Nature">
Tema 9 - El Entorno y Su Conservaci Ón
Tema 9 - El Entorno y Su Conservaci Ón
Tema 9 - El Entorno y Su Conservaci Ón
Matilda tiene un chaleco súper especial con bolsillos escondidos y cierres ocultos. Unos prismáticos para
ver el fondo de un río, una lupa capaz de mostrar pulgas, una brújula que dirige a mundos secretos y un
cuadernos impermeable al barro. Esos son algunos de los artilugios que siempre lleva encima. Y es que lo
que mas le gusta a Yuna es adentrarse en el bosque, colarse en una nave espacial y descubrir cosas
nuevas e increíbles. ¿Cuántos pies tiene un ciempiés? ¿Hay vida en otros planetas? ¿Existen los pulpos
gigantes? Y es que aprender ciencia en primaria es aprender a comprender el entorno y su diversidad y
también a actuar sobre él.
Comenzaré por analizar el concepto de entorno y su conservación; explicando las relaciones entre los
elementos de los ecosistemas, factores de deterioro y regeneración. Después expondré la capacidad del
ser humano para actuar sobre la naturaleza donde destacaremos la relevancia de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS); y por último, abordaré las propuestas de intervención educativa
centrándonos en el concepto de Educación ambiental.
1.1. El entorno
Podríamos definir el entorno como el conjunto de factores sociales, culturales, físicos, biológicos, etc.,
que rodean a una persona, colectividad o época e influyen en su estado o desarrollo.
De este modo, podemos encontrar entornos muy distintos en los centros de Aragón. Alumnos con un
entorno urbano, donde pocos tendrán la suerte de desenvolverse en un ámbito natural exceptuando los
parques. Y otros pertenecientes a un entorno rural, donde se relacionan mucho más con la naturaleza.
Por tanto, en el concepto de entorno destaca la interacción entre el ser vivo y el medio en que se
desenvuelve. Dentro del entorno podemos distinguir entre el entorno natural aspectos referidos a la
fauna, flora, clima…; y el entorno social medio donde las personas nos relacionamos unas con otras.
1.2. La conservación.
La Tierra es única en nuestro universo porque es el único planeta donde hay vida. Debemos sembrar en
nuestro alumnado la idea de que la Tierra es nuestro entorno y que es posible gracias a la confluencia
de todos los factores esenciales para la vida, entre los que destacamos: nuestra situación en el sistema
solar, el aire con el oxígeno y dióxido de carbono básicos para la vida; los elementos orgánicos como
proteínas o vitaminas; y los elementos inorgánicos como el agua y los minerales. Y todos estos
elementos se entremezclan de forma única en nuestro planeta y están presentes en cualquier entorno.
Tal y como señala García Ruiz (2003) “nuestro destino depende, al 100% del destino de la naturaleza. La
naturaleza, sin embargo, sí puede existir sin la presencia del hombre, pero no permanece pasiva ante la
acción de este.” Y esta idea debe calar en nuestro alumnado.
Actualmente nuestra sociedad vive una gran problemática ambiental y de conservación del entorno y
una preocupación a nivel mundial (ODS: 193 países en 2015), ya que supone graves repercusiones sobre
el ser humano y el plantea. Además, cuestiones como la contaminación o la sobreexplotación de
recursos, de no revertirlas se agudizarán y las consecuencias de los daños se verán en el futuro.
La acción del hombre puede contribuir a la destrucción o a la conservación del entorno. La preparación
de los alumnos para su implicación en la conservación, debe ser objetivo fundamental de la educación.
Tras esta presentación sobre el entorno, vamos a continuar con el siguiente epígrafe del tema
RELACIONES ENTRE LOS ELEMENTOS DE LOS ECOSISTEMAS, FACTORES DE DETERIORO Y
REGENERACIÓN. El planeta es un mosaico de ecosistemas diversos, desde desiertos hasta selvas
impenetrables a causa de la vegetación. Pero todos ellos sufren transformaciones como resultado de la
actividades de sus habitantes y de fenómenos y procesos diversos.
Según González García (2015) un ecosistema es un conjunto biológico donde una comunidad de
organismos de distintas especies (biocenosis) se relacionan entre sí y están sujetos al medio que ocupan
(biotipo) con el cual interaccionan.
De su estudio se ocupa la ecología. Al estudiar los ecosistemas le interesa más el conocimiento de las
relaciones entre los elementos, que el cómo son. El creciente interés de la opinión pública respecto a los
problemas del medioambiente ha convertido la palabra ecología en un término a menudo mal usado,
se confunde con los programas ambientales y la ciencia medioambiental.
Un ecosistema es un sistema, por tanto, entre sus elementos podemos diferenciar entre elementos
abióticos o físicos, bióticos o vivos y antrópicos, tal y como señala García Ruiz (2003):
– Los elementos abióticos son los componentes del espacio físico (biotipo). Podemos diferenciar
entre biotipos acuáticos, terrestres y mixtos. Por ejemplo: el agua, el relieve o el aire.
– Los elementos bióticos (biocenosis) se organizan en comunidades, que incluyen poblaciones
(individuos de la misma especie) y todo ello está en interacción con el medio físico. Ej. vegetación:
comunidades vegetales, fauna: comunidades animales y microorganismos: hongos o bacterias.
– Los elementos antrópicos están formados por las actividades de los seres humanos. Incidiremos en
ellos en el siguiente apartado. Por ej. contaminación o aumento del reciclaje, entre otros.
Como hemos dicho, desde la ecología lo interesante son sus relaciones, que son sin duda de
interdependencia. Tenemos que diferenciar entre:
– Relaciones de seres bióticos (vivos) y abióticos (medio físico): son relaciones de adaptación mutua.
El medio físico va cambiando por la acción en él de los seres vivos y estos se adecúan a las
características del entorno.
– Relaciones entre elementos abióticos (biotipo): En ocasiones, sin la intervención de los seres vivos,
se producen cambios en el medio físico como consecuencia de tormentas, aire, terremotos, etc.
– Relaciones entre seres bióticos (vivos): son relaciones muy amplias y complejas (mutualismo,
parasitismo, etc.). Dentro de estas, a su vez, hay: relaciones intraespecíficas dentro de la misma
especie, favorecen su mantenimiento (reproducción, cuidado de crías…). E interespecíficas con
otras especies. Mayor variedad, muchas relacionadas con la cadena alimentaria y otras con la
defensa, la higiene, etc.
Si nos centramos en la red o cadena alimentaria, los seres vivos se clasifican en tres grupos: Productores
(autótrofos, fabrican su propio alimento), consumidores (heterótrofos, se alimentan de otros) y
descomponedores (se alimentan de restos orgánicos en descomposición).
Además, de estas relaciones entre seres vivos y biotipo, hay que hacer referencia a dos tipos más de
relaciones: el ciclo de la materia y el flujo de energía.
– Los ciclos de la materia se refieren a los elementos químicos que forman los seres vivos, el oxígeno,
el carbono o el hidrógeno pasan de unos niveles a otros. Las plantas los cogen de la tierra, el agua o
el aire y los convierten en moléculas. Los animales lo adquieren en su alimentación y luego vuelve a
la tierra. Así, encontramos en todo ecosistema un ciclo del oxígeno, carbono o hidrógeno.
– El flujo de energía es lo que permite que los ecosistemas estén en funcionamiento. La energía fluye
a través de la cadena alimentaria solo en una dirección. Entra en el ecosistema de forma luminosa
gracias al sol y sale como energía calorífica que no puede reutilizarse.
¿Recae en la acción humana el fin de los ecosistemas? En este apartado daremos respuesta a esta
pregunta tan interesante. Los factores de deterioro y regeneración son los mismos en ambos casos, la
naturaleza y la acción humana.
Por un lado, la naturaleza misma a través de agentes atmosféricos provoca cambios y daños en los
ecosistemas provocando su deterioro. Al mismo tiempo la fuerza de la naturaleza en búsqueda de un
nuevo equilibrio tiende a la recuperación. La naturaleza ha dotado a los diferentes organismos, de
capacidad regenerativa, así por ej. los ríos y el mar tienen una importante capacidad de purificación.
Por otro lado, actualmente la acción humana es el principal agente de deterioro por diversas causas
(crecimiento continuo, desarrollo tecnológico…). Aunque la principal causa posiblemente sea la “miopía”
de la especie humana, pues tiende a mirar a corto plazo y solo cuando vemos peligrar nuestro estado de
bienestar somos capaces de adoptar medidas para disminuir el deterioro de nuestro planeta. Pero
también, la acción humana puede reducir su agresión al medio y realizar actividades positivas para su
recuperación, como la depuración de aguas o la reforestación, entre otras.
Para finalizar este segundo apartado del tema, querría reflexionar sobre cómo enseñar todo lo
expuesto a nuestro alumnado, ya que centrándonos en nombres, definiciones o clasificaciones es muy
probable que lo aprendan para el examen pero lo olviden al poco tiempo.
¿Por qué están estos contenidos en Educación Primaria? ¿Qué es lo que deben saber? Son preguntas
fundamentales que trataré de responder en el último apartado sobre intervención educativa.
En respuesta a estas preguntas, Yurena González (2019), en su libro Mejor sin plástico: Guía para llevar
una vida sostenible afirma que, solo conseguiremos un cambio si logramos ver “más allá de nuestro
ombligo”. Por eso lo mejor es comenzar nuestro propio cambio e ir adaptándonos a un nuevo modo de
vida que respete el entorno y conviva en armonía con la naturaleza.
Para empezar este largo camino de regeneración, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Desarrollo Sostenible, en Río de Janeiro en 2012, se gestaron los ODS, que constituyen un compromiso
para finalizar lo que hemos iniciado y abordar los problemas más urgentes a los que hoy se enfrenta el
mundo.
Los 17 objetivos están interrelacionados, lo que significa que el éxito de uno afecta al de otros. Por
ejemplo, la amenaza del cambio climático repercute en la forma de gestión de los recursos naturales. La
Agenda 2030 fue aprobada en 2015 y entró en vigor en enero de 2016. Desde ese momento los países
entre ellos España intensifican los esfuerzos para cumplir cada uno de estos objetivos.
¿Nos hemos preguntado alguna vez si estamos preparando de forma adecuada a nuestros alumnos para
resolver los desafíos que nos planteará el planeta? ¿Cómo será el mundo en el 2030 o 2050? Los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos ayudan a dar un enfoque más comprometido con el
currículo, a desarrollar las competencias, los elementos transversales, así como el fomento de
metodologías participativas que fomentan habilidades que necesitarán nuestros alumnos en un futuro.
Si queremos que nuestro alumnado se implique en sus procesos de aprendizaje debemos plantearles la
resolución de problemas reales de su vida, así su implicación y evolución como ciudadanos será más
positiva. Trabajar los ODS en el aula nos permite reflexionar sobre las acciones que quieren llevar a cabo
para mejorar su entorno y escuchar sus opiniones sobre cómo mejorar la situación.
Tanto en nuestro país como a nivel mundial se están llevando a cabo diversos proyectos donde el
alumnado ha de demostrar sus reflexiones, competencias comunicativas, TIC y contenidos de distintas
áreas. Un ejemplo es el proyecto “Climate Action Proyect” de Koen Timmers, donde analizan las causas
del cambio climático en sus ciudades y ofrecen acciones de mejora. Otras opciones serían utilizar el
juego interactivo Cinco Cierres (proyecto aragonés) o darles a conocer la novedosa web “Acción por los
ODS - ¡Pasa a la acción! , la cual recibió el premio de Tecnología Humanitaria, el pasado febrero, en el
Mobile World Congress de Barcelona.
Desde la aparición del ser humano sobre la Tierra ha influido en ella, pero la acción del hombre no
suponía un deterioro de los ecosistemas. Sin embargo, el desequilibrio comenzó con la Revolución
Industrial y ha ido aumentando hasta la actualidad. Vivimos en el período de destrucción de la
naturaleza más rápido que se ha dado jamás y seguir destruyéndolo o regenerarlo depende de nosotros.
La capacidad de destrucción viene dada por factores como: la sobreexplotación de recursos naturales;
actividades agrícolas y ganaderas excesivas; la contaminación del aire, los suelos y el agua, destrucción
de los ecosistemas; y la producción y gestión de los residuos.
Actualmente, las personas estamos tomando conciencia de que nuestras costumbres cotidianas (uso
excesivo del coche o malgasto de agua…) son parte del deterioro del planeta, aunque a pequeña escala.
Por ello, desde la escuela tenemos que proponer iniciativas para que desde pequeños tomen conciencia
de estos aspectos y se busquen soluciones para mejorar nuestras conductas. Encontramos un proyecto
Aragonés, nacido en Zaragoza (2018/19), con esta idea respecto a la contaminación, llamado
“Naturalizando escuelas”. Consiste en analizar la calidad del aire en las escuelas para mejorarlo a través
de las plantas. Además, se analizan los beneficios de tener plantas en las aulas (calidez, mejora del aire,
responsabilidad, estudio de las plantas y consciencia medioambiental).
Siguiendo esta línea, ya desde hace décadas va aumentando la concienciación y las iniciativas para la
sostenibilidad del planeta:
– La Organización de las Naciones Unidas ( ONU) busca lograr el “desarrollo sostenible”. Su iniciativa
actual, como ya se ha dicho, es la basada en el logro de los 17 ODS de la Agenda 2030.
– Algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) luchan por la protección del medioambiente:
WWF/Adena (Fondo Mundial para la Naturaleza) y Greenpeace. Además, a nivel autonómico,
también encontramos la Plataforma en defensa de las montañas y la protectora de animales Zarpa.
Por último, como ya se ha comentado, la conciencia medioambiental es cada vez mayor y se observa en
comportamientos individuales y colectivos de nuestro entorno (aumento del reciclaje, disminución del
consumo de agua y de incendios forestales…) que ayudan a conservarlo.
En primaria, el alumnado debe desarrollar conciencia de que sus actos influyen en el medioambiente y
en la conservación del planeta. Estos aprendizajes deben ser conocimientos, pero especialmente
destrezas y actitudes que se transformen en actos a favor del cuidado del mundo en el que vivimos.
Tras este análisis de las acciones del ser humano en la naturaleza, abordamos el último apartado del
tema titulado INTERVENCIÓN EDUCATIVA.
Como afirma Heike Freire (2011) en su libro Educar en Verde “Existe evidencia de que la pérdida de
saber sobre el mundo natural favorece un creciente aislamiento. Las personas cuidan aquello que
conocen.” Así nació hace unos años una línea de pedagogía verde que tiene programas educativos para
incrementar la relación de los niños con la naturaleza y fomentar su implicación en la sostenibilidad. En
Aragón hay varias iniciativas como la escuela de Olba (Teruel) o la pedagogía Waldorf que tiene entre
sus principios trabajar con elementos naturales y el contacto con la naturaleza.
La relación del alumnado de EP con el entorno es su principal vía de aprendizaje. Tal y como señalan
autores como Piaget, Fröebel Decroly, Montessori, y como confirma la neurociencia, es en la interacción
con el medio social y natural como se produce el desarrollo.
Jesús Guillén explica en su blog Escuela con cerebro que “existen estudios recientes que demuestran que
el tiempo que pasamos en el medio natural afecta a nuestra salud global (cognitiva, emocional, social y
física).”Además, otros expertos en neuroeducación como Martín Pinos o Francisco Mora, señalan la
influencia de la emoción en el proceso educativo.
De lo que no cabe duda es que en Primaria debemos incluir aprendizajes para desarrollar la inteligencia
naturalista y que el alumnado asuma actitudes relacionadas con el cuidado de la naturaleza y entienda
cómo y por qué debemos cuidarla. Toda la intervención educativa en este ámbito podemos denominarla
Educación Ambiental.
¿Qué se entiende por Educación Ambiental? Es el proceso formativo orientado a enseñar cómo
funcionan los ambientes naturales y cómo los seres humanos pueden cuidarlos para vivir de modo
sostenible, desarrollando actitudes de respeto hacia el medioambiente.
Por lo tanto, la Educación Ambiental abarca 3 ámbitos: Educación sobre el medio (tratar cuestiones
ambientales en el aula para que aprendan los contenidos); Educación en el medio (promoción de la
relación directa e investigación activa en el medio); y Educación para el medio (actitudes para conservar
y mejorar el medio). Por tanto, la finalidad de la Educación Ambiental consiste en ayudar al alumnado a
construir su propio estilo de vida responsable con el medio.
¿Cómo llevamos a las aulas todo lo expuesto anteriormente? A través de la intervención educativa sobre
Educación Ambiental que estará plasmada en nuestra programación de aula la cual se basa en el marco
normativo contextualizado en el centro en el PCE dentro a su vez del PEC.
La estrategia metodológica parte de los principios metodológicos art.9 O. Currículo, de los cuales
destaco: la atención a la diversidad, desarrollo de las inteligencias múltiples especialmente la
inteligencia naturalista de Gardner y el aprendizaje realmente significativo. También podemos añadir el
fomento de la creatividad y la inclusión de las TIC, pues podemos utilizar infinidad de recursos como:
blogs de ciencias naturales, trabajar con Google Earth, charlas TED-ED sobre temas de Ciencias. Al igual
que, la relación con el entorno natural y social, fomentando iniciativas como aprendizaje servicio o
comunidades de aprendizaje.
Estos principios generales, se concretan en otros más específicos como aprovechamiento del entorno,
práctica del método científico, uso de recursos variados (microscopios, huertos, visitar granja) y
contextualizar aprendizajes al relacionar la naturaleza con su vida cotidiana.
Entre los métodos para trabajar los contenidos del área de Ciencias de la Naturaleza y los relacionados
con este tema, el entorno y su conservación, podemos tomar como centro de interés los ODS, a través
de unidades didácticas globalizadas, proyectos, talleres de sensibilización y concienciación y la
metodología de Aprendizaje Servicio; que, según Roser Batlle (2020), es un método para unir el
aprendizaje con el compromiso social. Buscamos, al mismo tiempo, que los alumnos se conviertan en
agentes de cambio y la consecución de los ODS.
Dentro de estos, pueden incorporarse otros métodos que los complementan: como aprendizaje
cooperativo, estudios de casos, resolución de problemas y tareas competenciales, un ejemplo sería un
vídeo de sensibilización para la conservación del medioambiente. En todos estos métodos, se aplicarían
diversas técnicas como: investigación; experimentación; resolución de problemas medioambientales;
debates; exposiciones orales y escritas; friso didáctico (en papel/TIC); dilemas morales; o excursiones.
Finalizamos proponiendo algunos ejemplos de actividades que muestran lo expuesto como jornadas de
Andando al cole o el día Mundial del medioambiente (5 junio), una yincana ecológica, cuidar el huerto
escolar, construir maquetas sobre el entorno o hacer un taller de elaboración de papel reciclado… Y no
debemos olvidar la coherencia entre todos los elementos curriculares en la intervención educativa.
Todo lo anterior supone definir recursos, espacios y tiempos de manera flexible y adaptada al área. En
todo este proceso no podemos obviar la evaluación continua, que nos ayuda a conocer el punto de
partida, detectar las dificultades durante el proceso para corregirlas y también valorar el nivel de logro
de los objetivos propuestos. Y la atención a la diversidad estará presente en toda la intervención,
siendo fundamental el DUA con el que trabajaremos para favorecer la inclusión.
Antes de finalizar el tema querría mencionar la existencia de programas educativos que favorecen la
Educación ambiental, especialmente: Ciencia Viva (para toda Primaria: impulsar la ciencia en los centros
a través de los científicos. Se ha asociado el museo Pablo Serrano con un centro interactivo de ciencias),
Red de Huertos Escolares del Ayuntamiento de Zaragoza (actualmente más de 100 centros), Aquademia
(de 3º a 6º: buen uso del agua), Feria de la Ciencia en inglés (de 5º y 6º: exposiciones de trabajos
científicos con un jurado) o Mundo animal (de 3º a 6º: respeto hacia los animales), entre otros.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
– García Ruiz, Antonio Luis (2003). El conocimiento del medio y su enseñanza práctica en la formación
del profesorado de educación primaria. Granada: Nativola.
– González García, Francisco (2015). Didáctica de las Ciencias para Educación Primaria: II. Ciencias de
la vida. Madrid: Pirámide.
– Guillén, Jesús (2017). Neuroeducación en el aula. De la teoría a la práctica. Ed. Create Space.
Para concluir, no es suficiente ayudar a los alumnos a conocer el entorno físico y social. Es necesario
ayudarles a ser ciudadanos activos a favor de una mejora de su medio. Desde las escuelas no podemos
ser ajenos a la realidad que viven y debemos promover la Educación ambiental en nuestras aulas
comenzando por fomentar pequeñas acciones que pueden cambiar el mundo. Y para ello nada mejor
que promover en nuestro alumnado esa capacidad de curiosidad que caracteriza a Matilda.