EVALUACIÓN FORMATIVA CONTINUA EN EDUCACIÓN SUPERIOR

ANDRÉS JULIAN GONZALEZ VALENCIA

RESUMEN GENERAL A NIVEL NACIONAL E INTERNACIONAL
PROFUNDIZACIÓN
MAESTRIA EN EDUCACIÓN MATEMÁTICA

CHILE, MAYO 2024

 Evaluación continua: ¿qué es y cómo funciona?

La evaluación continua valora al examinado –alumno o empleado– a lo largo de todo

su proceso de aprendizaje. Esto facilita la estimación de sus conocimientos y de sus

habilidades adquiridas siendo un excelente método para testear la mejora del rendimiento

académico y del desempeño laboral. Ambas razones cuentan con fundamento suficiente para

que nos detengamos a explicarte qué es exactamente una evaluación continua y cómo

funciona.

¿Qué es una evaluación continua?

La evaluación continua es una herramienta pedagógica de acompañamiento en el

aprendizaje y el desarrollo de competencias que puede emplearse tanto en el entorno

académico, como formativo y laboral. Este tipo de evaluación coloca al evaluado en el

centro, adaptándose a su ritmo, necesidades y características con la finalidad de alcanzar una

serie de metas prefijadas al inicio del proceso. En el contexto concreto de los Recursos

Humanos, la evaluación continua permite llevar a cabo la evaluación del desempeño de

manera constante siendo uno de los pilares esenciales en las estrategias de retención del

talento de las empresas. En cualquier caso, se trata de un sistema de acompañamiento que

garantiza el progreso de las personas.

Te apuntamos otras cuantas bondades más:

1. Mejora el proceso de aprendizaje.

2. Devuelve una mayor tasa de éxito de los programas formativos.

3. Valora el proceso formativo o de desempeño en su conjunto.

4. Se adapta a la persona en un entorno flexible.

 5. Ofrece retroalimentación constante.

6. Propicia la autoevaluación y la mejora de hábitos y métodos.

7. Ayuda a preparar la evaluación final o anual.

8. Incrementa la empleabilidad al desarrollar el perfil profesional.

9. Fomenta la especialización.

10. Permite la creación de una comunidad de aprendizaje compartido.

11. Para entender qué significa una evaluación continua de manera más detallada

vamos a profundizar en algunas de sus características.

Características de la evaluación continua: La evaluación continua se orienta tanto al

conocimiento de los procesos como de los productos o resultados de estos. De esta forma, el

estudiante o persona a examen debe poder constatar sus errores para corregirlos sin que en

ningún caso afecte negativamente a la conclusión. En las nuevas metodologías pedagógicas

los errores son una fuente importante de aprendizaje al permitir que la persona descubra por

qué cometió el error, en qué consistió y cómo puede corregirlo. El formador adopta un papel

más activo puesto que además de compartir su conocimiento pone en marcha actuaciones

encaminadas a corregir errores y a repasar o reforzar los puntos débiles.

Gracias a ello puede asignar actividades complementarias y observar de manera

individualizada a los estudiantes. La evaluación continua, en vista de todo lo comentado hasta

ahora, debe ser:

a) Exhaustiva.

b) Flexible.

c) Participativa.

d) Positiva.
 e) Integradora.

f) Coherente.

Adicionalmente, debe favorecer la retroalimentación, condición indispensable para

garantizar los ajustes necesarios de los métodos de todos los implicados. Así, se establece

un clima de mejora continua de la persona hacia su desarrollo personal y profesional. De las

estrategias intuitivas hacia la formación universitaria

Cuando se habla de evaluación en procesos de aprendizaje pueden tomarse

básicamente dos fuentes para fundamentar las estrategias utilizadas y justificarlas como

herramientas válidas: la teoría pedagógica por un lado y la experiencia áulica por otro. En

este caso intentaremos unir ambas fuentes y tratar de entender la manera por la cual puede

justificarse desde la teoría lo que hemos ido aprendiendo en el aula, ya que ése es el camino

que hemos recorrido en mayor o menor medida todos los docentes de aquellas áreas que

suponen un aprendizaje de habilidades prácticas, que tienen que ver con técnicas y

procedimientos.

El Trabajo Práctico como instrumento de evaluación

continua

Uno de los instrumentos más utilizados en todas las áreas de formación relacionadas

con el aprendizaje y desarrollo de habilidades y/o técnicas es el Trabajo Práctico. Se trata de

una instancia en la que el estudiante debe elaborar un producto (una imagen, un objeto, un

diseño) a partir de consignas dadas por el docente mediante las cuales debe poner en juego

los conocimientos adquiridos sobre determinado contenido discutido en clase o estudiado

apartir de la bibliografía pertinente. Se supone que a partir del análisis de los resultados
obtenidos, el docente debería poder verificar si el estudiante ha logrado apropiarse

positivamente de los saberes propuestos. La evaluación de los trabajos prácticos

generalmente está acompañada de una devolución que, se supone, brinda elementos para que

el estudiante sepa si su aprendizaje ha sido significativo o no y pueda proseguir su

crecimiento. Es decir, resumiendo: la evaluación le permite pasar al siguiente nivel de

complejidad y la devolución lo ayuda a comenzar este nivel con nuevos desafíos.

Aunque las prácticas de evaluación de los docentes se han investigado en

profundidad, el foco ha estado puesto especialmente en la calificación o evaluación sumativa

(Jarero, Landa ySosa, 2013). La evaluación sumativa resume lo que los estudiantes han

aprendido, ocurre después de que la instrucción se completó y atiende a una finalidad

certificadora. En cambio, la evaluación formativa generalmente se considera parte del

proceso de instrucción y tienen la intención de proporcionar la información necesaria para

ayudar a los docentes a ajustar su instrucción y a los estudiantes a aprender mientras ocurre

la enseñanza. En otras palabras, una busca medir el logro de los estudiantes y otra informa

cómo mejorar la enseñanza y el aprendizaje (Vlachou, 2015).

Aunque hay consenso sobre la importancia de la evaluación formativa para mejorar

los procesos de aprendizaje, persisten las dificultades para operacionalizar el constructo en

diferentes contextos y disciplinas de aprendizaje (Taras, 2007). En el área de la Educación

Matemática (EM), investigadores y responsables de políticas educativas han enfatizado la

necesidad de que los docentes en servicio se apoyen en las características de los estudiantes,

incluyendo los procesos cognitivos y metacognitivos que utilizan para construir su

conocimiento matemático, para guiar la enseñanza, y comprendan profundamente el

contenido que enseñan (National Council of Teachers of Mathematics [NCTM] 2014).

 La evaluación formativa continua se aborda como un paradigma pedagógico

fundamental, destinado a fortalecer el rendimiento académico de los estudiantes por medio

de una retroalimentación sistemática y adaptación dinámica de las estrategias docentes. Este

enfoque adquiere una relevancia particular en la enseñanza de asignaturas complejas como

el cálculo, considerada una disciplina esencial en algunos programas de educación

profesional, en su ciclo básico, aunque a menudo se asocia con altos índices de dificultad y

ansiedad entre los estudiantes (GarcíaSuárez et al., 2023). El cálculo, con su carácter

abstracto y exigencia de rigurosidad matemática, demanda métodos de enseñanza que

trasciendan la mera transmisión de conocimientos teóricos y algorítmicos para promover una

comprensión profunda y una aplicación efectiva de los conceptos (Ríos Obregón & Bernal

Gutiérrez, 2020), (Torres-Roberto, M. A. 2024)

Para Torres-Roberto, M. A. (2024), la importancia de investigar métodos eficaces para

la enseñanza y aprendizaje del cálculo se justifica por la evidencia de que una comprensión

sólida de esta asignatura es crucial para el éxito en una amplia gama de disciplinas

académicas y profesionales, incluyendo las ciencias, la ingeniería y la economía. A pesar de

su relevancia, investigaciones anteriores han señalado una incidencia significativa de bajo

rendimiento y fracaso entre los estudiantes que cursan matemáticas avanzadas, lo que indica

una necesidad de revisar y mejorar las prácticas pedagógicas vigentes en las instituciones de

educación superior (Lozano Villegas, 2019).

Finalmente, la evaluación formativa tiene un impacto positivo en la autoeficacia de

los estudiantes y su motivación hacia el aprendizaje del cálculo. Al enfrentarse a tareas

evaluativas que desafían su comprensión y al recibir retroalimentación constructiva, los

estudiantes desarrollan una mayor confianza en sus habilidades matemáticas. Esto, a su vez,
incrementa su motivación para profundizar en el estudio del cálculo, como se observó en los

hallazgos de una investigación realizada por Advíncula (2013), donde se reportó un aumento

significativo en la participación y el interés de los estudiantes en actividades matemáticas

desafiantes (Torres-Roberto, M. A. 2024, pág. 98)

(…) La evaluación debe basarse en objetivos y criterios claros; debe ser participativa

y formadora, porque los instrumentos deben obligar a los estudiantes a realizar procesos

mentales complejos y retadores, retroalimentar e indicar cómo superar las deficiencias,

requerir el diseño de actividades de evaluación muy semejantes a las de enseñanza, ser

continua y que sus resultados permitan mejorar la enseñanza. (Vaccarini, 2014, p. 52)
 REFERENCIAS

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