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Las Piedras de Ica Son Un Fraude

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LAS PIEDRAS DE ICA SON UN FRAUDE

Profunda investigacin sobre la polmica coleccin de piedras del Dr. Javier Cabrera Darquea.

VICENTE PARS Espaa

Fraude. sa es la frustrante conclusin a la que he llegado tras una larga investigacin que ha durado 4 aos y echado por tierra un mito que podra ser considerado como el mayor fraude paraarqueolgico.

Aquellos hombres rechonchos y cabezones que surcaban los cielos del Mesozoico a lomos de giles reptiles voladores son slo el producto de la desbordante imaginacin del doctor Cabrera y de las hbiles manos de los artesanos de la zona. Las piedras grabadas que circulan hoy por todo el mundo - algunos hablan de hasta 50.000 - son de factura moderna, de fcil elaboracin y presentan la inconfundible marca de las herramientas empleadas por los autores.

Fue a mediados de los aos setenta cuando sali a la luz la noticia: miles de piedras grabadas haban sido descubiertas en las proximidades de la ciudad peruana de Ica, a unos 300 km al sur de Lima.

Contenan el legado de una supuesta civilizacin extinguida, de una raza de hombres de la poca en que los grandes saurios poblaban la Tierra. A travs de los dibujos tallados en las piedras, se poda deducir que tales seres haban logrado un nivel de civilizacin muy alto: viajes interplanetarios, trasplantes de cerebro, investigacin gentica... Una catstrofe planetaria acabara finalmente con sus logros, no sin que antes plasmaran su saber en las piedras. As vista era, sin duda, una de las noticias arqueolgicas ms sugerentes de todos los tiempos, pero la realidad era bien distinta y, de hecho, el escepticismo de los arquelogos no haca sino alentar nuestras sospechas. Nos decidimos a investigar a fondo el caso y, para ello, viajamos en diversas ocasiones a Per.

Algo ms que un coleccionista de piedras

Un mdico de la localidad, el doctor Javier Cabrera Darquea, se convirti en el principal coleccionista de esas piedras, a las que bautiz con el nombre de gliptolitos. Con el tiempo se transformara, adems, en el principal defensor de su autenticidad. Hoy por hoy el fenmeno de las piedras de Ica se encuentra indisolublemente asociado a este personaje, que acab finalmente abandonando el ejercicio de la medicina para dedicar todo su tiempo a la direccin de su museo, situado en la planta baja de su mansin familiar, en la Plaza de Armas de Ica.

Pero Cabrera es algo ms que un simple coleccionista, es un filsofo que se vale de las piedras para expresar sus propios pensamientos. En efecto, no faltan en Ica quienes afirman haber visto al doctor entregar en mano a algunos campesinos del lugar los dibujos que stos le devolveran grabados en los cantos. Tampoco faltan los testimonios de esos mismos campesinos. Basilio Uchuya, por ejemplo, firm un documento en 1975 donde declaraba ser el autor de las piedras del Dr. Cabrera. Aos ms tarde, en 1981, este mismo artesano mostr al periodista Alex Chionetti algunos de esos dibujos que el Dr. Cabrera le haba proporcionado como modelo para sus encargos.

Basilio negara posteriormente todos estos hechos, aduciendo que en aquel entonces se vio obligado a dar esa versin para evitar ir a la crcel, acusado de realizar excavaciones ilegales. Sin embargo, hoy vende abiertamente estos "recuerdos" en su propio domicilio familiar, situado en el casero de Ocucaje. Y las vende como autnticas! Lo hace porque tiene a su cargo 15 bocas que mantener. Slo que ahora nadie, ningn arquelogo, ni mucho menos la polica, toma en cuenta

sus palabras. Porque saben que Basilio miente: fabrica y vende sus propias piedras para poder subsistir.

Quien no miente es su vecina Irma Gutirrez de Aparcana. Tambin ella tall desde el principio piedras por encargo de Cabrera. Cuando fuimos a visitarla, durante uno de los mltiples viajes que realizamos a Per, nos cont la misma versin que habamos escuchado de los habitantes de Ica: "Al principio fue el propio Cabrera quien nos daba los dibujos para que se los grabsemos en piedras. Pero despus, cuando vio que yo deca la verdad a la gente, dej de darme trabajo y empez a decir que yo estaba loca. A partir de entonces slo encarg trabajos a Basilio".

Irma nos convenci desde el primer momento. Bastaba con ver las condiciones en que viva para darnos cuenta de que nada ganaba con mentir. Afirmar que las piedras eran falsas no poda reportarle ms que perjuicios. Y sin embargo ella insista en que contaba la verdad. Pero, entonces cmo se podan fabricar tantas piedras? Bastaba un puado de campesinos para grabar los miles de gliptolitos que circulan por el mundo?

El secreto est en la piedra

Un ao antes, en 1992, ya haba tenido ocasin de plantearme esa misma pregunta en el despacho del propio Dr. Cabrera. Rodeado de estantes repletos de piedras grabadas, observ que slo unas pocas, las de gran tamao, eran verdaderas obras de arte. El resto, las otras decenas de miles - segn clculos del propio doctor - no eran ms que pequeas piedras con toscos dibujos que cualquier nio podra realizar en pocos minutos. Eso, naturalmente, si dispona de las herramientas adecuadas. Por ello le pregunt si estaba seguro de la autenticidad de todas las piedras. Ofendido, el doctor tom una de ellas que reposaba sobre su cabeza y, ante mi sorpresa, la estrell contra el suelo de su despacho: Ves? Ni un rasguo! - me increp.

En efecto, la piedra estaba intacta. No as el suelo, donde se apreciaba claramente la huella del impacto. Bueno -continu Cabrera -, pues esta piedra es falsa! Si hubiera sido autntica habra saltado en mil pedazos.

Nos cont que grabar cualquier cosa sobre una piedra normal es un trabajo mprobo que requiere das. La "humanidad gliptoltica", segn l, desarroll un mtodo para ablandar la superficie y hacer as mas fcil su trabajo. Bastaba con comprobar, por tanto, la duraza del gliptolito para saber si era genuino o falso.

El material que compona las piedras grabadas era, por tanto, distinto al de las normales. Pero entonces cmo se las arreglaba Irma para fabricar los suyos? Es que hay dos tipos de piedras nos explic -, la mayora son duras y no sirven para trabajarlas. Pero luego hay otras que son blandas y se las trabaja bien. Su respuesta nos desconcert: dos tipos de piedras? Poda ser tan simple como eso? Dnde estaban esas piedras fciles de trabajar? A la salida del pueblo, muy cerca de aqu - contest Irma.

Le rogamos que nos enseara el sitio y a tal efecto pusimos a su disposicin nuestra furgoneta de alquiler. En un par de minutos llegamos a los pies de una pequea colina a la orilla del ro. Con una simple estaca Irma comenz a cavar. Cada vez cuesta ms encontrarlas protest. Las blandas y las duras se encuentran mezcladas, y tanto Basilio como yo llevamos muchos aos viniendo a este sitio a sacarlas.

Una tras otra, varias piedras de diferente tamao fueron saliendo del hoyo, que Irma iba desechando. Los rayos de luz solar parecan irse por momentos y pronto tuvimos que resignarnos a regresar. Cuando lo habamos dado todo por perdido, Irma nos mostr triunfante un par de pequeas piedras entre sus manos. De algn lado sac un trocito de sierra y ante nuestros ojos comenz a grabar un pequeo dinosaurio. Al cabo de dos o tres minutos nos entreg terminada su obra.

Para nosotros aquella piedra grabada representaba un tesoro. La coartada de Cabrera haba sido desmontada: haba piedras fciles de grabar. Fabricar miles de ellas era casi tan sencillo como dibujarlas sobre papel. Pero aquello no era todava un gliptolito terminado. Cmo conseguan darle aquella increble apariencia de antigedad?

En busca de la prueba

Esta ltima pregunta no me dej dormir bien en las siguientes noches. Otros asuntos me haban obligado a alejarme de Ica, y en pocos das debera regresar a Espaa. Era posible realmente "fabricar" un gliptolito hasta darle la apariencia de los que tena Cabrera en su museo? Das despus tom una decisin: empleara mi ltimo da de viaje en regresar a Ocucaje, y pedira a Irma que fabricara una piedra para m. Tuvimos que salir de Lima antes del amanecer para recorrer de nuevo los ms de 300 km que separan Ica de la capital, tomar la carretera que conduce al poblado de Ocucaje, permanecer un par de horas con Irma y regresar esa misma tarde antes de que anocheciera. Pero vali la pena. Accedi a fabricar la piedra para Ao Cero.

Regresamos a la colina donde habamos estado das atrs, pero esta vez subimos hasta la cima. El otro da no haba tiempo de llegar hasta arriba, por eso cost tanto encontrar las piedras. Aqu es mucho ms fcil - dijo Irma.

Con todo y a pesar de la ayuda de uno de sus hijos provisto de una pala, hubo que cavar varios minutos hasta encontrar las piedras. La explicacin de Irma nos sorprendi: Todos los escombros que ves all abajo los hemos ido echando Basilio y yo en todos estos aos. De aqu han salido gran parte de las miles de piedras que hay en el museo de Cabrera y de las que se han vendido en Ica.

Mire hacia abajo y vi, en efecto, lo que parecan montones de tierra que yo haba supuesto producidos por la erosin. Si los datos de Irma eran ciertos, aquel podra ser el famoso yacimiento de donde haban salido las piedras de Cabrera. Solo que ninguna de ellas haba sido encontrada ya grabada. Mientras mi mente divagaba en todos estos pensamientos, Irma y su hijo haban encontrado la materia prima del fraude.

Regresamos a la vivienda de Irma y all seguimos, paso por paso, la fabricacin de un gliptolito. Una imagen vale ms que mil palabras, as que decid fotografiar el proceso paso por paso.

El resultado fue el esperado: un gliptolito virtualmente idntico a los de Cabrera. Estaba claro que era posible falsificar un gran nmero de ellos en poco tiempo. Pero se hacan as los dems gliptolitos que podan encontrarse en algunos rincones de Ica?

Para averiguarlo llevamos varios de ellos - de distinta procedencia - a Espaa. Entre las diversas personas que examinaron las muestras fue Jos Antonio Lamich, fundador del Grupo Hipergea, el

que nos dio la pista ms importante. En su informe, este arquelogo nos hizo notar la presencia de varios grnulos de papel de lija en las grietas de una de las piedras. Estaba claro que era falsa!

Pero Lamich tuvo que hacer frente a un problema aadido. Los campesinos recubren habitualmente la mayora de los ejemplares para hacerlos ms atractivos para los compradores. Ello hace ms difcil su anlisis. Era preciso conseguir nuevas muestras. Por fortuna, al ao siguiente obtendramos un soberbio ejemplar de manos de Basilio, representando una de las famosas "naves voladoras". A diferencia de los precedentes, ste estaba sin embetunar. Por supuesto, Basilio me asegur que era autntico. Lo introduje en la bolsa y no lo toqu hasta regresar a Madrid. Una vez en mi domicilio lo coloqu sobre la mesa de mi escritorio y me dispuse a examinarlo con todo cuidado. Mi sorpresa no pudo ser mayor, All, junto al surco de las patas de aquella "nave voladora", se encontraban varias lneas del lpiz rojo que Basilio haba olvidado borrar. Irma, por tanto, no haba mentido: el proceso era bsicamente el mismo. Slo que Basilio ms sofisticado que su vecina - prefera usar lpices de colores debido a que destacaban mucho ms sobre la piedra.

Pero en nuestra visita al domicilio de Basilio encontramos algo ms. Con la ayuda de un pequeo pretexto, conseguimos que nos mostrase las herramientas que empleaba para su trabajo. Una de ellas era una sierra prcticamente igual a la de Irma. La otra, en cambio, era otra sierra mucho ms gruesa que haba sido cuidadosamente preparada. Tena dos pequeos salientes en los extremos. Con un hbil movimiento giratorio de mueca nos mostraron para que serva: Esta la usamos para hacer las partes redondas, como los ojos o los circuitos que sirven de adorno. Con la otra no sale bien.

Estaba claro que nos hallbamos ante unos verdaderos profesionales. Con estos antecedentes, proced a examinar otras piezas de mi coleccin. Y as, efectivamente, en una de ellas - de artesano desconocido, pero mucho ms trabajada aun que la de Basilio - encontr la misma evidencia: su autor haba "saltado" sobre la lnea que serva de gua, dejando un visible trazo azul claro en medio del surco Por qu nadie haba encontrado estas huellas hasta ahora?

La evidencia definitiva

Necesitaba contrastar mis descubrimientos. Ped ayuda a mi amigo Joaqun Mititieri, presidente de la asociacin Amigos de los Gliptolitos de Ica, quien me permiti examinar las piedras de su

coleccin. Tambin all aparecieron restos de pintura, en este caso de color amarillo y verde. El crculo comenzaba a cerrarse. Pero Joaqun guardaba algo muy especial, una piedra distinta a todas las dems conocidas. No haba sido comprada, ni tampoco la haba recibido como regalo. Esta piedra excepcional haba sido desenterrada en 1993, en una expedicin organizada por Basilio Uchuya y en presencia del propio Joaqun. Ninguna otra piedra poda considerarse por tanto ms autntica. Ni siquiera Cabrera cuenta en su coleccin con un ejemplar de estas caractersticas. Si aquella piedra conservaba an restos de pintura, significara que todo era un montaje. Proced pues a examinarla con al mximo cuidado. Pero no fue preciso buscar demasiado, tal y como muestran las microfotografas realizadas, quedaban todava varios rastros de pintura azul. La piedra, tambin en este caso, era falsa.

Pero y el contenido de las piedras? De dnde sacaron la inspiracin para su trabajo? Uno de los ejemplos ms evidentes nos lo proporcion otra excepcional pieza de la coleccin de Joaqun, la llamada Piedra del Pescador. Este bello ejemplar representa a un ser humano que sostiene entre sus brazos y piernas unas redes donde se hallan atrapados varios peces. He de reconocer que el simbolismo de ese ejemplar nos cautiv a todos desde el primer momento. Podra un simple campesino inventar un motivo como ese? La explicacin la encontramos al ao siguiente en las dependencias del Museo Regional de Ica. All, en una vitrina, se exhiba una cermica nazca que representaba exactamente el mismo tema. No les extrae - nos aclar el encargado del museo -, porque aqu vienen con frecuencia muchos artesanos a tomar notas para fabricar luego sus obras.

Y ciertamente, se parece ser el origen de la gran mayora de los dibujos que aparecen en las piedras. La famosa "nave voladora" que tanto gusta a los turistas no es sino un plagio descarado de los dibujos de pjaros y felinos que adornan algunas cermicas nazcas. Cualquier fuente puede servir de inspiracin. En la pared de la casa de Basilio cuelga un calendario de 1975 que representa varias figuras mitolgicas de la cultura Mochica.

Cabrera conserva en su museo algunas piedras donde aparecen los mismos hombres-cangrejo del calendario. Pero Basilio ha sabido sacarle ms provecho. En la actualidad, casi todos los "hombres gliptolticos" procedentes de sus manos lucen unas intiles rodilleras tomadas del atuendo de esos guerreros mochicas. Sin embargo, ninguna de esas rodilleras aparece en las piedras ms antiguas que encontramos en el museo del doctor Cabrera y que fueron grabadas antes de la publicacin de ese calendario. Curioso no?

Las piezas del cuarto secreto

Pero puestos a buscar curiosidades, no podemos dejar de hablar de lo que se conoce popularmente como "el cuarto secreto". En esta pequea dependencia del museo, Cabrera oculta de la vista de los "no iniciados" varias piezas que rompen todos los esquemas de la lgica. En una de ellas se ve la escena de la crucifixin de un Cristo "gliptoltico", cuyas manos se hayan clavadas justo en el centro de la palma, tal y como aparecen en la iconografa tradicional desde hace siglos. Hoy se sabe que los romanos introducan sus clavos entre los huesos de la mueca para evitar que el peso del cuerpo desgarrara los tejidos. El artesano que lo grab pareca no saberlo. Cabrera tampoco.

La otra pieza importante es una representacin de la Santa Cena - con hombres gliptolticos incluidos - donde tanto la figura de Cristo como la de los apstoles, e incluso la forma de las ventanas del fondo son una copia exacta de la obra del inmortal Leonardo da Vinci. Pocas personas han sido autorizadas a ver, y ninguna a fotografiar tan anacrnico gliptolito, que para Cabrera es una muestra indiscutible de la capacidad precognitiva de esa antigua y sabia raza. Sin embargo, para Basilio -verdadero autor de esas piedras - no representa ningn esfuerzo especial: simplemente se limit a copiar el cuadro de la Santa Cena que adorna una pared del comedor de su casa.

As podramos seguir hablando, una por una, de las 50.000 piedras que algunos calculan que hay en el mundo. Pero hay alguna autntica? Ciertamente s. Se conocen al menos un pequeo nmero de piedras desenterradas por arquelogos como Alejandro Pezzia o Santiago Agurto, asociadas siempre a tumbas prehispnicas. Sin embargo, en ninguna de ellas aparece ningn dinosaurio u "hombre gliptoltico". Cabrera por su `parte nunca ha aceptado un estudio profundo de sus piedras. En nuestro ltimo viaje le mostramos el informe realizado por Jos Antonio Lamich, y le pedimos prestada una de sus piedras para poder demostrar que existan, al menos, algunas piedras autnticas. No slo se neg a facilitrnosla, sino que ni siquiera nos permiti ver el famoso informe de la Universidad de Bonn que siempre menciona como nica prueba de la autenticidad de los gliptolitos. Es ms, basndose en las fotografas que acompaan el informe de Lamich declar que era imposible que esas piedras fueran falsas, pues eran idnticas a las de su museo. El que en su elaboracin se hubiera empleado papel de lija no pareci inquietarle demasiado. "Saba" que era autntica y eso le bastaba.

Vistas as las cosas, slo robando una de sus piedras hubiera sido posible realizar un anlisis definitivo. Y aun as, siempre hubiera podido aducir que "esa" piedra en especial era falsa, pero que el resto no. Naturalmente no quisimos recurrir a ese extremo. Pero otras personas s lo han

hecho antes. Entre ellas dos gelogos de la universidad de Tucumn (Argentina) quienes, enfrentados a la misma situacin, decidieron finalmente "tomar prestada" una de las piedras de Cabrera para analizarla en su facultad. El resultado fue concluyente: los grabados haban sido realizados con instrumentos modernos. Las piedras, en definitiva, eran falsas.

Con todo, es imposible certificar la falsedad de cada una de las piedras que hay en el mundo. Algunas fuentes apuntan incluso la existencia de un pequeo yacimiento original de donde habra salido el modelo para los miles de piedras restantes. No podemos negar tal posibilidad. Lo que est claro es que, si exceptuamos los intangibles informes citados por Cabrera, todos los dems anlisis realizados hasta la fecha en el mundo han dado resultados negativos. No obstante, si se demuestra que existe una sola piedra antigua que contenga el dibujo de un "hombre gliptoltico" junto a un dinosaurio, ser el primero en disculparme ante el Dr. Cabrera y en reconocer mi error.

Si efectivamente Cabrera posee esa piedra, tiene la obligacin moral de mostrarla ahora al mundo y permitir su anlisis. Si no lo hace, habr reconocido tcitamente que tal piedra no existe y que todo es una patraa urdida por l. En sus manos est el dar ese paso Aceptar Cabrera el reto?

EL AUTOR es escritor e investigador en el campo de la ufologa y la hiptesis extraterrestre. Su pesquisa sobre las piedras de Ica ha sido elogiosamente comentada por diversas publicaciones especializadas.

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