Tercer Grado 1
Tercer Grado 1
Tercer Grado 1
Chicos: esperamos que todos estén bien. Las seños, así como ustedes,
seguimos trabajando desde casa para cuidarnos y cuidarlos. Es
importante que continúen resolviendo actividades desde el hogar, ya que
este período de tiempo no son vacaciones y es necesario que puedan
avanzar en sus aprendizajes. Es recomendable que continúen
quedándose en casa, y manteniendo todas las medidas de higiene y
prevención, como lavarse siempre las manos con agua y jabón y utilizar
alcohol en caso de ser necesario.
Ojalá nos veamos pronto, retomando nuestras actividades
normalmente y que podamos saludarnos con un gran beso y
abrazo. Los queremos mucho.
Seños de Tercero.
CS. NATURALES (cuaderno de verde) (Tercer grado “A”: en el cuaderno de
tarea)
Lunes 23 de marzo
¡ATCHÚS!
Abrojito 3.
Lunes 23 de marzo
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Martes 24 de marzo
Consejo a la familia
“Algunas personas piensan que de las cosas malas y tristes es mejor olvidarse.
Otras personas creemos que recordar es bueno; que hay cosas malas y tristes que
no van a volver a suceder precisamente por eso, porque nos acordamos de ellas,
porque no las echamos fuera de nuestra memoria”.
Graciela Montes
Lo que recordamos, pasó en nuestro país hace muchos años, ¡más de 40 años! Fue
algo muy triste pero necesitamos contarlo para que no vuelva a suceder ¡NUNCA
MÁS!
Ocurrió un 24 de marzo de 1976.
Un grupo de personas ocuparon por la fuerza, es decir sin permiso, el lugar de las
autoridades del país, que habían sido elegidos por el voto. Estos individuos no creían
en la democracia y tampoco les importaba la opinión de las demás personas y en vez
de gobernar, mandaban, vigilaban, castigaban…Se prohibía pensar: se prohibió la
lectura de algunos libros infantiles, y algunas personas debieron escapar del país para
salvar su vida.
Quienes no estaban de acuerdo con sus ideas, eran considerados sus enemigos,
perseguidos y privados de su libertad (secuestrados), también torturados hasta
privarlos e su vida. Algunas mujeres que al ser arrancadas de su hogar estaban
embarazadas, al tener a sus hijos en los “centros de detención” jamás volvían a verlos.
Las familias comenzaron la búsqueda de estos “desaparecidos” pero rara vez
averiguaban algo. Los diarios, revistas, la televisión, no querían enojar al gobierno,
por eso ocultaban información o la publicaban muy de vez en cuando.
Las mamás de los secuestrados comenzaron a demandar respuestas, jueves tras
jueves con su cabeza cubierta con un pañuelo blanco hacían público su reclamo por
sus hijos o hijas y nietos nacidos en cautiverio, es decir privados de su libertad. Estos
pequeños fueron dados a otros hogares y algunos nunca conocieron su verdadera
historia.
En 1983 recomenzó la DEMOCRACIA otra vez para los argentinos. A partir de ese
momento, la verdad comenzó a conocerse y varios de ellos se encontraron con su
auténtica familia.
https://br.pinterest.com/pin/170433167135478637/
a) ¿A quién pertenece esa mano que escribe? ¿Qué es lo que tiene atado? ¿Por
qué?
b) ¿Por qué crees que escribe eso? ¿Qué significa “Nunca más”?
Miércoles 25 de marzo
PREVENIR, MEJOR QUE CURAR
1) Marca con una cruz los hábitos saludables que permiten prevenir
enfermedades.
Miércoles 25 de marzo
Resuelve:
1. Laura dice, que utilizando los siguientes números, puede formar otros…
1, 4 y 8
1) Manuel cumplió 9 años y le regalaron $188. Si compra una pelota que cuesta
$68. ¿Le queda dinero? ¿Cuánto?
2) La seño de música compró dos instrumentos para la escuela: una flauta a $246
y un triángulo a $502. ¿Cuánto dinero gastó?
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Jueves 26 de marzo
Las cosas que decimos no siempre se corresponden con la realidad. Por ejemplo,
si a Carmela un día se le da por decir que va a llover a “baldes”, nadie piensa que
vaya a pasar realmente, es decir que baldes empiecen a caer desde el cielo y hagan
agujeros en los paraguas. Pero en el siguiente cuento “El problema de Carmela”,
Graciela Montes cuenta el curioso caso de Doña Carmela, a la que se le hace
realidad todo lo que dice…
El problema de Carmela
Dicen que era un barrio tranquilo. Aunque hasta por ahí no más, porque tenía
sus cosas. Lo tenía a Macedonio, por, ejemplo, que era tan pero tan friolento que en
invierno se ponía medias de lana en las orejas. La tenía a la Gorda, que sabía tocar
el piano con el pie y aplaudir con los ojos. Y al perro del panadero, que daba vueltas
carnero para atrás (y eso que no era de circo). Además había habido una vez un
incendio y un ladrón de banderines de bicicletas.
Pero lo que nunca le había pasado a ese barrio era una Carmela Bermúdez
con sus cinco gatos. Carmela llegó así no más, en tren, como cualquiera, pero con
sombrero de vengodelejos y valija de aquímequedo. Carmela tenía cinco gatos y un
problema. Los cinco gatos tenían nombre, por supuesto, además de bigotes largos y
cola. Dicen que se llamaban Negra, Pato, Blanquita, Eufemio y Baldomero. El
problema, en cambio, no tenía nombre. Era grave.
Resulta que Carmela tenía cara redonda y colorada, bien agarrada con un
rodete. Y en la mitad de la cara, más o menos, una nariz chiquita, y abajo de la nariz
una boca, una boca enorme, toda llena de dientes y de risas y de ruidos. Y, como
tenía boca, Carmela hablaba. Hablaba como hablan todos. Y eso era lo malo. Porque
a Carmela, así como así, las palabras se le volvían cosas. Dicho y hecho; Fíjense.
Por ejemplo, Carmela llegó un miércoles de tarde a la estación Florida. Había algo de
sol pero del lado de Juan B. Justo se veían venir unas nubes negras. A Carmela se
le dio por decirles a los gatos:
¡Ufa!
— Y bueno —se defendió Carmela—. Me olvidé. Claro que nadie se dio cuenta
de nada y Carmela pudo instalarse en Warnes casi esquina Lavalle sin que
los vecinos le guardaran rencor.
Pero después fue empeorando la cosa. En noviembre don Aníbal les dijo a
todos que se le casaba la menor, Lucianita.
— Usted queda invitada, Carmela —le dijo don Aníbal el jueves cinco a la
mañana—. Y los gatos también. Son muy educaditos.
Dicho y hecho, porque el día del casamiento don Aníbal se levantó bien
temprano, abrió la ventana del comedor y empezó a tirar la casa. Con las cacerolas,
la ropa, el jabón, los libros, el ventilador y los cuadritos no tuvo inconvenientes, pero
a las siete el diariero se lo encontró tratando de sacar una cama de abuela con abuela
y un ropero de tres cuerpos con espejo ovalado y angelitos en las patas. No hubo
forma de pararlo y la mujer y la hija no tuvieron más remedio que volver a entrar por
la puerta lo que él había tirado por la ventana. Quedaron todos muy cansados. Pero,
cansados y todo, el novio y la novia quisieron casarse, y se casaron. Y llegaron los
invitados con claveles y volados. Carmela y los cinco gatos les entregaron el perchero.
Dicho y hecho, pobre Pato. Empezó a chorrear agua por la boca y después
llegaron los pececitos y las ranas y el patio se convirtió en una laguna y Pato, muy
asustado y subido a un árbol, parecía una estatua de estanque municipal. Menos mal
que Macedonio se fue enseguida con el frasco de las aceitunas.
--¡Ufa!—murmuró Pato tratando de secarse las orejas contra un trapo. Y así todo.
Lo malo es que cada vez había más testigos, ya que cuando sucedió el
incendio en la verdulería del Beto, la Gorda se acordó de que esa misma mañana
Carmela le había dicho que el Beto echaba chispas porque se le habían estropeado
dos cajones de tomates. Lo mismo cuando apareció la rosca gigante en Warnes y la
vía porque Carmela había venido gritando que se había armado una después del
choque entre el taxi y el 102. O cuando le preguntó al chico del almacén si estaba en
las nubes que no oía lo que le decían y hubo que bajarlo con la ayuda de un barrilete.
Para no hablar del pobre Macedonio que, según Carmela, estaba flaco como
un papel y se fue volando hasta Coghlan un día de mucho viento, ni de Catalina, la
mujer del zapatero, que además de enojada quedó con los pelos de punta nomás y
tuvo que ir a la peluquería a hacerse una permanente de urgencia.
Pero la veían pasar a Carmela con su sonrisa grande y la bolsa de hacer las
compras y dejaban pasar los días. Pero la cosa se iba poniendo negra (por suerte eso
lo digo yo y no Carmela), y un viernes a la tarde; fueron todos a Warnes y Lavalle a
aclararla. —Vea, Carmela, usted va a tener que irse... Éste era un barrio tranquilo.
— ¡Sí, que se vaya! —gritó la mujer del zapatero que le guardaba rencor
porque no le gustaba como le quedaba la permanente.
Carmela los miró y empezó a ponerse triste. Y la gata Negra, que era muy
concienzuda, pensó:
Dicho y hecho. Los pies de Carmela Bermúdez empezaron a echar unas raíces
gordas que, después de romperle las zapatillas, se hundieron en la tierra.
Todos la vieron tan sola a Carmela allí plantada en medio del jardincito que
pensaron que qué se le iba hacer y que, al fin de cuentas, ella no tenía la culpa de su
problema.
—Y bueno. Parece que se queda, nomás —dijo la Gorda aplaudiendo con los
ojos.
— Sí, mejor que se quede. Si no nos vamos a poner a llorar a mares y se nos
van a inundar las calles.
— ¡Que se quede! ¡Que se quede!
— Eso sí. Hable poco, Carmela. Es lo mejor —le dijo el Beto, que todavía
estaba un poco chamuscado.
— Claro, claro —dijo Carmela sin darse cuenta.
A las diez de la noche, cuando Carmela pudo librarse de sus raíces, todavía
brillaba el sol (claro), pero los vecinos igual comían milanesas a la napolitana y pastel
de papa, porque ya se habían ido acostumbrando al problema de Carmela. Los gatos
tenían hambre, de leche tibia y de hígado bien cortado, así que empezaron a refregar
el lomo, contra los zoquetes agujereados de Carmela.
—Ya voy, michungos. Voy volando —les dijo Carmela arrancándose la última
raíz de la zapatilla.
Y ninguno de los cinco gatos se sorprendió mucho cuando la vio a Carmela
Bermúdez haciendo la palomita sobre el techo.
Cuento “El problema de Carmela” Graciela Montes, del libro “Amadeo y otros
cuentos”.
Para resolver…
1. Volvé a revisar el cuento y anotá cuales eran los dichos que se le hacían
realidad a Carmela.
2. Escribí qué te imaginas qué habrá pasado el día en que Doña Carmela dijo…
(Tendrás que elegir sólo una de las siguientes opciones).
Jueves 26 de marzo
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Viernes 27 de marzo
1) Respondé:
Los magos actuales usan otra ropa. Algunos se visten con traje negro muy
elegante, y a veces llevan una capa, galera y guantes blancos. Esta manera de
vestirse fue usada por primera vez en 1845 por un grandioso mago francés llamado
Robert Houdin, a quien se reconoce como el padre de la magia moderna.
En los últimos tiempos, los magos se presentan con atuendos muy diversos.
La mayoría de los elementos que usan los magos para sus trucos son objetos
comunes, fáciles de conseguir, como cajas, naipes, fósforos, cuerdas, pañuelos,
monedas o pelotitas. Pero para algunos trucos son necesarios objetos especiales que
los magos llaman artilugios.
Los artilugios se llaman así porque tienen “trampas” que el público no conoce.
Por ejemplo, naipes marcados, recipientes con doble fondo, cuerdas con nudos
corredizos, cajas con espejos. Esos artilugios son preparados especialmente por el
mago antes de la función.
Viernes 27 de marzo
a) Facu tiene 168 figuritas y Lolo tiene 188 figuritas. ¿Quién tiene más? ¿Cuántas
más?
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