Texto para Aprender
Texto para Aprender
Texto para Aprender
Sigue la música.
Busco en ti la esperanza,
en que lo injusto no sea la última palabra.
7
Ayúdame, Señor.
Ayúdame.
Ayúdame.
(gritando y golpeándose)
¡Socorro!
¡Socorro!
Ayúdenme... ¡Ayúdenme!
(sobre la cama)
8
Dame la paciencia para estar pronto sentado junto a mis padres
y pelarle a mi madre una naranja mientras hablamos
de la floración del almendro o de los amores de mi hermano;
Ámanos juntos, Señor. Porque yo le amo y eso nos acerca a ti, y nos hace dichosos.
Y yo le amo a él.
(levantándose, eufórico)
¡Eber y Dietrich!
(gritando, saltando.)
9
Me están esperando ahí fuera, tengo que ir a mi despacho,
tengo que devolver algunos libros a la biblioteca,
y pagar algunas factura, por favor.
Sólo eso.
De rodillas)
Rezo para que puedas perdonarme por la angustia que a ellos ocasiono.
10
Rezo para que no se cansen de mí y puedan perdonarme tanto sufrimiento.
Apiádate de mí.
Apiádate,...
(Durmiéndose, tiritando)
11
III
Eber, mi vida,
lo que antes me perturbaba
ahora me salva, me llena de gloria.
Muchacho, no temas,
pronto estaremos juntos.
Hay días en que uno siente deseos de salir y de hacer una tontería.
Si uno no fuera tan «razonable».
17
realmente de nosotros mismos.
Sé de sobra que éste no es mi caso.
Quizás me digas que no hemos de reprimir los deseos,
y seguramente tendrías razón.
Por tanto, me refugio en los pensamientos, en las cartas que escribo,
en alegrarme de vuestra felicidad, y me prohíbo
—a manera de autoprotección— mis propios deseos.
Recuerdo estas noches a San Pablo: «¿Quién sufre que no yo sufra con él
y quién se alegra que yo no me alegre con él?».
18
Su luz pronto caerá sobre nuestro pueblo confundido.
Qué fatiga.
Con el corazón lleno de vino es más fácil convencerse por las noches
de que todo es eterno. De que todo lo malo es pasajero.
19