies in the Bronze Age,
Cambridge, Cambridge University Press.
Harrison, R.J., 1974: "Ireland and Spain in the Early Bronze
Age. Fresh evidence for Irish and British contacts with the
Proto-Atlantic Bronze Age in Spain in the second
millennium BC." Journal of the Royal Society of Antiquaries
of Ireland, 104: 52-73.
Harrison, R.J., 1977: The Bell Beaker Cultures of Spain and
Portugal, Cambridge, Mass., American School of Prehistoric
Research. Peabody Museum. Harvard University.
Harrison, R.J., 1988: "Bell Beakers in Spain and Portugal:

BIBLIOGRAFA
working with radiocarbon dates in the 3rd millennium BC."
Antiquity, 62: 464-472.
Harrison, R.J., 2004: Symbols and Warriors. Images of the
European Bronze Age, Bristol, Western Academics &
Specialist Press Ltd.
Hasler, A., 1998: "Les stles de la ncropole tumulaire
nolithique de Chteau Blanc (Ventabren, Bouches-duRhne)", en Actes du 2eme Colloque International sur la
Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 105112.
Husler, A., 1966: "Anthropomorphe Stelen des Eneolithikums
im nordpontischen Raum". Wissenschaftlichen Zeitschrift
der Martin-Luther-Universitt, 15(1): 29-73.
Husler, A., 1966/69: "Eine Stele mit menschlicher Gestalt aus
dem nordpontischen Gebiet". IPEK, 22: 53-61.
Husler, A., 1992: "Zur kulturgeschichtlichen Einordnung
griechischen Stelen. Ein Beitrag zur Frage nach dem
Ursprung der Griechen." en Heinrich Schliemann:
Grundlagen und Ergebnisse moderner Archologie 100
Jahre nach Schliemanns Tod, ed. J. Herrmann: 253-266.
Hawkes, T., 1977: Structuralism & Semiotics, Berkeley & Los
Angeles, University of California Press.
Hayden, B. y Schulting, R., 1997: "The Plateau Interaction
Sphere and Late Prehistoric Cultural Complexity". American
Antiquity, 62(1): 51-85.
Hedges, R.E.M., Housley, R.A., Bronk, C.R. y Van Klinken,
G.J., 1991: "Radiocarbon dates from the oxford ams system:
archaeometry datelist 12". Archaeometry, 33(1): 121-134.
Hedges, R.E.M., Housley, R.A., Bronk, C.R. y Van Klinken,
G.J., 1992: "Radiocarbon dates from the oxford ams system:
archaeometry datelist 14". Archaeometry, 34(1): 141-159.
Hedges, R.E.M., Housley, R.A., Bronk, C.R. y Van Klinken,
G.J., 1993: "Radiocarbon dates from the oxford ams system:
archaeometry datelist 17". Archaeometry, 35(2): 305-326.
Heleno, M., 1933: "Tampas sepulcrais insculturadas da poca do
bronze". O Arqueologo Portugus, 29: 186-189.
Heleno, M., 1956: "Um quarto de sculo de investigaao
arqueolgica". O Arqueologo Portugus. Nova Serie, 3: 221237.
Helms, M., 1988: Ulysses Sail. An Ethnographic Odyssey of
Power, Knowledge and Geographical Distance, Princeton,
Princeton University Press.
Hennig, H., 1970: Die Grab- und Hortfunde der
Urnenfelderkultur aus Ober- und Mittelfranken.,
Kallmnz/Opf, Verlag Michael Lassleben.
Hernndez Pacheco, E., Cabr, J. y Vega de Sella, C., 1914:
"Las pinturas rupestres de Pea T". Trabajos de la
Comisin de Investigaciones Paleontolgicas y
Prehistricas, 2: 1-23.
Hernando, A., 1983: "La orfebrera durante el Calcoltico y el
Bronce Antiguo en la Pennsula Ibrica". Trabajos de
Prehistoria, 40: 85-138.
Hernando, A., 1989: "Inicios de la Orfebrera en la Pennsula
Ibrica", en El oro en la Espaa Prerromana. Monografa de
la Revista de ArqueologaMadrid, Zugarto: 32-45.
Hernando, A., 2003: Arqueologa de la Identidad, Madrid, Akal.
Herrmann, F.R., 1985: Der Glauberg am Ostrand der Wetterau.
Herrmann, F.R., 1996: "Die Statue eines Frsten vom Glauberg",
en Denkmalpflege in Hessen: 2-7.
Herrmann, F.R., 1998a: "Die steinernen Statuen", en Ein
frhkeltischer Frstengrabhgel am Glauberg im
Wetteraukreis, Hessen. Bericht ber die Forschungen 19941996Wiesbaden: 20-31.
Herrmann, F.R., 1998b: "Topographie und Befunde", en Ein
frhkeltischer Frstengrabhgel am Glauberg im
Wetteraukreis, Hessen. Bericht ber die Forschungen 1994-

507

1996.Wiesbaden: 5-20.
Herrmann, F.R., 2000: "Keltische Frsten in der Wetterau.
Frstengrabhgel, Heiligtum und Statuen vom Glauberg", en
25 Jahre Denkmalpflege in Hessen: 32-33.
Herrmann, F.R. y Frey, O.H., 1996: Die Keltenfrsten vom
Glauberg. Ein frhkeltischer Frstengrabhgel am Hang des
Glauberges bei Glauburg-Glauberg, Wetteraukreis.
Herzfeld, M., 1992: "Metapatterns. Archaeology and the uses of
evidential scarcity", en Representations in Archaeology, eds.
J.C. Gardin y C.S. Peebles, Bloomington & Indianapolis,
Indiana University Press: 66-86.
Hochuli, S., Kninger, J. y Ruoff, U., 1994: "Der
absolutchronologische Rahmen der Frhbronzezeit in der
Ostschweiz und in Sdwestdeutschland". Archologisches
Korrespondenzblatt, 24: 269-282.
Hck, M., 1993: "Castros und Kriegerstelen der Eisenzeit", en
Funde in Portugal, eds. H. Schubart, A. Arbeiter y S.
Noack-Haley, Gttingen-Zrich, Muster-Schmidt Verlag:
103-120.
Hck, M., 2001: "Die Eisenzeit im Nordwesten der Iberischen
Halbinsel", en Denkmler der Frhzeit, eds. M. Blech, M.
Koch y M. Kunst, Mainz, Verlag Philipp von Zabern: 377387.
Hck, M., 2002: "Die "Lusitanischen Kriegerstatuen" in
Nordportugal", en Das Rtsel del Kelten vom Glauberg.
Glaube, Mythos, Wirklichkeit, ed. VVAA, Stuttgart, Konrad
Theiss Verlag: 229-231.
Hck, M., 2003: "Os "guerreiros lusitano-galaicos" na histria
da investigaao, a sua dataao e interpretaao: cultura
castreja e celtas". Madrider Mitteilungen, 44: 51-66.
Hodder, I., 1982a: "The identification and interpretation of
ranking in prehistory: a contextual perspective." en Ranking,
Resource and Exchange. Aspects of the Archaeology of
Early European Society, eds. C. Renfrew y S. Shennan,
Cambridge, Cambridge University Press: 150-154.
Hodder, I., 1982b: "Theoretical archaeology: a reactionary view.
" en Symbolic and Structural Archaeology, ed. I. Hodder,
Cambridge, Cambridge University Press: 1-16.
Hodder, I., 1984: "Archaeology in 1984". Antiquity, 58: 25-32.
Hodder, I., 1985: "Postprocessual archaeology", en Advances in
archaeological method and theory, ed. M.B. Schiffer: 1-26.
Hodder, I., 1986: Reading the Past. Current approaches to
interpretation in archaeology, Cambridge & New York,
Cambridge University Press.
Hodder, I., 1989a: "Post-modernism, post-structuralism and
post-processual archaeology", en The Meanings of Things.
Material Culture and Symbolic Expression, ed. I. Hodder,
London, Unwin-Hyman: 64-78.
Hodder, I. (ed.) 1989b: The Meanings of Things. Material
Culture and Symbolic Expression, London, Unwin-Hyman.
Hodder, I., 1989c: "This is Not an Article about Material Culture
as Text". Journal of Anthropological Archaeology, 8: 250269.
Hodder, I., 1991: "Interpretative Archaeology and its Role".
American Antiquity, 56(1): 7-18.
Hodder, I., 1992: Theory and Practice in Archaeology, London
& New York, Routledge.
Hodder, I., 1999: The Archaeological Process., Oxford,
Blackwell Publishers.
Hughen, K.A. [et alii], 2004: "Marine04 marine radiocarbon age
calibration, 0-26 cal kyr BP". Radiocarbon, 46(3): 10591086.
Hunt, M., 1998: "Anlisis Arqueometalrgico de La Traviesa",
en La Traviesa. Ritual Funerario y Jerarquizacin Social en
una Comunidad de la Edad del Bronce de Sierra Morena

508

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Occidental, ed. L. Garca Sanjun, Sevilla, Universidad de


Sevilla, Ayuntamiento de Almadn de la Plata: 259-270.
Hunt, M., 2003: Prehistoric Mining and Metallurgy in South
West Iberian Peninsula, Oxford, Archaeopress.
Hunt, M., 2005: "La explotacin de los recursos minerales en
Europa y la Pennsula Ibrica durante la Prehistoria", en
Bocamina. Patrimonio Minero de la Regin de Murcia,
Murcia: 3-18.
Hunt, M. y Hurtado Prez, V., 1999: "Suroeste", en Las
primeras etapas metalrgicas en la Pennsula Ibrica: II,
Estudios regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero
Ruiz, Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 275-331.
Hurtado Prez, V., 2005: "El Campaniforme en Extremadura.
Valoracin del proceso de cambio socioeconmico en las
cencas medias del tajo y Guadiana", en El campaniforme en
la Pennsula Ibrica y su Contexto Europeo- Bell Beaker in
the Iberian Peninsula and their European Context., eds. M.
Rojo Guerra, R. Garrido-Pena y I. Garca-Martnez de
Lagrn, Valladolid, Universidad de Valladolid: 321-350.
Hurtado Prez, V. y Hunt, M., 1999: "Extremadura", en Las
primeras etapas metalrgicas en la Pennsula Ibrica: II.
Estudios regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero
Ruiz, Madrid, Fundacin Ortega y Gasset. Ministerio de
Educacin y Cultura: 241-274.
Hurwit, J.M., 1988: The Art and Culture of Early Greece, 1100480 B.C., Ithaca, Cornell University Press.
Iglesias Gil, A., 1987: "Recuperacin de dos estelas decoradas".
Revista de Arqueologa, 80: 64-65.
Iglesias Gil, J.M., 1980a: "Nueva estela decorada procedente de
el Viso (Crdoba)". Zephyrus, 30-31: 254-256.
Iglesias Gil, A., 1980b: "Estela indita hallada en El Viso
(Crdoba)". Archivo Espaol de Arqueologa, 53(141-142):
189-194.
Instituto Geolgico y Minero de Espaa, 1972: Mapa
Metalogentico de Espaa. E. 1:1,500.000. Madrid.
Iriarte Chiapusso, M.J., 1997: "El paisaje vegetal de la
Prehistoria tarda y primera historia en el Pas Vasco
Peninsular". Isturitz, 9: 669-677.
Izquierdo de Montes, R. y Lpez Jurado, S., 1998: "Estela de
guerrero de El Coronil (Sevilla)". SPAL: Revista de
prehistoria y arqueologa de la Universidad de Sevilla, 7:
177-182.
Jallot, L., 1998: "Enqute typologique et chronologique sur les
menhirs anthropomorphes: tudes de cas dans le Sud de la
France, l'Ouest, l'Arc alpin et la Bourgogne", en Actes du
2eme Colloque International sur la Statuaire Mgalitique.
Saint-Pons-de Thomires, 1997.: 317-350.
Janin, T., 2001: "Spultures, ncropoles, archologie funraire et
societs de L'ge du Bronze dans le Sud-Ouest de la France".
Documents d'archologie mridionale, 24.
Janssen, C.R., 1985: "Histria da vegetaao", en Livro Gua da
Pr-Reuniao. Glaciaao da Serra de Estrela - Aspectos do
Quaternario da Orla Atlntica, ed. S. Daveau, Lisboa: 6672.
Jehasse, J., 1994: "Du menhir a l'Hermes. Essai d'interprtation
des stles corses anthropomorphes", en La statuaria
antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli.La Spezia: 129-137.
Jensen, J., 1982: The Prehistory of Denmark, London & New
York, Methuen.
Jensen, J., 1999: "Eichensrge aus der nordeuropischen
Bronzezeit", en Gtter und Helden der Bronzezeit. Europa
im zeitalter des OdysseusOstfildern, Hatje Cantz Verlag:
108-109.
Jimnez vila, J. y Gonzlez Cordero, A., 1996: "Referencias

culturales en la definicin del Bronce Final y la primera


Edad del Hierro de la Cuenca del Tajo: El yacimiento de
Talavera la Vieja, Cceres", en II Congresso de Arqueologa
Peninsular, eds. P. Bueno Ramrez y R. Balbn Behrmann,
Zamora: 181-190.
Jimnez Guijarro, J., 2000: "Los menhires decorados de La
Cerca (Malpartida de Plasencia, Cceres)", en "El
Megalitismo en Extremadura (Homenaje a Elas Diguez
Luengo)", eds. J. Jimnez vila y J.J. Enrquez Navascus,
Mrida: 381-392.
Jimnez Guijarro, J. y Daz-Guardamino Uribe, M., 1999: "Los
menhires decorados de "El Caal" (Alpadrete, Madrid)".
Arqueologa GEAP, 24: 61-72.
Jimnez Hernndez, A., 2004: "La secuencia cultural del II
Milenio a.C. en Los Alcores (Sevilla)". Carel, 2: 425-590.
Jimeno Martnez, A., 1988: "La investigacin del Bronce
Antiguo en la Meseta Superior." Trabajos de Prehistoria,
45: 103-121.
Jimeno Martnez, A., 2001: "El Modelo de Trashumancia
aplicado a la cultura de Cogota I", en La Edad del Bronce,
Primera Edad de Oro de Espaa? Sociedad, Economa e
Ideologa, ed. M. Ruiz-Glvez, Barcelona, Crtica: 139-178.
Jimeno Martnez, A. y Fernndez Moreno, J.J., 1992: "El
poblamiento desde el Neoltico a la Edad del Bronce:
constantes y cambios", en 2 Symposium de Arqueologa
Soriana Soria, Publicaciones de la Excelentsima Diputacin
de Soria: 71-101.
Jockenhvel, A., 1994: "Herd, Haus und Hof-Siedlungswesen",
en Bronzezeit in Deutschland, eds. A. Jockenhvel y W.
Kubach, Stuttgat: 18-21.
Jockenhvel, A. y Kubach, W. (eds.), 1994: Bronzezeit in
Deutschland, Stuttgart.
Johansen, K.L., Laursen, S.T. y Holst, M.K., 2004: "Spatial
patterns of social organization in the Early Bronze Age of
South Scandinavia". Journal of Anthropological
Archaeology, 23(1): 33-55.
Johnson, A.W. y Earle, T.K., 1987: THe Evolution of Human
Societies, Stanford, Stanford University Press.
Jones, A., 2003: "Technologies of remembrance: memory,
materiality and identity in Early Bronze Age Scotland", en
Archaeologies of Remembrance: Death and Memory in Past
Societies, ed. H. Williams, New York, Kluwer Academic/
Plenum Publishers: 65-88.
Jones, A., 2007: Memory and Material Culture, Cambridge
University Press.
Jones, S., 1997: The Archaeology of Ethnicity, New York,
Routledge.
Jorge, S.O., 1980: "A estao arqueolgica do Tapado da
Caldeira (Baio)". Portugalia. Nova Serie, 1: 29-50.
Jorge, S.O., 1986: Povoados da Pr-histria Recente (III. incios
do II. Milnios a. C.) da Regio de Chaves -Vila Pouca de
Aguiar (Trs-os-Montes Ocidental), Porto, Instituto de
Arqueologia da Faculdade de Letras.
Jorge, S.O., 1988: "Reflexes sobre a Pr-Histria recente do
Norte de Portugal". Trabalhos de Antropologia e Etnologia,
28: 85-112.
Jorge, S.O., 1990a: "A consolidao do sistema agro-pastoril",
en Portugal das Origens Romanizao, ed. J. Alarco,
Lisboa, Editorial Presena: 102-162.
Jorge, S.O., 1990b: "Desenvolvimento da hierarquizao social e
da metalurgia", en Portugal das Origens Romanizao, ed.
J. Alarco, Lisboa, Editorial Presena: 163-212.
Jorge, S.O., 1990c: "Complexificaao das sociedades e sua
insero numa vasta rede de intercmbios", en Portugal das
Origens Romanizao, ed. J. Alarco, Lisboa, Editorial
Presena: 214-255.

BIBLIOGRAFA
Jorge, S.O., 1993: "O povoado de castelo Velho (Freixo do
Numao, Vila Nova de Foz Ca) no contexto da Pr-Histria
recente do Norte de Portugal". Trabalhos de Antropologia e
Etnologia, 33(1-2): 179-221.
Jorge, S.O., 1995a: "Castelo Velho no contexto da Pr-Histria
recente do Norte de Portugal." en A Idade do Bronze em
Portugal. Discursos de Poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa, Museu
Nacional de Arqueologia: 37-38.
Jorge, S.O. (ed.) 1995b: A Idade do Bronze em Portugal.
Discursos de poder, Lisboa, Museu Nacional de
Arqueologia.
Jorge, S.O., 1995c: "Neolithic and Copper Age Settlements of
Northern Portugal", en The Origins of Complex Societies in
Late Prehistoric Iberia, ed. K. Lillios, Ann Harbor: 95-96.
Jorge, S.O., 1996/97: "Diversidade regional na Idade do Bronze
da Pennsula Ibrica. Visibilidade e opacidade do "registo
arqueolgico"". Portugalia, Nova Srie, 17-18: 77-96.
Jorge, S.O., 1998a: "Castelo Velho de Freixo do Numao (Vila
Nova de Foz Ca, Portugal): Breve Genealogia de uma
interpretao", en Actas do colquio A Pr-Histria na
Beira Interior (Tondela, Nov. 1997) Viseu: 279-293.
Jorge, S.O., 1998b: "Later Prehistoric Monuments of Northern
Portugal: Some Remarks". Journal of Iberian Archaeology,
0: 105-113.
Jorge, S.O., 1998c: "Colnias, fortificaes, lugares
monumentalizados. Trajectria das concepes sobre um
tema do Calcoltico peninsular." en Arqueologia. Percursos
e interrogaes., eds. S.O. Jorge y V.O. Jorge, Porto,
ADECAP: 69-150.
Jorge, S.O., 1999a: "Stelen und Menhirstatuen der Bronzezeit
auf der Iberischen Halbinsel: Diskurse der Macht", en Gtter
und Helden der Bronzezeit. Europa im zeitalter des
Odysseus, Ostfildern, Hatje Cantz Verlag: 114-122.
Jorge, S.O., 1999b: "Cabeo da Mina (Vila Flor, Portugal). Ein
Kupferzeitliches Heiligtum mit "Stelen"", en Gtter und
Helden der Bronzezeit. Europa im Zeitalter des Odysseus,
Ostfildern, Hatje Cantz Verlag: 137-141.
Jorge, S.O., 1999c: "Siedlungen und Territorien der Bronzezeit
auf der Iberischen Halbinsel: Einige berlegungen zim
aktuellen Forschungsstand", en Gtter und Helden der
Bronzezeit. Europa im zeitalter des Odysseus, Ostfildern,
Hatje Cantz Verlag: 60-63.
Jorge, S.O., 2000a: "Introduo: Breve evoluo da Pr-histria
recente do Norte de Portugal (do VI ao II Milnio A.C.)", en
Actas do 3 Congresso de Arqueologia Peninsular, ed. V.O.
Jorge, Porto, ADECAP: 7-12.
Jorge, S.O., 2000b: "Domesticating the Land: The First
Agricultural Communities in Portugal". Journal of Iberian
Archaeology, 2: 43-98.
Jorge, S.O., 2002: "Um vaso campaniforme cordado no Norte de
Portugal: Castelo Velho de Freixo do Numao (V N de Foz
Ca). Breve notcia." Revista da Faculdade de Letras,
Cincias e Tcnicas do Patrimnio, I Serie, 1: 27-50.
Jorge, S.O. y Rubinos, A., 2002: "Absolute Chonology of
Castelo Velho de Freixo do Numao (Northern Portugal):
Data and Problems". Journal of Iberian Archaeology, 4: 83105.
Jorge, V.O., 1995a: "Estela de Longroiva", en A Idade do Bronze
em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa,
Museu Nacional de Arqueologia: 22.
Jorge, V.O., 1995b: "Esttua-menir de Chaves", en A Idade do
Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge,
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologia: 26.
Jorge, V.O., 1995c: "Esttua-menir de Faies", en A Idade do
Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge,
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologia: 22.

509

Jorge, V.O., 1997: "Questes de interpretao da arte


megaltica". Brigantium, 10: 47-65.
Jorge, V.O. y Almeida, C.A.F., 1980: "A esttua-menir flica de
Chaves". Trabalhos do Grupo de Estudos Arqueolgicos do
Porto, 6: 1-24.
Jorge, V.O., Baptista, A.M. y Gonalves, A.A.B., 1986: "Menir
de S. Bartolomeu do Mar (Esposende)". Boletim Cultural de
Esposende, 9-10: 13-20.
Jorge, V.O., Cardoso, J.M., Pereira, L.S. y Coixao, A.S., 2003:
"Castanheiro do Vento, a late prehistoric monumental
enclosure in the Foz Ca region, Portugal - Recent research
(1998-2002)". Journal of Iberian Archaeology, 5: 138-149.
Jorge, V.O. y Jorge, S.O., 1983: "Ntula preliminar sobre uma
nova esttua-menir do Norte de Portugal". Arqueologia
(Porto), 7: 44-47.
Jorge, V.O. y Jorge, S.O., 1990: "Statues-menhirs et stles du
nord du Portugal". Revista da Faculdade de Letras, II Serie,
7: 299-324.
Jorge, V.O. y Jorge, S.O., 1993: "Statues-menhirs et stles du
nord du Portugal", en Les representations humaines du
Nolithique LAge du Fer. Actes du 115e congrs national
des socits savantes. Avignon, 1990, eds. J. Briard y A.
Duval, Pars, d. du Comit des travaux historiques et
scientifiques: 29-44.
Joyce, R.A., 2000: "Heirlooms and houses: materiality and
social memory", en Beyond Kinship. Social and Material
Reproduction in House Societies, eds. R.A. Joyce y S.D.
Gillespie, Philadelphia, University of Pennsylvania Press:
189-212.
Joyce, R.A., 2007: "Figures, Meaning, and Meaning-making in
Early Mesoamerica", en Material Beginnings: A Global
Prehistory of Figurative Representation, eds. C. Renfrew y
I. Morley, Cambridge, McDonald Institute for
Archaeological Research: 107-116.
Joyce, R.A., 2008: Ancient Bodies, Ancient Lives: Sex, Gender,
and Archaeology, London, Thames & Hudson.
Junghans, S., Sangmeister, E. y Schrder, M., 1968: Kupfer und
Bronze in der Frhen Metallzeit Europeas. Katalog der
Analysen Nr. 985-10040., Berln, Gebr. Mann Verlag.
Junghans, S., Sangmeister, E. y Schrder, M., 1974: Kupfer und
Bronze in der Frhen Metallzeit Europeas. Katalog der
Analysen Nr. 10041-22000 (mit Nachuntersuchungen del
Analysen Nr. 1-10040). Berln, Gebr. Mann Verlag.
Juvent, E., Lafuente, A. y Lopez, J.B., 1994: "L'origen de
l'arquitectura en pedra i l'urbanisme a la Catalunya
occidental". Cota Zero, 10: 73-89.
Kaiser, J.M., 2003: "Puntas de flecha de la Edad del Bronce en
la Pennsula Ibrica. Produccin, circulacin y cronologa."
Complutum, 14: 73-106.
Kalb, P., 1980: "Zur Atlantischen Bronzezeit in Portugal".
Germania, 58: 25-59.
Kalb, P., 1990: "Megalithgrber zwischen Tejo und Douro", en
Probleme der Megalithgrberforschung. Vortrge zum 100.
Geburstag von Vera Leisner, ed. A.M. Deutsches
Archologisches Institut, Berlin-New York, Walter der
Gruyter: 19-33.
Kalb, P., 1991: "Die Goldringe vom Castro Senhora da Guia,
Baioes (Co. Sao Pedro do Sul), Portugal. " en Festschrift fr
Wilhelm Schle zum 60. Geburstag. Marburg: 185-200.
Kalb, P., 1995a: "O Tesouro de Baioes", en A Idade do Bronze
em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa,
Museu Nacional de Arqueologa: 101-102.
Kalb, P., 1996: "Megalithic transport and territorial markers.
Evidence from Vale de Rodrigo, vora, South of Portugal".
Antiquity, 70(269): 683-685.
Kalb, P., 2008: Denkmler fr die Ewigkeit. Megalithforschung

510

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

in
Vale
de
Rodrigo,
Portugal,
http://www.dainst.org/spuren/index_3065_de.html [2008].
Kalb, P. y Hck, M., 1979: "Escavaoesna necrpole de mamoas
"Fonte da Malga" - Viseu, Portugal". Beira Alta, 38(3): 593604.
Keane, W., 2005: "The Hazards of New Cloths: What Signs
Make Possible", en The Art of Clothing, eds. S. Kchler y G.
Were, Los Angeles, UCL Press: 1-16.
Keates, S., 2000: "The ancestralization of the Landscape:
Monumentality, memory, and the rock art of Copper Age
Val Camonica", en Signifying place and space: World
perspectives in rock art and landscape, ed. G. Nash, Oxford,
Archaeopress: 83-102.
Kekstadt, G., 2000: Kleidung als Klimaschutz und Sozialattribut
bei vorgeschichtlichen Kulturen in Europa. Eine
Untersuchung an bronzezeitlichen Grabfunden, Hamburg,
Universitt Hamburg.
Kelly, K.G., 1997: "The Archaeology of African-European
Interaction: Investigating the Social Roles of Trade, and the
Uses of Space in Seventeenth- and Eighteenth-Century
Hueda Kingdom, Republic of Benin". World Archaeology,
28(3): 351-369.
Kelly, R.L., 1992: "Mobility/Sedentism: Concepts,
Archaeological Measures and Effects". Annual Review of
Anthropology, 21: 43-66.
Kimmig, W., 1983: "Die griechische Kolonisation im westlichen
Mittelmeergebeit und ihre Wirkung auf die Landschaften des
westlichen Mitteleuropa". Jahrbuch des rmischgermanischen Zentralmuseums. Mainz, 30: 5-78.
Kimmig, W., 1987: "Eisenzeitliche Grabstelen in Mitteleuropa.
Versuch eines berblicks". Fundberichte aus BadenWrttemberg, 12: 251-297.
Kinnes, I., 1980: "The art of the exceptional: the statues-menhir
of Guernsey in context ". Archaeologia Atlantica, 3: 9-33.
Kinnes, I., 1995: "Statues-Menhirs and allied representations in
Northern France and the Channel Island", en Statue-stele e
massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame, eds. S. Casini,
R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo, Civico Museo
Archeologico di Bergamo: 131-141.
Kinnes, I., 1998: "La Gran'Mre du Chimquire ", en Actes du
2eme Colloque International sur la Statuaire Mgalitique.
Saint-Pons-de Thomires, 1997.: 245-248.
Kirchner, H., 1955: Die Menhire in Mitteleuropa und der
Menhirgedanke, Wiesbaden.
Koch, M., 2003: "Die lusitanish-gallkischen Kriegerstatuen in
ihrem literarisch-epigraphischen zusammenhang". Madrider
Mitteilungen, 44: 67-86.
Kossack, G., 1997: "Recent Discoveries from the
Novocherkassk Type and their Significance for the History
of the Steppe-Horsemen od the Late Bronze Age ", en
Towards Translating the Past. Georg Kossack Selected
Studies in Archaeology. Ten Essays written from the year
1974-1997, eds. B. Hnsel y A.F. Harding, Rahden, Verlag
Marie Leidorf: 145-176.
Kovalv, A., 1998: "berlegungen zur Herkunft der Skythen
aufgrund archologischer Daten". Eurasia Antiqua, 4: 248271.
Kovalv, A., 1999: "Die ltesten Stelen am Ertix". Eurasia
Antiqua, 5: 135-177.
Krause, R., 1988a: "Ein alter Grabfund der jngeren
Frhbreinzezeit von Reutlingen. Anmerkungen zur
Frhbronzezeit Sdwestdeutschlands". Fundberichte aus
Baden-Wttemberg, 13: 199-212.
Krause, R., 1988b: "Der Beginn der Metallzeiten. Von Kupfer
zur Bronze", en Archologie in Wrttemberg. Ergebnisse
und Perspektiven archologischer Forschung von der

Altsteinzeit bis zur Neuzeit, ed. D. Planck, Stuttgart, Theiss:


111-139.
Krause, R., 1998: "Zur Entwicklung der frhbronzezeitlichen
Mettallurgie nrdlich der Alpen", en Mensch und Umwelt in
der Bronzezeit Europas. Berlin, 1998, ed. B. Hnsel, Kiel,
Oetker-Voges Verlag: 163-192.
Kristiansen, K., 1981: "Economic models for Bronze Age
Scandinavia - towards an integrated approach", en I:
Economic Archaeology, Towards an Integration of
Ecological and Social Approaches, eds. A. Sheridan y G.
Bailey, Oxford, British Archaeological Reports: 239-303.
Kristiansen, K., 1987: "From stone to bronze - the evolution of
social complexity in Northern Europe, 2300-1200 BC", en
Specialization, Exchange and Complex Societies, eds. E.M.
Brumfiel y T.K. Earle, Cambridge, Cambridge University
Press: 30-51.
Kristiansen, K. y Larsson, T.B., 2006: La emergencia de la
sociedad del Bronce. Viajes, transmisiones y
transformaciones., Barcelona, Bellaterra.
Kristiansen, K. y Rowlands, M., 1998: Social Transformations
in Archaeology. Global and Local Perspectives, London &
New York, Routledge.
Ksica, M., 1994: "Menhirs anthropomorphes en Europe
Centrale, Europe de L`Est, en URSS et en Mongolie." en La
statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 21-40.
Kubarev, V.D. y Zevendroz, D., 1997: "Sateinstelen aus der
Westmongolei". Eurasia Antiqua, 3: 571-580.
Kuhn, T.S., 1992: La estructura de las revoluciones cientficas,
Mjico, Fondo de Cultura Econmica.
Kurz, S., 1997: Bestattungsbrauch in der westlichen
Hallstattkultur, Tbingen, Waxmann Verlag.
Lakoff, G. y Johnson, M., 1999: Philosophy in the Flesh. The
Embodied Mind and its Challenges to Western Thought,
New York, Basic Books.
Landau, J., 1977: Les reprsentations anthropomorphes
mgalithiques de la rgion mditerranenne (3e au 1er
millnaire), Pars, CNRS.
Lautensach, H., 1967[1964]: Geografa de Espaa y Portugal,
Barcelona, Vicens Vives.
Lazarich Gonzlez, M., 2005: "El Campaniforme en Andaluca",
en El campaniforme en la Pennsula Ibrica y su Contexto
Europeo- Bell Beaker in the Iberian Peninsula and their
European Context., eds. M. Rojo Guerra, R. Garrido Pena y
G. Garca Martnez de Lagrn, Valladolid, Universidad de
Valladolid: 351-370.
Le Roux, C.-T., 1998: "Du menhir la statue dans le
mgalithisme armoricain", en Actes du 2eme Colloque
International sur la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de
Thomires, 1997: 217-234.
Lehrberger, G., 1995: "The gold deposits of Europe: An
overview of the possible metal sources for prehistoric gold
objects", en Prehistoric gold in Europe. Mines, Metallurgy
and Manufacture, eds. G. Morteani y J.P. Northover,
Dordrecht, Kluwer Academic: 115-144.
Leisner, G., 1935: "La estela-menhir de la Granja de Toniuelo".
Investigacin y Progreso, 5: 129-134.
Leisner, G. y Leisner, V., 1959: Die Megalithgrber der
Iberischen Halbinsel. Der Westen, Berln, Walter der
Gruyter.
Leisner, G. y Leisner, V., 1960: "El Guadalperal". Madrider
Mitteilungen, 1: 20-74.
Leisner, V., 1998: Die Megalithgrber der Iberischen Halbinsel.
Der Westen, Berlin, Walter der Gruyter.
Lejeune, M., 1971: Lepontica, Paris, Les Belles Letres.

BIBLIOGRAFA
Lemercier, O., 2006: "Le Campaniforme et lEurope la fin du
Nolithique",
en
http://ubprehistoire.free.fr/Le-ProfArticle2.html.
Lemercier, O., Blaise, E., Cauliez, J., Furestier, R., Gilabert, C.,
Lazard, N., Pinet, L. y Provenzano, N., 2004: "La fin des
temps nolitiques", en Vaucluse Prhistorique, ed. J.e.a.
Buisson-Catil, Avignon, Barthlmy: 195-246.
Lenerz-de Wilde, M., 1991: Iberia Celtica. Archologische
Zeugnisse keltischer Kultur auf der Pyrenenhalbinsel,
Stuttgart, Franz Steiner Verlag.
Leskov, A.M., 1974: Die skythischen Kurgane. Die Erforschung
der Hgelgrber Sdrusslands.
Levy, J., 1989: "Archaeological perspectives on death ritual:
thoughts from Northwest Europe". Anthropological
Quarterly, 62(4): 155-161.
Lightfoot, K.G. y Martnez, A., 1995: "Frontiers and Boundaries
in archaeological perspective". Annual Review of
Anthropology, 24: 471-492.
Lillios, K., 2003: "Creating memory in prehistory: the engraved
slate plaques of southwest Iberia", en Archaeologies of
Memory, eds. R.M. Van Dyke y S.E. Alcock, Oxford,
Blackwell: 129-150.
Lillios, K., 2004: "Lives of Stone, Lives of People: re-viewing
the engraved plaques of Late Neolithic and Copper Age
Iberia". European Journal of Archaeology, 7(2): 125-158.
Lilliu, G., 1988: La civilt dei sardi dal Peleolitico all'et dei
nuragui, Torino, Nuova Eri.
L'Helgouach, J., 1998: "Menhirs, stles et statues en Armorique
nolitique", en Actes du 2eme Colloque International sur la
Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 237.
Llanos, A., 1991: "Sobre un antiguo hallazgo de estelas
decoradas, entre las localidades de Olazaguta y Alsasua
(Navarra)." Cuadernos de Seccin. Prehistoria-Arqueologa.
Eusko Ikaskuntza, 4: 303-315.
Lo Schiavo, F., 2000: "Il territorio del Sarcidano e della
Barbagia di Seulo nella preistoria", en L'Eredit del
Sarcidano e della Barbagia di Seulo. Patrimonio di
conoscenza e di vita. XIII Comunit Montana Sarcidano, ed.
M. Sanges, Barbagia di Seulo, Blackwood & Partners: 2022.
Lobao, J.C., Marques, A.C. y Neves, D., 2006: "Patrimnio
Arqueolgico do concelho de Celorico da Beira: subsdios
para o seu inventrio e estudo." Praa Velha. Revista
Cultural, 19((1)): 15-37.
Lopes, A.B., Silva, A.C.F., Parente, J.R. y Centeno, R.M.S.,
1994: "A esttua-estela do Marco (Vreia de Jales, Vila Poua
de Aguiar)". Portugalia, Nova Srie, 15: 147-150.
Lpez Cuevillas, F., 1951: La Joyas Castreas, Madrid.
Lpez Jimnez, O., 2003: "Dataciones radiocarbnicas en la
Protohistoria del Sudoeste de la Meseta Norte.
Consideraciones para un trabajo por hacer". Trabajos de
Prehistoria, 60(2): 131-142.
Lpez Jurado, S. y Izquierdo de Montes, R., 2001: "La muerte
del guerrero. Acerca de una estela tartsica procedente de El
Coronil", en Notas Arqueolgicas sobre El Coronil, eds. J.L.
Escacena Carrasco, M. Lazarich Gonzlez, I. Ladrn de
Guevara, S. Snchez, S. Lpez Jurado y R. Izquierdo de
Montes, El Coronil, Ayuntamiento de El Coronil: 97-111.
Lpez Melcion, J.B., 2001: "Minferri en el context de l'Edat del
Bronze a la plana occidental catalana", en Colors de terra.
La vida i la mort en una aldea dara fa 4.000 anys (Minferri,
Juneda), ed. Equip-Minferri, Lleida, Institut d'Estudis
Ilerdencs: 13-40.
Lpez Melcion, J.B. y Gallart Fernndez, J., 2002: "La societat a
l'edat del bronze", en Sala d'Arqueologa. Catleg, Lleida,
Institut d'Estudis Ilerdencs: 119-134.

511

Lpez Plaza, S., 1974: "Materiales de la Edad del Bronce de


Muogalindo (Avila)". Zephyrus, 25: 121-143.
Lpez Plaza, S., 1979: "Aportacin al conocimiento de los
poblados eneolticos del SO de la Meseta Norte Espaola: La
cermica". Setbal Arqueolgica, 5: 67-102.
Lpez Plaza, S., 1983: "Grabados rupestres esquemticos en
Muogalindo (vila)". Zephyrus, 36: 203-207.
Lpez Plaza, S., 1991: "Aproximacin al poblamiento de la
prehistoria reciente en la provincia de Salamanca." en Del
Paleoltico a la Historia. Museo de SalamancaSalamanca,
Junta de Castilla y Len: 49-59.
Lpez Plaza, S., Luis Francisco, J. y Salvador Mateos, R., 2000:
"Megalitismo y vas naturales de comunicacin en el SO
Salmantino", en 3 Congresso de Arqueologa Peninsular.
Vila Real, ADECAP: 271-288.
Lpez Plaza, S. y Santos, J., 1984/85: "Alabarda y puales de
lengueta y remaches procedentes del S.O. de la Cuenca del
Duero". Zephyrus, 37/38: 255-266.
Lpez Plaza, S., Sevillano San Jos, M.C. y Grande del Bro, R.,
1996: "Estatua-menhir de Tremedal de Tormes
(Salamanca)". Zephyrus, 49: 295-303.
Lpez Sez, J.A., Lpez Garca, P., Lpez Merino, L., Cerrillo
Cuenca, E., Gonzlez Cordero, A. y Prada Gallardo, A.,
2007: "Origen prehistrico de la dehesa en Extremadura: una
perspectiva paleoambiental". Revista de Estudios
Extremeos, 63(1): 493-510.
Lorrio Alvarado, A., 2008: Qurnima. El Bronce Final den el
Sureste de la Pennsula Ibrica, Madrid, Real Academia de
la Historia.
Lull, V., 1983: La "Cultura" de El Argar, Madrid, Akal.
Lull, V., 1988: "Hacia una teora de la representacin en
arqueologa". Revista de Occidente, 81: 62-76.
Lull, V., 1997-1998: "El Argar: La muerte en casa". AnMurcia,
13-14: 65-80.
Lull, V., Mic Prez, R., Rihuete Herrada, C. y Risch, R., 1999:
Ideologa y sociedad en la prehistoria de Menorca: la Cova
des Carritx y la Cova des Mussol, Barcelona, Consell Insular
de Menorca, Ajuntament de Ciutadella, Findacio Rubio
Tiduri Andromaco.
Lull, V., Mic Prez, R., Rihuete Herrada, C. y Risch, R., 2006:
"Ideologa, arqueologa". MARQ, Arqueologa y Museo, 1:
25-49.
Lunz, R., 1976: Urgeschichte des Raumes Algund-Gratsch-Tirol.
Lunz, R., 1981: Archologie Sdtirols.
Lunz, R., 1986: Vor- und Frhgeschichte Sdtirols, Trento.
Maas, M. y Snyder, J.M., 1989: Stringed Instruments of Ancient
Greece, New Haven, Yale University Press.
Mac White, E., 1947: "Sobre unas losas grabadas en el Suroeste
de la pennsula hispnica y el problema de los escudos de
tipo Herzsprung", en Homenaje a J. Martnez Santa Olalla:
158-166.
Mac White, E., 1951: Estudios sobre las relaciones atlnticas de
la Pennsula Hispnica en la Edad del Bronce, Madrid,
Publicaciones del Seminario de Historia primitiva del
hombre.
Maggi, R., 1994: "Archeologia del territorio delle statue-stele.
Ambiente, risorse, popolamento durante l'Olocene", en
Antenati di Pietra. Statue stele della Lunigiana e
archeologia del territorio. Catalogo della mostra, ed. M.
Ratti, Genova, Sagep: 13-28.
Maggiani, A., 1994: "Le pi recenti statue-stele della lunigiana
nel quadro dellt del Ferro dellItalia Centro-settentrionale",
en La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 361-376.
Maier Allende, J. y Schattner, T., 2007: "Neues zur gallkischen

512

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Kriegerstatue von Villar de Barrio". Madrider Mitteilungen,


48: 174-190.
Mallo Viesca, M. y Prez Prez, M., 1970-71: "Pinturas
Rupestres Esquemticas en Fresnedo, Teverga (Asturias)".
Zephyrus, 21-22: 105-141.
Mallory, J.P., 1995: "Statue Menhirs and the Indo-Europeans",
en Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame,
eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo,
Civico Museo Archeologico di Bergamo: 67-73.
Maluquer de Motes, J., 1971: "La estela de la edad del bronce de
Preixana, Lrida", en Homenaje a Don Jos Esteban
Uranga, Pamplona: 475-481.
Martn Benito, J.I. y Benito Alvarez, J.M., 1993: "El dolo-estela
de Agallas (Salamanca, Espaa)", en Actas do VI Colquio
Portuense de Arqueologa (1987)Porto, Centro de Estudios
Humansticos: 97-104.
Martn Benito, J.I. y Martn Benito, J.C., 1994: Prehistoria y
Romanizacin de la Tierra de Ciudad Rodrigo, Ciudad
Rodrigo, Centro de Estudios Mirobriguenses, Ayuntamiento
de Ciudad Rodrigo.
Martn Bravo, A.M., 1999: Los orgenes de Lusitania. El I
Milenio A.C. en la Alta Extremadura, Madrid, Real
Academia de la Historia.
Martn Bravo, A.M. y Galn Domingo, E., 1998: "Poblamiento y
circulacin metlica en la Beira Interior y Extremadura
durante el Bronce Final y la transicin a la Edad del Hierro. "
Estudos Pr-Histricos, 6: 305-323.
Martn Bravo, A.M. y Galn Domingo, E., 2000: "Megalitismo y
Paisaje en la cuenca extremea del Tajo", en El Megalitismo
en Extremadura (Homenaje a Elas Diguez Luengo), eds. J.
Jimnez vila y J.J. Enrquez Navascus, Mrida, JUnta de
Extremadura: 81-94.
Martn Clliga, A., Gallart Fernndez, J., Rovira Hortal, C. y
Mata-Perell, J.M., 1999: "Nordeste", en Las primeras
etapas metalrgicas en la Pennsula Ibrica. II. Estudios
Generales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero Ruiz,
Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 115-177.
Martn Mompean, J.L., 1992: "Nuevas aportaciones al estudio de
dos estelas decoradas halladas en la cuenca sur del Duero
(Beira Alta, Portugal). " Cuadernos de Prehistoria y
Arqueologa de la Universidad Autnoma de Madrid: 67-93.
Martn Valls, R. y Delibes de Castro, G., 1989: La cultura del
vaso campaniforme en las campias meridionales del
Duero: El enterramiento de Fuente-Olmedo (Valladolid),
Valladolid.
Martnez Snchez, R.M., e.p.: "Nuevas aportaciones en la
visualizacin de patrones de jerarquizacin en el Valle
Medio del Guadalquivir durante el Bronce Final: la estela de
El Carpio (Crdoba)". Revista de Prehistoria, 2.
Martins, M., 1990: O povoamento proto-histrico e a
romanizaao da bacia do curso mdio do Cvado, Braga,
Universidade de Braga.
Martins, M. y Jorge, S.O., 1992: "Sustrato Cultural das etnias
pr-romanas do Norte de Portugal. " en Paleoetnologa de la
Pennsula Ibrica, eds. M. Almagro-Gorbea y G. RuizZapatero, Universidad Complutense de Madrid: 347-372.
Mataloto, R., 2005: "A propsito de um achado na Herdade das
Casas (Redondo): Megalitismo e Idade do Bronze no Alto
Alentejo." Revista Portuguesa de Arqueologa, 8(2): 115128.
Mataloto, R., 2006: "Entre Ferradeira e Montelavar: um conjunto
artefactual da Fundaao Paes Teles (Ervedal, Avis)". Revista
Portuguesa de Arqueologa, 9(2): 83-108.
Mataloto, R., 2007: "Paisagem, memria e identidade:
tumulaoes megalticas no ps-megalitismo alto-alentejano".
Revista Portuguesa de Arqueologa, 10(1): 123-140.

Matthias, W., 1964: "Neue schnurkeramische Funde und eine


Menhirstatue aus der Gemarkung Schafstdt, Kreis
Merseburg". Jahreschrift fr mitteldeutscher Vorgeschichte,
48: 83-105.
Maya Gonzlez, J.L., 1997: "Reflexiones sobre el Bronce Incial
en Catalua". Saguntum (PLAV), 30: 11-27.
Mederos Martn, A., 1996a: "La Conexin levantino-chipriota:
indicios de comercio atlntico cen el Mediterrneo oriental
durante el Bronce Final (1150-950 a. C)". Trabajos de
Prehistoria, 53(2): 95-115.
Mederos Martn, A., 1996b: "Representaciones de liras en las
estelas decoradas del Bronce Final de la Pennsula Ibrica".
Cuadernos de Prehistoria y Arqueologa. Universidad
Autnoma de Madrid, 23: 114-123.
Mederos Martn, A., 1997a: "Nueva Cronologa del Bronce Final
en el Occidente de Europa". Complutum, 8: 73-96.
Mederos Martn, A., 1997b: "Cambio de rumbo: interaccin
comercial entre el Bronce Final atlntico ibrico y micnico
en el Mediterrneo central (1425-1050 AC.)". Trabajos de
Prehistoria, 54(2): 113-134.
Mederos Martn, A., 1999a: "Ex Occidente Lux. El Comercio
Micnico en el Mediterrneo Central y Occidental (16251100 AC)". Complutum, 10: 229-266.
Mederos Martn, A., 1999b: "La metamorfosis de Villena.
Comercio de oro, estao y sal durante el Bronce Final I entre
el Atlntico y el Mediterrneo (1625-1300 AC) ". Trabajos
de Prehistoria, 56(2): 115-136.
Mederos Martn, A., 2008a: "Carros micnicos del Heldico
Final III en las estelas decoradas del Bronce Final II-III del
Suroeste de la Pennsula Ibrica", en Contacto cultural entre
el Mediterrneo y el Atlntico (siglos XII-VIII ANE): La
Precolonizacin a debate., eds. S. Celestino Prez, N. Rafel
y X.L. Armada, Roma, Escuela Espaola de Historia y
Arqueologa de Roma del CSIC: 437-463.
Mederos Martn, A., 2008b: "Metal para los dioses. La secuencia
del grupo Baioes durante el Bromnce Final II y el comercio
chipriota de hierro hacia Portugal (1200-1050 ac)", en
Homenaje a Pilar Acosta, eds. R. Cruz-Auon y E. Ferrer,
Sevilla, Universidad de Sevilla: 279-304.
Mederos Martn, A., 2008c: "El Bronce Final", en De Iberia a
Hispania. Protohistoria de la Pennsula Ibrica, ed. F.
Gracia, Barcelona, Ariel.
Mederos Martn, A., 2009: "El final de Cogotas I y los inicios de
la Edad del Hierro en el centro de la Pennsula Ibrica (1200800 AC)", en Segundo Simposium Audema. El primer
Milenio AC en la Meseta Central. De la longhouse al
oppidumMadrid: 65-96.
Mederos Martn, A. y Harrison, R., 1996: "Placer de dioses.
Incensarios en soportes con ruedas del Bronce Final de la
Pennsula Ibrica". Complutum Extra, 6(1): 237-253.
Megaw, J.V.S., 1970: Art of the european Iron Age. A study of
the elusive image, Bath, Adams & Dart.
Mhu, J., 2008: "Histoire du Luberon", Cadenet.
Meijide Cameselle, G., 1989: "Un importante conjunto del
Bronce Inicial en Galicia: el depsito de Leiro (Rianxo, A
Corua)". Gallaecia, 11: 151-164.
Meller Padovani, P., 1977: Le stele villanoviane di Bologna,
Capo di Ponte, Edizioni del Centro.
Mndez Fernndez, F., 1994: "La domesticacin del paisaje
durante la Edad del Bronce gallego". Trabajos de
Prehistoria, 51(1): 77-94.
Mndez Madariaga, A., 1994: "La Edad del Bronce en
Guadalajara: una visin de conjunto", en La Edad del
Bronce en Castilla-La Mancha. Actas del Simposio,
1990Toledo, Diputacin Provincial de Toledo: 111-135.
Mendoza, F., 1922: "Un cementerio antiguo en la Borunda".

BIBLIOGRAFA
Boletn de la Comisin de monumentos Histricos y
Artsticos de Navarra, 13: 59-65.
Menndez, J.F., 1925: "La Necrpolis Dolmnica de la Sierra
Plana de Vidiago. Primera Estacin Neoltica descubierta en
Asturias". Ibrica, 25(581): 2-8.
Menndez, J.F., 1931: "La necrpolis dolmnica de la Sierra
Plana de Vidiago". Sociedad Espaola de Antropologa
Etnografa y Prehistoria. Actas y Memorias, 10(1-2): 163190.
Menndez Robles, M.L., Gil Pulido, J.I., Reyes Tellez, F. y
Reyes Tellez, J.L., 1988: "Tipologa del material procedente
de a necrpolis del Bronce Medio de el Cerra del Obispo.
Castillo de Bayuela, Toledo", en I Congreso de Historia de
Castilla-La ManchaJunta de Comunidades de Castilla-La
Mancha: 101-111.
Menguin, W., 1980: Kelten, Rmer und Germanen. Archologie
und Geschichte, Mnchen, Prestel Verlag.
Menguin, W., 1999b: "Vorwort", en Hallstattzeit. Die Atertmer
im Museum fr Vor- und Frhgeschichte, ed. W. Menguin,
Mainz, Philipp von Zabern: 2-6.
Mergelina, C., 1924: "Los focos dolmnicos de la Laguna de la
Janda". Sociedad Espaola de Antropologa, Etnologa y
Prehistoria. Actas y Memorias, 3: 97-126.
Mergelina, C., 1943-1944: "Tugia. Resea de unos trabajos".
Boletn del Seminario de Arte y Arqueologa, 10: 27-32.
Mergelina, C., 1944-1945: "La Citania de Santa Tecla. La
Guardia (Pontevedra)". Boletn del Seminario de Arte y
Arqueologa, 11: 13-54.
Merideth, C., 1998a: An Archaeometallurgical Survey for
Ancient Tin Mines and Smelting Sites in Spain and Portugal.
Mid-Central Western Iberian Geographical Region 19901995.
Merideth, C., 1998b: "El factor minero: el caso del estao y el
poblado de Logrosn (Cceres)", en Extremadura
Protohistrica: Paleoambiente, Economa y Poblamiento,
ed. A. Rodrguez Daz, Cceres: 73-96.
Merleau-Ponty, M., 2003
[1945]: Phenomenology of
Perception, London, Routledge & Kegan Paul.
Meskell, L., Gosden, C., Hodder, I., Joyce, R.A. y Preucel,
R.W., 2001: "Editorial Statement". Journal of Social
Archaeology, 1(1): 1-12.
Mezzena, F., 1997: "La Valle D'Aosta nel Neolitico e nell
Eneolitico", en Atti della XXXI Riunione Scientifica. La
Valle d'Aosta nel quadro della Preistoria e Protoistoria
dell'arco alpino centro-occidentale. Firenze: 90-127.
Mic Prez, R., 2005: "Towards a definition of politicoideological practices in the prehistory of Minorca (the
Balearic Islands)". Journal of Social Archaeology, 5(2): 276299.
Miller, D., 1982: "Explanation and Social Theory in
Archaeological Practice", en Theory and Explanation in
Archaeology, ed. M.R.a.B.A.S. C. Renfrew, New York,
Academic Press: 83-95.
Mitrevski, D., 1998: "New Aspects of the Bronze Age Sites on
the Northern Periphery of the Mycenaean World", en
Mensch und Umwelt in der Bronzezeit Europas. Berlin,
1998, ed. B. Hnsel, Kiel, Oetker-Voges Verlag: 449-455.
Mizoguchi, K., 1992: "A historiography of a linear barrow
cemetery: a structurationist's point of view". Archaeological
Review from Cambridge "In the Midst of Life", 11(1): 39-49.
Moinat, P., 1994: "Steles neolithiques du Petit Chasseur, apports
chronologiques et rituels", en La statuaria antropomorfa in
Europa del Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del
Congresso de La Spezia-Pontremoli. 1988: 181-192.
Moinat, P. y Stcckli, W.E., 1995: "Glaube und Grabriten", en
Die Schweiz vom Palolithikum bis zum frhen Mittelalter,

513

eds. W.E. Stckli, U. Niffeler y E. Gross-Klee, Basel, Verlag


Schweizerische Gesellschaft fr Ur- und Frhgeschichte.
SPM II, Neolithikum.: 231-258.
Molist, M. y Clop, X., 2000: "La investigacin sobre el
megalitismo en el noroeste de la Pennsula Ibrica:
novedades y perspectivas", en Muitas antas, pouca gente?
Actas do I coloquio sobre megalitismo, ed. V.S. Gonalves,
Lisboa, Instituto Portugus de Arqueologa: 253-266.
Monteagudo, L., 1977: Die Beile auf der Iberischen Halbinsel,
Mnchen, C.H. Beck.
Montero Ruiz, I., 1999: "Sureste", en Las primeras etapas
metalrgicas en la Pennsula Ibrica: II. Estudios
Regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero Ruiz,
Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 333-357.
Montero Ruiz, I., Fernndez Miranda, M. y Rovira Llorens, S.,
1995: "Los primeros objetos de bronce en el occidente de
Europa". Trabajos de Prehistoria, 52(1): 57-69.
Montero Ruiz, I., Hunt, M. y Santos Zalduegui, J.F., 2007: "El
depsito de la Ra de Huelva: procedencia del metal a travs
de los resultados de anlisis de istopos", en El hallazgo
leons de Valdevimbre y los depsitos del Bronce Final
Atlntico en la Pennsula Ibrica. Museo de Len, eds. J.
Celis Snchez, G. Delibes de Castro, J. Fernndez Manzano
y L. Grau Lobo, Valladolid, Junta de Castilla y Len y
Diputacin de Len: 194-209.
Montjardin, R., 1998: "Menhirs et statues-menhirs en Ardche",
en Actes du 2eme Colloque International sur la Statuaire
Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 197-205.
Morena Lpez, J.A. y Muoz Muoz, J.F., 1990: "Nueva estela
de guerrero del Bronce Final hallada en Crdoba". Revista
de Arqueologa, 115: 14-15.
Moreno Arrastio, F.J., 1990: "Notas al contexto de Arroyo
Manzanas (Las Herencias, Toledo)", en Actas del Primer
Congreso de Arqueologa de la Provincia de ToledoToledo,
Diputacin de Toledo: 275-308.
Moreno Arrastio, F.J., 1995: "La estela de Arroyo Manzanas
(Las Herencias II, Toledo)". Gerin, 13: 275-294.
Moreno Arrastio, F.J., 1998: "Sobre la obviedad, las estelas
decoradas y sus agrupaciones". Gerin, 16: 49-84.
Moreu Rey, E., 1970: "Pedres decorades de Passamant". Boletn
del Museo Arqueolgico de la Real Sociedad Arqueolgica
Tarraconense, 69-70: 135-140.
Morn, E. y Parreira, R., 2004: "O edifcio tumular: um estudo
arqueolgico", en Alcalar 7. Estudo e Reabilitaao de um
Monumento Megaltico, eds. E. Morn y R. Parreira, Lisboa,
IPPAR: 65-121.
Mjika, J.A. y Armendriz, A., 1991: "Excavaciones en la
estacin megaltica de Murumendi (Beasain, Guipzcoa)".
Munibe (Antropologa-Arqueologa), 43: 105-165.
Mjika, J.A. y Pealver, X., 1987: "Notes sobre el megalitisme a
Euskal Herria". Cota Zero, 3: 13-25.
Mller, A., Bouville, C. y Lambert, L., 1988: "Les steles graves
de lAge du Bronze". Archeologia, 236: 58-63.
Mller, D.W., 1991: "Grosse Steine, alte Zeichen.
Jungsteinzeitliches Bildgut in Grabbrauch und Religion".
Archologie in Sachsen-Anhalt, 1: 20-26.
Mller, D.W., 1994: "Eine neue verzierte Menhirstele aus der
nhe von Halle. Datierung, Ikonographie, Beziehungen", en
La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. La Spezia, 1988: 67-68.
Mller, D.W., 1995: "Die verzierten Menhirstelen und ein
Plattenmenhir aus Mitteldeutschland", en Statue-stele e
massi incisi nell'Europa dell'Et del Rame, eds. S. Casini,
R.C. De Marinis y A. Pedrotti, Bergamo, Civico Museo
Archeologico di Bergamo: 295-304.

514

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Mller, D.W., 1997: "Ornamente, Symbole, Bilder- zum


megalithischen totenbrauchtum in Mitteldeutschland", en
Actes du 2eme Colloque International sur lArt Mgalitique.
Nantes, 1995: 163-176.
Mller, D.W., 1999: "Petroglyphen aus mittelneolithischen
Grbern von Sachsen-Anhalt. Herkunft, Datierung und
Bedeutung", en Studien zur Megalithik, eds. K.W.
Beinhauer, G. Cooney, C.E. Guksch y S. Kus, Weisbach:
199-214.
Muiz Jaen, I., 1995: "Nuevo descubrimiento en la estela de "El
Torcal". Estela de tipo alentejano o estatua-menhir?"
Antiquitas, 5(6): 15-28.
Muoz Lpez Astilleros, K., 2002: "El hallazgo metlico de "La
Paloma" en el contexto de la Edad del Bronce del Tajo
central." Estudios de Prehistoria y Arqueologa Madrileas,
12: 80-92.
Murillo Redondo, J.F., 1994: La cultura tartsica en el
Guadalquivir Medio, Lora del Ro, Museo Municipal de
Lora del Ro.
Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D.,
2005: "Nuevas estelas de guerrero procedentes de las
provincias de Crdoba y de Ciudad Real". Romula, 4: 7-46.
Murru, G., 2000: "Le statue menhir di Laconi", en L'Eredit del
Sarcidano e della Barbagia di Seulo. Patrimonio di
conoscenza e di vita. XIII Comunit Montana Sarcidano, ed.
M. Sanges, Barbagia di Seulo, Blackwood & Partners: 4956.
Murzin, V.J., 1991: "Kimmerier und Skythen", en Gold der
Steppe. Archologie der Ukraine, eds. R. Rolle, H. MllerWille y K. Schietzel, Archologisches Museum Schleswig:
57-70.
Nava, M.L., 1994: "La scultura antropomorfa della Daunia: dalle
statue-stele di Catelluccio dei Sauri alle stele del Tavoliere",
en La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli, 1988: 257-320.
Needham, S., 1996: "Chronology and Periodisation in the British
Bronze Age", en Absolute Chronology. Archaeological
Europe 2500-500 BC, Verona 1995, ed. K. Randsborg,
Copenague: 121-140.
Obermaier, H., 1923: "Impresiones de un viaje prehistrico por
Galicia, 1 parte". Boletn Arqueolgico de la Comisin de
Monumentos de Orense, 7(148): 1-25.
Obermaier, H., 1924: "El dolmen de Soto, Trigueros (Huelva)".
Boletn de la Sociedad Espaola de Excursiones, 23(1): 131.
Octobon, C., 1931: "Statues-Menhirs, Stles graves, Dalles
sculptes. Enqute sur les figurations no- et nolithiques."
Revue Anthropologique, 41: 299-579.
Olchovsky, V.S. y Evdokimov, G.L., 1994: Skifskie izvajanija
VII-III vv. do n.e. (Scythian statues VII-III cc. B.C.), Mosc.
Oliva Alonso, D., 1983: "Una nueva estela antropomorfa del
Bronce Final en la provincia de Sevilla", en Homenaje al
Profesor Martn Almagro Basch: 131-139.
Oliva Alonso, D. y Chasco Vila, R., 1976: "Una estela funeraria
con escudo de escotadura en "U" en la provincia de Sevilla".
Trabajos de Prehistoria, 33: 387-397.
Oliveira, J., 1986: A estela decorada da Tapada da Moita,
Portalegre, Camara Municipal de Castelo de Vide.
Oliveira, J., 1995a: "A estela decorada da Tapada da Moita", en
A Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed.
S.O. Jorge, Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 100.
Oliveira, J., 1995b: "Estela funeraria () de Tapada da Moita", en
A Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed.
S.O. Jorge, Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 101.
Oliveira, J., 1997: "Datas absolutas de monumentos megalticos

de Bacia Hidrogrfica do Ro Sever", en II Congreso de


Arqueologa Peninsular. Zamora 1996: 229-239.
Oliveira, J., 2000a: "Economa e sociedad dos construtores de
Megalitos da Bacia do Sever ", en Actas del 3 Congresso de
Arqueologa Pennsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP:
429-444.
Oliveira, J., 2000b: "Reflexiones sobre el conjunto megaltico de
Cedillo", en El Megalitismo en Extremadura (Homenaje a
Elas Diguez Luengo), eds. J. Jimnez vila y J.J. Enrquez
Navascus, Mrida: 169-186.
Oliveira, J., 2000c: "O megalitismo de xisto da Bacia do Sever
(Montalvao-Cedillo)", en Muitas antas, pouca gente? I
Colquio Internacional sobre Megalitismo. Reguengos de
Monsaraz, Octubre de 1996., ed. V.S. Gonalves, Lisboa,
IPA: 135-158.
Olsen, B., 2003: "Material culture after text: re-membering
things". Norwegian Archaeological Review, 36(2): 87-104.
Olshewsky, T.M., 1995: "The Construction of a Peircean
hermeneutics", en Peirces Doctrine of Signs. Theory,
Applications, and Connections, eds. V.M. Colapietro y T.M.
Olshewsky, Berlin & New York, Mouton de Gruyter: 126166.
Ondarra, F., 1976a: "Nuevos monumentos megalticos en Baztn
y zonas colindantes y III". Prncipe de Viana, 142-143: 2154.
Ondarra, F., 1976b: "Nuevos monumentos megalticos en
Navarra". Prncipe de Viana, 144-145: 329-363.
Ongil Valentn, M.I., 1983: "La estela decorada de Almoharn".
Vettonia, (5-13).
Ontan Peredo, R., 2003: Caminos hacia la Complejidad. El
Calcoltico en la regin cantbrica, Santander, Universidad
de Cantabria.
Ontan Peredo, R., 2005: "El Campaniforme en la Regin
Cantbrica", en El campaniforme en la Pennsula Ibrica y
su Contexto Europeo- Bell Beaker in the Iberian Peninsula
and their European Context., ed. M.G.-P. Rojo Guerra, R.;
Garca-Martnez de Lagrn, I., Valladolid, Universidad de
Valladolid: 227-262.
Ortega Martnez, A.I., 2006: "Brazalete de oro de la Edad del
Bronce en Atapuerca. Un raro hallazgo en Cueva del Silo".
Cuba, 9: 44-46.
Ortner, S., 1984: "Theory in Anthropology since the sixties".
Society for Comparative Study of Society and History, 26(1):
126-166.
Otroenko, V.V., 1991: "Die Steppen nrdlich des Schwarzen
Meeres im ausgehenden Neolithikum und in der Bronzezeit",
en Gold der Steppe. Archologie der Ukraine, eds. R. Rolle,
H. Mller-Wille y K. Schietzel, Archologisches Museum
Schleswig.
Pacheco, C., Moraleda, A. y Alonso, M., 1999: "Una nueva
estela de Guerrero en Toledo. La estela de Aldeanueva de
San Bartolom". Revista de Arqueologa, 213: 6-11.
Pacheco Jimnez, C. y Deza Agero, A., 2003: "Castillo de
Bayuela (Toledo). Una nueva estela decorada". Revista de
Arqueologa, 262: 48-53.
Pao, A. y Ferreira, M.E., 1957: "Espada de cobre do Pinhal dos
Melos (Fornos de Algodres)", en XXIII Congresso LusoEspanhol 8, Coimbra, Associaao para o Progresso das
Ciencias: 357-364.
Padilla Monge, A. y Valderrama Juan, E., 1994: "Estela del
Bronce Final hallada en el trmino de cija (Sevilla)".
SPAL: Revista de prehistoria y arqueologa de la
Universidad de Sevilla, 3: 283-290.
Pape, H., 1998: "Peirce and his followers", en Semiotik. Ein
Handbuch zu den zeichentheoretischen Grundlagen von
Natur und Kultur - Semiotics. A Handbook on the Sign-

BIBLIOGRAFA
Theoretic Foundations of Nature and Culture, eds. R.
Posner, K. Robering y T.A. Sebeok, Berlin & New York,
Walter der Gruyter: 2016-2040.
Paris, P., 1903: Essai sur L'Art et l'industrie de L'Espagne
primitive, Pars.
Parreira, R., 1995a: "Estela decorada de Ourique", en A Idade do
Bronze em Portugal. Discursos de poderLisboa, Museu
Nacional de Arqueologa: 99.
Parreira, R., 1995b: "Aspectos de Idade do Bronze no Alentejo
Interior", en A Idade do Bronze em Portugal. Discursos de
poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa, Museu Nacional de
Arqueologa: 131-134.
Parreira, R. y Berrocal Rangel, L., 1990: "O Povoado da II Idade
do Ferro da Herdade do Pomar (Ervidel, Aljustrel)".
Conmbriga, 29: 39-57.
Parzinger, H., 1993: "Vettersfelde - Mundolsheim - Aspres-lsCorps. Gedanken zu einem skythischen Fund im Lichte
vergleichender Archologie", en Kulturen zwischen Ost und
West.
Das
Ost-West-Verhltnis
in
Vorund
frhgeschichtlicher Zeit und sein Einfluss auf Werden und
Wandel des Kulturraums Mitteleuropa, eds. A. Lang, H.
Parzinger y H. Kster, Berln, Akademie Verlag: 203-237.
Parzinger, H., 1998: "Kulturverhltnisse in der eurasischen
Steppe whrend der Bronzezeit", en Mensch und Umwelt in
der Bronzezeit Europas. Berlin, 1998, ed. B. Hnsel, Kiel,
Oetker-Voges Verlag: 457-479.
Patton, M., 1993: Statements in Stone. Monuments and Society
in Neolithic Brittany., London, Routledge.
Patrik, L., 1985: "Is there an archaeological record?" en
Advances in archaeological method and theory 8, ed. M.B.
Schiffer, London, Academic Press: 27-61.
Pauketat, T.R., 2000: "The tragedy of the commoners." en
Agency in Archaeology, ed. M.-A.D.y.J.E. Robb, London
and New York, Routledge: 113-129.
Pauketat, T.R. y Alt, S.M., 2005: "Agency in a Postmold?
Physicality and the Archaeology of Culture-Making".
Journal of Archaeological Method and Theory, 12(3): 213136.
Pavn Soldevilla, I., 1998a: El Trnsito del II al I Milenio a.C.
en las cuencas medias de los ros Tajo y Guadiana: La Edad
del Bronce, Cceres, Universidad de Extremadura.
Pavn Soldevilla, I., 1998b: El Cerro del Castillo de Alange
(Badajoz). Intervenciones arqueolgicas (1993), Mrida,
Junta de Extremadura.
Pao, A., Nunes Ribeiro, F. y Franco, G.L., 1965: "Inscriao
ibrica da Corte do Freixo (Almodvar)". Zephyrus, 16: 99107.
Pedrotti, A., 1995: "Le statue stele e le stele antropomorfe del
Trentino Alto-Adige e del Veneto occidentale. Gruppo
atesino, gruppo di Brentonico, gruppo della Lessinia", en
Statue-stele e massi incisi nell'Europa dell'et del Rame.
Bergamo, Civico Museo Archeologico di Bergamo: 259280.
Pedrotti, A., 1998: "Gli elementi dabbigliamento e dornamento
nelle statue stele dellarco alpino", en Actes du 2eme
Colloque International sur la Statuaire Mgalitique. SaintPons-de Thomires, 1997: 299-315.
Peirce, C.S., 1998: The essential Peirce: selected philosophical
writings. Volume 2 (1893-1913), Bloomington, Indiana
University Press.
Penco Valenzuela, J., 2009: Patrimonio Arqueolgico, Obejo,
Museo del Cobre de Cerro Muriano (Obejo, Crdoba).
Pea Santos, A., 1980: "O Tema da Alabarda nos Grabados
Rupestres Galegos". Brigantium, 1: 49-69.
Pea Santos, A., 1985: "Las cistas de Gandn (Cangas de
Morrazo, Pontevedra)". El Museo de Pontevedra, 39: 77-94.

515

Pea Santos, A., 1992: "El primer milenio a.C. en el rea


gallega: Gnesis y desarrollo del mundo castreo a la luz de
la arqueologa." en Paleoetnologa de la Pennsula Ibrica,
eds. M. Almagro-Gorbea y G. Ruiz-Zapatero, Madrid: 373394.
Pea Santos, A., 1996: "A secuencia cultural do mundo castrexo
galaico", en A cultura castrexa a debate, ed. J.M. Hidalgo
Cuarro, Tui, Instituto de Estudios Tudenses: 65-103.
Pea Santos, A. y Costas Goberna, F.J., 2005: en Arte Rupestre
Prehistrica do Eixo Atlntico, ed. J.M. Hidalgo Cuarro,
Vigo, Porto: 83-170.
Pea Santos, A., Costas Goberna, F.J. y Rey Garca, J.M., 1993:
El arte rupestre de Campo Lameiro, Pontevedra,
Ayuntamiento de Campo Lameiro, Caixa Pontevedra y
Xunta de Galicia.
Pea Santos, A. y Rey Garca, J.M., 1998: "Perspectivas actuales
en la investigacin del arte rupestre galaico", en A Idade do
Bronce en Galicia: novas perspectivas, ed. R. Fbregas
Valcarce, A Corua, Edicios do Castro: 221-241.
Pea Santos, A. y Rey, J.M., 2001: Petroglifos de Galicia, A
Corua, Va Lctea.
Pea Santos, A. y Vzquez Varela, J.M., 1996: "Aspectos de la
gnesis y evolucin de la Cultura Castrea de Galicia. " en
Homenaje al Profesor Fernndez-Miranda, eds. M.A.
Querol Fernndez y T. Chapa Brunet, Madrid, Universidad
Complutense de Madrid: 255-265.
Pealver, X., 1983: "Estudio de los Menhires de Euskal Herria".
Munibe (Antropologa-Arqueologa), 35: 355-450.
Pealver, X., 2001: "El Bronce Final y la Edad del Hierro en la
Euskal Herria Atlntica: Cromlechs y Castros". Complutum,
12: 51-71.
Perea, A., 1991: Orfebrera Prerromana. Arqueologa del Oro,
Madrid, Caja Madrid y Comunidad de Madrid.
Perea, A., 2005: "Mecanismos identitarios y de construccin de
poder en la transicin Bronce-Hierro". Trabajos de
Prehistoria, 62(2): 91-103.
Pereira Sieso, J., Chapa Brunet, T. y Madrigal Belinchn, A.,
2001: "Reflexiones en torno al mundo funerario de la Alta
Andaluca durante la transicin Bronce Final-Hierro". SPAL:
Revista de prehistoria y arqueologa de la Universidad de
Sevilla, 10: 249-273.
Perestelo, M.S., 1998 e.p.: "O povoado do Bronze Final do
Caldeirao (Guarda)", en I Jornadas do Patrimnio da Beira
Interior.
Perestrelo, M.S., 2001: "A Idade do Bronze no Castelo dos
Mouros de Cidadelhe (Pinhel)". Estudos Pr-Histricos, 9:
133-142.
Perestrelo, M.S., 2003: A Romanizaao na bacia do rio Coa,
Parque Arqueolgico Vale do Coa.
Prez Outeirio, B., 1995: "Primeiras manifestacions da
ouriveira do NW", en Arqueoloxa e Arte na Galicia
Prehistrica e Romana, ed. F.C.P. Prez Losada, L., A
Corua, Museu arqueolxico e histrico de A Corua: 99121.
Prez Suarez, C. y Arias Cabal, P., 1979: "Tmulos y
yacimientos al aire libre de la Sierra Plana de la Borbolla
(Llanes, Asturias)". Boletn del Instituto de Estudios
Asturianos, 98: 695-715.
Pericot, L., 1951: "Nuevos aspectos del problema de las estelas
grabadas extremeas". Zephyrus, 2: 83-88.
Perlines Benito, M.R., 2002: "Nuevo hallazgo de una estela de la
Edad del Bronce en Capilla (Badajoz)", en Poster
presentado en las II Jornadas de Arqueologa en
Extremadura (1991-2001). 26 de Noviembre-1 de Diciembre
de 2001Mrida.
Perptuo, J.M.A., Santos, F.J.C., Carvalho, P.S., Gomes, L.F.C.

516

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

y Serra, A.A., 1999: Vale de Figueira, Arqueohoje y Cmara


Municipal de Tabuao.
Philippon, A. (ed.) 2002: Statues-menhirs. Des nigmes de
pierre venues du fond des ges, Rodez, Rouergue.
Pina, H.L., 1971: "Novos monumentos megalticos do Distrito
de vora", en Actas do II Congresso Nacional de
ArqueologaCoimbra: 151-162.
Pina, H.L., 1976: "Cromlechs und menhire bei vora in
Portugal". Madrider Mitteilungen, 17: 9-20.
Pingel, V., 1974: "Bemerkungen zu den ritzverzierten Stelen und
zur beginnenden Eisenzeit im Sdwesten der Iberischen
Halbinsel". Hamburger Beitrge zur Archologie, 4: 1-19.
Pingel, V., 1992: Die vorgeschichtlichen Goldfunde del
Iberischen Halbinsel, Madrid.
Pin Varela, F., 2004: El horizonte cultural megaltico en el
rea de Huelva, Sevilla, Junta de Andaluca, Consejera de
Cultura.
Pinto, M.C.M.V., 1987: "O povao do Monte de Sao Martinho".
Informaao Arqueolgica, 8: 20.
Piot, C.D., 1991: "Of persons and things: Some reflections on
African spheres of exchange". MAN, 26: 405-424.
Planck, D., 1994: Archologie in Baden-Wrttemberg. Das
Archologische Landesmuseum, Aussenstelle Konstanz.,
Stuttgart, Theiss.
Poggiani Keller, R., 1999/2000: "Il sito cultuale di Cemmo
(Valcamonica). Scoperta di nuove stele." Rivista di Scienze
Preistoriche, 50: 229-259.
Portela Hernando, D. y Jimnez Rodrigo, J.C., 1996: "Una nueva
estela de guerrero. La estatua-menhir-estela de guerrero de
Talavera de la Reina." Revista de Arqueologa, 188: 36-43.
Prada Gallardo, A. y Cerrillo Cuenca, E., 2004: "Hallazgo de un
enterramiento en fosa de la transicin Calcoltico-Edad del
Bronce en Valencia del Ventoso (Badajoz)". Revista de
Estudios Extremeos, 60(2): 451-474.
Pred, A., 1984: "Place as Historically Contingent Process:
Structuration and the Time-Geography of Becoming Places".
Annals of the Association of American Geographers, 74(2):
279-297.
Preucel, R.W., 1991: "The philosophy of archaeology", en
Processual and Postprocessual Archaeologies, ed. R.W.
Preucel, SIU Press: 17-29.
Preucel, R.W., 2006: Archaeological Semiotics, Oxford,
Blackwell Publishing.
Preucel, R.W. y Bauer, A.A., 2001: "Archaeological
Pragmatics". Norwegian Archaeological Review, 34(2): 8596.
Preucel, R.W. y Hodder, I., 1996a: "Prologue", en Contemporary
Archaeology in Theory, eds. R.W. Preucel y I. Hodder,
Oxford, Blackwell Publishers: 1-21.
Preucel, R.W. y Hodder, I., 1996b: "Material Symbols", en
Contemporary Archaeology in Theory., eds. R.W. Preucel y
I. Hodder, Oxford, Blackwell Publishers: 299-314.
Prinoth-Fornwagner, R. y Niklaus, T.R., 1995: "Der Mann im
Eis. Resultate der Radiokarbon-Datierung", en Der Mann im
Eis, eds. K. Spindler, E. Rastbichler-Zissernig, H. Wilfing,
D.Z. Nedden y H. Northdurfter, Wien, Springer Verlag: 7789.
Probst, E., 1991: Deutschland in der Steinzeit. Jger, Fischer
und Bauer zwischen Nordsee Kste und Alpenraum.,
Mnchen, Bertelsmann.
Probst, E., 1996: Die Bronzezeit in Deutschland.
Proni, G., 1998: "The position of Eco", en Semiotik. Ein
Handbuch zu den zeichentheoretischen Grundlagen von
Natur und Kultur - Semiotics. A Handbook on the SignTheoretic Foundations of Nature and Culture, eds. R.
Posner, K. Robering y T.A. Sebeok, Berlin & New York,

Walter der Gruyter: 2311-2320.


Quesada Sanz, F., 2003: "Espejos de piedra? Las imgenes de
armas en las estatuas de los guerreros llamados galaicos."
Madrider Mitteilungen, 44: 87-112.
Rada Garcia, E., 1967/69: "Estela antropomrfica existente en el
Instituto de Enseanza Media de Ciudad Rodrigo".
Zephyrus, 18-20: 185.
Ramn y Fernndez de Oxea, J., 1942: "Una estela prerromana
del tipo de la de Solana de Cabaas". Archivo Espaol de
Arqueologa, 15: 33-337.
Ramn y Fernndez de Oxea, J., 1950: "Lapidas sepulcrales de
la Edad del Bronce, en Extremadura". Archivo Espaol de
Arqueologa, 23: 293-318.
Ramn y Fernndez de Oxea, J., 1955: "Dos nuevas estelas de
escudo redondo". Archivo Espaol de Arqueologa, 28: 266273.
Ramos Muoz, J., et alii, 1996a: "Descripcin del sepulcro
megaltico", en El dolmen de Alberite (Villamartn).
Aportaciones a las formas econmicas y sociales de las
comunidades neolticas en el Noroeste de Cdiz, eds. J.
Ramos Muoz y F. Giles Pacheco: 87-112.
Ramos Muoz, J., et alii, 1996b: "Estudio de la cultura
material", en El dolmen de Alberite (Villamartn).
Aportaciones a las formas econmicas y sociales de las
comunidades neolticas en el Noroeste de Cdiz, eds. J.
Ramos Muoz y F. Giles Pacheco: 113-178.
Ramos Muoz, J., et alii, 1996c: "Valoracin del Dolmen de
Alberite. Anlisis de la planta y de los productos
arqueolgicos.
Sus
inferencias
funcionales
y
socioeconmicas", en El dolmen de Alberite (Villamartn).
Aportaciones a las formas econmicas y sociales de las
comunidades neolticas en el Noroeste de Cdiz, eds. J.
Ramos Muoz y F. Giles Pacheco: 313-340.
Ramos Muoz, J., et alii, 1996d: "Balance histrico del Dolmen
de Alberite", en El dolmen de Alberite (Villamartn).
Aportaciones a las formas econmicas y sociales de las
comunidades neolticas en el Noroeste de Cdiz, eds. J.
Ramos Muoz y F. Giles Pacheco, Cdiz, Universidad de
Cdiz: 353-366.
Ramos Muoz, J. y Giles Pacheco, F. (eds.), 1996: El dolmen de
Alberite (Villamartn). Aportaciones a las formas
econmicas y sociales de las comunidades neolticas en el
Noroeste de Cdiz.
Randsborg, K., 1974: "Social Stratification in Early Bronze Age
Denmark. A Study in the Regulation of Cultural Systems".
Pristorische Zeitschrift, 49: 38-61.
Randsborg, K., 1984: "Women in prehistory: the Danish
example". Acta Archaeologia, 55: 143-154.
Randsborg, K. y Christensen, K., 2006: Bronze Age Oak Coffin
Graves, Oxford, Blackwell Publishing.
Rasshofer, G., 1998: Untersuchungen zu metallzeitlichen
Grabstelen in Sddeutschland, Regensburg.
Ratti, M. (ed.) 1994a: Antenati di Pietra. Statue stele della
Lunigiana e archeologia del territorio. Catalogo della
mostra, Genova, Sagep.
Ratti, M., 1994b: "Descrizione e Distribuzione: aggiornamento
del Corpus", en Antenati di Pietra. Statue stele della
Lunigiana e archeologia del territorio. Catalogo della
mostra, ed. M. Ratti, Genova, Sagep: 43-60.
Real Academia Espaola, 1984: Diccionario de la Lengua
Espaola. Vigsima Edicin. Madrid.
Rebanda Campos, N., 2002: "Estela antropomrfica", en Museu
do Ferro e da Regiao de Moncorvo. Centro de
Interpretaao. Estudos. Catlogo. eds. J. Custdio y N.
Campos: 161-162.
Rebelo, J.A., 2002: "Geomorfologa e Geologa da regiao de

BIBLIOGRAFA
Moncorvo." en Museu do Ferro e da Regiao de Moncorvo.
Centro de Interpretaao. Estudos. Catlogo. eds. J. Custdio
y N. Campos: 44-61.
Reim, H., 1984: "Ein keltisches Grberfeld im "Lindele" bei
Rottenburg, Kreis Tbingen", en Archologische
Ausgrabungen in Baden-Wrttemberg, 1984: 64-67.
Reim, H., 1985: "Eine frhbronzezeitliche Stele von TbingenWeilheim", en Archologische Ausgrabungen in BadenWttemberg, 1985: 81-84.
Reim, H., 1987: "Neue Stelenfunde aus dem keltischen
Grabhgelfeld von Rottenburg a. N., Kreis Tbingen", en
Archologische Ausgrabungen in Baden-Wrttemberg,
1987: 69-72.
Reim, H., 1988: "Das keltische Grberfeld von Rottenburg a. N.,
Kreis Tbingen", en Archologische Ausgrabungen in
Baden-Wrttemberg, 1988: 77-82.
Reim, H., 1993: Der frhbronzezeitliche Menhir von Weilheim,
Stadt Tbingen.
Reim, H., 1995: "Zum Abschluss der archologischen
Ausgrabungen in der keltischen Nekropole im "Lindele" in
Rottenburg a. N., Kreis Tbingen", en Archologische
Ausgrabungen in Baden-Wrttemberg: 90-96.
Reimer, P.J. [et alii], 2004: "IntCal04 terrestrial radiocarbon age
calibration, 0-26 cal kyr BP". Radiocarbon, 46(3): 10291058.
Renfrew, C., 1975: "Trade as action at a distance", en Ancient
Civilization and Trade, ed. K. Lamberg-Karlovsky,
Albuquerque, University of New Mexico Press: 3-60.
Renfrew, C., 1986: "Introduction: peer polity interaction and
socio-politycal change", en Peer Polity Interaction and
Socio-political Change, eds. C. Renfrew y J.F. Cherry,
Cambridge, Cambridge University Press: 1-18.
Revuelta Tubino, M., 1980: "Los hallazgos de Pantoja en el
Museo de Santa Cruz." Toletum, 63/64: 9-52.
Rey Castieiras, J., 1996: "Referencias de tempo na cultura
material dos castros galegos", en A cultura castrexa a
debate, ed. J.M. Hidalgo Cuarro, Tui (Vigo), Instituto de
Estudios Tudenses: 159-206.
Ribeiro, F.N., 1965: O Bronze Meridional Portugus, Beja.
Ribolla, P., Mariano, F. y Olivieri, S., 1994: "Relazione
preliminare sullo scavo archeologico nel sito della statuastele n59 (Venelia II) a monti di Licciana (Massa Carrara)",
en La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 403-420.
Riek, G., 1941: "Ein hallstttischer Grabhgel mit
Menschendarstellung bei Stockach, Kr. Reutlingen".
Germania, 25: 85-89.
Risch, R. y Schubart, H., 1991: "Las estelas argricas de Fuente
Alamo". Trabajos de Prehistoria, 48: 187-202.
Rivero de la Higuera, M.C., 1983: "Granja del Toniuelo".
Arqueologa, 83: 208.
Rivero Galn, E., 1988: Anlisis de las cuevas artificiales en
Anadaluca y Portugal, Sevilla, Servicio de Publicaciones de
la Universidad de Sevilla.
Robb, J.E., 1998: "The Archaeology of Symbols". Annual
Review of Anthropology, 27: 329-346.
Robb, J.E., 2001: "Steps to an archaeology of agency". Paper
presented at the Agency Workshop, University College
London, November 2001.
Robb, J.E., 2005: "The Extended Artefact and the Monumental
Economy: a Methodology for Material Agency", en
Rethinking Materiality: The Engagement of Mind with the
Material World, eds. E. De Marrais, C. Gosden y C.
Renfrew, Cambridge, McDonald Institute for Archaeological
Research: 131-139.

517

Robb, J.E., 2008: "Tradition and agency: human body


representations in later prehistoric Europe". World
Archaeology, 40(3): 332-353.
Rder, J., 1970: "Die Steintechnik der Stele", en
Hallstattforschungen in Nordwrttemberg. Die Grabhgel
von Asperg (Kr. Ludwigsburg), Hirschlanden (Kr. Leonberg)
und Mhlacker (Kr. Vaihingen), ed. H. Zrn,
Verffentlichungendes
Staatlichen
Amtes
fr
Denkmalpflege Sttutgart: 69-72.
Rodrigues, A.V., 1958a: "Novos elementos para o estudo da
Idade do Bronze. A estela de Meimao." Separata de Studium
Generale. Vol V.
Rodrigues, A.V., 1958b: "Estela da Idade do Bronze encontrada
em Meimao (Penamacor)". Zephyrus, 9(2): 225-226.
Rodrigues, A.V., 1966: "Vocablo Bronze (Idade do)", en Verbo.
Enciclopedia luso-brasileira de Cultura, Lisboa.
Rodrguez Almeida, E., 1955: "Contribucin al estudio de los
castros abulenses". Zephyrus, 6: 257-271.
Rodrguez Casal, A.A., 1982: "A cermica campaniforme de "A
Mina de Parxubeira" (Comarca de Xallas, Galiza)". El
Museo de Pontevedra, 36: 165-178.
Rodrguez Casal, A.A., 1983: "O Megalitismo Galego: a
problemtica suscitada a partir das investigacions mis
recentes". Portugalia, Nova Srie, 4-5: 47-51.
Rodrguez Casal, A.A., 1988: La necrpolis megaltica de
Parxubeira (San Fins de Eirn, Galicia). Campaas
arqueolgicas de 1977-1984, A Corua.
Rodrguez Casal, A.A., 1992: "Elements symbolico-funeraires
dans le Megalithisme Galicien", en Revue Archologique de
l`Ouest. Supl. 5: 213-221.
Rodrguez Casal, A.A., 1994: "El arte megaltico en el Noroeste
de la Pennsula Ibrica". Illuntzar, 94: 63-75.
Rodrguez Casal, A.A., 1998: "Las estelas antropomorfas de
Parxubeira en el contexto de la estatuaria megaltica del
noroeste de la Pennsula Ibrica", en Actes du 2eme Colloque
International sur la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de
Thomires, 1997: 73-82.
Rodrguez, G., 1997: "La statuaire megalithique du bassin de
l'Agout et sa relation avec la culture saintponienne", en Actes
du 2eme Colloque International sur lArt Mgalitique.
Nantes, 1995.: 195-216.
Rodriguez, G., 1998: "L'evolution de la statuaire mgalithique en
Haut-Languedoc et ses diffrences avec la Rouergate", en
Actes du 2eme Colloque International sur la Statuaire
Mgalitique. Saint-Pons-de Thomires, 1997: 167-181.
Rodrguez de la Esperanza, M.J., 1999: "Aragn", en Las
Primeras Etapas Metalrgicas en la Pennsula Ibrica, II.
Estudios Regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero
Ruiz, Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 95-113.
Rodrguez de la Esperanza, M.J., 2005: Metalurgia y
metalrgicos en el valle del Ebro, Madrid, Real Academia
de la Historia.
Rodrguez Daz, A., 1986: Arqueologa de Tierra de Barros,
Badajoz, Editora Regional de Extremadura.
Rodrguez Daz, A., Pavn Soldevilla, I., Merideth, C. y Juan i
Tresserras, J., 2001: El Cerro de San Cristbal, Logrosn,
Extremadura, Spain. The archaeometallurgical excavation
of a Late Bronze Age tin-mining and metalworking site. First
excavation season 1998.
Rodrguez Fernndez, R., 1990: "El Arte grabado megaltico en
la provincia de Cdiz: galera cubierta "El Toconal I"
(Olvera, Cdiz)". Gades, 19: 25-40.
Rodrguez Hidalgo, J.M., 1983: "Nueva estela decorada en
Burguillos (Sevilla)". Archivo Espaol de Arqueologa, 56:
229-234.
Rodrguez Temio, I. y Nez Pariente de Len, E., 1983-1984:

518

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

"Una segunda estela del Bronce Final hallada en cija".


Pyrenae, 19-20: 289-291.
Rodrguez Temio, I. y Nez Pariente de Len, E., 1985: "La
tercera estela del Bronce Final hallada en cija". Habis, 16:
481-485.
Rojo Guerra, M., Delibes de Castro, G. y Fernndez Turiel, J.L.,
1996: "Adornos de calata en ajuares dolmnicos de la
provincia de Burgos: apuntes sobre su composicin y
procedencia". Rubricatum, 1: 239-250.
Rojo Guerra, M., Garrido-Pena, R. y Garca-Martnez de Lagrn,
I. (eds.), 2005: El campaniforme en la Pennsula Ibrica y su
Contexto Europeo- Bell Beaker in the Iberian Peninsula and
their European Context, Valladolid, Universidad de
Valladolid.
Rolle, R., 1979: Totenkult der Skythen. Teil I: Das
Steppengebeit. Text und Tafeln., Berln, De Gruyter.
Rolle, R., 1980: "Die Skythen", en Die Hallstatt-Kultur.
Frhform europischer Einheit, Steyr: 128-137.
Romero Carnicero, F., 1981: "La estatua-menhir de Villar de
Ala. Nuevos datos para su estudio", en Numantia.
Investigaciones arqueolgicas en Castilla-Len: 115-131.
Roso de Luna, M., 1898: "Lpida sepulcral de Solana de
Cabaas, en el partido de Logrosn (Cceres)". Boletn de la
Real Academia de la Historia, 32-33: 179-182.
Rovira Llorens, S., 1995: "Estudio arqueometalrgico del
depsito de la Ra de Huelva", en Ritos de Paso y Puntos de
Paso. La Ra de Huelva en el mundo del Bronce Final
Europeo, ed. M. Ruiz-Glvez, Madrid, Universidad
Complutense de Madrid: 33-57.
Rovira Llorens, S., 2007: "Apndice E: Las Espadas del Bronce
Final de la Pennsula Ibrica: Estudio Arqueometalrgico",
en Las Espadas del Bronce Final en la Pennsula Ibrica y
Baleares, ed. D. Brandherm, Stuttgart, Franz Steiner Verlag:
155-175.
Rovira Llorens, S., Montero Ruiz, I. y Consuegra Rodrguez, S.,
1997: Las primeras etapas metalrgicas en la Pennsula
Ibrica. 1, Anlisis de Materiales, Madrid, Fundacin Ortega
y Gasset.
Rowlands, M., 1998a [1980]: "Kinship, Alliance and Exchange
in the European Bronze Age", en Social Transformations in
Archaeology. Global and Local Perspectives, eds. K.
Kristiansen y M. Rowlands, London & New York,
Routledge: 142-182.
Rowlands, M., 1998b [1987]: "Centre and Periphery. A review
of a concept", en Social Transformations in Archaeology.
Global and Local Perspectives, eds. K. Kristiansen y M.
Rowlands, London & New York, Routledge: 219-242.
Rowlands, M. y Kristiansen, K., 1998: "Introduction", en Social
Transformations in Archaeology. Global and Local
Perspectives, eds. K. Kristiansen y M. Rowlands, London &
New York, Routledge: 1-26.
Rozzi Mazza, A., 1994: "Gli oggeti raffigurati sulle stele:
caratteri tipologici e cronologici", en Antenati di Pietra.
Statue stele della Lunigiana e archeologia del territorio, ed.
M. Ratti, Genova, Sagep: 69-88.
Ruiz Cobo, J., 1992: "El Poblamiento en el sector central de la
Cornisa Cantbrica durante la Edad del Bronce." Nivel CeroRevista del Grupo Arqueolgico Attica, 1: 33-41.
Ruiz Cobo, J., Dez Castillo, A. y Lpez Quintana, J.C., 1993:
"Menhires/ Monolitos: Estructuras monolticas en el sector
central de la Cornisa Cantbrica", en XXII Congreso
Nacional de Arqueologa Vigo: 55-62.
Ruiz-Glvez, M., 1978: "El tesoro de Caldas de Reyes".
Trabajos de Prehistoria, 35(1): 173-192.
Ruiz-Glvez, M.L., 1979: "El Bronce Antiguo en la Fachada
Atlntica Peninsular: un ensayo de periodizacin". Trabajos

de Prehistoria, 36(1): 151-172.


Ruiz-Glvez, M.L., 1984a: "La Pennsula Ibrica y sus
relaciones con el crculo cultural atlntico", en
Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografa e
Historia Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
Ruiz-Glvez, M.L., 1984b: "Reflexiones terminolgicas en torno
a la Edad del Bronce peninsular". Trabajos de Prehistoria,
41: 323-342.
Ruiz-Glvez, M.L., 1988: "Oro y Poltica. Alianzas comerciales
y centros de poder en el Bronce Final del Occidente
peninsular". Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y
Arqueologa, 1: 325-338.
Ruiz-Glvez, M.L., 1989: "La orfebrera del Bronce Final. El
poder y su ostentacin", en El oro en la Espaa Prerromana.
Monografa de la Revista de ArqueologaMadrid: 46-57.
Ruiz-Glvez, M.L., 1990: "Canciones de un muchacho viajero".
Veleia, 7: 79-103.
Ruiz-Glvez, M.L., 1992: "La novia vendida: orfebrera,
herencia y agricultura en la Protohistoria de la Pennsula
Ibrica". SPAL: Revista de prehistoria y arqueologa de la
Universidad de Sevilla, 1: 219-252.
Ruiz-Glvez, M.L., 1993: "El Occidente en la Pennsula Ibrica,
punto de encuentro entre el Mediterrneo y el Atlntico a
fines de la Edad del Bronce". Complutum, 4: 41-68.
Ruiz-Glvez, M.L., 1995a: "From Gift to Commodity: The
changing meaning of precious metals in the later Prehistory
of the Iberian Peninsula", en Prehistoric Gold in Europe.
Mines, Metallurgy and Manufacture, eds. G. Morteani y J.P.
Northover, Dortrecht, Boston, London, Kluwer: 45-63.
Ruiz-Glvez, M.L. (ed.) 1995b: Ritos de paso y puntos de paso:
la ra de Huelva en el mundo del Bronce Final europeo,
Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
Ruiz-Glvez, M.L., 1995c: "La ra en relacin con la metalurgia
de otras regiones peninsulares durante el Bronce Final", en
Ritos de Paso y Puntos de Paso. La Ra de Huelva en el
mundo del Bronce Final Europeo, ed. M. Ruiz-Glvez,
Madrid, Universidad Complutense de Madrid: 59-67.
Ruiz-Glvez, M.L., 1995d: "Cronologa de la Ra de Huelva en
el marco del Bronce Final de Europa Occidental", en Ritos
de Paso y Puntos de Paso. La Ra de Huelva en el Mundo
del Bronce Final Europeo, ed. M. Ruiz-Glvez, Madrid,
Universidad Complutense de Madrid: 79-83.
Ruiz-Glvez, M.L., 1998: La Europa Atlntica en la Edad del
Bronce. Un viaje a las races de Europa Occidental,
Barcelona, Crtica.
Ruiz-Glvez, M.L., 2000: "El conjunto dolmnico de la dehesa
boyal de Montehermoso", en El Megalitismo en
Extremadura (Homenaje a Elas Diguez Luengo), eds. J.
Jimnez vila y J.J. Enrquez Navascus, Mrida, Junta de
Extremadura: 187-207.
Ruiz-Glvez, M.L. y Galn, E., 1991: "Las estelas del Suroeste
como hitos de vias ganaderas y rutas comerciales". Trabajos
de Prehistoria, 48: 257-273.
Ruiz Gil, J.A. y Lpez Amador, J.J. (eds.), 2001: Formaciones
sociales agropecuarias en la Baha de Cdiz. 5000 aos de
adaptacin ecolgica en la Laguna del Gallo. El Puerto de
Santa Mara. Memoria Arqueolgica de Pocito Chico I., San
Lcar de Barrameda, Ediciones Arqueodesarrollo Gaditano.
Ruiz Lara, D., 1986: "Nueva estela decorada en el valle del
Zjar". Estudios de Prehistoria Cordobesa, 1: 95-101.
Saba, A., 2000: "Le stele figurate di Isili", en L'Eredit del
Sarcidano e della Barbagia di Seulo. Patrimonio di
conoscenza e di vita. XIII Comunit Montana Sarcidano,
Barbagia di Seulo., ed. M. Sanges, Blackwood & Partners:
39-42.
Sampaio, J.D., 2007: "A estela antropomrfica do Castro da

BIBLIOGRAFA
Barrega (Borba da Montanha, Celorico de Basto, Braga)".
Conmbriga, 46: 53-71.
Sanches, M.J., 1986: "Alguns apontamentos sobre o estudo da
Pr-Histria recente no Planalto Mirands". Revista da
Faculdade de Letras, Serie II, 3: 257-276.
Sanches, M.J., 1987: "A Mamoa 3 de Pena Mosqueira, Sanhoane
(Mogadouro)". Arqueologia (Porto), 15: 3-24.
Sanches, M.J., 1989: "Cinco datas de C14 para a Pr-historia
recente do leste de Trs-os-Montes". Arqueologia (Porto),
19: 114-115.
Sanches, M.J., 1992: Pr-histria Recente no Planalto Mirandes
(Leste de Trs-os-Montes), Porto, Grupo de Estudos
Arqueolgicos do Porto.
Sanches, M.J., 1994: "Laje de Vale de Juncal (Mirandela)", en
Actas do Seminario "O Megalitismo no Centro de Portugal"
(Magualde, Nov. 1992)Viseu: 395-414.
Sanches, M.J., 1995: "Esttua-menir da Boua", en A Idade do
Bronze em Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge,
Lisboa, Museu Nacional de Arqueologa: 26.
Sanches, M.J., 1996: "Passos/Santa Comba Mountain in the
context of the late prehistory of northern Portugal". World
Archaeology, 28(2): 220-230.
Sanches, M.J., 1997: Pr-histria recente de Tras-os-Montes e
Alto Douro, Porto, Sociedade Portuguesa de Antropologa e
Etnologa.
Sanches, M.J., 2000: "As Geraoes, a memoria e a
territorializaao em Tras-os-Montes (V-II Mil. AC). Uma
primerira aproximaao." en Actas do 3 Congresso de
Arqueologa Peninsular, ed. V.O. Jorge, Porto, ADECAP:
123-145.
Sanches, M.J. y Jorge, V.O., 1987: "A "esttua-menir" da Boua
(Mirandela)". Arqueologia (Porto), 16: 78-82.
Snchez Gil, J., 2002: "Las estelas decoradas de Castillo de
Bayuela, nueva aportacin al arte postpaleoltico de la Sierra
de San Vicente y su entorno". Aguasal, 26: 18-19.
Snchez Palencia, F.J. y Prez, L.C., 1989: "Los yacimientos
aurferos de la Pennsula Ibrica. Posibilidades de
explotacin en la Antigedad", en El oro en la Espaa
Prerromana.
Monografa
de
la
Revista
de
ArqueologaMadrid, Zugarto Ediciones: 16-23.
Sanges, M. (ed.) 2000a: L'Eredit del Sarcidano e della
Barbagia di Seulo. Patrimonio di conoscenza e di vita. XIII
Comunit Montana Sarcidano, Barbagia di Seulo.,
Blackwood & Partners.
Sanges, M., 2000b: "La tomba megalitica di Aiodda", en
L'Eredit del Sarcidano e della Barbagia di Seulo.
Patrimonio di conoscenza e di vita. XIII Comunit Montana
Sarcidano, Barbagia di Seulo., ed. M. Sanges, Blackwood &
Partners: 88-90.
Santonja Gmez, M., 1991: "Comentarios generales sobre la
dinmica del poblamiento antiguo en la provincia de
Salamanca." en Del Paleoltico a la Historia. Museo de
salamancaJunta de Castilla y Len: 13-31.
Santonja Gmez, M. y Santonja Alonso, M., 1978: "La estatuamenhir de Valdefuentes de Sangusn". Boletn de la
Asociacin Espaola de Amigos de la Arqueologa, 10: 1924.
Santos Junior, J.R., 1975: "A cultura dos berroes no NW de
Portugal". Trabalhos de Antropologa e Etnologia, 22(4):
353-516.
Santos, M.J., 2009: "Estelas diademadas: revisin de criterios de
clasificacin". Herakleion, 2: 7-40.
Saperdi, E., 1994: "Prospezioni elettriche e microsismiche nel
sito della statua stele N. 59 Venelia II-Monti di Licciana ",
en La statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La Spezia-

519

Pontremoli. 1988: 421-436.


Saro, J.A. y Teira, L.C., 1992: "El dolo del Hoyo de Gndara
(Rionansa) y la cronologa de los dolos antropomorfos en la
Cornisa Cantbrica". Trabajos de Prehistoria, 49: 347-355.
Sastre, I., 2004: "Los procesos de la complejidad social en el
Noroeste peninsular: Arqueologa y fuentes literarias".
Trabajos de Prehistoria, 61(2): 99-110.
Saussure, F., 1971: Cours de linguistique gnrale, Pars, Payot.
Sayans Castaos, M., 1966: "Estela de guerrero cltico de
Segura de Toro (Cceres) y otros hallazgos", en IX Congreso
Nacional de Arqueologa: 206-209.
Schattner, T., 2003: "Stilistische und formale Beobachtungen an
den Kriegerstatuen". Madrider Mitteilungen, 44: 127-146.
Schattner, T., 2009: "Os guerreiros galaico-lusitanos no contexto
da plstica guerreira monumental da Europa Central", en
Actas do Colquio Internacional "Guerreiros Castrejos.
Deuses e heris nas alturas do Barroso"Boticas, Cmara
Municipal de Boricas: 51-71.
Schmid, W. y Schrickel, H., 2001: "Der hochdorfer
Frstenhgel", en Heilige Ordnungen. Zu keltischen Funden
Im Wrttembergischen Landesmuseum, ed. H. Schrickel,
Stuttgart: 131-163.
Schortman, E.M., 1989: "Interregional Interaction in Prehistory:
The Need for a New Perspective". American Antiquity,
54(1): 52-65.
Schrickel, W., 1957: Westeuropische Elemente in Neolithikum
und in der frhen Bronzezeit Mitteldeutschlands. Text und
Katalog., Dresden.
Schubart, H., 1973: "Las alabardas de tipo Montejcar", en
Estudios dedicados al Prof. Dr. D. Luis PericotBarcelona:
247-269.
Schubart, H., 1975: Die Kultur der Bronzezeit in Sdwesten der
Iberischen Halbinsel, Berlin, Walter der Gruyter & Co.
Schuhmacher, T.X., 2002: "Some remarks on the origin and
chronology of halberds in Europe". Oxford Journal of
Archaeology, 21(3): 263-288.
Schulz, W., 1939a: "Die Axt". Mitteldeutsche Volkheit, 6(5/6):
66-73.
Schulz, W., 1939b: Vor und Frhgeschichte Mitteldeutschlands,
Halle.
Schwarz, M., 2001: "Reich geworden durch Kupfer und Salz?
Das "Frstengrab" von Leubingen", en Schnheit, Macht und
Tod. 120 Funde aus 120 Jahren Landesmuseum fr
Vorgeschichte Halle, ed. H. Meller, Halle, Landesmuseum
fr Vorgeschichte: 62-65.
Seglie, D., Ricchiardi, P., Cinquetti, M., Cosson, O. y Bosio, R.,
1994: "La stele antropomofa della Miandassa in Val Chisone
e lorizzonte culturale eneolitico di BalmChanto nelle Alpi
Cozie (Italia)", en La statuaria antropomorfa in Europa del
Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del Congresso de La
Spezia-Pontremoli. 1988: 349-359.
Senna-Martnez, J.C., 1994a: "Subsdios para o estudo do
Bronze Pleno na Estremadura Atlntica: (1) A alabarda de
tipo "Atlntico" do hbitat da Batas (Amadora)". Zephyrus,
46: 161-182.
Senna-Martnez, J.C., 1994b: "Megalitismo, habitat e
sociedades: A bacia do mdio e alto Mondego no conjunto
da Beira Alta (c.5200-3000 BP)", en Actas do seminario "O
Megalitismo no Centro de Portugal" (Magualde, Nov.
1992)Viseu: 15-29.
Senna-Martnez, J.C., 1995a: "The Late Prehistory of Central
Portugal: A First Diacronic View." en The Origins of
Complex Societies in Late Prehistoric Iberia, ed. K.T.
Llilios, Ann Harbor: 64-94.
Senna-Martnez, J.C., 1995b: "Entre Atlntico e Mediterrneo:
Algumas Reflexoes Sobre o Desenvolvimento do Bronze

520

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Final Peninsular", en A Idade do Bronze em Portugal.


Discursos de Poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa, Museu Nacional
de Arqueologa: 118-122.
Senna-Martnez, J.C., 1998: "Produao, ostentaao e
redistribuiao: Estrutura Social e Economia Poltica no
Grupo Baioes/ Santa Luzia", en Existe uma Idade do Bronze
Atlntico? ed. S.O. Jorge, Lisboa, IPA: 218-230.
Senna-Martnez, J.C., 2007: "Aspectos e problemas das origens
e desenvolvimento da metalurgia do bronze na Fachada
Atlntica Peninsular". Estudos Arqueolgicos de Oeiras, 15:
119-134.
Senna-Martnez, J.C., Lpez Plaza, S. y Hoskin, M.A., 1997:
"Territorio, Ideologa y Cultura Material en el Megalitismo
de la Plataforma del Mondego (Centro de Portugal)", en O
Neoltico Atlntico e as Orixes do Megalitismo. Actas del
Coloquio Internacional (Santiago de Compostela, 1-6 Abril
de 1996), ed. A. Rodrguez Casal, Santiago de Compostela,
Universidad de Santiago de Compostela: 657-676.
Senna-Martnez, J.C., Valera, A.C., Ventura, J.M.Q. y Teixeira,
C., 1993: "A ocupaao do Bronze Final da "sala 20" do
Buraco da Moura de Sao Romao." Trabalhos de Arqueologa
da E.A.M. (Associaao para o Estudo Arqueolgico da
Bacia do Mondego). 1: 143-135.
Senna-Martnez, J.C., Ventura, J.M.Q. y Carvalho, H.A., 2005:
"A Fraga dos Corvos (Macedo de Cavaleiros). Um stio de
habitat do Mundo Carrapatas da primeira Idade do Bronze
em Trs-os-Montes Oriental". Cadernos Terras Quentes, 2:
61-82.
Senna-Martnez, J.C., Ventura, J.M.Q. y Carvalho, H.A., 2006:
"A Fraga dos Corvos (Macedo dos Cavalheiros). Um stio de
Habitat da Primera Idade do Bronze em Trs-os-Montes
Oriental. A Campanha 3 (2005)". Cadernos Terras Quentes,
3: 61-85.
Serna Gonzlez, M.R., 1989: "El vaso campaniforme en el valle
del Guadalquivir", en Tartessos. Arqueologa Protohistrica
del Bajo Guadalquivir, ed. M.E. Aubet, Sabadell, Ausa: 4784.
Serres, J.P., 1997: Les statues-menhirs du groupe rouergat,
Aveyron, Muse archologique de Montrozier.
Sesma Sesma, J., 1995: "Diversidad y Complejidad:
poblamiento de Navarra en la Edad del Bronce". Cuadernos
de Arqueologa de la Universidad de Navarra, 3: 147-184.
Sevillano San Jos, M.C., 1974: "Un nuevo dolo de la Edad del
Bronce aparecido en Robledillo de Gata (Cceres)".
Zephyrus, 25: 145-150.
Sevillano San Jos, M.C., 1982: "Un nuevo hallazgo en
Extremadura: el dolo-estela de El Cerezal." Zephyrus,
34/35: 165-171.
Sevillano San Jos, M.C., 1988-89: "Dos colgantes-dolos en
Las Hurdes: aproximacin interpretativa". Zephyrus, 41-42:
497-505.
Sevillano San Jos, M.C., 1991: "Conexiones de las estelas
salmantinas y extremeas. Anlisis de nuevos datos para su
estudio en la provincia de Salamanca", en Del Paleoltico a
la HistoriaSalamanca, Museo de Salamanca: 99-116.
Sevillano San Jos, M.C. y Bcares Prez, J., 1991-92:
"Aproximacin al estudio de unos colgantes aparecidos en
Las Hurdes". Zephyrus, 64-65: 557-563.
Shanks, M. y Hodder, I., 1995: "Processual, postprocessual and
interpretive archaeologies", en Interpreting Archaeology.
Finding meaning in the past, eds. I. Hodder, M. Shanks, A.
Alexandri, V. Buchli, J. Carman, J. Last y G. Lucas, London
& New York, Routledge: 3-29.
Shanks, M. y Tilley, C., 1987: Social Theory and Archaeology,
Albuquerque, University of New Mexico Press.
Shee Twohig, E., 1981: The megalithic art of Western Europe,

Oxford.
Silva, A.C.F., 1986: A Cultura Castreja no Noroeste de
Portugal, Paos de Ferreira.
Silva, A.C.F., 2009: "Guerreiros castrejos. Deuses e heris nas
alturas do Barroso", en Actas do Colquio Internacional
"Guerreiros Castrejos. Deuses e heris nas alturas do
Barroso"Boticas, Cmara Municipal de Boticas: 75-85.
Silva, A.C.F. y Gomes, M.V., 1992: Proto-histria de Portugal,
Lisboa, Universidade Aberta.
Silva, A.C.F., Silva, C.T. y Lopes, A.B., 1984: "Depsito de
fundidor do final da Idade do Bronze do castro da Senhora
da Gua (Baioes, S. Pedro do Sul, Viseu)", en Lucerna.
Homenagem a D. Domingos de Pinho BrandaoPorto, Centro
de Estudios Humansticos: 73-95.
Silva, C.T. y Soares, J., 1981: "Os cemitrios de cistas da Idade
do Bronze", en Pr-histria da rea de Sines, Lisboa,
Gabinete da rea de Sines: 141-180.
Silva, E.J.L., 1988: "A mamoa de Afife: breve sntese de 3
campanhas de escavaao." Trabalhos de Antropologia e
Etnologia, Porto., 28:-133.
Silva, E.J.L., 1993: "Reprsentations humaines sur deux
monuments mgalitiques de la rgion nord du Portugal", en
Les Reprsentations humaines du Nolithique LAge du
Fer. 115e Congress National des Societs savantes.
Avignon, 1990.: 21-27.
Silva, E.J.L., 1997a: "Arte megaltica da costa norte de
Portugal". Brigantium, 10: 179-189.
Silva, E.J.L., 2003: "Novos dados sobre o Megalitismo do Norte
de Portugal", en Muitas Gente, Poucas Antas? Origens,
Espaos e Contextos do Megalitismo. Actas do II Coloquio
Internacional sobre Megalitismo, ed. V.S. Gonalves,
Lisboa, IPA: 269-279.
Silva, M.D.O., 2000: "Esttua-menir de A-de-Moura (Santana de
Azinha, Guarda)". Estudos Pr-Histricos, 8: 229-236.
Simn, J.L., 1999: "Comunidad Valenciana", en Las Primeras
Etapas Metalrgicas en la Pennsula Ibrica, II. Estudios
Regionales, eds. G. Delibes de Castro y I. Montero Ruiz,
Madrid, Fundacin Ortega y Gasset: 179-216.
Snodgrass, A., 1980: Archaic Greece. The Age of Exeriment,
London, Dent.
Soares, A.M., 1994: "O Bronze do Sudoeste na margem
esquerda do Guadiana. As necrpoles do Concelho de
Serpa", en Actas das V Jornadas ArqueolgicasLisboa: 179197.
Soares, A.M., 2005: "Os povoados do Bronze Final do Sudoeste
na margem esquerda portuguesa do Guadiana: novos dados
sobre a ceramica de ornatos bruidos". Revista Portuguesa
de Arqueologa, 8(1): 111-145.
Soares, A.M., Antunes, A.S. y Deus, M., e.p.: "O Passo Alto no
contexto dos povoados fortificados do Bronze Final do
Sudoeste", en Sidereum Ana II. El ro Guadiana en el
Bronce Final -Preactas, ed. J. Jimnez vila, Mrida.
Soares, J. y Silva, C.T., 1995: "O Alentejo Litoral na Idade do
Bronze do Sudoeste Peninsular", en A Idade do Bronze em
Portugal. Discursos de poder, ed. S.O. Jorge, Lisboa, Museu
Nacional de Arqueologa: 136-139.
Sorensen, M.L.S., 1997: "Reading Dress: the construction of
social categories and identities in Bronze Age Europe".
Journal of European Archaeology, 5(1): 93-114.
Sorensen, M.L.S., 2000: Gender Archaeology, Polity Press.
Soria Snchez, V., 1983: "Armas en la Edad del Bronce en
Extremadura". Gladius, 16: 201-208.
Sousa, O.C.F., 1996: "Estaturia antropomrfica pr e
protohistrica do Norte de Portugal. Dissetaao para a
obtenao de Mestrado em Arqueologia", en Faculdade de
Letras Universidade do Porto.

BIBLIOGRAFA
Sousa, O.C.F., 1997: "A estaao arqueolgica do Cabeo da
Mina, Vila Flor. Noticia Preliminar". Estudos
Transmontanos e Durienses, 7: 186-197.
Sousa, O.C.F. y Rebanda, N., 1993: "As Estelas do Cabeo da
Mina, Vila Flor, Tras-os-Montes, Portugal", en Ritual, Rites
and Religion in Prehistory. Conference Resumes of the IIIrd
DEIA International Conference of Prehistory, September
25th- 30th 1993, Mallorca.: 27.
Soutou, A., 1962: "La stle au bouclier chancrures en V de
Substation (Castelnau-le-Lez, Hrault)". Ogam. Tradition
celtique, 14(6): 521-546.
Spindler, K., 1983: "Grabstelen", en Die frhen KeltenStuttgart,
Reclam: 172-185.
Spindler, K., Rastbichler-Zissernig, E., Wilfing, H., Zur Nedden,
D. y Northdurfter, H. (eds.), 1995: Der Mann im Eis. Band
2. Neue Funde und Ergebnisse, Wien, Springer Verlag.
Stary, P.F., 1997: Anthropoide Stelen im frheisenzeitlichen
Grabkult, Marburg.
Stary, P.F., 2000: "Recensin del trabajo de G. Rasshofer
"Untersuchungen zu mettalzeitlichen Grabstelen in
Sddeutschland" Internationale Archologie, 48. "
Germania, 78: 487-490.
Stary-Rimpau, J.S., 1988: Die bologneser Stelen des 7. bis 4.
Jh.v.Chr., Marburg.
Steffegen, U., 1995: "Gold in Early Bronze Age Graves from
Denmark and Schleswig-Holstein", en Prehistoric Gold in
Europe. Mines, Metallurgy and Manufacture, eds. G.
Morteani y J.P. Northover, Dordrecht, Kluwer Academic
Publishers: 503-514.
Stevenson, A.C. y Harrison, R., 1992: "Ancient Forests in Spain:
A Model for Land-use and Dry Forest Management in
South-West Spain from 4000 BC to 1900 BC". Proceedings
of the Prehistoric Society, 58: 227-247.
Sttip, J.J. y Tamers, M.A., 1996: "Dataciones absolutas", en El
dolmen de Alberite (Villamartn). Aportaciones a las formas
econmicas y sociales de las comunidades neolticas en el
Noroeste de Cdiz, eds. J. Ramos Muoz y F. Giles Pacheco:
179-186.
Stckli, W.E., Niffeler, U. y Gross-Klee, E. (eds.), 1995: Die
Schweiz vom Palolithikum bis zum frhen Mittelalter. SPM
II, Neolithikum., Basel, Verlag Schweizerische Gesellschaft
fr Ur- und Frhgeschichte.
Surez, J. y Ortz, P., 1994: "La estela decorada de Quintana de
la Serena". Revista de Arqueologa, 162: 54-56.
Surez Otero, J., 1991a: "Idolo de Paredes", en Galicia no
Tempo, ed. VVAA, Santiago de Compostela: 105-106.
Surez Otero, J., 1991b: "Idolo de Parxubeira", en Galicia no
Tempo, ed. VVAA, Santiago de Compostela: 102.
Surez Otero, J., 2005: "Una nueva regin campaniforme: el
Noroeste Hispnico. Una propuesta de sntesis", en El
campaniforme en la Pennsula Ibrica y su Contexto
Europeo- Bell Beaker in the Iberian Peninsula and their
European Context., eds. M. Rojo Guerra, R. Garrido Pena y
G. Garca Martnez de Lagrn, Valladolid, Universidad de
Valladolid: 177-186.
Taboada Chivite, J., 1965: Escultura Celto-Romana., Vigo,
Ediciones Castrelos.
Taboada Cid, M., 1988/1989: "Estela funeraria antropomorfa do
Muio de San Pedro (Vern)". Boletn Auriense, 18-19: 7993.
Taracena, B., 1924: "Noticia acerca de la estatua menhir de
Villar de Ala (Soria)". Actas y Memorias de la Sociedad
Espaola de Antropologa, Etnologa y Prehistoria, 3: 179183.
Tarrete, J., 1997: "L'Art megalithique dans le bassin parisien:
symetrie et lateralite dans les representations du neolithique

521

final", en Actes du 2eme Colloque International sur lArt


Mgalitique. Nantes, 1995Nantes: 149-159.
Tarrs, J., Castells, J., Chinchilla, J. y Vilardell, R., 1987: "El
fenmeno megaltico en el Pirineo Oriental de Catalua." en
El Megalitismo en la Pennsula Ibrica. Madrid, Ministerio
de Cultura: 211-245.
Tavares de Proena, F., 1905: Notice sur deux monuments
epigraphiques, Coimbra, Typographia Frana Amado.
Tavares de Proena, F., 1906: "Notice sur la Prehistoire de Beira
Alta et sur deux monuments gravs trouvs en Portugal", en
Congrs prhistorique de France (Perigueux): 282-285.
Teira Mayolini, L.C., 1994: El Megalitismo en Cantabria.
Aproximacin a una realidad arqueolgica olvidada,
Santander, Universidad de Cantabria.
Teira Mayolini, L.C. y Ontan Peredo, R., 2000a: "Revisin de
los grabados rupestres del Collado de Sejos (Polaciones)", en
Actuaciones arqueolgicas en Cantabria 1984-1999, ed. R.
Ontan Peredo, Santander, Gobierno de Cantabria,
Consejera de Cultura: 285-287.
Teira Mayolini, L.C. y Ontan Peredo, R., 2000b:
"Documentacin de arte esquemtico en la comarca de
Monte Hijedo (Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria - Alfoz
de Santa Gadea, Burgos)", en Actuaciones arqueolgicas en
Cantabria 1984-1999, ed. R. Ontan Peredo, Santander,
Gobierno de Cantabria, Consejera de Cultura: 241-143.
Tejera, V., 1988: Semiotics from Peirce to Barthes, New York,
Copenhagen & Kln, E.J. Brill.
Tejera Gaspar, A., Fernndez Rodrguez, J. y Rodrguez
Pestrana, M., 2006: "Las estelas tartsicas: losas
sepulcrales, marcadores tnicos o representacin de
divinidades guerreras?" SPAL: Revista de prehistoria y
arqueologa de la Universidad de Sevilla, 15: 149-165.
Tejera Gaspar, A., Jorge Godoy, S. y Quintana Montesceoca, R.,
1995: "La Estela IV de "La Atalaya de la Moranilla" (cija,
Sevilla)". SPAL: Revista de prehistoria y arqueologa de la
Universidad de Sevilla, 4: 251-255.
Telehin, D.Y. y Mallory, J.P., 1995: "Statue-menhirs of the
North Pontic Region", en Statue-stele e massi incisi
nell'Europa dell'Et del Rame, eds. S. Casini, R.C. De
Marinis y A. Pedrotti, Bergamo, Civico Museo Archeologico
di Bergamo (Lombardia): 319-332.
Tern, M., 1949: "La genialidad geogrfica de la pennsula
ibrica", en Geografa Universal, eds. P. Vidal de la Blanche
y L. Gallois, Barcelona, Montaner y Simn: 3-13.
Tern, M. y Sol Sabaris, L., 1949: Pennsula Ibrica Geografa Fsica, Barcelona, Montaner y Simn.
Terenozkin, A.I., 1980: "Die Kimmerier und ihre Kultur", en Die
Hallstatt-Kultur. Frhform europischer Einheit, ed.
VVAA, Steyr: 20-29.
Tilley, C., 1991: Material Culture and Text. The Art of
Ambiguity, London & New York, Routledge.
Tin, S., 1994: "La stele di Monte d'Accoddi (Sardegna)", en La
statuaria antropomorfa in Europa del Neoltico atta la
Romanizazzione. Atti del Congresso de La SpeziaPontremoli. 1988: 215-219.
Tonceva, G., 1981: "Monuments sculpturaux en Bulgarie du
Nord-Est de l'age du bronze". Studia Praehistorica, 5-6:
129-145.
Torbrgge, W., 1991: "Die frhe Hallstattzeit (HA C) in
chronologischen
Ansichten
und
notwendige
Randbemerkungen. Teil I, Bayern und der "westliche
Hallstattkreis"." en Jahrbuch des rmisch-germanischen
Zentralmuseums Mainz: 223-463.
Torres Ortz, M., 1999: Sociedad y Mundo Funerario en
Tartessos, Madrid, Real Academia de la Historia.
Torres Ortz, M., 2002: Tartessos, Madrid, Real Academia de la

522

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Historia.
Torres Ortz, M., 2008a: "Los "tiempos" de la precolonizacin",
en Contacto Cultural entre el Mediterrneo y el Atlntico
(siglos XII-VIII ane). La precolonizacin a debate, eds. S.
Celestino Prez, N. Rafel y X.L. Armada, Roma, Escuela
Espaola de Historia y Arqueologa de Roma del CSIC: 6194.
Torres Ortz, M., 2008b: "The Chronology of the Late Bronze
Age in Western Iberia and the beginning of the phoenician
colonization in the Western Mediterranean", en A New Dawn
for the Dark Age? Shifting Paradigms in Mediterranean Iron
Age Chronology, eds. D. Brandherm y M. Trachsel, Oxford,
Archaeopress: 135-147.
Tranoy, A., 1981: en La Galice romainePars: 223-225.
Treherne, P., 1995: "The warrior's beauty: the masculine body
and self-identity in Bronze Age Europe". Journal of
European Archaeology, 3(1): 105-144.
Tringham, R.E., 1995: "Archaeological Houses, Households,
Housework and the Home", en The Home: Words,
Interpretations, Meanings, and Enviroments, ed. Benjamin,
Avebury, Aldershot: 97-107.
Tunzi Sisto, A.M., 1994: "Stele antropomorfe e manifestazioni
di culto dell'et del Rame nel Subappennino dauno", en
Contributi allo studio dell'Archeologia e dell'Arte rupestre
in Valcamonica e nell'arco alpino., ed. A. Fossati, Bergamo,
Civico Museo Archeologico: 79-82.
Tunzi Sisto, A.M., 1995: "Megalitismo e statue stele nella Puglia
settentrionale", en Statue-stele e massi incisi nell'Europa
dell'Et del Rame, eds. S. Casini, R.C. De Marinis y A.
Pedrotti, Bergamo, Civico Museo Archeologico di Bergamo:
281-294.
Tunzi Sisto, A.M., 1998: "La statuaire mgalithique dans les
Pouilles septentrionales", en Actes du 2eme Colloque
International sur la Statuaire Mgalitique. Saint-Pons-de
Thomires, 1997: 83-91.
Turbon, D., 1981: "Los restos humanos de Setefilla". Trabajos
de Prehistoria, 38: 247-248.
Tusa, S., 1994: "La Sicilia e la Statuaria antropomorfa
preistorica", en La statuaria antropomorfa in Europa del
Neoltico atta la Romanizazzione. Atti del Congresso de La
Spezia-Pontremoli. 1988: 221-255.
Untermann, J., 1997: Monumenta Linguarum Hispanicarum IV:
Die tartessischen, keltiberischen und lusitanischen
inschriften, Wiesbaden.
Valera, A.C., 1994: "Diversidade e relaoes inter-regionais no
povoamento calcoltico da Bacia do Mdio e Alto
Mondego." Trabalhos de Antropologa e Etnologia, 34(1-2):
153-176.
Valera, A.C., 1995: "O Habitat da Malhada (Fornos de Algodres
- Guarda)". Estudos Pr-Histricos, 3: 121-139.
Valera, A.C., 1997: "Fraga da Pena (Sobral Pichorro, Fornos de
Algodres): Uma primeira caracterizaao no contexto da rede
local de povoamento". Estudos Pr-Histricos, 5: 55-84.
Valera, A.C., 2003: "Arqueologa e Teoria da Aco: notas sobre
uma relao ainda recente". ERA Arqueologa, 6: 116-130.
Valera, A.C., Senna-Martnez, J.C. y Estevinha, I.M., 1989: "O
Buraco da Moura de S. Romao (Seia): alguns resultados
preliminares da Campanha 1 (1987)", en Actas do Coloquio
Arqueolgico de Viseu: 149-174.
Valiente Malla, J. y Prado Toledano, S., 1977-1978: "Estelas
decoradas de Aldea del Rey (Ciudad Real)". Archivo
Espaol de Arqueologa, 50-51: 375-387.
Valiente Malla, J. y Prado Toledano, S., 1979: "Nueva estela
decorada de Aldea del rey (Ciudad Real)". Archivo Espaol
de Arqueologa, 52: 27-32.
Van den Brick, L.M. y Janssen, C.R., 1985: "The effect of

human activities during cultural phases on the development


of montane vegetation in the Serra de Estrela, Portugal".
Review of Paleobotany and Palinology, 44: 193-215.
Van der Sanden, W. y Capelle, T., 2001: Mosens Guder.
Antropomorfe traefigurer fra Nord- og Nordvesteuropas
fortid/ Immortal Images. Ancient anthropomorphic wood
carvings from northern and northwest Europe, Silkeborg,
Silkeborg Museum.
Van Schoor, M.L.O., 2003: "Arqueometalurgia do Calcoltico e
do Bronze Inicial no Norte de Portugal. " en Mineros y
fundidores en el inicio de la Edad de los metales. El Midi
francs y el Norte de la Pennsula Ibrica, eds. J. Fernandez
Manzano y J.I. Herrn Martnez, Madrid, Caja Espaa: 8298.
Vaquerizo Gil, D., 1985: "Dos nuevas estelas de guerrero en la
provincia de Badajoz." en XVII Congreso Nacional de
ArqueologaZaragoza: 465-472.
Vaquerizo Gil, D., 1989: ""Estelas de guerreros" en la
protohistoria peninsular. La estela de Quinteras." Revista de
Arqueologa, 99: 29-38.
Vasconcelos, J.L., 1906: "Estudos sobre a epoca do Bronze em
Portugal". O Arqueologo Portugus, 11: 179-189.
Vasconcelos, J.L., 1908: "Estudos sobre a epoca do bronze em
Portugal". O Arqueologo Portugus, 13: 300-313.
Vasconcelos, J.L., 1909: "Dlmens de Boulhosa (Alto Minho)".
O Archeologo Portugus, 14: 294-296.
Vasconcelos, J.L., 1910: "Esculpturas prehistoricas do Museu
Ethnologico Portugus". O Archeologo Portugus, 15: 3139.
Vzquez Seijas, M., 1936: "Una curiosa Placa-dolo en piedra
grantica". Boletn de la Academia Gallega, 22(263): 281283.
Vzquez Varela, J.M., 1980a: "La estela de Troitosende: Uso y
abuso de los paralelismos en el arte prehistrico".
Brigantium, 1: 83-91.
Vzquez Varela, J.M., 1980b: "Cistas decoradas en Galicia: una
nueva manifestacin artstica de la Edad del Bronce".
Brigantium, 1: 41-48.
Vzquez Varela, J.M., 1993-1994: "Funcin y significado de la
escultura megaltica de Galicia". Brigantium, 8: 49-56.
Vzquez Varela, J.M., 1997a: "La ideologa en el arte megaltico
de la Pennsula Ibrica". Brigantium, 10: 15-22.
Vzquez Varela, J.M., 1997b: "El petroglifo de Agua da Laxe I
(Gondomar, Pontevedra) y la sociedad del comienzo de la
Edad del Bronce en el Noroeste de la Pennsula Ibrica".
Gallaecia, 16: 201-220.
Vegas Aramburu, J.I., 1988: "Revisin del fenmeno de los
cromlechs vascos. A raz de la reciente incorporacin de
lava al catlogo de los conocidos hasta ahora." Estudios de
Arqueologa Alavesa, 16: 235-443.
Velinho, J., 2005: Menires de Vila do Bispo, Vila do Bispo,
Associaao de Defesa do Patrimnio Histrico e
Arqueolgico de Vila do Bispo.
Viana, A., Formosinho, J. y Veiga Ferreira, O., 1953: "De lo
prerromano a lo arabe en el Museo Regional de Lagos".
Archivo Espaol de Arqueologa, 26: 113-138.
Viana, A. y Ribeiro, F.N., 1956: "Notas histricas,
Arqueolgicas e Etnogrficas do Baixo Alentejo". Arquivo
de Beja, 13(1-4): 110-167.
Vincent, M., 1982: "Las Tendencias Metodolgicas en
Prehistoria". Trabajos de Prehistoria, 39: 9-53.
Vilaa, R., 1995a: Aspectos do Povoamento da Beira Interior
(Centro e Sul) nos finais da Idade do Bronze, Lisboa,
IPPAR.
Vilaa, R., 1995b: "A Idade do Bronze na Beira Baixa", en A
Idade do Bronze em Portugal. Discursos de poder, Lisboa,

BIBLIOGRAFA
Museu Nacional de Arqueologia: 127-129.
Vilaa, R., 1997: "Metalurgia do Bronze Final da Beira Interior:
reviso dos dados la luz de novos resultados." Estudos PrHistricos, 5: 121-144.
Vilaa, R., 1998a: "Produo, consumo e circulao de bens na
Beira Interior na transio do II para o I milnio a.C."
Estudos Pr-Histricos, 6: 347-374.
Vilaa, R., 1998b: "Hierarquizao e conflito no Bronze Final da
Beira Interior", en Existe uma Idade do Bronze Atlntico?
ed. S.O. Jorge, Lisboa, Instituto Portugus de Arqueologia:
203-217.
Vilaa, R., 2000: "Registos e leituras da Pr-Histria recente e
da Proto-Histria antiga da Beira Interior", en Actas do 3
Congresso de Arqueologia Peninsular, ed. S.O. Jorge, Porto,
ADECAP: 161-182.
Vilaa, R., 2003: "Acerca da Existncia de ponderais em
contextos do Bronze Final/Ferro Inicial no territrio
portugus". O Arquelogo Portugus, 21: 245-288.
Vilaa, R., 2005: "Metalurgia do Bronze Final no entre Douro e
Tejo portugus: contextos de produo, uso e deposio", en
Actas del Congreso: mbitos tecnolgicos, mbitos de
Poder. La Transicin Bronce Final-Hierro en la Pennsula
Ibrica, ed. A. Perea, Madrid.
Vilaa, R., 2006: "Artefactos de ferro em contextos do Bronze
Final do territrio portugus: Novos contributos e
reavaliao dos dados". Complutum, 17: 81-101.
Vilaa, R., Cruz, D.J., Santos, A.T. y Marques, J.N., 2001: "A
esttua-menir de "Atades" (Figueira de Castelo Rodrigo,
Guarda) no seu contexto regional". Estudos Pr-Histricos,
9: 69-82.
Vilaa, R. y Cunha, E., 2005: "A Roa do casal do Meio
(Calhariz, Sesimbra). Novos contributos". Al-madan, 13: 4857.
Vilaa, R. y Gabriel, S., 1999: "Ntula sobre um "machado" de
apndices encontrado em Vale Branquinho". Revista
Portuguesa de Arqueologia, 2(1): 127-142.
Vilaa, R., Pinto, C.V. y Farinha, A.C., 1996: "Contributo para o
estudo de materiais do Bronze Final provenientes do Monte
do S. Martinho (Castelo Branco)". Materiais, 0(1): 45-64.
Vilardell, R., 1987: "Origen i evoluci del megalitisme a les
comarques centrals i occidentals de Catalunya: II. L'Edat del
Bronze". Cota Zero, 3: 84-91.
Vilaseca, S., 1949: "El primer sepulcro megaltico de la
provincia de Tarragona. La cista dolmnica del Bosc del Pla
de la Sala, de Passanant". Ampurias, 11: 179-186.
Vilaseco Vzquez, X.I., 2004: "Un novo seixo con trazos
antropomrficos procedente do dolmen de Axeitos (Ribeira,
A Corua)". Gallaecia, 23: 7-33.
Villaseca Daz, F., 1993a: "La estela decorada y la espada de
lengua de carpa del Bronce Final de Almargen-Mlaga".
Baetica, 13: 217-226.
Villaseca Daz, F., 1993b: "Las estelas decoradas del Bronce
Final en Mlaga. Nuevas aportaciones para su estudio." en V
Congreso Internacional de Estelas FunerariasSoria: 71-75.
Villoch Vzquez, V., 1995: "Monumentos y petroglifos: la
construccin del espacio en las sociedades constructoras de
tmulos del Noroeste Peninsular". Trabajos de Prehistoria,
52(1): 39-55.
Villoch Vzquez, V., 1998: "Menhires y losas antropomorfas en
Galicia". Estudos Pr-Histricos, 6: 175-187.
Voigt, T., 1939: "Ein neuer Bildstein in einem bronzezeitlichen
Steinpackungsgrab". Mitteldeutsche Volkheit, 6(5-6): 75-78.
Voruz, J.L., 1992: "Hommes et Dieux du Nolithique. Les
statues-menhirs d'Yverdon". Socit Suisse de Prhistoire et

523

d'Archologie, 75: 37-64.


VVAA, 1986: La Sardegna nel Mediterrneo tra il secondo e il
primo millennio a.C. Atti del II Convegno di studi "Un
millennio di relazioni fra la Sardegna e i Paesi del
Mediterraneo". 27-30 Nov. 1986, Selargius- Cagliari.
VVAA, 2000: Euskal Herriko Hilarriak - Estelas del Pas
Vasco, Diputacin Foral de Vizcaya.
Waddell, J., 2000: The Prehistoric Archaeology of Ireland, Bray,
Wordwell.
Weiss, R.-M., 1999: "Die Hallstattzeit in Europa", en
Hallstattzeit. Die Atertmer im Museum fr Vor- und
Frhgeschichte, ed. W. Menguin, Mainz, Philipp von
Zabern: 7-22.
Wels-Weyrauch, U., 1978: Die Anhnger und Halsringe in
Sdwestdeutschland und Nordbayern, Mnchen, Becksche
Verlag.
Wels-Weyrauch, U., 1994: "Im Grab erhalten, im Leben
getragen - Tracht und Schmuck der Frau", en Bronzezeit in
Deutschland, eds. A. Jockenhvel y W. Kubach, Stuttgart,
Konrad Theiss Verlag: 59-64.
Whitehouse, R., 1992: "Tools the Manmaker: the cultural
construction of gender in Italian Prehistory". Accordia
Research Papers, 3: 41-54.
Whitley, J., 1991: Style and Society in Dark Age Greece. The
changing face of a pre-literate society 1100-700 BC,
Cambridge, Cambridge University Press.
Whitley, J., 2002: "Too many ancestors". Antiquity, 76: 119-126.
Winiger, J., 1995: "Die Bekleidung des Eismannes und die
Anfnge der Weberei nrdlich der Alpen." en Der Mann im
Eis, eds. K. Spindler, E. Rastbichler-Zissernig, H. Wilfing,
D. Zur Nedden y H. Northdurfter, Wien, Springer Verlag.
Wylie, A., 2002: Thinking from things. Essays in the philosophy
of archaeology, Los Angeles & London, University of
California Press.
Yates, T., 1990: "Archaeology through the Looking-Glass", en
Archaeology after Structuralism. Post-structuralism and the
Practice of Archaeology, eds. I. Bapty y T. Yates, London,
Routledge: 153-204.
Zarzalejos Prieto, M., Hevia Gmez, P. y Esteban Borrajo, G.,
e.p.: "El Bronce Final en el Alto Guadiana", en Sidereum
Ana II. El ro Guadiana en el Bronce Final -Preactas, ed. J.
Jimnez vila, Mrida.
Zuev, V. y Ismagil, R., 1996: "Frhsarmatische Steinstelen von
Ustjurt und Mangyslak, West-Kazachstan". Eurasia Antiqua,
2: 398-404.
Zumthor, P., 1994: La Medida del Mundo. Representacin del
espacio en la Edad Media, Madrid, Ctedra.
Zrn, H., 1964: "Eine hallstattzeitliche Stele von Hirschlanden,
Kr. Leonberg (Wrttemberg). Vorbericht". Germania, 42:
27-36.
Zrn, H., 1966/69: "Die hallstattzeitliche Steinsterne
Kriegerstele von Hirschlanden, Wrttemberg. " IPEK, 22:
62-66.
Zrn, H. (ed.) 1970a: Hallstattforschungen in Nordwrttemberg.
Die Grabhgel von Asperg (Kr. Ludwigsburg), Hirschlanden
(Kr. Leonberg) und Mhlacker (Kr. Vaihingen).
Verffentlichungendes
Staatlichen
Amtes
fr
Denkmalpflege Sttutgart.
Zrn, H., 1970b: "Der Grabhgel von Hirschlanden, Kr.
Leonberg", en Hallstattforschungen in Nordwrttemberg.
Die Grabhgel von Asperg (Kr. Ludwigsburg), Hirschlanden
(Kr. Leonberg) und Mhlacker (Kr. Vaihingen). ed. H. Zrn,
Verffentlichungendes
Staatlichen
Amtes
fr
Denkmalpflege Sttutgart: 53-72.

NDICE DE FIGURAS

Figura 1: A la izquierda la estatua-menhir de Talavera (Toledo) y a la derecha el escudo del municipio de Almargen (Mlaga). 15
Figura 2: Distribucin porcentual de piezas segn los diferentes rangos de altura (piezas que conservan su altura original).
17
Figura 3: Clasificacin de Almagro-Gorbea (1977: 195-197).
22
Figura 4: Clasificacin de Bueno y Fernndez Miranda (1980: 466). 23
Figura 5: Clasificacin de S.O. Jorge (1986).
24
Figura 6: Conglomerados jerrquicos (Barcel, 1988; 1989a)
24
Figura 7: Clasificacin de Almagro-Gorbea (1993, 1994) 25
Figura 8: Distribucin geogrfica de las agrupaciones de estelas y estatuas-menhir definidas por Bueno, Balbn y Barroso (2005c:
fig. 39). 36
Figura 9: Propuesta cronolgica de Bueno, Balbn y Barroso para las diferentes agrupaciones (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: fig.
44).
36
Figura 10: Mapa litolgico de la Pennsula Ibrica.
1
Figura 11: El relieve de la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana)
56
Figura 12: Regiones climticas de la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).
57
Figura 13: Mapa pluviomtrico de la Pennsula Ibrica (Ed.Santillana).
58
Figura 14: Temperaturas medias de Enero en la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).
59
Figura 15: Temperaturas medias de Julio en la Pennsula Ibrica (Ed. Santillana).
60
Figura 16: Vegetacin de la Pennsula Ibrica (segn Floristn, 1989, en Torres, 2002: Fig. III.5) 61
Figura 17: Vas navegables con grandes embarcaciones y barcazas segn las referencias grecolatinas citadas por Ruiz-Glvez
(1998: 104-105). 63
Figura 18: Trazado de las principales vas romanas (arriba) y caadas de la Mesta (abajo) en la Pennsula Ibrica. 65
Figura 19: Distribucin de recursos minerales (Cobre y Oro) en la Pennsula Ibrica: Yacimientos mineros y explotaciones antiguas
(segn Ruiz-Glvez, 1998: fig. 25 y Instituto Geolgico y Minero de Espaa, E. 1: 1,500.000, 1972).
67
Figura 20: Distribucin de recursos minerales (Plata y Estao) en la Pennsula Ibrica: Yacimientos mineros y explotaciones
antiguas (segn Ruiz-Glvez, 1998: Fig. 25 y Instituto Geolgico y Minero de Espaa, E. 1: 1,500.000, 1972).
68
Figura 21: Distribucin de los lugares con menhires antropomorfos, estelas decoradas y estatuas-menhir durante la Prehistoria
reciente en la Pennsula Ibrica.
70
Figura 22: Zonas geolgicas del Macizo Ibrico (la Iberia silcea). 73
Figura 23: Distribucin de menhires y recintos megalticos en la Pennsula Ibrica.
80
Figura 24: Distribucin de sitios con menhires antropomorfos en la Pennsula Ibrica 81
Figura 25: Menhires decorados del recinto de Almendres (segn Gomes, 2002, con modificaciones de Calado, 2004, Vol. 2: figs. 2,
7-10). 82
Figura 26: Tabla en la que se detalla la Altura en cm. de los menhires antropomorfos, indicando la Altura entre parntesis cuando
no se ha podido documentar su altura mxima. Se indica si el menhir est aislado durante su uso primario (AIS.), forma
parte de un grupo de tres (Tres), un alineamiento (AL.) o un recinto (REC.). 83
Figura 27: Nmero de menhires antropomorfos en relacin con el total de menhires que componen los conjuntos de los que forman
parte. 83
Figura 28: Menhires decorados del recinto de Portela do Mogos (segn Gomes, 1997, con modificaciones de Calado, 2004, Vol. 2:
figs. 28-30).
84
Figura 29: Menhires decorados del recinto de Vale Maria do Meio (segn Calado, 2004, Vol. 2: fig. 21).
85
Figura 30: Menhir decorado de Monte da Ribeira (segn Gonalves et alii, 1997, en Calado, 2004, Vol. 2: fig. 120). 85
Figura 31: Menhires decorados (aislados) en el Alentejo Central. (nm. 1 y 2 segn Calado, 2004, Vol. 2, 3 segn Gonalves,
1972, 4 segn Gomes, 1994 y 1995 segn Gomes, 1997a, en Calado 2004: figs. 96, 104, 127, 131, 147).
86
Figura 32: Menhir antropomorfo de Caparrosa, Tondela, Viseu (Gomes, 1993: fig. 4). 87
Figura 33: Plano del recinto de Almendres. Los smbolos en cruz indican los menhires con representaciones antropomorfas ms
explcitas y los crculos indican otros menhires decorados. Curvas de nivel cada 1 m (Gomes, 1997a: 258, fig. 2 con

528

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

modificaciones). 88
Figura 34: Plano del recinto de Portela do Mogos. Las cruces indican menhires antropomorfos. Curvas de nivel cada 0,25 m. A 30
m hacia el Este hay un menhir ms (Gomes, 1997a: fig. 5, con modificaciones).
88
Figura 35: Plano del recinto de Vale Maria do Meio. Los menhires antropomorfos estn marcados en negro. Curvas de nivel cada
0,50 m (Calado, 2000: Fig.9, modificado).
88
Figura 36: Distribucin de recintos (en rojo) y poblados del Neoltico antiguo (verde) en la zona de vora (segn Calado, 2004,
Vol. 1: 7.17).
89
Figura 37: Esquema del tmulo de Vale Rodrigo 1 y la situacin del menhir (Bradley, 2002b: fig. 2.11).
89
Figura 38: Menhir de Bartolomeu do Mar (Jorge, V.O. y S.O., 1990: fig. 4).
90
Figura 39: Menhires 1 y 2 de El Caal (Guadarrama, Madrid) (Jimnez y Daz-Guardamino, 1999: fig. 3). 90
Figura 40: Menhir antropomorfo de Navalcn (Bueno, Balbn y Barroso, 2007: fig. 42). 91
Figura 41: Estelas 1 y 2 del Collado de Sejos, Cantabria (Teira y Ontan, 2000a).
91
Figura 42: Tabla en la que se detalla la Altura en cm. de los menhires reutilizados para elaborar estelas y estatuas-menhir
atribuidas a la Edad del Bronce. Se indica si el menhir es el nico de su categora cuando es documentado (AIS.) o si
formaba parte de un recinto (REC.).
92
Figura 43: Distribucin geogrfica de menhires reutilizados para la elaboracin de estelas o estatuas-menhir atribuidas a la Edad
del Bronce.
92
Figura 44: Estelas de Alfarrobeira (Silves, Algarve) y S. Martinho 2 (Castelo Branco, Beira Baja) (Gomes, 1994b; Almagro Basch,
1966). 94
Figura 45: Distribucin geogrfica de estelas antropomorfas y estatuas-menhir documentadas en contextos funerarios megalticos.
96
Figura 46: Tabla en la que se incluyen los datos de los ejemplares tratados en este captulo. La indicacin E remite a piezas
exentas y A a piezas que forman parte de la arquitectura, mientras el asterisco (*) que acompaa a varios nombres
indica que se dispone de dataciones de C14 para esos mismo sepulcros u otros de la misma necrpolis.
97
Figura 47: Planta del dolmen de Lagunita III y calcos de las piezas antropomorfas con su localizacin en el sepulcro (Bueno, Balbn
y Barroso, 2007: fig. 33). 98
Figura 48: Estelas de San Martn en el interior de la cmara (Barandiarn y Fernndez, 1964)
98
Figura 49: Calco de la estatua-menhir de Pozuelo 6 (Bueno, Balbn y Barroso, 2005c: fig. 32) y planta del sepulcro (Pin, 2004:
fig. 92) (Zalamea la Real, Huelva).
99
Figura 50: Calco de la estela de Toconal y su situacin en el sepulcro (Olvera, Cdiz) (Rodrguez, 1990).
99
Figura 51: Calco esquemtico de la estela de Os Campios (Altura: 2,20 m.) (Fuente y Fbregas, 1994).
100
Figura 52: Cmara de Llaguna de Nivares C, con estela contigua al recinto (Blas, 2000a fig. 1). 100
Figura 53: Estela de Coll Cimera (a) y su posicin al exterior del tmulo y estela de Larrarte (b) tal y como fue documentada en la
cmara (a segn Blas, 1997, b segn Mjika y Armendriz, 1991). 101
Figura 54: Ortostato-estela y planta del sepulcro de Huerta de las Monjas (Cceres) (Bueno y Balbn, 2000c: fig. 6). 101
Figura 55: Figuritas documentadas en la galera de Alberite I y su localizacin (Bueno, Balbn y Barroso, 2004a: fig. 10).
102
Figura 56: Estelas documentadas en la cmara y tmulo del sepulcro de falsa cpula de Palacio III (Sevilla) (Bueno, Balbn y
Barroso, 2007: fig. 38).
102
Figura 57: Modelo de localizacin de las piezas de temtica antropomorfa en los sepulcros megalticos de la Pennsula Ibrica
segn Bueno, Balbn y Barroso (2007: fig. fig. 31).
102
Figura 58: Estela documentada en el sepulcro de Moreno 3, en la necrpolis de Fonelas (Granada) (Ferrer, 1976: figs. 4.1 y 11).
103
Figura 59: Plano de la necrpolis de Llaguna de Nivares (Blas, 1995: fig. 1). 106
Figura 60: Dataciones de C14 mencionadas en el texto.
109
Figura 61: Corte y planta del sepulcro hipogeo de Haza de Trillo (Toya, Pela del Becerro) (Ramn, 1950: figs. 14 y 15).
114
Figura 62: Estela de Haza de Trillo (Ramn, 1950: fig. 17).
114
Figura 63: Distribucin geogrfica de los lugares con estelas y estatuas-menhir en los que se registran indicios de continuidad entre
el Megalitismo clsico y el Calcoltico Final, Edad del Bronce y/o Hierro Inicial.
115
Figura 64: Medidas en cm. de las estelas y estatuas-menhir completas.
117
Figura 65: Estela de Musulaza (lava) (Beorlegi, 2004: fig. 3).
118
Figura 66: Estela de Poio (Pontevedra) (Gimeno, 1991). 118
Figura 68: Posible rostro representado en el menhir de Mollet del Valls (Barcelona). 119
Figura 69: Estelas esquemticas. 1, Musulaza (lava); 2, Menditxo (lava); 3-4, Borunda 2 y 15 (Navarra); 5, Santa Luza II
(Bragana).
119
Figura 70: Estatua-menhir de Canovelles (Barcelona) (Fort, Muoz y Martnez, 2005: fig. 1).
120
Figura 71: Estela de Mont Sauvy (Orgon, Bouches-du-Rhne, Provenza, Francia) (DAnna, 1977: fig. 30). 120
Figura 72: Placa documentada en el sepulcro de corredor de Jazigo da Alcaparinha (Portalegre, Portugal) (Almagro-Gorbea,
1973: fig. 52-195). 121
Figura 73: Grabado antropomorfo de Pea Buitre (La Hinojosa, Cuenca) (Daz-Andreu, 2003: fig. 5).
121
Figura 74: Dataciones de C14 obtenidas en Ca lEstrada (Fort, Martnez y Muoz, 2005).
122
Figura 75: Estatua-menhir de Saint Sernin (Aveyron, Francia) (DAnna, 1977: fig. 14). 122
Figura 76: Distribucin de los lugares en los que se documentaron las estelas y estatuas-menhir tratadas en este captulo.
124
Figura 77: Distribucin de los lugares en los que se han documentado los casos considerados en este captulo.
130
Figura 78: Diagrama de tallo y hoja que describe las alturas mximas de estelas y estatuas-menhir para las que se conoce la
altura total (entre parntesis algunas estatuas-menhir posiblemente fragmentadas y su altura actual). En colores estn
sealadas las reas geogrficas de procedencia: Amarillo: Sur del Duero; Verde: Norte y Noroeste; Rojo: Cuadrante

NDICE DE FIGURAS

529

Noreste. 131
Figura 79: Esteliformes (Outeiro do Corno, Pea T y Garabandal), estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el Norte y en el
cuadrante Noreste de la Pennsula Ibrica.
132
Figura 80: Estelas antropomorfas y estatuas-menhir en el Noroeste de la Pennsula Ibrica (hasta el Duero). 133
Figura 81: Peso mximo (gris) y aproximado (menos un 20%, en azul) de las estatuas-menhir, en Kg., calculado a partir de las
medidas de los soportes y el peso especfico del granito (3800 kg./m3) y de la arenisca (2600 kg./m3).
133
Figura 82: Estatua-menhir de Valdefuentes de Sangusn (Salamanca) reutilizada como parte de un muro, tras el cual se encuentra el
lugar original del hallazgo, en el paraje de Las Lanchetas (Foto: M. Santonja Gmez).
134
Figura 83: Tabla en la que se detalla el carcter ms o menos escultrico del soporte y la localizacin de los grabados en una o ms
caras. 134
Figura 84: Estelas antropomorfas y estatuas-menhir al Sur del Duero.
135
Figura 85: Esteliformes de la estacin de Fresnedo (Asturias).
138
Figura. 86: Grabados de Monte da Laje (Valena, Minho, Norte de Portugal) (Bradley y Fbregas, 1998: fig. 7, segn Da Silva y
Cunha 1986)
139
Figura 87: Estelas con armas del Norte peninsular.
140
Figura 88: Vaso con decoracin Ciempozuelos del Pago de la Pea. Dimetro 22 cm (Villabuena del Puente, Zamora, Cuenca del
Duero) (Segn Harrison, 1977: fig. 70).
140
Figura. 89: Distribucin de Estelas rectangulares con decoracin reticulada o en zig-zag y de la cermica con decoracin
campaniforme (distribucin de cermica campaniforme basada en Alday, 2005: figs. 1 y 4; Garrido, Rojo y Garca, 2005:
figs. 7 y 8; Hurtado, 2005: fig. 1; Ontan, 2005: fig. 1; Jorge, S.O., 2002: Est VII; Valera, 1997; Jorge, S.O., 1986:
fig.3). 141
Figura 90: Lajas decoradas de la cista de A Insua (Cabana, A Corua) (Vzquez, 1980b: fig. 2). 141
Figura 91: Medidas absolutas y proporcin de los esteliformes de estelas y los de la estacin de Fresnedo (Asturias).
142
Figura 92: Distribucin geogrfica de elementos de carcter emblemtico con mayor profusin durante el Bronce Inicial y Pleno,
aunque en algunos casos pudieron tener continuidad en el Bronce Tardo/Final (ancoriforme) y en la Edad del Hierro
(emblema rectangular en S. Joao de Ver).
143
Figura 93: Tabla sobre la relacin entre la altura de los soportes y de los elementos rectangulares (en cm). 144
Figura 94: Distribucin geogrfica de las representaciones de posibles corazas, segn su decoracin, de tocados, vestimenta
cruzada y faldelln atribuidos a la Edad del Bronce (en rojo las piezas tratadas en este captulo, en azul las estelas con
tocado, tratadas en el captulo 7.2). 145
Figura 95: Distribucin geogrfica de la representacin de cinturones en estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y
Pleno (en rojo las piezas tratadas en este captulo, en azul las estelas con tocado, tratadas en el captulo 7.3).
146
Figura 96: Distribucin geogrfica de estelas con collares atribuidas a la Edad del Bronce (en rojo las piezas tratadas en este
captulo, en azul las estelas con tocado, tratadas en el captulo 7.2). 147
Figura 97: Estelas y estauas-menhir con collares y elementos asociados.
148
Figura 98: Gargantilla de tiras de Monte dos Mouros (Segn J.S.O., 1990: 137).
148
Figura 99: Gargantillas de Tiras: contextos y asociaciones.
148
Figura 100: Puales representados: 1, Collado de Sejos II (segn Teira y Ontan, 2000a); (1) Collado de Sejos II (segn Bueno,
Pin y Prados, 1985); 2, Tabuyo del Monte; 3, Pea T; 4, Outeiro do Corno; 5, Longroiva.
149
Figura 101: Dispersin de puales de lengeta (representados o reales), con enmangue mixto, escotaduras o remaches y espadas
campaniformes en los mbitos cantbrico, meseteo y NW de la Pennsula Ibrica.
152
Figura 102: Grabados de Castro de Conxo, Santiago de Compostela (segn Pea Santos, 1980: fig 3).
154
Figura 103: Puales de tradicin campaniforme/ Bronce Antigo. 157
Figura 104: Representacin de alabarda en la estatua-menhir de Longroiva (Imagen extrada de Jorge, S.O., 1995: 22).
160
Figura 105: Distribucin de representaciones de alabardas (Estelas, Estatuas-menhir, Arte rupestre del NW) y de sus referentes
metlicos (localizacin piezas metlicas segn Brandherm, 2003). 161
Figura 106: Alabardas de hoja estrecha representadas en las estatuas-menhir de Valdefuentes (Sangusn, Salamanca) (dibujo de
Santonja y Santonja, 1978) y Soalar (Elizondo, Navarra). 161
Figura 107: Alabardas de tipo Montejcar (segn Hunt, 1998: figura VII.1).
162
Figura 108:Espadas representadas en estelas y estatuas-menhir.
164
Figura 109: Anlisis de composicin de espadas peninsulares del Bronce Pleno: CA, cobre arsenical; BR, bronce.
166
Figura 110: Distribucin de espadas atribuidas al Bronce Inicial-Pleno y representaciones asociadas en estelas y estatuas-menhir
(localizacin piezas metlicas segn Brandherm, 2003). 168
Figura 111: Tabla en la que se detallan varios de los atributos de cada pieza analizada en este captulo: M/E/C Rec.:
Manto/Escudo/Coraza rectangular; Emble. Rec.: Emblema rectangular; Pual; Alab.: Alabarda; Espa.: Espada;
Collar.Comp.: Collares complejos, con varios semicrculos; Cintur. Decor.: Cinturn decorado; Elem. Cruz.: Elemento
de vestido cruzado; Toca.: Tocado; ZgZg: Zig-Zag; Lins. Hor.: Lneas Horizontales laterales; Pez: decoracin en espiga
de pez. Las piezas sombreadas son las que incluyen armas.
170
Figura 112: Distribucin geogrfica de las estelas y estatuas-menhir tratadas en este captulo, discriminando entre piezas en
funcin de la presencia/ausencia de armas, manto/escudo/coraza rectangular o emblema rectangular.
171
Figura 113: Dataciones absolutas de Fuente Olmedo (Valladolid). Calibracin segn IntCal04.
172
Figura 114: Atribucin cronolgica de los ejemplares que incluyen armas detalladas y collares de varios semicrculos. 178
Figura 115: Planos A y B de la excavacion de Sejos (A: situacin de los menhires del cromlech de Sejos; B: Nivel 1, infrayacente a
los menhires. (Bueno, Pin y Prados, 1985: fig. 2A y B, con modificaciones). 181
Figura 116: Plano esquemtico del Collado de Sejos. (Localizaciones segn Dez Castillo, 1996/97: fig. 4-18).
181
Figura 117: Menhir de El Hitn y ms al fondo, junto a la cerca, el tmulo de Piedra Jinc, Collado de Sejos (Cantabria).
182

530

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 118: Restos de un posible cromlech cercanos al menhir de El Hitn, Collado de Sejos (Cantabria). 182
Figura 119: Estructura tumular, Collado de Sejos.
182
Figura 120: Vista de la ladera Norte del Collado de Sejos. 183
Figura 121: Vista de los menhires 1-4 del cromlech de Sejos.
183
Figura 122: Sector occidental de la Sierra plana de la Borbolla (Prez y Arias, 1979: fig. 2, con modificaciones).
184
Figura 123: Calco del panel de Pea T segn Hernndez Pacheco, Cabr y Vega del Sella (1914) (Blas, 2003b: fig. 3).
185
Figura 124: Vista de el Pea T desde el SE.
185
Figura 125: Estatua-menhir de Nave 1 in situ (Moimenta da Beira, Viseu)
186
Figura 126: Perspectiva desde el SE del Cha das Lameiras (Cruz, 2001: fig. 167, con modificaciones).
186
Figura 127: Orca de Carqueja (Cha das Lameiras)
187
Figura 128: Entorno de Soalar (Baztn, Navarra). (Cartografa base Mapa 1:50.000 IGN, N 91 Elizondo. Localizacin aproximada
de estructuras segn Ondarra, 1976 a y b; Barrero et alii, 2005, Bueno, Balbn y Barroso, 2005b: Fig. 18 y Cabodevilla y
Zabalza, 2006: 167-175). 188
Figura 129: Distribucin de yacimientos con cermica Protocogotas, estelas y estatuas-menhir en el sector SW de la Submeseta
Norte. Estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno c. 2200/2000-1500/1200 AC. (Distribucin
cermica Protocogotas segn Esparza, 1990: 115; Santonja, 1991: Fig. 3; Lpez Plaza, 1991: 55; Bettencourt, 1995:
111; Coixao, 2000: 113-114; Perestrelo, 2001: Nota 3; Carvalho, 2004; Abarquero, 2005: Figs. 15 y 103; SennaMartnez, Ventura y Carvalho, 2007). 209
Figura 130: Estatuas-menhir y estelas halladas en el entorno del vado de Talavera. (Calcos esquemticos de las piezas realizados a
partir de los dibujos de Fernndez Miranda, 1986a, Moreno, 1995 y Portela y Jimnez, 1996. Cartografa base: Carta
Militar Digital de Espaa, 2000).
216
Figura 131: Estelas, estatua-menhir, esteliformes esquemticos en abrigos o afloramientos y petroglifos (dolo y pual).
218
Figura 132: Distribucin y asociacin de atributos representados en las estelas y estatuas-menhir en el Norte Peninsular durante el
Bronce Inicial y Pleno.
222
Figura 133: Mapa de distribucin de Estelas diademadas (en gris los casos dudosos).
226
Figura 134: Dibujos esquemticos de las estelas con Tocado o Peinado en las zonas situadas al Norte del ro Tajo.
227
Figura 135: Dibujos esquemticos de las estelas con Tocado o Peinado en las zonas situadas al Sur del Tajo.
228
Figura 136: Tipos de rocas utilizadas como soporte de estelas con Tocado en las diferentes zonas.
229
Figura 137: Nmeros absolutos y porcentajes de bloques rodados respecto al total de los soportes por zonas. 229
Figura 138: Diagrama de Tallo y Hoja de estelas completas con collares (Valles del Mio, Vilaria y Duero) y de estelas con
collares y tocado (el resto de las zonas 1-12). 230
Figura 139: Detalle de la estela de Arrocerezo (Hurdes). 231
Figura 140: Calco de la estela/ estatua-menhir de Guarda (A-de-Moura, Guarda) (segn Silva, 2000: Fig. 3).
231
Figura 141: Estela de Granja de Toniuelo (Jerez de los Caballeros, Badajoz) (segn Bueno y Balbn, 1997b: fig. 23). 232
Figura 142: Detalle de la estela de Salvatierra de Santiago (Cceres).
234
Figura 143: Estela de Robledillo de Gata (zona 2)
235
Figura 144: Estela de Crato (Alto Alentejo, zona 8). Altura: 30 cm. (Foto: Almagro Basch, 1966: Lm. XLIII 1 y 2). 235
Figura 145: Detalle del tocado-peinado y remate o pendiente de la estela de Riomalo de Abajo (Cceres) (Cuadrado, 1974: Lmina
2).
235
Figura 146: Cuenta de esquisto hallada en Caminomorisco (Hurdes) (segn Sevillano, 1988-89). 236
Figura 147: Reconstruccin de los peinados y redecillas de las mujeres de Skrydstrup y Borum Eshj (Kristiansen y Larsson, 2005;
fig. 57). 238
Figura 148: Hallazgos asociados al enterramiento C de Borum Eshj en Aarhus, Este de la pennsula de Jutlandia (Randsborg y
Christensen, 2006: Lmina 20).
239
Figura 149: Estelas y estatuas-menhir con collares en la Pennsula Ibrica.
241
Figura 150: Grfico que describe el porcentaje de estelas (Y) por nmero de semicrculos (X), comparando los ejemplares del NW
(Captulo 7.1) y las estelas con tocado.
242
Figura 151: Distribucin de estelas y estatuas-menhir con collares y/o tocado y adornos de cuello realizados en oro atribuidos a la
Edad del Bronce (c. 2200-900/800 AC).
243
Figura152: Datos sobre los torques Sagrajas-Berzocana: Nmero de aros, sistema de cierre (m: machihembrado; V/E:
reaprovecha fragmento de brazalete Villena-Estremoz para su cierre con perforaciones), elementos asociados y
caracterizacin adicional del contexto.
244
Figura 153: Distribucin de estelas y estatuas-menhir con collares y/o tocado, de la orfebrera Villena-Estremoz y objetos
relacionados (segn Perea, 2005: fig. 3; Ortega, 2006). 247
Figura 154: Esquemas decorativos de los aros decorados que componen torques simples o compuestos, bretones e ibricos.
Esquema decorativo: a. Rayado vertical; b. Rejilla/reticulado; c. Rombos; d. Dientes de lobo; e. Espina de pez. Cierre/
Remaches: sin. Sin remates, r. Remates, m. Cierre machihembrado. 248
Figura 155: Algunos torques macizos y con decoracin geomtrica del Norte de Polonia (segn Kalb, 1991: fig. 4), Bretaa (segn
Elure, 1982: fig. 155: 3, 8 y 12) y la Pennsula Ibrica (segn Enrquez, 1991: fig. 1; Almagro-Gorbea, 1977: fig. 4 y 6).
249
Figura 156: Representacin de cinturn en Estelas antropomorfas y Estatuas-menhir sin tocado (Rojo) (vide supra, Captulo 7.1) y
en Estelas con tocado (Azul).
251
Figura 157: Distribucin de las diferentes iconografas del cuerpo humano en las estelas con tocado y presencia de la convencin
lnea horizontal en estelas con tocado y en ejemplares septentrionales.
256
Figura 158: Planta y alzado de la sepultura de El Madroal (Caminomorisco) (segn Bueno y Gonzlez Cordero, 1995).
259
Figura 159: Sepulcro de El Madroal (Caminomorisco, Las Hurdes). (segn Barroso, s.f.).
260

NDICE DE FIGURAS

531

Figura 160: Secuencia cronolgica propuesta para las estelas con tocado por zonas.
261
Figura 161: Localizacin aproximada de las estelas de El Cerezal en el momento de su descubrimiento segn las descripciones
ofrecidas por C. Sevillano (1982) y P. Bueno (1987) y situacin del poblado de El Collado de El Cerezal. Cartografa
Base: Sig Pac.
263
Figura 162: Estelas y estructuras dolmnicas en la Dehesa Boyal de Hernn Prez (Cceres). Localizacin basada en la descripcin
y plano de Almagro Basch (1972), en la descripcin de Almagro-Gorbea y Hernndez (1979) y en una visita al sitio
(Cartografa Base: SigPac). 264
Figura 163: Estelas con tocado y estelas del Suroeste o de guerrero aparecidas conjuntamente. 266
Figura 164: Regin del alto gueda-Gata-Hurdes-alto Alagn durante el Calcoltico y la Edad del Bronce. 272
Figura 165: Estelas en la zona de Torrejn el Rubio (El lugar de hallazgo de la estela 4 puede ser situado en la Dehesa del Cerro
Pelado -izquierda- o el Cerro Pelado -derecha). 277
Figura 166: Estelas en el entorno de la Sierra de Montnchez.
280
Figura 167: Mapa topogrfico de un sector del Zjar con indicacin de los lugares en los que se han hallado estelas con Tocado y
estelas del Suroeste (En lnea discontinua se sealan las piezas que disponen de referencias sobre las fincas de
procedencia pero no de coordenadas concretas).
283
Figura 168: Mapa topogrfico del sector del Ardila-Sierra Morena con indicacin de los lugares en los que se han hallado estelas
con Tocado y estelas del Suroeste (En lnea discontinua se sealan las piezas que disponen de referencias sobre las fincas
de procedencia pero no de coordenadas concretas).
287
Figura 169: Estela de Santa Vitoria (Santa Vitoria, Beja) (Almagro Basch, 1966: lm. 5). 1
Figura 170: Distribucin de Estelas Alentejanas, Estelas con tocado y estelas y estatuas-menhir del Norte en el Centro-occidente y
SW de la Pennsula Ibrica.
294
Figura 171: Estelas de Bensafrim (Lagos, Faro) y Atalaia (Ourique, Beja) (Segn Almagro Basch, 1966: lm. 11:2; Schubart, 1975:
fig. 29). 295
Figura 172: Calco esquemtico de las Estelas Alentejanas halladas en el Alentejo y Extremadura. 296
Figura 173: Calcos esquemticos de las Estelas Alentejanas halladas en el extremo meridional del Alentejo, en el Algarve y en
Crdoba.
297
Figura 174: Medidas de las estelas alentejanas, ordenadas de Norte a Sur, que se conservan completas.
299
Figura 175: Estela de Gomes Aires (Almodvar, Beja) (segn Almagro Basch, 1966: lm. 36).
300
Figura 176: Representaciones de alabardas: (segn fotografas de Almagro Basch, 1966: lms. 6, 14, 26 y 34; Gomes, 1994b: fig.
59).
301
Figura 177: Distribucin de representaciones de alabardas (Estelas, Estatuas-menhir, Arte rupestre del NW) y de sus referentes
metlicos (localizacin piezas metlicas segn Brandherm, 2003). 302
Figura 178: Alabardas y estelas en el Alentejo y el Algarve. Crculos rojos: estelas alentejanas sin alabarda, Crculos azules: estelas
alentejanas con alabardas, Estrella negra: alabarda metlica tipo Vale Carvalhal, Estrella azul: alabarda metlica
tipo Montejcar. (Dibujos de alabardas segn Schubart, 1975: lms. 12, 13 y 41).
303
Figura 179: Distribucin de espadas atribuidas al Bronce Inicial-Pleno y representaciones asociadas en estelas y estatuas-menhir
(localizacin piezas metlicas segn Brandherm, 2003). 305
Figura 180: Atributos y composicin: una propuesta interpretativa sobre formatos iconogrficos, su posible desarrollo cronolgico
y geogrfico.
309
Figura 181: Distribucin de las estelas alentejanas y la relacin de sus formatos iconogrficos con los de otras estelas y estatuasmenhir peninsulares del Bronce Inicial/ Pleno. 310
Figura 182: Cuadro en el que se comparan los formatos iconogrficos de las estelas alentejanas con estelas y estatuas-menhir de la
mitad Norte peninsular atribuidas al Bronce Inicial/ Pleno.
311
Figura 183: Tabla en la que se detallan los contextos de hallazgo conocidos para estela alentejanas.
313
Figura 184: Hiptesis de trabajo sobre el desarrollo cronolgico de las estelas alentejanas segn formatos iconogrficos,
basndonos en la informacin cronolgica proporcionada por diversos referentes materiales.
314
Figura 185: Relacin de estelas, caractersticas topogrficas de sus lugares de implantacin y cursos de agua aledaos (las estelas
precedidas de * se documentaron en contextos de reutilizacin).
315
Figura 186: Reconstruccin interpretativa del ncleo 1 de Alfarrobeira. La estela alentejana est situada en el extremo Sur de la
necrpolis, junto a la cista 2 (Gomes, 1994b). 316
Figura 187: Informacin sobre las estelas alentejanas y los lugares en los que fueron documentadas.
317
Figura 188: Distribucin de las estelas alentejanas en el Sur de Portugal. (Cartografa Base: Carta Militar Itinerria, Instituto
Geogrfico do Exrcito, 1999).
320
Figura 189: Distribucin de las estelas alentejanas y de otras estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial/Pleno,
incluyendo las estelas con tocado tardas, en relacin con los torques y gargantillas de oro de la Edad del Bronce
(incluye algn ejemplar tardo como el de Moura) y la orfebrera Villena-Estremoz.
325
Figura 190: Estelas del Suroeste con formato Bsico.
328
Figura 191: Distribucin de estelas del Suroeste con formato Bsico. 329
Figura 192: Distribucin de Estelas del Suroeste con formato Bsico y objetos adicionales.
330
Figura 193: Estelas del Suroeste de formato Bsico con objetos adicionales fuera del SW (Buoux 2 sin escala).
331
Figura 194: Estelas del Suroeste de formato Bsico con objetos adicionales. 332
Figura 195: Distribucin de estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial, Pleno y Tardo y de las estelas del Suroeste de
formato Bsico sin objetos adicionales.
333
Figura 196: Cuadro comparativo de formatos iconogrficos de estelas y estatuas-menhir compuestos por una panoplia bsica a lo
largo de la Edad del Bronce.
334
Figura 197: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales. 335

532

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA

Figura 198: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Tajo.
336
Figura 199: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Guadiana.
337
Figura 200: Estelas del Suroeste con Antropomorfos, panoplia y/o objetos adicionales en la Cuenca del Guadalquivir. 338
Figura 201: Mapa de dispersin de las estelas del Suroeste, discriminando entre formatos.
339
Figura 202: Tabla en la que se detallan las estelas del SW que utilizan soportes trabajados con anterioridad. 341
Figura 203: Ejemplares aparecidos en el castro de San Martinho (Castelo Branco, Portugal). Fotografas del IPM.
341
Figura 204: Estatuas-menhir de San Martinho 1 y 3 -antes de la reutilizacin de la 1 durante el Bronce Final- y sus relaciones
iconogrficas con ejemplares de la cuenca del Duero, Alentejo y Extremadura atribuidos al Bronce Inicial/ Pleno.
342
Figura 205: Estelas del Suroeste con transformaciones secundarias. 343
Figura 206: Distribucin geogrfica de las estelas del SW que reutilizan menhires o estatuas-menhir y de las que han sufrido
transformaciones secundarias.
346
Figura 207: Dataciones radiocarbnicas mencionadas en el texto. Calibracin realizada con OxCal 4.0 (Bronk Ramsey 1995;
2001), utilizando la curva atmosfrica IntCal04 (Reimer et al 2004) y para la datacin UGRA-551 la curva marina
Marine04 (Hughen et al 2004).
348
Figura 208: Tabla en la que se comparan las fases propuestas por Mederos (Bronce Final) y Brandherm (Depsitos con espadas del
Bronce Final), relacionndolas segn los elementos materiales que las definen, junto a las cronologas propuestas por
Mederos para sus fases -incluyendo la propuesta de Torres para los inicios del Orientalizante- y por Brandherm (entre
1050-750 AC) y Harrison (entre 1260-1050 AC) para la fasificacin del primero (Mederos, 1997a; Torres, 2002: 17-19,
359; Harrison, 2004: Tabla 2.1; Brandherm, 2007: 9-17). 349
Figura 209: Cronologa de los formatos de las estelas segn las espadas en ellas representadas (Brandherm, 2007: 12-17 y fig. 4;
Harrison, 2004: Tabla 2.1). 350
Figura 210: Tabla en la que se relacionan las propuestas cronolgicas de Mederos (1997a) para el Bronce Final, Torres (2002)
para la fase inicial del perodo Orientalizante, las fases y cronologas propuestas para las espadas del Bronce Final de
Brandherm (2007), Harrison (2004), la atribucin por fases de los grabados de espadas en las estelas, los formatos
iconogrficos de estelas del SW, las fases de la precolonizacin segn Torres (2008a y b) y las fechas a partir de las
cuales estn presentes, o podran estar presentes, en la Pennsula los referentes materiales de los objetos adicionales
que aparecen en las estelas del SW de formato B+O y A, as como de las hachas de enmangue directo que incluyen las
estelas Alentejanas (vide supra Captulo 7.3). 351
Figura 211: Pyxis de Kalamion (Creta) (segn Maas y Snyder, 1989: fig. 2b). 354
Figura 212: Tabla en la que se sintetiza la informacin de las estelas documentadas en contextos posiblemente primarios que,
adems, ofrecen informacin cronolgica adicional.
355
Figura 213: Estela de Buoux 1 y las propuestas de reconstruccin del vaso cermico (sin escala) asociado (segn Roudil 1988 y
Muller 2002, en Mhu 2008).
356
Figura 214: Estela 1 de Cortijo de la Reina y urnas asociadas (Murillo, Morena y Ruiz, 2005: figs- 4 y 5). 356
Figura 215: Tabla en la que se sintetiza la informacin de las estelas documentadas en contextos secundarios que, adems, ofrecen
informacin cronolgica adicional. 357
Figura 216: Distribucin de las estelas del SW con representacin de espadas y de las espadas metlicas del Bronce Final en la
Pennsula Ibrica (distribucin de las espadas segn Brandherm 2007, figs. 38-48, 52-53).
362
Figura 217: Distribucin de las estelas con representaciones de arcos.
363
Figura 218: Dispersin geogrfica de las estelas con representaciones de cascos cnicos o de crestas, sus referentes conocidos en la
Pennsula, y la distribucin de estelas con antropomorfos con cuernos.
364
Figura 219: Distribucin de las estelas con representaciones de carros.
364
Figura 220: Distribucin de las estelas con representaciones de espejos
365
Figura 221: Distribucin de las estelas con representaciones de liras.
365
Figura 222: Distribucin de las estelas con representaciones de peines.
365
Figura 223: Distribucin de las estelas con representacin de posibles sistemas ponderales.
366
Figura 224: Distribucin de las estelas con representaciones de fbulas.
366
Figura 225: Distribucin de las fbulas de codo tipo Huelva segn Carrasco y Pachn (2006: fig. 1).
366
Figura 226: Distribucin de las representaciones de tocados y de su relacin con la iconografa de las estelas del SW en la
Pennsula Ibrica durante la Edad del Bronce y el Hierro Inicial. 367
Figura 227: Densidad de cantos de cuarzo blanco en torno al majano en el que se hallaron las estelas (Garca Sanjun et alii, 2006:
fig. 8). 369
Figura 228: Estelas de cija, halladas en el asentamiento de la Atalaya de la Moranilla (2 y 4) o en su entorno inmediato (1). 370
Figura 229: Estelas halladas en la Herdade do Pomar.
370
Figura 230: Estelas y estatua-menhir halladas en Monte de S. Martinho (Castelo Branco).
371
Figura 231: Estelas de Capilla 5, 6 y 7, hallada en la finca de El Tejadillo (Capilla, Badajoz).
372
Figura 232: Estelas 1 y 3 de Aldea del Rey (Ciudad Real), halladas a ambos lados del ro Jabaln. 373
Figura 233: Distribucin de poblados y estelas del SW en la provincia de Crdoba durante el Bronce Final (basado en Murillo,
1994: Figs. 5.105 y 6.6 y Murillo, Morena y Ruiz, 2005: fig. 8).
374
Figura 234: Comparacin de la secuencia cronolgica propuesta por Pavn para el Bronce Final en Extremadura con otras
secuencias manejadas en este trabajo (vide supra).
376
Figura 235: Distribucin de poblados del Bronce Final y estelas en la zona de Montnchez. Poblados: 1. Los Navazos; 2. Los
Alijares; 3. Castillo de Montnchez-La Era.
377
Figura 236: Localizacin de la estela de Granja de Cspedes y de poblados del Bronce Final en el entorno de Badajoz.. Poblados:
1. Santa Engracia; 2. Cerro de San Cristbal; 3. Alcazaba de Badajoz; 4. Sagrajas.
378
Figura 237: Localizacin de la estela de Valdetorres 1 y distribucin de los poblados atribuidos al Bronce Final en este sector del

NDICE DE FIGURAS

533

Guadiana. Poblados: 1. Travieso; 2. Los Corvos; 3. Isla Gorda.


379
Figura 238: Distribucvin de estelas del SW en un sector del Zjar y localizacin del poblado de Pen del Pez (1), en el que se han
documentado restos de una posible ocupacin del Bronce Final.
380
Figura 239: Distribucin elementos atribuidos al Bronce Final en Extremadura (basado en Pavn, 1998a: fig. 17).
383
Figura 240: Distribucin de estelas y poblados del Bronce Final en la Beira Interior (basado en Vilaa, 1995a: fig. 74).
384
Figura 241: Distribucin de estelas, poblados y otros sitios atribuidos al Bronce Final en el Sur de Portugal, extremo occidental de
Extremadura y Huelva (basado en Silva y Gomes, 1992: fig. 32, con correcciones, y Pavn, 1998a: fig. 17). 387
Figura 242: Distribucin geogrfica de las espadas de tipo Vilar Maior, Catoria y Cordeiro (segn Brandherm, 2007: Lms. 45 y
46) y localizacin de las estelas de formato B de Ibahernando y Ribera Alta/Crdoba 2, mencionadas en el texto.
390
Figura 243: Distribucin de las hachas de tipo 33 A, 33 B, 34 A, 34 B (Mapa 1), 35 A, 35 B y 35 C (Mapa 2) de Monteagudo a
finales de los aos 1970s (segn Monteagudo, 1977: Lms. 139 B y 140 A). 392
Figura 244: Distribucin geogrfica de las estelas del SW, los torques Sagrajas-Berzocana y la orfebrera Villena-Estremoz.
393
Figura 245: Distribucin geogrfica de las estelas del SW y de la cermica de estilo Cogotas I fuera de su rea nuclear durante la
fase Plena de esta cermica (entre ca. 1500/1450-1150/1100 AC) (distribucin cermica segn Abarquero, 2005: fig.
104).
395
Figura 246: Distribucin de las espadas tipo Huelva (segn Brandherm, 2007: Lm. 47). 396
Figura 247: Distribucin de las espadas tipo Sfara, Vnat, Sa Idda e Isorna (segn Brandherm, 2007: Lm. 48).
396
Figura 248: Distribucin geogrfica de las hachas de apndices conocidas en la Pennsula a finales de los aos setenta (segn
Monteagudo, 1977: Lm. 136B).
397
Figura 249: Distribucin geogrfica de las estelas del SW y de la cermica de estilo Cogotas I fuera de su rea nuclear durante su
fase evolucionada entre ca. ca. 1150/1100- 950 AC (segn Abarquero, 2005: fig. 105). 398
Figura 250: Distribucin geogrfica de la cermica bruida interna (segn Torres, 2002: fig. VII.2).
398
Figura 251: Distribucin de la cermica bruida externa en el SW, segn Prez Macas, 1993 (en Torres, 1999: fig. 5).399
Figura 252: Distribucin de materiales de filiacin mediterrnea de cronologa precolonial (incluyendo las fbulas de codo tipo
Huelva) conocidos a principios de los 1990s (segn Galn, 1993b: fig. 20, con modificaciones: hemos eliminado los
nmeros de referencia de los sitios). 400
Figura 253: Zonas de interaccin que se infiere de la dispersin de los formatos iconogrficos de las estelas del SW. 409
Figura 254: Escudo con escotadura en V en la roca 1 de La Serrezuela (Campanario, Badajoz) (Domnguez y Aldecoa, 2007: fig.
667).
411
Figura 255: Estela en la roca 8 de Arroyo Tamujoso (Campanario) (Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LI).
411
Figura 256: Roca 21 de Arroyo Tamujoso visto desde la zona de menor cota (Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LXI, con
modificaciones). 411
Figura 257: Localizacin de las rocas 8, 11 y 21 de Arroyo Tamujoso. Cartografa Base: SigPac. 413
Figura 258: Localizacin de Arroyo Tamujoso (1) y La Serrezuela (2) en el Suroeste de la Pennsula Ibrica. 414
Figura 259: Esquema comparativo de las medidas de las estatuas con la indicacin de las partes conservadas en gris (Schattner,
2009: tabla 3).
416
Figura 260: Distribucin de los guerreros castreos en el cuadrante Noroeste de la Pennsula Ibrica (datos de Calo, 2003b; Maier
y Schattner, 2007).
417
Figura 261: Rplica de la estatua de la Citania de Sanfins (Porto) situada en el lugar en el que se document su base (Hck, 2002:
fig. 222).
418
Figura 262: Guerrero 2 del castro de Lesenho (Boticas, Vila Real) (Silva, 1986: Est. CXX-2).
418
Figura 263: Distribucin de los diferentes tipo de torques en el Noroeste (Gonzlez-Ruibal, 2004: fig. 31). 419
Figura 264: Distribucin de menhires antropomorfos, estelas y estatuas-menhir atribuidos al Neoltico y Calcoltico (izquierda) y
distribucin de menhires y sepulcros megalticos en la Pennsula Ibrica segn Kalb (2008) (derecha).
434
Figura 265: Distribucin geogrfica de las estelas y estatuas-menhir atribuidas al Bronce Inicial y Pleno (ca. 2200-1400/1200 AC).
435
Figura 266: Distribucin de las estelas atribuidas al Bronce Tardo/Final (1400/1200-825 AC) e inicios de la Edad del Hierro (825750/700 AC).
436
Figura 267: Restos de una estructura en la Dehesa Boyal de Hernn Prez (Cceres, Extremadura).
441
Figura 268: Estatua-menhir de Marco, in situ, junto a la que pasa la va romana Emrita Aquae Flaviae (Vreia de Jales, Vila Poua
de Aguia, Tras-os-Montes). 442
Figura 269: Estatua-menhir de Nave 1, in situ, situada en una necrpolis megaltica en la que se han documentado usos y
estructuras atribuidos al Bronce Inicial/Pleno (Cha das Lameiras, Moimenta da Beira, Beira Alta).
446
Figura 270: Estatua-menhir de Mas Capelier (Calmels-et-le Viala, Aveyron) (Muse des Antiquits Nationales).
456
Figura 271: Estatua-menhir de Castaldu I (Tavaru, Crcega).
463
Figura 272: Bau Carradore (Laconi) (Fotografa: Sardegna Cultura).
464
Figura 273: Recreacin de las ofrendas depositadas junto al menhir 1 de Ossimo 4. (Fedele, 2008: fig. 6)
470
Figura 274: Estela de tipo A reutilizada en el dolmen MI de la necrpolis de Petit Chasseur (Sion, Suiza) (Gallay, 1995: fig. 7). 471
Figura 275: Estela de tipo B reutilizada en el dolmen MXI de la necrpolis de Petit Chasseur (Sion, Suiza) (Gallay, 1995: fig. 11).
471

LAS ESTELAS DECORADAS


EN LA

PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA


MARTA M. DAZ-GUARDAMINO URIBE

ANEXO:
CATLOGO

Tesis doctoral
Director: Dr. D. Martn Almagro-Gorbea
Catedrtico de Prehistoria

Departamento de Prehistoria
Facultad de Geografa e Historia
Universidad Complutense de Madrid
2009

ANEXO:
CATLOGO

NDICE POR NOMBRE

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

A LACIPO 1

Mlaga

239

A LACIPO 2

Mlaga

240

ABELA

Setbal

207

AGALLAS

Salamanca

175

ALAMILLO

Ciudad Real

241

ALBERITE 1

Cdiz

34

ALBERITE 1 (DOLO 1)

Cdiz

35

ALDEA DEL REY 1

Ciudad Real

242

ALDEA DEL REY 2

Ciudad Real

243

ALDEA DEL REY 3

Ciudad Real

244

ALDEANUEVA DE SAN BARTOLOM

Toledo

245

ALFARROBEIRA

Faro

208

ALIJ K

Vila Real

36

ALMADN DE LA PLATA 1

Sevilla

246

ALMADN DE LA PLATA 2

Sevilla

247

ALMARGEN

Mlaga

248

ALMARGEN

Mlaga

37

ALMENDRES 01

Evora

ALMENDRES 03

Evora

ALMENDRES 48

Evora

ALMENDRES 56

Evora

ALMENDRES 57

Evora

ALMENDRES 58

Evora

ALMENDRES 64

Evora

ALMENDRES 65

Evora

ALMENDRES 76

Evora

ALMENDRES 94

Evora

10

ALMOHARN

Cceres

249

ALMOROQUI 2

Cceres

250

ALTO DA ESCRITA

Viseu

116

ARGALO/COVA DA MOURA

La Corua

38

ARROCEREZO

Cceres

176

ARROYO BONAVAL-ALMENDRALEJO

Badajoz

251

ARROYO TAMUJOSO (ROCA 21)

Badajoz

252

ARROYO TAMUJOSO (ROCA 8)

Badajoz

253

ASQUEROSA

Granada

84

ASSENTO

Beja

209

ATALAIA

Beja

210

ATADES

Guarda

117

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

ATEGUA

Crdoba

254

AXEITOS/ PEDRA DO MOURO

La Corua

39

BANYA DE SAUS

Gerona

40

BARAAL

Guarda

255

BARADAL

Asturias

41

BARROCAL

vora

11

BARTOLOMEU DO MAR

Braga

12

BAYUELA 1

Toledo

256

BELALCZAR

Crdoba

177

BELHOA

vora

13

BENQUERENCIA DE LA SERENA

Badajoz

257

BENSAFRIM

Faro

211

BODONAL

Badajoz

178

BORUNDA 01

Navarra

85

BORUNDA 02

Navarra

86

BORUNDA 03

Navarra

87

BORUNDA 04

Navarra

88

BORUNDA 05

Navarra

89

BORUNDA 06

Navarra

90

BORUNDA 07

Navarra

91

BORUNDA 08

Navarra

92

BORUNDA 09

Navarra

93

BORUNDA 10

Navarra

94

BORUNDA 11

Navarra

95

BORUNDA 12

Navarra

96

BORUNDA 13

Navarra

97

BORUNDA 14

Navarra

98

BORUNDA 15

Navarra

99

BORUNDA 16

Navarra

100

BORUNDA 17

Navarra

101

BORUNDA 18

Navarra

102

BORUNDA 19

Navarra

103

BORUNDA 20

Navarra

104

BOUA

Bragana

118

BOULHOSA

Viana do Castelo

119

BROZAS

Cceres

258

BUOUX 1

Vaucluse, Provenza

259

BUOUX 2

Vaucluse, Provenza

260

BURGUILLOS

Sevilla

261

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

CABEO DA MINA 01

Bragana

120

CABEO DA MINA 02

Bragana

121

CABEO DA MINA 03

Bragana

122

CABEO DA MINA 04

Bragana

123

CABEO DA MINA 05

Bragana

124

CABEO DA MINA 06

Bragana

125

CABEO DA MINA 07

Bragana

126

CABEO DA MINA 08

Bragana

127

CABEO DA MINA 09

Bragana

128

CABEO DA MINA 10

Bragana

129

CABEO DA MINA 11

Bragana

130

CABEO DA MINA 12

Bragana

131

CABEO DA MINA 13

Bragana

132

CABEO DA MINA 14

Bragana

133

CABEO DA MINA 15

Bragana

134

CABEO DA MINA 16

Bragana

135

CABEO DA MINA 17

Bragana

136

CABEO DA MINA 18

Bragana

137

CABEO DA MINA 19

Bragana

138

CABEO DA MINA 20

Bragana

139

CABEO DA MINA 21

Bragana

140

CABEZA DE BUEY 1

Badajoz

262

CABEZA DE BUEY 2

Badajoz

263

CABEZA DE BUEY 3

Badajoz

264

CABEZA DE BUEY 4/MAJADA HONDA

Badajoz

265

CACHO DO ALGARVE (ROCAS 29 Y 53)

Castelo Branco

266

CAMBROCINO

Cceres

179

CANCHO ROANO

Badajoz

267

CANOVELLES/CA L'ESTRADA

Barcelona

105

CAPARROSA

Viseu

14

CAPILLA 1

Badajoz

180

CAPILLA 2

Badajoz

268

CAPILLA 3

Badajoz

269

CAPILLA 4

Badajoz

270

CAPILLA 5

Badajoz

271

CAPILLA 6

Badajoz

272

CAPILLA 7

Badajoz

273

CAPILLA 8

Badajoz

274

CAPILLUCA

Asturias

42

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

CAPOTE

Badajoz

275

CASTRO DE BARREGA

Braga

141

CASTRO VERDE

Beja

212

CEREZAL 1

Cceres

181

CEREZAL 2

Cceres

182

CERRO MURIANO 1

Crdoba

276

CERRO MURIANO 2

Crdoba

277

CHAO DO BRINCO 1

Viseu?

43

CHAVES

Vila Real

142

CHILLN

Ciudad Real

278

CIDADE DAS ROSAS

Beja

106

CIUDAD RODRIGO 1

Salamanca

183

CIUDAD RODRIGO 2

Salamanca

184

COGOLLUDO/NAVALVILLAR DE LA PELA

Badajoz

279

COLL CIMERA

Asturias

44

COLLADO DE SEJOS 1

Cantabria

143

COLLADO DE SEJOS 2

Cantabria

144

CRDOBA 1/LA VEGA

Crdoba

280

CRDOBA 2/RIBERA ALTA

Crdoba

281

CORTIJO DE LA REINA 1

Crdoba

282

CORTIJO DE LA REINA 2

Crdoba

283

COVA DA MOURA

Viana do Castelo

45

CRATO

Portalegre

185

CUATRO CASAS/CARMONA

Sevilla

284

DEFESA

Setbal

213

DOMBATE

La Corua

46

CIJA 1

Sevilla

285

CIJA 2

Sevilla

286

CIJA 3

Sevilla

287

CIJA 4

Sevilla

288

ECIJA 5/EL BERRACO

Sevilla

289

EIREIRA/AFIFE

Viana do Castelo

47

EL CAAL 1

Madrid

15

EL CAAL 2

Madrid

16

EL CARNERIL/TRUJILLO

Cceres

290

EL CARPIO

Crdoba

291

EL CORONIL

Sevilla

292

EL GASTOR

Cdiz

48

EL TORCAL

Crdoba

214

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

EL VISO 1

Crdoba

293

EL VISO 2

Crdoba

294

EL VISO 3

Crdoba

295

EL VISO 4

Crdoba

296

EL VISO 5/LA BERFILLA

Crdoba

186

EL VISO 6

Crdoba

297

ERMIDA

Viana do Castelo

145

ERVIDEL 1

Beja

215

ERVIDEL 2

Beja

298

ESPARRAGOSA DE LARES 1/CASTUERA

Badajoz

299

ESPARRAGOSA DE LARES 2

Badajoz

300

ESPARRAGOSA DE LARES 3/BODEGUILLA

Badajoz

301

ESPEJO

Crdoba

302

ESPIEL

Crdoba

303

ESTATUA DE SOTO 1

Huelva

49

FAIOES

Vila Real

146

FIGUEIRA

Faro

304

FOIOS

Guarda

305

FONELAS

Granada

50

FUENTE LAMO 1

Almera

216

FUENTE LAMO 2

Almera

217

FUENTE LAMO 3

Almera

218

FUENTE LAMO 4

Almera

219

FUENTE DE CANTOS

Badajoz

306

GARROVILLAS DE ALCONTAR

Cceres

147

GOMES AIRES

Beja

220

GRANJA DE CSPEDES-BADAJOZ

Badajoz

307

GRANJA DE TONIUELO

Badajoz

187

GRANJA DE TONIUELO

Badajoz

51

GUADALPERAL

Cceres

52

GUARDA

Guarda

188

HAZA DE TRILLO-TOYA

Jan

308

HELECHAL

Badajoz

189

HERNN PREZ (ESTELA DEL SW)

Cceres

309

HERNN PREZ 1

Cceres

190

HERNN PREZ 2

Cceres

191

HERNN PREZ 3

Cceres

192

HERNN PREZ 4

Cceres

193

HERNN PREZ 5

Cceres

194

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

HERNN PREZ 6

Cceres

195

HERNN PREZ 7

Cceres

196

HUERTA DE LAS MONJAS

Cceres

53

IBAHERNANDO

Cceres

310

JARANDILLA

Cceres

311

JUNCAL

Cdiz

54

LA BIENVENIDA 1

Ciudad Real

312

LA BIENVENIDA 2

Ciudad Real

313

LA BIENVENIDA 3

Ciudad Real

314

LA CALVERA

Cantabria

55

LA CERCA 1

Cceres

17

LA CERCA 3

Cceres

18

LA LANTEJUELA

Sevilla

197

LA SERREZUELA (ROCA 1)

Badajoz

315

LAGUNITA 3

Cceres

56

LAMEIRAO

Braga

57

LARRARTE

Guipzcoa

58

LAS HERENCIAS 1

Toledo

316

LAS HERENCIAS 2

Toledo

317

LLAGUNA DE NIVARES C

Asturias

59

LOGROSN 1

Cceres

318

LOGROSN 2

Cceres

319

LONGROIVA

Guarda

148

LOS SANTOS

Salamanca

198

LUNA/VALPALMAS

Zaragoza

172

MACHORRO/TAIVILLA

Cdiz

60

MADROAL

Cceres

61

MAGACELA

Badajoz

320

MARCO

Vila Real

149

MARCO PADRN

Orense

62

MARMELETE

Faro

221

MEIMAO

Castelo Branco

321

MENDITXO

lava

107

MENGA

Mlaga

63

MILLARES

Almera

64

MILLARN

Cceres

150

MOLLET DEL VALLS

Barcelona

108

MOMBEJA 1

Beja

222

MOMBEJA 2

Beja

223

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

MOMBEJA 3

Beja

224

MONCORVO

Bragana

109

MONTE BLANCO-OLIVENZA

Badajoz

322

MONTE DA RIBEIRA

vora

19

MONTE DE ABAIXO

Beja

225

MONTE DOS ALMENDRES

vora

20

MONTEMAYOR

Crdoba

323

MONTEMOLN

Sevilla

324

MOURIOS

Beja

226

MUIO DE SAN PEDRO

Orense

151

MUOGALINDO

vila

152

MUSULAZA

lava

110

NAVALCN

Toledo

33

NAVE 1

Viseu

153

NAVE 2

Viseu

154

NOSSA SENHORA DE LA ESPERANA

Portalegre

199

ORCA DOS PADROES

Viseu

65

ORELLANA DE LA SIERRA

Badajoz

325

OS CAMPIOS

La Corua

66

OS MUIOS

Pontevedra

67

OUTEIRO DO CORNO

La Corua

155

PALACIO 3

Sevilla

68

PALMA DEL RO

Sevilla

326

PANOIAS DE OURIQUE

Beja

227

PAREDES DE ABAJO

Lugo

156

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 1)

La Corua

69

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 2)

La Corua

70

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 3)

La Corua

71

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 4)

La Corua

72

PASSADEIRAS 1

Faro

228

PASSADEIRAS 2

Faro

229

PASSADEIRAS 3

Faro

230

PASSANANT

Tarragona

73

PEDRA DA ATALAIA 1

Guarda

327

PEDRA DA ATALAIA 2

Guarda

200

PEDREIRINHA

Beja

231

PEDRO ABAD

Crdoba

328

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 1)

Bragana

74

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 2)

Bragana

77

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 3)

Bragana

75

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 4)

Bragana

76

PEA BUITRE

Cuenca

111

PEA TU

Asturias

157

POCITO CHICO

Cdiz

329

POIO

Pontevedra

112

PORTELA DE MOGOS 01

vora

21

PORTELA DE MOGOS 02

vora

22

PORTELA DE MOGOS 07

vora

23

PORTELA DE MOGOS 17

vora

24

PORTELA DE MOGOS 25

vora

25

PORTELA DE MOGOS 27

vora

26

PORTELA DE MOGOS 28

vora

27

PORTELA DE MOGOS 33

vora

28

POZUELO 6

Huelva

78

POZUELO DE CALATRAVA

Ciudad Real

330

PRADO DE LAS CRUCES

vila

79

PREIXANA

Lrida

158

PROVINCIA DE CCERES

Cceres

331

QUINTA DE VILA MAIOR

Bragana

159

QUINTA DO COUQUINHO

Bragana

160

QUINTANA DE LA SERENA

Badajoz

332

QUINTERAS- HERRERA DEL DUQUE

Badajoz

333

RO GUADALMEZ

334

RIOMALO

Cceres

201

ROBLEDILLO DE GATA

Cceres

202

ROBLEDILLO DE TRUJILLO

Cceres

335

SALVATIERRA DE SANTIAGO 1

Cceres

203

SALVATIERRA DE SANTIAGO 2

Cceres

336

SAN BERNARDINO

Cuenca

113

SAN JOAO DE NEGRILHOS

Beja

232

SAN JOAO DE VER/PORTO O VARZIM)

Aveiro

161

SAN MARTN

lava

80

SAN MARTN DE TREVEJO

Cceres

337

SAN MARTINHO 1

Castelo Branco

173

SAN MARTINHO 2

Castelo Branco

338

SAN MARTINHO 3

Castelo Branco

162

SAN SALVADOR

Beja

233

SAN SEBASTIN DE GARABANDAL/HOYO DE LA GNDARA

Cantabria

163

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

SANTA ANA DE TRUJILLO

Cceres

339

SANTA LUZA 1

Bragana

114

SANTA LUZA 2

Bragana

115

SANTA VITORIA

Beja

234

SEGURA DE TORO

Cceres

164

SETEFILLA

Sevilla

340

SOALAR

Navarra

165

SOLANA DE CABAAS

Cceres

341

SOTO 1

Huelva

81

SUBSTATION

Herult

342

TABUYO DEL MONTE

Len

166

TALAVERA DE LA REINA

Toledo

174

TAMEIRN

Ourense

167

TAPADA DA MOITA

Portalegre

235

TOCONAL

Cdiz

82

TORREJN RUBIO 1

Cceres

343

TORREJN RUBIO 2

Cceres

204

TORREJN RUBIO 3

Cceres

344

TORREJN RUBIO 4

Cceres

345

TORREJN RUBIO 5

Cceres

205

TORRES ALOCAZ

Sevilla

346

TREMEDAL DE TORMES

Salamanca

168

TRES ARROYOS - ALBUQUERQUE

Badajoz

347

TRIGAXES 1

Beja

236

TRIGAXES 2

Beja

237

TRINCONES 1

Cceres

83

VALDEFUENTES DE SANGUSN

Salamanca

169

VALDETORRES 1

Badajoz

348

VALDETORRES 2

Badajoz

349

VALE DE RODRIGO

vora

29

VALE MARIA DO MEIO 10

vora

30

VALE MARIA DO MEIO 18

vora

31

VALENCIA DE ALCNTARA 1

Cceres

350

VALENCIA DE ALCNTARA 2

Cceres

351

VALENCIA DE ALCNTARA 3

Cceres

352

VALENCIA DE ALCNTARA 4

Cceres

238

VIDIGUEIRAS

vora

32

VILAR DE SANTOS

Orense

170

VILLAR DE ALA

Soria

171

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Nombre
Nombre

Provincia

Nm. Catlogo

ZARZA CAPILLA 1

Badajoz

353

ZARZA CAPILLA 2

Badajoz

206

ZARZA CAPILLA 3

Badajoz

354

ZARZA DE MONTNCHEZ

Cceres

355

NDICE POR PROVINCIA

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

Ro Guadalmez

334

LAVA

Menditxo

107

LAVA

Musulaza

110

LAVA

San Martn

80

ALMERA

Fuente lamo 1

216

ALMERA

Fuente lamo 2

217

ALMERA

Fuente lamo 3

218

ALMERA

Fuente lamo 4

219

ALMERA

Millares

64

ASTURIAS

Baradal

41

ASTURIAS

Capilluca

42

ASTURIAS

Coll Cimera

44

ASTURIAS

Llaguna de Nivares C

59

ASTURIAS

Pea Tu

157

AVEIRO

San Joao de Ver/Porto o Varzim)

161

VILA

Muogalindo

152

VILA

Prado de las Cruces

79

BADAJOZ

Arroyo Bonaval-Almendralejo

251

BADAJOZ

Arroyo Tamujoso (Roca 21)

252

BADAJOZ

Arroyo Tamujoso (Roca 8)

253

BADAJOZ

Benquerencia de la Serena

257

BADAJOZ

Bodonal

178

BADAJOZ

Cabeza de Buey 1

262

BADAJOZ

Cabeza de Buey 2

263

BADAJOZ

Cabeza de Buey 3

264

BADAJOZ

Cabeza de Buey 4/Majada Honda

265

BADAJOZ

Cancho Roano

267

BADAJOZ

Capilla 1

180

BADAJOZ

Capilla 2

268

BADAJOZ

Capilla 3

269

BADAJOZ

Capilla 4

270

BADAJOZ

Capilla 5

271

BADAJOZ

Capilla 6

272

BADAJOZ

Capilla 7

273

BADAJOZ

Capilla 8

274

BADAJOZ

Capote

275

BADAJOZ

Cogolludo/Navalvillar de la Pela

279

BADAJOZ

Esparragosa de Lares 1/Castuera

299

BADAJOZ

Esparragosa de Lares 2

300

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

BADAJOZ

Esparragosa de Lares 3/Bodeguilla

301

BADAJOZ

Fuente de Cantos

306

BADAJOZ

Granja de Cspedes-Badajoz

307

BADAJOZ

Granja de Toniuelo

187

BADAJOZ

Granja de Toniuelo

51

BADAJOZ

Helechal

189

BADAJOZ

La Serrezuela (Roca 1)

315

BADAJOZ

Magacela

320

BADAJOZ

Monte Blanco-Olivenza

322

BADAJOZ

Orellana de la Sierra

325

BADAJOZ

Quintana de la Serena

332

BADAJOZ

Quinteras- Herrera del Duque

333

BADAJOZ

Tres Arroyos - Albuquerque

347

BADAJOZ

Valdetorres 1

348

BADAJOZ

Valdetorres 2

349

BADAJOZ

Zarza Capilla 1

353

BADAJOZ

Zarza Capilla 2

206

BADAJOZ

Zarza Capilla 3

354

BARCELONA

Canovelles/Ca L'Estrada

105

BARCELONA

Mollet del Valls

108

BEJA

Assento

209

BEJA

Atalaia

210

BEJA

Castro Verde

212

BEJA

Cidade das Rosas

106

BEJA

Ervidel 1

215

BEJA

Ervidel 2

298

BEJA

Gomes Aires

220

BEJA

Mombeja 1

222

BEJA

Mombeja 2

223

BEJA

Mombeja 3

224

BEJA

Monte de Abaixo

225

BEJA

Mourios

226

BEJA

Panoias de Ourique

227

BEJA

Pedreirinha

231

BEJA

San Joao de Negrilhos

232

BEJA

San Salvador

233

BEJA

Santa Vitoria

234

BEJA

Trigaxes 1

236

BEJA

Trigaxes 2

237

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

BRAGA

Bartolomeu do Mar

12

BRAGA

Castro de Barrega

141

BRAGA

Lameirao

57

BRAGANA

Boua

118

BRAGANA

Cabeo da Mina 01

120

BRAGANA

Cabeo da Mina 02

121

BRAGANA

Cabeo da Mina 03

122

BRAGANA

Cabeo da Mina 04

123

BRAGANA

Cabeo da Mina 05

124

BRAGANA

Cabeo da Mina 06

125

BRAGANA

Cabeo da Mina 07

126

BRAGANA

Cabeo da Mina 08

127

BRAGANA

Cabeo da Mina 09

128

BRAGANA

Cabeo da Mina 10

129

BRAGANA

Cabeo da Mina 11

130

BRAGANA

Cabeo da Mina 12

131

BRAGANA

Cabeo da Mina 13

132

BRAGANA

Cabeo da Mina 14

133

BRAGANA

Cabeo da Mina 15

134

BRAGANA

Cabeo da Mina 16

135

BRAGANA

Cabeo da Mina 17

136

BRAGANA

Cabeo da Mina 18

137

BRAGANA

Cabeo da Mina 19

138

BRAGANA

Cabeo da Mina 20

139

BRAGANA

Cabeo da Mina 21

140

BRAGANA

Moncorvo

109

BRAGANA

Pena Mosqueira 3 (Estela 1)

74

BRAGANA

Pena Mosqueira 3 (Estela 2)

77

BRAGANA

Pena Mosqueira 3 (Estela 3)

75

BRAGANA

Pena Mosqueira 3 (Estela 4)

76

BRAGANA

Quinta de Vila Maior

159

BRAGANA

Quinta do Couquinho

160

BRAGANA

Santa Luza 1

114

BRAGANA

Santa Luza 2

115

CCERES

Almoharn

249

CCERES

Almoroqui 2

250

CCERES

Arrocerezo

176

CCERES

Brozas

258

CCERES

Cambrocino

179

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

CCERES

Cerezal 1

181

CCERES

Cerezal 2

182

CCERES

El Carneril/Trujillo

290

CCERES

Garrovillas de Alcontar

147

CCERES

Guadalperal

52

CCERES

Hernn Prez (Estela del SW)

309

CCERES

Hernn Prez 1

190

CCERES

Hernn Prez 2

191

CCERES

Hernn Prez 3

192

CCERES

Hernn Prez 4

193

CCERES

Hernn Prez 5

194

CCERES

Hernn Prez 6

195

CCERES

Hernn Prez 7

196

CCERES

Huerta de las Monjas

53

CCERES

Ibahernando

310

CCERES

Jarandilla

311

CCERES

La Cerca 1

17

CCERES

La Cerca 3

18

CCERES

Lagunita 3

56

CCERES

Logrosn 1

318

CCERES

Logrosn 2

319

CCERES

Madroal

61

CCERES

Millarn

150

CCERES

Provincia de Cceres

331

CCERES

Riomalo

201

CCERES

Robledillo de Gata

202

CCERES

Robledillo de Trujillo

335

CCERES

Salvatierra de Santiago 1

203

CCERES

Salvatierra de Santiago 2

336

CCERES

San Martn de Trevejo

337

CCERES

Santa Ana de Trujillo

339

CCERES

Segura de Toro

164

CCERES

Solana de Cabaas

341

CCERES

Torrejn Rubio 1

343

CCERES

Torrejn Rubio 2

204

CCERES

Torrejn Rubio 3

344

CCERES

Torrejn Rubio 4

345

CCERES

Torrejn Rubio 5

205

CCERES

Trincones 1

83

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

CCERES

Valencia de Alcntara 1

350

CCERES

Valencia de Alcntara 2

351

CCERES

Valencia de Alcntara 3

352

CCERES

Valencia de Alcntara 4

238

CCERES

Zarza de Montnchez

355

CDIZ

Alberite 1

34

CDIZ

Alberite 1 (dolo 1)

35

CDIZ

El Gastor

48

CDIZ

Juncal

54

CDIZ

Machorro/Taivilla

60

CDIZ

Pocito Chico

329

CDIZ

Toconal

82

CANTABRIA

Collado de Sejos 1

143

CANTABRIA

Collado de Sejos 2

144

CANTABRIA

La Calvera

55

CANTABRIA

San Sebastin de Garabandal/Hoyo de la Gndara

163

CASTELO BRANCO

Cacho do Algarve (Rocas 29 y 53)

266

CASTELO BRANCO

Meimao

321

CASTELO BRANCO

San Martinho 1

173

CASTELO BRANCO

San Martinho 2

338

CASTELO BRANCO

San Martinho 3

162

CIUDAD REAL

Alamillo

241

CIUDAD REAL

Aldea del Rey 1

242

CIUDAD REAL

Aldea del Rey 2

243

CIUDAD REAL

Aldea del Rey 3

244

CIUDAD REAL

Chilln

278

CIUDAD REAL

La Bienvenida 1

312

CIUDAD REAL

La Bienvenida 2

313

CIUDAD REAL

La Bienvenida 3

314

CIUDAD REAL

Pozuelo de Calatrava

330

CRDOBA

Ategua

254

CRDOBA

Belalczar

177

CRDOBA

Cerro Muriano 1

276

CRDOBA

Cerro Muriano 2

277

CRDOBA

Crdoba 1/La Vega

280

CRDOBA

Crdoba 2/Ribera Alta

281

CRDOBA

Cortijo de La Reina 1

282

CRDOBA

Cortijo de La Reina 2

283

CRDOBA

El Carpio

291

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

CRDOBA

El Torcal

214

CRDOBA

El Viso 1

293

CRDOBA

El Viso 2

294

CRDOBA

El Viso 3

295

CRDOBA

El Viso 4

296

CRDOBA

El Viso 5/La Berfilla

186

CRDOBA

El Viso 6

297

CRDOBA

Espejo

302

CRDOBA

Espiel

303

CRDOBA

Montemayor

323

CRDOBA

Pedro Abad

328

CUENCA

Pea Buitre

111

CUENCA

San Bernardino

113

EVORA

Almendres 01

EVORA

Almendres 03

EVORA

Almendres 48

EVORA

Almendres 56

EVORA

Almendres 57

EVORA

Almendres 58

EVORA

Almendres 64

EVORA

Almendres 65

EVORA

Almendres 76

EVORA

Almendres 94

10

VORA

Barrocal

11

VORA

Belhoa

13

VORA

Monte da Ribeira

19

VORA

Monte dos Almendres

20

VORA

Portela de Mogos 01

21

VORA

Portela de Mogos 02

22

VORA

Portela de Mogos 07

23

VORA

Portela de Mogos 17

24

VORA

Portela de Mogos 25

25

VORA

Portela de Mogos 27

26

VORA

Portela de Mogos 28

27

VORA

Portela de Mogos 33

28

VORA

Vale de Rodrigo

29

VORA

Vale Maria do Meio 10

30

VORA

Vale Maria do Meio 18

31

VORA

Vidigueiras

32

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

FARO

Alfarrobeira

208

FARO

Bensafrim

211

FARO

Figueira

304

FARO

Marmelete

221

FARO

Passadeiras 1

228

FARO

Passadeiras 2

229

FARO

Passadeiras 3

230

GERONA

Banya de Saus

40

GRANADA

Asquerosa

84

GRANADA

Fonelas

50

GUARDA

Atades

117

GUARDA

Baraal

255

GUARDA

Foios

305

GUARDA

Guarda

188

GUARDA

Longroiva

148

GUARDA

Pedra da Atalaia 1

327

GUARDA

Pedra da Atalaia 2

200

GUIPZCOA

Larrarte

58

HERULT

Substation

342

HUELVA

Estatua de Soto 1

49

HUELVA

Pozuelo 6

78

HUELVA

Soto 1

81

JAN

Haza de Trillo-Toya

308

LA CORUA

Argalo/Cova da Moura

38

LA CORUA

Axeitos/ Pedra do Mouro

39

LA CORUA

Dombate

46

LA CORUA

Os Campios

66

LA CORUA

Outeiro do corno

155

LA CORUA

Parxubeira 2 (Estela 1)

69

LA CORUA

Parxubeira 2 (Estela 2)

70

LA CORUA

Parxubeira 2 (Estela 3)

71

LA CORUA

Parxubeira 2 (Estela 4)

72

LEN

Tabuyo del Monte

166

LRIDA

Preixana

158

LUGO

Paredes de Abajo

156

MADRID

El Caal 1

15

MADRID

El Caal 2

16

MLAGA

A Lacipo 1

239

MLAGA

A Lacipo 2

240

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

MLAGA

Almargen

248

MLAGA

Almargen

37

MLAGA

Menga

63

NAVARRA

Borunda 01

85

NAVARRA

Borunda 02

86

NAVARRA

Borunda 03

87

NAVARRA

Borunda 04

88

NAVARRA

Borunda 05

89

NAVARRA

Borunda 06

90

NAVARRA

Borunda 07

91

NAVARRA

Borunda 08

92

NAVARRA

Borunda 09

93

NAVARRA

Borunda 10

94

NAVARRA

Borunda 11

95

NAVARRA

Borunda 12

96

NAVARRA

Borunda 13

97

NAVARRA

Borunda 14

98

NAVARRA

Borunda 15

99

NAVARRA

Borunda 16

100

NAVARRA

Borunda 17

101

NAVARRA

Borunda 18

102

NAVARRA

Borunda 19

103

NAVARRA

Borunda 20

104

NAVARRA

Soalar

165

ORENSE

Marco Padrn

62

ORENSE

Muio de San Pedro

151

ORENSE

Vilar de Santos

170

OURENSE

Tameirn

167

PONTEVEDRA

Os Muios

67

PONTEVEDRA

Poio

112

PORTALEGRE

Crato

185

PORTALEGRE

Nossa Senhora de la Esperana

199

PORTALEGRE

Tapada da Moita

235

SALAMANCA

Agallas

175

SALAMANCA

Ciudad Rodrigo 1

183

SALAMANCA

Ciudad Rodrigo 2

184

SALAMANCA

Los Santos

198

SALAMANCA

Tremedal de Tormes

168

SALAMANCA

Valdefuentes de Sangusn

169

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

SETBAL

Abela

207

SETBAL

Defesa

213

SEVILLA

Almadn de la Plata 1

246

SEVILLA

Almadn de la Plata 2

247

SEVILLA

Burguillos

261

SEVILLA

Cuatro Casas/Carmona

284

SEVILLA

cija 1

285

SEVILLA

cija 2

286

SEVILLA

cija 3

287

SEVILLA

cija 4

288

SEVILLA

Ecija 5/El Berraco

289

SEVILLA

El Coronil

292

SEVILLA

La Lantejuela

197

SEVILLA

Montemoln

324

SEVILLA

Palacio 3

68

SEVILLA

Palma del Ro

326

SEVILLA

Setefilla

340

SEVILLA

Torres Alocaz

346

SORIA

Villar de Ala

171

TARRAGONA

Passanant

73

TOLEDO

Aldeanueva de San Bartolom

245

TOLEDO

Bayuela 1

256

TOLEDO

Las Herencias 1

316

TOLEDO

Las Herencias 2

317

TOLEDO

Navalcn

33

TOLEDO

Talavera de la Reina

174

VAUCLUSE, PROVENZA

Buoux 1

259

VAUCLUSE, PROVENZA

Buoux 2

260

VIANA DO CASTELO

Boulhosa

119

VIANA DO CASTELO

Cova da Moura

45

VIANA DO CASTELO

Eireira/Afife

47

VIANA DO CASTELO

Ermida

145

VILA REAL

Alij K

36

VILA REAL

Chaves

142

VILA REAL

Faioes

146

VILA REAL

Marco

149

VISEU

Alto da Escrita

116

VISEU

Caparrosa

14

VISEU

Nave 1

153

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO


Indice por Provincias
Provincia

Nombre

Nm. Catlogo

VISEU

Nave 2

154

VISEU

Orca dos Padroes

65

VISEU?

Chao do Brinco 1

43

ZARAGOZA

Luna/Valpalmas

172

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 01
1
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
1: 25.000 N 448 (Evora) (Gauss m206275/p176750, segn Calado,
2004)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

190
90
75
granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 2004

Los menhires de esta zona suelen tener una morfologa redondeada, que no parece natural y que, sin embargo lo es. Este
tipo de monolitos reciben popularmente el nombre de "pedras talhas". Tanto en esta como en otras estatuas-menhir
alentejanas la superficie sobre la que se graban los motivos antropomorfos es plana. Segn Calado (2004) esta morfologa
puede ser natural, mientras Gomes (1994a) considera que las superficies planas han sido obtenidas por corte. En este
ejemplar la representacin antropomorfa est situada en el tercio superior y est compuesta por nariz, ojos y lnula, los tres
obtenidos por piqueteado y pulimento de la superficie.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. Este menhir est situado en la parte ms
occidental del cromlech, junto al eje mayor W-E.

Circunstancias del hallazgo


Estudio detallado de los menhires y excavacin del recinto

Contexto
El menhir es parte de un recinto de grandes dimensiones formado por dos recintos que cuentan con un total de 94 menhires.
El recinto mayor es ovalado y est orientado W-E. En las excavaciones realizadas recientemente se recuper muy poco
material arqueolgico y slo unos pocos fragmentos cermicos encontrados en el recinto menor permitieron datar la
construccin de este sector durante el Neoltico Antiguo/ Medio. La planimetra indica que el recinto mayor fue adosado al
menor, lo que indica su posterioridad. Hay debate sobre la datacin de las fases de construccin o la configuracin
antropomorfa de algunos menhires (Gomes, 1994a y Calado, 2004).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1971: 152-155; 1976: 11-15); Gomes, M.V. (1994a: 334; 1997a: 261); Calado, M. (2004: 8-19)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 03
2
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

205
130
116
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 2004

Menhir ovoide. Los grabados estn en una superficie plana. La representacin antropomorfa est en el tercio superior y est
realizada con piqueteado profundo. El rostro presenta nariz alargada rectangular y ojos circulares. Bajo l hay una lnea
horizontal y otros motivos de difcil interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 48
3
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

185
70
64
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Menhir prismtico en cuya zona mesial se han grabado crculos con cazoletas en su interior y un bculo. Tambin hay un
antropomorfo esquemtico de probable manufactura reciente.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. Este est situado en el extremo meridional del
eje menor N-S del recinto de mayores dimensiones.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 56
4
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

235
100
90
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Los grabados estn en una superficie plana. La representacin antropomorfa est en el tercio superior y est realizada con
piqueteado profundo. El rostro presenta nariz alargada rectangular y ojos circulares. Bajo l hay un motivo lunular y en la
base de ste un motivo triangular.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. Este menhir se encontr tumbado "in situ" junto
a su estructura de sustentacin y se ha vuelto a erguir. Est situado en la parte ms septentrional, cerca del eje menor N-S.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1971: 152-155; 1976: 11-15); Gomes, M.V. (1994a: 334; 1997a: 262); Calado, M. (2004: 8-19)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 57
5
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

278
125
88
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Menhir ovoide. Los grabados estn en una superficie plana. La representacin antropomorfa est en el tercio superior. El
rostro presenta nariz alargada rectangular y ojos circulares. Bajo l hay trece bculos sin orden aparente.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. Este menhir est situado en la parte ms
septentrional, cerca del eje menor N-S.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 58
6
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

180
100
65
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Menhir ovoide. El el tercio superior hay tres motivos soliformes y serpentiformes.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. Este menhir est situado en el extremo
septentrional del eje menor N-S del recinto de mayores dimensiones.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 64
7
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

271
115
115
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Menhir ovoide. En una de sus caras, en la zona mesial, se han grabado cinco crculos y otros tres crculos abiertos que
prolongan su trazado delineando una especie de apndice rectangular.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. El menhir 64 est situado en el centro del recinto
de mayores dimensiones, en el cuadrante SW.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 65
8
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

175
115
85
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Como en los otros ejemplares los grabados estn realizados sobre una superficie plana. La representacin antropomorfa est
situada en el tercio superior. Presenta en relieve nariz rectangular, ojos circulares y lnula.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. El menhir 65 est situado in situ en la parte ms
septentrional, cerca del eje menor N-S.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1971: 152-155; 1976: 11-15); Gomes, M.V. (1994a: 334; 1997a: 262); Calado, M. (2004: 8-19)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 76
9
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

115
82
72
Granito

En una superficie plana est situada la representacin antropomorfa, en el tercio superior. Los motivos, en relieve,
reproducen un rostro con nariz ovalada y ojos circulares con las pupilas marcadas. Bajo el rostro hay un motivo lunular
grabado. En el tercio medio hay un motivo en zigzag, grabado en vertical (45 cm) y a su izquierda un bculo en relieve de
28 cm de altura.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. El menhir 76 se encontraba in situ, con su
estructura de sustentacin, situado en el cuadrante SW del recinto menor del cromlech.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pinha, H.L. (1971: 152-155; 1976: 11-15); Gomes, M.V. (1994a: 334; 1997a: 262, Figs. 3 y 4a); Calado, M. (2004: 8-19)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMENDRES 94
10
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Evora
Evora
Cartografa
Igual a Almendres 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

163
113
70
Granito

Calco: Gomes, 2002, en Calado, 200

Menhir ovoide. En una cara est situada la representacin antropomorfa, en el tercio superior. Los motivos reproducen el
rostro con nariz alargada y ojos circulares. Bajo el rostro hay otros motivos de difcil interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cromlech est situado en la ladera Este del Monte dos Almendres, en el lugar llamado "Alto das Talhas". La ladera est
orientada hacia el Este, donde se encuentra el valle de la Ribera Valverde. El menhir 76 se encontraba in situ, con su
estructura de sustentacin, situado en el cuadrante SW del recinto menor del cromlech.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Almendres 1

Contexto
Igual a Almendres 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 8-19)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BARROCAL
11
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Herdade do Barrocal, Reguengos de Monsaraz
vora
Cartografa
1: 25.000 N 473 (Reguengos de Monsaraz) (Gauss m262790, p164093,
segn Calado, 2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

570
169
80
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir apuntado en forma de "lmina de pual" en el que se representan diversos motivos. Destacan los circulares, un
bculo y un serpentiforme, stos ultimos en bajorelieve. Parecen identificarse varias fases de grabado (Gomes, 2007).

CONTEXTO
Emplazamiento
En una suave ladera orientada hacia el Este.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Menhir aislado que ha sido recientemente estudiado y excavado por Gomes. En algn momento indeterminado, quiz
situado a partir del Calcoltico, se construye un recinto alrededor de este menhir (Gomes, 2007: 69-71).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Calado, M. (2004: 104-105); Gomes, M.V. (2007).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BARTOLOMEU DO MAR
12
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Bartolomeu do Mar , Esposende
Braga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

210
72
42
Granito

Menhir de carcter antropomorfo fracturado en el extremo superior, a partir del estrechamiento del cuello. El comienzo de
los brazos parece estar insinuado. En su superficie slo se han documentado cuatro pares de cazoletas dispuestas en la cara
del soporte que est orientada al sur.

CONTEXTO
Emplazamiento
In Situ en una zona destacada cercana al mar.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Junto a la Iglesia Parroquial, Bartolomeu do Mar

Jorge, V.O.; Baptista, A.M.; Gonalves, A.A.M. (1986); Jorge, V. e S. O. (1990: 301; 1993: 32 y fig.5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BELHOA
13
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Belhoa, Reguengos de Monsaraz
vora
Cartografa
1: 25.000 N 474 (Gauss m265468/p166388, segn Calado, 2004)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

272
110
66
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir apuntado, tipo "lmina de pual". En una de sus caras ests reresentados en bajorrelieve un soliforme,
serpentiformes y un bculo. En el reverso hay un bculo ms.

CONTEXTO
Emplazamiento
En un terreno llano con una ligera pendiente orientada hacia el Este.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Menhir recientemente "re-construido" e implantado.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

En el lugar

Calado, M. (2004, Vol. 2: 134-135)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPARROSA
14
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Tondela
Viseu
Cartografa
1: 25.000 N133 (Vila Cha de S) (8 5' 3" W/40 37' 52"N o Gauss C
040 071, por publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

280
90
45
Granito

Menhir paraleleppedo con grabados de diferentes tcnicas en varias de sus caras. El tercio superior de la cara "principal"
est presidida por dos crculos realizados con piqueteado poco profundo y situados a la misma altura. De uno de ellos
parten dos lneas onduladas y dos motivos circulares. Hay una serie de diez cazoletas superpuestas a algunos de estos
motivos. En el tercio medio hay dos motivos escutiformes realizados con piqueteado profundo, uno triangular y otro
esteliforme. Junto a uno de estos motivos hay uno circular del que parten dos lneas paralelas. En la cara posterior del
menhir hay una serie de cazoletas sobre las que se superponen motivos recientes. Tambin hay cazoletas en la parte
superior del soporte. Finalmente, en el lateral derecho hay motivos fusiformes realizados con piqueteado profundo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto a la Ribera de las Lanzas, en las estribaciones de la sierra de Caramulo, en una ladera junto a la carretera.

Circunstancias del hallazgo


Fue descubierta en 1975 por un lugareo.

Contexto
El menhir se encuentra in situ encabezando un alineamiento de ocho menhires de menor tamao orientado NW-SE. La
estela posee la cimentacin original, una fosa excavada en la roca madre con pequeas piedras. Esta fosa se excav pero no
se hall material arqueolgico (Gomes, 1993: fig.3).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Gomes, M.V (1993: 7-27, fig.4 y lms. 1-3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL CAAL 1
15
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
El Caal, Alpedrete
Madrid
Cartografa
(X415170/Y4503550 por publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
50
40
Granito

Forma apuntada y seccin ovalada, estrechndose en sus extremos. La superficie frontal ha sido regularizada por pulido y
los laterales han sido rebajados. Presenta un friso lateral en zigzag vertical realizado a base de grabado continuo con
seccin en U. El soporte presenta una fractura intencionada en la zona mesial de poca reciente (con cincel) y
fragmentacin antigua en la base

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de trnsito de El Caal. Donde se encuentran los menhires es la cabecera del arroyo del mismo nombre. Actualmente
es zona de pasto comunal.

Circunstancias del hallazgo


Localizados durante la realizacin de la Carta Arqueolgica de Alpedrete en 1993.

Contexto
Se encontraron juntos tres menhires, en el suelo, dos decorados.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ (robadas?)

Garca-Gelabert, M P. (1996: 270); Jimnez Guijarro, J; Daz-Guardamino, M. (1999)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL CAAL 2
16
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
El Caal, Alpedrete
Madrid
Cartografa
(X415170/Y4503550 por publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

130
45
40
Granito

Forma apuntada, aunque con el extremo superior ms redondeado, y seccin un poco menos ovalada que el anterior. Entalle
en la base. Regularizacin de la superficie frontal por pulido y labrado lateral. Con grabado de seccin en U se realizan tres
lneas paralelas horizontales en la zona mesial de ambos laterales (recuerda al motivo de las manos).

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de trnsito de El Caal. Donde se encuentran los menhires es la cabecera del arroyo del mismo nombre. Actualmente
es zona de pasto comunal.

Circunstancias del hallazgo


Localizados durante la realizacin de la Carta Arqueolgica de Alpedrete en 1993.

Contexto
Se encontraron juntos tres menhires, en el suelo, dos decorados.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Garca-Gelabert, M.P. (1996: 270); Jimnez Guijarro, J; Daz-Guardamino, M. (1999)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA CERCA 1
17
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Malpartida de Plasencia, Plasencia
Cceres
Cartografa
UTM 732841-4428926

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

88
45
esquisto

Calco: Jimnez, 2000a

Menhir de seccin oval y forma apuntada con decoracin vertical de cuatro "cenefas" de zigzags grabados.

CONTEXTO
Emplazamiento
Los menhires estn prximos al interfluvio Titar/Tajo y estn en un punto que marca el trnsito a la Sierra de Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Encontrado junto a otros dos menhires, uno anicnico y otro icnico (La Cerca III). Los tres conforman una especie de
"alineamiento" triangular, situndose los menhires icnicos en los extremos N y S, mientras el menhir anicnico est
situado entre stos pero desplazado hacia el Este.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Jimnez Guijarro, J. (2000: Fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA CERCA 3
18
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Malpartida de Plasencia, Plasencia
Cceres
Cartografa
UTM 732841-4428926

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

159
54
esquisto

Calco: Jimnez, 2000

Menhir flico y decorado en una de sus caras con zigzags verticales y horizontales grabados.

CONTEXTO
Emplazamiento
Los menhires estn prximos al interfluvio Titar/Tajo y estn en un punto que marca el trnsito a la Sierra de Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Encontrado junto a otros dos menhires, uno anicnico y el otro icnico (La Cerca I). Los tres conforman una especie de
"alineamiento" triangular, situndose los menhires icnicos en los extremos N y S, mientras el menhir anicnico est
situado entre stos pero desplazado hacia el Este.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Jimnez Guijarro, J. (2000: Fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTE DA RIBEIRA
19
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Monte da Ribeira, Reguengos de Monsaraz
vora
Cartografa
1: 25.000 N 473 (Reguengos de Monsaraz) (Gauss m253950, p164900,
segn Calado, 2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

470
100
50
Granito

Menhir de grandes dimensiones en el que hay motivos grabados, en bajorrelieve e incisin fina. En una de las caras hay, de
arriba a abajo, un hacha trapezoidal, un zigzag, un bculo en bajorrelieve enrollado en su extremo inferior, una serpiente
naturalista a base de piqueteado, una linea sinuosa, un cinturn representado por una lnea incisa que rodea la pieza, un
hacha simple y otra similar a "The Thing", as como otros motivos ms abstractos como halteriformes, motivos circulares y
paracirculares, cazoletas y un hacha. En la denominada B se identificaron un bculo, serpiente y cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cuando se hall se traslad al lugar en el que hoy se encuentra, muy cerca del sitio original.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Gonalves, V; Balbn, R.; Bueno, P. (1997)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTE DOS ALMENDRES


20
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
1: 25.000 N 459 (Gauss m207365, p177449, segn Calado, 2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

347
137
86
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir ovoide. En la superficie ms plana hay un bculo en bajorrelieve, en el tercio superior.

CONTEXTO
Emplazamiento
En una suave ladera orientada hacia el Este.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Menhir aislado. En sus inmediaciones se sita un hbitat del Neoltico Antiguo/Medio.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 112-113).

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 01
21
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
1: 25.000 N 448 (vora) (Gauss m209350, p184300, segn Calado,
2004)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

216
94
60
Tonalito

La representacin antropomorfa est en una superficie plana del menhir de morfologa ovoide. En el tercio superior el
rostro antropomorfo est representado por nariz oval, ojos circulares con una depresin central. En la zona del pecho hay un
motivo lunular segmentado y, adosado a ste, un elemento subtriangular. En este tercio hay dos crculos que representan los
senos. Inferior a ellos hay una lnea horizontal y otra inferior en zigzag, tambin horizontal. A la izquierda dos pequeas
cazoletas y un crculo sobre ellas. Otras dos cazoletas en la zona mesial en vertical. En la superficie original del menhir, no
cortada hay un bculo situado a la izquierda del personaje.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. El menhir 1 se encontr tumbado junto a su antigua fosa de sustentacin en el extremo W del
cromlech, junto al eje W-E. Tras la excavacin se implant en su fosa original.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996.

Contexto
Las excavaciones han documentado un primer nivel, de construccin, en el que se recuperaron material cermico y ltico
"neolticos", no diagnsticos de una fase ms concreta (Gomes, 1997a: 269). En las fosas de sustentacin tambin se
hallaron un par de artefactos pulimentados. M.V. Gomes cree que la construccin del recinto se realiz en el Neoltico
Medio y la transformacin de siete de sus menhires en estatuas-menhir durante el Neoltico Final, como en Almendres.
Calado seala la posibilidad de que se tratara de un recinto abierto y considera posible que el grabado de los menhires
tuviera lugar antes del Neolitico Final (Calado, 2004). En este recinto se han documentado cermicas del Bronce
Inicial/Pleno que podran ser indicio de la reutilizacin del sitio con fines rituales (Calado, 2004, Vol. 1: 190).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 263, 268, 269, figs 4b y 5); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 02
22
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
58
50
Tonalito

Sobre una superficie plana hay una representacin antropomorfa. En el tercio superior est el rostro con nariz delgada y
ojos circulares con punto central. Delimitando la cara en la parte inferior hay un motivo lunular. Bajo la lnula hay dos
crculos que representaran los senos y bajo stos un bculo.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. Este menhir se encontr fracturado en dos, reutilizado en un muro a dos metros de su fosa de
sustentacin original, situada en el extremo W del recinto, junto al eje O-E.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 263, 264, 268, 269, figs 6a y 7); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 07
23
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

144
62
56
tonalito

Como en los dems ejemplares el antropomorfo est sobre una superficie plana. En el tercio superior la cara del personaje
est representado por nariz rectangular larga, ojos circulares con pupilas y esbozo de arcada supraciliar. Tambin en este
caso hay un motivo lunular, algo deteriorado. En el tercio medio del soporte, a la derecha del personaje, hay cinco cazoletas
dispuestas en dos lneas verticales y en el lado opuesto otras tres, tambin en vertical.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. El menhir 7 est situado en el norte del recinto, junto al eje N-S. Se encontr tumbado junto a su
estructura de sustentacin. Tras la excavacin se implant de nuevo en la fosa.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 265, 268, 269 y fig. 6b); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 17
24
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

175
55
50

Menhir prismtico en el que se han grabado antropomorfos esquemticos, soliformes y corniformes.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. Este menhir se encuentra en el sector SE del recinto.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 34-40).

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 25
25
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

148
58
64
Tonalito

En una superficie plana del menhir hay un antropomorfo bajorrelieve. La cara est reproducida con una nariz rectangular
larga, ojos circulares con pupilas y esbozo de arcada supraciliar. Tambin en el tercio superior hay un motivo lunular y en
su base pequeos trazos. Inferior a este motivo hay dos crculos que representara los senos. En la parte superior hay seis
cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. Este menhir se encontr tumbado en el sector SW delrecinto, junto a su fosa de sustentacin. Tras la
excavacin se volvi a erguir.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 265, 268, 269 y figs 6c y 8); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 27
26
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

174
60
60
Tonalito

Calco: Calado, 2004

Sobre una superficie plana hay representado un personaje. El rostro est representado por nariz rectangular y ojos
circulares. Bajo ste hay motivo lunular. En el tercio medio del soporte hay un motivo subrectangular.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. El menhir 27 se encontr tumbado en la zona W, junto al eje E-W.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 266, 268, 269); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 28
27
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

176
82
76
Tonalito

Sobre una superficie plana hay una representacin antropomorfa en bajorrelieve. La cara est reproducida con nariz ovalada
y larga, boca, pequeos ojos circulares y esbozo de arcada supraciliar. Bajo el rostro hay un motivo lunular. Bajo ste hay
dos senos representados por dos crculos y un poco ms abajo una lnea horizontal, que podra ser interpretado como
cinturn, y en la mitad de su trazado hay un pequeo crculo. En la zona media del soporte hay un motivo subrectangular y
una cazoleta. Tambin en el tercio inferior hay una cazoleta. En la superficie original del menhir, a la izquierda del
personaje, hay un bculo de 85 cm.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. Este menhir est in situ, con su estructura de sustentacin, en el extremo W del recinto, junto al eje EW.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 266, 268, 269 y fig. 9a); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PORTELA DE MOGOS 33
28
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Portela do Mogos 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

181
88
68
Tonalito

En la superficie plana del soporte hay un antropomorfo en bajorrelieve. En el rostro est representados nariz rectangular
larga y ojos circulares con pupilas marcadas. Bajo la cara hay un motivo lunular, a cuya base se adosan siete motivos
triangulares dispuestos radialmente. Bajo estos motivos hay dos cazoletas dispuestas en horizontal y en la zona mesial otras
tres.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto de Portela do Mogos est situado en la parte superior de una suave ladera orientada hacia el Este, prximo al sitio
de Alta da Abaneja. Este menhir est in situ en su fosa de sustentacin original y situado en el eje corto N-S, en su mitad N.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y revisin integral de sus menhires en 1995 y 1996

Contexto
Igual a Portela do Mogos 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Pina, H.L. (1976: 16-17); Gomes, M.V. (1997a: 266, 268, 269, figs. 9b y 10); Calado, M. (2004: 34-40).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALE DE RODRIGO
29
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Vale de Rodrigo, vora
vora
Cartografa
1: 25.000 N 459 (Gauss m207365, p177449, segn Calado, 2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

465
120
50
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir ovoide alargado con decoracin de dos caras. Serpentiformes, motivos circulares y un posible bculo. Las
diferentes tecnicas y la superposicin de grabados llevan a Gomes a diferenciar fases de grabado (Gomes, 1994a)

CONTEXTO
Emplazamiento
Sitio situado en una suave ladera orientada hacia el Este.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Menhir situado a los pies del tmulo del sepulcro de falsa cpula de Vale de Rodrigo 1, en el lado Este, cerca de la entrada
del corredor.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Gomes, M.V. (1994a: 338); Kalb, P. (1996); Calado, M. (2004: 137-138).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALE MARIA DO MEIO 10


30
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
1: 25.000 N 448 (vora) (Gauss m210875, p183975, segn Calado,
2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

238
135
92
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir cilndrico. En la zona distal hay un rostro representado con ojos y nariz alargada. Bajo l una lnula y un bculo. En
la zona mesial hay un crculo abierto. Todos los motivos estan realizados en bajorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto est situado en una suave ladera orientada hacia el Este. El recinto est compuesto por cerca de treinta menhires
y el eje mayor est orientado W-E. El menhir 10 est situado junto al extremo W del eje mayor, en la zona ms elevada del
cromlech.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin y estudio en 1995.

Contexto
En las excavaciones se recuper material ltico variado, sobre todo restos de talla, fragmentos cermicos muy rodados, un
pulimentado en una fosa de sustentacin y en otra un fragmento de molino. La construccin del recinto original parece
remitir al Neoltico Medio. Posteriormente, posiblemente durante el Neoltico Final, una parte se desmantela y se levanta
un alineamiento (seg. Gomes). Para la transformacin de dos de los menhires en estatuas-menhir hay dos hiptesis: segn
M. Calado el grabado pudo ser contemporneo a la construccin del recinto, mientras para M.V. Gomes esta modificacin
tuvo lugar durante el Neoltico Final.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Gomes, M.V. (1997a: 266-267 y 269); Calado, M. (1997: 296; 2000b: 180, fig. 9; 2004: 23-29).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALE MARIA DO MEIO 18


31
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
vora
vora
Cartografa
Igual a Vale Maria do Meio 10

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

252
120
110
Granito

Calco: Calado, 2004

Menhir ovoide. En el extremo superior hay un elemento alargado (posible nariz). Bajo l hay una lnula y a los lados de
sta dos bculos. Todos los motivos estn realizados en bajorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
El recinto est situado en una suave ladera orientada hacia el Este. El recinto est compuesto por cerca de treinta menhires
y el eje mayor est orientado W-E. El menhir 18 est en la zona ms elevada del recinto, cercano al extremo W del eje
mayor.

Circunstancias del hallazgo


Igual a Vale Maria do Meio 10

Contexto
Igual a Vale Maria do Meio 10

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Gomes, M.V. (1997a: 266-267 y 269); Calado, M. (1997: 296; 2000b: 180, fig. 9; 2004: 23-29)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VIDIGUEIRAS
32
CAPTULO 6.1
LOCALIZACIN
Vidigueiras, Reguengos de Monsaraz
vora
Cartografa
1: 25.000 N 482 (Gauss m253600, p158675, segn Calado, 2004).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

304
113
42
Granito

Calco: Calado, 2004

Fragmento distal de menhir apuntado. Se distinguen serpentiformes, motivos circulares y un bculo.

CONTEXTO
Emplazamiento
En llano ligeramente inclinado hacia el Este.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Situado en las inmediaciones de un sepulcro megaltico. La excavacin realizada por M.V. Gomes no detect fosas de
implantacin.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Calado, M. (2004: 154-155).

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

NAVALCN
33
CAPTULO 6.1 Y 6.2
LOCALIZACIN
Navalcn, Oropesa
Toledo
Cartografa
1: 50.000
N 601 (Oropesa)
publicadores)

(125'05'' W/ 4002'25'' N por

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150

granito

Soporte flico con estrechamiento en la parte superior a modo de cuello, lo que le confiere, junto a la disposicin de los
motivos, un aire antropomorfo. La cara ms vistosa presenta una serpiente en bajorrelieve recorrindola verticalmente. En
un lateral hay una acanaladura vertical en la parte inferior rematada por un cuerpo en relieve, que ha sido interpretada como
"palette alonge". Sobre ste hay un elemento en relieve con forma de bculo. Se han documentado tambin un hacha
simple y otra trapezoidal, grabadas con trazo fino, simtricas entre s y en el medio "The Thing" que para Bueno y Balbn
es un hacha ms elaborada (Bueno y Balbn, 1995:376). El reverso est cubierto por innumerables cazoletas. En el tercio
inferior presenta un cinturn que rodea a la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerca de un cruce de caadas, en la ribera de Guadyerbas Altas, a los pies de Gredos. Normalmente el dolmen se halla bajo
las aguas del pantano de Navalcn, al pie de Gredos.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
El menhir se encuentra situado en la entrada de la camara del dolmen de Navalcn, un poso desplazado. Su cmara es
alargada, con corredor largo en granito. Una losa de la zona sur presenta cazoletas. Hay otro ortostato con serpentiformes.
En el dolmen se documentan microlitos, hojitas, ncleos, deshechos de talla, ollitas de borde indicado, con pezn y
cermica campaniforme.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Toledo?

Balbn, R.; Bueno, P.; Villa, R. (1989: 61-62); Bueno Ramrez, P. (1990a: 143-150; 1995: 104-105 y fig. 29); Balbn y Bueno (1993: figs.
1, 4b y 5 a y b); Bueno et alii (1999)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALBERITE 1
34
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca de Alberite, 4 km. al sur de Villamartn
Cdiz
Cartografa
1: 50.000 N 1035 (Montellano)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

125
45
22
arenisca

Fotografa: Bueno, Balbn y Barroso, 2007

Ortostato 39: Estela con representacin antropomorfa armada. Superficie preparada en las dos caras. Antropomorfo
esquemtico, tipo novedoso, con cabeza apuntada. A su derecha dos hachas enmangadas. A la izquierda un vstago termina
en otra arma enmangada. Serpentiformes en la parte superior izquierda. En la parte inferior izquierda un motivo
trapezoidal. Antropomorfo parecido a uno esquemtico de la estatua-menhir reutilizada en Soto. Se encuentra entre el
ortostato 38 y 40, tratndose de un espacio delimitado, dando una idea de antecmara.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al ro Alberite, en un valle de fondo plano desde el que ejerce control visual del piedemonte de la vertiente occidental
de la sierra gaditana y al Norte y SE de la depresin del Guadalete (agricultura)

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones sistemticas

Contexto
Sepulcro de larga galera. En l se documentan grabado (20%) y pintura (80%), as como una serie de estatuillas
antropomorfas en el interior y zona del atrio, en la que se encontraron 4, uno de ellas con indicacin de nariz y ojos
grabados. Dolmen que aporta materiales del IV Milenio adems de fechas de C14: 5320+/-90BP; 5110+/-140BP; 5020+/
-70BP (Stipp y Tamers, 1996: 179-186) en Ramos y Giles, 1996.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Ramos Muoz, J. y Giles Pacheco, F. (coords.) (1996); Ramos Muoz, J. et alii (1996a: 87-108); Balbn, R; Bueno, P. (1996a)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALBERITE 1 (DOLO 1)
35
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca de Alberite, 4 km. al sur de Villamartn
Cdiz
Cartografa
1: 50.000 N 1035 (Montellano)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

25
14
Calco: Bueno y Balbn, 2000c

Pieza que presenta ojos (crculos incisos) y nariz alargada, sta obtenida de forma "escultrica", rebajando las zonas de
alrededor hasta que la nariz queda representada de forma tridimensional. A los lados de la nariz, a la altura de las mejillas,
estn representados en relieve dos elementos circulares, uno a cada lado de la nariz. A modo de tocado, en la zona de la
cabeza, hay en el anverso un zigzag horizontal que contina en la parte posterior de la figura, en donde se convierte en un
zigzag doble. En el anverso, entre la zona mesial y la basal hay representadas dos lneas simples horizontales y ms o
menos paralelas. Sobre ellas e invadiendo la zona de la cara hay un elemento de grandes dimensiones con tendencia
triangular (pual?) y otro con forma de losange alargada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al ro Alberite, en un valle de fondo plano desde el que ejerce control visual del piedemonte de la vertiente occidental
de la sierra gaditana y al Norte y SE de la depresin del Guadalete (agricultura)

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones sistemticas

Contexto
Sepulcro de galera. En l se documentan grabado (20%) y pintura (80%), as como una serie de estatuillas antropomorfas
en el interior y zona del atrio, en la que se encontraron 4, uno de ellas con indicacin de nariz y ojos grabados. Dolmen que
aporta materiales del IV Milenio adems de fechas de C14: 5320+/-90BP; 5110+/-140BP; 5020+/-70BP , finales del V,
inicios del IV Milenio A.C. (Stipp y Tamers, 1996: 179-186) en Ramos y Giles, 1996.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Ramos Muoz, J. et alii (1996c: 329-331); Balbn, R; Bueno, P. (1996a); Bueno, P. y Balbn, R. (1997a: 704, Fig.9)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALIJ K
36
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Alij, Ppulo
Vila Real
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

30
25
5
Granito

El soporte es cuadrangular y marcando el contorno en ambas caras presenta una marcada acanaladura. En uno de sus lados
presenta un apndice trapezoidal marcado por escotaduras. El aspecto de la pieza es marcadamente antropomorfo.

CONTEXTO
Emplazamiento
El dolmen se sita junto a la carretera entre Ppulo y Asnela

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas

Contexto
El dolmen K, excavado a finales del s. XIX por Botelho, es de pequeo tamao y tiene corredor. Forma parte del ncleo
megaltico de Perafita.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sousa, O (1996: 38-40 y lm. 41); Fbregas, R. (1991: 177)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMARGEN
37
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Almargen
Mlaga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Estela antropomorfa. En estudio por Bueno et alii.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Desconocido, aunque por su morfologa puede ser relacionada con piezas similares documentadas en sepulcros megalticos
andaluces.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P., Balbn, R.; Barroso, R. (2004a: 52)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ARGALO/COVA DA MOURA
38
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
O Paramo, Santa Maria de Argalo, Noia
La Corua
Cartografa
(0512'15''W/4246''08'')

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
En este dolmen se documentan hasta varios cantos de ro con incisiones escotaduras laterales que podrian aludir a las
extremidades. Su tamao est entre 15-20 cm. Tipo II de Fbregas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Dolmen de planta poligonal y corredor corto, con atrio. Los guijarros se documentan en el exterior, frente a la entrada,
fomando un semicirculo (Vilaseco, 2004).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Fabregas, R. (1991: 170-192; 1993b)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

AXEITOS/ PEDRA DO MOURO


39
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Bretal, San Martino de Oleiros, Ribeira
La Corua
Cartografa
(UTM X498600/Y4717026) (segn Xunta de Galicia)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima Gneis y Granito
Descripcin
Dos cantos de ro con una o dos incisiones/rebajes laterales convergentes. Entre 13-21 cm de altura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Suave ladera orientada hacia el NW.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Dolmen de planta poligonal y corredor corto, con posible atrio. Los guijarros se documentan en una zona situada frente a la
entrada del corredor.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolxico da Corua

Fabregas, R. (1991; 1993b); Vilaseco, X.I (2004)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BANYA DE SAUS
40
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
La Jonquera
Gerona
Cartografa
(2 56 15"W/42 2625"N)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Estela de silueta antropomorfa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera orientada hacia el NE, sobre el ro Joquesent

Circunstancias del hallazgo


Descubierto casualmente en 1999

Contexto
Dolmen de corredor con cmara trapezoidal. La estela, de silueta antropomorfa, posiblemente reutilizada, est a la entrada
del corredor.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2007: 612)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BARADAL
41
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Baradal, Tineo
Asturias
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Dibujo: Jord, 1977, en Bueno, Balbn y Barroso, 2007

Ortostato de silueta antropomorfa con dos lneas rojas pintadas que delimitan el tercio superior.
Canto de ro con una franja rojiza que lo rodea en su tercio superior, posible pintura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Ortostato que forma parte de una de las paredes laterales del dolmen simple. Situado en la entrada. En el tmulo tambin se
documenta un canto posiblemente pintado, un elemento posiblemente preexistente (epipaleolitico).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Arias, P. (1991: 234-237); Bueno, P., Balbn, R. y Barroso, R. (2007: fig. 16)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLUCA
42
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Llano de Campinillas Norte, Sierras Planas de Vidiago/Borbolla
Asturias
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

40
20
Arenisca

Est fragmentado en dos. Se conserva la parte superior semicircular en la que se practic un hueco relieve en el centro
dejando el borde en relieve. Conserva unos zigzags en los laterales. Menndez comenta que "Las facciones, los rasgos
caractersticos del dolo estn rudimentariamente esculpidos en la concavidad del canto de arenisca, y para hacerlos resaltar
los han pintado con una sustancia negra inalterable." (Menndez, 1925: 363)

CONTEXTO
Emplazamiento
Llano de Campinillas Norte, en las sierras planas, a unos 200 m sobre el nivel del mar, con gran dominio visual de los dos
nicos pasos entre la costa y la cuenca baja del ro Deva. Este tmulo aparece aislado en un llano en el que hay otros 5
agrupados.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin

Contexto
Apareci en el Tmulo 17 (segn Prez y Arias; VI segn Menndez) del llano de Campinillas Norte (Capilluca segn
Menndez), de 17,50 m de dimetro, hecho a base de capas de tierra y piedras, durante los trabajos efectuados en la Sierra
plana de Vidiago por Menndez. La "estela" apareci mezclada con los materiales y ortostatos. Se document adems un
hacha de pizarra pulimentada de 9. 4 cm y un utensilio troncocnico tambin de pizarra.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Oviedo (desaparecida?)

Menndez, J.F (1925: 363 y fig. 7; 1931: 171 y fig.7); Gonzlez y Fernndez Valles, J.M. (1976: 295 y fig.5); Prez, C. y Arias, P. (1979:
702-703); Bueno, P. (1995: 83)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CHAO DO BRINCO 1
43
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Cinfaes
Viseu?
Cartografa
Cinfaes

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

116
19
8
Granito

Grabado ancho sobre la superficie ms plana del monolito. Un antropomorfo muy esquemtico representado por ojos, nariz
y rostro alargado esquemtico de tres lneas verticales paralelas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Dolmen situado en una posicin destacada en el paisaje junto a otros dos tmulos a 1000 m s.n.m. en la Sierra de
Montemuro.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin arqueolgica.

Contexto
La estela-ortostato fue losa de cabecera del dolmen de "Chao do Brinco", sepulcro con cmara de gran envergadura que
probablemente tuvo un corredor corto. En la cmara apareci la mayor parte del material arqueolgico: cuentas discoides
de esquisto, dos docenas de microlitos en slex y un pequeo fragmento de cermica campaniforme. En otras losas del
sepulcro se han documentado serpentiformes y un antropomorfo grabados, mientras restos de pintura se han localizado slo
en un ortostato. Tambin se documenta una estela antropomorfa con una figuracin esquemtica (2003).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Silva, E.J.L. (1993: 23-26; 2003)

In situ?

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

COLL CIMERA
44
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
La Cobertora
Asturias
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

140

Dibujo: Blas, 1997

Laja de silueta antropomorfa obtenida mediante dos recortes laterales que marcan el estrechamiento del cuello.

CONTEXTO
Emplazamiento
El tmulo se encuentra en la necrpolis de La Cobertora, situada a 1281 m de altitud, que se extiende entre el Puerto de La
Cobertora por un cordal que hacia el sur conecta con la prolongacin sudoriental de la Sierra del Aramo.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
A partir de 1981 se excavaron seis monumentos de la necrpolis. La estela se encuentra en junto al tmulo de Coll
Cimera, de pequeas dimensiones que cubre una cmara simple. Es el monumento ms sencillo de la necrpolis. La estela
se situaba a pocos metros al sur de ste. Sus caractersticas constructivas y material arqueolgico recogido en la excavacin
permiten situar a este tmulo, junto al de Praul Llagezu, en una fase ms antigua que los otros tmulos excavados: Los
Fitos y La Mata I y II (Blas, 1990: 71). Estos dos monumentos son los que estn situados a mayor altitud que los dems, en
posiciones estratgicas y dominantes de la necrpolis (Blas, 1990: 73).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Blas Cortina, M.A. (1990: 70-74; 1993; 1997: 71-72)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

COVA DA MOURA
45
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Carreo
Viana do Castelo
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

65
60
34
Granito

Segn las descripciones de Viana sabemos que el contorno de la laja reproduca cabeza y hombros. En una de las caras se
distinguen ojos, nariz, boca y brazos doblados, con las manos juntas a la altura del seno izquierdo, de lo que se desprende el
sexo femenino de la estela (Viana, 1962, en Sousa, O. (1996))

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Excavaciones arqueolgicas a principios de los 30'.

Contexto
La laja se hall en un sepulcro megaltico de grandes dimensiones. Como ajuar se recuperaron abundantes fragmentos
cermicos, una cuenta de collar una "foice" en bronce y otra pieza en cobre/ bronce. La sepultura ha sido relacionada con
un ritual de incineracin, generalmente datado en el Bronce Final.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Sousa, O. (1996: 19-21)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

DOMBATE
46
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Dombate, Cabana
La Corua
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
11
6
granito

Estela de soporte antropomorfo conseguido mediante piqueteado y escotaduras. El ejemplar aqu descrito (Nm. 10) es el
nico de los 4 antropomorfos registrados en Dombate que ha sido publicado en detalle. Tambin es el nico que presenta
detalles faciales. El cuerpo, esquematizado, presenta cuello largo, hombros y cintura marcada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Litoral de La Corua

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones entre 1987-1989

Contexto
Dombate reciente fue construido sobre los restos de un monumento anterior. Es un dolmen de cmara poligonal y corredor
en tres tramos cubierto, con una estructura de acceso (dromos), cuyo lmite exterior (coincidente con el lmite del tmulo en
esta zona) est marcado por 20 idolillos en hilera. Est decorado ntegramente. Las recientes excavaciones han podido
documentar con bastante detalle las diversas fases de construccin y posteriores utilizaciones. En un segundo momento se
prepar un pavimento en la cmara y corredor, momento al que corresponde la realizacin de las pinturas, segn los datos
estratigrficos (Bello, 1994: 300-301). Tambin parece corresponder a este momento la preparacin del dromos, de su zona
de paso formada por grava desde la entrada del corredor y de una zona de enlosado junto al lmite exterior, donde se
situaron en hilera 20 idolillos. 17 de stos se encontraron in situ. Mientras 7 son cantos rodados, 8 cantos con escotaduras
laterales (2 IIb, 4 IIc, 2IId segn Fbregas), 1 dolo betilo y 4 antropomorfos (IIIb), uno de los cuales presenta rasgos
faciales (aqu tratado). Este segundo momento de utilizacin ha sido fechado entre 3353 y 2910 A.C. (cal), ltimo tercio del
IV Milenio A.C., inicios del III Milenio AC (Bello 1995: 52, 59). La vida til de las pinturas del monumento y los idolillos
ronda los 200, 300 aos, teniendo en cuenta el cierre del monumento.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico e Histrico de la Corua

Bello Diguez, J.M (1991: 100-101; 1992/93: 142, Fig. 141 y lm. 3; 1994: 289-291, lms. 2 y 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EIREIRA/AFIFE
47
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Afife, Eireira
Viana do Castelo
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
casi 3 m
Altura
75
Ancho
Grosor
Granito
Mat. Prima
Descripcin
Un antropomorfo estilizado situado en el centro, ocupa casi toda la superficie de la laja 6. Se conservan los restos de los
que podran haber sido las manos, con seis trazos cada una.

CONTEXTO
Emplazamiento
El monumento se encuentra aislado a 400 m de la costa.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin reciente del sepulcro

Contexto
Dolmen de Eireira (Afife) en un sepulcro de corredor indiferenciado que conserva 16 lajas de su estructura. En seis de ellas
se ha documentado decoracin grabada, la mas numerosa, y se han documentado restos de pintura roja en algunas lajas.
Aparecen grabados el tema antropomorfo en la laja 6 (Cabecera), zigzags en las lajas 1 y 5, soliforme en la 2, onduladoserpentiforme en la laja 11 y unas posibles cazoletas en la parte superior de las lajas 1 y 15.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Silva, E.J.L. (1988, 1993; 1997a: 180-181, 184-187; 2003)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL GASTOR
48
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
El Charcn, El Gastor
Cdiz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Ortostato de silueta antropomorfa. En estudio por Bueno et alii.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Sepulcro de Galera. Ortostato de silueta antropomorfa situado en la entrada del corredor.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Bueno, P., Balbn, R.; Barroso, R. (2004a: 47-48)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESTATUA DE SOTO 1
49
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca La Lobita, Trigueros
Huelva
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura 193 (185 s/Shee)
56 (61 s/Shee)
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
"fragmento de estatua que se corresponde con la parte superior de un antropomorfo con brazos abiertos que debi
componer una figura de gran tamao, al estilo de la que hemos recuperado procedente de la necrpolis del Pozuelo,
tambin en Huelva ....." (1996: 476)

CONTEXTO
Emplazamiento
Cabecillo del Zancarrn. Ro Candn, afluente del Tinto, a 500 m. La estatua se supone deba estar situada en la entrada del
monumento.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de consolidacin y revisin del monumento en 1984

Contexto
Sepulcro de Galera de casi 30 m. Segn Obermaier de Calcoltico pleno (3000-2500 a.C.). Inhumaciones y numeroso
material. 19 ortostatos decorados, una laja de cubricin y dos ortostatos con cazoletas, siendo las tcnicas muy variadas.
Recientemente Balbn y Bueno localizaron restos de pintura mal conservadas. La estatua-menhir se localiza en las
inmediaciones del sepulcro.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P. (1996b: 476)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FONELAS
50
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Fonelas
Granada
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

34
14
Pizarra

Dibujo: Ferrer, 1976

Antropomorfo de pequeo tamao y cuerpo rectangular realizado sobre una laja de pizarra plana. Zonas excisas (cuerpo) y
lneas incisas. No hay figuracin del rostro. Signo sexual de difcil interpretacin. Manos y pies. Simetra casi total (no los
pies). Zigzags laterales (1976: 97-100)

CONTEXTO
Emplazamiento
Entre los ros Guadix y Fardes. En la vega del ro Fardes.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Sepulcro "Moreno 3", de cmara rectangular y corredor, en la necrpolis de Fonelas. Tipo evolucionado, Calcoltico.
Influencia Millares en tradicin calcoltica indgena. En el fondo de una compartimentacin interna de la cmara, junto a
restos seos, una ollita con incisiones y pintura, un dolo falange, cuentas de pizarra y una punta de flecha de base cncava
(1976: 85).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Granada

Ferrer Palma, J. (1976: 97-105, fig.11 y lms. 4-8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GRANJA DE TONIUELO
51
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca Granja de Toniuelo, Jerez de los Caballeros
Badajoz
Cartografa
1:50.000 N875 (3 1' 30'' W/ 38 20' 10'' N)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

77
50
6
Pizarra

Es una laja de pizarra sin decoracin grabada o pintada con silueta antropomorfa. Su forma es troncocnica en los dos
tercios superiores y triangular invertida en el inferior. Tiene los hombros marcados y entre ellos un recorte triangular
invertido representara la cabeza.

CONTEXTO
Emplazamiento
La estela formando parte del corredor del sepulcro de falsa cpula de Granja de Toniuelo, situado junto a un afloramiento
grantico en el fondo de un ancho valle que se abre hacia el Sur hasta conectar con el ro Ardila.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones desde 1986 a 1995

Contexto
Forma parte de la arquitectura del sepulcro, que por la tipologa de su arquitectura y materiales recuperados en antiguas
excavaciones puede ser datado en un Calcoltico pleno precampaniforme (Carrasco, 2000: 314). La estela est situada
semioculta en la hilada interna del tercer tramo norte del corredor, compuesto por una doble hilera de lajas de pizarra
flanqueadas por dos lajas de granito. La estela est al final de este tramo hacia la cmara, en el punto en el que comienza el
espacio de la antecmara, marcando su inicio (Carrasco, 2000: fig. 8 y Lm. V). En el sepulcro se han documentado
infinidad de grabados y otras lajas de forma estelar marcando los diferentes tramos del corredor (Carrasco, 2000: 311).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Carrasco Martn, M.J. (2000: 303, figs. 8 y 9 y Lm. V).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GUADALPERAL
52
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca del Guadalperal (Duque de Pearanda), cerca de Peraleda
de la Mata, junto a Navalmoral de la Mata (1960: 22)
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

180
55
35
Granito

Calco: Bueno y Balbn, 2000a

Estatua antropomorfa cuyo cuerpo est dividido en dos parte por una lnea vertical que lo recorre totalmente. Presenta
varios serpentiformes grabados con trazo fino. En un lateral de la pieza, en el que est orientado hacia la parte frontal de la
cmara, hay una serpiente que atraviesa verticalmente toda la pieza, acompaada de cazoletas. En el tercio inferior hay una
lnea horizontal a modo de cinturn. Se encuentra situada en la cmara de la misma forma que la de Navalcn. Los Leisner
se refieren a esta laja como "steloid".

CONTEXTO
Emplazamiento
Al Sureste de la provincia de Cceres, en un vado del ro Tajo

Circunstancias del hallazgo


Casual, tras la reciente excavacin de los aos 90'

Contexto
Dolmen llamado "El Tesoro" de cmara circular abierta (Rundgrab), con anillos peristalticos (2). Hay material que nos
lleva al Neoltico (microlitos, hachas pulimentadas), pero tambin cermica lisa, una gran lmina, laminitas y lminas
retocadas e infinidad de puntas de flecha (pednculo y base cncava) y campaniforme. Aparecen tambin Votivbeile:
dolos (Leisner 1960: 30-68). Construccin neoltica y continuacin durante el Calcoltico pleno y Campaniforme. (Leisner
1960: 72)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

in situ

Leisner, G. y Leisner, V. (1960: 24, 25, 26 y Abb. 6); Bueno Ramrez, P; Balbn Behrmann. R. (1995: 379); Bueno, P (1995: 105-106, 123
y fig. 30)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HUERTA DE LAS MONJAS


53
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
50
Granito

Dibujo: Bueno y Balbn, 2000c

En el lado posterior de la losa situada al Sur de la de cabecera hay grabado un antropomorfo. ste se ha realizado mediante
grabado ancho, piqueteado y abrasin. Es un antropomorfo de cuerpo pseudotrapezoidal compartimentado horizontalmente.
De la cabeza en semicircular nacen unas lneas radiales. En la parte lateral inferior del cuerpo hay un apndice horizontal y
en la zona inferior hay dos formas triangulares que parecen estar representando los pies.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Excavacin

Contexto
Dolmen de corredor desarrollado de Huerta de las Monjas. El dolmen fue excavado en los aos ochenta. Se document la
existencia de una primera ocupacin con geomtricos (Balbn y Bueno, 1989: 242)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Balbn, R.; Bueno, P. (1989); Bueno, P (1995: 108, 123 y fig. 31)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

JUNCAL
54
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Pago del Juncal, Ubrique
Cdiz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Estelas de silueta antropomorfa. En estudio por Bueno et alii.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona inundable del pantano de Los Hurones

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Sepulcro de Galera. Dos estelas de silueta antropomorfa situadas en la entrada del corredor. Excavado recientemente por
un equipo dirigido por J.M. Gutirrez (Museo de Villamartn).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Bueno, P., Balbn, R.; Barroso, R. (2007: 623, fig. 36)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA CALVERA
55
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Llano de La Calvera, Pea Oviedo, Libana
Cantabria
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

148
98
35
Fotografa: Dez Castillo, 1997

Soporte desbastado para ser entallado que presenta en su parte superior y derecha un rebaje semicircular.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
En 1995 durante trabajos de prospeccin y excavacin

Contexto
Campa de La Calvera en la que se han documentado unas 8 estructuras megalticas (1 alineamiento, 2 crculos de piedras, 1
menhir, 4 tmulos), que rodean un rea en la que se han documentado dos silos (Neoltico Final/ Calcoltico) y restos de 2
cabaas de cronologa neoltica (por materiales). Fuera de este llano, a unos 50 m, hay un abrigo con restos de ocupacin
Epipaleoltica. La estela fue hallada en dicha campa, sobre el nivel 2, de cronologa reciente, cerca del alineamiento. De las
estructuras megalticas se excavaron 1 tmulo con dolmen simple (industria ltica variada, 1 hacha pulimentada y ausencia
de cermica), cuya base ha sido datada entre 4042-3971 cal BC, y un crculo de piedras (geomtricos, cermicas incisas y
artefacto de cobre), cuya base ha sido datada entre 3704-3506 cal BC (Dez-Castillo, 1996).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

in situ?

Dez-Castillo, A. (1996/1997: 121-125, Fig. 4.35; 1997)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LAGUNITA 3
56
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Dehesa Boyal de Santiago de Alcntara
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Fotografas y calcos: Bueno, Balbn y Barroso, 2007

Dos estelas, una situada en la entrada de la cmara (1), otra en la entrada del corredor (2) y dos figuritas situadas junto a
esta ltima (3 y 4). La estela 1 presenta en la zona media un cinturn, en la zona inferior un cuadrado segmentado y, en la
zona distal, una serie de cazoletas formando varios semicrculos concntricos. La estela 2 presenta serpentiformes y otros
motivos de dificil interretacin. Una figurita presenta en una de sus caras un gran cuadrado que ocupa casi toda la
superficie. La otra figurita presenta dos crculos concntricos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Excavaciones arqueolgicas.

Contexto
Necrpolis de La Lagunita, formada por tres sepulcros. El de La Lagunita 3 es el ms voluminoso y el que ha ofrecido el
ajuar ms "rico".

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2004b: 677-678; 2007: 621-622, fig. 33)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LAMEIRAO
57
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Rego, Celorico de Basto
Braga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
15
Altura
13
Ancho
5
Grosor
Gneis
grantico
Mat. Prima
Descripcin
La silueta del soporte es antropomorfa. Estn sealados, estilizadamente, cabeza y brazos. Los ojos estn representados por
dos cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Planalto de Lameira

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Fue hallada junto a un tmulo bastante destruido.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sousa, O. (1996: 27-29 y lm. 34)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LARRARTE
58
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Beasain
Guipzcoa
Cartografa
1: 50.000 N88 (Vergara) (00 28' 20" W/43 05'12"N por publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

56
21
6
basalto

Dibujo: Mujika y Armendriz, 1991

Recuerda "vagamente a una figura antropomorfa debido a las dos escotaduras-slo una de ellas pudiera ser artificial-que
presenta a la altura del supuesto cuello".

CONTEXTO
Emplazamiento
El tmulo se encuentra en la superficie plana de un promontorio natural que est en el extremo de un rellano en una de las
laderas del collado de larrarte, al sur, entre los montes de Murumendi y San Gregorio.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones entre 1986, por el paso de un tractor. Slo el tmulo fue tocado.

Contexto
Dolmen simple abierto envuelto por un tmulo de unos 8 m de dimetro y poca envergadura (40 cm), compuesto por
piedras de basalto. La cmara, de pequeas dimensiones, est abierta hacia el Este, est realizada con lajas de caliza. En el
sepulcro se ha documentado un nivel de inhumaciones (min. 12 individuos, dos infantiles). Los restos estn revueltos y
arrinconados en el sector SW de la cmara, aunque tambin hay restos en la zona de entrada que delimitan las losas de
marga. En el centro de la cmara hay un individuo en conexin anatmica, el ltimo inhumado, boca arriba y en sentido WE, con la cabeza hacia el W. La estela, de basalto, se encontr tumbada en direccin N-S en el nivel de inhumacin, con la
base en el NW del recinto de la cmara formado por las losas de caliza, en su entrada. Junto a la base de la estela se han
documentado 3 grandes cuentas de piedra (indeterminada) perforadas longitudinalmente que los autores interpretan como
posible ofrenda, junto a la cual tambin se document una cuenta de mbar. Los materiales hallados en el tmulo son parte
de un depsito revuelto (restos de talla, geomtricos y 1 pta. flecha, cuentas de collar, 11 de azabache) y fragmentos
cermicos lisos de pequeo tamao. En la cmara: 40 frags. de campaniforme martimo que posiblemente pertenecan a un
nico vaso y corresponda a la ltima inhumacin (NW de cmara), lminas, lascas y puntas de flecha y una cuenta de
mbar (analizada pero su origen local no parece definitivo, mientras la de Trikuaizti I s). Bajo el tmulo se document un
nivel de incendio del que se recogieron carbones: IV milenio (I-14.781 5810+/-290BP (3860 a.C); I-14.919 5070+/-140BP

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sociedad de Ciencias Aranzadi?

Mujika, J.A.; Armendriz, A (1991: 147-161 y fig. 32)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LLAGUNA DE NIVARES C
59
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Llaguna de Nivares, Nivares, Villaviciosa
Asturias
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Dibujo: Blas, 2000a

Gran soporte de silueta antropomorfa.

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis se sita en el cordal de Pen, que desciende desde el alto de Curiella hacia el NW.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Estela integrada en el tmulo del sepulcro C de Llaguna de Nievares, contigua a la cmara simple. Este tmulo forma parte
de una necrpolis compuesta por cinco tmulos que forman un alineamiento. Es el nico que contiene una cmara
ortosttica y es posiblemente el ms reciente del conjunto. Est situado en el centro del alineamiento, entre los tmulos E y
D por un lado, y los tmulos A y B, por otro. Los tmulos A y D han proporcionado fechas de C14 situadas entre finales
del V Milenio AC e inicios del IV (Blas, 2006).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Blas, M.A. (1995; 2000a; 2006)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MACHORRO/TAIVILLA
60
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Tahivilla
Cdiz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

55
34
15

Grabados de fina y ligera incisin. Tres registros divididos por dos lneas horizontales: superior con un crculo del que
parten estras paralelas de un lateral (cabello?), en la zona media un crculo grabado con cazoleta en el interior , una lnea
vertical parte de su centro que se cruza en la parte inferior con la otra lnea horizontal. Hay una figura ms grande que
representa un cuadrado "circular". En la lnea inferior hay dientes de lobo hacia arriba. El resto de las lneas son
interpretadas como relieve natural (en X) (Mergelina 1924: 116-117)

CONTEXTO
Emplazamiento
Lomas que rodean la laguna de Janda, en la colina de Machorro.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Resto de un monumento megaltico compuesto de varios soportes que sostenan una losa de cubierta. Uno de estos soportes
era la losa decorada (Mergelina 1924: 115).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Se deposit en el chalet del Sr. W. Vernet. Desaparecida?

Mergelina, C (1924: 115-118 y fig. 11); Breuil, H (1933-35, T. IV: 111-112, lm.41-5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MADROAL
61
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Caminomorisco
Cceres
Cartografa
1: 50.000 (N552) (Miranda del Castaar)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Dibujo: Bueno, 2000

Aunque presenta forma irregular, el monolito ha sido relacionado con otros ejemplares megalticos de tipo antropomorfo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Prospecciones

Contexto
Sepultura de cmara simple cerrada de forma ovalada. Situado en el centro de la cmara hay un pequeo monolito de
morfologa irregular.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P y Gonzlez, A. (1995: 98-99 y fig.2); Bueno, P (2000: 49 y fig. 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MARCO PADRN
62
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Marco Padrn o Marco Pedroso, A Caiza
Orense
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

110
82

Soporte trapezoidal. Presenta un surco ancho que rodea todo su contorno y que delimita el tercio superior. Ocupando la
mitad de este tercio superior hay otro rebaje. Tiene un aspecto claramente antropomorfo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
La losa se encuentran en un tmulo que forma parte de una necrpolis de 12 mmoas. En el tmulo hay otra losa de menor
tamao, tambin removida, por lo que no se sabe si sobresala originalmente o no.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Villoch, V (1998: 180-181 y fotos 1 y 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MENGA
63
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Menga, Antequera
Mlaga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Laja de cubierta de la cmara, con grabados que podran estar representando un personaje de cuerpo rectangular y rostro
triangular, as como protuberancias laterales. En estudio por Bueno et alii.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Sepulcro de galera

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P., Balbn, R.; Barroso, R. (2007: 614 y fig. 25)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MILLARES
64
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Santa Fe de Modjar
Almera
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Diversas estelas, betilos y menhires documentados en diversos monumentos de la necrpolis que estn siendo estudiados
por por Bueno y su equipo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Llano elevado junto al ro Andarax.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Necrpolis del poblado de Los Millares. Casi un centenar de sepulcros colectivos situados entre los diversos recintos
amurallados y en el exterior del ms reciente.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Almagro Basch, M.; Arribas, F. (1963); Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2004a: 55)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ORCA DOS PADROES


65
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Magualde
Viseu
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Calco: Gomes y Carvalho, 1995

Presenta un rebaje y un surco que sugieren la diferenciacin de una cabeza. En la cara posterior hay cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Reutilizada en un dolmen de corredor datado en la transicin IV-III Milenio a.C.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Gomes, L.F.C. y Carvalho, P.M.S. (1995); Villoch, V (1998: 183-184)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

OS CAMPIOS
66
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Leiro, Rianxo
La Corua
Cartografa
1: 50.000 N120 (Ourolo) (necrpolis 5 0,4' 45" W / 42 40' 23" N
publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

220
90

Posible ortostato, desbastado en sus bordes. Grabado en ambas caras repiqueteado, seccin en U. Fractura en el extremo
superior. Dos parejas de lneas verticales en el extremo superior En parte mesial una lnea horizontal que rodea todo el
permetro de la pieza. A ella se asocian dos lneas verticales irregulares. En la parte posterior hay tres lneas horizontales,
las dos superiores rodean la pieza, la inferior no y toca un crculo incompleto.

CONTEXTO
Emplazamiento
Borde aplanado de una pequea dorsal que cae al sur del monte Lioira. Este tmulo era el que se encontraba ms cercano al
pie del monte.

Circunstancias del hallazgo


Inspeccin de yacimientos en la provincia de La Corua.

Contexto
Tmulo de Os Campios 1, destruido por una pista forestal. 20 m de dimetro por 1,5 m de altura. A 10 m se encontr esta
laja junto a otras removidas por los trabajos de la pista. Un obrero dijo que formaban parte del tmulo (como cmara),
como se ha comprobado en otros tmulos de la necrpolis, pero podra ser un tmulo sin cmara.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Histrico-Arqueolgico de La Corua?

Fbregas Valcarce, R.; Fuente Andrs, F. (1991-92: 91-149); Fuente Andrs; F.; Fbregas Valcarce, R. (1994: 305-320, figs. 1, 2 y lm. 1);
Bueno, P. (1995: 81)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

OS MUIOS
67
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Bidueiros, San Pedro de Ferreiroa, Agolada
Pontevedra
Cartografa
1: 25.000 N122-2 (Agolada) (UTM X581366; Y4733785 segn
publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

174
130
29
Granito

Ortostato C7. Forma parte de la cmara y est situado en la entrada. Silueta antropomorfa, posiblemente reutilizado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sobre una plataforma elevada de relieves suavemente ondulados, junto a un arroyo, en ladera.

Circunstancias del hallazgo


Intervencin arqueolgica.

Contexto
Dolmen de corredor indiferenciado.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2007); Carrera, F. (2008)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PALACIO 3
68
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Almadn de la Plata
Sevilla
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Calco: Bueno, Balbn y Barroso, 2007

Dos estelas antropomorfas. Segn los calcos publicados por Bueno, Balbn y Barroso la estela situada en la entrada del
corredor est realizada en un soporte de morfologa trapezoidal. Presenta el valo de la cara delimitado, grabados que
indican un posible brazo y un seno. En su superficie hay varios zig-zags horizontales. Una segunda estela est realizada
sobre soporte paraleleppedo, superficie plana. Varios motivos pintados en negro: rostro en T, con ojos, zigzags verticales y
horizontales y un elemento alargado dispuesto en vertical.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Sepulcro de falsa cpula construido junto a un sepulcro de galera anterior. Las estelas se encontraban en el centro de la
cmara, entrada del corredor y en el tmulo del sepulcro de falsa cpula. Tambin hay un tmulo de incineracin de inicios
del Hierro junto a estas estructuras.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Garca Sanjuan, L.; Wheatley, D. (2006); Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2007: 624-625, fig. 37 y 38)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 1)
69
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Mina de Parxubeira, S. Fiz de Eirn, Mazaricos
La Corua
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

42
32
50
Granito

Dibujo: Rodrguez, 1998

Es de tipo cruciforme. Presenta una cabeza ovalada que se ensancha formando una especie de hombros, de los que parten
unos apndices a modo de representacin de los brazos. Por abajo dos escotaduras semicirculares, de las que la izquierda es
ms marcada. la base es apuntada y su seccin es plano-convexa irregular. Bueno seala que en una de estas piezas hay
incisiones en zigzag. Dice que la configuracin general recuerda a Boulhosa (Bueno, 1995: 79)

CONTEXTO
Emplazamiento
En el litoral de Corua

Circunstancias del hallazgo


Excavada parcialmente en 1977

Contexto
Mmoa 2 de Mina de Parxubeira, anta de cmara poligonal con corredor corto, intratumular, sin apenas diferenciacin.
Aparecieron junto a dolos betilo hincadas en el lmite exterior del espacio funerario, interpretado como atrio, al parecer, de
cara al exterior. Aparecieron diversos materiales: hacha pulida de fibrolita, aixola, goiva, 3 lm. sin retoque, 1 pta. flecha de
base triangular, 2 molinos de mano, 1 percutor, frag. cermicos y cerm. campaniforme.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico do Castelo de S. Antn , La Coruna

Rodrguez Casal, A.A. (1983: 49 y lm. 2; 1988: 58-65, lms. 6 y 7 y figs. 22-25; 1992: 216 y fig.7 y 1994: 66); Surez Otero, J. (1991b:
102); Bueno, P (1995: 79 y figs. 2-3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 2)
70
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Mina de Parxubeira, S. Fiz de Eirn, Mazaricos
La Corua
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

50
26
50
Granito

Dibujo: Rodrguez, 1998

Cabeza semicircular con los lados verticales rectos y hombros marcados. Uno de los brazos es semicircular, el otro ms
recto y el cuerpo alargado, estrechndose en direccin a la base, que es oblicuo-recta. la seccin es plano-convexa. Bueno
seala que en una de estas piezas hay incisiones en zigzag. Dice que la configuracin general recuerda a Boulhosa (Bueno,
1995: 79)

CONTEXTO
Emplazamiento
En el litoral de Corua

Circunstancias del hallazgo


Excavada parcialmente en 1977

Contexto
Mmoa 2 de Mina de Parxubeira, anta de cmara poligonal con corredor corto, intratumular, sin apenas diferenciacin.
Aparecieron junto a dolos betilo hincadas en el lmite exterior del espacio funerario, interpretado como atrio, al parecer, de
cara al exterior. Aparecieron diversos materiales: hacha pulida de fibrolita, aixola, goiva, 3 lm. sin retoque, 1 pta. flecha de
base triangular, 2 molinos de mano, 1 percutor, frag. cermicos y cerm. campaniforme.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico do Castelo de S. Antn , La Coruna

Rodrguez Casal, A.A. (1983: 49 y lm. 2; 1988: 58-65, lms. 6 y 7 y figs. 22-25; 1992: 216 y fig.7 y 1994: 66); Bueno, P (1995: 79 y figs.
2-3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 3)
71
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Mina de Parxubeira, S. Fiz de Eirn, Mazaricos
La Corua
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

40
42
80
Granito

Dibujo: Rodrguez, 1998

Ms basta, con los hombros marcados, cabeza afilada y remate superior redondeado. Los hombros estn someramente
marcados, con una escotadura semicircular en el lado derecho de la pieza y remate estrecho y afilado. La seccin es planoconvexa. Bueno seala que en una de estas piezas hay incisiones en zigzag. Dice que la configuracin general recuerda a
Boulhosa (Bueno, 1995: 79)

CONTEXTO
Emplazamiento
En el litoral de Corua

Circunstancias del hallazgo


Excavada parcialmente en 1977

Contexto
Mmoa 2 de Mina de Parxubeira, anta de cmara poligonal con corredor corto, intratumular, sin apenas diferenciacin.
Aparecieron junto a dolos betilo hincadas en el lmite exterior del espacio funerario, interpretado como atrio, al parecer, de
cara al exterior. Aparecieron diversos materiales: hacha pulida de fibrolita, aixola, goiva, 3 lm. sin retoque, 1 pta. flecha de
base triangular, 2 molinos de mano, 1 percutor, frag. cermicos y cerm. campaniforme.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico do Castelo de S. Antn , La Coruna

Rodrgues Casal, A.A. (1983: 49 y lm. 2; 1988: 58-65, lms. 6 y 7 y figs. 22-25; 1992: 216 y fig.7 y 1994: 66); Bueno, P (1995: 79 y figs.
2-3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PARXUBEIRA 2 (ESTELA 4)
72
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Mina de Parxubeira, S. Fiz de Eirn, Mazaricos
La Corua
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

38
26
50
Granito

Dibujo: Rodrguez, 1998

Con remate superior recto, hombros marcados que se estrechan hacia la base que es recta con los ngulos redondeados. Es
la de mayores dimensiones, bajo las "extremidades", presenta un incisin que atraviesa la figura de lado a lado y que podra
interpretarse como cinturn. Se adscribe al tipo IIIa de Fbregas (1991: 176). Bueno seala que en una de estas piezas hay
incisiones en zigzag. Dice que la configuracin general recuerda a Boulhosa (Bueno, 1995: 79)

CONTEXTO
Emplazamiento
En el litoral de Corua

Circunstancias del hallazgo


Excavada parcialmente en 1977

Contexto
Mmoa 2 de Mina de Parxubeira, anta de cmara poligonal con corredor corto, intratumular, sin apenas diferenciacin.
Aparecieron junto a dolos betilo hincadas en el lmite exterior del espacio funerario, interpretado como atrio, al parecer, de
cara al exterior. Aparecieron diversos materiales: hacha pulida de fibrolita, aixola, goiva, 3 lm. sin retoque, 1 pta. flecha de
base triangular, 2 molinos de mano, 1 percutor, frag. cermicos y cerm. campaniforme.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico do Castelo de S. Antn , La Coruna

Rodrgues Casal, A.A. (1983: 49 y lm. 2; 1988: 58-65, lms. 6 y 7 y figs. 22-25; 1992: 216 y fig.7 y 1994: 66); Bueno, P (1995: 79 y figs.
2-3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PASSANANT
73
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Passanant
Tarragona
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

175
58
33
caliza

Estn grabados motivos semicirculares con incisiones radiales en su interior. Uno de ellos est en el extremo distal y otros
dos en cada lateral de la pieza (Cura Morera y Castells, 1977: fig.9; Bueno, 1995: fig. 23). Bajo los semicrculos superiores
hay una U en cuyo interior hay dos cavidades. Adosados a los laterales hay pequeos signos en U. El otro fragmento mide
105 m 66 y 33 y presenta dos bandas, una superior y otra inferior, de varias lneas horizontales a las que se adosan una serie
de semicrculos en U

CONTEXTO
Emplazamiento
Norte de Tarragona

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P (1995: 96, 122 y fig. 23); Cura-Morera, M.; Castells, J. (1977: 94-96 y fig. 9); Moreu Rey, E. (1970); Vilaseca, S (1949: 179
-186)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 1)


74
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Sanhoane, Mogadouro
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N 108 (coord. 4121'36'' N/ 234'35'' E, 754 m s.n.m. segn
publicadora)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

28
20
Granito

Calco: Sanches, 1987

Laja subrectangular, bien pulimentada en todos sus lados, con restos de ocre en ambas caras. Los cantos de la pieza estn
redondeados y en todo el borde hay un surco. En el anverso hay muchos restos de pintura de ocre amarillento. Se identifica
una posible representacin antropomorfa: un personaje esquemtico de cabeza redondeada, brazos largos extendidos y
cuerpo alargado.

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis de Pena Mosqueira est situada en el Planalto Mirands, delimitado por los ros Sabor y Duero, en Tras-osMontes Oriental. La necrpolis est emplazada en una amplia plataforma rodeada de pequeos cabezos.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin arqueolgica

Contexto
Las cuatro mmoas de esta necrpolis estn alineadas en sentido NW-SE. La mmoa 3 es la ms voluminosa, est situada a
menor altitud que las dems y es la ms aislada de este grupo, distando casi 1 Km de la mmoa 2, en el extremo NW de la
alineacin (Sanches, 1987: fig. 3). El tmulo, de unos 20 m de dimetro, presenta coraza perimetral de pequeas piedras de
caliza. Se document un enterramiento primario individual en el centro del tmulo, sin estructura ptrea, inserto en una
mancha ocre de forma oval. sta contena un ajuar abundante formado por 49 geomtricos (bajo el nivel de ocre) y unas
2000 cuentas de collar. Sobre la mancha de ocre se documentaron una laja subrectangular con manchas de ocre y
representacin antropomorfa (Estela 1) y una estela de soporte antropomorfo, tambin con manchas de ocre (Estela 2). Ya
fuera de la zona de enterramiento se encontr otra loseta subrectangular con manchas de ocre (Estela 3) y una azuela. En
las tierras del tmulo se documentaron fragmentos cermicos, cristales de cuarzo y fragmentos de molino. La estela 1
estaba situada en el extremo Este de la mancha de ocre y junto a ella haba una gran concentracin de cuentas de esquisto y
algunos dientes humanos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sanches, M.J. (1987: 10, 12, 21, figs. 10, 13 y 14; 1989; 1992: 38-40); Cruz, D.J (1995: 90-91)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 3)


75
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Sanhoane, Mogadouro
Bragana
Cartografa
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

27
18,5
Cuarcita

Laja de contorno subrectangular y cantos redondeados. En el anverso est pulida, mientras en ambas caras presenta
abundantes manchas de ocre. Parece ser un molino reaprovechado. Es posible que en el anverso de esta pieza hubiera restos
de alguna representacin, pero no pudo ser constatado ya que slo la estela 1 fue limpiada con detalle para la publicacin
de 1987 (Sanches, 1987: 21).

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

Circunstancias del hallazgo


Excavacin arqueolgica

Contexto
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1. La estela tres estaba situada a unos 80 cm al SE del enterramiento (cuadrado K11), ya
fuera de la mancha de ocre, en el nivel 2A (tierras del tmulo dispuestas sobre el nivel geolgico.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sanches, M.J. (1987: 10, 12, figs. 14-2 y 16; 1989; 1992: 38-40); Cruz, D.J (1995: 90-91)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 4)


76
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Sanhoane, Mogadouro
Bragana
Cartografa
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
50
Granito

Base, encajada en coraza, muy ancha, mientras que la parte distal tiene forma apuntada. Teniendo en cuenta otros paralelos
peninsulares es posible interpretar silueta de esta laja como una representacin humana muy esquemtica. Slo se sealan
medidas aproximadas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

Circunstancias del hallazgo


Excavacin arqueolgica

Contexto
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1. La estela 4, de forma vagamente antropomorfa, apareci exenta, in loco, y encajada en
parte de la coraza del tmulo. Estaba en el cuadro H11, al Este del enterramiento, tumbada sobre las tierras del tmulo. Es
la nica laja de grandes dimensiones que apareci en el tmulo lo que, unido a su silueta, indica el papel importante que
debi tener esta gran laja en la articulacin del espacio sepulcral.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sanches, M.J. (1987: 9, figs. 5, 6 y 8; 1989; 1992: 38-40); Cruz, D.J (1995: 90-91)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PENA MOSQUEIRA 3 (ESTELA 2)


77
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Sanhoane, Mogadouro
Bragana
Cartografa
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

36,5
13
Cuarcita

Laja alargada cuya morfologa, debida seguramente a la accin natural del agua, es vagamente antropomorfa. Est cubierta
de ocre en todas sus caras.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1

Circunstancias del hallazgo


Excavacin arqueolgica

Contexto
Igual Pena Mosqueira 3-estela 1. La estela 2 se encontr en el centro del enterramiento, sobre la mancha ocre que lo
delimitaba.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sanches, M.J. (1987: 10, 12, figs. 14-1 y 15; 1989; 1992: 38-40); Cruz, D.J (1995: 90-91)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

POZUELO 6
78
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
El Pozuelo, entre Valverde y Zalamea
Huelva
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
El soporte tiene una forma trapezoidal, ms ancha en la zona superior que en la base, que intenta imitar la silueta de un
cuerpo humano en bulto redondo. En un principio parece que present cabeza y extremidades pero actualmente stas se han
perdido. En anverso y reverso recorren la figura verticalmente una serie de "serpentiformes" incisos. En una de las caras
existen otros elementos de difcil interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto
Pieza, posiblemente reutilizada, que forma parte de la arquitectura. Est situada en la entrada de una cmara secundaria
situada al SE del dolmen 6, de corredor compuesto.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno, P. y Balbn, R. (1997a: 705, Fig.10); Pin, F. (2004); Bueno, P.; Balbn, R.; Barroso, R. (2005c: fig. 32).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PRADO DE LAS CRUCES


79
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Bernuy-Salinero
vila
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

133
65
33
granito

Calco: Fabin, 1997

Se trata de una laja pseudo-rectangular con sus superficies alisadas. Todas sus aristas han sido redondeadas, excepto la
base, que pudo haber estado enterrada. No presenta restos de grabados o pintura.

CONTEXTO
Emplazamiento
El dolmen est implantado en el centro de la vega del arroyo de Bernuy, donde es bien visible y zona de trnsito por la vega
(Fabin, 1997: 96).

Circunstancias del hallazgo


Excavacin del dolmen de Prado de las Cruces

Contexto
Esta estela se hall en el interior del dolmen de corredor de Prado de las Cruces. Apareci junto a otras dos grandes losas
sin trabajar situadas todas ellas en la zona de contacto entre la cmara y el corredor. Aunque no estaban in situ, el
excavador cree que estaban cercanas a su posicin original, especialmente teniendo en cuenta su peso (la estela pesar en
torno a 0'5 Tm). Los materiales recogidos en la excavacin indican que el momento de uso ms intenso fue durante el
Calcoltico (a partir de 2400-2300 a.C sin cal), aunque por la presencia de microlitos una construccin anterior no puede ser
descartada (Fabin, 1997: 94).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mueso de vila?

Fabin, J. F. (1997: 33-35 y fig. 17 inferior y foto 8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN MARTN
80
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
San Martn, Laguardia
lava
Cartografa
1:50.000 N 170 (Haro) 1 05' W/ 42 34' N (segn Barandiarn y
Fernndez Medrano)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

75
70
15
arenisca

Fotografa: Barandiarn y Fernndez, 1964

Son tres lanchas o losas que ocupaban el lado W de la cmara. Las medidas son de la ms completa, la del lado Sur, junto a
el ortostato 11 (fig. 3)

CONTEXTO
Emplazamiento
Valle de Laguardia

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de excavacin en el dolmen de San Martn en los aos 60'

Contexto
Se hallaron en el suelo de la cmara del dolmen. Es un dolmen de corredor y en l se hallaron dos niveles camerales.
"Estaban tendidas con sus cabezas junto a las losas laterales del dolmen (fig. 13), cubiertas en parte por la gran losa del lado
E. (la 10 de la fig. 3) que, en su cada, derrib las tres, rompindolas por el lado de sus bases, principalmente las dos del
lado norte. Debieron estar enhiestas primitivamente, enfiladas de S. a N. y casi contiguas, como tres estelas que presidieron
a los inhumados de la primera poca." (Barandiarn y Fernndez Medrano, 1979 (1964): 54).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Barandiarn, J.M. y Fernndez Medrano, D. (1979 (1964): 54-55 y fotos 13 y 14)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SOTO 1
81
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca La Lobita, Trigueros
Huelva
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura 193 (185 s/Shee)
56 (61 s/Shee)
Ancho
Grosor
Esquisto
Mat. Prima
Descripcin
Se trata de la Laja I23. En ella se utilizan varias tcnicas: el pirueteado, la incisin y el bajorrelieve. La Estela propiamente
dicha se interpret en su da como dolo dolmnico. Presenta frente y nariz en relieve, en T, ojos y pecho, todo en bajo
relieve. Otra figura humana en la parte superior (seg. Obermaier realizada cuando se construy el dolmen, mas tarde),
esquemtica que Balbn y Bueno clasifican como "sedente vestido" (1996: 480). Bajo ste hay un par de bandas paralelas
horizontales que recorren el frente de la laja a modo de cinturn. Tambin hay representaciones de hachas, una sin mango y
otra con l, as como de serpentiformes (1996: 487 y 493).

CONTEXTO
Emplazamiento
Cabecillo del Zancarrn. Ro Candn, afluente del Tinto, a 500 m. La laja I23 se encuentra situada antes del
ensanchamiento de la cmara (umbral)(1996: 497)

Circunstancias del hallazgo


El Sr. Soto excav el dolmen en los aos 20 y lo reconstruy.

Contexto
Sepulcro de galera de casi 30 m. Segn Obermaier de Calcoltico pleno (3000-2500 a.C.) Aunque por los datos
recuperados en Alberite pudiera ser muy anterior al Calcoltico. Inhumaciones y numeroso material. 19 ortostatos
decorados, una laja de cubricin y dos ortostatos con cazoletas, siendo las tcnicas muy variadas (Obermaier 1924: 10-16,
19-29). Recientemente Balbn y Bueno localizaron restos de pintura mal conservadas (1996).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Dolmen de Soto (Trigueros, Huelva)

Obermaier, H (1924: 14, lm. 5b y figs, 8b y 9); Shee Twohig, E (1981); Balbn Behrmann, R. y Bueno Ramrez, P. (1996b: 476-492)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TOCONAL
82
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Finca de El Toconal, Olvera
Cdiz
Cartografa
1: 50.000 N 1037 (Teba) (UTM 3OS. UF. 112.931 Publicadora)

CARACTERSTICAS FORMALES
110 (mas 1 m)
Altura
110
Ancho
40
Grosor
Arenisca
muy
Mat. Prima
porosa
Descripcin
Carece de parte superior. Presenta los siguientes motivos: Tres surcos curvados que podran interpretarse como collares;
dos motivos circulares, concntricos, como senos; un rectngulo romo en el que se disponen seis surcos en dos bandas de
tres (Manos?); un motivo trapezoidal de ngulos romos con un semicrculo en el lado derecho (hachiforme con sujecin),
que se duplicara (segn referencias y croquis) en la parte inferior de la que sale un surco semicircular que acaba en un
pequeo crculo; banda rectangular que atravesara oblicuamente la estela segn el Sr. Gmez. Cazoletas en otros ortostatos
(1990: 30-34 y 37)

CONTEXTO
Emplazamiento
En una pequea loma de las terrazas que ascienden a la Sierra Blanquilla, cerca del valle del arroyo del Quejigal. (1990: 26)

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Forma parte de un sepulcro de galera de cubierta adintelada, es el tercer ortostato del lateral Sur desde el de cabecera, en la
zona de transicin entre cmara y corredor (1990: 26). Por referencias orales sabemos que justo junto a la estela se encontr
un cadver con una punta de flecha de slex de pednculo lateral (1990: 39).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Rodrguez Fernndez, R (1990: 25-40 y foto 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TRINCONES 1
83
CAPTULO 6.2
LOCALIZACIN
Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

26
24
pizarra

Calco: Bueno et alii, 2000b

Mide aprox. unos 26 cm de alto y 24 de ancho mximo. En una laja irregular de pizarra. En uno de sus extremos se han
practicado una serie de recortes para indicar un saliente que representa la cabeza. En su superficie hay una serie de zigzags
incisos y dos serpentiformes piqueteados.

CONTEXTO
Emplazamiento
El monumento de Trincones I est en una posicin topogrfica destacada respecto a los monumentos de su entorno.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin

Contexto
Se hall en un sepulcro de corredor largo con tmulo delimitado por lajas de pizarra. La estela estaba en la entrada del
corredor, incrustada en la pizarra de la base. El corredor desemboca en un atrio exterior (Bueno et alii, 2000b: figs. 27 y
28). Hay grabados en lajas de la cmara (3) y en el corredor (1): Ramiforme, The Thing, antropomorfo en asa, zigzags,
motivos circulares (Bueno et alii, 2000b: 147). En la entrada de la cmara se localizaron, en su posicin original, placas de
pizarra antropomorfas con restos de pintura. El sepulcro conservaba intacto un Nivel V- nivel de base- al que aparecen
asociados abundantes fragmentos cermicos de campaniforme inciso, 4 placas antropomorfas y la estela antropomorfa. Su
uso puede datarse hacia el 2000 a.C (Campaniforme inciso en el nivel inicial de la cmara, pero la aparicin de materiales
"in situ" en el atrio adscribibles al III Milenio a.C., lleva a considerar una construccin y uso ms temprano, y que en un
uso posterior la cmara hubiera sido vaciada (Bueno et alii, 2000b: 149).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Bueno et alii (1999: 96-100 y figs. 5, 7-9; 2000a: 486 y fig. 3; 2000b:145-149 y figs. 27-38).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ASQUEROSA
84
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Asquerosa
Granada
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

44
32

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Se desconocen

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Granada

Paris, P (1903, Tomo. I: 85, figs. 66 y 67); Almagro Basch, M. (1966: 139, fig. 4 y lm. 44-4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 01
85
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

53
40
19
Arenisca

Fragmento superior de soporte tabular con remate curvo. La decoracin, grabada con incisiones ligeramente profundas, est
situada en las dos caras ms anchas. Se trata de dos lneas paralelas entre s que siguen y reproducen la silueta del soporte,
resaltando as tres bandas lisas en bajorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Llanada en la que hubo robledal hasta finales del siglo XIX. Las estelas estaban enterradas, algunas hasta a 2 m de
profundidad. En una huerta cercana encontraron un hacha pulimentada y fragmentos de slex. En el lugar se documentaron
ms de una veintena de estelas, lisas y decoradas, pero slo 20 pudieron ser documentadas correctamente (Beorlegi, 2004:
79).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 02
86
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

57
32
9
Arenisca

Soporte tabular con remate curvo. La decoracin, grabada con incisiones simples, est situada en las dos caras ms anchas.
Se trata de dos lneas paralelas entre s que siguen y reproducen la silueta del soporte, resaltando as tres bandas lisas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 03
87
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

40
44
17
Arenisca

Soporte tabular con remate curvo. La decoracin, grabada con incisiones simples, est situada en las dos caras ms anchas.
Se trata de dos lneas paralelas entre s que siguen y reproducen la silueta del soporte, resaltando as tres bandas lisas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 04
88
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

16
Arenisca

Fragmento de soporte tabular. La decoracin, grabada con incisiones simples, est situada en las dos caras ms anchas. Se
trata de tres lneas paralelas entre s que recorren longitudinalmente la zona central de las dos caras.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 05
89
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

68
13
Arenisca

Soporte prismtico sin decoracin grabada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 06
90
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
27
15
Arenisca

Fragmento de soporte tabular. La decoracin, grabada con incisiones simples, est situada en una cara. Se trata de dos
lneas paralelas entre s que recorren longitudinalmente la zona central.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 07
91
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

61
20
17
Arenisca

Fragmento de soporte tabular con remate curvo y con decoracin en una cara a base de cuatro lneas incisas que siguen el
contorno del borde.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 08
92
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

10
Arenisca

Fragmento de soporte tabular con tres lneas incisas paralelas que recorren el fragmento longitudinalmente.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 09
93
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Arenisca

Fragmento de soporte tabular con remate curvo con dos lneas incisas en sus dos caras que describen curvas paralelas entre
s siguiendo el trazado del borde.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 10
94
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Arenisca

Fragmento con una lnea curva incisa en una cara.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 11
95
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

78
42
18
Arenisca

Soporte faliforme sin decoracin

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 12
96
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

11
Arenisca

Fragmento tabular con dos lneas incisas paralelas en una cara.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 13
97
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

11
Arenisca

Fragmento tabular curvo con dos curvas incisas paralelas en una cara y una curva incisa en la otra.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 14
98
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

12
Arenisca

Fragmento de soporte tabular, posiblemente a base de una estela, que presenta dos pares de acanaladuras paralelas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 15
99
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

36
Arenisca

Soporte ovoide sin decoracin

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 16
100
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

14
Arenisca

Fragmento de soporte tabular con dos arcos paralelos grabados en una de sus caras.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 17
101
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

37
12
Arenisca

Fragmento de soporte tabular con remate curvo sin decoracin grabada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 18
102
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Arenisca

Fragmento de soporte tabular con remate curvo con un arco grabado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 19
103
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Arenisca

Fragmento de soporte tabular con remate curvo con tres lneas rectas paralelas grabadas en dos caras.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BORUNDA 20
104
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Bioikoitzazpi, Olazti-Altsasu
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Arenisca

Fragmento informe sin decoracin

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arcilla.

Contexto
Igual a Borunda 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Mendoza, F.H. (1922); Llanos, A. (1991); Beorlegi, M. (2004: 77-84, fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CANOVELLES/CA L'ESTRADA
105
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Ca l'Estrada, Canovelles
Barcelona
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

93

Fotografa: Fort, Muoz y Martnez, 2005

Soporte escultrico del que slo se conserva un fragmento del lateral. Los motivos estn en bajorrelieve. Se identifican:
tatuaje facial, extremidad superior, un pie y un posible manto en la parte posterior. En estudio. An no se ha publicado un
calco o estudio detallado de su iconografa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Yacimiento situado en la llanura aluvial del arroyo de Fangues.

Circunstancias del hallazgo


Excavacin de urgencia.

Contexto
La estatua-menhir se documenta enterrada a 30 cm de profundidad en un paleocanal situado en un yacimiento en el que se
documentan ocupaciones recurrentes: Neoltico Antiguo, Neoltico Final-Calcoltico, romano tardorepublicano,
tardoantiguo y poca medieval. En el paleo-canal tambin se documentan 14 fragmentos de cermica campaniforme. A la
secuencia de ocupacin prehistrica corresponden dos inhumaciones en fosa individuales (una mujer adulta y un individuo
infantil) situadas por C14 (hueso individuo infantil) a mediados del V Milenio AC (Neoltico Antiguo postcardial-inicios
del Neoltico Medio), tres estructuras de combustin de grandes dimensiones fechadas por C14 en el ltimo cuarto del IV
Milenio AC (Neoltico Final Veraza) y varios fosos superpuestos, uno de los cuales proporcion una fecha de C14 situada
en la segunda mitad del III Milenio AC, entre el Neoltico Final y el Calcoltico.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Fort, A.; Martnez, P.; Muoz, V. (2005), Fort, A.; Muoz, V.; Martnez, P. (2005)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIDADE DAS ROSAS


106
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Cidade das Rosas, Serpa
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

94
47

El soporte es de tendencia rectangular. La cabeza y los hombros estn rebajados, con lo que se consigue cierta
tridimensionalidad. Los nicos atributos que se observan son los ojos, estn representados por cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Slo se sabe que se encuentra junto a un pozo, pero no se tienen ms referencias sobre su emplazamiento.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ?

Indita (com. pers. R. Parreira, IPPAR)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MENDITXO
107
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Menditxo, Egino
lava
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
26
Arenisca

Fragmento superior de soporte tabular con remate curvo, desbastado piqueteado y alisado. La decoracin, grabada con
anchas y profundas incisiones de seccin en U, est situada en las dos caras ms anchas. Hay dos lneas paralelas entre s
que siguen y reproducen la silueta del soporte, resaltando as tres bandas lisas en bajorrelieve. Adems, en el canto presenta
cuatro lineas que lo recorren paralelamente en su recorrido creando la sensacin de que cinco bandas en relieve lo
componen.

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Casual.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Beorlegi, M. (2004: 72-73 y figs. 6-8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MOLLET DEL VALLS


108
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Pla de les Pruneres, casco urbano de Mollet del Valls
Barcelona
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

490

Soporte con dos caras decoradas. Se distingue la representacin del rostro. Hay diversos motivos circulares, dos de ellos
parecen representar los hombros. En estudio por Estrats.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Obras para la realizacin de un aparcamiento subterrneo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Estrats (2009)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONCORVO
109
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Moncorvo, Torre de Moncorvo
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N 130 (Torre de Moncorvo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

38
21,5
8
Granito

Una T en relieve marca la nariz y la arcada supraciliar mientras el resto est en "bajorrelieve" . Tiene ojos, nariz y arcadas
supraciliares en relieve, as como una moldura subrectangular que rodea la cabeza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Desconocidas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Bragana

Vasconcelos, J. L. (1910: 34 y fig. 5); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1993)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MUSULAZA
110
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Musulaza, Zalduondo
lava
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

88
40
15
Arenisca

Soporte tabular con remate superior curvo, desbastado piqueteado y alisado. La decoracin, grabada con anchas y
profundas incisiones de seccin en U, est situada en una de sus caras ms anchas. Hay dos lneas paralelas entre s que
siguen y reproducen la silueta del soporte, resaltando as "tres bandas lisas en bajorrelieve" (Beorlegi, 2004: 70).

CONTEXTO
Emplazamiento
Reborde septentrional de la cuenca del Araia, corredor que discurre en direccin E-W y que conecta las cuencas altas de
dos afluentes del alto Ebro situadas al Norte de los Montes de Vitoria y de la Sierra de Urbasa.

Circunstancias del hallazgo


Casual.

Contexto
Se hall semienterrada en terrenos de labranza en los aos 1980. En en ao 1996 se realiz una prospeccin en el lugar y en
un radio de 25 m se hall material ltico atribuido al Calcoltico-Bronce Inicial (Beorlegi, 1998).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sobre la tapia del huerto en el que apareci.

Beorlegi, M. (2004: 70-72 y fig. 2-4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEA BUITRE
111
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
La Hinojosa
Cuenca
Cartografa
1: 50.000 N662, (549.5/4398.8)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Calcreo

Fotografa: Daz-Andreu, 2003

Motivo esteliforme rectangular simple de morfologa tipo "placa". El grabado es ancho y profundo, muy marcado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Conjunto de afloramientos decorados situados en un faralln del valle de La Hinojosa, corredor de orientacin SE-NW
situado en la confluencia de los ros Jcar y Guadiana, que confluyen con la Caada Real de Los Chorros (Daz-Andreu,
2003: fig. 4).

Circunstancias del hallazgo


Aos 1970's, casual?

Contexto
Se trata de afloramientos elaboradamente decorados con motivos antropomorfos, uno en una superficie vertical mirando al
valle. El antropomorfo rectangular esteliforme se encuentra en una roca separada con una inclinacin casi horizontal.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In Situ

Bueno et alii (1998: 111, 114, Fig. 9 y Lm. 9); Daz-Andreu (2003: fig. 5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

POIO
112
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Poio, Entorno de la Iglesia de S. Salvador de Poio
Pontevedra
Cartografa
1: 50.000 N 185

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

210
66
30
Granito

Fragmentada en las partes superior e inferior. Est grabada con incisiones y piqueteado. Presenta una figura antropomorfa
cuadrangular en el centro que tiene los rasgos del rostro sealados esquemticamente. En los laterales del cuerpo,
recorrindolo verticalmente, hay sendas lneas serpentiformes que se prolongan hacia la parte inferior de la losa, en la que
se encuentran otros motivos serpentiformes o lineales de difcil interpretacin. La mayora de los motivos lineales se
disponen paralela y verticalmente, en tres grupos de tres y cuatro lneas. Uno central y otros dos el los laterales. Estos
motivos podran representar partes del cuerpo (pies), confiriendo a la losa una configuracin antropomorfa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Excavaciones de urgencia en una necrpolis medieval

Contexto
Reutilizada como tapa de una tumba medieval.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Pontevedra

Gimeno, R. (1991: 104-105); Bueno, P. (1995: 81-82, fig. 6)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN BERNARDINO
113
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
La Hinojosa
Cuenca
Cartografa
1: 50.000 N662, (549.5/4398.4)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

52
44
Fotografa: Daz-Andreu, 2003

Soporte de remate superior semicircular Superficie no trabajada, pero presenta en el extremo distal (?) dos profundas
cazoletas que dan al conjunto un aire antropomorfo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Conjunto de afloramientos decorados situados en un faralln del valle de La Hinojosa, corredor de orientacin SE-NW
situado en la confluencia de los ros Jcar y Guadiana, que confluyen con la Caada Real de Los Chorros (Daz-Andreu,
2003: fig. 4).

Circunstancias del hallazgo


Casual?

Contexto
La estela fue hallada a los pies de un faralln que flaquea el valle en el centro en su lado NE (Daz-Andreu, 2003: Fig. 10).
A los pies tambin del faralln hay un gran afloramiento rocoso de unos 8 m por 6 m con varios paneles decorados con
variados motivos que son perceptibles en diferentes fases del da (Daz-Andreu, 2003: 42 y ss). Los diferentes paneles
aluden como temtica principal de la narracin al gnero (Daz-Andreu, 2003: 48).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Coleccin de D. Vicente Martnez Milln?

Bueno et alii (1998: 113, Fig. 8 y Lm. VIII); Daz-Andreu, M. (2003: Fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SANTA LUZA 1
114
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Monte de Santa Luza, Freixo de Espada--Cinta
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N132 (Fornos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

24
19
15
Granito

El rostro est delimitado por un relieve, una moldura lateral, y presenta nariz y arcadas supraciliares.

CONTEXTO
Emplazamiento
El lugar est situado en una suave colina junto al Ribeiro da Coraceira.

Circunstancias del hallazgo


Referencias orales sealan que se encontr en el Castro de Sta. Luza durante labores agrcolas.

Contexto
En el castro de Santa Luza se documentaron 15 berracos de pequeo tamao, pero no presenta ningn tipo de estructura
defensiva y tampoco se ha documentado material de la Edad del Hierro.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Abade de Baal, Bragana

Santos Junior, J.R. (1975: 403-404, fig. 63 a y b); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1993: 37 y fig. 13); Sousa, O. (1996: 57-60)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SANTA LUZA 2
115
CAPTULO 6.3
LOCALIZACIN
Monte de Santa Luza, Freixo de Espada--Cinta
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N132 (Fornos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
21
12
Granito

Presenta una serie de lneas verticales en altorrelieve que forman una U invertida.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Santa Luzia 1

Circunstancias del hallazgo


Se encontr reutilizada en una pared??

Contexto
Igual a Santa Luzia 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Sousa, O. (1996: 57-60 y lm.79)

Museo Abade de Baal, Bragana

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALTO DA ESCRITA
116
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Sitio Alto da Escrita, Vale de Figueria, Tabuao
Viseu
Cartografa
1: 25.000 N138 (Armamar) (coordenadas: 41 06' 15''/ 01 32' 40''
segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

166
44
18
Granito

El soporte es subrectangular, de seccin plana, y su superficie fue preparada por piqueteado. Los grabados estn un poco
deteriorados por la accin del arado. stos han sido realizados por piqueteado y posterior pulimentado. En el tercio superior
del anverso hay cinco semicrculos cerrados en la parte superior por una lnea recta. Bajo dos de los semicrculos hay dos
pares de cazoletas que pudieran formar parte de este adorno pectoral En el tercio medio de la pieza encontramos dos lneas
horizontales y paralelas que rodean la pieza. En dos caras (anverso y un lateral) hay una serie de puntos en lnea en el
interior de esta banda. En el lateral izquierdo de la pieza hay un motivo triangular de grabado menos profundo que el resto,
que los autores han interpretado como posible arma. Finalmente, bajo el cinturn hay un par de lneas oblicuas.

CONTEXTO
Emplazamiento
El camino comunica el sitio de Alto da Escrita con la localidad de Vale de Figueira. Alto da Escrita es un punto de control
de entrada al valle en el que penetra el camino. En la antigedad fue una importante zona de paso usada por los romanos (p.
256 y fig. 1).

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Estaba reutilizada en un muro en el lateral de un camino carretero, con el anverso hacia arriba.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Ncleo Museolgico do Posto de Turismo de Tabuao

Perptuo, J.M.A.et alii (1999: 275-280), Carvalho, P.S; Gomes, L.F.C; Francisco, J.P.A. (1999: 251-256, Figs. 2 y 3; Est I,1 y 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ATADES
117
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Quinta dos Marcelinos (o Quinta dos Atades), Figueira de
Castelo Rodrigo, Guarda
Guarda
Cartografa
1:25.000 (N 162, Figueira de Castelo Rodrigo) (Coords. 4053'43''N/
0211'49E)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

315
79
Granito

Pieza paraleleppeda con las superficies parcialmente regularizadas. El contorno de la pieza es parcialmente antropomorfo,
al menos en la parte distal, en la que estn marcados hombros y el arranque del cuello. En el resto de la pieza se utiliza
relieve y grabado, siendo los trazos suavizados por abrasin. En el centro del anverso hay un motivo
rectangular/subtrapezoidal en relieve y a sus lados una serie de lneas paralelas y horizontales realizadas por piqueteado y
abrasin. En el centro del reverso hay grabada una espada envainada que pende de una correa de suspensin. La
empuadura est rematada en botn y el sistema de enmangue est sealado por dos remaches. La hoja es larga y
posiblemente de lados rectos. La vaina est rematada por una contera elipsoidal con refuerzo central que est representada
en relieve. Finalmente, junto a la espada hay una figura alargada de difcil interpretacin, que ha sido interpretada como
arma, como posible enmangue de alabarda de lmina estrecha (Vilaa et alii, 2001: 75).

CONTEXTO
Emplazamiento
Situada junto a una fuente en plena cuenca de la ribeira de Aguiar, amplia zona de terrenos bajos, no accidentados,
limitados al sur por relieves residuales alineados de E a W. A 2 Km de la ribera de Aguiar, que discurre en direccin NESW. Zona con buena irrigacin natural y de suelos relativamente frtiles (sustrato de rocas sedimentarias metamrficas y
magmticas).

Circunstancias del hallazgo


Casual, a finales de los aos 1980. Movimiento de tierras para la construccin de una presa.

Contexto
Hasta los trabajos de la presa, la estatua-menhir estaba parcialmente enterrada en el suelo, terrenos de aluvin, sobresala
unos 50 cm y estaba inclinada, situndose junto a una fuente natural. Esta pudo haber sido su localizacin original.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Vilaa, R. et alii (2001: 69-82)

Entrada de la Quinta dos Marcelinos.

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BOUA
118
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Boua do Vale de Telhas, Mirandela
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N 2 (Bragana)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

245
57
75
Granito

Soporte de seccin plano convexa, superficie regularizada en algunas zonas y morfologa flica acentuada por la presencia
de una banda piqueteada en el extremo superior del soporte. Los motivos estn grabados con piqueteado y los trazos
suavizados por pulimentado posterior. Presenta un gran motivo subtrapezoidal/rectangular en una cara que por la
morfologa del soporte podra ser considerada "anverso", al contrario de la opinin de los autores que publican la pieza
(Sanches y Jorge, 1987: 80).

CONTEXTO
Emplazamiento
Margen izquierda del ro Rabaal. Sobre el lugar exacto las referencias son contradictorias. Hay dos posibilidades: sitio do
Contado, junto al puente de Vale de Telhas, sobre el ro Rabaal, o el Castro da Muralha Grande, junto al ro pero mas al
norte, ambos en la margen izquierda del ro Rabaal (Sanches y Jorge, 1987: 78)

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Frente a la Casa del Pueblo, Boua

Sanches, M.J. y Jorge, V.O.(1987: 78-82 y figs. 2-6); Jorge, V.y Jorge, S.O.(1990: 302-303; 1993: 34); Sanches, M.J. (1995: 26)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BOULHOSA
119
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Paredes de Coura, Serra Boulhosa
Viana do Castelo
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

112
54
8
Granito

Soporte antropomorfo con motivos grabados o en relieve en una sola cara. La cabeza es triangular y el rostro est slo
indicado por dos cazoletas que representan los ojos. El tronco est resaltado por un emblema rectangular en relieve.
Presenta seis semicrculos a modo de collares. Los hombros est sealados escultricamente, mientras en el supuesto
arranque de los brazos hay dos cazoletas simtricas que han sido interpretadas como senos. Un reciente calco realizado por
Bueno, Balbn y Barroso (2005a: Fig. 27 y b: 18 y 19 y Fig. 19) indica la existencia de un grabado fino con la silueta de
una "hoja" que interpreta como arma.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Casual

Contexto
"O local em que estava dista alguns hectares de um dolmen ao p do qual uns aldeoes disseram que elle havia aparecido."
Aunque es una referencia incierta, hay que tener en cuenta la posibilidad de que efectivamente hubiera aparecido junto a un
posible dolmen. De cualquier forma, al no haberse documentado relacin contextual con el posible dolmen, la relacin de
esta estatua-menhir con el mundo megaltico queda sin verificar.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologia, Belm (Lisboa)

Vasconcelos, J.L. (1910: 31-33 y fig.2); Jorge, V. y Jorge, S.O. (1990: 299-300; 1993: 29-31)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 01
120
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N105 (Vila Flor) (Coordenadas GAUSS M 289.7, P 484.4,
publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

85,5
26
13
Granito

Aunque el soporte es paraleleppedo, hay cierta intencin de tridimensionalidad insinuada por algunos grabados rodean la
pieza por sus cuatro caras. En el anverso el rostro est representado por arcadas supraciliares, de las que nace la nariz, y dos
cazoletas indicando los ojos. En la zona del pecho hay dos semicrculos dobles en cada lado que continan en el reverso,
donde se cruzan entre s perpendicularmente. En el tercio inferior de la pieza hay una una banda doble que rodea la pieza a
modo de cinturn. En el reverso, en el tercio superior hay un motivo circular y, conectada a ella por dos lneas verticales, en
la parte inferior, otro crculo.

CONTEXTO
Emplazamiento
El yacimiento se encuentra en un pequeo cabezo en el fondo del valle de Vilaria, corredor natural que comunica N y S y
que desemboca en el Duero. La zona est circundada por sierras al N, W y E. Al sur se une al ro Sabor, tambin afluente
del Duero.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas.

Contexto
Las excavaciones sistemticas realizadas en un sector del yacimiento han permitido documentar un alineamiento de estelas
orientado de NW a SE. La fotografa area ha permitido identificar la continuacin del alineamiento alrededor del cabezo.
En el alineamiento excavado se documentaron casi siete decenas de estelas hincadas en un suelo sin preparacin artificial.
Mientras la mayora de las estelas (80%) son de pequeo tamao y de esquisto un 20% son de granito y tienen mayor
envergadura. Una treintena de las estelas presentan decoracin grabada, que slo en poco ms de veinte ejemplares se ha
conservado en buen estado. Uno de los hechos ms sorprendentes es que durante la excavacin no se document material
arqueolgico alguno. Tampoco durante prospecciones en el cabezo y zonas aledaas se hall material arqueolgico.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular

Jorge, V. y Jorge, S.O. (1993: 35, fig.10); Sousa y Rebanda (1993); Sousa, O. (1996: 41-43, 72-74 y lms. 20, 27, 43, 65 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 02
121
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

60,5
9
6
Esquisto

Soporte rectangular con superficie rugosa, sin preparar. Dos lneas paralelas horizontales rodean pieza en el tercio superior.
En el interior de esta banda hay un motivo en X piqueteado, en ambas caras. En el tercio medio de la cara frontal hay un
cuadrpedo en grabado muy fino, diferente a los motivos anteriores.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41-43, 72-74 y lms. 20, 27, 44, 66-68 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 03
122
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

60
23,5
15
Granito

Soporte deteriorado. En el tercio superior se identifican siete semicrculos y en el tercio inferior una lnea horizontal rodea a
toda la pieza

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 44, 72-74 y lms. 20, 27, 45 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 04
123
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

33
29
5
Granito

La superficie del soporte est pulimentado. Aunque el soporte est fragmentado se identifica bien la representacin del
rostro, que tiene ojos y nariz y est delimitado en la zona del cuello por una lnea horizontal. Bajo esta lnea hay tres
semicrculos que parecen reproducir collares. En los laterales y parte superior del soporte hay restos de una acanaladura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 44, 72-74 y lms. 20, 27, 45, 68, 69 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 05
124
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

65,5
44
9
Granito

El soporte est fragmentado. La superficie est pulimentada, menos en la base. Hay dos lneas paralelas horizontales, una
de las cuales rodea toda la pieza. Entre estas lneas hay un motivo circular.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 45, 72-74 y lms. 20, 27, 46, 47, 70, 71 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 06
125
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

27
17,5
10
Granito

Slo se identifican dos cazoletas en el tercio superior, que probablemente reproducen los ojos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 45, 72-74 y lms. 20, 27, 48 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 07
126
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

38
16,5
5
Granito

Slo se identifican dos cazoletas en el tercio superior, que probablemente reproducen los ojos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 46, 72-74 y lms. 20, 27, 48, 72 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 08
127
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

64,5
20
5
Esquisto

El soporte est fragmentado en un lateral. Una gran escotadura en un lateral del tercio superior hace pensar que
probablemente sta existiera tambin en el otro lateral no conservado. De esta forma las escotaduras conferiran entidad
antropomorfa al soporte, marcando el estrechamiento del cuello. Bajo las escotaduras hay un gran motivo en X delimitada
por dos lneas horizontales que no rodean la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad Particular?

Sousa, O. (1996: 41, 46, 72-74 y lms. 20, 27, 49 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 09
128
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

38
20
10,5
Granito

Dos lneas paralelas horizontales que rodean toda el soporte.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad Particular?

Sousa, O. (1996: 41, 47, 72-74 y lms. 20, 27, 49, 73 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 10
129
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

50
20
7,5
Granito

Soporte bastante bien conservado. El extremo distal del soporte es semicircular. El el tercio medio hay dos semicrculos
laterales que continan en el reverso, en donde se cruzan. Bajo este motivo hay dos lneas paralelas horizontales que
tambin rodean la pieza. Su espacio interior est decorado por un zigzag. La base del soporte est dispuesta en cua.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 47, 72-74 y lms. 20, 27, 74, 75 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 11
130
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

37,5
25
7,5
Granito

El soporte est fragmentado. Se puede identificar una lnea horizontal que parece haber rodeado toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 48, 72-74 y lms. 20, 27, 51 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 12
131
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

65
20
14
Granito

El soporte est muy deteriorado. En el tercio superior hay dos cazoletas que probablemente reproducen los ojos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 48, 72-74 y lms. 20, 27, 51 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 13
132
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

29
17,5
6,5
Granito

La superficie del soporte est pulimentada. Hay dos lneas paralelas horizontales que rodean toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 48, 72-74 y lms. 20, 27, 52 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 14
133
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

29,5
31
10,5
Granito

El soporte est muy fragmentado. Hay dos lneas paralelas horizontales entre las cuales hay una decoracin en zigzag. El
estado de fragmentacin del soporte no permite verificar si las lneas rodeaban toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 48-49, 72-74 y lms. 20, 27, 52 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 15
134
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

27
29,5
13
Granito

Dos lneas paralelas horizontales, rellenas por un zigzag, rodean toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 49, 72-74 y lms. 20, 27, 53 y 80-81)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 16
135
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

33,5
-11
Granito

Dos lneas paralelas horizontales, rellenas por un zigzag. La pieza est incompleta, pero suponemos que las lneas rodearan
toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 49-50, 72-74 y lms. 20, 27, 53 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 17
136
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

41
16,5
8
Granito

La superficie del soporte est pulimentada y la base preparada para ser enterrada. Dos lneas paralelas horizontales, rellenas
por un zigzag, rodean toda la pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 50, 72-74 y lms. 20, 27, 54 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 18
137
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

35,5
12
8
Granito

La superficie del soporte est pulimentada. Dos lneas paralelas horizontales, rellenas por un zigzag, rodean toda la pieza,
todo ello en un grabado muy fino.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 50, 72-74 y lms. 20, 27, 54 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 19
138
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

28
21,5
Granito

El soporte est muy fragmentado, pero se conservan cuatro semicrculos grabados que parecen reproducir collares.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 50-51, 72-74 y lms. 20, 27, 55 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 20
139
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

45
27,5
8
Granito

El soporte est muy fragmentado. Se conservan los restos de dos semicrculos, similares a los de otros ejemplares, en los
que sus lneas se cruzan en el reverso.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 51, 72-74 y lms. 20, 27, 55 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEO DA MINA 21
140
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Aares, Vila Flor
Bragana
Cartografa
Igual a Cabeo da Mina 1

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

67,5
32
15
Granito

Calco: Sousa, 1996

El soporte est ligeramente deteriorado en un lateral del tercio superior. En esta zona de la pieza est representado un rostro
con ojos, nariz y boca. Bajo ste hay siete lneas curvas (collares) delimitadas a sus lados por dos lneas verticales. En uno
de los lados hay otra lnea vertical. En el tercio medio de la pieza hay dos lneas horizontales paralelas entre s que rodean
toda la estela. De estas lneas, que probablemente representan un cinturn, parten en en el anverso tres pequeas lneas
verticales. La base est modificada para ser enterrada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Cabeo da Mina 1

Circunstancias del hallazgo


Igual a Cabeo da Mina 1

Contexto
Igual a Cabeo da Mina 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Propiedad particular?

Sousa, O. (1996: 41, 51-52, 72-74 y lms. 20, 27, 56, 57 y 80-82)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CASTRO DE BARREGA
141
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Borba da Montanha, Celorico de Basto
Braga
Cartografa
1: 25.000 N86 (Celorico de Basto) (4123'27''N/0804'16''W segn
publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

79
59
Granito

Calco: Sampaio, 2007

Soporte subrectangular con fracturas menores en sus cantos distal y proximal que apenas afectan a los grabados. Slo
grabada en el anverso, en donde la superficie est pulimentada. Todos los motivos estn realizados por piqueteado y
abrasin. Los grabados son anchos con seccin U, menos los brados y manos, que presentan una seccin en V. Estn
representados la cabeza y el rostro (con ojos, nariz y boca), los brazos y manos de forma esquematics. Presenta cinco
semicrculos, que remiten posiblemente a collares, rematados en sendas lneas horizontales.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cabezo situado sobre el valle del ro de Sta. Natlia, afluente del Tamega, con gran capacidad agrcola.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Se document junto a afloramientos granticos situados en lo alto de un cabezo (Castro do Barrega) en una plataforma
aplanada en la zona de mejor acceso. En una reciente limieza del cabezo se han detectado dos anillos artificiales y taludes,
adems de un tramo de muralla enel sector Norte. Lugar recogido por Siva (1986) y en el que recientes prospecciones han
documentado arte rupestre. Es posible que la materia prima del soporte de la estela venga de las inmediaciones, ya que es
un tipo de granito bien representado en ese sector. En recientes prospecciones se han documentado fragmentos de
cermicas a mano, elementos de molienda y arte rupestre (bloque voluminoso en el que hay dos armas grabadas, de
cronologa ms reciente que la estelas, a la que el autor de su estudio atribuye una cronologa de III Milenio a.C.) (Sampaio,
2007: 66-67). En la zona hay varios poblados (Neoltico Final y Edad del Bronce). A poco ms de 1 Km. en diferentes
direcciones estn el poblado de S. Loureno y la necrpolis de tmulos de Outeiro do Mamo y se conoce otra necrpolis de
tres tmulos. Estos tmulos por su morfologa podran corresponder al Calcoltico o Edad del Bronce (Sampaio, 2007: 67).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Sampaio, J.D. (2007)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CHAVES
142
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Chaves
Vila Real
Cartografa
1: 25.000 N 34 (Chaves) (1 39' 59" W/ 41 44' 48" N , publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

162
31,5
31,5
Granito

Como soporte se utiliza un menhir flico con glande sealado. La superficie de las cuatro caras est pulimentada y los
motivos fueron obtenidos por piqueteado. Hay grabado ancho en las caras 2 y 3, mientras el de las caras 1 y 4 es ms
estrecho, por lo que se han planteado dos posibles fases de grabado (Jorge y Almeida, 1980: 9). Para la representacin de la
cabeza se aprovecha el estrechamiento distal del menhir, y en ella hay cuatro cazoletas y varios trazos lineales. Parte de
estos motivos han sido interpretados como la representacin de la cara (Jorge y Almeida, 1980: 9). Bajo la delimitacin del
cuello hay dos trazos parablicos a modo de collares. En este tercio superior hay tambin un surco horizontal (cinturn?) y
otro oblicuo (correa?). Bajo el cinturn hay un motivo subtriangular (arma?) y en la zona mesial un motivo elipsoide
(rgano sexual?) (Jorge y Almeida, 1980: 10). En la cara 2, lateral derecho de la pieza, hay un elemento rectangular
alargado que pende del "cinturn" y que ha sido interpretado como espada envainada (Jorge y Almeida, 1980: 12). En la
mitad inferior de esta cara hay tambin tres crculos unidos entre s. En el otro lateral hay un "machete" grabado con un
surco ms profundo. Finalmente, en la cara posterior hay un motivo muy erosionado de morfologa subtrapezoidal con
cazoletas.
CONTEXTO

Emplazamiento
En el lecho del ro Tmega, a una decena de metros del puente romano de Chaves, en una zona de vado.

Circunstancias del hallazgo


Obras de consolidacin del puente.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museu da Regiao Flaviense, Chaves

Jorge, V.O. y Almeida, C.A.F. (1980: 5-24 y figs. 3-7); Jorge, V. y Jorge, S.O. (1990: 301-302); Jorge, V.O. (1995b: 26)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

COLLADO DE SEJOS 1
143
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Valle de Polaciones, Sejos
Cantabria
Cartografa
1: 50.000 N 82 (Tudanca)
publicadores)

(4 21' 08" W/ 43 05' 04" N

por

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

295
95
46
Arenisca

El soporte es un menhir, posible preexistencia, desbastado con la base adelgazada. La representacin antropomorfa fue
realizada con un til de punta roma mediante piqueteado, obteniendo un grabado ancho en U (de 3,5 a 4,5 cm), de trazado y
profundidad irregular. El dolo (130 por 82 cm de ancho) presenta un cuerpo rectangular rodeado exteriormente por un
"tocado" simple, lnea exterior. En su interior presenta una lnea horizontal que lo divide en, al parecer, cabeza y cuerpo. El
"cuerpo" est lleno de cazoletas. En la base la estela presenta una acanaladura horizontal de unos 2,5 cm de ancho que
discurre por por toda esta cara del soporte. Una revisin reciente de los grabados pone de manifiesto la existencia de
algunos trazos mayores no documentado en anteriores estudios (Teira y Ontan, 2000a: Fig. 1). Daz casado no recoge
indicios de una posible coloracin de los motivos (Daz Casado, 1993: 46). Daz Casado slo reconoce las tres cazoletas
que hay entre los dos marcos, dos en la zona superior, una en el lateral, ya que considera que el resto no son seguras (DazCasado, 1993: 45, fig. 13)

CONTEXTO
Emplazamiento
Collado tambin llamado del Hitn, divisoria de aguas de los valles del arroyo Larraigado (afluente del Nansa) y el Canal
del Hitn, donde confluyen tres arroyos subsidiarios del Saja. A 1500 m de altitud. Es un puerto de montaa. El sitio est
un poco ms al norte que su topnimo, entre el Hitn y el collado del Cabezn. Paisaje de alta montaa, de praderas

Circunstancias del hallazgo


A finales de 1981, por un grupo de la Asoc. Amig.del Monasterio de Aguilar de Campoo.

Contexto
Este menhir forma parte de una posible estructura tipo "cromlech" formada por cinco menhires. ste y el menhir 2 estn
decorados, mientras los otros tres son anicnicos. Esta estructura fue excavada en Agosto de 1982 (Bueno et alii, 1985). El
"cromlech" est situado en el centro de la vaguada formada por las dos lomas que delimitan el terreno de Polaciones. Los 5
menhires estn tendidos en un rea de unos 70 m2 con un ligero desnivel (norte ms elevado que la zona sur, dif. de unos
40 cm como mximo) (Bueno et alii, 1985: fig. 4). Este menhir estaba vencido, con la decoracin hacia abajo, orientado
SW-NE (Bueno et alii, 1985: 31). Los cinco menhires estaban tumbados sobre una capa de tierras marrones claras poco
compactas. En esta capa se documentaron 4 manchas de tierra arcillosa de color marrn oscuro relacionadas con
acumulaciones de piedras, que presentaban una evidente relacin espacial con los menhires (Bueno et alii, 1985: 32). Los
menhires no decorados presentan sus superficies sin trabajar, pero los soportes estn trabajados. Las excavaciones de 1982
llevadas a cabo en el cromlech, ofrecieron el siguiente material: algunos materiales modernos (p.e. cermica vidriada), lasca
retocada de slex, fragmento de molino de arenisca, dos hachas (una de arenisca y un fragmento de otra de cuarcita),
machacadera, percutor, y otro til indefinido (Daz Casado, 1993: 47)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

in situ

Bueno Ramrez, P.; Pin Varela, F.; Prados Torreira, L. (1985: 35-36, fig. 7 y lm. 2); Saro, L.A.; Teira, L.C. (1992); Bueno, P.; Balbn,
R. (1992: 515); Daz Casado, Y. (1993: 44-45 y fig. 13); Bueno, P (1995: 89-92 y figs. 15-18); Teira, L.C. y Ontan, R. (2000a).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

COLLADO DE SEJOS 2
144
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Valle de Polaciones, Sejos
Cantabria
Cartografa
1: 50.000 N 82 (Tudanca)
publicadores)

(4 21' 08" W/ 43 05' 04" N

por

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

275
95
30
Arenisca

Posible menhir preexistente. Desbastado bloque y estrechamiento base. La mitad superior del soporte presenta una
superficie alisada mediante piqueteado. Idoliforme rectangular (115 por 82 cm) realizado mediante piqueteado continuo y
regular, de seccin en U (3 cm ancho). Compartimentado interiormente por 5 surcos paralelos. Tres cazoletas en el espacio
superior delimitado por el semicrculo. A la izquierda del idoliforme hay un pual con espigo corto y redondeado, y hoja
triangular (51 por 14 cm de ancho) obtenido por piqueteado de trazado continuo y homogneo, de seccin en U, pero de
unos 1,7 cm de ancho. Alfabetiforme de un vecino. Las bandas horizontales estn decoradas con motivos triangulares o en
zigzag. En la zona inferior del menhir hay varias cazoletas ms. Una revisin reciente registra diferencias en las
proporciones generales de los trazos exteriores y de las dimensiones de los pisos horizontales (Teira y Ontan, 2000a:
287 y Fig. 1). En este mismo trabajo se revisa la representacin del arma que parece tratarse ms de una representacin en
bajorrelieve de un pual de proporciones ms esbeltas, con mango claramente diferenciado de la hoja, con cachas que
envuelven el extremo de la hoja, y mango con ligero ensanchamiento redondeado (Ibid.).

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Collado de Sejos 1

Circunstancias del hallazgo


A finales de 1981, por un grupo de la Asoc.Amig. Monasterio de Aguilar de Campoo.

Contexto
Al pie de este menhir, a 0,60 cm de profundidad, se hallaron un fragmento de molino de mano rectangular, una lasca y un
hacha fragmentada (Bueno et alii, 1985: 32, fig. 6). Bajo la estela se excav un sondeo (A), en el que se document una
estructura circular de piedras y sobre ella, fragmentos de loza moderna (Bueno et alii, 1985: 35, 40), testimonio de la
exploracin llevada a cabo por Ros y Ros (Teira y Ontan, 2000a). Paralelo al menhir 1, tambin orientado SW-NE, y a
un metro, est tumbado este menhir con la decoracin hacia arriba.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

in situ

Bueno Ramrez, P (1982: 343-347; 1995: 89-92 y figs. 15-18); Bueno Ramrez, P; Pin Varela, F.; Prados Torreira, L. (1985: 36-38, fig.
8 y lm. 3); Saro, L.A. y Teira, L.C. (1992); Bueno. P; Balbn, R., (1992: 515, 594, fig. 24); Daz Casado, Y. (1993: 45-46, fig. 14); Teira,
L.C. y Ontan, R. (2000a).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ERMIDA
145
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Ermida, Ponte da Barca
Viana do Castelo
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
45
29
Granito

Soporte de carcter antropomorfo. Mientras cabeza, cuello y hombros/brazos estn sealados escultricamente en las cuatro
caras, los motivos grabados que detallan la figura estn en una sola cara, la ms plana de las cuatro. El grabado es
profundo, obtenido por piqueteado y abrasin, siendo el efecto de las representaciones es muy prximo al del bajorrelieve.
El rostro est delimitado por un trazo en V y una arcada supraciliar. Por sus caractersticas es posible que los odos y la
boca fueran grabados con posterioridad (Baptista, 1985: 27 y 34). Los senos, situados asimtricamente, estn representados
por crculos concntricos. En los laterales estn los brazos estilizadamente representados. Bajo los senos hay una serie de
motivos en espina de pez separados por una lnea desde el cuello hasta zona inferior de la decoracin, donde hay otro trazo
horizontal que separa estos motivos de la base. Recientemente Bueno et alii (2005b: 19) sealan la presencia de grabados
en zigzag en la zona supuestamente no decorada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de la Sierra de Amarela, poco accesible.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr reutilizada en el muro de una construccin del siglo pasado situada en el pueblo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Ncleo Museolgico de Ermida

Baptista, A.M. (1985: 7-44 y figs. 8 y 9; 1995); Jorge, S.O. (1986); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1990: 300-301; 1993: 32)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FAIOES
146
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Faioes, Chaves
Vila Real
Cartografa
1: 25.000 N 34 (Chaves) (1 42' 6" W/ 41 45' 1" N, publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

161
66
19
Granito

Soporte antropomorfo con las superficies de una cara mayor y dos laterales pulimentadas. Los hombros y el arranque del
cuello estn sealados, pero la figura carece de cabeza. Segn Almeida y Jorge la estatua-menhir carece de brazos; stos
estaran insinuados por dos convexidades decoradas con una serie de lneas paralelas que parecen reproducir detalles de la
vestimenta. Sin embargo, un reciente estudio fotogrfico realizado por la autora, muestra que el elemento interpretado
como arma envainada podra ser parte de la representacin en relieve, erosionada, del brazo, cuya mano parece indicar que
realmente el anverso es la cara mayor pulimentada. En ella encontramos el nico motivo en relieve, subtrapezoidal,
rectificado en su trazo en la zona inferior, y un semicrculo en la parte superior que parece un collar o adorno, similar a los
presentes en otras estatuas-menhir. Hay en esta cara un trazo difcil de identificar, que constituira la correa de suspensin
del arma identificada por Almeida y Jorge (1979: 16-17). En la cara que nosotros consideramos reverso hay 5 semicrculos
en el tercio superior que podran representar los pliegues de un manto y abundantes cazoletas posibles preexistencias.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto a la "Carreira da Pedra", en la frtil vega de Chaves, enterrada en depsitos aluviales y a 200 m de un cruce en el que
dicho camino encuentra la "Estrada Real", que probablemente sigue el trazado de la va romana Chaves-Astorga (Almeida
y Jorge, 1979: 7, nota 6).

Circunstancias del hallazgo


Se encontr enterrada durante trabajos en un camino vecinal.

Contexto
Enterrada en depsitos aluviales.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museu da Regiao Flaviense, Chaves

Almeida, C.A.F; Jorge, V.O. (1979: 5-24, figs. 4-7); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1993); Jorge, V.O. (1995c: 22)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GARROVILLAS DE ALCONTAR
147
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Garrovillas de Alcontar
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Estela de silueta antropomorfa con rostro, collares, manos y pual grabados. En estudio por Bueno y su equipo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Lugar situado junto al vado de Alcontar, en el Tajo.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos arqueolgicos.

Contexto
Se document en el lugar en el que se extiende una necrpolis megaltica. No estaba estratificada.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Cerrillo Cuenca, E. (com. pers.)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LONGROIVA
148
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Quinta Nova de Canameira (do Cruzeiro?), Longroiva, Meda
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 150 (Meda)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

240
130
28
Granito

Soporte plano de gran tamao sobre el que se graba una figura antropomorfa con diversos objetos. La figura humana est
representada esquemticamente por ojos, nariz, una oreja, barba, cuello y piernas. Teniendo en cuenta la morfologa de
otras estatuas-menhir similares de la zona, pensamos que es posible identificar el soporte con la totalidad del cuerpo,
mientras el motivo central paraleleppedo puede ser considerado un elemento de adorno o vestido. El remate superior del
motivo paraleleppedo podra estar representando un adorno o collar, como se ha visto en otras estatuas-menhir de la zona.
En posicin de parada y sujeta por la mano derecha del personaje hay una alabarda tipo Carrapatas con hoja triangular,
nervio central, y astil curvo representado en detalle, todo ello con correa de suspensin. Junto al lado izquierdo del
personaje hay un arco de curva simple y una espada corta o pual con hoja ancha y triangular, con correa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Longroiva est situado en el fondo de un valle estructural que es la prolongacin meridional del valle de Vilaria,
tradicionalmente una importante va de comunicacin entre el Alto Douro y la Beira Alta. La prolongacin de este valle
hacia el sur llega hasta la Serra de Estrella y comunica con el valle del Mondego.

Circunstancias del hallazgo


No se tienen referencias concretas.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Luis Manuel Botelho Sampaio e Mello, Lisboa

Almagro Basch, M (1966: 108, fig. 35 y lm. 30); Rodrgues, A.V. (1966); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1990: 305-306); Jorge, V.O.
(1995a:22)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MARCO
149
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Lugar do Marco, Vreia de Jales, Vila Poua de Aguiar
Vila Real
Cartografa
1: 25.000 N 88 (UTM 29TPF170/868 por publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

230
93
29
Granito

Soporte de carcter antropomorfo, de poco espesor y contornos recortados. No se han identificado detalles de figuracin ni
atributos grabados.

CONTEXTO
Emplazamiento
La estatua-menhir est situada a 12 m de la va romana Emrita Aquae Flaviae (entre Justes y Campo de Jales), que se
diriga al campo minero de Jales y Tresminas (Lopes et alii, 1994: 147). Esta va discurre a travs de la Serra da Falperra,
que flanquea el valle del ro Corgo, paso importante hacia el valle del Tmega y la zona de Chaves. El paisaje del lugar es
abierto y agreste.

Circunstancias del hallazgo


Prospecciones arqueolgicas.

Contexto
Aunque la estatua-menhir parece estar in situ, todava no se ha realizado ninguna cata en el lugar. Una de las caras mayores
est orientada para el SE.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Lopes, A.B. et alii (1994: 147-150, fig. 2 y Est. 3: 1-4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MILLARN
150
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Finca del Millarn, Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

160
25
13
pizarra

Posible estatua-menhir reutilizada. Su lateral derecho est fragmentado. La parte conservada presenta en su lateral
izquierdo una serie de incisiones paralelas horizontales que recurdan a las posibles corazas de Valdefuentes o Atades. En
el centro de la superficie conservada presenta un motivo rectangular realizado con incisiones ms delgadas que tiene una
faja con motivos triangulares de la que penden una serie de lneas verticales. Por el lugar que ocupa este motivo rectangular
y por la tcnica en la que se realiza, diferente al resto, se puede decir que este motivo ha sido realizado en un momento
posterior a la fractura del soporte y, por lo tanto, es posterior a los dems motivos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular

Bueno Ramrez, P.; Balbn Berhmann, R. (1991: 199-202, lm 1 y fig. 1); Bueno, P (1995: 112-114, 124 y fig. 36:2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MUIO DE SAN PEDRO


151
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Muio de San Pedro, Oimbra, Vern
Orense
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

160

Granito

Soporte de morfologa antropomorfa, seccin troncocnica, con grabados en todas sus caras. La cabeza est delimitada por
un trazo contnuo realizado con un grabado ancho. En el anverso el rostro est delimitado por un valo, presenta orejas,
ojos y boca, todo representado con un grabado ancho. En la cabeza presenta un tocado , tambin grabado, que est
reticulado en el reverso. En la fotografa publicada se identifica en el anverso un posible brazo en relieve. En el centro del
soporte en el reverso hay un emblema rectangular realizado en bajorrelieve que parte del trazo que delimita la cabeza. La
pieza es reutilizada en poca romana como estela epigrfica funeraria. Se graba la siguiente inscripcin en el anverso:
Latronius Celtiati F(ilius) - H(ic) S(itus) E(st).

CONTEXTO
Emplazamiento
A los pies del monte Madairo, junto a un camino, en la vega del Tmega. Situada entre dos vas romanas: Va do Tmega
(enlace entre las vias XVII y XVIII del itinerario Antonino) y la va XIII (o Va Aurea-Forum Limocorum-Aobriga-Aquae
Flaviae)

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de extraccin de arena en la margen del rio Tmega.

Contexto
En las cercanas de la estela se documentaron dos piedras labradas, una con un agujero circular en el medio (Taboada, 1988
-89: Nota 2). No se documentaron otros restos arqueolgicos en sus proximidades.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Taboada Cid, M. (1988-89)

Museo Arqueolxico Provincial de Ourense

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MUOGALINDO
152
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Finca de Garoza, Muogalindo
vila
Cartografa
1: 50.000 N 530 (Vadillo de la Sierra) (40 36' 45" N/ 1 13' 50" W por
publicadora)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

110
80
28
Granito

Bloque subrectangular sobre el que se ha grabado una figura rectangular reticulada en su interior por trazos horizontales y
verticales.

CONTEXTO
Emplazamiento
Estribaciones meridionales de la Sierra de vila, con una gran visibilidad hacia el valle de Ambls

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Lpez Plaza, S. (1983: 204-206, lm. II y fig. 2 )

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

NAVE 1
153
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Peravelha, Moimenta da Beira, Alto Paiva
Viseu
Cartografa
1:25.000 (N 148 Moimenta da Beira, coords: 4056'23''N/0127'31''E)
(segn Cruz, 2001: 390)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

136
56
31
Granito

El soporte, de tendencia paraleliforme, presenta los cantos superiores redondeados, el anverso y los lados alisados, mientras
el reverso no parece haber sido trabajado (Cruz, 2001: 173). Los motivos grabados se desarrollan sobre una lnea grabada
en los cuatro lados junto a la base visible de la estatua-menhir. Bajo esta lnea hay una serie de pequeos levantamientos
que rodean la pieza que pudieran ser producto de alteraciones naturales (Cruz, 2001: 173). En esta cara hay una serie de
grabados anchos que reproducen el atuendo de un personaje, estando ste representado por el soporte que ha sido modelado
tridimensionalmente en la parte superior. En el centro hay un emblema rectangula. Sobre ste est representado un
rectngulo que podra representar el cuello, y surcos que parten de sus vrtices y que rodean el extremo superior
redondeado de la estatua. Estos surcos podran estar acentuando el contorno de la cabeza (Cruz, 2001: 174) o representando
el correspondiente sistema de suspensin. La cara est indicada con dos pequeas cavidades a modo de ojos, mientras la
nariz lo est a travs de una pequea elevacin central. A cada lado de la figura hay seis lneas horizontales paralelas entre
s que continan en los laterales del soporte y se prolongan en el reverso.

CONTEXTO
Emplazamiento
Relieve poco accidentado, a la izquierda de un camino que lleva a Cha das Lemiras desde Peravelha. Zona atravesada por
mltiples riberas (Cubos, Nave, Corgo da Requeixada), a 100 m al SO de la Orca da Requeixada (Cruz, 2001: 390).

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Estatua-menhir "in situ", hincada en el suelo, orientada su cara principal hacia el E-NE. Junto a un camino. Hay un paso de
la Sierra que se llama "Puerto da Nave". Zona de rica en caza y pastos, dedicada tradicionalmente al pastoreo. Planalto da
Nave, meseta (600- 1000 m s.n.m) situada entre las sierras de Montemuro y Lapa, los ros Paiva, Tvora y Vouga. Esta
zona de serranas y mesetas son las ltimas estribaciones de la Meseta Norte en este sector Oeste-Suroeste, al sur del ro
Duero. Es una importante zona de comunicacin entre el valle del Duero y la Meseta Norte con las tierras bajas de la Beira
Litoral y la Beira Baja. Se sita en los lmites de una amplia necrpolis megaltica en la que tambin se han documentado
usos tque se pueden atribuir al Nronce Inicial (Cruz, 2001).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Cruz, D.J. (2001: 173-174, Est. 62); Arqueohoje (sin fecha: 17-18)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

NAVE 2
154
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Alvite, Moimenta da Beira, Alto Paiva
Viseu
Cartografa
1:25.000 (N 148 Moimenta da Beira, coords: 4056'23''N/0127'31''E)
(segn Cruz, 2001: 390)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

233
55
38
Granito

Monolito paraleleppedo con cantos muy marcados, su anverso y caras laterales preparadas, mientras el reverso, segn
observaciones preliminares, no parece haber sido trabajado (Cruz, 2001: 174). En la parte inferior hay un estrechamiento
provocado por la erosin de una veta de cuarzo. La decoracin se desarrolla en la zona superior a dicho estrechamiento.
Hay motivos en cruz, V y una cazoleta de cronologa reciente en el anverso. Hay un emblema rectangular central en el
anverso que en la mitad superior est representada en altorrelieve y la parte inferior por un ancho grabado. La zona media
est surcada por un cinturn representado en bajorrelieve con 24 cazoletas que recorre anverso y laterales. A los lados en el
anverso hay una serie de zigzags que conectan en el lateral izquierdo del personaje con motivos en espina de pez. La
cabeza est enmarcada por 4 semicrculos a modo de collares superpuestos al elemento rectangular y que estn rematados
por dos motivos circulares en los laterales. En la parte superior del anverso y laterales hay una serie de motivos
semicirculares y lineales que encuadran la cara y parecen formar parte de un posible tocado. Restos del mismo se han
detectado en el extremo superior de la estatua (Cruz, 2001: 176). El rostro est indicado por ojos, nariz y boca.

CONTEXTO
Emplazamiento
Lugar denominado "Trogal", 2 Km al S/SE de Alvite, a la izq.. (80m) de carretera entre Alvite y Quinta da Nave (dos
Caetanos). Relieve suave por donde pasan mltiples lneas de agua afluentes de las riberas de Alvite y Nave (Cruz, 2001:
390).

Circunstancias del hallazgo


Casual (Domingos Cruz)

Contexto
Era parte de un muro divisorio de propiedad desde hace unos pocos aos. Antes se encontraba en la entrada de la Quinta da
Nave, a 1,3 Km hacia el SE (Cruz, 2001: 391). Cerca de la necrpolis de Cha das Lameiras.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Quinta dos Caetanos

Cruz, D.J. (2001: 174-176, Fig.54 y Ests. 63-65); Arqueohoje (sin fecha: 17-18)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

OUTEIRO DO CORNO
155
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Regoufe, Luou, Teo
La Corua
Cartografa
UTM 29T0532845/ 4738585

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

68
67
Granito

Roca oscura e inclinada (hasta 31%) en cuya franja central hay un motivo cuadrangular rematado por dos motivos
cuadrangulares, uno dentro de otro. En la franja intermedia, en la parte superior hay seis crculos. En el interior de la figura
cuadrangular hay siete "fajas" horizontales dibujadas a travs de una lnea en zigzag que recorre el campo. A la derecha del
motivo cuadrangular hay grabado un pual de hoja triangular. Entre estos dos motivos se han identificado a travs de
fotografa lneas que podran estar describiendo un segundo pual en posicin invertida (Fbregas et alii, 2004: Nota 2).

CONTEXTO
Emplazamiento
Afloramiento que forma parte de un escaln topogrfico que junto a otros similares marcan el descenso de la vertiente
Norte del cordal que separa los valles del Ulla y del Sar. El afloramiento est situado en la base de la vertiente SE del
Outeiro do Corno, en un lugar deprimido, en el fondo de una vaguada (se inunda con facilidad en los meses de invierno).

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Esta imagen se encuentra en el centro de un afloramiento ligeramente inclinado en el que hay otros grabados: en la parte
superior hay restos muy desgastados de grabados circulares, mientras en la parte inferior hay conservado el gradado de un
zoomorfo realizado con un grabado de similares caractersticas al de la "estela" y su arma. El afloramiento est localizado
en la vertiente SE de una colina, en el fondo de una vaguada que se inunda con facilidad durante el invierno, con una
visibilidad restringida del mismo y desde el petroglifo tambin (Fbregas et alii 2004, 184).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Fbregas, R. et alii (2004)

In situ

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PAREDES DE ABAJO
156
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Santa Maria de Castro de Rei, Paradela
Lugo
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
16
4
Granito

La representacin del antropomorfo, rectangular, se adapta al soporte, tambin en la parte posterior. Este es cncavo en la
parte delantera y convexo en la trasera. Antropomorfo esquematizado con representacin del rostro, muy simple y manto.
Las extremidades estn representadas de forma ligeramente naturalista, reflejndose en la parte trasera del soporte. Otras
lneas podran interpretarse como cinturn y atavos para el arma y la vestidura. Al parecer el soporte est trabajado; sus
bordes estn trabajados, redondeados y con una serie de motivos lineales horizontales. El dolo tiene una cara con ojos y
nariz esquemticos, y un cuerpo dividido en 4 registros horizontales. No presenta armas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto a una "medorra" o tmulo que dista unos 40 m del camino Real de Mosteiro Viejo a Rubin, en una llanura de unos
800 m cuadrados.

Circunstancias del hallazgo


La encontr un labrador a principios de los aos 20 en la finca "tras do lameiro novo".

Contexto
Se encontr a 2 m de un tmulo.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Lugo

Vzquez Seijas, M (1936: 281-283, figs. 1 y 2); Anati, E. (1968b: 54, fig. 36); Surez Otero (1991a: 105-106); Bueno, P. (1995: 79 y fig.1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEA TU
157
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Puertas de Vidiago, Llanes
Asturias
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
62
arenisca

Calco: Hernndez et alii, 1914, en Blas 2003b

Esteliforme situado en el extremo izquierdo de un panel vertical en el existe una composicin con motivos esquemticos
(antropomorfos, grupos de puntos,..). El panel est orientado hacia el interior (valle del Pumar) y hacia la Sierra de la
Borbolla. La silueta del antropomorfo, las divisiones horizontales internas, los ojos y los zig-zags y lneas radiales que
rellenan el marco han sido grabados, mientras la silueta del pual tambin (Bueno y Fernndez Miranda, 1980: 453-459).
Sobre estos grabados se utiliz pintura roja. De esta forma, la mayora de las lneas grabadas son pintadas encima, mientras
que nariz, pies, lneas radiales al dolo o segmentacin interior, as como los remaches del pual, estn nicamente
pintados. A finales de los ochenta R. de Balbn seal la presencia de piqueteado sobre los remaches pintados del pual,
grabados que l consider claramente recientes (Balbn, 1989: 29).

CONTEXTO
Emplazamiento
Pea T, lugar dominante entre la planicie costera y la Sierra de Cuera. En el extremo occidental de Sierra de la Borbolla,
donde cae abruptamente hacia el ro Pumar.

Circunstancias del hallazgo


Documentado inicialmente por Henandez-Pacheco, Conde de Vega de Sella y Domingo Vaca.

Contexto
El panel es parte de un gran afloramiento situado en el extremo occidental de la Sierra de la Borbolla, en la que se ha
documentado una amplia necrpolis tumular y reas de actividad. La mayoria de estos restos se pueden atribuir al IV
Milenio AC e inicios del III Milenio AC, aunque se han documentado otros indicios ms recientes que pueden ser situados
en la segunda mitad del III Milenio AC e inicios del II Milenio AC.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Peatu

Hernndez Pacheco, E.; Cabr, J.; Vega del Sella, C. (1914: 3-23, fig. 1 y lm II); Breuil, H. (1933-35, T.1: 39-41 y fig. 24); Menndez, J.
F. (1931); Bueno, P; Fernndez Miranda, M. (1980: 451-467, lm. 3-5); Gmez Tabanera, J.M. (1986); Bueno. P; Balbn, R. (1992: 508,
515); Bueno, P. (1995: 83-84 y fig. 8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PREIXANA
158
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Preixana, Cervera
Lrida
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

115
70
17
Arenisca

Bloque paraleleppedo con las superficies alisadas, fragmentado en el lateral superior izquierdo. Algunas figuras (cuello y
cabeza) se han obtenido con un altorrelieve, mientras cinturn, espada, emblema rectangular y brazos han sido grabados.
En el anverso aparece un antropomorfo con cabeza individualizada y brazos. Del cuello pende un elemento sobre el que
estn representadas una serie de lneas paralelas que penas se aprecian (similares a las que se documentan en Longroiva) y
que Almagro interpret como cuentas (1974: 35). Una banda formada por dos lneas cruza diagonalmente la pieza, sin
quedar reflejado en el emblema, continuando por el lateral derecho y por detrs. En el lateral derecho, de la banda, pende
una espada de hoja larga y 5 remaches. Almagro seala la existencia de posibles restos de pintura en el rostro y en el
reverso (Almagro Basch 1974: 35)

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Hallazgo casual en un ribazo de la cerca de un huerto, apartada de la tierra de cultivo.

Contexto
Apartada de las tierras de cultivo del huerto.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Cervera

Durn Sempere, A (1970: 5 y 6; Diario de Barcelona, 4 de Octubre de 1970); Maluquer (1971: 415-421); Almagro Basch, M. (1974)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

QUINTA DE VILA MAIOR


159
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Cabea Boa, Moncorvo
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N 130 (Torre de Moncorvo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

157
45
24
Granito

Soporte paraleleppedo redondeado en la parte superior. Los grabados se encuentran en una cara, con superficie alisada y
cantos redondeados. Los grabados estn afectados por la erosin y el arado. La representacin antropomorfa est
enmarcada por dos acanaladuras laterales que recorren toda la pieza. En el tercio superior est el rostro, representado por
arcadas supraciliares que convergen en la nariz y bajo estn los ojos, dos cazoletas. En los laterales del rostro, partiendo de
las arcadas supraciliares hay dos crculos grabados de unos 12 cm de dimetro que probablemente reproducen elementos de
adorno. Entre stos hay un trazo semicircular que representara la boca. En el tercio medio del soporte hay ocho
semicrculos grabados (collares). Bajo stos hay un elemento grabado bastante erosionado, que parece representar un objeto
subrectangular. Cerrando la composicin hay dos lneas horizontales paralelas entre s que representan el cinturn.

CONTEXTO
Emplazamiento
En una finca situada entre la confluencia de la Ribera de Vilaria y el Ro Sabor, en el inicio del valle de Vilaria.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto
El sitio en el que se hall es un vicus romano, por lo que hay que tener en cuenta la posibilidad de que estuviera reutilizada
y no en su lugar original.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Rebanda, N (2002: 161-162)

Museu do Ferro e da Regiao de Moncorvo, Moncorvo

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

QUINTA DO COUQUINHO
160
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Quinta do Couquinho, Nabo, Vilaflor
Bragana
Cartografa
1: 25.000 N118 (Castedo- Torre de Moncorvo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

31
23
7
Granito

Fotografa: Instituto Portugues de Museus

El rostro est enmarcado en una T que representa cejas y nariz, bajo la cual se sitan dos pequeas cazoletas representando
los ojos. La boca es una lnea recta situada directamente bajo la T, cerrando la composicin del rostro. Bajo esta lnea se
sitan tres semicrculos concntricos a modo de collar. Rematando la composicin hay una lnea que rodea el antropomorfo
desde un lateral a la altura de lo que sera el hombro, por arriba y hasta el otro lateral.

CONTEXTO
Emplazamiento
Es encontrada en la Quinta de Couquinho, situada junto al Ribeiro Grande, afluente de la Ribera de Vilaria.

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Bragana

Vasconcelos, J. L. (1910: 33-34 y fig. 4); Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1993)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN JOAO DE VER/PORTO O VARZIM)


161
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
San Joao de Ver
Aveiro
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

173
41
27
Granito

Soporte tridimensional que presenta todas sus caras pulimentadas, menos el tercio proximal que, supuestamente, estara
enterrado. La cabeza est escultricamente individualizada, el rostro, ligeramente en relieve, mientras los ojos estn
representados por cazoletas, nariz en relieve y boca grabada. Sobre la cabeza hay un casco en ligero relieve que tambin
delimita las orejas (Jorge y Jorge, 1983: nota 6). En el anverso hay un collar grabado, de diseo sencillo, con colgantes
triangulares. En el lateral izquierdo del personaje, como en Chaves y Tremedal, hay una espada envainada. En el reverso
hay un elemento/emblema rectangular que, como en otras pieza similares, ha sido interpretado como elemento de adorno/
vestido y smbolo de poder (Jorge y Jorge, 1983: 46).

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Al realizar obras para la construccin del restaurante Tigre (Km 281.750 da estrada Nacional I)

Contexto
Junto a la va romana de Olisipo-Bracara, c. Lacobriga.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa del Arquitecto Fernado Tvora, Guimaraes

Jorge, V.O. y Jorge, S.O. (1983: 44-47 y figs.1 y 2; 1990: 306-307; 1993: 38-39); Lopes et alii (1994: 150)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN MARTINHO 3
162
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Castelo Branco
Castelo Branco
Cartografa
Vrtice geodsico de Sao Martinho (1: 25.000 N 292 (Castelo Branco)
(-140'09'' en Vilaa 1995: 80- 7 27' 40" W/ 39 48' 00" N aprox segn
Galn para el castro, 1993: 96)

CARACTERSTICAS FORMALES
86(81)
Altura
34 (35)
Ancho
31 (23)
Grosor
Granito
Mat. Prima
Descripcin
Fragmentada por la parte superior e inferior, quiz simultnea a la que tuvo lugar al reutilizar la estela 1. Losa
paraleleppeda alisada por los 4 lados pero grabada slo por el anverso. Se debera realizar un calco, aunque a partir de la
fotografa del Museu Tavares de Proena Jr. podemos ver un emblema rectangular similar a los vistos en piezas del NW
peninsular y del SW de la Meseta Norte (o Preixana ). Hay otros trazos difciles de identificar que podran estar
representando partes de armas u otros elementos similares a los que acompaan este tipo de estatuas-menhir o a las estelas
alentejanas (p.e. espada y alabarda). En la parte inferior hay una serie de lneas rectas paralelas verticales que parten de una
lnea horizontal a modo de cinturn. Todo ello probablemente fue parte de la vestimenta. Se ha apuntado la posibilidad de
que la estela estuviera inacabada (Vilaa, 1995: 403). Pienso ms probable que esta estela fuera un vestigio antiguo (Bronce
Inicial-Medio) en el lugar y que durante el Bronce Final se fragmentara con la intencin de eliminarla (damnatio) o
reutilizarla. Entre parntesis las medidas de la ficha del Museo.

CONTEXTO
Emplazamiento
A media ladera, vertiente NW, del Monte de Sao Martinho, junto a la muralla que rodea el castro pero en su exterior. As
queda reflejado en el mapa topogrfico de Tavares de Proena. No obstante, concluy que stas venan de la cima de la
loma. Recientes revisiones apoyan esta posibilidad (Vilaa, 1995: 404). El Monte de San Martinho es una elevacin aislada
junto a la ribera del Ponsul.

Circunstancias del hallazgo


Durante las excavaciones realizadas por Tavares de Proena.

Contexto
Se encontr junto a San Martinho I y II, se excav el entorno y no se encontr nada. Tavares de Proena no la publica.
Recientemente se ha confirmado la existencia de una ocupacin durante el Bronce Final en la plataforma situada en la zona
ms elevada del monte (Vilaa, 1995: 80; 250; Pinto, 1987: 20). En la ocupacin del Bronce Final se ha documentado
decoracin bruida (reticulados, zigzags simples, fajas paralelas, en X, motivos triangulares), entre ellas tazas carenadas
con decoracin tipo "Lapa do Fumo" (Vilaa, Pinto y Farinha, 1996: Est V). Aos antes tambin se hall un fragmento de
espada (Kalb, 1980: 31). Vilaa vincula a esta ocupacin un molde de piedra que fue documentado por Tavares de Proena
a 800 m al Sureste del poblado (Vilaa, 1995: 395).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Tavares de Proena Jr., Castelo Branco


N Inventario: 10.64 MFTPJ

Tavares de Proena, P. (1905); Breuil, H. (1933-35: T-IV); Mac White, E. (1947); Ramn y Fernndez de Oxea, J.R. (1955); Almagro
Basch, M (1966: 39-40 y lmina 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN SEBASTIN DE GARABANDAL/HOYO DE LA GNDARA


163
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
San Sebastin de Garabandal, Rionansa
Cantabria
Cartografa
1: 25.000 N57-III (Coso) (UTM UN83308059)

CARACTERSTICAS FORMALES
120
Altura
100
Ancho
Grosor
Mat. Prima Conglomerado
cuarzoso
Descripcin
Soporte fijo. Bloque errtico. En una de sus caras planas se graba un motivo "rectangular subdividido internamente en 9
pisos horizontales en cuyo interior se desarrollan series continuas de zigzags. Los laterales aparecen flanqueados por sendas
calles, una de las cuales, a modo de remate en la parte superior, se cierra en arco, determinando as el dcimo piso de la
representacin." Puede que el diseo continuara en su parte superior (Saro y Teira, 1992: 348). Surco profundo pulido y
ancho de seccin en U, quiz mediante piqueteado con instrumento no metlico (Daz Casado, 1993: 57) y rebaje de
algunas zonas (Daz Casado 1993: 56). Esta autora realiza otro calco en el que quedan reflejados otros grabados que solo
son apreciables son luz rasante, como los zigzags que rodean la pieza (1993: fig. 19). En 1995 Bueno publica una revisin
de la pieza, en la que identifica un elemento alargado que interpreta como pual (1995: fig. 20).

CONTEXTO
Emplazamiento
En Hoyo de la Gndara. Ladera norte de la Pea Sagra, donde existe un valle de morfologa glaciar con infinidad de
bloques errticos, como el de la representacin, que est junto a la canalizacin de los saltos del Nansa.

Circunstancias del hallazgo


1988, en el transcurso de una prospeccin

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

San Sebastin de Garabandal.

Fernndez Manzano, J.; Serna, M.R.; Teira, l. (1989: 64-65); Saro, J. A.; Teira, L.C. (1992: 347-355 y fig. 1); Bueno, P (1995: 92-94 y fig.
20).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SEGURA DE TORO
164
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Segura de Toro
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 575

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

109
31
Granito

Soporte tridimensional por el redondeo de la cabeza y las cuas que sealan el cuello. Ojos y boca realizados por vaciado.
En el centro hay un motivo alargado rebajado, la repreentacin de una posible espada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cada, junto a una pared, en el collado "Melchor". Segura de Toro se encuentra en un espoln de la Sierra de las Cruces
Altas, desde el que se domina una de las principales vas que cruzan la Sierra de Bjar: la va de la Plata.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Sayans Castaos, M. (1966: 206-209)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SOALAR
165
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Erratzu?, Elizondo, Valle de Baztn
Navarra
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

435
95
50
Arenisca

Soporte de arenisca roja con contornos trabajados para darle un aspecto antropomorfo. El reverso est sin trabajar, mientras
contornos y anverso estn totalmente trabajados. En el anverso destaca un rea rectangular, que podra ser interpretada
como vestimenta. Existen finas lneas en zigzag adyacentes y exteriores y en la parte superior del mismo hay ms lneas
finas en zigzag dispuestas horizontalmente. Estos zigzags son menos visibles, segn Bueno et alii (2005b: 16, 20, 22) por la
diferente funcionalidad o intencin de destacar unos motivos sobre otros - este hecho podra ser interpretado como el
resultado de diferentes intervenciones. La cabeza es apuntada y presenta dos cazoletas a modo de ojos. La cabeza est
delimitada por una ligera protuberancia horizontal bajo la cual se inicia el trazado del cuerpo rectangular (vestido). Hay dos
protuberancias circulares desbastadas de forma irregular. En la zona mesial aparecen dos lneas horizontales paralelas
representando un cinturn que parece estar realizado sobre el grabado de una alabarda enmangada situada a la derecha del
personaje con la hoja orientada hacia su izquierda. En la zona inferior hay dos motivos alargados en bajorrelieve. Se han
detectado ptinas de color oscuro que podran ser restos degradados de oxido frrico (ocre o cinabrio).

CONTEXTO
Emplazamiento
Tumbado en el extremo oeste del collado de Soalar, el punto ms visible, cerca de un arroyo (Goizemezko-erreka), desde
donde se domina visualmente el valle de Baztn. El monte de Soalar, de poco ms de 800 m de altitud snm est situado al
Este del valle de Baztn, cerca del alto Bidasoa. El valle de Baztn constituye una zona de transicin entre los Pirineos, el
Cantbrico y el valle del Ebro.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
La estatua-menhir estaba situada en un rea aplanada en la que se han recogido restos cermicos y de molino que han sido
relacionados con una posible estacin al aire libre -lugar de habitacin (Bueno et alii, 2005b: 28). En esta misma zona del
collado hay un pequeo tmulo (10 m diam), un dolmen y un gran menhir tumbado (Bueno et alii 2005b: 29 y Fig. 17 y
18). En la parte ms alta del monte hay de Norte a Sur un cromlech, un dolmen, otro posible cromlech y en el extremo Sur
el menhir de Burga, de gran tamao, silueta antropomorfa, con brazos cruciformes y crculos a la altura del pecho (Bueno et
alii, 2005b: 19, 29 y Figs. 17, 18 y 20).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Etnogrfico "Jorge Oteiza" (Elizondo)

Ondarra, F. (1976a; 1976b); Pealver, X (1983: 399); Bueno, P; Balbn, R. y Barroso, R. (2005b)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TABUYO DEL MONTE


166
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Tabuyo del Monte?. Comprado a un particular en 1895.
Len
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

141
86
14
Pizarra

"dolo" rectangular cuya parte superior tiene forma semicircular. Este extremo superior est separado del "cuerpo" por una
serie de lneas. El espacio que queda en este extremo superior est rellenado con una serie de cazoletas. El "cuerpo" est
subdividido horizontalmente en seis registros, dos de los cuales estn decorados con zigzags o tringulos. La totalidad del
antropomorfo est rodeado por una franja vaca de decoracin. Interesantes son la alabarda de hoja triangular a su derecha y
a su izquierda un pual de hoja ancha. En la zona inferior presenta una linea horizontal ms que delimita la zona decorada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Localidad situada a los pies del Monte Teleno.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada antes de 1895 y trasladada al Museo Arqueolgico de Len en 1898

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Len

Almagro Basch, M. (1972: 105-108, fig.12 y lm. 9); Blas, M.A. (2003b)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TAMEIRN
167
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Zona de monte Urdieira, entre Ris y A Gudia
Ourense
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Granito

Fotografia: B. Comendador

Soporte paraleleppedo con los protuberancias en los laterales de la zona distal que podran estar aludiendo a los
hombros/brazos, como ocurre en la pieza de Faioes. De momento no se ha publicado su estudio detallado, pero en las
fotografas publicadas en la web se identifica claramente el emblema rectangular realizado en bajorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Prospecciones en la zona de Monte Urdieira desarrolladas en el marco del "Proxecto Urdieira" (B. Comendador,

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Indita. Informacin en:
Comendador, B. http://picasaweb.google.es/pasadoreciclado/EstatuaMenhirDoTameiron#5346827609492043026
http://www.culturagalega.org/noticia.php?id=15419

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TREMEDAL DE TORMES
168
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Tremedal de Tormes, Ledesma
Salamanca
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

181
51,5
26
Granito

Bloque paraleleppedo con aspecto antropomorfo por un entalle en la parte distal. La superficie fue regularizada por
desbastado y siendo posteriormente pulimentadas el anverso y los laterales. Estn sealados los hombros por un entalle del
soporte, las piernas y pies en bajorrelieve. En esta misma tcnica es representado un emblema rectangular/subtrapezoidal
situado en el centro del tronco. De sus lados parten una serie de lneas horizontales, paralelas entre s (15 drch. y 18 izqu.),
grabadas, que se prolongan por los laterales y desaparecen en el reverso. La parte distal del emblema rectangular est
delimitada por un semicrculo de grabado ancho que simultneamente enmarca un rea semicircular que ha sido
interpretada como collar (Lpez Plaza et alii, 1996: 296). En la zona mesial hay una lnea grabada horizontal que surca el
anverso y los laterales, y ha sido interpretada como cinturn. En los hombros tres surcos verticales interpretados como
gallones. Hay dos figuras muy erosionadas: en el lateral derecho una espada en bajorrelieve (hoja ancha), con pomo
rematado en botn, e inferior a ella, una figura subrectangular en la misma tcnica, de difcil interpretacin. En el lateral
izquierdo est representada la hoja de un pual o espada corta con placa de enmangue redondeada. En las superficies hay
varias cazoletas.
CONTEXTO

Emplazamiento
Referencias orales indican que anteriormente estuvo emplazada junto a una fuente de aguas termales.

Circunstancias del hallazgo


Descubierta a escasos metros de la iglesia parroquial de Tremedal.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Bellas Artes de Salamanca

Lpez Plaza, S.; Sevillano, M.C.; Grande del Bro, R. (1996: 295-303, fig.3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALDEFUENTES DE SANGUSN
169
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Valdefuentes de Sangusn, Bjar
Salamanca
Cartografa
1:50.000 N 553 (Bjar) (Coords. 4029'37 N/ 209'03'' W, segn
publicadores) (550'19.5'')

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

165
47
31
Granito

Bloque antropomorfo con cabeza diferenciada en las cuatro caras. El reverso est slo desbastado. El anverso y los laterales
presentan grabados que marcan cabeza, tronco y piernas. El cuello est marcado por profundos surcos grabados y
pulimentados. Ojos y boca estn sealados mediante grabado ms fino. Cada costado presenta 9 surcos horizontales que no
llegan a invadir el anverso. Las piernas estn sealadas mediante un surco que marca su separacin. Atravesando la zona
central del tronco hay dos armas en posicin de parada: una espada y una alabarda. La espada es de hoja larga y ancha, y
podra estar empalmada a la empuadura mediante remaches. La empuadura, rematada por un pomo, est representada en
bajorrelieve (Santonja y Santonja, 1978: 20). Adosada a la espada hay una alabarda de hoja triangular estrecha. A la altura
de la cintura presenta una lnea grabada a modo de cinturn. En la cabeza hay un motivo alargado en relieve que, junto a
otro trazo en relieve casi perdido a un lado de la cabeza, podran formar parte de un casco. Hay otro trazo en relieve que
sale del hombro derecho de la figura y que se pierde a la altura de la empuadura de la espada.

CONTEXTO
Emplazamiento
En un paraje llamado "Las Lanchetas", junto al que pasa un cordal de ganado en direccin al SW. Este lugar est en un una
rea deprimida (890m), de pastizal y manchas de robles robles dispersas, rodeada de pequeas elevaciones granticas. El
lugar tiene una posicin topogrfica dominante sobre el ro Sangusn, cuyo valle forma parte del mejor camino natural que
conecta ambas Mesetas al Oeste del Sistema Central (Santonja y Santonja, 1978: 19)

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas y uso en la cerca de delimitacin.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Salamanca

Santonja Gmez, M.; Santonja Alonso, M. (1978: 19-24)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VILAR DE SANTOS
170
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Vilar de Santos
Orense
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

156
52
36
Granito

Fotografa: Museo Arqueolxico Prov. Ourense

Figura de bulto redondo en la que se distinguen la cabeza, los hombros y los brazos. Est bastante deteriorada por lo que es
difcil identificar los elementos que la componen. De momento no se ha publicado un calco detallado de la pieza. En su
publicacin preliminar se indica la existencia de varias cazoletas, algunas posiblemente indicando los ojos. Tambin se
indica la representacin de un posible pual en un lateral. En la fotografa se distinguen posibles lneas en la zona del
cuello.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de vega, abierta, cerca de una va romana

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Se encontraba reutilizada en un muro de separacin de fincas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Faria Busto, F. (2002)

Museo Arqueolxico Provincial de Ourense

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VILLAR DE ALA
171
CAPTULO 7.1
LOCALIZACIN
Villar de Ala
Soria
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

250
45
25
Arenisca

Bloque tabular desbastado y esculpido en las cuatro caras con relieve y grabado. En el tercio superior presenta el rostro en
relieve sealado por ojos inscritos en un esquema en T formado por cejas y nariz. Dos bandas paralelas en relieve que se
cruzan en la cara anterior y posterior han sido interpretadas como la representacin de cuello y hombros (Romero, 1981:
116). Su similitud formal con motivos similares en piezas de inicios de la Edad del Bronce del Norte de Portugal nos lleva a
pensar que podra tratarse de la representacin de un elemento de vestido. En la parte media hay un cinturn representado
por dos lneas grabadas que se adosan a un motivo en relieve que ha sido interpretado como broche de cinturn de un garfio
y doble remache (Romero, 1981: 116), como dolo ancoriforme (Breuil, 1935: 112 y 134), o como pual (Bueno, 1995:
100). Bajo el cinturn hay una figura subtrapezoidal en relieve que ha sido interpretado como faldelln (Romero, 1981:
116). Del cinturn parten unas lineas verticales hacia abajo, que Bueno cree que podra ser otro arma (Bueno, 1995: 100).
La aparicin de lneas-diaclasas similares, con la misma direccin, en otras caras de la pieza nos llevan a considerar con
precaucin esta interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
La aldea se sita en la unin del amplio valle de Valdeavellano, por donde corre el arroyo Razn, con las estribaciones de
la Sierra de Carcaa, en la dehesa de la Tea. La cantera debi estar prxima ya que en la sierra Carcaa las rocas se
deshacen naturalmente en trozos tabulares.

Circunstancias del hallazgo


En un principio formaba parte de la tapia de un cercado prximo.

Contexto
Desde 1917 hasta 1923 fue usada como pasadera en un puente que cruzaba la acequia de Las Pasturas, en la que queda boca
arriba.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Numantino (Soria)

Taracena, B. (1924: 179-183); Romero Carnicero, F. (1981: 115-131, fig. 1 y lms. 1-3); Bueno, P (1995: 97-100)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LUNA/VALPALMAS
172
CAPTULO 7.1 Y 7.4
LOCALIZACIN
La Tia del Royo, Luna
Zaragoza
Cartografa
1: 50.000 N 284 (Ejea de los Caballeros) (coordenadas orientativas para
el topnimo, 0 54' 7''W/ 42 8' 37''N) (las coordenadas dadas por Galn
y Celestino no coinciden)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

133
68
44
arenisca

Soporte antropomorfo de bulto redondo (hombros y cuello sealados) fracturado y con la cabeza mutilada. A la altura del
pecho esta representado un escudo de cinco crculos concntricos, los tres exteriores con escotadura en "V" y el central a
modo de umbo. El espacio que queda entre los dos exteriores es decorado con un zigzag. En la zona del vientre (o cintura
segn Celestino) hay una lira (tipo Phormix homricas) muy detallada con una estructura decorada con motivos geomtrico
y al menos nueve cuerdas (Bendala, 1983; Celestino, 2001a: 454).

CONTEXTO
Emplazamiento
Valle situado al pie del monte de Monlora (657), una de las ltimas elevaciones al Sur de los Pirineos. Esta es una
importante zona de paso entre las cuencas de los ros Gllego y Arba, a travs de los que el valle del Ebro comunica con los
valles interiores de Los Pirineos.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas. Hallada en los terrenos de la partida "La Tiica"-"La Tia del Royo".

Contexto
Inicialmente publicada como procedente de Valpalmas, pocos aos ms tarde se rectifica para sealar que procede del
municipio de Luna y no Valpalmas (Fats y Martn Bueno, 1977: 234, nota. 9).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Zaragoza

Fats, G. (1975: 165-169 y lminas 1-3); Fats, G; Martn-Bueno, M. (1977: 234 y nota 9); Bendala Galn, M (1983: 141-146); Celestino,
S. (2001a: 453-454).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN MARTINHO 1
173
CAPTULO 7.1 Y 7.4
LOCALIZACIN
Castelo Branco
Castelo Branco
Cartografa
Vrtice geodsico de Sao Martinho (1: 25.000 N 292 (Castelo Branco)
(-140'09'' en Vilaa 1995: 80- 7 27' 40" W/ 39 48' 00" N aprox segn
Galn para el castro, 1993: 96).

CARACTERSTICAS FORMALES
163 (122)
Altura
65 (58)
Ancho
32 (25)
Grosor
Granito
Mat. Prima
Descripcin
Pieza fragmentada en la parte superior (quiz producto de su reutilizacin) y alisada en sus tres caras. Pudo ser una estela
reaprovechada como soporte de una composicin del estilo de las del SW, quiz por ello fue fragmentada (posibilidad
apuntada por Celestino, quien sugiere una posible estela-guijarro anterior. Sera necesario un estudio de detalle para
analizar el tipo de grabados empleados en los diferentes motivos. 1: Dos elementos verticales de difcil interpretacin (hoja
espada y astil alabarda?). Un elemento central que recuerda la silueta ancoriforme de las estelas alentejanas o el elemento
rectangular de estatuas-menhir del NW peninsular y SW de la Meseta Norte (Estas lneas son interpretadas por Celestino
como arcos, en 2001: 358). Dos lneas paralelas horizontales entre las cuales se disponen una serie de puntos a modo de
remaches, como si de un cinturn se tratara. De ste motivo parten multitud de lneas paralelas verticales. 2: Dos
antropomorfos esquemticos, uno junto a otro. A los lados de las figuras hay trazos curvos que podran ser interpretados
como brazos o como escudos. Cada figura tiene un casco de cuernos. Su cuerpo recuerda al elemento emblemtico
rectangular de algunas estatuas-menhir del NW peninsular.

CONTEXTO
Emplazamiento
A media ladera, vertiente NW, del Monte de Sao Martinho, junto a la muralla que rodea el castro pero en su exterior. As
queda reflejado en el mapa topogrfico de Tavares de Proena. No obstante, concluy que stas venan de la cima de la
loma. Recientes revisiones apoyan esta posibilidad (Vilaa, 1995: 404). El Monte de San Martinho es una elevacin aislada
junto a la ribera del Ponsul.

Circunstancias del hallazgo


Durante las excavaciones realizadas por Tavares de Proena.

Contexto
Se encontr en superficie en el Monte (Castro) de San Martinho, se excav el entorno, localizndose otras dos estelas pero
nada de material arqueolgico. Recientemente se ha confirmado la existencia de una ocupacin durante el Bronce Final en
la plataforma situada en la zona ms elevada del monte (Vilaa, 1995: 80; 250; Pinto, 1987: 20). En la ocupacin del
Bronce Final se ha documentado decoracin bruida (reticulados, zigzags simples, fajas paralelas, en X, motivos
triangulares), entre ellas tazas carenadas con decoracin tipo "Lapa do Fumo" (Vilaa, Pinto y Farinha, 1996: Est V). Aos
antes tambin se hall un fragmento de espada (Kalb, 1980: 31). Vilaa vincula a esta ocupacin un molde de piedra que
fue documentado por Tavares de Proena a 800 m al Sureste del poblado (Vilaa, 1995: 395).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Francisco Tavares de Proena Jr., Castelo Branco


N Inventario: 10.63 MFTPJ

Tavares de Proena, P. (1905: 9-14 y 2 figs.; 1906: 282-285); Breuil, H. (1933-35: T-IV.); Ramn y Fernndez de Oxea, J.R. (1955); Mac
White, E. (1947); Almagro Basch, M (1966: 32-35 y lmina 2); Celestino, S. (2001a: 357-358).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TALAVERA DE LA REINA
174
CAPTULO 7.1 Y 7.4
LOCALIZACIN
Talavera de la Reina
Toledo
Cartografa
1: 50.000 N 627

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

142
51
33
Granito

Soporte desbastado para sealar cabeza, cuello y hombros mediante estrechamiento del extremo distal distal del soporte,
mientras el resto del mismo es alargado y liso. Posibles dos fases (aunque los autores de su estudio opinan que es todo
contemporneo): 1: estatua-menhir: La superficie est regularizada y alisada por pulimento. El rostro est sealado por
ojos (cazoletas) y nariz en ligero relieve. Mediante esta misma tcnica parecen haber sido reproducidas las orejas.
Finalmente, mediante vaciado, la boca est representada por una figura oval. 2: estela del SW: La estatua-menhir es
reutilizada como soporte de una "estela de guerrero". Estos motivos estn realizados con grabados en U posteriormente
pulidos. En la zona inferior hay un escudo de crculos concntricos y remaches sin escotadura clara, quiz s el en crculo
exterior, y abrazadera. Sobre esta figura hay un antropomorfo esquemtico en movimiento, vestido, con la mano izquierda
exagerada y espada al cinto. El personaje podra estr tocado con un caso de cuernos. Junto a la mano hay un espejo de
grandes dimensiones. Otros trazos han sido interpretados como posibles lanza y fbula (Celestino no los menciona). Sobre
el antropomorfo hay un carro con eje sealado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Procedente de unos cerros al SW de Talavera llamados la "Barranca del guila", en un cortado fluvial del Tajo. En la
margen izquierda del Tajo, cerca del vado de Talavera.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr junto al camino vecinal.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Ruiz de Luna, Talavera de la Reina

Portela Hernando, D.; Jimnez Rodrigo, J.C. (1996: 36-43); Celestino, S. (2001a: 355)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

AGALLAS
175
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Agallas
Salamanca
Cartografa
1: 25.000 N551-I

CARACTERSTICAS FORMALES
101
Altura
38,5
Ancho
25
Grosor
Diabasa/
Pizarra
Mat. Prima
Descripcin
La superficie del soporte parece haber sido regularizada de forma natural, por la accin del agua. Los motivos estn
piqueteados y se encuentran tanto en el anverso como en los laterales, por lo que da sensacin de tridimensionalidad. En el
tercio superior est representada la cabeza rodeada por tres elipses concntricas, que representaran lo que en otras piezas
ha sido interpretado como manto/ tocado y collares. El trazado de estas elipses no se conserva ntegro por el deterioro de la
pieza. La parte superior de la cara est delimitada por una lnea semicircular y bajo ella estn representados ojos, nariz y
boca. Los brazos, que parten de los laterales, estn representados desde el hombro con dos lneas, dotndoles de cierta
bidimensionalidad. En el anverso los brazos estn rematados por los dedos reproducidos con lneas simples. En la
superficie del soporte hay otros trazos incisos que parecen ser posteriores. Hay un motivo que M.C. Sevillano ha
interpretado como "alabarda" (tipo Carrapatas), pero resulta difcil interpretar este elemento, ya que tambin tiene aspecto
anguliforme. Por otro lado P. Bueno comenta la existencia de zig zags en el dorso del monolito ejecutados en un trazo ms
fino, "indicando el desarrollo del manto del personaje" (Bueno, 1995: 101), lo que no hemos podido corroborar.

CONTEXTO
Emplazamiento
En un camino que lleva a la iglesia de San Pedro, en Agallas, en los terrenos limtrofes de la misma. El lugar est situado en
una suave ladera que desciende desde el Teso Gorilln hasta la vega del Arroyo de los Gatos, situado a unos 200m al W de
la Iglesia.

Circunstancias del hallazgo


Casual, al realizar el inventario de Bienes muebles eclesisticos de la dicesis de Ciudad Rodrigo.

Contexto
Reutilizada como mojn, hincada en el suelo en posicin invertida, en los lmites de los terrenos pertenecientes a la iglesia.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Martn Benito, J.L; Benito Alvarez, J.M. (1993); Sevillano San Jos, M.C. (1991: 107-115, fig.5 y lm. 7); Martn, J.I. y Martn, J.C.
(1994: 111); Bueno, P (1995: 101-102)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ARROCEREZO
176
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Alquera abandonada de Arrocerezo, Caminomorisco
Cceres
Cartografa
1: 50.000 (N574) ()

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

55
33
Grawaca

Sin preparacin previa. El grabado es ancho, de seccin en U. La representacin se adapta al soporte. El personaje
representado presenta cabeza, rostro con ojos, nariz y boca esquemticos, brazos, que surgen a partir de la cabeza a la altura
de la boca, y manos. Adornado con un "tocado" realizado con dos lneas semicirculares concntricas rellenas por una serie
de lneas verticales y paralelas entre s. En la parte superior el tocado est rematado por una serie de cazoletas y el sus
extremos por dos "colgantes". Los extremos del tocado estn unidos por una lnea transversal que pasa sobre la frente del
individuo. Presenta asimismo cuatro crculos concntricos que le rodean el cuello, a modo de collares, y, en el tercio
inferior, una lnea a modo de cinturn.

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera SE de un cerro rodeado de arroyos y que desciende abruptamente hacia el Sur hasta el ro de Los ngeles.

Circunstancias del hallazgo


F. Barroso y J. Roncero la descubren en el poyo de una alquera abandonada.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de las Hurdes? (Horcajo)

Bueno, P y Gonzlez, A. (1995: 98-99 y fig.2); Bueno, P (1995: 112 y fig. 35:3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BELALCZAR
177
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca El Mato, Belalczar
Crdoba
Cartografa
1:50.000 N 807 Chilln (125'10''W, 3840'40''N segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
55
15
Cuarcita

Fragmentada en la parte superior afectando a los grabados. Dos semicrculos paralelos compartimentados se sitan sobre
una figura humana esquematizada con manos sealadas (con 4 dedos). Un elemento podra representar un pendiente y a los
lados del tronco dos crculos rellenos podran representar los pechos. Hay adems cuatro posibles objetos. Uno, situado
bajo la mano derecha, fue considerado en la publicacin inicial como posible hacha enmangada, aunque recientemente se
han identificado dos trazos de tcnicas diferenciadas y se ha propuesto una posible espada (Domnguez de la Concha et alii,
2005: 22). Bajo la mano izquierda del personaje hay otros trazos que Celestino ha identificado con un posible instrumento
musical (2001: 403).

CONTEXTO
Emplazamiento
En una suave ladera, junto a la vega del ro Guadamatilla. Junto a la confluencia de los ros Guadamatilla y Zjar, cerca del
vado de La Junta. La vega del Guadamatilla es, segn Galn (1993: 106) el camino que comunica la zona de Cabeza del
Buey-Capilla con el valle del Guadalquivir al Sur.

Circunstancias del hallazgo


Casual, estaba removida en el suelo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Enrquez, J.J.; Celestino, S. (1984: 243-245, Fig. 5 y Lm. I, 4); Celestino, S. (2001a: 403-404); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez
Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 22-23).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BODONAL
178
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca Valeria Julia, Bodonal de la Sierra
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 896 (Higuera la Real) (6 35' 1" W/ 38 9' 1" N por
publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

38
34
12
Granito

Fragmento de estela. Presenta un tocado de tres bandas, dos de ellas reticuladas. La tercera es lisa y est rematada por dos
crculos (posibles pendientes). El rostro (ojos, nariz y boca) est delimitado a la altura del cuello por dos trazos paralelos y
en su interior hay dos pequeas cazoletas. Otras pequeas cazoletas dispersas por la cara podran tener carcter intencional.

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca est situada en la ladera de la sierra junto a arroyos que confluyen para unirse al arroyo Moriano, afluente del
arroyo del Sillo. La cuenca del arroyo del Sillo est situada entre las sierras ms septentrionales del sector occidental de
Sierra Morena.

Circunstancias del hallazgo


Formaba parte del pavimento de la entrada de un casero en la finca.

Contexto
A unos 10 km al SW, en la desembocadura del arroyo del Sillo, se hall la estela de Capote.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Berrocal Rangel, L. (1987a: 83 y fig. 1); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 38-39).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAMBROCINO
179
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Cambrocinos, Caminomorisco
Cceres
Cartografa
1:25.000 N551-IV

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

54
20
Diabasa

Rotura en el lateral derecho. Grabado en su totalidad. Los rasgos antropomorfos son bastante completos: ojos, cejas, nariz,
boca, mano derecha con dedos y las dos piernas con pies. Presenta tocado y collares.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerca del pueblo, junto al arroyo de Tapias. Segn Sevillano apareci en el puente del arroyo de Cambrocino, en un corral
de colmenas (Sevillano 1991: 103)

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa de Vicente Martn (Cambrocino)

Barroso, F en Diarios "Extremadura" (1-6-83) y "Hoy" (27-10-84); Bueno Ramrez, P (1986: 65; 1987a: 451 y lm. 1; 1995: 112 y fig.
35:2); Sevillano, M.C. (1991: 103)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 1
180
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca La Moraleja, Capilla
Badajoz
Cartografa
1:50.000 N 807 (Chilln)
publicadores).

(1 21' 20" W/ 38 45' 32" N segn

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

83
54
18
Cuarcita

El soporte presenta una superficie lisa preparada. El grabado es plano y no muy profundo. Es una figura humana muy
esquematizada en la que se sealan los pechos. Presenta tambin un collar segmentado exento. A los lados de la cabeza
presenta dos puntos que se han interpretado como pendientes. Sobre el antropomorfo hay una figura (diadema?) compuesta
por dos semicrculos concntricos delimitados en cada uno de sus extremos por un pequeo crculo. El interior de estos
semicrculos est segmentado por lineas radiales. Al exterior de la diadema hay una serie de puntos. A la izquierda del
personaje hay un rectngulo piqueteado todo l que se ha interpretado como "cinturn" (Enrquez y Celestino, 1981-82:
206) o como instrumento musical (Celestino, 2001: 372), aunque tambin podramos considerarlo un posible lingote a la
luz de los ejemplares publicados recientemente (Murillo et alii, 2005).

CONTEXTO
Emplazamiento
Entre la margen derecha del Guadalmez, poco antes de su unin con el Zjar, y la vertiente sudeste de la Sierra de la
Moraleja. Ribera del Guadalmz, en donde hay un estrechamiento en las montaas de ambas mrgenes, en el fondo del
valle.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas.

Contexto
Se encontr en un majano a unos 500 m de Capilla II (Enrquez, 2006: 165)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Enrquez Navascus, J.J.; Celestino Prez, S. (1981-82: 203-209, Fig. 1 y lm. 1); Celestino, S. (2001a: 371-372); Domnguez de la
Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 16-17).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CEREZAL 1
181
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
El Cerezal, Nuomoral
Cceres
Cartografa
1: 25.000 N 551-IV
Localizacin segn Topnimo

CARACTERSTICAS FORMALES
60
Altura
28
Ancho
14
Grosor
Canto
rodado
Mat. Prima
Descripcin
Con una misma lnea se delimitan cara, hombros y brazos (una mano). Diadema muy erosionada. Pectoral con una lnea.
Grabado profundo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje de "La Lancha" (posiblemente en la "La Lancha de la Era del Mijo", ver Cerezal II), en la terminacin del
cortafuegos del pico "Las Tiendas", en la ladera de un monte que desciende hasta conectar con El Collado, alrededor del
cual concluyen los ros Hurdano y su afluente el ro Malvedillo. El Paraje de la Lancha desciende hacia el ro Hurdano.

Circunstancias del hallazgo


Era parte de un muro divisorio de fincas. Segn se indica en la publicacin de Cerezal II, sta se encontr en la misma finca

Contexto
Referencias orales: Hincada en el suelo, a su lado unas lajas de pizarra formaban como una sepultura y en su interior fue
hallada una urna o puchero. No se pudieron comprobar dichas referencias. La estela de Cerezal II se hall posiblemente en
las proximidades. En el lmite SE del monte est situado el poblado de El Collado (fortificado, Calcoltico y posiblemente
Bronce), donde confluyen los ros Malvedillo y Hurdano, a poco ms de 1 Km del lugar en el que se hallaron las estelas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Sevillano, M. C. (1982: 165-171)

Domicilio del Sr. Iglesias, forestal de ICONA?

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CEREZAL 2
182
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
El Cerezal, Nuomoral
Cceres
Cartografa
1: 25.000 N 551-IV
Localizacin segn Topnimo

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

98
30
Pizarra

Soporte totalmente alisado. Presenta un tocado semicircular y un cinturn simple que rodea toda la figura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Apareci en "La Lancha de la Era del Mijo" situada en una ladera muy inclinada que desciende en esta vertiente NE hasta
el ro Hurdano. Hacia el SE las cotas descienden hasta El Collado, elevacin delimitada al N-NE por el ro Hurdano y por
el Sur por el ro Malvedillo. En el extremo SE de El Collado confluyen ambos ros. Este sector de las Hurdes se caracteriza
por presentar un relieve muy pronunciado, por valles en V. Esta zona est bastante aislada del Sur de Salamanca pero hay
una ruta, a travs del valle del ro Hurdano y a travs del Puerto de Robledo.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Se encontr en la misma finca que El Cerezal I (Bueno, 1987: 451). En el lmite SE del monte est situado el poblado de El
Collado (fortificado, Calcoltico y posiblemente Bronce), donde confluyen los ros Malvedillo y Hurdano, a poco ms de 1
Km del lugar en el que se hall la estela 2 del Cerezal y, posiblemente la 1.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Barroso, F. en Diarios "Extremadura" (1-6-83) y "Hoy" (27-10-84); Bueno Ramrez, P (1986: 65; 1987a: 451 y lm. 1; 1995: 111 y fig.
36:1); Sevillano, M.C. (1991: 101)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIUDAD RODRIGO 1
183
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Ciudad Rodrigo
Salamanca
Cartografa
1:50.000 N 525

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

40
20
14
Basalto

La representacin se adapta al soporte, un guijarro. El rostro, muy esquemtico, se realiza sealando los ojos, nariz,
mediante un trazo simple, y boca. En la parte superior delimitan la cara tres lneas semicirculares concntricas rellenas de
lneas perpendiculares trazadas a intervalos regulares. En la parte inferior, estn representados los collares por un crculo
que cerrara en la cara y dentro de l tres lneas circulares concntricas. No hay distincin de cabeza y cuerpo. Los brazos
estn grabados de forma lineal, con las manos, dndose el hecho singular de que el brazo izquierdo de la figura parece
haber sido rectificado. Tambin estn representados las piernas y pies.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerro sobre el ro gueda. Se encontr en las obras de alcantarillado en la Plaza del Trigo, intramuros. (plaza del poeta
Cristbal de Castillejo? ref. oral)

Circunstancias del hallazgo


Contexto
No

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional (Expuesta)

Cabr Aguil, J. (1930); Almagro Basch, M. (1969: 321-322 y fig. 14 y lm. 1); Martn, J.I. y Martn, J.C. (1994: 106-109).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIUDAD RODRIGO 2
184
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Zamarra, Ciudad Rodrigo
Salamanca
Cartografa
1:50.000 N 526

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

120
39
Arenisca

Bloque redondeado por la erosin. Segn Rada las incisiones son firmes y no demasiado profundas. Sin embargo P. Bueno
apunta que mientras el grabado de los rasgos antropomorfos tiene seccin en U, el del cinturn es en V. Presenta un tocado
que consta de dos partes: una exterior y otra que llega hasta las mejillas. La cara est delimitada cuadrangularmente y
presenta ojos, nariz y boca. La figura se complementa con brazos, dedos y collares. El cinturn es simple y rodea a toda la
pieza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
En 1965 en el Castro Lerilla por Rada y se traslada al Instituto de Enseanza Media.

Contexto
Se encontraba en un castro abandonado, llamado Lerilla.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa Municipal de Cultura de Ciudad Rodrigo

Rada Garca, E. (1967/69: 18-20); Bueno Ramrez, P. (1983a: 9-14 y fig. 1; 1987a: 451,452); Martn, J.I. y Martn, J.C. (1994: 109-110).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CRATO
185
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Crato
Portalegre
Cartografa
1: 25.000 N 358 (Crato) ???

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

30
21
13
Granito

Fotografa: Almagro Basch, 1966

La cara, semicircular con ojos y nariz, est delimitada en la zona inferior por un surco horizontal. A partir de esta lnea
surgen hacia abajo una serie de semicrculos concntricos que representan collares. Los laterales y parte superior de la pieza
estn decorados con un entramado de lneas que se cruzan entre s. Este elemento podra ser interpretado como tocado/
manto o arreglo del cabello.

CONTEXTO
Emplazamiento
Se encontr en una herdade de Crato, pero no se conoce el lugar concreto.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belm (Lisboa)

Vasconcelos, J. L. (1910: 33 y fig. 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 5/LA BERFILLA


186
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca de La Berfilla, camino de Santa Eufemia
Crdoba
Cartografa
N807 (Chilln) 38 42 30N/ 1 20 40W (segn Celestino, 2001: 401)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

36
49
13
Caliza

Se conserva la parte correspondiente a la cabeza. Diadema de cuatro semicrculos concntricos de los cuales los dos ltimos
estn rellenos por una serie de lneas radiales. En torno a los ltimos crculos hay una serie de motivos circulares que se
prolongan alrededor de toda la diadema.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al arroyo de la Caada, en un valle.

Circunstancias del hallazgo


Hallada al arar un campo

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa del Sr. D, Jos Domnguez Exojo (C/ Carrera 28, Villanueva de la Serena)

Bueno, P. et alii (1984: 479-480); Celestino, S. (2001: 401)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GRANJA DE TONIUELO
187
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca Granja de Toniuelo, Jerez de los Caballeros
Badajoz
Cartografa
1:50.000 N 875

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

138
67
42
Granito

Cara (ojos, nariz y boca) con collares, diadema con hoyos tambin, brazos con manos. Cinturn bien marcado con doble
lnea de clavos. En la parte inferior Bueno identifica las piernas (Leisner lo descarta), una de ellas bien marcadas. Zigzags
en el sector derecho (Manto?).

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca es un llano o depresin situada entre sierras, que discurre en direccin Sur hasta conectar con el ro Ardila.

Circunstancias del hallazgo


Laboreo agrcola

Contexto
En la misma finca se encuentra el sepulcro de falsa cpula y corredor largo de Granja de Toniuelo, con un tmulo de 90 m
de dimetro (Carrasco, 2000). G. Leisner indica que la estela se encontr en la misma finca pero seala que el el lugar del
hallazgo no haba vestigio alguno de estructuras megalticas. En la actualidad la finca es de reducido tamao (menos de 40
ha). Si fue as en los aos 1930' la distancia mxima que pudo mediar entre estela y sepulcro fue de 700m.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Leisner, G. (1935: 129-134 y figs. 1 y 2); Almagro Basch, M (1972: fig. 15 y lm. 11); Bueno Ramrez, P (1984: 608-611 y fig. 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GUARDA
188
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Tapada, A-de-Moura/ Demoura, Santana da Azinha
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 214 (UTM 29 TPE 651,90/4479,95 segn publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

102
42
32
Granito

Fotografa: Museu de Guarda

La superficie del soporte fue previamente regularizada. En el extremo distal del soporte se realizaron dos grandes
escotaduras laterales para darle forma antropomorfa. En este tercio superior est representada la cabeza con los restos de un
tocado. El rostro est enmarcado en un valo y presenta ojos, nariz y boca. Bajo l hay collares adornando la zona del
pecho, representados por cuatro semicrculos. Bajo stos el cinturn bajo ste estn representados los brazos con dedos. En
ambos laterales de la estela vemos una gruesa lnea vertical desde la altura de los hombros hasta el cinturn en el lado
izquierdo de la pieza (luego la lnea se pierde), mientras en el otro lateral se une al brazo. Probablemente estn
representando los brazos. Recorriendo el reverso de la pieza de lado a lado, hay dos lneas paralelas entre s ligeramente
inclinadas hacia abajo en el lateral derecho. Esta banda se une a la lnea que representa el brazo en el lateral derecho,
mientras en el lado izquierdo la mala conservacin de los grabados impide ver esta conexin. M. Osorio, ve en el brazo
izquierdo un brazalete de 6 cm de ancho y un serpentiforme. Sealan tambin la existencia de un smbolo flico que dotara
de carcter masculino a la pieza y que ha sido parcialmente borrado, no se sabe cundo. (Silva, 2000: 230, 233)

CONTEXTO
Emplazamiento
El lugar de Tapada est en terrenos llanos que son parte de la cuenca del Adao. El paisaje del sector est suavemente
ondulado, es una amplia depresin situada entre las Serra de Estrela y la Sierra de Malcata, que es parte del lmite SW de la
Meseta Norte. Se trata de una importante zona de paso entre la Beira Alta y la Baja y la Meseta Norte y el SW peninsular.

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin en el alto Coa.

Contexto
Se encontraba hincada en el suelo, apoyada en un muro que delimita el camino entre A-de-Moura y Santa Madalena. Se
realiz una prospeccin en el lugar pero no se hallaron restos que pudieran contextualizar la pieza.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Silva, M.D.O. (2000)

Museo de Guarda (N Inv. 1464-D)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HELECHAL
189
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Helechal
Badajoz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Indita

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Com.pers. M. Almagro-Gorbea

Particular

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 1
190
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

42
37
12
Pizarra

El soporte est fragmentado y se ha perdido la parte inferior. El grabado es profundo. La figura se representa linealmente.
La cabeza est adornada con una diadema segmentada por una serie de lneas. En la cara estn representados los ojos y la
nariz de forma esquemtica, adems de una serie de hoyitos que presentan la misma ptina. El rostro est separado del
cuerpo por una lnea transversal. Bajo esta lnea y en conexin con los trazos de la diadema nacen las lneas que
representan los brazos y dos de los semicrculos que representan los collares. En el interior de estos semicrculos hay un
tercero que completa el adorno a modo de collar.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Era la losa de escabel bajo una pila de lavar

Contexto
Parte alta del Teso del Medio o del Cabezo, que separa la vaguada del regato del Perro y el de las Helechosas. Entre
campos de cultivo cerealista. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 86-88, fig. 3 y lm. 1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 2
191
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero)
)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

66
32
14
Granito gris
oscuro muy

Soporte completo pero con los grabados muy erosionados. El rostro estn enmarcado por una diadema parcialmente
perdida, compuesta por dos semicrculos segmentados. En el rostro estn representados los ojos y la nariz, as como una
serie de hoyitos y lneas oblicuas entre s que no parecen responder a ningn esquema preestablecido. El rostro est
separado del resto del cuerpo por una lnea simple horizontal. Como continuacin de las lneas de la diadema en la parte
inferior estn representados brazos (erosionados) y un semicrculo a modo de collar en cuyo interior hay otros dos
semicrculos. En el interior del ltimo semicrculo hay dos lneas paralelas verticales que se han interpretado como barba o
colgantes. En el tercio inferior del soporte est representado el cinturn con remaches.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada al repoblar de pinos la zona

Contexto
A la izquierda del arroyo de Helechosas, en el rellano del Colmenar. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 88-91, fig. 4 y lm. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 3
192
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero) (6 30' 48" W/ 40 14' 00" N Galn
a partir del plano)(40 14' 10'' N/ 2 47' 30'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

68
33
17
Caliza

Slo se conserva un fragmento de la estela. La superficie es plana. Solo se conserva la representacin parcial de collares,
cinturn con remaches y una mano.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada al repoblar de pinos la zona, entre el boscaje.

Contexto
Una hondonada en el cauce alto de Las Helechosas. Se encontraron juntas la estela del SW y las estelas con tocado III-VI.
Referencias orales indican que se encontraron enhiestas. Se refirieron a la aparicin de unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante grandes. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 91-93, fig. 5 y lm. 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 4
193
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero) (6 30' 48" W/ 40 14' 00" N Galn
a partir del plano)(40 14' 10'' N/ 2 47' 30'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

69
38
13
Basalto

Soporte daado por la erosin afectando a los grabados y fragmentado. El rostro est enmarcado por los restos de una
diadema mal conservada. Tiene representados los ojos, la nariz y la boca. Una lnea horizontal separa el rostro del cuerpo.
Bajo esta lneas, en conexin con las lneas que definen la diadema, hay tres semicrculos que parecen representar los
collares. En un lateral del soporte se conservan los restos de una mano, mientras que en la zona mesial se conserva un
cinturn simple.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada al repoblar de pinos la zona, entre el boscaje.

Contexto
Una hondonada en el cauce alto de Las Helechosas. Se encontraron juntas la estela del SW y las estelas con tocado III-VI.
Referencias orales indican que se encontraron enhiestas. Se refirieron a la aparicin de unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante grandes. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 93-95)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 5
194
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero) (6 30' 48" W/ 40 14' 00" N Galn
a partir del plano)(40 14' 10'' N/ 2 47' 30'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
46
18
Granito

Piqueteado y alisado de la superficie como en otros casos de Hernn Prez. El soporte presenta superficie desconchada en
la parte superior derecha afectando a los grabados. Representacin de tres valos concntricos. En el interior del primero
est representado el rostro con ojo (conserva uno), nariz y boca. Los dos ms exteriores, en la parte superior est
segmentados a modo de diademas. Los tres valos estn divididos en su tercio inferior por una lnea horizontal que separa
el rostro del resto del cuerpo. En la parte inferior las lneas curvas representan collares. De los laterales del soporte nacen
dos brazos esquemticos que acaban en manos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada al repoblar de pinos la zona, entre el boscaje.

Contexto
Una hondonada en el cauce alto de Las Helechosas. Se encontraron juntas la estela del SW y las estelas con tocado III-VI.
Referencias orales indican que se encontraron enhiestas. Se refirieron a la aparicin de unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante grandes. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 95-97, fig. 7 y lm. 5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 6
195
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero) (6 30' 48" W/ 40 14' 00" N Galn
a partir del plano)(40 14' 10'' N/ 2 47' 30'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

86
40
19
Granito

El rostro est enmarcado en el interior de tres cuadrados concntricos, segmentados por una serie de lneas. El rostro
presenta cejas, ojos, nariz y boca, as como una serie de hoyitos. La parte inferior del rostro slo est delimitada por una
lnea simple, bajo la cual estn dispuestos dos pequeos semicrculos a modo de collares. Bajo esta lnea y en conexin con
el cuadrado de la zona superior ms exterior nacen los brazos, muy esquemticos. En el tercio inferior del soporte est
representado un cinturn con remaches.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Encontrada al repoblar de pinos la zona, entre el boscaje.

Contexto
Una hondonada en el cauce alto de Las Helechosas. Se encontraron juntas la estela del SW y las estelas con tocado III-VI.
Referencias orales indican que se encontraron enhiestas. Se refirieron a la aparicin de unas sepulturas de forma
paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante grandes. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional (Exposicin)

Almagro Basch, M. (1972: 97-99, fig. 8 y lm. 6); Bueno Ramrez, P. (1984; 1995: 110 y fig. 34:1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ 7
196
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

37
37
16
granito

Estela fragmentada y erosionada. Slo se conservan los grabados de un cinturn con remaches, dos lneas semicirculares
que podran ser los restos de un collar y en los laterales dos brazos con sus manos, una prcticamente desaparecida por la
erosin.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


La encontr un lugareo lo guard en la caseta de su huerta durante muchos aos.

Contexto
En las huertas del arroyo de Canillas, al cruzar la loma entre los arroyos del Perro y Canillas. En la Dehesa se conocen
varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 99-100, fig. 9 y lm.7)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA LANTEJUELA
197
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
La Lantejuela, Osuna
Sevilla
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

63
22
21
Caliza

Rostro enmarcado por un adorno perpendicular al plano (Diadema?). Un elemento horizontal a modo de baquetones
representa hombros y cuello. Bajo l presenta collares, brazos con manos y dedos y un tronco esquemtico que se subdivide
en la zona inferior para representar las piernas, acabadas en pies. Un cinturn en huecorrelieve, con remaches, delimita la
cintura. La figura se adapta al soporte, aunque los laterales no presentan ningn trazo de representacin. Oliva ve
representados los senos por dos crculos en relieve (1983: 134)

CONTEXTO
Emplazamiento
Indeterminado

Circunstancias del hallazgo


Galn (1993: 109) dice que procede del comercio de antiguedades, aunque s de esa zona.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla

Oliva Alonso, D. (1983: 131-139, fig. 2 y lm. I)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LOS SANTOS
198
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Los Santos
Salamanca
Cartografa
1: 50.000 N528

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

165
63
13
Cuarcita

Calco: Bueno, 1991a

Soporte de seccin oval muy aguzada en los extremos. Presenta tocado, cuya representacin se realiza grabando trazos
paralelos y aprovechando las fisuras naturales. Se distinguen con dificultad los ojos, nariz y un serpentiforme conectado a
ella. Bueno distingue una figura triangular en bajorrelieve en el tercio inferior que interpreta como posible hoja de alabarda
(1991 p. 86). Se pueden distinguir restos del brazo derecho.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Salamanca

Bueno Ramrez, P (1987a: 452; 1991a: 84-85, lm. 1; 1995: 100, 123 y fig. 26: 1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

NOSSA SENHORA DE LA ESPERANA


199
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Esperana, Arronches
Portalegre
Cartografa
???

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

37
27
Arenisca

La pieza est fragmentada, conservndose la parte superior del antropomorfo. El soporte es plano por lo que la
representacin es bidimensional. El rostro est delimitado por un "tocado" realizado a base de lneas semicirculares y
puntos. Ojos y nariz estn representados de forma sumaria. La rotura est a la altura del "cuello".

CONTEXTO
Emplazamiento
El valle de Valdejunco est a 1,5 km al Este del pueblo fronterizo de la Esperana, en la parte opuesta de un can de la
parte meridional de la Sierra de Mamede, y transversal a l.

Circunstancias del hallazgo


La encontr Breuil junto a un camino (entre Esperana y Valdejunco)

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Breuil, H. (1917: 26 y fig. 5; 1933-35: T-IV)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEDRA DA ATALAIA 2
200
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Salgueirais, Celorico da Beira
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 191 (635071/4493117 UTM, segn Lobao et alii)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

31
37
12
Granito

Losa decorada por una de sus caras. Muy deteriorada por la erosin y fragmentada, por lo que se han perdido parte de los
grabados. Un tocado esquematizado, reticulado en su interior. Bajo este motivo se detecta parte de dos crculos
concntricos que se pierden por la fractura de la pieza (escudo?). En la fotografa se distinguen otros trazados que podran
ser parte de las extremidades superiores y rostro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerca de la cima de Pedra Atalaia, a unos 1100 m, en la Serra de Ralo, vertiente septentrional de la Serra de Estrela, desde
donde se domina el valle del ro Mondego, principal va de comunicacin natural entre la Beira Litoral y la Meseta Norte.

Circunstancias del hallazgo


Estudio de impacto ambiental - prospeccin.

Contexto
Junto a la estela de Pedra da Atalaia 1, con escudo, espada y espejo.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Parque Arqueolgico do Vale do Ca

Inditas. Agradecemos a Sofa Gomes el conocimiento de estas piezas y la informacin que desinteresadamente puso a nuestra disposicin.
Noticia preliminar: Lobao, J.C., Marques, A.C.; Neves, D. (2006: 35)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

RIOMALO
201
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Riomalo de Abajo, Caminomorisco
Cceres
Cartografa
1:50.000 N552

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

39
26
10
Grawaca

La representacin se acopla al soporte (guijarro, piedra de molino). Su rostro, esquemtico, presenta cejas, ojos, nariz y
boca. Este est delimitado en la parte superior por un tocado o diadema compuesto por tres lneas semicirculares paralelas
entre s, unidas en el extremo por un nica lnea, y rellenas por una serie de trazos perpendiculares a stas. En la parte
inferior hay otras tres lneas curvas, paralelas, en cuyos extremos estn unidas por un lnea perpendicular. Entre la diadema
y los collares presenta unos crculos laterales (orejas o broches). Del crculo izquierdo nace un apndice interpretado como
trenza. No hay seal de cuello (trazo) y s de cinturn simple (le rodea?). Presenta brazos con manos y piernas con pies que
parten del cinturn de forma muy esquemtica

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al ro Ladrillar, cerca de su confluencia con el ro Alagn.

Circunstancias del hallazgo


Formaba parte de un muro divisorio de fincas

Contexto
Formaba parte de un muro divisorio de fincas. R. Grande del Bro apunta que esta estela procede de la localidad salmantina
de Cabaloria (pueblo abandonado en la actualidad y muy cercano a Riomalo), siendo trasladada posteriormente a Riomalo
(Martn y Benito, 1987: nota 8).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular

Cuadrado, E (1974: 8-10 y lms. 1 y 2); Bueno Ramrez, P. (1984; 1995: 110-111 y fig. 34:2); Martn Benito, J.I. y Benito lvarez, J.M.
(1993: Nota 8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ROBLEDILLO DE GATA
202
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Robledillo de Gata
Cceres
Cartografa
1:50.000 N574

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
33
Pizarra

Grabado profundo. Cara ovalada. Ojos, nariz y boca con comisura. Ovalo que forma la "diadema" y los collares. Sobre la
diadema 22 puntos. Dos brazos, el de la derecha de la pieza con mano. Dos lneas verticales naturales.

CONTEXTO
Emplazamiento
En el paraje "El Bardal", en la ladera occidental de la Sierra de la Bolla, a sus pies y junto al nacimiento del ro rrago.

Circunstancias del hallazgo


Lo debieron desenterrar cuando realizaron las obras de la carretera CC-7.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Sevillano San Jos, M.C. (1974: 145-150); Bueno Ramrez, P (1984; 1995: 111 y fig. 34: 3); Martn, J.I. y Martn, J.C. (1994: 111-114).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SALVATIERRA DE SANTIAGO 1
203
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Salvatierra de Santiago
Cceres
Cartografa
1:50.000 N 730

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

68
17
14
Granito

Soporte pulimentado previamente, menos la base que est en bruto, lo que nos indica que estuvo hincada. Grabado de
seccin en U. Vemos clara la intencin de dar tridimensionalidad a la imagen. El tocado o cabello, compuesto por una serie
de trazos verticales, est tambin presente en la parte trasera. Los collares, tres lneas circulares concntricas, nacen en una
lnea que limita el rostro. La cara est sealada tan solo por una linea vertical que representa la nariz, a cuyos lados se
encuentran dos pequeos crculos a modo de ojos. Los brazos que nacen en los laterales dndole a la figura ese aire de bulto
redondo. De la misma manera el cinturn (lnea) rodea la figura. Entre los collares y el cinturn hay dos crculos que
representan los pechos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Entre el arroyo de Peita y el camino entre Botija y Salvatierra, junto a una caada. Terreno que desciende suavemente
hasta el ro Tamuja.

Circunstancias del hallazgo


En una finca situada entre el arroyo y el camino comentados.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Gonzlez Cordero, A.; Alvarado Gonzalo, M. (1983); Gonzlez Cordero, A.; Alvarado Gonzalo, M. (1986: 259-265)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORREJN RUBIO 2
204
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Finca El Oreganal, Torrejn el Rubio
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 651 (Serradilla) (5 59' 58" W/ 39 47' 00" N para casas finca
en Galn 1993: 97)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

91
45
9
pizarra

Rota por los dos laterales y en la zona inferior afectando a los grabados. Figura humana con brazos y piernas y una mano.
Rostro esquemtico inscrito en un crculo representado por una diadema exenta compuesta por varios crculos concntricos
en cuyo interior hay lneas radiales. Cinturn con remaches ajustado (broche segn Celestino). Elemento rectangular a su
derecha que se interpreta como broche de cinturn con garfios (Almagro), peine (Fernndez) o instrumento musical
(Celestino). Una fbula de antenas con resorte.

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca es una llanura elevada rodeada por el arroyo de la Vid, junto al que el terreno se hace abrupto. Este arroyo
desemboca en el Tajo pocos Km al Norte, en donde se encuentra el vado de Monfrage, zona en la que se conecta con el
valle el Titar que discurre hacia el NE. La finca del Oreganal est al pie de la Sierra de Las Corchuelas, en Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


En la finca de "El Oreganal"

Contexto
Se encontr junto a TR I (Ramn, 1950: 299)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Cceres

Fernndez de Oxea, J.R. (1950: 299-300 y fig. 12 y 27); Almagro Basch, M. (1966: 86-88, Fig. 27 y lmina 22); Celestino, S. (2001a:
331).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORREJN RUBIO 5
205
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
Torrejn Rubio
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N651 (Serradilla)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

51
37
16,5
pizarra

Grabado ancho, seccin en U. Se han elaborado la cabeza y collares del personaje. Rodeando la cabeza aparece un tocado
(incompleto) realizado con dos semicrculos concntricos, cuyo interior est seccionado en una serie de espacios
cuadrangulares. El rostro consta nicamente de ojos y nariz. La cabeza est separada del resto de la representacin por una
lnea transversal. Bajo dicha lnea transversal tres semicrculos a modo de collares.

CONTEXTO
Emplazamiento
Torrejn Rubio est situado junto al arroyo de La Casa, en una zona en la que inicia la penillanura. A 5 km al NW est el
vado de Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr en los escombros de una calleja del Corral Concejo en Torrejn Rubio

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Soria Sanchez, V. (1983); Bueno, P y Gonzlez, A (1995: 99-100 y fig.3); Lpez Martn, J. (21-12-1980, Diario Hoy. Cceres)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ZARZA CAPILLA 2
206
CAPTULO 7.2
LOCALIZACIN
(El Pedregal en ficha de Museo, Los Llanos en el catlogo)
Zarza Capilla
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln) (5 10' 39" (1 28' otro meridiano)W/ 38 48' N

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

42
33
16
Arenisca

Fragmento superior de estela en la que aparece una figura humana piqueteada, muy esquemtica, sobre la que hay un
elemento semicircular (a modo de diadema) que se prolonga hacia abajo de forma recta.

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje llano que desciende suavemente hasta el arroyo del Amarguillo (situado a casi 400 m), donde los grandes bloques de
cuarcita son abundantes, en las estribaciones occidentales de la Sierra de Torozo, un Km al sur de zarza Capilla. En la otra
vertiente de esta sierra se encuentra el ro Zjar.

Circunstancias del hallazgo


Hallada en una zona en la que se han acumulado piedras procedentes de la dehesa boyal.

Contexto
En el mismo lugar que Zarza Capilla 1.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino, S. (2001a: 382); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 33-34).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ABELA
207
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Heredad Las Pereiras, Abela, Santiago de Cacm
Setbal
Cartografa
1: 25.000 N 517 (Sao Bartolomeu da Serra, Santiago do Cacm)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

217
74
8
Esquisto

El soporte est completo y los motivos en altorrelieve. Situado en el centro est el motivo ancoriforme y sobre l dos lneas
verticales, posibles correas. A la derecha del ancoriforme hay una espada de enmangue con remaches y con correa,
mientras que a su izquierda hay una alabarda enmangada en un astil largo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Heredad "Las Pereiras", situada a casi 3 km al NW del pueblo de Abela, en tierras llanas situadas junto a la Ribeira da
Corona.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
Aunque Heleno la publica como procedente de S. Bartolom da Serra, Almagro rectifica esta referencia sealando que
apareci en Abela. En el ao 1966 se seala que las prospecciones realizadas en la zona hasta entonces no haban
encontrado resto arqueolgico alguno en el sitio.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Santiago de Cacm

Heleno, M (1933: 186-189, lm. 12); Almagro, M (1966: 63-65, fig. 19 y lm. 14)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALFARROBEIRA
208
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
San Bartolomeu de Messines, Silves
Faro
Cartografa
1: 25.000 N 586 (Amorosa) (GAUSS W784 338, sg. publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

170
44
32
Arenisca

Soporte paraleleppedo con la cara frontal alisada cuidadosamente y los laterales desbastados. Todo parece indicar que se
trata de un menhir flico con cazoletas que fue reutilizado en la Edad del Bronce como soporte. Las cazoletas aparecen en
el lateral izquierdo de la estela dispuestas verticalmente en lnea. En el centro est representado el extremo superior de un
ancoriforme en altorrelieve. De su parte inferior nacen dos lneas incisas paralelas verticales que se cierran con un pequeo
trazo horizontal. De la parte superior lateral del ancoriforme surgen dos correas realizadas con trazos incisos rellenos de
pequeas lneas oblicuas. Estas correas no continan en la parte posterior de la estela. En la cara posterior hay al menos tres
cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sitio emplazado en la cuenca alta del ro Arade, en plena Sierra de Monchique de relieve muy accidentado. El ro Arade es
la va natural de acceso al hinterland, adems de ser navegable para barcos de poco calado. El Arade es una cuenca de
contacto entre el interior y la costa (Minas y cobre) (Gomes, 1994: 16 y 138)

Circunstancias del hallazgo


Reutilizada

Contexto
Por refs. de J.L. Cabrita a Beirao se sabe que en los 50 la estela se encontr asociada a una de las cistas que hoy se conocen
de Alfarrobeira (Necrpolis I, Sepultura 2). Las referencias sealan que en esa cista se encontr un vaso cermico con pies
(Beirao, 1973: 205). Tambin sealan que la estela se encontraba tumbada longitudinalmente en el lado Este de la cista
(orientada N-S). Su extremidad proximal estaba hacia el Norte, junto a la fosa que excavaron. Las excavaciones han
documentado en el extremo Norte de la cista una pequea fosa de fundacin, lo que aporta verosimilitud a estas referencias.
La necrpolis est compuesta por 13 sepulturas, todas cubiertas por tmulos menos las 1 y 2. La estela marcara la
necrpolis para el que viniera por un camino desde el Sur, entre el ro y la necrpolis (Gomes: 71 y 72). La necrpolis est
datada en la I Edad del Bronce, aunque alcanza los albores de la II Edad del Bronce (1600/1500 a.C. / H. Atalaia),
momento del que datan las cistas 1, 2 y la estela. Iconogrficamente la estela es de tipo A, que segn el modelo tradicional,
son las ms antiguas. Recientemente la necrpolis fue cubierta por un pantano.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Municipal de Arqueologa de Silves

Beirao, C.M. (1973: 204-207 y fig. 16); Gomes, M.V. (1994b: 27-30, 116-131 y fig. 10 y 11; 1995c: 100)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ASSENTO
209
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Santa Vitoria
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

93
96
11
Grawaca

Los motivos, en altorrelieve, estn en buen estado. En el eje central hay una larga espada envainada a la que se sujeta una
banda o correa. En el extremo izquierdo de la losa hay un astil que ha perdido la parte superior de la representacin, pero
que podra haber sido parte de una alabarda. Hacia la derecha hay dos hachas, una de enmangue directo, dispuestas con sus
filos hacia el exterior. Entre las hachas y la espada hay dos elementos alargados, posibles escoplos. En la mitad derecha de
la losa hay representados un ancoriforme y una alabarda. Un motivo no sealado hasta ahora est junto al empalme de la
espada, y tiene silueta trapezoidal (podra ser un arco).

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje de "Assento", a unos 500 m al sur de la aldea de Santa Vitoria, por la carretera que va en direccin a Ulmo. Zona de
barros frtiles dedicada actualmente al cultivo de secano y previamente a explotacin de dehesa. Relieve suave, ondulado,
de gran visibilidad. Junto a la ribeira de Santa Vitoria (orilla izquierda, cuenca del Sado) pero en la otra orilla del lugar en
el que probablemente se hall la estela de Santa Vitoria.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Viana, A; Ribeiro, F.N. (1956: 163 y lm 4, nm. 90); Ribeiro, F.N. (1965: 25-27 y lm. 21: 1); Almagro, M (1966: 97-99, fig. 31 y lm.
26)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ATALAIA
210
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Atalaia, Ourique
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

30

Calco: Schubart, 1975

El soporte presenta una silueta vagamente antropomorfa -parte distal con mayor ancho que la proximal. En el anverso se
consigue un altorrelieve siguiendo la silueta del soporte.

CONTEXTO
Emplazamiento
La agrupacin de tumbas V es una de las que presenta cotas ms elevadas de la necrpolis de Atalaia. Es una superficie
amesetada en la ladera SE del Monte de Atalaia, sobre la ribeira de Carrios.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas sistemticas dirigidas por H. Schubart.

Contexto
Apareci en el sector occidental del tmulo VY (31 en la secuencia propuesta para esta agrupacin), bajo su relleno. Este
tmulo estaba parcialmente destruido y no se documentaron restos de receptculo funerario ni restos de ajuar. Es un de los
tmulos ms tardos de la agrupacin, segn se puede inferior de la estratigrafa horizontal. La agrupacin V es la ms
longeva de la necrpolis

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Schubart, H. (1975: 234, fig. 29)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BENSAFRIM
211
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Bensafrim, Lagos
Faro
Cartografa
1: 25.000 N 593 (Bensafrim, Lagos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

43
32
14
Arenisca

Fotografa: Almagro Basch, 1966

Se conserva un fragmento en el que hay unos grabados que Almagro interpret como empuadura y parte de una hoja de
espada o pual.

CONTEXTO
Emplazamiento
Necrpolis de Fonte Velha?: situada a casi 1,5 km al NW del pueblo de Bensafrim, en una pequea elevacin amesetada
situada junto a la Ribeira de Candieira que nace en las estribaciones SW de la Serra do Espinao de Cao, para despus
desembocar en la Ribeira de Bensafrim, que desemboca en la Baha de Lagos. La necrpolis est situada en el piedemonte
de la Sierra, justo antes del comienzo de las tierras llanas de la costa.

Circunstancias del hallazgo


Coleccin Estacio da Veiga

Contexto
Las referencias sobre su hallazgo no son claras. Es posible que se hallara en la necrpolis de Fonte Velha (Bensafrim),
donde Estacio da Veiga y Santos Rocha excavaron y encontraron "varias lajas seplucrais" (seg. Almagro). M. Almagro
indica que en esta necrpolis se hallaron ms lajas con inscripcin tartsica que fueron recogidas por Gmez Moreno en "
La escritura bastulo-turdetana" (1962).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belem (Lisboa)

Almagro, M (1966: 55-56, fig. 15 y lm. 11.2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CASTRO VERDE
212
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Castro Verde
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 548 (Castro Verde)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

62
41
7
Esquisto

Estela fragmentada en sus extremos superior e inferior con decoracin en altorrelieve. Mientras en el centro hay un
ancoriforme con correas, a su derecha dos elementos alargados de difcil interpretacin. F. dos Santos no dud en
interpretarlos como escoplo y vara. A la derecha del motivo central hay una esfera y el extremo de un objeto interpretado
por Santos como cuchillo. Sobre la vara, el escoplo y el ancoriforme hay una lnea horizontal que probablemente sea
reciente.

CONTEXTO
Emplazamiento
La zona de Castro Verde, al sur de Beja, es un poco ms elevada que las tierras en derredor de Beja, y tambin se ha
dedicado tradicionalmente a la dehesa. A esta altura, hacia el sur, comienza la transicin entre las tierras bajas de Beja y las
ms altas meridionales de la Sierra de M (Caldeirao).

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belem

Heleno, M (1956: 230); Almagro, M. (1966: 94); Farinha dos Santos, M. (1973)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

DEFESA
213
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Heredad de Defesa, Alvalade, Santiago de Cacm
Setbal
Cartografa
1: 25.000 N 516 (Santiago do Cacm)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

116
65
55
Esquisto

Fragmentada en uno de sus laterales, presenta en el centro un ancoriforme que pende de dos correas y dispuesta
oblicuamente hay una larga espada sujeta por dos bandas dispuestas a sus lados, todo en bajorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
Terreno llano ligeramente elevado sobre el ro Sado, en su margen izquierda.

Circunstancias del hallazgo


Reutilizada como tapa en una sepultura de poca histrica.

Contexto
La informacin relativa al contexto es contradictoria. Por un lado Vasconcelos seala que en los alrededores de la tumba de
poca histrica no se encontraron restos de la Edad del Bronce. Por otro lado Almagro seala que segn informacin oral
de su descubridor (recibida indirectamente) la estela se hall cubriendo una cista de tipo alentejano. Se realizaron
excavaciones en los alrededores y se descubrieron otras cistas cubiertas por lajas lisas. Sin embargo, H. Schubart seala que
esta informacin es errnea, ya que en el sitio no se encuentran ningn resto de sepulturas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belem

Vasconcelos, J.L. (1908: 300-302 y fig. 1); Almagro, M. (1966: 57-58, fig. 16 y lm. 12)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL TORCAL
214
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Priego
Crdoba
Cartografa
mapa localizacin (1995)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

73
59
31
Arenisca

Todos los motivos en altorrelieve. En el anverso presenta un "ancoriforme", rostro en T sin ojos y en el reverso
(descubierto por Muiz) se distingue un elemento rectangular y un hacha con uno de sus extremos aguzados. Presenta
cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
La zona de procedencia (radio de 50 m) es un collado, zona de paso, cruce de caminos, entre la depresin Priego-Alcaudete
y el valle del Anzur-Genil.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas en el cortijo de El Torcal

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Histrico Municipal de Priego

Cano Navas, M.L. (1977: 331-335, fig. 3 y lm.1); Muiz Jan, I. (1995: 15-27)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ERVIDEL 1
215
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Herdade de Pomar, Ervidel, Aljustrel
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel); 1: 50.000 N 43-C (Beja)
39" W/ 37 58' 19" N segn Varela y Pinho)

(8 4'

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

55
78
8
Esquisto

Soporte fragmentado en la parte superior con los motivos esculpidos en altorrelieve. En el centro est representado un
ancoriforme parcialmente perdido. A su izquierda se conservan el astil de una posible hacha y un hacha de enmangue
directo sujeta a su astil con su filo mirando al exterior. A la derecha del ancoriforme se conservan la parte inferior apuntada
de una espada y el motivo de huellas de pies, similar al de Gomes Aires, en este caso unidos por dos segmentos rectilneos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sitio da Fonte, lugar con un relieve de suaves lomas. En el pasado, hasta hace pocos aos, era una zona adehesada y
actualmente se dedica al cultivo de secano. Esta es la prolongacin natural de la falla de Plasencia, constituyendo una
importante zona de paso en la Edad del Hierro (Parreira y Berrocal).

Circunstancias del hallazgo


En 1973, reutilizada en una pared del monte de la finca (Coelho, 1975: 195)

Contexto
Varela y Pinho verifican por su descubridor que la estela fue encontrada en la Herdade do Pomar, aunque no recordaba el
lugar preciso del hallazgo (Gomes y Monteiro, 1977: 166). Es muy probable que la estela alentejana se hallara en la misma
necrpolis que Ervidel II (estela de guerrero). sta es una necrpolis de la Edad del Bronce en donde se han documentado
dos cistas, una de ellas sin violar, en la que se haba depositados dos vasos cermicos y restos seos humanos que, segn el
informe antropolgico, pertenecera a una mujer menor de 20 aos. Las dataciones de C14 remiten a inicios del II Milenio
AC (Barcel, 1991).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Coelho, L (1975: 195-197); Gomes, M.V.; Monteiro, J.P. (1977: 172-174, fig. 3 y lm. 5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FUENTE LAMO 1
216
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Fuente lamo
Almera
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32,5
19
12,6
Arenisca

Calco: Risch y Schubart, 1991

Fragmento de estela con posible indicacin de ojos y boca.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerro de Fuente lamo

Circunstancias del hallazgo


Durante la excavacin de 1979.

Contexto
Estela fragmentada, encontrada bajo un muro de mampostera en la ladera del cerro. Posicin secundaria. Suponen los
autores que la estela fue desplazada por procesos post-deposicionales, de un lugar prximo a la tumba 58, al lugar en el que
posteriormente se construy el muro circular en la ladera. Pudo provenir de los alrededores de la tumba 58, una covacha
excavada en la roca, cerrada por grandes losas, con ajuar rico (copa carenada, alabarda y pual), de tipo antiguo, Argar A.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

D.A.I?

Risch, R.; Schubart, H (1991: 188-189, 194, fig.1, lm. 1 a y b)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FUENTE LAMO 2
217
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Fuente lamo
Almera
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
90 (aprox)
Altura
Ancho
10
Grosor
Arenisca
Mat. Prima
Descripcin

Dibujo: Risch y Schubart, 1991

Estela con forma de betilo con posibles ojos y boca sealados.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerro de Fuente lamo

Circunstancias del hallazgo


Durante la excavacin de la cista 69.

Contexto
Estela completa, encontrada en su posicin original, en la entrada de la tumba 69, una cista. Enterramiento doble, de un
hombre y una mujer, con un ajuar del Argar antiguo A1 (pual con dos remaches, un punzn, tulipa de boca ancha). Los
autores creen que se emplaz de esa manera cuando se sell definitivamente la cista al depositar al segundo individuo/a.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Risch, R.; Schubart, H (1991: 189-193, 194-195, fig.3, lm. 2 a y b, lm. 3 a)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FUENTE LAMO 3
218
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Fuente lamo
Almera
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
45
Altura
23,4
Ancho
8
Grosor
Arenisca
de
Mat. Prima
grano
grueso
Descripcin

Calco: Risch y Schubart, 1991

Estela con forma de betilo fragmentada. Tiene sealados los ojos y la nariz.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerro de Fuente lamo

Circunstancias del hallazgo


Durante la excavacin de Octubre de 1985.

Contexto
Se encontr junto a la casa rectangular 0, en "estratos formados durante el Bronce Tardo por la alteracin de de sedimentos
ms antiguos, as como de la roca natural de la parte superior del cerro. Tal remocin estaba destinada al
acondicionamiento de la superficie necesaria para la construccin del edificio 0". La fractura antigua de la estela indica que
debe ser anterior al Bronce Tardo. No se relaciona directamente con contextos funerarios.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

D.A.I?

Risch, R.; Schubart, H (1991: 193, 195, fig. 5 y lm 3 b)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FUENTE LAMO 4
219
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Fuente lamo
Almera
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

18,1
18,9
10,9
Arenisca
blanco-

Calco: Risch y Schubart, 1991

Se trata de un fragmento, posiblemente el extremo inferior de una estela.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerro de Fuente lamo

Circunstancias del hallazgo


Durante la excavacin de 1988, en el corte 42.

Contexto
Se encontr en la pendiente Oeste del cerro, en contextos argricos, cerca de un muro con el que no puede ser relacionado
estratigrficamente. No se relaciona directamente con contextos funerarios.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

D.A.I?

Risch, R.; Schubart, H (1991: 193-195, fig.6 y lm. 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GOMES AIRES
220
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Heredad Corte de Freixo, Gomes Aires, Almodvar
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

105
37
8
Esquisto

El soporte fue fracturado antiguamente por la mitad. En el centro, ligeramente inclinada, hay una espada representada en
altorrelieve muy esquemticamente, sin indicacin de empuadura o pomo, con sus correas. Bajo sta, a un lado, hay dos
motivos paraleleppedos en altorrelieve que posiblemente representen los pies del personaje (Gomes y Monteiro, 1977:
174).

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona situada en la ribera de Freixo (afluente del Odelouca, y ste del Arade), en las estribaciones de la Sierra de M
(Caldeirao), a su NW, en una rea de transicin entre sta y las tierras bajas del Bajo Alentejo.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto
Pao et al. recogen que dos estelas, una alentejana y otra con inscripcin tartsica fueron encontradas junto a otras lajas de
esquisto lisas en dos zonas que distan unas decenas de metros (Pao et alii 1965: 99). Por otro lado Almagro Basch aporta
referencias que indican que la estela alentejana proviene de una cista destruida de la que slo se vean unas piedras. Entre
los restos de esta sepultura o de otra cercana se hall la estela con inscripcin tartsica. Ms recientemente Coelho
menciona la existencia en Corte do Freixo de una necrpolis del Bronce (a 1,5 m de prof.) y de otra del Hierro (a 40 cm),
distanciadas unos 300 m., de donde posiblemente provenan las estelas mencionadas (Coelho, 1975: 196)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Ribeiro, F.N. (1965: 26 y lm 25:2); Pao, A.; Ribeiro, F.N.; Franco, G.L (1965: 99-103 y fig. 2); Almagro Basch, M (1966: 120-121, fig.
41 y lm. 36)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MARMELETE
221
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Marmelete, Monchique
Faro
Cartografa
1: 25.000 N 585 (Monchique)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

45
20
Esquisto

Fragmentada afectando a los grabados. En altorrelieve estn representados lo que podran interpretarse como la parte
inferior de la hoja de una espada larga y el astil de un hacha o alabarda, ancoriforme u otro elemento.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sector suroccidental de la Sierra de Monchique, de relieve muy abrupto.

Circunstancias del hallazgo


En 1905 Santos Rocha la encuentra reutilizada cubriendo una colmena en Monte Amarello, Lagos.

Contexto
El descubridor informa que cuando la hall formaba parte de una sepultura destruida en Marmelete. Almagro repasa la
documentacin del museo y concluye que debi formar parte de una necrpolis de cistas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Figueira da Foz

Vasconcelos, J.L. (1906: 188-189, lm. 4, fig.24); Almagro Basch, M (1966: 54-54, fig. 14 y lm. 10)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MOMBEJA 1
222
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Mombeja
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

65
27
4
Esquisto

El soporte est fragmentado en la parte inferior y la superior. En los laterales de la zona media de la pieza conservada hay
dos grandes "escotaduras" que estrechan el soporte. En la zona inferior derecha se conserva la parte superior de una figura
ancoriforme decorada con una serie de lineas rectas y onduladas horizontales. En esta figura hay dos perforaciones
representadas y de su parte superior parten dos lneas hacia arriba que posiblemente representan correas. En la zona
izquierda de la estela hay esculpida en altorrelieve, como el ancoriforme, parte de una espada envainada con empuadura
de remaches. Esta espada pende tambin de dos lneas grabadas que representaran el tahal.

CONTEXTO
Emplazamiento
Hacienda en el sitio de "Alcarias", a dos Km de Mombeja. En esta zona, al Oeste de Beja, el paisaje est suavemente
ondulado y hay amplia visibilidad. Tradicionalmente el terreno se dedicaba a la dehesa y hoy en da al cultivo de secano.

Circunstancias del hallazgo


En 1898 Vasconcelos la recoge en Mombeja, en la casa de un labrador. Posiblemente trabajos agrcolas.

Contexto
A Vasconcelos le comunican que las estelas se han encontrado junto a otras lajas lisas. Segn le informan, las lajas
decoradas cubran varias sepulturas en las slo haba cenizas, lo que Vasconcelos interpreta como posibles restos seos
muy deteriorados. Sobre esta necrpolis de Alcarias hay referencias muy imprecisas que recoge Schubart (1975: 250).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belm

Vasconcelos, J.L. (1906: 184-185, lm. 2, fig. 8); Almagro Basch, M (1966: 48-49, fig. 11 y lm. 8)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MOMBEJA 2
223
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Mombeja
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

70
48
4
?

Slo se conserva lo que parece ser el tercio inferior de la estela. En el centro hay la parte inferior de un ancoriforme. A su
izquierda, en el tercio superior de lo conservado hay representados en bajorrelieve, como el ancoriforme, los extremos
inferiores curvos de dos astiles que enmangaran hachas o alabardas, con sus filos orientados probablemente hacia el
exterior, como en Assento.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Mombeja 1

Circunstancias del hallazgo


En 1898 Vasconcelos la recoge en Mombeja, en la casa de un labrador. Posiblemente trabajos agrcolas.

Contexto
Igual a Mombeja 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belm

Vasconcelos, J. L. (1906: 185. lm 2, fig. 9); Almagro Basch, M. (1966: 50-51, fig. 12 y lm. 9)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MOMBEJA 3
224
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Mombeja
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Pequeo fragmento estela en el que se identifica el pomo de una espada representado en altorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Mombeja 1

Circunstancias del hallazgo


En 1898 Vasconcelos la recoge en Mombeja, en la casa de un labrador. Posiblemente trabajos agrcolas.

Contexto
Igual a Mombeja 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Vasconcelos, J.L. (1906: 185, lm. 3, fig. 10); Almagro Basch, M. (1966: 52 y fig. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTE DE ABAIXO
225
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Sao Brissos, Beringel
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
72
15
Esquisto

Fragmentada en tres partes, faltando el extremo proximal. Todos los motivos estn en bajorrelieve. En el centro hay un
ancoriforme con dos perforaciones y correas. A su derecha hay una espada envainada y a su izquierda un hacha de
enmangue transversal. Bajo el ancoriforme hay parte de un hacha de enmangue directo y parte de una esfera.

CONTEXTO
Emplazamiento
El Monte de Abaixo est situado junto a una ribera en una zona en la que predomina la llanura.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Gomes, M.V. (2006: 53-55)

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MOURIOS
226
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Almodvar, Ourique
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

108
26
9
Esquisto

Est fracturada en la parte superior. Forma del soporte es subtrapezoidal alargada y estrecha en la base para ser hincada. En
el centro presenta en altorrelieve un objeto alargado que se ha descrito como ancoriforme. Gomes describe el elemento
como el extremo distal de una espada envainada, con la puntera terminada en forma subcircular.

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis est situada en un cerro emplazado junto al ro Mira, en su margen izquierda.

Circunstancias del hallazgo


Se hall en la necrpolis de Cerro dos Mourios

Contexto
Segn las referencias la estela se encontraba reutilizada en un tmulo o en la superficie de la necrpolis Cerro dos
Mourios (Ourique), de la 1 Edad del Hierro. Est compuesta esta necrpolis por dos tumbas con encachado tumular de
planta rectangular, tipologa que est presente a inicios del perodo Orientalizante pero tambin perdura durante el
Orientalizante III (Torres, 2002). Posiblemente la estela es una preexistencia del lugar y fue reutilizada en la construccin
de los encachados. Su estado fracturado as lo sugiere.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belem (S/ Rui)

Gomes, M.V. (1994b:116 y fig. 69); Parreira, R. (1995a: 99)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PANOIAS DE OURIQUE
227
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Predio Las Mesas, Panias de Ourique, Ourique
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 547 (Panias, Ourique)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

89
42
15

Fragmento de estela con representacin de la parte superior de un ancoriforme en altorrelieve. Con la misma tcnica se
representan dos bandas a sus lados, posible tahal del ancoriforme o de otro elemento desaparecido. En el ancoriforme hay
dos perforaciones sealadas, posibles orificios de de los que estara sujeto.

CONTEXTO
Emplazamiento
rea situada a unos 50 Km al SW de Beja, de tierras bajas frtiles y paisaje suavemente ondulado, que limita en esta zona
con un paisaje que se va elevando paulatinamente hacia el Sur-Sureste, hacia la Sierra de M.

Circunstancias del hallazgo


Reutilizada

Contexto
Aunque se encontr reutilizada en la pared de un pozo, el descubridor indic a Vasconcelos que se encontr originalmente
en una necrpolis ya destruida a finales del siglo XIX, situada a 500 m al NW de la necrpolis de Las Mesas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Nacional de Arqueologa, Belem.

Vasconcelos, J.L. (1908: 304 y fig. 8); Almagro Basch, M (1966: 59-60, fig. 17 y lm. 13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PASSADEIRAS 1
228
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Lugar de Passadeiras, S. Bartolomeu de Messines, Silves
Faro
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

140
40
30
Arenisca

El soporte, de forma subpiramidal, est completo pero fracturado en dos pedazos. En la cara frontal presenta restos en
relieve de la parte superior de un ancoriforme y una cazoleta. En la cara izquierda del observador hay representada tambin
en relieve parte de una espada que parece pender de una correa. En el lateral derecho hay grabada una alabarda tipo
Montejcar en su astil.

CONTEXTO
Emplazamiento
A 200 m de la margen derecha del ro Arade, en una zona en la que el valle es ms plano y ancho. El ro Arade es la va
natural de acceso al hinterland, adems de ser navegable para barcos de poco calado. El Arade es una cuenca de contacto
entre el interior y la costa (Minas y cobre) (Gomes, 1994b: 16 y 138)

Circunstancias del hallazgo


Prospecciones a finales de los aos 1980 por M. Varela Gomes et al.

Contexto
Se encontraron en el lugar algunas cistas sin tmulo desmontadas desde hace unos 20 aos. Las cistas estaban excavadas en
el suelo y revestidas de lajas de arenisca rojiza y cubiertas con tapas monolticas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Municipal de Arqueologa de Silves

Gomes, M.V. (1994b: 86 y figs. 57-60)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PASSADEIRAS 2
229
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Lugar de Passadeiras, S. Bartolomeu de Messines, Silves
Faro
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

14
17
7
Arenisca

Se conserva un fragmento. En el anverso conserva en relieve lo que podra haber sido parte de la hoja de una espada o
cuerpo de un ancoriforme. En el reverso presenta en relieve los restos de una banda o posible correa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Passadeiras 1

Circunstancias del hallazgo


Prospecciones a finales de los aos 1980 por M. Varela Gomes et al.

Contexto
Igual a Passadeiras 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Municipal de Arqueologa de Silves

Gomes, M.V. (1994b: 86-88 y fig. 61-A)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PASSADEIRAS 3
230
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Lugar de Passadeiras, S. Bartolomeu de Messines, Silves
Faro
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

11
20
7
Arenisca

Fragmento que presenta en una de sus caras en relieve un elemento que Varela ha interpretado como una espada con
arranque de la empuadura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Passadeiras 1

Circunstancias del hallazgo


Prospecciones a finales de los aos 1980 por M. Varela Gomes et al.

Contexto
Igual a Passadeiras 1

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Municipal de Arqueologa de Silves

Gomes, M.V. (1994b: 89 y fig. 61-B)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEDREIRINHA
231
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Lugar de Pedreirinha, Santa Vitria
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

90
68
12
Grawaca

En la mitad izquierda del soporte hay un ancoriforme que pende de dos bandas verticales o correas y en la derecha una
espada con hoja diferenciada (envainada?). De uno de los laterales de la espada sale una banda parecida a un cinturn. En la
izquierda del ancoriforme hay un elemento difcil de interpretar, rectangular subdividido verticalmente por lneas.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de barros muy frtil, dedicada tradicionalmente a la dehesa, que slo recientemente ha sido dedicada a la agricultura
de secano. Es un paisaje de suaves lomas, importante zona de paso en la Edad del Hierro (Parreira y Berrocal)

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Sobre su hallazgo slo se seala que se encontr en el lugar de Pedreirinha, sin dar ms especificaciones. La necrpolis de
Ms est muy cercana al lugar de Pedreirinha, ya que est junto a la N18 (Km 17,6) al salir de Santa Vitoria. (Viana y
Ribeiro, 1956: 157-158; Schubart, 1975: 253-254). En esta necrpolis se excavaron tres cistas, en muy mal estado, en
presencia de Viana y Ribeiro. Antes de los aos 50 ya se conocan restos de otras cistas por la construccin de la carretera.
Vasconcelos hace referencia a un grupo de cistas y a otra losa decorada de este tipo (Santa Vitria) (Vasconcelos 1906:
181, seala la sepultura A, supuestamente cercana a la de la losa de Santa Vitoria) (Viana y Ribeiro, 1956: 158).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Viana, A. y Ribeiro, F.N. (1956: 161-163, lm. 4, nm. 86); Ribeiro, F.N. (1965: 25-27 y lm. 21:2); Almagro Basch, M (1966: 95-96, fig.
30 y lm. 25)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN JOAO DE NEGRILHOS


232
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
S. Joao de Negrilhos, Aljustrel
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 538 (Messejana, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

115
85
13
Esquisto

Soporte fragmentada en su base, de mayor envergadura que otras estelas de este tipo. A diferencia de esas otras, esta estela
alentejana tiene la decoracin grabada. En el centro hay una larga espada, posiblemente envainada, y a sus lados dos bandas
a modo de cinturn. A su derecha hay una alabarda con el filo orientado hacia el exterior.

CONTEXTO
Emplazamiento
Lugar de "Monte Novo", en la ladera W del cerro de Galiadas, rodeado por los barrancos de Xacafre y Valongo. Lugar
situado a unos 5 km al NE del pueblo de S. J. de Negrilhos. Zona de tierras bajas, frtiles, dedicadas tradicionalmente a la
explotacin de dehesa y actualmente al cultivo de secano.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
No se hall ningn otro vestigio en la zona

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Messejana (Coleccin Padre A. Serralheiro)

Ribeiro, F.N. (1965: 25-27, lm. 24:1); Almagro Basch, M (1966: 116-117, fig. 39 y lm. 34)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN SALVADOR
233
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Heredad dos Paos, San Salvador, Aljustrel
Beja
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

68
61
24
Pizarra

Soporte fragmentado en todos sus lados con decoracin en altorrelieve. Un ancoriforme, casi completo, con trazos de un
piqueteado en su extremo superior que posiblemente representen correas. A su izquierda hay restos de una figura alargada,
que podra interpretarse como escoplo(?). A su derecha un objeto alargado curvo, que por su largura podra ser el astil de
alabarda. Entre estas dos figuras hay un elemento circular, que fue interpretado por Almagro como espejo. Hay restos de
otras figuras de cuadrangulares en la zona inferior derecha de la laja.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de barros rojos, frtiles, que se extiende al SW de Beja. Esta tierras se dedicaron tradicionalmente a la explotacin de
dehesa y actualmente al cultivo de secano.

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Ribeiro, F.N. (1965: 25-27 y lm. 25:1); Almagro Basch, M (1966: 118-119, fig. 40 y lm. 35)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SANTA VITORIA
234
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Santa Vitria
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

95
55
6
Esquisto

Est fragmentada en sus extremos superior e inferior y los motivos, en altorrelieve, se distribuyen regularmente por toda su
superficie. En el centro hay un arco semicircular con su cuerda y a su derecha una espada envainada. De la vaina de la
espada parte dos bandas a modo de tahal. A otro lado del arco hay una figura ancoriforme. En la zona inferior, a la derecha
de la espada hay un hacha enmangada en un astil curvo.

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis est situada junto a la Ribeira de S. Vitoria (orilla derecha, cuenca del Sado) a su paso por el pueblo. Zona de
suaves relieves y amplia visibilidad.

Circunstancias del hallazgo


En 1868 un lugareo llamado D. Antonio Correia encuentra la estela en unos terrenos de su propiedad.

Contexto
Segn referencias de Vasconcelos, informado por D J. Umbelino Palma, quin a su vez fue informado por el descubridor, la
estela cubra una sepultura (denominada C por Vasconcelos). Esta sepultura forma parte del primer grupo de sepulturas que
describe en su trabajo. Por las referencias de su localizacin este grupo de sepulturas son parte probablemente de la
conocida como necrpolis de Ms, situada junto a la carretera, en Santa Vitoria, ya que como sealan Viana y Riberio aos
ms tarde, Vasconcelos menciona que durante los trabajos de construccin de la carretera se descubre la sepultura A de ese
mismo grupo (Viana y Ribeiro 1956: 158, Vasconcelos 1906: 181). Vasconcelos seala que la sepultura C tena paredes de
"ladrillo". En su interior se hallaron huesos humanos y un vaso cermico con carena baja tipo Odivelas (Museo de Beja).
Hay noticias de sepulturas cercanas en las que aparecieron tambin vasos cermicos carenados, algunos con decoraciones
grafiteadas en el interior (Schubart, 1975: 254). En la otra orilla de Santa Vitoria de hall la estela de Assento. Cerca de la
necrpolis de Ms se hall la estela de Pedreirinha.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Vasconcelos, J.L. (1906: 182, lm. 1, fig. 5); Almagro Basch, M. (1966: 41-43, fig. 7 y lm. 5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TAPADA DA MOITA
235
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Tapada da Moita, Sta. Maria da Devesa, Castelo de Vide
Portalegre
Cartografa
1: 25.000 N 355 (Gauss: X-258 6; Y- 279 1)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

214
70
13
Granito

Soporte antropomorfo con superficies regularizadas por desbastado casi en su totalidad menos en la base. Los motivos, en
altorrelieve, slo estn presentes en una cara. En el centro hay una figura biancoriforme en posicin vertical. Esta figura
estara sujeta por una correa que parte del hombro derecho del personaje, pero que no contina en el otro lateral, por lo que
parece que est incompleta. A la derecha del ancoriforme hay una espada que pende de otra correa que parte del hombro
izquierdo del personaje y que contina en el lateral derecho a la altura de los que sera la cintura. La espada tiene remaches
en la empuadura que podran ser decorativos, como en la espada de Guadalajara. La hoja es de bordes rectos y parece estar
envainada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Tapada da Moita est a 7 km al N de Castelo de Vide, en la margen derecha de la ribera de S. Joao, en terrenos planos con
amplia visibilidad. Esta zona est situada al NW de la Sierra de S. Mamede, prcticamente en plena cuenca del Tajo,
importante eje de comunicacin entre el SW y la Meseta Sur.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Oliveira, J. (1986; 1995a y b)

Ayto. de Castelo de Vide (area cubierta de Praa dArmas)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TRIGAXES 1
236
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Trigaches, Beringel
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 509 (Beringel, Ferreira do Alentejo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

72
36
2
Esquisto

Fracturada en sus lmites. Figuras en altorrelieve. En el centro de la estela est dispuesta verticalmente una espada
envainada sujeta por una banda a ambos lados. A la derecha de la vaina hay un elemento rectangular subdividido
longitudinalmente en tres partes. Finalmente a la izquierda una hacha o alabarda enmangada en un astil que termina en la
parte del enmangue en curva.

CONTEXTO
Emplazamiento
Lugar de Trigaxes, en una zona de relieve suave y amplia visibilidad. Esta zona est a pocos Km al Oeste de Beja. Es un
paisaje poco accidentado y tierras que tradicionalmente se han dedicado al pasto de ganados, aprovechamiento silvcola, y
que en las ltimas dcadas se ha dedicado al cultivo de secano.

Circunstancias del hallazgo


Casualmente la halla en 1892 D. Juan dos Santos Junior en unas tierras de su propiedad.

Contexto
Las referencias orales sealan que esta estela cubra una sepultura (sepultura D) en la segunda agrupacin de sepulturas que
describe Vasconcelos. En esta misma necrpolis se halla otra estela (Trigaxes II) cubriendo la sepultura E. Las referencias
sobre la tumba D son imprecisas (Schubart, 1975: 255). Vasconcelos seala que apenas supo que la tumba contena huesos
humanos fragmentados y una chapa de bronce, mientras Almagro Basch opina que podra tratarse de una cista (Almagro
1966: 44).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Vasconcelos, J. L. (1906: 183, lm. 2, fig. 6); Almagro Basch, M (1966: 44-45, fig. 9 y lm. 6)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TRIGAXES 2
237
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Trigaches, Beringel
Beja
Cartografa
1: 25.000 N 509 (Beringel, Ferreira do Alentejo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

75
36
3

La pieza est fragmentada, afectando a los motivos. Hay restos de un ancoriforme en pronunciado altorrelieve, del que se
aprecia su mitad inferior y restos de la superior. Es Almagro el primero que da la vuelta a esta estela para comprobar que el
extremo semicircular ms grande, normalmente el superior, conservaba un extremo de la mitad perdida. As en su figura n
10 reconstruye el ancoriforme en su totalidad.

CONTEXTO
Emplazamiento
Igual a Trigaxes 1

Circunstancias del hallazgo


Casualmente la halla en 1892 D. Juan dos Santos Junior en unas tierras de su propiedad.

Contexto
Las referencias orales sealan que esta estela cubra la sepultura E en la segunda agrupacin de sepulturas que Vasconcelos
describe en su trabajo. En esta misma necrpolis se halla tambin la estela Trigaxes I cubriendo la sepultura D.
Vasconcelos no ofrece informacin adicional sobre esta sepultura, ni de sus medidas ni de su posible ajuar, nicamente
menciona que en el Museo de Beja le mostraron un objeto de hierro que tericamente haba sido hallado en esa sepultura,
lo que descart.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja

Vasconcelos, J. L (1906: 183, lm. 2, fig. 7); Almagro Basch, M (1966: 46-47, fig. 10 y lm. 7)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALENCIA DE ALCNTARA 4
238
CAPTULO 7.3
LOCALIZACIN
Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
50
6
Pizarra

Una losa fragmentada longitudinalmente y en la parte superior. En la zona superior derecha est ligeramente erosionada.
Presenta tres figuras de difcil identificacin. En la parte superior izquierda un elemento, que ha desaparecido parcialmente,
semicircular. En el lateral derecho, muy erosionado, una representacin de lo que parece ser un pual. Y en la zona mediainferior una figura pseudotriangular que Beltrn interpreta como una fbula. Todas las figuras estn en altorrelieve.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Reutilizada en la Iglesia de Rocamador, en el casco urbano

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Jardn de la Iglesia de Rocamador? o Museo Provincial de Cceres?

vila Vega, A (1974: 39); Beltrn Lloris, M. (1975: 465-470 y figs. 1 y 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

A LACIPO 1
239
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Casares
Mlaga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Noticia de D. Antonio Garrido

Contexto
Yacimiento Iberorromano de A Lacipo (Lacippo?), con sustrato desde el Bronce Final.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Villaseca Daz, F. (1993b: 72)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

A LACIPO 2
240
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Casares
Mlaga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Noticia de D. Antonio Garrido

Contexto
Yacimiento Iberorromano de A Lacipo (Lacippo?), con sustrato desde el Bronce Final.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Villaseca Daz, F. (1993b: 72)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALAMILLO
241
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa de Castilsers, Alamillo
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 808 (Almadn) 38 42'40''N/ 1 06'40'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

48
56
21
Cuarcita

Fragmentada en la parte inferior afectando a los grabados. Presenta dos figuras antropomorfas. La de mayor tamao
presenta casco de cuernos. A este personaje de mayor tamao se asocian tambin un peine, una serie de cinco puntos y una
fbula de codo. Entre los dos personajes hay una espada dispuesta verticalmente que presenta guardas cruciformes y pomo
de apndices rectos. A la derecha del individuo sin casco hay un arco con flecha. En la zona superior hay una lanza de
punta lanceolada representada horizontalmente. Sobre el antropomorfo de menor tamao se ha conservado parte de otra
figura que es difcil de identificar.

CONTEXTO
Emplazamiento
Se encontr en la orilla izquierda del ro Alcudia, en una zona de suaves lomas que comunica el valle del Zjar con el SW
de la Meseta Sur. Cerca hay numerosas minas de explotacin moderna, especialmente de Hierro, Plomo y Zinc. En la otra
orilla del ro est el Km 280 del ferrocarril Madrid-Badajoz.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Ciudad Real

Galn, E (1993b: 104); Celestino, S. (2001a: 392-393)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALDEA DEL REY 1


242
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Aldea del Rey
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 811 (Moral de Calatrava) (3 48' 47" W/ 38 47' 03" N a
partir de plano en Galn, 1993: 105)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

97
51
16
Basalto

Fragmentada afectando a los grabados en la zona superior del soporte. Superficie preparada para el grabado. Presenta en el
centro un escudo realizado con tres crculos concntricos, dos de ellos sealando la escotadura, abrazadera y remaches.
Bajo el escudo se dispone una espada de hoja pistiliforme, pomo recto con salientes y guarda cruciforme. En el espacio de
la izquierdo hay un pual de hoja tambin pistiliforme. Junto a la fractura del tercio superior hay restos de un grabado del
enmangue de un espejo y el arranque de su cuerpo.

CONTEXTO
Emplazamiento
En el paraje Vegas del Chiquero, en una suave loma que desciende suavemente hacia el ro Jabaln, que est a unos 300m
al Este. La estela se hall junto al camino de C. Real a Calzada de Calatrava que cruza el puerto de Cabezuela. A esta
altura, en el ro est el vado de "Los Romeros".

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
La estela de Aldea del Rey 3 es situada entre esta estela y el ro, del que distara 100m, por Celestino, aunque las
coordenadas que aporta la situaran en la margen derecha(2001: 423). Mientras, Galn la sita en el vado y menciona que
segn el descubridor material de la estela, sta se hallaba al otro lado del ro, en la margen derecha, en el paraje de
Benavente. Tambin el la margen derecha pero ms al Norte se hall la estela 2 de Aldea del Rey.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Ciudad Real

Valiente Malla, J.; Prado Toledano, S. (1977-78: 375-377 y fig.2); Celestino, S. (2001a: 411)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALDEA DEL REY 2


243
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Aldea del Rey
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 811 (Moral de Calatrava) (3 48' 45" W/ 38 47' 42" N por
plano en Galn, 1993b: 105)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

37
52
19
pizarra

Slo se conserva la mitad de la losa. Superficie preparada para los grabados. En el centro apreciamos la mitad inferior del
cuerpo de un antropomorfo, el tronco y las piernas. Junto a l un escudo redondo realizado con tres crculos, dos de ellos
con escotadura, y en el centro abrazadera. Al otro lado del antropomorfo hay un punto y el posible astil y hoja de una lanza.
Otra figura antropomorfa invertida est realizada con una incisin ms fina. A su izquierda hay una figuracin de difcil
interpretacin. Otros trazos han sido interpretados como posible pinza (Celestino, 2001a: 412).

CONTEXTO
Emplazamiento
A 200 m del ro Jabaln, en la margen derecha, en el paraje de La Minilla, donde hay una antigua mina abandonada. Cerca
hay tambin un manantial de aguas ferruginosas (Galn, 1993b: 105)

Circunstancias del hallazgo


Al realizar tareas agrcolas.

Contexto
Al otro lado del ro Aldea del Rey I. La estela de Aldea del Rey III se hall junto al vado de Los Romeros, aunque las
referencias la sitan en su margen derecha (Galn) o en su margen izquierda (Celestino).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Corral del dueo de la finca de Las Hurdillas

Valiente Malla, J.; Prado Toledano, S. (1977-78: 377-378 y fig.3); Galn, E. (1993b: 105); Celestino, S. (2001a: 412)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALDEA DEL REY 3


244
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Aldea del Rey
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 811 (Moral de Calatrava) (3 48' 21" W/ 38 47' 15" N
corregidas por Galn, p.105)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

91
75
20
arenisca

Varias figuras humanas estn dispuestas en fila, tres de la mano como si estuvieran danzando. En este conjunto la primera
figura encabeza la procesin o baile con un posible bastn en la mano. La ltima figura del conjunto presenta el falo
sealado. Tras este conjunto hay una figura humana de morfologa ms gruesa. En la parte superior hay una pequea figura
humana con los brazos elevados y "montado" sobre un elemento que ha sido interpretado como posible caballo o carro
(Celestino, 2001: 413). En general todas estas figuras estn realizadas con un trazo fino.

CONTEXTO
Emplazamiento
En el vado de Los Romeros. Galn seala (1993: 105) que el descubridor material de la losa afirma haberla encontrado en
el paraje de Benavente, en el otro lado del ro.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr apartada en un lindero (labores agrcolas?)

Contexto
La estela de Aldea del Rey 3 es situada entre esta estela y el ro, del que distara 100m, por Celestino, aunque las
coordenadas que aporta la situaran en la margen derecha (2001: 423). Mientras, Galn la sita en el vado y menciona que
segn el descubridor material de la estela, sta se hallaba al otro lado del ro, en la margen derecha, en el paraje de
Benavente. Tambin el la margen derecha pero ms al Norte se hall la estela 2 de Aldea del Rey.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Corral del dueo de la finca de Las Hurdillas

Valiente Malla, J.; Prado Toledano, S. (1979: 27-28 y figs. 2 y 3); Galn, E. (1993b: 105); Celestino, S. (2001a: 413).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALDEANUEVA DE SAN BARTOLOM


245
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Aldeanueva de San Bartolom
Toledo
Cartografa
1: 50.000 N 682

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

140
60
15
Pizarra

Se ha perdido parte del escudo y los posible cuadrpedos del carro por su uso como asiento. En el reverso la losa tiene
cazoletas y finas lneas. Otras lneas de grabado ms profundo verticales y horizontales parecen ms recientes. En el centro
del anverso hay un antropomorfo con casco de cuernos liriformes. A su derecha una espada de hoja pistiliforme y una
lanza. A la izquierda de la figura, a la altura de la cabeza, hay un rectngulo vaciado que ha sido interpretado por Celestino
como fbula (Celestino, 2001a: 356). Junto a las piernas del antropomorfo hay un escudo de dos crculos concntricos del
que se ha perdido parte por la erosin. En el registro inferior hay un carro y, bajo l, un cuadrpedo (perro?).

CONTEXTO
Emplazamiento
El pueblo est situado en un terreno ligeramente elevado sobre el arroyo Anguilucha, afluente del Tajo, en el sector
occidental de la comarca de la Jara. Depresin entre las Sierras de Estrella, Nava y Altamira, una importante va de
comunicacin entre las cuencas del Tajo y Guadiana.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr reutilizada como asiento en la casa labriega de "El Portalillo".

Contexto
Se ha dado a conocer una segunda estela procedente de este municipio en una publicacin que an no hemos conseguido
consultar:
Pacheco, C.; Lpez Recio, M.; Fernndez Gmes, J.M. (2004-2005) "La estela de guerrero de Aldeanueva de San
Bartolom II (Toledo)". Cuaderna 12-13: 25-37

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Dependencias municipales de Aldeanueva de S. B.

Pacheco, C.; Moraleda, A; Alonso, M (1999: 6-11); Celestino, S (2001a: 356)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMADN DE LA PLATA 1
246
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa del Viar, Almadn de la Plata
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 940

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

105
44
27
Toba

Soporte fragmentado y superficie alterada, todo ello afectando a los grabados, de los que slo se conserva una porcin
posiblemente reducida. Soporte apenas preparado. Escudo redondo de tres crculos concntricos completo. Restos de otros
tres motivos: piernas antropomorfo, posible cuadrpedo (perro?) y otro motivo indeterminado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona deprimida por la que discurre el Arroyo de Barra. Est rodeada de pequeas sierras y se extiende hasta el ro Viar, a la
altura del vado de Las Contiendas. El ro Viar es una va natural de comunicacin entre la depresin del Guadalquivir y las
sierras que se extienden en este tramo de Sierra Morena, hasta conectar con la vertiente norte y la cuenca del Guadiana en
el Sur de Extremadura (a travs de Fuente de Cantos y la cuenca del Ardila).

Circunstancias del hallazgo


casual

Contexto
Volteada sobre un majano en el que se encontr enterrada la estela 2. En un rea alrededor del majano se realiz una
prospeccin intensiva de la superficie. En el majano y entorno inmediato se document una fuerte concentracin de cantos
de cuarzo blanquecino, acumulacin caracterstica de muchos tmulos megalticos del SW. Es una concentracin que
decrece a medida que nos alejamos del majano. Por ello, a modo de hiptesis, los autores del estudio proponen la
posibilidad de que bajo el majano exista un monumento megaltico. En esta depresin se conocen una serie de
asentamientos de diversas pocas, desde el Mesoltico hasta el II Milenio. Hay megalitos en las inmediaciones. Uno de
ellos (dolmen de galera y tholos de Palacio III) document una reutilizacin (cremacin de dos individuos adultos bajo
encachado) fechable en el s. IX BC (p. 147).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Sevilla

Garca Sanjun, L. et alii (2006: 138-139, lms. 2 y 3 y fig. 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMADN DE LA PLATA 2
247
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa del Viar, Almadn de la Plata
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 940

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

76
53
18
Toba

Soporte preparado en el anverso, no en los laterales o reverso. Dos figuras humanas de proporciones casi exactas que se
reparten proporcionadamente la superficie del soporte. Las dos figuras y los motivos adicionales que las adornan forman
una nica composicin, estn perfectamente articulados. Los cuerpos son similares, casi exactos. La figura situada a la
izquierda del soporte est tocada con casco de cuernos. Bajo su mano izquierda (conservada) hay un escudo redondo
realizado a base de dos crculos concntricos. Su mano derecha no se ha conservado, pero directamente bajo el espacio que
una vez ocup esta extremidad hay una espada de hoja ancha y enmangue rematado en pomo representada en vertical. A la
derecha del soporte la otra figura humana presenta un tocado reticulado exento sobre la cabeza-hombros, extendindose
hasta el hombro derecho del otro antropomorfo. La figura con tocado conserva la mano derecha, mientras la izquierda
parece haberse perdido. Las manos perdidas estaban en el espacio central de la composicin. Segn sealan Garca Sanjun
et alii, si estas manos se hubieran conservado, probablemente se solaparan (2006: 141). Huellas de desbastado y
regularizacin: herramienta punzante de metal o piedra. Unas 12-16 horas para preparar y grabar la estela por una persona
(2006: 143).
CONTEXTO

Emplazamiento
Zona deprimida por la que discurre el Arroyo de Barra. Est rodeada de pequeas sierras y se extiende hasta el ro Viar, a la
altura del vado de Las Contiendas. El ro Viar es una va natural de comunicacin entre la depresin del Guadalquivir y las
sierras que se extienden en este tramo de Sierra Morena, hasta conectar con la vertiente de la cuenca del Guadiana en el Sur
de Extremadura (Fuente de Cantos y la cuenca del Ardila).

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin arqueolgica.

Contexto
Enterrada en un majano sobre el que se encontr volteada la estela 1. En un rea alrededor del majano se realiz una
prospeccin intensiva de la superficie. En el majano y entorno inmediato se document una fuerte concentracin de cantos
de cuarzo blanquecino, acumulacin caracterstica de muchos tmulos megalticos del SW. Es una concentracin que
decrece a medida que nos alejamos del majano. Por ello, a modo de hiptesis, los autores del estudio proponen la
posibilidad de que bajo el majano exista un monumento megaltico. En esta depresin se conocen una serie de
asentamientos de diversas pocas, desde el Mesoltico hasta el II Milenio. Hay megalitos en las inmediaciones. Uno de
ellos (dolmen de galera y tholos de Palacio III) document una reutilizacin (cremacin de dos individuos adultos bajo
encachado) fechable en el s. IX BC (p. 147).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Sevilla

Garca Sanjun, L. et alii (2006: 139-142, lams. 4-7 y figs. 4 y 5)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMARGEN
248
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Almargen
Mlaga
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
60
20

Presenta un escudo de tres crculos concntrico, los dos exteriores con escotadura. A su izquierda una figura humana
esquemtica, sobre la que hay una V invertida a modo de casco cnico. Sobre el escudo, dispuesta horizontalmente, est
representado el astil de una lanza, cuya representacin se ha perdido parcialmente. Entre la lanza y el escudo hay un
elemento pseudotriangular que podra identificarse con una fbula acodada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sitio situado en el surco intrabtico (va E-W), divisoria de aguas entre el Arroyo de Almargen (Guadalhorce) y la cuenca
del ro Corbones (cuenca media del Guadalquivir, altura de Carmona). Zona que marca el lmite entre la campia y la
Sierra de Ronda.

Circunstancias del hallazgo


Desde hace unos aos se encontraba al margen de un carril, en el casco urbano

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Dependencias municipales de Almargen

Villaseca Daz, F. (1993a: 218-221y lm. 2; 1993b: 71-75 y lm. 2); Celestino, S. (2001a: 438).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMOHARN
249
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Almoharn
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 730 (Montnchez)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
53
19
granito

Rota en la parte superior y muy deteriorada en su superficie por el arado. Presenta resto de un escudo de tres crculos, el
exterior con escotadura en V, y abrazadera.

CONTEXTO
Emplazamiento
Segn D. Juan Gil Montes, la estela se hall en un lugar indeterminado de la ladera Sur del cerro de San Cristbal (845 m),
situado en plena Sierra de Montnchez. Desde su cima se domina visualmente la extensa llanura que se extiende hasta el ro
Guadiana.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Cceres

Ongil Valentin, I (1983: 5-13 y fig. 2); Celestino, S. (2001a: 346).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ALMOROQUI 2
250
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cortijo de Almoroqui, Madroera
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 706

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

58
63
Pizarra

Fragmentada en la parte superior y laterales. Figura humana, representada vestimenta y un escudo redondo.

CONTEXTO
Emplazamiento
En una zona de cerros que forman parte de las ltimas estribaciones al NW de la Sierra de Guadalupe, desde donde se
domina la penillanura.

Circunstancias del hallazgo


Apareci reutilizada en un majano

Contexto
Posible castro de la Edad del Hierro en donde se encontr una estela de inscripcin tartsica.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Beltrn Lloris, M. (1973: 109-115); Almagro Gorbea, M. (1977: 162)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ARROYO BONAVAL-ALMENDRALEJO
251
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Almendralejo
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 803 (Almendralejo) (6 20' 26" W/ 38 40' 10" N seg.
Rodrguez, 1986)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

75
75
30
caliza

Fracturada afectando a los grabados. Escudo de dos crculos concntricos con escotadura en V y abrazadera. Bajo el escudo
hay una espada con hoja ancha y apuntada, mientras sobre l est el posible astil de una lanza.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la vega del arroyo Bonaval (Bonhabal) que discurre principalmente por el trmino municipal de Alange y desemboca
bajo el Cerro del Castillo de Alange (con materiales del Bronce Final) en el Matachel unos 15 km al Norte. El lugar del
hallazgo est junto al arroyo Bonaval, en su margen derecha, cerca de donde cruza con la carretera BA-6003, junto al N del
lugar. La Via de la Plata pasa a 1 km escaso por el W.

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas.

Contexto
Celestino considera que al ser estas tierras de Bonaval arcillosas, es posible que la piedra (estela) provenga de la Sierra de
las Piedras Blancas, situada al otro lado del ro Matachel, cerca del Castillo de Alange, por ser el nico sitio de la zona en el
que hay este tipo de calizas cristalinas (2001: 407).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desaparecida

Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 294 y fig.2); Almagro, M. (1966: 30-31, fig. 3 y lm. 11.1); Rodrguez Daz, A. (1986: 99); Galn,
E. (1993b: 100); Celestino, S (2001a: 407).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ARROYO TAMUJOSO (ROCA 21)


252
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Campanario
Badajoz
Cartografa
1: 25.000 N779-II (Campanario)
publicadores)

(UTM 280.540/4315.440 segun

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Pizarra

Calco: Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LXI

Composicin compleja en la que hay al menos dos escudos con escotadura en V, dos espadas, un pual y una lanza, adems
de otros motivos, grabados (piqueteado) en un soporte fijo de pizarra (Roca 21) que presenta una orientacin de 90 y est
ligeramente inclinado (5%). Loa grabados estn concentrados en el centro del panel.

CONTEXTO
Emplazamiento
Roca emplazada en la parte alta de la ladera de un cerro, mirando hacia un arroyo.

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin arqueolgica

Contexto
El panel tiene unas dimensiones menores (88 cm de alto por 136 cm de ancho). Si uno de aproxima desde abajo, las
escotaduras de los escudos, las espadas y la lanza estn dispuestas hacia arriba.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Domnguez, A. y Aldecoa, A. ( 2007: 384-389, Lms. LI-LII)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ARROYO TAMUJOSO (ROCA 8)


253
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Campanario
Badajoz
Cartografa
1: 25.000 N779-II (Campanario)
publicadores)

(UTM

281.600/4315.060 segun

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Pizarra

Calco: Domnguez y Aldecoa, 2007: lm. LI

Antropomorfo esquemtico con espada en la cintura, lanza, espejo y escudo redondo, grabados (piqueteado) en un soporte
fijo de pizarra (Roca 8) que presenta una orientacin de 110 y es prcticamente horizontal (5%).

CONTEXTO
Emplazamiento
Roca emplazada junto a un regato.

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin arqueolgica

Contexto
El panel tiene grandes dimensiones (190 cm de alto por 330 cm de ancho). Se han documentado otros motivos (rectngulos
compatimentados, rineo, antropomorfo..). El conjunto que relacionado con la iconografa de las estelas del SW est situado
en una zona marginal del panel, en su esquinameridional, donde es limitado por una pared y en la zona de acceso al arroyo.
Si nos aproximamos al panel desde el arroyo, vemos que la composicin est orientada hacia el arroyo, es decir, hacia
nosotros.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Domnguez, A. y Aldecoa, A. ( 2007: 349-352, Lms. LI-LII)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ATEGUA
254
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cortijo de Gamarrillas, Crdoba
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 944 (Espejo) (4 35' 00" W/ 37 44' 40" N casas finca por
Galn, p. 108)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

160
72
36
caliza

Su iconografa se ha dividido en tres registros (Celestino, 2001: 430-432): 1. Superior (Guerrero y sus atributos): figura
humana central con falo sealado, coraza decorada con motivos geomtricos, casco cnico, pendientes, brazalete y posible
anillo indicado por una pequea cazoleta. A su izquierda un escudo redondo decorado en su interior con mltiples lneas
paralelas. Entre sus piernas un pequeo cuadrpedo (perro?). A su derecha una posible fbula, una lanza, un peine, un
espejo y una espada. 2. Medio (Muerte el guerrero, ritual funerario): Figura tumbada sin aderezos excepto los pendientes,
situado sobre un rectngulo reticulado. A sus pies una figura con coraza o vestido y cinturn, pendientes y cazoletas a la
altura del pecho y sobre la cabeza llevndose una mano a la cabeza. Junto al hombro izquierdo del difunto un cuadrpedo
con orejas y falo sealado. 3. Inferior (viaje al ms all?): El difunto sin ropa con falo sealado y pendientes asiendo un
carro tirado por caballos. Sobre el carro hay un cuadrpedo con falo sealado. Cerrando la composicin hay dos grupos de
figuras. A la derecha tres personajes de la mano, el central con cinturn. A la izquierda el grupo est compuesto por cuatro
personajes cogidos casi todos de la mano. Tres presentan un motivo semicircular sobre la cabeza (diadema?) y uno lleva un
bastn.
CONTEXTO

Emplazamiento
Zona que se encuentra junto al ro Guadajoz, en pleno valle, al pie del cerro en el que se sita el yacimiento de Ategua.

Circunstancias del hallazgo


En tareas agrcolas

Contexto
A pocos metros al SW de las murallas de Ategua

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Crdoba

Almagro Basch, M. (1970: 315-324 y fig. 2 y lm. I; 1974: 7-13 y fig.2); Blanco, Luzn y Ruiz Mata, 1969: 160-162; Bendala Galn, M.
(1977: 191-193; 1986: 533); Celestino, S. (2001a: 430-432).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BARAAL
255
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Sitio das Piarreiras, Baraal, Sabugal
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 215 (Adao, Guarda); UTM 29TPE635742 dadas por el
publicador (- 203'30'' por Vilaa 1995: 86- 7 04' 10" W/ 40 24' 10" N
por Galn) (Datos de Celestino errneos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

155
83
36
Granito

El soporte est preparado y se conserva completo. En una cara estn representados tres elementos en relieve: en el centro un
escudo con escotadura en V y abrazadera, sobre l una lanza y bajo el escudo una espada de hoja pistiliforme.

CONTEXTO
Emplazamiento
"La comarca de Sabugal es una depresin entre las Sierras de Gata y la de Estrella, y es un punto importante de paso en
todos los caminos de la regin" (Galn, 1993: 94). Esta es una zona amesetada que hacia el SW pierde altura
paulatinamente hasta las tierras bajas de la Beira Baja.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr casualmente tumbada junto a un camino, a 600 m del ro Coa, en un cerro.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Associaao Cultural do Sabugal. Museo Municipal de Sabugal segn Celestino (2001: 327).

Curado, F.P. (1984: 81-85 y figs. 2- 4); Galn, E. (1993b: 94); Celestino, S. (2001a: 327).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BAYUELA 1
256
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cerro del Obispo, Castillo de Bayuela
Toledo
Cartografa
1: 50.000 N 602 (UTM 355.760/ 4441.160 segn Pacheco y Deza,
2003: 50)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

207
35
26
Granito

El soporte es un posible menhir reutilizado. La nica cara que presenta grabados fue previamente pulimentada. El nico
motivo documentado hasta la fecha es un antropomorfo esquemtico de 113 cm de largo representado mediante lneas
grabadas, ms profundas para la parte superior . La representacin del rostro tiende a la tridimensionalidad, ya que se
adapta a la morfologa prismtica del remate del soporte mediante la representacin de ojos (cazoletas) y nariz,
delimitados , segn Gutirrez (2002: 15) por una lnea horizontal que sera la boca. La lnea de la nariz se prolonga hacia
abajo para representar el cuerpo, del que parten hombros que se prolongan en brazos (y una mano izquierda). Segn
Gutirrez, una lnea oblicua con terminacin redondeada parte de la zona media del tronco, detalle no comentado por
Pacheco y Deza (2003), quienes, sin embargo, detectan una lnea horizontal que cruza el cuerpo en esta altura (2003: 51).
Estos autores tambin sealan una cazoleta situada bajo la mano izquierda del personaje. De la terminacin inferior del
tronco parten dos lneas a modo de piernas, que describen una U invertida. Pacheco y Deza sealan que el pie izquierdo del
personaje presenta dedos (p. 51).

CONTEXTO
Emplazamiento
Reutilizada en un muro de separacin de fincas en el paraje de "La Lagunilla", situado en la zona Este del cerro del Obispo,
junto a un camino que separa el cerro de otros cercanos, en un lugar de amplia visibilidad. Segn Pacheco y Deza estaba
situada en los "comienzos de un altiplano...en el sitio llamado de Los Llanillos", al sudeste del Cerro del Castillo (2003:
50). Estribaciones meridionales de la Sierra de San Vicente, a unos 8 km del ro Alberche, situado al S-SE del lugar.

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
Cerros cercanos con restos: Cerro del Obispo (Calamocho): necrpolis Bronce medio (pithoi y cistas) (Gil Pulido et alii,
1988). Cerro del Castillo: castro vettn en cuyo entorno se hallaron tres verracos emplazados junto a la caada de las
Merinas (Rodrguez Almeida, 1955: 268; Alvarez Sanchs, 1997: 556). Adems, Gil et alii relacionan la necrpolis del
cerro del Obispo con un asentamiento que supuestamente se situara en este cerro del Castillo (Pacheco y Deza, 2003: 52).
Tambin se menciona el hallazgo de otra estela fragmentada en este cerro, que presenta diversas cazoletas y lneas que las
unen (Rodrguez Almeida, 1955; Snchez Gil, 2002: 18; Snchez y Garca, 2006: 87). Otras supuestas estelas en Almendral
de la Caada, con representacin muy esquemtica interpretada como carro (Snchez Gil, 2002: 19; Gutirrez y Snchez,
2006: 86), y Cerro del Oso (Barrio, 1992).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Plaza de San Antonio, Castillo de Bayuela

Gutirrez Pulido, D. (2002: 14-17); Snchez Gil, J. (2002: 18-19); Pacheco, C. y Deza, A. (2003)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BENQUERENCIA DE LA SERENA
257
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de La Dehesa (ficha del Museo) - Dehesa de
Benquerencia (Catlogo Museo), Benquerencia de la Serena
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 806

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

77
71
10
Esquisto

Fragmentada en la extremidad inferior. En el centro de la estela hay un antropomorfo con los pies sealados con una espada
al cinto. A su izquierda hay un gran escudo de tres crculos con escotadura en V y abrazadera. A su derecha una lanza en
vertical con la punta hacia arriba y oblicua a ella una serie de seis (cinco segn Celestino) puntos alineados. Sobre el
escudo hay una flecha que ha sido interpretada como posible cuchilla (Domnguez de la Concha et alii, 2005: 12).

CONTEXTO
Emplazamiento
El trmino municipal de Benquerencia se encuentra en las sierras tpicas de la regin que jalonan el valle del Zjar. Al SW
de Benquerencia de la Serena, en pleno valle, hay dos topnimos relacionados con "Dehesa", por lo que ese pudo ser el
lugar de aparicin.

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Enrquez Navascus, J.J. (1982a: 65-66 y fig. 1); Celestino, S. (2001a: 385); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De
Hoz Bravo, J. (2005: 12-13)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BROZAS
258
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa de las Pueblas, Brozas
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 677 (Brozas) (6 50' 40" W/ 39 34' 40" N segn Celestino,
2001: 338)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

142
75
20
Gabro

Dos tcnicas, posibles dos fases (Celestino, 2001: 339): 1 (Rebajado): en centro hay un escudo de tres crculos
concntricos, con escotadura en V y remaches en grupos de tres y dos y abrazadera en H. Bajo l una espada (tipo Huelva
con hoja de lengua de carpa?) en posicin horizontal y sobre l, tambin horizontalmente, una lanza. Entre la lanza y el
escudo estn representados un espejo. 2 (fina incisin): un peine (para Mac White, Ramn o Celestino) o un broche de
cinturn (para Almagro) y una fbula de codo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Llanos situados junto al arroyo Jumadiel, afluente del Salor. Zona donde confluyen los caminos que vienen de los vados de
Alcntara y Alcontar, cerca de la ruta natural de la falla de Plasencia (Galn, 1993: 97)

Circunstancias del hallazgo


A 6,5 Km al SW de Brozas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Cceres

Mac White, E (1947: 159 y Lm. 18, figs. 2 y 3); Ramn y Fernndez Oxea, J. (1950: 296-298 y figs. 9 y 19); Almagro, M. (1966: 75-77,
fig. 23 y lm. 18); Galn, E. (1993b: 97); Celestino, S. (2001a: 338-339).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BUOUX 1
259
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Granja de Salen, Buoux
Vaucluse, Provenza
Cartografa
1: 200.000 (Marsella) (5 20' 30''W/ 43 50' 10''N segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

153
68
18
arenisca

Numerosas marcas de arado. En la parte superior presenta una forma circular que es interpretada como casco. Bajo ste una
arma corta con hoja pistiliforme segn los publicadores y una empuadura rematada en antenas segn Celestino (2001:
451). En la parte central de la losa, bajo los elementos anteriormente descritos, un escudo de tres crculos concntricos,
escotadura en V suavizada y umbo. Tanto el escudo como el "casco" estn rodeados por una serie de cazoletas.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la montaa de Lubern (Vaucluse), en la meseta de Clapardes, en una zona de labor. Esta zona est situada en las
estribaciones SW de los Alpes, jalonada por los valles del Durance y del Rdano, a medio camino entre la montaa y la
costa.

Circunstancias del hallazgo


Al realizar trabajos agrcolas

Contexto
Aparece boca abajo sobre un posible enterramiento compuesto restos de un posible vaso bicnico con carena pronunciada y
con una decoracin similar a las que hay en Languedoc, cuyo origen est en el grupo de los primeros campos de urnas de la
zona Rhin-Suisse. En su interior se documentan un centenar de fragmentos de huesos cremados, restos de un cuerpo
posiblemente incinerado a ms de 800 grados. Se trata de un individuo adulto, hombre.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa del propietario de la granja de Salen (Sr. Dekester)

Mller, A; Bouville, C.; Lambert, L. (1988: 60-61); Celestino, S. (2001a: 451)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BUOUX 2
260
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Granja de Bremonde, Buoux
Vaucluse, Provenza
Cartografa
1: 200.000 (Marsella)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Escudo con escotadura en U invertida, con umbo sealado.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la montaa de Lubern (Vaucluse), en la meseta de Clapardes, en una zona de labor. Esta zona est situada en las
estribaciones SW de los Alpes, jalonada por los valles del Durance y del Rdano, a medio camino entre la montaa y la
costa.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas.

Contexto
A 400m de la estela de Buoux II. Tras el hallazgo se realizaron excavaciones arqueolgicas pero resultaron estriles.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Granja de Brmonde, propiedad de J.M. Chazine

Mller, A; Bouville, C.; Lambert, L. (1988: 60-61); Celestino, S. (2001a: 452).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

BURGUILLOS
261
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Nea, Burguillos
Sevilla
Cartografa
1. 50.000 N 962 (Alcal del Ro) (5 57' 30" W/ 37 34' 50" N de plano
publicacin., Galn, p. 108)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

133
67
45
granito

En el centro hay una figura humana muy esquemtica. A su derecha hay una lanza parcialmente perdida por la
fragmentacin del soporte. Bajo su mano izquierda hay un antropomorfo de menor tamao en diagonal, como si estuviera
tumbado. Sobre el hombro izquierdo de la figura principal hay parte de una espada, con un pomo con apndices y gavilanes
cruciformes. Cerrando la composicin hay un escudo recondo con abrazaderas. Otros grabados identificados en la
publicacin inicial (arco con flecha, armas arrojadizas, espejo) no han podido ser confirmados tras su revisin por Celestino
(2001: 419).

CONTEXTO
Emplazamiento
En zona de campia cercana a las primeras estribaciones de Sierra Morena, de trnsito entre la campia y la sierra, al borde
del camino natural que conecta Extremadura con la cuenca del Guadalquivir (desde Almadn de la Plata y Castilblanco de
los Arroyos hasta Sevilla, uno de los ramales de la Va de la Plata), cerca del Vado de Estacas.

Circunstancias del hallazgo


Tareas agrcolas.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla (expuesta)

Rodrguez Hidalgo, J.M. (1983: 229-232 y fig. 2); Galn, E. (1993b: 108); Celestino, S. (2001a: 419).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEZA DE BUEY 1
262
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
La Baileja, Cabeza del Buey
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 806 (Cabeza del Buey) ( 5 13' 46" W/ 38 48' 30" N centro
de la finca en Galn, 1993: 103)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

111
85
21
caliza

Fragmentada en la parte inferior afectando a los grabados. Desde la zona superior la primera representacin que vemos es
una lanza en posicin ligeramente oblicua al plano horizontal. Su hoja presenta nervio central. Bajo l, a la izquierda un
escudo de tres crculos, abrazadera, remaches y escotadura; a la derecha un carro. Bajo el escudo hay un individuo
esquemtico, con dedos en las manos sealados y con un elemento semicircular sobre la cabeza, casco para M. Almagro.
Celestino sugiere un casco, tocado o diadema. Su cuerpo no est completo ya que a partir de la cintura la representacin se
ha perdido por la fractura. Junto a su cuello hay dos puntos, posibles pendientes A la derecha del individuo hay una espada
de hoja ancha y apuntada, con pomo redondeado y guarda cruciforme. A su izquierda un espejo cuadrado con dos
apndices y una fbula acodada. Hay otro elemento rectangular que pende de un brazo que es para Almagro un broche de
cinturn.

CONTEXTO
Emplazamiento
Sobre una suave elevacin en plena campia.

Circunstancias del hallazgo


En plena campia, aislada.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa del Sr. Del Ro y Mtnez. de la Mata (Paseo de San Vicente, Cabeza de Buey)

Ramn y Fernndez de Oxea, J (1950: 298-299 y figs.11 y 23); Almagro, M (1966: 69-71, fig. 21 y lm. 16); Celestino, S (2001a: 362
-363)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEZA DE BUEY 2
263
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Yuntilla Alta, Cabeza del Buey, Badajoz.
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 780 (Puebla de Alcocer) (518'30''W/ 3851'40''N segn
Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

174
88
24
Cuarcita

Indicios de varias fases: carro en el lateral sobre el que est grabado el escudo. Peine en fina incisin, igual que el
cuadrpedo y riendas del carro superior. En la parte superior aparecen una figura humana con espada en la cintura (hoja
larga, pomo redondeado y guardas cruciformes). A la altura del pecho hay dos incisiones (pecho?). Junto a ella hay una
lanza, un punto junto a la rodilla, a su izquierda un espejo, un cuadrpedo (no identificado en el reciente calco del catlogo
2005: 18) y un elemento que podra ser una fbula, aunque Celestino lo interpreta como instrumento musical por su silueta
liriforme (Celestino, 2001: 365; tambin Domnguez de la Concha et alii, 2005: 18)). En el izquierdo del soporte hay un
carro grabado con sus animales de tiro y timn (riendas de incisin fina como el peine). En la zona central de la estela hay
un escudo con escotadura y abrazadera, adems de un peine realizado con fina incisin. A la derecha del escudo se han
distinguido dos ruedas y caja de un carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Terreno con suaves ondulaciones

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas. Apareci hincada y totalmente enterrada (Celestino, 2001: 364).

Contexto
En el lugar se detect una acumulacin de piedras con forma de estelas sin decorar formando crculos unidos entre s sobre
una elevacin (superficie de 30 m de radio). Se realiz en 1992 una excavacin de urgencia que result estril (Celestino,
2001: 364-365).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Almagro Gorbea, M. (1977: fig. 69, 4 y lm. 19, 2); Celestino, S. (2001a: 364-365); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M.
y De Hoz Bravo, J. (2005: 18-19)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEZA DE BUEY 3
264
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Corchito, Cabeza del Buey
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 806 (Cabeza del Buey) (5 19' 46" W/ 38 42' 00" N centro
de la finca por Galn, p. 103)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

99
52
21
Arenisca

Completa. En la parte superior un escudo redondo con abrazadera y a su derecha una lanza. En un registro inferior estn la
figura humana con espada al cinto (hoja ancha, punta aguzada, tipo lengua de carpa, empuadura con guardas y remate
cruciforme, Celestino, 2001: 366), espejo, peine, fbula junto a su cabeza (que Celestino interpreta como casco), 5 cazoletas
y un objeto cuadrado (que Celestino interpreta como posible fbula).

CONTEXTO
Emplazamiento
Terreno llano en las estribaciones septentrionales de la Sierra, a 1 km. aprox. del Castillo de Almorchn, zona de paso entre
dicha Sierra y la de Rinconada, por el que se llega a los llanos de Monterrubio de la Serena. (Galn, 1993: 103)

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Almagro-Gorbea, M. (1977: fig. 69, 6 y lm 19, 3); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 10-11)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CABEZA DE BUEY 4/MAJADA HONDA


265
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de Majadahonda, Cabeza de Buey
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 806?

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
40
20
Diabasa

Dos fases. 1 Fase: En la parte superior se conservan las piernas de un antropomorfo y parte de su cuerpo. A su otro lado, a
una escala menor, hay otra figura humana tocada con casco de cuernos y portando algo en su mano derecha que quiz es
producto de una intervencin posterior. A un nivel inferior hay tres figuras antropomorfos ms. A la derecha del soporte
hay una figura tocada con casco de cuernos. A su izquierda hay otra figura con pies que podran presentar calzado y el
cuerpo sin rebajar. En su mano derecha presenta otro objeto alargado realizado por fina incisin. Junto a su hombro
izquierdo hay restos de otra figura humana. En el registro inferior hay un carro completo. Asociado a una de las agarraderas
hay un antropomorfo de pequeo tamao y bajo el tiro se han detectado otros trazos que podran haber sido parte de otro
antropomorfo portando un elemento circular. 2 Fase: El bloque es fragmentado, girado 180. Se realizan una inscripcin
funeraria tartsica y, posiblemente, un antropomorfo situado frente al carro con los brazos elevados y realizado en el lateral
del soporte. Presenta una morfologa diferente a las dems figuras del soporte. Se baraja la hiptesis de que bajo la
inscripcin hubiera otra lnea de texto. La transcripcin de De Hoz (Domnguez et alii, 2005: 54): [k(i)iu (c. 3) k(e)e]ilak
(e)eis;anWk(e)en[
CONTEXTO

Emplazamiento
Segn la localizacin que da Enrquez (2006: Fig. 8) la estela podra provenir de un lugar situado junto al arroyo del
Almorchn, en un terreno suavemente ondulado situado entre la Sierra de Tiros (a unos 9 km al Sur) y el ro Guadiana (a
poco ms de 13 km al Norte).

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 52-54)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CACHO DO ALGARVE (ROCAS 29 Y 53)


266
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cacho do Algarve, hoy bajo las aguas del pantano de Fratel.
Castelo Branco
Cartografa
????

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Grabado rupestre de un escudo con escotadura (roca 29) y dos espadas (roca 53)

CONTEXTO
Emplazamiento
Tramo del Tajo situado antes del paso de la IP2, que lo cruza por la presa del pantano.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ, bajo las aguas del pantano Fratel

Gomes, M.V. (1987: 40; 1989: 73-74)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CANCHO ROANO
267
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de Cancho Roano, Zalamea de la Serena
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 805 (Castuera) 38 42' N/5 41' 20'' W (Celestino, 2001: 387)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

200
60
45
granito

Soporte flico con superficie regularizada por pulimentado. Los motivos estn grabados en la zona media del soporte. En el
centro, de mayor tamao, se sitan el escudo redondo, de tres crculos concntricos con abrazadera y un antropomorfo.
Junto a la pierna derecha del personaje hay un espejo y en ese mismo lado, a la altura del brazo, una espada de hoja
estrecha y guarda cruciforme (Celestino, 2001a: 387).

CONTEXTO
Emplazamiento
Esta zona se encuentra en pleno valle de la Serena, zona de acceso del ro Zjar y a la campia del Guadiana.

Circunstancias del hallazgo


Campaa de 1990, bajo el primer escaln de acceso al patio Oriental

Contexto
Se encontr formando parte de la entrada monumental del santuario de Cancho Roano. Est reutilizada como primer
peldao en la escalera de acceso al Patio Oriental, entre las dos torres poligonales que flanquean la entrada, que estn
fechadas a principios del siglo V. a.C.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Celestino, S. (2001a: 387; 2001b: 54)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 2
268
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
La Moraleja, Capilla
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln)
publicador)

(5 02' 36" W/ 38 45' 32" N dadas por

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

41
33
15
Cuarcita

Es un fragmento en el que se aprecian claramente la parte inferior de un individuo con espada en la cintura (pomo
redondo), un espejo, la punta de una lanza y una pequea parte de un escudo de gran tamao. Hay restos de otros dos
elementos, uno de los cuales, segn algunos autores, podra ser una fbula.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la orilla del Zjar. Pero segn las coordenadas que da la sita en la vega del Guadalmez, tal y como seala Galn (p.
104), al sur de la Sierra de la Moraleja, junto al vado del Guadalmez.

Circunstancias del hallazgo


Hallada en un majano.

Contexto
Estaba en un majano, a unos 500 m de Capilla 1 (Celestino, 2001a: 373; Enrquez, 2006: 165)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Vaquerizo Gil, D. (1985: 466-468 y fig. 1); Celestino, S (2001a: 373); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz
Bravo, J. (2005: 24-25).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 3
269
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Las Yuntas, Capilla
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 781 (Siruela) (5 05' 24" W/ 38 50' 58" N sg. Vaquerizo,
1985) pero coordenadas no coinciden con topnimo

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

136
43
28
Arenisca

En la parte superior hay una serie de elementos de difcil interpretacin. Por un lado hay una arco con flecha y un elemento
alargado que podra ser un cuadrpedo (Domnguez de la Concha et alii, 2005: 28) o un pual afalcatado como apunta
Celestino. Hay otro elemento rectangular que podra interpretarse como carcaj, una navaja de afeitar con doble hoja y
enmangue calado y, finalmente, una posible hoja de pual o lanza. En el centro encontramos un antropomorfo , sobre su
cabeza una serie de puntos (tocado?) y a sus lados una espada envainada y una posible hebilla de cinturn/ peine o
instrumento musical (Celestino, 2001a: 374-375; Domnguez de la Concha et alii, 2005: 28).

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca de las Yuntas est situada junto al embalse de La Serena, en la margen derecha del Zjar, a unos dos Km del
Guadalmez (Enrquez y Celestino la sitan en la orilla derecha del Guadalmez, cerca de las estelas de Capilla 1 y 2
(Celestino, 2001a: 374; Enrquez, 2006: 165)).

Circunstancias del hallazgo


Se hall aislada junto a la orilla del ro Zjar.

Contexto
La finca linda con el Pen del guila, junto al que se hallaron las estelas de Capilla 5, 6 y 7.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqeuolgico Provincial de Badajoz

Enrquez, J.J.; Celestino, S. (1984: 238-240 y fig. 2); Vaquerizo Gil, D. (1985: 468-471 y fig. 2b); Celestino, S (2001a: 374-375);
Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 28-29).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 4
270
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Vega de San Miguel, Capilla
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N807 (Chilln).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

145
65
20
cuarcita

Presenta escudo central de tres crculos, los dos exteriores con escotadura en V, y abrazadera. A su lado hay una figura
humana con espada al cinto. Sobre sta hay un espejo de gran tamao. Entre la figura humana y el escudo hay una espada
de gran tamao bastante tosca dispuesta verticalmente. En el extremo derecho superior de la estela hay una linea similar en
diagonal que bien pudiera haber sido parte de la figuracin de una lanza, hoy en parte perdida. Celestino seala que junto a
la figura humana hay tambin un peine y un instrumento musical (Celestino, 2001a: 377).

CONTEXTO
Emplazamiento
En la vega de San Miguel, en la margen derecha del ro Zjar, dominando su confluencia con el ro Guadalmez. En este
punto convergen los municipios de Capilla, Zarza Capilla (Badajoz), Guadalmez y el Viso (Crdoba).

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
En la otra orilla del Guadalmez se hallaron las estelas de Capilla 1, 2 y 8

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino, S (2001a: 376-377); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 30-31)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 5
271
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Tejadillo, Capilla
Badajoz
Cartografa
Hoja N 807 (Chilln) 38 49' N/ 1 21' W

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

46
36
15
cuarcita

Fragmento de estela en el que se aprecian parte de una lanza y de una espada envainada, una figura humana de pequeo
tamao con un posible tocado (zona piqueteada con forma piramidal invertida), una pequea parte del escudo y, en la zona
inferior derecha de la estela, elementos piqueteados que podran ser restos de un carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona situada junto al Zjar, 4 km al Este de Capilla. Es un terreno de cultivo poco accidentado, atravesado por los ros
Esteras y Bienojoso. Desde el Pen del guila, situado a menos de un Km, se divisa una gran extensin.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Junto a las VI y VII, cerca de la Finca de Las Yuntas, en donde se encontr la estela de Capilla 3.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino, S. (2001a: 378); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 44-45).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 6
272
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca el Tejadillo, Capilla
Badajoz
Cartografa
Hoja N 807 (Chilln) 38 49' N/ 1 21' W

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

58
45
15
Cuarcita

Se conserva la parte inferior de la estela. La zona ms inferior no presenta decoracin, probablemente porque estuvo
hincada en el suelo. En la zona superior de lo que se conserva se aprecia el grabado (piqueteado) de un carro con su timn,
animales de tiro y ruedas atravesadas por la mitad por una lnea que parece representar ms el remate del eje.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona situada junto al Zjar, 4 km al Este de Capilla. Es un terreno de cultivo poco accidentado, atravesado por los ros
Esteras y Bienojoso. Desde el Pen del guila, situado a menos de un Km, se divisa una gran extensin.

Circunstancias del hallazgo


S. Celestino seala que se encontr tirada en el campo con la decoracin cara abajo.

Contexto
Junto a las V y VII, cerca de la Finca de Las Yuntas, en donde se encontr la estela de Capilla 3.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino,S. (2001a: 379); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 46-47).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 7
273
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Tejadillo, Capilla
Badajoz
Cartografa
Hoja N 807 (Chilln)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

66
75
22
Cuarcita

Fragmento muy rodado. Grabados afectados. Dos antropomorfos, un escudo redondo y una lanza. Un posible espejo y
posible espada. En la parte inferior se distinguen unos trazos que han sido interpretados como parte de la caja y tiro de un
carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona situada junto al Zjar, 4 km al Este de Capilla. Es un terreno de cultivo poco accidentado, atravesado por los ros
Esteras y Bienojoso. Desde el Pen del guila, situado a menos de un Km, se divisa una gran extensin.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Junto a las V y VI, cerca de la Finca de Las Yuntas, en donde se encontr la estela de Capilla 3.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
******

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPILLA 8
274
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca La Pimienta, Capilla
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

75
64
15
Cuarcita

Parece que la losa se conserva entera. Los motivos ocupan la mitad superior de la losa. Hay dos antropomorfos que se
sitan uno en el extremo derecho de la losa (el de mayor tamao y con el pene sealado) y otro, de menor talla, en el
centro. Ambos llevan espadas en la cintura y elementos en las rodillas que podran referirse a vestimenta. Junto a la figura
de la izquierda hay un arco con flecha y un carcaj. Junto al personaje del centro de la losa hay una serie de puntos y una
cazoleta rectangular de mayor tamao. En el lado derecho de la losa hay un escudo con escotadura en V en todos sus anillos
menos en el exterior. Cerrando la composicin en la zona inferior, en posicin horizontal, hay una lanza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Se hall en un terreno pedregoso y llano, rodeado de las estribaciones de las sierras vecinas, junto al ro Guadalmez.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
No se hallaron otras evidencias arqueolgicas en el lugar.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Perlines Benito, M.R. (2002); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 50-51).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CAPOTE
275
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de El Capote, Higuera la Real
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 896 (Higuera la Real)
dadas por el publicador)

(6 41' 00" W/ 38 06' 00" N

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

97
47
16
Cuarcita

Fragmentada en los laterales y extremo distal del soporte inicial como producto de las reutilizaciones que sufre. Pertenecen
al 1 momento: Lira de gran tamao, espejo y el tiro de un carro con dos cuadrpedos (segn Celestino). Una gran lira, dos
antropomorfos a sus lados y el tiro de un carro con sus cuadrpedos (segn Domnguez de la Concha et alii, 2005: 36). En
un 2 momento el soporte es fragmentado en al menos el extremo distal y en un lateral, perdiendo as la caja del carro. Se
realiza una inscripcin con alfabeto del SW y, probablemente en este momento se graba un antropomorfo con brazos
elevados frente a los caballos del carro. La inscripcin est compuesta por dos fragmentos formal y tcnicamente diferentes
que pudieron ser producto de dos personas (Berrocal Rangel 1987: 202). Su transcripcin, segn J. Untermann (1997:
J.54.1):
Fragmento A:
]+ik(e)ei+l
Fragmento B: ]uosorert(a)au[.
Javier de Hoz propone otra transcripcin y seala que no contiene una frmula funeraria (Domnguez de la Concha et alii/
Hoz, 2005: 37): ]+IK(e)en+a+[------]uosorert(a)at(e)e
En un 3 momento la estela sufre ms desconchados siendo utilizada finalmente como dintel en una zahurda.
CONTEXTO

Emplazamiento
La zahurda est sobre una "alargada loma de inclinadas pendientes" situada en la confluencia del Arroyo del Sillo y el
Moriano. La cuenca del arroyo del Sillo est situada entre las sierras ms septentrionales del sector occidental de Sierra
Morena. En esta zona confluyen las Caadas Leonesa Oriental y la Leonesa Occidental.

Circunstancias del hallazgo


Reaprovechada como dintel de una zahurda

Contexto
En el mismo paraje hay acumulaciones de piedras con aspecto tumular, as como agujeros abiertos por los clandestinos en
los que s aparece material tardo (siglo V a.C??) (ver ms).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Berrocal Rangel, L. (1985: 30-33 y fig. 1; 1987b: 195-205 y fig.1); Celestino, S. (2001a: 441-442); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez
Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 36-37).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CERRO MURIANO 1
276
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cerro Muriano
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 923

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

1?

Soporte rectangular, figura antropomorfa con los brazos extendidos, falo sealada y casco de cuernos, una lanza, peine,
escudo con escotadura en V y un elemento similar a los lingotes de piel de toro (Murillo et alii, 2005: 17).

CONTEXTO
Emplazamiento
Valle por el que pasa la caada Soriana y que comunica el valle del Guadalquivir (la vega) con un tramo alto del valle del
Guadiato (la Sierra)

Circunstancias del hallazgo


En el casco de Cerro Muriano, al abrir los cimientos de una casa.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Morena, J. A. y Muoz, J. (1990: 15); Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D.(2005: 14-17 y fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CERRO MURIANO 2
277
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cerro Muriano
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 923

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
40
Esquisto

Antropomorfo con casco de cuernos, lanza y escudo con escotadura en V, espada de hoja ancha y guardas, carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Valle por el que pasa la caada Soriana y que comunica el valle del Guadalquivir (la vega) con un tramo alto del valle del
Guadiato (la Sierra)

Circunstancias del hallazgo


Obras en la "Pea Escrita", en las inmediaciones de Cerro Muriano, durante los aos 1970's

Contexto
En el lugar se hall otra estela con inscripcin (quiz Tartsica), abundantes huesos de ovicaprinos, caballos y bvidos,
algunos calcinados, y cenizas. La distancia entre ambas estelas no era superior a los 20 m.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Enterrada en el lugar de su hallazgo

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 17-19 y fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CHILLN
278
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Llano de los Roncos, Chilln
Ciudad Real
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

144
51
25
Cuarcita

Se conserva, al parecer, entera. Las representaciones estn grabadas. La estela ha sido reutilizada como soporte de una
inscripcin funeraria iberorromana datada en el S.I d.C. La inscripcin o epitafio, respeta la zona en la que se han realizado
los grabados del Bronce. nicamente se vale del asta de la lanza para trazar letras. El registro superior de la estela es
respetado. En su centro est representado un escudo de cuatro crculos concntricos y agarradera. A su derecha, a la misma
altura, est representada una figura humana con espada en la cintura, que presenta pomo redondeado y gavilanes poco
destacados. Bajo el escudo hay un peine y bajo la figura humana, a su derecha, hay una lanza con punta lanceolada de la
que ya hemos comentado su "reutilizacin" como parte del epgrafe.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerca del Km 7 de la carretera Chilln-Siruela (CM-4200). Estelas de Ciudad Real relacionadas con la va 29 del Itinerario
Ant. En una zona de suaves lomas con abundantes arroyos y fuentes situada al SW de la Sierra de las Lomas del Comisario,
a sus pies.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
Reutilizada como estela epigrfica funeraria en el S. I d.C. Se encontr junto a otras tres estelas epigrficas funerarias
romanas junto a las que tambin se hall (refs. orales) una nfora fragmentada.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Ciudad Real

Fernndez, C. y Zarzalejos, M. (1993: 263-270, fig. 1); Celestino, S. (2001a: 405)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

COGOLLUDO/NAVALVILLAR DE LA PELA
279
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cogolludo, Navalvillar de la Pela
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 755 (Navalvillar de Pela) (39 1' 25" N/ 5 25' 15" W por
publicador)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

111
50
22
Cuarcita

La erosin en la parte inferior y un lateral ha deteriorado parte de los grabados. La superficie en la zona superior parece
estar preparada. Los motivos se disponen en vertical desde arriba de la siguiente manera: Escudo redondo de cuatro crculos
concntricos, con umbo central sealado; trazo recto horizontal que podra haber perdido parte y que podra identificarse
con lanza; figura antropomorfa a la que le faltan las piernas con una posible lnea en la cintura a modo de espada al cinto.
Presenta a la altura del pecho un trazo oblicuo. Junto a su mano izquierda hay un crculo rebajado. Esta descripcin se basa
en el reciente calco publicado por el museo de Badajoz, que difiere notablemente del realizado por Celestino, quin vio una
lnea oblicua ms en el pecho del antropomorfo y tambin una serie de cinco puntos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Desde el lugar se dominan dos antiguos vados (Orellana la Vieja y Casas de D. Pedro) del Guadiana (hoy bajo las aguas)
que comunicara la zona de Cabeza del Buey con Campanario, Quintana y Zalamea la Serena. Galn seala la posibilidad
de que ese mismo punto sea un vado (1993: 102)

Circunstancias del hallazgo


En 1983 a orillas del pantano de Orellana

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Enrquez Navascus, J.J. (1982b: 11 y 12 y figs. 4-6); Celestino, S. (2001a: 370); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y
De Hoz Bravo, J. (2005: addenda) .

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CRDOBA 1/LA VEGA


280
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cortijo de la Vega, Crdoba
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N923 (Crdoba) (4 37' 56" W/ 37 55' 40" N centro de la finca
por Galn, p. 106; las coordenadas aportadas por Celestino no
coinciden)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
66
16
Caliza

Superficie alisada previamente. Por fractura se ha perdido la zona inferior izquierda de la losa. Adems presenta huellas de
arado. En la parte superior est representada una lanza en posicin casi horizontal y, bajo ella, un escudo redondo. El
escudo est formado por dos crculos concntricos, en cuyo interior hay representados remaches, y una abrazadera. En gran
parte de la superficie del soporte hay cazoletas distribuidas sin orden aparente. Podran ser anteriores, contemporneos o
posteriores a los motivos descritos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de vega situada junto al ro Guadalquivir, en su margen izquierda, cerca del puente de Alcolea.

Circunstancias del hallazgo


Al realizar tareas agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Biblioteca Municipal de Villafranca de Crdoba

Morena Lpez, J.A.; Muoz Muoz, J.F. (1990: 14-15); Galn, E. (1993b: 106); Celestino, S. (2001a: 435-436).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CRDOBA 2/RIBERA ALTA


281
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cortijo de la Ribera Alta (lmite municipal Crdoba /
Villafranca)
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 923 (Crdoba)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

97
48
26
Caliza

Soporte preparado con desbaste y pulimento y decoracin incisa. En el centro un escudo de tres crculos concntricos y
escotadura en V en el central. El crculo exterior y el central presentan remaches, mientras en el interior hay una
agarradera. En la zona superior est dispuesta horizontalmente una lanza de hoja folicea con regatn. En la parte inferior
una espada con hoja pistiliforme, gavilanes inclinados hacia la hoja y pomo rectangular.

CONTEXTO
Emplazamiento
El cerrete en el que se encuentra el Cortijo de la Ribera Alta est situado en la margen derecha del Guadalquivir, entre uno
de sus meandros y la margen derecha del ro Guadalmellato.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
Se encontr a unos 40 cm de profundidad, boca arriba. Segn referencias orales bajo la estela haba tierra negruzca y
cenizas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular en El Carpio, barrio de Cerro Muriano en 1990

Murillo Redondo, J.F. (1994: 416-417); Celestino, S. (2001a: 437).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CORTIJO DE LA REINA 1
282
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Crdoba
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 943 (UTM, X336475, Y4188921 segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
62
12
Caliza

Losa cuadrangular recortada, superficie piqueteada y pulimentada. Figura antropomorfa con cuernos a la que acompaan
una lira, una lanza, un peine, espejo, escudo con escotadura en V y, en la parte superior, dos pequeos antropomorfos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Plena vega del Guadalquivir medio, a unos 150 m de su orilla, cerca de la confluencia con el ro Guadajoz. Al sur de la
vega hay infinidad de pequeos cerros.

Circunstancias del hallazgo


Al realizar una zanja para un canal de riego, en 1972.

Contexto
Esta estela apareci a seis metros al S de la II. La estela I estaba boca abajo y bajo ella aparecieron tres vasos cermicos
(Urnas) que responden al tipo B2 del Guadalquivir Medio caractersticos del Bronce Final Precolonial (presente por
ejemplo en Mesa de Setefilla y en la necrpolis de base, tmulos A y B), aunque hay prototipos en el Bronce Pleno de
algunos yacimientos como Setefilla est presente a inicios del Orientalizante (Murillo et alii, 2005: 27-31). Bajo la estela y
rellenando los vasos haba tierra cenicienta que contena huesos, algunos de gran tamao.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular, en una finca del trmino municipal de Guadalczar

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 25-32 y Fig. 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CORTIJO DE LA REINA 2
283
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Crdoba
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 943 (UTM, X336475, Y4188921 segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

86
58
12
Caliza

Losa fragmentada al ser extrada, afectando a los grabados. Figura antropomorfa con casco cuernos y rostro (ojos y nariz),
cuerpo rectangular con pectoral y cinturn (remaches y placa), una espada con hoja ancha y remate en T (yo: pistiliforme?)
pual a su lado derecho, un peine y fbula, un escudo. Sobre l una lanza . Pequeos cuadrados que disminuyen de tamao
a su izquierda. Dos tcnicas: la decoracin del cuerpo es una incisin ms fina que el resto (p33). Aplicacin pasta
arcillosa de color rojizo sobre cuerpo guerrero, escudo, punta de lanza, peine y serie de cinco cuadrados (sistema ponderal?)
(p. 33)

CONTEXTO
Emplazamiento
Plena vega del Guadalquivir medio, a unos 150 m de su orilla, cerca de la confluencia con el ro Guadajoz. Al sur de la
vega hay infinidad de pequeos cerros.

Circunstancias del hallazgo


Al realizar una zanja para un canal de riego, en 1972.

Contexto
Esta estela apareci a seis metros al N de la I, tambin a 80 cm de profundidad y boca abajo. Lados recortados. La estela I
estaba boca abajo y bajo ella aparecieron tres vasos cermicos (Urnas) que responden al tipo B2 del Guadalquivir Medio
caractersticos del Bronce Final Precolonial (presente por ejemplo en Mesa de Setefilla y en la necrpolis de base, tmulos
A y B), aunque hay prototipos en el Bronce Pleno de algunos yacimientos como Setefilla est presente a inicios del
Orientalizante (Murillo et alii, 2005: 27-31). Bajo la estela y rellenando los vasos haba tierra cenicienta que contena
huesos, algunos de gran tamao.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular, en una finca del trmino municipal de Guadalczar

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 25-32 y Fig. 4)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CUATRO CASAS/CARMONA
284
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Predio de Haza de Billaos, cortijo Cuatro Casas, Carmona
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 1003 (Utrera) (5 39' 00" W/ 37 18' 50" N casas dadas por
Galn, p.109
N986 (Fuentes de Andaluca) /5 29'W/ 37 26'N segn Celestino, 2001:

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

115
100
16
arenisca

En el centro una figura humana muy esquemtica junto a la que se sita otra figura humana de menor tamao, de grabado
ms ancho y superficial que el resto. En la zona superior a la izquierda de la figura hay representado un carro y a la derecha
de la figura, de arriba a abajo, un arco con flecha, un escudo redondo y una espada con pomo redondo, apndices rectos y
gavilanes cruciformes. Dos tcnicas de grabado, la figura humana pequea con grabado ms ancho y menos profundo que
el resto (Celestino, 2001: 415)

CONTEXTO
Emplazamiento
El cortijo de Cuatro Casas est situado en la campia junto al arroyo del Saladillo, afluente del Guadaira. Esta es la
localizacin que da Galn (1993: 109), mientras Celestino sita el lugar junto al Ro Corbones, en su margen derecha, a
unos 20 km al NE de este punto (Celestino, 2001: 415).

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla

Fernndez Chicarro, C (1961: 163-165 y fig. 1); Almagro, M. (1966: 102-104, fig. 33 y lm. 28); Galn, E. (1993b: 109); Celestino, S.
(2001a: 415-416)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIJA 1
285
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cerro Perea, cerca de los depsitos de agua. cija
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 965 (cija) (4 58' 40" W/ 37 35' 30" N Galn, 1993: 108)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

60
40
14
Caliza

Fragmentada en la zona inferior afectando a los grabados. Figura humana con cuerpo rectangular, un punto junto a su
cintura (posible anillos segn Celestino) y dos trazos oblicuos a la altura del pecho (pechos?). Junto a su pierna izquierda
hay un escudo con forma alargada. Junto a su pierna derecha una espada parcialmente conservada con gavilanes
cruciformes. Junto a su brazo derecho hay un espejo ovalado, peine, y lanza. Bendala seala que el peine podra ser
interpretado como instrumento musical (1986: 533). El peine est realizado con una incisin muy fina (posible fase
posterior?).

CONTEXTO
Emplazamiento
En el cerro Perea, lugar ligeramente elevado respecto a la campia valle del Genil (al W) y a la del Guadalquivir (NW-N).
Est al pie de Los Cerros Mochales, en donde se ubica la Atalaya de la Moranilla.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Segn informacin del descubridor se hall en el Cerro Perea, junto al asentamiento documentado en la Atalaya de la
Moranilla.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla

Almagro Basch, M (1974: 13-16, figs. 3 y 4); Celestino, S. (2001a: 422-423).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIJA 2
286
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Atalaya de La Moranilla, cija
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N965 (cija)
UTM 3262200, 4160400 dadas por
publicadores de la estela de cija IV.

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

85
70
16
caliza

La estela presenta una figura humana en el centro, con cuerpo vaciado para dar volumen, representado con pies, manos y
casco de cuernos. A su izquierda un escudo redondo con abrazadera bajo el cual hay un posible arco o un primer intento del
grabados para realizar el escudo (Celestino, 2001: 424). A su derecha un espejo oval cuyo mango es de resaltes y una
espada con mango de pomo de apndices rectos , gaviln cruciforme y hoja de lengua de carpa. Concepcin y espejo muy
similar a cija I.

CONTEXTO
Emplazamiento
El yacimiento se encuentra en una meseta (La Atalaya), en tierras del Cortijo de la Moranilla, desde la que se domina
visualmente un amplio territorio, parte del valle del Genil y el del arroyo de la Moranilla, una amplia campia (tpica
campia sevillana) que constituye la vega del Genil.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
La Atalaya de Moranilla es un hbitat y por ello los publicadores piensan en una posible reutilizacin para explicar la
aparicin de la estela con fines funerarios en ese tipo de contexto. tambin aseguran que este yacimiento presenta restos
desde poca campaniforme hasta poca romana (1983-84: 264). Hay indicios de que estuvo fortificado. Parece que jug un
papel fundamental en la Edad del Bronce Final. En el mismo yacimiento se encuentra cija IV (posiblemente cija I y III).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Coleccin Arqueolgica del Ayuntamiento de cija

Rodrguez Temio, I; Nez Pariente de Len, E. (1983-84: 289-291 y fig. 1); Celestino, S. (2001a: 424).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIJA 3
287
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
En la finca "Molino de Rojas", cija
Sevilla
Cartografa
1:50.000 N 987 (El Rubio) (5 09' W/ 37 29' N segn Celestino, 2001:
425).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
60
14
arenisca

Todo indica que la pieza puede estar rota en la parte inferior. En el centro se dispone una figura antropomorfa con dedos en
las manos (cuatro y cuatro) y pies sealados, as como con casco de cuernos. A su derecha, junto al brazo, un peine y, bajo
l un espejo oval. A la izquierda del personaje de arriba a abajo vemos un elemento que se ha interpretado como pinzas,
una fbula y un arco con una flecha. Junto a uno de los cuernos hay un punto y junto a la mano derecha del personaje 4.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la carretera a Marchena, en la margen izquierda del Genil. En general se trata de un terreno llano, tpico de la campia.
Localizacin de la finca imposible (Galn, 1993: 109)

Circunstancias del hallazgo


No se mencionan

Contexto
El lugar indicado est a unos 20 km al SW de las dems pero, aunque segn referencias publicadas podra venir de la
Atalaya de la Moranilla (Tejera et alii, 1995: 252).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Ayuntamiento de Ecija, Sevilla

Rodrguez Temio, I; Nez Pariente de Len, E. (1985: 481-485 y fig. 1); Celestino, S. (2001a: 425)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

CIJA 4
288
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Atalaya de la Moranilla, cija
Sevilla
Cartografa
1: 50.000
publicadores.

N965 (cija) UTM 3262200, 4160400 dadas por

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

112
35
19
Arenisca

Grabado realizado por piqueteado y posterior abrasin. La pieza est fracturada en su extremo superior. En el centro de la
composicin hay una figura humana que nos ha llegado incompleta porque le falta la cabeza. Junto al cuello, a su derecha,
hay un elemento triangular que podra interpretarse como fbula. Ms a la derecha, dispuesta verticalmente, est
representada una espada con el extremo distal de su hoja apuntando hacia arriba. A la izquierda del personaje, a la altura de
sus piernas, hay primero un elemento oval, que los publicadores han interpretado como espejo (identificacin de la que
Celestino duda (Celestino, 2001: 427) y, bajo ste, un escudo redondo con umbo sealado.

CONTEXTO
Emplazamiento
El yacimiento se encuentra en una meseta (La Atalaya), en tierras del Cortijo de la Moranilla, desde la que se domina
visualmente un amplio territorio, parte del valle del Genil y el del arroyo de la Moranilla, una amplia campia (tpica
campia sevillana) que constituye la vega del Genil.

Circunstancias del hallazgo


Fruto de prospecciones superficiales en la cuenca media del Genil.

Contexto
En el yacimiento Atalaya de la Moranilla en una acumulacin de piedras en el sector oriental del cerro, donde se hallaban
apilados materiales diversos. Hay indicios de que estuvo fortificado. Parece que jug un papel fundamental en la Edad del
Bronce Final. Aqu se encontr la estela de cija II, quiz la III (la localizacin de la de cija I es ms insegura, aunque por
referencias de Durn Recio tambin fue localizada en este yacimiento (Tejera et alii: 252)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Sevilla

Tejera Gaspar, A; Jorge Godoy, S.; Quintana Monstesdeoca, R. (1995: 251-255, fig. 1 y lm. 1); Celestino, S (2001a: 427)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ECIJA 5/EL BERRACO


289
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Berraco. cija.
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 987 (El Rubio) Entre las coordenadas 325-326 / 4148-4147
(publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

149
82
25
Caliza

Los grabados estn algo erosionados. La estela presenta fracturas perifricas que parecen afectar a los grabados en la zona
distal. Los motivos estn grabados. En el centro hay una figura humana con un casco de cuernos liriformes. A su derecha
hay un ovalo que se ha interpretado como espejo sin mango, una espada de hoja pistiliforme (segn Celestino recuerda a las
de lengua de carpa), en vertical con la punta hacia arriba, y, paralela a ella, una lanza con la punta hacia el suelo. En esta
misma zona est la representacin de un cuadrpedo (perro). A la izquierda de la figura humana, a la altura de la cabeza,
hay un peine y un escudo redondo con abrazadera a la altura de las extremidades inferiores. La zona inferior de la estela la
ocupa un carro del que tiran dos cuadrpedos.

CONTEXTO
Emplazamiento
En las cercanas del arroyo El Berraco, en la margen izquierda del Genil. Es un paisaje con suaves ondulaciones.

Circunstancias del hallazgo


No se especifican

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desaparecida

Padilla, A; Valderrama, E. (1994: 283-290 y fig. 3); Celestino, S (2001a: 428)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL CARNERIL/TRUJILLO
290
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
El Carneril de la Ramira, Trujillo
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 705 (Trujillo) (2 15' 20''W/ 39 27' 30''N segn Celestino,
2001: 341).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

124
50
16
Granito

Fragmentada ligeramente en la parte inferior y en un lateral. Escudo central con escotadura en V, remaches y abrazadera.
Bajo ste hay una espada con gavilanes curvados hacia la hoja (segn Almagro Basch de lengua de Carpa, aunque es difcil
asegurarlo) y sobre el escudo una lanza con regatn y hoja lanceolada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Zona de penillanura. Terreno que desciende suavemente hasta el ro Magasca, al W de la elevacin de Trujillo.

Circunstancias del hallazgo


Se utilizaba como banco junto a la entrada de la casa del cortijo de El Carneril.

Contexto
Almagro-Gorbea comenta en su trabajo varias veces estela. Hay referencias que la asocian a una estela antropomorfa
(1977: 177 y 188) y a otra estela indeterminada (1977: 192).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Beltrn, M; Alcrudo, C. (1973: 81-88); Almagro Basch, M (1974: 25-28, fig. 10); Almagro-Gorbea, M. (1977: 192); Celestino, S. (2001a:
341).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL CARPIO
291
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
El Carpio
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 924

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
En estudio

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al ro Guadalquivir, en una zona de amplia campia.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Reutilizada en la torre Garci Mndez de Sotomayor, en El Carpio. Su descubridor plantea la hiptesis de una posible
procedencia de la Ermita de San Pedro, en el despoblado de la villa de Alcocer, abandonada a los inicios del siglo XIV, con
restos de ocupacin de la Edad del Bronce (Murillo et alii, 2005: 34; Martnez Snchez, e.p.).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Reutilizada en la torre Garci Mendez de Sotomayor, en El Carpio.

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 34); Martnez Snchez, R.M. (e.p.)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL CORONIL
292
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
El Coronil
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 1020 (5 38' 5''W/ 37 03' 00'N segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

186
110
18
Arenisca

Las figuras estn grabadas y la superficie posteriormente suavizada por abrasin. En el centro de la estela hay una figura
humana esquemtica tocada con casco de cuernos liriformes. A su derecha, a la altura de la cabeza, hay representado un
peine, y a la altura de su mano una espada con hoja tipo lengua de carpa. A su izquierda estn representados un escudo
circular con agarradera y crculos concntricos sealados y una lnea, posiblemente una lanza. En la zona inferior izquierda
de la estela hay una perforacin, una cazoleta, posiblemente anteriores a la utilizacin de la losa como estela, y una lnea
que ha sido interpretada como pual.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la orilla derecha del arroyo Colada de las Aguzaderas, en la confluencia con un cauce de ganado llamado Vereda de
Churriana, en una zona de suaves cerro situada entre la campia sevillana y las pequeas sierras que forman el sistema
penibtico en su extremo SW.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Izquierdo Montes, R.; Lpez Jurado, S. (1998); Lpez Jurado, S.; Izquierdo Montes, R. (2001: 97-111 y fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 1
293
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
El Viso
Crdoba
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

121
39
20
Cuarcita

Figura humana muy esquemtica tocada con casco de cuernos, pendientes y con falo sealado. A sus lados hay sendas
espadas con pomos salientes y guardas cruciformes . Escudo redondo con decoracin radial, lanza, peine, espejo, arco con
flecha, fbula y en la zona inferior carro con cuadrpedos y bajo l un cuadrpedo ms (perro). Bendala seala que el peine
podra ser interpretado como instrumento musical (1986: 533)

CONTEXTO
Emplazamiento
Vega del Zjar, junto al arroyo de la Caada.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
Cerca del arroyo de la Caada apareci la estela de El Viso 4.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro-Gorbea, M. (1977: Fig. 70, 6 y lm. 19, 4); Iglesias Gil, J.M. (1980b: 189); Celestino, S. (2001a: 394-395)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 2
294
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de Las Mangadas, El Viso
Crdoba
Cartografa
1:50.000 N 807 (Chilln) (5 08'05"W/ 38 40'40"N por los publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

71
68
25
Cuarcita

Las representaciones se localizan en el tercio superior de la estela. A la izquierda un individuo representado con mano y
pies porta una espada en la cintura. A su derecha una lanza ms grande que l con la punta hacia arriba. A la izquierda del
individuo, mas grande que l y prcticamente en medio de la estela, un escudo de tres crculos concntricos con escotadura
en V y abrazadera. Sobre el escudo un carro representado sumariamente con dos ruedas macizas y dos caballos con
tendencia naturalista. Celestino identifica tambin un espejo, un posible casco, cinco puntos junto al brazo del
antropomorfo y un posible instrumento musical colgado de su cintura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera sureste del cerro de Las Mangadas, entre este y otros cerros contiguos y el ro Zjar, del que dista 300 m. Cerca del
vado de la Junta (en la confluencia del Zjar con el Guadamatilla).

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
A 1,5 Km se encontr la estela del Viso III. Bendala et alii sealan que, adems de haber encontrado las estelas se han
localizado "tumbas antiguas en diversos puntos..............y parecen observarse formaciones tumulares...." (p. 383)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa de Cultura de Cabeza de Buey

Bendala, M; Hurtado, V.; Amores, F (1979-80: 383-385 y Fig. 2); Bueno et alii (1984: 480-481); Celestino, S (2001a: 396-397)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 3
295
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Las Mangadas, El Viso.
Crdoba
Cartografa
1:50.000 N 807 (Chilln) (5 08' 20" W/ 38 40' 50" N por publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

90
78
40
Cuarcita

La parte superior est fragmentada afectando a los grabados. Estn representados dos individuos de forma muy esquemtica
con sendas lneas a la altura de la cintura que parece indicar la espada al cinto. En medio de esas dos figuras hay un tercer
individuo de piernas ms cortas que parece portar un tocado complejo (Diadema?). La interpretacin de esta figura no es
fcil y as lo muestran diversas interpretaciones recibidas por los diferentes autores (llegar a ser interpretada como carro).
Tambin hay dos escudo redondos de dos crculos concntricos y umbo central, uno en la zona superior izquierda y el otro
en la inferior derecha. Respecto a la figura diademada Celestino seala que dos puntos superiores simbolizaran el remate
de la diadema y los dos inferiores los pechos (2001a: 398).

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera sureste del cerro de Las Mangadas, entre este y otros cerros contiguos y el ro Zjar, del que dista 300 m. Cerca del
vado de la Junta (en la confluencia del Zjar con el Guadamatilla).

Circunstancias del hallazgo


Descubierta al realizar tareas agrcolas.

Contexto
A 1,5 Km se encontr la estela del Viso II. Bendala et alii sealan que, adems de haber encontrado las estelas se han
localizado "tumbas antiguas en diversos puntos..............y parecen observarse formaciones tumulares...." (p. 383); Pea de
los Buitres de Pealsordo, con representaciones esquemticas de carros (Iglesias Gil, 1980b: 256)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Crdoba

Bendala, M; Hurtado, V.; Amores, F (1979-80: 385-387 y Fig. 3); Iglesias Gil, J.M. (1980a: 254-256); Celestino, S. (2001a: 398).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 4
296
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Solanilla, El Viso
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln) (5 3'00"W/38 42'50" N segn los
publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

120
90
35
Cuarcita

En el centro un individuo con una espada en el cinto, a su izquierda, de gran tamao, un escudo con tres crculos
concntricos con escotadura en V y umbo o abrazadera. Bajo estos elementos un espejo ovalado con mango. A la derecha
del individuo una lanza en vertical con hoja lanceolada y, ms a la derecha, en otro plano del soporte, un individuo ms
pequeo. En la zona inferior, bajo el individuo central, un carro con agarraderas, dos ruedas con radio y caballos
esquemticos.
En la zona superior hay restos casi imperceptibles de otra pequea figura humana. Celestino indica que el escudo y el carro
estn realizados con un grabado ms fino que el resto (2001a: 399)

CONTEXTO
Emplazamiento
Margen derecha del Zjar, en la zona por donde corre el arroyo de la caada. Galn (1993b: 106) seala que se encontr en
un llano delimitado por elevaciones montaosas con dos puertos: el puerto del Salado y el Charco del Saltillo.

Circunstancias del hallazgo


Al sacar arena de la orilla del arroyo de la caada (Galn 1993b: 106)

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Bendala, M; Hurtado, V.; Amores, F (1979-80: 387-389 y Fig. 4); Iglesias Gil, J.M. (1980b: 189-193); Bueno et alii (1984: 478-479);
Celestino, S. (2001a: 399); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 20-21).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

EL VISO 6
297
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Viso
Crdoba
Cartografa
1:50.000 N 807 (Chilln) (3840'N, 128'W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

81
76
18
Cuarcita

Cara plana preparada. Est fragmentada en la parte superior e izquierda afectando a los grabados. En la zona superior
central e izquierda presenta dos figuras humanas, una de ellas incompleta, sin cabeza y sin brazo derecho, representadas a
la misma altura. La figura central, en cambio, est prcticamente completa. Presenta casco con cuernos y el detalle de dedos
en manos y pies. Junto al brazo izquierdo de esta figura hay una fbula de arco; bajo sta un arco con una flecha y un
espejo. A la izquierda del arco hay un peine de 5 pas. Bajo los pies de este personaje central hay un cuadrpedo con falo
indicado (perro?).

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera sureste del cerro de Las Mangadas, entre este y otros cerros contiguos y el ro Zjar. Cerca del vado de la Junta (en
la confluencia del Zjar con el Guadamatilla).

Circunstancias del hallazgo


Hallada en el transcurso de labores agrcolas

Contexto
Se hall entre El Viso 3 (unos 300m al W) y el Viso 2 (unos 300m al E), junto al ro Zjar (margen izquierda), al sur de las
pequeas sierras que lo flanquean.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Crdoba

Ruiz Lara, D (1986: 95-101 y Fig. 2); Celestino, S. (1990: fig. 6, 4; 2001a: 402)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ERVIDEL 2
298
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Herdade de Pomar, Ervidel, Aljustrel
Beja
Cartografa
1:25.000 N 520 (Ervidel, Aljustrel); 1:50.000 N 43-C (Portugal) (8
04' 39" W/ 37 58' 19" N segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

175
59
23
Esquisto

La superficie del soporte est preparada. En el centro se ha grabado un escudo de tres crculos, dos de ellos con escotadura,
umbo central y remaches. Sobre l una figura humana esquemtica pero con sexo indicado (masculino), brazos que reflejan
movimiento y los dedos indicados. A la cintura lleva una espada con pomo redondeado y guarda, y sobre l,
horizontalmente, hay una lanza con hoja pistiliforme (lengua de carpa segn Celestino). Junto a su cuello hay un elemento
parecido a una tenaza o pinza (navaja de afeitar segn Celestino). A la derecha del personaje hay una fbula de codo y un
cuadrpedo a sus pies, posiblemente un perro. A su izquierda, en la zona inferior, hay un espejo y un peine (con un remate
a base de tres trazos curvos, segn Celestino). Bajo el escudo hay dos individuos representados en posicin horizontal y
rgida, uno con el falo sealado, el otro, segn Celestino, con una curva sobre la cabeza, posible indicador de su condicin
femenina. Tambin hay cinco cazoletas distribuidas sin orden aparente por la estela.

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis se encuentra en el "Sitio da Fonte", en una meseta rodeada al Norte y Sur por arroyos en un paisaje de suaves
lomas. Hasta hace pocos aos sta era una zona adehesada y hoy se dedica a secano. Como parte de la prolongacin de la
Falla de Plasencia, sta fue una importante zona de paso durante el Hierro (Parreira y Berrocal).

Circunstancias del hallazgo


Hallazgo casual en superficie

Contexto
En superficie cerca de una necrpolis de la Edad del Bronce Pleno del SW en la que se documentan dos cistas, una de ellas
violada, y la otra con restos seos, al parecer de una mujer menor de 20 aos, y con dos vasos cermicos, uno de forma rara
y el otro parecido a los de Santa Vitoria (Bronce II), aunque las dataciones de C14 remiten a inicios del II Milenio AC
(Barcel, 1991). Las cistas estaban cubiertas por lajas sin decorar. Hay otra estela, la de Ervidel I, de tipo alentejano,
relacionada con esta necrpolis. Las referencias sobre el lugar de su hallazgo son imprecisas, ya que indican que pudo
haber sido encontrada en un sitio cercano a la necrpolis o en la misma.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo "Rainha D. Leonor", Beja (Museo de Setbal?)

Gomes, M.V.; Monteiro, J.P. (1977: 172-178, 210-212, fig.4 y lms. 6, 7 a-b y 8 a-b); Celestino, S. (2001a: 447-448).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESPARRAGOSA DE LARES 1/CASTUERA


299
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Castuera (Inicialmente se public como procedente de Las
Puercas, Esparrogosa de Lares)
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 780 (Puebla de Alcocer) (5 27' 36'' W/ 38 56' 45''N segn
Gonzlez, e.p.)(quedan en la margen derecha...)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

176
54
15
Cuarcita

Grabado erosionado pero completa. En el centro aparece, formando un eje vertical, un antropomorfo con dedos de manos y
pies sealados, casco de cuernos l espada en la cintura. En el tronco la figura presenta un trazo perpendicular (pechos?). A
la derecha del guerrero, a la altura del cuello aparece un peine de cinco pas. Ms al extremo est la lanza, apuntada hacia
abajo, con parte de su grabado perdido. Bajo la mano, en ese mismo lado hay un espejo A la izquierda del individuo, bajo la
mano un escudo redondo, con el nico detalle de la abrazadera. Sobre el brazo una fbula de codo, aunque este motivo
tambin ha sido interpretado como lira (Domnguez de la Concha et alii, 2005: 26). En la parte superior del soporte
Celestino identifica cinco puntos (2001a: 368), mientras en el reciente calco slo se distinguen dos (2005: 26). Tambin en
el reciente calco se seala un motivo bajo el escudo (dos lneas paralelas unidas en su extremo) que podra representar una
pinza.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto a la linde de la finca "Las Puercas", situada en la margen izquierda del embalse del Zjar, en zona de inundacin.

Circunstancias del hallazgo


En los restos de una casa en el embalse del Zjar.

Contexto
Segn se indica recientemente, esta estela apareci en Castuera, en la margen izquierda del Zjar (Gonzlez Ledesma, e.p.;
Enrquez, 2006: 162-163)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz (expuesta)

Enrquez, J.J.; Celestino, S. (1984: 240-241 y fig. 3); Celestino, S. (2001: 368); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De
Hoz Bravo, J. (2005: 26-27).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESPARRAGOSA DE LARES 2
300
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca La Barca, Puebla de Alcocer
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 780 (Puebla de Alcocer) 38 56'40'' N/5 12'30''W

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

84
56
12
Pizarra

Dos posibles fases: Estela fragmentada en cuyo centro hay una figura humana esquemtica incisa sobre la que hay dos
elementos. El que se sita inmediatamente encima de la cabeza ha sido interpretado como espejo y sobre l otro objeto
como casco de cuernos muy esquemtico (Celestino, 2001a: 369). Pensamos que esto ltimo pudiera corresponder a un
casco en caso de que la cabeza fuera de mayor tamao, proporcional al cuerpo y casco, por lo que estara representada por
el crculo. A la derecha de este antropomorfo, de tamao inferior y en otra tcnica (en un momento posterior) ha sido
representada la figura de un antropomorfo, tambin tocado por un elemento semicircular inciso. Bajo estas dos figuras hay
un elemento alargado piqueteado y en varias partes de la superficie pequeas cazoletas alineadas. En Domnguez de la
Concha et aliii (2005: 40) se indica que sobre el primer antropomorfo hay nicamente un motivo que interpretan como
posible tocado. Tambin indican la existencia de puntos o crculos por toda la superficie, a veces agrupados en lneas de
cinco puntos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Entre dos cerros en un punto en el que el ro Guadalemar desemboca en el Zjar.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino, S. (1990: fig. 7, 1; 2001a: 369); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 40-41).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESPARRAGOSA DE LARES 3/BODEGUILLA


301
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
La Bodeguilla, Esparragosa de Lares
Badajoz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Escudo redondo, antropomorfo con casco de cuernos. A su derecha una lanza y y un espejo. A su izquierda, junto a su
mano una espada. En la parte inferior derecha otra figura humana de menor tamao y otros motivos de difcil interpretacin
(Enrquez, 2006: Nota 1)

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje situado junto al embalse de Orellana (Guadiana) y junto a la Caada Real Leonesa Oriental (Enrquez, 2006: 163)

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Enrquez, J.J. (2006: 155, 163, Nota 1 y fig. 9)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESPEJO
302
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Espejo
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 944?

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Calco: Murillo, Morena y Ruiz, 2005

Imgenes reproducidas en el "Registro de hallazgos arqueolgicos en la provincia de Crdoba" por Santos Gener. Podran
ser parte del mismo conjunto o de tres conjuntos separados. (sin escala)
-Un antropomorfo de grandes dimensiones tocado con un casco de cuernos, con un elemento que sobresale en la cintura. Le
acompaan un espejo, una espada corta o pual, un elemento rectangular (posible calcfono) y un escudo redondo con
lneas transversales y un punto central.
-A su izquierda en la parte superior hay dos antropomorfos de diferentes tamaos, con cuernos, acompaados por una
espada corta o pual, un posible espejo, un posible escudo y una lanza.
-En la parte inferior hay un individuo sin casco pero con una posible coraza decorada con un reticulado oblicuo, una espada
corta o pual bajo su mano derecha, un elemento cuadrado bajo la izquierda y junto a la espada un carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Bancal de caliza situado en el Pilar Salado, lugar localizado a las afueras del pueblo, junto a un camino vecinal (Santos
Gener, en Murillo et alii, 2006: 20). Esta zona posee un relieve suavemente ondulado por el que transcurren infinidad de
arroyos que desembocan en el ro Guadajoz, que pasa a unos 5 km al NE de la localidad. Sector situado entre la campia
del Guadalquivir y las Sierras Subbticas que se extienden al SE.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Posible afloramiento de caliza

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desaparecidas

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 20-25 y fig. 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ESPIEL
303
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Espiel
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 880

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

41
36
14
Caliza

Se conserva un fragmento con grabados parciales de un escudo, el astil de una posible lanza y una fbula de codo, sta
entera.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto a la orilla izquierda del ro Guadiato, entre ste y la ladera W de la Sierra del Castillo. El valle del Guadiato
constituye una va de comunicacin fundamental entre el valle del Guadalquivir y la comarca de Los Pedroches.

Circunstancias del hallazgo


Reparacin de un camino

Contexto
Reutilizada en la cuneta de un camino.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 13-14 y Fig. 2)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FIGUEIRA
304
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Figueira, Parroquia de Budens, Vila do Bispo
Faro
Cartografa
1: 25.000 N 602 (Lagos) (Coordenadas W 368 122, segn Gomes y
Silva)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

167
70
20
Arenisca

La superficie del soporte est muy erosionada y tiene muchos desconchados. Los laterales del soporte estn bien preparados
mientras que la parte superior presenta los anchos negativos del desbaste. En el centro hay un escudo de tres crculos
concntricos, el central con escotadura en V y el interior como umbo, adems de restos de remaches. Sobre l, en el tercio
superior de la losa una figura antropomorfa representada esquemticamente de forma similar a los antropomorfos que
aparecen en la estela de Sao Martinho 1 (Castelo Branco). Su cuerpo es triangular y sus brazos estn extendidos. La mano
del brazo derecho se ha perdido parcialmente por la erosin mientras que la izquierda tiene los dedos indicados. En la zona
superior derecha de este individuo y apuntando hacia l est grabada la hoja romboidal de una lanza y parte del astil. Por la
forma del soporte y la composicin se ve se realiz para estar hincada. Segn Celestino, la figura humana presenta una
espada en la cintura (2001a: 443-444).

CONTEXTO
Emplazamiento
La costa est formada por acantilados y pequeas calas. La aldea de Figueira comunica con el mar (a 2 Km) por un
pequeo valle que lleva a una cala. La estela se encontr a 1 Km al sur de Figueira, en este valle. Tras doblar el C.S.Vicente
el puerto natural ms cercano es la baha de Lagos (Lacobriga).

Circunstancias del hallazgo


Casual

Contexto
El descubridor comenta la existencia de restos de la posible cista a Formosinho (director del Museo de Lagos) que, a su
vez, se lo comunica a Mac White. Viana et alii (1953: 134) comentan que "....Debido, sin duda, a la imperfecta
comprensin de la lengua portuguesa, aquel docto investigador crey or decir que la laja cubra unos restos de cista......."
Cuando por lo visto no era as. No s si se refieren a Mac White o a Fernndez de Oxea. Comenta Galn que se publica
primero como cubriendo una cista, luego como aislada (Almagro, 1966: 72) y finalmente como hincada en el suelo (Galn,
1993b: 110). Por otro lado Gomes y Silva hablan directamente de una necrpolis de cistas en la que apareci la estela
(1987: 46 y mapa B)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Regional de Lagos

Mac White, E (1947: 159-160 y fig. 1; 1951); Ramn y Fernndez Oxea, J. (1950: 295-296 y figs. 5 y 25); Viana, A.; Formosinho, J.;
Veiga Ferreira, O. (1953: 133-134 y lm. I, 1); Almagro Basch, M. (1966: 72-74, fig. 22 y lm. 17); Gomes y Silva (1987: 46 y fig. 17);
Celestino, S. (2001a: 443-444).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FOIOS
305
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Sitio das Eiras, Foios, Sabugal
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 238 (Sabugal); (UTM 29TPE790622 por publicadores)
(-214'15'' por Vilaa, 1995: 85- 6 53' 30" W/ 40 17' 30" N por Galn)
(Datos de Celestino errneos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

93
66
9
Esquisto

El extremo superior de la estela est fragmentado. En el centro hay un escudo con escotadura en U y abrazadera, bajo l
hay una espada con cuatro remaches y, sobre el escudo, un asta de lanza, mientras la representacin de la hoja de perdi por
la fractura mencionada. Junto a la empuadura de la espada hay cuatro incisiones a bisel, que podran ser grabados
modernos o, como propuso Curado, restos del cinturn. A un lado del escudo hay dos incisiones mal conservadas que
podran ser, segn Curado, restos de una fbula.

CONTEXTO
Emplazamiento
"La comarca de Sabugal es una depresin entre las Sierras de Gata y la de Estrella, y es un punto importante de paso en
todos los caminos de la regin." (Galn, 1993: 94). El sitio est en la vertiente norte de la Sierra de Malcata, prolongacin
portuguesa del Sistema Central, junto al curso inicial del ro Coa, en su margen derecha.

Circunstancias del hallazgo


Se encontr hace unos sesenta aos enterrada a poca profundidad en un sitio cercano a la aldea.

Contexto
Es posible que la estela estuviera in situ cuando se hall, ya que se encontr enterrada a poca profundidad, pero las
referencias sobre el hallazgo no son precisas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Escuela Primaria Local de Foios. Casa de D. Jos Ramos Pacheco (Foios) segn Celestino
(2001: 328)

Curado, F.P. (1986: 103-109, figs. 1 y 2); Galn, E. (1993b: 94)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

FUENTE DE CANTOS
306
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Risco, Fuente de Cantos
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 876 (Fuente de Cantos) (6 18' 30" W/ 38 13' 30" N segn
Celestino. Las coordenadas aportadas por Galn no coinciden con el
topnimo)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

230
78
45
granito

En el centro aparece una figura antropomorfa tocada con casco de cuernos liriformes. Junto a su mano izquierda hay un
peine (para Almagro un broche; para Bendala un posible instrumento musical), una cazoleta y mas abajo un escudo circular
de cuatro crculos y umbo central. A la izquierda del personaje estn representadas una fbula junto a su cabeza, una espada
(con pomo rematado en T y guardas curvadas hacia el interior) y una lanza. Bajo la espada hay un espejo y cinco cazoletas,
adems de otras dos entre las dos piernas y una ms sobre el pie izquierdo del personaje. Inferior a todo lo anterior se
identifica un carro de dos ruedas y con dos cuadrpedos. Junto a la cabeza de uno de ellos hay una cazoleta.

CONTEXTO
Emplazamiento
Tierra poco accidentada en la vega del Arroyo de la Alameda, al Norte de Sierra Morena, en la divisoria de aguas del
Guadiana y el Guadalquivir. Por la zona pasa la caada Real Leonesa.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1966: 122-124, fig. 42 y lm. 37); Bendala, M. (1986: 533); Celestino, S. (2001a: 439-440).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

GRANJA DE CSPEDES-BADAJOZ
307
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Granja de Cspedes, Badajoz
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N775 (Badajoz) (3 20' 30" W/ 38 53' 00" N a partir de plano
por Galn, p.100)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

112
57
20
arenisca

En primer lugar en la parte superior se aprecia una lanza dispuesta horizontalmente, bajo la cual hay un escudo de tres
crculos concntricos, dos con escotadura, y abrazadera. Bajo el escudo hay restos de lo que pudo haber sido una espada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al lado del inicio del camino de entrada a Granja de Cspedes, junto a la ribera del ro Caya, cuando ste se une al
Guadiana, en plena campia. Se hall a menos de 2 km del Guadiana, cerca del vado del Moro (Enrquez, 2006: 163).

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Segn Almagro fue hallada con toda seguridad cubriendo una sepultura de inhumacin. Los restos, muy machacados, de un
cadver, fueron entregados a M. Almagro, quien los consider de poco valor antropolgico .

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1962: 285-296; 1963: 11 y fig.6; 1966: 105-107, fig. 34 y lm.29)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HAZA DE TRILLO-TOYA
308
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Haza de Trillo, Peal de Becerro
Jan
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

89
66
15

Un escudo de cuatro crculos con abrazadera. El crculo exterior presenta escotadura.

CONTEXTO
Emplazamiento
En el camino que lleva desde el Valle del Guadalquivir hacia el Sureste por Hoya de Baza. Zona de paso en la que se han
encontrado depsitos como los de Arroyomolinos, Baza y Galera en el Bronce Final y asentamientos como Castellones y
Baza en poca ibrica. (Galn, 1993b: 110)

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas.

Contexto
Serva de cierre de una cmara subterrnea datada por Mergelina a finales de la Edad del Bronce. Era un recinto circular de
1,5 m de dimetro y unos 0,8 m de altura, con cierre era abovedado. La entrada estaba en el subsuelo, la losa (estela)
apareci tapndola, de pie y con los grabados mirando al interior del sepulcro.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Mergelina, C (1943-44: 27-30 y lm. 11); Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 293-294 y figs. 1 y 18); Rivero Galn, E. (1988: 56 y
199); Celestino, S (2001a: 414)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

HERNN PREZ (ESTELA DEL SW)


309
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa Boyal. Hernn Prez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 574 (Casar del Palomero) (6 30' 48" W/ 40 14' 00" N Galn
a partir del plano)(40 14' 10'' N/ 2 47' 30'' W segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

83
40
35
pizarra

Hoja de una espada (o lanza) y un escudo redondo con 2 segmentos de crculo paralelos y entre ellos hoyuelos. Celestino
identifica escotaduras.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra del Moro en su vertiente SW, en terrenos suavemente ondulados recorridos por arroyos y delimitados al
W por el ro rrago, que discurre NE-SW cruzando la Sierra de Gata. A travs de este valle se llega al Puerto Blanco, que
comunica con la Meseta Norte. Al Sur el rrago desemboca en el valle del ro Tralgas.

Circunstancias del hallazgo


Se hall en el mismo lugar que las estelas antropomorfas (com. a Almagro, 1974: 28)

Contexto
Parte alta del cauce del arroyo de Las Helechosas. Junto a HP III, IV,V y VI. Referencias orales indican que se encontraron
enhiestas. Se refirieron a la aparicin de unas sepulturas de forma paralelogrmica hechas con lajas de esquisto bastante
grandes. En la Dehesa se conocen varios sepulcros megalticos.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Almagro Basch, M. (1972: 101-105, Fig. 10; 1974: 28-32, figs. 12 y 13); Celestino, S. (2001a: 325)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

IBAHERNANDO
310
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
(Ermita) Santa Mara de la Jara, Ibahernando
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N730 (Montnchez)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

161
50
35
granito

Dos fases:
1: Bronce Tardo/ Final: Escudo de dos crculos concntricos con escotadura en V y abrazadera. Sobre el escudo una lanza
que se aprecia muy mal porque el grabado est en mal estado y bajo el escudo una espada con empuadura maciza, pomo
con apndices, gavilanes curvados hacia la hoja (en el dibujo de Celestino parece de hoja de lengua de carpa, mientras en el
dibujo de Almagro pareca una hoja pistiliforme).
2: (s.I d.C.): Inscripcin funeraria que se superpone parcialmente a los grabados preexistentes:
"Alloquiu protaeidi.f hece. stitus" (segn Callejo en Almagro).

CONTEXTO
Emplazamiento
En un terreno llano junto al arroyo de Santa Mara, a casi 3 km al SW de Ibahernando. Zona situada a los pies de la Sierra
de Montnchez y junto a a una zona de paso natural junto a Robledillo de Trujillo.

Circunstancias del hallazgo


Hallada en un huerto de la finca y utilizada como dintel en una casa particular

Contexto
En esa finca hay muchas lpidas romanas con inscripcin funeraria as que podran pertenecer a una necrpolis romana.
Muy cerca, 1,5 km al NE, en La Mezquita, hay indicios de un asentamiento romano.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1955: 266-268 y fig. 1); Almagro Basch, M (1966: 92-94, fig. 29 y lm. 24); Celestino, S. (2001a: 342).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

JARANDILLA
311
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Jarandilla de la Vera
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 599

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

60
26
24
Granito

Completa. Figura humana cubierta por un trazo angular rematado en dos crculos y rodeada por dos cruces (Galn, 1993:
110)

CONTEXTO
Emplazamiento
Localidad situada a los pies de la Sierra de Gredos en su vertiente SW, desde donde se tiene un amplio dominio visual del
valle del Titar. Junto a la localidad pasa el ro Garganta, afluente del anterior.

Circunstancias del hallazgo


En el casco urbano, reutilizada en un muro. Se encontr al derribarlo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Jarandilla (particular?)

Soria Snchez, V. (1983: 204-205); Galn, E. (1993b: 110)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA BIENVENIDA 1
312
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Bienvenida, Almodvar del Campo
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 834 (San Benito) ( 432'30'' W/ 38 38' 00'' N segn
publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

54
63
12
Pizarra

Antropomorfo con espada al cinto, escudo redondo, espejo, lanza y perro

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al arroyo Pasaderas, afluente del ro Alcudia, que a su vez desemboca en el ro del Guadalmez. Es un paisaje
suavemente ondulado surcado por abundantes arroyos. El valle de Alcudia es una importante va de comunicacin natural
entre las cuencas del Guadiana y del Guadalquivir.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa-Museo "Posada del Moro"

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 12-13 y fig. 1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA BIENVENIDA 2
313
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Sisapo, La Bienvenida, Almodvar del Campo
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 834 (San Benito)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Escudo con escotadura en V y espada con guardas. En estudio.

CONTEXTO
Emplazamiento
El yacimiento est situado a los pies de un cerro en un paisaje ondulado surcado por abundantes arroyos. El lugar se
encuentra en pleno valle de Alcudia, una importante va de comunicacin natural entre las cuencas del Guadiana y del
Guadalquivir.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas, 1996

Contexto
Hallada en 1996 en el entorno del yacimiento de Sisapo, formando parte de la mampostera Sur del Canal del concejo de
La Bienvenida. Este yacimiento se conoce principalmente por su ocupacin romana pero tambin ha proporcionado
indicios de ocupacin del Bronce Final y Hierro.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Ciudad Real

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 35 y Nota 57); Zarzalejos, Hecia y Esteban (e.p.)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA BIENVENIDA 3
314
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Sisapo, La Bienvenida, Almodvar del Campo
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 834 (San Benito)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Pizarra

Fragmento de estela en el que se identifican parte de un escudo circular con lneas concntricas y una figura antropomorfa,
posiblemente con espada al cinto. En estudio.

CONTEXTO
Emplazamiento
El yacimiento est situado a los pies de un cerro en un paisaje ondulado surcado por abundantes arroyos. El lugar se
encuentra en pleno valle de Alcudia, una importante va de comunicacin natural entre las cuencas del Guadiana y del
Guadalquivir.

Circunstancias del hallazgo


Excavaciones arqueolgicas, 2004

Contexto
Reutilizada en el muro sur de la estancia 13 de la domus de las columnas rojas, vivienda romana construida en el siglo I d.
C.. Este yacimiento se conoce principalmente por su ocupacin romana pero tambin ha proporcionado indicios de
ocupacin del Bronce Final y Hierro.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Ciudad Real

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 35 y Nota 57); Zarzalejos, Hecia y Esteban (e.p.)
http://terraeantiqvae.blogia.com/2004/121101-hallazgo-de-una-estela-de-guerrero-en-el-yacimiento-de-sisapo.php

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LA SERREZUELA (ROCA 1)
315
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Campanario
Badajoz
Cartografa
1: 25.000 N779-IV (Campanario)
publicadores)

(UTM 280.965/4309.300 segun

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Pizarra

Fotografa: Domnguez y Aldecoa, 2007: fig. 667

Escudo con escotadura en V (33 cm. de dimetro) grabado (piqueteado) en un soporte fijo de pizarra (Roca 1) que presenta
una orientacin de 220 y est ligeramente inclinado (10%) hacia el valle.

CONTEXTO
Emplazamiento
Roca emplazada en lo alto de un cerro, situado junto al ro Zjar, a 10 m. de la cima.

Circunstancias del hallazgo


Prospeccin arqueolgica

Contexto
El panel tiene grandes dimensiones (450 cm de alto por 320 cm de ancho). Se han documentado otros motivos (crculos,
algunos concnricos y un motivo rectangular con lneas en su interior). El escudo grabado ha sido catalogado como Figura
3 y en el centro del panel, relativamente aislado de los dems motivos (Domnguez y Aldecoa, 2007: fig. 665)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ

Domnguez, A. y Aldecoa, A. ( 2007: 319-320)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LAS HERENCIAS 1
316
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
La Herencias, Toledo
Toledo
Cartografa
1: 50.000 626 (Calera y Chozas) (las coordenadas dadas por Celestino
estn fuera del trmino municipal, aunque la estela fue hallada junto al
pueblo de Las Herencias)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

75
42
15
Granito

Fragmentada en la parte superior izquierda y desconchados que afectan a los grabados. En la mitad derecha de la estela est
dispuesta una figura humana tocada por un casco cnico. Junto a su brazo derecho hay un punto que Celestino interpreta
como posible adorno (2001a: 353). A su izquierda un escudo con escotadura y abrazadera y a su derecha est dispuesta una
lanza verticalmente con su hoja, lanceolada y con nervio central, apuntando hacia abajo. Sobre el escudo, a la izquierda del
personaje, hay grabada una fbula de codo. En la zona inferior est representado un carro con sus caballos, aunque en este
caso el grabado est bastante daado. Hay una serie de grabados de dudosa interpretacin: bajo la mano izquierda del
antropomorfo (tenaza? F. Miranda, 1986: 467), lineas incisas que Celestino no reproduce en su dibujo. Tambin hay un
crculo repiqueteado tras el carro que tanto Fernndez Miranda como Celestino interpretan como un intento de
representacin de rueda (Fernndez, 1986: 467; Celestino, 2001a: 353).

CONTEXTO
Emplazamiento
Las referencias sobre el lugar del hallazgo son confusas pero la mayora coinciden en situarlo junto al pueblo de Las
Herencias. Se ha sealado que pudo proceder de un arroyo cercano o del cerro Los Castillos, a 1,5 km al sur del Pueblo, un
espoln situado directamente sobre el Tajo.

Circunstancias del hallazgo


Desconocidas.

Contexto
Como indica Moreno (1990: 277) los vecinos la asocian con el cerro de "El Castillo" que corresponde al cerro tambin
conocido como los "Los Castillos", conocido entre otras razones por su ocupacin Calcoltica precampaniforme (De lvaro
y Jimnez, 1988).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Sala de Arqueologa del Museo de Santa Cruz, Toledo

Galn incluye Museos I (1982: 88, fig. 7); Fernndez Miranda, M. (1986a: 463-476, fig.1 y lm. 1); Fernndez Miranda, M.; Pereira, J.
(1992: 60-63 y fig. 3); Celestino, S. (2001a: 352-353).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LAS HERENCIAS 2
317
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Arroyo Manzanas, Las Herencias
Toledo
Cartografa
1: 50.000 N 626 (Calera y Chozas) (4 51' 56" W/ 39 54' 00" N Galn
para Arroyo Manzanas)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

107
60
15
Pizarra

Figura humana tocada con casco de cuernos, no liriformes. A su izquierda hay un escudo que, segn el dibujo esquemtico
publicado por Celestino, presenta escotadura. A la derecha del antropomorfo hay una lanza y una espada de hoja ancha y
apuntada. Bajo la mano derecha del antropomorfo hay trazos de un grabado de difcil interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
El poblado se distribuye en varios cerros en una terraza de la margen izquierda del Tajo, con amplia visibilidad. El sector
del poblado en el que se encontr la losa reutilizada es el ms cercano al nivel de vega. En este tramo el Tajo comienza a
encajarse. Esta zona est a mitad de camino entre los pasos de Azutn y Talavera.

Circunstancias del hallazgo


Apareci reutilizada en el suelo de una vivienda del siglo III a.C. en el sector IV del yacimiento de Arroyo Manzanas.

Contexto
La losa se encontr reutilizada en el suelo de una habitacin, boca arriba y en la zona central (Moreno, com. pers.). Aunque
el origen del poblado se remonta a la Edad del Bronce (posiblemente Inicial, seguro Pleno/Tardo -cerro de La Muela?), el
hbitat de esta zona del poblado (sector IV) es relativamente reciente, en torno al siglo III a.C. (Cogotas IIb). Las casas de
este sector del poblado estn a una cota baja, cercana al nivel de vega. Se ha apuntado la posibilidad de que la estela de las
Herencias I procediera de este yacimiento. Sin embargo, otras referencias la sitan cerca de un arroyo junto al pueblo o en
el cerro Los Castillos, tambin situado junto a la localidad, a 7 km al SW de Arroyo Manzanas.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de Santa Cruz de Toledo

Galn, E (1993b: 99); Moreno Arrastio, F.J. (1995: 275-294); Celestino, S (2001a: 354)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LOGROSN 1
318
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
El Caejal, Logrosn
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 706 (Madroera) (5 34' 46" W/ 39 21' 00" N para el
centro de la finca; Galn 1993: 99)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
47
22
Arenisca

Figura humana muy esquemtica con un escudo circular sencillo a su derecha. En el interior del escudo hay dos trazos que
parecen representar la abrazadera. Hay grabados en parte conservados de otros elementos que son difciles de identificar.
Celestino considera que este fragmento de estela es una escena secundaria por la entidad y el tipo de grabados (Celestino,
2001a: 350).

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca est situada a los pies de la Sierra de Guadalupe, en vertiente Sur, a lo largo del arroyo Pizarroso, que recorre un
valle por esta sierra hasta llegar a un amplio collado que conecta con la vertiente Norte.

Circunstancias del hallazgo


Se hall al desmontar parte de encinar. Celestino dice que no hay noticias.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Coleccin Rodrguez Pazos de Caamero

Alvarado, M; Gonzlez Cordero, A. (1991: 139-156); Galn, E. (1993b: 99); Celestino, S. (2001a: 350)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

LOGROSN 2
319
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Logrosn
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 706 (Madroera)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

47
25
Pizarra

La nica figura que se distingue claramente es una figura humana. Hay una figura cuadrangular en la zona derecha de la
estela que podra identificarse con un carro (Celestino, 2001a: 351)

CONTEXTO
Emplazamiento
La localizacin de la estela es indeterminada. La zona de Logrosn es montaosa y se encuentra al suroeste de la Sierra de
Guadalupe. Cerca existen varios pasos.

Circunstancias del hallazgo


Celestino seala que no hay noticias sobre el hallazgo

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Coleccin Rodrguez Pazos de Caamero

Alvarado, M; Gonzlez Cordero, A. (1991: 139-156); Celestino, S. (2001a: 351)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MAGACELA
320
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Magacela
Badajoz
Cartografa
Las coordenadas aportadas por Celestino en 2001 no coinciden con la
localizacin del pueblo.

CARACTERSTICAS FORMALES
142
Altura
35
Ancho
32
Grosor
"piedra
dura
Mat. Prima
gris"
Descripcin
Soporte flico sobre el que se ha grabado una composicin tpica de las estelas de guerrero. En la mitad inferior un escudo
de cuatro crculos concntricos , los dos interiores con escotadura. Adems el escudo est adornado con remaches y
abrazadera. Sobre l, en la mitad superior, una figura antropomorfa muy esquemtica, con dedos de manos y pies
sealados, tocada con casco de cuernos liriformes y con una espada corta al cinto, que tiene sus guardas curvadas hacia la
hoja. Junto a su pierna derecha hay una fila de cinco puntos y, un poco ms all una lanza con regatn y un espejo ovalado.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al pie de la Sierra de Magacela, aislada y rodeada por valles que comunican el valle del Guadiana (donde se encuentra el
vado de Medelln) con las comarcas de la Serena y Los Pedroches.

Circunstancias del hallazgo


Reutilizada en el muro de una huerta cercana a la fuente del pueblo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 300-302 y figs. 6 y 24); Almagro Basch, M. (1966: 78-80, fig. 24 y lm. 19); Celestino, S (2001a:
386).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MEIMAO
321
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Sitio de Mochada, Finca Cabea Gorda, Meimao, Penamacor
Castelo Branco
Cartografa
1:25.000 N 248 (Penamacor) (202'39''/ 4015'42'' segn Vilaa, 1995:
84)(Datos de Celestino errneos)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

83
69
Esquisto

Fragmento de estela muy deteriorado en el que se identifican restos de una espada, una punta de lanza y parte de un escudo
con varios remaches agrupados en tres.

CONTEXTO
Emplazamiento
El sitio del hallazgo es una ladera de pendiente suave, orientada NW-SE, ladeada por dos riberas subsidiarias de la ribera de
Meimoa situada a unos 500 m (Vilaa, 1995: 402). Esta zona, conocida en poca medieval como puerto de montaa (Galn,
1993b: 94), est a los pies de la Sierra de Malcata, al suroeste, en donde estas zonas amesetadas comienzan a descender
hacia las tierras bajas de la Beira Baja.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto
Al parecer, junto a la estela se hall un pual triangular de bronce y una arado de tipo "neoltico". Raquel Vilaa indica
recientemente que, al prospectar el sitio, se hallaron fragmentos dormientes de molino (Vilaa, 1995: 84).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museu de Arte Sacrae de Arqueologa do Porto

Rodrgues, A.V. (1958a: 5-10 y lms. 2 y 3; 1958b: 225-226); Almagro Basch, M (1966: 100-101, fig. 32 y lm. 27); Galn, E. (1993b:
94)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTE BLANCO-OLIVENZA
322
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de Monte Blanco, cerca de San Benito de la Contienda,
Olivenza
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 827 (Alconchel) (7 07' 08" W/ 38 38' 07" N publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

112
83
22
caliza

Fracturada en sus mrgenes izquierdo e inferior, afectando a los grabados y daada por el arado. Se detectan motivos sin
acabar y rectificaciones. Quiz producto de varias intervenciones (?). En el centro de la composicin hay una figura
antropomorfa con casco de cuernos con los brazos extendidos y las manos abiertas. Junto a stas se disponen un espejo y
una fbula de codo. Sobre esta figura hay una lanza en horizontal. En su cintura hay una espada y tres puntos que podran
estar representando un cinturn. A la altura de sus rodillas dos pares e trazos oblicuos que podran estar representando parte
de la vestimenta. Aprovechando el trazado de la pierna derecha del personaje se graba un arco con flecha. A la izquierda
del personaje hay un escudo con umbo y remaches. Bajo ste hay un crculo que pudo ser parte de un primer ensayo, un
motivo inacabado (Celestino, 2001a: 410). Tambin inacabado est el carro que aparece a los pies de la figura humana. Hay
restos de otro carro que en este caso s parece que fue terminado, aunque slo se conserva parte por la fractura de la pieza.
Hay tres series de cinco puntos alineados, dos junto a la lanza y uno bajo la mano derecha del antropomorfo. El resto de los
motivos son de difcil interpretacin.

CONTEXTO
Emplazamiento
Se trata de una zona llana, al sur de Olivenza, en la vega (margen septentrional, junto a un pozo) del arroyo San Benito,
entre el cerro de San Amaro y las sierras dispuestas N-S de Alor, Monte Nuevo y Montelongo, a unos tres Km de un paso a
travs de stas (Galn, 1993b: 100). El hallazgo se produjo al pie de La Sierra, al SW de esta formacin, que es la
continuacin de la Sierra de San Amara hacia el Sur.

Circunstancias del hallazgo


Tareas agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Etnogrfico Extremeo Gonzlez Santana, Olivenza (expuesta)

Bueno, P; Pin, F (1985: 37-43 y fig. 1); Blzquez, J.M. (1986: 191-192 y fig.1); Celestino, S (2001a: 409-410)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTEMAYOR
323
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Montemayor
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 966

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

93
58
21
Arenisca

Parte inferior fragmentada recientemente. Superficie desbastada y alisada previamente. En el centro una figura humana
esquemtica con casco de cuernos liriformes y espada al cinto. A su derecha una lanza con punta folicea hacia abajo y a su
izquierda un peine, un espejo y un escudo con agarradera y escotadura en V marcada slo en los crculos interiores, no en el
exterior. En la zona inferior, sobre sus pies hay un cuadrpedo que podra ser un perro y bajo el pomo de la espada unas
lneas de difcil identificacin. Tambin en la zona inferior, bajo la espada, a la izquierda del personaje hay tumbado otro
personaje de menor tamao, cuya representacin nos ha llegado muy deteriorada y de la que slo se conserva la cabeza,
brazos y parte del tronco. Composicin simtrica.

CONTEXTO
Emplazamiento
En las cercanas de una venta, junto a la nacional Mlaga-Crdoba. Terreno ligeramente accidentado, entre la vega del
Guadalquivir y las estribaciones de las Sierras Prebticas situadas al SE.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Particular

Ferrer Albelda, E. (1999: 239-243 y fig. 1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

MONTEMOLN
324
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cortijo de Montemoln, Marchena
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 1004 (Marchena) (5 20' 04" W/ 37 18' 27" N para el cerro
ms alto, Galn, 1993: 109)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

135
40
30
arenisca

En el eje central hay dispuesto un espejo. A su izquierda hay un antropomorfo muy esquemtico pero con dedos de manos
y pies sealados y a su derecha, en un registro inferior, un arco de doble curvatura y flecha con punta de aletas. La rotura de
la pieza es supuestamente anterior al grabado porque los dedos de una mano y un pie est grabados sobre el negativo. En la
parte superior hay un peine realizado con incisin muy fina. Peine: fina incisin, posibles dos fases?

CONTEXTO
Emplazamiento
En la ladera Norte del Cerro de Montemoln, a 150m al N de la cima (vrtice geodsico). Es el cerro ms elevado del
entorno, en donde hay varios cerros. La zona est rodeada por el ro Corbones, afluente del Guadalquivir en su margen
izquierda. La estela se encontr en la ladera norte del cerro ms alto, a unos 150 m del vrtice geodsico que hay en el
mismo. Desde este cerro se ejerce un amplio control visual. Adems, en esta zona el ro es vadeable.

Circunstancias del hallazgo


Tareas de extraccin de piedras de la tierra.

Contexto
En lo alto de este mismo cerro se ha documentado un poblamiento que se puede remontar al Bronce Final (siglo IX a.C. sin
cal) y continuar durante el perodo Orientalizante (Chaves y de la Bandera, 1984). En los niveles del Bronce Final (estratos
I, siglo IX a.C.; y II, siglos VIII y parte del VII a.C.) se documentan decoraciones incisas y peinadas, as como las bruidas,
entre ellas reticuladas (que perduran durante el perodo Orientalizante) (Chaves y de la Bandera, 1984: 152-153). En el
estrato I se document un murete hecho con piedras irregulares y planas y ante l se hall un pavimento de guijarros
"dispuestos en doble hilada y embutidos en tierra arenisca" (Chaves y de la Bandera 1984: 145). En el estrato I toda la
cermica recuperada es cermica a mano. La mayora es de factura tosca, platos con borde marcado y bruido en el interior
y el exterior, adems de cuencos carenados bruidos de buena calidad y algunos fragmentos peinados (Chaves y de la
Bandera 1984: 145) . En el estrato II se documentaron dos niveles de hbitat a los que corresponden diferentes estructuras
de habitacin realizadas a base de piedras irregulares de mediano tamao trabadas por argamasa de tierra. En la primera
zona de hbitat la mayora son cermicas toscas. Hay tambin cermicas bruidas con bordes almendrados, alguna con
retcula. En el segundo hbitat hay restos de una zona quemada y un pavimento de piedras, mientras el material cermico es
similar a la estructura anterior (Chaves y de la Bandera 1984: 144-145). este cerro hay un importante control visual del
entorno. Adems, desde aqu se domina una zona por la que el ro Corbones es vadeable.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

En el jardn de la casa del Dueo del cortijo de Montemoln (Sr. Lpez Martn) Cortijo de
Montemoln

Chaves, F; De la Bandera, M.L. (1982: 137-147, figs. 1-3; 1987); Galn, E. (1993b: 109); Celestino, S. (2001a: 429)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ORELLANA DE LA SIERRA
325
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Orellana de la Sierra
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 755 (Navalvillar de Pela) (5 31' 11'' W/ 39 01' 00''N
segn publicadores).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

119
47
11
Diabasa

La superficie del soporte est preparada. Una lanza en horizontal delimita la superficie decorada en la parte superior. Bajo
sta, al mismo nivel, hay un escudo redondo de dos crculos concntricos y umbo sealado, as como una figura humana
con espada en la cintura. Entre estos dos motivos hay un espejo. Cerrando la composicin en la parte inferior hay un carro
con cuadrpedos.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la margen derecha del Guadiana, en el paraje de Perales, situado frente al cerro de la Atalaya, elevacin que est entre el
lugar de hallazgo de la estela y el ro (hoy pantano de Orellana). El conjunto est situado a los pies (al SW) de una pequea
Sierra.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto
Estaba enterrada en el momento de su hallazgo.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Gonzlez Ledesma, C. (e.p.); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: addenda)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PALMA DEL RO
326
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Palma del Ro
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 942

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Noticia de su hallazgo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al ro Guadalquivir, en su margen izquierda, en plena vega.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Situado junto a la Vega de Santa Luca, poblado en llano de fondos de cabaa con restos de ocupacin que van desde el
Calcoltico hasta el Bronce Final Precolonial (Murillo et alii, 2005: 35; Murillo, 1994: 63-130).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 35).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEDRA DA ATALAIA 1
327
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Salgueirais, Celorico da Beira
Guarda
Cartografa
1: 25.000 N 191 (635071/4493117 UTM, segn Lobao et alii)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

Granito

En primer plano un escudo de tres crculos concntricos, los dos exteriores con umbo central, y abrazadera rectangular.
Bajo ste hay una espada de hoja ancha y enmangue rectangular. En la zona inferior hay un posible espejo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Cerca de la cima de Pedra Atalaia, a unos 1100 m, en la Serra de Ralo, vertiente septentrional de la Serra de Estrela, desde
donde se domina el valle del ro Mondego, principal va de comunicacin natural entre la Beira Litoral y la Meseta Norte.

Circunstancias del hallazgo


Estudio de impacto ambiental - prospeccin.

Contexto
Junto a la estela de Pedra da Atalaia 2, que posiblemente presenta un tocado esquemtico pero est muy deteriorada.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Parque Arqueolgico do Vale do Ca

Inditas. Agradecemos a Sofa Gomes el conocimiento de estas piezas y la informacin que desinteresadamente puso a nuestra disposicin.
Noticia preliminar: Lobao, J.C., Marques, A.C.; Neves, D. (2006: 35)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PEDRO ABAD
328
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Dehesa de Alcorrucn, Pedro Abad
Crdoba
Cartografa
1: 50.000 N 903 (Montoro) (Las coordenadas dadas por Celestino no
coinciden con la localizacin de la dehesa de Alcorrucn)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

87
52
19
arenisca

Esta fragmentada; falta la parte inferior. En la zona izquierda de la estela hay un antropomorfo representado con bastante
detalle, ya que dedos de manos y pies estn sealados. Sobre su cabeza hay una serie de cinco punto dispuestos en
semicrculo. Junto a la cabeza, en su lado izquierdo, hay un peine, mientras que en el lado derecho de su cuerpo hay un
espejo, una espada con pomo de aletas y gaviln cruciforme, y un objeto rectangular que ha sido interpretado por Celestino
como pual. A la altura de la cabeza de esta figura, en el lado derecho de la losa, est el escudo, redondo con abrazadera
indicada. Cerrando la composicin en el extremo superior hay una lanza en posicin horizontal. En la zona inferior derecha
de la losa hay un antropomorfo de menor tamao sobre el que hay dispuestos cinco puntos en semicrculo. Junto a esta
figura hay parte de otra figuracin que es imposible identificar.

CONTEXTO
Emplazamiento
Dehesa de Alcorrucn, zona de cerros situados junto al ro Guadalquivir, cerca de un vado. Esta zona estaba comunicada en
poca antigua con las zonas de cija y Carmona por la Va Heraklea o Augusta.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Cortijo de la dehesa de Alcorrucn

Bendala, M; Rodrguez, I; Nez, E. (1994); Celestino, S (2001a: 433-434)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

POCITO CHICO
329
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Laguna del Gallo, El Puerto de Santa Mara
Cdiz
Cartografa
1: 50.000 N 1047 (2 33' 14''W/ 36 42' 13''N segn publicadores)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

56
39
45
Caliza

Se conserva un fragmento del tercio superior de la estela. En una de sus caras hay restos de un antropomorfo: contorno de
la cabeza con los ojos sealados y un casco con cuernos (de los que se conserva uno) con el extremo vuelto hacia fuera. En
un lateral de la pieza hay una gran cazoleta fruto de su uso en algn momento como mortero. Al estar situada en el centro
del fragmento los autores creen que sta fue la funcin tras la prdida de su significado como estela, pero antes de ser
reutilizado como elemento constructivo.

CONTEXTO
Emplazamiento
Ladera sur de la loma de Graina, al borde de la laguna del Gallo. Zona de suaves lomas en el sector ms bajo de la vega
del Guadalquivir, a aproximadamente 1 km de la costa.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos de excavacin

Contexto
En el yacimiento de Pocito Chico se han documentado una serie de estructuras excavadas en la marga, a modo de covachas.
De ellas se han excavado dos: la Covacha I (Calcoltico Precampaniforme: 2 mitad del III Milenio A.C. cal) y la Cabaa
del Bronce Final. La cabaa del Bronce Final era una estructura semisubterrnea. El recinto fue excavado en la marga y
completado por muretes de tapia. En uno de los muretes (UE 3) fue localizado, formando parte de la estructura, un gran
bloque de caliza. Este bloque result ser un fragmento de estela de guerrero del SW que fue reutilizado en la construccin.
El relleno documentado durante la excavacin de la cabaa ha sido interpretado como un relleno ritual. La cronologa de la
cabaa no est tan clara, ya que si por un lado se indica que la mayora de la cermica que formaba parte del relleno puede
ser datada en una fase inicial del Bronce Final (Ruiz y Lpez, 2001: 149), la fecha de radiocarbono ms fiable (Hueso:
UGRA 550 2540 +/-100 BP: 771 AC cal.) podra estar indicando el cierre en el primer cuarto del siglo VIII AC (cal) (Ruiz
y Lpez, 2001: 154-155). Por otro lado los autores sealan que en la cabaa hay cermicas representativas tanto del Bronce
Tardo, Formativo, Clsico y Fundacional, tanto como material residual como relacionados con el ritual de abandono (Ruiz
y Lpez, 2001: 291). En cualquier caso la datacin de la estela es anterior a cualquiera de estas propuestas, ya que fue
reutilizada en la construccin de la vivienda cuando ya estaba desprovista de su significado original (el fragmento de la
estela estaba colocado de tal forma que no se vean los grabados).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

In situ?

Ruiz Gil, J.A. y Lpez Amador, J.J. (2001: 153-154)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

POZUELO DE CALATRAVA
330
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Baos de San Cristbal, Pozuelo de Calatrava
Ciudad Real
Cartografa
1: 50.000 N 784 (Ciudad Real) (3 51' 26" W/ 38 50' 50" N descubridor
a Galn)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

arenisca

Slo se conserva un fragmento. Presenta un escudo con escotadura con tres crculos concntricos y representacin de
clavos, y un posible fragmento de representacin de una espada.

CONTEXTO
Emplazamiento
A 50 m de la orilla del ro Jabaln, en su margen derecha, a los pies de un cerro, en una zona en la que hay abundantes
fuentes. En este sector el Jabaln discurre a travs de una serie de sierras menores que constituyen la transicin hacia la
Sierra Morena y los valles que comunican con la cuenca del Guadalquivir.

Circunstancias del hallazgo


Al retirar piedras acumuladas en un majano.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Galn, E. (1993b: 105)

Finca Baos de San Cristobal

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

PROVINCIA DE CCERES
331
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cceres
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin
Indita.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA
Gonzlez Ledesma, C. http://www.estelasdecoradas.co.cc/estelas_ext/

Fotografa: A.M. Hernndez

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

QUINTANA DE LA SERENA
332
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca las Reyertas, Quintana de la Serena
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N805 (Castuera) 38 42'N/ 5 41' W

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

104
85
14
granito

En el centro de la superficie conservada hay un escudo de tres crculos concntricos con escotadura y con abrazadera. El
escudo est flanqueado en la parte superior por una espada y en la zona inferior por una fbula de codo representada con
detalle. A la izquierda del escudo hay grabada una lnea vertical que podra ser el astil de una lanza de la que se ha perdido
la hoja. En el otro lado del escudo hay representado un elemento cuadrangular que Surez y Ortz interpretan como caja de
carro, de lo que S. Celestino duda.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la elevacin "Cuatro Pies", en la finca Las Reyertas, una amplia dehesa poco accidentada.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto
Junto a ella fueron removidas otras lajas de tamao parecido pero lisas

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa propiedad de D. Braulio Nogales, cercana a la finca.

Surez, J.; Ortz, P. (1994: 54); Celestino, S. (2001a: 388)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

QUINTERAS- HERRERA DEL DUQUE


333
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca de "Quinteras", Herrera del Duque.
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 733 (Castilblanco) (453'26''W/ 3915'10''N segn Galn,
1993: 103 para el centro de la finca)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

32
26
19
cuarcita

Se identifican diversos elementos. En la zona superior derecha una lnea fue interpretada por Vaquerizo como arco y flecha,
aunque Celestino no lo recoge en su dibujo/ descripcin. Bajo estos elementos hay un escudo circular con remate central,
posible abrazadera. En la mitad izquierda est representada una figura humana con espada al cinto, toda ella mediante
excisin excepto los dedos de manos y pies, realizados con incisin. Presenta la figura vaciado hasta medio muslo, lo que
parece indicar que viste una tnica y en una pierna hay restos de lo que podra interpretarse como faldelln. A la derecha del
individuo hay una lira realizada ste mediante excisin, excepto las cuerdas realizadas por incisin.

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca de las Quinteras, en la que est situada un antiguo despoblado con el mismo nombre, est situada en el paraje de
Las Navas, zona deprimida regada por el arroyo Benazaire, y rodeada por sierras. A dos Km al Este, el Puerto del Lobo
comunica esta zona con el ro Guadiana. Celestino sita la estela en otro lugar donde tambin existe el topnimo de "Las
Quinteras" pero no est situado en el paraje de Las Navas. Como describe Madoz, el despoblado de las Quinteras, al que
posiblemente se refiere Vaquerizo, est situado el la zona en la que Galn sita la estela.

Circunstancias del hallazgo


Tumbada boca abajo, prxima a un antiguo despoblado (Quinteras).

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

En algn lugar del trmino municipal de Herrera del Duque

Vaquerizo Gil, D (1989: 32-38); Galn, E. (1993b: 103); Celestino, S. (2001a: 406)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

RO GUADALMEZ
334
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Ro Guadalmez (Norte de Crdoba o SW de Ciudad Real)
?
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

143
52
15
Diorita

Extremos redondeados pero anverso no preparado. Lateral y parte superior fragmentados afectando a los grabados.
Guerrero con casco de cuernos, con fbula de codo, espejo, peine, lanza, escudo de escotadura en V, carro, una segunda
figura antropomorfa de menor tamao a su lado, y un elemento que parece un peine de grandes dimensiones bajo el que hay
una serie de puntos.

CONTEXTO
Emplazamiento
Procede del mercado de antiguedades. Una referencia sita el hallazgo en el ro Guadalmez

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa-Museo "Posada del Moro" (Torrecampo)

Murillo Redondo, J.F., Morena Lpez, J.A. y Ruiz Lara, D. (2005: 9-12 y fig. 1)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ROBLEDILLO DE TRUJILLO
335
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Robledillo de Trujillo
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 730 (Montnchez) (2 15' 50''W/ 39 16' 30''N segn
Celestino, 2001: 345).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

105
54
16
granito

En el centro de la losa hay un escudo de tres crculos concntricos con abrazadera y dos lneas que a modo de escotaduras
atraviesan los trazos circulares. Est enmarcado en la parte superior por una lanza con una hoja con el nervio marcado. En
la parte inferior hay una espada de hoja ancha con nervio central, corta, con una empuadura ovalada.

CONTEXTO
Emplazamiento
Lugar situado al pie de la Sierra de Montnchez, justo al Norte, junto al paso natural de Los Pedregales, que cruza la Sierra.

Circunstancias del hallazgo


Al hacer obras de ampliacin de un pozo de la finca El Oreganal.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Ramn y Fernndez de Oxea, J (1950: 295 y figs.7 y 21); Almagro Basch, M. (1966: 81-82, fig. 15 y lm. 20); Celestino, S. (2001a: 345).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SALVATIERRA DE SANTIAGO 2
336
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Salvatierra de Santiago
Cceres
Cartografa
1:50.000 N 730 (Montnchez)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

120
98
granito

Presenta una posible fbula (doble semicrculo)(segn Celestino), tambin interpretado como "escudo" dividido por la
mitad. Tambin aparece parte de la representacin de una "espada" de la que se aprecia parte de la empuadura y la hoja.

CONTEXTO
Emplazamiento
Circunstancias del hallazgo
Reutilizada en el suelo de un zagun, en el umbral, de una casa particular en Salvatierra.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Umbral de la casa situada en Calle del Santo, n5 (Salvatierra de Santiago)

Gonzlez, A; Alvarado, M. (1989-90: 59-61 y fig. 1); Celestino, S. (2001a: 344)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN MARTN DE TREVEJO


337
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca los Herraderos, San Martn de Trevejo
Cceres
Cartografa
1:50.000 N 573 (Gata) (6 48' W/ 40 11' 40" N centro finca por Galn,
1993: 96)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

120
78
21
granito

Alterada su superficie con la prdida de parte de sus grabados. En el centro hay un escudo realizado con cuatro crculos
escotados y abrazadera rectangular. Sobre l est dispuesta horizontalmente una lanza, mientras que en la zona inferior est
franqueado por una espada y un espejo ovalado. Figuerola seala la posibilidad de que el peine o la fbula estuvieran
representados en ese fragmento perdido. (p. 173).

CONTEXTO
Emplazamiento
Se encontr en la ladera Norte del Cerro de La Mata (o Manta?)(886 m) a unos 150 m de la cumbre. Esta vertiente
desciende suavemente hacia el valle del ro de La Vega, en el W-NW. Este valle conecta hacia el norte con el puerto de San
Martn (1020 m) que comunica el Norte de Extremadura con la Meseta Norte.

Circunstancias del hallazgo


Labores agrcolas

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Depositada en el bar Plaza Espaa de San Martn de Trevejo

Figuerola, M.G. (1982: 173-176 y fig.1); Galn, E. (1993b: 106); Celestino, S (2001a: 324)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SAN MARTINHO 2
338
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Castelo Branco
Castelo Branco
Cartografa
Vrtice geodsico de Sao Martinho (1: 25.000 N 292 (Castelo Branco)
(-140'09'' en Vilaa 1995: 80- 7 27' 40" W/ 39 48' 00" N aprox segn
Galn para el castro, 1993: 96) Las coordenadas que aporta Celestino

CARACTERSTICAS FORMALES
222 (177)
Altura
40 (31)
Ancho
40 (25)
Grosor
Granito
Mat. Prima
Descripcin
Soporte flico, posible menhir reutilizado. Preparado en todas sus caras. Figura humana esquemtica, con los brazos
elevados sosteniendo un arco con flecha. A su derecha est representada una posible espada (carcaj segn Celestino), una
fbula acodada y un cuadrpedo (perro?). A su izquierda hay un elemento oval, un espejo y un pequeo peine (ste
identificado por Galn). En la parte superior se completa la escena de caza con un ciervo acosado por un perro y grandes
aves alrededor. Medidas de ficha del Museo: 177 de alto, 31 de ancho y 25 de grosor

CONTEXTO
Emplazamiento
A media ladera, vertiente NW, del Monte de Sao Martinho, junto a la muralla que rodea el castro pero en su exterior. As
queda reflejado en el mapa topogrfico de Tavares de Proena. No obstante, concluy que stas venan de la cima de la
loma. Recientes revisiones apoyan esta posibilidad (Vilaa, 1995: 404). El Monte de San Martinho es una elevacin aislada
junto a la ribera del Ponsul.

Circunstancias del hallazgo


Tras descubrir la I se excav en derredor y se encontr sta tumbada a 60 cm de profundidad.

Contexto
Se encontr junto a San Martinho I y III, se excav el entorno y no se encontr nada. Recientemente se ha confirmado la
existencia de una ocupacin durante el Bronce Final en la plataforma situada en la zona ms elevada del monte (Vilaa,
1995: 80; 250; Pinto, 1987: 20). En la ocupacin del Bronce Final se ha documentado decoracin bruida (reticulados,
zigzags simples, fajas paralelas, en X, motivos triangulares), entre ellas tazas carenadas con decoracin tipo "Lapa do
Fumo" (Vilaa, Pinto y Farinha, 1996: Est V). Aos antes tambin se hall un fragmento de espada (Kalb, 1980: 31).
Vilaa vincula a esta ocupacin un molde de piedra que fue documentado por Tavares de Proena a 800 m al Sureste del
poblado (Vilaa, 1995: 395).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Tavares de Proena Jr., Castelo Branco


N Inventario: 10.62 MFTPJ

Tavares de Proena, P (1905: 9-14 y 2 figs; 1906: 282-285); Breuil, H. (1933-35: Tomo IV); Mac White, E. (1947); Ramn y Fernndez de
Oxea, J.R. (1955); Almagro Basch, M (1966: 36-38 y lmina 3)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SANTA ANA DE TRUJILLO


339
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Cerca de la Cabeza, Santa Ana de Trujillo
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 730 (Montnchez) (5 59' 10" W/ 39 18' 10" N para el
centro de la finca en Galn, 1993: 98)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

185
44
23
granito

En el centro un escudo de tres crculos concntricos, los dos exteriores con escotadura en V, con abrazadera y algunos
remaches. Encuadran el escudo en la parte inferior una espada muy esquemtica, mientras sobre l hay una lanza con punta
lanceolada. Rematando la composicin en la parte superior hay un casco cnico. Junto a la espada hay un elemento
interpretado como fbula por Almagro y como espejo por Celestino.

CONTEXTO
Emplazamiento
La Cerca de la Cabeza est situada junto al pueblo, al Sur, a los pies de la Sierra del Castillejo (parte de la Sierra de
Montnchez).

Circunstancias del hallazgo


Al realizar labores agrcolas en el olivar "Cerca de la Cabeza".

Contexto
Estaba con la decoracin hacia el suelo.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1942: 334-337 y figs. 2 y 3; 1950: 295 y figs. 4 y 18); Almagro Basch, M. (1966: 66-68, fig. 20 y lm.
15); Celestino, S. (2001a: 343).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SETEFILLA
340
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Setefilla, Lora del Ro
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N 963 (Lora del Ro) (5 28' 46" W/ 37 43' 41" N necrpolis
en Galn, p. 108)

CARACTERSTICAS FORMALES
170
Altura
45
Ancho
45
Grosor
caliza
-pizarra?
Mat. Prima
Descripcin
Todos las interpretaciones coinciden en la identificacin de una figura humana tocada con un posible casco cnico, con una
espada al cinto, situada sobre un escudo redondo de gran tamao. Bonsor, Thouvenot y Almagro identifican un segundo
trazo cnico que tambin sera parte del casco, as como una lnea horizontal que pasara por el cuello del antropomorfo.
Celestino, en cambio, no distingue esta lnea, ve detalles en la espada, apndices de la empuadura y gavilanes, y slo ve
una lnea externa al casco, que interpreta como posible astil de lanza, adems de identificar una abrazadera (Celestino,
2001a: 417-418).

CONTEXTO
Emplazamiento
La necrpolis de Setefilla est situada en un terreno llano que desciende suavemente hasta el ro Guadalbecar, al pie del
poblado situado en la Mesa de Setefilla, en su vertiente Sur- SW. La Mesa de Setefilla es parte de las primeras estribaciones
en el sur de Sierra Morena, cerca del ro Guadalquivir.

Circunstancias del hallazgo


Trabajos arqueolgicos desarrollados por Bonsor y Thouvenot en los aos 1920's.

Contexto
Se hall en la necrpolis de Setefilla, entre los tmulos I y G, tumbada con la decoracin a la vista lateralmente, sobre la
fosa v, que contena una inhumacin orientada N-S y los restos de una incineracin y de urnas. Junto a ella se document
una fosa de inhumacin ms (Aubet, 1997). Los hallazgos de la necrpolis de Setefilla, conocida por su utilizacin durante
el perodo Orientalizante (Torres, 1999), ofrece restos diversos que indican una utilizacin ritual continuada al menos desde
el Bronce Pleno (cuando se practican enterramientos). Existen ms de una decena de "estelas" sin decorar en el lugar que
podran corresponder a sealizaciones o conmemoraciones anteriores al perodo Orientalizante. En este sentido, la estela
del Suroeste parece que claramente fue reutilizada durante el perodo Orientalizante, aunque por su iconografa puede ser
situada sin problemas en un Bronce Final Precolonial (Aubet, 1997).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla

Bonsor, G.E.; Thouvenot, R. (1928: 32, 35-36 y figs. 25-26); Almagro Basch, M (1970: 324-331 y figs. 3, 4 y lm. 4; 1974: 16-21, Figs. 5
Y 6); Bendala Galn, M. (1977: 195-198); Aubet, M.E. (1997); Torres, M. (1999: 86-95); Celestino, S. (2001a: 417-418).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SOLANA DE CABAAS
341
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
La Piedra?, Cabaas del Castillo.
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 707 (Logrosn) (5 29' 28" W/ 39 29' 20" N en Galn, 1993:
99) (1 47' 30''W/ 39 28' 40''N segn Celestino, 2001: 348)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

130
65
15
pizarra

Fragmentada en la parte inferior y superior afectando a los grabados. En la parte superior vemos primero una lanza y una
espada de hoja larga y apuntada (lengua de carpa segn Celestino) en posicin casi horizontal. Bajo estas dos armas, en la
zona izquierda hay un escudo realizado con dos crculos concntricos y escotadura en V. En su interior hay una abrazadera
sealada y remaches en grupos de dos o de tres. En la zona de la derecha est dispuesta una figura antropomorfa con las
piernas flexionadas y, junto a su hombro y cabeza, una fbula (interpretado como casco por Almagro, 1966: 29 y Celestino,
2001a: 349) y un espejo. Bajo estas figuras hay un primer intento de grabar el carro y la figura definitiva del mismo.
(Celestino, 2001a: 348-349). En parte est perdido por la fractura en este sector de la losa.

CONTEXTO
Emplazamiento
Galn sita el lugar sobre un espoln formado por el ro Berzocana y un arroyo, en el lmite occidental de las sierras de las
Villuercas. La localizacin que da Celestino sita el hallazgo en la ladera occidental de la Sierra del Alcornocal (parte de
Las Villuercas). En cualquier caso por esta zona discurre un paso natural que a travs de Las Villuercas y la Sierra de
Guadalupe conecta con la cuenca del Guadiana.

Circunstancias del hallazgo


Al desmontar un majano. Roso de Luna encuentra la estela en un paraje situado a 600m al Norte de la aldea de Solana.

Contexto
Roso de Luna informa que la estela se halla cubierta por un majano de piedras y, por referencias orales seala que apareci
cubriendo una fosa que contena restos de cenizas y de un objeto de metal descompuesto (espada o lanza) y un vaso
funerario con asa y pasta amarillenta (1898: 180). Almagro opta por decir que con seguridad se trataba de una sepultura de
inhumacin y no habla del ajuar (p. 27). Celestino resalta los aspectos dudosos, como tratarse de una referencia oral, la
pasta amarillenta de la cermica o la ausencia de informacin sobre la posicin original de la losa (2001a: 348).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Nacional

Roso de Luna, M. (1898: 179-182); Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 296 y figs. 8 y 20); Almagro Basch, M. (1966: 27-29, fig. 2 y
lm. 1); Celestino, S. (2001a: 348-349).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

SUBSTATION
342
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Oppidum de Substation o Sextantio, Castelnau-le-Lez
Herult
Cartografa
1: 200.000 (Herult) (3 50' 20''W/ 43 39' 50''N segn Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

90
50
15
Caliza

Posiblemente fragmentada en la zona inferior y daada en la superior y reverso, donde pudo haber estado decorada. En el
anverso se utilizan la incisin y el altorrelieve para resaltar los detalles mientras en los laterales los motivos estn incisos.
Presenta en la cara anterior un escudo de cinco crculos concntricos, dos de ellos con escotadura, el interior como umbo.
Sobre l hay dispuesta horizontalmente una lanza, y entre lanza y escudo, en los laterales hay motivos que se han
interpretado tradicionalmente como dos aves o protomos de cisnes pero Celestino los interpreta como espejo y fbula.
Sobre la lanza hay tres ruedas de cuatro radios y en los laterales hay motivos geomtricos varios: cuadros concntricos,
zigzags, rombos concntricos, semicrculos, etc.

CONTEXTO
Emplazamiento
A tres Km al NE de Montpellier. El hbitat est situado en una elevacin junto al valle del Lez, en una zona de campia
situada a medio camino entre el Mediterrneo y las primeras estribaciones del Macizo Central. Est situado el yacimiento
en una importante va terrestre (Via Heraclea, mas tarde la Via Domitia), punto de partida de las grandes "Drailles". Uno de
los puntos de paso tras atravesar el istmo "gaulois", desde el Bronce Final (Soutou 1962: 544-545).

Circunstancias del hallazgo


Durante la excavacin del Oppidum (E. Hierro)

Contexto
Apareci en el Oppidum a 1,10 m de profundidad, en un amontonamiento de piedras, cenizas y restos cermicos, uno de los
cuales era un fragmento de cermica griega de figuras rojas. Soutou comenta que nuevos hallazgos cermicos elevan la
cronologa del Oppidum al Bronce Medio (1962: 544). Hbitat que podra tener importancia en su conexin con algn
puerto en el Mediterrneo en el Bronce Final. (1962: 545). Celestino seala que segn su descubridor (G. Geneveaux,
1916) se hall sobre un amontonamiento de piedras y cenizas fuera de contexto arqueolgico (Celestino, 2001a: 449).

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo de la Sociedad Arqueolgica de Montpellier

Bonnet, E (1924: 113-118 y lm. 5); Soutou, A (1962: 521-46 y lms. 132-139); Almagro Basch, M (1966: 125-127, fig. 43 y lm. 38);
Celestino, S. (2001a: 449-450).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORREJN RUBIO 1
343
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca El Oreganal, Torrejn Rubio
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N651 (Serradilla) (5 59' 58" W/ 39 47' 00" N para las casas
finca, Galn, 1993: 97)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

117
75
16
pizarra

Fragmentada en la zona inferior. En el centro presenta un escudo de dos crculos concntricos con escotadura en V y
abrazadera, as como remaches en cuatro grupos de tres. Sobre l dos elementos (espada de hoja ancha y lanza con punta de
ancha hoja y nervio central) dispuestos de forma horizontal y un pequeo elemento triangular que se interpreta como fbula
acodada con apndice. A la izquierda del escudo un espejo y un arco con flecha. En la zona inferior, bajo el escudo, un
carro con dos ruedas. Examinando directamente la pieza se puede distinguir el grabado de otro carro, muy erosionado, bajo
el escudo, con dos cuadrpedos.

CONTEXTO
Emplazamiento
La finca es un terreno elevado sobre el arroyo de la Vid, que lo rodea. Este arroyo desemboca en el Tajo pocos Km al
Norte, en donde se encuentra el vado de Monfrage, zona en la que se conecta con el valle el Titar que discurre hacia el
NE. La finca del Oreganal est al pie de la Sierra de Las Corchuelas, en Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
Apareci junto a Torrejn Rubio II (Ramn, J. 1950: 299)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Cceres

Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 299 y figs.10 y 22); Almagro Basch, M. (1966: 83-85, fig. 26 y lm. 21)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORREJN RUBIO 3
344
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Torrejn Rubio
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N651 (Serradilla)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

150
80
15
pizarra

En el centro de la estela, alargada, hay una representacin antropomorfa que presenta una cabeza con rostro representado,
manos y pies, ms realistas que cualquier otra estela de guerrero. La estela est fracturada en la parte superior y laterales
por ello no sabemos si haba ms elementos, como por ejemplo un casco. Celestino detecta un trazo paralelo a la cabeza
que no continua por la fractura de la pieza pero que podra ser parte de un tocado. Ramn y Almagro sealan unas marcas
interesantes en las muecas que podran interpretarse como brazaletes, tambin sealados por Celestino. A la altura de la
cintura-vientre presenta un crculo (cinturn o protector). A la derecha del individuo una lanza boca abajo, en vertical, bajo
la cual est una espada de hoja lengua de carpa y empuadura de apndices laterales y gavilanes. Finalmente a la izquierda
un escudo redondo en cuyo interior hay 9 lneas paralelas horizontales.

CONTEXTO
Emplazamiento
Torrejn Rubio est situado junto al arroyo de La Casa, en una zona en la que inicia la penillanura. A 5 km al NW est el
vado de Monfrage.

Circunstancias del hallazgo


Era parte de los cimientos de una cerca de una pequea finca llamada "Huerto de la Cava", en las afueras del pueblo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Provincial de Cceres

Fernndez de Oxea, J.R. (1955: 268-270 y figs. 3 y 4); Almagro Basch, M (1966: 89-91, fig. 28 y lm. 23); Celestino, S. (2001a: 332)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORREJN RUBIO 4
345
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Majar de los Puercos, Torrejn Rubio
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 651 (Serradilla) (220'30''W/ 39 46'40' 'N para el Cerro
Pelado segn Celestino, 2001: 333). Galn la sita en la Dehesa del
Cerro Pelado con otras coordenadas, ms al W del pueblo. (1993: 98).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

80
76
10
pizarra

Muy deteriorada, fragmentada en la parte inferior y lateral izquierdo. Celestino ha diferenciado dos fases de grabado
(Celestino, 2001a: 333).
1: Escudo de tres crculos concntricos con escotadura en V que se sita en el centro, una lanza sobre l y bajo l una
espada cuya forma original corresponde a una empuadura con remaches.
2: Se graban a la izquierda del escudo un antropomorfo (del que se ha perdido la cabeza) con espada al cinto y
aprovechando elementos anteriores se graban un espejo (sobre la lanza) y una espada (sobre la antigua espada).

CONTEXTO
Emplazamiento
Junto al linde del Cerro Pelao, en la margen izquierda del Arroyo de La Casa, a poco ms de 1 km al NW del casco urbano
de Torrejn el Rubio.

Circunstancias del hallazgo


Hallada en trabajos de arado

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Ayunatamiento de Torrejn Rubio (en el patio)

Soria Snchez, V. (1983: 201-203); Ongil Valentin, I. (1983: 11, fig. 3); Galn, E. (1993b: 98); Celestino, S. (2001a: 333)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TORRES ALOCAZ
346
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Las Cabezas de San Juan (segn mapa Publicadores)
Sevilla
Cartografa
1: 50.000 N1034 (Lebrija) Las coordenadas que da Celestino son
errneas. Como orientacin stas seran 5 50'52''W/ 36 59'17''N, segn
SigPac y el Mapa Digital de Espaa.

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

98
60
14
caliza

La erosin ha afectado a los grabados en la parte superior de la losa. En la parte superior derecha de la losa hay un
antropomorfo muy estilizado, cuya cabeza parece haber desaparecido por la erosin. Presenta espada al cinto. A su
izquierda un escudo de cuatro crculos concntricos, de los cuales dos podran presentar escotadura en "U" segn los
publicadores de la pieza. Bajo l hay otro antropomorfo de igual tamao al anterior. Junto a su mano derecha hay una
espada. Hay otros trazos junto a la mano izquierda que Celestino interpreta como arco y flecha (2001a: 421). Junto al brazo
izquierdo del primer antropomorfo Celestino identifica una posible fbula.

CONTEXTO
Emplazamiento
El sitio est situado al pie de la Loma de los Seis Colores, rematada al Norte por el cerro de Torres Alocaz. Al W de estas
elevaciones comienzan las marismas en cuyo lmite se hall la estela. Los publicadores la sitan en Los Palacios, aunque
segn el mapa que publican el lugar corresponde a Las Cabezas de San Juan.

Circunstancias del hallazgo


Serva de relleno de un paso de servidumbre

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico de Sevilla

Oliva, D. y Chasco, R. (1976: 387-397); Galn, E. (1993b: 109); Celestino, S (2001a: 420-421).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

TRES ARROYOS - ALBUQUERQUE


347
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Tres Arroyos, Albuquerque
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N727 (Albuquerque) (7 04' 20" W/ 39 14' 20" N para el
centro del paraje, Galn, 1993: 99)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

caliza

El centro de la composicin es un escudo con abrazadera, de tres crculos de los cuales dos exteriores presentan escotadura
en V. Sobre l una lnea lo enmarca horizontalmente (lanza) y sobre ella un elemento que se identifica con un espejo. Bajo
el escudo est representada una hoja de una espada tipo machete con su empuadura.

CONTEXTO
Emplazamiento
Al SE de la Sierra de San Pedro. Llanura en la que confluyen tres arroyos formando el ro Guadarranque, que constituye un
paso preferencial hacia el SW entre las Sierras del Castao y de la Carava. El lugar est a los pies del Monte Blanco, un
cerro elevado.

Circunstancias del hallazgo


Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Entre 1936-1943 desaparecin de los fondos del Museo Arqueolgico Provincial de


Badajoz.

Cabr, J. (1923: 49); Ramn y Fernndez de Oxea, J. (1950: 294 y fig.3); Almagro Basch, M. (1966: 61-62, fig. 18); Celestino, S. (2001a:
340)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALDETORRES 1
348
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Valdetorres
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 778 (Don Benito) (6 03' 56" W/ 38 54' 50" N en Galn,
1993: 102)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

101
58
28
cuarcita

La estela est fracturada en su parte superior afectando a los grabados. La zona izquierda de la estela est mejor
conservada.
En el centro hay un gran escudo de cuatro crculos concntricos. Bajo l hay una espada de hoja ancha con guardas
cruciformes, y parte de una lanza con hoja folicea (estos ltimo motivos no han sido detectados hasta el estudio del Museo
de Badajos, Domnguez de la Concha et alii, 2005: 32). Es posible que estos elementos formaran parte de una composicin
inicial y que en un momento posterior se aadieran los dems motivos. A la derecha del escudo, hay un antropomorfo
realizado con la incisin fina y profunda que presenta dos lneas oblicuas en la zona del pecho y una espada en la cintura.
Sobre el lateral derecho del escudo hay otro antropomorfo al que le falta la cabeza, realizado muy estilizadamente y con
una incisin poco profunda, poco precisa y ancha. Sobre l estn los restos de un cuerno. El grabador/a aprovech parte de
dos semicrculos del escudo para sus piernas. Sobre el escudo y entre las dos figuras humanas hay una espada con guardas
y remates cruciformes y una lanza. Bajo la mano izquierda del antropomorfo con cuernos hay un espejo. Otra figura
adicional podra representar una hoja de cuchilla.
CONTEXTO

Emplazamiento
La casa se encuentra en un alto (Cerro del Santo) a unos 100 m de la margen izquierda del ro Guadmez. Actualmente est
en el centro urbano (Galn, 1993b: 102). Valdetorres queda a 5 Km del Guadiana, en zona de vega frtil (Enrquez, 2006:
163).

Circunstancias del hallazgo


Se encontr en el stano de una casa al hacer obras. Celestino indica que se encontr enterrada en el corral (2001a: 389).

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Enrquez, J.J.; Celestino, S. (1984: 241-243 y fig. 4); Celestino, S. (2001a: 389-390); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M.
y De Hoz Bravo, J. (2005: 32-33)..

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALDETORRES 2
349
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Valdetorres?
Badajoz
Cartografa

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

100
70
12
granito

Segn el dibujo manuscrito de D. V. Corts la pieza presentaba lados y caras regularizados y extremo inferior roto.
Presenta un escudo redondo con umbo, posible abrazadera, y dos anillos concntricos. Un carro de caja con asideros, con
una rueda conservada de pequeo tamao, tirado por dos caballos.

CONTEXTO
Emplazamiento
En 1902 se encontraba en la finca propiedad de D. Victorino Corts en Valdetorres, Badajoz; no se sabe exactamente en
donde. Valdetorres queda a medio camino entre los dos vados principales del Guadiana en Mrida/Alange y Medelln
(Galn, 1993b: 102)

Circunstancias del hallazgo


Manuscrito de 1902 de fondos documentales del Museo de Cceres.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Desconocida

Gonzlez, A; Alvarado, M. (1989-90: 62-64 y fig. 1); Celestino, S (2001a: 391).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALENCIA DE ALCNTARA 1
350
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Las Mayas, Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 675 (Santiago de Alcntara) (3 30' 42''W/ 39 31' 55''N
segn Diguez, 1964: 127).

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

122
43
12
granito

Se conserva parte de la estela. Presenta un escudo de tres crculos concntricos con abrazadera o umbo y algunos remaches
agrupados. En la parte superior se aprecia la hoja ancha de una espada, bajo la cual hay un espejo ovalado de mango corto.
En la zona inferior vemos la hoja de otra posible espada y parte del tiro y cuadrpedos de un carro.

CONTEXTO
Emplazamiento
Collado situado entre dos cerretes de la vertiente S-SW de la Sierra de Santiago. Desde l se domina la llanura situada al
Sur en la que se extienden las tierras de esta finca de Las Mayas. La zona est regada por abundantes arroyos.

Circunstancias del hallazgo


Casualmente encontrada tras la extraccin por el arado.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Colegio General Navarro y Alonso de Celada de Valencia de Alcntara

Diguez Luengo, E, (1964: 127-129 y lm. 1); Almagro Basch, M. (1966: 110-111, fig. 36 y lm.31); Celestino, S. (2001a: 334-335).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALENCIA DE ALCNTARA 2
351
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Las Mayas, Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 676 (Membro) (3 29' 50''W/ 39 32' 04" N por publicador)
(Celestino no incluye esta localizacin)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

126
48
19
pizarra

Muy fragmentada por todos sus lados y por ello apenas se pueden apreciar los grabados. Restos de dos crculos
concntricos con algunos remaches concentrados en grupos de tres, la hoja de una espada y un carro con dos ruedas y
cuadrpedos.

CONTEXTO
Emplazamiento
En la ladera del cerro del Cofre (Diguez, 1964: 130), que forma parte de la Sierra de San Vicente por el SE, desde donde
se controla una amplia llanura aluvial en la que est situada gran parte de la finca Las Mayas.

Circunstancias del hallazgo


Buscando piedra para unas obras (segn Diguez)

Contexto
Cerro en el que hay vestigios de hbitat del Bronce Final y se hall abundante cermica romana. A unos 1,3 km de
Valencia de Alcntara 1.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa de D. Gonzalo Muoz Carballo (Valencia de Alcntara)

Diguez Luengo, E, (1964: 129-130 y lm. 2); Almagro Basch, M. (1966: 112-113, fig. 37 y lm.32); Celestino, S. (2001a: 336)

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

VALENCIA DE ALCNTARA 3
352
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Las Mayas, Valencia de Alcntara
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 675 (Santiago de Alcntara)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

93
40
18
esquisto

Muy fragmentada por sus laterales conservndose slo el centro de la losa. Presenta en su parte superior parte de la hoja de
una espada. Bajo sta hay un espejo, parte de un casco cnico y en la parte inferior de la losa un motivo que Celestino ha
interpretado como fbula de arco con el resorte sealado (Celestino, 2001a: 337).

CONTEXTO
Emplazamiento
Hallada en la loma frente a la casa de la finca, al parecer al pie de la Pea Jurada (551m) junto al Regato Rodela. Llanura
situada entre la Sierra de Santiago (al Norte) y la de Medina (Sur). Est situada al pie de

Circunstancias del hallazgo


Contexto
La estela ms cercana sera la de Valencia de Alcntara 1, que estara situada a menos de 1 km hacia el NE.

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Casa de D. Gonzalo Muoz Carballo (Valencia de Alcntara)

Almagro Basch, M (1966: 114-115, fig. 38 y lm 33); Celestino, S. (2001a: 337).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ZARZA CAPILLA 1
353
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Finca Los Llanos, Zarza Capilla.
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln) (5 10' 39" (1 28' 30'' otro meridiano)W/ 38
47' 50" N (publicador en 1982)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

125
40
34
cuarcita

La composicin es vertical. En la parte superior, en primer lugar, hay un elemento que consta de un crculo y un mango,
que Enrquez interpreta como hacha de enmangue directo. A su lado cinco puntos alineados y, bajo estos elementos, una
lanza en posicin horizontal. Bajo la lanza, en el centro, hay un escudo de tres crculos con los extremos sin unir y mirando
hacia el interior, a modo de escotadura en V. A su lado hay un espejo y una lira, y en el otro lado un cuadrpedo (perro?).
Bajo estos elementos una figura antropomorfa con espada al cinto y un elemento junto a las piernas a modo de faldelln con
flecos. A la izquierda del antropomorfo un semicrculo cerrado por una lnea recta que se ha interpretado como casco,
fbula, segn Bendala, hacha calada (del mundo sirio-fenicio) y segn Domnguez de la Concha et alii un carcaj (2005: 14).
A su lado la representacin de un arco con una flecha -posteriormente borrados- y, cerrando la composicin, en la base, un
carro representado horizontalmente. Dos posibles fases?: arco y flecha borrados

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje llano que desciende suavemente hasta el arroyo del Amarguillo (situado a casi 400 m), donde los grandes bloques de
cuarcita son abundantes, en las estribaciones occidentales de la Sierra de Torozo, un Km al sur de zarza Capilla. En la otra
vertiente de esta sierra se encuentra el ro Zjar.

Circunstancias del hallazgo


S/ Celestino los lugareos dicen que proviene de la dehesa boyal del Ayuntamiento

Contexto
Se realiz una excavacin en el lugar de aparicin pero no aport resultados (Enrquez, 2006: 163-165)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Enrquez Navascus, J.J. (1982a: 66-67 y fig. 2); Bendala Galn, M. (1986: 533-536); Celestino, S. (2001a: 380-381); Domnguez de la
Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 14-15).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ZARZA CAPILLA 3
354
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Junto al camino que separa la dehesa boyal del pueblo de Zarza
Capilla.
Badajoz
Cartografa
1: 50.000 N 807 (Chilln) (5 10' 39" (1 28' otro meridiano)W/ 38 48' N

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

88
43
20
Diabasa

Estela fragmentada en la parte superior. En esta parte se quedan las piernas de una figura humana y parte de una posible
punta de lanza. A la derecha de estas representaciones hay un elemento rectangular que podra identificarse con una lira.
Frente a estos elementos, pero en la zona izquierda de la estela, hay un individuo representado horizontalmente, uno de
cuyos brazos est conectado a la rueda del carro que est representado en la zona central del soporte conservado. Hay dos
animales de tiro y un carro, que se identifica por sus ruedas, ya que el armazn no est representado. En la zona inferior,
ms deteriorada, hay tres personajes cogidos de la mano y tocados por elementos semicirculares. Dos de estas figuras
tienen las piernas curvas, lo que puede estar indicando movimiento (danza). Entre stas figuras se distingue un elemento
circular que S. Celestino interpreta como espejo (2001a: 384).

CONTEXTO
Emplazamiento
Paraje llano donde los grandes bloques de cuarcita son abundantes, en las estribaciones occidentales de la Sierra de Torozo,
un Km al sur de zarza Capilla. En la otra vertiente de esta sierra se encuentra el ro Zjar.

Circunstancias del hallazgo


Contexto
A unos 100 m de las de Zarza Capilla I y II, en una escombrera (Enrquez, 2006: 165)

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Museo Arqueolgico Provincial de Badajoz

Celestino, S. (2001a: 383-384); Domnguez de la Concha, C., Gonzlez Bornay, J.M. y De Hoz Bravo, J. (2005: 42-43).

LAS ESTELAS DECORADAS EN LA PREHISTORIA DE LA PENNSULA IBRICA. CATLOGO

ZARZA DE MONTNCHEZ
355
CAPTULO 7.4
LOCALIZACIN
Zarza de Montnchez
Cceres
Cartografa
1: 50.000 N 730 (Montnchez) (2 20' 40''W/ 39 14' 30''N segn
Celestino)

CARACTERSTICAS FORMALES
Altura
Ancho
Grosor
Mat. Prima
Descripcin

176
106
22
granito

Superficie preparada para el grabado. En la parte superior hay un casco cnico. Bajo ste una espada con gavilanes
curvados, una lanza con hoja lanceolada y un espejo ovalado. Bajo estas piezas se disponen a igual altura un individuo con
manos y pies sealados esquemticamente y un escudo de tres crculos concntricos (los dos interiores con escotadura en
V) y agarradera. En la parte inferior hay un carro muy esquemtico.

CONTEXTO
Emplazamiento
Estaba colocada en la mitad del Camino de la Sierra, 3.5 km al Sur del pueblo. El camino surca un valle que se interna en la
Sierra para luego comunicar con la vertiente meridional de la Sierra a travs de dos pasos naturales.

Circunstancias del hallazgo


Estaba tirada en el camino. Segn Celestino se conoca desde antiguo.

Contexto

LOCALIZACIN ACTUAL
BIBLIOGRAFA

Jardn del Museo Provincial de Cceres

Almagro-Gorbea, M.; Snchez Abal, J.L. (1978: 417-422, Fig. 2 y Lm. I); Celestino, S. (2001a: 347).

También podría gustarte