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Predicacion Las 7 Palabras

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LAS 7 ULTIMAS PALABRAS EN LA CRUZ

I_"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." (Lucas 23:34)

"Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, allí crucificaron a Jesús y a los malhechores, uno
a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Luego, dividieron sus ropas, echando suertes" (Lucas 23:33-34).

En esta oración, Jesús intercede por sus verdugos, pidiendo la misericordia divina para aquellos
que lo estaban crucificando. En esta oración, Jesús nos enseña el poder del perdón y la
importancia de amar incluso a nuestros enemigos. Como nos recuerda el padre Hurtado, no
podemos seguir a Jesús y al mismo tiempo mantener el rencor y la venganza en nuestros
corazones. Debemos perdonar a aquellos que nos han herido y orar por su conversión.

Imagínate de pie frente a la cruz de Jesús, viendo a aquellos que lo crucificaron. Mira su
sufrimiento y siente la tristeza y la ira que esto puede provocar. Pero, de repente, escucha las
palabras de Jesús: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Siente cómo su amor y
compasión te abrazan y te llenan de paz. Recuerda que también tú necesitas perdonar a aquellos
que te han lastimado, y que el perdón es una muestra de amor y misericordia hacia los demás.

Enfócate en la idea de perdonar a los que te han lastimado en el pasado. Visualiza a estas personas
y repite esta frase en tu mente. Siente la liberación que viene con el perdón y la compasión hacia
aquellos que te han herido.

Esta palabra de Jesús es una muestra de su amor incondicional y su compasión hacia aquellos que
lo crucificaron. En lugar de enojarse o pedir venganza, pide perdón por sus agresores. Esta palabra
nos recuerda la importancia del perdón y la compasión hacia los demás, incluso cuando nos han
lastimado. Debemos tratar de comprender a los demás y ofrecerles la misma misericordia que
Cristo ofreció a aquellos que lo crucificaron.

Madre Teresa significaba una invitación a perdonar a los demás, incluso en situaciones difíciles y
dolorosas. Ella creía que el perdón era una forma de liberación y paz interior, tanto para nosotros
mismos como para aquellos a quienes perdonamos.

Padre Pio significaba la misericordia y el amor de Dios por todos los seres humanos, incluso
aquellos que le crucificaron. Él creía que esta palabra era un llamado a perdonar a los demás y a
amarlos incondicionalmente, como Dios nos ama a nosotros.

San Alberto Hurtado representaba la misericordia y el amor de Dios por todos los seres humanos,
especialmente por aquellos que más necesitan de su perdón y gracia. Él creía que esta palabra era
un llamado a la humildad y la compasión, y una invitación a seguir el ejemplo de Jesús en nuestra
vida diaria.

Para Teresa, estas palabras de Jesús son una muestra de su amor incondicional hacia la
humanidad, a pesar de nuestros errores y pecados. Nos recuerdan que el perdón es una actitud
fundamental para vivir en paz con nosotros mismos y con los demás. Así como Jesús nos perdona,
también nosotros debemos aprender a perdonar a quienes nos han ofendido.

Aprendamos a perdonar a los demás, incluso a aquellos que nos han hecho daño. Recordemos que
el perdón no significa necesariamente olvidar lo que ha sucedido, sino dejar de lado el rencor y la
ira que nos impiden avanzar en nuestra vida y en nuestras relaciones.

II_"En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso." (Lucas 23:43)

"Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti
mismo y a nosotros. Pero el otro le respondió, y le reprendió diciendo: ¿Ni siquiera temes a Dios,
tú que sufres la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos pagando con justicia, porque
recibimos lo que merecen nuestras acciones, pero éste no ha hecho nada malo. Y decía: Jesús,
acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le dijo: En verdad te digo que hoy estarás
conmigo en el paraíso" (Lucas 23:39-43).

La segunda palabra de Jesús en la cruz fue dirigida al ladrón arrepentido que estaba crucificado a
su lado: "En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23:43). En esta palabra,
Jesús nos muestra su infinita misericordia y su capacidad para transformar incluso a los más
pecadores en santos. Como nos recuerda San Juan Crisóstomo, el perdón de Jesús no tiene límites
y está siempre dispuesto a recibir a aquellos que se arrepienten sinceramente.

Imagínate caminando por un jardín, disfrutando de la belleza y la paz que te rodea. De repente, te
encuentras con Jesús, crucificado junto a dos criminales. Uno de ellos se burla de él, mientras que
el otro le pide que lo recuerde cuando llegue a su reino. Escucha las palabras de Jesús: "En verdad
te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso". Siente cómo su amor y su misericordia te rodean,
y recuerda que también tú tienes la oportunidad de arrepentirte y recibir la gracia de Dios.

Imagina estar en la presencia de Dios y sentir su amor y su paz. Visualiza estar en el paraíso con
aquellos que has amado y que ya han partido. Siente su amor y su presencia en tu corazón.

Estas palabras se dirigen a uno de los criminales crucificados junto a Jesús. A pesar de sus acciones
pasadas, Jesús le promete la vida eterna. Esta palabra nos recuerda que el amor y la misericordia
de Dios están siempre disponibles para aquellos que se arrepienten y buscan su perdón. Debemos
recordar que todos tenemos la oportunidad de arrepentirnos y recibir la gracia de Dios.

Para la Madre Teresa era una muestra del amor y la misericordia de Dios, y una promesa de
esperanza para aquellos que sufren. Esta palabra le recordaba que el amor de Dios está siempre
presente, incluso en los momentos más oscuros.

Padre Pio una promesa de esperanza y salvación para todos los pecadores arrepentidos. Él creía
que esta palabra era una invitación a buscar la conversión y a confiar en la misericordia de Dios,
incluso en los momentos más difíciles.

San Alberto Hurtado una promesa de esperanza y salvación para todos los que creen en Jesús y
confían en su misericordia. Él creía que esta palabra era una invitación a buscar la conversión y la
reconciliación con Dios, y a vivir con la certeza de que nuestra vida eterna está asegurada en
Cristo.

Teresa de los Andes_ Estas palabras de Jesús a uno de los criminales que estaba crucificado junto a
él, son una muestra del amor y la misericordia de Dios. Nos enseñan que no importa cuál haya sido
nuestra vida hasta el momento, siempre podemos arrepentirnos y acudir a la misericordia divina
para encontrar la paz y la felicidad.

Cultivemos una actitud de esperanza y confianza en Dios, incluso en los momentos más difíciles de
nuestra vida. Recordemos que el cielo es nuestro destino final y que la fe en Cristo nos guiará en el
camino.

III_"Mujer, ahí tienes a tu hijo." "Ahí tienes a tu madre." (Juan 19:26-27)

"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás,
y María Magdalena. Al ver a la madre y junto a ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo:
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel
momento, el discípulo la recibió en su casa" (Juan 19:25-27).

La tercera palabra de Jesús en la cruz fue dirigida a su madre y al discípulo amado: "Mujer, ahí
tienes a tu hijo". Y al discípulo: "Ahí tienes a tu madre" (Juan 19:26-27). En estas palabras, Jesús
nos muestra su preocupación por el bienestar de aquellos que lo aman y su deseo de que estén
unidos en la comunidad de fe. Como nos recuerda Madre Teresa de Calcuta, debemos imitar el
amor de Jesús por los demás y cuidar de aquellos que nos han sido confiados, especialmente los
más necesitados y marginados.

Imagínate sentado en una habitación con algunos de tus seres queridos. De repente, escuchas las
palabras de Jesús dirigiéndose a su madre y a uno de sus discípulos: "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
"Ahí tienes a tu madre". Siente cómo su amor y su cuidado se extienden a todos, incluso en medio
del dolor y el sufrimiento. Recuerda que todos somos parte de la familia de Dios y que debemos
cuidar y proteger a los demás como Jesús nos enseñó.

Reflexiona sobre el papel de las madres en tu vida y en la vida de los demás. Piensa en las mujeres
fuertes y amorosas que te han guiado y apoyado en tu vida. Agradece su presencia en tu vida y su
amor incondicional.

Estas palabras de Jesús se dirigen a su madre, María, y a uno de sus discípulos, Juan. Jesús les
confía el uno al otro y les encomienda cuidar uno del otro en su ausencia. Esta palabra nos
recuerda la importancia de la comunidad y del cuidado mutuo. Debemos cuidar a los demás como
Jesús cuidó de su madre y su discípulo.

Le recordaba a la Madre Teresa la importancia de cuidar y proteger a nuestros seres queridos,


especialmente en momentos de dolor y sufrimiento. Para ella, esta palabra era un llamado a amar
y servir a los demás, especialmente a aquellos que más necesitan de nuestra ayuda.
Padre Pio la importancia de la familia y de cuidar y proteger a nuestros seres queridos. Él creía que
esta palabra era un llamado a amar y servir a los demás, especialmente a aquellos que más
necesitan de nuestra ayuda y consuelo.

San Alberto Hurtado la importancia de la familia y de cuidar y proteger a nuestros seres queridos,
especialmente a los más vulnerables y necesitados. Él creía que esta palabra era un llamado a la
solidaridad y la generosidad, y una invitación a amar y servir a los demás como lo hizo Jesús.

Teresa de los Andes_Jesús confía a su madre María al cuidado del discípulo Juan, simbolizando la
importancia de la comunidad y de la familia espiritual. Para Teresa, estas palabras nos recuerdan
que la fe es una experiencia comunitaria, y que debemos cuidarnos mutuamente y apoyarnos en
nuestro camino espiritual.

Cuidemos a las personas que Dios ha puesto en nuestra vida, especialmente a nuestros seres
queridos. Aprendamos a ser generosos, a escuchar y a estar disponibles para ellos.

IV_"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46)

"Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Hacia la hora
novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabactani?, que quiere decir: Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:45-46).

La cuarta palabra de Jesús en la cruz fue "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
(Mateo 27:46). En esta palabra, Jesús experimenta el abandono y la soledad más profunda,
compartiendo nuestra propia condición humana en su totalidad. Como nos recuerda San Agustín,
en la cruz Jesús se hace uno con nosotros en nuestra propia debilidad y fragilidad, mostrando su
amor incondicional y su compromiso de estar siempre a nuestro lado.

Reconoce tus momentos de dolor y sufrimiento en la vida. Permite que estos sentimientos sean
liberados y siente el amor de Dios en tu corazón. Recuerda que nunca estás solo y que siempre
puedes encontrar consuelo en la presencia de Dios.

Estas palabras de Jesús se refieren a su sensación de abandono y desconexión de Dios. En este


momento de gran sufrimiento, Jesús experimenta la sensación de que incluso Dios lo ha
abandonado. Esta palabra nos recuerda que incluso los momentos más difíciles pueden hacernos
sentir aislados y desconectados de Dios. Sin embargo, es importante recordar que Dios siempre
está con nosotros y que podemos confiar en su amor y su presencia.

Imagínate caminando por un camino oscuro y solitario. Sientes que estás solo y desconectado de
Dios. De repente, escuchas las palabras de Jesús: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?". Siente cómo su dolor y su sufrimiento se convierten en compasión hacia ti, que
también has sentido en algún momento la desconexión de Dios. Recuerda que incluso en los
momentos más difíciles, Dios está contigo y nunca te abandonará.

Para Madre Teresa representa la experiencia del sufrimiento y la soledad. Ella creía que esta
palabra era una invitación a confiar en Dios incluso en los momentos más difíciles, y a encontrar
consuelo y esperanza en su amor.
Padre Pio representaba la experiencia del sufrimiento y la oscuridad espiritual. Él creía que esta
palabra era una invitación a confiar en Dios incluso en los momentos más difíciles y a ofrecer
nuestro sufrimiento como un sacrificio por la salvación de las almas.

San Alberto Hurtado representaba la experiencia del sufrimiento y la angustia que todos hemos
experimentado en algún momento de nuestra vida. Él creía que esta palabra era una invitación a
confiar en Dios en medio de nuestras pruebas y dificultades, y a ofrecer nuestro sufrimiento como
un sacrificio por la salvación de las almas.

Teresa de los Andes_Estas palabras de Jesús son una expresión de su profundo dolor y sufrimiento
en la cruz. Para Teresa, nos recuerdan que la vida no es siempre fácil y que, en ocasiones,
podemos sentir que Dios nos ha abandonado. Sin embargo, estas palabras también nos muestran
que, aunque puede parecer que Dios está lejos de nosotros, nunca nos abandona realmente.

Aceptemos que todos pasamos por momentos de oscuridad y de duda, pero confiemos en que
Dios siempre está presente en nuestras vidas, incluso cuando no lo percibimos. Recurramos a la
oración y a la comunidad para superar estos momentos.

V_"Tengo sed." (Juan 19:28)

"Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba consumado, para que se cumpliera la
Escritura, dijo: Tengo sed" (Juan 19:28).

Imagínate sentado en una oración, sintiendo la sed física y espiritual que todos experimentamos
en algún momento. Escucha las palabras de Jesús: "Tengo sed". Siente cómo su necesidad se
convierte en una llamada a la compasión y el cuidado hacia los demás, especialmente aquellos que
sufren de sed y de necesidades básicas. Recuerda que como seguidores de Jesús, debemos saciar
la sed de los demás, no solo con agua y alimentos, sino también con amor, compasión y
comprensión.

Reflexiona sobre tu propia sed de amor, de paz, de significado y propósito. Pide a Dios que llene
tus necesidades y deseos más profundos. Siente su presencia en tu corazón y su amor que nunca
se agota.

Jesús pronuncia estas palabras mientras está en la cruz, mostrando su humanidad y necesidad de
cuidado. Esta palabra nos recuerda la importancia de reconocer nuestras necesidades y pedir
ayuda cuando la necesitamos. También nos invita a prestar atención a las necesidades de los
demás y a buscar maneras de ayudarlos y cuidarlos.

Para la Madre Teresa un llamado a satisfacer las necesidades de los demás, especialmente de
aquellos que sufren y tienen hambre y sed de amor y compasión. Esta palabra le recordaba la
importancia de su misión y su compromiso de servir a los más necesitados.

Padre Pio una invitación a buscar la unión con Dios y a saciar nuestra sed espiritual en Él. Él creía
que esta palabra era un llamado a buscar la verdad y la sabiduría divina, y a renunciar a las cosas
del mundo para seguir a Jesús.
San Alberto Hurtado una llamada a satisfacer la sed espiritual de la humanidad a través de la
justicia y la caridad. Él creía que esta palabra era un llamado a la acción y al compromiso, y una
invitación a trabajar por un mundo más justo y solidario para todos.

Para Teresa, estas palabras nos muestran la humanidad de Jesús, su fragilidad y su sufrimiento.
También nos recuerdan la importancia de cuidar y ayudar a aquellos que sufren, ya sea en cuerpo
o en alma.

Cultivemos una actitud de servicio hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados.
Aprendamos a ponernos en el lugar del otro y a compartir lo que tenemos.

VI_"Todo está consumado." (Juan 19:30)

Después de haber bebido el vinagre, dijo Jesús: "Todo está cumplido". E inclinando la cabeza,
entregó el espíritu (Juan 19:30).

Imagínate de pie frente a la cruz, sintiendo el peso del sufrimiento y el dolor de Jesús. Escucha sus
últimas palabras: "Todo está cumplido". Siente cómo su sacrificio se convierte en una llamada a la
redención y la renovación de nuestras vidas. Recuerda que, gracias al sacrificio de Jesús, hemos
sido liberados del pecado y podemos empezar una nueva vida llena de amor, paz y gracia.

Siente la liberación que viene con la idea de que todo ha sido completado. Deja ir cualquier
preocupación o ansiedad que puedas tener en este momento y confía en que todo sucederá según
el plan divino. Siente la paz y la confianza que viene con la aceptación.

Estas palabras de Jesús indican que su misión en la tierra se ha cumplido. Su sacrificio en la cruz ha
asegurado la salvación de la humanidad. Esta palabra nos recuerda que Jesús murió por nuestros
pecados y que su sacrificio nos ha salvado. Debemos vivir nuestras vidas con la conciencia de que
somos amados y redimidos por su sacrificio.

Para la Madre Teresa la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, y una promesa de vida
eterna para todos aquellos que creen en Él. Esta palabra le daba fuerza y esperanza en su labor
misionera, y le recordaba que su trabajo no era en vano.

Padre Pio la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, y una promesa de vida eterna para
todos aquellos que creen en Él. Él creía que esta palabra era una invitación a confiar en la obra
redentora de Cristo y a perseverar en la fe, incluso en medio de las pruebas y dificultades.

San Alberto Hurtado representaba la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, y la promesa
de una nueva vida en Él. Él creía que esta palabra era una invitación a la esperanza y a la confianza
en el poder redentor de Cristo, y una llamada a vivir en la plenitud de la vida que nos ofrece.

Teresa de los Andes. Estas palabras de Jesús nos muestran que su misión en la Tierra ha sido
cumplida, que ha llevado a cabo el plan divino para la salvación de la humanidad. Para Teresa, nos
recuerdan que nuestra propia misión en la vida es también importante, y que debemos buscar
cumplir la voluntad de Dios en todo momento.
Aprendamos a confiar en que Dios tiene un plan para nuestra vida y que Él nos guiará hacia el
cumplimiento de nuestros propósitos. Recordemos que cada uno de nosotros tiene una misión
única en este mundo.

VII_"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu." (Lucas 23:46)

Imagínate en un lugar tranquilo y sereno, sintiendo la presencia de Dios a tu alrededor. Escucha las
últimas palabras de Jesús: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Siente cómo su entrega
se convierte en una llamada a confiar en Dios y encomendar nuestras vidas a su cuidado y
protección. Recuerda que, como seguidores de Jesús, debemos confiar en Dios y permitir que su
voluntad se haga en nuestras vidas.

Visualiza entregando tu vida y tu espíritu a Dios. Siente la paz y la confianza que viene con la idea
de que estás en manos de un poder superior que te ama y te guía en todo momento. Permítete
sentir su amor y su presencia en tu corazón.

Estas palabras indican la entrega final de Jesús a su Padre Celestial y su aceptación de su destino
divino. A pesar de la agonía y el dolor que sufrió en la cruz, Jesús mantiene su confianza en Dios y
su compromiso con su misión.

Esta palabra nos recuerda la importancia de confiar en Dios y entregarnos a su voluntad. A


menudo, nos aferramos a nuestras propias expectativas y deseos, sin recordar que Dios tiene un
plan más grande para nuestras vidas. Debemos aprender a confiar en él y permitir que nos guíe
hacia nuestro propósito divino.

Era para la Madre Teresa una invitación a confiar en Dios y a entregarse a su voluntad. Esta
palabra le recordaba que su vida y su obra estaban en las manos de Dios, y que Él siempre la
guiaría y la sostendría en su camino.

Padre Pio una invitación a confiar en la voluntad de Dios y a abandonarnos a su amor y


providencia. Él creía que esta palabra era una muestra del amor y la confianza de Jesús en su
Padre celestial, y una invitación para nosotros a hacer lo mismo en nuestras vidas.

San Alberto Hurtado una muestra de la confianza y la entrega total de Jesús a la voluntad de Dios.
Él creía que esta palabra era una invitación a confiar en Dios en todo momento y en toda
circunstancia, y una llamada a vivir nuestra vida en la presencia amorosa de nuestro Padre
celestial.

Teresa de los Andes_Estas palabras de Jesús son una muestra de su total confianza en Dios Padre,
incluso en el momento de su muerte. Para Teresa, nos recuerdan que debemos confiar en Dios en
todo momento, incluso en los momentos más difíciles de nuestra vida.

Aprendamos a entregarnos completamente a Dios, confiando en que Él siempre nos guiará en el


camino. Cultivemos una actitud de abandono confiado en su amor y en su voluntad.

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