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Los Sofistas Maestros Ambulantes

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2.

LOS SOFISTAS: maestros ambulantes

2.1. Origen y características


Si consideramos la situación histórica que hemos presentado hasta este momento
no nos resultará extraño la aparición en el mundo griego de unos personajes que se
dedicaban a enseñar la areté política (excelencia política). Es decir, la capacidad para
desenvolverse en la asamblea y convencer a los demás ciudadanos sobre los propios
puntos de vista.
Estos personajes eran conocidos con el nombre de Sofistas.
La palabra “sofista” procede de “sophos” y significa sabio.
Los sofistas eran, por tanto, considerados como “sabios” que enseñaban .
Al principio, estaban muy bien considerados y se los trataba como auténticas
personalidades; se los respetaba, se les pagaba muy bien y se les rendía honores. Pero
pronto fueron duramente criticados por sus contemporáneos.
Aunque no constituyeron propiamente una escuela filosófica, la sofística fue un
verdadero movimiento sociocultural. Los sofistas crearon un ambiente que penetró en
todos los rincones de la sociedad griega.

2.2. Su filosofía descansaba en los siguientes pilares:


• La necesidad de la educación del ciudadano (paideia).
• La distinción entre lo dado en la naturaleza (physis) y lo acordado entre los
hombres (nomos).
• Fueron los primeros “positivistas jurídicos”, pues opinaban que ni la moral ni las
leyes proceden de la naturaleza (physis), sino que son puras normas (nómoi), es
decir, meras convenciones humanas.
• Los principales valores intelectuales serán la erudición y el virtuosismo: la
posesión de todos los conocimientos útiles y la capacidad de presentarlos de
manera atractiva1. Este método lleva a un “Indiferentismo ético”: no hay bien ni
mal, no podemos hallar una norma objetiva para todos.

1
FILOSTRATO nos dice que “los atenienses, cuando observaron la gran inteligencia de los Sofistas, los excluyeron de
los juicios ante los tribunales, porque podían vencer con una causa injusta, una justa, y hacerla prevalecer sobre la
equidad” (Vida de los Sofistas, I. Introd.)
• El lenguaje como arma fundamental del ciudadano. El arte del bien hablar o
elocuencia. Utilizaron magistralmente el método dialéctico. Su método consistía
en largos discursos encaminados, no a buscar la verdad, sino a demostrar las
incoherencias del adversario. En principio, nada es verdad ni es mentira,
depende de la habilidad que se tenga para convertir el argumento más débil en
el más fuerte, y el aparentemente más fuerte, en el más débil. El “buen sofista”
es capaz de convencer de una cosa y, a renglón seguido, de lo contrario. Un
resultado óptimo justifica cualquier medio utilizado: la elocuencia es, en sí
misma, neutra, y está al servicio de cualquier fin (utilitarismo).
• Una visión escéptica y relativista sobre el mundo. Nada es fijo ni estable, no hay
una verdad absoluta, todo depende del observador, no podemos conocer nada
con certeza. El sofista no busca la verdad –como lo hacían los presocráticos-
sino que la propone y la somete al veredicto del público.
• Crítica de las creencias tradicionales.
• Por último, a los sofistas se les reprochaba que cobraran altas sumas de dinero
por sus enseñanzas. Esta práctica chocaba con la concepción del filósofo como
amante de la sabiduría y despreocupado por los bienes materiales. Los sofistas
“vendían” la sabiduría por dinero, lo cual no cuadraba con una mentalidad, como
la ateniense, que despreciaba el trabajo retribuido.

Los sofistas no son, por tanto, como los filósofos. Lo deja muy claro Jenofonte:
“Los sofistas hablan para engañar, escriben para el propio lucro y no
son nada útiles a nadie; ninguno de ellos se ha hecho sabio, sino al contrario,
tiene bastante con que le digan “sofista”, lo que es una injuria para quien
piensa sensatamente. Por eso, aconsejo guardarse de los preceptos de los
sofistas, y no menospreciar, en cambio, las reflexiones de los filósofos;
porque los sofistas van a la caza de los ricos y de los jóvenes, mientras que
los filósofos son compañeros y amigos de todos, y ni halagan ni
menosprecian la condición social de los hombres”2

2.3. Importancia de los Sofistas en la historia de la Filosofía:


A pesar de haber sido duramente criticados por sus contemporáneos, debemos
reconocer algunos logros que obtuvieron los sofistas.

2
JENOFONTE, El arte de la caza, XIII, 8-9.
• En primer lugar, gracias a ellos, la reflexión filosófica se fijó en el ser
humano, en su condición moral y política: a partir de ahora, el estudio del
hombre será uno de los centros de atención de la filosofía.
• En segundo lugar, vieron la importancia que tiene la ley y las convenciones
para la convivencia.
• Por último, se pueden considerar los fundadores de la pedagogía,
convencidos de que la naturaleza humana puede ser educada y perfeccionada
para alcanzar la virtud política.

Para entender los sofistas hemos de comprender que no eran un grupo homogéneo a
pesar de las coincidencias señaladas. Históricamente su pensamiento nos ha llegado a
través de Platón y Aristóteles que tienen una visión muy crítica sobre estos pensadores.

2.4. Se pueden distinguir dos momentos en el movimiento sofista:


• Los primeros sofistas: Protágoras, Gorgias y Hipias
• La segunda generación: Antifonte, Critias, Calicles, Trasímaco...

Los primeros sofistas son relativistas y escépticos, pero mantienen que en razón de su
utilidad es conveniente respetar las leyes de la polis. Nada es fijo ni estable,
Sin embargo, en la segunda generación se impondrá la noción de que debe imperar la ley
del más fuerte. Las palabras que pone Platón en boca de Trasímaco en la República o de
Calicles en su diálogo Gorgias así nos los presentan. Sin embargo, Platón no era un sofista
ni un amigo de los sofistas.

2.5 . Physis/ Nomos


Se debe a los sofistas la distinción entre los conceptos de physis y nomos:
• Physis remite a la naturaleza. Es la realidad que se desarrolla desde sí misma y
según un orden inquebrantable.
• Nomos. Tenía al menos tres sentidos:
1. Las opiniones o creencias colectivas
2. Las costumbres sociales en la medida en que son normas no
escritas, pero mantenidas.
3. La ley. El conjunto de leyes por las que se rige una comunidad.
A través de la distinción entre lo que pertenece a la physis y lo que pertenece al nomos
los sofistas abren el campo de estudio de lo específicamente humano en oposición a lo
natural. Plantean por primera vez en la historia el reto de comprender lo humano como
algo peculiar y separado del resto de lo existente. Aunque sólo hubiese sido por la
introducción de estas categorías de pensamiento los sofistas merecerían un lugar
destacado en la historia de la humanidad.

"La oposición physis/nomos constituye, sin duda, una de las grandes


creaciones de la filosofía griega. Con ella se crea un instrumento de reflexión
crítica aplicado, en primer lugar, a la cuestión del origen y valor de las leyes
y de las normas morales. Pero además esta oposición hace posible la crítica
generalizada acerca de la cultura, si entendemos por cultura todo aquello que
en el hombre no es producto de la naturaleza. De este modo, la cultura griega
pudo autocriticarse, reflexionar sobre sí misma. Una cultura solamente es
capaz de autorreflexión, de autocrítica, en la medida en que le es posible
distanciarse de sí misma y tal distanciamiento solamente es posible, a su vez,
si la cultura puede contrastarse con lo que no es la cultura: este elemento de
contraste es la idea de naturaleza, de "estado natural", noción a la cual
recurrirá igualmente la filosofía política de la modernidad " De los sofistas a
Platón, T. Calvo, edt. Cincel, p.75-76

2.6 Protágoras de Abdera (486-411 a.C. aprox.)


El padre de la sofística
Nació en Abdera en el 486 a.C. Fue discípulo de Demócrito en su ciudad natal, pero
después lo veremos en Atenas, bajo la protección de Pericles. Gramático minucioso y gran
orador. Fue el primero en cobrar por sus enseñanzas y sus discursos. Uno de ellos
comenzó con la frase: “En relación a los dioses, no puedo saber si existen o no existen ”,
por lo que fue expulsado de Atenas y quemados sus libros en el Ágora. Platón lo llamó “el
padre de la sofística”. escribió varias obras, entre las que se destacan “Sobre la verdad”,
“Sobre los dioses”, “Sobre el ser”. Murió en el 411 a.C.
. La medida de todas las cosas
Protágoras de Abdea : “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son
en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son”3
Con esta famosa sentencia Protágoras sienta las bases del relativismo. Como puedes ver,
aunque el término "hombre" exige interpretación porque puede referirse al hombre
individual o a la especie humana, en la frase de Protágoras el hombre se convierte en la
bisagra a la hora de establecer cualquier afirmación sobre la realidad. Es decir, las cosas
no tienen consistencia real, en sí mismas no son nada. Es el hombre quien les otorga un
ser, quien las hace ser de una manera u otra. “Nada es verdad ni es mentira –parafraseará
algún poeta-, todo es según el color del cristal con que se mira ”

Para defender esta visión relativista del conocimiento se puede acudir a ejemplos como el
siguiente:
"El agua puede parecerle buena a una persona sana y desagradable a otra
enferma."
Según esto no podríamos decir que el agua sea buena o no lo sea. Todo depende de las
sensaciones que se experimenten. Y las sensaciones son, ¡claro está!, las que cada uno
siente.
La postura relativista de Protágoras puede ser entendida como “subjetivismo” o como
“idealismo”. Si consideramos que “la medida de todas las cosas” es cada individuo, tenemos
un subjetivismo. En cambio, si “la medida” no es cada hombre sino “el hombre” como
especie; estaremos ante una propuesta “idealista”: no hay algo que pueda ser llamado
“realidad objetiva”, sino que todo se deriva del pensamiento.
Pero este relativismo, sea subjetivismo o idealismo, tiene como telón de fondo el
“escepticismo” (Incluso el “nihilismo” que veremos en Gorgias).
De la frase de Protágoras, Aristóteles saca la siguiente conclusión lógica:
“De lo cual se deriva que la misma cosa es y no es al mismo tiempo, y que es mala
y buena al mismo tiempo, y así, de esta manera, reúne en sí todos los opuestos, porque
con frecuencia una cosa parece bella a unos y fea a otros, y debe valer como medida lo
que le parece a cada uno”4

3
La cita Platón en diversos lugares. p. ej.: en Teeteto, 160e.
4
Aristóteles, Metafísica, 1062b.
Si consideramos las cosas desde este punto de vista entonces al relativismo unimos una
visión sensualista o fenomenista del conocimiento. Es decir, no se puede conocer más allá
de las sensaciones.

Esta situación no plantea mayores problemas cuando estamos hablando acerca del
"verdadero sabor del agua". Pero si generalizamos esta posición y la llevamos a las
cuestiones morales y políticas quizá te dé que pensar.

Según la posición relativista será justo aquello que cada cual o cada sociedad, depende del
nivel de relativismo, considere que es justo. ¿Es admisible esta posición? ¿Qué
consecuencias tiene? Tanto a Sócrates, primero, y a Platón después les parecía
inadmisible. Por eso desarrollaron una filosofía no relativista y no fenomenista.
Según Platón, el error de Protágoras consistió en reducir el conocimiento a la
sensación y a la opinión …. La postura de Protágoras anula la posibilidad de hacer ciencia…

Otro asunto en el que se revela Protágoras un crítico de la creencia tradicional amparado


en el escepticismo es su afirmación sobre los dioses:
“De los dioses no sé decir si los hay o no los hay, porque son muchas las
cosas que impiden saberlo, tanto la oscuridad del asunto, como la brevedad de la
vida humana”

Aquí tenemos un ejemplo claro de suspensión del juicio fundamentada en el escepticismo.


En el plano político Protágoras fue un defensor de la democracia. Así nos lo presenta
Platón en la exposición que hace del mito de Prometeo en su diálogo Protágoras.

 Con el término relativismo nos referimos, en general, a toda posición filosófica que
niega la existencia de verdades absolutas, ya sea en el ámbito del conocimiento, de
la moral o de la metafísica.
 El escepticismo es la posición filosófica que duda de la posibilidad del conocimiento.
Los sofistas defendieron junto con el relativismo el escepticismo.
 Se conoce con el nombre de antilogías o “argumentos dobles” a la práctica que
realizaban Protágoras y otros sofistas de argumentar sobre visiones contrapuestas
de un mismo asunto en franco desprecio del principio de no contradicción. Esta
actitud era una muestra del poder de la retórica.
2.3.- Gorgias de Leontinios (484- 375 a.C aprox,)
El mago de la palabra.
Nació en Leontinios (Sicilia) hacia el 484 a.C. En 427 viajó a Atenas como embajador
para solicitar ayuda, pues Siracusa quería imponer su dominio en su ciudad. Los
atenienses quedaron admirados por su elocuencia. Tenía tal facilidad de palabra que era
capaz de defender cualquier causa sin previa preparación. Cuentan que se presentaba en
el teatro y decía: “¿De qué queréis que os hable?”. Escribió Discursos, Arte retórica,
Encomio a Helena, Defensa de Palamedes, y un opúsculo titulado Sobre el no-ser o sobre
la naturaleza. Murió en Larisa (Tesalia) a la edad de 108 años.

Gorgias es el gran exponente del escepticismo sofista. Niega la existencia de algo


real, la posibilidad de conocer y la posibilidad de comunicar. Podríamos decir que Gorgias
es el anti-Parménides. Estas son sus palabras:
“No hay ser. Si lo hubiera, no podría ser conocido. Si pudiera ser conocido,
este conocimiento no podría ser comunicado con el lenguaje”

¿Qué queda pues? Sólo queda una cosa: la retórica, el poder de la palabra. A ello se
consagrará este sofista ejemplo y maestro de retóricos. Atiende a un breve fragmento de
su "Elogio de Helena".
"La palabra es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible
cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. En efecto, puede eliminar el temor,
suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar la compasión. Las sugestiones
inspiradas mediante la palabra producen el placer y apartan el dolor. La fuerza de
la sugestión se adueña de la opinión del alma, la domina, la convence y la transforma
como por una fascinación."
Fíjate que en el fragmento se usa el término " sugestión". Pero una sugestión es algo que
tiene que ver poco con la verdad. Más bien es algo cercano a la ilusión y al engaño. Gorgias
propone por tanto el uso de la palabra como un mago que sugestiona a los espectadores.
Todo queda diluido en “lenguaje”, en un lenguaje que no tiene nada que ver con la
realidad, en un lenguaje autónomo que construye “argumentos en el aire”, más allá de la
verdad y de la falsedad. Por eso, en el diálogo platónico de Gorgias, Sócrates afirma:
“El arte de la oratoria no necesita en absoluto tener conocimiento profundo de las
cosas: le basta con haber encontrado un medio de persuasión que le permita aparecer
ante los ignorantes como más sabio que los realmente sabios”. A lo cual Gorgias responde
orgulloso: “Pues bien, Sócrates, ¿no es grande la comodidad que supone el no quedar por
debajo de los hombres de ninguna profesión sin haber aprendido todas, sino una sola, que
es la retórica?”5.

Esta consecuencia de los planteamientos sofistas está en franca oposición con la actitud
que veremos en Sócrates. El principio rector del uso de la palabra no puede ser algo
arbitrario, sino que debe estar dirigido por el conocimiento. Por ello, primero Sócrates y
después Platón, se convertirán en los grandes detractores de la retórica y de la filosofía
que oculta.

Antifonte de Ramnunte, sofista más joven que Gorgias, parece ser que mantuvo una
especie de consultorio en el ágora de Corinto. Intentaba ayudar a sus pacientes mediante
el uso de la palabra. Podríamos decir que anticipó el método de curación que pondría de
moda Freud en los primeros años del siglo XX.

2.4.- OTROS SOFISTAS


Junto a Protágoras y Gorgias destacaron otros sofistas:
Calicles: Ni siquiera sabemos si existió realmente o es simplemente un personaje del
diálogo platónico Gorgias. Es famoso su discurso, en el que defiende la ley del más fuerte
y que ha sido considerado como un antecedente del “superhombre” de Nietzsche. Calicles
parece desconfiar de las leyes promulgadas por el hombre, que estarían a merced de los
cambios políticos. Sin embargo, la naturaleza marca una ley inalterable: la ley del más
fuerte. Al fuerte, al poderoso, le otorga la naturaleza el poder de instaurar las normas que
a él le convengan.
Trasímaco: Mantiene que el concepto de “justicia” es relativo a los intereses del
gobernante. El derecho se funda, como en Calicles, en la ley del más fuerte.
Hipias de Elis: Natural de Elis (ciudad del Peloponeso). Viajó a Atenas hacia el 421 a.C. Fue
famoso por su belleza y su buen porte. Tenía una prodigiosa memoria y un saber
enciclopédico que abarcaba todas las artes y ciencias. Atrevido y dispuesto a la
controversia. Platón compuso dos diálogos con su nombre: Hipias Mayor e Hipias Menor.

5
Platón, Gorgias, 459c.
Aboga por la educación como la forma de sembrar en los hombres la virtud. La ley natural
debe prevalecer sobre las leyes humanas.
Pródico de Ceos: Fue varias veces a Atenas como delegado de Ceos. Discípulo de
Protágoras y rival de Gorgias. Meticuloso gramático, se destacó por su cuidado en
diferenciar sinónimos. Buscaba jóvenes de familias ricas para enseñarles. Filostrato dice
que “tenía debilidad por el dinero y era muy dado a los placeres”. En su obra las Horas
expone el mito del joven Heracles ante la encrucijada entre el camino ancho, fácil y corto
del vicio y el estrecho, largo y difícil de la virtud…6 Este ejemplo revela una actitud
pesimista, pues en este mundo nada se alcanza sin esfuerzo y trabajo.
Antifón: Rival de Sócrates. Contrapone la ley natural a las leyes de los hombres; aquella
se basa en la verdad, mientras que estas, en la opinión. Según algunos autores “logró un
extraordinario poder de persuasión y poseía gran habilidad para convencer a sus oyentes”.
Escribió un discurso titulado Sobre la concordia en el que expone valiosos pensamientos
éticos. La armonía consigo mismo y con los demás es el mayor de todos los bienes.
Condenaba la desigualdad entre los hombres y abogaba por una fraternidad universal.
Critias: Primo de Platón y discípulo de Gorgias y de Sócrates, aunque se separó de este
último cuando creyó haber aprendido lo suficiente. Se dedicó a la política y formó parte de
los Treinta Tiranos (404-403 a.C.). Enemigo de la democracia y partidario del régimen
espartano, fue condenado a muerte por Trasíbulo en el 403 a.C. Su elocuencia era
“agradable y suave como la brisa del viento de oeste ”. En su poema Sísifo enseñaba que
“los antiguos legisladores forjaron la divinidad como una suerte de supervisor de los
aciertos y errores humanos, a fin de que nadie hiciera, en secreto, ninguna injusticia a su
prójimo, para guardarse del castigo divino”7.

En el siguiente video podrás conocer más sobre los rasgos del pensamiento de
los Sofistas…

Los Sofistas – Uniboxing Philosophy


https://youtu.be/x4EhF-HhdN4

6
Vale la pena leer la narración completa de este “mito” en Jenofonte, Recuerdos de Sócrates, II, I, 21-34.
7
Fr. B.25, Sexto Empírico, Contra las matemáticas, IX, 54.

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