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La Patita Blanca

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La Patita Blanca

Ilustrado por Ivan Bilibin

Cuentos populares rusos

rase una vez un prncipe que se cas con una hermossima princesa. Antes de haberla contemplado a sus anchas, de haber hablado con ella cuanto deseaba y de haberse deleitado bastante con su voz , debi separarse de ella para emprender un largo viaje hacia un pas lejano, dejando a su esposa amada rodeada de extraos. Al parecer no haba otro remedio. Dicen que no es posible pasarse la vida abrazando a quien amamos. La princesa llor amargamente. El prncipe la consol y le aconsej que no saliera de palacio, que no pasara las veladas en casa de los vecinos, que no tratara con gente dudosa y que no escuchara prfidas palabras. La princesa prometi obedecer en todo. Cuando el prncipe parti, la joven se encerr en sus habitaciones y no sali para nada de palacio, ni vio a nadie.
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Al cabo de un tiempo no s si poco o mucho cuando el retorno del prncipe se hallaba prximo, una mujer acudi a visitar a la princesa. Pareca una buena mujer, muy dulce y muy modesta. Qu haces aqu tan triste y tan sola? Podras salir al jardn, para tomar un poco de aire y disipar tu tristeza dijo con tierna voz la extraa mujer. La princesa se resisti mucho tiempo. Pero finalmente pens que dar una vueltecita por el jardn no era nada malo, y sali. Atravesaba el jardn un arroyo de agua cristalina. El sol abrasa, hace un da muy caluroso y el agua es clara y fresca. Y si nos diramos un bao? invit la mujer. La princesa se neg una y otra vez. Pero despus se dijo que no haba nada malo en nadar un poquito. Se quit el ligero sarafn (1) y se zambull
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Sarafn: tpica prenda femenina rusa. Fruncida por delante y por detrs a la altura de las axilas, lleva anchos tirantes y se usa sobre la blusa.

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en el agua. Al primer chapuzn, la mujer le dio una palmada en la espalda diciendo: Nada, nada, patita blanca! Y la princesa se alej por el agua convertida en patita blanca. Inmediatamente, la hechicera tom el aspecto de la princesa, visti sus ropas, se adorn con sus alhajas y esper el regreso del prncipe. Apenas ladr el perrito y tintineo la campanilla de la puerta, la bruja corri al encuentro del prncipe, se ech en sus brazos besndole y acaricindole. l, feliz, la tom en sus brazos creyendo que se trataba de su esposa amada. Entre tanto, la patita blanca puso unos huevos de los que nacieron sus pequeos, que no eran patitos, sino nios: dos muy hermosos y fuertes, pero el otro chiquito y canijo. La patita los cri y ellos se volvieron revoltosos. Jugueteaban en el ro, pescaban pececitos de colores, con pedazos de trapos se hicieron sus ropas. Correteaban por la orilla y miraban de reojo los verdes prados del palacio. Ay, hijitos! No vayis para all adverta la madre.

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Pero ellos no le hacan caso. Jugaban sobre la hierba, corran por el csped, y fueron alejndose cada vez ms hasta que, sin saber cmo, se metieron en el jardn del prncipe. La bruja los reconoci por el olfato, pero fingi no darse cuenta de quines eran esos nios. Rechin los dientes, los llam con dulzura a su lado, les dio de comer y los acost en una buena cama. Al mismo tiempo, orden a los criados que encendieran una hoguera, colgaran calderas encima y afilaran los cuchillos. Los dos hermanos robustos se durmieron en seguida, pero el hermanito canijo no dorma, sino que lo escuchaba y lo vea todo. A medianoche, la bruja se acerc a la puerta y pregunt: Duermen, pequeos? El canijo contest: Dormimos y no dormimos, soamos y vigilamos. Nos parece que nos quieren degollar. Amontonan grandes leos de manzano, tienen ollas de agua hirviendo sin parar y afilados los cuchillos bien templados! No estn dormidos, se dijo la bruja. Anduvo un rato por all y otra vez se acerc a la puerta del cuarto y volvi a preguntar: Duermen, pequeos? El canijo no dorma y le contest: Dormimos y no dormimos, soamos y vigilamos. Nos parece que nos quieren degollar. Amontonan grandes leos de manzano, tienen ollas de agua hirviendo sin parar y afilados los cuchillos bien templados! Qu extrao, pens la hechicera, siempre me contesta la misma voz. Decidi entrar esta vez y vio a los dos hermanos profundamente dormidos. Les pas por encima su mano malfica y quedaron muertos. Por la maana, la patita blanca llam a sus hijitos, pero no acudieron. La patita vol hasta el patio principal del palacio y all vio a los tres herma-4-

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nitos acostados uno al lado del otro, blancos como el lienzo, fros como el hielo. Se precipit sobre ellos, los estrech entre sus alas extendidas y clam su dolor de madre: Ay mis hijitos del alma, mis hijitos adorados! Los cri con mil fatigas calm su sed con mis lgrimas, los vel noches enteras y pas hambre por ellos. Oyes eso, mujer? pregunt el prncipe. Esa pata est hablando con voz humana. Son ideas tuyas, no est hablando. Que echen a ese animal de nuestro patio! Pero, por ms que expulsaban a la patita, ella volva siempre junto a sus hijos. Ay mis hijitos del alma, mis hijitos adorados! Esa vieja bruja, daina serpiente les ha dado muerte. A mi noble esposo, falaz me ha robado, mi querido esposo, vuestro padre amado. Luego convertidos en patitos blancos, nos arroj al agua, y ocup mi sitio en mi propia casa. Aqu ocurre algo extrao, pens el prncipe y luego orden a sus hombres que atraparan a la patita blanca. Todos lo intentaron, pero la patita blanca revoloteaba sin dejarse alcanzar por nadie. Prob suerte el propio prncipe, y ella misma acudi a sus manos. El prncipe la agarr por una de las alas, pero la bruja alcanz a tocar a la patita convirtindola en un huso de madera. El prncipe lo comprendi todo. Rompi el huso en dos, tir una mitad delante de s, la otra mitad a sus espaldas, y clam:
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Que un abedul blanco crezca a mis espaldas y ante mis ojos surja una doncella. Al instante creci un abedul blanco a espaldas del prncipe y delante de l apareci una linda doncella. El prncipe reconoci a su joven esposa y la bes llorando de alegra. Enseguida cazaron una corneja, le ataron dos frasquitos debajo de las alas y la enviaron en busca del agua de la vida en uno y, en el otro, agua de la palabra. La corneja sali volando y regres con el agua. Rociaron a los nios con agua de la vida y resucitaron; les rociaron con agua de la palabra y rompieron a hablar. El prncipe recobr as a su familia, y vivieron felices, en la opulencia y dando olvido a sus desgracias. En cuanto a la bruja, fue atada a la cola de un caballo y su cuerpo fue arrastrado por montes y valles. Las aves rapaces devoraron la carne, el soplo del viento dispers los huesos y de la bruja no qued sobre la tierra ni el recuerdo.

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