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Michael Porter
Michael Porter, el más reconocido experto en competitividad y estrategia, analizó en Cartagena cuáles son los desafíos
que tienen empresarios y gobierno para hacer de Colombia un país capaz de competir en la economía global. Estas son
sus recomendaciones.
He observado a Colombia durante 15 años. Luís Alberto Moreno llegó un día a mi oficina y empezó a hablar de Colombia.
Me invitó a venir, pero tuvimos que posponerlo. Después, con su ayuda, se hizo un estudio sobre sectores. No participé
personalmente en é, pero lo seguí de cerca y conocí algunos colombianos que iban a Boston, como Jorge Ramírez, quien
hace tres años se convirtió en mi socio. Enseñamos el mismo curso, yo en Harvard y él en la Universidad de Los
Andes. La idea que nos impulsó a trabajar juntos fue la necesidad de formar gente joven en el tema de la competitividad.
Si este tema le concierne sólo a unos pocos líderes no va a tener el impacto esperado. Para que un país llegue a ser
competitivo, la competitividad debe volverse parte de la identidad nacional. Por eso, durante los últimos tres años he
estado trabajando con Jorge y sus estudiantes y me he acercado más a Colombia.
Hace dos años conocí al Presidente Uribe en el Foro Económico Mundial, donde lo oír hablar sobre su visión de lo que hay
que hacer en Colombia. Eso fue un gran estímulo que me llevó a pensar que tal vez habría una nueva oportunidad para el
país.
Así llegué a Colombia, creo que justo en el momento en que está lista para ser competitiva: ha creado buena parte de
la infraestructura que necesita, ha progresado y tiene en sus manos la oportunidad de ser exitosa en el ámbito mundial.
Siempre me ha sorprendido ver cómo Colombia ha salido adelante, a pesar de sus problemas. ¿Cómo puede enfrentar los
problemas que tiene de seguridad, narcotráfico y mala imagen y salir adelante tan bien como lo ha hecho? Yo creo que
se debe a que hay un inmenso talento, gran habilidad empresarial, enorme energía, dinamismo y creatividad, pero el país
ha estado encerrado en un sistema que no le ha permitido florecer.
No hay razón para que Colombia no llegue a ser la próxima gran estrella de América Latina, pero tenemos que encontrar
cómo convertir el esfuerzo en éxito. Los colombianos saben desde hace tiempo qué deben hacer. El reto es hacerlo. Y
para eso hay que cambiar el proceso. La competitividad no es labor del gobierno, es trabajo de todos. Es un proceso en
el que se requiere un compromiso nacional y para eso no basta con que las 250 personas que asistieron al Taller en
Cartagena se comprometan. La gente común y corriente también tiene que entender los beneficios de ser un país
competitivo.
Los países que tienen éxito son aquellos que logran hacer cambios, no simplemente hablar y escribir sobre ellos, y los
que son capaces de establecer un consenso amplio sobre la necesidad de ese cambio. Colombia tiene que convertirse
en un país donde la gente trabaje para el bien de la sociedad, no solamente pensando en su dinero, o su negocio.
El país se encuentra en un momento de inflexión, de cambio. Aunque las estadísticas sobre seguridad y violencia son
desalentadoras, los resultados macroeconómicos son estimulantes. El hecho de que Colombia haya alcanzado un buen
crecimiento económico e incrementado el PIB per cápita es muy significativo y las cifras de este año probablemente
serán las mejores de los últimos 5 ó 6 años.
La competitividad, sin embargo, no se puede medir en un año, abarca un periodo de tiempo más amplio. En los
últimos años, el comportamiento de Colombia ha sido satisfactorio, especialmente en comparación con el resto de los
países latinoamericanos. Si compitiera sólo con ellos, lo estaría haciendo bastante bien. Pero comparada con el resto del
mundo, no está tan bien. Hay mejoras alentadoras en el crecimiento económico, en el PIB per capita, en la reducción de
la tasa de pobreza, de desempleo, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Colombia ha hecho un gran
progreso en algunos de los aspectos que afectan realmente la competitividad, como estabilidad macroeconómica y
seguridad; se ha progresado en algunas políticas, pero hay que producir prosperidad más rápido. La tasa de
desempleo es demasiado alta y el número de personas en edad laboral que forman parte de la fuerza de trabajo es
todavía muy bajo. Si pudiéramos aumentar la participación en la economía, del nivel de Colombia al de los Estados
Unidos, eso implicaría alrededor de 1.000 dólares de PIB per cápita, lo cual sería verdaderamente significativo.
Tiendo a utilizar el PIB per capita como el único indicador de prosperidad porque considero que está relacionado con
la mayoría de las medidas de nivel de vida. Sin embargo en Colombia, como en otros países de América Latina, no se
trata únicamente del PIB per capita sino también de su distribución. No es deseable que unas pocas personas tengan
toda la riqueza, y los demás no tengan nada. Uno de los retos en Colombia es no solamente elevar el nivel de vida,
sino también mejorar su distribución y la única forma de hacerlo es incrementando la competitividad. Se requiere más
gente participando en forma productiva en la economía para generar una mejora general en la calidad de vida.
La ley en economía es que no se puede distribuir la riqueza que no se ha creado. El gobierno no puedo distribuir lo que
no tiene y ayudar a más gente, a no ser que se cree más riqueza.
http://www.gsi.com.co - gsi Powered by Mambo Open Source Generated: 17 September, 2008, 17:17
Para mejorar en forma significativa la prosperidad y competitividad de Colombia es necesario tener un plan estratégico
claro. El problema con la competitividad es que prácticamente todo la afecta: las escuelas, las carreteras, el clima, las
leyes, la burocracia, los impuestos, todo tiene que ver con la competitividad. Por consiguiente, hay demasiadas cosas
que hacer. Por eso es fundamental tener un plan estratégico: porque no se puede hacer todo a la vez. Es necesario
establecer cuáles son las prioridades, qué debe hacer el gobierno, y qué el sector privado, cómo pueden contribuir las
universidades. Hay que diseñar un plan y buscar consenso sobre el mismo. Si Colombia quiere progresar tiene que
establecer un plan y crear una estructura que le permita llevarlo a cabo. Si esperan tener éxito en dos años, van a
fallar. Para generar cambios significativos en materia de competitividad se necesitan por lo menos diez años.
Tienen la fortuna de contar con un gran presidente, pero inclusive si lo reeligen, no va a estar al frente del gobierno el
tiempo suficiente. Así que es necesario establecer una estructura en la que pueda participar el próximo presidente, y los
que le sigan. No hay nada que se pueda hacer en los próximos uno o dos años que garantice el éxito. Esa es una de las
razones por las que el sector privado es tan importante, porque estará aquí cuando el presidente Uribe se retire, y
después de que el siguiente presidente se retire. Por eso las universidades también son tan importantes: Harvard está
en Massachusetts hace 400 años. Muchos gobernadores y legisladores han pasado y la universidad sigue ahí.
Obviamente es definitivo que el gobierno sea un actor clave, que se siente a la mesa y sea responsable, pero se debe
crear una estructura que no necesite del gobierno para liderar el proceso. Esa es una de las grandes fallas de América
Latina: los ciudadanos esperan demasiado del gobierno y el gobierno no puede hacerlo todo. La gran fortaleza en los
Estados Unidos es que nadie espera nada del gobierno. La gente se une y resuelve los problemas. Unas veces el
gobierno ayuda, otras veces no, pero no lo esperamos para resolverlo.
Colombia ha iniciado un proceso y, como experto, creo que pueden tener éxito. Si no lo tienen non se debe a causas
externas, ni a la falta de talento, sino porque no hicieron lo que había que hacer, no se unieron y no se pusieron de
acuerdo. Con el proceso que han desarrollado, su liderazgo y el compromiso del sector privado -que es muy poco usual-
no hay razón para que no tengan éxito.
Competitividad y productividad
Competitividad es la capacidad de usar la fuerza laboral, la tierra, los recursos naturales y el capital para producir bienes
y servicios productivos. Y productividad es el valor de la producción de un día de trabajo, o un dólar de retorno por el capital
invertido.
Uno tiene que ganarse el salario y la única forma de hacerlo es generar valor con su trabajo. Si las políticas se basan en
la productividad, un país tiene que tener éxito. Pero los países tienden a tener normas y estructuras que no son afines a
la productividad. Si el éxito en un negocio depende de la amistad con el ministro de turno, no puede ser competitivo. La
única forma de lograrlo es ser productivo porque se fabrica un producto en forma eficiente. Todo aquello que
obstaculice o confunda la relación entre éxito y productividad, consume la energía y la vitalidad de la economía. Uno de
los grandes retos es asegurarse de que Colombia se vuelva una sociedad productiva y desaparezca todo aquello que
obstruya el camino a la productividad.
Si se necesitan 75 días para realizar un trámite de impuestos, hay que cambiar el sistema, porque el tiempo que se
emplea en llenar formularios no es productivo, es un desperdicio. Si en el trámite para que un container salga del
puerto se necesitan 6 días, también hay que cambiar el procedimiento porque es otra pérdida de tiempo. Los países en
desarrollo desperdician demasiado tiempo y energía en políticas, procedimientos y reglas.
En la economía internacional lo importante no es en qué sectores o industrias se compite, sino cómo. Competitividad no
es lo que se hace sino cómo se hace. Italia, por ejemplo, exporta muchos billones de dólares en calzado. Es una industria
que requiere muy poca tecnología, sin embargo los italianos pueden vender zapatos a 400 o 500 dólares el par. Si uno
hace zapatos como los italianos, puede generar gran riqueza. Si los hace como los de Pakistán, es imposible. En Italia
hay muchos empresarios que se han hecho ricos a partir de un producto sencillo como el calzado, al que le han
agregado diseño, estilo y una gran calidad. Este ejemplo nos lleva a un aspecto muy importante de la competitividad, y
es que se debe crecer sobre lo que uno ya tiene y hacerlo mucho mejor. Nunca se debe abandonar un sector de la
economía por ser un “mal sector”. No hay sectores malos, solamente improductivos. Hay que contar con las fortalezas que
ya existen y no intentar entrar en un campo totalmente nuevo, en el que no hay esperanzas de ser productivo. Este es
un error que muchos países cometen.
¿Saben cómo se volvió Japón tan bueno en electrónica? Empezaron por fabricar radios baratos y cuarenta años más tarde
tienen los productos electrónicos más avanzados del mundo. Si hubieran empezado tratando de ser una nación
productora de electrónica de avanzada, seguramente habrían fallado. La mejor forma de lograr ser exitoso es hacer lo que
se sabe hacer, pero mucho mejor. De manera que hay que mejorar la productividad de la agricultura en Colombia.
La inversión extranjera
Ha habido cierta controversia en Colombia sobre el tema de la inversión extranjera. No hay forma de que en la economía
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global moderna un país pueda hacer todo. Es necesario asimilar las mejores ideas de cada uno, no se puede inventar la
rueda. La inversión extranjera se necesita porque es un motor que permite asimilar más rápidamente las habilidades,
tecnologías y técnicas gerenciales, e impulsa la economía.
Lo importante no es si las empresas son extranjeras o locales, lo importante es que sean productivas. Si llega a
Colombia una multinacional que opera en forma productiva y usa las habilidades y tecnología locales, eso ayuda al país.
Pero si llega una multinacional que establece un monopolio, eso no le sirve.
No debe dudarse en darle la bienvenida a la inversión extranjera, pero hay que asegurarse de que las normas exijan que
las compañías que lleguen mantengan altos estándares en su comportamiento, sus actividades y su competitividad.
Multinacionales como la BP mantienen muy altos estándares. Muchas multinacionales tienden a pagar salarios más
altos que las compañías locales y ofrecen mejores beneficios. Por eso a menudo las empresas extranjeras se
convierten en un medio para impulsar la competitividad. No hay que asustarse con la inversión extranjera, hay que mirar
cómo contribuye al éxito del país.
Al pensar en competitividad existe una tendencia natural a centrarse en las industrias que exportan, pero la
competitividad depende de todas las industrias. Si las industrias locales no son eficientes, si sus productos o servicios
no son de buena calidad, es difícil que las industrias comerciales tengan éxito. Ese fue el gran error del Japón. Trabajaron
muy bien con el sector exportador pero permitieron que el sector local se mantuviera protegido y subsidiado. Finalmente,
los costos de las empresas japonesas llegaron a ser tan altos que las principales firmas exportadoras no quisieron
seguir invirtiendo en Japón y lo hicieron en Corea, en Taiwan, o en cualquier otro lugar del mundo, y no en Japón.
La eficiencia en cada sector de la economía local: la construcción, la logística, la distribución, o los servicios de salud, tiene
que ser competitivo. No se puede pensar que por ser local no hay que preocuparse de la productividad. En
competitividad todo es importante, no podemos olvidar nada.
La productividad es la que determina la prosperidad. Si Colombia quiere tener más prosperidad tiene que elevar su
productividad laboral. Chile es más próspero porque tiene un nivel de productividad más alto. Esta es una ley férrea de
la economía, y actualmente es mucho más inflexible de lo que solía ser. En las economías protegidas a veces se podía
romper. Pero ahora, en una economía más abierta, no se puede. Hay que ganarse la prosperidad siendo productivos.
A Colombia le va mucho mejor que a la mayoría de los países de América Latina en crecimiento de la productividad, pero
la competencia no es dura. Chile es el único país latinoamericano que tiene buenos resultados en productividad laboral,
lo cual no es accidental, puesto que es la única economía en América Latina que se ha comprometido con la
competitividad y la competencia. Es una meta nacional y les ha ido bien porque su productividad laboral ha crecido
rápidamente, se han vuelto más eficientes, han desechado leyes y normas innecesarias y que no sirven. Colombia
supera a Nicaragua, Honduras, Ecuador, Costa Rica y Perú, pero le puede ir mejor. Hay muchas cosas tontas que
toman mucho tiempo y energía, que pueden arreglarse fácilmente.
Lo que se necesita
¿Qué necesita Colombia para tener una economía productiva? Lo primero es tener un contexto macroeconómico, político,
legal y social estable. Mucho se ha logrado en el aspecto macroeconómico, y ese no es el problema. La estabilidad
política está mejorando y el sistema legal también, pero aún se requiere más estabilidad y ojalá mejor calidad.
Estoas aspectos son muy importantes para la competitividad, sin embargo, ninguno de los dos crea riqueza
directamente, sólo lo hace más fácil.
Quienes realmente crean riqueza son los actores de la economía. La riqueza se crea en las empresas, en los individuos
que trabajan, los gerentes que administran. Se pueden alcanzar grandes logros en los niveles superiores, pero si no se
hace lo mismo con los niveles inferiores, no sirve. Muchos de los países de África tienen magníficas políticas
macroeconómicas, pero su nivel de vida es de 200 dólares al año porque no tienen fundamentos microeconómicos.
Las empresas
Al considerar el aspecto micro, hay dos temas en los que se debe pensar al tratar de organizar un plan de acción para un
país o región. Uno de ellos es el de las empresas: lo que deben hacer para ser más sofisticadas en términos de
operatividad y competencia. Sólo las empresas pueden crear riqueza, pero éstas tienen una fuerte influencia del entorno
de negocios en el que operan. Las afectan las reglas del entorno, la disponibilidad de aportes y no pueden ser
sofisticadas y productivas si no funcionan dentro de un ambiente de alta calidad.
En logística hay un concepto denominado gestión de la cadena de suministros que consiste en conseguir eficientemente
los componentes, traer el producto y operar una industria con un inventario muy bajo. Mejorar la gestión de esta cadena
de suministros es posible solamente si se tiene un sistema de puertos eficiente y las aduanas funcionan. Una empresa
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no puede ser exitosa si el entorno de negocios no se lo permite. Y un país no puede tener éxito si sus empresas no son
exitosas. Pero las empresas tienen que ser exitosas con unas normas que les aseguren que el éxito esté basado en la
productividad, no en el monopolio del mercado. Eso no es bueno para la sociedad. Lo que es bueno es que las
empresas sean exitosas por su productividad, no por ser amigas del ministro, porque tienen una concesión del gobierno o
porque dejaron por fuera a la competencia.
Como he dicho, Colombia tiene que progresar en lo político, lo legal y lo social, pero no es suficiente. Esa es solamente
la boleta de entrada. Hay que crear un entorno productivo de alta calidad. Ya se han dado pasos importantes, pero
todavía queda un largo camino por recorrer.
Tradicionalmente las empresas exitosas en Colombia han sido grandes empresas que dominan un mercado pequeño o
mediano protegido. La transformación consiste en dejar de pensar que ese es “el mercado” y empezar a verse a sí mismas
como competidoras en un mercado regional e internacional. En lugar de ser un pez grande en un estanque pequeño,
tienen que empezar a verse como peces pequeños en un estanque mucho más grande, a medirse y compararse no
solamente con la competencia local sino con la competencia internacional.
Hace unos años no era necesario que las empresas fueran muy productivas o eficientes porque estaban protegidas. Ya
no es así. En el futuro las empresas en Colombia tienen que funcionar de acuerdo con las mejores prácticas
internacionales, utilizar las mejores técnicas para administrar calidad, contar con los equipos de producción más
modernos, y ser capaces de usar su fuerza laboral y capacitar a sus recursos humanos con los mejores estándares.
Históricamente las empresas en países como Colombia han operado en forma estrecha en la cadena de valores. La
cadena de valores es una amplia gama de actividades que la empresa lleva a cabo para desarrollar su negocio. En los
países en desarrollo las empresas se han centrado principalmente en la producción. Sin embargo, para construir una
economía productiva las empresas tienen que desarrollar competencias en la cadena de valores: en mercadeo, logística,
servicio, diseño, desarrollo del producto, y abarcar toda la cadena.
Tradicionalmente, en los países en desarrollo las compañías han operado aprovechando las oportunidades que surgen.
Sin embargo, las compañías tienen que establecer compromisos a largo plazo con su negocio para desarrollar las
competencias, habilidades y fortalezas que necesitan para destacarse. Para lograrlo hay que tener un horizonte a más
largo plazo y uno de los grandes problemas de los países en desarrollo es que sus horizontes son a muy corto plazo. Allí
las compañías copian los productos exitosos con costos más bajos, precios inferiores y no muy buena calidad. Para
tener una economía próspera las empresas tienen que empezar a crear sus propios productos. Hay varios ejemplos
exitosos. En Guatemala, un país que está por debajo de Colombia en términos de productividad, existe una compañía
llamada Pollo Campero, que ya opera a nivel regional y se ha devorado a las cadenas de comida rápida
norteamericana como Kentucky Fried Chicken. ¿Cómo lo hicieron? ¿Les ganaron copiando lo que hacen? No, lo hicieron
con un producto propio, distinto.
El problema en los países en desarrollo es que se centran en imitar y no en comprender las características del cliente, del
mercado y de la geografía de la región.
Para tener productividad se necesita además elevar el nivel de inversión. En Colombia uno de los problemas es que la
tasa de inversión es bastante baja. Las compañías van a tener que incrementarla, pero para ello es indispensable que la
estructura impositiva la estimule.
En Estados Unidos si se incrementa el presupuesto para investigación y desarrollo se obtiene un beneficio tributario. Así
se premia aquello que favorece la productividad. No sé si ésta sería una buena política en el caso de Colombia, pero es
el tipo de política que ilustra cómo debe pensarse en este proceso.
En los países en desarrollo el patrón típico es exportar productos como bananos, o bienes con alta exigencia de mano de
obra, a economías avanzadas como las de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, los países en desarrollo que han
tenido éxito en los últimos diez años tienen un patrón diferente. Puede que exporten algunos productos de este tipo,
pero han aumentado sus exportaciones en productos y servicios con marcas más diferenciadas, a sus vecinos, a otros
países en desarrollo y a mercados más avanzados, donde venden sus productos a nichos o segmentos. Un buen
ejemplo de ello es el turismo.
El éxito de Costa Rica en turismo no proviene de vender un producto turístico que diga “ven a nuestra playa”. Lo que ellos
venden es “ven a ver un tucán”, un producto ecoturístico por el que el visitante que llega no paga 200 dólares diarios sino
mil dólares.
Para ser un país con éxito es indispensable cambiar la producción de bienes y servicios basados solamente en precios
bajos por aquellos por los que se puede diferenciar de los demás países. Esta es la gran transformación que Colombia y
las compañías colombianas tienen que hacer.
El problema está en que si un grupo opera en todos estos negocios, la posibilidad de ser verdaderamente competitivos
es prácticamente cero. Funciona en una economía protectora, donde no tienen verdadera competencia, pero tarde o
temprano tendrán que convertirse en una estructura mucho más centrada. En Chile, a medida la economía ha
avanzado, los grandes grupos se han dividido en grupos más pequeños, más centrados y más internacionales. Es
indispensable una transformación en la estructura del sector corporativo, no por que la ley lo diga, sino porque las
compañías comprendan que deben hacerlo para fortalecerse y avanzar a la etapa siguiente. En Colombia muchos
grupos ya iniciaron este proceso, van bien y hay que estimularlos para que continúen. Entre más se sienta impulsado
el entorno por la productividad, más rápida y más naturalmente se dará el proceso.
Las compañías tienen que hacerse responsables de la competitividad. En la mayoría de los países en desarrollo las
compañías sólo se sienten responsables de sus propias utilidades. No entienden que si no funcionan en una sociedad
competitiva su éxito será limitado y no llevará al éxito de la sociedad donde viven. No se puede tener una firma
exitosa en una sociedad que no lo es. Las empresas ya empezaron a darse cuenta de eso y a comprender que deben
hacer lo que esté a su alcance para ayudar a la sociedad.
Pero para transformar las empresas hay que mejorar sustancialmente el entorno de los negocios: la calidad de los
insumos, la gente, la infraestructura, el conocimiento científico, las reglas de la competencia y los incentivos para los
inversionistas.
Los colombianos tienen que aprender a exigir lo mejor y si no lo reciben, a rechazar el producto. Esta mentalidad es muy
importante para la competitividad y debe estar respaldada por las leyes y las instituciones. En Estados Unidos tenemos
“Informes al Consumidor”, donde cada producto es calificado y se publica la información.
Los clusters
Una economía competitiva necesita clusters. En un cluster no se considera la economía desde el punto de vista de las
empresas como entes independientes, sino en términos de compañías interdependientes que trabajan juntas en la
elaboración de un determinado tipo de producto o servicio. Un buen ejemplo de cluster es el turismo. En el turismo
cuentan la playa, los restaurantes, el aeropuerto, los hoteles, el sistema de taxis. Se puede tener el mejor hotel del
mundo, pero si las demás actores que intervienen fallan, todo falla.
Cada negocio depende de otros actores para tener éxito. Por eso, una de las formas de fortalecer la productividad es
reunir a los actores y centrarlos en hacer lo que se necesita para ser más productivos. Toda estrategia nacional de
competitividad debe contemplar una iniciativa de desarrollo de clusters.
Los clusters en Colombia tienden a estar relacionados con los recursos naturales, los metales preciosos y la agricultura.
Si observamos los clusters más pequeños podemos ver algunas cosas interesantes. Pero no hay que reinventar
negocios totalmente nuevos para Colombia, lo que hay que hacer es que los negocios que ya existen sean más
productivos y más competitivos. De allí surgirán nuevas oportunidades, a medida que se fortalece la competitividad en
la economía.
Cuando se piensa en formar clusters, la clave es pensar que todos son buenos y que todo el mundo pueda participar.
Hay que visualizar la tarea como de grupo y no como compañías aisladas, porque no hay tiempo ni recursos suficientes
para cada una. Es necesario asociarse y colaborar: unas actividades le corresponderán al gobierno y otras al sector
privado.
Los gremios
En una economía competitiva se necesita que existan instituciones que contribuyan a reunir el sector público y el
privado. Pueden ser asociaciones comerciales o industriales. En la universidad de Harvard yo presento como caso de
estudio el de Acoplásticos en Colombia. Esta institución ha impulsado la competitividad del sector de los plásticos en el
país a través de capacitación y ayudando a asimilar nuevas tecnologías.
Un gremio puede negociar con los proveedores y obtener mejores precios que las empresas individuales, o cobrar una
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cuota e invertirla en tecnología ambiental para que cada empresa no tenga que hacerlo independientemente. Los
gremios pueden desempeñar diferentes roles para acrecentar la productividad, sin embargo, en los países en desarrollo
usualmente se limitan a cabildear con el gobierno. Lo que deben hacer es centrarse en la productividad. No es
productivo simplemente conseguir recursos del gobierno, hay que ingeniarse la forma de mejorar la productividad del
sector. Ese es el papel que deben cumplir los gremios y las cámaras de comercio. Es necesario conformar muchas
instituciones que desempeñen este papel y se dediquen a trabajar en estas áreas durante 5, 10 ó 20 años.
Una buena iniciativa de competitividad no puede ser solamente nacional, tiene que comprometer y fortalecer las
regiones, de manera que se dediquen a desempeñarse en los campos en que lo hacen mejor. El gobierno nacional
debe tomar algunas medidas, pero otros pasos deben darse directamente en las regiones o en las ciudades.
Un Tratado de Libre Comercio crea grandes oportunidades pero también implica retos. En mi opinión, lo más valioso de
un tratado de este tipo son los retos porque el impacto genera una motivación para empezar a tratar los temas
fundamentales. Por experiencia sé que un Tratado de Libre Comercio impulsa la competitividad. Pero no se puede cree
que por sí mismo va a volver un país rico. Para funcionar se requieren cambios. Los Tratados de Libre Comercio
proporcionan una oportunidad, pero no garantizan la prosperidad.
En el caso de Colombia no estoy seguro de que sea una prioridad política, pero es un paso en el mejoramiento de la
competitividad, que puede ayudar y motivar. No se debe pensar, sin embargo, que no se puede hacer nada sin un
Tratado de Libre Comercio.
El modelo de desarrollo
Antiguamente el modelo de desarrollo económico era liderado por el gobierno. Hoy en día debe ser un modelo
colaborativo. Hay mucho por hacer y los gobiernos no pueden hacer todo lo que se necesita. Tenemos que establecer
un proceso de colaboración que eleve el nivel de los negocios y movilice los gremios y los clusters.
Desde luego las compañías deben concentrarse en sus estrategias y en sus propias formas de competir, pero las que
ya se han iniciado en la competitividad tienen que manejar ambas agendas.
Lidero el Informe de Competitividad Global y por eso he tenido oportunidad de revisar todas las cifras referentes a
Colombia. Hay varios puntos importantes. En primer lugar, la inestabilidad y el narcotráfico son asuntos aún sin
resolver que determinan la imagen de Colombia que predomina en el mundo. Es un lastre que no los deja avanzar y
librarse de él tiene que ser su prioridad numero uno, porque afecta la inversión extranjera, los flujos de capital y todo lo
relacionado con Colombia.
La decisión de la Corte Suprema sobre la reelección es muy alentadora porque una de las dificultades de Colombia es que
la política económica se ha trazado a muy corto plazo. Se requiere una estructura que permita pensar en plazos más
amplios y crear las instituciones y los procesos políticos necesarios para resolver los problemas.
Aunque la inversión extranjera ha mejorado, no es suficiente para acelerar el crecimiento del país. Para aumentarla hay
que orientar la actividad económica más hacia la economía formal. Si ésta se fortalece, se puede ampliar la base
tributaria y generar muchas cosas buenas alrededor de ello.
Hay que trabajar más en la formación de clusters. Los distintos tipos de negocios tienen que seguir transformándose,
hay que establecer más pequeñas y medianas empresas que puedan crecer y crear una mejor estructura para el
desarrollo económico.
Como dije anteriormente, se requiere una política económica nacional, una estrategia económica que articule el por qué
Colombia debe tener una posición en la economía global. Los países que tienen éxito son aquellos que desarrollan un
sentido de su papel distintivo, basados en su historia, su geografía, su localización y su cultura. Eso es lo que hay que
crearle a este país, aunque es posible que se necesiten 10 o 20 años para lograrlo.
En competitividad se deben tener en cuenta muchos aspectos, pero como no todo se puede hacer de un día para otro,
hay que identificar cuales son las áreas en las que hay que concentrarse para ser únicos. Esa es una de las
decisiones que hay que tomar en el proceso.
La propuesta de crear en Colombia el Consejo Nacional de Competitividad, presentada en Cartagena, merece todo mi
respaldo. Se necesita una organización sombrilla, del más alto nivel, que lidere la agenda de competitividad a largo
plazo. El sector privado debe encabezarla, pero debe incluir también al gobierno. En esta organización se pueden
generar estas iniciativas y otras más específicas relacionadas con los clusters.
http://www.gsi.com.co - gsi Powered by Mambo Open Source Generated: 17 September, 2008, 17:17
Finalmente quiero contarles el caso de un país que se encontraba en medio de difícil situación de seguridad, tenía un
ingreso per capita muy, muy bajo, la mayoría de la gente no tenía cubiertas sus necesidades básicas, no tenía mayor
desarrollo tecnológico y su sistema educativo era muy débil, un país en una situación casi desesperada. Se trata de
Singapur.
Con la ayuda del sector público y privado, Singapur decidió establecer un plan económico del que todos fueran parte, y lo
enseñó en las escuelas. Se convirtió, poco a poco pero con firmeza, en el centro de la actividad logística de su región, con
el mejor puerto y el mejor aeropuerto. Hoy día tiene un PIB per capita de 35 mil dólares anuales. No tenían petróleo, ni
minerales, ni grandes universidades, ni gente con altos niveles de educación. Lo lograron simplemente porque decidieron
hacerlo. Con la estrategia económica iniciaron una estrategia social. Lo primero fue construir vivienda que todos pudieran
comprar. Así empezaron y hoy son uno de los países más ricos en el mundo. Menciono este ejemplo para decirles que
no hay razón para que Colombia no sea una verdadera estrella en América Latina.
Si la comparo con la mayoría de los otros países Latinoamericanos que conozco, ustedes tienen fortalezas, tienen
ventajas, pueden ganar. La pregunta es ¿tenemos la voluntad? ¿Tenemos el sentido de propósito común? ¿Podemos
hacer que la gente común y corriente entienda y aprecie la necesidad de realizar cambios? Porque ellos son los que
eligen a los legisladores que aprueban los cambios. ¿Podemos? ¿De verdad elegiremos la prosperidad? Yo creo que sí
y por esa razón vine a Colombia. Para mí ha sido un privilegio ser parte de este proceso y será un privilegio continuar
siéndolo.
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