Investigación y Ciencia 1665-4412: Issn: Revistaiyc@correo - Uaa.mx
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ISSN: 1665-4412
revistaiyc@correo.uaa.mx
Universidad Autónoma de Aguascalientes
México
Herrera Rodríguez, Jacobo; Vega Zayas, Jessica María; Servín Herrera, Beatriz Adriana
Conducta antisocial y pandillas: exploración de efectos del modelamiento conductual
durante la infancia
Investigación y Ciencia, vol. 23, núm. 66, septiembre-diciembre, 2015, pp. 47-55
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Aguascalientes, México
del comportamiento antisocial (Sanabria y Uribe El contenido de este trabajo se estructura en tres
Rodríguez, 2009)3. apartados. Primero se hace un recorrido para ubicar
el estado del arte sobre el fenómeno de la conducta
Entre las investigaciones sobre el comporta- antisocial juvenil; enseguida se presentan las
miento antisocial (que incluyen al pandillerismo) generalidades del estudio realizado, la descripción
pueden identificarse algunas realizadas desde so- metódica y la caracterización de los participantes
ciología que se han interesado en estudiar las identi- y del procedimiento; y finalmente se despliegan los
dades y factores sociales que explican el fenómeno resultados obtenidos.
(Mejía Navarrete, 2001; Alejandre Ramos y Castillo
Oropeza, 2009). Por otro lado, se reconocen también Psicología criminológica, conducta antisocial y
las que desde la psicología se han enfocado hacia pandillas
temáticas como la psicopatología, la perfilación y el Diversos autores se han interesado por el estudio de
tratamiento a delincuentes (Garrido Genovés, 1993; la conducta antisocial en los adolescentes. Dentro
Stoff et al., 2004; Soria Verde y Saiz, 2006). Sin embar- de esos esfuerzos existen propuestas hechas desde la
go, otro rubro de importancia en el tema que vin- psicometría (Seisdedos Cubero, 2004), la psicología
cula la psicología y la criminalidad es el que busca conductual (Bandura, 1973; Perrin, 1980; Bandura,
conocer las variables involucradas en la adquisición 1982; Kazdin, 1988, 1995; Kazdin y Buela Casal, 2001),
de las conductas antisociales. la psicopatología (Pichot, 2002) y la psicología
criminológica (Garrido Martín et al., 2002).
En este estudio se establece una aproximación
al conocimiento de las conductas que fueron Sin embargo, mayoritariamente hay interés por
modeladas en la niñez a jóvenes que actualmente estudiar aspectos criminológicos, así como puntos de
viven en el fenómeno pandilleril. Aquí es pertinente la psicopatología y se descuida el abordaje de las
mencionar que se consideraron las etapas del interacciones sociales y los sistemas de convivencia
desarrollo correspondientes a la niñez temprana e establecidos por los adolescentes y jóvenes o por
intermedia propuestas por la psicología del desarrollo pandilleros. Esto aparentemente se debe a que el
(Papalia et al., 2012) y que abarcan el rango de los estudio de las pandillas conlleva dificultades logísticas
2.5 a los 12 años de edad del individuo. y riesgos que aún no está bien determinado cómo se
pueden subsanar con buen balance costo-beneficio
El trabajo se fundamentó en la teoría del apren- en el proceso de investigación (Portillo, 2003).
dizaje social de Bandura (1982) y de Akers (2006),
considerando otros referentes del conductismo- El estado del arte permite ver aproximaciones
ecológico (Wilson y Herrnstein, 1998). Se pensó que que se han interesado en el tema de la conformación
la identificación de los modelamientos conductua- social de las pandillas al existir abordajes a través
les a los que tempranamente se vieron expuestos los de diversos recursos como el análisis funcional
actuales pandilleros puede ser trascendente, ya que del comportamiento; al analizar las interacciones
posibilita realizar aportaciones para las instituciones entre pares de una misma pandilla (Ballesteros de
encargadas de la seguridad pública y del diseño de Valderrama et al., 2002), e incluso al usar como
políticas sociales, principalmente de prevención pri- recurso de obtención de datos la infiltración no
maria. policial, consistente en involucrar a pandilleros como
colaboradores de la investigación (Portillo, 2003).
De manera que una vez identificada la
función que tienen las conductas modeladas en la Otros aportes se han obtenido de bases de
propensión hacia comportamientos antisociales en datos gubernamentales, por ejemplo, en el Salvador
niños y jóvenes, se puede incidir para impedir que en la década de los noventa la Policía Nacional
desemboque en un problema de comportamientos (citado en Portillo, 2003) publicó que entre 10 y 20,000
con consecuencias de mayor gravedad. En ese jóvenes eran miembros de pandillas. Al respecto,
sentido, se advierte la necesidad de contar con se ha señalado que estos grupos representan
políticas sociales informadas y basadas en la generalmente un fenómeno masculino y juvenil, ya
investigación. que las pandillas están conformadas en un 80% por
varones adolescentes, cuyas edades rondan entre
los 14 y 25 años (Cruz y Portillo Peña, 1998; Santacruz
3
Las autoras realizan un análisis del contexto colombiano a través del
estudio de las manifestaciones de la conducta antisocial y delictiva de Giralt y Concha Eastman, 2001).
grupos de adolescentes (mujeres y hombres) en aquel país.
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Número 66: 47-55, septiembre-diciembre 2015
Por tanto, se considera que las aportaciones Dentro del marco de las TAS, es pertinente referir
que se hacen sobre el fenómeno de las conductas el modelo de Bandura (1982) que destaca el papel
antisociales de los jóvenes enriquecen en todos los de la imitación al adquirir conductas; se distinguen
casos el conocimiento producido y los ámbitos del dos momentos clave en ese procedimiento: por un
pensamiento en torno a este grupo social. lado, la adquisición de un comportamiento y, por
otro, la ejecución postadquisición y su mantenimiento
Aprendizaje social, modelamiento y pandillas posterior.
La Teoría del Aprendizaje Social (TAS) es un marco
explicativo recurrente en el estudio de la exposición, Desde hace algunos años, la TAS de Bandura
adquisición y transmisión de conductas dentro de ha demostrado incluso bajo los controles de labo-
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ratorio que la conducta humana se puede dirigir, repercusiones de esta connotación es la negación
modificar o aprender con base en la observación y aislamiento de estos grupos por parte de la socie-
de las consecuencias que esta le devenga a otra dad, ante lo cual sus integrantes buscan e inventan
persona —modelo— (Bandura, 1982). Dentro de los nuevas opciones de resistencia, lo que da lugar al
postulados teóricos de la TAS son esenciales con- surgimiento de subculturas con capitales propios.
ceptos como aprendizaje vicario, castigo vicario y
reforzador vicario, mismos que se refieren a modos Se entiende por capital cultural lo siguiente:
de aprendizaje indirecto, fundamentados en que la
observación de las consecuencias adquiridas natu- En cada campo existen diferentes bienes que están
ralmente o administradas por pares a las conductas permanentemente en juego: económicos, culturales y
de otros se liga directamente con el incremento o sociales. Estos tres tipos de bienes o recursos que los agentes
decremento de una conducta. sociales tratan de apropiárselos en cada campo, además
de constituir los objetivos principales, son también condición
Es pertinente citar que experimentalmente la para poder entrar y jugar. Aunque estos tres tipos de capital
TAS ha mostrado que uno de los modos más eficien- son por naturaleza distintos, en la realidad mantienen
tes de adquisición de la conducta agresiva en hu- relaciones muy estrechas y las transformaciones mutuas
manos es la imitación a través del modelamiento por son continuas, bajo ciertas condiciones. Un determinado
una figura referente para el que aprende (Bandura, bien se convierte en un capital cuando existe un mercado
1973). En ese tema existen respaldos como los traba- en el cual se fija el precio de ese bien, en función de las
jos de Berkowitz (1989), quien encontró experimen- relaciones objetivas de fuerza establecidas entre los agentes
talmente la existencia de relación funcional entre la del campo (productores y consumidores). En este sentido,
frustración y la agresión, con una alta influencia de todo campo es un mercado donde se produce y negocia
lo observado en otros individuos en la morfología de un capital específico. Por eso el valor de un capital no está
la agresión. Asimismo, desde una perspectiva eco- fijado de una vez por todas, sino que no para de fluctuar
lógico-conductual, Wilson y Herrnstein (1998) infor- según la relación de fuerzas de cada campo. (Bourdieu,
man que un modo de transmisión de las conductas 1973: 90)
antisociales es a través del reforzamiento social a la
transgresión, aún más si el reforzamiento es inmedia-
to; al contrario, el castigo tiene un efecto tenue o Por ello, como lo expresa Bourdieu (1973), las
casi nulo ante el reforzamiento de la conducta an- pandillas tienen un bien como grupo, que está en
tisocial. constante disputa y causa conflictos en diversos
ámbitos; motivo por el que enfrentan un aumento
creciente de violencia por parte de otras bandas, de
Las pandillas como grupo cultural la sociedad y de las autoridades: de otras pandillas
En complemento con la TAS, se propone incorporar porque buscan apropiarse de los bienes que cada
la perspectiva referente a la banda como un una tiene, de la sociedad debido a su rechazo y de
grupo social con un capital de tipo cultural, por el las autoridades debido a las violaciones y excesos
que se encuentra en competencia y tensión con justificados bajo el argumento de controlar a estos
otras expresiones y grupos sociales, lo que permite grupos.
comprender a la pandilla como sujeto social.
Este apartado se centra en una de las formas Dichas pandillas, al contar con un capital cultural
de colectividad urbanas —las pandillas—, cuyas particular, adquieren pertenencia e identidad pero
características han sido analizadas desde diversas al mismo tiempo pagan por ello, puesto que sus
perspectivas, pero siempre adscribiéndola a integrantes son rechazados por la sociedad. Y eso
jóvenes bajo una mirada etiquetadora, donde con debe ser analizado como factor de la complejidad
frecuencia se les ve como causantes de delincuencia del fenómeno, porque paradójicamente, aun
y actos violentos. aquellos que no pertenecen a pandillas pero viven
en zonas marginadas generalmente son excluidos.
En las sociedades latinoamericanas ha impe- Como resultado, los jóvenes tienen el reto de
rado la connotación negativa hacia las pandillas, enfrentar el que no haya futuro posible (Reguillo,
puesto que se ha articulado con la compleja proble- 2012). Aunado a ello, este aislamiento también deriva
mática que caracteriza a la región, que refiere as- de su propia decisión de excluirse de la sociedad,
pectos de empleo, exclusión, delincuencia, insegu- fenómeno que Goffman (1989) explica de manera
ridad y violencia, entre otros. Una de las principales detallada mediante el estigma.
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y agresión hacia animales, comisión de delitos y había una familia, otro 35% refirió haber habitado
hacinamiento. hogares compartidos por dos familias, 20% no pudo
referir con exactitud el dato debido a que su hogar
RESULTADOS sufría cambios continuos de sitio de radicación,
y 5% vivió en hogares donde cohabitaban tres
Los modelamientos recibidos en etapas tempranas o más familias. En el mismo sentido se encontró
por un grupo de jóvenes pandilleros que el promedio de personas que habitaban los
Con base en los datos recabados, se encontró que 62 hogares era de 7.3, mientras que la propiedad de las
de los 80 participantes en el estudio recibieron en su viviendas fue en 33.4% de casos de las familias de los
infancia algún tipo de agresión, cifra que representa encuestados y en el resto de casos estaban en renta
77.5%. Asimismo, 50 de los 80 encuestados refieren o comodato.
en la misma etapa haber observado agresión de
pareja entre sus figuras parentales al menos una DISCUSIÓN
vez, cifra que representa 62.5%. Con respecto a la
observación de agresiones contra animales, 54 de
los 80 fueron testigos de las mismas, lo que representa Los resultados del estudio permiten apreciar que un
67.5% del total. En este rubro destacó la observación porcentual elevado de los participantes —69.16%—
de peleas clandestinas de animales, maltrato a recibieron en su infancia modelamientos de con-
mascotas o agresión a animales como diversión con ductas vinculadas a tipos de agresión, dato delica-
una distribución porcentual de 38%, 27.9% y 21%, do si se considera que trabajos científicos como los
respectivamente, entre los que reportaron haber de Bandura (1970, 1973, 1982) y Berkowitz (1989) han
estado expuestos a este tipo de conductas; mientras explicado —basados en trabajos empíricos— una
13.1% no definió el modelamiento recibido. estrecha relación funcional entre la observación-
imitación-emisión de la conducta de agresión. Es-
Es pertinente mencionar que se observa que tos resultados ponen de manifiesto la necesidad de
más de 50% de los participantes del estudio fueron considerar el contexto sociocultural en que surgen
testigos directos de más de un tipo de agresión los comportamientos delictivos en las poblaciones
durante su etapa infantil, en donde destaca haber juveniles, así como también la importancia de tomar
estado expuestos a modelamientos combinados de como punto de referencia sus estructuras familia-
agresión directa recibida y agresión testificada de res, tal como lo han señalado Gaeta y Galvanovskis
las figuras parentales. (2011).
El estudio muestra que 42% de los participantes Asimismo, llama la atención que poco menos
tuvieron convivencia directa con emisores de de la mitad de los participantes haya tenido
conductas delictivas, cifra que se distribuyó convivencia cercana con emisores de conductas
porcentualmente de la siguiente manera: la delictivas, dato que respalda lo escrito en estudios
conducta más destacada fue la de robo con un previos (Ramos, 1998; Ballesteros de Valderrama et
27.5%, seguida por el delito de daño en las cosas al., 2002; Portillo, 2003) con respecto a la creencia
con un 23%, vagancia 18%, delitos contra la salud de que en las grandes ciudades una importante
(principalmente tráfico o posesión de sustancias parte de los problemas de seguridad pública guarda
ilícitas) con 15.5%, delitos contra la integridad física relación con el pandillerismo. Considerando el mismo
(e.g. lesiones, riñas y homicidios) con 11%, sumado dato se debe discutir que si bien la cifra es significativa
a otro 5% que refiere haber tenido convivencia y hace probable que en la ecología de los jóvenes
con emisores de delitos pero no logró especificar estudiados los comportamientos antisociales hayan
el tipo de delito observado. En este mismo rubro, se sido reforzados (lo que según Wilson y Herrnstein
exploró si en las familias de los participantes durante (1998) daría pie a una fácil transmisión de los mismos),
la infancia hubo personas que participaran en es importante también pensar en los factores que
pandillas y se encontró que 78.04% refirieron tener llevaron a casi 60% restante a presentar participación
familiares directos activos en pandillas. pandilleril a pesar de no haber convivido con emisores
de conducta delictiva.
Por último, la exploración de las condiciones de
hacinamiento o ausencia de este al interior del hogar Por otra parte, un porcentual significativo de los
donde vivieron los participantes en la infancia, arrojó participantes observó en su infancia la participación
que 40% creció en viviendas donde únicamente de familiares directos en pandillas, dato que puede
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