Hora Santa Febrero 2024
Hora Santa Febrero 2024
Hora Santa Febrero 2024
LECTOR: Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, eres nuestra Salvación; socorre nuestros
pueblos con la fuerza de tu amor, nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño,
queremos renovarnos con la fuerza de tu amor. Transfórmanos, para que con la fuerza
de tu Palabra salgamos victoriosos frente a las tentaciones del maligno enemigo.
Todos: (Padrenuestro, Dios te salve María…, Gloria)
LECTOR: Señor Jesús, Tú eres nuestra paz; Eres nuestro consuelo en el sufrimiento.
Fortalécenos; haznos capaces de ser testigos de tu compasión, de tu perdón. Úngenos
con tu amor para liberarnos del dominio del mal; para no tener miedo y abrirte las
puertas de nuestro corazón.
Todos: (Padrenuestro, Dios te salve María…, Gloria)
LECTOR: Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, Eres nuestro compañero en el camino; Luz
en nuestra oscuridad. Infunde en nuestros corazones la esperanza, para sacudirnos el
yugo del miedo que nos paraliza. Fortalécenos para que en el itinerario cuaresmal te
contemplemos como el Señor de nuestra vida, la misma vida que recibimos cuando
renacimos en el agua y el Espíritu.
Todos: (Padrenuestro, Dios te salve María…, Gloria)
CANTO
Oración
LECTOR: Señor, Padre Santo que en Jesucristo, tu Hijo, presente realmente en la
Eucaristía, nos das el testimonio más grande de la fidelidad de tu amor, te pedimos
que nos concedas en esta cuaresma, que la escucha atenta de tu Palabra ilumine
nuestras vidas para descubrir y vencer las tentaciones del maligno enemigo y
superados nuestros miedos podamos sobrellevar los momentos marcados por el dolor
y el sufrimiento y perseverar como hijos tuyos dando testimonio de tu amor. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
MOMENTO DE SILENCIO.
Del Evangelio según san Mateo 4,1-11
«En aquel tiempo, Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu para ser tentado por el
demonio. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió
hambre. El tentador se le acercó y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en panes." Pero él le contestó, diciendo: "Está escrito: "No sólo de pan vive
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo pone en la parte más alta del templo y
le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a los ángeles
que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las
piedras."" Jesús le dijo: "También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y, mostrándole los reinos del mundo y su
gloria, le dijo: "Todo esto te daré, si te postras y me adoras." Entonces le dijo Jesús:
"Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a solo a él le
servirás."
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles para servirle.»
Palabra del Señor.
Todos: Gloria a ti Señor, Jesús.
REFLEXION.
Esto es lo que nos enseña el Evangelio de hoy, con el que iniciamos este período
litúrgico de la Cuaresma: las tentaciones de Jesús en el desierto.
El texto nos presenta la dura confrontación de Jesús con el enemigo, que será
constante a lo largo del camino y al que vencerá. También se confrontan dos tipos de
mesianismos; el del poder, el prestigio, el de las soluciones fáciles y rápidas y el
mesianismo del Siervo sufriente, que carga con los pecados de su pueblo y vive cara a
Dios y en solidaridad con los pobres y excluidos.
Jesucristo nuestro Señor, a pesar de ser Dios, no quiso verse libre de las tentaciones
porque quiso experimentar en su ser todas las debilidades de nuestra naturaleza
humana y poder, así, redimirnos: “Se hizo semejante a nosotros en todo, excepto en el
pecado –nos dice la carta a los hebreos (Hb 4, 15)— para poder expiar los pecados del
mundo”. Pero no sólo. Además, padeciendo la tentación, quiso darnos ejemplo de
cómo afrontarlas y vencerlas. Nos consiguió la gracia que necesitábamos y nos marcó
las huellas que nosotros debemos seguir para derrotar a Satanás, como Él, cuando se
presente en nuestra vida.
LECTOR. El día que fuimos bautizados sobre nuestro pecho se nos ungió para “darnos
la fuerza de Cristo Salvador”; así fuimos arrancados de las tinieblas y fuimos
trasladados al reino de la luz. Para poder vencer el miedo y abrir las puertas a Cristo,
habrá que renovar esta fuerza bautismal para vencer al tentador.
ü ¿Estoy dispuesto a renovarme consciente que poseo la fuerza de Cristo para vencer
los miedos provocados por la insidia del maligno?
LECTOR. El Papa Benedicto XVI en su mensaje de cuaresma nos dice:
«El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en
esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de
Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la
Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida.
Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de
Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso»
(Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre
que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro
corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.»
Podemos decir que, aunque hayamos sido marcados en el bautismo como hijos e hijas
de Dios, también atravesaremos el desierto de esta vida llenos de pruebas que
constituirán un desafío para nuestra fe y nuestra idea de Dios. El camino que nos lleva
a la vida eterna es estrecho y difícil, pero de la misma manera en que Jesús fue servido
por ángeles, Dios pondrá en nuestro camino a hermanos y hermanas que nos
proveerán del alimento físico y espiritual que necesitemos.
CANTO
ü ¿Qué palabras me brotan del corazón después de contemplar este texto del
Evangelio?
ü Ante la presencia de Jesús sacramentado abre tu corazón a la esperanza y déjate
guiar por Cristo para vencer las seducciones del mal.
ü Descubro ante Jesús mis miedos que me impiden abrirle las puertas de mi corazón
para que el me da la valentía y la audacia para mantener viva mi esperanza.
LECTOR: Ahora hermanos elevemos nuestras súplicas confiadas a Dios para pedir por
su Iglesia y por las necesidades de todos los hombres.