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Luz Del Mundo
Luz Del Mundo
Luz Del Mundo
***
Prefacio
El 29 de mayo de 1892, tras cuatro décadas de espléndido fulgor, desde los primeros indicios de su
creciente gloria en el Síyáh-Chál y en Bagdad hasta su esplendor meridiano en Adrianópolis y ‘Akká,
el Sol de Bahá ―título memorable que ‘Abdu’l-Bahá usó en el telegrama con el que informó al Sulṭán
‘Abdu’l-Ḥamíd de la ascensión de Bahá’u’lláh― se había puesto. Aun así, el ocaso de ese Sol no fue
seguido de la oscuridad de la noche, sino del reflejo de su gloria en la Luna de la Alianza, que ilumina
el camino por delante hasta la consecución del propósito final de Bahá’u’lláh: la unificación de la
humanidad.
Como luminoso Centro de esa Alianza, ‘Abdu’l-Bahá, el hijo mayor de Bahá’u’lláh y Su
designado Sucesor, guiaría la Causa durante las siguientes tres décadas y sería «el custodio de su gloria
y el difusor de su luz». Su misión sería «enriquecer y ampliar los límites del patrimonio incorruptible
encomendado en Sus manos, al difundir la iluminación de la Fe de Su Padre sobre Occidente, exponer
los preceptos fundamentales de esa Fe y sus principios cardinales, consolidar las actividades que ya
habían sido emprendidas para la promoción de sus intereses y, finalmente, dar paso a la Edad Formativa
de su evolución, mediante las disposiciones de Su propio Testamento».1
Durante el curso de ese singular mandato, ‘Abdu’l-Bahá escribió miles de Tablas a personas y
comunidades de Oriente y de Occidente, que constituyeron una efusión constante de guía, aliento,
apoyo, edificación y amor ilimitado. El presente volumen está compuesto de setenta y seis selecciones
recientemente traducidas, escogidas de entre Tablas que originalmente fueron publicadas en persa en
los volúmenes 3 y 4 de Muntakhabátí az Makátíb-i-Ḥaḍrat-i-‘Abdu’l-Bahá. Aunque las Tablas que aquí
se presentan abarcan el período completo del ministerio de ‘Abdu’l-Bahá, muchas fueron escritas poco
después de la «Aflicción Suprema» del fallecimiento de Bahá’u’lláh. En ese momento, la comunidad
huérfana del Más Grande Nombre, sumida en el dolor y el abatimiento, se volvió a ‘Abdu’l-Bahá y
reconoció en Él, «en su hora de necesidad desesperada, a su Solaz, su Guía, su Baluarte y su Defensor».2
Ya fuera al escribir a los amigos en esos momentos de duelo o en años posteriores cuando estaban
sufriendo persecución y dificultades, ‘Abdu’l-Bahá los llamaba a reflexionar sobre la vida de la Bendita
Belleza, Cuyo «único y exclusivo propósito al aceptar esas pruebas y tribulaciones para Su bendita
Persona era instruir a los amantes en los caminos del amor y enseñar a las almas anhelantes el arte de
la servidumbre». Los amados de Dios, escribió ‘Abdu’l-Bahá, «no deben apenarse ni angustiarse por
estas numerosas aflicciones, pues, al soportar tales pruebas, están compartiendo los sufrimientos de la
Belleza de Abhá».
Las Tablas contenidas en este volumen proporcionan una selección —traducida al inglés— de
entre las muchas escritas por ‘Abdu’l-Bahá, que describen aspectos de la vida de Bahá’u’lláh y las
tribulaciones que soportó, acontecimientos en Su tierra natal, el propósito y la grandeza de Su Causa,
el carácter sin precedentes y la trascendencia de Su Alianza ―así como los intentos de sus enemigos
por sabotearla y destruirla― y algunas alusiones y profecías bíblicas y coránicas relativas a la Bendita
Belleza. Muchas de las Tablas muestran paralelos entre los sufrimientos de Bahá’u’lláh a manos de Sus
adversarios y las aflicciones a las que, de manera similar, fue sometido ‘Abdu’l-Bahá.
Así pues, estas Tablas son doblemente valiosas: ¿Quién mejor puede hablarnos de Bahá’u’lláh e
impartirnos Sus «lecciones del espíritu en la escuela de la percepción» que Su Hijo más preciado, Quien
compartió Su vida de exilio, prisión y persecución como Su colaborador más cercano, y Quien,
designado por Su Padre el «Misterio de Dios», mantuvo una singular relación con el Autor de la
Revelación como «la imagen de Sus perfecciones», «el Intérprete de Su mente», «el Punto Focal de Su
guía infalible», «el espejo impecable que refleja Su luz»?3
i
Traducción del Panel Internacional de Traducción 2 enero 2023 de un documento proveniente de Bahá’í
Reference Library ubicado en bahai.org/library. Se permite utilizar su contenido con sujeción a las condiciones
de uso que se encuentran en www.bahai.org/legal.
1
El intervalo de un siglo desde el fallecimiento de ‘Abdu’l-Bahá es en sí un testimonio de Su
garantía de que el Sol de la Revelación de Bahá’u’lláh «nunca se pondrá, ni jamás declinará esa Estrella
del Dominio de la Gloria. […] Permanece por siempre brillante en su esplendor meridiano, siempre
resplandeciente y luminoso, en la sublime cima de la munificencia».
2
1
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh amigos! ¡Qué benditos, qué bienaventurados, qué afortunados sois por haber nacido en este ciclo
y en esta dispensación, y por vivir en semejante edad y siglo, por haberos encontrado con este manantial
y haberos inclinado ante semejante umbral, por haberos amparado a la sombra de este árbol y haber
participado de semejante fruto! El ciclo es el Ciclo de la Antigua Belleza, y el siglo, el siglo del Más
Grande Nombre. El manantial es el arroyo de la Ley de Dios, y el umbral, el Umbral de la Belleza de
Abhá. El árbol es el Árbol de la Vida, y el fruto, el del Divino Árbol del Loto. ¡Benditos quienes lo
alcanzan! ¡Gozosos quienes entran en él! ¡Felices quienes se acercan a él! ¡Y dichosos los que habitan
bajo su sombra! Toda alabanza sea para Dios, el Señor de los mundos. Transmitid mis más cálidos
saludos de Abhá a todos los amigos…
Él es Dios.
1 ¡Oh tú, buscador de la verdad! ¡Admira el poder y la grandeza de Bahá’u’lláh! En un corto plazo de
tiempo, ha conmovido a Oriente y Occidente, y ha izado en el corazón mismo del mundo el estandarte
del amor y la armonía, de la unidad y la paz, del compañerismo y la conciliación, de la veracidad y la
rectitud. Ha librado de la enemistad y la contienda a una gran multitud de almas pertenecientes a
naciones diversas y hostiles, a religiones dispares y enfrentadas, y las ha reunido bajo el dosel protector
de la camaradería, el amor y la unidad.
2 ¡Qué gran poder y qué fuerza! ¿Qué mayor prueba podrías desear? Él ha unido a Oriente y
Occidente en un estrecho abrazo. Solo y sin ayuda, ha hecho frente al mundo y ha alzado Su poderosa
Causa en la Más Grande Prisión. Aunque sometido a la máxima humillación, ha coronado a Sus amados
con la diadema de la gloria sempiterna. Si se mirara con el ojo de la justicia, esta sería prueba suficiente.
3 Has mencionado los gastos de franqueo. ‘Abdu’l-Bahá ha ofrecido su vida por ti; ¡cuánto más, sus
posesiones terrenales! Saludos y alabanzas sean para ti.
Dios es el Todoglorioso.
1 ¡Oh verdaderos amigos y amados de Dios! El Cirio brilla resplandeciente y el siglo de la Belleza de
Abhá es como un rosedal en flor. Ha despuntado el alba del Reino de Abhá y los astros del Concurso
celestial resplandecen luminosos. Soplan las suaves brisas de las praderas del Señor y se difunden las
dulces fragancias de los jardines de la santidad. Se elevan por doquier los acordes celestiales del Reino
de la gloria y el llamamiento de la Compañía de lo alto llega a los oídos de todo ser humilde. El Sol de
la generosidad divina ha salido con todo su esplendor y el Astro de la gracia de Dios vierte su resplandor
sobre todas las regiones. Las innumerables dádivas del Más Grande Nombre ―que mi vida sea
ofrendada por Sus amados― lo abarcan todo, y la mesa del banquete del Señor está extendida por toda
la tierra. Ciertamente, estas bendiciones os rodean por todos lados.
2 Contemplad, pues, qué diadema de munificencia adorna vuestras cabezas y qué manto real atavía
vuestros seres. Considerad qué ojos de misericordia velan por vosotros y qué miradas de merced están
puestas en vosotros. Por lo tanto, no os entristezcáis por la crueldad de las gentes del mundo ni os
apenéis por las implacables pruebas, pues todas ellas os sobrevienen en el sendero de la Antigua Belleza;
todo ello lo sufrís por amor al Más Grande Nombre. Estas tribulaciones son generosos dones y estas
aflicciones no son sino múltiples dádivas. Este cautiverio es realeza, y esta prisión, un noble palacio.
Esta acusación y condena es alabanza y elogio, y esta cadena, un collar de soberanía que abarca el
mundo entero. Estos cepos y grilletes son el adorno de los pies de todo afortunado, estas ataduras y
cadenas son la más elevada esperanza del pueblo de la gloria, y estas cuchillas y espadas, el máximo
deseo de los amantes de la Belleza resplandeciente.
3
3 Piensa en cómo el sagrado pecho del Exaltado ―que mi vida sea sacrificada por Él― fue
convertido en el blanco de cien mil balas, y cómo el cuerpo santo de Quddús —que mi vida sea
ofrendada por él― fue despedazado. Piensa en el suplicio de las cadenas y los grilletes que pesaron
sobre el bendito cuello del Más Grande Nombre ―que mi alma sea sacrificada por Sus amados― y
cómo fue llevado en esa condición, con la cabeza descubierta y los pies descalzos, por todo el camino
desde Níyávarán a Teherán. Muchas pruebas recayeron sobre esa Sagrada Belleza durante casi
cincuenta años, pruebas ante cuya mención tiembla la pluma. La primera fue el exilio de Persia; la
segunda, el destierro de Iraq a la capital otomana; el tercero, el exilio desde esa ciudad a la Turquía
europea y Bulgaria4; y la cuarta, el destierro de la Belleza del Más Misericordioso a las profundidades
de la Más Grande Prisión. Durante ese período Le acaecieron también un sinfín de otras tribulaciones
desde dentro y desde fuera.
4 Trae al recuerdo, asimismo, al Bábu’l-Báb5 ―que las almas de los favorecidos del Señor sean
ofrendadas por él— y considera qué pruebas y tribulaciones sufrió ese cirio luminoso y astro radiante,
y qué calamidades padeció en el sendero de Dios. Considera cómo, en el fuerte de la adversidad, bebió
finalmente la copa rebosante del martirio, y los agravios que fueron infligidos sobre sus parientes.
5 Recuerda también a esas otras almas benditas que eran como lámparas encendidas para este
mundo, como estrellas brillantes entre los hijos de los hombres, como rayos resplandecientes y astros
luminosos. Todos y cada uno de ellos se sacrificaron y brillaron con intensidad en el camino de la
Bendita Belleza. Sufrieron cautiverio y padecieron severa persecución, saqueo y expoliación, y fueron
encerrados en prisiones y mazmorras hasta que, con la sumisión más absoluta, bebieron finalmente el
sorbo del martirio.
6 Por tanto, es claro y evidente que las pruebas soportadas en el sendero del Amigo son el deseo
ardiente de quienes están cerca de Él, que las penalidades sufridas por amor al Señor son el único anhelo
de los moradores de los dominios de lo alto. Aunque en apariencia son veneno, en realidad son pura
miel. Y, aunque amargos a los labios de quienes vacilan, son dulces como el azúcar para quienes se
mantienen firmes. Por lo tanto, en gratitud por semejante merced, en agradecimiento por las aflicciones
y pruebas que habéis padecido en el sendero del Amado incomparable, os incumbe levantaros con tal
entusiasmo y fervor que deslumbre las mentes de todos los que habitan la Tierra. La gloria de Dios sea
con todos y cada uno de vosotros, oh amados del Señor.
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh amados del Misericordioso! La Belleza de Abhá ha resplandecido con Sus numerosos
nombres y atributos desde el Punto de Amanecer de todos los deseos. Ha hecho que este siglo glorioso
sea el revelador de Su maravillosa gracia mediante el brillo de esta nueva luz, y ha encendido el cirio
de la unidad en el mundo del ser. Con dulces acentos de unicidad y con melodías celestiales que
proclaman la Unidad Divina, ha gorjeado sobre las ramas del jardín de los significados íntimos para
congregar a los pueblos esparcidos del mundo bajo la sombra de la Palabra de Dios y reunir a las tribus
hostiles y beligerantes de la Tierra, en unidad y armonía, bajo el dosel del amor a Dios. Por este elevado
objetivo, por este propósito santo y manifiesto, ha ofrecido Su pecho a un sinnúmero de saetas de
aflicción y ha dado la bienvenida a innumerables heridas con suma alegría y resignación, como si de un
bálsamo curativo se tratara.
2 Ni por un instante descansó; ni por un momento halló tranquilidad Su sagrado corazón. Cuántas
noches las pasó bajo el peso de las cadenas, soportando hasta el amanecer cien mil penalidades, como
cautivo retenido en una tierra hostil. Recibió los dardos de la injusticia en la diana de la fidelidad y
bebió el veneno de la aflicción como si fuera el trago almibarado de la inmortalidad. Besó el cuchillo
afilado como si fuera una copa rebosante y anheló ardientemente la horrorosa prisión como si fuera un
abrazo amoroso. Fue exiliado de Su tierra natal y Se convirtió en un errante en el desierto de la
adversidad. Fue desterrado a Iraq y a Adrianópolis, y finalmente encarcelado en la más desolada de las
ciudades. Por fin, a pesar de todas estas dolorosas calamidades y fatigosas tribulaciones, plantó el Árbol
de la Unicidad en el paraíso de este nuevo Ciclo y levantó el tabernáculo de la unidad, la paz y la
reconciliación por encima de los estandartes más elevados.
4
3 Entonces despuntó la mañana de la esperanza y empezó a brillar el Sol de la Verdad. Su luz se
derramó sobre todas las regiones y se difundió la brisa matutina. Las alegres nuevas de la Revelación
fueron anunciadas y la llama abrasadora y el fuego intenso de la Zarza Ardiente brillaron
resplandecientes. Las olas del océano de la unidad, cual portadoras de guía, azotaron las orillas de la
discordia y arrojaron por doquier las preciosas perlas de la unidad y la concordia. La primavera divina
envolvió la Tierra, se abrieron las flores celestiales, cayeron las lluvias vernales y los vientos que
confieren vida soplaron por todos lados, hasta que, finalmente, todos se llenaron de esperanza de que la
belleza de la Unicidad sería desvelada en la asamblea del mundo y que la luz de su semblante brillaría
resplandeciente por todas las regiones.
4 Por lo tanto, oh amados del Señor y amigos de Dios, levantaos y, con todo el entusiasmo de
vuestros corazones, con todo el fervor de vuestras almas, esforzaos por desplegar los estandartes de la
unidad en el corazón mismo del mundo y, con valerosa fuerza, haced que se agite el océano de la
unicidad, de modo que el cuerpo de la humanidad pueda librarse de las restricciones de estos ropajes
abigarrados y atuendos parcheados y, en su lugar, adornarse con la vestidura inmaculada de la unidad.
5 Este es el principal objetivo y el verdadero propósito de la revelación de los Profetas, del
advenimiento de los Escogidos y de la aparición del Sol de la Realidad en esta grandísima Dispensación
del Rey de la Gloria. A menos que se logre este sublime objetivo, a menos que se cumpla este propósito
del Señor Todoglorioso y se haga realidad en la asamblea del mundo, este gran Ciclo resultará
improductivo y esta grandiosa Dispensación no producirá ningún fruto. Quiera Dios que todos los
esfuerzos estén dedicados a establecer lazos de unidad y concordia.
6 La gloria de Dios sea con todos aquellos que son firmes en la Alianza y se han aferrado a ese
sagrado Testamento, por medio del cual Dios protege contra toda discordia.
1 ¡Oh siervo del único Dios verdadero! Cuando despuntó la Mañana de la guía divina en el Exaltadísimo
Horizonte, sus rayos trajeron nuevas de gran alegría y proclamaron el advenimiento de la Belleza de
Abhá, tal como está expuesto de manera abierta e inequívoca en el Qayyúmu’l-Asmá’.
2 En la totalidad del Bayán, todas las cosas llegan a su consumación en estas sublimes y maravillosas
palabras: «El Día de la Resurrección se cuenta desde el momento de la salida del Sol de Bahá hasta su
puesta».6 «Cuidado, cuidado, no sea que el Váḥid del Bayán te oculte de Él, como por un velo. Y
cuidado, cuidado, no sea que aquello que ha sido enviado en el Bayán te oculte de Él, como por un
velo».7 El Báb mismo Se cuenta entre el Váḥid del Bayán; están las dieciocho Letras del Viviente, y Él
mismo es el decimonoveno. Una de las Letras del Viviente es Quddús, de quien Él ha dicho que, bajo
su sombra, moran Espejos equivalentes a trece Váḥides.8
3 Por lo tanto, diles a quienes están cubiertos por velos: «El Exaltado os ha advertido que tengáis
cuidado, mucho cuidado, no sea que, por volveros hacia Él o hacia aquello que ha sido revelado en el
Bayán, quedéis ocultos, como por un velo, de la Belleza del Señor. No obstante, los necios están
levantando un vocerío por todas partes. Uno dice: “¿Dónde está el advenimiento de Aquel a Quien Dios
manifestará?”, mientras otro exclama: “¿Dónde están Sus palacios?”. Uno pregunta: “¿Dónde está la
escuela primaria de Aquel a Quien Dios manifestará?”,9 y otro demanda: “¿Dónde está la cuna de Su
resurrección?”».
4 El Báb mismo dice: «Cuidado, no sea que el Váḥid del Bayán y aquello que ha sido revelado en
el Bayán te oculten de Él, como por un velo». Y no obstante, a pesar de ello, estos necios han tomado
el significado externo de los versículos como pretexto para poner objeciones a esa Belleza
incomparable, en Cuya alabanza se ha revelado la totalidad del Bayán. «¿Qué le pasa a esta gente que
apenas comprende lo que se les dice?».10 También ha dicho: «Si Él apareciera en este mismo momento,
Yo sería el primero en adorarlo». Y también: «En el año nueve alcanzaréis todo lo bueno», y así
sucesivamente.
5 Primero, considera la base sobre la que pronunciaron la sentencia de muerte contra el Más
Exaltado, el Báb, ¡que mi vida sea sacrificada por Él! Mullá Muḥammad-i-Mamaqání exclamó: «¡Oh
gentes! En el Corán, Dios dice: “Este Libro, del cual no hay duda, es una guía para los que temen a
Dios”;11 es decir, guía por el camino recto a toda la humanidad. También está claramente consignado:
“Pero Él es el Apóstol de Dios y el Sello de los Profetas”.12 ¿Cómo podemos considerar fuente de error
5
una afirmación tan explícita, cuando es en sí misma una guía? Esta persona que dice ser un descendiente
del Profeta ha destruido, en realidad, el fundamento establecido por Él». Entonces mencionó, una por
una, algunas de las leyes reveladas en el Bayán, leyes que más tarde fueron abrogadas en el Kitáb-i-
Aqdas. A continuación, ordenó que se Le despojara del emblema de Su noble ascendencia13 y emitió la
sentencia de Su muerte, sin vacilación alguna y con suma malicia.
6 Di: ¿A qué se aferró el pueblo judío sino a los significados externos de los versículos de la Torá
cuando adornaron la cruz con el cuerpo del Amado y se privaron de ese modo de la gracia del Mesías?
Se aferraron al texto literal de la Torá y permanecieron velados de Aquel que era su Revelador. Los
fariseos, que figuraban entre los más eruditos de esa edad y ciclo, no llamaron a Cristo «Mesías»
[Masíḥ], sino «monstruo» [Masíkh]. Consideraron feo y desagradable Su delicado y hermoso Rostro.
Tal es el proceder de las gentes a la hora de la aparición del Sol del mundo.
7 Del mismo modo, cuando las brisas de la Revelación de Muḥammad perfumaron las regiones de
La Meca y Medina, y los hálitos vivificantes de las Enseñanzas divinas convirtieron la Península
Arábiga en el escenario de la primavera celestial, los teólogos cristianos se aferraron también a la
interpretación literal del Libro perspicuo de Dios y permanecieron privados de los esplendores del Sol
de los dominios de lo alto. Pues, según el significado externo del texto del Santo Evangelio, no habrá
otro advenimiento después de Cristo. Los sacerdotes y los clérigos se asieron firmemente a estas
palabras y permanecieron velados de la luz de la certeza que brillaba desde el luminoso Horizonte.
8 En resumen, el día de la Revelación de la Luz divina, los pueblos del mundo se aferraron
invariablemente a los significados externos de los versículos del Libro y se privaron, de este modo, de
la gracia del Todopoderoso. Peor todavía, la mayoría de los teólogos usaron su interpretación de los
Libros Sagrados para decretar la muerte de estos soberanos Señores de toda la existencia, estos
Luminares de los reinos de lo visible y lo invisible. Con todo, no es de extrañar que aquellas gentes
quedaran veladas del Señor de la creación, pues sus Libros Sagrados y Escrituras no contenían consejos
tan claros y explícitos, ni advertencias tan concluyentes como las que se encuentran en el Bayán.
9 Pero el Báb —que mi vida sea sacrificada por Él— no le dejó a ningún alma lugar para la duda.
Eliminó los velos por completo. En todo el Bayán, declaró de manera abierta e inequívoca que el objeto
de todas las Escrituras y Libros sagrados no era otro que la Más Grande Luz. Advirtió a las gentes que
tuvieran cuidado, no fuera que el texto del Libro o sus propias interpretaciones de los versículos y
declaraciones los velaran del Sol del mundo. ¿Acaso se revelaron alguna vez consejos y advertencias
como estos en la Torá, el Evangelio o el Santo Corán? ¡No, por la rectitud de Dios! Esto es único de
esta Más Grande Dispensación, en la que la Mañana de la guía divina, la Belleza Más Exaltada —que
mi vida sea sacrificada por Él— ha rasgado los velos encubridores y ha dejado llano y patente el sendero
de la guía.
10 Además, después del martirio del Misterio de la existencia, de ese Ser glorioso, ¿dónde se
encontraban estos perversos? Cada uno de ellos se había arrastrado hasta el rincón de la degradación
perpetua, había dado la espalda al amigo y al extraño por igual y, sobrecogido de temor y angustia,
permaneció escondido de todos hasta el momento en que la Antigua Belleza, el Más Grande Nombre
—que mi vida sea sacrificada por Sus amados— exaltó la Causa de Dios. Entonces fue cuando esos
seres rastreros salieron de sus escondites presumiendo. En muy poco tiempo, fomentaron la malicia,
izaron el estandarte del odio y, de esta manera, se lanzaron a sí mismos al abismo del lamentable
tormento. Ahora ya no se oye mención alguna de ellos, ni siquiera el más ligero murmullo.14
11 Considera algunos acontecimientos más recientes. Cuando estos exiliados se encontraban bajo la
amenaza de la espada, el Rey de los Mártires y el Amado de los Mártires —que mi vida sea sacrificada
por ambos—, así como otros mártires, alcanzaron el rango del sacrificio supremo. Los mártires de Yazd
fueron descuartizados y los de Khurásán fueron quemados vivos, y sus restos y cenizas, esparcidos al
viento. Lo mismo ocurrió en Shíráz y en otras partes del país. Al mismo tiempo, el cabecilla de esas
gentes descarriadas renegó explícitamente del Báb desde los púlpitos de Iṣfahán y Teherán.15 ¿Acaso
se puede negar esto también, a pesar de que había llegado a estar en boca de todos en ambas ciudades?
12 Ahora que está viendo cómo las alabanzas a la Causa de Dios han puesto en marcha a Oriente y
Occidente, cómo la fama del Más Grande Nombre ha abarcado el Norte y el Sur, cómo la potencia de
la Palabra de Dios ha sacudido los poderes del mundo y cómo el Llamamiento divino, que trae las
buenas nuevas del Espíritu, ha vivificado y revitalizado al mundo de la humanidad, ha vuelto a salir de
su foso de oscuridad. Ha levantado un revuelo y ha reivindicado su existencia, declarando: «Nosotros
somos el pueblo del Bayán, y la piedra angular de este edificio».
6
13 ¡Lejos, muy lejos está esto de la verdad! ¿Dónde estaban estas gentes hace unos años? ¿Quién de
ellos ha bebido alguna vez de la copa de la tribulación o ha realizado el más mínimo esfuerzo en el
sendero del Exaltado? Jamás han manifestado otra cosa que no sea negación y rechazo; nunca han
mostrado otra cosa más que indecencia y vicio. ¡Por Dios, además de Quien no hay otro! Si hubiera
ahora cualquier prueba o dificultad, veríais inmediatamente cómo suben al púlpito y elevan la voz,
diciendo: «¡Nosotros no tenemos nada que ver con ellos!».16 Es más, blasfemarían y denigrarían la
Causa de Dios…
14 Observa cómo el meteoro encendido de la Alianza ha atravesado el corazón del mundo. Mira los
rayos que se vierten desde el Reino invisible sobre las tierras de los eslavos y los turcos.
Y, aun así, estos negadores, como murciélagos de la oscuridad, han entrado a rastras a las cuevas de la
apatía y niegan la existencia del sol. Cuán acertadamente se ha dicho:
15 ¡No, por la rectitud del Señor! Dentro de poco oirás el sonido de este Clarín y los toques de esta
Corneta sonando desde el Concurso de lo alto. ¡Glorificado sea mi Señor, el Todoglorioso! Saludos y
alabanzas sean para ti.
Él es Dios.
1 ¡Oh Señor, mi Dios, mi Bienamado, mi Objetivo, el Deseo de mi corazón! Este es, en verdad, el primero
de los días de Riḍván. Ha llegado con alegría y deleite, con regocijo y éxtasis. Los vientos soplan, las
nubes derraman su lluvia y el sol brilla por Tu bondadosa gracia. La brisa matinal recorre colinas y
valles en esta Primavera maravillosa, como muestra de Tu inestimable favor, y transforma estas tierras
en un fino brocado de matices incomparables y una alfombra de seda engastada de flores y adornada
con un vestido de hojas esmeralda que deslumbran los ojos con su brillante esplendor. Soplan las suaves
brisas, los refrescantes arroyos discurren mansamente y las praderas se adornan con flores; las arboledas
están frondosas, las nubes, colmadas de lluvia, y las estrellas, relucientes, gracias a Tu generosa
providencia. Este cúmulo de polvo que es el mundo mortal se ha vuelto verde y lustroso gracias a Tu
bondad, y la tierra se ha convertido en un paraíso eterno gracias a Tu merced, oh mi Dios, puesto que
ha llegado Tu día de Riḍván, rodeado de majestad e investido de soberanía, inundando la creación con
rayos de luz, como una estrella, y acompañado por una procesión de fervor y alegría. El Riḍván ha
levantado su carpa con esplendor deslumbrante en el corazón mismo del mundo, y ha guiado a sus
huestes y enviado a sus tropas en todas direcciones hasta los rincones más recónditos del Paraíso.
2 Así se han inundado de alegría y embeleso los corazones de Tus amados, y han sido transportados
de felicidad y gozo por Tus dulces aromas. Se han levantado con anhelo y fervor para alabarte, y «su
Señor les dará de beber una bebida pura».18 Alabado seas, oh mi Dios, por todo lo que nos has concedido
mediante Tu generosidad. Te doy gracias, oh mi Esperanza, por las mercedes que nos has conferido.
Bendito seas, oh mi Bienamado, por los favores que has elegido otorgarnos.
3 ¡Oh Dios, mi Dios! ¡Oh Tú que eres el Objeto de mi deseo! Abre ante los rostros de Tus amados
las puertas de Tus favores en este día perspicuo. Iza por encima de sus cabezas las velas de la guía del
Arca Carmesí. Haz que se reúnan bajo el estandarte de Tu bondad y generosidad, y haz descender sobre
ellos la señal de Tu gracia en el corazón mismo de la creación. ¡Oh Señor, mi Dios! Haz de ellos estrellas
radiantes, lámparas resplandecientes, orbes brillantes y meteoros ardientes, para que puedan levantarse
a servirte entre Tus criaturas, encender el fuego de Tu amor en los corazones de Tu pueblo, esparcir por
doquier Tus señales en todos Tus dominios y edificar las almas de todos los que habitan la Tierra.
7
Entonces se servirá Tu banquete celestial en todo el mundo, este plano contingente se convertirá en el
Paraíso de Abhá mediante la fuerza de Tu poder, y este polvo inferior llegará a ser la envidia de los
altos cielos mediante las efusiones de Tu sabiduría.
4 ¡Oh Señor! Haz de Tus amados ángeles del paraíso que habitan Tu tierra, y permite que Tus
elegidos se conviertan en almas celestiales que residen en Tu dominio. Esta es, en verdad, la mayor
aspiración de Tu siervo, quien se ha humillado ante Tu soberanía, se ha inclinado en adoración ante Tu
puerta, se ha postrado ante Tu gloria y ha caído sobre el polvo ante la fuerza de Tu soberano poder. Tú
eres el Donador, el Compasivo, el Todopoderoso, el Más Generoso.
5 ¡Oh amigos espirituales de ‘Abdu’l-Bahá! Ahora, cuando el Astro de la Festividad del Riḍván
brilla luminoso en el horizonte de la creación y todo el mundo está envuelto en un éxtasis de alegría y
fervor, es el momento del arrobo y el embeleso, del regocijo y el deleite, y de la revelación de este
solemne Día. Es la estación para el regocijo y la felicidad de alma y corazón, para la música y las
canciones, para las melodías del arpa y el laúd. Las señales de la alegría se manifiestan desde todos los
rincones y la luz del arrobamiento brilla en todas las direcciones. Los amados del Señor sienten total
regocijo y Sus escogidos resplandecen con deleite, pues este es el Día en que el Más Grande Nombre
salió de la Ciudad de Dios, en Iraq, y entró en el luminoso Jardín. En ese Día resplandeciente, el Amado
dio muestras de un gozo tan inefable que el resplandor de Su alegría bañó el reino de la existencia. En
ese glorioso Día, la Palabra de Dios fue exaltada en medio de toda la creación.
6 Por lo tanto, oh amados de Dios, os incumbe a todos estar tan llenos de éxtasis y alegría en esta
bendita Festividad que pongáis en movimiento el reino de la existencia. ‘Abdu’l-Bahá se regocija con
estas supremas buenas nuevas y suplica con la máxima humildad y fervor en el Umbral de la Belleza
de Abhá que le conceda alegría a cada uno de los amigos y les otorgue gozo y felicidad.
7 Es nuestra esperanza que, en el año entrante, los amigos del Todomisericordioso que residen en
tierras libres pongan con alegría y resplandor los cimientos del Mashriqu’l-Adhkár, y se dispongan a
alabar y glorificar clara y abiertamente la Belleza del Ilimitado, y a recitar la oración obligatoria, ya
que, en el dominio de la adoración, el ayuno y la oración obligatoria constituyen los dos pilares más
firmes de la sagrada Ley de Dios. De ninguna manera se permite descuidarlos, y no cumplir
debidamente con ellos es, ciertamente, impropio. En la Tabla de Visitación, Él dice: «Suplico a Dios,
por Ti y por aquellos cuyos rostros han sido iluminados por los resplandores de la luz de Tu semblante
y que, por amor a Ti, han observado todo lo que les ha sido ordenado». Él declara que la observancia
de los mandamientos de Dios emana del amor por la belleza del Bienamado. Cuando el buscador esté
inmerso en el océano del amor a Dios, se sentirá motivado por un intenso anhelo y se dispondrá a
cumplir las leyes de Dios. Así pues, es imposible que un corazón contenga la fragancia del amor a Dios
y, a pesar de ello, deje de adorar al Verdadero, excepto en condiciones en las que semejante acción
agitara a los enemigos y produjera disensión y malicia. De lo contrario, no hay duda de que un amante
de la Belleza de Abhá mostrará continuamente perseverancia en la adoración del Señor.
8 ¡Oh amados de Dios! ‘Abdu’l-Bahá se encuentra en grave peligro debido a la maldad de los
enemigos y la discordia fomentada por el Centro de la Sedición.19 Sean cuales sean los acontecimientos
que ocurran, por pequeños o grandes que sean, no acuséis a ningún alma. Todos esos acontecimientos
se deben a la rebelión y la oposición del Centro de la Sedición. Suplico a Dios que le permita arrepentirse
y regresar a la Alianza y al Testamento, pues, de otro modo, dentro de poco se encontrará en la perdición
total. Actualmente, está considerando la manera de asegurarse un medio de escape, y de salir de la
Tierra Santa para poder ocuparse en otras maldades y, mediante su huida, causar mayores aflicciones y
problemas para este siervo y para los amados de Dios. No se detuvo ante nada y, con todo lo que tenía
a su alcance, promovió malicia, creó disensión, esparció falsedades, y diseminó injurias y calumnias.
Lo único que le falta es huir, lo cual, para su vergüenza, está decidido a hacer ahora, y, de este modo,
causar una penosa deshonra y terrible confusión. Si encontrara una oportunidad, no demoraría su
escapada un solo instante, pero le es difícil llevar a cabo este plan. No obstante, si llegara a ocurrir, los
amados de Dios deben estar siempre vigilantes y atentos, y permanecer alerta en todas partes, no sea
que cree una fisura en la Causa de Dios y difunda por doquier los fétidos olores de la enemistad. Desde
la Ascensión de la Bendita Belleza hasta el día de hoy, ha cometido todo acto que pudiera causar daño
a la Causa de Dios. Ahora está planeando también esta acción abominable y reprensible.
9 En aquellos días, algunas personas destacadas e influyentes planeaban conseguir que ‘Abdu’l-
Bahá fuera liberado de su confinamiento. Eran perfectamente capaces de hacerlo. Pero, en respuesta,
este siervo dijo: «Esta ciudadela es la Prisión de la Belleza de Abhá. Él pasó cerca de veinticuatro años
8
aquí. Por lo tanto, yo no tengo ningún deseo de ser rescatado de esta prisión, ni procuro la liberación.
Al contrario, busco más confinamiento y anhelo vivamente un encarcelamiento más severo». Esas
almas quedaron perplejas al oír mis palabras. Pero mi intención era que entendieran que, en el sendero
del Señor, la prisión es para nosotros como un palacio real, y las profundidades del pozo, como la
cúspide del cielo. Esta es, de hecho, una realidad incuestionable. Esta es, ciertamente, la verdad, y todo
lo demás no es sino error manifiesto.
10 El Centro de la Sedición alberga la esperanza de que, cuando haya derramado la sangre de este
prisionero, encontrará finalmente el ruedo donde espolear su corcel. ¡Ay de esas fantasías ociosas y
vanas imaginaciones! Pues fijaos que algunas imaginaciones son un grave pecado. Aquellos que están
extasiados con el vino de la Alianza están hartos de los que incitan a la sedición, y quienes buscan guía
de la luz de la Revelación evitan la compañía de los instigadores de la maldad. Aunque el ruiseñor de
la fidelidad elevara el vuelo hacia el jardín de la eternidad, un alma atenta jamás prestaría oído al
graznido del cuervo o el gañido de la corneja; y aunque el hermoso semblante estuviera oculto tras un
velo, ninguna persona sabia pondría los ojos en un rostro repelente. Nadie lo haría, a excepción de quien
intente provocar sedición o esté falto de razón y discernimiento. Que el Señor os escude y proteja de la
malicia de los impíos y la maldad de quienes han violado Su Alianza.
11 ¡Oh vosotros, amados del Señor! Estad unidos, permaneced aunados y aferraos tenazmente al
Firme Asidero de la Alianza. Dedicad vuestras energías a exaltar la Palabra de Dios para que la luz de
la Verdad envuelva a la creación entera y se disipe por completo la oscuridad del odio y del error.
12 Si el mal infligido por el Centro de la Sedición estuviera dirigido únicamente a este siervo, y su
odio estuviera confinado a este agraviado prisionero, juro, por Aquel además de Quien no hay otro Dios,
que no habría pronunciado una sola palabra sobre su repertorio de dudas y sus calumnias. Pero, ¿qué
otra opción hay?; pues ha falsificado las palabras de Dios, ha buscado la ruina de la religión de Dios y
ha violado la Alianza de Dios. Si yo no hubiera intentado despertar a los amigos disipando las dudas
con unas cuantas palabras, la Fe de Dios habría sido extinguida por completo. ¡Juro por Aquel además
de Quien no hay otro Dios! No me queda otra opción que escribir estas breves palabras; de lo contrario,
este siervo nunca se habría permitido pronunciar una sola palabra de menosprecio, ni siquiera contra
los más feroces de sus oponentes.
13 A pesar de todo lo que ha pasado, todavía oro por él fervientemente y ruego a Dios que, por
ventura, abandone esos juegos de niños, se aparte de la iniquidad y la rebelión, y se arrepienta y se
cobije al amparo de la Alianza. ¡Juro por Aquel además de Quien no hay otro Dios! Entonces le
mostraría el mayor amor y bondad, no pronunciaría una sola palabra sobre tiempos pasados ni le
impondría obligación alguna, salvo que rectifique lo que ha falsificado en el Texto Sagrado.
14 Ciertamente, el fundamento mismo de la Ley de Dios es que Sus amados se asocien con todos los
pueblos y linajes de la Tierra con suma amabilidad, camaradería y unidad, y con veracidad, sinceridad
y fidelidad. En ningún caso deberían comportarse con nadie de manera contraria a este principio
inviolable, excepto con quien es la encarnación de la enemistad y está decidido a destruir la Ley de
Dios. Para semejantes almas, no hay remedio alguno. No se les debe ofrecer ningún espacio para que
desfilen y avancen. Pues, de lo contrario, malograrían el glorioso martirio del Báb, la sangre pura
derramada por todos los mártires, y las tribulaciones, aflicciones y encarcelamientos padecidos por la
Luminosa Belleza durante cerca de cincuenta años. Socavarían por completo el grandioso fundamento
de la Causa de Dios.
15 Por lo tanto, hay que rehuir la compañía de esas personas y nadie debe asociarse con ellas, a menos
que se arrepientan ante Dios. Mi Señor es, en verdad, el Compasivo, el Perdonador. No obstante, ese
arrepentimiento debe ser sincero, y no solamente de palabra. El arrepentimiento del Centro de la
Sedición consistiría en rectificar todo lo que ha interpolado en el Texto, confesar lo que ha hecho e
implorar la clemencia y el perdón de Dios. Pues, un día, vino a ver a ‘Abdu’l-Bahá, por intercesión de
‘Alí-Akbar. Cerró la puerta, confesó sus transgresiones y pidió perdón por sus infracciones. Este siervo,
ciertamente, lo perdonó; pero, al cabo de unos días, resultó claro y evidente que se había tratado de otra
de sus estratagemas. Su verdadera intención había sido encontrarse con algunas personas en privado y
sembrar las semillas de la duda en sus corazones, pues los amigos habían estado eludiendo su compañía.
La cuestión es que se debe distinguir el verdadero arrepentimiento del falso. Solo entonces puede
aceptarse. Saludos y alabanzas sean con vosotros.
9
7
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo de Bahá! Se han recibido tus detalladas cartas, una tras otra, y a pesar de la falta de un solo
momento libre, han sido leídas con la mayor atención. Considera con cuántas miles de almas hay que
mantener esta correspondencia, y lo difícil que es la tarea; no hay apenas tiempo. Por esa razón, esta es
una respuesta breve, que con seguridad disculparás. Te escribo debido a mi amor por ti; de lo contrario,
sería imposible escribir una sola palabra.
2 Hoy en día, la enseñanza de la Causa es la piedra angular del cimiento mismo. Aquel que se
disponga a enseñar será ayudado bondadosamente por las huestes del Concurso celestial. Ninguna otra
cosa conducirá a éxito alguno. Hoy es el día de poner los cimientos; no es momento de organizar,
reparar o restaurar. Primero hay que sentar los cimientos, y solo después, organizar y arreglar.
3 Sentar los cimientos consiste únicamente en propagar la Fe de Dios, difundir las fragancias divinas
y desprenderse de todo salvo Él. Piensa en cómo un constructor hábil obtiene primero los materiales
necesarios para el edificio. Luego prepara el terreno, pone los cimientos y levanta los pilares. Después
es cuando se dedica a organizarlo, ordenarlo y adornarlo. Si nos concentráramos en organizar y ordenar
ahora, se demorarían la enseñanza de la Causa de Dios y la difusión de las fragancias divinas.
4 Por lo tanto, ocúpate solamente en la promoción de la Causa en los alrededores de Shíráz. Si las
personas de una ciudad deciden, por iniciativa propia, celebrar una reunión de consulta —es decir,
formar una Asamblea Espiritual de acuerdo con el proceso electoral— no hay ningún inconveniente.
Sin embargo, no debemos impulsar activamente este asunto de momento, pues algunos se alegrarían,
otros se entristecerían, y aun otros se sentirían angustiados. Estas decisiones deben dejarse a la
discreción de los creyentes de cada ciudad. ‘Abdu’l-Bahá y todos los que se unen a él y comparten su
servicio ante el Sagrado Umbral deben centrar su pensamiento en difundir los dulces aromas de Dios.
Si ‘Abdu’l-Bahá se hubiera ocupado con esas otras cuestiones, ¿cómo podría haber iluminado el Oriente
y Occidente con la luz de la guía?
5 Contestaremos tu pregunta de manera sucinta. La Antigua Belleza20 —que mi vida sea ofrecida en
aras de Sus amados— no Se encontró visiblemente con Su Santidad, el Exaltado21 —que mi vida sea
sacrificada por Él—.
6 El Espíritu Fiel, Gabriel, el Espíritu Santo y el Poderoso son todas designaciones de la misma
Realidad.
7 Los miembros electos de las Asambleas Espirituales deben ser puros y desprendidos.
Cuandoquiera que se forme una Asamblea Espiritual en una ciudad, les corresponde a los maestros de
la Causa consultar con ella y actuar de acuerdo con cualquier cosa que considere oportuna. El maestro
no debe apoderarse de cosas mundanas, ya sean relativas a contribuciones o cosas similares. Está
permitido que los creyentes de una localidad elijan a un maestro como miembro de la Asamblea Local…
8 Para concluir, oh Jináb-i-Shukúhí, deslígate de todo menos de Dios y extasíate con las fragancias
de lo Divino. Renuncia al hogar y a la comodidad, y conviértete en un caminante que recorre los
desiertos del amor a Dios, ocupado en la difusión de Sus dulces aromas. Si deseas asistencia divina,
este es el camino; si anhelas confirmaciones, este es el sendero. ¡Por la Antigua Belleza! Todo lo demás
resultará finalmente en pérdida manifiesta. Esta es, ciertamente, la verdad, y todo lo demás no es más
que error.
Él es el Más Glorioso.
1 ¡Oh rama distinguida del bendito y sagrado Árbol del Loto! Cuando la Antigua Belleza, el Más Grande
Nombre —que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados— visitaba Haifa, elogiaba a menudo cierto
lugar en el Monte Carmelo y comentaba lo placentero y agradable que era, y la espléndida vista que
ofrecía. Dio instrucciones de que se comprara por cualquier medio posible. Estaba muy decidido a
adquirir ese terreno.
2 Hace cuatro años, después de muchos esfuerzos, se compró esa parcela y, tras unos pequeños
arreglos, se dejó lista. Entonces se enviaron instrucciones especiales a Rangún, se escribieron
10
numerosas epístolas y se preparó y envió un diseño para que se construyera un sarcófago con el mármol
de esa región. Con gran dificultad, se completó el tallado, hecho de una sola pieza de mármol, y se
transportó el sarcófago hasta aquí por diversos medios. Seguramente has oído lo que sucedió a lo largo
del camino, al entrar a algunas ciudades. En resumen, llegó hace poco, junto con un féretro elaborado
con la mejor madera de la India.
3 Hace un año, enviamos a Áqá Mírzá Asadu’lláh desde aquí con una misión especial. Así fue como
él y otros cuantos amigos transportaron sobre un palanquín, con suma reverencia, recogimiento,
humildad y respeto, ese sagrado Templo y poderoso Trono, los santos restos del Báb —que mi vida sea
sacrificada por ellos— desde Persia a la Tierra Santa.
4 Ahora estamos ocupados en erigir ese sagrado edificio en el Monte Carmelo. Dios mediante,
también te llamaremos a ti para que te unas a nosotros en el transporte de las piedras y el mortero de
este santificado y bendito Santuario, y participes de las efusiones ilimitadas de Su gracia y alcances este
supremo honor. Estas son nuevas de alegría con las que no puede compararse la soberanía de la tierra
y del cielo. En verdad, mi corazón está lleno de un regocijo y una alegría tan grandes que no se pueden
describir. Pues aquel sagrado Templo había sufrido grandes indignidades a manos de los transgresores,
pero ahora —alabado sea Dios—, mediante la ayuda y la gracia infalibles otorgadas por la Antigua
Belleza, se han obtenido y dispuesto todos los medios de manera tan perfecta que causará la maravilla
de todos. La gloria de Dios sea contigo y con los Afnán del Árbol sagrado en esa tierra.
1 ¡Oh buscador de la verdad! Se ha recibido tu carta. Me has pedido un relato escrito y un listado de las
profecías relativas al Báb y a Bahá’u’lláh. Ambos han sido escritos anteriormente. Búscalos y los
encontrarás.
2 En cuanto a la Bendita Belleza, no desciende del linaje de Ismael, sino que era descendiente de
uno de los otros hermanos que habían emigrado a Persia y a los territorios afganos. Pues, además de
Isaac e Ismael, Abraham tuvo seis hijos que se trasladaron a Persia y a las regiones afganas.
3 ¡Oh buscador sincero! Esfuérzate con toda tu energía por llamar a las gentes al Reino celestial,
para que, mediante la guía divina, hagas posible que las almas humanas lleguen a ser como los ángeles
del Paraíso, promuevas la paz universal en esta destacada Edad y rindas servicio a la unicidad del mundo
de la humanidad, alcances la vida eterna, sigas el ejemplo de Cristo y llegues a ser un compañero de
‘Abdu’l-Bahá en este sendero. Saludos y alabanzas sean para ti.
10
1 ¡Oh noble rama del Árbol divino! Numerosas ocupaciones y vicisitudes sin fin han retrasado mi
respuesta a tu carta. No hay duda de que lo perdonarás, ya que mis obligaciones son tales que no pueden
describirse o expresarse. A pesar de ello —alabado sea Dios—, las comunicaciones entre ‘Abdu’l-Bahá
y las honorables Ramas del Árbol Sagrado son continuas.22 Ello se debe al profundo amor que siento
en mi corazón por la Exaltada Belleza —que mi vida sea sacrificada por Él—.
2 ¡Alabado sea Dios! Se ha completado la construcción del nivel inferior del Santuario Sagrado con
la máxima solidez, finura y elegancia. Había una parcela grande situada en la pendiente, por encima del
Santuario Sagrado. Si se hubiera quedado en manos de extraños, en el futuro podrían haber construido
allí edificios, lo que acarrearía muchas dificultades. Una y otra vez, ese terreno fue bendecido con las
pisadas de Bahá’u’lláh. Había unos cuantos cipreses en él y la Bendita Belleza —que mi vida sea
sacrificada por Sus amados— a menudo Se sentaba bajo su sombra cuando los creyentes llegaban a Su
presencia. Recientemente, también hubo que comprar esa parcela por la suma de dos mil tomanes, y se
anexó al terreno de los alrededores del Santuario Sagrado.
3 En cuanto al aljibe,23 ya que este siervo fue encarcelado antes de su construcción, los ingenieros
europeos y otomanos fueron incapaces de garantizar la necesaria firmeza y solidez de la estructura, y
su trabajo quedó incompleto. Debido a ello, el muro del aljibe que estaba orientado al mar se derrumbó
y los esfuerzos fueron en vano. No obstante, no ha habido problema porque ahora se está reconstruyendo
11
con mayor resistencia, bajo la supervisión de este siervo, y pronto estará completa. A pesar de que,
debido a mi encarcelamiento, no he podido ir al Santuario Sagrado en persona, he estado supervisando
la labor de construcción a distancia. Pronto estará finalizada y será bien firme y sólida. En realidad, no
es un aljibe, ¡es un mar!
4 Y ahora, con respecto a la visita de la hoja sagrada del Árbol Bendito: si Dios quiere, las
circunstancias pronto lo harán aconsejable, y entonces se concederá permiso. Saludos y alabanzas sean
para ti.
11
Él es Dios.
1 ¡Oh mi conciudadano! Aunque ‘Abdu’l-Bahá nació en Teherán y durante varios años seguidos vagó sin
hogar en Iraq, y aunque por un tiempo estuvo exiliado en Rumelia y durante cuarenta años fue un
prisionero en ‘Akká, su tierra natal es Mázindarán, es decir, el distrito de Míyánrúd, en la región de
Núr. Por lo tanto, me dirijo a ti como mi conciudadano.
2 Tu espléndida carta despertó en mi corazón sentimientos espirituales. La leí con admiración, pues
era una melodía de Unidad Divina y una insignia que proclama Su unicidad. Yo también estoy muy
deseoso de conocerte. Si llegas a tener los medios de viajar en paz y tranquilidad, puedes venir el
invierno próximo.
3 ¡Alabado sea Dios! Siempre que leo el nombre de alguien de Mázindarán al final de cualquier
carta, me trae alegría y deleite, ya que es el hogar ancestral de la familia de la Bendita Belleza. Mi
corazón anhela que esa tierra llegue a ser como el Paraíso mismo y que sus gentes reconozcan y abracen
el Gran Anuncio. La Gloria de las Glorias sea contigo.
12
Él es Dios.
1 ¡Oh amigos de ‘Abdu’l-Bahá que habéis sido sometidos a duras pruebas! Se ha sabido que una persona
malvada de esas regiones ha asaltado y atacado a ricos y pobres, y ha dañado y hostigado por igual a
amigos y adversarios. Ha expoliado y saqueado a muchos, ha robado e impuesto tasas a todos. No ha
perdonado a alma alguna; no ha dejado ni un solo penique. Ha sido, en verdad, una terrible calamidad,
una grandísima aflicción, pues ha acarreado pérdidas lamentables y ha infligido sufrimientos sin límite
a amigos y extraños por igual.
2 Si no hubiera actuado de esta manera, no habría sido afligido con la retribución que conlleva
semejante comportamiento. Pronto llegará el día en que caerá en desgracia y quedará reducido a la nada.
No quedará de él ni nombre ni fama. La culpa de todas estas maldades, no obstante, la tienen las
maniobras siniestras de los Signos caducos; este relámpago ha caído a causa de los decretos
pronunciados por Pruebas defectuosas.24 Y, con todo, una banda de necios todavía siguen a semejantes
hombres, todavía besan sus manos y el borde de sus prendas, y arden con las llamas de la malicia y la
sedición.
3 En breve, los amados de Dios no deben apenarse ni angustiarse por estas numerosas aflicciones,
pues, al soportar tales pruebas, están compartiendo los sufrimientos de la Belleza de Abhá. A pesar de
que ese Luminar radiante era misericordioso, amoroso y perdonador con todos, los ignorantes
encendieron tales fuegos que quemaron toda decencia y pudor. Como resultado, ese Centro focal de la
belleza fue sometido a cadenas y grilletes; soportó azotes en las plantas de los pies y padeció día y
noche todo tipo de torturas. Fue despojado de Su hogar y anduvo como un errante por montañas y
planicies; fue desterrado, exiliado y encarcelado. Pasó veinticinco largos años en confinamiento y fue
insultado y atormentado. Que los amigos den gracias a Dios, por lo tanto, por haber sufrido también
expoliaciones y saqueos, por haber sido convertidos también en el blanco de los dardos de la crueldad
y la malicia.
4 El pueblo de la Bendita Belleza en Mázindarán fue atacado por una hueste de doce mil hombres
brutales. Robaron y saquearon tan incesantemente que no quedaron señales de ninguna posesión o
12
bienes; ni siquiera dejaron cosecha alguna para los habitantes del pueblo. Incendiaron la paja, quemaron
el aceite y masacraron a inocentes. Luego, arrearon a los campesinos atados con cadenas, los enviaron
a Teherán y los encarcelaron. Cortaron la barbilla y la barba de ese espíritu de espíritus, Mullá ‘Abdu’l-
Fattáḥ, y le hicieron caminar hasta Teherán, descalzo y encadenado. A pesar de su avanzada edad y de
su debilidad, los guardas no le mostraron misericordia alguna. Aun así, caminando con cadenas,
sangrando por las heridas de su rostro, ese espíritu de abnegación elevó la voz en oración hasta su último
aliento, dando gracias al Señor de los Signos por haber sido víctima de la expoliación y el saqueo, por
haber sido atado con cadenas y grilletes en el sendero del Amado. Con la barba teñida con su propia
sangre, caminó todo el trayecto y, al llegar a la prisión de Teherán, entregó su alma en manos de su
Amado y se sacrificó por el Amigo Amoroso. Radiante de alegría, entregó su vida en el sendero de ese
gran Luminar. Qué gran verdad es lo que dice el poeta:
5 En suma, que los amados de Dios rindan gracias al Señor Todomisericordioso por su participación
en estas aflicciones y por su impresionante paciencia y tolerancia. No hay duda de que, mediante Su
gracia infalible, a esta lúgubre noche le seguirá una brillante mañana y un horizonte luminoso aparecerá
tras esta tenebrosa nube. Este veneno mortal dará paso a la miel más pura, y esta dolorosa herida
recibirá, finalmente, un bálsamo curativo. ¡La Gloria de las Glorias sea con vosotros!
13
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo de la Belleza de Abhá! Se ha recibido tu carta. Has escrito que has estado privado de
comunicaciones durante un tiempo, aunque yo te he enviado numerosas cartas. También escribí una a
la sierva de Bahá con respecto al Santuario del Báb, y sobre cómo, en el día de Naw-Rúz, los Restos
sagrados fueron depositados con sumo gozo y esplendor en el féretro de mármol, y colocados con la
debida delicadeza y ceremonia en el exaltado Santuario. Tampoco se confirmó el recibo de esa carta.
No obstante, el primer día de Riḍván se recibió tu carta en la que se transmitía la feliz noticia de la
celebración de una reunión, lo cual regocijó mi corazón.
2 Has preguntado sobre un pasaje de la Epístola dirigida al Lobo. «La Tierra de Mím» se refiere a
Mázindarán. La Bendita Belleza fue encarcelada en la ciudad de Ámul y, cuando los ulemas se
reunieron en la mezquita, fue entregado a sus manos. Esos teólogos inicuos se levantaron entonces
contra Él con injusticia y tiranía. Lo atormentaron con un sinfín de sufrimientos y Lo hicieron víctima
de su implacable crueldad. Por ejemplo, sometieron a la Bendita Belleza al azote de las plantas de los
pies, de tal manera que Sus pies quedaron seriamente malheridos durante algún tiempo. Transmite mis
amorosos saludos a la sierva de Bahá, así como al resto de los amigos.
14
Él es Dios.
1 ¡Oh remanente de esas dos almas distinguidas que ya han partido! Se recibió tu carta y fue motivo de
infinita alegría y felicidad, pues ―alabado sea el Señor― finalmente se han tenido noticias de la tierra
de Núr, y ha llegado una carta de un alma que es descendiente de amigos veteranos y de conciudadanos
muy queridos.
2 ¡Glorificado sea Dios! El Oriente está iluminado con los esplendores de Su luz, y el Occidente está
perfumado con los dulces aromas del amor del Señor. Los turcos y los persas, los africanos y los
americanos, los europeos y los asiáticos, todos han sido inflamados y vivificados mediante la influencia
penetrante de la Causa de Dios. No obstante, la tierra natal de la Bendita Belleza, aunque portadora del
13
nombre de Núr,25 ha permanecido oscura y desposeída. Los extraños se han convertido en amigos, y los
que eran amigos se han distanciado. Balál el etíope, Ṣuhayb el bizantino, ‘Addás el asirio, y Salmán el
persa, todos llegaron a ser compañeros íntimos de los misterios. Y, sin embargo, el Siyyid de Quraysh,
Abú-Lahab, así como los parientes y familiares del Bello Muḥammad, quedaron privados del esplendor
de Su Luz.
3 En el Evangelio se dice que ninguno de los profetas ha sido honrado en su propia patria y tierra
natal. Así es, en efecto. Cristo ha dicho también que muchos vendrán de Oriente y de Occidente y
entrarán en el reino del cielo, mientras que los hijos del reino le darán la espalda. Y ahora, la fama de
la Causa de Dios y las nuevas del advenimiento de Bahá’u’lláh han conmocionado y puesto en
movimiento a todas las regiones de la Tierra. Y, sin embargo, las gentes del distrito de Núr permanecen
privadas. ¡Tened, pues, cuidado, oh gentes dotadas de perspicacia!
4 Cuando regresaba de Mázindarán a Teherán, la Bendita Belleza pasó por Núr y llenó a Tákur y
Dárkulá de entusiasmo y éxtasis. Grandes multitudes se convirtieron en Sus seguidores fieles, y su
número aumentaba cada día […]. En suma, un gran número de personas fueron atraídas por las dulces
fragancias de Dios.
5 Un año más tarde, el impúdico Yaḥyá se dirigió a Núr.26 En muy poco tiempo, provocó agitación
y gran confusión allí; y finalmente, cuando se vio en problemas y se dio cuenta de la posibilidad de
correr peligro en esa región, abandonó a los amigos fieles y se marchó. Disfrazado de derviche, escapó
a Gílán, Mázindarán y Kirmánsháh, dejando que todas esas almas indefensas fueran masacradas. Salió
corriendo, huyó y desapareció en retirada. Defraudó a los amigos, la mayor parte de los cuales fueron
martirizados. La situación que creó en ese pueblo y la manera en que se comportó hicieron que el fuego
del amor a Dios se extinguiera por completo en ese lugar. Incluso incitó a unos cuantos a atacar al
difunto Mírzá Khudávirdí. Siendo un niño, en Núr, recuerdo haber visto a Mírzá Khudávirdí sollozar
en voz alta y decir: «Durante cincuenta años he servido a esta familia; ¿qué justificación tenía Mirzá
Yaḥyá para incitar a Gul-Bábá a golpearme en público, a insultarme y a rechazarme?». En suma, como
resultado de sus acciones malvadas, la luz de Núr se oscureció y Míyánrúd cayó en un estado de letargo.
6 Un día, en una reunión en Dárkulá, la Bendita Belleza habló de manera tan elocuente y presentó
pruebas y testimonios tan poderosos que, al levantarse para partir, cuatro de los mujtahid corrieron a
traerle Sus zapatos. Dos de ellos eran Mullá ‘Abbás y Mullá Abu’l-Qásim, yernos de Mírzá
Muḥammad-Taqíy-i-Mujtahid. Así era la situación antes, y esto es lo que ha ocurrido desde entonces.
15
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo de Dios! Teherán es la tierra natal del Amado compasivo y la morada de esa Luz de los
dominios de Aquel que no ocupa lugar. Tú también has sido plantado por la mano del poder celestial
en ese mismo jardín y has sido cultivado con las suaves brisas y las dulces aguas de esa tierra luminosa.
Por lo tanto, de la misma forma en que externamente provienes de esa Luz resplandeciente, mi
esperanza es que internamente te conviertas también en morador del Reino celestial de ese Astro
reluciente.
2 Si se te niega el acceso a los baños públicos, ¡alabado sea Dios!, pues tú estás, en cambio, inmerso
en ese manantial de agua fresca que es «para lavarte y para beber»,27 y eres ciertamente un creyente
verdadero, sometido a duras pruebas en el camino de la Bendita Belleza. Saludos y alabanzas sean para
ti.
16
Él es Dios.
1 ¡Oh Bashír-i-Iláhí! Tu carta era como un tesoro de poemas en glorificación y alabanza de la Bendita
Belleza. Ha producido suma alegría y felicidad. Cada palabra de tu carta es un símbolo de música
jubilosa: una palabra es la lira y el laúd; otra, los salmos de la Casa de David. Una palabra es la pandereta
y el arpa; otra, pura poesía y canción. Es una sinfonía perfecta que hace que los oyentes retocen de
14
arrobamiento y felicidad. Desde la distancia, tú tocas la melodía, y aquí Sus amantes se extasían de
alegría.
2 Alabado sea Dios, pues tu carta evocaba la fragancia del almizcle y tus palabras eran dulces como
la miel. Daba testimonio de la unidad y la armonía entre los amigos, que están todos y cada uno
ocupados con entusiasmo y fervor, con unidad y concordia, en exaltar la Palabra de Dios, difundir Sus
aromas y enseñar Su Causa, sin sentirse abrumados por la tristeza.
3 Se han recibido las cuatro páginas con la bendita caligrafía del Báb —que mi vida sea sacrificada
por Él— que has presentado a ‘Abdu’l-Bahá como obsequio. Debido a ello, las paredes mismas
resonaron con el himno de «¡Oh, dichosos, dichosos somos!», mientras ‘Abdu’l-Bahá escuchaba desde
un rincón esas dulces melodías. ¡Bien hecho! ¡Bien hecho, por haber alegrado nuestros corazones con
tan preciado regalo!
4 En cuanto a tu estancia en el Murgh-Maḥallih28 de Shimírán para un cambio de aires, ese es,
ciertamente, un regalo divino. Ese lugar no es el hogar de meras aves, sino el nido del Fénix de Oriente
y la morada del Ave mística del Monte sagrado. Pues allí, en esa campiña pura y santificada, la Bendita
Belleza —que mi vida sea sacrificada por Sus amados— Se alojó durante todo un verano. Allí residió
en el jardín de Ḥájí-Báqir, compuesto por tres bancales con vistas a un lago. Eso fue durante los
primeros días de la Causa, cuando ese distrito se convirtió en el trono del Señor del Reino. Se levantó
una gran plataforma de piedra en medio del lago, con una carpa en el centro y jardines por todo el
alrededor. Allí se reunían unos ciento cincuenta amigos, y por las noches se elevaban himnos de
alabanza al Concurso de lo alto. En verdad, esos eran tiempos maravillosos. La Bendita Belleza solía
mencionar con frecuencia ese lugar.
5 Y ahora, da gracias a Dios por haberte conferido semejante morada, donde, en compañía de los
amigos, te has ocupado en alabar y recordar al Señor incomparable, cantando con plena satisfacción y
causando dicha y alegría a Sus amados. La Gloria de las Glorias sea contigo.
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Él es Dios.
1 ¡Oh sierva de Bahá! Se recibió tu carta, y de su contenido se hizo patente la sinceridad con que estás
sirviendo al Reino de Abhá. Estás, en verdad, esforzándote con alma y corazón, y estoy muy complacido
contigo.
2 He mandado traducir al árabe el libro que has escrito sobre Qurratu’l-‘Ayn.29 La traducción es
sumamente elocuente. Lo he leído por completo, con detenimiento. Si fuera necesario, puedo enviarte
una copia en árabe.
3 Con referencia al episodio de Badasht, aunque el relato es correcto, no es exhaustivo. Una
descripción más completa sería que Qurratu’l-‘Ayn estaba en uno de los jardines y Quddús en otro,
mientras que la Bendita Belleza Se alojaba en una carpa. Su carpa se había levantado en medio de dos
jardines, junto a un arroyo. La Bendita Belleza le había dicho previamente a Quddús y a Qurratu’l-‘Ayn
que la Causa debía proclamarse abiertamente. Al día siguiente, cayó enfermo. Quddús entró y se sentó
ante la Bendita Belleza, y todos los creyentes se reunieron alrededor de la carpa. De repente, Qurratu’l-
‘Ayn salió de su jardín y, con voces y clamores, entró en la carpa y se sentó. «Leed la Sura del
Acontecimiento», ordenó la Bendita Belleza; y se leyó en Su presencia. Entonces se produjo la mayor
de las conmociones: algunos huyeron, otros lloraron y se lamentaron en alto, y otros se sintieron
consternados. Mullá Ismá‘íl se cortó el cuello, y la reunión de Badasht se dispersó.
4 En suma, has sido muy diligente en la redacción de este libro. Ruego a Dios que, día a día, se
fortalezcan tu espíritu de dedicación, servicio y sacrificio, así como tu constancia y firmeza en la Causa,
para que llegues a ser una estrella luminosa que brille en el horizonte de la eternidad.
5 Envía por correo algunas copias de este libro a Persia para los amigos, pero hazlo de una en una,
pues si envías varios libros a la vez el gobierno los confiscará…
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18
Él es Dios.
1 ¡Oh ‘Abdu’l-Vahháb! Durante Su primer viaje a Iraq, la Bendita Belleza conoció a un joven que se
llamaba Mirzá ‘Abdu’l-Vahháb. En cuanto este joven llegó a Su presencia y escuchó Sus palabras, se
sintió tan magnetizado, tan lleno de gozo, que condujo a su familia hacia la verdad e impartió las
jubilosas nuevas a un gran número de personas.
2 Después del regreso a Teherán de Aquel que es el Más Grande Nombre, Mírzá ‘Abdu’l-Vahháb
se apresuró a ir a esa tierra sagrada, danzando de felicidad y dando saltos de alegría, solo para ser
enviado, a su llegada, a las profundidades del calabozo. Unos días más tarde, le llegó el turno de ser
martirizado. Cuando el verdugo entró al calabozo y voceó su nombre, ese joven, todavía en la flor de la
vida, se puso en pie de un salto, danzó de alegría en esa prisión y se entregó al verdugo. De esa manera
alcanzó el martirio supremo. La Bendita Belleza a menudo hablaba de él. Tengo la ferviente esperanza
de que el gozo y resplandor de aquel ‘Abdu’l-Vahháb se manifiesten también en este otro. La Gloria de
las Glorias sea contigo.
19
Él es Dios.
1 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! Has preguntado sobre los viajes de Bahá’u’lláh. La Bendita Belleza
—que mi vida sea sacrificada por Sus amados— viajó directamente de Teherán a Hamadán, desde esa
ciudad a Kirmánsháh, y desde ahí directamente a Bagdad.
2 En cuanto a la asociación que se ha formado en Shanghái, China, con el propósito de promover la
armonía y la reconciliación entre las religiones, envíale a esa dama inglesa literatura sobre la Causa y
material de prensa, y recomiéndale, por supuesto, que vaya a esa asociación y hable acerca de esta
bendita Causa: una religión universal que reúne a todas las creencias y confesiones bajo el resplandor
del Sol de la Verdad, reconciliándolas por completo y fundiéndolas en un solo pueblo. Este es un asunto
importante que debes atender con suma diligencia. Mantén correspondencia regular con ellos y, de ser
posible, envía a maestros a esos lugares, que puedan asimismo ir a la asociación y propagar las
enseñanzas divinas. Sin embargo, solo se deben enviar almas que estén desprendidas del mundo y
atraídas por las fragancias de la santidad, y se distingan por la máxima pureza y espiritualidad.
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Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh siervo del Umbral Sagrado! Se recibió tu carta de fecha 23 de mayo de 1921 y se tomó nota de su
contenido. Las quejas de ambas partes son continuas, y sus habladurías, asimismo incesantes. Esto le
causa dolor a ‘Abdu’l-Bahá, quien, a duras penas, había dispuesto tu retorno a la Casa sagrada con el
fin de librar así a los amigos de una angustia y desesperanza intensas e infundir alegría en sus corazones.
Ahora han surgido diferencias y esto llevará, sin duda, a que perdamos la Casa de nuevo.
2 En resumen, oh siervo del Umbral Sagrado, ‘Abdu’l-Bahá ha colocado sobre tu cabeza una corona
engastada con joyas, que es la custodia de la Casa sagrada. Su significado pleno no es evidente todavía,
pero dentro de poco adquirirá gran importancia. Esta corona te será suficiente a ti y a cien generaciones
después de ti. No te compliques, pues, con otros asuntos.
3 Con suma tranquilidad y compostura, procura dedicarte al servicio de la Casa sagrada y trata a los
peregrinos con la máxima gentileza y amor para que se sientan felices y complacidos contigo. No hay
otra cosa más grande que semejante servicio a la Casa sagrada; no podrías desear una cosa mejor. En
resumen, esfuérzate con alma y corazón por complacer y satisfacer a los amigos.
4 Tú has visto la conducta y el comportamiento de ‘Abdu’l-Bahá. Sigue ese ejemplo. Actúa de
acuerdo con las exhortaciones de la Bendita Belleza —que mi vida sea ofrecida por Sus amados—.
Aquel Agraviado del mundo Se relacionó con todas las gentes con suma mansedumbre y humildad.
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Durante el largo período de tiempo que residió en Bagdad, ni un solo corazón fue entristecido por Él.
Todos los habitantes de esa ciudad sentían gratitud y agradecimiento hacia Él.
5 Así pues, nosotros, que somos los siervos de Su umbral, debemos seguir Sus benditos pasos. Este
es, en verdad, el camino del éxito. Esta es, en verdad, la fuente de la prosperidad. Transmite mis más
sinceros saludos a tus hermanos y parientes. La Gloria de las Glorias sea contigo.
21
Él es Dios.
1 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! Se ha recibido la carta que has escrito a Mashhadí Ismá‘íl. Los
trazos de la pluma de ese amoroso amigo han alegrado mi corazón y mi mente, pues sus significados
interiores son impresiones espirituales y sentimientos sinceros nacidos de la realidad del alma; son
testimonio suficiente de firmeza y constancia, y de servidumbre al Señor que todo lo satisface.
2 Desde la alborada de la Mañana de la guía divina, Azerbaiyán izó en alto el estandarte de la fe y
la certeza, y debido a ello la Causa de Dios se extendió por todas partes. Pero después del martirio del
Exaltado, del viaje de la Bendita Belleza de Iraq al Kurdistán, y de la reclusión de Yaḥyá en un rincón
del olvido, la Causa de Dios cayó en una profunda apatía en todos los lugares, incluso en Azerbaiyán.
Solo unas cuantas almas se mantuvieron firmes y serenas hasta que el Sol del mundo regresó a Iraq y
los resplandores de Su luz iluminaron todas las regiones en la plenitud de su gloria. De nuevo se
presenció una Gran Resurrección y las dulces fragancias de la santidad fueron esparcidas por todo el
mundo. Los amigos de Azerbaiyán fueron reanimados con gozoso arrebato, y su entusiasmo, regocijo
y fervor aumentaron día a día.
3 Ahora, también, la receptividad en esa región es grande, pero se requiere un enorme esfuerzo si
los amigos quieren compartir estas felices nuevas con alegría y deleite, y perfumar los sentidos de los
buscadores con la fragancia de la túnica del divino José. Alabado sea Dios, ya que tú te has levantado
a servirle y estás realizando nobles esfuerzos por exaltar la Palabra de Dios. Es mi esperanza que los
corazones y las mentes de las gentes de Azerbaiyán sean conmovidos en estos días mediante la
sinceridad de las almas, y que seres santos se dispongan a guiar a la gente por el camino recto. Las
fuerzas del Reino se encuentran listas y expectantes. En cuanto un alma espolee el corcel del empeño
esmerado y lo dirija al campo del sacrificio, estas fuerzas celestiales se lanzarán en su ayuda y le
proporcionarán asistencia y apoyo.
4 Has solicitado permiso para visitarnos. En este momento, tu presencia en esas regiones es muy
necesaria. Estás ocupado en el servicio, y manifestando completa servidumbre y devoción a la
promoción de la Palabra de Dios. Ese servicio equivale a llegar al Sagrado Umbral del Señor. La Gloria
de las Glorias sea contigo.
22
1 ¡Oh Señor, mi Dios! Tú ves cómo el hijo de Maḥmúd30 ha sido sobrecogido por el temor y la
consternación a manos de enemigos hostiles. Toda la inmensidad del mundo se le vino encima, pues le
sobrevinieron múltiples calamidades y las adversidades se volvieron cada vez más duras. A tal punto
se apoderó de él la oscuridad de la tiranía y la injusticia, de la crueldad y la iniquidad, que, incapaz de
soportar la embestida de esas pruebas y tribulaciones, abandonó finalmente su casa y su hogar, y emigró
a la Tierra Santa.
2 ¡Oh Dios! Persia se ha convertido en la palestra de las huestes de la aflicción y la tiranía. La
animosidad entre grupos rivales ha avivado las llamas de la injusticia y la rebelión en todo el país. No
se encuentra a nadie ahí cuyo pecho no esté hendido por los dardos, cuyo corazón no esté herido por las
lanzas. No hay nadie ahí cuyo cuerpo no haya caído sobre el polvo de la infamia y la degradación,
debido a la creciente intensidad de la discordia y la contienda, y lo que las manos de los conspiradores
malvados han llevado a cabo. Algunos tienden a lo correcto, otros se vuelven atrás, y aun otros se causan
humillación y retribución a sí mismos. La gente se ha dividido y la congregación de los que estaban
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envueltos en velos se ha dispersado por no haber prestado oído a Su terminante decreto, y, sordos a
cualquier consejo, se han arrojado a las profundidades del mar de la duda.
3 ¡Oh Señor! Las tribulaciones han rodeado a todas las gentes. No hay nadie que pueda disiparlas
salvo Tú y nadie que perdone nuestros pecados sino Tú mismo. Te imploro que resguardes a Tus amados
y protejas a Tus escogidos del remolino de polvo que ha envuelto esa tierra. Te imploro, especialmente,
que protejas a este devoto siervo Tuyo, Ja‘far, que Te ha estado invocando fervientemente y suplicando
con lágrimas ante Tu Rostro. Es indigente y ha puesto toda su fe y confianza en Ti. ¡Oh Señor! Alíviale
de sus males y no dejes que se ahogue en el abismo más profundo de las tribulaciones ni en el océano
insondable de las aflicciones. Confiérele Tus múltiples dones, descubre ante él Tus misterios ocultos y
guárdalo de toda aflicción y pena, dentro de la fortaleza de Tu infalible protección. ¡Oh Dios! Ábrele
las puertas de la alegría y la felicidad en esta maravillosa edad para que las verdades de Tu Causa
desciendan en torrentes desde él sobre toda alma fervorosa y agradecida. ¡Oh Señor! Haz que su único
objetivo, su solo propósito, sea difundir Tus dulces aromas entre la humanidad y esparcir Tu luz por
todo el mundo. ¡Oh mi Señor compasivo! Tú eres, en verdad, el Dios de bondad, el Todopoderoso, el
Todoglorioso, Quien siempre perdona.
4 ¡Oh querido amigo! Tu carta, llena de suspiros de pena, se leyó con sumo pesar. Ciertamente, has
afrontado serias dificultades y has sobrellevado adversidades extremas. Pero este año de grandes
calamidades ha envuelto a toda Persia; es más, ha abarcado a todo el mundo. Como dice el poeta: «No
hay espina que no haya sido teñida de carmesí con la sangre de los mártires».31
5 ‘Abdu’l-Bahá ha sido también tu socio y compañero a este respecto. En París, mientras que, por
un lado, cada una de las almas nobles trajo alegría a nuestros corazones, por otro, surgieron grandes
dificultades como resultado de los ataques de personas mezquinas. En Londres, algunos sacerdotes
lanzaron tales agravios contra nosotros que es imposible describirlos. Si leyeras el Churchman32, sabrías
las cosas que han acontecido. Pero ‘Abdu’l-Bahá no presta atención alguna a ninguna tribulación,
dificultad o adversidad. Al contrario, en ocasiones considera la adversidad como una dádiva misma.
Durante cuarenta años, la ciudad prisión de ‘Akká fue para él un paraíso celestial, y veía los primeros
días de ese encarcelamiento —que fueron los más duros— como un jardín de rosas.
6 Tú también debes ser mi compañero y no abandonar la palestra ante las aflicciones y las
calamidades. No solo debes evitar quejarte, sino que, al contrario, debes ser agradecido. Un día, en
Bagdad, la Bendita Belleza —que mi alma sea ofrecida en aras de Sus siervos— recitó este poema,
dirigiéndose a nosotros:
23
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú que has probado la dulzura de toda aflicción en el sendero de Dios, que te has levantado con
todo tu espíritu, tu ser y tu esencia más íntima para servir a Su Causa y exaltar Su Palabra! Contigo sea
la gloria de Dios, el Todoglorioso.
2 Hace unos días, Áqá Siyyid Muḥammad-Riḍá, residente de Mázindarán, junto con Mullá Ramaḍán
—con ellos sea la gloria de Dios, el Todoglorioso— y otra persona más llegaron y visitaron el Santuario
sagrado. Desde entonces, hemos estado viéndonos día y noche.
3 Un día, durante la etapa de Iraq, la Bendita Belleza —que mi espíritu, mi ser y mi esencia sean
ofrecidos por la tierra ennoblecida por las pisadas de Sus amados— dijo: «Puesto que Fárs es la tierra
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natal del Exaltado, el Punto Primordial, y está asociada a ese Santo Ser, anhelo profundamente que sea
encendida con el fuego del amor a Dios». Poco después, el tío materno del Báb, el honorable Afnán,
llegó y se presentó ante Él, y formuló algunas preguntas. Así es como se reveló la Epístola al tío
materno, titulada Kitáb-i-Íqán. La provincia de Fárs fue entonces encendida con el amor a Dios y la luz
del conocimiento apareció y brilló con resplandor desde ese horizonte. Muchas almas se pusieron al
amparo de la Palabra de Dios y algunos, henchidos del éxtasis santo de Su merced, acudieron presurosos
al campo del sacrificio y entregaron sus vidas y sus corazones.
4 Así pues, de esas palabras de Bahá’u’lláh se desprende claramente lo que debe ser Su voluntad y
deseo irresistibles para la provincia de Mázindarán. ¡Juro por Su santo Ser! El Concurso de lo alto y los
moradores del Reino de Abhá están esperando con expectación el día en que en esa región bendita
asociada con la Antigua Belleza —que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados— el océano del
amor a Dios se agitará y se hinchará de inmediato; la llama del fuego prendido en la Zarza Ardiente
encenderá todo árbol, ya esté lozano o seco; se levantarán almas que, cual estrellas resplandecientes,
iluminarán la bóveda celeste; y aparecerán realidades que, cual señales manifiestas y estandartes en
alto, exaltarán la Palabra de Dios.
5 Por lo tanto, te corresponde reflexionar sobre un beneficio tan inestimable y usar todos los medios
a tu alcance para que, por ventura, puedas manifestar el propósito irrevocable de Dios, afanarte de nuevo
y prestar un servicio maravilloso a Su Causa. La gloria de Dios sea contigo.
24
Él es Dios.
1 ¡Oh vosotros que suspiráis por la belleza del Amado compasivo! Tan pronto como Aquel que es el
Amado de los mundos, el Deseo de quienes tienen disposición espiritual, el Objeto de la adoración de
las almas celestiales y el Prometido del pueblo del Bayán Se manifestó en Iraq, conmovió y vivificó la
tierra y vertió Su luz radiante sobre la conducta y el carácter humanos. El universo se puso en
movimiento y toda la creación se llenó de júbilo. La realidad de cada cosa creada adquirió su significado
celestial y cada átomo de la existencia llegó a la presencia del Amado Divino. Oriente se volvió el Punto
de Amanecer de los esplendores y Occidente se convirtió en el horizonte de gloria refulgente. La tierra
llegó a ser celestial y el polvo oscuro se volvió resplandeciente. La gloria del Reino se reveló en el
mundo de la creación y este dominio inferior despertó al Dominio de lo alto. Este mundo se convirtió
en otro mundo y el reino del ser adquirió una nueva vida.
2 Con el paso de cada día, estas señales se revelarán y se harán más manifiestas, estas luces brillarán
con mayor resplandor; y con cada momento que pase, esta brisa con aroma de almizcle esparcirá su
perfume sobre el mundo. Pero, ¡qué lástima! El pueblo de Persia permanece sumido en el letargo de la
negligencia y, como los ciegos y los sordos, ni ve la Luz ni oye el Llamamiento. Ni se despierta, ni es
consciente.
3 Consagraos, pues, y haced un extraordinario esfuerzo, pues Persia es la tierra natal del Amado
compasivo, y Fárs, el punto de amanecer de la Aurora resplandeciente. Quiera Dios que, mediante los
elevados empeños de los amigos, los habitantes de esa tierra perciban los rayos de ese Astro luminoso
y reciban su porción de la abundante gracia del Señor de las muestras y señales. La Gloria de las Glorias
sea con vosotros.
25
Él es Dios.
1 ¡Oh vosotros que permanecéis firmes en la Alianza! Tan pronto como el Más Grande Luminar del
mundo apareció en el horizonte de Iraq y vertió su resplandor sobre todas las regiones desde la Fuente
de gloria divina, los murciélagos de la oscuridad, con su pompa y orgullo, lo asediaron por todos lados,
con el fin de ocultar a los ojos de Sus favorecidos esa Luz manifiesta y así prevalecer, al amparo de la
oscuridad, en las tinieblas de la noche. Como sus argumentos contra Él resultaron inútiles, planearon
ardides para la partida de la Bendita Belleza. Recurrieron a innumerables intrigas para que el Sol del
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mundo se hundiera por debajo del horizonte de Iraq y la Luz de la santidad no pudiera brillar desde las
alturas de la Unidad Divina. Y así aconteció que condujeron a la Bendita Belleza de Oriente a Occidente.
2 Sin embargo, ese exilio y aislamiento se convirtieron en el vehículo para la exaltación de la Palabra
de Dios y condujeron a la difusión de las fragancias divinas. El Águila de Su Causa se remontó hacia
las cimas de la grandeza y el Sol de Su Palabra brilló desde el horizonte del poder y la fuerza. Esta
humillación se convirtió en una fuente de confirmación, y esta lejanía, en un medio de reunión. La
vitalidad de la Fe de Dios fue fortalecida, y su fama, difundida por doquier. La Fe ya tenía renombre en
Persia, pero ese exilio hizo que toda la Tierra resonara con su alabanza y que su reputación se esparciera
por todo el mundo.
3 Aunque esto debería haber servido de lección, condujo a mayor negligencia entre los ignorantes.
Al poco tiempo, izaron de nuevo los estandartes del odio, sembraron en los corazones las semillas de la
malicia e incitaron a ciertos enemigos a que se Le opusieran. Encontraron un medio y un instrumento
en Mírzá Yaḥyá, la persona designada por el Báb. Su Excelencia el Embajador usó a ese individuo sin
discernimiento como su principal instrumento para promover infamias.35 Mírzá Yaḥyá había imaginado
torpemente que si la Lámpara del Reino de la Gloria fuera retirada de su hornacina en Occidente, esta
nueva Causa y su torrente de generosa gracia serían reducidos a la nada. Así pues, unió fuerzas con el
Embajador y empezó a promover un sinfín de tormentas de maldad y sedición, tanto abierta como
encubiertamente. Imaginaba que ese daño recaería sobre la Antigua Belleza y que esa malicia
perjudicaría a Su bendita Persona, mientras que él mismo permanecería a salvo y seguro. ¡Cuán distinta,
cuán totalmente distinta resultó ser la realidad! Cuando arreciaron las llamas del fuego de la discordia,
ese ignorante fue exiliado incluso antes de la partida de la Belleza del Todomisericordioso, y hasta el
día de hoy sigue lamentándose en el abismo de la desilusión y la perdición.
4 Sin embargo, cuando ese Sol resplandeciente apareció en el horizonte de Su prisión, la luz de Su
santidad se derramó sobre la Tierra Santa, el Fuego ardiente de Dios estalló en grandiosas llamas y el
calor de Su amor ardió con intensidad en el corazón mismo del mundo. La realidad omnímoda de la
Palabra de Dios se elevó desde el nadir hasta el elevadísimo zénit, y se reveló el misterio de las palabras
«Quisieran apagar la luz de Dios con sus bocas, pero Dios no desea sino que resplandezca, aunque los
infieles la detesten».36 Cuán acertadamente ha dicho el poeta: «Hasta un adversario puede convertirse
en fuente de bien, si así lo deseare el Señor».
5 Mirad la grandeza de la sabiduría inescrutable de Dios. Hace unos tres mil años, Él impartió por
boca de los Profetas buenas nuevas a la Tierra Santa, con palabras como estas: ¡Regocíjate, oh Tierra
Santa, pues te convertirás en el escabel del Todomisericordioso! Se construirá el Tabernáculo del Señor,
se difundirán los dulces aromas de santidad y resplandecerá el Sol de la santidad. ¡Regocíjate con suma
alegría, oh Tierra Santa, regocíjate! Esa Luna reluciente destellará en tu cielo, y ese Sol glorioso brillará
resplandeciente desde tu Oriente.37
6 Mediante Su consumada sabiduría, Aquel que es el Deseo del Mundo quiso cumplir las promesas
que pronunciaron los Profetas dos o tres mil años atrás. Galvanizó a Sus enemigos e hizo de ellos los
instrumentos de Su poder irresistible, para que extirparan sus fundamentos con sus propias manos y
expulsaran a esta Luz resplandeciente de la hornacina de su tierra natal, de manera que su esplendor
brillara sobre la Tierra Santa y se cumplieran las promesas de los Profetas; para que este sagrado valle
se convirtiera en el lugar de reunión de los amigos de Dios y estos santos recintos llegaran a ser el centro
de la palestra celestial, y brillara la luz de la Unidad Divina y se disipara la oscuridad de la ignorancia.
Esto, en verdad, proviene de la consumada sabiduría y los numerosos favores de vuestro Señor, y de la
misericordia omnímoda del Amado de vuestros corazones.
26
Él es Dios.
1 ¡Oh amado vástago de aquel que ha sido sumergido en el océano del perdón divino! Ha pasado mucho
tiempo desde la última vez que te escribí. Ello se ha debido a las numerosas ocupaciones que me privan
de un solo momento libre y que, además, están agravadas por adversidades y pruebas. Entre otras cosas,
estos días ‘Abdu’l-Bahá ha sido confinado de nuevo en la prisión de ‘Akká a causa de las grandes
maldades promovidas por los maliciosos y las extensas cartas plagadas de acusaciones destructivas
contra él que han enviado a Constantinopla, así como otros ardides a los que han recurrido y que no es
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prudente mencionar aquí. Las víctimas del orgullo y la vanagloria tenían la esperanza de que esta
calamidad afligiera únicamente a ‘Abdu’l-Bahá, sin darse cuenta de que con sus acciones se arrojarán
a sí mismos al foso de la desilusión y miseria eternas, y que sufrirán encarcelamiento ellos también.
2 Este episodio es similar en todos los sentidos al de Yaḥyá. Él también imaginaba que su sedición
causaría daño y perjuicio a la Bendita Belleza. Por esa razón envió a Siyyid Muḥammad a
Constantinopla y recurrió a un sinnúmero de estratagemas y artilugios hasta que, finalmente, expuso a
Bahá’u’lláh a graves peligros. Pero en cuanto estallaron las llamas de la rebelión, consumieron el propio
hogar de Yaḥyá. Fue exiliado de Adrianópolis, incluso antes que la Bendita Belleza. «Perdieron esta
vida y la otra; y esa, verdaderamente, es la auténtica pérdida».38
3 ‘Abdu’l-Bahá se regocija inmensamente con estas pruebas y tribulaciones, pues, tras la Ascensión
de la Belleza de Abhá, los amados de Dios hallan su felicidad en tumultos y problemas, y su dicha, en
incesables aflicciones. Esto es, para ellos la profundidad del foso es como la cúspide del cielo, y la
esterilla de las adversidades es como un trono real. El confinamiento con ataduras y grilletes es su más
elevada aspiración, y el cautiverio en cepos y cadenas, su verdadera libertad y una fuente incomparable
de alegría y deleite.
4 Es evidente que el gozo de estos errantes sin hogar no se encuentra en la música, ni en canciones
ni juegos, sino que consiste más bien en la longanimidad frente a las adversidades, la paciencia en medio
de las calamidades, el desapego de todas las cosas creadas, la exaltación de la Palabra de Dios y la
difusión de las santas fragancias. En verdad, esto es gracia abundante y, en verdad, esto es merced
manifiesta. Saludos y alabanzas sean para ti. Envía copias de esta carta a lugares lejanos y cercanos.
27
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh amigos amorosos de ‘Abdu’l-Bahá! Es temprano en la mañana y he regresado a Haifa desde el
Santuario del Báb —que mi vida sea ofrecida por Sus restos—. Pasé la noche en el recinto de Su
exaltado Santuario y, mediante las bendiciones de esa sagrada Tumba, me llené de fervor y gozo
ilimitados durante toda la noche. Los dulces aromas de santidad que emanaban de Su brillante Sepulcro
perfumaron mi alma y estremecieron mi corazón a tal punto que mis pensamientos se volvieron hacia
vosotros, amigos espirituales, y empecé a escribir esta carta. A pesar de incontables preocupaciones y
múltiples vicisitudes, he dejado todo a un lado y he traído a la mente el semblante y el carácter de los
amados de mi corazón y mi alma. ¡Mirad cuán grande es mi afecto por vosotros!
2 Vuestra ciudad fue honrada durante largo tiempo por los pasos de la Bendita Belleza.39 Allí se
revelaron Tablas continuamente, y aquellos que llegaban a Su presencia escuchaban Sus benditas
Palabras. Entre ellos se encontraba un conocido persa que se relacionaba con Él. Esa persona era,
secretamente, un amigo íntimo del Embajador, quien solicitaba su consejo en relación con diversos
asuntos. La Bendita Belleza era paciente con ese hombre y pasaba por alto su comportamiento. Y él,
imaginando que Bahá’u’lláh desconocía sus motivos ocultos, Le profesaba devoción.
3 Finalmente, un día la Bendita Belleza Se dirigió a él con estas palabras «Tengo un mensaje para
su Excelencia el Embajador. Comunícaselo así: “Has hecho todo lo que has podido para derramar
Nuestra sangre y te has imaginado capaz de arrancar de raíz este Árbol sagrado. Sin embargo, ¡qué
lejos, qué lejísimos está eso de la verdad! Este bendito Árbol es inamovible y sus raíces están
firmemente asentadas; ningún hacha puede tajarlas, aunque todos los reyes de la Tierra se levantaran
con todo su poder para hacerlo. A pesar de que estoy solo y abandonado, resisto al mundo y a todos sus
pueblos y gobiernos sin ayuda de nadie. Dentro de poco, estas nubes oscuras se disiparán y el Sol de la
Verdad brillará resplandeciente en la plenitud de su gloria. Así es: podéis ciertamente quitarme la vida
y ese sería el mayor regalo de Dios, pues a través de la sangre crece y florece este Árbol bendito. Habíais
imaginado que si el Exaltado ―que las almas de todos los que habitan la Tierra sean sacrificadas por
Él― fuera martirizado, este Edificio Divino sería derribado. Por ello, hicisteis de Su sagrado pecho el
blanco de mil proyectiles. Pero entonces visteis que la Causa de Dios se hizo más patente y su luz se
reflejó con mayor claridad todavía, hasta el punto de llegar ahora hasta Constantinopla.
4 ¿Imagináis, entonces, que si cortarais el cuello de Bahá y derramarais la sangre de esta gente, la
llama del Fuego ardiente del Señor se extinguiría? ¡Por Dios! Al contrario: la Palabra de Dios sería más
exaltada aún, y el Sol de la Verdad se revelaría con mayor esplendor. Pronto llegará el día en que todos
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seréis condenados al desengaño y la pérdida. Lleva a cabo lo que esté en tu poder. ¡Oh Áqá Mírzá! Toda
esta injusticia, esta hostilidad, animosidad y cruel tiranía no son, a Nuestros ojos, más que el zumbido
de un mosquito. Por tanto, no le damos ninguna importancia a tu rencor o crueldad. ‘Y aquellos que
actuaron injustamente pronto sabrán lo que les espera’.40 Cuando llegamos a Constantinopla, no te
prestamos ninguna atención ni a ti ni al gobierno otomano. Este hecho por sí mismo debería haberte
despertado a la verdad de que Nuestra confianza está depositada en el poder de Dios y en Su dominio,
y en nada más. Todos los reyes no son más que Sus súbditos, y todos los que son como tú están
sumergidos en un mar de extravío y perdición. Con el tiempo, lo veréis. Persia caerá en la ruina y su
gobierno y su pueblo sufrirán terribles adversidades. No obstante, hemos derramado luz sobre esa tierra
y hemos deseado gloria eterna para su pueblo. Aunque actualmente Persia es desconocida entre las
naciones, llegará el día en que esta poderosa Causa habrá hecho que su gente sea altamente respetada y
estimada por todo el mundo”». En resumen, la Bendita Belleza continuó hablando en términos severos
como estos. Esa persona se marchó y nunca jamás regresó.
5 Ahora, alabado sea Dios, una fragante brisa ha envuelto a Constantinopla y perfumará esa tierra
con el aroma de almizcle. Los amigos deben comportarse con la máxima constancia, firmeza y
sabiduría, y tener completa seguridad. Mi esperanza ferviente es que cada uno de ellos se convierta en
una luz brillante y que las Enseñanzas Divinas, que son la fuente de iluminación para la humanidad y
la causa de la paz y la tranquilidad del mundo, sean difundidas con la máxima sabiduría. El mar está
encrespado y sus olas están creciendo. Yo Le imploro con lágrimas en los ojos, por la noche y al
amanecer, y suplico Su infalible ayuda y asistencia para los amados del Señor. La Gloria de las Glorias
sea con vosotros.
28
Él es Dios.
1 ¡Oh queridos amigos de ‘Abdu’l-Bahá! Después de visitar el Umbral Sagrado y el Centro alrededor del
cual gira en adoración el Concurso de lo alto, Jináb-i-Fárúqí vino a quedarse con ‘Abdu’l-Bahá y ha
sido su compañero durante unos días. Ha estado en un estado de súplica al Reino de Abhá y de ferviente
adoración al Concurso de lo alto. Ha recordado a los amigos de Dios, uno por uno, y con el corazón
dolorido y los ojos llenos de lágrimas ha rogado que se escriba una carta especial dirigida a cada uno
de ellos.
2 Pero ‘Abdu’l-Bahá no tiene un momento de calma ni un instante de descanso; no tiene tiempo
libre en absoluto. Aunque dividiera su tiempo en minutos y fracciones, y dedicara cada uno de ellos a
comunicarse y mantener correspondencia con un grupo distinto, aun así sería incapaz de realizarlo.
¡Alabado sea Dios! Los creyentes de Oriente y Occidente están creciendo como las olas del mar, y se
requiere por lo menos diez contingentes de secretarios para contestar sus cartas de manera adecuada.
En consecuencia, por desgracia, no es posible satisfacer plenamente el deseo de todos y cada uno de los
peregrinos. Por consiguiente, me siento avergonzado y lleno de turbación y rubor, y me pregunto con
qué lengua puedo expresar mi disculpa a Jináb-i-Fárúqí. No he encontrado otro recurso que escribir una
carta detallada a todos los amigos, de manera colectiva, para que puedan hacerse copias de ella y
entregarse a cada uno de los creyentes. No hay más remedio que conformarse.41 Hay un proverbio bien
conocido que dice: «La parte da testimonio del todo, y la gota habla del estanque».
3 Y ahora, en estos días en los que el Fuego ardiente del Señor ha incendiado al mundo, cuando la
luz de Su gloria resplandeciente ha iluminado a Oriente y Occidente, cuando la influencia penetrante
de Su Palabra ha deslumbrado a todas las mentes y la Causa de Dios ha adquirido tal predominio que
no deja lugar para el peligro, ni razón para temer, los querellantes han aprovechado la oportunidad para
entrar a la palestra.42 Aquellos que hasta ahora habían permanecido callados en su rincón del olvido,
aquellos murciélagos asustados que, desde los púlpitos de Iṣfahán y Teherán, renegaron de su fe en el
Báb ―que mi vida sea sacrificada por Él―, han salido ahora a toda prisa para reivindicar su supremacía.
Furtivamente, han convencido de sus demandas a unos cuantos negligentes y han esparcido las semillas
de la duda. Ahora están acosando a una y a otra persona con el máximo sigilo, ya sea para desviarla del
camino recto o para perjudicarla de alguna otra forma.
4 Tanto amigos como extraños saben que, durante los días de peligro, el cabecilla de esas gentes
recorría la región vestido de derviche y deambulaba, cuenco en mano, mendigando «limosnas por amor
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a Dios». Tras el episodio de Ṣádiq y Náṣiri’d-Dín Sháh,43 abandonó a los creyentes del distrito de Núr
a la amenaza de la espada y las cadenas, y huyó de inmediato a esconderse en Mázindarán y Gílán. Se
ató un cordón alrededor de la cabeza, se vistió de derviche y, bajo el nombre de «Darvísh-‘Alí», vagó
por las llanuras y montañas hasta que la Bendita Belleza fue desterrada a Iraq. Entonces siguió a
Bahá’u’lláh hasta Bagdad y se puso al amparo de Su protección, aunque todavía en la clandestinidad y
miserablemente temeroso de todos.
5 Posteriormente, la Bendita Belleza partió hacia Kurdistán. Los primeros creyentes de Iraq y Persia
saben todos muy bien que, durante la ausencia del Más Grande Nombre, Mírzá Yaḥyá deambuló,
disfrazado, por las regiones de Súqu’sh-Shuyúkh y Basora, bajo el nombre de Ḥájí ‘Alí. Llevaba
consigo algunas zapatillas árabes y, por ese motivo, se le conoció como Ḥájí ‘Alí, el vendedor de
zapatos. Más adelante, se dirigió a Najaf, compró algunas sedas y se le conoció como el comerciante
de sedas. Incluso se vestía con atuendos árabes y dejó de usar su nombre persa. Durante los dos años
de ausencia de la Bendita Belleza, la Causa de Dios quedó sin nombre ni fama.
6 Después del martirio del Báb, y durante la ausencia del Deseado, esa persona impúdica emprendió
una acción tan vergonzosa que hubiera sido repugnante incluso para el consabido Ghayúr de Bagdad.44
Es decir, tras el martirio del Báb, se desposó con la esposa del Exaltado, la Madre de los Fieles,
matrimonio que, de acuerdo con Su declaración explícita, les había sido prohibido a todos.45 Y, por si
esa deshonra no fuera suficiente, cuando no resultó de su agrado, ofreció a esa honorable dama —la
hermana de Mullá Rajab-‘Alí y esposa del Báb― a Siyyid Muḥammad-i-Iṣfahání. Tal era el alcance de
sus empeños, su alarde de dominio, poder y fama: ocuparse día y noche en multiplicar el número de sus
esposas. Incluso hizo traer a la hermana de su propia esposa, Ruqíyyih Khánum, de Mázindarán, y la
desposó también, con lo cual estuvo «casado con dos hermanas al mismo tiempo».46 También tomó
como esposa a la hermana de Mírzá Naṣru’lláh-i-Tafrishí. La madre de Mírzá Aḥmad se contaba,
asimismo, entre sus esposas legítimas, y también contrajo matrimonio con la hija de un árabe, con lo
cual transgredió los límites impuestos por el texto inequívoco del Bayán. Estos son sus numerosos
matrimonios en Bagdad solamente y no incluyen los de Teherán y Mázindarán. Si investigáis el asunto,
se os hará clara y evidente la verdad de este poema: «Fue una verdadera calamidad, ese cazador que
pasó por nuestra arboleda».47 No nos explayaremos más sobre este tema. La cuestión es, simplemente,
que ese «parangón de castidad»48 llevó a cabo actos que son contrarios al Texto explícito revelado por
el Señor Misericordioso, y pasó sus días y sus noches en esas vanas ocupaciones.
7 ¡Dios bendito! ¿De qué forma ayudó a la Fe durante ese tiempo? ¿Cómo sirvió a la Causa del Más
Exaltado? ¿Hay alguien que pueda afirmar que él le haya enseñado la Fe? ¿Acaso pudo guiar a una sola
alma durante sus cuarenta años en Chipre? Al contrario: fue incapaz de educar siquiera a sus propios
hijos. ¿Puede concebirse mayor incapacidad que esta? «Invocan, en vez de a Dios, a lo que ni les daña
ni les beneficia. ¡Qué pésimo patrono y qué pésimo compañero!».49
8 Cuando la Bendita Belleza regresó de Kurdistán, solo permanecía en Persia un pequeño grupo de
creyentes, y los que estaban en Iraq se encontraban desanimados y habían caído en la apatía. No se oía
ni un murmullo en ninguna parte, ni un solo sonido. Los creyentes que había todavía presentes se
hallaban en las profundidades del recelo, el temor y el abatimiento. No obstante, cuando llegó a Bagdad,
el Más Grande Nombre abrió las puertas de par en par y emitió un llamamiento universal. Se elevó el
llamado de Dios y la fama de Su Causa fue difundida por doquier. Día y noche, los dirigentes y los
sabios de entre todas las gentes llegaban a Su santa presencia. El flujo de preguntas y respuestas era
constante, y todos y cada uno daban testimonio de la suficiencia de Sus contestaciones.
9 Como resultado, el temor y el espanto hizo que Náṣiri’d-Dín Sháh se volviera impaciente e
inquieto. Recurrió a toda medida y escribió una carta de su propio puño y letra al sultán ‘Abdu’l-‘Azíz,
pidiendo el exilio de la Bendita Belleza más lejos de Bagdad. Argumentaba que Persia se encontraba
en peligro, que el gobierno estaba sumamente alarmado y que, a la postre, ambos gobiernos se verían
perjudicados. En consecuencia, ‘Abdu’l-‘Azíz dictó su decreto para la partida de la Bendita Belleza.
No obstante, a pesar de estar sometido al destierro y al exilio, Bahá’u’lláh Se trasladó con sumo dominio
al jardín de Najíb Páshá donde, por espacio de doce días, la Causa de Dios fue exaltada a tal grado que
el gobernador, Námiq Páshá, todos los altos oficiales del ejército y de la provincia, los dignatarios
religiosos del país y las personas destacadas de la nación vinieron día y noche a visitarlo. Y todo ello a
pesar del hecho de que, en apariencia, Él era un exiliado. No obstante, la penetrante influencia de la
Causa de Dios, la sublimidad de Su Palabra y la difusión de las fragancias divinas fueron tales que esos
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pocos días transcurrieron en medio de un intenso júbilo y deleite, y se inauguró la Festividad del Riḍván.
Después, Bahá’u’lláh partió con suma majestad, y todas las gentes de Iraq dan fe y testimonio de ello.
10 Por el contrario, ese «parangón de castidad», vestido de derviche y acompañado por un árabe
llamado Ẓáhir, consideró en una época trasladarse a la India y, en otra, viajar a las regiones de Egipto.
Finalmente envió un mensaje que decía: «Tengo miedo de quedarme aquí después de vuestra partida,
así que iré a Mosul cuanto antes y esperaré allí vuestra llegada». En esos días se rumoreaba que la
Bendita Belleza y el grupo de Sus seguidores iban a ser entregados a las autoridades persas en Karkúk,
una ciudad situada entre Mosul y Bagdad, cerca de la frontera con Persia. Por eso dijo que se uniría a
nosotros en Mosul, porque suponía que lo que fuera a ocurrir tendría lugar antes de nuestra llegada a
esa ciudad.
11 Cuando llegamos a Mosul, se alzó una carpa en las orillas del Tigris, donde los dignatarios de la
ciudad, los funcionarios y otras personas acudían por decenas a visitarlo. Una noche, el susodicho árabe,
Ẓáhir, llegó y dijo que el individuo en cuestión se alojaba en una posada fuera de la ciudad y deseaba
encontrarse con alguien. Mi tío, Mírzá Músá, fue a verlo a media noche. Mírzá Yaḥyá preguntó por su
propia familia y se le informó que se encontraban entre los compañeros y que tenían su propia carpa, y
que él podía unírseles si lo deseaba. Respondió: «No me parece en absoluto aconsejable hacer eso, pero
hay una caravana que partirá al mismo tiempo que la vuestra y yo estaré entre ese grupo». De esta
manera llegó a Díyár-Bakr, con un cordón negro atado alrededor de la cabeza y un cuenco de mendigo
en la mano, asociándose únicamente con los árabes y los turcos de la caravana. En Díyár-Bakr envió un
mensaje, diciendo: «Pasaré las noches con mi familia y volveré a mi caravana por las mañanas». Y así
lo hizo. Debido a que Ḥájí Siyyid Muḥammad lo conocía de antes, lo reconoció al verlo y lo visitó,
diciendo que era un derviche persa y un conocido de él. Pero como los demás amigos no habían visto a
Mírzá Yaḥyá con anterioridad, no lo reconocieron al principio.
12 Y así fue, hasta que surgió un desacuerdo entre él y Siyyid Muḥammad. En esa coyuntura, el
«parangón de castidad» fue a ver a los creyentes que todavía están con nosotros y se quejó de Siyyid
Muḥammad. Cuando Siyyid Muḥammad llegó a la presencia de Bahá’u’lláh, dijo: «No estoy de acuerdo
con él sobre una cuestión en concreto. Dice que un Espejo siempre derrama luz, y yo digo que es posible
que un Espejo se nuble; reluce mientras está dirigido hacia el Sol, pero en el momento en que se vuelve
en otra dirección, se oscurece».50 La Bendita Belleza reprendió al Siyyid y le dijo: «¿Por qué disputas
y peleas, y causas conflicto en la compañía de los amigos?».
13 Más adelante, la comitiva de Bahá’u’lláh llegó con suma dignidad a la Sede del Trono Real,51 y Él
obró con gloria suprema. El Más Grande Nombre no se reunió con ninguno de los ministros ni
representantes, ni les prestó la menor atención.
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Él es Dios.
1 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! Se ha recibido tu carta fechada el 12 de Dhi’l-Qa‘dih de 1337,52
pero la anterior no ha llegado. Has escrito que, a causa de los ataques de los enemigos, tú y tu padre os
visteis forzados a abandonar vuestro hogar.
2 Siempre ha sido así: Abraham partió de Su tierra natal, pero Su partida se convirtió en causa de
regocijo. Moisés fue enviado lejos, fuera de Su tierra patria, pero ese exilio Le llevó a ver el Fuego en
el Sinaí. A José se Le hizo vagar sin hogar en Egipto, pero Se levantó de las profundidades del pozo y
alcanzó la cumbre del cielo. Jesús fue obligado a abandonar la Tierra Santa e ir a Egipto, pero esa
separación se convirtió en causa de bendiciones. Muḥammad huyó de La Meca a Medina, pero Su huida
resultó en victoria. Asimismo, el Báb fue desterrado de Shíráz a las riberas del río Aras, mas ¡cuán
favorables fueron, en verdad, los resultados de Su destierro! La Bendita Belleza —que mi alma sea
ofrecida por Sus amados— fue exiliada de Persia a Iraq, y desde allí a Constantinopla y después a la
Tierra del Misterio,53 antes de ser trasladada a la Más Grande Prisión. Todos estos destierros sucesivos
llegaron a ser la causa de la iluminación de Oriente y Occidente. Ahora vosotros también habéis sufrido
vuestra parte de destierro y exilio; tened la seguridad de que grandes serán los resultados que se
obtendrán de ello. ¡Alabado sea Dios, pues Munír, como la mañana resplandeciente, se ha vuelto
radiante y luminoso con los esplendores de la enseñanza de la Causa!
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3 En cuanto a tu pregunta: has de saber que, en todas las cosas creadas, la dulzura y la amargura son
atributos accidentales. Aquello que, por su composición elemental, resulta atrayente al sentido del
gusto, el paladar lo considera dulce, y aquello que le es contrario sabe amargo. Los dos son atributos
accidentales; no se deben a ninguna diferencia esencial.
4 Por otro lado, el ser humano tiene una doble naturaleza: una luminosa, la otra oscura; una
perteneciente al dominio de lo Divino, la otra perteneciente al mundo de la naturaleza; una inclinada
hacia las virtudes celestiales, la otra, hacia las cualidades malignas. Pues el ser humano se encuentra en
la línea de demarcación entre la luz y la oscuridad. En el círculo de la existencia, se encuentra en el
punto más inferior, que marca al mismo tiempo el final del arco de descenso y el comienzo del arco de
ascenso. Por esta razón, es libre de moverse en cualquiera de las dos direcciones: hacia la luz o la
oscuridad, hacia la ignorancia o la guía, dependiendo de la que sea más dominante. Si predomina la
facultad racional, el ser humano brillará con resplandor y ocupará un lugar elevado en los dominios de
lo alto. Y si predominan el yo y la naturaleza inferior, el resultado será la oscuridad y caerá en el fuego
más abismal, ya que, en el ser humano, los poderes del Reino celestial y las fuerzas de su naturaleza
animal están en pugna, hasta que triunfa una o la otra. La Gloria de las Glorias sea contigo.
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Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh delicado tallo del Árbol bendito! Se han recibido tus numerosas cartas y sus significados
espirituales eran dulces como la miel para el paladar del alma. Toda alabanza sea para el Señor
Todoglorioso, Quien ha revivificado y renovado esa rama frondosa, ese tallo delicado, mediante las
perfumadas brisas que descienden desde Su Reino de Abhá, y te ha ayudado bondadosamente a
esforzarte en el sendero de Su beneplácito.
2 ¡Oh tú que te sientes atraído a las fragancias divinas! La Belleza resplandeciente del
Todopoderoso, el Sol radiante del Reino de la Gloria, ha aparecido en el horizonte del mundo y ha
vertido las luces de santidad sobre Oriente y Occidente. Aunque poseedor de gloria y santidad
inmortales, ese Ser bendito sobrellevó multitud de pruebas y tribulaciones, y aceptó toda aflicción y
calamidad. Probó un veneno mortal de cada copa y bebió un tósigo amargo de cada cáliz. Fue
aprisionado con cadenas y grilletes, y sujetado con cepos de hierro. En el calabozo, Sus compañeros
eran criminales, y Sus asociados, transgresores y malhechores. Estuvo sometido a venganzas y
tormentos. Fue desterrado de Su país natal, exiliado a Iraq, y de allí a Adrianópolis. Estuvo asediado
por el rechazo y el desdén, y padeció a manos de todo opresor. Se convirtió en blanco de los dardos del
odio y la malicia, y fue atacado con las varas de la hostilidad y la injusticia. Estuvo recluido en la Más
Grande Prisión y condenado a sus opresivos confines. Cautivo y prisionero, en todo momento estuvo
bajo la amenaza de la espada y la lanza.
3 Su único y exclusivo propósito al aceptar esas pruebas y tribulaciones para Su bendita Persona era
instruir a los amantes en los caminos del amor y enseñar a las almas anhelantes el arte de la servidumbre,
guiar a los anhelantes al camino recto y exhortar a los amigos con palabras como estas: «Si aspiráis a
la fe y la certeza, si estáis cautivados por la Belleza del Misericordioso y habéis entregado vuestros
corazones a Su exquisito esplendor, si estáis embelesados por Su Semblante y atrapados en Su cabellera
ondulada, bebed en abundancia de la copa de la aflicción como si del cáliz de la inmortalidad se tratara,
y acoged al aguijón de la muerte como si fuera el elixir de la vida. Abandonad todo reposo y bienestar,
y alejaos de la corrupción de este mundo. Considerad las espinas del desierto como las sedas más
delicadas, y estimad el fuego abrasador como un rosedal floreciente. Bebed la salmuera del tormento
amargo como si fuera bebida refrescante que apaga la sed, juzgad la punta del dardo como un manantial
de aguas vivificantes, y anhelad la espada y la vara como anhelaríais el néctar de la paz y la seguridad.
Intoxicaos con el vino de la tribulación, y contentaos y deleitaos en la dulzura de la aflicción».
4 Dadas estas pruebas y tribulaciones sufridas por la Bendita Belleza —que mi vida sirva de rescate
en aras de la tierra ennoblecida por las huellas de Sus amados— ¿podemos anhelar un regalo mayor
que la aflicción en Su sendero? ¿Podemos buscar otro bálsamo que no sea una herida sufrida por amor
a Él, o algún remedio excepto el sufrimiento mismo? ¿Podemos desear algún refugio que no sean los
momentos de temor, o algún cobijo distinto de los trances de la humillación? ¿Podemos correr hacia
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algún campo que no sea el de la palestra del sacrificio, o desear otro solaz para nuestras almas que el
filo de la tiranía? ¡No, por Aquel Cuyo poder se extiende sobre todas las cosas!
5 ¡Oh mi Señor! Ayúdame bondadosamente a permanecer fiel y constante en Tu Causa en medio de
todas las gentes. Asísteme para apurar la copa de la adversidad, sumergirme en un océano de pruebas y
tribulaciones, beber a fondo del cáliz de la aflicción y ser reanimado por los suaves hálitos de la fidelidad
en Tu camino, oh Tú en Cuya mano están los reinos de la tierra y del cielo. Verdaderamente, Tú eres el
Todomisericordioso, el Más Exaltado.
6 Lee esta carta en las reuniones de los amigos.
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Él es Dios.
1 ¡Oh dos siervas de Bahá! La Antigua Belleza, el Más Grande Nombre —que mi vida, mi alma y lo más
hondo de mi ser sean ofrecidos en aras de Sus restos sagrados— estuvo sobrecargado de sufrimientos a
cada aliento. En una época, fue cautivo de implacables crueldades, en otra, el blanco de los dardos de
la aflicción. En una época, fue un errante en las planicies de Badasht y, en otra, sufrió las adversidades
de Níyálá. Hubo un momento en que estuvo sujeto a cadenas y grilletes, y atribulado por grandes
sufrimientos en Ámul; hubo otro en que tuvo por compañeros a Sus enemigos más infames y crueles.
Durante el día, estuvo asediado por la pena y la tristeza en Karbilá; por la noche, yacía en los brazos de
la aflicción, en el campo de la adversidad. Un día, encadenado, descalzo y con la cabeza descubierta,
fue conducido desde Shimírán hasta Teherán. Allí permaneció encarcelado durante cuatro meses bajo
el peso de hierros y grilletes, y amenazado a cada instante con espadas y saetas. En otra época, fue
exiliado a Iraq; y aún en otra, recorrió los páramos de Kurdistán, donde las aves del aire y las bestias
del campo eran Su única compañía. Durante largos años, estuvo asediado desde todos lados por el
ataque de Sus enemigos en Bagdad, y rodeado por las dificultades y calamidades más terribles. Cada
día trajo consigo una nueva adversidad, y cada anochecer, una penosa calamidad. No descansó ni un
solo momento; no encontró reposo ni un solo segundo. Entonces fue exiliado a la Gran Ciudad54 y
atravesado por los dardos de la burda calumnia. Hombres de elevado rango y prestigio se levantaron,
todos y cada uno, para denigrarlo, mientras los gobernantes de las naciones procuraban Su extinción.
Por lo cual, Lo desterraron a la Tierra del Misterio, donde Lo sumergieron en terribles adversidades y
nefastas tribulaciones.
2 Entonces, aquel a quien Él había criado desde su tierna infancia en Su propio regazo y con amoroso
cuidado, aquel sobre quien había derramado en cada momento Su tierno cuidado, se alzó contra Él con
odio desenfrenado y Lo atacó como un tropel de calamidades. Mírzá Yaḥyá intentó incluso derramar la
sangre sagrada de la Antigua Belleza y, como una víbora venenosa, punzó el cuerpo bendito de
Bahá’u’lláh. Luego empezó a gemir y a dolerse, y elevó el llanto de los oprimidos diciendo ser una
víctima inocente y alegando que había sido gravemente perjudicado. Se lamentó y gimoteó, suspiró y
se quejó. Y, al igual que los hermanos envidiosos, arrojó al José del Egipto de la Existencia a las
profundidades de un pozo oscuro. Entonces elevó un clamor lastimero, sollozó y lloró, y puso de
manifiesto el versículo «Al anochecer se presentaron ante su padre llorando».55 Luego empezó a
asociarse con los que se habían distanciado y se convirtió en hombre de confianza de los enemigos.
Acusó a la Belleza Incomparable de haber cometido maldad y sedición, y circuló panfletos de textos
falsificados entre los maliciosos. Todo ello con el fin de extinguir el cirio de la Compañía de lo alto,
relegar al olvido las Enseñanzas celestiales, convertir en noche la Mañana de la Unicidad divina y hacer
que se pusiera el Sol de la Verdad, que fueran anulados los versículos de la guía, y malograda la mesa
del banquete de la Alianza Eterna.
3 Así llegó el encarcelamiento en la Más Grande Prisión y sobrevino la cruel adversidad. El
Agraviado de los mundos cayó presa de los perversos y fue víctima de nuevas pruebas y aflicciones a
cada momento. Se cerraron todas las puertas y se obstruyeron todos los caminos. Como lluvias
incesantes, los dardos de la tiranía descendieron sobre Él desde todas las regiones y las huestes
terrenales desenvainaron las espadas de la iniquidad ante Su luminoso y etéreo Ser. En resumen, a cada
momento fue acosado por la crueldad de un adversario caprichoso, y a cada instante, afligido y oprimido
por un nuevo pesar, hasta que finalmente Su Semblante fue velado del horizonte del mundo y
resplandeció en el firmamento de Aquel que no ocupa lugar. Y ahora, desde el horizonte de ese Reino,
26
contempla cómo las huestes de este mundo inferior han lanzado su ataque sobre Su siervo solitario y
una marea creciente de tribulaciones ha sumergido a Su esclavo desamparado. Juro por Su exaltada
Esencia que los ojos del Concurso de lo alto lloran con gran llanto, y el lamento de los moradores del
Reino de Abhá ha conmovido a las realidades de la tierra y del cielo. Pues las pruebas que han afligido
a este siervo son innumerables, como vosotras mismas sabéis y dais fe.
4 No dejéis que vuestros corazones se entristezcan por esta calamidad, ni que se apenen debido a
esta aflicción que ha sobrevenido. Fijad vuestros corazones en la misericordia y la amorosa bondad de
la Belleza de Abhá ―que mi vida, mi alma y lo más hondo de mi ser sean ofrecidos en aras de Sus
amados―. Alegraos con Sus buenas nuevas y regocijaos con Sus múltiples favores. El océano de Sus
favores es ilimitado y las dulces fragancias de Su generosidad se difunden por doquier. El ojo de Su
tierna misericordia vigila a todos y Su gracia desbordante es conferida a todos, especialmente a vosotras
que sois remanentes del Rey de los Mártires y víctimas de la opresión en el sendero del Todopoderoso.
La mirada de Su amorosa bondad se dirige especialmente hacia vosotras y el resplandor de Su especial
bondad se derrama sobre vosotras. Por lo tanto, dad gracias al Amado por haber sido favorecidas con
estas bendiciones y haber sido receptoras de semejante misericordia. La gloria de Dios sea con vosotras,
oh descendientes del Rey de los Mártires.
32
1 ¡Oh amados amigos de ‘Abdu’l-Bahá! Tan pronto como la Mano del poder divino levantó el tabernáculo
de gloria sempiterna ―el tabernáculo de la unicidad de la humanidad― en el corazón mismo del
mundo, abrió de par en par las puertas de la merced suprema ante todos nosotros; Se dirigió a nosotros
con tonos santificados en las Palabras Ocultas, nos honró con la designación «Oh Mis siervos»; nos
asoció con Su propio Ser y nos libró de la angustia y el miedo. Desplegó la mesa del banquete de la
munificencia y emitió una invitación universal. Preparó para nosotros toda suerte de alimentos
celestiales y nos confirió favores divinos y dones celestiales. Nos redimió de toda carga pesada y nos
liberó de todo peso doloroso. Nos prescribió solo leyes, ordenanzas y enseñanzas que otorgan vida al
alma y hacen que se acerque al Bienamado.
2 Todas Sus leyes proporcionan liberación en lugar de restricciones; otorgan libertad en lugar de
limitaciones; imparten alegría y resplandor en lugar de cortapisas. Las leyes y ordenanzas de todas las
religiones anteriores incluían librar la guerra santa, recurrir a arcos y flechas, espadas y lanzas, cadenas
y grilletes, y amenazar y decapitar a todo opresor hostil. Pero en esta maravillosa Dispensación, la
Bendita Belleza ha librado a los amigos de esta penosa carga. Ha abrogado la discordia y el conflicto,
e incluso ha rechazado la insistencia excesiva. En su lugar, nos ha exhortado a asociarnos «con los
seguidores de todas las religiones en espíritu de amistad y compañerismo». Ha ordenado que seamos
amigos amorosos y deseemos el bien de todas las gentes y religiones, y nos ha prescrito demostrar las
virtudes más elevadas en nuestro trato con los linajes de la Tierra. Incluso consideraba amigos a los
enemigos y estimaba a los extraños como camaradas y compañeros íntimos. ¡Qué carga más pesada era
toda esa enemistad y animadversión, todo ese recurso a la espada y la lanza! Y, por el contrario, ¡qué
alegría, qué satisfacción imparte la cariñosa bondad!
3 Ahora, en gratitud por estos dones infinitos, nos corresponde levantarnos a llevar a cabo los
consejos y exhortaciones de la Bendita Belleza y actuar de acuerdo con Sus enseñanzas y ordenanzas.
Debemos esforzarnos con alma y corazón por beber una copa repleta de este vino celestial, para que
nuestras palabras, nuestros hechos y nuestra conducta sean los de los virtuosos. Debemos mostrar amor
y amabilidad, y demostrar, mediante nuestra fe y sinceridad, que todos somos los siervos de Su Umbral,
y guardianes verdaderos y firmes a la entrada de Su puerta. Debemos probar que somos bahá’ís de
verdad, y no meramente de palabra.
4 ‘Abdu’l-Bahá anhela unirse a los amigos en servidumbre al Umbral de Bahá, pero se siente
avergonzado y suspira, se lamenta y repite estos versos día y noche:
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33
Él es Dios.
1 ¡Oh vástago de un querido amigo! Tu carta se recibió en Alejandría. Hacía tiempo que no se tenían
noticias, por lo que trajo felicidad y alegría.
2 Durante cuarenta y tres años, ‘Abdu’l-Bahá estuvo prisionero en la ciudad de ‘Akká, y durante ese
tiempo dirigió los asuntos de tal manera que hasta los extraños reconocían que, en todas las condiciones,
estaban en consonancia con el beneplácito del Señor inigualable. Su amor, afecto, cuidado y
consideración por cada alma eran tales que todos los pueblos y linajes se maravillaban por ello; todos
y cada uno mostraban sumo respeto y veneración.
3 En los comienzos, el decreto del inicuo soberano era sumamente severo y sometió a Bahá’u’lláh a
un cautiverio tan estricto que incluso yo tenía negado el acceso a Su bendita Presencia. Es más, la
Antigua Belleza había de estar confinado, solo y abandonado, y permanecer bajo estrecha vigilancia día
y noche. A pesar de ello, la conducta de ‘Abdu’l-Bahá fue tal que finalmente el pabellón de la Bendita
Belleza fue elevado sobre el Monte Carmelo con la máxima potestad y majestad, y Su bendita Persona
fue a residir fuera de la ciudadela de ‘Akká y vivió con gran poderío y honor en la única mansión de
esa región, completamente aislado de todos los demás.
4 De hecho, el gobernador de ‘Akká me persiguió sin descanso durante cinco años, implorando
permiso para alcanzar Su santa Presencia, pero la Bendita Belleza no daba Su conformidad para que lo
hiciera. Un día, este siervo se puso en camino para visitar a Bahá’u’lláh, y comenzó a andar desde ‘Akká
hacia la Mansión. Todos los funcionarios e incluso el propio gobernador me acompañaron a pie. Se
daba el caso que el gobernador, Abáẓih Páshá, era un hombre robusto y corpulento. Empezó a sudar
profusamente conforme caminábamos, y en ese estado se encontraba cuando llegamos a la Mansión.
La Bendita Belleza —que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados— ni siquiera Se dignó a preguntar
por ellos.
5 Hubo un tiempo en que otro gobernador se alzó con hostilidad en contra de nosotros y se puso del
lado de la comisión del gobierno. Ese gobernador instigó a una persona a enviar secretamente un
documento que contenía extrañas alegaciones contra nosotros a la corte real, la cual devolvió después
el documento y ordenó una investigación. Seguidamente, el gobernador y la delegación redactaron un
informe en términos muy duros, poniendo de manifiesto una gran enemistad y odio hacia nosotros. Sin
embargo, este siervo ignoró al gobernador y a la delegación. A tal punto llegaba nuestra influencia,
como es sabido por amigos y extraños por igual.
6 Ahora nuestros supuestos amigos han llevado la situación a tal punto que debemos ser tolerantes
incluso con un funcionario de rango inferior. Han llevado su adulación a tales extremos que se ha hecho
necesario que malgastemos todo nuestro tiempo y empleemos día y noche refutando sus calumnias.
Estos amigos están constantemente buscando todos los medios a su alcance para lanzar graves
difamaciones sobre ‘Abdu’l-Bahá, para que quizás sea expulsado de la ciudad de ‘Akká y puedan así
obtener una extensa palestra en la que espolear sus corceles.
7 Sin embargo, yo mismo, por mi propia voluntad, he emprendido un viaje a esta tierra57 y he dejado
la palestra en sus manos, para que se haga patente que, incluso en mi ausencia, no son ni jamás serán
capaces de dar un paso, por insignificante que sea, excepto para lisonjear a una persona u otra. Aunque
el ruiseñor abandonara el rosedal, el cuervo y la corneja seguirían sin adquirir encanto alguno.
8 En resumen, ahora estamos ocupados en el servicio al Umbral Sagrado en este país, y abrigamos
la esperanza de que este viaje dé frutos y que podamos avanzar y esforzarnos en el campo de la
servidumbre. Orad fervientemente y suplicad con lágrimas a Su Reino de santidad para que, sumiso
ante el Umbral de Bahá, este siervo sea absuelto de la vergüenza, aunque sea levemente. Por ventura,
Dios mediante, pueda ser ayudado bondadosamente a obtener una gota del océano de la servidumbre,
pues hasta ahora no ha conseguido otra cosa que pesares. Si es el beneplácito de Dios, quizás le sean
concedidas la ayuda y la confirmación del Reino de Abhá en los días por venir, y se cumpla esta gran
esperanza, aunque sea en pequeña medida.
9 Alabado sea Dios, ya que tú, hijo de una persona favorecida en el Umbral del Señor, te sientes
atraído al Reino de Abhá. Si tus negocios te traen de viaje por estas regiones, quizás podamos vernos
tranquilamente en este extenso territorio.
10 Has escrito sobre las reuniones de los amigos que se celebran cada domingo para leer los versículos
sagrados y recitar oraciones. Esto ha producido inmensa alegría y regocijo a mi corazón.
28
11 Transmite mis saludos de Abhá a tu madre, la humilde y muy favorecida sierva de Dios, y a tus
hermanos. Transmite asimismo mis afectuosos saludos a Jináb-i-‘Abdu’l-Mihdí —con él sea la Gloria
de Dios, el Más Glorioso—. Comunícale mi cariñoso afecto y dile de mi parte: «El clamor y el tumulto
que ha levantado ese hombre furtivo tiene menos importancia que el zumbido de una mosca. Tú bien
conoces la causa principal de la vergüenza y la humillación que ha escogido para sí mismo. Que aquellos
que le precedieron en siglos pasados le sirvan de lección.58 Mas, ¡qué pena, qué pena! ¡Cómo les han
cegado los velos de la tiranía! Dentro de poco se verán condenados al fracaso absoluto. Sin duda, esta
es la verdad, y más allá de la verdad no hay otra cosa más que lamentable error».
12 Esa persona ya vio cómo los cabecillas destacados del pasado cayeron en la ruina a consecuencia
de su desviación, y el estado de fracaso absoluto al que fueron reducidos. A pesar de ello, no se corrigió;
continúa persiguiendo esas vanas acciones. Después del advenimiento del Espíritu,59 aparecieron
individuos como Arrio, que tenía un millón de seguidores. Estas personas luego desaparecieron sin
dejar rastro, y no queda de ellas señal alguna. La gloria de Dios sea contigo.
34
Él es Dios.
1 ¡Oh dos estrellas brillantes! Alabado sea Dios, pues vuestros rostros están iluminados con la luz de la
guía y vuestra disposición goza del beneplácito y el favor del Umbral Divino.
2 Habéis solicitado permiso para venir de visita. En verdad, la Tierra Santa es la hornacina desde la
cual brilla la Luz, la lámpara en la que arde la Llama del Sinaí. En esta tierra sagrada, la Bendita Belleza
descubrió Su rostro, y desde ella dirigió Tablas y proclamaciones a todos los reyes y gobernantes de la
Tierra. Alcanzar el honor del peregrinaje es el caro deseo de Sus amantes, y caminar alrededor de Su
Santuario, la más elevada aspiración de quienes suspiran por Él. Con todo, el servicio a Su Umbral
prestado en vuestra tierra figura también entre las máximas aspiraciones de aquellos que se encuentran
cerca de Él. No obstante, la elección es vuestra. La Gloria de las Glorias sea con vosotros.
35
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh verdaderos amigos! Las cartas que habéis escrito, las páginas que habéis redactado y los nombres
que habéis mencionado se recibieron en la Tierra Santa; todas han sido leídas con atención y se ha
constatado su agradable contenido.
2 Alabado sea Dios ya que, mediante la gracia y el favor de la Antigua Belleza —que mi vida sea
ofrecida en aras de Sus amados—, bajo el estandarte de la Alianza se han reunido siervos que han
perfumado el mundo con los suaves aromas esparcidos desde el jardín de sus corazones, y han inundado
el dominio de los esplendores con la luz que irradian sus rostros. Son las manifestaciones de las
múltiples bendiciones del Señor sempiterno y los exponentes de las señales y muestras del Gran
Anuncio. Son los puntos de amanecer de las estrellas de la guía y las auroras de los misterios de la
amorosa bondad, los dulces aromas de los rosedales de la Unidad Divina y las fragancias de las praderas
de Unicidad, las montañas inamovibles de la Alianza y el Testamento, y los manantiales de las mansas
aguas de la alegría y la certeza, los árboles fértiles del paraíso de la fe y las aves de santidad que vuelan
por encima de los campos del entendimiento, las lámparas brillantes en la asamblea de los misterios
divinos y las encarnaciones de la pureza en las reuniones de los virtuosos. Están bondadosamente
asistidos por las huestes del Reino de Abhá y favorecidos con la asistencia de los ángeles del Concurso
celestial.
3 ¡Oh amados de la Belleza de Abhá! ¡Oh amigos del Señor Todopoderoso! Desatad vuestras
lenguas para agradecer este don supremo y rendid alabanzas al Señor inigualable por haber sido
escogidos para esta gracia y favor, y contados entre aquellos que han alcanzado las cimas de la
servidumbre. Ceñíos los lomos del esfuerzo y entrad en el círculo de los ángeles del paraíso de la
Unicidad, para que así, en las orillas del Más Grande Océano, podáis reunir a los peces que tienen sed
de los mares del conocimiento divino y, en los campos de la unidad, atrapar a las gacelas que buscan
29
las praderas de la realidad, de modo que, mediante la ayuda y generosidad infalibles del Señor, reunáis
a todas las naciones al amparo de la Palabra de la Unicidad; para que las fragancias de Dios se esparzan
por el Oriente y el Occidente y las fuerzas magnéticas del Todomisericordioso pongan al mundo del ser
en movimiento; para que se pongan de manifiesto los misterios de este Ciclo santo, se revelen las señales
de la Dispensación del Más Grande Nombre, sea fecundado el jardín del mundo y el vergel de la
creación produzca frutos exquisitos; para que sea encendido el cirio de la Unidad Divina, las
limitaciones contingentes sean consumidas con una sola llama del Fuego ardiente del Señor, brillen las
luces de la guía y desaparezca por completo la oscuridad de la ignorancia y la ceguera.
4 Cuando Cristo remontó el vuelo hacia los dominios ilimitados, dejó tras de Sí once discípulos. A
medida que estos, con ojos que ven y oídos que oyen, con lengua elocuente y determinación
inquebrantable, se levantaron para magnificar la Palabra de Dios, progresaron hasta tal punto que cada
uno de ellos se convirtió en un árbol «cuya raíz es firme y cuyas ramas están en el cielo, y da su fruto
en cada época».60 Simón Cefas,61 que era la luna brillante en medio de esas estrellas de guía, no era en
apariencia más que un pescador del Mar de Galilea. Y, con todo, puesto que se dispuso con resolución
firme y máxima energía a esparcir las señales de Dios y a reunir a los virtuosos, la luz de su servidumbre
brilló con tal resplandor en el horizonte de la existencia que incluso el Sol y la Luna se quedaron
anonadados y, cual polillas, giraron alrededor de ese cirio resplandeciente.
5 Ahora, después de Su ascensión, la Antigua Belleza —que mi vida sea ofrecida por Su Más Grande
Nombre— dejó tras de Sí unos cincuenta mil creyentes en este mundo pasajero. Los educó, a todos y
cada uno de ellos, con los suaves aromas de la santidad, abrió ante ellos las puertas de múltiples
bendiciones, los crio en el seno de Su amorosa bondad y les enseñó las lecciones del espíritu en la
escuela de la percepción. ¿No sería lamentable si nos quedáramos sentados, desalentados, y
permaneciéramos perdidos y abrumados, si prefiriéramos el camino del bienestar y el reposo, y
buscáramos estar libres de preocupaciones? ¡Eso no es fidelidad! ¡Eso no es sinceridad! ¡Ese no es el
camino de la guía!
6 Dentro de poco nuestros días llegarán a su fin, y las aves de los campos cantarán el cántico de la
partida. Dentro de poco se apagará la lámpara de la salud, prevalecerá la oscuridad de la muerte y
amanecerá la radiante mañana de la vida por venir. Así pues, esforcémonos con afán sincero por llegar
al Reino celestial con rostros resplandecientes y, en el Dominio de la Gloria, ser admitidos en el círculo
de quienes han permanecido firmes y constantes. Considerad el fuego de guía que prendieron once
almas en las cimas del mundo cuando soportaron todo tipo de aflicciones y pruebas, y se levantaron con
alma y corazón. Por tanto, si nosotros nos levantáramos como debiéramos, armados con las
confirmaciones prometidas del Reino de Abhá, ¡qué esplendores se manifestarían y qué resultados se
derivarían! Juro por la Belleza del Todo Alabado, por Su estandarte izado y por Su sombra protectora,
que se prendería tal incendio en el corazón del mundo que derretiría las rocas y los terrones mismos de
tierra.
7 ¡Oh amigos, haced un portentoso esfuerzo! ¡Oh amados, levantaos y poneos en movimiento! No
os ocupéis con los cuentos y los relatos de quienes titubean en la Alianza, pues no son más que sueños
confusos y palabras ociosas e infantiles. ¡Hablad de los que son constantes y seguid el camino de los
que se mantienen decididamente firmes!
36
Él es el Más Glorioso.
1 ¡Oh tú que eres una hoja verde, lozana y resplandeciente! Aunque fuéramos a llorar y gemir durante
cien mil años por esta Aflicción Suprema,63 a suspirar y lamentarnos, a rasgarnos las vestiduras por la
pena, a derramar lágrimas y echarnos tierra a la cabeza, y a consumirnos en la tristeza, este dolor jamás
se calmaría, esta herida jamás se sanaría, este fuego jamás se apagaría. Por lo tanto, nos incumbe vernos
dispuestos, a cada instante, para partir hacia el mundo venidero, y levantarnos a llevar a cabo aquello
que conduzca a la vida eterna y haga que ascendamos al Reino y lleguemos a la corte de Su Presencia.
La gloria de Dios sea contigo.
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37
Él es Dios.
1 ¡Oh tú que has fijado la mirada en el Reino de la Gloria! El esplendor de la Belleza del mundo iluminó
toda la Tierra y confirió gracia celestial a todas las cosas creadas. El Amado del mundo resplandeció y
cautivó a Sus amados con Su encanto. Y ahora, aunque ese Sol se ha puesto, sigue brillando con
resplandor desde el Reino invisible y continúa otorgando gracia eterna sobre todas las regiones. Quienes
están dotados de percepción ven el mundo iluminado con los resplandores del Sol de la Verdad. Pero
aquellos cuya visión interior está oscurecida se ven privados de contemplar la luz: afirman que el día es
la noche y proclaman que la aurora es el crepúsculo.
2 Di: ¡Oh desventurado! Ese Sol nunca se pondrá, ni jamás declinará esa Estrella del Dominio de la
Gloria. La puesta del Sol ocurre únicamente en relación con los habitantes de la Tierra, pues ¿cómo
puede haber amanecer u ocaso alguno en el propio Sol? Permanece por siempre brillante en su esplendor
meridiano, siempre resplandeciente y luminoso, en la sublime cima de la munificencia. La Gloria de las
Glorias sea contigo.
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Él es el Todoglorioso.
1 Aquellos amados de Dios que se han vuelto desde el golfo mosaico hacia el océano del Señor
Todopoderoso y hacia las aguas ondeantes de Su Antigua Belleza siempre han sido recordados en la
corte de Sus múltiples bendiciones y en la presencia del Señor de las Huestes. Ahora que el Sol del
firmamento de la santidad ha ascendido al Exaltadísimo Dominio y ha aparecido en el horizonte del
Concurso todoglorioso, cada creyente firme y constante es mencionado en ese Reino de santidad ante
la augusta presencia del Amado.
2 No os desesperéis por esta penosa calamidad, esta terrible aflicción. Pues, aunque la Antigua
Belleza está ahora oculta al horizonte del mundo, Su luz brilla desde el cielo de la eternidad en el Más
Grande Dominio. ¿Acaso se extinguió el resplandor eterno que brilló desde el horizonte de Moisés en
días pasados, tras Su ascensión a los mundos superiores? ¡No, por la rectitud del Señor! Se elevó y
relució con mayor intensidad aún, y la llama viva del recuerdo de Dios ascendió a mayores alturas
todavía. Ahora, una vez más, veréis cómo las luces resplandecientes de la Unidad Divina envolverán
dentro de poco el reino de la existencia y se izarán las enseñas de Sus palabras sobre las cumbres más
elevadas de las realidades de todos los seres.
3 Esther era una mujer. Cuando fue favorecida con una intención pura y volvió los ojos hacia el
Señor, ¡qué servicios más grandes fue capaz de rendir! Mirad ahora la tumba de esa mujer de noble
linaje y pensad en el sinfín de reyes poderosos que gobernaron Persia, Transoxiana y otros países del
mundo. No queda nombre ni fama ni rastro de ninguno de esos reyes; todos se han desvanecido en la
nada absoluta y han perdido toda su gloria. Por el contrario, puesto que esa mujer, que era el orgullo de
todos los hombres, tomó aliento en el sendero del Todomisericordioso, la influencia de sus acciones
perdura todavía y su nombre se menciona, hasta el día de hoy, entre los amados de Dios. ¡Prestad
atención, oh gentes de entendimiento!
39
Él es Dios.
1 ¡Oh Tú, Cuyo exaltado Umbral es mi asilo y mi refugio, Cuyo sagrado Santuario es mi amparo y mi
morada! Te suplico, con el corazón encendido por el fuego de Tu amor y los ojos bañados en lágrimas
debido a mi anhelo por alcanzar Tu presencia, por mi ansia por ser admitido en el Reino de Tu gloria y
mi deseo de probar la dulzura de la fidelidad hacia Ti, que ayudes bondadosamente a este siervo
mediante los alientos de Tu santidad y el deleite de la comunión contigo. Haz victorioso, oh mi Dios,
mediante las huestes de Tu Reino todoglorioso y las olas de los mares de Tu generosidad que todo lo
abarca, a este siervo Tuyo, que está embelesado por la compañía de Tus ángeles celestiales y encendido
31
con el fuego de Tu amor entre Tus siervos. Está ocupado en servir a Tu Causa entre las gentes del
mundo y en magnificar Tu nombre ante los ministros y los gobernantes. Está entregado a difundir Tus
dulces aromas en reuniones celebradas en Tu recuerdo y ha izado Tu estandarte entre las masas. Ha
vuelto su rostro hacia la Corte de Tu grandeza y está iluminado con la luz de la constancia
inquebrantable en Tu Alianza y Testamento. Se está esforzando por ayudar a que todos permanezcan
firmes en aquello que Tú has ordenado a toda la compañía de Tus elegidos, lo que has predestinado
para quienes Te son queridos, y con lo cual has sellado Tu decreto final.
2 ¡Oh Señor! Ayúdalo con Tus huestes invisibles y fortalécelo con el poder de Tus ángeles santos.
Haz de él una estrella brillante, un astro resplandeciente, una luz manifiesta, una brisa de las praderas
de Tu gloria, una fragancia de las flores de la planicie de Tu merced, un rayo de luz de Tu Reino divino,
un destello del sol del cielo de Tu Unicidad y un estandarte que ondee en las cumbres de Tu gran
majestad y singularidad. ¡Oh Señor! Fortalece sus espaldas con Tu poder victorioso y susténtalo entre
las gentes mediante Tu soberanía gloriosa. Haz que todos los corazones sean atraídos hacia él, todas las
mentes estén maravilladas en su presencia, y todos los oídos, receptivos a sus palabras; haz, asimismo,
que todos los ojos se vuelvan hacia su alegre semblante y que todos los corazones se maravillen ante el
resplandor de su rostro. Tú eres, verdaderamente, el Más Poderoso, el Más Exaltado, el Todoglorioso,
el Siempre Perdonador, el Más Compasivo, el Más Amoroso.
3 En estos días, aunque este humilde siervo no tiene tiempo ni tregua alguna para la correspondencia,
las dulces fragancias del amor de los amados de Dios han extasiado a tal punto mi corazón que, cuando
escribo, las riendas de la voluntad se me escapan de las manos y las palabras fluyen incontenibles. En
especial, siempre que mis pensamientos se vuelven a ti que tienes el corazón atraído por Dios, el acto
de escribir me trae alegría y felicidad, y tomar la pluma y el papel me produce deleite. Las dificultades
se convierten en alegría para el corazón, y el trabajo duro se transforma en una bendición para el alma.
4 Este es el día en el que todos deben reunirse bajo la sombra de la Palabra de la Unicidad. Ardamos
como cirios resplandecientes en cada asamblea; inflamémonos con el fuego del amor. Ahora que la
Belleza del Más Alabado ha ascendido y se ha puesto el Sol del Reino, ¿adónde podemos dirigir
nuestros sentimientos y qué consuelo podemos esperar? ¿Cómo podemos encontrar reposo, y con qué
esperanza pueden alegrarse nuestros corazones? ¡Qué lamentable! ¡Qué miríada de lamentos, si por un
solo momento buscáramos alivio o comodidad! ¡Ay! Mil veces ay, si buscáramos paz y tranquilidad
alguna que no fuera en pruebas, tribulaciones y sufrimiento padecidos en Su sendero!
5 Ese Ser santificado pasó Sus días encadenado y en grilletes, y vivió hasta el final de Su vida bajo
la amenaza de la espada. No encontró un solo momento de reposo; no dio un solo suspiro de
tranquilidad. Ni una sola noche reposó en un lecho de comodidad, ni descansó la cabeza sobre una
almohada de alivio. Toda ave tiene un nido y toda criatura habita en su morada, mientras que la Bendita
Belleza fue consumida por el fuego de la crueldad que encendieron Sus enemigos. Los pueblos del
mundo están dormidos en el diván de la comodidad, mientras que el Más Grande Nombre no encontró
un solo momento de descanso, ni dio un solo suspiro en paz. ¿En virtud de qué norma de equidad o
fidelidad podemos buscar reposo o perseguir bienestar y descanso?
6 Gracias a Dios que estás ocupado en servir a la Causa de Dios día y noche, y esforzándote con
alma y corazón por difundir Sus fragancias y propagar los resplandores de la luz de Su conocimiento.
¡Por tu propia vida! Esta es una dádiva de entre las bendiciones del Señor, una dádiva que ninguna otra
dádiva del mundo del ser puede igualar. Dentro de poco brillará su esplendor y sus hálitos almizclados
se esparcirán por doquier; se difundirán las suaves brisas de sus praderas y fluirán las mansas aguas de
sus manantiales. Entonces verás que aquellos que se ríen y se burlan darán gracias, y los que suspiran
y se lamentan ofrecerán alabanzas. Verás a los envidiosos arrepentirse, y a las mujeres calumniadoras,
cortarse las manos y exclamar «¡Válganos Dios! Este no es un ser humano, sino un ángel noble». 64
«Verdaderamente, el buen fin es para los que temen a Dios».”65
7 En resumen, después de Su ascensión, Aquel que subsiste por Sí mismo fue leal a Sus promesas.
Confirió un remedio para curar los corazones e hizo que discurrieran las suaves brisas de la alegría.
Ayudó a Sus amados con las huestes de lo invisible y los confirmó con el poder del Reino. Ayudó a los
amigos por toda la Tierra y socorrió a Sus amados en todas las regiones. El resplandor de Su gloria se
difundió por Oriente y Su influencia se hizo manifiesta en Occidente. Sus enemigos fueron humillados
en todos los lugares y Sus adversarios quedaron abandonados y desamparados en todas partes. Todo
poderoso fue debilitado y todo agitador malicioso y soberbio fue humillado, sin nadie que lo ayudara.
32
8 Considera cómo, valiéndose de medios invisibles, los necios de la Tierra se levantaron para
fomentar discordia y conflicto, exasperaron al gobierno de Persia, se ocuparon en la rebelión y causaron
un tumulto. Se hizo claro, por tanto, que eran ellos la causa de toda maldad y la fuente de toda malicia.
Así se distinguieron los promotores de la paz de los sediciosos, y los acontecimientos que siguieron
expusieron sus secretos ocultos. Así se hizo evidente que eran lobos con apariencia de pastores y
ladrones disfrazados de guardianes, una oscuridad opresiva en el mundo y un formidable obstáculo para
el bienestar y la prosperidad de todos.66
9 De igual manera, un grupo de adversarios se reunió en la Gran Ciudad y, mediante todo tipo de
artimañas, intrigas y estratagemas, intentó destruir la Causa de Dios, dispersar la reunión de Sus amados
y causar una brecha entre Su pueblo.67 ¡Juro por la Antigua Belleza! Cuando esa compañía de oponentes
aunó fuerzas con el desvergonzado Jamálu’d-Dín,68 encendieron tal fuego de sedición en la Gran Ciudad
que se temió que sus llamas llegaran a la sublime morada de Aquel alrededor de Quien giran todos los
que habitan la Tierra, y que el daño resultante pusiera en peligro los cimientos mismos de la Causa de
Dios. Entonces fue cuando la Mano de la Omnipotencia apareció desde Su Reino invisible y dispersó a
ese grupo de tal manera que fue reducido a un puñado de polvo desparramado y condenado a la
perdición eterna.
10 Por lo tanto, en acción de gracias por Sus confirmaciones divinas, esforcémonos día y noche por
exaltar Su Palabra, consumirnos por el fuego de Su amor y alzar nuestras voces en Su recuerdo y
alabanza. Teniendo en cuenta tan tiernas mercedes, tales bendiciones, tal ayuda y asistencia, ¿cómo
podemos permanecer inmóviles? ¿Cómo podemos quedarnos callados? ¡Oh, cuán lamentable sería si
nos detuviéramos, si dudáramos o no ofreciéramos nuestra alma! ¡Cuán lamentable, si pusiéramos el
corazón en apegos efímeros, en lugar de beber a plenitud de este vino místico! Pobres de nosotros si
permaneciéramos entregados a nuestros deseos egoístas, nos ocupáramos con nuestros propios intereses
mundanos y siguiéramos los dictados de pasiones que nos privaran de esas bendiciones y nos negaran
una porción de esos luminosos resplandores. ¡Por mi vida! Sin duda, ello no sería más que una pérdida
manifiesta.
40
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh Dios, mi Dios! Tú oyes mis suspiros y mi amargo lamento, mi llanto y la voz de mi gemido en la
profundidad de estas noches tenebrosas. Tú ves mi humillación y sumisión, mi paciencia y resignación,
mi pobreza y acuciante necesidad, mi angustia, mi aflicción, mi dolor y mis penas a lo largo de mis
días.
2 Te doy gracias, oh Señor, por esta tribulación, que considero entre las más grandes de Tus dádivas
y bendiciones, pues se sobrelleva en el camino de Tu amor, un amor cuyas llamas arden en lo más
hondo de mi alma y mi corazón. Este es mi deseo y mi esperanza, oh mi Dios. Es un bálsamo que calma
mi angustia, oh mi Bienamado; un sorbo refrescante para estos labios resecos, oh mi Sanador; lo que
elimina mis tristezas, oh Tú que eres mi Amigo.
3 Levanto mis manos suplicantes en oración a Ti, invocándote cada mañana y cada atardecer,
buscando amparo bajo Tu sublime y más exaltado Umbral, implorando la intercesión del Punto
Primordial, Aquel que es la Palabra de Tu unicidad, Aquel Cuyo pecho fue acribillado en Tu camino
por una miríada de proyectiles disparados por los enemigos; y Te ruego, por esa bendita Belleza a Quien
Tú hiciste un compañero de Tu semblante divino cuando la Aurora de Tu Sol resplandeciente brilló en
el Horizonte Supremo, que ordenes para este siervo Tuyo, de las manos de la generosidad, el cáliz de
la abnegación, que levantes el velo para que pueda ascender a Tu sublime Umbral en Tu Dominio
todoglorioso. Libérame, pues, de la arremetida de las gentes maliciosas, de los dardos de la calumnia y
el rencor que llueven sobre mí, de los sucesivos ataques de las flechas de la animosidad y de las lanzas
de la difamación arrojadas sin cesar por los dirigentes de los hombres. Tú eres el Dios de bondad, el
Compasivo, el Todomisericordioso.
4 ¡Oh amigo de ‘Abdu’l-Bahá! Aunque el Sol de la Verdad se ha puesto en el horizonte de este
mundo inferior, aun así, toda gracia y munificencia son Suyas, pues brilla con resplandor extraordinario
en el dominio oculto de las almas, sobre el horizonte del Reino invisible.
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5 Después de Su ascensión, todos los gobiernos y pueblos del mundo esperaban que Su Astro
luminoso se ocultara y se retirara Su sombra protectora. Esperaban que se arriara Su estandarte izado y
que se desvaneciera y desapareciera la luz que brilla de Su frente. Toda gracia y munificencia son Suyas;
pues, en cambio, la lámpara de Su Causa resplandeció luminosa y la luz matutina de Su amorosa
providencia brilló con esplendor. El Sinaí de Su unicidad fue exaltado y la Cumbre de Su singularidad
fue elevada a alturas todavía más sublimes. Fueron desplegados los estandartes de Su soberanía y las
señales de Su poder se hicieron claras y evidentes para toda alma perceptiva. Es más, el redoble de Su
Divinidad reverberó en todo el mundo y la campana de Su Señorío repiqueteó con la llamada triunfal
de «Yá Bahá’u’l-Abhá» desde Oriente y Occidente. En una época, encendió su llama en América; en
otra, derramó su resplandor sobre África, y sobre turcos y tayikos. En una época, elevó su llamado entre
los eslavos; en otra, incendió Cumania. Su fama se ha extendido ahora por todo el mundo, y todos los
pueblos y linajes de la Tierra están en su búsqueda.
6 Y, con todo, algunas personas insensatas claman en alta voz que ha llegado la más oscura de las
noches y que la penumbra más profunda ha envuelto a todos, que la Causa de Dios ha sido abolida y
que Su Ley ha sido anulada, que otro ha reivindicado una nueva revelación, ha elevado la voz de «En
verdad, Yo soy Dios» y se ha exaltado a sí mismo por encima de la Antigua Belleza.69 Pretenden usar
esas afirmaciones falsas y desatinadas para ocultar su propia violación y cubrir el tabernáculo de la
Alianza del Señor eterno bajo las frágiles redes que han tejido. Aunque sumergidos en las profundidades
de ociosas imaginaciones, con sus labios fingen profesar la única y verdadera fe de Dios. Aunque violan
la Alianza, pronuncian el nombre del Sol del mundo. Aunque merodean en la lóbrega noche de la duda,
claman: «¿Dónde está la luz que brilla sobre todas partes desde el reino invisible del Todo Glorioso?».
7 Algunas almas puras, como Mírzá Abu’l-Faḍl —que con él sea la gloria de Dios, el
Todoglorioso— están ocupadas día y noche en demostrar la verdad de esta bendita Causa mediante
pruebas concluyentes y claros testimonios, relatando los hechos y eliminando los velos, propagando la
Fe de Dios y difundiendo las fragancias divinas. Mientras tanto, otros individuos, cual aves nocturnas,
se empeñan en sembrar las semillas de la duda y son detestados y apartados. ¡Observa qué distintos son
en sus maneras de actuar! Nuestra intención es llenar el mundo entero con el aroma del almizcle,
mientras que otros intentan herir los sentidos de todas las gentes y naciones con el fétido olor de la
disensión.
8 A veces, incluso acusan a este siervo de atribuirse Divinidad y afirman que semejante alegato es
la base de su hostilidad, mientras que ‘Abdu’l-Bahá jamás trocaría la servidumbre en el Sagrado Umbral
por la soberanía de ambos mundos; en verdad, el polvo de ese Sagrado Umbral es su refulgente diadema.
Pero el Calumniador, en un documento que todavía existe, escrito de su propio puño y letra y marcado
con su propio sello, se ha proclamado a sí mismo el Sol de la Verdad y ha reivindicado una revelación
mayor que la de la Bendita Belleza. Estas son sus propias palabras: «¡Por la rectitud del Señor! Ha
aparecido el Mayor Sol de Dios, ante el cual cualquier otro sol es más insignificante que la más
insignificante de todas las cosas». Y va aún más lejos, cuando dice: «Estos versículos me fueron
revelados cuando era todavía un niño». La Bendita Belleza rechazó esa pretensión suya, y entonces fue
cuando reveló una Tabla en la que decía: «Si por un momento deja de estar a la sombra de la Causa
…», y demás.70
9 Ciertamente, en mis propios escritos hay un pasaje que afirma que el Sol de la Verdad apareció en
el signo zodiacal de Aries y ahora brilla resplandeciente en el signo de Leo. ¡Este siervo está todavía
presente! Como tú has dicho, deben dirigir a mí sus preguntas, en lugar de ofrecer interpretaciones
acordes con sus propias vanas imaginaciones y motivos personales. Con esa declaración, solo tenía en
mente al Báb y a Bahá’u’lláh, el carácter de Cuyas Revelaciones había sido mi propósito elucidar. La
Revelación del Báb puede compararse con el Sol cuando se encuentra en el primer signo del Zodíaco,
el signo de Aries, en el que el Sol entra en el equinoccio de primavera. La posición de la Revelación de
Bahá’u’lláh, por otra parte, está representada por el signo de Leo, la posición más alta del Sol a
mediados del verano. Con ello se quiere decir que esta santa Dispensación recibe la iluminación de la
luz del Sol de la Verdad cuando brilla en su posición más elevada, y en la plenitud de su resplandor,
calor y gloria.
10 En cuanto a las palabras «ojalá que todos los ojos sean iluminados», estas son del venerable mártir
Varqá ―que mi vida sea sacrificada por él—. Lo que has escrito es correcto.
11 Por otra parte, en cuanto a las palabras «Aquel que convoque a la humanidad en Mi Nombre es,
en verdad, de los Míos», estas son las santas palabras de la Belleza de Abhá —que mi vida sea ofrecida
34
en aras de Sus amados—; las palabras no son mías. ¡Cuán gravemente ha errado aquel que ha relatado
tal cosa, aquel que la ha difundido por doquier y aquel que la ha repetido! «¡Qué débil es el buscador,
y qué débil, el buscado!».71
12 Dios quiera que, mediante la fuerza celestial del Reino y el poder de la Alianza, y a través de la
inspiración divina, resistas las insinuaciones de los sembradores de la duda, pues sus susurros apagan
por completo la llama del Fuego del Señor que arde en los corazones. ¡Enciende una llama y haz que
arda el fuego del amor de Dios! La gloria de Dios sea contigo.
41
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Glorificado eres, oh Dios! La menor de las señales de Tu Reino está, en todas las condiciones, muy
por encima de cualquier descripción y alabanza; y cada una de las realidades de Tu dominio se encuentra
más allá de los más elevados elogios de las gentes del mundo; pues la esencia misma del recuerdo está
completamente alejada de Aquel que es recordado y la realidad íntima de toda alabanza permanece
velada de Aquel que es alabado. Las señales de Tu dominio, en su esencia misma, están
inmensurablemente por encima de la estimación de los exponentes de la alabanza y más allá de la
comprensión de quienes están dotados de entendimiento. Los sabios más eminentes han reconocido su
fracaso a este respecto y han admitido que sus mentes solo pueden concebir aquello que está dentro de
la medida de la capacidad humana y es acorde a la potencia de las aves del pensamiento mortal en su
vuelo hacia las alturas del conocimiento.
2 ¡Oh mi Dios! Con tan clara y evidente impotencia, tan obvia y manifiesta pobreza a la hora de
reconocer la menor de las señales de Tu dominio en el mundo de la creación, ¿cómo puedo desatar mi
lengua para hacer mención de Tus atributos y proclamar Tus virtudes? ¿Cómo puedo expresar Tu
alabanza y celebrar Tu gloria en Tu presencia? ¿Cómo puedo ensalzar las evidencias del ser y las
realidades de la existencia que se encuentran en el mundo de las alusiones y en el dominio de la
creación?
3 No tengo otro recurso que proclamar: «¡Bendito y santificado eres Tú! ¡Inmensurablemente
elevado, exaltado y glorificado eres Tú!», e implorar perdón por esta falta y transgresión mía, que me
ha llenado de vergüenza ante Tus amados. Pues proclamar Tu santidad y sacralidad equivale a
aventurarse a describirte y, como tal, es una clara transgresión, un error vergonzoso y palpable.
4 ¡Oh Señor! ¡Oh Señor! Te imploro por las Manos de Tu Causa, las Auroras de Tu recuerdo y los
Puntos de Amanecer de Tu mandamiento, y por la caída de las estrellas y los candentes meteoros que
llueven sobre aquellos que niegan Tu Causa manifiesta y se desvían de Tu recto Sendero, que asistas a
Tus amados que son firmes en Tu Alianza y Testamento y constantes en Tu amor y Tu recuerdo.
Ayúdales a alcanzar todo el bien que has ordenado en Tu Reino todoglorioso. Tú eres, en verdad, el
Poderoso, el Potente.
5 Hemos leído lo que escribió Jináb-i-Ismu’lláh. Preguntaba sobre las provisiones para el viaje al
Reino divino y el sustento espiritual para el mundo venidero. Como bien sabes, en este día, esas
provisiones consisten en ayudar a las almas débiles a volverse firmes y constantes en la Alianza, difundir
las fragancias divinas, proteger el baluarte de la Causa de Dios y preservar los rasgos distintivos de Su
religión. Pues en el Reino de Abhá no hay mayor don que este, y entre el Concurso de lo alto no hay
ofrenda más maravillosa. Por lo tanto, te incumbe esforzarte al máximo, día y noche, por llevar a cabo
esta importante tarea, de modo que no se produzca ninguna brecha en la unidad de la Palabra de Dios y
no surjan divisiones en esta poderosa Alianza y este vinculante Testamento. ¡Ay de aquellos cuyos pies
resbalen y cuyos corazones vacilen!
6 La mayor aspiración y el deseo más elevado de este siervo siempre ha sido que todos nos reunamos
al abrigo de la Palabra de la Unicidad, olvidados por completo de toda vana imaginación; que no
busquemos más que Su Semblante, no persigamos otra cosa que Su morada y comulguemos solo con
Él. Ojalá podamos, en verdad, sacrificar nuestras vidas completamente por Él, entregarnos en Su
sendero y esforzarnos por esparcir por doquier los dulces aromas del Amado.
7 Durante muchos años, Bahá’u’lláh alimentó a estos siervos en el seno de Su amorosa bondad, y
nos formó y educó mediante Su compasión e indefectible generosidad. Igual que un Maestro tierno y
amoroso, nos enseñó ―a Sus hijos― los requisitos de la cortesía. En la escuela de Dios, nos instruyó
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para que, tras la ascensión de Su radiante Belleza, nos levantáramos a seguir el ejemplo de los fieles y
nos esforzáramos por servir a la Causa de Dios y glorificar Su Palabra. Nos prometió Sus
confirmaciones y nos dio la certeza de Su ayuda, diciendo: «En verdad, os vemos desde Nuestro
dominio de gloria, y ayudaremos a quienquiera que se levante por el triunfo de Nuestra Causa con las
huestes del Concurso de lo Alto y una compañía de Nuestros ángeles predilectos».72
8 Alabanzas y gracias sean dadas al Señor incomparable, Quien ha cumplido Sus promesas y ha
hecho efectivo todo lo que había predicho. Ha allanado todo camino abrupto y accidentado y ha alisado
todo sendero pedregoso. Ha abierto los portales de la victoria y nos ha agraciado con los suaves
perfumes del Espíritu Santo. Las huestes de Su Reino todo glorioso han arremetido y las incontables
legiones de Su Compañía de lo alto han descendido con sus espadas desenvainadas. Ha dispersado los
ejércitos de Sus adversarios y ha vencido a las legiones de Sus enemigos. Asimismo, ha manifestado
las señales de Su poder en todas partes del mundo y ha revelado Su poderosa Causa en todos los países.
Las melodías de Su santidad han resonado en Europa, y las señales y muestras de Su Revelación se han
hecho visibles a búlgaros y eslavos. En América, Su lámpara ha derramado su luz sobre la noche oscura
y ha guiado a las almas de todos los lugares. La fama de Su majestad se ha difundido por todos los
rincones de Persia, y Sus siervos en Teherán han llegado a ser realmente venerados a un grado que no
tiene comparación con tiempos pasados.
9 En estos días, en la Gran Ciudad, Él ha frustrado a los defensores del Malvado y ha expuesto sus
maldades ante todos. Ha extinguido por completo ese fuego y ha borrado de la memoria sus embustes.
De hecho, la reunión de los peores malhechores y más fieros calumniadores de la Bendita Belleza en
ese notable lugar, sus esfuerzos incesantes por llevar a la ruina a la Causa de Dios por todos los medios,
y su recurso a toda suerte de murmuraciones e intrigas supuso un grave peligro para la Causa y provocó
un doloroso agravio contra los amados de Dios. Se habían comprometido firmemente, todos y cada uno
de ellos, a sumir a esta tierra en el caos. Por intermedio de Jamálu’d-Dín-i-Afghání, se habían infiltrado
en todos los círculos ministeriales. Con el apoyo de esa persona, incluso habían obtenido acceso a la
casa real. El yerno de Yaḥyá llegó a ser el secretario personal de Jamálu’d-Dín, y Shaykh Aḥmad se
encontraba entre los miembros permanentes de su círculo.73 Profirieron toda calumnia posible y
emplearon toda medida posible para derribar el Edificio Divino y perjudicar a estos exiliados.
10 Depositando toda nuestra confianza en Dios, nos asimos a la cuerda de la resignación y, con
corazones santificados, nos aferramos tenazmente a la paciencia. Finalmente, emergió una mano del
Reino invisible y rasgó los velos de la hipocresía y la decepción de esa banda de difamadores. Sus
maldades se hicieron patentes, y su sedición, claramente manifiesta. Su sarta de iniquidades fue puesta
al descubierto, y fueron afligidos con la retribución que tal comportamiento conlleva. Cayeron en manos
de la justicia y fueron enviados a Persia. Tened cuidado, no sea que la gente corriente malinterprete este
asunto.
11 La cuestión es que, después de Su ascensión, la Antigua Belleza ayudó bondadosamente a Su
bendita Causa cien veces más y otorgó confirmaciones divinas a estos desamparados. ¡Toda alabanza
y gloria, toda honra y reverencia sean para semejante Señor!
12 En breve, el mayor anhelo de este siervo es alcanzar esta sublime aspiración, que es servir a la
Causa de Dios. Jamás he acariciado un deseo propio, ni considero que tengo existencia alguna ante las
señales de Su Unicidad. Pero aspiro a salvaguardar el baluarte inexpugnable de Su refulgente Causa.
Me intranquiliza cualquier corrupción del Texto, cualquier interpretación falsa, toda discordia y
división, no sea que dentro de mil años surjan esas cuestiones de nuevo y causen una brecha en la
verdadera Fe de Dios. Pues semejante condición destruiría los cimientos mismos y derribaría por
completo la base del Edificio Divino. Todos y cada uno de nosotros quedaríamos despojados y
desesperanzados, proscritos y condenados. Tan grande sería la dispersión de la reunión de los amigos
y la desbandada de la compañía de los creyentes que cada uno de ellos estaría perdido y olvidado en el
desierto de la perdición. Nada quedaría del Templo de la Causa de Dios más que un nombre
insignificante en las historias comunes. Por lo tanto, debemos emplear todas nuestras energías en
mantener inexpugnable el baluarte de la Causa, y sus cimientos, intactos.
13 Has escrito acerca de la celebración de reuniones con motivo del Día de la Alianza. No puede
concebirse nada más grande, más potente ni más trascendental que la Alianza de Dios y Su Testamento.
Jamás ha ocurrido cosa igual en las Dispensaciones del pasado; es decir, que se haya revelado de manera
tan clara un texto explícito, en lenguaje tan inequívoco, como el del Libro Más Sagrado, un cuarto de
siglo antes de la ascensión de su Autor; que la Antigua Belleza haya cultivado y educado a todos Sus
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amados mediante esta gracia divina; que después haya establecido firmemente, con Su Sublime Pluma,
esta poderosa Alianza con ellos; y que haya mencionado esta Alianza en todos Sus Libros y Sus Tablas,
alentando y alabando a aquellos que se atienen firmemente a ella y rechazando a aquellos que la violan.
¿Por qué medio puede asegurarse aquel que deje de aferrarse a esta firme cuerda y a este poderoso
vínculo? Todas las cadenas y ligaduras del mundo serían incapaces de sujetarlo.
14 Si fuera tu deseo facilitar los medios para asegurar una adhesión más firme a la Alianza, recopila
las palabras y los versículos que han sido revelados en todas las Tablas divinas sobre el tema de la
Alianza y el Testamento y, después de leer el Libro de la Alianza en esa reunión, recita esos versículos,
para que se haga evidente el rango de quienes son firmes y el de quienes titubean. Este asunto tiene más
importancia que todos los demás.
42
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú que ardes con el fuego del amor a Dios! Oímos que albergas en tu ser un fuego abrasador y que
tu alma, como una polilla alada, se consume con su llama. Dentro de la lámpara de tu corazón está
enclavado un cirio luminoso y en el santuario de tu alma reina el Más Amado de cada reunión. ¡Dios
bendito! ¡Qué misterio oculto es este y qué maravillosa realidad: el Amigo que en un tiempo estuvo
enclaustrado Se ha dado a conocer en todo el mundo, y el Amado que una vez estuvo oculto ha sido
desvelado en todas las regiones!
2 Esa Belleza sempiterna ha ascendido ahora al Dominio eterno. Ese Sol del reino de la Unidad
Divina está ahora velado tras las nubes del mundo invisible. A pesar de ello, los rayos que emanan de
Su santidad brillan resplandecientes desde el manantial de los corazones de aquellos que encarnan Su
alabanza. Y aunque el grandioso Océano está oculto en las densas nubes del mundo, sus olas
majestuosas se levantan desde los manantiales del reino del ser y son visibles en las orillas de la
existencia. Así, aunque oculto, Él está manifiesto, y, aunque encubierto, permanece ostensible en cada
horizonte de los orientes y occidentes de la Tierra.
43
Él es el Todoglorioso.
1 Por más que el Sol de la Verdad esté aparentemente velado tras las nubes de la ocultación, si se mirara
con ojo perceptivo, si se escuchara con oído atento y se ponderara con corazón despierto, se haría
evidente que los resplandores de la Más Grande Luz se han vuelto más luminosos y los rayos de la
lámpara de Dios se han tornado más brillantes, que las olas de Su imponente Océano se han levantado
con más fuerza y las efusiones del cielo de Su generosidad se han hecho más abundantes y manifiestas.
Pues, hasta ahora, el velo del templo humano había sido un obstáculo para contemplar el Sol de la
Verdad. Pero ahora, libre de todas las cosas terrenales, ese Astro resplandeciente y Sol del cielo más
elevado brilla desde el Horizonte Supremo y resplandece, luminoso, desde el Reino todoglorioso. Este
es Su texto explícito: «En verdad, os vemos desde Nuestro dominio de gloria, y ayudaremos a
quienquiera que se levante por el triunfo de Nuestra Causa con las huestes del Concurso de lo Alto y
una compañía de Nuestros ángeles predilectos».74
2 Tal como se ha visto claramente en el advenimiento de Manifestaciones pasadas, solo después de
Su ascensión se hicieron claras y evidentes la grandeza de la Causa de Dios y la soberanía de Su Palabra.
Considerad, por ejemplo, cómo durante la Dispensación del Espíritu,75 solo un puñado de almas
aparentemente humildes eran creyentes en el momento de Su ascensión; y, sin embargo, cuando esos
seres débiles se levantaron con máxima firmeza, fueron asistidos a tal punto por las confirmaciones
divinas y las efusiones del Espíritu Santo que brillaron en el horizonte del mundo de manera que los
resplandores de su luz imperecedera siguen iluminando este reino y el reino del más allá.
3 Aprestaos, pues, oh amados de Dios y Sus fiduciarios; ¡aprestaos a recibir este gran favor!
Avanzad, oh benditos y escogidos de entre Su creación; ¡avanzad hacia esta exaltadísima y muy augusta
posición!
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44
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú que has creído de verdad en la Antigua Belleza! El Rey de eterna gloria, el soberano Señor, ha
sido establecido sobre el trono de la grandeza y ha irradiado el esplendor de todos Sus nombres y
atributos. En verdad, Se ha asentado en la Sede de la Divinidad y ha hecho Su llamamiento universal.
Por «Sede» se entiende aquí la Causa de Dios y Su religión, esta gloriosa Dispensación y Edad
maravillosa. Y por «asentado» se entiende Su manifestación y aparición, Su resplandor y presencia.
2 Las frentes de algunos fueron adornadas con el brillo de esta luz refulgente, mientras que otros
vieron esta alborada como una formidable hechicería.76 ¡Dios bendito! El amanecer es el mismo, la
aparición del Sol es la misma y la Fuente de todo esplendor es la misma. Sin embargo, su efecto es de
dos tipos: «Hacemos descender, por medio del Corán, lo que es curación y misericordia para los
creyentes, pero esto no hace sino perder más a los impíos».77 La gloria de Dios sea contigo.
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1 ¡Glorificado eres Tú, oh Señor mi Dios, mi Dueño y mi Gobernante! Tú me ves, víctima de cada
tribulación, blanco de toda vara, expuesto a cada lanza. No transcurre un solo día en que no se
desenvainen las espadas contra mí y se arrojen uno tras otro los dardos de la aflicción al pecho de este
siervo Tuyo, que permanece pobre y desolado entre Tu creación. Y aun así, Tú ves cómo mi corazón se
llena de alegría con los alientos de Tu santidad, cómo mi alma está arrobada con las señales de Tu
unicidad, cómo mis ojos se consuelan con la contemplación de Tus luces y cómo se regocija mi espíritu
con las suaves brisas que soplan desde las praderas de Tu amorosa bondad. Hago caso omiso a esas
varas y lanzas, y no me perturba ninguna otra cosa. Más bien, me aferro al borde de la paciencia, me
visto con la armadura de la súplica ferviente y, con las lágrimas que derramo noche y día, apago la
llama devoradora encendida por las manos de los malhechores.
2 Asísteme con Tu gracia fortalecedora, oh mi Dios, para servirte entre los virtuosos. Ayúdame
bondadosamente a prestar servicio a los piadosos y concede que pueda ofrecer mi alma en aras de los
leales entre Tus siervos. Mediante Tus múltiples favores, permíteme, oh mi Señor, gozar de comunión
íntima contigo, y ten misericordia de mí mediante Tu bondadosa gracia. Mantenme a salvo dentro de la
fortaleza de Tu cuidado y Tu protección, y resguárdame de los ataques de los enemigos, ya sean
lanzados en forma abierta o encubierta. Haz que exprese Tu alabanza entre Tus amados y permíteme
ser un signo de misericordia entre las gentes. Ayúdame, oh Señor, a servir a Tus amados en todas las
regiones. Tu eres, verdaderamente, el Generosísimo, el Todopoderoso y, verdaderamente, Tú eres el
Compasivo, el Más Misericordioso.
3 ¡Oh amigos leales de ‘Abdu’l-Bahá! En esta nueva primavera, el Astro luminoso brilló desde el
punto vernal del ecuador, difundiendo su esplendor sobre el mundo y confiriendo mediante su luz y
calor una nueva gracia y un poderoso espíritu a todas las regiones. Por medio de ese calor y esa luz, se
generaron energía y vitalidad en las venas y los nervios del mundo, fue engendrada una nueva creación
y se infundió en ella un espíritu nuevo. Al agotado esqueleto del mundo le fue conferida nueva vida y
el cuerpo exánime de la existencia fue revivificado y dotado de bendiciones ilimitadas. Amaneció una
maravillosa Dispensación, se engendró una nueva creación y se cumplió el versículo «y soplé en él Mi
espíritu».78 El mundo del ser fue adornado y el universo fue iluminado con la aurora de esa Luz
manifiesta. Aparecieron señales de vida y crecimiento en todas las cosas creadas y se hicieron visibles
grandes avances en todos los seres.
4 Aquellos que juzgan con equidad reconocen que el siglo XIX fue la era de la luz y el orgullo de
todas las edades. Las señales de progreso se hicieron evidentes en cada faceta de la existencia, de tal
modo que equivalió a otros cien. De hecho, los logros de ese siglo por sí solo fueron mayores que los
de los cincuenta siglos que lo precedieron. Es decir, si reunierais las obras, los inventos y las maravillas
de los cinco mil años anteriores, no tendrían ninguna comparación con los de esta era celestial y este
siglo divino. Las hazañas y los descubrimientos de esos cincuenta siglos, sus ciencias e invenciones,
sus logros y maravillas, no pueden compararse con los de este único siglo.
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5 ¡Ved, pues, cómo las señales de la revelación del Sol de la Verdad están presentes y manifiestas
en todas las cosas creadas! Y, aun así, los ignorantes y los desatentos están sumidos en un letargo
interminable. Permanecen totalmente inconscientes de la causa de este crecimiento y desarrollo, y de la
fuente de este progreso inconmensurable. No saben de este Astro cuya aurora ha marcado el comienzo
de esta primavera divina, ni de las nubes cuyas efusiones han producido estos favores ilimitados. Ven
el movimiento, pero no reflexionan sobre su fuerza motriz. Reconocen la belleza frondosa de la estación
vernal, pero desatienden por completo las infinitas efusiones de gracia en la primavera espiritual. Ven
el polvo que se levanta, pero no distinguen al jinete que cabalga veloz. Observan las imponentes velas,
pero no perciben el embate de los vientos que impulsan el navío. Escuchan la Canción celestial, pero
permanecen ajenos al Ruiseñor Místico. Observan el oleaje, pero son ciegos al océano ilimitado. Se
deleitan con frutos frescos y exquisitos, pero desconocen el Árbol de los misterios. Perciben el fulgor
de la lámpara, pero son inconscientes de la deslumbrante luz de su interior. En cualquier caso, nuestra
esperanza es que las gentes despierten de su letargo, se embriaguen con este vino selecto y, mediante
su energía, cobren conciencia.
6 ¡Oh amigos de Dios! Vosotros estáis verdaderamente intoxicados con el vino de la fidelidad;
vosotros sois en verdad las huestes victoriosas del Concurso de lo alto. Os habéis dispersado por todas
partes y estáis asistidos por el poder de la Palabra de Dios, que todo lo penetra. Vosotros sois el medio
para la vivificación de las gentes del mundo y estáis a la cabeza de las filas de Sus verdaderos amantes.
Sois los guías que conducen al camino de la salvación, y vuestros corazones están unidos a Sus claras
muestras y señales.
7 ¡Oh amigos! Alabado sea Dios, por cuanto el estandarte de la Unidad Divina ha sido izado en
todos los países y la melodía del Reino de Abhá se ha elevado en todos los lugares. El Serafín santo del
Concurso de lo alto está exclamando «¡Yá Bahá’u’l-Abhá!» en el corazón mismo del mundo y la energía
de la Palabra de Dios está insuflando verdadera vida en el cuerpo de la existencia.
8 Por lo tanto, oh amigos leales, os incumbe a todos sumaros a ‘Abdu’l-Bahá en abnegación y
servicio a la Causa de Dios y en servidumbre a Su Umbral divino. Si recibís ayuda para alcanzar esta
bendición suprema, en poco tiempo el mundo entero será beneficiario de los radiantes esplendores de
Dios, y la tan deseada unicidad de la humanidad será revelada con suma belleza y encanto en el corazón
mismo del mundo. ¡Este es el más caro deseo de ‘Abdu’l-Bahá! ¡Este es el mayor anhelo de los que son
leales! La Gloria de las Glorias sea con vosotros.
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Él es Dios.
1 ¡Oh amados del Señor y siervas del Todomisericordioso! Tan pronto como el Sol de la Verdad brilló
desde el cielo de la santidad, vertió sobre los horizontes del mundo la luz de la unidad de pensamiento,
la unidad de opinión, la unidad de creencia y la unidad de la verdad. Y ello, con el propósito de que la
humanidad pueda confluir en un único punto con respecto a sus pensamientos y creencias, que las
luchas, disputas y conflictos desaparezcan por completo entre los seres humanos y que la misma Luz
que emana del Sol de la Verdad ilumine cada corazón. En aras de esta unidad total, de esta armonía
perfecta, Su Ser bendito sostuvo toda aflicción y toda clase de pruebas y tribulaciones, de tal manera
que los ojos lloran y los corazones se consumen por toda la eternidad.
2 Alabado sea Dios, por cuanto los amados del Señor en otros países de Oriente están unidos en
creencia, unidos en pensamiento y unidos en palabra, y aferrados firmemente a la misma verdad. Pero,
al parecer, en algunas partes de América han surgido diferencias de opinión entre los creyentes. Esas
diferencias destruyen los cimientos del Edificio Divino. Por ello, el Centro de la Alianza abordará ahora
esta cuestión con palabras claras y explícitas, para que no queden diferencias de ningún tipo, para que
los amigos estén hermanados y unidos, y para que, a consecuencia de esa unidad, la luz de la verdad
ilumine al mundo de la humanidad.
3 Mi explicación es la siguiente: el Exaltado, el Báb —que mi vida sea sacrificada por Él— es el
Prometido del Corán, es decir, el Mihdí, el Qá’im prometido, Quien debía aparecer después del Profeta
Muḥammad. Él es la brillante Mañana que apareció en el horizonte de la guía, y el Heraldo de la Belleza
de Abhá. La Bendita Belleza —que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados— es Aquel a Quien
Dios manifestará, Aquel que ha sido prometido en todos los Libros y las Tablas del Báb. Y ‘Abdu’l-
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Bahá es el Centro de la Alianza de Dios, pero la Rama es solo un vástago del Árbol. El Árbol es la
esencia, el Árbol es el fundamento y el Árbol es la Realidad universal.
4 Todas las Escrituras han profetizado el advenimiento de dos Manifestaciones, al igual que el
Evangelio hace referencia a la venida de Elías y el Mesías, es decir, el Báb y Bahá’u’lláh. No hay una
tercera Manifestación.
5 Quienquiera que aparezca antes del transcurso de mil años, aunque esté dotado de suma perfección,
se hallará, no obstante, bajo la sombra de la Bendita Belleza y será un siervo Suyo. Será el discípulo de
la Antigua Belleza, buscará iluminación de Su luz y recibirá una porción de las efusiones de Su gracia.
Tal persona puede compararse con una estrella o con la Luna, mientras que la Bendita Belleza es como
el Sol mismo. La Luna obtiene su luz del Sol. Esta es la verdadera y sincera convicción de ‘Abdu’l-
Bahá. Incumbe a cada uno rendir lealtad y aferrarse firmemente a aquello que ha procedido de la pluma
de la Alianza. ¡Este es el cimiento de la Causa de Dios! ¡Esta es la luz de la verdad! ¡Esta es la creencia
de ‘Abdu’l-Bahá!
6 Por lo tanto, la más elevada aspiración de ‘Abdu’l-Bahá es ser un siervo verdadero y leal del
Umbral de la Bendita Belleza. Aquel que verdaderamente me ame, aquel que sea firme en la Alianza,
debe considerarme el siervo del Umbral de la Bendita Perfección. Sin embargo, todos deben volverse
hacia el Centro de la Alianza, pues él es el Intérprete del Libro y todo el pueblo de Bahá se encuentra
bajo su amparo. Si, por iniciativa propia, alguien procediera a interpretar el Libro de Dios de una manera
contraria al texto explícito de la pluma de la Alianza, debe ser rechazado, pues ello llevaría a la desunión
entre los amados de Dios.
7 Mi propósito es mostrar que la Bendita Belleza no tiene igual ni semejante. Él es único en Su
esencia, y santo y exaltado en Sus atributos. Yo estoy bajo Su sombra y soy el siervo de Su Umbral.
8 Mi esperanza es que, después de este texto categórico que ha procedido de la pluma de la Alianza,
no queden diferencias de ningún tipo y que los creyentes americanos, al igual que los amigos de Persia,
se aúnen en su creencia, alegren así el corazón de ‘Abdu’l-Bahá y abran paso a la exaltación de la Causa
de Dios en América. Publicad esta carta y circuladla por toda América. La Gloria de las Glorias sea con
vosotros.
9 Si llegara un persa desde Oriente a esas regiones, incluso —suponiendo lo imposible— mi hijo o
una hija de ‘Abdu’l-Bahá, y no tuviera una carta de autorización escrita de mi puño y letra, y no llevara
mi firma, está prohibido reunirse con esa persona o conversar con ella. Pues quien venga sin
autorización no tiene otro objetivo más que la sedición y la violación de la Alianza.
47
Él es Dios.
1 ¡Oh vástago del Sagrado Árbol del Loto! Las Dispensaciones del pasado manifestaron el esplendor de
la Belleza divina o la luminosidad de la Gloria divina; los rayos del amanecer de «Eres de nobilísimo
carácter» o la luz resplandeciente de que Dios «anuncia a los infieles un castigo doloroso»;79 el fulgor
del Sol manifiesto o el brillo de la espada desenfundada. Pero en este gran Ciclo y esta Edad bendita, a
pesar de la falta de poder omnímodo o potestad terrenal, a pesar de la ausencia de espadas desenvainadas
o lanzas centelleantes, la Gloria y la Belleza se han unido y han resplandecido en un solo Semblante
luminoso.
2 A pesar de que la Antigua Belleza —que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados— estuvo
cautivo, solo y abandonado en las garras de Sus enemigos, a pesar de que estuvo encadenado y
amenazado por la espada, a pesar de que fue desterrado a regiones de Asia y Europa y, por último,
exiliado a la Más Grande Prisión, finalmente ascendió con la máxima gloria y belleza sobre el horizonte
del antiguo poder, manifiesto y radiante, resplandeciente y luminoso, derramando luz sobre el mundo.
Todos los cuellos se doblegaron ante Él y todas las cabezas se inclinaron delante de Él; todos los rostros
se volvieron con humildad hacia Él y todas las voces guardaron silencio en Su presencia.
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Él es Dios.
1 ¡Oh errantes de ‘Abdu’l-Bahá! Os halláis sin hogar y afligidos; estáis desplazados y desposeídos de
todo, pues vuestros hogares han sido saqueados y vuestras moradas expoliadas. Habéis soportado duras
pruebas, habéis sufrido terribles iniquidades y, ciertamente, habéis sido sometidos a la implacable
crueldad de los rebeldes.
2 ‘Abdu’l-Bahá también está cautivo en esta Más Grande Prisión. Pero estimo esta prisión como un
palacio y veo este cautiverio como la verdadera libertad. Esta jaula es para mí una rosaleda celestial, y
esta cautividad, un trono sempiterno, pues me ha acontecido en el sendero de Dios y por el amor a la
Belleza de Abhá —que mi vida sea sacrificada en aras de Sus amados—. ¡Cuán placentera y deleitable
es! ¡Cuán dulce y preciada! Las pruebas y aflicciones sufridas por esos amigos han sido, ciertamente,
muy penosas; aun así, son en verdad un torrente de gracia y una aurora de esperanza para los corazones
de quienes se encuentran cerca del Umbral de la Singularidad.
3 Considerad qué bendición son las calamidades cuando se padecen en el camino de Dios. El
Príncipe de los Mártires80 —que mi vida sea sacrificada por Él― fue sumergido en las profundidades
mismas del océano de las tribulaciones, mientras que el hostil Yazíd y el malvado Valíd prosperaron
aparentemente en el mundo material y saborearon sus placeres.81 Más tarde, se hizo evidente que todas
esas tribulaciones habían sido verdaderas bendiciones, en tanto que la prosperidad fue solamente un
castigo divino, y el placer, ninguna otra cosa más que la ira y la cólera de Dios. Lo mismo ocurre ahora.
Aunque, aparentemente, los clérigos y los gobernantes injustos y necios están levantando un alboroto y
haciendo alarde de sí mismos, dentro de poco seréis testigos de cómo, al igual que lechuzas nocturnas,
estas gentes se arrastrarán hacia una triste derrota, correrán hacia la tumba del fracaso eterno y caerán
en el abismo de la perdición perpetua. Incluso ahora, vagan desconcertados en el desierto del
desencanto, mientras los amigos de Dios brillan resplandecientes en el horizonte de la gloria sempiterna.
4 Si reflexionarais detenidamente, sin duda percibiríais que la adversidad en el sendero del único
Dios verdadero es una bendición, ya que el Más Grande Nombre, la Antigua Belleza —que mi vida sea
sacrificada en aras de Sus amados—, soportó Él mismo una miríada de aflicciones. Ahora ha permitido
que nosotros, Sus humildes siervos, podamos ser Sus compañeros en estas pruebas y tribulaciones, y
compartirlas con Él, cada uno de acuerdo con nuestra capacidad. Si fuéramos a juzgar con equidad, este
sufrimiento merece gratitud y estas aflicciones no son sino múltiples bendiciones. Saludos y alabanzas
sean con vosotros.
49
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú a quien el Señor ha ayudado a magnificar Su Palabra y a difundir las dulces fragancias del rosedal
de Su santidad! Durante algún tiempo has sido un compañero de estas almas embelesadas y te has
asociado con estos añorantes en esta Más Grande Prisión. Alabado sea Dios, por cuanto tu frente ha
sido iluminada, y tu visión, esclarecida por el polvo de la Tumba sagrada. Una y otra vez, has tenido el
honor de visitar el Umbral Sagrado ―ese Punto alrededor del cual gira el Concurso celestial, ese
Santuario de los moradores del Reino de Abhá— y has percibido los dulces aromas de la santidad.
2 Ahora, asistido con poder celestial, fuerza divina, atracción celestial y vigor espiritual; dotado de
alegría interior, de un rostro radiante, una lengua elocuente, una expresión excelente y palabras de
perfecta glorificación; y confirmado por el torrente desbordante de Su Gracia, regresa a la tierra de Ṭá’
y desde allí a la tierra de Khá’.82 Reúne entonces a los creyentes de esas tierras alrededor de la Palabra
omnímoda, la merced luminosa, la señal manifiesta y el estandarte glorioso del Libro de Dios y Su Fe,
para que sean revividos y renovados mediante los hálitos de este don supremo e inflamados de tal
manera con la llama inmortal encendida en el Árbol sagrado que cada uno se vuelva una antorcha
prendida, un astro luminoso y una estrella brillante. La gloria de Dios sea contigo.
3 Transmite mis cálidos y amorosos saludos a los amados del Misericordioso y diles, en nombre de
este siervo: «¡Oh vosotros que habéis bebido a plenitud de la Copa Celestial! ¡Oh vosotros que estáis
atraídos a la belleza del Todomisericordioso! El Amado de Abhá y deseo del Concurso celestial —que
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mi alma, mi espíritu, mi vida, mi esencia y mi más íntimo ser sean ofrendados por Sus amados—
padeció durante estos largos años toda suerte de pruebas y tribulaciones, calamidades y penurias,
cadenas y grilletes, e incluso esta aflictiva prisión. Durante todo ese tiempo, Él os instruyó al amparo
de las Enseñanzas divinas para que, en un día como este, os levantéis a proclamar la Fe de Dios y
magnificar Su Palabra. Ahora es el momento de que olvidéis todo lo que no sea Él, tal como hicieron
los discípulos de Cristo. Ahora es el momento de que os levantéis como las olas de un inmenso océano,
para que las dulces fragancias de Dios perfumen el Oriente y el Occidente».
50
Él es Dios.
1 ¡Oh tú que te regocijas con las buenas nuevas de Dios! En cada edad y siglo, la Aurora del mundo se
manifiesta con el brillo de un esplendor concreto y se revela mediante una poderosa señal. En los
tiempos del Amigo de Dios,83 el horizonte de la existencia fue iluminado con las luces de la amistad.
En la época de Aquel que conversó con Dios,84 el punto de amanecer de la creación fue alumbrado por
la Luz que brilló en el Sinaí. En los días del Espíritu de Dios,85 el reino del ser fue perfumado con las
dulces fragancias de la santidad. Con la aparición del Sol de Medina,86 el horizonte del mundo fue
inundado con la luz del amor y la grandeza. Cuando fue rasgado el velo de la ocultación de la belleza
del Punto Primordial, la Mañana de la guía divina fue adornada con los rayos resplandecientes de las
más gozosas nuevas. Y con esta Más Grande Revelación y la aparición del Sol de la Antigua Belleza,
los horizontes del mundo han sido circundados, bendecidos y hechos visibles y completos con la
combinación de todos los dones, resplandores, nombres y atributos divinos. Pues el Más Grande Océano
posee y abarca todas las perfecciones que se encuentran en cada mar, golfo, río, fuente y arroyo.
2 Esto se escribió con un cálamo que tenía la plumilla rota. El cálamo se ha cambiado y el tema se
desarrolla ahora con más detalle.
3 Considera los Escritos de la Bendita Belleza sobre cualquier materia, y la verdad se hará clara y
evidente. Examina las obras de la Pluma Más Exaltada y compáralas con todas las demás Escrituras.
Reflexiona sobre la manifestación de Su abrumadora majestad y pondera cómo, en la Más Grande
Prisión, por Sí solo, sin nadie que Lo ayudara o socorriera, resistió a todos los pueblos y gobiernos del
mundo con suma gloria y soberanía.
4 Por ejemplo, considera cómo en los días del Apóstol de Dios ―que la vida de los mundos sea
sacrificada por Él― aquellos que Lo repudiaron decían, tal como se registra claramente en el Corán:
«Cuando Te ven, no Te toman sino a burla: “¿Es este el que Dios ha enviado como Apóstol?”».87 Sin
embargo, en esta poderosísima Revelación, tanto los fieles como los obstinados, los rebeldes y los
negadores, todos hablan de la grandeza de esta Causa y de la majestad de la Bendita Belleza, es decir,
incluso aquellos que no han aceptado ni seguido los fundamentos de Su Fe. Como has observado, todas
las publicaciones de amplia circulación del mundo han dado testimonio de ello. La humildad y sumisión
mostrada por Sus enemigos en todo momento, incluso dentro de esta angustiosa prisión, son la mayor
prueba de ello, así como lo son las señales de la influencia de Su naciente y trascendente Revelación,
cuyos rayos han sido vertidos por el mundo entero. Ciertamente, todos los historiadores han considerado
esta edad maravillosa, este nuevo siglo, como el rey de todas las edades y el soberano de todos los
siglos, y han estimado que sus logros superan los del conjunto de las edades anteriores. Es decir, si
contrastas los logros de cien siglos con los de este, no tienen la más mínima comparación.
5 En suma, esta Revelación es eminente y excepcional en todos los aspectos. Por tanto, en gratitud
por estas mercedes y bendiciones, nos corresponde olvidar todas las cosas en nuestro anhelo por el amor
a la Bendita Belleza y, con toda nuestra capacidad y energía, centrar nuestros pensamientos y nuestras
palabras en enseñar la Causa de Dios y difundir las fragancias divinas. En este día, este cometido, es
decir, la enseñanza de la Causa de Dios, recibe confirmaciones y tiene asegurada la victoria mediante
la ayuda de las huestes del Reino de Abhá.
6 ¡Juro por la Antigua Belleza ―que mi vida sea sacrificada por el polvo ennoblecido por las huellas
de Sus amados―! Si la más débil de las criaturas se levantara en este Día para llevar a cabo esta
trascendental tarea, es decir, difundir las fragancias divinas, se convertiría en la más poderosa de todas
las cosas creadas. La gota se convertiría en un mar y el átomo alcanzaría la potencia del Sol. Aunque la
abubilla era un ave frágil y endeble, las huestes de Salomón fueron su apoyo. Así fue como la Reina de
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Saba, con todas sus legiones, no pudo resistir su poder y no tuvo otro recurso que rendirse. Ahora, si
algún alma se levanta para esparcir las dulces fragancias de Dios, las huestes del Reino de Abhá serán
sus ayudantes y auxiliadores, y el Señor Todopoderoso, su refugio y su resguardo.
51
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh médico espiritual! El cuerpo de la humanidad estaba afligido con dolencias graves y enfermedades
crónicas, males contagiosos y fiebres prolongadas. Entonces, el océano del favor divino se encrespó y
las nubes de la verdad y la bondad vertieron su lluvia sobre el mundo de la creación. El Sol del
firmamento de la Unicidad resplandeció y las brisas vivificadoras soplaron desde las praderas de la
Singularidad. El aliento del divino Mesías fue difundido, el Médico Omnisciente apareció de detrás del
velo, y el Sanador hábil y verdadero emergió del encubrimiento. Preparó medicinas saludables a partir
de sustancias ocultas y creó bálsamos curativos de elementos velados y atesorados. Confirió la panacea
de la eficacia infalible y otorgó el remedio soberano para todos los males. Mezcló elixires espirituales
y creó bebidas refrescantes hechas con perlas y rubíes celestiales. Y, de la esencia de la Unidad Divina
y la quintaesencia de la singularidad, nos enseñó y dio a conocer remedios que purifican y tranquilizan
y alivian. Y todo esto con el fin de que el débil armazón del mundo se libre de la sed abrasadora del
error y la ignorancia, y que este cuerpo doliente sea redimido del penoso sufrimiento de la negligencia
y la impotencia, y alcance un estado de salud divina y un bienestar espiritual, completo y absoluto.
2 Sin embargo, han intervenido médicos ignorantes y negligentes, carentes de conocimiento, y están
impidiendo que se administre el remedio divino y oportuno. Al contrario, prescriben aquello que causa
el agravamiento de la enfermedad y el empeoramiento de la condición. Tú que has descubierto el
depósito de los remedios celestiales y de las infalibles medicinas divinas debes, pues, esforzarte para
que quizás brille la luz de la salud perfecta y la tranquilidad indefectible, como la luz de guía de la
Aurora de la curación, y que la penumbra de los males se disipe y sea eliminada la aflicción mortal de
las enfermedades.
52
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo de la Belleza de Abhá! Cuando el León celestial prorrumpió de la selva del
Todomisericordioso, emitió tan poderoso rugido que los astutos zorros de la ignorancia y los taimados
chacales, manchados con el tinte del engaño, salieron huyendo del campo.88 Entonces empezaron a
tramar y a conspirar, levantaron el polvo de la crueldad y la malicia y se rebajaron a las profundidades
de la degradación; y ahora se quejan y lamentan en la lejanía de la oscuridad y la extinción. Déjalos,
pues, en su rincón del olvido. Son «los que olvidan a Dios, y por tanto Él los ha hecho olvidarse de sí
mismos».89 ¡De seguro, son gente malvada y en lamentable pérdida!90 Salutaciones y alabanzas sean
para ti.
53
¡Él es Dios!
1 ¡Oh siervo del único Dios verdadero! La Mañana de la guía divina ha irradiado su fulgor sobre el Este
y ha iluminado el Oriente. Ha proyectado sus rayos sobre el Oeste y ha alumbrado el Occidente. Alabado
sea Dios, pues el renombre y la gloria de la Belleza de Abhá ha conquistado el mundo y la fama del
advenimiento del Más Grande Nombre ha galvanizado a toda la Tierra. Su llamado se eleva ahora en
todos los países y Sus brisas vivificantes soplan desde todas las regiones. Aun así, lamentablemente,
los infieles se afanan al máximo por extinguir Su Luz radiante, por detener el flujo de Su brisa
perfumada e impedir la difusión de Su dulce fragancia. ¡Ay, ay! Aunque las nubes oscuras
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ensombrezcan la luz del sol durante un tiempo, acabarán por dispersarse, y sus rayos refulgentes
volverán a brillar. Salutaciones y alabanzas sean para ti.
54
Él es Dios.
1 ¡Oh verdadero creyente en los versículos de Dios! Se dice que el mayor poder del mundo es el poder
de una soberanía que todo lo compele y la fuerza de un gobierno que todo lo subyuga. Sin embargo, lo
máximo que un poder y una fuerza así pueden lograr es asediar a los hombres y conquistar bastiones
fortificados. Ese poder y esa fuerza solo se manifiestan con la ayuda de una masa de tropas y ejércitos
conquistadores.
2 Por el contrario, reflexiona sobre el poder y la supremacía del Más Grande Nombre, sobre su
potestad y su dominio. Considera cómo, aunque solo y abandonado, sin nadie que Lo ayudara o
socorriera, mediante la fuerza y el poder de Dios y la soberanía del Reino, Él sometió al mundo del ser
y conquistó las ciudadelas de los corazones humanos. Prevaleció sobre el mundo entero y estableció Su
autoridad sobre toda la existencia. Por Sí mismo, dispersó a los batallones de la tierra; sin ayuda de
nadie, derrotó a las huestes implacables de la oscuridad. Hoy las evidencias de estas victorias existen
en el dominio invisible, pero en el futuro aparecerán también en el plano visible. Entonces todos darán
fe de la verdad del versículo «He aquí la confusión que se ha apoderado de las tribus de los
derrotados!».91
3 Viaja y explora los desiertos: lugares como las ciudades de Ṣáliḥ y Thamúd, las dunas de la tribu
de Húd, las ciudades de Lot y Saba y los poblados de las gentes de Rass y Madián 92, así como otras
tierras. Observa cómo han sido dispersados y desperdigados por todos esos páramos inhóspitos, como
un ejército derrotado.
4 El propósito de mis palabras es que, a pesar de que los Profetas de Dios y Sus escogidos estuvieron,
en cada edad y dispensación, solos y abandonados, y sujetos a incesantes ataques por parte de todos los
pueblos y linajes de la Tierra, su luz brilló con fulgor y sus estrellas lucieron resplandecientes, mientras
que todas las lámparas del poderío mundano fueron extinguidas, una a una.
5 Él es Dios. ¡Oh exaltada rama del Árbol de la Santidad! Aunque ese vástago ilustre fue arrancado
del jardín del mundo contingente, ha sido unido al sagrado Árbol de Loto y ha crecido verde y lozano
en el jardín de Aquel que no ocupa lugar. Ha sido nutrido del manantial de aguas vivientes, y
estremecido por las brisas que soplan de los cenadores del Reino de Abhá. Ha entrado en el paraíso de
la Presencia Divina, ha alcanzado la corte del Todopoderoso y ha encontrado su morada en el pródigo
dominio del Todoglorioso.
6 Y ahora, desde el Concurso de lo alto y en el dominio de gloria refulgente, contempla a quienes se
han quedado atrás y eleva un llamamiento interior para que oigan los corazones y las almas, diciendo:
«¡Oh mi familia! Regad todo lo que yo he sembrado, con las manos de la fe y la certeza. Cultivad todo
lo que he plantado. Vosotros sois las ramas y los frutos de este árbol fecundo; debéis revelar su
verdadero aroma y fragancia, y producir frutos que sean como gemas. No dejéis que os angustien los
vientos de las pruebas, ni que os hagan temblar las tempestades de las tribulaciones. Haced que vuestras
raíces penetren hondo en la tierra de la Alianza y se nutran del torrente del Testamento del Sol del
mundo. Aferraos con fuerza a la firme Cuerda y asíos del borde de la Alianza del Señor de todos los
mundos, para que lleguéis a ser como ramas frescas y delicadas que produzcan dulces frutos. Este es
mi consejo y mi exhortación para vosotros». La gloria de Dios sea contigo.
55
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú que estás embriagado con la copa celestial! En el desierto del Sinaí de la Tierra Santa, en los
recintos sagrados del valle de Tuwa, en el Monte Místico desde el que brilló la Luz sobre Moisés, se
elevó a gran altura el Divino Árbol de Loto, se desveló la Zarza Ardiente y se alzó la Voz del único
Dios verdadero, con lo que se produjo un tumulto por todas las regiones que resonó en Oriente y
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Occidente. Al oír esa Voz conmovedora, todo oído atento respondió: «¡Aquí estoy!», y exclamó desde
lo más íntimo de su ser: «¡Oh nuestro Señor! En verdad, hemos prestado oído a la Voz de Aquel que
nos convocó a la Fe de Dios —“Creed en vuestro Señor”— y hemos creído».93 Y toda alma que era la
encarnación del versículo «Son sordos, mudos, ciegos, y no rectificarán su error» respondió: «¡Mirad!
No son sino fábulas de los primitivos».94
2 ¡Dios bendito! Aquellos que alegaban haber oído la Voz de Dios llamando desde cada pequeña
zarza, roca y gleba de tierra —incluso desde cada brizna de hierba del campo— rechazaron esa Voz
cuando sus maravillosos tonos se elevaron desde el Árbol del Hombre con suma elocuencia y elegancia.
Ello es causa de asombro y motivo de lástima. Así se encenderá la luz de «Él guía a quien Él desea» y
brillará en la lámpara de «Él distingue con Su misericordia a quien Él desea».95 Esta es, ciertamente, la
verdad.
3 Ayuda a Tu siervo, oh mi Señor, que ha buscado la luz de Tu unicidad en la Lámpara de Tu guía
y ha prestado oído a Tu dulcísima Voz, elevada desde Tu gloriosísimo Dominio. Asístelo con el poder
de Tu fuerza triunfante e ilumina su corazón con Tu Signo Más Grande. Alegra su pecho mediante las
efusiones sublimes de Tu gracia que proceden de Tu exaltado Dominio. Tú eres, verdaderamente, el
Señor de este mundo y del venidero.
56
Él es Dios.
1 ¡Oh amados de Dios! ¡Oh amigos espirituales! El Señor de los mundos ha dicho en el Corán: «En el
Apóstol de Dios tenéis un noble ejemplo».96 Por esto se quiere decir que el Profeta de Dios es el noble
ejemplo a seguir y que la adhesión a ese verdadero Ejemplo conduce a la salvación en ambos mundos.
2 Al pueblo de Muḥammad se le ordenó que siguiera Sus preceptos en todos los asuntos y bajo todas
las condiciones. Aquellos que vieron ese recto Sendero como el verdadero Camino lo siguieron y
llegaron a ser como reyes en el reino de los justos y la tierra de los escogidos. Y aquellos que buscaron
su propia comodidad y bienestar se privaron de Sus múltiples bendiciones y perecieron en las
profundidades más abismales de la desolación. Sus días llegaron a su fin y sus placeres y alegrías
dejaron de ser. Su brillante mañana se tornó en oscuridad y su cáliz transparente se enturbió y se mezcló
con la aflicción. Su estrella radiante palideció y se desvaneció, y su astro se ensombreció y desapareció.
Pero aquellas almas santas que caminaron por Sus senderos brillaron como estrellas de guía en el
Horizonte Supremo. Resplandecieron con una luz incomparable desde el punto de amanecer de todas
las aspiraciones. Ascendieron al trono del dominio imperecedero y fueron establecidas en la sede del
deleite celestial. Su influencia es aún manifiesta y su fulgor resplandece todavía. Sus estrellas lucen
brillantes y sus compañeros son las huestes angélicas del dominio eterno. Elevada es su mansión e
inquebrantables sus cimientos; su luz ilumina al mundo y su calor inflama la Tierra.
3 Ahora, considera: si aquellas almas que caminaron por los senderos de esa Luz manifiesta
alcanzaron tales bendiciones y tan elevado rango, imagina lo que sucedería si nosotros siguiéramos los
pasos de la Belleza de Abhá y del Báb —que mi alma sea ofrecida en aras de quienes han sacrificado
sus vidas en Su camino—.
4 Desde la aurora de la revelación de Su belleza hasta el momento de Su gloriosísimo martirio, el
Exaltado pasó cada uno de Sus días y Sus noches en medio de los sufrimientos más dolorosos
sobrellevados en el camino de Dios. Finalmente, hizo de Su pecho el blanco de mil dardos de tormento
y, con el torso desgarrado, ascendió al Reino de Abhá.
5 La Antigua Belleza, el Más Grande Nombre, probó el veneno de cada tribulación y bebió a plenitud
de la copa rebosante de cada amarga aflicción. Hizo de Su pecho el blanco de todo dardo y puso Su
cuello delante de cada espada. Fue encarcelado y aprisionado con despiadadas cadenas. Fue asediado
por adversarios feroces y atacado con piedras arrojadas por los malvados. Fue sometido a cadenas y
grilletes, y sujetado con cepos y grillos. Fue exiliado de Su tierra natal, desterrado a las regiones de los
búlgaros y los serbios y, finalmente, puesto a prueba por crueles aflicciones en la Más Grande Prisión.
En ese foso tenebroso, esa prisión de la tiranía, Sus días benditos llegaron a su fin y elevó Su vuelo
hacia Su Reino.
6 Y ahora, ¡oh amigos fieles, oh amados de esa Belleza luminosa!, ¿sería justo y apropiado que
nosotros descansáramos siquiera por un momento? ¿Sería digno de nosotros detenernos o demorarnos,
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buscar nuestro propio reposo y bienestar, y caer así presas de la ociosidad y de las pruebas, llegar a
preocuparnos por nuestras propias fantasías y poner nuestros afectos en amigos y extraños por igual?
¡No, por Dios! Nos incumbe no descansar ni un momento, ni de día ni de noche, y no mancillar nuestros
corazones puros con la corrupción de este mundo. Debemos ofrecer un banquete de renuncia; celebrar
un festival de amor; elevar nuestras voces y entonar los himnos jubilosos del Reino de Abhá al compás
de las melodías del arpa, el tambor y la flauta; y, corriendo hacia el campo del martirio con alegría y
arrebato, entregar nuestras vidas y todo nuestro ser en Su camino.
7 ¡Oh amigos, mostrad vuestra fidelidad! ¡Oh mis amados, manifestad vuestra firmeza y vuestra
constancia! ¡Oh vosotros que invocáis Su Nombre, volved y aferraos firmemente a Él! ¡Oh vosotros
que eleváis vuestros corazones e imploráis Su ayuda, asíos a Él y caminad por Sus senderos! A cada
uno de nosotros incumbe alentarnos mutuamente, poner nuestro máximo empeño en difundir Sus
fragancias divinas y ocuparnos en exaltar Su Palabra. En todo momento, debemos estremecernos con
la brisa que sopla del rosedal de Su amorosa bondad y perfumarnos con las fragancias de las flores
místicas de Su gracia. Debemos impartir fervor y arrobamiento a los corazones de los justos, y llevar
alegría y éxtasis a las almas de los fieles.
8 Alabado sea Dios, pues las huestes de Su Dominio todoglorioso están avanzando, las estrellas de
Su Horizonte Más Sublime brillan con resplandor, el estandarte de guía está ondeando en lo alto, las
lluvias de las nubes de la munificencia están cayendo sobre todos, el Sol del cielo del conocimiento
divino está destellando, el alegre festival del Reino se está celebrando con sumo regocijo y la Mañana
de la gracia divina está esparciendo los rayos de guía. El himno del Reino de Abhá se oye así desde el
Concurso celestial:
El mundo está envuelto en dulcísimo almizcle; los ojos resplandecen con Su luz;
los cielos están ahora encendidos.
¡Libérate de la vida y del yo, libérate por completo!
El ave mística que gorjea dulcemente sobre la rama del frondoso ciprés
imparte conocimiento al alma.
¡Aprende de memoria Sus secretos! ¡Apréndelos de corazón!
57
Él es Dios.
1 ¡Oh sierva de Dios! Se ha recibido tu carta. Te lamentas de que vuestra Asamblea está muy alterada.
Para cada enfermedad hay un remedio, y para cada aflicción, un alivio. El remedio rápido para este mal
que le ha sobrevenido a la Asamblea es recordar y reflexionar sobre la Alianza y el Testamento: ¿La
Bendita Belleza ha establecido esta Alianza y este Testamento para recabar la obediencia de todos, o
para ocasionar desobediencia? Si el propósito es esto último, entonces no tenemos nada que decir; pero
si el objetivo es la obediencia y la observancia, la vacilación conducirá al fracaso total, y la
desobediencia y la rebeldía son un lamentable error.
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2 Cristo ―que mi alma sea sacrificada por Él― hizo solamente una declaración dirigida a Pedro,
que ni siquiera escribió de Su puño y letra, y fue esta: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia».97 Si bien se trata de una sola declaración ―no muy destacable― y aunque se comunicó
verbalmente y no fue consignada por la Pluma de Cristo, aun así, todos Sus Apóstoles se sometieron a
ella con humildad y fidelidad.
3 Ahora, la Bendita Belleza ―con Su propio puño y letra, consignado por la Pluma del Altísimo y
en términos explícitos― ha ordenado enfáticamente a todos adhesión y obediencia. Por lo tanto, uno
puede alegar ―Dios no lo quiera― que la Bendita Belleza era ignorante, y que erró al ordenar a todos
que obedecieran al Centro de la Alianza y al designarlo explícitamente como el único Intérprete del
Libro, o bien debe mostrar obediencia y adhesión. ¡Qué extraño! ¿Qué respuesta Le darán a la Bendita
Belleza en el Reino divino? Esa sola reflexión debería bastar, si se observara con el ojo de la justicia.
Pero si no hay justicia y la iniquidad es la que guía las palabras, entonces ese es otro asunto
completamente distinto.
4 En resumen, estos rompedores de la Alianza y su oposición son como la espuma del mar; no
perdurará, sino que cesará y desaparecerá, mientras que el propio mar, que es la causa de la vida,
perdurará eternamente. Piensa en el tiempo después de Cristo. Considera cuántas almas se dispusieron
a sembrar las semillas del mal y de la sedición en Su Causa, pero finalmente fueron condenados al
fracaso y la decepción, en tanto que el estandarte de la Verdad fue elevado en alto. Lo mismo sucede
con esta violación de la Alianza. Es como un espejismo y pronto se desvanecerá y quedará en la nada.
Salutaciones y alabanzas sean para ti.
5 Distribuye numerosas copias de esta carta por todos los lugares.
58
Él es Dios.
1 ¡Oh sierva de Dios! Se ha recibido tu carta y su contenido atestigua tu firmeza en la Alianza. Por lo
tanto, es mi esperanza que seas asistida en todas las circunstancias. Hoy en día, la más importante de
todas las cosas es ser firme y constante en la Alianza y el Testamento, pues de ningún modo puede
preservarse la unidad bahá’í si no es mediante la Alianza. Si se pudiera preservar por algún otro medio,
no hay duda de que la Bendita Belleza lo habría decretado.
2 En el Kitáb-i-Aqdas, al que cada uno debe volverse, y en el Kitáb-i-‘Ahd, que es la última Tabla
revelada por la Bendita Belleza y registrada por la Pluma Suprema, Él Se dirige a todos, en términos
claros y explícitos, e insta primero a los Aghṣán, luego a los Afnán y a Sus parientes, y finalmente al
resto de los creyentes, a que se vuelvan hacia el Centro de la Alianza. Hay un versículo revelado en
el Kitáb-i-Aqdas que exhorta a todos a que, después de Su Ascensión, se vuelvan hacia «Aquel que
ha brotado de esta Antigua Raíz». En el Kitáb-i-‘Ahd, Él atestigua, en términos inequívocos, que el
objeto de este versículo no es otro más que el Centro de la Alianza. Y en una Tabla específica, cuya
autenticidad admiten todos, Él, en lenguaje incuestionable, identifica al Centro de la Sedición por su
nombre y declara que, si dejara de estar a la sombra de la Causa en lo más mínimo, sería desgajado
del Árbol Santo.98 ¿Cómo podría algo ser más explícito que esto? Ahora, uno debe o bien decir que
la Bendita Belleza erró y llevó a la gente por el camino equivocado, pues los condujo a obedecer a
alguien que no debía ser obedecido, o bien decir que la más mínima desviación de la Alianza y el
Testamento conlleva la privación de las bendiciones de Aquel que es el Luminar del mundo. De estas
dos alternativas, una debe ser la verdad; no cabe una tercera.
3 En suma, la unidad bahá’í únicamente puede preservarse mediante la Alianza de Dios. Hoy, la
fuerza dinámica del cuerpo del mundo es la Alianza. Si se descuida la Alianza, ¿qué otra fuerza puede
moverlo? La declaración que dicen que Cristo hizo a Pedro de «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré
mi iglesia» preservó la unidad cristiana durante mil años. Después del transcurso de diez centurias,
surgió la disensión, debido a motivos políticos. Ahora, si esas palabras de Cristo preservaron la unidad
del cristianismo durante mil años, ¡está claro cuál será el efecto del Kitáb-i-‘Ahd, que fue revelado por
la Pluma Suprema! Sin embargo, ciertas almas contumaces ―que al principio fueron firmes en la
Alianza e incluso escribieron epístolas, todavía existentes, que dan fe de su firmeza y de su separación
de los violadores, y que se refieren a estos como proscritos del Umbral del Todopoderoso― ahora,
debido a intereses personales, se han desviado de la Alianza y han seguido a las gentes maliciosas. Así
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sucedió con Judas Iscariote, quien participó en el derramamiento de la sangre de Cristo a cambio de
unas pocas monedas de plata. ¡Tened cuidado, pues, oh vosotros que estáis dotados de entendimiento!
4 Si eres firme y constante en la Alianza, haz que tus vínculos con la Convención sean fuertes e
indestructibles.99 Aléjate y mantente al margen de toda alma de la que detectes el hedor del desvío, para
que estés resguardada y protegida en el refugio de la Alianza y ardas como un cirio con la luz de la
constancia.
5 Yo trato a todas las personas con amabilidad y no me opongo a nadie. Oro por todos, para que la
mirada del favor divino se dirija hacia ellos. En verdad, la Bendita Belleza es Quien ha establecido esta
Alianza y este Testamento con todos, no yo. Que Le respondan a Él, pues yo no pongo ninguna objeción.
Mi deber es ser amable con toda alma; la retribución es de Él, y no mía. Yo muestro amabilidad hacia
todos y el propósito de cada palabra que escribo es establecer la verdad y salvaguardar la Fe de Dios,
para que sea preservada la unidad bahá’í. Si algunas personas intentan socavar la unidad bahá’í, la
decisión es de ellas. Aun así, qué responderían si, en el Reino de Abhá, la Bendita Belleza les dirigiera
palabras como estas: «¡Oh amigos! Con Mi Pluma Suprema, y en versículos explícitos del Kitáb-i-
Aqdas, ¿os he ordenado que mostréis obediencia, u oposición? ¿Acaso no le he prescrito al propio
Centro de la Sedición que se someta y obedezca? ¿Cómo es que habéis rechazado a Mi Centro
explícitamente designado? Os he mandado volveros hacia Él; ¿cómo es que habéis vuelto la espalda y
habéis socavado la unidad bahá’í?».
6 Los amigos deben examinar con cuidado todos los asuntos y hacer lo que consideren oportuno. Yo
no tengo ninguna obligación a este respecto. Cualquiera que sea la voz que se alce en América, siempre
habrá algunas almas ambiciosas y necias que se reúnan a su alrededor durante un tiempo. Incluso en
Green Acre se observó que una persona de Malta invitaba a la gente a pasar hambre y, a cambio, recibía
un pago. A pesar de ello, un número de personas se reunió en torno a él. Estaban famélicas y exánimes
como cadáveres, ¡pero aun así lo recompensaban con dinero!
7 Con respecto a tu querido hermano que ha ascendido desde este mundo mortal al reino eterno, no
te apenes ni estés triste. Esa gota se ha unido al Océano ilimitado; esa ave sin hogar ha elevado su vuelo
hacia el nido protector del Concurso de lo alto. Lo encontrarás en la asamblea de los esplendores, en el
Reino de los misterios.
8 En cuanto al sueño que has tenido en el que tu hermano se te apareció elegantemente vestido, has
de saber que el atuendo de uno es su adorno, que es la dádiva del Todomisericordioso. En cuanto al
paquete que tenía en la mano, esto significa sus acciones bondadosas. El propósito de su mirada atenta
era hacerte comprender su mensaje, que es: «¡Mira la merced con la que he sido favorecido! Alabado
sea Dios, pues estoy a salvo y bien; estoy ataviado con la vestidura de la devoción y llevo en las manos
el paquete de mis acciones. Estoy vivo, no muerto: ¡presta atención! Soy inmortal, no efímero: ¡presta
atención!». La Gloria de las Glorias sea contigo.
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Él es Dios.
1 ¡Oh buscador de la Verdad! La declaración de la Bendita Belleza que has citado complementa el
versículo: «Incumbe a todos y cada uno de los Aghṣán, los Afnán y Mis parientes volver el rostro hacia
la Más Grande Rama. Considerad lo que hemos revelado en Nuestro Libro Más Sagrado: “Cuando el
océano de Mi presencia haya menguado y haya tocado a su fin el Libro de Mi Revelación, volved
vuestro rostro hacia Aquel a Quien Dios ha designado, Quien ha brotado de esta Antigua Raíz”. El
objeto de este sagrado versículo no es nadie más que la Más Grande Rama [‘Abdu’l-Bahá]. Así os
hemos revelado generosamente Nuestra poderosa Voluntad, y Yo soy, en verdad, el Benévolo, el
Todogeneroso».
2 Si fuéramos a transcribir solo la segunda parte de este versículo, sin mencionar la primera, una
persona desinformada caería presa de la duda y el recelo. De acuerdo con la declaración explícita de la
Bendita Belleza, ser considerado una Rama está condicionado a volverse hacia el Centro de la Alianza
y el Punto del Testamento, y obedecerlo. Sin embargo, si una Rama se aparta, caerá penosamente. Tal
como se ha afirmado claramente con referencia a Mírzá Muḥammad-‘Alí, si por un momento deja de
estar a la sombra de la Causa, se convertirá en una criatura caída. Este texto explícito, que lo menciona
por su nombre y título, es de la Antigua Belleza, y Mírzá Muḥammad-‘Alí mismo acepta y reconoce su
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veracidad. ¡Qué desviación puede ser más grave que la violación de la Alianza! Es cierto, ser
considerado una Rama es una dádiva divina, pero es una dádiva que está condicionada a la firmeza en
la Alianza. La violación de la Alianza provocaría la caída de la Rama.
3 Por esta razón se ha dicho en el capítulo quince del Evangelio de Juan: «Yo soy la vid verdadera,
y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo
limpia, para que dé más fruto». Y más adelante dice: «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que
permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si
alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los
echan al fuego y arden».
4 Asimismo, en el capítulo octavo del Evangelio de Juan está consignado: «Ellos le respondieron:
Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie». Y luego, en el
versículo treinta y nueve del mismo capítulo: «Ellos le respondieron: Nuestro padre es Abraham. Jesús
les dice: Si fuerais hijos de Abraham, haríais las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme».
5 En resumen, de acuerdo con el Texto Sagrado explícito, cualquier alma, incluso del rango más
elevado y contado entre los Aghṣán, será reducido a la nada tan pronto como viole la Alianza. Esto
queda manifiesto en el texto donde, con clara referencia a Mírzá Muḥammad-‘Alí, incluso con mención
de su nombre y título, se afirma que, si por un momento deja de estar a la sombra de la Causa, sin duda
será una criatura caída. Y pondera cuán explícitamente se afirma lo mismo en el Evangelio.
6 Este hombre no solo ha violado la Alianza; también ha amenazado con arruinar la Causa de Dios
en todas las regiones y ha causado la humillación de la Fe de Dios. Incluso se propuso derramar la
sangre de ‘Abdu’l-Bahá, de lo que tenemos prueba documental. Además, falsificó las Palabras de la
Bendita Belleza. Consigue una copia de la declaración escrita por Áqá Mírzá Badí‘u’lláh y léela, para
ver cómo ha falsificado el Libro de Dios. También disponemos de la evidencia de esto. En cuanto a tu
segunda carta, recibirás respuesta a ella en el mundo de los sueños, y es extensa. Salutaciones y
alabanzas sean para ti.
60
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo de Bahá! ¿Qué habrá de contar mi pluma? ¿Qué discurriré? Desde los primeros días de la
Causa, la Antigua Belleza, el Más Grande Nombre ―que mi vida sea ofrecida en aras de Sus amados―
sentó los cimientos de la Alianza y el Testamento sobre una base firme, inamovible e inexpugnable, e
hizo de este noble edificio de la Alianza el palacio del Todomisericordioso.
2 Quien juzgue con un poco de equidad reconocerá que, desde los albores del mundo hasta esta
Dispensación divina, nunca antes se ha establecido semejante Alianza y Testamento en las cumbres de
los dominios de lo alto o en el corazón mismo del Reino de Abhá. Desde la primera aparición del Fuego
resplandeciente en el Sinaí hasta la puesta del Sol luminoso de la Belleza Exaltada, no se ha revelado
Texto Sagrado alguno que, ya sea explícita o implícitamente, no haya hecho mención de esta Alianza
Eterna y este Antiguo Testamento, no haya alabado y encomiado a quienes se han asido firmemente a
ella, y no haya censurado y advertido a aquellos que vacilan y la violan.
3 Luego Bahá’u’lláh, con Su propia Pluma y trazando con Su propia mano palabras gloriosas en
páginas blancas como la nieve, hizo una Alianza con todas las cosas creadas, visibles e invisibles, y la
llamó «El Libro de Mi Alianza», y puso en él por escrito estas palabras: «La Voluntad del Testador
divino es esta…».100 ¡Hay que ser justo en el juicio! Fijaos con qué cuidado procedió la Bendita Belleza.
Incluso en el Kitáb-i-Aqdas, que ha abrogado a todos los demás Libros sagrados, Él ha expuesto este
tema en lenguaje lúcido y explícito, y no mediante alusiones o términos simbólicos, y lo ha detallado,
en numerosas ocasiones, con suma autoridad y fuerza. Por lo cual, vergüenza debe darles a aquellos
necios a causa de quienes se nos ha convertido en el blanco de vanas fantasías y ociosas imaginaciones;
es más, hemos sido atravesados por las lanzas y los dardos de sus dudas.
4 Sin embargo, has de saber esto: la lámpara de Dios se encenderá y Su estrella brillante
resplandecerá sobre la asamblea de la humanidad. Las olas de Su océano se levantarán y rugirá el
leviatán del mar celestial. El pájaro cantor del rosedal de Bahá gorjeará con feliz embeleso y el ruiseñor
del jardín del Señor trinará su canción eterna. El oído atento, en sintonía con el canto del ruiseñor,
escuchará entonces el llamado divino que proclama: «¡Glorificado sea el Señor! ¡Este es el cantor de
49
Mi paraíso! ¡Este es el ruiseñor de Mi rosedal! ¡Este es el cirio de Mis mundos!». La gloria de Dios sea
contigo.
61
Él es Dios.
1 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! Se recibió tu carta y se tomó nota de su contenido. Habla de acuerdo
con las instrucciones aquí escritas y no pronuncies ni una sola palabra más: Abraham ―la paz sea con
Él― estableció una alianza con relación a Moisés y dio las buenas nuevas de Su venida. Moisés
estableció una alianza con respecto al Cristo prometido y anunció la buena nueva de Su venida al
mundo. Cristo estableció una alianza con relación al Paráclito y dio las nuevas de Su venida. El Profeta
Muḥammad estableció una alianza con relación al Báb, y el Báb fue el Prometido de Muḥammad, pues
Muḥammad impartió las nuevas de Su venida. El Báb estableció una alianza con respecto a la Bendita
Belleza, Bahá’u’lláh, e impartió las buenas nuevas de Su venida, pues la Bendita Belleza fue el
Prometido del Báb. Bahá’u’lláh estableció una alianza con relación al Prometido que se manifestará
después de mil o miles de años. Esa Manifestación es el Prometido de Bahá’u’lláh y aparecerá después
de mil o miles de años. Además, con Su Pluma Suprema, Él estableció una gran Alianza y un
Testamento con todos los bahá’ís, por el cual se les ordenó a todos que, después de Su ascensión,
siguieran al Centro de la Alianza y no dejaran de obedecerle, ni siquiera en la medida del grosor de un
cabello.
2 En el Libro Más Sagrado hay dos ocasiones en las que Él ha emitido una orden vinculante, de
manera explícita, y ha designado al Intérprete de Su Palabra en lenguaje claro e inequívoco. En todas
Sus Tablas celestiales ―especialmente en la Tabla de la Rama, cuyo contenido se refiere, en su
totalidad, a la servidumbre de ‘Abdu’l-Bahá, es decir, al Siervo de Bahá― la Pluma Suprema ha
revelado todo lo necesario. Y, dado que ‘Abdu’l-Bahá es el Intérprete de Su Palabra, él dice que esta
Tabla de la Rama, es decir, ‘Abdu’l-Bahá, hace referencia a la servidumbre de ‘Abdu’l-Bahá, y a nada
más.
3 En resumen, entre las características de esta Dispensación que no se daban en Dispensaciones
anteriores figura esta: Bahá’u’lláh no ha dejado lugar para la discordia, ya que, en Su propio Día bendito
y con Su Pluma Suprema, ha establecido una Alianza y un Testamento, ha designado el Centro hacia el
que todos deben volverse, ha especificado de manera explícita el Intérprete de Su Palabra y ha cerrado
las puertas a falsas interpretaciones.
4 Incumbe a cada uno dar gracias a Dios por haber otorgado semejante seguridad en esta
Dispensación bendita y por no haber dejado motivos para la duda. Por lo tanto, todos deben mostrar
obediencia y sumisión a ese Centro y dirigir toda su atención a él. En cuanto a tu discurso, debe limitarse
a esto y no excederlo de ningún modo, para que promueva armonía y prevenga la discordia. La Gloria
de las Glorias sea contigo.
62
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh tú que estás extasiado con los dulces aromas de Dios! ¡Apresúrate, apresúrate a alcanzar el perdón
y la misericordia de tu Señor! ¡Acelera, acelera la marcha hacia la fuente de la gracia y la compasión!
¡Corre, corre hacia el manantial de la generosidad y el favor! Es decir, levántate para exaltar la Palabra
de Dios, difundir los dulces aromas de Dios, laborar para diseminar la luz de Dios, encender el fuego
del amor a Dios, aferrarte a la Alianza y al Testamento de Dios y, mediante Su bondadosa ayuda,
mantenerte firme en la Causa de Dios. A alguien como tú le corresponde ser como un estandarte izado
por encima de todos los demás estandartes, que ondea con las brisas de santidad que soplan desde las
praderas de la amorosa bondad de tu Antiguo Señor y se agita con las dulces fragancias que se esparcen
desde el Reino de Abhá. ¡Glorificado sea mi Señor, el Más Elevado!
2 Leímos tu carta, que daba fe de la firmeza y la constancia de los amigos de Dios en la Alianza y
el Testamento.
50
3 Es claro y evidente que, en cada ciclo y dispensación, se ha hecho una declaración implícita con
el fin de salvaguardar la Palabra de la Unicidad, preservar la Causa de Dios contra el daño y asegurar
la unidad de todos los que están reunidos al amparo del Árbol Divino, para que la inexpugnable fortaleza
de Su Fe permanezca a salvo y segura bajo el resguardo de una sola Palabra. Mientras declaraciones
como «Quienquiera Me tenga como su Maestro…»101 eran solamente alusivas y no explícitas, en esta
Más Grande Dispensación se ha establecido una Alianza Divina, y la Pluma Más Exaltada ha
establecido el Libro de la Alianza. En todas las Tablas y Escrituras sagradas se ha hecho mención de
esta antigua Alianza y este poderoso Testamento, para que la Palabra de la Unicidad sea revelada y
manifestada en todos los grados y posiciones en la forma de la singularidad, para que la luz de la Unidad
Divina ilumine el Oriente y el Occidente del mundo del ser, y que todos los pueblos del mundo se
reúnan alrededor del mismo manantial y se unifiquen en el mismo Sendero.
4 Y puesto que tú estás plenamente informado de los misterios atesorados en la Causa de Dios, debes
estar vigilante en todo momento, para que las tempestades de las pruebas no se apoderen de las almas
frágiles por ningún lado, y que la influencia debilitadora de las vanas interpretaciones y de las dudas no
haga vacilar a los creyentes. La gloria de Dios sea contigo.
63
Él es Dios.
1 ¡Oh mi Dios! Verdaderamente, Tú has creado el universo y has dado forma al alma humana. Tú has
engendrado a la creación entera y has dado vida a todos los seres mediante la influencia de Tu poder
que todo lo penetra. El Sol del mundo de la existencia apareció con esplendor manifiesto en el horizonte
del Más Alabado. Pasaron las edades y los ciclos se sucedieron, hasta que se hizo aparecer nuevamente
el cielo del conocimiento y la tierra de la certeza se extendió ante todos, se levantaron las olas del
océano de la generosidad y el Luminar del mundo brilló con resplandor, las estrellas del mundo de la
creación centellearon, se difundió la brisa del Todomisericordioso y las nubes desbordantes de Tu gracia
y generosidad dejaron caer su lluvia.
2 Fueron manifestadas realidades santas, receptoras de gracia y luz del Sol de la Verdad. Desecharon
sus gastadas vestimentas y, en su lugar, mediante Tu generosidad, oh mi Señor Todoglorioso, se
ataviaron con el manto de la renovación. Pues Tú las escogiste para difundir los esplendores de Tu luz,
exponer Tus mandamientos, desvelar Tus misterios, difundir Tus señales, exaltar Tu Palabra, participar
de Tu océano y obtener luz del fuego de Tu unicidad. Estas realidades santas se convirtieron en los
erarios de Tu conocimiento, las manifestaciones de Tu gracia, los repositorios de Tu misterio, los puntos
de amanecer de Tu inspiración y las fuentes de Tu generosidad. En consecuencia, la tiranía de todo
envidioso, la ira de todo rebelde y el amargo despecho de todo ingrato se hicieron cada vez más
implacables contra ellos. Todos se levantaron contra Tus amados, cuyo único crimen era el desapego
de todo excepto de Ti, cuyo único delito era la sumisión a Tu Causa y cuya única falta era la constancia
en Tu Alianza. Y esto, en verdad, es lo que alegra los corazones de los fieles y devora las almas de los
malvados. Ciertamente, aquello que es luz para los sinceros es un fuego abrasador para los adversarios
de Dios.
3 ¡Oh mi Señor! Tú has dado forma a realidades inmutables en el mundo de la existencia y has
creado seres de diversa naturaleza. Para esa especie noble ―la realidad del alma humana― no has
deseado otra cosa salvo que alcance el rango más elevado, perciba las señales, descubra los testimonios,
enarbole las enseñas de Tu recuerdo ante toda la creación, eleve su voz y proclame Tu nombre en el
mundo del ser, y difunda los dulces aromas de Tu santidad en este mundo inferior; todo esto para que
su ser más íntimo evidencie y refleje la imagen del Concurso de lo alto. Mas, tristemente, hubo almas
que permanecieron desatentas y se privaron de la mayor bendición que ordenaste en Tu reino.
Malvendieron al José de Tu recuerdo por el más insignificante de los precios y mancharon su vestidura
con la sangre de las vanas imaginaciones. Repudiaron Tu Alianza, pusieron reparos a Tu Belleza,
violaron Tu honor, menospreciaron Tu Palabra, negaron Tu sabiduría y arrojaron sus calumnias a Tu
Rostro, al tiempo que se contaban a sí mismos entre los que están bien guiados.
4 Yo Te imploro, oh Señor mi Dios, por Tu merced, que es la fuente de todas las cosas creadas y el
manantial del universo entero, que levantes los velos y concedas Tus abundantes favores. Arranca de
raíz toda traza de deslealtad, ayuda bondadosamente a todos a ser leales y permite que prueben la
51
dulzura del amor y la devoción, para que no quede nadie salvo aquellos que se postran en adoración
ante Ti, y para que en todas las regiones la oscuridad se disipe y deje de existir. Tú eres, verdaderamente,
el Auxiliador, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Más Bondadoso.
5 ¡Oh amados de Dios! La lámpara de la Alianza es la luz del mundo, y su realidad, el regalo del
esplendor; la estrella del Testamento es una luna resplandeciente, y las palabras trazadas por la Pluma
del Altísimo, un océano ilimitado. El Señor, el Glorificado, ha creado una nueva Alianza y ha
establecido un gran Testamento bajo la sombra del Árbol de Anísá (Árbol de la Vida). Ha convocado a
cada uno al abrazo amoroso de Su Belleza y ha anunciado a todos la revelación de Sus versículos
manifiestos. Ha socavado los cimientos de la discordia y ha erigido el edificio del favor divino. Ha
encendido la luz de la guía y, mediante la gracia del Reino de Abhá, ha convertido el mundo en un
jardín de delicias. Ha expuesto la Alianza Eterna y, copa en mano, ha aparecido en el banquete de la
Revelación. Ha elevado un llamado formidable y ha permitido que toda alma atenta perciba los acordes
celestiales de la Alianza, para que los maliciosos no quebranten la fortaleza inexpugnable de la Causa
ni que los ignorantes enturbien sus mansas aguas con el fango de las ociosas fantasías. Ha elevado Su
llamado en el corazón mismo del mundo y ha hecho oír la voz estremecedora de la Pluma Más Sublime.
En el Oriente y el Occidente, todos los oídos han escuchado los dulces acentos del Espíritu Santo y han
descubierto el alcance de la Alianza y el Testamento.
6 A pesar de declaraciones tan claras, explícitas y exhaustivas, algunas personas han empezado a
expresar sus propias interpretaciones y han malinterpretado los significados conforme a sus propias
pasiones y deseos egoístas. Han profanado esas verdades perspicuas con vanas y débiles quimeras y
han sometido Su mandato explícito a condiciones impropias. ¡Qué ignorancia y qué insensatez! ¡Qué
extravío y qué necedad! Cierran los ojos a la Luz manifiesta y se aferran a las cosas rastreras del mundo.
No buscan la mañana de la guía, sino que moran en la oscuridad de la infidelidad. No leen los versículos
claros e irrebatibles, sino que diseminan interpretaciones frágiles e infundadas. «Déjalos que se
entretengan con sus reparos».102 Y abandónalos a que vaguen angustiados en su ebrio estupor.103
Cuentan mentiras y falsedades, huellan el sendero del error y no ven que, de hecho, se están ahogando
en el océano de las vanas imaginaciones. ¡Y pronto descubrirán la suerte que les espera!
7 ¡Oh amados de Dios! Reflexionad: ¿Acaso se ha establecido una Alianza así en alguna
Dispensación, edad, período o siglo anterior? ¿Se ha presenciado alguna vez un Testamento semejante,
inscrito por la Pluma del Altísimo? ¡No, por Dios! ¿Cómo responderán esas gentes al Señor
Todopoderoso en el reino invisible? ¿Cómo responderían si el Amado de Abhá dijera: «¡Oh
desdichados! ¿Acaso no oísteis el Llamado del Testamento? ¿No visteis las claras palabras del Libro
de la Alianza? ¿No entendisteis su texto explícito? ¿Cómo, pues, pudisteis desviaros y poner reparos?
¿Acaso no se designó el Intérprete de manera explícita en el Libro? ¿Acaso no era claramente visible el
Centro de la Alianza? Aunque no pudierais manteneros fieles, ¿por qué esa traición? Aunque no
pudierais reconocerlo, ¿por qué esa arrogancia? Aunque no pudierais rendirle lealtad, ¿por qué esa
injuria? Lo acuchillasteis con espadas y dagas, y ayudasteis a todo malhechor. Le lanzasteis dardos y
flechas y le arrojasteis lanzas y picas. No hubo daño que no le infligierais, no hubo calumnia que no
dirigierais contra él, ni historia falsa que no hicierais el eje de vuestras querellas. Sostuvisteis que la luz
era oscuridad y percibisteis como error la guía. Tomasteis la Antigua Alianza como un juego y
considerasteis como desvaríos delirantes el texto claro del Testamento. El manto del José del Dominio
invisible y todoglorioso está teñido de sangre, la vestidura de la Antigua Belleza, manchada de
carmesí».
8 ¡Oh amados del Señor! Clamores lastimeros se elevan en el Concurso de lo alto, y gemidos y
lamentos incesantes son los compañeros de los moradores del Reino de Abhá. Todos los pueblos del
mundo están lanzando sus ataques; todas sus naciones y linajes se muestran hostiles y contendientes. Y
en el medio de este campo de tribulaciones se encuentra ‘Abdu’l-Bahá, el blanco de todos los dardos
de la tiranía. ¿Qué ha sido de la equidad y la justicia? ¿Adónde han ido la decencia y la vergüenza? En
lugar de ser un bálsamo curativo para las heridas infligidas por los dardos de los enemigos, habéis
enfilado vuestros cuchillos a mi garganta. En lugar de protegerme de las lanzas de la tiranía arrojadas
por las naciones del mundo, me habéis apuñalado a cada momento y habéis asestado un duro golpe a
mi débil cuerpo. ¡Miserable es lo que han causado vuestras manos! Pobres de vosotros, por haber
renunciado a la unidad, elegido la discordia, violado la Alianza y haber hecho que se agraven más las
adversidades. ¡En verdad, seréis llevados ante vuestro Señor!104
52
9 En pocas palabras, pues, oh vosotros que os mantenéis firmes en la Alianza, rendid alabanzas y
gracias al Señor por permanecer bajo el dosel de la Alianza y estar resguardados dentro de la fortaleza
del cuidado y la protección del Sol del mundo. Se avecina el día en que veréis a los violadores de la
Alianza retroceder a los agujeros de la incredulidad y la duda, y deslizarse como gusanos en busca de
cobijo en las profundidades más abismales de la tierra. En ese día se regocijarán los fieles.
10 Además, puesto que Su Majestad, el Rey ecuánime, es justo y generoso, y auxiliador de todos los
linajes y tribus, y como el Primer Ministro favorece el progreso de la nación y es un sincero y confiable
defensor del trono, nuestra obligación ineludible es levantarnos, con sinceridad y buena voluntad, a
llevar a cabo lo que sea necesario para mostrar gratitud por semejante regalo. ¡Ojalá que, de este modo,
ese noble país se ilumine y esa tierra se convierta en el centro focal de las bendiciones del Señor
misericordioso!
64
Él es Dios.
1 ¡Oh amigo! Hace mucho tiempo que no se reciben noticias de ti. Previamente, llegó una carta en la que
hacías una pregunta; no obstante, ‘Abdu’l-Bahá ha estado tan profundamente sumergido en un mar de
correspondencia de todas partes que no se podría realizar el trabajo aunque se dispusiera de cinco
escribientes. Durante los últimos cuatro o cinco años, hubo una interrupción en toda la comunicación
y, debido a ello, ha habido una ligera vacilación entre algunos amigos, cierta pausa en la difusión de las
fragancias divinas y ciertos pensamientos vanos en las mentes de algunos. Por lo tanto, ahora se debe
mantener comunicación continua con todas las regiones durante un tiempo, con el fin de compensar la
interrupción ocurrida. Y, puesto que tu pregunta requería una respuesta extensa, ha sufrido retraso. Ten
la seguridad de que se escribirá en seguida, tan pronto como haya una oportunidad. No obstante, como
estos días estoy sumergido en un océano de cartas y es imprescindible que responda primero a las
esenciales, debes esperar hasta que surja una oportunidad. Tú me eres muy querido, y deseo responder
a tu petición…
2 Debes estar extremadamente alerta y proteger a las almas de sugerencias veladas y susurros
secretos. Ayúdales a ser firmes en la Alianza de acuerdo con el Texto divino explícito, que es una prueba
concluyente de la Verdad, para que se preserve la unidad bahá’í. De lo contrario, cada día surgiría una
nueva secta, se produciría una división total y la Causa de Dios sería destruida, o incluso exterminada.
Si existiera cualquier otro poder que pudiera salvaguardar la unidad bahá’í, yo habría convocado a todos
a que se acogieran a él. Pero, reflexiona y pondera: ¿es posible proteger la unidad de la Fe mediante
cualquier otro poder que no sea el de la Alianza? Esta es la razón por la que exhorto a todos a que se
adhieran a la Alianza: únicamente para salvaguardar la unidad bahá’í.
3 Si uno fuera a considerar los acontecimientos de ciclos pasados, los intentos de violar la Alianza
en esta Dispensación no revisten la menor importancia. Algún tiempo después de Cristo, Arrio, el
Patriarca de Alejandría, fundó una nueva secta. Era un orador, una persona elocuente, muy audaz y
poderosa, que consiguió atraer a un millón y medio de personas bajo su influencia. Incluso obtuvo la
adhesión del Emperador Constantino. Sin embargo, al desviarse de la Alianza de Cristo, finalmente se
desvaneció y sucumbió. Esta Alianza estaba basada en las palabras dirigidas a Pedro: «Tú eres Pedro,
y sobre esta roca edificaré mi iglesia».105 Y aunque estas palabras que se atribuyen a Cristo están solo
basadas en el relato de algunos de Sus discípulos, la unidad cristina fue preservada durante ochocientos
años merced a esta Alianza implícita.
4 Ahora existe una Alianza explícita. No se trata de un mero relato verbal. Ha sido expuesta por la
Pluma Suprema, Quien Se dirige abiertamente a los rompedores de la Alianza desde su principio. La ha
llamado «El Libro de la Alianza», un título escrito por Su propia Pluma en el encabezamiento de la
Tabla. Así pues, ¿qué importancia tienen el comportamiento y la conducta, las insinuaciones y los
susurros, la interpretación y la corrupción del Texto por parte de quienes siembran las semillas de la
duda? A lo sumo, es esto: ellos mismos se han excluido y continuarán haciéndolo, y caerán en el oscuro
abismo de «perdiendo esta vida y la otra».106 Todo océano ondeante ha de producir espuma y todo oro
purificado en el fuego deja alguna escoria. ¿Alguna vez has visto un océano encrespado sin espuma, u
oro puro que no deje escoria en las llamas consumidoras del fuego?
53
5 En el Corán esto se ha constatado de manera explícita. Él dice ―y ciertamente dice la verdad―:
«Hemos hecho descender agua del cielo y corre por los cauces de los valles según su capacidad,
arrastrando espuma flotante [...]. Y de los metales (es decir, del oro puro) que queman en el fuego sale
una espuma similar. […] La espuma se va rápidamente, y lo que aprovecha a los hombres permanece
en la tierra».107 Considera de qué manera tan explícita se ha dicho esto. El océano de la Alianza perdurará
eternamente, y esto es lo que beneficia a la humanidad. Pero, con una sola ola, esta espuma se
desvanecerá como la escoria y no dejará ningún rastro tras de sí. «Déjalos que se entretengan con sus
reparos».108
6 Alabado sea el Señor, por cuanto tú eres mi apreciado amado, mi especialmente verdadero y leal
amigo. Debes resguardar la Alianza y proteger a las almas para que no resbalen ni vacilen. La Gloria
de las Glorias sea contigo…
7 Examina con cuidado el comentario sobre el versículo «En el Nombre de Dios, el Compasivo, el
Misericordioso».109 Algunos de los significados que buscas están contenidos implícitamente en él y la
Pluma Suprema lo elogiaba durante Sus benditos días. ¡Veamos entonces si los maestros del
conocimiento producen algo parecido!
65
Él es Dios.
1 ¡Oh amados de Dios! ¡Qué grande es esta Dispensación! ¡Qué luminoso el esplendor de esta Edad, la
Edad del Señor Todoglorioso! Toda la creación se ha puesto en movimiento y el universo vibra con
nuevas de alegría y arrobamiento. Las realidades de todas las cosas están llenas de gozoso embeleso y
cada átomo de la existencia está exultante de felicidad. Las almas están alcanzando prosperidad y
avance, y los amigos están obteniendo éxito y progreso. La luz de la Revelación brilla radiante y sus
señales alumbran todas las regiones. La Tierra entera resuena con las alabanzas de la grandeza de la
Antigua Belleza y el Sol de Su señorío brilla con resplandor.
2 Todas las asambleas del mundo están adornadas con la mención del Más Grande Nombre y cada
congregación de los linajes y pueblos de la Tierra es consciente de las nuevas del advenimiento del
Luminar Más Asombroso. El Oriente está iluminado con Su luz, y el Occidente, perfumado con Sus
dulces fragancias. Esta tierra polvorienta se ha convertido en un rosedal mediante las efusiones de Su
generoso favor, y los amplios y elevados cielos se llenan de deleite con los esplendores de Su sol. Las
realidades de todas las cosas han sido reanimadas y vivificadas, y las esencias de todos los seres,
cautivadas y embelesadas. Árboles excelentes crecen y florecen por todas partes, y producen frutos
dulces y exquisitos. El estandarte de la Alianza está izado en todas las regiones y el océano del
Testamento se agita con olas tan incesantes y tormentas tan violentas que hace temblar todas las
extremidades.
3 En esta Más Grande Dispensación, la Antigua Belleza ―que mi alma sea ofrecida en aras de Sus
amados― ha otorgado a todos los creyentes un testimonio seguro, una merced incomparable y un
abundante favor, una prueba infalible y una clara evidencia. En el Libro Más Sagrado, que abroga todos
los Libros y las Escrituras del pasado y se alza entre ellos trascendente y supremo, Él ha revelado el
sendero y ha marcado el camino hacia la salvación en términos claros, explícitos e inequívocos. Durante
veinticinco años, Él sustentó a todos y los alimentó del seno de la santidad. En todas Sus Tablas, Libros,
Epístolas y Escrituras hizo mención de la Alianza y Testamento, elogió a los constantes y ensalzó a
quienes se aferran tenazmente a ella, al tiempo que condenó y amonestó a quienes vacilan, e incluso les
advirtió del castigo divino y de la amenaza del escarmiento eterno.
4 Y entonces se reveló la Tabla del Año de la Ansiedad, que es el año de la ascensión de Bahá’u’lláh,
y se distribuyó por todas las regiones.110 En ella, Él expuso en lenguaje claro e inequívoco la severidad
de las pruebas y la profusión de las tribulaciones. Poco tiempo después, la Pluma Suprema reveló el
Libro de la Alianza y la Tabla Preservada del Testamento, en el que, por Su claro y explícito mandato,
se ordenó a todos que se volvieran a él y lo observaran, obedecieran y siguieran, de modo que, cuando
se agitara el océano de las pruebas y tribulaciones del Año de la Ansiedad, ningún alma se sintiera
perpleja, consternada o confundida; para que se hicieran evidentes y claramente conocidos el sendero
recto, el camino inequívoco y la luz manifiesta; para que no hubiera lugar para murmuraciones
malévolas, no surgieran diferencias y la unidad de la Palabra de Dios fuera salvaguardada.
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5 Ahora se han presentado algunas almas caprichosas y han empezado a ocuparse en murmuraciones
furtivas y, en cuanto se sienten seguras de su objetivo, incluso expresan abiertamente sus intenciones.
Una de ellas dice: «La Bendita Belleza nos ha hecho independientes de todo y no ha dejado ninguna
necesidad insatisfecha». La intención secreta de tal afirmación es que no hay necesidad de un Centro
designado. Otro exclama: «La infalibilidad solo corresponde a la Bendita Belleza; ninguna otra persona
es infalible». Su propósito oculto es aseverar que «aquel a quien Dios ha designado» es susceptible de
error. Por otro lado, dicen que alguien que ha sido visto con buenos ojos, que ha sido un creyente o el
destinatario de una Tabla durante los días de la Bendita Belleza, no puede ser expulsado de ninguna
manera. Su verdadero objetivo es insinuar que, si tal persona se levantara con ánimo de oponerse o
fuera tan audaz que mostrara enemistad, ello no resultaría en daño alguno. Difunden este tipo de
discurso tanto de manera abierta como secreta. La única finalidad de estas palabras es violar la Alianza
y Testamento. Se trata del mismo clamor que el Amado de los mundos ha predicho en todas Sus Tablas.
6 ¡Oh amados de Dios! ¡Estad despiertos, estad siempre despiertos! ¡Estad atentos, estad siempre
atentos! Pues las pruebas y las tribulaciones son sumamente severas y los que se tambalean son en
extremo sutiles y destructivos en sus maquinaciones. Externamente proclaman que son los primeros en
adherirse a la Alianza, mientras que secretamente golpean con un hacha las raíces mismas del Árbol de
la Alianza y Testamento.
66
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh paloma del rosedal de la fidelidad! ¡Oh ruiseñor de las arboledas de la alabanza a la Belleza de
Abhá! Que la gloria de Dios, Su merced, Su generosidad y Su alabanza sean contigo.
2 Se ha leído y examinado con suma atención lo que has escrito con la pluma del dolor en la página
de las aflicciones. De su contenido, desbordante de amargo lamento, se percibía el sabor de una
profunda tristeza y angustia. Por un lado, me apené; por otro, me sorprendí y me extrañé. Mi pena se
debió a la intensidad de tus suspiros, mientras que mi sorpresa se derivó del hecho de que este siervo
ya te ha escrito varias cartas, querido amigo, y en todas ellas te he expresado la máxima medida de amor
y afecto. Fueron escritas de un modo que me imaginé que su lectura llenaría tu alma con tanta dicha y
éxtasis que haría que rasgaras las vestiduras del mundo material.
3 ¿Cómo es que por una sola palabra te has desanimado y desmoralizado tanto, te has sentido tan
desconsolado y abatido? Pues, en este día, ni la alabanza es indicativa de honor, ni la censura es señal
de humillación y deshonra. La aceptación o la negación, la aprobación o el rechazo, todos dependen de
aquel a quien Dios ha levantado para servir a Su Causa y exaltar Su Palabra entre la humanidad. Has de
saber que todos los asuntos relativos a la Causa revierten a este siervo. A nadie se le otorga el derecho
de rechazar o aceptar antes de oír lo que ha pronunciado este humilde siervo.
4 Olvida, pues, todas esas cuestiones y, con la máxima resolución, firmeza y constancia en la Alianza
de Dios, y con fiel adhesión a Su Testamento, esfuérzate por exaltar Su Palabra. No prestes oído a
encomios y alabanzas, ni te entristezcas o aflijas por la censura y la humillación. Levántate entre las
gentes del mundo y, con absoluto desapego y libre de todo salvo de Dios, e impulsado por Su Alianza
y Testamento, esfuérzate por despertar a los desatentos; pues, en este día, la mayoría de la gente es
inconsciente y ajena al poder de la Alianza y Testamento de Dios.
5 Aunque no se estableció una Alianza explícita en ninguna edad o Dispensación anterior, los
seguidores del Corán dicen que el Apóstol de Dios ―que la vida de los mundos sea sacrificada por Él―
declaró en Ghadír-i-Khumm: «Quien Me tenga a Mí como su Señor, tiene a ‘Alí como su Señor».111 De
manera similar, los cristianos dicen que Aquel que es el Espíritu ―que el alma de toda la existencia sea
sacrificada por Él― Se dirigió a Simón, conocido como Pedro, con estas palabras: «Tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi iglesia».112 Ahora, en esta Más Grande Dispensación, la Alianza ha sido
establecida de manera concluyente en términos claros y lenguaje inequívoco, sin dejar lugar a
interpretación alguna, en el Libro Más Sagrado, un Libro que abroga todas las Escrituras Sagradas del
pasado y cuyas leyes han anulado todas las leyes de otras Tablas que no estén en conformidad con él.
Además, en el libro de la Alianza y Testamento divinos, revelado por la Pluma de la Gloria y titulado
«El Libro de la Alianza», Bahá’u’lláh concertó una Alianza con todas las cosas creadas. En todas Sus
Tablas y oraciones, Él ha hecho de la firme adhesión a la Alianza y Testamento divinos el medio más
55
seguro para recibir dádivas celestiales, para que todos perciban la majestad y la grandeza de la Alianza
y el Testamento.
6 Ahora, algunos son conscientes del poder de esta Alianza y se mantienen firmes y constantes en
el recto sendero, mientras que otros todavía no aprecian su importancia como debieran. Los amigos
verdaderos de la Bendita Belleza deben esforzarse por despertar a las gentes. Puesto que esta formidable
e inexpugnable fortaleza permanecerá inviolada y a salvo, no dejes que tu corazón se aflija. Todos los
demás asuntos son secundarios y pueden resolverse con una o dos palabras. Permanece seguro y
esperanzado, y sigue firme y constante. La Gloria de Dios sea contigo y con los amados del Señor.
7 Has pedido permiso para escribir sobre ciertos asuntos. «Deja que tu corazón apenado relate todo
cuanto desee»,113 pues mis oídos están en sintonía contigo.
67
Él es Dios.
1 ¡Oh buscador de la Verdad! Se ha recibido tu carta y se conoció su intención. Has preguntado: si esta
Revelación divina es el mismo Reino celestial que Cristo dijo que estaba cerca, ¿con qué prueba y
testimonio se puede demostrar, y con qué buenas nuevas se puede anunciar? No hay tiempo para ofrecer
una respuesta detallada, así que ofrecemos una breve exposición.
2 Has de saber que las pruebas de la verdad de este nuevo Reino son las mismas que las del Reino
de Cristo. La prueba de cada Reino subsiguiente es la misma que la del anterior; es más, ¡es la prueba
más poderosa!
3 Las pruebas son de dos tipos: las que son para la gente corriente y las que son para los eruditos.
Estos no se convencerán con las pruebas de aquellos; y aquellos, a su vez, no se sentirán seguros con
las pruebas de estos. La gente corriente busca milagros y prodigios, mientras que los eruditos no los
consideran pruebas; no satisfacen su búsqueda ni apagan su sed. Por el contrario, buscan pruebas
racionales concluyentes. Así, puesto que estás dotado de visión aguda y buen juicio, expondremos
pruebas racionales y concluyentes que no dejen posibilidad de rechazo por parte de nadie.
4 Decimos que el propósito que subyace al advenimiento del Reino es la edificación de las almas de
los seres humanos, el progreso del mundo de la humanidad, la manifestación del amor a Dios, el
establecimiento de la camaradería y la unidad entre todos los pueblos, la aparición de perfecciones
divinas y la consecución de la gloria de la raza humana. Este es el propósito del advenimiento del Reino,
y este es su resultado. Observa, pues, cómo el poder edificante de Bahá’u’lláh ha iluminado el oscuro
Oriente, ha transformado a bestias voraces en ángeles celestiales, ha dotado de conocimiento al
ignorante y ha hecho que lobos rapaces se conviertan en gacelas de los prados de la unicidad. Aquellos
que, debido a costumbres o creencias, se alzaban con enemistad contra todos los pueblos se asocian
ahora con todos en perfecta unidad. Aquellos que solían quemar la Santa Biblia debido a su extrema
ignorancia exponen ahora las verdades y misterios del Antiguo y Nuevo Testamento. En un breve
espacio de tiempo, Él ha educado a Sus seguidores a tal punto que, incluso con cadenas y grilletes, y
bajo la amenaza de espadas y cuchillas, elevaban la voz de «¡Yá Bahá’u’l-Abhá» y ofrecían caramelos
a sus verdugos para que asestaran el golpe final con bocas endulzadas. ¡Seguramente recuerdas el relato
del discípulo Pedro y el canto del gallo!114
5 Otra prueba es que todos los clérigos de Persia y los líderes prominentes de Teherán saben, más
allá de toda duda, que Bahá’u’lláh nunca asistió a escuela alguna ni recibió educación formal y, desde
edad muy temprana, Se comportaba de manera diferente. No obstante, los clérigos y los doctos de
Oriente han dado fe de Su extraordinario conocimiento, Su sabiduría y comprensión, y Sus
perfecciones. A pesar de su rechazo y su encarnizada animosidad, admiten que Bahá’u’lláh era una
Figura única y sin par de la época, por más que no reconozcan Su sublime posición como lo hacen los
elegidos y los sinceros.
6 Otra prueba más consiste en las propias enseñanzas de Bahá’u’lláh, que erradican toda traza de
disensión y discordia del mundo de la humanidad y establecen unidad y armonía imperecederas.
Consulta las Tablas de Tajallíyyát (Refulgencias), ‘Ishráqát (Esplendores), Kalimát (Palabras del
Paraíso), Bishárát (Buenas Nuevas) y Ṭarázát (Ornamentos), y verás claramente qué enseñanzas se han
dispensado en este nuevo Reino: enseñanzas que otorgan al débil cuerpo del mundo un remedio rápido
y una cura viable y duradera. Nunca antes se ha presenciado algo semejante a estas enseñanzas.
56
7 Otra prueba más es que en el interior de esta aflictiva prisión fue donde Bahá’u’lláh reveló y
propuso Revelación tan sublime, una Revelación cuyo renombre se ha difundido por todo el mundo,
que se ha establecido firmemente en el Oriente, y la luz de cuya radiante mañana se difunde como los
rayos del Sol. Y todo ello a pesar de que los gobiernos y los pueblos de Oriente se alzaron con resistencia
y oposición, y lanzaron sus ataques con todas las fuerzas a su alcance. Reflexiona: ¿Alguna vez se ha
puesto de manifiesto semejante fuerza y poder? ¿Qué prueba hay mayor que esta: que, desde el interior
de las paredes de la prisión, Él dirigió Sus formidables proclamas a los reyes y gobernantes de la Tierra
y predijo en términos inconfundibles lo que deparaba el futuro? Advirtió al gran Emperador ―entonces
en la cumbre de su poder― de una súbita revolución, y predijo la caída de su trono y la derrota y
extinción de su imperio.115 Y, en efecto, todo ello llegó a ocurrir, al igual que los eventos pronosticados
en Tablas y mensajes dirigidos a otros gobernantes de la Tierra desde los confines de la prisión. ¡Fíjate
con qué poder y majestad Se manifestó a Sí Mismo desde una cárcel para ladrones y asesinos! ¿Qué
prueba hay mayor que esta? En conclusión, las pruebas y evidencias son muchas, pero no dispongo de
tiempo para escribir más.
8 Y ahora, con relación a las pruebas que buscan las masas desinformadas, estas consisten en
milagros y prodigios. En pocas palabras: hay muchos relatos de tan maravillosas proezas asociadas con
Bahá’u’lláh que circulan entre la gente y podrían llenar numerosos volúmenes si alguien fuera a
recopilarlos. Pero, puesto que no constituyen una prueba concluyente para el negador adversario, no
relataremos milagros asociados con Bahá’u’lláh. Pues los adversarios también pueden contar relatos
semejantes de los ídolos de su fantasía y basarlos en sus propios libros y crónicas. Por lo tanto, nosotros
presentamos pruebas racionales, para que no quede lugar para la negación por parte de ningún alma. La
Gloria de las Glorias sea contigo.
68
1 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! Lo que ha escrito tu pluma almizclada ha causado mucha alegría a
nuestros corazones. Impartía las buenas nuevas del júbilo y la exultación de los creyentes, y las gozosas
noticias del espíritu de camaradería entre los amigos. Alabado sea Dios, por cuanto cada uno ha llegado
a ser como un árbol fructífero en el vergel divino y se yergue como un ciprés que se mece en las riberas
del amor y el conocimiento.
2 Nadie había imaginado que, a pesar de la severidad de las pruebas, esas almas permanecerían
felices y radiantes de alegría. Esto no puede atribuirse a otra cosa más que a la gran munificencia de
Dios en estos días: que, en las profundidades del sacrificio, Sus amados permanecen seguros e
inamovibles, y son constantes y firmes en la Alianza y el Testamento.
3 ¡Oh Dios, mi Dios! Ayuda a aquellos siervos Tuyos que han encontrado «en el fuego, una guía»116
y han captado la luz de la llama inmortal prendida en el Árbol del Sinaí. Haz de ellos, oh Señor, las
señales de Tu Unidad Divina entre todos los pueblos y los emblemas de Tu Unicidad en Tu Dominio
más exaltado. Dales de beber del manantial de Tu merced y de las aguas cristalinas que fluyen de Tu
maravilloso paraíso, para que se embriaguen con el vino de Tu amor en las verdes praderas y los
extensos jardines de Tu santidad. Ayúdalos, oh Dios, con las cohortes del Horizonte Supremo y las
huestes del Concurso de lo alto. Tú eres, en verdad, el Generoso, el Compasivo, el Señor de gracia y
generosidad para Tus débiles criaturas. Tú eres, en verdad, el Clemente, el Misericordioso…
4 Has pedido permiso para hacer una visita. Estos días, la Tierra Santa está conmocionada debido a
las calumnias esparcidas por los mentirosos difamadores. Pues algunos extraños de entre los que no son
creyentes han publicado algunos libros, los han llenado con una multitud de calumnias y los han
distribuido por estas regiones. Por lo tanto, ‘Abdu’l-Bahá corre un grave peligro debido a ataques
internos y externos. Así son los enemigos de la Fe en el exterior, y así, los violadores de la Alianza en
el interior. La conmoción que se ha producido es, pues, evidente. Aun así ―alabado sea Dios―
mediante la gracia infalible de la Bendita Belleza, he permanecido firme en mi posición, he ofrecido mi
pecho a los dardos de la malicia lanzados por cada opresor y estoy a la espera del embate de las
tribulaciones de todos lados, para que, totalmente desprendido, pueda acudir al refugio de Su
transcendente misericordia.
5 Has preguntado acerca del santo versículo del Corán: «Te hemos dado los siete doblemente
repetidos».117 Los clérigos musulmanes han interpretado que el término «siete doblemente repetidos»
57
se refiere, o bien a los siete capítulos del Corán que empiezan con las letras inconexas Ḥá’ y Mím, o
bien al capítulo inicial del Corán. Dicen que está «doblemente repetido» porque el primer capítulo, que
consta de siete versículos, se reveló dos veces ―una vez en La Meca y otra en Medina― y, por lo tanto,
está doblemente repetido. Además, dicen que, puesto que este capítulo inicial se recita dos veces en la
oración diaria, se describe como «los siete doblemente repetidos».
6 Sin embargo, el verdadero significado es el misterio de la Unidad Divina y las efusiones de gracia
celestial, y esas son las buenas nuevas del advenimiento de la Revelación subsiguiente, en la que el
Portador de las siete letras ha aparecido dos veces. Las primeras siete letras corresponden a «‘Alí-
Muḥammad», y las otras siete, a «Ḥusayn-‘Alí».118 Este es el significado de «los siete doblemente
repetidos». Y otro significado es que Muḥammad, la Manifestación universal de la Dispensación
coránica, junto con trece almas distinguidas, suman catorce, que es siete repetido dos veces.119 No hay
tiempo para una elaboración más detallada. Esta es una explicación breve, pero provechosa.
69
Él es Dios.
1 ¡Oh Señor! ¡Oh Tú que ayudas bondadosamente a quien Tú deseas, con aquello que Tú deseas, para
aquello que Tú deseas! Verdaderamente, ese tesoro de resignación, ese manantial de fidelidad y fuente
de pureza ―el honorable Riḍá120― cayó víctima de la cruel tiranía de las gentes del odio y la malicia.
¡Oh Señor! Fue puesto a prueba con las adversidades más duras y la opresión más despiadada de los
perversos. Una y otra vez, estuvo preso en las garras de lobos rapaces y leones feroces, hasta que cayó
en las zarpas de un sabueso salvaje que lo atormentó con innumerables aflicciones y lo sobrecargó con
cadenas mortificantes. Durante todo ese tiempo, elevó su voz entre las gentes y proclamó abiertamente
Tu Nombre. Impertérrito e indesmayable, jamás vaciló en enseñar Tu Causa. No temió el azote de los
opresores ni le atemorizaron las tribulaciones infligidas por los despiadados, los abyectos, los malvados
y los vengativos. Habló con la mayor elocuencia y presentó las pruebas más maravillosas con visible
autoridad.
2 Los corazones de los presentes quedaron asombrados por este hombre digno. Exclamaron: «Es
verdaderamente sincero y honesto, y habla la verdad. Da testimonio con absoluta integridad y no guarda
secretos, pues su relato no es más que la verdad manifiesta, sin la menor traza de disimulo, falsa
interpretación o comentario irracional; es, en efecto, un discurso claro con relación a esta gran Causa».
3 Los opresores tenían la certeza de que no había en él malicia, delito o rebelión, ni secretos ocultos
y velados a otros, y, a pesar de ello, lo mantuvieron confinado en la prisión. Tras su liberación, viajó a
Qum, donde gobiernan los clérigos, quienes están tristemente extraviados. Allí, una vez más, fue
arrojado a una prisión fortificada, en cuyas profundidades languideció durante largo tiempo hasta que,
finalmente, Dios lo liberó mediante la justa intervención de un hombre de noble naturaleza.
4 Nunca flaqueó ni cejó en entonar los versículos de Aquel que es Tu Recuerdo y la Fuente de
sabiduría. Al contrario, se dirigió a la asamblea de los clérigos de mentes perversas y expuso pruebas
claras y manifiestas. De ahí que se alzara el clamor de los religiosos y que lo asaltaran con gran
injusticia. Lo arrojaron de nuevo a la prisión, lo sujetaron con cadenas y grilletes y lo afligieron con un
nuevo tormento. Su cuerpo débil y decaído, incapaz de padecer tan duras penalidades, entregó su vida
en este Sendero y llegó a Tu presencia, desprendido de todo fuera de Ti, como un invitado a Tu Umbral
Sagrado.
5 ¡Oh Señor! Glorifica la morada de este convidado recién llegado. Concédele una elevada posición
dentro de los recintos de Tu trascendente misericordia, en la presencia del Compañero glorioso; otórgale
un sitio en esa inmensidad incalculable e ilimitada, el grandioso reino de Tu clemencia y perdón, que
nadie es capaz de comprender excepto aquellos a quienes el Señor Omnipotente ha inspirado.
6 Verdaderamente, Tú favoreces bondadosamente a quienquiera Tú deseas, perdonas a quienquiera
Tú deseas y absuelves a quienquiera Tú deseas. No hay otro Dios más que Tú, el Sutil, el Tierno, Quien
siempre perdona, el Más Compasivo.
7 ¡Oh honorable Majdhúb! Ese líder de los virtuosos es muy querido por ‘Abdu’l-Bahá. Siempre
que encuentro un momento, mis pensamientos se vuelven hacia ti y me ocupo en oración y recuerdo,
en tu nombre. También se ofrecieron súplicas ante el Umbral Divino, para que Dios otorgue Su infalible
gracia a Sus amados.
58
8 La Bendita Belleza está establecida en el Trono del Señorío, y todos nosotros somos novicios en
las filas de la servidumbre y estamos unidos en sumisión a Su Sagrado Umbral. Nada más grande se
puede imaginar para los amigos que unirse a ‘Abdu’l-Bahá en servidumbre al Sagrado Umbral. Dado
que, en Su comentario sobre la Sura de José, el Báb ―que mi vida sea sacrificada por Él― ha
identificado a José como la Belleza Manifiesta, el verdadero José, y Se ha referido a Él como «nuestro
gran Maestro omnipotente», cada vez que lo leas, llorarás y te apenarás por los agravios sufridos por la
Bendita Belleza. Este comentario no se encuentra en este momento disponible para enviártelo.
70
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh siervo de la Antigua Belleza! Cuando José ―la paz sea con él― desveló su luminoso semblante
en el Egipto de la belleza, encendió las almas de una miríada de compradores. Ahora, el José del Canaán
celestial, el monarca del Egipto del espíritu, con un rostro radiante como el sol y una belleza mucho
más allá de la alabanza y la descripción de quienes están dotados de entendimiento, ha rasgado los velos
y ha aparecido con resplandor en el mismísimo corazón del mundo. Pero, lamentablemente, todos los
compradores se han entretenido con el mundo del agua y la arcilla, han perseguido sus deseos egoístas
y se han visto así privados de contemplar Su Semblante y alcanzar Su presencia. Da gracias a Dios por
cuanto tú has sido de los compradores que buscan a esa Belleza Divina y estás entre los enamorados
del Amado Místico. La gloria de Dios sea contigo y con todos los que han sido embelesados por Su
Belleza.
71
Él es Dios.
1 ¡Oh encuadernador de libros! Si te remitieras a los Libros celestiales y a las Escrituras Sagradas, y
reflexionaras sobre los significados encerrados en ellos, verías que todas sus buenas nuevas y señales
anuncian el advenimiento de la Luz de la Verdad y el Centro de la Divinidad. No olvides la tradición
que dice: «Todo lo que hay en la Torá, el Evangelio y en otras Escrituras se encuentra en el Corán, y
todo lo que hay en el Corán está en su Exordio, y todo lo que hay en su Exordio está en la Basmala, y
todo lo que hay en la Basmala está en Bá’».121 Pero, por desgracia, los ojos de la gente están ciegos, y
sus oídos, sordos. Cuán acertadamente se ha dicho:
2 ¡Dios mío! ¡Cuán extraño, cuán sumamente extraño! Las gentes del Libro se han ocultado tras los
velos, mientras que la gente corriente comprende los misterios de la Palabra. Esto no es sino una muestra
del generoso favor de mi Señor, el Todopoderoso, el Más Bondadoso. Saludos y alabanzas sean para ti.
72
Él es Dios.
1 Tú eres Aquel, oh mi Dios, Cuyos nombres más hermosos y Cuyas semejanzas más sublimes están muy
por encima de la comprensión de quienes se glorían de su conocimiento de las realidades de las cosas,
pues las arañas de las vanas fantasías jamás pueden tejer las frágiles redes de su comprensión en las
elevadísimas cúspides a las que incluso las aves del pensamiento humano son incapaces de ascender.
¿Cómo pueden, entonces, aquellos que están dotados de percepción discernir los misterios de Tu
Realidad, que está oculta al mundo del ser? ¡Oh Señor! Ciertamente, la realidad más íntima de todas las
cosas creadas jamás puede aspirar a desentrañar los secretos de tan siquiera el mundo de la existencia.
59
¿Cómo puede, entonces, oh mi Dios, comprender el Secreto oculto, el Misterio bien guardado, que es
inescrutable incluso para la más luminosa de las realidades del reino del ser dentro del mundo invisible?
2 ¡Oh Dios, mi Dios! Las alas del pensamiento humano jamás pueden aspirar a ascender al Reino
de los Misterios, y las mentes de los virtuosos quedan profundamente desconcertadas cuando intentan
obtener las gemas que yacen envueltas en los velos de la ocultación.
3 ¡Oh Señor! La realidad más profunda del entendimiento en este reino contingente es, en su esencia,
totalmente incapaz de captar siquiera uno de los misterios del Todomisericordioso, puesto que todo
entendimiento abarca esa realidad del reino de la existencia que es comprensible. ¿Cómo podría,
entonces, aquello que es contingente comprender el Antiguo Misterio, a menos que el mundo
contingente abarcara al Antiguo? ¿Y cómo sería eso posible, dado que lo que abarca es mayor que lo
abarcado, y el conocedor comprende por completo aquello que es el objeto del conocimiento? Siendo
este el caso, ¿cómo puede haber un sendero que conduzca a Ti? ¿Cómo puede haber un camino al
Dominio de Tu santidad? No somos otra cosa que mera incapacidad y pobreza frente a los misterios de
la creación, y mucho menos frente a la Realidad sublime, que es inaccesible al reino de las ociosas
fantasías y concepciones.
4 No obstante, mediante Tu gracia inestimable y Tu refulgente misericordia, y en virtud de Tu
merced que ha sobrepasado la creación entera, Tú has creado una Realidad luminosa, un Ser celestial,
una Esencia divina, a Quien has ordenado que sea un espejo inmaculado y deslumbrante que hable del
mundo invisible, que obtenga gracia de ese dominio, y que brille resplandeciente y derrame
copiosamente las efusiones de esos favores sobre toda la creación. Y esto lo has hecho con el fin de
liberar a Tus siervos sinceros del culto a las ociosas fantasías, que están grabadas incluso en los
corazones de los conocedores místicos. Pues, en verdad, oh mi Señor, todos Tus siervos, excepto
aquellos que Tú has escogido como los Tuyos propios, al comulgar contigo e inclinarse ante Ti en
adoración, conciben una realidad ficticia, comprensible para sus mentes y pensamientos. Y así la
adoran, sumergidos en los mares de ociosas fantasías y vanas imaginaciones. Pues, en verdad, Tu Ser
invisible e inaccesible jamás puede conocerse; Tu Esencia pura jamás puede describirse. «El camino
está bloqueado, y toda búsqueda, denegada».122
5 A cualquier altura que se eleve la mente más brillante, no puede captar más que una mera muestra
del misterio de la creación, una muestra que Tú has depositado dentro de la realidad de todas las cosas.
De hecho, esta es la cúspide más elevada de comprensión a la que pueden aspirar a ascender aquellos
que habitan el mundo visible, e incluso los múltiples aspectos de esa muestra trascienden con mucho
toda comprensión en el dominio del ascenso.
6 Así pues, toda alabanza sea para Ti por habernos guiado hacia el Centro Focal de la gloria, la
Manifestación de la belleza, la Fuente de toda luz, el Punto de Amanecer de las señales y el Depositario
de Tu Revelación entre los virtuosos. Toda alabanza sea para Ti por habernos librado de ociosas
fantasías y vanas imaginaciones y por habernos redimido de la adoración de ídolos concebidos por
mentes humanas. Gracias Te sean dadas por haber abierto las puertas del entendimiento a quienes están
bien seguros, y por haber hecho descender desde el cielo de Tus dádivas esa agua pura que hace que los
valles del corazón rebosen con las efusiones de la gracia de Dios y los torrentes que borbotan del Centro
Focal de los misterios.
7 ¡Oh Dios, mi Dios! Verdaderamente, Tú has revelado el sendero, has establecido la prueba y has
guiado a todos a Tu glorioso reino. En verdad, se han difundido por doquier Tus señales y misterios, se
ha hecho temblar el mundo de las realidades y se han hecho estremecer sus bases, el sol y las estrellas
han sido oscurecidos, y los planetas han sido dispersados y han caído del cielo. Pues se ha manifestado
Tu testimonio y ha aparecido el Sol del conocimiento. Ha quedado al descubierto cada misterio oculto
que hay en el dominio de la creación, y ahora, en este Día de Revelación, Tu Belleza irradia su esplendor
sobre toda la tierra con una potencia que todo lo subyuga, y brilla con su potencia omnímoda sobre
soberanos y súbditos por igual. Todo oído atento ha escuchado Tu llamado y todas las almas santas han
sido vivificadas con Tus dulces fragancias. La influencia de Tu Palabra ha abarcado, ciertamente, a los
virtuosos y a los devotos, y todas las lenguas han dado testimonio de la majestad de Tu Revelación en
esta edad luminosa.
8 Y, con todo, oh mi Señor, la compañía de los negadores está velada de esta Luz manifiesta, y los
que están distanciados de Ti se han alejado de Tu luminoso semblante. En verdad, son aquellos que no
han creído en Tu exaltadísima Belleza, la Manifestación de Tu propio Ser, la Encarnación de Tu gracia
incalculable e imperecedera. Cuán numerosos los versículos que se han enviado, las palabras que se
60
han perfeccionado y las Escrituras que se han consignado; y, aun así, los negligentes han permanecido
escépticos respecto a esta poderosa soberanía, y los necios están insatisfechos con este antiguo poder.
Estas muestras claras y manifiestas no les fueron de provecho, ni les sirvieron ninguna de estas
Escrituras y pasajes de palabras que todo lo contienen.
9 En consecuencia, Tú manifestaste Tu poder que subyuga todas las cosas creadas, tras lo cual, la
Aurora de Tu luz refulgente resistió el ataque de todas las gentes y naciones de la Tierra dentro de esta
Gran Prisión, y elevó Su Palabra por encima del peso de cadenas y grilletes en esta fortaleza inaccesible.
Las señales de Su dominio han sido difundidas por todo el mundo y la fama de Tu Causa ha sido
pregonada por doquier y ha llegado a las regiones más remotas de la Tierra. Y esto es, en verdad, una
prueba brillante, un testimonio concluyente para aquellos que están dotados de vista, así como de
percepción.
10 ¡Oh Dios, mi Dios! Yo Te suplico por Tus múltiples bondades, mediante las cuales Tú has
escogido a los sinceros de entre Tus criaturas y los has favorecido por encima de todos los que habitan
en la tierra y en el cielo, que apartes los velos de los ojos de las gentes, que otorgues Tu gracia a los
virtuosos, que conduzcas a los negligentes al manantial de la guía y hagas que caminen por este recto
Sendero. Tú eres, en verdad, el Más Generoso, el Todopoderoso; y Tú eres, en verdad, el
Misericordioso, el Compasivo.
11 ¡Oh tú que eres firme en la Alianza! En todas las Escrituras y Tablas sagradas reveladas por el
Punto Primordial ―que mi vida sea sacrificada por Él―, la prueba suprema es la revelación de
versículos divinos. En todos los capítulos del Bayán, el Báb ha anticipado el advenimiento de Aquel a
Quien Dios manifestará. No ha fijado ninguna condición para la aparición de ese Más Grande Luminar,
sino que ha concluido cada tema alentando y exhortando a todos a que reconozcan a la Belleza del
Todomisericordioso. Lee con atención el Bayán: cada uno de sus capítulos concluye advirtiendo a las
almas que no permanezcan veladas en el Día de Su Revelación, ni que ―Dios no lo quiera― Lo
denuncien y rechacen sobre la base del Bayán mismo. Por ejemplo, Él dice: «Cuidado, cuidado, no sea
que el Váḥid del Bayán o aquello que ha sido enviado en ese Libro te oculte de Él, como por un velo,
puesto que, a Su vista, no es más que una creación». Por «el Váḥid del Bayán» se quiere decir Su bendito
Ser, junto con las dieciocho Letras del Viviente.123 En cuanto a «aquello que ha sido enviado en el
Bayán», considera con qué términos más explícitos y enfáticos ha prevenido de quedar velado por el
Váḥid del Bayán o por aquello que ha sido revelado en ese Libro.
12 Es obvio que el Punto Primordial ―que mi vida sea ofrecida en aras de Sus Restos sagrados― era
muy consciente del Día de la Revelación y de la identidad de la Belleza Prometida, ese Misterio oculto
y Secreto bien guardado. Esa advertencia explícita era para poner énfasis, con el fin de prevenir que
algún alma alegara que el rechazo de esta Más Grande Revelación por parte de alguien fuera motivo
para dudar y desconfiar.
13 Y, sin embargo, mira a qué imaginaciones más vanas se está aferrando el pueblo del Bayán.124
Claman: «¿Dónde está la escuela primaria de Aquel a Quien Dios manifestará?125 ¿Dónde están los
reyes del Bayán? ¿Dónde están sus lugares de adoración y sus Testigos?». Sin embargo, por la misma
razón, los seguidores del Corán podrían también vocear y exclamar: «Dónde está la Gran Catástrofe?
¿Dónde está la Más Grande Resurrección? ¿Dónde están el oscurecimiento del Sol, la partición de la
Luna, la dispersión de las estrellas, la sacudida de la Tierra y la hendidura de los cielos? ¿Dónde están
el allanamiento de las montañas, la reunión de las bestias y la ebullición de los mares? ¿Dónde están la
Resurrección y el Juicio, el Puente y la Balanza? ¿Dónde están los ángeles castigadores, y dónde está
el día que cuenta como cincuenta mil años a los ojos de Dios? ¿Dónde están el Cielo y el Infierno?
¿Dónde están el fuego encendido, el paraíso cercano, el río de vida, los arroyos celestiales, la fuente de
la merced y las aguas cristalinas? ¿Dónde están los ángeles castigadores y los guardianes del Infierno?
¿Y dónde, y dónde, y dónde?».
14 El Exaltado ―que mi vida sea sacrificada por Él— ha dicho que en el día de Su Revelación todos
estos hechos ocurrieron más rápido que un abrir y cerrar de ojos, y que «cincuenta mil años»
transcurrieron en una sola hora.126 Si todos estos acontecimientos trascendentales tuvieron lugar en un
solo momento, ¿no podría la escuela de Aquel a Quien Dios manifestará alcanzar su culminación en
cincuenta años? ¡Reflexiona hasta qué punto siguen cautivos de ociosas fantasías!
15 En realidad, las palabras «o aquello que ha sido revelado en el Bayán» tienen por objeto advertir
al pueblo del Bayán que no diga: «¿Dónde están los reyes del Bayán, y dónde está la escuela de Aquel
a Quien Dios manifestará?». ¡Por Dios! Estas gentes condicionan esa Más Grande Revelación al hecho
61
de que fuera admitido, como un niño, en una escuela primaria, y consideran eso como prueba de la
validez de Su Causa. «¿Qué le pasa a esta gente que apenas comprende lo que se les dice?».127
16 ¡Dios bendito! Después del martirio de Báb —que mi alma sea ofrecida en aras del polvo
ennoblecido por Sus pasos— ¿de qué modo se levantó ese individuo y qué acciones emprendió?128 ¿Qué
muestras de elocuencia dio y qué maravillas pronunció? Todos los amados del Señor son testigos de
que, tras el martirio del Báb, esa persona desapareció y pasó a la clandestinidad. Huyó a la región de
Núr y desde allí se escabulló, bajo la burda vestimenta de un derviche, a las regiones de Mázindarán y
Gílán, hasta que llegó finalmente a Kirmánsháh.
17 Cuando la Bendita Belleza estaba siendo desterrada de Irán, a pesar del poder del rey y el odio y
la animosidad de todos sus habitantes, llegó a Kirmánsháh con la mayor dignidad. Esa persona no tuvo
el valor de reunirse con Él en ese momento. Y cuando la Bendita Belleza llegó a Iraq, ese individuo
entró en Bagdad, disfrazado y de manera secreta, y estableció su residencia en el barrio árabe y nunca
se atrevió a encontrarse con nadie. Su único logro, su mayor hazaña, fue buscar a unas cuantas jóvenes
de aquí y de allá y casarse con ellas…
18 Desde los primeros albores de la Causa hasta el día de Su ascensión, la Bendita Belleza, de manera
abierta y visible, sin velo ni encubrimiento alguno, resistió a todos los pueblos, naciones y gobernantes
del mundo y exaltó la Palabra de Dios. Las Tablas a los reyes fueron reveladas y se hizo manifiesto el
misterio de la adoración. En lenguaje claro e inconfundible, no susceptible a interpretación alguna,
dirigió Sus llamamientos severos y explícitos a la mayoría de los soberanos. Todas las cosas que
fluyeron de Su Más Exaltada Pluma se cumplieron, una tras otra. Todo lo que pronosticó llegó a suceder;
Sus predicciones se confirmaron y Sus advertencias resultaron ser ciertas.
19 «¿Son iguales las tinieblas y la luz?».129 ¡No, por tu Señor, Aquel que siempre perdona! Pero la
gente «se entretiene con sus vanas objeciones».130 «Viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden».131
«Invocan, en vez de a Dios, a lo que ni les daña ni les beneficia. Ese es el profundo extravío. Invocan a
aquel cuyo daño está más próximo que su beneficio. ¡Qué pésimo patrono y qué pésimo compañero!».132
La Gloria de las Glorias sea contigo.
73
Él es Dios.
1 ¡Oh siervo del único Dios verdadero! En ciclos pasados, aunque las señales del poder de Dios y la
verdad de Su Causa eran claras y manifiestas, sin embargo, en apariencia las pruebas divinas eran
severas y los ignorantes encontraron motivos para vacilar; pues el Sol de la Verdad brillaba desde detrás
de tenues nubes, ya que, de acuerdo con los términos explícitos y decisivos del Texto Santo, el
advenimiento del Prometido estaba supeditado a ciertas condiciones. Y como las personas corrientes,
al interpretar esos Textos conforme a sus significados literales, los encontraron contrarios a su propio
entendimiento, permanecieron velados y excluidos.
2 Por ejemplo, el advenimiento del Prometido Qá’im estaba condicionado a la aparición del
Dajjál,133 de Sufyání,134 del estandarte invencible y de la espada desenvainada, y de una clara soberanía;
a la presencia previa de los Siete Machos Cabríos y la huida de los dignatarios y líderes religiosos desde
todos los rincones del mundo a la Kaaba;135 a la aparición de señales asombrosas, la victoria del Oriente
sobre el Occidente, la sumisión de todos los pueblos, la matanza de los teólogos y el girar de las ruedas
de los siete molinos con la sangre derramada de aquellos ignorantes.
3 Asimismo, en el Evangelio se exponen de manera explícita las condiciones del advenimiento del
Prometido. Estas incluyen el oscurecimiento del Sol, el eclipse de la Luna, la caída de las estrellas, el
temblor de la Tierra, la sacudida de las montañas, el llanto y lamento de las tribus de la Tierra, el
advenimiento del Prometido sobre densas nubes, el descenso del concurso de los ángeles, el toque de
trompeta, la llamada del clarín y cosas semejantes. Así pues, en apariencia, los que no llegaron a
reconocerlo tenían una excusa.
4 De igual modo, el advenimiento de la Gran Resurrección estaba condicionado al temblor de la
Tierra, el resurgimiento de las tumbas, la salida de los muertos de sus sepulcros, el oscurecimiento del
Sol, la partición de la Luna, la dispersión de las estrellas, la reducción de las montañas a polvo, la
reunión de las bestias, la hendidura de los cielos, la apertura del Camino Recto, el establecimiento de
la Balanza, la congregación de los cuerpos, el flamear del fuego más profundo, la ornamentación del
62
Paraíso y la aparición de las doncellas y jóvenes del cielo, los frutos selectos y las Doncellas del Cielo
«a las que no habrá tocado hombre ni espíritu».136
5 Con todo ello se quiere decir que la Resurrección estaba condicionada a la aparición de todas esas
señales. El Báb —que mi vida sea sacrificada por Él— ha dicho que todos estos acontecimientos
trascendentales, y la Gran Resurrección misma, sucedieron en menos de un abrir y cerrar de ojos y
tuvieron lugar en un instante. Y, con todo, ni una sola alma los percibió ni comprendió su significado.
No obstante, alabado sea Dios, en esta Más Grande Revelación no se han puesto condiciones, no se han
establecido requisitos previos, no existen velos, ni hay excusa alguna para permanecer excluidos.
6 En primer lugar, debe tenerse en cuenta que el propio Báb —que mi vida sea sacrificada por Él—
ha dicho, dirigiéndose al pilar más grande del Bayán: «Cuidado, cuidado, no sea que el Váḥid del Bayán
o aquello que ha sido enviado en el Bayán te oculte de Él como por un velo».137 En otras palabras, presta
atención durante el advenimiento de Aquel a Quien Dios manifestará, no vaya a ser que el Váḥid del
Bayán mismo impida que Lo reconozcas, «puesto que, a Su vista, este Váḥid no es más que una
creación». Es decir, el Váḥid del Bayán ha sido creado por Aquel a Quien Dios manifestará, y este
Váḥid consiste en las dieciocho Letras del Viviente más el Báb mismo —que mi alma sea sacrificada
por Él—, Quien es el decimonoveno. Además, Él le ha advertido que tenga cuidado de que las palabras
mismas reveladas en el Bayán no le impidan reconocerlo. Es decir, debe cuidarse de decir que tales o
cuales palabras del Bayán indican que Aquel a Quien Dios manifestará aparecerá dentro de dos mil
años. ¿Sería posible establecer una ausencia de condiciones y requisitos previos en términos más
inequívocos que estos? Por tanto, es evidente que en esta Más Grande Dispensación no hay motivo
alguno para que nadie esté velado.
7 El Báb —que mi vida sea sacrificada por Él— ha confirmado que los acontecimientos de la Gran
Resurrección, que debían tener lugar el día que se cuenta como «cincuenta mil años», ocurrieron en
menos de un abrir y cerrar de ojos. Y, aun así, los seguidores del Bayán protestan y dicen: «¿Por qué
no duró la escuela de Aquel a Quien Dios manifestará? ¿Por qué no se unió Él a los niños, ni estudió el
alfabeto, ni aprendió el abjad?».138 ¡Observa cuán negligentes son, y cuán necios, cuán torpes y ciegos!
8 Considera, además, la manera en que el poder ilimitado de Dios ha aparecido y se ha manifestado
en esta Dispensación divina. En el pasado, aquellos que estaban velados acusaban a las Manifestaciones
divinas de locura e incapacidad. Uno decía: «No seguís sino a un hombre que está embrujado»;139 otro
clamaba: «¿Se ha inventado una mentira sobre Dios o es acaso un poseso?»;140 y aún otros decían:
«Cuando Te ven, no Te toman sino a burla: “¿Es este el que Dios ha enviado como Apóstol?”».141
9 En los días de Cristo, la gente se quejaba, diciendo: «¡Oh, María! […] Tu padre no ha sido un
hombre de mal ni tu madre una impúdica».142 Asimismo, en la Dispensación mosaica, el Faraón decía:
«Ahora veo que él es vuestro maestro, el que os ha enseñado la magia».143 Y los líderes de las gentes
menospreciaban a los Profetas y se mofaban de ellos, diciendo: «Vemos que solo te siguen los más
bajos de nosotros, sin ninguna reflexión».144
10 Sin embargo, en este Día señalado por Dios, en esta edad celestial y este siglo espiritual, nadie ha
pronunciado palabras como esas. Todos los pueblos y linajes de la Tierra —ya fueran turcos, tayikos,
europeos, africanos o americanos— han dado fe de la majestad y la gloria de la Manifestación de Dios.
A lo sumo, han negado la verdad de Su Causa y de Su rango como Manifestación; eso es todo. Hoy, en
todos los periódicos y publicaciones del mundo, las gentes civilizadas dan testimonio de la grandeza de
la Bendita Belleza. Observa, pues, cómo la fuerza y el poder de la Palabra de Dios han penetrado en las
arterias y los nervios mismos del cuerpo del mundo.
11 Incluso el pueblo del Bayán ha ganado cierta credibilidad a los ojos de los demás, gracias a la
penetrante influencia de la Causa de Bahá’u’lláh, la difusión de los rayos del Reino de Abhá y la fuerza
irresistible de la Palabra de Dios. Pues la gente nos mira como a miembros de la misma comunidad. Por
ejemplo, cuando Mullá Hádíy-i-Dawlat-Ábádí estaba en la presencia del Lobo de Najaf, en Iṣfahán,145
subió al púlpito y, a fin de salvar su propia alma miserable — ¡que Dios me perdone!— se retractó por
completo de su creencia en el Báb y Lo maldijo y Lo denigró. De esa forma se le perdonó la vida, y
cuando vino a Teherán se convirtió en la encarnación de las palabras «son sordos, mudos y ciegos, y no
rectificarán su error».146 Una vez que el poder penetrante de la Causa de Bahá’u’lláh hubo impregnado
el mundo entero, y perfumado el Oriente e iluminado el Occidente; una vez que el gobierno hubo
perdido la esperanza de exterminarla y la mayoría de las gentes anhelaba secretamente conocer la verdad
del asunto, entonces ese individuo y sus parientes y familiares empezaron a hacerse valer ante los
notables y los dignatarios de Teherán, y se dedicaron a propagar sus ociosas fantasías. Puesto que la
63
mayoría de la gente nos consideraba parte de la misma comunidad, algunos de entre los buscadores
aceptaron las pretensiones de esos individuos. Estos tendrían que haberse sentido agradecidos por ello,
pero, en cambio, se opusieron y esparcieron un sinfín de calumnias contra el pueblo de Dios y los
difamaron ante amigos y extraños. ¡Pronto se verán en el fracaso más palpable!
12 Además, es sabido por amigos y extraños por igual, e incluso por el pueblo mismo del Bayán, que
tras el martirio del Báb, Mírzá Yaḥyá se atavió con el turbante de un derviche y, con un cuenco de
mendigo en la mano y una zamarra de caminante a los hombros, huyó de Mázindarán, donde dejó a
todos los amigos en grave peligro, mientras él mismo deambulaba de incógnito y bajo el mayor
secretismo por las regiones de Mázindarán y Rasht. Cuando Bahá’u’lláh llegó finalmente a Bagdad en
la plenitud de Su majestad y gloria, Mírzá Yaḥyá llegó también, pero en secreto y disfrazado. Y cuando
la Bendita Belleza partió hacia Sulaymáníyyih, Yaḥyá trabajó y fue conocido como vendedor de calzado
en Súqu’sh-Shuyúkh, Bagdad, Samávih y Basora. Luego, a su regreso a Bagdad a través de Najaf, tomó
el nombre de Ḥájí-‘Alíy-i-Láṣ-Furúsh, es decir, el comerciante de sedas.
13 Ya no se oía mención alguna de la Fe, pero cuando la Bendita Belleza regresó y proclamó la
Palabra de Dios, cuando tuvo lugar Su viaje a Constantinopla, cuando el llamamiento y la fama del
Verdadero se difundieron por todas partes y no había ya lugar para el miedo o el peligro, entonces cada
uno salió de detrás de los velos, encontró una nueva palestra e hizo alarde de sí mismo. Nadie dijo: ¡Oh
valiente jinete de la palestra de Chipre, que has buscado la protección de los británicos! ¿Dónde has
estado hasta ahora? ¿A qué agujero te habías arrastrado durante esos once años en Bagdad? Después
del martirio del Báb —que mi vida sea sacrificada por Él—, ¿qué ayuda brindaste, qué constancia
evidenciaste y qué firmeza mostraste ante los enemigos? ¿Qué acción emprendiste, salvo dirigir
supuestas epístolas a los Siete Testigos, tales como Mullá Ja‘far, de Káshán, Siyyid Muḥammad-i-
Malíḥ, de Teherán, y otros, cada una de las cuales terminaba diciendo: «Envíanos a una joven
doncella»? Alabado sea Dios, pues nadie de entre ellos envió jamás a ninguna. En una carta se decía:
«Dios desea verte entre dos mil doncellas celestiales» y, así, el número de sus esposas aumentó al
máximo. Entre ellas estaban Umm-i-Aḥmad de Shíráz, Badrí de Tafrísh, Ruqíyyih de Mázindarán y
algunas más de Bagdad. A pesar de ello, y no contento con estas, desposó también a la honorable esposa
del Báb, la hermana de Mullá Rajab-‘Alí, conocida como la Madre de los Fieles, con quien estaba
prohibido casarse según la declaración explícita del Báb. Unos días más tarde, la entregó a Ḥájí Siyyid
Muḥammad.
14 No se oyó ninguna otra mención: ningún llamamiento, ni rememoración o alabanza. La Causa del
Más Exaltado, el Báb —que mi alma sea sacrificada por Él— fue borrada y eliminada. De no haber
sido por el retorno de Kurdistán de la Bendita Belleza —que mi alma sea ofrecida en aras de Sus
amados—, juro por Dios, más allá de Quien no hay otro, que no habría quedado rastro ni nombre de
esta Causa. Tanto los amigos como los extraños dan fe de ello.
15 Y ahora —alabado sea Dios— ese individuo está viviendo en Chipre bajo la protección del
gobierno británico, con la mayor comodidad y felicidad, mientras que sus desventurados discípulos de
Teherán han sido instigados, mediante promesas vacías y métodos fútiles de adivinación, a promover
daño y rebelión contra el gobierno. Les ha prometido que ocurrirá esto y lo otro y que, por medio de
esos discípulos necios, se obtendrá el cetro y la corona. De esta manera se han visto todos atrapados en
la red de sus propias artimañas. Esos desventurados han sido condenados a la miseria infinita y al
fracaso eterno, mientras él vive sus días en la mayor comodidad y tranquilidad, sin miedo ni inquietud,
sin temor a riesgo o a peligro.
16 En suma, la cuestión es que esos discípulos, que levantaron tal clamor en Teherán y tenían tanta
seguridad en sus promesas, deberían haberle pedido que se dignara a ir a Teherán él mismo para actuar
como un verdadero líder y dirigente, y emitir esas instigaciones y provocaciones desde allí. Las
Manifestaciones de Dios y Sus Elegidos siempre han sido los primeros en realizar aquello que ordenan
hacer a otros. Sin embargo, este individuo, mientras residía tranquilo y seguro en su retiro de Chipre,
ha enviado a sus infortunados discípulos a los cañones y las horcas. Si alguien observara con mirada
imparcial, este hecho por sí solo sería suficiente. La Gloria de las Glorias sea contigo.
64
74
Él es el Todoglorioso.
1 ¡Oh vosotros que sois leales! ¡Oh vosotros que os mantenéis firmes! Cuando la luz de la Esencia Divina
amaneció en el horizonte de la Singularidad, el esplendor de Su Unicidad brilló y las auroras de la
existencia fueron iluminadas con gracia manifiesta. Tan radiante fue la luz de ese Sol de la Verdad y
tan abundantes las efusiones de las nubes de Su generosidad, que la tierra de todos los seres, al igual
que un campo fértil, llegó a producir los misterios de todo lo que ha sido y lo que será. Esos misterios
yacen latentes y preservados en la realidad más íntima de la tierra de la existencia y se manifiestan de
acuerdo con la capacidad del mundo, y producen jazmines y azucenas, pastos verdes y dulces hierbas.
2 Aquellos cuyos gélidos alientos y susurros son tan fríos como el pleno invierno se han dispersado
ahora en todas las direcciones, llevando consigo panfletos de duda, con la esperanza de marchitar la
tierra de los corazones con el frío mordaz de la violación de la Alianza, para que las semillas de la
sabiduría divina que Dios ha depositado allí se deterioren y perezcan. ¡Pero, qué lejos, que lejísimos
está esto de la verdad! Pues el fuego vivo de la Alianza ha encendido el mundo a tal punto que no hay
escarcha ni hielo que puedan resistirlo por un instante. Esta es, ciertamente, la verdad.
3 Por lo tanto, oh amigos de Dios, ceñíos los lomos del esfuerzo y estad tan encendidos con el Fuego
ardiente del Señor que iluminéis el Oriente y el Occidente, de modo que todo violador de la Alianza se
dé a la fuga y toda alma vacilante preste atención. Tan grande merced está condicionada a la unidad, la
armonía y la concordia entre los amados del Señor. Los amigos de esa región deben embriagarse a tal
punto con el vino de la unidad que lleguen a ser como un solo mar. Aunque sus olas sean muchas, el
mar es uno; la diversidad no es un obstáculo para la unidad.
4 Alabado sea Dios, por cuanto estáis todos iluminados por el mismo Sol y alumbrados por la misma
Luz. Estáis embriagados por la misma copa y buscáis el sagrado éxtasis en la misma taberna. Todos y
cada uno de vosotros estáis enamorados del semblante del mismo Amado y cautivados por el encanto
de la misma Belleza. Bebéis del mismo manantial y gustáis la dulzura del mismo trago.
5 No obstante, os incumbe a cada uno mostrar suma consideración por las veneradas Manos que
están al frente del servicio, pues ellas son los puntos de amanecer de las múltiples bendiciones, la
cariñosa bondad y los favores de la Bendita Belleza.147
75
Él es Dios.
1 ¡Oh amados siervos y siervas de Dios! En su debilidad y flaqueza, el mundo de la humanidad es como
un cúmulo de polvo oscuro. No obstante, cuando las nubes de la misericordia del Señor Omnisapiente
viertan sus lluvias sobre él, esta tierra oscura producirá flores carmesí y se convertirá en el refulgente
rosedal del Concurso de lo alto. Aunque seamos débiles y frágiles, las dádivas de la Bendita Belleza
son ilimitadas e inagotables. Al expresar gratitud, no tenemos otro recurso más que confesar nuestras
propias faltas, ni otro remedio que quedarnos callados, pues somos impotentes y necesitados, débiles y
tambaleantes. Por tanto, alabado sea el Señor de la creación, mediante Cuya generosidad estas hormigas
indefensas exhiben la fuerza de Salomón y estos mosquitos débiles y necesitados se convierten en
halcones reales de las cumbres de los misterios, y hacen que se revelen las dádivas del Todopoderoso.
2 Ahora, con respecto a la tradición escrita según la cual en épocas pasadas solo se revelaron dos
letras, pero que en los días del Qá’im se pondrán de manifiesto todas las restantes, lo que se quiere decir
es lo siguiente: Todas las obras y las ciencias, las leyes y ordenanzas, los inventos y prodigios, y las
perfecciones del mundo humano que habían salido a la luz en épocas pasadas eran como dos letras.
Pero en esta Dispensación maravillosa, y con la aparición del Tesoro glorioso, las perfecciones y los
logros del mundo de la humanidad, y sus artes y ciencias ilimitadas, avanzarán a tal grado que pueden
compararse con todas las letras restantes.
3 Es decir, esta portentosa Dispensación es tan diferente y se distingue tanto de las anteriores que,
tal como observáis, aun estando en el primer siglo, muchos misterios de la creación han pasado del
dominio de lo invisible al mundo visible en un período muy corto de tiempo. ¡Cuántos misterios bien
guardados, antes atesorados en el dominio de lo invisible, han sido revelados! ¡Cuántos descubrimientos
65
se han hecho de las realidades ocultas de las cosas, y cuántas invenciones y maravillas han aparecido!
Deduce, pues, de esto, lo que deparará el futuro.
76
66
a todas las tierras y regiones, y a las realidades de todas las cosas creadas. Y cuando esa Dispensación
llegó a su fin, esos signos y esplendores retornaron al reino invisible.
7 Y luego amaneció un nuevo Día y resplandeció una luz maravillosa. Despuntó el Alba de la
Unicidad y relució brillante el Sol del mundo. Se agitó el Más Grande Océano y sus olas ondeantes se
elevaron hasta el Concurso de lo alto. Las nubes de la munificencia se acumularon y dejaron caer las
lluvias de la misericordia. Apareció la luz de la verdad y se hizo manifiesto el camino de la guía. Se dio
a conocer el glorioso testimonio, y el sendero del Señor Todomisericordioso se hizo claro y evidente.
Mediante la gracia ilimitada de la Primavera Divina, el Paraíso de Abhá adornó el Más Exaltado Reino.
Las mercedes, los esplendores, los misterios, las señales, los versículos y las pruebas de esta Luz
asombrosa que ha izado sus estandartes en este Día jubiloso permanecerán en vigor durante quinientos
mil años.
8 ¡Por tu estimada vida! No tengo tiempo para escribir más; de lo contrario, habría escrito un
comentario portentoso, un libro imponente, sobre este versículo santo. La gloria de Dios sea contigo.
67
Notas
1
Shoghi Effendi, Dios pasa (Barcelona: Arca Editorial, 2001) p. 354 [traducción revisada en 2022].
2
Shoghi Effendi, ibíd., p. 345 [traducción revisada en 2022].
3
Shoghi Effendi, ibíd., pp. 339-340, 344.
4
Una referencia a Adrianópolis.
5
Mullá Ḥusayn-i-Bushrú’í.
6
El Bayán Árabe 1,7.
7
La Tabla del Báb dirigida a Mullá Báqir-i-Tabrízí.
8
«Espejo» fue un título conferido por el Báb a varios de Sus seguidores.
9
Ver Kitáb-i-Aqdas, párr. 175 y nota 185.
10
Corán 4, 78.
11
Corán 2, 2.
12
Corán 33, 40.
13
Su turbante.
14
Cf. Corán 20, 108.
15
Una referencia a Mírzá Hádíy-i-Dawlat-Ábádí.
16
Corán 10, 41.
17
Cf. poema de Abu’ṭ-Ṭayyib al-Mutanabbí.
18
Corán 76, 21.
19
Mírzá Muḥammad-‘Alí, el hermanastro de‘Abdu’l-Bahá.
20
Bahá’u’lláh.
21
El Báb.
22
Una referencia a los Afnán, los parientes del Báb.
23
El aljube adyacente a la Tumba.
24
«Señales» y «Pruebas» son referencias a los clérigos musulmanes.
25
Luz.
26
Mírzá Yaḥyá. Una alusión en contraste con «Yaḥyá el casto», el título islámico de Juan el Bautista (ver
Corán 3, 39).
27
Corán 38, 42.
28
Murgh-Maḥallih significa «Morada de las Aves».
29
Una referencia a God’s Heroes, una obra teatral escrita por Laura Dreyfus Barney y publicada en 1910.
30
Mírzá Ja‘far, el hijo de Maḥmúd-i-Sharí‘atmadár-i-Láhíjí.
31
Cf. poema de Naẓírí Nishápúrí.
32
English Churchman, un periódico protestante, había publicado artículos en oposición a la Fe, incluido uno
escrito por el Reverendo Peter Z. Easton el 20 de septiembre de 1911.
33
Cf. Qaṣídiy-i-Varqá’íyyih, una oda revelada por Bahá’u’lláh en el Kurdistán.
34
Cf. Rúmí.
35
Una referencia a Mírzá Ḥusayn Khán, el ministro iraní en Constantinopla.
36
Corán 9, 32.
37
Cf. Salmos 132 y 48.
38
Cf. Corán 22, 11.
39
Una referencia a Constantinopla.
40
Cf. Corán 26, 227.
41
Una alusión a un verso de Rúmí.
42
Los azalíes.
43
El atentado contra la vida del shah llevado a cabo por Ṣádiq-i-Tabrízí.
44
Un personaje de triste fama por su laxitud moral e indiferencia hacia el honor y la fidelidad, mencionado en
fuentes otomano-turcas.
45
Una referencia a Fáṭimih, la segunda esposa del Báb.
46
Una referencia a la prohibición del Corán 4, 23 del casamiento con dos hermanas al mismo tiempo.
47
Poema de Naẓírí Nishápúrí.
48
Ver nota 26.
49
Cf. Corán 22, 12–13.
50
Mírzá Yaḥyá era uno de aquellos a quienes el Báb había conferido el título de «Espejo».
51
Constantinopla.
52
9 de agosto de 1919.
53
Adrianópolis.
54
Constantinopla.
68
55
Corán 12, 16.
56
Ḥáfiẓ.
57
Egipto.
58
Una alusión a un poema en árabe: «Podemos aprender de los que se fueron antes que nosotros en siglos
pasados».
59
Jesús.
60
Corán 14, 24.
61
El nombre original de Pedro.
62
Rúmí.
63
La ascensión de Bahá’u’lláh.
64
Una alusión a la historia de José en el Corán 12, 31.
65
Corán 7, 128 y 11, 49.
66
Una referencia a los ulemas y su fomento de agitaciones políticas.
67
Una referencia a las actividades de los azalíes en Constantinopla.
68
Jamálu’d-Dín-i-Afghání.
69
Una referencia a una acusación presentada por Mírzá Muḥammad-‘Alí contra ‘Abdu’l-Bahá.
70
La Tabla, dirigida a Siyyid Mihdíy-i-Dahají, se cita en la Voluntad y Testamento de ‘Abdu’l-Bahá. El texto
completo de esta declaración es: «Si por un momento deja de estar al amparo de la Causa, sin duda será
reducido a la nada».
71
Corán 22, 73.
72
Kitáb-i-Aqdas, párr. 53.
73
Una referencia a los dos yernos de Mírzá Yaḥyá: Mírzá Áqá Khán-i-Kirmání y Shaykh Aḥmad-i-Rúḥí”.
74
Kitáb-i-Aqdas, párr. 53.
75
Jesús.
76
Cf. Corán 54, 2.
77
Corán 17, 82.
78
Corán 15, 29.
79
Corán 68, 4 y 9, 3.
80
Imám Ḥusayn.
81
Califas de la dinastía omeya.
82
Teherán y Khurásán.
83
Abraham.
84
Moisés.
85
Jesús.
86
Muḥammad.
87
Corán 25, 41.
88
Una alusión al relato de Rúmí sobre un chacal que cayó en un barril de pintura y entonces dijo ser un pavo
real.
89
Corán 59, 19.
90
Cf. Corán 21, 74.
91
Corán 38, 11.
92
Antiguas comunidades mencionadas en el Corán.
93
Corán 3, 190.
94
Corán 2, 18 y 8, 31.
95
Corán 2, 105 y 3, 74.
96
Corán 33, 21.
97
Mateo 16, 18.
98
Ver nota 70.
99
Una referencia a la segunda Convención de Enseñanza Bahá’í de los Estados Centrales, celebrada en 1919.
100
La frase completa dice: «La Voluntad del Testador divino es esta: Incumbe a todos y cada uno de los Aghṣán,
los Afnán y Mis parientes volver el rostro hacia la Más Grande Rama».
101
Una referencia al hadiz que narra que el Profeta Muḥammad pronunció un sermón en Ghadír-i-Khumm, en el
que dijo: «Quien Me tenga a Mí como su Señor, tiene a ‘Alí como su Señor». Los chiíes consideran que esta
declaración verbal es autoritativa y, con base en ello, creen que ‘Alí es el sucesor legítimo del Profeta.
102
Corán 6, 91.
103
Cf. Corán 15, 72.
104
Cf. Corán 75, 29–30.
105
Mateo 16, 18.
106
Corán 22, 11.
107
Cf. Corán 13, 17.
69
108
Corán 6, 91.
109
Comentario de ‘Abdu’l-Bahá sobre «Bismi’lláhi’r-Raḥmáni’r-Raḥím», las palabras iniciales de casi todos los
capítulos del Corán.
110
El Lawḥ-i-Saniy-i-Shidád. El valor numérico de Shidád («Ansiedad») es 309, que denota el año del
fallecimiento de Bahá’u’lláh según el calendario lunar musulmán (A.H. 1309/A.D. 1892).
111
Ver nota 101.
112
Mateo 16, 18.
113
Rúmí.
114
Mateo 26, 34.
115
Napoleón III.
116
Corán 20, 10.
117
Corán 15, 87.
118
Como en persa y árabe no se escriben las vocales, estos nombres tienen cada uno siete letras.
119
Las «trece almas distinguidas» hacen referencia a la hija de Muḥammad, Fáṭimih, y los doce imanes.
120
Probablemente Mullá Muḥammad-Riḍá de Muḥammad-Ábád.
121
Una referencia al primer capítulo del Corán, que empieza con la letra Bá’.
122
De un hadíz.
123
Un Váḥid tiene un valor numérico de diecinueve.
124
Bábíes que rechazaron a Bahá’u’lláh.
125
Ver Kitáb-i-Aqdas, párr. 175 y nota 185.
126
Ver Corán 70, 4.
127
Corán 4, 78.
128
Mírzá Yaḥyá.
129
Corán 13, 16.
130
Corán 6, 91.
131
Cf. Mateo 13, 13.
132
Cf. Corán 22, 12–13.
133
El Anticristo, que se creía que aparecería en el momento del advenimiento del Prometido, se enfrentaría a Él
y sería finalmente vencido por Él.
134
Otra figura que se creía que izaría el estandarte de la rebelión entre La Meca y Damasco cuando apareciera el
Prometido.
135
Según la tradición islámica, en el Día del Juicio, siete cabras caminarían delante del prometido Qá’im y sus
muertes precederían el inminente martirio de su verdadero Pastor.
136
Corán 55, 56.
137
Dirigido a Vaḥíd en la Tabla dirigida a Mullá Báqir-i-Tabrízí.
138
El antiguo sistema árabe de asignar un valor numérico a las letras del alfabeto, de manera que los números
pueden representarse con letras y viceversa.
139
Corán 17, 47.
140
Corán 34, 8.
141
Corán 25, 41.
142
Corán 19, 28.
143
Corán 20, 71.
144
Corán 11, 27.
145
Shaykh Muḥammad-Taqíy-i-Najafí, proclamado por Bahá’u’lláh como «el hijo del Lobo».
146
Corán 2, 18.
147
Una referencia a las Manos de la Causa designadas por Bahá’u’lláh.
148
Anvarí.
149
Corán 32, 5.
150
Corán 56, 50.
70