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Manifiesto Político de Los Democrata Cristianos
Manifiesto Político de Los Democrata Cristianos
Manifiesto Político de Los Democrata Cristianos
MANIFIESTO POLÍTICO
MUNDIAL
de los Demócrata Cristianos
Separata de informe ODCA Nº 44
No pretende esto ser una revisión extensiva, sino más bien una presentación muy breve para
actualizar el contexto de un documento que se transcribió tal cual fue escrito, esto motivado que
ya abordamos el fin de la primera década del siglo XXI, estamos en el comienzo del tercer lustro de
este nuevo siglo, las cosas han cambiado muy significativamente, acá en el occidente vemos un
claro retroceso de las izquierdas militaristas que en la última década del siglo XX marcaban una
tendencia hacia el renacer de las doctrinas pro-comunistas en el nuevo mundo.
El mundo ya cambiado muy significativamente ya que hoy día se habla de derechos humanos, más
concretamente del respeto a la dignidad de la persona humana en países musulmanes, al punto
que se habla de partidos políticos de centro en estos países, incluso se orienta el enfoque hacia
ver la democracia como un derecho humano y no como un sistema de gobierno, en detalles más
complejos.
En cuanto a las Américas, a la fecha casi medio continente es regido por dictaduras militaristas de
tendencia marxista, o por regímenes pro-marxismo que bajo la mesa amparan y da cobijo a las
fuerzas pro-marxistas, en claro retroceso a la orientación mundial y los enfoques que se buscan a
nivel de las Naciones Unidas, parecer ser Centro y Sur América el último refugio del populismo,
militarismo, narco-tráfico y la mediocridad política.
Existe una gran deuda social que en países como Venezuela ha sido caldo de cultivo para el
ascenso al poder de factores perturbadores quienes han sabido usar en su beneficio el continuo
reclamo por políticas sociales cónsonas de parte de sus gobernantes, las cuales a la fecha no se
han traducido en las acciones demandadas.
Las últimas semanas han sido complejas crisis en el medio oriente de las cuales no se sabe si son
fruto de la demanda democrática o si radicales extremistas musulmanes buscan cerrar más la línea
de ataque contra el mundo occidental, más que contra USA como lo plantean los mas simplista
sino contra las ideas de la democracia y la justicia social, como ya lo plantea el manifiesto.
El contexto hasta cierto punto esta desactualizado, para los escenarios bajo los cuales se concibió
el manifiesto, sin embargo se erige como una aviso que no fue tan tomado en cuenta como debió
y razón por la cual, basta ver como el creciente pragmatismo que rige el escenario político
venezolano, que no ha hechos sino asistir el régimen antidemocrático en sus intenciones para
prolongarse en el ejercicio del poder, sin embargo, no puede obviarse que la democracia
participativa es un fruto, del debate interno de la democracia cristiana, hoy día no se vive al menos
en Venezuela sino en una cruel y cínica sátira que deforma los planteamientos de la Democracia
Cristiana.
En el fondo de todo esto el problema subyace que el hecho que se debe admitir, aceptar y luego
trabajar en el hecho que el estado no es sino un simple administrador, el partido no es sino una
sociedad intermedia que sirve para identificar las orientaciones éticas de quienes militan en sus
filas, hoy en el caso Venezuela una sociedad civil organizada pretende competir con los partidos
políticos, puesto que estos últimos se han transformado en una suerte de empresas de maletín
que vela solo por el interés financiero y económico de algunos de los máximo dirigentes de su
cúpulas y ni siquiera por todos sus agremiados.
El mañana de Venezuela no está claro, la democracia cristiana es una minoría que en porcentaje
solo sirve para determinar cual bando se hace de la victoria, pues es un secreto a voces que tanto
para la izquierda militarista que gobierna el país que para la izquierda supuestamente democrática
la Democracia Cristiana constituye poco menos que un obstáculo que debe ser execrado, sobre
esta última afirmación asumo la responsabilidad por su formulación, puesto creo que en tanto la
Democracia Cristiana no asuma la orientación del gobierno en Venezuela en sus tres niveles, no
habrá suficiente justicia social para todos y no se creara sino mayor resentimiento que terminara
alejando cada vez más a Venezuela del mundo libre.
Un lugar común en la política Venezolana es la ostentosa ignorancia de sus figuras clave, quienes
hablan de un universo bipolar entre el capitalismo y el comunismo, ignorando que el máximo gurú
empresarial del mundo que tercamente llaman capitalista Peter Ducker escribió un libro sobre el
post-capitalismo, indicando que esta tendencia era claramente no socialista ni capitalista, era todo
aquello que estas no eran, es un libro que recomiendo leer para entender que si bien el
capitalismo desapareció antes del inicio de la primera guerra mundial, ya para mediados de los
setenta podía preverse la caída del comunismo y sus derivados.
Prólogo
Latino Americano
ODCA entrega a los militantes demócratas cristianos de América el texto aprobado del Manifiesto
de la Unión Mundial Demócrata Cristiana.
Es el fruto de un largo esfuerzo doctrinario proseguido a través de las experiencias de todos los
partidos demócratas cristianos, desde su respectiva fundación hasta los momentos presentes.
Intenta exponer los grandes temas que agitan hoy a la Humanidad y, al mismo tiempo, orientar las
perspectivas de solución para todos ellos. La Democracia Cristiana es una gran idea universal, pero
sus partidos se mueven con libertad dentro de ella y pasan por experiencias diferentes. El análisis
de los problemas y la unificación de los criterios en nociones rectoras fundamentales, con
significación práctica inmediata, obligó a un minucioso examen.
El Manifiesto representa pues, antes que nada, esa síntesis doctrinal y política.
Los principios esenciales del humanismo cristiano sobre el hombre y la sociedad han sido
confirmados una vez más. Ellos suministran un camino inequívoco para quien desee realmente
actuar con lucidez ante los problemas de hoy. Cada hecho que sacude a la Humanidad, en estos
días, sirve para valorizar y distinguir a quienes se fundan, de un modo permanente y coherente, en
la idea de que el ser humano es persona y que está llamado, por su propia naturaleza, a vivir en
una comunidad plena.
Por eso mismo, el Manifiesto apunta, como tarea histórica de los demócratas cristianos, a la
construcción de una comunidad de hombres libres. Hemos dado a ese ideal histórico el nombre de
sociedad comunitaria. El concepto define, con perfecta adecuación a lo más espiritual de la raíz
cristiana y de un modo profundo y vivo el sentido de la tarea. El hombre, en sus aspiraciones
esenciales es un vivir comunitario, que constituye un mundo de fraternidad, justicia y libertad. El
Manifiesto traza las grandes líneas de esa concepción en los diversos terrenos en la política. Deja a
los partidos la libertad de actuar de manera concreta dentro de cada circunstancia y época,
siempre inspirándose en estos valores universales.
El Manifiesto debe ser entendido, pues, como una perspectiva para la actividad partidaria. Las
grandes ideas nunca dejarán de estar presentes en los hechos más inmediatos; pero, no se
confunden con ellos. Es necesario desentrañar en cada decisión el sentido de los valores
universales. Eso no se hace por una actitud meramente principista. Urge saber encarar la realidad
misma. Por eso, junto con persistir en la búsqueda de nuevas dimensiones de orden doctrinario,
los demócratas cristianos saben que la toma de decisiones políticas es un acto de responsabilidad
determinada en condiciones precisas.
Es indispensable una síntesis entre la doctrina y la práctica.
Cada conquista de la libertad es una prueba de su verdad. Los combatientes por la liberación
humana resuelven sus problemas dentro de limitaciones o posibilidades que la realidad histórica
les presenta. Avanzan siempre pero sin recorrer el camino de una sola vez. Por eso, el Manifiesto
abre la puerta para el ejercicio de la voluntad liberadora de acuerdo a las perspectivas que cada
partido formule en su propio marco político social; siempre con la inteligencia y el corazón puestos
en el ideal universal en que se fundan.
El Manifiesto no suministra un modelo de sociedad único y definitivo. Los modelos deben ser
elaborados por los partidos, en su circunstancia, sobre la base de los principios generales
establecidos. Por ello, las menciones que el Manifiesto hace de instituciones como el parlamento,
los sindicatos, las empresas, etc. no deben entenderse referidas a las formas que ellas presenten
en el momento actual o hayan presentado históricamente sino que pretenden señalar su
contenido institucional.
La noción misma del Estado es materia de discusión. La estructura y relaciones del Estado con las
otras partes de la sociedad política nacional y de ésta con la comunidad universal varían según la
estructura político- social de que se trate. En todo caso han de buscar formas en las que se
realicen los principios de a participación y del Estado corno gerente del bien común, rechazando
os individualismos y los totalitarismos.
Todo ello importa pronunciar un juicio sobre una realidad concreta. Los demócratas cristianos
saben que el proyecto no se les ofrece en el Manifestó como un dogma, pero saben también que
su doctrina les pide respetar la libertad política y el derecho de todo el pueblo a organizarse para
la acción, y a participar en el poder.
Puestos en la coyuntura, deben sacar de la realidad y de los principios la solución acorde con la
democracia.
Los conceptos básicos de sociedad comunitaria o de democracia están, pues, concebidos
dinámicamente. Al realizarse con mayor plenitud, se abrirán nuevas formas de fraternidad, de
estructura social y de relances humanas.
Los militantes deben saber separar lo que en el Manifiesto hay de principios universales, como los
derechos de la persona humana, por ejemplo, y la modalidad que asuman las instituciones sociales
en la época de la construcción o aproximación permanente a la sociedad comunitaria. Ellos saben
que ésta última no debe ser concebida como un modelo alcanzando, en un momento dado, de una
manera cabal. La sociedad comunitaria es, como todo ideal histórico concreto, un camino siempre
-encovado hacia formas más humanizadas de existencia, fundadas en la libertad y la justicia. Por lo
mismo, la realización parcial de las aspiraciones humanistas jamás debe significar, para un
militante demócrata cristiano, que toda su capacidad creadora está agotada. Por el contrario, cada
conquista, tal corno en el caso de la libertad, es sólo parcial, y debe elevarse sobre sí misma para
alcanzar dimensiones aún más universales.
La tarea propuesta en el Manifiesto, se convierte así en un peldaño para avanzar más y nunca
debiera ser entendida como un peso sobre los sueños, las inquietudes, los impulsos ideales y la
voluntad realizadora.
El Manifiesto, por fin, completa su sentido ético con un llamamiento a todas las fuerzas sociales,
políticas o culturales, capaces de oponerse a los intereses opresivos, injustos, sectarios para seguir
un camino humanista, democrático y fundado en el bien de la comunidad humana. Tal
llamamiento tiene una enorme amplitud; sin embargo no olvida la necesidad de tos límites.
No se llama a marchar dentro de una perspectiva sin contenido preciso. Lo que une es el valor
universal, ético y político del verdadero humanismo. Las tendencias tan vigentes todavía de anti
humanismo, están lejos de la línea trazada.
Ellos seguirán su camino. No es el nuestro. La tarea del demócrata cristiano es que los hombres se
liberen de todo lo inhumano de métodos humanos. Creemos que es posible un muy amplio punto
de convergencia de muchos hombres y mujeres de este tiempo en torno a esos ideales. Diversas
corrientes partidistas, diversas filosofías, diversas formas de lucha contra la injusticia o la
dictadura, bajo la sola condición de ser humanistas, pueden hallar un ideal común concreto en las
presentes circunstancias. Se asigna a los demócrata-cristianos la tarea de hacer lo necesario para
que esa unión de los humanistas sea una realidad.
ODCA confía plenamente en que la lucha por la liberación del hombre americano en busca de una
sociedad comunitaria recibirá un aporte significativo con el análisis, discusión y divulgación del
presente documento.
Manifiesto político Mundial
1. Más que nunca en la historia, el hombre está en peligro, pero más que nunca también
dispone de inmensas posibilidades.
Por un lado, los desequilibrios ecológicos, el riesgo nuclear, las diversas formas de
opresión, el mal uso del poder, la pobreza y la injusticia social amenazan a la
humanidad.
2. Inspirados por dicho ideal, queremos promover una dinámica de la historia hacia una
comunidad libre y justa, basada en la responsabilidad y la participación de cada
persona, el respeto de todos los derechos del hombre, el pluralismo en la sociedad, la
igualdad de oportunidades, la solidaridad activa y el espíritu universalista.
3. Queremos una democracia que sea consciente de la conflictual dad social y trate de
superar las tensiones, reveladoras de desajustes, creando estructuras participativas
que las resuelvan y armonicen según el criterio superior del bien común.
4. La participación de todos supone una disponibilidad permanente para la
transformación de las estructuras: una democracia política, social, económica, y
siempre en proceso de perfeccionamiento, siempre abierta de manera que se
encamine, acogiendo los valores positivos de la tradición, hacia las más elevadas
formas de solidaridad.
5. Como movimientos y partidos populares, queremos edificar una democracia auténtica
y pluralista en la cual el pueblo sea el protagonista y realice sus valores y aspiraciones.
III Hacia una Sociedad Comunitaria
El hombre aspira a una SOCIEDAD COMUNITARIA en la cual pueda aportar sus valores éticos y
culturales para la realización de una convivencia que, tomando en cuenta las causas de los
conflictos y de las tensiones, busque su solución a través de un diálogo democrático.
A. DEMOCRACIA Y COMUNIDAD.
4. Hoy los derechos del hombre son frecuentemente violados. Los regímenes totalitarios,
de cualquier orientación, practican la manipulación psicológica y política, utilizan
métodos represivos, aplican sistemáticamente la tortura, persiguen las religiones,
difaman a los adversarios, niegan las reivindicaciones de los trabajadores, cultivan los
prejuicios raciales, violan la vida privada de los ciudadanos, deseducan a los jóvenes,
rechazan el sufragio universal y desconocen sus resultados.
5. La utilización de métodos y medios basados en la organización y acción populares
constituye una característica de la política demócrata cristiana. Rechazamos
enérgicamente el terrorismo y la estrategia de la guerrilla, practicada por grupos al
margen de las grandes mayorías populares. Dichos métodos provocan un aumento de
la represión interna, favorecen a los grupos dominantes y frenan el proceso de
cambios estructurales.
6. Nos esforzamos por crear, en el seno de las Naciones Unidas, un Consejo para la
defensa de los derechos humanos, que de pleno derecho pueda efectuar
investigaciones, formular recomendaciones a los gobiernos y plantear a la Asamblea
General mociones destinadas a sancionar a los transgresores. Promovemos una acción
para que todos los Estados ratifiquen y apliquen los pactos sobre los derechos
humanos.
1. Para nosotros, los demócrata cristianos, desarrolló económico y social constituyen una
sola tarea. La economía comunitaria se basa en el valor fundamental del trabajo frente
a los otros factores de la economía. Por ello, es necesario fijar nuevos objetivos al
proceso de crecimiento económico y poner el acento en la orientación social de la
producción y el consumo.
2. En nuestra concepción, reafirmada la primacía de la persona, es el interés comunitario,
y no el de las empresas o los individuos, el que orienta en definitiva la política
económica y social.
La política fiscal debe estar al servicio de tales objetivos del desarrollo económico y
social y garantizar una justa distribución de las cargas financieras de las empresas y
los ciudadanos.
A. LA PAZ Y LA SOLIDARIDAD
Esta debe generar mejores condiciones para la libre circulación de las personas, las
informaciones y las ideas, estimulando una mayor comunicación entre los pueblos,
según Los principios de la Declaración de Helsinski.
Este proceso, sin embargo, no ha disminuido el riesgo de nuevas tensiones entre las
grandes potencias, no ha evitado el peligro de conflictos locales, ni ha frenado la
carrera armamentista.
Los otros países, y, en particular los del Tercer Mundo, continúan sufriendo las graves
consecuencias de esta concentración del poder político- militar y de la concepción
actual de la estabilidad del sistema internacional. En razón de esta situación se
instauran o fortalecen —frecuentemente con apoyo externo—regímenes totalitarios
o dictatoriales, algunos de los cuales cumplen a nivel regional una función
hegemónica. La proliferación de dictaduras en el Tercer Mundo y particularmente en
América Latina, ejemplifica esta nueva forma de agresión contra los pueblos acaecida
en los últimos años.
4. Observamos una tendencia positiva hacia un multipolarismo, que ejerce una influencia
progresiva sobre el sistema bipolar USA-URSS. En esta perspectiva el proceso de
unificación política de Europa, que debe ser profundizado y ampliado, persigue el
fortalecimiento de la identidad europea y es esencial para dinamizar ese nuevo
pluralismo y estructurar relaciones cada vez más orgánicas entre los países
industrializados —y en particular la propia Europa y los pueblos del Tercer Mundo, a
través de mecanismos como la Convención de Lomé.
5. Afirmamos que se impone un equilibrio más justo del poder económico y político
mundial. Reiteramos la necesidad de fortalecer las Naciones Unidas como instrumento
de encuentro sudario y universalista, cuya autoridad moral e institucional debe ser
reforzada para que puedan cumplir con su mandato al servicio de la paz y de la
cooperación entre los pueblos.
1. En el mundo de hoy casi dos tercios de la humanidad sufren una extrema pobreza,
causa de la injusta distribución de las riquezas y de la falta de posibilidades de su
utilización. En el interior de los países, las desigualdades se producen en diversos
grados; son más agudas en los países en vías de desarrollo, en los cuales la
marginación de las grandes mayorías va en aumento. Esta situación se agudiza a
menudo por el extraordinario crecimiento demográfico.
2. Para acelerar la evolución hacia un nuevo orden económico mundial, los países
industrializados y aquellos en vías de desarrollo deben buscar con un espíritu de
solidaridad, un nuevo diálogo constructivo que asegure una cooperación fructífera y
duradera,
La interdependencia de los problemas y de todas las naciones del mundo caracteriza la nueva era.
El porvenir del hombre y de los pueblos está en juego. Nadie puede sustraerse a la necesidad de
realizar su propia opción frente a este desafío.
Nosotros, los demócratas cristianos, hemos tomado nuestra decisión. Estamos convencidos que
nuestra concepción fundamental y nuestro proyecto ofrece una alternativa y abren perspectivas
para un mundo más justo, más humano y más solidario.
Con este fin, llamamos a todos los hombres, a todas las mujeres y especialmente a los jóvenes y a
los trabajadores que se inspiran en los valores profundos de la persona, para que participen y se
comprometan en la creación de un amplio movimiento mundial capaz de construir una nueva
sociedad.