Religious Belief And Doctrine">
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¿Ha escuchado alguna vez cómo discuten los niños mientras juegan juntos?
—¡Dame eso ahora! —dice uno.
—¿Por qué? —responde el otro.
—¡Porque lo quiero! —dice el primero.
Así ellos discuten sin llegar a ninguna parte. No han aprendido aun cómo relacionarse con otros,
al pedir las cosas que quieren.
Algunas personas se comportan como estos niños cuando ellas oran. Aunque Dios siempre nos
oye cuando oramos, necesitamos acercarnos a El de la manera correcta.
En esta lección, usted aprenderá cómo acercarse a Dios con una actitud que muestra el respeto
y honra que El se merece. Estudiará lo que la Biblia enseña acerca de la manera, momento, y lugar
para orar. Las cosas que aprenderá le darán confianza cuando hable con su Padre celestial
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¿CUAL ES LA MANERA CORRECTA?
Objetivo 1. Explicar la importancia de venir a Dios a través de su Hijo Jesús.
“¿Importa realmente cómo oramos?”, preguntan algunos. “¿No llevan, acaso, todas las religiones
a Dios?” Jesús dijo:
Juan 14:6. “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Así, pues, nos acercamos al Padre por medio de Jesús, basándonos en lo que él hizo por nosotros.
Oramos en el nombre de Jesús, presentando sus promesas de la misma manera que lo haríamos con
un cheque en el Banco Celestial. Su cuenta siempre tiene fondos disponibles. El propio Señor Jesús
está allí para dar fe de la promesa, para identificarnos como personas autorizadas para girar cheques
de su cuenta. Jesús les habla a quienes se acercan y creen en él, y les dice:
Juan 14:13. “Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.”
Hebreos 10:19. “Así que, hermanos, teniendo libertad [mucha confianza] para entrar en el
Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo.”
Hebreos 4:14-16. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús
el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”
1 Algo para meditar. ¿Qué queremos decir cuando usamos las palabras “en el nombre de Jesús”
en una oración?
a) No pedimos fundados en nuestros méritos, sino en lo que Jesús hizo por nosotros, haciéndonos
hijos de Dios.
b) En realidad no prestamos mayor atención al significado de las palabras que pronunciamos y las
decimos por hábito.
c) Venimos a pedir y a recibir lo que Jesús nos prometió.
d) Pertenecemos a Jesús y le pedimos que nos ayude.
e) Esto es algo que Jesús quisiera, algo que hará progresar su causa, que le agradará, y por eso lo
pedimos en su nombre, por amor de él.
f) Las palabras son como una fórmula mágica que, según suponemos, hará que nuestras oraciones
sean escuchadas.
g) Jesús, como nuestro sumo sacerdote, te rogamos le pidas esto al Padre en tu nombre.
h) Elevamos esta oración porque Jesús nos dijo que lo hiciéramos. Pero en realidad no sabemos lo
que significan las palabras.
2 Hebreos 10:19 dice que tenemos libertad para acercarnos a Dios debido
a) a la muerte de Cristo.
b) al arrepentimiento sincero que mostramos.
c) a las oraciones de los santos.
Compruebe sus respuestas.
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¿CON QUE ACTITUDES?
Objetivo 2. Identificar las actitudes correctas que debemos mostrar al acercarnos a Dios.
Respeto, gozo, gratitud, confianza
El pensar en lo que Dios es, y en su bondad, amor y poder, nos facilita la tarea de acercarnos
a él con actitudes correctas. Nos acercamos con respeto y sumisión a nuestro Señor y Hacedor,
dispuestos a acatar todo cuanto nos ordene. Venimos a nuestro Padre con gozo, gratitud y
confianza. Sabemos que Dios escuchará y responderá nuestras oraciones, porque nos ama y porque
ha prometido darnos lo que necesitamos. Jesús nos habló acerca de la oración:
Lucas 11:9. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá .”
Cuando verdaderamente hemos orado y hemos escuchado la voz de Dios que nos hablaba, o
hemos visto su respuesta, aprendemos por experiencia que él escucha y contesta las oraciones. Esto
fortalece nuestra fe. Algunas veces tenemos que esperar con paciencia, pero podemos confiar en
Dios y agradecerle por la respuesta que vendrá.
Recordemos también que Dios no tiene favoritos. Ama a todos y a todos nos da la bienvenida.
El apóstol Pedro aprendió esto por experiencia propia y dijo:
Hechos 10:34-35. “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en
toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.”
Humildad y arrepentimiento
En una ocasión, Jesús relató el caso de dos hombres, para ilustrar las actitudes correctas e
incorrectas al orar.
Lucas 18:10-14. “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano
[un cobrador de impuestos]. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera:
Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun
como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el
publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo: Dios, sé propicio [ten compasión] a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa
justificado [aceptado por Dios] antes que el otro.”
El orgullo y una actitud de crítica hacia los demás constituyen pecados. El pecado nos separa
de la presencia de Dios y de sus bendiciones. Pero el arrepentimiento (lamentar las cosas malas que
hicimos y desear dejar de hacer lo malo) abre la puerta para que podamos recibir el perdón y las
bendiciones de Dios. La humildad es lo opuesto al orgullo. El publicano sabía que era un pecador y
lo reconocía. Sabía que no era merecedor de las bendiciones de Dios (¡ninguno de nosotros lo es!),
pero se dirigió a Dios pidiendo clemencia, y Dios lo perdonó.
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Perdonar y amar a los demás
El odio, el resentimiento y la renuencia a perdonar a quienes de una u otra forma nos han
ofendido, cierra la puerta entre nosotros y Dios en oración. Jesús dijo:
Mateo 6:14-15. “Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre
os perdonará vuestras ofensas.”
Si hemos perjudicado u ofendido a alguien, Jesús nos enseña que debemos arreglar la situación
creada y pedir perdón. Debemos ser muy cuidadosos en este aspecto y tratar a los demás con amor
y amabilidad en nuestro hogar, en los lugares de trabajo, o dondequiera que estemos. Las actitudes
duras obstaculizan la oración.
Mateo 5:23-24. “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene
algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano,
y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
Estela, una joven maestra peruana, oraba un día a Dios pidiéndole que la llenara con el Espíritu
Santo. Mientras oraba, Dios le recordó el resentimiento que sentía contra cierta persona. “Señor”,
oró ella, “la perdono. Te ruego que me perdones por haber guardado este resentimiento contra
ella. Mañana le escribiré una carta y le pediré que me perdone.” Inmediatamente, una profunda
sensación de gozo y de paz llenó el corazón de Estela y alabó a Dios al contestarle su oración y
llenarla con su Santo Espíritu.
Sinceridad y ahínco
Cuando oramos, demos a nuestras palabras verdadero significado y sentido, y digamos lo que
realmente sentimos. Con frecuencia elevamos nuestras oraciones sin pensar en lo que decimos.
Jesús tuvo mucho que decir al respecto.
4 Marque con una equis (x) las actitudes que desea cultivar en la oración. Hable de todas ellas con
el Señor.
........... Gozo ........... Confianza
........... Aplicación ........... Obediencia
........... Gratitud ........... Orgullo
........... Clemencia ........... Alabanza
........... Adoración ........... Amor
........... Sinceridad ........... Humildad
........... Ahínco ........... Respeto
........... Arrepentimiento
Compruebe sus repuestas.
¿DONDE?
En primer lugar, recordemos que Dios está en todas partes; de modo, pues, que dondequiera que
estemos, Dios nos oye y nos responde. Sin embargo, la Biblia nos dice que hay sitios especiales
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para orar. Nuestros templos son lugares especiales de adoración, al igual que el templo de Jerusalén,
y han sido dedicados a Dios como su casa, donde nos reunimos para comunicarnos con él.
Marcos 11:17. “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones.”
Jesús hizo saber a la gente que el sitio no revestía tanta importancia como la actitud, pero
también les dijo que debían orar en privado en sus hogares. Seguimos este principio cuando oramos
silenciosamente en nuestro interior, pero es bueno tener un sitio donde reunirnos a solas con Dios
en forma regular. Allí podemos meditar y escuchar serenamente la voz de Dios, mientras oramos.
Mateo 6:6. “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
Además, Dios nos enseña en su Palabra, las Sagradas Escrituras, que también tenemos que orar
juntamente con otros. Podemos hacerlo en compañía de un amigo que esté dispuesto a ser nuestro
compañero de oración. De ser posible, debiéramos orar con nuestras familias. En muchas partes se
reúnen grupos de oración en hogares u otros sitios convenientes. Leemos en el libro de los Hechos
para eso que un grupo de mujeres se reunía para eso a orillas de un río. Luego, claro está, tendremos
la oportunidad muy especial de adorar a Dios juntamente con otros creyentes en la casa de Dios.
Solos
Con un amigo
OREMOS Con nuestra familia
Con un grupo de oración
Con la iglesia
Dondequiera que estemos
4 Usted acaba de leer una lista de seis lugares o situaciones donde puede orar. Escriba la lista en
su cuaderno, luego describa el beneficio especial de cada situación. ¿Está usted recibiendo todos
estos beneficios al usar todas sus oportunidades para orar?
Compruebe sus repuestas.
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las extendemos en actitud de súplica, como si fuéramos a recibir la respuesta. Podemos colocar
nuestras manos sobre la persona por quien estamos orando, en el nombre de Jesús, confiando en
que Dios usará nuestras manos como si fueran las de él, para curar o estimular a la persona, o para
encomendarla a una tarea especial.
Salmo 95:6. “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro
Hacedor.”
Salmos 134:2. “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová.”
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Debemos orar a Dios pidiéndole que nos perdone por las cosas malas que hacemos. Esto incluye
liberarnos de todo mal sentimiento que alberguemos contra otras personas. También significa que
debemos cesar de obrar mal. Le pedimos a Dios que nos ayude a hacer el bien y al mismo tiempo
que nos perdone nuestras faltas y nuestros fracasos.
Oramos a Dios pidiéndole que nos dirija y nos ayude, y que no nos deje rendirnos a la tentación.
Le pedimos que nos guarde del poder de Satanás, el tentador, el maligno, el enemigo de Dios y
de nuestras almas. Esto incluye librarnos de sus ataques, de dudas, temores, actitudes incorrectas,
enfermedades, desaliento, y todo aquello que pueda impedir que hagamos la voluntad de Dios.
¡Damos fin a la oración recordándonos que es Dios quien controla la situación! El nos da la
victoria. Su poder satisface todas nuestras necesidades, y un día le veremos y viviremos con él para
siempre en su perfecto reino. De él es la gloria sempiterna, ¡Amén!
6 Lea de nuevo el Padre Nuestro, línea por línea, meditando durante varios minutos el significado
de cada línea y hablando con Dios acerca de cómo se aplica a su vida.
7 A continuación ore utilizando cada línea del Padre Nuestro como modelo, más o menos de la
siguiente manera: “Padre mío celestial, quiero honrar tu nombre en el día de hoy, en todo cuanto
haga. Que los demás puedan ver tu amor en mí, y ellos también quieran conocerte y servirte . . .
etc.”
8 Si aún no sabe de memoria el Padre Nuestro, apréndalo hoy mismo. Si la congregación donde
usted asiste suele repetirlo al unísono, repítalo con los demás.
4 Su respuesta. Aprender a orar en toda clase de situaciones hará que su comunión con su Padre
celestial se haga cada vez más estrecha.
1 Las respuestas a, c, d, e, y g son todas correctas. Sería bueno repasarlas y pensar en ellas cuando
oramos en el nombre de Jesús. Desgraciadamente muchas veces podríamos contestar b, f, o h.
Claro está que la respuesta f es totalmente incorrecta.
5 b) puede ser en cualquier posición.
2 a) la muerte de Jesús.
6-8 Espero que ha sido bendecido al hacer éstas.
3 Su respuesta. La actitud de orgullo es la única que hay que evitar. Creo que este curso le ayudará
a desarrollar las actitudes correctas.
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