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Adolescencia Como Grupo de Riesgo

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Adolescencia: grupo de riesgo y consumo

problemático
Detectar los grupos de riesgo en una sociedad, es una tarea
preventiva y muchas veces eficaz para lograr la disminución de el
consumo problemático. En primera medida vamos a establecer
las los diferentes niveles de prevención en la salud.
Existen tres niveles de prevención, según el momento de la
historia natural de la enfermedad en el que se realicen las
actividades preventivas: primaria, secundaria y terciaria.
Prevención primaria
Está dirigida a evitar la aparición de una enfermedad o problema
de salud, mediante el control de los agentes causales o los
factores de riesgo. Por tanto, se realiza sobre las personas
sanas.
Algunas de estas medidas preventivas consisten en: la
vacunación, la reducción de los accidentes en el domicilio, el
control de los factores de riesgo cardiovascular o las campañas
que promueven hábitos de vida saludables (como evitar o limitar
el consumo de alcohol o fomentar la práctica de ejercicio físico
moderado).
Prevención secundaria
Son las medidas dirigidas a detener o retrasar el progreso de
una enfermedad que ya tiene una persona. Las mismas
consisten en la detección, diagnóstico y tratamiento precoz de
la enfermedad.
Un ejemplo de lo que es la medicina preventiva secundaria son
las campañas para la detección precoz del cáncer de mama.
Prevención terciaria
Es aquella que se lleva a cabo con el fin de prevenir, retardar o
reducir las complicaciones y secuelas de una enfermedad que ya
tiene la persona. El objetivo es mejorar la calidad de vida del
paciente.
Este tipo de niveles de prevención nos indica en que punto se
encuetran el grupo de riesgo que lo componen los adolescentes.
El adolescente muchas veces es un reflejode su entorno familiar
en el momento que el consumo de muchas drogtas licitas,
(alcohol o fármacos) deviene del consumo familiar.
La familia hace uso y muchas veces abuso de psicofármacos,
donde el adolescente tiene acceso e inforacion del suministro de
los fármacos.
Otras de las situaciones que podemos describir es el consumo de
alcohol en el ámbito familiar. Muchas familias transmiten un
mensaje equivoco del consumo de alcohol, sin preveer que ese
mensaje es como una habilitación para entrar al mundo del
alcohol.
También las familias sostienen que organizar la previas dentro de
los hogares, produce un mal menos para los adolescentes, sin
tene r en cuenta el grado de consumo de todo tipo de bebidas y
muchas veces viene acompañado de alguna sustancia.
Algunos padres comentan el beneficio de que los adolescentes
usen el ámbito de la casa para hacer las previas, el mal a la
salud se produde de la misma manera. Su organismo titien
contacto con el alcohol en edades muy tempranas, perjudicanto
la salud de su hígado y facilita la entrada al otras drogas ilegales
y mas duras.
Se considera que el alcohol es la puerta de entrada al consumo
problemático de los adolescentes, como asi también el uso del
canabis
. El aprendizaje psicosocial de la adolescencia se lleva a cabo
tanto en el grupo familiar como en los grupos de amistades o de
compañeros. Estos dos sistemas de interacción psicosocial son
básicos para la formación del adolescente pero también son
influyentes en la iniciación del consumo y abuso de sustancias.
En este tiempo la drogadicción se da ocasionalmente en la
adolescencia, como un requisito para pertenecer a un grupo
determinado, para evadir situaciones de pobreza, violencia e
insatisfacción personal, sin darse cuenta de que esta genera aún
más complicaciones en sus vidas.
De ahí que el enfrentamiento a las drogas en sus diferentes
categorías exige de todos los factores un esfuerzo
mancomunado para combatirlas; enfatizando en la educación
para la promoción de estilos de vida cada vez más sanos, la
atención adecuada a grupos de alto riesgo y las medidas
preventivas conocidas hasta hoy.
Los adolescentes toman riesgos. Es una característica distintiva
de esta etapa. Su cerebro está madurando y su producción
de hormonas, creciendo, con consecuencias en la toma de
decisiones. A su vez, el contexto en el que se mueven es cada
vez más amplio, así como el rol que les dan a sus amigos y
compañeros. Todos estos elementos deben ser considerados
para comprender sus actitudes.
Durante la adolescencia el aumento en la producción de
dopamina activa los circuitos de recompensa, lo que se
manifiesta en una búsqueda de placer y de sensaciones nuevas
como en ninguna otra etapa de la vida. Esto implica que los
adolescentes valoran la recompensa más que el riesgo
mismo. Es decir, pueden ser conscientes de los riesgos que
asumen, pero le dan más valor a la recompensa social. Esto
significa que los jóvenes pueden entonces perder de vista la
dimensión real de determinados riesgos cuando están en su
grupo.
¿Por qué sus amigos inciden tanto en sus
comportamientos?
Durante esta etapa el adolescente comienza a separarse del
mundo de sus padres, del mundo adulto, para pertenecer e
identificarse al de sus pares. Con ellos comienza a llegar más
tarde a su casa, a salir de noche, a imitar ciertas conductas
repetidas por sus amigos. Una característica distintiva del
adolescente es que suele tener una postura muy crítica hacia sus
padres, pero no así con sus pares. Por eso probablemente no
cuestione las cosas que hacen sus amigos o lo que consumen,
pero sí lo hará con sus padres.

¿A qué riesgos se exponen habitualmente?


Consumo de drogas
Este es el tiempo en el que los adolescentes están más
expuestos al consumo de drogas. El alcohol suele ser la droga de
inicio y la más consumida. El consumo de cualquier tipo de
drogas desinhibe y empuja al adolescente a conductas
impulsivas atraídas por el riesgo. Esta atracción e interés por el
riesgo es parte de la adolescencia, la necesidad de explorar
también lo es. En algunos casos esto puede motivar al consumo
de drogas.
Evaluar riesgos
Recordemos que el adolescente con su cerebro en construcción
no cuenta aún con las herramientas suficientes para poder
evaluar con responsabilidad los riesgos y las consecuencias de
sus acciones, como sí puede hacerlo un adulto. Más aún si
comienza a moverse en un entorno nuevo, a salir paulatinamente
de su casa, a estar expuesto a nuevas realidades que no son las
conocidas ni familiares. Los adultos podemos consumir
ocasionalmente o de manera controlada, pero esto no aplica para
un adolescente, porque aún no se autorregula del mismo modo
que un adulto.
Todo consumo en esta etapa es problemático, porque el
cerebro del adolescente está todavía en formación y su
desarrollo se verá afectado por el consumo de cualquier tipo
de sustancias. Cuanto más se postergue la edad de inicio de
consumo, mejor para el futuro desarrollo adolescente
¿Cómo evaluar riesgos y tomar decisiones?
Entusiasmo, atracción por la novedad, no calibrar los riesgos,
valorar la compañía de los pares. Estos rasgos, que son
fácilmente identificables y esperables en la adolescencia, los
harán luego adultos más sanos y responsables. Es necesario y
saludable que los adolescentes puedan atravesar estos riesgos
para seguir avanzando en esta transición al mundo adulto. No
todos los riesgos son iguales, habrá de distintos niveles. Pero no
son los adolescentes quienes tendrán que calibrarlos o
evaluarlos, somos nosotros los adultos quienes podremos
hacerlo. ¿De qué manera? Acompañándolos, estando presentes,
con paciencia, promoviendo el diálogo y sosteniendo en estas
primeras “salidas al mundo adulto” con los riesgos que esto
implica, de manera de poder ajustar y poner límites cuando sea
necesario, para lograr un crecimiento saludable.

La importancia de la amistad en la adolescencia


Para muchos resulta muy difícil poder soltar, dejarle ese espacio
a su hijo con cierta libertad y acompañarlo sin ahogar. Primero
que nada, porque ningún padre quiere ver sufrir a su hijo. Y parte
de moverse con libertad es comenzar a tomar decisiones por sí
solos, equivocarse, darse contra la pared, y a veces los adultos
creemos que lo mejor es ayudarlos a que no se den estos golpes,
a que no se frustren, y los sobreprotegemos.
En esta etapa es esperable que la imagen de padre o madre
ideal se vaya deteriorando progresivamente, para dar paso a la
imagen real. Durante la adolescencia el hijo deja de vincularse
con sus padres desde el rol hijo-niño que pide o demanda, para
dar paso al nacimiento de un nuevo tipo de relación, del rol hijo-
adulto, que comprende y conoce a un padre o madre humano —
no idealizado—, con errores e imperfecciones. Este paso se dará
si logran distanciarse en esta etapa adolescente. El padre o la
madre ídolos dejan de existir. Ahora los ídolos pasan a estar en
el círculo de pares.
¿Por qué les importa tanto sentirse parte y ser aceptados por
otros adolescentes?
Otro elemento clave para entender el interés en sus pares nos lo
da el funcionamiento de su cerebro. Cada vez que tienen “éxito”
(así es como ellos lo perciben) en algún tipo de relación social, su
cerebro segrega oxitocina. Esta hormona produce sensación de
bienestar, confianza y reducción de inseguridades. ¡Todo lo que
un adolescente en construcción necesita! Cada invitación que
recibe de parte de un amigo, un mensaje de WhatsApp, un “me
gusta” en una foto que comparte, ser elegido cuando arman el
equipo de fútbol en el recreo, activa este funcionamiento en su
cerebro.
Esta búsqueda de aprobación y de identificación en sus pares
tiene la otra cara: la de una alta sensibilidad al rechazo. Nadie
quiere ser excluido, pero en la adolescencia esa necesidad de
pertenecer se potencia. Cuando los adolescentes sienten el
rechazo de sus pares, se encienden zonas de su cerebro
asociadas a la amenaza de salud física o falta de alimentos. A
nivel cerebral perciben el rechazo social como una amenaza real
a su propia existencia. Los adultos debemos entender esto para
ponernos en la piel de los adolescentes cuando se sienten tristes
porque no los invitaron a una fiesta de 15, angustiados porque no
están en el grupo de WhatsApp o irritables porque su novia los
dejó. Lo viven y reaccionan como si su vida dependiera de eso.
El distanciamiento de la contención de sus padres no solo es
esperable, sino que pasa a ser algo vital y necesario para un
crecimiento saludable del adolescente, que necesita ganar en
independencia, proyectarse, ensayar versiones de sí mismo que
puedan confrontar sanamente con la de sus padres y
diferenciarse de sus adultos.

Redes sociales y adolescentes:


Para los adolescentes las tecnologías no representan nada
nuevo: son parte de varios estímulos que rodean su vida
cotidiana desde siempre. Esto hace que suelan manejarse con
naturalidad y comodidad al utilizar la tecnología, propias de quien
no ha conocido otro escenario. Si vemos el uso que hacen,
observamos que suelen jugar, socializar, buscar información,
navegar en redes sociales, con mucha facilidad para
conectarse o para entrar y salir de determinados sitios.
La adolescencia es una etapa cargada de oportunidades para el
crecimiento y la consolidación de la personalidad. El valor de las
relaciones sociales y el placer que generan son muy
importantes en la vida de un adolescente. Los dispositivos
electrónicos se han convertido en el medio más elegido por los
adolescentes para una de las actividades más importantes de
esta etapa: socializar.
En esta etapa el vínculo con nuestros hijos e hijas está
cambiando, los adolescentes necesitan separarse de nosotros
para poder ganar en autonomía y libertad. Y en el mundo digital
esto se hace muy evidente. ¿Por qué las aplicaciones que usan
los adultos no son las más utilizadas por los adolescentes? ¿Por
qué los adolescentes suelen ser pioneros en una red social y
cuando los adultos llegan a ella, se van inmediatamente a otra?
En lo digital también se dan la separación y necesidad de tener
su propio espacio, compartido con sus pares, no con sus padres.
Pero nada de esto debe confundirnos y hacernos pensar que
podemos dejarlos solos. El uso que hacen de los dispositivos y
plataformas no significa que tengan conocimientos y habilidades
sociales suficientes para poner en práctica desde lo digital. Como
en otros ámbitos de su vida, es necesario que los adultos
eduquemos, orientemos y acompañemos para que los
adolescentes tomen decisiones que les permitan ir ganando
autonomía y velar por su seguridad en línea.

Consumo de alcohol y drogas

En muchos países el consumo de alcohol en la adolescencia


suscita gran preocupación. Puede reducir el autocontrol y
alimentar comportamientos arriesgados, como las prácticas
sexuales de riesgo o la conducción peligrosa, y es una causa
subyacente de lesiones (en particular a consecuencia de
accidentes de tránsito), violencia y muerte prematura. También
puede engendrar problemas de salud que aparezcan en una
etapa posterior de la vida y afecta a la esperanza de vida. Más de
una cuarta parte de las personas de entre 15 y 19 años del
mundo, lo que supone 155 millones de adolescentes, son
consumidores actuales de alcohol. En 2016, la prevalencia de
ingesta episódica de grandes cantidades de alcohol en
adolescentes de entre 15 y 19 años fue del 13,6%, estando los
varones expuestos al mayor nivel de riesgo.

El cannabis es la droga psicoactiva que más utilizan los jóvenes:


alrededor de un 4,7% de las personas de 15 a 16 años lo
consumieron al menos una vez en 2018. El consumo de alcohol
y drogas por parte de niños y adolescentes viene asociado a
alteraciones neurocognitivas que más adelante pueden generar
problemas de comportamiento, emocionales, sociales o
académicos.

La prevención del consumo de alcohol y drogas es un importante


ámbito de trabajo en materia de salud pública, labor que puede
pasar por estrategias e intervenciones dirigidas a la población y
actividades en la escuela, la comunidad, la familia o a nivel
individual. Entre las principales fórmulas para reducir el consumo
de alcohol en la adolescencia están el establecimiento de una
edad mínima para comprar y consumir alcohol y la eliminación de
la mercadotecnia y la publicidad dirigidas a los menores.
Consumo de tabaco

La inmensa mayoría de las personas que hoy en día consumen


tabaco empezaron a hacerlo en la adolescencia. Es crucial
prohibir la venta de productos de tabaco a los menores (menos
de 18 años) y aumentar el precio de los productos del tabaco
gravándolos con impuestos más elevados, prohibir la publicidad
del tabaco y garantizar espacios libres de humo. A escala
mundial, al menos 1 de cada 10 adolescentes de entre 13 y 15
años consume tabaco, aunque hay zonas donde esta cifra es
mucho más alta.

VIH/sida

Según los cálculos, en 2019 había 1,7 millones de adolescentes


(de entre 10 y 19 años) que vivían con el VIH, de los que
alrededor del 90% estaban en la Región de África de la OMS (2).
Si bien las nuevas infecciones de adolescentes han ido cayendo
sustancialmente desde el pico máximo registrado en 1994, este
grupo de edad todavía representa alrededor de un 10% del total
de nuevas infecciones de adultos por el VIH. Dentro de ese
porcentaje, tres cuartas partes corresponden a chicas (3).
Además, aunque las nuevas infecciones pueden haber
disminuido en muchos de los países más gravemente afectados,
la cobertura de las pruebas realizadas últimamente sigue siendo
baja, lo que deja pensar que quizá muchos adolescentes y
jóvenes adultos vivan con el VIH sin saberlo (4).

Los adolescentes que viven con el VIH tienen peor acceso a


tratamiento antirretroviral y en ellos se observan índices más
bajos de cumplimiento del tratamiento, permanencia en el
proceso asistencial y supresión de la carga vírica. Un factor
básico que contribuye a ello es la escasa prestación de servicios
adaptados a los adolescentes, que incluyan apoyo e
intervenciones psicosociales.

Los adolescentes y los jóvenes adultos deben saber cómo


protegerse de la infección por el VIH y también deben tener los
medios para hacerlo, lo que significa en particular que puedan
tener acceso a intervenciones de prevención (como la
circuncisión médica masculina voluntaria, preservativos y
profilaxis anterior a la exposición) y mejor acceso a servicios de
prueba y asesoramiento en relación con el VIH, y que además
haya nexos más sólidos con los servicios de tratamiento contra el
VIH para aquellos que den resultado positivo.

Otras enfermedades infecciosas

Gracias a la mejora de la vacunación infantil, se ha registrado


una marcada disminución de la mortalidad y la discapacidad de
adolescentes debidas al sarampión. Entre 2000 y 2012, por
ejemplo, la mortalidad de adolescentes por sarampión cayó en un
90% en la Región de África.

Según las estimaciones, la diarrea y las infecciones de las vías


respiratorias inferiores (neumonía) se encuentran entre las 10
principales causas de mortalidad de adolescentes de entre 10 y
14 años. Estas dos enfermedades, junto con la meningitis,
figuran entre las cinco principales causas de mortalidad de
adolescentes en los países africanos de ingresos bajos y
medianos.

Ciertas infecciones, como la causada por el virus del papiloma


humano (VPH), que suele darse una vez que la persona empieza
a tener relaciones sexuales, pueden provocar enfermedades a
corto plazo (verrugas genitales) durante la adolescencia, pero lo
más importante es que también dan lugar a cánceres cervicales y
otros cánceres varios decenios después. La primera
adolescencia (de 9 a 14 años) es el momento óptimo para
vacunar contra la infección por el VPH. Se calcula que, si el 90%
de las niñas del mundo recibiera la vacuna contra el VPH, se
podrían salvar más de 40 millones de vidas en el curso del
próximo siglo. Según las estimaciones, sin embargo, en 2019
solo recibieron la vacuna un 15% de las niñas del mundo.

Papilomavirus humanos y cáncer cervicouterino – Nota


descriptiva
Embarazos y partos precoces

Cada año, aproximadamente 12 millones de adolescentes y


jóvenes de entre 15 y 19 años, y al menos 777 000 niñas
menores de 15 años, dan a luz en regiones en desarrollo. Las
complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto son la
principal causa de mortalidad entre las jóvenes de 15 a 19 años
en todo el mundo.

La División de Población de las Naciones Unidas muestra que,


en 2020, la tasa mundial de natalidad entre las adolescentes
asciende a 43 nacimientos por 1000 habitantes de esa edad y, en
función de los países, oscila entre 1 y más de 200 por 1000 (5).
Esas cifras indican un marcado descenso desde 1990, que se
refleja asimismo en la disminución de las tasas de mortalidad
materna de las jóvenes de 15 a 19 años.

Una de las metas específicas del Objetivo de Desarrollo


Sostenible relacionado con la salud (ODS 3) consiste en
garantizar, de aquí a 2030, el acceso universal a los servicios de
salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar,
información y educación y la integración de la salud reproductiva
en las estrategias y los programas nacionales.

Las adolescentes necesitan una educación sexual completa, es


decir, un proceso didáctico basado en un currículo sobre los
aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la
sexualidad. Es algo a lo que tienen derecho. Mejorar el acceso a
la información y los servicios de anticoncepción puede hacer que
disminuya el número de jóvenes que quedan embarazadas y dan
a luz a una edad demasiado temprana. También puede ser útiles
leyes por las que se prohíba contraer matrimonio antes de los 18
años.

Las jóvenes que quedan embarazadas deben poder recibir una


atención prenatal de calidad. Cuando la ley lo permita, las
embarazadas que decidan poner término a su embarazo han de
tener acceso a un aborto seguro.
Embarazo en la adolescencia – Nota descriptiva

Nutrición y carencia de micronutrientes

En 2006, la anemia por carencia de hierro fue la segunda causa


principal de años perdidos por fallecimiento o discapacidad entre
los adolescentes. Los suplementos de hierro y ácido fólico son
una solución que también ayuda a mejorar la salud antes de que
los adolescentes se conviertan en padres. Se recomienda
administrar regularmente a los adolescentes un tratamiento
vermífugo en aquellas zonas con presencia frecuente de
helmintos intestinales, como los anquilostomas, a fin de prevenir
deficiencias de micronutrientes (como el hierro).

Desarrollar en la adolescencia unos buenos hábitos de


alimentación sana es fundamental para gozar de una buena
salud en la edad adulta. Asimismo, reducir la comercialización de
alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos trans,
azúcares libres o sal, y ofrecer acceso a alimentos sanos son
medidas importantes para todos, pero en particular para los niños
y los adolescentes.

Malnutrición y obesidad

Muchos niños y niñas de países en desarrollo padecen


desnutrición cuando llegan a la adolescencia, lo que los hace
más propensos a contraer enfermedades y morir a una edad
temprana. En el lado opuesto, el número de adolescentes con
exceso de peso u obesidad está aumentando en los países de
ingresos bajos, medios y altos.

A nivel mundial, en 2016, más de uno de cada seis adolescentes


de 10 a 19 años tenía sobrepeso. La prevalencia variaba según
las regiones de la OMS, y oscilaba entre menos del 10% en la
Región de Asia Sudoriental y más del 30% en la Región de las
Américas.

Actividad física
La actividad física aporta beneficios para la salud sumamente
importantes en los adolescentes, entre ellos la mejora de la
capacidad cardiorrespiratoria y muscular, de la salud ósea, el
mantenimiento de un peso corporal saludable y beneficios
psicosociales. La OMS recomienda que los adolescentes hagan
como mínimo 60 minutos diarios de actividad física de moderada
a intensa, por ejemplo mediante juegos o deportes, actividades
de desplazamiento (como el ciclismo o caminar) o la educación
física.

Se calcula que, a nivel mundial, solo 1 de cada 5 adolescentes


cumplen estas directrices. La prevalencia de la falta de actividad
es elevada en todas las regiones de la OMS, y es más alta entre
las adolescentes en comparación con los adolescentes varones.

Para aumentar los niveles de actividad, los países, las


sociedades y las comunidades deben crear entornos y
oportunidades seguros y propicios para que todos los
adolescentes puedan realizar actividad física.

Derechos de los adolescentes

Los derechos del niño (persona menor de 18 años) a sobrevivir,


crecer y desarrollarse se recogen en diversos instrumentos
jurídicos internacionales. En 2013, el Comité de los Derechos del
Niño, encargado de vigilar el cumplimiento de la Convención
sobre los Derechos del Niño, publicó directrices sobre el derecho
de los niños y los adolescentes al goce del grado máximo de
salud que se pueda lograr. Asimismo, en 2016 se publicó una
Observación general sobre el cumplimiento de los derechos de
los niños durante la adolescencia. En las publicaciones se ponen
de relieve las obligaciones de los Estados de reconocer los
derechos y necesidades de salud y de desarrollo de los
adolescentes y las personas jóvenes.

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de


discriminación contra la mujer establece también los derechos de
las mujeres y las niñas a la salud y a una atención sanitaria
adecuada.

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