Agitaciones de La Esquicia
Agitaciones de La Esquicia
Agitaciones de La Esquicia
25
Agitaciones de la esquicia
Luisa Ruiz Moreno
REFLEXIONES INICIALES
26
mtica sino como un nudo de implicaciones tericas. As, en lugar de darme de inmediato a la tarea de desentraar tales
implicaciones, iniciar por una apuesta: dado que el sintagma
sometido a cuestin no ha sido an suficientemente explotado,
est llamado a rendir nuevos frutos en beneficio de la semitica
en curso y del anlisis de los textos.
Qu hay, entonces, en esa suerte de comparacin entre el
acto de lenguaje y la evocacin de una patologa que le otorga a dicha unidad sintagmtica el carcter de frmula inslita
y provocativa? En primer lugar, por supuesto, la postulacin
misma de ese smil y, luego, el hecho de que la segunda clusula produce la impresin de constituir un oxmoron. Este ltimo no llega a realizarse porque no va de suyo que una
esquicia, sea cual fuere, no merezca la adjetivacin de creadora, pues todo depender si se considera que crea algo o no,
y, en caso positivo, ser cuestin de acordar qu es lo que crea.
Por lo tanto, no debera ser necesario aclarar que en lugar de
bloquear, inhibir, cerrar o impedir funciones que automticamente se le atribuyen a la accin que dicho lexema
recubre esta esquicia abre, impulsa, genera, proyecta, en
fin, crea.
Lo que all encontramos es en realidad un recurso expresivo con el fin de exponer de manera persuasiva el significado
de acto de lenguaje desde una perspectiva ms acorde con la
semitica que con la lingstica; estrategia que conduce a pensar en el concepto fuerte del trmino esquicia para referirse a
un uso menos tnico del mismo al no estar restringido al mbito de las afecciones y que, por lo tanto, su valor deba
sopesarse en un contexto semntico distinto. As, teniendo en
cuenta el sentido fuerte y el sentido atenuado, podemos distinguir entre lo que llamaramos una esquicia fuerte y una
esquicia atenuada, teniendo lugar esta ltima, precisamente,
gracias a la disminucin de la intensidad semntica que introduce el calificativo creadora en el contenido patolgico del
Agitaciones de la esquicia
27
3
La oposicin fuerte vs. atenuada con relacin a la esquicia me fue sugerida
por Claude Zilberberg en una consulta personal.
4
Denis Bertrand, Prcis de smiotique littraire, Pars, Nathan, 2000, p.
57.
28
Como parte de esos ejercicios que ponen en crisis las categoras absolutas construidas por los discursos sobre la salud y la
enfermedad, se ha observado que ciertos rasgos constituyentes
del sujeto uno de los cuales sera, por ejemplo, la esquicia
no dejan de ser semejantes en los universos semnticos que provienen tanto de un discurso como del otro. Y all, en el anlisis
de tales discursos, ambas teoras van encontrando zonas de contacto que las vuelven complementarias.
En cuanto a lo que hemos dado en llamar una esquicia atenuada, se circunscribira al mbito de las ciencias del lenguaje y,
en particular, a la teora de la enunciacin donde las explicaciones sobre el mecanismo del desembrague le habran otorgado un
principio de existencia nocional. A este respecto, nos parece que
no est de ms recordar, luego de una lectura detenida de la entrada Desembrague, que ste no se confunde con aqulla, as
como no se confunde el ejercicio de un organismo con el dispositivo que lo lleva a cabo y que, sin embargo, de algn modo lo
constituye.
Es til precisar que en la entrada de referencia la comparacin se establece entre dos acciones: esquicia creadora y
acto de lenguaje, o, si se quiere, acto de enunciacin, pero
no con el dispositivo que vehiculiza estas acciones ni con la
instancia de la enunciacin que llevan implcitas. La utilidad
consiste en que esa precisin nos desembaraza, aunque provisionalmente, de dos problemticas a la vez: la del par desembragueembrague y la de la enunciacin en trminos generales. En la medida en que podamos aislar la cuestin de la
esquicia iremos reintegrndola en el conjunto conceptual de
la enunciacin.
Por lo tanto, es necesario centrarse en el acto de lenguaje cuyas funciones son: disjuncin, proyeccin y articulacin, operadas mediante el desembrague. Para mayor claridad proponemos
la siguiente representacin visual:
Agitaciones de la esquicia
29
Acto de lenguaje
DESEMBRAGUE
Esquicia
enunciacin
enunciado
30
7
Ver tambin la entrada Performance en el Diccionario de Semitica,
op. cit.
Agitaciones de la esquicia
31
Cierto, tal acto transforma en sustancias las materias que rene arbitrariamente, al tiempo que crea, a partir de aqullas, no
slo su manifestacin, sino, tambin, el escenario en el que sta
tiene lugar: la espacialidad, la temporalidad y la subjetividad que
las controla. Tal puesta en escena contiene una actuacin, una
performance en el sentido semionarrativo, es decir, una transformacin del estado de cosas, la cual entraa una subjetividad
compleja implcita en la enunciacin: el acto va desde alguien
hacia alguien, y esto es ya una primera distincin.
Ahora bien, el acto de lenguaje es creador como una esquicia,
pero podemos preguntarnos sobre qu materia ya fundada crea
el lenguaje, y hemos dicho que a partir del sentido, el cual siempre est ah. Sin embargo, esa materia prima viene an de otra:
el universo fenomenolgico.
En este punto es necesario hacer una referencia a Semitica
de las pasiones,8 donde Greimas y Fontanille, siguiendo el mtodo de la reduccin fenomenolgica pusieron de manifiesto la
necesidad de indagar en las condiciones de las condiciones
de la significacin. Se advirti all que el mecanismo enunciativo de disjuntar y conjuntar lleva implcita la existencia primera de una separacin fenomenolgica del hombre con el
mundo, la cual, a su vez, presupone un estado de continuidad.
Es as como esquicia encuentra su par metalingstico: escisin.
Con este ltimo se designa, entonces, esa disjuncin original
entre el sentir y el percibir que funda la dimensin sensible y
la dimensin inteligible antes de toda manifestacin enunciativa, sea sta del tipo que fuere.
En consecuencia, esquicia parece circunscribirse lxicamente a la semitica de base, pero indicando una accin que
ocurre con posterioridad lgica a escisin en el proceso discursivo; esto es, la irrupcin de un sujeto que ya no es una entidad
8
32
Agitaciones de la esquicia
33
discursividad permanecen en copresencia, estn siendo, porque ocurren al mismo tiempo aunque en distintas instancias:
la primera, en la percepcin fenomenolgica, y la segunda,
en el universo del lenguaje que tiene como referencia a la
anterior.
Sin el nimo de ser redundante quisiramos agregar que la
esquicia es una accin que ejerce su funcin creadora sobre una
escisin lgicamente anterior, la cual entraa la prdida de un
vnculo. En ese sentido, la esquicia es connotativa respecto
de la escisin, y su efecto como el de todas las semiticas
connotativas es multiplicador, porque siempre hay una esquicia
sobre la que otra se crea y de la misma manera, es decir, por particin de una intencionalidad que termina apuntando hacia distintos lados.
Y he aqu que acabamos de sealar cul es la creacin primordial de la esquicia: crearse a s misma, bajo la denegacin de una prdida, para crear otras esquicias y para crear,
finalmente, una ilusin que por serlo deniega la primera
denegacin: la escisin fenomenolgica puede ser restaada.
As, el procedimiento que aplica la esquicia es el de la denegacin de una denegacin, lo que resulta finalmente una concesin: si bien una escisin fundamental no puede ser revertida, puede crearse en perspectiva aquello que la represente y
cuanta divergencia discursiva sostenga el impulso creador.
Entonces, gracias a la concesin tiene lugar el discurso que
no cesa, pero la ilusin, que es una forma del deseo, resurge
mediante el embrague, producindose as una nueva denegacin
(no-yo, no-aqu, no-ahora del enunciado) que retroproyecta
el impulso de remontar a las fuentes donde el acto tuvo ya
lugar.
Habiendo avanzado en la reflexin, el diagrama que hemos
ofrecido puede ahora completarse como sigue:
34
mundo
Instancia fenomenolgica
Acto de lenguaje
DESEMBRAGUE
Desde
alguien
Hacia
alguien
E
GU
BRA
EM
Esquicia
enunciacin
enunciado
sujeto
yo
no yo
yo
no yo
espacio
aqu
no aqu
aqu
no aqu
tiempo
ahora
no ahora
ahora
no ahora
Agitaciones de la esquicia
35
36
Agitaciones de la esquicia
37
De manera que el mecanismo que funciona, que no est desquiciado, se integra de dos acciones contrarias en torno a quicia,
esquicia y enquicia, ya que mientras la primera arroja, a partir
del eje, la segunda tiende por el propio envin de la fuerza
centrfuga, complementaria de otra centrpeta a volver al centro de expulsin. Centro que puede ser un vaco, como lo es en
s el propio quicio, pero que en todo caso es un orden rector sin
el cual ninguno de los dos movimientos tendra lugar. Y he aqu
que este dispositivo se disjunta y se conjunta, se separa y se rene, en una palabra, se articula.
Consideramos oportuno aclarar cul es el alcance que le
estamos dando aqu al concepto de articulacin, para lo cual
transcribiremos un breve prrafo de la entrada del Diccionario
de Semitica10 que se ocupa de tal trmino: La articulacin
designa toda actividad semitica del enunciador o si se
considera el resultado de esta actividad toda forma de organizacin semitica creadora de unidades distintas y, a la vez
combinables.
Lo primero que nos llama la atencin en esta cita es la
recurrencia a la utilizacin de creadora en el metalenguaje de
la teora. Lo segundo es el carcter general que adquiere el concepto de esquicia creadora al quedar equiparada a toda forma
de organizacin semitica, ya que esta ltima se comporta de
la misma manera creativa y produce, finalmente, lo mismo que
aqulla. Pero lo que ms nos interesa destacar por ahora es
que la articulacin est descrita como la actividad propia de los
batientes, los cuales en virtud del movimiento de expulsin se
generan como unidades distintas y diferentes, adems de semejantes, agregaramos nosotros. Condiciones estas ltimas que
hacen ms clara la distincin no slo entre uno y otro batiente
sino tambin entre todos los componentes del mecanismo en su
10
Op. cit.
38
totalidad, y que vuelven combinables las funciones de los batientes a la hora del movimiento inverso.
En razn de que este conjunto es tan articulable y reversible,
en lugar de pensarlo a partir del eje podramos concebirlo desde
sus unidades distintas y visualizar as la quicia desde otra perspectiva. Entonces, vista desde afuera hacia adentro, desde las
zonas de agitacin hacia el centro de quietud, la quicia se muestra como un espacio ms bien generado por el conflicto de las
fuerzas contrarias y en constante interaccin. En consecuencia,
estas figuras construidas a partir del lxico dan como resultado
la posibilidad de ampliar la significacin de creadora que ya
hemos estado considerando; porque de acuerdo con tales figuras, la esquicia sera creadora no slo del mpetu que anima los
batientes fuera del hueco axial sino tambin del movimiento contrario: enquicia, giro que les otorga a estas ltimas el carcter de
tales. Y, adems, vistas as las cosas tendramos que decir que la
esquicia sera creadora de su propio origen rector: la quicia.
Surge ahora la necesidad de preguntarse si el desquiciamiento
correspondera, acaso, a una esquicia no creadora. Releyendo los
prrafos anteriores tendramos que responder negativamente porque el hecho de que el dispositivo funcione mal al dejar de
producirse una ida y vuelta en torno a la quicia no quiere
decir que la esquicia deje de hacer sus ejercicios, crear sus movimientos y figuras con el fin de lograr su equilibrio inestable y
encontrar as el apoyo necesario para el conjunto en su totalidad. Cierto, el desquicio puede llegar a detener el movimiento,
lo que acarreara entonces una desarticulacin; y si este fuera el
caso, responderamos positivamente.
Las causas de la prdida de la quicia podran ser incontables
y no es tarea de una observacin como sta, ocupada por explicar el modo en que la esquicia crea significacin, el tratar de indagarlas. Slo podemos apuntar que el desquicio es el efecto de
un acontecimiento sbito que tanto puede sobrevenir de la oquedad interior de la quicia como del exterior del conjunto. El
Agitaciones de la esquicia
39
Vase en Jacques Lacan, El Seminario No. 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanlisis, XVI. El Sujeto y el otro: la alienacin, Buenos Aires, Paids, 1997, p. 219.
40
ENQUICIA
12
Por ejemplo, Lacan habla de: el sentido, el sin-sentido, el otro y el
ser del sujeto, trminos que en semitica adquieren otra dimensin establecida
por el discurso. Es decir, la teora redefine esos trminos en funcin de lo que los
textos dicen de ellos y no de lo que ellos significan fuera de esa circunscripcin.
Agitaciones de la esquicia
41
13
Me refiero aqu a las nociones que he desarrollado en El hueco y el ajuste, cap. del libro Encajes discursivos. Estudios semiticos, Luisa Ruiz Moreno
y Mara Luisa Sols Zepeda (eds.), Puebla, Ses/Ediciones de Educacin y Cultura, 2008, que recoge los trabajos de nuestra investigacin colectiva anterior.
42
go, el enunciatario nunca deja de ser un implcito y un presupuesto del lugar denominado ego hic et nunc. Lugar que, como
se ha dicho, es un vaco de significacin y una plenitud de sentido, por carencia de formas, lo primero y, por la suma de las potencialidades significantes, lo segundo.
En esa oquedad preenunciativa enunciador y enunciatario
son solamente esbozos que la discursividad de la cultura ha dibujado y que el acto de lenguaje actualiza siempre por
esquicia y pone de relieve instituyndolos en actantes de la
enunciacin, como acto mismo que produce hacia la puesta en
discurso una nueva instancia, la instancia enunciante,14 llamada
as para privilegiar la aspectualidad de la accin enunciativa ya
que sta tendra carcter durativo e instalara sus respectivos
actantes: principio activo, el sujeto; y principio pasivo, el objeto. Evidentemente este ltimo, al igual que el enunciatario, no
est en la iniciativa de la actividad semitica en curso, es decir,
la enunciacin que est ocurriendo, que est en marcha, puesto
que ni uno ni otro se emplazan en la fuente sino en el blanco. Y
ese lugar falto de ejecuciones determinantes que ambos ocupan
hace que no pocas veces sus roles se mimeticen.
De lo anterior se desprende que en esta ltima instancia el
actante enunciante es slo el sujeto, en la medida en que el actante objeto queda fuera de esta funcin, y que por lgica conse14
Agitaciones de la esquicia
43
cuencia el actante sujeto es el nico que puede asumir en el nivel del discurso el ego hic et nunc, el cual desciende desde la
enunciacin exclusivamente del lado del enunciador y se instala
en yo. Ahora bien, el t que de acuerdo al presupuesto lgico es constituyente de la subjetividad y que proviene del
enunciatario, por delegacin directa de esta funcin solamente
acoge, reconoce, acepta o rechaza, cree o descree; en definitiva,
t se integra a la estructura mediante un juicio epistmico sobre lo que yo est enunciando.
Esto nos permite decir que en la instancia enunciante, yo,
depositario del enunciador, es quien, en consecuencia, realiza
una actividad que es propia de este ltimo: la articulacin, siendo entonces yo quien la ejecuta en el discurso y acciona, por
lo tanto, la esquicia, que es, como decamos, un dispositivo propiamente articulatorio. En conclusin, quien sustenta la esquicia
en lo profundo y por propia condicin constitutiva es ego, y en
la instancia enunciante quien la acciona y gobierna es el actante
sujeto bajo yo y sus mltiples variantes.
CREATIVIDAD DE LA ESQUICIA
Siguiendo las puntualizaciones precedentes, este trabajo se propone describir ciertos rasgos y comportamientos de la creatividad de la esquicia en la entidad semitica que nos parece fundamental con respecto a ella y que es finalmente lo que agita sus
batientes; nos referimos al actante sujeto generado por el acto.
Esto es, uno de los funtivos de la funcin semitica, el que constituye y correlaciona lo sensible y lo inteligible.
Sin salir de la sintaxis semitica, nos interesa observar a
dicho actante desde una perspectiva fenomenolgica, como
sujeto en el mundo y portador del sema /humano/ tal como los
discursos hablan de l. En esa situacin, el actante que hace
signo y lo manifiesta es un sujeto percibiente que, merced a
la propioceptividad, convierte el sentido en significacin, insti-
44
Agitaciones de la esquicia
45
EGO
Cuerpo del actante
ESQUICIA
Carne
Cuerpo propio
YO
YO
ENQUICIA
46
Agitaciones de la esquicia
47
He aqu que la esquicia va mostrando cada vez ms su competencia creativa al tiempo que va encontrando su lugar en la
teora. Con el propsito de avanzar un poco ms en este emplazamiento es necesario hacer algunas precisiones. Ciertamente
vemos que en la propia escisin fenomenolgica se genera una
intencionalidad que tiende a cerrarla, en vista de lo cual alienta
al acto de lenguaje. Y esa misma orientacin es la que ocasiona
el constante juego entre el hueco y el ajuste. Por lo tanto, la
articulacin, cualesquiera sean sus variantes y en los diferentes
niveles o instancias, aparece como inmanente. As, la quicia
(esquicia/enquicia), crea de este modo el cuerpo del actante que
enuncia y, por impulso generativo, la juncin (disjuncin/
conjuncin) en la sintaxis narrativa o sea relacin sujeto vs. objeto, y la unin (desunin/comunin) en la interaccin sujeto
vs. sujeto que ocurre en la experiencia.
Adems, la trada quicia, juncin y unin, en tanto dinmicas
tensivas entre reuninseparacin, recupera para las presentes
reflexiones la fuente saussuriana del sema asociativo que aparece
en Los escritos20 y cuyo dibujo
al igual que el grafo de
20
Ferdinand de Saussure, Escritos sobre lingstica general, Barcelona,
Gedisa, 2004, p. 93. Consltese tambin el artculo de Franois Rastier Signo y negatividad: una revolucin saussuriana en Tpicos del Seminario, 18,
Puebla, BUAP, 2007, p. 16. En este artculo Rastier pone de relieve al sema asociativo como lo propio de la significacin y al kenoma como un vaco de sta.
Aunque debemos
48
Agitaciones de la esquicia
49
22
Ferdinand de Saussure, op. cit., vanse las distintas indicaciones que aparecen en el ndice de trminos, tanto de Sema como de Soma.
23
Sobre todo, el problema se presenta en espaol, donde poseemos un solo
trmino para designar la carne del organismo humano y la carne de los animales
ya dispuesta para los alimentos.
50
referencia
pura
Sema
S ipse
Yo sintiente
Soma
mira
Yo referente
S idem
YO
YO
(M)
(S)
M mismo (yo)
captacin
S mismo (yo)
ENQUICIA
Agitaciones de la esquicia
51
tensiva. As, la parte de soma otorga a ego un principio de resistencia/impulsin y una posicin de referencia como para que ese
conjunto de materia sea una parte constitutiva dentro de una
extensin abarcadora, extensin que se organizar luego a
partir de all. Digamos que soma es el substrato del m, pronombre personal del sintagma m mismo implicado en el yo
de la enunciacin.
Entonces, m ocupara el vrtice del ngulo del esquema
tensivo cuyo eje vertical, donde se representa el componente sensible de la estructura semitica, apunta hacia la sensibilidad
pura como dimensin en profundidad. Mediante las fluctuaciones de la intensidad sensible, en sus ascensos y descensos tendra lugar la conformacin del yo sintiente. Por otro lado, en
el eje horizontal, donde se representa el componente inteligible
de la estructura que se explaya en la extensidad, el sentido se
dirige hacia la referencia pura. En esa dimensin, segn los
distintos puntos de referencia, comparaciones y clculos, va teniendo lugar el yo referente. El vector del esquema mostrara
las distintas correlaciones que tensan el m como una forma
virtual, susceptible de ser actualizada y convertirse en formante
de ego, el cual, est siempre sometido a las distintas presiones
que se ejercen sobre l en el campo de presencia. En suma, entendemos a soma como al individuo concreto, autosealado por
m y centro de referencia del discurso, pero no constituyente
protagnico de la actividad discursiva. Si traemos a colacin el
concepto de sujeto de Coquet,25 soma sera una suerte de no-sujeto con respecto a sema, que sera propiamente sujeto, capaz no
slo de predicacin sino tambin de asercin, la que presupone
competencia de juicio, es decir, el sujeto es la entidad plenamente
inteligible. Si para Coquet, sujeto y no-sujeto constituyen el pri25
Este concepto de sujeto se integra a la teora de las instancias enunciantes
de Jean Claude Coquet ya citada, y es el fundamento de lo que l denomina la
semitica subjetal.
52
Agitaciones de la esquicia
53
54
referencia
pura
mira
Sema
X
Ego
S ipse
Yo sintiente
Soma
Ella
S
Yo referente
S idem
YO
YO
(M)
(S)
M mismo (yo)
S mismo (yo)
ENQUICIA
captacin
Ella
M
Agitaciones de la esquicia
55
56
Agitaciones de la esquicia
57
nea, aunque esta vez en un tono ms bajo. Y desde esa atenuacin da forma al sentido. Cierto, /yo en ella/ asume desde sema
el valor absoluto de soma y lo distribuye en las dos identidades
que lo volvern un valor ms compatible con el mundo y, por
ende, ms relativo a los regmenes de interaccin. Los batientes
se abren nuevamente y el movimiento de la esquicia expulsa otra
vez la subjetividad fuera de ego apuntando hacia ella.
Pero, una vez que las relaciones entre las esferas se han
temporalizado / siglos transcurrieron milenios eras geolgicas / eras
de luz / y cargado de emotividad / Pero hoy nuestro corazn palpita / las rodillas nos tiemblan / esta tercera persona ocupa el
lugar del t al ser convocada por yo a un escenario en el que
acta de destinatario: / finalmente Soledad nuestra casa /. Por
otro lado, el escucha de la experiencia vivida de yo con ella,
la Soledad, queda ligeramente afuera de esa escena y es convertido en espectador. Este t distanciado del espacio protagnico
de la casa donde nosotras (yo y la Soledad) han entrado y dialogan entre s, es pasible de ser puesto en aquel cuerpo de all
(x ego en el diagrama), lo cual muestra el vaivn de las direcciones de sentido que se proyectan entre las esferas, las que, a su
vez, ego proyecta. Vaivn que en el interior de ego los batientes
accionan todo el tiempo entre uno y otro yo, entre soma y sema.
Ahora bien, esta inestable permanencia de los componentes
subjetivos en sus lugares asignados por el propio discurso y el
intercambio de los roles actanciales favorece la incorporacin
de otros nuevos y la corporizacin de otros an ms inesperados.
As podemos observar, por ejemplo, este carcter proliferante y
transfigurante de la esquicia creadora en el tercer bloque de lneas que presenta el poema. Previo a este bloque, en lo que hara
de segunda estrofa, la espacializacin iniciada al trmino de la
primera se afina y configura: / las paredes blancas / las ventanas
que se abren al sol al verde de las plantas / las ramas florecidas
entrando con timidez /. La descripcin, aunque global, permite
una imagen icnica del espacio.
58
Agitaciones de la esquicia
59
60
Agitaciones de la esquicia
61
semiosis, tal como sucede con los huecos y ajustes de los encajes discursivos.31
A propsito, la Soledad informa a yo que [aqulla es] la
que sin saberlo hemos ido entretejiendo con la vida, es decir,
la que se va creando con los mismos procesos de interaccin. Y
el reconocimiento explcito de la coexistencia de tres actantes
en un solo actor una misma persona, segn expresin del texto, destinataria exclusiva de la confeccin de la casa, actor que
en el fondo es ego en su conjunto ocasiona el abrazo de la
Soledad. Lo vemos claramente, el abrazo, viene inmediatamente despus de los siguientes versos / Hace tiempo que no somos
dos / somos tres en una misma persona /. Y tambin al abrazo lo
hacen patente las direccionales ya sealadas sobre el diagrama anterior que siguen el recorrido del sentido en la incorporacin y la corporizacin de la Soledad. Esta ltima no slo
vuelve a sema desde donde fue creada sino que su propia influencia la conduce hacia yo m mismo y la hace el anlogo
de soma que ego necesita para su estructuracin. De modo que
ella (sea s, m, o x) es el espejo necesario que el esquema
tensivo de yo s mismo posee para visualizar el esquema negativo del yo m mismo que tiene a sus espaldas y que como
materia (somaticidad y semanticidad en absoluto) lo autogeneran y lo fundamentan.
La figura del abrazo en este texto completara, para nuestra
perspectiva, el ciclo de la esquicia, figura que es en realidad compuesta porque contiene dos abrazos que se hacen uno: el clido
y el fresco. El primero incluye movimiento circundante y envoltura desde afuera hacia adentro y, el segundo, aliento vital
y envoltura vertical en la profundidad.
31
Me refiero a mi contribucin El hueco y el ajuste que integr el libro
Encajes discursivos. Estudios semiticos, op. cit. Se reunieron all los resultados
de un proyecto colectivo precedente que se propuso indagar la nocin encaje
discursivo.
62
Agitaciones de la esquicia
63
Tan ella en m
Glauce Baldovin
I
Tan ella en m yo en ella
que siglos transcurrieron milenios eras geolgicas
eras de luz
de sombras
de hechizos
de quebrantos
Sin que tuviramos necesidad de las palabras.
Pero hoy nuestro corazn palpita
las rodillas nos tiemblan:
finalmente
Soledad
nuestra casa.
Abrimos la puerta con trmulas manos.
Las paredes blancas
las ventanas que se abren al sol
al verde de las plantas
las ramas florecidas entrando con timidez
todo
todo todo
TODO
Nos da la bienvenida.
Est hecha para nosotras tres
y slo para nosotras
dice la Soledad.
La miro interrogante.
Con sus ojos azul noche muy fijos en los mos
ronroaullando habla:
la Magia
la que sin saberlo hemos ido entretejiendo con la vida
el claror
las sombras el odio
el amor
el silencio.
No la sientes?
No la has visto en sueos
en la paloma que se nos acercara
en la fiereza del cuervo?
Hace tiempo que no somos dos
somos tres en la misma persona
Siento su clido abrazo rodearme los brazos
y un abrazo fresco
vegetal
de lluvias
muy adentro.
En las entraas.