Jose Zorrilla
Jose Zorrilla
Jose Zorrilla
Jos Zorrilla
23 de enero de 1893
(75 aos)
Madrid, Espaa
Nacionalidad
Ocupacin
Espaola
Escritor
MovimientosRomanticismo
Jos Zorrilla y Moral (Valladolid, 21 de febrero de 1817 Madrid, 23 de enero de
1893) fue un poeta y dramaturgo espaol.
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1 Biografa
2 La literatura de Jos Zorrilla
3 Casa Museo Zorrilla en Valladolid
4 Obras
4.1 Lrica
4.2 pica
4.3 Leyenda
4.4 Poemas dramticos
5 Vase tambin
6 Referencias
7 Bibliografa
8 Enlaces externos
Biografa[editar]
Vallisoletano, era hijo de Jos Zorrilla, un hombre conservador y absolutista,
seguidor del pretendiente Don Carlos V de Espaa; que era relator de la Real
Chancillera. Su madre, Nicomedes Moral, era una mujer muy piadosa. Tras varios
aos en Valladolid, la familia pas por Burgos y Sevilla para al fin establecerse
cuando el nio tena nueve aos en Madrid, donde el padre trabaj con gran celo
como superintendente de polica y el hijo ingres en el Seminario de Nobles,
regentado por los jesuitas; all particip en representaciones teatrales escolares.
Muerto Fernando VII, el furibundo absolutista que era el padre, fue desterrado a
Lerma (Burgos) y el hijo fue enviado a estudiar derecho a la Real Universidad de
Toledo bajo la vigilancia de un pariente cannigo en cuya casa se hosped; sin
embargo el hijo se distraa en otras ocupaciones y los libros de derecho se le caan
de las manos y el cannigo lo devolvi a Valladolid para que siguiera estudiando all
(18331836). Al llegar el dscolo hijo fue amonestado por el padre, que march
despus al pueblo de su naturaleza, Torquemada, y por Manuel Joaqun Tarancn y
Morn, rector de la Universidad y futuro Obispo de Crdoba.
El carcter impuesto de los estudios y su atraccin por el dibujo, las mujeres (una
prima de la que se enamor durante unas vacaciones) y la literatura de autores
como Walter Scott, James Fenimore Cooper, Chateaubriand, Alejandro Dumas, Victor
Hugo, el Duque de Rivas o Espronceda arruinaron su futuro. El padre desisti de
sacar algo de su hijo y mand que lo llevaran a Lerma a cavar vias; pero cuando
estaba a medio camino el hijo rob una mula, huy a Madrid (1836) y se inici en su
hacer literario frecuentando los ambientes artsticos y bohemios de Madrid , y
pasando mucha hambre.
Se fingi un artista italiano para dibujar en el Museo de las Familias, public algunas
poesas en El Artista y pronunci discursos revolucionarios en el Caf Nuevo, de
forma que termin por ser perseguido por la polica. Se refugi en casa de un
gitano. Por entonces se hizo amigo de Miguel de los Santos lvarez y del italiano
Joaqun Masard. A la muerte de Larra en 1837, Jos Zorrilla declama en su memoria
un improvisado poema que le granjeara la profunda amistad de Jos de Espronceda
y Juan Eugenio Hartzenbusch y a la postre le consagrara como poeta de renombre.
Comenz a escribir para los peridicos El Espaol, donde sustituy al finado, y El
Porvenir, empez a frecuentar la tertulia de El Parnasillo y ley poemas en El Liceo.
Su primer drama, escrito en colaboracin con Garca Gutirrez, fue Juan Dndolo,
estrenado en julio de 1839 en el Teatro del Prncipe. En 1840 public sus
famossimos Cantos del trovador y estren tres dramas, Ms vale llegar a tiempo,
Vivir loco y morir ms y Cada cual con su razn. En 1842 aparecen sus Vigilias de
Esto y da a conocer sus obras teatrales El zapatero y el rey (primera y segunda
parte), El eco del torrente y Los dos virreyes. De 1840 a 1845, Zorrilla estuvo
contratado en exclusiva por Juan Lomba, empresario del Teatro de la Cruz, en el
que estren durante esas cinco temporadas nada menos que veintids dramas.1
En 1838 se cas con Florentina O'Reilly, una viuda irlandesa arruinada mucho
mayor que l y con un hijo, pero el matrimonio fue infeliz; un hijo que tuvieron
muri, y l tuvo varias amantes. En 1845 abandon a su esposa y march a Pars,
Volvi a Madrid en 1846 al morir su madre. Vendi sus obras a la casa Baudry de
Pars, que las public en tres tomos en 1847. En 1849 recibi varios honores: fue
hecho miembro de la junta del recin fundado Teatro Espaol; el Liceo organiz una
sesin para exaltarle pblicamente y la Real Academia lo admiti en su seno,
aunque slo tom posesin en 1885. Pero su padre muri en ese mismo ao y eso
le supuso un duro golpe, porque se neg a perdonarle, dejando un gran peso en la
conciencia del hijo (y considerables deudas), lo que afect a su obra.
Llev en ese pas una vida de aislamiento y pobreza, sin mezclarse en la guerra civil
entre federalistas y unitarios. Sin embargo, cuando Maximiliano I ocup el poder
como Emperador de Mxico (1864), Zorrilla se convirti en poeta ulico y fue
nombrado director del desaparecido Teatro Nacional.
En 1982 se inaugur en su ciudad natal el estadio del Real Valladolid C.F que lleva
su nombre.2
De su carcter ha dicho su bigrafo Narciso Alonso Corts que era ingenuo como un
nio, bondadoso y amigo de todos, ignorante del valor del dinero y ajeno a la
poltica. Conviene resaltar, adems, su independencia, de la que se senta muy
orgulloso. En versos que recuerdan a los de Antonio Machado, confes que a su
trabajo lo deba todo, y lleg a rechazar lucrativos puestos pblicos por no sentirse
preparado: Yo temo afirma en sus Recuerdos del tiempo viejo que nuestra
revolucin va a ser infructfera para Espaa por creernos todos los espaoles
buenos y aptos para todo y meternos todos a lo que no sabemos. En efecto, en su
obra hay preocupaciones prerregeneracionistas que asoman de vez en cuando a
pesar de su tradicionalismo, auto impuesto para no desairar a su padre.
Obras[editar]
Lrica[editar]
Religiosa (Ira de Dios, La Virgen al pie de la Cruz)
Amorosa (Un recuerdo y un suspiro, A una mujer)
Sentimental (La meditacin, La luna de enero)
Tradicional (Toledo, A un torren)
pica[editar]
Los Cantos del Trovador (1840)
Granada (1852)
La Leyenda del Cid (1882) (Edicin on-line por la Universidad de Toronto)
Leyenda[editar]
A buen juez mejor testigo
Para verdades el tiempo y para justicias Dios
El capitn Montoya
Margarita la tornera
La pasionaria
La azucena silvestre
La princesa Doa Luz
A la memoria de Larra
Poemas dramticos[editar]
El zapatero y el Rey (1839 y 1842) (Edicin on-line)
Sancho Garca (1842)
El pual del godo (1843)
Jos Zorrilla
Jos Zorrilla
Escribi numerosas leyendas (Cantos del trovador, 1840-1841; Vigilias del esto,
1842; Flores perdidas, 1843; Recuerdos y fantasas, 1844; Un testigo de bronce,
1845), en las que resucita a la Espaa medieval y renacentista. Cabe destacar A
buen juez mejor testigo, Margarita la Tornera y El capitn Montoya.
En 1837 Zorrilla inici su produccin teatral con Vivir loco y morir ms, y alcanz su
primer xito con El zapatero y el rey (1840), a la que siguieron: El eco del torrente
(1842), Sancho Garca (1842), El molino de Guadalajara (1843), El pual del godo
(1843), Don Juan Tenorio (1844) y Traidor, inconfeso y mrtir (1849). En estas obras
trata temas tradicionales o del Siglo de Oro. Tambin escribi tragedias a la manera
clsica, como Sofronia (1843).
En 1846 viaj a Burdeos y Pars, donde conoci a Alejandro Dumas, George Sand,
Tefilo Gautier y Alfred de Musset, que dejaran en l una gran huella. En 1855
march a Mxico, donde fue protegido por el emperador Maximiliano, que lo
nombr director del Teatro Nacional.
De regreso a Espaa (1866), Jos Zorrilla se cas con la actriz Juana Pacheco, viaj
a Roma (1871) e ingres en la Real Academia (1882). De estos aos son Recuerdos
del tiempo viejo (1880-1883), La leyenda del Cid (1882), El cantar del romero
(1883) y Mi ltima brega (1888). Fue coronado como poeta en el alczar de
Granada (1889) por el duque de Rivas, en representacin de la reina regente.
Jos Zorrilla
(1817-1893)
Jos Zorrilla naci en Valladolid (1817). Su padre, Jos Zorrilla, era hombre de
rgidos principios, absolutista y partidario del pretendiente don Carlos; su madre,
Nicomedes Moral, mujer piadosa, sufrida y sometida al marido. Tras varios aos en
Valladolid, Burgos y Sevilla, la familia se estableci en Madrid, donde el padre
ejerci con gran celo el cargo de superintendente de polica y el hijo ingres en el
Seminario de Nobles.
Estudi leyes en las universidades de Toledo y Valladolid (1833-36), con nulo
aprovechamiento. Durante unas vacaciones se enamor de una prima, a la que
evoca en "Recuerdo del Arlanza", era ste el primero de una larga lista de amores.
Se hizo famoso dando recitales pblicos y obtuvo numerosos honores entre los que
sobresalen su nombramiento de cronista de Valladolid (1884) y su coronacin como
poeta nacional en Granada (1889).
Muri en Madrid (1893), tras una intervencin quirrgica para extraerle un tumor
cerebral. Su entierro fue un gran homenaje de admiracin.
dan una lista que, aunque muy lejos de la de don Juan, camina en su misma
direccin. El amor constituye uno de los ejes fundamentales de toda su produccin.
No es ocioso preguntar, como tercer factor condicionante, sobre la salud de Zorrilla.
A cierta altura de su vida, en efecto, se invent un doble, loco (Cuentos de un loco,
1853), que aparece casi obsesivamente despus. En Recuerdos del tiempo viejo
habla de sus alucinaciones y sonambulismo. Cundo apareci el tumor cerebral y
cmo afect su comportamiento? Quiz el papel predominante de la fantasa en el
escritor encuentre una explicacin por este lado.
De su carcter ha dicho su bigrafo Narciso Alonso Corts que era ingenuo como un
nio, bondadoso y amigo de todos, ignorante del valor del dinero y ajeno a la
poltica. Conviene resaltar, adems, su independencia, de la que se senta muy
orgulloso. En versos que recuerdan a los de Antonio Machado, confes que a su
trabajo lo deba todo, y lleg a rechazar lucrativos puestos pblicos por no sentirse
preparado: "Yo temo -afirma en sus Recuerdos...- que nuestra revolucin va a ser
infructfera para Espaa por creernos todos los espaoles buenos y aptos para todo
y meternos todos a lo que no sabemos".
Jos Zorrilla
(1817/02/21 - 1893/01/23)
trovador, del poema Granada, de las obras teatrales El zapatero y el rey, Don Juan
Tenorio, Traidor, inconfeso y mrtir y El pual del godo.
En el ao 1850 viaja a Francia y en 1855 a Mxico. Fue nombrado director del Teatro
Nacional por el emperador Maximiliano. Cuando regres a Espaa, en 1866,
comprob que pese a la extraordinaria fama de su obra no poda cobrar derechos
de autor. Vivi en la pobreza hasta que recibi una pensin del Gobierno.
Biografa
Biografa
Su obra potica
El teatro
Jos Zorrilla naci en Valladolid el 21 de febrero de 1817. Sus padres fueron don
Jos Nicomedes Zorrilla Caballero, Relator de la Cancillera, y doa Nicomedes
Moral. El futuro poeta contaba seis aos cuando su padre fue nombrado gobernador
de Burgos, adonde se traslad con la familia. El Relator era absolutista ferviente y
protegido de Calomarde, quien le encarg la Superintendencia General de Polica.
Su hijo entr interno en el Real Seminario de Nobles de Madrid regentado por los
jesutas, y all comenz a leer a Chateaubriand, a Walter Scott y a Fenimore Cooper,
tan en boga entonces, y a escribir sus primeros versos.
trasladar la matrcula a Valladolid (1834), donde pronto hizo amistad con otros
estudiantes aficionados a las musas. All pas un par de aos de vida descuidada y
alegre, muy a pesar del Rector y de un procurador de la Cancillera, designados por
el padre para vigilar sus estudios. Aunque ste le amenaz con mandarle "a cavar
tus vias de Torquemada", Zorrilla no pas el curso de 1835-36 por lo que sus
tutores le devolvieron a casa pero escap a Valladolid y de all a Madrid, dispuesto a
abrirse camino con sus versos. Ya en la capital, vivi una temporada de
estrecheces, acosado adems por las pesquisas familiares. A creer lo que cuenta en
sus Recuerdos del tiempo viejo, malviva haciendo ilustraciones para el Museo de
las Familias de Pars y cuando la polica clausur un peridico donde colaboraba,
pudo fugarse gracias a un gitano amigo que le sac disfrazado por el puente de
Toledo.
Corran los primero meses de 1837, Zorrilla era todava un desconocido que pasaba
los das junto a su entraable amigo y paisano Miguel de los Santos Alvarez,
leyendo incansablemente en la Biblioteca Nacional, y las noches en el chiribitil de
un compadecido cestero. En la Biblioteca les trajo Joaqun Massard la noticia del
suicidio de Larra y pidi a Zorrilla que leyera unos versos en el cementerio. Este los
compuso aquella misma noche, segn cuenta, en su bohardilla a la luz de una vela
y con un mimbre afilado que mojaba en el tinte que utilizaba el cestero. La
popularidad de Larra, la importancia de su obra y el prestigio que tuvo en la escena
literaria, hicieron del traslado de sus restos una ceremonia memorable y
emocionante a la que asistieron, de riguroso luto, todos los artistas y literatos de
Madrid. All, en el cementerio de Fuencarral, frente al fretro y al pie de la abierta
huesa - como se deca entonces - dieron los poetas su despedida al desventurado
"Fgaro". De pronto, un adolescente desconocido comenz a leer unos versos:
Entre 1839 y 1950 Zorrilla escribi la mayora de sus mejores obras: El zapatero y el
rey el primer volumen de Cantos del trovador en 1840; la segunda parte de El
zapatero y el rey al ao siguiente; Sancho Garca en 1842; El pual del godo y El
caballo del rey don Sancho en 1843; Don Juan Tenorio en 1844; La calentura en
1846, el ao en que Baudry lanz en Pars dos tomos de Obras Completas; de 1849
data Traidor, inconfeso y mrtir; y en 1850, adems del tercer tomo de Obras
Completas se imprimieron Mara y Un cuento de amores, en colaboracin con
Heriberto Garca de Quevedo.
Durante una de sus visitas a Francia falleci su madre (1846) y tres aos despus el
viejo magistrado sin reconciliarse con l. Aquellas muertes llenaron de amargura al
poeta: "Mis padres mueren sin llamarme en su ltima hora Dios me deja en la
tierra sin el ltimo abrazo y sin la bendicin de mis padres! Qu le he hecho yo a
Dios? Estn malditos mis pobres versos?" (II, 1943: 1840).
El autor del Tenorio pas varios aos en Amrica retrado en ranchos y apartadas
haciendas, intentando negocios ilusorios y dando lecturas poticas en Cuba y en
Mxico, siempre muy bien recibidas. Contrajo sincera amistad con el emperador
Maximiliano, quien le nombr director del incipiente Teatro Nacional mexicano, pero
mientras el poeta estaba en Espaa, Benito Jarez puso fin a la vida de Maximiliano
y a su efmero imperio.
Zorrilla fue recibido en su patria con verdadero entusiasmo. Muerta doa Florentina,
cas de nuevo con la bella doa Juana Pacheco, "la nia de mrmol". Comienza as
el segundo perodo espaol de su existencia, que abarca desde 1869 hasta 1893,
casi un cuarto de siglo en el que haba de experimentar con frecuencia los placeres
del xito y, con ms frecuencia todava, los apuros econmicos. Triunfales fueron su
recepcin en la Academia Espaola (1882) y la coronacin solemne en Granada
(1889), donde recibi el homenaje de catorce mil personas que aclamaron con
delirio a un hombre ya achacoso y desilusionado por la constante mezquindad que
le rodeaba. Tras una enfermedad de tres aos muri Zorrilla en Madrid, la maana
del 21 de enero de 1893, y la muchedumbre acudi a su entierro para honrar al
cantor entusiasta de las glorias nacionales.
Hasta aqu los datos biogrficos. Un conocido retrato de juventud le muestra con
larga y sedosa melena y el mirar profundo y sombro, vestido de negro, los brazos
cruzados sobre el pecho y gesto altivo. Su entraable perfil humano est presente
en los Recuerdos del tiempo viejo que complementan cartas y trabajos eruditos
encabezados por el libro de Alonso Corts.
Su sinceridad y falta de fe en el juego poltico que durante el siglo XIX envolvi a los
espaoles, su poca capacidad para pretender y, sobre todo, la consciencia de su
oficio de poeta, hicieron de Zorrilla al correr de los aos, objeto de la caridad
nacional, mientras los dems escritores ocupaban cargos pblicos. Forzado por las
circunstancias hubo de malvender obras que enriquecieron a las empresas, confi
en editores sin escrpulos que abusaron de su candidez, se vio forzado a dar
lecturas pblicas en serie como aquella, bochornosa, de que habla Pardo Bazn, y
aun a empear alguna corona de oro de las que oficialmente premiaron su genio
(1943: 824-825). Sencillo y sin perder el humor, precisamente por estar al cabo de
vanidades humanas, fue Zorrilla abrindose paso por la vida, tirando de una familia
con la que comparti las alegras y los apuros diarios. Imprevisor siempre y
entrampado hasta los ojos, solicit ayuda efectiva: hasta en las Cortes se discuti
con gran seriedad si el pas poda desprenderse de la exigua cantidad necesaria
para ayudar al viejo poeta. Valladolid le nombr Cronista Oficial y, al cabo, le retir
el sueldo; el Gobierno le dio por cierto tiempo una comisin a cargo de los Lugares
Pos en Roma, Poco antes de su muerte, un grupo de seoras nobles le hizo llegar
delicadamente un obsequio en metlico.
Zorrilla tuvo buenos amigos, influyentes algunos, que velaron por l y trataron de
facilitar su azarosa existencia. De gran inters son unas cartas que dio a conocer
Rodrguez Marn, en las que el buen don Jos, con gran desenfado y llaneza y
soltando incluso algunas palabras muy castizas y bien puestas, va dando cuenta a
su corresponsal de las inquietudes y amarguras que asaltan su vejez.
Los ciento cuarenta mil versos que llevo publicados me han formado, bien contra mi
voluntad, un proselitismo, una escuela a cuya ctedra no he tenido intento de subir
jams: una cohorte de sectarios sigue mis pasos, que copia mis pensamientos, que
imita los metros en que escribo, que se abandona a mis errores y extravagancias..."
(Mara, 1849: 13).
Su obra potica
Biografa
Su obra potica
El teatro
Zorrilla comenz a publicar antes que Espronceda y otros escritores del tiempo, y
entre 1837 y 1840 vieron la luz los siete tomos de Poesas y los Cantos del Trovador;
continu escribiendo hasta su muerte en 1893, cuando haca veintids aos que
Bcquer haba muerto y Valle-Incln cumpla los veintisiete. A juicio de Navas Ruiz,
Zorrilla establece en estos libros "el tono bsico de su quehacer potico, fija los
temas fundamentales, descubre las imgenes caractersticas, marca un estilo
inconfundible", y aduce el testimonio de Alonso Corts, para quien "Zorrilla empez
siendo lrico y siempre, a travs de su abundante labor narrativa, guard latente su
lirismo" (1995,141).
El pueblo me la cont
y yo al pueblo se la cuento:
y pues la historia no invento,
responda el pueblo y no yo.
No resulta fcil clasificar las leyendas de Zorrilla por entrecruzarse en ellas gneros
tan cercanos como la leyenda, la tradicin y el cuento, aunque su autor dio la pauta
en sus "Cuatro palabras" introductorias al volumen I (y nico) de sus Obras
Completas en 1884: "Las divido en tradicionales, histricas y fantsticas, y las
coloco todas bajo el ttulo de Cantos del Trovador, porque aqulla es su divisin
natural y ste el ttulo que lgicamente las encierra y las abarca todas" (VIIVIII).Russell P. Sebold observ las diferencias entre aquellas composiciones que
Zorrilla llama "romances", que tienen carcter histrico, y las "leyendas", que son
de ndole fantstica. Para Zorrilla, los romances no son poemas fantsticos aunque
stos difieran en metro, rima y estrofa de aqullos, lo que indica - en opinin del
hispanista norteamericano - que Zorrilla haba recogido la acepcin medieval de
romance, restituida en el siglo XVIII, segn la cual esta voz significaba una narracin
ficticia extensa en verso o prosa (de donde le vendra el adjetivo 'romancesco'
antecedente de 'romntico'), y por eso subtitulara Zorrilla "Romance histrico" a
"Prncipe y rey" (que ni es romance ni es histrico). En cambio, las leyendas, para el
autor del Tenorio, son composiciones que tratan de hechos portentosos (1995, 2089). Ambos aparecen mezclados en las ediciones de su obra narrativa aunque habra
sido conveniente separarlos pues "las leyendas participan de todas las tcnicas
caractersticas de los romances, pero stos no participan del carcter prodigioso de
los desenlaces de aqullas". Sin embargo, Zorrilla tiene cierto nmero de poemas
narrativos, hoy normalmente clasificados como leyendas, en los que no se acusa
ningn elemento maravilloso, sobrenatural o fantstico (1995, 207-208); para l, la
leyenda era un
Junto a esta literatura estaba la llamada de cordel, muy difundida entre el pueblo
por los ciegos, tan conocida como despreciada entonces, que, a su vez, deba lo
suyo a los autores del Siglo de Oro y que contaba casos espeluznantes de milagros,
de aparecidos, de crmenes y de bandoleros convertidos en hroes populares. "Los
romances y leyendas romnticos tomaron sus tramas argumentales mucho ms
ostentosamente de tradiciones librescas que de la oralidad popular" (Romero Tobar,
1994:1530). Zorrilla no constituy una excepcin y habr de tenerse en cuenta que
la informacin que nos facilita suele ser parcial, confusa e incluso engaosa y el
estudioso de las fuentes de su obra tendr que "ir mucho ms all de lo que fueron
sus silencios, olvidos u ocultaciones (Romero Tobar, 1995, 176). Tanto Alonso
Corts como Entrambasaguas y otros estudiosos han sealado que estas leyendas
abundan en asuntos que no son originales, pero que Zorrilla supo infundirles su
propio estilo. Se advierte en ellas la presencia difusa y constante de la obra de
nuestros clsicos, y adems de Cristbal Lozano, a quien el poeta "explot [...] sin
piedad" se han sealado la Historia de Espaa del P. Mariana, las obras de Mara de
Zayas, Desiderio y Electo de fray Jaime Barn, Garcilaso, los autores del Siglo de
Oro y del Barroco y algunos romnticos franceses como Lamartine y Vctor Hugo.
Zorrilla aprovech estos materiales, transform lo ajeno en propio, y di un giro
personal a lo imitado. De este modo, "nunca vuelve a tejer sobre el discurso literal
de los otros textos", lo que hizo fue apropiarse estructuras bsicas, tipos o motivos
genricos o discursos ideolgicos para reducirlos a arquetipos o para insertarlos
directamente en su propio texto, como hizo en "La leyenda del Cid" donde intercal
fragmentos de los romances cidianos (Romero Tobar, 1995, 179).
No es novedad decir que ni Zorrilla tuvo una gran cultura ni fue el estudioso que se
documentaba seriamente para componer sus leyendas y sus dramas. Por eso, a la
hora de estudiar los orgenes de sus obras habr que tener en cuenta, adems de
las fuentes directas, la influencia de la cultura literaria formada por elementos muy
diversos que flotaba difusa en aquel ambiente. No parece haber duda de que su
aficin a los temas legendarios -y cuando digo legendarios, por abreviar, me refiero
a los de ndole fantstica, sobrenatural y terrorfica- surgi en su niez, ya fuera con
las historias recitadas por su madre o aquellas otras que oa en la tertulia del padre,
formada por religiosos y por golillas, en la que salan a relucir crmenes y prodigios,
tormentos y ejecuciones.
En las revistas literarias del periodo romntico saltan a la vista numerosas leyendas,
consejas y tradiciones, en verso o en prosa, muchas de ellas de firmas conocidas.
Sus lectores forman parte de una burguesa ms bien acomodada, en su mayora
ciudadana y con un aceptable nivel de ilustracin. Quienes narran estos asuntos
pretendida o verdaderamente legendarios afirman que sus relatos son de autntica
raigambre tradicional y se sirven de viejas frmulas oralsticas como "dicen que",
"Cuentan antiguas leyendas" o "Como me lo contaron te lo cuento". Espronceda
concluye irnicamente su Diablo Mundo con los versos "Y si, lector, dijerdes ser
comento, / como me lo contaron te lo cuento". Versos que tambin sirvieron de
epgrafe para justificar la pretendida veracidad de lo que escribi Garca de Villalta
en El golpe en vago y por Piferrer y Eugenio de Ochoa en dos relatos. "El cuento de
un veterano" va enmarcado por lo que Rivas afirma ser un recuerdo de infancia, el
de las noches en la cocina del cortijo escuchando junto al fuego los cuentos de un
soldado viejo. Como despus haran Bcquer y tantos otros, Zorrilla us con
frecuencia este recurso, y afirmaba que la leyenda de "El desafo del diablo" fue "de
boca del pueblo oda, / siendo un viejo el narrador / y la cual voy a contarte / como
a m me la cont (I, 1943: 836); para hacer ms verosmil "A buen juez, mejor
testigo" aseguraba que una vez al ao, "con la mano desclavada / hoy da el Cristo
se ve"; y que hasta haca poco se poda ver la humilde sepultura del capitn
Montoya (I, 1943, 352). Otro conocido recurso es el del hallazgo fortuito de unos
papeles -recordemos La Celestina y el Quijote- que el moderno narrador dice
transcribir fielmente: unos viejos manuscritos revelaron a Enrique Gil y Carrasco la
historia de los protagonistas de El lago de Carucedo (1840) y la de los de El seor
de Bembibre (1844). Claro est que, como tantas narraciones histricas o
legendarias basadas en fuentes de tal ndole, el autor, contando con la complicidad
de sus lectores, puede aducir ms de una vez testimonios y documentos con una
imprecisin que, en el caso de Zorrilla, es juguetona y premeditada: "Hay, si no me
acuerdo mal, / cerca ya de Portugal...", escribe en "La princesa doa Luz" (I, 1943,
504); "Al ao siguiente, el conde, segn consta en documentos perdidos...(II, 1943,
212); "Ser verdad la tradicin? Quin sabe! Eso dice el recuerdo legendario y de
Dios en los juicios todo cabe" (II, 1943, 339). Y en una ocasin justifica su visin de
un pasado que describe
se procuraban, compraban,
labraban o descubran
antiguas y legendarias
imgenes o reliquias.
Al fin siempre hacan stas
un milagro o maravilla.
Sin embargo, asegura que estos juicios no tienen carcter negativo, que no critica y
que gracias a la fe religiosa se logr que los musulmanes no invadieran Europa, con
lo que el lector queda, una vez ms, sin saber cal era la verdadera opinin del
poeta. Pero despus de su vuelta a Espaa y tras la muerte de su amigo y mecenas
el emperador Maximiliano, dej en El drama del alma un juicio acerbamente
negativo acerca de los mejicanos y del papa, contra quien, adems, escribi varios
sonetos (I, 1943,718-19 y nota 640).
"El diablo y los muertos son los personajes con quienes ms habitualmente trata mi
musa" escribi en sus Recuerdos del tiempo viejo (II, 1943, 1858) y en sus leyendas
se sirvi de lo "maravilloso sobrenatural". Cuenta milagros de carcter tradicional,
popular y simplista a un pblico que comparte con l una misma formacin cultural
y religiosa y un mismo gusto por este gnero de relatos. Se dan en ellos la
intervencin directa de Jesucristo ("A buen juez, mejor testigo", "Para verdades el
tiempo..") o de la Virgen ("Margarita la tornera"), la metamorfosis como castigo, la
resurreccin ("La azucena silvestre"), la visin del propio entierro ("El capitn
Montoya"), o la aparicin del demonio bajo el aspecto de una bella joven ("Las dos
rosas") o de un venerable ermitao ("La azucena silvestre").
Y cuando una transgresin altera el orden del universo narrativo la religin tiene el
papel de deus ex machina cuyos milagros y prodigios restablecen aquel orden. As,
la Virgen que adora la tornera Margarita ocupa su lugar durante el tiempo de su
fuga5, el Cristo de la Vega declara a favor de la protagonista de "A buen juez, mejor
testigo", el de la Antigua de Valladolid lo hace en contra del asesino de Germn
(Un testigo de bronce) y cuando la monja Beatriz va a fugarse con su amante, se
lo impide la imagen de otro Cristo en "El desafio del diablo". Los efectos de tales
milagros son diversos y, ante el asombro y la edificacin del pueblo, ocasionan el
descubrimiento de crmenes ocultos, la muerte de unos pecadores y el
arrepentimiento de otros que se hacen ermitaos o entran en un convento.
Ya comenzaban entonces
las florecillas del prado
a salpicar de los cspedes
el verde y tendido manto.
Ya iba el tomillo oloroso
sobre los juncos brotando,
llenando el aura de aromas
cuanto ms puros ms gratos.
Ya empezaban a vestirse
de frescas hojas los lamos,
y las rojas amapolas
a crecer en los sembrados.
Y toda la primavera
por doquier se iba anunciando,
con su yerba la campia
y con sus trinos los pjaros
("Los borcegues de Enrique II", I,1943, 437)
La presencia de los castillos, los templos y las ruinas de los lugares castellanos en
los que transcurrieron la infancia y la primera juventud de Zorrilla le inspiraran el
amor a la tradicin y al pasado y, a la vez, le haran presente el carcter efmero de
la gloria. El casern vetusto, unas piedras desperdigadas o la torre medio cada y
cubierta de maleza fueron testigos evocadores de viejas historias estremecedoras y
morada de gentes que eran ya olvidados fantasmas.
Hay en estas leyendas ecos de nuestros clsicos - Lope, Montalbn, Mara de Zayas
- , en los frecuentes casos de esposas vctimas de la vehemencia de unos maridos
celosos, o de las prudentes y solapadas venganzas de otros. En Zayas estn ya el
tema del caballero casado amante de otra mujer cuyo marido o cuyo hermano por
venganza violan a la esposa del primero (La ms infame venganza), los prodigios
y milagros relacionados con muertos que vuelven a la vida para exhortar al
arrepentimiento o hacer justicia (El verdugo de su esposa), entre ellos el de la
cabeza cortada (El traidor contra su sangre). Y frecuentes son tambin los
personajes que adoptan un carcter nuevo para vengarse, para enamorar o para
recuperar un amante sin ser reconocidos. Destacan los de aquellas mujeres
disfrazadas de hombres y aun los de aquellos hombres disfrazados de mujeres que
siguen y sirven a quienes aman durante cierto tiempo sin ser reconocidos por ellos
como en Guzmn el bravo de Lope de Vega en Novelas a Marcia Leonarda. De
hecho, en las leyendas de Zorrilla, la inverosimilitud, las anagnrisis y apariencias
engaosas, de vieja raigambre literaria, van ntimamente unidas.
en sus garrapatos;
que escribir bien no fue nunca
propiedad de fijosdalgos
("La leyenda del Cid", II, 1943, 62)
y en sus casas no haba ms libros que el Santoral. Su ignorancia les haca tomar un
eclipse por un prodigio de mal agero ("Los borcegues de Enrique II") y crean que
"degollando moros / se glorificaba a Dios" ("La leyenda del Cid", II, 1943, 66).
No extraar que varios de ellos sean vctimas de los ardides de una mujer o de un
malvado que los manipula y los engaa aprovechndose de su buena fe y de su
inocencia. Suelen ser personajes planos cuyo carcter no cambia y cuando les
afecta un hecho extraordinario (como el del milagro del Cristo de la Vega) cambian
radicalmente de carcter sin que haya habido evolucin psicolgica alguna. A ellos
se enfrentan unos antagonistas simplisticamente cobardes y traidores (y
materialistas, si es en tiempos modernos) a cuyas caractersticas morales
corresponden con frecuencia las fsicas.
Entre los personajes de respeto ms frecuentes en estas leyendas destaco los del
rey, el padre, el tutor y el to o, y los del magistrado. Como los dems autores
romnticos Zorrilla alter con frecuencia la realidad y las circunstancias de los
sucesos y los personajes histricos con fines artsticos o con intencin poltica. En
su interpretacin influy tambin la opinin que le merecan tales personajes, de
alguno de los cuales, como Pedro I de Castilla o el alcalde Ronquillo, se ocup ms
de una vez. Estas leyendas concluyen generalmente de modo ejemplar con el
castigo de los malos y el premio a los buenos, pero de esta regla parecen estar
exentos los reyes, a quienes el autor aplic otro criterio, pensando quiz que
aqullos, al serlo por derecho divino, estaban en libertad de hacer lo que tena
vedado el resto de los mortales. En Prncipe y rey, Enrique IV es amante de una
casada pero cuando el marido de la adltera quiere vengarse, el rey se burla de l
con impunidad y tanto el atrabiliario Carlos el Calvo ("La fe de Carlos el Calvo")
como don Pedro de Castilla cometen todo gnero de desafueros y fechoras. Zorrilla
hizo protagonizar a este ltimo varias leyendas y varios dramas, quiso reivindicar su
memoria, y en ocasin del estreno de El zapatero y el rey insert en el Diario de
Avisos una nota advirtiendo que con aquel drama quera presentar a don Pedro tal
como fue en la realidad.
La mayora de los padres, tutores y tos retratados aqu tienen modales bruscos, son
innecesariamente inflexibles y coartan tanto la libertad de los jvenes como sus
relaciones amorosas. El tiempo nos revela que tanta antipata y tanto rigor
ocultaban un amor desbordante por ellos y el temor a verlos desgraciados. Uno de
los recursos favoritos de Zorrilla es el de revelar al final de la obra, por lo general
por medio de una anagnrisis, que la herona no es quien pareca ser sino alguien
de estirpe mucho ms alta y que su pretendido padre era un denodado protector.
De ejemplos pueden servir "Historia de tres avemaras" o "Dos rosas y dos rosales"
y, en el teatro, Traidor, inconfeso y mrtir. En ocasiones, son viejos malvados que
pretenden abusar de las jvenes encomendadas a su cuidado.
Como sabemos, tanto en los Recuerdos del tiempo viejo como en las notas que
acompaan a sus obras, lament Zorrilla la incomprensin y la inflexibilidad de su
padre. Para agradarle y lograr una verdadera reconciliacin, le mandaba sus obras y
en varias ocasiones introdujo en ellas un magistrado o un juez. Suelen ser hombres
de edad, temerosos de Dios, rectos y fieles a su rey, y se podra decir que todos
ellos estn cortados por el mismo patrn.
Quiz con la excepcin del Cid, los personajes histricos de estas leyendas no
tienen carcter pico y los sucesos que protagonizan son de ndole personal o
anecdtica. No se pintan en ellas ni la sociedad ni las costumbres de la Espaa del
tiempo, sino escenas espectaculares de fiestas y batallas. Estos personajes son
gente noble y en las leyendas localizadas en la poca moderna tienen cierto nivel
social. Y el amor por lo extico, tan propio de la poca, halla en Zorrilla un
enamorado del mundo granadino musulmn.
Se podra decir que el autor del Tenorio tiene en sus leyendas un propsito
moralizador y que el desenlace va subordinado a una ejemplaridad que recompensa
la virtud y castiga el vicio. Tienen lugar en aquellos tiempos en los que el honor de
los individuos dependa de la opinin que la sociedad tena de ellos y, en
consecuencia, el escndalo y el mal ejemplo eran pecados graves que no podan
quedar impunes. Aquella sociedad no meda a los hombres por el mismo rasero que
a las mujeres y las que despertaban los celos de sus maridos acababan pagando el
precio de la infamia en un convento o con la muerte.
Como hijo de su tiempo, el poeta nunca puso en duda el papel que haba
correspondido a las mujeres dentro de una sociedad tan monolticamente
tradicionalista y patriarcal en el pasado como en sus propios tiempos. Por ello sigui
considerndolas en sus obras como el fin, premio y objeto deseado de unos varones
que luchan por su posesin y disponen de su destino. En "Para verdades el
tiempo..." los enamorados Juan y Pedro se juegan a los dados el amor de Catalina;
Enrique IV, cansado de su amante, se la entrega al marido para que haga con ella lo
que quiera ("Prncipe y rey"); un moro regala su favorita a un amigo ("Dos hombres
generosos") y en dos ocasiones ("Margarita la tornera" y "El desafo del diablo") la
protagonista es confinada al claustro por un hermano egosta para disfrutar su
herencia. El papel del hombre es activo y, por lo general, pasivo el de la mujer que
depende de l para su proteccin y defensa.
Para Romero Tobar, los romances y leyendas juveniles de Zorrilla fueron una
variante artstica de la poesa de consumo popular; y esta poesa, mantenida a lo
largo de los aos, lleg a mitificarle como vate nacional (1994: 145). Zorrilla fue
muy prolfico, tanto sus versos como sus obras de teatro fueron recibidos
Zorrilla hizo notar que desde los comienzos de su carrera tuvo gran cantidad de
admiradores y mulos de su estilo. Para Galds (1889), "Ningn otro ha tenido ms
entusiastas adeptos ni secuaces ms vehementes ni tan fanticos admiradores",
Pardo Bazn (1909) confesaba haber sufrido "en la juventud, como creo que la
sufrieron en determinada poca todos los espaoles, la fascinacin de Zorrilla",
para Csar Vallejo (1915) "slo el cisne de Valladolid logr imponer su sello en la
poesa latinoamericana", y Gerardo Diego vio en su capacidad de crear mundos
misteriosos y quimricos un precursor de Bcquer, de Salvador Rueda, de
Villaespesa y de Lorca.
El teatro
Biografa
Su obra potica
El teatro
Cuando Zorrilla comenz a escribir para el teatro ocupaban la escena espaola
Garca Gutirrez, Hartzenbusch, Bretn de los Herreros, ya sin el favor del pblico, y
Rodrguez Rub, quien momentneamente compiti con el futuro autor del Tenorio.
El xito de Juan Dandlo (1839), escrito en colaboracin con Garca Gutirrez, le
anim a estrenar en el mismo ao Cada cual con su razn, que fue bien recibido, y
Ganar perdiendo. Poco despus, el xito de El zapatero y el rey (1842) le consagr
definitivamente como autor teatral y en sus Recuerdos del tiempo viejo escriba que
"Desde aquella noche qued como un mal mdico, con ttulo y facultades para
matar, por el dramaturgo ms flamante de la romntica escuela, capaz de asesinar
y de volver locos en la escena a cuantos reyes cayeran al alcance de mi pluma"(II,
1943:1755).
Zorrilla haba recibido la poesa como un don y la convirti en un oficio. Este fue su
gran pecado que, no obstante, le permiti conquistar la fama desde el escenario. Y
aunque tena plena conciencia de los males de su pas, no acogi en su teatro
asuntos que, aun siendo histricos, pudieran relacionarse con problemas
contemporneos. Llev a las tablas, as como a su poesa, sucesos dramticos,
situaciones novelescas hroes nacionales, personajes famosos, pero todos de
pocas pretritas, y cuyo significado se agotaba por lo comn en su misma
ancdota. As, vuelto de espaldas a la hora en que viva, sirvi a su pblico el teatro
de evasin lleno de peripecia, color, dinamismo y nacionalismo que aquel solicitaba.
Cuando explica cmo muchas de sus obras nacieron del azar y de la improvisacin,
insiste tanto en ello que su pretendida modestia apenas encubre el orgullo, un tanto
infantil, de aparecer como un genio de la improvisacin, mimado por las musas,
creador sin esfuerzo de obras maestras. Como escribe en sus Recuerdos del tiempo
viejo, empeado en mostrar en escena la hermosa estampa de un caballo andaluz
que tena, escribi El caballo del rey don Sancho; El pual del godo naci de la
apuesta de escribir una obra en un acto en veinticuatro horas, cuyo argumento fue
escogido caprichosamente abriendo por tres sitios la Historia de Mariana. (II, 1943:
1767-1769); y comenz a escribir el Tenorio, "sin saber a punto fijo lo que iba a
pasar, ni entre quienes iba a desarrollarse la exposicin" (II, 1943: 1800).
Don Juan Tenorio fue una obra de encargo que Zorrilla asegura en "Cuatro palabras
sobre mi Don Juan Tenorio" que le fue inspirada en una noche de insomnio y
ejecutada febrilmente en veinte das aunque al manuscrito original publicado por
Jose Luis Varela muestra numerosas enmiendas y tachaduras que revelan su
cuidadosa redaccin (1974). Su autor cedi "la propiedad absoluta y para siempre"
del drama al editor Manuel Delgado por 4.200 reales velln en Madrid el 18 de
marzo de 1844. Diez das despus se estren en el Teatro de la Cruz, a beneficio de
Carlos Latorre, y tuvo una acogida favorable aunque no entusiasta. Alonso Corts
cita una amplia resea de El Laberinto del 16 de abril del mismo ao (1943:331334), segn la cual la primera parte del drama es una comedia de capa y espada
que desarrolla el tema de la trasgresion moral, y la segunda, cercana a la comedia
de magia, desarrolla el de la expiacin. El 1 de noviembre del mismo ao Carlos
Latorre y Jos Lomba reestrenaron la obra en el Teatro del Prncipe, con tanto xito
que qued varias semanas en cartel. El Tenorio lleg a ser en breve la obra ms
popular y productiva de su tiempo ante el creciente resentimiento de su autor, el
nico que no alcanzaba los beneficios que compartan los dems. Por eso habl
siempre mal de su drama para poder crear crear una versin nueva de la que l
sera el nico beneficiario. Y treinta y tres aos despus de la aparicin del drama
se estren en el Teatro de la Zarzuela, Don Juan Tenorio, una zarzuela con msica
del maestro Nicols Manent, que no gust y dur en cartel ocho das.
El drama de Zorrilla tiene la libertad estructural propia de las obras romnticas. Esta
dividido en dos partes, la primera es una comedia de capa y espada cuya accin
tiene lugar en una noche. La segunda, tambin nocturna, sucede cinco aos
despus, y conserva el carcter de drama religioso y culmina con la salvacin del
pecador. La obra es un generoso muestrario de motivos romnticos. En la primera
parte, llena de dinamismo y accin, al misterio inicial de la identidad del hroe
Para Ermanno Caldera, con Don Juan Tenorio tanto Zorrilla como el romanticismo
espaol alcanzaron un momento de feliz acierto; el primero, al juntar la habilidad
tcnica conseguida a travs de casi una dcada de actividad teatral con una
disciplina y una sensibilidad a la cual no eran ajenos los diversos modelos barrocos
y romnticos; el segundo, organizndose por primera y nica vez en un verdadero
sistema, en el cual todos los motivos caractersticos encuentran su composicin y
valor funcional. El Tenorio representa un cambio de rumbo del teatro romntico que
despus de interesarse por la historia se dirige nuevamente al caudal tradicional de
leyendas pasadas por el tamiz literario introducindose as, tras un largo intervalo,
en el camino recorrido por los primeros dramaturgos. Los temas centrales de esta
obra son el plazo y el tiempo: al contrario de otros dramas romnticos, el plazo ya
no es un recurso y se convierte en el alma del drama; el tiempo es la razn de los
diversos episodios y se funde con los temas del amor, la verdad y el misterio.
Descompuestas las categoras del tiempo y del espacio en esta obra, Don Juan y
Doa Ins se mueven en un mundo de realidad y apariencias, de vida y muerte.
Don Juan est vivo y muerto, puede asistir a su propio funeral y arrepentirse y tener
todava tiempo suficiente para ganar la vida eterna (II, 1988: 543-546).
Zorrilla omite all muchas cosas de su propia vida, falsea otras y las entremezcla
con elementos literarios.
En 1880 Zorrilla tiene 64 aos sabe que ha pasado su tiempo y aunque aparenta
menospreciar con frecuencia su propia obra su preocupacin por dejar establecida
su fama literaria le lleva a reclamar constantemente el aplauso y el respeto que
merece por ser el gran poeta nacional. Idealiza el pasado "tiempo viejo" de la
poesa romntica, hmnica y sagrada. La prensa, los liceos y las academias han
institucionalizado la poesa de los aos de la Restauracin, y ser poeta es una
profesin burguesa ms. Tanto aqu como en otros escritos suyos repite el tpico
romntico del destino superior del poeta y del sufrimiento que lleva aparejado. Y
Zorrilla justifica su vida menesterosa por haber sido poeta, fuente de sus desgracias
y de su grandeza.(Naval, 430-435).
Vicente Llorens consider Los Recuerdos del tiempo viejo de manera muy positiva
pues pensaba que se lean con mayor inters que muchos de sus versos por lo que
tenan de autobiografia amena y variada, y porque la calidad literaria de algunos
episodios era quiz superior a la de no pocas leyendas. Los consider valiosos
tambin por su misma falsedad pues en ellos relata ciertos hechos no como fueron
sino de acuerdo con las ideas que Zorrilla tena del romanticismo (1979: 454-455). Y
Llorens destaca que en estos Recuerdos y en otras ocasiones el autor del Tenorio se
presenta como un improvisador que escribe sin ton ni son cuando no por apuesta y
compromiso, y que califica de disparates y de engendros muchas de sus
Cronologa
Ao
Contexto histrico
1857 Nace el prncipe Alfonso. Baudelaire, Las flores del mal, Flaubert, Madame
Bovary.
1859 Dos rosas y dos rosales. Rosala de Castro, La hija del mar, Darwin, Origen de
las especies. Guerra de Italia.
1862 Victor Hugo, Los miserables.
1865 Muere su esposa. Tolstoi, Guerra y paz, Lewis Carroll, Alicia en el pas de las
maravillas, Wagner, Tristn e Isolda.
1866 Regresa a Espaa. Dostoiewsky, Crimen y castigo. Alfred Nobel inventa la
dinamita.
1867 Matrimonio con la actriz Ana Pacheco. El drama del alma. Fusilamiento del
Emperador Maximiliano de Mxico. Exposicin Internacional de Pars.
1868 Revolucin de Septiembre. Se crea la Asociacin Internacional de
Trabajadores Espaoles.