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Sexo y Revolucion
Sexo y Revolucion
Sexo y Revolucion
revolucion
utilizacin del ano como zona sexual a pesar de que ste est rodeado de terminaciones
nerviosas erticas. Tambin estn fuertemente censuradas las tetillas masculinas, a pesar de
ser reas ergenas, por sus sola semejanza a la anatoma femenina. Pero esto importa
aplicar categoras teolgicas a la sexualidad humana, y es en tal intento donde debemos ver
la enfermedad de la cultura. Si el sexo tiene alguna funcin es la de unir a los seres
humanos en formas constantemente renovadas y creativas. Lo contrario significa reducir al
sexo a una sola de sus posibilidades la reproduccin. Es por eso que la cultura machista
necesita calificar a los homosexuales de "degenerados", "enfermos", "anormales",
"delincuentes". En realidad, los homosexuales reivindican, de hecho, las posibilidades
plsticas inherentes a la libido humana, que el sistema de dominacin sexista se empea en
mutilar. Es el proceso de socializacin alienado el que introduce la separacin entre lo
bueno y lo malo, la culpa y la mala conciencia. Esta desigual reparticin de poder sexual en
favor de los varones heterosexuales se refleja en una poderosa ideologa (internalizada
compulsivamente por los miembros de nuestra sociedad): quienes violan sus leyes algunas
escritas y otras no, pero totalmente efectivas y vigentes- no reciben slo una sancin moral,
que sera la culpa, sino que son penados a travs del propio aparato represivo del Estado.
Los homosexuales son los chivos emisarios de la represin sexual, sobre los cuales recaen
los castigos ms severos e inmediatos.
El Frente de Liberacin Homosexual considera llegado el momento histrico de
proponer y comenzar a realizar una revolucin que, simultneamente con las bases
econmicas y polticas del sistema, liquide sus bases ideolgicas sexistas, teniendo en
cuenta que, de lo contrario, el sistema de opresin se reproducir automticamente despus
de un proceso revolucionario que slo altere las esferas poltica y econmica. Nuestro
Movimiento surge como una organizacin de homosexuales de ambos sexos que no estn
dispuestos a seguir soportando una situacin de marginacin y persecucin por el solo
hecho de ejercer una de las formas de la sexualidad. Como hemos pretendido demostrar,
esta persecucin tiene una raz netamente poltica. El sexo mismo es una cuestin poltica.
En esa medida, la liberacin que postulamos no puede tener lugar dentro de un sistema
econmico de dominacin, tal como lo es el capitalismo dependiente argentino. Pero
partiendo de nuestra propia marginacin, cuestionando desde all a la sociedad sexista,
llegamos a un cuestionamiento global de la sociedad. Los homosexuales somos un sector
del pueblo que padece una forma de represin discriminada y especfica originada en los
intereses mismos del sistema, e internalizado por la mayora de la poblacin, incluso por
algunos sectores pretendidamente revolucionarios. En ese sentido, permanecen intactas
muchas de las formas del prejuicio antihomosexual, disfrazadas a veces de crticas polticas.
Por ejemplo, se plantea a ttulo de objecin que la homosexualidad es un producto del
capitalismo decadente. Sin embargo, sociedades ni capitalistas ni decadentes, como la
incaica la practicaron y alabaron.
Hemos visto ya, adems, que la libido humana original no desdea ninguna de sus
posibilidades. Detrs de ese planteo se oculta la incapacidad para formular un orden
nuevo, una cotidianeidad verdaderamente revolucionaria. Otra objecin es que el F.L.H. es
un movimiento sectario, en tanto que no se integra a los movimientos de liberacin
poltica. La razn es muy simple: a nosotros, como a todos los marginados, no nos va a
defender nadie, salvo nosotros mismos.
En realidad, el argumento es falaz: en los hechos quienes nos marginan son ellos.
Algunos planteos tienden a considerar como contradictorio el hecho de que mientras
postulemos la liberacin sexual, nos organicemos como un grupo de homosexuales.
Hacerlo de otro modo significaba disolver nuestra opresin especfica, olvidando que
sobre nosotros pesa una condena explcita. Los oprimidos especficamente por el sexismo
en el seno de esta sociedad capitalista somos los homosexuales y las mujeres; y los varones
heterosexuales adquieren objetivamente, socialmente hablando, el carcter de grupo
opresor. Por supuesto, este carcter de opresores no es elegido libremente por ellos sino
que les es culturalmente impuesto por la sociedad de dominacin.
Existe un evidente desfasaje entre la poltica como actividad externa, social, y la
poltica como actividad privada, individual, interna. La ideologa no es slo una
superestructura intelectual montada sobre las bases afectivas del ser humano, sino que esas
bases afectivas estn estructuradas en un sentido poltico desde la cuna por la sociedad en
que el individuo nace. La poltica es algo que se ejerce en todos los momentos de la vida
cotidiana y que se trasluce en todas nuestras elecciones, por nfimas que sean. Tambin por
ende el cuestionamiento revolucionario de la sociedad de dominacin debe extenderse a
todas sus esferas de actividad. Una praxis revolucionaria que no ponga en tela de juicio la
moral burguesa, la est aceptando objetivamente y perpetra por un lado lo que pretende
destruir por el otro. La desintegracin de la vida privada y la accin poltica posibilita
adems que muchas personas, despus de largos perodos de militancia, sean recapturadas
por la burguesa a travs de la formacin de una familia, de la construccin de un hogar y
de la crianza de los hijos.
El F.L.H. es una organizacin no verticalista ni centralista de homosexuales en la
que tambin pueden participar los heterosexuales que renuncien a sus privilegios- que se ha
abocado a la tarea de integrar las reivindicaciones especficas del sector homosexual al
proceso revolucionario global. Es un movimiento anticapitalista, antiimperialista y
antiautoritario, cuya contribucin pretende ser el rescate para la liberacin de una de las
reas a travs de la cual se posibilita y sostiene la dominacin de la mujer y el hombre por
el hombre, en el convencimiento de que ninguna revolucin es completa, y por lo tanto,
exitosa, si no subvierte la estructura ideolgica ntimamente internalizada por los
miembros de la sociedad de dominacin. Somos conscientes que el sistema maneja amplios
sectores del pueblo valindose de la moral, o sea, de mentiras interesadas. Somos
conscientes de que el pueblo mismo abandonar sus prejuicios, que constituyen una traba
concreta para el desarrollo revolucionario, en la medida que nosotros, los homosexuales,
formemos parte activa y militante de una lucha que es tambin nuestra. Llamamos a los
homosexuales, a las mujeres, a los verdaderos revolucionarios a realizar el esfuerzo que
supone cuestionar las pautas originadas en el sistema de explotacin, a fin de recuperarnos
a nosotros mismos como actores eficientes de una revolucin sin retrocesos.