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VARONES ADOLESCENTES:
GNERO, IDENTIDADES Y SEXUALIDADES
EN AMRICA LATINA Jos Olavarra (Editor) FNUAP FLACSO-Chile Red de Masculinidad/es Chile 305,31 V434 JI ~ . :() Varones adolescentes: gnero, identidades y sexualidades en Amrica Latina Las opiniones que se presentan en este trabajo, asi como los anlisis e inter pretaciones que en l se contienen, son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente los puntos de vista de FLACSO ni de las instituciones a las cuales se encuentran vinculados. Esta publicacin es uno de los resultados de las actividades desarrolladas, en el mbito de la investigacin y la difusin, por el Area de Estudios de Gnero de FLACSO-Chile. Estas actividades se realizan con el apoyo de diversas fundaciones, organismos internacionales, agencias de coopera cin y gobiernos de la regin y fuera de ella. Especial mencin debemos hacer al apoyo de la Fundacin Ford y UNFPA. Ninguna parte de este libro/documento, incluido el diseo de portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada de manera alguna ni por algn medio, ya sea electrnico, mecnico, qumico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin autorizacin de FLACSO. 612.6 Olavarra, Jos, ed. 042 FLACSO-Chile; FNUAP; Red de Masculinidad/es Varones adolescentes: gnero, identidades y sexualidades en Amrica Latina. Santiago, Chile: FLACSO, 2003. 354 p. Serie Libros FLACSO ISBN: 956-205-183-8 ADOLESCENTES / HOMBRES / SEXUALIDAD / IDENTIDAD MASCULINA / ENFERMEDADES DE TRANSMISIN SEXUAL / PATERNIDAD / CONDUCTAS SEXUALES / CONFERENCIA / AMRICA LATINA Inscripcin N 135.348, Prohibida su reproduccinre ..........co, "'_'"'' ; p ~ " H : 2003, FLACSO-Chile , ~ ~ ' . Av. Dag Hammarskjold 3269, Vitacura. ! CUT. Telfonos: (562) 290 0200 Fax: (562) 290 0263 Casilla Electrnica: flacso@flacso.c1 FLACSO-Chile en Internet: http://www.flacso.cl Fotografia portada: Imagen de la pelcula "Te Amo. Made in Chile", gentileza del director Sergio Castilla. Produccin editorial: Marcela Zamorano, FLACSO-Chile Diagramacin interior: Marcela Contreras, FLACSO-Chile Diseo de portada: Claudia Winther Impresin: Salesianos S.A. .'lJorECA -FL J F,_. 41-E .. eUf".... -.. ---:..::c. . """. -"-.. - . IN DICE . -- ...... c::j,.. ------....... .. ....... ..._- .. ;;.- _.. .. .._.. ......... tJ.frr<evq. Presentacin 7 Introduccin 9 CAPTULO I PROCESOS Y TENSIONES EN LA CONSTRUCCiN DE LAS IDENTIDADES DE LOS VARONES ADOLESCENTES En qu estn los varones adolescentes? Aproximacin a estudiantes de enseanza media Jos Olavarra A 15 Jvenes rurales. Gnero y generacin en un mundo cambiante Benno De Keijzer y Gabriela Rodrguez 33 Adolescencia en la construccin de masculinidades contemporneas Robert W. Connell 53 CAPTULO 11 LOS GRUPOS DE PARES Y LAS IDENTIDADES MASCULINAS Adolescencia y riesgo: reflexiones desde la antropologa y los estudios de gnero Norma Fuller 71 Adolescencia, masculinidad y violencia: el caso de los barristas del ftbol Humberto Abarca 85 El grupo de pares en la construccin masculina de jvenes de clases subalterna Fernando Urrea Giraldo 97 CAPTULO III CUERPOS, DESEO, PLACER Y RELACIONES AMOROSAS Orientaciones ntimas en las primeras experiencias sexuales y amorosas de los jvenes. Reflexiones a partir de algunos estudios de casos colombianos Mara Viveros Vigoya 115 , . Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler 127 CAPTULO IV COMPORTAMIENTOS REPRODUCTIVOS Y PATERNIDAD EN LOS ADOLESCENTES 'No s decirle si qued embarazada': gnero, responsabilidad y autonoma entre jvenes mexicanos Ana Amuchstegui Herrera 143 Iniciacin sexual y salud reproductiva entre adolescentes en Oaxaca de Jurez, Mxico Matthew C. Gutmann , 153 Paternidades entre los jvenes: la "evasin" como respuesta en crisis y la paternidad en soltera como respuesta emergente Irma Palma 165 CAPTULO V BSQUEDAS, CONSUMO Y LMITES EN LA CONSTRUCCIN DE LAS IDENTIDADES MASCULINAS La formacin de hombres jvenes "gnero equitativos": Reflexiones de la investigacin y desarrollo de programas en Ro de Janeiro, Brasil Gary Barker 185 La experiencia de violencia de gnero de los hombres jvenes. Complejidad en la prevencin y atencin a la violencia de los hombres jvenes en las escuelas Roberto Octavio Gardas 205 La pornografa entre los jvenes adolescentes Enrique Moletto 221 CAPTULO VI BSQUEDAS Y EXPLORACIONES EN EL COMPORTAMIENTO SEXUAL, ITS y VIH/SIDA Dimensiones de la sexualidad: prcticas y representaciones de los jvenes varones en Argentina Ana La Kornblit 235 Tab y profilaxis. La investigacin social sobre las infecciones de transmisin sexual entre adolescentes varones en el Chile de los '90 Gabriel Guajardo y Rodrigo Parrini 247 Salud sexual y juventud: algunas reflexiones sobre la prevencin del VIH/SIDA en los jvenes con prcticas homosexuales en Brasil Felipe Rios 257 GRUPOS DE TRABAJO 1. Educacin sexual: - Propuesta gubernamental de sexualidad responsable. SERNAM, Chile. M Cristina Avils 271 - Programa Gente Joven MEXFAM, Mxico. Alfonso Lpez Jurez 279 2. VIH/SIDA y ITS: - Programa Prevencin SIDA en Adolescentes. ABIA, Brasil. Luis Felipe Ros 285 3. Paternidades adolescentes: - Proyecto PAPAl, Paternidad en la adolescencia. PAPAl, Brasil. Jorge Lyra 289 4. Violencia juvenil y drogas: - Proyecto Adolescencia, marginalidad y drogas. CONACE, Chile. Fanny Pollarolo V 301 5. Educacin, la escuela: - Proyecto Cultura de la Paz y escuelas. lJNESCO, regional Mara Luisa Juregui 309 6. Derechos y ciudadana: - Proyecto Adolescencia en Amrica Latina y el Caribe. Orientaciones para la formulacin de polticas. UNICEF, Buenos Aires. Eleonor Faur 315 - Proyecto Servicios para adolescentes: posibilidad para el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos. PROFAMILIA, Colombia. Marcela Snchez B 327 CONCLUSIONES DE LOS GRUPOS DE TRABAJO 333 CUERPOS, DESEOS, PLACER YAMOR* 1 Victor ]eleniewski Sedler" PENSANDO A LOS HOMBRES JVENES Cuando pensamos en hombres jvenes viviendo su tiempo como "adolescentes" nos encontramos pensando en que se encuentran atravesando slo una etapa de su proceso de vida, pues como adultos frecuentemente pensamos en la adolescencia como una "fase" que "pasar" pues desde nuestra visin, la de la vida adulta, la adolescencia se convierte en un momento del desarrollo fsico y emocional que hombres y mujeres jvenes viven en su camino para convertirse en adultos. Tendemos entonces a pensar en trminos psicolgicos, en el encuentro entre los procesos biolgicos de la adolescencia y el mun do social adulto; pero esta visin -a pesar de su "cientificidad"- puede ser engaosa pues se abstrae de la particularidad histrica y cultural de los momentos que los jvenes estn viviendo, ms an, podemos as reproducir, sin damos cuenta, supuestos cultura les que requieren ser cuestionados. Como adultos podemos asumir la "adolescencia" como un problema que requiere ser resuelto minimizando las conductas de riesgo en que, particularmente los hombres jvenes, tienden a involucrarse. Fcilmente asumimos que ser joven es ser "culpable", como si la gente joven estuviera esperando ser culpada por cualquier cosa que vaya mal en sus vidas. Implcitamente teorizamos como quienes "ya saben" a partir de una racionalidad que la masculinidad dominante puede dar por segura. Dentro de una visin Ilustrada de la modernidad formada en trmino de una masculinidad dominante, la razn aparece como la fuente del conocimiento separada de las emociones, sentimientos y deseos, que en trminos kantianos pertenecen a la sinrazn e indeterminacin' . As la "adolescen cia" es categorizada dentro de la tradicin racionalista de la sicologa como un "objeto" de observacin cientfica, como una etapa del desarrollo en trminos biolgicos que Traduccin al ingls de Ana Mara Muoz, Sociloga FLACSO-Chile. Quisiera agradecer a Teresa Valds y Jos Olavarria por su clida hospitalidad durante la Conferencia as como por la interesante discusin. La reescritura de este paper ha sido enriquecida por las discusiones y las intensas conversaciones que siguieron a las sesiones de la Conferencia. Victor Jeleniewski Seidler es profesor de Teora Social en el Goldsmiths College de la Universidad de Londres. Trabaja en las reas de teora social y filosofa y ha escrito ampliamente sobre tica, teora poltica y genero. La relacin entre las teoras morales kantianas y la visin ms extendida de la modernidad que se ha definido en trminos de una masculinidad europea dominante es un terna inicialmente explorado en Seidler (1986). Vctor Jeleniewski Seidler Cuerpos, deseos, placer y amor podemos conocer racionalmente donde, como cientistas sociales, tenemos todo por en sear y muy poco por aprender. No es necesario por 10 tanto dialogar con hombres y mujeres jvenes, pues nosotros "ya sabemos" que "etapa" estn viviendo pues est ya ha sido completamente cubierta dentro del discurso cientfico y como sta es solo una fase que nosotros tambin hemos "vivido", aunque en otro momento del tiempo, es algo que podemos asumir que ya conocemos desde dentro, aun cuando muchos de nosotros hayan perdido conexin con esos aos y no se encuentran preparados para realizar el "trabajo emocional" que permi tira re-crear esa conexin. A menos que estemos dispuestos a hacer este "trabajo emo cional", un trabajo que la tradicin racionalista psicolgica y sociolgica no apreciara y desvalorizara, especialmente dentro de la tradicin positivista que solo podra recono cerlo como un sesgo en una prctica de otra manera objetiva. Esta visin del trabajo cientfico y las metodologas que de ella derivan se encuentran ya diseadas bajo los trminos de una masculinidad dominante. En vez de ser neutrales e imparciales, estos paradigmas de la prctica cientfica poseen ya el cdigo de una masculinidad europea dominante, as no es accidente que las Revoluciones Cientficas del Siglo XVII se pre sentarn, en trminos de Bacon como una nueva filosofa 'masculina', como 10 presento en La Snrazn Masculna: Masculndad y Teora Social ". En la medida que hemos dado cuerpo a una tradicin estructural, la cultura es radi calmente separada de la naturaleza, as como la razn es separada de la emocin; dentro de una modernidad racionalista el ser racional es identificado con la razn, mente y conciencia son separados de los cuerpos, y la sexualidad y emociones, que en la cultura catlica se identifican con los" pecados de la carne", son desdeadas como parte de una naturaleza "animal" y por tanto no forman parte de nuestras identidades como seres humanos. Como Kant evidencia en su visin de la "naturaleza humana" en una moder nidad secularizada, slo en la medida que tenemos razn y somos 'racionales' es que podemos ser humanos y "civilizados". En estos trminos el cuerpo permanece in/civili zado e identificado con sexualidades y por ello, como una amenaza a nuestro status de seres humanos. Esto fue crucial para definir la superioridad europea como la portadora de la ciencia, el progreso y la cristiandad, legitimando con ello el proyecto de la Con quista: haba una naturaleza in/civilizada que necesitaba ser dominada para poder en contrar su camino de la tradicin hacia la modernidad. En este contexto resulta tentador tratar a la "adolescencia" como un estado incom pleto - si no consideramos a la gente joven como carente de razn, entonces los imagi namos al menos perdiendo temporalmente su conexin con ella. Al tomar riesgos inne cesarios con sus vidas la juventud es entendida como in/civilizada y bajo el control de su naturaleza emocional. Como incivilizados -y as fueron definidos los indgenas- care can de razn y no se podan comunicar con ellos; el nico lenguaje que podan entender era el lenguaje de la fuerza. La relacin entre las Revoluciones Cientficas del siglo XVII y el reordenamiento de las relaciones de poder entre los gneros estableci elementos cruciales para la visin Ilustrada de la modernidad. Este fue un tema central en The Death ofNature de Carolyn Merchant (Harper and Row, New York, 1980). Las implicancias para las tradiciones de la teora social son exploradas en La Sinrazn Masculina. Masculinidad y Teora Social (Paidos, Barcelona, 2000). 128 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler Dentro de la misma tradicin racionalista tratamos a la "adolescencia" como un "objeto" de investigacin cientfica, donde no es necesario comunicarse o escuchar 10 que los y las jvenes tiene que decir por s mismos. Es decir, la tradicin positivista en las ciencias sociales tambin sirvi para silenciar a las personas que estamos investigan do. Como "objetos" de conocimiento se espera que respondan a las preguntas que hace mos, pero no que ellos hagan preguntas. Los hombres y las masculinidades no pueden ser considerados como nuevos "obje tos" de investigacin cientfica social a los que podemos aplicar los mtodos positivistas tradicionales, sino que tenemos que reconocer las formas en que los supuestos de la masculinidad ya se encuentran en estas metodologas tradicionales. Se encuentran en el asumir una relacin de autoridad con el investigado al rechazar el proceso de investiga cin como un proceso "relacional" en que los investigadores aprenden que slo pueden hacer a otros preguntas que se encuentren preparados para hacerse a s mismos. Para trabajar con adolescentes los investigadores tienen que haber hecho el "trabajo emocio nal" que los conecte con su propia adolescencia de manera que puedan tambin compar tir su propia experiencia cuando sea apropiado. Como Carol Gilligan descubri en su propio trabajo con nias adolescentes, cuando tuvo que cuestionarse la ignorancia que es tan frecuentemente asumida y reconocida respecto de cunto ya saban las jvenes con quienes estaba trabajando', Ella descubri que las jvenes necesitaban crear una relacin de confianza para compartir sus experiencias, pero esto dependa de la capaci dad de Carol para compartir la propia. El feminismo desafi las bases racionalistas de la modernidad al desafiar a la distin cin entre razn y emocin, entre mentes y cuerpos. Con esto buscaba romper con la tradicin cartesiana dominante que tradicionalmente desvalorizaba los cuerpos como par te de una naturaleza desencantada, insistiendo en que los cuerpos deben ser reconocidos como "parte de" nuestras identidades como seres humanos. En la creacin de espacios para explorar las relaciones ocultas entre emociones y poder, el reconocimiento de que "10 personal es poltico" permiti a las investigadoras feministas analizar las relaciones de poder en las relaciones ntimas y familiares. Cuando se trata del anlisis de los hombres y las masculinidades, algunos de estos descubrimientos, desafortunadamente, se han perdi do por la adopcin de un anlisis estructural de las "masculinidades hegemnicas" en trminos de practicas sociales estructuradas exclusivamente como relaciones de poder", Esto ha significado que, cuando se trata de los hombres, volvemos nuevamente a la impersonal "visin desde ninguna parte" que viene de la tradicin racionalista. Asumi mos que cuando los hombres se renen es simplemente por el beneficio de sus vidas personales y no para revelar la operacin de las relaciones estructurales de poder por El marco para el ltimo trabajo de Carol Gilligan (1882) con nias adolescentes fue originalmente establecido en el trabajo en que estableca una distancia critica con el trabajo mas universalista de desarrollo moral de Kohlberg que estaba implcitamente basado en la experiencia de nios adolescentes en Con una Voz Diferente de Gilligan. La insistencia en que la opresin de las mujeres es estructural y por ello tiene que estar relacionada con cuestiones histricas y de poder mientras que la experiencia de los hombres solo puede ser entendida en trminos ms personales es un asunto que ya haba surgido en las polticas sexuales de los aos 1970. Esto hizo difcil teorizar temas de violencia estructural de maneras tales que pudieran iluminar la destruccin de las vidas emocionales y personales. Este fue un tema que originalmente trabaj en Seidler (1989). 129 Victor Jeleniewski Seidler Cuerpos, deseos, placer y amor medio de la reflexin sobre su experiencia. Pero podemos tambin rescatar de la teora postmoderna, haciendo eco de un temprano descubrimiento feminista, que las personas estn siempre teorizando desde momentos histricos y culturales particulares que nece sitan reconocer. De otra manera no solamente nos encontramos hablando sobre la gente joven sin reconocer la importancia de escuchar lo que tienen que decir, sino que descu brimos que, con demasiada frecuencia, abstraemos nuestro pensamiento de las personas jvenes del entorno histrico y cultural particular en que viven. As nos encontramos hablando en trminos generales sobre la relacin entre los y las jvenes y las institucio nes del mundo adulto que enfrentan. As tambin legislamos para ellos por medio de la razn, en vez de aprender de los diferentes mundos en que ellos estn creciendo. Con las comunicaciones de masa y las nuevas tecnologas se vuelve intil generalizar para todas las generaciones. Por el contrario tenemos que focalizarnos en los problemas y placeres particulares con que tiene que lidiar de la gente joven. Pero para hacer esto tam bin tenemos que romper con la tradicin racionalista que permite hablar de poder, pero no sobre cuerpos, placeres sexualidades y amor; necesitamos explorar nuevas formas de pensar cmo el poder opera tambin a travs de estas diferentes esferas de la vida. GENERACIONES El desarrollo de los varones adolescentes hacia hombres jvenes se da en mundos parti culares que tienen sus propias historias y culturas. Crecer en las afueras de Santiago en los primeros aos del nuevo milenio te enfrenta con diferentes preguntas, inquietudes y sueos que aquellos de finales de 1970, cuando las sombras de ese temprano once de septiembre eran parte de la lucha diaria por la sobrevivencia en el rgimen de Pinochet y se enfrentaba con frecuencia el silencio de las madres y los padres respecto al compar tir con sus hijos las dolorosas experiencias que tuvieron que vivir. En otros pases de Amrica Latina hubo diferentes silencios en la medida que los gobiernos militares to maron el poder y los movimientos populares fueron aplastados. Muchas veces los pa dres sintieron que tenan que proteger a sus hijos de las dolorosas experiencias del pasa do. A menudo era muy peligroso re-memorar el pasado y ms fcil olvidar las dolorosas historias que los vividas recientemente por los pases. Con frecuencia esto bloque otras formas de comunicacin entre padres e hijos a partir de una cierta ansiedad de mirar al futuro, lejos del pasado, que hace que los hijos aprendan pronto sobre qu cosas se supone no deben preguntar. Hay "vacos" en la comunicacin cuando los hijos "cargan", sin saberlo, los sentimientos inconscientes no resueltos de sus padres. Algunas veces los hijos se encuentran a s mismos soando sobre horrores que no pueden definir, que provienen de algn lugar que las generaciones jvenes no pueden nombrar. Cuando la vida pblica es cerrada, algunos padres pueden sentirse ms centrados en las relaciones con sus hijos, pero al mismo tiempo, desean protegerlos de historias dolorosas. Los nios (varones) pueden sentir una responsabilidad particular, especialmente cuan do han crecido sin su padre; al interior de una cultura patriarcal pueden sentir que no deben contribuir a la carga de su madre pues su vida es 10 suficientemente dura. En ocasiones ha habido experiencias de separacin dolorosas producto del exilio donde los 130 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler nios pueden sentir ira de que sus padres no hayan "estado ah" emocionalmente para ellos. Las sombras de estas" historias difciles" caen desigualmente a travs de las fami lias donde los nios (varones) estn convirtindose en hombres jvenes, pudiendo ellos encontrar difcil compartir sus incertidumbres sobre sus deseos corporales y sentimien tos emocionales, debiendo sustentar el silencio establecido a travs de las generaciones. Cuando escuchas a los adultos hablar sobre experiencias con adolescentes en San tiago, puedes escuchar la preocupacin sobre la depresin que sienten que sus hijos llevan y de la cual no pueden hablar. Conscientes tambin del uso de anti-depresivos y las enfermedades mentales que afectan a tantos adultos, es an difcil conversar sobre temas tan complejos como la experiencia de la adolescencia despus del Golpe, con toda la violencia y horror que le siguieron. Es difcil saber cundo ser el tiempo adecuado para sostener esta conversacin, especialmente cuando muchos adultos estn preocupa dos por poner ms carga sobre los hombros de sus hijos, mientras sienten que sus ado lescentes no estn interesados en estos temas, pues el mundo en que estn creciendo es muy diferente. Pero frecuentemente las personas jvenes saben mucho ms de lo que sus padres podran creer, algunos slo estn manteniendo su silencio porque con ello, silenciosamente, protegen a sus padres. Estas traumticas historias estn moduladas de manera diferente en las distintas cultu ras latinoamericanas, por lo que los silencios se han roto de diferentes maneras y los pasa dos rondan de diversas maneras el presente. Una persona joven en Chile puede darse cuen ta que nunca ha hablado realmente con sus padres sobre su experiencia despus del Golpe. Sabe que sus padres sufrieron, pero durante los aos de exilio nunca sinti que pudieran hablar sobre estas dolorosas historias. Ser sensible en la cultura chilena es no daar a los otros, aprender a adaptarse a las expectativas de los dems y desconfiar de expresar real mente tus propios sentimientos y pensamientos; para no ofender a los otros el silencio es fcilmente preservado. La intencin de hablar puede estar siempre ah, pero el momento nunca parece ser el adecuado. Las personas se cuidan de traer experiencias dolorosas a la superficie, especialmente si la cultura incentiva una creencia en el futuro y un olvido del pasado. Muchas personas as pueden no soportar su vida presente por una depresin silen ciosa, la de vivir llevando la silenciosa carga del pasado. MUNDOS DIFERENTES Frecuentemente los hombres jvenes sienten que estn creciendo en un mundo diferente del que sus padres conocieron y cuando comienzan a definir sus identidades en oposicin a sus padres puede ser dificil mantener la comunicacin. Esto es especialmente verdade ro cuando la comunicacin emocional no se ha establecido entre padres e hijos en los primeros aos. Hay un momento crtico cuando el nio esta cerca de los siete u ocho aos y su padre siente que ya no puede continuar tomando la mano de su hijo en pblico; el nio entender que extender su mano hacia la de su padre slo ser para sentirse rechaza do. Si no hay una explicacin esto puede producir una distancia incmoda en la relacin que ser difcil de salvar. Se pueden crear lazos emocionales cuando los padres se involucran en el cuidado diario de sus hijos. Muchas veces los momentos posteriores al nacimiento del nio son cruciales para el aprendizaje, por parte de los padres, de habili 131 Victor Jeleniewski Seidler Cuerpos, deseos. placer y amor dades de cuidado corporal y bao junto con la madre. Es esta inversin temprana de tiempo y de atencin lo que permite que la conexin se sustente a travs de los difciles aos de retraimiento adolescente, donde los varones adolescentes parecen tener que "en contrar su propio camino", pero queriendo que sus padres "estn ah" permitindoles cometer sus propios errores. A menudo, en sus ltimos aos de adolescencia, al final de este proceso, regresan. Generalmente fallamos en reconocer los modos en que la adolescencia es "genera da" (posee carcter de gnero) y preferimos pensarla como una etapa los nios y nias deben atravesar. Esto hace difcil que podamos apreciar como la separacin de gnero, que a menudo ocurre en la escuela cuando los nios tienen siete u ocho aos, puede hacer que se asle a los nios que sintieron ms fcil jugar con las nias, posiblemente porque crecieron en familias con una mayor preocupacin emocional que valoraba una mayor igualdad de gnero. Los movimientos feministas tradicionales se enfocaron en los asuntos de igualdad de gnero de maneras que hicieron dificil reconocer de modo igualitario las necesidades emocionales de los nios. A menudo los nios queran mas contacto con sus padres, encontrndose a veces ambos trabajando remuneradamente, y resentan el ser dejados al cuidado de mujeres ms pobres de quienes se esperaba hicieran el trabajo que permita a la pareja de clase media tener una mayor igualdad de gnero. Nuevamente esta es una experiencia generacional que explica en parte por qu los nios cuyos padres se vieron influenciados por el feminismo de los aos '70 y '80 parecen estar tomando decisiones diferentes para s mismos. Los varones han sido lentos en responder a los desafos del feminismo; sintiendo que necesitaban ser "modelos" para sus hijos, a menudo ocultaron sus propios temores y humillaciones sufridas en su etapa escolar bajo el supuesto que tenan que ser "fuertes", particularmente para sus hijos. Pero esto puede llevar a los varones jvenes a sentirse ms solos y aislados al no poder reconocer sus temores como "normales" pues, si son interpretados como un signo de debilidad y por ello como una amenaza a la identidad masculina, estos son vergonzantes y deben ser acuitados, con tensin en el cuerpo. Algunos hombres jvenes ven en Internet un espacio virtual donde son capaces de explorar sentimientos que no pueden compartir en persona. Descubrir incluso que es posible decir a sus amigos en Internet cosas que jams se arriesgaran a decirles cara a cara. Nuevamente esto depende de las culturas verbales en que crecen los jvenes. En ocasiones los jvenes sienten deseos que slo pueden admitir y explorar realmente por medio de la realidad virtual; por ejemplo un hombre joven que siente deseo por relacio nes con su mismo sexo puede sentir que el no es "anormal" por tener estos deseos; en Internet puede encontrar sitios de conversacin (chats) en que puede hacer suyos deseos que siente tiene que silenciar y suprimir en su vida cotidiana. De esta manera Internet se puede volver un espacio de libertad en el que la gente joven explore sus identidades sexuales, raciales y tnicas, donde pueden descubrir a otros lidiando con asuntos simila res en sus propias vidas y sentirse as menos aislados y solos. Adems de ser un espacio en que la gente puede buscar apoyo, que de otra manera no tendra en su vida diaria, y abrir conversaciones que sienten no es posible tener con sus padres; Internet tambin puede ser un espacio en que las personas representen identi dades sexuales y de gnero particulares. Un joven que se sienta ambivalente respecto de 132 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler su identidad sexual o de genero podra usar el espacio de Internet para representar y actuar estas diversas identidades; descubrir un espacio en el cual est permitido explorar representativamente estas identidades, dndose a s mismo un espacio para sentirse den tro de estas diversas identidades. A travs del aprendizaje derivado de las sensaciones en estas representaciones, los jvenes pueden obtener informacin sobre s mismos que podra hacer una diferencia vital en las relaciones que escojan tener. Debemos tener cuidado de trazar una distincin muy marcada entre lo "real" y lo "virtual", pues las personas jvenes se mueven con facilidad entre estas dos esferas. Pue den aprender de lo virtual de manera tal que hagan una diferencia en el modo como se sienten sobre s mismos y por tanto, tambin en los modos como actan en sus relaciones. En vez de tratar lo virtual como un espacio para escapar de los dilemas de lo real, debemos reconocer cmo lo virtual opera tambin como un espacio de exploracin. Es en el anoni mato de lo virtual donde algunos hombres se atreven a nombrar sus emociones y senti mientos. En vez de sentir que siempre deben tener la respuesta -lo que podra ser una presin particular para los hombres jvenes que aprenden a temer su propia vulnerabilidad como un signo de debilidad y por lo tanto como amenaza a su identidad masculina-, los varones pueden aprender a apropiarse de su propia ambivalencia. Los hombres jvenes tambin explorar la distancia que existe entre lo que sienten que tienen que decir, especial mente frente a otros hombres, y cmo se sienten realmente; pueden permitirse una hones tidad de expresin, posibilitada al asumir una identidad diferente en la red. Los jvenes tambin pueden comenzar a reconocer como sus cuerpos han sido aver gonzados y por consiguiente, a experimentar la tensin existente entre lo que ellos de searan sentir y lo que actualmente sienten sobre el contacto, el sexo y la intimidad. Posiblemente an se sienten inconscientemente marcados por la doctrina catlica sobre la no-confiabilidad de las mujeres jvenes y la amenaza que ellas representan para la espiritualidad masculina, aun cuando hayan roto racionalmente con estas creencias, pue den seguir sintindose divididos entre nociones dualistas de "bien" y "mal" y percibir por ello que, en cierto nivel, la feminidad representa un "demonio" que debe ser resisti do. Estas percepciones tambin pueden hacer difcil para los hombres jvenes entender sus sensaciones corporales, particularmente su vulnerabilidad, ternura y miedos que han aprendido a identificar como "femeninas" y por ello como una amenaza a la identidad heterosexual masculina 7
CUERPOS Si repensamos las teoras de Freud sobre la latencia podemos pensar en diferentes trmi nos acerca de cmo los nios se convierten en hombres. Al momento de la separacin, cuando las nias y nios de ocho aos se separan en mundos diferentes, algunos nios pueden sentirse abandonados y expuestos al tener que volver a un mundo masculino de ftbol con el cual podran no sentirse confortables. Este es un tiempo en el que los nios Algunas discusiones tiles en relacin a la escolaridad de las masculinidades jvenes en Gran Bretaa pueden verse en Frosch et al, 2002 y Mac an Ghail. 133 Vctor Jeleniewski Seidler Cuelpos, deseos, placer y amor pueden ser objeto de burlas. La sensibilidad de los nios criados de modos anti-sexistas y educados emocionalmente puede aparecer como una discapacidad, dando a otros ni os terrenos para el rechazo. En estos aos puede ser difcil para los nios mostrar cualquier vulnerabilidad, especialmente en la escuela; a menudo solamente cuando han dejado atrs las puertas de la escuela se permiten lagrimas, al contar los eventos del da. Las emociones han sido definidas tradicionalmente como "femeninas", siendo un signo de debilidad considerado como una amenaza a las identidades masculinas. Esto involucra a los nios que aprenden disciplinas corporales particulares, donde se les ensea a ocul tar sus vidas emocionales internas. Los cuerpos se tensan frente a las experiencias, ex tendindose una brecha entre cmo los hombres jvenes pueden sentir en su interior y lo que pueden arriesgar revelar a otros. Como una forma de auto-proteccin, usualmente los nios asumen una relacin instrumental hacia sus cuerpos. Frecuentemente no quieren reconocer lo que estn sin tiendo ya que esto puede amenazar sus identidades masculinas. No queriendo reconocer su miedo, tristeza o vulnerabilidad aprenden a desviar estas emociones hacia la rabia y violencia que s afirman sus identidades masculinas. Es aqu donde podemos reconocer la debilidad de ciertas nociones de "masculinidad hegemnica" que definiran las mas culinidades exclusivamente como relaciones de poder. Esto tambin se refleja en la debilidad de la posicin de Connell, quien rechaza la idea que la masculinidad puede ser pensada como "empobrecida" o que los hombres tengan dificultades en expresarse emo cionalmente. En vez de explorar en los significados de la carencia de lenguaje emocio nal de los hombres, Connell prefiere insistir en que los hombres tienen poder y privile gios que deberan ser compartidos ms equitativamente. Su desdn por la comprensin "teraputica" en oposicin a una "poltica" hace difcil pensar creativamente de las rela ciones entre el poder y las emociones", En Masculinidades de Connell hay una tensin entre el marco terico y el estudio de casos de masculinidades particulares y ni siquiera a travs de las historias de estos hom bres sabemos cmo ellos se han convertido en los que son, ni la tensin entre los hom bres y las diferentes masculinidades con las que pueden llegar a identificarse. Debido en parte a la fractura que habita entre emociones, sentimientos y deseos considerados como "teraputicos", se nos entrega una concepcin pseudo racionalista del poder como si ste an pudiera ser concebido en trminos de "cero-suma", como si el poder que los hombres dejan pudiera ser asumido por las mujeres. Esta visin del poder no slo encie rra a los hombres en masculinidades particulares, identificadas con relaciones de poder particulares, sino que hace difcil explorar las tensiones entre los hombres y las mascu linidades con las cuales ellos se sienten obligados a identificarse. Esta visin racionalista del poder hace dificil explorar los trabajos sobre relaciones de poder, la manera como pueden debilitar la autoestima y desvalorizar la experiencia. Es una visin del poder de alguna manera separada de los cuerpos, experiencia y de la vida emo cional. Fue en parte lo que llev a Foucault a ver la debilidad de su visin sobre poder/ saber en el ensayo "Tecnologas del Ser", si bien no pudo encontrar una solucin, sinti Estos son supuestos que ayudan a formar el argumento de ConneJl, en ConneJl 1987 y su ms reciente en 1995. 134 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler que tena que comenzar de nuevo su exploracin sobre ticas y subjetividades", Pero este cambio de foco no signific el abandono de su comprensin sobre la centralidad del poder, sino que su suspensin temporal para comprender las relaciones entre el poder, las identi dades y la experiencia. Esta fue una conexin que, desde un punto de partida diferente, Foucault podra haber hecho a travs del feminismo y las polticas sexuales. Pero la ltimas discusiones que hace Foucault en La Inquietud de S tienen una resonancia particular para apreciar la experien cia de los hombres jvenes". l estaba interesado en cuestionar las tradiciones prevale cientes que ensean un desdn por el cuerpo y la sexualidad y as como un abuso del ser. l estaba buscando fuentes alternativas al interior de diversas tradiciones griegas que pudie ran incentivar un tipo diferente de cuidado de los cuerpos, emociones, sexualidades y amor. l quera cuestionar el marco de referencia heterosexual que haba sido codificado en la visin secularizada de la modernidad occidental que, con demasiada frecuencia, enseaba que la masculinidad heterosexual y blanca provea la norma en contra de la cual mujeres, gente de color, gays y lesbianas eran consideradas "defectuosas". Una teora universalista, que tiende a pensar sobre las masculinidades hegemnicas exclusivamente como relaciones de poder, hace dificil teorizar las diversas culturas mas culinas. El cerrarse a pensar las relaciones entre diversas masculinidades en trminos de poder hace tentador aplicar una teora universal a los distintos escenarios culturales. Esto produce sus propias formas de ceguera que, dentro de una economa mundial reciente mente globalizada, puede servir para hacer circular masculinidades particulares con adap taciones culturales menores, ms que generar un anlisis critico de ellas. En sociedades crecientemente secularizadas necesitamos investigar cmo, por ejemplo en los diferentes pases de Amrica Latina, el catolicismo ha construido los modos en que las personas an se sienten, inconscientemente, con respecto a sus cuerpos, emociones y sexualidades. La idea del cuerpo como un sitio de pecado y tentacin produce sus propios silen cios entre generaciones. El shock que los cuerpos soportan cuando los varones jvenes de comunidades urbanas y rurales recurren a prostitutas para su primera experiencia sexual no es un problema de los "significados" que le asignan a sus experiencias como sugerira la tradicin interpretativa. En cambio esta experiencia puede moldear sus sexua lidades como un asunto de desempeo, y daar los vnculos entre sexualidad y senti mientos, entre sexo y amor!'. En las culturas latinas, donde la familia es considerada una institucin significativa, hay una relacin particular entre vida privada y pblica. A menudo al interior de cultu ras catlicas hay un gran nfasis en mantener las apariencias en pblico y en el compor tamiento correcto, lo que puede abrir una brecha particular entre las vidas emocionales internas que las personas no esperan compartir y la manera como se presentan ante 10 1\ Para una comprensin de cmo Foucault llego a pensar sobre el desarrollo de su propio trabajo vea su ensayo "Technologies of the Self" que es el ensayo inicial en la coleccin de Martn et al 1996. Puede ser til leer el ltimo trabajo de Foucault (1994) acerca del cuidado del yo Care ofthe Self -ms conocido como el Tomo 3 de la Historia de la Sexualidad. Un texto ms general es el de Hubert Dreyfus y Paul Rabinow (1982). / Importantes y detalladas etnografas sobre estas diversas .masculinidades han sido presentadas durante esta conferencia. " 135 Victor Jeleniewski Seidler Cuerpos, deseos, placer y amor otros. Esto puede ser un problema particular para los hombres jvenes que en los prime ros aos de su adolescencia deben que lidiar con impulsos poderosos de sentimientos y emociones sexuales. Si bien por un lado existe un reconocimiento de lo significativo que es el primer perodo para las jvenes, no hay una conciencia equivalente de lo signi ficativo del primer sueo hmedo o masturbacin de los hombres jvenes, aunque la experiencia pueda a veces ser igual de abrumadora y, a no ser que exista un dilogo entre padres e hijos, estas experiencias pueden ser tan vergonzantes que se vuelve difcil esta blecer un mayor contacto con la experiencia corporal. Cuando los varones jvenes descubren que tienen sentimientos sexuales por su mismo sexo, pueden sentirse perturbados y ansiosos por este descubrimiento; pueden sentirse avergonzados y amenazados en su sentido de masculinidad, aislados, solos e incapaces de valorar sus propios deseos. En los complejos aos de adolescencia temprana, donde los jvenes estn asumiendo su sexualidad, generalmente buscan apoyo en su grupo de pares. Inseguros de sus propios deseos y a menudo sintindose atrapados en las concepciones tradicionales de masculinidad, que insisten que los hombres son activos en sus deseos mientras que las mujeres son slo objetos de los deseos heterosexuales masculinos, puede ser dificil para los jvenes mantener un balance entre "actividad" y "pasividad", entre dar y recibir amor. Algunas veces se establecen patrones en que los hombres se sienten ms cmodos dando a otros el amor que realmente desean para s mismos. DESEO A veces es ms fcil para los hombres dar que recibir amor. Otros hombres pueden sentirse diferentes, ms capaces de recibir amor que de darlo. La dependencia que los hombres sienten en sus relaciones est frecuentemente oculta por el ideal de "indepen dencia" y "autosuficiencia" masculina. Si las necesidades emocionales son smbolo de debilidad, los hombres aprenden a negar sus necesidades de contacto e intimidad. Ms an, como mostr en Rediscovering Masculinity y ms en detalle en Man Enough: Embodying Masculinities frecuentemente hay un temor a la intimidad". Los hombres jvenes pueden sentirse incmodos con sus propias necesidades de contacto, forzndose hacia el sexo como un canal para sus diversas necesidades y deseos. Algunas veces cuando los hombres salen en busca de sexo lo que en realidad quieren es ser tocados, de lo que se daran cuenta si tuvieran ms contacto con ellos mismos. Como sus necesidades de dependencia les son frecuentemente negadas, los hombres jvenes aprenden a plantearse el sexo en trminos de rendimiento. Pueden desear tener sexo, pero sentirse inseguros sobre la intimidad, pues sta puede parecer amenazadora para las fronteras del yo. Esto se debe tambin a la frecuente identificacin entre mascu linidad y autocontrol que es experimentada como conflictiva por los jvenes que sienten la amenaza de la incertidumbre de un deseo que parece tener movimiento propio, fuera En Rediscovering Masculinities: Reason, Language and Sexuality comparto una historia particular sobre la manera en que los hombres han respondido a los desafios del feminismo y las formas como esto ayud a imaginar una nueva forma de poltica. En mi ltimo trabajo Man Enough: Embodying Masculinities desarrollo una posicin que aprende tanto de las fortalezas y debilidades de una poltica anti-sexista, como de la influencia del trabajo mito potico en Estados Unidos y Gran Bretaa. 136 12 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler de su control consciente. En la medida que los hombres jvenes perciben la necesidad de controlar sus experiencias sienten la necesidad de controlar sus deseos. Esto deriva en la inestabilidad del "estar enamorado", en la confusin entre sexo y amor. Mientras las mujeres estn aprendiendo a demandar mas independencia para s mis mas, los hombres pueden sentirse amenazados en sus identidades masculinas tradicio nales. El sexo, por ejemplo, es visto tradicionalmente como una obligacin de los hom bres hacia las mujeres en relaciones heterosexuales; pero a medida que las mujeres se conectan con sus propios deseos sexuales, lo negocian en mayor medida, lo que puede ser experimentado como una amenaza al poder masculino y a una respuesta violenta de parte de los hombres para afirmar sus identidades masculinas. An en contextos urbanos, donde se da un movimiento hacia una mayor igualdad de genero, los hombres jvenes pueden sentirse incmodos en la negociacin de sus deseos sexuales. Ellos suponen que si hay amor su pareja debera saber lo que necesitan, pu diendo sentirse atrapados en una identidad masculina que ya no concuerda con sus expe riencias. Pueden sentir que es posible mostrar ternura en privado, pero que en pblico tienen que mantener una masculinidad ms tradicional. En el caso de la identidad gay, ellos pueden sentir que deben mantener una cierta imagen al interior de la familia. As las personas se acostumbran a una doble identidad en sus relaciones, que mientras no sea conocida por sus parejas no tiene porque herirlos. Los hombres aprenden a usar el lenguaje como un medio de auto-defensa, cuidndose de exponer sus emociones y de seos internos a los dems por temor al rechazo. Al interior de las culturas latinoamericanas, que se encuentran an moldeadas por las tradiciones catlicas, haya menudo un temor inconsciente del cuerpo y las sexuali dades. Una cosa es abandonar intelectualmente estas tradiciones, pero otra muy distinta es "atravesar" sus marcas inconscientes. Generalmente hay una conexin implcita en tre amor y desinters que representa al amor "puro" como un amor no manchado por la sexualidad; as se hace difcil conectar la sexualidad con una espiritualidad que ha iden tificado tradicionalmente el cuerpo y la sexualidad con el "Israel camal", como Daniel Boyarin lo ha evidenciado dentro del discurso cristiano anti-semita!', La sexualidad viene a ser identificada con los "pecados de la carne" y por lo tanto separada del amor. El heredar esta conciencia escindida incapaz de nombrar su herencia en una cultura secular, dificulta a los hombres jvenes el reconocimiento de las fuentes de sus conflic tos emocionales internos. Como los hombres sienten que son capaces de lidiar con sus emociones por s mismos, frecuentemente se cierran en su propio aislamiento, incapa ces de acercase a otros en busca de apoyo. Daniel Boyarin ha hecho un trabajo significativo explorando como las diferentes visiones que forman el judasmo y el cristianismo, en relacin al cuerpo y la sexualidad, ayudan a explicar algunas de las fuentes del anti semitismo cristiano. Ver, en particular, Carnal Israel: ReadingSex in TalmudicJudaism (University ofCalifornia Press, Berkeley 1993). En las tradiciones seculares dominantes en las ciencias sociales es difcil explorar la influencia cultural de tradiciones cristianas particulares en la formacin de las relaciones de gnero. Esto explica la tentacin de teorias universalistas particulares que a su modo sustentan, en vez de criticar, las masculinidades dominantes prevalecientes. Las personas pueden desacreditar sus experiencias de vida como "personales" o "subjetivas" y como de poca relevancia para la tradicin positivista de las investigaciones sociales. Ha sido una fortaleza de las metodologias de investigacin feministas el estructurar metodologas ms complejas entre experiencia y poder. 137 13 Victor Jeleniewski Seidler Cuerpos, deseos, placer y amor Los hombres pueden acercarse a sus amigos cuando se sienten bien consigo mis mos, cuando se sienten deprimidos puede ser ms difcil levantar el telfono para pedir ayuda. Esta es una prctica que tradicionalmente las mujeres han hecho de manera ms fcil, si bien las mujeres profesionales de la nueva economa globalizada tambin estn experimentando dificultades para expresar sus necesidades emocionales: pueden ofre cer apoyo emocional a otros, pero no pueden pedirlo para s mismas. Las mujeres tienen sus propias preocupaciones con la intimidad y el crecimiento personal, esto hace necesario repensar las polticas sexuales de los aos 1970 que nos dejaron una herencia que defini al poder masculino como el nico problema, como si "las dificultades con el amor" se deben a que los hombres no han cambiado lo suficiente. Efectivamente sigue siendo un tema el cmo los hombres jvenes estn cambiando, pero debemos estar conscientes que fallamos si los dejamos pensar que la masculinidad y el poder masculino es siempre el problema y nunca parte de la solucin. Los hombres jvenes requieren diferentes visiones de diversas masculinidades -heterosexual, gayo bisexual- que puedan aprender una de la otra para contribuir en la creacin de relaciones de gnero y sexuales ms igualitarias. Esto significa escuchar lo que los hombres jve nes dicen sobre sus esperanzas, deseos y sueos. En vez de dejar a los hombres sentirse mal consigo mismos, debido al poder que heredan dentro de una sociedad patriarcal, tenemos que proveerlos de la sensacin de que pueden ser tan tiernos y amorosos como deseen, de manera clara y asertiva. Tene mos que aprender cmo escuchar las preocupaciones de los varones jvenes, aprender a afirmar su experiencia y su involucramiento crtico con sus emociones. Tenemos tambin que reconocer la necesidad de apoyo que tendrn estos jvenes a medida que se involucran en la redefinicin de sus masculinidades. Los varones jvenes pueden, con frecuencia, quedar con la sensacin de que las jvenes que conocen han cambiado ms fcilmente y sentir envidia por ello, pero en vez de volcar sus emociones hacia dentro y en contra de s mismos -lo que ha producido altas tasas de suicidio- pueden aprender a obtener el amor y apoyo que necesitan de otros hombres involucrados en los mismos procesos de cambio. As como se ha abierto una brecha entre diferentes generaciones de mujeres, donde las ms jvenes sienten una cierta distancia del feminismo, pues poseen la ventaja de la igualdad sexual por la que luch una generacin anterior, hay tambin una brecha con los hombres. La generacin ms joven no siente como preocupacin central las relacio nes entre hombres y feminismo, pues creci inmersa en relaciones de gnero ms igualitarias en la escuela. Ellos cuestionan la identificacin de los hombres con las mas culinidades derivadas de las teoras sobre el tema, y por ello tienden a mantener silencio respecto de las incomodas relaciones entre los hombres y las masculinidades prevale cientes. Si queremos hablarle a los varones jvenes tenemos que apreciar los cambios generacionales en las relaciones de gnero, tenemos que estar preparados para repensar la igualdad de gnero y no asumirla como un ideal que no requiere ser redefinido por la reflexin sobre cmo el poder trabaja, global y localmente, para moldear las relaciones. Si tenemos que hablarle a los hombres jvenes sobre sus preocupaciones, necesita mos entonces teorizar la experiencia de los hombres y las masculinidades en formas que presten atencin a los cuerpos, placeres, sexualidades y amor. Necesitamos considerar que los jvenes suelen resistir toda categorizacin simple y que no desean ser asignados 138 Cuerpos, deseos, placer y amor Victor Jeleniewski Seidler a categoras preexistentes. En la medida que los jvenes exploran sus deseos y necesida des desde el cuerpo se genera una mayor fluidez en sus identidades postmodernas. Esto significa tambin un cuestionamiento a la tradicin psicoanaltica que ha asumido una responsabilidad particular en pensar las subjetividades. Nuevamente tenemos que cui damos de todo tipo de supuestos genricos y raciales que implcitamente forman parte de nuestras tradiciones. En la medida que aprendemos a escuchar a los jvenes, aprendemos a respetar lo que tienen que decir, a ser conscientes de que necesitamos cuestionar la modernidad racionalista, incluyendo sus concepciones sobre las masculinidades, especialmente si vamos a validar las emociones y sentimientos como fuentes de conocimiento, de digni dad humana y de auto valoracin. Bibliografa Boyarin, Daniel (1993) Carnal Israel: Reading Sex in Talmudic Judaism. Universty of California Press. Berkeley. Connell, Robert (1987) Gender and Power. Stanford University Press. Stanford. Connell, Robert (1995) Masculinities. Polity Press, Cambridge. 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