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20 Movimientos Sociales Urbanos
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DU&P
DISEO URBANO Y PAISAJE
Henry Renna Gallano La situacin actual de los movimientos sociales urbanos. Autonoma, pluralidad y territorializacin mltiple Revista Electrnica DU&P. Diseo Urbano y Paisaje Volumen VII N20 Centro de Estudios Arquitectnicos, Urbansticos y del Paisaje. Universidad Central de Chile Santiago, Chile. Agosto 2010
Artculo_La situacin actual de los movimientos sociales urbanos. Henry Renna Gallano
LA SITUACIN ACTUAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES URBANOS. AUTONOMA, PLURALIDAD Y TERRITORIALIZACIN MLTIPLE
HENRY RENNA GALLANO
RESUMEN
En el marco del proceso de neoliberalizacin del espacio urbano interesa ver cul es la situacin actual de los movimientos sociales. Mediante el anlisis conjunto de una serie de trabajos desarrollados en los ltimos aos, se observan ciertos elementos comunes que esclarecen las caractersticas actuales de la resistencia urbana. Entre ellos se muestra una cierta condicin de autonoma, que abre una transicin en las formas de accin de los movimientos; su carcter plural, que inaugura nuevas temticas de lucha; y la territorializacin mltiple, que devela que las ciudades de Amrica Latina estn en su totalidad en conflicto. Palabras claves: movimientos sociales urbanos, espacio urbano, neoliberalismo
ABSTRACT
In the framework of neo-liberalization of urban space are interested in seeing what the current situation of social movements. By the joint analysis of a series of studies developed in recent years, there are certain common elements that clarify the current characteristics of the urban resistance. Among them is a certain condition of autonomy, which opens a transition in the modes of action of the movement; its plural, which opens new themes of struggle; and the territorialization player, which reveals that Latin American cities are in entire conflict.
Keywords: urban social movements, urban space, neoliberalism Temario 1. Introduccin 2. Los Movimientos sociales en las ciudades 3. El Estado actual de los movimientos sociales urbanos 4. Buscando Autogestin 5. Luchas por la ciudad 6. Nuevas territorialidades de resistencias 7. Reflexiones preliminares 8. Referencias
Politlogo, Universidad Central de Chile. Actualmente es profesional adjunto del rea Ciudad, Barrio y Organizacin de SUR Corporacin de Estudios Sociales y educacin. Asimismo es coordinador de la Unidad de Pensamiento Poblacional (UPP) del Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL), Santiago de Chile. e-mail: h.renna@yahoo.es
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INTRODUCCIN
En la historia del siglo veinte de Amrica latina los movimientos sociales han sido la opcin de rebelda, cuyo eje central de accin no ha estado en la institucionalidad poltica. En las ciudades, han tenido diversas expresiones a lo largo del tiempo. En Chile, hasta la dcada del sesenta, el movimiento obrero unificado sindicalmente fue actor predominante. Luego, desde los setenta y tras el golpe de Estado, los bordes de miseria y los movimientos populares, especialmente de jvenes, mujeres y organizaciones de base, adquirieron mayor presencia. Y ltimamente, tras la instauracin definitiva del proyecto neoliberal en los noventa, los nuevos movimientos sociales urbanos tomaron un rol protagnico, que ha adquirido mayor fuerza desde el siglo veintiuno. Estos tres actores colectivos hoy cohabitan en la arena poltica y social, pero las condiciones de la fase neoliberal hacen de los ltimos el actor con mayor potencialidad hoy en las ciudades. En este escenario, interesa ver cul es la situacin actual de los movimientos sociales urbanos, y lo haremos ocupando tres trabajos desarrollados en SUR Corporacin: un estudio sobre conflictos urbanos en Argentina, Brasil, Ecuador y Mxico; un mapa de conflictos urbanos para el caso de Santiago de Chile; y una investigacin con el Programa CLACSO CROP (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Comparative Research Programme on Poverty) sobre resistencias urbanas en la ciudad neoliberal. Los resultados de estos trabajos muestran algunos elementos que permiten diferenciar a los nuevos movimientos sociales urbanos de los tradicionales. Entre sus principales caractersticas se identifica una cierta condicin de autonoma, que abre una transicin en las formas de accin; su carcter plural, que inaugura nuevas temticas de lucha; y la territorializacin mltiple, que devela que las ciudades de Amrica Latina estn en su totalidad en conflicto.
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En el tiempo siempre se han desplegado formas de organizacin colectiva y de reivindicacin de parte de quienes consideran estar insertos en una sociedad injusta, sea cual sea su mbito o momento histrico (Touraine, 1998). Y, ms importante an, persistentemente han habido luchas que trascienden los canales tradicionales de demanda, que intentan superar las estructuras tradicionales de participacin (Levy y Gianatelli, 2008). Este espacio sera el lugar preferencial de los movimientos sociales. La complejidad de definir categoras prstinas para estos modos de organizacin y de accin hace necesario preguntarse sobre ellos desde su trayectoria histrica, y desde las diversas caractersticas que adquieren segn sus contextos socio-polticos (Garretn, 2002). En este sentido, hablar de nuevos y viejos movimientos ya es complicado (Caldern y Jelin, 1987). Qu de novedoso tienen las actuales formas de organizacin colectiva y de reivindicacin? Lo nuevo en el uso que se da al trmino en este artculo solo permite una diferenciacin con una anterior forma de expresin de aquel movimiento que, en distintos niveles segn su contexto, va por fuera de la institucionalidad poltica vigente y despliega una resistencia al statu quo. Dentro de estas luchas que, de una u otra forma, no se ajustan a los canales provistos por la institucionalidad, hay diversas formas de expresin segn su relacin poltica con el Estado. Hay movimientos que buscan influenciar y presionarlo para desde ah modificar las condiciones de vida de la sociedad (sindicatos y gremios). Tambin hay movimientos que se posicionan en una confrontacin abierta y frontal con l, intentando hacerle un contrapeso directo (frentes armados y experiencias autonmicas). Asimismo hay movimientos que esquivan la ofensiva estatal con oposiciones subterrneas y laterales, desestructurando desde abajo y carcomiendo desde la frontera, las bases y lmites del sistema hegemnico. En esta ltima opcin estn los nuevos movimientos sociales. Estas son fuerzas vitales que nacen de los bordes (geogrficos, culturales, etarios, raciales, econmicos, tnicos y sexuales) del orden hegemnico, que no adhieren abiertamente a la negociacin (lo que no implica el rechazo a priori al dilogo), no poseen un carcter exclusivamente confrontacional (que no excluye el ocasional uso de la violencia para visibilizar demandas), sino mas bien desde lo social, entran en luchas polticas transformando con sus acciones las relaciones de poder. En las ciudades de Amrica Latina1, estas formas de organizacin y de lucha se concentraron hasta la dcada del sesenta en el proletariado. Las condiciones socio-polticas de la poca (industrializacin introvertida, Estado desarrollista y polarizacin ideolgica) hicieron que los movimientos sociales, como el obrero, tuvieran una estrecha alianza con los partidos de masas2 (Garca, 2001:185). En general, fueron tendencias amplias de izquierda con una slida base obrera las que con mayor fuerza sufrieron los embates del sistema capitalista nacional y mundial, y les hicieron frente. Este sector fue la opcin predominante de resistencia al sistema; las fbricas eran el locus privilegiado de la rebelda, y la mayora de sus integrantes tenan como objetivo comn la conquista del Estado, para desde ah modificar las relaciones de poder (Wallerstein, 2003:181). De cierto modo el Estado era concebido como una entidad que poda ser instrumentalizada para su propia transformacin. Tras el quiebre del rgimen democrtico en los aos setenta, las movilizaciones masivas daban cuenta de distintas formas de organizacin y de diferentes modalidades de accin que se
1 Nuestra preocupacin por la cuestin urbana no niega la potencialidad de rebelda de la ruralidad, sino ms bien representa el lmite investigativo de este artculo. Para ver un acabado anlisis de la resistencia rural: Moyo y Yeros, 2008.
2 Este fenmeno es especialmente importante en Chile, donde hasta 1973 los partidos de izquierda eran soporte y muchas veces promotores de las estrategias reivindicativas o rupturistas de las organizaciones populares.
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alejaban del perfil de los tradicionales movimientos sociales urbanos (De la Maza y Garcs, 1985). Especialmente fue en los bordes de miseria donde el movimiento poblacional, con un rol importante de jvenes y mujeres, sin una orgnica como el movimiento obrero y, en ocasiones con presencia de grupos armados, desplegaba acciones contra la dictadura y la avanzada de su agenda neoliberal. Este proceso despert el inters de los estudios urbanos. La antesala de este proceso y parte de su desarrollo fue captado por los trabajos del socilogo espaol Manuel Castells (1974) y el filsofo francs Henry Lefebvre (1969), que mostraron, con diferentes entradas tericas y desarrollos metodolgicos, cmo estos movimientos ya no slo reivindicaban un lugar en la ciudad, sino perseguan el consumo colectivo de las riquezas producidas en las ciudades, una lucha por el derecho a la ciudad. Este proceso de subversin popular, en Chile no se lleg a constituir como una opcin de sociedad frente al proyecto fundacional de la dictadura. El movimiento no se articul para conformar un frente armado que pusiera en juego el monopolio de la fuerza de parte de las fuerzas castrenses o la conquista militar de una autonoma. Las fuerzas populares y sociales contra el rgimen de Pinochet no tuvieron como objetivo, y la brutalidad de la dictadura no lo hubiese permitido, la conformacin de una estructura poltica y militar centralizada. Mas bien esta fuerza es la base sobre la que se gesta el actual movimiento social urbano. En los aos noventa, con los regmenes democrticos imperfectos, las crisis de las organizaciones de izquierda y la instauracin definitiva del neoliberalismo, esta tendencia se fortaleci, develando con ms fuerza la presencia de nuevos actores, de nuevos movimientos sociales urbanos, diferentes al obrero3. Las caractersticas de la fase neoliberal del patrn de poder global produjo el devenir de luchas en nuevos lugares dentro de la periferia, la aparicin de nuevos actores y la emergencia de una nueva forma de rebelda en las ciudades. La trayectoria de poder en esta fase, al mismo tiempo que se ramifica en todas las esferas de existencia social, las politiza, generando nuevas resistencias (Zibechi, 2003:187). En las ciudades de Amrica (lo observamos en pases como Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y Mxico), los nuevos movimientos sociales urbanos mostraban este nuevo escenario de expansin de los campos de conflictividad en las ciudades. El despliegue de resistencia ya no se gestaba nicamente en los extramuros de la ciudad sino empezaba a cruzarla completamente. Asimismo, en estos aos, los movimientos sociales urbanos vivieron un proceso de redefinicin de sus estrategias. Las organizaciones, especialmente populares, que haban sido actor importante en la resistencia a la dictadura, vivieron un repliegue. Incidieron en ello las derrotas militares y polticas, las esperanzas en trminos de bienestar que despertaba la transicin hacia el rgimen democrtico, la insercin (cooptacin) de muchos dirigentes en la nueva institucionalidad, y tambin el cansancio provocado por la accin poltica sistemtica desarrollada en la dcada anterior (Garcs, 2004). Acto seguido, la ola de frustraciones provocadas por las limitaciones del nuevo rgimen hizo ver a los movimientos que los cursos de accin tendran que cambiar. Las luchas urbanas a la fecha dan como aprendizaje que los gobiernos ya no son un aliado a conseguir, y que este Estado no es posible de ser reformado ni mejorado, solo cabe su sustitucin. La institucionalidad poltica est imbricada con el mercado, y los gobiernos y grupos econmicos sostienen, en una relacin de complementariedad abierta y complicidad subrepticia, la reproduccin de las desigualdades y las pobrezas generadas. El Estado ya no es concebido como una entidad, posible de ser usada en contra de las lgicas que defiende, sino como fuerza poltica con intereses corporativos propios y que acta en cautela de ellos mismos. Por tal, su conquista, pierde valor social y poltico. Hay que encontrar nuevos caminos.
3 Con esto no estamos desestimando la centralidad de la fuerza de clase obrera en la actualidad. Vale solo observar la experiencia de la CTA (Central de Trabajadores de Argentina) para dar cuenta de la potencialidad de esta clase. Sino el acento est puesto en la velocidad del crecimiento de esta forma de organizacin y de lucha que en los ltimos aos ha ocupado un rol importante de las acciones contra-hegemnicas. Para un anlisis de la importancia actual de la cuestin obrera ver: Iigo, 2008
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BUSCANDO AUTOGESTIN
El estudio CLACSO-CROP sobre Resistencias Urbanas en la Ciudad Neoliberal (realizado en el rea Ciudad, Barrio y Organizacin de SUR Corporacin, con apoyo del Departamento de Investigacin y Estudios de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano) aborda un fenmeno ya identificado en otros pases, pero que en el caso chileno est an en gestacin: es ese proceso de autonomizacin sealado, segn el cual los movimientos sociales urbanos, a diferencia de los tradicionales movimientos sociales, van dejando atrs paulatinamente las tradicionales demandas elevadas al Estado o las ofensivas frontales, mientras el orden de sus acciones se acerca ms a oposiciones laterales como la autogestin que levanta alternativas desde los territorios. Los viejos partidos polticos y centrales sindicales tradicionales estn siendo en general incapaces de captar y resolver los nuevos problemas de la sociedad deviniendo en un serio dficit de representatividad e interlocucin (Mirza, 2006). La institucionalidad poltica parece ajustarse ms a los intereses del mercado que a las necesidades de la poblacin, descansando pues el sistema poltico en una legalidad, pero ilegtima para gran parte de la poblacin; y el rgimen de acumulacin capitalista neoliberal contina generando da a da miseria y explotacin, con impactos brutales en la vida de la gente. En efecto, un movimiento social surge porque otras formas preexistentes de solucionar ese conflicto [preexistente] no pueden llegar a l, no saben llegar a l o no quieren llegar a l (Ibarra, 2000:2). Un movimiento nace de una necesidad, la de intervenir sobre su realidad (Riechmann y Fernndez, 1994). Sobre una sistema de desigualdades que genera inequidades frente a las cuales la poblacin identifica injusticias, y se moviliza frente a ellas. El asunto hoy es que la institucionalidad, el Estado, es parte de estas injusticias y sigue siendo gravitante en su reproduccin. De ah que se considere que la cuestin es, ahora, ya no tanto una polmica entre si la estrategia de la emancipacin va por fuera o por dentro del Estado; es muy claro que va por fuera, pero lo importante es cmo se encamina ms all de l (Gutirrez y Gmez, 2007: 21). Lo que est ms all del Estado, y lo ensean sistemticamente muchos movimientos en la regin, es la autogestin popular del territorio. En Chile, por ejemplo, en los ltimos aos el Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL) est gestando similares acciones a las desplegadas hace ms de dos dcadas por el por el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI) y el Movimiento Territorial de Liberacin (MTL) en
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Argentina con alternativas de produccin social del hbitat mediante autogestin y ayuda mutua; el Frente Popular Francisco Villa Independiente (FPFVI) en Mxico con procesos cooperativos en materia habitacional y productiva en decenas de colonias; la Federacin Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) en Uruguay de alcance nacional; la Unin Nacional por la Morada Popular (UNMP) en Brasil, y muchos otros. Se observa en este estudio, que este tipo de movimiento social en sus acciones y estrategias no se cie exclusivamente a reivindicaciones hacia el Estado ni a la confrontacin armada directa. Si durante la matriz capitalista Estado-cntrica las luchas eran impensables sin elevar demandas al Estado, en un marco en que en conjunto con l se impulsaba la produccin del hbitat, en la fase actual neoliberal la accin se orienta a reafirmar una autonoma territorial a travs de la autogestin popular. Para el MPL, la meta no es ser incluido en el cinturn de la ciudad moderna, convertir al poblador en propietario-ciudadano y eliminar as la diferencia, sino ms bien es permanecer y producir el espacio vivido, potenciando la diferencia e ir conquistando territorios. Hay demandas que efectivamente se siguen elevando al Estado (reforma agraria, reforma urbana, expropiaciones de suelo para viviendas, equipamiento y servicios bsicos, etc.), pero el eje central de los actuales movimientos sociales urbanos en la regin es una condicin de autonoma a travs de la autogestin popular. Asimismo las estrategias del Movimiento dan cuenta que la toma de terrenos contina siendo un recurso poltico importante, pero no el nico. La violencia es utilizada en ocasiones como instrumento de visibilizacin de demandas, pero no como un fin en si mismo, sino como medio para la conquista de un proyecto otro, en el caso del MPL, la Vida Digna. Entonces, los movimientos sociales urbanos utilizan en ocasiones la confrontacin como tambin instrumentalizan ciertos espacios institucionales, pero lo central en sus acciones es la capacidad de levantar alternativas polticas en los mrgenes del Estado.
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El total de casos de conflictos urbanos registrados en los informes (por la amplitud de los objetivos de los movimientos) requiri la conformacin de grupos segn el tipo de conflicto.4 Se registraron 174 casos: 70 en Argentina; 22 en Ecuador; 33 en Mxico; y 49 en Brasil. Del total de casos, un 39,1 por ciento corresponde a conflictos por vivienda, especialmente a tomas de terreno; 24,1 por ciento a crecimiento urbano, siendo predominante la conflictividad por la localizacin de proyectos comerciales e industriales; 20,1 por ciento a equipamiento, con similares resultados por la carencia de servicios bsicos y de infraestructura social-urbana; 14,4 por ciento a medio ambiente, concentrndose en impactos directos; y 2,3 por ciento a deterioro barrial, principalmente por demanda de espacios pblicos.
Cuadro 1 Conflictos urbanos en Argentina, Ecuador, Mxico y Brasil segn eje y subtipo de conflicto, ao 2006
EJE DE CONFLICTO VIVIENDA SUBTIPO Tomas de terreno Inquilinos Deudores CRECIMIENTO URBANO EQUIPAMIENTO Construccin en altura Localizacin de proyectos viales y comerciales Demanda por servicios bsicos Infraestructura social y urbana Externalidades Impacto directo Demanda por espacios pblicos Apropiacin y ocupacin de espacios TOTAL ARGENTINA 12 6 2 8 16 7 7 6 3 3 Sin registro 70 ECUADOR 6 Sin registro Sin registro Sin registro 3 1 5 5 2 Sin registro 1 22 MXICO 6 1 Sin registro Sin registro 6 7 5 4 3 Sin registro Sin registro 33 1 1 Sin registro Sin registro 49 BRASIL 33 Sin registro 2 Sin registro 9 3 TOTAL 57 7 4 8 34 18 17 16 9 3 1 174
4 Filtramos aquellos casos cuya demanda involucraba propiamente una cuestin urbana. La ciudad no era slo el escenario sino la fuente de la disputa. Las categoras fueron: Vivienda, que agrupaba casos de tomas de terreno, inquilinos y deudores; Crecimiento urbano, que implicaba construccin en altura y localizacin de proyectos comerciales o industriales; Equipamiento, que consideraba servicios bsicos e infraestructura urbana; Impactos medio ambientales, segn impacto directo o indirecto; y Deterioro barrial, que agrupaba la demanda por, y ocupacin de, espacios pblicos y la defensa del patrimonio histrico.
5 Desde el ao 2007 estamos desarrollando, con Susana Aravena y Alejandra Sandoval en el rea Ciudad, Barrio y Organizacin de SUR Corporacin, un trabajo de investigacin-accin sobre la conflictividad que se est viviendo en la ciudad de Santiago. Uno de los primeros antecedentes pblicos de este trabajo fue la publicacin en septiembre de 2007 de un primer mapa de conflictos urbanos que identificaba 18 conflictos emplazados en 17 comunas de Santiago. El pasado 12 de julio de 2009 se habilit un sistema online de acceso pblico que localiza 69 conflictos urbanos en 30 comunas de la ciudad de Santiago. Este ltimo trabajo tiene por objetivos producir un sistema dinmico, interactivo y transparente de actualizacin de la informacin sobre los conflictos urbanos en Santiago, difundir los impactos que el actual modelo de desarrollo urbano neoliberal genera en nuestra ciudad, mostrar el trabajo que los grupos y
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Siguiendo una clasificacin similar, del total de los casos, un 48 por ciento corresponde a conflictos por crecimiento urbano, sean expropiaciones, construccin en altura o el impacto por la localizacin de proyectos viales o comerciales; un 23 por ciento corresponde a conflictos por vivienda, tales como allegados, deudores, deterioro de la vivienda y tomas de terreno; un 19 por ciento remite a impactos medioambientales; y un 10 por ciento se dio por deterioro barrial, ya sea por destruccin de patrimonio histrico o recuperacin y ocupacin de espacios pblicos (Notas Digitales, 2009). Como se desprende, los casos son heterogneos, pero convergen en una cuestin comn: son luchas por la ciudad, cuyo origen es la oposicin entre una ciudad pensada para la reproduccin del patrn de poder en Amrica, y otra ciudad levantada por pobladores, jvenes, migrantes, indgenas, afrodescendientes, mujeres y otros sujetos sociales. Las luchas de los nuevos movimientos sociales son distintas en su expresin poltica a las anteriores, pero el fondo es el mismo: el diferencial de poder en la produccin de las ciudades, que perpeta la imposibilidad de muchos y muchas a incidir sobre el curso del proceso urbano.
organizaciones sociales estn desarrollando en estas materias y favorecer una mirada conjunta sobre la aparente dispersin de las luchas urbanas. Vase http://mapadeconflictos.sitiosur.cl/index1.php.
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REFLEXIONES PRELIMINARES
Establecer conclusiones finales para estas luchas urbanas sera apresurado; por ello parece ms importante bosquejar lo que se abre con los nuevos movimientos sociales para el devenir de nuestras ciudades:
El histrico diferencial de poder, ahora en su modalidad neoliberal, ha provocado nuevas miserias y nuevas pobrezas urbanas. Como consecuencia, junto a los conflictos relativos a la demanda por un lugar en la ciudad en la dcada del setenta, emergen ahora nuevos tipos de conflictos. stos estn directamente asociados a la fase neoliberal del patrn de poder global, a su despliegue territorial y a las polticas, normativas e instrumentos que forman parte de su arsenal operativo en el mbito urbano. Los movimientos sociales urbanos, a diferencia de los tradicionales movimientos sociales, como el obrero, abren nuevos lugares de rebelda, abarcando la fbrica y los bordes y expandindose a toda la ciudad. Poseen una territorializacin mltiple. Tambin ensean una apertura en los objetivos perseguidos, complementando las demandas elevadas al Estado con estrategias autogestionadas que buscan levantar propuesta en los territorios. Es la combinacin de la protesta poltica dirigida a la institucionalidad, con la propuesta programtica para sus territorios y habitantes. Construyen una condicin de autonoma. Hoy, los movimientos sociales urbanos demuestran que la cuestin urbana no se limita al acceso a la vivienda y las luchas de los sin techo, sino que se ha ampliado el contenido de los conflictos y de los objetivos perseguidos: son luchas por la ciudad. Develan su carcter plural. Las luchas por la ciudad exponen que algo se est abriendo, y lo sustantivo es la capacidad de comprender estas aperturas de resistencia como aperturas epistemolgicas, como nuevos espacios de pensamiento donde la reflexin sobre el devenir de la ciudad se hace tanto arriba, en la esferas institucionales, como abajo, en las organizaciones y movimientos sociales.
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