Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Velasquez, Omar - Recuerda Siempre Cuanto Te Amo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 169

Omar Velásquez

RECUERDA SIEMPRE
CUANTO TE AMO

0
© Omar Velásquez, 2009
Todos los derechos reservados

ISBN 978-0-557-16047-1

1
Para Verónica, Adair y Tahany.
Gracias por completar mi vida
de la maravillosa forma en que
lo hacen.

2
3
INDICE

PROLOGO 8

PRIMERA PARTE
TODO TIENE UN INICIO

Evolución 14
La primera cita 17
Atracción 21
Relación normal 24

SEGUNDA PARTE
NOVIAZGO

Miedo 32
Tesoros 38
Orgullo 40
Relación 45
Mieles 47

TERCERA PARTE
COMPROMISO

Decisiones 56
Proposición de matrimonio 59
Preparativos y compromisos sociales 62
Primera separación 64
Dudas 66

4
CUARTA PARTE
FIRMAR

Compromiso 74
Promesa 78
En la pobreza y en la riqueza 81
En la salud y en la enfermedad 84
¿Es natural casarse? 87

QUINTA PARTE
SOMOS UNO

Luego de la boda 94
Luna de miel 96
Problemas 98
Conociéndonos 101
Al final del día, Tu 103

SEXTA PARTE
LLEGA ADAIR

La noticia 110
El embarazo 113
Nacimiento 115
Carta a Adair 118
Primera vez 120
Verlo crecer 124
Criarlos 126

5
SEPTIMA PARTE
APRENDER

Experiencia 134
Conocimiento 137
Es más lo bueno 141

OCTAVA PARTE
LLEGA TAHANY

Carta a Tahany 148


La segunda noticia 151
Enseñanza 154

NOVENA PARTE
EL FUTURO

Hasta que la muerte nos separe 162


El tiempo 165
Lo que falta 167

6
7
PROLOGO

Más adelante notará, amigo lector, que desde el principio, el


presente texto está compuesto por un conjunto de historias
y algunas anécdotas de las que he podido aprender cosas
muy valiosas para mi vida, cosa muy común a cada uno de
nosotros, sin excepción, pero que me he tomado la libertad
de compartir. Y notará también al adentrarse en ellas, que
están escritas en una forma muy personal y sin duda
alguna, abusando de un trato por demás, confianzudo.

Cuando terminé de escribirlas, pensé incluir simplemente


una aclaración para quien me hiciera el honor de leer este
texto, pero contemplando lo elegante que se veía, abusé y
escribí un, muy pequeño prólogo, con la intención de
disculparme ante usted.

Me disculpo, porque todo ha sido concebido, como una


charla con la persona que complemento mi vida y a la que
doy infinitas gracias, por haberse atravesado en mi camino.

Todo está dedicado a mi amada esposa.

8
9
PRIMERA PARTE
TODO TIENE UN INICIO

10
11
¿En qué momento termina el inicio?
¿Cuándo nuestro inicio a la vida termina?
¿No es acaso que terminamos de iniciar
hasta que llegamos al final? ¿En qué
momento llega el intermedio entre inicio y
final?

12
13
Evolución

M
e hubiese encantado iniciar estas líneas con una frase
como esta: El día tal del mes tal de dos mil tantos, mi
vida cambio para siempre, pero me pareció que los tales,
no quedaban bien para iniciar y me fue imposible recordar la
fecha exacta de aquella excepcional hora. Todo lo que recuerdo
es que fue un sábado a eso de las dos y media de la tarde y que
fue en el dos mil uno. Me consuelo con la creencia de que no soy
la única persona que sabe que existe un dato muy importante
para su vida el cual descuidó y olvidó.
Cuando se piensa en la evolución del ser humano y se ve
todo lo que se ha logrado, es casi necesario recrear en la mente,
de donde vinimos, y sin entrar en temas complicados, como lo
sería el del origen del mundo por ejemplo, que aparte de
complicados, a más de uno pudieran ofender, tendríamos que
estar de acuerdo a la luz de las pruebas que ha dejado la historia,
en que las cosas han cambiado mucho, de como fueron. Es
suficiente con imaginar cuando el hombre para sobrevivir
dependía de cultivos y de la caza, que eran tareas que se hacían,
cada quien para salvar lo propio. Solo se trabajaba con la luz del
sol, nada de trabajar horas extras. El riesgo de las actividades
que se realizaban era enorme. Las condiciones de salubridad,
vamos... ¿Qué era salubridad? Y con todo, estoy seguro de que no
faltará aquel romántico que asegure que en aquel entonces se era
más feliz, o por lo menos se llevaba una vida más tranquila que

14
ahora. Yo lo dudo. Creo que existía mucho estrés, demasiadas
limitaciones y que por las condiciones en que se vivía, no se
disfrutaba muchas cosas que hoy anhelamos porque no existen o
porque existen poco.
Ha cambiado tanto que no me es necesario ni siquiera
mencionar algún par de ejemplos para soportar mi punto. Es
irrefutable que el ser humano ha evolucionado y mucho. La
creatividad y las creaciones del hombre, sobre todo en las
últimas décadas aumentan a pasos agigantados, tanto que hoy
día cualquier escritor de ciencia ficción tiene una tarea, harto
difícil, pues con suerte, lo que desea plantear como un futuro que
existe únicamente en sus ideas, por nada podría ser la realidad
de unos años adelante o ya existe en los planes de otra persona, o
lo peor, podría ya no sorprender a nadie.
Qué decir del cambio de nuestra forma de vida. Podría
llevar libros enteros. Creencias, costumbres, religiones, ideales y
muchas cosas más evolucionaron, o por lo menos cambiaron,
pero ¿Será cierto? ¿Realmente cambiamos? Porque hay otra
forma de poder verlo.
Seguimos siendo en esencia lo mismo. Nuestras
necesidades básicas son las mismas, comida, bebida,
socialización, etcétera. Y las habilidades o capacidades que
nuestros antepasados tuvieron, son las mismas que las que
poseemos hoy. Pero donde más se nota, es en los límites físicos
con los que este cuerpo, nos acompaña.
Al ser humano le falta, entra otras cosas, desarrollar una
habilidad que le permita poder decidir lo que desea guardar en
su memoria, quizá no todo, pero si cosas que se antojen
determinantes. Cuanto dato importante evitaríamos perder y
cuanto dato desagradable eliminaríamos de nuestras vidas a
gusto. ¿Por qué no podemos decir, esta fecha es importante así es
que guardo la información aquí, porque no quiero que se me
pierda? ¿Por qué no podemos decir el nombre de esta persona es

15
determinante para algún objetivo establecido y forzar a que no
se nos olvide?
Evolucionamos todo por fuera, lo que nos rodea, pero de
nosotros evolucionamos de poco a nada, quizá la diferencia es
que ahora lo sepamos.
Todo invitaba a despertar aquella mañana, menos esa
sensación extraña de quien tiene frente a si, un día de decisión
importante. Lo que no sabía era la dimensión del impacto que
tendría en el resto de mi vida. Sin duda, si lo hubiese siquiera
presentido, hubiera tomado nota y desconfiando a pleno de mi
memoria, para evitar la pérdida de ese dato, que hoy quisiera
recordar.
La fecha de nuestra primera cita, es algo que no debí
haber olvidado.

16
La primera cita

E
se día, por la mañana fui a ver una obra de teatro infantil.
No es que me guste el teatro infantil, por lo menos no a
esa edad, y de infante pues, no me llevaron mucho, por lo
que no llegue a apreciar a fondo dicho arte, más bien iba porque
una actriz de la obra me invito a verla, entre otras cosas, para
que viera como era ese mundo, chance y hasta me interesaba
participar, cosa que no pasó. Al salir de ahí, estuve a punto de
cancelar nuestra cita, no es que no quisiera ir, pero de lo poco
que te conocía, me imaginaba en una situación complicada,
particularmente por ese espíritu tan vivo y maduro que veía a
través de tus ojos. Dicho de otra forma, no sabía si daría la talla o
como dirían los cuates, te veía fuera de mi liga.
Manejaba camino a casa meditando en esos puntos,
cuando recibí tu llamada para confirmar la hora y el lugar, y eso
lo cambio todo, o al menos me dio ese poco de valor y coraje que
necesitaba para aceptar el compromiso.
Como es, o más bien era mi costumbre, porque siempre
hay cosas de la pareja que se pegan, llegue unos veinte minutos
antes al lugar acordado, a aquel centro comercial, cerca del área
de comidas, rodeado de gente que amena platicaba, creando ese
concierto ininteligible característico de las aglomeraciones.
Parejas enamoradas, grupos de amigos almorzando o tomando
un helado, carteles anunciando los próximos estrenos en las

17
salas de cine, almacenes de electrodomésticos y ropa, ¿O es que
hay un centro comercial distinto en este país? Conforme fue
pasando el tiempo, empecé a impacientarme. Siempre odié la
impuntualidad. Llegaste media hora tarde y lo más curioso del
caso, es que yo seguía ahí, esperándote.
En un instante, el escenario cambio. Todo tomó un brillo
extraño, diferente y muy especial. La música y el sonido, hicieron
una pausa. Quedé literalmente estupefacto, mientras caminabas
hacia mí. Te recuerdo tan bien. Blusa vino tinto, pantalón de lona
ajustado, botas negras, pelo suelto con un pequeño fleco y una
imagen preciosa, balanceándote de un lado a otro, con la cabeza
un tanto inclinada hacia la izquierda, so pretexto de la bolsa de
mano que llevabas al hombro. Creo firmemente que esa caminata
que realizaste hacia mí, hizo la diferencia.
Mientras llegabas, cruzaron por mi mente muchas
imágenes de recuerdos. Como la vez que te conocí, donde
básicamente me enteré de quien eras porque alguien hizo
mención de que quien iba bajando las gradas, era la jefa de un
departamento de una de las empresas de la corporación. Luego
viaje en mi mente a cuando tuvimos que ir a trabajar,
precisamente a esa empresa y te veía simplemente trabajando,
para ese entonces tu para mi eras una trabajadora de la
corporación más y tu ni sabias que yo existía. Luego salto unos
años y nos veo saludándonos, de nuevo en otra empresa en
donde los dos volvimos a coincidir y pensaba como poco a poco,
sin presión de nada, fuimos conversando cada vez más y más,
hasta que llegó aquel momento que haría un parte aguas en mi
vida y seguro que en la tuya también, solo que creo estar en lo
cierto, al afirmar que yo estaba más consciente de ello que tú.
Inventar un presente supuesto, basado en el cambio de
eventos pasados es una pérdida de tiempo, nada ni nadie podría
garantizar que nuestra conclusión tendrá por lo menos un
porcentaje aceptable de acierto, por lo que es equivalente a
escribir una historia, basada simplemente en un par de

18
personajes cuya única diferencia, a unos inventados, es que en
este caso tendrían un rostro real, lo cual servirá quizá
solamente para desarrollar nuestra habilidad de imaginación. Sin
embargo, por la curiosidad que esta tan arraigada en nuestra
naturaleza, es casi imposible no realizarse preguntas del tipo: ¿Y
si hubieras cancelado aquella cita? ¿Si nunca hubiera sido
propuesta? ¿Y si cualquier evento no planeado, hubiese hecho
que no coincidiéramos en aquel momento? ¿Y si yo no hubiese
juntado el coraje suficiente? Y al pensarlo, por alguna razón, se
convierte en una de esas cosas, que simplemente no pueden ser.
Te disculpaste por la hora, a lo que respondí con un
clásico, pero para entonces muy honesto, no te preocupes, pues
era cierto, porque luego de ver tu hermosura, el enojo se esfumo.
Entramos al cine. Recuerdo la película pero no era demasiado
romántica como para mencionarla, luego fuimos por un café o
por lo menos la invitación fue esa. Conversamos de todo y nada,
como tiene que ser la primera vez. La cita no fue muy larga, pero
puedes tener por seguro que esa noche no pude dormir pronto,
algo pasaba, algo tenías, algo tenía. Yo no lo sabía, pero algo
grande se estaba escribiendo en el libro de la historia de mi vida.
Quizá te de curiosidad el saber por qué menciono todo
esto. La razón es que no es muy natural que recuerde detalles, y
cada vez que lo pienso, el hecho de que haya quedado tan bien
guardado en mi memoria, tiene que estar relacionado con lo
trascendente que fue para mí.
Si tuviese que describir una cita ideal, no podría, porque
considero, que en términos generales, los hombres no tenemos
un ideal para eso (existirán sus excepciones) y jamás me hubiese
puesto a pensar en un escenario tipo telenovela. Lo que sí puedo
es evaluarla ya que pasó, y cada vez que lo hago, encuentro cosas
nuevas y fascinantes, por lo que concluyo que realmente aquello
fue una cita perfecta, básicamente porque me saco de la
comodidad de vida que estaba llevando y eso es bueno.

19
Habrás escuchado la teoría de los seis grados de
separación, esa que dice que cualquiera en la Tierra puede estar
conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una
cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios.
Yo no soy matemático, pero me suena a que cinco intermediarios
es muy poco, sobre todo considerando el vertiginoso crecimiento
de nuestra raza, no obstante siempre sostendré que este es un
mundo pequeño, pero que no por pequeño deja de ser complejo
y el resultado de sus innumerables acontecimientos es
sorprendente.
Me opongo totalmente a creer que exista el destino,
porque creo que la cantidad de circunstancias, variables y
detalles que nos llevan hacia un presente son demasiadas como
para que ya estén escritas, pero si creyese, hubiera podido darme
cuenta que mi destino eras tú.

20
Atracción

N
os tocó madrugar porque a temprana hora pasaría por
nosotros el bus, cuya vejez y maltrato no podía siquiera
imaginar, que habría de llevarnos al puerto de donde
nos dirigiríamos a Isla del Rosario, el tal me hizo recordar
cuando en Guatemala se utilizaban los ruleteros como transporte
público, aquellos microbuses pequeños, viejos, mal cuidados y
regularmente malolientes donde a uno lo llevaban apretado en
calidad de pollo en su jaula, aunque no íbamos tan apretados en
esta ocasión.
Con tan solo un par de días de estar paseando en
Cartagena, aún todo parece nuevo y había que ir admirando cada
imagen que el paisaje nos prestaba. Bajamos del peculiar
transporte y aquello estaba lleno de embarcaciones, la mayoría
pequeñas y las mayores no lo eran tanto. Nos subieron al que nos
llevaría a nuestro destino. Nada de lujos, pero suficiente para
realizar aquel viaje, mismo que estaba adornado como por
fotografías geniales de la naturaleza. Aun no entiendo como
algunos decidieron dormir o tomar el sol con los ojos cerrados.
La inmensidad del agua, éste elemento que siempre tiene la
particularidad de hacer que todo se vea más majestuoso, nos
rodeaba. A la distancia, por los costados algunas construcciones
viejas y abandonadas y pequeños cúmulos de tierra con hierbas
que salían a respirar, tan pequeños que no sé si es válido
llamarles islotes.

21
Llegar a nuestro destino tardaría entre hora y media y
dos horas. Cuando nos acercábamos, aquel pequeño barco
disminuyó la velocidad y casi todos corrimos a la orilla para
apreciar el lugar.
Estaba perfecto para vacacionar, arena blanca y el agua
muy tranquila. Había comida, toda chatarra pero entonces no
importaba, porque lo joven del cuerpo hacia su trabajo. Algunas
personas se nos habían adelantado y había quienes ya jugaban
un partido de voleibol de este lado, otros comían más allá, unos
nadaban o se dejaban acariciar por el sol. Del otro lado unas
tablas de surf con vela que, so riesgo de darte unos cuantos
buenos golpes, se podían utilizar. Y luego de ello una banana
acuática, para cinco personas.
Contemplaba todo aquello desde la embarcación, cuando
el reflejo del sol hizo que voltease a ver el agua, pero la que
estaba ahí nomás, bajo nosotros. Era de una calidad, que yo
jamás había visto y no he vuelto a ver. Era totalmente
transparente, lo que permitía que se pudiera ver el fondo blanco
y agrietado. No soy mucho de nadar, pero al verla tan perfecta,
me atrajo instantáneamente y esa atracción me invitaba a
sumergirme en ella.
Ese instante quedo grabado en mis recuerdos y creo, por
lo particular de la experiencia, que no lo olvidaré mientras mis
facultades físicas así lo permitan.
Aquel día estuvo fantástico, jugamos, nadamos, comimos,
nos reímos, nos asoleamos, observamos, contemplamos. Por
supuesto no me subí a la tabla de surf, mi idea de vacacionar no
incluye regresar moreteado a casa. A lo que si nos subimos fue a
la banana mecánica, lo que me dio chance, luego que el conductor
hiciera que nos cayéramos al agua tres veces a propósito, de
nadar en aquella agua tan cristalina.
Dos de los amigos con los que iba, tuvieron la
oportunidad de ir a ver un arrecife de coral, lo cual cuentan, es

22
una experiencia inolvidable. Yo no fui y tampoco lamento no
haber ido, yo ya había tenido mi propia experiencia inolvidable.
No importa que nadie más lo notase, ni importa que los
demás ya se hayan olvidado de aquello. Importa lo que a mí me
transmitió e importa que no se me ha olvidado.
No puedo explicar que fue lo que me atrajo tanto de aquel
lugar ¿lo distinto? ¿Que nunca vi nada parecido? No es una
cuestión de capacidad, es una cuestión de percepción y
percibimos según lo que aprendimos y lo que vivimos y será esa
acaso, la razón por la que ante el mismo evento, cada uno de
nosotros reaccionamos de distinta manera.
¿Qué me atrajo de ti?
Todo.
Y cuando sentí aquella atracción, quise sumergirme en ti
y experimentarte toda. Es como querer abrazar a alguien con
todas nuestras fuerzas, hasta volvernos uno y no querer que ni la
persona, ni la sensación, se escapen jamás.
Lo maravilloso del ser humano, es que la capacidad de
entendimiento, no está en función de la capacidad de percepción.
La mayoría de nosotros podemos experimentar el amor, la
tristeza, el dolor por un sueño frustrado o por un familiar que se
va, la alegría del reencuentro y la satisfacción de una meta
alcanzada, y muchos aseguramos ser felices, pero explicarlo, es la
parte difícil y no creo que exista alguien capaz de dar un
concepto con el que todos estemos de acuerdo.
¿Qué me atrajo de ti?
No puedo explicarlo, pero puedo sentirlo y esa es una
razón que por sí sola bastaría para asegurar, que esta vida es
bella y que vale la pena vivirla.

23
Relación normal

H
ace algunos años me encontraba leyendo el artículo de
una revista, donde se contaba la historia de un pintor
belga llamado Rene Magritte, que hasta hace poco yo
seguía identificando como el pintor de lo absurdo, pero no he
podido encontrar referencia a dicho mote, quizá mi memoria me
jugó mal. Lo que si encontré fue un lugar, donde le describían
como el pintor que mejor retrató el absurdo de lo cotidiano. En el
mencionado texto, habían incrustadas algunas imágenes de sus
obras y entre ellas estaba una llamada: El imperio de las luces. No
podría describir aquella pintura con las connotaciones profundas
que realizaría un experto en el tema, pero puedo, si no la has
contemplado, describirla en mis propias palabras. Es la imagen
de una casa, vista de frente, que en algún sector alcanza los tres
niveles, con muchas ventanas, pero no demasiadas. Delante, por
lo que podría ser la puerta de entrada tiene una lámpara de la
época, 1950 aproximadamente, que está encendida. Frente a la
lámpara hay agua, lo que se antoja el final de un pequeño lago.
Un gran árbol adorna el frente y no permite completar la
totalidad de la edificación y detrás de ella se ven más árboles, lo
que hace suponer que por ahí existirán pocas construcciones
adicionales. Todo atrapado dentro de una noche oscura y
acogedora. Arriba de todo está el cielo y las nubes, que me da la
impresión de que corren presurosas hacia su destino. Algún
detalle por aquí y otro por allá, pero esa sería una descripción

24
muy general del cuadro, sin mencionar los muchos y muy buenos
efectos que solo contemplándolo se pueden admirar.
¿Por qué es tan peculiar el cuadro que hizo que nunca se
borrara de mi mente? Porque hace falta mencionar un detalle
muy importante. Aunque mencioné que la imagen es de noche,
en el cielo, es de día.
Me gustó mucho, porque era la imagen de lo cotidiano,
como mencioné en la descripción del pintor. No inventó formas y
no hay que usar la imaginación para entender lo que algunos
colores pretendían representar. La casa es una casa tal cual, la
lámpara no es otra cosa que una lámpara que alumbra en la
noche. Y así cada elemento era él mismo por sí solo. El cuadro es
ver todos los elementos siendo normales, con un toque de
diferencia o de distinción que lo cambia todo. Es una pizca de
anormalidad en un mundo normal. Una exquisitez a la vista.
Conocí gente que buscaba, que pretendía o aseguraba que
las relaciones tienen que ser algo fuera de lo normal. Y el
problema es que la palabra normal es una de las más ambiguas
que existen. De ahí que lo que realmente hay que buscar, y digo
buscar en un sentido no literal, porque hay cosas que solo llegan,
es una relación normal, entre personas normales, basado en la
interpretación de la normalidad que posee cada uno de sus
integrantes y que lo que hará fantástica la misma, entre otras
cosas, será unas pizcas de anormalidad o llamémosles
particularidades, para no ofender sensibilidades, que le den sal y
pimienta al día a día.
Cuando te vi, contemple a una mujer bella, una mujer
centrada, que conocía muchas de las cosas que quería y muchas
otras no, como cada uno de nosotros los mortales. Muy normal,
pero con una forma tan peculiar de juzgar la vida y enfrentarla a
diario, que te daban ese toque de distinción que para mí fue un
imán.

25
Poseo la satisfacción de poder decir que a mi lado tengo
una buena mujer, una muy buena esposa, una excelente madre y
una maravillosa amiga y que a la vez posee varias pinceladas de
cosas distintas que la hacen única, como mujer, como esposa,
como madre y como amiga.

26
27
SEGUNDA PARTE
NOVIAZGO

28
29
¿Cómo pueden ir las cosas mal en esta
época, si es acá donde nos jugamos el
futuro? Es acá donde lo dulce del trato, nos
anima a realizar una de las apuestas más
grande que haremos en nuestra vida. No
nos engañemos, si acá lo dulce es amargo,
el futuro no es prometedor.

30
31
Miedo

C
aminaban juntos de un lado a otro, de vez en vez corrían
por aquel jardín multicolor, ya saludaban a una nueva
planta como a algún ser del reino animal. Con aquel
escenario fantástico como hogar, donde todo era nuevo y
colorido, la dicha era absoluta. A parte, les fue dada la potestad
de señorear sobre todo cuanto había en la tierra y disfrutar casi
todo cuanto había ante sus sentidos. Imagina un momento aquel
paisaje esplendido, los árboles llenos de frutos fantásticos que
podían saborear a placer, los olores que se percibían, las
visiones, señores de cuanto les rodeaba, una fauna y flora que
deleitaba el pasar del tiempo. Vamos ¡era perfecto!
No obstante que todos, ya sea que creamos o no en que
existió sitio como aquel, hemos recreado en nuestra mente esa
imagen con las cosas buenas que les abundaban, la comida, el
lugar, los animales y muchas cosas más que sospecho, escaparán
a la imaginación, pienso que lo que más se pudo disfrutar, era la
paz de la que estarían rodeados todo el tiempo. ¿Quién para
juzgar? ¿Quién para decir esto es bueno o esto es malo? No existe
mejor paraíso que aquel en donde uno puede ser libre de
prejuicios, libre del que dirán y libre del tener que protegerte de
malas intenciones de otros. Lamentablemente en el mundo en
que vivimos y a como están las cosas, imaginar esa paz, no es
más que una utopía.

32
Ahora es necesario que cada uno de nosotros cree una
barrera alrededor e invente formas de protegerse, porque, si
bien, no toda la gente es mala y por el contrario la mayoría es
buena, nunca se sabe en esta lotería de la vida, con quien abras
de cruzarte en el camino.
Recordarás todas las cosas que solías decirme para ver si
lograbas alejarme de ti. Que si no tenías buenos sentimientos y
que ya no confiabas en nadie. Que lo tuyo era la venganza y el
interés y que en cuanto apareciera la primera oportunidad,
migrarías del país a buscar una nueva vida, que por consiguiente
lo nuestro jamás podría ser una relación seria.

Sábado por la tarde (casi todo pasaba sábado por la


tarde) nos encontrábamos en aquel mirador al que solíamos ir a
conversar.
–Préstame tu cartera– te dije. Es sorprendente lo mucho
que se puede llegar a conocer a otra persona por las
cosas que guarda en carteras, bolsas de mano y billeteras.
–¿Para que la queres?–
–Para conocerte mejor– Tome la cartera y al abrirla, lo
primero que apareció era la foto de un bebé de
aproximadamente unos seis meses
–Es mi hijo– contestaste. Conociéndote la posibilidad no
parecía descabellada, siempre te vi con madera para ser
madre, pero estaba claro que no era una noticia que
esperaba.
–¿Y cómo es que no me habías contado antes de él? –
–No era el momento– Y permaneciste un rato con esa
postura, hasta que una risa esbozada en tu rostro,
delataron tus intenciones.
Todo aquello era una treta para conocer mis reacciones. Yo
quería conocer a la persona con la que quería sostener una

33
relación, a través de lo que encontrara en tus cosas y tú a través
de mi forma de reaccionar. Lo cierto es que ambos buscábamos
lo mismo, porque en este mundo de personas creativas y
desconfiadas, hay que buscar formas de hacerlo. No tardaste
mucho en revelarme tu macabro plan.
Ese toque de picardía, inteligencia y astucia mostrada, fue
un factor más de atracción.
Mucha gente por orgullo o por miedo, rechaza de
inmediato una actitud así, pero creo que es normal que después
de dejar claro el trabajo que habrá por conquistar el territorio, lo
que toca a ambas personas en cualquier relación, será ganarse la
confianza del otro y tratar de derribar esas paredes, para
encontrar el tesoro que pueda haber detrás de ellas.
Por como lo veía en aquel entonces te escribí estas líneas.
A ver si las recuerdas:

Seductora... y hermosa,
Tu mirada muestra más que eso.
Muestra el miedo que te envuelve,
miedo por ser tu misma y confiar.

Miedo a encontrar tu propia felicidad,


Por lo que buscas compartir la de otros,
o buscas la propia por los caminos,
que otros han recorrido.

Más con la mente que con tu corazón,


vas guiando tus pasos.
Volando algunos instantes,
pero sin desprenderte del suelo la mayoría de veces.

34
Bella... déjate llevar.
No fuerces tus sentimientos,
no los inclines hacia ningún lado.
Simplemente permítete sentir

Ve dentro de ti,
basta ya de ver a los demás.
Dentro encontrarás tesoros maravillosos,
y encontrarás, que estas viva.

Viva para amar.


Viva para confiar.
Viva para ser feliz.
Viva para vivir.

¡Oh dulce niña!


Solamente deja fluir,
lo que hay dentro de ti.
Sin mentira... sin esfuerzo.

Caminemos juntos.
Corramos cuando haya que hacerlo.
Y descansemos en la seguridad,
de tenernos el uno al otro.

¿Quién habrá de destruirnos?


¿Se puede destruir el amor sincero?
Ni el pasado, ni el presente,
ni persona alguna puede.

En nuestras manos está,


vivir por y para nosotros mismos.
¡Por lo maravilloso que es!
Y ¡por lo grande que será!

35
Aprisióname en tus brazos,
aleja el miedo de ti.
Protejámonos de todo lo que nos asecha
Déjame aprisionarte en mis brazos.
Déjame mostrarte que se puede ser feliz,
viviendo junto a todos,
pero sin permitir,
que todos vivan nuestras vidas.

Déjame mostrarte que todo importa,


pero que un "nosotros",
requiere mucho más cuidado,
y un esfuerzo mayor.

Mostrarte que nada ha sido escrito,


ni en tu mente,
ni en nuestro destino.
Somos nosotros quienes a diario lo escribimos.

¿Cómo convencerte,
de todo lo que podemos ser?
¿Cómo ganar tu confianza?
¿Cómo ser dueño de todo tu amor?

¿Cómo borrar nuestro pasado?


¿Cómo no ver hacia atrás?
¿Cómo contagiarte lo que siento?
¿Cómo envolverte en mis celos?

Pero al mismo tiempo,


¿cómo hacerte entender,
que no quiero robar tu vida?
¡Que no te quiero quitar tu mundo!

36
Que deseo más que nada,
verte feliz,
y luego de eso,
verte conmigo
Seductora... y hermosa.
Tus ojos muestran más que eso.
Veo en ellos una vida de felicidad a tu lado,
compartiendo tu felicidad.

Viendo tu sonrisa,
sintiendo cada parte de ti,
tomando todo cuanto eres.
Si tan solo... así lo quisieras.

37
Tesoros

P
ara la madrugada del cuatro de febrero de 1976, yo
todavía no era ni siquiera un plan, así es que a través de
historias y lecturas, he tratado de imaginar lo que la
población de Guatemala sintió cuando, pasadas las tres de la
mañana, el terremoto los despertó. Heridos, muerte, unión,
desesperación, tristeza, miedo, colaboración entre vecinos,
familia y amigos, robos, hambre, frío, todo cuanto un percance tal
deja como secuela. Por supuesto, jamás podría siquiera insinuar,
que con imaginarlo ya puedo hablar de lo terrible que aquello
fue. Para realmente entender algo hay que vivirlo. Pero de
aquella tragedia mi papá me contó una historia que dibuje en mi
mente y que al recordar aquel evento, no puedo evitar recrearla.
Me contaba que luego de que lo más fuerte paso, la gente
quedo aterrada, con total justificación, y que con cada replica, se
sudaba frío. En una de esas estaba él en la casa de mi abuela, cuya
construcción no sufrió muchos daños, donde se había juntado
parte de la familia. Platicaban en la mesa del comedor casi todos,
cuando una fuerte sacudida empezó. Todos se quedaron quietos,
esperando la fuerza del vendaval. Todos menos uno. Un tío mío
salió corriendo, como quien está controlado por el pánico, solo
que curiosamente lejos de correr hacia la calle, se dirigió hacia
una de las habitaciones. La razón es que ahí estaba su hija, no
recuerdo si jugando o durmiendo en la cama. Mi papá al ver la
reacción salió tras de él y cuando llego a la puerta, vio a mi tío,

38
literalmente sobre mi prima, que para entonces tendría unos
siete u ocho años, en posición de protección. En su mente
pensaba que si algo caía en aquel lugar, el haría lo imposible,
para detenerlo con su propia fuerza y así lograr que no se dañara
ese tesoro que tanto quería, sin importar cuanto daño pudiera
recibir él.
El hombre por naturaleza es egoísta y siempre está
pensando en el beneficio propio. Por mucho que la tarea parezca
noble siempre persigue algo para sí mismo, lo cual no es malo.
Sin embargo esa realidad esta muchas veces bien escondida y se
actuará por reacción.
¿Qué se hace cuando uno posee algo de mucho valor? Lo
protegemos, lo cuidamos, ponemos toda nuestra garra, nuestra
fuerza, nuestra habilidad, cuanto somos y cuanto esté a nuestro
alcance para garantizar que nada le hará daño y mucho menos
que lo pudiésemos perder.
De forma inconsciente, porque cuando lo hacemos
conscientemente regularmente fallamos, todos sabemos el valor
que poseemos, tanto para nosotros mismos como lo que somos
capaces de dar en una relación de cualquier tipo y que ese valor
junto con nuestra naturaleza de protección, son precisamente los
que nos hacen crear barreras al rededor nuestro. Dicho de otra
manera, soy un convencido de que la gente que se protege
mucho y que hace algo difícil la relación al principio, lo hace
porque dentro guarda un tesoro por el que vale la pena
esforzarse.
¿Cómo no haremos un esfuerzo extraordinario por
protegernos a nosotros mismos si somos lo más valioso que
tenemos?
¿Cómo no hacer un esfuerzo por conquistar a una
persona que guardaba dentro de sí, todo lo bueno que hoy día he
podido comprobar, que existe dentro de ti? Simplemente, eres un
diamante invaluable.

39
Orgullo

N
o tenía idea del por qué me seguían llevando al colegio,
si las clases escolares habían terminado. A lo único que
llegaba era a jugar con algunos otros que lograban
quedarse fuera del aula igual que yo, todos los demás estaban
luchando por aprender los actos en los que participarían para el
gran día de la clausura del ciclo escolar. Faltaba poco tiempo y
hasta entonces había logrado escaparme de participar en alguno
de ellos, así que pensé que estaría libre de cualquier tarea que no
tuviese que ver con mi diversión.
De pronto un día jugando, me descuidé justo cuando la
maestra de inglés salió del salón donde estaba enseñando algo,
que para entonces yo desconocía, y me vio como muy quitado de
penas. Se acercó y me pregunto
–¿Y tú en que acto estas participando?– Nunca fui de
mentir y mucho menos a mis superiores, así es que con
total franqueza
–En ninguno– exclamé
–¿Cómo que en ninguno? Eso no puede ser, venite a mi
clase, vas a formar parte del acto que estamos
preparando

40
Cuando entre, todo era un relajo. La profesora hizo callar
a todos, se dirigió a una pequeña radio grabadora e hizo sonar el
casete que tenía puesto. En el pizarrón estaba la letra de la
primera parte de la canción, toda en inglés y empezamos a tratar
de memorizar los sonidos de las palabras, que he de confesar, no
tenía ni la más remota idea de lo que significaban. Luego hicimos
igual con la parte en español, esa parte pude entenderla un poco
mejor.
Así estuvimos alrededor de una semana.
Un día antes de la gran presentación, traicionado por mi,
no tan común sentido de la responsabilidad, me acerque a la
maestra y le pregunte que quien iba a dirigir la canción, pues nos
había comentado que uno del grupo habría de estar al frente y
que todos los demás vestidos de adultos, ya de doctores,
deportistas, abogados, etcétera, estarían haciendo el coro.

–Acercate y me cantas la primera estrofa de la canción–


me dijo. A lo que obedecí de inmediato.
–Listo – insistió– tú vas a estar al frente

Fue una buena experiencia, porque desde entonces


aprendí que no vale la pena ponerse nervioso por actuar en
público, por lo menos no hasta instantes antes de que tuviera que
encabezar la presentación, pero como para entonces no lo sabía,
los nervios se apoderaron de mí y vaya que la pase mal.
El mero día del evento, o sea, al día siguiente de la
designación, estaba desecho, me sudaban las manos y realmente
no quería llegar al teatro donde se realizó el acto. Me quitaba y
me ponía mi chumpa de lona relativamente nueva que llevaba
por la ocasión y que recién de grande comprobé que no
combinaba con mi pantalón formal color café más o menos
oscuro, era un color raro, pero la verdad es que no sentía ni calor
ni frío, sentía miedo.

41
Como la mayoría de cosas en este preciado país, la
planificación del acto, no era de lo mejor, así que corrí por todo el
lugar, buscando a mi maestra de inglés. Cuando finalmente la
encontré, le pregunté
–Miss, y que digo para empezar (aquellos tus ensayos)
–Heeeee, bueno te paras al frente y dices “Oquey quids, ar
yu redi”– Así lo entendí yo y de todos modos no sabía lo
que significaba –Ellos te van a decir “yes” y tú les dices
luego “Oquey, guan, tu, tri”
Luego de unos quince minutos, mismos que tenía para
aprender aquellas complicadas líneas, nos llevaron tras
bastidores y entonces llego la hora
–Todos. Vamos todos. A formarse, ya es hora, hagan
grupos para cantar.
Me dieron el micrófono y me pasaron hasta el frente.
Estudié la posibilidad de salir corriendo y esconderme, pero creo
que lo pensé mucho, sobre todo pensaba en la regañada que me
podría dar mi papá si hacia el bochorno frente a tantos, aunque
he de ser franco, cuando se tienen nueve años, no se piensa en la
regañada, si no en los cinchazos y también se tiende a pensar que
le van a dar a uno por cualquier razón. En esas estaba cuando se
levantó el telón y muchas luces me alumbraron de frente. Se
supone que esas lucen están entre otras cosas, para que uno no
mire al público y no se sienta tan nervioso, sin embargo a mí me
dieron ganas de pararlo todo y decirle al de las luces, –no
fregués, yo aquí muriéndome de nervios y esas tus cosas que no
funcionan– porque los vi a todos, vi como guardaban silencio,
cayéndose unos a otros y vi como nos observaban, aunque yo
sentía que era solo a mí a quien juzgaban. Entonces todos se
quedaron quietos, con la expectativa de lo que iba a pasar,
aunque yo creo que no esperaban mucho.
–Oquey quids ar yu redi...

42
Las primeras líneas las cante con un nudo en la garganta.
La canción es muy bonita, se llama “La guerra de los niños” y la
cantaba Roberto Carlos. Por supuesto que de las dos primeras
partes todos entendieron solo aquello del coro que decía “lara
lara lara”, porque no creo que el más bilingüe de todos los
presentes dedujera tres o cuatro palabras al hilo de lo que
cantábamos, sobre todo por nuestra espectacular pronunciación.
Luego nos tocó cantar la parte en español, para entonces
yo ya estaba más suelto, ya lo disfrutaba, veía a la gente como
comentaba, ya caminaba por el escenario y volteaba a ver a mis
compañeros del coro, para ver que todos nos viéramos
animados. No quería que terminara la canción, quería que durara
mucho tiempo, pero todo tiene un final.
Los aplausos inundaron la sala. Que niños de quinto y
sexto grado hubiesen cantado una canción mitad en inglés y
mitad en español y encima de todo, a capela, creo que a todos les
pareció un buen trabajo, si no por afinado, por valiente.
Entonces empecé a sentir como se me hinchaba el pecho.
Me sentía en plenitud. Claro, todos habíamos participado, pero
yo llevaba el micrófono, yo había preguntado a mis compañeros
si estaban listos para cantar, yo guiaba la orquesta.
Bajaron el telón y la maestra nos felicitó, a mí no me hizo
demasiada bulla, supongo que no era de sus preferidos, pero era
mi noche y nada me lo arruinaría.
Tras bastidores sentía que todos se me quedaban viendo,
sobre todo los padres de familia como diciendo, ojalá mi hijo(a)
hubiese tenido ese papel. Me dirigí a las butacas donde estaban
mis papás y lo mismo, sentía que todo mundo me reconocía, cosa
que probablemente solo existían en mi imaginación. Sin embargo
lo que más recuerdo, fue cuando llegue a donde mi papá nos
esperaba, porque mi hermano también participo disfrazado de
deportista en el coro, y me recibió con aquella mirada y aquella
sonrisa que gritaban a una voz ¡Ese es mi hijo!

43
Dice mi papá que se sintió muy orgulloso de mí, aunque
yo creo que hubo otras ocasiones donde se sintió más, no por lo
alcanzado, sino por la misma naturaleza de ser padre. Pero en
cambio yo el orgullo que sentí esa vez, por lo que el reto había
representado, fue y sigue siendo difícil de expresar.
A lo largo de nuestra vida hay muchas cosas que nos hace
sentir orgullosos, el primer diploma, aprender a manejar
bicicleta, graduarnos, obtener nuestro primer cheque de pago,
comprar el primer automóvil. Pero hay situaciones que por
diferentes, inesperadas, difíciles o que se habían convertido en
una meta personal, tienen un sabor diferente, nos marcan y nos
llenan de ese orgullo, que es muy difícil disimular.
Cada vez que te llevo de la mano, porque esto no fue solo
mi pasado, es mi presente, se me hincha el pecho y tengo ese
deseo de mostrar a todo el mundo que tú estás conmigo.
Si de algo me sentiré orgulloso para siempre, es de haber
conseguido que te enamoraras de mí, de haber conseguido que
seas mi pareja y de haber logrado crear una familia contigo. Todo
esto deja una marca imborrable en mi vida. Estoy seguro que por
mucho ustedes serán el mayor logro que yo consiga.

44
Relación

H
ace poco leía un libro de Saramago, donde él explica que
al querer describir el paisaje que se presentaba ante los
ojos de los protagonistas de su historia, tenía una
limitante muy fuerte para transmitir, con exactitud, la
majestuosidad o belleza del lugar al que quería referirse, y ese
problema era lo finito que es el idioma. Dicho de otra forma, la
cantidad de adjetivos que existen y los conceptos de ellos, no
alcanzaban. O dicho de otra manera, que necesitaba algunos
nuevos.
No sé si sea cierto que el lenguaje se queda corto para
describir un lugar, pues tendría que ser algo de otra realidad. O
quizá lo sea, pero en todo caso, es mejor que sea así, pues si
nuestro lenguaje pudiera describir al cien por ciento las
características de algo, no nos serviría de nada verlo
posteriormente, pues no habría ninguna sorpresa, ni nada que
comparar contra lo que antes creamos en nuestra mente. Es
mejor tener una idea, aunque esta sea muy apegada a la realidad
y luego dejar que nuestra imaginación haga el resto.
Donde sí hay problema, es cuando, con el lenguaje que
tenemos y los conceptos que manejamos, tratamos de encasillar
las relaciones de las personas.
Y es fácil deducirlo Si cada uno de nosotros como todos
aceptamos, poseemos una individualidad, que redundando en el

45
concepto, nos hace únicos, al juntamos con otra persona, que
posee su propia individualidad, pretender que esa misma
combinación se repita en este vasto universo de caracteres, es
ser muy optimista o quizá, ingenuo. Si bien existirán ciertos
patrones de comportamiento muy generalizados, cada relación
tendrá su toque de originalidad. De ahí que acepte muy poco, de
los consejeros del amor.
El pretender crear, formar y mantener una relación, es
sin lugar a duda, un excepcional acto de fe.
¿Quién podría saber lo que siento cada vez que te miro?
Si ni yo mismo soy capaz de expresarlo con palabras, abusando
del recurso de Saramago, ¿Logrará alguien comprender la
satisfacción que siento cuando puedo servirte en algo o
cumplirte algún gusto? ¿Podrá alguien, si quiera tener una
noción de lo que dentro de mí se mueve cuando te llevo de la
mano? ¿Qué del placer que experimento, cuando logro que
esboces una sonrisa? Y por otro lado ¿Cómo podría pretender
que entiendo lo que otro siente en situaciones similares?
Según casi cualquier test de compatibilidad, revistas,
horóscopos e incluso gente que pudiera conocernos, tu y yo no
teníamos la posibilidad de llegar juntos, ni al año, pero aquí
estamos. Dicha rodea mi vida desde que te conozco.
Si se quiere saber que tanto ha evolucionado una
relación, basta con hacer un viaje al pasado, a cuando llevabas
uno o dos meses de verte con tu pareja y preguntarte ¿Cuánto
hubieses apostado a que la relación iba a funcionar?

46
Mieles

C
laro que es maravilloso. Estamos escogiendo a la única
persona que llegará a ser parte de nuestra familia por
libre albedrío, no por naturaleza. Por eso es un proceso
tan curioso, fantástico y difícil. Por eso uno hace tonteras y
locuras por conquistar, por agradar y porque la relación sea para
siempre. Por eso todo toma otra dimensión y lo que, para
quienes lo ven de fuera pudiere parecer banal, para uno es lo
mejor del mundo.
La angustia de un adiós al adentrarse en la noche; la
desesperación por la hora de la cita que no termina de llegar; el
nerviosismo que aflora cuando vas a tocar un tema por primera
vez, o de tinte delicado; el temor a ser rechazado en alguna
propuesta; el sobreponerte a emociones, hasta cierto punto
naturales como los celos, cuando existen. ¿Quién quiere pasar
desesperación, miedo y angustia? Nadie, porque no es natural, y
sin embargo ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos y
gustosamente prestos a vivirlos de nuevo, tanto por el premio a
conquistar, como por el placer que da el superar cada uno de
esos inconvenientes?
Mientras lo vivía, escribí esto:

Me levanto con ánimo,


La hora está cerca,

47
Pronto podré verla,
Mi día cambiará por completo.

El tiempo se mofa de mí,


El reloj lentamente
Con crueldad mueve sus agujas,
Su caminar incansable y constante,
Inquieta mis pensamientos.

Quiero correr,
Deseo avanzar,
No lo soporto más,
que acabe la angustia.

Se aproxima la hora,
Podré sentirla conmigo,
podré verla sonreír,
podré verla ser.

Llegó la hora,
Aquí con ella,
Disfrutándola,
Me regocijo en saber
Que conmigo quiso estar.

Pero, oh tiempo despiadado


Contra mi te enseñoreas,
Tus agujas corren velozmente,
A paso constante...
Inclementes

48
Quiero detenerlas,
imploro unos segundos más.
Veo el cielo.
No soy escuchado,

El momento de despedirme
Finalmente llego.
De regreso a mi hogar,
El recuerdo se apiada de mí,
Disfruto de nuevo ese momento,
Pero ella no está conmigo.

El pensamiento es vago.
-Que bien la pase- me comenta,
-¿Cómo se habrá sentido ella? - me pregunta
-¿Que estará pensando ahora? - Insiste
-¿Querrá estar a tu lado de nuevo? - Me atormenta

La hora de dormir llegó,


El sueño escapa de mí,
Mis pensamientos sobre ella lo ahuyentan,
Y respiro sumido en la oscuridad.

Veo el reloj,
Fiel siervo del tiempo,
Sé que no acelerará más,
No le importa lo que yo siento.

Y sé que al despertar,
no podré pensar en otra cosa
Que no sea verla una vez más,
Y saber que ella lo desea también

49
Así es mi destino,
Así lo he decidido,
Porque estar angustiado por ella,
Para mi es... ¡vivir!

50
51
TERCERA PARTE
COMPROMISO

52
53
Todos tenemos un único compromiso en la
vida y ese es la búsqueda de nuestra propia
felicidad. El resto de compromisos deben
ser adquiridos por voluntad propia y estar
en función del primero.

54
55
Decisiones

C
uando estaba por terminar de cursar la carrera de nivel
medio, a la mayoría de catedráticos le entró el lado
paternal y fueron no pocos discursos los que nos dieron,
plagados de consejos. Todos hablaban de la importancia que
tendría la carrera universitaria que habríamos de seguir los
graduandos, porque asumían que todos seguiríamos en la
universidad, y que por lo mismo era necesario que pusiéramos
toda nuestra entrega, responsabilidad y pasión (creo que nadie
dijo pasión pero debieron hacerlo) en meditar aquello a lo que
nos queríamos dedicar por el resto de nuestra vida. Más aun,
por parte del instituto nos mandaron a la Universidad San Carlos
de Guatemala a someternos a una serie de exámenes que nos
darían como resultado, sugerencias de carreras que podríamos
seguir, porque para esas son aptos.
Si la memoria no me falla, yo tendría que haber seguido
medicina, administración o agronomía. Lejos quedaba la idea de
una ingeniería en sistemas, porque había cometido el error según
la examinadora, porque me atreví a cuestionar el posible
resultado, de escoger una carrera a nivel medio, no técnica y por
lo tanto un cambio tan brusco en mis estudios, estaba con total
seguridad, condenado al fracaso.
Sí que fue bastante el tiempo que lo medité, sobre todo
porque de lo que a mí me llamaba la atención no existió ni una

56
pequeña tendencia en los resultados, que era periodismo o algo
que tuviera que ver con literatura.
Luego de meses de pensarlo, al final tome una decisión,
misma que fue muy mala, porque intenté estudiar
Administración de Empresas, no porque sea una carrera que no
valga la pena, sino porque era mala para mí. Luego lo enmendé
estudiando una carrera que era segunda en mí lista, porque lo de
la literatura no lo vi viable. Hoy día estoy convencido de que aún
me faltan decisiones que tomar a este respecto.
En lo que quería hacer énfasis es en que pase meses, y
luego años, pensando en lo que quería ser de grande, y al final de
cuentas no me alcanzó el tiempo y la decisión no fue acertada.
Ésta experiencia con los estudios me permitió entender
que uno se puede equivocar al tomar una decisión, pero que la
vida, regularmente te da la oportunidad de enmendar el camino.
Aunque está claro que mientras más acertada sea la misma desde
el inicio, se tienen mejores oportunidades de que todo vaya bien
y que cada decisión mal tomada tiene un costo, porque de todos
modos, nos dejará algo.
Cuando se habla de sentimientos es igual, las teorías que
se crean alrededor de ellos, tienden a causar risa. No se puede
decir que hay que analizar las cosas cierto número de veces o
que hay que esperar determinado tiempo o cierta condición para
dar el gran paso. Mucho menos confiar en algún test de
compatibilidad o en alguna persona que te sugiera, según tus
características y las de la otra persona, si es o no un buena idea,
hacer planes juntos.
No se pueden establecer métodos, ni momentos, ni
tiempos, ni estrategias, cuando se habla de tomar una decisión
tan importante, como lo es escoger la persona con la que deseas
pasar el resto de tu vida, que es como el juramento lo dice.
A mí todavía me parece sorprendente la forma en que
tomé la decisión, quizá por lo sencillo y acertado que fue.

57
Una buena mañana desperté y me puse a imaginar un
futuro a tu lado. Me levanté y seguía imaginándolo, hice todas
mis actividades del día y no pensaba en otra cosa que no fuera
nosotros juntos. Para la noche estaba claro que todo lo que
estaba imaginando era la vida que deseaba para mi futuro,
digamos, cercano.
Cuando desperté al día siguiente, esa sensación
placentera otra vez, al imaginarte a mi lado y para entonces,
estaba decidido. Tenía que pedirte que te casaras conmigo,
simplemente sabía que era lo que tenía que hacer.

58
Proposición de matrimonio

E
ra ridícula cada intervención que tenía. El conductor del
programa no podía mencionar nada sin que ella, una
señora entrada en edad y con cara de muchas
experiencias vividas, no interrumpiera con su acento retador y
su tono malcayente.

―Estamos claros que el hombre nació para...


―Y la mujer― interrumpía ella
―De acuerdo, hombre y mujer… que al final hace que la
raza humana…―
―Donde hay que destacar a la mujer– insistía
Así fue todo el evento. Daban ganas de sacarla. De decirle,
está bien, no somos idiotas, desde la tercera vez que insististe en
diferenciar al hombre de la mujer y a la raza de la mujer y mujer
aquí y mujer allá, nos quedó clara tu postura feminista, no era
necesario que lo repitieras ciento cuarenta y tres veces más, en
media hora de programa.
Sostengo que cada vez que una mujer se pone hacer
énfasis en la importancia de identificar a su género, más que pro
feminista me parece que lo que hace es colaborar a crear una
división más tajante entre hombre y mujer, que a mi entender, es
precisamente lo que quisieran que desapareciese.

59
Claro que las mujeres y los hombres tenemos los mismos
derechos, pero por más que insistan, no somos lo mismo.
Nuestras capacidades físicas son distintas, nuestra capacidad de
realizar ciertas tareas, son distintas, las mujeres desarrollan
algunas más y otras los hombres, el instinto es distinto y por
último, nuestra forma de sentir es distinta.
Esperaría que nadie se ofendiera con dicha postura, pues
se entiende perfectamente que hay excepción para todas y cada
una de las reglas. Las generalizaciones son atroces.
Por eso es que cuesta tanto tratar de entender cuál es el
ideal de determinada situación para una mujer. Porque la mujer
es más compleja, ve más los detalles, ve importante aquello que
uno de hombre ve como poco importante, esto con suerte,
porque regularmente, ni siquiera lo vemos.
Para la mayoría de mujeres es importante el día, la hora y
la forma en que alguien habrá de proponerle matrimonio y si
bien para uno de hombre tiene su grado de importancia, tendrás
que aceptar que la carga emocional para uno, en ese acto,
contrario a lo que todos creen, es más fuerte.
Uno tiene que comprar el anillo, esperando que guste,
que el tamaño cumpla, que la forma sea adecuada y que la piedra
destaque. Luego hay que pensar en el lugar en donde se habrá de
entregar, junto al día y la hora. A eso hay que añadirle el
pretexto, sin crear sospechas, porque ni modo de decir mira te
invito a cenar y prepárate que ahí te propondré matrimonio.
También está la tarea de ponerse creativo, pues solo decir te
casarías conmigo ya está como muy usado y de romántico no
tiene nada, a no ser que quien lo diga sea el protagonista de la
novela de moda. En qué momento decirlo, cómo decirlo, qué tono
de voz usar, cómo llevar la conversación para que salga natural el
tema, en qué momento justo sacar el anillo del bolsillo y
entregarlo, ¿Me arrodillo o no?

60
Pero lo peor de todo, es esperar la reacción, pues la dama
en cuestión podría llorar de emoción o de pánico, reír de
felicidad o de que le parece ridícula la propuesta. Podría también
quedarse callada y hacer más prolongada la angustia. Puede
simplemente decir un no rotundo y ponerlo a uno en una
situación difícil. O decir un maravilloso si y ponerlo a uno en una
situación mucho más difícil aún, porque ahora uno tendrá que
casarse (una pequeña broma que me permití). En realidad puede
ponerlo a uno muy bien, pues al final es lo que uno desea
escuchar y uno sentirá que valió la pena las dificultades en las
que se incurrió. Ahora bien si el si va acompañado de algo de
emoción en el rostro de ella, se sabrá que se ganó y con nota alta.
Yo gane con nota alta, sobre todo en el tema de que no
sospecharas de mi plan. Tu rostro reflejó mucha, pero mucha
sorpresa y asombro, lo que me preocupo bastante, y luego sonó
el tan preciado si. De todo mi plan, tu reacción era lo único que
no podía contemplar en él y sin embargo, creo que fue lo que
mejor salió aquella noche.
Ese si ha sido de las cosas más extraordinarias que me
han ocurrido en la vida.

61
Preparativos y compromisos sociales

N
o puede ser ¡Que de al pelo! Fue lo que exprese hace ya
varios años cuando me contaron que en ese entonces,
aunque ya se empezaba a dejar de usar, eran los papas
de la novia los que tenían que correr con todos los gastos de la
boda y que al novio, o más bien a los papas del novio, les
correspondía únicamente el gasto del vestido. Todavía hoy no me
termina de encajar la idea, pero entiendo que los papas de la
novia se preocupaban por hacer de la fiesta algo inolvidable,
pues era la real inserción de su hija en sociedad y de lo bueno o
malo que se dijese de aquel evento saldrían muchos dimes y
diretes, por la bendita maña que tenemos los seres humanos, de
juzgar a las personas por las apariencias.
Con el pasar de los años seguía firme con mi creencia de
que era un desperdicio realizar una boda que tratase de quedar
bien con todos, quizá con un pensamiento un tanto egoísta, pues
por el contrario, imaginaba gastando ese dinero en la luna de
miel, pues ahí sí que estaría gastando en ti y en mí, lo cual se me
antojaba, más lógico y no pasaba por mi mente que ese dinero se
usase para la casa o las cosas que hay que tener para nuestro
nuevo hogar, porque no hay que ser tan avaro.
Ya para nuestra época eso de que los padres de la novia
pagaran, prácticamente no se usa, así que empezamos con las
vueltas para preparar el evento. Jamás hubiese imaginado que

62
eran tantas las cosas por las que había que preocuparse. El lugar,
la comida, las invitaciones, el vestido, el traje, los recuerdos, los
centros de mesa, las flores, la música, la campana, el transporte,
las fotos, el video, las argollas, la noche de bodas, el pastel, el
abogado, los exámenes médicos y seguro que dejé varias cosas
fuera de la lista, porque no tengo a mano las revistas de ayuda y
los consejos de las experimentadas, que son indispensables para
el buen fin del acontecimiento.
Entre las cosas que te he aprendido, está el entender que
uno solamente se casa una vez, por primera vez. De ahí la
importancia del detalle de la tarjeta, de la combinación de las
flores con los centros de mesa y con el pastel, de que no sean
fotos de un familiar muy colaborador, si no que sean las de un
fotógrafo que sepa lo que hace y un sin número de detalles más.
Quiero agradecerte el que me hicieras vivir una
experiencia como tu querías que fuera. Por preocuparte por
detalles que yo veía como vanos. Por no dejarme ser tan simple,
pensando que lo único importante era nuestra firma en un papel.
Por no dejar que el recuerdo de mi boda fuera algo que solo paso,
si no que pueda recordar aquel día, no solo como uno de los más
dichosos, sino también como algo bien hecho, que ambos
preparamos.
Si encontrase una persona que pensase como yo lo hacía,
le diría: es que no es un gasto para un rato, ni para quedar bien
con todos, es una inversión que se realiza por recordar uno de los
momentos más cruciales y determinantes en la vida de uno. ¿No es
acaso mejor hacer lo posible porque cada vez que se recuerde, se
esté satisfecho, porque todo quedo bien y por ver el gusto con
que ella esboza una sonrisa cada vez que menciona el tema?

63
Primera separación

V
ueltas, llamadas, recordatorios, ofertas, visitas, eran el
pan nuestro de cada día durante los preparativos de la
boda, hasta que de repente:
–Me voy a los Estados Unidos– me dijiste y pensé –Otra
vez con su gana de alejarme de ella, pero si eso ya lo
habíamos superado–
Como siempre, lo hiciste de suspenso, al rato me dijiste
que solo te ibas por un mes más o menos a arreglar lo de unos
tus trámites por allá.
De todos modos la noticia no me cayó nada en gracia. Si
bien nuestra relación no era de esas tipo sofocantes, en las que
hay que estar conectados catorce horas diarias, solo porque las
otras diez son para dormir, si que existía ya una dependencia,
por lo menos de mi parte hacia ti. Pero bueno, era de entenderse
que un trámite que venía de años no tenía que cambiar por la
planificación de una boda y menos si era cuestión de un mes
únicamente.
Pero, ha como me hiciste falta y es algo curioso cuando
uno está enamorado, se extraña aunque todavía uno no se halla
separado. Yo lo expresé de esta forma:

Ahora que te vas


El vacío se apodera de mí,

64
Veo el rostro de la incertidumbre.
Frío circula por mis venas

Ahora que no estarás,


Viviré de recuerdos,
Te llamaré con mi mente
Piedad imploraré

Ahora que has de partir,


No veo la luz del sol
Ni respiro la vida en el aire,
Tampoco escucho el sonar de la felicidad

Ahora que me dejas atrás


Extrañaré cada momento
Ansiaré cada caricia
Derramaré mi interior en la nada

Ahora que tu camino tomarás


Contigo viajaré
Y aquí quedará solamente,
Mi soledad acompañando mi tristeza.

-------------

Claro, no me dejabas para siempre, pero el solo hecho de


imaginar lo que una separación de ti significaría a estas alturas,
era desgarrador, inconcebible y muy fuerte.
Una pausa como esta, que era por necesidad, me hizo
darme cuenta de lo mucho que ya eras parte de mi vida y mejor
aún, reafirmaba mi creencia, de que la decisión que había
tomado, de casarme contigo, era correcta.

65
Dudas

E
stamos situados en la calle de una colonia residencial en
la zona 11 de Guatemala. Un aire frio recorre las calles.
Empieza a anochecer. La pareja discute sobre algún
tema, no de mucha trascendencia, dentro de un vehículo. Pierden
la paciencia y siguen discutiendo mientras bajan del automóvil.

Ella: ¿Es esto lo que nos espera para el resto de nuestra


vida juntos?
El: Es normal que las parejas peleen, ¿no?
Ella: Pero no así. No por nada
El: Es normal. Es parte del conocernos
Ella: No estoy segura de querer seguir intentándolo
El: ¿Qué querés decir?
Ella extrae el anillo de compromiso de su mano y lenta y
temblorosamente la extiende para devolverlo
El: ¿Qué estás haciendo?
Ella: ¿No está claro?
El: ¿Estas segura?
Ella: No
El: Entonces ¿por qué lo haces?

66
Ella: Precisamente, porque no estoy segura
El: Pensálo más
Ella: No, no quiero
El: Si te lo recibo, lo tiro al barranco que está al fondo de
la cuadra y nunca más lo veremos, y difícilmente
arreglaremos alguna vez las cosas entre nosotros
Ella se queda meditando un momento. El a la expectativa
esperando las palabras para reaccionar
Ella: ¿Para qué lo vas a tirar? Quizá te sirva más adelante
El: ¿Cómo vas a pensar? Esto lo compre para ti
únicamente
Ella: Voy a pensarlo un poco más
Mientras habla devuelve el anillo a su lugar. Se acerca a su
pareja, le da un beso. Sube a su carro y da vuelta para
retirarse. Habla desde el automóvil
Ella: ¿Por qué seguir? ¿Qué tenés para ofrecerme?
El: Quizá no mucho, pero tengo para ti, la promesa de
hacer todo cuanto pueda, por procurar tu felicidad
Ella sonríe y pone en marcha el vehículo. Se pierde de la
escena
El: Si es tan difícil es porque tiene que valer la pena
Tratando de convencerse con sus propias palabras, queda
en escena con gesto angustiado, viendo hacia la nada
FIN

Esa escena que protagonizamos, antes de casarnos la he


recreado en mi mente una y otra vez, me es imposible olvidarla.
Es como ver una película vieja en cámara lenta.

67
La duda ha sido a lo largo de la historia, uno de esos
combustibles necesarios para nuestra evolución. Ella siempre
brinda la inquietud, que luego con creatividad, esfuerzo y
trabajo, nos ha ayudado a descubrir y resolver situaciones de lo
más variadas.
Cuando se está por casarse, la cabeza se atormenta con
infinidad de preguntas ¿Vale la pena? ¿Será él o ella la indicada?
¿Y si no es tan fuerte el amor? ¿Solo se necesita amor? ¿Cuánto va
a durar? ¿Voy a ser feliz despertando todos los días al lado de
esta persona? ¿Es la persona con la que quiero, de aquí en
adelante, compartir mis felicidades y mis tristezas?
El problema con la duda es que muchas veces viene
acompañada del miedo. Por eso es loable y una gran muestra de
agallas, el que una persona decida unir su vida con otra, sin tener
una sola respuesta a todas las preguntas que uno se formula. No
digo que esas preguntas haya que obviarlas, sería un error
garrafal. Lidiar con ellas para tomar decisiones lo más acertadas
posibles, es lo mejor.

68
69
CUARTA PARTE
FIRMAR

70
71
Me di cuenta que algo estaba mal con los
seres humano, cuando aprendí de pequeño,
que era más confiable un poco de tinta
sobre un papel, dibujando un garabato, que
la palabra empeñada.

72
73
Compromiso

N
unca cruzó siquiera por un instante, en mi mente, la idea
de ser veterinario o dedicarme a algo que tuviera que
ver con trato o investigación del reino animal, pero en
cambio siempre me ha maravillado, principalmente porque es
algo que nos ofrece este mundo donde abunda sabiduría y donde
existen un sinfín de formas, colores, estilos de vida, alimentos,
costumbres, y mucho cosas extrañas, por llamarles de alguna
forma. Uno tendría que ser muy indiferente para no dejarse
asombrar.
De esa cuenta, he tenido la costumbre de ver muchos
documentales, que en varias ocasiones me han dejado con la
boca abierta. Como aquel en donde mandan un aparato a
profundidades antes impensables en las aguas y logran
comprobar, si mal no recuerdo, que no es necesario que exista el
sol para que haya vida, pues encontraron algunos animales que
se alimentan puramente de bacterias. O que tal aquel que cuenta
que el animal más peligroso para el ser humano es el mosquito,
porque mata más de dos millones de personas al año y no decir
de la cantidad de personas que ha matado a lo largo de la
historia, sobre todo debido a la malaria.
Pues en uno de esos documentales, veía una investigación
realizada sobre la hormiga soldado.

74
Colonias con cientos de miles de integrantes que salen
juntas como formando un solo ser, aunque no salen todas al
mismo tiempo, a conseguir los alimentos, con una particularidad.
Poseen un espíritu muy altruista, pues son capaces de realizar
tareas sacrificando el beneficio personal por el bienestar del
grupo.
Dicen las investigaciones que son capaces de tapar los
agujeros que existan a lo largo del camino con sus propios
cuerpos, para beneficiar el paso de las demás, así la mayoría
encontrará un terreno más plano y por ende con menos
dificultades para transitar, haciendo más eficiente la tarea de
llevar el alimento a casa.
Sin embargo lo que más me llamo la atención de la
historia, es que en el documental, mientras las hormigas iban en
busca del alimento, encontraron agua que les obstaculizaban el
paso, una especie de riachuelo en el camino y sin detenerse a
pensarlo, las que iban al frente, empezaron a hacer un puente
con sus cuerpos, aferrándose unas a otras, hasta que con la ayuda
de muchas, llegaron del otro lado, y luego las que esperaban
pudieron pasar sin problema.
Muchas de las que habían servido de puente
irremediablemente morirían cayendo al agua, luego de ser útiles
para la comunidad.
En muchas ocasiones los sentimientos y las emociones
nos llevan a ver las cosas muy superfluamente, y en reiteradas
ocasiones confundimos lo que es un compromiso con un
acuerdo.
No entiendo a las personas que luego de estar
comprometidas, se lo toman todo a la ligera con frases como así
me conoció, entonces que se aguante o aquella que dice ni que
fuera mi dueño y un sinfín más de excusas utilizadas para no
aceptar que nos metimos en algo que requiere, no que dejemos
de ser nosotros mismos, sino el hacer un esfuerzo, por procurar

75
la felicidad de quienes integran la relación. Y entender que
fuimos nosotros mismos quienes aceptamos tal tarea, porque
nadie nos obligó.
Si bien, es un acto del cual, podremos aprender una que
otra lección, no puede considerarse loable la tarea de las
hormigas, porque lo hacen por instinto. Al carecer de lógica, no
tienen alternativa, pues ésta dictaría que lo mejor sería buscar un
camino alterno.
Ya porque el ser humano lo hiciera por instinto o por
raciocinio, valdría la pena que se pusiera especial cuidado
cuando uno se compromete a algo.
¿Sabes que uno de los significados que el diccionario le da
a la palabra compromiso es promesa de matrimonio?
Cuando nos casamos, recordarás que la abogada, hizo
lectura de una serie de artículos de la ley y también leyó una
historia de entrega desinteresada, que digamos, quedaba bien
para el momento, porque con la misma lo que pretendía era
exponer lo que el compromiso significaba. Lo malo es que iba
mucho de lo que el hombre tiene que dar, que tiene que trabajar,
que tiene que proveer para los suyos, que hay una
responsabilidad enorme en lo que se está por hacer, que no hay
excusa para no dedicarse por completo a la familia, etcétera. Y
me pareció que todo estaba, hasta cierto punto bien, pero
también sostengo que no era el momento ni la forma de dar el
mensaje. Quizá debió de hacerlo días, si no semanas antes,
porque digo uno está contento de que se está casando y no es el
momento para escuchar que la ley menciona lo que pasaría
incluso si yo llegase a quedar minusválido ¡Que cosa!
Para mí, estaba claro, ese no fue el compromiso que yo
firme, bueno si lo firme, pero no el que llevo en mi interior.
Mi compromiso y el que todos deberíamos de firmar y
llevar con nosotros el resto de nuestra vida, es el de procurar la

76
felicidad de la pareja. No ser la felicidad de tu pareja, solo
colaborar con ella. No se necesita más. Ahí se involucra todo.
Claro hay que trabajar, proveer, cuidar, esmerarse,
preocuparse y tomar responsabilidad por la relación, pero es que
acaso ¿no está todo eso implícito en el compromiso de querer
que la pareja vaya en pos de su felicidad?
No hay métodos ni fórmulas. Es entender por qué se casa
uno. Es contestar la pregunta ¿Qué es lo que te mueve a hacerlo?
Si uno se casa para ser feliz uno mismo, se complica. Eso
te pone en el plano de estar esperando siempre que la otra
persona haga algo por ti. Porque tu felicidad está en manos de
alguien más. Si en cambio uno se casa por procurar la felicidad
del otro, la felicidad de uno está implícita, uno no se dedica a
esperar algo, aunque por añadidura, se recibe.
Uno no debe vivir únicamente para la otra persona, eso
aparte de que limita los alcances de lo que logres en tu vida, con
tantísimas cosas que el mundo ofrece, cansa y aburre, por lo que
un fracaso esta, en un alto porcentaje, garantizado. Existen pocos
crímenes tan crueles como el quitar la individualidad a una
persona. Mi punto es procurar para el otro, no procurar para sí,
del otro. Buscar dar, no buscar siempre recibir.
Cualquier enamorado estará de acuerdo conmigo. Ver a
tu pareja sonreír o realizarse, no tiene precio y si uno es parte,
facilitó o hizo lo posible porque esa sonrisa o esa realización
llegase a tu pareja... entonces se entendió el concepto de la
palabra compromiso.

77
Promesa

D
esde pequeño me enseñaron aquello de no jurarás en
vano, por lo que, cuando todos mis amigos querían
afirmar algo y le añadían el famoso complemento de: es
cierto, te lo juro, si bien no me peleaba con nadie, por lo que yo
consideraba una falta de respeto, sentía la frase repulsiva. Es que
no tiene sentido, afirmaba mi papá, quien completaba su
argumento tomando prestada la famosa frase, que tu si sea si y
que tu no sea no.
Luego durante las pláticas me di cuenta que mi si y mi no ,
no alcanzaban y empecé a utilizar la mal empleada frase, te lo
prometo. Pareciera que nos hace falta una confirmación de que lo
que se nos dice o de que lo que decimos, es verdad. El problema
es que de tanto usar una frase, puede llegar a perder validez.
Somos generalmente muy rápidos para prometer.
La promesa debería de ser, el más puro de los
compromisos. Una promesa no se debe hacer a la fuerza, nace de
uno. Siempre deberíamos de estar conscientes de lo que una
promesa representa.
Buscando en el diccionario su significado, dice: Expresión
de la voluntad de dar a alguien o hacer por él algo. La frase suena
bien, pero yo me quedo con las primeras cuatro palabras, el
resto, dependerá de cada situación, porque se podría prometer
no hacer algo por alguien.

78
El tema con las promesas es que pueden llegar a hacer
mucho daño. En cuanto se dicen, pueden crear algún sentimiento
en la persona que las recibe, porque esperará algo a futuro en lo
cual creerá irremediablemente, siempre que confíe en la persona
que está prometiendo. Si la promesa no se cumple, las
consecuencias pueden ser muy duras.
Los seres humanos estamos propensos a fallar. A lo largo
de nuestra vida realizaremos muchas promesas y un buen
porcentaje de ellas, no podremos cumplirlas. Esto es algo que
quien promete, no puede cambiar.
Quien promete debería de hacerlo menos o siempre que
tenga un grado de certeza del cumplimiento, muy elevado,
principalmente cuando le prometemos a alguien o a varios, que
nos importan.
Jugaba frente a mi casa con todos los amigos de la cuadra
al futbol, estuvimos un par de horas divirtiéndonos con una
pelota que mi primo había dejado olvidada en una casa a la que
nos mudamos, luego que él y su familia se marchó a otro sitio. De
repente, en su afán de evitar el gol, un defensa despejó muy duro
y la pelota se dirigió dando de rebotes, al fondo del barranco que
estaba al final de la cuadra, el mismo donde alguna vez amenacé
con tirar un anillo de compromiso. Me enojé mucho y aunque
todos trataron de calmarme y evitar que fuera corriendo a casa,
yo lo hice, no sin antes advertirles que iba con mi papá a
quejarme, para que se las tuvieran que ver con él.
Entre lágrimas y enojos llegue a la habitación donde mi
papá tranquilo descansaba y le conté mi tragedia. Se me quedó
viendo y me dijo, cuando uno presta algo, uno tiene que entender
que lo puede perder, si no querías que tu pelota se perdiera, no la
hubieras sacado de la casa, dicho eso volvió a su programa de
televisión, con toda la intención de que yo meditara en sus
palabras.

79
Quien recibe una promesa, desde el principio debería de
entender que la misma, podría no ser cumplida y que
básicamente será por dos razones. La primera, porque a la otra
persona le resultó imposible cumplirla. La segunda porque la
otra persona no quiso cumplirla.
Regularmente solo alcanzamos a ver el hecho. Estoy
molesto, porque no me cumplió lo que prometió. Cuando lo que
deberíamos de ver es la intención o lo que hubo tras la falta a la
promesa. Con eso nos evitaríamos muchos problemas.
Aprendamos a ver lo que la persona quiso hacer y no lo
que realmente hizo.
En la boda regularmente se realizan muchas promesas,
que quedan bien para la ocasión, pero como que al poco tiempo
se empiezan a olvidar.
Mi promesa es sencilla y eso hace que no se me olvide. Mi
promesa es hacer todo cuanto este de mi parte, por no fallar al
compromiso que adquirí contigo, que como mencioné, no es otro
que procurar colaborar con tu felicidad.

80
En la pobreza y en la riqueza

S
i bien mi papá no era de aquellos señores
extremadamente estrictos, de cara empurrada y regaños
altisonantes, sí que tenía algunas teorías sobre la crianza
de los hijos, que gustaba practicar y compartir. Por eso mismo,
no importaba cuánto dinero tuviese o no tuviese, para él estaba
claro que criar a un hijo como pobre, era lo mejor para que se
hiciera un hombre de bien o como él decía, para aprender a darle
valor a las cosas.
Dicho lo anterior, está claro que los lujos no abundaron
en mi infancia, pero sí que alguno que otro gustito me daban de
vez en cuando. La pelota, el carrito y la bicicleta, fueron parte de
ella, pero me los iban dando bastante espaciado, no todo de
romplón.
A pesar del método de mi papá, nunca aprendí a no
destruir mis cosas, en especial los juguetes y como es natural me
lleve sendos regaños cada vez que me cacharon realizando
semejante crimen. Pero todo era porque los demás no lograban
ver las cosas como yo las veía.
Imagina que yo tenía un carrito de plástico, que en su
interior llevaba un muñequito que hacía las veces de chofer. Si lo
quebraba para sacar al chofer, ya no tenía un juguete, si no que
tenía dos. Si luego quitaba las llantas, podía junto a papel y tape,

81
armar algún otro juguete y no quedarme con el mismo para
siempre. Y así, hasta que se perdían las minúsculas piezas que
dejaba de ellos. Los beneficios, la mayoría de veces, fueron
inmediatos, tener más juguetes, y algunos, quiero creer, a largo
plazo, como lo sería el desarrollar mi imaginación, inventiva y mi
ya de por si elevada curiosidad.
Claro que para un niño, el método de mi papá tenía sus
desventajas, sobre todo cuando íbamos a la casa de aquel amigo,
el cual compartía conmigo que, cada vez que vamos al
supermercado con mis papas me compran un carrito nuevo,
porque cuando uno es niño a todo le pone el nuevo a la par,
aunque esto se entienda perfectamente. Y es que llegar a su casa,
era visitar una juguetería, donde nadie, o casi nadie, porque sus
papás eran bastante estrictos, te decía nada por utilizar los
juguetes.
Por supuesto que me daba envidia y claro que alguna vez
pensé ¿Por qué no soy yo el que tiene canastos de juguetes en mi
cuarto? Pero nunca y en realidad nunca recriminé a mi padre por
ello, no porque yo fuese un hijo ejemplar, sino porque mi papa,
con sus métodos me enseño, que el dinero y el tener cosas, no es
lo más importante.
Oficiar una boda, no ha de ser muy sencillo, sobre todo si
quien lo hace, intenta ser original en un discurso, que
básicamente dice siempre lo mismo. Creo que rara vez se
recuerdan exactamente las palabras que fueron dichas, aunque
casi siempre se mencionan dos frases que me parecen cien por
ciento rescatables. Una de ellas es: en la pobreza y en la riqueza.
Muchas veces nos confundimos y pensamos que el dinero
es la raíz de todos los males, o que la falta de dinero es la raíz de
todos los males, pero ninguna de las dos afirmaciones es
correcta. La que contiene toda la verdad es la que dice El amor al
dinero es la raíz de todos los males.
No importa cuánto se tenga, siempre se quiere más.

82
Lo maravilloso de estar enamorado es que cuando uno
imagina el futuro con o sin dinero, pero junto a la persona
amada, todo lo demás, pasa a segundo plano.
Todos podemos tener buenas y malas rachas. Luchar por
tener y no conformarnos con lo que poseemos es importante.
Hacer el esfuerzo por darse aquel gusto con el que se ha soñado
por mucho tiempo, también vale la pena. Pero tener la
tranquilidad de que no importando cuanto se tenga, los
problemas financieros los hemos de afrontar juntos, es llevar
conmigo la certeza del amor que nos profesamos.

83
En la salud y en la enfermedad

R
ealicé una pequeña encuesta con algunos conocidos
preguntándoles que cosas consideraban ellos como las
más enigmáticas en este mundo. Las respuestas fueron
de lo más variado, la verdad pensé que iban a existir más temas
en común, pero no fue así.
Me mencionaron por ejemplo, el misterio de la creación.
Algunos me contestaron que era el propósito de estar en esta vida,
que por ahí va muy de la mano con el tema de la voluntad de Dios
que otros me dijeron. Mencionaron las pirámides de Egipto. Y
todos los demás temas iban relacionados con el comportamiento
humano, con énfasis en algunas formas de comportarnos muy en
particular como los celos, la envidia, etcétera.
Antes de preguntar, había contestado yo mismo a mi
pregunta. Estoy de acuerdo con que de lo más enigmático que
existe, es la creación, y el tema del propósito, porque no creo en
casualidades, pero añadiría dos temas que nadie mencionó.
El primero es el tema de la muerte. Es algo sobre lo que
se pueden escribir cientos de teorías, pero nadie, a no ser que sea
por un aspecto de fe, que no pretendo juzgar ahora, puede
describir a cabalidad. ¿Qué nos espera? ¿Nos espera algo? ¿Es
como lo que conocemos? ¿Nos vamos a dar cuenta de que
estamos muertos? Es que la muerte es algo tan extraño, que no

84
me concibo muerto, aunque probablemente se deba a que desde
que tengo conciencia de mí, he estado vivo.
La segunda de ellas es, la razón de ser de las
enfermedades. Y lo considero un enigma, porque como
mencioné, no creo en las casualidades, y tampoco creo que se
trate de una lucha por la sobrevivencia, donde bacterias y virus,
tengan las de ganar. Creo que hay mucho escondido en el tema,
que nuestra limitada mente no logra procesar.
La enfermedad es una cosa extraña. No es buena per se.
El dolor y sufrimiento que causan es indeseable. Pero por
algunas cosas que he podido observar, me doy cuenta que
cumple funciones igual de extrañas que su razón de ser. Ellas
crean situaciones de lo más difíciles de sobrellevar, pero aunque
no puedo desearle ningún mal a nadie en particular, me veo
obligado a considerarla fundamental en el desarrollo de la
humanidad.
Por ejemplo, la enfermedad hace que podamos poner los
pies sobre la tierra. Nos hace madurar y nos hace entender que
no somos invencibles, que este cuerpo se daña y que tenemos
límites. No límites para no esforzarnos por algo, si no de los
límites que desarrollan la creatividad y nos hace ir en pos de las
metas con objetividad. La enfermedad también enseña muy claro
que lo material no tiene la importancia que muchas veces le
damos de forma desmesurada. Nos enseña que todo se termina,
incluso nosotros y que tenemos que aprender a disfrutar lo que
tenemos mientras lo tenemos y lo que ha de venir, cuando llegue
el momento. Si lo meditamos, también nos hace entender que en
la humanidad, somos todos iguales, la enfermedad no discrimina,
nos puede dar a todos, no importa edad, credo, religión, raza o
color, en términos generales. Una enfermedad es capaz de
cambiar nuestros hábitos y nuestra forma de vivir en un instante,
lo que nos tiene que hacer entender que esta vida va y viene, que
todas las cosas van y vienen y que nadie puede garantizar la
constancia de algo.

85
La enfermedad, vista desde otro Angulo, puede ser una
escuela de sabiduría intensiva.
Es por eso que esa frase se me hace tan atinada y tan
necesaria, cuando dos personas están por decir un acepto con
planes de que sea para siempre.
Pensar en amar a alguien sin importar lo que una
enfermedad pueda afectar, significa que amamos su esencia, que
amamos su alma, su ser, no lo que vemos, si no lo que es.
Si se llega a experimentar ese sentimiento, de que uno
ama, sin importar lo que cambie, entonces uno entendió y más
importante aún, sintió lo que es verdaderamente amar y
mucho de lo que veníamos a hacer a esta vida, fue hecho. Si amar
es de los más grandes placeres que existen, seguro que fuimos
enviados para que pudiéramos disfrutar de esas mieles, o ¿Qué
sentido tendría que nos enviaran a este mundo a ver como otros
si pueden disfrutarlo?
Si llegamos a amar como se debe, entonces aplicaría
aquello de que se puede morir en paz, claro, eso cuando llegue su
momento, porque no hay prisa. Amar se puede amar durante
mucho tiempo, no solo un instante.
En cuanto a mí, es una satisfacción grande este
sentimiento de amarte sin importar pobreza o riqueza y sin
importar salud o enfermedad. Es por ello que soy un convencido
de que cuando llegue mi momento final, por lo menos en esa
parte, me iré con la tranquilidad de tener la tarea hecha.

86
¿Es natural casarse?

H
ace ya varios años, leía en alguna revista, sobre distintas
excursiones que se daban a lugares de Guatemala. Todos
ellos prometían un fin de semana diferente e
interesante, pero hubo un anuncio en especial que capto toda mi
atención y aún no he podido olvidar la oferta que hacían.
Ofrecían un tour en bus, con dos paradas, una en un puente en
Río Dulce y el otro, lamentablemente no me acuerdo del lugar, no
dije que me acordara de hasta el más ínfimo detalle, pero eran
dos saltos en Bungee el mismo día, por cuarenta dólares. Me pace
un par de días meditando si iba o no, pero tenía un problema. No
conocía a ninguna otra persona interesada en realizar un acto
que a todas luces, no es natural y tiene poco de racional.
El ser humano no está hecho para saltar al vacío. Nada de
lo que poseemos o hacemos, sugiere siquiera que habremos de
obtener un mínimo grado de satisfacción, que nos impulse a
semejante acto.
Conozco gente que ha saltado, que me dieron su
testimonio y también he leído algo, de la sensación de libertad
que da cuando uno salta, que según dicen, lo que ocurre es una
explosión de adrenalina que da ese estado de gratificación
distinta, no sé cómo llamarle. Sin embargo, algunos me dijeron
que eso no es así, que lo que se siente es miedo y es que imagino
que en tan pocos segundos al cerebro, por lo menos la primera

87
vez, le ha de costar procesar que se está seguro y que no se va a
terminar estrellando con lo que fuera que sea a lo que se dirige a
toda velocidad.
No hubo una sola de las personas que me compartiera la
experiencia, que me comentara que lo volvería a hacer, incluso
cuando lo pregunté. Mi conclusión es que, a no ser que seas de
una raza especial, no ha de ser tan placentera la experiencia,
pero si satisfactorio la meta alcanzada.
Ahora bien, si se es de esa raza especial, por el contrario,
ha de ser fantástica esa sensación de estar en contra de lo
normal. Ese momento de reto a la naturaleza.
Casarse no es muy natural porque no lo es el que dos
personas quieran vivir juntas para siempre y menos bajo un
contrato legal. Por lo menos, no en estos tiempos.
Sin hablar de la estadística de matrimonios fracasados,
porque antes habría que hacer un exhaustivo estudio de la
palabra fracaso, cuando uno empieza a ver la naturaleza del ser
humano, lo que persigue, su forma de ser, sus anhelos, sus metas,
sus sueños y lo que tiene que recorrer en esta vida, me da la
sensación de que no somos creados para vivir en pareja.
Acoplarse a las costumbres y forma de ser de otra
persona, independientemente de cuanto se le ame, no es fácil y
encima, se firma un contrato en donde se comprometen para
toda la vida. ¿Por qué buscaría el ser humano, de forma natural,
hacerse de más problemas?
Se podrán escribir miles y miles de libros que hablen de
la fuerza del amor y de lo maravilloso que es y jamás ser humano
alguno podrá expresar con certeza lo que esa pequeña palabra
envuelve. Esa palabra es capaz de volver racional lo irracional y
natural lo que no lo es. Esa palabra que nos hace perder el miedo
y que sin importar lo bien o mal que todos hablen del
matrimonio, nos impulsa, a la mayoría, a querer experimentarlo.
¿Existe algo más grande que eso?

88
El amor, es la prueba fehaciente de que en este mundo se
mueven fuerzas más grandes de lo que percibimos a simple vista,
porque es un concepto muy difícil de asimilar y no hablo de
fuerzas espirituales, ese sería un tema que da para mucho, sino
de fuerzas que se mueven dentro de nosotros mismos, que
muchas veces son más fuertes que la lógica. Casarse o vivir en
pareja no se podría concebir como placentero o atractivo usando
simplemente el razonamiento del que los seres humanos
hacemos alarde.
En aquel entonces decidí que no iría al salto aquel,
porque no quería ir solo, no me hacía gracia vivir una de las
experiencias que considero de lo más extraña, por mí mismo, sin
nadie con quien compartir, sin nadie que se animara a lanzarse
para poder luego intercambiar comentarios y descifrar mejor lo
que habíamos sentido.
Tiempo después tomé otra decisión. Lanzarme a la
aventura del matrimonio contigo, no porque había que hacerlo
porque todos los que son normales lo hacen, sino porque todo el
amor que te tengo, hizo que no me pareciera irracional, y estaba
seguro que enamorado como lo estoy, soy de esa raza que
disfruta lanzarse al vacío, siempre que sea contigo.

89
QUINTA PARTE
SOMOS UNO

90
91
Lo interesante de la situación es que siendo
uno solo, estaba completo, pero ahora que
te conocí, no estaría completo si me haces
falta.

92
93
Luego de la boda

A
l final, todo quedo envuelto por un placentero silencio.
Aquella tarde de clima perfecto empezaba a diluirse. La
reunión agitada, llena de voces, de música, de risas y
colores, había llegado a su fin. Los últimos invitados, aquellos
que se quedan dando una mano con los por menores finales del
evento, se han ido. Y es ahí cuando empieza la vida de casado. Ha
llegado la hora de empezar a conocernos realmente.
No sé si todos lo tienen, quiero pensar que si. Un
momento de pausa, donde se contempla como todo va cayendo
en su lugar. Es como regresar al campo de juego, cuando todos se
han ido, luego de una gran victoria y recrear en la mente como
todo se fue desarrollando, pero en cámara lenta, como queriendo
atesorar en la memoria todo lo que paso y todo lo que aquello
tiene como consecuencia. Y al mismo tiempo es como llegar al
Everest, estar listo para iniciar su ascenso y tomarse un
momento para contemplar desde abajo su inmensidad y el reto
que está ahí mismo, frente a uno. De igual forma, era necesario
que meditara un momento en ese gran reto que es contribuir a tu
felicidad.
No sé si los demás lo entienden igual, pero yo lo entendía
así: La persona que amo, con la que soñaba, a la que le propuse
que compartiera su vida conmigo, quien yo quería que fuera la
madre de mis hijos, la persona por la que suspiro y a la que

94
disfruto ver, sentir y tocar, recién había dicho que también
quería compartir el resto de su vida conmigo, frente a nuestras
personas importantes. Y ahí estaba, en el mismo punto que yo,
lista para empezar una nueva vida. ¿Poca cosa, no?
Luego de la boda es uno de esos momentos que te
acompañarán el resto de tu vida. Está lleno de preguntas e
inquietudes. ¿Cómo haremos para esto? ¿Cómo haremos para
aquello otro? ¿Y si pasa esto? Pero no se siente miedo.
Luego de la boda, se nace de nuevo. Todo lo que se hace
es por primera vez. Quizá hay cosas que ya has hecho, pero nunca
como integrante de un matrimonio. Y se tiene la necesidad de
volver a aprender de todo, porque ahora lo hacemos como
casados.
Luego de la boda, se abre un camino eterno frente a los
ojos, donde no alcanzamos a ver todo lo que nos hemos de
encontrar, ni a lo que nos hemos de enfrentar. Un camino irreal,
lleno de formas y colores, que nos deja ver que todo será
maravilloso si lo caminamos juntos.
Luego de la boda existe un momento sencillamente
perfecto, sobre todo cuando te tomaba de la mano, acercándote a
mi cuerpo y nos hacíamos uno en un abrazo que ahora tenía un
sabor distinto.
Distinto porque ahora ya no somos dos, somos uno.

95
Luna de miel

S
iempre vi la luna de miel como un intento descarado, por
no entrar directamente, de la boda, a asumir las
responsabilidades que conlleva la formación del nuevo
hogar, dicho de otra forma, es una idea genial. Salir de las
carreras del casamiento y del nerviosismo por el cambio de vida,
para dirigirse a un lugar lejos ,porque si es lejos es mejor, para
iniciar la vida juntos en paz, calma y relajación. Es perfecto.
No faltará quien se vaya de luna de miel a escalar una
montaña, a hacer camping o a saltar de un paracaídas, cada quien
con su vida y con sus propios gustos, a mí me parece que la mejor
receta para empezar a asimilar las costumbres del otro, es en un
ambiente tranquilo, donde se pueda dialogar mucho.
Sin embargo, lo que realmente no tiene precio, son los
primeros amaneceres juntos, sobre todo el primero. Si existimos
antes de esta vida, algo tuvimos que haber hecho bien, para que
nos sea permitido a los seres humanos el placer y la dicha de
poder amanecer junto al ser amado.

¡Despertar!
Y sentir el calor que emana tu cuerpo a mi lado.
¡Abrir mis ojos!
Y contemplar vigilante el sueño que te aprisiona.

96
¡Respirar!
Y percibir tu delicado aroma, impregnado en mí.
¡Escuchar!
Y disfrutar el sonido y ritmo de tu respiración.
¡Tocar!
La sensación de tu cuerpo junto al mío.
¡Callar!
Porque quiero sentirte recostada en mi pecho por mucho tiempo
más.
Como el hambriento, que en su desesperación
es convidado a un trozo de pan.
Como aquel sediento, que en su delirio,
escucha el agua fluir, de un arroyo cercano.
Como el enamorado, que en su locura de amor,
recibe un acepto por respuesta.
Así es la felicidad que experimento,
cada vez, que amanezco contigo.

97
Problemas

F
inalmente estaba convencido de que me había llegado la
hora de leer a Borges, y con esa idea en mente me dirigí a
la librería con la intención de hacerme de un buen libro,
de esos que lo dejan todo cruzado a uno, característica peculiar
del muy reconocido escritor, cuando la sapiencia de uno no
alcanza. Al llegar a la librería empecé a hojear aquellas obras y
no entendía nada, por lo que de nuevo tuve la idea de que no
podría leer nada de él. Estaba en esas cuando apareció frente a
mí un libro llamado El libro de los seres imaginarios.
Llegue a casa con mi libro y empecé a hojearlo. La verdad
es que es un libro que vale la pena, porque nos entera de seres
curiosos y fantásticos como el ave Fénix, El Basilisco, El
Cancerbero, Los Elfos y muchos más criaturas que han sido
descritas ya en alguna mitología, como también en algún libro de
algunos autores, en el de Kafka por ejemplo.
Por lo menos cuando la gente preguntara si había leído a
Jorge Luis Borges, podría decir con toda honestidad, que si.
Lo he comentado con anterioridad. De entre todas las
criaturas, la historia del A Bao A Qu, es sin duda, la que me
parece más brillante.
Aquel ser vive en estado letárgico en el primer escalón de
una torre, desde la cual se puede contemplar el mundo. El A Bao
A Qu es sensible a los valores del alma humana, por eso cuando

98
alguien llega y comienza a subir las escaleras, este despierta y
empieza a tomar forma y color, a medida que va subiendo muy
cerca de quien se atrevió a buscar la cima.
Cuenta la historia que este ser solo alcanzará su forma
perfecta en el último escalón, siempre y cuando quien suba sea
alguien evolucionado espiritualmente, de lo contrario quedará
paralizado, incompleto y con un color indefinido y sufrirá y se
quejará. Cuando la persona desciende el A Bao A Qu rodará abajo
y volverá a su letargo, esperando a la siguiente persona que se
atreva a subir.
La historia cierra contando que a través de los tiempos,
ha podido llegar a su estado completo, una sola vez.
En aquel entonces me planteaba algunas preguntas,
como: Si no fuéramos crueles y quisiéramos ayudar al A Bao A
Qu a alcanzar su estado completo ¿Cuántos de nosotros nos
atreveríamos a subir las escaleras? ¿Existirá alguien que posea la
suficiente pureza? ¿Por qué las cosas triviales y banales poseen
un mayor dominio sobre nuestras acciones que la pureza y la
espiritualidad?
Ahora en cambio logré ver el mensaje de otra forma. Al
final de cuentas, todos somos seres humanos y somos iguales en
muchas cosas. Todos nos equivocamos, todos podemos ser por
momentos envidiosos, celosos, mal humorados. Todos podemos
llegar a ofender, a veces queriendo y a veces por accidente.
Todos somos débiles a responder con impulsos. Todos seríamos
incapaces de ascender aquella escalera y aprobar el examen del
A Bao A Qu.
Fueron años de formación los que nos llevan a ser las
personas que somos cuando nos casamos. Costumbres, mañas y
manías están bien enraizadas dentro de nosotros, por lo que nos
enseñaron en familia, en el colegio y criterios propios que
tuvimos sobre determinados temas.

99
¿Cómo podría ser fácil unir a dos personas que ahora
estarán juntas todo el tiempo?
¿Cómo podríamos pretender una relación sin problemas,
si por naturaleza estamos propensos a pensar primero en
nosotros mismos?
Problemas existieron, existen y existirán, porque está en
nuestra naturaleza. Es solo un pequeño precio que ha de pagarse
por el placer de tener a la persona amada junto a uno.

100
Conociéndonos

P
or lo regular me metía a unas piscinas muy pequeñas,
donde incluso pudiera disfrutar del agua gateando. No le
veía sentido a estar cansándome en una piscina onda,
nadando de un lado a otro sin parar. Era eso y mi poca habilidad
para la natación. Pero una vez cansado de hacer lo mismo
siempre que íbamos a piscinear, me puse a recorrer el lugar. A
pesar de las muchas veces que habíamos ido a ese mismo sitio,
no había caído en cuenta que existían muchas otras aguas a las
que no me había metido y empecé a estar un rato en cada una de
ellas.
Había una en particular cuyo diseño me encanto. Era
como una cueva que se abría espacio en la pared y desde fuera se
podía ver poco, porque era algo oscura, pero se alcanzaba a ver a
algunas personas sentadas, por lo que asumí que no sería muy
profunda. Era irresistible a los ojos, por lo que tomé vuelo, y salí
corriendo, tan rápido como unos pies descalzos y mojados lo
permiten y me arroje al agua, estilo clavado bomba.
Fue cayendo al agua sentado, que resultó no ser muy
profunda, pegando el grito, levantándome y entre corriendo,
pataleando y braceando, para afuera. El agua estaba demasiado
caliente.
Como era pequeño no entendía lo que la gente hacia en
esas temperaturas y menos lo relajadas que se veían. Como no

101
me podía quedar con la duda, fui donde mi papá y le conté mi
mala experiencia y él como pudo, trató de explicarme el placer
que existe en la relajación en esos sitios y me explicó también,
que había que meterse al agua poco a poco, para que lo fuera
asimilando.
Debido a mi obstinación natural, como niño curioso,
regresé a enfrentarme a las aguas calientes. Me senté a la orilla
de la piscina, que por el tamaño no sé si merecía el distintivo, y
empecé a acariciar el agua con las plantas de los pies. Poco a
poco pude meterlos por completo y cuando se acostumbraron a
la temperatura, seguí un poco más, hasta que pude caminar para
buscar un lugar adecuado donde sentarme. Al final me encontré
muy cómodo y medio acostado, en aquel ambiente relajante.
Sentí mucha paz.
La falta de paciencia es uno de los grandes males del ser
humano. Todo se quiere para ya y como uno quiere que sea.
Respetaré a aquella persona que me diga que luego de
casarse, no tuvo que cambiar nada de su forma de ser, porque él
o ella siempre fueron así, pero encontraré muy difícil el creerles.
Cuando uno se casa, empieza un proceso de conocimiento
y el conocimiento conlleva la adaptación. La adaptación es difícil
y no puede ser de un día para otro, a no ser que una persona
rinda sus derechos por entero, pero la misma se estará
condenando a una potencial infelicidad.
Con calma, poco a poco, adaptando pequeños detalles, es
mejor, porque la armonía es un factor determinante, tanto como
lo son el amor, la confianza, los sueños y la comunicación, en el
éxito de cualquier relación.

102
Al final del día, Tu

E
ste mundo es genial. Cierto, se cometen todos los días
injusticias y todos los días hay acontecimientos que por
trágicos, a la mente le cuestan procesar. Pero en cambio
nos compensa con regalos, milagros y alegrías constantemente,
solo hay que aprender a verlos.

Pesadez del dolor de experiencias vividas, que en el transcurrir de


los años, han dejado cicatrices en mi vida, que en un día nublado
afloran haciéndome sentir de nuevo esa amarga sensación.
Y al elevar mi vista, tu tierna sonrisa.

Cansado del estrés que se contagia por las avenidas de la ciudad,


mitigando y esclavizando mi hacer y mi pesar, convirtiéndome en
animal de carga, que no conoce su destino final, ni el porqué de sus
acciones, solo caminando por caminar.
Y al llegar a casa, un abrazo que nace del fondo de tu ser.

Intrigado por lo que puedo esperar de este mundo, tan intervenido


por los seres humanos que aun piensan que tienen el derecho de
definir el camino que las sociedades hemos de recorrer.
Y tu respiración al lado mío mientras duermes por la noche.

103
Desesperado al ver la miseria del mundo y no entender como nos
hemos convertido en aves de rapiña, oportunistas sin misericordia
que por nuestra comodidad somos capaces de someter a la
naturaleza y a nuestros propios hermanos por alcanzar nuestros
objetivos.
Y tu profunda mirada de cariño, al verte venir a mí.

Enojado por querer entender el funcionamiento de este mundo, por


querer comprender todas y cada una de las acciones que
realizamos, con hambre de motivos y causas. Afanado por la
búsqueda de la razón de existir aquí y ahora;
y entonces te veo y lo comprendo.

Solo puedo agradecerte por ser quien me da fuerza para


levantarme día a día y el deseo de querer regresar a mi vida,
para poder disfrutar más de ti.

104
105
SEXTA PARTE
LLEGA ADAIR

106
107
Siempre encontré curioso que existiendo
tantas opciones, decidieras venir con
nosotros, que éramos todos unos
primerizos. Aunque imagino que antes de
tan delicada decisión, pudiste contemplar
todas las cualidades que posee tu madre, y
de mí, espero que hayas logrado ver, si no
mis cualidades, porque no abundan, si todo
lo que habría de amarte.

108
109
La noticia

A
lístense que vamos a dar una vuelta. Con esa noticia nos
despertó mi papa a mi hermano y a mí, sin decirnos a
dónde iríamos, claro que cuando nos pidió que
buscáramos nuestro traje de baño, asumimos que sería uno de
los, bastante comunes, viajes al balneario que solíamos visitar
bien temprano los domingos, en Amatitlán, porque a mi papá le
gustaba ser de los primeros en llegar. Quizá tendría unos ocho o
nueve años en ese entonces.
El camino lo conocía de sobra, así es que cuando siguió de
largo, me pareció bastante curioso. Fue hasta medio trayecto que
mi papa nos dijo que ese día conoceríamos el mar y a donde nos
dirigíamos era al puerto de San José. En lo personal me
emocioné mucho y si nunca hubiese visto imágenes del mar en
fotografía, seguro que hubiese quedado más atónito de lo que
quedé.
Mi papa rentó un lugar donde pudiésemos dejar las cosas,
mientras a mí, el ansia me corroía, y eso que no tenía idea, que
detrás de aquellas paredes, a escasos metro, se encontraba ya en
sus quehaceres diarios, el océano pacifico.
Minutos más tarde, luego de cambiarnos de ropa, a la
desesperada, caminamos, o más bien corrimos hacia el agua, y de
entrada tuve la terrible experiencia de entender lo que es
caminar sobre arena seca, con aquel calor. Me quemaba las

110
plantas de los pies, así es que tuve que correr aún con más
ansiedad, esta vez impulsado por la necesidad de salvaguardar
mi, en aquel entonces, delicada piel.
Imponente, soberbio, orgulloso, inexpugnable. No podía
encontrar un solo defecto a la imagen que me envolvía en ese
instante, aunque tiempo después vi que son muchos los que
posee, pero son culpa del ser humano. Al llegar a tocar la arena
que quedaba mojada no pude menos que intimidarme y
sentirme, un ser extremadamente pequeño. Admirar, hasta
donde la vista y el entendimiento me lo permitían, la grandeza de
este mundo, donde por ventura, nos ha tocado vivir.
Cuando finalmente salí de mi asombro, fue momento de
ver y contemplar a las personas que acompañaban aquel paisaje.
Conscientemente en el momento me preocupé por quedarme con
el recuerdo, aunque lo intenté por un muy breve instante, pues
luego me dedique a jugar con la arena y el agua, como lo hubiese
hecho cualquier niño de esa edad.
Fue hasta años después, cuando pensaba en aquel suceso,
que por como lo recuerdo, entendí que me fue muy importante.
Meditaba en aquellas personas que logré grabar en mi memoria,
no en sus rostros y características, pues no poseo esa habilidad,
pero si recuerdo sus actitudes o algunas cosas que hacían. Unos
jugaban como yo, eran los más, que parecía que o no habían
estado en aquel lugar, o que no lo visitaban seguido, lo que
creaba la necesidad de aprovechar al máximo el tiempo. Los
mayores también se divertían entre el lleva y trae de las olas.
Otros en cambio, parecía que eran del lugar o que estaban muy
acostumbrados a lo que estaba frente a ellos. Platicaban y reían,
pero jamás volteaban a ver el agua, nunca se detenían un
momento solo a contemplar. Algunos si se metían a nadar, pero
como quien está en una piscina en su casa, nadando por el placer
de hacerlo, pero sin prestar una pisca de atención a la
maravillosa manifestación de grandeza que la naturaleza nos
brindaba, ahí nomás.

111
La fuerza de la costumbre, hace que cada vez podamos
entender, comprender y disfrutar menos los milagros de los que
nuestra vida diaria está rodeada. Poder respirar, reír, conversar,
caminar son grandes regalos que la vida nos dio sin esperar nada
a cambio, aunque me gusta pensar que si espera algo a cambio y
eso sería que aprovecháramos cada uno de ellos. Contemplar lo
grande, particular o sorprendente de la naturaleza, son unos
cuantos obsequios más. Lo triste es que en el ajetreo del diario
vivir, dejamos de percibirlos como lo grandes que son y no nos
tomamos un tiempo, para detenernos y prestar una pizca de
atención.
Cuando te enteras que vas a ser papá por primera vez, se
logra entender que esas cosas a las que estamos tan
acostumbrados, porque todos los días hay cantidades de
embarazos nuevos y cantidades de nacimientos, son milagros.
Es para meditarlo, no un momento como he dicho antes,
es para darle una buena meditada. De dos personas que se
conocieron, enamoraron, hicieron planes y los llevaron a cabo,
ahora va a surgir una nueva vida. ¡Una nueva vida!
La persona que amo, estaba a meses de darme uno de los
regalos más grandes, que un ser humano puede recibir. Un hijo.
La vida está llena de pequeñas cosas que hacen que valga
la pena vivirla, y de vez en cuando nos regala una muy grande
para inyectarnos energía, ánimo y ganas por sacarle el máximo a
nuestro tiempo con ella.
Siempre sostuve que no podía buscar para mi vida,
únicamente una buena mujer, yo tenía la necesidad de encontrar,
también, una buena madre, porque siempre percibí la paternidad
como algo maravilloso por disfrutar en mi vida y de mucha
responsabilidad también. Cosas que quería compartir con
alguien que lo viera con el mismo fervor. Por eso no puedo
menos que agradecerte por estar a mi lado y por ser una
excelente, dedicada y preocupada madre para nuestros hijos.

112
El embarazo

N
o podría empezar a hablar del embarazo, sin considerar
que es una terrible falta que posee nuestro idioma.
¿Cómo es posible que la misma palabra que identifica un
impedimento, dificultad, obstáculo o falta de soltura en alguna
acción, según el diccionario, sea usada para identificar también
uno de los milagros más grandes de la vida?
Una de las primeras ideas que tuve luego de saber que
nos vendría a la vida un bebé, fue comprar un libro que
describiera las etapas del embarazo. Quería saber todo al
respecto ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? ¿Qué esperar? Si tuviera
que juzgar el libro que compré, diría que es bastante ilustrativo
pero muy general, sin pretender insinuar que esto último es
malo, porque luego de haber vivido esta etapa de la vida, uno se
da cuenta, que no se puede tratar el tema en unos pocos
capítulos, considerando lo particular que es la experiencia para
cada quien.
Lo que nadie nos dice, por lo menos yo no lo encontré, es
que los hombres también quedamos embarazados. Digo, todo va
de los cambios de la mujer, tanto físicos como emocionales, pero
nadie menciona como nos cambia la vida a nosotros.
Nuestro estado de alerta se altera, todo nos preocupa y
nos volvemos más pendientes y acomedidos, si con suerte lo
éramos algo antes del cambio.

113
No hay manera de entender por qué la mujer quiere
comer mango verde con limón cada poco, aunque supongo que
esta será una de las combinaciones de comida más normales que
existirá, pero sabes la importancia de satisfacer el antojo, no vaya
siendo que el bebé salga con cara de mango, dirían las abuelas.
Si solíamos salir con los amigos, empezamos a hacerlo
menos, si no salíamos, lo hacemos más, porque hay que celebrar
el acontecimiento.
Uno también se emociona cuando vienen las patadas, que
a lo mejor son cabezazos o trompones, pero todos asumen que
son movimientos de pies. También al escuchar por primera vez
el sonido de tambores, que más parece como un pistón que en
cada movimiento aspira y expira aire a presión, que realiza el
diminuto corazón y las indescifrables imágenes de los primeros
ultrasonidos, nos inunda de alegría.
Y por último, por alguna razón, uno siente, que nunca
pasan los nueve meses. Supongo que es porque uno quiere ya
tener al bebé en brazos, en cambio ustedes como lo llevan
dentro, pues ya lo sienten y dicen que es tan especial ese tiempo,
que algunas no se molestarían si la experiencia tardara más de
ese período.
La mujer es más fuerte que el hombre en muchas cosas y
emocionalmente es capaz de transmitir mucho más calor
humano y amor al bebé, no obstante no es por eso que son ellas
quienes los traen.
El interior de la mujer es tan bello, tan puro y tan
acogedor, que definitivamente es el lugar indicado y no imagino
otro, para que el nuevo ser empiece a formarse y reciba tanto de
bueno, antes de llegar a este mundo.

114
Nacimiento

D
escansaba, plácidamente en cama, luego de aquella larga
noche. Recién se dejaba ver la madrugada del sábado
veinticinco de junio del dos mil cinco, cuando de repente,
el sueño fue interrumpido por esta pequeña charla:

Tú – Mi amor ya es hora
Yo – ¿Hora de qué?
Tú – Ya, ya nos toca
Yo – ¿Y cómo sabes?
Tu – Porque me está doliendo
Yo – ¿Y cómo sabes que es ese dolor si nunca lo has
experimentado?
Tú (con cara de pocos amigos) – solo lo sé ¡hoy nos toca!

Pensé que cuando recibiera la noticia, me pondría más


nervioso, pero supongo que fue el hecho de que tus molestias
empezaran tan pausadas lo que nos hizo estar tan tranquilos al
inicio, tanto que todavía decidiste ir a la oficina y a mí me dio
tiempo de ir a mi entrenamiento de tenis. Cada vez que lo
recuerdo, me parece una interesante anécdota, y también un
gran descuido de nuestra parte.

115
Favorablemente lo que uno ve en películas siempre es
una exageración. Lejos están aquellos nervios desmesurados que
lo hacen a uno realizar puras tonteras, manejar mal y olvidar
todo. En cambio lo que es complicado, es la experiencia
angustiante de tener que contemplar cada cierto tiempo la
expresión de dolor en tu rostro.
Quien haya vivido la experiencia de acompañar todo el
trabajo de parto de su pareja, estará de acuerdo conmigo en que
es un día, para algunos será más, bastante intenso y con un
cumulo de sensaciones muy variadas.
Yo he intentado ponerme en tu lugar, pero honestamente
no puedo entender lo que ha de ser tener un bebé, dolores
fuertes y periódicos, incomodidades, nervios y aún más dolor a la
hora del parto. Todo acompañado de cierta dosis de angustia,
porque todo salga bien y alegría por la realización. Es lo que
deduzco que se ha de sentir.
Pero nadie piensa en lo que sentimos los padres, así es
que te invito a que te pongas un instante en mi lugar.
Uno se pasa unas cuantas horas viendo como la persona
que ama sufre de dolores constantes y según dicen muy fuertes,
con cara de, quiero, pero no puedo hacer nada por aliviártelos.
Luego los nervios de que si nos vamos ya al hospital o no, porque
y si hay tráfico, y si no localizo a la doctora, y si nos atrasamos
mucho, etc. A eso súmale que uno casi pasa inadvertido en el
hospital, la mama al principio y luego el bebé se roban el show,
es como en la boda, le hombre regularmente solo es un accesorio
más en el escenario. Ya para llegar al clímax de la angustia, está
uno en la sala de partos y se oye decir cualquier cosa a la doctora
que uno no entiende. ¿Tienes idea de lo que es escuchar un, no,
así no se va a poder? No soy médico, así es que no tengo ni la
menor idea de lo que eso significa ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Está
bien el bebé? ¿Y mi esposa?

116
Ya cuando está por salir, llega ese cruce maravilloso de
sentimientos, entre angustia y felicidad. En ese momento tú y el
bebé, las dos personas más importantes para mí, se jugaban la
vida.
Los gritos, en tu caso no muy fuertes, de angustia y dolor
de la persona que amo, junto a mi impotencia por aliviarte en
algo el sufrimiento y la alegría por conocer a mi hijo, más el
nerviosismo por querer ver que viene bien. ¿Cómo explicarlo?
Todo está pasando al mismo tiempo.
Y así como si nada, en un instante, todo había terminado.
Tú llorabas de felicidad, el bebé empezó a llorar de frío, según la
doctora, y te lo pusieron en el pecho, para que le conocieras. Yo
miraba aliviado, mientras te sostenía la mano. Sí, me dieron
ganas de llorar también, porque todo parecía estar sin
problemas. Tenía ganas de llorar, porque las dos personas más
importantes de mi vida, se veían sanos.
No entiendo a quienes teniendo ya cierta edad y que
siendo padres de familia, aseguran no haber hecho nada
importante, trascendente o memorable en su vida. Entiendo un
anhelo y una ambición por hacer más y más cosas con el tiempo
que tenemos, lo cual está bien, pero sin duda, el nacimiento de mi
primogénito ha sido de lo más intenso y memorable que he
vivido. Estoy seguro que ser padre de familia, es hacer historia.

117
Carta a Adair

E
s tan pequeño y tan frágil. Tan indefenso y requiere
tanto cuidado. ¿Tendrá miedo o logrará sentirse seguro
en mis brazos? Es tan perfecto, ya lo tiene todo, en
tamaño diminuto, pero ya lo tiene todo.
Mueve algunas partes de su cuerpo, probablemente más
por instinto que por voluntad. Supongo que aprendió a llorar
mientras estaba adentro, porque fue lo primero que hizo.
Todo le funciona ya, incluso su cerebro. ¿Cómo se puede
pensar sin poseer vocabulario?
¿Entenderá que todo cuanto hagamos, estará en función
de cuidarle y protegerle? ¿Cómo saber lo que quiere o lo que
necesita? ¿Lo estaré cargando bien o le molestará algo?
Cuando te tuve por primera vez en mis brazos, la mente
se me inundó de preguntas. No podía dejar de pensar en todo lo
que implicabas, el cuidado que requerirías, la dedicación que
habríamos de tenerte, el tiempo, la responsabilidad y muchas
cosas más que cambiabas en nuestra vida. Pero entonces te vi
dormido, reposando en mí y todo dejó de importar.
Saldríamos adelante, porque lo habíamos estado
esperando y porque te amamos desde el primer momento que
supimos que venías a integrarte a nuestra familia. Saldríamos
adelante, porque ese mismo amor nos daría la paciencia y la
destreza de aprender a conocerte y aprender a comunicarnos

118
contigo, de una forma muy distinta a la que acostumbramos
comunicarnos con los demás.
Ha de ser muy difícil, aferrarse a no creer en los milagros,
cuando se tiene por primera vez cargado, al nuevo pequeñín de
casa.
Quiero pensar que una vez, hace algunos años, hicimos
tan dichosos de esa misma forma a nuestros padres, como tú nos
has hecho a nosotros, y que esa felicidad que fuimos capaces de
generar en otros, es la que se nos recompensa, cuando tenemos a
nuestros hijos con nosotros.
En la primera foto que se te tomó, estás en mis brazos.
Ese es un regalo reservado para los padres, las mamás los llevan
nueves meses dentro, sienten sus primeros movimientos, logran
una bella comunicación mientras se está formando y los traen al
mundo, pero nosotros somos los primeros que los levantamos en
brazos.

119
Primera vez

U
sted como jefe de sistemas para Centroamérica, tendrá
eventualmente, dentro de todas sus responsabilidades,
que estar viajando a los centros de cómputo de cada
país, para supervisar el estatus de los proyectos en cada uno de
ellos.
El ofrecimiento de trabajo me emocionó porque
mejorarían mis ingresos y porque el horario era más cómodo
aun que el que tenía en donde estaba, que ya era bueno, no
obstante el viajar en avión y conocer otros países, considerando
que hasta ese momento no lo había hecho, le daba un plus muy
grande a la oferta. Aunque he de destacar que mi escepticismo
me hacía dudar que eso fuera a ser cierto.
Un par de meses después, estaba casi adaptado a mis
nuevas funciones y todo marchaba sin mayor novedad, hasta que
un día recibí un mensaje que me enviaba mi jefe con su
secretaria: Mañana vas para El Salvador por cuatro días y después
te vas a juntar con tu jefe en Honduras, donde estarás dos días
más.
Lo primero que hice, fue alegrarme y aceptar el hecho de
que me había equivocado, ya tenía mi primera oportunidad de
viajar en avión y lo segundo fue lidiar con mi ignorancia en el
tema.

120
No tenía ni una maleta así es que tuve que correr y como
pude conseguir una y no hice por conseguir un Portatrajes
porque ignoraba su existencia, por eso mismo aquellas noches en
el hotel me toco planchar mi ropa, porque tampoco sabía del
servicio de lavandería que ofrecían. Solo a mí se me ocurre viajar
con ropa para seis días. Me dieron el boleto de avión y no
entendía nada, no sé por qué desde siempre lo concerniente a
vuelos fue abreviado y mal pronunciado ¿Cuál será el objetivo de
pronunciar mal los avisos en los aeropuertos?
Por aquellas fechas solicitaban que uno estuviera dos
horas antes de la salida del vuelo en el aeropuerto. La secretaria
no sé si por buena gente o por querer jugarme una broma, me
recomendó que estuviera como mínimo dos horas y media antes,
que para no tener problema. Le conté a mi papá y le pedí favor
que me llevara muy temprano, con la condición de que no fuera
nadie más a despedirme, solo me iba unos pocos días y no quería
que pareciera la despedida de quien va a buscar fortuna al norte,
sin tener idea de su destino.
Resultó que nadie de las aerolíneas trabaja antes de las
5:30 de la mañana y yo ya estaba ahí a eso de las 4:30, dos horas
y cuarenta y cinco minutos antes de la partida del vuelo.
Novatada.
Cuando el lugar comenzó a tomar vida, me pusieron a
llenar unos formularios que no entendía para que eran – ¿Cuál es
el número de vuelo? – el que está en su boleto señor – Ah sí,
entiendo. Pero la verdad es que no lo encontraba.
Empecé a aprender de las dimensiones del equipaje de
mano y lo que es una puerta de salida. Finalmente abordamos y a
buscar mi asiento. No imaginé que hubiese tanto frio dentro del
avión. Me senté y lo primero fue abrir la persiana de la ventanilla,
pues tenía que lograr contemplar todo lo que pudiese.
Despegamos. La sensación fue interesante, sobre todo
cuando el avión empezó a dar vuelta. Como no sabía nada del

121
tema, sin entrar en pánico, se me ocurrió que quizá algún motor
había fallado y que regresábamos de emergencia a la pista, pero
como leyendo, conversando o viendo tele se aprenden algunas
cosas, tenía claro aquel viejo truco de ver la cara de los demás. Si
es de preocupación, hay que preocuparse. Las aeromozas dieron
las instrucciones de seguridad, a las que nadie da importancia,
porque a la hora de que exista una emergencia cada quien va a
salir como pueda. Luego hablo el capitán, como dato curioso no
encontré ningún significado en el diccionario de esta palabra,
que se refiriese a alguien que pilota un avión, y nos dio cierta
información de los cinturones, que no podíamos fumar, que nos
haríamos no sé cuánto de tiempo en llegar y que íbamos a no sé
qué altura. El mismo mensaje que ahora he escuchado varias
veces y sigo sin entender para qué nos sirve.
Veía caminos atravesando las montañas y diminutos
automóviles que se lograba divisar que parecía que se movían a
base de mucho esfuerzo. De repente todo se puso blanco, entendí
que atravesábamos nubes y luego nos pusimos sobre ellas. Yo
trataba de hacer mi cara de yo he volado cantidades de veces,
cuando en eso pasamos por unos baches, o por lo menos eso
parecía. Otra vez la ignorancia me jugo feo. No tenía idea de lo
que pasaba y aunque los demás iban tranquilos, nunca nadie me
dijo que en los vuelos aéreos, puede encontrarse turbulencia
¿Qué les costaba ponerme al tanto de eso?
Después de algún tiempo, el capitán anuncio que
iniciábamos el descenso. Aunque es un dato de cultura general,
de nuevo no pude recordar si leyendo, platicando o en la
televisión me enteré, de que la mayoría de accidentes ocurren al
aterrizar. Así es que me preparé a vivir la experiencia. Nunca
pensé que desde el asiento de uno, pudiera verse y sentirse tan
claramente como el aparato va descendiendo y nunca imaginé
que casi rebotara el avión en la pista al tocarla, porque el golpe
fue bastante fuerte, aunque por otros vuelos posteriores,
interpreto que algo tendría que ver el piloto, pues desde

122
entonces no han sido tan fuertes. Después de eso levantan unas
placas en las alas y se escucha un ruido ensordecedor. Si alguien
me hubiese tomado una foto en ese momento, seguro que salgo
con cara de signo de interrogación.
Salí del transporte y no tenía idea de a dónde dirigirme,
qué tenía que hacer, a quién entregar los formularios, dónde
salía del aeropuerto, dónde me estarían esperando y quién me
estaría esperando, pero para entonces yo ya había viajado en
avión y estaba en otro país.
Las primeras veces tienen características que hacen que
sean difíciles de olvidar. Nerviosismo, duda, riesgo por no saber
qué hacer y entre todo, nuestra atención está más abierta a
percibir pequeños detalles, habilidad que vamos perdiendo
gracias a la rutina. A pesar de que nunca vi problema en hacer las
cosas uno solo, hay momentos o experiencias que son mucho
más gratificantes para uno, si se hacen en compañía.
Que distinto hubiese sido si en mi primer viaje alguien
me hubiera acompañado, aunque también fuese su primera vez.
Alguien con quien pudiéramos reírnos de todo aquello o vernos
con ojos de preocupación por no saber que pasaba y con quien a
la fecha, pudiéramos recordar y contar la anécdota juntos.
Ser padre por primera vez es lo más espectacular que me
ha pasado, por la dicha que brinda el hecho de que se forme una
nueva vida y que llegue a nosotros. Lo he disfrutado a plenitud
con toda la mezcla de sentimientos que se forman dentro de uno,
mientras se está viviendo. Sin embargo esta bendición se ha visto
multiplicada, porque no es el serlo únicamente, sino es tener a mi
lado la persona ideal para vivir la experiencia. Es un regalo
maravilloso el que pueda transitar este camino, junto a la
persona que amo.

123
Verlo crecer

T
enía que ser un frasco de vidrio de mayonesa pequeño y
bien limpio, aunque supongo que funcionaría con uno de
mostaza o de cualquier otro ingrediente, pero esas
fueron las instrucciones que nos dio la maestra. Luego se le ponía
algodón dentro y un poco de agua, cuidando de que no fuera
mucha. Por último se añadían unos cuantos frijolitos. De ahí todo
era simple. La tarea consistía en verle crecer y si la memoria no
me falla, en que el algodón no llegase a quedar del todo seco.
Todos los días había que estar observando y escribiendo los
cambios que uno iba percibiendo. Hoy día la tarea ha de ser más
fácil, sacando una foto diaria, total casi cualquier celular incluye
cámara fotográfica.
Siempre lamenté que en el colegio no se hicieran muchos
más trabajos de esta clase, muy por el contrario casi todo era
teórico, siempre basado en los libros de texto, con lo que nos
veíamos en la necesidad de creer en lo que ahí estaba escrito. Sin
duda el valor de experimentar siempre superará, por mucho, lo
que otro escribe.
A los ocho años de edad, fue inolvidable la experiencia. Ir
contemplando como de aquellas semillas, iban saliendo, primero
unas pequeñas raíces y luego una pequeña planta, era
sorprendente. Para ser sincero, no recuerdo el final que tuvo mi
planta, pero estoy seguro que no la olvidaré. A parte era verde

124
como todas y sin ninguna característica en especial, por lo que
sería complicado hacerlo.
El ejercicio de tomar una foto diaria a nuestros hijos,
sería un poco exagerado. Nosotros no cambiamos tan rápido.
Pero a veces si lamento que dejemos pasar tanto tiempo sin
retratar el cómo van evolucionando, y tener que, en un futuro,
confiar en nuestra, muchas veces traicionera memoria, lo cual no
se me hace una decisión muy inteligente.
Todos los días él aprende algo o cambia alguna conducta,
todos los días está más grande o más gordo o más flaco (es un va
y viene con los niños). Regularmente me deja helado con algunos
de sus pensamientos ahora, y antes con las palabras que iba
aprendiendo. Su personalidad, dicen los doctores que la traen
desde que nacen, pero día a día se ve como se va forjando su
carácter y por qué no, sus mañas.
Entre muchas cosas buenas que tiene la paternidad, el
poder ser testigo de como crece, como madura y como se va
formando aquella personita, día con día, es una de esas
bendiciones que hay que experimentar, para poder entender.
Supongo que llegará el momento en que no podamos
contemplarle más, con suerte llegaremos a participar en las
celebraciones de sus logros cuando sea mayor, pero mientras
tanto, tu y yo nos haríamos un gran favor si hiciéramos
costumbre el reservar algo de tiempo, para tomar en serio, todos
y cada uno de esos pequeños cambios que se van dando en
nuestros hijos, pues eso nos enseñará a conocerlos más, a
entenderlos más y sobre todo a admirar más, la gratificante
experiencia que estamos viviendo.

125
Criarlos

U
n nuevo día laboral recién empezaba. Luego de carreras,
unas charlas mañaneras, esas que pasan entre closets,
peinados, espejos y algo de noticias en la televisión, salí
de casa tranquilo, a enfrentar la pelea con el tráfico de esta
ciudad. Favorablemente no soy de los que sufren mucho los
congestionamientos. Siempre que tenga buena música en el auto,
y la capacidad de imaginar, no tengo de que preocuparme. No
obstante aquella mañana recordé que me habían recomendado
un programa de radio que estaba algo de moda, porque su
conductor era muy abierto y decía las cosas, según el mismo
comentaba, de frente y sin tapujos, haciendo mucha critica, sobre
todo al gobierno. Decidí darle una oportunidad y me puse a
escuchar el mensaje que deseaba transmitir.
Empezó bien, mencionando algunas compras que el
gobierno realizaba que, según él, no tenían sentido, luego se
puso a compartir algo de lo que había escrito para un periódico,
según entendí, tenía una columna donde escribía
constantemente. Todo seguía bien, algo burdo su estilo y, en mi
opinión, algo fingido, tratando de darle un matiz muy fuerte a la
insolencia, porque existe esa idea generalizada y errónea de que
el que habla con insolencias dice la verdad, pero estaba
entretenido el programa.

126
Entonces llegó la hora de una sección que por lo que
entendí, venían dando ya de algunas semanas atrás, donde, con
premeditada ironía, daban lecciones de como criar a los niños
para que de grandes fueran malos ciudadanos o maleantes.
Hicieron un recuento de lo que habían estado dando de
lección hasta entonces y me parece que algunos conceptos eran
interesantes y por qué no decirlo, acertados.
Por ejemplo, mencionaban entre otras cosas, que hay que
criar a los niños dándoles todo, que nunca se les negara
absolutamente nada, que era importante que se les dejase hacer
su voluntad siempre, que si no querían comer algo se respetara
su decisión y un sin fin más de ideas, que llevarían al niño a no
aceptar muchas normas de la sociedad cuando fuese grande y
que esa misma condición, lo llevaría a adoptar conductas que
darían como resultado que se convertirse en maleante.
Meditaba en los conceptos y concluía que cualquiera que
se anime a dar una opinión como esa, tiene que considerarse
muy sabio o con mucho valor moral, cuando en eso se soltó un
comentario más o menos como este, palabras más, palabras
menos: Es que no entiendo como hay padres que todavía se llevan
a sus hijos al supermercado. El supermercado no es un lugar para
niños, lo único que hacen a parte de desesperar a todos con los
berrinches que realizan, porque todo se les antoja, es lograr que los
padres los consientan en demasía, porque, ¿Quién puede decir que
no ante semejantes gritos? y al final, no es culpa de los pobres
niños a quienes de ver, les dan ganas, si no de los irresponsables
padres que no entienden que todo tiene su lugar.
Capaz que me excedí en la parafraseada, pero es para que
se entienda el concepto completo de lo que quiso decir en su
discurso.
Entonces sí que me molesté. Porque ¿Y quién es él para
evaluar las situaciones que a uno como padre le tocan vivir?
¿Cómo sabe él en qué condiciones vivimos? ¿Sabrá él si tenemos

127
o no tenemos donde dejar a nuestros niños? si el trabajo nos
absorbe tanto, como es lo normal en estos tiempos, tanto que
tenemos que aprovechar cualquier momento disponible para
estar con ellos ¿Tenemos que sacrificar también el tiempo que
dedicamos al supermercado? Y si lo que se quiere es comprarles
ropa, ni modo que hacerlo adivinando con la esperanza de que le
quede.
¿No es mejor educar al niño para que pueda comportarse
en un supermercado, en un cine, en algún parque infantil o en
cualquier lugar público? Y ¿Cómo se le puede educar para
comportarse en lugares públicos si, como era la recomendación,
que más era un regaño, hay que dejarlos guardados en casa?
¿Por qué los seres humanos somos tan rápidos para
emitir juicios, sin entender que las circunstancias de unos no son
las de otros?
Con el respeto de escritores, estudiosos y demás, cada
vez que veo un libro que habla de cómo educar a los hijos, me
entra preocupación, porque nadie nos puede decir cómo se hace
tan personalizada tarea. Que es válido recibir consejos, estoy de
acuerdo. Consejos generales, anécdotas de otros, de los cuales
podremos extraer cosas buenas para nosotros también me
parece acertado. Pero a aquellos que estrictamente dictan reglas,
como que fueran cálculos matemáticos, ha de vérseles con
mucho recelo.
Criarlos no es fácil, pero de alguna manera la conexión
que se da entre padres e hijos es única y aprovechándola se
encuentra la forma y deberíamos hacer un esfuerzo, por no dejar
que cualquiera se inmiscuya en tan especial relación.
No obstante, puedo atreverme a dar una recomendación,
no una regla, y es que sin considerarme sabio, ni una persona de
mucho valor moral, se que se gana bastante terreno si uno,
aparte de encontrar una buena mujer para sí, se encuentra, como
en mi caso, una buena madre para los hijos que se van a tener, no

128
con títulos y maestrías en el tema, si no con un elemento, que por
básico no es abundante, y es sentido común.
Dentro de mi gran lista de cosas que tengo por
agradecerte. Tengo que hacer un énfasis especial en darte las
gracias por ser una madre excepcional.

129
SEPTIMA PARTE
APRENDER

130
131
Me preocupa bastante cuando la gente dice
que la mejor escuela, son los errores que
uno mismo comete, sobre todo cuando
considero lo ignorante que soy en muchas
materias.

132
133
Experiencia

E
l ambiente estaba totalmente envuelto por el frío típico
de la época. Se percibía la alegría de la gente por la calle,
siempre bien abrigada y sonriente. Niños por acá y por
allá corriendo y divirtiéndose con el sonido y las luces de
infinidad de juegos pirotécnicos que pululaban los aires. Eran el
marco perfecto para aquella navidad. Sí, antes solía ser muy
pintoresca.
Si bien empezaba algunos días antes, era hasta después
de la quema del diablo cuando tomaba fuerza la tradición de
comprar cuetes, volcancitos y canchinflines, entre otros y jugar o
hacer travesuras, con ellos. Los cuetes se compraban por
paquetes y se desarmaban para poder quemarlos uno a uno, lo
cual es considerablemente más peligroso, pero así tardaban más
y aparte era la época donde tenía que hacerse, ya que en este
bendito país, es algo de lo más normal.
Tendría unos siete u ocho años cuando llegó a jugar a la
casa. A él no le daban permiso de jugar con cuetes, porque es muy
peligroso, pero como se dice popularmente, de ver dan ganas y si
para algo fueron hechos los niños, es para travesear. Tomó el
cuete en su mano y me pidió que lo encendiera, porque él nunca
lo había hecho, a mí me pareció exagerada su ignorancia en la
materia, pero como en esa época todos teníamos derecho a
celebrar, acepte sin problema y en un instante, si un instante es

134
lo que tarda un cuete en estallar, empecé a sospechar que algo no
estaba bien.
Mis sospechas fueron confirmadas cuando empezó a
gritar –¿Y ahora qué hago? ¿Ahora qué hago? – por supuesto yo
grite también –!Tiralo! ¡Tiralo!– pero no reaccionó a tiempo.
Nada serio que lamentar, un cuete si bien infunde respeto
para toda la vida, aparte de arder mucho, lo más que llega a
producir es una herida donde luego se formarán algunas
ampollas y al par de días se estará como si nada.
Nunca llegue a saber, porque en aquel entonces no me
interesaba preguntar, que le había dejado aquella experiencia.
Porque el vivir una misma situación, no significa que todos
aprenderemos lo mismo. Pero puedo pensar en la enseñanza que
obtuvo de aquel accidente, que no fue tan eso, fue más un poco
de falta de sentido común, porque a los ocho años ya se entiende
que hay que tirar un cuete, principalmente cuando esta
encendido.
Podría ser que haya decidido nunca más jugar con juegos
pirotécnicos y ser tan influenciado por su experiencia que
incluso no dejaría que sus hijos, si los llegó a tener, tampoco lo
hicieran. Pudo ser también que desarrollara un poco su sentido
común y se pusiera más chispa al estar aprendiendo. Quizá hizo
un balance costo beneficio y decidió que no valía la pena
arriesgarse por escuchar un tronido y ver unas pocas chispas de
fuego. Pudo también entrar en coraje y determinar que no había
juego pirotécnico que le ganara y volverse así, un experto en
cuetes. Eso sí, estoy convencido que lo vivido le dejo algo en la
memoria, que le hizo cambiar.
Las experiencias han de marcarnos siempre, a veces para
bien y a veces para mal. Nosotros hemos de decidir que aprender
de cada una de ellas, de todos modos, la marca quedará.
No preocupan los tempestuosos mares que hemos de
afrontar. Sé que en algún momento alguna situación puede ser

135
apremiante, pero podremos hacer frente a lo que venga, siempre
que tengamos una buena actitud.
Nunca llegué al extremo de no saber qué hacer con un
cuete cuando ya lo había encendido, pero vaya si me queme
varias veces, realizando mis experimentos con ellos. Por más que
ardiera jamás pensé en dejarlos. Mientras pudiera y fuera
divertido para mí, no había por que hacerlo.

136
Conocimiento

P
or alguna extraña razón en mi casa existían algunos
libros de medicina, un hecho que realmente no tiene
mucho de extraño de no ser porque hasta donde yo sé,
no hay, ni hubo médicos en la familia. En ellos se podían ver
cantidades de fotografías y nombres raros. También existían en
una muy pequeña librera color gris abandono, algunas novelas,
como María y El Visitador, que para mí entonces, eran
excesivamente grandes y con letra muy pequeña. La verdad es
que los de medicina eran mucho más grandes, pero tenían
dibujos y como me empezaba la inquietud por leer, termine
leyendo varias veces los mismos párrafos y asegurando a mis
mayores que cuando fuera grande, no tenía duda, sería doctor. La
ilusión de tal decisión se esfumo cuando en mis clases de
Ciencias Naturales, no hacían otra cosa que enseñar nombres
muy complicados como para reservarles un espacio en mi
memoria.
Luego llegaron las obligadas lecturas de colegio, ¿Cómo
olvidar La mansión del pájaro serpiente y sus extraños nombres?
Tiempo después tuve a mis manos un libro que le dejaron de
lectura obligada a mi hermano en su colegio, se llamaba Viento
salvaje de verano, que si la memoria no me falla, fue el primero
que leí, luego de aquellos de puras enfermedades, por mi propia
voluntad. Me encantó la historia. Pasó algún tiempo y siempre
andaba leyendo lo que podía, que regularmente eran revistas de

137
humor (aprendí de mi papá a reírme a carcajadas con las revistas
de Las aventuras de Capulina) ya que no abundaban los libros por
casa y mucho menos me animaba con aquellas novelas que me
seguían intimidando.
Así fue, hasta que una tarde, preso del aburrimiento,
encontré entre las novelas un libro muy maltratado y viejo que
me llamó la atención, quizá porque no era tan grande, el cual no
pude dejar de leer, hasta terminarlo ese mismo día. Era Los
árboles mueren de pie.
Desde entonces me acompaña el beneplácito, de no haber
podido abandonar la lectura.
Con ella he podido, por ejemplo, viajar a lugares
fantásticos y conocer al Rey Schariar y a su hermano Schazenar
en las fantásticas historias de Las mil y una noches. Visite la
antigua Roma y conocí sus formas algo retorcidas, para la
convención actual de normalidad y moralidad, en ¿Quo Vadis?
Acompañé a Sofía en su caminar por la historia de la humanidad,
hasta conocer el mundo de las ideas en El mundo de Sofía. Conocí
la antigua California y los pleitos que existieron por la fiebre del
oro de la mano de Allende en Hija de la Fortuna.
Disfruté y me asombré, tanto por lo bueno como por lo
malo, con las biografías de personas que trascendieron en la
historia, como Martin Luther King, Stalin o Gibrán Jalil Gibrán,
que dicho sea de paso es de mis escritores favoritos, y quien me
ha hecho meditar horas con sus conceptos en libros como El
profeta y El vagabundo.
Conocí a Raskólnikov quien con su vivencia me ayuda a
emitir mi propio juicio sobre lo que es bueno y lo que es malo en
Crimen y castigo. Y escuché el discurso del superhombre que nos
compartió Nietzsche en Así hablaba Zaratustra. También creí
sentir el pánico de los protagonistas de las extrañas historias de
Poe ¿Cómo olvidar El Péndulo?

138
Dagny Taggart con su propia experiencia, me enseño el
valor de la individualidad y el objetivismo en La rebelión de Atlas.
Recorrí varios planetas en un mismo día acompañando a El
principito y aún, cuando tengo oportunidad, sigo pidiendo a las
personas que me dibujen un cordero.
Conocí un Peten muy distinto al que veo en las fotos,
porque vi lo que era la casa de cocodrilos y la extracción de chicle
en Guayacán y emprendí la desesperante huida al lado de
Carazamba. Y sin estar muy consciente del tiempo, un día estaba
contemplando como Harry Haller se hacía llamar a sí mismo
Lobo Estepario.
No puedo dejar de mencionar que también fui al futuro a
conocer como sería Un mundo feliz, de la mano de la extraña
imaginación de Aldous Huxley y también pude contemplar cómo
sería esa época sin libros en Farenheit 451.
¿Para qué lees? Me preguntaron en una reunión con un
grupo de apasionados por la lectura. Para conocer y poder creer
mis propios conceptos de vida y porque aprender es un placer,
fue mi respuesta, en muy resumidas palabras.
Por obvias razones no puedo hacer un resumen más
grande de cuanto personaje interesante y lugar memorable he
conocido a lo largo de mis lecturas, ni tampoco podría hacer una
lista de todo lo que deseo leer aún, sin contar lo que todavía no
sé que quiero leer. Pero me entusiasma, el conocimiento infinito
que hay en los libros.
Conocer es fantástico. Uno de los mejores consejos que
una persona podría darle a otra, es que se apasione por el
conocimiento.
Conocer a una persona, con lo infinito que cada uno de
nosotros somos, es aún mejor, porque hay más cosas por
aprender y conocer en cada ser humano que en miles de libros
juntos.

139
No entiendo a los que llegan a decir que la relación con su
pareja se deterioró, porque existe rutina. Yo por ejemplo,
siempre estoy aprendiendo y conociendo nuevas cosas de ti, de
tu forma de pensar, de tu modo de ver las cosas, tus acciones y
reacciones, tus gustos y tus anhelos, que favorablemente no son
constantes. Y no digamos de nuestros hijos, a los cuales
tendremos bastante tiempo para contemplar. Eso es fascinante.
Me entusiasma aún mucho más, el saber que nunca
pararé de conocerles.

140
Es más lo bueno

M
uchas veces escuché pesimismo al hablar de relaciones
de pareja y de paternidad. Oí y leí del trabajo que da y
de los problemas que se crean. Conocí teorías que
sugerían las muchas conveniencias de vivir por siempre sin un
compromiso de ese tipo. Vi cantidad de parejas divorciadas,
pleitos y gritos. Reclamos después de separados, demandas,
ambición y, por qué no decirlo, estupidez para tratar con otro ser
humano por el que se supone, alguna vez se sintió algo especial.
Luego vez libros, incluso Best-Sellers, que tocan el tema
de una forma tan despectiva e irresponsable. En resumen, todo
un cumulo de cosas que podrían hacer a cualquiera, desertar de
tan absurdos planes.
Pero no. No todos los que navegamos en estas aguas, lo
vemos de esa forma. Muchos aprendemos y entendemos que son
muchas más las cosas buenas que las malas, y que tenemos todo
el derecho de ser felices y luego de serlo, tenemos todo el
derecho de compartir de esa felicidad con otra persona, y mejor
si es respetando éste orden.

Hoy por la mañana abrí mis ojos,


Y tu bello rostro, fue lo primero que vi.
Iluminado por una sonrisa,
Que me animo a aceptar un nuevo día.

141
Al despertar, te tomé en mis brazos,
No te quería dejar escapar,
Mientras tu perfume disfrutaba
Y tu dulce aliento respiraba.

Me levante y a recibir el día corrí.


El paisaje, teñido de tu color.
Por todas partes te veía,
La dicha me embriagaba.

En el placer me desmayé,
Inconsciente al cielo volé.
En mi mejilla, una lagrima,
Al ver que en tus brazos me llevabas.

¡Que el mundo se detenga!


Todos dejen un instante lo que hacen,
Prestadme atención un segundo,
¡La felicidad existe!

Yo la conocí,
Tiene cuerpo y belleza de mujer.
Respira y siente como yo,
Vive como todos nosotros.

Fresca sensación, que inspira mi vida,


Amarte y tenerte… No necesito más.
Y si necesitase...
Serias siempre Tú.

142
143
OCTAVA PARTE
LLEGA TAHANY

144
145
Que ganas de proteger, cuidar y educar me
dan contigo, pero también tengo que
aprender a liberar y a dejar ser. Es
imperioso aprender a aplicar el concepto
de la palabra equilibrio en la vida.

146
147
Carta a Tahany

T
e esperábamos con muchas ansias. Principalmente,
porque desde que supimos de tu existencia, tanto tu
mamá como yo, te amamos con todas nuestras fuerzas y
todos en la familia, se pusieron muy contentos con la noticia.
Hasta antes que llegaras, éramos tres en la casa. El más
pequeño era tu hermano Adair. Cuando se enteró que venías, era
muy pequeño y todavía hoy me pregunto cómo a tan corta edad,
hizo para comprender que dentro de la panza de tu mamá,
estaba creciendo su hermanita. No te voy a mentir, creo que
sintió un poco de celos, porque hasta entonces, él era el pequeñín
de la casa, pero fuimos testigos de como te quiso desde que
comprendió tu existencia, como te vio con ternura, desde la
primera vez que lo hizo, como te trata y te quiere desde que te
conoció y como hace cuanto puede por demostrarte su amor y
cuanto se preocupa por que no llores. Él insiste en darnos
consejos a tu mamá y a mí, cuando lo haces, quiere pacha papi, o
ha de tener sueño mami, pero siempre tiene la fórmula para
evitarte el sufrimiento.
Sé que a tu mamá fue la primera que conociste, pero yo
tengo más tiempo de conocerla, así es que te puedo contar
algunas cosas de ella que quizá desconozcas aún. Pudiera bastar
con decir que es una persona maravillosa, pero es más que eso.
Tu mamá es una persona luchadora, ambiciosa, que

148
regularmente busca y alcanza lo que se propone. Su prioridad
son tu hermano y tú y haría cualquier cosa por protegerles y
cuidarles. Yo he visto cómo se preocupa cuando no dejas de
llorar, porque es rápida para alarmarse, no porque quiera
hacerlo, sino porque de corazón se preocupa y le duele no poder
interpretar si algo te aqueja. El papel de madre, le queda
mandado a hacer, pero seguro que de eso te diste cuenta durante
los nueve meses que viviste dentro de ella. Sin embargo, lo más
importante es cuanto te ama, y sé que es mucho.
Yo en cambio no soy precisamente un manojo de
virtudes, pero por alguna razón, aprendí o me enseñaron, aún no
lo sé, a amar mucho y te amo con todas mis fuerzas, como amo a
tu hermano y a tu mamá. Cada uno de ustedes es una parte de mí.
Estoy consciente que a tus pocos meses de vida, ya he
cometido errores en la manera de cuidarte y estoy seguro que de
aquí en adelante, cometeré más, pero siempre he sido partidario
de la idea de aprender a ver la intencionalidad de las cosas y no
las cosas por sí mismas (algo que pretendo enseñarte conforme
vayas creciendo) por lo que desde ya, te pido disculpas por esos
errores que he de cometer, y quisiera que tuvieras siempre en
mente, que ninguno de ellos, será cometido a propósito, porque
jamás haré algo que te lastime, intencionalmente.
Siempre trataré de protegerte y siempre trataré de
cuidarte, porque este es un mundo fantástico, pero tiene sus
complicaciones. Lo haré con el serio compromiso de no intentar
vivir tu vida, porque esa es tuya y de nadie más. Lo que pasa es
que como a uno los años le enseñaron trucos para vivir, por lo
regular uno cree tener las respuestas a todo y quiere que los
hijos no pasen vicisitudes que uno pasó.
Bienvenida a este hogar, bienvenida a esta familia y
bienvenida a este país, pero sobre todo, bienvenida a esta vida
que posee muchos misterios y que a veces se antoja complicada y
triste, pero que no lo es, porque cuando ella misma te regala

149
momentos como el que tuve cuando te sostuve por primera vez
en mis brazos y te vi respirar, o cuando solita tomaste tu pacha
para alimentarte, pareciendo una persona independiente, o
cuando dijiste papá por primera vez, porque esa fue la primera
palabra que dijiste, aunque no tenías ni idea de su significado, te
das cuenta que la vida está llena de alegría y de gozo.
Gracias por darle más alegría y gozo a mi vida.

150
La segunda noticia

E
l día que me confirmaron que iba a Uruguay, estaba
realmente emocionado. Lo malo fue que desde entonces
sentí que nunca llegaba la fecha en que habría de tomar
el avión y realizar aquel viaje. No era mucho tiempo lo que
estaría en aquel país, pero hay que considerar que desde acá no
se viaja mucho hacia el sur de américa, por lo menos no tanto
como para el norte y aparte de todo lo bueno que el viaje de por
si enmarcaba, estaba el agregado de la posibilidad de cumplir
una de esas metas que uno se pone en el listado personal, que era
conocer Argentina, pues siempre entendí que aquello era una
cuna ilimitada de literatura y creo que no estaba tan mal en mi
concepto.
Como no existe fecha que no llegue, finalmente estaba
montado en el avión en el aeropuerto La Aurora y el primer
destino sería Panamá, luego viajaríamos toda la noche hacia
Chile, lo cual era una parte importante del viaje que me alegraba,
porque creí que tendría la oportunidad de salir a la ciudad, pero
lamentablemente no fue así, y por ultimo llegamos a Montevideo.
Fueron aproximadamente veinte horas de viaje, pero no me
importó, todo era nuevo y quería que hasta el más pequeño
detalle quedara grabado en mi memoria. De ida todo estuvo bien,
conocí, hice lo que tenía que hacer. Me sorprendió gratamente la
forma de ser de los uruguayos y también la forma de ser de
aquella sociedad, por lo menos lo que pude captar de ella en tan

151
solo ocho días. El regreso estuvo terrible, entre atrasos de vuelos
y cambios de aviones resulté regresando a Guatemala como cinco
horas después de lo previsto, pero finalmente estaba en casa.
Hubo dos cosas que me quedaron pendientes luego de
aquellos pocos días, dentro de ellas, mi meta de llegar a
Argentina, así es que organicé todo e hice lo posible por
dirigirme, un año después a Uruguay por segunda vez. Al pensar
en el viaje, ya la emoción no era la misma. Dentro de mí pensaba
que ya conocía el país, ya conocía su sociedad, sus calles y sus
construcciones. No podía estar más equivocado. El que haya
conocido ya una pequeña parte, me permitió conocer lugares
nuevos y profundizar en aspectos en los que no me fije con
anterioridad y aquel viaje tuvo el agregado de que mi misión
quedo hecha a totalidad. Entre otras cosas, fui a Argentina,
únicamente por veinticuatro horas, pero fui, por lo que puedo
tachar eso en mi lista. Por todo eso, el viaje resulto mucho más
placentero. Aunque en esta ocasión me fui por otra línea aérea y
al regreso tuve más dificultades que en el primero, sobre todo en
México, lo cual fue desesperante, pero al hacer el recuento, todo
valió la pena.
Unos años después me toco ir otra vez, pero ahora ya no
sería solo por diez días, seria todo un mes. En esta ocasión estaba
convencido de que el viaje no me emocionaba más. Ya había ido
dos veces, ¿Qué podía encontrar de nuevo?
Pero para mi sorpresa, en esta ocasión tuve la
oportunidad de ir al interior del Uruguay. Conocí mucho más los
alrededores de Montevideo y sus carreteras casi vacías. Fui a
Punta del Este, conocí ese lugar tan genial que es Casa Pueblo y
contemple, como es obligatorio si uno va ahí, la caída del sol
desde uno de sus balcones, mientras al fondo se escucha el
poema escrito y relatado por Carlos Páez Vilaró. Nos
desplazamos hacia a Colonia, aunque por ignorancia creo que
nos perdimos unas construcciones suizas que hay por ahí.
Conduje en las carreteras y en la ciudad. Conocí más gente. Fui a

152
muchos restaurantes a comer exquisitamente. En fin, que el viaje,
si no hubiese sido por la tristeza que me daba el haberte dejado a
ti a Adair y a Tahany, que recién estaba por llegar a la familia,
hubiese sido perfecto. Con todo y que mis expectativas no eran
demasiado altas, ya que según yo, iba estrictamente por trabajo.
Muchas veces cometemos el error de pensar que como ya
experimentamos algo, ya somos expertos y creemos que no vale
la pena volver a vivir alguna experiencia, o nos quedamos con la
idea de que todo lo que vivimos es la totalidad del concepto y que
no obtendremos más alternativas de las que ya tuvimos, o quizá
por nuestro ego elevado pensamos que en poco tiempo somos
capaces de absorber todo lo que de algo, se puede extraer.
Es una bendición que los seres humanos tengamos la
capacidad de equivocarnos, porque si no, nuestra vida sería
demasiado plana y aburrida.
Siempre pensé que cuando viniera nuestro segundo bebé,
si bien iba a ser alguien muy querido, amado y que nos iba a
cambiar nuevamente la vida, también estaba convencido de que
la emoción que se tiene al recibir la noticia del primero, ya no la
iba a tener. Yo estaba en lo correcto, porque solo una vez se es
padre por primera vez, pero con lo que no contaba es que solo
una vez se es padre por segunda vez.
Que placer tan exquisito es escuchar que se va a ser de
nuevo padre. Tanto que a uno se lo olvidan los desvelos, los
cuidados y las preocupaciones que se vivieron con el primero y
solo se hace memoria de las risas, las caricias y lo placentero que
es verles crecer.

153
Enseñanza

P
ero es cierto, yo sé que Santa Claus ¡Si existe! Después de
semejante afirmación, yo pensé que todos nos
“partiríamos” de la risa. ¿Cómo es posible que alguien a
los ocho años, aún crea que una persona, ser, o lo que sea que
fuese, tenga la magia para visitar todos los años la casa de todos
los niños en navidad? Eso dejando fuera puntos como el hecho de
llevar millones de juguetes en el saco de un trineo y la exhaustiva
contabilidad que tendrían que llevar en sus dominios de cuanta
buena y mala obra se realiza a lo largo de los doce meses
restantes.
Para mi todo el asunto tenía que ver con simple lógica.
Pero para mi sorpresa nadie reaccionó como yo esperaba,
únicamente yo hacia el ridículo riéndome solo. Los demás
tuvieron reacciones muy variadas. Algunos hicieron eco a la
afirmación sin más, porque mis papas dicen que si existe. Otros
empezaron a buscar aspectos lógicos que justificaran su creencia
o lo que querían creer, es que tiene muchos ayudantes que se
disfrazan de él decían, es que los papas les mandan las cartas de
cómo nos portamos afirmaban otros, y por ahí alguien los hizo a
todos preocuparse, lo que pasa es que solo visita a los que
realmente creen en él.
Después de la larga discusión, yo era el malo de la
historia. Me veían como un amargado, al que, por no creer, Santa

154
Claus no visitaría nunca más. El amigo que había hecho la
primera afirmación era una especie de héroe de la fe y por
supuesto, estaba enojado conmigo. La discusión terminó con una
especie de llamada de atención por parte de los papas de éste,
porque yo no tenía derecho a quitarle su ilusión y una charla con
mi papá donde me explicaba que no todos los papas son capaces
de decirle a sus hijos la verdad a secas, porque ellos podrían no
entender la razón por la cual les mintieron por tanto tiempo.
Uno de los problemas más grandes del ser humano ha
sido que siempre nos creemos lo primero que nos enseñan.
Costumbres, tradiciones y herencias, cargaremos con ellas, si no
nos preocupamos por ello, incluso a lo largo de toda nuestra
vida. El tema se hace problema cuando por aferrarnos a eso que
aprendimos, dejamos de conocer otras muchas cosas, que este
mundo tiene por ofrecer.
De todas ellas se desprende una, que es la creencia, que
está muy arraigada en la mayoría de nosotros, de que los hijos
que tenemos, son nuestros para cuidarlos, protegerlos, quererlos
y enseñarles a vivir. Primero tendríamos que tratar de entender,
qué tan nuestros son realmente, pero suponiendo que lo sean,
todo parece muy cierto y suena bien, el problema es que a veces
de nuestras creencias, dejamos alguna parte importante de fuera.
Por ejemplo, nuestros hijos vienen a enseñarnos muchas cosas a
nosotros también y lo hacen desde que recién llegaron a este
mundo.
Tahany me enseño que no podía estar más equivocado
al creer que como ya había sido padre, ya sabía cómo
comportarme y qué hacer para cuidarla, dormirla y darle de
comer. También que no sería problema adaptarme a los horarios
y que incluso los mismos juegos que tuve con Adair, los podría
tener con ella, para entretenerla y hacerle reír. Me hizo sentir de
nuevo un novato. Es cierto que hay algunas cosas que se saben,
como hervir pachas, detener la cabecita del recién nacido, y otras

155
generalidades. Pero hay un sin fin de situaciones que hay que
aprender de nuevo.
Me enseñó también que cada ser humano ya viene con
su carácter y que cada uno tiene sus peculiaridades bien
marcadas. Si alguien me preguntase lo duro, difícil, fácil, cansado
o sencillo que es la paternidad no podría emitir un juicio, porque
no tendría ni la menor idea de cómo sería el carácter de su bebé.
Lo que sí que podría, es decirle que no importa ninguno de esos
aspectos, porque simplemente valen la pena y por mucho.
¿Podrías negarme que hay un momento en que dejas de
percibir el mundo, cuando Tahany se te queda viendo a los ojos y
muestra esa sonrisa tan especial que posee?
Esto pasa porque en los bebés hay muchísima sabiduría.
Contemplar sus gracias, sus peculiaridades, su inocencia
y todo lo que son. La manera en que piden o reclaman ciertas
cosas, como buscan conocer y como a temprana edad aprenden a
reconocer. Amor puro, confianza plena, dependencia total, cosas
que los seres humanos vamos olvidando con el tiempo, y que si
no se vinieran en los pequeñitos, probablemente la humanidad
se hubiera olvidado de todo ello.
Haríamos bien si no procuráramos, la mayoría del
tiempo, estarle enseñando como son las cosas a la vida y dejar
que la vida nos enseñe como son las cosas, a nosotros.

156
157
NOVENA PARTE
EL FUTURO

158
159
El futuro tiene una receta simple. Estará
formado por la consecuencia de los actos
que realicemos y un sinfín de factores, que
no podremos controlar.

160
161
Hasta que la muerte nos separe

D
e acuerdo con lo que me enseñaron en la infancia, para
saludar a un familiar, siempre use el hola y para
contestar el teléfono aló, palabra que nunca entendí,
hasta que viendo la letra de una canción en rumano, vi que halo,
lo traducían como hola, pero como la fuente no me resultaba
confiable, busque en diccionarios de otros idiomas, hasta que
encontré que esa misma palabra se usa en francés para contestar
el teléfono, por lo que, sin más investigación, deduje que alguien
quiso impactar con su buen conocimiento de algún idioma
distinto al nuestro y como tantos otros, el modismo nos quedó.
Sin embargo, entre todos, el saludo que más he usado,
por años, en mi círculo de confianza es: ¿Qué onda? que ahorra
tiempo y energía al ser sustituto de lo que sería un Hola, ¿Cómo
estás? ¿Qué contás de nuevo?
Al igual que esta pequeña palabra a nuestra época han
llegado algunas frases llamadas Locuciones Latinas, que para
algunos no son más que simples frases para meditar y
reflexionar, en cambio otros consideran que quedan muy Ad hoc,
para ser utilizadas como un saludo. Una de las que más
recurrentemente encuentro, sobre todo en internet es Carpe
diem, pero en lo personal, desde que la encontré, preferí siempre
la que dice Memento mori, misma que llamó mucho más mi

162
atención, por lo profundo de su significado y la mala
interpretación que muchas veces se le ha dado.
Carpe diem, significa aprovecha el día, frase que se
explica por si sola y que a todas luces es una buena
recomendación. Claro que como saludo, para lo sentidos que
somos los chapines, pudiera resultar algo pesado –Aprovechá el
día, ¿Qué tal la familia?– se oye feo ¿no?
Memento mori, significa recuerda que morirás. Se dice
que en la Antigua Roma, esta frase se puso de moda y que se le
usaba sobre todo, cuando algún general había ganado alguna
batalla y hacía su caminata triunfal por las calles de la ciudad,
entonces un siervo caminaba tras él y se encargaba de
recordarle, con esa frase, su naturaleza humana, para que no
cayera en soberbia y no se creyera un dios todopoderoso. La
frase no era dicha para interpretarse de forma pesimista, sino de
forma realista.
Ambas pueden usarse en una sola oración: Carpe diem,
memento mori, o lo que es lo mismo Aprovecha el día porque
recuerda que morirás.
Es un llamado a aprovechar la vida, a no tomar las cosas
demasiado en serio, dándole a cada cual el valor adecuado. No
hacer de más lo que no lo es, ni hacer de menos lo que es más.
Disfrutar de los triunfos, pero no vivir solo de ellos, ni quedarte
estancado en uno solo. Es una invitación a no pretender que el
mundo sea como nosotros queremos que sea, si no a darnos la
oportunidad de disfrutar de él.
Nuestro tiempo en esta vida es extremadamente corto,
uno se va dando cuenta de ello, con el pasar de los años, y tener
presente que existirá un final, lejos de preocuparnos, debería de
motivarnos a vivir lo más placenteramente posible. Luchar por lo
que queremos, sin afanarnos por algunas cosas que escapan de
nuestro control, porque mientras nos preocupamos, la vida se
nos puede escurrir entre las manos, sin darnos cuenta. Disfrutar

163
los pequeños detalles y los grandes logros y sobreponernos a las
derrotas que seguramente encontraremos en algún punto de
nuestra historia.
La frase, no es una invitación al conformismo, porque el
recordarnos de que tendremos un final, significa que el reloj
camina y que cada vez tenemos menos tiempo para alcanzar
nuestras metas y objetivos.
Para mí, está claro que tengo que aprovechar el tiempo
del que dispongo, para disfrutarlos a ustedes tres y trataré de
tener los pies sobre la tierra, procurando no dejar para mañana
lo que los puedo disfrutar hoy.

164
El tiempo

S
iempre he tenido la sensación, de que el tiempo es de las
cosas más curiosas, que hay en nuestra creación. Cuando
se le necesita mucho, nunca alcanza y cuando no se
necesita de él abunda, tanto que podemos llegar aburrimos o a
desesperamos. Al medir períodos largos, parece que no duraron
nada, pero al medir los cortos, regularmente son eternos. Es
considerado un activo con alto precio, porque para todos,
nuestro tiempo vale oro, sin embargo es una de las cosas más
desperdiciadas.
Leía una nota en internet donde comentaban que había
un grupo de científicos que aseguraban que existe un lapso entre
que el cuerpo percibe algo que ve, oye, huele o toca, por ejemplo
y en que el cerebro logre asimilarlo y descifrarlo, para
transmitirnos las sensaciones. No sé qué tan cierto sea, pero me
hizo meditar más curiosidades del tiempo, asumiendo que
semejante descubrimiento, que en poco y nada podría ayudarnos
como humanidad, fuera verdad.
El pasado no existe, porque ya fue, no queda nada de él.
El futuro no existe, porque aún no ha sido. Si a esto sumamos que
nuestra sensación del presente está basado en algo que ya paso,
quiere decir que el presente tampoco existe. Ergo, todos
aceptamos con normalidad el concepto del tiempo, pero
estaríamos solo asumiendo que existe basados en pruebas,

165
porque no somos capaces de comprobarlo y si solo asumiésemos
algo, estaríamos aceptando la posibilidad de que no exista.
No obstante la única percepción del tiempo de la que nos
hacemos participes, es la que tenemos en el presente, por lo
tanto, el pasado y el futuro, solo pueden existir en este preciso
instante. El presente es entonces la totalidad del tiempo.
Tal concepto, así como lo sería la razón de nuestra
existencia, entre otros ejemplos, será más fácil definirlo en forma
más romántica que científica.
El tiempo no es más que una caja fuerte personal, donde
únicamente cada quien conoce la combinación necesaria para
abrirla. En ella atesoramos de nuestro pasado experiencias,
tristezas, alegrías y momentos vividos, que por alguna razón,
tienen importancia o trascendencia para nosotros. Del futuro
guardamos todo aquello que anhelamos, sueños, metas y
objetivos, algunos de los cuales iremos en pos de y otros solo
permanecerán ahí, como lo que son. De nuestro presente
depositamos nuestros más íntimos pensamientos.
Lo mejor de todo es que es totalmente nuestro, porque
nadie puede decirnos que guardar y que desechar. Guardamos
cosas que queremos y conservamos algunas muy a nuestro
pesar, porque es más difícil el ejercicio de extraerlas de ahí, pero
toda la decisión, es individual.
Yo tengo que agradecer a la vida, porque en mi tiempo,
puedo atesorar los momentos felices, tristes, difíciles y de
regocijo, que he vivido contigo y con nuestros hijos. Y puedo
depositar mis pensamientos, que constantemente giran
alrededor de ustedes. Y por último, puedo guardar todos los
anhelos y sueños, dibujando escenarios, en donde nos veo a
todos juntos disfrutando ya de una u otra situación.
Agradezco a la vida, porque nos regaló el tiempo y
porque el mismo lo podemos compartir junto a las personas que
amamos.

166
Lo que falta

H
ay muchas formas de sobrellevar la vida. Unos lo harán
alegres todo el tiempo, otros lo harán tristeando
constantemente. Hay quienes lo harán como
persiguiendo un sueño y otros lo harán como huyendo de algo.
Hay quienes viven como luchadores y otros solo se dejan llevar
por lo que viene. No faltará quien reniegue de todo lo que le pasa
y quien sea positivo en todas y cada una de las cosas que le
acontecen.
La mayoría de nosotros tenemos una mezcla de formas
de vivir, según la circunstancia. Pero hay alguna que siempre
predomina, esa que está arraigada en nuestra alma y salta cual
reflejo natural, a la primera incitación.
A mí, me gusta vivir agradecido.
Ésta vida ha sido muy buena conmigo, me ha dado
regalos maravillosos y he alcanzado cosas que no podía imaginar
siquiera que fueran, lo placenteras que son. Cierto, la vida es
dura y tiene sus momentos difíciles, pero es siempre a forma de
precio. Todo requiere un esfuerzo y la recompensa generalmente
lo paga con creces.
Podría hacer un inventario mucho más detallado de todas
las cosas buenas que me han pasado, pero si bien para mí son
preciados recuerdos, no se comparan con las maravillosas
experiencias que aún tenemos por delante.

167
Nos falta, por ejemplo, escuchar a Tahany balbucear sus
primeras palabras y ver como tambaleante, da sus primeros
pasos. Aún tenemos que realizar las carreras respectivas del día
de su graduación y verlos convertirse en profesionales de algo.
Nos falta vacacionar y viajar todos juntos a distintos lugares,
conociendo mundo. Verles cuando se enamoren por primera vez
y hacer un esfuerzo sobrehumano, para no meternos mucho en
esa parte de su vida, para que no se sientan invadidos en su
privacidad.
Tu y yo tenemos por delante los preparativos, sorpresas
y celebraciones de muchos aniversarios más. Ya nos veo
rodeados de familia, estrenando vestuario y partiendo el pastel
en la celebración de nuestras bodas de plata, y me veo haciendo
un esfuerzo físico extremo, para poder jugar con nuestros nietos,
cuando nos realicemos como abuelos, en un futuro aún muy
lejano, pero no tengo duda de que será genial cuando el
momento llegue.
Nos quedan muchos recuerdos por guardar y cantidades
de álbumes de fotografías que llenar, aunque ahora como se hace
de manera digital, tendremos la oportunidad de guardar muchos
videos también.
Pero por sobre todo, tenemos frente a nosotros una vida
juntos, para disfrutarla. Juntos para compartir nuestras
felicidades y realizarnos aun en más áreas. Juntos para
apoyarnos y sobrellevar las dificultades y regocijarnos en los
triunfos. Juntos para amarnos y vernos crecer.
Si aparte de todo lo bueno que he recibido, pudiese
abusar y pedir algo más para mi futuro, sería la palabra JUNTOS,
porque así, todo lo que venga, va a ser mejor.

168

También podría gustarte