Transmodernidad de Dussel
Transmodernidad de Dussel
Transmodernidad de Dussel
“Filosofía de la Liberación”
(martina@hunter.cuny.edu)
Resumen: La propuesta filosófica de Dussel ha sido criticado por algunos filósofos, como Castro-
Gómez, Schutte, y Cerutti Guldberg, por perpetuar aquello que el mismo pretende critica.
Cuando el hace referencia a las categorías de pueblo, del pobre, del oprimido, del excluido, el re-
inscribe precisamente las meta-categorías estables del proyecto filosófico de la modernidad.
Aquí, en contraste, se desarrollara un análisis que es atento a la dimensión meta-filosófica de la
propuesta Dusseliana. A pesar que tres confusiones meta-filosóficas se identifican, aquí nos
enfocamos en la defensa de la meta-narrativa de liberación contra sus detractores, quienes se
ven exhaustos por la derrota de los movimientos revolucionarios de los sesentas y setentas. De
hecho, meta-narrativas son indispensables, y no todas son opresoras e ideológicas, o
expresiones de una lógica de la historia a la Hegel.
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En este momento mi atención se dirige únicamente a uno de esos
factores: las meta-narrativas y, en particular, la meta-narrativa denominada
transmodernidad. De acuerdo con los críticos antes mencionados, podría
sugerirse que el presente debate no es exclusivo del discurso Europeo y Norte
Americano, sino también existente en el ámbito Latinoamericano, aunque con
una diferencia importante. En Latinoamérica, de manera general, la crítica de la
meta-narrativa y de la teoría totalizante es resultado de una lucha esforzada y
una experiencia directa y prolongada de absolutismos revolucionarios, tales
como la defensa excesiva del centralismo económico en el nombre del “Pueblo
de Cuba, o de las interminables décadas de brutales conflictos rurales,
justificados con el argumento del “Ejército del Pueblo”. Mas aún, las macro-
narrativas que condenan el imperialismo de los Estados Unidos de
Norteamérica, despiertan una merecida sospecha en las “bases” de la izquierda
Latino Americana que han comenzado a reconocer en semejante ellas un
recurso distractor y exculpatorio que emana frecuentemente de la imposibilidad
de autojustificación por parte de un partido o líder. Por ejemplo, algunos
candidatos políticos en Panamá, a pesar de presentarse con una retórica anti-
Norteamericana, no tienen el menor reparo en desalojar a los pobres de su
vivienda en aras de la construcción de condominios de lujo. Este desencanto
político con respecto a los discursos de liberación nacional esta profundamente
relacionado a un desencanto filosófico hacia los presupuestos metafísicos y
epistemológicos que a ellos subyacen, en particular con la reinvocación de las
categorías de identidad, la idea de un progreso inevitable, la referencia a
grandes narrativas y de pretensiones de poseer una verdad absoluta.
Independientemente de que esos discursos en los años 60’s en Latinoamérica
hayan estado enmarcados, como Dussel frecuentemente nos lo recuerda, en
una praxis liberatoria efectiva y de la calle y no en una teoría académica distante
y privilegiada localizada en geo-centros académicos de filosofía, su carácter de
tributos a la modernidad persiste, al imaginar teleologías progresivistas,
categorías de identidad en extremo simplistas e intereses de coherencia
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nacional. Y para quienes se auto-designan teóricos de vanguardia de partido
comunista Europeo, tales como Zizek, Badiou y seguidores, esto es, los teóricos
de partido sin partido, la defensa que Dussel hace de las identidades
minoritarias y la diferencia cultural (Dussel, 2008a: 87) parece regresar a un
“noblesse obligue” pre-Lacaniano, o a un reclamo auto-conciente de re-
presentación.
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paralogía: propuesta que rechaza las meta-narrativas totalizantes para abrazar
los juegos de lenguaje contradictorios; Foucault sugirió que permaneciéramos en
una modalidad de localización: un análisis y practica estratégicos que
permanecen en un ámbito local sin pretender hegemonía alguna o una teoría
normativa de aplicación universal universalmente aplicada. Ante ello, parecería
que la propuesta de Dussel retorna a una tendencia filosófica obsoleta, una
tendencia que ha sido desacreditada tanto epistemológica como políticamente.
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considerar la posibilidad de que exista una pluralidad de premisas fundantes y
de categorías conceptuales razonables. Cuando mis estándares particulares de
juicio (o prejuicios en el sentido Gadameriano) se vuelven universales, puedo
entonces juzgar al Otro bajo una capa de un anonimato neutral que no necesita
humildad hermenéutica alguna.
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como resulta de la consideración de la modernidad Europea como una causa
incausada. Dussel presenta la idea de lo transmoderno de tal manera que los
principios de inclusividad y solidaridad están contenidos de manera esencial, es
más inclusivo hablar de múltiples modernidades, sin que ello signifique que
todas ellas caben bajo el mismo signo, y, al mismo tiempo, establece solidaridad
donde antes había una jerarquía; mas aún, se trata de una solidaridad que se
extiende a la toda la modernidad Europea, como el mismo Dussel expresa:
No resulta del todo claro, sin embargo, como podría llevarse esto a cabo.
Asumir la transmodernidad exige la negación del Eurocentrismo moderno. Si lo
moderno se entiende a si mismo, como frecuentemente ocurre, como el único
momento de reflexividad auto-consciente con rigor epistémico y la capacidad de
escapar a las convenciones doxásticas de etapas pre-racionales, no queda
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claro entonces como pueda alcanzarse sea una solidaridad significativa o el
desarrollo de una revisión suficiente que no tenga que recomenzar de cero la
modernidad Europea. La “fecundación creativa” de Dussel, que apunta a
incorporar y asimilar la modernidad Europea dentro de un Nuevo paradigma
transmoderno, quizá no pueda ser más que una buena intención. Se puede
sospechar que quizá por esta razón algunos críticos de Dussel no pueden
seguirlo hasta el terreno de una meta-narrativa, sino que prefieren medidas
parciales no sistemáticas, intervenciones locales de una menor escala.
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enfrentarse directamente a las meta-narrativas, así como las macro-prácticas a
las que se encuentran subordinados los saberes locales? “Uno debe reconocer
que el poder se constituye entre sujetos sociales de manera mutua y relacional,
pero, en todo caso, el poder del estado o el poder de la nación hegemónica
(como el de los Estados Unidos) sigue existiendo.” (Dussel, 2008: 339). La
praxis local no permite teorizar las relaciones entre las partes y un todo que
permita entender los problemas y retos locales desde su vinculación a factores
mas grandes y no locales, lo que frecuentemente sucede. Dussel con razón
afirma que necesitamos un nuevo paradigma, no basta con una guerrilla
ocasional.
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relacionalidad. La meta-narrativa de Dussel, como macro-contexto, y en
particular su meta-narrativa de lo transmoderno, opera de manera que puede
mantenerse el contexto colonial como una constante de fondo en el proceso
analítico, al mismo tiempo que la idea de lo moderno se descentraliza y pierde
su estado de vanguardia global. Existe una narrativa coherentemente histórica
que Dussel indiscutiblemente establece aquí –modernidad fase uno y
modernidad fase dos- donde no hay un espacio privilegiado desde el cual la
racionalidad emerge, o el desarrollo de una conciencia crítico reflexiva que
comienza a evaluar las propias convenciones de creencia y práctica. La
conciencia reflexiva es igualmente un fenómeno coyuntural, en la medida que
es un dogmatismo ciego y una ignorancia voluntaria.
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los fundamentos de su propuesta en un perspectivismo consciente, rechazando
toda objetividad o neutralidad; el discurso de Dussel, así como el de Mignolo, se
encuentran ubicados geográfica e históricamente, dejando fuera de lugar
(anticipando) cualquier tono absolutista o de inefabilidad, convocando
transformaciones futuras; gnoseología y transmodernidad son aproximaciones
que rindiendo testimonio de pluriversalidad –es decir, una epistemología
descentralizada- enfatiza el diálogo más como una ruta para acoger las
diferencias que como un procedimiento individual de juicio. Sin duda alguna,
ambos proponen meta-lenguajes y, en algunos sentidos, mapas intelectuales y
políticos que aspiran a cubrir un territorio geográfica e históricamente amplio.
Pero los posmodernos hacen lo mismo –las paralogías de Lyotard en lugar de
paradigma y los mil altiplanos de Deleuze son similarmente amplios de enfoque
y de cobertura ambiciosa, aún si se establecen criterios normativos para
determinar que tipo de movimientos puede sustentarse (creatividad,
productividad, diferencia). (De esta forma, uno podría afirmar que Dussel y
Mignolo son, en este sentido, tan posmodernos como Lyotard y Deleuze, si bien
existen diferencias relevantes. Lyotard y Deleuze no son tan audaces con
respecto a las metas normativas de sus meta-ambiciones.) Pero el punto
principal aquí es que Dussel correctamente califica a sus críticos como
formalistas, en la medida que parecen partir del supuesto que todas las meta-
narrativas son iguales. Evidentemente no es así.
Referencias.
Dussel, E. (1992) 1492, El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del Mito de la Modernidad,
Madrid, Nueva Utopía.
Dussel, E. (1995) The Invention of the Americas: Eclipse of ‘the Other’ and the Myth of
Modernity, Trad. Michael Barber, New York, Continuum.
Dussel, E. (1996) The Underside of Modernity: Apel, Ricoeur, Rorty, Taylor, and the
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Philosophy of Liberation. Traducido y Cuidado de la edición por Eduardo Mendieta,
Atlantic Highlands, New Jersey, Humanities Press.
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