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La Guerra Fria en America Latina

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La guerra Fría en América Latina

El efecto de la Guerra Fría


La relación entre Estados Unidos y América Latina se estrechó durante la
Segunda Guerra Mundial. Frente a la posibilidad de ser atacados, los países de
la región se aliaron con la potencia del norte, fortaleciendo un vínculo que se
afianzó superada la guerra. Sin embargo, Latinoamérica no dejó de ser tenido en
cuenta más que como un escenario estratégico y de reserva para inversionistas de
carácter privado, y de una u otra manera sus países se vieron envueltos en la
Guerra Fría.

El final de la Segunda Guerra Mundial impulsó a Estados Unidos a detener el


avance del comunismo en los países europeos más afectados por la guerra a
través de fuertes auxilios económicos. De esa manera, promovió el Plan
Marshall. En América Latina, el presidente John Fitzgerald Kennedy (1961-1963),
buscando el mismo objetivo de contrarrestar el atractivo del comunismo, impulsó
el programa conocido como la Alianza para el Progreso, concebido además para
promover el desarrollo económico de la región. Sin embargo, sus alcances fueron
bastante limitados.

Placa de Obra de la Alianza para el Progreso en Bolivia.

Por esta razón, las acciones estadounidenses emprendidas en América Latina


estuvieron enfocadas en apoyar regímenes autoritarios que bloquearon
cualquier reforma progresista y garantizaron el statu quo en la mayoría de países
de la región. La contención del comunismo revistió la forma de estigmatizar a los
sectores disconformes o los opositores políticos como el enemigo interno. Esta fue
la base de lo que se conoció como la Doctrina de Seguridad Nacional.
El triunfo de la Revolución cubana en 1959 prendió las alarmas y acentuó dicha
estrategia ante la perspectiva de un avance del comunismo en la región. Para
entonces, el desarrollo de una gran parte de los países latinoamericanos padecía
dificultades comunes, como la dependencia del mercado internacional, la
desigualdad competitiva en dicho comercio, la marcada connotación agrícola y
minera de sus exportaciones, y una incipiente urbanización e industrialización de
la sociedad.

Bajo un espíritu desarrollista y con el apoyo de Estados Unidos, la respuesta


estatal a estos problemas económicos consistió en promover fuertemente la
industrialización. Sin embargo, esas mismas condiciones fueron caldo de cultivo
para la polarización política e ideológica que, en algunos países, condujo al
enfrentamiento armado, al ascenso de gobiernos militares y a la creación de
guerrillas revolucionarias.

La Revolución cubana
Fulgencio Batista, coronel de las fuerzas armadas de Cuba y exgobernante de la
isla, regresó al poder en 1952, mediante un nuevo golpe de Estado al gobierno
cubano presidido por Carlos Prío Socarrás. Pese al discurso de Batista en contra
de la corrupción, durante su gobierno, estableció una férrea dictadura militar,
suspendió el Congreso y los derechos constitucionales, y se mantuvo en el poder
a través de elecciones fraudulentas. Bajo el gobierno de Batista, la corrupción y
todos los problemas aumentaron, como también el descontento social, lo que
motivó la creación de movimientos de oposición integrados por líderes políticos,
gremiales, sindicalistas y estudiantes.

De la mano de un joven líder Fidel Castro, un grupo de opositores decidió alzarse


en armas para derrocar el régimen de Batista, mediante una ofensiva militar en
julio de 1953. La toma frustrada del cuartel Moncada, debido a la reacción
implacable de la dictadura, terminó con la captura y la sentencia sobre Castro y
sus compañeros. Dos años más tarde, luego de una amnistía, se exiliaron en
Estados Unidos y México con el mismo objetivo de derrocar a Batista, fundaron el
movimiento revolucionario 26 de julio (M-26-7).
La campaña revolucionaria
En diciembre de 1956, las acciones para derrocar a Batista se iniciaron en Cuba,
cuando el yate Granma, proveniente de México, desembarcó en la costa oriental
de la isla con 82 guerrilleros del M-26-7. En enero de 1957, después de internarse
en la agreste zona de Sierra Maestra, Castro y sus hombres llevaron a cabo
operativos en contra del ejército cubano y fueron despertando, a su paso, la
simpatía de la población. En enero de 1959, la entrada de las tropas
revolucionarias a Santiago de Cuba y a La Habana, con Castro, Ernesto «Che»
Guevara y Camilo Cienfuegos a la cabeza, puso fin al régimen de Batista, quien
había emprendido la huida hacia República Dominicana.

Fidel Castro y revolucionarios entran en La Habana. En aquel momento, esta


marcha se llamó Caravana de la Victoria o de la Libertad.

El nuevo gobierno revolucionario emprendió acciones reformistas que incluyeron


una ley de tierras, la confiscación, expropiación y nacionalización de bienes
que, hasta entonces, se encontraban en manos de las elites cubanas y empresas
extranjeras, la mayoría de ellas estadounidenses. Así mismo, emprendió políticas
para ponerle fin a la discriminación racial y ampliar la cobertura de salud y
educación a toda la población cubana. El triunfo de la revolución comunista en
Cuba y la política exterior, abiertamente antiestadounidense, influyó
profundamente en América Latina; movimientos revolucionarios de otros países
del continente se inspiraron en la revolución, a la vez que recibieron apoyo
logístico y económico del nuevo gobierno cubano.

La influencia de la Revolución cubana en América Latina agrietó aún más las


relaciones entre Cuba y Estados Unidos. La tensión se incrementó debido a la
toma de decisiones y acciones hostiles efectuadas por ambas partes, la más
severa hasta ahora: el embargo económico impuesto a la isla, lo que afectó
radicalmente la vida de los cubanos. El régimen de Castro ha recibido duras
críticas por parte de sus opositores debido a las medidas en contra de las
libertades civiles y políticas de la ciudadanía. En 2015, Raúl Castro, hermano
de Fidel y presidente de Cuba desde 2006, y Barack Obama, presidente de
Estados Unidos, reabrieron embajadas como parte de una normalización de las
relaciones entre ambos países.

Las dictaduras del Cono Sur


Golpe de Estado en Brasil

Entre 1964 y 1985, Brasil estuvo gobernado por una dictadura militar. Un golpe de
Estado le puso fin al gobierno reformista del presidente legítimo João Goulart. En
el marco de la dictadura, orientada según la Doctrina de Seguridad Nacional, se
suprimieron todos los partidos, se impuso un bipartidismo obligado y el país estuvo
gobernado por militares retirados. La oposición fue perseguida y encarcelada,
mientras que varios líderes políticos, sociales y culturales tuvieron que exiliarse. A
través de los llamados «actos institucionales», la dictadura suprimió las garantías
constitucionales para justificar la persecución, represión y exterminio de opositores
con ideas comunistas o cercanas al comunismo, tratados bajo la figura de
enemigos internos.

Desde mediados de los años 1970, la crisis económica e institucional aumentó la


tensión social, permitiendo un aumento paulatino en la participación política de
la oposición. La presión por parte de los grupos opositores a favor de una
apertura democrática y de elecciones presidenciales a través del voto directo tomo
más fuerza a mediados de los años 1980, gracias a la movilización social.

Las juntas militares en Argentina


Entre 1976 y 1983, Argentina padeció una dictadura cívico-militar después de que
el gobierno constitucional de Isabel Perón fuera depuesto mediante un golpe de
Estado propiciado por las Fuerzas Armadas de Argentina, en alianza con altos
sectores políticos y económicos. Argentina atravesaba un periodo de crisis,
caracterizado por la inestabilidad social y un aumento de la violencia perpetrada
por facciones enfrentadas; por una parte, organizaciones guerrilleras como el
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros; y por otra, la Triple
A, un grupo parapolicial que actuaba en acuerdo con las Fuerzas Armadas.

La última dictadura en Argentina, conocida como el Proceso de Reorganización


Nacional, fue una sucesión de juntas militares que se caracterizó por el
terrorismo de Estado que, a través de la llamada guerra sucia y apoyada por el
gobierno estadounidense, medios de comunicación y grupos económicos,
emprendió contra la oposición con acciones como el secuestro, la desaparición, la
tortura y la muerte de miles de personas, y la violación permanente de los
derechos humanos.

Aniversario de la dictadura de Argentina.

De otro lado, la guerra que el gobierno declaró al Reino Unido por las islas
Malvinas, y su consiguiente derrota, terminó por desprestigiar a la Junta Militar,
que se vio obligada a convocar elecciones en octubre de 1983. Desde la llegada
de Raúl Alfonsín al poder en 1984, Argentina ha conservado la democracia.
La historia y los espacios
Finalizando la Guerra Fría, en Centroamérica, se gestaron invasiones
estadounidenses en varios territorios. En 1983, en la Isla de Granada, frente a las
costas de Venezuela, se pretendió contrarrestar el avance del comunismo; y en
1989, en Panamá, se buscó ejercer una ofensiva contra el narcotráfico.

El golpe de estado y la dictadura en Chile


El 11 de septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas de Chile, comandadas por
Augusto Pinochet, atacaron el Palacio de La Moneda y derrocaron al presidente
electo Salvador Allende. Durante los siguientes 17 años, una Junta Militar de
Gobierno mantuvo el poder en detrimento de las libertades civiles y los
derechos humanos.

La oposición fue víctima de encarcelamiento, tortura, exilio, desaparición forzada y


asesinato selectivo. Una profunda crisis institucional y social obligó al gobierno a
celebrar elecciones libres en 1989.

Las dictaduras en América Central


La dictadura de Somoza en Nicaragua
Anastasio Somoza García, un general nicaragüense que contaba con la simpatía
del gobierno estadounidense, accedió al poder en 1936 mediante un golpe de
Estado. A partir de entonces y durante el periodo de la Guerra Fría, Somoza
aprovechó el apoyo norteamericano en beneficio propio y el de su familia. Fue así
como instauró una dinastía dictatorial que le permitió a sus hijos Luis y Anastasio
acceder al poder y que, hasta 1979, controlaría las esferas política, económica,
social y militar a través de un sistema corrupto que benefició de forma exclusiva a
su familia y a sus amigos en perjuicio de la ciudadanía nicaragüense.

Las prácticas nepotistas de la familia Somoza llevaron a que las clases alta y
media se convirtieran en sus primeras opositoras. Por ello, las persiguió y
disminuyó, ocasionando que muchos nicaragüenses se exiliaran y que la
oposición radicalizara sus métodos transformándose en una guerrilla. En 1961, un
grupo de jóvenes creó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), un
grupo revolucionario cuyo propósito fue derrocar la dictadura somocista.
Vocabulario académico
Describe con tus palabras el significado de nepotista. Luego, redacta un ejemplo
donde se ilustre la existencia de nepotismo político en Latinoamérica.

El despliegue que el Frente Sandinista de Liberación Nacional desarrolló durante


años le granjeó el apoyo de los sectores populares; campesinos, obreros y
algunos industriales fueron determinantes para que el grupo guerrillero se tomara
Managua en julio de 1979 y asumiera el poder, mientras la familia Somoza
abandonaba Nicaragua.

Mientras el sandinismo emprendía reformas en torno a la tierra, la salud y la


alfabetización, también, enfrentaba el intervencionismo de Estados Unidos. El
apoyo material y financiero del país norteamericano a la Contra, un ejército
contrarrevolucionario, desató una guerra civil durante los años ochenta. El
conflicto llegó a su final en 1990, después de una negociación que le dio pie a la
firma de unos acuerdos de paz y la celebración de elecciones ese mismo año.

Celebración de la Revolución sandinista, Nicaragua 2016.

El caso de Guatemala
Estados Unidos también intervino en la política de Guatemala. Con el apoyo de
sectores reaccionarios guatemaltecos, un grupo de mercenarios, organizado por el
gobierno del presidente Eisenhower y la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
derrocó al gobierno reformista de Jacobo Árbenz a mediados de 1954.

La Junta Militar que asumió el poder con el apoyo de Estados Unidos reversó
los avances implementados por el gobierno de Árbenz, especialmente en asuntos
de tierras: anuló la ley de reforma agraria y embargó las propiedades otorgadas
por Árbenz al campesinado. La reacción a estas y otras medidas represivas derivó
en la creación de un grupo insurgente, un incremento de la violencia y la muerte
de miles de personas, en su mayoría indígenas y campesinas, a manos de los
gobiernos militares y civiles.

Solo hasta 1986, con el tránsito a la democracia, Guatemala empezó a buscar un


camino que condujera al final de la guerra civil. La implementación de acuerdos
entre las partes incluyó el desarme y la reincorporación del grupo guerrillero
Unidad Revolucionaria Nacional de Guatemala (URNG), el restablecimiento de
los derechos y las garantías a los perseguidos, desplazados e indígenas, así como
el esclarecimiento histórico de los hechos.

Contexto económico en América Latina


Una vez concluyó la Segunda Guerra Mundial, las economías de América Latina
progresaron en los procesos de industrialización y urbanización, gracias a un
crecimiento económico acelerado que se manifestó en el incremento de las
importaciones de bienes de consumo, el aumento de la población urbana y la
incapacidad para emplear la fuerza trabajadora proveniente del campo por parte
del sector industrial. Sin embargo, a mediados de 1950, por causa de este
desplazamiento, el empobrecimiento de las personas y de las ciudades aumento
considerablemente.

Al mismo tiempo, la consolidación del sistema democrático en la región hizo


posible que partidos políticos y movimientos sociales con ideologías diferentes a
las de los gobiernos se manifestaran en contra y ejercieran presión social a través
de huelgas y otras formas de protesta.

Bajo esta coyuntura, y con la creación en 1951 de la Comisión Económica para


la América Latina y el Caribe (CEPAL), un organismo dependiente de la
Organización de las Naciones Unidas encargado de promover el desarrollo
económico y social de América Latina, la industrialización fue la vía principal para
generar desarrollo en el continente.
El desarrollismo en América Latina
Las estrategias de industrialización de América Latina fueron agrupadas por
algunos economistas de la CEPAL en una teoría económica denominada
desarrollismo. Esta teoría plantea que el subdesarrollo se reproduce y amplía la
brecha entre países desarrollados y países subdesarrollados debido a una
estructura dominante en el comercio internacional, donde un centro industrial (el
Primer Mundo) aventaja a una periferia agrícola (de la cual formaba parte
Latinoamérica).

Usiminas, empresa siderúrgica del Brasil. ¿De qué manera la industrialización


contribuye al desarrollo de la economía latinoamericana?

El desarrollismo sugería que los Estados de los países no desarrollados debían


ser activos y promover la industrialización a través de políticas económicas fuertes
que posibilitaran un desarrollo propio.

Desde mediados de la década de 1960 hasta entrada la década de 1970, los


países latinoamericanos gozaron de un crecimiento económico acelerado (en un
promedio de 6,7% anual), acompañado de un desempeño exportador en alza,
gracias a que acogieron medidas de recomendaciones de la CEPAL; entre otras,
la aplicación de medidas proteccionistas y la promoción industria nacional.
Así mismo, bajo la figura de deuda externa, América Latina pudo disponer de
recursos internacionales de manera abundante.

Pese a todo lo anterior, acontecimientos como la recesión mundial, derivada de la


<crisis petrolera> 1973, y la fuga de capitales en la década de 1980 obligaron a
que los países de la región se endeudaran para mantener el crecimiento y la
estabilidad económica interna. Sin embargo, las consecuencias de esta reacción
resultaron perjudiciales para las economías nacionales.

Fuentes para profundizar


Un elemento común de las nuevas ideas, teorías, prácticas, políticas y enfoques
para el desarrollo es el énfasis en la necesidad de repensar el papel del Estado.
Los nuevos enfoques plantean sugerentes debates en torno al cambio del rol del
Estado: promover el capital humano y el medio ambiente, fortalecer una lógica
distributiva equitativa de los ingresos o fortalecer las instituciones democráticas
deliberativas como factores claves para el proceso de desarrollo.
ZURBRIGGEN, Cristina y TRAVIESO, Emiliano. Hacia un nuevo Estado desarrollista: desafíos para América
Latina. En: revista Perfiles Latinoamericanos, Vol. 24, n.° 47. [En línea] (2016). [Consultado el 5 de mayo de
2018]. Disponible en <doi: 10.18504/pl2447-004-2016>.

La Guerra Fría en América Latina


Trajo consecuencias como

 La intervención norteamericana, que instaló y promovió dictaduras militares


en Argentina, Brasil, Guatemala y Chile.
 La subordinación de la izquierda latinoamericana proyectada en procesos
revolucionarios de inspiración comunista en Cuba y Nicaragua.

Presentó

 En el aspecto económico, políticas promovidas por la CEPAL, como el


desarrollismo.

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