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Los Cristianos y El Yoga

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Los Cristianos y el Yoga

(Recopilado de un estudio de M. Basilea Schlink)

E l Yoga está puesto hoy, en medida creciente, en el centro del interés en nuestros países
occidentales. Muchos lo recomiendan como la solución en el desierto espiritual y religioso, que se
extiende como consecuencia del racionalismo, materialismo y ateísmo. Pero su origen está en la
India y tiene sus raíces en el Hinduismo. Con esto el Yoga no es un concepto uniforme, sino sus
apariencias abarcan una paleta policroma de métodos, ejercicios y prácticas de vida, hasta llegar a
fines espirituales y religiosos. A este cuadro multicolor corresponde hoy en día en el Occidente, de
hombres de todas las edades y capas sociales y por motivos muy diferentes. Sólo en Alemania se
estima haya actualmente unos 300.000 practicantes.

Una forma especial entre las distintas escuelas de Yoga constituye la “Meditación
Trascendental” que también se llama “Ciencia de la Inteligencia Creadora”. En su origen era una
derivación del Mantra-Yoga mágico. Este movimiento recibió su cuño especial por su expansión entre
los Occidentales. En años recientes, se calculaba un millón de adeptos occidentales. El fundador y
líder Maharishi Yogui, quien hizo viajes a los Estados Unidos de América, Inglaterra y Alemania,
presenta un verdadero plan mundial: saliendo de una cantidad determinada de centros, -estimado en
uno para cada millón de la población mundial-, se deben difundir la meditación trascendental y la
ciencia de la inteligencia creadora, según el sistema de la “Bola de Nieve”, (Esto quiere decir que
cada uno que ha sido introducido en la meditación trascendental, tiene la obligación de comunicarla a
otros).

El Yoga en sus diversas formas está en el mejor camino para conquistarse literalmente a
Europa y, a menudo, también a círculos cristianos. Sin embargo es significativo que, como
informantes hindúes lo señalan, en la India sólo le toca hoy un papel de poca importancia. Allá los
hombres han reconocido muchas veces, que ellos no consiguen con el Yoga lo que anhelan en su
desesperada situación. Los cristianos de la India rechazan por lo tanto en la forma más
categórica una combinación del Yoga con el cristianismo. El hecho de que esta doctrina echa
raíces en nuestro anteriormente cristiano Occidente, nos dice que propiamente el Occidente en gran
parte se encuentra en la apostasía y en la rebelión contra Cristo; y demuestra que esta doctrina en
su carácter, es anticristiana.

¿QUE ES EL YOGA?

El Yoga en el sentido del hinduismo es un grupo de métodos que, con la ayuda de la Ascesis,
Ejercicios corporales, Respiratorios y de Meditaciones, debería liberar el alma humana de todo lo
terreno. Esta liberación aspirada tiene un doble significado: No se piensa solamente en la existencia
individual del hombre que practica el Yoga, sino principalmente en el ciclo de las reencarnaciones,
también llamadas transmigraciones del alma. El alma no purificada del hombre, según la antigua
doctrina hindú, tiene que entrar siempre de nuevo en un seno materno, y nacer de nuevo, obligado
por su “Karma”, es decir su acción anterior. Sólo cuando logra purificarse por su propia fuerza, llega a
la redención y con ella a la liberación de cualquier reencarnación. La redención significa al mismo
tiempo la comprensión de que el alma individual (Atman) en último término es idéntica con el alma
mundial (Brahman). Por tanto la base del Yoga indio es la concepción que cada alma, por su
naturaleza y sustancia, está unida en lo más profundo, con lo divino. Aquí está la tentación secreta
del Yoga: Enseña la deificación del hombre. El hombre, para él, no es la imagen de Dios, dañada por
el pecado original, sino Dios mismo.
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Las diferentes escuelas del Yoga se distinguen entre sí sobre todo por la elección de los
ejercicios. El Hata Yoga da mucha importancia a las técnicas puramente corporales, por ejemplo a la
purificación del canal intestinal del estómago, a ciertas posiciones (Asanas) y a la técnica respiratoria
(Pranayama). Con la última se trata principalmente de hacer la respiración arbitrariamente más lenta.
Esto lleva, según la experiencia, a un retardo de los pensamientos y a un vacío artificial de la
conciencia.

Otras escuelas prefieren técnicas más meditativas, por ejemplo el Mantra Yoga, que trabaja
con repeticiones de mantras en alta o baja voz o en silencio. Estos mantras son fórmulas mágicas
que muchas veces no tienen significado lingüístico o gramatical, por ejemplo el Mantra OM. Deben
expresar inmediatamente fuerzas originales divinas o cósmicas, por ejemplo, los dioses Vishnu,
Shiva o el alma mundial Brahman mismo. Por la repetición incesante de las fórmulas los hindúes
creen identificarse con los poderes que ellas representan. El hombre con esto no se acerca más
humildemente a su Creador, sino que trata por medio del mantra de realizar su identidad escondida
con Dios, y esto con una divinidad pagana.

La mayoría de las escuelas del Yoga en el Occidente están hoy bajo la influencia del Hata
Yoga. Los ejercicios enseñados allá deberían fortalecer sobre todo el cuerpo, mantener elásticas las
articulaciones, purificar los órganos, tranquilizar los nervios y con ello ayudar al hombre a llevar una
vida armónica, para que salga tanto mejor de la lucha moderna por la existencia. Muchas veces se
empiezan tales cursos de Yoga ya con niños. De la liberación del alma del círculo de las
reencarnaciones se habla raras veces en las escuelas occidentales del Yoga, tanto más del éxito en
el mundo. Este cambio del Yoga en el Occidente tiene como consecuencia, que equivocadamente se
le toma por una especie de deporte o de gimnástica. El principiante siente también a veces al
comienzo algunos efectos de relajación, puede aguantar más fácilmente situaciones extremas de
“estrés”. Estas experiencias iniciales con el Yoga occidental, que muchas veces son solamente
aparentes, seducen a mucha gente a ligarse más estrechamente al Yoga y a penetrar más
profundamente en su doctrina. Con esto se atrae a muchos que luego caen en la trampa.

Pero hay algo sumamente importante: estos ejercicios corporales, son relativamente
inseparables de otros aspectos espirituales. Necesariamente también inserta el espíritu del
hombre. Como propios iniciadores están detrás de los cursillos Yoguis, formados en el Yoga del
hinduismo indio, que tienen un plan preconcebido de conducir a los discípulos al Yoga indio. Por ello
no puede ser de otra manera, que el camino inmediato de los ejercicios físicos, respiratorios y de
relajamiento, lleve a otros ejercicios del conocimiento de sí mismo y de la técnica del dominio del
espíritu y del alma. Esto se hace por una especie de ascesis y técnica de salvación que al final lleva
a la religión hindú pagana.

Con esto tenemos la respuesta a la pregunta puesta muchas veces, de que no se puede
separar el método del Yoga del hinduismo. Lo que se practica aquí en países del Occidente no es
sólo una gimnástica favorable a la salud. Quien piensa esto es víctima de un engaño. Porque
los ejercicios del Yoga no se pueden separar, en último término, y como muchas veces se ha
afirmado, de conceptos especiales del hinduismo, del mundo espiritual oculto que está detrás de él.
Esto dicen hasta promotores del Yoga muy abiertamente.

El Hata Yoga, aparentemente inocuo y no religioso, en el cual se trata de hacer consciente al


hombre de sus fuerzas físicas, es, con sus ejercicios físicos que se enseñan en cursos de
gimnástica, la preparación para “el camino real” del Raya Yoga. Ciertos aspectos del
pensamiento hindú tienen que aceptarse también en el Hata Yoga. Los ejercicios aparentemente
gimnásticos están orientados espiritualmente, tienen efectos espirituales. Esto se hace evidente
por sus nombres tales como “Sede del perfecto”, o “La posición heroica”, la “Sede del loto”, etc. Con
el Hata Yoga no sólo se activan ciertas partes del cuerpo y de los miembros, sino también se causan
efectos sobre órganos internos y glándulas, y, del otro lado, sobre ciertos centros de nervios.

¿Cuáles son los objetos finales internos del Yoga? Si bien las diferentes escuelas del Yoga
tienen sus doctrinas especiales, se trata en el Yoga “clásico” en primer lugar de descubrir “a sí
mismo”, lo esencialmente puro y divino en el hombre, por lo tanto, a Dios en el hombre. Según la
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fundamental doctrina del Yoga se afirma que la naturaleza –especialmente la naturaleza humana- en
el fondo es buena y valiosa. Todos los Yoguis creen en sí mismos como un Dios o parte de la
divinidad. Por eso los “Gurúes”, que son los líderes, que propagan esta doctrina, tiene una influencia
tan inmensa, como también lo vemos hoy en el mundo occidental, porque ellos son tomados como
divinidades personificadas y sacan provecho de esta su autoridad. Entonces el hombre puede
postrarse, incluso, delante de un joven de 17 años.

¿Por qué camino ahora, mediante el Yoga, se quiere encontrar a Dios en sí mismo, el “yo”
originario, lo divino en el hombre? ¿Y liberarlo, ya que, para decirlo así, solamente está cautivo? El
camino es el vaciarse enteramente a sí mismo, para lo que ayudan también otros ejercicios
corporales, para abrirse así a las “fuerzas del universo”. Entonces el hombre podrá unirse con las
fuentes de la fuerza que están en todas partes del universo, por ejemplo, en el aire, en el agua y en
la alimentación. Así el hombre mismo debe hacerse Dios, esto quiere decir, debe “elevarse” a su
estado original, sin mancha inocente, y llegar a ser un “superhombre”. Con ello alcanzará, así se
mantiene, el fin aspirado: Felicidad, una total armonía, el estado de conciencia más alto que lleva al
ser divino.

Yoga es, por lo tanto, según su esencia, ¡La redención de sí mismo! Pero al tratar de liberar el
alma individual de su presunta cautividad y al cultivarla como algo aparentemente bueno, enaltece en
verdad el “Ego” pecaminoso y, con ello, el egoísmo. Así, en efecto, el discípulo del Yoga siempre se
ocupa de sí mismo. Él gira como en un círculo siempre alrededor de sí mismo como el centro, y se
vuelve siempre más incapacitado para la comunidad. Por eso esta presunta redención de sí mismo
es un error. Y si esto debe efectuarse por las fuerzas que entran del universo en el hombre, es de
importancia decisiva: No existen fuerzas neutrales, como muchos que se adhieren despreocupados
al Yoga, opinan. Detrás de cada fuerza que entra, hay más bien una personalidad espiritual, una
divinidad. Pero la cuestión es: ¿Cuál? Jesús afirma ser el Hijo de Dios que viene de arriba. Pero
también existe el adversario de Dios, un poderoso Anti-Dios que es de abajo, que también invade
con sus fuerzas al hombre y puede darle capacidades determinadas.

(Juan 8: 23)= Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este
mundo, yo no soy de este mundo.

¿De dónde entran, entonces, las fuerzas en el Yoga hindú, en los discípulos de esta doctrina?
¿Y con quien se unen al haber conseguido el fin de los ejercicios del Yoga, al haber llegado a ser un
Semi-Dios, un Superhombre? Como hemos dicho ya: en el Yoga ser reciben en último término las
fuerzas del alma mundial hindú, del Brahman. Esto no puede ser de otra manera, porque los Yoguis
viven en la tradición hindú. Ellos creen por una parte en sí mismos como dioses, pero por otra parte
todavía tienen diferentes divinidades personales como Krishna, Shiva. Con estos dioses deben
ponerse en comunicación los discípulos del Yoga; se les lleva por la fuerza a aceptarlos. Pero esto
significa que se trata de una comunicación con lo demoníaco, porque el apóstol Pablo dice con miras
a los sacrificios a los ídolos “los gentiles...sacrifican a los demonios y no a Dios”.

(1 Corintios 10: 20)= Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo
sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.

Quien practica intensamente el Yoga, caerá irremediablemente bajo la influencia de


Satanás, por este fondo tenebroso que lleva el Yoga en sí, aunque sea muchas veces
imperceptiblemente. Por la influencia de fuerzas del universo (Que no son otra cosa sino las fuerzas
de dioses paganos) el hombre se expone al peligro de caer bajo el poder de abajo, aún si cree
practicar “Yoga cristiano”. Y al final, el discípulo del Yoga pasa del reino del reino de Jesús, reino
de la luz, al reino de las tinieblas, lo que uno nota de ordinario cuando ya es demasiado tarde. Pero
este paso del reino de Dios al reino del demonio, tan decisivo para la eternidad, se realiza según las
fuentes espirituales del Yoga.

Que en el Yoga se trata de veras de fuerzas mágicas demuestra ya la práctica del mantra,
como ya se ha dicho. Precisamente la meditación trascendental del Maharishi Mahesh Yogui
ampliamente difundida, trabaja principalmente con estas “Mantras”. De hecho Maharishi dice a sus
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adeptos, que sus mantras son de origen hindú, pero no les dice nada acerca de su poder, esto es,
sobre las divinidades hindúes identificados en estas fuerzas. En los escritos de sus discípulos en
cambio, se mantiene que se trata sólo de “oscilaciones físicas”. Mas tales explicaciones deben
encubrir la realidad. Así se cambia el significado de una técnica mágica religiosa, de origen pagana,
en una “ciencia de la inteligencia creadora”. El novato no se fija, que la aceptación en esta
comunidad es equivalente a una adhesión a la tradición hindú.

El indólogo Ernst Gogler que vive en Basilea, Suiza, escribió alguna vez en el “Kirchenbote”
las siguientes observaciones sobre las Mantras: “El encubrimiento de las Mantas delante del público
y la ocultación de los poderes que hay detrás de ellas delante de los neófitos, confirman que no se
pueden comparar las mantras con una oración o una meditación en el sentido bíblico. Mantas son
sílabas mágicas o fórmulas del ocultismo. Ellas se parecen más que nada al “Abraxas” gnóstico o al
diagrama Sator-Arepo que se ha mantenido hasta en el “sexto y séptimo libro de Mosis”.

Se hace evidente que las prácticas del Yoga desde sus orígenes tienen que ver en la antigua
India con magia y fuerzas ocultas, cuando se sabe que los manuales tradicionales del Yoga
prometen a sus adeptos fuerzas sobrenaturales (Siddis) como fenómenos acompañantes del
progreso en el camino. Mircea Eliade, el gran conocedor del Yoga, escribe: “Un Yogui en la India ha
tenido siempre la fama de ser un Mahasidha, es decir, un poseedor de fuerzas ocultas, un mago.
Detrás de esta capacidad están: la fuerza de alcanzar cualquier objeto de cualquier distancia, la
voluntad irresistible, dominio sobre los elementos y el cumplimiento de los deseos.” Con estas
capacidades los Yoguis hacen los así llamados “milagros”. Así la prensa publicó que en Colonia, un
Yogui corrió con los pies desnudos sobre brasas de una temperatura de 1.000 grados C. Y que sus
discípulos le siguieron, sin que en sus pies se hubieran notado quemaduras, o que el Yogui hizo
parar su corazón durante ocho segundos.

Pero si son los poderes ocultos, a los cuales en el fondo los adeptos del Yoga se abren,
jamás pueden traer solución, liberación y armonía, como falsamente prometen en esta doctrina.
Satanás es el destructor de toda felicidad, de toda alegría y armonía, de todo lo bueno, y él está
detrás de todos los ídolos y dioses y también detrás de las doctrinas secretas hindúes. Con ello
quiere que el hombre, con su pecado, caiga bajo su poder para perderlo. Por lo tanto los cristianos
creyentes sólo podrán con Jesús luchar contra todo lo oculto y demoníaco, que también a través de
esta doctrina del Yoga se acerca a nosotros. Porque Jesucristo ha venido para destruir las obras del
demonio y de las tinieblas, tal cual se lo lee en 1 Juan 3:8. Él es el Señor y Vencedor de Satanás y
de todos los demonios, de todos los poderes y principados de los espíritus que hay bajo el cielo.

Por tanto, es evidente que no puede existir un “Yoga cristiano”. Y es desconcertante que
en los países occidentales muchos usan el método del Yoga bajo vestimentas cristianas: por
ejemplo: ponen en lugar de las Mantras, en los ejercicios, palabras cristianas y oraciones como el
Padrenuestro y otras. Hasta teólogos hay, que favorecen estos ejercicios y grupos cristianos invitan a
tales prácticas, diciendo que esto sería el camino para renovar una vida de oración cansada; que el
Yoga sería un camino “neutral” utilizable para fines cristianos. Pero queda bien claro: el punto de
partida, el camino y el fin del Yoga y la fe cristiana no solamente se excluyen, sino que el Cristo vivo,
con su llamada a seguirle y su meta, y toda palabra de Dios son contrarios a la doctrina, al camino y
a la finalidad del Yoga, que en realidad tiene que ver con ocultismo.

Si bien el principal peligro que amenaza, procede de este origen satánico, la misma doctrina
de la autoredención está en completa oposición con nuestra fe cristiana. Nosotros, hombres
pecadores, jamás tendremos el poder de redimirnos a través de ejercicios físicos y espirituales, por
los cuales pensáramos de poder elevarnos siempre más arriba hasta llegar a ser un hombre-Dios.
Cada uno que vive de la verdad sabe que dentro de sí mismo no está cautivo su buen yo-original,
sino que uno es esclavo de sus pecados y con eso de Satanás, y de esta esclavitud debe ser
liberado. El cristiano jamás deseará descubrir su “yo divino” para lograr de esta manera la redención;
porque ya ha reconocido su propio ser como malo. Sabe de la realidad del pecado y de la culpa y
tiene necesidad de su redentor Jesucristo.
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Por eso Jesús se hizo hombre y murió por nosotros en la cruz para redimirnos a nosotros del
yo caído, sede de todo el mal, del egoísmo, de la soberbia y de toda concupiscencia. Por su sangre
derramada y su acción redentora según la palabra “Todo está cumplido” son vencidos el pecado y
Satanás. Cuando esta fe, nuestro hombre viejo es dado a la muerte en Cristo, surge el hombre
nuevo, el yo redimido. Sólo Jesús, el Hijo de Dios, tiene el poder de crearlo en nosotros. Para un
verdadero cristiano Jesús es el gran Tú de su vida. Con Él vive, a Él sigue hasta la meta para estar
con Él en Su reino para siempre.

Quien verdaderamente ama a Jesús, el Cordero de Dios, como a su Redentor y tiene una
relación personal con Él, no puede tomar parte en ejercicios detrás de los cuales están místicas
doctrinas secretas y fórmulas mágicas. Jamás se volverá a fuerzas desconocidas del universo y a
divinidades extrañas por medio de ejercicios del Yoga, para aprender el arte de vaciar el mundo de
sus pensamientos. Sus pensamientos ya están dirigidos a Jesucristo y se ocupan de Él y de la
palabra de Dios en el silencio. No tiene necesidad de practicar en el yoga la exclusión de todas las
funciones del alma, porque al contrario, su alma quiere ser viva y amar a Jesús y con Él a los
hombres y a todo lo creado por Dios, pero siempre amando a Jesús sobre todas las cosas.

Y quien piensa que tiene que liberar lo divino aprisionado dentro de sí abriendo su alma a
todas las fuerzas que vienen de abajo, justamente de esta manera llegará a ser prisionero del
pecado. He aquí el por qué un cristiano que obra de tal modo tiene que atribuirse a sí mismo la culpa,
si llega a caer, bajo la influencia de tales poderes. En lo referente al Yoga, un cristiano, hoy, puede
escoger sólo entre Cristo y Belial, porque la posibilidad de combinar el Yoga con la fe cristiana,
no existe. Lo mismo vale también para el Zen, la doctrina correspondiente japonesa, que proviene
del budismo y también se difunde mucho en el occidente. Una tal mezcla es un sincretismo. La
Sagrada Escritura muestra en innumerables ejemplos en los cuales Dios ha castigado severamente
al pueblo del Antiguo Testamento, cuando este había querido unir al Dios vivo con los ídolos, es
decir, con los demonios de otras religiones. Porque esto era sobre todo su pecado, no una pura
idolatría.

No se puede de ninguna manera disculparlo citando a favor del Yoga, por ejemplo, este
argumento: un Dios justo no puede excluir de la salvación eterna a un budista, un hindú o un
miembro de otras religiones que buscan con sinceridad su salvación, y por lo tanto se puede caminar
también este “otro camino”. El error de este argumento es el siguiente: es verdad que la gracia de
Dios no tiene límites, pero hay una diferencia capital entre los que han recibido la Revelación del Hijo
de Dios, Jesucristo, y aquellos que no la han escuchado todavía. Para nosotros, los cristianos, vale
esto: “En ningún otro nombre hay salvación y ningún otro nombre debajo del cielo ha sido dado a los
hombres, por el cual podemos ser salvos, fuera del nombre de Jesús” Por lo tanto: Yoga es para
nosotros, los cristianos, un camino de apostasía que conduce a la perdición; para los paganos puede
ser, quizás, al comienzo un camino falso, que el Señor aún puede conducir a la senda verdadera del
conocimiento de Jesús.

Por eso Dios nos llama a nosotros, su Pueblo del Nuevo Testamento, que ha sido redimido
con el sacrificio de Jesús, con la preciosísima sangre del Cordero, con mayor insistencia que al
pueblo de la Antigua Alianza: “¿Hasta cuando andáis vacilantes de un lado a otro?” Y el “¡Ay de
vosotros!” nos cae encima, cuando pensamos poder al lado de Jesús correr detrás de dioses y otros
ídolos paganos, que la doctrina de los Yoguis y Gurúes nos presenta. Porque nuestra redención ha
sido comprada a alto precio.

En fin, el Yoga no es solamente un asunto personal de vida religiosa del individuo, sino, como
ha dicho arriba el Yogui Maharishi Mahesh, que presenta un plan de dimensión mundial y quiere
ofrecer al mundo la salvación y la felicidad. La práctica del Yoga hoy muestra ya los signos de esta
doctrina que desembocará en una iglesia mundial unitaria, separada de Dios, que actualmente se
busca de realizar. Desde ahora ya se ven las primeras señales de esta pretendida hermandad
mundial, religión mundial de la iglesia anticristiana unitaria, en la cual se unen todas las religiones
para crear la nueva ciudadanía mundial.
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Jesús, en vista de estas grandes seducciones de hoy, inicio del fin de los tiempos, llama:
“¡Venid a mí! ¡Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida! Quien cree en mí tiene Vida Eterna! Si sólo en
Él nos será dada la verdadera salvación y la redención del pecado que es nuestra desgracia y
perdición. Un día nos esperará Jesús en la gloria celestial, cuando nosotros seremos transfigurados
de veras en Él, en su imagen. En aquel día nos invita a habitar eternamente en su Reino. Porque
Jesús sólo tiene el único plan mundial válido. En Su plan de salvación está incluida no solamente la
perfección del individuo, sino también la renovación del mundo creado por Él y redimido con Su
sacrificio, y que, mediante el juicio y la gracia, conducirá a la nueva creación. Pero cada cual que
abandona a Jesucristo, y se cambia a otra redención que viene de abajo, es decir del “pozo
perforado” del Yoga, encontrará la perdición. Sí, “Todos los que te abandonan quedarán
confundidos ... porque han abandonado la fuente de agua viva, el Señor.

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