Cuestionario Competencias y Normalización
Cuestionario Competencias y Normalización
Cuestionario Competencias y Normalización
Por otro lado, en lo organizacional, un trabajador que sepa lo que se espera de él, es más
eficiente y motivado que aquel a quien se le asigna un puesto y no se le ubica en el gran
marco y en las funciones de la organización. Los planes de capacitación en los que
participará estarán mucho más dirigidos al mejoramiento de su desempeño, y las
evaluaciones que se hagan tendrán más sentido en cuanto a su aporte a los objetivos de
la organización.
Las ventajas derivadas de la transparencia del mercado que se logra con un buen sistema
de certificación, son totalmente aprovechables por los trabajadores. Se espera que un
proceso formativo desarrolle competencias de base amplia, aplicables en una variada
gama de situaciones laborales. Estas competencias suelen recibir el nombre de
competencias clave. Así, se ha venido comprobando que en el ejercicio de diferentes
actividades laborales se ponen en juego competencias comunes, que no son exclusivas
de un puesto de trabajo y sí pueden apropiarse para el ejercicio de diferentes empleos.
La formación por competencias contribuye a que las habilidades del trabajador se puedan
aprovechar en una mayor gama de opciones de empleo. En este sentido la formación y
certificación de competencias apoyan la empleabilidad. Adicionalmente, la formación
orientada por competencias privilegia el desarrollo de capacidades asociadas a la
comprensión, la conceptualización de lo que se hace y por ende, facilita el aprendizaje y
la readaptación. Su foco es más abierto e incluyente en relación con la aplicación en el
trabajo. Supera la privilegiada dedicación al desarrollo de habilidades físicas al contener la
base conceptual y sobre todo, dirigirse a los resultados y a las competencias que están
detrás de los mismos.
La formación de los trabajadores tiene una más fácil identificación y provisión mediante
mecanismos de evaluación de las competencias que cada uno dispone, que faciliten la
identificación de aquellas competencias a desarrollar en cada caso, y por tanto, de las
acciones de formación requeridas. Muchos programas de capacitación empresarial caen
en la fácil e ineficaz fórmula del recetario que, por repetitivo, sólo logra dar cuenta de
recursos en tiempo y dinero pero no significan mayor avance a los ojos de los
trabajadores.
Algunas empresas, en los países que cuentan con sistemas de competencia laboral, han
logrado conectar sus políticas de remuneración e incentivo con modelos de gestión de
recursos humanos basados en competencia laboral. Tales modelos asocian el logro de
competencias con los mecanismos de compensación; éste, sin embargo, es un campo
aún poco recorrido y que presenta grandes desafíos. Uno de los puntos de más tensión
se centra en la suposición de que un certificado de competencias debería habilitar
directamente a su poseedor a recibir una compensación adicional; este argumento,
extremadamente simplista podría disuadir a muchas empresas de la implementación de
un sistema de competencias.
Una práctica cada vez más utilizada y más requerida por muchas empresas, consiste en
medir la variación que una acción de capacitación y desarrollo de competencias ocasiona
en su productividad. Además de la metodología SIMAPRO(1) que ya se refirió
anteriormente, se encuentran aplicaciones como la desarrollada por el SENCE de Chile(2)
que consistió en medir en casos concretos el impacto de la capacitación en la
productividad mediante el uso de técnicas econométricas.
Estos niveles de competencia han servido como modelo en otros sistemas y actualmente
se pueden encontrar casi en la misma forma en los sistemas aplicados en México,
Colombia y Chile, entre otros. También en países del Caribe inglés, como Barbados,
Jamaica y Trinidad y Tobago utilizan este referente.
Varios países han desarrollado una clasificación del mercado de trabajo basada en
grandes áreas ocupacionales. El factor común de tales áreas es su representatividad
sobre un grupo de ocupaciones afines que, como tal, implican el desempeño en ámbitos,
con materiales, relaciones y conocimientos, de base similar.
Para CONOCER(1) de México, dado que una misma función laboral se puede presentar
en distintas ramas de actividad económica, se ha introducido el concepto de área de
competencia como una agrupación de las funciones que corresponden a un mismo
género de trabajo, respecto a la producción de bienes y servicios de carácter similar.
Para establecer áreas profesionales, se toman como base los estudios sectoriales y el
repertorio de ocupaciones. Estos insumos se agrupan por procesos de trabajo y
contenidos formativos comunes, de modo que las ocupaciones que presenten similitudes
podrán conformar un Área Profesional.
Fuente: www.qca.org.uk
Fuente: CONOCER
Fuente: www.govt.nz
Cuando estas áreas de desempeño ocupacional están asociadas a los diferentes niveles
de competencia y estos, a su vez, se articulan con la oferta educativa existente en un
país, se está ante un Marco Nacional de Cualificaciones.(2) Recientemente muchos
países definen estos marcos de referencia para armonizar sus políticas de empleo,
formación y educación; asimismo la introducción de estos marcos mejora notablemente la
movilidad y crea los caminos para hacer realidad el concepto de aprendizaje permanente.
La CIUO-88 definió cuatro niveles de competencia y si bien los vinculó con niveles
educativos, igual reconoció que las competencias pueden adquirirse mediante la
“formación informal” y la experiencia. Estos cuatro niveles son:
1. La enseñanza de primer grado (de acuerdo con la Clasificación Internacional
Normalizada de la Enseñanza, –CINE–), la cual comienza generalmente entre los cinco y
siete años y dura unos cinco años.
2. El primero y segundo ciclos de enseñanza de segundo grado. El primer ciclo dura unos
tres años y se inicia entre los doce y trece años; el siguiente ciclo –el segundo–, abarca
otros tres años. A veces, en este nivel, incluye ocupaciones que requieren especialmente
formación teórica y en el trabajo, como una forma de aprendizaje.
4. Comprende la educación que se inicia a los 17 ó 18 años; dura cuatro o más años y es
de carácter universitario o superior.
Los llamados “grandes grupos” conforman el nivel más general de agregación. Tales
grandes grupos son:
4. Empleados de oficina
9. Trabajadores no calificados
Esta clasificación, al igual que la de 1968, continúa mezclando dos conceptos diferentes
en los grandes grupos: niveles educativos y áreas de desempeño. Es así como los
grandes grupos 2 y 3 se relacionan más con categorías de clasificaciones profesionales
muy asociadas a la formación recibida y los grandes grupos 1 y 0 parecen excepciones
derivadas del carácter especial de las ocupaciones (unas de dirección y otras en el ámbito
de las fuerzas armadas). En los análisis ocupacionales actuales se suelen considerar dos
dimensiones: una, el área en la cual el trabajo se desarrolla y la otra, el nivel de
preparación (capacitación o competencia) requerido para el desempeño.
El área de desempeño está relacionada con el tipo de actividad que ha de realizarse para
cumplir con un propósito ocupacional. De este modo se manejan áreas de desempeño
relacionadas con el proceso de manufactura, la operación de equipos de transporte, el
apoyo administrativo y logístico de los procesos productivos, las ciencias sociales, la
creación artística o el cuidado de la salud o los servicios.
Esta matriz adopta el concepto de nivel de cualificación que comprende una combinación
de factores requeridos para el desempeño de una ocupación tales como: cantidad y tipo
de educación, entrenamiento o experiencia requeridos para su desempeño, complejidad
de las funciones, y grado de autonomía y responsabilidad propios de la ocupación.
Nivel C: Las ocupaciones de este nivel, por lo general, requieren haber cumplido un
programa de aprendizaje, educación básica secundaria más cursos de capacitación,
entrenamiento en el trabajo o experiencia. Las funciones involucradas en estas
ocupaciones combinan actividades físicas e intelectuales, en algunos casos complejas;
las actividades desarrolladas suelen ser variadas y cuentan con algún nivel de autonomía
para su desempeño. Contiene las ocupaciones de nivel medio de calificación.
La definición de cada core business es una de las fases fundamentales que permiten a
una organización decidirse por la subcontratación, outsourcing o externalización,
estratégica de algunas de sus actividades.
• Orientaciones de contenido
• características:
Conforme a la LEC vigente, la competencia funcional para conocer de los recursos difiere
según cuál sea el tipo de recurso.
Así, para los recursos de reposición súplica, es competente el mismo órgano jurisdiccional
que ha dictado la resolución que se impugna.
Contra las resoluciones dictadas por los Jueces de Paz será competente para conocer de
la apelación, el juzgado de 1ª instancia del partido. (Juez de Javia, la apelación juez de 1ª
instancia de Denia).
Contra resoluciones dictadas por los jueces de 1ª instancia es competente para resolver
en apelación, la Audiencia Provincial sección civil.
Para recurso de casación será competente la sala 1ª del TS, o la sala de lo civil y penal
constituida en sala de lo civil de los TSJ de CCAA, cuando el recurso se funde en la
infracción de una norma de derecho especial de la CCAA.
Para la ejecución de las sentencias, la regla general es que serán competentes para
conocer de la ejecución el órgano jurisdiccional que haya conocido en 1ª instancia.
Ejemplo: proceso de reclamación de cantidad. Juez de Paz de Javia, sentencia que dicte
será apelado ante el juzgado de 1ª instancia de Denia, para conocer de ejecución el
órgano que haya conocido en 1ª instancia , no los juzgados de 1ª instancia.