Un Hombre Consciente de Su Responsabilidad Ante Otro Ser Humano Jamás Tirará Su Vida Por La Borda
Un Hombre Consciente de Su Responsabilidad Ante Otro Ser Humano Jamás Tirará Su Vida Por La Borda
Un Hombre Consciente de Su Responsabilidad Ante Otro Ser Humano Jamás Tirará Su Vida Por La Borda
Es evidente que tenemos pocas posibilidades de vivir, pero ningún poder de la tierra
podrá arrancarnos lo que ya hemos vivido. Les ruego que encaren con gallardía la
gravedad de nuestra situación.
No hay que avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque demuestra nuestro valor para
encararnos con el sufrimiento. Olvídense del placer. Olvídense de la venganza.
Olvídense de la cobardía. Lo único que debemos tener presente es nuestra voluntad de
sobrevivir.
A cada uno de nosotros nos está reservado un cometido que cumplir y todos
respondemos con nuestra propia vida ante esa obligación.”
El dolor es un elemento intrínseco dentro de
la naturaleza humana
«Incluso en las condiciones más extremas de sufrimiento, es posible encontrar una
razón para vivir.» premisa con la que Viktor Frankl desarrolla su logoterapia, para él
mientras haya vida y voluntad, hay esperanza.
Para Viktor Frankl Nada es más importante que el poder de la voluntad, nada es más
fuerte que un propósito de vida. Nada es más determinante que resistir.
No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a la s
dificultades externas y a las limitaciones internas como la consciencia de tener una tarea
en la vida.
Puede convertir sus tragedias en un triunfo personal. Pero deben saber para qué. ¿Qué
debería hacer yo con eso? Se debe tener un por qué para vivir.
¿Por qué yo? ¿Por qué me sucede esto a mí?
Jean Paul Sartre dijo alguna vez que tenemos que aceptar, soportar con coraje y
heróicamente el absoluto sinsentido de nuestras vidas.
Pero Viktor Frankl pensaba más bien, por el contrario, que lo que tenemos que aceptar
es la incapacidad de nosotros los humanos de reconocer el sentido supremo en términos
intelectuales o meramente términos racionales. Esto es la única cosa que tenemos que
aceptar.
Viktor Frankl tenía esta analogía, decía que al igual que un animal no va a entender el
por qué una persona lo cura o le da medicinas, así igual nosotros como personas no
podremos entender esa superioridad de ese ser que está más allá de nosotros.
No obstante podemos creer en ese sentido supremo, pero conducir a alguien como a un
paciente, facilitarle el camino a tal creencia, a creer en la fe no es el trabajo de un
psiquiatra, pero si tal vez un teólogo o líder espiritual.
¿Hasta qué punto tenemos opciones con las
cosas que nos suceden?
Nuestra libertad es una libertad finita. Es una libertad limitada.
Eso quiere decir que el ser humano nunca está completamente libre de condiciones, sean
éstas de tipo biológico, psicológico o sociológico, pero siempre tenemos la libertad
suprema, la libertad última: la libertad de elegir una actitud ante cualesquiera que sean
las condiciones que enfrentamos.
Sin embargo, la logoterapia nos habla de la libertad como esta capacidad que proviene
de nuestra área noética que pese a cualquier restricción o condición física que da el
mundo, se puede elegir ser libre, elegir tener una actitud que nadie nos puede quitar.
Decía Jean Paul Sartre, que aún aquellos creídos como esclavos, están siendo libre al
decidir serlo.
Él escribió:
«Me rompí el cuello, pero eso no me rompió a mi»
Pero yo no abandono mis estudios. Por causa de mi incapacidad quiero ayudar a otras
personas. Quiero convertirme en psicólogo, para ayudar a otros y estoy seguro, de que
mi sufrimiento añadirá una contribución esencial a mi capacidad de entender y ayudar
a otras personas.
Este hombre tres años después fue invitado por frankl para dar una conferencia para leer
un paper en el tercer congreso mundial de logoterapia que tuvo lugar en una universidad
de Alemania.
Viajó en avión en su silla de ruedas, desde Texas a hasta Alemania, a dar la conferencia
y el título fue «el desafiante poder del espíritu humano» y la última frase decía: «yo sé
que esto es verdad, porque ese hombre era yo»
¿Cuál fue el propósito de vida de Viktor
Frankl?
Algo que Viktor Frankl tuvo muy claro tras sobrevivir a aquellos años y a la pérdida de
su familia es que su propósito personal en este mundo no iba a ser otro más que el de
ayudar a los demás a encontrar su propio sentido de la vida, a elegir su camino.
Al final de la guerra en abril de 1945, y por si no fuera poco, si es que Viktor Frankl aún
podía dudar de si realmente tenía algún propósito en su vida, la camioneta de rescate
suizo a la que debía subir cerró las puertas sin él haber subido y tuvo que esperar varias
horas para el siguiente transporte.
Cuando al fin llegó se dio cuenta que la camioneta a la que no alcanzó a subir era un
engaño para llevar a más judíos a la muerte. ¿Acaso fue casualidad?, ¿o una cuestión de
propósito de vida?
¿Qué haces cuando necesitas encontrar
soluciones?
La Logoterapia nos muestra que nuestra dimensión espiritual cuenta con un recurso
llamado Autodistanciamiento, el cual es la capacidad de mirar desde otro ángulo los
problema y situaciones que vivimos, como si lo pudiésemos observar en una pantalla de
cine. Al hacer esto podemos ser más conscientes de lo que ocurre, y abriendo paso a las
respuestas.
¿Logras distanciarte de ti mismo y de tus emociones para resolver lo que la vida te hace
enfrentar?
Resumen
Todos tenemos la oportunidad de decidir por nosotros mismos, decidir cómo
afrontar una situación incluso en las circunstancias más adversas podemos
encontrar un sentido en nuestra vida.
Esa es la libertad interior que no nos puede arrebatar nadie. Lo que de verdad
necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tu voluntad de
sentido te distingue de otros seres.
La vida siempre espera algo de nosotros por eso estamos aquí, debemos tener esa
meta, eso nos dará el valor suficiente para vivir cada día logrando cosas nuevas
agradeciendo por cada momento y por cada cosa que tenemos.
“Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.
Pocos juegan con lo que tienen y envidian lo que imaginan» Viktor Frankl.