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La Busqueda de La Identidad de Arguedas

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LA BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD DE ARGUEDAS

¿Hasta qué punto la búsqueda de identidad y pertenencia en la novela ‘Los Ríos Profundos’
refleja las luchas personales y sociales que enfrentamos en nuestra propia búsqueda de identidad y
lugar en el mundo?, José María Arguedas, como un pájaro herido, llevó en su pecho una tormenta de
sombras. La soledad lo abrazó como un río oscuro, y sus pensamientos danzaron al borde del
abismo. Perdió a su madre temprano, y la crueldad de su madrastra y hermanastro le dejó cicatrices
profundas. La ausencia constante de su padre lo sumió en un abismo de tristeza y la gran busca de
una identidad la cual no encontró no le dejaron ver el más allá del muro dejándolo en un mundo de
interrogantes sobre, quien era en realidad. Así, la ideación suicida se convirtió en un eco persistente
en su mente José María Arguedas, como un río profundo que busca su cauce, encontró su final en la
oscuridad de una decisión trágica. El 28 de noviembre de 1969, en un aula de la Universidad Agraria
La Molina, el escritor peruano se miró al espejo y, con la sien como testigo, disparó el eco de su propia
voz. La agonía se deslizó lentamente, como las aguas de un río que busca su desembocadura, hasta
que el 2 de diciembre se apagó la luz de su existencia.

Arguedas, anhelaba que el pueblo se alzara en revolución, tejiendo un mundo donde todas
las sangres se entrelazaran, el mundo sin perjuicios ni estereotipos, un mundo ideal el cual yo espero
con ansias si es que algún día llegase a existir, lamentablemente una persona como Arguedas no
pudo soportar tanto dolor, desde una niñez de abusos hasta de adulto con una mente cubierta con
pensamientos suicidas, no pudo salvarse, nadie pudo salvarlo. Desde una persona como cualquiera de
nosotros aun estudiantes de secundaria, hasta un gran escritor, antropólogo, maestro y mucho más
llego a esta trágica decisión. Alguna vez todos hemos pensado en la muerte como una opción, desde
pequeños nos damos cuenta que el mundo que creíamos por un momento que eran flores, dulces y
colores, no es una realidad, somos esclavos de todas nuestras vivencias, sea desde la más pequeña,
las arrastramos con cada día más de nuestras vidas.

Alguna vez conocí a una persona con pensamientos suicidas, ¿podemos salvar a alguien?,
¿aun uno no habiéndolo hecho consigo mismo? “Nunca te diría que quitarte la vida es la solución,
porque si me hicieras caso, yo sería el primero en seguirte.” (Eloise Baltazar). Somos un libro abierto
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desde el primer día de haber llegado al mundo, cada letra escrita en el trasciende radicalmente en la
persona que seremos, como también cada mancha que dejamos en él mismo. Opino de una manera
muy honesta por las vivencias que tuve que pasar, y las de personas muy allegadas mí, que el suicidio
nunca será una solución, sin importar que tanto trasfondo haya en dicho pensamiento de tal.

José María Arguedas, el escritor peruano, dejó una marca imborrable en la literatura. Sus
obras, como puentes entre culturas, nos llevaron a los Andes y nos mostraron la lucha por la identidad.
A través de sus relatos, Arguedas nos recordó la belleza y las heridas de un país diverso. Su legado
sigue inspirando a quienes buscan comprender la complejidad de la vida y la historia, dejándonos
obras magnificas como las siguientes:

Ríos Profundos: Un Viaje de Agua y Alma


En los ríos profundos de la memoria, Ernesto, hijo de dos mundos, navega. Sus ojos, como
espejos de montañas, reflejan la dualidad: blanco e indio, tierra y cielo. Las aguas arrastran sus
recuerdos, y en cada remolino, se despliega la lucha por la identidad.
Barrotes y Alas
En la prisión, el pongo, alma herida, carga su cruz de huesos. Las paredes, testigos de
injusticias, escuchan su lamento. ¿Quién es él? ¿Un número, un sueño truncado? El hacendado,
sombra de opresión, le escupe desprecio. Pero el pongo, en su celda, sueña.
En el sueño, San Francisco desciende con alas de libertad. Un ángel les manda a otros que
cubran el cuerpo de ambos, del Pongo y su patrón, al pongo con excremento y al patrón con miel, San
Francisco ordena que se laman el cuerpo, dejando en evidencia la justicia en el sueño.
El Sexto: Entre Rejas y Palabras
Gabriel, estudiante y prisionero, escribe. Las palabras, como hilos de araña, tejen su escape.
El Sexto, cárcel de sombras, lo aprisiona. Presos políticos y delincuentes comparten su dolor. La
pluma, su única arma, traza líneas de rebeldía.
La noche, cómplice de secretos, escucha sus confesiones. ¿Quién es él? ¿Un número, un
verso en la oscuridad? La luna, como un ojo vigilante, observa. Gabriel, en su celda de tinta, se libera.
La literatura, su sexto sentido, lo salva.
Las 3 obras tienen semejanzas muy notables, las vivencias de Arguedas nos reflejan
fácilmente el sufrimiento que pasaba
Lucha contra la opresión: En “Los ríos profundos”, Ernesto se debate entre dos mundos: el
blanco y el indígena. La opresión y la búsqueda de identidad son su corriente subterránea. “El sueño
del pongo” nos sumerge en la prisión, donde el pongo enfrenta el abuso y la humillación. Su sueño,
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como un cóndor, lo eleva por encima de las rejas. “El sexto” nos lleva a la cárcel, donde Gabriel, preso
político, lucha contra la deshumanización. La literatura es su arma secreta.
Conflictos internos: En todas las obras, los personajes enfrentan los conflictos culturales.
Ernesto, el pongo y Gabriel son testigos de dos realidades que chocan. La tensión entre lo propio y lo
ajeno, lo ancestral y lo moderno, se refleja en sus almas. “Ahora la palabra ‘indio’ me parece que ya
tiene un sustento más justo, un contenido más justo; ‘indio’ ya quiere decir hombre, económica y
socialmente explotado y, en ese sentido, no solamente todos somos indigenistas en el Perú, todos
somos indios de un pequeño grupo de explotadores. (José María Arguedas “Los ríos profundos”,
1958). En esta breve pero poderosa afirmación, Arguedas nos recuerda que la palabra “indio” va más
allá de una mera etiqueta étnica. Representa la lucha, la opresión y la resistencia. Todos somos parte
de esta historia compartida, y reconocer la humanidad detrás de esa palabra es un paso hacia la
justicia y la solidaridad.

A pesar de su profunda depresión y la búsqueda constante de su identidad, José María


Arguedas no debió suicidarse debido a su invaluable contribución como voz literaria para las
comunidades indígenas y su capacidad para traducir sus experiencias en palabras auténticas y
poderosas.
Arguedas, nacido en un mundo mestizo y criado en la riqueza de la cultura indígena, entendió
la discriminación que enfrentaban estas comunidades marginadas. Su habilidad única para traducir las
sutilezas del quechua al español permitió que escribiera sobre el desamparo de los indígenas de una
manera que rara vez se había hecho en español. Además, su papel como puente entre las
comunidades indígenas y los colonos poscoloniales fue crucial. Su literatura trascendió las barreras
culturales y llegó a audiencias internacionales, creando conciencia sobre la realidad de los oprimidos.
A pesar de su propia lucha interna, Arguedas se convirtió en un faro de esperanza y resistencia.

Opino de una manera muy honesta por las vivencias que tuve que pasar, y las de personas
muy cercanas a mí, que el suicidio nunca será una solución, sin importar que tanto trasfondo haya en
dicho pensamiento de tal. No podemos permitir perder más vidas como la de este gran escritor que
dejo una marca imborrable, nuestro “Haylli-taki”, que en quechua significa “el forastero”.

La muerte es una puerta sin salida, un camino sin retorno. No la acabemos nosotros mismos,
sigamos escribiendo nuestro libro de la vida de manera natural, no seamos quien les del fin, quien les
del punto final, puedes darle una coma, o un punto y coma que significa que superaste la muerte en
vida;

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