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Mestizaje en América

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Sangre y mestizaje en la

Amrica Hispnica*
Blood and Mestizaje in Hispanic America

PABLO RODRGUE Z J IMNE Z**


Universidad Nacional de Colombia
Bogot, Colombia

Agradezco los amables comentarios expresados por


Ivn Espinosa, Bernardo Tovar y Max Hering.

**

perodriguezj@unal.edu.co
Recepcin: 21 de abril de 2008. Aprobacin: 4 de julio de 2008.

anuario colombiano de historia social y de la cultur a * n. 35 * 2008 * issn 0120-2456 * bogot - colombia * pags. 279-310

pa bl o rodr gu e z j i m n e z

r e su m e n

Este artculo reconstruye el proceso de formacin del mestizaje en


Hispanoamrica. Analiza los aspectos demogrficos, legales, sociales
y culturales ms significativos. Compara dos pocas diferentes: el siglo
xvi y el siglo xviii. Igualmente, comenta las trayectorias y tendencias
historiogrficas ms relevantes en relacin con el tema abordado.

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Palabras clave: sangre, mestizaje, matrimonio, familia, historia,


Hispanoamrica.
a b s t r ac t

This article describes the process of formation of mestizaje in


Hispanic America. It analyzes the most significant demographic,
legal, social and cultural aspects. Also compares two different times:
th
th
the 16 century and the 18 centuries. Finally, it comments the
historiographic trends path most relevant to the topic of the article.
Key words: Blood, Mestizaje, Marriage, Family, History, Hispanic America.

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o c a be du da que el mestizaje fue uno de los temas que ms atrajo


la atencin de los estudiosos sociales durante la segunda mitad del
siglo xx. Si el criollismo y el indigenismo haban sido movimientos
reivindicatorios de grupos sustanciales de las sociedades latinoamericanas
en los siglos xviii y xix, el mestizaje fue un factor que se descubri en el
proceso de consolidacin de las nuevas naciones. Pero esta vez el positivismo triunfante llev a cabo la ms agria condena del mestizo americano. El
pensamiento eugensico, convertido en una supuesta ciencia, formul sin
reparos que el mestizaje era una degeneracin y que el mestizo era la causa
de la pobreza y el atraso de las naciones. As, el mestizo fue un personaje que
muy tardamente se liber de la condena y las sanciones del pasado colonial
1
y decimonnico, para elevarse a la condicin de mito fundador. El mestizo
encarn la historia de estos pases, y su figura lleg a representar su fundamento. Fruto de la unin de los peninsulares y los indgenas, el mestizo
fue comprendido como el producto de una historia ocurrida en el Nuevo
Mundo, pero especialmente y de manera figurativa de esta tierra.
En las ltimas dcadas del siglo xviii, cuando se llevaron a cabo empadronamientos en casi toda Hispanoamrica, se descubri una realidad
que comentaban los relatos de los viajeros: la poblacin ms numerosa y
extendida de las ciudades y de ciertos campos eran los mestizos. Llamados
mestizos, cuando eran cruce de espaol e indio; o mulatos o pardos, cuando
lo eran de peninsular y negra; o tambin castas; los mestizos conformaban
un conglomerado variopinto de la nueva realidad americana. Por supuesto,
el mestizaje era menos visible en los elevados Andes que en los valles y las
costas. Y Colombia y Venezuela registraron un mestizaje demasiado temprano. Adems, en el Caribe y en zonas costeras del continente americano el
1.

Conviene tener presente la particular reflexin del mexicano Jos de


Vasconcelos en La Raza Csmica (1925), como una de las primeras que observa
positivamente la mezcla racial, por su carcter incluyente. A diferencia del
criollismo, que exclua a amplios grupos humanos. Jos de Vasconcelos, La
Raza Csmica (Heredia: Universidad Nacional/ Editorial Fundacin una,
1999). Tambin el chileno Alejandro Lipschutz, en su libro El indoamericanismo
y el problema racial en las Amricas, rebati el presupuesto positivista,
denominado cientfico, que con base en mediciones fsicas de crneos y cuerpos
estableca que el mestizaje era una degeneracin racial. Lipschutz arguye que
en la circunstancia de los mestizos operaban factores sociales y econmicos
que afectaban su desempeo. Alejandro Lipschutz, El indoamericanismo y el
problema racial en las Amricas (Santiago de Chile: Zig-Zag, 1944).

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mestizaje tuvo un carcter muy distinto al que alcanz en Ecuador y Bolivia.


El texto est dividido en dos partes. En la primera, sin pretender relatar una
historia que ha sido tratada por una amplia literatura histrica, reparar en
algunos de los aspectos ms notables del mestizaje en el contexto de la formacin de la poblacin y las familias latinoamericanas. Intentar responder
a preguntas como Cundo y cmo los mestizos lograron una dimensin
excepcional? Cundo los indgenas y los peninsulares fueron desbordados
por este nuevo grupo? Cul fue el estatuto legal de la poblacin mestiza
y su realidad social en la poca colonial? Qu caractersticas tuvieron los
grupos y las familias mestizas de las ciudades y los campos? Estos aspectos
los abordar, particularmente, en las dos coyunturas decisivas del mestizaje
hispanoamericano, la del siglo xvi y la del siglo xviii; los dos momentos en
que, podramos decir, surgi y cristaliz el proceso de miscegenacin. En la
segunda, nombrar algunas de las obras, autores y metodologas que marcaron hitos en el curso investigativo sobre el mestizaje. Una manera de sugerir
un mapa historiogrfico que podra orientar investigaciones futuras.
El siglo xvi. La primera coyuntura
Los procesos de conquista y colonizacin de las sociedades americanas
ocurrieron a un ritmo paroxstico. En el curso de sesenta u ochenta aos
la presencia de los ibricos en la extensa y variada geografa americana era
notable. Por supuesto, su asentamiento no era homogneo, y se observaba
mayor y definitivo en las reas principales de Mesoamrica y los Andes.
All donde los indgenas oponan resistencia o no haba indicios de que
existieran grandes yacimientos, la presencia de los peninsulares tard hasta
el siglo xvii. El dominio militar sobre los pueblos indgenas dio paso rpido
a la constitucin de distintas instituciones econmicas que tuvieron un
efecto letal sobre sus demografas. El traslado de la poblacin masculina a
los distritos mineros, la migracin de las mujeres a las ciudades, el trabajo
coercitivo extendido y la secuencia de epidemias fueron los factores que
produjeron lo que devino en llamarse la catstrofe demogrfica indgena.
Las investigaciones ms confiables estiman que la poblacin nativa se redujo
al 10% en menos de un siglo. Por supuesto, otro factor que contribuy a tal
evento fue el mestizaje, muchas veces buscado concientemente para evitar
que los descendientes siguieran amarrados al pago del tributo. Todo esto en
el contexto del crecimiento de las villas y ciudades donde se concentraron
las representaciones de la Corona y la Iglesia, de los procesos de extirpa-

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cin de idolatras y del establecimiento del sistema familiar cristiano y el


matrimonio monogmico.
La ausencia de mujeres espaolas en la conquista americana conforma
una temtica particular. Conviene recordar, para empezar, que la conquista
americana fue llevada a cabo por contingentes de hombres procedentes de
distintas regiones de la geografa de la pennsula, sin la sustancial compaa
femenina ibrica. Todas las primeras expediciones hacia las Indias como
las campaas hacia el territorio interior del continente carecan de mujeres.
La verdad, las mujeres europeas se embarcaron hacia Amrica cuando la
conquista militar haba concluido. Aun as, fueron en muy escaso nmero,
dadas las dificultades de los viajes y los peligros que acechaban en muchos
parajes. Distintos estudios sobre la migracin hacia Amrica han concluido
que en el curso del siglo xvi cerca de 200.000 espaoles cruzaron el ocano,
de los cuales no ms del 10% eran mujeres. Y es comprensible que el mayor
nmero de estas mujeres lo hizo en la segunda mitad del siglo, y hacia donde se les brindaba seguridad. Pero, adems, que entre 1600 y 1650 viajaron
150.000 peninsulares, cuando las mujeres alcanzaron el 15%.
Los esfuerzos de muchos peninsulares por llevar a sus esposas, hijas
y otras mujeres de la familia son persistentes en la correspondencia de la
poca. En las compilaciones epistolares publicadas por Enrique Otte es
un asunto corriente el llamado de estos migrados a que las mujeres viajen
para conformar y consolidar una sociedad de espaoles en Amrica. Esta
correspondencia descubre la existencia de unos ncleos sociales carentes
de mujeres espaolas. Es cierto, otros esquivaban los reclamos de los frailes
para que llevaran sus mujeres. Como tambin podemos apreciar que pagar
el viaje de las esposas con sus necesarios acompaantes no era posible para
todos los que hacan aventuras en Amrica. Solo los ms beneficiados en el
reparto de las encomiendas podan costear su traslado.
De otro lado, es comprensible que las mujeres espaolas se dirigieran
hacia las villas y ciudades que les ofrecan seguridad y confort. Fue en ellas
donde las mujeres arribaron para conformar los linajes peninsulares en
Indias. Pero las pequeas poblaciones no se nutran de la presencia de las
mujeres de la pennsula, y, en muchos casos, ciudades que con el tiempo
descollaron jams vieron una mujer peninsular. As el contingente femenino
ibrico en Amrica se concentr en los principales ncleos urbanos.
Desde el punto de vista social, como en el caso de los hombres, las mujeres que viajaron a Amrica pertenecan a un amplio espectro. La mayora
eran mujeres de aldea, esposas o familiares de campesinos y artesanos.
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Otras muchas eran mujeres de las ciudades portuarias, como las mujeres de
Triana, el barrio de Sevilla, que casi conformaban un grupo particular. Si
algunas eran mayores, casadas, otras de las que arribaron eran solteras que
buscaban un buen matrimonio. Y tambin sabemos que viajaron prostitutas
que ocultaron su condicin y su pasado para conseguir un beneficio en esta
sociedad necesitada de mujeres ibricas.
Cabe recordar aqu que en las regiones fronterizas americanas ocurrieron formas de mestizaje particulares. Durante la larga guerra contra
los araucanos la mujer espaola se convirti en un importante botn de
guerra. Su captura tena un significado especial para los indgenas en guerra. Convertirlas en sus sirvientas y amantes era una especie de venganza.
Cuando ocurrieron los rescates por parte de los espaoles, las encontraban
transformadas, vestan como las dems indgenas y muchas tenan prole.
Ac tampoco faltaron los casos de las que, enamoradas, se resistan a volver
2
con los suyos.
Con todo, la sociedad americana del siglo xvi fue constituyndose con
un irreparable dficit de mujeres espaolas. Durante la conquista, los soldados se unieron a las indgenas en modalidades que incluyeron la violacin,
la poligamia y el comercio sexual, pero tambin la monogamia duradera. El
contacto y la procreacin de los ibricos y las indgenas eran generalizados,
situacin que provocaba la alarma de los religiosos que los acompaaban.
Fue esta circunstancia la que condujo a que estos vieran con expectativa el
matrimonio con las nativas, consideracin que encontr el respaldo de la
Corona de manera formal, como tambin a que desde entonces se proclamara la obligacin de que los residentes en Indias trasladaran a sus esposas.
Es ms, se amenazaba con la prdida de las encomiendas a aqullos que
3
siendo casados se negaran a llevar a sus esposas. Era la forma de resolver
un escandaloso fenmeno de inmoralidad, como tambin de fomentar los
principios del matrimonio catlico.

2. Ver: Sergio Villalobos, Vida fronteriza en la araucana. El mito de la guerra de


Arauco (Santiago de Chile: Editorial Andrs Bello, 1995) 130-139.
3. Al respecto fueron elaboradas distintas Cdulas. Las que de tiempo en
tiempo se pregonaban. Los gobernantes ms recelosos insistan en cumplirlas
y ponan en aprietos a retrados indianos. No falt el caso de los que en el
lmite del desespero presentaron certificados de defuncin de sus esposas, con
las que se liberaban de la obligacin de regresar a la pennsula por ellas. El
descubrimiento de la artimaa les puso en manos de la justicia.

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Es evidente que los ibricos no tuvieron escrpulos ni prejuicios para


unirse a las indgenas. Es ms, distintos cronistas registraron una apreciacin positiva sobre ellas. Las encontraban bien de formas, de buen cuerpo
y agraciadas. Adems, ciertos pudores eran superados una vez conocan
4
sus hbitos de bao y limpieza. Pero no fue eso lo que percibieron ciertos
frailes y funcionarios. Para estos, las indgenas seducan a los espaoles a
propsito. Vestan escasas ropas y les ofrecan sus encantos con el fin de
conseguir sus favores. Junto a ellos buscaban ascender socialmente y criar
hijos libres de obligaciones. Las indgenas fueron acusadas de inmoralidad
y malas costumbres. Sorprende que mestizos prominentes, como Guaman
Poma, hubieran tenido sobre ellas el peor concepto al llamarlas las peores
5
putas. En este sentido, para algunos, el mestizaje era producto de una
relacin vil.
Si el cruce entre ibricos y nativas americanas era exitoso, poco lo con6
segua la poltica de matrimonios mixtos. Entre la primera generacin de
conquistadores hubo una realidad matrimonial que conviene considerar
con detalle. Ninguno de los grandes conquistadores se cas por la Iglesia
con indgena americana. Se unieron a ellas s, pero por distintas razones
no procedieron a contraer nupcias con estas mujeres. En distintos casos
las entregaron para que se casaran con subalternos suyos, decisin que no
7
dejaba de causar desconcierto y desazn entre las lites indgenas. Fueron
4. Jos Prez de Barradas relaciona abundantes ejemplos en: Los mestizos de
Amrica (Madrid: Espasa/ Calpe, 1976) 121-156. Pero Prez de Barradas estaba
interesado en reducir la responsabilidad de los ibricos en la catstrofe
demogrfica indgena, as que seal al mestizaje como una de sus causas
mayores. Y a las indgenas como sus principales promotoras. Tambin, Richard
Konetzke, Amrica Latina. Vol. ii: La poca colonial (Mxico: Siglo xxi, 1972)
72-80.
5. Felipe Guaman Poma de Ayala, Nueva cornica y guen gobierno, vol. 2, ed.
Franklin Pease (Caracas: Ayacucho Ediciones, 1980) 256.
6. En esencia, as deberamos entenderlo, como unin de peninsulares y mujeres
indgenas americanas. Pedro Carrasco registr los poqusimos casos de
matrimonios entre indgena y espaola. Matrimonio hispano-indios en el
primer siglo de la Colonia, Familia y Poder en Nueva Espaa. Tercer Simposio
de Historia de las Mentalidades (Mxico: inah, 1991) 11-21.
7. Bien se conoce el caso de Beatriz Coya, hija de Huaina Cpac en el Per, a la
que el presidente Lagasca obligaba a casarse con Diego Hernndez, hombre
de bien, pero de quien se deca que haba sido sastre en su mocedad. Esta lo
rehusaba, pues deca que no era justo casar a la hija de Huaina Cpac Inca con

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los segundones de la conquista los que realizaron matrimonios con hijas


o sobrinas de caciques. Uniones del todo atractivas para consolidar sus
aspiraciones como encomenderos y amos de indios. Estas uniones fueron
8
notables y formaron buena parte de los linajes de Mxico y los Andes. Aun
ms numerosos fueron los matrimonios de conquistadores con mestizas,
hijas de espaoles e indgenas. Muchas veces los padres de esas jvenes
esposas eran sus propios compadres, compaeros de empresas y aventuras.
En ellas encontraban la simiente hispnica, que venca las dudas y prejuicios que tenan sobre las indgenas. Resulta llamativo que estos espaoles,
debido a su elevada edad, pronto cedan a sus esposas los ttulos de sus
haciendas y encomiendas. El caso de las viudas americanas propietarias de
9
tales ttulos no es anecdtico. Ellas contrajeron nuevas nupcias con otros
compadres o peninsulares recin llegados, reforzando el crculo de alianzas
de los benemritos del lugar.
Un grupo de mujeres mestizas, entonces, goz de una condicin privilegiada. Algunos varones mestizos, es cierto, fueron reconocidos por sus
padres y beneficiados de distintas maneras. No fueron pocos los que los
acompaaron a la pennsula, una o varias veces. Tambin recibieron legados testamentales de propiedades rsticas. Fue la poca cuando la Iglesia
se nutri abundantemente de estos blancos de la tierra. En los claustros de
los seminarios y conventos recibieron las primeras letras y despus conforun ciracamayo (sastre). Tuvo que interceder su hermano Cristbal Paullu para
que finalmente aceptara. En las nupcias cuando le preguntaron si aceptaba a
Diego Hernndez por esposo, respondi: quiz quiero, quiz no quiero. Esta
ancdota es de Garcilaso de la Vega, dentro de un captulo que dedic al tema
de las viudas de la conquista. Garcilaso de la Vega, Historia General del Per,
vol. ii (Madrid: s.n., 1722) 356-357.
8. Ver: Pilar Gonzalbo, Familia y orden colonial (Mxico: El Colegio de Mxico,
1998) 108. Tambin, Berta Ares, Mancebas de espaoles, madres de mestizos.
Imgenes de la mujer indgena en el Per colonial temprano, Las mujeres
en la construccin de las sociedades iberoamericanas, coord. Pilar Gonzalbo
y Berta Ares (Sevilla/ Mxico: csic-eeha/ El Colegio de Mxico, 2004) 1539. Asimismo, Pablo Rodrguez, Las dos Beatriz de la conquista, Revista
Credencial 210 (jun. 2007): 3-6.
9. Tanto por su edad, como por el contexto social del siglo xvi, fueron bastante
frecuentes las mujeres que contrajeron dos, tres y hasta cuatro matrimonios
catlicos. Distintas referencias al tema pueden verse en los ensayos que
componen el libro Manuel Ramos Medina, comp. Viudas en la historia
(Mxico: Condumex, 2002).

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maron el contingente creciente de religiosos. Reconocidos por sus padres y


auxiliados con partidas hereditarias, encontraron un espacio de afirmacin
10
y reconocimiento social. Igual ocurri con los cargos de la administracin
local. Es cierto, en ambos la calidad de sus cargos estuvo determinada por
11
la presencia de los padres peninsulares.
Pero la gran mayora de los mestizos llevaron una existencia azarosa, muchas veces marcada por la pobreza y la marginacin. En distintas
trayectorias siguieron a sus madres hacia las ciudades, donde vivieron al
amparo de alguna familia noble, o se radicaron en alguno de los nuevos
barrios, destinados para los indgenas. Pero tambin otros continuaron en
la comunidad, criados en las tradiciones de vida y cultura, resistiendo la
exigencia de tributos y trabajo con que se los agobiaba. Su pertenencia a los
linajes indgenas les permiti heredar ttulos de cacicazgo y gobierno sobre la
poblacin. Adems, la sociedad hispnica encontr en ellos un puente para
trazar sus polticas; a los que incluso premiaba con exenciones y reconocimientos. Aunque en el medio indgena la condicin de los caciques mestizos
o de quienes aspiraban a los cacicazgos no siempre fue bien vista, recordar
su ancestro espaol y su condicin mezclada hizo parte de una poltica por
el poder que emergi con el mestizaje. Es en este contexto donde debemos
situar la intrigante existencia de personajes como el Inca Garcilaso de la
Vega, que escribi la rica historia del Per antiguo; Don Diego de Torres, el
llamado cacique de Turmequ, quien entreg a Felipe ii un memorial de
los agravios que los encomenderos cometan con los indgenas; fray Diego
Lobato de Sosa, mestizo quiteo especialista en la lengua quechua; o el importante cronista mexicano Alva Ixtlilxchitl. Mestizos los cuatro, educados
por religiosos, que dedicaron su vida a denunciar los atropellos contra los
indgenas y a reclamar que se les reconociera su calidad.
10. El tema de los hijos de los conquistadores fue tratado hace unos aos por Luis
Martin, Daughters of the Conquistadores: Women of the Viceroyalty of Per
(Dallas: Southern Methodist University Press, 1983). Ms recientemente Berta
Ares ha vuelto sobre el tema en un sugestivo ensayo titulado Los hijos de la
conquista, Historia de la infancia en Amrica Latina, coord. Pablo Rodrguez y
Mara Emma Mannarelli (Bogot: Universidad Externado de Colombia, 2007)
83-105. La biografa de una mestiza singular fue escrita por Mara Rostorowski,
Doa Francisca Pizarro: una ilustre mestiza, 1534-1598 (Lima: Instituto de
Estudios Peruanos, 2003).
11. Al respecto ver: Constantino Bayle, Los cabildos seculares de la Amrica
espaola (Madrid: Sapientia Ediciones, 1952) 107.

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Durante la segunda mitad del siglo xvi y las primeras dcadas del siglo xvii la poblacin espaola en Amrica creci en nmero y diversidad.
Para entonces se haban establecido los distintos cuerpos gubernativos,
especialmente los dos grandes virreinatos de Mxico y Per, como tambin
las audiencias, capitanas y gobernaciones. Sin embargo, fue en los ayuntamientos donde las sociedades locales concentraron mayor expectativa e
inters. Los villorrios de los conquistadores se convirtieron en auspiciosas
ciudades, donde la arquitectura vistosa, la creciente poblacin, la presencia
de comunidades religiosas y las actividades mercantiles insinuaban la consolidacin de una nueva sociedad. En ese contexto sucedi la formacin de una
sociedad jerarquizada, segn un patrn que se haba originado en los propios
procesos de la conquista, pero tambin por la afirmacin de nuevos valores
sociales. Cohesionada en torno a un grupo de linajes y familias distinguidas,
las sociedades locales afirmaban valores sustanciales como el derecho de
precedencia, junto a los de limpieza de sangre y legitimidad de nacimiento.
El primero era reclamado como el derecho de gracia de los descendientes de
quienes forjaron la empresa americana. Los otros dos ayudaron a cimentar
su prestigio. Un hecho llamativo acompaa este fenmeno, la aparicin
de innumerables obras genealgicas publicadas en las distintas capitales
americanas que reiteran esos valores esenciales. Pero cundo, la limpieza
de sangre y la legitimidad de nacimiento adquirieron status distintivo en
las nacientes sociedades americanas? Es innecesario intentar ofrecer una
fecha precisa. Conviene, por el contrario, observar que tal hecho ocurri
en el proceso de arraigo a la tierra de grupos de peninsulares y de arribo de
otros nuevos. La diferencia entre viejos y nuevos peninsulares, disputndose
gracias y mercedes, condujo a disputas que exigan la demostracin de limpieza de sangre para su beneficio. As como en la pennsula, tal condicin
se haba convertido en un valor esencial y requisito para la pertenencia a
los grupos de privilegio; en Amrica igualmente form parte sustancial
de las credenciales que ostentaban las familias nobles. No en vano, en los
archivos de cada villa y ciudad americana reposan numerosos expedientes
de probacin de limpieza de sangre, de pertenencia a la vieja cristiandad,
12
y aun ms significativo, de procedencia de solar y lugar conocido.

12. Un ensayo valioso sobre este aspecto, como sobre los pleitos por el honor que
fueron haciendo visible el mestizaje en el Nuevo Reino de Granada es el de
Jaime Jaramillo Uribe, Mestizaje y diferenciacin social en el Nuevo Reino

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Sin embargo, la legitimidad de nacimiento parecera ser una categora especfica del Nuevo Mundo. Sin olvidar que la Iglesia en su Concilio
de Trento resalt contundentemente el sacramento matrimonial y la prole
legtima y que sus resoluciones operaban especialmente para el reino catlico europeo, en Amrica las dimensiones del mestizaje y de las relaciones
ilegtimas entre los espaoles y las nativas encontraron en el principio de
legitimidad un mecanismo de diferenciacin social. Est constatado que el
mestizaje, ya a comienzos del siglo xvii, lleg a significar ilegitimidad. La
actividad evangelizadora, tan desigual en la geografa americana, consegua
frutos evidentes entre los indgenas, mientras que los mestizos crecan sin
13
su auxilio.
Los mestizos, dada su condicin libre y no sujetos a tributo, a su movilidad y a su condicin ilegtima, revistieron una novedad y un problema.
Ni la Corona ni la Iglesia respondieron con comprensin y prontitud ante
su difusin. La legislacin restrictiva a su ascenso social cerr caminos
que en los primeros tiempos pudieron transitar. Berta Ares ha demostrado
con detalles cmo a partir de 1573 fueron creadas cdulas que prohiban
a los mestizos llevar armas y, peor an, recibir las rdenes sacerdotales.
Sobre ellos se sembr la desconfianza y se estableci una distancia que los
asociaba con el desorden. Sin embargo, eran los mestizos los que conocan
las lenguas americanas, necesarias para evangelizar y difundir la doctrina.
Esta actividad en buena medida haba dependido de religiosos mestizos, que
14
hasta entonces haban cumplido una actividad valorada. Aunque para los
mestizos comprenda uno de los pocos oficios que les permita un ascenso
social y un reconocimiento.
Alarmados con el crecimiento de los mestizos, especialmente los ms pobres que vagaban de pueblo en pueblo o que se asentaban en las poblaciones
indgenas, algunos llegaron a recomendar su expulsin de los Reinos. Pedan
de Granada, Ensayos de Historia Social Colombiana (Bogot: Universidad
Nacional de Colombia, 1968) 163-233.
13. Existen pocos estudios detallados sobre la extensin del mestizaje americano en
el siglo xvii, pero el de Thomas Calvo sobre Guadalajara es bastante ilustrativo.
Ver: La Nueva Galicia en los siglos xvi y xvii (Mxico: El Colegio de Jalisco/
Cemca, 1989).
14. Berta Ares, El papel de mediadores y la construccin de un discurso sobre la
identidad de los mestizos peruanos (siglo xvi), Entre dos mundos: fronteras
culturales y agentes mediadores, coord. Berta Ares y Serge Grusinzki (Sevilla:
csic, 1997) 37-59.

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que se los enviara fuera, o que se los concentrara en poblaciones especficas


para trabajar en obrajes, o, incluso, que se los enviara a las minas. Y hubo
otros que sugirieron que se les cobrara tributo, como a los indgenas, para
forzarlos al trabajo. Carmen Bernand y Serge Gruzinski han denominado
15
esta situacin como la segregacin imposible. Los mestizos se colaron
por todos los intersticios de la creciente sociedad colonial y su inevitable
presencia controverta valores y prejuicios frreamente establecidos. Aunque
tambin, como observaremos ms adelante, estas quejas ocultaban un temor
a la competencia que significaban en distintos oficios.
Las sociedades hispanoamericanas se consolidaron rpidamente con
base en una estructura de linajes, de tupidas y jerarquizadas redes familiares. Dueas de un poder surgido de la conquista, como eran la concesin
de los ttulos y las mercedes, pero que en las relaciones y la vida social se
manifestaba por el principio de la precedencia, de la limpieza de sangre y la
legitimidad de nacimiento. Probablemente, la manifestacin ms tangible
de la solidez de ese sistema no sea siquiera la monumentalidad alcanzada en
sus edificaciones y ceremonias, como la contextura barroca de su lenguaje
y sus abigarrados protocolos.
Un aspecto hasta el momento poco tratado es el que tiene que ver con
el cuerpo. Tal parece que en razn de la diversidad de los rasgos fisiolgicos
y de las necesidades de control, las autoridades empezaron a reparar en el
color, el tamao, el grosor y los ms llamativos detalles del cuerpo humano.
Joanne Rappaport, que ha observado minuciosamente las descripciones de
los solicitantes de licencia para viajar a las Indias, ha comentado que el color
no era una categora fija en el siglo xvi. El color blanco no era un descriptor
de las personas. Se hablaba de color indio, moreno, bermejo, amulatado, etc.
Ms interesante an, es que en estos, como en muchos otros registros coloniales, se hizo frecuente nombrar el color del cabello, la barba, y las cicatrices
del rostro. Los lunares, que eran un atributo asociado con la luna, llegaron
a ser muy nombrados. Se indicaba su color y el lugar del rostro o el cuerpo
donde se encontraban. En Hispanoamrica las calidades se asociaron con
rasgos especficos del cuerpo. As, son comprensibles las desventuras que
vivan en Amrica los peninsulares de color moreno. Aunque demostra-

15. La segregacin imposible se titula el captulo que Carmen Bernand y Serge


Grusinzki dedicaron al tema en su libro Historia del Nuevo Mundo. t. ii: Los
mestizajes, 1550-1640 (Mxico: fce, 1999) 230-258.

d e p a r t a m e n t o d e h i s t o r i a * f a c u l t a d d e c i e n c i a s h u m a n a s * u n i v e r s i d a d n a c i o n a l d e c o l o m b i a

s a ng r e y m e s t i z aj e e n l a a m r ic a h i s p n ic a

ran su origen y lugar de nacimiento con frecuencia les negaban el derecho


16
a portar armas o a recibir mercedes reales.
El siglo xviii. La segunda coyuntura
Durante el siglo xviii las sociedades americanas vivieron nuevamente
cambios profundos en sus estructuras econmicas y sociales. Las nuevas
economas que surgieron registraban especialmente la ocupacin de las
tierras interiores. Si bien, su produccin y exportacin de metales continu
siendo decisiva, cada vez lo fue ms la explotacin de nuevos bienes y la
extensin e incorporacin de nuevas regiones productivas. Adems haba
la existencia de numerosas ciudades que se transformaron en el curso del
siglo: remozaron su arquitectura, aparecieron nuevos barrios, extendieron
sus calles y sus plazas, y, especialmente, vivan en un intenso dinamismo.
Pero un hecho sustancial motivaba toda esta expansin y transformacin,
era el crecimiento de la poblacin global hispanoamericana. Aunque sucedi
una segunda oleada de inmigracin ibrica a Amrica, la verdad es que su
poblacin creci dentro de una dinmica peculiar. La reducida poblacin
indgena existente hacia 1630 se mantuvo en las regiones centrales y la poblacin africana pobl las costas caribeas y de algunos valles interiores.
Pero lo que abrumaba a los funcionarios como a los viajeros a mediados del
siglo xviii era la dimensin y complejidad del mestizaje americano. Distintas investigaciones consideran que la poblacin mezclada alcanzaba al 45%,
los indgenas el 40% y los espaoles el 15%. Por supuesto, estos porcentajes
podan variar levemente de una regin a otra.
Ciertamente, los mestizos conformaban una poblacin que haba crecido
17
especialmente en las ciudades y en los distritos mineros. Era la poblacin
mezclada la que normalmente formaba los grupos de artesanos y de peque16. Los casos y la temtica son tratados por Joanne Rappaport en Gnesis y
transformaciones del mestizaje, siglos xvi y xvii, xi Ctedra Anual de Historia
Ernesto Restrepo Tirado. Transformaciones y escollos en el mestizaje (Bogot, 5 a
7 de octubre, 2006).
17. En muchas ciudades, la poblacin mestiza poda llegar a alcanzar hasta el 65%.
El resto lo conformaban los grupos indgenas o esclavos, adems de los blancos
peninsulares y criollos. Claudio Esteva Fabregat sostiene con consolidadas
estadsticas que el mestizaje fue un fenmeno esencialmente urbano y que fue
ms importante estadsticamente en las ciudades nuevas, en las que no existan
en la poca prehispnica. Ver su libro: El mestizaje en Iberoamrica (Madrid:
Editorial Alhambra, 1988) 252-255.

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[291]

pa bl o rodr gu e z j i m n e z

[292]

os propietarios. Se trataba de una poblacin muy activa que intervena en


muchas de las actividades urbanas. Los mestizos no constituan un grupo
homogneo desde el punto de vista social. En las capitales haba tanto mestizos exitosos ocupando lugares de prestigio como mestizos de condicin
modesta y mestizos pobres. La ciudad colonial fue un efectivo laboratorio
18
de mixtura racial que a la postre conform una sociedad de castas. Las
castas socio-raciales fueron el resultado de la diversidad de uniones entre los
distintos grupos de la sociedad. La presencia de los mestizos y las castas fue
tan perceptible que pronto caus alarma y malestar entre los peninsulares y
los criollos, que los acusaban de vagancia y libertinaje. Las principales taras
sociales fueron acusadas a los mestizos y a las castas. Numerosos panfletos
se refieren en forma burlona de los mestizos y castas, carentes de los valores
esenciales de la sociedad.
No solo preocupaba el que los mestizos se hubieran asentado en tierras
19
indgenas y que en las ciudades fueran el grupo mayoritario. Inquietaba
que los mestizos y las castas asumieran posturas y conductas que no les eran
propias. Vestan ropas lujosas y se adornaban con fina joyera. En esto, junto
a los criollos, participaban del exceso propio de las sociedades americanas.
18. No puedo dejar de reconocer la importancia que tuvieron los caminos para el
mestizaje. Un buen comentario sobre la circulacin de personas, mercancas y
variedad de contactos e intercambios culturales en un paso interandino puede
encontrarse en Jaime Valenzuela-Mrquez, La cordillera de los Andes como
espacio de circulaciones y mestizajes: un expediente sobre Chile central y Cuyo
a fines del siglo xviii, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2007, [En lnea],
Puesto en lnea el 10 de julio de 2007. http://nuevomundo.revues.org/index7102.
html. Consultado el 16 septiembre 2007.
19. Un tema poco estudiado es el del zambaje, el mestizaje producido en el contacto
entre negros e indgenas. Los religiosos buscando proteger a los indgenas,
promovieron su animadversin hacia los negros. Sin embargo, zonas enteras
de Iberoamrica fueron laboratorio social de este mestizaje. Los esclavos, otro
grupo deficitario de mujeres debi buscar a las mujeres indgenas. Pero, qu
signific ser zambo en la poca colonial? Algunas respuestas en un afortunado
esfuerzo inicial por abordar el tema: Berta Ares y Stela Alessandro, coord.,
Negros, mulatos, zambaigos. Derroteros africanos en los mundos ibricos
(Sevilla: Escuela de Estudios hispanoamericanos, 2000). Sobre la regin de
Esmeraldas, Ecuador, ver el libro de Roco Rueda, Zambaje y autonoma.
Historia de la gente negra de la provincia de Esmeraldas, siglos xvi-xviii (Quito:
Abya-Yala, 2001). En l la autora reconoce el lugar preponderante del zambo,
como resultado de un proceso en el que el elemento indgena define la mixtura
con los negros arribados a la regin.

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s a ng r e y m e s t i z aj e e n l a a m r ic a h i s p n ic a

Muchas crnicas nombran el boato desmedido con el que se viva en el


Nuevo Mundo, y llegan a preguntarse si no era una forma de competir con
los peninsulares, o de ocultar oscuros orgenes. Lo cierto es que espacios
pblicos como plazas, calles, mercados y salones de recepcin se convirtieron
en lugares de competencia simblica. Pero tambin fueron los sitios donde
con ms frecuencia se pona en duda la calidad de las personas. A mediados
del siglo xviii, en todas las ciudades se multiplicaron los pleitos por afrentas al honor, que no eran otra cosa que reparos pblicos sobre la calidad.
Llegaron a ser tan frecuentes estas disputas que los jueces se lamentaban
de que consuman su tiempo en resolverlas. Pero para las personas exigir
que se les diera el reconocimiento que merecan, que se les nombrara con
el Don o el Doa, era esencial. El Don, la calidad, constitua un verdadero
capital simblico que las personas no estaban dispuestas a dejar poner en
duda. Estos pequeos asuntos americanos indicaban algo ms complejo, la
dificultad de diferenciar racialmente la poblacin.
Sin embargo, tal era la gravedad de los agravios y censuras sobre los
grupos sociales mezclados que cabe la tentacin de entender la organizacin
social americana de la poca desde el punto de vista racial. Pero la verdad,
los mestizos constituan un grupo de gran dinamismo que, parece, quebraban la rigidez de dicho orden. Hablar de calidad en lugar de raza significa
comprender tales transformaciones. Es decir que, en ciertas circunstancias,
individuos mestizos conseguan el pase a una situacin estable y legtima.
Las categoras de raza y clase entran en relacin, en las cambiantes y dinmicas situaciones sociales americanas, para comprender la definicin de
las personas.
Con todo, la ideologa segregacionista de la poca provoc un desprecio
hacia los dems grupos. La filosofa de las dos repblicas, de espaoles e
indios, reforz el sentido endogmico de la sociedad. Los estudios sobre los
matrimonios realizados entre los distintos grupos tnicos ensean un fuerte
sentido endogmico, especialmente entre los espaoles y los indgenas. Eran
los mestizos y las castas los grupos ms abiertos a las uniones con otros
grupos. Las tasas de endogamia en los dos primeros grupos eran del 90%,
mientras que entre los mestizos y las castas era del 65%. Lo corriente en el
siglo xviii sigui siendo el matrimonio con un igual tnico, lo contrario
generaba los graves conflictos que veremos ms adelante.
Qu particularidades tenan las familias mestizas del siglo xviii? qu
las diferenciaba de las familias blancas y las indgenas? Los estudios realizados insisten en algo que ya hemos comentado: las mayores tasas de ilea n ua r io c o l o m bi a n o de h i s t or i a s o c i a l y de l a c u lt u r a * n. 35 * 2 0 0 8 * i s s n 012 0 -2 456

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gitimidad ocurran entre los mestizos y las castas. Ello revela un mayor
nmero de madres solteras actuando como jefas de hogar. Las familias
mestizas completas, formadas por el esposo, la esposa y los hijos, eran ms
reducidas en nmero que las espaolas, pero mayores que las indgenas.
Pero, tambin por razones econmicas y sociales encontramos a familias
mestizas bajo el amparo de familias espaolas o corresidiendo con otros
familiares. Estos rasgos sociolgicos conformaban patrones duraderos en
las formaciones familiares americanas.
Fueron el temor a la contaminacin racial y al debilitamiento de la autoridad paternal los que a la postre convencieron a la Corona de la necesidad de
aplicar en las colonias la pragmtica real sobre matrimonios de 1776. Como
sabemos, la pragmtica de 1776 estaba orientada a resguardar las alianzas
establecidas entre los grupos nobles y a impedir que se debilitaran realizando
matrimonios con grupos sin calidad. Su extensin a Amrica, en 1778, supuso una serie de adiciones que especificaron la prohibicin de matrimonios
de las familias de lite con grupos mezclados. Este es un hecho importante
de precisar. Si en el siglo xvi la poltica de la limpieza de sangre sirvi en
Espaa, Portugal y parte de Italia para marginar a moriscos y judeoconveros,
20
en Amrica se utiliz para segregar a indgenas y mestizos. Ahora, en la
segunda mitad del siglo xviii, la pragmtica especificaba la inconveniencia
de las uniones con gentes de sangre mezclada: mestizos, pardos, mulatos,
etc. Adems, cuando se refiere a los grupos a defender, habla de las familias
de calidad, no de las familias nobles. Asume la cortedad o ausencia de la
nobleza titulada en Amrica.
La pragmtica sobre matrimonios ha sido una de las leyes que ms ha
motivado investigaciones entre los historiadores de la familia en los ltimos
veinte aos. De Mxico a Chile los historiadores han analizado su incidencia
en los arreglos matrimoniales. Comprendida dentro del reordenamiento social emprendido por los Borbones en Amrica, la pragmtica marc un giro
21
en la formacin de los matrimonios locales. No es fcil elaborar estadsticas
20. Sobre los estatutos de limpieza de sangre ver: A.A. Sicroff, Los estatutos de
limpieza de sangre. Controversias entre los siglos xv y xvii (Madrid: Taurus,
1985); Juan Hernndez Franco, Cultura y limpieza de sangre en la Espaa
Moderna (Murcia: Universidad de Murcia, 1996).
21. Un libro notable sobre el tema es el de Patricia Seed, Amar, honrar y obedecer
en el Mxico colonial: conflictos en torno a la eleccin matrimonial, 1574-1821
(Mxico: Alianza, 1991). En l, la autora establece que los jvenes perdieron con
la Pragmtica el margen de libertad que tenan para escoger sus consortes.

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para precisar cunto determin la pragmtica la decisin posterior de los


cnyuges aceptables. Pero a decir por los juicios de disenso surgidos en las
distintas provincias, podramos afirmar que se provoc, si no una crisis, s
una confrontacin. Tanto su extensa difusin, que sabemos fue divulgada
en las parroquias de las ms apartadas villas, como las prerrogativas que
dio a los padres y especialmente a otros miembros de la familia, la pragmtica convirti cada matrimonio en una oportunidad de debate pblico.
Los enfrentamientos entre parientes por la calidad del cnyuge escogido
cubrieron todos los grupos sociales.
En Buenos Aires, donde Susan Socolow llev a cabo un estudio preciso,
los disensos comprometieron principalmente a los estamentos medios de
la sociedad. Las razones expuestas en las demandas entrelazaban diferencias raciales, econmicas y sociales. Aunque algunas de las razones que
se exponan tenan que ver en ocasiones con rivalidades regionales de los
peninsulares, por ejemplo de los vascos con los asturianos. Y tal parece
que el mayor nmero de disensos se hubiera dado en las regiones con me22
nor desarrollo econmico y social. Efectivamente, Mnica Ghirardi, que
analiz los pleitos entablados en Crdoba (Argentina), nos informa que el
45% nacan de prejuicios raciales. Y que, en ellos, los ms enconados eran
23
contra los mulatos y los negros.
Ahora bien, llama la atencin que en algunas regiones americanas el
mayor nmero de pleitos hubiera ocurrido entre grupos de mulatos y negros pobrsimos. Que no tenan que ver con la nobleza y la calidad que
nombraba la pragmtica. En Colombia, el mayor nmero de disensos que
he encontrado ocurri en poblaciones mineras, donde la mayora de la poblacin tena ancestros esclavos. Diferencias mnimas en la escala racial,
por ejemplo, entre mulatos y cuarterones poda dar lugar a una demanda de
disentimiento. Entre ellos, tal parece, esas diferencias significaban mucho
en la perspectiva de blanquearse y ascender socialmente. Lo irnico es que
22. Ver: Susan Socolow, Cnyuges aceptables: la eleccin de consorte en la
Argentina colonial, 1778-1810, Sexualidad y matrimonio en la Amrica
Hispnica, siglos xvi-xviii, coord. Asuncin Lavrin (Mxico: Grijalbo, 1991)
229-270. Extraamente Bernard Lavall encontr que la mayora de lo disensos
entablados (20/32) en Lima no obedecan a razones tnicas. Y los 12 que s
lo eran ocurran entre personas de grupos sin grandes diferencias. Amor y
opresin en los Andes (Lima: ifea, 2001) 113-136.
23. Mnica Ghirardi, Matrimonios y familias en Crdoba 1700-1850 (Crdoba:
Universidad Nacional de Crdoba, 2004).

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en el litigio ambas partes descubran pasados comunes, y, al final, por su


24
pobreza, deban abandonar los pleitos.
Pero una de las mayores sorpresas que nos depara el estudio del mestizaje
es su proximidad a los grupos de las ms encumbradas lites americanas, y
tambin, que en ocasiones personas que lograban un notable ascenso social
la encarnaban; por condicin de ilegtimos o de mezclados, personas que
posean patrimonio y calidades se vean excluidas de las dignidades y los
reconocimientos de las lites de la sociedad colonial. Fue lo que quisieron
proteger las Cdulas de Gracias al Sacar, que tan rigurosamente ha estudiado Ann Twinam. Llama la atencin que de las casi trescientas cdulas
que ella descubri la mayora pertenecieran a ciudades mercantiles como
La Habana, Caracas, Panam, Cartagena y Mxico. Ciudades de relativa
flexibilidad social y donde nuevos grupos emergieron en el curso del siglo
xviii. Comerciantes y financistas, encontraron en la compra de las Cdulas
la posibilidad de legitimar o limpiar el origen de un vstago. Sin embargo,
el llamativo caso de Luis Muoz, un rico minero interesado, el hombre ms
rico de Medelln, a pesar de tener todos los reconocimientos y favores de
la sociedad local, se vea impedido de ocupar una silla en el ayuntamiento
local. Fue la compra de una Cdula, recomendada por sus amigos, la que
25
finalmente le abri las puertas del exclusivo recinto colonial.
Pero tambin en regiones como la de Quito donde las justicias queran
obligar a los mestizos a que pagaran tributo, aun en la segunda mitad del
siglo xviii, se descubren manifestaciones de sumo inters. Alexia Ibarra,
que estudi cerca de 350 expedientes en el Fondo Mestizos, en los que se
reclama la declaratoria de tal condicin, ensea el fuerte anclaje de estos en
la sociedad colonial hispana, como tambin la aparicin de una cierta identidad tnica. Es cierto, gente que pretenda huir de la obligacin fiscal, pero
24. Ver: Pablo Rodrguez, Eleccin matrimonial y conflicto intertnico en
Antioquia, Seduccin, amancebamiento y abandono en la Colonia (Bogot:
Fundacin Simn y Lola Guberek, 1991) 95-124. Virginia Gutirrez de Pineda
y Roberto Pineda estudiaron todo el complejo de filiaciones que llegaban
a ligar a los distintos grupos tnicos de la poca colonial colombiana.
Ver: Miscegenacin y cultura en la Colombia colonial, 1750-1810 (Bogot:
Conciencias/ Uniandes, 1999).
25. Este y todos lo pormenores de las Cdulas de Gracias al Sacar pueden verse
en Ann Twinam, Public Lives, Private Secrets: Gender, Honor, Sexuality and
Illegitimacy in Colonial Spanish Amrica (Stanford: Stanford University Press,
1999).

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que esencialmente poda pleitear ante la justicia, demostrar sus ancestros y


presentar fuertes testigos. Los casos de quienes an vivan y vestan como
26
indgenas poco inters despertaron en los jueces.
Como hemos visto, los prejuicios raciales y sociales existentes hicieron
que la gente buscara establecer sus vnculos con los ms prximos. Los
expedientes de dispensa eclesistica nos ofrecen una nueva perspectiva del
mismo fenmeno. Aunque no se han llevado a cabo muchos estudios en
Hispanoamrica sobre el tema como para establecer posibles comparaciones,
podemos afirmar que en el siglo xviii aumentaron considerablemente las
solicitudes de dispensas matrimoniales Qu argumentaba la gente para
querer casar a sus hijos con primos o primas? Corrientemente alegaban no
existir gente de calidad, o el que la poblacin era tan pequea que era difcil
encontrar persona sin algn parentesco. Bien sabemos que tras la nocin
de estrechez del lugar exista un temor a establecer vnculos con quienes
se consideraban indeseables; de all la preferencia por resguardarse en el
propio marco de parentesco, aunque eso acarreara penitencias. Pero era
la forma como se garantizaba la continuidad de los patrimonios, valores y
27
lealtades en los linajes.
Vista desde los libros de matrimonios de las parroquias, la sociedad
hispanoamericana fue una sociedad profundamente endogmica. Los matrimonios catlicos se establecan de preferencia con los iguales raciales y
sociales. Las tasas de endogamia alcanzan hasta el 90% en los grupos peninsulares y criollos. Entre los mestizos y los mulatos es inferior, pero importante. Es decir, la exogamia de estos grupos ocurra por fuera del matrimonio.
Excepcionalmente, en las ltimas dcadas del siglo xviii aumentaron los
matrimonios de jvenes espaoles y portugueses con muchachas mulatas o
26. Ver: Alexia Ibarra Dvila, Estrategias del mestizaje: Quito a finales de la poca
colonial (Quito: Ediciones Abya-yala, 2002).
27. El estudio ms profundo sobre el significado de las dispensas eclesisticas
es el de Joan Bestard Camps, La estrechez del lugar: reflexiones en torno
a las estrategias matrimoniales cercanas, Poder, familia y consanguinidad
en la Espaa del Antiguo Rgimen, ed. Francisco Chacn y Juan Hernndez
(Barcelona: Anthropos, 1992) 107-156. En mi libro Cabildo y vida urbana en
el Medelln colonial (Medelln: Universidad de Antioquia, 1992), dediqu un
captulo al estudio de los matrimonios con dispensa eclesistica. Ren Salinas
y Eduardo Cavieres dedicaron unas pginas al tema en su libro Amor, sexo
y matrimonio en el Chile tradicional (Valparaso: Universidad Catlica de
Valparaso, 1991) 52-53.

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mestizas. Las hijas de tenderos y pulperos significaron un atractivo para los


recin arribados a puertos como La Habana, Mrida o Cartagena de Indias.
El caso fue an ms frecuente en Ro de Janeiro.
Aunque las nacientes repblicas latinoamericanas abolieron las diferenciaciones raciales, las oposiciones a los matrimonios por esta causa continuaron presentndose. La abolicin de la esclavitud y la aparicin de un lenguaje
que atenuaba la mordacidad de las denominaciones raciales disminuyeron,
pero no acabaron las oposiciones a los matrimonios mixtos. Por ejemplo, ha
llegado a establecerse que en Buenos Aires el nmero de demandas ganadas
28
por los padres despus de 1810 pas del 50% al 20%. Y la popularizacin
del trmino moreno para llamar a las personas de ascendencia africana,
favorecieron su integracin. Aunque tipologas sociales como la del cholo,
el mestizo de los Andes, encarnaron sencillamente la pobreza y el origen
mezclado. Al cholo se le deca mestizo en hbito de indio, por su vestimenta y por su proximidad al mundo indgena. Pero el cholo ecuatoriano
y peruano, como el roto chileno, no fue un sujeto aprisionado en las nuevas
29
economas agrarias, ellos conformaron la nueva plebe de las ciudades.
Adems, en el curso del siglo xix surgieron nuevas causales en las demandas promovidas por las familias, algunas de orden poltico o religioso. Las
pugnas entre liberales y conservadores dieron extensin y nuevos matices
a los disensos matrimoniales.
Pero los mestizos no fueron un grupo homogneo, con intereses particulares. No posean los atributos que les dieran la identidad que tenan los
blancos, los indgenas o los esclavos. Los mestizos americanos se identificaban por su carencia, por su trauma con el padre. Esta circunstancia impeda
que pudieran movilizarse o entablar demandas como grupo autnomo. En
28. Ver: Jeffrey Shumway, The Purity of my Blood Cannot Put Food on my Table:
Changing Attitudes Towards Interracial Marriage in Nineteenth-century
Buenos Aires, The Americas 58.2, (oct. 2001): 201-220. Mnica Ghirardi
encontr que para el periodo de 1810-1850, las decisiones favorables a los padres
(demandantes) cayeron al 11%. Aunque habra que comentar de acuerdo con sus
estadsticas que los casos inconclusos aumentaron del 31% en 1781-1809, al 64%
en 1810-1850. Qu pueden significar estos procesos inconclusos? Disminucin
del inters respecto a estos pleitos? Desorganizacin judicial? Ver: Ghirardi 101.
29. Distintas referencias a los cholos pueden verse en Jacques Poloni-Simard, El
mosaico indgena: movilidad estratificacin social y mestizaje en el corregimiento
de Cuenca (Ecuador), del siglo xvi al xviii (Lima: Instituto Francs de Estudio
Andinos, 2006).

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ellos, la atomizacin y la bsqueda de la solucin individual a sus dificultades


fue una realidad inevitable. Bien ocultndose, bien mimetizndose, bien
negndose Acaso sus transgresiones al orden imperante como nos lo
interroga Bernard Lavall no eran parte de una estrategia azarosa de los
30
mestizos por situarse en los estrechos arcos legales y culturales coloniales?
Pero tal vez fue a travs del criollismo como los mestizos descubrieron
la posibilidad de formular un proyecto poltico. Pero an en ese contexto
asaltaban las sombras de los reparos a su origen.
De todas maneras, uno de los esfuerzos ms sorprendentes que realizaban los libres de todos los colores buscaba obtener un reconocimiento
de los dems. Puesto que carecan de los ttulos y calidades de los grupos
nobles, su aspiracin no era ser valorado por ellos, sino por sus iguales en los
medios locales. La documentacin que surge de los archivos judiciales, que
revela la complejidad de la negociacin de esos reconocimientos, ensea la
afirmacin del individualismo. En ellos el mestizo silencia sus antepasados
31
para resaltar la importancia de su propia proyeccin social.
Finalmente, conviene recordar que las pinturas de castas, tan aprovechadas en la ilustracin de nuestras publicaciones, conformaron todo un gnero
pictrico. Ellas idealizaron la mezcla racial americana, presentando en cada
caso el cruce entre dos grupos. Dentro de su sencillez, tanto de composicin
como de pretensin, las pinturas de castas consiguieron ofrecer una de las
ms acabadas imgenes sociales del mundo americano. Especie de pedagoga que, ms que para los americanos, sirvi para ensear a los europeos
el variopinto universo racial que se haba conformado. Por eso en la parte
inferior de las imgenes humanas se identificaba la calidad de la raza que se
quera representar. Siempre aparece un varn, una mujer y un nio. Llama la
atencin que casi siempre los hombres representan el grupo racial superior
y la mujer el secundario. Los nios en brazos o correteando por el entorno
son el resultado de la unin que representa la pintura. Aunque muchas representan a los grupos castizos, no son pocas las que tratan a los grupos ms
populares, situndolos en sus pequeos talleres. Lenguaje visual y lenguaje
nominativo sirvieron para describir aquello que, bajo nombres como tente
30. Bernard Lavall, coord., Transgressions et stratgies du mtissage en Amrique
coloniale (Paris: Presses de la Sorbonne Nouvelle, 1999).
31. Ver: Margarita Garrido, Migracin de paradigmas. A propsito del mestizaje,
Balance y desafo de la historia de Colombia al inicio del siglo xxi, comp.
Adriana Maya y Diana Bonnett (Bogot: Uniandes, 2003) 261-268.

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en el aire, ah te ests, torna atrs o coyote, resultaba inimaginable. No


cabe duda que las pinturas de castas mitificaron el paisaje, las costumbres y
la sociedad americana. Pero ellas fueron tambin la mejor referencia de que
32
exista un nuevo mundo, el mundo de los mltiples encuentros.

[300]

Momentos historiogrficos
Es comprensible que un tema tan importante en la formacin de las
sociedades hispanoamericanas hubiera despertado el inters de los historiadores tempranamente. Visto desde hoy, el itinerario investigativo
recorrido sorprende por su volumen y profundidad. El esfuerzo llevado a
cabo para comprender este aspecto de la historia social hispanoamericana
supuso superar limitaciones y prejuicios, para asumirlo como un problema
crucial. De manera tentativa podemos observar unas etapas, o momentos,
en el desarrollo de la historiografa del mestizaje. Esas etapas, en ocasiones,
estn asociadas a obras y autores especficos, que produjeron renovaciones
metodolgicas o formularon nuevos interrogantes. Pero atencin, que
antes que constituir momentos separados, ms parecen haberse traslapado y superpuesto. Incluso enriquecido, unas a otras, interpretaciones
y metodologas.
La etapa institucional

La recopilacin, seleccin y difusin de las cdulas y leyes que normaron la vida de la poblacin mestiza americana fue una labor sustancial
para descubrir su entorno legal. Una legislacin esencialmente restrictiva
enseaba la ubicacin social de los mestizos por las prohibiciones que se les
imponan. Los ensayos publicados por Richard Konetzke en la Revista de
Indias en el ao de 1946 fueron decisivos en ese aspecto. Aunque obligan a
reconocer que esos estudios no eran una simple relacin documental, sino
inteligentes comentarios sociales que el profesor Konetzke formul a partir
de la legislacin hispnica. Aos despus (1962) el profesor Konetzke ofreci un conjunto documental sobre la formacin social hispanoamericana,
donde compil documentos esenciales para los futuros estudios, no solo del
32. Sobre el tema ver: Mara Concepcin Garca Siz, Las pinturas de castas. Un
gnero pictrico americano (Mxico: Madrid: Olivetti, 1989). Ilona Katzew, La
pintura de castas: representaciones raciales en el Mxico del siglo xviii (Madrid:
Conalcuta/ Turner Editores, 2004). Para las pinturas de castas relativas al Per,
ver: Los cuadros del mestizaje del Virrey Amat. La representacin etnogrfica en
el Per colonial. Catlogo de exposicin (Lima: Museo de Arte de Lima, 2000).

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mestizaje, sino de la familia, el matrimonio, la migracin y la organizacin


33
social. Estos trabajos fueron y siguen siendo un referente obligado en la
comprensin de problemas como el mestizaje. Tema que el mismo profesor Konetzke profundiz, auxilindose de la informacin de las crnicas y
relatos de la conquista.
Estadstica

Fue a mediados del siglo xx cuando los estudios sobre el volumen de la


poblacin nativa americana tomaron auge. En ese contexto, la apreciacin
del lugar que la poblacin mestiza tena, tanto en los inicios como en la
evolucin de las sociedades americanas, result un tema pertinente. ngel
Rosenblat public su reconocido libro sobre La poblacin indgena en 1945;
al reeditarlo, en 1954, le cambi el ttulo por el de La poblacin indgena y el
mestizaje en Amrica. En esta obra se ocup de establecer los primeros clculos cuidadosos sobre el tamao global y regional de la poblacin mestiza.
En ella postulaba que, mientras la poblacin indgena decreca, la poblacin
mestiza creca inconteniblemente. Si bien las fuentes bsicas del estudio del
profesor Rosenblat eran los censos y padrones, especialmente del siglo xviii,
34
tambin lo fueron las crnicas y noticias de Amrica.
La historia social

En los das 19 y 20 de agosto de 1960, en el marco del xi Congreso de


Ciencias Histricas en la ciudad de Estocolmo, tuvo lugar un importante
coloquio sobre el tema del mestizaje. Dicho coloquio confirmaba la importancia del tema, pero tambin result decisivo en el curso de las investigaciones que se realizaran en las dcadas de los aos sesenta y setenta.
El coloquio cont con la asistencia de Magnus Mrner, Richard Konetzke,
Woodrow Borah, Silvio Zabala, lvaro Jara y muchos otros investigadores
de Europa y Amrica Latina. De las distintas exposiciones, al menos dos
35
deben comentarse. El profesor Mrner hizo un minucioso balance de los

33. Richard Konetzke, comp., Coleccin de documentos para la historia de la


formacin social de Hispanoamrica, 3 vols. (Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Cientficas, 1962).
34. ngel Rosenblat, La poblacin indgena y el mestizaje en Amrica (Buenos
Aires: Editorial Nova, 1954).
35. Las memorias de este coloquio incluyen, adems de los dos ensayos
comentados, uno de Richard Konetzke bajo el titulo de La legislacin espaola
y el mestizaje en Amrica; uno de John Gillin, The Social Transformation of

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estudios sobre el mestizaje. En l se ocup de relacionar la literatura escrita


sobre la poblacin indgena y africana en Amrica. Advirti la existencia
de particularidades notables en los procesos sociales americanos. Ms an,
por primera vez, y de manera explcita, recomend separar el mestizaje
biolgico del cultural. Insisti en que el mestizaje deba comprenderse a la
luz de procesos especficos y en la red de relaciones cambiantes que unan
a los ibricos, los nativos, los africanos y los mestizos. Podramos decir
que Magnus Mrner traz el programa de lo que seran las indagaciones
sobre el mestizaje, que unan la perspectiva institucional, la estadstica y la
social. Asimismo, el profesor Borah present el esquema de lo que podra
ser un estudio del mestizaje sobre una base demogrfica. En cierto sentido
se trataba de aplicar los mtodos que utilizaba para realizar los clculos
relativos a la poblacin indgena. Pero esto era una novedad, utilizar registros parroquiales y padrones de poblacin para establecer el tamao y
la tendencia del mestizaje era algo que hasta entonces no se haba hecho.
Todos los nombrados, pero especialmente el profesor Mrner, incidieron
de manera definitiva en la afirmacin del mestizaje como una problemtica
central de la historia latinoamericana. Su libro La mezcla de razas en la
36
historia de Amrica Latina, tanto por su carcter globalizador, su esfuerzo
interdisciplinario y su cuidado en el manejo de las fuentes, se convirti en
un texto de curso universitario. Pero tambin, en un renovador punto de
referencia de toda la historia social hispanoamericana.
La nueva historia social

Si los historiadores nombrados haban analizado la importancia de


factores como la limpieza de sangre, la ilegitimidad y el status, estos van a

the Mestizos; y otro de Wigberto Jimnez, El mestizaje y la transculturacin


en mexiamrica. Adems, este volumen contiene la transcripcin de las
discusiones a que dieron lugar las exposiciones. El mestizaje en la historia de
Iberoamrica. Memorias del coloquio de Estocolmo sobre el mestizaje (Mxico:
Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1961). Pocos aos despus
(1964) la Revista de Indias dedicara un nmero al tema del mestizaje. En
l recoga distintas contribuciones presentadas en el xxxvi Congreso de
Americanistas. Un animador importante de la sesin y la publicacin fue
Claudio Esteva Fabregat. Ver: Revista de Indias 24:95-96 (Madrid, ene.-jun.
1964).
36. Magnus Mrner, La mezcla de razas en la historia de Amrica Latina (Buenos
Aires: Paids, 1969).

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ser observados en contextos sociales concretos. El historiador colombiano


Jaime Jaramillo Uribe escribi en el ao 1963 un notable ensayo que titul
Mestizaje y diferenciacin social en el Nuevo Reino de Granada. La particularidad de este estudio fue que se bas en pleitos por el honor y por el
reconocimiento de los ttulos. Jaramillo ensea un contexto de crecimiento
y extensin del mestizaje que volva difusas las fronteras entre los estamentos de las sociedades urbanas. Las demandas por irrespetos y equvocos en
las formas del saludo callejero, o por la acreditacin de los oficios, llegaron
a provocar una crisis en la segunda mitad del siglo xviii. Este texto, de
manera novedosa, intenta precisar el complejo psicolgico del mestizo en
37
razn de la valoracin que la sociedad haca de l. Jaramillo rescat para el
texto histrico las expresiones y palabras dichas en los procesos en los que
los mestizos se vean comprometidos. Finalmente, este ensayo formula una
visin optimista del papel del mestizaje. Sera gracias a l que la sociedad
colombiana ofreca una mayor apertura y flexibilidad social.
La historia de la familia

Cundo surgi entre los historiadores latinoamericanos la inquietud


por el estudio de la familia? No es fcil precisarlo. La verdad es que escritores
como Gilberto Freyre, Aguirre Beltrn, Mario Gngora y Virginia Gutirrez
de Pineda se haban preguntado por las caractersticas de las familias segn
grupos tnicos y clases sociales. Incluso sus preguntas tenan una proyeccin
histrica. Pero fue el paulatino descubrimiento de los empadronamientos
locales y las posibilidades que ellos ofrecan de estudiar los grupos domsticos lo que fue afirmando un derrotero investigativo, el cual tom mayor
fuerza con el conocimiento y apropiacin de la obra de Peter Laslett. Los
estudios sobre estructuras y conformacin de los grupos domsticos, llevados a cabo en Mxico, Brasil, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Brasil, Chile
y Argentina, son casi contemporneos y apuntaban a similares objetivos.
Por supuesto, las listas nominativas latinoamericanas de fines de la poca
borbnica permitieron a los investigadores responder muchos otros inte-

37. Jaime Jaramillo Uribe 163-233. Recientemente Patricia Echeverri Posada ha


hecho un intento de comprender, desde el psicoanlisis, los traumas presentes
en el complejo psicolgico de los mestizos del siglo xviii. Ver su articulo:
Nuevas indagaciones acerca de la identidad del mestizo, Anuario Colombiano
de Historia Social y de la Cultura 30 (2003) 97-111.

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rrogantes. Incluso, enriquecer la informacin con que contaban respecto a


sus ciudades, los barrios, los oficios, las enfermedades, etc.
No obstante, contemporneo a la explotacin intensiva que se hizo de
los padrones de poblacin, se llev a cabo el estudio de los libros de muchas
parroquias. El tema de la ilegitimidad, en ocasiones temprana, confirm
con asombro un tema intuido y nombrado: la larga y ostensible historia de
la ilegitimidad latinoamericana.
Desde Mxico, dos laboratorios impulsaron de manera definitiva el estudio de la familia, y, por ende, del tema del mestizaje. Uno fue el seminario
fundado por la Dra. Pilar Gonzalbo en El Colegio de Mxico. Familias Novohispanas fue el ttulo del coloquio que en 1990 congreg a un importante
nmero de investigadores mexicanos, norteamericanos, latinoamericanos
y europeos. Un momento en el que muchos estaban a la caza de padrones,
colecciones de testamentos, dotes, dispensas y pleitos matrimoniales. Si
se observan con atencin las actas de dicho evento puede observarse la
importancia que tuvieron asuntos como el matrimonio y las relaciones interraciales. Fue justo en esa reunin en la que Elizabeth Kuznesof plante
que el mestizaje y la jefatura femenina del hogar eran claves histricas de Latinoamrica. Este seminario anim otras reuniones, cuyos debates tuvieron
eco entre los historiadores latinoamericanos. El otro grupo es ms antiguo;
situado en el Instituto de Antropologa e Historia, el Seminario de Historia
de las Mentalidades abord con especial nfasis el enfrentamiento de los
dictados doctrinales sobre la sexualidad y el matrimonio, con las complejas
realidades sociales americanas. Los casi 15 libros publicados por este grupo,
resultado la mayora de activas reuniones acadmicas, roturaron temticas
relacionadas con la inquisicin, aunque no exclusivamente. Distintos ensayos
se ocupan de temas como la vida entre los grupos domsticos de la ciudad
ms poblada del Nuevo Mundo.
Pero tambin desde la etnohistoria han sucedido acercamientos notables
al tema. En Colombia, Virginia Gutirrez y Roberto Pineda, luego de un
enorme estudio archivstico, afirmaron que fue la familia la que agriet el
frreo sistema de segregacin racial colonial. Al analizar la red de parentescos que construan los indgenas, los blancos y los negros, ms all de los
postulados legales, las proximidades aumentaron. La vitalidad y dinamismo
de ese proceso, dicen los autores, debera verse como positivo, a pesar de las
38
restricciones legales impuestas.
38. Ver: Gutirrez de Pineda y Pineda Giraldo.

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La historia cultural

Hace mucho fue advertido el carcter sincrtico del arte y, en general,


de la cultura colonial latinoamericana. La religiosidad, tanto en las formas
de culto y devocin, como en la comprensin de los misterios, fue mestiza
desde el siglo xvi. Junto a este aspecto tan sensible del proceso histrico
cultural hispanoamericano, el lenguaje es otro campo en el que las mixturas son evidentes. La confirmacin de la existencia de un sincretismo
en los distintos campos econmicos, sociales y culturales americanos casi
condujo a la afirmacin de que all todo es mestizo. Pero decirlo as tiende
a banalizar el problema. La conformacin social hispanoamericana supuso
procesos muy complejos, que en ocasiones se denominaron aculturacin,
hibridacin, encuentro y choque cultural y en otras sencillamente sincretismo o mestizaje. Pero, en cada caso, los contactos y las influencias estuvieron determinados por factores demogrficos, sociales y antropolgicos
particulares. En Hispanoamrica no basta decir que esto o aquello es mestizo, hace falta explicar el proceso de su conformacin y comprender en su
profunda complejidad la diversidad de mestizajes, ms all de una absoluta
determinacin biolgica.
Esta parece ser una de las caractersticas que distingue a muchos de los
estudios sobre el mestizaje que se han llevado a cabo en los aos ms recientes. Uno de estos casos fue el importantsimo congreso llevado a cabo en
Cuzco en 1992 bajo el titulo de 500 aos de mestizaje en los Andes. Llama
la atencin que el anlisis de los discursos de los distintos agentes sociales
coloniales es prioritario. En ello se basan los estudios sobre la obra del Inca
Garcilaso, la amenaza del Taki Onqoi, la sublevacin de Santos Atahualpa
y aun la de Tupac Amaru. Cul era la naturaleza de sus palabras, de qu
sustratos culturales emergan? Discursos e imgenes son la materia en la
que muchos investigadores buscan encontrar extensiones y presencias del
39
mestizaje. Efectivamente, el mestizaje fue total, y sus orientaciones no solo
fueron hacia el lado indgena, tambin lo fueron hacia el lado hispnico.
Sobre ello llam pertinentemente la atencin la historiadora Solange Alberro
40
en un pequeo y sugestivo libro sobre la aculturacin de los espaoles. Y

39. Hiroyasu Tamoeda y Luis Millones, eds., 500 aos de mestizaje en los
Andes (Lima: Museo Etnolgico Nacional de Japn/ Biblioteca peruana de
psicoanlisis, 1992).
40. Solange Alberro, Del gachupn al criollo. O de cmo los espaoles de Mxico
dejaron de serlo (Mxico: El Colegio de Mxico, 1992).

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eso es lo que podemos observar de manera profunda y minuciosa en el libro


de Carmen Bernand y Serge Gruzinski. El subttulo que lleva el segundo
tomo de su Historia del Nuevo Mundo, Los mestizajes, postula la fuerza
41
de esta realidad. Adems que rebate toda pretendida pureza racial. La enseanza del mestizaje americano no debe olvidarse fue la del fracaso
de la segregacin de las sangres manchadas.

[306]

ob ras citadas

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41. Bernand y Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo.

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