Fernández Uriel Pilar. Historia Antigua Universal II. El Mundo Griego. Extracto para Práctica 1
Fernández Uriel Pilar. Historia Antigua Universal II. El Mundo Griego. Extracto para Práctica 1
Fernández Uriel Pilar. Historia Antigua Universal II. El Mundo Griego. Extracto para Práctica 1
En el año 490 a.C., los persas prepararon en Cilicia una nueva expe-
dición, con el fin de tomar represalias contra las ciudades de Atenas y
Eretría por su apoyo a la insurrección jonia y la destrucción de Sardes
en el año 498 a.C., al mando de Datis y Artafernes. (HERÓDOTO, Hist., VI,
94).
Tras tomar Naxos, cuya ciudad fue destruida, los persas llegaron a
Delos, pero Datis prohibió saquear la isla, respetando el santuario de Apo-
lo a quien adoró y dedicó una ofrenda de trescientos talentos. (HERÓDO-
TO, Hist., Vi, 96).
8.2.1. Atenas
MILCÍADES
Según O. Nenci, Grecia no supo sacar partido de la Victoria del Mara-
tón, pese a que Milcíades proponía un año más tarde continuar la guerra
con una expedición que además de lograr una línea de defensa naval en
las Cícladas, aportaría ventajas económicas a Atenas (recuérdese las minas
de Thasos, colonia de Paros). Cuenta Heródoto que Milcíades logró con
398 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
TEMÍSTOCLES
Tras la muerte de Milcíades en torno al año 488 a.C.. Temístocles se
hizo con el poder, convirtiéndose en la figura indiscutible del panorama
LAS GUERRAS MÉDICAS. LOS INICIOS DEL SIGLO V EN EL MUNDO... 399
1. La construcción naval
Según Heródoto, Temístocles convenció a los atenienses de construir
una flota de combate:
«En vistas de que en el erario público había grandes sumas de dine-
ro, que procedían de sus minas de Laurio, se disponían en repartírsela
entre todos, en razón de diez dracmas por cabeza. Entonces Temísto-
400 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
cles convenció a los atenienses para que desistieran de llevar a cabo ese
reparto y con las sumas de que disponían, construyesen doscientas naves
para la guerra,(aludía a la guerra con 1os eginetas), por lo que ese esta-
do de guerra salvó a Grecia y obligó a los atenienses a con venirse en
marinos». (HERÓDOTO, Hist., VI, 136).
Es posible que la construcción de las naves tuviera como primer moti-
vo su lucha contra Egina, pero las naves fueron utilizadas contra los per-
sas.
Atenas nunca había poseído tan importante flota naval y ello le colo-
caba como primera potencia en el mar. Pero necesitaba remeros. Estos
puestos solían ser ocupados por los ciudadanos de la 4.a clase censada
«Thetes». La supremacía de las naves en la guerra, los colocaba en un lugar
privilegiado, dejando los hoplitas de ser la principal tuerza militar ate-
niense. Arístides fue el portavoz de sus protestas, alegando que la infan-
tería había sido siempre suficiente para defender a la patria, recordando
la victoria del Maratón. Ello le valió el ostracismo en el año 483 a.C.
3. El Ostracismo
El ostracismo empezó a ser aplicado en estas fechas. La importancia
que cobró es un claro indicio de las luchas políticas entre partidos, sien-
do notoria la persecución contra la aristocracia.
LAS GUERRAS MÉDICAS. LOS INICIOS DEL SIGLO V EN EL MUNDO... 401
8.2.2. Esparta
a) El Imperio Persa
La victoria ateniense del Maratón en el año 490 a.C. había provocado
importantes levantamientos dentro del Imperio, como Egipto, sublevado
en torno al año 486, seguido por Babilonia, que pusieron en peligro su
unidad y seguridad.
Darío murió al finalizar el año 486 a.C., sin ver pacificado su reino.
Le sucedió su hijo Jerjes, cuya primera misión fue sofocar estas subleva-
ciones. Egipto fue constituido en satrapía, en el año 484 a.C. Un año más
tarde, se sometía Babilonia.
Después, Jerjes, dirigió su mirada hacia las ciudades griegas en una
gran expedición.
Todos los cálculos realizados resaltan la superioridad numérica per-
sa frente a los aliados griegos.
Entre los años 484-83 a.C., Jerjes había iniciado los disposiciones para
la invasión y conquista del continente griego. Éstos comprendían:
• Grandes contingentes de tropas, venidas de todos los confines del
Imperio. Los efectivos movilizados han sido muy discutidos. Para
la mayoría de los estudiosos las cifras que ofrece Heródoto en su
VII libro son a todas luces exageradas (1.700.000 de soldados en el
ejército y 1.200 trirremes en la flota).
Las estimaciones actuales calculan para el ejército persa una cifra de
200.000 a 250.000 hombres.
En cuanto a la armada, las opiniones son dispares. E. Will considera
que el número de naves dado por Heródoto, 1.207 unidades, corrobora-
das por Esquilo, no le parece una cifra exagerada, dadas las posesiones
marítimas del Imperio Aqueménida (fenicios, jonios, egipcios y carios),
teniendo en cuenta, además, la gran superioridad numérica persa en Sala-
mina, tras haber sufrido ya serios descalabros. Otros autores reducen el
número de la flota persa a unas 600 naves.
• Almacenamiento de víveres, colocados en depósito a lo largo de su
recorrido y los elementos necesarios para su transporte.
LAS GUERRAS MÉDICAS. LOS INICIOS DEL SIGLO V EN EL MUNDO... 403
b) Los griegos
En el verano del año 481 a.C., los griegos partidarios de resistir el poder
persa se reunieron en el istmo de Corinto. Eran alrededor de treinta ciu-
dades las que hicieron grandes esfuerzos para que prevaleciera el enten-
dimiento entre ellas, lo que intenta resaltar Heródoto utilizando los tér-
minos de «Aliados»: «acordaron lo que les parecía mejor para la Hélade y
exponiendo sinceramente sus respectivos pareceres». (HERÓDOTO, Hist., VII,
145). Se decidieron los siguientes acuerdos:
— La paz general en Grecia, acabando el conflicto entre Atenas y Egi-
na. (También se enviaron delegados a Argos para que finalizara sus
rencillas con Esparta).
— Se enviaron espías a Asia para tener conocimiento de los prepara-
tivos de Jerjes.
— Se solicitaron sin éxito peticiones de ayuda a Siracusa, ya que las
ciudades griegas de Occidente se encontraban con el conflicto car-
taginés. (HERÓDOTO, Hist., VII, 157-170).
— Se autorizó el retorno de los desterrados.
— Se condenó con futuras represalias a todas las ciudades griegas
que colaboraran por propia voluntad con el persa. (Se temía el
«medismo» de Tesalia y sobre todo de Beocia).
404 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
9.2.2. Atenas
9.2.3. Salamina
Los aliados griegos sabían que su carta más fuerte estaba en el mar.
Y en el mar, el mayor protagonismo era de los atenienses, gracias a la
anterior política llevada a cabo por Temístocles en el decenio anterior.
Al parecer, la flota ateniense estaba dividida entre el estrecho de Arte-
mision y la bahía de Salamina.
Según E. Will, es posible que en principio se dispusiera combatir en
el Istmo, pero Temístocles convenció al estratega Euríbiades, de unir
ambas fuerzas, evitando su dispersión, y presentar batalla en Sala-
mina.
La flota persa salió del puerto de Falerón dispuesta en tres frentes; era
muy superior en número a la griega.
Los atenienses lograron que sus enemigos se adentraran en el estre-
cho que se encuentra entre Salamina y la isla Pistalea.
LAS GUERRAS MÉDICAS. LOS INICIOS DEL SIGLO V EN EL MUNDO... 407
FIGURA 83. Vista de Salamina que se encuentra frente a las costas de Artemision,
formando un estrecho. Adentrados los persas en el mismo, su angostez les impidió
maniobrar las naves y así su flota fue fácilmente destruida por la griega, logrando
una de las más importantes victorias en las Guerras Médicas.
9.3.1. Platea
La mitad del ejército persa había marchado con Jerjes, pero la otra
mitad se encontraba en el Norte de Grecia al mando de Mardonio.
En el invierno del año 479 a.C., se realizaron algunos contactos diplo-
máticos fallidos entre ambos contendientes, destacándose el intento per-
sa de atraerse a los atenienses a su causa, pero éstos no traicionaron a sus
hermanos griegos. (HERÓDOTO, Hist., VIII, 97-120).
En el año 479 las tropas griegas al mando del rey espartano Pausanias
se desplegaron a lo largo de la falda norte del Citerón.
Tras complicadísimas estrategias y una durísima lucha que duró cer-
ca de tres semanas, los griegos lograron una gran victoria en la comarca
de Platea, causando grandes bajas al enemigo, incluida la muerte de su
caudillo Mardonio. (HERÓDOTO, Hist., VIII, 190 y XI; DIODORO, XI, 28).
Como cuenta Heródoto: los griegos, llenos de alegría, recogieron un
inmenso botín, enterraron a sus muertos y purificaron sus santuarios,
dando gracias a sus dioses por este acontecimiento. (HERÓDOTO, Hist., IX,
90-122; DIODORO, XI, 34).
De Platea salió una expedición aliada contra Tebas en castigo por su
alianza con los persas. Tras un duro asedio, la ciudad entregó a sus cabe-
cillas, que fueron ejecutados.
Gracias a las victorias de Salamina y de Platea, en el otoño de ese mis-
mo año los griegos se vieron en condiciones de transformar su sistema
defensivo en un claro ataque ofensivo hacia el «campo enemigo»: Asia
Menor.
La flota griega al mando del espartano Leotíquidas marchó por el mar
Egeo llegando a Delos, Samos, dirigiéndose al cabo Mícale, donde mien-
tras la flota destruía las naves persas, el ejército, ayudado por los griegos
jonios, arrasó al resto de la tropa persa que huía.
Con la victoria del Cabo Mícale, la ofensiva persa había acabado. No
así la guerra, que continuaría, aunque favorable, para el mundo griego.
Como indica E. Will, los problemas estratégicos habían acabado, pero
ahora surgirían nuevos problemas políticos para los griegos, «Problemas
que abrirían un nuevo capítulo de la historia de Grecia».
LAS GUERRAS MÉDICAS. LOS INICIOS DEL SIGLO V EN EL MUNDO... 409
LA CULTURA GRIEGA
EN LOS SIGLOS V Y IV A.C.
INTRODUCCIÓN
1. LA LITERATURA
1.1. La poesía
FIGURA 133. La música era esencial en la vida griega, en sus espectáculos, reuniones
y ritos religiosos. Formaba parte en la educación femenina que aprendía a cantar y
tocar instrumentos musicales como se aprecia en la pintura de un vaso griego.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 687
Baquílides escribió entre los años 485 y 430 a.C. Se supo poco de este
poeta hasta que en el año 1892 fue descubierto un papiro con veinte poe-
mas de este autor, casi todos completos.
Conocemos del mismo 14 «cantos de victoria» y alguna poesía mélica.
Su composición es clara, elegante y narrativa. Tal vez más fluida y sen-
cilla que la de Píndaro con el que se le compara con relativa frecuencia.
En sus himnos dedicados a héroes y dioses como Heracles y Zeus,
intenta hacer a éstos más humanos y acercarles a los mortales.
Píndaro (518-438 a.C.). Es sin duda la figura lírica griega más sobre-
saliente de su tiempo, en el que ya gozó de merecida fama.
Escribió 17 libros de cantos corales compuestos especialmente para
los triunfadores de los grandes juegos panhelénicos.
También conocemos sus «peanes» dedicados especialmente a Apolo y
algunos ditirambos asociados a Dióniso.
Sus poemas son ricos en imaginación creadora, su forma métrica com-
pleja y su lenguaje variado y brillante. Ello le hace merecedor del califi-
cativo de ser el poseedor del mejor estilo poético griego del momento.
1.2. La tragedia
Durante la mayor parte del siglo V a.C., la puesta en escena de las obras
trágicas siguió siendo muy sencilla, con dos o tres actores y un coro doce
miembros, que posteriormente ascendió a quince.
Si con Quérilo y Frínico empezaba a perfilarse lo que sería la tragedia
griega antigua, en los últimos decenios del siglo VI a.C., en el siglo siguien-
te puede ser calificado como el momento más brillante de este género lite-
rario gracias a tres autores trágicos: Esquilo, Sófocles y Eurípides.
1.2.1. Esquilo
Se constatan siete obras completas de Esquilo, a no ser que acepten
algunas recientes opiniones que consideran que «Prometeo» no es suya.
Sin embargo, sabemos que fue un autor prolífico que escribió alrededor
de noventa obras.
Poco sabemos de Esquilo, salvo que participara en la batalla del Mara-
tón, acto del que siempre se vanagloriaba hasta tal punto que al escribir
su propio epitafio, demostró que sólo quería ser recordado por este acon-
tecimiento.
688 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
1.2.2. Sófocles
FIGURA 135. Vista del paisaje, teatro y templo dedicado a Apolo en Delfos, centro
panhelénico y oracular por excelencia. La importante influencia de Delfos fue
decisiva en la antigua Grecia a lo largo de toda su historia.
1.2.3. Eurípides
FIGURA 136. Las máscaras, un elemento esencial del teatro griego, fueron adoptadas
posteriormente por los romanos. Máscaras en un fresco de la llamada casa del
poeta Meandro, en Pompeya.
1.3.1. Aristófanes
1.3.2. Menandro
1.4. La oratoria
des, Lisias e Ise; la política, sobre todo en la segunda mitad del siglo, con
Demóstenes, Esquines, Hipérides y Licurgo y la retórica con un gran núme-
ro de cultivadores, eclipsados por Isócrates. Sin embargo, estas distin-
ciones son de carácter didáctico, ya que los tres géneros podían ser cul-
tivados por la misma persona, sobre todo la elocuencia judicial, que fue
utilizada por razones económicas. Desde los últimos decenios del siglo V
a.C. hasta época helenística destacan, sobre todo, los oradores áticos:
Jenofonte, Tucídides y Platón. Con ellos, la prosa, al contrario que en la
época de los sofistas, se ajustó a sus preocupaciones y supo adaptarse
tanto al breve y claro estilo de Lisias como a la amplitud y magnificien-
cia del estilo de Isócrates.
1.4.1. Isócrates
1.4.2. Demóstenes
El más grande orador político de todos los tiempos (aunque las anti-
guas escuelas retóricas dudaban entre él e Isócrates al atribuir este pues-
to) fue un producto de las vicisitudes de su tiempo.
Demóstenes es una de las más notables personalidades de la cultura
griega. Tal vez, el último de los grandes políticos atenienses. Enemigo del
poder macedonio sobre el Ática y sobre Grecia, no dudó en enfrentarse a
figuras de la talla de Filipo II de Macedonia y su hijo, Alejandro Magno
que encontrarían en Demóstenes un rival durísimo.
Sus «Olintiacas» y sus famosas «Filípicas» están consideradas como
las obras maestras de la Oratoria.
2. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
2.1. La historiografía
ÉFORO
En cuanto a los historiadores de la primera mitad del siglo IV a.C., el
primer gran historiador general del mundo helénico fue Éforo, a quien
según Focio, Isócrates asignó la tarea de preservar el pasado más remoto
de forma adecuada. Diodoro y Estrabón se apoyaron ampliamente en él
para los asuntos que había tratado. Fue, según Polibio, el único narrador
que intentó hacer una historia general del mundo griego. Su narración
comenzaba con la caída de Troya y terminaba en el año 311 a.C.
JENOFONTE
Junto a Heródoto y Tucídides, los antiguos ponían a Jenofonte como
el tercero de los grandes historiadores griegos. En el año 401 a.C. parti-
cipó en la expedición que, apoyada por Esparta, se dirigía hacia Asia
Menor para ayudar al príncipe Ciro el Joven de Persia narrada en su obra
«Anábasis».
La obra histórica más importante de Jenofonte es «Helénicas», una
historia de Grecia en siete libros, que comprende la época que trans-
curre el año 411 a.C. hasta el 362 a.C., año de la batalla de Mantinea. Con-
tinuador de la obra de Tucídides, no lo fue en cuanto al método emplea-
do ya que no hace una recopilación exhaustiva y sistemática de las fuentes
de información.
TEOPOMPO
Teopompo, a quien, Cicerón, en su comentario sobre los alumnos de
Isócrates, asignó el campo «moderno» de la Historia de Grecia, mientras
que asignaba el pasado a Éforo. Escribió dos historias, una continuación
700 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
a)
b)
TIMEO
El siciliano Timeo de Tauromenion, libre de la influencia de Isócrates
y criticando duramente a Eforo y Teopompo, pasó cincuenta años de su
vida en Atenas ocupado en la investigación de la Antigüedad. Él fue el que
estableció en la Historia el cómputo de las Olimpiadas que en adelante
sirvió a los historiadores para la cronología de la historia griega y al mun-
do culto, aunque nunca fue adoptado para el uso corriente.
Obras anónimas e historiadores cuya obra se conoce muy parcial-
mente en la historiografía griega posterior son muchas, aunque existe un
documento de especial interés, tanto por su contenido como por su autor.
Se trata de la Constitución de Atenas, atribuida a Aristóteles escrita entre
los años 329 y 322 a.C.
2.2. La filosofía
En los albores del siglo V a.C., el pensamiento filosófico continuaba
orientado hacia la explicación del cosmos, los fenómenos del Universo y
la situación del hombre en el mismo. Sobresalían diferentes escuelas en
las zonas limítrofes del mundo griego: Magna Grecia y Asia Menor (Escue-
la de Elea, Pitagórica y de Mileto). (Ver cap. VII, pp. y ss.).
Característica notable de la filosofía del siglo V a.C., fue la preocupa-
ción de la alterabilidad de las cosas y la apariencia de su realidad junto
con la búsqueda de la explicación de todo ello a través de la experiencia
y de la razón, llegándose a diferentes conclusiones.
Así, la escuela de Elea considera que el mundo de nuestra experien-
cia es una mera apariencia y por primera vez las teorías se hacen reduc-
tivas.
Sólo hay átomo y vacío y el mundo de nuestra experiencia es algo con-
vencional, defendido por Parménides.
Las conclusiones de Parménides llevaron a otros autores como Zenón
a dedicarse a demostrar el contraste entre la realidad y el aparente mun-
do que se encuentra ante nosotros. Demostración que llega a su punto álgi-
do con Georgias de Leontinos (Sicilia), gran orador y autor de un manual
dedicado a la elocuencia que, a finales del siglo V a.C., escribió un libro:
702 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
a)
b) c)
2.2.1. La Sofística
Así, a mediados del siglo V a.C., la ciencia filosófica sufrió una gran
transformación. No era ya lo importante buscar la verdad y la naturale-
za de las cosas sino la demostración, la especulación del pensamiento y
la elocuencia al transmitirlo. Quienes realizaron este cambio fueron lla-
mados «Sofistas» (sabios), maestros que solían circular de ciudad en ciu-
dad ofreciendo por un sueldo este tipo de adecuación «filosófica» supe-
rior en la que se incluía además del razonamiento filosófico y matemático,
el arte de la elocuencia y la retórica para llegar a discutir convincente-
mente con distintos argumentos en cualquier clase de tema.
Aunque, sin duda éstos desarrollaran lo que siempre fuera considera-
do marginal en la filosofía, no todo fue negativo en la sofística, logrando
que surgiera la ética y las distintas instituciones políticas y conceptos
humanísticos.
Gorgias fue uno de los primeros sofistas, sucediéndole su discípulo
Alcidamante. Otros famosos sofistas Protágoras, Pródico, Ripias, Antifon-
te, Licofrón y Trasímaco.
Los sofistas influyeron poderosamente en la vida intelectual y políti-
ca griega del siglo V a.C., siendo por lo general, personajes de gran pres-
tigio y relevancia.
Sin embargo, Platón los describe como pretenciosos y les acusa de
manipular el pensamiento científico. Frente a ellos surgieron los grandes
pensadores griegos del período clásico: Sócrates, Platón y Aristóteles.
a)
b)
3.1. La arquitectura
Los edificios públicos, tanto civiles como religiosos, eran una de las
primordiales preocupaciones de los Estados griegos, debido, tal vez a que
su edificación, decoración y dedicaciones conmemorativas demostraban
la riqueza y la preocupación de este Estado por su pueblo.
Los templos, además de su significación religiosa eran, a su modo, depó-
sito de riqueza (recordemos el tesoro del Partenón), amén de verdadero
museo y custodio de los restos de la tradición y del pasado de la ciudad.
Entre el 470 y el 460 a.C. se edificaron importantes templos que anun-
ciaban la arquitectura clásica griega.
FIGURA 142. Fachada occidental del Partenón, el más emblemático de los templos
y símbolo del arte griego.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 711
3.1.2. El Partenón
FIGURA 143. El Erecteion, uno de los templos más emblemáticos de Atenas. Edificado
en la Acrópolis, debe su nombre al héroe Erecteo. Arriba vista parcial del templo
con sus famosas cariátides. Abajo planta del Erecteion donde se aprecia los distintos
problemas que hubo de solventar para su construcción en distintos niveles.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 713
3.2. La escultura
Caracteres
• Todavía a comienzos del siglo V a.C., se acusan en las esculturas grie-
gas ciertos rasgos de arcaísmo como el Bronce de Piombino, el Efe-
bo rubio, el Efebo de Kritios y la Koré de Eutidikos pero pronto los
artistas consiguen el equilibrio y el movimiento, evitando la fronta-
lidad característica de los Kuroi y Korai arcaicos.
• Otro rasgo importante es la búsqueda de la variedad, simplicidad y
el movimiento en tocados y ropajes frente a los largos y complejos
tocados y vestuarios del arcaísmo.
• A lo largo del siglo V a.C., principalmente en su segunda mitad, la
escultura griega evoluciona hacia la búsqueda de un equilibrio y
proporcionalidad en las dimensiones del cuerpo humano que les lle-
varía al ensayo de diversos cánones sobre el mismo.
Son dignos de mención los relieves y esculturas procedentes de la Mag-
na Grecia correspondiente a los templos de Selinunte y otros lugares de
Sicilia. Pero las más bellas esculturas salidas de los talleres de la Italia
Meridional son los famosos relieves conocidos como «El trono Ludovisi»
y «El trono de Boston». Los dos fueron encontrados en Roma, y hoy día
se analiza su autenticidad. El primero representa el nacimiento de Afro-
dita y el segundo la disputa de Afrodita y Perséfone por el amor de Ado-
nis. Por su estilo, ambos tronos se fechan entre los 470 y 460 a.C.
A mediados del siglo V a.C., surgen una serie de escultores, maestros
de artistas posteriores y cuya obra fue decisiva en la evolución del arte
griego.
Aunque la mayoría de su obra se ha perdido, gracias a copias poste-
riores y a las descripciones dadas en las fuentes, se ha podido recuperar
parte de la misma.
Son los nombres más importantes de éstos: Hageladas, Kritios, Kála-
mis, Onatas y Pitágoras.
Hagéladas (520-450 a.C.). Se le considera el fundador de la escuela de
Argos. Las fuentes le hacen maestro de Mirón, Fidias y Policleto. Aunque
su estilo ofrece rasgos evidentemente arcaicos que conserva el principio
de la frontalidad, sus estatuas inician un movimiento escasamente logra-
716 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
FIGURA 145. Los Guerreros de Riace (Hoplitodromoi). Son de las pocas obras
maestras de arte griego que han llegado a nosotros, gracias a su asombroso
descubrimiento. Fueron realizadas en torno al 460-430 a.C. Museo Nacional de
Reggio di Calabria.
Este templo cobijaba en su cella una de las estatuas de culto que más
admiración despertaron en la antigüedad: el Zeus sedente de Fidias, esta-
tua colosal crisoelefantina que según las fuentes ocupaba la tercera par-
te del templo.
A mediados del siglo V a.C., la escultura griega ha evolucionado a su
madurez clásica. En la Atenas de Pericles surgen artistas de primera fila,
718 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
MIRÓN
Nacido probablemente en Eleutería, apenas sabemos algo más de su
vida y personalidad. Se le considera discípulo de Hagéladas. Las fuentes
literarias, especialmente Plinio, nos proporcionan importantes datos para
identificar algunas de las obras de Mirón.
Según Plinio fue
«el primero que incrementó los rasgos más cercanos de la realidad, cul-
tivó un mayor número de temas escultóricos y se preocupó de la sime-
tría y estructura corpórea, sin embargo, no llegó a expresar las emo-
ciones del alma». (PLINIO, Nat. Hist., XXXIV, 58).
Ciertamente, si elegimos una característica fundamental de Mirón es
la variedad de su obra escultórica.
Aunque su técnica adolece de ciertos rasgos pre-clásicos como el trata-
miento del cabello, llega a alcanzar movimiento y realismo conseguido en
algunas esculturas de animales como «La vaca» y su más famosa obra: «El
Discóbolo» (que quizá representara al héroe Jakinthos, que murió cuando
arrojaba el disco), cuyo movimiento y originalidad asombró en su época.
También las fuerzas clásicas le atribuyen el conjunto escultórico de
«Palas y Marsias», además de varias figuras de Heracles y Apolo. De dudo-
sa atribución son la Medusa Rondanini y un Perseo, ambos conservados
en la Gliptoteca de Munich.
POLICLETO
La segunda gran figura de la escultura clásica del siglo V a.C., es el
broncista Policleto.
Pertenece a la escuela de Argos y su obra se desarrolla entre los años
460 al 420 a.C.
Se caracteriza Policleto por su gran interés por los temas atléticos y
en perfeccionar la representación del desnudo masculino. Incluso llegó a
publicar un tratado, que tituló «Kanon» (Norma), sobre su investigación
de las partes del cuerpo humano y su concepto de las proporciones (Sime-
tría) del mismo, acerca de las cuales no sólo llegó a teorizar, sino a expe-
rimentar en sus representaciones.
Así, entre los años 450 y 440 a.C., esculpió su famoso «Doríforo», o
joven lancero (probablemente Aquiles), que sirvió de modelo a muchísi-
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 719
mos artistas, los cuales le llamaron «Canon» y del que nos ha llegado una
gran cantidad de copias de diversa calidad.
El Doríforo reúne todas las aportaciones de Policleto a la escultura: su
sentido de las proporciones del cuerpo, la profundidad y el movimiento
buscado fundamentalmente a través de la colocación de las piernas y el
tratamiento de la anatomía, así como la técnica de la elaboración de las
facciones del rostro y del cabello.
Pese a que a Policleto se le considera un maestro en la representación
de atletas y, de hecho, se le atribuyen las estatuas de campeones olímpi-
cos (como Kiniskos), su segunda obra maestra «El Diadumeno», posible-
mente se trate de un Apolo en actitud de colocarse la diadema de los ven-
cedores.
También se le atribuyen a Policleto dos figuras femeninas: la estatua
crisoelefantina de la «Hera de Argos» y la «Amazona de Éfeso», que según
nos refiere Plinio compitió con las realizadas por Fidias, Clésias y Frad-
món saliendo su obra vencedora.
CRÉSILAS
Aunque Crésilas era oriundo de la ciudad de Cidonia (Creta), su obra
fue realizada en Atenas.
Sólo tres esculturas pueden ser consideradas con certeza de este autor:
el retrato de Pendes, erigido en la Acrópolis, una amazona herida, que
competiría en el concurso de Éfeso y un bronce de pequeño tamaño que
representa un guerrero conocido como «Dietrefés». Aunque se han queri-
do considerar otras obras escultóricas como propias del estilo de Crési-
las. algunas de gran fama y belleza como la Atenea de Velletri, su autenti-
cidad es dudosa.
FIDIAS
Apenas conocemos algunos datos de este escultor, cuyas obras, de insu-
perable belleza clásica, le hacen merecedor de ser considerado como uno
de los primeros maestros de la escultura de todos los tiempos.
Según Pausanias era ateniense, hijo de Charmides, formándose en el
taller de Hagéladas. Colaborador y amigo persona de Pericles, fue nom-
brado director y supervisor de las obras de la Acrópolis, trabajando direc-
tamente en la decoración del Partenón y en algunas de sus esculturas,
entre éstas la famosa estatua crisoelefantina de la diosa Atenea que le cos-
tó un duro proceso al ser acusado de fraude de los ricos materiales con
los que fue realizada. Murió en torno al año 430 a.C.
720 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
FIGURA 147. Detalle del bajo relieve que orna el pequeño templo de Atenea Nike, en
la Acrópolis, representando a la Victoria. El tratado de los ropajes y la elegancia y
perfección técnica de la escrultura, están considerados como típicos del arte griego
clásico después de Fidias.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 723
tar «lo que nos estamos perdiendo», con tantos tesoros artísticos aún no
encontrados. (Figura 145).
SIGLO IV A.C.
Durante la Primera Mitad del siglo IV a.C. el arte griego se desarrolló
en diferentes lugares y escuelas, reflejando la importancia del hombre y
su personalidad individual, así como sus inquietudes, todo ello con un
gran realismo que no excluye la vejez, la fealdad o el dolor.
En Arquitectura, la construcción más representativa de esta época
será el monumento funerario, o tumba-santuario, del rey Mausolo de
Caria (377-353 a.C.), llamado «Mausoleo», una de las siete maravillas del
mundo antiguo, que se levantó en la ciudad de Halicarnaso, al Sur de
Asia Menor.
Sus autores fueron Satyros y Pythios y sus decoradores los escultores
Bryaxis, Leóceres, Scopas y Timoteos. Aunque la reconstitución del monu-
mento es bastante hipotética, manifiesta, como hecho principal, el encuen-
tro de las técnicas griegas con las creencias asiáticas. Los temas del friso
—la «Amazonomaquia»— y el movimiento y expresión de las esculturas,
prefiguran la decoración helenística que se expresará en todo su esplen-
dor en el gran altar de Zeus en Pérgamo.
Otras grandes realizaciones de esta época son el Artemisión, o gran
templo de la diosa Artemisa, en Éfeso y el Didimeion o gran templo de Apo-
lo, en Dídime, cerca de Mileto, ambos santuarios de grandes dimensiones
y gran riqueza en su decoración, opuestos en esto a las reducidas dimen-
siones y a la sobriedad de los templos clásicos griegos. En Priene, también
en Asia Menor, la definición del ágora como estructura propia, cerrada por
pórticos, prefigura una de las piezas maestras del urbanismo helenístico.
En cuanto a la escultura, los grandes maestros de este siglo son Sco-
pas (420?-350 a.C.?), el primero de los escultores griegos en expresar el
patetismo, la violencia de las emociones, con obras como la cabeza del
guerrero del frontón del templo de Atenea Aiea, en Tagea, de cuyos tra-
bajos de reconstrucción, tras el incendio del año 395 a.C. fue director, o
la estatua de Ménade, obras ambas que le son atribuidas, ya que, con segu-
ridad, no se conoce ninguna de sus obras.
Praxiteles (400-330 a.C.), el mejor de los escultores griegos después de
Fidias. Las características de sus esculturas fueron la perfección del mode-
lado y el sentimiento que supo imprimirles, como vemos en su bello «Her-
mes con Dionisio niño del Museo de Olimpia», el grupo del «Sátiro y Mer-
curio», la preferida por su autor entre toda su numerosa obra o en la
724 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
FIGURA 148. Hermes con Dionisos niño, una de las obras más famosas de Proxiteles
y una de las más bellas y perfectas del arte occidental.
Pero este siglo IV a.C. es, sobre todo, en escultura, el arte del retrato,
de la obra de Lisipo, que no excluye la caricatura o la idealización, en la
que importa, sobre todo, representar la personalidad espiritual, no las
características físicas del personaje tratado.
3.3.1. Pintura
En la pintura de este momento se tratan casi exclusivamente los temas
mitológicos en escenas superpuestas.
El color era sobrio, sólo utilizaban cuatro colores: rojo, ocre, blanco
y negro, faltando la gama de verdes y azules.
Predominan las grandes composiciones que, según las fuentes, orna-
ban los pórticos de las ciudades.
La «Stoa Poikile» (pórtico pintado) de Atenas estaba decorada con las
composiciones de los principales pintores de aquel momento: Micón,
Panaios, Onasías y, sobre todo, Polignoto de Tasos, a quien se le atribuye
con cierta garantía la llamada «Iliupersis» (destrucción de Ilión).
Pausanias describe seis composiciones de Polignoto halladas en la
«Pinacoteca» de los Propíleos en la Acrópolis y dos pinturas murales en
el pórtico de los cnidios en Delfos.
El estilo de Polignoto era innovador en lo que se refiere a la perspec-
tiva y el movimiento y aptitudes de sus figuras a las que da una gran fuer-
za y majestuosidad.
En la segunda mitad del siglo V a.C., la pintura ha evolucionado cla-
ramente, pudiendo decirse que la pintura moderna arranca a los grandes
artistas de este momento: Parrasio, Apolodoro y Zeuxis.
Parrasio se formó en la escuela de Efeso. Con él termina la pintura tra-
dicional, basada en el dibujo y el diseño en línea que contornea las figu-
ras. Plinio sitúa su obra entre el 430 y 420 a.C.
Apolodoro era ateniense y es considerado como el introductor de la
«Skia grafía» o la pintura de sombras con la que se inicia una nueva eta-
pa en la historia de la pintura.
726 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
3.3.2. Cerámica
FIGURA 149. Cerámica ática de finales del siglo V a.C. Kilix cuya decoración
representa la lucha entre dos hoplitas. Se caracteriza por un estilo amanerado
y refinado.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 727
la gran expansión del comercio griego son muchos y de gran calidad los
vasos conocidos, destacando los pintores denominados: Douris, el pintor
de Panaitios, Macrón y pintor de Byrgos.
2. Entre los años 450 y 430 a.C. la cerámica ática alcanza su período
más esplendoroso, sobre todo en los vasos de fondo blanco.
Los maestros más importantes son: El pintor de Aquiles, Polignoto
(homónimo del pintor de Tasos) y el pintor de Eretría.
3. Entre los años 430-400 a.C..Surge un estilo que los estudiosos ale-
manes llaman «Reicher Stil» o «Estilo suntuoso», debido a sus com-
posiciones en que se busca reflejar el lujo y amaneramiento, en el
que pueden verse ciertos rasgos dedecadencia. Predominan los
temas dedicados a Afrodita y a Dióniso, rodeados de su cortejo.
En la técnica de figuras rojas, los barnices blancos y amarillos ocu-
pan áreas cada vez mayores a costa del rojo y el negro.
Destacan en este estilo: El pintor de Tebas, el pintor de Prónomos y el
pintor de Meidías.
4. LA RELIGIÓN GRIEGA
FIGURA 150. Representación de tres de los grandes dioses del panteón griego:
Zeus, Hera y Deméter en el friso oriental exterior del Partenón, denominado
«Asamblea de dioses».
730 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
FIGURA 151. Plano del Altis de Olimpia. Uno de los principales recintos religiosos
panhelénicos.
732 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II
B) LAS ANFICTIONÍAS
Eran agrupaciones de distintas ciudades en torno a un santuario con
fines religiosos, políticos y de defensa.
Algunas de estas Anfictionías tuvieron un antiquísimo origen y su cen-
tro sagrado alcanzó un gran prestigio.
Tal vez, el más famoso era el santuario dedicado a Poseidón Helico-
nio (Helike, Acaya), donde se celebraba la festividad de la Paniomia, en
torno al sacrificio del toro.
Otras importantes Anfictionías fueron la de Calauria (Argólida),
Onquesta (Beocia), Aigion (Asia Menor) y el santuario de Apolo en Delos,
centro de los jonios en el Egeo.
ban de recibir el favor del dios: Dodona, Dídime (Asia Menor), Claro
(Jonia), Cumas de Magna Grecia y sobre todo, Delfos.
En Delfos, Apolo había heredado su función oracular, al parecer, de
una divinidad ctónica anterior, prehelénica, simbolizada en una serpien-
te (Pitón), que interpretaba los sueños junto a la fuente Castalia.
Delfos desde el siglo VII a.C., se convirtió en uno de los centros reli-
giosos griegos más prestigiosos.
El dios se manifestaba a través de una sacerdotisa (Pitia en Delfos,
Sibila en Cumas), mujer de mediana edad, escogida entre los habitantes
de Delfos, dedicada por entero y de por vida a la divinidad.
FIGURA 153. Gracias a las descripciones de los documentos antiguos y a las ruinas
que se conservan, se ha podido realizar la reconstrucción de Delfos reproducida en
la imagen superior, con el gran templo del dios en posición preeminente. Abajo,
copia del omphalos («ombligo»), la piedra semicilíndrica que constituía el centro del
culto en el templo de Apolo.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 735
FIGURA 154. Vista del estadio dedicado a Apolo en Delfos, donde se celebraban los
famosos juegos panhelénicos, cuyas competiciones (Agones), eran una de las
festividades (Panegiría) más importantes del mundo griego junto con las de Nemea,
Corinto y Olimpia.
tal en sí, cuya institución nunca existió en la religión griega. Los sacer-
dotes eran elegidos por sorteo de forma temporal y sólo en casos excep-
cionales, como la Pitia de Delfos, ocupaban este puesto religioso de for-
ma vitalicia.
Las festividades religiosas más importantes de la ciudad se celebra-
ban en honor de la divinidad considerada como su protectora (Divinidad
Poliada).
Estas fiestas religiosas no sólo eran primordiales en la vida ciudada-
na sino decisivas en las relaciones de intercambios entre distintas ciuda-
des griegas.
Era la ocasión propicia para establecer contactos. Pero, es que, ade-
más, las ciudades rivalizaban entre sí en manifestar su ostentación y derro-
che de riqueza en estas festividades.
Las grandes fiestas del mundo griego eran las Panateneas y las Gran-
des dionisíacas de Atenas, las dedicadas a Ártemis en Éfeso, a Hera en
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 737
Tal vez por ello surgieron otros cultos y doctrinas que pudieran lle-
nar ese vacío religioso, cubrieran estas exigencias espirituales y además
ofrecieran una relación más directa e íntima entre el individuo y la divi-
nidad.
En ellas se buscaba:
— La esperanza en la vida de ultratumba.
— El consuelo en esta vida mediante la relación con la divinidad.
Zeus y Apolo como divinidades uranias y Deméter y Dióniso como ctó-
nicas, fueron los elegidos para representar los misterios de su religiosi-
dad, las leyes de la naturaleza y el círculo de la vida, muerte y deseo de
una nueva vida tras la muerte que tanto preocupaba al hombre, cons-
ciente de su debilidad y de la brevedad de su paso por este mundo.
4.6.1. Orfismo
4.6.2. Pitagorismo
FIGURA 156. Los cultos dionisíacos ofrecían la posibilidad de una unión mística con
la divinidad. El dios se manifestaba rodeado de un cortejo «báquico» que, en su
honor, danzaba y cantaba. En el vaso decorado aparecen dos de estos personajes
relacionados con el culto dionisíaco: El dios Pan tocando el doble aulo y una
ménade danzante.
4.6.3. Dionisismo
FIGURA 157. Grupo de fieles ofreciendo sacrificios a los dioses (tabla votiva corintia).
Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
«La boca de ella echaba espuma; sus ojos la locura/ extraviada y revol-
vía. Su espírituo ya no era el suyo/ ¡El dios la poseía! Vanas fueron las
voces de Penteo/ Ella le trabó del brazo izquierdo, apoyó el pie con fuer-
za/ en las costillas del /infeliz y le arrancó el hombro/ No fue suya la fuer-
za; era el dios quien daba/ poder a sus manos. >Y por el otro lado/, Ino
la ayudó en la obra, desgarrando sus carnes./ Autonoe y las demás bacan-
tes/ participaron también/ Y un clamoreo se oía. Cuando Penteo gemía
con todas sus fuerzas,/ daban alaridos de triunfo. Una le tiró del brazo,/
otra del pie calzado. Todos sus miembros/ fueron rotos y despedazados.
Luego, las bacantes/ de ensagrentadas manos pelotean con las carnes
de Penteo» (EURÍPIDES, Bacantes, vv. 437 y ss.).