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DEL Atardecer: Aurelio Pinochet Alvis

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AURELIO PINOCHET ALVIS

DEL
ATARDECER

A N D R O V A R
AM

0 1
A fe
AURELIO PINOCHET ALVIS

DEL
ATARDECER

LUIS RIVANO — EDITOR


SANTIAGO - CHILE
Aurelio Pinochet Alvis. (Apunte de Délano)
a MARIA ESTHER, mi esposa
OTOÑO

En ciego caminar hacia el abismo


soy una sombra sólo, iluminada
por una luz que surge de mi mismo
y que el alma se torna ilusionada

Como el fulgor de toda primavera


esa lámpara ardiente me condena
a poner esperanza en las quimeras
a esperar libertad de mis cadenas

Mi viejo y triste corazón padece,


pero siempre leal, noble me advierte
que busco amanecer cuando anochece

Me hiere el alma la desesperanza


y un frío como beso de la muerte
siento en el corazón como una lanza!...

7
MI SOMBRA

Soy y no soy... y en esta dual presencia


sólo mi sombra es real y verdadera
En ella no hay ni espíritu ni esencia
ni nada de la carne pasajera

Junta siempre a la luz de mi existencia


es una esfinge en la terrible espera
Impalpable y tenaz es su presencia
en el impacto terco de las horas

Pero el día vendrá... La cruel hoguera


de esta vida mortal nada perdona:
es ésta un sueño de angustiada espera.

Yo partiré... y sola en su congoja,


al ver que mi presencia la abandona
se acogerá a una estrella o una h o j a ! . . .

8
EL DULCE ENCUENTRO

De muerte herido estoy, mas no vacilo.


En medio de zozobras y traiciones
voy hacia Dios como el postrer asilo
de todas mis angustias y emociones...

El corazón se apaga, no me alcanza


ni pesar ni temor ante la muerte...
Eres el dulce encuentro dé mi suerte
y la miel de la miel de la esperanza...

En el duro luchar eres mi aliento,


la luz feliz en que mi amor se pierde,
llenando su fulgor el pensamiento...

Y para el mal que con rigor me muerde


tengo el azul del alto firmamento
y la caricia de tus ojos verdes.

9
COMO UN ESCUDO

Como un escudo estoy frente a la vida


y al golpe inexorable que me azota!...
La sangre surge de más de una herida
pero la fe del alma no se agota.

Tengo al haber las inflexibles normas


que supe recoger firme y altivo.
En mi áspero luchar severas forman
las leyes permanentes en que vivo.

Tu lo sabes, mi bien, porque lo has visto,


siempre fina y leal, siempre abnegada,
feliz de cada paso que conquisto...

Cuando llegue fatal el golpe rudo,


en la esperanza y en la fe de Cristo,
me llevaré tu amor como un escudo!...

10
EL AGUA

En el misterio de los polos, hielos;


vertiente, de la roca en las entrañas;
blanco manto de nieve, en la montaña;
vapor y nube, en la amplitud del cielo.

Voz en el río que la luz irisa;


linfa dormida en la quietud del lago;
brillantes hebras de infinito halago
en la lluvia que riega y fertiliza.

Inextinguible, bella, siempre inquieta,


siempre hermosa en sus formas diferentes,
jamás encuentra a sus anhelos meta.

Rocío en el capuz de la violeta,


implacable y voraz en el torrente,
himno siempre en el canto del poeta!...

11
CUERVO

Fría y obscura noche es tu plumaje


áspero y salvaje tu graznido...
Tu mancha funeral en el follaje
es el dolor, la muerte y el olvido

Como negro quintral de los ramajes


espectro cruel del pecho dolorido,
eres horrible esfinge del paisaje,
hambre de lo insepulto y lo podrido...

Es el que espira o muere tu sustento


Hasta la vida de otras vidas truncas
cruel y fatal como la misma muerte...

Vives de podredumbre y de lamentos


bajo el signo siniestro de ese ¡Nunca!
que arder parece dentro de tu mente...

12
REFUGIO

Este asilo de amor es como un nido...


Entra y no temas... Hay calor humano
tras de su puerta: siempre está encendido
el corazón como extendida mano

Jamás se extingue ese fulgor divino


que es paz y claridad en la conciencia.—
¡Venid, entrad!... es el mejor camino
que ofrece a tu dolor la Providencia

Esta casa es caricia, todo liielo


aquí se desvanece y se hace hoja
para trocarse en flor y en luz de cielo

¡Venid, entrad!... el mal que te entristece


y causa tu amargura y tu desvelo,
sólo en amor en este hogar florece!

13
EL NIDO

En un rudo peñón que el mar azota


y que circunda de rizada espuma,
construyeron su nido dos gaviotas
de albas, hermosas y brillantes plumas

Felices en su amor, en la alta peña,


teniendo el vasto mar por panorama,
aquellas aves libremente sueñan
y se bañan en luz cada mañana

¡Bello y alegre hogar! Vivir risueño


de tanta libertad que no limita
ninguna ley sus ansias ni su empeño...

Hermosa vida que a soñar provoca:


por techo azul, la bóveda infinita;
por campo, el mar y por hogar, la roca...

14
VELERO VIEJO

Cargado de cruceros y aventuras


retornaba a morir triste y cansado.
Traía la lanzada en el costaclo
de los que ya jamás tendrán ventura

Le quitaron su blanca arboladura


en que estaban sus sueños enredados;
sentía el corazón desencantado
bajo la vaga lumbre de la a l t u r a . . .

Le entregaron al m a r . . . la marejada
lo fué cubriendo de piadosa a r e n a . . .
Sólo una roca consiguió de almohada...

Y en el fragor del mar, entre la bruma,


en sus finales horas, las sirenas
le amortajan de amor con blanca espuma

15
NOVENA SINFONIA

Espíritu de Dios, voz de infinito,


acento que estremece una montaña,
agudo, inmenso, pavoroso grito
que hiere el alma, pero no la daña

Es luz y sombra, es arrebato y calma,


y lágrima y locura y embeleso;
es todo cuanto nos transporta el alma:
dolor, placer, perfume y ala y beso...

Beethoven en las notas de ese canto


llora por ti, por m í . . . ¡Hermoso tema
hacer un himno del dolor y el llanto!

Gimió con los de ayer con alma hermana


y en su inmortal y trágico poema,
llora con los de hoy y de mañana!...

16
BODAS DE ORO

A mis padres
24 de Junio de 1847

La música in crescendo difundía


de la marcha nupcial todo el tesoro
y desde el alto ventanal caía
sobre el altar un bello rayo de oro.

La pareja feliz llegó hasta el coro


y en el sagrado altar cayó de hinojos.
—Para esta unión, Señor, tu amor imploro;
pon tu luz en sus almas y en sus ojos,

el sacerdote dijo... Alzando luego,


dijo una oración: —Ya estáis unidos;
uno sois; os bendigo y os entrego

este anillo; conservadle puro.


Jurádmelo por El, hijos queridos,
y ambos dijeron con unción: —Sí, juro.

17
II

Cumplisteis la promesa. Cincuenta años


se enteran hoy desde el lejano día
que sin temor a negro desengaño
os jurasteis amor por una vida.

Y la luz del amor sigue encendida


como si sólo ayer Dios la prendiera,
más pura, más brillante cada día,
más hermosa con cada primavera.

Dichoso amor que por azul camino


trajera vuestras almas enlazadas
en la armonía de un igual destino.

Y mil veces feliz la fe jurada


y ese anhelo magnífico y divino
de amarse hasta el final de la jornada.

18
III

¡Hermoso atardecer!... Hora en que el alma


puede mirar la senda recorrida
con la serena y luminosa calma
que da la dicha de una noble vida.

¡Cuánta lucha y angustia dominadas


y en la sombra del tiempo ya dormidas!...
La santa comunión nunca trizada
y la luz del hogar siempre encendida!...

¡Qué bello, qué risueño el panorama


que perfuman los albos jazmineros
de las almas que se unen y se a m a n ! . . .

¡Y qué bellas las flores del sendero!...


rAsí florece la divina llama
del amor y la fe sin son sinceros!...

19
III

¡Hermoso atardecer!... Hora en que el alma


puede mirar la senda recorrida
con la serena y luminosa calma
que da la dicha de una noble vida.

¡Cuánta lucha y angustia dominadas


y en la sombra del tiempo ya dormidas!...
La santa comunión nunca trizada
y la luz del hogar siempre encendida!...

¡Qué bello, qué risueño el panorama


que perfuman los albos jazmineros
de las almas que se unen y se a m a n ! . . .

¡Y qué bellas las flores del sendero!...


¡Así florece la divina llama
del amor y la fe sin son sinceros!...

19
IV

La santa bendición pliegue las alas


de vuestras vidas en el suave ocaso,
que del vergel la esencia que se exhala
se difunda sutil a vuestro paso.

Cante el ave feliz en la enramada


y la belleza de su alegre trino
?ea una suave, una sutil almohada
que temple la aspereza del camino.

Que los astros derramen su luz pura,


que el resplandor del sol se haga más denso,
que descienda la estrella de la altura,

que del tiempo el reloj quede en suspenso,


y este ruego filial que amor fulgura,
llegue al trono de Dios como un incienso!...

20
SEÑOR

Toda esta tierra yerta, desolada,


por la que diste con amor tu vida,
yace otra vez de vicios infestada
y por hondos rencores consumida

Los hombres, de tus leyes olvidados


y de la sangre que vertiste un día,
a sus bajas pasiones han tornado,
que no borra tu ejemplo todavía

Señor, con tu perdón pon la mirada


sobre esta tierra que sintió tu planta
y oyó el acento de tu voz amada

Y haz que descienda a su infecundo suelo


ese divino amor que nos levanta
y confunde la tierra con el cielo...

21
A N H E L O

Un pequeño rincón lleno de flores,


lleno de luz, en donde pueda el alma
difundirse y soñar, soñar en calma,
allí quiero vivir.
Allí quiero vivir sin más amores,
sin más honda ambición ni más anhelo
que amar la vida en la quietud del cielo
y el solo goce de ese amor sentir.

Un pequeño rincón que me permita


huir de los humanos sinsabores,
y no sentir del mundo los rumores,
pleno de sol y paz;
en donde siempre pueda, libremente,
gozar de la inmortal naturaleza
y disfrutar de su sin par belleza,
de la existencia en el correr fugaz.

Y lo habré de encontrar, porque tan sólo


en ese sitio logrará mi empeño

22
ver alcanzado su más dulce sueño:
la paz del corazón.
Y porque allí mis ojos extasiados,
de visiones magníficas ahitos,
irán por el espacio al infinito
para admirar en su grandeza a Dios.

23
EL ARBOL DEL CAMINO

Junto a un camino ardiente y desolado


de la tierra brotó, débil simiente,
pequeño tallo tierno y delicado-
Sin el amor de cariñosa mano
que en los primeros tiempos le cuidara,
en los días quemantes del verano
clamó de sed por una gota de agua.

Y le azotó con furia la tormenta


y quemaron sus brotes las heladas
y sintió muchas veces que moría
falto de luz y de calor y savia.

Pero el árbol soñaba.


En su interior sentía
que una fuerza ignorada lo impulsaba
a luchar, a vivir y palpitaba
en la dulce esperanza que escondía.

Y triunfar logró al fin. Lo venció todo.


La aridez de la tierra, la inclemencia

24
del tiempo, los brazos poderosos
de la zarza; y una mañana
de clara transparencia,
bajo un cielo magnífico y hermoso,
abrió sus flores, derramó su esencia,
lució sus hojas verdes y lozanas.

Y alcanzó, solitario en la llanura,


en la visión doliente del paisaje,
ver realizada su ambición más pura:
entreabrir opulento su raihaje
a la vera desierta del camino,
ofreciendo al cansado peregrino
sombra y quietud .para su largo viaje.

25
FUGAZ

Amor de juventud y por lo mismo


amor loco, amor ciego, amor en llamas;
espacio y luz y mar, cumbre y abismo,
torrente arrollador, fuego que inflama...
Y en la magia de un sueño cristalino,
sin pensar en sorpresas ni conjuros,
oímos el llamado del destino
seguros de la vida y del f u t u r o . . .
Fue un ensueño del alma bello y pleno
que hablaba al corazón muy hondas cosas,
que invitaba a ser hombre y a ser bueno,
a una vida de amor, noble y hermosa...
Y llegaron felices muchas horas,
saturadas de ensueños y promesas,
como perlas caídas de la aurora,
como lluvia de notas que embelesa...
¡Y fue un amor fugaz!... Como viniera
huyó, diciendo, compasivo y tierno:
—Para saber sentir la primavera,
hay que vivir las horas del invierno...

26
Es duro y cruel... pero el deber me llama
y me rindo a su voz... ¡Dios es testigo!
Sea este amor una doliente llama;
huyo y se queda el corazón contigo.

Y en el frío balance de los años,


entre ruinas, despojos y cenizas,
aun conservo de aquel divino engaño
un recuerdo, una flor, una sonrisa!...

27
SIMIENTE

Porque fuiste sencillo, enamorado


de las pequeñas cosas;
porque la huella que dejó tu arado
florece luminosa...
Porque fuiste magnánimo, sincero,
y tu palabra amiga
buscó siempre los ásperos senderos
y las rudas fatigas...

Porque nunca temió tu pensamiento


la muerte tan temida;
porque hiciste de hondos sufrimientos
los goces de la vida...
Porque sembraste luz, la luz hermosa
que tu pecho encendía,
y te daban espinas por tus rosas
y Tú las recogías...
Porque fuiste vertiendo en el camino
la Divina Enseñanza,
hoy tu sangre, Señor, es dulce vino
y tu cuerpo Hostia s a n t a ! . . .

28
NO DUDES

¿Por qué dudar?


¿Por qué cerrar el alma
a la verdad suprema?
¿Por qué no abrir el pecho
a la esperanza
y la mente a la luz?

La vida es un canto, un poema,


una nota en el alma suspensa,
un himno que no engaña
al que la sabe comprender y piensa.

"Morir es terminar nuestra jornada"


Aleve afirmación, vana mentira
de aquéllos que no ven en cuanto miran
sino una cosa pasajera, inerme.
El hálito vital siempre respira,
jamás se apaga, pero, a veces, duerme.

Las formas cambian. Nuestra presencia


es un destello sólo de la esencia

29
que anima el universo,
y que en sus infinitas mutaciones
se torna luz y planta y sol y astro,
se hace pasión y sangre y corazones.

No se extingue jamás. La vida es una


transformación eterna. Inagotable,
múltiple, variada en sus amores,
y en su fuerza perenne, inextinguida,
recoge vidas para hacerlas flores,
xecoge flores para hacerlas vidas...

¡No dudes!... Una sola mirada,


serena, sencilla, emocionada,
te lo hará comprender.
La muerte es sólo un sueño,
un viaje, una jornada,
jpero nunca el "no ser"...

30
INDICE

Pág.
DEDICATORIA 6
OTOÑO 7
MI SOMBRA 8
EL DULCE ENCUENTRO 9
COMO UN ESCUDO 10
EL AGUA 11
CUERVO 12
REFUGIO 13
EL NIDO 14
VELERO VIEJO 15
NOVENA SINFONIA 16
BODAS DE ORO 17
SEÑOR ••• 21
ANHELO 22
EL ARBOL DEL CAMINO 24
FUGAZ 26
SIMIENTE 28
NO DUDES 29

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