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La Verdadera Personalidad de Lenin

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La verdadera personalidad de Lenin

Vctor Serge
Biblioteca Omegalfa

Muri agotado por su labor sobrehumana el 21 de enero de 1924. Haca dos aos aproximadamente que la enfermedad le inmovilizaba en su silln y tena una terrible expresin de angustia, de la que algunas fotografas de la poca dan prueba. Pero su inteligencia permaneca despierta y, de vez en cuando, se manifestaba en potentes llamaradas. En esos momentos expresaba su gran ansiedad. Los males del rgimen que haba fundado, y que vea con gran lucidez, le angustiaban. No hay nada ms trgico que la historia de sus ltimas luchas contra la enfermedad, con el pensamiento fijo en poder trabajar de nuevo, en buscar soluciones y aliados, en contener las amenazas. Y, sin duda alguna, si Lenin hubiera vivido algunos aos ms, el rumbo de la revolucin se hubiese visto profundamente modificado en sentido favorable. Es indudable que su gran autoridad y su vasta inteligencia hubieran intervenido eficazmente en el curso de las cosas. Tal vez hubiera podido orientar el Estado socialista hacia la inteligencia con los campesinos y moderar as, o incluso superar, las tendencias reaccionarias del interior. Tal vez hubiera sucumbido a la larga en este combate, como sucumbi otra inteligen

Artculo escrito especialmente por Vctor Serge para La Batalla donde se public en 1937

cia igual a la suya. La Historia recorre su camino sirvindose, segn las circunstancias, de los hombres de genio y de los mediocres. Despus de Napolen, cre el hombre de Sedn. El azar y lo inexorable van entremezclados. La suerte de las personas depende del azar, la resultante social de lo inexorable, y este inexorable arrastra y quiebra el azar... Tantas causas econmicas e histricas han contribuido al desgaste de la Revolucin que si Lenin hubiera vivido ms tiempo, probablemente hubiera corrido una suerte parecida a la de sus compaeros de las grandes jornadas revolucionarias. Pero el rgimen sera mejor. Ese punto de vista no es, en manera alguna, pesimista. Para dominar la naturaleza, es necesario que el hombre la comprenda y se adapte a ella. Para construir el pararrayos, es necesario saber que el rayo va a caer y como ha de caer. No hay que contar con la plegaria para impedirlo. Para transformar la sociedad y discernir sus vas, hay que obedecer a la necesidad ms fuerte, que es la necesidad econmica. As en la ciencia marxista, Marx y Engels, investigadores honestos, al analizar el mecanismo moderno de la produccin, concluyeron en la necesidad del socialismo, aspiracin de las masas a un mayor bienestar y a una vida ms justa, pasando as de la utopa a la ciencia. Con Lenin, el socialismo pas de la ciencia a la accin. Poco antes de Octubre, las circunstancias simplificaban los problemas. La guerra lo reduca todo a algunas alternativas del gnero de ser o no ser. Pero se necesitaba valor para verlo y, despus de haberlo visto, para actuar audazmente. Pero ya no se poda ser ni vivir como en el pasado. Haba que romper con l. Y esto suele ser lo ms difcil para los hombres, que son generalmente prisioneros de sus rutinas y de sus ilusiones. Los escritos de Lenin revelan grandes riquezas. Pero jams tuvieron tanto valor como en esos seis meses del ao 1917 en los que l fue el nico que se orient con paso seguro en medio de acontecimientos tan caticos, comprendiendo que se estaba en 2

una situacin inestable, entre dos dictaduras igualmente posibles, la de la reaccin y la de la clase obrera y que, por tanto, no caba ms eleccin que entre la accin y el desastre. Su criterio no era fruto de la pasin revolucionaria, que podra haber sido ciega, como cualquier otra pasin, sino de la conviccin del poltico y del economista, fundada en el anlisis cotidiano de una situacin dada. Lenin lo tena en cuenta todo: el estado de la produccin, los cambios, las intenciones y las posibilidades de la burguesa, la mentalidad de los generales y de los abogados que estaban an en el poder, las aspiraciones de las masas en la ciudad y en el campo. Y, finalmente, lleg a la conclusin de que haba llegado la hora. Estando refugiado en una cabaa de Finlandia, a orillas del mar, a principios de octubre, escribi el Comit Central del partido: "Queridos camaradas: los acontecimientos nos fijan tan netamente nuestro deber que la espera resulta un crimen. El movimiento campesino se desarrolla con una fuerza creciente. Las tropas nos profesan una simpata cada vez ms viva. En Mosc podemos contar con el 99% de los votos de los soldados: las tropas finlandesas y la flota est en contra del gobierno. Unidos a los socialistas revolucionarios de izquierda, tenemos la mayora del pas... En estas condiciones, esperar resulta un crimen... ". Y otra vez: "La victoria es segura. Hay un tanto por ciento elevadsimo de posibilidades de que la obtengamos sin efusin de sangre ". Le vi, en varias ocasiones un poco ms tarde, en la fase ms ardiente de su vida. Nadie era ms sencillo que l. Nadie estaba ms alejado de todo lo que fuera jugar al hombre de genio que verosmilmente era, el gran jefe, el fundador del estado sovitico. Todas estas palabras dichas a propsito de l le hubieran indignado. Cuando se agravaban los desacuerdos en el

partido, su mayor amenaza era: " presento mi dimisin al Comit Central, vuelvo a ser un simple militante y a defender mi punto de vista en la base... ". Llevaba an sus viejos trajes de emigrante en Suiza. Cuando se quiso festejar su 50 aniversario, casi se enfad: y solo estuvo 20 minutos en la velada ntima que celebraron algunos compaeros. Cuando Kmenev le habl de editar sus obras completas, le contest con cierta contrariedad: "Para qu? Pues no se ha escrito poco en treinta aos! No vale la pena . No se crea infalible, y tampoco lo era. Cometi grandes errores. Y, a menudo, en el curso de su ms justa accin, una parte de error no disminua su extraordinaria perspicacia. En conjunto, su obra queda como un nuevo punto de partida en la historia, como un magnfico ejemplo de desinters y de devocin a la clase obrera, como una aplicacin vigorosa del pensamiento marxista a la lucha de clases. Hacia sta miramos nosotros hoy como hacia una luz, y no hacia sus lgubres restos, embalsamados bajo un monstruoso mausoleo...

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